Author Topic: neverland 1.1: you can (not) escape  (Read 113926 times)


Shura

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #60: January 13, 2014, 09:22:19 AM »
perdón perdón! se me fueron las palabras, pero el drama y el giro argumental lo reclama 8´D

#17


Doppio salió del Warp, parpadeando confuso y conteniendo la respiración, estaba solo, en una habitación iluminada por antorchas, la luz nocturna que las cortinas filtraban desde el balcón y por la cetrina luz que desprendía una bola de cristal, al fondo de la estancia, lejos de la puerta. El mago reprimió un escalofrío, dirigiéndose hacía la salida, el marco de la puerta crujió sin que lo hubiera tocado, amenazando con cerrarse, a su espalda, escuchó una pesada respiración que dejó a Doppio helado, sólo con el tiempo de girarse para ver a la figura encapuchada abalanzarse sobre él.
-Veo en tí… sí, veo tu destino, escrito en la palma de tu mano: veo la muerte.
Bajo la túnica, la cara de un viejo decrépito, aparentemente sin fuerza, pero Doppio no se fiaba de las apariencias, dando un paso atrás esquivando a aquel enemigo que aterrizó pesadamente y con una elegancia nada apropiada para su aspecto. El aura que desprendía era de maldad y poder, Doppio intentó concentrarse en alguna habilidad que le sirviera para escapar, pero su enemigo fue más rápido atrapandole por la muñeca mientras el Time Mage sólo atinó a gritar.
-¡No me toque! -Atenazó tanto su agarre, que Doppio temía que de resistirse acabase por lesionarlo.
-Muerte. La muerte es lo que determinan las líneas de tu mano... -parecía a punto de atacar, de efectuar un hechizo que hiriera de gravedad al mago.
Pero el enemigo miró la mano de Doppio, mostrándose confuso por unos instantes.
-Tus… ¡tus manos!
-Suélteme -Doppio apretó los dientes, cerrando el puño y forzando con la otra mano que el enemigo le soltase-. No me toque…
Comenzó a sentir que le dolía la cabeza, que bajo su piel, algo arañaba por salir.
-¡Dejame ver tus manos! -Arañandole la mano, el enemigo consiguió que Doppio abriera la palma, en la piel apergaminada de aquel mago oscuro, se dibujó una sonrisa de satisfacción-. ¡El destino de estas manos! ¡Es magnífico! ¡Jamás he visto nada semejante!
La risotada del enemigo llenó la estancia mientras el rostro de Doppio permanecía ensombrecido, bajando la vista, alejándose del enemigo que reía mirando aquellas manos… las manos amputadas del mago oscuro.
-¡S-son...! ¡SON MIS MANOS! -El enemigo comenzó a reír, hasta que el pecho le reventó en un golpe mortal, sin que Doppio se moviera del sitio, salpicado de sangre, vetas de color amatista recorrían sus ojos dorados viendo como su enemigo se derrumbaba.
Dejando tras de sí, un tubo de ensayo con líquido de color rojo que parecía palpitar de vida. El Time Mage lo tomó entre sus manos, ¿una poción? No, era casi imperceptible, y el nivel del enemigo que había derrotado, era demasiado alto para una recompensa tan común, aquello no era una poción.
Era veneno.


-¡Doppio! -Sol entró en la sala observando la escena… Doppio se giró lentamente, cubierto de sangre y con el enemigo muerto en el suelo. El Paladín parpadeó sorprendido por lo violento de la escena-. ¿Qué ha pasa…?


-¡Doppio! -Sol entró en la sala observando la escena… Doppio se giró observando a su compañero, no había nada más, ni sangre en su ropa, ni el cuerpo de su enemigo-. ¿Estas bien? ¿Has encontrado al resto?
-Badguy… no, el warp acaba de traerme a este lugar -Doppio permanecía tranquilo.
-A mi también, me alegro de que estes bien -Sol se cortó tomando el mango de su espada y desenvainando al escuchar el sonido de pisadas apresuradas por el pasillo, se trataba de Nero.


-Por fin… os he encontrado. -Nero resopló cansado por la carrera.
Doppio aprovechó aquella distracción, para añadir un item al inventario de Sol.


Se escucharon el sonido de pisadas apresuradas por el pasillo, se trataba de Nero.
-Por fin… os he encontrado. -Nero se inclinó agarrándose las rodillas para intentar recuperar la respiración.
-Cuidado chico, por poco te confundo con un jodido monstruo… -Sol iba a envainar su espada, pero el arma estaba dentro de su funda, por un instante se sintió confundido, había tenido la sensación de que tenía que envainar su arma… pero es verdad, no recordaba que esta hubiera salido de la funda. Aquello sólo duró un instante.
-¡Tenemos que encontrar a JoJo y Shura! -Nero revisó su omnitool, para su alivio, los dos chicos estaban juntos, eso les proporcionaria más seguridad, y no estaban lejos, sólo unos pisos por encima de aquella torre. Nero se asomó al balcón para comprobar visualmente a la altura a la que se encontraban.
-¡Nero! Antes de ir a por esos dos, ¿cómo vas de salud? Necesitas una poci…
-¡SOL! ¡Ahí arriba! -El espadachín se quedó pálido, señalando a algún punto de lo alto de la torre.
-¡Doopioo! -El paladín llegó al lado de Nero en el acto, observando la escena de los otros dos colgando del balcón, amenazando con caerse-. ¡Gravedad!
La White Mage y el Thief se soltaron comenzando a caer.
-¡RÁPIDO!

---

xx

¡Se acabaron los trucos!
Shura se abrazó más fuerte al cuello de JoJo que se aferraba a una cadena que había perdido su sujeción, apretando con fuerza los dientes, buscando un saliente al que agarrarse para frenar la inevitable caída, pero era inútil y la gravedad reclamó sus cuerpos, cortandoles la respiración por la impresión

Pero una vez más, JoJo demostró tener una suerte inagotable, la caída de ambos se ralentizó, un aura de color morado les rodeaba, la luz provenía de uno de los balcones de al lado.
-¡Dopio! -La chica nunca se había alegrado tanto de ver a su compañero, JoJo comenzó a reír viendo con alivio como el suelo se acercaba a ellos a una velocidad moderada y suficiente para asegurarles un cómodo aterrizaje, fuera del castillo y al borde del precipicio.
Ambos iniciados suspiraron aliviados cuando sus pies tocaron el suelo.
-Esto aún no ha terminado -JoJo miró a lo alto de la torre, tragando saliva y comenzando a sudar. Shura siguió la dirección de su mirada, reprimiendo una exclamación de sorpresa: Dio estaba asomado al balcón, no podía distinguir su rostro, pero les estaba observando. Desapareció un momento, tomando impulso para saltar por el balcón, agarrándose con una mano al muro, la fuerza de aquel ser era tal que con una mano podía agarrarse a la piedra, arañando y desprendiendo para controlar su caída.

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-¿Qué es eso? -Nero desde el balcón retrocedió unos pasos, incrédulo por el espectáculo que ofrecía aquel tipo para descender hacia los dos iniciados.
-¡Va a por ellos! ¡Doppio, reacciona! Tienes que ayudarnos a bajar directamente desde el balcón.
-Badguy… -se mordió el labio preocupado-, no me queda magia para bajarnos.
Y era verdad, no había tiempo para pensar en que había podido gastarla, era más importante salir del castillo y llegar hacia ellos antes de que fuera demasiado tarde. Sol comenzó a rugir órdenes.
-¡Hay que salir de aquí a toda leche! ¡Seguirme! No os enfrenteis a los enemigos, ¡sólo correr!

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-Shura, ¿puedes bajar por el barranco? -JoJo enredó los dedos nervioso entre la bufanda que tenía en el cuello.
-JoJo… -Shura intentó ponerse en pie al igual que su compañero, este lo consiguió con cierta dificultad por mantener el equilibrio, la precipitada bajada inicial les había afectado, además del considerable gasto de magia, la chica no era capaz de ponerse en pie ni de utilizar un Heal para recuperar las fuerzas. Y Dio se acercaba a ellos.
-Shura… no me guardes rencor.

El Thief saltó hacía el barranco, deslizando sus pies entre las rocas, buscando el mejor agarre para llegar al siguiente saliente, poniendo tierra de por medio entre Dio y él… y dejando a su merced a Shura.
El sentimiento que la chica tenía por dentro era tan amargo, por un momento le picaron los ojos a punto de llorar, cerrandolos con fuerza para evitar las lágrimas, Dio estaba a su lado, deslizándose con pasos silenciosos, el único sonido que producía era una pequeña risa, insolente y carente de gracia.
-¿Te han abandonado? -Dio se agachó a su lado, agarrandola con tacto de seda por el mentón para que alzase la cara y viera su sonrisa burlona.
Se inclinó a su lado, obligándole a girar en dirección a JoJo.
-Tu amigo está huyendo, salvando su pellejo a cambio del tuyo. Oh, Shura-, con el pulgar, le limpio una solitaria lágrima, la chica bufó por el gesto, pero cuando intentó apartar el rostro, Dio la agarró con la fuerza suficiente para obligarla a apretar la mandíbula, gruñendo enfadada para evitar el dolor y gritar de frustración.
-Guarda tus lágrimas, Shura. Guardalas para el funeral de tu amigo.
Dio saltó a la persecución de JoJo, convencido de que Shura no podría escapar, y más interesado en el sufrimiento de su primera víctima que en el del chico.

JoJo giró un momento la cabeza al sentir como saltaban detrás suyo, perdiendo la concentración ante la sorpresa, rodando un momento, agarrándose a un saliente y manteniéndose subido a este enganchado desde la cintura, con las piernas colgando sin que estas tocaran un nuevo saliente… ahí abajo estaba todo demasiado oscuro para distinguir nada más, si caía, podía ser el fin. Joseph se subío a este saliente, arrastrándose frente a los pies de Dio que ya le esperaba dispuesto a darle muerte personalmente. JoJo respiraba pesadamente, con el corazón martilleando en su pecho, empezando por ponerse de rodillas con las manos apoyadas en el suelo, las gotas de sudor caían por su frente, nervioso.
Dio dibujó una sonrisa en su rostro, superior, aquel hombre pagaría por haberse atrevido a atacarle en la cara.
Abrió la boca para hablar, acercando sus manos mortales a la nuca descubierta del Thief.
-Ahora vas a decir: “¿Pensabas que ibas a escapar de mí, Dio? ¡Muere como el perro que eres!”
-¿Pensabas que ibas a escapar de mí, Dio? ¡Muere como el perro que eres! …!!!-Detuvo su ataque a escasos centímetros del golpe mortal. Retrocediendo unos pasos por precaución, confundido por aquellas palabras-. ¿Cómo has sabido…?
-¿Lo que ibas a decir? -Joseph se sentó en el suelo, riendo burlón. -Hace frío esta noche, no lo había notado, hasta que he perdido la bufanda.
-...¿Qué estás diciendo? -Dio estaba desconcertado, JoJo se señalaba el cuello desnudo.
-Puedes matarme cuando quieras, Dio… ¡pero antes! -Se apresuró a hablar cuando el vampiro amenazó con su golpe-. Antes, quiero que vuelvas a echarle un ojo a mis bolas…
Joseph sólo sacó un par de bolas. Dio entrecerró los ojos confundido.
-¿Dónde está el otro par? ¡Antes me atacaste con otro par! ¡No volveré a caer en el mismo truco!
-¿Truco? ¡Mis bolas son muy reales! Pero te olvidas de la parte más importante, ¡la bufanda! -Joseph tiró de sus bolas, por encima de sus cabezas el sonido de unas piedras arrastrándose, empujando a otras piedras más grandes, en un desprendimiento que anunciaba, ¡una avalancha iba directa hacia ellos!
-¿¡Qué está sucediendo!?
JoJo no pudo reprimir una risita triunfal al ver el desconcierto de su enemigo.
-No ibas a atacarla en tu estado, estabas seguro de que no te importaría Shura y vendrías a por mi. Estabas tan atento en vanagloriarte de tu victoria, que no prestabas atención cuando preparaba mi siguiente truco… deje un buen par de mis bolas a buen recaudo, ¡en las manos de Shura!
-¿Cómo? -Dio miró hacía arriba, Shura había atado el arma de Joseph a una piedra, se la había entregado como seguro, para que supiera que no la abandonaba, la chica tenía dibujada una media sonrisa, burlándose del vampiro que se había estado riendo de ella.
-¿Sabes que hay entre los dos? ¡Un hilo! ¡El de la bufanda! -Tiro con fuerza de las bolas, había desecho su bufanda, atando el hilo y pasándolo entre las piedras mientras iba descendiendo, cuando tiro de este, la avalancha definitivamente cayó sobre ellos.
-¡NOOO! ¡ME VENGARÉ! ¡NO PODRÉIS ESCAPAR! ¡SIEMPRE SABRÉ DONDE ESTAÍS Y OS MATARÉ! WRYYYYYY -Dio se cubrió, intentando esquivar las rocas, sin evitar que le golpeasen y le arrastraron hasta el fondo del barranco mientras liberaba un grito escalofriante.
-¡JOJOOO! -Shura buscaba a su compañero entre aquel desprendimiento, las rocas habían levantado demasiado polvo, no se veía nada. Como última esperanza, Shura desató las bolas, agarrando fuertemente el extremo, JoJo tenía que aguantar, tenía que sujetarse y permanecer al otro lado, no podía terminar así.
-¡JoJo! -Le llamo de nuevo, sin obtener respuesta, Shura cerró los ojos para no ponerse a llorar, pero fue inútil, estaba demasiado en tensión y confusa, hasta que tiraron del extremo de las bolas que tenía, Shura levantó la mirada, del saliente donde había sucedido la pelea entre JoJo y Dio, el primero comenzó a subir, habiendo utilizado su agilidad y fuerza para mantenerse debajo del saliente para evitar las rocas. Joseph se dejó caer de espaldas contra el suelo, radiante de felicidad y cubierto de polvo. Levantó el puño con su arma en la mano, en dirección hacía Shura.
-¡JoJo! -Sonriendo radiante, comenzando a reír, estiro el puño con el arma de su compañero en esta, apuntando a Joseph-. ¡Las mejores bolas del mundo!
-¡SHURA APÁRTATE!

La White Mage escuchó el grito de Sol, girando en la dirección de este… pero Sol estaba mucho más atrás de aquello que se le acercaba, por delante, al lado de Shura, un enemigo que ya habían visto antes, Sleepy Hollow, al cual el paladín no había terminado de derrotar para aprovechar el warp. Abierto en canal como el monstruo se encontraba, su interior era rojo y caliente como lava… a punto de explotar en plena autodestrucción… llevandose a Shura por delante, arrojándola por el barranco a causa de la explosión.

---

-¿¡La tienes!?
-¡Curala vamos!
-¿Esta viva?
Shura escuchaba, a través del pitido en sus oídos, desde muy lejos, tanto que no reconocía a quién pertenecía cada voz, sólo que eran las de sus compañeros. Sentía como si su cuerpo se hubiera inflado como si fuera un globo de helio, hinchada pero ligera.
-No puede estar viva… no-no, oh dios, ¡ha abierto los ojos! -Nero la señaló, hubiera resultado infantil si no fuera por la cara de puro terror al señalarla.
Shura no se dio cuenta de que tenía los ojos abiertos, poco a poco empezó a enfocar a Sol que estaba sobre ella.
-No mires, mírame sólo a mi. -La había tomado del rostro aunque ella no pudiera sentirlo. Le aplicaba Heal… aunque no estuviera bien lo que hacia, dado su estado de gravedad.
-N-no puede estar viva, no tiene… no se puede vivir sin… -Joseph quería aplicarle alguna poción… pero, era demasiado horrible describirlo, el realismo… probablemente Shura se mantuviera viva por un punto de vida, puntos que iba recuperando por las curaciones de Sol… pero que sólo le servían para recuperar la consciencia, y la sensibilidad.
-Sol… -No estaba segura de si las palabras habían salido de su boca, pero el espadachín se inclinó acercando la oreja a sus labios- matame…
-No… no me pidas eso… -Sol se alejó de esta, no iba a cargar con ninguna otra vida, apretando los dientes frustrado, aplicando aún más curaciones sobre la chica, que sólo cerró los ojos, sufriendo espasmos por el dolor.
-¡Sol! ¡Curala! -Nero había depositado toda su confianza en el paladín.
-Sol… tienes que matarla -terriblemente serio y pálido, JoJo le tomó de la mano que tenía sobre la chica aplicando los hechizos.
-No…
-¡No puedes pedirle eso! -Nero defendía a Sol-, ¡un hechizo más Sol! Esta viva, aun no ha muerto.
Pero a la vez le pedía un imposible.
-¡Una poción! ¡Dale una poción!
-No servirá de nada Doppio… Sol, yo… no puedo hacerlo, el único que puede hacerlo, eres tu.
Sol gruño por las palabras de JoJo, alzando la mirada para encontrar los ojos del Thief, estaban llenos de lágrimas, Shura seguía perdiendo vida por mucho que intentase curarla.
-¡No! ¡No lo hagas!
Aunque Nero intentó detenerle llorando y suplicando, el hechizo en la mano de Sol cambió, aplicando magia sagrada directamente sobre el corazón de la White Mage.
El dolor desapareció, y ella también.

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-¡OH! ¡No! -Shura abrió los ojos, palpandose por todo el cuerpo, esperando que el dolor la recorriera, sin terminar de encajar aun lo que le había pasado-. No-no-no...
Respiró pesadamente, sentía como si hubiera estado conteniendo la respiración. Empezaba a amanecer, reconocía el lugar donde estaba… la iglesia de Prorencia.
Entonces empezó a encajar las piezas: había muerto, su configuración le había llevado hasta ahí… no había nada que pudiera hacerle, todo parecía un mal sueño aunque fuera real, y tenía que ponerse en contacto con sus compañeros para avisarles de que estaba bien.
Cuando abrió la Omnitool, lo escucho.
Había alguien en la iglesia, detrás suyo… Shura se giró para observarle, era un hombre rubio… y si, por un casual, ¿él también tenía la misma configuración a la hora de morir?
Quién estaba detrás suyo… era Dio.

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Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.
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Kora

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #61: January 13, 2014, 10:21:46 PM »

023to keep going on

- Estás preocupada.

Raiden había obviado la pregunta en su tono, yendo al grano con la misma precisión con la que ejercía sus habilidades. Aunque había fruncido el ceño por unos segundos, Lilith siguió repasando la lista de nombres en su Omnitool, con la espalda apoyada en la barandilla. A su lado, el Samurai tenía sólo una mano apoyada en el borde, encarando la vista de Sanctuary desde lo alto del cuartel de los Crimson Raiders.

- Bueno, con la situación como está, no me voy a quedar impasible. ¿No crees? – Bajó con el índice la lista de miembros, con el número de vidas que les quedaba a un lado.
- No es sólo eso. – Raiden negó con la cabeza. – Ahora que Phaselock no está aquí, puedes hablar conmigo si te sirve de consuelo.

Con un bufido, Lilith cerró la Omnitool, y giró la cabeza hacia Raiden, arqueando una ceja. Al parecer los planes de actuar como un adulto de una vez se habían vuelto a posponer.

- Todavía estás enfadado por lo de los Hellions. – Le respondió, tratando de imitar el mismo tono con el que le había hablado antes. – Jack… después de todo lo que hemos pasado, ¿de verdad crees que…?

Se pasó una mano por el pelo, buscando las palabras que se alejaran lo máximo posible de “sigues siendo mi niño especial”.

- Confío en Maya. – Dijo, sujetándose el pelo hacia atrás para que la repentina ráfaga de viento no se lo revolviera. – Eso no significa que confíe menos en ti.
- Está bien.

Desde luego que no, pedazo de niño grande.

- Ella estaba en Columbia, y prefería ver qué posibilidades teníamos con los Hellions antes de dar nada por sentado. – Soltó el pelo, y agitó la cabeza a un lado para apartarse el mechón, dejando que volviera al peinado original.
- ...Entiendo.

Raiden dejó ir el aire por la nariz, y el silencio entre ambos se hizo cómodo. Iba a abrir su Omnitool de nuevo para enviarle un mensaje a Ezio y comprobar qué habían averiguado por el momento, pero el otro retomó la conversación, sobresaltándola con sus palabras.

- Lo que ha pasado… crees que es un aviso.

Por unos momentos se quedó quieta, y cuando el aire volvió a sus pulmones, soltó una risa.

- ¿Quitarle una vida a cuatro gatos? Tú y yo sabemos muy bien que así no se avisa. – Entrecerró los ojos al mirarle. – Si hubieran muerto, muerto de verdad, quizá sería una advertencia. ¿Pero ésto…? Simplemente serán Hyperion Knights dando por culo.
- Si tú lo dices.

Lilith frunció el ceño. Era obvio que Raiden no mordería el cebo tan fácilmente, pero al mismo tiempo, la manera en que la dejaba escapar no terminaba de gustarle por puro orgullo. Bajó el rostro ligeramente, intentando poner en orden sus pensamientos.

- Pero… creo que tienes razón. – Continuó Raiden, con voz ronca y sin mirarla. – Estoy de tu lado, Lilith. Siempre.
- Jack...

Girándose ella también, puso una mano sobre el frío metal que cubría el hombro de Raiden. Por unos segundos, se dedicó a observar la raída ciudad industrial. Reconocía las figuras de algunos Crimson Raiders que vagaban por la ciudad, así como las de otros persoanjes que podían ser tanto una víctima más de aquel juego maníaco o posibles asesinos.

- Saldremos de ésta. – Dijo Lilith, tal vez para Raiden, para ella misma, o para todos. – Literalmente.

A su lado, Raiden asintió. La dureza de su expresión podía servir de máscara para muchos otros, y Lilith quería pensar que probablemente para todos excepto ella, pero no necesitaba decir nada para saber que estaba de acuerdo con ella.

Era reconfortante.

- Y… bueno. – Cambió su tono por uno más animado, dando una palmada en el hombro de Raiden. – Tengo una faena para ti y tus amigas.
- ¿Qué…? – Raiden se giró con expresión confundida. – ¿Alguien va a preguntarme si no preferiría hacer otra cosa?
- Tú la recogiste, tú la sacas de paseo. – Le dijo Lilith, levantando un dedo.

El ruido frustrado de Raiden sólo hizo que se divirtiera más, cruzándose de brazos frente al otro.

- Oh, vamos, ¿vas a decir que no te diviertes con ellas? Además, seguro que eres la envidia de muchos jugadores. – Le dedicó una media sonrisa. – Tienes un harén para ti solo, campeón.
- ¡E-Ese… desde luego que no voy con ellas por eso!
- Ya, bueno, ahora deja que te explique…

--

El frío de las calles de Sanctuary recibió a las dos chicas al salir de Moxxi’s, haciendo que los ojos de Kora se humedecieran… lo cual sólo añadía más dramatismo a sus palabras.

- ¡Otra vez! He vuelto a perder todo… – La Black Mage gimoteó, uniendo ambos puños en su pecho.
- Los juegos de cartas son cuestión de práctica, Kora. – Asami le dio unas palmadas en el hombro a su compañera, que estaba torciendo el labio inferior de forma casi exagerada. – Además, no lo has perdido todo.

Asami sacó de su bolsillo una fina cadena de la que colgaba una pequeña piedra púrpura con forma de lágrima. Al verla, la expresión de Kora cambió, con los ojos brillándole de pura emoción. Aún de lado, casi se abalanzó sobre la otra, tomando su mano con las dos, con el collar aún colgando entre los dedos de la Blacksmith.

- ¡Mi colgante! – Kora soltó un gritito. – ¡Lo has recuperado! Pero, ¿cómo?
- Bueno… – Con una ligera sonrisa, Asami se llevó un dedo a los labios. – Digamos que tenía una carta que gana contra todas las de Mista.
- Oh… – La Black Mage pareció impresionada por unos momentos, pero enseguida cambió sus prioridades, girándose y levantándose el largo pelo blanco. – ¡Pónmelo, por favor!

Con cuidado de no enganchar ningún mechón de la otra, Asami rodeó el cuello de ésta, cerrando la cadena con dedos ágiles. Cuando le avisó a la otra, Kora dejó caer el pelo, y se giró hacia ella, con ambas manos extendidas al lado de la pequeña joya que brillaba sobre la camisa negra transparente.

- Quizá podría mejorarla para que te subiera un punto más de magia. – Comentó Asami al observarla. – Creo que aún me sobra Eridium de cuando estuve con el antifaz…
- ¡Genial!

Kora dio un pequeño saltito sobre la punta de los pies, uniendo las manos.

- Ahh, Asami, haces muchas cosas por mí. – Dijo la Black Mage, cogiéndose del brazo de la otra, y retomando el camino.
- Bueno, estamos todos en el mismo equipo, ¿no? – Le contestó Asami, con una ligera sonrisa.
- Excepto cuando se trata de jugar a las cartas… – Una pequeña punzada de frustración volvió al tono de Kora. – Espera, ¿a qué te referías con que tenías una carta contra Mista? Tú no has jugado…

Antes de que Asami pudiera contestarle, una voz las llamó, seguida del ruido de ruedas contra el pavimento. Elizabeth se dirigía hacia ellas, aún sujetando las asas de su carrito cuando las alcanzó.

