Author Topic: neverland 0.0: you can (not) remember  (Read 46517 times)


Shruikan

Re: neverland 0.0: you can (not) remember
« Reply #45: December 31, 2020, 06:57:15 PM »
La primera borrachera de Kanon la iba a recordar para toda la vida. Había sido en la fiesta de fin de curso de... No espera, ¡la otra primera borrachera! ¡De esa se estaba acordando! Su primera borrachera virtual.

Era un domingo en la tarde en la beta del juego y Kanon había estado oyendo rumores sobre una nueva función: el estado borracho. Necesitaba probarlo, necesitaba saber si era en algo parecido al de allá afuera. ¡Además venía con varios niveles! Así que se dirigió a la primera posada que encontró en el camino y abrió la puerta de golpe, con un propósito, el pecho hinchado y la barbilla alta.
Se sentó en el primer taburete que vio libre y pidió a voces.

—¡Camarero! ¡Póngame su mejor cerveza!

—Sólo tenemos una. —contestó en npc mientras limpiaba un vaso.

—Supongo que esa misma servirá...

A su lado, otro jugador estaba contemplando su propia cerveza.

—¿Ya lo has probado? —preguntó Kanon.

Él se giró a mirarle con los ojos entrecerrados y una mano agarrando su jarra de forma protectora.

—Pues no, imbécil, casi me das un paro cardíaco. ¿Y tú?

Kanon no se había propuesto ligar ese día, pero los ojos agua marina del desconocido mirándole con curiosidad le dieron la idea. Después de todo, el alcohol siempre sabía más dulce en compañía. Y Kanon sonrió de costado.

—No, idiota, a eso venía.

La nariz arrugada del desconocido era tan bonita que la quería morder. Un par de horas después, con unas cuantas cervezas en su cuerpo de píxeles y el estado "Muy borracho pero aún funcional" brillando perezoso en su menú de buffs, Kanon hizo eso. Le mordió la nariz mientras Milo (ahora sabía su nombre, no era un total desconocido) lo empotraba contra la pared de una especie de almacén separado del resto de la taberna por una simple pero gruesa cortina.

—Auh, ¿por qué me muerdes? —preguntó Milo, enterrándose más en él.

—Por... porque quiero —contestó Kanon antes de deshacerse en risitas—. Tío, como si te quiero lamer un ojo. Si te acercas mucho te voy a lamer un ojo.

—Eres raro... —le dijo Milo antes de reposicionarse un poco y darle aún con más ahínco—. Pero me gusta lo raro.

Kanon apretó más las piernas alrededor de la cintura de Milo y sonrió satisfecho mientras entrecerraba los ojos de forma seductora.

—Entonces te voy a encantar.

Para desgracia de Kanon, unos días después se dio cuenta de que no sabía el nombre de jugador del chico y que nunca se habían agregado en amigos. Pero ya lo encontraría por ahí... estaba seguro.
"Who would understand you after I die? Who else would march forward by your side?"

"when I think that you will live on all alone henceforth, I can’t help but shed tears…"


Shruikan

Re: neverland 0.0: you can (not) remember
« Reply #46: March 31, 2021, 06:04:09 PM »
Violate no sabía a que dios había hecho enfadar ahora, pero de alguna manera había terminado en el stand de helados que su Guild había puesto a la puerta de la base central. Llevaba diez minutos vendiendo helados para subir los ingresos que tanto les hacían falta. Y eso no le importaba... pero es que querían que sonreíra. ¡Ella! ¿¡Pero qué se habían pensado!?
Tuvo que cortar su monólogo interno cuando dos jugadores se acercaron a pedir. No parecían contentos y Violate se alegró de ello.

—¡Un helado de choco-menta! —pidió el que tenía el pelo violeta, mientras el del pelo verde rodaba los ojos, cruzándose de brazos. El que había pedido se giró hacia su compañero, ceño fruncido y dedo en alto—. Y tú no digas nada, que me tienes contento.

—Yo... a tí. ¿Quién ha dejado de castear a mitad de batalla?

—No me vengas con esas —reprendió el primero, señalando el helado de cereza también y esperando a que Violate les sirviera—. SI me quedó sin maná, pues me quedó sin maná. ¿Qué quieres que le haga?

El chico sonrió hacia Violate cuando ella le entregó su helado y se apartó para dejar que su compañero recibiera el suyo.

—Tendrías que ser más precavido, Milo, hemos hablado de esto mil veces.

Y Milo rodó los ojos.

—Y lo haremos mil más, Camus...

El susodicho Camus también sonrió al recibir su helado de cereza y esperó a que su compañero pagase antes de mirarlo con cansancio.

—Bueno, ya está bien. Vamos a dejar al Behemot atrás y centrémonos en tener una magnifica cita, ma petit pome.

Camus puso el brazo, esperando que Milo aceptase su oferta. Milo entrompó los labios y acabó por enredar su brazo con el de su cita, dándole un par de lamidas a su helado.
Violate parpadeó y luego entrecerró los ojos, saliendo de detrás del stand de helados. Agarró a cada uno por un hombro, frenándolos.

—¿Habéis dicho Behemoth? —preguntó, muy, pero que muy interesada—. ¿Dónde ha spawneado esa bestia?

Milo le miró de arriba a abajo.

—No muy lejos de aquí, aunque es de nivel bastante alto... ¿te lo marco en el mapa?

El aura de Violate se volvió oscura y se arrancó el gorrito de colorines y el delantal con el logo de la Guild de una.

—Sí —y después de pensarlo añadió—. Por favor.

Por lo visto ser educado podía reportarle ganancias. Milo le indicó el lugar donde habían dado al bicho por imposible y Violate avisó de que se marchaba. ¡Por fin un motivo para sonreír!
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Neko

Re: neverland 0.0: you can (not) remember
« Reply #47: April 30, 2021, 04:32:14 PM »
Esto es lo que pasa cuando te tiras dos horas cocinando antes de escribir.



Anir & Sephiroth 2
Cosas de familia




Anir tenía diez años cuando empezó a interesarse por la cocina. Había sido poco después de la fiesta de compromiso de su padre, si es que a una reunión de unas diez personas en un taller se le podía llamar fiesta. Había habido comida y música, así que se suponía que sí.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Cid, que había subido a la cocina de su apartamento en busca de agua fresca. En el taller no le quedaba.

—Alquimia, creo. —le contestó su hija, midiendo la mantequilla con perfección micrográmica.

Cid le dio un trago a su botella y se encogió de hombros.

—Mientras no me quemes la cocina bien. —le dijo a su hija, revolviéndole un poco el pelo castaño ese que tenía. Se lo estaba empezando a dejar largo, era otra de las cosas nuevas que quería probar.

—¿Y cuál se supone que es el resultado? —curioseó Cid, mirando los ingredientes perfectamente alineados sobre la encimera.

Anir arrugó su poca nariz y puso la mantequilla en un bol especial. El bol empezó a calentarse.

—¡No es para tí! —le avisó, empujándolo fuera de la cocina que empezaba a oler a la mantequilla que se estaba derritiendo.

—¡Pero bueno, fiera! ¡Qué carácter! —se quejó Cid con la botella de agua en alto.

—¡Si querías una hija delicada haber criado una!

Y con eso Cid se alejó ladrando risas que retumbaron por la escalera mientras volvía a su taller.

Un par de horas después, Cid se estaba lavando las manos y la cara después de otro día duro cuando se encontró a su hija con su mejor pijama de gato unicornio y un arcoiris pintado en una mejilla, esperándole al final de las escaleras con una bolsa plateada entre las manos.

—Padre… —comenzó antes de carraspear y hablar de forma muy, pero que muy digna—. Solicito sus servicios como taxista o, en su fallo, que alguien me lleve hasta la res… residencia de su prometido.

Cid dejó caer con fuerza la toalla en el fregadero.

—¿Has estado practicando en el espejo?

Anir negó.

—En el cristal del horno. —le corrigió.

—Te ha salido muy bien. —Y le dedicó un pulgar arriba y una sonrisa deslumbrante antes de agarrarla por la cintura y levantarla para tirarla en la parte de atrás de su furgoneta entre risas—. Pues nos vamos.

Media hora después les recibió Vincent en la puerta de la mansión. Estaba allí con su hermano, supervisando las obras. Se les había hecho tarde y habían decidido quedarse a dormir.
Vincent era una figura delgada y oscura, iba todo vestido de negro y el pelo se le metía delante de la cara. Anir era pequeñita e iba de colorines, pero los dos tenían algo en común.

—¡Te las has puesto! —dijo Anir levantando una pierna para enseñar una de sus zapatillas peludas con estrellitas.

Vincent estiró un poco el pie, enseñando la suya, que era igual pero con las estrellas rojas en vez de azules.

—Por supuesto. —dijo, intentando apartarse el pelo de la cara, pero se le volvió a caer por la frente en cuanto quitó la mano—. ¿A qué debo esta visita?

Cid palmeó la espalda de su hija para que entrase a la mansión y le dio un beso corto a su prometido. O a su pelo. A veces creía que el pelo de Vincent era un ser consciente aparte. Esperaba caerle bien.

—Ni idea, a la enana le ha dado por cocinar algo y se supone que no es para mí.

Vincent cerró la puerta y siguió a Cid hacia el salón. Anir ya había correteado por toda la casa y parecía estar buscando a alguien en particular.

—Sephiroth~ —canturreó—. ¿Dónde estás~?

Y Sephiroth se asomó desde su habitación con un suspiro cansado. Por lo menos esta vez no le había llamado brujero.

—¿Qué quieres, moco?

Anir correteó hasta él y dio una patada al suelo.

—¡No soy un moco!

—Bicho. —cambió Sephiroth.

—Hmm… ¡no! Aunque los bichos no son tan malos, ¿sabes que hay un tipo de-?

—¡Calabaza! —intentó Sephiroth antes de que Anir se pusiera en modo enciclopedia. La niña sonrió.

—¡Ese me gusta! ¿Cómo me quedaría el pelo naranja?

—Seguro que muy bien. —contestó Sephiroth, palmeándole la cabeza antes de volver a preguntar—. ¿Qué querías?

Anir levantó la mano, ofreciéndole la bolsa plateada con entusiasmo. Sephiroth la agarró con cuidado y echó un vistazo a lo que había dentro. Mientras tanto, Vincent y Cid observaban desde la esquina del pasillo desde hacía un rato.
Un gritito de apreciación no era lo que se esperaban oír cuando Sephiroth sacó algo de dentro de la bolsa y empezó a olisquearlo.

