traigo fic y es más de mil palabras, apocalipsis when u_u?
tw: es muy gay, como yo
pd: cambié mis topes u_u algún día cambiaré los anteriores
pd3: este capitulo debio llamarse 'gay'... they all ghei u_u
Chapter #3 .- SunHabía ido a la enfermería por una pequeña herida en su pierna (se había tropezado tontamente en pleno ejercicio de educación física). La doctora, que andaba ocupada atendiendo a un waterbender con una herida en el brazo, le había derivado a su asistente, quien yacía detrás de unas cortinas.
“¿¡LEORIO!?” gritó Minako, al reconocerlo cuando este se giró a atenderla.
El mencionado corrió a taparle la boca antes de que hablara de más, y, con la mano que le quedó libre, se llevó el índice a los labios, indicándole que se callara. Minako tuvo que alejarse para zafarse del agarre, pero asintió. Su guardaespaldas la tomó de la mano y la llevó a un lugar menos concurrido, una estancia vacía cerca de la enfermería donde él trabajaba.
Al juzgar por sus alrededores, era un consultorio privado. Minako tomó asiento en la camilla, mientras que Leorio se sentó en la silla del escritorio.
“Lo siento, nuestro hábito de gritar y hablar en voz muy alta es difícil de evitar.” Dijo Minako, bajando el tono de su voz. Al final de su frase, soltó una pequeña risita.
“No hay problema, pero… nadie debería enterarse de que nos conocemos.” Leorio le respondió. “En fin, ¿qué tal?” Y le sonrió.
“No esperé que mamá te mandará de
esta manera. Pensé que serías un estudiante más.”
“Bueno, Oruha-san me contó que Aigis entraría a Raava, y la jefecita dijo que Saber también… así que le comenté que quería ver a mis hermanas, y como estudiante se me iba a hacer un poco difícil. Saber y Aigis han entrado como parte de las casas de agua y de tierra, y si yo entraba a la casa de fuego iba a ser poco probable que me cruzara con ellas.”
“Tienes razón, yo aún no me he topado con Yuka-tan.”
“¿Ves?” Leorio suspiró. “Entonces ser asistente de enfermería era lo mejor. Sé que no soy waterbender así que no puedo hacer mucho, pero al menos paso desapercibido con los conocimientos de medicina que tengo.”
“Qué genial, Leorio. Entonces te tendremos por aquí también.”
“Mato dos pájaros de un solo tiro: te puedo ver a ti y a ellas.”
Minako le sonrió. “Gracias. Por cierto, ¿qué hacen Aigis y Arturia aquí?”
“Aigis está como guardaespaldas de Yukari. Saber está en una misión especial para sacar información de Mikoto. Lo que le comentaste a tu mamá se le hizo muy raro, así que quiere más gente detrás de él. De hecho, también tengo que encargarme de eso, pero mi deber principal es tu seguridad.”
“Weh, mi mamá sigue pensando que no puedo defenderme sola…”
“No es así. Recuerda que eres su única hija, es natural que se preocupe por ti… y considerando la situación en la que estamos…”
“…sé que Asymmetry es una triada muy peligrosa, pero sólo uno de sus jefes está acá…” dijo Minako, y luego bufó. “Y en serio no creo que se dé cuenta de quién soy. El año pasado lo tuve como profesor en una clase y nunca pasó nada.”
“Mm… puede que se porte distinto dependiendo del contexto. Pero fuera de clases estás en peligro. Es mejor que haya más personas de nuestra familia aquí. Estoy seguro de que el jefe pensó lo mismo para su hija.”
“Imagino que Yukari debe andar igual que yo.” Suspiró.
“Pues sí, no se me haría raro.” Leorio le sonrió. “Shirazu y Deku también se vinieron por acá.”
“Aw, ¿Deku?”
“Sí, de hecho lo llamé hace un rato, quería conversar con él sobre cómo le iba. Está con Saber en la misma casa, así que de paso le preguntaré si sabe algo de mi hermana.”
