Author Topic: neverland 1.1: you can (not) escape  (Read 113939 times)


Neko

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #75: February 27, 2014, 04:28:22 PM »
Y por fin llegamos al fic de febrero xD





17. Eres imposible

   

—¿Con quién hablabas, con tu novia? —indagó Neko mientras enseñaba sus dientes en una sonrisa socarrona y llena de segundas intenciones.

—¿Eh? —preguntó Shun nada más terminar de mensajearse con Hyoga.

—Ni de coña —habló Ikki, rotundamente, apareciendo en escena mientras empujaba el hombro de Neko con su brazo al pasar.

Neko se frotó el hombro y le dedicó una mirada cargada de odio y rencor a Ikki antes de enseñarle el dedo de en medio, el cual bajó en cuanto Ikki se giró hacia ella, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

—No, no es mi novia. Es el chico del que te he hablado antes —explicó Shun con una sonrisita amable y conciliadora, paseando por Esther’s Plains mientras su mascota saltaba de lagartija en lagartija—. Hyoga, el mago con el que he hecho party.

Neko asintió, mordiéndose la lengua para no hacer ningún otro comentario que alterara a Bennu. Lo hacía por Shun, parecía majo, le empezaba a dar cargo de conciencia preocuparle tanto.
De todas formas, parecía que evitar el enfrentamiento era bastante fácil. Ikki la había estado ignorando toda la noche, mientras ella se dedicaba a reparar su moto y las armaduras, revisar a los bots de combate, incluído Atom y poner a punto un par de armas, cambiando los encantamientos y asegurándose de que estuvieran en su mejor estado.

La mañana la había encontrado cambiándose de peinado y ajustándose las gafas de aviador delante de uno de los ojos de buey del barco. Shun había llamado a la puerta de la habitación para comprobar que estaba lista y después de un pequeño desayuno se habían dirigido a la playa.
Ninguno de los tres tenía intenciones de abandonarla, así que no habían visto motivo por el cual separarse inmediatamente.
Aunque Neko no lo admitiría en voz alta, se sentía un poco vulnerable después de la batalla de la tarde anterior y tener a más jugadores alrededor, sobre todo a uno de tan alto nivel como Bennu y del cual conocía su forma de juego a la perfección, le daba una sensación de seguridad que no conseguiría sola.

—Háblame de él —dijo Neko después de patear una piedra.

—¿De él? —preguntó Shun, mirando a su hermano y después a la chica.

Levantó una ceja, curioso. Neko rodó los ojos.

—De él no, a él ya lo conozco. Me refiero al mago, ese tal Hyoga.

—¡Oh! —la cara de Shun se iluminó y dio un saltito antes de abrir la boca, pero Ikki le interrumpió.

—¡Quedaos aquí! —ordenó apareciendo de la nada— El Lagiacrus está un poco más adelante, voy a cargármelo.

Shun lo miró con el ceño fruncido y se adelantó para decir algo, pero la chica le puso la mano en el hombro y le indicó unas rocas altas.
Ikki ya se había alejado para cuando Neko habló.

—Vamos, ahí podremos verlo. Por si se mete en líos.

Ikki se había pasado el día yendo de arriba a abajo, rondando a sus compañeros mientras entrenaban. Y por fin había encontrado lo que estaba buscando.

—Pero es un jefe ¿no? —empezó Shun, con tono preocupado— Es muy fuerte, ¿verdad?

Neko tomó aire y suspiró, con los puños en la cintura. Bajó la cabeza para frotarse un dedo contra la nariz y luego clavó sus ojos turquesa en los del chico.

—Mira, que no me oiga decirlo, pero Bennu se las puede apañar solo contra el Lagiacrus. Sin ayuda —volvió a señalar las rocas—. De todas maneras, con él es mejor esperar a que termine y pegarle después por egoísta.

Neko sacudió las manos delante de Shun para dirigirlo hacia las rocas, como si fuera una gallina a la que quería espantar hacia el corral.
Shun se dejó llevar, aún no muy convencido, pero tenía un misterio que resolver y podía usar ese tiempo a solas con Anir para investigar sobre el asunto.

Se acomodaron como bien pudieron. Shun llamó a su mascota para que descansara sobre su regazo y Anir dejó un par de bots de reconocimiento flotando a su alrededor para avisarles de cualquier monstruo que intentara atacarlos por la espalda.
Shun acarició a la conejita blanca, con movimientos largos y suaves. Carraspeó.

—Bien ¿Y este tal Hyoga quién es? —se le adelantó Anir— Me has dicho antes que estabas en una party con un mago negro, pero ya está.

La chica había dejado el carro delante de ella y estaba usando la omnitool para poner un poco de orden en sus objetos y hacer recuento de materiales. Tenía muchos proyectos en mente y las cantidades aún no llegaban a los números que tenía apuntados en su lista.

Shun se quedó callado durante unos segundos, estirando el cuello al ver al Lagiacrus emerger del agua y correr por la playa en dirección a su hermano. Ikki acababa de sacar la espada y se estaba poniendo en posición de ataque.

—Verás —comenzó Shun con su explicación—, es un mago que encontramos cerca de Lavender Town. Estaba solo y parecía majo, que lo es. Además, era más o menos de mi nivel.

—Ajá.

Shun rascó a Marshmallow detrás de los orejas, bajando la mirada hacia su pelaje espeso.

—Luego nos lo encontramos en las catacumbas e hicimos party. Estuvimos unas horas jugando y después pensé, este chico no tiene a nadie, no podemos dejarlo solo.

—¿Y cómo le convenciste? —preguntó Neko señalando hacia Ikki con la barbilla.

El caballero oscuro ya había terminado con el séquito del Lagiacrus y estaba haciendo un buen trabajo en bajarle la vida, absorviéndole HP cuando el suyo propio empezaba a flaquear, intentando administrar sus puntos de magia lo mejor posible.

Shun ladeó la cabeza y sonrió hacia Neko.

—Soy su hermano.

Neko parpadeó lentamente.

—Casi se me había olvidado. No os parecéis mucho.

Shun chistó y se encogió de hombros.

—Sí que nos parecemos, pero la gente no lo ve.

—Si tú lo dices…

Después de eso se quedaron un par de minutos callados. El lagiacrus había arrastrado a Ikki al agua y Neko tuvo que poner una de sus manos enguantadas en la rodilla de Shun para prevenirle de ir cerca de la batalla.

—Tranquilo.

Ikki tardó un poco en salir, luchando contra la marea más que contra el jefe de zona. Estaba chorreando y parecía enfadado. El lagiacrus lo mandó a la orilla de un coletazo que dejó a Ikki con la mitad de la vida, pero Ikki contraatacó con su espada, cortándole la punta de la cola al jefe y absorviendo un poco de su vida mientras se alejaba para conseguir unos segundos de ventaja en los que recuperarse.

—¿Ves? Está acostumbrado, se las apaña bien.

Los músculos de Shun perdieron un poco de la tensión que había hecho presa en él. Dejó salir el aire poco a poco, más tranquilo al ver que el siguiente ataque de Ikki le llenaba la barra de vida al completo.
Más tranquilo, decidió poner en marcha su plan.

—¿De qué conoces a mi hermano?

Neko se rió un poco y después se encogió de hombros.

—Del juego ¿de qué si no?

Shun se mordió el labio inferior, sintiéndose tonto. Por supuesto que se conocían del juego.

—Quiero decir ¿Desde cuando? ¿Hace mucho? —no quería decirle que su hermano nunca le había hablado de ella.

—Oh, desde el primer día —admitió ella, con los ojos fijos en su omnitool—. Nos conocimos accidentalmente. Luego las quests nos llevaron por el mismo camino durante nuestra vida de novicios. Nos conectábamos a las mismas horas, así que era un poquito difícil no cruzar caminos.

—Aah —dejó salir Shun, apreciando la explicación de Neko—. Así que sois algo así como viejos conocidos.

Neko levantó la mirada otra vez hacia el horizonte, donde Ikki atacaba sin tregua al Lagiacrus, que aún le estaba dando guerra, descargando su espada contra el cuerpo del dragón marino una y otra vez.

—Yo diría que somos viejos amigos que se enemistaron.

—Oh, vaya —Shun tamborileó sus dedos contra la roca y después recolocó a Marshamllow en su regazo, que movió la nariz antes de frotarse la patita por la cara y mordisqueársela.

A Shun le habría gustado insistir más en el asunto, pero aún no tenía tanta confianza con Neko como para saber hasta que punto podía presionarla. Por alguna razón parecía inmune a sus encantos, o al menos más resistente a ellos.
Pero tenía tiempo, acabaría ganándosela, siempre lo hacía.

Ikki se estaba concentrando para un ataque final que terminó con el Lagiacrus de forma limpia. El jefe de zona dejó salir un grito agonizante mientras su cuerpo se estrellaba contra la orilla, convulsionando un poco antes de quedarse quieto y flácido. No tardó mucho en convertirse en un montón de bolitas de luz y objetos repartidos por el suelo que Ikki estaba recogiendo antes de caminar hacia ellos arrastrando su espada.

Neko frunció el ceño y levantó un poco el brazo, parecía que su omnitool apuntara a Ikki. Tecleó un par de veces y Shun echó un par de miradas furtivas hacia la pantalla. La mechanic estaba accediendo a la información básica de Ikki.

—¿Sabes recuperar MP a tus compañeros? —preguntó Neko de la nada, levantando la vista de su omnitool hacia Shun.

—No, aún no.

—En cuanto puedas conseguir esa habilidad, póntela.

Después de darse unos segundos para analizar la sugerencia, Shun asintió, viendo el porqué de la misma. Y esa pequeña charla le dejó la impresión de que Neko, hubiera pasado lo que hubiera pasado entre los dos, aún se preocupaba por su hermano.

Ikki no tardó en llegar hasta su altura. Dejó caer la espada y levantó la otra mano, con el puño cerrado, hacia Neko. Ella lo miró con sospecha pero terminó por preguntar con tono arisco.

—¿Qué?

Ikki movió un poco su puño hacia ella, que puso sus manos debajo después de suspirar cansada.

—Toma —dijo Bennu antes de abrir la mano y dejar caer lo que parecía una piedra azul, no muy grande—. Yo no la necesito. No podría hacer nada con ella.

Neko abrió mucho los ojos y acercó la piedra a su cara, sacando una lupa de dios sabe donde que acomodó entre el pómulo y la ceja, sobre la cuenca de su ojo. Movió el enfoque para conseguir una imagen más clara.

—Es bastante cara, podrías vendérsela a un blacksmith o mechanic —explicó Neko, devolviéndole la piedra a Ikki tirándola hacia él, que la atrapó a medio vuelo—. Es para refinar armas, consigues buenos descuentos si das la materia prima. Que no te den menos de dos millones si la vendes.

Ikki se encogió de hombros y la volvió a echar hacia Neko. La piedra describió un arco en el aire antes de que ella la agarrase a duras penas.

—Nah, quédatela.

Neko parecía querer decir algo, pero al final la guardó en su carro y empezó a levantarse, pateando el suelo para activar la circulación ficticia de sus piernas virtuales.
No tardaría demasiado en oscurecer.

—¿Qué tienes pensado hacer ahora, Neko? —preguntó Shun, ya de pie.

—Ah… mis amigos están en Columbia, estoy esperando a que bajen.

—¡Perfecto, Hyoga también está en Columbia! —dijo Shun después de un gritito estrangulado— Estamos esperándolo, mañana baja.

—Estás esperándolo —puntualizó Ikki y Neko rodó los ojos.

—Como sea, me tengo que quedar por aquí hasta que vuelvan. Aún no he recibido noticias de Milo y-

—¿Milo? —resopló Ikki— No me digas que se quedó encerrado aquí.

Neko le miró con fijeza antes de responder un simple y duro ‘sí’.
Ikki tuvo la decencia de parecer un poco incómodo.

—¿Por qué no hacemos noche en el barco? —propuso Shun— La unión hace la fuerza, o eso dicen. Estaremos más seguros juntos. ¿Verdad? Nos podemos cubrir las espaldas los unos a los otros.

Ikki miró a Shun, sabiendo exactamente qué intentaba y sabiendo que iba a funcionar. Se rindió. Suspiró, levantó una mano, la dejó caer contra su cadera y negó con la cabeza.

—De acuerdo… —rezongó con desgana.

Neko observó el intercambio entre los hermanos con curiosidad, sin estar acostumbrada a este lado de su viejo conocido. Sonrió, una sonrisa pequeña cargada de travesura y un poco de malicia.

—Por cierto, Bennu.

—¿Qué quieres ahora? —habló mirando hacia Neko.

Aún estaba mojado. El pelo se le pegaba a la cara y tenía la armadura llena de pegotes de arena y alguna que otra alga colgando.

—Te ves fatal.

Ikki apretó los dientes, tensando la piel sobre la mandíbula.

—Eres imposible —siseó hacia Neko, que se alejó de él con una risita divertida.
« Last Edit: September 27, 2018, 04:40:33 AM by Neko »


Shura

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #76: February 27, 2014, 06:13:55 PM »
Odio meter sentimientos, perdón si no se entiende... gracias a todos los refrescos Diet del mundo por este aporte.
Y recordar, que si no es homo, nada de lo que se haga es gay  ;D

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#20.


Doppio abrió los ojos, tumbado en la cama y aun sin incorporarse, estático movió los ojos  reconociendo la habitación, Nero había debido salir antes del amanecer, sólo se encontraba Sol en la otra cama, aun dormido.
A el líder de los Made in Heaven solamente le quedaban dos vidas, igual que a Nero y Shura. Él mismo, JoJo y el nuevo en la party, Caesar, aún conservan las tres; aquello podía cambiar en cualquier momento, ya que en el inventario de la party, rondaba un veneno camuflado como una poción.

Suspiró despacio, todo podría ser más sencillo si no fuera por el dichoso tema de las tres vidas, estaba en la obligación de borrar su rastro de cualquier intento fallido donde corriera el riesgo de que se sospechara de su implicación, lo había aprendido a base de ensayo y error.
El día en que cerraron el juego, encontró a la chica, Shura, registrando entre el material de Nero y Sol, sencillamente no podía permitir que alguien robara sus suministros.
-¿Qué hago?
La chica se acercaba, al otro lado del teléfono reconoció una sola palabra.
Cuando la puerta se abrió, Shura se encontro con un cuchillo enterrado en su estómago, Doppio agarraba el mango, mordiéndose el labio mezcla de la frustración, el temor y la fuerza que aplicaba sobre el arma. La chica sencillamente estaba demasiado conmocionada para gritar sólo temblandole el labio inferior, abrió los ojos, sus pupilas se habían contraído, era como una de esas parodias en donde al personaje se le salen los ojos de la sorpresa.
Pero Shura no lo miro a él, levantó la cabeza mirando hacía el pasillo, algún tipo de sonido iba a salir de su garganta, pero se transformó en un quejido ahogado, cuando Doppio siguió la dirección de su mirada, encontró a JoJo paralizado en el pasillo observando la escena. Antes de poder hacer nada, el novicio había salido corriendo pidiendo auxilio.
Y entonces Doppio había tenido que utilizarlo.
Era un poder que casi había descubierto por accidente cuando era Black Mage, no se trataba exactamente de parar ni hacer retroceder el tiempo, se trataba de corregirlo.
Al principio solo podía borrar sus acciones, y por eso Shura no perdió su primera vida en aquel momento, desapareció de escena dejando a la novicia sin heridas y sola.

Después, al convertirse en Time Mage, su poder había evolucionado, podía corregir cualquier acción contra él o que él mismo hubiera provocado… dejando intactas sus consecuencias. Como si el tiempo saltará sin que nadie reparara en el cambio.
Con aquel poder, era fácil sobrevivir a sus compañeros, salvo por un detalle: el tema de las tres vidas. Si no se mantenía cauteloso, podría empezar a levantar sospechas, si descubrian que el tiempo era modificado, por supuesto que le señalarían a él. Pero Doppio era paciente, mientras tuviera sus vidas intactas, su supervivencia estaba asegurada.
Y muy pronto podría escapar de aquel maldito juego.

Sol se despertó, sentándose en la cama, mirando por la ventana y revisando la Omnitool, después de dormir parte de la tarde y toda la noche, se había despertado demasiado temprano, y no era apropiado obligar al resto del grupo a subir de nivel si su intención era aprovechar todo el día lo más activos posible.
Pasó su mirada por la habitación deteniéndose al ver la cama de Nero, vacía y sin este. Sintió un regusto amargo en su paladar, no necesitaba revisar la Omnitool para adivinar donde se encontraba Nero.

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Un sudor frío comenzó a bajarle por la espalda, sintiendo que le costaba hasta tragar saliva de seca que tenía la boca. Nero observaba la sede de la Guild, Made in Heaven, estaba todo destrozado, era como si la hubieran saqueado, quedaba parte de la barra donde la noche de antes del aviso habían estado bebiendo y planeando Quest en busca de objetos y mejoras, pero hasta las sillas se habían convertido en astillas.
Tembló involuntariamente, mordiéndose el labio frustrado, no quedaba nada. Pero aun así no podía evitarlo, abrió su Omnitool para mandar un mensaje:
“Nos encontramos en la sede, los Made in Heaven aún no estamos acabados. Si alguien lo recibe, por favor, contestar.” 

