Vengo con un fic supuestamente corto, al menos ya está yay (...)
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Otra práctica más acababa de terminar para Naoto y la chica salía de su clase luego de recibir la primera examinación de dicho curso.
Su insufrible jefe de práctica cumplió con su ‘promesa’ de hacer la clase extremadamente difícil y ello mismo se reflejó en los resultados. Izumi Sena se pasó la última mitad de la clase resolviendo dicha examinación y sin ahorrarse las múltiples quejas que tenía de sus ‘descerebrados’ estudiantes, junto con varios otros insultos agregados. Sin lugar a dudas, los ánimos en ese grupo estaban por los suelos y todos comenzaban a agarrarle antipatía. Naoto no la pasaba mucho mejor ya que el peligris más bien la elogió y usó de ejemplo maniáticamente, al punto en el cual los demás la miraban como la mascota del chico.
Al verse librada por la hora, la peliazul optó por caminar hacia fuera junto con los demás mientras revisaba las observaciones y correcciones del jefe de práctica en su prueba. Por el razonamiento y anotaciones de calidad, casi era capaz de olvidar que el peligris consistía de una insana bola de neurosis que vivía para torturar a sus inferiores, aunque lamentablemente lo volvió a evidenciar poco después de salir del aula.
Era de noche y los pasillos estaban concurridos de varios estudiantes que seguramente salían de sus últimas clases con alivio y cansancio, pero incluso en esas circunstancias todos terminaron siendo testigos de una acalorada discusión entre el jefe de práctica y uno de los estudiantes que salió de los límites del salón.
“¡Eres un ególatra desalmado!” gritó el estudiante, quien salió del salón pero se paró al centro del pasillo para dirigirse con gran ira al jefe de práctica. “¡No nos puedes tratar como animales!”
“¿Y acaso te crees con el derecho de faltarme el respeto a mí con tu tan pobre nota de la prueba?” le preguntó Izumi, quien llegó hasta el umbral de la puerta y le miró con hastío e inmutabilidad como si lidiara con un insecto. Su actitud sólo probó impacientar más al chico.
“¡Eso no te da derecho de tratarnos como quieras!”
“Oh, pero sí me lo da,” el peligris sonrió autoritariamente. “Me reportaron que varios estudiantes se quejaron de mí luego de la primera clase, aunque mi puesto como jefe de práctica y superior de todos ustedes está asegurado. ¿Qué te hace pensar que me molestaré en tratar mejor a gente que creo que no se lo merece?”
“Imbécil…” tembló de cólera. “¡Uno de estos días te agarraré a golpes!”
“Anda, atrévete.”
“¡Ya verás!”
“Heh, pero soy un Rebel, no lo olvides,” le recordó con una sonrisa maligna.
“…” ello causó temor en el alumno, pero persistió en su ataque. “¡N-no te tengo miedo!”
“¡Entonces hazte un Rebel si te crees gran cosa!”
“Tsk,” apretó sus puños. “Lo haré…”
“¿Ah?”
“¡Que lo haré!”
“¿Ah sí?” preguntó con un aire de indiferencia y desdén, mirándole desde arriba.
“¡Ya verás, desgraciado!”
El chico frustrado pretendió lanzarse a Izumi para darle un puñete, pero fue agarrado por otros estudiantes, quienes se pusieron a hacerle entrar en razón. Ante ello, el jefe de práctica sonrió con placer y entretenimiento y se fue caminando con toda calma al saber que ese chico no era más que bulla.
“…” y Naoto se dio un facepalm con gran frustración y cansancio, para continuar con su camino. Ese ‘superior’ debería corregir su manera de ser antes de meterse en problemas, aunque por encontrarse en una universidad donde entrenaban a apoyaban a los Rebels, muy poco se podía esperar de sus estándares.
Caminó con rapidez para salir de la universidad y tomar un bus de regreso a su apartamento, pero a poca distancia se topó con Namazuo y Ritsu. El primero se encontraba apoyando al otro, quien parecía desperezarse.
“¡Oh, Naoto, qué coincidencia!” Namazuo sonrió amenamente. “¿Qué te trae por aquí? ¿Terminaste alguna clase?”
“Sí…” la chica dio un suspiro antes de seguir. “Por verlos juntos, deben salir de ese electivo que están tomando juntos.”
“Precisamente…” Ritsu dio un sonoro bostezo y pasó a pararse sin la ayuda de su amigo. Se sobó los ojos mientras miraba a la menor. “Si mal no recuerdo, es uno de los horarios de tu curso con ese jefe de práctica del infierno. ¿Todo bien, Nao-chan?”
“Ahh…” ella frunció el ceño y negó repetidamente. “Fue tan bien como se lo imaginan, pero en fin. Al menos no es cruel conmigo…” pese a decir eso, entrecerró sus ojos. “Tsk, pero me usa de mascota o de ejemplo al punto de recriminar a los demás por no ser como yo. En serio es demasiado cansado…”
“Uhh, no me parece bien,” Namazuo hizo un puchero. “Por nuestra Nao-chan, deberíamos ir detrás de ese pedante neurótico y darle la paliza de su vida.”
“No me llames así, Namazuo…” Naoto dio un suspiro. “Y ahora resulta que es un Rebel y nos ha dicho que arremeterá contra nosotros si le antagonizamos, así que mejor no hagan nada. Sin duda no quiero que lo hagan tampoco.”
“¿Hm?” al oír ese detalle, Ritsu alzó sus cejas con leve asombro, y se puso a pensar con una mano en su mentón. “¿Será que…?”
“¿Eh? ¿Qué cosa, Ritsu?” preguntó Namazuo, confundido.
“No, no es nada,” el otro disipó sus dudas al adoptar una actitud tranquila y distraída, y Ritsu regresó su atención a la chica. “Dime, Nao-chan. ¿Verdad que ese chico odioso los ha citado para mañana para un laboratorio o algo así?”
“Sí, se los dije en el almuerzo. Por el hecho que nos va a hacer la clase más difícil, ha movido nuestros laboratorios al domingo para así tener más tiempo, y mañana en vez del trabajo iremos para conocer las instalaciones y repasar las reglas de seguridad…” comentó frustrada, y entonces pasó a mirar a Ritsu con incomprensión. “¿Por qué te molestas en confirmarlo? No eres como Namazuo que se olvidaría de lo que dije tan rápido,” entrecerró sus ojos. “¿No piensas seguirme o hacer algo, ¿verdad?”
“Ehh, no tenías que mencionarme así, Naoto…” se lamentó Namazuo.
“Fufufu, tienes razón al decir que no lo olvidaría como nuestro Nama-kun. Sólo curiosidad,” dijo y sonrió pícaramente.
“…” Naoto no se vio nada contenta con esa expresión. Ella sabía que Ritsu se traía algo entre manos y Ritsu mismo sabía que ella lo sabía. “En serio, no me causes más problemas de los que ya tengo, por favor. Recién está comenzando el semestre.”
“Está bien, Nao-chan,” Ritsu alzó una palma. “Si ese jefe de práctica que te hace la vida imposible en verdad es un desconocido desagradable con un potencial malvado que no podemos anticipar, te prometo que no me meteré en tus asuntos. ¿Capische?”
“Ehm…” Namazuo ladeó su cabeza. “Hm, no entiendo. Esos fueron muchos rodeos…”
“Lo fueron, Namazuo…” Naoto llevó sus manos a sus caderas y encaró a Ritsu. “Sólo compórtate. Si son mis amigos, no me complicarán la vida. Es lo que espero de ustedes.”
“Hai, hai…” Ritsu se encogió de hombros. “Bueno, ya que los tres estamos aquí, vamos a tomar algo. La noche es joven y justo tengo más energías,” sonrió un poco. “Me haría bien compartir uno de mis momentos más lúcidos con ustedes.”
“¡Claro, nosotros felices!” exclamó Namazuo. “¡Busquemos algún rincón!”
