Author Topic: neverland 1.1: you can (not) escape  (Read 113949 times)


Kora

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #15: December 08, 2013, 01:34:21 PM »


005when the sun goes down (2/2)

En la distancia, detrás de una cortina de niebla, podían ver las figuras de los bandidos dirigirse hacia ellos, con una figura enorme sobresaliendo entre los demás.

- ¡Voy a salir! – Dijo Techbender desde el Omnitool.

Una pequeña explosión en una de las montañas de nieve y roca dejó un agujero por el que salió una figura femenina encapuchada y vestida con un traje ajustado, negro y rojo. Sujetando un mazo con ambas manos, corrió hacia ellos en zig-zag -- probablemente para esquivar las minas.

- ¿Techbender? – Preguntó Raiden, desenvainando su katana.
- Soy yo. – Se giró hacia la marabunta que se acercaba hacia ellos. – No hay tiempo de explicaciones, hay un boss en esta zona y en cuanto detecta movimiento por el área viene. Yo sóla no puedo con él, he estado escondiéndome en la cueva cada vez que venían...

El primer boss al que se enfrentaba Kora. Notó como las piernas le temblaban, y se acercó a Raiden. Éste se giró hacia ella.

- Moonshine, ¿cuánto MP te queda?
- Esto... – Lo comprobó rápidamente en la Omnitool. – Poco menos de un tercio.
- Entonces aléjate.

La orden de Raiden vino con un tono seco y firme. Kora iba a protestar, pero Raiden la interrumpió enseguida. Empezaron a oír explosiones en la distancia.

- ¡Ya están llegando! – Techbender apretó los dedos alredor del mango de su mazo. – ¿Qué hacemos?
- Techbender, ¿podrás con los bandidos? Yo me encargaré del boss.

La joven asintió, y se colocó en posición de ataque. Kora dio unos pasos atrás, asustada. “¿Y si no pueden con todos?”. Raiden era fuerte, y Techbender... al menos parecía inteligente. “Soy un peso muerto con el que cargar...”, pensó, hundiendo los hombros.

- ¿¡Qué estás haciendo aquí aún!? – Raiden la sobresaltó. – ¡Te he dicho que te escondas!
- Usa la cueva. – Le dijo Techbender. – Si ves que no vamos a poder con todo, aprovecha y huye.
- No sobrevivirá al camino de vuelta... – Dijo Raiden entre dientes. – No tenemos otra opción, Techbender.

Kora apretó los labios, mientras corría hacia la entrada de la cueva, agazapándose para entrar. La túnica se le enganchó en trozos de roca, desgarrándola. El interior era lo suficientemente ancho para que pudiera dar la vuelta y asomarse.

Una parte del grupo de bandidos voló por los aires con las minas que habían plantadas. Pero aquello no hizo retroceder al boss, una figura humanoide, alta como dos personas y ancha como tres. Y por si su constitución no era suficiente, estaba armazo con un bastón de hierro al que había colgado por una cadena una enorme bola llena de púas, y portaba un escudo que cubría todo su pecho. Los ojos blancos debajo de un antifaz negro combinaban con la espuma que le salía de la boca mientras gritaba incoherencias.

Kora apretó las manos contra su pecho mientras veía como Techbender se lanzaba contra la multitud de bandidos, blandiendo su mazo y lanzando por los aires al primero que se le acercó, para aplastar la cabeza de otro con el descenso. “Es buena...”, pensó. O al menos, había empezado con buen pie.

Raiden, sin embargo, parecía tenerlo más difícil. Aunque una parte de los bandidos atacaban a Techbender, limpiándole el camino hacia el boss, el escudo de éste bloqueaba sus ataques. Su agilidad era lo que lo separaba de recibir un bandazo de la bola punzosa o una embestida del enorme trozo de metal, pero en cualquier momento podía fallar.

- ¡Techbender, por detrás!

Tras un par de minutos en la escaramuza, un bandido había rodeado a la chica, preparado para atacarla por la espalda. Por suerte, el grito de Kora llegó a la otra, ya que blandió su mazo en círculo, girando al completo, llevándose por delante al bandido y a otros dos más. Aunque el color de sus vestimentas dificultaban ver la sangre, había visto que había recibido varios cortes. Comprobó con la Omnitool que su HP se había reducido a poco más de la mitad.

El HP de Raiden estaba en mejor situación, aunque no por mucho. Y su situación no era mejor: había conseguido desgastar el escudo del boss, pero todavía tenía que prestar parte de su atención a los bandidos que se le lanzaban, además de tener que esquivar el arma del enemigo. Pero Raiden prevalecía, cortando enemigos y moviéndose con rapidez.

Kora tuvo que ahogar un grito de emoción cuando finalmente, tras un largo salto, Raiden cortó en dos el escudo del boss, quien dejó caer los pedazos con un grito gutural. Trató de golpearle con la bola, pero Raiden rodó hacia atrás, quedando en posición de ataque.

La sensación de victoria no duró mucho, desafortunadamente. Sin su defensa, los movimientos del boss eran más brutales y agresivos, difíciles de predecir. Raiden había conseguido atacarle un par de veces antes de que finalmente recibiera un puñetazo en el pecho. El impacto le hizo retroceder varios metros, manteniéndose en pie gracias a su katana hundida en el suelo. Aquel golpe le había costado unos cuantos puntos de HP.

Techbender golpeó con fuerza al último enemigo que la acechaba, y sacó de su bolsillo una poción. La bebió rápidamente, y se lanzó a asistir a Raiden, atrayendo hacia ella los bandidos que aún quedaban rodeando al boss.

- Casi lo tenéis... – Dijo Kora para sí misma, con el corazón latiéndole en el pecho como si fuera a salírsele en cualquier momento.

Raiden reemprendió el asalto al boss, bloqueando con su katana un golpe de la bola, y saltando para lanzar varios cortes seguidos.

Por unos minutos, aparte del ocasional golpe, el boss parecía tener la superioridad. El enorme monstruo retrocedió, y Raiden se preparó para atacar, pero con un bramido furioso, se dirigió hacia éste, embistiendo con todo su cuerpo. Ni siquiera defendiéndose con un sablazo fuerte pudo detener el ataque, y salió despedido unos metros, rodando sobre la nieve. Quiso incorporarse, pero la bola cayó sobre él con fuerza.

- ¡¡Raiden!! – Gritó Kora, saliendo de la cueva instintivamente.


Kora

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #16: December 08, 2013, 01:35:15 PM »


006to the victor go the spoils

Raiden pudo bloquear el puño que caía sobre él con su katana, y aprovechó el retroceso para incorporarse. Aunque se mantenía firme, era obvio que su salud había caído en picado. Techbender se giró hacia él, pero un bandido a punto de clavarle un machete en el pecho tuvo que hacer que retrocediera. Kora casi había alcanzado a Raiden, quien a pesar de haber vuelto a herir al boss, acababa de recibir otro fuerte golpe que lo había dejado aturdido.

No podía pensar racionalmente. No podía dejar que Raiden cayera, no después de todo. Con ambas manos, concentró una bola de fuego enorme. Sintió como mil agujas se clavaban en su cabeza -- ahí iba todo su MP, seguramente. Gritando, lanzó una llamarada al boss, impactándole en el pecho. Un agujero oscuro y humeante se abrió en la piel al descubierto.

Con un grito, el enorme monstruo retrocedió unos pasos, y finalmente, cayó al suelo de espaldas. No volvió a levantarse.

Mareada, no pudo evitar que sus rodillas cedieran. Vio como Raiden se incorporaba, y como Techbender, quien había terminado con el último bandido, corrió a su lado para darle una poción, ayudándole a beber. Y entonces, oyeron por encima de sus cabezas el fanfare... que provenía justo de donde Kora estaba arrodillada.

- Moonshine... – Raiden, ya en mejor estado, se dirigió hacia ella. A su lado, Techbender la ayudó a levantarse.
- ¿Lo he hecho? ¿¡Lo he hecho yo!? – Si el otro iba a decir algo, fue interrumpido por los grititos entusiasmados de la chica. – ¡He derrotado al boss!
- E-Eso no es verdad. Sólo le has dado el golpe final.

Raiden frunció el ceño, pero Kora lo ignoró, y corrió hacia donde había caído el boss.

- Creo que te acaban de hacer un steal kill... – Dijo Techbender, aparentemente divertida por la situación. – Gracias por venir.

Techbender agachó la cabeza. Aunque su cara estaba todavía cubierta, su tono lo decía todo.

- De verdad. Podrías... podríais haber perdido vuestra primera vida.
- No hay de qué. – Respondió. – ¿Al menos tienes los materiales que necesitabas?
- Me falta un poco de un mineral, pero ahora que no tengo que preocuparme por enemigos, terminaré enseguida.
- ¡Raiden! ¡Raiden, mira!

Kora se dirigió hacia la pareja, correteando sobre la nieve manchada de sangre, señalando su cara. Cubriendo la parte superior del rostro, había ahora un antifaz negro.

- ¿Qué haces con eso? – Raiden arqueó una ceja.
- El boss lo ha dejado caer, tonto. – Respondió Kora, sonriendo. – Así que me lo llevo como trofeo de guerra. En honor a mi primer boss derrotado y todo eso.
- No lo has derrotado tú.

Raiden entrecerró los ojos, mientras Techbender trataba de disimular su risa, aunque la delatase cómo se movían ligeramente sus hombros.

- Pues me cuenta como que lo he matado yo. – La chica puso los brazos en jarras.
- Ni siquiera te sirve como equipo, eso dará fuerza o resistencia como mucho. – Continuó Raiden, con desaire en su voz.
- Te sube un poco más la fuerza. – Corroboró Techbender con su omnitool. – Pero quizá pueda arreglártelo para que suba la magia, si encontramos los materiales adecuados.

Kora sonrió ampliamente, con un “¿Ves?” escrito por toda la cara. Raiden simplemente apartó la vista, cruzándose de brazos.

- Bueno... Voy a terminar de sacar los minerales. – Intervino Techbender. – Dadme unos minutos.

La chica se puso a examinar entre el suelo, apartando la nieve con el mazo. A Kora le recordaba ligeramente a un perro olfateando un rastro, aunque la imagen se rompió en pedazos cuando vio que de repente, dio un mazazo en el suelo, tierra y piedras saltando. Techbender rebuscó con la punta de la bota, y cogió una roca plateada.

- Moonshine. – La voz de Raiden la sacó de su ensimismamiento. – Lo que has hecho... no tenías por qué.
- Oh. – Kora se llevó una mano a la boca. – La verdad... actué sin pensar.
- Eso es obvio. – Mantuvo silencio por unos momentos. – Gracias.
- Ah... ¡De nada! – Kora sonrió ampliamente. – Estamos en paz, entonces.

Raiden frunció el ceño -- hasta Kora podía ver que lo que él había hecho por ella no llegaba a compararse. Pero si Raiden hubiera sobrevivido al asalto o no sin la intervención de la chica, era ahora ya un simple “¿Y si...?”. Lo hecho, hecho estaba.

- ¡Listo! – Techbender se acercó a ellos, con una mochila a sus espaldas cargada hasta los topes. – Podemos irnos cuando queráis. Aunque antes...

Techbender se llevó la mano al borde de la máscara que cubría su cabeza, retirándola de golpe. Una cascada de cabello oscuro cayó sobre sus hombros y su espalda, como suaves ondas que enmarcaban su rostro. El personaje de Techbender tenía los rasgos finos y unos ojos verde claro. “Qué... guapa...”, pensó Kora. Raiden a su lado, mantenía una expresión impasible, aunque hubiera jurado que la mejilla al descubierto se volvía ligeramente sonrosada.

- Bueno, ya que somos todos Crimson Raiders... – Se apartó un mechón que le caía sobre el pecho. – Me llamo Asami. Creo que tú eres... ¿Jack? Firehawk, bueno, Lilith, te llama siempre así.
- Sí. – Y esa era toda la respuesta que iba a obtener de Raiden.
- Yo soy Kora. Encantada. – Kora sonrió, y Asami le devolvió la sonrisa.

Tras la breve presentación, y el alivio de que la batalla hubiera terminado, pudieron darse cuenta de la situación. Apenas quedaba luz, y no llegarían a Sanctuary hasta bien entrada la noche incluso yendo a buen ritmo.

- ¿Cuánto sitio hay en la cueva? – Preguntó Raiden.
- ¿¡Vamos a dormir ahí!? – Kora parecía horrorizada.
- Hmmm... suficiente para los tres. – Asintió Asami. – Al tener que refugiarme ahí, expandí un poco la zona. Podremos prender un fuego si es necesario.

Raiden se dirigió a la cueva, dejando que Asami se deslizara primero, y tras pasarle la mochila desde fuera, entró él. Kora se quedó parada frente al agujero.

- ¿Pero de verdad que...?
- Entra o Techbender cerrará el agujero contigo fuera.

Suspirando resignada, Kora tuvo que admitir que no había otra opción.


Kora

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #17: December 08, 2013, 01:36:16 PM »


007prologue's end

Kora notó que tenía la cabeza apoyada sobre una superficie mullida, y todavía medio dormida, se inclinó para apoyarse mejor. Su mano estaba sujetando algo suave y tierno, sintiendo calidez desde aquel lado. Algo más cómoda, volvió a dejar que el sueño se apoderara de ella.

No sabía cuánto tardó en despertar de nuevo, en aquel mundo virtual, el sueño se le hacía extraño y confuso. Parpadeó varias veces, y vio que todavía estaban en la cueva. Una pequeña hoguera, de la que ya quedaban brasas, calentaba aún el recoveco que Tech-- no, Asami, había cavado. No era muy grande, los tres habían cabido por poco espacio, pero al menos estaban protegidos del frío y los enemigos.

Y hablando de Asami, Kora vio que había usado su hombro como cojín, asiéndose a su brazo.

A ésta no parecía importarle, ya que estaba observando la entrada de la cueva, abierta y desde la cual entraba la luz grisácea del amanecer. “¿No la había cerrado Asami anoche?”, pensó alertada, abriendo los ojos repentinamente. Notó entonces la ausencia de Raiden, aliviada.

Se apartó lentamente, con los músculos agarrotados por haber dormido medio sentada, y se frotó los parpádos. Aquello fue lo que llamó la atención de Asami, quien se giró hacia ella, con expresión tranquila.

- Oh, uhm... – Murmuró. – Perdón.
- No pasa nada. – La chica le dirigió una media sonrisa. – Yo he usado tu cabeza de cojín, así que estamos en paz.

Sonriendo, Kora asintió, y echó un vistazo a su alrededor.

- ¿Dónde ha ido Raiden? – Le preguntó a Asami.
- Se ha despertado antes que nosotras. Bueno, antes que tú. Ha intentado despertarte, pero sólo balbuceabas ‘diez minutos’... – La sonrisa de la chica se volvió algo incómoda. – Así que le dije que te dejara dormir un poco más.
- Oh... – Se le escapó una risita. – Gracias, Asami.
- De nada. Aunque ahora sí deberíamos irnos.

Kora se levantó con la ayuda de Asami, y salió del agujero primero. Asami le pasó la mochila de materiales antes de salir, la cual cayó sobre la nieve al no tener la fuerza suficiente para sujetarla.

A unos metros de ellas, Raiden miraba al horizonte. Kora sabía que las había escuchado salir, pero al no ser una amenaza, apenas se había girado.

- Buenos días. – Saludó Kora.
- Ya era hora. – Respondió Raiden. – Deberíamos habernos puesto ya en marcha.

Raiden y Asami emprendieron el camino de vuelta, pasando entre unas piedras que seguramente marcaban las minas todavía activas.

- Siempre con prisas para todo... – La chica puso los ojos en blanco, y siguió sus pisadas al trote.

--


- ¡Steal kill! ¡Con un boss! – Lilith dejó caer el vaso sobre la mesa con fuerza, limpiándose una lágrima de risa.
- Moonshine actuó impulsivamente. – Respondió Raiden, con los brazos cruzados. – Si no hubiera tenido suerte, el boss se la habría llevado por delante.
- Un steal kill es un steal kill. – Le recordó la líder de la guild, levantando un dedo. – Bien hecho, Kora. No dejes que sea él siempre el héroe.

Para reforzar sus palabras, alargó la mano y le dio unas palmaditas en la cabeza a la chica, quien estaba al otro lado de la mesa, (peligrosamente) al lado de Raiden.

- Igualmente, la cosa ha termindo mejor aún de lo que esperábamos. – Lilith se giró hacia Asami, quien bebía del alargado vaso. – Asami, lo tienes todo, ¿no?
- Sí. Con los materiales podré construir un transformador que conduzca la electricidad de forma apropiada y...

Kora asintió durante breve explicación de Asami, pensando “no entiendo ni una palabra”, pero no quería ofender a la chica ni parecer tonta.

- ...así que en un día lo tendré terminado.
- Perfecto. Y además, Kora debe haberse llevado una buena cantidad de experiencia. – Se giró hacia Kora y Raiden. – Voy a necesitar que Asami sea Mechanist cuando antes, y Kora necesita subir niveles...
- No hace falta que sigas. – Suspiró Raiden. – Ya sé qué me toca.

Aunque sabía que Raiden no soñaba con tanquearlas aquel tiempo, Kora estaba aliviada. Al samurai ya lo conocía, y aunque a veces fuera tan frío como su armadura metálica, se sentía segura a su lado. Y durante el camino de vuelta había conversado con Asami mientras no estaban destrozando enemigos, lo suficiente para considerarla si no una amiga, al menos alguien cercano.

- Bien entonces, dado los jobs de ambas, creo que lo mejor será que vayáis a Columbia. – Continuó Lilith. – Kora podrá ver de cerca los jobs de Black Mage, y Asami podrá cargar con alguna que otra poción especial del gremio de Alchemists.

Columbia...”. Antes de entrar en el juego, Kora había leído sobre algunas ciudades en éste. La ciudad en el cielo, la llamaban. Por las imágenes que había visto, el lugar era una maravilla, con un trasfondo sobre la rivalidad entre magos y alquimistas que le daban un poco de encanto dramático.

- Un momento, hablando de Columbia... – Raiden entrecerró el ojo, y se giró hacia Kora. – ¿Por qué estabas a las afueras de Prorencia si acababas de entrar? ¿No deberías haber estado allí?

Cierto era. Los magos y merchants iban directos allí, y sin embargo, ella había caído en la ciudad principal, como un novicio o cualquiera de las otras clases que tuvieran su guild allí.

- Ese bug... – Lilith puso los ojos en blanco. – No es la primera vez que pasa. No te preocupes, tampoco te pierdes mucho. La gente allí se lo tiene muy creído, la mayoría de guilds de allí han acabado metiéndose demasiado en el papel de lo que era sólo un poco de historia y diálogo de NPCs.
- Oh...

Kora se sintió un poco decepcionada. En circunstancias diferentes, la idea le hubiera parecido hasta emocionante, pero con sólo tres oportunidades antes de morir... aquel roleo podía estar cobrándose vidas.

- Bueno, para terminar, lo prometido es deuda. – Lilith cambió de tema, dirigiéndose a Kora. – En el cuartel general de la guild tienes la ropa a tu nombre. Cámbiate cuando quieras, hoy tenéis el día libre mientras Asa-

Kora se bebió lo que le quedaba de bebida de un golpe, y dando las gracias a Lilith como si se le hubiera aparecido un ángel, salió corriendo de Moxxi’s. Los otros tres permanecieron en silencio durante unos momentos.

- ...Si es que el que no es feliz es por que no quiere... – Dijo Lilith, con un suspiro, y los otros dos sólo pudieron darle la razón.

--

El invernadero de Columbia era uno de los muchos lugares de la ciudad que estaban, básicamente, para reflejar la capacidad y creatividad de los gráficos. Un lugar cubierto casi por completo por plantas y rosas, convirtiendo lo que hubiera sido un túnel más en una experiencia para los sentidos.

Una experiencia para los sentidos, de hecho.

- ¡A ver si te gusta esto!

Extendiendo su mano, concentró sus poderes en una burbuja azul, palpitante y desprendiendo chispas de energía. Al estirar sus dedos, la burbuja aumentó de tamaño, mostrando un núcleo oscuro. La bola de energía empezó a atraer a un Rogue, que a pesar de sus esfuerzos para huir, terminó atrapado por la gravedad de la bola. Aunque intentara resistirse, estaba suspendido en el aire, sin apenas poder moverse.

- Me da la sensación de que no es igual de divertido cuando se cambian las tornas.
- ¡Bájame ahora mismo, zorra!

A unos metros de ambos, un White Mage se levantaba, con la túnica blanca manchada de sangre. Por suerte, su magia lo curó en cuestión de segundos.

- Eh, tú. – Se dirigió hacia el mago. – Sé un buen chico y dime cuántas vidas le quedan a éste capullo.
- S-Sí... – El White Mage tecleó rápidamente en su Omnitool. – Todavía tiene las tres.

Se giró hacia el Rogue, quien aún trataba de escapar del apretón de la esfera. Pero cuánto más se resistía, más daño parecía hacerse, con sus extremidades contorsionándose. No debía tener un nivel muy alto, y la magia gravitatoria no era algo con lo que bromear. Al menos no con ella.

- P-Por favor... para... – El tono amenazante había cambiado a uno de súplica. “Patético.”, pensó.
- ¿Ibas a parar tú si él te lo hubiera pedido? – Le respondió. El Rogue sólo le lanzó un par de insultos entre dientes. – Ya me lo imaginaba. Creo que tienes que aprender un par de cosas sobre respetar al prójimo.
- ¡¡No!! ¡¡Por favor, no!!