Se sentía abatido, contemplando el panorama y valorando el futuro de la Guild… por lo menos, esperaba que alguien respondiera al mensaje para decir que estaba bien. No podía evitar pensar en todos con los que alguna vez se cruzó en la Guild: aquel grupo de chicas que siempre se sentaba al final de la barra, las que andaban cuchicheando y sólo parecian conectarse para quedar entre ellas, Nero era demasiado tímido para acercarse y presentarse, pero esperaba que todas ellas estuvieran a salvo o fuera del juego; la barra, constantemente asaltada por los merchant de la Guild, que aprovechaban para reponer suministros y comerciar las bebidas en la misma cara de los líderes de la Guild, o así era hasta que uno de sus Biochemist empezó a distribuir sus propios cocteles… Nero no pudo evitar que se le escapará una risa, que más bien sonó como un gruñido, por el recuerdo de los extraños efectos secundarios de las bebidas que habían provocado las risas en el grupo e incluso en los afectados. Al espadachín le hubiera encantado participar en aquello, pero se había mantenido al margen. También esperaba que aquel grupo estuviera bien.
Podrían haber permanecido todos juntos, si todos se preocupasen por el bienestar de sus amigos, la Guild podría mantenerse viva. Pero por experiencia, sabía que no siempre la preocupación y las buenas intenciones para establecer una amistad, eran correspondidas.

“Si vas a jugar, te vendría bien hacerte un Merchant, así podrás comprarte un amigo.”

-Idiota -hablo en voz alta intentando acallar aquella otra voz tan conocida.
Fuera del juego, las cosas para él no eran tan sencillas; nunca se lo revelaria a sus compañeros, pero estaba agradecido al GM por haberles dejado encerrados. Aquí al menos, su esfuerzo era recompensado en forma de nivel con el que podía subir fuerzas y habilidades que su cuerpo ejecutaba con relativa facilidad. Dentro del juego, a los jugadores no les quedaba más remedio que relacionarse entre ellos para cooperar, y nadie le excluia, y sus obligaciones eran más sencillas, podía blandir la espada en vez de preguntarse qué era lo que todos esperaban de él.
Estaba tan a gusto dentro del juego, que los cambios le preocupaban, y si conseguían salir… nunca volverían a entrar, las cosas dejarían de ser sencillas y satisfactorias. Y una Guild era garantía de pertenecer a un grupo, y si ésta se disolvía… volvería a encontrarse solo.
¿Por qué, las cosas no podían volver a ser como antes si era mejor como estaban?

-Sabía que te encontraría aquí.

x

Nero dio un respingo asustado, no había escuchado llegar a Sol. El Paladín miraba a su alrededor, juzgando con desagrado todos los rincones de la Guild.
-Esas ratas volvieron para saquear… pero que gente más rancia, se han llevado hasta los cojines de las sillas.
-¿Has leido el mensaje?
-¿Has enviado un mensaje? -Sol abrió la Omnitool leyendo el mensaje que acababa de mandar Nero al resto de la Guild.
-¿Estás enfadado? -Le avergonzaba un poco que Sol pudiera enfadarse con él, pensar que el Paladín había adivinado donde estaba, le hacía sentirse cálido y agradecido.
-No, no lo estoy, pero sabes que no servirá de nada.
“Y todo gracias a tí, claro.” -Nero no contestó aunque lo pensará, culpar a Sol de matar a dos miembros, de ser el causante del cambio y de una posible disolución de la Guild, sólo podía llevarle a que el Paladín lo rechazase y lo dejase de lado. Era mejor guardarse sus sentimientos que la soledad.
Sol no era demasiado hábil en empatizar con los sentimientos de la gente, pero la mirada perdida de Nero y la pesadumbre en su gesto, hizo que se sintiera preocupado.
-¿Pasa algo, Nero?
-Estaba… pensando cuando todos estábamos juntos.
El Paladín asintió sin decir nada, hizo lo que tenía que hacer, era más sencillo pensar así.
Nero recorría la estancia melancólico.
-Antes de la última Guild War, Kyrie me deseo suerte… -saltó a un punto de la habitación, ahora no había nada, pero había habido una mesa reservada para consultar mapas-. Estaba justo aquí.
-Salió del juego un día antes de que lo cerrasen.
-Sí… de seguir aquí seguro que se hubiera unido a nosotros.
-Nos vendrían muy bien sus habilidades de Saint ahora mismo.
-Y Patrick… era un tipo con suerte, se quedó jugando cinco días seguidos en el juego para a las horas de salir, librarse de quedar encerrado. -Nero caminaba por la habitación, Sol quería darle tiempo para asimilar la situación, sus pasos le estaban acercando a una zona de la Guild que conocía bien.
-Y aquí… -Nero reparó en una mancha muy particular en la pared, roja y seca, enmudeciendo en el acto.
-Aquí es donde perdí mi primera vida -habló con gravedad.
-Sol, yo…
-No digas nada, no es necesario. Tenemos que hacernos más fuerte, y salir cuanto antes de este maldito juego.
“Para que todo termine de una vez y evitarnos el resto de nuestras vidas, para que todo parezca sólo un mal sueño.” -Las lágrimas se le acumularon en los ojos por aquel pensamiento, estaba claro que el raro, por sentirse bien dentro del juego, era cosa suya.
-¿Qué te pasa? Dime que te pasa -Sol dio unas zancadas hacia su compañero, agarrándole del hombro preocupando, buscando su mirada. Nero lo rechazó, sacudiéndose y dándole la espalda.
-Pronto podré subir de Job, estoy listo para hacerme más fuerte. 
-Sí, claro… podemos buscar alguna Quest en la ciudad.
-Iré a avisar al resto -el espadachín pasó de largo con la mirada gacha dejando a Sol solo en la sede de la Guild.
Tenía la sensación de que sus hombros pesaban una tonelada, le costaba hasta respirar, las palabras de Nero sacudían su conciencia. Lo aceptaba para él, tenía que expiar sus pecados en algún momento, pero no quería que Nero pasará por aquello, una persona tan noble no se merecía la soledad y el peso de sus malas acciones y peores decisiones. Y aunque no hubiera nada que pudiera reparar el pasado, ni nada que pudiera excusarle, Sol quería que al menos fuera él quien escuchará y lo supiera:
-Lo siento mucho.
Era la primera vez que lo decía en voz alta, pero Nero no estaba para escucharle.

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Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.
« Last Edit: February 27, 2014, 06:16:10 PM by Shura »


Airin

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #77: February 28, 2014, 04:05:55 PM »
Quería haber escrito más pero ésta última semana ha sido de locos y esta tarde que estaba con inspiración se han presentado familiares en casa. Y aquí siguen todavía, se han quedado a cenar. Mis horas libres, baaw! Mi queeeeesoooo! Malditas visitas inesperadas *cries bitterly over lost cheese and writing time*


~02~



Si no hubiera sido por la mano que sujetaba su capucha con firmeza, Kíli habría salido corriendo detrás de la chica. Aunque hablando con propiedad, salir había salido. Dos pasos. Pero la inercia del tirón de la ropa contra su garganta había sido suficiente para hacerlo retroceder y resbalar contra el pecho de su hermano.

— ¡Pero Fíli! —protestó mientras hacía intentos de recuperar la estabilidad por sí mismo.—  Que se va, ¿no ves que se va? ¡Si no nos damos prisa la perderemos!

El rubio resopló y tras agarrarlo por debajo de los brazos y enderezarlo, le volvió a poner la capucha en su sitio.

— Kíli, igual no te ha quedado del todo claro, pero a mí me ha parecido bastante obvio que no quería precisamente nuestra compañía. No sé, a lo mejor no te has dado cuenta de que ha echado a correr como alma que lleva el diablo. —comentó rodando los ojos.

— Eh eh,  menos sarcasmos  o  mi próxima flecha la encontrarás en tu culo —contestó el otro chico con una expresión a la que sólo le hacía falta la nubecilla tormentosa sobre su cabeza para completar el cuadro. Pero apenas duró unos segundos para mutar en un gesto terco que era conocido de sobra por toda su familia— ¿A tí te ha parecido enfadada? ¿Ofendida? Porque a mí no. A mí lo que me ha parecido es que estaba asustada. Algo así como, mucho.

— Vamos a ver...

— No, Fíli, "vamos a ver " no. Tú habrías hecho lo mismo. Y no me digas lo contrario, porque tenías la omnitool abierta y has visto igual que yo que Brightblade no tiene guild ni party. Anda sola por ahí. Tú también habrías agarrado a la chica y la habrías sacado del follón, lo has hecho conmigo muchas veces. Simplemente que yo estaba más cerca. —El arquero estaba en racha y no pensaba dejar intervenir a su hermano por mucho que éste abriera la boca o hiciera aspavientos con las manos.— Y sabes que cuando la gente se asusta a veces comete estupideces, y la verdad es que ella tenía toda la pinta de ponerse a hacer una tontería, y de las gordas.

— Pero... —lo intentó el knight de nuevo sin éxito.

— Pero, no, Fíli. No está la cosa para malgastar vidas. Si me dices que habrías dejado a la pobre chica abandonada a su suerte, no te creo. —Y se cruzó de brazos con solemnidad para dar más énfasis a su descrédito fraternal.

Fíli se entretuvo unos segundos arrastrando la puntera de una bota por el suelo y mirando el surco imaginario que  dejaba sobre el pavimento, mientras calibraba cuidadosamente sus pensamientos.

— Eres igual que mamá, cuando empiezas avasallando no hay quien te pare. —murmuró con rencor.

— Lo sé. —respondió el menor sin cambiar de postura, pero con una sonrisa deslumbrante.

— Lo odio. —La sonrisa de su hermano se ensanchó más si cabe todavía.

— Lo sé.

Tres suspiros cansinos, varios desenvaines y envaines de espadas y un par de mandobles al aire después, Fíli se dio por vencido. Había pocas cosas en el mundo capaces de enfrentarse a la obstinación infernal codificada en sus genes, y él ni siquiera estaba dispuesto a ello la mitad del tiempo.

— Kíli. —llamó mientras comprobaba que sus armas estuvieran sujetas y sus brazales ajustados. El moreno lo observaba con impaciencia mal reprimida, casi balanceándose en tensión sobre sus pies.— Vamos, no es buena idea dejar que nos saque mucha ventaja si queremos alcanzarla antes de esta noche con todas sus vidas intactas.

Casi no le dio tiempo a terminar de decirlo, su hermano le saltó al cuello, lo estrujó con todas sus fuerzas y le palmeó la espalda con más ansias de las que le habría gustado. Pero no pudo evitar una pequeña sonrisa,  resignado a su destino inmediato.

— ¿Tanto te gustan las pelirrojas, enano?

— ¿Pfff, qué dices? Cierra la boca y date prisa que se nos escapa. —A pesar de sus palabras Fíli podía ver las orejas rojas asomar entre la melena alborotada de su hermano, y meneó la cabeza divertido echando a correr tras él en la misma dirección en la que había huído antes la chica.




mweh ;_;
« Last Edit: October 12, 2018, 04:39:27 PM by Airin »

~      H e g o a k    e b a k i    b a n i z k i o,    n e r i a    i z a n g o    z e n,    e z    z u e n    a l d e g i n g o.       ~
~      B a i n a n    h o n e l a,    e z    z e n    g e h i a g o    t x o r i a    i z a n g o,      ~
~      e t a    n i k    t x o r i a    n u e n    m a i t e.       ~


Airin

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #78: March 29, 2014, 04:50:47 PM »
Fuck it. Mal día, mala semana, mal mes, mal todo. Todo es mal, no. Lo siguiente.


~03~


«—¿Por qué demonios has entrado al ataque? ¿No te he repetido más de mil veces que te quedes donde se te dice?

—¡Pero es que así nunca llego a ganar experiencia!

—¡A ver mocosa, que tú lo que tienes que haces es darnos buff!

—Pero Ren...

—¡Que no me llames así! ¿Para qué estás aquí, eh? ¡Para dar apoyo a MI party! ¡Así que harás lo que yo te mande, y si te digo que no vengas, no vienes; que pareces idiota, joder!

—¡Soy una Monk, no un puto Cleric para tener explotado todo el día dando buffs! ¡Tengo un job de ataque y si me dejas siempre al margen así es imposible que suba de nivel! ¡Nunca voy a subir de nivel porque al señorito no le sale de los cojones administrarse sus putos puntos de vida como cualquier hijo de vecino con dos dedos de frent-!— El ruido seco y cortante de una bofetada explotó en mitad de la tirada.

Tras unos segundos llenos de embarazo e incredulidad, otro de los miembros de la party, un Lancer, se acercó hacia ellos. Con el ceño fruncido y expresión contrariada se dirigió al Knight que todavía parecía no haberse desfogado lo suficiente.

—Eh, ya.

El otro simplemente envainó su arma y se alejó rodando los hombros, haciendo un gesto despectivo hacia un lado.

—Si no le gusta que se vaya a otra party con sus amigos. Ah, no —añadió con retintín,— que no tiene.

Aún sabiendo que no tenía nada que hacer contra alguien de bastante más nivel que ella, el primer instinto de la Monk fue apretar los puños y lanzarse a la yugular. Instinto que no le dio tiempo a llevar a cabo ya que el Lancer la sujetó con fuerza de la curva en la que se unían cuello y hombro, inmovilizándola muy efectivamente. Pasados unos instantes la chica se revolvió para deshacerse del agarre y el hombre la soltó, acariciando la línea de su nuca hacia arriba y hacia abajo con el pulgar, en un ademán tranquilizador.
Le palmeó la espalda con suavidad y la dejó para seguir adelante, mientras ella se limpiaba las lágrimas de rabia y algo más con la manga de su camisa. »


~~




Después de unas cuantas horas de contínua búsqueda fallida y de volver sobre sus pasos y cambiar de dirección varias veces, habían conseguido dar con un rastro auténtico, aunque iba desapareciendo más rápido de lo que les habría gustado.

—¿Tú crees que la encontraremos?

—Kíli, de verdad, no me preguntes a mí estas cosas, tú eres el que tiene las skills para encontrarla.

—Ya, eso ya lo sé, pero es sólo que... —se encogió de hombros.— ¡Ah! ¡Creo que la veo! O debería ser ella, parece que tiene el pelo rojo.

Diez o quince metros más adelante Fíli comenzó a apreciar una mancha de color vivo entre la gama de  verdes del paisaje. Conforme iba disminuyendo la distancia que los separaba se iba haciendo evidente que la chica estaba inspeccionando algo con la omnitool sobre el terreno y aún no se había percatado de su presencia. Frenando  poco a poco el ritmo de su carrera, ambos hermanos se adentraron entre un pequeño grupo de árboles, ocultándose unos momentos para recuperar la respiración con calma. La presa de Kíli se dedicó a patear despectivamente un par de guijarros sueltos mientras murmuraba entre dientes.

De repente se puso tensa y desenvainó la espada girándose hacia el lugar de donde había oído un sonido como de ramas al moverse y pisadas sobre las hojas.  Y dejó que sus hombros se encorvasen y que su arma  se escurriera hacia abajo hasta arrastrar por el suelo, aunque no llegó a soltarla.

—¿En serio? —echó la cabeza hacia atrás, mirando al cielo del atardecer como buscando las respuestas a todas las preguntas sin resolver que plagaban su existencia.— ¿De verdad? ¿De verdad de la buena?

—Palabrita. —El chico había entrado en el claro con una sonrisa tan deslumbrantemente satisfecha que estaba segura de que no podía, no debía, ser legal. Pero al no obtener el recibimiento deseado parecía que empezaba a sentirse algo cohibido.— Ahm, ¿estás bien?

La chica arqueó una ceja y observó la lectura que le ofrecía la pantalla holográfica de su omnitool. El muchacho rubio salió de entre los árboles para situarse junto al arquero. Ah, de acuerdo. Volvió la vista de nuevo hacia el moreno, que se pasaba la lengua por los labios y se frotaba la barbilla nerviosamente.

—Mira, SilverArrow...

—Puedes llamarme Kíli —interrumpió el chico.

—SilverArrow. —no pensaba dejarse vencer por el aura de cachorrito adorable que desprendía por mucho que la mirase con unos ojos que parecían contener toda la ternura del mundo, ella era más fuerte que eso. Esperaba.— No sé porqué me has, err, habéis, seguido hasta aquí, pero no tengo nada que pueda interesaros, y soy de un nivel demasiado bajo como para que os dé ningún tipo de experiencia en una pelea, así que lo siento mucho pero...

—¿Pero estás bien? —interrumpió otra vez. Y ladeó la cabeza, estudiándola.— Tienes los ojos rojos, ¿has estado llorando?

La chica se llevo la mano al rostro, sorprendida, y después lo miró con algo que tal vez fuera indignación.

—Brightblade. —llamó el rubio. Fíli, recordaba se había presentado, aunque la omnitool lo había marcado como GoldenLion.— ¿Te importa si acampamos contigo esta noche? Es más seguro si estamos varias personas, así podemos dividirnos las guardias.

—De acuerdo, qué remedio. Odio cuando usan argumentos lógicos y razonados contra mí. —dijo ella mirando de reojo al moreno y apartando la vista cuando sus ojos se encontraron— ¿Qué tienes en mente?

« Last Edit: October 12, 2018, 04:42:11 PM by Airin »

~      H e g o a k    e b a k i    b a n i z k i o,    n e r i a    i z a n g o    z e n,    e z    z u e n    a l d e g i n g o.       ~
~      B a i n a n    h o n e l a,    e z    z e n    g e h i a g o    t x o r i a    i z a n g o,      ~
~      e t a    n i k    t x o r i a    n u e n    m a i t e.       ~


Neko

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #79: April 28, 2014, 03:44:35 PM »
Ajajaja, creía que no lo terminaba :_D Pero aquí está. Faltan avatares que no los tengo hechos ;v; YA LOS TENGO HECHOS.
La segunda escena es la contraparte de una escena que escribió Kora, pero desde el punto de vista de mis personajes.






