Author Topic: Act 1: Overture  (Read 88950 times)


Kora

Re: Act 1: Overture
« Reply #120: September 30, 2024, 11:45:46 AM »
Kaeya iba a ser un problema.

Apenas se habían conocido, pero Diluc no necesitaba saber nada más para estar segura. Los hombres atractivos siempre traían complicaciones, y jamás había visto a un hombre tan enigmático y atractivo. Con su sedoso cabello azul, oscuro como la noche más profunda, y esos ojos afilados que parecían ver más allá de las apariencias, Kaeya no era alguien que se pudiera ignorar fácilmente. ¿Y ahora que lo pensaba, se delineaba los ojos? Aquella línea oscura acentuaba aún más su mirada afilada, que se posaba sobre ella con una mezcla de curiosidad y astucia. Con sus pómulos altos y su sonrisa misteriosa, bien podría haber sido modelo y posar para todas las marcas de moda de renombre internacional... pero en cambio, iba a ser el guardaespaldas de la que, posiblemente, fuera la chica más valiosa de toda la ciudad.

Sí, valiosa. No la más rica, aunque, probablemente, tuviera uno de los patrimonios netos más elevados de toda la región. Porque Diluc sería una tonta si alguna vez se creyera que ella era algo más que otra posesión, un activo para que su padre exhibiera como lo hacía con sus acciones en la bolsa o con su carísimo reloj suizo. ¿Estaba siendo injusta con él? Tal vez. Después de todo, sabía que su padre la quería más que a nada en el mundo, pero claramente no lo suficiente como para dejarla elegir con quién se casaría (el heredero Gunnhildr, que era tan hetero como un arcoíris en un día lluvioso) o quién sería la sombra que acompañaría cada uno de sus movimientos.

Así que ahí estaba Kaeya, el flamante guardaespaldas, contratado para protegerla de quién sabe qué amenazas reales o imaginarias. Nadie debía conocer a la verdadera mujer que se ocultaba detrás de esa cara elegante y serena que mostraba al mundo. Nadie podía ver los moretones en sus nudillos, siempre cubiertos con guantes de seda, o las cicatrices en su estómago, marcas de una vida que ella había escogido vivir en la sombra, donde la realidad se mezclaba con sus deseos más oscuros.

Las chicas perfectas no recurrían a la violencia como vía de escape para su frustración. Las chicas perfectas no practicaban sus patadas y golpes en secreto, siempre buscando llegar más y más lejos, golpear más y más fuerte. Y ciertamente, las chicas perfectas no se escapaban por las noches para pelear en arenas clandestinas, donde el sudor y la sangre se convertían en la única catarsis posible.

Pero Diluc no era una chica perfecta, y eso era algo que nadie debía descubrir nunca... mucho menos su nuevo guardaespaldas. Al menos, Kaeya era agradable a la vista, lo que hacía su presencia un poco más tolerable, aunque no menos inquietante. Cada vez que pensaba en él, un leve rubor teñía sus mejillas, lo cual la irritaba profundamente. No tenía tiempo para esa clase de distracciones.

Espero no ser una molestia para ti. Lo único que me importa es tu seguridad.

Por supuestísimo que no se estaba sonrojando al recordar la sonrisa que le había dedicado en ese momento, una sonrisa que ocultaba tanto como prometía. Kaeya era un buen actor, tenía que concederle aquello al menos. Diluc le había sonreído con rigidez, ocultando sus pensamientos detrás de una máscara estoica a la que ya se había acostumbrado como si fuera una segunda piel. Si Diluc no fuera una mentirosa también, podría haber caído en su tono suave y falsa sinceridad. Su voz no había vacilado ni un momento, sin embargo, su mirada, clavada en la de ella, la estaba estudiando como un rapaz analiza a un pequeño roedor antes de abalanzarse sobre él.

Pero lo único que Diluc tenía en común con un pequeño roedor era la capacidad de esconderse rápidamente y navegar por la oscuridad. Cuando llegaba la noche, se escabullía por la ventana de su habitación, de la misma manera que había aprendido a hacerlo cuando tenía dieciséis años y escapaba de su jaula dorada, bailando y divirtiéndose hasta el amanecer, conociendo el calor de otros cuerpos y la libertad de hacer lo que realmente deseaba, aunque solo fuera por unas horas.

Ahora, sin embargo, lo hacía por razones completamente nuevas y con mucha más seguridad. Los romances de verano no tardaron en volverse demasiado superficiales cuando la gente se dio cuenta de que una mera foto del rostro de Diluc garantizaba clicks y likes. Todo el mundo era un aspirante a paparazzi en la era de las redes sociales, donde cada movimiento suyo podía ser capturado y analizado al detalle. Así que, si no podía aliviar la presión que su padre ponía sobre sus hombros a través de besos apasionados con chicos y chicas cuyos rostros olvidaba al día siguiente, lo haría a base de golpes. De todos modos no era tan diferente: una pelea por la dominancia que siempre ganaba, un recordatorio de que, al menos en esa arena, ella tenía el control.

