Hoi hoi vengo con fic
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El caso de Chiaki y María
Desde muy pequeño, Chiaki soñaba con llegar a ser un idol para hacer feliz a las demás personas. A pesar de que era un beta, jamás dejó que nadie lo hiciera menos. Era persona enérgica y con fuerte sentido de la justicia, entusiasta, siempre con una meta en mente: convertirse en un héroe en el escenario y en la vida real. Aunque no tenía la fuerza y destreza de un Alpha, tampoco poseía la delicadeza de un omega, brillaba por su gran fuerza de voluntad.
María, en cambio, desde pequeña conciente de que era una omega que rechazaba su rol. Era fuerte, decidida, rebelde. No necesitaba que nadie la protegiera ni de vínculos que limitaran su libertad. Su talento como actriz creció junto con su carácter, y pronto fue conocida no solo por su belleza, sino por su capacidad de dominar cualquier escena.
Ambos se conocieron en una audición televisiva cuando eran adolescentes. Chiaki había ido como parte de un pequeño grupo idol que apenas comenzaba; mientras que María, había sido invitada para ser jurado y evaluar nuevos talentos. Fue un encuentro breve, pero intenso.
-¿Un beta intentando ser idol? -comentó ella con una sonrisa burlona, mirándole de reojo con interés.
-Ser beta no es una desventaja. Es solo otra forma de luchar - Chiaki le respondió con una gran sonrisa y confianza, haciendo que la omega se quedara mirándolo por más tiempo del que hubiese querido.
Ese fue el inicio de una extraña coincidencias ya que ser veían en eventos, campañas, y cada vez que lo hacían, discutían. María no toleraba su actitud tan heroica y optimista, mientras que Chiaki encontraba divertido la forma en que María se negaba a ser encasillada como una delicada omega.
El tiempo pasó, y ambos se convirtieron en figuras públicas muy reconocidas y queridas. Chiaki, aunque aún no era tan famoso como otros idols Alpha, tenía una base de fans fiel gracias a su esfuerzo y sus valores. María, que ya era una estrella consagrada. Aunque parecía tenerlo todo, en el fondo se sentía sola: los vínculos que se esperaban de ella como omega la ahogaban, y el mundo solo la quería ver cumplir su papel.
Fue en un evento benéfico donde sus caminos volvieron a cruzarse más de cerca. Ambos fueron asignados como embajadores de una campaña infantil y debían trabajar codo a codo durante varias semanas. Al principio, todo fue lo mismo: desacuerdos, comentarios sarcásticos, silencios incómodos. Pero poco a poco, comenzaron a ver más allá.
-No entiendo por qué siempre sonríes —dijo ella con los brazos cruzados, mientras caminaban agotados tras visitar un hospital infantil.
-Porque si no sonrío yo, ¿quién lo hará? A veces, eso puede cambiarle el día a alguien… como a ti por ejemplo- contestó él con una amplia sonrisa.
María se quedó callada. Por primera vez, no tenía un comentario punzante que decir.
Los días se transformaron en semanas, y la relación que tenían también cambió. Los roces se volvieron bromas, las miradas, más largas. Pero ninguno se atrevía a dar el primer paso. Un beta y una omega no era una combinación habitual, y ambos sabían que sus agencias y el público no los aceptarían tan fácilmente.
Hasta que un día, María entró al camerino de Chiaki con los ojos llorosos por la rabia y un papel arrugado en la mano.
-Me han emparejado oficialmente con un alpha. Para mejorar mi imagen pública... Quieren que finjamos ser pareja, y si todo sale bien, formalizar el lazo. No me preguntaron, solo lo decidieron. Dicen que es lo mejor para mi carrera -le dijo mientras cerraba fuerte el puño.
Chiaki sintió una opresión en el pecho. No era justo. No para ella.
-No tienes que hacerlo si no quieres -dijo él tomando su mano- No estás sola, Maria. ¿Vamos a escaparnos juntos que te parece? .
-¿Qué estás diciendo? -
-Lo que oiste. No eres una mercancía para vender. Tú eres tú, libre. Vamos lejos. Dejemos esta ciudad, aunque sea por un tiempo.
Ella lo miró, incrédula… pero con esperanza. Por una vez en su vida, alguien no la deseaba por lo que representaba, sino por lo que era.
Y así, sin pensarlo demasiado, lo hicieron.
Se fueron lejos, sin anunciarlo a nadie. Sus agencias intentaron buscarlos, pero poco a poco la noticia dejó de interesar cuando nuevas caras llenaron los titulares. Chiaki y Maria encontraron refugio en un pueblo tranquilo, cerca del mar. Rentaron una pequeña casa y comenzaron a vivir una vida más sencilla, alejada de cámaras, contratos y falsas apariencias.
Chiaki trabajaba cantando en pequeños eventos, y Maria daba clases de actuación a niños. Por primera vez, se sintieron completos.
-No puedo darte feromonas, ni un vínculo definitivo - le dijo él una noche mientras caminaban por la playa-. Pero puedo darte mi lealtad, mi esfuerzo y este corazón que siempre va a pelear por ti.
Maria lo abrazó fuerte. Nunca nadie le había dicho palabras tan reales.
- Y eso es todo lo que siempre he querido -
Pasaron los años. Ella decidió no usar supresores, y cuando llegó su celo, Chiaki no la evitó, sino que se quedó a su lado. No hubo vínculo creado debido a las feromonas, pero hubo amor, respeto y comprensión. Eligieron estar juntos cada día, no por instinto, sino por decisión.