Pero era demasiado tarde. Dedicándole una media sonrisa, apretó el puño. La burbuja de gravedad brilló por unos momentos, tras lo cual creció hasta empezar a engullir al Rogue. El cuerpo de éste se contorsionaba entre gritos mientras desaparecía en la esfera azul.

Y en un momento, la esfera decreció hasta desvanecerse, sin dejar más rastro del personaje que un último alarido.

- N-No puedo creerlo... – El White Mage cayó de rodillas. – Lo has matado...
- Todavía tiene dos vidas por malgastar. ¿Tanto valía lo que tienes?
- ...Sólo llevo encima un bastón de nivel alto y el dinero que me han dado en la guild.

El White Mage bajó la cabeza, suspirando.

- Supongo que es lo que vale mi vida ahora...
- Para gente como él, sí. ¿Eres de una guild, entonces?
- S-Sí, somos una guild pequeña, me había separado un momento para comprar armas... no creía que nadie en la ciudad...
- Qué pena. 
- Igualmente... gracias. – Se le acercó, ofreciéndole la bolsa de dinero. – Me has salvado la vida. Bueno, una de ellas.
- No hace falta. – Levantó las manos. – Mi guild ya me dará lo que necesite. Id con cuidado.

Agradeciéndole de nuevo, el White Mage salió del invernadero. Columbia no escaseaba en edificios impresionantes, y aquel jardín no iba a ser menos. Aunque parte del escenario estaba dañado por las luchas que se habían librado allí -- desde luego, aquella no había sido la primera, conservaba la belleza y detalle característico de todos los edificios de la ciudad.

Su Omnitool se activó con un mensaje entrante. En el holograma, una mujer de pelo rojo intenso y ojos amarillos se le apareció.

- Hey, Maya. – Le saludó la pelirroja. – ¿Estás haciendo algo importante?
- Nada en especial. Acabo de salvar a un novato de perder una vida por cuatro monedas.
- La justiciera en acción. – La mujer entornó los ojos. – ¿Cómo está la situación por Columbia?

Maya se encogió de hombros. ¿Por dónde empezar...?

- Aparte de incidentes como el de ahora mismo, hay bastantes disputas entre magos y alquimistas. He visto guilds separarse, y los NPCs le echan más leña al fuego para los que se toman esto como algo personal. – Maya frunció el ceño. – Pero no voy a meterme ahí.
- Haces bien. ¿Al menos has subido algo de nivel?
- Te va a encantar lo que estoy aprendiendo a hacer con los hechizos de gravedad.

En la pantalla del Omnitool, pudo ver la sonrisa de la otra.

- Pronto podrás demostrármelo. Quédate en Columbia un par de días, he enviado a Raiden con un poco de compañía. No les vendría mal que estuvieras tú con ellos.
- ¿Raiden? ¿Compañía? ¿Eso es posible?
- Ya lo verás tú misma. – Dijo la pelirroja con una media sonrisa, y Maya asintió. – Bueno, ya te avisará él cuando estén allí. Mientras tanto, mantente viva.

No hacía falta que se lo dijeran dos veces. Todavía conservaba sus tres vidas, aún a pesar de haber salvado un par, y planeaba que siguiera así por bastante tiempo.

- Tranquila, Lilith. Matarme no es tan fácil.


Shura

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #18: December 08, 2013, 01:41:18 PM »
# 04.

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Aquel misterioso timbre había cesado, pero la sensación de sentirse observada seguía presente.
Shura solo tardó un segundo en hartarse de la situación. En un par de zancadas agarró el tirador, distinguió un rápido murmullo.
“¡Está aquí! ¿Qué hago?”
Ahora si que estaba convencida de que había alguien espiando, abrió de golpe asomándose al pasillo.
Levantando la ceja y parpadeando sorprendida al encontrar que no había nadie a lo largo del pasillo. Había escuchado aquella voz claramente, y fuera lo que fuera no podía ser tan rápido para haber desaparecido en menos de un segundo.

Reconoció el sonido de pisadas en su dirección, al momento asomó JoJo por el otro lado del pasillo.
-¡Ey! JoJo, ¿has visto a alguien pasar por aquí?
Su cara de incredulidad frente a la pregunta, le adelanto la respuesta negativa. La chica se frustró aún más, había sido muy extraño, ¿quizás un fallo del juego? No tuvo tiempo de darle más vueltas, JoJo entró en la habitación directamente hacía el material.
-¿Esto es lo que nos han dejado? -Miró por encima pero solo se decidió por una larga bufanda verde con rayas amarillas que se ató al cuello.
-¿No vas a necesitar nada más? -Habló con gravedad, había pociones, alguna que otra arma y armadura, y casi parecía que ni había reparado en estas.
-No, no necesito nada más. -Se giró para mirarla apoyándose sobre la mesa donde estaba el material.
-¿Y para qué sirve...? -Shura empezaba a sentirse muy perdida con aquel juego, cuando la pregunta salió de su boca reparó en lo tonta que sonaba.
-Más uno contra el frío. -Sonrió divertido provocando que ella rodase los ojos y sonriera avergonzada, volvía a sentirse relajada, era muy agradable tener a una persona como JoJo a su lado.

Pero este la había estado buscando para hablar de temas más serios.
-Entonces, ¿vas a ser white mage?
-No era lo que tenía en mente, pero sí, será lo mejor... espera, ¿cómo sabes que voy a ser white mage? -No había sido él quien la había espiado hace un rato... ¿verdad?
-De ti no lo esperaba, pero sé que es exactamente lo que espera de nosotros Badguy. – Estaba claro por su actitud resuelta, que ni mucho menos se trataba de esto.
-¿También te lo ha propuesto?
-Todavía no. Pero parece que es de esas personas que da por sentadas sus propias decisiones como si fueran las de los demás.
-Bueno, ¿y cuál es el problema? Si salimos pronto me hago una nueva cuenta y listo. –Shura sonrió misteriosa mientras JoJo chasqueaba la lengua molesto.
-…Ya sabes que quizás no podamos regresar tan pronto, ¿verdad?
-Y tú también lo sabías desde el anuncio ¿verdad?
-No quería engañarte, pero aún no sabía cómo ibas a reaccionar. -Suspiro cruzándose de brazos y encogiéndose de hombros, aun con su metro noventa y cinco de altura, casi parecía que había encogido.
-No quería creerme que estábamos atrapados, pero ya he tenido tiempo para digerirlo, estoy bien, gracias por preocuparte por mí.
Los dos sonrieron abiertamente, conectaban bien, era como si se conocieran desde siempre.

-A esta escena solo le falta un beso de reconciliación.
-Ey, Joseph, agáchate anda. –Shura le hizo señales provocando que el mencionado torciera el labio incrédulo por su petición, pero igualmente obedeció intrigado por aquella reacción después de su comentario.
La chica le atrapó de las orejas tirando de ellas hasta provocar que JoJo se mordiera el labio conteniendo un grito de dolor.
-¡Como me engañes otra vez te dejo como un pendón desorejado! ¿Estamos?
-Oh my god! Vale-vale-vale-para-para-para.
Complacida por la respuesta, Shura le soltó suspirando de tranquila que se había quedado… por desgracia, no iba a ser tan fácil mantener aquella promesa…
JoJo parpadeo para evitar que las lágrimas del dolor desbordasen por sus ojos.
-¿Entonces? ¿Vas a decidirte un job que se adapte mejor a ti?
-No, seré white mage, voy a mantenerme viva todo lo que pueda para salir de aquí.
-OH NO!! –Se llevó la mano a la cara exasperado por aquella cabezonería injustificada.
-Pero déjame terminar hombre, -Shura le encaró poniendo los brazos en jarras, quería mostrarse enfadada pero no podía evitar estar contenta por su decisión. –Voy a ser withe mage, para mantenernos vivos a los dos, ¿qué te parece? ¡Hagamos grupo!
-Ni hablar, mientras insistas en ser white mage. –Apartó la mirada de la mano que le ofrecía la chica para sellar su propuesta.
-Pues ya es tarde.
-Pues te vas a arrepentir.
-Pues no lo creo.
Aquella conversación se sentenció con el apretón de mano del chico.
-Pues si tan segura estas, aceptó hacer grupo contigo.-Se llevó la palma de la mano a la mejilla mirando a la chica con gesto condescendiente, suspirando y negando con la cabeza. –Te reservaré mi hombro, para que llores de envidia al ver que poseo la espada más grande de todo el juego.
-Oh, venga, eso no va a pasar, además no tengo interés en tu espada precisamente, JoJo. –Shura sonrió de manera picará por su propio comentario, pero sin poder evitar ruborizarse cuando el otro la miró desconcertado.
-Espera, no hablamos de lo mismo, ¿verdad?  –El chico puso los ojos en blanco cuando la otra le dio la espalda riéndose. –Como sois las mujeres… y luego dicen de los hombres.

Shura selecciono del resto del material un puñado de pociones, y unos repuestos de guantes y botas además de uno de los cuchillos para novicios, en un principio, esperaba que una misión dirigida a unos novicios no se complicase excesivamente.
-JoJo, ¿por qué no haces tú también la quest para white mage?
-Hmmm, ¿crees que el blanco me quedaría bien?
La mirada de la chica se iluminó. Superarían el juego sin problema si unían fuerzas y permanecían juntos.
Tampoco iban a dejar que Sol se quedará con todo el pastel, que se hicieran white mages le beneficiaba a él, pero contar con la ayuda de alguien de un nivel superior, les ayudaría a ellos en aquellos primeros niveles donde eran más vulnerables a los ataques.
 
---


Respiraba profundamente, intentaba calmarse, primero con una cuenta atrás desde diez, luego desde cincuenta, ahora mismo estaba contando hacía atrás desde cien saboreando sus propias lágrimas que rodaban por su mejilla tan descontroladas que se le metían en la boca.
-No puedo salir… estoy atrapado dentro del juego… -Apretó contra su pecho el preciado objeto, un rectángulo de plástico negro, era tan duro que se le comenzaba a clavar en la piel. –La guild no responde… ¿dónde están todos? Me… he quedado solo… cuarenta y siete, cuarenta y se… -Se balanceaba hacía delante y atrás, atrapado en los muros de piedra de la solitaria habitación, no había manera de calmarse, solo capaz de llorar entre lastimeros hipidos. –Estoy solo…

RING-RING

El plástico vibró entre sus manos, los ojos dorados del joven casi se salen de sus órbitas por la impresión, una mezcla de excitación y euforia se apoderó de él al darse cuenta de lo que aquello significaba: habían contactado con él, alguien se preocupaba por su estado.
Casi se le caía aquel pedazo de plástico negro por el temblor de sus manos, pero atino a descolgar el teléfono y a relajarse.
-Pronto?
-¿Te encuentras bien?
Aquella sencilla pregunta, hizo que Doppio comenzará a derramar lágrimas de alivio.
-No llores más, tienes que ser fuerte.
-¡Por favor! ¡Sácame de aquí! ¡No aguanto más! ¡No quiero morir! –Habló de manera atropellada, su interlocutor le dio unos momentos para recuperar la compostura.
-No hay nada que yo pueda hacer Doppio… lo siento.
Sollozó sonoramente, si no confiará ciegamente en la persona al otro lado de la línea, aquella respuesta le hubiera enloquecido.
-Tienes que ser fuerte, recuerda que no estás solo, me tienes a tu lado.
El chico sentía toda la fuerza y la sinceridad de aquellas palabras, iba sintiéndose cada vez mejor.
-Gracias… ya me encuentro mucho mejor. –Aun sin poder verse, sabía que la persona al otro lado del teléfono estaba sonriendo.
Pero aquel momento fue interrumpido por el sonido de pasos al otro lado de la puerta.
-Viene alguien… ¿puedo llamarte después?
-¿Doppio? –Tocaron la puerta y sin esperar respuesta abrieron, quedándose parado en el marco de la puerta. -¿Estabas hablando con alguien?


-CuteBoy… -Se enjugó las lágrimas en las mangas de su capa de black mage, aprovechando para guardar el teléfono antes de que el otro pudiera verlo. –No,  solo necesitaba estar solo y desahogarme un poco.
-Has estado llorando… ¿te encuentras mejor? –Nero le había repetido mil veces que no lo llamase por el nick, pero Doppio era demasiado sensible e inocente para quitarse aquella costumbre.
-Sí, estoy mejor. –Recupero la compostura, poniéndose en pie y  mostrándose serio. Había un abismo de diferencia entre el modo en que su interlocutor y Nero formulaban aquella pregunta, y estaba claro cuál prefería Doppio.
-Sol nos ha pedido que vayamos también para ayudar en una quest de dos novicios. Te caerán bien. –Nero se animó a sonreírle. –Después iremos los cuatro juntos para que puedas subir de job.
-Muchas gracias Cute Boy, espera, te acompaño, tendrás que presentármela al menos a ella, aun no sé cuál es su nombre. –Doppio salió al pasillo contagiándose por la sonrisa de su compañero frente a las expectativas de futuro.
-Claro, ella se llama Shura, el chico se llama Joseph, pero creo que no le importa que le llamen por el nick… JoJo, creo.
Llegaron a la cámara principal de la iglesia, los dos novicios esperaban junto a Sol, toda la party estaba reunida.
-Por fin lo has encontrado, buen trabajo Nero, -Sol se giró para los dos novicios. –Este es Topping, nuestro black mage del grupo que muy pronto se convertirá en time mage.
-Podéis llamarme Doppio si queréis, es un placer.
-¿Nos vamos entonces? –Sol inició la marcha, listo para ayudar en la primera quest de los dos novicios.
 
Nero estaba tan emocionado porque las cosas volvieran a un cierto cauce, a volver a sentir que eran un grupo, que hasta horas después no se preguntó cómo Doppio había adivinado que en el grupo de novicios, uno de ellos se trataba de una chica.
Y aunque se lo preguntó, Doppio le aseguró que había sido él mismo quien se lo había contado al hablar de los novicios cuando entró en la habitación… Nero no estaba muy seguro de lo que había dicho, es más, casi había olvidado lo que habían cenado aquella noche a la intemperie, y de eso no había transcurrido ni una hora desde que habían improvisado un campamento para descansar a la intemperie. Así que acabó dándole la razón a su compañero y olvidando el tema.
 
Solo con el tiempo, Nero se daría cuenta de su fatídico error.
 
----
 
“Estoy muy cerca de ti…”


Kora

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #19: December 08, 2013, 01:44:38 PM »
Btw el traje de Kora está basado en este, sólo que con los cinturones morados y unos pantalones cortos (y sin sombrero).




008new friends, old friends

Le había costado encontrar un espejo grande en todo el cuartel -- los que había en las habitaciones eran poco más que decorativos, y sólo podía haber visto el busto. Al final en el primer piso del edificio encontró uno que abarcaba todo el cuerpo, y dio unos saltitos de alegría al verse.

Estiró los brazos para ver cómo la camisa interior de encaje envolvía la piel, giró para ver cómo el corpiño exterior negro le hacía una figura envidiable, y se apoyó en los tacones de las botas altas para comprobar si eran cómodas. Los pantalones cortos abombados dejaban ver la línea del liguero que subía por sus piernas, y de un par de cinturones cruzados morados, del mismo estilo que los que rodeaban el corsé y hacían como de tirantes, pendía una bolsa marrón pequeña.

- ¡Lilith tiene tan buen gusto! – Se dijo, llevándose ambas manos al rostro, donde todavía conservaba el antifaz. – Ahora sí que parezco una maga decente.

Y así, había dejado atrás la andrajosa túnica azul, la cual había doblado y metido en el bolso para venderla más tarde, aunque dudaba de que alguien le diera más que una moneda por ella.

Pero admirarse en el espejo no era lo que planeaba hacer en todo el día, al menos decidió eso tras un par de minutos en los que su nuevo look la había distraído de la situación. A lo lejos oía el sonido de metal golpear contra metal, y vio que desde la habitación que hacía esquina, unas chispas iluminaban el camino. Curiosa, se acercó hasta allí, asomándose, y sonrió al ver la figura de Asami (ya que llevaba la máscara con gafas, pero la ropa era la misma) fabricando... lo que fuera.

- ¿Asami?

Sabía que no debería estar molestándola, pero no pasaría nada por que perdiera un minuto. Además, quería una opinión femenina en su nuevo aspecto.

- Ah, Kora. Por un momento no te había reconocido. – Dijo, levantando el rostro, y Kora soltó una risita, con las manos detrás de la espalda.
- ¿A que ahora me entendéis cuando digo que realmente necesitaba ropa nueva?
- ¿Qué... que quieres decir?

Respondió Asami, ligeramente extrañada. “Tonta, ella no sabe esa historia”, se reprimió mentalmente.

- Nada, ¡nada! – Agitó las manos rápidamente como si pudiera dispersar la conversación. – ¿Te gusta entonces?
- Te sienta muy bien. El negro resalta el color de tu pelo, y el morado combina con tus ojos. – Kora casi pudo percibir la sonrisa en el rostro cubierto de la otra. – No es el estilo de Sanctuary, pero creo que te queda mejor ese.
- ¿Qué quieres decir?
- Bueno... parece más bien algo conseguido en Columbia.
- Oh...

Al menos me servirá para camuflarme.”, pensó. Por un momento lamentó no haber aparecido primero en Columbia, tan idílica que sonaba la ciudad en el cielo, pero luego se dio cuenta de que de haber sido así, no estaría entonces en los Crimson Raiders. O probablemente no estaría, directamente.

Sacudió levemente la cabeza para sacar aquel pensamiento de su mente. Tenía que mantener una actitud positiva si quería llegar a ser más fuerte, tanto por ella, como por los demás. Levantó la cabeza, y sonrió a la otra.

- Bueno, no te molesto más. – Tenían sólo un día, según Lilith, y Asami querría descansar en algún momento. – Voy a ver si encuentro a Raiden.
- Nos vemos. – Asami agitó una mano en la que sostenía un martillo pequeño en despedida.

Al salir del cuartel, sin embargo, se dio cuenta de que no había contado con un pequeño detalle. Sanctuary estaba en mitad de la tundra, y el exterior la recibió con una brisa fresca que hizo que el poco vello que su cuerpo digital tenía se pusiera en punta. Ahora entendía por qué Asami llevaba un traje que cubría todo su cuerpo, y por qué Raiden... bueno, no entendía por qué Raiden parecía estar hecho de metal, pero seguro que en Sanctuary no lo pasaba mal.

Aceleró sus pasos para ver si el juego era lo suficientemente realista para que consiguiera entrar en calor, y recorrió las calles de Sanctuary despreocupadamente. Sabía el camino del cuartel a Moxxi’s, pero el resto todavía la confundía, y eso que no era una ciudad demasiado grande. Un NPC le dio una miseria por la túnica, pero tampoco se podía quejar.

Tras todo lo ocurrido, deshacerse del traje le daba la impresión de que había pasado a una nueva etapa. Y lo cierto era que no se sentía exactamente la misma chica que había entrado al juego por pura curiosidad.

Después de dar varias vueltas y no encontrar a Raiden, se dio por vencida, y correteó hasta Moxxi’s. Al menos el local estaba lo suficientemente cálido. Pidió una bebida que sirviera para recuperar PM, la cual costó todo el dinero que había acabado de ganar, y se sentó en una de las mesas. El vaso traía una pajita y una sombrilla, y Kora empezó a sorber despreocupadamente, recuperando el PM que había usado en su paseo previo.

Se fijó entonces en que al lado de la barra un bard y una dancer hacían un espectáculo a dúo, ocasionalmente consiguiendo que algún jugador les echara una moneda. Le llamó la atención la guitarra eléctrica del bard, y curiosa, los inspeccionó con la Omnitool. Como ella, eran Crimson Raiders, aunque le sacaban unos cuantos niveles. Sin embargo, no se detuvo, y se cambió hasta estar en la mesa más cercana a ellos. Al menos disfrutaría de la música.

Desgraciadamente, el espectáculo terminó un par de canciones después de que se hubiera colocado allí. “La canción realmente me estaba animando...”, pensó.

- Gracias, gracias. – El bard hizo una reverencia mientras la dancer recogía la bolsa. – Nos tomamos un pequeño descanso, pero volveremos pronto.

Los dos se dirigieron hacia las mesas, y Kora aprovechó su oportunidad. La idea de estar sola el resto del día no le hacía ninguna gracia, y no perdía nada por intentarlo. Se levantó, casi chocándose con ellos, y levantó la mano en saludo.

- ¡Hola! Sois Crimson Raiders, ¿no? – Saludó, sonriendo.
- Eh... sí. – Respondió la dancer, aparentemente algo confusa por la efusividad de Kora.
- Nuevos en la guild, pero sí. – El bard parecía más receptivo a la actitud de la chica.

Ya tenía algo en común con ellos.

- ¡Oh! Yo también. Soy Moonshine. Bueno, Kora.
- Encantado, señorita.

Para su sorpresa, el bard tomó la mano con la que los había saludado, y besó su dorso. Kora se sonrojó, y una risita floja salió de sus labios. “Seguro que es el traje”.

- Yo soy Milo, y ella es Yuzuriha.
- También conocidos como Starkrimson – Yuzuriha señaló con el pulgar a Milo, y luego a ella con el índice. – Crane.
- Yuzu, que no estamos hablando con indios. – Le dijo Milo, divertido.
- Sólo quería aclarar nuestros nicks.