“¿Y Shirazu?”
“Se fue con Yukari, están en la misma casa.”
“Ay, poco a poco nuestra familia invade Raava~”
“Sí.” Leorio le sonrió. “Lo que sí, ellos van a tener más movilidad.”
“¿Cómo así?”
“Al menos sé que Deku solo viene a estudiar y no se quedará en la residencia. Debe ser porque Shouto andará sin su compañía en nuestra base. Dejando eso a un lado, ¿cómo te ha ido con las clases?”
“Nada del otro mundo. Siempre ha sido complicado y exigente, pero supongo que porque estoy en un nivel mayor que el del año pasado, lo siento un poco más… agotador.”
“Ah, suerte con eso. Sé que te irá genial.” Leorio le sonrió, y luego hizo una pausa breve. “Bueno, lo mejor será que te vayas yendo.”
“Me avisas cualquier cosa, ¿sí?”
“Claro. Aún te debo esa salida en mi carro.”
“¡Esperaré impacientemente al fin de semana!”
“¡Yo también!”
Minako y Leorio se levantaron de sus sitios, compartieron un abrazo rápido y Minako se dirigió a la puerta de la estancia.
“Te veo luego.”
“Cuídate, Minako.”
Al salir, notó que Izuku había estado esperando afuera.
“¡Yo, Deku!”
“Minako!” Deku le sonrió tímidamente. “¿Cómo estás?”
“Bien, vine a hablar sólo un ratito con Leorio. Me actualizó sobre la situación actual.”
“No hay nada que nos asegure que Mikoto Suoh se comportará decentemente este año. Luego de lo que pasó hace unos meses…”
“Pero eso nos afectó a ambos bandos… perdimos a varios amigos…”
“Es cierto, pero Mikoto Suoh es el más impulsivo de los tres jefes de Asymmetry. Eso, sumado a su puesto como profesor, significa peligro para Yuka-tan y para ti.”
“Mi mamá me mandó a que lo observara, aparte de entrenar.”
“Sí, y ahora se arrepiente mucho de eso.” Deku le esbozó una pequeña sonrisa. “Por eso Saber y yo estaremos chequeándolo, y Leorio, Shouto, Aigis y Shirazu se encargarán de protegerlas.”
Minako soltó un prolongado suspiro. “Esto es más complicado de lo que creí— ¿Shouto?”
“Ah, la jefa te lo asignó… de hecho él lo pidió, porque… eh…” Deku se sonrojó.
“¿No quería estar lejos de ti?”
“Sí, y le parecía muy trabajoso que me regrese a la base todos los días solo por él, así que pidió venirse para acá. Pasó la prueba y todo, así que mañana o pasado se muda a la casa de Fuego. Él es el que estará más cerca de ti.”
“Me doy cuenta.” Minako volvió a suspirar. “¿Sabes a qué nivel ingresó?”
“Creo que al avanzado, no estoy muy seguro.”
Leorio salió para ver con quién hablaba Minako, y sonrió. “Ah, Deku, ¡hola!”
“¡Hola, Leorio!”
“Deku, ¿han localizado a Mikoto?” le preguntó Leorio.
Deku negó con la cabeza. “No, hasta ahora no se ha aparecido en la academia.”
“Mm…”
“Parece que tomará su tiempo en aparecer.” Comentó Minako, y Deku y Leorio asintieron.
“Minako, como eres parte de la casa de fuego, lo más probable es que seas la primera en verlo, si es que regresa. Nos avisas de ser así, ¿sí?” le dijo Deku.
“Llamaré a enfermería y le diré a Leorio, para que les avise a todos.”
“¡Perfecto!”
“Okay.”
“Ahora, los dejo solos.”
“¿A dónde vas?”
“Se verá muy sospechoso si me quedo aun con ustedes… así que me regreso a la casa de fuego.” Minako les sonrió. “De ahí los veo.”