—¿Dónde las has comprado? —preguntó después de darle un mordisco a una galleta de chocolate.

—Las he hecho yo… Es que papá no me deja trabajar con metales y no te puedo hacer un anillo, así que te he hecho lo siguiente mejor. Galletas. —explicó Anir.

Sephiroth cerró la bolsa y arrugó el entrecejo.

—¿Y por qué querías regalarme un anillo? —preguntó, algo preocupado.

—Pues… porque, para… bueno. —Anir sacó algo más de un bolsillo enorme de su pijama y se lo dio a Sephiroth—. ¡Para eso!

Sephiroth agarró lo que parecía ser una tarjeta de felicitación y al abrirla un holograma le dijo con una cancioncita triunfal: ¡Vas a ser tío!
Sephiroth levantó un puño para sonreír detrás de él.

—¿Quieres ser mi tío? —preguntó Anir, levantándose sobre los dedos de sus pies y apretando los puños a la altura de sus hombros. Tenía los ojos muy, pero que muy abiertos.

Sephiroth, después de pensárselo y recibir un puñetazo de su futura sobrina asintió. Después de todo las galletas de chocolate estaban muy buenas.


Neko

Re: neverland 0.0: you can (not) remember
« Reply #48: May 31, 2021, 04:55:26 PM »
Bienvenidas a otro episodio de Neko simpeando reinas guerreras.



Anir & Eula



Anir no podía dejar de mirar al escenario y prácticamente no estaba ni pestañeando. Estiró la mano hacia un lado y agarró a un jugador que pasaba por allí, estirando de su ropa para acercarlo a su cara.

—¿Cómo se llama esa diosa?

—¡Y yo que sé! ¡Suéltame, loca!

Y Anir le soltó mientras se mordía el labio inferior y fruncía el ceño. Y es que Anir había encontrado una nueva misión en su vida. Conocer a la chica que estaba bailando sobre el escenario y saber si estaba soltera. La segunda parte era importante, pero no imprescindible.

Anir suspiró cuando la chica empezó a hacer un giro y de repente pareció detenerse mientras la música se enlentecía con ella. La bailarina seguía moviéndose de forma imperceptible y acabó el giro con la misma fuerza con el que lo había empezado en cuanto la música retomó su ritmo anterior.

—¿Cómo ha hecho eso? ¿Es una skill o algo? —preguntó Anir al aire, levantando las manos sin poder creérselo.

—Más bien diría que es talento natural —le respondió otra chica a su derecha, acercándole una bebida, empujándola con dos dedos por la barra—. Eula es así de buena.

—¿¡La conoces!? —preguntó Anir, agarrando la bebida sin preguntar dos veces y dándole un trago—. Por cierto, esta mierda está buena.

La chica se rió un poco y ladeó la cabeza. Su diadema roja tenía dos rabitos hacia arriba que se movieron con el gesto, uno de ellos se cayó un poquito y Anir pensó que le recordaban a orejitas de conejo.

—Podría decirse, sí. Creo que somos amigas.

Y de hecho, Eula acababa de bajar del escenario entre aplausos y se estaba dirigiendo hacia ellas.

—Creía que hoy no ibas a jugar —dijo aquella diosa azul antes de ocupar el taburete al otro lado de Anir—. ¿Es amiga tuya?

La desconocida se encogió de hombros y le dio un trago a su bebida mientras Eula levantaba una ceja y se cruzaba de brazos. Luego dirigió su atención a Anir.

—Será mejor que no os hagáis amigas, ¿sabes? Cualquier amiga suya es enemiga mía y además me has robado mi asiento y mi bebida, voy a tener que vengarme de tí —Eula se apartó un mechón de pelo hacia atrás con la mano, toda gracia y compostura—. Y no creo que te guste que me vengue de tí… —añadió.

—No lo tengo claro, igual sí. —dijo Anir, con un hilo de voz, dándole un traguito pequeñito a su bebida y mirando a Eula con los ojos muy abiertos.

La chica a la derecha de Anir se rió hasta resbalarse de su asiento y Eula parpadeó un poco descolocada.

—¡Quiero decir! —empezó Anir, dejando su bebida sobre la barra y levantándose para ofrecer su ayuda a la chica en el suelo, que se seguía riendo—. Tientas pinta de vengarte super bien, igual aprendo algo.

Con la castaña sentada de nuevo en su taburete y pidiendo tres bebidas más, Anir volvió su atención de nuevo hacia Eula. Le dio el tiempo justo de ver de reojo una sonrisa divertida, que pronto se convirtió en una mirada juiciosa.

—Veo que podrías llegar a convertirte en un una oponente digna. Tal vez si te enseño bien… —comentó Eula, tocándose el clip que llevaba en el pelo, poniéndoselo bien—. ¿Tú que dices?

La chica al otro lado de Anir se encogió de hombros otra vez, rascándose la nariz con un nudillo, sin conseguir tapar la sonrisilla pilla que tenía en los labios.

—Ni idea, ya te he dicho que la acabo de conocer, pero si tú lo crees —y se giró hacia Anir, dándole una de las nuevas bebidas—. Eula es rara, pero no es mala persona. Ya verás.

Anir le dio la bebida a Eula y agarró la segunda que le daban, olisqueando el contenido mientras miraba el reflejo de sus ojos brillantes en el líquido traslúcido y ligeramente azul.

Eula resopló ofendida y movió el vaso con los ojos fijos en la manera en la que se movía la bebida dentro de él.

—¿Cuántas ofensas llevas ya? ¿Es que no aprendes? Tendré que vengarme de tus palabras, ya verás —y chasqueó los dedos para llamar al camarero.

El pobre NPC no tenía muy claro porque su nuevo cliente quería pagar por bebidas que ya había servido, así que sirvió más.
Eula miró las bebidas con cara de decepción, pero aún así acercó uno de los vasos hacia ella y se giró hacia sus dos acompañantes.

—Ahora tendréis que beber el doble. ¿Qué os parece eso?

Anir apretó los labios y parpadeó confusa y después miró hacia su derecha, donde la chica castaña estaba negando con la cabeza entre risitas.

—Lo que tú quieras, reina.

Eula sonrió y levantó uno de los vasos.

—¡Por las nuevas amistades y las venganzas bien servidas! —gritó.

—¡Por eso! —coreó la otra chica.

Anir levantó sus dos vasos.

—¡Vale!

Y después de que todas bebieran, Anir miró de una a otra.

—Pero no sé tu nombre y vosotras no sabéis el mío.

—Eso se puede remediar. —dijo la chica de la diadema roja mientras Eula se levantaba y le ofrecía la mano a Anir.

Anir puso su manita en la de Eula.

—Perdone mi descuido, ¿cuál es el nombre con el que va a agraciar mis oídos? —preguntó apenas rozando los nudillos de Anir con los labios. Entonces clavó una mirada intensa y una sonrisa ladeada en Anir—. Y aún más importante, ¿estás soltera?

Anir abrió la boca y un ruido agudo y profundo salió de su garganta. A su espalda, la otra chica se rió otra vez, jurando que había roto a su nueva amiga.

—No, aún no, soy muy durable, pero lo puede intentar. Por favor.


Neko

Re: neverland 0.0: you can (not) remember
« Reply #49: June 30, 2021, 03:16:09 PM »
Las amo -w-



Anir & Eula + Amber



En los siguientes días Anir había aprendido un par de cosas: la chica castaña se llamaba Amber y las dos estaban un poco locas. Pero no pasaba nada, ella también.
Cada una tenía sus cosas, pero definitivamente Eula se llevaba el premio a la persona más disfuncional de entre las tres.

—Es lo que pasa cuando creces con una familia que se creen mejor que el resto. —explicó Amber, con un muslo de pollo en la mano y la cabeza ladeada.

—¿Pero lo son? —preguntó Anir antes de chuparse los dedos. Aquel pollo asado estaba divino. ¡Di-vi-no!

Amber se rió con ganas antes de negar con la cabeza y Anir le sonrió de oreja a oreja.

—Seguro que ellos creen que sí. —continuó la chica, agarrando un tenedor para pinchar una de las patatas asadas.

—No, si eso está claro —continuó Amber, suspirando antes de darle un buen mordisco al muslo y masticar. Después de tragar siguió hablando—. Pero Eula no es como ellos. Puede parecerlo, pero no es para nada como ellos. ¿Sabes lo que me fascina de ella?

¿Su culo?, quería preguntar Anir, pero se tragó la pregunta junto con las patatas y negó con la cabeza.

—Que se ha quedado con lo bueno que le han enseñado y todo lo demás lo ha tirado por la borda. Ale, ¡afuera con la basura!

Amber se rió con ganas y Anir le sonrió mientras echaba un vistazo a qué más comer. Estaban en Prorencia, en una de las tabernas de la plaza principal, comiendo en una mesa en la calle y el ambiente no podía estar más animado. Faltaba poco menos de una hora para que empezase alguna clase de evento y la ciudad estaba engalanada en medio de un festival lleno de bugs, pero muy, que muy divertido.

—¿Has probado las brochetas de pollo y champiñones? Oh, el filete a la barbacoa también tiene buena pinta… seguro que puedo hacerlo en casa y ponerle mi toque personal.

Amber señaló las opciones en el menú mientras Anir se acababa la segunda alita del pollo asado.

—Lo puedes servir encima de una servilleta roja y ponerle un pinchito así como con tu diadema —dijo Anir, por dar ideas, y Amber parecía totalmente convencida de probarlo más tarde—. ¡Si lo haces mándame fotos!

Y entonces fue cuando lo escucharon incluso entre toda la multitud, aquel bufido altanero. Las dos se giraron en dirección al sonido, Amber con una sonrisa y Anir con cara de liebre asustada.

—¿Empezando a probar el nuevo menú sin mí? —preguntó Eula—. A alguien de aquí le gusta mucho que le castiguen…

La risa de Amber era cantarina pero la de Anir era un poco nerviosa.

—¿Cómo lo sabe? —le susurró a Amber, lo que convirtió su risa en carcajadas.

Eula se sentó en el mismo banco que Anir y le palmeó la cabeza con suavidad.

—Tengo buen ojo.

—Y buen oído también… —murmuró Anir y ocupó su boca con la alita que había estado devorando hasta ese momento.

Amber le aseguró a su amiga que apenas había empezado a probar el menú y que aún iban a pedir más cosas y luego de una pequeña discusión y un complicado sistema para llamar la atención de la npc camarera que rondaba de vez en cuando las mesas, pudieron poner en marcha esa segunda ronda de comida.

