Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 254947 times)


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #810: November 10, 2021, 11:17:12 PM »
Fic del mes, con esto ya puedo estar tranquila. Ahora a planear con las HiMEs *pats the forgotten HiMEs*

101.1.

Flashback


Luego de despedirse de Hiiro en su habitación, Kotegiri acudió a la reunión que tenía con Eichi Tenshouin para definir los términos de su contrato en Starmaker. A pesar de que ese líder se notaba agradable y comprensivo, ya comenzaba a temer la conversación, por más que al llegar este le pidió que pasara y tomara asiento frente a él con la mejor de sus sonrisas.

“Espero que te hayas acomodado bien en tu habitación,” observó el rubio amenamente. “Hiiro-kun ha demostrado ser difícil de lidiar pero percibo que se llevarían muy bien.”
“Pues, no es que sea una mala persona…” se vio perplejo. “Ehh, Tenshouin-senpai, por casualidad, ¿usted es quien nos asignó la habitación?”
“Oh,” este se impresionó. “Es un atrevimiento de tu parte declarar algo así, Kotegiri-kun.”
“S-supongo, perdón,” se apenó.
“No te lo tomes a mal, más bien tienes razón, sí fui yo,” rió por lo bajo. “Fufu, un chico que quiere construir a idols y otro que quiere destruirlos. No puedo imaginar la dupla que harán.”
“Ehh…” sonrió incómodo. Casi sentía que el sufrimiento de su audición continuaría indefinidamente.
“Pero fuera de aquella curiosidad, sí tengo motivos más válidos por la asignación,” Eichi observó el papel que el otro traía en sus manos. “Estamos aquí para hablar de tu contrato, así que puedes preguntarme lo que necesites.”
“Sí, es que…” volvió a mirar dicho documento, enfocado en un punto en particular. “Mi periodo de prueba tiene un plazo, y si pasa dicho plazo…”
“Como has podido leerlo, si aceptas mis condiciones y no llegas a crecer como un idol en el tiempo que te he dado, serás transferido al programa de producción. Hubiera querido aprobarte por tus méritos y sin necesidad de esta condición, aunque lamentablemente no puedo creer ciegamente en tus aptitudes como idol sin observarte por más tiempo. La condición también me permite tenerte todavía como parte de ES en un rol afín a tu persona, pero si tienes reservaciones de dicha atadura, puedes reconsiderarlo y buscar una futura oportunidad en otra convocatoria,” observó Eichi, apoyando su cabeza en sus manos cruzadas, pensativo.
“Pues…” bajó su mirada. Sí, su sufrimiento estaba muy lejos de terminarse.
“Sin embargo, no creas que no te daré una buena oportunidad de probarte a ti mismo,” afirmó, asintiendo. “Tendrás acceso a los mismos espacios, entrenamientos y trabajos de medio tiempo que todos los idols propiamente aceptados. Puede que, incluso si no cumples el plazo, si yo sigo creyendo en tu desempeño, podemos empujar la fecha límite. No es tan restrictivo como parece, aunque comprendo la incertidumbre de tu situación,” sonrió frustrado. “Los jóvenes se congelan ante decisiones que les dan la impresión de reinar el resto de sus vidas, cuando no es verdad.”
“Y-ya veo…” se sentía abrumado, pero debía mantenerse fuerte. “Lo siento, Tenshouin-senpai, creo que sí soy un niño,” sonrió con torpeza. “Es mi primera exposición a un asunto formal y un avance en mi camino a ser idol. Tampoco puedo decir que entiendo los términos de mi contrato completamente.”
“Lo supuse, está escrito en tu rostro,” Eichi sonrió. “Pero no tienes que temer. Como una persona aceptada en Starmaker, pienso velar por ti de todas formas. Puedes contar con ello. Aceptarte a base de mentiras e injusticias iría en contra de mi ética de trabajo.”
“…” asintió y frunció el ceño. “Entonces acepto. Es intimidante, pero tampoco puedo demandar ser un idol si no lo merezco. Trabajaré muy duro para que me acepten, lo prometo.”
“Eso era lo que esperaba oír, me alegra que entiendas.”
“Entonces…” se confundió. “¿Eso tiene algo que ver con mi asignación de habitación?”
“Precisamente. Es difícil olvidar que aquel intrépido Hiiro-kun se presentó en medio de tu audición, ¿no es así?” comentó como dato curioso, y una extraña y divertida nostalgia.
“Uhh… supongo seré conocido por eso para siempre…” se lamentó por dentro.
“Una persona disciplinada y organizada como tú será capaz de ponerle los pies en la tierra. Considero que puedes ayudarle a él, quien también ha sido aprobado bajo condiciones. Por supuesto, a diferencia de ti, él no tendría un espacio en ES si no crece como un idol.”
“Pues…” casi sonaba a que le daban el peso de cuidar de Hiiro. Por más que oyera que Hiiro no tendría una segunda oportunidad, por cómo fue recibido por los jueces, suponía que ni necesitaría más que la primera.
“Pero esta responsabilidad no sólo recae en ti,” sonrió divertidamente. “Lo creas o no, Hiiro-kun también tiene mucho que enseñarte, y sospecho que es lo que te falta para ser un idol.”
“¿Eh?” le miró perdidamente. “¿Cómo así?”
“Es por cómo los dos se presentaron a la vez que evidencié lo opuestos que son. Hiiro-kun nos deleitó con un comportamiento, gestos y personalidad propias de un idol innato. Sin embargo, sólo aquel talento en bruto y sin estar acompañado del conocimiento o práctica necesarios no le llevaría a crecer como uno esperaría. Por otro lado, tú has demostrado dicha información de nuestro medio artístico, técnica en tu baile y te encuentras encaminado seguramente con una metodología eficiente creada por ti mismo. No dudo que poseas la pasión, aunque en medio de tu preparación y esfuerzos te hace falta conectar esa parte de ti, y por lo tanto tu carisma se pierde al no saber cómo expresarlo,” se animó al ver al otro pensativo y considerando sus puntos. “Puede que no sea evidente aún, pero una similitud de ustedes es que se esforzarán a todo dar en subsanar sus puntos débiles. Tengo esperanzas de los dos. Aprovecha esta oportunidad para entrenar y aprender de alguien más.”

Fin del Flashback


“Ahh…” Kotegiri dio un pesado suspiro. Al ser sábado en la mañana, ya habían sido dos días desde esa conversación, pero le continuaba pesando pensar en ello.
“Oye, oye,” a su costado un chico alto y fornido que le ayudaba a cargar varias cajas le llamó para bajarle de su nube. “Es como la octava vez que te oigo lamentarte. ¿Qué te pasa, Kotegiri?”
“Lo siento, sólo sigo pensando en mi conversación con Tenshouin-senpai…” confesó frustrado. El par caminaban por ES en dirección hacia los dormitorios. “Estoy decidido a dar mi mejor esfuerzo, eso no ha cambiado. Es sólo… supongo desanima un poco oír cosas así.”
“Hm…” el otro alzó su mirada al cielo despejado y sonrió con simpleza. “No lo pienses mucho. Las cosas son así. Conforme salgas más del nido te toparás con estas palabras y condiciones, pero no te lo tomes personal. Todos andamos haciendo lo mejor que podemos y tenemos las mejores intenciones. No dudo que ese senpai sea igual.”
“Supongo…” bajó su mirada, pero el otro le dio un leve empujón de costado con su brazo, lo cual para el pequeño Kotegiri casi significó una caída al piso. “¡Ahh!”
“Así que levanta el mentón y disfruta de este lindo día y este amplio jardín, Kotegiri. Has llegado a un lugar muy agradable y eso te lo debes únicamente a ti,” le animó con palabras tranquilas, pero decididas. “Y así como llegaste a este punto, continuarás con tu camino. Creo en el responsable Kotegiri. Es hora que tú también lo hagas.”
“Eh…” se conmovió y le miró perdidamente, para asentir y sonreír esperanzado. “Sí, muchas gracias, Kuwana. También gracias por ayudarme a cargar todas mis cosas hasta aquí.”
“Soy el fortachón de la familia, ¿no? Es un placer,” alzó ligeramente las cajas en sus brazos y se puso a mirar a los alrededores. “También me viene bien conocer el ES del cual no has dejado de hablar, así también sé dónde encontrarte. Con nuestros hermanos tan ocupados con sus asuntos, cada vez hay menos gente en casa. Tendré que cocinar para menos cabezas.”
“Haha, está bien, todavía pasaré algunas noches en casa, no los voy a abandonar.”
“Bien, me alegra oírlo, no te olvides que estamos ahí por si nos necesitas. Y de paso no te olvides de llamar a nuestros padres. Vivirán fuera de la ciudad pero siempre quieren oír de nosotros,” volvió a empujarle un poquito de costado. “Sobre todo de ti por ser el benjamín. Apuesto a que andan muy al pendiente de tu mudanza.”
“Sí, les llamaré en la noche, no les haré preocuparse,” asintió y sonrió frustrado. “Hablar contigo me despeja, siempre me haces ver las cosas menos complicadas. Podrás decir que yo soy quien llegó hasta aquí, pero no habría podido hacerlo sin el apoyo de ustedes. Lástima que no estén todos aquí, pero desde ya,” se apuró un poco para detenerse frente a su hermano mayor e hizo una venia. “Muchas gracias por todo, Kuwana. Lo aprecio mucho.”
“Vaya, no seas formal conmigo, Kotegiri,” este negó aunque se mantuvo ameno. “Además de cocinar no es que haga mucho en casa. Más eres tú quien anda al pendiente de nosotros. Eres como nuestro productor.”
“Eh…” ello le incomodó y dio un suspiro. “Por favor no me llames así, temo que mi contrato termine por llegar a eso.”
“No te lo tomes a mal,” sonrió ampliamente. “Por más que no te guste, es una de tus fortalezas, así que aprovéchalo y usa tus poderes de productor para seguir avanzando en tus metas. Puedes ser un idol y un productor a la vez, ¿no lo crees?”
“S-supongo… realmente productor no había llegado a mi cabeza hasta el día de mi audición, pero…” vio a su hermano continuar con su camino.
“De nuevo, no lo pienses. Ahora vamos de una vez a tu habitación. Dijiste que tienes ejercicios que hacer hoy así que hay que terminar con esto de una vez.”
“S-sí, vamos,” se apresuró un poco.

Finalmente llegaron a la puerta de la habitación que Kotegiri compartía con Hiiro. El hermano menor dejó sus cajas a un costado para poder abrir la puerta.


“Te advierto que Hiiro-kun es un poco raro, pero es una buena persona,” dijo buscando su llave.
“Descuida, si anda por aquí será tan fan de los idols como tú,” se encogió de hombros.
“Eh… no precisamente…” dio un suspiro. No tenía tiempo para explicarle todo el rollo así que abrió la puerta. “Adelante.”
“Sí,” Kuwana se puso a caminar para ingresar. Sin embargo, no esperó ver a un pelirrojo saltar desde el interior y darle una patada aérea.
“¡AAAHHH!” Hiiro instintivamente atacó al invasor al punto en que le causó soltar todas las cajas y le hizo caerse hacia atrás.
“¡H-H-Hiiro-kun!” Kotegiri se paralizó, pero este no fue prestado atención.
“Tsk… ¡insolente!” Kuwana perdió la paciencia y le lanzó una caja a Hiiro, quien retrocedió para evadirlo. Acto seguido, el hermano mayor se adentró para comenzar una pelea en pleno cuarto.
“¡¿Q-qué sucede?! ¡N-no, esperen, no peleen por favor!” exclamó Kotegiri, aterrado y mirando a todas direcciones. “¡Alguien ayuda!”

Felizmente no pasaron ni cinco minutos y un vigilante del edificio llegó para romper la pelea, así se pudieron explicar los malentendidos.

“¡Lo siento!” Hiiro hizo una pronunciada reverencia. “¡Me arrepiento de mi impulsiva acción! ¡Me quedé dormido luego de un ejercicio matutino y me sobresalté al ver a una persona no conocida entrar! Entiendo que no debí recurrir a un ataque, ¡prometo que no volverá a suceder!”
“¿Qué tienes con actuar así, niño?” preguntó Kuwana, rascándose la cabeza, todavía impaciente. “No sabía que aceptaban a bárbaros en este sitio.”
“K-Kuwana…” Kotegiri palideció al notar cómo el vigilante miraba a su hermano con gran reproche. “N-no te olvides que tú también peleaste, y eres visitante…”
“Hai, hai, lo siento, sólo me defendía…”
“Está bien, comprendo que tu acción es perfectamente entendible. Uno no puede quedarse pasivo ante las agresiones inesperadas,” Hiiro asintió y sonrió.
“H-Hiiro-kun, tú también…” dio un pesado suspiro.
“Parece que todo ya está tranquilo, pero tendré que reportar el suceso a secretaría,” observó el vigilante, aún no del todo convencido. “Si algo más vuelve a suceder, les esperarán graves consecuencias, ¿han entendido?”
“Sí, lo lamento…” Kuwana se encogió de hombros.
“¡Entendido, señor!” Hiiro hizo una reverencia. “¡Muchas gracias por su labor y por venir tan pronto, ahora haré mi parte!”

Dicho vigilante le miró raro por sus rebosantes y positivas energías, pero no se hizo líos y se marchó. Con ese encargado fuera de la escena, Kotegiri pudo sentirse aliviado.

“Felizmente no los puso en problemas desde ya…” dijo cabizbajo.
“Nuevamente mis disculpas, más bien, me alegro de conocer a uno de los hermanos de Kotegiri-kun,” Hiiro extendió su mano al mayor. “¡Soy Hiiro Amagi, mucho gusto!”
“Eres de olvidarte las cosas muy rápido, ¿no? Bueno…” desistió en continuar reprochándole y le devolvió el gesto. “Kuwana Gou, un gusto también, supongo,” se soltó y sonrió un poco. “Pero eres fuerte, con el estrujón que me diste. Está muy bien, pero no andes destruyendo los huesos de Kotegiri, ¿de acuerdo? Él es enclenque.”
“¿Eh?” Hiiro ladeó su cabeza. “No haría eso, ¿por qué los destruiría?”
“Nada, olvídalo, la broma pasó por encima de tu cabeza. Bueno ya, no tengo todo el día, a desempacar las cosas.”
“¡Oh, les ayudo!” Hiiro felizmente se apuntó y el par regresaron al pasillo a recoger las cajas violentadas (?) sobre el piso.

En medio del desempaque (y de Kotegiri asegurándose que ninguna de sus pertenencias había sido destruida), Kuwana fue puesto al tanto de Hiiro, la audición que habían tenido y sus metas en la ciudad. El hermano mayor más de una vez había mirado a su hermanito con leve desconcierto e frustración, pero decidió no expresar sus pensamientos, en particular el hecho que al pobre le tocaba lidiar con semejante persona.

“Es por eso que me decidí,” Hiiro hizo un puño y sus ojos brillaron de determinación. “Puede que los idols no sean todos malos, pero si existen idols que lastiman a personas como mi nii-san, me aseguraré de destruirlos. Esa será mi misión en ES.”
“Ah, ya veo,” dijo Kuwana con ligero desinterés en lo que ayudaba a Kotegiri a colgar sus prendas en el armario. “Y nuevamente, ¿de dónde dijiste que eras?”
“Oh, vengo de muy lejos, no creo que lo conozcan,” contestó el pelirrojo amenamente. “Las cosas son muy diferentes en casa. Vivimos con la naturaleza y cazamos para sobrevivir. Luego de hablar con algunas personas aquí, comprendo que eso es algo que no sucede con mucha frecuencia por la ciudad,” asintió. “Por eso entiendo que tengo mucho que aprender, así que me disculpo si digo algo que no tiene mucho sentido.”
“Vaya…” Kuwana le miró con incomprensión. “Eres de decir todo lo que se te viene a la cabeza, ¿no es así? Sin duda creo lo que me estás diciendo, pero puede que confundas más a otros si dices demasiado.”
“Eh, pero es importante comunicarnos entre todos, siempre he sido enseñado así,” observó Hiiro, algo perdido.
“O sea sí, pero…” mostró leve impaciencia.
“Ehm, Hiiro-kun es así, Kuwana. Más bien, de todos nosotros, tú eres el que más se parece a él,” opinó Kotegiri. “Hubiera asumido que lo entenderías un poco.”
“¿Me comparas con este chico?” le miró extrañado. Resopló. “…será, supongo si fuera otra situación me llevaría mejor con él. Me gusta su actitud y su sinceridad, pero si este chico ataca a quien entre a su cuarto y para colmo es con quien tienes que compartir, me cuesta no ser más exigente con él.”
“Eh, e-estoy bien, en serio, no te preocupes por mí,” Kotegiri movió sus palmas. Sonrió incómodo. “Hiiro-kun parece una buena persona, además es como dijiste. Ya sabes dónde estoy así que pueden darse un salto a visitarme cuando gusten.”
“Lo siento, supongo las disculpas no han sido suficientes para reparar la situación,” Hiiro llevó una mano a su mentón y pensó duramente. “No sé qué hacer en un momento como este, pero estoy cometido a corregir mi falta, lo seguiré considerando,” asintió y miró al mayor. “¡Lamento no tener una respuesta aún, pero lo pensaré, prometo que te compensaré a futuro, Kuwana-san!”
“¿Eh? No, ya me olvidé tu ataque, ese no es el punto,” negó y se encogió de hombros, frustrado. “Veo que tienes una mente e intenciones muy simples, Hiiro, será por eso que Kotegiri aquí está bien en compartir habitación, pero sigo preguntándome si mi hermanito puede lidiar con alguien como tú. Si prometes que cuidarás de él y no le causarás problemas, el asunto está terminado.”
“¡Sí, lo prometo!” Hiiro llevó un puño a su pecho y sonrió con firmeza. “¡Kotegiri-kun y yo somos compañeros y estoy decidido a cuidar de él y a ser buenos amigos!”
“Bueno, eso suena prometedor, que así sea.”
“¡Así será, muchas gracias por dejarlo fácil de entender, Kuwana-san!”
“Ah, no seas formal conmigo, Kuwana está bien.”
“Muchas gracias, pero es lo correcto respetar a los mayores a uno, y estoy seguro que tengo mucho que aprender de ti,” asintió. “Por cierto, no he llegado a oír mucho de Kotegiri-kun, así que, si no es mucha molestia, ¿podrías contarme un poco sobre ustedes?”
“¿De nosotros? Hm… ¿qué habrá que decir…?” alzó su mirada al techo, meditativo. “Pues, no venimos de un lugar como el tuyo, pero tampoco somos de aquí. Nuestra familia se dedica a la agricultura al norte. Nuestros padres viven ahí y nos costean los estudios.”
“¡Ohh, qué impresionante!” Hiiro se emocionó y sus ojos brillaron. “¡Con razón pude sentir una mayor conexión con Kotegiri-kun! ¡Hay que agradecer a la madre tierra por todos sus frutos!”
“Ehh, creo que yo soy bien citadino, a decir verdad,” Kotegiri sonrió incómodo. Él andaba terminando con las últimas prendas para colgar en lo que los otros hablaban. “Más bien es Kuwana quien más está conectado con esas cosas. Él es quien va a heredar el negocio familiar y anda estudiando eso en Hanasaki.”
“Oye, oye, yo seré el que tiene el deber principal, pero igual cuento con ustedes,” le recordó con leve demanda. Dio un suspiro. “Tch, y pensar que soy uno de los menores. Ustedes deberían ser como Hiiro y también apreciar a la madre tierra.”
“Hehe, no es que no vayamos a ser parte, pero siempre has sido el mejor para la labor.”
“Ohh, ¿Kuwana-san no es el mayor?” el pelirrojo se sorprendió y los miró con curiosidad. “Pero sí me parece muy sabio.”
“Ah, no, no, no lo soy, todos dicen que soy necio como una mula y temperamental,” dijo con soltura. “Será porque me comparas con Kotegiri. Obvio que soy mayor que él.”
“S-sí, eso tiene sentido…” Kotegiri se lamentó. También era honesto, a veces demasiado. Sonrió un poco. “Pero por más que no seas el mayor, todos ustedes son tan cercanos en edad que casi no hay diferencia.”
“Heh, es cierto, eres el chiquitín por varios años,” Kuwana sonrió y revolvió sus cabellos.
“Y-ya, Kuwana, no me despeines,” Kotegiri sonrió incómodo y se soltó.
“…” Hiiro sonrió aunque su sonrisa se contagió de leve tristeza.
“¿Te picó algo, Hiiro?” preguntó el hermano mayor.
“Oh, no, no es nada,” este negó y sonrió con torpeza. “Lo siento, sólo recordaba a mi propio hermano. Supongo… han sido varios años desde que me revolvió los cabellos así.”
“Hiiro-kun…” Kotegiri se apenó.
“Pero estoy bien,” les aseguró asintiendo. “Ya no estoy en casa anhelando verlo sin poder hacer nada al respecto. ¡Sé que nos volveremos a encontrar muy pronto!” sonrió incómodo. “Puede que sea extraño decirlo, debe ser de esas cosas que son difíciles de entender, así que perdón por hacerles preocuparse por mí.”
“Eh, no, está bien, Hiiro-kun, se nota que es muy importante para ti, es bueno que lo digas,” dijo Kotegiri, rápidamente. “La familia es parte vital de nosotros, y pues…” se contrarió antes de continuar. “En verdad entiendo cómo te sientes. Yo…”

Sin embargo, Kotegiri tuvo que detenerse ya que sintió que Kuwana le agarró de la cabeza. A diferencia de la vez anterior en que le revolvió los cabellos, el pobre Kotegiri se paralizó al casi sentir que su cráneo iba a ser destrozado por la fuerza del otro. De inmediato fue jalado y dado media vuelta.

“Oye, ¿estabas por decir lo que creo que dirías?” le susurró cuestionándole.
“E-eh…”
“Este Hiiro no parece malo pero no seas tan abierto a confiar cosas así con desconocidos, por más que simpatices con su situación. Ya sabes que podría tener malas consecuencias.”
“S-sí…” agachó su cabeza.
“…” Hiiro les miraba perplejo al ver que susurraban entre sí. “¿Todo bien?”
“Sí, sí, lo siento, Hiiro,” Kuwana se rascó la cabeza. “Sólo son cosas de familia.”
“Eh, pues…” Kotegiri pensó en cómo continuar su punto sin mencionar aquel dato. “S-sólo que… pues, nuestro hermano mayor anda en el extranjero, por lo cual también lo echo mucho de menos y me pregunto cuándo lo volveré a ver. Tal vez no sea como tu caso, pero sé que es difícil no tener a tu hermano cerca. Pero esa distancia se va a acabar pronto, Hiiro-kun, tal y como dijiste,” le sonrió. “Así que muchos ánimos.”
“¡Sí, muchas gracias, Kotegiri-kun!” Hiiro asintió y sonrió ampliamente. “Pronto me encontraré con mi nii-san y se los presentaré. Estoy convencido que se llevarán muy bien. Y esperaré con ansias a conocer a ese hermano del cual me hablas.”
“Bueno… ya que terminé de ayudar, les dejo,” Kuwana revisó su celular. “Tengo tiempo, pero me espera trabajo en Hanasaki.”
“Sí, mejor cuanto antes o te quedarás por allá todo el día,” Kotegiri asintió. “Siguen con la cosecha de unos campos, ¿verdad?”
“Todavía, y tengo para rato, no lo terminaré hoy…”
“¡Ohh!” los ojos de Hiiro se iluminaron y miró al mayor de cerca. “¡¿Tienen campos de cultivo en Hanasaki?! ¡Increíble! ¡Ya han sido días desde que dejé de verlos durante mi viaje!”
“Cálmate, joven, no es para tanto,” Kuwana negó. “Como una universidad tan prestigiosa, tiene un área muy extensa para este tipo de cosas. Rizembool será más científico, pero Hanasaki le gana en algunas ciencias verdes, así que contamos con campos de cultivo, invernaderos, ganaderías, entre otros.”
“¡Sí! ¡Sí!” el pelirrojo asentía entusiasmado. “¡Suena a cosas para las que sí soy bueno! ¡Si quieres te acompaño!”
“H-Hiiro-kun, espera, no te olvides que nos vamos a encontrar con Gumi e IA-san y luego nos espera un entrenamiento,” le advirtió Kotegiri, impresionado por su impulsividad.
“¡Ah, cierto, tengo obligaciones y no las puedo descuidar!” hizo una rápida venia. “¡Perdón, Kuwana-san, espero que sea en otra oportunidad!”
“Eh, no te disculpes, pero alguna tarde después de clases pueden darse un salto,” dijo y sonrió un poco. “Si no es para la cosecha, será para alistar los campos para la próxima tanda, pero la ayuda siempre será bienvenida. Gracias por ofrecerte, por cierto.”
“¡No hay de qué, con mucho gusto!” exclamó alegremente.
“Sólo que…” entonces, Kuwana dio un pesado suspiro y nuevamente revisó su dispositivo. “Ya no puedo tener la calma que solía tener. Hanasaki es un lugar de locos. Y pensar que ni los cultivos serían dejados en paz…”
“¿Por qué? ¿Sucedió algo malo?”
“Es que el semestre pasado, unas HiMEs destruyeron un invernadero y cultivos cercanos, y Kuwana andaba trabajando en un proyecto ahí junto con otros estudiantes,” explicó Kotegiri, apenado. “Toda la zona se ha vuelto algo aprehensiva a que las HiMEs pasen por ahí.”
“Esas HiMEs se ofrecieron a trabajar y ayudar a limpiar el desastre, pero no sabían ni cómo tratar la tierra, más nos hicieron perder tiempo. Corrieron rumores que hasta una de ellas había pedido una excepción para tomar un curso ahí, así que nunca sabemos si estaremos de nuevo sujetos a que una HiME ande por ahí y ocasione algo de nuevo, ya que reciben trato especial en Hanasaki,” se agarró un lado de su cabeza. “Es un dolor permanente…”
“HiMEs…” Hiiro llevó una mano a su mentón. “Había oído algo de ellas en Rizembool. Puede que sean malas como dicen.”
“Ehh…” Kotegiri se asustó. Verdad que el chico era nuevo y muy propenso a saltar ante cualquier tipo de información.
“Malas o no, no es mi asunto, pero no son bienvenidas a mi área, así de simple,” Kuwana se encogió de hombros y terminó por darle a Hiiro una palmadita en un hombro. “Pero tú sí eres bienvenido por si te animas a darte un salto por ahí. De paso me ayudas a espantar a las HiMEs por si una se aparece.”
“¡Cuenta conmigo, Kuwana-san!” Hiiro se entusiasmó e hizo un puño.
“K-Kuwana, por favor no digas cosas irresponsables,” pidió Kotegiri, torturado.
“Sólo bromeaba, a medias. Nos vemos, que tengan un buen día,” así se despidió y dejó al par de compañeros de cuarto luego de terminar de instalar a su hermanito a su nuevo ambiente. A los dos aspirantes a idol les tocaba un día ocupado.



Como fin de semana, era un día apropiado para usar el nuevo dojo en la casa de los Kotetsu. Urashima estaba en pleno entrenamiento con la ayuda de Hachisuka, quien actuaba como un paciente mentor para su hermanito. Frente a ellos y al costado de la entrada se encontraba Roxas, quien tomaba un descanso al haber terminado su turno.

A simple vista era evidente que el pelilila poseía mayor destreza y madurez como luchador. Sin embargo, Roxas observaba los movimientos de Urashima y su menor continuaba siendo mucho más fuerte que él mismo. Los Kotetsu eran fieles a su gran renombre y Roxas tenía montañas que escalar con tal de llegar a su nivel. Por eso y por su deber de Key, no podía quedarse atrás.

Entonces, vio a Horikawa llegar junto con Kashuu y Osaka. Los tres traían bandejas con bebidas y snacks de mediodía.

“Debes estar cansado, Roxas, aquí tienes,” dijo Horikawa, sonriente y extendiéndole su bandeja.
“Ah, gracias, Horikawa,” sonrió y tomó un vaso.
“¡Roxas, también trajimos unas manzanas! ¡Yo las ayudé a cortar!” reportó Osaka contenta e igualmente ofreciéndole la bandeja.
“Vaya, gracias también,” el rubio se impresionó y vio la selección. Era fácil distinguir las cortadas por su prima al tener formas menos regulares, pero continuaba impresionado. “Has mejorado, Osaka, me alegra que estés agarrando más destreza.”
“Sí, es importante,” la chica frunció el ceño en una adorable seriedad. “Ahora somos una familia de guerreros así que yo también tengo que entrenarme.”
“Haha, es verdad,” agarró un pedazo de manzana y miró a Kashuu, quien observaba la pelea. “¿Y tú qué haces aquí?”
“¿Hm? ¿Qué clase de pregunta es esa?” Kashuu alzó una ceja y le miró de reojo con indiferencia y cierto juicio. “Serás un Kotetsu pero creo que es muy pronto como para que tengas la actitud de ser el amo y señor de esta casa.”
“No lo dije en ese sentido, imaginaría que estarías detrás de Cho como siempre.”
“Aruji se encuentra haciendo sus tareas y estudiando y nos pidió a Osaka y a mí que le diéramos un momento a solas para concentrarse, por lo cual ayudamos a Horikawa en la cocina,” contestó con completa naturalidad y encogiéndose de hombros. Sonrió un poco. “Y es un buen momento. Hay que aprovechar las pocas horas que tenemos con nuestro voluntarioso amigo.”
“¡Horikawa, te echaré un montón de menos!” exclamó Osaka, quien por un segundo pareció olvidarse que traía una bandeja al darle un abrazo.
“O-Osaka,” este felizmente logró balancear la bandeja con una mano y levantó su brazo para recibir su gesto. Sonrió con torpeza. “Yo también los extrañaré, pero lamentablemente hay cosas que tengo que hacer de regreso en casa. Está bien, estaremos en contacto todo el tiempo.”
“Verdad…” Roxas se quedó frío. “Lo siento, Horikawa, lo había olvidado un momento. Casi parecía que era otro día normal.”
“Es otro día normal, no lo pienses mucho,” el pelinegro asintió y se vio certero y alegre. “Nos tocará adaptarnos a otra rutina, pero todo está bien. También es mejor no prolongar las despedidas demasiado o será más difícil.”
“Igual, ya nos tienes una comida lista y hasta preparaste una merienda como lo usual,” Kashuu sonrió apenado y negó. “Nunca vas a cambiar, al menos toma asiento y comparte la merienda con nosotros.”
“¡Sí, todos a sentarnos!” Osaka asintió y volvió a recibir su bandeja para así tomar asiento sobre el piso del dojo. Los demás le imitaron. “Todos andamos tristes, pero sé que Urashima es quien te extrañará más.”
“Eh, sí, seguramente,” dijo Horikawa, sonriendo apenado. “Al menos ya está con todos ustedes y con sus hermanos mayores. Puede que yo no esté, pero Urashima anda mucho más rodeado de personas y con una vida más amena que la usual. Hasta tienen la suerte de que Sora pueda vivir junto a sus hermanos. Eso hubiera sido imposible hace poco tiempo.”
“Es verdad, Sora es un buen niño, qué bueno que el señor Kotetsu sea una persona razonable,” Kashuu asintió.
“…” aun así, por ver a Urashima en su entrenamiento, Roxas podía notar cómo este se esforzaba más de lo usual, como si intentara no pensar en la despedida.
“Por cierto, antes que me olvide,” Horikawa sacó un papel doblado y lo extendió hasta revelar una tabla con las labores de la casa. “Es una tentativa, pero he reorganizado los deberes del hogar entre ustedes.”
“Ohh…” Osaka se impresionó y se acercó para mirar el papel más de cerca, junto con Roxas y Kashuu. Los deberes previamente asignados se habían quedado igual, aunque sí podían ver nuevos nombres en distintas áreas, en particular en la cocina. La exHiME sonrió contenta. “Hehe, qué lindo, está etiquetado con colores y todo.”
“Siempre te pasas, Horikawa, gracias por el gesto,” le felicitó Kashuu. “Has sido un buen maestro para mí en la cocina. Espero poder hacer cosas ricas para aruji cuando sea mi turno.”
“No hay de qué, aunque si pudieran hacerme el favor, vigilen a los Kotetsu cuando cocinen,” Horikawa sonrió nervioso. “Creo que no tienen experiencia previa.”
“Ahh, apenas sé hacer el arroz en la arrocera y quizás algo más, hubiera podido aprender de ti,” Roxas dio un pesado suspiro y entonces notó como el arma le miraba con una sonrisa confiada. “¿Qué tienes? ¿Te crees mejor que yo?”
“No sería tan vanidoso para creerlo por completo, pero desde que aparecí, ha sido evidente que soy un mejor ayudante para aruji que tú, eso es todo,” se encogió de hombros.
“Tsk, eso no es cierto, tú eres su arma, ni puedes pelear por ella,” le reclamó, amargo.
“Sí, tal vez no puedo pelear en su lugar, pero de todas las peleas, ¿en cuántas realmente la has ayudado? Puedo pensar en muchos momentos del pasado, especialmente hace tres años.”
“¡P-pero si ni tú estuviste ahí!” se alarmó.
“Porque no existía, así que tiene todo el sentido,” Kashuu miró a Osaka. “Quisiera que me ayudes con un ejercicio, Osaka.”
“¡Sí, claro!” la chica sonrió y asintió obedientemente.
“Ehh, por favor, no sigan…” Horikawa dio un suspiro.
“Según tu experiencia de aquel entonces, si pudieras decir un nombre, ¿quién dirías que fue el mejor consejero de mi aruji?”
“¡Oh, ese sería Larsa, no hay duda!”
“¿Sí, verdad?” Kashuu miró a Roxas de reojo.
“Tch, ¿y qué? Larsa también me ayudó a mí con varios asuntos. Ni somos el mismo tipo de personas como para compararnos.”
“Continuemos,” Kashuu asintió y sonrió amenamente. “A ver, Osaka, si pensamos en alguien que luchó al costado de mi aruji en la secundaria, ¿ese quién vendría a ser?”
“Oh, hmm…” ella lo pensó duramente. “Pues… no me acuerdo de su nombre, pero hubo un senpai tenebroso que fue su Knight,” asintió y sonrió. “Hehe, dudo haber hablado con él y no se acercaba, pero sí le ayudó con algo de entrenamiento.”
“Sí, algo me acuerdo de esa persona. Tengo acceso a varios recuerdos de aruji,” Kashuu se encogió de hombros. “Hablando de entrenamiento, seguramente alguien más le ayudó con eso.”
“Pues no sé… no me suena…” Osaka divagó sus ojos.
“Por ejemplo, con su Child del pasado…”
“¡Ah, por supuesto, Alexei fue una tremenda ayuda!”
“Sí, ¿verdad? Es bueno que alguien lo haya sido…”
“Kashuu…” Roxas frunció el ceño.
“Obviando un poco la pelea, ¿con quiénes pasaba mucho tiempo?”
“Oh, éramos un grupo muy grande,” Osaka asintió. “Mariko-chan y yo no nos despegábamos de Cho y nos ayudábamos como HiMEs. También están Larsa y Sora y sus amigos y varias otras HiMEs. Por supuesto, Hotaru-chan siempre ha sido un gran apoyo moral para mí, pero también lo fue para Cho.”
“Tsk, ya párala, entiendo…” dijo el Key, impaciente.
“Y por supuesto, habrán tenido enemigos, pero hasta gente del otro bando le extendió una mano a mi aruji, por más que fueron personas muy antagonistas, ¿no es así?”
“¡Sí!” Osaka se emocionó. “Tomaj resultó ser alguien muy bueno y Shin-kun también nos apoyó en los momentos más difíciles, por más que todavía me cuestiono de sus intenciones,” asintió. “¡Igual fueron amigos y me alegro mucho de ello!”
“Dije que suficiente,” apretó sus dientes. “No toquemos lo que ya fue.”
“Y ahora en el presente, ¿quién ha estado más al lado de aruji en los momentos más peligrosos?”
“Hmm pues…” lo pensó un poco. “Todas las HiMEs de ahora se andan apoyando… pero si tengo que escoger a alguien, esa sería Youmu-chan,” Osaka sonrió. “Hehe, Youmu-chan ya ha salvado a Cho dos veces y también a otras HiMEs en otras circunstancias. ¡Y en el más reciente altercado en el festival fuiste tú quien estuvo junto a ella, Kashuu!”
“Ohh…” Kashuu se impresionó y sonrió agradecido. “Heh, no había esperado que me mencionaras, Osaka, muchas gracias~ Pero sí, también pensé en Youmu.”
“Oigan, no es justo, estábamos separados en el festival y había mucho por hacer, como proteger a las personas comunes,” insistió Roxas.
“Más bien recuerdo que te apareciste haciendo bonding con el Rebel de Eureka, un chico peligroso quien, junto con Komaeda, incluso hizo un edificio en Rizembool estallar,” Kashuu le miró de soslayo sin piedad.
“¿En serio?” Horikawa ladeó su cabeza.
“N-no me malinterpreten, les juro que no fue así,” dijo Roxas, alarmado.
“Pero para terminarla, Osaka…” Kashuu continuó. “Recuerdo que esta última semana han estado hablando sobre personas que les ayudarán de aquí en adelante y estarán de su lado. ¿A quiénes se referían, si me haces recordar?”
“¡Ah! Ayesha-chan nos dijo que un par de mentores contratados por Hanasaki están por venir y nos ayudarán a hacernos más fuertes. En especial, hay una mentora que es muy linda y sabia y mágica, y ansío conocerla,” Osaka juntó sus palmas. “Hehe, puede que esté mal esperarlo, pero quisiera que Hotaru-chan, Larsa y todos nuestros amigos sigan tan cercanos como siempre lo han estado y sigamos siendo un equipo.”
“Bien dicho, eso mismo espero,” dicho esto, Kashuu se cruzó de brazos. “He ahí mi punto, supuesto Key de mi aruji. Ese número no especificado de personas del pasado, presente y futuro han ayudado a mi aruji mucho más que tú. A todo esto, me pregunto qué clase de importancia se supone que tendrías, ya que sólo le causas preocupaciones y problemas.”
“Tsk…” Roxas se contrarió. Ni tenía palabras que decirle.
“No necesito saber las cosas por las cuales ustedes pasaron hace años para entender que esta conversación no debió darse, por favor,” Horikawa negó y se mostró severo. “No se olviden que ustedes dos son compañeros de la misma HiME y su camino como tal recién está comenzando, por lo cual tienen que tomárselo con seriedad para que todo salga bien. Por más diferencias que ustedes puedan tener, a los dos les importa mucho Cho, ¿no es así? Con más razón tienen que dejarse de pleitos y rivalidades y velar por ella,” dio un pesado suspiro y se apenó. “Ahh… yo que me iba tranquilo sabiendo que Urashima y sus hermanos estarán bien, pero ahora me preocupo por ustedes dos. Compórtense, por favor.”
“Pues…” Kashuu se detuvo y desvió su mirada, apenado. “Lo lamento, Horikawa, no es el recuerdo que quiero que te lleves.”
“No soy yo con quien debes disculparte,” Horikawa negó. “No sabré tus razones por las cuales desapruebas tanto de Roxas, pero necesitas tener más fe en él. Sería bueno que lo conversen.”
“…” Roxas miraba en el sentido opuesto. Lo sabía, pero no tenía ni las ganas de hacerlo. Hablar las cosas siempre le había resultado lo más difícil por hacer.
“Eh, no se peleen, por favor…” Osaka recién cayó en cuenta el verdadero peso del diálogo y bajó su mirada. “Perdón, no quiero que se pongan así. ¡Les aseguro que los dos son muy importantes y Cho los quiere un montón! Kashuu siempre está velando por las necesidades de Cho y ya la anda conociendo muy bien, ¡realmente es un gran compañero! Por otro lado, Roxas…” se quedó divagando. “Ehh… no sé cómo ponerlo en palabras…”
“Osaka, no te molestes…” Roxas dio un suspiro, frustrado.
“¡No, no, en serio! ¡Escúchame!” insistió la exHiME. “Es que… ¡sí, tú eres muy lindo, Roxas!”
“¿Qué?” el rubio se extrañó e intercambió miradas con Horikawa.
“¡No quiero hacerte sonar como un trophy wife o algo así, pero tú eres tú y eres adorable y sé que Cho piensa que lo eres, y es por eso que siempre le serás de apoyo, uno que nadie puede igualar!” Osaka asintió un par de veces. “Sí, así que por más que no figures como un protagonista o digas las cosas, ¡tú en verdad siempre estarás ahí por Cho!”
“Osaka…” Roxas se confundió.
“E-espera, él no es más lindo que yo, Osaka,” Kashuu se asustó.
“¿Qué tonterías dices?” el Key negó y le miró raro.
“¡Aw, tú también eres muy lindo, está bien!” dijo la chica, emocionada.