Y así, vestida con una sudadera grande que la cubría por completo, y una máscara negra que ocultaba la parte inferior de su rostro, Diluc caminó el camino que conocía de memoria durante una hora entera antes de llegar a la primera estación de metro. Desde allí, podía ir a Penacony, un lugar que casi nadie conocía y donde podía liberar el fuego que había contenido todo el día tras una expresión serena. El rugido de los trenes y el murmullo constante de la ciudad eran el telón de fondo perfecto para lo que estaba a punto de hacer.

Mientras caminaba, sentía una extraña sensación, como si alguien la estuviera observando. Se detuvo un momento y miró a su alrededor, pero no había nadie. El sentimiento persistente de ser observada no la abandonó, pero decidió ignorarlo. Después de todo, este era su territorio. Conocía cada rincón, cada callejón oscuro, y sabía cómo moverse sin ser vista.

Cuando llegó al andén, el lugar estaba desierto. Solo el eco de sus pasos resonaba en las paredes de cemento. Subió al tren y se acomodó en uno de los asientos vacíos, mirando su reflejo en el cristal de la ventana. La chica que le devolvía la mirada parecía tranquila, pero debajo de esa superficie calmada, el fuego ardía intensamente.
Kaeya probablemente la estaría esperando en casa cuando regresara, con una sonrisa y una mirada que sugerían que sabía más de lo que decía. Pero eso no importaba ahora. En las próximas horas, nada de eso importaría. Lo único que importaba era el próximo combate, el próximo oponente que tendría la mala suerte de enfrentarse a ella.

Cuando llegó a su destino, las luces de la ciudad habían cambiado. Las sombras eran más largas, y la atmósfera estaba cargada de anticipación. Diluc respiró hondo, dejando que el aire fresco de la noche llenara sus pulmones. Este era su mundo, el único lugar donde podía ser realmente ella misma, lejos de las expectativas y las apariencias. Penacony estaba escondido en lo más profundo de la ciudad, un lugar donde solo los que sabían qué buscar podían encontrarlo. La entrada era discreta, casi invisible para el ojo inexperto. Diluc se dirigió hacia allí, sintiendo cómo la adrenalina comenzaba a correr por sus venas. En unos minutos, todo el estrés, la frustración, y el enojo acumulado durante el día se transformarían en fuerza bruta.

Dentro, el ambiente era eléctrico. Las luces parpadeaban, y el ruido de la multitud llenaba el aire. Este era el lugar donde se sentía más viva, donde todas las máscaras caían y solo quedaba la verdad de sus puños y su determinación.

Sabía que después de esta noche, volvería a su jaula dorada, pero por ahora, era libre.


Kana

Re: Act 1: Overture
« Reply #121: October 28, 2024, 04:22:51 PM »
Antes que se me pase el mes.

—Chigiri
—¿Qué? —el aludido mira a Sakura, el de cabello bicolor lo observa unos momentos sin decirle nada, así que el pelirrojo volvió a mirar las cuerdas de su guitarra con la intención de afinarlas, pero Sakura insistió en llamar su atención.
—¿Por qué siempre te vas solo?
—¿Eh?
—Eso. — desvió la mirada, incómodo. —Siempre andas solo.
—¿Y eso qué?
—Puede ser peligroso para ti.
—¿Por qué para mí sería peligroso? Ni siquiera soy el que tiene más popularidad en esta banda. No hay peligro.
—No me refiero a eso…— cada vez se manifestaba más cohibido.
—…— El pelirojo de larga cabellera más o menos tenía una idea de a dónde iba su compañero de banda. Hizo una expresión de seriedad entrecerrando los ojos. —¿Es por mi apariencia?
—¡N-No! ¡No lo veas así, por favor! — movió las manos, ansioso. Sakura siempre era rudo, arisco y parecía tener cara de pocos amigos, pero cuando era descubierto en situaciones así se tornaba discretamente avergonzado con un sutil rubor que escondía tras su expresión de fastidio. —Sólo que… hay muchos criminales… Huh…— se encogió de hombros, prefiriendo no seguir con el tema. Tomó las baquetas y comenzó a hacer un ritmo al chocarlas entre ellas, distraído. Luego, de la nada, aunque esperable, se enojó. —¿Por qué no terminamos ya con el ensayo? Gojo nos tiene aquí desde hace horas ensayando. Ya estamos todos cansados y él ni siquiera se está esforzando… sólo está viendo su estúpido teléfono.
—Hm…— Chigiri miró hacia sus mayores, como ya habían ensayado las canciones durante todo el día, ahora cada uno estaba en su espacio personal sacando temas con sus instrumentos y, en el caso de Gojo, repasando la letra de la última canción leyéndolas en su teléfono y respondiendo uno que otro mensaje, quizá de su novia o quizá aun lloriqueándole a alguien del pasado cuya anécdota toda la banda la conocía para desgracia de Gojo. —Quizá ya estemos por terminar, ten paciencia. Todos parecen distraídos o cansados. — dijo con su tono calmo, volviendo a mirar las cuerdas de su guitarra.
—No sé cómo puedes estar tan sereno— Sakura observó a Chigiri un poco más, el tono de voz suave del pelirrojo era relajante, pero estaba seguro que esos otros viejos no los dejarían en paz aún —Bah, ya me aburrí. — Sakura sacó su teléfono celular para mirar el feed de su Instagram. Mala idea, lo primero que le salió fue una publicación de un conocido suyo que a esa hora se encontraba en otra parte de la ciudad dedicándose a su nueva actividad. —…—