—¿Vais a participar en el evento? —preguntó Eula, que se había apoderado del segundo muslo del pollo asado y la sidra de Anir.

—Ni siquiera sé de qué va —comentó Amber antes de preguntar—, ¿hay algo de arquería?

—Creo que sí —contestó Anir, activando su omnitool y poniendo en el centro de la mesa el holograma del panfleto del evento—. También hay pvp, pruebas de cocina… lo que parece una gincana. Hay un montón de cosas.

Eula se llevó la sidra de Anir a los labios y le volvió a dejar la jarra cerca, muy despacio y con una sonrisa predadora.

—A mi no me importaría un player versus player contigo.

Anir contestó prácticamente sin pensar.

—¿Qué dices? Me revientas —dijo antes de reírse y negar con la cabeza—. Tienes mucho más nivel que yo, a menos que tengan algún sistema para que todos tengan el mismo nivel mientras dure el combate… No creo que fuera justo.

Eula apoyó el codo en la mesa y la mejilla en la mano, mirando directamente a Anir con una sonrisa mucho más dulce que la anterior. Amber se rió un poquito y bebió de su cerveza con los ojos brillantes.
Anir miró de una a la otra.

—¿Qué? —preguntó, teniendo la sensación de que había algo que no estaba pillando.

—No creo que nuestra querida amiga Eula se refiera a un player versus player en la arena, precisamente.

Anir parpadeó. Luego parpadeó un poco más, notando una idea clicar en su mente.

Oh. —dijo.

Y Eula le tocó la nariz con un dedo que olía a miel y pollo asado.

—La venganza no tiene porque ser justa, amiga mía. Pero puede ser muy dulce.

Oh, desde luego que oh.


Shruikan

Re: neverland 0.0: you can (not) remember
« Reply #50: June 30, 2021, 06:24:42 PM »
Kanon era, lo que muchos llamarían, un poco neuras. Eso era algo de lo que Milo se había dado cuenta desde que empezaron a jugar juntos. La mayoría de jugadores se contentarian con subir de nivel, farmear equipo, sacarse unas dungeons y pasar un buen rato.

Todo aquello se quedaba corto con cualquier plan que Kanon tuviera en mente. Milo le había visto farmear horas y horas como un poseso, recogiendo cualquier clase de drop que se le pasase por delante, aún cuando los items que le salían eran de un nivel más bajo que el suyo. En todos los casos parecía como si buscase algo, casi de forma obsesiva. Resultaba fascinante de ver, casi a nivel morboso.

Fuera como fuese, Milo no tardó en descubrir que esa obsesión que traía tan de cabeza a su amigo era ni más ni menos que el dinero.

—A ver —dijo Kanon, muy serio. Tenía las manos cruzadas sobre la mesa. Frente a él había dos items de crafteo: uno se trataba de una planta y el otro de un trozo de tela, los dos bastante comunes —. ¿Sabes qué diferencia hay entre esta Sangrereal y esta Tela de Lino?

Milo se acarició la barbilla, golpeando el lateral de su jarra. Estaban en la taberna, como era costumbre. Por alguna razón, siempre que se encontraban en una taberna terminaban pasando cosas interesantes.

—¿Que una es una planta y la otra un tejido? —terminó respondiendo. Kanon dejó caer la cabeza hacia atrás, soltando un gemido exhasperado.

—¡No! —golpeó la mesa con las manos, echándose hacia adelante —. Escucha. Los dos son items de crafteo, ¿no? ¿Sabes que es el crafteo?

—Llevo jugando desde antes que tú, Kanon.

Kanon puso morros por un par de segundos mientras Milo daba un trago. Luego siguió como si nada.

—Bueno, ya sabes que para hacer cualquier tontería tienes que farmear los materiales base, ¿verdad? Y farmear y farmear, y craftear y craftear. Y cuando estas en zonas de tu nivel pues muy bien, pero si vas lento en el crafteo o empiezas tarde en tu profesión, pues tienes que empezar en zonas de nivel bajísimo, ¿no?

Milo soltó un ruido conforme, un poco aburrido. No sabía donde quería ir a parar con todo aquello, pero pronto lo descubriría.

—Pues bien. Mira. Escucha. Estuve mirando los precios en el mercado para materiales de nivel bajo. A grupos de veinte, la Sangrereal se vende una media de cinco platas, la Tela de Lino a unas tres.

Le miró, expectante. Tenía ese brillo endemoniado en la mirada que daba entender que tenía algún plan enrevesado en mente. Normalmente los planes de Kanon traian consigo más problemas que otra cosa, pero Milo debía admitir que esa mirada de determinación era bastante sexy.

—A ver, ¿qué te traes entre manos? —Por primera vez pareció mostrarle un mínimo de interés. La sonrisa de Kanon se ensanchó.

—Tengo un plan. —dijo, con confianza —. He estado farmeando estos dos materiales los últimos días y tengo un buen surtido, así que lo que voy a hacer es lo siguiente: voy a comprar todas las Sangrereales y Telas de Lino que encuentre y voy a revenderlas al triple de precio.

—Pues no vas a hacer mucho dinero solo con Sangrereal.

—Eso ya lo sé, bobo. Esto solo es el comienzo. El primer experimento. Si veo que la cosa funciona, iré vendiendo otros materiales. Con el dinero que gane, compraré materiales de crafteo en stoc, farmearé y los venderé, ¡y me convertiré en el señor del mercado! ¡El monopolio será mío!

—Eso es muy sucio, Kanon —. Milo arqueó las cejas. A pesar de sus palabras estaba honestamente sorprendido por la dedicación que mostraba —. No sé si te dejarán hacer trucos de libre mercado en Neverland. Igual te banean.

—¿Y por qué no? —Kanon se echó para atrás en el asiento, despreocupado —. ¿No es un juego de realidad virtual? No hay nada más real que la dulce y cruel economía.

—Y yo que pensaba que eras un héroe que luchaba contra las injusticias del capitalismo. Que engañado me siento. —Milo soltó un suspiro teatral —. Lo siento, Kanon, ya no podemos estar juntos.

—¿Oh? Que pena. —Kanon empezó a enrollarse un mechón de pelo azul en el dedo, siendo él ahora el que se mostraba desinteresado —. Y yo que tenía planes para hoy.

Milo le miró de reojo.

—¿Qué clase de planes?

La sonrisa de Kanon fue de tiburón: blanca, hambrienta y con la promesa de morder.

—¿Por qué no te terminas esa jarra, subimos arriba y lo hablamos?

No una si no un par o tres de cervezas más, cuando se encontraban arrapados el uno al otro contra la pared de la habitación que habían pagado sin llegar siquiera a la cama, Kanon se separó de Milo, con los labios enrojecidos, y su máscara de perfecta confianza en sí mismo y su fabuloso plan se quebró unos instantes.

—¿Pero vas a ayudarme a farmear, verdad?

Milo decidió no responder a esa pregunta con palabras.

Unas semanas más tarde, la cuenta de Kanon fue suspendida durante un mes por manipulación fraudulenta.
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Airin

Re: neverland 0.0: you can (not) remember
« Reply #51: June 30, 2021, 06:36:10 PM »
YO-HO YO-HO! A PIRATE'S LIFE FOR ME! ♫ :v


~+0.66~


Ichiban miró hacia el horizonte con las manos en la cintura, los ojos entrecerrados por el sol y la nariz arrugada por la duda.

—Espero que no os encojáis en el agua.

—Yo no sé nadar, —ofreció el rogue con una sonrisa brillante.

—¡Shad8ws cabrón, no mientas que te hemos tenido que sacar a rastras de los ríos dos veces hoy!

El joven de pelo rosa se deshizo en carcajadas.

—Eh, igual soy medio sireno o algo, quién sabe.

—Lo que eres es merluzo entero, —comentó Raiko rodando los ojos mientras lo quitaba de en medio.

El aludido infló los mofletes y puso morritos dignos del más ofendido de los peces globo.

—¿Eso es que estoy pa’ comerme?

—Eso es que estás empanado, —el lancer le bajó el pañuelo a rayas hasta la boca tapándole la cara entera entre protestas.— ¿Qué hacemos, le damos al evento?

La monk miró de uno a otro sopesando las posibles consecuencias en su futuro cercano.

—Cuatro mataos no vamos ni a salir del puerto.

—¡Pero Raiko, piedra de mi zapato, tormenta de mi horizonte, Estoy yo que valgo por ocho hombres! —proclamó el rogue abrazándola por la espalda.

—Si es por lo inútil, me lo creo. —contestó la chica encogiéndose de hombros.

Shad8s dejó escapar una risita aguda y le palmeó la cabeza con poco rencor y mucho entretenimiento.

El lancer resopló escondiendo la sonrisa porque aunque jurase que cualquier día mandaba a volar a los niñatos no podía negar que le daban espectáculo gratuito y peleas de calidad. Después de todo el roce hacía el cariño.

Nightshade volvió de la taquilla con un panfleto desplegable que resultaba obvio que había intentado doblar de nuevo sin éxito.

—Básicamente tenemos dos opciones.

—¿Nadar o hundirnos?

—Eso siempre en la vida, metafóricamente hablando.

—¿Y son?

—Carreras de barquitos por el puerto o la “Full Experience TM”. —Nightshade escenificó las comillas moviendo los dedos en el aire.

—¿Carreras? —el rogue abrió un ojo rasgado observando el folleto con interés.

—A remo. —contesto el recién estrenado ninja con gesto desdeñoso. Aquello pareció desinflar también la repentina atención de la chica.

—Pero las barcas de competición tienen trece remeros y un patrón que guía el timón...—se quejó Raiko intentando deshacerse del abrazo de Shad8ws.

—Tu cabeza está llena de los datos más random, —refunfuñó el rogue sin soltarla.

—Tú que me la llenas de tonterías.

—¡ERES…! —el joven la soltó, se quitó el pañuelo de la cabeza, se frotó el pelo rosa y agarró otra vez a la chica dándole un sonoro y ligeramente violento beso en la mejilla.

—¿Shad8ws no que tu tenías novia…? —comentó Ichiban divertido.

—¡SI! —Afirmó con fervor el rogue mientras se volvía a anudar el pañuelo a rayas a la altura de la nuca— Pero esto es distinto, es admiración de petardo a petarda ¿vale? Todo perfectamente platónico e incordioso.

Raiko se echó a reír.

Nightshade tenía que admitir que a veces era como ir al circo sin pagar entrada. Sobre todo cuando no estaba Red y Raiko se comportaba como una mocosa más relajada.

—A ver reina del trivia de los mares, ¿y cuántos hombres necesitamos para tripular un barco pirata?