18. Toca otra cosa, Milo


Hyoga se ajustó la capa mientras corría hacia la lanzadera. Había querido hacer unas compras de última hora antes de bajar y se le había hecho tarde.

—Un recuerdo, un recuerdo… —masculló entre dientes.

No había sabido qué comprarle a Shun el día anterior, además, con el ajetreo de terminar su misión y conseguir los malditos anillos de hielo casi, casi se había olvidado del tema. Pero su mañana había ido así:

Se había despertado con esa sensación extraña de dormir cuando estás dormido y despertar dentro de un sueño a la que se estaba empezando a acostumbrar. Se había desperezado en la cama y después de crujirse el cuello se había dejado caer sobre el colchón de nuevo, pero un mensaje entrante le había hecho moverse de forma perezosa.
Era Shun, le daba los buenos días. Hyoga sonrió sin darse cuenta.

—Me acabo de despertar —había dicho en alto, sabiendo que su omnitool traduciría sus palabras a texto y se las enviaría a Shun de vuelta.

Se levantó, apartó las cortinas para bañarse en el sol matutino y se estiró un poco más, levantando los brazos.
Otro mensaje entrante le hizo invocar a su omnitool y mirar el texto con los ojos aún medio pegados.

—En una hora estaremos en el faro ¿qué me has comprado? —leyó en alto— Oh, mierda.

Y sin desayunar, porque no se fiaba aún de la caída desde Columbia, sumado a su estómago y los estados alterados del juego, que te podían provocar el vómito, no gracias, se fue corriendo a buscar algo típico de Columbia que le pudiera gustar a Shun.
Después de varias vueltas se decidió a entrar a la tienda de accesorios para magos. Tenían varios objetos que sólo se podían conseguir allí.

Mientras miraba pendientes, pulseras, colgantes, cadenas y demás accesorios se preguntó cual le gustaría a Shun. Perdió cinco minutos en decidir si el anillo con el trébol le gustaría o no y entonces fue cuando se dio cuenta.

«Casi no conozco a este chico, ¿cómo voy a saber lo que le gusta?» se le apretó el corazón y tuvo que carraspear antes de tragar saliva para tranquilizarse.

«Hace un par de días pensaba que me iban a dejar tirado. ¿No era esa la mejor opción?» frunció el ceño y tardó en darse cuenta de que la dependienta le estaba hablando.

—¿Le gustaría comprarlo? —preguntó la chica señalando el anillo del trébol.

Hyoga lo miró bien. Era un accesorio no muy caro, pero él tampoco tenía mucho dinero. Seguro que Ikki podía permitirse veinte como ese sin pestañear.
Frunció otra vez el ceño, pero esta vez estaba enfadado.

Cerró el puño sobre el trébol y lo volvió a abrir antes de preguntar:

—¿Tenéis algo con forma de conejo? Si puede ser blanco.

Resultó que sí que tenían un colgante con la carita de un conejo, aumentaba el efecto de los hechizos de cura que realizara el portador y llevaba el sello de ‘Solo en Columbia’, así que era el regalo perfecto.
Después de pensarlo un poco más también compró el anillo con el trébol, no tenía muy claro el porqué.

Compró algo de comida en un puesto ambulante, para cuando el estómago dejara de darle vueltas y con sus paquetes bien guardados en su inventario corrió hacia la zona de descenso. Já. Ya le estaba empezando a entrar la risa floja y aún no tenía las malditas sillas a la vista.

No tardó mucho en llegar, aunque el camino se le hizo eterno. Un grupo había entrado poco antes que él, así que corrió un poco más deprisa para ver si podía alcanzarlos.

—¡Esperad! —gritó justo antes de asomarse a la cabina.

Uno de los jugadores se llevó la mano al mango de la katana, pero Hyoga no miró directamente en aquella dirección aunque había percibido el movimiento. Habló alto y claro.

—Ya que sois sólo tres, dejadme bajar con vosotros. Así no tengo que esperar al siguiente.

El grupo compartió miradas mientras el que parecía el líder lo escaneaba con la omnitool hasta que le respondió de forma seca:

—Lo que quieras.

Hyoga sonrió y esperó su turno antes de entrar en la cabina y sentarse en la silla. Los cinturones le quitaron la sonrisa, pero ¿qué se le iba a hacer?


             

—No, no, no. No lo entiendes, no es exactamente así —dijo Anir indignada mientras Ikki rodaba los ojos y echaba la cabeza hacia atrás—. No es que la estatua invoque a la armadura. La estatua es la armadura, se transforma.

—Chicos, venga… No es para tanto, sólo es una serie —intervino por quinta vez Shun.

—La que está equivocada eres tú, sí que usaron el término invocar en el manga cuando se referían a lo que tú dices transformación.

—¡Mala traducción!

Shun miró de uno a otro, levantando las manos para detenerlos a base de fuerza bruta si era necesario.

—Tú sí que estás mal traducida —espetó Ikki, señalando a toda Anir con un aspaviento enloquecido de la mano—. Tendrías que ir por ahí con un vocabulario de traducción Anir, el resto del mundo. El resto del mundo, Anir.

Shun cerró los ojos y maldijo a su hermano en su interior, aunque no lo admitiría nunca, aunque Anir reaccionó de una manera que Shun no esperaba: se rió.

—No cariño, es que soy una mujer, por eso no me entiendes —habló con total seguridad, con una mano en la cadera y la barbilla levantada. La burla bailaba en sus ojos.

—Dirás niña —contestó Ikki.

—¡Mujer! —gritó Anir dando una patada en el suelo.

Fue el turno de Ikki de reír, pero su risa era grave y oscura, a juego con su apariencia general.

—Quien se pica, ajos come —canturreó Ikki.

—Por favooooor… —rogó Shun, alargando la última sílaba y preguntándose si sería el movimiento de placar a alguien.

Aunque con la diferencia de niveles no sabía como podía resultar el intento.

Anir esperó un poco antes de dar una patada un poco más fuerte y repetir su declaración con voz un poco más chillona.

—¡Mujer!

Ikki se volvió a reír, más alto.
Shun se preguntó si bendecirlos llamaría su atención. A él siempre le distraía el ruidito de coros angelicales, acababa por cantarlo al mismo tiempo que el juego.

—¡Eh, tú! ¿Eres Anir?

—Oh, ¡un milagro! —murmuró Shun dando una palmadita.

—¿Eh? —añadió Anir, toda elocuencia. No estaba tan acostumbrada a que la llamaran por su nombre dentro del juego.

Un mujer estaba bajando desde la sección superior, donde estaban las sillas de ascensión. Con la discusión no habían oído el aterrizaje. O el farizaje, o lo que fuera.

Anir escaneó rápidamente a la recién llegada. Con la omnitool, Ikki lo hizo sólo con la mirada.

Phaselock, black mage, Crimson Raiders. Anir se sintió satisfecha con la información, así que asintió.

—Ah... sí, soy yo.

Dos caras conocidas asomaron por la escalera y Anir les sonrió, levantando la mano hacia sus compañeras de Guild.

—¿Van contigo? —preguntó la desconocida y Anir asintió.

Bennu cambió el peso de pie y Shun se presentó, obligando a su hermano a socializar apropiadamente, ya que estaba. Mientras tanto, Anir revoloteó hacia Asami y Kora, había otra chica nueva, pero no pudo investigar mucho, ya que el sonido de más pasos en la escalera le hicieron voltear.
Algo horrible había pasado.

—¿¡Qué te ha pasado en el brazo!? —gritó Neko en cuanto vio el estado de Raiden, otro compañero de su guild que previamente había tenido un brazo mecánico. Ahora ya no tenía tanto brazo —Tu precioso brazo…

Anir levantó las manos hacia Raiden y luego se llevó los dedos a la boca, lamentando la pérdida de aquella bella pieza de mecánica que algún día quería llegar a aprender a hacer.
Se quedó tan traumatizada que se pasó los siguientes minutos acercando y apartando las manos de Raiden, sopesando si podía hacer algo por ayudarlo o no. Sabía que no, pero tenía ganas de meter sus manitas en los circuitos de Raiden desde que lo había visto por primera vez.

Shun se dirigió a ella mientras aún estaba ejerciendo de plañidera y le costó darse cuenta de lo que le estaba diciendo. Era algo sobre ir con los Crimson Raiders. Contestó sin emoción antes de seguir llorando al brazo de Raiden.

—No te preocupes, se lo dice al brazo —le aseguró Milo a Raiden, que empezaba a mostrar signos de incomodidad.

El grupo empezó a moverse hacia el warp y cuando Milo empezó a cantar, guitarra en manos, Anir se dio cuenta de que iban todos en la misma dirección.

—¿Venís en la misma dirección? —preguntó Anir a Shun, ajustando el carro detrás de ella mientras Yuzuriha sacaba y metía cosas de él.

—Vamos con vosotros, a Sanctuary. —sonrió Shun, todo luz y felicidad.

Anir echó un vistazo rápido en dirección a Ikki antes de asentir distraída. Tendría que averiguar más sobre eso. Después.


     

Después de media hora de marcha, con Milo tocando todo el rato la misma canción, Yuzuriha y Anir compartieron una mirada cargada de molestia. Yuzu se quitó la zapatilla y la tiró a la cabeza de Milo, que se quejó encogiéndose de hombros.

—¡Ay! ¡Encima de que amenizo la fiesta vas y me pegas! —dijo el bardo sobándose la cabeza.

—¿Pero qué fiesta? Cambia ya de canción, pesado —habló Anir mientras Yuzu se agachaba para recoger su zapatilla y volver a ponérsela.

Anir y Milo siguieron el movimiento de sus pechos de cerca por diferentes motivos. Anir calculaba las operaciones matemáticas relativas a la gravedad, el peso y el volumen necesarios para aquel balanceo, Milo disfrutaba de la vista.
Yuzu se dio cuenta, pero sólo ajustó su bufanda y los miró con cansancio general. Cuando escuchó los primeros acordes distraídos de "I’m gonna be" le dio una colleja a Milo con la bufanda.

—¡Ay! ¡Otra vez!

—Toca otra cosa, Milo. Ya no hay gente nueva a la que molestar.

—¡Sí que hay! ¡Está el chico rubio y el del pelo verde! Y las dos chicas nuevas —el bardo miró de reojo hacia Bennu, pero no añadió nada más allá de apretar los dientes hasta que le chirriaron.

Yuzuriha se dio cuenta. Los dos conocían a Bennu y sabían cosas. No todas las cosas, pero las suficientes como para preguntarse qué hacía allí y como estaría llevándolo Neko.

—Déjalo ya, Milo —dijo Yuzu, poniéndole una mano en el brazo, no sabiendo muy bien si se refería a su mirada fija en Bennu o a la canción. Probablemente a las dos cosas.

—¡Pero es tradición! Siempre que un miembro nuevo se une a la party canto esta canción durante nuestra primera caminata —explicó hacia alguien que no conocía—. Dure lo que dure el camino. Siempre.

Resultó ser la chica a la que Neko no había investigado aún, lo que le recordó hacerlo.
Songbird, merchant. También llevaba carrito. Su traje le recordó a los que ella solía llevar cuando era merchant. Neko se llevó la mano al pecho antes de suspirar con nostalgia.

Songbird se llevó la mano al pecho y esbozó una sonrisita. Neko no tenía claro si era condescendiente o si realmente le hacía gracia la dedicación de Milo.

—Pero ya no estamos en los Night Fury, Milo —recordó Yuzuriha, rompiendo el encanto del momento.

—Era algo que hacíamos cuando estábamos con Tanlaus. Era de sus canciones favoritas —añadió Neko al recordarlo de repente, mordisqueándose los labios después de decir aquellas palabras.

Los tres ex-Night Fury bajaron la cabeza, dándose unos segundos para recomponerse mientras recordaban a su antiguo jefe de Guild. Entonces Milo levantó la barbilla y con una sonrisa empezó de nuevo la canción.
Anir se rió por lo bajo, sacudiendo los hombros e incluso Yuzu sonrió sin taparse los labios con la bufanda mientras Milo la rodeaba tocando y cantando hasta que le sacó una risita suave a su compañera.

—¡Podemos hacerlo tradición aquí! —aseguró Milo entre estrofa y estrofa— ¡No quiero renunciar a todo!

Anir y Yuzu compartieron otra mirada y la mecánico empujó a su amiga dándole una palmada en la espalda. La chica rodó los ojo antes de empezar a bailar entre la gente, ayudando a animar la marcha.
Anir les hizo los coros a pleno pulmón y no fue la única.
« Last Edit: October 12, 2018, 04:41:36 PM by Neko »


Airin

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #80: April 28, 2014, 03:51:35 PM »
Bleblebleh, como ya dije, vengo a dar señales de vida oxo.

~04~



—Lo dices muy convencida. —GoldenLion se sobó la perilla mientras le daba vueltas a la sugerencia de la chica, que se negaba a dar su brazo a torcer.

—Es que estoy muy convencida. No voy a decir certeza absoluta, pero al noventa y cinco por ciento si. Ya es bastante que acceda a pasar la noche con vosotros...

—Mujer, si lo dices así parece cualquier cosa sucia e indecente —comentó SilverArrow mordiendo una manzana con pícara despreocupación.

—Quisieras. —farfulló ella entre dientes.

El chico levantó las cejas con rapidez varias veces y se giró a mirar a su hermano, que sólo rodó los ojos y le aguó su sensación de triunfo.

—Además, —Brightblade hizo caso omiso y siguió insistiendo, empecinada— ¿no has visto nunca ninguna película de terror? Un grupo de chavales acampando en un lugar previsible son carne de cañón. O de cena sangrienta. ¡O carne, simplemente! Montan el campamento, hacen el idiota, cuentan historias de terror con las linternas encendidas, y luego se van a dormir. Y entonces.... ¡Entonces, zasca! ¡El primero que se levanta a mear muere! ¡Y luego van cayendo uno tras otro, a cada cuál más peor!

SilverArrow la miraba boquiabierto, con la manzana a medio morder y la cara de un pálido tono verde grisáceo que no le favorecía nada.

—Fíli... Fí... igual... que no digo que vaya a pasar, pero... a lo mejor sí que tiene algo de razón —le lanzó lo que quedaba de la fruta a su hermano, que arrugó la nariz pero la terminó en dos bocados.— Es un sitio pensado para pasar la noche y supuestamente seguro. Supuestamente, ¿no?

—¡Exactamente! Este lugar es una telaraña. —explicó la pelirroja haciendo un aspaviento— Supuestamente deberíamos sentirnos seguros y a salvo aquí, es un punto protegido de los mobs y de los bosses de zona. No pueden entrar al campamento a atacarnos mientras hacemos noche. Dime, GoldenLion, ¿cuáles crees que serán los primeros sitios en donde al GM le vendrá en gana cambiar las reglas del juego?

La expresión del Knight había ido cambiando de forma progresiva según había ido comprendiendo el razonamiento de la chica, hasta volverse algo perturbada.

—Hace falta ser cerdo. Pero Brightblade tiene razón en eso, Fíli, no podemos fiarnos. —Kíli había hecho limpieza y recuento de su inventario mientras tanto, calmándose a sí mismo a traves de los pasos rutinarios de su procedimiento habitual de antes de desconectarse para dormir

—Odio cuando usan argumentos lógicos y razonados contra mí. —dijo el rubio con resignación, citando las palabras que la soldier había pronunciado con anterioridad—¿Entonces qué hacemos?

Brightblade señaló hacia las ramas de los árboles sin decir nada.

—¿Qué? ¿Dormir ahí arriba? —Fíli observó el follaje con desconfianza, tironeando de uno de sus largos bigotes trenzados.— Una cosa es ser precavidos, y otra ser temerarios impulsados por la paranoia. No me apetece despertarme con una vida menos porque me he caído de una rama.

— Tengo cuerdas.

—¡Ah no! —Exclamó el arquero cruzándose de brazos y pateando el suelo como un niño pequeño— ¡No pienso pasar la noche colgando de ahí como... como un salchichón!

—SilverAr-

—¡Que no! ¿Y si hay arañas gigantes? ¿De las que trepan? ¡Carne fresca! No no no no no no...

—Oye, pues no sería tan mala idea atarlo y amordazarlo... —murmuró Brightblade mirando las cuerdas pensativa.

—¡Fíli! Defiéndeme, hermano. —SilverArrow observó asombrado e indignado como el iterpelado meneaba la cabeza negando con una sonrisa y levantaba las manos.

—Que no se diga que me interpongo en tus asuntos con las mujeres, enano.

—No me lo puedo creer... —se giró hacia la chica y la miró con los párpados ligéramente entornados, esbozando una sonrisa ladeada que fue ensanchando con travesura a medida que hablaba.— No me imaginaba que fueras tan kinky, pero si lo que quieres es atarme... Bueno, no te cortes mujer, que aquí me tienes.

La pelirroja dio un pasito hacia atrás sorprendida. Se llevó la mano libre al cuello de la túnica y estiró de él hacia arriba por acto reflejo, levantándolo hasta sus labios, como si quisiera cubrirse la cara con ello.

— E-eso no es lo que...

—Vamos, átame —dijo Kíli con voz grave mientras extendía la muñecas hacia ella. Un manojo de cuerdas le golpeó en plena cara— ¡Ay!