- ¿Qué hay? – Le saludó Asami, sonriendo.
- Ah, no mucho… he estado cargando el carro con pociones de los Biochemists. – Comentó Elizabeth. – ¿Habéis leído el mensaje?

Kora y Asami se miraron entre ellas, poniendo los labios en una línea recta. Elizabeth bajó las cejas al ver la clara negativa de sus compañeras, pero luego suspiró y volvió a sonreír.

- Lilith quiere que vayamos a Prorencia… esta tarde mismo. – Explicó la Merchant, mientras Asami comprobaba el mensaje en su Omnitool. – No me preguntéis más detalles, sólo es eso.
- Ya decía que era raro que Lilith no nos mandara de misión otra vez… – Suspiró Kora. – ¿Viene Raiden?
- Lilith lo menciona en el mensaje. – Comentó Asami, cerrando su Omnitool. – Además, tenemos que ir con alguien de tercer job sí o sí.

Kora abrió la boca otra vez, pero la cerró inmediatamente. El gesto no pasó desapercibido para las otras dos, que la miraron con curiosidad.

- Es lo más seguro, Kora. – Le dijo Asami. – Además, no creo que a Raiden le moleste tanto…
- No, no era eso… – La Black Mage torció el gesto. – Iba a preguntar por Maya… pero era una pregunta bastante tonta.

El silencio se hizo entre las tres. Maya había partido hacia Columbia poco después de que regresaran el día anterior, acompañada de otros Crimson Raiders para evitar cualquier imprevisto. Después de varios días haciendo equipo los cinco, se hacía extraño que la ya sería Time Mage no estuviera con ellos.

- Bueno… – Asami puso una mano sobre el hombro de Kora, apretando suavemente. – Vamos a aprovechar lo que sea que Lilith nos tiene preparado para subir de nivel y estar a la altura de Maya para cuando vuelva, ¿hm?
- Sí… tienes razón, Asami. – Kora le dedicó una sonrisa. – Te tiene que faltar poco para subir a tercer job tú también, ¿verdad?

La Blacksmith asintió, y aprovechó para cambiar de tema antes de que ninguna mencionara el hecho de que Maya contaba ya con una vida de menos.

- Elizabeth, ¿te has decidido ya por algún job? – Preguntó a la Merchant, emprendiendo el camino de vuelta al cuartel de los Crimson Raiders.
- Bueno… no me veo con pistolas ni haciendo trabajo pesado… – Elizabeth pareció pensativa. – De hecho no pensaba hacer nada en especial cuando entré a jugar. Sólo… sólo quería recorrer el mundo.
- La verdad es que es impresionante los sitios que se pueden visitar… – Kora juntó las manos. – He oído que Prorencia es como Florencia… ahhh… nunca he ido a Italia…

La Black Mage se perdió en sus fantasías, dejando que Asami la guiara mientras caminaban. Ésta había notado algo extraño en el tono de Elizabeth, pero no podía decir qué era exactamente. El tema de los jobs parecía más seguro.

- Entonces sólo te queda Alchemist, ¿no? – Le dijo Asami. – Así podrías centrarte más en la parte de negociar. Se te da bastante bien.
- Sí, supongo que es el más sencillo para mí. – Asintió Elizabeth. – Además, así Kora y yo podremos aprovechar el viaje a Columbia.
- A no ser que elija ser Summoner… ¿no, Kora?

Al oír su nombre, Kora se giró hacia las otras dos, con confusión en la mirada. Asami negó con la cabeza, decidiendo dejar el tema para más tarde.

- Eh, ahí hay monedas. – Elizabeth señaló al pie de unos bidones.
- ¿Cómo lo haces? Ni siquiera estabas mirando.

Asami abrió los ojos en sorpresa al comprobar que, efectivamente, había unas cuantas monedas donde Elizabeth había indicado. Ésta sólo se encogió de hombros, con una sonrisa indescifrable.


Kana

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #62: January 18, 2014, 01:53:13 PM »
Disculpen, me quedó un poco largo pero quería acabar con el rodeo de este fic.

# # # 0 0 9


En grupo rápidamente se alertó al escuchar el grito de Yuna en lo alto del peñasco, lo peor vino cuando vieron un centenar de colores energéticos desde esa parte lo que indicaba que una batalla se estaba librando en ese sector también. Squall rápidamente corrió en dirección al rocoso peñasco, en tanto 84725 y Skullkall le habrían paso entre las criaturas y el par de Boss sirviendo de señuelos al mismo tiempo que iban encargándose de las bestias minúsculas.
—Hijos de puta.- Nana rechinó los dientes al ver, desde su posición alta en la cabeza del Barón Nashor, lo que estaba sucediendo. Vio a la pelicastaña rodeada por un grupo conformado por seis personas, cuatro de tercer nivel y el resto de segundo nivel. Al parecer estaban al asecho de Yuna y esperaban la oportunidad indicada para atacarla entre todos.
—Entrega todo lo que tengas.- Sentenció un Dragoon, mirando fanfarronamente a Yuna. –Tú sola no tienes oportunidad.-
—…- Yuna se sujetaba el brazo izquierdo el cual había sido atacado por la espada de la Dark Knight del grupo quien le había enterrado la punta de la hoja aprovechando mientras Yuna estaba atacando al Barón Nashor. Con la mano que sujetaba su brazo subió al hombro de este mismo donde más le dolía y la sangre salía por borbotones escurriéndose por sus cinco finos dedos. Ella miró disimuladamente a los seis miembros que la tenían acorralada pero en realidad estaba buscando al único miembro de su grupo que estaba con ella y al parecer ni sombras de Alice. ¿Había escapado?
—¿Eres imbécil o qué?- La Dark Knight le dio una patada en las costillas tumbándola a un lado. -¿No has escuchado a mi compañero?- Le dio otra patada la cual Yuna esquivó rodando por el suelo. —Vaya, alguien quiere oponer resistencia.-
—Es lo mínimo, luchar dignamente contra tipos de la calaña de ustedes. Montón de cobardes quienes atacan por la espalda.-
—Di lo que quieras.- El Dragoon se adelantó a hablar, con toda la tranquilidad del mundo. —Pero son cosas que debemos hacer, no somos como tu guild con tesoros y sede. Nosotros no tenemos donde ir porque han destruido nuestra guarida los de peor calaña que nosotros, así que ¡Simplemente hacemos lo que debemos hacer para sobrevivir!- Dio una estocada con su lanza pero Yuna invocó a tiempo un homúnculo que la protegió oportunamente. —No deberías gastar energías en tonterías así, ríndete y todo será más fácil.-
—Ya he dicho que no.-
—Bien, como quieras. Muchachos.- Miró de reojo al resto del equipo. —Ya saben que hacer.-
Yuna se puso en posición, no era inepta y sabía que no podría ni contra uno de ellos…quizá contra uno de segundo nivel pero no contra cuatro de tres. Inmediatamente comenzó a invocar su homúnculo mientras empezó a atacar a una Rogue que se lanzó encima de ella para atacarla. Al ser el homúnculo creado con magia, los ataques de este consistían al mismo tipo del origen de su creación. En un momento Yuna le hizo un buen frente a la Rogue, luchando al mismo nivel que esta, pero una patada por parte de un Ninja provocó el tiempo suficiente para que la Rogue le diera asertivos ataques que descontó rápidamente su vida. Rogue por delante y Ninja por detrás, dos contra uno y ella hacía frente como podía pero un ataque en conjunto de ambos al mismo tiempo la hizo que cayera al suelo de costado.
—Acabemos pronto con esto. No esperemos que los otros de su grupo lleguen… el bicho de abajo no los detendrá por mucho tiempo.- Frunció el ceño. –Entre todos al mismo tiempo.-

La Biochemist vio como todos los miembros de ese grupo se abalanzaron hacia ella al ataque. Eletania supuso que de esa manera tan injusta perdería su primera vida. Por un momento todo se puso en cámara lenta ante sus ojos, la arena del suelo flotar alrededor de ella, el sonido de las armaduras de los rivales rechinar al acercarse, las risas burlonas de estos bufándose de ella, incluso llevaba a sentir y escuchar como una gota de sudor resbalaba de la frente del Ninja debido a lo acalorado que estaba. Yuna cerró los ojos, resignada a morir pero apretando fuertemente los labios llena de cólera en su interior y agradeciendo que guardara aparecer en el lugar de muerte para, cuando regresara, seguir luchando contra esos cobardes aun cuando perdiera una segunda y tercera vida. Fue en ese instante que sintió un fuerte jalón en ambos hombros, tan fuerte que hizo que su nuca se hiciera hacia delante debido a la fuerza.

—¿Murió?- Se preguntó la Rogue, cuando la tierra se disipó y no encontraron a la Biochemist.
—Tú, inspecciona el lugar y ve que está pasando.- Ordenó el Dragoon al Stalker que hasta el momento se mantenía sin actividad. Este comenzó a moverse.
Yuna comenzó a abrir lentamente los ojos, se encontró en un lugar oscuro y rocoso, al parecer una pequeña cueva en el peñasco, tan pequeña que apenas cabía ella y otra persona. Al ver hacia donde entraba la luz, vio los cabellos rubios de Alice reflejarse por el sol.
—Sorrento…- Susurró Yuna. Al fin y al cabo el chico no había escapado.
—No tenemos mucho tiempo.-
—Debemos ir cada uno hacia un lado distinto, bajar hacia donde están los demás por cada costado del peñasco.-
—Entendido.- Asintió a la orden de la chica. —¿Tú… Puedes?-
—Yo no soy la novata.- La seriedad en las palabras de Yuna hicieron pensar a Alice que había ofendido a la chica pero al notar una pequeña sonrisa de parte de ella disipó ese pensamiento de su mente. —Haz hecho algo mientras me golpeaban, ¿verdad?-
—¿Quién se gana más tu odio? ¿La Rogue o el Ninja?-
—La primera, sin duda.-
—Bien. Cuando vayas por ese sector donde justamente está ella haz que pase cerca de la pequeña grieta que está justo a unos metros de ella.-
—¿Listo para salir?-
—Cuando des la orden.-
Eletania iba a dar la orden justo en ese momento pero el Stalker apareció por la entrada de la pequeña cueva. —Con que aquí están.-
—Ahora.- Dijo Yuna, Alice le dio una patada en la cara al Stalker y así ambos salieron de la cueva corriendo en dos direcciones distintas mientras el Stalker lanzaba maldiciones al momento que se apretaba la nariz de la cual un hilillo de sangre comenzó a humedecerle esa zona.
— ¡Bastardos!-

Yuna se fue por el camino contrario que tomaba Alice. Obviamente, y aunque uniera fuerzas con el Thief, de ningún modo podrían con seis enemigos de los cuales cuatro eran de tercer nivel. Iba a seguir el plan al pie de la letra, bajar el peñasco rocoso con toda la velocidad que sus piernas y brazos se lo permitieran y encontrar refugio en los otros miembros de su guild los cuales podrían hacerle frente al conjunto de rivales. Pero olvidó un pequeño detalle, sólo un pequeño detalle y lo recordó al echarle un vistazo fugas al Thief quien, con un ágil correr, se lanzaba de un salto arrastrándose por la tierra del suelo entre las piernas de los enemigos levantando mucha arena y arrancando cuanto césped había allí. Al principio no comprendió por qué hacía eso, pero después vio como el rubio llegaba hasta un par de rocas en donde sacaba una caja de hierro negra con diseños de plata, a penas tomarla salía a toda prisa con un grupo detrás de él siguiéndole los pasos…Aquel bolso que Nana siempre lo obligaba a llevar para guardar cosas y que en el fondo no valía tanto pues fácil era agregar algo al inventario. Le iba a advertir que dejara lo que sea en el camino y no se preocupara más que de su vida pero ella misma reparó en que había dejado sus cosas, sus preparaciones propias, en el mismo centro de todo pero al borde mismo del peñasco.
Yuna se devolvió en sus pasos y fue hasta donde había dejado las cosas que, momentos antes, había ocupado para invocar homúnculos.

—¡A por ella!- Ordenó el líder del grupo, lanzando un bufido. —Ataquen con lo que puedan.-
—…- Yuna, al ver como el equipo invocaba poderes o apuntaban sus armas hacia ella comprendió el plan inmediatamente; la tumbarían hacia el borde del peñasco para que el Barón Nashor la eliminara de un solo bocado. Segundos, sólo necesitaba un par de segundos los cuales no tenía. Apretó los parpados cerrados aferrándose fuertemente a sus cosas. Les maldecía.

Y cuando ya todo parecía perdido por segunda vez, sintió un calor quemándole un costado del cuerpo…Era los ataques de aquellos, sintió también como los cabellos de su melena castaña se alzaban en el aire producto de la fricción de energías y la piel de sus rodillas dolían al ser rasmilladas contra el suelo rocoso…. Pero no estaba muerta.
Abrió los ojos, vio el suelo rocoso debajo de ella por lo que no había caído. El corazón se le estremeció en el pecho de golpe al suponer lo obvio. Se volteó a mirar hacia el peñasco y por una fracción de segundos vio como el Stalker del grupo enemigo caía por el borde del peñasco…Pero no iba solo.

—¡Alice!- Gritó Yuna a todo pulmón, con un grito desgarrados que debió hacer ecos a millas. Nada podía hacer, tanto Stalker como Thief ya habían desaparecido.
—Sólo ha tenido lo que se merece.- Río burlonamente la Rogue.

La Biochemist sintió como se le escocían los ojos al agolparse las lágrimas en ellos. Pero no lloraría. Apretó la mandíbula y rechinó los dientes, se puso de pie con la rabia misma que envolvía a la bestia más abajo y al primero que atacó fue al Ninja que estaban más cerca de ella. Entreteniéndolo con el homúnculo, ella corrió a su próximo objetivo; la Rouge.
 De algún modo u otro la caía parecía eterna. No es que ansiara ser despedazado por los filosos dientes del Barón Nashor o sentir sus huesos quebrarse, en el mejor de los casos, si llegaba a estrellarse en el suelo más abajo, pero el Stalker daba golpes más violentos a cada instantes con la intención de zafarse de él.




—¡Suéltame, pendejo!- Gruñó el que tenía el job que suponía el tercer nivel del suyo.
Lo soltaría, claro que lo soltaría, pero a su debido tiempo. Mientras iba en descenso, soportando las patadas y los puñetazos del otro, vio al Assassin de su grupo, Skullkall, subir por el peñasco a toda velocidad. El albino clavaba las dagas en el peñasco rocoso y se iba dando impulso para escalar hacia arriba. Alice por unos instantes se quedó sorprendido de lo rápido que era Skullkall pero por más que lo admirada y por más rápido que el otro fuera no podía optar a su ayuda. Eso era deshonroso para un integrante de Spectra of the Abyss y era más suave optar a una muerte segura.
—¡Skullkall!- Gritó el Thief. El Assassin alzó el mentón en su dirección. Ya teniendo su atención, le lanzó la caja de madera que debía proteger siempre.
El Assassin asintió con la cabeza y agarró con el brazo libre la caja de hierro negro con bordes de plata sintiendo el peso típico que una caja de ese material debería tener. Más delante de su rostro el Barón Nashor daba un último rugido y se enrollaba por una última vez para ergirse abriendo la boca enormemente y recibiendo en su cavidad bucal tanto a Stalker como a Thief a quienes atravesó con sus filosos y tupidos dientes como espadas. Skullkall sintió como una cantidad de sangre desde la boca del monstruo se impregnaba en su rostro, en su cabello blanco y en su ropa, no sabía si la sangre era del Stalker o de aquel chico novato que apenas conocía.
—Mierda…- Squall masculló las palabras frunciendo el ceño. No había tiempo que lamentarse pues una miembro de su guild aún estaba luchando sola allá arriba. Quitó a unas criaturas del camino las cuales le impedían a cada instante el paso a la cumbre del peñasco.
El Dark Knight también presenció como el Thief perdió la primera vida. Guió la vista hacia el Assassin se veía en un dilema de qué hacer con la caja de hierro ya que le impedía subir a la velocidad que le caracterizaba.
—Lánzamela, yo la cuido aquí mientras aniquilo estas porquerías.- Le gritó 84725 a lo que Skullkall le negó con la cabeza. El Assassin siguió escalando con una mano y con la otra afirmaba la caja. —¡Ya maldito desconfiado!- El pelinaranja infló las mejillas sintiéndose ofendido -¡Entonces si no confías en mi dásela a Borgia!- Pero el Assassin ni siquiera le prestó atención. —Borgia dile algo. ¿Borgia? ¿Howl dónde te metiste?- Buscó al rubio con la mirada pero no había ni rastros del mismo. —¿Se lo habrá comido el Barón Nashor a él también?-
—Eh, idiota… No descuides el suelo. Ahora es todo tuyo.- Le dijo Nana, quien hasta el momento mantenía un semblante indiferente. —Ahora es todo tuyo.- Dando aprobación de que tanto Squall como Howl hayan subido en ayuda de Yuna.
—A la orden, jefe.- 84725 embozó una sonrisa, sintiéndose alardeado por tener el honor de quedarse con todo lo que se moviera en el suelo…Que fácil era alentar a ese ¨crio¨
 —Tú no te me escapas.- Apuntó nuevamente a la cabeza del Barón Nashor que, hasta el momento, no había probado ningún bocado de nadie.
En tanto en lo alto, Yuna recordó lo que Alice le había dicho sobre guiar a la Rogue hacia la pequeña grita que se formaba al juntarse la continuación del peñasco. Por suerte, la Rogue estaba justo en el lugar preciso, esperándola para un ataque pero Yuna no se gastaría tiempo en ella pues alguien de esa calaña no lo valía. Corrió a toda velocidad y le dio un empujón digno de un toro. La Rogue se tambaleó hacia atrás y sin darse cuenta chocó la espalda contra la grieta y de allí vio unos cuantos movimientos de cuerdas y varas. De lo último que se enteró fue de verse ella misa colgando boca debajo de una soga que le apretaba ambos tobillos.
—¡Infeliz!- Pero eso no sería todo. Antes que pudiera decir algo más una especie de catre de cama hecho de puras varas le cubrió completamente dejándola, de momento, fuera de combate.
La Biochemist llamó a su homúnculo, sintiendo los pasos del Dragoon detrás de ella. Lo miró por el rabillo del ojo y dispuso energía para aumentar el poder de su homúnculo. Se giró rápidamente y fue a embestir al Dragoon. Por unos momentos le dio buena batalla pero se aproximaban los secuaces del Dragoon. Por suerte, también los suyos propios. Squall debió la atención del Dragoon y la Dark Knight hacia él para que Yuna tuviera unos segundos para reestablecerse.
La chica, que en ese momento se movía motivaba por la rabia, rencor e impotencia al ver a al Thief sacrificar su vida para salvarla, por primera vez sintió que las piernas le flaqueaban. En ese instante se dio cuenta de lo grave que estaba, no pudo ni dar dos pasos cuando perdió el equilibrio.
—Te tengo.- Howl la sostuvo oportunamente en sus brazos antes de que ella cayera. Se apartó del lugar hacia un árbol cercano. Skullkall pasó por el lado de ellos y le lanzó la caja la cual pasó a centímetros por sobre la cabeza del Cleric y que terminó su camino chocando contra el tronco de otro árbol.
—Tu carga, ahora.- Indicó el Assassin gruñendo antes de ir al ataque.
—Tranquila, Eletania, yo te cuidaré.- Susurró Howl, pasando su mano por la frente de la chica.
—El novato… él…- Eletania hablaba con dificultad.
—Está bien en el cuartel.  Ha perdido una vida pero aún le quedan dos. Lo veremos pronto.- Respondió con suavidad. Pasó el borde de la mano por los ojos de Yuna para cerrarlos dócilmente mientras la sanaba de sus heridas.

Claramente las cosas se habían complicado para el equipo liderado por el Dragoon cuando llegó el  Illusionist  y el Assassin de Spectra of the Abyss, peor todavía cuando se escuchó un disparo y un último bramido de uno de los Barón Nashor. Antes de que el Boss se desplomara muerto en el suelo, BADLUCK dio un salto desde su cabeza y trepó lo que le faltaba para llegar.

—Canalla.- Habló en voz alta Nana. Por un momento todos la miraron a excepción de Yuna, pero la pelinegra se refería a otra persona.
—¿Qué?- Gritó el Dark Knight desde abajo. Sabiendo que era para él
—Sube, deja al Barón Nashor que queda con vida en paz. Ya le tocará su turno.- 
—Ok.- El pelinaranja se agachó para recoger los ítems que lanzaban los monstruos pequeños que había matado y lo que el Boss dejo al ser eliminado antes de subir. Trepó con gran habilidad y no le costó esquivar al Barón Nashor que todavía seguía con vida. En cosa de poco tiempo llegó donde su guild se encargaba de los rivales.

« Last Edit: January 19, 2014, 08:15:10 PM by Kana »


Kana

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #63: January 26, 2014, 09:47:18 AM »

—Ya se han tardado bastante. ¿Les habrá pasado algo?- Kula jugueteaba con el agua de la pileta entre sus dedos.
—Quizá no vuelvan.- Starlight ladeó el rostro con despreocupación. —Pero ya han hecho mucho por nosotros además ya no me importa seguir esperando.- La Black Mage se puso de pie quitándose un mechón de cabello rosacenizo del rostro. —Quiero recorrer la ciudad.-
—Pero Borgia ha dicho que lo esperemos aquí.-
—El sabrá cómo encontrarme.- Por unos instantes, la Black Mage sonrió posando un par de dedos en sus propios labios. Kula se puso de pie y la acompañó. —Eh, como encontrarnos…Digo.- Corrigió.
La Archer sonrió cerrando sus ojos y colocando los brazos hacia atrás, juntando sus manos por la espalda. —¿A dónde quieres ir?-
—Empecemos por… Hm… vamos por allí.- Starlight se encogió de hombros sintiéndose un poco tonta de proponer un paseo y no sabiendo por dónde empezar. Como de costumbre, Kula le siguió el paso.

Caminaron por un largo periodo por Acre, era una ciudad muy grande y decorada con flores hermosas. Pasaron por una zona más humilde pero prefirieron adelantar el paso pues por muy bonita que fuera la ciudad y reflejara serenidad no se podían fiar de nadie tal y como estaban las cosas. Visitaron distintos lugares de interés, descansaron en unas cuantas bancas por el recorrido, compraron helados y si en esos momentos tuvieran una cámara fotográfica en sus manos se sacarían fotografías por cada monumento pero ese no era el caso. Tomaron una curva que comprendía un camino largo de piedra y paredes a ambos lados del mismo material. Curiosamente salieron y encontraron el puerto de la ciudad. El puerto era grande y estaba envuelto por la brisa marina que le daba un tono medio grisáceo a comparación de lo claro que era el resto de la ciudad.
El camino ya no era de piedra sino de madera, cada paso crujía bajo sus calzados y el aroma a mar y pescado se esparcía por el lugar. Kula pronunció un ¨ya no quiero más helado¨ y lo echaba a un tacho de basura cerca, Starlight por su parte le imitó.