“Pensaba irme, pero bueno… puedo usar un poco de distracción…” dijo la chica.
Así, los tres se acompañaron un poco más antes de terminar el presente día.
Llegó la mañana siguiente, la cual como un sábado en la mañana a fines de verano, fue un día brillante y agradable como sería de esperarse. La universidad de Hanasaki contaba con ligeramente menos estudiantes, especialmente en la zona de atletismo. Las HiMEs se pusieron de acuerdo para una sesión de entrenamiento físico, para lo cual se levantaron temprano y luego de estiramientos dieron vueltas alrededor de la pista.
Pese a intentar disciplinarse y realizar más entrenamientos, Cho terminó por cansarse, por lo cual la mayoría se animó a ir a un puesto cerca a hidratarse, aunque Reimu optó por quedarse por su cuenta y continuar trotando.
“¡Ahh, sí que necesitaba esto!” exclamó Marisa luego de tomar un buen sorbo de su ramuné. La rubia alzó su rostro al cielo y sonrió realizada. “Un poco de ejercicio un sábado en la mañana con amigos y en un día tan hermoso. ¡Esto sí que es vida!”
“Hehe, estoy de acuerdo, Marisa-chan,” Osaka asintió animada. “Pese a que no puedo seguirles el ritmo, me estoy divirtiendo igual.”
“Te he visto sentada en las tribunas al costado de la pista, Osaka,” comentó Tomo, quien negó con una sonrisa frustrada y se encogió de hombros. “No te intentes pasar de lista.”
“Aw…” su amiga exHiME le miró con leve reproche.
“Para tu información, Osaka sí ha hecho ejercicio, pero como recién te nos uniste hace quince minutos no te habrías dado cuenta,” observó Kashuu a Tomo, juiciosamente. “Más bien eres tú quien ha hecho el menor esfuerzo aquí.”
“¡No te metas conmigo, arma parlanchina!” le reclamó. “¡De todos modos sí vine pese a que son unos sacrificados ilógicos que se ponen a hacer planes para ejercitarse en nuestro día libre a las siete de la mañana! ¡Ustedes no saben lo poco que dormí anoche!”
“No me sorprendería que te hayas desvelado viendo televisión o revisando las redes sociales,” comentó Youmu con indiferencia.
“¡E-eso no es lo que importa!”
“¡Hahaha, se nota que te dio en el clavo!” Marisa se puso a reír con ganas.
“¡Ya, no se pongan en mi contra!” Tomo pasó a angustiarse.
“Ehm, suficiente, por favor,” pidió Cho, alzando una palma con modestia. La peliceleste miró hacia la dirección de la pista de atletismo, la cual no podían mirar directamente por un gimnasio en el medio y las amplias gradas que rodeaban a la misma. “Me preocupo por Reimu…”
“¿Eh?” Tomo alzó una ceja. “¿Por qué dirías eso? La estricta señorita miko que sabe mejor que la mayoría seguro sabe lo que hace.”
“Sé que tienes tus discusiones con ella, Tomo, pero digo lo mismo,” Marisa dio un suspiro. “En verdad, desde lo ocurrido en la playa, he notado que está más meditativa y se ha puesto más exigente consigo misma.”
“Hm, puede ser, de lo contrario habría venido con nosotros ahora…” dijo Osaka, apenada. “Espero que no se esté tomando su enfrentamiento tan a mal…”
“Sin duda no es la mejor forma de tomárselo, pero esa Princess la tuvo en jaque demasiadas veces,” observó Youmu, quien frunció el ceño. “Más bien son ustedes tres quien lo toman un poco a la ligera. ¿Acaso como exHiMEs no saben lo duro que es?”
“Ehm, bueno, no somos primerizas, Youmu,” Marisa sonrió incómoda. “Tal vez sí nos hemos acostumbrado un poco a las peleas, tienes razón…”
“Pues, sólo porque es una Princess y no un Rebel, no significa que no sea serio,” Tomo asintió convencida y se infló el pecho con orgullo. “Es más, creo que todas aquí saben de una exPrincess cercana a ellas que sí fue muy, pero muy peligrosa.”
Tomo miró curiosamente a todos intercambiar miradas y rápidamente darle una respuesta que no había esperado.
“Oh, cierto, Dakki-chan fue una Princess de temer, tienes razón, Tomo-chan,” Osaka asintió con una poco característica seriedad.
“No que haya existido en aquel entonces, pero los recuerdos de aruji son muy vívidos y me he convencido de ello,” dijo Kashuu.
“En verdad que sí, me daba miedo también,” Cho dio un suspiro. “Sólo por el hecho que es amiga cercana de Larsa me siento relativamente cómoda con ella.”
“Aw, pero Dakki-chan es bien linda~” canturreó Osaka, conmovida.
“Sí se me hace muy amena, aunque hasta en ese entonces que no las conocía a ustedes, había escuchado rumores de ella,” dijo Marisa, asintiendo con sus buenos ánimos. “Bueno, hablemos de otra cosa…”
“¡E-esperen!” Tomo se levantó y extendió sus brazos a los costados para aclamar atención. “¡N-no por decir que Dakki no es terrible, pero se están olvidando de alguien!”
“¿Alguien?” Youmu frunció el ceño.
“¿De quién?” preguntó Osaka, inocentemente.
“¡AHHH! ¡¿Cómo que de quién?!” estalló colérica. “¡Pues yo, maldición!”
“Hm…” Osaka llevó una mano a su mentón y se puso a pensar críticamente. “Tú… Ehm… ¿tú qué, Tomo-chan?”
“¡AAAHHH debes estar bromeando! ¡Hasta fui tu Princess, demonios!”
“¿Hablabas de ti misma?” preguntó Cho, confundida.
“¡Odio lo despistadas que se ven! ¡No hay respeto en este mundo!” se puso a lloriquear.
“Sí comprendí que por tu ego seguramente hablabas de ti misma,” Kashuu sonrió frustrado y se encogió de hombros. “Pero ya te das cuenta que nadie aquí te da la razón. Lo siento, pero los recuerdos de aruji tampoco te pintaron así.”
“¡Ahh, es que discriminan contra mí por no ser HiME!” Tomo se sentó en el piso en posición fetal y se cubrió la cabeza con sus manos. “¡Sólo por eso quisiera ser Princess de nuevo pero mis padres se enteraron y no me dejarán pasarme a Rizembool!”
“Ugh, espero que no quieras hacer semejante estupidez sólo para intentar quedar bien…” Youmu frunció el ceño. “Con frecuencia me olvido que fuiste Princess, así que no es importante.”
“Ihhh…” Tomo se quedó congelada y hundió más su cabeza.
“Ehh, ya, ya, más bien alégrate que Youmu no te vea como el enemigo, Tomo…” dijo Marisa, sonriendo incómoda y dándole palmaditas en el hombro. “Bueno, justo quería preguntarles otra cosa, así que retomemos la conversación. ¿Qué tal les está yendo en casa? Sé que el otro hermano de Roxas ha llegado y me dio la impresión que ha sido un tema sensible. ¿Todo bien?”
“Pues, poco a poco, diría yo…” Cho asintió y sonrió un poco. “Más bien, me parece que sólo hay que darle tiempo. Llegó un tanto huraño, aunque creo que irá abriéndose poco a poco…”
“Yo también tengo muchas esperanzas,” Osaka asintió contenta. “Lo que más me preocupaba era que Kashuu no se llevaba muy bien con él, aunque tienen algo en común.”
“¿Cómo así?” preguntó Youmu.
“A pesar de su manera de ser, Hachisuka tiene un buen gusto y sabe cómo decorar los ambientes de la casa y cómo vestirse,” observó el arma, un tanto animado. “Ayer pretendía alistar y decorar la sala y me encontré con él quien justo se encontraba en esa labor. Tuvimos una corta discusión, pero quedamos en cooperar y al final pienso que realizamos un buen trabajo en conjunto. Le tengo respeto por sus gustos, fuera de nuestras diferencias.”