Yuzuriha contestó tan sólo encogiéndose de hombros, mientras se ajustaba la bufanda alrededor de su cuello. Parecía un poco seria, pero no sentía desconfianza por su parte.

- Bueno... ¿Pensabais hacer algo durante el descanso? – Preguntó Kora. – Mi party está... ocupada hoy, así que no tengo mucho que hacer sin ellos.
- Ah, ah, ah. – Milo levantó un dedo. – Sería descortés dejar sola a una chica en esta situación. ¿Tomamos algo... y nos conocemos mejor?
- Sí, ¡claro! – Kora juntó ambas palmas, entusiasmada.

--



Lilith caminó por la plaza de Sanctuary, donde se erigían las cascadas llenas de nombres. El agua flotante parecía tan fuera de lugar en la zona, fluyendo libremente cuando debería estar formando un poco de hielo en la superfície. Ver los nombres dorados no era lo más relajante que podía hacer, pero no podía permitirse olvidar. Tras estar tanto tiempo jugando, había bastantes nombres que le eran familiares. Nombres que no esperaba ver allí.

¿Cómo pueden haber caído tan pronto...?”, se preguntaba, aunque sabía qué podía haber pasado en muchos casos.

A pesar de que ella y los miembros más antiguos habían tratado de mantener el orden desde un principio, siempre habían pérdidas. No podía culparse por proteger a la guild, pero tampoco podía culparlos a ellos. Se abstuvo de tocar algunos de los nombres -- los que le eran más cercanos -- aunque no sabía de qué estaban hechos los muros, el agua vencía al fuego en la rueda elemental y prefería no arriesgarse.

Aquella agua ya apagaba bastante su fuego sin necesidad de rozarla siquiera.

Las cascadas seguían fluyendo, y Lilith terminó apartando la mirada. Aunque el ruido del agua al caer lo tapaba, podía oír cómo ocasionalmente unas campanas pequeñas repicaban, anunciando que un nombre nuevo se había escrito. El sonido hacía que su pecho se encogiera de rabia cada vez que lo oía.

- Si quieres diversión... – Murmuró, apretando los puños. – Te la vamos a dar. Te lo aseguro.

Su Omnitool lanzó un pitido, anunciando un mensaje entrante. Una Crimson Raider anunciaba que volvía con el resto de su party.

- Sin bajas, Lilith. – La chica llevaba gafas de sol y tenía el pelo negro. Sniper, y buena en ello.
- Bien hecho. – Asintió en respuesta, satisfecha.

Podía confiar en su guild. Cuando el anunció llegó, cambiándolo todo, y ella introdujo las nuevas reglas, algunos abandonaron. Otros... habían acabado como un simple nick dorado. Pero los que quedaban, y los que iban a entrar, iban a ser su fuerza.

Una fuerza que, eventualmente, terminaría con aquel juego de una vez por todas. Levantó la mirada hacia el cielo, apretando un puño que terminó estallando en llamas.

- No digas que no te lo advertí.


Kora

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #20: December 08, 2013, 01:45:37 PM »


009a new home

Con el cielo ya en la hora más oscura del atardecer, Kora entró en el cuartel acompañada de Milo y Yuzuriha. El bardo apenas había terminado de contarle una historia sobre algo que pasó cuando estaba en su antigua guild, y la chica estaba todavía riéndose cuando abrió la puerta.

A aquellas horas muchos de los Crimson Raiders que estaban en Sanctuary habían vuelto al cuartel, y cuando pasó por delante de lo que era una pequeña sala de estar donde un grupo de jugadores jugaba al minijuego de cartas oficial de la realidad virtual. Kora se sintió observada y estudiada por ellos, y tragó saliva.

No necesitaba examinarlos con la Omnitool para ver que muchos de ellos habían llegado al job superior de su clase; no sólo su equipo denotaba su nivel, sino que muchos de ellos le transmitían un aire de seguridad que sólo podría tener alguien que sabe que no tiene muchos números para perder en aquella situación.

Milo le puso una mano en el hombro, empujándola suavemente hacia delante, y Kora se acercó más a él.

- Moonshine.

La voz familiar le hizo levantar la vista, y sonrió al ver al samurai. Antes de poder saludarlo, Raiden miró a Milo y a Yuzuriha, y habló primero.

- Ven conmigo.

Milo abrió la boca, pero la dancer fué más rápida.

- Nos íbamos a descansar ya. – Dijo Yuzuriha, moviendo a Milo hacia las escaleras.
- Eh... ¡Buenas noches!
Milo agitó un brazo mientras subía, y Kora se despidió de ellos de la misma forma. Sin embargo, Raiden no tardó en mascullar un “ven conmigo”, e inmediatamente siguió sus pasos.

Lilith y Asami les esperaban alrededor de una mesa, conversando distraídamente. Asami había parecido cambiar la máscara por unas gafas de aviador, pero lo que más destacaba era su brazo derecho, el cual estaba cubierto por un guante mecánico que llegaba hasta la mitad del antebrazo. “¿Es eso lo que estaba construyendo?

- Ya veo que no has perdido ni un momento para cambiarte. – Dijo la líder cuando vio a Kora, quien soltó una risita. –  En fin, ya estamos todos. Ya sabéis que salís mañana, así que supongo que los tres habéis terminado lo que tuvierais que hacer, ¿no?

Los tres asintieron conforme Lilith iba pasando la mirada de uno a otro, siendo Kora la última y la más efusiva (a pesar de que realmente no había tenido nada importante que hacer).

- El guante funciona perfectamente.

Asami extendió el brazo enguantado, con la palma hacia arriba. Formó un puño con la mano, y cuando extendió los dedos, un pequeño generador relucía chisporroteando en la palma, irradiando una tenue luz azulada.

- Conforme suba de nivel podré mejorarlo. Causa daño eléctrico, así que tengo posibilidad de causar parálisis. – Asami movió los dedos, y la electricidad en su palma pareció agitarse. – De momento podré defenderme.
- Bien, bien. – Asintió Lilith, satisfecha. – En fin, el viajecito a Columbia. Tendréis tres objetivos principales.

Para remarcar sus palabras, levantó un dedo.

- Primero, Kora no sólo tiene que subir de nivel, sino que en Columbia podrá ver los jobs de Black Mage. – Se giró hacia ésta – ¿Sabes al menos cuales son?
- Uh... ¿no consiste en lanzar hechizos elementales?

Kora se sonrojó. Había jugado videojuegos en su vida, a menudo a costa de sus responsabilidades, pero no se había documentado a fondo antes de entrar en el famoso juego de realidad virtual.

- Esperaba tener más tiempo... ya sabes.
- Bueno, ahora no lo tenemos. – Lilith se cruzó de brazos. – Ya sabes que soy Elementalist de fuego, los hechizos de éste elemento no sólo no me afectan sino que hasta me curan. Sin embargo, soy débil al agua. Un Elementalist de agua de mi nivel podría eliminarme con uno o dos ataques fuertes.

Kora asintió, tragando saliva. Parecía mentira que Lilith fuera tan fácil de vencer, aunque al menos entendía mejor a los Elementalists.

- Podría también haberme diversificado en los demás elementos y eventualmente volverme casi inmune a ellos. Supongo que eso es lo más ‘clásico’ de los Black Mages. – Sacudió la cabeza. – Pero hay más opciones. Summoner, Illusionist...
- No sé realmente... – Kora se mordió el nudillo. – No había decidido nada aún... ¿cuál sería el job que más beneficiaría a la guild ahora?
- Aprecio la mentalidad, pero si es por diversidad, tenemos todos los jobs cubiertos por ahora. Sin embargo, nunca vamos cortos de White Mages que llegan a Clerics, es decir, para curar... y Mechanists.

No era la primera vez que oía la preferencia a la hora de reclutar de Lilith.

- ¿Por qué Mechanists? Entiendo la necesidad de curarse, pero...
- ¿De dónde crees que salen cosas como el coche con el que os recogí? – Explicó la mujer. – Cuanto mayor y más capacidad tenga un vehículo, más Mechanists se necesitan para construirlo. Si tenemos suficientes, podremos construir desde aeronaves a un buen arsenal de torretas.

Lilith entrecerró los ojos, formando un puño, capturada en la intensidad del momento.

- No hay mejor defensa que tener preparada una buena ofensiva.
- Entiendo... – Kora asintió. – Pero yo...
- No te estoy pidiendo que te cambies de job. – Lilith se frotó una sien. – Conviértete en una Blackie decente, y será más que suficiente. Y cómo iba diciendo...

Esta vez, la mujer levantó dos dedos.

- Segundo, aunque contamos con algunos Alchemists y Geneticists, las guilds especializadas en ello y las tiendas pueden tener cosas interesantes. Traeréis todas las que podáis para nuestro arsenal.
- Raiden y yo podremos cargar con bastantes con nuestra fuerza. – Corroboró Asami, y Raiden asintió.

Satisfecha, Lilith levantó un tercer y último dedo.

- Y para terminar, si encontráis algún novato con potencial, o alguien sin guild... traedlo. – Concluyó Lilith. – Allí os encontraréis con una Crimson Raider, Maya.
- ¿Phaselock? – Preguntó Raiden, levantando una ceja.
- La misma. – Asintió. – Así podréis luchar por el amor y la justicia juntos.

Raiden frunció el ceño y apretó los labios, apartándole la mirada a Lilith. Asami le dedicó una media sonrisa, y Kora supo que había un chiste interno allí que se le escapaba. “¿Otra Samurai...?”, se preguntó.

- Quien además, podrá aconsejar a Kora en jobs mágicos.
- ¿Eh? – Kora sacudió la cabeza, confundida.
- Ella también es una Black Mage. – Intervino Raiden.

¿Entonces...?

- Ya lo entenderás cuando llegues.

Lilith terminó la discusión, y estiró los brazos, tensando sus hombros. Kora no sabía qué había hecho a lo largo del día, pero suponía que ‘nada’ no era una de las posibilidades.

- Hay una partida empezada, pero podemos meternos aún. – Lilith señaló con el pulgar hacia la zona donde Kora había visto al grupo de Crimson Raiders jugando.
- Parece divertido. – Asami se encogió de hombros. – Aunque estoy un poco cansada, no aguantaré mucho.
- Yo... – Kora se mordió el labio. – No tengo dinero para jugar.

Lilith sacudió la mano, chasqueando la lengua.

- Si pierdes, escribe un I.O.U. y ya está. – La mujer puso una mano en la espalda de ambas chicas, empujándolas suavemente a la otra zona. – Lo importante es que conozcas a la gente y que te suenen luego sus caras.
- Bueno... vale.

Aunque Lilith las dirigía a la otra parte, Kora giró la cabeza hacia Raiden. El movimiento no le pasó desapercibido a la mujer.

- No te preocupes, Raiden siempre dice que no al principio, pero al final se une. – Lilith apoyó un brazo en el hombro del otro.
- Lo dices como si me dejarais otra opción. – Raiden bufó y negó con la cabeza.
- Vamos, Kora. – Asami se dirigió a la chica, tirando suavemente de su brazo. – Te presentaré al resto, la mayoría llevan en la guild desde hace bastante, si no desde casi el principio.

No negaba que ir con Asami le hacía sentirse más tranquila, pero no sabía si iba a encajar con los Crimson Raiders veteranos. Y ni siquiera tenía idea de cómo jugar al minijuego de marras...

- Me siento como la chica nueva en el instituto... – El comentario hizo que Asami riera suavemente.
- Yo también tenía esa sensación al principio. – Le explicó la chica. – Pero... son todos buena gente, ya verás como enseguida te sientes como en casa.

Como en casa... esta es mi nueva casa, de hecho.

Raiden y Lilith vieron como las dos chicas giraban y desaparecían de su vista. La mujer apartó el brazo del hombro de Raiden, con una media sonrisa.

- ¿Entonces, Jack, lo has aclarado todo con ella?
- Sí. Estará bien. – Raiden frunció el entrecejo, aunque la otra asintió, satisfecha.
- Lo estará. – Aunque fuera de metal, el gesto fue instintivo, y Lilith apretó su hombro. – Es lo más seguro que podría haber hecho.

Raiden sólo se cruzó de brazos, apoyándose en la mesa.

- Entonces... ¿tanquear a una novata es mi nueva función en la guild? – Lilith se encogió de hombros.- ¿Y hacer propaganda de la guild? También podrías haber preparado folletos, ya que estabas.
- De hecho...

Con una ceja alzada, Raiden se giró hacia la pelirroja, quien se repasaba las uñas distraídamente.

- …No puedes hablar en serio...

--



Sentada en una de las plazas más alejadas del centro de Columbia, bajo una gran estatua de un gran alquimista, Elizabeth leía un libro tranquilamente. Había preferido irse a las partes con menos jugadores para evitar verse en alguna escaramuza.

No toda paz dura para siempre.

- Eh, Merchie, ¿qué tienes en el carro?

Elizabeth levantó la mirada del libro. Una de las cosas que apreciaba del juego era que hasta el mínimo detalle estaba cuidado, y había encontrado en la biblioteca de Columbia algunos tomos bastante interesantes.

Algunos explicaban la larga enemistad entre magos y alquimistas desde la creación de Columbia, otros contaban historias sobre guerreros que formaban parte del lore del juego, y otros... bueno, se había quedado con aquel libro sobre el príncipe y su escudero por pura curiosidad.

- Pociones de HP, MP, y algunos vigores de fuego.

Por supuesto, eso no era todo lo que llevaba en el carro, pero prefería guardarse la mercancía especial para gente más amable. Aquella Sharpshooter le había hablado como a un perro, y sus dos compañeros, un Soldier y un Acolyte la miraban con una media sonrisa que no le gustaba para nada.

- Tsk... esperaba algo más. – El Soldier chasqueó la lengua.
- Da igual, eso nos servirá. – Le regañó la Sharpshooter. – Tú, Merchie, danos todo lo que tengas.
- ¿Todo? – Elizabeth alzó las cejas. – Os va a salir bastante caro.

La Sharpshooter soltó una risa, pasándose la mano por el pelo rojo.

- ¿Caro? Siempre podemos regatear... voy a poner mi primer precio: tu vida.

Oh.” Elizabeth se mordió el labio. “Así que así están las cosas.

- E-está bien... supongo que no puedo hacer nada... – Cerró el libro, dejándolo al lado del banco donde estaba sentada.
- Venga, date prisa, no tenemos todo el día. – Le dijo el Acolyte.
- Sí... sí...

Elizabeth se giró, y rebuscó en su carro rápidamente. Sus dedos se cerraron sobre una botella redonda con un líquido plateado. Miró de reojo a los tres delincuentes, quienes estaban confiados, y no parecían prestarle demasiada atención. Con esa actitud, seguramente se habían ganado algún que otro enemigo.

Detrás de ellos había uno de los zepelines que servían de transporte entre los islotes. Un pitido agudo indicaba que iba a partir pronto.

Con un movimiento de muñeca rápido, lanzó la botella al suelo, entre ella y los otros tres. Una densa nube de humo se alzó, y Elizabeth, asiendo un mango con una mano y apartando al Acolyte, corrió en dirección hacia la aeronave.

Cuando el humo se disipó, los tres miraron a su alrededor lanzando improperios. Elizabeth estaba apoyada en la borda del zepelín, el cual había empezado a moverse. La Sharpshooter le disparó, pero el humo le había irritado los ojos, y la flecha pasó a medio metro del objetivo.

Elizabeth no se molestó en disimular una risa.

- ¡Lo siento, no hay trato!


Kora

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #21: December 08, 2013, 01:46:32 PM »

010road to the sky

Por primera vez, y para sorpresa de Asami, Kora se levantó al primer aviso.

- ¡Buenos días! – Saludó a su compañera, mientras buscaba con una mano las botas. – ¿Estás lista?

Asami puso una mano en su cadera. Llevaba un traje ligeramente diferente al de los días anteriores, con las hombreras algo hinchadas, y un peto que cubría el pecho. Los pantalones también parecían más holgados hasta que las botas lo sujetaban; en general, parecía que su traje era más casual, pero como siempre, práctico y funcional.

- Sí. Me alegra ver que estás entusiasmada. – Suspiró, y Kora supuso que agradecía no tener que insistir para que se despertara. – Lilith nos espera en el warp dentro de diez minutos.

Afortunadamente las botas no necesitaban de cremallera, por lo que Kora sólo tuvo que ponérselas como si fueran largos calcetines. Al no tener necesidad de pijama, sólo tuvo que acomodarse la ropa y ajustarse el corsé (con ayuda de Asami).

- ¿Vamos? – Le preguntó a la chica, apoyándose en el marco de la puerta.

Asintiendo, las dos chicas bajaron las escaleras hasta la parte inferior del cuartel de los Crimson Raiders, para salir a la fresca mañana en Sanctuary.

- Raiden debe estar ya allí. – Le dijo Asami. – Lo he visto salir mientras subía a tu habitación.
- Ah, supongo que te ha relegado a ti la tarea de despertarme. – Respondió Kora, con una risa.
- Podría decirse que sí... pero ha sido más fácil de lo que esperaba.

Kora se giró hacia ella, sonriendo.

- Bueno, tengo ganas de empezar a hacer cosas. – Cogió de la muñeca a la otra chica, tirando mientras aceleraba el paso. – ¡Vamos, Asami!

--




- Entonces, ¿todo el mundo tiene claro qué hacer?

Lilith examinó a los presentes, al lado del NPC que debía abrirles un warp.

- ¡Ya estamos aquí! – Kora levantó una mano en saludo al llegar. – Oh...

Parpadeó unas cuantas veces, sorprendida. Allí les esperaban Raiden y Lilith, pero también el bard y la dancer que había conocido el día anterior, y una chica de pelo anaranjado. El primero la saludó agitando la mano efusivamente, mientras que las otras dos simplemente parecían haberse dado cuenta de su presencia.

- Ah, claro, presentaciones. – Lilith miró a la desconocida, y señaló hacia Kora y Asami. – Ellas son Kora y Asami, Black Mage y Blacksmith, respectivamente.

Kora vio como la otra chica inmediatamente les escaneaba con la Omnitool.

- Creo que Kora ya conoce a Milo y Yuzuriha... – Señaló con la mano al bard y la dancer. – Asami, puedes comprobar el resto con la Omnitool. Y esta es Anir, Mechanic. Los tres son nuevos miembros de la guild, aunque no son novatos. Espero que os llevéis bien, niños.

“Bueno, pues ya tiene una Mechanic al menos.”, pensó Kora.

- ¡Encantada! – Kora le tendió una mano, y Anir se la estrechó.
- ¡Igualmente! – Le sonrió, pero parecía tener más interés en Asami, con quien estrechó manos más efusivamente. – ¡Alguien de mi club! Puedo ayudarte a mejorar habilidades o decidir qué-¡oh! ¿Te has hecho tú ese guante?
- Sí... – Asami sonrió amablemente. – Lo terminé ayer. Fue toda una odisea recoger materiales.
- Dímelo a mí... aunque personalmente creo que es bastante divertido.

Lilith se acercó a ambas, poniendo un brazo en el hombro de cada una.

- Vale, me alegra que nos vayamos a llevar todos tan bien, pero centrémonos.
- Sí, perdón. – Anir se rascó la punta de la nariz con un nudillo, pero se acercó a Asami y empezó a mirar su mano con ojos golosos. – Luego me cuentas más sobre ese guante.

Si Lilith la escuchó, simplemente lo dejó pasar por alto.

- Raiden y Asami acompañarán a Kora por Columbia para que vea jobs de magos, y luego pasarán por la feria de alquimistas para comprar pociones. – Los tres mencionados asintieron. – Anir, si tienes tiempo al terminar de buscar materiales, sube y ayúdales a cargar con más cosas.

Anir asintió, a la vez que se golpeaba el pecho.

- Luego, Milo y Yuzuriha se encargarán de repartir folletos sobre los Crimson Raiders y cantar sobre nuestras odiseas. Me han comentado que hay problemas en Columbia, así que tened cuidado con dónde os metéis, aunque sé que podéis defenderos solos.
- No hay problema. – Asintió Yuzuriha, levantando su bufanda un poco más para cubrirse los labios.
- El resto también puede ir lanzando folletos. Y Raiden, Maya os estará esperando en la entrada de Columbia.

Todos asintieron, con las órdenes claras, cuando un Stalker vestido de negro y azul aterrizó al lado de Lilith. Kora lo reconoció de la noche anterior, uno de los miembros más antiguos de la guild.

- Lilith, tenemos-
- Sí, sí. – La mujer levantó la palma de la mano. – Ahora me encargo de eso. ¿Alguna duda?

Todos se miraron entre sí, y el resultado fue un encogimiento de hombros general. Lilith se cruzó de brazos, satisfecha.

- Venga, pues.

Pagó al NPC una buena cantidad de dinero, y se abrió un portal en medio. Raiden fue el primero en entrar, y pronto los seis desaparecieron cuando se cerró éste.

Finalmente, Lilith se giró hacia el otro Crimson Raider, que permanecía de brazos cruzados.

- Lilith, hay un monstruo en la zona norte de Sanctuary. – Le informó el Stalker. – Kate, Giorno y Rose ya están allí.
- Ya lo sabía...

Lilith suspiró, dejando caer los hombros y pasándose una mano por el pelo rojo.