A Sakura le incomodaba ver en qué estaba su amigo Suou, porque primero que todo saldría que vio su historia y no quería que pensara que le interesaba su vida, porque no le interesaba. Segundo, justo era el peor momento para abrir esa historia porque era de cierto modo un tema un tanto sensible justo ahora donde estaba.
Pero justo cuando iba a bloquear su pantalla para tratar de que su falta pasara desapercibida, su pesadilla Amemura le pilló. Parecía que el pelirrosa tenía por gusto personal cagarle la vida.

—Tiene talento. — le dijo, sorprendiéndolo de improvisto, provocando que su incómodo irrespeto por el espacio personal lo perturbara. —Hace buen cover de Blurry Eyes—
—Shhh, Amemura. — Sakura le pidió, iintranquilo. —Aquí no se habla de Lost Heaven
—¿Qué tiene? Pensé que no se hablaba de la banda sin nombre. Si nos siguen poniendo tabúes vamos a terminar mudos.

En realidad, ¿Qué tiene de malo que alguien opine que Suou Hayato canta bien un tema de la mítica banda Lost Heaven? Debería ser algo bueno, ¿no? Y nunca nadie en MoonLight le dijo a los demás que era un tema prohibido o que reaccionaran mal al respecto, pero, de una forma interna, era como una especie de suposión compartida por todos de manera mágica.
Sakura sentía que justamente al ex miembro de Lost Heaven que tenían allí le enojaba en silencio que alguien hablara de algo relacionada con su antigua agrupación.

Y fue tonto quedarse mirando a Kazutora, sin antes bloquear su teléfono celular en el cual estaba aún la historia de Suou cantando el tema de Blurry Eyes, escuchándose claramente en la sala. Era como invitarlo a que escuchara con él. El ex guitarrista de Lost Heaven siguió tocando en silencio un tema, parecía no importarle que hablaran de su antigua banda, tampoco era tan inmaduro como para gritarle a los mocosos de la banda. No estaba en su estilo explotar por detalles y ser inmaduro, según la imaginación de Kazutora.

—Es bueno que los jóvenes se inspiren con la música de los más grandes. — dijo el pelirosa
—Tiene buena voz. — se integró Chigiri. —Ojalá los de Lost Heaven vean la historia de tu amigo.
—De hecho…— pasó saliva por su garganta, sin dejar de mirar con respeto a Kazutora a lo lejos. Sakura era rudo y agresivo, pero por cosas como esas tenía cierto recelo de no comportarse como idiota. Pues dentro de todo era empático y no quería hacer sentir mal a uno de sus mayores —Compartió otra historia después de esta diciendo que estaba feliz porque la cuenta oficial de Lost Heaven le dio like a su publicación.
—Eso suena bien. Quizá le llegue el comentario a Mikey, aunque dicen que se ha aislado de redes sociales y de todo en general.
—Pero que la cuenta oficial le de like no es menor. — Chigiri se acomodó la trenza hacia un costado. —Quizá lo llamen con ellos para integrarlo a la banda. 

Y las inquietudes de Sakura se hicieron reales. Vio que Kazutora detuvo toda actividad con su guitarra de golpe, con la música de su ex banda de fondo, parecía haber entrado en una especie de trance. La verdad, que todos parecían estar en una especie de trance nostálgico con la música de Lost Heaven.
Sakura entendió que no era el momento ni el lugar para hablar de esa banda. Bloqueó torpemente por fin la pantalla de su celular.

Definitivamente, no se habla de Lost Heaven allí.