“Sí fue un alivio, incluso Roxas se sorprendió al verles trabajar,” recordó Cho.
“Hehe, Horikawa fue el de la idea. Él le dijo a mada mada Kotatsu que ordenara la sala en primer lugar,” comentó Osaka.
“Ahh, te pido que no le llames así, por favor…” la peliceleste se dio un facepalm.
“Horikawa, ¿ah?” Kashuu sonrió rendido. “Ese chico es hábil en varias formas. Sin duda puedo aprender mucho de él.”
De repente, todos escucharon un fuerte golpe que retumbó profundamente en los alrededores, y que dejaron tanto a ellos como a las otras pocas personas mirando de un lado a otro. Entonces, oyeron uno segundo. Esta vez, el grupo identificó con claridad el sonido. Fue metal contra metal, fácilmente un ataque a las gradas.
Mientras la mayoría se quedó asimilando la realidad, Tomo fue la primera en reaccionar. Ella se levantó como resorte y corrió de regreso a la pista de atletismo.
“¡Un ataque! ¡Me lo voy a perder!” exclamó en plena carrera.
“¡Ahh, Tomo-chan!” Osaka corrió detrás de ella.
“¿Acaso Tomo aceptó sin dar rodeos que su urgencia se debe al ataque y no a velar por Reimu?” preguntó Kashuu, escéptico.
“Pues, no que me sorprenda…” Cho dio un suspiro.
“Haha es nuestra amiga desesperada por ser HiME,” Marisa se puso a reír.
“Oigan, no es el momento de distraerse,” les resondró Youmu, frustrada y acabando de desechar lo que habían tomado. “¡Vamos, puede que Reimu nos necesite!”
Tuvieron un corto periplo de regreso a la cancha, el cual de todos modos resultó ser largo en momentos o enfrentamientos de urgencia. El grupo vio a Reimu correr para evadir el mazo de su Princess, el cual al impactar con fuerza en plena cancha regresó volando a su dueña. Un simple escaneo delataba que ya había habido varios de esos ataques, con dos que habían arruinado partes considerables de las gradas de metal.
“Tsk…” Reimu se repuso y volvió a intentar utilizar sus haces de luz, pero observó el mismo extraño fenómeno. Estos se convirtieron en oscuridad en la proximidad de Seija y fueron lanzados en su contra y en todas direcciones.
“¡Ahh!” Osaka tuvo que agacharse para evadir uno de los perdidos, y todos terminaron por correr donde la HiME.
“¿Estás bien, Reimu?” preguntó Cho.
“…estoy bien…” dijo la miko, quien no perdía de vista a esa altanera Princess. Pese a sus palabras, sus ropas estaban sucias y tenía unos raspones en las piernas.
“No es del todo cierto, intrusa,” dijo Seija con un gusto perverso, mientras llevaba su mazo encima de un hombro. “O sea, no le culpo por no verme venir y darle una emboscada, así que el primer ataque la mandó rodando una buena distancia. ¡Hahaha, pero nada le justifica no ponerse a la par conmigo y darme una verdadera pelea! ¡Es sólo una debilucha!”
“¡¿Qué dices?!” Youmu pretendió correr hacia la Princess, pero Osaka y Tomo le agarraron.
“¡Youmu-chan, tranquila por favor!” le suplicó Osaka.
“¡Piensa un poco! ¡Si Shinkouhyou anda por aquí podría darte una paliza!” le alertó Tomo.
“Tch…” Youmu comprimió sus puños con impotencia.
“Pues, ese maestro no me andará supervisando en su mayoría, así que no que les vaya a poner en riesgo…” dijo Seija en el aire con indiferencia. “Y pues, no debería decirles esto, ¿cierto? Pero la verdad es que no les temo a ninguno de ustedes. Hm, aunque…” se fijó en Cho. “Tú no estuviste ese día, no te recuerdo. ¿Quieres pelear en el lugar de mi HiME?”
“…” Cho le miró intensamente, pero de igual forma se sintió paralizada.
“Aruji, sería imprudente meternos en esta pelea…” le aconsejó Kashuu.
“P-pero…”
“¡Haha, se te nota, eres una debilucha también!” exclamó riéndose a carcajadas.
“¡Loca de remate! ¡No te metas con mis amigas!” gritó Marisa, colérica.
“¡Ohh, hola hermanita~!” Seija se animó y le saludó con una palma.
“¡Grrrr, no me llames así! ¡Juro que te morderé!”
“¡Hahaha, primero aprende a volar!”
“¡¿Qué demonios haces aquí?!”
“¿Qué? Soy la Princess de la miko, ¿no? Obvio que la vendría a fastidiar,” dijo con completa naturalidad y encogiéndose de hombros. “Pero descuida que ya aprendí que mejor me dedico a molestar. No tengo intenciones de matar a nadie ni nada. Eso sería demasiado aburrido…”
“Tsk, ¡odio que lo digas como si fuera poca cosa!” Marisa reclamó alzando un puño.
En ese momento, los presentes escucharon sirenas que se acercaban lentamente.
“Hm, serán los de seguridad de la universidad…” Seija observó aburrida y se encogió de hombros. “¿Qué más da? No quiero problemas hoy. Regresaré a fastidiar en otro momento,” les dio un beso volado. “Nos vemos, chicas~”
Así, la Princess se esfumó volando con rapidez. Efectivamente, unos vehículos de seguridad llegaron y algunos guardias se pusieron a revisar los daños, mientras uno de ellos preguntó a los estudiantes por si había otras personas involucradas.
Una vez dieron su corto reporte, el grupo pudo respirar tranquilo, aunque Reimu continuaba frustrada y ofuscada.
“No entiendo el poder de mi Princess. Es como si pudiera usar mis propios poderes en mi contra…” musitó cabizbaja y pensativa. “Debe haber algo que pueda hacer.”
“Tiene que haberlo, estoy segura,” Youmu asintió determinada y se giró a Cho y Marisa. “Ustedes han sido HiMEs. ¿Tienen alguna idea sobre su poder?”
“Pues…” Cho intercambió miradas con la rubia, pero ambas delataron no tener información por sus expresiones. “Lo siento. No es algo que haya visto anteriormente.”
“En serio, y eso que he visto cada cosa y media que te deja despierta en la noche,” admitió Marisa. “Uhh, tenía que ser la pesada de Seija para tener un poder tan impredecible.”
“Suena que tienes un pasado con esa Princess, no que nos corresponda…” Kashuu se encogió de hombros. “Aunque parece que te tiene en consideración, Marisa. Parece que nos dejó en paz al más mínimo impulso por ti.”
“¡¿Eh?! ¡No se confíen con esa bruja!” Marisa se sobresaltó y se cruzó de brazos. “Bien me dijo que no quería meterse conmigo, pero no por eso puedo confiarme. Y ustedes tampoco, ¿de acuerdo? Esa es una traicionera.”
“Eh, sí, como digas…” el chico desvió su mirada incómodamente ante esa reacción.
“Pero en serio, ¿qué poder tendrá?” preguntó Tomo, meditativa. La exPrincess fruncía el ceño con frustración, cuando entonces pareció venirse con una brillante idea. “¡Ah, esperen!”
“¿Eh?” Reimu ladeó su cabeza. “¿Lo resolviste? ¿Eres útil para variar?”
“¡¿Q-qué demonios quieres decir con eso, estúpida miko?! ¡Y yo que intento ayudarte!” le reclamó, y entonces frunció el ceño y entrecerró los ojos. “O sea, no, no sé qué será, pero aquí tenemos a una experta en lo abstracto, ¿no?”
“¿Eh?” Osaka se confundió. “¿De quién hablas, Tomo-chan?”
“¡Pues de ti! ¡Tu maldita capacidad fue la probabilidad! ¡Si tu mente esquizofrénica la generó es porque seguro puedes procesar cosas igualmente raras!” exclamó agitando sus brazos. “¡Así que ya! ¡Ilumínanos! ¿Con qué estamos lidiando?”