—Todavía falta más de la mitad de la ciudad.- Soltó un suspiro. —Será mejor volver. Quizá ellos vuelvan por nosotras, quizá se han marchado definitivamente. Lo mejor será ver que haremos de ahora en adelante.-
—Espero verlos de nuevo.-
—Sí, yo también, pero no podemos aferrarnos a depender de los demás.- Starlight se quedó mirando de manera absorta las olas suaves de la costa del muelle. Por primera vez desde que había recibido el mensaje del Game Master sentía soledad y desolación. La brisa sacudió suavemente los mechones de cabello sobre su rostro, ella entrecerró los ojos. Quizá empezaba a extrañar a Howl. —Volvamos.-


—¿Qué hacemos, jefe?- 84725 se acomodó el parche que cubría su ojo. 
—¿Y tú que crees?- BADLUCK mordisqueó un poco el filtro del casi acabado cigarrillo que tenía en los labios. Su mirada era seria, el cañón lo llevaba apoyado al hombro.
—¿La justicia del rey?- Respondió el Dark Knight.
—¿Q-qué significa eso?- El Dragoon líder del otro grupo pasó saliva por la garganta. Estaba al borde del peñasco y el Assassin le sujeta los brazos por detrás manteniéndolo como prisionero de guerra. —¡¿A qué se refieren con eso?!- Insistió desesperado.
—Pues…- Nana dejo su arma en el suelo ante la vista de los demás integrantes de Spectra of the Abyss. Squall sostenía a uno de ellos, lo mismo hacía Howl, en tanto Yuna, ya restablecida del todo, se mantenía de pie junto a la Rogue que aún estaba en la trampa temerosa de moverse pues sabía que entre todos la atacarían si intentaba huir.  La líder de melena negra se acercó a Yuna, puso ambas manos a cada lado de la trampa de varas de madera, cortó con un cuchillo la soga que apretaba la circulación de los tobillos y que mantenía suspendida a la Rogue. Esta se precipitó al suelo chocando todo su cuerpo de golpe. Nana tomó la cuerda que aún apretaba los tobillos y comenzó a caminar, arrestando a la Rogue detrás de ella. —Es algo bastante sencillo.-
Ella llegó hasta el borde del peñasco, miró de reojo al Dragoon el cual casi no aguantaba las ganas de llorar por toda la tensión acumulada en la garganta ante el temor de cuál sería su futuro. Masculló algo como ¨No estarás pensando en…¨ pero no pudo pronunciar palabra alguna y tuvo que ahogar un grito silencioso al ver como la Gunslinger  hizo el brazo que sostenía a su compañera de equipo hacia atrás y luego lo balanceó con toda la fuerza necesaria para que la Rogue saliera lanzada por el aire. La escuchó gritar mientras caía, pero más le perturbó cuando dejo de gritar pues eso le dio paso a escuchar como el Barón Nashor que seguía con vida allá abajo masticaba a la chica triturando sus huesos.
—¡Eres una sangre fría!- El dragón hizo chillar los dientes. —¡No harás esa maldita justicia del rey conmigo!-
—¿Mh.?- Nana no le miró. Se dio la vuelta y caminó unos pasos hacia delante para encender un cigarrillo nuevo. —Eso sólo ha sido botar la basura.- Alzó una ceja.
Yuna tenía una mezcla de sentimientos encontrados. Por una parte lo primero que se le pasó en la mente era que la Rogue era un ser miserable pero que no merecía tal muerte, pero recordó que uno de su mismo equipo había muerto por culpa de ellos e incluso un Stalker del equipo rival había caído en esos momentos con Alice pero los otros sólo escupieron insultos hacia él alegando lo inútil que era el Stalker.
—La justicia del rey…- Nana se giró hacia el Dragoon una vez más. —Te diría que recordaras algo de libros de historia, ya sabes, esos que pasan en la primaria o secundaria… Depende la calidad de los colegios de tu distrito pero al parecer no eres más que un idiota.- Restó lo que quedaba de distancia entre los dos.
El Dragoon adivinó lo peor cuando vio que la chica sacaba una cuchilla de su bota de látex negro, empezó a forcejear de manera desesperada y violenta para liberarse del agarre del Assassin pero se notaba que Nana tenía buenos perros entre los suyos. Maldito el momento en que pensó arriesgarse a atacar a los más nuevos de su guild, pensó que Nana no se molestaría por la carne nueva pero era muy idiota imaginar que su orgullo no sería tocado si estaba ella presente en el evento pues sería como una derrota el tocar a un miembro de Spectra of the Abyss. Lo último que sintió fue la hoja del cuchillo clavarse en su yugular y cortar su cuello de un extremo al otro. Por unos momentos sintió como se ahogaba con su propia sangre, el dolor era tan real y agudo pero después todo se puso negro y ya no sintió más.
El Assassin soltó el cuerpo inerte del Dragoon el cual cayó estampando el rostro al piso. Una mancha roja carmesí apareció alrededor de él y manchó las botas de Skullkall. Los que quedaban del grupo del Dragoon miraron con autentico terror como su líder yacia allí muerto y como al rato desaparecía dejando sólo la mancha de sangre.
 —¿Otros?- Skullkall miró a su líder. A veces sus palabras parecían no tener lógica para muchos pero cuando se pasaba tiempo con él se entendía que era un sujeto monosílabo por naturaleza.
Nana se acercó a los otros dos que quedaban con vida, un Black Mage y un Soldier. Soltó una bocanada de humo en sus rostros, los cuerpos de esos dos tiritaron ante ella.
—Son novatos.- Habló Howl —Seguramente sólo seguían a ese chico por protección.-
—Cállate Borgia.- Gruñó Nana. —No necesito que te hagas la madre Teresa de Calcuta. Yo no mato novatos.- Frunció el ceño. —Ustedes quedan libres. Irán a por allí contando como aplico las reglas en mi grupo y qué es lo que le hago a quien se atreve a atacarnos cobardemente como al que ustedes seguían. Suéltenlos.- Lo último se los dijo al Cleric y al Illusionist quienes obedecieron.
—G-g-racias.- Balbuceó el Black Mage exonerado. Hizo una reverencia y salió corriendo de allí junto al Soldier.
—Discúlpenme, de verdad lo siento. Me siento responsable de que no salieran las cosas como se habían planeado.- La pelicastaña se disculpó con la líder y con el resto del grupo.
—No te tires toda la culpa, Eletania.- La chica se quitó algunos mechones oscuros del rostro. —Con esto han demostrado una cosa.- Miró al grupo quienes le observaron con curiosidad. —Que estamos fuera de forma. Hemos pasado mucho tiempo en la cueva jugando cartas, escuchando a los Bardos tocas, bebiéndonos todo lo que tenemos y contando chistes sin gracia. Eso va a cambiar.- Ladeó el rostro, por primera vez con una sonrisa en los labios. Una sonrisa que confundía al resto. —Perros, volvamos a Sin City.- Anunció la líder quien se giró en sus pasos y volvió al borde del peñasco. —Ah, me había olvidado de ti… 84725 remátalo.-
—Vale…Ya voy, no me das ni un minuto de paz.- Soltó un suspiro cuando llegó al lado de Nana —Pero al menos sé lo importante que soy para t---- No pudo continuar pues Nana le dio una patada para que bajara de una vez.



Yuna había preferido regresar al cuartel en Sin City con el grupo. Recordaba a las chicas que había dejado en Acre pero se sentía segura de que Howl se encargaría de ellas. En tanto, Yuna quería volver con los demás para ver si Alice estaba allá y agradecerle en persona ya que no era lo mismo mandarle un mensaje por la Omnitool que decírselo directamente.
Lo que quedaba del grupo, ya que Skullkall habían tomado rumbo diferentes, llegó a Sin City cuando la noche ya había caído, es decir; cuando Sin City estaba a plenitud. Yuna lanzó una moneda a un NPC que estaba sentado en el pavimento de la vereda y este cantó una canción que ya se sabía de memoria. Nana, Yuna, Badou y Squall recorrieron las calles en silencio, la Biochemist notó como  algunos de su guild que estaban en las calles se quedaban mirando a Squall y susurraban entre ellos, otros a penas se acordaban de él.

—Causas sensación, eh, Leonhart. Todo un rockstar- Dijo Nana riendo un poco. El otro se encogió de hombros.

Las calles estaban humedecidas por el clima un poco frío de esa noche, Sin City tenía distintos climas pero jamás un sol aplastante que les calcinara el cerebro. La ciudad se armaba de edificios corroídos, gente en las calles a toda hora, lugares extraños y sobre todo el peligro a cada esquina. Era como la ciudad misma de la perdición donde el fuerte vive y el débil muere, si es tu propio hermano qué lástima. Lo importante en esa ciudad es que se pasaba bien entre los excesos y la bohemia, entre la música de los Bardos y las apuestas en las cartas de los Hustlers. Era tan entretenido que ni te dabas cuenta cuando ya estabas muerto quien sabe por qué… Hasta brebajes extraños que alteraban la mente existían en ese lugar. Cuidado con sobrepasarse porque aparecías en el último lugar que guardaste.
Entre las luces nocturnas llegaron a un edificio con pinta de destartalado. En la entrada había un letrero de luces rojas que tenía las iniciales de la guild. Quizá algo muy osado era dar una pista así de evidente de donde se encontraba el cuartel pero los de Spectra of the Abyss eran tan creídos de sí mismo que si un enemigo entraba por la puerta era bienvenido para cualquier pelea. Yuna saludó a un chico que estaba sentado en la escalera de piedra que daba a la entrada del edificio, era un miembro de la guild. El trío ingresó por la puerta ancha, algunos miembros saludaban a los recién llegados y sólo Yuna respondía los saludos. Se dirigieron inmediatamente a la oficina de Nana, un lugar lleno de cosas extrañas y ostentosas. A penas la líder se dejó caer sobre su sillón alguien tocó la abierta puerta. Eletania reconoció a aquella persona.

—¡Alice!- No pudo evitar contentarse al verle…Completo. Era estúpido pensar que le vería quebrado o algo por el estilo pues al perder una vida la persona volvía a su estado original al reaparecer. Esperó unos segundos pues de todos modos los dos no se conocían mucho pero no pudo aguantar más y le abrazó como si fuera un hermanito pequeño. —Me alegro de verte.- Pronunció con honestidad.
—Eh, gracias.- El rubio se sintió un poco contrariado por el contacto. Por un lado era incómodo porque no le conocía mucho y por otro era agradable que alguien como Yuna fuera tan amable con él. Quizá la única persona en esa guild donde se le había ocurrido entrar. 
—Hey novato. ¿Cómo se sintió ser triturado por esa cosa?- El Dark Knight le miró burlonamente, devolviéndolo a la realidad.
—…- Squall soltó un suspiro antes apoyarse en una pared.
—¿Eh, de verdad quieres saber?- Alice se encogió de hombros. Yuna le dejo de abrazar pero antes de apartarse totalmente de él le puso una mano en el hombro agradeciéndole lo hecho.
—Claro, claro.- El pelinaranja se sentó en un sillón más allá del escritorio de Nana. —Con detalles, por favor.-
—Que morboso eres.- Yuna le miró con desaprobación.
—Bueno, la cosa esa tenía los dientes filudos… Es increíble cómo estos juegos virtuales hacen que todo sea tan realista. Sentía como sus dientes se clavaban en mí y me desfragmentaban. Pero después me tragó y creo que fue peor porque allí adentro apestaba.- Alzó los hombros, pasándose una mano por el cabello rubio. —Y el jugo gástrico hizo lo suyo.-
—Cool.- Badou ladeó el rostro.
—No te hagas el héroe, novato.- Nana le miró con seriedad. —Lo único bueno que hiciste hoy es servir de anzuelo. Por mí que no volvieras más y así nos libras de tu estupidez. Ya me estoy cansando de hacerme cargo de críos… A la próxima procura suicidarte y así no nos fastidias con tu inutilidad.-
—Yo creo que has hecho un gran trabajo.- Le susurró Yuna al thief, guiñándole un ojo y codeándolo.
—G-gracias.- Desvió la mirada. Estaba acostumbrado al trato de Nana, no la culpaba pues siendo la líder que era no tenía por qué hacerse cargo de un sujeto con tan poco nivel y habilidades como él… De un modo masoquista hasta se sentía agradecido de las denigraciones de la jefa.
—¿Me escuchaste?- La pelinegra rugió.
—¡S-sí, sí!- Alice asintió torpemente por la distracción. —Procurare suicidarme… ¿Suicidarme?- Parpadeó un poco ¿Eso había dicho? Si la había escuchado pero Yuna… Bueno, ella le distraía con su amabilidad. Vio que Nana lo observaba esperando una respuesta que la dejara más conforme. —Suicidarme y procurar desaparecer para no molestar. Comprendido.- Sonrió un poco. —Ya me retiro, iré a cumplir las tareas que me dejo antes de irnos a las afueras de Acre.- Se dio la media vuelta y se retiró.
—¿De dónde sacas…estos críos?- Squall negó con la cabeza.
—¿Lo encuentras muy estúpido?- La chica apoyó los pues sobre el escritorio. —Porque no es el único estúpido que acepto en la guild.- Señaló a cierto pelinaranja.
—No, demasiado paciente… Demasiado sumiso.-
—No  todos son tan insolentes como tú. Eh, Leonhart. Mi nueva mascota no se iría sin avisarme. Perro malo, perro muy malo.-
—Ya estoy de vuelta…- Dijo sin ánimos. Alzando los hombros.


Kana

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #64: February 27, 2014, 09:27:47 AM »
Único fic del mes u_u


Pasó un día entero antes de que Howl regresara al cuartel de la guild en Sin City. Para sorpresa de muchos ojos curiosos él no venía solo sino que acompañado de dos chicas. Aunque quizá no era tan extraño verlo acompañado de chicas ya que el Cleric siempre estaba acompañado por féminas a las cuales integraba en la guild si es que Nana le aprobaba. Lo raro era verlo en Sin City y no en Acre. Era tan extraño como no encontrarse al Assassin de Nick Skullkall en Mos Eisley.
Al principio Howl saludó a algunos cuantos conocidos pero después prefirió ir directamente al grano por lo que llevó a las chicas a donde estaba Nana. Ella no estaba en la oficina suya, en cambio estaba en el comedor del hotel. La pelinegra jugaba carta con una miembro de la guild que era una Hustler y un par de integrantes más. Se dio cuenta que también estaba el Thief que había muerto el día anterior, él estaba sentado en frente de Nana anotando algo en una libreta mientras BADLUCK apoyaba las piernas sobre él usándolo de mueble para descansar. En la mesa había una serie de jarras con brebaje, ceniceros con cigarrillos ya acabados y monedas por todos lados.

—Ha llegado la divinidad al nido de serpientes.- Bromeó la Hustler. Nana no quitó la vista de las cartas hasta que lanzó un par sobre la mesa. Jugar con una Hustler era cosa seria.
—Hola Paine.- Saludó el Cleric con amabilidad. La otra alzó una mano con una carta la cual lanzó a la mesa. —BADLUCK me preguntaba si…-
—Tú y tus pimpollos devuélvanse por donde vinieron.-
—…- Serah y Kula intercambiaron miradas entre ellas. Hasta el momento no habían dicho ni pio, sobre todo porque se esperaban que el gran jefe oso, el señor del fuego, el espartano de piernas peludas y pelo rizado en el pecho que se imaginaban como líder de la guild fuera eso; un hombre. Pero en frente de ellas tenían a una chica que de todos modos inspiraba respeto.
—Pero necesitamos gente. Recuerda las bajas.-
—Ouch.- Dijo Paine. —El dedo en la llaga.-
—…- Nana miró al Cleric por sobre las cartas. —No me importa.-
—Vamos BADLUCK, apelo a tu gran corazón comprensivo.-
—Eres como una mosca fastidiosa.- Gruñó Nana, frunciendo el ceño. —Por eso me alegro que estés siempre en Acre. Aquí ya te habría metido la cabeza al retrete para que dejaras de hablar.-
—Doy fe de ello.- Howl se pasó un par de dedos por el cuello, soltándose un poco el agarre de la capa en esa zona. Sonrió un poco nervioso al recordar las ahorcadas de Nana cuando le sacaba de quicio. —Pero también doy fe de que eres una persona buena.-
—¿De qué me sirven ustedes dos?- Por primera vez miraba a las chicas. —¿Qué podrían ofrecerme un par de novatas? Porque tengo un novato que es un fastidio.- Pateó un poco a Alice. —¿Una quiere traerme el periódico por la mañana mientras otras me mordisquea las botas del closet? Hasta eso es más entretenido ahora.- Plantó las cartas sobre la mesa. Paine embozó una sonrisa suponiendo que Nana se había quedado sin juego. —¿Qué me pueden ofrecer?- Apoyó los codos sobre la superficie de madera de la mesa, entrecruzó sus dedos y las miró detenidamente.
—Eh, yo…- Starlight se aclaró un poco la voz. Suponía que debía hablar ella antes de que…
—Pues podemos ser unas siervas fieles y hacer todo lo que nos pidas.- Dijo Kula con naturalidad, sonriendo ingenuamente. —Nos gustaría aprender de ustedes y superarnos. Estaremos a tus órdenes.-
—Hm.- Nana embozó una sonrisa, Howl agradeció que se suavizara, Paine no resistió una carcajada con el pensamiento de que esas chicas no sabían dónde se estaban metiendo. —Bien.- Suavizó las cejas. —Las aceptaré aquí siempre y cuando no hagan estupideces. Apelando a mi buen corazón.- Miró a Howl. 
—Gracias.- La Black Mage presentía que había algo más…Pero quizá era mucha la paranoia. —Yo soy Starlight, ella es BlueDiamond… Black Mage y Archer.- Presentó a ambas.
—Me servirían más si fueran White Mage. Admito.-
—…- Starlight sintió como un balde de agua fría se le daba vuelta sobre la cabeza. Vio intenciones de hablar por parte de Kula y suponía que la peliceleste contaría que se había cambiado de job así que le dio un codazo. —Gracias por aceptarnos. Haremos nuestro mejor trabajo.-
—Ese es el espíritu.- El Cleric juntó las palmas. Alice por su parte sonrió disimuladamente, en parte se sentía aliviado de dejar de ser el novato…Aunque comenzaba a sentir lástima de ellas dos.
—Aquí serán bienvenidas y les brindaremos protección.- Dijo Nana sin borrar la sonrisa. Paine ya suponía lo que venía. —Pero tengo que anunciarles que todos los que aspiran a ser parte de esta guild tienen que pasar una pequeña prueba.- Ella se echó hacia atrás apoyando la espalda en la silla metálica. —Las pondré a prueba a ver si son aptas y son capaces de hacer lo que yo pida. Será una prueba de resistencia. Irán por tres días a la zona muerta, simplemente eso. Si resisten los tres días y vuelven con sus vidas intactas serán bienvenidas con todas las letras. Pero si se acobardan y deciden abandonar, pues la salida está abierta.-
—¿Zona muerta?- Starlight alzó una ceja.
—Creo que se trata de un pueblo cerca de Sin City.- Dijo Kula.
—Exactamente.- Afirmó Nana. —Alice irá con ustedes y será su guía.-
—¿Qué? ¿Yo por qué?-
—Porque no haces nada aquí y estas de vago todo el día. Te vas a poner gordo si te quedas sin actividad.- ¨Además estas castigado por perder una vida¨ se dijo mentalmente. El Thief iba a alegar pero la mirada sentenciadora de la líder le indicó que era inútil. —Mañana irán por la mañana a primera hora. Hoy pueden ponerse cómodas. Howl, muéstrales las habitaciones disponibles para que elijan.-
—Gracias de nuevo.- Dijeron las chicas antes de retirarse con Howl una a cada lado del Cleric.
—¿No sería conveniente que un miembro de tercer nivel les acompañe?- Paine se acomodó el cabello revoltoso y corto.
—Bah, no les pasará nada.- Meneó la mano restando importancia. –Y si mueren será mejor que no vuelvan. No quiero más inútiles por aquí.- Observó a Alice. —Así que si se te ocurre hacer tus chistecitos y perder una vida más.-
—Mejor me suicido. Sí, sí.- Respondió el Thief, recordando la charla en la oficina. 
 


Neko

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #65: February 27, 2014, 03:13:16 PM »
Madre mía, que hay como 4 o 5 aportes viejos que no he pasado aquí :_D bueno, empiezo.
Uuh... creo que no tengo que añadir nada a este aporte xD Mentira, después me di cuenta de que sí que faltaban cosas.
Este es el traje de colegiala que se pone Neko. Y este es Atom: 1, 2.
Y los pequebú bots de ataque: 1, 2






13. Esto va a ser d-divertido

 

Según sus cálculos mentales, el Lagiacrus debía medir unos diez metros de largo y tres de alto con la cabeza alzada. En tierra se movía torpemente, pero continuaba siendo mortífero. Y si era más ágil en el agua, quien sabía que podía llegar a hacer en su terreno.
El bot de reconocimiento dibujó un círculo más amplio, probablemente marcando la cabeza del jefe de zona, que se escondía debajo de las olas.

Neko apenas le había causado daño y daba gracias a que las pocas lagartijas que no había podido matar se hubieran cansado de perseguirla después de su última carrera en moto.

—Teniendo en cuenta su volumen y forma, apart-te de lo que parece ser su radio de acción… —murmuró Neko cambiando alguno de los objetos de su barra de acceso rápido— Hmn, sí, ya est-tá.

Anir se mordió la lengua, intentando parar el tartamudeo que le causaba el dolor del veneno aún esparciéndose por su cuerpo virtual. Sacudió la cabeza, el efecto debería terminar en poco tiempo, pero mientras tanto sus puntos de vida menguaban uno a uno, en un goteo que parecía eterno.

Cambió de nuevo su ropa, pero esta vez optó por algo mucho más ligero que una armadura completa. La falda azul plisada y la camisa blanca, con cuello marinero del mismo azul que la falda y pañuelo rosa, iban acompañadas por unos calcetines altos oscuros y mocasines marrones.
El traje de colegiala era una de sus preciadas posesiones. Conseguido en un evento un par de meses atrás, le otorgaba un bonus de cinco puntos en todos sus stats al enfrentarse a jefes y minijefes, aparte de otras pequeñas ventajas.

Acompañó el atuendo con unos guantes de cuero marrón, encantados con elemento viento por ella misma y caminó lentamente en dirección a la roca que sobresalía hacia el mar.

—Hipo, ¿cuánto tiempo t-tarda Lagiacrus en volver a invocar su séquito? —preguntó mientras andaba hacia la roca arrastrando un poco la pierna izquierda.

Su amigo tardó un poco en responder, buscando la información que Neko le había pedido.

Unos quince o veinte minutos, si el GM no ha cambiado las cosas —habló él.

—Gracias. ¿Y cuánto tarda en cambiar de elemento?

Hmn, con que tenga más del noventa y cinco por ciento de su cuerpo fuera de una masa de agua, ya cambia a tierra —informó.

—Entonces t-tengo tiempo de sobra.

Neko chistó, aún molesta con el tartamudeo. Sus pasos la llevaron por la cuesta hacia el centro de la roca, que se alzaba unos tres o cuatro metros sobre el nivel de la playa.
Tomó aire y se plantó firme sobre pies; invocó un martillo, que dejó reposando con la cabeza sobre el suelo y el mango hacia arriba. El martillo lucía remolinos grabados en la piedra, con un motivo parecido al que decoraba los guantes. El arma también estaba encantada con viento.

La mechanic levantó la barbilla y entrecerró los ojos, observando orgullosa el movimiento de su bot sobre el agua y notando como la brisa marina movía los pliegues de su falda. Separó un poco más la pierna derecha, frotando el pie sobre el suelo rocoso.
Esperó unos segundos en los que lo único que hizo fue respirar. Tomar aire profundamente, cerrar los ojos y calcular, seguir calculando.
Abrió los ojos al notar el pitido de su bot más urgente, más alto y lo vio balancearse dibujando un círculo más ancho. El bot se alejó a toda prisa mar adentro sólo para cambiar su dirección repentinamente hacia tierra.

Anir sonrió y movió los dedos para agarrar mejor el martillo. Su bot se movía formando eses y elevándose poco a poco mientras no paraba de emitir pitidos agudos, su ojo color cobre se iluminaba aterrado.

—Entonces cuando salta… —murmuró Neko, retransmitiéndole sus palabras a Hipo.

El agua se rompía en una línea recta antinatural y la cresta roja del Lagiacrus asomó entre la marea, rompiendo las olas.

Es elemento tierra —completó Hipo la frase.

El jefe de zona apareció encima del agua con un último impulso, formando un arco que lo llevó mucho más alto que la roca donde Neko lo esperaba. Empezó a caer hacia la chica, oscureciendo el horizonte y con la boca bien abierta. El Lagiacrus rugía con el cuello estirado, esperando esta vez alcanzar a su presa.
Neko sonrió y alzó el martillo hacia un lado con las dos manos.

El truco está en el movimiento de cadera y la posición de los pies, recordó el consejo de su vecino cuando le enseñó a batear, muchos años atrás. Y la posición de Neko era perfecta, con el torso estirado y esperando al efecto muelle para dar aún más fuerza a su golpe.
El martillo chocó contra el costado del morro del Lagiacrus cuando Neko ya podía apreciar el amarillo de sus dientes.

El boss voló hacia la playa de gravilla donde había empezado todo, con un gemido gutural y un descenso considerable en su barra de vida, aunque aún faltaba mucho para que fuera vencido.
El Lagiacrus sacudió la cabeza, gritando enfurecido mientras intentaba incorporarse cerca de la orilla, dentro del agua.

Neko dejó caer el martillo a sus pies y se giró para mirar al jefe. Levantó las manos a la altura de su cara con las palmas abiertas y formó sendos puños, apoyándose en la parte delantera de los pies, casi en los dedos, en posición de combate cuerpo a cuerpo.
El Lagiacrus movió la cabeza hacia ella con rapidez, emitiendo un rugido rasposo y lleno de indignación. Se dio la vuelta entero, encarándola y moviéndose un poco más adentro del agua.

La chica no dejaba de sonreír, esperó un poco más para tenerlo justo donde quería y cuando el Lagiacrus tuvo las cuatro patas dentro del agua y levantaba la cabeza para volver a rugir, presumiblemente preparando algún tipo de ataque, ella vio su oportunidad.
Un círculo de luz se creó a pocos metros del jefe y después de un parpadeo de píxeles, Atom, el primer robot de combate cuerpo a cuerpo que Neko creó en el juego, apareció de la nada. Era todo metal, con lo que parecían dos ojos azul cyan brillante detrás de una rejilla y bajo lo que parecía ser una placa protectora para la frente.

Atom imitó la pose de Neko, sin tener que verla y el Lagiacrus cambió el blanco, de Neko a su robot.

—Esto va a ser d-divertido.