Horikawa veía que había mucho por trabajar en ese grupo tan disparejo, aunque sí había algo de promesa. Cho y Osaka servirían como las conciliadoras, pero igual podría ser complicado, sin contar los problemas externos a ellos. Le gustaría quedarse a apoyarles, pero había prolongado su estadía demasiado tiempo. Esa sería una historia aparte de la suya.

“¡Horikawa!” finalmente, Urashima había detenido su entrenamiento para percatarse de la presencia de su amigo y así corrió donde los cuatro y se abalanzó sobre el pelinegro.
“¡O-oye!” no llegó a pararle, aunque probó ser tan sutil y ágil como siempre y se hizo a un costado, lo cual hizo que el energético Kotetsu terminara estampado en el piso.
“Ahh… duele…”
“Ya sabes que no puedes comportarte así, Urashima, lo hemos hablado,” Horikawa dio un suspiro. “Incluso Nagasone-san tiene problemas cuando te le lanzas encima y él es mucho más grande y fuerte que yo.”
“Ihh, creo que se me pasa la fuerza, perdón,” Urashima se sentó sobre el piso y sonrió incómodo mientras sobaba su cabeza. “Hehe lo siento, sólo quería sorprenderte, ¡pero no puede ser que sigas sirviéndonos bocadillos cuando es nuestro turno de homenajearte, sobre todo hoy!”
“Oh, no es necesario, yo contento de ayudarles,” admitió tranquilamente.
“Los buenos hábitos no son reprochables, admiro tu vocación, Horikawa,” comentó Hachisuka, caminando hacia ellos y sonriendo cordialmente aunque con ligera reserva. “De todas formas, Urashima ha querido pedir un banquete a domicilio y debe estar por llegar. Nuestro padre le dio el permiso de la excepción.”
“Eh, no tienen que, en serio,” Horikawa agitó sus palmas. “Ya había hecho algo de comida.”
“¡Eso lo guardamos para otro día, no hay problema! ¡Vamos, vamos!” así, Urashima jaló a su amigo y lo llevó consigo fuera del dojo.
“Acompáñanos, Roxas, te aseguro que te gustará el almuerzo,” dijo Hachisuka amablemente y este siguió al otro par.
“S-sí, enseguida…” Roxas le vio irse.
“Pues…” Kashuu alzó una ceja. “Supongo que su manera de invitarte sólo a ti va con su carácter. Asumo que también nos invita a nosotros.”
“Será…” el Key dio un suspiro. “Al menos quisiera que fuera más amable con Osaka…”
“Sí, no me importa que no lo sea conmigo, pero para un supuesto caballero le falta cortesía,” Kashuu se encogió de hombros y se puso de pie. “En marcha, Osaka.”
“¡Oh, miren esto!” por su lado, Osaka había estado tan ensimismada en el nuevo horario de quehaceres que recién andaba despertándose. “Hay una nueva categoría que no figuraba en la organización pasada.”
“¿Qué cosa?” Kashuu recibió el papel de Osaka luego de que esta se pusiera de pie. “Limpieza de… baños…”

Entonces, ambos chicos se quedaron helados.

“Hm, creo que sólo he visto a Horikawa haciendo ese trabajo, tiene sentido…” Osaka asintió para sí, con un dejo de misterio.
“Ese Horikawa, realmente le debemos más de lo que imaginábamos…” Roxas se estremeció.
“Pero creo que estoy bien con esto, lo tendré que aceptar,” Kashuu asintió.
“¿Eh? ¿No eres tú el quisquilloso fijado en tu apariencia y que no le gusta ensuciarse?”
“Aquí dice que estaré a cargo junto con mi aruji y Osaka del baño de nuestro piso, por eso estoy bien,” Kashuu asintió y sonrió satisfecho. “Podré encargarme de dejar limpio y operativo el baño que mi aruji usa todos los días. Hasta pensaré si puedo hacer alguna remodelación.”
“Tú…” Roxas le miró con reproche. “¿Tan ofuscado andas con ser su mejor ayudante como para alegrarte de limpiar su baño? Te oyes casi maniático por eso.”
“No me malentiendas, no es por eso que me alegro,” dijo esto, Kashuu le dio el horario. “A ti y a tus hermanos les toca el baño de arriba, el que ustedes usan.”
“Supongo, ¿y?” Roxas miró el esquema.
“Ah, pues, bien por ti que a ti no te molesta,” Kashuu se encogió de hombros. “Sólo me alivia saber que no tendré nada que ver con la limpieza del baño que tus hermanos mayores gigantes y sudorosos usan luego de cada práctica en el dojo.”
“¡Ihhh!” ello hizo a Roxas sobresaltarse como si hubiera sentido una corriente eléctrica.
“OHMAIGAH, ¡Nooo!” Osaka se horrorizó. “¡Sora-chan es muy puro para este mundo! ¡Piensen en él por favor, piedad!”
“…” Roxas tragó saliva. “Uhhh… creo que nunca en la vida he limpiado un baño…”
“Al menos aruji no tendrá que sufrirlo,” Kashuu se puso a recoger las bandejas. “Vamos o regresarán por nosotros.”





Poco después de que Kuwana se marchara, Kotegiri y Hiiro acudieron a una cafetería donde habían quedado con el par de chicas de su salón. Una vez ahí, Gumi pudo cumplir con su promesa de hacer un simple tour al pelinegro de los lugares más importantes. Fue un rato un tanto corto ya que les esperaban deberes, aunque al estar acompañado entre los cuatro y rodeado de ocurrencias, Kotegiri pudo finalmente sentir un cierto alivio y alegría de haber ingresado a ES. Para variar, las cosas comenzaban a ir como el ideal que había esperado.

“¡Y aquí llegamos!” la peliverde extendió su palma hacia el edificio donde Kotegiri y Hiiro tendrían su primera práctica de baile. “Este auditorio es usado por las agencias en general, usualmente para estos entrenamientos de principiantes. Es un buen lugar para conocer a todo tipo de idols o gente de otras carreras,” asintió con energías. “Seguro algún día nos veremos por aquí, chicos, será divertido~”
“Ah, espero que lo sea, muchas gracias, Gumi-san,” Hiiro asintió.
“De nada, vamos, ya te dije que no seas formal conmigo,” la chica puso sus manos en sus caderas y sonrió con cierta demanda. “Yo que quiero llamarte Hiiro nomás.”
“¡Es cierto que me lo pediste, perdón!” hizo una rápida venia. “No volverá a suceder, Gumi.”
“Tampoco es para que te disculpes, estamos bien,” entonces, la peliverde miró al otro chico, quien andaba mirando al edificio perdidamente. “¿Estás bien, Kotegiri? No te andes cargando desde ya, es sólo un entrenamiento de muchos.”
“Eh, me puedes leer muy bien, Gumi,” este sonrió avergonzado. “Andaba pensando en las técnicas de baile que podría realizar, pero no sé si debo seguir mis prácticas o más bien tendrán alguna coreografía que enseñarnos hoy.”
“Ya te lo dirán, tú tranquilo, sé que el baile es tu fuerte.”
“En verdad me faltan aprender varios estilos. No soy muy bueno con los pasos más intensos o ágiles como el break dance…”
“No seas tan modesto, sólo diviértete,” Gumi miró a IA a su costado. Ello causó que la callada y distraída chica les mirara. “Más temprano tuvimos una práctica juntas e IA andaba igual que tú, pero tan sólo la hubieras visto. IA nos deslumbró a todos, es muy genial.”
“Muchas gracias, Gumi, no es nada, en serio,” ella sonrió con leve reserva. “A mí me gustaron mucho tus energías. Puedo aprender de ti.”
“¡Lo mismo digo!” le dio un abrazo de costado.
“Hehe,” IA se dejó abrazar brevemente y luego dio un par de pasos hacia Kotegiri. “Está bien, sé cómo se siente, pero sólo diviértete,” ensanchó su sonrisa. “A ti te gusta mucho cantar y bailar y ser un idol. Eso se notará por su cuenta, confía en ti mismo.”
“Sí, así será, muchas gracias,” el pelinegro asintió, sonriendo más aliviado. “Son muy buenos conmigo, me han dado el empuje que necesitaba. Bien, iré a divertirme.”
“¡Por supuesto!” Gumi le levantó un pulgar. “Hiiro, ¿andas emocionado por la práctica?”
“¡Sí!” el pelirrojo asintió con energías y una certera sonrisa. “Realmente la emoción no se debe a bailar ya que no percibo que haya una necesidad ceremonial o un evento que requiera de danzas, pero creo que entiendo que esto es algo diferente, ¡así que espero a aprender de qué se trata! ¡Si a ustedes les gusta tanto es posible que a mí también!”
“Ehh…” Gumi se quedó congelada con una sonrisa que no era capaz de procesar lo que acababa de oír, pero decidió no pensarlo mucho. “Q-qué bueno, tu buen humor es muy admirable. Igual que Kotegiri, sólo aprovecha el momento.”
“¡Eso haré!”
“Me pregunto cómo será el lugar de donde vienes…” IA ladeó su cabeza. “Quisiera poder conocerlo algún día.”
“Es muy distinto a aquí y muy raro conocer a gente de afuera, pero si fuera a darse la oportunidad, me gustaría guiarles,” Hiiro asintió. “Oh, IA-san, recuerdo que también eres de otra ciudad. Seguramente hay cosas muy distintas ahí. ¡Me encantaría conocerlo!”
“Tienes razón, también hay diferencias notorias,” la rubia se animó. “Si quieres podemos ir contándonos sobre nuestras experiencias y costumbres, suena divertido.”
“¡Sí, con mucho gusto! ¿De casualidad en tu ciudad también hay centros de idols como este?”
“No, es más raro,” IA negó y bajó su mirada. “A decir verdad, nuestra cultura no es del todo cálida o creativa. Somos conservadores y hay un gran énfasis en la formación militar. En verdad ando un poco contra la corriente por más que sea princesa…”
“IA-san…” Kotegiri le miró algo preocupado, pero vio cómo la otra frunció el ceño y negó para sí a manera de espabilarse.
“Sin embargo, pienso que es por ser princesa que tengo que seguir este camino,” afirmó. “Mi hermana mayor tiene el rol de velar por la estabilidad de nuestros orígenes y carga con muchas expectativas en sus hombros. Mientras tanto, yo quiero ser una idol que anime a las masas y les deje saber que no somos perfectos y no tenemos que seguir las normas todo el tiempo. Quiero que todos podamos expresarnos libremente y ser felices. Si el ser princesa me permite seguir con esta excepción, quiero usar mi posición para enseñarle a todos que no es nada malo.”
“Oh…” Gumi se impresionó, al igual que los dos chicos.
“Así que eso es lo que ser un idol significa para mí,” IA juntó sus palmas en rezo y cerró sus ojos. “Me gusta mucho cantar y quiero compartir esta dicha con todos. Quiero enseñar a la gente que podemos seguir nuestras voces interiores y abrir nuestras mentes. Y ojalá… mis canciones les hagan sonreír de vez en cuando.”
“…” luego de oír su parecer, Kotegiri se quedó sin palabras. Esa chica irradiaba un aura única y cautivadora, hasta en un momento tan sincero y vulnerable. No podía saber su situación o cómo era vista por otras personas, pero de estar en la posición de alguien de su país natal, sin lugar a dudas sí sería inspirado por ella.
“Por eso…” IA tuvo un brusco despertar y se sonrojó. Miró a un costado. “L-lo siento, dije todo esto sin pensar. No sé qué estoy haciendo, ehh… es un poco vergonzoso…”
“¡No, tú tranquila, más bien me encanta que pienses así!” le animó Gumi. “No puedo ni imaginarme cómo sería estar en tu posición, pero el hecho que quieras seguir un camino como una princesa y dar un mensaje positivo es muy inspirador. Me parece muy lindo que tu misión sea comunicar algo tan vital e intangible. ¡Estoy completamente de acuerdo!”
“Eh,… g-gracias…” musitó y agachó más su cabeza. “Pero sueno como una niña… no creo que la vida sea tan simple… seguramente sólo estoy siendo frívola…”
“Puede que la vida sea complicada, pero no hay nada de malo en dar ánimos. Me has inspirado,” afirmó Kotegiri, sonriendo agradecido. “Me has hecho recordar sobre mis propios deseos. ¿Sabes? Quiero ser un idol también por mis hermanos, quienes me han apoyado, y espero llegar a la cima en su nombre. Les debo ese esfuerzo y soy feliz por intentarlo. Y pues, seguramente ya hay más de una persona a quien has inspirado por tu forma de ser, además de mí.”
“…” eso hizo que IA levantara su mirada y le mirara con curiosidad. “¿Quieres ser un idol por tus hermanos?”
“Sí, eh…” se inquietó un poco. “Es una larga historia, pero siento que es así como les podré apoyar lo más posible. También es mi mayor deseo, siempre he admirado a los idols, así que es el camino que he decidido que tomaré. Aun así, como Gumi dijo, tu situación es muy distinta, IA-san. Creo que me daría miedo tomar un camino así en tu posición, lo cual me hace respetar tu decisión mucho más. Se nota que tienes las mejores intenciones, así que te deseo todo lo mejor.”
“Sí, muchas gracias,” IA sonrió y entonces negó. “Seré una princesa, pero no piensen distinto de mí, por favor. Igual que Gumi, llámenme IA. No se olviden que somos un equipo y nuestras diferencias sólo nos harán más unidos. Quiero que compartamos todo y que sigamos animándonos así,” ensanchó su sonrisa. “Me haría muy feliz.”
“¡Sí a mí también!” Gumi llevó ambas palmas encima de su corazón. “Me conmueves, IA. Yo encantada de contar con amigos tan lindos como ustedes. ¡Es una promesa!”
“Promesa…” IA asintió y miró a una de sus manos, para alzar un meñique. “Entonces hay que prometerlo, todos juntos.”
“¡Sí, yo quiero!” la peliverde se entusiasmó y preparó su meñique.
“Eh…” Kotegiri se confundió y miró a las chicas perdidamente.
“Por tus metas, Kotegiri. Por tus hermanos también, y por las mías,” dijo IA, contenta. “Hiiro, tú también.”
“Eh…” Hiiro miró su meñique como si lo desconociera. “No noto que haya nada raro en mi dedo… ¿se supone que haga algo?”
“¡Permíteme!” al final fue Gumi quien ayudó (y empujó en el caso de Kotegiri) a que todos juntaran sus meñiques en un apretón.

Con esa promesa, los chicos se despidieron de las chicas antes que se les hiciera tarde.

“Vaya, no dejo de impresionarme por IA, parece de fuera de este mundo,” comentó Kotegiri, camino a la entrada del auditorio. Él miraba al cielo despejado con esperanzas. “Me siento animado y rejuvenecido.”
“Hm…” por su lado, Hiiro miraba hacia el piso pensativo y algo confundido. “Llevo poco tiempo aquí, pero por cómo todos hablan, pareciera que los idols no tienen por qué ser tan malos,” asintió y sonrió un poco. “Si los deseos de IA son de alegrar a los demás y eso es lo que significa para ella ser un idol, quiere decir que hay idols muy buenos.”
“Los hay, espero poder ser un idol así algún día,” Kotegiri asintió.
“¡Por tu gran apego a tus metas, siento que lo harás, Kotegiri-kun!” afirmó, convencido. “Yo no sé lo que haré aún, pero mientras esté en ES y deba entrenarme para ser un idol, podría apuntar por una meta tan noble.”
“Hehe, me alegra que ya no los veas tan negativamente, Hiiro-kun.”
“No puedo bajar mi guardia, pero les daré una oportunidad,” asintió y levantó un brazo para hacer un punche. “¡Bien, hora de trabajar! ¡A dar todo de nosotros!”
“¡Ihhh!” curiosamente, Kotegiri se asustó al ver el brazo del otro y retrocedió un par de brazos.
“¡Kotegiri-kun, ¿qué sucede?!” Hiiro se alarmó y miró a sus alrededores. “¡¿Hay un peligro?!”
“¡N-no es eso! ¡Es que tienes un moretón negro y horrible en tu brazo!” exclamó en shock. “¡¿Dónde te hiciste eso?!”
“¿Moretón?” Hiiro se lo miró y lo tocó con su otra mano. “Hm… no lo tenía ayer y duele un poco… ¡Ohh, debe ser cuando me peleé con Kuwana-san!”
“Qué,” Kotegiri se congeló.
“¡Hace tiempo que no me hacía un moretón así!” en cambio, el pelirrojo se emocionó y sus ojos brillaron como estrellas. Hizo sus manos en puños. “¡Eso refleja lo fuerte que es Kuwana-san, me siento honrado! ¡Significa que puedo aprender mucho de él!”
“H-Hiiro-kun…” Kotegiri dejó caer su cabeza hacia delante, frustrado. Hablando sobre alguien que parecía de fuera de su mundo… Tendría que hablar con su hermano más tarde para ver si él estaba bien.



Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #811: November 10, 2021, 11:17:40 PM »
101.2.




Así fue que comenzaron con su primer entrenamiento de baile. Un coreógrafo les enseñó una básica coreografía y luego comenzó a observar a cada uno. Después de alrededor de una hora de práctica grupal, el profesor se detuvo frente de cada chico para darles una evaluación preliminar antes de dejarles salir a un descanso.

“Amagi…” esta persona resopló previo a dar su veredicto. “No necesito decírtelo, pero te hace falta bastante práctica para estar al nivel de los demás. Hemos tenido que reiniciar tres veces por tus errores.”
“¡Sí, lo siento mucho!” el pelirrojo hizo una rápida venia. “¡Prometo esforzarme más!”
“Es la primera clase así que no te resondraré, pero me preocupas. Practica el tempo de la canción y familiarízate con los movimientos. Te salen demasiado bruscos.”
“¡Entendido!”
“Gou, buen trabajo,” el coreógrafo pasó al siguiente y último estudiante y se vio complacido. “Los resultados de tu audición te dan toda la razón. Tienes una buena técnica y te acoplaste bien a los pasos. Así no dudo que pases tu periodo de prueba.”
“¡Ahh, muchas gracias, significa mucho para mí!” se emocionó y sus ojos brillaron. Era la primera vez que recibía algún tipo de aprobación explícita de alguien en ES, en particular para ser un idol.
“Sigue así. Espero un buen desarrollo de tu parte.”
“¡Así será!”
“Bien, tienen diez minutos de descanso, no lleguen tarde,” de aquel modo, el coreógrafo permitió que los estudiantes salieran. Este también se excusó con su celular en mano y así todos los aspirantes a idols pudieron darse un respiro.

Si bien los demás desarmaron filas, Hiiro se quedó en su posición pensando duramente en las observaciones que había recibido. Miraba a sus pies e intentó repetir uno de los movimientos de ejercicio, para nuevamente ponerse a pensar.

“Muy bruscos, hm…” se quedó ensimismado y entonces percibió que le extendieron un objeto. Hiiro se confundió al ver a Kotegiri ofreciéndole una botella de agua. “¿Y esto…?”
“Aquí tienes,” dijo amablemente. “Puede que no hayas empezado muy bien, pero he notado que le has puesto tu mayor esfuerzo. Bien hecho, ahora no te olvides de hidratarte.”
“Ohh, muchas gracias, Kotegiri-kun,” se alegró y tomó la botella. “No entiendo muy bien cuál es la diferencia de esto con ejercicio normal para que sea parte de ‘ser un idol’, pero es divertido. ¡El ejercicio nos viene bien a todos!”
“Es verdad, y es vital para los idols, así podemos cantar y bailar en el escenario, y tener las energías para todos los trabajos que pudiéramos tener,” asintió con energías. “Llevo entrenándome por mi cuenta por mucho tiempo, pero finalmente tendré ayuda de los propios profesionales de ES.”
“Ah, te ves lleno de vida,” Hiiro se animó. “Tus ánimos se han mejorado desde antes de la práctica. El ejercicio hace grandes cosas por ti.”
“¿Eh? Pues…” Kotegiri se avergonzó un poco. “Hehe, más bien me alegro que el profesor me haya felicitado. Eh, supongo es un poco sonso decirlo…”
“No, tiene perfecto sentido,” le aseguró. “Cuando nii-san me felicitaba, yo también me alegraba un montón. Está bien alegrarse cuando nos reconocen, porque quiere decir que estamos haciendo las cosas como deberíamos. ¡Buen trabajo, Kotegiri-kun!”
“Eh, g-gracias…” sonrió incómodo. Lo habría dicho en su manera un tanto redundante y simple, pero sus palabras tuvieron mucho sentido. “Tienes razón.”
“Y con este ritmo de vida podremos ser idols muy activos y saludables, ¡por como van las cosas parece que será así!” agregó Hiiro, asintiendo con una amplia sonrisa. “¡Tengo mucho que aprender pero seguiré esforzándome un montón!”
“Haha, igual yo…”



“Tsk…” otro chico presente que pasaba al costado de ellos perdió la paciencia y miró a Hiiro con fastidio y frustración. “Te crees con mucho derecho, tú que has sido terrible en esta clase.”
“¿Eh?” Hiiro se sorprendió y confundió.
“Oye, espera…” Kotegiri se puso nervioso. “Hiiro-kun tiene mucho por aprender, pero…”
“Y tú no le defiendas. ¿Es que acaso este de acá no te arruinó tu audición?” le cuestionó amargamente. “No sé qué demonios pensaban los jueces para dejar que un loco que ni aplicó sea idol, es extremadamente injusto.”
“P-pues, fue extraño pero…”
“¡Que no lo defiendas! ¡Tú deberías entender lo frustrante que es prepararse por tanto tiempo y pasar por tantas etapas para que al final a cualquiera que ni quiere la admisión le ofrezcan el cupo!” ese chico comprimió sus puños y frunció el ceño. “¡He aplicado varias veces antes y me rechazaron, y ahora ando en periodo de prueba! ¡Si tanto este tiene que probarse también, ¿acaso no ha fallado garrafalmente hoy?!”
“¿Acaso… está mal que esté aquí?” Hiiro se preocupó y miró a los alrededores. Los otros pocos presentes andaban atentos y no sabiendo si intervenir.
“¡Ay, no te hagas de mosca muerta!” esa persona caminó hacia Hiiro, pero Kotegiri se interpuso.
“¡E-espera un momento!” le suplicó el pelinegro, alzando sus palmas. Andaba nervioso, pero no podía dejar que el asunto escalara. “¡Se van a meter en problemas si tienen alguna discusión o pelea, piénsalo bien, por favor!”
“¡A un lado!”
“¡Entiendo que te frustre, tampoco fue mi primera aplicación y ni me lo creí cuando me aceptaron!” Kotegiri bajó su mirada. “Y créeme que también me da nervios pensar que ando en probación y puede que no sea idol al final, pero no podemos descargarnos en otros.”
“Tsk, imbécil… ni creas que tú eres muy inocente.”
“¿Perdón?” Kotegiri volvió a mirarle. Ese chico se le dirigía con la misma cólera que a Hiiro.
“El mismo Tenshouin te aceptó a ES si elegías ser productor, pero ni tomaste esa oportunidad y ahora nos andas quitando las posibilidades a varios de nosotros…” esa persona desvió su mirada con disgusto. “Lo que daría por recibir un reconocimiento así…”
“Pero yo…” el pelinegro se contrarió, aunque entendió que tenía que ser fuerte. “No, espera, no tengo por qué rendirme a ser idol sólo por eso. ¡Ser idol es lo que realmente quiero! ¡Es mi sueño! ¡Es algo que también hago por mi familia, así que es muy importante!”
“¡Tch, te hubiera creído, pero eres sólo palabrería! ¡No te creas noble o bueno por ser un idol! ¡Ya, lo admito, soy un frívolo por querer ser un idol, pero al menos no me ufano que lo hago por alguien más! ¡Te apuesto que hay un millón de cosas mejores que hacer por tu familia que ser un idol, así que no engañas a nadie!”
“…” eso le dejó frío. Kotegiri no supo qué contestarle. Terminó agachando su cabeza y sus ojos temblaron.
“Kotegiri-kun…” Hiiro se preocupó al ver al otro así. También oyó cómo algunos otros presentes empezaron a pedirle al agresor que se detuviera, que ya se había pasado de la raya. Frunció el ceño y avanzó por el costado del pelinegro. “Un momento, ¿qué es lo que haces? Me parece que sólo quieres hacer sentir mal a otros, ¿no es así?”
“Tsk, cállate, no creas que tu actuación de tonto funcionará conmigo.”
“…” Hiiro comprimió sus puños y se inclinó hacia esa persona. “¡Pues yo creo que el tonto eres tú! ¡No entiendo muy bien lo que ocurre, pero estás haciendo sentir mal a alguien que se esfuerza un montón y que merece estar aquí!”
“…” ese chico conflictivo empezó a reservarse. Comenzaba a notar que quizás había dicho demasiado. “Tsk… no quiero ni responderte a ti, ni deberías estar aquí.”
“No estoy seguro cómo fue eso de las audiciones, pero Tenshouin-senpai me aceptó y me dijo que me esfuerce, y no dejaré que una persona que no tiene su nivel convencerme de lo contrario,” en eso, el pelirrojo se sorprendió por una realización interna. “Espera, tú acabas de quitarle los ánimos a Kotegiri-kun y estás yendo en contra de los deseos de Tenshouin-senpai,” le miró con molestia e indignación. “¿Es que acaso eres uno de los idols malos que confunden y lastiman a los demás?”
“¿Qué dices?” se desconcertó por su diagnóstico. Algunos presentes intercambiaron miradas.
“¡Sí, eso debe ser, pues no puedo permitir que estos idols malos se salgan con las suyas! ¡No perderé esta oportunidad!” se puso en una posición de ataque. “¡Prepárate!”
“Hiiro-kun…” Kotegiri sintió escalofríos y tuvo que actuar rápido para agarrar al otro como pudo y evitar que se le abalanzara encima. No tenía tiempo para deprimirse. “¡E-espera, no lo hagas, por favor!”
“¡Está bien, sólo derrotaré a este mal elemento!” dijo Hiiro, intentando soltarse.
“¡Por favor no!” le suplicó alarmado. “¡El guardia del edificio ya te advirtió! ¡N-no le escuches, estoy bien, en serio!” sin embargo, pese a sus mejores intentos, el pelirrojo se zafó. “¡Ahh, no!”
“¡AAAHHHH!” Hiiro preparó un puñete y ese chico se cayó sentado de la impresión.

Felizmente otros dos chicos pudieron sostener a Hiiro justo antes de propinarle el golpe.

“¡Oye, tranquilo, no es para tanto!” le aconsejó uno.
“¡Ahh, deja de moverte! ¡Él sólo dijo tonterías!” exclamó otro. Este miró al agresor. “¡Discúlpate de una vez!”
“…” este se levantó más tranquilo al ver que el ataque no había llegado. Desvió su mirada. “…ustedes no entienden… uno que lo aceptaron por capricho… otro que pudo haber sido productor sin audición… no entiendo por qué no lo tomó…”



“¡Suficiente!” finalmente, se oyó la estruendosa y severa voz del coreógrafo. Al anunciarse, hasta Hiiro se detuvo y le miró en silencio y con suma atención. Esa persona observó al que comenzó con la discusión con gran desapruebo. “Si te apoyas en que Gou debió haber sido productor, quiere decir que ser idol o productor te da igual, que tal vez nosotros perdemos el tiempo con alguien que carece de pasión y ni quiere realmente estar aquí.”
“Eh, profesor, yo…” se puso nervioso.
“Aun de ser lo contrario, tu carácter te cancelaría muchas oportunidades a futuro, aprende a ser humilde,” sentenció. “Hablaremos después de la clase.”

Luego de aquel tumulto, se inició la segunda mitad de la sesión.





Llegó el atardecer y con este, finalmente se apareció un vehículo enviado por la familia de Horikawa. Fue así que su estadía en la residencia de los Kotetsu llegó a su fin, y era despedido por todos en la entrada de la casa, frente al auto que esperaba por él.

El chico dio un respiro y alzó su expresión para sonreír nuevamente a todos los presentes. Se presentaba apacible como sería de esperarse de él, pero tampoco podía ocultar una ligera tristeza por su partida.

“Creo que las despedidas se postergaron demasiado, ya casi me resulta difícil,” admitió con torpeza. Este hizo una pronunciada reverencia. “Muchas gracias a todos por acompañarme hasta aquí, no tenían que hacerlo.”
“¡Vamos, ¿cómo no íbamos a hacerlo?!” Urashima exclamó y sonrió con energías aunque una palpable tristeza. “Me cuesta verte partir, Horikawa. ¿En serio no puedes quedarte? ¿No puedes seguir estudiando en Hanasaki con nosotros? Sé que te está yendo muy bien.”
“Había pensado que podría dedicarme a mis estudios aquí, es sólo que he descuidado mis propias responsabilidades con mi familia. Hay mucho que tengo que atender en casa, así que no me queda de otra,” sonrió apenado. “También, siendo sinceros, nunca había pensado estudiar en Tokio. Sólo vine porque necesitabas que alguien te acompañara y estaba muy preocupado por ti. Temía que fueras a extraviarte sin poder cuidar de ti mismo.”
“Eh, pues, creo que todos sabemos que eso es verdad,” se vio en aprietos y juntó sus palmas. “¡Lo siento mucho, Horikawa, realmente no sé qué habría sido de mí sin ti!”
“Está bien, tampoco lo digo porque haya sido una incomodidad para mí. Hemos sido amigos por varios años y sólo quería asegurarme que estuvieras bien. Ahora que te reencontraste con Roxas, que le han dado la bienvenida a Sora y que cuentas con Nagasone-san, Hachisuka-san y tu propio padre, sé que estás en buenas manos. Y pues, admitiré que tú también has crecido mucho en este tiempo tan corto,” se alegró y sonrió ampliamente. “Estás bien encaminado, Urashima. Puedo decirte que estoy orgulloso de ti, ya que fue tu decisión de venir lo que ha reunido a tu familia. No estaré aquí, pero seguiremos en contacto y continuaré velando por ti a distancia.”
“Horikawa…” al oírlo, Urashima notó que su visión se nubló de lágrimas y terminó por darle un fuerte abrazo. “¡Te extrañaré un montón! ¡Muchas gracias por todo! ¡En serio, en verdad!”
“¡Horikawa!” Osaka terminó por conmoverse lo suficiente para unirse al abrazo.
“O-Osaka,” Cho extendió su mano ligeramente sin llegar a detenerla, pero al final hasta ella terminó por unirse cuando Sora le tomó de la muñeca al igual que Roxas y los jaló.

Dicho abrazo fue visto por los mayores un momento hasta que el señor Kotetsu se les acercó.

“Ya han expresado lo que quisieron decirle varias veces,” dijo Taroutachi, pausadamente y con paciencia. “Kunihiro les ha dicho que la despedida está resultando más difícil.”
“Está bien, tal vez era inevitable, pero no me incomoda,” dijo Horikawa, sonriendo con torpeza.
“Eres amable hasta para esto, tampoco lo seas mucho,” admitió Kashuu, sonriendo frustrado. “Pero todos te extrañaremos, así que tiene sentido.”
“Ya, Urashima, compórtate,” le recordó Nagasone, quien jaló a su hermanito de los hombros con un tono ameno y comprensivo. “Lo hemos hablado.”
“Sí, lo siento, Nagasone-niichan…” dijo entre sollozos.
“Está bien, Urashima-niisan, vamos a hablar por videollamada todas las noches, lo prometimos,” dijo Sora, dándole un abrazo de costado. “Tenemos que demostrarle que podemos ayudar con las tareas del hogar y contamos con su tutela.”
“Sí, lo haremos,” Urashima asintió y se vio decidido. “¡Prometo que me volveré un gran cocinero y la próxima que nos visites te haré un delicioso banquete y te prepararé una habitación!” miró a los que lo rodeaban. “¡¿No es así?! ¡Hay que hacerlo todos juntos!”
“Eh, pues, es una buena meta,” Roxas asintió.
“Sí, haré lo mejor de mí,” dijo Cho, sonriendo incómoda.
“Ese tipo de labores no se me asientan, pero si Urashima lo pide, no me negaré,” observó Hachisuka, pensativo.
“¡Recuerda que siempre eres bienvenido, Horikawa!” Urashima asintió.
“¡Sí, muchas gracias a todos!” contestó este, animado y agradecido.

Fue hora de partir y el pelinegro ingresó al auto, para despedirse una vez más a través de la ventana. El vehículo partió y en poco tiempo cruzó las rejas de la residencia, para doblar por la calle y perderse de vista.

Al concluir la despedida, los presentes retornaron al interior. El señor Kotetsu dirigió al grupo, seguido de un triste Urashima quien era animado por los hijos mayores. Detrás de ellos se encontraba Kashuu ofreciendo a su aruji unos bocadillos que había aprendido del recién partido, con Osaka también queriendo participar.

Roxas observó a su hermana conversar animadamente con su leal arma y no evitó sentirse ofuscado. Desvió su mirada.

“Hoho… ¿Roxas-niisan?” preguntó Sora, a su costado, ladeando la cabeza.
“Eh…” este se impresionó ligeramente al no haber sentido su presencia.
“¿Te sientes bien?”
“S-sí, perdón, sólo me distraje,” forzó una sonrisa.
“Hmm… pero tu color no es el usual,” este no se vio convencido.
“N-no es nada, estoy bien,” terminó por dar un pesado suspiro. “Ya se me pasará, sólo tengo que despejar mi cabeza. Eh, podemos jugar unos juegos, eso me ayudará.”
“¡Haha, con mucho gusto, será divertido!” celebró el menor. “¡Sora es feliz de asistirte!”
“Heh, muchas gracias.”

Sin duda no sería una solución, pero dicha distracción podría venirle bien, aparte que Roxas no quería preocupar al más pequeño. Ya le tocaría atender sus inquietudes en otro momento.


Los tonos cálidos del atardecer bañaban los espacios amplios a la intemperie dentro de ES. Kotegiri y Hiiro acababan de salir de la práctica al igual que la mayoría a excepción del chico que inició la discusión, ya que el profesor optó por hacerle limpiar el espacio de práctica como castigo además de darle una llamada de atención por su comportamiento inaceptable. Este instructor les hizo llegar un video con una coreografía que esperaba que practicaran y memorizaran para la próxima sesión, al pretender evaluarlos rigurosamente.

“Hm…” Hiiro observaba dicho video desde un celular simple que le había sido dado por su entrada a ES, luego de que Kotegiri le hiciera el favor de abrirlo. “Se parece en algunas cosas a los ejercicios de hoy, así que tengo que aprenderme esto…” frunció el ceño. “Intento hacer todo tal cual, pero sigo rígido, al parecer… no sé qué estoy haciendo mal…”
“Puede ser difícil darse cuenta en un inicio,” Kotegiri asintió. “Ya que tomamos este entrenamiento juntos, lo mejor sería que practiquemos juntos también. Te ayudaré lo mejor que pueda, no te preocupes.”
“¡Ahh, es una tremenda ayuda, muchas gracias!” Hiiro celebró haciendo un puño y sonriendo entusiasmado. “¡Eres muy amable! ¡Puede que no esté a tu nivel todavía, pero veré cómo ayudarte de la misma manera!”
“Hehe, tranquilo, no te preocupes por eso. Hay que apoyarnos entre todos.”
“¡Sí, totalmente de acuerdo! ¡Es genial saber que podemos contar con otras personas con quienes compartimos una meta similar!”
“Ehh… supongo ahora también querrá ser un idol…” sin duda ese Hiiro se dejaba llevar bastante por las circunstancias, aunque felizmente parecía tener la decisión y el carácter para mantenerse firme, en su mayoría.
“¡Pero antes de cualquier cosa, tenemos que ir a comer!” el pelirrojo sacó una tarjeta de su bolsillo. “Tenshouin-senpai dijo que puedo usar esta cosa para entrar a la cafetería, pero que pronto tendré que trabajar ya que no tiene muchos fondos… o algo… ¿qué significa eso?”
“¿Una has visto una tarjeta magnética?” le preguntó confundido. Realmente debía venir de un sitio donde vivía con la naturaleza. “Eh, pues… no sabría cómo explicártelo bien, pero con esto te reconocen y te anotan cuando entras, así saben cuánto lo has usado y cuántas veces te quedan para seguir usándolo. Y pues… lo puedes recargar con el tiempo también, para así usarlo más seguido… n-no sé si me dejo entender.”
“Hmm…” lo pensó duramente. “Será como dices que con esto saben quién soy y tomarán cuenta de lo que hago por otro lado.”
“Eh, algo así…” sonrió rendido.
“¡Muchas gracias, Kotegiri-kun! ¡Siento si he preguntado algo que no se suele preguntar, pero aprecio mucho la atención que me das! ¡Prometo que seguiré aprendiendo!”
“Sí, de nada.”
“Ahora tenemos que buscar una cafetería. ¿Será donde nos vimos con Gumi e IA más temprano?”
“Oh es una buena opción, puede ser, vamos.”
“¡Sí!”