—¡Así no! Como cinturón de seguridad para no caernos del árbol y matarnos, idiota. Y que te ate tu hermano, que tanto se ríe. —y cogiendo su propio cabo, Brightblade procedió a trepar con agilidad al árbol de su elección, asegurándose un lugar seguro para pasar la noche.

Los hermanos se miraron entre ellos y se encogieron de hombros, siguiendo su ejemplo y ayudándose el uno al otro para subir a lo alto de las ramas del mismo árbol. Sentados a horcajadas sobre una de ellas, contemplaron como la chica entrelazaba la soga alrededor de varias ramas especialmente robustas, calculando a qué altura le dejaría la longitud sobrante de cuerda.

—Ya has hecho esto antes —dijo  GoldenLion.

—Muchas veces —contesto ella atando un nudo corredizo de aspecto complicado.— Antes solía hacer escalada.

—¿Podrías echarnos una mano? —preguntó el rubio mirando preocupado la distancia que lo separaba del suelo.— No estoy seguro de que me gusten demasiado las alturas.

Brightblade parpadeó sorprendida.

—Oh, claro.

Se balanceó agarrada a uno de los tallos sobre su cabeza, y puso los pies con fluidez sobre la rama en la que se encontraban los muchachos. Kíli la observaba con atención.

—¿Cuál de los dos es más pesado? Que se recueste contra el tronco, así la presión debería repartirse mejor y estaréis más seguros. —Procedió a sujetar sus cuerdas del mismo modo que había hecho con la suya propia, y después enrollarlas en torno a sus cuerpos, atándolas con firmeza. Carraspeó con timidez— SilverArrow, ya puedes soltarme, no te vas a caer.

—Uh, gracias —dijo el chico separando las manos de sus hombros.

Brightblade volvió a su rama con la cara colorada y la autoestima revoloteando hacia arriba como un pájaro.

— Buenas noches, GoldenLion —dijo acomodándose y cerrando los ojos, esperando que el sueño artificial y extraño del sueño llegase.— Buenas noches, salchichón.

Lo último que escuchó fueron las carcajadas provenientes de la rama de al lado.


~~


—Qué... ¿qué demonios ha pasado aquí esta noche? —la voz acongojada que reconoció como Kíli la trajo de vuelta a la realidad.

A la luz de la mañana el punto de acampada sobre el que habían estado discutiendo el día anterior simplemente ya no estaba.  En su lugar tierra arrasada y unas manchas de sospechoso color oscuro les daban los buenos días.  La chica tragó saliva y apartó la vista cuando en un rincón entre matorrales le pareció atisbar restos de tela, una bota, y un arma tiradas por el suelo.
« Last Edit: October 12, 2018, 04:43:17 PM by Airin »

~      H e g o a k    e b a k i    b a n i z k i o,    n e r i a    i z a n g o    z e n,    e z    z u e n    a l d e g i n g o.       ~
~      B a i n a n    h o n e l a,    e z    z e n    g e h i a g o    t x o r i a    i z a n g o,      ~
~      e t a    n i k    t x o r i a    n u e n    m a i t e.       ~


Kora

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #81: May 30, 2014, 09:21:40 PM »
Reposteo y mañana dejo fic :>



028homebound train

Bajo sus pies, la nieve iba haciéndose más espesa, y cada vez quedaban menos árboles a su alrededor. Tras una tarde entera caminando, encuentro con boss de zona incluido, dejaban el bosque de Prorencia atrás para avanzar hacia la tundra.

La presencia de nieve no era lo único que indicaba el cambio de área, una corriente de aire fresco sacudió al grupo cuando estaban saliendo. Kora se rodeó con los brazos para protegerse del frío que se colaba por la fina camisa, y un escalofrío la recorrió antes de estornudar.

- Quizá te vendría bien una capa. – Asami se inclinó hacia ella.
- E-Estoy bien así, sólo tengo que volver a acostumbrarme...

Kora dejó de frotarse los brazos y trató de mantener una postura recta, ignorando los escalofríos. Se fijó en Jolyne, quien a pesar de llevar casi toda la parte superior al descubierto, no parecía quejarse. Había mantenido un actitud reservada cuando empezó a viajar con ellos, sus palabras y su lenguaje corporal indicando claramente que estaba a la defensiva, aunque con un poco de insistencia había empezado a abrirse y participar en la conversación.

- ¿No tienes frío? – Le preguntó Kora, acercándose a ella.
- Un poco. – Jolyne hizo un gesto con los dedos, apretando los dientes. – Pero una stamina alta ayuda en estas situaciones… aunque no le diría que no a un abrigo.
- Necesitamos ropa de recambio. – Asintió en respuesta. – Podríamos hacerlo nuestra siguiente quest, ¿verdad, Raiden?

El Samurai iba por delante, atento a sus alrededores. Kora recordó que en aquella zona la había atacado un enemigo parecido a un oso polar, y se llevó la mano al brazo donde todavía quedaba la cicatriz que probaba aquel encuentro. Si Raiden no hubiera intervenido a tiempo…

Lo alcanzó con unos pasos rápidos que hicieron crujir la nieve bajo sus botas, teniendo que esforzarse con sus zancadas para mantenerse a su ritmo. El Samurai la vio, pero no comentó nada, dejando que hablara ella primero.

- Nos encontramos aquí, ¿te acuerdas? – Kora unió las manos detrás de su espalda. – Me salvaste, en más de un sentido…

Levantó la vista, dejando ir una bocanada de aire que se convirtió en una nube blanca de vapor. Aunque la situación le produjera una punzada de nostalgia, se sentía feliz.

- Me alegra… me alegra que aquel bug me dejara en Prorencia, y aunque os riáis de mí… me alegra haber cogido esa quest. – No había recibido respuesta por parte de Raiden, pero sabía que tenía su atención. – Si no, no estaría aquí ahora… con vosotros.

Dio unos pasos más, hasta adelantar a Raiden y encararlo. Éste se detuvo, y Kora aprovechó para coger una de sus manos. El metal que la cubría helaba sus palmas, pero no le importaba. El sol estaba poniéndose, y el cielo era una mezcla de tonos naranja, rosa y violeta. La luz que se apagaba poco a poco aún se reflejaba en la brillante nieve, así como en la armadura del Samurai.

- Así que… gracias por todo, Jack. – Al levantar la vista para mirarle a los ojos, sonrió ampliamente. – He tenido tanta suerte de conocerte… te debo mucho.
- No me debes nada. – Raiden le dedicó una media sonrisa. – Quedamos en paz cuando me salvaste de aquel boss de zona, Moonshine.

Kora se echó a reír, no sólo por si pudiera ser posible reforzar una conducta animada en el otro, sino porque se sentía simplemente así. Soltó la mano de Raiden al darse cuenta de que todas los habían alcanzado. Por unos momentos, se olvidó de que estaban atrapados en una realidad virtual en la que podían morir en cualquier momento, dejándose llevar por el ambiente.

- Perdón. – Kora se pasó una mano por el pelo, encogiéndose de hombros.
- Aquí es donde os encontrasteis tú y Raiden, ¿no? – Preguntó Asami, atrapando un copo de nieve frente a ella, y Kora asintió. – Es curioso, si te paras a pensarlo, nos hemos conocido por una serie de tantas casualidades… cada una llevando a la otra.
- Si hubiera cambiado una sola cosa… ¿en qué hubiera repercutido? Te hace pensar. – Suspiró Elizabeth. – Quizá en otro universo, nunca nos hubiéramos encontrado… o quizá sí, quizá siempre pase lo mismo, y nos cruzaríamos una y otra vez.
- Cambiaría un montón de cosas si pudiera volver al pasado, pero ahora que dices eso, ugh… Pensar demasiado en eso me va a dar dolor de cabeza… – Jolyne se llevó una mano a la frente, forzando una sonrisa.

El silencio que se hizo fue corto y tranquilo, terminado por Raiden sacando su warp, sujetándolo en su mano, siendo imitado por las otras. Kora echó un último vistazo al horizonte antes de preparar el suyo.

- Es hora de que volvamos. – Dijo el Samurai, abriendo el portal al estallar el contenedor de cristal con sus manos.

--


- ¿Cómo es que siempre os las apañáis por venir con alguien extra?

Lilith dejó el vaso en la mesa, apoyándose en la silla mientras examinaba al grupo como si estuviera contando otra vez para asegurarse de que no se había equivocado. Había elegido esperarlos en Moxxi’s, como era habitual, eligiendo la zona de uno de los lados para poder usar las mesas con más sillas.

Arrastraron otra para Jolyne mientras a unos metros de ellos, un trío de Bards se preparaba para empezar un espectáculo, calentando con acordes de guitarra sueltos.

- Para empezar, ahí va Wonderwall. – Dijo el que parecía el líder de aquel grupo.
- Cómo no… – Jolyne puso los ojos en blanco.
- No es que me queje. – Aclaró la mujer mientras todos se sentaban. – Simple curiosidad. Sentaros, anda. ¿Supongo que ha ido todo bien?
- Sí. – Respondió Raiden, con voz grave, mientras tomaba asiento como el resto del grupo. Lilith lo miró con la ceja arqueada, pero no dijo nada.
- ¿Te envío invitación a ti también, Juliet? – Preguntó Lilith al examinarla con la Omnitool.
- Llámame Jolyne.

Ésta respondió con el mismo tono cortante que había usado las otras veces que se habían referido a ella por su nick, aunque Lilith no pareció demasiado impresionada, simplemente tecleando las invitaciones. Raiden recibió también un mensaje, pero aunque Kora intentó asomarse para ver, éste ya había cerrado la Omnitool.

- Muy bien, Jolyne. – La expresión de la Monk se suavizó un poco, y aceptó la invitación a la guild. Lilith se dirigió hacia Ami. – Tú eras Ami, ¿verdad?
- Sí… gracias por todo. – La White Mage esbozó una sonrisa tímida. – Espero poder servir de ayuda aquí.
- Desde luego que sí, de hecho ya tienes un grupo esperándote. – Lilith se levantó, indicándole con un gesto a la White Mage que la siguiera. Ami se levantó rápidamente, dejando la silla en su sitio antes de ir a su lado. – Vamos a que conozcas a tus nuevos amigos, y de paso te enseñaré la base.

La Elementalist apoyó ambas manos en el respaldo de la silla de Raiden, con una media sonrisa.

- Jack, ya sabes las reglas de esta casa: tú las traes, tú cuidas de ellas. – El Samurai sólo rodó los ojos en respuesta, probablemente dándose por vencido en aquella discusión. – Volved cuando queráis, de momento no tengo nada para vosotros. Divertíos.

Añadió lo último mientras se incorporaba, levantando ambos pulgares. Antes de irse, puso una mano en el hombro de Jolyne, quien la miró con incertidumbre.

- Ya sabes lo que dicen: un leopardo no puede cambiar sus manchas. Pero es más que eso. – Le dirigió una media sonrisa. – De todas formas, todos nos llamamos por el nombre aquí.
- ...Gracias. – Jolyne le devolvió la sonrisa.

Lilith desapareció de su vista, dejando al grupo en la mesa, y Asami se levantó poco después.

- Voy a pedir unas bebidas, ¿qué queréis?

No tardó en volver haciendo malabares para llevar los cinco vasos alargados -- como de costumbre, Raiden no había pedido nada. Habiendo recibido algunas monedas, el trío de Bards empezó otra canción, animados por el pequeño grupo de jugadores que tenía por público.

- Eh, conozco esa. – Kora los señaló con el índice. – ¿No la usaron en una película hace poco?
- ¿Brown Eyed Girl? – Corroboró Elizabeth, a lo que Kora asintió. – El coro es pegadizo…
- Tendríamos que decidir qué vamos a hacer. - Intervino Raiden. - Moonshine y Songbird deberían subir a segundo job ya.
- Hablando de eso, a mí no me falta mucho para subir a tercer nivel. – Intervino Asami, dando un largo trago. – Podríamos quedarnos por los alrededores.

Kora torció el labio; Sanctuary no le disgustaba, pero le había gustado el viajar a otras ciudades (que no incluyeran nada parecido a la Ascensión de Columbia). Tendría que esperar.

- Por cierto, no he estado nunca en Sanctuary, podríais enseñarme la ciudad. Para no perderme, y tal.
- Ya es de noche, deberíamos dejarlo para mañana. – Contestó Raiden a la Monk.
- Bueno, al menos ya sabemos qué haremos mañana. – Asami se encogió de hombros. – Voto por ir a la base y dormir. Ha sido un día largo.
- ¿Qué? ¡No! ¡Ahora es cuando todo el mundo se reúne para jugar a las cartas! – Kora se giró hacia la Monk. – Es divertido, juega con nosotros esta noche, Jolyne.
- Sabes que le debes dinero ya a cuatro miembros de la guild, ¿no? – Le recordó Raiden, arqueando una ceja.
- ¡Sólo fueron unas malas partidas!

Agitando la pajita en su bebida, Elizabeth miró a Jolyne.

- Yo tampoco entendía nada al principio, pero te acostumbras.
- Entiendo...


Airin

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #82: May 31, 2014, 03:30:53 PM »
~05~



—Vámonos, ya, ya, vámonos —Brightblade chasqueó los dedos varias veces con rapidez mientras los chicos se apresuraban a enrollar las cuerdas y equiparse de todo lo posiblemente equipable.

El arquero le tendió una de las sogas ya recogidas, con mirada seria.

—Entonces, ¿vamos juntos?

La chica titubeó, sin saber muy bien cómo contestar. Si bien era verdad que no había querido hacer grupo con ellos en un principio, no podía negar que se sentía mucho más segura en su compañía.

—No es... —se lamió los labios con lentitud.— No es muy sensato deambular a solas por ahí.

—No cuando hay bosses sueltos en zonas que no deberían. —Kíli se encogió de hombros, como disculpándose.

—No.

GoldenLion terminó de revisar lo que fuera que estaba mirando en su omnitool y se acercó a ellos, ajustándose su equipo por enésima vez.

—Entonces hacemos party y nos largamos de aquí ya. Me gusta el plan. ¿Nombre?

—¡Osom!

—No, Kíli.

—Pero...

—Tiene que ser un nombre guay, un nombre que mole, algo... épico —Brightblade murmuró con tal vehemencia que cortó de raíz la discusión aún no nacida entre ambos hermanos.— ¿Valhalla?

Los muchachos se miraron entre ellos durante un par de segundos, y asintieron al mismo tiempo.



+
—¡¡MIIIIEERRRRDAAAAAAAAAA~!! —El berrido resonó por el bosque de forma tan contundente que de haber habido pájaros virtuales en el terreno habrían salido todos huyendo en un vuelo espantado.

El ruido repetitivo y atronador de una ametralladora en descarga constante se apoderó del entorno y se extendió más allá por entre los árboles. Eso y las también constantes maldiciones que sonaban cada vez un poco más desquiciadas a medida que los puntos de daño danzaban no sólo alrededor del bicho.

—¡QUE TE DEEEN!  ¡Ouch! ¡QUEE TEE PEEETEEEEEN!  ¡COME HIERRO CABRÓN, TE VOY A DEJAR EL OJETE COMO LA BANDERA DE J-!

Creyó oír gente a su espalda, pero no necesitó darse la vuelta para averiguarlo, puesto que un knight salido de la nada empezó a pelear contra el monstruo a intervalos. Echó una ojeada rápida sin soltar sus armas automáticas y comprobó que efectivamente, tres personas más se habían unido a su matanza. Un knight, una soldier, y un archer un poco más allá. Que los tres recién llegados dejasen de atacar instantes antes de agotar la vida del boss y que la experiencia y el drop recayesen enteramente en su oponente original sólo contribuyó a hacerlos más simpáticos para éste.
Se giró a mirarlos con curiosidad.

—¿Y eso?

Los chavales se miraron entre ellos, compartiendo una conversación silenciosa, y la chica hurgó con la punta de la espada en el suelo.

—No es que parecieras necesitado de ayuda, pero... te oímos y... bueno, no parecía agradable.

—Y no lo estaba realmente, pero da por el saco que el GM sea un maldito malnacido psicópata esquizofrénico de mierda.

El gunslinger se encontró con tres pares de parpadeos igual de desconcertados y decidió comportarse como lo que su madre siempre había intentado hacerle creer que era una persona civilizada.

—Bueno, da igual. Gracias por la asistencia, Hakuna Matata y todo eso. —Se llevó dos dedos a la sien con una sonrisa sesgada y realizó un gesto imitando a un saludo militar.— CaptainB, pero podéis llamarme Pip.

SilverArrow, Kíli —y el archer le devolvió el saludo de igual manera. Ya le caía bien.

GoldenLion, Fíli —el knight inclinó la cabeza levemente, educado.

—Brightblade. —la soldier no parecía especialmente ilusionada por la presentación.

—¿No tienes nombre, señorita? —Pip se acercó con curiosidad al ver que la chica murmuraba algo entre dientes y se toqueteaba la punta de su larga trenza pelirroja.— ¿Qué?

Airin —repitió la chica con el ceño fruncido.

—Oh, es bonito. —el gunslinger sonrió con afabilidad y procedió a recargar sus armas, mirando al rubio de reojo— ¿Dáis party a un pobre tercer job perdido y abandonado? Seguro que a vosotros os viene bien la protección extra, y a mí la compañía.

Mientras Pip y Fíli negociaban su ingreso en la party, Kíli se acercó a Airin.

—¿Me lo habrías dicho?

—¿Lo qué?