La chica estiró la mano pero el folleto de información del evento no llegó mágicamente hasta ella. Que también podría haberlo consultado en su omnitool, pero ya que estaba físicamente ahí por lo menos le podrían haber colaborado en algo.

—Depende del tipo de barco, el tamaño y la época, pero con una docena de piratas experimentados podían manejarse sin demasiados problemas. —rodó los ojos a la par que ofrecía los datos.

—Pues somos cuatro mataos, —dijo Ichiban citando las palabras anteriores de Raiko mientras se rascaba la barbilla con pereza.— ¿Cuánta gente pone que hace falta?

—Un mínimo de ocho personas.

—Huh, entonces aunque estuviéramos todos hoy no llegábamos al mínimo,—murmuró Raiko.

—Podría preguntar a unos colegas que he visto que andan conectados ahora, o si no mañana decirle a mi novia.

—Si no otra opción puede ser...—comentó el ninja con tono de duda,— rellenar la tripulación con NPCs.

—Lol no. —respondió Shad8ws casi pisándole las palabras.

—No sé por qué me imaginaba que diríais eso.

—¿Y sin son mancos? —el rogue torció el morro y arrugó la nariz,— Vaya mierda de “Full Experience TM” entonces.

—¿Y si son cojos son más piratas? —devolvió Nightshade con prepotencia.

—Bueno para loro del capitán ya te tenemos a tí, —atacó Shad8ws con voz burlona.

Sin decir nada Raiko levantó la mano con la palma hacia arriba y el rogue le chocó la mano en el aire con una sonrisa cabrona y llena de dientes.  Ante la cara de ultraje del ninja, Ichiban sólo levantó el dedo índice y asintió concediendo el punto de la victoria al equipo rojo-rosa.

—Os voy a echar al agua sucia del puerto y os voy a ahogar a los tres.

—Con éste no puedes, —la chica señaló con el pulgar hacia su molesto koala particular.— Tiene branquias ya, ¿no ves que es un merluzo?

—¡Mira, te reviento!

Ichiban dejó escapar una risotada mientras el par de brutos de guardería se empujaban y mordían mutuamente.


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~      H e g o a k    e b a k i    b a n i z k i o,    n e r i a    i z a n g o    z e n,    e z    z u e n    a l d e g i n g o.       ~
~      B a i n a n    h o n e l a,    e z    z e n    g e h i a g o    t x o r i a    i z a n g o,      ~
~      e t a    n i k    t x o r i a    n u e n    m a i t e.       ~


Neko

Re: neverland 0.0: you can (not) remember
« Reply #52: July 30, 2021, 12:10:46 PM »
Mis bebesas



Anir + Amber + Barbara



Como era de esperar, la gente se estaba arremolinando en masa alrededor de la arena que se había instalado en una de las plazas más grandes de Prorencia. Y es que muy pocas personas querían perderse los player versus player que iban a empezar en pocos minutos.

—Esto es una estupidez —rezongó Amber, cruzando los brazos y ladeando la cadera—. Las pruebas de arquería van a empezar en nada, ¡yo no debería estar aquí! ¿Cómo quieren que salga de esta plaza si está hasta los topes, volando?

Anir levantó un dedo y abrió la boca.

—Oye, pues es una idea.

Amber resopló y se llevó una mano a la barbilla, entrecerrando los ojos.

—Si estuvieramos afuera… soy todo un as con los planeadores, me treparía a ese edificio y saldría zumbando de aquí.

—Si te pusieras a trepar edificios en el mundo real se te acabaría llevando la policía. —le dijo Anir, empujando a un espectador que intentaba quitarle el sitio en primera fila.

—Já, primero tendrían que atraparme.

Anir se giró para darle la espalda a la arena y clavó sus ojos turquesa en el jugador que no paraba de empujarla.

—Bueno, ya estará bien. Estoy aquí para ver a una amiga y puedes ver por encima de mí, ¿cuál es tu problema?

La chica, la que había estado empujando a Anir, se llevó la mano al pecho, sorprendida. Sus coletas se balancearon cuando dio un paso adelante y luego miró con cierta incomodidad hacia atrás.

—Lo siento, es que…

Anir entrecerró los ojos y los clavó en el par de maleantes detrás de la chica, pero no tuvo que hacer mucho porque Amber había sacado su arco y estaba cargando una flecha de fuego.
La gente sensata a su alrededor se apiñó hacia atrás y la chiquilla de las coletas se pegó a Anir como si le fuera la vida en ello.

—A ver, o dejáis a las señoritas en paz o váis a ser mi próximo blanco de práctica.

No necesitaron mucha más presión para escabullirse entre la gente y Amber pidió perdón a los demás espectadores mientras guardaba el arco y sonreía como si no hubiera pasado nada.

—¿Estás bien? —preguntó Amber a la chiquilla justo antes de que avisasen que la primera lucha iba a empezar en tan solo cinco minutos.

—Sí, gracias… Perdón, sé que a veces me cuesta plantarle cara a la gente. —explicó, con los hombros crispados y la mirada en el suelo.

—Ya, no todos podemos ser Amber —comentó Anir, riéndose un poquito—. ¿Qué haces aquí? No pareces el tipo de persona que disfruta viendo a dos tipos pegándose, pero no quiero prejuzgarte por tu aspecto.

La chica se llevó la mano a la mejilla, riéndose con algo de vergüenza y se apartó una coleta antes de sonreír y encogerse de hombros.

—Tienes razón, pero mi hermana se ha apuntado al torneo y no conozco a nadie más en el juego.

Amber se llevó un puño a la cadera y se llevó la otra mano a la frente en una especie de saludo militar, pero mucho más cuqui.

—Bueno, ahora ya nos conoces a nosotras, yo soy Amber. —Y ya que estaba, añadió un guiño—. Y esta de aquí es Anir.

Anir saludó con una manita y una sonrisa pequeña pero afectuosa. La verdad es que la chiquilla parecía algo perdida.

—¿Y tú eres? —preguntó Anir.

—Ah… yo soy Barbara. ¡Quiero decir! ¡Crater! —se presentó, pareciendo avergonzada de haber dado su nombre en vez de su nick, lo que hizo reír a ambas.

—No te preocupes, te hemos dado nuestros nombres.

—Es que J- quiero decir, hermana no quiere que dé mi nombre real, dice que puede ser peligroso.

Anir y Amber se miraron durante un segundo, evaluando la situación.

—Barb- quiero decir, Crater, cariño, ¿más o menos que edad tienes?

Barbara parecía un poco nerviosa, agarrándose a la tela de su falda.

—Soy mayor de edad… —dijo, con los labios entrompados.

Amber se llevó una mano al pecho y suspiró.

—Ah bueno, menos mal, entonces todo bien.

—¿Qué te parece si te quedas con nosotras a ver los pvps hasta que venga tu hermana, hm? —preguntó Anir, haciendo espacio entre Amber y ella misma para que se colase Barbara—. ¡Y luego nos la presentas y podemos ser todas amigas!

Barbara ladeó la cabeza, pensando. Luego sonrió y dio un paso adelante, agarrándose a la valla de seguridad que se había instalado alrededor de la arena.

—Me parece bien. ¡Me parece muy bien! —dijo, alegre—. ¡Seguro que os cae muy bien! Mi hermana es buena, es muy buena, aunque casi no la veo últimamente, pero es una gran persona.

—No lo dudamos. —dijo Amber, apoyándose con los dos codos en la valla y mirando el tablero de rondas para ver cuando le tocaba a Eula—. Dimer, Crater, ¿quién de todos es tu hermana?

Barbara se asomó para ver los tableros y sonrió al ver que el npc presentador ya estaba anunciando la primera pelea.

—¡Es ella! ¡DandelionKnight! —y señaló hacia la mujer que estaba adentrándose en la arena mientras se ajustaba la coleta alta, justo con el mismo color de pelo que Barbara—. ¡Esa es mi hermana!

Anir miró con curiosidad, viendo el parecido casi al instante, aunque Amber reaccionó de una manera mucho más diferente: atragantándose y señalando con un dedo acusador.

—¿¡Gunnhidlr!? —y se giró a mirar a Barbara con sorpresa—. ¿¡Eres la hermana de la maestra Jean!?

Anir miró de una a otra y luego a la supuesta Jean en la arena, que estaba desenvainando una espada y conjurando una habilidad especial nada más empezar la lucha.

—Creo que hay algo que no estoy entendiendo.


Airin

Re: neverland 0.0: you can (not) remember
« Reply #53: July 31, 2021, 03:57:08 PM »
Con dos monedas y una copa de ron, el viento a toda veeela! ♫ :v


~+0.67~


—No hay huevos a descolgarte hasta cubierta de un solo salto.

—Qué dices pava, huevos hay. Lo que no quiero es que deje de haberlos por reventármelos en un mal aterrizaje. No quiero la experiencia ni aunque sea virtual.

—Hmm, —Raiko ladeó la cabeza arrugando la nariz y concediendo cierta validez al argumento.

—¿Y tú qué? —replicó el rogue.

—Me dan miedo las alturas, —contestó la chica con simpleza, encogiéndose de un hombro.

El joven de pelo rosa se giró a mirarla boquiabierto, para proceder a pellizcar su brazo de forma inmediata.

—¡Qué leches te van a dar miedo las alturas si te has trepado hasta el carajo como una ardilla en speed?!

La chica se echó a reír abrazada al palo del mastelero.

—En mi defensa tengo que decir que subir es mucho más fácil que bajar, solo tienes que seguir p’alante y no mirar abajo.
Varios golpes potentes retumbaron por el mástil, extendiéndose hacia arriba desde cubierta, haciendo que ambos jugadores redirigieran su atención.

—¡Eh, caraduras! ¡Ya está bien de holgazanear! —Ichiban se dedicaba a puntuar sus gritos con tremendas patadas, como quien intercalase emojis de palmas entre palabras en un mensaje de red social,— ¡Aquí el que no curra no come!

—Este cabronazo se ha metido demasiado en personaje, —refunfuñó Shad8ws poniéndose en pie e ignorando con soltura el resto de improperios,— ni que hubiera sido capitán de un barco pirata en otra vida.

Raiko le imitó, asegurando uno de los cabos de cuerda a su cintura.

—Bueno, al menos ya sabemos quién era el loro.

El rogue dejó escapar una larga carcajada que le echó la cabeza hacia atrás hasta lagrimear por el sol en los ojos.