El Lagiacrus no esperó más, arremetiendo de lleno contra Atom que, siguiendo las pautas que Neko marcaba con su cuerpo, levantó los brazos y enterró sus dedos metálicos en las patas delanteras del jefe de zona.
El interior del robot crujió al estirar el torso antes de lanzar al Lagiacrus lejos, aún más adentro del agua. A Neko no le convenía que volviera a salir y aún estaba demasiado cerca de la orilla.

Atom empezó a caminar con algo de trabajo hacia el Lagiacrus, con pasos lentos pero seguros.

—Mierda —murmuró Neko con el cuello estirado.

¿Qué pasa? —inquirió Hipo desde su lado de la línea.

—No veo al boss. Se ha me- ¡Aaah!

El Lagiacrus apareció entre jirones de espuma, empujando el costado de Atom, pero Neko fue rápida en su reacción y movió los brazos para que Atom rodeara el cuello del jefe con los suyos.

—¡Já! ¡L-lo tengo! —exclamó la chica.

Apretó más, mordiéndose el labio inferior y entrecerrando los ojos con deleite. El HP del boss bajaba lentamente mientras el robot se encargaba de ahogarlo, pero ese no era el plan de Neko ni mucho menos. Era el momento perfecto para ejecutar lo que tenía pensado desde que había invocado a Atom.

Detrás de la rejilla que cubría los ojos de Atom se podía apreciar como chisporroteaba la electricidad. El Lagiacrus se quedó un segundo quieto antes de empezar a removerse con más violencia. Atom giró su cabeza despacio, fijando las luces azules en las pupilas del jefe de zona y las chispas se repartieron por todo su cuerpo.
Atom estaba encantado con electro y no tardó mucho en demostrarlo. Rayos cubrieron la estructura de metal del robot y envolvieron al Lagiacrus, expandiéndose por el agua alrededor de ellos.

El jefe chilló mientras su cuerpo se convulsionaba y su HP disminuía a pequeños golpes. El shock le provocó confusión y Neko aprovechó el momento para añadir a sus pequeños bots de combate a la pelea.
Unas veinte criaturas de metal, no más grandes que la palma de una mano, surgieron de dentro del carro de Neko, dejándose caer al suelo y correteando entre la arena y las piedras de la playa a gran velocidad.
Algunos parecían arañas, mientras otros recordaban a escorpiones. Todos formados por metal negro y dorado, estirado y retorcido según la imaginación de su creadora.
A veces se paraban, esperando al resto de sus compañeros, pero no tardaron ni dos minutos en empezar a flotar encima del oleaje y trepararse al Lagiacrus, mordiendo y picando, buscando carne blanda entre sus escamas.

Con un sólo pensamiento, Neko terminó con el modo imitación de Atom y relajó su pose. Se crujió el cuello y suspiró, con una mano enguantada frotando su nuca.

—Acércalo a la orilla —ordenó mientras hacía desaparecer el martillo, guardando el arma en su inventario.

¿Con quién hablas? —curioseó Hipo— ¿Tienes ayuda?

—He invoc-cado a Atom —Neko se mordió la lengua y chistó mientras bajaba de la roca para acercarse a su robot y al jefe, débil pero aún con vida.

¡Ey, buena idea!

—Lo sé —la chica sonrió de costado, cojeando por la playa.

Atom arrastró al Lagiacrus caído cerca de la orilla y se dejó caer de rodillas encima de su abdomen, esperando a la siguiente orden que su ama tuviera bien a darle.
Neko dio un primer paso en el agua y un segundo. Echó hacia atrás la mano, abriéndola hasta que el manga de un hacha doble de guerra apareció entre sus dedos, los cuales cerró sobre el cuero.
El hacha tocó el suelo mientras Neko continuaba andando hacia su presa, apartando las piedras que ya se movían por el oleaje.
Continuó con su camino mientras el agua iba subiendo y subiendo. La falda de colegiala flotaba alrededor de sus muslos cuando por fin llegó a un alto, justo delante del jefe.

Notaba su propia respiración lenta y se rió sin humor al ver que el Lagiacrus estaba en una situación parecida. El ojo más cercano del monstruo se movió para mirarla y sus fauces se abrieron mientras la lengua se movía alrededor de un gemido agónico.

—Hijo de puta —dijo Neko entre dientes.

Echó el brazo hacia atrás, uniendo su mano derecha a la izquierda cuando el hacha estaba recta en lo alto de su cabeza, con chispas de electricidad iluminando las hojas. Y dejó caer el arma de golpe sobre el cuello del animal.
Lo oyó gemir una última vez mientras el metal se abría paso y apretó más aún los dedos sobre el mango cuando el holograma en tres dimensiones que anunciaba un crítico sobrevolaba por encima de ellos.

La cabeza del Lagiacrus se separó de su cuerpo y la quinta parte de la barra que aún le quedaba de HP bajó drásticamente hasta marcar cero.
Los pequeños bots de combate dejaron lo que estaban haciendo y salieron disparados hacia el carro, nadando entre las olas y repiqueteando sus patitas en las rocas de la orilla. Alguno se paró para sacudirse antes de saltar para treparse al carrito.

Neko echó la cabeza hacia atrás y suspiró cansada, limpiándose la cara manchada de sangre con el antebrazo. Frotó un poco más con el dorso de la mano y la palma después de mojarlas con agua salada.
Atom seguía en la misma posición, drenando los puntos de SP de Neko lentamente. Giró la cabeza y las luces detrás de la rejilla brillaron más claras al ver que Neko dirigía sus ojos hacia él con la mirada perdida.

Neko, Neko… —escuchó la chica resonar en su oído, por encima del rugido de las olas— ¿Estás bien?
« Last Edit: September 27, 2018, 03:54:43 AM by Neko »


Kora

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #66: February 27, 2014, 03:52:37 PM »

024why don't you do right?

Cuando a Kora le habían dicho que saldrían por la tarde, había imaginado que sería después de una reponedora siesta tras la comida, así que consideraba que su indignación cuando básicamente la habían arrastrado de la mesa aún masticando una bola de carne y queso estaba más que justificada -- por poco se había atragantado.

Estando todos frente al Warp, se dio unos golpes en el pecho para que acabara de pasar el bocado. A su lado, Asami y Elizabeth esperaban a que Raiden diera las explicaciones.

- Tenemos dos tareas. – Empezó Raiden, con su característico tono serio. – La primera es recoger a una White Mage, y la segunda es que Elizabeth venda algunas pociones, armaduras y objetos varios.
- Ya me he ido preparando esta mañana. – Asintió la Merchant. – ¡Si vendemos todos haremos una buena fortuna!

El Samurai asintió satisfecho, y parte del entusiasmo de la otra chica se le contagió a Kora. Al fin y al cabo, no parecía una misión especialmente difícil, y por primera vez en días vería una ciudad que no fuera Sanctuary.

- Yo entraré primero. – Dijo Raiden. – Daros prisa.

Raiden desapareció en el portal brillante, seguido momentos después por Elizabeth con su carrito trotando detrás.

- Vamos, Kora.

Asami le indicó que pasara primero, y asintiendo sin poder evitar una sonrisa emocionada, Kora entró de un salto en el Warp. Aunque no fuera el primero, seguía sorprendiéndole el hecho de que con sólo un paso había cambiado completamente de lugar. Las calles frías y metálicas de Sanctuary habían sido sustituidas por el empedrado de colores vivos y las plantas con flores que adornaban la cálida Prorencia.

- Esta ciudad es tan bonita… – Suspiró, dando una vuelta sobre sí misma en mitad de la amplia plaza. – ¿Por qué no tenemos la sede aquí?
- La White Mage nos está esperando en una posada llamada Mariner, cerca de aquí. – Raiden señaló una calle al oeste de la plaza. – Una vez la recojamos, Elizabeth pasará a vender pociones… y nosotros nos encargaremos de que no pase nada malo.

Aunque Elizabeth y Asami asintieron, Kora giró la cabeza, indignada por la clara ofensa que era el hecho de que Raiden ignorara directamente sus palabras -- no era la primera vez que éste lidiaba con ella de esa forma. Con el labio torcido, siguió al grupo.

Estando cerca de la plaza principal, la fachada de la posada era de piedras de colores y madera pintada reciente, y cuando entraron vieron que tenía un tamaño considerable. Un Minstrel tocaba en el escenario, y casi todas las mesas estaban ocupadas.

- Ahí. – Tras comprobar su Omnitool, Raiden señaló a una de las mesas del fondo, donde una White Mage de pelo azul y corto tamborileaba los dedos sobre la madera.


La chica se sobresaltó al ver que el grupo se acercaba a ella, pero aunque Raiden tuviera permanentemente cara de haber lamido un limón, la expresión amistosa de las otras tres servía para compensar.

- ¿Asclepeia? – Preguntó Raiden.
- S-Sí, soy yo… – La chica asintió. – Sois de los Crimson Raiders, ¿verdad?
- Sí.

Por suerte para la imagen pública del grupo, Asami intervino ante la sequedad de su compañero, tendiéndole una mano a la White Mage.

- Bienvenida a la guild, y gracias, siempre hacen falta White Mages. – La Blacksmith sonrió. – Soy Techbender, pero me llamo Asami.
- Encantanda, llamadme Ami entonces. – Ésta estrechó la mano de la otra, relajándose más. – Gracias a vosotros por acogerme y por las molestias… cuando he oído de vosotros esta mañana no tenía literalmente nada encima…
- Siendo White Mage podrías cobrar por curar y echar buffs… – Elizabeth ladeó la cabeza. – No me parece bien, pero en medidas desesperadas...

Ami rió nerviosa al escuchar a Elizabeth, rascándose el cuello. Ésta, sin embargo, se agachó para recoger un casco de debajo de la mesa, el cual tendió a Asami para que lo examinara.

- Tienes razón, pero supongo que todavía me influencian ciertas cosas de la vida real, no podría-¡oh!

El grupo se sobresaltó cuando Raiden atrapó una botella que iba hacia ellos en el aire. Se había movido de forma casi imposible de discernir a simple vista, como siempre que ponía en función sus habilidades de Samurai. Detrás de ellos, en una mesa había empezado una disputa entre un grupo, y aquella botella no había sido lo único que habían lanzado en la discusión.

- Salgamos de aquí. – Les ordenó Raiden, estrujando la botella entre sus dedos de metal hasta que se rompió en pedazos.
- Ya decía yo que llevaban un buen rato así… – Murmuró Ami, escurriéndose entre el gentío siguiendo a los demás.

Salieron a tiempo de la posada, escuchando el sonido característico de un hechizo de electricidad antes de pisar la calle. La discusión había atraído a otros jugadores, y en cuestión de segundos había empezado una pelea de bar típica, que nadie sabía qué la había desencadenado, pero todos parecían tener un motivo para participar.

- Los ánimos están tensos por aquí, ¿no? – Preguntó Asami a la White Mage.
- He tenido que curar a más gente por peleas entre jugadores que por heridas entrenando. – Ami suspiró. – No puedes esperar otra cosa cuando encierras a tanta gente en un mismo lugar.

El grupo asintió. Estando en la tundra, Sanctuary no recibía tantos visitantes a no ser que fuera por cosas puntuales como las quests para subir de job o buscar materiales específicos de la zona, por lo que el ambiente era mucho más tranquilo en comparación. Kora empezó a replantearse si realmente prefería que la sede de la guild se trasladara a Prorencia.

- Una vez Elizabeth venda todo, iremos al bosque de Prorencia para que subir un poco de nivel. – Mientras caminaban de vuelta a la plaza, Raiden explicó la situación a Ami, quien asintió.
- Yo soy Elizabeth, por cierto. – Intervino la mencionada, sonriendo. – Songbird.
- Y ella es Kora, de nick Moonshine.

Asami terminó las presentaciones que habían sido interrumpidas por motivos obvios. Por suerte, Ami era educada y de buena disposición, por lo que aunque no hablara mucho era fácil mantener una conversación con ella.

- Tu nick era Asclepeia, ¿no? – Preguntó Elizabeth, ante lo cual Ami asintió. – Por Asclepio, ¿a que sí?
- ¡Oh! ¡Por fin alguien que lo entiende! – La White Mage no pudo evitar una sonrisa azorada. – Ya que me tocaba ser White Mage, quería que el nick fuera a juego.
- ¿Qué quieres decir con que te tocaba? – Kora se asomó.

Con un suspiro, Ami dejó caer los brazos.

- Juego, bueno, iba a jugar con mi grupo de amigas, pero ninguna quería ser White Mage… – Explicó Ami. – Así que como estoy estudiando Medicina, pensé que era la más indicada.
- Oh… vas a ser médico…

Elizabeth parecía de repente interesada en la conversación, aunque por la manera en que fruncía ligeramente el ceño no parecía que fuera un tema precisamente cómodo.

- Sí, empiezo las prácticas como interna el año que viene. – Dijo Ami, asintiendo.
- Mi padre también es médico…

Al hablar, Elizabeth desvió la mirada por unos momentos, pero cualquier cosa que tuviera que decir iba a esperar. La plaza de Prorencia se extendía ante ellos, y la Merchant tenía tareas que cumplir, las cuales cuanto antes terminara, mejor para todos.

- Estoy segura de que agotarás el stock enseguida. – Le comentó Ami. – Los Merchants se hacen ricos aquí.
- ¿Qué hacemos nosotras mientras? – Preguntó Kora, levantando la mano.

Raiden se giró hacia ella, alzando la ceja que tenía al descubierto.

- Esperamos, y nos mantenemos cerca por si alguien quiere algún descuento especial. – Raiden dio unos golpecitos con dos dedos al mango de su katana.

Kora torció el gesto, sentándose en el banco más cercano a donde estaba Elizabeth, con los codos apoyados en las rodillas y la barbilla en las manos. Si había algo que odiara, era esperar, aunque hubiera dicho Ami que sería algo corto, no sabían cuánto podía tardar.

Si se escurría a ver los alrededores, nadie lo notaría. Sólo serían un par de minutos, ver un poco de la zona y nada más, al fin y al cabo.

--

- ¡No puedes hablar en serio!

Jolyne alzó las cejas, uniéndolas en un gesto asustado. Sentía cómo si le hubieran roto el corazón en mil pedazos, y en su pecho había quedado un hueco en el que no entraba ni el aire. Las presión de las manos que la sujetaban por los hombros, sacudiéndola, eran lo que la mantenía en la realidad.

- Jolyne, tienes que hacerlo… si no, moriremos todos.

Se le hizo un nudo en la garganta al oír las palabras. Jamás hubiera esperado que, de todas las personas, fuera su propio novio quien la estaba condenando a muerte.

- Romeo, ¿te has encargado ya de ella? – La voz venía de lejos. – ¡Está volviendo!

Todo por culpa de aquel imbécil que se había auto-impuesto como líder del grupo. Tan inteligente y capaz que les había llevado ante uno de los jefes de zona más fuertes del bosque de Prorencia prometiendo que se harían ricos con lo que soltara.

Y cuando las cosas se torcían, huía con la cola entre las piernas.

- Jolyne, por favor… sólo es una vida, te prometo que cuidaré de ti el resto del tiempo. – Le apretó los hombros, con el rostro tenso. – Por favor…
- Romeo…

El nombre de éste fue lo único que alcanzó a decir antes de que sintiera cómo unas cuerdas se enroscaban a su alrededor, inmovilizándola de rodillas. Forcejeó en vano por unos momentos, y se giró con una mirada cargada de odio hacia al Hunter de la party.

- No es nada personal, preciosa. – Le dijo antes de echar a correr. – ¡Vamos, Romeo!
- Lo siento, Jolyne.

Romeo la atrajo hacia sí, besándola en los labios. Por unos momentos, Jolyne no pudo reaccionar, notando el escozor en sus ojos. ¿Cómo podía hacerle eso? Ni siquiera había tratado de disuadir al resto del equipo cuando habían sugerido que uno quedara como cebo y todos habían apuntado a Jolyne.

Todos los “te quiero” que le había dicho quedaban en nada cuando a la hora de la verdad demostraba que, como a todo el mundo, le daba igual si vivía o moría. Con rabia, mordió el labio inferior de Romeo, quien se apartó con un grito ahogado.

- Te… te esperaré en Prorencia, ¿vale? – Dijo, frotándose la sangre que le caía por la barbilla antes de salir corriendo.

Los pasos lentos pero pesados del Adamantoise eran cada vez más cercanos. La tierra empezaba a temblar bajo el pesado cuerpo de la criatura, y Jolyne estaba sola. Lo único que podía hacer era esperar que le quitara lo que le quedaba de vida con un sólo golpe.

¿Y después qué? Volvería a Prorencia, donde supuestamente Romeo la esperaría, si no era otra de sus mentiras.

No, no puedo confiar en él.”, algo que había aprendido de forma muy cara. Usando toda la fuerza que podía, estiró los brazos hasta que la cuerda se rompió, permitiéndole moverse. Al levantarse, se sacudió el resto de la trampa, y se puso en posición de ataque. Ahora era libre.

- ¡No voy a rendirme sin más! – Gritó al monstruo cuando estaba a apenas unos metros de ella. – ¡Ven a por mí!


Shura

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #67: February 27, 2014, 03:53:32 PM »
Ya están todos en el barco  ;D *ya puede llegar el iceberg jiji*
Y aquí el modelito de White Mage que va a gastarse Shura por el momento xxxxx

#18

x

Caesar había acudido a la iglesia esperando inútilmente una pista, algo que le llevase hacia una persona en concreto, la cual había buscado desde el primer día en el que el GM les había encerrado. Pero era inútil, pensar que este hubiera podido ir a la iglesia en busca de caridad o para pasar la noche, su compañero no era tan idiota como para aquello. Y sólo cuando pisó suelo santo, suspiro cansado reconociendo que había sido un pensamiento digno de un idiota retomar la busqueda en aquel punto de la ciudad.

Justo cuando iba a marcharse, cerca de uno de los bancos, se materializó una chica, por sus ropas saltaba a la vista que se trataba de una White Mage, parecía nerviosa, respirando pesadamente sin dejar de repetir “no-no”, se giró sorprendida, retrocediendo unos pasos y poniéndose pálida al encontrar al chico.
Caesar alzó una ceja extrañado, no era de los que causaban ese tipo de reacciones, y modestia aparte, aun menos en mujeres.

Shura dejó caer los hombros con un suspiro quedo, relajándose al comprobar que sólo se había equivocado de persona, y admitiendo para sus adentros que estaba demasiado alterada por todos aquellos giros en los acontecimientos. Agachó la cabeza avergonzándose por la expresión de desconcierto que había creado en aquel desconocido y se propuso a salir silenciosamente del lugar.
-¿Nos conocemos?
-No, lo siento -Shura volvió la cabeza, por su tono de voz el rubio no parecía ofendido por su reacción, pero era justo que le diera una explicación-. Te había confundido con otra persona.
-No pasa nada, no te disculpes -una sonrisa de cordialidad se dibujó en sus labios-. ¿Estás buscando a alguien? Puedo ayudarte, tengo experiencia buscando gente… o la empezaré a tener cuando encuentre a alguien -se llevó la mano a la frente haciendo un falso mohín de cansancio.
Shura sonrió cohibida, en parte divertida por la actitud cercana del hombre y por otra parte sin atreverse a tomarse confianzas con un extraño.
-Gracias, esto…
-Caesar Anthonio Zeppeli, puedes llamarme Caesar, y estoy a tu entera disposición, señorita…
-Shura -se dejó contagiar por su sonrisa, sin poder evitar ruborizarse por aquellas atenciones cuando este se acercó para tomarle de la mano.
-Preciosa, simplemente preciosa -el chico en vez de besarla en la mano, se inclinó sobre esta para besarla en la mejilla. Tenía que ser algún tipo de saludo europeo dada la naturalidad que mostraba, pero para esta no pasó indiferente y pese a su experiencia con hombres, se sintió nerviosa como una colegiala.

-Si quieres podemos ir a dar una vuelta, hace una mañana espléndida.
Shura valoró su propuesta, y la verdad, que no quería estar sola después de haber perdido su primera vida.
-Me encantaría.

---

Caesar era un hombre atractivo, Shura no reconocía a que job pertenecían sus ropas, pero tenía otras caracteristicas mucho más encantadoras, como unas marcas azuladas en forma de media luna debajo de los ojos, una cinta para recogerse el desordenado pelo rubio y sendos pequeños tocados a cada lado de la cabeza. Recordando como su amiga Kora le explicaba sobre su máscara, dedujo que todo aquello eran items ofrecidos por el juego y por lo tanto Caesar era un jugador con experiencia.
Además, era todo un caballero, la invitó a desayunar mostrándole sus sitios favoritos, conocía bien Prorencia y la llevó a probar un café dulce y suave como un caramelo. Le contó curiosidades sobre la ciudad, como que estaba inspirada en Florencia, y la tomaba de la mano para evitar que se perdiera entre el resto de jugadores y NPC que poblaban el mercado.

Cerca de uno de los puestos, Shura con aire distraído, se separó de su compañero que se mantenía atento a lo que la chica miraba: era un puesto de gorros y bufandas, especialmente de esta última, una morada con rayas azules.
-¿Te gusta? -Apenas estaba conociendo a la chica, pero aquella prenda no era especialmente femenina.
-Oh, no, no la miraba para mi -la chica pareció bajar de las nubes-, pero es del estilo de JoJo, y habiendo perdido la suya, pensaba que sería un buen detalle reponerla.
-¿JoJo? -Caesar se mostró sorprendido, pero la chica comprendía su desconcierto hablando de su compañero como si este tuviera que conocerlo por las buenas.
-Oh, Joseph y yo comenzamos a jugar el día en que quedamos atrapados… luego nos unimos con Doppio, Nero y Sol, y bueno, aun seguimos en el mismo grupo. Tendría que mandarles un mensaje luego.
No sabía cómo explicarlo, pero el ambiente se enrareció con la mención de su compañero, Caesar parecía inusualmente serio y melancólico en aquel incómodo silencio. Hasta que suspiró pesadamente.
-¡Mamma mia! ¡Tengo que estar haciendolo terriblemente mal si estás pensando en otro hombre que no sea yo!
Shura iba a disculparse, pero se quedó muda cuando el corazón en su pecho dio un vuelco: Caesar estaba sonriendo, sus ojos verdes parecían resplandecer de alegría, la tomó por la cintura atrayendola a su lado, demasiado extasiada como para no dejarse arrastrar por este.
-No puedo consentirlo, Shura, juro por mi honor de Zeppeli que lograré sorprenderte. Cierra los ojos...
La llevó fuera del mercado, cerrando los ojos y dejándose guiar, pero la chica no tenía miedo, se sentía inusualmente cómoda a su lado, y comenzaba a sentir una opresión en el pecho que conocía bien del mundo real, estaba teniendo un auténtico flechazo por Caesar.
No podía adivinar donde estaba, la música había cambiado y sonaban violines, pero debieron entrar en alguna parte que el ruido cesó.
-Espera un momento.
Shura no tenía la tentación de abrir los ojos, escucho una especie de “frus frus” propio de la tela. Caesar se acercó a su lado, sintiendo su aliento cerca del lóbulo de la oreja, susurrando de manera insinuante.
-Ya puedes abrir los ojos.

Delante de sus ojos, había un vestido blanco, el cual insistió en que se probase. En el probador no había espejos, sin embargo era una prenda muy bonita, que le sentaba bien y estaba algo alejado del típico traje de White Mage. Cuando salió para que Caesar la viera, termino de sentir que aquella prenda le quedaba como un guante al ver su sonrisa ensoñadora.
-Bellisima.
-Eres muy amable, Caesar -se apartó el flequillo de la cara evitando ponerse colorada-, pero no puedo permitirme comprarlo, ni permitirte regalarmelo.
-Entiendo, no te preocupes Shura, pero ¿por qué no disfrutas de él mientras estas en la tienda?
-Me parece justo -sonrió abiertamente.
-¿Quieres probarte algún complemento? No venden objetos raros ni poderosos, pero tienen cosas bonitas y que quedan bien.
-Vamos, vamos -se le escapo una risa más bien coqueta-, Caesar, tienes que ser el hombre perfecto por invitar a una chica a ir de compras.
-Me conformo con ser el hombre perfecto para una sola persona.
Se mordió el labio para contener una risa nerviosa, volviendo la cara y acercándose hacia el primer mostrador que tenía anillos en exposición. Escucho la risa contenida de su compañero acercándose por detrás.
-No conocía esta faceta de tí, aunque si quieres un anillo de compromiso… -deslizó sus dedos por la mejilla de la chica, dirigiendo su mirada hasta que sus ojos se encontraron-, mi sueño es formar una gran familia.