—Oye, disculpa si interrumpimos tu ensayo con nuestra bulla de fondo. — atinó a decirle Sakura a Kazutora.
—Lost Heaven está muerto…— Dijo con la mirada oscurecida y fría. —Tu amigo es estúpido si cree que van a poder encontrar un reemplazo para esa banda de mierda. — apretó el cinto que sujetaba su guitarra.
—Hey, no hemos terminado por aquí. — Hua Cheng dio un par de aplausos para volver a centrar la concentración de Kazutora, porque justamente estaba practicando con él. —Y ustedes, deberían estar repasando su parte y no interrumpirnos. —Hua Cheng tenía un rol de directriz en la banda, sobre todo cuando Gojo se dedicaba a concentrarse en sí mismo egocéntricamente, pero no era común que tuviera que mandar a los chicos a seguir tocando en sus breves descansos.
—Ya hemos tocado TODO el jodido día. — se quejó Asuka, hastiado y ya olvidando la vergüenza pasada hace un rato con el momento tenso.
—¡Sakura! — Chigiri lo miró con total desaprobación. —No digas esas palabras a nuestro superior.
—Pero estoy aburrido… y tengo hambre.
—Y seguro quieres ir a meterte a una pelea a golpes sin sentido con tus amigos delincuentes. —
—C-Cállate, Ramuda.
—El idiota tiene razón. Ya tocamos todo el día y seguimos siendo basura. MoonLight da asco. — Kazutora sonrió socarronamente, se quitó la guitarra y sólo la tiró sin interés sobre el sofá. Los demás no lo conocían mucho a fondo, pero Hua Cheng que lo conocía de un poco más sabía interpretarlo mejor y no era buena señal. —Me largo.
—Espera, Kazutora.
—Déjalo. — Gojo apretó el hombro de Hua Cheng para que éste no persiguiera a Kazutora. —Está cabreado y hay que darle espacio. Que vaya a tomar aire y a jugar con la luz de un láser o lo que hagan los felinos salvajes. Por hoy terminamos. Lo hicimos bien chicos, Ramuda, Hua Cheng, y los niños tienen que volver temprano a casa, Chigiri acompaña a Sakura a su casa para que no haga tonteras en el camino.
—¿Ah? — Fue la respuesta al unísono de todos. Sorprendidos porque el esclavista Gojo le estuviera dando el resto de la noche libre. Eso era raro, porque siempre los sofocaba con ensayos eternos para MoonLight o bien los seguía negreando con pedidos personales para él. Esa sospechoso que les diera libre.
—Un momento, dudo que nos estés despachando porque tengas misericordia por nosotros, viejo. — Sakura lo miró con los ojos entrecerrados, suspicaz. —Tú no eres así de bueno
—¿Por qué siempre piensas cosas tan feas de mí, gatito?
—¡No somos tus animales! — gruñó Sakura. —Y no es justo que sólo a mí y al otro nos llames por animales. Deberías ponerle un apodo igual de denigrante a Ramuda, Chigiri y a Hua Cheng.
—Mh…— miró a esos tres. —Quizá Ramuda podría ser una ovejita rosa.
—…— Pese a la sonrisa amigable en el rostro de Ramuda, en su mente ya había pensado mil quinientas y una forma de asesinar a Gojo. ¿Cómo que ¨ovejita¨?
—Hua Cheng no se me ocurre nada y ¿Chigiri? ¿Qué criatura se puede asemejar a sus características? — puso un dedo en su mentón, pensativo. —¿Un periquito rojo? Bueno, Chigiri ni habla mucho así que no puede ser un periquito… Quizá un pecesito, o una mariquita con puntos negros o… ¿Pantera Roja? No, ese definitivamente no. Suena a apodo o slogan de lucha de Nigg—vio que Hua Cheng lo miraba con esa expresión de “no digas una pendejada funable” —¿Qué tal florecita de cerezo?
—Prefiero mi apellido, si no es molestia…
—No. — El peliblanco negó. —Sakura tiene razón. Estoy siendo injusto con el resto porque no les dedico tanta atención como a ellos. Se van a sentir menos queridos si no les dedico un bonito apodo.
—Eso no es poner atención, ¡eso es tratarnos como tus mascotas! — Reclamó Sakura.
—Bueno, ya pensaré en un apodo para Hua Cheng y Chigiri. Me tengo que ir.
—Por eso nos diste el resto de la noche libre. Ya decía yo…— Hua Cheng soltó un suspiro. —Tienes planes para ti.
—Pues, sí. Tengo una cena con mi novia y eso es más importante que estar con ustedes. Iremos a un bonito lugar.
—¿Le vas a proponer matrimonio? — Preguntó Ramuda.
Todos conocían a la adorable y linda Kotone y se preguntaban qué era lo que veía en Gojo. Bien, podría ser un hombre guapo y talentoso, pero era insoportable. La pregunta del matrimonio vino porque esa pareja ya llevaba un buen tiempo juntos y no podían negar que se veían bien y enamorados. Quizá si Gojo se casaba, se calmaría un poco.
—Porque si es así que no sea en un perímetro cercano a un KFC. — Touché de Ramuda que se la estaba guardando desde que le dijo lo de “oveja rosa”
—…Muy gracioso Ramuda. — miró que el resto soltó una risotada cómplice con el comentario de Ramuda. —Sí, sí. Ríanse de su sempai. Cuidado con el karma eso sí.