Hacía un día precioso en Two Rivers. El cielo era azul, algunas nubes perezosas flotaban encima del mar y la brisa era una bendición en la cara de Raistlin. El mago cerró los ojos, dejándose mecer por el ruido de las olas del mar. El puerto estaba hasta los topes y aunque Raistlin normalmente lo habría evitado, el amor de su vida, la luz de sus ojos, la perla de su corazón… su esposa Aerith, quería perritos empanados.

—¡Aquí están! —exclamó emocionada a modo de saludo mientras se sentaba en el banco que Raistlin había estado ocupando los últimos veinte minutos, haciendo como que observaba las carreras de barcos que se estaban llevando acabo en aquel día tan azul.

—Hmm. —respondió, pero levantó la mano para agarrar el perrito que su mujer le estaba ofreciendo.

Pasaron unos minutos comiendo en silencio. Ellos, porque el resto del mundo no.

—Es un evento, ¿verdad? —preguntó Aerith, señalando a los barcos con el palo desnudo en el que había estado insertado el perrito—. He visto carteles por toda la ciudad y creo que decían algo de eso en la interfaz de inicio.

Raistlin se limpió los labios con una servilleta y la volvió a doblar para guardársela en uno de sus tantos bolsillos.

—Eso creo.

Y Raistlin rezó para que Aerith dejase el tema ahí, pero sabía demasiado bien que eso no iba a pasar. Y dijo lo que había estado temiendo.

—¿Y si nos apuntamos? —preguntó con entusiasmo.

—No. He tenido malas experiencias en barcos. —avisó Raistlin, que ya estaba empezando a ponerse verde debajo de su piel dorada.

Aerith bufó y señaló hacia uno de los barcos que iba en cabeza en esa carrera. Y habló suave y despacito.

—Mira, ese lleva el barco solo, no debe de ser tan difícil.

“Ese” era un tipo vestido con una gabardina negra y hombreras plateadas a juego con su pelo largo que ondeaba en el viento. Estaba subido al palo de la vela mayor y, por alguna razón misteriosa, parecía que el barco le hacía caso sin tener que hacer nada él. Definitivamente el tipo estaba haciendo trampas de alguna forma. Y aunque Raistlin entrecerró los ojos y su mente empezó a buscar las diferentes maneras en las que podría conseguir hacer lo mismo negó con la cabeza y suspiró. Tendría que sacar sus mejores cartas si quería convecer a Aerith de dejar los barcos en paz.

—Yo había pensado en otra cosa. No es que me guste, pero sí que estoy dispuesto a hacerlo.

Aerith levantó una ceja y se arregló la coleta mientras sonreía coqueta.

—¿Ah sí? ¿Y qué es eso?

Y Raistlin levantó la mano para señalar hacia un puesto decorado con corazones rosas y muy, pero que muy grandes. En el agua había barquitos mucho más pequeños, enganchados a un raíl, que desaparecían por debajo de un puente.

—Raist. ¡Raist! ¿Te vas a subir conmigo a los cisnes del amor? —preguntó Aerith con una mano en el pecho, muy pero que muy sorprendida.

Raistlin suspiró una vez más y se dejó levantar por su mujer, que se dirigía hacia el puesto cantando “La primavera del amor” con una tonada cursi mientras que en su cabeza sonaba digna y ominosa la Sarabanda de Handel.


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Neko

Re: neverland 0.0: you can (not) remember
« Reply #54: August 31, 2021, 03:57:34 PM »
Ois como las quiero



Anir y la panda



Cuatro chicas estaban sentadas en una mesa en una posada en Prorencia, cada una con una actitud muy diferente.
Jean miraba fijamente a Amber mientras Anir las observaba con curiosidad y Barbara daba sorbitos de su bebida picante con gusto.

Jean, también conocida como DandelionKnight, se reclinó en su asiento, cruzándose de brazos.

—Vaya. —dijo.

Amber se rió un poquito y se comió una patata frita para calmar los nervios. No sirvió de nada.

—Así que sí que os conocéis. —dijo Anir, ladeando la cabeza y cogiendo un puñado de palomitas—. ¿A que van bien con la bebida picante, Crater?

Barbara se giró a mirar a Anir y asintió con una sonrisilla brillante.

—¡Sí! Muchas gracias por recomendarlo. —comentó Barbara antes de coger un puñadito de palomitas ella misma.

Amber carraspeó.

—Técnicamente es mi jefa. —apuntó Amber.

—Y tú técnicamente deberías estar trabajando, si recuerdo bien tu horario. —respondió Jean.

—¡Me he cambiado el turno con una compañera! Así podía venir a ver el torneo…

Jean suspiró, desinflándose un poquito.

—Pero si tú no tienes compañeras… —murmuró antes de carraspear y ponerse un poco más recta—. Bueno, de todas maneras, gracias por encargaros de mi hermana pequeña. Os debo algo, así que pagaré yo esta ronda.

—¿Y? —preguntó Amber esperanzada, entrelazando las manos.

Jean suspiró otra vez.

—Hoy no te reportaré, pero no se te ocurra volverlo a hacer.

Amber sonrió como si se hubiera aparecido la virgen y agarró las manos de Jean para apretarlas entre las suyas.

—Muchas, muchísimas gracias, Jean. ¡No sabes lo feliz que me haces!

—No sé si quiero saber en qué trabajan. —susurró Anir, dándole un sorbo a la bebida picante que se había pedido ella también.

Barbara se rió a su lado, pero no añadió nada más.

Unos días después volvieron a encontrarse, aunque esta vez también estaba Eula con ellas, luciendo su título de campeona del torneo. ¡Y no era la única! Amber lo había hecho tan bien que le habían regalado una habilidad custom. Y ahí estaba, tirada en la hierba rodando por el suelo con Baron Bunny, un peluche con aspecto de Amber que podía estallar en cualquier momento.

—¿Y no te da miedo que te explote en la cara? —le preguntó Anir, que estaba empezando a desarrollar una adicción a las bebidas picantes con alarmante velocidad.

—No, si no hay enemigos cerca no explota y esta es una zona libre de monstruos.

Anir señaló detrás de sí misma con un pulgar, donde Eula estaba bailando con su espada nueva y congelando el césped según se movía.

—¿No te parece suficiente enemigo? —insistió Anir, con voz temblorosa.

Amber no tenía claro si el temblor se lo provocaba Eula o la bebida esa que no paraba de tomarse. Amber rodó un poco más, quedándose boca abajo y abrazando a su peluche con amor. Y se rió un poco antes de contestar.

—No tonta, esa no es un enemigo, ¡esa es nuestra Eula!

Anir se encogió de hombros, sacando otro medio sándwich de la cesta de picnic que tenían  encima de la manta a cuadros estirada en la hierba pero que sólo ella estaba usando.

—No sé a ti, pero a mi me aterroriza las bragas, es un gran enemigo.

Amber enterró la cara en su peluche para suprimir la carcajada y Jean, que había estado tumbada con los ojos cerrados, se sentó de repente, escaneando el parque en busca de hermana. Barbara estaba un poco más allá, cantando con los pajaritos y otros animales pequeños.

—Debería estar trabajando. —dijo Jean de repente.

—Estás escoltando a tu hermana, eso es prácticamente parte de tu trabajo. —replicó Amber y Jean acabó chistando.

—Jean, querida, chistar no es de señoritas. —dijo Eula, que había dejado de segar hierba para ir a ver que estaban haciendo sus amigas.

—Se acaba de despertar, no es una señorita ahora mismo, me temo. —señaló Anir y Jean gruñó lo suficiente como para darle la razón.

—Es… tan raro dormir en este juego. —admitió Jean.

—Ah, ¿pero que te acuerdas de lo que es dormir allá afuera? ¿Ya puedes comparar? —preguntó Eula, haciendo desaparecer su arma nueva y Jean rodó los ojos antes de levantarse e intentar arreglarse la ropa, sólo para darse cuenta de que no tenía ni una arruga fuera de sitio.

—Ha sido un placer jugar con vosotras, pero me temo que debo ir a devolver a mi hermana a su padre.

—Aaah, Jean, cinco minutos más. ¡Barbara se lo está pasando bien! Y allá afuera apenas son unos segundos…

Barbara, de hecho, había atraído la atención no sólo de la fauna del parque si no de algunos npcs que habían decidido dejar de funcionar para quedarse mirándola.

—Y yo tengo turno en una hora y aún tengo que arreglarme.

—Buuh, eres aburrida. —le dijo Amber, que sólo consiguió que Jean le recordase que ella también tenía trabajo—. ¡Nooo!

—Vamos, si sales a tiempo te paso a recoger y te llevo al trabajo. Además, tal vez sería buena idea dejar a Eula y Anir solas para que… arreglen sus diferencias.

—Ah… ¿que tenemos diferencias? —preguntó Eula, ladeando la cabeza y sonriendo toda inocente.

Una gota de sudor corrió por la frente a Anir. No fue lo único que acabó mojado esa noche.



Neko

Re: neverland 0.0: you can (not) remember
« Reply #55: September 30, 2021, 04:09:37 PM »
Tengo IDEAS



Tanlaus - Milo - Finnian + Zuko



Tanlaus nunca había tenido muchos amigos. De hecho, podía decir con seguridad que nunca había tenido amigos cercanos. Pero todo eso cambió cuando, un día cualquiera, decidió unirse a la beta de un juego que parecía interesante. Y vaya si lo era.

El primer día, Tanlaus se dedicó a mirar a su alrededor y maravillarse con cada pequeña cosa.

—Cómo puede ser tan real. —se preguntó, mirando de un lado a otro, levantando la mano y dejando que sus dedos creasen una sombra oscura sobre su cara—. Es como si fuera de verdad…

Aquel primer día no había mucho que ver. Un castillo con un tutorial al que le faltaba mucho para estar completo y una ciudad a medias. El resto era todo campo.
El segundo día le dio por caminar, intentando encontrar los bordes de aquel mundo. En algún momento una voz le avisó que si avanzaba más sería teleportado de vuelta al castillo de inicio.

—¿Qué hay más allá? —preguntó, sin esperar que la voz le contestara, pero lo hizo.

—Nada.

Tanlaus frunció el ceño.

—¿Qué tipo de nada? ¿Nada, nada o más bosque? ¿No hay nada por que no os lo habéis inventado aún o no hay nada porque nunca habrá nada? ¿Y si hago un cohete y despego, allá arriba tampoco hay nada? —preguntó señalando al cielo, pero la voz no volvió a contestar.

Tanlaus se encogió de hombros, se dio la vuelta y empezó el tedioso camino de vuelta al castillo. A medio camino se cansó y acabó desconectándose.