-¡Venga! ¡No bromees! -Aunque pensaba que el aire había abandonado sus pulmones y pronto se desmayaria por la falta de oxígeno, sacó fuerzas para reírse del comentario y apartarse de su lado directa a otro mostrador menos… comprometido.
Sentía cómo le ardía la cara, demasiado nerviosa para coordinar una frase o un gesto interesante, maldijo los juegos de seducción y a todos los hombres que había conocido, porque nunca se mostraron tan encantadores como aquel individuo, y maldijo su personalidad que no estaba tan forjada como para no resultar infantil a la mínima provocación.
El mostrador tenía pulseras y complementos para estas, cuando Caesar se acercó señaló la primera que le había llamado la atención.
-Q-quiero probarme esta -era un simple cordel negro con un pequeño delfín, el NPC se la sirvió y el chico la tomo, indicándole a Shura que le prestase el brazo para ayudar a ponerla.
-¿Sabes que has elegido un complemento más apropiado para los Black Mage? Suma más uno en los hechizos de agua.
-Oh… bueno, es bonita, ¿verdad? ¿O debería mirar otra?
-Estas perfecta.
Antes de tener tiempo de ponerse nerviosa, Caesar la tomó de la muñeca, guiñando un ojo de manera encantadora y saliendo de la tienda a toda prisa.
-¡No! ¡No espera! ¡No quiero irme sin pagar! -Shura estaba convencida de que algo malo tendría que pasarles si cometian un delito dentro del juego, algún tipo de castigo, pero salieron a la calle donde la música de violines acompañaba a la pesada respiración de la chica.
-Lo siento Shura -parecía divertido de ver aquella reacción.
-¿Has pagado… todo? Oh, te lo devolveré, te lo pagaré sin problemas.
Con una negativa desdeño aquel ofrecimiento.
-No es necesario, es bueno para el espíritu ayudar al prójimo. Además -la tomó de la mano observando la pulsera-, lo que has comprado me beneficia, observa.
Con la mano libre, como si agarrase algo delicadamente con el pulgar y el índice, se llevo los dedos a la boca soplando suavemente entre estos, de donde surgió una pompa de jabón que se estiró hinchándose y llenándose por dentro de pequeñas burbujas, girando y reflejando la luz como un caleidoscopio.
-¿Eres un Black Mage? -Shura estiró la mano tocando la superficie de la pompa, tan resistente que ni eso la rompió.
-Un Elementalist, de agua para ser más exactos -Caesar tocó la burbuja, y esta vez sí se rompió liberando a las más pequeñas que bailaron a su alrededor.
-Es… precioso.
-Lo que hacéis los White Mages sí que tiene mayor mérito… háblame de tu equipo, ¿hay más White Mages en el?
-No, sólo yo… aun tengo que subir de nivel, pero dan bastante trabajo, por suerte estaban todos bien antes de que llegase a la iglesia.
La mirada del hombre volvió a iluminarse, abrazando a Shura por la cintura en un cálido abrazo que dejó desarmada a la White Mage
-Gracias -había sido sólo un susurro por parte de Caesar, Shura se sentía cada vez más descolocada, apenas tuvo que empujarlo para que se apartase, mirando interrogante a este-. ¿Tienes hambre Shura? La mañana ha pasado volando.

¿Había esquivado su mirada y cambiado de tema por casualidad? Por primera vez, Shura se preguntó, ¿quién era realmente Caesar?

---

Pero con comida de por medio los ánimos habían cambiado. Una vez más el Elementalist había demostrado conocer la ciudad, y la llevó a un restaurante de pasta, el lugar parecía gozar de una cierta categoría, o por lo menos por dentro era limpio y el ambiente agradable.
Compartieron anécdotas entre ellos, quien más hablaba era Shura sobre su equipo, pero suponía que era parte de la cortesía del chico mostrarse atento por sus palabras.
Al llegar al café, Caesar miró un momento por encima del hombro de la chica, sonriendo misteriosamente, y centrando su atención en tomar y entrecruzar sus dedos con la mano de esta.
-Caesar… hoy ha sido un día perfecto -Shura hubiera querido girarse para ver quien había llegado que había llamado la atención de su acompañante, pero la actitud de este la distraía de todo lo demás, incluidas las exclamaciones de sorpresa a su espalda y los comentarios entrecortados.
-El día todavía no ha terminado, pero, para asegurarnos de que siga perfecto, voy a hacer un hechizo -aun con los dedos entrecruzados, se acercó la mano a los labios-. Un hechizo de amor, con un beso.
La beso en la mano y en la pulsera. La chica sentía el corazón palpitando con fuerza en el pecho.

-Voy a vomitar…
-¿Quién es ese tipo tan repelente?

-Y si me permites… -se acercó, inclinándose sobre el rostro de esta- un hechizo de amor en tus labios.

-¿Ha dicho de verdad lo que ha dicho?
-No lo soporto más.

¿Qué estaba pasando ahí detrás? Justo cuando sintió la cercanía de Caesar, este se detuvo, levantando la mano y creando una burbuja detrás de la chica. Incapaz de soportarlo más, Shura se giró, encerrado dentro de la burbuja había un cubierto que de no ser detenido les hubiera golpeado, y justo detrás…


xxx


-¡JOJO! ¡Chicos! -Se pusó en pie feliz por haberles encontrado, pero contra más se acercaba, menos felices parecían de verla-. Oh.
-Menos mal que te acuerdas de nosotros -Sol se cruzó de brazos observandola de arriba abajo y levantando una ceja suspicaz por su nuevo aspecto.
-Se me olvidó… dejaros un  mensaje, jeje.
-¿Cómo que “jeje”?
-Shura… me alegro de que estes bien -Nero se sintió aliviado de verla, pero después miró avergonzado a Sol, ambos se habían mostrado de acuerdo de brindarle a la chica un poco de indiferencia como escarmiento por no haber dado señales. Pero Nero había cedido a las primeras de cambio.
-Sí, estoy bien… la verdad que todo parece una mala noche de sueño, ¿y vosotros?
-Sólo estamos cansados -Doppio sonrió sin ganas confirmando lo dicho.
-Sólo hemos caminado sin descanso todo el día hasta llegar a Lavender Town para tomar un Warp para asegurarnos de que estabas bien, y no que parece que has estado de fiesta y nosotros preocupados. Creo que nos merecemos una disculpa por tu parte.
-Oye Sol, yo también he tenido mis problemas, si es lo que quieres escuchar entonces lo siento. -Shura buscó a JoJo, pero el chico miraba a Caesar con una expresión indescifrable.
-¿Eres Shiza? ¿Verdad?
Sus compañeros de party miraron extrañados a JoJo, Caesar se cruzó de brazos.
-¿De quién me hablas? No conozco a ese tal Shiza.
-Se llama…
-Caesar Anthonio Zeppeli… -JoJo interrumpió a Shura, demasiado sorprendida por las actitudes adivinatorias de su compañero, que aquella vez habían rebasado todos los límites. JoJo sonreía radiante, como si aquel fuera el mejor hallazgo que pudiera esperar-. Sólo puedes ser tú.
-Tampoco conozco a tu Caesar, lo siento, ¿JoJo? Te equivocas de persona.
-No bromees, Shiza… te he echado de menos.
-Lo siento -Caesar giró la cara para disimular que aquel tono afligido no le afectaba.
-Es verdad… -JoJo se rindió asqueado, girándose para marcharse del lugar-  tú no eres mi amigo, Shiza no fingiría que no me conoce después de tanto tiempo sin vernos.
-JoJo, idiota…
En unas zancadas, Caesar redujo la distancia con su compañero, agarrándole del hombro para que se girase y así que sus miradas se encontrasen, Caesar le sonrió a modo de disculpa y Joseph se mordió el labio, conmovido por haber encontrado a su amigo en medio de aquel caótico juego, sin poder evitar abrazarse aliviados por volver a tenerse el uno al otro.

-Ese abrazo era para mi… -a Shura le chirriaban los dientes de celos, era ella la que tenía que estar entre los brazos de Caesar.
Por lo que parece, Shura tendría que conformarse con los regalitos.

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Te he echado de menos, no he dejado de buscarte ni por un segundo…
Ahora que estamos juntos, las cosas van a ir bien.


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Neko

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #68: February 27, 2014, 03:54:46 PM »
Y sigo dejando aportes atrasados oxo
Creo que hoy no tengo links que traer XD





14. No, créeme, no lo es

 

¿Neko?

Anir sacudió su cabeza y tosió una vez antes de contestar con la voz un poco ronca.

—Sí, estoy bien.

Bajó la cabeza, se rascó la oreja derecha y se pasó la mano por el pelo. Empezó a moverse, recogiendo los objetos que había dejado caer el Lagiacrus, sin fijarse muy bien en qué había obtenido.
Empezó a caminar hacia la orilla, arrastrando la pierna herida. La sal del mar escocía alrededor del arañazo. Hizo recuento de su situación, hablando con Hipo por privados de voz.

—E-el veneno d-debería agotarse pronto. No estoy mal de vida… p-pero casi no me q-quedan puntos de habilidad.

Su mirada vagó hasta Atom, que rompía las olas con su cuerpo metálico no muy lejos de ella. Echó otro vistazo más allá, hacia el carro. No veía a ninguno de sus escorpiones ni arañas mecánicas a la vista. Todos los pequeños bots de combate habían vuelto a su lugar.
Cambió la configuración de Atom a la automática, guardián. El robot atacaría a cualquier monstruo que amenazara a Anir y así lo hizo nada más salir del agua, encargándose de una de las lagartijas agresivas que se acercaban a todo correr hacia la chica.

Neko se dejó caer sobre la gravilla de la playa. Abrió la omnitool para acceder a su inventario completo y sacó un par de pociones que le ayudaran a recuperar parte de sus puntos de salud perdidos. Descorchó una de las pociones con un sonido que le recordó a las comidas familiares de Navidad y empezó a tomarse el líquido rojo.

¿Quieres que te mande ayuda? ¿Alguien cerca que pueda ir a por tí?

La chica casi se atragantó con la poción y empezó a reír mientras Atom descargaba sus puños sobre la segunda lagartija agresiva que intentaba acercarse a Neko.

¿Qué pasa? —preguntó Hipo, escéptico y tal vez un poco molesto.

—Eso se te podía haber ocurrido antes —explicó Neko para a continuación terminarse su primera poción y destapar la segunda—. Nah, ahora ya n-no hace falta. Ad-demás, Milo y Yuzu t-tardarían en bajar de C-Columbia y llegar hast-ta aquí.

¡Hmnpf! —se quejó Hipo antes de reír un poquito y volver a ponerse serio— Si necesitas cualquier cosa sabes que puedes pedírmelo ¿verdad?

Neko asintió mientras se terminaba la segunda poción antes de responder.

—Claro que sí. Lo mismo va para tí.

Neko escuchó a Hipo reír y no pudo evitar una sonrisa ella misma. Atom se sentó a su lado después de haber matado una lagartija más. Sus juntas rechinaban y un pensamiento fugaz sobre que tal vez debería hacerle el mantenimiento al robot en cuanto tuviera tiempo pasó por su mente.
Palmeó el muslo del robot antes de que Hipo le volviera a hablar.

De momento estoy bien, pero si necesito algo te llamaré. Estaremos en contacto.

Neko volvió a asentir antes de decirle que sí en alto y pasarse el dorso de la mano por la frente. El efecto del veneno por fin se había agotado y sus heridas se estaban empezando a cerrar gracias a las pociones.

Ah, una última cosa —dijo Hipo, sorprendiendo a Neko, que iba a cortar ya el modo automático de leer mensajes de voz—. Ve con cuidado, empezaron a pasar cosas raras antes del cierre del servidor. Tenlo en mente.

Y con este último consejo, Hipo se despidió de su amiga.

Con el veneno fuera de su sistema y sin una conversación que le entretuviera, Neko volvió a fijarse en su barra de vida, que se había recuperado hasta rellenar la cuarta parte. El agotamiento provocado por la batalla librada, la falta de puntos de magia, que estaban demasiado cerca de cero, y los pocos puntos de salud empezaba a ser notorio e ineludible.
Las luces azules detrás de la rejilla de Atom parpadearon una última vez hacia Neko antes de que el robot desapareciera en un borrón de píxeles, después de agotar hasta el último punto de habilidad de su creadora.

Neko se dejó caer hacia atrás, sin poder hacer nada contra la debilidad que sentía. Su cabeza rebotó contra la gravilla y sus ojos se echaron hacia atrás antes de desmayarse, atrapando como última imagen en ángulo inverso como una de las lagartijas agresivas sacaba la lengua desde lo alto de una roca cercana antes de bajar correteando, presumiblemente hacia ella.

¿Anir? —se oyó justo después del aviso en la omnitool de la chica de un nuevo mensaje de voz entrante.

 

Entre los bufs de Shun y la buena guía de Ikki, el camino hasta Columbia había sido bastante más corto de lo que Hyoga y Shun habían esperado en un principio.

—Ahí está —había dicho Ikki al llegar a lo que parecía ser un faro semiabandonado.

Y Shun había arrugado la nariz.

—¿Esto es Columbia?

Ikki había rodado los ojos y Hyoga se había asomado a las escaleras, aparentemente indeciso entre empezar a subirlas o hacerse un ovillo debajo de ellas y no salir de ahí nunca jamás.

—No, Columbia está arriba.

—¡Entonces subamos!

Ikki y Hyoga habían compartido una mirada tensa y después de varios movimientos de cejas y cambios en el lenguaje corporal, el rubio había carraspeado antes de erguirse un poco más y hablar.

—Columbia es un conjunto de islas flotantes, se accede a través de unas sillas que te catapultan a una máquina que te recoge y… bueno, eso es la ascensión.

Shun se había quedado callado durante unos segundos, con la cara seria, asimilando la información, antes de volver a sonreír y dar una palmadita animada.

—¡Suena divertido!

—No, créeme, no lo es —había murmurado Hyoga antes de mirar con aprensión las escaleras.

Y a continuación, después de cinco minutos de riña entre los dos hermanos, Ikki había decidido que, bueno, tal vez podían subir a mirar las sillas.

—Pero yo no subo a esa cosa —había dictaminado Ikki como un punto no discutible sobre cómo iba a avanzar su aventura juntos.

—¿Tu hermano está loco? —preguntó Hyoga en un susurro mientras observaba como Shun cotilleaba todo lo cotilleable en la cabina de ascensión.

Ikki le echó una mirada furibunda a Hyoga, pero luego se encogió de hombros. Tal vez, a veces, fue la interpretación de Hyoga sobre lo que aquel encogimiento había querido decir.
Después, Hyoga habló en alto para que sus dos compañeros le escucharan.

—Tengo que subir a por un libro y completar una quest en Columbia para tener una habilidad especial. No sé cuanto tardaré, no tengo ni idea.

—¿Puedo ir con Hyoga, hermano? ¿Puedo, puedo? —preguntó otra vez Shun, colgándose del brazo de Ikki.

—Yo no voy ahí arriba —insistió otra vez—. Y a tí no te dejo ir sólo.

—Pero iré con Hyoga. ¿A Hyoga sí que lo vas a dejar ir sólo? —Shun frunció el ceño.

Y viendo que esto se iba a convertir de nuevo en una discusión interminable, Hyoga se acercó a la silla y suspiró, hablando en alto mientras se sentaba, aunque aún sin poner las manos en los reposabrazos.

—Estaré bien, conozco la ciudad. Y si me pasa cualquier cosa os enviaré un mensaje. ¿Satisfecho?

Shun torció el morro, pero aceptó la situación sin poner muchas más pegas.
Ver como la silla despegaba hacia el infinito y más allá fue emocionante para Shun, que saludó desde abajo y le deseó un buen viaje a Hyoga a gritos, aunque él ya no podía oírlo.

—Vamos —indicó Ikki antes de darse la vuelta con los brazos cruzados y dirigirse hacia las escaleras.

—Pero hermano, tenemos que esperar a Hyoga… No vas a abandonarlo ahora, ¿verdad?

Ikki frunció el ceño un poquito más y se giró hacia Shun.

—Te he prometido que lo llevaríamos a cuestas ¿no? —Shun asintió ante las palabras de su hermano— ¿Cuándo he roto una promesa contigo?

—¡Nunca! —Shun sonrió y se abrazó al cuello de Ikki— ¡Hermano!

—¡Ya, Shun! —se quejó mientras dejaba que el pequeño le apretara entre sus brazos, no haciendo nada para que parara su comportamiento— Aprovecharemos mientras Hyoga está ahí arriba y entrenaremos por nuestra cuenta.

Empezaron a bajar las escaleras mientras Shun pensaba en lo que le había dicho Ikki.

—Pero no quiero tener mucha diferencia de nivel con Hyoga.

—No pasa nada, las quests para conseguir habilidades especiales son un poco largas y suelen darte bastante experiencia, aparte de la habilidad —explicó—. Y si tan preocupado estás, mándale algún mensaje de vez en cuando para ver como va de nivel.

—Oh, sí. Podría hacer eso.

Shun sonrió, de nuevo satisfecho con la situación.
Cuando salieron del faro y empezaron a caminar hacia el destino que Ikki tenía en mente, a Shun se le ocurrió algo.

—¿Has estado alguna vez en Columbia? —preguntó Shun mientras se agachaba para recoger a Marshmallow del suelo.

Ikki asintió con un cabeceo y el conejito olisqueó la barbilla de Shun, haciéndole cosquillas.

—¿Y cómo es la ascensión?

Ikki se encogió de hombros.

—No lo sé ni quiero saberlo, nunca he subido desde el faro.

—¿Y si no has subido con las sillas, cómo has llegado allí? Creía que habías dicho que no había warp directo dentro de la ciudad.

—Y no lo hay.

Por mucho que insistió durante su larga caminata sobre el asunto, Ikki no soltó prenda sobre su misteriosa visita a Columbia. Sólo le consiguió sacar a que sitio irían a entrenar: Esther’s Plains



Esther’s Plains no era el paisaje habitual que Shun solía evocar cuando pensaba en una playa. Llena de rocas grandes, gravilla y hierba quemada por el salitre y el sol, parecía más bien un lugar sacado de un juego de terror o misterio.

—¿Eso es un barco abandonado? —preguntó Shun mientras Marshmallow saltaba encima de una lagartija, haciendo ruidos de peluche aplastado— ¿Se puede explorar?

—Sí, pero no hay mucho.

Ikki seguía con los ojos puestos en el agua, esperando alguna señal sobre el boss que regentaba la zona. Según la lista de bosses no debería volver a salir hasta el día siguiente, pero después del encierro al que les había sometido el GM ¿por qué debería fiarse de las estadísticas?

Continuaron caminando por la playa a paso lento. Marshmallow se encargaba de atacar a cualquier lagartija que estuviera cerca mientras Shun se concentraba en curar a su mascota y rematar a algunas lagartijas con la maza y los ojos bien cerrados, haciendo muecas por los ruidos de aplastamiento.

—Oh, ¿qué es eso? —preguntó Shun antes de echar a correr.

—¡Quédate a la vista! —avisó Ikki por enésima vez, cansado de la curiosidad de Shun.

—¡Es que brilla! —se excusó el chico mientras caminaba más lentamente hacia el objeto desconocido.

—¿Qué eres, una urraca? —refunfuñó Ikki sin esperar respuesta, asegurándose de que Shun nunca estuviera a más de diez metros de él.

Shun se quedó agachado delante del objeto, mirándolo con interés antes de anunciar que era.

—¡Es una moto! ¿Se podrá usar?

Ikki acortó distancias a zancadas y con los brazos cruzados inspeccionó la motocicleta sin agacharse, con curiosidad.
Por el rabillo del ojo vio movimiento. Era una lagartija agresiva que les daba la espalda. Estaba trepada a una roca y empezaba a descender por el otro lado.

—Mira —señaló Ikki hacia el monstruo y poco después vieron como Marshmallow saltaba feliz por la misma roca, desapareciendo con un grito de guerra hacia el otro lado.

—¡Ah! —gritó Shun, poniéndose de pie y corriendo tras su mascota aventurera con una mano en la cabeza— ¡Marshi, espera!

Ikki miró con desinterés la escena y aunque su instinto protector le decía que era mejor no perder de vista a Shun, algo en la moto le hizo quedarse un poco más.
Sus ojos viajaron por la pintura de la moto, encontrando los rascones y golpes propios de alguna caída en aquel terreno rocoso. Aún con los desperfectos, aquel vehículo se le hacía familiar.

Justo en aquel momento el grito desgarrado de Shun le hizo levantar la cabeza.

—¡Shun! —gritó con verdadero desespero mientras dejaba su lugar y corría hacia el origen del sonido.

Shun e Ikki se chocaron en lo alto de la roca. Shun dando palmaditas en el pecho de Ikki mientras miraba con horror más adelante, Ikki abrazando a su hermano y buscando cualquier señal del Lagiacrus.

—¿¡Qué pasa!?

Shun levantó una mano, señalando hacia delante, donde Marshmallow daba saltitos, recogiendo los objetos que había dejado caer la lagartija que acababa de matar.
A su lado se encontraba el cuerpo de lo que parecía ser un jugador inconsciente.

—¡Es una chica! ¿¡Está muerta!?

Ikki apretó la mano que mantenía en el hombro de Shun. La chica iba vestida de colegiala y tenía el pelo anaranjado.
La conocía. Y muy bien.
« Last Edit: September 27, 2018, 04:05:21 AM by Neko »


Kora

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #69: February 27, 2014, 03:55:37 PM »
Cosas nasis 8> (y aporte de relleno, pero bien que tenia ganas de hacerlo ♥ con amor kiwi)


025with a little help from my friends

Kora soltó una risita al llegar a una de las avenidas que conectaba con la plaza de Prorencia, habiéndose alejado del grupo sin que ninguno se diera cuenta de sus movimientos.

- Tendría que haberme hecho Thief…

Orgullosa de sí misma, se adentró en la calle, admirando la avenida. Conforme avanzó por la calle, un olor a pasta y especias le llegó, haciendo que su estómago rugiera en respuesta. La vista del restaurante le recordó que había pasado ya un buen rato desde que hubiera comido, y aquel sitio parecía ofrecer platos más exquisitos que la comida de Sanctuary a la que estaba acostumbrándose.

Se acercó a la puerta, esperando que al menos pudiera permitirse comer allí, y para su sorpresa, la puerta se abrió antes de que tocara el pomo. La chica que salía había estado a punto de chocar contra ella, pero al ver a Kora, se quedó quieta, ambas observándose durante unos momentos parpadeando como si la imagen que veían fuera un espejismo.


- ¿Kora…?
- ¿Shura…?
- ¡Kora!
- ¡Shura!

Su último encuentro había terminado de forma abrupta, y no por voluntad de ninguna de las dos. La White Mage salió del restaurante, avanzando hasta la otra, que la recibió a mitad camino en un abrazo.

- ¡Estás bien! – Kora levantó una pierna, apretando su mejilla contra la cabeza de la otra. – ¡Me alegro mucho de verte!
- ¡Lo mismo digo! – Respondió Shura, riendo. – Iba a irme, pero podemos quedarnos un rato, si no tienes nada que hacer.
- Tengo todo el tiempo del mundo. Y toda la hambre…

La otra rió en respuesta, ambas entrando en el restaurante. La mesa en la que Shura había estado se encontraba libre, y a indicación de ésta, se sentaron las dos.

- ¿Qué tal has estado? – Empezó Kora, ladeando la cabeza. – Después de lo que… se dijo aquel día… he estado un poco preocupada...
- Um, bueno…

Como si fuera una suerte de conspiración para que no pudieran mantener una conversación tranquila, el NPC camarero se acercó hacia ellas, dispuesto a tomar nota de su pedido. Kora miró en el menú, buscando algo que se ajustara a su presupuesto, mientras que Shura sólo pidió un vaso de agua.

- ¡Oh, hoy hay ensalada César gratis!

Se giró hacia el camarero para confirmar su decisión, quien con la magia de los videojuegos, hizo aparecer un bol con una ensalada que hizo salivar a la chica sólo con verla.

La suerte parecía sonreírle, a diferencia de su amiga, que había apoyado el rostro en la mano, torciendo el labio.

- No existen las ensaladas César gratis… – Murmuró ésta, sonando claramente decepcionada.
- ¿Mh? ¿Shura? ¿Te pasa algo? ¿O es que esto de la ensalada gratis es un truco?

Shura entrecerró los ojos, y Kora picoteó con el tenedor un poco de su ensalada, dubitativa, aunque cualquier atisbo de incertidumbre desapareció cuando pudo saborear ésta. Cerró los ojos, dejando ir un ligero gemido… y estuvo a punto de atragantarse cuando Shura dio un golpe en la mesa, sobresaltándola.

- ¡¡Eso es!! ¡Es un truco!
- ¡¡Mf!! – Kora se dio varios golpes en el pecho, confundida. – ¿Un truco? ¿¡No hay ensalada César gratis!?