“Ehm… pues yo…” Osaka se puso a pensar.
“Quizás pides mucho de Osaka, Tomo…” dijo Cho.
“Shh tú, vale la pena el intento, ¿no?”
“Hmm…” la exHiME lo meditó críticamente, y pasó a poner sus palmas en vertical haciendo el ademán de agarrar una caja en el aire, como si ordenara sus ideas. “Veamos… de lo que vi en la playa y hoy, a esta Princess le gusta remedar, pero no remeda igual…” Osaka movió sus palmas para pasar la ‘caja’ a otro costado. “Más bien, remeda pero al revés.”
“¿Al revés?” preguntó Reimu.
“Sí, o sea, tú le lanzas haces de luz y ella te devuelve rayos de oscuridad,” explicó con una sonrisa. Entonces volvió a quedarse meditabunda. “Aunque debería verla más en acción para comprenderlo mejor…”
“También paralizó a Youmu en pleno aire, pero no podemos estar seguras que sea el mismo poder…” comentó Marisa.
“Cierto, fue algo muy distinto,” Kashuu asintió.
“Pero tampoco podemos descartarlo,” dijo Cho.
“Tengo el presentimiento que se trata de lo mismo,” Osaka asintió. “El hecho que Youmu se parara a bruces es lo opuesto de haber saltado a toda velocidad, ¿verdad?”
“¿Eh? P-pero realmente suena un parámetro completamente distinto,” Youmu se vio inquieta y dio un pesado suspiro para verse torturada. “Da miedo pensar que su poder se extienda tanto, y eso que todavía no comprendo mi elemento del todo.”
“En fin, suenas casi convincente, Osaka, pero quizás es muy pronto para resolverlo,” concluyó Tomo. “Ya que, ojalá tengas razón, o ojalá no. Eso de remedar suena raro a tu medida.”
“Hmm…” Osaka le miró atentamente como si intentara decidir cómo tomarse su comentario.
“Bueno, muchas gracias a todos. No había esperado el apoyo que me dieron,” confesó Reimu.
“¿Por qué no?” preguntó Marisa. “Si somos amigos.”
“Será que estoy acostumbrada a arreglármelas por mi cuenta,” la miko sonrió incómoda. “No es que quiera minimizar su ayuda, más bien siempre me recuerdan que puedo contar con ustedes. Es un alivio en verdad, así que gracias.”
“No hay de qué, Reimu. Por eso mismo estamos aquí para entrenar. Hay que hacerlo juntas,” dijo Cho, sonriendo un poco.
“Aunque suficiente entrenamiento. Dejemos a los de mantenimiento reparar este sitio,” dijo Tomo, cansada.
“Tú que acabas de llegar…” observó Kashuu, alzando una ceja.
“¡Tú no me juzgues! ¡Además ni soy una HiME, sólo me confraternizo con ustedes!”
“Pero sí, luego de esto mejor vayamos a la enfermería,” continuó el arma.
“Estoy bien, ya se los dije,” Reimu agitó sus palmas con un poco de torpeza.
“Aun así, nos viene bien descartar. ¡Y luego te invito algo!” se ofreció Osaka, quien pasó a jalarla de una muñeca. “¡Vamos!”
De ese modo, ese pequeño incidente se dejó atrás y todos se marcharon de la zona de deportes.
Pasaron las horas y llegó la tarde. Hakata se presentó en el hospital dentro de Rizembool, donde se encontró con Yagen a Honebami, quienes le acompañaron a darle un breve tour por las instalaciones subterráneas. Entonces, Namazuo terminó apuntándose sorpresivamente, y así los cuatro llegaron primero a esa cafetería moderna, la cual Hakata tenía la autorización de usar desde ese instante.
Luego de una leve inspección y de impresionarse por esas modernas instalaciones, el pequeño prodigio siguió a sus hermanos mayores hacia el laboratorio del doctor de la familia. Honebami abrió la puerta para los demás.
“Adelante…” dijo inmutado, y espero a que los demás ingresaran antes de seguirles.
“Gracias,” Yagen dio un suspiro. “Ya viste el laboratorio, Hakata. Sólo me queda explicarte algunas reglas de uso…”
“¡Me sorprende la cantidad de libros que tienes aquí!” el pequeño rubio ya se había acercado a la estantería más cercana y abrió un libro grande y moderno de neurociencia para darle una rápida ojeada. “¡Ahh, esto se ve tan interesante y extraño! ¡Ohh!” pasó a dejarlo de lado y agarrar otro. “Hmm, por la temática de este libro, entiendo que la computación también tiene gran lugar en la medicina. Tiene sentido que tengamos este proyecto.”
“Sí…” el doctor se acercó a su hermano y tomó el libro. “Puedes siempre revisar todos los libros de esta estantería a tu discreción, pero te ruego que los dejes en su lugar cuando termines. Honebami es el que está a cargo de ordenarlos y limpiarlos. Lo mejor es no causarle incomodidades innecesarias, por favor.”
“Ah, cierto, perdón,” Hakata reparó en el primer libro que había agarrado, pero el peliblanco justo lo estaba regresando a su lugar. De todos modos, el rubio hizo una rápida reverencia. “Eh, me descuidé, Honebami-nii, perdón.”
“…” este negó. “Es mi trabajo. Descuida…”
“¡Pero soy tan feliz de ver que al menos uno de mis retoños tiene el permiso de entrar aquí!” exclamó Namazuo, quien abrazó a Hakata desde atrás. “¡Con más razón tengo que venir a visitarlos! ¡Será divertido!”
“N-Namazuo-nii, no me estrujas, por favor…” dijo Hakata incómodo.
“Hehe~” Namazuo no desistió y sonrió pícaramente, para mirarle desde un costado. “Y por cierto, sabía que eras inteligente, pero me ha encantado cómo fuiste detrás de nuestras espaldas y conseguiste algo imposible de Yagen. Nunca me he sentido más orgulloso de ti. ¡Así se vive la vida!”
“Ihh… ya me metí en problemas, no me lo recuerdes…”
“Pero me alegro que haya sucedido,” finalmente le soltó y su sonrisa se volvió más amena. “Pienso que esto será bueno para ti y a Yagen también le viene bien vernos los rostros. Cuando se aísla mucho se vuelve más distante y hasta Honebami se preocupa por él,” dio un guiño. “Ahora ayúdame a mantenerle un ojo encima, ¿de acuerdo?”
“Ehh, sí…” para variar, Hakata se confundió por ese favor de velar por uno de sus hermanos mayores y parpadeó un par de veces.
“Estoy aquí, tengo entendido que no debería escuchar eso…” comentó el doctor, frustrado y mirando a Namazuo con reproche. “Y no exageres tampoco. Deja de importunar a Hakata.”
“Vamos, todos somos hermanos aquí y estamos en confianza,” le aseguró Namazuo alegremente. Entonces, tomó a Hakata de la muñeca. “Estos dos seguro están tan acostumbrados a este sitio que no saben qué enseñarte, así que déjamelo a mí~”
La primera parada fue el pequeño cuarto adjunto donde había una cafetera, una pequeña cocina y una mesa con unas cuatro sillas.
“Creo que este lugar no se usa mucho, pero siempre que quieras comer algo puedes entrar,” dijo Namazuo, inspeccionando los espacios. Se tomó la libertad de abrir un par de cajones para apenas ver vajilla descartable y un sorprendente vacío en la refrigeradora. “Ahh, ¿qué te cuesta comprar cosas, Yagen? Paras mucho tiempo aquí.”
“Siempre es más práctico ir a la cafetería, y así no me molesto de traer artículos perecibles a mi laboratorio,” el científico se encogió de hombros y se dirigió al hermano menor con mejor disposición. “De todos modos, es un espacio abierto que puedes utilizar también, Hakata. Si necesitas algo, puedes avisarme.”