Al principio salió con toda la dignidad posible del lugar, caminando con esa pose de modelo de pasarela arrogante, borde, insuperable e inalcanzable, pero esa faceta fue consumida cuando la ansiedad le aprisionó el pecho. De la nada se puso a correr para así dejar todo atrás.
¿Por qué reaccionaba así de caótico sin que pudiera controlarse? Era algo inconsciente.
No supo cuánto tiempo corrió a lo loco por las calles, sin ningún tipo de glamour en su huida, abandonando por complejo todo el aire de “modelo de Vogue” y chocando con las personas de la calle, botando algo en el camino, quizá una pila de revistas de un puesto, escuchando como un automóvil tocaba la bocina cuando cruzó la calle en rojo, hasta que su frenética carrera se trabó de golpe cuando se tropezó con el pavimento en mal estado y estampó las manos y el rostro sobre el piso de concreto.
¿Todo esto por escuchar un tema de Lost Heaven? Vaya, sí que era patético.

En ese momento sólo pudo escuchar su respiración acelerada. Poco después cuando por fin se dio cuenta de que estuvo corriendo invocó la preciada cordura. Se levantó del piso y sacudió su ropa, luego miró las palmas de sus manos las cuales estaban rasmilladas y rojizas por el golpe. Por suerte su rostro parecía intacto. Esperaba que nadie lo haya visto caerse. Que ridículo. 
Era mejor fingir que no pasó nada y ver qué hacer en esa calle para parecer casual. Al ladear la vista a su costado vio que estaba frente a un Pub VIP. No le importaba gastar dinero con tal de pasar desapercibido. Esperaba que nadie lo haya visto caerse de hocico hace un rato.

Entró.

El lugar lo conocía porque en alguna ocasión ya había ido allí antes en su etapa de integrante de Lost Heaven, pero no le gustaba mucho porque a veces gente conocida de la socialité iba allí.
La luz tenuemente cálida, la música suave de fondo, la barra totalmente iluminada con las botellas de alcohol destellando a la vista, era atractivo. Aunque parecía que justo ahora a muchos se les había ocurrido ir allí porque veía muchas mesas llenas en grupos.

En fin, fue hasta la barra y se sentó allí.  ¿Y ahora que hacía? Bueno, tenía que parecer casual, ¿no? Quizá debía intentar ligarse a la chica que estaba sentada a su costado en la barra.
La miró de reojo, usaba un traje color blanco con estampados en plateado, algo con estilo tradicional asiático, si lo pudiera describir tal vez su atuendo era como una mezcla entre un hakama y un qipao si eso pudiera ser posible de confeccionar, ya que la parte de abajo era parecida a un hakama japonés y la parte superior como un qipao chino.
Usaba tacones del mismo tono y detalles, llevaba joyas y el cabello rubio y largo suelto.

Kazutora tenía buen gusto, así que si se iba a ligar a alguien para pasar desapercibido debía ser una tipa guapa como esa. 
El problema era que… La rubia mantenía su rostro estampado en la barra, mirando al lado opuesto de Kazutora. Con un dedo jugueteaba tocando la punta de su vaso casi vacío. Usaba un anillo de oro bastante peculiar, tal vez de confección de Vivienne Westwood.

¿Cómo podía iniciar algo con alguien que estaba medio muerta sobre la barra? Además, si él tenía un aura deprimente, esa chica irradiaba mucha más depresión que él mismo y eso era sorprendente.

Quizá debía salir de allí… No era bueno meterse con gente viciosa y deprimente. Pero necesitaba la coartada de llegar al día siguiente con los idiotas de MoonLight diciendo que se fue porque fue a ligar una chica.

Lleno de dudas, con su dedo índice punzó un par de veces el brazo de la rubia, costó que captara su atención o estaba haciéndose la indiferente quizá. Entonces después de insistir un poco más, la rubia se volteó y Kazutora sintió como un balde de agua con hielo de Siberia le callera sobre la cabeza. Estaba seguro que sufrió un microinfarto cardiaco.
Más pálido que un muerto y tartamudeando, Kazutora casi se ahoga con su propia saliva, ¿cómo mierda no se dio cuenta que era esa persona?