Los dos caminaron un momento en silencio. Hiiro se mantuvo atento a sus amplios alrededores, observando a quien pasara, leyendo letreros y absorbiendo la existencia de distintas cosas que seguían siendo extrañas para él. Luego de que su panorama no cambiara mucho, pasó a mirar a Kotegiri, quien a diferencia de él se mantenía enfocado en el camino. Sin embargo, pese a lo poco que lo conocía, sabía que ese chico atento y servicial andaba un tanto distinto.

“Kotegiri-kun, ¿te sientes bien?” le preguntó, mirándole con curiosidad. “Pareces enfermo.”
“¿E-enfermo?” eso lo descuadró y sonrió incómodo. “Eh, no lo estoy, definitivamente no podría enfermarme ahora. Estoy bien, no te preocupes, aunque gracias por preguntar.”
“Pero…” Hiiro frunció el ceño. “Sí sucede algo, ¿verdad? No sé cómo describirlo, pero te viste tan animado y lleno de vida al inicio del descanso…” se preocupó un poco. “¿Es que acaso ese idol malo te lastimó?”
“¿Eh? Pues…” desvió su mirada.
“El profesor dijo que él se encargaría, pero tal vez necesita ayuda,” miró de regreso hacia el auditorio de la clase. “Puede que tenga que regresar a ver si él está bien.”
“H-Hiiro-kun, te aseguro que ese ‘idol malo’ no es un alien. Sé que el profesor lo tiene todo bajo control,” dijo con leve cansancio. No podía tenerlo corriendo de regreso. Realmente no tenía las energías para detenerle de nuevo.
“¿Qué es un alien?” preguntó perplejo.
“Eh… n-nada, no es importante,” y definitivamente no podía explicarle teorías conspirativas alienígenas a ese punto. Kotegiri dio un pesado suspiro, rendido y desanimado. “Pues sí, me hizo sentir un poco mal, pero… por algo lo habrá dicho.”
“Kotegiri-kun,” Hiiro se alertó y negó rotundamente. “¡No, no le escuches! ¡No le puedes dar la razón a una persona así que sólo quería lastimar a alguien!”
“N-no quiero decir eso, descuida,” Kotegiri negó y sonrió incómodo. Agitó sus palmas. “Quiero decir, ese chico se vio tenso y cabizbajo desde el mero inicio. Parecía muy frustrado y estresado. No sabemos con qué cargaba, cómo será su periodo de prueba o qué problemas habrá tenido para atacarnos así. Al final parecía arrepentido de haber estallado con nosotros, así que no es que sea del todo malo.”
“…” Hiiro le miró confundido y contrariado. “Pero…” se puso a pensar. “No sé qué decir o cómo tomar tus palabras, Kotegiri-kun. O sea… te hizo sentir mal, te quitó las ganas que tenías. ¿Por qué? ¿Qué sucedió?”
“Pues, es algo personal…”
“¡Por favor, quiero que me lo expliques!” le suplicó, acercándosele. Kotegiri se impresionó un poco por sus energías. “Esto parece importante y tenemos que estar en comunicación constante como compañeros. No puedo apoyarte si no sé qué ocurre.”
“Eh, pero…” Kotegiri de inmediato pensó en Kuwana y su observación de que Hiiro realmente decía todo lo que le llegaba a su cabeza, y era demasiado honesto. No sabía cuánto debía compartir con él y comprendía que tampoco tenía obligación de hacerlo, pero a su vez le carcomía un poco la consciencia no corresponder su forma de ser. También sentía que quería descargar lo que traía por dentro, algo que no podría confiar a sus hermanos…
“Kotegiri-kun…”
“Es sólo… ¿por dónde puedo comenzar…?” divagó. El pelinegro caminó al borde del sendero que cruzaba una espaciosa área verde y observó al cielo en dirección al mar. Hubo un breve silencio con una suave brisa que le alentaba a sincerarse. Finalmente miró al otro, con una tranquila sonrisa. “¿Recuerdas la conversación que tuvimos con IA antes de la práctica?”
“Sí, esa en que usamos los meñiques para prometer apoyarnos,” respondió rápida y atentamente.
“Eh, sí, esa,” sonrió con torpeza. “Un poco antes de eso, IA nos dijo sus motivos para ser idol, el hecho que quiere dar un mensaje a las personas de su país natal y animarles, y cómo lo hace también por otros,” volvió a observar al cielo con ánimos e inspiración. “Realmente me motivó y me hizo sentirme identificado porque también he tenido un deseo así, es sólo que…” bajó su mirada y negó con ligera autodecepción, sin borrar su sonrisa. “No, no puedo compararme con ella. IA tiene una posición importante donde puede hacer una diferencia. En cambio, no puedo decir que seré un idol por el bien de otras personas. Ese chico tiene razón, es un deseo egoísta…”
“¿C-cómo así? Kotegiri-kun, pero cuando lo dijiste pude ver que decías la verdad, que realmente quieres ser un idol por tu familia, ¿no es así?” le preguntó, alarmado.
“Siempre he querido ser un idol, no puedo decir que lo hago por ellos, por más que lo creí así,” admitió incómodo y sonriendo con tristeza. “Creo que… si ser idol fuera bueno para mis hermanos por algún motivo, eso sería el mejor escenario.”
“¡E-espera, ya te dije que no le des la razón a esa persona! ¡Tú también quieres ser uno de esos idols buenos que quieren alegrar a los demás!” le recordó rápidamente. “¡Por donde lo veas, esa es una muy buena meta y algo por el bien de otras personas!”
“Pero…” borró su sonrisa y miró perdidamente al cielo. “El hecho que lo haya dicho como algo bueno para mi familia es un poco…”
“Pero lo dijiste, eso quiere decir que lo puede ser. Confío en ti, Kotegiri-kun,” afirmó Hiiro, sonriendo decidido. “Sé que no lo dirías por decir.”
“Ehh…” dio un suspiro y se vio torturado. “Gracias por confiar en mí, pero no me tengas tanta fe todavía…”
“Así que, ¿por qué lo dijiste? ¿Por qué concluiste que ser un idol es bueno para ellos también? ¿De dónde vino esa idea?”
“…” se paralizó y miró hacia el piso. No podía olvidar ese estrujón en su cabeza recibido de parte de su hermano. “No creo que deba decírtelo… Kuwana me matará…”
“No veo por qué, si estás velando por ellos, ¿verdad?” Hiiro ladeó su cabeza. “¡Oh! ¡¿Es eso que se rumorearon en nuestra habitación?! Descuida, puedes confiar en mí.”
“…” tan cansado se encontraba de ese agitado día que ni podía negarse. “Pensaba hacerlo, creo que de todos tú podrías entenderme, sólo… prométeme que Kuwana no puede enterarse que te dije, por nada del mundo. Tampoco quiero que nadie más lo sepa.”
“¡Sí, te lo aseguro!” exclamó Hiiro, contento y haciendo un puño. “¡En este corto tiempo he podido contar contigo para tantas cosas que quiero corresponderte! ¡No le diré a nadie ni aunque me torturen!”
“S-sí…” sin comentarios. Dio otro suspiro y se tomó un tiempo para organizar sus ideas. “Verás… hace muchos años, cuando yo apenas era un niño que soñaba con ser un idol, ocurrió algo terrible en mi familia. Uno de mis hermanos mayores desapareció repentinamente, y nunca lo pudimos encontrar.”
“Eh…” Hiiro se impresionó.
“Contactamos a la policía, ofrecimos recompensas por cualquier tipo de pista, pero los años pasaron y nunca supimos más de él. Ni siquiera tenemos ninguna sospecha de qué habría ocurrido o si pudo haber sido secuestrado…” miraba al césped frente a él, pensativo. “Tal vez no lo fue, o nos habrían contactado pidiendo algo a cambio.”
“…” le miró preocupado.
“Por supuesto, mis hermanos mayores no quisieron quedarse con los brazos cruzados y varias veces salieron en busca de él por todos lados, hasta altas horas de la noche. A veces hasta temía que ellos no fueran a regresar…” frunció el ceño. “Yo siempre me sentí impotente. Si ellos no pudieron hacer nada, mucho menos podría hacer yo. Era demasiado pequeño, podría hasta perderme si iba por mi cuenta y sólo sería un estorbo si los acompañaba… por eso… una vez que miré una aparición de un idol en la televisión, se me vino una idea…” sonrió con nostalgia y tristeza. “Tal vez, si me volvía un idol famoso, uno que pudiera alcanzar todos los rincones y ser reconocido por todo el mundo, podría ser escuchado por mi hermano. Él sabría dónde estoy, que lo estamos buscando, y quizás así regresaría a casa.”
“…” se conmovió. Hiiro llevó un puño instintivamente a su pecho.
“Pero… realmente es un sueño, un ideal, un deseo de un niño que no sabía qué más hacer. No puedo ni decir que mi hermano sigue con vida,” admitió con autodecepción, sonriendo apenado. Miró a Hiiro. “Puede que mis intenciones hayan sido buenas, y si las cosas funcionaran así realmente valdría la pena, pero siendo sinceros, mis hermanos no necesitan que yo sea un idol, y no debería pretender que es así. Heh, ya escuchaste a Kuwana llamarme la atención y recordarme que tengo que apoyarle con el negocio familiar. Si realmente me dedicara a ellos, eso es lo que estaría haciendo ahora.”
“Kotegiri-kun…”
“Bueno, es eso, nada más… mis hermanos siempre me han apoyado con mis metas, y sé que nunca me recriminarían ni querrían meterse en mi camino…” volvió a mirar al cielo. “Ojalá… pueda hacer algo por ellos, ojalá no les esté siendo un estorbo ahora…”
“No, no lo creo…” Hiiro negó. “Vi que Kuwana-san se preocupa mucho por ti, me hizo prometer que cuidaría de ti, ¿no es así? Si no lo hiciera, no te habría acompañado, tampoco te habría ayudado a instalarte. Y sobre el negocio de tu familia, tú sí le dijiste que todos lo iban a apoyar, ¿verdad? ¿Por qué no podrías ser idol a la vez?”
“Pues…”
“No dejes que ese idol malo se meta en tu cabeza,” le recordó. Al ver al otro distraído, le agarró de los dos hombros.
“Ehh…”
“¡Además el profesor ya te dijo que eres muy bueno! ¡Tenshouin-senpai te ha dado la oportunidad! ¡Puede que yo no sepa mucho sobre el tema todavía, pero sé cuánto lo quieres y me parece que estás en el lugar correcto!” le afirmó, sonriéndole. “¡Es bueno que escuches a todos alentarte para que te animes, porque creo que lo mereces! ¡Tu meta sí es buena, sí quieres mucho a tu familia y no creo que tengas que sentirte mal por hacer algo que no le hace daño a nadie! ¡Más bien alguien que se ha dedicado mucho tiempo a prepararse para ser un idol bueno debería continuar con ese camino! ¡Suena a un desperdicio que eso no suceda!”
“Eh… es que…” desvió su mirada.
“¡Y si tus hermanos te necesitan, ellos deben ser capaces de ser honestos contigo y hacértelo saber! ¡Te ves del tipo de persona que estará ahí cuando haya la necesidad, y tú sin lugar a dudas querrías hacerlo! ¡Ten más fe en ti!”
“Hiiro-kun…”
“También…” el pelirrojo asintió. “Muchas gracias por confiarme ese secreto. Estaba comenzando a creer que era el único que estaba en la búsqueda de un hermano mayor. Me siento entendido, supongo es por eso que también sentí una conexión contigo.”
“Eh, o sea, no es que sea tan normal…” se quedó perplejo. “P-pero sí… supe que no mentías con eso cuando me lo dijiste. Es algo muy importante.”
“¡Sí! De momento estoy en la búsqueda de mi nii-san, pero te prometo que cuando lo encuentre, te ayudaré a buscar a tu hermano,” declaró, decidido y esperanzado.
“N-no tienes que…” Kotegiri retrocedió para soltarse y negó un par de veces. “Pues, no es que haya mucha búsqueda ocurriendo en el presente. Tampoco creo que podamos encontrarlo tan fácil…” dio un suspiro. “A estas alturas, es más un sueño que lo volvamos a ver…”
“Hm…” Hiiro se puso a pensar. “Es cierto que he venido hasta aquí porque la gente de mi pueblo sabía el paradero de mi hermano. Este es un caso distinto y complejo… ¡pero aún así! ¡Si hay algo que puedo hacer, con mucho gusto me ofrezco a hacerlo!”
“Pues…” no sabía si le correspondía bajarle de la nube, pero apreciaba sus energías. Kotegiri sonrió apenado. “Muchas gracias, Hiiro-kun. No espero nada, pero el hecho que simpatices conmigo significa un montón.”
“¡No hay de qué! ¡Ohh, tal vez podamos preguntar a las chicas por ideas!”
“¡N-no por favor!” le suplicó. Verdad que no podía bajar la guardia. “Como te conté, no quiero que nadie más sepa esto. Es algo muy personal. Eres el único fuera de la familia que lo sabe.”
“Ah, cierto, perdón,” Hiiro asintió. “Aunque… intentamos buscar a alguien de quien no sabemos nada pero no le podemos decir a nadie…” ladeó su cabeza. “¿Cómo funciona esto?”
“Ehm, o sea, la policía sí sabe del caso, definitivamente…” dio un suspiro. Iba a necesitar un largo descanso luego de esa conversación. “Con respecto a la gente promedio, preferiría que nadie más lo sepa. Sé que en mi familia pensamos igual.”
“Dices que Kuwana-san no quería que me enterara tampoco…” Hiiro frunció el ceño, sin entender.
“Es que… bueno, es una larga historia, pero informar a los civiles en aquel entonces nos hizo más mal que bien…” desvió su mirada, frustrado. “Hay personas que aprovechan esta incertidumbre y falta de información para sacar provecho económico…”
“Eh…” Hiiro se vio perdido por esas palabras.
“Ahh, olvídalo, es sólo que no podemos confiar en todo el mundo. Nos pueden mentir.”
“Eso suena terrible,” se afligió. “Si alguien me mintiera sobre el paradero de mi nii-san, sería devastador para mí. Siento mucho que hayan pasado por eso, Kotegiri-kun. Sí voy a respetar tus deseos. Puedes confiar en mi silencio.”
“Sí, gracias por eso.”
“Y si algún día alguien te vuelve a mentir, yo les enseñaré una lección,” hizo un puño.
“¡N-no, por favor, no te metas en problemas!” se asustó. “¡No sé cómo serán las cosas en tu lugar de origen, pero aquí hay severas represalias por la agresión física!”
“Oh, no lo sabía,” Hiiro parpadeó, perplejo. “¿Será que tengo que buscar otra manera de defenderme y enfrentarme a otros?”
“Sí, por favor, y preferiblemente no uses ‘enfrentarte’…”
“¡Haré un esfuerzo!” declaró alegremente. “¡Me aseguraré de evaluar en qué momentos sí ameritaría usar la fuerza!”
“Hiiro-kun…” realmente no podía con su lógica, pero tal vez no era el momento de seguir insistiéndole. Al menos había parcialmente entendido sus palabras esa vez. Kotegiri sonrió con torpeza. “Muchas gracias por oírme, necesitaba escuchar tus palabras. Tienes razón, no puedo desanimarme, no debo creer que hago las cosas mal. No es que sea perfecto, pero sí hago todo lo que puedo. Al menos eso intento.”
“¡Sí, qué bueno que lo digas! ¡Ahora vamos a comer, eso también nos dará muchas energías!”
“Hehe, es verdad.”

Los dos continuaron con el sendero. A pesar de sus diferencias, o tal vez debido a ellas, el par seguiría apoyándose mutuamente y creciendo como idols, y como personas.

…y quizás, algún día, podrían encontrarse con aquel a quien Kotegiri esperaba volver a ver.





El fin de semana terminó más tranquilamente y llegó el lunes en la mañana. Kotegiri no tuvo que preocuparse de que Hiiro fuera incapaz de mantener silencio sobre el secreto de su familia. Sin embargo, quizás debió haber agregado algo más a su pedido.

“¡¿Cómo es posible que un tipejo como ese insultara a Kotegiri?!” reclamó Gumi, colérica.
“E-estoy bien, ya pasó…”
“Lo siento mucho, Kotegiri. Sabía que debimos esperar a que salieran,” dijo IA, asintiendo. “¿En serio te sientes bien? ¿De verdad? Puedes hablar con nosotras.”
“Sí, en serio, ya es cosa del pasado,” les aseguró, incómodo. Dio un suspiro. “Ah, perdonen por inquietarlas con esto, más bien.”
“No tienes que guardarte las penas así,” la peliverde le miró apenada. “No me sorprende, pero tú que eres de cargarte con todo me preocupas,” negó ofuscada. “Y sobre todo no te veo como el tipo que se defendería. Menos mal Hiiro estuvo ahí.”
“¡Sí, no llegué a hacer mucho pero me aseguré que ya no siguiera fastidiándole!” reportó Hiiro con mucha alegría.
“Eh…” más bien era casi un milagro que el bienintencionado aunque impulsivo pelirrojo no lo hubiera hecho peor.
“Hm, no creo que deberíamos enfocarnos en que se defienda,” IA se puso a pensar. “Es importante saber qué decir, pero estas cosas no deben pasar para comenzar.”
“Lo sé, pero no hay mucho que se puede hacer, lamentablemente,” Gumi dio un suspiro.
“No con esa actitud,” IA frunció el ceño y levantó un índice. “En mi país hay enseñanza y normas anti-bullying muy estrictas. Pienso que sería bueno pasar la voz por ES. Todos queremos ser idols y tenemos que apoyarnos los unos a los otros.”
“¡Ah, suena a una genial idea, IA!” Hiiro se emocionó. “¡No entendí eso de anti…algo, pero estoy de acuerdo en que todos estemos en paz y seamos un equipo!”
“Haha, no es algo que yo haría por mi cuenta, pero cuando ustedes lo dicen suena muy posible,” Gumi rió un poco. “Bien, si ustedes se animan, yo también me uno. No podemos dejar que el pobre de Kotegiri tenga que lidiar con esas personas.”
“Sí,” IA asintió al igual que Hiiro.
“IA y yo nos encargamos de hablar con la secretaría en Shining, así que te dejo a Starmaker a ti, Hiiro.”
“¡Claro! ¿Y qué debo hacer?” preguntó perdidamente.
“E-en serio, no se molesten…” pidió Kotegiri, torturado.
“Oh, puedo mostrarles los tipos de anuncios y material que usamos para eso en casa. A ver, un momento…” IA sacó su celular. “Podemos consultar en Shining qué tipo de mensajes o anuncios serían apropiados para ES y nosotras te avisamos.”
“¡Lo entiendo, muchas gracias!”
“¡Ahh, no hagan tanto rollo por mí!” Kotegiri se agarró los cabellos. Ya veía que no era sólo Hiiro, aunque siendo él quien compartió lo sucedido terminaba por responsabilizarlo. No evitaba pensar que tal vez era muy paciente con él y lo estaba engriendo un poco, o si no le tocaría aprender a educar a otro ser humano pese a su joven edad… ya ni sabía qué decir.

Era el inicio de otra semana y la primera de su nueva y alocada rutina.


Mimi Tachikawa

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #812: November 30, 2021, 07:50:09 PM »
Hoi hoi minna!! vengo con el fic del mes , ahora ando con muchas complicaciones pero al menos pude escribir algo :3




Junko-nee!! Junko-nee!!!...- la puerta de la sala de computacion se abrio y un joven rubio vestido de ropa urbana de color pastel con un gorro de la misma vibra- Estoy perdiendo mas seguidores en twitter y no se que mas puedo hacer!! ese tonto de Kanata me hizo pasar una gran verguenza querida neechan no se por que estas involucrada con él, me esta opacando mucho en los stage battle urbanos!! asi no puedo brillar!!-

Querido Kantaro no te preocupes, mi niño lindo, ya sabes que la gran Enoshima Junko puede lograr lo que se proponga, ya verás que con mi estrategia de marketing serás igual de popular que Kanata, solo dejame hacer algunos de mis deberes y cuando este libre me pondré de lleno en tu twitter con publicaciones de ambos , asi que sigue esforzandote para seguir llegando a mas personas y que sean tus fanaticos, ese es el unico precio que te pongo por mi exclusiva asesoria...-le sonrio ampliamente-

Muchas gracias querida neechan...- salio del lugar canturreando alegremente -

Kantaro Misuji...ex integrante de Visty...vino a mi en un dia de lluvia , su desesperacion fue demasiada hermosa que no pude resistirme a tenerlo a mi lado, para poder manejarlo a mi conveniencia, su falta de autoestima me ha permitido involucrarme con sus fans que sirven como mis pequeños investigadores asi tener ojos en toda la ciudad...- en su laptop empezo a escribir mas anotaciones en el documento con la foto de Kantaro, luego lo cerro y abrio 1 nuevo documento

Narukami Arashi...potencial candidata a ser Hime, mientras que el pequeño demonio de Shu Ujigawa es un potencial candidato a ser Rebel, ambos involucrados en el mundo de la musica...-suspiro pesadamente-si hago algunos movimientos podria enfrentarlos uno contra el otro, despues de todo tambien esta involucrado con Tsubasa Kazanari, puedo poner a todo su circulo en esta batalla, aunque por el momento no puedo hacer con Maria ni con el pequeño bocchan...-se cruzo de brazos, luego guardo el archivo para abrir otra ventana y empezar a hacer mas apuntes- deberia de ponerme a descansar un par de dias, para tener la mente fresca y seguir con mis maldades...-otra vez volvio a suspirar- si creo que eso hare tomaré un par de dias de descanso

-------------------------

En la casa de la familia Mutsuki, Mayura habia ido a visitar a su senpai porque se sentia muy extraña desde que aparecio su verdadera figura y sabia que el podria ayudarla, la rubia toco la puerta y la persona que la abrio era el pequeño Hikari que extendio sus brazos

Mayuwa-neecwan!!...-

Hikari!!!...mi lindo niño!!..- la rubia se agacho para abrazar y cargar a Hikari, para luego entrar- con permiso!!-

Mayura-chan bienvenida...- Ami la recibio con una calida sonrisa en la sala, llevaba un mandil de cocina, porque era su dia libre e iba a preparar la comida de Hikari -

Ami-sensei...-hizo una reverencia con Hikari en los brazos para sentarse y soltar al pequeño que se fue corriendo y luego llego con su cuaderno de dibujos-

vawo a pintar neewan...-dijo emocionado-

Primero vamos a comer Hikari-chan y luego juegas con Mayura-neechan deacuerdo?? ve a lavarte las manos-

Deacuerdo mamá...-dijo para retirarse corriendo-

Ami-sensei, estara Hajime-senpai en casa? quisiera hablar con él...-

Por ahora Hajime no se encuentra en casa, pero estoy al tanto de la situacion, asi que por ahora yo te revisaré y discutire con mi esposo que es lo que se puede hacer con respecto a tu situacion, ambos estamos preocupados por tu bienestar...-

Gracias por la ayuda Ami-sensei, en verdad todo lo estoy haciendo a espaldas de mi madre, como sabrá ella esta esperando un bebé , tambien esta apunto de casarse, por lo cual no quiero preocuparla con mis cosas, tampoco a Otoya-kun que está en sus presentaciones como idol...-suspiro pesadamente-

Entiendo como te sientes, debe de ser muy dificil tener que guardarte estos problemas para ti sola, y gracias por confiar en nosotros para poder ayudarte, por mi parte hare todo lo posible en mi papel de médico de las himes para poder ayudarte...-con una cálida sonrisa- además tambien eres parte de nuestra familia, porque Hikari-chan te quiere mucho-

Y yo tambien lo quiero mucho, y tambien los quiero a ustedes, como una segunda familia...-dijo mas animada-

Bueno entonces el día de hoy nos concentraremos en jugar con Hikari-chan, luego iremos a mi consultorio para realizarte los examenes médicos correspondientes, luego iremos a tu casa para poder saludar a Belldandy-san y felicitarla por volver a convertirse en madre-

Esta bien, me parece perfecta la idea...-sonriendo ampliamente-

neewan!!! ya me lavé las manos, vamos a la mesa juntos?...-

Vamos...-

---------------------------------------------

En la mansion del clan Kinomoto

Sakura todavia se encontraba dormida, Syaoran estaba a su lado tomandole la mano fuertemente , sin soltarlo por ni un minuto, Mashu se encontraba en la entrada de la habitacion con los brazos cruzados se tocaba la frente preocupada por su hermana menor, a su lado estaba Tsumugi , Chongyun y Xianqiu no se encontraban porque llevaron a Shinobu a visitar a Rinne, de paso lo alejaban de los problemas , estaba mas seguro lejos de mansion que cerca a ella

No se que puedo hacer Tsumugi-kun, tengo que decirle la verdad a Sakura-chan...pero no se si se lo vaya a tomar a mal-

No tienes por que preocuparte por eso Mashu-san...-dijo Orthos, el child de Sakura- aunque no lo paresca, Sakura se da cuenta de las cosas y sabe que estas sufriendo, ella jamas te juzgaria

Yo tambien estoy deacuerdo con Orthos, Sakura-chan es una buena niña y te quiere mucho, ellas jamas te juzgaria...-

Gracias por su apoyo Orthos y Tsumugi-kun...-suspiro un poco mas tranquila- lo que ahora debemos enfocarnos es acerca del rebel de Sakura, Gilgamesh...me da muy mala espina él y todo su grupo, aparte de Chongyun y Xinqiu , necesitamos a alguien más para que nos ayude a protegerla y evitar que los clanes Li y Kinomoto caigan.


------------

matta ne!!


Apple

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #813: November 30, 2021, 08:51:50 PM »
Casi no llego a tiempo ;_;

Chapter #?: Rowing part 1

-¡aaahhh-chuuuu!- El estornudo de Sheryl hizo eco en el bosque de Hanasaki. Eran apenas las 5:00 a.m.

Kallen adivinó que la rubia tenía una cara de miseria que había escondido trás su antebrazo al estornudar. No era de menos, pues Leónidas las había inscrito en el nuevo programa de remo de Hanasaki. Era un prototipo, pero pronto se volvería el equipo oficial que competiría con el ya sofisticado e histórico equipo de Rizembool. Kallen sonrió ante la ironía.

Ya le era complicado lidiar con su pesada carga de trabajo y estudios de la facultad de arquitectura, ahora también debía hacer su parte en el club de remo. De manera prudente había decidido abandonar el atletismo y otras pequeñas actividades que le quitaban tiempo.

Sheryl parecía estar en un dilema peor, Kallen no subestimaba para nada el hecho de que era una estudiante de literatura, sino además ya se había anotado al club de canto y boxeo. Y ahora le tocaba lidiar con el remo.

Todo por la promesa de Leónidas de mejorar su estado físico por medio del remo, un deporte completo que fortalece la mayoría de músculos del cuerpo. Además, un amigo suyo, un tal Guy-sensei, sería su coach. Aparentemente, era un entrenador estupendo además de tener el don de motivar y hacer que cualquier que estuviera bajo su tutela lograra alcanzar su máximo potencial. Todo esto de acuerdo de Leónidas.

-Ojalá valga la pena- se dijo Kallen a sí misma en un susurro.

-¿Uh? ¿dijste algo?- le preguntó la rubia.

-No. Es solo que… Me preocupa que todo el esfuerzo que hagamos vaya a ser por nada. Investigué un poco antes de venir y aparentemente el remo es un deporte bastante brutal.

Sheryl se volvió a su compañera HiME y asintió ligeramente. Tenía sueño, se había desvelado haciendo un ensayo, y tenía hambre.

-Talvez esto sea lo que necesitemos- continuó Kallen. Por su tono Sheryl sabía lo que venía a continuación. -Todavía estamos muy detrás de nuestros Rebels. Y no solo eso, tu ahora tienes una Princess y yo sigo sin Key y Child. Estamos en desventaja.

Sheryl asintió de nuevo. No le gustaba admitirlo pero todo lo que había dicho Kallen era verdad. Por como iban las cosas sus Rebels tenían ventaja sobre ellas, y para empeorarlo su Princess ahora rondaba los pasillos de Hanasaki, el club de canto incluido, con la excusa de ser alumna de intercambio. Era en momentos así en los que Sheryl pensaba que el papel de HiME le quedaba muy grande y sentía todo el peso del mundo sobre sus hombros. Sí bien era una exageración por su parte, no podía evitarlo.

Kallen vió en la cara de Sheryl lo complicado de su situación y se sintió mal por señalar todos los males que enfrentaban antes de una práctica. Ninguna de las dos lo necesitaba.

-No te preocupes- Kallen rodeó a Sheryl con su brazo, tratando de darle ánimos. Kallen nunca había tenido un círculo de amigas tan cercanas, pero ahora que las tenía no podía dejar de apreciar a Sheryl, Minmay y Bulma. El resto de su vida podía ir mal, pero tenía amigas reales por primera vez en su vida.

Sheryl que había estado bastante callada hasta ahora puso su brazo en la cintura de Kallen, apreciando su gesto de solidaridad.

-Por su puesto. Todo saldrá bien- afirmó la rubia.
-------------------------------------------------------------------------

El lugar de reunión acordado era el lago del bosque de Hanasaki. Aparentemente durante las vacaciones de verano había sido acomodado para el futuro equipo de remo con un cobertizo-muelle a la orilla para almacenar el equipo. Según les había comentado Leónidas, había sido una inversión considerable pero el y Miranda habían decidido no escatimar en gastos: no solo el remo era un excelente entretenimiento para las HiMEs sino además tenían la intención de crear un equipo de primera.

Conforme se acercaron al punto de reunión se podía apreciar el lago, que a estas horas estaba rodeado por una ligera capa de neblina. El cobertizo de los botes, recién construido, era de manera y había sido pintado de blanco con el techo azul. Era precioso, un edificio pintoresco de estilo europeo que estaba abierto hacia el lago. No había ningún bote aún en los muelles y las hojas que empezaban a caer de los árboles por el otoño empezaban a acumularse en el techo.

A la orilla del lago ya había gente esperando. Sheryl vió a Zack Lee enseguida, parado junto a una chica muy bonita con el cabello verde. La rubia también reconoció a Iba Hachiro, el chico bonito que había conocido en la casa de vacaciones de los Hijikata durante el horrible viaje de verano y a quien había confundido con Souji. Le daba pena admitirlo pero gracias a Hachiro tenía a su Child. Hachiro se acercó a Sheryl y ella lo presentó a los demás. Zack también presentó a la chica de pelo verde: su prima Green Nam, recién llegada de Corea. Green, la única que parecía estar entusiasmada por estar ahí a esas horas, enseguida invitó a Sheryl y Kallen a comer con ella. Ninguna de las dos se pudo negar, Green emitía una energía positiva y alegre que atraía a los demás de manera instantánea.

También había una cara nueva: un chico que parecía ponerle más atención al agua que a los que estaban a su alrededor. Y Clare.

“Maldita sea” pensó Sheryl. Por supuesto Clare tenía que estar ahí. Sintió un nudo en el estómago pero trató de pretender que la chica no estaba ahí. En total, había tres chicos y cuatro chicas. Sheryl esperaba más del tan esperado club de remo.

-Buenos días a todos- una voz fuerte y alegre los saludó desde el cobertizo. Era un tipo extraño de cejas pobladas, corte de hongo y que sonreía aun cuando hablaba.

El sujeto examinó al grupo. Por una milésima de segundo se sintió un poco decepcionado por la poca afluencia, pero su entusiasmo siempre ganaba. “Ya vendrán más” se dijo a sí mismo antes de continuar con la introducción.

-Soy Guy-sensei y seré su instructor de remo y sí se encuentran en otros clubes deportivos tal vez nos veamos ahí. Mi colega Leónidas me ha encargado la instrucción de los jóvenes atletas de Hanasaki- dijo con orgullo.

El grupo de alumnos solo asintió. No sabían si debían aplaudir o no.

-Sean bienvenidos a su primera clase de remo. No entraremos al agua aún, pero hoy abordaremos un poco de teoría. Además quiero darles una pequeña introducción: este es el primer equipo de remo de Hanasaki y se espera mucho de nosotros.- Guy-sensei acostumbraba a hablarle a los estudiantes de “nosotros” y no de “ustedes”. Eran un equipo después de todo, y la experiencia le había enseñado que era una forma efectiva de conectar y formar lazos. 

-Uno de los objetivos- continuó Guy-sensei- es llevar a cabo una regata contra Rizembool en el río Sumida el próximo verano. Ya existe una regata entre las universidades de Waseda y Keio que se lleva a cabo en el mismo río. Si todo va bien, quizá algún día las cuatro universidades puedan competir.

Nadie dijo nada. Con la poca afluencia, nadie estaba seguro de si algún día serían un equipo de remo en el sentido adecuado de la palabra.

-Bien…- continúo Guy-sensei- les mostraré el equipo. Pero primero el señor Iba Hachiro aquí les hablara sobre sus atuendos para remo. La ropa es tan importante como los botes o remos. Por si no lo sabían el señor Hachiro estuvo de intercambio el semestre pasado en Cambridge donde formó parte del equipo de remo y sin duda adquirió invaluable experiencia.
 


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #814: November 30, 2021, 10:32:19 PM »
Estoy molesta. Tenía este fic listo y el documento muy bastardo se “dañó” solo y se borró automáticamente. Tuve que iniciarlo de nuevo.
Luego edito con iconos y decoración. Quise probar ilustrando el fic con imagen de referencia por allí, espero que no haya quedado descuadrado.

Advertencia: 16+ (?) Contiene lenguaje inapropiado, violencia, uso de sustancias prohibidas (mención)

—¿Ya estás listo?
—…Casi
—Dijiste eso hace diez minutos. ¿Cómo así no puedes terminar ya?
—Mh, si quieres entras aquí conmigo y me ayudas. Así acabaría más rápido. — le sugirió con cierto tono lascivo.
—…—
—…—
—¿Y ahora? — No había pasado ni un minuto cuando la HiME le volvió a insistir
—Si me sigues apurando así, me estresarás. No es bueno cuando me pongo ansioso…
—Te demoras mucho.
—Es complicado para mi si estás parada detrás de la puerta del vestidor masculino. Me pone un poco nervioso. — le dijo con honestidad, esta vez, sin tono pícaro. De verdad le perturbaba la presencia de la chica en esos momentos. —Kana, ¿y si mejor esperas un poco más lejos?
—Para mí también es incómodo estar custodiándote, pero es más incómodo si me quedó adentro de la tienda con esos vendedores. Huelen a THC.
—Ahhh, bueno.
—Suenas un poco afligido. — dedujo por su tono de voz cohibido.
—Estoy incómodo. No es fácil cambiarse de ropa con la preocupación de que te puedan ver. Kana, no mires entre la separación, por favor. — algo que le estaba desesperando desde que entró en el vestidor era que la puerta, mal hecha, por cierto, era pequeña y quedaba libre mucho espacio entre el marco y la puerta. Esto lamentablemente permitía que se entreviera su silueta. —Sé que ni tienes intenciones de mirarme, pero me pongo nervioso si te mueves mucho.
—Tsk… Tonto, ni que estuviera pendiente de cuando te quitas la ropa.
—Eh, mejor. —
—Por cierto, que bonito color de ropa interior.
—¡Hey!
—Hehe, ¿desde cuando el desinhibido de Kazutora se ha vuelto tan sensible? — dijo con una sonrisa burlona, la cual se borró en seco y se paralizó al recordar que Kazutora le había dicho que estuvo en la cárcel. Quizá había aprendido modales a la mala durante esa temporada, Kana hasta pensó que le pudo pasar lo peor al chico dentro de la penitenciaría y que había agarrado un trauma a ser visto con poca ropa.
—Mi Psiquiatra me ha dicho que no debo comportarme grosero con las mujeres. — le contestó, tranquilo. —Le pregunté por qué me iba tan mal con las chicas, él me pidió que le describiera mi conducta cuando estaba frente a alguna y me dijo que no era correcta. Por eso ahora me comporto mejor. Me dijo que no era agradable para las mujeres que uno se quitara la ropa sin pudor delante de ellas.
—…Sí. — suspiró aliviada, con una mano en su pecho. Por como escuchaba el tono de voz de Kazutora, no parecía alguien que salió tramado de prisión. —Recuerdo cuando te desvestías en frente mío y de Yuzuha sin tomarnos en cuenta. Era muy molesto. — Hablando de cosas triviales con el otro, iba teniendo flash back de recuerdos del pasado.
—Porque siempre estaban en la sala de la sede de la ToMan, y nosotros, los chicos, teníamos que cambiarnos rápido donde fuera para ir al combate.
—Sólo que los únicos grotescos eran tú y Baji.
—Mh, puede ser. —
—¿Sabes? Creo que tu terapeuta debe ser un sujeto (por no decirle santo) con mucha paciencia para poder cambiar al rebelde sin causa de Kazutora. — volvió a sonreír, con los ojos cerrados, los brazos cruzados y la espalda apoyada en la puerta. —¡Ahh! — soltó cuando su espalda dejo de recibir soporte puesto que Kazutora había abierto la puerta sin previo aviso, el chico la tomó pasando sus brazos por debajo de los brazos de la chica y la hizo entrar. —¿Q-Qué quieres?
—Ayúdame con esto. Quiero verme como alguien genial y no como un tipo que tuvo que vestirse en el probador de un negocio de mala muerte ya que su “amigo” le envió el traje por encomienda a un correo y no fue capaz de enviarlo con entrega a domicilio.
—Igual podías escoger un mejor local que este para cambiarte. Esos skaters parecen drogadictos, ¿no te da miedo que te asalten o algo?
—Kana, ¿wotafok? Son sólo unos tipos que están allí vendiendo cosas de skaters, no van a hacerme nada y si lo intentaran les rompería el cráneo a fierrazos. —
—…— Kana le iba a regañar, pero dio la causa por perdida.
—¿Me ayudas?