El tercer día cuando volvió a entrar ya no estaba en medio del bosque, si no cerca de un lago y más allá, hacia el centro del mapa, podía ver que la ciudad se había expandido. Además tenía una notificación sobre nuevos tutoriales. Había características recién instaladas y Tanlaus las quería probar todas. ¡Todas!




Milo abrió los ojos y sus dedos se quedaron sostenidos en el aire encima de las teclas del piano que había estado tocando hasta ese momento. Parpadeó y dejó caer las manos sobre sus muslos antes de mirar hacia la ventana.

—Me aburro. —dijo en alto.

Y se preguntó por qué podría ser. Tenía cosas que hacer, una casa bonita, un trabajo estable y ninguna preocupación en el mundo. Hasta tenía el tiempo libre suficiente como para hacer ejercicio.
Pero Milo sabía demasiado bien qué era lo que faltaba en su vida perfecta. Y es que Milo nunca había sentido una conexión real con nadie. Y su alma echaba en falta algo que nunca había tenido.

Se frotó el pecho con un nudillo, justo encima de donde estaba su corazón. El único momento en el que se sentía llena era cuando se dejaba llevar por las teclas de su piano y aún así no siempre le traía esa plenitud que iba buscando.

Milo suspiró y acarició el teclado con desgana.

—Tal vez necesito un nuevo hobby.

Y después de dejarse caer en el sofá y buscar en páginas web dudosas en qué invertir su tiempo y su dinero lo encontró. Era un juego en fase beta y parecía perfecto. Sólo llevaba una semana abierto y Milo se mordisqueó el labio intentando detenerse, pero la decisión ya estaba tomada.
Compró una subscripción de pago y se acercó al arcade más cercano.

Sólo tuvo un segundo de duda, mientras se registraba como Manzanita, pero en cuanto abrió los ojos en aquel nuevo lugar supo que había hecho lo correcto. Aquel iba a ser su nuevo oasis y un lugar donde conectar con gente como nunca lo había hecho.
O eso esperaba mientras recogía sus bonuses de VIP y se preparaba para pasárselo bien.




Finnian siempre había hecho lo que su madre le había dicho. Finnian siempre era un buen chico y aunque a veces quería hacer otras cosas, nunca se desviaba de sus obligaciones.

Tampoco es que tuviera muchas más opciones. Nunca salía de casa y el único contacto que tenía con el exterior era con profesores, médicos y amigos o compañeros de su madre, que eran otros científicos.

Todo eso había cambiado cuando de repente su madre le había notificado que tenía que mudarse y que ya no iba a ocuparse más de él.
Finnian se estuvo preguntando todo el camino en taxi el porqué de esta decisión repentina. ¿Tenía él la culpa? ¿Se había saltado alguna de sus tareas? No lo podía recordar.

Y de repente estaba en un avión. De repente estaba en una ciudad completamente distinta. Tampoco es que le hiciera mucha diferencia estar en una ciudad o en otra, nunca había experimentado el mundo más allá de los libros que leía y largas miradas que le dedicaba desde la ventana de su habitación.

—¿Finnian? Tú eres Finnian, ¿verdad? —le preguntó un hombre no muy alto, con el pelo canoso y una barba bien espesa y perfectamente peinada—. ¡Soy tu tío Iroh! Vamos, muchacho ¡Hay mucho que hacer!

Y con esa presentación el desconocido cogió su maleta y empezó a empujarlo hacia la salida del aeropuerto.

—Ya verás, nos lo pasaremos bien.

Y tío Iroh no mentía. Después de dejar la maleta y su mochila en la que iba a ser ahora su habitación, Iroh le presentó a otro muchacho que vivía con ellos. Se llamaba Zuko.

—También es sobrino mío. Seguro que os llevaréis bien.

Finnian, después de mirarlo fijamente con la boca abierta durante quince segundos, le ofreció la mano y Zuko la miró con desconfianza. Iroh carraspeó. Zuko tragó saliva y aceptó el saludo, dándole la mano de vuelta.
Y luego pasó algo que nunca le había pasado a Finnian.

—¡Vamos al centro! Comeremos algo, nos acercaremos a los recreativos. Ya verás, muchacho, va a ser un gran día.

Y lo fue.

Finnian no lo sabía, pero acababa de cumplir dieciocho años y su tío estaba intentando montarle una fiesta. Más o menos. Un póster en el arcade le llamó la atención y mientras sostenía un algodón de azúcar en una mano señaló con la otra a los colores brillantes antes de preguntarle a un dependiente:

—¿Qué es eso?

—Es un nuevo juego, aún está en fase beta.

—¿Qué es fase beta? —preguntó acercándose un poco más, entre bocado y bocado de azúcar rosa.

—No es un producto acabado, aún están trabajando en él.

—¿Y entonces por qué está ahí? —curioseó, ladeando la cabeza.

—Para tener dos carreras universitarias a veces eres muy corto. —le dijo Zuko, con la nariz arrugada.

—¡Zuko! —le llamó Iroh—. Se más amable con tu primo.

—¡No es mi primo! —exclamó Zuko, que tuvo que respirar varias veces para calmarse un poco—. No es mi primo.

—Sigo sin saber porque hay un juego por acabar a la venta. —insistió Finnian, mirando a Zuko como si no hubiera acabado de gritarle.

Zuko apretó los labios pero intentó relajarse después de mirar hacia Iroh.

—Para ganar dinero e invertirlo en el juego. Para que la gente lo pruebe y le de sus opiniones a los creadores. Esas cosas.

Finnian miró de Zuko al póster y luego de vuelta al dependiente.

—¿Entonces podemos jugar? —y luego repitió mirando a Iroh—. ¿Podemos jugar?

El juego llevaba en beta abierta no llegaba a un mes cuando Finnian y Zuko lo probaron por primera vez. Zuko se dio cuenta de que era muy fácil ser alguien que no era en aquel mundo de fantasía y aprender a aplicar esa mejor versión de él en la vida real se convirtió en su meta. Para Finnian todo era nuevo. Fantasía o realidad, tenía mucho que explorar.



Neko

Re: neverland 0.0: you can (not) remember
« Reply #56: October 31, 2021, 05:25:43 PM »
Bebés siendo bebés



Anir x Eula + Amber + Barbara



—¿A dónde se supone que vamos? —preguntó Anir mientras echaba un vistazo a su lista de mensajes privados.

Tanlaus quería saber si Neko estaría libre esa tarde para probar la Torre de la Insolencia o si buscaba a alguien más para ocupar su lugar. Anir no dejaba de mirar de su omnitool al culo de Eula.

“No, estoy con unas amigas, pregúntale a Hiksti, lo he visto conectado hace un momento. ¡Suerte!” escribió Neko antes de cerrar su omnitool y volver su atención hacia cosas más placenteras.

—A pescar, ¡tonta! ¿Si no para qué te he comprado los aparejos? —espetó Eula antes de reír un poco e invocar su caña—. Ahí hay un buen sitio.

—Ah, sí… es verdad, la caña y todas esas cosas —dijo Anir con una sonrisa floja, buscándola en su inventario—. ¿Pescar es divertido? Nunca lo he hecho. Hago muchas cosas con mi padre, pero nunca le he acompañado a pescar.

Eula caminaba con elegancia sobre el muelle, algunas tablas crujieron a sus pies, pero a ella no parecía importarle. Estaban en algún lugar cerca de Two Rivers, en una pequeña aldea sin marcar.
La chica se cambió el set a uno más sencillo y, descalza, se sentó en el muelle, palmeando el suelo de madera para invitar a Neko a su lado.

—¿A tu padre le gusta pescar?

Anir asintió, con una sonrisita dulce bailándole en los labios.

—Sí, aunque no tiene mucho tiempo para ir. A veces va con Vincent, su marido, así que les dejo ese tiempo a solas. —explicó Anir mientras se sentaba al lado de Eula y miraba todos los aparejos como si fueran un puzzle que debía solucionar.

—¿Tienes dos padres? —preguntó Eula, ladeando la cabeza y señalando la caña y el cebo—. La primera vez que los cojas te saltará un tutorial. No es difícil, pero si no te aclaras puedo ayudarte.

Neko suspiró y agarró las dos cosas. Efectivamente, le saltó el tutorial. No parecía difícil, así que siguió las instrucciones y poco después estaba echando la caña al río y esperando a que picase algún pez.
Sus piernas se balanceaban creando sombras extrañas sobre el agua y Eula le sonrió con curiosidad.

—¿Qué tal? ¿Te gusta?

Anir se encogió de hombros.

—No sé, si pica algún tal vez me empiece a gustar.

Las dos se rieron y el tiempo empezó a pasar. Neko no podía evitar fijarse en la falta de la altanería habitual de Eula, pero prefirió no preguntar y disfrutar del momento.

—Por cierto, sí, tengo dos padres. Mi madre… ni la llegué a conocer. —empezó a explicar Anir. Eula abrió la boca para hacer algún comentario pero Anir levantó una mano para hacerla callar—. No me des las condolencias. Sé quién es mi madre, pero ella eligió no estar en mi vida, así que yo tampoco la quiero en ella. Creo que así estamos mejor.

—Vaya faena… —comentó Eula en un murmullo, mirando al agua y siguiendo una sombra oscura con los ojos—. Bueno, ya sabes, si necesitas consejos sobre las mejores venganzas soy tu chica.

Y Anir se rió. Una risa desde el estómago que retumbó por el muelle y asustó a más de un pájaro y a un gato que pasaba por ahí.
Eula se sonrojó y agarró su caña con un poquito más de fuerza.

—Es… la mejor respuesta que me han dado nunca sobre el tema de mi madre. —Neko movió las piernas con un poquito más de vigor, girándose hacia Eula para sonreírle bien grande—. Cuento contigo, no me defraudes.

Eula alzó las cejas e intentó decir algo, pero nada le venía a la mente. Fue entonces cuando Anir notó el tirón.

—¡Qué es eso! —gritó mientras se echaba hacia atrás para no caerse al río—. ¡Quítamelo!

Eula echó su propia caña hacia un lado para agarrar la de Anir y ayudarle a estabilizarse.

—¡Es un pez! ¡Y uno grande! —informó Eula— ¡Recoge el hilo!

—¡Cómo se hace eso! ¡No me acuerdo de qué botón tengo que apretar!

La carcajada de Eula le retumbó en los oídos mientras intentaba recoger el hilo, tal como le había aconsejado. Y después de medio minuto de risas y gritos las dos se cayeron hacia atrás mientras el pez volaba alto y las mojaba en medio del anaranjado atardecer.