—¿Kazutora? — la mirada hostil que le dedicó al comienzo cuando no sabía que era él cambio a una más amigable cuando reconoció a Kazutora.
—H-Hola, Inui…— tragó saliva. Muerto de la vergüenza. Su rostro era una hoja de papel en ese momento. Demonios, había confundido a Inui con una mujer.
—¿Estás bien? Te vez un poco pálido. —
—Es que me caí de hocico afuera de Pub. — pasó una mano por su nuca, despeinando torpemente sus cabellos negros y largos. Era mejor decirle eso a decirle que lo confundió con una mujer y tenía intenciones de “ligársela”
—¿Y estás bien? — lo miro de arriba abajo, como buscando alguna lesión o herida.
—Sí, sólo me rasmillé las manos…Hm. — hizo un rictus con la boca. Lo miro de nuevo. —¿Y tú estás bien? — notó que las mejillas de Inui estaban algo sonrojadas por efecto del alcohol, además hablaba un poco enredado, evidentemente estaba algo ebrio y… aún era temprano.
—Sí…— asintió, llenándose el vaso con la botella de whisky que tenía solo para él. Le pidió un vaso al barman y se lo llenó a Kazutora. —Es del mejor que hay.
—Hm…— dio un sorbo e inmediatamente se quemó la garganta. —Joder, Inui, esta mierda está fuertísima. ¿Te has tomado casi toda la botella tú solo? — casi tocio, lo cual causó una risa en el rubio que a Kazutora le molestó.
—Debilucho.
—No es cosa de ser débil o no. Esta putada no se la toma ni el diablo. ¿De verdad te has tomado todo eso tú? — preocupado.
—¿Y con quien más me la voy a tomar? Siempre estoy solo… Siempre vengo y tomo esta mierda solo. Supongo que le repugno a la gente.
—No te quieras tanto, hombre…— dio otro sorbo. Todavía lo sentía fuerte pero no podía negar que la calidad del whisky era magnífica. —Al menos puedes decir que no estás bebiendo solo… Estás bebiendo con un amigo.
—…—
—…—
—¿Eres de verdad Kazutora o un impostor?
—Soy yo…— giró los ojos, aburrido. —Ya deberían dejar de verme como el hijo de puta que era en el pasado…
—Tu yo del pasado no era malo… Sólo eras intenso. Adorable a tu modo...Supongo. Te mal juzgaron. El hijo de puta era otro. — tomó whisky.
—Coincido. — chocó su vaso con el del rubio. Soltó una risa porque evidentemente Inui estaba muy bebido puesto que el Inui sobrio apenas habla. Incluso le daba vergüenza admitirlo, pero cuando lo conoció por primera vez pensó que era sordo mudo y buscó algo relacionado con lenguaje de señas… Pero Inui no era sordomudo, esa era su personalidad. —¿Y qué tal todo con EroGion?
—… Supongo que bien.
—¿Supones? Son la jodida banda sensación del momento. Es increíble lo popular que son. O sea, todos quieren ir a sus conciertos.
—Ah, sí…— no parecía muy animado con EroGion.
—¿No te caen tus compañeros? — En contexto, Kazutora e Inui fueron antiguos integrantes de Lost Heaven en sus orígenes, pero Inui fue el primero que se fue de la banda incluso mucho más antes de cuando pasó ese evento que desarticuló a Lost Heaven. Inui se fue porque no congeniaba especialmente con Mikey.
—No. O sea…— miró con discreción a sus costados. —¿Te confío algo? — sí, definitivamente estaba muy ebrio y por eso se sinceraba. —No es como lo que me pasó con Lost Heaven… Porque en realidad no me sentía cómodo con Lost Heaven porque todos ya se conocían de antes menos yo y no le caí ni le caigo bien a Mikey… Pero, al menos, podía estar tranquilo contigo y con Draken. EroGion es… un maldito caos. Todos son intensos y exigentes, y sólo me quedo en un rincón a seguir órdenes mientras todos discuten entre ellos.
—Como un perro.
—…—
—¿Qué? Siempre te dije que ese maldito libertino de Ran no tenía buenas intenciones. Es increíble que sigas haciéndole caso. Es un flojo y explotador.
—Sí sé… Pero gano mucho dinero con él. — se alzó de hombros dando a entender al otro que no saldría de ese lugar decadente de momento. —¿Qué tal te va a ti con esa nueva banda? ¿Moonie?
—Es MoonLight. — le dijo burlesco.
—Eso dije…
—No. Dijiste Moonie o alguna caca como esa porque apenas se te entiende.
—¿Quieres que te agarre a golpes para que veas que no estoy nada ebrio?
—Jaja, seguro terminas en el piso apenas levantarte… Ya voy viendo que te tendré que llevar a casa.
—Jódete, Kazutora. Como se llame tu nueva banda, ¿va todo bien?
—¿Te puedo ser sincero ahora yo? — bebió más whisky, marcando una sonrisa irónica y soberbia. —Yo sobro allí. — dijo sincero. —MoonLight ya existía de antes que cuando Hua Cheng me llevó a MoonLight. Supongo que me metió por lástima allí porque se preocupó de que me deprimiera después de abandonar Lost Heaven. — bebió más. —Y cuando llegué allí todos se comportaban como una familia entre ellos, se apoyan a su modo, se critican y pelean, pero son todos una unidad y evidentemente yo soy el ogro extraño que no encaja para nada. No soy parte de esa “familia” no me siento parte de MoonLight, sobro y estorbo. Los líderes sólo me tienen porque ya tengo algo de “fama” por Lost Heaven y supongo que es difícil conseguir a un guitarrista decente, los más jóvenes me ven como una especie de yokai que les va a comer las almas y sólo me quedo allí por inercia porque, si no voy, Hua Cheng me va a buscar y si eso no pasa me quedo todo el día mirando el techo de mi cuarto implorando, suplicando, que me dé un derrame cerebral y me saque de esta pesadilla absurda.
—…— Inui lo miró en silencio, pese a que podía estar todo lo ebrio que quieran seguía siendo un tipo de mirada muy fría y eso inquietaba incluso a Kazutora, pero un halo de preocupación se notó en él cuando procesó las palabras de su ex colega. —Eso suena… Muy deprimente. Incluso para mí.
—En realidad lo que nos pasa es muy similar… Así que… Me alegro estar bebiendo contigo este maldito whisky que vale más que mi departamento entero, aquí en este Pub exponiendo nuestras miserias y… me alegro de no haberme volado los dientes cuando me caí de hocico. — “ni haber intentado ligarte pensando que eras mujer”
—Salud por eso. — chocaron sus vasos y dieron un trago.