La joven se fijó en Kazutora y el mirarlo duró un poco más de la cuenta. Simplemente Kazutora siempre había sido muy preocupado por su autoimagen y al parecer hasta el día de hoy seguía siendo vanidoso. Se veía muy atractivo con las prendas que Mitsuya le había mandado por encomienda. El jersey negro con cuello alto se ajustaba a su torso delgado dándole una imagen muy estética y bien formada, porque, pese a que Kazutora era de complexión fina y alta, se notaba que también trabajaba en la musculatura del abdomen. Poco más arriba en la parte del cuello, se dejaba entrever el característico tatuaje de tigre que el chico se había tatuado en el costado del cuello cuando era un adolescente.
Para hacer combinación, Mitsuya le había enviado un pantalón muy al estilo de Kazutora: de animalprint, de diseños de tigre que era su animal favorito, y hecho en un color ocre que hacía resaltarlo en una mezcla de elegancia sofisticada y, a la vez, dándole aires de aquellos modelos rebeldes y desalineado que en algún punto de su fama terminan perdiéndose por completo.
Kazutora era alto, pero con las botas negras con un poco de taco le hacía ver mucho más imponente. Era muy notorio que Mitsuya se había preocupado por cada detalle para Kazutora o bien le estaba echando el ojo para explotarlo como modelo a futuro, si es que eso de que iba a ser diseñador era cierto.
Como accesorios, Kazutora escogió el jockey negro que estuvo usando todo el tiempo, se había amarrado el cabello en una cola y lo había pasado por entre el sujetador de la gorra.
Finalmente, tenía un montón collaes de cadena, muy enredados entre ellos, por cierto, y Kana supuso que allí era donde Kazutora la solicitaba.
—¿Chanel, eh? — dijo mientras le desenredaba las letras de las cadenas.
—Debe ser imitación. Ése no pagaría por algo caro para mi…
—Deberías ser un poco más agradecido con Mitsuya, no creo que le haya salido barato el envío de Francia a Japón.
—Lo tuve que para yo…
—Uhu…— Kana se tomó su tiempo en ordenarle los collares. En cierto punto se sentía incómoda de tener esa postergada y a la vez forzosa familiaridad repentina con Kazutora. No se sentía del todo a gusto compartiendo con normalidad con alguien que dejo de ver hace muchos años atrás y con quien había quedado en malos términos. Si bien no parecía tener intenciones de perjudicarla, tampoco podía confiar en él. Era muy repentina su aparición y su invitación a compartir “como si nada” se le hizo por sobre todo desorganizada. —Listo. — terminó al fin.
—Salgamos de aquí. De verdad comienza a apestar a THC. — Salió primero, pasando por un lado de la HiME, sin esperar.

Una vez en la calle, Kana se encontró con Kazutora encendiendo un cigarrillo y emprendiendo el camino a paso lento.

—¿Quieres uno?
—No fumo. — le contestó ya estando caminando a su lado. Kana se le quedó mirando en silencio, alzando una ceja y tratando de decifrar el gran misterio que significaba Kazutora.
—¿Quieres besarme o quieres matarme?
—QUE.
—Es que me miras demasiado…
—¿Es normal si no te he visto muchos años y me causas gran incertidumbre?
—¿El qué?
—¿Cómo el qué? — se indignó.
—¿Las ganas de besarme o de matarme?
—¡…I-Idiota! — Kana se puso ansiosa con ese tipo, era impresentable. —Y de ser así, serían más ganas de matarte por haber sido Rebel y titiritero.
—Ah, normal. — soltó humo, relajado. —Todos prefieren matarme. Pero yo no tengo la culpa de todos sus problemas como para que se desquiten conmigo.
—¿Ah?
—Mikey tiene la culpa de esto.
—¿¡Qué tiene que ver Mikey con que hayas sido Rebel y nos hayas hecho la vida imposible a varios!? Deja de culparlo por todo lo que te pasa.
—¿Porque fue tu Knight, para comenzar? Si me hubieras escogido a mí, no me habría vuelto Rebel, ¿ves la lógica? Mikey tiene la culpa de que yo me haya ido por el “lado oscuro”
—N-No tiene nada que ver. — masculló perpleja con tanta información. —Además, Mikey se ofreció de buena voluntad, siempre fue bueno conmigo. Yo no sabía que querías ser Knight.
—¿Bromeas? ¡Todo ese tema de Rebels, HiMEs y Knight me hacía alucinar por montón! Yo quería tener poderes y ser cool como esa gente, hehe.
—Ah, bueno, utilizar a tus amigos para divertirte un rato fue un bonito modo de conseguirlo.
—Ya te dije, en ese entonces estaba muy emocionalmente inestable, hacía cosas extremas y perjudiciales, mi familia disfuncional me pre dispuso a una conducta antisocial que hasta el día de hoy mantengo, pero ahora logro ser funcional, inserto socialmente y un ser pseudo-racional.
—¿Eh?
—Cosas que me dice mi Psiquiatra. Le entiendo la mitad, pero con eso se conforma. Supongo que su mayor logro es que no haya salido de la cárcel a matar a alguien sólo por mirarme feo.
—…—
—Hehe.
—Kazutora, ¿estás bien?
—Sí.
—M-Me alegra que estés yendo a terapia.
—Aunque a veces falto mucho y dejo mi medicación, he sido buen chico de todos modos.
—…—
—Oye, a todo esto, tú debes haber quedado un poco tocada psicológicamente con toda tu historia de vida. Podría recomendarte que visites a mi Psiquiatra, se llama Dr. Strange.
—¿Qué…?
—Así le digo, pero en realidad se apellida Jinguji.
—Yo no necesito un Psiquiatra. — se ofendió.
—La salud mental es importante, la gente tiende a estigmatizarla, pero no se dan cuenta de lo relevante que es para llevar nuestras vidas con paz.
—…—
—De paso, deberías llevar a Mikey, es el que más necesita terapia de todos los humanos juntos.
—¿Mikey está tan mal?
—Un poco. Ya lo vas a ver.
—…— Volvió a mirar fijamente a Kazutora, tratando de descifrar su conducta.
—Dilo, no me voy a enojar. — le regaló una sonrisa simple para animarla a soltar lo que le acongojaba.
—¿Q-Qué cosa?
—Eso que te incomoda tanto de nuestro extraño encuentro.
—No pasa nada.
—Dímelo, me hace sentir mejor, te hace sentir mejor, y así nos liberamos. No me voy a enojar, repito.
—No me siento tan cómoda con esta espontanea familiarización contigo. Ha pasado mucho tiempo, si bien cuando éramos amigos compartimos más, desde que te volviste mi Rebel e incluso ahora siento que no te conozco mucho.
—Te entiendo y es totalmente normal que eso te pase.
—Disculpa si eso te hace sentir mal.
—Nah, estoy bien acostumbrado a eso. Si te sirve de consuelo, los chicos tampoco confían en mí, me tienen como “amigo” pero no me consideran como tal puesto que rompí gravemente su confianza. Es hasta entendible que me excluyan de todo, se guarden secretos, no me pidan favores. El único que se siente cómodo conmigo es Baji, me integra con los demás, no me deja solo. Pero… Baji casi nunca está con nosotros. —

Dijo esto último con algo de melancolía. Si no fuera por Baji realmente no sabría en qué condiciones estaría hoy en día, ese idiota sin cerebro siempre le animaba y le ayudaba a ser parte de los grupos, siempre lo estaba animando y defendiendo, simplemente era el mejor amigo que podía tener alguien tan miserable como él y sentía que no lo merecía. No lo había valorado cuando eran adolescentes y sabía que, aunque Baji le dijera lo contrario, había sido dañado igualmente con sus conductas.
Baji en el presente era el único que le tenía fe. Cuando Kazutora salió de la cárcel nadie lo esperó a su salida, ni siquiera su padre o su madre quienes incluso cortaron todo vínculo con él. Sólo Baji estaba allí, en la salida de la cárcel, son su sonrisa de estúpido, saludándolo y esperándolo para llevárselo a salir en su primer día de libertad.

—¿Está todo bien con Baji? ¿Está muy ocupado?
—Simplemente se desaparece. Se mete en problemas… En cosas que no debe.
—Eso siempre ha sido así.
—Pero toca fondo y de la peor forma.
—Mh, ya veo.
—¿Qué?
—Estás preocupado por él.
—…—
—Estás preocupado y no quieres que le pase nada malo.
—Yo NO dije eso. — le replicó, serio.
 —¿Qué tiene de malo que te preocupes por tu único amigo? Eso es bonito viniendo de ti.
—…—
—Hehe. — Kana soltó una risita, divertida por la expresión seria del otro, Kazutora siempre había querido verse frío y malo delante de los demás, pero era bonito verle esa parte en que, insólitamente, se preocupaba por alguien más que no fuera él mismo.
—…— Inconscientemente bajó el ala de su jockey para dar sombra a su rostro. —Apurémonos para llegar bien al nomikai. —

Después de casi una hora de trayectoria, que incluía caminata, toma de metro y de nuevo más caminata, Kazutora y Kana llegaron hasta una zona que, según le contaba Kazutora, era liderada por Mikey y sus yakuzas. El joven la condujo hasta un Izakaya que quedaba en la parte alta de las calles, un local muy tradicional con las típicas lámparas de Akachōchin iluminando las entradas con aquella luz rojiza y amarilla que invitaba a entrar y divertirse.
Parecía que habían llegado en buen tiempo a la nomikai y no parecía que nada malo se avecinara, pero nada más estando en la entrada un tipo le salió al paso. 

—Lo siento, Kazutora. Tienes que esperar a Baji para entrar.
—…—
—Son las reglas del jefe.
—…— Kana, quien se había quedado a espalda de Kazutora, comprendió a lo que se refería el joven cuando decía que lo “excluían” al parecer no era ninguna exageración de él.
—Me dejará entrar de todos modos, le traigo una invitada especial. — se hizo a un lado y apuntó a Kana con el mentón, manteniendo las manos dentro de los bolsillos de su pantalón en una actitud de desprecio hacia la vida. —Si no la dejas pasar, Mikey es capaz de matarte.
—…— el sujeto claramente dudó en las palabras de Kazutora, era como el “Loki” del grupo y tenían que mantenerlo vigilado y la orden de Mikey era simple: dejarlo entrar siempre y cuando Baji se haga responsable de él, pero Baji no estaba. Pero, ¿y si era verdad de que Mikey lo mataría si no dejaba pasar a esa chica?
—¿Kana?
—¿Eh? — la aludida miró a la persona a su lado, hace unos segundos una chica de largo cabello se había posicionado a su lado mirándola con los ojos entrecerrados y algo indignada por no ser notificada.
—No te hagas la tonta. No estamos tan viejas para perder la memoria. — se cruzó de brazos, molesta.
—Yuzuha. — le susurró Kazutora al oído a Kana, para ayudarla. —Eran bien amigas. — le siguió. Algo de empatía le movía a ayudarla después de que la HiME le contara que olvidó por pseudo amnesia el pasado, pero iba recordando de a poco cuando veía a las personas.
—Yuzuha…— susurró, repitiendo y tratando de recordar algo.
—¡Ah, ya estaba pensando que se habías vuelto snob y fingías no conocernos! — giró los ojos. —Dime, ¿qué hace la princesa del distrito Nakiri visitando a sus ex amigos delincuentes de poca monta? — le bromeó, con sarcasmo. —Pensé que no querías volver a vernos.
—Yo no soy la “princesa Nakiri” era es Erina. — era el apodo de su prima. El tono de voz de aquella chica le trajo algunos recuerdos fugaces. Al mirar al chico alto, MUY alto, que le acompañaba y ver sus pestañas largas, recordó a los dos. —Los hermanos Shiba. —
—…Eh, sí. — Yuzuha miró a su hermano Hakkai, ambos se alzaron de hombros.
—Por un momento temí que tendría que rescatarte de Yuzuha. — Kazutora suspiró, más aliviado.
—¿Qué tanto se dicen entre ustedes dos? No entiendo nada. Además, Kana, ¿qué onda? ¿Por qué estás con Kazutora? Es tu ex Rebel y eres la persona que deberías estas más alejada de él.
—Hm.— Kazutora giró los ojos.
—Es una larga historia, pero, para que no crean que me estoy creyendo más que el resto y ando de snob, les aclaro que tengo ciertos lapsus donde olvido las cosas.
—Apuesto que es por consecuencia del ataque de éste.
—No. Kazutora no tiene nada que ver en eso, fue después de la batalla final y quedé un poco mal.
—Ah, de hecho, si tengo mucho que ver en eso. — dijo Kazutora, sonriendo ampliamente orgulloso de ese “logro” las dos chicas lo mirando con odio y pudo entender que querían asesinarlo en ese momento. —Se los cuento después, ¿vale? — volvió a mirar al tipo que estaba en la entrada. —O me dejas entrar o te apuñalo aquí mismo.
—Ya dije que no puedes entrar sin Ba—
—Yo me responsabilizo por Kazutora. — Hakkai se acercó, hablando con un tono pausado y relajado. —Déjalo entrar.
—¿Estás seguro? — Yuzuha miró a su hermano con suspicacia.
—Sí. Kazutora ha cambiado. — el más alto asintió, muy seguro de sus palabras. —Además, este día es muy especial y nadie puede faltar.
—No lo sé…— dudó el asignado de cuidar la puerta.
—Déjalo, yo también me hago responsable por éste. — Yuzuha suspiró, chasqueando los dedos. Pese a las diferencias que tenía con Kazutora, algo de compasión sentía hacia él. El tipo de la entrada no dudó en dejarlos pasar ante la mirada seria de Yuzuha, esa mujer daba miedo.
—Woahh! Todo está muy bonito aquí. — Pero instantáneamente cuando entraron, la mujer de mirada asesina se transformó a una chiquilla emocionada, inquieta y llena de curiosidad al ver lo maravilloso del lugar. —Kana, ¿no te esperabas algo así?— codeó a la joven sutilmente.
—Nou. Hasta me siento mal de estar aquí. Parezco la nana del grupo con estas vestimentas mientras que todos ustedes están tan producidos y llamativos que pareciera que van a una met gala.
—Yo creo que te vez adorable, como aquellas niñas coreanas de los doramas. — dijo Hakkai
—Vaya, gracias. — Kana le sonrió brevemente.
—Luces un poco nerviosa. — Yuzuha la observó, en detalle. Todavía la recordaba en cada característica de Kana, era una chica callada y difícil de descifrar, pero como habían pasado mucho tiempo juntas Yuzuha podía traducirla con el tiempo. Kana y ella se llevaban muy bien por esos tiempos en que ambas eran Sukeban. Si bien Yuzuha no podía soportar a Erina, la prima de Kana, eso no significaba que entre las tres hubiera momentos donde compartieron su adolescencia. 
—Estoy un poco insegura de ir a saludar a Mikey. Temo que se lo tome a mal.
—Yo creo que Mikey estará feliz de verte. Suele recordarte con mucho afecto.
—Uhu— Kana parpadeó con dificultad de creer en esas palabras, luego miró disimuladamente a Kazutora puesto que éste le había dicho exactamente lo mismo momentos antes, tal vez el chico no la estaba engañando en un 100% pero de todos modos se negaba a creer que Mikey la recibiría feliz de la vida. Lo conocía demasiado bien.
—Entremos. — masculló Kazutora, cansado de que se detuvieran por hablar sobre Mikey.
En poco tiempo, Kana se dio cuenta que en el Izakaya sólo había gente que parecía ser miembros de la pandilla de Manjiro Sano. Algunas caras probablemente le eran conocida pero no quizo hacer un recorrido mental para recordarlos, le daba pereza, otros tantos rostros por supuesto que eran novedosos. Cuando Kana dejo esa vida de lado, la pandilla de Manjiro era grande pero hoy en día era todo un reinado de yakuzas a su mando.

—El lugar ha sido reservado en su totalidad para el nomikai de hoy. Sólo para miembros y allegados de la banda. — explicó Yuzuha. El grupo se fue abriendo paso entre las mesas y las personas, Kazutora inmediatamente dirigió a Kana a un punto específico.
—H-Hey. — se quejó Kana, siendo prácticamente arrastrada por él.
—Kazutora... ¿Dónde está Baji?
—…— Kana se paralizó al escuchar esa familiar voz. Era Mikey, sin duda. A pesar de los años y la distancia era imposible para ella olvidarlo. Se mantuvo detrás de la espalda de Kazutora, aprovechando su altura, escondiéndose detrás de él.
—No lo he visto.
—Entonces, ¿qué haces por aquí sin tu niñero? No deberías estar sin su compañía— preguntó alguien con un tono bromista. Kana lo pudo ver un poco ya que Kazutora sólo le tapaba la visibilidad entre ella y Mikey, y no con ese sujeto. Era un chico de largas y tupidas pestañas, el cabello rosa y una sonrisa simple, aunque llamativa debido a una especie de cicatrices a cada lado de la comisura de los labios.
—Hago lo que se me da la gana, Haruchiyo. — Kazutora tenía las ganas de ir y darle con lo que sea en el rostro a ese enano engreído, pero tuvo autocontrol. Luego miró a Mikey, quien seguía serio y con su clásica mirada oscura e ida, seguramente le pediría que esperara afuera como siempre lo hacía cuando no iba con Baji.
Como odiaba cuando Mikey hacía eso. Si bien el mismo Mikey salía con él y lo acompañaba casi toda la noche para que no estuviera solo, eso era denigrante de todos modos. Ser tratado como un crío que podría destruir todo era innecesario. Ese Kazutora estaba en el pasado, pero esa gente se negaba a creer en ello.
—Mikey.
—¿Hm?
—Dudo que quieras que te espere afuera porque tendrás que pedirme que me vaya junto a ella. — el ex Rebel tomó de la muñeca a Kana y la hizo dar un paso a su lado, alzando su brazo y sacudiendo un poco este para llamar la atención de Mikey. —¿Todavía quieres que salga? — le preguntó, con una sonrisa vacía.
—Vaya…—
—H-Hola…— Kana saludó a Mikey a duras penas, muy avergonzada y sin saber que decir. Miró de reojo a aquel chico, parecía seguir igual que el Manjiro que conoció hace años, con aquella sonrisa serena en su rostro pero que era contrarrestada con su mirada oscura y vacía. Sentía incluso que en su mirada encontraba más oscuridad y vacío que antes. —Si quieres que nos vayamos lo haré. No quería incomodar.
—Yo no me quiero ir. — le murmuró Kazutora, molesto.
—Hm…— el rubio dio unos golpecitos en el sitio a su lado, invitando a Kana a sentarse junto a él.
—…— Kana y Kazutora se miraron por unos instantes, el joven le soltó del agarre y le dio a entender que estaba bien que fuera con Mikey, que no iba a pasar nada. Por su parte, a él le permitieron quedarse en las mesas principales, pero algo lejos de Mikey y Kana. De todos modos, tenía una visibilidad despejada para poder vigilarlos a distancia.
—Perdón por venir así sin invitación. — Habló Kana después de una pausa de silencio, ya sentada al lado de Mikey.
—Hm. — Manjiro tenía la mirada puesta hacia el frente, fingía poner atención a la música de la biwa que uno de los miembros había llevado, pero estaba muy conectado con los gestos, movimientos y reacciones de Kana. —Está bien. — le respondió después de unos eternos momentos de silencio. —Estoy feliz de verte, Kana-chan. — se giró para verla.
—Lamento no haberte contactado en este tiempo.
—No te preocupes. Todos hemos tenido cosas que hacer y nuestras vidas tomaron caminos distintos, ya no somos los adolescentes que éramos antes.
—¿No estás molesto?
—Mh, mh. — negó con su cabeza, tranquilo. —Aunque, sí me gustaría saber que ha sido de ti. — ahora directamente la miraba a ella. —¿Volviste al distrito Nakiri?
—Algo así…— Kana suspiró, un poco más relajada. Cuando ella había abandonado el distrito de su familia, fue Mikey quien la alojó por un tiempo. —Pero no en calidad de “guardaespalda” de Erina, sino como… supongo que alguien común allí.
—Eso es bueno.
—Así es. Tengo más libertades.
—¿Vives en el distrito ahora?
—No. Estoy, eh, estoy viviendo en un templo de un chico, en parte porque hago de “miko” ya que destruí una reliquia sagrada milenaria de su familia.
—Vaya, tu suerte no ha cambiado mucho.
—Ahhh…— Kana soltó un suspiro, frustrada. —Lamentablemente, no.
—Cuéntame más, ¿a qué te dedicas? ¿tienes novio? ¿qué tal está tu hermano?
—Estoy en Hanasaki de nuevo, estudiando algo relacionado con matemáticas. Kise está bien, se está dedicando a las cosas que le gustan y… no tengo novio.
—Mh, eso es bueno.
—¿…?
—Qué es del tipo aquel, el refinado… ¿Sigue vivo?
—Je…— la HiME articuló una sonrisa bobalicona. Justamente, cuando estuvo con Cain unos días atrás preguntó lo mismo “Ese sujeto… ¿sigue vivo?” —Sí, sigue vivo. Está bien… Supongo.
—¿No se ven seguido? Recuerdo cuando nos disputábamos por tu amistad.
—Bueno… Ahora no quiere verme ni en pintura.
—Mh, ¿por qué?
—Ah, pensó que estaba muerta por tres años y eso le ofendió. Realmente yo no tuve la culpa de esa desinformación.
—Era esperable una reacción así de un tipo como ése. — Mikey sonrió, encantado con conocer que ya no eran amigos. —¿Entonces? ¿Eres HiME de nuevo? Pero el señorito inglés ya no es tu Key, por lo visto.
—¿C-Cómo sabes?
—Tengo informantes por todos lados. — el rubio rio suave al ver su reacción.
—Bueno, tal parece que sabes bien de mí. Mejor cuéntame de ti, veo que ya eres el Don de aquí.
—Algo así, no puedo quejarme. — Mikey alzó los hombros, relajado. —Hemos crecido bastante, en gente, negocios y poder. Supongo que esto es lo que busqué todos estos años. — aunque intentaba parecer orgulloso de ese logro, a Kana se le hizo que sus palabras eran vacías. —Sólo me dedico a esto…
—…— Para Kana, Mikey siempre fue alguien inteligente que podría alcanzar cualquier meta. Si bien ser líder de una banda siempre fue su sueño, si habría querido estudiar cualquier carrera a la par con su vida delictual de todos modos la habría podido lograr. A Kana le llamó la atención que Mikey no hiciera eso.
—Y… ¿Novia?
—¿Eh? No. — negó, meneando una mano. —Tengo otras prioridades y una relación sentimental es una pérdida de tiempo.
—Woh, señor Manjiro, pensar que el soltero más codiciado se mantiene soltero es sorprendente.
—¿Piensas así? — Mikey sonrió. —Bueno, me halagas. Eso ayuda a mi inflado ego.
—Je…—Intercambiaron un par de palabras más, pero Kana notó que Mikey se distraía con facilidad a momentos. —¿Hay algo que te preocupa?
—Es Baji. No lo vemos hace semanas. Siempre se pierde, pero…
—Nunca tanto tiempo— le completó la frase. —Recuerdo eso.
—¿Recordar?
—Bueno, si hubieras investigado bien, sabrías que tuve un periodo de amnesia post batalla final.
—Vaya, no sabía eso. Lo lamento.
—No te preocupes, ya pasó. Pero, volviendo a Baji, supongo que donde estoy sentada es su puesto. — vio que Mikey asintió con su cabeza. —Estabas esperando que volviera hoy.
—Sí, con Draken pensamos que Baji se iba a aparecer ya que volvía Mitsuya. Incluso me llama la atención que no esté aquí por Kazutora. Sólo espero que no haya hecho ninguna idiotez.
—Es como un Huskey.
—¿…?
—Los Huskey se escapan de sus casas porque son como lobos solitarios y buscan ser libres, no vuelven a sus hogares, pero suelen ir a visitar a sus seres queridos. Son un poco ingratos, pero nunca olvidan su lealtad. Volverá.
—Que buena comparación. Se aplica bien a Baji.
—No puedo creer que ese idiota no se digne a venir hoy. — murmuró Draken, al lado de Mikey.
—Justo con Kana-chan hablamos de eso. — le dijo Mikey a Draken cuando lo escuchó maldecir en voz alta. —Dice que volverá.
—…— Draken los miró con aquella típica expresión suya que parecía estar cabreado con la vida.
—Es miko. Tiene dones de predicción.
—N-No le hagas caso. Por cierto, hola, Draken.
—Hola. — fue todo el diálogo que dio. Era esperable, no era de muchas palabras, pero eso no significaba que fuera déspota. Kana lo recordaba así, un poco serio, pero de buen corazón y, notoriamente, estaba preocupado por Baji.
—Kazutora hizo bien en traerte.
—¿Eh? — Kana miró a Mikey.
—Tus palabras, las extrañaba.
—…— Ahora era Draken quien miraba a Mikey, hace tiempo que no lo veía distraerse de buena manera.
—Ohh, invitado nuevo. ¿Qué hago, jefe? — interrumpió el chico que antes había molestado a Kazutora. El tal Haruchiyo.
—Tráelo aquí. — Mikey notó que Haruchiyo se refería a Inui, quien parecía que estaba allí por obligación.
—Voy. — canturreó.
—Ése es Sanzu Haruchiyo. — dijo Mikey. —Trabaja para mí, es bastante hábil.
—A mí me saca de quicio. — Draken lo miró con seriedad.
—A Ken-chin no le cae muy bien, piensa que me robará de él.
—Tarado, no es por eso. Y no me digas “Ken-chin” Respecto a ése tipo, prácticamente tengo que lidiar con sus idioteces y… No te dejes llevar por su apariencia. — Draken le dijo a Kana. —Es un psicópata. No te le acerques. Suele engañar con su simpatía, pero es peligroso.
—Por eso lo queremos. — bromeó Mikey.
—…—
—Pero, Ken-chin tiene un punto. Es mejor que te mantengas alejada de él.
—¡Jefee! Aquí está.
—Inui. —
—Sano…—

Kana sintió como el ambiente se puso tenso de un momento a otro. Aunque Mikey le sonreía a su invitado, Kana intuía que sus emociones y sentimientos hacia esa persona no eran sanos, seguramente lo había invitado para mantenerlo cerca y en la mira, porque, como todo buen mafioso debe "mantener a sus amigos cerca, y a sus enemigos más cerca aún"
Por su parte, el otro, Seishu Inui, mantenía su mirada entrecerrada, desganada e ida, si bien daba la impresión de una indiferencia pura, Kana podía entender que no estaba contento de estar allí.

A Seishu lo recordaba poco, pero de lo poco que se acordaba no era nada bueno. Tenía instintos asesinos, era del tipo de sangre fría que no le daba nada sacar su navaja y clavársela a su enemigo, siempre mantenía esa misma expresión de indiferencia que aún poseía, y era perturbador en todo sentido. Kana había visto como a ese tipo le daban un golpe que podía noquear a cualquiera, pero éste se paraba como si nada a pesar de su apariencia delicada. Era como un Terminator.

—Nos alegra que hayas aceptado nuestra invitación. — habló Mikey.
—Gracias por invitarme.
—¿Qué tal la vida después de cumplir condena?
—Bien… Supongo.
—¿Ya tienes planes en mente? ¿algo que quieras hacer?
—No…— Inui desvió la mirada hacia un costado. —No sé. 
—“¿No sé?” — repitió Mikey.
—Supongo… Que no era tan fácil salir de allí y volver aquí.
—¿Era mejor la cárcel?
—No sé.
—…— Mikey y Draken se miraron entre ellos, de forma sutil. Era como tener a alguien sin voluntad en frente suyo. Como el típico soldado sin aspiraciones que sólo está allí para recibir órdenes.
—Smiley. — llamó Mikey. El chico de cabello rizado se giró a observarlo. —¿Qué consejo le sugerirías a Inui? —
—Mhh. — Nahoya Kawata, uno de los capitanes, lo meditó unos segundos —¿Qué tal hacer algo para distraerte? No es fácil la vida después de ese proceso ¿Algún hobbie?
—No tengo hobbies.
—¿Estudiar?
—No…
—¿Trabajar?
—Me piden carta de antecedentes.
—Bueno, al menos parece que sí querías trabajar. — rio “Smiley”
—…— Inui asintió. Sentía que debía estar haciendo algo donde le dieran una instrucción, lo que fuera, porque quedarse en casa lo volvía un poco más ensimismado y frío que de costumbre.
Si no fuera por el carisma de Kawata, el ambiente sería mucho más intenso del que era. Mikey estaba seguro que al frente suyo tenía un potencial enemigo y que en cualquier momento podría traicionarles y perjudicarles.
—…— Draken y Mikey se volvieron a mirar.
—A éste tenemos que mantenerlo vigilado, hay que buscarle algo aquí para echarle un ojo encima.— le susurró a su mano derecha.
—¿Por qué no le pides a Kokonoi que se haga cargo de él? Lo conoce más.— le aconsejó en tono bajo.
—Porque justamente Kokonoi me pidió que no lo involucrara con Inui en nada. De hecho, por eso no vino hoy porque no quiere encontrárselo. Dice que tiene proyectos muy distintos a los de Inui y que éste sólo entorpecerá sus planes si están como compañeros... Kokonoi quiere dinero, a como sea, fue fácil deducir sus "proyectos" pero cuando me dijo que Inui tenía otras proyecciones no esperé tener a alguien tan "nada" al frente mío. Presiento que es una fachada la de Inui. Imagina, el mismo Kokonoi quien fue su mejor amigo y compañero de equipo por años, hoy en día no quiere topárselo, es porque algo oscuro esconde este tipo. Todavía no comprendo qué le veía de "adorable" mi hermano Shinichiro a Inui.
—No creo que Inui sea peligroso…— le habló Draken a Mikey en tono bajo. —Pero si te deja tranquilo, podría vigilarlo.
—Sí… Creo que eres el más adecuado. — asintió, dándole el pase a su mano derecha.
—Hey, Inui, ¿qué tal si trabajas conmigo?
—…—
—Voy a abrir una tienda de motocicletas y a ti te vendría bien hacer algo por la vida.
—No sé de motocicletas…
—Bueno, empezarás por lo básico y luego vas aprendiendo.
—Okay. —
—Te encuentro luego para acordar detalles. — Draken pensó que le iba a costar más trabajo convencerlo.
—Bienvenido, Inui. Toma asiento, bebe y diviértete. — Mikey zanjó el tema. Inui asintió y se fue a sentar en un rincón, casi en solitario.
—Le he dicho a Angry que se siente cerca de él por si acaso. — dijo Smiley, para tranquilidad de Mikey.
—Muy bien.
—Ahhh, espero que no se convierta un dolor de cabeza en el almacén de motocicletas. — Draken se frotó las sienes, suplicando que no haya cometido un error a ofrecerse a tener vigilado a Inui. —Ya veo que se equivoca de piezas y las caga.
—Está mintiendo. — Mikey le advirtió.
—¿Qué?
—Ése sujeto está mintiendo. Sabe de motocicletas. Se le pegó todos esos años a mi hermano Shinichiro y hacía como que le interesaba aprender de él, pero en el fondo buscaba tener “un hermano mayor” siempre usó artimañas…
—Parece que no tiene voluntad, casi es como un espectro. Dudo que haga algo contra nosotros.
—Ken-chin, ¿desde cuándo tan confiado?
—Parecía quebrado, Mikey.
—Siempre estuvo quebrado y eso no lo limitó a ser una serpiente. 
—Ah, Mikey… Lo dices porque tú tienes un tema personal con él. Su mayor pecado fue caerle bien a Shinichiro y a Takemichi. Lo gracioso es que Inui nunca se dio cuenta de que le tenías tirria.
—No escuches a Ken-chin. — Mikey le dijo a Kana.
—No estaba escuchando a ninguno.
—Ah, bueno. — Mikey rio suavecito.
—Ahora sólo nos falta un invitad—— Nahoya se quedó con la frase sin terminar, pero su sonrisa se amplió más al ver el espectáculo a continuación.

—¡¡¡TAKA-CHAN!!! —

La atención de los presentes se centró en un electrizante Hakkai Shiba quien de la nada abandonó su postura seria y discretamente tímida por una reacción llena de emotividad y euforia al ver a su amigo después de tantos meses. Era tanto su frenesís que prácticamente todo el mundo a su alrededor se borró para él y en su campo visual solo estaba aquel joven de cabellos violáceos.
El alto joven había corrido por medio del salón apenas divisó a Takashi Mitsuya entrar en la sala, un poco desorientado buscando a sus amigos más cercanos, pero Hakkai no le dio tiempo de aclimatarse puesto que la emoción era tal que se olvidó de la etiqueta y los demás, se lanzó a abrazar a Mitsuya tan fuerte y agitado que casi hace que los dos cayeran al piso. No podía ocultar su felicidad.

—¡I-Idiota…! Suéltame, me vas a partir la columna. — Dijo Mitsuya, quien estaba en una mala postura doblando su espalda hacia atrás al tener el peso de Hakkai sobre él, resistiendo a su abrazo fuerte y a que lo apretara contra él como si el mundo se acabara esa misma noche. —¡Mi espalda! — Le insistió, casi cayéndose hacia atrás con Hakkai.
—¡Taka-chan! ¡Estoy tan feliz! — siguió abrazándolo y restregando su rostro en el hombro del más bajo.
—…— Mitsuya le dio unas palmadas en la espalda a ese enorme “niño grande” que era su amigo.
—Lo vas a matar, Hakkai. — Yuzuha fue oportuna en llegar hasta ellos y tomar de la camisa a su hermano para despegarlo de Mitsuya.
—Gracias, Yuzuha.— Suspiró Mitsuya, ya sin el peso de Hakkai sobre él. —¿Por qué este espectáculo?
—Lo siento. — se disculpó apenado.—Es que han sido casi seis meses sin verte.
—Pero nos veíamos casi a diario por videollamadas.
—Y sin decir que tiene una fotografía tuya a tamaño real en su cuarto.
—…— Hakkai se mantuvo en silencio.
—QUE. — Mitsuya lo miró enojado.
—Eso no era suficiente para todo el tiempo que no nos vimos en persona.
—Mh.— Mitsuya aproximó sus manos al saco de Hakkai y lo acomodó puesto que había quedado desordenado cuando lo abrazó como un enajenado. —Veo que estás usando el traje que te mandé. Te queda bien. — Hakkai le asintió, orgulloso. —Esto no es mío. — alzó una ceja, tocando el pañuelo de seda que llevaba alrededor de su cuello. —Está bonito, lo admito.
—Es un accesorio que me facilitó Ramuda.
—Ah.— Mitsuya recordó a ese chico. El pelirosa tenía excelente gusto y era un buen diseñador, el pañuelo hacía juego perfecto con el traje que le seleccionó a Hakkai.
—Tsk ¿se quedarán toda la noche allí? — reclamó Draken.
—Voy.— Mitsuya le sonrió y fue hasta donde estaban los demás. —Chicos, qué bueno verlos de nuevo.
—¿Qué tal Francia? — preguntó Mikey.
—Bonito, perfecto, decadente. Ideal para mí.
—Debe ser raro estar de vuelta en Tokyo después de estar tanto tiempo afuera. — dijo Draken
—Todavía no me lo creo, pero ya me acostumbraré de nuevo. Sólo ha sido un proceso. — en eso, llevó la mirada hacia al lado de Mikey. —Vaya, Baji está muy cambiado. — bromeó.
—Siempre supimos que sería una bonita chica. — bromeó Mikey.
—Hola, Mitsuya. — Kana les cortó el chiste.
—Kana, que sorpresa. Me alegro de verte. Ha pasado un tiempo.
—Ahá. — asintió. —Aunque, curiosamente, siento que he sabido más de ti que del resto.
—Ah, por Kise. — sonrió al deducir. Como Kise trabajaba de modelo, era frecuente que se topara a Mitsuya que estaba preparándose para ser diseñador. —Por cierto, fuera de bromas, ¿Y Baji dónde está?
—Todavía no llega…— Draken frunció el ceño. —Y si no aparece en los siguientes minutos juro que saldré a buscarlo y apenas lo vea lo voy a atropellar y luego lo voy a golpear tanto que no tendrá descendencia. Siempre hace la misma mierda.
—Dale tiempo. — le dijo sereno Mitsuya a Draken para calmarlo. —Seguro aparecerá.

Después de ese intercambio de palabras, los chicos dejaron la seriedad de lado y saludaron a Mitsuya como era de costumbre, chocando los puños entre ellos, con un apretón de hombros y uno que otro golpe inocente en el cuerpo ajeno. Comenzaron a conversar Mikey, Draken y Mitsuya, integrando a Kana en sus trivialidades, el tiempo fue pasando y todo parecía muy tranquilo dentro de lo que se puede esperar de una reunión de gánsteres.
Mientras platicaban, un grupo comenzó a divertirse cantando Karaoke.

Kana no les prestó mucha atención a los “cantantes” puesto que, inconscientemente, con su mirada buscó a Kazutora, a quien no divisaba hace rato por estar animadamente hablando con Mikey y poniéndose al día mutuamente. Le sorprendió cuando notó que Kazutora cruzó miradas con ella, Kana lo miró unos instantes sin saber que decir o hacer, quizá un gesto de saludo de mano bastaría, después de todo, el reencuentro con Mikey había sido gracias a él y eso había sido bueno, al fin y al cabo.
Le saludó, pero Kazutora la siguió mirando seriamente, con una expresión de apatía, ¿estaba molesto? Quizá no estaba a gusto quedando tan lejos de sus amigos, o quizá ahora su personalidad era más seria.
Kana pensó que incluso podía estar cansado después de una larga jornada laboral y lo comprendía, se podía poner en su lugar, pero lo que Kazutora hizo a continuación le dio a entender a Kana que ese sujeto no había madurado en lo mínimo y no estaba cansado.
El idiota le sacó la lengua con un gesto de burla despreciativa, manteniendo su mirada seria como si nada.

—…—
—¿Qué pasa? — le preguntó Mikey al verla fastidiada.
—No. Nada. Sólo me acordé de un gusano horrible que vi en el templo hace poco y-— le iba a inventar algo más, pero en ese momento vio que Kazutora se puso de pie, un tanto inquieto y ansioso, cuando vio que un chico rubio tenía dificultades.

A Kana le llamó la atención que Kazutora mirara nervioso a Mikey antes de ponerse de pie y salir, al parecer, quería ocultarle algo especialmente a Mikey. La HiME trató de distraer a Mikey, ¿por qué lo hacía? Ni idea, no era como si quisiera ayudar a Kazutora en sea lo que sea que estaba planeando, pero no quería tampoco que hubiera problemas. Pero Mikey era alguien muy perceptivo y se dio cuenta de la reacción de Kazutora.
Mikey se puso de pie, tranquilo. Kana le observó, su temple era sereno y trasmitía paz, pero Kana sabía que caer en esa ilusión era el peor error. Conocía bien a Mikey y sabía lo peligroso que era. Esperaba que, fuera lo que fuera que estaba pasando, no sea tan grave.
Pero pese a los esfuerzos de Kazutora por ayudar al chico rubio a ocultar algo, ése algo se presentó en la sala y Kana se sintió la persona más estúpida del mundo cuando se emocionó de ver a ése "algo" y ahogar un gritillo interno de fangirl.
Su cabellera larga caía sobre sus hombros como una cascada de ébano oscuro, su porte alto y su figura estética le mostraban imponente, sus ojos color bronce destacaban una mirada salvaje y su sonrisa socarrona de chico malo lo volvía atractivo.
Baji. Simplemente Baji.