“¡Cuídate, Minako!”
“¡Nos vemos, Minako~!”
Ella les sonrió y salió de la enfermería.
Como nunca, las calles estaban tranquilas. Lo único de crimen que habían encontrado en todo el día era a una banda de ladrones intentando acorralar a un comerciante en una zona desolada de la ciudad. Felizmente, había sido muy fácil desarmarlos y salvar al comerciante, que les agradeció con unos cuantos yuanes y frutas de la estación. Piáo Chóng y Hei Mao intentaron negarse, pero el comerciante insistió, así que se resignaron a aceptar los regalos. Se dividieron las frutas y yuanes y los guardaron en sus pequeños morrales.
“Gatito, ¿has escuchado algo sobre los igualitarios?” Piáo Chóng le preguntó, mientras observaban el panorama de la ciudad desde lo alto de una torre.
“He oído rumores en Raava,” comentó Hei Mao. “Algo sobre unos mítines, donde proponen erradicar a los benders. Está de más decir que sólo nonbenders van a esas reuniones…”
“Sí, justo algo así comentaban en la Casa de Agua.” Piáo Chóng tomó asiento en el borde del balcón, sacudiendo sus piernas. Hei Mao la imitó. “Me preocupa. Esto podría estar relacionado con muchas de las cosas raras que están pasando últimamente.”
“¿La desaparición repentina de algunos benders?”
“Sí.” La joven maestra agua sonaba preocupada. “Avatar Korra se ha pronunciado sobre eso pero la gente sigue su vida.” Mencionó, un poco enojada.
“Mientras no le pase a alguien cercano a ellos, no moverán un dedo por cambiar la situación. Después de todo, no han sido muchas personas las afectadas.”
“Pero eso puede cambiar pronto. Me preocupa horrores.”
“Tranquila.” Hei Mao le puso una mano en el hombro. “Si pasa algo, acá estamos nosotros. Sé que somos dos personas, pero igual podemos hacer un cambio.”
“Gracias, gatito.” Piáo Chóng le sonrió.
“De nada, princesa.”
“Ahora… deberíamos regresar a la Academia.”
“Sí, ya es tarde.” Hei Mao se giró y bajó del balcón, y la ayudó a hacer lo mismo.
Piáo Chóng formó una nube de agua luego de sacarla sutilmente de su cantimplora. Le diseñó un piso de hielo y Hei Mao y ella se subieron.
El trayecto a Raava fue corto y silencioso: la academia quedaba muy cerca de aquella torre.
Piáo Chóng regresó el agua a su cantimplora una vez pisaron tierra, y tomó de la mano y jaló a Hei Mao para que la siguiera detrás de un muro que los escondía de los guardas de la puerta principal de Raava.
“Bueno, mañana nos vemos, gatito. Cuídate y descansa, ¿sí?” y le sonrió.
“Igualmente. Nos vemos, princesa.”
Piáo Chóng fue la primera en salir y correr hacia la puerta, una tradición que habían tomado desde que iniciaron sus actividades de patrullaje por las noches. Desde lejos, Hei Mao observó su espalda y notó como se retiraba la máscara y se sacaba la capa rápidamente, ante el despiste de los guardias. Por un instante, deseó estar del otro lado y poder ver su rostro pero sabía que eso le disgustaría a su compañera –la que enfatizaba siempre la importancia de no revelar sus identidades entre ellos— por lo que hizo a un lado aquellos pensamientos. Una vez ingresó Piáo Chóng a la academia, Hei Mao la imitó, sacándose el antifaz y la capa y corriendo a la puerta. Los guardias le saludaron y él les respondió el saludo con alegría, mientras iniciaba su camino hacia la casa de fuego.