Kora miró la ensalada. ¿Y si resultaba ser carísima? ¿Y si no podía pagar? Ya podía imaginar la regañina que se le venía encima…

- Kora… – Shura la sacó de su estupor, totalmente seria. – Cuando ves una ensalada en la carta, esa ensalada que lleva tu nombre… es perfecta para ti, tiene todos los ingredientes que te gustan, la combinación ideal… ¡y entonces te la pides!
- Bueno, yo realmente no soy muy de ensaladas… – Kora se rascó el cuello, riendo nerviosamente.
- Sí, bueno, pero esa es TU ensalada, la ensalada César ideal. – Continuó Shura. – Y encima es la última, es la oportunidad que estabas esperando y todo parece cuadrar… Y entonces… llega a la mesa. – Shura gesticulaba con las manos exageradamente, indicando un bol inexistente. – ¡Y es perfecta! ¡Todo lo que querías! Ese Caesar está pidiendo a gritos que te lo comas, hasta el último bocado… Pero entonces… entonces…

La voz de su amiga se volvió grave, quebrándose por unos momentos, y bajó la vista. Kora frunció el ceño, dejando el tenedor en el bol para no volver a llevarse un sobresalto ante la explosiva pasión de Shura hacia las ensaladas.

- ¡La Coca-Cola! ¡Eso es! – Shura levantó la vista. – ¡La Coca-Cola se ha caído encima de la ensalada! ¡Se acabó! ¡¡Ya no es para mí, es de la Coca-Cola!!
- Um, si tanto te gusta la ensalada César, puedes quedarte la mía...
- No, Kora, tú no tienes ningún Caesar… – Soltó un exagerado suspiro. – ¿Y qué ha sido todo? ¿Un accidente? ¿¡Un truco!?

La voz de Shura iba volviéndose más dramática, llevándose ambas manos a la cara y reprimiendo lo que debía ser el mayor grito interno que había escuchado nunca, hasta que cayó con la cara sobre la mesa, con las manos aún rodeándola.

Sujetando el tenedor por el extremo puntiagudo, Kora tocó uno de los moños de Shura con el mango. De no ser por el ligero gemido largo que no dejaba de emitir, habría parecido un colapso. Para su alivio, la otra no tardó en girar el rostro, con los ojos oscuros brillosos y el labio torcido.

- ¿O es que la Coca-Cola y la ensalada estaban destinadas, y realmente nunca he tenido una oportunidad?
- B-Bueno… ¿Y si eliges otra cosa del menú? ¡Puede que algo nuevo te guste más!
- Oh…

Shura se incorporó poco a poco, dio un respiro hondo fuerte y cogió a Kora con ambas manos, finalmente volviendo a sonreír de forma que se le contagió.

- Tienes razón... ¡No puedo dejar que esto me hunda! ¡Ahí fuera, en el menú, hay muchos platos esperando a que los pruebe! – Las dos chicas asintieron, aún tomadas por la mano. – Ahh, Kora, es como si hubieras caído del cielo… necesitaba hablar con una chica urgentemente, me entiendes a la perfección… te quiero...
- Y yo a ti...

Aunque asintiera con una sonrisa, Kora no sabía muy bien cómo había solucionado la situación (o cómo había empezado), pero ver a Shura más animada y decidida la alegraba. Y es que aunque sólo hubiera estado con la White Mage apenas un total de dos horas, sentía que la conocía de mucho antes. ¿Quizá fuera alguien del mundo real?

- ¡Oh my god! ¡Shura va a fugarse con una Crimson Raider!


La voz masculina hizo que las dos dieran un salto en la silla, y ambas se giraron para ver a la alta figura de Jojo, acompañado por un hombre casi tan grande como él, aunque rubio y con unos rasgos más elegantes. Kora notó como las mejillas se le volvían calientes, y tuvo que hacer acopio de fuerzas para mantener la compostura.

- No me voy a ninguna parte, tonto. – Le contestó Shura, cruzándose de brazos, y alzando el mentón sin mirarle. – Sólo estábamos hablando.
- ¿Podemos sentarnos? – El rubio tomó el respaldo de una de las sillas a ambos lados de la mesa, con un tono suave y educado, mientras que Jojo había tomado la decisión directamente, sentado con las piernas separadas.
- Por supuesto, Caesar… – La voz de Shura cambió totalmente al dirigirse al otro. – Ah, esta es mi amiga Kora.
- Encantado. – Éste le guiñó un ojo. – Se ve que lo de que la belleza atrae más belleza es verdad.

Si tenía las mejillas calientes, ahora le ardía el rostro entero, Cubriéndose las mejillas con ambas manos, Kora soltó una risita floja, murmurando un “igualmente, gracias” seguido de otra risita.

- Tsk… Es increíble que sigan cayendo con frases tan horteras, Shiza. – Jojo apoyó la mejilla en una mano, torciendo el labio.
- Sólo estoy reconociendo los hechos. – Caesar se encogió de hombros, dirigiéndole una media sonrisa. – Cuando quiero que alguien caiga en mis redes, no tengo que hablar siquiera.
- Si tú lo dices…

Aunque parecía exasperado, la minúscula sonrisa que cruzó el rostro de Jojo no pasó desapercibida. Kora y Shura cruzaron una mirada, y de pronto, la Black Mage empezó a tener la sensación de que tenía las piezas de un puzzle mal colocadas. Fue a darle una patada por lo bajo a Shura, pero en su lugar, oyó un “¡Holy shit!” por parte de Jojo.

- ¿¡A qué viene eso!? Os volvéis locas con cuatro palabras de Shiza… ¡Siento que os duela la verdad! – Jojo hizo como si ahuyentara palomas, y al otro lado de la mesa, Caesar soltó una risa. – Claro, ríete, pero seguro que estaban cotilleando… ¿de qué hablábais?
- No es asu-
- ¡Ropa!

Kora intervino antes de que Shura terminara, dando una palmada y ladeando la cabeza, sonriendo abiertamente.

- ¡Me encanta el nuevo traje de Shura! – Aunque no hubiera tenido ocasión de comentarlo antes, no mentía para nada.
- ¡Gracias! – Shura sonrió en respuesta. – Fue un regalo de Caesar.
- ¿En serio? ¡Tienes muy buen gusto, Caesar! – El mencionado sólo extendió los brazos, sonriendo satisfecho consigo mismo. – Shura, ahora vamos a juego, yo de negro y tú de blanco…
- La última vez también iba de blanco… – Le recordó Jojo.
- ¡No es lo mismo! – Kora cortó inmediatamente al otro. – Y eso tiene sentido, siendo tú White Mage y yo Black Mage…
- Somos como el Ying y el Yang.

Las dos rieron ante su (pobre) chiste, y la conversación tomó un ritmo más relajado. O eso creían, al menos hasta que la historia de cómo Shura había terminado encontrando a Caesar llegó al punto más dramático.

- ¿¡Cómo que has perdido una vida!? – Kora se llevó ambas manos al rostro, sintiendo como se le iba el aire de los pulmones. – ¡No!
- Sí… bueno, tarde o temprano tenía que pasar. – La White Mage se encogió de hombros con una sonrisa incómoda.
- Además, si no lo hubiera hecho, no se hubiera encontrado con Shiza…

Sin escuchar a Jojo, Kora buscó en su inventario, dejando todas las pociones de nivel alto que le habían dado en la guild en la mesa, y empujándolas hacia Shura.

- ¡Ten cuidado! – Kora apretó los labios para que no le temblaran.
- Gracias, Kora, pero no puedo…
- ¡En la guild las hacen como churros! Llévatelas, por favor…
- No te preocupes, no permitiré que le pase nada. – Con una sonrisa, Caesar tomó de la mano a Shura. – Shura está en buenas manos.

Aunque todavía estaba agitada por lo que le había sucedido a Shura, el mohín airado de Jojo no le pasó desapercibido, ni la mirada de soslayo que Caesar le dirigió cuando besó el dorso de la mano de la susodicha. Kora empezó a pensar que quizá la ensalada no fuera exactamente una ensalada, y tal vez había malinterpretado las palabras de la otra completamente.

Cuando Jojo alargó la mano para coger un trozo de pan frito de su ensalada, algo hizo click en su mente, y levantó la vista hacia Shura, abriendo los ojos de par en par. El ligero movimiento de cabeza de su amiga le decía claramente “ves”, y se tapó la boca con ambas manos. Aunque aquel no era el mayor sobresalto que iba a recibir en aquel momento.

- ¡¡Kora!!


Al oír a la chica, la Black Mage dio un saltito en la silla, y si hubiera tenido orejas, las habría agachado. Se giró hacia la puerta, donde Asami la miraba con el ceño fruncido y los brazos en jarras.

- ¡Habíamos dicho que nada de separarse! – Echó un vistazo a la mesa. – ¡Y encima estás con Made In Heaven!
- N-n-no Asami, sólo quería hablar con Shura… – Kora trató de explicarse. – Esto es un, um… encuentro neutral.

La Blacksmith suspiró, cruzándose de brazos. Aunque conocía a dos de ellos y no le parecían peligrosos, no podía ser demasiado precavida considerando cómo había terminado el último encuentro entre ambas guilds.

- Si esto es una trampa… – Les dijo a los otros tres, entrecerrando los ojos, y haciendo chispear los dedos de su guante. Ninguno reaccionó más que con sorpresa. – Kora, tenemos que irnos.
- ¿Tan pronto? – La Black Mage hizo un puchero. – ¿Ya habéis acabado?
- Nosotros también tenemos cosas que hacer, que para eso habíamos venido a buscarte. – Jojo se dirigió a Shura.
- Pues bien que os habéis quedado un buen rato…

El grupo se levantó de la mesa, y para alivio de Kora, la comida había sido gratis. Mientras se dirigían a la puerta, la chica sujetó a la White Mage, retrasándola unos pasos, y bajó su voz antes de hablar.

- No me lo esperaba para nada… pero, Shura… recuerda que hay más platos en el menú.
- Sí. – Ésta asintió firmemente en respuesta. – De todas formas, me alegra haberte vuelto a ver. Cuídate, ¿vale?
- Lo mismo digo.

Kora abrazó a Shura, ambas siendo llamadas por sus respectivos compañeros de equipo al ver que habían quedado atrás. En la calle de Prorencia, los dos grupos tomarían direcciones opuestas, así que aquella era el adiós hasta a saber cuándo volverían a encontrarse. Kora agitó la mano efusivamente hasta que el trío desapareció entre la multitud.

Al menos aquella vez habían tenido la oportunidad de una despedida decente.


Shura

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #70: February 27, 2014, 03:56:24 PM »
#19

xxx

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-¿Así que os habéis cruzado con los Crimson Raiders? -El grupo, a excepción de Caesar y Shura, terminaba de comer después de haber cambiado el restaurante por una posada.
-Llevas bien el tema, Sol. -JoJo levantó una ceja suspicaz.
-¿Y por qué tendría que llevarlo mal?
-Quizás, por todo lo que pasó en Columbia.
Sol miró a Caesar antes de responder, aunque prestaba atención a la conversación, parecía entender de lo que hablaban, Joseph tendría que haberle puesto al día mientras ambos buscaban a Shura.
-Desde que se acabaron las Guild Wars, no tengo nada de lo que preocuparme con los Crimson Raiders, son un grupo acabado.
-Nada que ver con el nuestro, claro -Shura se inclinó hablando de manera irónica y confidencial para Caesar.
-Pero decirme, ¿estaba Phaselock?
-Yo al menos no la he visto -la chica no podía negar que no se sintiera aliviada por ello, la impresión que le había causado la Black Mage, era la de una mujer implacable.
-Suerte por ella -Nero dio un puñetazo a la mesa-, si nos la hubiésemos cruzado, hubiera ajustado cuentas con ella y Raiden.
-Sí, yo también quiero ajustar cuentas con Phaselock, a solas, largo y tendido.
Nero sacudió la cabeza confundido por el comentario de Sol, pareciendo que se desinflaba, girando la cara como si hubiera algo interesante que ver en la pared.

-Antes habéis hablado de un tal Dio, ¿qué era lo que pasó exactamente?
-Yo pensaba que era un NPC… lo comprobé en la Omnitool cuando el Warp me llevo a lo alto de la torre.
-Hay NPC y enemigos que pueden imitar bien el comportamiento de los jugadores -el Elementalist ofrecía su propia información, que fue corroborada por el Paladín.
-Pero me habló del mundo de fuera… dijo, bueno, que a saber lo que podían estar haciendo con nuestros cuerpos, ahí afuera, sin que pudiéramos tener medios para defendernos. 
-Cualquiera que le hiciera algo a una persona tan encantadora como tú, Shura, tendría que ser un monstruo.
La chica no pudo evitar sonrojarse por el comentario de Caesar.
-A mi lo que me intriga más es otra cosa que dijo -JoJo intervino con un tono de impaciencia-, dijo que podía encontrar a Shura en cualquier parte del juego, y luego, que iba a vengarse de los dos.
-Los enemigos pueden rastrear a las presas, ya lo sabes -habían tenido una desagradable experiencia hace unos días-, pero todo enemigo tiene un área de rango, la de Dio es el castillo de Lavender Town, así que no hay de qué preocuparse.
-Sol, no estoy convencida de que fuera un enemigo.
-Yo ayude a testear este juego, y nunca he oído de nada semejante a lo que me cuentas -aquello marcaba el fin de la discusión.
-De todas formas, ¿visteis su cuerpo muerto? -Caesar se dirigió a su compañero.
-Lo vimos caer por el barranco con la avalancha...

-Y tu Caesar, ¿conoces a Joseph de fuera? -El paladín no quería seguir con un tema que obviamente sólo iba a crearles una inútil paranoia.
-Nuestras familias se conocen, y de algún modo, JoJo empezó a jugar al escuchar de mis partidas.
-¡Ey! No fue exactamente así… sólo quería probar.
-Y agotaste toda tu suerte aquel día al quedarte encerrado.
-Pero, ¿cómo habéis podido reconoceros dentro del juego? -Doppio hizo la pregunta obvia por la que algunos de la mesa se quedaron extrañados.
-Nunca cambio mi apariencia original para los juegos, sería engañar a las damas -Caesar se cruzó de brazos, apoyando la espalda contra el respaldo y sonriendo.
-A mi no se me da bien customizar personajes -JoJo se llevó la mano a la frente, como si el tema le hubiera ocasionado ya algún que otro dolor de cabeza.
-Yo sólo entré al juego para un rato, no me merecía la pena cambiar mi apariencia -Shura reflexiono sobre ello aunque la pregunta no fuera para ella.
-La esencia del juego esta en las batallas, el cambio de apariencia es una pérdida de tiempo.
Nero pareció hundirse más en el asiento por las palabras de Sol.

-Bien, Caesar -este continuo hablando-, pues esta es nuestra Party, puedes ser parte de ella o de los Made in Heaven, nos vendrá bien alguien con tu nivel -le ofreció la mano esperando que el Elementalist la estrechase de aceptar su oferta.
-Habéis cuidado bien de mi amigo, será un placer quedarme en este grupo como parte de la party.
“Yo solito se cuidarme” -JoJo no interrumpió a su compañero, retirando la mirada cuando estrecharon la mano.
-Me alegro por los dos -Doppio aplaudió la nueva incorporación, dirigiéndose al Thief y al mago-. Teneis suerte de poder contar con alguien de confianza que conozcais de fuera. 
-Tiene razón -Shura suspiró melancólica-, después de una semana… se empieza a extrañar a la gente de fuera.
-¿Ya ha pasado tanto tiempo? -Joseph pareció salir de sus pensamientos sobresaltado-. ¡La abuela Erina tiene que estar preocupadisima!
-No te preocupes, el tiempo en el juego se percibe mucho más rápido que en la realidad -Doppio hizo aspavientos con las manos para intentar calmarle-.  Fuera es posible que haya pasado… ¿medio día? ¿Quizás un día?
-Joseph, entiendo que no se te den bien las nuevas tecnologías, ¿pero ni siquiera sabías eso? -Aunque fue Sol el que habló, en su cara y en la de Caesar la expresión era similar, juzgandole como si fuera idiota. El Thief estaba razonablemente inquieto por la alianza de esos dos en su contra.
-Yo me refiero por nosotros: de verdad que si no fuera porque he podido desahogarme con Kora, que me hubiera vuelto loca. Necesitaba una amiga con urgencia -Shura puso paz en el grupo.
-¿La Black Mage iniciada de los Crimson Raiders? -El Paladín se mostró suspicaz por el comentario.
-Puedes contar con cualquiera de nosotros para hablar cuando lo necesites.
-Créeme que esta vez no, Caesar… ¿y tu Doppio? ¿Extrañas a algún amiguito de la escuela?
-Bueno… -la pregunta le incomodo, pero lo mejor iba a ser sincero y contestar-, la verdad que a quien más echo de menos, es a mi mujer y a mi hija. 

Aquello fue una revelación para todos los presentes.
-¿Estas casado?
-OH MY GOD!
-¡Yo pensaba que aun estabas en secundaria!
-No… -se sonrojo tragando saliva para recuperar la compostura-, de todos modos, estamos divorciados, y la niña aún es demasiado pequeña para echarme de menos como yo la extraño a ella.
-Vaya, lo siento mucho, no quería incomodarte, Doppio -la chica hablo por todos ante el ambiente tan incómodo que se había formado.
-No te preocupes, en serio que no importa.
-Pronto saldremos del juego y volverás a verlas, te lo garantizo, amigo -Sol le dio unas palmadas en el hombro animándole hasta que dibujó una tímida sonrisa. 
-¿Y tu Nero? ¿Tienes algún amigo al que eches de menos?
Nero no había hablado en todo aquel rato y Shura con su pregunta pretendió traerlo de nuevo a la conversación.
Lo que ninguno se dio cuenta, era como la palabra “amigo” pareció afectar a Nero, hablando lo primero que se le pasó por la cabeza para no sentirse tan ajeno del grupo.
-Yo echo de menos a mi novia.
-¿De verdad? -Shura pareció desinflarse.
-Hoy parece que es un día de revelaciones, me alegro por ti Nero -Sol le sonrió felicitándole.
-¿Estás seguro de que esa chica no puede estar dentro del juego? Podríamos intentar buscarla si quieres.
-Gracias, Caesar… pero seguro que no esta, no le gustan los videojuegos, ella cree que son cosa de niños.
-Típico en las chicas.
-Ey Sol, no todas las chicas somos así, es sólo un tópico.
Nero suspiró aliviado de haber alejado el tema.

Hablaron unos minutos más del tema, terminando de comer y poco a poco decayendo la conversación a causa del cansancio de la mayoría del grupo.
-Yo me voy a dormir, no me despertéis hasta mañana -Sol retiró su silla de la mesa.
-Pero si aun es de día.
-Quizás para las princesas, pero los mayores que llevamos toda la noche y toda la mañana en busca de su merced, necesitamos descansar… con su permiso alteza -Shura ocultó un gruñido en un suspiro pesado, ante aquella teatral petulancia que buscaba burlarse de ella, Sol le dio la espalda subiendo las escaleras presumiblemente en dirección al dormitorio.
-Nosotros también tendríamos que ir a dormir Doppio, si Sol nos cierra la puerta tendremos que dormir en el pasillo.
Nero les informó que eran habitaciones de tres, excepto la de Shura que era individual.
-Gracias por pensar en mi honra… olvídalo Nero, era un chiste. -Se despidieron de ambos chicos que siguieron el camino del Paladín.
-De verdad que las mujeres sois peores que los hombres -JoJo se acercó, pasándole el brazo por encima, animado por haberse reencontrado-, me alegro de que estés bien.
-¿Tan mal estaba? No recuerdo nada, es como si me hubiera despertado de un sueño -le apretó la mano que fue correspondida con un apretón nervioso del chico.
-Es mejor así, aun estabas viva cuando te rescatamos, Sol intentó salvarte curándote, pero era demasiado tarde.
-¿Sol? ...Por favor JoJo, cuéntame que paso.
Negó con la cabeza alejando las imágenes que prefería ignorar.
-Aunque ninguno quisiéramos, a Sol no le quedó otra que reducir tus puntos de vida para que no sufrieras más.
-¿Dices que Sol me mato? -El escalofrío que la recorrió, no pasó desapercibido para su compañero que la arropó, apoyando la frente en la coronilla de la chica.
-Sé lo que estás pensando, y creo que sí que ha sido duro para él, no ha cuajado bien tener que matar a sus compañeros de Guild y tampoco cargar con tu muerte.
Apretó con fuerza los ojos llena de remordimientos.
-Voy a subir a pedirle disculpas -se relajó soltando todo el aire y abriendo los ojos.
-Adelante, nosotros también vamos a dormir.

---

La Omnitool le indicó la habitación, llamó pidiendo que saliera su compañero, sintiéndose afortunada de encontrarlo aún despierto. Pero cuando salió al pasillo para hablar a solas, comenzó a sentirse cohibida sin saber muy bien por donde empezar.
-Esto… quería disculparme contigo. Me he portado fatal por no haberos mandado un mensaje.
-No te preocupes, recuerda disculparte también con Nero y Doppio -su intención no era reprocharle, aceptaba sus disculpas que además parecían sinceras, sólo que estaba demasiado cansado para cuidar las formas.
-Sí, eso haré… -se sintió un poco más culpable, era un despiste de persona y tendría que haberlo hecho en la mesa-, pero quería hablar contigo por otra cosa… JoJo me ha contado que…
-Olvídalo, yo también esperó que de estar en la misma situación, hicierais lo mismo por mi.
Shura sentía una cierta desazón por aquello, sin llegar a estar convencida de que sus palabras fueran sinceras más allá de resultar lo que se supone que un líder tenía que decir.
-Sol… sólo decirte, que gracias.
-No me las des por haberte quitado una vida, por favor.
-No es por eso, te estoy agradecida por estar en tu mismo grupo, me convertiré en una buena Cleric, para compensar todo lo que haces por nosotros.
Aquello le pilló por sorpresa, quería agradecerle sus palabras, le hacían sentir calmado, esperanzado en el futuro, y porque no decirlo, orgulloso por ella y por el trabajo que él mismo estaba realizando. Pero sólo se limitó a sonreír.
-Descansa, Shura.
-Tu también, Sol -Shura se dio la vuelta caminando por el pasillo sin poder evitar sonreír contagiada por la sonrisa de este.

Ya en su dormitorio… después de estar un buen rato leyendo la Omnitool, buscando información de algo que se asemejara a Dio sin resultado, de revisar sus items y de intentar que pasará el tiempo lo suficiente para que le entrara el sueño, recibió un mensaje de JoJo en la Omnitool.

>Shiiiza, ven a la habitación, que estoy muy sólito *chu**chu*
Shura tuvo que leerlo un par de veces más para creérselo.
>JoJo, te has equivocado al mandar el mensaje.
La respuesta tardó un buen rato en llegar, constantemente escribiendo y borrando el mensaje para acabar contestando.
>¡Es un truco!

-¿Qué le pasa a este tio? -Shura cerró su Omnitool poniendo los ojos en blanco y dispuesta a salir de la habitación para ir al baño a asearse antes de hacer el esfuerzo de ir a dormir.
En el pasillo encontró a Caesar, que pareció sorprenderse por la presencia de la chica.
-Hola Shura, pensaba que ya estabas dormida.
-No he podido.
-Yo tampoco, he salido a dar una vuelta, perdona por no avisarte.
-Tranquilo… -observó suspicaz a este despedirse alejándose por el pasillo-, oye Caesar, ¿a donde vas?
-Al aseo.
-El baño no queda en esa dirección.
-Si quieres, puedo hacerte compañía un rato -sonrió, relajándose para resultar encantador.
“Esta… ¿cambiando de tema?”
-No hace falta… buenas noches.
-Dulces sueños, Shura.

La chica entrecerró los ojos entre confundida y alabando la habilidad de JoJo de hacerles el lío a todos con un par de palabras.


Neko

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #71: February 27, 2014, 03:57:28 PM »
Aportes viejos~





15. ¡No, no y no!

 

La primera vez que Anir había puesto los motores de Marshmallow en marcha, sabía perfectamente cual iba a ser su destino.

—¡Columbia!

Gritó después de atracar el airship en el aeropuerto público de la ciudad y pisar el suelo. Ikki bajó detrás de ella, con el ceño fruncido, los brazos cruzados y negando con la cabeza.

—Eres como una niña… —empezó a renegar el chico.

Anir sonrió con cara de pilla y se acercó a él en unos cuantos pasos saltarines.

—Eso es lo que te gusta de mí —sentenció antes de agarrarle de uno de los brazos con sus dos manitas y tirar de él sin conseguir moverle—. ¡Ven, vamos! ¡La ciudad nos espera!

Ikki rodó los ojos y dejó que tirara de él. La pasarela de Marshmallow empezó a cerrarse mientras Anir correteaba llevando a Ikki de la mano, camino a la salida del aeropuerto. También era la primera vez, para los dos, que estaban en Columbia. Era un día lleno de primeras veces.

La ciudad no les decepcionó, sobre todo a Anir, que se paseaba por los puestos de alquimistas señalándolo todo e inspeccionando las pociones de cerca, a cada cual más bizarra.

—¿Y esta para qué sirve?

—Oh, pues verá… —intentó explicar la alquimista del puesto antes de que Ikki le cortara de cuajo.

—Ya tenemos suficientes de lo que sea, no.

Puso la mano encima del tapón y empujó un poquito, esperando a que su compañera soltara la botellita redonda y la dejara en su sitio.

—Pero, pero…

—No —dijo Ikki abriendo mucho los ojos y con cara seria.