—Éste idiota…— Draken miró irritado al recién llegado.
—Kana-chan, ya volvemos. Por favor, no te vayas. Smiley, ¿puedes acompañar a Kana-chan mientras nos ausentamos?
—Claro.
—Ken-chin, Mitsuya, vamos. — Mikey fue hacia donde estaba Baji quien apartaba a Chifuyu y a Kazutora de su camino. Draken y Mitsuya le siguieron y en poco tiempo los tres agarraron a Baji y lo llevaron a otra parte.
—¿L-Lo van a matar? — la chica se atrevió a preguntarle a aquel joven de cabellos rizados y rosas.
—Haha, claro que no. Sólo le darán un escarmiento, supongo.
—¿Qué hizo Baji?
—Uff, que no hizo. — sonrió Nahoya, divertido.

..

—¿Dónde estuviste todos estos días?
—Prostituyéndome.
—…— Draken le agarró del cuello de la camisa y lo sacudió. —¡Te estoy hablando en serio, cabrón!
—Tsk, ¿qué más da dónde estuve metido? No es como si les importara. Sea como sea, no los estaba traicionando con una banda rival o algo por el estilo.
—No se trata de que desconfiemos de ti… Sólo nos preocupas. — le dijo Mikey a Baji. —Llevas varios días desaparecido, ni tu mano derecha sabía dónde estabas… Abandonaste tus obligaciones con la banda, también dejaste de asistir a tus clases. Hoy te apareces como si nada, lleno de marcas, apestando a alcohol… Quizá que otra cosa te metiste… 
—En sus cinco sentidos no está, claramente. Estuvo hablando incoherencias y pese a que Kazutora y Chifuyu trataron de ocultarlo, me di cuenta de eso. — Draken estaba verdaderamente molesto con el pelinegro. Le soltó del agarre y le dio un empujón. Baji se dejó caer pesadamente sobre una silla.
—Joder, que mierda… Son mis amigos, no mis putas mamás. ¿Desde cuando tengo que decirles donde estoy y lo que estoy haciendo?— de pronto miró al tipo que estaba parado a su lado, lo miró con suspicacia. No se había dado cuenta de que estaba allí y por un momento dudó de su existencia. —…—
—Si soy real, Baji. No soy una ilusión. — le bromeó Mitsuya, tocándose la frente y negando con la cabeza. —Me voy por casi seis meses y sigues igual que siempre.
—¿Dónde estabas? — insistió Draken.
—Ya te dije que por allí. Me andaba divirtiendo con las prostitutas que te criaron.
—¡Tú…!—
—…— Mikey sujetó sutilmente a Draken evitando que éste masacrara a Baji.
—¿Mitsuya? Hola…—
—…Vaya, sí que estás muy lento hoy. — El aludido alzó las cejas, preocupado por el estado de Baji. Se acercó un poco a verlo de cerca para ver sus pupilas. Baji le sonrió burlesco. 
—Oye, de hace tiempo que no te veía.
—Ya volví. De hecho, esta es mi fiesta de bienvenida, ¿te acuerdas?
—…Sí. — lo miró enojado. Cansándose de que lo tomaran por idiota. —Por eso he venido hoy.
—Al menos te acuerdas de eso…— Mikey suspiró, hastiado. —Bien, no importa dónde estabas ni lo que estabas haciendo, pero esta será la última vez que te desapareces de ese modo. De ahora en adelante tienes que cumplir con tus obligaciones.
—Tengo a mi peón encargándose de eso.
—Matsuno podrá ser tu mano derecha y limpiar tus desastres respecto a ToMan, pero no puede ir a clases por ti.
—No quiero ir a esa mierda. Eso es para imbéciles.
—Nadie ha llegado más lejos que tú, eres nuestra esperanza. Baji, te juro que si dejas los estudios yo mismo te mataré.
—¡Cajaro, Mikey! ¡Deja de joderme con esa basura! Pídeme lo que quieras, pero ya no me jodas con eso de la universidad. No es lo mío. ¿Si te acuerdas que reprobé de grado en la escuela? La universidad va a ser imposible para mi.
—¡Cállate! — Draken lo volvió a sacudir. —Qué no daríamos cualquiera de nosotros para poder estar en la universidad y cursando una carrera como esa.
—Te exigimos porque estamos orgullosos de ti. — agregó Mitsuya —No cualquiera saca puntaje
—¡Pues yo tampoco!
—¿Qué? — Mikey lo miró serio. Los otros dos le imitaron.
—Hice trampa. — miró a Mikey de forma burlona. —¿Crees que un tipo como yo iba a sacar puntaje? Sólo me presenté a esa porquería porque TÚ me obligaste, ¿acaso me preguntaste a mi si quería estudiar? ¿Si me sentía bien con eso? Por supuesto que no. Jamás te importa la opinión de nosotros sobre nuestras propias vidas. En el examen de admisión, le copié el examen a un sujeto y por eso saqué puntaje porque de no ser así sería cero. Un graaan cero como siempre lo he sido. ¿Acaso creen que no sé qué me tienen por tonto? ¿Qué se ríen de mi porque dicen que ni sé escribir mi nombre? Que sólo quieren que estudie porque siempre dicen: “Hay que cuidar al más tonto” ¡Pues los tontos son ustedes que se la creyeron esa de que puedo estudiar!
—¿Sólo lo hiciste para jodernos?— Draken apretó los puños.
—Sí, jódete. Ahora que he confesado mi gran pecado, ¿me dejan en paz?
—Baji…— Mikey le miró fríamente. —Eres el sujeto más estúpido que conozco. Tienes razón, te tenemos por estúpido y nos empeñamos a “cuidarte más” porque nos damos cuenta que eres un ser idiota. Pero no porque te falte inteligencia y eso es lo que más me apena. Eres listo, intrépido y, sí, eres un caos difícil de tratar, pero eres capaz de lograr grandes cosas.
—Oh, por favor, Mikey ya basta de mentiras—--
—Déjame terminar. Eres listo y astuto en muchas cosas, pero cuando se trata de ti mismo eres la persona más imbécil que he visto en la vida y me da un coraje enorme ver cómo te pierdes y te autodestruyes a tal punto de no tener consciencia contigo mismo ni con lo que te sucede ni con tu propia salud. Estas en un punto tan decadente que tú mismo te has lanzado en un abismo oscuro en un acto suicida. Tengo miedo de perderte completamente…
—…— Baji guardó silencio por unos momentos. Draken y Mitsuya se sintieron incómodos con las fuertes palabras de Mikey pero no había mentira en ellas, eran testigos de esa realidad.
—No quiero volver a perder a mi amigo. No quiero que vuelvas a estar tan mal.
—¿…Qué quieres que haga, Mikey? Yo soy así…— sonrió de lado, desganado. —Sabes que soy lo peor de la vida, incluso he hecho cosas que yo nunca me perdonaría y tú me las perdonas… Sabes a lo que me refiero… Eso… No tiene perdón.
—Yo te perdoné. Fue un perdón sincero. Ya perdí a mi hermano, no quiero perder a mi amigo también.
—…— el pelinegro se mantuvo en silencio unos segundos, frunciendo el ceño, entre molesto y un poco angustiado, aunque no quisiera visualizarse así. —Puedo desaparecer menos días si eso te deja tranquilo… También puedo disminuir mis vicios. Pero, la universidad es imposible… No entiendo nada.
—Inténtalo. Da tu mejor esfuerzo. Tengo muchas esperanzas en ti. — Mikey le dio un apretón de hombros, sonriendole afectuosamente.
—Ohh, como chingas enano…— Baji se dio un par de golpes de palmas en su rostro, irritado. —Bien. Seré el burro de la clase, pero intentaré que me vaya decente… Pero no iré a atender ningún apestoso abuelo ni tipas embarazadas. Qué asco.
—Bien, queda harto tiempo para que decidas esas pasantías. Supongo que Matsuno te puede ayudar a estudiar.— con eso le bastaba a Mikey. —Volvamos a la celebración de Mitsuya.

..

—¿Deberiamos hacer algo? ¿Va a estar bien, verdad?— Kana miró a Kazutora cuando le dio alcance. 
—Tranquila, Baji tiene más vida que todos nosotros juntos. — le dijo Smiley a Kana, quien estaba caminando por la sala abriéndose paso entre tanto maleante y la perseguía tranquilamente.
—¿Va a estar bien, verdad? — volvió a preguntarle a Kazutora cuando notó la expresión contrariada de éste.
—…No lo sé. — alzó los hombros. —Ni me importa.
—Lo dices para verte rudo y malo, pero se te nota que estás preocupado por Baji.
—¿Quién está preocupado? — la miró ofendido. —Me da lo mismo lo que le pase, él se lo buscó. Me preocupa que me echen de aquí por su culpa, justo ahora que estoy disfrutando de la comida y el alcohol gratis. Sólo eso.
—No tiene nada de malo que te preocupes por tu amigo. 
—Ya te dije que no. Tonta.
—Hey, no tenemos la confianza suficiente para que me digas así. — lo regañó
Kazutora le iba a decir algo, manteniendo su postura indiferente y arrogante, pero lo agarraron del cuello y lo sacudieron.
—Kazuzorraa. Tanto tiempo.
—I-idiota, no me digas así. — masculló molesto, en tono bajo dándole un puñetazo discreto en las costillas a Baji. —Y me acabas de ver hace un rato, enfermo.
—¿Eh? ¿Por qué estás molesto ahora? Vamos a beber, Kazuzorra.
—…Te dije que no me dijeras así. — gruñó, más que molesto.
—…— Baji frunció el ceño, enojándose. —¿Qué mierda te pasa a ti?
—Por tu culpa casi me linchan. Y no me llames por ese apodo.
—Ya. ¿Pero por qué te andas medio escondiendo ahora? — miró que Kazutora estaba acompañado. Entrecerró los ojos, no creyendo que por esa estupidez Kazutora se comportaba así.  —Ni está tan bonita. No te voy a quitar a tu novia, tengo mejores gustos y soy más selectivo para las “señoritas” que trabajan en la casa de Draken.
—…— Se quedó seria, Draken vivía en un prostíbulo hace años puesto que no tenía mayor familia que esa gente que lo crió. Kana alzó una ceja, sintiendo como todos esos años en que odió a Baji se le venían encima de nuevo. Sí, siempre lo encontró bonito y hasta podía decir que le gustaba mirarlo, pero, al mismo nivel, lo odiaba tanto por ser tan estúpido e incomible. Cuando ese par se iba alejando dejándola allí como cualquier cosa, agarró a Baji del brazo y lo jaló. —Oye. No puedes tratarme así.
—…Si fuera tú, me alejaría de mi. — le advirtió.
—Discúlpate conmigo.
—¿Perdón?
—No puedes tratar a las personas así. Si no cambias esa actitud despreciable siempre te van a pasar cosas malas y vas a hacer que todos a tu alrededor sufran por tu culpa.
—Flaca, ni te conozco. Ya déjame en paz.
—¡Pues a mí me gustaría no conocerte nunca! — le reclamó, asqueda de él.
—¿Ehhh? ¿Y a ésta que le pasa? — Baji se inquietó. Quizá era una loca drogadicta. En calidad de que era amiga de Kazutora se podía esperar cualquier cosa.
—No sólo eres grosero conmigo, sino que eres ingrato con tus amigos quienes estaban muy preocupados por ti, y ¡No puedes llamar así a Kazutora! Él estuvo muy preocupado todo este tiempo por culpa tuya pensando que te había pasado algo. Sentía que iba a quedar solo y sin su mejor amigo, ¿sabes por todo lo que tuvo que pasar? Seguramente estuvo muy deprimido todos estos días en que no estuviste.
—¡Yo no me siento así! — le reclamó Kazutora, muerto de la vergüenza. —¡Está loca! No la escuches, Baji. — Kazutora lo agarró del otro brazo para llevárselo.
—De hecho, es muy cuerdo lo que ella dice. Incluso… No, lo del apodo quizá se equivoca y te lo merezcas, pero todo lo demás es verdad. — Mikey se interpuso entre esos dos.
—¿Quién es esta tipa, Mikey?
—Ah, con que no me recuerdas. — Kana sonrió de medio lado. —Pues…— Se alzó y le agarró un mechón de su largo cabello negro y se lo jaló. —¡Soy Kana Nakiri y me debes XX yenes de hace más de siete años! — ¡Por fin! ¡Lo había dicho! En el inconsciente le había quedado todas esas ganas que tuvo por años de encarar a Baji y exigirle su dinero de vuelta.
—…— Baji le apretó la mano, pero suave. —¿Cómo se supone que me acuerde de ti si te desapareciste hace años?
—Ah, veo que ya te acordaste.
—Sí, por tu chillona voz del asco. Sueltame, loca. ¿Si sabes que si no fueras tú ya estarías muerta en el piso?
—Bah. Sé que no le pegas a las mujeres— le soltó el cabello y se cruzó de brazos. —Espero mis disculpas.
—No sabía que eras tú. Te confundí con una pr—
—¡No lo digas! —
—Ya. Si hubiera sabido que eras tú, no habría dicho eso. ¿Es suficiente para ti?
—Bien. Lo tomaré como una disculpa, pero me ofende muchísimo. Ahora, discúlpate también con Kazutora y los chicos. Promete que no los volverás a preocupar así.
—Dios, no estoy lo suficientemente drogado para aguantar esta porquería.
—QUE
—Broma, broma. — Baji se rio al ver la expresión de shock de Kana.
—Baji-san…— un chico rubio estaba hace rato insistiendo la atención del más alto. —Ella tiene razón en sus palabras. Deberías procurar no meterte en problemas.
—Ah, lo que me faltaba, Chifuyu. Que tú también te pusieras enfermito. — giró los ojos.
—…— Kana miró a “Chifuyu” por fin lo conocía de cerca. Era un chico bastante bonito, de cabello rubio y ojos muy claros. Seguramente tenía una paciencia digna de un altar al tener que soportar a Baji como capitán.
—Y ya que andamos exigiendo, pídeme perdón por ese apodo tan del asco. — Kazutora aprovechó.
—Ah, pueden irse al demonio. — Baji se fue a sentar por allí y se sirvió sake.
—Disculpa su actitud. — le pidió Chifiyu exprés a Kana antes de ir con Baji y quitarle el sake.
—Woh, Baji tiene niñero.
—Lo más patético es que esa cucaracha que necesita de niñero, es mi niñero. — Kazutora le dijo a Kana, luego Kazutora miró a Mikey —¿Qué más denigrante y patético debo verme para que seas feliz?
—Mh, no sé. Tengo que pensarlo. Ahora ve con Baji.
—…— Kazutora lo miró molesto y se fue. Kana pudo jurar que le escuchó decir “enano de mierda” por lo bajo.
—Ah, Kazutora…—
—¿…Qué?— se detuvo en seco, pensando que Mikey le había escuchado lo último.
—Trae a ese par a la mesa principal. Ven con ellos.
—…— lo miró con los ojos entrecerrados. Lo que faltaba, ahora era el recadero de Mikey.
« Last Edit: December 04, 2021, 02:54:54 PM by Kana »


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #815: November 30, 2021, 10:33:21 PM »
Parte II
Edito con iconos y decoración.
Advertencia: 16+ Contiene lenguaje inapropiado, violencia, uso de sustancias prohibidas (mención

—Es una gran noche. — dijo Mikey, embozando una sonrisa. —Brindemos por eso
—¡Kanpai! — el grupo brindó, chocando sus vasos.
—Brindemos también por Taka-chan y—--
—Ya basta, Hakkai. — Mitsuya con su mano le tapó la boca al menor, avergonzado, evitando que le siguiera poniendo incómodo. —…Me pones en vergüenza.
—¿mjhj? — habló sin poder hablar ya que seguía con la boca tapada, aunque se sentía bien el tacto de su mejor amigo, su piel olía a crema fina. No le molestaba estar así. Cuando Mitsuya retiró su mano Hakkai se mostró desilusionado.
—Contrólate. — Yuzuha codeó a su hermano. —Si sigues hostigándolo así se volverá a Paris o quizá hasta al África.
—¿Pero si no lo he molestado? Apenas he podido hablar con él.
—Hakkai, literal, estas agarrado de su brazo en estos momentos para que no se vaya.
—…Uh. — Hakkai se dio cuenta de ese detalle inconsciente, miró el brazo de su amigo siendo secuestrado por su agarre, luego miró el rostro de Mitsuya quien le observaba con una expresión de “¿En serio?” —Lo siento, Taka-chan, es la emoción de volverte a ver.
—Entiendo, pero debes relajarte. Estás muy ansioso.— le dio unas palmaditas en la cabeza. —Kanpai. — brindó con Hakkai.
—Por favor, que alguien calle a ese tipo. Me está triturando los tímpanos. — Reclamó Draken respecto al sujeto que estaba cantando en el karaoke. —Baji, ve y canta algo.
—¿Por qué tengo que ser yo? Anda y canta tú.
—Porque cantas bien, hombre. Todo lo tomas a la defensiva, deja de ser tan oposicionista desafiante. 
—No quiero cantar.
—Bien, haz lo que quieras.
—Mejor no cantes, lo haces feo. — le dijo Kazutora a Baji. —Prefiero que me taladren la cabeza con los aullidos del sujeto de ahora.
—Cállate, tú. —
—Bueno, aprovechando que están todos aquí, podríamos hablar de cómo nos ha ido en el aspecto sentimental. —
—…— Kazutora y Baji dejaron de mirarse desafiante entre ellos, para llevar la mirada hacia aquella rubia que acababa de hablar. Luego volvieron a mirarse entre ellos dos, incómodos.
Parecía que Emma Sano había bebido (muy poco) pero lo suficiente para entonarse y dejar su postura de "joven madura" cuando eso pasaba, ella esperaba el momento preciso para meter el tema romántico a la mesa, por supuesto había un objetivo claro en todo esto y era atraer la atención de Draken hacia ella, pero el problema era que todos los demás resultaban salir trasquilados cuando Emma usaba esa jugada para insinuarse a Draken. Esa enana era maligna al igual que su hermano.
—Kana, hace años que no te habíamos visto. Nos debes poner al día con tu vida sentimental.
—…— Kana pasó fuerte el líquido que bebía, no esperaba ser la primera víctima de Emma. —Eh, no creo que pueda entretenerte mucho, Emma. Sigo igual que siempre. Soltera.
—Pero, ¿ni un solo interesado en ti?
—No…— alzó los hombros.
—Pensé que tú y tu Key… Ya sabes. Hasta rumoreaban que en estos tres años te habías ido a Inglaterra con él y se habían casado.
—Rayos, Emma, por Dios, ¡no! — Dijo Kana, indignada por la imagen mental de la rubia. Con eso casi escupe su trajo, ¿ella como la "Señora Lancaster"? prefería quedarse sola. Mikey de algún modo se alegró por la reacción de rechazo de Kana hacia ése tipo. —Era un amigo nada más.
—Ah, ¿así como Draken y yo?
—Tú no eres mi amiga… Eres como mi hermana.
Silencio total en la sala. Todos pudieron ver la cara de enfado que se armó Emma.
—¿Yuzuha? ¿Qué tal tú? — Pero la rubia no se iba a rendir.
—Mh, no. No por el momento. — Ella estaba sentada al lado de Kana y le mostraba imágenes de su viaje a New York.
—Yo supe que saliste con Kise hace n—---
—¡Cállate! — Yuzuha se puso roja, puramente roja. Estaba de lo más bien viendo su galería con Kana y reencontrándose con la chica quien fue su amiga, y justo ese idiota de Sanzu metía la cuchara con tremenda bomba. —¿¡De qué alcantarilla saliste?! — no se había dado cuenta cuando llegó Sanzu en donde estaban ellos sentados.
—¿Qué? ¿Dije algo malo?
—Shhh. — Mitsuya le susurró a Sanzu. —Kise es el hermano de la chica que está al lado de Yuzuha.
—Ah, no sabía. Es que no se parecen ni nada.
—…— Kana miró a Yuzuha.
—¡Ése idiota está ebrio notoriamente! Dice estupideces. ¿Yo y Kise? Qué asco.
—Yo no he bebido casi nada.
—Ay, parece que tú te quieres morir pronto. — Mitsuya se rindió. Entendía que Sanzu no encajaba bien con ellos y de pronto siempre se aparecía con incomodidades como esas, trataba de ayudarlo, pero si él mismo no se ayudaba no podía hacer mucho.
—Kana, te juro que están malinterpretando las cosas. Yo no tengo nada con Kise, lo conozco desde que éramos pequeños cuando todos compartíamos con estos idiotas. Ahora lo veo más seguido porque compartimos oficio de modelo. Es lo mismo que cuando dicen que Kise sale con Ann Takamaki, la unión es imposible porque tienen una relación de hermandad. Es como… Cometer incesto. Y Yaaaaa. — Yuzuha agarró una botana y se la lanzó a Sanzu, odiando a ése tipejo. Solo la imagen mental de ella y Kise le causaba cringe.
—Ya me voy, ya me voy. Sólo venía a entregarle esto al jefe y me iba. — Sanzu se acercó a Mikey y le entregó un extraño sobre, se reincorporó y les sonrió a los presentes. —Sigan con su conversación amena. Nos vemos. —
—Odio a ese tipo. Siempre aparece de la nada y dice cosas incómodas. — Yuzuha ya lo tenía en su lista negra.
—Quizá está enamorado de ti.
—Dios, Emma, no. — Yuzuha imitó la indignación que Kana puso cuando Emma la había vinculado a su ex Key.
—Hmmm, ¿Qué tal Mitsuya? ¿Encontraste un amor en Paris?
—La verdad es que tenía tan poco tiempo libre que ni pude socializar mucho.
—Y supongo que el idioma fue una gran dificultad. — dijo Nahoya, como siempre, sonriendo. Estaba divertido viendo a su hermano Souta con cara de pocos amigos, sentado a lo lejos, vigilando al tal Inui que parecía más querer estar muerto que estar allí en ese evento. Sabía que su hermano no era de socializar, pero tampoco le gustaba hacer de niñero, y en poco tiempo se comenzaba a inquietar cuando no estaba cerca de él. Su gemelo menor era muy dependiente suyo.
—No es necesario saber el idioma para pasarlo bien. — Mitsuya le dijo esto a Nahoya con un doble sentido.
—Hehe. Ya veo. —
—Entonces si hubo algo. — festejó Emma.
—Conocí a una modelo, salí un poco con ella… Pero nada serio. En Francia la gente es muy “resbalosa” y no me gustan así. Me gustan más las personas que conectan contigo, que son sencillas, puras de corazón, con las que puedes hablar horas y horas sin sentir que sólo buscas… Ya saben.
—Que profundo. — Kazutora dijo con sarcasmo. Alzó una ceja, aburrido, mientras veía el licor en su vaso. Odiaba cuando comenzaban a hablar de esos temas tan cursis. Picó una aceituna y se la llevó a la boca.
—Ah, ¿la chica con la que sales en tu Instagram es la que dices? — Le preguntó Hakkai con curiosidad. —Se veía muy bonita.
—Sí, era bonita. Pero a mí me gustan las mentes, no la apariencia.— Mitsuya concluyó. —Y allá había bohemia y libertinaje, y era pasarlo bien, no buscar pareja.
—Otro que se queda en el tren de los eternos solteros. — Emma suspiró, cansándose de que todos los amigos de su hermano (y su hermano incluido) no parecían tener motivación por encontrar pareja. Eso era malo, porque así Draken se sentía cómodo en su soltería y nunca se iba a motivar a estar con ella. —¡¿Por qué nadie está enamorado de nadie aquí?! ¿Qué les pasa? Todos ya están viejos como para andar de solteros. — reclamó la rubia.
—Tal vez tenemos mejores prioridades que estar en una dependencia emocional con otra persona. — Baji la miró con desprecio.
—Ah, Baji. Siempre he tenido mis dudas contigo.
—…—
—Te veo con muchas chicas, pero a ninguna la haces tu novia.
—¿Para qué la haría novia? Si lo que busco es su vag—-
—Hay mujeres presentes, galán. — Mikey le paró en seco, lanzándole una aceituna al rostro, antes que dijera una vulgaridad. Baji le dedicó una expresión de "¿y a mí qué?" pero en vez de proceder con sus groserias, optó por agarrar la aceituna que dio en el rostro y se la comió.
—Quizá si tienes novia, pero está tan fea, vieja y destruida como una Nancy Spungen que no la quieres presentar porque te da vergüenza que te molestemos. Anda, la vamos a aceptar igual. — Cualquier cosa, que trajera cualquier cosa por novia era suficiente, quizá así a Draken le entraba el bichito de tener novia también.
—Te voy a meter la cabeza en el WC si me sigues molestando, “hermanita” — le amenazó el pelinegro.
—¡Ya sé! Te voy a presentar a mi amiga Kyoko. Tiene un crush contigo y se verían bonitos juntos. — insistió Emma. 
—Ahhh, ¡estos temas me aburren!— Baji se puso de pie, quejándose como si fuera un gato harto de ser acosado por los humanos. —¡Vamos a divertirnos un poco! — agarró de la muñeca a Kana y la sacó de allí arrastrándola con él. —Anda a cantar un tema.
—¿P-Pero por qué yo? — No. No iba a ser el peón de Baji. Kana agarró de la muñeca a Kazutora y lo levantó a la fuerza. —Tú vienes conmigo. — le dijo, aun siendo arrastrada por Baji, de paso, ella arrastrando a Kazutora que casi medio se ahogó con su trago cuando lo levantaron desprevenido.
—¿Qué tengo que ver en esto?
—Por tu culpa estoy aquí—
—Bien, ya nos libramos de esa molestia, ¿heh? — Baji alzó la muñeca de Kana, sorprendido de que Kana viniera con accesorio. —¿Quieres cantar, Kazuzorra?
—¡NO! Y ya te dije que no me llames así.
—Hehe.
—Es en serio. Si me sigues jodiendo te diré “Baji-na”
—Miren, a éste indecente de mierda.— lo miró colocando una expresión de rechazo. —¿De que alcantarilla saliste para tener ese vocabulario?
—¿En serio? ¿Baji? ¿En serio me dices eso TÚ?
—Ya dejen de pelear. Ninguno de los dos debe decirse apodos tan inapropiados. — Kana, avergonzada de la actitud de esos dos simios, los detuvo. Alzó sus manos elevando las manos de Baji y Kazutora. —¿Y esto qué? — preguntó, enojada.
—No es momento para hacer una “ola”, Kana. — Baji la regañó, infantilizándola.
—¡No estoy haciendo una ola! — lo miró, molesta, moviendo sus manos e inconscientemente haciendo una “ola” con esos dos. —Uh, cierto…Lo estoy haciendo— se avergonzó por su idiotez. —¡Pero no era la intención!
—Bueno, te toca cantar a menos que quieras volver allá y hablar de cosas tonta con la Sano. Deberías agradecer que te salvé de esa situación.
—No voy a cantar. ¿Qué crees que soy? ¿Tu bufón?
—Que amargada. Aparte de loca te volviste una vieja quejona. Que mal envejecen algunas personas.
—…— Kana estaba muy irritada y se sorprendió de perder tan rápido la paciencia con alguien porque, a pesar de ser una persona que no era sociable, de todos modos, tenía tolerancia y paciencia para soportar la idiotez de mucho (Kise por ejemplo, Yato también) pero Baji le provocaba ganas de matarlo allí mismo. Tenía que revertir la situación, no era posible que alguien le sacara de quicio tan rápido. —¿Por qué no cantas tú?— intentando bajar su irritabilidad.
—No quiero…—
—Recuerdo, se me vino a la mente un recuerdo tuyo. — Kana pareció feliz por recuperar una vivencia. Le gustaba cuando iba “desbloqueándolas” mentalmente. —Uno donde estabas cantando en un karaoke de mala muerte en una salida con todos nosotros.
—Heh, puede ser…— No se acordaba, la verdad.
—¡Sí! Te gustaba cantar los temas de L'Arc~en~Ciel, lo hacias muy bien.
—…Ha pasado un buen tiempo desde eso. — recordó con un ápice de melancolía.
—Escogeremos una canción de L'Arc~en~Ciel para que cantes. Kazutora y yo te haremos barra. — vio en Baji una expresión de duda e incomodidad. —¡Yaa! No seas tan desconfiado. De verdad quiero escucharte. Aunque no lo creas, es algo que extraño.
—Okay. Veamos que hay. — consiguieron la lista de canciones y empezaron a leer.
—Por cierto, ya deberías soltarnos. — Kazutora jaló a Kana, recordándole que todavía lo tenía prisionero.
—Bueno, pero no intentes huir. — soltó a los dos.
—¡Amo este tema!— los ojos de Baji se iluminaron en una repentina fascinación. Pidió el tema y subió a la “tarima” donde se apoderó del micrófono.  —¡Chifuyu, ven aquí! — lo llamó por el micrófono.
—Ya van a empezar con sus homosexualidades estos dos…—

Kana ignoró lo que dijo Kazutora, cerró sus ojos, casi de forma aprendida, apenas escuchar a Baji cantar esa canción. Era como si todo en ella actuara con una inercia que, a diferencia de todas las veces que entraba en ese estado, ahora le resultaba grato.

(la canción: https://www.youtube.com/watch?v=YBts2_0j5xA)

Melancolía, nostalgia y una extraña sensación de calidez en su corazón.

Mantuvo sus ojos cerrados, alzó las manos hasta la zona de su corazón y en poco, el escenario giró alrededor de ella mientras escuchaba la voz de Baji.

Volvió varios años atrás. 

Al abrir los ojos, se encontraba en ese karaoke de mala muerte en una calle marginal, embriagada por una luz amarilla que daba una sensación de sensación y a la vez bohemia. Eran menores de edad en ese entonces, ¿pero alguna vez tuvieron límites? Ella, sí, era la “ñoña” del grupo, la que sólo estaba allí porque había huido de casa, que peleaba bien y por eso se valoraba su integración con ellos. Pero esos chicos, esos chicos eran otra historia. Eran antisociales con vidas al extremo, sin leyes ni proyecciones de futuro. Vivían bajo el lema de “vive joven, muere rápido”
En fin, de todos modos, lo pasaban bien. En ese karaoke de mala muerte, ella y Mikey estaban de pie haciéndole barra a Baji en el micrófono, Draken estaba más allá sentado junto a Mitsuya, Kazutora, ¿dónde estaba Kazutora? No importaba.
Kana los conocía a todos, pero eran eso, “conocidos”, allí su amigo, su primer amigo de toda la vida, era Mikey. Mientras aplaudían, volteaba a ver al chico rubio a su lado, éste le sonreía con calidez y tranquilidad, siempre traspasándole seguridad incluso cuando detrás de sus ojos negros ocultaba su propia tristeza.
Mikey siempre había estado allí, incondicional. Mucho años antes incluso que todo el tema de Hanasaki y Rizembool.

Kana había sido realmente feliz en ese tiempo. Era feliz con su amigo Mikey, con su mundo, compartiendo con él día y noche, escuchándolo, regañándolo de vez en cuando, mimándolo, siendo apoyada por él, pasando el rato, metiéndose en problemas, siendo chicos libres.
Y Kana también era feliz con su otro amigo, Cain, ése que venía de un mundo distinto, que la ayudaba con los estudios, que era extremadamente caballero, que escuchaba todos sus dramas sin interrumpirla, que la apoyaba igual de incondicional que Mikey.
Si bien no podía lograr que ni uno ni el otro estuvieran juntos en paz en un mismo lugar, por lo diferente que eran y por lo posesivos que de todos modos resultaban ser, Kana era feliz con cada uno de sus dos amigos.


Baji estaba en el escenario cantando “Niji”  de L'Arc~en~Ciel, la melodía era melancólica y la letra demasiado depresiva pese al contenido amoroso que expresaba. Era el tema que Baji decía que era “su canción” y Kana sentía que, esa punzada en su corazón, esa tristeza intensada y dolorosa que no podía comprender de donde venía, era una anticipación de un duelo sobre la imagen de Baji.
Sentía como si lo iban a perder. O incluso sentía como si éste estuviera anunciando “su partida” diciéndoles un adiós sigiloso mientras su existencia se apagaba.



❝El tiempo pasa y mis pensamientos se desbordan como una voz transparente que no deja de gritar
Comenzaré a caminar (escalera al cielo) hacia tus ojos (laberinto en el corazón)
Un futuro que no tiene final
La creencia de la gente es fácil de sacudir.
Todos se lastiman. La lluvia nos moja.❞


En ese recuerdo, Baji terminaba la canción, se bajaba del escenario y aquel chico llamado Chifuyu le celebraba lo bien que lo hacía, que le gustaba mucho la canción y le admiraba todos sus talentos.
Cuando Mikey y Kana se le acercaron, a Kana le daba la impresión de ver en los ojos de Baji un vacío profundo, doloroso y depresivo. Lo mismo que veía en los ojos de Mikey y lo mismo que veía en los ojos de Kazutora. Sólo que en Baji era como aquella sensación de “ese amigo o ese hermano que se te va a ir pronto. Que va a morir joven.”


❝El niño vio el odio distorsionado a través de la sombra de una persona❞

Por suerte no fue así.

Kana abrió los ojos y volvió al presente. El escenario era mucho más grato y menos angustiante. Baji estaba vivo y esas sensaciones de “perderlo” eran desacreditadas. Los chicos seguían teniendo aquella mirada vacía y depresiva, pero seguían juntos, todos estaban bien.

—Ahhh, éste bastardo sigue siendo tan fascinante como siempre. — Kana no pudo evitar soltar lo que tenía en su interior. Apretó un puño tiritando, sus mejillas levemente sonrojadas por la emoción, y sacó su teléfono celular para comenzar a grabar a Baji mientras cantaba.
—…—
—¿Qué? No puedo evitar fangirliar con él. Quien sabe, quizá en el futuro se vuelva famoso y yo tengo material inédito de él. Puedo sacarle buen dinero. Eres un hombre sin visión, Kazutora.
—…—
—…— Kana esperó que Kazutora le dijera alguna pesadez, pero sólo al voltearse a verlo lo pilló grabando a Baji. —¡Ahá! ¡Tú también lo grabas! Apuesto que te encanta como canta.
—No. Lo grabo por si se nos muere nos queda este recuerdo. Es obvio que va a ser el primero de nosotros en morirse.
—Sí, sí. Sigue haciéndote el rudo, Kazutora, pero sé que quieres mucho a Baji y tienes miedo de que algo malo le pase.
—Que no. — giró los ojos. —Quizá hasta tienes razón y se vuelve famoso. Puedo sacarles provecho a estas tomas.
—¿Pretenden prostituir a Baji-san?
—Ya llegaste. — Kazutora miró a aquel chico, indiferente. —Kana, éste es Chifuyu. El chicle personal de Baji. Y ésta es Kana… Sólo eso.
—Hola. Me acuerdo un poco de ti. — Saludó el rubio a Kana. Luego miró a Kazutora con tiria silenciosa.
—¿Si? Yo tengo pequeños recuerdos de ti, aunque pocos porque justo yo me estaba yendo cuando tú venías llegando.
—Hehe, justo eso. — Chifuyu asintió.
—¡Heh, Chifuyu! Este tema es para ti. — gritó Baji desde el escenario, volviendo a cantar.
—…— el rubio le sonrió, encantado, a su capitán, con una expresión de admiración. —Baji-san es genial, ¿no?
—Era mi amigo primero que tuyo. Deja de presumirlo.
—Sí, pero justo te volviste loco y destruiste todo. Lo nuestro en cambio es puro, en seis días de habernos conocidos ya éramos mejores amigos.
—Oh, ya vas a empezar…—
—¿Ustedes no trabajan junto? — porque parecía que, al menos a percepción de Kana, Kazutora le bromeaba a Chifuyu con piques, pero con una energía que intentaba caerle bien al rubio, en cambio, de Chifuyu sentía tirria hacia Kazutora. Pero, era extraño, porque era una vibra extraña que sentía de Chifuyu a Kazutora. No la misma de desconfianza que sentía en Mikey hacia Kazutora. Era algo rara de explicar.
—Sí, en un petshop. Lleno de animales apestosos. — le recordó Kazutora.
Chifuyu le iba a decir algo negativo al joven, pero prefirió prestar atención a lo que de verdad le importaba.

❝Te detienes otra vez, pero sigues creyendo en mi
Más alto que nadie, más cerca del cielo.
Busco el brillo y sigo las luces
No importa (escalera al cielo) si me quemo (laberinto en el corazón) todo esto es verdad❞


Amaba esa canción. Pero la amaba porque amaba como Keisuke Baji la cantaba.
Además, se la dedicaba a él. Eso era un bonito gesto de parte de su capitán.

❝¡No quiero vivir en un mundo así! ¡Ya no quiero saber nada de este mundo! ¡Nada! ¡Nada! ¡Nada!
Sin embargo, sigo pensando en ti. Aún si las estaciones pasan. Cuando cierro los ojos te pienso.❞


Era triste. Una canción triste, pero, pese a la angustia, a Chifuyu le gustaba pensar que le importaba a Baji. Aunque sólo fuera en palabras puesto que en acciones demostraba todo lo contrario.

❝Veo el mismo lugar, el dolor (en el que la lluvia nos mojó) de las personas que no cumplen sus sueños
¿Por qué? ¿por qué nació el amor en mi corazón? Las flores crecen como las olas del mar
Todo se reduce a la voluntad del destino, honestamente mi corazón es frágil.
A mi alrededor todos desaparecen❞

 
❝La lluvia vuelve a caer. ¿Todavía crees en mí? (escalera al cielo) un deseo que no se cumple (laberinto en el corazón) todo esto es verdad.
El tiempo pasa y mis pensamientos se desbordan como una voz transparente que no deja de gritar comenzaré a caminar (escalera al cielo) hacia tus ojos (laberinto en el corazón)
continuaré creando una noche interminable para tus ojos.❞


Terminó de cantar. Kana y Chifuyu le aplaudieron, así unas otras personas que también se habían emocionado con el tema, porque, sí, era un gran tema que traspasaba mucha emocionalidad. El pelinegro bajó del escenario y fue donde ese grupo.