“Sí, gracias, Yagen-nii, aunque creo estar bien,” asintió y sonrió con simpleza. “Sí quisiera comer algo en esa cafetería que me mostraste, y también nos ahorra tiempo.”
“Pensamos igual.”
“Ay, hermanitos, la labor de cocinar algo también sirve para despejar sus cabezas y distraerse,” opinó Namazuo, frustrado, pero pasó a mostrar gran decisión. “Hm, entonces lo comprendo. Tendré que venir yo a prepararles una merienda.”
“No gracias,” Yagen negó pacientemente. “No quiero incendios en mi cocina.”
“Ahh, ¿por qué no tienes fe en mí?”
“Es prevención,” dijo Honebami inmutado.
“Uhh…” eso hizo al mellizo menor deprimirse más.
“Sigamos…” Yagen salió y se detuvo a corta distancia donde había un par de escritorios pequeños con computadoras sin uso presente, junto a otras mesas de laboratorio con algunos equipos debajo de fundas protectoras. “Cuando vengas a trabajar, puedes utilizar cualquiera de estos puestos, Hakata. Sólo necesitas ingresar con tus credenciales de estudiante. Asumo que ya te has hecho una cuenta.”
“Oh, por supuesto~” canturreó el rubio contento.
“Ah, esperen, se pasaron algo,” dijo Namazuo dándoles el alcance. Este apuntó a la camilla que estaba pegada a la pared que daba a la cocina. “Esta es una camilla de uso común que siempre está lista para que alguien la use, así que puedes quedarte dormido aquí, Hakata~”
“Ehm, dormir en el lugar de trabajo es contraproducente, pero lo tendré en cuenta…” Hakata alzó una ceja.
“Hehe, no te extrañes tanto. Entiendo que Yagen a veces se pone a trabajar sin parar por días y descansa aquí. Oh, y Ritsu es curioso y visita ocasionalmente, y cuando el viene es casi por sentado que dormita aquí un par de horas.”
“¿Qué hace Ritsu por estos lugares?” Hakata se extrañó y frunció el ceño. “Yo que tuve tantos problemas para entrar por un trabajo interdisciplinario y ese amigo tuyo entra como si nada. ¿Por qué…?”
“Ritsu no ha sido aprobado por mí. Sin embargo, habrá algún otro científico o personal que le habrá brindado de autorización, lo cual desconozco,” comentó el doctor sin darle mayor importancia. Dio un suspiro. “El hecho que yo esté en el mismo sector para el cual tiene permiso es una simple coincidencia. De todos modos, se porta mejor que Namazuo, así que no es como si me incomodara.”
“Siempre tan malo conmigo, hermanito…” Namazuo hizo un puchero. “¡Oh, ahora que recuerdo! Hablando de Ritsu, su cumple es mañana y nos ha invitado a todos a una pequeña reunión,” dijo amenamente. “Qué bueno que justo los veo ya que también quiere que vayan…”
“…” Honebami ladeó su cabeza.
“Haha, no te extrañes tanto. Ritsu-chan te tiene mucho cariño también~” canturreó. “¿Qué dices, Yagen? No te va a tomar mucho tiempo.”
“Tengo asuntos que atender,” comentó el doctor. “No cuento con mucho tiempo para salir de Rizembool para un compromiso social que no me corresponde directamente.”
“Sí, sabía que dirías algo así, pero estás con suerte porque Ritsu celebrará su cumpleaños aquí en Rizembool dentro de uno de los salones de conferencias,” declaró y los apuntó con una sonrisa. “Así que ahora no puedo escuchar un no de ninguno de ustedes dos.”
“Verdad que Ritsu vive dentro de la universidad, y suele ser muy lánguido como para movilizarse demasiado…” Yagen lo consideró con una mano en su mentón y se mostró rendido. “Está bien, apareceré por un momento, pero no pienso quedarme.”
“Curioso que escoja celebrarlo aquí, aunque si también reside en la universidad tendrá sentido,” Hakata se encogió de hombros. “Justo es domingo así que todos andaremos libres.”
“Hehe, exacto. Ritsu quiere agradecernos por el paseo que tuvimos, y dice que él mismo hará su torta de cumpleaños. ¡Ya quiero saborearla!” exclamó ilusionado. “¡Bueno, continuemos!”
Namazuo fue apuradamente hacia otra puerta, la cual abrió y prendió las luces. Se reveló una sala amplia de consultas con una camilla apta para cirugías, aunque carecía de los instrumentos necesarios para funcionar como tales.
“¿Q-qué hace un lugar como este aquí?” preguntó Hakata, impresionado. “Yagen-nii, ¿has operado a alguien en tu espacio?”
“Hmhm, no tienes que asustarte, Hakata,” dijo el doctor con una sonrisa tranquila. “Por mis labores más recientes, este cuarto con poca frecuencia es utilizado. De querer hacerlo funcional, debería pedir los instrumentos y recursos, aunque sigue siendo un espacio donde puedo atender algunas lesiones menores o hacer chequeos rutinarios, no que realmente sea mi deber.”
“Ajá…” se quedó en suspenso al notar que su hermano no le había respondido.
“Sé que eres un doctor, pero no me gusta la idea de que uno de mis lindos hermanitos vaya a operar a alguien,” Namazuo dio un suspiro. “Venimos aquí por una simple razón,” apuntó a una puerta a un costado de esa sala. “Ahí está el baño. Es una pena que tengas que pasar por este espacio aterrador cada vez, aunque al menos no necesitas salir del laboratorio.”
“No es aterrador…” observó Honebami, inmutado.
“Sin duda ustedes dos pasan mucho tiempo aquí como para notarlo…”
“Si realmente quieres velar por nuestro hermano, deberías parar con tus intentos de asustarle,” opinó Yagen.
“No es la intención, sólo decía lo que pienso,” Namazuo dio un suspiro. “Perdón si causo problemas.”
“Pues no que me hayas asustado, Namazuo-nii, pero sí me sorprendió ver un lugar tan clínico en este laboratorio,” dijo el menor. “Vi una puerta blindada en el laboratorio, ¿qué es eso?”
“¡Ah sí!” Namazuo volvió a animarse y los cuatro se aproximaron a esta, para ingresar.
El rubio se sorprendió de sobremanera al ver un ambiente tan enorme y espacioso, cuyo techo y suelo sobrepasaban los límites del nivel subterráneo. Él bajó por las escaleras inmediatas a la entrada para observar un espacio gigantesco y blindado por doquier.
“Esto… ¿qué es?”
“Es un bunker, capaz de resistir agresiones desde afuera, o contener las mismas desde adentro,” observó Yagen. “Como una institución parcialmente bélica, fue diseñada y pensada para contener incluso a Rebels y orphans. No es el único bunker de su tipo, aunque sigue siendo una responsabilidad por ser encargado de este. Honebami también me ayuda con su mantenimiento.”
“…” este asintió.
“¿P-por qué eres el responsable, Yagen-nii?” preguntó Hakata, quien inspeccionaba el espacio. “No veo ningún otro acceso.”
“Mis trabajos en Rizembool han sido varios, y hay otros motivos por los cuales soy responsable, aunque no es algo por lo cual debes inquietarte, Hakata,” le aseguró con una sonrisa.
“…” pese a sus tranquilas palabras, el pequeño sentía que, sea cual sea el motivo, debía traer algo incomprensible y misterioso de por medio. No podía tomárselo a la ligera…
“¡No sé por qué nuestro hermanito tendrá su bunker personal, pero es fenomenal!” exclamó Namazuo, feliz de la vida. “Un día estaba aburrido con Ritsu y los dos vinimos para quemar cosas con lanzallamas, ¡y nada pasó! ¡Ritsu hasta lanzó una granada y apenas nos sacudimos!”
“Ehh…” eso hizo que Hakata se frustrara y se diera un facepalm. Le costaba creer que era el único que se lo cuestionara.