- Supongo que el GM sí que nos vigila.
- ¿Qué...?
- Nada, nada. – La mujer envolvió su puño con la palma de la mano, cubriéndolo en llamas. – Vamos, Dick. A ver cómo es el regalito que nos ha enviado el GM...

--




El portal se cerró tras el grupo con un sonido de succión.

- ¿Esto...? – Empezó Kora, levantando el dedo. – ¿Esto es Columbia...?

A su alrededor, se extendía un paraje montañoso, y en el horizonte podía ver la línea del mar. Evidentemente, no estaban en ninguna ciudad flotante.

- No... exactamente. – Le respondió Raiden a su lado.
- Estamos cerca de Columbia. Sólo que... debajo de ella. – Le explicó Asami. 
- ¿Debajo? – Kora arqueó una ceja.
- Por esta zona hay un enemigo que suelta unos materiales que quiero. – Continuó la Mechanist. – Como no estamos tan lejos del faro de Columbia, iré con vosotros y luego me quedaré por aquí un rato. Así que tendréis que subir manualmente.
- Oh...

Kora asintió, y se giró hacia el resto, quienes tenían una expresión de resignación marcada en el rostro, para confusión de la chica. Torció un poco el labio al sentir que la habían dejado fuera de la explicación, recordándose que realmente era la más inexperta de todos.

- Bueno, así niveleamos un poco, ¿no? – Milo intentó levantar los ánimos. – Para ir calentando, ya sabéis.
- Nunca está de más ganar experiencia. – Asintió Anir, y señaló hacia el este, donde se veía el mar. – El faro está hacia allá. ¿Vamos?

Los otros cinco asintieron, poniéndose en marcha. Al menos esta vez eran seis contra cualquier enemigo que se les pudiera presentar. Anir se acercó a Asami para examinar su guante de cerca, Kora se juntó con Raiden para recordarle cómo había perdido miserablemente la partida de la noche anterior (para luego molestarse cuando éste le recordó que ella ya le debía dinero a cuatro miembros de la guild), y Yuzuriha caminaba al lado de Milo, centrada en sus pensamientos.

- But I would walk five hundred miles, and I would walk five hundred more... – Empezó Milo, tocando la guitarra mientras caminaba.

Y tenían hasta música de fondo.

--

- ...Just to be the man who walked a thousand miles to fall down at your door...

Milo terminó la canción con un último riff de la guitarra. Habían perdido la cuenta de cuántas veces la había cantado, pero el bardo insistía en que era la canción apropiada para viajar, y como Anir les había comentado, llegaba un punto en que se había convertido en parte del sonido del ambiente. De hecho, el silencio que venía entre canción y canción casi se hacía antinatural.

Habían llegado a la costa casi intactos, a pesar de haber sufrido el ataque de algún que otro monstruo de manera ocasional, pero el camino que habían seguido era el más seguro. De hecho, las mayores interrupciones habían sido causadas por Anir o Asami encontrando algún tipo de material extraño, los grititos de Anir cada vez que esto ocurría causaban más sobresalto que cuando un Coeurl saltó sobre el grupo.

- El faro... – Suspiró Anir mientras ajustaba las gafas de aviador sobre su frente.

Asami señaló con la mano cubierta por el guante a una torre unida a la costa por un muelle de aspecto abandonado. A pesar de no ser especialmente alta, llamaba la atención que en la parte superior sólo se distinguiera una extraña forma metálica. No parecía tener ninguna luz.

Lo unía a la costa un maltrecho muelle, que de no ser porque probablemente estaba diseñado de tal forma, podría decirse que había visto mejores días.

- Bueno, creo que aquí es donde nos separamos. Yo tengo cosas que hacer. Y tal.

Se giraron hacia Anir, quien había sacado una moto plegable del carro del que había estado tirando durante todo el camino. La magia de los videojuegos. La chica se montó en la motocicleta después de asegurarse que el carro estaba seguro dentro de su inventario. Encendió el motor, haciéndolo rugir mientras les dedicaba una sonrisa torcida a sus, hasta ahora, compañeros de viaje.

- ¡Adiós, bitches! – Se despidió con un movimiento de mano algo atolondrado.

Anir se ajustó unas gafas de aviador y, girando la moto con un derrape, condujo en dirección contraria. Milo le sacó la lengua (a pesar de que sabía que la otra no podría ver el gesto), y Yuzuriha sólo rodó los ojos sin poder contener una sonrisita desenfadada, mientras que en la distancia la Mechanic hacía un caballito con la moto.

- ¿Es siempre así? – Raiden preguntó arqueando una ceja.
- Sólo cuando hay materiales involucrados por en medio. – Respondió Yuzuriha, cruzándose de brazos.

- ¿Estáis preparados? – Preguntó Milo con un ligero temblor en su voz al grupo, mientras atravesaban el muelle, con la madera crujiendo bajo sus pasos.
- Supongo... – Suspiró Asami.
- ¿Preparados para qué?

La intervención de Kora sólo hizo que se ganara unas miradas que mostraban de compasión a resignación. Abrieron la puerta del faro, para ver que el interior tenía desperdigados varios materiales de pesca.

- No, en serio, ¿preparados para qué? – Insistió la chica.

El interior tenía una escalera metálica de caracol, que daba lugar a una segunda planta que asemejaba una mezcla de dormitorio y cocina, y terminaba en un ático tenuemente iluminado por una bombilla parpadeante.

- No tengas tanta prisa. – Le comentó Raiden, abriendo el portón al exterior.

Desde lo alto del faro, se podía ver la masa de agua que rodeaba la torreta. El viento hacía que las olas chocaran tanto en la base como en las rocas de la costa, y el olor a sal llenaba el ambiente. Caminaron hacia la estructura metálica... que vista de cerca, se asemejaba a una jaula.

- ¿Quién va primero? – Preguntó Asami, mientras Raiden abría con un chirrido la puerta de barrotes.
- Vosotros, vosotros... – Milo se apoyó en la barandilla, negando con la cabeza y jugeteando con sus dedos.
- ¿Alguien puede explicarme qué está pasando? ¿Esto es Columbia? – Kora sólo tenía preguntas, y no obtenía respuesta ninguna.

Raiden le indicó con un gesto de la cabeza que pasara al interior de la jaula. Kora vio que dentro de los barrotes habían alineados cuatro sillones.

- Siéntate y respira hondo. – Le dijo Asami, acomodándose en una de las sillas.

Tragando saliva, la chica obedeció. Tenía la sensación de que fuera lo que fuera a pasar, no iba a gustarle para nada.

Ni siquiera se molestó en ahogar un gritito cuando al sentarse, unas anillas sujetaron sus muñecas al reposabrazos así como sus tobillos a la parte inferior del asiento. Unas capas envolvieron la zona de las sillas como si fuera una escafandra, dejando sólo un ojo de buey por el que veía al otro grupo. Milo agitaba un brazo en despedida y daba besos al aire. Incluso Yuzuriha parecía animarlos moviendo su bufanda como si se tratara de pompones.

- ¿¡Pero qué!?

Ascensión. Ascensión en cinco...

- ¿¡Ascensión!?

Kora se giró hacia los otros dos. Raiden parecía impasible, mientras que Asami había cerrado los ojos. “No... ¡nonononono!”. Trató de sacudirse en el asiento, pero no había manera de librarse.

...dos...

- ¿¡A esto venía el secretismo!?
- Sólo cierra los ojos. – Le recordó Asami.

...Ascensión...

- ¡¡Quiero baAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!
« Last Edit: December 29, 2013, 09:45:55 PM by Kora »


Neko

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #22: December 08, 2013, 01:48:23 PM »
El aporte empieza después de la segunda escena del aporte anterior, con Ikki y Shun yendo hacia Lavender Town~ ESTA es la cabaña donde pasan la noche.




08. Sí, pero no nos sirven

 

El camino entre el punto en el que se encontraban y Lavender Town, a donde quería dirigirse, no era moco de pavo, pero tampoco algo imposible.

—Tendremos que hacer noche en algún lado. —advirtió Ikki, a lo que Shun aplaudió.

—Será como cuando íbamos de acampada, de pequeños.

—Shun —renegó su hermano mayor—, tú aún eres pequeño.

Shun apretó los labios y se negó a hacer alguna muestra de infantilismo. Apretó a Marshmallow, su conejo mascota, entre los brazos y enterró la nariz en su pelaje suave y blanco, aspirando. De repente recordó algo mientras el conejito le hacía cosquillas en la mejilla con los bigotes de su hocico, que no paraba de mover.

—Habías dicho que Marshi necesita comer y no hemos comprado comida para ella.

—¿Ella? —preguntó Ikki curioso, levantando una ceja y girándose para mirarle.

Shun volvió a abrazar a su mascota mientras Ikki negaba con la cabeza y empezaba a buscar en su omnitool información sobre los monstruos de la zona. A esas alturas, Ikki se había recorrido casi todos los mapas del juego y poseía información suficiente sobre los monstruos de ese mundo para encontrar lo que buscaba.
Se giró varias veces para orientarse, aún con la omnitool brillando en su brazo. Al final señaló hacia delante con la cabeza y luego a la derecha.

—Más adelante hay un pequeño desvío en el camino, lleva a un río —apagó la omnitool y apretó un poco el paso—. Si no recuerdo mal hay una cabaña que podemos usar para dormir. Por allí hay unos bichos que dropean comida para mascotas. Si nos damos algo de prisa llegaremos con tiempo más que suficiente como para entrenar un poco y conseguir comida para tu amiga.

Ikki levantó la mano y revolvió los cabellos verdes de Shun con cariño. Shun sonrió y cerró los ojos, dejándose mimar y trotando al lado de su hermano. Marshmallow continuó moviendo la nariz.


 

Matar monstruos de bajo nivel era tan pan comido para Ikki que la mayoría de veces ni siquiera utilizaba la espada.
Después de cambiarse el equipo y ponerse de nuevo su armadura completa, tan sólo tenía que mirar a uno de los gusanos gigantes para extraerle toda la vida de un plumazo. El problema es que gastaba puntos de magia y después de un rato tenía que parar.
Mientras tanto, habían cambiado las preferencias de Marshmallow para que recogiera cualquier objeto que encontrara en el suelo. Por culpa de esto, Shun tenía más mazas de las que podía cargar.

—No pasa nada, puedes tirarlas, tampoco se venden por tanto —le había instruido Ikki después de decirle que se quedara con una, por si acaso—. Usa el bastón para las magias y la maza para ataques directos. Te puedes curar a ti mismo si te baja la vida.

Y así habían estado unas cuantas horas, con Ikki en un punto matando con la mirada a todos los bichos a los que le alcanzaba su magia, mientras Shun se pasaba cinco minutos peleando a garrotazos contra un gusano. Él solito, si señor. Como un niño mayor.
La experiencia le había valido a Shun para ganar un par de niveles rápidos y empezar a controlar sus magias mejor, acceder a ellas de manera más rápida e instintiva.

Para cuando llegaron al río tenían comida suficiente como para alimentar a Marshmallow durante una semana de juego, unos guantes nuevos de bajo nivel que a Shun le venían de maravilla, la maza, algo de dinero y una camiseta interior nueva, además de algún material interesante. Y una carta.

—¿Y esto para qué sirve? —preguntó Shun, haciendo girar la carta entre sus dedos.

—Para jugar. Hay un mini juego de cartas. Ya te lo enseñaré, pero tienes que hacerte una baraja.

Shun se encogió de hombros y metió la carta en su inventario.

—¿Hay muchos mini juegos? —preguntó mientras empezaban a recorrer la orilla, mirando hacia abajo para seguir el camino estrecho libre de hierbajos.

—Unos cuantos —terminó por decir Ikki antes de pensarlo bien—. Ya te hablaré de ellos. Ah, mira. Ahí está.

Ikki señaló la cabaña, que se veía después de haber pasado un recodo del camino. La cabaña era de madera oscura y estaba construida sobre una plataforma, encima del agua. Tenía unas cuantas barcas al lado, pero Shun no sabía si se podrían usar o sólo estaban de adorno.
De igual manera, el paisaje le maravilló y empujó un poco a su hermano para acercarse corriendo, aunque se quedó a unos buenos diez metros de la cabaña, poniéndose de puntillas e intentando ver si había movimiento dentro de la misma.
Ikki suspiró y rodó los ojos. Entró el primero, para asegurarse de que todo estaba bien. Tuvo que matar a un par de arañas que le sorprendieron por detrás y aparte de un corte en el bicep no tenía ningún problema.

—Me cago en... —chirrió entre los dientes al darse cuenta de que las malditas arañas lo habían envenenado— ¡Shun, entra! ¡Ya está libre!

Shun entró, despacio, con la mano en el marco de la puerta y mirando todo a su alrededor.

—Es... singular.

—Desde luego, acogedor no es, pero servirá.

Shun asintió, dándole la razón a su hermano y se giró para sonreírle. Fue entonces cuando se dio cuenta de que Ikki tenía sangre en los dedos y se miraba el brazo.

—Déjame ver —se acercó Shun, intentando quitar la pieza del hombro de la armadura de Ikki—. ¿Te han herido?

Ikki se mordió el interior de la mejilla y ayudó a Shun a quitarse la hombrera. Shun no tardó en poner las manos encima de la herida para curarla.

—Está envenenada. —informó Ikki.

Shun arrugó la nariz y miró entre sus habilidades hasta encontrar una que servía como antídoto. La aprendió, gastando los puntos que había ganado al subir un par de niveles y la aplicó sobre su hermano de inmediato.

—¿Mejor? —preguntó Shun preocupado pero a la vez inquisitivo.

—Sí... —susurró Ikki, tocándose el brazo— Aunque no hacía falta.

Shun se encogió de hombros y agarró a Marshmallow que había saltado sobre su pecho. Inmediatamente se giró para tirar al conejo sobre un colchón y trepar por la escalerilla.

—¡Me pido la litera de arriba!

Ikki rodó los ojos, pero rió, negando con la cabeza.

—Eres imposible.


   

—¿Se pueden usar estas barcas? —preguntó Shun a la mañana siguiente, agachado frente a ellas, estirando el brazo hasta tocar una.

—Sí, pero no nos sirven.

Shun se levantó, apoyándose ahora en la barandilla del embarcadero mientras veía como Ikki flexionaba los músculos, estirándose ante el sol de la mañana.

—No vamos río abajo, nos hemos desviado un poco. Tenemos que volver a salir por el camino por el que veníamos anoche —cabeceó hacia un par de colinas que luego se convertían en montañas—. Hay un atajo por ahí, lo he usado muchas veces.

Shun asintió y se preparó para volver a caminar de nuevo.

El día pasó sin demasiados contratiempos. Ikki defendía a Shun de los monstruos más grandes mientras el chico se dedicaba a ganar experiencia a base de dejar que Marshmallow matara por él. Eso sí, se aseguraba de estar lo suficientemente lejos como para no verlo y cantaba bien alto para no oír los sonidos de batalla. El conejo siempre volvía feliz, cada vez manchado de un color diferente.

—Tú tienes mucho nivel ¿verdad, hermano?

Ikki asintió, con los brazos cruzados. Habían llegado a un paso entre montañas, lo suficientemente ancho como para pasasen tres carros a la vez. Era la entrada a Lavender Town que menos le gustaba a Ikki, porque era un buen sitio para hacer emboscadas, pero también era la entrada más directa desde su posición.

—¿Y podrías matar a cualquier monstruo tú solo?

Ikki ahogó una risa y descruzó sus brazos, poniendo una mano en la cadera.

—Claro que no. Algunos jefes son tan fuertes que necesitas varios clanes para matarlos. —explicó.

Shun se quedó callado los siguientes minutos, pensando en lo que Ikki le había dicho, intentando imaginar qué tipo de monstruos serían aquellos. Un escalofrío le hizo tiritar y se sacudió entero para quitarse la sensación de encima.
Ikki se rió ahora a mandíbula batiente.

Habían acabado de salir de entre las montañas y el camino se unía al bosque plagado de lavandas antes de entrar en la Lavender Town. Ikki oyó algo y le puso la mano en el brazo a Shun. Los dos se quedaron quietos, buscando la fuente de los sonidos y la encontraron unos metros más allá.
Alguien salía corriendo del bosque con una nube de oscuridad detrás de él.

—Mierda —masculló Ikki.

Conocía aquel jefe y Shun no estaba preparado para enfrentarse a él. Ikki tiró de Shun para llevárselo de allí, pero Shun empezó a removerse hasta que la manga de su túnica se rasgó, dejando un pedazo de tela entre los dedos de Ikki que miraba confundido como Shun corría entre la lavanda, directo al peligro.

—¡Mierda! —gritó esta vez Ikki, echando a correr aún más rápido que su hermano.

El otro personaje se había caído al suelo, pudo ver Ikki cuando pasó como una exhalación unos metros más allá, era rubio y por los muros de hielo que estaba conjurando, debía ser un mago negro de poco nivel.

Ikki miró al lobo y agarró su espada, lanzándose hacia él para atacar al monstruo. Un par de sablazos después se apartó a tiempo de ver como el jefe de zona jadeaba y preparaba un ataque hacia él.
Oscuridad contra oscuridad no era una magia muy efectiva, como cabía suponer e Ikki sonrió socarronamente y sus ojos brillaron rojos, haciendo que una energía del mismo color se concentrase alrededor del monstruo. Nubecillas carmesíes volaron hacia Ikki, recuperando parte de su vida y haciendo que el lobo cayera al suelo después de un gañido de dolor.

Ikki se acercó al jefe de zona, poniendo su pie en el costado para hacerlo caer de lado. Justo en ese momento los muros de hielo conjurados por el otro jugador se rompieron y pudo ver a Shun agarrando la mano y el codo del rubio, ayudándole a levantarse.
Chistó y le dio una patada al lobo, dándose la vuelta para marcharse de allí.

—¡Vamos, Shun! —ordenó sin ningún tipo de simpatía.

—¡Pero, hermano!

—¡No, Shun! —vociferó sin girarse— ¡Te he dicho que dejes de recoger cosas del suelo!

Una bola de hielo le dio en toda la nuca a Ikki, que se giró, iracundo. El rubio jadeaba, aún en brazos de Shun y tenía la cara roja, seguramente de rabia.

—¡No soy una cosa! —protestó cuando Ikki se hubo acercado lo suficiente.

Ikki entrecerró aún más los ojos y agarró la pechera de la túnica del mago con un puño, estirando del chico hasta erguirlo.
Shun cortó un gritito ahogado, apretando su agarre en el codo del desconocido y agarrándole de la cintura con un brazo detrás de su espalda.

—Escúchame, rubito —farfulló Ikki entre dientes, con su nariz respingona rozando la del mago—. No sé quién eres, no me importas. Y es mejor que no me importes a que me caigas mal ¿Entendido?

El rubio le mantuvo la mirada a Ikki y se sacudió para que Shun dejase de mantenerlo en pie. Ikki aflojó el agarre en la túnica del joven, pero no le soltó.

—Hyoga. —dijo.

Ikki levantó las cejas y separó sus caras unos centímetros.

—Me llamo Hyoga.

—Es su nick —explicó Shun, después de un vistazo rápido con la omnitool.

—¿Y a mi que m-? —empezó Ikki, pero Hyoga le cortó hablando más alto.

—Ahora ya sabes quién soy —Hyoga tomó aire y habló algo atropelladamente, como si las palabras le costaran de decir—. Y gracias.

Ikki se apartó poco a poco y bajó el puño, soltando al mago. Parpadeó confuso y después volvió a su pose intimidatoria.

—De nada.

Se dio la vuelta, esperando a que Shun le siguiera, aunque los oyó hablar un poco antes de que se pusieran en marcha.

—Sobre todo a tí, gracias. —habló Hyoga con más naturalidad.

—No hay de qué...
« Last Edit: September 27, 2018, 03:30:46 AM by Neko »


Neko

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #23: December 08, 2013, 01:53:03 PM »
No tengo imágenes para ambientar porque no encuentro screens de las catacumbas en las que me he basado para este aporte. Si las hago o algo ya vendré a editar o lo pondré en otro aporte u_u
Gracias Kora por la información de Lavender Town :3 ¡Ah! y el tema tétrico es ESTE. Que sí, que la mayoría lo conocen, pero por si quieren oirlo mientras leen...
Ale, el fic~





09. Yo quiero hacer quests, hermano

   

El tema de Lavender Town no era el más animado de todo el juego, por así decirlo, pero a Ikki le seguía gustando el ambiente de esa ciudad. Era de sus preferidas.

—Es un poco... —empezó Hyoga— ¿espeluznante?

—Si tienes miedo lárgate a otra parte. —espetó Ikki sin girarse a mirarlo.

Hyoga apretó los dientes y entrecerró los ojos, con los puños a los lados de su cadera. Shun llamó su atención con un saltito y una palmada.

—¡Todo tiene que ver con la actitud! —dijo mientras miraba hacia todas partes— Aunque esta ciudad es depresiva... ¡pero podemos sacar cosas buenas de ellas!

—Sí, como zombies —añadió Ikki—. O esqueletos.

—Exacto, zombies y... hermano, me habías dicho que había fantasmas.

—Eso también.

Ikki asintió con la cabeza, satisfecho de ver como la información mandaba escalofríos a los cuerpos virtuales de Hyoga y Shun.
Shun se repuso pronto, sacudiendo la cabeza.