Se despertó, y lo primero que notó fue la expresión relajada de su pareja, que dormía tranquilamente a unos cuantos centímetros de él. Tatara sonrió para si mismo, enternecido por el panorama que tenía en frente. Se acurrucó más en el pecho de su esposo, sin una pizca de ganas de levantarse de su sitio.
Era poco usual encontrar a Mikoto a su lado en las mañanas, puesto que él se iba muy temprano a trabajar a la academia Raava, y si no le tocaba dar clases, tenía que revisar algunos asuntos de la triada junto a Izumo y a Reisi, los otros dos jefes. Por ello, Tatara recién lo veía en el almuerzo, momento del día que habían acordado compartir, pasara lo que pasara.
Pero esto había cambiado desde un enfrentamiento entre Asymmetry y Hellsalem hacía un par de meses. Tatara había resultado herido de gravedad, y Mikoto dejó todo por estar a su lado. Felizmente, para ese entonces, el año escolar de Raava ya había terminado y no necesitaban más de sus servicios.
Cosa que no ocurría en estos momentos.
“¿Mikoto?” probó llamando a su pareja, en voz baja. Repitió su nombre un par de veces más, y luego de unos instantes, Mikoto abrió los ojos, muy despacio.
“Mn…”
“Las clases en Raava empezaron hace varios días, ¿no vas a ir a trabajar?”
“Mn…”
“Mikoto… es sospechoso que no vayas, ¿sabes? Puede que quieran investigarte por eso… O peor, que llamen a la base.”
“No tienen el número.”
“¡Igual! ¡Debes ir a trabajar!” Totsuka se zafó del agarre de su pareja, y luego de estirarse, se levantó de la cama.
Mikoto, privado de su mayor fuente de calor, contempló la idea de hacerle caso, pero prefirió envolverse en las sábanas y girarse.
“Mikoto, ya estoy mejor, ¿okay?” Le dijo, suavemente. “Felizmente, Alex y Reisi tienen dones tremendos y saben curar heridas graves. Me salvé, estoy bien, sigo aquí contigo.” Sin darse cuenta, Mikoto ya se había parado y caminaba en su dirección. Lo abrazó con todas sus fuerzas, y, sorprendido, Tatara se quedó inmóvil por unos breves momentos. Cuando reaccionó, lo imitó, y rodeó su espalda con sus brazos. “Estoy aquí. No me voy a ningun lado.”
“Pensé lo peor.”
“Lo sé.”
“Anna…”
“Anna está feliz porque estamos vivos y juntos. Sí se que se preocupó un montón, pero todo salió bien. Hemos perdido a varios amigos, y eso sé que va a ser difícil de superar, pero estamos juntos.”
Tatara se separó un poco para acariciar el rostro de Mikoto, quien inclinó su cabeza hacia el contacto.
“No sé ni qué horario me ha tocado este año. Ni qué clase…” Mikoto suspiró.
“Bueno, te dirán cuando estés ahí.” Tatara le sonrió. “Alístate y—”
La puerta se abrió de un golpe e Izumo Kusanagi, otro jefe de la triada, estaba en el marco, inclinándose levemente en él.
“Me disculparía por interrumpir, pero necesito robarte a Mikoto. Es urgente.” Izumo sonrió.
“Es todo tuyo, aunque espero que sea algo breve, porque este profesor debe irse a trabajar~” Mencionó Tatara, separándose de Mikoto, quien gruñó ante la falta de contacto.
“Ah, ¿este año también serás profesor?” Izumo rio un poco al ver que Mikoto estaba muy desanimado con la idea. “Sí, es algo corto. Reisi y yo estábamos discutiendo la posibilidad de reclutar nuevas personas. Con las pérdidas del año pasado…” la cara del maestro tierra se agrió. “Necesitamos más gente en nuestra triada.”
“Okay, ahí voy, entonces.”
“Estamos en la sala, apura.” Izumo les sonrió, y se fue, no sin antes cerrar la puerta tras de sí.
“El deber me llama.” Mikoto habló, irritado.