Siguieron conversando como unos extraños y peculiares amigos, mientras bebían y se pasaba la noche. Ponerse al día de sus vidas, hablar un poco del pasado, del futuro, hablar sobre la fórmula uno, deportes, sacar una ecuación matemática sin sentido alguno solo para probarse, hablar sobre sus intereses y así mil temas más.
Cuando dieron las 03:00 de la madrugada y Kazutora notó que sería complicado llevarse a Inui dio por finalizada la noche.

—¿En qué andas?
—En motocicleta…
—Pásame las llaves.
—Kazutora… Tú manejas súper mal. No te confiaría mi motocicleta.
—Entonces pediré Uber. — notó que Inui lo miraba resistente, no iba a dejar su maldita motocicleta botada. —No te pongas cabrón o te reviento la botella en la cabeza y te llevo a rastras de aquí.
—¿Ya se van? Pero si la noche es tan joven.

Aquella voz interviniente sobresaltó a Kazutora, pues, para su desgracia, la reconoció. Observó seriamente a esa nueva persona llegada que se postulaba entre ellos, sonriéndoles angelicalmente. Llevaba un traje igual de elegante que el de Inui, sólo que, a su propio estilo, donde era una especie de kimono de Geisha pero confeccionado tan exquisitamente que fuera distintivo de que no era una y que era diseñado para un varón. El traje era en color magenta con detalles dorados, estilos orientales. Un poco más extravagante que el de Inui. Muy clásico y esperable de un integrante de EroGion, cada uno de ellos tenía ese estilo por la tendencia de su banda, era su marca, su esencia, su distinción suprema. EroGion era a otro nivel de impacto social, tenían a uno de los mejores diseñadores de la ciudad confeccionándoles cada uno de sus trajes a medida, a características de cada uno y con extravagancia para resaltar entre el resto. No por nada eran tendencia en moda.

El cabello lo llevaba suelto, la larga cabellera rosa caía por sus hombros tan lisa y bien cuidada como siempre. Sus ojos grandes y color turquesa eran decorados y definidos por unas tupidas y largas pestañas frondosas que le daban una mirada seductora e hipnótica.
Si bien Inui con su apariencia un tanto “femenina” podía hacer confundir, de todos modos y de una forma particular se notaba que era hombre. Sin embargo, a esta nueva persona había que mirarla varias veces para saber que no era mujer. Era por mucho más andrógeno que Inui.

Decoraba su rostro con una sonrisa ladina y llena de orgullo, pese a que intentara verse amigable, Kazutora sabía que detrás de esa máscara se escondía mucha malicia.