“Nada ocurrió en sí, pero sigue siendo una falta de profesionalismo, y me pueden meter en problemas,” dijo Yagen con leve molestia. “Y esa granada era experimental de otro laboratorio. Ritsu pudo haberla detonado sin darse cuenta.”
“Sigo siendo el encargado de mantenimiento, Namazuo…” dijo Honebami, con leve severidad.
“Sí, perdón. Más bien quisiera aprovechar este espacio enorme para practicar kendo con alguien. Es una lástima que no dejes que Ichi-nii entre a este lugar.”
“Me he explicado múltiples veces sobre por qué no deseo incomodar a nuestro hermano mayor. En fin, este no es un espacio que necesitarás usar, Hakata, y sé que no te prestarás a las travesuras de Namazuo. Regresemos,” Yagen volvió a subir las escaleras y fue seguido de los demás.
Ellos regresaron al ambiente central y Hakata notó una puerta cerrada cerca de la puerta del quirófano.
“Nos saltamos esa, ¿qué es?” preguntó el pequeño.
“Un almacén…” Honebami cerró sus ojos. “No es relevante.”
“Pues sí, hay cajas y más cajas. Nada que nos fuera a llamar la atención,” dijo Namazuo. “Pero si quieres podemos entrar.”
“No, prefiero que no toquen nada ahí. Algunas cosas pueden ser importantes,” comentó Yagen. “El bunker y el almacén son superfluos a tu uso del laboratorio, Hakata. Y recordando lo irresponsable que Ritsu puede ser, ahora que más personas pueden visitarme, tendré que echarles seguro permanentemente.”
“Es lo mejor…” el peliblanco asintió.
“Eh, bueno, lo comprendo, Yagen-nii…” Hakata se vio un poco desanimado por ello, aunque tenía perfecto sentido. El pequeño pretendió caminar hacia el lado más utilizado de ese laboratorio donde estaba el escritorio de su hermano y el estante de libros modernos, cuando entonces algo llamó su atención.
Había cuatro estanterías paralelas y largas de libros y documentos, con la primera frente al escritorio principal y la más cercana al ingreso, y la última adjunta a la puerta del bunker. Al salir por dicha puerta, observó que el bloque final de la cuarta estantería difería de todas las demás. Ese extremo tenía unas puertas de vidrio cerradas con llave que impedían el acceso a los contenidos, los cuales en su mayoría parecían archivos, junto con algunas cajas y hasta un rincón de multimedia. Hakata alzó una ceja y se acercó a ese espacio.
“…” Yagen le observó y sonrió con ironía. Lo mejor era explicarlo de una vez.
“Yagen-nii, ¿qué es todo esto?” preguntó el rubio, mirando atentamente a los documentos. “¿Por qué está guardado de manera especial?”
“Verás, en su mayoría son documentos antiguos y casi obsoletos, explicó tranquilamente. “Los preservo detrás de vitrinas porque son los trabajos e investigaciones de mi maestro.”
“¿Eh?” eso hizo que Hakata mirara atentamente y con sorpresa a su hermano. En algún momento había escuchado sobre dicho maestro de su hermano doctor, pero Yagen nunca había hablado al respecto. “¿En serio?”
“Como la persona que me enseñó desde temprana edad y una mente brillante de su época, le sigo brindando un espacio importante en mi laboratorio, aunque deseo velar por la preservación y el secretismo de sus trabajos. Tengo algunos libros antiguos que él también utilizó en su época en otras estanterías. Supongo…” se puso a pensar ensimismado y con la mirada hacia arriba. “Es una ventana al pasado y otro punto de vista.”
“…”
“Por ello debes entender que no deseo que nadie los acceda. Lo creas o no, algunos de esos documentos son frágiles y su imprenta se ha borrado con el paso del tiempo. Son archivos que me conciernen principalmente, y los dirigentes de Rizembool también confían en mí.”
“Está bien, entiendo lo que dices,” Hakata asintió. “Sin duda yo no lo apreciaría como tú y tampoco quiero causarte problemas.”
“Me alegra que lo entiendas.”
“Pero espero que algún día me hables de tu maestro, Yagen-nii,” dijo Hakata, sonriente. “Alguien que recibe elogios de ti de esa manera debe haber sido todo un genio y una gran persona. No nos has hablado de él, así que tengo mucha curiosidad.”
“…” Yagen le observó con leve confusión, y pasó a sonreír frustrado. “Dudo tener algo interesante que contarte sobre él, pero lo consideraré. Descuida.”
“Yo te he preguntado varias veces, y nunca has querido hablar, hermanito,” comentó Namazuo. “Y prometo que no tocaré esos documentos que tienes ahí, pero a veces me das ganas de darte la contra por lo reservado que eres.”
“No puedes,” declaró Honebami, severamente.
“Ihh, no te molestes conmigo, hermano…” Namazuo se asustó un poco por su reacción. “O tú puedes hablar también. No llegué a conocer a ese maestro, pero tú sí, ¿no es así?”
“…” asintió.
“¡Así que dinos qué piensas de él!”
“No tengo comentarios al respecto…” dijo neutralmente.
“Uhh, sabía que dirías eso…” hizo un puchero.
“No le den más rodeos al asunto,” Yagen dio un suspiro. “Esto termina el tour. Ya sabes las áreas que puedes acceder, Hakata, y aparte de esta sección de documentos, puedes revisar los otros estantes, aunque dudo que sean de tu interés. ¿Tienes alguna duda?”
“Eh sí. Mi tarjeta de estudiante ya me permite pasar por el control de seguridad. ¿También la puedo usar para ingresar al laboratorio?”
“Prefiero que toques el timbre. Sólo Honebami, Tsurumaru y yo estamos autorizados para ingresar sólo con nuestras tarjetas. Si nadie te contesta, es porque no me encuentro en mi laboratorio, así de simple,” explicó tranquilamente. “Debido a ello, sería mejor que confirmaras que vas a venir antes de hacerlo, ya que podemos no coincidir.”
“Sí, entiendo, así será,” asintió obedientemente.
“Eso sería todo. Puedes retirarte si no tienes más que atender.”
“Ehm pues…” Hakata desvió su mirada. “Ya que paseamos por aquí, esperaba que nos llevaras a esa cafetería. Quiero ver cómo usar esos hologramas.”
“Está a tu disposición,” Yagen se confundió. “Puede ser intimidante en un inicio, pero confío que aprenderás a usarlo sin realmente intentarlo. Eres inteligente.”
“Pero…”
“Yagen, tu hermanito quiere pasar tiempo contigo,” Namazuo llevó sus manos a sus caderas. “Y yo sé de otro hermano mayor que también quiere pasar tiempo con su hermanito.”
“…” el doctor le miró impaciente.
“¿Qué te cuesta? ¡Hay que darnos una merienda! ¡Tampoco me has llevado a ese sitio antes y yo no soy un usuario!” exclamó alegremente. “¡Déjame jugar con ese holograma, di que sí!”
“Está bien…” rodó los ojos. “Sólo compórtate. Esa cafetería se conoce por ser tranquila y silenciosa. No incomodes a los demás.”
“Ya sabes que puedes confiar en mí,” le aseguró amenamente.
Luego de terminar con el tour, los hermanos regresaron a la cafetería para darse la merienda y pasar un poco más de tiempo en compañía.
Por otro lado, la primera reunión del laboratorio del horario de Izumi Sena estaba por iniciar. Como estudiantes, el grupo acudió a un laboratorio instrumental de un edificio vecino a la facultad de química, el cual contaba con la mayoría de los equipos que conformaban el currículo. El jefe de práctica miraba distraídamente su celular antes de que la hora iniciara. A él sólo le bastó observar a todos de manera severa para nuevamente imponerse y verificar que incluso aquel chico que le gritó el día anterior había regresado a guardarse sus reclamos y mantener silencio. Ello le hizo sonreír sabiendo que no tendría que cambiar su comportamiento.