—Aunque me muerda la lengua, debo decir que me salió mi gritillo fangirl al escucharte. — le festejó Kana.  Le mostró la pantalla de su teléfono. —Te grabé, por si quieres ver. Ahora si tengo teléfono celular, no como en esos tiempos. Le diré a mi hermano que te suba a redes sociales.
—Okay, me gusta ser el sueño húmedo de las chicas. Seguro unas cuantas se emocionan con mi video.
—...— la HiME negó con la cabeza. —Bueno, ignorando tus groserías… Gracias.
—¿Por qué?
—Escucharte cantar revivió un momento especial para mí. Me hizo feliz.
—¿Bebiste mucho, Kana-chan? — Baji le bromeó, en tono sugerente. —Quizá todos estos años desapareciste porque en realidad tenías una adicción al alcohol y los fármacos como "The Queen's Gambit"
—Te estoy hablando en serio, ahhhh. — soltó un suspiro de frustración.
—Baji-san…— Chifuyu le regañó discretamente.
—Mh…— Baji le revolvió el cabello rubio a Chifuyu, luego le pasó un brazo por los hombros y lo abrazó un poco. —¿Conoces a mi vice capitán?
—Sí. Ya nos conocíamos de antes, Baji-san. — le dijo Chifuyu, acomodándose el cabello. Por la brusquedad de Baji (aunque siempre era brusco y salvaje) dedujo que estaba un tanto alcoholizado (no quería pensar peor) por si acaso, se quedó a su lado para servirle de apoyo.
—Volvamos a la mesa, me dio sed. — seguro Emma ya había dejado de hablar estupideces y ya podría beber en paz.
—Quizá deberías dejar de beber... —
—Chifuyu, por favor. No te pongas tontito.

Volvieron a la mesa principal donde Mikey. Inmediatamente les sirvieron más tragos y Kana pensaba que no debería tomar porque alguien en ese grupo debía guardar la compostura. Incluso Yuzuha estaba un poco mareada, por suerte, Mitsuya se veía intacto y siempre cuidaba de los hermanos Shiba. Por si acaso, bebió de a poco, tampoco quería que ese idiota de Baji saliera y dijera algo estúpido como "tenía razón, eras una alcohólica como Beth Harmon"
Los tragos, las conversaciones, los juegos de cartas, los cantos, los brindis y los cientos de fotografías que se tomaron durante toda la noche fueron las actividades, casi parecía como si esperaran las doce de un año nuevo en un infinito. Kana y Mikey conversaban de cómo iban sus vidas, tranquilos, casi como si estuvieran en un mundo distinto a los de todos los presentes quienes bebían y reían por cualquier cosa.
La madrugada iba avanzando, las risas y las bromas seguían.

—Wait, ¿dónde está Inui?

Nadie se dio cuenta cuando el enigmático rubio se desapareció. Un escalofrío recorrió a varios al pensar que habían descuidado a un asesino de sangre fría que, según Mikey, era mejor mantenerlo vigilado por si implicaba un riesgo para ellos. Nahoya buscó a su hermano gemelo, pero éste estaba dormido detrás suyo, acurrucado como si fuera un cachorro a su espalda. Abrigó a Souta con su chaqueta y se disculpó por su hermano.

“No está acostumbrado a beber.” Y Souta sólo había probado el sake, pero era muy sensible pese a su apariencia ruda y agresiva. 

Ignorando el detalle de que el eventual asesino se había escapado, siguieron compartiendo. Poco a poco más soldados fueron “cayendo en batalla” uno de ellos había sido Chifuyu, quien por acompañar a Baji en beber, el alcohol le había hecho efecto pronto y se había dormido en su hombro.
Emma también se había dormido, pero, pese a que intentó dormirse sobre Draken, al final se durmió sobre la mesa. Al menos, el más alto tuvo la gentileza de cubrirla con su característico abrigo, pero no sin antes exigirle a Mikey que se lo devolviera intacto. 

—Taka-chan, si quieres dormir puedes usarme como almohada. Debes estar cansado después de tu viaje.
—Deja de decir cosas así. — Mitsuya reprendió a Hakkai, quien le puso una expresión de cachorro regañado. El joven suspiró, sintiéndose culpable por la expresión de lamento de su amigo. —Tal vez más tarde. Pero veo que tú estás cansado, si quieres descansa en mi hombro. — se dio unos golpes en su propio hombro, ofreciéndole.
—No estoy cansado, Taka-chan. Estoy emocionado de volver a verte. Quiero que esto dure para siempre.
—Pero tanta emoción también da sueño.
—Estoy bien…— la ansiedad de volver a ver a su amigo le había desvelado la noche anterior, seguro que Mitsuya había notado su cansancio. —Sólo descansaré mi cabeza un rato, ¿si? — apoyó el perfil de su rostro en el hombro de Mitsuya, se sentía cómodo y la fragancia de su amigo era bastante agradable, cerró los ojos y se relajó un poco.

Yuzuha puso los ojos en blancos y luego negó con la cabeza. Su hermano Hakkai a veces le provocaba ganas de sacudirlo. Durante todos esos meses la pobre tuvo que marearse de escuchar a su hermano hablar de Mitsuya y decirle lo mucho que lo extrañaba como si ella pudiera tele trasportarlo a Francia para que dejara de joderla. Al menos ya no tendría que lidiar con la angustia de su hermano.

—Ya deberíamos irnos. Mañana tenemos que hacer de todos modos. — Dijo Draken, a quien su saturometro de socialización ya le indicaba su tope máximo.

Después de dar los últimos sorbos a sus tragos, conseguir sus cosas y prepararse. Los pocos que quedaban en el festejo salieron del Izakaya y fueron hasta el estacionamiento. Tocaba ver como se irían.

—Yo, Yuzuha y Hakkai nos iremos en Uber. Puedo llevar a Emma también, soy el último en bajarme y puedo vigilar que llegue a su casa bien— Dijo Mitsuya. Por obvios motivos no había venido en su motocicleta, y Hakkai estaba demasiado cansado para irse en la suya o tan siquiera llevar a su hermana.
—Te lo agradezco. — le dijo Mikey. Mitsuya le hizo un gesto de que no era problema.
—Draken, paso luego a tu almacén. Necesito que revises mi motocicleta para ponerla vigente después de tantos meses parada.
—Avísame, para comprar unas cervezas antes.
—¿Qué hago con mi motocicleta? — Hakkai no quería dejarla en ese lugar.
—Sanzu, lleva la motocicleta de Hakkai a su casa. Luego paso por ti.
—Sí, boss. — se acercó al chico alto quien dudó en entregarle las llaves de su motocicleta pero que al final accedió a ello. Le pidió las coordenadas de su dirección y en poco tiempo partió.

Por suerte el Uber no tardó en llegar. Yuzuha se despidió de Kana y le exigió que no perdieran el contacto, después se subió al Uber junto a Mitsuya, Hakkai y Emma.
Los gemelos Kawata fueron los siguientes, Souta se aferró como pudo a su hermano Nahoya y partieron en la motocicleta de éste último.

—Kazutora, te vienes conmigo por lo visto. —
—Vale. — el aludido se subió a la motocicleta de Draken.
—¿Cuándo vas a ir a buscar tu motocicleta? La tengo lista.
—Todavía no tengo el dinero para pagar…—
—No es necesario que me pagues ahora.
—Quiero hacer bien las cosas.
—Te felicito. —
—¿…Gracias? — Kazutora pensó que Draken lo estaba bromeando, como todos, pero sus palabras parecían sinceras. Draken no le caía tan mal.
—Kana, te acerco a tu casa. — dijo Mikey.
—No quiero molestar. Además, puedo pedir un Uber, no es problema para mí. Ahora uso tecnología.
—Entonces me iré contigo en Uber.
—¿Eh? Pero si tienes motocicleta.
—Pero los amigos se acompañan.
—Nosotros, ¿seguimos siendo amigos? — Kana se conmovió.
—Siempre. — asintió. —No importa el tiempo.
—Gracias, Mikey. — sintió de nuevo esa sensación amigable en su pecho, aunque al mismo tiempo le daba angustia.
—¿Te parece si nos vamos en motocicleta? No me molesta el Uber, de verdad que, si quieres nos vamos en uno, pero, tú sabes, me da cosa dejarla aquí sola.
—Está bien. — asintió. En poco tiempo Mikey echó a andar su motocicleta y Kana se sentó detrás de él, aferrándose al chico. —Oh, ha pasado tantos años desde que tuve el privilegio de ser la pasajera del legendario Manjiro Sano.
—Deberías anotarlo en tu diario de vida, no todos los días se viaja con el gran Mikey. — le dijo, sonriéndole.
—¿Está bien que Baji maneje? No creo que esté en sus cinco sentidos. — la chica le advirtió al líder de la banda. Baji ya estaba en su motocicleta y llevaba de pasajero a Chifuyu.
—Lo escoltaremos, no te preocupes.
—Okay.
—Es bueno verte de nuevo, por efímero que haya sido. Trajiste cierta reconciliación entre nosotros y reviviste buenos momentos del pasado. Sabes cómo apaciguar a tipos difíciles como estos, es admirable.
—No tanto como los maneja su líder.
—Es distinto. Cuando lo haces tú, es más… sano. Supongo. ¿No te gustaría reunirte alguna vez de nuevo con nosotros? Sólo para pasar el rato, sin necesidad de que te involucres con nuestro mundo. Me vendría bien tu compañía de vez en cuando. Sin compromiso… No te sientas obligada a aceptar si no quieres, no quiero forzar las cosas.
—Tendré que pensarlo un poco, ¿vale?
—No hay problema.
Draken, Mikey y Baji encendieron sus motocicletas y partieron. La primera parada era donde vivía Baji. Durante todo el camino a Kana se le apretó el estómago al ver como éste manejaba sin respeto por nada, a ratos incluso jugueteaba con manejar sin las manos al volante y la HiME se preguntaba a cuál dios (¿o quizá a Satanás?) le rezaba Baji para que lo cuidara tanto porque, increíblemente, no le pasaba nada.
Se sorprendió cuando llegaron a la primera parada puesto que no era donde recordaba que vivía Baji. En esos tiempos vivía en una zona muy marginal donde el estatus social era precario y los barrios eran muy peligrosos y empobrecidos. Al parecer ahora Baji vivía en un sector un poco más decente. Incluso le quedaba cerca una estación de metro.
Kana recordó que Mikey había quedado en acuerdo de pasar a buscar a ese chico pelirosa que Yuzuha odiaba, que seguro estaba ya en la casa de los Shiba esperando a su jefe.

—Me puedes dejar aquí. Es más factible que los Uber me tomen rápido en este sector.
—No. Te dejaré en tu casa.
—Pero tienes que ir a buscar a Sanzu o como se llame.
—Que se pudra. — Mikey se rio.
—P-Pero, es tu soldado y parece fiel a ti.
—Sí. Y me cae bien, pero no se va a morir si no lo paso a buscar. Lo más probable es que ya se fue.
—Podemos acompañarla hasta que tome el Uber. — Chifuyu, quien había despertado al fin, ofreció aquella posibilidad al ver que Kana se complicaba con la insistencia de Mikey.
—Gracias, eso me vendría bien.
—¿Segura? — Mikey le preguntó, dudoso.
—Sí. Estaremos bien.
—Okay. ¿Estamos en contacto?
—Sí. Anoté tu número y ya tienes el mío.
—Nos vemos. Cuídate, Nakiri Kana.
—Cuídate, Sano Manjiro.— Se despidieron como lo hacían en los tiempos de adolescencia.
—También me bajo aquí. Quedo a unas cuadras de mi casa y me viene bien caminar un poco.
—…— Mikey miró con suspicacia a Kazutora. 

Draken y Mikey partieron después de un rato y después de despedirse.
Los otros cuatro se quedaron en la puerta de la casa de Baji.

—Aquí llegan Uber, así que no te preocupes.— Chifuyu le dijo amablemente a la HiME. Luego miró a Kazutora. —Ya te puedes ir…
—Baji, ¿no quieres acompañarme? Podemos fumar en el camino.
—Bueno.
—¡P-Pero, Baji-san!
—No me demoro.
Chifuyu trató de evitar esa desgracia, pero ese par se fue caminando. Kazutora le sacó pica a lo lejos.
—Ese idiota…— masculló, mirando a Kazutora con rabia cuando éste le levantó el dedo de al medio antes de perderse por la esquina.
—Veo que no se llevan muy bien.
—Kazutora es alguien… Que inquieta a cualquiera.
—Por cierto, gracias por ofrecerte a acompañarme. — le mostró la pantalla de su celular. —Viene uno en camino, aunque se demorará unos minutos.
—No hay problema. La noche está bonita. Mira cuantas estrellas se ven en el cielo despejado.
—Aw, sí, está muy lindo. — los dos alzaron sus rostros para mirar las estrellas en el cielo. Era una vista muy linda, con la luz de las estrellas y la luna. Kana sintió algo húmedo tocar su rostro. —¿Eh? ¿Agua?
—¿Qué? — Chifuyu mostró una expresión confundida. En poco tiempo, el cielo se nubló y una agresiva lluvia se dejó caer sobre ellos mojándolos. —¿WTF?
—¡Ahh, el Uber me canceló!
—Creo que es porque está demasiado fuerte la lluvia. ¿Cómo pasó esto?
—¡Esto es tu culpa! — Baji se vino corriendo con Kazutora, culpando a Kana y mirándola molesto.
—¿¡Qué tengo que ver yo con el clima!? — se ofendió.
—Porque Kazutora está yeteado y dice que tú lo maldijiste hace años.
—¡Pero ni que fuera una bruja!
—Lo que sea, entremos. — Baji fue el primero en entrar a la casa, ni le importó si los otros se querían quedar afuera. 
Los cuatro entraron en el domicilio. La casa era pequeña, bastante pequeña. El primer piso comprendía de una cochera donde Baji dejaba su motocicleta y demás porquerías. Se tenía que subir por una escalera externa al segundo nivel donde estaba una sala de estar que era living y comedor, una cocina americana, un baño y un dormitorio. 
—¿Lluvia? ¿En serio? 
—¿Y si mejor te quedas? — Chifuyu miró a la HiME. —Es complicado que te vayas con esta lluvia y ya es tarde. 
—No te preocupes. Una lluvia no puede detenerme.
—Baji-san, convéncela.
—Yo creo que va a estar bien.
—¡Baji-san!
—Tsk…— Baji terminó de leer el mensaje deMikey en su teléfono. Se lo mostró a Kana. —Dice que te deje quedar aquí.
—Ay, no. ¿Contigo? Será súper incómodo. — Kana prefería dormir en la casa del perrito de la esquina que con Baji.
—Je, apuesto que te mueres por quedarte conmigo.— Baji se sacudió el cabello, insinuándosele.
—No.
—¿Yo puedo quedarme? — aprovechó Kazutora.
—Tu casa te queda súper cerca. Un poco de lluvia no te va a hacer nada. — Chifuyu le hizo un gesto a Kazutora para que se fuera rapidito. Fue por una toalla y se la pasó a Baji para que se secara su larga cabellera. 
—Ah…— Kana sacó su celular. —Es Mikey.
—No le contestes y finge que estas sin carga.
—Baji-san, eso no está bien.
—¿Qué le digo? No quiero que me pida que me quede aquí contigo.
—…— Baji le quitó el teléfono a Kana y contestó por ella. —Sí, sí. Como sea, se va a quedar aquí. La dejaré en el patio.
—“No seas mal educado”
—Ya. No la tiraré a la calle. Pero me deberás una MUY grande, Sano, MUY grande. — le colgó. —Puedes quedarte con Chifuyu en la habitación.
—Ah, bueno. Si se queda Chifuyu aquí me siento más tranquila. — porque no quería quedarse sola con esos dos animales de Kazutora y Baji. Capaz quemaban la casa haciendo pendejadas y a ella junto con la propiedad.
—Yo vivo aquí, Kana-chan. — el chico soltó una risita. —Baji-san y yo somos “roomies”
—Debes ser alguien con mucha tolerancia.
—Bueno, sí. —
—Ya. Váyanse a la habitación. Kazutora, tú duermes… no sé, ¿allí? — apuntó la alfombra del piso. —Yo en el sillón y, ¡Ah, Peke J! — A Baji se le fue toda la expresión de molestia cuando vio que un gato negro apareció frotándose en sus piernas. Abrazó al gato y este comenzó a ronronearle.
—Vaya, tiene corazón después de todo.— Kana estaba impactada.
—A Baji-san le gustan muchos los gatos. Peke J es mío, pero ama más a Baji-san que a mí.
—Dios, no puede ser verdad. — Kana casi se paraliza en shock cuando vio que Baji dejaba a ese gato en una cama y lo cubría con una manta, con afecto.
—¿Cómo ese pulgoso tiene más privilegios que yo en esta casa? — Kazutora se enrabió.
—No es pulgoso. Y es más digno que tú. — Chifuyu le dio una patada discreta a Kazutora, aprovechando que estaba desprevenido. —Ven, Kana, te mostraré donde está la habitación.

..

Kana terminó de secarse el cabello con la toalla que le había pasado Chifuyu. El rubio armaba un tatami simple cerca de la cama principal la cual se la había cedido a Kana. Mientras Chifuyu hacía eso, la HiME no pudo evitar observar el cuarto, era pequeño pero cómodo y caía todo lo esencial allí. Estaba muy ordenado y bonito, era raro que fuera de Baji… Aunque Chifuyu había dicho que eran roomies, no parecía que existiera otro cuarto en ese lugar, así que supuso que Baji dormía en la cama y Chifuyu en ese tatami siempre. Por supuesto, el orden debía ser gracias al rubio.

—Oh, tienes mangas.
—Ah… sí. — Chifuyu se inquietó con esa observación de Kana.
—¿Qué shounen tienes?
—Pues…Son… Son shoujos. — le dijo, avergonzado.
—¿En serio? — alzó una ceja, curiosa. —¿Cuáles tienes? Yo también colecciono mangas. — se bajó de la cama y se deslizó hasta el mueble donde estaban los mangas perfectamente ordenados.
—¿Si? —
—Tienes una buena colección. Podríamos prestarnos mangas a futuro. También tengo manhwas y manhuas.
—¿De qué género tienes? — Chifuyu se arrodilló al lado de Kana, emocionado y curioso.
—De todo un poco, shounen, deportivos, un poco de shoujo. Ehhh, BoysLove, no pienses mal de mí, es que el drama que tienen los BoysLove le da mil patadas al contenido de los dramas de los otros géneros.
—Un día deberíamos juntarnos para leer mangas. — el chico le sonrió, dejando un poco la timidez inicial. Por un momento pensó que Kana lo encontraría idiota por leer shoujos.
—Es una buena idea. Estoy sorprendida, eres amigo de Baji pero son tan distintos. Me hubiera gustado conocerte bien hace años, llegué a pensar que podías ser como él y por eso temía hablarte. — justo en eso se escuchaban las palabrotas y carcajadas de Baji y Kazutora en el living.
—Pues, yo era peor que él, de hecho. — río —Era rebelde, problemático y un asco de persona. Conocí a Baji-san y él me suavizó bastante. Me enseñó muchas cosas y a cambiar lo malo que había en mí. Es admirable.
—Me cuesta creer que Baji pueda ser el buen ejemplo de alguien.

Parlotearon un rato más antes de ir cada uno a sus respectivos sitios para descansar. Kana se durmió dentro de poco porque estaba realmente cansada puesto que tuvo una larga jornada en Hanasaki, luego con Ken en el Mall y finalmente aquel nomikai en el izakaya.
Sin embargo, tras un par de horas de haberse dormido, ella se despertó. Le llamó la atención cuando miró de reojo hacia su costado y no encontró a Chifuyu allí, tal vez fue al baño. Recordó que su teléfono celular se quedó en el living y tenía su alarma puesta, no quería que esa alarma despertara a Baji y Kazutora en la mañana. Era mejor aprovechar que Chifuyu estaba despierto para ir a buscar su celular y así evitar despertarlo después. Kana se puso de pie con cuidado y sigilosa, fue al living y buscó su teléfono donde recordaba que lo dejó. Perfecto, seguía allí, lo tomó para volver a la habitación y no despertar a nadie.
Fue en eso que se percató de que Chifuyu estaba por allí, pero…

La platinada se quedó de una pieza. ¿Estaba demasiado cansada y por eso veía cosas? Porque su cerebro le estaba dando una mala pasaba al hacerle creer que acababa de ver a Chifuyu en el mismo sillón que Baji, acurrucado a su lado, abrazando al pelinegro y depositando un beso en los labios del mayor mientras éste dormía. Le escuchó susurrarle algo como que estaba feliz de que Baji estuviera bien y de regreso en casa.

Kana se devolvió como pudo a la habitación, sus pasos hasta habían sido algo robóticos. Pensó en acostarse y finguir que no vio nada, pero estaba tan movilizada por lo que vio que optó por salir al balcón a tomar aire para despejarse.

“Estas malpensando las cosas” se dijo mentalmente.

—¿Bad night?
—¡…! — A la chica casi se le sale el corazón cuando escuchó esa voz. Vio a un costado y encontró a Kazutora sentado en el piso del balcón. Por lo visto, el balcón recorría desde el área del living a la habitación donde ella estaba.
—¿O Viste algo que no tenías que ver? — aspiró su cigarrillo y exhaló el humo.
—Tengo insomnio, sólo es eso…— No iba a delatar a Chifuyu. Parecía buen chico y seguro que si Kazutora se enteraba de algo así le haría burla.
—Mentirosa…— Kazutora mantuvo su mirada ausente, con los ojos entrecerrados. —Si te sirve de consuelo, he visto cosas peores.
—No he visto nada.
—Mh, ¿Por qué crees que Baji te manda a compartir habitación con Chifuyu? Porque sabe que no va a pasar nada allí. Y, ¿si te diste cuenta que tienen una sola cama, o no?
—Son roomies. Es normal que compartan cuarto incluso cama.
—Mhh, “okay”
—…— Kana entendió por el gesto de Kazutora que no lo iba a convencer de lo contrario. Se sentó a su lado y apoyó la espalda en el ventanal.
—Nadie más lo sabe, es un secreto. No le digas a Mikey.
—No le voy a decir a nadie. Ni estoy segura de lo que vi.
—¿Quieres?
—Ya te dije que no fumo. Y, francamente, tú deberías dejar de fumar.
—Tal vez.
—Me preocupa un poco Chifuyu… Tal vez ha estado enamorado de Baji desde siempre… Que mal elección fijarse en él de entre todos. Hasta tú podrías serle mejor opción.
—No, gracias. Ese tipo me odia en secreto y en no secreto.
—Creo que ahora lo entiendo mejor.
—¿Qué cosa?
—En el izakaya. Sentí que tenía una vibra distinta hacia ti, pero no sabía por qué. Todos parecen molestos contigo por lo de hace años, pero Chifuyu parece ser el que está más molesto de todos. Seguramente le preocupa que metas a Baji en problemas de nuevo.— "O... Eran celos." pensó.
—Y me tiene celos. Dilo. Es bonito y divertido ese detalle. Me odia porque Baji fue mi amigo primero que suyo. Estoy seguro que tiene una fantasía mental donde me llevo a Baji y me caso con él.
—¿Qué? ¿A ti también te gusta Baji?
—Rayos, ¡no! Está bien que parezca mujer de lejos, pero no me van los hombres. Ya te dije que me gustan las chicas, ¿por qué sigues insistiendo en que soy gay?
—Te veía pinta de bisexual, en realidad. — suspiró, apenada. —Me pone triste Chifuyu. No lo conozco tanto, pero siento que va a sufrir con este amor unilateral. No quiero imaginar cómo reaccione Baji cuando se dé cuenta de los sentimientos de Chifuyu hacia él.
—Baji ya ha hecho las cosas más dramáticas en su vida como apuñalarse solo, “suicidarse”, destruirse. Todo. No va a pasar nada peor que eso.
—Pero es un salvaje… Capaz le pegue si sabe que Chifuyu es…
—Ya lo ha golpeado por otra cosa...
—…—
—Kana…— Kazutora soltó una risa suave. —¿Qué tan inocente tienes que ser para no darte cuenta que Chifuyu y Baji son…?
—…—
—Novios. O como jodidas mierdas quieran llamarle a esa relación.
—…Que— Kana estaba en shock. —No puedo creer que Baji… P-Pero si incluso Emma-chan dijo que Baji se la pasa con mujeres y con varias tantas de dudosa reputación. Hasta pasa metido en el burdel donde vivía Draken.
—Baji no es gay. No te preocupes. Sólo que le gusta su amigo y hacen porno. Ah, y que viva con su novio no quiere decir que deje de coger con mujeres.
—Pero eso es injusto para Chifuyu.
—Si, ¿pero a quien le importa? Chifuyu lo permite, es capaz de cualquier cosa para que Baji esté bien y si eso significa guardar apariencias, lo hará.
—No puedo creerlo. — todavía estaba en shock con la información. Podía esperar que cualquiera de los chicos sintiera atracción por otro hombre, de cualquiera menos de Baji. —Ahhhh, ¿por qué no me di cuenta antes?— lloriqueó.
—Lamento si rompí tu corazón con esto. No sé si te gustaba Baji o algo, de todos modos, a él le gustan las chicas así que no pienses que es lo contrario.
—No me gusta Baji… Siempre lo he encontrado bonito y fangirleo con él, pero no en plan amoroso, sólo acepto que el tipo es grandioso. Me lamento porque perdí todos estos años de haberlo shippeado con Chifuyu. Se ven bonitos juntos… Debí notar en esos años que a Chifuyu le gustaba Baji.
—Estás loca.
—Mi ex Key suele decirme eso seguido.
—¿Qué? ¿A él también lo “shippeas” con hombres?
—No se me había ocurrido…— Verdaderamente nunca pensó en shippear a su ex Key con otro chico. Cain era demasiado "tradicional y correcto" para sus cosas. Y ya que Kazutora le decía eso, en ese segundo pensó en algún shipp para Cain, pero supuso que todos preferían estar muertos antes de estar con él. —Me dice que estoy loca por otras cosas. En fin, es mejor que volvamos. Parece que Chifuyu viene de regreso a la habitación.
—Que bien, me voy a acostar en el sillón ya que dejo espacio.
—Eres malo. Lo provocas a propósito. Lo pondrás mal.
—No me voy a acostar en esa maldita alfombra. Y con Baji siempre compartimos espacio, somos mejores amigos, Chifuyu tiene que aprender que no puede andar de doña tóxica entre nosotros. Con el tiempo me va a querer, ya verás.
—Quizá… Con el tiempo. Además, eres bueno con ellos, no tienes objeciones con su relación.
—Nou. Son mis amigos después de todo. Los voy a apoyar en sus cochinadas y a cambio ellos deberán adoptarme y hacerse cargo de mi como el amigo solterón y fracasado que vivirá por siempre con ellos.
—…
—Mejor nos entramos antes que nos pillen.
—Sí. Nos vemos.
—Buenas noches.

Kana y Kazutora se entraron a sus respectivos sitios de descansos. La HiME se envolvió en las mantas y se quedó quieta cuando Chifuyu entró sigiloso en el cuarto. A Kana le emocionaba tener la oportunidad de ser testigo del romance prohibido de esos dos, pero a la vez le daba tristeza que la balanza fuera así de injusta hacia el rubio. Recién lo venía conociendo un poco más, pero Chifuyu le había caído tan bien que hasta le daban deseos de ayudarlo. Pero la tenía difícil… Se había fijado en el peor de todos, y los dos eran parte de un mundo donde tienen que ser “chicos malos” con todos los estereotipos asociados.

Con ese pensamiento se durmió. No sabía cómo vería a la cara a esos dos en la mañana.
« Last Edit: December 01, 2021, 12:53:28 PM by Kana »


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #816: November 30, 2021, 10:39:38 PM »
Quote from: Cho
You hear that? That's the sound of Rinne cringing in the distance (?)
And boy is he cringing hard (?)

Aquí algo más de lo usual, que es una victoria en sí con lo ocupada que he estado (estoy), pero... AUN NO TERMINO ESE PINCHE SABADO AJDKLDF

Puse un link en la escena donde debe haber un link pero como no me puedo animar toda esa escena (que por cierto es EXCELENTE), al final dejé un video de Hiiro Amagi que explica bien cómo es (so cuuute).

Advertencia: Rinne Amagi. Rinne Amagi es una advertencia completa porque deben detener a ese hombr--

De ahí edito con los topes que me faltaaaaan asdjk




58.3




“Bueno. ¿Recuerdas que hace unos días me contaste que te ibas a quedar en Starmony?”
“…Sí.” HiMERU asintió, un tanto incómodo con la inmutable cercanía entre ambos. Habría querido tomar algo de distancia, pero el agarre en su hombro era demasiado fuerte. “HiMERU encontró pertinente comentártelo.”
“¡Claro, claro!” Rinne le dio la razón con una sonrisa en los labios. “Peeeero me quedé preocupado cuando dijiste que estarías solo.”

Eso llamó su atención.

“…HiMERU no entiende por qué te preocuparía,” comentó, confundido. Rinne se jactaba de ser la persona más noble, pero la realidad distaba mucho de eso. “Antes de Starmony, él vivió por su cuenta todos estos meses.”
“Y nunca me sentó bien, la verdad.” Rinne bufó, un tanto irritado. “No pude reclamarte porque reciéeeen nos empezábamos a conocer, pero me habría gustado que el viceprez nos obligara a convivir juntos unos meses antes de debutar. Creo que era necesario para que nos soltáramos entre todos nosotros y entráramos en confianza~”
“…A HiMERU no le parece ni le pareció nunca necesario, gracias.”

HiMERU se preocupó ante aquella idea: Rinne Amagi y Niki Shiina eran personas completamente opuestas a él, de actitudes descuidadas, personalidad caótica y prioridades cuestionables. El primero, porque anteponía sus adicciones —el trago y las apuestas— antes que todo. El segundo, porque anteponía su comida y la cocción de esta antes que las actividades de idol de su unit. HiMERU encontraba sentido en la amistad de ambos: eran muy similares en varios aspectos, lo que había facilitado que se mantuvieran unidos durante varios años y se llevaran así de “bien”… Entre comillas. Porque Niki era torturado constantemente por su mejor amigo. 

A diferencia de los dos, Kohaku Oikawa era un buen chico. Muy amable con él y de una actitud similar a la suya, el pelirrosa era la persona más cercana a HiMERU dentro de Crazy:B. HiMERU lo encontraba muy tierno: era muy distinto a su hermano —mucho más autosuficiente e independiente—, pero le daba la misma sensación de querer protegerlo.

Lamentablemente, los otros dos miembros del grupo bastaban para espantarlo de aquella propuesta de convivencia.

“De todas formas, nunca pasó.”
“Una pena.” Rinne fingió un suspiro afligido. “¡Eso nos habría unido más! En fin.” El vaivén exagerado de su mano lo ayudó a enfatizar el cambio de tema. “De cualquier forma, no me gusta que te excluyas tanto, Merumeru~”
“HiMERU no te ve haciendo lo mismo por Oikawa.”
“Oh. ¿Lo del dormitorio? Él está en buenas manos,” comentó Rinne, con una sonrisa divertida. “Justo hace unas horas lo ayudamos con el tema de su permiso.”
“¿Permiso?” HiMERU arqueó una ceja, curioso. “¿Lo ayudaron?”
“Rinne-sama, el buen samaritano. Y su esclavo, Niki, por supuesto~☆” Rinne le guiñó un ojo. “Junto con Mama-chan y una amiga.”
“HiMERU no entiende nada de lo que dices, Amagi.”
“Ay, Merumeru, que bobo puedes ser a veces~ Pero es parte de tu carisma, supongo.”

Rinne soltó una carcajada irritante y, gracias a una bendición divina de los cielos, soltó su agarre en el hombro de HiMERU para apoyar sus manos en la cama en una postura relajada.

“Kohaku-chan tenía un problema con el permiso de estadía en los dormitorios,” contó, observando un punto fijo en la pared opuesta de la estancia. “Su tío no lo había firmado y es el apoderado, así que… no podía completar la mudanza.”
“Oh. ¿Y qué hicieron?”
“Nada. Le rogamos al cuatro ojos que lo deje quedarse este fin de semana. No sé mucho de su situación familiar, y no quiero entrometerme…”
“Eso no es cierto.”
“Shush.” En un movimiento brusco, rápido, y para nada delicado, Rinne llevó su dedo a los labios de HiMERU, a manera de silenciarlo. “Pero bueno, Kohaku-chan debe tener sus razones para haber sido tan insistente con el tema.” Suspiró, y retomó su distancia. “Sí me irrita que no haya querido confiar en mí. Soy su líder. Pude haberlo ayudado con eso. ¡Rinne-sama siempre está dispuesto a ayudarlos a todos!”
“HiMERU no puede culpar a Oikawa.”
“¿Qué insinúas, Merumeru?”  Rinne le dedicó una sonrisa socarrona.
“HiMERU habría hecho lo mismo. No puede confiar en ti para algo tan importante como eso.”
“Y justo por eso estoy aquí, para demostrarte que no es así~ No te escapas de mí, cutie~” Rinne volvió a guiñarle el ojo, obligándolo a él a rodar los suyos de pura irritación.
“…HiMERU te suplica que dejes de llamarlo por apodos. No deberías usar otro nombre más que HiMERU para referirte a HiMERU.”
“Porque la importancia del nombre HiMERU es algo que un simple hombre como yo no entiende y yada yada yada.” Irritado, Rinne hizo un gesto de mofa con su mano, imitando la forma en la que HiMERU hablaba con una expresión seria. “Flaco, te escuché las primeras diez veces que me lo dijiste. No pienso volver a hacerlo.”
“…” HiMERU se permitió un suspiro resignado. “HiMERU debió imaginar que esa sería tu reacción. HiMERU espera que le devuelvas todo el oxígeno que gastó en conversar contigo durante estos momentos.”
“Gyahahaha!” Rinne lo sorprendió al volver a abrazarlo por los hombros una vez más. “¿Me estás diciendo que quieres que te bese?”
“HiMERU no entiende cómo puedes haber llegado a esa conclusión.”
“Se te nota en toooda la cara~♪” Su sonrisa burlesca le causó disgusto.

Acercándose a su rostro y tomándolo del mentón, Rinne silbó, sorprendido, mientras lo observaba con curiosidad.

“Wow, Merumeru, eres bien atractivo. Encima, ese maquillaje te sienta bien…”
“A HiMERU le sorprende que alguien como tú pueda identificar que llevo maquillaje.”
“Oye, estúpido no soy.” Rinne lo soltó, fingiendo molestia. Se desplomó en la cama y estiró sus brazos, emitiendo un sonido complacido al quedarse extendido en la superficie mullida.

Se podía notar que el cansancio no había dejado su cuerpo del todo. Una buena noche de sueño le sentaría de maravilla, pero Rinne Amagi priorizaba cualquier estupidez antes que su salud.

Incluida, por supuesto, la dicha de torturar a HiMERU con sus tonterías.

“…” Aún no era muy tarde. Tal vez en unas horas lo forzaría a dormir… tan sólo por su propia sanidad mental.
“Sé la diferencia entre el maquillaje natural y la cara sin base… o esas huevadas.”
“Sorprendente, tomando en cuenta que de seguro nunca has usado maquillaje en tu vida.”
“Ehhh, no jodas.” Rinne bufó. “Si por ti es que he empezado a usarlo en las presentaciones de Crazy:B.”
“HiMERU se pregunta cómo hiciste antes, cuando estabas en un dueto con Shiina.”
“Niki es un baboso. ¿Tú crees que se preocupa por esas cosas? A él le importa más el plato de comida sobre su mesa.” Rinne soltó un suspiro. No se veía tan enojado como sonaba, pero HiMERU podía identificar algo de resentimiento en su voz. “Tan sólo arrastrarlo a ser idol junto a mí fue una hazaña increíble. Sigue siéndolo, la verdad.”
“Lo es. Aunque Shiina es muy hábil para alguien que sólo piensa en comida día y noche. Su voz es carismática, baila muy bien y tiene una sonrisa linda.”
“¿Te gusta Niki, Hime-sama? ¿Me lo vas a robar?” Rinne sonrió de lado… y luego entrecerró los ojos, fingiendo un puchero. “Nah. Espera. Si lo quieres, es tuyo. Más me preocupa que me dejen solitooo~”
“…HiMERU falla en comprender cómo podrías haber concluido eso en base a los halagos que emitió.”
“Nunca halagas a nadie, Merumeru~♪”
“A Oikawa sí.”
“Es distinto. Sé que lo tratas como tu hermano menor. Porque, honestamente, ¿quién en Crazy:B no lo hace?”
“Y eso se relaciona con que a HiMERU le gusta Shiina porque…”
“¿¡TE GUSTA!?” Rinne se incorporó en la cama de un salto, tomándolo de las manos. “¿Necesitas un celestino? ¡Hasta puedo casarlos si quieres!”
“Amagi… ugh.” HiMERU soltó el agarre en sus manos de un tirón. “No bromees con eso. HiMERU no tiene tiempo ni energías para enamorarse de alguien. Además, tiene a alguien a quien debe proteger…” 
“¿Proteger?”
“Nada.”
“¿Mm…?”

Silencio.

Un suspiro aliviado se escapó de los labios de HiMERU. En vez de molestarlo, Rinne simplemente volvió a echarse en la cama, estirándose sin cuidado alguno. Parecía más entretenido con observar pensativo el techo de la estancia, que presionar a HiMERU con el tema en cuestión.

HiMERU no tenía razón para quejarse de ello. Al contrario: le agradeció en silencio, mientras se disponía a continuar con su rutina nocturna, atravesando el cuarto con pasos decididos.

Al llegar a su destino, HiMERU cogió una almohadilla de algodón de la bolsa y la mojó con el líquido desmaquillante. Comenzó a frotarse la mezcla en el rostro en movimientos circulares, observando su reflejo cansado en el espejo.

El delineador le dejó manchas que parecían ojeras, y en esos instantes, HiMERU agradeció la lejanía que mantenía con Rinne. De verlo, el pelirrojo habría hecho un comentario desatinado al respecto.

<<¡Merumeru! ¡Eres un tanuki☆!>> escuchó en su mente, aún cuando el dueño de la voz estaba despanzurrado en su cama a unos metros de allí.

“Por cierto, Amagi,” empezó HiMERU, sacando al fin el tema de conversación que quería discutir con su líder. “Quería hablarte del trabajo de solist—”
 “Ehhhh. Merumeru, te crees muy inteligente, pero ya me di cuenta de lo que hiciste~” canturreó el verdadero Rinne, interrumpiéndolo en seco.
“…HiMERU no sabe de qué hablas.”
“Me has distraído del punto de esta conversación~”
“Tú empezaste, Amagi.”
“¿Tal vez?” Rinne soltó una risotada. “¡Pero me seguiste el juego a propósito!”
“…”

El reflejo de Rinne en el espejo se le acercó por detrás con pasos calmados. HiMERU validó el escalofrío que recorrió su cuerpo: no se había percatado ni del sonido que debió haber emitido la cama al librarse del peso encima de ella. El control que tenía Amagi sobre sus movimientos era sumamente fascinante, digno de alguien que había pasado por algún tipo de entrenamiento físico en su crianza.