Anir boqueó un par de veces, pero Ikki levantó una ceja y señaló hacia delante con la cabeza.

—No eres para nada divertido —se quejó dando una patadita al suelo antes de darse la vuelta y hacer ondear su pelo en el aire, caminando deprisa hacia la salida de la feria de alquimistas.

Ikki rodó los ojos.

—Y tú no eres para nada mona.

En un arrebato infantil, Ikki le sacó la lengua y la escondió justo a tiempo de que Anir no viera el gesto.

—¿¡Vienes!?

A Ikki se le escapó una sonrisa antes de acercarse a la chica, andando con largas zancadas hacia ella.

Se adentraron entre callejuelas, corrieron para tomar uno de los zepelines que les llevaría hasta otra isla y se perdieron un rato por el barrio de los magos.

—Y yo que creía que sólo te interesaba la parte de los alquimistas… —dijo Ikki, mirando a su alrededor con curiosidad.

—Sí, bueno, pero ya que hemos subido… Aquí hay equipo para magos que no puedo hacer.

—Aún —anotó el chico.

Anir asintió mientras se acababa el perrito caliente y se chupaba la punta de los dedos para librarse de las salsas antes de limpiarse con la servilleta de papel y encestarla en una papelera.

—¿Y para qué quieres tú equipo de mago? ¿Vas a venderlo? —Ikki imitó a Neko, terminándose su comida, pero él no se chupó los dedos, sólo los restregó contra la servilleta.

—No, es para el clan.

Ikki suspiró cansado. Ya sabía lo que iba a venir ahora y levantó la mano, enseñándole la mano a Anir en cuanto empezó a hablar.

—¡Deberías unirte!

—¡No, no y no! No me van esas cosas, no juego en equipo.

Neko agarró la muñeca de Ikki con las dos manos, andando del revés mientras apretaba los labios en un gesto encantador.

—Mentira, juegas conmigo —insistió.

Ikki arrugó la nariz y tuvo la delicadeza de sonrojarse un poco.

—Contigo es diferente.

Neko sonrió antes de chocarse contra una farola e Ikki empezó a reír, ganándose un golpe con el puño cerrado de parte de su compañera. Ikki se quejó, pero continuó riéndose durante un buen rato más.

Llevaban tres horas de exploración cuando decidieron hacer un alto en el camino. Anir miró a su alrededor, buscando un sitio donde sentarse, mientras Ikki se acercó a una máquina expendedora, golpeando una moneda contra la otra, para comprar un par de refrescos.
Dejó las monedas rodar dentro de la máquina y se agachó para recoger las latas. Cuando se dio la vuelta le costó encontrar a su compañera de equipo. Estaba sentada en el borde de la plaza, con las piernas colgando hacia el vacío.

Ikki se sentó a su lado, ofreciéndole uno de los refrescos y dejando colgar, apoyándose en el hombro de Anir y flexionando la otra pierna.

—¿Esto no es un poco peligroso? Si te caes de aquí, te matas.

Anir se encogió de hombros.

—Me van las emociones fuertes.

Ikki abrió su lata y le dio un trago mientras con la mano libre revolvía el pelo de Anir, mirando hacia otro lado. Se ganó unas cuantas risas antes de que Anir empezara a quejarse.

—Yo no me había apuntado a este juego para hacer turismo —observó Ikki mientras las luces del atardecer pintaban su piel de naranja.

Anir se volvió a encoger de hombros.

—Ni yo para hacer amigos.

Ikki apretó sus dedos en la cabeza de la chica, que manoteó para quitárselo de encima.

—¡No te burles de mí! —amenazó Ikki, aunque su tono no era muy duro.

Neko se rió otra vez, sabiendo que citar una de las grandes frases de Bennu le haría reaccionar así.
Cuando los dos se calmaron, Neko entrelazó los tobillos y se agarró al palo de la baranda que tenía entre las piernas.

—Lo que son las cosas… ¿Te acuerdas cuando vimos Columbia la primera vez?

—¿Abajo? —preguntó Ikki y Anir asintió mientras le daba un trago a su refresco— Sí, me acuerdo.

Pasaron unos cuantos segundos más, que el ruido de la gente en la plaza y los motores de las naves que mantenían Columbia a flote se dedicaron en rellenar.

—Parece que fue ayer —continuó ella.

—De hecho, no hace tanto, no llega a un mes.

Anir se encogió de hombros.

—En la vida real sí, pero conforme transcurre aquí dentro el tiempo…

Ikki asintió, sabiendo a qué se refería. A él también le daba la sensación de conocer aquel sitio, aquella gente, desde hacía por lo menos un año.
Se incorporó y giró la cabeza para mirar a Neko, observando su perfil mientras bebía, hasta que ella se dio cuenta y lo miró.

—¿Qué? —preguntó curiosa, en un susurro.

Ikki negó con la cabeza antes de sonreírle.

—Nada.

Levantó un brazo para rodear los hombros de Neko, apretándola contra su costado y dejó transcurrir los siguientes minutos en silencio, observando un atardecer artificial que se colaba entre las nubes.


   

La vuelta a la consciencia dentro del juego tenía su propio ritmo, no era del todo real. Era como despertarse dentro de un sueño, o algo parecido.
Neko abrió los ojos poco a poco, no queriendo levantarse de donde estuviera. Levantó una mano para taparse los ojos y apretó el pulgar y el índice contra los párpados.

A su alrededor todo estaba oscuro y aún podía oír el rugido del mar. Suponía que había muerto después de caer inconsciente, si la última imagen de aquella lagartija agresiva acercándose hacia ella debía ser tomada en cuenta, pero no recordaba donde debería haber revivido después de su muerte. Apretó los labios y los párpados, decidiendo que podía permitirse el lujo de no importarle donde estaba.

—¿Se puede tener un sueño dentro de un sueño?

Preguntó en un susurro, sin esperar a que nadie le contestara.

—Porque si es así, acabo de tener uno muy agradable —su voz sonó un poco rota al final.

Notó sus ojos humedecerse, pero apretó un poco más los dedos para acabar con las lágrimas antes de que empezaran. No lloraba mucho, pero cuando lo hacía era en forma de cascadas.
Chistó y quitó la mano de su cara cuando alguien habló desde algún lugar cercano.

—¡Estás despierta!

Poco después se hizo la luz, despacio, y una carita de ángel se formó en la penumbra, alumbrada por una lámpara de gas. El joven le sonrió, antes de levantarse y acercarse a ella.
Neko intentó incorporarse, poniendo el peso en sus manos y pateando la sábana que se enredaba en sus pies.

—Tranquila, ahora estás a salvo.

La luz aumentó, el chico había dejado la lámpara sobre una caja de madera y le había dado más potencia.
Neko miró a todos lados, intentando, ahora sí, averiguar donde estaba. No tardó mucho en recordar el barco abandonado en la costa. Alguna vez lo había explorado y esa podía ser una de las habitaciones del barco.

—A ver, deja que te mire… —habló el jovencito, activando su omnitool y escaneándola con ella.

—No te servirá, no estamos en la misma party —dijo antes de pensar que tal vez era un Crimson Raider, después de todo no los había conocido a todos.

El chico parpadeó mirando su omnitool y la apagó, fijándose en ella. Sonrió con algo de vergüenza y se rascó la mandíbula.

—Tienes razón… es que soy un poco nuevo en el juego.

Neko se movió un poco más, ahora despacio, sacando las piernas de la sábana raída y apretándolas contra su pecho.

—Vaya suerte la tuya, quedarte encerrado cuando no sabes jugar —dijo Neko, ladeando la cabeza y mirando hacia la puerta.

Si lo que decía era verdad, probablemente aquel chico no era parte de su Guild y no debería tener demasiado nivel. Si corría hacia la puerta…

—¡Me llamo Shun! —se presentó poniendo la mano abierta sobre su pecho— Y tú eres Neko ¿verdad?

—Eh, sí.

Aunque era algo obvio, probablemente había visto su nick mientras estaba inconsciente. Entonces Neko ató cabos, aunque el joven le puso en situación antes de que pudiera preguntar.

—Estaba entrenando con mi hermano en Esther’s Plains cuando te hemos encontrado. Estabas tirada en la playa.

El lenguaje corporal de Neko fue cambiando poco a poco, ya no parecía un conejo a punto de saltar ante la primera alarma de peligro.

—Mi mascota se fue detrás de una lagartija y cuando la seguí te encontré allí —Shun sonrió y ladeó la cabeza—. Soy mago blanco, te he estado curando ¿Cómo está tu barra de vida?

—¡Ah!

Neko activó su omnitool y comprobó sus parámetros. Cabeceó afirmativamente, aún no muy segura de cómo se debería sentir. Su naturaleza recelosa no le dejaba terminar de sentirse agradecida y aliviada de no haber perdido una vida tontamente.

—Estoy bien… y gracias.

El chico movió una mano restándole importancia.

—Es de noche ahí fuera —señaló hacia un ojo de buey en el que Neko no había reparado—. Estamos en el barco abandonado, lo hemos limpiado de monstruos antes de venir aquí, se supone que en esta sala no aparecen, es para descansar… o eso dice mi hermano.

Neko asintió, dándose por enterada.

—Será mejor que sigas descansando, tampoco faltan muchas horas para que amanezca.

—Espera… ¿Tú hermano? ¿Hay alguien más aquí?

Shun miró hacia la puerta y después hacia la chica.

—¡Sí! ¡Mi hermano es genial! —soltó muy alegre— Ya verás, es el mejor hermano. Oh, y debería descansar, ha estado toda la noche haciendo guardia, voy a llamarlo.

Cuando el joven desapareció gritando ‘hermano’ por la puerta, Neko musitó un ‘genial’ y se dio un golpe en la coronilla contra la pared.
Shun no parecía mal chico, no podía serlo si la había salvado. De todas maneras, y aunque a Neko siempre le había gustado conocer gente nueva, estaba en una época de su vida en la que le costaba confiar en los demás. Y ahora la situación le pedía que confiase en dos desconocidos.

Oyó la cháchara de Shun y vio como se volvía a abrir la puerta. Neko decidió empezar bien y sonrió hacia las dos figuras que empezaban a entrar en el círculo de luz.

—Ah, Neko, este es mi hermano, Ikki.

La sonrisa se le congeló en la cara, apretó los puños, agurruñando la sábana.

—Y esta e-

—No hace falta que nos presentes, ya nos conocemos —dijo Ikki.

Shun miró confundido de uno a otro mientras la tensión crecía en aquella habitación.
« Last Edit: September 27, 2018, 04:07:13 AM by Neko »


Kora

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #72: February 27, 2014, 03:58:40 PM »

026flightless bird

Asami volvió al grupo llevando a Kora, con una mano en su espalda que no llegaba a empujar pero que parecía dispuesta a agarrarla de las cuerdas del corsé si intentaba escaparse otra vez. Elizabeth terminaba unas ventas con un par de jugadores mientras Raiden vigilaba a una distancia segura, y Ami curaba a un novicio, rechazando educadamente la moneda que éste le ofreció a cambio.

Cuando vio que la Blacksmith volvía con la chica, Raiden le dirigió una mirada indignada.

- ¿En qué estabas pensando? – Raiden intentaba no sonar enfadado, claramente, pero al tratar de disimular su voz sólo sonaba más ronca y grave.
- Estaba aburrida… – Kora enroscó un mechón de pelo con el índice. – ¡Tampoco me he ido tan lejos!
- Si vuelves a irte sin permiso, te quedarás aquí.

Con aquella última reprimenda, Raiden giró la cabeza, volviendo a centrar su atención en la Merchant, que estaba haciendo inventario con la Omnitool. Kora se sentó de nuevo en el banco, y Asami se dejó caer grácilmente a su lado.

- Voy a tener que ponerte una correa… – A pesar de todo, Asami tenía una media sonrisa en el rostro. – Al menos avisa la próxima vez.
- Iba a ser sólo un momento… – Kora hizo un puchero. – Ni os ibais a dar cuenta…
- Tal y como están las cosas un momento puede salir muy caro. – La chica ladeó el rostro. – Confías muy fácilmente en los demás, entiende que me preocupe… todos nos preocupamos.

Aunque le estaban echando una de las reprimendas más sutiles de su vida, Kora no pudo evitar sonreír, y rodeó el brazo de Asami, frotando la mejilla contra su hombro.

- Lo siento. No quería preocuparos.
- Ahora no pareces muy arrepentida.
- Hmm… no me gusta estar sola, así que… – Notó como los colores le subían al rostro. – Cuando dices esas cosas, me siento como si estuviera en familia.

Asami parpadeó unos momentos, procesando las palabras de Kora, y pronto suavizó su expresión.

- Ya lo sabes, tenemos que cuidar los unos de los otros ahora. – Dijo la Blacksmith, y Kora asintió en respuesta.
- Hemos terminado. – Raiden se acercó a ambas, con un atisbo de extrañeza cruzándole el rostro al ver a las dos chicas de aquella forma. – ¿Qué hacéis?
- Se llama abrazo, y si fueras más simpático, recibirías alguno de vez en cuando. – Kora le sacó la lengua mientras soltaba a Asami.

Con una mueca irritada, Raiden se dio la vuelta, reuniendo a las otras dos chicas. Elizabeth había ocultado el carro con las herramientas de la Omnitool, al no necesitarlo por el momento, y Ami estaba lista para partir.

- Tomaremos la salida norte, así saldremos a la ruta que va hacia la tundra. – Explicó Raiden, emprendiendo el camino, y las cuatro chicas asintieron.

El resto de la ciudad era tan bonito como el centro, y aunque se alejaran de éste, los aires de grandeza y exuberancia permanecían en las calles principales. Aún con la larga caminata, ésta se había hecho corta con una tranquila conversación entre las chicas -- como era costumbre, Raiden se había mantenido al margen.

- ¡Qué mala suerte! – Kora se llevó ambas manos a las mejillas al oír a Ami. – ¿En serio…?
- Sí… mis amigas no son muy de planear, así que pensé en estudiar un poco el ambiente del juego para que no fuéramos tan perdidas… – Admitió la White Mage. – Íbamos a entrar todas al día siguiente.
- No te preocupes, saldremos tarde o temprano. – Asami trató de reconfortarla. – Pareces muy aplicada e inteligente, seguro que ayudarás a mucha gente.

Ami sonrió, sonrojándose ante el halago de la otra chica. Sin darse cuenta, habían llegado a la enorme puerta que daba al bosque de Prorencia, y el suelo empedrado bajo sus pies dio paso a la hierba fresca.

El ambiente parecía tranquilo, pero inmediatamente los cinco se prepararon para luchar, aunque a aquellas alturas los monstruos que aparecían eran más indicados para novicios, y la única que podía beneficiarse era Ami.

- ¿Decías que tu padre es médico, Elizabeth?

Ami aprovechó uno de los momentos de paz para conversar. Por aquel claro del bosque no aparecían criaturas, y a la White Mage no le gustaba especialmente tener que martillear adorables bolas de gelatina rosa. Una distracción de vez en cuando no le venía mal.

- Ah… Sí.
- ¿Qué especialidad? Todavía no me he decidido por la mía…

Sin detener la caminata, Elizabeth tardó unos segundos en contestar. Ami iba a disculparse por si la pregunta había estado fuera de lugar, pero la Merchant retomó la conversación tras avanzar unos pasos por delante del grupo.

- Ahora mismo… su especialidad soy yo…

Había una melancolía en el tono de Elizabeth que hizo que el grupo dejara lo que estaba haciendo para escuchar a la chica, que se había agachado para sacar unas flores entre los hierbajos que crecían en la raíz de un árbol.

- ¿Qué quieres decir? – Kora ladeó la cabeza.

Elizabeth se giró, con las flores en las manos. Eran raras, y muy útiles para fabricar ciertas pociones, pero sobretodo destacaban por su belleza. Blancas con las puntas azuladas, parecían ir a juego con el traje de la chica que las sujetaba.

- Nací con el Síndrome Leutess. – Elizabeth cerró los ojos, bajando el rostro. – Mi cuerpo es tan débil que no puedo salir, y soy intolerante a casi todas las comidas… constantemente sangro por la nariz, o toso hasta desmayarme… sólo puedo hacer actividades ligeras dentro de casa, o si no…

Con los dedos, deshojó una de las flores del pequeño ramo hasta que sólo quedó el tallo, el cual dejó caer a sus pies.

- Mi padre… mi padre ha intentado durante años curarme, pero sólo puedo estar en casa, tomando la dosis de medicina diaria y procurando no agotarme ni siquiera cuando estoy leyendo.
- Elizabeth, es… es terrible. – Asami se había llevado una mano al pecho, con las cejas levantadas hasta juntarse.
- Por eso cuando oí sobre un juego de realidad virtual, tan realista… – Elizabeth apretó el ramo de flores. – Hice todo lo posible para poder jugar, y ver al menos un mundo que no fuera el que hay en las cuatro paredes de mi habitación.
- Pero… no puedes salir… – Kora buscó la mejor manera de expresarse, sin grandes resultados.

Elizabeth esbozó una media sonrisa.

- Por suerte, mi familia tiene dinero. Mi padre era un hombre importante en el campo hasta que nací… – La amargura era evidente en la voz de Elizabeth al decir aquello. – Así que compró una máquina individual, para que pudiera jugar desde casa. Me gusta mucho este mundo… aquí no soy una chica enferma, puedo conocer gente, correr, soportar el frío o el calor, incluso recibir y dar golpes… y sobretodo, puedo ver tantos sitios…

El silencio cayó entre el grupo. Ninguno sabía qué decir o hacer ante la situación de Elizabeth, pues consolarla haría que sintiera que daba lástima, pero al mismo tiempo, no podían fingir que su historia les dejaba indiferentes.

La chica guardó las flores en su inventario, y cruzó los brazos detrás de la espalda.

- ¡No me miréis así! – Elizabeth sonrió. – No quería deprimiros. Estoy bien.
- Pero cuando salgamos… – Empezó Kora, que calló al recibir un ligero codazo de Asami.
- Sí… – La mirada de la chica se desvió por unos momentos. – Se habrá terminado. Pero sacarán otro parecido tarde o temprano, esta vez sin GMs psicópatas, espero.

En vista de que sus compañeros seguían callados, Elizabeth dejó ir una risa suave, con las manos en la espalda aún.

- Perdón, no quería bajar los ánimos. – Hizo un gesto ligeramente incómodo. – Sólo que sé un montón de cosas sobre vosotros… supongo que tocaba que supierais algo sobre mí. Así que, ¿vamos?

La Merchant emprendió el camino a paso ligero, y sus compañeros la siguieron, tratando de recuperar la normalidad tras aquel bloque de información nueva. Pronto encontraron un grupo de Porings, y los dejaron a cargo de Ami. La White Mage, sin embargo, parecía distraída por primera vez, y una de aquellas bolas de gelatina le golpeó en el pecho, haciéndola caer hacia atrás.

- ¡Cuidado!

La advertencia de Asami quedó en nada cuando de una sóla estocada en semicírculo Raiden destruyó el grupo de Porings que les estaba atacando.

- Creo que eso es pasarse. – Comentó Kora, arqueando una ceja, pero el Samurai sólo envainó su katana.
- Lo siento… – Ami se puso en pie con ayuda de la Blacksmith, y lanzó un hechizo de curación sobre sí misma. – M-Me he distraído.
- No te sientas mal por haber preguntado. – Respondió Asami, y el grupo reanudó la marcha. – Creo que ella también tenía ganas de decirlo.

La White Mage negó con la cabeza, y miró hacia adelante. Elizabeth seguía adelante, buscando entre los hierbajos algo que fuera útil. Dubitativa, Ami bajó el tono de forma que sólo la pudieran oír los otros tres.

- Es sólo que… el Síndrome Leutess hace años que puede curarse. – Ami frunció el ceño. – Puede que tenga una versión más fuerte, pero no tardarían mucho tiempo en encontrar una cura.
- ¿Qué quieres decir? – Tras unos segundos de silencio general, Asami fue la que se atrevió a preguntar.
- No lo sé… por eso me había distraído.

El grupo intercambió miradas confusas, y luego se fijaron en Elizabeth, que parecía haber encontrado una gema morada en el suelo. Ninguno parecía dispuesto a romper el silencio, aunque Raiden observaba a la chica con los ojos entrecerrados.

- ¿Raiden? – El samurai parecía perdido en sus pensamientos, y Kora fue la primera en intentar sacarlo de su concentración. – ¿Pasa… pasa algo?
- No. – Respondió envainando su katana lentamente. Tras una pausa, se dirigió hacia las chicas, habiendo recuperado su expresión normal. – Vamos.

Raiden retomó el camino, avanzando entre los árboles. Pocos segundos después, saliendo de su estupor, las tres chicas siguieron sus pasos. Siguieron avanzando por el bosque con normalidad, aunque Ami tuvo que tener más cuidado conforme los enemigos de nivel aparecían con mayor frecuencia.

- ¡Tenía que cazar diez de esos cuando entré al juego! – Kora señaló un monstruo con forma de bola de pelo, el cual se desvaneció bajo el mazo de Ami. – Hay una quest en Prorencia por la que te dan un traje.
- ¿Y esa era tu prioridad nada más entrar? – Asami la miró, arqueando una ceja.
- Llegó hasta el final del mapa persiguiéndolos, y casi la hubiera matado un monstruo en la tundra si no la hubiera salvado.

Kora le dirigió una mirada a Raiden que bien podría haber pasado por un hechizo de fuego, y éste se encogió de hombros.

- ¡E-Eso no fue llo que pasó exactamente! – Excepto que sí era exactamente lo que pasó.
- Todos tenemos leyendas urbanas, Moonshine. – Negando con la cabeza, Raiden dejó ver una media sonrisa.
- ¡Oh! ¿Es esta tu venganza? ¡Al menos mi historia no es sobre un steal kill!

Con un dedo acusatorio, Kora trató de devolvérsela al Samurai, quien sólo siguió con su tarea de vigilar al grupo. A su lado, Ami tenía una sonrisa incómoda y Asami simplemente suspiraba, aunque ambas parecían entretenidas.

- ¡Chicos!

Elizabeth corrió hacia ellos; habiendo estado merodeando a una distancia cercana para dedicarse a la búsqueda de materiales mientras el resto entrenaba.

- ¿Qué pasa? – Raiden dio un paso adelante.
- Alguien ha hecho salir al boss de esta zona. – Elizabeth señaló hacia el noroeste, mordiéndose el labio inferior. – Está literalmente a metros de nosotros, si no nos ha detectado aún, lo hará pronto.

Kora sintió un escalofrío al oír la palabra ‘boss’. Todavía tenía fresco el recuerdo de Maya muriendo en la cueva, y ninguno había hecho mención de volver a atacar un enemigo fuerte desde entonces. Por unos momentos, sintió que los pies se le hundían en la tierra.

- Es de nivel medio, fuerte en comparación con lo que hay por los bosques de Prorencia, pero no es mucho siendo un boss de zona. Al menos de aquí.
- Un Adamantoise, ¿verdad? Ya he cazado alguno. Podemos vencerlo. – Raiden llevó la mano al mango de su katana. – Será un bonus de experiencia para Asclepeia, y Moonshine también podrá beneficiarse.
- ¿Estás seguro? – Aunque Asami parecía lista para equipar su guante, preparada para el combate como el otro, aún no las tenía todas consigo.
- Techbender, tú y yo iremos delante. El resto, haced lo que os digo, y tened los warps listos para usar.

Raiden entrecerró los ojos, dejando ir un suspiro, y desenvainó la katana del todo, la hoja de ésta brillando con su característico reflejo azulado. Tras él, las chicas siguieron su ejemplo, preparando sus armas también.

- No voy a fallar esta vez. – Murmuró Raiden, con la voz ronca.


Neko

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #73: February 27, 2014, 03:59:25 PM »
Último aporte viejo yvy Creo que no tengo mucho que decir de este post .v.





16. ¡Gracias por lo que me toca!

   

Después de lo que parecieron siglos, pero apenas sí habían sido segundos, Neko se arrastró hacia el borde de la cama, empezando a levantarse.

—Será mejor que me vaya —dijo sin mirar a ninguno de los otros dos integrantes de la habitación.

—¡No puedes irte!

Neko negó con la cabeza, levantando una mano para parar las palabras de Shun.

—Necesito mi carro de vuelta y mi moto. Y tengo que arregarla, seguro que está dañada —explicó mientras miraba el estado de sus guantes y activaba su omnitool para localizar el carro y la moto extraviadas.

Ikki rodó los ojos y dejó salir un suspiro más bien parecido a una risa de burla contenida.

—¿Qué? —espetó Neko mirando hacia él y dejando de prestar atención a su omnitool.

—Típico —respondió Ikki, ganándose un ceño fruncido de parte de la chica—. Ya estás diciendo idioteces. Esther’s Plains es más peligroso de noche, se sales ahí fuera te comerán viva.