Mientras tanto, Naoto sentía la tensión y terribles ánimos del resto de su clase y volvía a lamentarse haberse inscrito a ese horario por un supuesto desafío que hasta el momento no valía el maltrato. Aparte de ello, la chica miraba discretamente de un lado a otro para confirmar que Ritsu no la fastidiaría ese día como le había amenazado discretamente. No sabía señales de momento y sólo podía esperar que ello no cambiara.
“Bien, clase, es hora,” dijo Izumi mientras aseguraba la chapa para que nadie más ingresara. Este inspeccionó a todos desde arriba para nuevamente ‘declarar su autoridad’, y sonrió satisfecho. “No vamos a hacer ningún ejercicio de laboratorio hoy, pero han traído su indumentaria. Muy bien, inteligente de parte de ustedes, ya que no tengo razones para fastidiarlos,” dio unos aplausos pausados. “Ya van aprendiendo…”
“…” Naoto dio un pesado suspiro al notar a más de uno a su alrededor que comenzaba a calentar motores por la ira que pasivamente irradiaba.
“Pero ya, no quieren desperdiciar su sábado en la tarde y para variar yo tampoco, así que terminemos con esta reunión de normativas de seguridad de una vez,” Izumi regresó a su sitio frente a la clase y agarró su folleto. “A ver, a ver… para empezar, este laboratorio se mantiene con aire condicionado a una humedad y temperatura constantes…” pasó a escribirlas en la pizarra. “Me molesto a hacer esto porque una fluctuación podría causar problemas en algunas de las máquinas más delicadas. Hay un termostato en cada pared. Si bien un cambio tienen que notificarme inmediatamente… ya, de ahí…” pasó la hoja. “En caso de incendio, deben escapar por la puerta, así de simple, no hay otras salidas pero los pasillos son espaciosos…” dio un bostezo para denotar su gran indiferencia. “Y pues está la caja de fusibles por si debemos cortar la corriente, pero eso sólo me corresponde a mí,” alzó una ceja y miró a los estudiantes. “Esto no está en el manual, pero asumo que es sentido común que por ningún motivo deben desconectar nada que está conectado aquí, ni siquiera las computadoras. Estas máquinas son caras y en lo que a Rizembool respecta cada una vale más que un puñado de estudiantes, ¿de acuerdo? Sigamos…” volvió a revisar ese folleto. “Ah, claro, el extintor está en ese rincón. Luego les enseño a usarlo,” lo apuntó con pereza y caminó a un aparato cercano a la mesa del maestro. “Este recipiente es para limpiarse los ojos en caso de contaminación química, el cual se maneja con esta llave. Esta otra llave activa la ducha encima de mí, sólo en caso de incendio o nuevamente contaminación…” se encogió de hombros y pasó a agarrar el puntero de madera. “Pero no somos precisamente químicos y si tengo a alguno de ustedes metiéndose en problemas, rueguen que el fuego los mate antes que yo. No necesitamos drama aquí.”
“…” Naoto negó. Juraba no haber visto ese tipo de puntero en ninguna otra de sus clases. Seguramente ese chico lo pediría especialmente, no le sorprendería.
“Y para terminar con la parte de incendios… ¡tú!” Izumi apuntó a una chica sentada en un rincón de la clase.
“¡S-s-sí!” exclamó esta con un hilo de voz.
“Tsk, ¿qué haces asustándote, debilucha?” se quejó el peligris, impaciente. “Tú estás sentada más cerca de la manta contra incendios,” apuntó un cajón en la pared. “Está ahí. Sácala para que los demás lo vean.”
“S-sí, enseguida…” asintió rápidamente y caminó hacia allá.
“En fin, a simple vista es como una manta cualquiera, pero está hecha de un material resistente que asfixia a las llamas. Se usa para extinguir fuego de poca extensión o para cubrir a alguien. Está en el otro extremo en comparación con la ducha por ese preciso motivo, así que no lo traten como cualquier cosa…”
“Ehh… s-sensei…” dijo la chica.
“¿Qué? ¿Ya lo tienes?”
“N-no está…”
“¿Qué dices?” Izumi se extrañó y vio que dicho contenedor efectivamente estaba vacío. Ello le extrañó lo suficiente para caminar a ese lugar. “Qué extraño, es una falta seria. ¿Quién será el responsable de esto?”
“No lo sé…” la chica negó y al ver al jefe de práctica inspeccionar el casillo, ella pretendió regresar a su sitio, pero entonces notó algo debajo de una mesa. “¡AHH!”
“¿Qué tienes, niña?” preguntó el peligris, fastidiado.
“¡Hay una persona en el piso!” exclamó apuntando al bulto. “¡C-creo que es alguien durmiendo! ¡Parece que está usando la manta!”
“¿Manta?” preguntó otro chico.
“Verdad…” una chica se acercó.
“Manta…” Naoto se puso a pensar. De inmediato lo comprendió y se paró de golpe. “¡¿Q-qué?!”
“¡Un momento!” Izumi comprimió sus puños y se agachó. “¡¿Qué estás haciendo aquí?!”
“Hmm…” Ritsu comenzó a desperezarse al oír bulla, pero no llegó a levantarse por su cuenta ya que Izumi lo agarró del cuello de su camisa. “Ahh, espera…”
“Maldición, ¿por qué has venido?” preguntó la peliazul, caminando hacia el intruso. Ella se dirigió a Izumi. “Ehm, por favor no le hagas daño. Él no debería estar aquí, pero…” se detuvo y dio un suspiro. “Ni sé por qué lo defiendo, él se lo buscó, pero Ritsu no es malo. No le causes problemas, por favor…”
“O-oye, Shirogane,” un compañero de clases le susurró. “No te metas, recuerda que este jefe de práctica está loco…”
“¿Ah?” Izumi alzó una ceja con gran disgusto. “Shirogane, ¿acaso lo conoces?”
“¿Perdón?” la chica se impresionó.
“Fufufu…” Ritsu se soltó del peligris. Él sonrió satisfecho y observó al par. “Lo sabía. Tenías que ser tú, Secchan. ¿Tú eres el jefe de práctica pesado que está torturando a Nao-chan?”
“Ritsu… ¿tú conoces a Izumi Sena?”
“Secchan y yo nos conocemos desde hace bastante tiempo, no me creerías si te lo digo ahora,” comentó tranquilamente, entretenido. “Tenía las más mínimas sospechas, pero como ayer me dijiste que tu jefe de práctica era un Rebel, sabía que hablabas de él. Así que no creas que vengo principalmente para fastidiarte, Nao-chan,” alzó su índice y mantuvo su sonrisa. “Más pretendo fastidiar a Secchan con mi visita.”
“Tsk, Kuma-kun, ¿qué se supone que haces?” le cuestionó el Rebel.
“No, ¿qué es lo que tú estás haciendo, Secchan?” Ritsu formó una sonrisa mordaz que visiblemente intimidó al otro. “Fufufu, oír a mi estimada Nao-chan temer por mi bienestar me hace comprender que no estás siendo más que un bully con toda esta gente inocente. ¿Acaso te gusta hacerles sentir miserables? ¿Tanto quieres que todos estos te odien? Tú que gustas de cuidar e instruir a los kouhai sin duda te haces parecer el completo opuesto. Pero sé que siempre has sido conflictivo, o será placentero desquitarte con terceros por quién sabe qué amargura llevas en tu vida…” se encogió de hombros, cansado. “Supongo esto último no es sorprendente. Por algo siempre has sido la estricta y neurótica madre de nuestro círculo de amigos…”
“Tch…” entrecerró sus ojos.
“En fin, no soy quién para decirte cómo comportarte, pero si alguien estudioso y razonable como Nao-chan se ha quejado de ti, al menos baja la intensidad, ¿sí?” llevó sus manos a sus caderas y se inclinó hacia él con un aura demandante. “Ella es mi amiga también y si tú pretendes hacerla sentir mal o continuar usándola de ejemplo o excusa para tu neurosis, seré yo quien te lo haga pagar. Y sabes que no debes meterte conmigo.”