—Tu nombre. —otra vez aquellos estúpidos ojos de borreguito que le hacían dudar de todo lo existente e imaginable.

—No sé, tampoco me lo preguntaste. —la pelirroja se encogió de hombros intentando huir de la culpabilidad.

—¿Sólo tenía que preguntar? —el chico se tocó una patilla con incredulidad y ella volvió a encogerse de hombros.

—Airin.

—¿Qué?

La única respuesta de Kíli fue sonreir brillantemente de oreja a oreja.
« Last Edit: October 12, 2018, 04:49:12 PM by Airin »

~      H e g o a k    e b a k i    b a n i z k i o,    n e r i a    i z a n g o    z e n,    e z    z u e n    a l d e g i n g o.       ~
~      B a i n a n    h o n e l a,    e z    z e n    g e h i a g o    t x o r i a    i z a n g o,      ~
~      e t a    n i k    t x o r i a    n u e n    m a i t e.       ~


Neko

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #83: June 01, 2014, 03:30:31 PM »
Creo que no tengo que poner nada aquí esta vez xD ¡Por fin mis seis personajes principales están en la misma Guild! TvT La trama avanza o algo xD





19. Siempre hay una primera vez para todo

           

Sanctuary no era exactamente como se lo había esperado Shun, pero el chico veía el lado bueno de todas las cosas. A veces Ikki pensaba que todo su optimismo había ido a parar a su hermano.

—¡Una farola! —exclamó el chaval, queriendo correr hacia ella, probablemente para apoyar su mano en ella y girar alrededor.

—Sí, y está rota —dijo Ikki, poniéndole una mano en el hombro para retenerle.

Cualquier día acabaría llevando a Shun con correa. Cualquier día…

—Es verdad —le dio la razón Hyoga, que miraba el cristal roto con las cejas fruncidas mientras se ajustaba los guantes— ¿Esas cosas se pueden arreglar?

El silencio se extendió por tres segundos, sin contar la voz de Shun señalando unas escaleras muy, pero que muy cucas con ahínco, hasta que Yuzuriha dio un par de golpes en el hombro de Neko y señaló al mago rubio con una ceja y un movimiento ligero de la cabeza.

—¿Eh, era a mí? —preguntó Neko, mirando al chico nuevo.

—Sí, eres mecánico ¿verdad?

—Ah, sí… que observador. ¡La farola! —señaló— Las infraestructuras de la ciudad están, por tradición, a cargo de los clanes que tengan aquí su sede. No que no se pueda arreglar sin pertenecer a uno de esos clanes, pero la gente no va usando recursos gratis para hacer más bonito un pueblo, la verdad.

Neko se encogió de hombros. La mayoría de los jugadores no tenían por proyecto embellecer los paisajes del juego, casi todos lo dejaban conforme estaba. ¿Para qué molestarse en cambiar el mundo que les habían ofrecido?

—La base del clan está aquí cerca —ofreció Neko con una sonrisa pequeña.

Hyoga parecía callado y aunque Neko tenía prejuicios contra Ikki, el mago se había comportado lo suficientemente simpático como para darle el beneficio de la duda por el momento. Además, Ikki era un solitario, probablemente el chico era amigo de Shun, o algo de eso.
Hyoga frunció el ceño y se mordisqueó el labio inferior, dando un aspecto preocupado.

—No te preocupes, seguro que os dan la bienvenida sin ningún problema —añadió Neko, viendo como los hombros del chaval se relajaban visiblemente.

Hyoga carraspeó y murmuró un gracias que no pasó desapercibido. Yuzuriha y Neko cruzaron miradas por un momento antes de que la voz de Lilith llegara hasta a ellos.
Y Neko no se había equivocado. La jefa de los Crimson Raiders les saludo, sin inmutarse al ver cuatro potenciales nuevos miembros para su clan, aunque hizo corto su discurso al ver el estado del brazo de Raiden, llevándoselo aparte y prometiéndoles a los demás una charla en Moxxi’s.


           

La conversación fue tan bien como podía haber ido. Lilith era clara y directa, sin tapujos y no tuvo ningún inconveniente en ofrecerle un puesto a Hyoga junto a ellos. También dejó en claro cual era el objetivo de la guild: sobrevivir con la ayuda de todos, subir de nivel, mejorar equipamiento... Y en ese momento el grupo de Neko se llevó una buena sorpresa, porque había algo más.

—Eventualmente, buscaremos al GM dentro del juego, y entonces… no sé qué pasará entonces, pero lucharemos hasta el final —habían sido las palabras de Lilith.

Los antiguos miembros de Night Fury se buscaron con la mirada, compartiendo un momento de intimidad. Milo parecía preguntar a sus dos amigas que pensaban, no muy seguro él mismo de si aquello era una buena idea. Yuzuriha se encogió de hombros y Neko tomó aire y levantó la barbilla.

Lilith no esperó mucho para añadir que cada cual era libre de decidir si quería participar en aquella batalla y que aún si no fuera el caso eran bienvenidos a quedarse entre las filas de los Crimson Raiders.
Y hablando de unirse… parecía ser que la reputación de Ikki le seguía allá a donde iba.

—Y tú, Bennu, ¿vas a seguir haciendo honor al nombre de tu job? ¿O finalmente estás preparado para jugar en equipo? —indagó Lilith, con tono de no importarle mucho si su respuesta era una u otra, aunque un buen observador podría ver el interés en su postura.

—Preferiría hablar a solas contigo antes de decidir nada —respondió Ikki con el mismo tono desganado.

Shun se quejó y Lilith dio la reunión general por terminada, dando unos últimos consejos a los ya miembros oficiales de la guild. Ahora empezaba la negociación entre Firehawk y Bennu.
Hyoga le sonrió a Shun por última vez, deseándole suerte y Shun le despidió con un firme “hasta luego” que tenía más de un significado para ellos.


   

—Antes que nada, vamos a dejar las cosas bien claras —empezó Ikki, inclinándose hacia delante y con el rostro más tenso que antes de que se fueran los demás.

—Creía que eso era lo que estábamos haciendo, Bennu —contestó Lilith, cruzando los brazos debajo de su pecho y apoyando la espalda en su asiento.

Ikki chistó, levantando el labio superior en una mueca de desprecio.

—No juegues conmigo, Firehawk.

Lilith sonrió y se encogió de hombros, cerrando los ojos por un momento.

—No lo hago, aunque-

—¡Admítanos en su Guild! —intervino Shun, poniendo las manos encima de la mesa, de forma suave pero firme, mirando directamente a la mujer.

—¡Shun! —gritó Ikki, casi saltando hacia su hermano.

—¡No, hermano! —respondió Shun, frunciendo tan sólo un poco sus cejas— ¡Siempre te metes en peleas por esa actitud que tienes! ¡Así la gente no te entiende!

La cabeza de Shun giró de golpe hacia Firehawk haciendo volar su pelo verde y ondulado alrededor de su cara. Parecía un ángel, pero sus ojos ardían con decisión.

—Sus intenciones son buenas, no se deje engañar por sus palabras —aseguró Shun sobre su querido hermano.

—Shun, ya basta —advirtió Ikki casi chirriando los dientes.

Lilith había ido abriendo los ojos cada vez un poquito más mientras el par de hermanos discutía. Ahora se llevaba la mano a la barbilla y entrecerraba esos mismos ojos, calculando lo que tenía allí delante. Y por un momento pudo aguantarse la risa.

—¡No, no basta! —Shun se había vuelto a girar hacia Bennu para contestarle, pero clavó sus ojos en Lilith para hablar con ella— ¡Deje que nos unamos! ¡Por favor!

—¡No… no ruegues! —se escandalizó Ikki, levantándose de su silla.

—¡No ruego, lo pido por favor! —se defendió Shun, aún sentado, golpeándose los muslos con sus puños bien cerrados.

Ikki levantó los brazos, los dejó caer. Y Lilith supo exactamente que tenía allí: aquello era una mina. Esta vez ni pudo ni quiso aguantarse la risa.
Bennu levantó la mano para señalar a la pelirroja y abrió mucho los ojos, gesticulando para Shun.

—¿Ves? ¡Esto es lo que se consigue cuando ruegas!

—¡Pero que no ruego! Señorita, ¿podría dejar de reírse? Está haciendo que mi hermano se sienta incómodo.

Lilith se había girado un poco hacia atrás, agarrándose del respaldo del asiento y levantó una mano hacia Shun mientras se limpiaba las lágrimas.
Ah, dios santo, aquel sí que era un buen punto débil para Bennu.

Cuando Lilith miró hacia los dos se dio cuenta de que Ikki se había vuelto a sentar. Estaba tenso, con los hombros crispados, las manos sobre las rodillas, los codos hacia arriba y sí, sus mejillas estaban rojas. Toda una visión. Hasta parecía más joven.

—Está bien… —Lilith tomó aire y suspiró antes de quitarse una última lágrima y cabeceó hacia Andrómeda. Le caía bien aquel chico— ¿Qué era lo que querías dejar en claro, Bennu?

Bennu se cruzó de brazos y pareció recuperar la compostura en un momento, como si no hubiera pasado nada.

—Sigo sin jugar en equipo.

—¿Entonces para qué venir hasta aquí?

Ikki y Shun se miraron un momento. Shun le animaba con pequeños asentimientos y una sonrisa de cachorrito. Ikki hizo una mueca entre cansado y preocupado.

—Conforme están las cosas… no sé si podría proteger a mi hermano yo solo —masculló entre dientes, como si no acabara de creer lo que estaba admitiendo. Y probablemente no se lo creía. No del todo.

Lilith dejó salir un largo sonido de reflexión mientras se frotaba la barbilla con un índice.
Ikki tomó aire y volvió a erguirse, pero dejó caer sus brazos encima de los muslos. Su postura mucho más honesta y abierta que segundos antes.

—Mira, nunca he atacado jugadores sin una buena razón. Sé que no admitis a ese tipo de gente. No me gustan las personas demasiado, pero haré lo que sea para que mi hermano esté a salvo.

—Hermano… —susurró Shun e Ikki se corrigió automáticamente.

—Dentro de unos límites.

—Vamos, lo que el chico te deje hacer —señaló Lilith sin tapujos, apuntando un dedo hacia Shun, con la palma hacia arriba.

Ikki endureció la mirada y apretó los dientes, pero no lo negó.

—Oh, ya veo.

Desde luego aquel caso era digno de atención especial. Bennu sería una buena adquisición para la guild, tenía experiencia, buen nivel, tercer job… y con un modo de controlarlo como era aquel white mage… No tuvo que pensarlo mucho.
Siempre sería mejor tenerlo de su lado que contra ellos.

—Os enviaré la invitación ahora mismo —sonrió Lilith, satisfecha con el resultado de aquella conversación y sus descubrimientos.

Shun aplaudió un poquito hasta que se giró a mirar a su hermano, que no compartía para nada su buen humor. Mientras tanto, Lilith tecleaba en su omnitool, con la luz naranja de su brazo reflejándose ligeramente en su cara.

—Pues ya está —anunció apagando la omnitool y clavando sus ojos amarillos en los dos nuevos miembros del clan—. Bienvenidos oficialmente a Crimson Raiders.

La mujer se levantó y Shun hizo lo mismo, acercándose para estrecharle la mano. Bennu miró hacia otro lado enfurruñado y Lilith saboreó una pequeña victoria.

—No te pongas así, Bennu. Siempre hay una primera vez para todo.

Y dando unas últimas indicaciones sobre a quién se tenían que dirigir si tenían dudas, se marchó a atender asuntos más importantes.


   

Milo agarró a Neko de la tira de cuero que llevaba a la altura del cuello, por detrás, y el arnés la detuvo con eficiencia.

—¿Dónde crees que vas? —preguntó él cuando hizo  que el cuerpo de la chica chocara contra el suyo y la abrazó.

—¿A la guild, a mi habitación? —contestó con otra pregunta ella mientras se giraba para mirar a Milo. Lo único que consiguió Neko fue hacer chocar su nariz contra mandíbula del bardo.

—No, no… nosotros nos vamos d-

—No digas fiesta o hago que Yuzu te pegue —advirtió la chica levantando un dedo hacia Crane.

Yuzu agarró un bufanda roja y la hizo girar un par de veces, con una ceja levantada, dispuesta a atacar en caso de necesidad. Milo dejó salir un sonido largo de entre sus dientes, a medio camino entre un silbido y una aspiración fuerte de aire.

—Probablemente tú me harías más daño —observó, dirigiéndose a Neko mientras la soltaba sin prisas. Y después le puso una mano en la cabeza.

La mecánico le dio un golpe en las costillas con el codo antes de ajustar sus gafas de aviador en la cabeza, mientras oía a Milo quejarse y Yuzu se acercaba un poco más a ellos.

—No tengo inconveniente en volver a la guild —habló Crane—, pero Milo tiene algo de razón. Podríamos pasar un rato juntos.

Los tres se miraron y todos decidieron que era una buena idea.

—Pero nada de nosotros tomamos algo mientras tú haces bricolaje —regañó Milo con los labios apretados hacia fuera, en un puchero adorable.

Neko se rió dándole la razón y al poco tiempo se encontraban los tres en la guild, en una pequeña sala de reuniones, bebiendo refrescos virtuales y comiendo barritas de energía, palomitas y papas, porque ninguno tenía ganas de ponerse a cocinar.

Los tres se apilaron en el sofá de la sala. Milo puso las piernas encima de la mesita de café, Yuzu estaba sentada a su lado, hombro contra hombro. Y Neko estiró sus propias piernas por encima de sus compañeros de equipo, con la cabeza apoyada en el reposabrazos, dejando que la bailarina encestase palomitas de maíz en su boca mientras recordaban viejos tiempos. Y por un momento todo fue como antes.
Por un momento no había GM malvado, no estaban ahí contra su voluntad y su vida no pendía de un hilo, secuestrados por un psicópata con ganas de hacer experimentos sociales.

Por un momento rieron y todo fue perfecto.
« Last Edit: September 30, 2018, 06:56:07 AM by Neko »


Neko

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #84: June 06, 2014, 04:04:14 PM »
Hmn, sólo dos cosas que traer, esta es la guitarra que Milo equipa al final de su escena: 1, 2, 3. Y ESTO es un garabato de lo que vendría a ser la ropa. No lo he coloreado, pero es negro con los dibujos en plateado y turquesa oscuro, a conjunto con la guitarra :3 Se me olvidó ponerle el sombrero vaquero xD





20. No entiendo nada


Era pronto por la mañana, al menos según los dictados de aquel mundo virtual. Fuera de la base de los Crimson Raiders el sol empezaba a iluminar la ciudad, aunque no calentaba demasiado y un pajarito aventurero piaba desde el alféizar de una ventana, saltando de un lado a otro entre sus gorjeos.

Hyoga bajaba las escaleras con un trote comedido, ajustándose un guante mientras hacía memoria, recordando la pequeña visita guiada que le ofreció un miembro de la guild el día anterior.
Había dormido bien y ahora necesitaba comer algo antes de averiguar qué hacer. Subir de nivel fue uno de sus primeros pensamientos mientras conseguía algo de desayuno y se desplazaba hasta un salón pequeño para comer.

Se sentó en una mesa, con el batido de fresa y el paquete de galletas, y jugó un poco con la pajita antes de insertarla en el tetrabrik. Se quitó los guantes, dejándolos a un lado, y se llevó la pajita a los labios, observando a los pocos miembros con los que compartía el salón en aquel momento.
Reconoció a un jugador de la noche anterior, pero nada más. Con un suspiro continuó su comida.
Y aún tenía que darle su regalo a Shun.

   

Milo podía ser muchas cosas, pero había una, sobre todas ellas, que era la que mejor le definía: contradicción. Así que cuando abrió la puerta de la habitación de Yuzuriha y se tiró encima de ella para despertarla, aunque normalmente Milo no era una persona mañanera, Crane no se sorprendió. No demasiado.

Unos minutos después, Starkrimson cargaba una de sus guitarras a la espalda mientras Crane bostezaba detrás de su bufanda, los dos entrando a uno de los salones de la base del clan.

—Ey —le llamó la atención el bardo, dándole un codazo suave— ¿Ese no es uno de los chicos de ayer? El que iba en party con Bennu y su hermano.

Ante la mención de Bennu, Crane arrugó los cejas, pero no dijo nada más sobre el tema. Asintió con la cabeza y no le quedó más remedio que seguir la estela de Milo, que ya había llegado junto al chaval.

—Buenos días —canturreó al apoyarse en la mesa y ponerse la guitarra delante, empezando a afinar las cuerdas—. ¿Qué tal?

Milo sonrió, dando un acorde armonioso al mismo tiempo en que Crane llegaba a su lado.

—Ahm… buenos días —contestó el mago negro, con los ojos entrecerrados en clara sospecha dubitativa.

—Yo soy Starkrimson y esta es Crane, no nos presentamos anoche.

—Yuzuriha y Milo —contestó la dancer, señalándose a sí misma primero y a su compañero después.

Hyoga asintió y Milo se le adelantó antes de decir nada más.

—Tu nombre era Hyoga ¿verdad? Me refiero al nombre, al de fuera.

El mago se puso un poco más recto y carraspeó, pero asintió una sola vez antes de hablar.

—Sí, el segundo.

—¿Y el primero? —preguntó Yuzuriha, sentándose en una silla libre a su lado y colando una de las galletas de Hyoga entre su bufanda. ¿Cuándo se la había quitado?

Hyoga miró su paquete de galletas y luego a Milo, que volvía a tocar unos pocos acordes en su guitarra.