El pez aterrizó en el muelle y Anir acabó con la espalda sobre las tablas húmedas, con Eula encima de ella, riendo las dos. En algún momento se acallaron sus risas y Eula le apartó un mechón de la frente, inclinándose un poco más.

—¡Ey, veo que habéis empezado sin mí!

Eula se enderezó rápidamente y Anir se quedó tumbada suspirando. Sus ojos buscaron el punto del que había venido esa voz.

—Hola, Amber —saludó, mientras Amber sostenía el pez que acababan de pescar—. Me alegro de que hayas encontrado el sitio bien.

—Sí. Y yo me alegro de haber sido la primera, los ojos de Bárbara no están preparados para ver tanta tensión sexual. —avisó, mientras señalaba hacia atrás con la mano libre.

Y ahí estaba Bárbara con un vestidito azul y blanco perfecto para un día de playa.

—¡Hola, chicas! ¡He traído un picnic para comer mientras vosotras pescáis! —dijo Crateris, levantando su cesta toda sonrisas e inocencia.

Anir se sentó y se giró hacia Eula.

—¿Qué decías de enseñarme las mejores técnicas de venganza?

—¡Ey! —gritó Amber mientras Eula intentaba que no se le notase la risa y Barbara ladeaba la cabeza sin entender nada.

La brisa acarició las copas de los árboles, silbando entre las hojas y otro pez picó en la caña abandonada de Eula, haciendo que todas entrasen en acción a la vez.
Definitivamente aquel iba a ser otro día de grititos y risas sin más. Los preferidos de Anir.


Neko

Re: neverland 0.0: you can (not) remember
« Reply #57: March 31, 2022, 04:20:59 PM »
Echaba de menos esta linea de la historia ywy



Anir + Amber



Amber tensó la cuerda y levantó el arco, esperando a que su flecha se cargase con fuego mientras miraba de un lado a otro del lugar. Estaba oscuro y olía a moho entre otras cosas. Una gota cayó al suelo y resonó por toda la sala.

—¿Dónde se supone qué estamos? —preguntó la chica en lo que se suponía que iba a ser un susurro, pero el eco agarró sus palabras y las amplificó por mil.

Anir activó su omnitool, trayendo al frente el mapa de la zona.

—Pues… ni puta idea. —contestó Anir y a Amber le salió una risita cabrona.

—Si te oyera Jean se habría enfadado. —canturreó, soltando la cuerda para echar a volar la flecha e iluminar el espacio abierto ante ellas.

—Jean no está aquí, sea dónde sea esto —dijo Anir antes de chistar—. ¿A quién se le ocurrió venir a una zona sin mapear?

La flecha de Amber se apagó al entrar en contacto con una masa de agua, o eso parecía por el siseo que habían escuchado al caer en algún lugar más allá.
Amber se giró a mirar en dirección a Anir, que seguía iluminada por su omnitool.

—A tí.

Anir negó con la cabeza.

—No, no. Yo quería venir a explorar la zona nueva y ver que dungeons habían puesto. Lo de que estuviera sin mapear no entraba en mis planes —explicó—. Que putada.

Amber tensó de nuevo el arco, pero esta vez soltó la flecha en cuanto estuvo cargada con fuego.

—A ver, nos hemos caído de ahí arriba y no hay forma humana de trepar eso —comentó Amber, señalando la pared antinaturalmente lisa que tenían detrás—. Tiene que haber alguna otra forma de salir de aquí.

Anir levantó una ceja y miró a Amber antes de suspirar y apagar su omnitool.

—Eso si es que los desarrolladores han tenido tiempo de poner otra entrada.

Las dos se quedaron calladas, escuchando los sonidos de la sala bajo tierra a la que habían ido a parar.

—Por lo menos no hay monstruos. —añadió Amber y Anir gimió como respuesta.

—¡Amber!

Amber se encogió de hombros antes de hacer aparecer una linterna de su inventario y agarrar el brazo de Anir con fuerza.

—¡Vamos a ver qué es esa agua que suena al fondo!

Anir rodó los ojos, pero la siguió igual. En parte era su culpa que hubieran acabado ahí abajo.
Hacía una hora se le había ocurrido la gran idea de ir a visitar una de las nuevas zonas en construcción de la beta. Se llamaba Glastheim y pintaba muy bien, así que había arrastrado a una de sus pocas amigas conectadas para ir a explorar todo aquello. Amber había tenido la mala pata de decirle que sí.

El sitio todavía estaba a medio hacer. Aunque era accesible no había casi texturas y a veces aparecían objetos de la nada.

—¿Y si ponen una silla justo donde estoy? —se había preguntado Amber—. ¿Aparezco sentada? O peor, me fusiono con ella.

Anir se había reído del comentario y Amber había cogido aire sorprendida por una nueva idea.

—¿¡Y si ponen un muro por donde voy andando!? ¿Me quedo emparedada para siempre?

Anir le había dado un par de palmadas en el brazo, asegurándole que simplemente aparecería unas casillas más allá. Después de todo Anir ya había explorado zonas en construcción antes.
A Amber se le había pasado muy pronto el susto porque de repente estaba señalando más allá, asegurando que acababan de poner un edificio nuevo y necesitaban explorarlo.

Y así es como habían acabado en lo que parecía ser algún tipo de sede militar. Y mientras miraban cómo iban apareciendo muebles y ventanas, el suelo había desaparecido bajo sus pies, muy literalmente, y ahora estaban en un sótano o algo así. Aunque aquello era enorme.

Mientras caminaban hacia la corriente de agua, podían escuchar cosas apareciendo detrás de ellas. Una puerta chirrió y Anir echó un vistazo por encima de su hombro.

—Creo que esto es la cárcel, están poniendo un montón de celdas. —le dijo a Amber que estaba más centrada en lo que parecía ser una fuente de luz que empezaba a aparecer por un lado.

—Y eso tiene pinta de ser algún tipo de… ¿río? —preguntó Amber, con la linterna en alto y el brazo bien apretado alrededor del codo de Anir.

Anir negó con la cabeza.

—Si esto es algún tipo de prisión bajo tierra, probablemente eso es la cloaca.

Anir y Amber pararon poco antes de la corriente de agua y vieron como aparecía algo de vegetación en la pared de enfrente. Cambió cinco veces antes de que la textura de la pared se definiera.

—¿Quieres decir qué…? —empezó a preguntar Amber.

—Aquí acaban las letrinas. —explicó Anir.

Las dos tragaron saliva y miraron hacia la fuente de luz. Era el final de la cloaca y tenía una verja medio rota.

—Parece que es la única salida. —instigó Anir, empujando un poquito a Amber hacia el borde del agua.

Amber puso cara de asco, aunque la de Anir no era mucho mejor.

Quince minutos después usaron un teleport a la ciudad más cercana, pidieron una habitación en una posada y después de una ducha se prometieron tres cosas. No iban a hablar de aquello con nadie, no se iban a olvidar llevar una cuerda de escape a una dungeon y nunca jamás iban a volver a explorar zonas sin acabar.
Aunque las dos sabían que estaban mintiendo.


Airin

Re: neverland 0.0: you can (not) remember
« Reply #58: March 31, 2023, 04:22:06 PM »
VRROOM VRROOM!  confirmo que todos los conductores de coches rojos son unos maníacos al volante, a las malas experiencias me remito :v


~+0.74~

Cuando Raistlin y Aerith abrieron sus propias cuentas, el juego ya llevaba varias versiones de la beta, pero estaba lejos de su fase final. Raistlin había escogido ser elementalista y Aerith, para sorpresa de nadie, se había decantado por la rama de healers. Ya llevaban un par de semanas jugando cuando Raistlin vio algo en el boletín de anuncios que le hizo leer tres veces.

—Coches. —dijo de repente.

Aerith levantó la cabeza, dejando de leer el hechizo que estaba intentando aprender para ponerle atención a su marido.

—¿Cómo?

Raistlin le dio la vuelta al folleto que había cogido del Gremio de Aventureros de Prorencia y señaló con el dedo a la noticia que había despertado su interés.

—Coches —repitió, golpeando con el dedo varias veces a la foto de un coche rojo y brillante que salía en la portada—. Han implementado coches en el juego.

Aerith lo miró con curiosidad, tomando el folleto para inspeccionarlo mejor. Al desplegarlo encontró más información.

—¡Aquí llegan los coches! —leyó en alto.— “Tras la alta demanda de este artículo, nos complace presentarles la llegada de los transportes mecánicos a nuestro juego. Podrás encontrar más información sobre esta característica y como acceder a ella en la zona de recepción del Gremio de Aventureros.” Oye, pues no está mal. Y aquí dice que si reportamos bugs pueden premiarnos.

Aerith se enrolló un mechón de pelo en el dedo y miró a su marido con una sonrisita inocente en la cara.

—Coches. —repitió Raistlin.

Y Aerith se rió a mandíbula batiente mientras Raistlin la agarraba de la mano para arrastrala hacia la zona de recepción del Gremio de Aventureros. Menos mal que ya estaban cerca.

Cuando hablaron con la NPC de recepción les avisó que en un futuro los coches y otros transportes mecánicos podrían ser construidos por blacksmiths y mechanics y que la rama de merchants tendrían un plus en la habilidad de conducción, pero que cómo era algo nuevo de momento todos empezarían con la habilidad a nivel cinco de diez en cuanto se pusieran al volante, para así hacer la prueba de los coches y reporte de bugs más fácil para los desarrolladores del juego.

—Coche. —volvió a repetir Raistlin, frunciendo el ceño.

Aerith le puso la mano en el brazo, con toda la delicadeza del mundo.

—¿Puedes resumir la explicación y decirnos cómo hacernos con uno ahora? ¿Por favor? —le preguntó a la NPC.

Por lo visto los personajes generados por el juego parecía que estaban ganando en habilidades sociales, porque éste se dio cuenta en seguida de la promesa de tortura detrás de la sonrisita de Aerith e hizo aparecer unas llaves de la nada, indicándoles en el mapa donde podían encontrar su transporte.

—¡Gracias! —dijo Aerith con las llaves firmemente agarradas en su mano—. Vámonos cariño.

E irse hicieron. Con el paso largo de Raistlin y Aerith trotando feliz a su lado no tardaron mucho en llegar a las afueras de la ciudad, donde un NPC miraba con nervios a toda la gente que estaba haciendo cola para conseguir lo más nuevo de la beta que todo el mundo quería probar.

—Paciencia, querido. —le dijo Aerith, intentando mirar por encima de las cabezas de la gente.