“Ehh…” Izumi continuaba impresionado por esa extraña coincidencia, y regresó a su frustración y fastidio al oír a toda su clase rumorear curiosos sobre ese inesperado desarrollo, además de verle inquieto para variar. “Tsk, ya, te gusta llamar la atención, pero te oí claro, Kuma-kun. Vete de una vez.”
“Fufufu, no intentes espantarme, Secchan,” le sonrió gatunamente. “Tú en verdad no eres capaz de lastimar a nadie… ¡ouch!” Ritsu pasó a estremecerse ya que el pelinegro le jaló de una oreja.
“Sabía que no te marcharías tan rápido. Yo mismo te sacaré,” lo comenzó a llevar hacia la salida cuando entonces vio la manta que tenía encima de sus hombros y se la arrancó. “¡Y suelta esa estúpida manta anti-incendios! ¡Compórtate!”
El peligris lanzó la manta a una dirección aleatoria y empujó a Ritsu fuera del laboratorio. Al abrir la puerta, espantó al par de alumnos que llegaron tarde que habían estado esperando ingresar para caminar entre ellos, quienes entraron a la clase con rostros perdidos.
“¿Q-qué acaba de ocurrir?” preguntó un chico aleatorio, intercambiando miradas.
“Ahh…” Naoto dio un pesado y cansado suspiro en lo que se daba la labor de recoger y doblar la manta para guardarla en su respectivo lugar. Empezaba a sentir que tendría un semestre más largo y problemático de lo que hubiera predicho.
“Uhh…” Ritsu agarró su oreja asediada con dolor ni bien su amigo le soltó con brusquedad. Ambos se encontraban en el pasillo a unos metros del laboratorio.
“Cuando comencé a ser jefe de práctica, pensé que tuve tu palabra que no vendrías a molestarme,” reclamó Izumi colérico. Esta vez él era quien le encaraba con sus manos en sus caderas y una comprensible ira.
“Sí recuerdo…” el pelinegro dio un suspiro y sonrió un poco. “Dure más de un semestre, ¿puedes creerlo?”
“¡No estoy de humor, Kuma-kun!” le requintó y desvió su mirada. “Tsk, y ni sabes lo que haces. Esa manta es asfixiante. Podrías lastimarte si te cubres el rostro y duermes con ella.”
“Lo consideraré,” Ritsu asintió. “Ha sido una sorpresa para mí que un artículo contra incendios pueda ayudarme tanto para dormir, pero es cierto que tiene un uso. Más bien muchas gracias, Secchan. Pese a nuestro presente predicamento, no fallas en velar por mí.”
“¿Ahh?” le preguntó desconcertado por dicha conclusión. Entonces miró de reojo y vio a algunos alumnos asomarse por la puerta y expiarles. “¡Regresen a sus sitios o los castigo!” les gritó y logró espantarlos.
“Fufufu, yo que te conozco mejor casi diría que temes que estos chicos caminen por encima de ti,” comentó Ritsu con ironía. “Bueno, ya decidiste ser un terrible ogro con ellos. Será muy difícil cambiar de actitud sin lastimar tu frágil ego, Secchan~”
“Tsk, ¿qué tonterías dices?” le preguntó con disgusto. “Esos simplones no me interesan para nada. Enseñar me da paga y propósito. No actúes como si fuera una buena persona.”
“Casi me convences a mí que no lo eres. Sí que te gusta ser difícil,” dio un suspiro. “Está bien, eso será nuestro secreto, pero intenta no ser tan desagradable. Nao-chan ha estado descorazonada esta primera semana por tu culpa, y como alguien que a diferencia de ella no promete mucho académicamente, me duele verla así.”
“…ese no es mi problema,” Izumi se cruzó de brazos y desvió su mirada. Pese a aparentar indiferencia, se vio un poco incómodo.
“Ella te importa, ¿no es así? Como un buen senpai, sabes reconocer cuando tus kouhai valen la pena, y te sientes personalmente involucrado de hacerles crecer. Las atenciones, aunque malas, que le has dedicado lo delatan,” Ritsu asintió y sonrió traviesamente. “Quisiera seguir amenazándote, pero sólo prométeme que serás un poco más comprensivo, ¿sí? Tampoco quiero verte incómodo a ti, Secchan.”
Por su parte, Naoto se asomó por la puerta al extrañarse de que estuvieran hablando tanto tiempo. Su ‘osadía’ hizo que otros, principalmente chicas, le acompañaran.
“Naoto, ¿cómo así te conoces con ese chico?” preguntó una chica.
“Pues, fue por casualidad cuando entré a la universidad…” dijo distraídamente, y pasó a extrañarse. “¿Y por qué lo preguntas?”
“¿Cómo que por qué?” preguntó la amiga de la otra. “¡Estamos hablando de Ritsu Sakuma!”
“¡Sí, es un idol reconocido!” insistió la primera con grandes ánimos. “¡No sabía que estudiaba en Rizembool también!”
“¡Y qué suerte tienes, Naoto!” se unió una tercera. “¡Además de inteligente eres amiga de un idol famoso, y uno que le hace frente a nuestro jefe de práctica aterrador por ti!”
“E-exageran, no es para tanto…” la chica se frustró y entrecerró sus ojos. “Y es un pesado como amigo, ustedes no lo conocen.”
“Ay, pero sabemos que a Ritsu-sama le encanta que lo consientan~” canturreó una.
“Sí, y es engreído y fastidioso y travieso, ¡y simplemente muy bello~!” dijo otra soñadora con sus manos en sus cachetes.
“Si yo pudiera tenerlo de amigo, lo consentiría de por vida,” declaró otra con gran determinación y sus ojos brillantes.
“…” por su parte, Naoto les miró con horror en su rostro al igual que varios otros estudiantes.
“¡Ya les dije que no me espíen, descerebrados!” gritó Izumi al grupito de estudiantes en la puerta, e hizo que la mayoría regresara al interior.
“Espera, Nao-chan,” Ritsu le hizo un gesto con su mano para llamarla.
“Ehh…” ella se sintió en el aire, pero se rindió a acercarse ya que el otro no desistió en llamarla.
“¿Qué haces convocando a mi estudiante así?” reclamó Izumi, insultado. “Soy el jefe de práctica, Kuma-kun. Más respeto.”
“…” Naoto casi quiso decirle que no usara ese apodo si respeto era lo que buscaba.
“Vengo aquí por una tercera razón que es una muy afortunada coincidencia,” Ritsu sacó un par de tarjetas pequeñas y simples y extendió una a cada uno. “Como bien sabrán, mañana es mi cumpleaños, y ya reservé un salón de conferencias aquí en Rizembool. Los espero ahí a las seis de la tarde, no falten.”
“Eh…” la chica leyó los detalles de la invitación. “Iré, pero…”
“El laboratorio de este curso dura hasta las siete, Kuma-kun. Vamos a llegar al menos una hora tarde,” informó Izumi con leve fastidio. “Y ya, iré, pero no pienso quedarme. Siéntete honorado que haré un ínfimo espacio para ti en mi muy ocupado horario.”
“Fufu, sí, como tú digas, mi querido y tsundere Secchan~”
“Te daré un escarmiento mañana…” dijo a regañadientes y con gran odio.
“Bien, ya me puedo ir antes que el resto de tu clase se espante,” Ritsu se dio media vuelta. “Hasta mañana, los espero.”
“Hasta mañana, Ritsu…” Naoto lo despidió con una mano y por instinto se giró a Izumi, quien levantó su mentón hacia arriba con desprecio.
“¿Qué? ¿Piensas que nosotros ahora seremos amigos? Aprende tu lugar,” dijo y caminó de regreso al laboratorio. “Ya, ven o te dejo afuera. No te creas la gran cosa.”
De aquel modo, continuó ese corto repaso de las normas de seguridad. Este terminó temprano y así los presentes pudieron retirarse para disfrutar del resto del día y alistarse para el laboratorio que tendrían al día siguiente.