—De todas formas, son una buena fuente de experiencia y paso tiempo con mi hermano —Shun señaló a Ikki que les había adelantado cinco metros y continuaba caminando a buen ritmo—. Y tú podrías pasar más tiempo con nosotros, pareces simpático.

Hyoga adelantó un poco el paso para no perder de vista a Ikki y respondió en voz baja.

—Créeme, lo soy... pero me parece que a tu hermano no le interesa mucho mi compañía. —no supo porqué, pronunciar aquellas palabras le provocó un dolor agudo en el pecho.

Después de pensarlo un poco, mientras Shun le ponía la mano en el hombro y le aseguraba que su hermano era una buena persona, supuso que se trataba de su necesidad de alguien en quien apoyarse en un momento como aquel, en el que se sentía tan perdido. La obviedad en el rechazo de Ikki le dañaba.
Rechinó los dientes otra vez y levantó la barbilla.

—Gracias por salvarme y curarme después —dijo a Shun después de girarse y tomarlo del codo—, pero creo que me las puedo apañar yo solo de aquí en adelante.

Shun parpadeó y lo miró con preocupación. Abrió la boca y la volvió a cerrar. Terminó por asentir y se despidió de Hyoga, deseándole buena suerte y diciéndole que se contactaría con él de vez en cuando.
Hyoga lo vio trotar hasta ponerse al lado de Ikki y después de eso se perdieron de vista tras unos edificios justo cuando la música empezaba su ciclo eterno de nuevo.


   

—Allí es. —señaló Ikki con la cabeza hacia un cementerio cerca de un edificio en ruinas, obviamente quemado en algún momento.

—¿Ahí es a dónde vamos? —preguntó Shun.

Ikki asintió con la cabeza y no dijo nada más hasta después de haberse acercado al cementerio.

—La torre puede jugar con tu mente —dijo, refiriéndose a la torre quemada—. Si oyes voces no hagas caso, sólo escúchame a mí. ¿Entendido?

Shun asintió y se acercaron hacia la torre. No muy lejos había una entrada en el suelo, hacia algún tipo de subterráneo.

—El tercer piso de las catacumbas es nuestro objetivo, hay una sala un poco alejada que tiene monstruos con unos pocos niveles más que tú. No debería ser difícil acabar con ellos para ti —animó—. Yo te ayudaré si tienes problemas.

Entraron en silencio e Ikki se encargó de barrer cualquier enemigo que se acercara a ellos antes de entrar en la sala que había elegido para entrenar. Shun se sintió confuso cuando empezó a escuchar susurros, pero pronto dejó aquellas voces al fondo de su cabeza, tenía cosas más importantes a las que prestarle atención.

—Aquí es —Ikki se paró al final de un pasillo con recodo, justo detrás de un pilar—. Primero entraré yo para llamar la atención de los monstruos agresivos. Cuando te grite, entra tú y empieza a curar a los demás. Asegúrate de mantener alejados a unos fantasmas de otros mientras estés atacándoles, porque se ayudan entre ellos aunque no sean agresivos ¿Entendido?

Shun asintió y cambió la maza por el bastón. Insistió en aplicar algunas magias de ayuda a Ikki antes de que entrara en acción e hizo lo mismo consigo.
Shun esperó, cerrando los ojos y apretando los dedos contra el bastón, concentrándose en los sonidos que le llegaban desde la sala a la que Ikki ya había accedido. Huesos rotos, lentos quejidos de agonía y su hermano gruñendo mientras blandía su espada negra como el carbón.

—Shun, ahora... —escuchó el susurro.

El chico abrió los ojos y entró en tromba, sólo para encontrarse con tres esqueletos que se giraron y tardaron un segundo en levantar las espadas y entrechocar sus huesos a zancadas largas hacia él.
No gritaban. ¿Cómo iban a gritar sin cuerdas vocales?, fue el pensamiento fugaz de Shun antes de fruncir el ceño, levantar el bastón y probar por primera vez la cura de área. Haces de luz cálida surgieron de su mano, levantándose como una nube de vapor hacia sus enemigos.
No fue mal, pero tampoco terminó con ellos en el primer golpe. Un vistazo rápido le dijo a Shun que Ikki aún estaba entretenido con una especie de demonio, así que se retiró a la carrera hacia el pasillo, enfocando sus ataques de forma automática en uno de los esqueletos e hinchándolo a curas una y otra vez.

¿Por qué le había llamado su hermano si aún no estaba preparado? Shun frunció el ceño, corriendo directo hacia los dos esqueletos que quedaban y cambiando del bastón a la maza para defenderse en el momento en que los tuvo cerca. Consiguió sobrepasarlos llevándose sólo un par de arañazos de sus espadas oxidadas.

—¡Hermano! —gritó al entrar a la sala.

Ikki se giró, sacando la espada de doble filo del cuerpo del demonio caído. Frunció el ceño al ver a su hermano perseguido por dos esqueletos.

—¿Qué haces aquí? No te he llamado. —fue su única reacción, aún sorprendido.

—Pero hermano, ¡haz algo! —se quejó Shun mientras llegaba a su lado.

—Atácales —indicó levantando la espada con las dos manos—, yo te cubro.

Shun rodó los ojos, tomó aire y equipó de nuevo el bastón. Ikki ladeó la espada en alto y sonrió con muchos dientes, este era su elemento.



Cuando Shun siguió a su hermano y Hyoga se vio solo, miró a su alrededor, comprobando que, al menos en ese momento, no había muchos jugadores en Lavender Town. Se preguntó si era normal o cosa de ese día. Se rascó la cabeza y se encogió de hombros antes de empezar a callejear.

Lavender Town, aparte de por su música tétrica, era conocida por ser la ciudad de los trabajos oscuros. Allí iba quien quería convertirse en Fallen Angel.

—¿Y qué tiene esta ciudad que ofrecer para un Black Mage? —susurró buscando un mapa en su omnitool.

No tardó en localizar un NPC de ayuda a los novatos. Hablar con él para que le diera la información que buscaba fué todo un reto.

—En su visita a Lavender Town debe acudir al ayuntamiento, obra obligad-

—¡Qué me da igual! ¡Qué quiero ver las quest para Black Mage de mi nivel! —gritó Hyoga desesperado, gruñendo por la frustración.

Unos minutos después consiguió la información que buscaba y ponderó sus posibilidades.
Tomó primero una quest que lo tuvo dando vueltas por toda la ciudad, corriendo de un lado a otro para completarla en poco tiempo. En su ir y venir tuvo que visitar una tumba del cementerio y rezar delante de ella. Mientras rezaba echó una ojeada a la torre quemada que veía un poco más allá. Lúgubre era una buena palabra para definirla. Tétrica tampoco le iba mal.

La experiencia ganada le dio el último empujón para subir un nivel más y los objetos no le venían para nada mal. Después se dedicó a comprar algunas cosas básicas con el poco dinero que tenía y por último repasó la información de la siguiente misión.
Estuvo contemplando el párrafo proyectado por su omnitool durante unos minutos, decidiendo si valía o no la pena arriesgarse tanto, pero la recompensa fue lo que le convenció.

Apagó la omnitool con decisión y puso rumbo a las catacumbas, tercer nivel, sala del fondo a la izquierda.


   

—Ha sido la torre —terminó por explicar Ikki cuando tomaron un descanso de matar monstruos—. Te ha hecho oír mi voz.

—Como me habías dicho que sólo te escuchara a tí... —intentó excusarse por cuarta vez Shun, sentado en el suelo del pasillo.

—¡Ya, Shun! ¡ya lo sé! —dijo Ikki, andando de un lado a otro del pasillo, abriendo los brazos y levantando las manos— La próxima vez hazme caso si ves que te hablo o si te mando un mensaje privado.

Ikki dejó de caminar, plantándose delante de Shun, con las manos en la cadera. Afirmaron los dos con la cabeza al mismo tiempo, dándose por enterados de la nueva dinámica. Ikki sonrió hacia Shun, ofreciéndole una mano para ayudarle a levantarse, mano que Shun tomó con otra sonrisa idéntica a la de su hermano.

—Vamos, sigamos con el entrenamiento.

—¿No habrá vuelto el demonio? —preguntó Shun.

—Ah, ese... —Ikki se crujió el cuello— No, no pertenece a esta sala. Probablemente haya llegado aquí persiguiendo a otros personajes.

—Pero no había nadie dentro... —murmuró Shun mientras echaba un último vistazo a su árbol de habilidades.

Ikki se encogió de hombros.

—Los habrá matado.

Shun se giró para mirar a Ikki con horror y él cayó en la cuenta de lo que significaba ahora la muerte dentro del juego.

—O se habrán escapado con algún objeto... —se corrigió.

Después de unos segundos incómodos, Ikki palmeó la espalda de Shun y los dos entraron a la sala a seguir con lo suyo.
Ikki dio una vuelta, llevándose detrás cualquier bicho agresivo y acabando con ellos fácilmente mientras Shun se acercaba a un zombie solitario, curándolo y atrayéndolo hacia el pasillo desierto para jugar con mayor tranquilidad.
Continuaron así por un rato, mientras Ikki trepaba una columna para vigilar desde las alturas el respawneo de esqueletos, bajando para cargárselos a todos una vez regenerados. Justo después de la segunda ronda, mientras Shun se encargaba de un fantasma en un rincón de la sala, otra persona hizo su aparición.

Hyoga entró en la sala, dio un vistazo rápido, frunció el ceño al ver a Ikki y a Shun y volvió a salir. Shun no se dio cuenta, pero Ikki sí.
El moreno saltó desde su asiento privilegiado y se asomó al pasillo, chocando con Hyoga que volvía a entrar.

—¿¡Qué haces!? ¡Mira por dónde vas! —espetó Ikki, mordiéndose la lengua antes de insultar a Hyoga al recordar que su hermano andaba cerca.

—¡Qué haces tú! —gritó Hyoga de vuelta— El juego no es tuyo, puedo estar donde me dé la gana.

Hyoga se cruzó de brazos, levantando la barbilla. Ikki rodó los ojos al tiempo que Shun se acercaba a ellos, habiendo acabado ya con su fantasma.

—¡Hyoga! —chilló Shun, complacido de verlo— ¿Qué haces aquí?

Hyoga no dejó de mirar con desconfianza a Ikki mientras contestaba la pregunta de Shun.

—Hay una quest para Black Mage... tengo que matar esqueletos en esta sala para conseguir un drop en específico. La recompensa es buena.

—¿Qué te dan? —preguntó Shun, agarrándose al bastón antes de murmurar hacia Ikki— Yo quiero hacer quests, hermano. Luego me apuntas a alguna.

—Un bastón y una túnica.

Ikki se aguantó la risa en la garganta.

—Si es por equipo, toma. Y déjanos en paz. —gruñó, ofreciéndole a Hyoga una bolsa marrón cerrada con una cuerda.

Hyoga entrecerró los ojos y apretó los puños mientras aspiraba profundamente. Estaba empezando a bajar la cabeza sin perder contacto visual, en una clara demostración de enfado.
Shun miró de uno a otro, parecían dos ciervos dispuestos a darse cabezazos hasta que uno de los dos, o los dos, quedase inconsciente. Dio una palmada, atrayendo la atención de ambos.

—¿Por qué no hacemos party? —propuso Shun con una sonrisa brillante.

—¿¡Qué!? —berreó Ikki.

—¿Cómo? —parpadeó Hyoga confundido.
« Last Edit: September 27, 2018, 03:33:11 AM by Neko »


Neko

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #24: December 08, 2013, 01:55:00 PM »
Me había quedado trabada con este aporte, ahí a la mitad, pero tenía ganas de terminar ya con este grupo y continuar con el de Neko. El equipo que le dan en Lavender Town a Hyoga por terminar la quest es más o menos lo que lleva Aramis en la última película que hicieron de Los tres mosqueteros. Es el que va de negro con la cruz por fuera (normalmente a la derecha y en una de las fotos de frente): 1, 2, 3




10. Oh, ¿no te he enseñado aún mi conejo?

   

—No, no, no… —fue lo segundo que dijo Ikki ante la propuesta de su hermano— No puedes estar hablando en serio, no conoces a este tío de nada.

—Hermano —empezó Shun, poniendo una de sus manos en el antebrazo de Ikki—, a veces hay que tener un poco de fé en las personas.

Hyoga miraba de uno a otro, sin saber muy bien que decir. Abrió la boca y la cerró.
En parte quería hacer party con ellos. No conocía a nadie más en todo el juego y parecía que Shun sabía como mantener a Ikki bajo control. Su instinto le decía cosas buenas de ambos, incluso del gruñón Dark Knight que tenía una discusión de miradas y gestos con su hermano menor.
Hyoga se esperó a ver el resultado de tan disputada pelea. Al parecer iba ganando Shun, porque se giró todo sonrisas y extendió su mano hacia Hyoga, señalándolo.

—Tú quieres ir a por esqueletos y yo a por fantasmas y zombies. Si hacemos party, entre los dos podemos repartirnos el trabajo en esta sala —explicó Shun—. Debemos tener un nivel parecido, así que la división de experiencia debe de ser óptima. Tú consigues el drop para tu quest y yo voy subiendo de nivel más rápido. Y si algún bicho más grande aparece en la sala, mi hermano nos puede proteger. Todos ganamos.

Ikki chistó, cruzándose de brazos y crispando los hombros. Lo que decía su hermano tenía lógica y era perfectamente viable, pero los problemas que tenía Ikki para confiar en la gente se metían por en medio de aquel plan.
Miró a Hyoga, que parecía pensar seriamente en lo que había dicho Shun. Después de unos segundos de silencio, Hyoga asintió con firmeza y levantó la mano para estrechar la de Shun. Ikki volvió a chistar, entrecerrando los ojos mientras Hyoga y Shun creaban una party.

—¿Cómo la llamamos? —preguntó Shun con los dedos revoloteando sobre la omnitool— ¿Casa de Libra te parece bien?

Hyoga arrugó el entrecejo y se encogió de hombros, algo incómodo.

—¿Por qué Casa de Libra?

Shun miró hacia el marco de la puerta de la sala y señaló con un dedo hacia uno de los adornos allí arriba.

—Es el nombre de la sala.

Hyoga se rascó la barbilla y apretó los labios.

—No sé, no me acaba de gustar…

Ikki rodó los ojos, aunque luego los volvió a fijar en Hyoga.

—Pues ‘Una de zombies’ se queda —canturreó Shun, a lo que Hyoga asintió esta vez—. Te parece bien todo esto ¿verdad, hermano?

Ikki tardó un poco en responder y al final Shun sólo obtuvo un gruñido de respuesta y la vuelta de Ikki a su pilar de observación. Dejaría que hicieran party, pero no iba a quitarle el ojo de encima a Hyoga durante el tiempo que durara su pequeña aventura juntos.
Shun se encogió de hombros y sonrió hacia Hyoga, que se dedicó a poner sus habilidades al día antes de empezar con la caza de mobs.


   

Las primeras horas fueron bien, Hyoga tenía buena visión de juego, casi memorizando en qué orden y dónde iban a aparecer de nuevo los esqueletos y usando sus hechizos de hielo para pararles los pies y luego acabar con ellos.
Shun se había adaptado rápido y como llevaba un rato jugando, simplemente se dejó llevar por la rutina, atacando a los fantasmas solitarios y a algún zombie, siempre manteniéndose lejos del monstruo.

Ikki sólo tuvo que ayudarles una vez, cuando una especie de león en estado de descomposición metió sus zarpas en la sala. No era un boss ni un mini boss, simplemente era un monstruo que se había colado en la habitación incorrecta.
Ikki acabó con él en cuestión de segundos y observó su espada mientras volvía a su puesto de vigía. No tardaría mucho en necesitar una nueva.

Subieron unos pocos niveles y pararon por dos motivos: Shun y Hyoga estaban agotados y el segundo ya había conseguido todo el drop que había ido a buscar.
Shun estiró las piernas, sentado en el suelo del pasillo y bostezó.

—¿Y ahora qué? —preguntó mientras se frotaba las piernas.

—Yo voto por descansar. —levantó una mano Hyoga.

Ikki se mordió el interior de la mejilla para no agregar alguna puya. Aunque no tuviera mucho nivel, Hyoga se movía bien en el juego y eso Ikki lo tenía que admitir quisiera o no.
Ikki bufó por la nariz y se dejó caer al suelo, aún cruzado de brazos.

Más tarde, como veinte minutos después, Hyoga empezó a levantarse para despedirse, pero Shun alegó que sería bueno ir al pueblo y comer algo para reponer fuerzas.
Los tres se dirigieron a Lavender Town y Shun insistió en acompañar a Hyoga hasta el NPC que debía darle el equipo.

Hyoga se cambió la túnica y el bastón básicos que aún llevaba por los que le habían acabado de entregar. Se sorprendió al ver su túnica gris parpadear por un momento antes de tener el brazo cubierto de tela negra. Era la primera vez que se cambiaba.
Miró hacia abajo. El conjunto era negro y con brocados del mismo color por delante. Volvía a llevar pantalones y se sacó la cruz dorada del interior de la chaqueta para llevarla por fuera.

—Te quedaría bien con unos guantes y botas nuevas. —dijo Shun, estirándole de la manga de la camisa antes de arrastrarlo hacia la tienda de equipo.

Hyoga vendió los objetos que no le servían de nada y compró las botas y los guantes nuevos, negros también, con el dinero que había ganado entre el entrenamiento y las ventas.
En cuanto estuvo listo, Shun se colgó del brazo de su hermano y de su nuevo mejor amigo, según él le había bautizado, para llevarlos a una posada a comer.


   

Hyoga se quitó los guantes y estiró de los puños de la camisa interior, que asomaban por debajo de la chaqueta negra.

—Gracias. —sonrió hacia la camarera que servía sus comidas, una NPC, por mera costumbre.

Ikki ahogó una risa en el fondo de la garganta y se arrebujó un poco, apoyando el hombro en la pared. Shun miró de uno a otro, extrañamente sentado frente a los dos. Ni Ikki ni Hyoga sabían como había sucedido, pero allí estaban, compartiendo banco.

—Tiene buena pinta —terminó por decir Shun—, una pena que no sea de verdad.

—Hablando de eso, ¿cómo nos estarán manteniendo con vida fuera del juego? —dijo de repente Hyoga— ¿Habéis pensado en eso?

Ikki envaró la espalda y carraspeó antes de agarrar su tenedor y empezar a jugar con la comida.

—En los arcades vi sueros, probablemente nos alimenten con ellos. Teniendo en cuenta la diferencia de percepción del tiempo no habrá pasado mucho tiempo allá fuera.

Todos asintieron y por casi un minuto la comida continuó en silencio. A Ikki casi parecía que le obligaran a comer, mientras Hyoga y Shun saciaban la sensación irreal de hambre con unos cuantos píxeles.

—Y dime, Hyoga ¿Qué piensas hacer a partir de ahora? —preguntó Shun con una sonrisa, agarrando el vaso para beber y levantando las cejas para darle más énfasis a su interrogante.

—Pues… no lo había pensado. La verdad.

Hyoga se removió en su asiento y desabrochó un botón más del cuello de su chaqueta nueva. Ikki desvió la mirada de su plato hacia el movimiento, levantando una ceja mientras masticaba lentamente al ver como la nuez de Hyoga subía y bajaba al tragar.

—Tal vez volver a Columbia. Hay un libro que necesito para tener una habilidad específica que sólo puedo comprar allí —explicó el black mage mientras se echaba un poco hacia atrás, con su comida ya acabada—. Es un poco caro, pero creo que puedo conseguir el dinero durante el viaje.

A Shun le brillaron los ojos, Ikki empezó a incorporarse y estaba abriendo la boca para negar la petición que sabía que iba a hacer su hermano cuando Hyoga les cortó a los dos.

—Esta posada tiene habitaciones ¿verdad? Creo que necesito hacer una siesta.

—Sí —indicó Ikki, señalando hacia un costado—. Tienes que hablar con ese NPC de ahí.

Hyoga se giró a mirar a Ikki, sorprendido y le dedicó una sonrisa pequeña.

—Gracias.

Ikki se preguntó si lo decía de verdad o por costumbre, como con la npc camarera. Torció el morro y apoyó la barbilla en la mano, frunciendo el ceño y sin contestar al agradecimiento de Hyoga.
Se levantó de la mesa, intercambiando de nuevo una promesa de estar en contacto con Shun y dirigiéndose hacia el NPC que le había indicado Ikki.

En cuanto estuvo fuera de vista Shun giró la cabeza hacia Ikki con rapidez.

—¡No! —estalló Ikki con un dedo hacia su hermano— ¡Simplemente, no!

—¡Pero hermano! —gimió Shun— Es peligroso ir solo ¿Y si le atacan?

Ikki apretó los labios y desvió la mirada durante un momento, pero miró a Shun de nuevo con dureza antes de añadir.

—No es mi problema.

Shun se mordisqueó el labio y emitió un gemido bajo desde dentro de la garganta, sin siquiera abrir los labios. Se llevó un nudillo a la boca, como pensando. Abrió la boca y la cerró y repitió el movimiento antes de levantar la mano hacia Ikki, hablando algo inseguro.

—Pero te cae bien…

—No. —negó Ikki con rapidez.

—¡Pero a mi sí! —Shun vio la mueca de Ikki y sonrió triunfal, había encontrado su argumento perfecto— ¡Vamos, hermano! Me cae muy bien, si le pasara algo lo tendría en mi conciencia para siempre jamás. ¡Ahí, cargándome!