Tatara rió ante su expresión llena de enojo. “Yo iré a ver si es que Anna está despierta, y prepararé el desayuno.” Luego de robarle un corto beso, Tatara empezó a caminar con dirección al cuarto de su hija. “Te veo luego~” Canturreó, saliendo de la habitación.
Mikoto se quedó en su sitio, y esbozó una pequeña sonrisa.
“¡Oh! Ahí viene mi guardia favorito.”
Lo que más le enojaba a Souji era que el comentario de Adachi carecía de sorna. Era sumamente sincero: de todos los guardias que había tenido el psicópata, Souji era, según él, el más decente y divertido.
Pero eso no importaba ahora. Este sería el último día de vigilarlo.
“Hola, Adachi.” Le saludó, mientras tomaba asiento en la banca en frente de la celda.
“¿Te estás salteando tus clases de nuevo? Eso está muy mal~”
“Sí, pero será la última vez que lo haga.” Souji le esbozó una sonrisa.
“¿Qué? ¿Me dejas?”
“No. Te sacaré de aquí.”
“¡Wah! ¿En serio?” Adachi se levantó, y caminó hacia las rejas. Las hubiera tomado con las manos de no ser porque la camisa de fuerza se lo impedía.
“Sí.”
“¿Alguien te pagó?” Adachi abrió los ojos. “¿Alma?”
“Sí, Alma Karma.”
“¡Ahhhh!” Tohru regresó a su cama, y tomó asiento en ella. “¡Sabía que ese chico lo haría!”
“Qué, ¿habían quedado en eso?”
“Sí. Él se escapó primero, pero antes de irse, prometió liberarnos a todos.”
“¿A todos?”
“Ah, no, no a todos los criminales, no seas idiota. Sólo a un grupo específico. Alma se hizo amigo mío, y de una earthbender llamada Aversa y un waterbender de nombre Ryoji.”
“Pero… ¿cómo?”
“Es que antes de ser trasladado a este lugar, estuve en una prisión en las afueras de la ciudad, donde encerraron sólo los criminales más peligrosos. Intentaron reformarnos, sin éxito, y de ahí nos regresaron acá. Pero en la prisión del bosque teníamos más libertad, y bueno, interactuábamos entre nosotros. Ahí lo conocí.”
“¿Qué hizo para terminar ahí?”
“Uhhh, falló una prueba de ingreso a Raava… pero en el proceso mató al jurado y a los espectadores. Terrible.”
“…Wow.”
“Sí,” Adachi se acercó de nuevo a las rejas. “Y bueno, ¿cómo me sacarás?”
“Ya tengo todo planeado. En unos minutos la seguridad disminuirá, por el patrullaje y la hora de almuerzo. Ahí aprovecharé para sacarte. Alma consiguió tu bisonte, y lo dejó en un almacén cerca de aquí. Me dio una dirección para reunirte con él.”
“De seguro Aversa y Ryoji ya escaparon, también.” Mencionó para sí mismo Adachi. “Okay, gracias, Souji. Espero que tu plan funcione, eso sí.”
“Mi vida depende de ello.”
“Wow, Alma siempre tan genial.” Adachi rió. “Pero, ¿cómo harás para seguir trabajando aquí? ¿No necesitas el dinero?”
“Con lo que me pagó Alma, ya no. Me dio bolsas repletas de yuanes, no tendré deudas con Raava por el resto de mi estadía en la Academia.”
“Oye, ¿crees que me pueda quedar contigo? Dudo que Alma me tenga un lugar para vivir, también. Además, no me quiero aprovechar.”
Souji rodó los ojos. “Hablaremos de eso en el camino, primero, tengo que sacarte de aquí.”
Adachi sonrió con malicia.
Souji suspiró. De todos los reos de la estación, justo le había tocado el más problemático y molestoso.
Maldijo su suerte, mientras sacaba las llaves de su bolsillo y abría la reja de la celda.