HiMERU no estaba muy enterado del pasado de Rinne, pero sabía que llevaba pocos años en Tokyo. A ojos de una persona cualquiera, el pelirrojo se veía acostumbrado al ajetreo y al desorden que implicaba vivir en la ciudad, balanceando una vida de idol con una rutina cuestionable de visitar el salón de pachinko a manera interdiaria. Sin embargo, ciertos comentarios de Niki daban a entender que todo eso nunca fue parte del status quo. Según él, Rinne había sido mucho más inocente e ingenuo años atrás, cuando había llegado de ‘su aldea’…

¿A qué aldea se refería?

No podía ser un pueblo cualquiera. Sonaba como algo muy alejado de Tokio.

“Oye, Merumeru. No me ignoreeees~” lloró Rinne, a menos de un metro de su posición.

HiMERU se irguió, optando por girarse a encararlo.

“No te me acerques más,” le ordenó, intimidado por la cercanía entre ambos.
“Oh~ ¿Usaste ‘ore’?” La risa de Rinne, por unos instantes, sonó aterradora a sus oídos. “¿Qué es lo que pasa, Merumeru? ¿Me tienes miedo, o me parece?”
“No te halagues, Amagi. No hay forma de que HiMERU sienta algo así… y, menos aún, que tú seas la causa de eso.”
“Difícil concentrarme en lo que dices cuando tu cara parece la de un tanuki.”
“¿Ah? ¿En serio?” HiMERU se apuró en restregarse más los ojos, desesperado por su posible aspecto desarreglado. Aquella acción le sacó otra risa a su acompañante.

Esta, sin embargo, sonaba más despreocupada y relajada que el resto de carcajadas que había oído aquella noche.

“Lo siento, Merumeru. Tal vez te he estado jodiendo un poco más de lo usual,” comentó. Su mirada parecía sincera —y hasta algo avergonzada—, una expresión que hasta ese momento, HiMERU no había contado con la oportunidad de presenciar. “No sé cómo habrá cambiado tu concepción de mí con lo que hice hace un rato, pero quiero aclararte las cosas.”
“Tú nunca eres tan sincero.”
“¡Me dueles!” dramatizó Rinne, llevándose una mano al pecho. “…La verdad es que…” empezó, luego de un breve silencio. “…Este arreglo de dormitorios me sirve.”

“¿…Cuál es la verdadera razón detrás de tu decisión? ¿Por qué quieres ser el compañero de cuarto de HiMERU?” preguntó, un poco irritado.
“Pues… la explicación simple es que no te veo metiendo tu nariz perfecta en donde no debes.”
“¿…?” HiMERU ladeó la cabeza.
“Ay, Hime-sama.” Rinne rodó los ojos. “Está bien, te voy a contar porque no hay manera de que confíes en mí sin que lo haga.”

En cuestión de segundos, HiMERU se encontró a sí mismo acorralado entre el tocador y el cuerpo de Rinne. La brusquedad del movimiento ocasionó que las botellitas de productos cosméticos tambalearan y chocaran entre ellas, creando sonidos estruendosos que retumbaron por la habitación y por el tímpano propio del peliceleste. El desmaquillante amenazó con derramarse, pero por otro milagro divino —HiMERU comenzaba a irritarse con ello—, el envase retomó su posición inicial, y el líquido se mantuvo en su sitio.

El borde de madera le hincaba en la pierna hasta hacerle doler, pero su atención estaba en otro lado. Rinne acababa de susurrarle algo al oído.

“Soy un rebel, Merumeru~” El roce de su aliento contra su oreja, más que la confesión, obligó a HiMERU a arquear su espalda para alejarse de él. “¿Sabes qué es eso?”

HiMERU no era idiota. Un año en Rizembool había bastado para enterarse de sus asuntos turbios.

Había pensado en no involucrarse, puesto que no existía necesidad de hacerlo. Era un tema ajeno a él y no había motivo para indagar información al respecto.

Sin embargo, la confesión de Rinne cambiaba un poco su perspectiva sobre ello.

“¿Por qué…?”
“Tengo mis razones,” comentó, mientras regresaba a su posición inicial y volvía a respetar su espacio personal.
“No. Lo que HiMERU te quería preguntar era el motivo detrás del circo que montaste para decírselo.”
“¡Gyahaha!” Allí estaba de nuevo aquella risa irritante del pelirrojo. “¿No sé~♪? No le tengo mucha confianza a los dormitorios de ES. Podrían tener micrófonos o algo… y no sé qué tan bueno sea andar ventilando estas cosas como si nada.”
“…Pero somos parte de Ensemble Square,” comentó HiMERU. “Dudo que no hayan revisado sus instalaciones. Es imposible que paparazzi o la prensa—”
“Nonono, yo no hablo de eso. Yo hablo del mismo Ensemble Square. ¿Confías en Tenshouin?” Su mirada escéptica le dio curiosidad. “Porque ese tipo me da maaaala espina. Igual que el viceprez, pero distinto sabor. ¿Me entiendes?”
“HiMERU no entiende nada de lo que dices, Amagi.”
“Haha, me imaginaba~” canturreó Rinne, dedicándole una sonrisa enternecida. “Eres bien idiota, Merumeru~♪”
“…” HiMERU frunció el ceño, indignado. “HiMERU no va a tolerar ningún insulto proven—”
“…Pero acabas de probar mi teoría, así que me dejas más tranquilo.”
“¿Qué?” Cada vez, HiMERU lo entendía menos y menos.
“Supe que no te afectaría,” contó Rinne.

Su expresión aliviada no hacía más que confundirlo.

¿Acaso había esperado aquella falta de preocupación de su parte?

“No me has reclamado por mandarme semejante pendejada, así que todo bien. Niki me habría suplicado que renuncie, mientras que Kohaku-chan me hubiera pegado tremendo puñete…”
“Pues… A HiMERU no le faltan ganas de hacer lo mismo.”
“¿La súplica o el puñete?”
“El puñete.”
“Oh. Me imaginaba, la verdad.” Rinne sonrió, divertido. “Pero… ¿dónde quedó el idol correcto del que tanto te jactas ser?”
“En estos momentos, HiMERU no se encuentra en frente de sus queridos fans o de la prensa.” HiMERU se atrevió a devolverle la sonrisa, más calmado en medio de todo. “Y aún cuando tiene la intención de molerte a sartenazos, no lo hará, porque no le ve sentido.”
“¿Sartenazos? ¿También vas a ser mi esposa ama de casa? Uf, Meru, imaginarte sólo en un mandil me está—AAAAY” Un codazo en su estómago interrumpió su broma de mal gusto. “¿¡QUÉ MIERDA TE PASA!? ¡ESTO ES ABUSO!”
“HiMERU no permitirá que lo profanes en tu mente.”
“¡Estaba diciéndolo para joderte!” se quejó Rinne. “Aunque, la verdad, es una imagen mental muy boniiit— ¡espera, espera!” Rinne alzó las manos, intentando aplacar la ira de HiMERU. “¡Dile no a la violencia, Merumeru! ¿No te enseñaron modales en tu casa o cómo?”
“…No sé cómo es posible que HiMERU te haya tenido algo de miedo hace un rato.”
“¿Ves~♪? Yo sabía~ Ah, pero esa expresión vulnerable que pusiste. ¡Me la guardo en mi corazóooon~☆!”
“…” HiMERU quiso rodar los ojos, pero terminó riendo. “…Fufu. Eres muy ridículo, Amagi.”
“Me sorprende que a veces te prestes para mis cojudeces. No lo esperé de ti, pero me gusta.” Rinne rio, y luego, retomó una actitud más seria. “Pero sí, siento mucho lo de hace un rato. Supongo que ando más alerta de lo usual.”
“Eso no explica tu reacción violenta… y lo sigiloso y controlado que eres. Te has estado haciendo el novato en los ensayos, ¿no?”
“Merumeru detective~ Pues sí,” afirmó, sin darle vueltas al asunto.
“¿Cómo…?” HiMERU no pudo ocultar su sorpresa ante todo.

En tan solo media hora, HiMERU había aprendido más sobre su líder que durante los casi 10 meses juntos desde su debut. Encima, para dejarlo aún más atónito y sin palabras, Rinne Amagi estaba… ¿cooperando… con él?

Su desesperación debía ser inmensa como para llegar al punto de seguirle el hilo y no desviar la conversación por gusto, una táctica que Amagi empleaba para relacionarse con la gente e incomodar al resto del mundo.

“Ah, bueno. Niki lo ha dicho varias veces, así que debes haberte enterado de eso. Yo no soy de acá, de Tokyo… o en general, ¿de tu …cultura? Eh. Supongo que me entiendes.” comentó Rinne. “Vengo de una aldea al norte, en Hokkaido. Soy el futuro líder, o bueno, me criaron para eso.”
“¿…Eres… un rey?”
“Rey es una palabra demasiado exagerada para lo que soy. No la uses de nuevo o me dará urticaria, gracias.”
“Está bien. A diferencia de otras personas, HiMERU sí respeta las preferencias de la gente.” Y le sonrió, a propósito.
“¿Y si mi preferencia es que me des un b—?” Otro codazo en el estómago fue suficiente para convencerlo de dejarse de aquel tipo de chistes. “MIERDA, MERU, QUE NI ME DEJAS BROMEAR EN PAZ”
“HiMERU recuerda haberte advertido que no lo profanarás de ninguna forma.” HiMERU sonrió.
“Bueno, al menos no me lees la mente.” Rinne suspiró, aliviado.

Por su sanidad mental, HiMERU decidió que lo mejor era ignorar lo que había acabado de escuchar.

“…EN FIN. No sé. ¿Qué más quieres saber de mí? Aprovecha la oferta, nunca más dejaré que esto pase~♪”
“HiMERU tiene una pregunta. ¿Por qué dejaste tu pueblo?”
“Me aburrí.” Rinne desvió la mirada al techo, recordando fragmentos lejanos de su pasado.

La expresión resignada de su padre, decepcionado por sus faltas. Los deberes, obligaciones y el entrenamiento físico y mental que lo mantenía ocupado gran parte del día. La nieve del bosque, la voz de Hiiro en el fondo, las hojas que crujían bajo sus sandalias…

“Esa vida es demasiado monótona, no tienes ni idea. Era una mierda. Encima…” Su ceño fruncido habló más por él, pero Rinne optó por guardarse los comentarios que amenazaban con salir de sus labios. “Nada. Eso sí no puedo contar. Es un se-cre-to~♪”
“…Está bien. HiMERU no esperaba que hablaras con completa libertad sobre tu pasado de un momento a otro.”
“Al menos ya sabes quién carajos soy. Que es un montón, para lo poco que sabías de mí hasta antes de esta conversación~”
“HiMERU admite que ha sido muy productiva.”
“Genial.” Rinne sonrió, alegre. “Okay, entonces. ¿Me sigues teniendo miedo?”
“No.
“¿Aún cuando soy suuuumamente peligroso? Y tengo… no sé como mierda llamarlos. ¿Poderes?” Rinne se aguantó las risas ante la ridiculez de aquella palabra.
“Más que miedo, HiMERU siente curiosidad… No le molestaría que se los muestres,” comentó. “Al contrario. Quiere que lo hagas.” Sus ojos decididos convencieron a Rinne de que no se dejaría amilanar por nada.
“¿En serio?” Rinne soltó una carcajada. “Mierda, Merumeru. Esa propuesta puede malinterpretarse~♪”
“…HiMERU no quiere saber qué está surcando por tu mente, Amagi. Sólo quiere una prueba y ya.”
“Oh, y la tendrás.”

Con el chasquido de sus dedos, un pequeño vórtice oscuro se manifestó entre ambos. HiMERU no tuvo tiempo de apreciar la extraña ocurrencia, puesto que poco a poco, una criatura emanó del vacío, sacando su pequeño cuerpo del portal… o intentando hacerlo, porque el ancho de su existencia provocó que se atascara por unos instantes. Luego de sacudirse un poco, logró liberarse y caminar hasta quedar sentado en medio de la habitación.




Era… un pequeño bisonte. Un bisonte muy extraño, sin duda, porque su rostro le hacía recordar al famoso idol y colega suyo, Madara Mikejima… quien, justo, era un amigo cercano de Rinne.

“¿…Mikejima?”
“…No me juzgues. La gente siempre la caga y esa fue mi cagada.” Rinne bufó. “Cada rebel puede convocar bichos mágicos al azar o crearlos. Parece que yo cree el prototipo del mío la otra noche, luego de salir a chupar con Mama-chan. Y salió este. Y salieron más, pero no necesito mostrártelos a todos.” Rinne rodó los ojos.
“Osea. Te quedaste pensando en Mikejima, y produciste… estos animales de la nada.”
“Eh.” Rinne se encogió de hombros. “Mama-chan me hace recordar a los bisontes volcánicos de mi pueblo.”
“¿Bisontes… volcánicos?” mencionó, confundido, y allí recién atinó a observar bien al pequeño ‘animal’.

En su lomo yacía un pequeño ‘volcán’, tal y como Rinne había mencionado.

“¿Así eran los de tu aldea?” comentó HiMERU, arrodillándose en el suelo a observar más de cerca al bisonte. Con sus patitas pequeñas y rechonchas, la criatura dio un par de pasos hasta acortar la distancia que los separaba.

HiMERU sonrió y acarició al bisonte, aprovechando que Rinne andaba distraído.

“Menos… cartoonescos, y menos Mama-chan, pero sí. Ah, y más asesinos, claro. Aunque alguna vez convencí a uno de dejarnos a solas con sólo invitarle manzanas… Fue una experiencia única~♪ ¡La cara de H—! Ah.” Rinne se calló.
“¿…?” HiMERU observó a su líder, curioso, pero respetó sus deseos de no obligarlo a continuar con aquella frase a medio terminar. “Suenas nostálgico,” dijo, y se levantó del suelo para encararlo de nuevo.
“Hey, no todo fue malo en ese lugar.” Rinne sonrió. “Pero me alegra que se haya quedado atrás.”
“Mm…” HiMERU se llevó una mano al mentón. “A HiMERU le preocupa cómo hablas, pero supone que no puede entrometerse en asuntos ajenos.”
“¡Dios, Merumeru, nos casamos aquí mismo!” exclamó, y se lanzó a abrazarlo, pero HiMERU esquivó el ataque y Rinne tuvo que hacer malabares en el aire para no estamparse contra el tocador. “Gyahaha!! Sigue haciéndote el díficil, ya caerás en mis redes~”
“HiMERU no entiende por qué le estás proponiendo matrimonio.”
“Oh. Porque has reaccionado tal y como esperé. ¿No te dije que justo pensaba que harías eso? No te gusta tratar mucho con la gente, y a mi me viene perfecto. Todos ganamos aquí.”
“…Supongo que tienes razón.” Himeru suspiró. Le indignaba aceptar que la perspectiva de Rinne era acertada. “Aún así, eso no significa que HiMERU no intervendrá, sobretodo si es que haces algo estúpido. Y tú siempre haces estupideces.”
“Aye aye, sir~☆” Rinne imitó el saludo militar. “¿Entonces… todo bien?”
“Mm.”
“Gracias, Merumeru~♪ Y de nuevo, disculpa por lo de hace un rato. Prometo que seré mucho mas gentil contigo~♪”
“Eso suena más sexual de lo que debería, Amagi.”
“¿En serio? Creo que acá el malpensado eres tú.”

Rinne le guiñó un ojo.

HiMERU rodó los suyos.

“El majestuoso Rinne-sama hará todo lo posible para enmendar su triste error~♪ ¿Qué te gusta? Te compro lo que quieras~♪”
“¿…Con la plata de Shiina?” preguntó, receloso.
“¡Sí!”
“…Puedes comprarle un paquete de mentas a HiMERU. HiMERU nunca las rechazaría.”
“Ok, apuntado~☆” canturreó, y dando por terminada la conversación, se giró hacia la cama de HiMERU.

Por su lado, el dueño retomó la labor de limpiarse la cara y sacarse, al fin, las ‘ojeras’ en su rostro.

“Esa es la cama de HiMERU, Amagi,” le reclamó: en el espejo podía divisar su reflejo sentado al borde de esta.
“¿Y?” le cuestionó Rinne. “Es amplia. Podemos dormir junt—”
“No hay manera. Duerme en la tuya.”
“¡No seas desalmado, Merumeru!” Rinne alzó al bisonte y lo llevó hasta su cara. “¿Vas a dejar que el pobrecito duerma en el sofá?”
“¿…Qué tiene que ver él?”
“Oh, no te lo presenté. Este de aquí se llama Glen Moray~☆” dijo Rinne, moviendo sus patitas. El bisonte resopló, muy feliz con el cariño. “Glen Moray, él es la princesa~”
“…”
“…Digo, HiMERU~ Pero puedes llamarlo Merumeru. ¡O Himerunrun! Hime-sama también está bien~”
“Ponle un apodo más a HiMERU y dormirás en el pasillo, Amagi.”
“¡Yo normal si es que no involucras a Glen Moray en esto!”
“…” HiMERU entrecerró los ojos, contemplando un detalle que había pasado desapercibido hasta ese momento. “¿…Glen… Moray? Esa no es una marca de whisky?”
“Escocés. Uffff. Buenazo, tienes que probarlo,” comentó Rinne, colocando a Glen Moray en su regazo.
“HiMERU no puede tomar bebidas alcóholicas.”
“No me creo que tengas 19, pero si quieres seguir guardando apariencias, no hay problema~ Yo puedo contrabandearte una botella dentro de Starmony. Si tomas acá, nadie te dirá nada~”
“A HiMERU no le gusta tomar.”
“¿Y a ti?”
“…” HiMERU suspiró. Al menos su rostro ya estaba casi limpio. Enumerando en su mente los pasos que faltaban para completar su rutina, HiMERU se aguantó las ganas de volver a suspirar: después de todo, necesitaba aplicarse el limpiador facial, el tónico, el contorno de ojos, la mascarilla antes de dormir y la loción hidratante. Eso, sin contar la ducha urgente que necesitaba. “HiMERU es HiMERU.”
“Lo que tú digas~♪”
“HiMERU juró haberte escuchado decir que ninguno se iba a entrometer en los asuntos del otro.” HiMERU regresó a la zona de su cama y se dirigió hacia su mesa de noche, con la intención de sacar una de las mascarillas de su cajón para dejarla lista en el tocador a su regreso de la ducha que debía tomar en breve.
“Ehhhhhh.” Rinne rodó los ojos, irritado. “Es cierto. ¡Pero quiero conocerte más!”
“Hay un límite, Amagi,” finalizó HiMERU, justo en frente de él.

Su expresión, pese a sus palabras, era de lo más relajada.

Haciendo caso omiso al estado de alerta que siempre se activaba alrededor de aquel tema, una intuición propia le indicaba que Rinne no sería capaz de ventilar sus secretos en el caso de que llegara a enterarse de algo que no debía.

Era incómodo aceptar algo que no partía de la lógica. No había nada en Amagi que le asegurara confiar en él, más aún luego de lo que acababa de suceder.

Y aún así, HiMERU quería hacerlo.

“Tú ganas, supongo.” Rinne hizo un puchero. “Si insisto, ya no confiarás en mí.”
“HiMERU se alegra de que seas fiel a tu palabra, entonces.” Dicho esto, le sonrió.
“…” El pelirrojo guardó silencio, sin despegar la mirada de su rostro.
“¿…HiMERU sigue pareciendo un tanuki?”
“No.” Rinne rio levemente al escucharlo decir tremenda pachotada. “Nada, me sorprende que sigas siendo así de atractivo sin maquillaje. Merumeru ikemen~”
“Fufu.” HiMERU escondió un par de risitas detrás de su mano. “HiMERU te agradece el cumplido.”
“No prob ~♪”
“Tú no estás nada mal tampoco, Amagi.”
“¿¡…QUÉEEEEE!?” Rinne se paró de un salto, haciendo que Glen Moray volara por los aires hasta caer en el suelo sentado. “¿ME ACABAS DE HALAGAR? Así que no sólo quieres con Niki, sino también conmigo, ¿eh? ¿Qué dices de felices los tr—?”

Para suerte de HiMERU, Rinne se vio interrumpido por el jingle de notificación de su celular. Al mismo tiempo, el suyo vibró en su bolsillo, lo que llamó su atención.

Ambos sacaron sus celulares casi en sincronía. En la pantalla del suyo, HiMERU encontró una notificación del app de HoldHands, una red social exclusiva para idols creada por Ensemble Square.

“Ah, es del chat de Kurebitch,” dijo Rinne, desbloqueando su celular. HiMERU hizo lo mismo con el suyo.
“HiMERU sigue cuestionándose por qué le pusiste ese nombre tan desagradable.”
“La verdadera pregunta es por qué no lo habría hecho, Merumeru~♪”

La conversación les mostró un mensaje de Niki… con un link adjuntado que les dejaba ver la previsualización de un video.

Quote
niki: miren!!!!1!!1 Este es el hermanito menor de Rinne-kun!!1 :3
<link>

HiMERU esperó algún insulto hacia Niki por parte de Rinne, pero este nunca llegó.

“¿Amagi?”

La sorpresa lo llevó a alzar la mirada, encontrando una expresión indescriptible en el rostro del pelirrojo. Parecía que la pequeña foto borrosa lo había dejado sin palabras, atónito al punto de ni siquiera reaccionar ante el sutil llamado de HiMERU.

Rinne frunció el ceño, indignado, y luego se obligó a sí mismo a tranquilizarse con un suspiro pesado. Tuvo la intención de darle click al link, pero el mensaje se borró simultáneamente para todos los miembros de la conversación… lo que les impidió revisar el contenido.

“Oh,” comentó HiMERU, muy elocuente. “Shiina acaba de borrarlo.”
“¡Niki de mierda! ¡Le voy a parti—!”

A ambos les llegó otro mensaje de Niki.

Quote
niki: sorry me equivoque de chat uwu

“Claro que sí, Niki idiota. Voy a creerme todo lo que digas.” Rinne abrió la conversación que tenía con su mejor amigo para mandarle cincuentas mensajes indignados respecto a lo que acababa de ocurrir…

…Pero lo detuvo en seco la vibración del celular de HiMERU.

“¿Mm?” HiMERU no pudo ocultar su curiosidad ante la nueva notificación en su app de HoldHands.
“¿Ehhhhh?” dijo Rinne, sorprendiéndolo al estar demasiado cerca de él. De un momento a otro, se había colocado a su lado, invadiendo su espacio personal para darle prioridad al contenido en su celular: era un mensaje de Niki, pero en otro chat grupal… cuyos miembros eran sólo Kohaku, HiMERU y el mismo emisor.

Quote
niki: chicos me equivoque ): no le muestren a Rinne-kun!!!!1!!1 me va a matar!!!!1 Aqui esta el liiink
<link>

“¿Qué…?”
“…”
“¿¡TIENEN UN CHAT SIN MÍ!?”
“Sí.”
“¿Fue tu idea, de seguro?”
“Conoces muy bien a HiMERU~” Sus labios dibujaron una pequeña sonrisa, y HiMERU tapó la pantalla del celular al juntarlo a su pecho. “HiMERU encontró pertinente hacerlo. Es muy común que Amagi se desvíe del punto original de nuestro chat grupal para postear memes y fotos de su vida cotidiana.”
“Porque somos amigos, Merumeru.”
“…HiMERU no sabe, HiMERU no opina.”
“Mira, no me importa. Osea, ¡SI ME IMPORTA! ¡ESTOY OFENDIDÍSIMO!” gritó Rinne, fingiendo enojo. “¡Cómo le hacen eso a su pobre líder de unit! ¡Y Rinne-sama que los adora con toda su alma!”
“…Era necesario.”
“¡NO ME IMPORTA! No, en serio. Ya de ahí les sacaré la mierda a todos. Ahorita lo que me interesa es el link que compartió Niki. Muéstrame la pantalla.”
“No.”
“Meru, hazlo por las buenas,” le sugirió Rinne. Ahora sí se veía enojado. “No quiero que luego me vayas a denunciar por acoso sexual.”
“HiMERU lo hará si lo ve necesario.”
“Pues HiMERU no tendrá por qué verlo necesario si me da su celular en estos instantes.”
“¿…No podemos ver el link juntos?”
“Hombre, esa era la idea. No voy a borrarlo.” Rinne le esbozó una sonrisa. “Igual, no tendría sentido. El único que puede borrarlo es Niki.”
“Imaginé que no querrías que HiMERU viera el contenido del video.”
“No puedo hacer nada si es un video que se está compartiendo por todo HoldHands.” Rinne suspiró. “Hiiro de mierda… Dios, pero tengo la peor de las suertes. Hoy me abandonó la diosa de la fortuna, no hay duda.”
“…” HiMERU se apiadó un tanto de aquella expresión resignada en su rostro. Niki había mencionado que los ojos de cordero degollado de Rinne eran difíciles de ignorar, y tal parecía que tenía razón.

Con lentitud, extendió su mano hasta liberar el celular y mostrar la pantalla.

“…” Rinne notó el gesto y retomó su sonrisa. “Eres un sol, Meru~ Gracias. Okay, dale click.”
“Mm.”

HiMERU no demoró en hacerle caso, y con un sutil toque de su mano, el link se abrió en el navegador del celular.

Era un video borroso de una audición de Ensemble Square: en este, se veían a varios postulantes intrigados por una conversación que ocurría a unos metros de allí: un joven de estatura media y cabello rojo brillante andaba conversando con la mesa de jurados. Debido a que se encontraba de espaldas, no se podía definir mucho sobre su identidad, pero su voz sonaba clara y fuerte en la grabación.

En la mesa en frente de él, Rinne y HiMERU identificaron a Eichi Tenshouin, el presidente de Ensemble Square y encargado de su agencia, Starmaker Production. Parada cerca del intruso estaba Enma, una accionista e importante personaje en el mundo del showbiz, quien debían suponer era el otro juez de la audición.

“…”
“…”
“Páusalo, por favor.”
“…” HiMERU le hizo caso. “¿Estás bien?”
“Heh.” Una risa seca emanó de sus labios. “¿Qué pasa? ¿Acaso Himerurun está preocupado por mí?”
“…HiMERU ve lógico hacerlo. Hace un rato no querías hablarle de esto, y ahora… ya entiende por qué. Tu hermano ha venido a la ciudad a buscarte.”
“Sí, Sherlock Holmes.” Rinne soltó un suspiro. “No quería mencionarlo porque no lo veía necesario… pero ahora que puedes cruzarte con él, no tiene sentido seguir ocultándolo.”
“Entonces Shiina tenía razón, este es tu hermano menor.”
“Sí. Ese baboso es mi hermanito.” Pese a su indignación, Rinne se permitió una pequeña sonrisa.

Pareció recordar, en cuestión de segundos, que HiMERU estaba a su lado, y retomó rápidamente la actitud irritada de hacía un rato.

“Hiiro idiota. ¿Por qué…?”
“Porque te extraña.”
“Cállate la boca, Merumeru.” Rinne bufó. “Estos chicos de ahora. Se creen que pueden tratar a sus mayores como si nada.”
“Amagi, no le llevas tantos años a HiMERU.”
“Pues yo creo que sí. Eres un mocoso a mis ojos, Merumeru~”
“…” De haber sido otra la situación, HiMERU habría intentado refutarle, pero terminó optando por dejar pasar aquel comentario. Rinne andaba más irritado de lo usual y se notaba en sus ganas incesantes de joderle lo que quedaba del día.

La noche recién empezaba, y aún así, HiMERU sentía que, junto al cansancio acumulado, la  interacción con Rinne le había terminado de freír las neuronas que le quedaban. No tenía cabeza para barajear teorías sobre la extraña actitud de su líder, y mucho menos quería intentar conversar con él al respecto.

De todas maneras, lo más probable era que Rinne se rehusara a darle el gusto.

Sin embargo, había un tema que no podía esperar. Rinne podía haberlo distraído todo ese tiempo, pero HiMERU quería creer que sus prioridades aún estaban claras.

“Ugh. Esto me cagó todo el humor de una, putamadre,” se quejó Rinne.
“Amagi, espera. HiMERU tiene que hablar contigo sobre su trabaj—”
“Eh. Puede esperar a mañana, Merumeru~” canturreó Rinne.

Las sábanas y la cubrecama volaron por los aires, y Rinne fue rápido en escabullirse debajo de ellas hasta envolverse como un burrito.

“Esa es la cama de HiME—”
“Ahí hay dos más, Merumeru. Elige una y listo.”
“Pero la cama de Hi—”
“¿…A menos que quieras dormir conmigo?” preguntó, girándose a verlo.

Su sonrisa burlesca carecía de la picardía usual en sus gestos.

Era curioso verlo realmente afectado por algo.

Demasiadas sorpresas y emociones intensas lo hicieron reconsiderar aquella discusión estúpida que HiMERU habría querido iniciar. Se rindió, y optó por ignorar a Rinne para darle prioridad a su tiempo libre. Necesitaba completar su rutina de belleza, tomar una ducha y, principalmente, una noche de descanso bien merecido.

Para su sorpresa y decepción, Rinne no volvió a emitir comentario alguno por el resto de la noche.

“…” HiMERU suspiró, ni bien se envolvió bajo las sábanas de la cama más lejana de la suya (o la de Rinne, por esa noche). Contempló reclamarle al día siguiente, pero encontró que no tenía apuro ni mayor intención de pedirla de regreso cuando de seguro Rinne dejaría su olor a alcohol y el humor terrible del pachinko impregnado en las sábanas y la almohada.

Vaya dicha la suya de tener un líder de unit así como él. Suponía que algo grave estaba pagando al universo, porque no había forma de tener tremenda mala suerte.

Pensar que cierto individuo mantenía su carrera como solista sin problemas le hervía la sangre de la rabia. HiMERU tenía que actuar ya.

En medio de todo lo positivo que le había mostrado Rinne esa noche, HiMERU encontró que su plan original de chantajearlo sería más fácil de llevar a cabo al tenerlo cerca de él. Iba a ser muy sencillo hallar su punto débil, tomando en cuenta el tiempo que comenzarían a pasar juntos desde ese día.

Y es que HiMERU sabía que sería capaz de cualquier cosa por volver a trabajar como solista.

Cualquier cosa para no decepcionar a su hermano.







La primera impresión que tuvo del grupo de compañeros de equipo de su tío había sido, al final, un poco errada. Sí eran alocados, y algo dejados, y… muy metiches, pero en medio de todo, parecían muy alegres de compartir una cena entre amigos y, además, de conocer al sobrino de su capitán.

A Kohaku le costaba recordar los nombres de todos: eran más de diez chicos, sin contar los invitados ajenos al club, como Nejire y Madara. Para su suerte, justo estaba sentado al lado de Eureka e Iwaizumi, quienes parecían enfocados en chequearlo de vez en cuando para cerciorarse de que se sintiera cómodo y, si veían necesario, aclararle de nuevo quién era quién.

“¿Estás bien?” escuchó la voz preocupada de Iwaizumi a su lado. “Discúlpalos a todos. Tal vez andan incomodándote de más por andar tan emocionados con la salida. Hace tiempo que no coincide gran parte del equipo.”
“No te preocupes, Iwaizumi-han,” comentó Kohaku, con una pequeña sonrisa. “Al contrario, me alegra que me hayan tomado en cuenta.”
“Eh…” Iwaizumi observó a Kokichi de reojo. “Quien lo hizo no es la persona más fiable, la verdad, pero siempre eres bienvenido aquí.”
“¿Por qué no es de fiar?” Kohaku se mostró curioso. Era cierto que Kokichi le daba mala espina, pero no sabía cómo definir sentimiento de la manera más precisa, todo por falta de información.
“Oh. ¿No sabes el chismesote?” mencionó un pelirrojo, que justo acababa de regresar a la mesa con el plato lleno de bocaditos y yakiniku. “Bueno, imaginé que Oikawa no te contaría nada. Todo para que no cambie la concepción que tienes de él.”
“…Tooru-han no es perfecto, pero sabe admitir cuando ha cometido un error y se apura en enmendarlo lo más pronto posible,” comentó Kohaku, receloso de las intenciones de aquel joven. “No sé qué hizo, pero estoy seguro de que tuvo sus razones.”
“¿Eso crees?”
“Tendo.” La voz de Iwaizumi le indicaban las pocas horas de vida que le quedaban si seguía hablando del tema. “Córtala.”
“Ah, qué aburrido eres.” Tendo suspiró. “No tiene sentido invitar a Kohaku-chan si es que no le vamos a contar todo lo que el tío ha estado haciendo a sus espaldas.”
“Tendo.” esta vez, fue Eureka la de la voz irritada. “Estoy segura de que Kokichi y tú comparten la misma neurona, pero espero que se controlen.”
“…” Tendo se giró a observar al mencionado, que andaba sirviéndose un ejemplar de cada tarta en la zona de postres. “Esperaré a que regrese, entonces.”
“¡No voy a dejar que le cuenten—!” dijo Eureka, pero fue interrumpida por la mirada curiosa del sobrino de su amigo.
“¿Contarme qué?” Kohaku arqueó una ceja.
“Que Oikawa fue rebel,” dijo el joven sentado al lado de Tendo. Kohaku lo reconocía como la pareja de Nejire, pero así como le sucedía con la gran mayoría del equipo, no recordaba su nombre en específico.

El chico parecía haber estado atento a su conversación, por más de que Nejire estuvo a su lado contándole algo muy entusiasmada.

“¡Ushijima!” exclamó Iwaizumi, indignado.
“Ah, lo siento. Tal vez no debí decir eso,” se disculpó.
“Hehe… pues no debiste,” dijo Nejire. “Pero… ¿Me estabas escuchando?”
“Sí.” Ushijima asintió. “Es sólo que también le presté atención a ellos.”
“…” Eureka se quedó helada. Demoró unos instantes en reaccionar y, preocupada, se giró hacia el Oikawa menor.

Kohaku se veía demasiado tranquilo ante semejante revelación.

“Mm, lo supuse,” comentó Kohaku, dejando atónito a todos.
“¿Q-qué?” ‘atinó’ a decir Tendo, confundido. “¿Cómo así?”
“Ni idea.” Kohaku se encogió de hombros. “Es algo estúpido que él podría hacer.”
“Diría que me sorprende que sepas qué es un rebel, pero… okay, sí me sorprende,” comentó Eureka. “Juraría que el conflicto está reducido a la universidad, ahora.”
“¡Nope~☆!” contó Kokichi, tomando asiento al otro lado de Tendo, justo frente a Eureka. Madara había regresado con él, sentándose al lado del rebel. “Estudiantes de cualquier edad pueden participar. Hasta los de maestría, la verdad. Y los menores de edad, dependiendo de la institución, necesitan un consentimiento…”
“Eso es mentira. Ni Hanasaki ni Rizembool son tan considerados,” refutó Eureka.
“Bueno, Rizembool sí lo es. Al menos en algo tenían que serlo, ¿no crees?” Kokichi esbozó una sonrisa socarrona, irritando más a la chica con aquel gesto.
“Me enteré por rumores,” contó Kohaku. “Supongo que la vida estudiantil es tan monótona que algunos alumnos se aferran de cosas así.”
“Eso pasa también en Hanasaki,” dijo Eureka. “Pero me sigue sorprendiendo que aún involucren a estudiantes escolares.”
“Disculpen si me entrometo, pero…” la voz de Nejire sorprendió a todos. “¿Qué es un rebel?” preguntó, confundida.

Aquel lado de la mesa guardó silencio por unos instantes.

“Eh…” empezó Eureka, pero Kokichi le ganó.
“¿No sabes qué es un rebel, Nejire-chan? ¡Yo te cuento!” ofreció, sonriéndole. “Hanasaki y Rizembool tienen est—” Quiso explicar, pero una tarta de fresa en la boca lo interrumpió.
“A ver si así te callas,” dijo Eureka, irritada.
“Merecido,” susurró Iwaizumi, con una sonrisa infantil en los labios.
“Aww, Eureka-chan, me enterneces,” mencionó Kokichi, luego de terminar el bocado de torta. “No sabía que querías darme de comer en la boca~”
“Yo… No…” La mueca de asco que hizo bastó para expresar su completo disgusto. “Ugh. Te voy a destruir.”
“¿Acá o más tarde~?”
“¡CÁLLATEEEEEE!”
“Hehe. Eureka-chan y Ouma-san son muy cercanos,” comentó Nejire, entre risas.
“…Algo así.” Iwaizumi suspiró. “…Lamentablemente,” finalizó, en una voz bien bajita. Sólo Kohaku, a su lado, lo llegó a escuchar.
“¿De dónde? Ahora que me pongo a pensar, Ouma-san apareció un día en el gimnasio de la nada.” Nejire continuó con las preguntas incómodas, aún a pesar de la atmósfera curiosa que llevaba formándose desde hace un rato.
“¡Esa es una historia divertidísima—!” empezó Kokichi…
“—Que hoy no vamos a contar porque sino se nos pasa toda la noche en eso,” …y completó Eureka.
“¿Por qué?” Kokichi hizo un puchero. “Hay varias personas interesadas en eso. ¿No, Mama?”
“¿…Mm?” Fue la elocuente respuesta del mencionado. Por algún motivo, Madara se veía muy perdido. “Disculpa, no estaba prestando atención, Kokichi-san~☆”
“A Mama no lo involucres,” se apuró en decir Eureka.
“¿Por qué ya sabe o cómo?” dijo Tendo, sonriendo de lado.
“Te aseguro que no sé de qué están hablando, Tendo-san~” canturreó Madara, intercambiando miradas con Eureka.
“Las miradas hablan más que mil palabras, Mama~” dijo Kokichi, entre risas.
“…” Eureka se aguantó las ganas de refutarle, muerta de vergüenza y con un singular sonrojo en sus mejillas.
“Ay, todos ustedes se guardan mil secretos.” Nejire hizo un puchero. “Wakatoshi, ¿tú sabes?”
“Pues Ouma es el—”
“USHIJIMAAAAA” El grito de súplica de Eureka hizo que Ushijima se callara en el momento preciso.
“Lo siento, Nejire,” le ofreció, a su pareja. “No soy yo quien deba decir eso.”
“GRACIAAAAAS”
“Nishishi, tu secreto estará a salvo por hoy, Eureka-chan~” canturreó Kokichi. “Pero no por mucho tiempo.”
“No involucres a más gente en esto—”
“SQUID GAME,” gritó Bokuto, al otro lado de la mesa, con la clara intención de disipar la tensión en el aire. “¿LA VIERON? ¿QUÉ OPINAN?”
“¡AAAAHH ME ENCANTÓ!” empezó Nejire. “Aunque ese final…”
“…Ese final…” dijo Iwaizumi, decepcionado.
“¡ESE FINAL!” comentó Arakita, indignado. “¡No puedo ser el único que lo haya odiado!”

Para suerte de todos, aquel comentario fue capaz de alegrar la atmósfera del grupo, y todos dejaron atrás el momento incómodo para darle importancia al raje y al debate sobre el final de la serie. Algunos aprovecharon en quejarse, indignados con los spoilers que se soltaron sin cuidado, pero eso sólo avivó la energía y el ambiente alegre que se formó entre la halgarabía.