Ese era el maldito lunático de Sanzu Haruchiyo. El vocalista de EroGion. Un enfermo sádico y despreciable y por supuesto, “pegote” que era lo peor de todo. Como nadie lo quería ni soportaba, se volvía un chicle de ellos.
Como todo “Diva” buscaba atención.
—Podemos ir al segundo nivel donde hay una fiesta VIP de esas que duran hasta el amanecer. Yo los puedo llevar, la pasaremos bien.
—Piérdete de mí vista, Sanzu…Ve a molestar a alguien más con tu existencia— agarró a Inui del brazo. —Nosotros ya nos vamos.
—Uhu… Que mal educado eres, Kazutora. Pensé que habías tenido redención después de todo.
—No me hables como si nos conociéramos. Apenas hemos cruzado palabras.
—Bueno, si quieres te vas a sufrir solo por allí, pero Inui se queda conmigo.
—No. Se va conmigo. — miró a Inui, seguro de que el rubio prefería mil veces comer vidrio molido que quedarse con Sanzu. Pero increíblemente Inui parecía dudoso. —¿Qué? — en shock.
—Así es. Inui debe cuidarme.
—Si no lo acompaño se va a meter en problemas.
—¡¿Y que mierda importa?! ¡No es un puto niño al que cuidar! Está bastante grande para saber lo que hace.
—Pero yo soy EroGion y si algo me pasa a mi EroGion se afecta. Así como pasó con tu banda, Kazutora, deberías tener más empatía por tu experiencia.
—Inui… Sanzu definitivamente no es nada parecido a lo que pasó con Baji. No sientas culpas ni remordimientos pagándolos con Sanzu. 
—Disculpa, Kazutora… Pero me quedaré.
—Esto es lo que hacen los buenos amigos, apoyarse y no dejarse solo. Es algo que deberías aprender. — Sanzu se burló de Kazutora, pero Inui le jaló el cabello y le dijo que se callara el hocico.
—…—
—…—
—…—
—¿No que te ibas? — Sanzu le mira molesto.
—Iré con ustedes. Cambié de parecer. —
—Ah, ya veo que te va gustando la idea de las fiestas de EroGion. Si es así, bienvenido. — le sonrió.

La verdad, sólo los siguió con el fin de llevarse a Inui. Que Sanzu se pudra.
No era como él decía, no volvería a dejar a un amigo solo.

Ya en el segundo nivel entraron en una sala VIP donde sólo gente famosa estaba presente. Kazutora supo inmediatamente el grave error que había cometido al meterse allí con esa gente porque eran de aquellas fiestas donde había mucha perdición entre gente rica. Apenas llegar le pasaron una botella de alcohol para él solo, Sanzu no tuvo ningún cuidado en beberse la suya siendo animado por un grupo de amigos de él. Había gente besándose, otras muy alcoholizadas, otras drogadas…

—Sólo díganme que no es una fiesta de Diddy…— Kazutora se estaba arrepintiendo. No quería meterse en un escándalo.
—No. No negros, por favor…Esto es un lugar lujoso y decente.—
—Sanzu, no digas cosas así.— Inui lo miró entrecerrando los ojos. —Acuérdate de..- —
—Sí, sí… La demanda por clasismo y racismo. Ya. — Sanzu giró los ojos.

A esa altura de la noche, Kazutora recién notó que tenía varias llamadas perdidas. Algunas eran de Hua Cheng, otra era de su ¿tío? Seguro se confundió de número, y una era de ella.

Imposible.
Y claro que era imposible. No era una llamada que ella le hizo a él, sino que estúpidamente su teléfono marcó sólo su número y la llamó. Por suerte, ella no le contestó.

—¿Te están controlando? — Sanzu miró su teléfono, burlesco.
—Deja de husmear. — le pegó con un par de dedos en la respingada nariz.
—¡Oye!
—¿Y por qué Inui tiene que cuidar a alguien tan crecidito? ¿Sigues metiéndose en cosas, Sanzu? Más bien, ¿Sigues metiéndote cosas?
—…— El rostro de Sanzu se pulverizó en un color rojo, colérico y notoriamente molesto. —¿Qué insinúas?
—Já. Lo que todos sabemos. — dio un sorbo a la botella. —A poco no te hizo nada la rehabilitación que la cubrieron como “viaje espiritual” al Tibet. Yo sé que te fuiste a una clínica. — Estaba en su máximo momento de disfrutar la humillación que le estaba dando a Sanzu, pero de pronto se sintió raro. Miro su mano y se dio cuenta que estaba viendo extraño, como si esta se difuminara y se reflejara como mil veces hacia su costado. —¿What the fuck?
—Ah, te vi algo tenso y te di algo. Ahora si te vas a poner más simpático.
—I-Idiota…—
—¿Sanzu? ¿Qué pasa? — Inui volvió con ellos, se había distraído mirando a otra persona.
—No sé. ¡Vamos a divertirnos! — Sanzu agarró a Inui y Kazutora.

¿Qué debía hacer? Una parte de él le decía que se detonara allí, que se autodestruyera porque se lo merecía, en parte, quería distraerse y perderse. Pero por otro lado tampoco podía llegar a esos extremos.
Quizá sí debía llamar a alguien para tener la excusa de irse. Pero era tarde y no quería molestar a nadie.






 
« Last Edit: October 29, 2024, 11:52:33 AM by Kana »