Ikki apretó la espalda contra el respaldo de su banco y se cruzó de brazos, desviando la mirada hacia el interior de la posada. Cuando sus ojos se pararon un momento en el hueco del pasillo que Hyoga había seguido para ir hacia las habitaciones y sus ojos parpadearon casi imperceptiblemente, Shun sabía que había ganado aquella discusión, aunque le costara un poco más doblegar su cabezonería.

Unos cinco minutos después, Ikki suspiró vencido y Shun alquiló una habitación para una siesta corta.


   

Hyoga se despertó de su siesta con una sensación extraña, como la última vez que durmió en el juego. Había recuperado parte de su energía, la suficiente como para funcionar toda la tarde y parte de la noche.
Se entretuvo en la habitación arreglando su inventario y cuando por fin decidió salir, una sorpresa le esperaba al otro lado de la puerta.

—¡Hola! —saludó Shun con una sonrisa resplandeciente— ¿Qué tal has descansado?

—Hmn… ¿bien? —preguntó Hyoga, no muy seguro— ¿Qué hacéis aquí?

Ikki le tiró algo a Hyoga, que lo cogió al vuelo. Era una capa, negra también, como el resto de su actual atuendo.

—Esperarte, equípate eso.

Hyoga miró la prenda y luego a Ikki y después a Shun. Frunció el ceño y Shun se encogió de hombros con una sonrisita.

—No quier-

—Póntelo o tíralo, me da igual. A mi no me sirve y a Shun tampoco.

Hyoga apretó la tela entre los dedos, apretando los labios.

—Lo he encontrado en el inventario de mi hermano mientras buscaba algo de equipo para mí. ¿No lo quieres?

Hyoga suspiró y se puso el manto de la manera habitual, maravillado de como se ondulaba al darle la vuelta en el aire para dejarlo caer sobre sus hombros.

—Gracias —acabó diciendo mientras ajustaba el broche—. Pero en serio, ¿qué hacéis aquí?

—Ya te lo he dicho —contestó Ikki, con un tono entre impaciente y cansado—. Esperarte.

—¿Por qué? —insistió Hyoga.

—Para irnos a Columbia.

Durante diez segundos los tres se dedicaron a mirarse con distintas expresiones. Hyoga había aprendido en poco tiempo que si a Shun se le metía algo en la cabeza era difícil de sacar. Así que, derrotado como Ikki, suspiró, levantó las manos y señaló el otro extremo del pasillo.

—Está bien, pues… en marcha.

Ikki fue el primer en marcharse, separándose de la pared e imponiendo un paso enérgico. Shun trotó detrás de su hermano con una sonrisa satisfecha y Hyoga los alcanzó después de rodar los ojos.

—Oh, ¿no te he enseñado aún mi conejo? —preguntó Shun de la nada— Se llama Marshmallow…

Y así, iniciaron su primer viaje juntos.
« Last Edit: September 27, 2018, 03:36:24 AM by Neko »


Shura

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #25: December 08, 2013, 01:55:40 PM »
# 05.

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Amanecía en su segundo día encerrada dentro del juego.
La idea de acampar en el bosque, al calor de una hoguera, siempre se le había presentado muy idílica, con el cielo estrellado sobre sus cabezas y el silencio del bosque. Pero a decir verdad, Shura nunca había dormido fuera de casa durante todos sus años de vida, y pasar de la comodidad de su conocidísima almohada, a apoyar la cabeza sobre corteza y musgo, borraron todo rastro del romanticismo que siempre había imaginado de una acampada al aire libre.
-Shura, ¿estás despierta? El desayuno está listo, ven a comer un poco.

Al principio no reconoció la voz de Nero, casi no había dormido pasando la noche en un estado de duermevela, en su improvisada cabaña entre el tronco de un árbol caído y ramas apoyadas a modo de pared y techo. Salió arrastrándose, todo aquello era tan diferente a lo que estaba acostumbrada, que aun tardó un rato en poner sus ideas en orden.


El chico la tomó por el brazo para ayudarla a ponerse en pie, guiándola al lado del otro novicio e indicándole que se sentará a su lado.
Se apartó un poco para observar la escena, suspirando de manera casi maternal al ver a sus dos agotados compañeros, recordaba la primera vez que había dormido a la intemperie, seguramente también tendría aquel rostro cetrino y apagado con los ojos enrojecidos. Pero pronto terminarían por acostumbrarse.
-Esperar aquí un momento, voy a ver si ha caído algo en la trampa.

JoJo giró la cabeza para acabar Shura y él mirándose directamente a la cara... ahí no había espejos, pero por la mala noche que había pasado, tenía que ser muy similar a la cara que ella tenía.
-Estas horrible. -A Shura le salió el comentario tan natural, como si se lo dijera a su propio reflejo justo antes de ponerle remedio.
-Pues yo nunca te había visto más guapa. -Sonrió cuando ella ahogó una risa golpeándole en el brazo, mantenerse cínicos pese al cansancio les hacía ir recuperando el buen humor. Joseph desenrollo parte de su bufanda pasándole el extremo por alrededor del cuello para que también empezase a entrar en calor.


-¡Traigo el desayuno! -Doppio hizo acto de presencia, habían hecho un fuego para preparar el desayuno en un claro al lado de donde ellos habían dormido, portaba dos platos con sopa humeante y llena de castañas, cebolla y raíces comestibles.
-No tengo mucha hambre... -Shura tenía la sensación de que se le había cerrado el estomago por la mala noche de sueño, pero se arrepintió en el acto de sus palabras al ver como el chico con pecas hacía un puchero por el rechazo.
-Lo he cocinado especialmente para vosotros... es mi modo de daros la bienvenida... ten-tendría que haberos preguntado, lo siento Sugus.
-No, no, no he terminado de hablar Doppio, ess... que esta noche he comido muchos insectos mientras dormía, y sí, pensaba que no tenía hambre, ¿pero sabes qué? Tengo hambre, y mucha, necesito algo delicioso para recuperarme. -Shura se inclinó para recoger el plato de las manos del chico, se dijo a sí misma que tendría que quitarse aquellos remilgos. Por suerte la comida parecía bastante buena y tenía buen sabor, felicito a Doppio por ello y este volvió a recuperar el buen humor.

-¡He atrapado una liebre! -Nero apareció en un salto entre el grupo zarandeando la presa muerta, estaba resplandeciente, no era la primera trampa que había preparado a lo largo de su partida, pero si era la primera trampa donde atrapaba algo comestible.
-Uuuuaaaa! -Shura y JoJo entonaron aquello con los ojos brillando de la admiración.
-¡¡¡UUAA!! -Doppio se llevó las manos a la cara cerrando los ojos con fuerza recibiendo el susto de su vida por aquella escena. -¡Por favor! Soy vegetariano, no aguanto este tipo de escenas.
-Ah... no, no Topping, no he terminado de enseñar lo que he traído, ¡para todos he conseguido higos! -Dejó el animal en el suelo a su espalda y levantó triunfante un saquete que parecía lleno de la mencionada fruta.
Los tres presentes le vitorearon por su esfuerzo hasta que el chico les cortó empezando a sentir que se ponía colorado de la emoción.
Al grupo se le unió Sol que les repartió pan negro para acompañar la sopa de Doppio.

-Nero, buen trabajo atrapando la liebre. -Sol le dio una fuerte palmada en la espalda casi haciendo que este derramase su plato.
-N-no ha sido nada, tú me enseñaste a preparar trampas.
-¡Ah, sí! -Doppio dio un respingo recordando algo importante. -Tengo que darte las gracias Cuteboy, por llenar las cantimploras de todos, sin tu ayuda no hubiera podido preparar el desayuno.
-Recoger agua, fruta, preparar trampas... ¿hay algo que no hayas hecho hoy Nero? -JoJo picoteaba con los dedos, los trozos de comida más grandes que no había podido tragar junto con la sopa.
-Bueno... también he afilado las armas, ordenado el equipo, recogido unas pocas de hierbas medicinales, he zurcido los cinturones para reforzar las protecciones, también he cosido una improvisada red por si se presenta la ocasión para pescar, he preparado y guardado cebo por si tenemos que huir de algún animal peligroso, he... -Enmudeció cuando se dio cuenta de que todos habían dejado de comer y le miraban estupefactos.
Comenzó a ponerse otra vez colorado.

-Nero... -Shura tragó saliva nerviosa por lo que iba a decir.
-Vas a decir: “cásate conmigo”.
-Cásate conmigo. -A Shura se le fue la emoción al momento, entornó los ojos mirando suspicaz hacía JoJo que había adivinado su comentario. -¿Y tú cómo sabías lo que iba a decir?
-Porque nadie que tenga la oportunidad deja escapar a un partido como este. -Se encogió de hombros inocente.
-Es inútil que insistáis, -Sol estaba divertido por ver al espadachín tan incómodo, una buena inyección de ego le animaría para el resto del día. -Yo soy su mentor, no contaréis con mi bendición hasta que no seáis dignos de mi pupilo.
Nero comenzó a toser con fuerza ahogándose cuando el desayuno se le había ido por otro lado.
“Ahhh, que mono.” -La chica sonrió bobamente mientras JoJo le picaba en la mejilla con el dedo.
-Se te lee en la cara lo que estás pensando. 
-¿En el mundo real también eras tan eficiente Cuteboy?

Doppio miró a los presentes avergonzandose por la pregunta que había hecho sin mala intención, un velo incómodo de silencio cayó sobre los presentes... pasará lo que pasará, no era por su elección, era lo que les estaba obligando a vivir el GM al encerrarlos en aquel mundo.
-Bueno... no tanto, -Nero se sentía responsable de contestar para romper el hielo. -Solía cumplir cuando me tocaba poner y vigilar la pizza en el horno... -se le contagió la risa que había soldado Shura al escuchar la anécdota. -Dios... como echo de menos la pizza. 
-Yo también echo de menos la comida italiana... -Doppio miró a su alrededor para asegurarse de que no volvía a meter la pata por su comentario, pero esta vez el ambiente era relajado. -La pasta con salsa de tomate y el café.
-Italianos... qué bien saben hacer las cosas.-A JoJo se le escapó un suspiro casi romántico perdido en sus pensamientos. -Yo echo de menos la Coca-Cola, una bien fría.
-Yo echo de menos internet...
-¡Anda ya Shura! -Nero comenzó a reírse llevándose la mano a la boca, pensando que estaba de broma.
-Estas atrapada en la red del juego, podría decirse que más adentro de internet no podrías estar, o lo más similar a internet al menos. -JoJo también comenzó a reírse, pero él se sospechaba que la chica hablaba en serio.
-Estaba siguiendo una subasta que terminaba hoy. -Dramatizo el momento secándose unas ficticias lágrimas.
-Mi reino por un cigarrillo... -Sol parecía paladear la palabra. -Eso y la buena música, nada como Queen.
-Y los Beatles, hermano. -JoJo y Sol se inclinaron el uno hacia el otro para chocar el puño amistosamente.
-Quiero escuchar Muse. -Shura suspiró largamente marcando con los dedos sobre su pierna el ritmo de la canción que le había venido a la cabeza.
-Yo prefiero Offspring. -Nero cerró los ojos y se dejó llevar por el ritmo moviendo los dedos en el aire como si tocase una guitarra invisible.
-¿Conocéis Daft Punk? Vale la pena escucharlos, solo con los cascos de música, muy alto... -Doppio ahueco las manos llevándoselas a los oídos, sonriendo tímidamente, como si tan sólo así, pudiera revivir lo que acababa de decir.   

Eran detalles del mundo real, pero comentarlos en voz alta sentaba muy bien, comenzaban a conocerse y a congeniar, les ayudaba a recordar que eran ajenos a aquel mundo, que no eran marionetas de nadie, que tenían una vida a la que valía la pena regresar.


Levantaron el campamento, según les anunció Sol, tardarían menos de tres horas en llegar hasta donde podrían terminar la quest de White Mage. Si la suerte les acompañaba, regresarían a tiempo a la ciudad a tiempo y no tendrían que volver a acampar al raso.
-Hay que comprar algún teleport, no se puede estar así y cargando con todo el equipo... -Nero suspiró largamente cuando ya habían hecho más de la mitad del trayecto.
-Los teleport son para los mayores, no hay premio hasta que no subáis de nivel.
-Eres un cenizo, Sol. 
-Me lo repites la próxima vez que necesites que un servidor te salve el culo.
Seguían caminando por el bosque, la brisa mecía las copas de los árboles, el sol aún no estaba lo suficientemente alto así que la temperatura era suave. JoJo llevaba un rato pensando en ello, era un momento idóneo del día para que las criaturas salieran a cazar o a conseguir alimento, pero no había ardillas, ni roedores, ni siquiera un triste pájaro sobre una rama, no habían encontrado ni un solo enemigo que les ayudase a subir de nivel desde que habían salido del campamento.
El bosque comenzaba a abrirse, mostrando un camino que indicaba la recta final para llegar al lugar donde se hacía la quest, y entonces se paró en seco al darse cuenta, era un camino que inevitable tenía que seguirse, a su alrededor no había ningún sonido porque otras criaturas ya lo habían intuido: aquel era el lugar idóneo para una trampa.
-¡No os mováis!   


Pero era tarde, les acechaban desde hace mucho.
El peligro se abalanzó sobre ellos como una sombra, para devorar su carne y sus huesos.
Y no había nada que pudieran hacer para evitarlo.


---

“¿Estás ahí?”


Shura

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #26: December 08, 2013, 01:58:55 PM »
# 06.


XX
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Se abalanzaron sobre ellos, un solo segundo más, sin que el aviso de JoJo les hubiera puesto sobre alerta, y al menos dos miembros de la party habrían perdido su primera vida.


Sol agarró a un sorprendido Doppio que gritó asustado cuando aterrizó una enorme criatura apenas un segundo antes donde había estado, tenía los ojos amarillentos inyectados en sangre, de su forma felina destacaban dos enormes dientes de sable que salían desde los colmillos de su boca, y su piel estaba cubierta de piedra.   
Shura y Nero se apartaron a tiempo evitando también el fatal destino y uniéndose a sus otros tres compañeros. La criatura se giró hacia ellos rugiendo amenazadoramente.
-¡En formación! -Por encima del ruido, se alzó la voz de Sol que dando un paso hacia delante encabezó el grupo. -¡Los novicios detrás! ¡Detrás!
Nero se colocó a su lado, apretando los dientes y desenvainando su estoque, listo para la batalla.
-No tan rápido. -El paladín necesitó sólo unos segundos para percatarse de que la criatura no les prestaba atención a ellos dos... era algo que quedaba detrás de ellos y resultaba que los espadachines estaban en su camino. -No me jodas...
-¡Atrás, atrás! -Doppio empujaba a los dos novicios hacía el bosque para alejarse del rango de ataque de aquella criatura y al mismo tiempo preparar su área de acción.
Sería un combate mucho más sencillo si al menos otro más de ellos tuviera un nivel alto de job, pero además de que no era el caso, tenían a dos novicios que no servirían de nada para la batalla.


Shura miró un momento por encima de su hombro, solo para cerciorarse de que se trataba del mismo animal que recordaba, del que habían huido antes del mensaje del GM.
-¡JoJo! ¿¡Ese no es...!?
-¡Sí! ¡Sí! ¡Yo también lo he visto! -Pero aquella vez, no había un río al que poder lanzarse y huir.
-¡Nero! Ha rastreado a los novicios. -Sol tenía los conocimientos necesarios del juego para reconocer a un cazador. Tendrían una única oportunidad en el primer golpe, tenían que aprovechar que eran dos y que no eran la prioridad de aquella criatura. Era importante mantener la sangre fría. -Esperá que sea él el que se acerque, atacaremos los dos a la yugular cuando lo tengamos encima
-¡No! ¡Yo voy ahora! -El espadachín no escuchó nada más abalanzándose directamente contra el enemigo.   
-¡NO! ¡NO! -Intentó detenerlo, pero sus dedos solo atinaron a cerrarse en el aire cuando intentó alcanzarlo.
Nero iba muy confiado en sus habilidades. Era rápido y tenía buena técnica, pero no tenía la potencia y la habilidad necesaria para detener a su enemigo. Su intención era dar una estocada al rostro, pero falló su primer golpe y el segundo se desvío al cuerpo de piedra apenas reduciendo los puntos de vitalidad de su rival.
 
Sol no tenía tiempo de potenciar su arma para el golpe, desenvaino su espada larga, intentando mantener la calma aun cuando la bestia había derribado a Nero de un fuerte zarpazo que lo mandó contra el tronco de un árbol, dejándolo inmóvil y tirado en el suelo.
-¡EY! ¡Aquí cabrón! ¡No te vayas sin probar el plato principal! -La provocación fue recibida por un nuevo rugido de la criatura, el animal se cuadro clavando las zarpas en el suelo, tomando impulso para iniciar una carrera arrolladora en dirección al grupo.
Sol casi sintió el vacío del aire que provocaba aquella mole de piedra, a casi un centímetro de que lo arrollasen, saltó de su sitio y al tocar el suelo, se lanzó en un certero ataque tras el cuello de la criatura, que hizo que saltara la sangre y parte de la armadura de piedra acompañada de un alarido de dolor, pero no fue suficiente para detenerlo, y estaba demasiado cerca de sus presas para volverse y prestar atención a su atacante.
-¡Tu turno Doppio! -Sol necesitaría solo unos preciados segundos para preparar un ataque, esperaba que para entonces no fuera demasiado tarde.
 
Un aura de color morada apareció sobre el enemigo, como si un velo se hubiera posado sobre él, al principio pareció que el animal se había quedado flotando en el aire un segundo... pero la ilusión desapareció y progresivamente este fue recobrando su velocidad inicial.
-¡Tiene demasiado nivel para mí! -Los ojos de Doppio casi se salían de sus órbitas por la impresión. -¡No puedo pararlo!
-¿Viene a por nosotros? ¡Viene a por nosotros! -La chica sintió por primera vez la mirada asesina del monstruo y llegó a aquella conclusión. Hubiera empezado a escalar el árbol más alto para escapar del peligro, cuando la mano de JoJo sobre su hombro la hizo saltar del susto.
-Escúchame Shura. Esta todo controlado. Tengo un plan infalible para estos casos. -Era la personificación de la calma y la sangre fría, por su rostro estaba claro que tenía la situación bajo control.
“¿Nunca te he dicho lo maravilloso que me pareces?” -O era al menos lo que le hubiera gustado decir a Shura si no tuviera la lengua pegada al paladar del susto que se había llevado.
-Primero, tenemos que utilizar nuestras piernas, -se golpeó el muslo cogiendo aire -y lo segundo... ¡salir corriendooo!! -Moviendo los brazos a los costados y levantando las rodillas, Joseph Joestar echó a correr poniendo tierra de por medio entre él y su perseguidor.
 
“¿Nunca te he dicho lo idiota que me pareces!?”
-¡AAAAAaaaaahhhhhh!! -Aquella vez la chica solo atinó a gritar imitando al moreno en aquella locura de carrera.
No podían llegar muy lejos, por cada metro que ellos avanzaban, el monstruo les ganaba al menos tres, era cuestión de tiempo que les atrapará.
-¡Busca un árbol! -JoJo no podía malgastar demasiado aire si quería mantener el ritmo.
-¿Qué árbol? -Ni que niño muerto, estaban en un bosque, había árboles por TODAS partes. 
-¡A la derecha! ¡Ve a la derecha!
Shura obedeció a ciegas cambiando la dirección de su carrera, evitando de un salto una raíz con la que estuvo a punto de tropezar. Giró la cabeza, solo al mirar por encima de su hombro lanzó una exclamación de sorpresa. JoJo le había pedido que fuera para la derecha, pero él había cambiado su marcha hacia la izquierda alejándose de ella.


La bestia no vaciló un instante en su decisión de a quién atrapar, se fue detrás del chico ignorando a la otra, detrás de la criatura, a la carrera, iba Sol seguido a duras penas por Doppio.
-¡Date prisa!!
-Voyvoyvoy. -El mago casi no podía respirar y mucho menos mantener el ritmo, pero atinó a lanzar un hechizo sobre el paladín que quedó cubierto por un velo azulado, ahora avanzando con mucha mayor ligereza y velocidad.
Shura se unió a la carrera adelantando rápidamente a Doppio, pero aún muy lejos de alcanzar a los otros dos miembros de la party. 
-¡Sígueme! -JoJo exclamó aquello, comenzando a acelerar aún más su carrera.
-¡No lo provoques más! -Sol necesitaba toda la concentración posible y aquel comentario le crispaba, le era difícil de creer que aquel tipo estuviera jugando con su vida como parecía estar haciéndolo. 
“...Me lo ha dicho a mí...” -Shura estaba totalmente convencida de aquello, pero era inútil intentar seguir el ritmo, por más que se esforzara en ir más rápido, no iba a conseguir darle alcance.