—Aleksei —contestó con voz clara pero bajo volumen.

—¿De qué conoces a Bennu? —preguntó Milo, ganándose una mirada reprobatoria de parte de su compañera de dúo.

Milo se encogió de hombros, evidentemente no arrepentido por sus indagaciones.

—Ah… en realidad de poco. Un día después del anuncio él y su hermano me rescataron de un boss.

Crane y Stark se miraron durante un momento antes de que Milo hiciera como que seguía afinando su guitarra y Yuzu carraspeara suavemente, haciendo un gesto hacia las galletas, como pidiendo permiso a Hyoga para coger más. El mago acercó el paquete hacia la dancer.

—Típico de Bennu —compartió Crane. Su voz sonaba bajita, pero probablemente tenía más que ver con la barrera que suponía su bufanda—. Lo raro es que se quedara contigo después.

—Ah, no. Eso fue cosa de Andromeda —apuntó Hyoga antes de dedicarle una sonrisita a ella y comerse una última galleta después.

Pasó casi un minuto entero antes de que Stark levantara la cabeza de su guitarra y gritara con entusiasmo y deleite, sobresaltando a sus compañeros de mesa.

—¡Ya está, listo!

—¿Qué está listo? —preguntó Crane, tentada a darle un golpe a Milo con su bufanda.

Milo levantó la guitarra, que desapareció en el aire entre píxeles dorados. Otra tomó su lugar. La nueva era azul turquesa con remaches y ornamentos en plateado, tenía algunos detalles en madera clara, probablemente de haya blanca y el mástil era negro.
Su equipo también cambió: Gorro vaquero, abrigo largo y pantalón pegado. Las botas y los mitones tenían detalles que recordaban a la guitarra, al igual que los dibujos en los hombros y la espalda del abrigo.

—Estaba buscando este equipo, pero no es eso. ¡Está decidido!

—¿El qué? —volvió a preguntar Crane, inclinándose un poco hacia Milo.

Stark sonrió de oreja a oreja mientras se colgaba la guitarra a la espalda y agarraba a Hyoga de los hombros, poniéndolo de pie.

—Eres nuestro hijo.

—¿¡Qué!? —gritó Hyoga con tono agudo.

—No estamos casados —replicó Yuzu, poniéndose de pie.

—¡No importa! Mira este pelo, estos ojos… Es nuestro hijo. Si alguna vez tuviéramos uno, sería así.

Yuzuriha rodó los ojos y se levantó también, cruzando los brazos debajo del pecho.

—¡Vamos chaval! —gritó Milo dándole un golpe amistoso en el brazo a Hyoga que hizo que flotara un ciento tres a su lado— Tú necesitas entrenar y yo me aburro.

—Auh… —se quejó Hyoga antes de que le apareciera una invitación a una parte en su omnitool— Espera… Ya estoy en party, no entiendo nada.

Milo estaba saliendo del salón a zancadas, hablando solo.

—Acepta —le dijo Crane—, cuando a Milo se le pone algo en la cabeza no hay manera de quitárselo. Y no podemos ayudarte si no estamos en la misma party. Está en no compartir experiencia.

Hyoga se lo pensó dos segundos más, antes de ver volver a Milo con la misma energía con la que se había ido. Aceptó la solicitud y sonrió con algo de miedo hacia el bardo. Yuzu le puso las manos en los hombros a Milo, le hizo darse la vuelta e hizo un gesto para que Hyoga les siguiera.

—Conozco un sitio estupendo para subir de nivel para alguien de tu especie. Confía en mí.

Y Hyoga no supo si estaba haciendo bien siguiendo a aquel chalado, pero parecía que sabía de lo que estaba hablando. Confió en él.

 

Después del desayuno, Shun había decidido que, aprovechando que su hermano estaba ocupado, explorar la base de la guild por su cuenta era una buena opción. Así fue como, atraído por los ruidos de metal contra metal que salían de una puerta entreabierta se asomó y vio a Neko con las manos metidas dentro de una masa de placas de un material que no tenía muy claro qué era o qué sería cuando terminara con ello.

Shun abrió la puerta un poco más y chocó su puño contra la puerta.

—Hola —saludó desde el quicio con una sonrisa, en cuanto Neko levantó la cabeza.

La chica se quitó las gafas de aviador de la cara, dejándolas sobre la mesita. Tenía una máscara de limpieza alrededor de la suciedad de sus mejillas que hizo que Shun riera un poquito.

—¿Pasa algo? —preguntó Anir, con el ceño fruncido.

—Tienes… algo en la cara —dijo Shun, acercándose a ella.

—¿El qué, dónde? —preguntó Neko, llevándose una mano hasta una de sus mejillas.

—Por casi toda la cara —señaló Shun, haciendo un gesto con la mano para enfatizar sus palabras—. Creo que es mugre.

Neko suspiró, dejando caer la mano y buscando un pañuelo algo sucio que colgaba de su cinturón de mecánico y empezó a limpiarse, restregándose el trozo de tela sobre la piel.

—¿Ya? Si que me he ensuciado pronto esta vez —se encogió de hombros antes de añadir—. Los gajes del oficio ¿Qué se le va a hacer?

Shun rió un poco y se sorprendió cuando Neko se unió a sus risas. Terminó por sonreír dulcemente. Podía ver a su hermano siendo amigo de alguien así.

—¿Puedo sentarme o estás muy ocupada? —preguntó Shun, buscando algún sitio donde descansar en aquel taller.

Neko le acercó un taburete y le indicó que tomara asiento.

—Si no te importa que siga con esto, puedo hablar mientras tanto. La verdad es que es bienvenida la compañía —le confesó.

—¿Qué es? —curioseó Shun señalando con lo que Neko trasteaba.

—¿Esto? Será el pectoral de una armadura cuando la acabe. Ésta en concreto es parte de un set, pero el pectoral sólo puede ser fabricado, no se vende en tiendas ni se consigue como drop.

—Oh… —dijo Shun, empezando a mover las piernas.

Su mascota saltaba desde el suelo, haciendo ruiditos agudos e intentando alcanzar su regazo.  Shun estiró los brazos para atraparlo a la altura de sus rodillas y le rascó entre las orejas en cuanto acomodó al conejo.
Después de que Marshi le mordisqueara los dedos, Shun activó su omnitool para buscar comida para mascotas en su inventario.

—Toma, dale esto —le dijo Neko, llamando la atención del chico antes de echarle una zanahoria al vuelo.

Shun la cogió a duras penas y miró la zanahoria, analizándola. No era como aquella multicolor que le había dado su hermano para atrapar a su querido conejo. Era naranja, pero su forma era demasiado perfecta, no se parecía a ninguna zanahoria real que hubiera tenido entre sus manos. Hasta conservaba las hojas.

—Es un alimento especial para mascotas de ese tipo —explicó Neko mientras sus manos trabajaban de forma automática—. Si le das eso en vez de la comida básica para mascotas, te da varios bonus: gana más cariño por tí, le llenas más el hambre… cosas así.

Shun asintió y acercó la zanahoria al morro de Marshmallow, que ya le había apoyado las patitas delanteras en el brazo para olisquear aquel manjar. El conejo chilló con deleite antes de disponerse a darse un banquete con la zanahoria.
Shun acarició su pelaje blanco y sonrió contento.

—Gracias, no lo sabía.

Neko se encogió de hombros.

—Eres nuevo, hay muchas cosas que no sabes, es un hecho.

Shun se rió un poquito, algo afectado por la brusquedad de las palabras de la chica, pero no le dio importancia. Ahora sí que podía ver a su hermano y a la mecánico siendo amigos. Totalmente.

—¿Tú tienes alguna mascota? —quiso saber Andrómeda.

Neko se lo pensó un poco antes de contestar, aunque en un principio sólo se encogió de hombros y parecía no ir a añadir nada más. Pero terminó hablando.

—Se puede decir que sí… Cuando tenía poco nivel quería mascotas, pero no tenía muy claro cómo cuidar de esos bichitos, así que esperé a subir más de nivel antes de decidirme —comenzó su explicación—. Una vez que ya conocía el sistema de mascotas, se me cruzaron otros proyectos por delante, así que abandoné la idea y me centré de lleno en la vida de un mechanic en el juego.

Shun asintió, satisfecho con la información.

—¿Cómo se llama? —preguntó ella, levantando la barbilla hacia su mascota virtual.

Neko miró hacia sus manos mientras las sacaba de dentro de lo que sería un pectoral y se quitaba los guantes, dando una pausa a su trabajo.
Shun tardó unos segundos en responder, acariciando al conejo y disfrutando de verlo tan feliz con su comida.

—¡Marshmallow! —exclamó— Así es como la llamo.

Shun seguía con la vista puesta en su conejo cuando escuchó el sonido de algo metálico al caer al suelo desde poca altura. Levantó la cabeza y centró la mirada en Neko.
La placa que había vuelto a coger después de quitarse los guantes estaba entre las piernas de la chica, aunque sus manos estaban en alto. Los ojos turquesa de la mecánico estaban muy abiertos y mantenía los labios apretados. Le temblaron las cejas.

—Ah… —dijo Shun, parpadeando y apretando al conejito entre sus dedos.

Se sentía como si hubiera metido la pata, pero no tenía idea de cómo ni porqué.


Kora

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #85: June 06, 2014, 04:23:42 PM »

029missing pieces

Con un par de horas ya entradas en la madrugada, el grupo de jugadores fue abandonando el primer piso de la base, algunos volviendo a los dormitorios de ésta y otros saliendo a la calle en busca de quests nocturnas o simplemente, algo de diversión. La partida había sido intensa, cuando el grupo era numeroso, no era necesario subir las apuestas demasiado para que el ganador se llevara un buen premio.

Raiden había permanecido al margen, apenas participando en un par de rondas, aquellos mini-juegos no le interesaban y no había acumulado una baraja especialmente buena. Hubiera subido a su habitación directamente, pero Lilith y él tenían una conversación pendiente.

- Entonces, ¿qué cuenta Sam?

Lilith contó las monedas que había ganado antes de que desaparecieran de su mano, a salvo en el inventario. Podría haber ganado mucho más que eso, pero la mujer a menudo participaba en aquellas timbas para estudiar el ambiente general como prioridad… aunque no le importaba ganar de vez en cuando.

No habría tenido que mencionar el nombre del otro Samurai en los cortos mensajes que habían intercambiado al volver a Sanctuary para que ésta supiera qué había pasado. Aunque tuviera básicamente tres cuartos de su cara cubiertos, había pasado tanto tiempo dentro del juego con él que ni era necesario.

- Nos hizo un steal kill-
- ¿Cómo es que siempre te pasa eso? – Raiden entrecerró el ojo al descubierto, pero no se distrajo con el divertido comentario de Lilith.
- ...y dijo que tenía un mensaje para ti.

La mujer arqueó una ceja, con la sonrisa helándose poco a poco en sus labios. Debía estar llegando a las mismas teorías que él mismo tenía, por lo que necesitaba toda la información.

- A veces es mejor no escoger un bando, o puedes arriesgarte a elegir el perdedor. – Aquellas habían sido las palabras exactas de Sam, marcadas en su mente. – Eso… eso es lo que tenía que decir. Sin embargo, dice que no tiene nada que ver con el ataque del otro día.

Dejó que la mujer procesara la información. Lilith cruzó los brazos, tamborileando con sus dedos sobre el brazo. No podía ver su expresión con el rostro ladeado, el flequillo rojo era una cortina sobre su cara.

Cuando Lilith jugaba a las cartas de verdad, lo hacía para ganar. Un pie en el suelo y el otro alzado para dar el siguiente paso y aplastar bajo su bota a quien estuviera en medio. No dudaba de su liderazgo, su experiencia en la vida real había sido clave en muchas de las victorias durante Guild Wars, y dentro del juego, no habría otra persona a quien seguiría antes que a ella.

Pero aunque tuviera delante de él sólo a un montón de píxeles, seguían estando controlados por una conciencia humana. Una conciencia que del mismo modo que podía arriesgar una tirada y llevárselo todo, también podía salirle el tiro por la culata y quedarse con los bolsillos vacíos.

Sólo el tiempo mostraría el resultado final de su jugada… dándoles pequeños adelantos para entretenerlos durante la espera.

- ¿Le crees? – Dijo finalmente Lilith.
- No… no lo sé. – Le costó unos segundos responder.

Lilith se levantó, quedando frente a él con los brazos cruzados. Tenía el ceño fruncido y los labios apretados, una expresión que pocas personas habían visto. Afortunadamente para ellos.

- Así que de momento, esto es lo que podemos suponer: Sam sabe del ataque y de mis planes. ¿Cómo explicarías eso? – Entrecerró los ojos.
- Tiene un contacto dentro de la guild, y está trabajando con otros para quitarnos de en medio.
- ¿Y por qué haría algo así?

Aquella era una pregunta retórica, con Lilith dando unos pasos a un lado a otro mientras seguía con su retahíla.

- No somos la guild más grande del juego, pero he hablado con otros jugadores, y hasta ahora, estamos entre las más seguras. En menos de diez días hemos formado con otras guilds y reclutado incluso jugadores de tercer job.
- Has estado ocupada. – Raiden apretó la mandíbula. Estar fuera de aquel tipo de decisiones le incomodaba, por mucho que supiera que no era precisamente el mejor negociador.
- Sam prefiere ir solo, pero si tiene que ir con alguien, irá con quien más le beneficie. – Siguió hablando Lilith, levantando la palma de la mano hacia él. – Antes de que digas nada sobre ti, dudo que vuestra vendetta personal sea el motivo. Pero pongámoslo. O no está con nosotros por motivos personales, o porque está con alguien más poderoso que nosotros.

Con aquellas opciones sobre la mesa, Lilith puso los brazos en jarras.

- Eso es, claro, asumiendo que él estuvo detrás del ataque. El grupo que envié volvió con las manos vacías. Si hubiera querido dejar una advertencia, una de ese tipo, ya habría tenido su oportunidad.
- Y si lo que dice es verdad, él no ha escogido bando.

Tenía que admitirlo, no tenían ningún motivo para acusar a Sam del ataque. Pero todavía quedaba una pregunta, y Raiden había estado especulando al respecto. La conclusión a la que había llegado… habría hecho que un escalofrío recorriera su espalda, si todavía le quedara un cuerpo.

- Lilith, ¿sabes que Songbird tiene una enfermedad crónica que le impide salir de su habitación?
- ¿Qué? Eso es…

Raiden levantó la vista cuando Lilith detuvo sus palabras en seco. Abrió los ojos, probablemente llegando a la misma conclusión que él. Era incluso más fácil cuando se tenía la información de Sam previamente.

- Si tuvieras que elegir entre éste mundo y una habitación, ¿qué elegirías? ¿Por qué lucharías?

El silencio de Lilith duró unos segundos, hasta que dejó ir una risa sorda, pasándose la mano por el pelo rojo mientras negaba con la cabeza. Habían estado tan centrados en salir, en volver a la realidad, que simplemente se les había pasado por alto que quizá otros pudieran no querer volver.

- Es hora de que Sam y yo hablemos. – Lilith lo miró fijamente. – Si sabe lo que ha pasado, si ha dicho que no escojamos bando… sabrá mucho más.
- Iré contigo.

Raiden se levantó de su asiento, como si fueran a salir por la puerta de la base a por Sam en aquel instante. Pero Lilith volvió a negar con la cabeza, arqueando una ceja al mirarle.

- ¿Para que simplemente os pongáis a luchar? No puedo permitir que ninguno de los dos pierda una vida.
- ¡No puedes dejarme fuera de ésto, Lilith! ¡Ya basta!

Apretó la mandíbula, con los puños temblando a sus costados. Después de todo lo que habían pasado juntos, Lilith no podía simplemente apartarlo. Lo que concerniera a Sam era asunto suyo. Lilith, los Crimson Raiders… eran asunto suyo también.

- Jack… – Lilith avanzó hacia él. – Te prometo que te contaré todo apenas lo encuentre. Pero no puedes estar en medio.
- No soy una niñera, Lilith, y he estado fingiendo que lo soy ya bastante tiempo.
- Pues tendrás que hacerlo un rato más. – La mujer torció el labio. – ¿No te das cuenta de que es igual de importante?

Sin mediar más palabra, Lilith dio la vuelta, dirigiéndose hacia la escalera. Lo había dejado aturdido unos segundos, pero no tardó en alcanzar a la mujer, sujetándola por la muñeca.

- ¡No me des excusas como si fuera un niño!
- Jack…

Lilith dejó ir un suspiro, bajando la mirada. Tenía aún una mueca de molestia, y sonaba cansada. Soltó su agarre, y la mujer frotó la piel ya marcada por el metal. Pasó unos segundos en silencio, midiendo sus palabras mentalmente.

Quizá simplemente no había querido contar con la posibilidad, pero las palabras de Lilith lo cogieron totalmente desprevenido.

- Todavía no sé lo que está pasando, pero puede que haya cometido un grandísimo error. Tú y yo lo sabemos. Pero si hay una manera de enmendarlo… y si el precio es muy alto, tengo que saber que quedaréis algunos atrás para seguir protegiendo al resto.

Congelado al pie de la escalera, observó la figura de Lilith subir hasta desaparecer en los pasillos del primer piso en silencio.


Airin

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #86: July 31, 2014, 03:52:48 PM »
Heyo, I still live  o/

~06~




—¡Airin!

—¡Fíli! !No!

—¡Fíli, Fíli aguanta!

—¡No te sueltes Airin!