Raistlin frunció el ceño y resopló, aunque vio una cara conocida al principio de la cola y se acercó a él. Afrodita notó una sombra detrás de él que le puso los pelos de punta y cuando se giró no era otro que su jefe.

—Hola jefe, ¡hola jefa! —saludó con una sonrisita nerviosa. ¿Por qué había pensado que hablarles del juego era buena idea? ¿Por qué?—. No sabía que te gustaban los coches.

—Oh, yo tampoco sabía que le gustaban los coches. Siempre se pone nervioso cuando tenemos que ir en coche a algún lado.

Raistlin decidió no decir nada, sólo miraba hacia el NPC haciendo aparecer los modelos de coche de la nada y entregándolos a los que tenían justo delante en la cola. Y luego miró a Luken muy seriamente.

Luken le miró de vuelta, jugando con el llavero entre sus dedos.

Pasó un segundo muy incómodo para él.

—¿Quieres pasar delante? —preguntó porque no podía más con la presión.

—¡Siguiente! —dijo el NPC y Raistlin se adelantó.

—Supongo que eso es un sí… —dijo Luken antes de suspirar.

Aerith le dio las gracias y le prometió que le devolvería el favor con un nuevo tipo de rosal que había estado cultivando y Afrodita se iluminó de repente.

—¡Conducid con cuidado! —trinó Afrodita todo feliz mientras les veía hablar con el encargado—. O no, lo que queráis, vaya.

Raistlin dejó la decisión sobre el tipo de coche a su mujer, que eligió un cuatro por cuatro porque le recordaba al pobre coche destartalado que conducía durante sus años de universidad, en el que llevó mil veces a su novio y después marido a sus tratamientos.

—¿Qué te parece? —le preguntó Aerith a Raistlin.

—Hazlo rojo. —le dijo al NPC, que cambió el color de inmediato. Y Raistlin puso cara de que le daba asco, pero Aerith sabía que eso era que le gustaba muchísimo.

Aerith le dio las llaves a Raistlin. La verdad es que después de pensarlo un poco no le extrañaba que Raistlin quisiera conducir. Su enfermedad lo había dejado en silla de ruedas demasiado pronto y nunca había aprendido a llevar un coche. Para él esta era una nueva experiencia que no podía tener en el mundo real. Incluso con la cura que había inventado… nunca estaría lo suficientemente bien para conducir un coche de forma segura.

Aerith sonrió con ternura, mirando como su marido abría la puerta del coche y se quedaba allí de pie, mirándola.

—¿Sí? —preguntó Aerith con curiosidad y Raistlin le señaló el asiento del conductor.

—Es tu sitio.

Aerith parpadeó confundida, pero cogió las llaves que su marido le estaba ofreciendo y subió al coche, arrancándolo mientras Raistlin le daba la vuelta al cuatro por cuatro y subía a su lado, poniéndose el cinturón.

—Creía que querías conducir tú. —le comentó tocando el cambio de marchas manual. Aaah, cómo le gustaba un buen cambio de marchas manual.

—No, sólo quería poder montar contigo en coche sin temer por mi vida.

Aerith se giró muy despacito hacia Raistlin, que estaba mirando hacia delante, agarrado al cinturón con las dos manos con más fuerza que una anciana en un columpio. Cambió la marcha, pisó el pedal a fondo y el coche se fue marcha atrás unos metros antes de que Aerith cambiase la marcha de nuevo para ir hacia delante a toda velocidad.
Varios pájaros levantaron el vuelo de la carretera espantados y cuanto más le pisaba Aerith más sonreía Raistlin. Hasta que empezó a gritar.

Aerith volvió a sonreír con ternura mientras veía pasar el paisaje a toda velocidad. Aaah, esto era vida.


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« Last Edit: April 01, 2024, 12:23:05 PM by Airin »

~      H e g o a k    e b a k i    b a n i z k i o,    n e r i a    i z a n g o    z e n,    e z    z u e n    a l d e g i n g o.       ~
~      B a i n a n    h o n e l a,    e z    z e n    g e h i a g o    t x o r i a    i z a n g o,      ~
~      e t a    n i k    t x o r i a    n u e n    m a i t e.       ~


Neko

Re: neverland 0.0: you can (not) remember
« Reply #59: May 31, 2023, 03:25:00 PM »
Anir siendo una amenaza, nada nuevo



Anir + Sephiroth



Anir se había salido con la suya muchas veces en su vida y sabiendo quienes eran sus padres esa era una hazaña a tener en cuenta. Pero la verdad es que Anir no sólo era una amenaza para sus padres.

—Suelta eso. —le dijo Sephiroth, dándole con el trapo de la cocina en plena nariz.

—¡Ay, ey! —se quejó Anir, efectivamente  soltando la galleta que aún estaba a medio enfriar—. ¡Si las he hecho yo!

—Pero siguen calientes, te van a sentar mal.

Anir puso morritos, pero suspiró y acabó por sentarse en el taburete de la pequeña cocina.

Ese día Sephiroth había ido a recoger su coche al taller de su cuñado y le había acabado invitando amablemente a merendar. O lo que era lo mismo, hacer de niñera de su sobrina. De gratis. Sin aviso previo. Más o menos lo mismo que su coche, reparado de gratis y sin previo aviso.

—Por lo menos yo pago las piezas… —murmuró Sephiroth para sí mismo, agachándose para ver como iba la segunda hornada de galletas—. Anir.

—¿¡Qué!? No estoy haciendo nada. —aseguró.

Y para sorpresa de Sephiroth era verdad. La niña estaba mirando algo en su móvil.

—¿Quieres ver algo guay? —preguntó, sentándose un poquito más recta y sonriendo.

—Dime que no son hormigas otra vez. —dijo Sephiroth, quitándose las gafas de la cabeza para ponérselas bien—. A ver.

—No, son prótesis nuevas. Se conectan ellas solas a tus nervios y puedes moverlas como si fueran parte de tu cuerpo —Anir giró la pantalla para enseñarle la prótesis a Sephiroth—. Por lo visto la tecnología que usan es mucho más avanzada y ya no tienes que operarte para unir los nervios a tu prótesis, te la puedes quitar y poner cuando quieras, lo que no causa daños a largo plazo.

Sephiroth frunció el ceño, pensando en porqué su sobrina estaría mirando esas cosas. Y más todavía porqué se lo estaría enseñando a él. Que la niña tenía una mente inquieta no era un secreto para nadie y que se interesaba por las cosas más aleatorias tampoco, pero… pero la manera en la que le había llamado para verlo, esa voz aguda y emocionada es que quería algo.
Sephiroth miró de la pantalla a Anir y luego levantó una ceja. Anir sonrió.

—Las galletas están para sacar. —le dijo y Sephiroth rodó los ojos antes de quitarse las gafas de nuevo y ponerse el guante de cocinar para sacar la bandeja del horno y meter la tercera.

Anir se levantó para ayudarle a preparar la cuarta y última hornada.

—¿Y? —dijo Anir, dándole suavemente con la cadera mientras hacían bolitas de masa y las ponían de forma ordenada sobre la bandeja—. ¿Qué te parece?

—No lo sé, necesito más información para poder tener una opinión al respecto.

Anir le rodó los ojos de vuelta.

—Ya, pero… ¿crees que a papá le gustaría?

Sephiroth paró por un momento.

—Le podría interesar, es mecánico después de todo.

Anir se rió despacito.

—¡No ese papá! ¡Al que le falta un brazo! —aclaró.

Sephiroth arrugó la nariz. Debía de estar ese día lento si no lo había pillado a la primera.

—Ah, eso tiene más sentido.

Sephiroth se esperó a terminar de disponer la masa que quedaba en la última bandeja antes de agarrar a su sobrina de la cintura y sentarla sobre una encimera limpia.

—¿No has dicho que es tecnología nueva? Será cara.

Y empezó a limpiar las pocas cosas que le faltaban por fregar de su pequeña escapada culinaria. Y de repente se dio cuenta.

—Quieres que se lo compre yo, es eso.

Anir se rió con esa risita que decía que Sephiroth iba por buen camino.

—Eres una amenaza —le dijo—. Peor que la hija de mi jefe.

Anir se llevó la mano a la boca, dejando salir un ruido de sorpresa.

—¡Hala! ¡Tienes otra mujer en tu vida y no me lo habías dicho! —Sephiroth le volvió a pegar suavecito en la nariz con el trapo y luego le limpió la cara porque tenía manchas de chocolate.

—Ya sabías de su existencia, señorita, no te he escondido nada. —Y se la puso al hombro sólo por oírla reír antes de dejarla sobre el taburete que había estado ocupando antes.

—En realidad no necesito que pagues por un brazo ya hecho, sólo necesito que convenzas a mi padre de una cosa. —le dijo mientras se acomodaba en su asiento.

—¿De qué cosa? ¿Y qué piensas hacer concretamente, si puede saberse?

Anir le sonrió como si supiera una cosa que él no sabía, lo que era más que probable.

—La persona que ha creado la tecnología ha hecho una patente abierta y yo he conseguido una beca para ir al campamento para jóvenes ingenieros. Me he informado y nos dan los materiales para crear un proyecto en el mes que estemos allá… pero tu hermano no está muy convencido de dejarme ir.

—¿Ahora es mi hermano? —preguntó Sephiroth con un tono desinteresado—. Hay algo que no me estás contando.

—Ah… —Anir se estaba frotando las manos y miró el reloj de la cocina antes de morderse los labios—. Es un campamento para personas de unos quince años…

—Y tú tienes no llega a doce.

—Exacto. —dijo haciéndole pistolitas.

—Ya veo dónde está el problema.

—¿En que se van a quemar las galletas?

Y Sephiroth corrió al rescate de dichas galletas. Para cuando apagó el horno Anir ya se estaba comiendo una de la primera hornada.

—¿Qué? —preguntó con la boca llena—. Ya están frías.

Sephiroth puso un dedo encima de otra galleta de la primera hornada y suspiró. No, no estaban del todo frías, pero él también cogió y se la empezó a comer.

—Mira, me da igual el campamento, yo sólo quiero hacerle un brazo to chulo a papá.

—Y ahora vuelve a ser tu padre.

Anir se encogió de hombros.

—Siempre ha sido mi padre, lo que pasa es que no lo sabía. —aseguró.

Y Sephiroth no pudo más que sonreír y acceder a lo que le pedía su sobrina. La enana siempre acababa saliéndose con la suya. Sephiroth necesitaba analizar cómo es que lo lograba.
« Last Edit: May 31, 2023, 03:27:03 PM by Neko »