Neko tardó en responder dos segundos en los que pareció sorprendida y no de buena manera. Shun miraba de uno a otro, levantando las manos ahora a la izquierda, ahora a la derecha, sin saber qué decir para calmar los ánimos que obviamente se habían caldeado en cuanto esos dos habían cruzado miradas.

—Además —empezó a añadir Ikki ante el silencio incrédulo de Neko—, el jefe de zona estará dando vueltas por ahí. No es seguro.

Esta vez fue Neko la que contuvo una risa, sin poder creer que esas palabras salieran de la boca del caballero oscuro.

—¿Y tú qué sabrás lo que es seguro? —dijo Neko negando con la cabeza y volviendo sus ojos hacia la pantalla holográfica de su omnitool.

—¡Lo que sé! —replicó Ikki levantando la voz para hacerse oír entre el ruido de las olas chocando con el barco varado— ¡Lo que sé es que te hemos encontrado ahí fuera!

Ikki señaló con el brazo para dar énfasis a sus palabras y Shun se llevó las manos a la boca, aún sin decidirse a intervenir.

—¡Tirada, casi muerta! ¡Con todas tus cosas desparramadas por ahí!

Neko arrugó las cejas y bufó, enfadada.

—Cómo si eso te importara, vamos Ikki —su mirada era tan fría que quemaba—. No hace falta que engañes a nadie. No empecemos a decir qué es típico de quien, sabes que no vas a salir ganando.

—Hermano… —murmuró Shun, con una interrogación pintada en su cara.

Ikki apretó los dientes y tomó aire despacio y profundo antes de chistar y dejar la discusión para más tarde.

—Tu carro y tu moto, los hemos traído, están ahí detrás —informó Ikki, señalando un montón de cajas de madera cercanas a la entrada—. Y sigo pensando que es una tontería salir ahora. Espera a mañana, está claro que no puedes sola contra ese jefe.

—¿Y tú qué sabrás? —refunfuñó Neko a regañadientes— Ha sido mala suerte.

Ikki parecía a punto de protestar, pero Shun levantó una mano hacia él, enseñándole la palma para darle a entender que parara lo que estaba haciendo.

—Bueno, señorita, no sé qué le haya hecho mi hermano…

—Si tu supieras —susurró Neko antes de reír bajito, esta vez genuinamente.

Shun suspiró y empezó de nuevo mientras Ikki le agarraba del hombro, intentando que Shun dejara de hablar.

—No se que le ha hecho y probablemente tenga la culpa.

—¡Gracias por lo que me toca! —exclamó Ikki mientras levantaba las manos y las dejaba caer sobre sus costados.

Shun respondió con una mirada dura hacia su hermano. Neko levantó una ceja, entretenida con la dirección que estaba tomando la conversación.

—De todas maneras, no puedo dejar que salgas ahí fuera sola. Hay muchos más monstruos, eso es cierto. Y… y… —Shun arrugó el entrecejo, intentando pensar rápido en algún motivo más que convenciera a aquella chica a quedarse unas horas en la seguridad relativa del barco— ¡la moto! ¡Has dicho que quieres arreglarla! ¿No es cierto?

Neko miró la ilusión reflejada en las facciones de Shun con desconfianza, pero terminó asintiendo con la cabeza y respondiendo con un débil sí.

—¡Pues ahí la tienes! —señaló el mismo lugar que Ikki le había indicado— Tómate el tiempo que queda hasta que salga el sol para arreglarla, pero quédate por favor. Quédate ¿vale?

La chica se quedó seria por un momento, pensando en sus opciones. Se mordisqueó el labio inferior y terminó por asentir de nuevo.

—Está bien…

Lo que no esperaba fue el gritito de Shun y el súbito abrazo en el que se vio envuelta.

—¡Ay, vale! ¡Está bien!



A veces Columbia podía ser todo un laberinto, sobre todo cuando no la conocías bien. Hyoga ya había estado allí en varias ocasiones, pero aún no la conocía del todo bien.

—Malditas islas flotantes… —se quejó mientras bajaba del dirigible de un salto.

Llevaba todo el día dando vueltas, pero creía que el resultado valdría la pena.

—Lo que hace uno por los anillos de hielo… —murmuró mientras visitaba la tercera tienda de magia, alguna tenía que tener el libro que buscaba.

Encontró el maldito libro en la cuarta tienda y se lo llevó al npc que se lo había pedido sólo para descubrir que, según le decía este montón de píxeles con supuesta inteligencia artificial, se había equivocado y tenía que comprarle otro.

Hyoga tiró el libro al suelo y levantó un dedo, abriendo la boca para gritarle al npc, pero después de pensarlo bajó ese mismo dedo y tomó aire para calmarse. Algunos jugadores a su alrededor lo miraron de soslayo, probablemente pensando que se había vuelto loco.
Recogió su libro y buscó entre sus pertenencias, por si tenía el objeto que esta vez necesitaba el npc. Aún con su mala suerte patentada, Hyoga sonrió al ver que sí lo tenía y se lo entregó.

—Un paso menos… —suspiró mientras estiraba los brazos por encima de su cabeza y se dirigía a la posada más cercana para hacer noche.

El npc le había entregado otro libro a cambio. El siguiente paso era buscar a otro npc mago que le haría unas preguntas pertinentes al libro que llevaba entre manos.
Hyoga se dejó caer en la cama de la habitación que había alquilado y abrió el libro, apoyándolo sobre sus muslos y enfocando la luz de la lámpara hacia las páginas amarillentas, dispuesto a leer unos horas antes de descansar.

Acabó tomando las poses más extrañas mientras intentaba no dormirse, lográndolo apenas. Se estiró cuando llevaba tres cuartas partes del libro y consultó la hora del juego en su omnitool antes de decir ponerse a descansar de una vez por todas, sintiéndose bastante realizado por el momento.
Si seguía así podía tener terminada la quest antes de la noche siguiente.


 

Los tacones de las botas de Hyoga repiqueteaban por la calzada de las calles de Columbia. El mago estaba bastante satisfecho con el resultado hasta el momento. Se había despertado pronto, había desayunado en la misma posada mientras acababa de leer el libro.
Encontrar al siguiente npc no había sido difícil y Hyoga siempre había sido un buen estudiante, respondió todas sus preguntas bien y continuó con el siguiente paso.

Lo que más le molestaba era la pérdida de tiempo yendo de un lado a otro, el tener que esperar a los dirigibles públicos para moverse por la ciudad, pero tampoco era tan malo hacer un poco de turismo.
Columbia siempre había sido una ciudad con bastante vida, con la cantidad de usuarios a los que les gustaba el trabajo de mago o alquimista, que la gente inundara sus calles era algo habitual y comprensible.

Se dio unos minutos de descanso mientras bebía un refresco en una plaza, viendo el espectáculo de un bardo y una dancer en una plaza. La gente les tiraba monedas y se acercaban a curiosear los panfletos que repartían entre canción y canción.
Fue en ese momento cuando le llegó un mensaje privado. Y se asustó. No estaba acostumbrado a recibir nada de nadie y menos dentro del juego.

Consultó su omnitool para leer el mensaje de Shun y sonrió al repetir las palabras en su cabeza con la voz de Shun. Hasta podía notar la preocupación del chico en su corto mensaje.
Empezó a teclear para contestarle, pero decidió grabar un mensaje de voz.

—Hola Shun, soy Hyoga. Es la primera vez que uso esto, así que no sé muy bien cómo funciona, pero… Bueno, estoy bien.

Se mordisqueó el interior de las mejillas y le dio a enviar. Y de paso empezó a cotillear la configuración de los mensajes de voz.
Poco tiempo después le llegó un mensaje de voz que se reprodujo de forma automática.

¡Hola, Hyoga! ¿Cómo dices que funciona esto?

Hyoga pestañeó hacia su omnitool, algo confundido. Escuchó sonidos amortiguados que no tenía muy claro desde donde se estaban reproduciendo. Parecía otra voz, de chica.

¡Oh! ¿Dices que se puede usar como un teléfono? —preguntó Shun otra vez, con una pausa en la que le contestaban algo— ¡Ah, gracias! ¡Hola, Hyoga! ¿Me escuchas?

Hyoga envaró la espalda. Estaba sentado en el respaldo de un banco, sintiéndose un poco rebelde al respecto, con el refresco al lado de su pie.

—Sí, te escucho… ¿y tú a mí? —preguntó, toqueteando las opciones de los mensajes privados de voz— ¿Me oyes?

Shun tardó un poco en responder, pero finalmente lo hizo.

¡Sí, sí! ¡Te escucho perfectamente! Esto es genial… ¿Has leído mi mensaje?

Hyoga asintió con la cabeza antes de contestarle simplemente con un sí.

Bueno, ¿y qué tal, cómo lo llevas? ¿Ya tienes esa habilidad que tanto querías?

—¿Los anillos de hielo? No, aún no. Pero me falta poco —informó.

Hyoga desactivó la omnitool y agarró el refresco. Según su configuración, ahora sólo él podría escuchar sus mensajes de voz entrantes. Había puesto el chat con Shun en modo conversación, lo que haría que reprodujera los mensajes de inmediato. Ya lo cambiaría más tarde.
Empezó a caminar hacia una papelera, terminándose el refresco antes de echar el envase allí dentro.

¿Cómo de poco? ¿Vas a bajar ya, esta noche, mañana? ¡Tráeme un souvenir!

Hyoga escuchó la voz de Ikki de fondo, parecía estar regañando a Shun, que simplemente se rió como contestación a las quejas de su hermano. El rubio se unió a las risas cantarinas de Shun con una más baja.

—Respondiendo a tus preguntas… No, no voy a bajar aún. Es posible que termine la quest para esta noche o tal vez mañana por la mañana pronto. Y no sé que llevarte ¿qué te gustaría?

Hmn… ¿Algo típico de Columbia?

Oyó de nuevo a Ikki renegar y la voz femenina se unió a los ruidos de fondo con un tono sarcástico que Hyoga podía notar desde donde se encontraba.

—Veré que puedo hacer ¿Hay alguien más con vosotros? —preguntó Hyoga con curiosidad.

Ah, sí. Nos encontramos con una jugadora ayer, también estaba entrenando en Esther’s Plains —explicó Shun antes de seguir hablando—. ¿Entonces nos vemos mañana en el faro? ¡Ah, espera! ¿Has subido de nivel?

Hyoga se paró un momento, intentando recordar a donde tenía que ir para seguir con la quest y una vez se decidió contestó a las nuevas preguntas de Shun.

—Sí, he subido un nivel, aunque me falta aún más de la mitad antes de subir otro. ¿Por qué?

Para no adelantarme mucho —contestó Shun entre risas.

Algo calentito le inundó el pecho a Hyoga, que sonrió sin darse cuenta.

—Lo de mañana está bien, porque ya es por la tarde y no creo que me de tiempo a terminar la quest antes de esta noche. ¿Tenéis algún sitio para hacer noche?

Sí, no te preocupes por eso. Mañana te mandaré un mensaje cuando estemos en el faro ¿Te parece bien?

—Perfecto —afirmó el mago negro— Te avisaré cuando me haya despertado si no veo tu mensaje.

¡Bien! ¡Suerte, Hyoga! ¡Nos vemos mañana! —se despidió Shun con la alegría que lo caracterizaba.

Hyoga se dio unos segundos para cambiar de nuevo la configuración de sus mensajes privados antes de forzar la marcha y terminar casi corriendo, derecho al siguiente paso de su misión.
« Last Edit: September 27, 2018, 04:28:39 AM by Neko »


Kora

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #74: February 27, 2014, 04:07:06 PM »

027wild ways

La forma del Adamantoise se distinguía entre los árboles, sin embargo, lo que realmente les indicó que se estaban ya cerca del boss de zona fue el temblor que sacudió el área. Con su nivel alto, Raiden y Asami mantuvieron el equilibrio mientras que la onda del ataque causó un ligero daño en las de primer job.

- Asclepeia, cúrate a ti, a Moonshine y a Songbird cada vez que pase esto.

Aunque no había sido más que una décima parte de su barra de vida, el Samurai no iba a correr demasiados riesgos. Ami asintió, lanzando un hechizo sobre las tres.

- ¿Y vosotros? – Preguntó Elizabeth.
- Tenemos pociones, y podemos aguantar más que esto. Vigila el MP de tus compañeras.
- No te preocupes por nosotros. – Asami le sonrió.

Para evitar un rodeo, Raiden cortó los árboles frente a ellos, despejando el camino hacia la tortuga gigante. De escamas marrón oscuro adornadas con puntas rojizas y una brillante coraza casi negra con una corona de bordes dorados en la base, por muy lentos que fueran sus movimientos, nada lo detenía a la hora de atacar a su presa, y era aquello lo que hacía intimidante al Adamantoise.

Pero el protagonismo del monstruo se vio mermado cuando el grupo vio que éste se estaba enfrentando a una sola persona. Por sus ataques estaba claro que era una Monk, aunque también era obvio que era una batalla que no iba a ganar. Herida y con la sangre manchando su ropa, sus movimientos eran desesperados.


- ¡Eh, tú!

Raiden se lanzó a la carrera, bloqueando la cola puntiaguada del Adamantoise, que se dirigía a toda velocidad hacia la Monk. Ésta pareció salir de su estupor, sorprendida pero aún en guardia.

- Déjanos esto a nosotros. – Blandiendo su katana, Raiden se preparó para ser el siguiente objetivo del Adamantoise, usando su habilidad base para llamar su atención.
- ¿Quienes… quienes sois? – La Monk entrecerró el único ojo que tenía abierto aún.
- Considéranos los refuerzos. – Asami pasó por su lado, deteniéndose unos momentos. – Las otras te curarán, ve con ellas.

Mientras Raiden daba instrucciones a Asami, la Monk se dirigió cojeando hacia las otras tres, aunque parecía que intentara protegerse de ellas también, dudando unos momentos antes de beber de la poción que le ofreció Elizabeth.

- ¿Mejor?

Ésta examinó a la Monk con la Omnitool. Con sus pociones y los hechizos de Ami habían restaurado a la chica completamente, y lo único que quedaba como señal de su lucha eran unas cicatrices en los brazos y estómago y la sangre seca en su ropa.

- Sí, gracias… – Respondió ésta. – No llevo mucho encima, pero…
- ¡Ah! ¡No, no tienes que pagarnos ni nada! – Respondió Elizabeth, levantando ambas manos.
- ¿En serio? – La chica frunció el ceño antes de alzar las cejas, sorprendida. – Bueno, gracias entonces.

Viendo que la Monk parecía estar bien, Kora observó la batalla. Raiden bloqueaba los ataques del Adamantoise, que no podía competir con su velocidad, y Asami blandía su mazo, golpeando donde el Samurai le indicaba.

- ¡Chicos! ¿Qué hago yo? – Gritó a los otros dos, aburrida y con la punta de los dedos picándole por lanzar algún hechizo.
- ¡Quedarte donde estás!

Respondió Raiden, quien se lanzó a la parte donde Asami había estado golpeando hasta hacer sonar un crujido, y el corte abrió una herida de la que salió a chorro una sangre oscura, salpicando a su alrededor. El Adamantoise rugió, dando un paso atrás, y apoyando su peso sobre sus patas antes de levantarse con las traseras.

El temblor de tierra hizo que Kora cayera de costado al suelo, callando cualquier réplica. Inmediatamente sintió el hechizo de Ami restaurarle los puntos de vida perdidos, aunque no calmaron su frustración.

- Me habéis dejado como nueva, así que puedo ayudarles. – A su ldo, la Monk hizo crujir los nudillos. – El de la espada sabe lo que hace, y entre tres terminaremos antes.
- ¿Estás segura? – Preguntó Elizabeth. – Estan a punto de llegar a la mitad de la barra de vida, pueden
- Es personal.

La Monk salió corriendo hacia el Adamantoise, pateando con fuerza la pierna de éste como entrada. Raiden y Asami se sobresaltaron con su entrada.

- Si es por la experiencia…
- No me importa. – Interrumpió la chica a Raiden. – Cuanto antes nos carguemos a este bicho, mejor.

El Samurai la miró de arriba a abajo, pero tuvo que marcharse rápidamente para bloquear otro ataque con la cola. Las dos chicas se apartaron del rango de ataque del Adamantoise a tiempo de evitar un mordisco.

- ¿Tienes algún movimiento que pueda perforar armadura? – Preguntó Asami, y la otra asintió. – Úsalos donde te diga Raiden.
- De acuerdo.
- ¿En serio quieres luchar?

Como si no se hubiera ido, Raiden volvió, esquivando un zarpazo frustrado del Adamantoise, que avanzó hacia ellos.

- Te he dicho que sí. – Insistió la Monk, y por un momento, Asami pensó que su ataque que podía perforar armaduras era su mirada. – Voy a luchar, tú decides si soy una molestia o me dejas ayudarte.
- Está bien. – Se giró hacia Asami. – Techbender, añádela a la party, si se lleva el golpe final aún podremos repartirnos la experiencia.
- Listo. – La Mechanic tecleó rápidamente mientras Raiden avanzaba, dándoles espacio atrayendo la atención del Adamantoise. – Vamos, Juliet-
- Llámame Jolyne, ¿vale?

Asami parpadeó, cogida por sorpresa por el tono afilado con el que la otra la había interrumpido. Normalmente las presentaciones solían ser más amistosas.

- Um, de acuerdo, Jolyne…
- ¡Venid aquí!

Aunque las dos fueran de segundo nivel, centrarse en ataques que redujeran la defensa del Adamantoise para que Raiden pudiera centrarse en sus golpes más dañinos hacía estragos en el monstruo. El Samurai tenía que admitir que el apoyo de Jolyne había facilitado aún más las cosas, pudiendo atacar un costado mientras una de las dos dañaba el otro.

- ¡Casi lo tenemos! – Anunció Asami tras examinarlo brevemente con la Omnitool.
- Es… es mucho más fácil de lo que… – Jolyne soltó un gruñido. – Menudo imbécil.

Quedándole apenas puntos de vida, el Adamantoise provocó otro temblor, haciendo retroceder a los tres. Raiden fue el primero en recuperar el equilibrio, y saltó sobre la cabeza del boss, dispuesto a dar el golpe final… y recibiendo un fuerte impacto en el pecho en medio del aire que lo lanzó varios metros atrás.

La cabeza del Adamantoise cayó sobre el suelo con un ruido sordo, y el cuerpo se dejó caer con todo su peso, levantando una nube de polvo a su alrededor. En mitad de la niebla, la figura oscura parpadeó unos instantes antes de desaparecer.

- ¿Pero qué…? – Asami se acercó hacia el Samurai. – ¿Raiden? ¿Qué ha pasado?
- ¡Retroceded!

Raiden se levantó, con la katana en alto y el ceño fruncido por la ira. Asami y Jolyne lo miraron sorprendidas por un momento, pero cuando distinguieron la figura que se acercaba hacia ellas, dieron unos pasos hacia atrás.


- Ha sido una muy buena lucha. Bastante rápido para un tercer nivel y dos de segundo. – Avanzando hasta salir de la polvareda, el Samurai dio unas palmadas.
- Sam…

El nombre del otro jugador había salido casi como un gruñido desde la garganta de Raiden, quien permanecía en posición de ataque, con los músculos tensados para salir a por el otro a la más mínima provocación. En cambio, el otro ya había envainado su katana, como si no hubiera ninguna amenaza hacia él.

- ¡Songbird, abrid los warps y marchaos de aquí!
- Oh, vamos, no seas así. – Jetstream se llevó una mano al pecho. – Cálmate, Jack, no he venido a por ninguno de vosotros. Pero… si de verdad insistes…

A una velocidad casi imperceptible, Jetstream desenvainó su katana, roja y brillante. Sujetándola sólo con una mano, la alzó, apuntando a Raiden.

- Aunque no estaba en mis planes, ya sabes que no puedo decirte que no. – Añadió una risa baja a su propio comentario.
- ¡Songbird! – Insistió Raiden, preparando ya su estrategia.
- ¡No!

La Merchant les había dado alcance, colocándose delante de Raiden sin siquiera desenvainar su arma.

- ¡¡Apártate!!
- ¡He dicho que no! – Elizabeth se giró hacia Raiden, y luego miró a Jetstream. – Eres un Samurai. Voy desarmada y no te estoy atacando… si rompes el código Bushido te volverás más débil. No me voy a mover.
- ¡Songbird, he dicho que te apartes!

Raiden puso una mano en el hombro de la chica, intentando moverla a un lado, pero centró su atención en Jetstream al oírlo reír. El otro Samurai había envainado su katana, aparentemente divertido por la situación.

- Eres una chica lista. – Agitó un índice hacia Elizabeth. – Me gusta. Pero ya he dicho que no vengo hoy a luchar.
- ¿¡Qué es lo que quieres!? – Raiden consiguió apartar a la Merchant, apuntando al otro con la katana. – No estás aquí por casualidad.
- ¿Y por qué no? Al fin y al cabo, la coraza del Adamantoise es bastante útil. – El Samurai se encogió de hombros. – Tengo que cuidar de mí mismo, Jack.

Pero las palabras aparentemente inofensivas no disipaban las dudas de Raiden, quien seguía completamente a la defensiva, vigilando el más mínimo movimiento del otro que pudiera ser interpretado como agresivo. El resto tenía los warps listos, pero ninguna lo había usado.

- No te creo. Puedes sacar mejores drops. ¿Por qué nos has seguido? – Entrecerrando los ojos, la voz de Raiden sonó más grave. – El que atacó al grupo de Crimson Raiders el otro día… fuiste tú…
- ¿Qué? – Jetstream levantó las cejas, como si la acusación del otro le hubiera ofendido. – ¿Por qué haría algo así?
- Para que Lilith o yo saliéramos a por ti. No puedes venir a por nosotros, así que sólo puedes tratar de hacernos salir…

Jetstream negó con la cabeza, riendo. Durante la conversación había dado unos pasos de un lado a otro, cruzado de brazos.

- Deja de pensar que el mundo gira alrededor de ti y tus problemas, Jack. – Le replicó. – Voy a darte la razón en una cosa: tengo un consejo para Lilith. Qué suerte haberme encontrado contigo para que se lo pases directamente, ¿no crees?
- ¡Así que lo admites!
- No he admitido nada porque no he hecho nada. – Al agitar la cabeza, su coleta se movió. – Dile que a veces es mejor no escoger un bando, o puedes arriesgarte a elegir el perdedor. Y de paso envíale recuerdos.

Con un gesto, Sam les dio la espalda, listo para marcharse por donde había venido. Pero Raiden corrió hasta encararlo, deteniéndole colocando una mano en el pecho. El resto contuvo el aire, dudando entre usar los warps antes de que empezara una lucha entre ambos, o apoyar al Samurai en la pelea.

- ¿¡Qué es lo que sabes!?
- Jack, es sólo un consejo. No le des tantas vueltas. – Impasible, Jetstream sólo apartó al otro, siguiendo su camino.
- ¡¡Sam!!

Raiden estaba a punto de salir tras él de nuevo, pero una bomba de humo lo detuvo en seco. Tosiendo, retrocedió unos pasos, y para cuando la nube se disipó lo suficiente para al menos poder ver, Jetstream ya había desaparecido.

Con un gruñido de frustración, Raiden dio una estocada al aire antes de envainar su katana. Volviendo con las otras, fue recibido con alivio.

- No tendrías que haber intervenido. – Le siseó a Elizabeth.
- Tienes razón, pero… – La Merchant negó con la cabeza. – No lo siento.

El Samurai le apartó la mirada, chasqueando la lengua. Se dirigió hacia Jolyne, quien parecía indecisa. Le habían ofrecido un warp para que escapara ella también, y la chica lo observaba como si fuera una bomba.

- Aunque no hayamos ganado experiencia, nos has ayudado. Úsalo y vuelve con tu equipo.
- No… no tengo equipo. – Respondió Jolyne, apartando la mirada. – Pero gracias, igualmente.
- ¿Estás sola?

Asami se acercó a ella, extrañada. Al examinarla había visto que le quedaban las tres vidas aún. Antes de contestar, Jolyne respiró hondo, apretando el warp en su mano.

- Sí. Pero me las apañaré.
- ¿Por qué no vienes con nosotros? – Intervino Kora, quien se giró hacia Raiden, preguntando con la mirada.
- No nos vendría mal otra persona de ataque directo.
- Tal y como están las cosas, una guild es el sitio más seguro. – Dijo Asami. – Si te interesa unirte, claro.

Jolyne pasó la mirada por el grupo, y aunque dudó antes de hablar, guardó el warp en el bolsillo.

- Parecéis bastante fuertes. – Respondió, encogiéndose de hombros. – No tengo ningún sitio mejor al que ir, así que…
- Entonces, Juliet-
- No me llames por mi nick. Mi nombre es Jolyne.

Ninguna de las otras supo qué era lo más sorprendente, si la reacción de Jolyne ante su nick, o el hecho de que con unas simples palabras había hecho parar al Samurai en seco. Éste la observó por unos momentos, con los ojos verdes clavados en él, y simplemente se giró para seguir el camino.

- Bien, Jolyne. Las presentaciones pueden dejarse para el viaje, deberíamos salir de aquí antes del anochecer.