La bestia había dado alcancé a JoJo, de un salto estuvo a punto de echársele encima, solo salvándose por saltar hacia delante en el último momento, rodando por el suelo por la fuerza de su carrera junto con la del golpe. La inercia lo arrojó contra un árbol, chocando estrepitosamente contra el y sacudiéndolo por el golpe, amenazando con caerse ya que el tronco parecía podrido y viejo.
JoJo reaccionó rápido pero fue inútil, le temblaban las extremidades para mantenerse erguido y por su rostro se mostraba desorientado, el siguiente ataque marcaría su final.
Sol no iba a llegar a tiempo, un único segundo más era todo lo que necesitaba y Doppio no podía dárselo, si hubiera otra manera de ganar tiempo o de frenar a la criatura...
-¡El árbol! -La chica lo puso en sobre aviso, y este enseguida conecto la idea.
-¡Doppio! ¡Gravedad! ¡Al árbol! 
Por su nivel no iba a tener ningún problema, Doppio concentró su ataque al tronco y con un fuerte “crack”, este comenzó a caer empujado por aquella fuerza invisible.
-¡Esperar! ¡JoJo está debajo!
No había tiempo para escucharla. Y era demasiado tarde. JoJo desapareció bajo el tronco y la bestia quedó atrapada, aún estaba viva, pero Sol dio cuenta de ella, de un salto el mandoble de su espada brillo de color rojizo, cayendo y cercenando la cabeza de aquella criatura.       


Apenas habían transcurrido dos minutos desde el inicio del ataque. Del caos y la confusión, a un silencio lapidario donde los tres miembros restantes de la party que aún seguían en pie, casi ni se atrevían a respirar, digiriendo lo que había sido aquel momento.   
Las miradas del paladín y la novicia se cruzaron, Shura quiso pedirle explicaciones por la situación, pero no había nada que explicar. Guardo su arma recogiendo algo que parecía haber caído de la criatura, e inició la carrera por donde habían venido.
Cuando Shura se fue a acercar al árbol, sintió la temblorosa mano de Doppio sobre su hombro.
-Tenemos que irnos... -Su voz era apenas un susurro.
-Pero... JoJo está debajo del árbol.
El mago negó con la cabeza tirándole de la manga para insistirle en marcharse.
Demasiado perdida que Shura se dejó llevar, antes de dejar atrás aquel lugar volvió la cabeza, nada había cambiado, pero... todo era muy raro, Joseph le había dicho que buscará un árbol y por eso había visto claro el avisar a Sol sobre este, pero ¿a qué había venido separar sus caminos cuando estaban huyendo?
Y entonces lo vio claro: JoJo no estaba huyendo, estaba alejando el peligro de ellos. No habían logrado detener al monstruo, y este ya había herido a Nero. Probablemente no hubiera visto más opción, mejor sacrificarse uno solo que no todo el grupo.
“Nero...” -Se mordió el labio de la preocupación y aceleró el paso para reunirse cuanto antes con los demás.
A JoJo le había salido caro protegerlos, el último pensamiento de la chica era que por lo menos estuviera bien en la iglesia de Prorencia, donde por su configuración, tendría que aparecer al perder una vida.


Cuando llegaron donde estaba el espadachín, Sol lo había sentado contra el tronco de un árbol y el chico parecía consciente...  pero no tenía buena pinta. Se había golpeado en la cabeza, tenía  un corte muy feo en la coronilla que sangraba abundantemente y otro en el costado, estaba pálido y le temblaban los párpados de solo intentar mantener los ojos abiertos. 
-Lo siento mucho... -Tenía la voz cascada por el dolor, pero estaba implícita la vergüenza en cada palabra. A sus dos compañeros se le encogió el corazón de verlo en aquel estado, por la cara de Sol se podía adivinar que estaba conteniéndose para no decir algo... finalmente le dio unas palmadas amistosas en el hombro.
-Le has echado un buen par de huevos Nero, buen trabajo.
-No... -el chico sabía que aquella vez no era así. -Soy un inútil, solo pensaba que tenía que proteger a los novicios y... y yo no pude. No sirvo para nada...
Nero comenzó a cerrar los ojos, relajando los músculos, era como si se estuviera hundiendo en la tierra.
-Ey chico, mantente despierto. -Sol le golpeó en el rostro con urgencia al ver su reacción, por suerte Nero seguía respondiendo.
-Oye Sol... -Shura dio un paso al frente interviniendo. -¿No tendríamos que darle a Nero una poción?
¿Podría tomarla? ¿Estaría a tiempo? Estaba tan debilitado, que parecía que una simple corriente de aire pudiera arrebatarle su primera vida.     
Sol no dijo una palabra, incorporándose y mirando seriamente a la chica, contenía la respiración y un brillo casi malicioso cruzó por sus ojos.
Shura retrocedió confundida. 
“¿Qué pasa?”


Kora

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #27: December 08, 2013, 02:00:45 PM »

011a warm welcome

Cuando salió de la cabina, las piernas de Kora no dieron de sí y cayó rodando por los tres escalones que había para la zona de bajada. Oyó el ruido de chapoteo que hizo al caer, pero estaba todavía en shock, por lo que ni se dio cuenta de que estaba en una superfície cubierta por unos centímetros de agua.

- Kora, siento que no te hayamos dicho nada... pensábamos que sería lo mejor. – Intentó explicarse Asami.
- Dejadme... morir... no puedo... – Respondió la chica, con voz ronca, y rodó hasta quedar bocarriba en el suelo.
- Vamos, Moonshine, no seas exagerada.

Raiden se acercó a ella, tendiéndole una mano metálica. Temblorosa, aceptó la mano, y se levantó, con las piernas aún hechas de gelatina. Se apoyó en el costado de Raiden, mientras Asami le pasaba una mano por la cabeza mojada.

- Ya pasó, ya pasó... – Le dijo Asami. – ¿Nunca has montado en una montaña rusa?
- No... ni pienso hacerlo...

Kora sentía que la habitación todavía le daba vueltas. Tenuemente iluminada por un montón de velas, y con el agua en sus pies extrañamente perfumada por lo que parecían pétalos de flores, la estancia daba lugar a dos túneles que descendían. “¿Esto... esto es Columbia?”.

Con ayuda de Raiden, se sentó en el escalón inferior. Pronto escuchó un grito en la lejanía que iba acercándose rápidamente, y de una nueva cabina que había reemplazado la anterior salieron Yuzuriha y Milo, éste último pálido y con los labios apretados en una línea fina.

- Odio... odio esto... – El bardo se sentó en el escalón al lado de Kora, y le dio unas palmadas en el hombro. – Conozco el sentimiento, hermana.
- Creo que he visto mi vida pasar ante mis ojos... – Mumuró Kora.
- No podemos quedarnos aquí todo el día. – Les interrumpió Raiden, dirigiéndose a uno de los dos túneles.

Yuzuriha levantó a Milo, y Asami hizo lo mismo con Kora. El túnel era sólo una escalera que giraba para llevarlos a una estancia larga y alta, iluminada por un pasillo de velas a ambos lados. Había varios jugadores allí, apoyados en la pared o los medios muros de piedra que enmarcaban la ruta hacia una puerta abierta, por donde entraba la luz del sol.

En la estancia se podía escuchar de fondo un coro en latín, que hacía eco por todo el lugar, y siendo los únicos sonidos los murmullos de los demás y el chapoteo de sus pisadas, la entrada a Columbia tenía un aire solemne.

- ¿Esto no serán las alcantarillas, no? – Kora interrumpió los pensamientos del grupo, una vez empezó a darse cuenta de que estaba empapada. – Huele bien, pero también huele bien un váter si echas ambientador...
- No hay alcantarillas en Columbia. – Le explicó Asami. – Al menos, nadie las ha encontrado de momento. La zona es así porque... bueno, completa el sentimiento ‘espiritual’.
- ¿Eh?
- Ascensión, bautismo... – Continuó la Blacksmith. – Estabas muy ocupada gritando, pero antes de bajar aquí, podías ver la ciudad por arriba. Antes de llegar al paraíso, tienes que pasar como un ritual. Al menos eso es lo que la mayoría interpreta.

Kora asintió, admitiendo para sí misma que si Asami no se lo hubiera explicado, probablemente no hubiera entendido nada de aquel simbolismo. Pero aquellos pensamientos fueron deshechados cuando salieron al exterior finalmente por el estrecho y la luz del sol les acogió... casi cegándolos tras estar un rato con una tenue iluminación.

- ¡La luz! ¡Las gafas no hacen nada! – Se quejó Milo, exagerando. Aunque tenía la palma de la mano en la frente cubriéndose la vista, se podía ver claramente cómo Yuzuriha rodaba los ojos.
- Deal with it. – Contestó la rubia.
- Esto es...

Se encontraban en una fuente, rodeados por tres grandes estatuas. Un jardín se extendía ante ellos, llenando la estancia de tonos verdes, amarillos y rojos, y el canto de los pájaros ponía el toque final a la escena. Kora salió de la fuente la primera, subiendo a saltitos una de las dos escaleras que ascendía a cada lado de la fuente, encantada con el lugar.

- ¡Esto es Columbia! – Terminó la chica, dando una vuelta sobre sí misma, pisando el césped. El olor de las plantas y las flores llenaba sus pulmones, y se giró hacia el resto, sonriente. – ¡Vamos!
- Se le ha pasado el disgusto pronto, ¿eh? – Comentó Milo a Raiden y a Asami.

Tras mirar por unos momentos a la chica corretear delante de ellos, Raiden dejó ir un suspiro.

- Te acabas acostumbrando.

--



El jardín no era especialmente grande, y tras pasar por una puerta de rejas abierta, giraron hasta encontrarse con un gran portón blanco. Esperando al grupo con los brazos juntos tras la espalda, Kora dejó que Raiden fuera quien empujara la puerta.

Como si fuera un balcón sin rejas, llegaron a una plataforma con engranajes en los bordes. Al sentir el peso del grupo, empezó a descender, y por fin Kora vio la ciudad en el cielo por primera vez. Los edificios sobre islotes flotantes relucían a la luz del sol, cajas de madera eran transportadas por encima de ellos a través de un sistema de relés, y podía ver la ciudad acercarse a ellos con todo su esplendor. La calle donde iban a dejarles terminaba en una plaza donde se alzaba una gigantesca estatua, tras la cual podía verse un zepelín.

- Bueno... ahora sí que podemos decir que estamos oficialmente en Columbia. – Le dijo Asami a su compañera, poniendo una mano en su hombro.
- ¡Es... es genial! – Kora saltó antes de que la plataforma se enganchara con la calle, dando unos pasos sobre el suelo de piedra.

Entusiasmada como estaba, no se fijó en que una mujer con pelo azul y un traje ajustado amarillo y negro se acercaba hacia ellos hasta que Raiden se adelantó. Kora se detuvo, observándola. No llevaba ningún tipo de arma, y su vestimenta era ligera. “¿Es esta... la Black Mage?”.

- Veo que habéis llegado de una pieza. – Comentó la mujer, quien tendió una mano a Raiden. – Me alegra ver que no has conseguido que te maten aún, Jack.
- Lo mismo digo. – Respondió éste, alzando una ceja mientras sacudía brevemente la mano de la otra, quien tras ello, se acercó al grupo.
- A Asami la conozco, y vosotros debéis ser... – Apuntó a cada uno mientras recitaba los nombres. – Kora, Milo y Yuzuriha, ¿no?
- Encantado. – Milo aprovechó para tomar la mano con la que apuntaba para besar su dorso. El semblante compuesto de la mujer se torció, cogida por sorpresa. – ¿Y tú eres?
- Maya, de nick Phaselock. – Apartó la mano para apoyarla en su cintura, pretendiendo que nada había pasado. – Black Mage, futura Time Mage.

Los rasgos afilados de Maya se acentuaron cuando les dedicó media sonrisa, cruzándose de brazos. A pesar de que técnicamente sólo era de primer job, parecía muy segura de sí misma. Y al fin y al cabo, había sobrevivido sola en una ciudad de la que se rumoreaba que se había vuelto en una olla hirviente.

- Bien, creo que toca ponerse en marcha ya. – Dijo Maya. – Si hay algo que no nos sobra, es tiempo.

Asintiendo, el grupo quedó liderado por Maya y Raiden, quienes se dirigieron hasta la plaza en la que se erguía la enorme estatua. Había algunos jugadores desperdigados por los bancos, pero en general el ambiente era tranquilo. Maya se dirigió al borde de la plaza, señalando un cartel con horarios.

- Milo y Yuzuriha. – Ambos levantaron la mirada. – Si queréis llegar al centro de la ciudad, los zepelines pasan en estas horas.
- Eso hace... diez minutos para el siguiente. – Dijo Yuzuriha, inspeccionando el cartel. – Milo, ¿tienes los folletos?
- Y fo-

Milo levantó un dedo, empezando una frase, pero antes de que pudiera terminar siquiera la tercera sílaba, Yuzuriha agarró la bufanda y le dio con ésta en la boca. Probablemente tendría la misma puntería con el látigo de Dancer.

- P-Pero... – Trató de excusarse el bardo. – ¡No he dicho nada!
- Pero sé lo que estabas pensando. – Respondió Yuzuriha.

Raiden, Asami y Maya alzaron una ceja, mientras Kora miraba de unos a otros, confundida.

- Sólo os recomiendo que tengáis cuidado. Si veis que se arma escándalo, alejaros. – Continuó Maya tras la interrupción.

Milo sonrió, confiado, mientras pasaba la mano por su guitarra eléctrica. A su lado, Yuzuriha se ajustó la bufanda. Al igual que Maya, tenían un aire de auto-confianza.

- ¿Os importa que nos vayamos adelantando? – Les comentó Raiden. – Tenemos que hacer parada en la feria de alquimistas.
- Ah, no, sin problema. – Respondió Milo. – Ya nos pondremos en contacto cuando terminéis.

La Dancer sólo asintió, apoyándose en el pedestal de la estatua mientras estiraba primero una pierna y luego la otra.

- Entonces... – Continuó Asami. – Nos vemos pronto. Ha sido un placer.
- Lo mismo digo, señoritas. – Milo les lanzó un beso. – Y señorito.

Raiden sólo frunció el ceño antes de girarse rápidamente. Asami sonrió educadamente, y Maya asintió. Kora, más efusiva, agitó la mano en despedida mientras caminaba en la dirección que habían tomado los otros -- hasta que se chocó con Raiden, quien le regañó por no mirar por donde iba.

--


- Entonces, Kora, ¿no sabes nada de los jobs de Black Mage?

La pregunta de Maya la sobresaltó. Apenas habían salido de la plaza, tomando la calle empinada de la izquierda -- Kora aún estaba mirando de reojo para ver si el zepelín de Milo y Yuzuriha había llegado ya.

- No... no realmente. Lilith me explicó un poco sobre los Elementalists. – Se giró hacia la chica de pelo azul. – ¿Qué hace un Time Mage?
- Depende. – Respondió Maya, cruzándose de brazos. – El nombre parece que indique que sólo afecta al tiempo, pero también puede afectar al espacio.
- ¿Al espacio...?

Maya conjuró una esfera azul, del tamaño de una pelota de ping-pong, que quedó flotando sobre su mano. El núcleo era oscuro, y parecía emitir pequeños rayos de electricidad que recorrían la superficie. Al inclinarse para verla mejor, vio cómo unos mechones de su pelo se veían atraídos hacia la bola.

- ¡Gah!

Sobresaltada, dio un salto hacia el lado mientras se sujetaba el pelo, casi cayendo sobre Asami. Maya sólo le dedicó una media sonrisa, y cerrando el puño, la esfera azul desapareció.

- Hechizos de gravedad. Cuanto mayor poder tenga, más fuerte es la esfera, y más puedo invocar a la vez. – Explicó Maya, satisfecha. – De momento sólo puedo controlar una, pero cuando sea Time Mage... ¿Qué te parece?
- No está mal... – Instintivamente, Kora comprobó las puntas del mechón que se había visto atraído por la esfera. A su lado, Maya suspiró.
- No me parece que sea lo que te interese.

Kora levantó la vista del pelo (el cual afortunadamente parecía intacto), sonrojándose. Tampoco quería ofender a Maya.

- ¡N-No es eso! – Levantó las palmas. – Es sólo... que no tengo todavía muy claro nada.
- No te preocupes. – Maya sacudió una mano. – Una vez pasemos por la feria de alquimistas, podrás ver otros jobs.

Satisfecha, Kora asintió. Al menos ya sabía sobre dos jobs para un Black Mage, y pronto conocería más. Iba a comentarle a Maya las ganas que tenía de subir de nivel para ser un miembro útil en el grupo, pero antes de que empezara, la conversación había dejado de girar en torno a ella.

- Vaya, vaya... Mira con quién me he encontrado.

Raiden fue el primero en girarse, el más rápido de todos como siempre, listo para desenvainar su katana. Tras ellos, un jugador masculino se acercaba hacia el grupo con paso tranquilo, pero con su mano cerca del mango de una katana roja que sobresalía de su cinto. De piel bronceada, llevaba el pelo oscuro recogido en una corta coleta, y una barba de tres días.

- ¿Qué hay, Jack? – Preguntó el desconocido, y Raiden sólo entrecerró los ojos en respuesta. – Igual de hablador que siempre. Tienes que tener a las tres damas muertas de aburrimiento.
- ¿Quién eres?

Asami fue la primera en preguntar, cerrando el puño con el guante y mirando al otro con expresión severa. Sin embargo, Raiden la detuvo, poniendo el brazo libre delante de ella. Kora sintió un escalofrío, y Maya le colocó una mano en el hombro, tal vez para calmarla, tal vez para sujetarla.

- Digamos que soy... – El desconocido se rascó la barbilla. – Un amigo de Jack.
- No somos amigos.

Raiden le corrigió con un tono siseante que sólo hizo reír al otro.

- ¿No? – El hombre desenvainó la katana. – Entonces esto será más fácil aún.
« Last Edit: December 29, 2013, 09:47:00 PM by Kora »


Kora

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #28: December 08, 2013, 02:01:54 PM »


012strange highs and strange lows

- Pase lo que pase, no interfiráis. – Advirtió Raiden a sus tres compañeras.
- Sed buenas chicas y escuchad a vuestro amigo. No me gustaría tener que haceros daño.

Maya tenía el ceño fruncido, con la mano sujetando el hombro de Kora, que parecía congelada en el sitio. Asami permanecía quieta, pero su guantelete estaba cargado y listo a pesar de la advertencia del otro. El samurai alzó su katana, en posición defensiva. Frente a él, el otro jugador hizo girar su katana en su mano, antes de apuntar hacia él.

- ¡Venga, Jack!

Raiden corrió hacia el otro, lanzando su primera estocada para que fuera bloqueada por la hoja roja. Con una velocidad sorprendente, Raiden lanzó una segunda estocada al lado, esquivada por el otro con un movimiento rápido, que pronto se convirtió en un contraataque. La fuerza con la que propinó la estocada hizo retroceder a Raiden unos metros.

- ¿Quién es? – Kora se giró hacia Maya, quien observaba la batalla atentamente. – Maya...
- Jetstream, un Samurai de nivel superior a Raiden. – Explicó Asami, examinándolo con su Omnitool. – No tiene guild, ni party activa.
- No la necesita. – Terminó Maya, frunciendo el ceño.

Las otras dos se giraron hacia ella, extrañadas por el comentario, pero no obtuvieron más de la Black Mage. Y la batalla apenas había empezado.

Tras la separación, Jetstream había movido su katana apuntando a Raiden, cuya pose era ahora ofensiva. Los movimientos de Jetstream eran más fluidos en comparación con los del otro Samurai, quien siempre se movía rápido y repentinamente.

Raiden se lanzó hacia Jetstream, la punta de su katana rozando el suelo de piedra y haciendo saltar chispas, pero su rival detuvo el golpe, de nuevo contraatacando. Las primeras heridas de la batalla empezaron, y la sangre salpicó el suelo a su alrededor. Kora notó que de algunas heridas de Raiden salía sangre blanca y no roja. “La nieve...”.

Durante unos segundos, el frenético choque de las hojas se convirtió en una nube borrosa roja y plateada, hasta que un duro embiste de ambos al mismo tiempo hizo que las dos katanas chirriaran una contra otra, lanzando chispas sin que ninguna pudiera hacer retroceder la otra.

- ¿Qué pasa, Jack? – Jetstream le dedicó una media sonrisa. – Noto tu técnica algo floja...

Raiden sólo apretó los dientes en respuesta. De repente, Jetstream subió la hoja de su katana hasta apartarla, haciendo que por inercia el otro tuviera que mover su katana por unos segundos.

Unas milésimas necesarias para que Jetstream girara sobre sí mismo para lanzar una estocada en semicírculo, y Raiden sólo pudo esquivar el golpe saltando hacia atrás en el aire. Su katana fue lo único que se interpuso entre una estocada en plena cara, pero la fuerza del impacto fue lo suficiente para lanzarlo unos cuantos metros en el aire.

La punta de su katana llegó a clavarse, y entre el roce de ésta y apoyando su rodilla metálica sobre el pavimento, pudo reducir la distancia a la que había sido lanzado... hasta que de un rápido salto, Jetstream lo alcanzó y golpeó para lanzarlo rodando sobre el suelo. Las tres mujeres contuvieron el aliento al ver a su compañero caer, y Jetstream se giró hacia ellas.

- No pongáis esa cara aún, chicas. – Extendió los brazos, encogiéndose de hombros. Tras él, Raiden se levantaba. – Apenas estamos calentando.

De nuevo, Raiden tuvo que correr hacia Jetstream, pero esta vez, el otro Samurai se lanzó hacia él al mismo tiempo. Las katanas volvieron a chocar, bloqueándose el uno al otro constantemente. Como pudo comprobar Asami con su Omnitool, Raiden había sufrido daño parcial.