El viento embravecido golpeaba sus cuerpos como si quisiera borrarlos de la faz de la montaña, estirando de sus ropas y haciendo que el pelo les azotase en la cara, mientras la lluvia caía en una cortina violenta y constante.
El knight se vió izado poco a poco por su hermano y su otro compañero, que hacían un intento desesperado por subirlo de vuelta al camino sin verse desbarrancados ellos también.

—¡Vamos muchacho que ya casi estás arriba! —el gunslinger gruñó una de sus excéntricas maldiciones y tiró de la cuerda con fuerza, hasta que su espalda chocó con la pared de roca, y el rubio consiguió arrastrarse de nuevo al saliente.

Fíli escupió agua y tierra, y sin haberse puesto aún en pie se revolvió por el suelo en busca de un punto de apoyo seguro. Notó los brazos de su hermano alrededor de su torso, y su respiración agitada en su cuello.

—¡Te tengo, estira! —y el rubio se enroscó en torno a antebrazos y manos la otra cuerda que se anudaba a su cintura, y que todavía aguantaba el peso de una persona más.

La lluvia había dificultado el trayecto más de lo que el grupo había previsto, y pese a las advertencias de cautela de Pip, el piso de roca se había desmoronado bajo sus pies prácticamente por sorpresa. Fíli había trastabillado y al perder el equilibrio de repente se había encontrado cayendo al vacío del barranco desde cientos de metros. Su compañera que caminaba detrás de él había intentado sujetarlo, pero poco había podido hacer contra el viento y el peso añadido del knight. El chico, en un afortunado acto reflejo, se había agarrado al borde del camino, y aunque había seguido cayendo un par de metros más había conseguido hacer pie en una roca suficientemente firme que había detenido su descenso.

Sin embargo la chica había quedado a merced de la tormenta en condiciones precarias y pese a sus esfuerzos por recuperar la posición se había visto arrastrada más allá del alcance de Fíli cayendo sin freno y golpeándose contra la pared del barranco repetidas veces.
Ahora colgaba aturdida y desorientada, balanceada de forma peligrosa por las ráfagas de viento que sacudían su cordaje suspendido sobre el vacío.

—¡Vamos, un poco más! —Kíli, aunque con el estómago atenazado por el miedo, servía de ancla a su hermano mayor, sabedor de que el rubio tenía más fuerza física tanto dentro del juego como fuera de él.

—¡Airin! ¡¿Airin estás bien?! ¡Contéstame! —Fíli se inclinó hacia la arista, y Kíli estrechó más su agarre— ¡¿Me oyes?!

Tenuemente, casi ahogada por el rugido del viento, les llegó la voz de la chica.

—¡Estoy...! Más o menos —En un acto de temeridad Pip se asomó por encima del borde, y la vio aferrada a la pared con desesperación, temblando mientras intentaba impulsarse y trepar hacia arriba.

Sabiendo que cuanto más tiempo tardasen en subirla más riesgo corrían de acabar mal, el gunslinger clavó sus botas en el suelo para no resbalarse, y tomó la cuerda casi de manos de Fíli.

—Ayúdame soldado, iremos más rápido si hacemos tandas intermitentes, ahora yo, y cuando la tenga sujeta, tu turno ¿de acuerdo? —ambos muchachos asintieron como uno sólo, e hicieron espacio junto al orillo.

—¡Tirad! Otra vez... ¡Tirad! —como si de un auténtico capitán de barco se tratase, Pip dirigía a su tripulación sin atisbo de duda ni descanso, jalando del cabo con fuerza.

En un par de interminables minutos una coronilla pelirroja y mojada asomó de nuevo al camino.
Fíli se abalanzó sobre ella, y agarrándola por debajo de las axilas la arrastró como pudo de vuelta a la roca firme. La chica lloraba y temblaba, agarrando la túnica del knight con los nudillos blancos por la presión.

—!Lo siento Airin lo siento! ¡De verdad, perdóname! Si hubiera visto dónde pisaba... Oh dios, perdóname, ¡perdóname! —Fíli la apretaba entre sus brazos, frotando su espalda y aguantando las lágrimas carcomido por la culpa.

—No te odio, sólo... —la chica hipó, restregándose la nariz con la respiración entrecortada— no lo vuelvas a hacer, ¿vale?

—En cuanto estéis mejor, seguimos. No quiero aparcar aquí mucho tiempo, y estoy mojado hasta los gayumbos.

—¡Pip!

—¿Qué? ¡Es verdad!



« Last Edit: October 12, 2018, 04:52:02 PM by Airin »

~      H e g o a k    e b a k i    b a n i z k i o,    n e r i a    i z a n g o    z e n,    e z    z u e n    a l d e g i n g o.       ~
~      B a i n a n    h o n e l a,    e z    z e n    g e h i a g o    t x o r i a    i z a n g o,      ~
~      e t a    n i k    t x o r i a    n u e n    m a i t e.       ~


Neko

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #87: August 24, 2014, 12:44:19 PM »
Creo que no tengo nada que añadir para ilustrar este capítulo... oh sí, una cosa. Las "Damascus" son unas típicas dagas o armas de filo que suelen aparecer en casi todos los rpgs. El termino viene del acero adamascado o de Damasco. Es una manera de trabajar el metal, blehbleh, en el enlace podéis leer más.





21. ¿Seguro que estás bien?

   

Ikki llevaba un rato informándose sobre las costumbres de Guild a la que se acababa de unir. Nunca había estado en una, pero Anir le había hablado tantas veces de las cosas que solía hacer con sus compañeros, que Ikki supuso que en los Crimson Raiders también tendrían cosas parecidas.
Se estudió la lista de usuarios, sus jobs y niveles, los privilegios de los que Firehawk le había dotado, el mapa de la base y la zona en la que residía mientras se tomaba un café y Shun movía los pies al otro lado de la mesa del comedor.

Le dio permiso a Shun para pulular mientras no saliera del edificio sin avisarle, pero no tardó mucho en empezar a sentirse incómodo sin su querido hermano alrededor. Apagó la interfaz de su omnitool y salió en su busca.

—¿Dónde se habrá metido? —masculló mientras andaba silencioso como una sombra por los pasillos.

Unos minutos más tarde dió con él, o más bien con su voz, que salía alegre de una habitación. La puerta estaba entreabierta, así que Ikki se acercó para fisgar.

La voz de Neko respondía las preguntas de Shun, e Ikki se sintió inquieto y en paz al mismo tiempo. Se llevó un puño al pecho, frotando con los nudillos sobre el pectoral negro de su armadura.

Parecía que hablaban sobre mascotas e Ikki agudizó el oído, ilustrando las palabras de Neko en su mente con viejos recuerdos.

—Una vez que ya conocía el sistema de mascotas, se me cruzaron otros proyectos por delante, así que abandoné la idea y me centré de lleno en la vida de un mechanic en el juego.

Recordaba aquellos proyectos. Había estado ahí en la mayoría de ellos, pero la joya de la corona siempre sería su airship. Casi, casi lo había creado ella sola, todo un reto.

—¡Marshmallow! Así es como la llamo.

Escuchó Ikki desde la puerta antes de oír el estruendo de algo metálico golpear el suelo. Ikki tomó el ruido como una buena excusa para asomarse a ver qué demonios pasaba.
El lenguaje corporal de su hermano, que sostenía a su mascota en brazos, irradiaba culpabilidad por cada píxel y la cara de Neko era una que había visto en muy pocas ocasiones. Parecía a punto de llorar y Neko no lloraba.

Dudó un segundo en el que su rodilla tembló antes de chistar y entrar en el taller como si fuera suyo.

—¿Qué ha pasado con Marshmallow? —inquirió Ikki en un tono dominante, que no dejaba lugar al silencio como respuesta.

—Está aquí… —murmuró Shun, apretando al conejillo entre sus brazos y enterrando su nariz en el pelaje blanco.

—Tu Marshmallow, Neko —insistió en dark knight sin dejar de mirar a la chica—. ¿Qué ha pasado con tu airship?

Los hombros de Neko cayeron y se llevó un nudillo a la cara para frotarse el puente de la nariz. Cambió el peso de pie y tomó aire, recobrando algo de su compostura. Se llevó una mano a la cadera y movió la otra rápidamente, como si desechara un hecho o un pensamiento.

—Tuve que dejarla —contestó, mirando al suelo—. Está en el desguace, no la pude salvar.

Shun miraba de uno a otro, empezando a juntar las piezas del puzzle. Neko se encogió de hombros y se agachó para coger lo que se le había caído antes.
Mientras tanto, Ikki flexionaba los dedos de una mano, sin acabar de decidirse. Al final puso la mano enguantada sobre el hombro de Neko, ofreciéndole el poco confort que pudiera sacar de él.

     

Cuando Hyoga, Starkrimson y Crane tomaron el warp hacia Sanctuary ya era tarde, el mago estaba más que cansado y había subido tantos niveles que ya no recordaba cuantos eran exactamente. ¿Cuatro, cinco, diez? No tenía ni idea.
Se puso la mano en el cuello mientras movía la cabeza de un lado a otro y Milo le dio una palmada que le enderezó la espalda.

—¡Un día productivo! —trinó Milo con una sonrisa radiante en los labios.

Hyoga gruñó y podría haber jurado que Yuzu se reía suavemente desde detrás de su bufanda roja, pero no podía verle bien los labios ni la expresión de la cara mientras ajustaba el accesorio alrededor de su cabeza para protegerse del frío de Sanctuary.

Los tres fueron a paso rápido hacia la base de la Guild y se separaron poco despés de atravesar sus puertas. Hyoga necesitaba descanso urgente y Milo quería encontrar a Neko para molestarla y distraerla un rato. Yuzuriha le acompañó, no sin antes despedirse con un cabeceo amistoso del mago negro.

No tardaron mucho en encontrarla, en el taller que había tomado como suyo, rodeada de materiales y herramientas.

—¿Qué haces, has pasado el día entero aquí? —preguntó el bardo mientras caminaba hacia ella y se apoyaba en una de las mesas de trabajo.

—¿Eso es una daga Damasco? —continuó Yuzu con el interrogatorio.

—Sí y también —contestó Anir, sin dejar de prestar atención a su trabajo—. Estoy refinándola.

Neko pasó una mano sin guantes por el filo de la daga, acariciando el metal, y lo miró con los ojos entrecerrados, calculadores. Milo tomó otra daga del mismo estilo de la mesa y la levantó para inspeccionarla de cerca.

—Deberías salir más… —musitó el bardo antes de continuar preguntando— ¿Duales? ¿Vas a dualizar dos damasco? Pero son dagas de principiante…

Neko sonrió y eligió una de las piedras que se encontraba entre el montón de materiales.

—No si las refinas a alto nivel, además, les voy a poner propiedades.

Apretó la piedra contra la daga, cerrando un ojo y sacando la lengua mientras la piedra se fusionaba poco a poco con el filo. Cuando terminó, el metal era oscuro y no reflejaba la luz.

—¿Elemento oscuro? —curioseó Yuzu— ¿Son para alguien?

Neko se lo pensó un poco, pero terminó por asentir una sola vez con la cabeza.

—Unas dagas básicas, pero muy refinadas y con elemento oscuro son de lo mejorcito para pasar desapercibidas en manos de un assassin —explicó, sonriendo—. Hay otras opciones, claro que sí, pero Tanlaus siempre me las pedía de este tipo para los asesinos de Night Fury.

Dejó la daga a un lado, con una sonrisa satisfecha y luego miró a su alrededor, buscando la otra. Milo estaba jugando con ella, lanzándola al aire y volviéndola a agarrar, pero terminó su juego y se la tendió a la mechanic.

Pasaron un rato más ahí, mientras Anir se dedicaba a refinar la segunda daga damasco y Milo le contaba como les había ido su día, con entusiasmo.

—¿Qué habéis hecho qué? —dijo Anir medio distraída y con una risita al fondo de la garganta que le raspó la campanilla.

—Hemos adoptado a Hyoga, al mago negro de ayer, el rubio.

—Ha sido él, lo ha adoptado él —le corregió Crane, señalando al bardo.

—Pero no estáis casados… —intervino Neko, ladeando la cabeza y frunciendo el ceño.

—¿Qué importa? —replicó Milo, encogiéndose de hombros— El chico necesita padrinos y parece majo. Seguro que le va bien tener a gente de confianza a su alrededor que se preocupe de su bienestar y todas esas cosas.

—¿Y tú no has pensado que no te conoce y que no tiene porqué confiar en tí? —picó Neko, con la nariz arrugada.

—Touché, pero yo sé que soy confiable, con eso debería bastar —afirmó Milo, con las manos en la cintura y muy seguro de sí mismo.

—Lo que pasa es que se lo quiere robar a Bennu —observó Yuzu mientras se ajustaba la bufanda otra vez.

Neko dejó por un momento su trabajo a un lado y se dedicó a mirar a sus compañeros de hito en hito. Y los señaló con un dedo enguantado.

—Vosotros dos… estáis muy mal. Pero que muy mal.

—Tú estás peor —le devolvió la acusación Milo, con una sonrisa encantadora.

Neko se encogió de hombros.

—No he dicho lo contrario —contestó con otra sonrisa igual de encantadora.

Se quedaron poniéndose ojitos durante unos segundos antes de que Yuzu interviniera.

—Es tarde.

—Sí, es verdad. Neko, deberíamos comer algo y descansar —recordó Milo.

La chica miró su trabajo casi terminado y apretó los labios, torciéndolos un poquito.

—Termino esto y os busco, no me falta mucho.

Después de varios asentimientos y amenazas para que la mecánico hiciera lo que había dicho, se despidieron para volver a verse en el comedor de la guild.

—¡Y Yuzu! —llamó Neko antes de sonreírle con una intriga enredada en el brillo de sus ojos— Tengo una sorpresa para tí, varias, pero aún no lo he terminado.

Yuzu frunció un poco las cejas y asintió.

—No tardes mucho —dijo a modo de despedida.

     

Unos cincuenta minutos del juego después, Neko corría más que caminaba por los pasillos de la guild. No era mentira que no le faltara mucho para terminar, pero cuando se había pasado unas doce horas seguidas trabajando, cuarenta minutos más tampoco le parecía tanto tiempo. Los diez minutos extra era el tiempo que había tardado en dejarlo todo recogido.
Estaba bastante contenta con su día, quitando el incidente con Bennu y Andromeda.

Dejó de correr y empezó a andar deprisa, con las cejas arrugadas. Aún no tenía muy claro qué pensar de aquello.
Se llevó una mano al hombro y sacudió la cabeza después de notar como un escalofrío le recorría todo el cuerpo.

Ikki siendo amable no era algo nuevo para ella, pero sí que era algo que creía que nunca más iba a volver a ver y mucho menos dirigido hacia su persona.
Neko se mordió varias veces el labio inferior, sin bajar la marcha. La omnitool le avisaba de mensajes nuevos y suponía que era cosa de Stark y Crane, azuzándola para que se diera prisa en unirse a ellos en el comedor.

Tan ensimismada estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando giró la esquina con tanta prisa que se chocó contra alguien, su nariz dando sobre una superficie tan dura que dio un pequeño gritito por el número de daño que flotaba sobre su cabeza.

—¡Ay! —se llevó las manitas a la nariz— ¿Quién ha puesto una pared aquí?

Otras manos le agarraron de los antebrazos.

—¿Estás bien? —preguntó el jugador contra el que había chocado.

Neko parpadeó y oyó risitas un poco más adelante. Delante de ella había un pecho tan perfecto que daba ganas de exponerlo para estudios de anatomía. Los músculos perfectamente definidos, los pezones pequeños y los abdominales tensos bajo la piel.
La chica levantó la mirada poco a poco. Una cara con antifaz y enmarcada por pelo oscuro y liso le miraba con preocupación.

Apartó sus manos de la nariz poco a poco, notando como sus mejillas se enrojecían y no le salía la voz, así que asintió con la cabeza.

—Dick, deja a la niña y sigue la partida, que iba ganando.

Neko se asomó por un lado de los brazos igual de perfectos que el pectoral sobre el que se había estampado.
En una sala de juegos, un grupo de hombres en distintos estados de desnudez jugaban a cartas. El que iba más vestido era el que había hablado, y todos y cada uno de ellos les miraban fijamente. Reconoció a Nox entre ellos. Tampoco llevaba camisa.

—Ya voy —contestó antes de hablarle a Neko de nuevo—, ¿seguro que estás bien?

—Sí —dijo por fin, con la voz más aguda que de normal. Carraspeó—. Sí…

El chico le dedicó una sonrisa pequeña y volvió a la mesa de juego entre gritos y risas y Neko frunció el ceño y antes de irse gritó.

—¡No soy una niña! —les enseñó la lengua y salió corriendo hacia su destino.

Cuando llegó al comedor, Milo le frotó el pelo, Yuzu la miró con una ceja levantada y Hyoga estaba dormido sobre sus brazos cruzados en la mesa. Le dio la culpa a la carrera por su sonrojo y pensó que en aquella guild aún estaban todos un poquito locos.

Se sentía como en casa.


Kora

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #88: August 24, 2014, 12:49:31 PM »

030move forward

Acostumbrarse a levantarse pronto en un videojuego era algo extraño, pero nadie podía negar que mantener un horario y un moderado nivel de disciplina daba resultados. Por la mañana, aún desperezándose para sacarse de encima los efectos de una noche de partida de cartas, el grupo de chicas había dado una vuelta por los alrededores de Sanctuary para sacar algo de experiencia. Aunque Raiden había estado ausente, Jolyne y Asami podían encabezar la ofensiva, y ésta última había conseguido finalmente llegar al nivel necesario para subir de job.