Eventualmente, Maria volvió a actuar en pequeños proyectos independientes, mientras Chiaki alcanzó notoriedad en una unit nueva que valoraba su talento más allá de su condición.
Pasaron dos años desde que Chiaki y Maria dejaron atrás el brillo forzado del espectáculo para vivir una vida más tranquila. En ese tiempo se encontraron con críticas y rumores infundados. Pero también descubrieron el calor de una casa compartida, la paz de los días sin cámaras y la fuerza de un amor que se eligió cada día.
Maria siempre pensó que no quería tener hijos. Había pasado tanto tiempo luchando contra lo que los demás esperaban de ella como omega, que la maternidad se le hacia como una cadena más. Pero algo cambió. No fue repentino, ni siquiera intencional. Solo lo supo una mañana de primavera, al despertarse con náuseas y el corazón latiéndole más rápido de lo normal.
Fue al médico sola, sin decirle nada a Chiaki. Tal vez era una falsa alarma. Tal vez era algo más. Pero cuando le entregaron el resultado del análisis, se quedó sin aire:
-Estoy embarazada-
Se sentó en silencio en la banca del consultorio, mirando sus manos temblorosas. Chiaki era un beta. Las posibilidades eran ínfimas, casi nulas. Pero aún así… estaba ocurriendo.
Esa noche, Chiaki la recibió como siempre: con una sonrisa cálida y el delantal puesto, pues había intentado cocinarle algo que no quemara por primera vez en días.
-Mariaaa~ ¡esta vez no arruiné el arroz!… ¿estás bien?
Ella lo miró. Llevaba semanas pensando en lo que le diría si esto pasaba. Había escrito discursos en su cabeza. Pero al verlo ahí, tan animado como siempre, no sabía que decir.
- Chiaki tengo que decirte que estoy embarazada- dijo, simple, como si fuera la cosa mas normal del mundo.
Chiaki dejó caer la cuchara de madera al suelo.
- ¿Qué?-
-Que estoy esperando un bebé,a nuestro bebé-.
Hubo un silencio. Un silencio tan grande que Maria pensó que él iba a entrar en pánico. Pero entonces, Chiaki corrió hacia ella y la abrazó, con fuerza pero con cuidado, como si tuviera miedo de romper algo frágil.
-¡Vamos a ser padres! ¡Maria! ¡Un bebé! ¡Soy la persona más feliz del mundo!!!!!-
Ella soltó una risa nerviosa, una de esas que solo Chiaki podía provocar.
- No te emociones tanto, aún no sabemos si todo irá bien. Tú eres beta,asi que no se supone que sea posible…
-¡Pero lo es! ¡Está ocurriendo! Y no importa cómo llegó, ¡voy a protegerlos a los dos!-
Y lo hizo. Desde ese día, Chiaki se convirtió en un guardián 24x7. Estaba en cada cita médica, cocinaba usando recetas (aunque eso no mejoraba mucho el sabor), decoró la casa con dibujos de bebés y hasta empezó a leer libros de crianza todos los días antes de dormir.
Maria, por su parte, tuvo un embarazo complicado. Su cuerpo de omega no reaccionaba bien porque no tenía feromonas alpha tranquilizantes. Hubo mareos, cansancio extremo, momentos de debilidad. El médico les explicó que, aunque no hubiera un lazo por feromonas, el cuerpo aún lo “esperaba” por instinto.
-Podrías considerar un vínculo artificial- le dijo el doctor-Podría activar una respuesta hormonal y con eso se estabilizaría el embarazo.
Pero Maria negó con la cabeza.
-No señor. Este hijo es fruto de mi elección, no de una imposición de los instintos.
Y Chiaki, aunque preocupado, respetó su decisión. Se esforzó aún más en estar presente, ayudando con todo, incluso cuando ella se mostraba irritable o vulnerable. Nunca le hizo sentir que era una carga.
Una noche, cuando Maria se despertó sobresaltada por un sueño extraño, lo encontró a su lado, acariciándole el vientre suavemente mientras murmuraba:
-Gracias por elegirme, pequeño o pequeña te voy a querer mucho-
Y Maria lloró en silencio. Porque en ese momento comprendió que, más allá de todo lo que había renegado del destino, esa vida creciendo dentro de ella… sí la quería.
El parto fue difícil. Maria entró en trabajo de parto antes de lo esperado, y tuvieron que trasladarla de urgencia al hospital más cercano. Chiaki no la soltó ni un segundo. Estaba asustado, tembloroso, pero su voz no temblaba cuando le decía:
-Aqui estoy contigo,asi que descansa vas a estar bien-
Y así, después de muchas horas y esfuerzo, nació una pequeña niña de cabello oscuro y ojos intensos como los de su madre. Chiaki la sostuvo en brazos por primera vez con lágrimas cayéndole por las mejillas.
-Hola, pequeñita … bienvenida al mundo-
Maria se encontraba agotada pero estaba muy feliz de ver a su hija junto a Chiaki.
La noticia del nacimiento fue discreta. Solo sus familiares y amigos cercanos lo supieron. No hubo conferencias, ni anuncios. No hacía falta.
Los meses pasaron, y con cada día que pasaba, Chiaki demostraba que no hacía falta ser alpha ni omega para ser un buen padre. Lo único que hacía falta era amor, paciencia… y determinación. Esa que siempre había tenido.
Maria, no dejó de ser firme, pero se le veia más feliz.
Con el tiempo, ambos volvieron poco a poco al mundo del espectáculo, pero bajo sus propios términos. Maria como directora de teatro independiente, y Chiaki como mentor de nuevos idols sin importar su clase. Eran una familia feliz que nació después de superar los problemas del destino.
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