- No vamos a dejar que... – Kora se giró hacia Maya. – ...que...
- No podemos intervenir. – Sentenció la otra, y apretó la mandíbula. – Sería un suicidio.
- Pero... pero Raiden... – La Black Mage abrió los ojos, notando un vacío en el pecho.
- No podemos hacer nada. – Las palabras de Maya salieron entre dientes, y los dedos en el hombro de Kora apretaron con fuerza.

Kora volvió los ojos hacia los dos Samurais, girando y haciendo chocar sus katanas como si fuera alguna extraña danza. “¿Quién es Jetstream...? ¿Por qué ha atacado a Raiden...?”. Miró a Asami, quien permanecía con el ceño fruncido, claramente preocupada, pero algo le decía que ella tampoco intervendría. “Y yo... yo no podré hacer nada.”, admitió, dejando caer los hombros. Juntó las manos sobre su pecho.

- Raiden, por favor... – Susurró para sí misma.

Repitiendo la misma situación de momentos atrás, de nuevo Raiden y Jetstream se encontraron con ambas katanas enfrentadas la una contra la otra, tratando de hacer retroceder al otro por pura fuerza. La constante fricción hacía que las chispas saltaran como fuegos artificiales.

- Has pasado demasiado tiempo siendo uno de los cachorritos de Lilith, Jack. – Le dijo Jetstream. – Mira lo que le ha pasado a todo tu potencial.

Y como la otra vez, Jetstream terminó la situación. Apartó rápidamente la katana, y antes de que Raiden pudiera moverse siquiera, lo golpeó en el rostro con el codo. Raiden retrocedió unos pasos, mientras que Jetstream giró sobre sí mismo, preparando una estocada en horizontal que hizo que el otro perdiera el equilibrio momentáneamente.

Aquellos momentos fueron cruciales. Raiden no tardó más que unos segundos en recobrar su posición, pero antes de que pudiera prepararse, la katana roja ascendió.

Tan súbito que las otras tres apenas pudieron reaccionar, la hoja cortó el trozo de tela que cubría el ojo derecho de Raiden. La sangre, roja y escandalosa, empezó a caer sobre la parte derecha de Raiden, quien a pesar de haber retrocedido con un salto hacia atrás, tuvo que apoyar una rodilla en el suelo.

- H-Ha... ha sido un golpe crítico... – Asami murmuró, observando la Omnitool con los ojos verdes abiertos como platos. La salud de Raiden había caído a un poco menos de la mitad.

Manteniendo la mano sobre la herida en su ojo derecho, que parecía cruzar una cicatriz ya anterior, Raiden trató de ponerse en pie mientras Jetstream se acercaba a él. Girando su katana en la mano, le dedicó una media sonrisa.

- Tengo la sensación de que ésto ya lo he vivido antes.
- Desgraciado...

Aquella vez, fue Jetstream quien corrió hacia él, y Raiden esquivó por centímetros una estocada que podría haberle costado una buena parte de la vida que le quedaba. Con un grito, Raiden volvió al ataque, chocando brutalmente contra Jetstream, y por unos segundos, logró incluso hacerle retroceder. Pero una patada en el estómago lo obligó a dar unos pasos hacia atrás, y Jetstream volvió a dominar el combate.

- M-Maya... – Suplicó Kora a la otra, sin obtener respuesta.

Fue una cuestión de segundos. En medio de las embestidas, Jetstream envainó su espada en un momento en que Jack preparaba una estocada en semicírculo... y a una velocidad casi imposible de discernir, la desenvainó en ascendente.

El brazo derecho de Raiden cayó sobre el suelo con un un sonido metálico. La sangre blanca brotaba del muñón que había un palmo por debajo del hombro, y Raiden retrocedió un par de metros sólo con el impulso. Jetstream permanecía aún con la katana en alto, inclinado hacia adelante, dedicándole a su rival una media sonrisa.

- Mierda... otra vez... – Murmuró Raiden, más frustrado que cualquier otra cosa.

Kora sintió como Maya la sujetaba de los dos brazos, y vio el guante metálico de Asami colocarse delante de ella. Miró frenética a las otras dos. ¿Iban a dejar que Raiden perdiera su primera vida allí mismo?

- No podéis... por favor... ¡Haced algo!

Jetstream avanzó hacia Raiden, quien parecía dedicar todas sus fuerzas a mantenerse de pie. El primero había colocado la hoja de su katana sobre su hombro, y se frotó la barbilla al acercarse a él. Cuando vio que Raiden aún insistió en lanzar una estocada, a pesar de casi trastabillar y caer al suelo, sólo dejó ir una risa queda.

- Para ya, Jack. Te estás dejando en ridículo.
- ¿Es esto lo que quieres, Sam? – Raiden se giró hacia él, con una expresión desafiante a pesar de su deplorable estado. – ¿Llevarte mi primera vida?

La última fras de Raiden no fue más que un siseo ronco, teniendo que hacer un esfuerzo para enfocar con la vista al otro. Jetstream negó con la cabeza.

- ¿Tan pronto?

Dejó caer la katana a unos centímetros del rostro de Raiden, quien la apartó con la suya con un movimiento tambaleante que casi lo hizo caer, para diversión de Jetstream. Éste sólo envainó su katana.

- Espero que te pongas a la altura pronto, Jack. Esta vez ha sido decepcionante. – Le dijo, girándose. – Envíale saludos a Lilith.

Mientras se marchaba, Jetstream pasó al lado de las tres chicas, quienes se pusieron en guardia nada más verlo acercarse. Sin embargo, éste no hizo mención alguna de atacarlas, apenas reconociendo su presencia.

- Vas a pagar por esto. – Le dijo Maya, entrecerrando los ojos, pero aquello sólo pareció divertir al Samurai, quien sólo siguió caminando.
- ¡Raiden!

Kora finalmente se libró de Maya, y corrió hasta arrodillarse al lado del Samurai, que había caído al suelo. El ojo que tenía abierto estaba brillante, y parecía a punto de perder el conocimiento. Colocó una mano sobre el hombro del brazo con el muñón, manchándose una parte de la mano con un hilo de sangre blanca.

- El... el brazo... – Murmuró Raiden.
- Toma esto.

Agazapándose a su lado, Asami sujetó la cabeza de Raiden, ayudándole a beber una poción. Sin embargo, los ojos de la Blacksmith se dirigieron al muñón, que arrojaba un constante chorro de líquido blanco.

- Es... ¿Es todo mecánico? – Preguntó a Raiden, quien al menos parecía respirar de forma más estable.
- Sí... – Trató de incorporarse con el otro brazo. – Voy a... voy a necesitar que lo arregles, Techbender.

Asami abrió los ojos en sorpresa, y boqueó antes de poder encontrar las palabras.

- Raiden, no... no soy Mechanic... – Empezó Asami, tendiéndole otra poción para que terminara de restaurar su salud hasta un nivel aceptable. – No creo que-
- Haz lo que puedas. – Respondió Raiden secamente, dejando que la otra le ayudara a beber, tosiendo fuertemente.

Kora se levantó del lado de ambos, con el corazón martilleándole en el pecho. Sus pasos la llevaron, sin que apenas fuera consciente, hacia donde se encontraba el brazo mecánico. Se arrodilló para recogerlo, y vio que sus manos temblaban.

Minutos atrás había estado hablando alegremente con Maya, feliz por finalmente visitar la ciudad en el cielo. Y en aquellos momentos, mientras sujetaba el miembro de metal en sus manos, que aún dejaba caer un hilo de sangre blanca deslizándose entre sus dedos, deseó con todas sus fuerzas no haber abandonado nunca los muros de metal de Sanctuary.

- Lo primero es parar... parar la... – Raiden soltó una risa sórdida. – ...hemorragia.
- Dudo que podamos hacer un torniquete. – Maya respondió, cruzándose de brazos. Suspirando, sacó del bolsillo en su cinturón una venda. – ¿Un tapón servirá?
- Podemos probar. – Asintió Asami.

Con los trozos de tela, taponaron los tres tubos principales. Maya y Asami ayudaron a Raiden a incorporarse, y Kora se acercó hacia ellos, con el brazo en la mano, y los labios apretados.

- Tenemos que irnos cuanto antes. – Dijo Maya, mirando a su alrededor. – Bastante gente ha visto que nuestra party tiene un miembro debilitado, y en cualquier momento nos pueden atacar.
- ¿Atacarnos? – Preguntó Asami, con el brazo de Raiden sobre sus hombros. – ¿Por qué?
- Por esa mochila tan llena de cosas que llevas en la espalda. – Respondió la Black Mage, y se giró hacia Kora. – Eh, Kora, bien hecho.

Maya cogió el brazo de las manos de Kora, quién sólo asintió. Los ojos le picaban, y el nudo en su garganta le impedía decir nada. La otra Black Mage los guió hacia un lugar alejado de la multitud para que Asami pudiera trabajar en el brazo de Raiden. Si se fijó en cómo Kora se frotaba los ojos constantemente, no mencionó nada al respecto.


Shura

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #29: December 08, 2013, 02:04:48 PM »
# 07.



Entonces...

-¿Qué pasa?
-No vamos a darle a Nero ninguna poción. -Sol giró la cara dejando a la chica perpleja, miró a Nero que sentado en el suelo había seguido aquella conversación, se dio cuenta por sus ojos que también estaba sorprendido por su respuesta, pero sencillamente bajó la mirada resignándose.
Sol contuvo un bufido apretando los dientes, aquello hubiera sido más sencillo si aquel chico hubiera protestado, como líder no era agradable que a su alrededor la gente sólo le siguiera la corriente... eso le añadía a él toda la responsabilidad si se equivocaba.
-Escuchame Nero... estamos a punto de llegar a nuestro destino, ¿crees que aguantarás?
-¡Espera! ¿Qué pretendes...? -Shura enmudeció cuando se percató de las intenciones del paladín. -No...
“Se ha dado cuenta rápido, chica lista.”
-Yo... -Nero respiraba con dificultad. -Puedo aguantar... pero no creo que pueda llegar por mis propios medios. -Hizo ademán de incorporarse, un latigazo de dolor le atravesó todo el cuerpo, instalándose en su cabeza y haciendo que se le nublara la vista, Sol lo retuvo por el hombro para evitar que se moviera.     

Doppio solo contenía la respiración sin terminar de entender que estaba pasando, apretaba contra su pecho la poción dispuesto a ofrecerla a su compañero.

-Lo siento Sol... soy un desastre.
-Ahorra fuerzas, chico. -Las decisiones de los líderes no son fáciles, y aquella era la más visceral de todas. Pero aunque Shura adquiriera un job, no era garantía real de que no corrieran peligro más adelante. La Withe Mage tenía que subir de nivel lo antes posible, y para ello tendría que aprovechar cualquier oportunidad.
-Shura, escucha, hay una gruta donde puedes hacer tu quest, no tiene pérdida, sal del bosque, sigue el camino y la encontrarás. No te pares por nada hasta llegar. ¡Date prisa!
-¡No puedes hacerle esto! -Shura intentó interponerse entre los dos, llevándose una mano a la bolsa y tocando una de las pociones, pero Sol se le adelantó cortándole el paso.
-Ahora depende de ti. Tus dos compañeros se han sacrificado por ti, ¿cómo piensas pagarles?
Ahogó un grito mezcla de indignación y frustración, estaba tan enfadada que ni siquiera noto el hechizo de Doppio para aumentar su velocidad.
“Tampoco puedes hacerme esto a mí.” -Salió a la carrera, luego se encargaría de ajustar cuentas con Sol.

Mientras se alejaba, el moreno soltó despacio todo el aire que había estado reteniendo en sus pulmones.
No era fácil, no era nada fácil tener que tomar decisiones. La chica estaría bien de momento, aunque se tropezase con un enemigo podría dejarlo atrás. Pero Nero era otra historia. Si se equivocaba, le haría perder una vida...   
Pero el peliblanco parecía ajeno a aquella preocupación, le temblaba el labio intentando sonreír.
-Je... es la primera vez que una chica se preocupa así por mi.
-Oye chico, no creas que voy a dejar que mueras por tan poca cosa.
“¿A esto le llamas poca cosa?” -Doppio miraba alternativamente a Nero y Sol sin atreverse aún a reaccionar.
-No pasa nada Sol, estaré bien, esperaré a nuestra White Mage. -Se había dado cuenta del plan del otro al ver como la chica había echado a correr.
-No vamos a esperarla aquí... Doppio, ayudame a cargarlo. -No podía esperar sin más.
Feliz de tener algo en lo que ocuparse, el chico de pelo morado fue ayudando a Nero a cargarse sobre la espalda de Sol, y aunque fueron cuidadosos no pudieron evitar agravar la situación del chico que estaba tan pálido como el uniforme del paladín.
-Chico... -Sol tiró la toalla con su plan, demasiado presionado por el grave estado de su compañero. -Tendrías que quedarte con una poción. Si no puedes más lo entenderé, aún me queda poder suficiente para curarte.
-...No... -apretó los dientes para contener el dolor, no estaba derrotado. -No, esta vez no pienso decepcionarte.
-Nero... tu no eres ninguna decepción.

Nero no supo qué responder, eran unas palabras que le desarmaban. Fuera del juego... sencillamente las cosas no le iban bien, y no había llegado a imaginar el poder que tenían las palabras, hasta que empezó a recibir halagos en lugar de desprecios.
Se le hizo un nudo en la garganta, aquella vez no era producto del dolor, le picaban los ojos, bajó la mirada ocultando el rostro en la espalda de su compañero.
-Ahorra fuerzas, Nero. Vamos con nuestra White Mage.


-Por-crom-odin-buda-dios-ala-raptor-jesus-obi-wan-yoda-vader-thor-loki-capcom-kamiya-ironman-spiderman-toriyama-araki-dio-hello-kitty... ¿¡¡POR QUÉ NO FUNCIONA!!?
Según el npc que encontró dentro de la gruta, su quest consistia en “rezar a sus dioses y pedirles el poder para sanar”, lo cual ya hablaba bastante de en lo que iba a consistir su labor como White Mage... pero el caso es que Shura no era de ninguna creencia, y aunque los mencionara a todos, el npc seguía erre que erre repitiendo la misma monserga. Empezaba a agobiarse de todo aquello, y a imaginar en su cabeza como la vida de su amigo iba marchitandose con ella ahí perdiendo el tiempo.
-¿Qué más tengo que hacer...? 
“Reza a tus dioses y...”
-¡¡Cállate ya!! ¡¡¡¡NAAAAA-CHEEEWEYNAAAA-BAGITII-UBABAAA!!!! ...¡¡AAAHH!!
Cerró los ojos asustada, cuando de golpe, se vio deslumbrada por una luz blanca que la rodeo. Cuando por fin todo volvió a la calma, parpadeó intentando recuperar la visión, sin prestar atención a las palabras del npc que la felicitaba por su nuevo job.
Shura se vio por fin con aquella túnica blanca, pese a la tensión no pudo evitar sonreír al echarse sobre la cabeza la enorme capucha. Se la descorrió hacia atrás asegurándose de que seguía bien peinada, entrecerrando los ojos y torciendo el labio suspicaz... había gritado aquello último por desesperación, jamás se imaginó que Mufasa se pudiera considerar un dios... 

De todos modos, misión cumplida, Shura ya era White Mage, ahora le tocaba darse prisa y cumplir con la labor que le había llevado a esa situación. Deshizo el camino y los encontró a punto de entrar en la gruta, ignoró a los otros dos y se fue directamente a por Nero que estaba sobre la espalda de Sol, el espadachín cerró los ojos no muy seguro de lo que le iba a pasar cuando la chica le puso la mano en la cabeza... pero fue como sentir una brisa fresca en un día de calor, se había llevado el dolor.
Abrió los ojos revitalizado, viendo como la chica comenzaba a encargarse de la herida en su costado. Shura había gastado todo su poder mágico, había subido dos niveles, y había curado a Nero que se bajó de la espalda de su compañero, feliz por poder valerse por sí mismo, de la herida ya solo quedaban las manchas de sangre.
Pero la chica no estaba nada feliz, esperó a que Sol la mirase directamente para acabar siendo ella la que le girase la cara, hablando con voz cortante y autoritaria.
-Quiero hablar contigo, a solas. -Salió al exterior. 

Doppio y Nero miraron con cierta preocupación a su compañero, pero para Sol, las cosas estaban comenzando a encauzarse, era justo que ahora le tocase pagar con explicaciones y el enfado de la chica, que bien eran dos cosas que se merecía por todo lo sucedido.
Iba a salir de la cueva... cuando Nero se interpuso en su camino.
-Deja que hable yo primero con ella.
-Estaríamos apañados si necesitara que me excusaran frente a una mujer. -Rodó los ojos, pero Nero insistió en su gesto acercándose a la salida.
-No voy a darle excusas de ti. -Se rascó la nariz intentando disimular que se había puesto colorado. -Sólo... voy a darle las gracias.
Sol se encogió de hombros, pero fue toda la respuesta que necesitaba el espadachín que siguió los pasos de la chica. Era un día radiante, Nero parpadeó deslumbrado ante los rayos de sol que ya le calentaban el rostro, Shura pareció sorprendida por verle llegar, pero enseguida adoptó una pose enfadada con los brazos en jarras, encarando al recién llegado.
-Ahora no tengo ganas de hablar contigo Nero, si es Sol el que te ha mandado venir, te juro que...
 -No, no, nadie me ha pedido que venga a hablar contigo, es sólo que... quería darte las gracias por curarme.
-Vale, de nada.
Nero sonreía nervioso, desinflado por lo fría que se mostraba la chica.
-¿Querías algo más? -Entrecerró los ojos, casi como si le retase a decir algo más, para tener un motivo de liberar su enfado contra él.
El chico tenía que ganar algo de tiempo, le había dicho a Sol que no iba a excusarse por él, pero después de todo lo que el paladín había hecho, no se quedaría con la conciencia tranquila si no ponía un poco a favor la balanza hacía las cualidades del hombre.
Pero no tenía ni la más mínima idea de que tenía que hacer o decir.

Shura suspiró cansada.
-Oye Nero, de verdad que no estoy de humor para...!!!
Vale, aquello no se lo esperaba.
Cuando Nero vio que no sabía qué hacer, hizo lo que mejor se le daba en aquel juego, encargarse de los detalles. El zarpazo en el costado no sólo le había herido, había desgarrado su vestimenta. Con gesto de fastidio se quitó la parte superior de su uniforme, podía pasar la mano a través del corte, tendría que lavarlo antes de coserlo. Y hablando de lavar, le picaba la frente por la sangre seca que tenía pegada, con el agua de su cantimplora sería suficiente para limpiarse y podría aguantar hasta la fuente que había utilizado aquella mañana para rellenarla de nuevo.
Así que en situación: había un tío descamisado, que como si fuera la cosa más natural del mundo comenzó a echarse agua sobre la cabeza, las gotas de agua recorrian su anatomia, nada exagerado, como si en vez de subir el stat de fuerza, hubiera uno llamado “perfección natural” y estuviera al máximo. Shura no lloraba emocionada por aquel espectáculo por simple vergüenza, se le había ido el enfado de un plumazo. Si ahora mismo el GM les dejase salir del juego, hubiera sido por la emoción provocada gracias a un Nero descamisado... ¿valdría la pena intentar salir en aquel momento...?
-...así es como me uní a la Guild... créeme, sé de buena tinta que Sol se preocupa por todos nosotros.
-Ajá... -¿En qué momento había empezado a hablar? Shura le contestó de manera automática, pero Nero parecía satisfecho, o por lo menos era lo que demostraba por su sonrisa.

Ahora que tenía la cara limpia, la chica reparó en la herida que tenía Nero en la frente, la había curado, pero se  había formado una cicatriz rosada en la zona del nacimiento del pelo, y descendía hasta casi la ceja.
-¡No puede ser! -Shura se horrorizó, quizás fuera por su bajo nivel que no pudo curar la herida en condiciones. Su torpeza había arruinado la perfección...
-¿Qué pasa? -Nero se llevó la mano a la frente que era donde prestaba atención la otra, y rozó la piel tirante pero suave de la cicatriz, percatándose por primera vez de esta. -Oh...
-¡Deja que intente arreglarlo!
-No hace falta. -Sonreía mientras se peinaba hacia atrás con las manos para intentar que se viera más. -Así esta genial.
“¿Qué había de genial en aquello?”
-¿Interrumpo algo?   


“Sí.” -Había sido escuchar la voz de Sol, y recordar por qué estaba enfadada, aunque no se podía comparar con el ambiente que había antes. Y eso se debía notar de algún modo, porque Sol pasó de largo y fue directamente a acercarse a Nero.
-Entra dentro, aseguraos de que tenemos todo preparado para partir en cuanto terminemos de hablar.
-...Claro... -Durante un segundo pareció esperar algún tipo de reacción por parte del paladín... pero al ver que no llegaba, decidió cumplir con lo que le había mandado.
-Ey, Nero... -el mencionado se giró, viendo como Sol le levantaba el pulgar de forma aprobatoria. -Felicidades por tu primera cicatriz, te queda bien. 
Justo lo que el espadachín esperaba escuchar. Alzó el mentón sonriendo con autosuficiencia y levantando el pulgar imitando a su compañero justo antes de desaparecer por la entrada de la cueva. Shura se llevó la mano a la cara con gesto de vergüenza ajena.
“Hombres...”

Por fin se quedaron los dos a solas.
Era el momento de hablar las cosas, de aclarar qué había sucedido y que iba a ser el grupo en un futuro.
-Tú primero.