Tras volver a la ciudad, habían ido directas a realizar la quest, recorriendo las estrechas calles de Sanctuary hasta llegar al taller donde pondrían a prueba a la Blacksmith.

- ¡Buena suerte, Asami! – Kora agitó un brazo mientras ésta abría la puerta del local, y a su lado, Jolyne le levantó ambos pulgares.
- Te estaremos esperando aquí fuera. – Dijo Elizabeth con una sonrisa.
- Gracias, chicas. – Asami les devolvió la sonrisa antes de desaparecer dentro del local.

Para la espera, Kora y Jolyne se habían sentado sobre unas cajas de metal, mientras que Elizabeth se había arrodillado en el suelo, con su carro al lado.

- Ah… yo debería subir también a tercer nivel pronto. – Suspiró Jolyne, apoyando la cara en ambas manos. – Tendremos que ir a Two Rivers, eso sí.
- ¿Two Rivers?
- Es una ciudad basada en la Asia tradicional. – Explicó Elizabeth, que estaba tecleando en su Omnitool. – Tiene buena comida, cuando la he vendido en otras ciudades me duraba minutos.
- Doy fe de ello. – Asintió Jolyne.

Kora se sintió emocionada con la perspectiva de viajar a otras ciudades pronto, y el tener que grindear experiencia se volvió algo más apetecible. Tarareando una canción, balanceó los pies de un lado a otro, aunque el teclear de la otra chica terminó por llamar su atención.

- ¿Qué estás buscando?

Elizabeth levantó la mirada, con la Omnitool aún abierta.

- Estoy viendo qué quests podríamos hacer para que no haya repetidas… – Se llevó un dedo a la mejilla, tamborileando sobre éste. – Raiden tendrá todas hechas, pero sacaríamos todas beneficios si nos dedicamos a las que no hayamos hecho ninguna de nosotras.
- Eh, buena idea. Eres el cerebro del grupo, ¿no? – Rió Jolyne.
- ¡Genial! – Kora dio una palmada. – ¿Puedes intentar que sean en diferentes ciudades? Con Two Rivers ya tenemos un sitio seguro que visitar… ¡pero podríamos ir a más sitios!
- Bueno… nosotras dos tendremos que ir a Columbia pronto cuando subamos de nivel.

Con un grito ahogado, Kora vio como todas sus ilusiones se desvanecían, llevándose las manos a la cabeza mientras los recuerdos de la Ascensión volvían de aquel rincón de su memoria en el que los había enterrado.

- Las visiones… – Dijo con un hilo de voz.
- ¿Qué pasa con Columbia? – Preguntó Jolyne, girándose hacia la otra con una ceja arqueada, insegura de si ponerle una mano en el hombro.
- ¿Has ido alguna vez? – La Monk negó con la cabeza. – Ugh… sólo espero que al menos vayamos por Warps…
- Para subir a Columbia de forma… manual… tienes que pasar por una cosa que se llama Ascensión.

De nuevo, Elizabeth se encargó de las explicaciones.

- Es… subir en unas cabinas propulsadas desde el nivel del suelo, básicamente. Columbia está en el cielo, así que...
- Suena… ¡suena guay! – Jolyne levantó un puño, entusiasmada, ganándose una mirada horrorizada por parte de Kora. – ¡Quiero intentarlo!
- Bueno, pues, yo iré en Warp.

Cruzándose de brazos, Kora dio por cerrado el tema; si realmente querían llegar a Columbia desde el faro, iban a tener que subirla a la cabina a rastras.

- Ahora que estamos hablando de Columbia… – Elizabeth no levantó la vista de la Omnitool al hablar, aunque había dejado de teclear. – Me pregunto cómo le estará yendo a Maya.

Ante la mención de su otra compañera de grupo, se hizo el silencio entre las tres. Todavía no habían contactado con la Time Mage desde que se marchara, al menos no entre ellas. Jolyne pasó una mirada de la una a la otra, incómoda.

- ¿Quién… quién es Maya?
- Es… nuestra compañera de party. – Elizabeth se pasó una mano por el pelo. – El día antes de que te unieras a nosotros se fue a Columbia a subir de job.
- Pero… eso es bueno, ¿no?
- Ese mismo día perdió su primera vida mientras entrenábamos.
- Oh…

Jolyne se movió en su asiento, con el ceño fruncido. A su lado, Kora seguía en silencio. Habían sido apenas dos días, pero se le había hecho una eternidad -- parecía que había ocurrido años atrás. La percepción del tiempo se volvía algo confusa dentro del juego, aunque probablemente no era sólo eso.

- Aún así… sólo es una vida, todavía tiene las otras dos. – Jolyne trató de quitar hierro al asunto. – Además, la mayoría de jugadores ya ha perdido una al menos… aguantar tanto tiempo es un buen récord.
- Supongo. Quizá por eso se hace tan… – Se detuvo unos momentos, tratando de buscar la palabra. – incómodo.
- Igualmente, ¿va a volver?

Aquí es donde nos separamos. Espero que nos volvamos a encontrar pronto.

¿Había sido aquello una promesa, o sólo una despedida cortés?

- Espero que sí. Maya me salvó la vida, y ha mantenido al grupo a salvo aún siendo sólo Black Mage.
- El grupo no es lo mismo sin ella. – Kora confirmó las palabras de Elizabeth, tanto como para Jolyne como para ella misma.
- Parece que la admiráis mucho…

Las puertas del taller se abrieron con un chirrido metálico, terminando la conversación, y Asami salió de entre ellas. Estaba cubierta en manchas de aceite oscuro y llevaba una armadura diferente, la que debía ser la predeterminada de los Mechanic. Con un resoplido, se apartó el cabello oscuro de la frente.

- ¿Ya está? – Kora bajó del contenedor metálico de un salto, acercándose a Asami, quien asintió en respuesta. – ¡Felicidades!
- Gracias, Kora.

Elizabeth y Jolyne se acercaron también, felicitándola por su parte.

- Perdón si os he hecho esperar demasiado.
- Ni tanto. – Jolyne se encogió de hombros. – ¿Ha sido difícil?
- No realmente, más bien tedioso.

Asami estiró los brazos, y luego, cambió la sobria ropa de Mechanic por el atuendo negro y granate que llevaba antes.

- Me alegra que ya tengamos a alguien más de tercer job. – Dijo Elizabeth. – Precisamente estábamos hablando de que nosotras también tendremos que subir pronto.
- Es cierto… tendréis que estar a punto.
- Kora y yo podríamos si nos dedicamos a fondo esta tarde. – Asintió la Merchant. – Ya que es un viaje a Columbia, nos vendría bien que fueramos las dos juntas.
- ¿Sesión intensiva esta tarde? – Asami arqueó una ceja. – Vale, pero podríamos ir a comer antes.

A su lado, Kora levantó la mano como si hubiera sido propulsada por un resorte.

- ¡Voto a favor!
- ¡Yo también! – Jolyne se unió a la propuesta enseguida. – Ni siquiera hemos almorzado…
- Decidido, pues. – Elizabeth dejó ir una risa. – Recuperemos fuerzas antes de volver a la carga.
« Last Edit: August 24, 2014, 05:04:03 PM by Kora »


Shura

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #89: August 24, 2014, 01:00:31 PM »
Uf, no salia el aporte, por eso esta tal que así, estoy desgastadilla.
Wow, que me faltan imágenes de Nightmare, aquí el pollo 1 y 2

#21.

xx
xx

-Así que te queda poco para subir de job, ¿eh, Nero?

Tomarse el día anterior de descanso le había servido a la Party para recuperar fuerzas, arreglar sus stats, administrar su inventario y reabastecerse. Aunque de lo último podían estar agradecidos a Caesar, el dinero empezaba a escasear en el grupo, aunque aún no se fueran a morir de hambre y pudieran estar tranquilamente en la taberna de Prorencia.

-¿Y ya has decidido lo que quieres ser?
-Sí Doppio, voy a convertirme en Knight. -Nero se dejó arropar por sus compañeros, intentando no pensar que nadie había respondido al mensaje que había enviado para atender a la Guild, pero a su vez, quitándole importancia a la situación y apreciando lo que ya tenía.
-Buena elección. -Por supuesto, era Sol quien había contestado.
-Quizás valdría la pena que intentanse ser Lancer o Samurai, sería bueno para la party que al menos uno de sus miembros pueda lanzar un primer ataque aprovechando la velocidad. -Caesar lo analizó como jugador, Sol deshecho la idea con un movimiento de la mano.
-Podemos equilibrarlo ahora que te tenemos en la party, Zeppeli, un ataque a distancia es tan efectivo o más que el primer golpe.
-Agradezco el voto de confianza en mis habilidades, pero vale la pena tener un as en la reserva.
-Cuando Nero sea Paladin, podremos cubrirte sin ningún problema.
-¿Y no sería mejor que Nero escogiera solito lo que quiere hacer? -JoJo apoyó la barbilla en la palma de la mano, impacientandose porque la conversación pareciera volar por encima del mencionado sin que prestasen atención a que este estaba presente.
-No. -El mago y el paladin replicaron al unísono haciendo que JoJo bufase de disgusto.
-No pasa nada JoJo, mi intención desde el principio era llegar a ser Paladin, -Nero le dio una palmada en el hombro- es el mejor job del juego.
-Eso me suena… -era exactamente lo que le había dicho Sol hace un par de días -Nero, no tendrías que dejarte influenciar tanto por Sol, él también tiene sus defectos.
-Como pasar de tu cara, ¿verdad? -Nero se mordió la lengua tarde, hablando con quizás más acidez de la que pretendía, Joseph volvió la cabeza, sorprendido, para cruzarse un segundo con su mirada antes de que el soldier le apartará la cara.
-Sí, entre muchos otros defectos, esta ese -intento quitar hierro a la situación negando con la cabeza -es tu elección y sabes más del juego que yo, pero el samurai de Columbia, Raiden, aun con un brazo, parecía muy bueno, o por lo menos tener unas habilidades pulidas más allá de blandir una espada.
-Me faltaba entrenamiento contra Raiden, pronto eso no se volverá a repetir… -Nero parecía más afectado al recordar la derrota contra Raiden, que en prestar atención a aquel consejo.
 JoJo no quiso añadir nada más al respecto, para él tenía que ser un tema delicado… si Nero tenía la autoestima tan baja como se sospechaba, cualquier comentario le iba a afectar.

El resto de la party seguía hablando ajenos a sus dos compañeros.
-¿Y a mi cuando me queda para subir de nivel?
-Aún tendrás que esforzarte, Shura, y subir en magia.
-¿Como llevas los stats?
-Todos activados al menos al nivel uno Caesar, excepto curación que esta al completo.
-Podríamos pasar el día aquí y recaudar dinero mientras te ofreces para curar.
-Hoy no Doppio, hay que evitar que a Shura se le peguen los moscardones -Sol le dedicó un amago de sonrisa, que quedó en una mueca burlona.
-Qué haría yo sin ti Sol. -Rodó los ojos, aunque lo agradecía, vender sus habilidades no era lo que más le apetecía, venderse así, era una idea que se podía malinterpretar en otros sentidos… esperaba no llegar a esos extremos... de momento.
-¿Pero en qué estás pensando? -JoJo le dió un codazo en el brazo sonriendo, mientras la chica sacaba la lengua y ponía cara de no haber roto un plato en su vida.

-Hoy nos quedamos en la ciudad, igualmente Nero tiene que hacer la quest de Knight aquí en Prorencia. -Sol se preparó para contarles el plan. -Si vamos hacia el oeste de la ciudad, hay un castillo que puede servirnos como una buena dungeon, son siete niveles en la torre, los dos primeros son para iniciados, los siguientes tres se adaptan mejor para vuestro nivel, en los otros dos no vale la pena correr riesgos porque siempre ronda un boss de zona.
-¿Qué boss? -Shura recordaba como su último enemigo había explotado quitándole su primera vida… y solo había sido un mini boss.
-Nightmare -Sol y Nero hablaron a la par pero este segundo resoplando con aquella palabra.
-¿Y qué hay de malo con el?
-Puede cambiar de magia sagrada, a magia oscura, los paladines no suelen tener ventajas frente a él, pero si las debilidades.
-¿Ves? Para que luego digas que todo son ventajas en ser paladin.
-Eh JoJo, escucha, es importante. -Caesar reprendió a su amigo que aquella vez le ignoró indagando más sobre el plan.
-¿Entonces mientras no subamos a las dos últimas plantas estamos a salvo?
-En teoría… -Doppio participó en la conversación añadiendo su propia información -excepto que algún jugador lo atraiga a los pisos inferiores.
-Eso se hacía antes: lograbas que Nightmare te rastrease, y al perseguirte, sólo tenías que bajar de planta y ayudar a los novicios atacando entre todos. Era una buena táctica para subir de nivel rápido…-Nero tragó saliva, recordando que era lo que algunos jugadores solían hacer, bajando su tono de voz preocupado- o para gastar una broma a los novicios…
-Menudo sentido del humor -Caesar desprecio la idea arrugando el entrecejo.
-De todos modos, no vamos a encontrar ningún idiota que se arriesgue a que Nightmare lo mate sólo por hacer la gracia, confiar en mi -Sol dio una palmada contra la mesa al tiempo que se ponía en pie -en marcha.

---


A Dante le hubieran pitado los oídos hace un rato, quizás lo hubiera escuchado si no hubiera sido tan dado de sí mismo, convencido de que aquella era su oportunidad para obtener un buen item.
Dante Sparda, con el nick Redgrave, era un Gunslinger sin grupo ni guild actual, ya que como jugador le gustaba ir donde soplase el viento, ofreciendo sus servicios en las Guild Wars por un pellizco, y sus habilidades de Merchant según la ocasión… pero aquella era de esas ocasiones, en las que ni su labia, ni sus encantos, ni habilidades, iban a servirle de mucho.
Yendo a por el Boss de zona Nightmare, para quitarle los items, y dándose cuenta demasiado tarde, cuando descubrió que él solo no podía derrotarlo, que aquello se le había quedado grande y era hora de poner pies en polvorosa si no quería perder la primera de sus preciadas vidas.

Torció un pasillo a la carrera, detrás de sí, escuchaba como Nightmare, el caballero negro, arrastraba el filo de su espada, buscandole, convertido en una presa a la que reclamar el alma, sus ojos brillaban rojos como brasas detrás del yelmo, la espada era de metal y carne con un enorme ojo que giraba y sangraba un líquido rojo como la sangre que al tocar el suelo chispeaba quemando como lava.
Dante tragó saliva pensando en su siguiente movimiento, estaba en la cuarta planta, si lograba bajar a la segunda Nightmare ya no le seguiría, pero, si se encontraba con alguien en la tercera planta... le echaría al monstruo encima, y aunque no quisiera perder una vida, tampoco quería poner en peligro a nadie, había tenido suerte, pero contra más se acercaba a la entrada, más probabilidades había de tropezar con alguien que fuera demasiado débil para enfrentarse a ese monstruo…

Tengo que intentarlo una vez más… 

Podía tomar otra ruta, quizás Nightmare no le siguiera si saltaba directamente al siguiente piso, podía descender arrojándose al hueco entre las dos plantas, la punta de sus dedos brillo rojiza, cuando tocó la culata de sus pistolas gemelas, el cañón comenzó a brillar rojizo, extendiéndose esta chispa de color por toda el arma, potenciando al máximo el siguiente tiro. Retuvo el aire, levantó las pistolas a la altura de su cabeza, salió al pasillo enfrentándose a su enemigo, soltó el aire y disparó.
El retroceso le hizo saltar hacia atrás, Nightmare también retrocedio a causa de los impactos, pero no iba a ser suficiente. Dante comenzó a disparar rafagas, caminando de lado hacía atrás y manteniendo las pistolas a la altura de sus ojos, asegurándose de que todas las balas impactasen sobre su objetivo, no era suficiente, sólo ralentizaban a Nightmare sacando chispas brillantes cada vez que el metal impactaba contra la armadura, pero nada podía detenerle. Imparable, Dante estaba acorralado contra la pared, Nightmare alargó un brazo tan deforme que se asemejaba más a una garra, palpitando roja como si la sangre quisiera salir de su interior. El gunslinger se inclinó hacia atrás, justo a tiempo de que este no le arrancase la cara, y cayendo directamente de cabeza por el hueco hacía el siguiente piso.
Cuando la gravedad reclamó su cuerpo, intentó frenar contra algo, pero las paredes estaban demasiado lejos para agarrarse, y no le quedaban más balas para intentar que su potencia contra el suelo ayudase con la caída. Dante cerró los ojos preparándose para el impacto…

Nightmare se detuvo unos instantes, valorando su siguiente movimiento, su configuración le obligaba a seguir al jugador rastreado, se preparó para saltar por el hueco… pero un nuevo objetivo fue fijado, girando la cabeza y preparado para la nueva batalla.
Detrás del monstruo, un misterioso hombre al cual Nightmare no había podido localizar hasta que este decidió hacerse visible, alguien que seguía muy de cerca a Dante, como si se tratase de su ángel de la guarda, asegurándose de que este no sufriera ningún mal pero siempre invisible.

El extraño desenvaino una kanata, el filo brilló amenazante cuando la empuñó con la hoja apuntando al suelo, dispuesto para la batalla que terminaría en un solo golpe.
Para bien o para mal.
« Last Edit: August 25, 2014, 07:38:20 PM by Shura »