Kohaku fue uno de los pocos que se quedó pensando en aquel intercambio extraño. Había algo ahí… que no cuadraba. Más que la actitud molestosa de Kokichi, al joven idol le intrigaba la –poca– interacción entre Madara y Eureka, cuyo comportamiento no era congruente con lo que había visto de ellos durante la tarde.

Sin embargo, no se sentía lo suficientemente cercano como para cuestionarlo. Era algo que sólo se limitaba a una pequeña observación y ya.

Tal vez su tío… pero no. Él tampoco debía meterse en asuntos que no le incumbían, o al menos esperaba que no fuera así de metiche como para hacerlo.







Luego de la cena, Eureka intentó de todo para no quedarse a solas con él.

No sólo por el elefante rosa de la habitación que acechaba todas sus interacciones desde aquella conversación directa e indirecta que habían tenido en la tarde, sino también porque—

Suspiró.

No podía engañar a nadie. Cierta incomodidad opacaba su pensamiento cada vez que hablaban, y aunque sabía la razón detrás de todo, no se atrevía a sacar el tema a la luz. Era incómodo reclamarle algo que Madara le había dejado medio claro desde el inicio, aún cuando no había dicho nada explícito.

Y no era una confesión de amor. Era sólo interés, pero Eureka era experta en exagerar todo y, de paso, exagerar su propia reacción.

Madara no había demorado en darse cuenta: se notó en su mirada apenada cada vez que sus ojos encontraron los suyos en medio de las sonrisas y comentarios del grupo durante la cena. Incluso, antes de eso, le había quedado claro en el cine, cuando el idol había volteado a observarla en silencio en varias ocasiones, con la visible intención de decirle algo sobre el intercambio en el auto. Eureka, siendo un poco egoísta, se había hecho la desentendida, optando por prestarle atención a la pantalla en vez de encarar el tema del que debían conversar.

Lamentablemente, sus excusas se habían esfumado en un abrir y cerrar de ojos. Cuando al fin cayó en cuenta de sus alrededores, se dio cuenta de que Madara y ella eran los únicos que quedaban del grupo. Durante el trance y la crisis nerviosa que Eureka había tenido, los últimos miembros del equipo de vóley se habían despedido y retirado a sus hogares. Iwaizumi también se había ido, ofreciéndose a llevar a Kohaku a Ensemble Square en el camino de regreso a su departamento.

“Eureka-san…”
“¡S-sí!” dijo Eureka, saltando del susto. Al observar de reojo, lo encontró con esa misma expresión apenada que había visto varias veces durante el transcurso de la noche.
“Pensaba ofrecerme a llevarte a Hanasaki, pero no sé… si te sientas cómoda con eso,” comentó, sincero. “Ví que intentaste irte con varios grupos. Hoho, tal vez debiste insistirle más a Nejire-san~”
“Mama…” Eureka quiso encararlo, pero no pudo mirarlo a los ojos. El pavimento a su lado se veía mucho más interesante. “Tenemos que hablar… No me gustaría regresarme sin hacerlo.”
“No te preocupes. Mama estará bien,” le aseguró él. “No necesitamos hacerlo si te inc—”
“No importa cómo me siento. No es justo para ti, y creo que tampoco es justo para mí…”
“…” Madara suspiró. “Está bien. Yo… lo siento. No debí decirte esas cosas. No quería que nuestra dinámica cambie, pero me llevo aguantando eso desde hace un tiempo, y me estaba matando…”
“¿…Hace un tiempo?” Eureka estaba al borde de un paro.
“¡Sí~!” afirmó Madara, sonriente. “Desde el rodaje del videoclip.”
“¿¡QUÉEEEEEE!?” Eureka no pudo evitar el tremendo grito que salió de lo más profundo de su ser. “¡Por eso te me acercaste!”
“En parte. Pero también porque fue Nejire-san quien te recomendó.”
“Ah, pero eso era parte de su plan—” Eureka se interrumpió a tiempo. “Ah, nada, olvídalo” mencionó, agitando las manos en un intento desesperado de hacer aun lado aquel comentario suyo.
“Lamento mucho que haya sido taaan repentino. Y encima, no te he dicho nada… como debería hacerlo, pero creo que igual sabes a qué voy.” Madara rio, un tanto nervioso. “Disculpa, siento que ha sido el peor momento para esto. Encima eres mi asistente en el club de canto, y nos vamos a ver a cada rato…”
“Mama.” Eureka lo interrumpió. “Sé sincero. ¿Quieres salir conmigo?”
“Sí.” La respuesta súbita de Madara la avergonzó aún más. “Me encantaría.”
“…” Eureka se tapó la cara. Esperaba que el paro la matara en cualquier momento, porque aquella opción se veía mucho más atractiva que procesar lo que acababa de oír. “…Okay.”
“‘¿O…kay?’” Madara ladeó la cabeza, confundido.
“¡N-NO!”
“Eureka-san, te estoy fastidiando~” Madara soltó una risotada. “Como te dije en la tarde, quiero creer que tengo mis prioridades claras. No me confesaría en frente de la puerta de un buffet.”
“Bueno, es un buffet cuatro estrellas. Y no estuvo nada mal…” Mencionó, sobándose la panza. “¡P-PERO NO ES EL PUNTO!” Eureka se dio un par de palmadas en la cara para despabilarse. “El punto es que… Aún cuando no estás… pues… eh. Diciéndome lo que me deberías decir… igual entiendo a lo que vas.”
“Mm, mm~” Madara esbozó una sonrisa enternecida.
“Y… esto me da a entender de que en algún momento sí me lo dirás, ¿no?”
“Pues… eso depende de algo que debo contarte.”
“¿Qué?”
“No sé si quieras salir conmigo luego de eso~ O mejor dicho, si puedas.” Madara se llevó una mano al mentón, pensativo. “Estuve pensando en qué momento decirte esto, y creo que este es el más indicado”
“Seguimos en frente del buffet.”
“Oh. Pero no es lo que crees. Esto sí te lo puedo decir en frente del buffet~”

El sonido de un ringtone se hizo presente en medio del silencio de la calle, que estaba prácticamente vacía de no ser por ellos. La gente que salía del buffet no demoraba en desaparecer, tomando un taxi o corriendo a la estación de tren con la esperanza de agarrar el último de vuelta a casa.

“Ah, discúlpame un segundo,” dijo Madara, tomando la llamada ni bien revisó la pantalla de su celular. “¿Aló, Megum—?”

La expresión seria en su rostro le indicó a Eureka que algo terrible había sucedido.

“Sí. Escóndanse donde puedan, ahí voy… No, estoy cerca. ¿No hay nadie por ahí? Ah. Dios. Okay, nos vemos.” Colgó y guardó el celular. “Eureka-san, tengo una emergencia. No… debería atreverme a pedirte ayuda, pero voy a necesitarla, y no estoy en posición de negarme a recibirla.” Su sonrisa no llegó a sus ojos. Madara estaba demasiado preocupado como para intentar guardar apariencias.
“Por supuesto. ¿Qué pasó?”
“Te acuerdas… ¿del callejón que vimos hoy? Uno de los míos ya identificó… la raíz de todo. Te cuento en el camino.”
“Okay.”

Madara ni esperó a escuchar su respuesta, porque ya había comenzado a correr en dirección del estacionamiento donde había dejado su carro.

Intrigada por la situación y la extraña mirada del idol, Eureka lo siguió sin hacer comentario al respecto.

Más importante era descubrir quién era el culpable.
« Last Edit: March 03, 2022, 01:42:12 AM by Eureka »


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #817: December 16, 2021, 07:04:56 PM »

Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~

*top 4*

*conteo*

Sayi :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 14795 palabras
Kana :: 17126 palabras
Eureka :: 8508 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 1000 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 1272 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #818: December 31, 2021, 01:32:43 PM »


102.1.


Llevaba tiempo avanzando hasta llegar a una calma desconcertante. Podía oír goteras que retumbaban con discreción y a su vez llenaban el ambiente. La luz estaba limitada al foco de su casco el cual le permitía el avance. Sin embargo, a su vez, temía que dicha ayuda le hiciera ignorar cualquier otra fuente de luz, por más mínima que fuera.

La luz equivalía la vida y, en este caso, la actividad sospechosa de sus enemigos. La peliblanca alta, esbelta y de envidiable figura permanecía determinada e inmutable en lo que continuaba con su camino.

“…” eventualmente, resopló con impaciencia. “Estos sótanos se extienden demasiado. Me cuesta pensar que fueron un verídico centro de acopio.”
“Lo fueron aunque no contradigo tu parecer, querida,” por su auricular, una voz sosegada y amena entretuvo sus palabras. Se podía oír una sonrisa indiferente de su tono de voz. “Tal parece que es una de las muchas construcciones ahora anticuadas que se originaron antes de la burbuja económica del Japón. No son más que cementerios de los anhelos pasados en el presente, una pena.”
“Sin embargo, suena a que te entretiene.”
“Oh ho, sabes que comentar sobre la naturaleza humana es uno de mis pasatiempos favoritos,” rió un poco. “A su vez, por su locación, infraestructura y profundidad, sería toda una inversión tornarlo en algo más, por algo ha sido mayormente olvidado, apenas cerrado con un cerco que cualquier colegial puede perpetrar.”
“Tsk… es una tremenda negligencia. De lo contrario, no estaríamos aquí investigando,” llegó al final del pasillo y estudió ambas direcciones hasta que ubicó las próximas escaleras, y avanzó hacia ellas. “Nada todavía, pero sí vi unos rastros de que ha habido ingreso reciente de otras personas. Es posible que me lleve con una sorpresa en cualquier momento.”
“Oh, estoy segura~ sin embargo, por más fe que tenga en ti, no te excedas ni te sobreestimes,” dejó sus ánimos de lado un momento para hablarle en un tono más serio. “Entre las ya escasas HiMEs, no tenemos a otra experimentada como tú para nuestro departamento, y a Hanasaki le conviene que te mantengas a salvo, Suzuka. Nunca lo olvides.”
“Lo sé, pero sé lo que hago. Tampoco puedo dejar que Rizembool se salga con las suyas,” llegó a las escaleras, pero mientras bajaba, se detuvo al notar lo que parecía una muy tenue luz fría, y decidió apagar el foco de su casco.
“Oye, ¿qué haces?” le cuestionó la voz, impresionada.
“Shh…” Suzuka agudizó su visión y lentamente vio mayor, aunque todavía mínima, claridad. “Hay una luz en el piso inferior.”
“Será mínima porque no la veo, pero la cámara del robot que te di tiene mejor resolución. Usa ello antes de bajar tú.”
“No confío en tus invenciones, dudo que esa cosa sea más discreta que yo,” dicho esto, Suzuka saltó y se escondió detrás de un tubo salido del aire condicionado en lo que se aclimataba a la luz. Esta salía de las comisuras de las puertas de algún otro almacén, el cual estaba cerrado. Obvio algún comentario sobre su característico e inflexible ímpetu y observó lo que pudo más allá de la puerta de interés. Ese sería un buen punto para retirarse y pedir por refuerzos o más herramientas de investigación, pero necesitaba al menos sacar algo de su llegada. Su ubicación y recorrido ya estaban registrados por la otra persona, y al no ver más de interés fuera de dicha ominosa puerta, se concentró en la misma. Se echó frente a esta, sin llegar a ver cuál era el origen de la luz blanca por la rendija, y sacó un micrófono y cámara diminutas para pasarlas por debajo de la puerta. “Estaré activando los dispositivos. Dime lo que ves y veré cómo actuar.”
“Eres rápida, los refuerzos todavía no llegan…” lamentó frustrada aunque igualmente entretenida.
“Los esperaré si eso es lo que concluyes…” rodó los ojos. Casi parecía su madre. Entonces, se alarmó al oír un simple respiro rápido de sorpresa de la otra.
“¡Suzuka, aléjate de inmediato!”
“¿Qué?”

Ese monosílabo apenas terminó cuando un orphan grande destrozó la puerta de una embestida. Suzuka apenas pudo impulsarse a un costado y evadió ser aplastada por las masivas puertas casi de milagro. Se puso de rodillas en lo que la bestia soltó un alarido tan estruendoso que estremeció a la HiME e incluso causó una molestosa estática en su audífono. Suzuka no tuvo de otra que arrancárselo para no quedarse sorda.

Miró de reojo al espacio ahora ampliamente abierto y su sangre se heló. Había decenas de orphans, todos despertándose como si su intrusión acabara de activar algún sistema para reavivarlos. La fría y tranquila luz blanca se cambió a una sirena roja que probó exasperar a esos seres tanto como a ella misma.

“¡Orphans desatendidos! ¡¿Qué demo-?!” su shock le costó caro ya que su primer enemigo llegó a embestirle. Su primer reflejo había sido blandear su arma, aunque recordó con frustración que no la tenía, ni podía invocarla a tanta distancia. No puedo evadir del todo y terminó chocándose contra la pared. Suzuka se recobró lista para atacar, aunque se sorprendió, y consternó de ver cómo dicho orphan corrió hacia las escaleras para escapar. “¡No lo harás!”

Ella lanzó una pequeña bolita de concreto sólido de su bolsillo, la cual ni bien pasó por delante del orphan, selló el pasillo por completo. Este se estrelló contra la nueva maciza pared y tardó en recuperarse, lo suficiente para que la HiME tuviera una ventaja definitiva.

“¡Ahhh!” ella lanzó unos tres dardos insignificantes en tamaño, los cuales en el aire crecieron en masa enormemente y empalaron al orphan, el cual cayó muerto de inmediato. Fue una victoria limpia… tanto que se había olvidado momentáneamente de los otros muchos orphans.

Los observó y se llevó con la amargura de notar que estos, al igual que el recién derrotado, tenían como prioridad escapar, y algunos ya lo hacían por los ductos de aire acondicionado del suelo y techo, y hasta otra puerta igual de grande al fondo de su visión.

No podía ni esperar a los refuerzos, quienes eran principalmente más personas normales enfocadas en información que otra cosa, mucho menos dejar que esas alimañas escaparan. Jaló las ahora lanzas del orphan muerto y con fuerza las lanzó hacia los ductos del techo. En el trayecto crecieron más y destrozaron dicho techo, lo cual provocó la caída de algunos orphans que ya habían escapado, además de aplastar a otros en el caótico ambiente. Parte de las luces rojas se apagaron y Suzuka prendió nuevamente su luz del casco. Era demasiado pronto para cantar victoria.

Haría lo posible para pelear contra todos los orphans, pero desde ya contaba con la alerta de su superior, quien seguramente reclutaría a otras HiMEs para aquella emergencia.



Hace unas horas…


Fudou cruzó las puertas grandes de Hanasaki U, esta vez acompañado por Atsushi y ya no en aquel aplastante momento del examen de admisión. Parpadeó un par de veces para demostrar que no soñaba, ya de manera compulsiva y sin realmente tener un motivo. Obviamente se encontraba en la línea temporal donde contra todo pronóstico lo acababan de aceptar ahí.

“Bueno, hemos llegado,” declaró Atsushi, satisfecho y llevando sus manos a sus caderas. “Esta es tu nueva alma mater,” le vio desinteresado y dando un bostezo. “Heh, ya no tienes el nerviosismo del otro día,” se alegró y levantó un pulgar. “¡Muy bien, quiere decir que ya te sientes en casa!”
“Tch, cállate, sólo porque bostezo no quiere decir que estoy tranquilo,” le recriminó, mirándole con cara de pocos amigos. Desvió su mirada. “Uhh… no dormí bien. Tú andarás feliz en tu vida esplendorosa, pero yo no doy cosas por sentado… tal vez me expulsen o qué se yo…”
“¿Eh? No es que lo haga,” alzó una ceja y negó frustrado. “Yo que pensaba que habías dejado de hacerte el difícil.”
“Se ve que no me conoces…” bajó su mirada, aunque se sobresaltó porque el otro le dio una fuerte palmada en la espalda. “¡Ah!”
“¡Pero ya, tienes que salir de tu hueco mental y espabilarte!” le alentó.
“¡Casi me dejas sin aire!” le reclamó. Bien pudo ver que el otro se mantuvo entretenido.
“No es para que tengas sueño si hoy comienzas clases tarde.”
“Igual estamos aquí antes de mis clases, ¿por qué?” sintió un tic en la ceja.
“Pues obvio, es para darte un tour por tus futuras clases,” declaró contento. “Yo también sigo siendo nuevo, pero le pedí a un amigo que me ayude. Oh…” miró hacia el frente y sacudió una palma. “¡Y hablando del diablo! ¡Ibara, por aquí!”
“…” Fudou se extrañó y miró fijamente a ese pelimagenta que no tardó en darles el alcance. Sintió una alergia preventiva al tratarse a simple vista de un ser humano hiperfuncional. Vaya, en caso no tuviera suficientes motivos para sentirse fuera de lugar…
“¡Buenos días, Atsushi, andas con excelentes ánimos, como puedo ver!” exclamó Ibara, quien le dedicó un saludo militar con una de sus amplias sonrisas. “¿Y qué es eso de diablo?”
“¡Haha, es una broma, no te lo tomes en serio!”
“Fufu, más bien me decepcionas, mi estimado amigo,” Ibara se cruzó de brazos. “Y yo que pensaba que finalmente reconocerías la descarada víbora que soy, pero debí suponer que mantendrías tu fe en la humanidad. Esas cosas se hablan a las espaldas de otros,” entonces se dirigió al pelivioleta. “Ah, aunque mis disculpas, amigo de Atsushi, ya te vas a llevar la peor impresión de mi persona,” bajó sus ánimos rebosantes y le extendió una mano. Sonrió profesionalmente. “Me llamo Ibara Saegusa y fui compañero de Atsushi en la academia militar. ¡Es un placer ayudarte el día de hoy!”
“Eh, claro… soy Fudou Yukimitsu…” dijo en voz baja y miró la mano extendida del otro con perplejidad. “¿Es necesario que sacudamos manos? No estamos haciendo negocios o algo.”
“Vamos, Fudou, no te cuesta,” le reprochó Atsushi.
“¡Oh, no es ningún problema, lo entiendo perfectamente!” Ibara rió abiertamente y recogió su mano para llevarla detrás de su nuca en un gesto de torpeza. “¡Lo lamento mucho, estoy acostumbrado a situaciones formales y precisamente a los negocios y a veces mis gestos se adelantan a la norma social! Muy bien, Yukimitsu-kun, es un gusto. ¿Comenzamos con el tour?”
“Fudou está bien, en serio…” este se estremeció por dicha formalidad.
“¡Entendido, de igual manera puedes llamarme Ibara!” declaró con alegría. Este pasó a observar a Fudou detenidamente por un par de segundos antes de darse media vuelta.
“…” ante aquello, Fudou se confundió y le miró con recelo. Conocía bien ese gesto juicioso de que lo estuvieran analizando o ‘fichando’, como si dicho pelimagenta hubiera captado el tipo de persona que era.
“¡Comencemos que nuestra alma mater no se camina sola!” dijo a todo pulmón.

Fue así que Ibara les llevó atentamente y con dedicación por los edificios de interés. Comenzó el camino por una reseña histórica de la universidad, algo que frustró a Fudou mientras que Atsushi se rió por la ocurrencia, y luego compartió detalles importantes, como la ubicación de librerías cercanas o cafeterías que él recomendaba personalmente.

“Y este sería el último lugar por enseñarte,” Ibara se detuvo frente a un edificio grande de estudios generales. “Aunque si no me equivoco, el propio Atsushi tiene un curso aquí. Seguramente él conoce el interior mucho mejor que yo.”
“¡Ah, entonces este es el curso que vamos a tomar juntos!” concluyó el pelinegro. “Heh, qué bueno, es un electivo bastante fácil. Está orientado a medicina, aunque es más conocimientos generales y una guía a nutrición y ejercicio que otra cosa.”
“Hai, hai…” Fudou miraba en otra dirección, desinteresado. “Mientras sea fácil…”
“Perdona el atrevimiento, aunque no te percibo muy entusiasmado de encontrarte aquí,” observó Ibara, con curiosidad. “Al menos espero que mis instrucciones te hayan servido para algo.”
“Eh, pues sí…” se cohibió un poco. “Gracias, supongo, es sólo que…”
“Fudou anda estresado, todo fue muy súbito para él, pero descuida,” le aseguró Atsushi. “Él se hace el difícil, pero en verdad le importa.”
“…” el pelimorado quiso recriminarle por su elección de palabras, aunque el otro fue rápido en continuar la conversación.
“¡Ah, lo entiendo, es que sí ha sido de un día para otro, a veces me olvido que recién acabas de llegar a la ciudad también, Atsushi!” Ibara sonrió y se dirigió a Fudou. “¡Lamento mucho dudar de tu disposición, pero qué atrevimiento de mi parte!”
“No, no te disculpes…” el otro resopló.
“Sólo quiero que sepas que, como un compañero de tu alma mater, me preocupo sinceramente de tu desarrollo y formación en un futuro profesional. ¡Mis palabras no tuvieron más que buenas intenciones, te lo aseguro!”’
“…” ya estaba cansado de esas rebosantes (y un tanto falsas) energías. Le miró con reproche. “Eso no te lo cree ni tu madre.”
“¿Oh?” Ibara se impresionó.
“F-Fudou, ¿qué dices?” preguntó Atsushi, sorprendido. Sin embargo, Ibara rápidamente se rió.
“¡Hahaha, siento decepcionarte, pero yo carezco de una figura materna en mi vida!” Ibara rió con ganas y miró a Fudou con leve juicio. “Puedo perdonar una asunción como tal sin problemas, aunque por tener a un amigo huérfano, cualquiera diría que lo pensarías dos veces.”
“Ah, eh…” Atsushi sonrió incómodo. Parecía que los ánimos seguían altos, pero no sabía cómo leer la atmósfera. “Ehm, pues, Fudou también es huérfano y antes que yo.”
“Oh, pero qué interesante,” Ibara se vio intrigado y se puso a pensar. “Hm, la proporción de huérfanos y padres ausentes en Hanasaki según mi experiencia me resulta alarmante. Es sin lugar a dudas una institución que brinda facilidades a este tipo de personas. ¿Será por eso que habrá tantas HiMEs aquí?”
“¿Eh? ¿De dónde salió eso?” Atsushi se confundió más.
“¡Hahaha, casi me olvidaba que estabas aquí, mi buen amigo!” Ibara sonrió con leve autodecepción. “Sin duda mi indirecta de una posible institución que engatusa a chicas jóvenes y necesitadas a pelear a cambio de recursos voló por encima de tu cabeza. No eres propenso a pensar en estas cosas, aunque posees un amigo con una buena dosis de desconfianza,” miró a Fudou fijamente. “Fufu, podrías hacerme el favor de enseñarle un poco, tú sabes.”
“¿Sé qué?” preguntó alzando una ceja, aunque la conversación se cortó porque el celular de Ibara empezó a sonar.
“Ah, lo lamento, ustedes dos, tengo que excusarme un momento por esta llamada,” dijo apresuradamente. “¡No tomaré ni un minuto, ahora vuelvo!”

El pelimagenta apenas se alejó un poco y se detuvo debajo de un árbol para contestar dicha llamada. Por la abundancia y movimiento de otros estudiantes, no se le podía oír, aunque su semblante se mantuvo normal. Felizmente no se trataba de una emergencia.

“Ya me parecía raro que no le llamara nadie, siempre anda ocupado,” miró a Fudou, quien nuevamente observaba a sus alrededores, en su propio mundo. Dio un suspiro. “Oye, Fudou, entiendo que su personalidad sea muy distinta a la tuya, pero sé más amable con él. Desde ya te está haciendo un favor.”
“…” miró al otro de reojo. “No es un mal tipejo, pero es raro. Me cuesta que seas amigo de alguien así.”
“Fue inevitable, si entrenamos por años en el mismo sitio,” Atsushi se encogió de hombros.
“Tiene sentido, no es que hayas tenido mucha elección.”
“Oye…”
“Igual conmigo, qué raro que pretendas ayudarme.”
“¿Qué dices? Si somos amigos, y nos conocemos de toda la vida.”
“Sí pues, tampoco tuviste elección conmigo. Pobre de ti por estar estancado con nosotros.”
“Fudou…” entrecerró los ojos. “Me vas a molestar así.”
“Pero en serio, él es distinto a ti. Obvio que es falso.”
“¿Te refieres a su cordialidad?” le preguntó confundido. “Ibara siempre ha sido más dedicado a la información y la diplomacia. No andará diciendo la verdad todo el tiempo y se enfocará en su presentación y apariencia, pero es sólo cortesía. No hay nada de malo en eso. Igual pudo decirme que no, pero sí tuvo la intención de ayudarnos.”
“Eh, pienso que por algo lo hará, y no lo digo precisamente por esa ‘cortesía’… pero ya, olvídalo,” Fudou se encogió de hombros, indistinto. “Tampoco te digo que no seas amigo de él. Se lleva bien contigo y todo. Sólo déjalo ir.”
“¿Qué insinúas? Dilo,” se impacientó un poco.
“Ese Ibara ya lo ha dicho a tu cara varias veces, así que pierdo el tiempo contigo,” comentó indistinto. “Hay algo medio turbio en él, parece del tipo listo a buscar la ventaja o a tomar cualquier oportunidad a cualquier costo, pero no te concierne a ti. Serías tal vez el último en darse cuenta de cosas así y ese tipo lo sabe.”
“¿Eh? No creo que sea así…”
“Atsu…” Fudou negó como si el otro no tuviera remedio, y para variar, sonrió con decepción. “Está bien, lo que sucede es que tú eres el gemelo del malvado, por lo cual tu sensor de maldad nació averiado. Pero se entiende, o de lo contrario no habrías sobrevivido esos nueve meses de proximidad. Fue una necesidad.”
“¿Qué cosa?” se escandalizó.
“Esperaba no tener que decirlo, pero no puedo hacerlo más claro que eso. Por eso eres un desastre para juzgar la sutileza de los demás.”
“¡¿Qué es esto del sensor de maldad averiado?!” preguntó Ibara, quien había regresado de su llamada en el momento preciso. Él también se vio entretenido. “¡Pero si esto explica años de confianza ciega y una increíble falta de sospecha en los demás! ¡Muchas gracias, estimado Fudou, por abrir mis ojos a la realidad! ¡Así que su gemelo le chupó todo ello!”
“Heh…” Fudou sonrió con leve burla y desvió su mirada.
“Oigan, no se burlen de mí,” Atsushi frunció el ceño. “Y ni que Yagen fuera tan malo. Te aseguro que es una buena persona, Ibara.”
“Eh, mejor tú llévate tu propia impresión,” sugirió Fudou al aire.
“¡Sin duda es una de mis especialidades, aunque con más razón lo haré ahora! ¡Ahora temo de la posible alimaña que plaga la vida del honesto y bienintencionado Atsushi!”
“Tsk…” Atsushi escuchó a Fudou soltar una corta risa y rodó los ojos. Así no era como quiso que se llevaran bien. “Ya párenla, no es que sea tan desorientado con otros.”
“Tal vez algún día vayas a Rizembool y te terminas haciendo amigo de los Rebels,” dijo Fudou, nuevamente al aire y sin dignarle la mirada.
“¡Oh, pero eso sería extremadamente productivo para esos Rebels!” Ibara se emocionó y sonrió satisfecho. “¡Como un cadete militar tendrías mucho que enseñarles!”
“¡Dije que basta!” reclamó.
“Ahh, lo lamento mucho, Atsushi, ha sido un momento ameno, pero ciertamente es sólo justo que tú también seas partícipe del mismo,” se disculpó Ibara, sonriendo con torpeza. “Si no queda más que mostrarles, permítanme dirigirles hacia mi cafetería favorita. Lastimosamente algo se presentó en ES por lo cual prefería atenderlo de inmediato.”
“¿Eh? ¿Todo bien?” Atsushi se alertó.
“No es nada urgente, sólo un visitante importante de hoy va a adelantar su llegada. Tampoco es necesario que yo me encuentre presente, pero quisiera atenderle personalmente por motivos de cordialidad.”
“¿Eh? ¿En serio eres algo de negocios?” preguntó Fudou, confundido. “¿No sólo te haces?”
“Fudou…” Atsushi dio un suspiro.
“No me sorprende la desconfianza ya que somos cercanos en edad, pero sí tengo varias responsabilidades. Habrá otra oportunidad para comentarlo,” Ibara miró su reloj y se vio pensativo. “También espero que Tomoe-dono se encuentre bien. Ella hubiera querido acompañarnos hoy.”
“Cierto, creo que había dicho algo así, me pregunto qué será de ella…” observó el Toushirou. “¿Acaso le ocurrió algo?”
“Ah, descuida, Atsushi, siento si mis palabras sonaron inquietantes, pero en verdad se debe a unas buenas noticias para su círculo. Dice que hoy iba a llegar una nueva mentora a Hanasaki para sus compañeras HiMEs y fue a conocerla,” Ibara se encogió de hombros. “Quisiera sonar más entusiasmado, pero desconozco el sistema y me pregunto cuán bueno será para ella andar al pendiente de esas personas…”
“¿Eh?” Fudou se desconcertó. “¿Son amigos de una HiME? Atsu, dije que no eres bueno juzgando a las personas, pero…”
“Eh, no es así…”
“Quisiera entretener tu desconfianza, pero Tomoe-dono es apenas una amiga de algunas HiMEs, y sin duda una persona con buenas intenciones, al igual que Atsushi aquí,” observó Ibara. “Es sólo cuestión de que la conozcas. Solemos almorzar con ella en ocasiones.”
“…” frunció el ceño. No le gustaba la idea de inmiscuirse con esas personas involucradas en aquellos asuntos. Sobre todo, esperaba que su despistado amigo no fuera a ofrecerle ayuda de ningún tipo.

En fin, no era su asunto, así que mejor lo olvidaba. No pensaba hacer nada en Hanasaki que fuera a causarle problemas.


Un par de horas más tarde, llegó la hora de salida para los colegiales. Saki había sido sorprendida con una invocación a la universidad de Hanasaki, algo que, según los vastos rumores a su alrededor, sólo podía significar una cosa. Igual, no era algo que fuera a inquietarle en lo más mínimo. Pensaba ir, encontrarse con la directora, darle su veredicto, y retirarse de inmediato.

Sin embargo, su simple y callado quehacer terminó complicándose ligeramente cuando un par de sus compañeros de clases le siguieron obstinadamente. La pelinegra dio un suspiro y volvió a mirarles, inmutada.

“Ustedes…” comenzó, pero Tsubasa levantó su índice y casi le cerró los labios con el mismo. Saki se impresionó levemente y se hizo hacia atrás.
“No, ya no tenemos que oírlo, te acompañaremos, Hanajima-san~” canturreó contenta. “Gokotai-kun y yo nos sorprendimos cuando te llamaron de la dirección y sabemos que este asunto puede ser intimidante. Somos tu apoyo.”
"Sí,” Gokotai asintió decidido, sin perder su leve timidez de siempre. “Ehh, sólo espero que te sientas bien. Pues… no hay mucho que yo pueda hacer, pero… quiero acompañarte.”
“Nunca van a cambiar…” Saki negó lentamente. Pese a desaprobar su acción, terminó sonriendo un poco. “Pero gracias por preocuparse por mí, por más que no sea necesario.”
“No podemos vivir únicamente de lo necesario, Hanajima-san, por supuesto que nos acompañaríamos. Somos amigos,” le recordó Tsubasa. “Y este tema es importante para ti.”
“…” Saki siguió avanzando en silencio, con la mirada fija hacia delante. No debían estar muy lejos de la universidad. “Creo que a estas alturas estoy en paz con ello. Mi familia es allegada a Rizembool, sin embargo, estudio en Hanasaki. Cuando mi hermano mayor fue un Rebel, muchos compañeros dudaron en mí e inevitablemente terminé siendo víctima de su odio infundado,” asintió y miró hacia el piso. “No diré que perdonaré a esas personas ni estaré conforme con la naturaleza humana, pero lo comprendo, entiendo por qué ocurrió. Yo no podré cambiar que otras personas se dejen llevar así…” regresó su mirada hacia el frente. “…y Hanasaki tampoco cambiará el hecho que yo no quiera ser una HiME. Nunca aceptaría, ni por mí, ni por nadie más. Sólo iré a dejárselo claro a la directora, nada más.”
“Me parece muy bien, Hanajima-san,” Tsubasa sonrió comprensiva y gustosamente. “Habiéndote conocido desde aquel entonces, me da mucha dicha oírte decir estas palabras con tanta tranquilidad. Has crecido un montón, y como tu amiga, me siento muy orgullosa.”
“Diría que te esperes hasta que perdone a los demás, pero te quedarías esperando toda tu vida,” comentó con leve gracia.
“Lo que celebro es tu realización interior de lo que has vivido. No hay punto de pedir más que ello, y lo sabes bien,” Tsubasa se mantuvo sonriendo con amabilidad y una pizca de entretenimiento. “Hay cosas que nunca van a cambiar en ti. Tu tendencia a bromear, además de reflejar tu sentido del humor, te permite ocultar lo más auténtico de tu ser. Está bien que te sientas feliz por tu conclusión y por mis felicitaciones, Hanajima-san. No tienes por qué avergonzarte.”
“Y tú nunca cambiarás tu tendencia a meter tu nariz donde no te concierne, Tsubasa,” Saki dio un suspiro y negó frustrada, aunque tranquila. Claramente se encontraba cómoda a pesar de las observaciones de su amiga. “Sólo tengo momentos para hablar las cosas.”
“Y eso está muy bien,” la otra asintió.
“Ehehe, las dos son muy unidas,” comentó Gokotai, contento. “Me alegro que se tengan mutuamente. Hanekawa-san es una gran compañera de clase que nos ayuda un montón, pero Hanajima-san es una amiga muy buena y atenta. Soy feliz por conocerlas.”
“Si hablas de bondades, pienso que tú calificas mejor, Gokotai,” observó Saki, inmutada. “Puede que seas aquel quien sí perdonaría a sus agresores,” llevó una mano a su mentón. “Sería bueno en principio, pero más bien me hace preocuparme un poco por ti.”
“¿Eh? ¿Por qué?” Gokotai se alertó un poco.
“Descuida, Hanajima-san sólo posee un poco de desconfianza en otras personas, pero sé que estarás bien,” le aseguró Tsubasa. “Sigues recién conociendo a la gente y con el tiempo aprenderás a leerles mejor. De igual forma, cuentas con muchos cercanos a ti, por lo cual no me preocuparía mucho de ser tú.”
“Eh, pues sí, soy afortunado de tener a muchos hermanos,” sus ojos brillaron.
“Me parece que lo engríes un poco, aunque bueno, puede que tengas razón,” Saki decidió dejar el asunto como terminado.

Las puertas grandes de la universidad aparecieron frente a ellos en poco tiempo. Felizmente, las oficinas de admisiones y administrativas se encontraban cerca de la entrada y así llegaron a la entrada, donde se encontraron con una secretaria presentable con ropas tradicionales.

“Eh, buenas tardes, ¿cómo puedo ayudarles?” les saludó Ritsu Sohma, sonriente.
“Vengo porque recibí una invitación de la directora,” dijo Saki. “Soy de la secundaria…”
“¡Ah, es cierto! La estábamos esperando,” la secretaria asintió. “Le dejaré saber de inmediato para que pueda atenderla. Ehm… ¿podría darme su nombre, por favor?”
“Saki Hanajima…”
“Ehm, disculpe…” Gokotai alzó la voz, aunque se cohibió de inmediato. “Ehh… no sé si debo, pero… ¿p-podríamos acompañar a nuestra amiga… por favor?”
“Eh, p-pues…” Ritsu se detuvo de llamar y le miró perdidamente. “L-lo siento, no sé si sería lo mejor, en verdad…”
“Y-ya veo…”
“Parece que no se oye muy convencida, si me permite,” le cuestionó Tsubasa, con leve curiosidad. “¿Podría preguntarle a la directora? Realmente querría acompañar a Hanajima-san.”
“Ehh…” la secretaría bajó la mirada, incómoda y musitó para sí. “¿…qué debo hacer…? Sé que no debo incomodar a la directora si no es necesario, pero… pero entiendo cómo se sienten…”
“Tsubasa, Gokotai, ustedes espérenme en la sala de espera. Saldré de inmediato,” declaró Saki. “No son partícipes de esto ni quiero causar más incomodidades aquí.”
“¡N-no es que los esté causando, en serio, se lo aseguro!” Ritsu se asustó y negó repetidamente. “¡Más bien lo siento, siento no saber qué hacer en este momento específico!”
“…” Saki le miró con leve incomprensión.
“N-no, no se disculpe,” le pidió Gokotai, inquieto. “Ehh… e-es porque yo pregunté y pues… s-supongo que asumí que sería algo formal… p-pero puede que no entienda la situación, ni sepa del protocolo…” se afligió y dio una reverencia. “¡Lo siento mucho!”
“¡Ahhh! ¡No te disculpes conmigo, por favor, yo soy la secretaria inepta que no sabe lo que hace!” estalló Ritsu, ya sin poder ocultar su energía nerviosa y torturada.
“¡N-no diga eso, por favor, estoy seguro que es una excelente secretaria! ¡Más bien yo soy un niño que todavía tiene mucho que aprender!”’
“¡Pero ha hecho una pregunta que tiene mucho sentido, por supuesto que se preocupa por su amiga! ¡Yo más bien soy quien debería saber qué hacer y no lo sé! ¡Lo sientooo!”
“¡N-no se aflija, no es su culpa!” siguió Gokotai, aterrado.

Ambos continuaron en aquel círculo vicioso de culparse a sí mismos y hacer lo posible por levantarle los ánimos al otro. Saki andaba frustrada a mil y Tsubasa estuvo por alzarles la voz, cuando entonces vieron a una mujer de apariencia resaltante llegar al ambiente. Fran, la ayudante de Miranda, les hizo una seña para que se acercaran.

“Pude sentir su llegada, bienvenidas,” dijo Fran, quien miró a Saki. “Hanajima-san, la estábamos esperando. Pido disculpas por Ritsu, ella tiene las mejores intenciones, pero no la manera ideal de expresarlo todo el tiempo.”
“No se disculpe…” pese a decirlo, Saki le miró con leve juicio. “Sólo espero que le den la atención que merece y que no tenga un ambiente de trabajo muy estresante.”
“…” Fran le miró inmutada. “No lo tiene, ella no está involucrada en nuestros asuntos. Ahora síganme, por favor, Miranda las espera.”
“Eh, ¿está bien que los dejemos así?” preguntó Tsubasa, incómoda y apuntando a los dos que no dejaban de disculparse.
“Descuiden, presiento que estarán bien,” Fran se dio media vuelta. “En marcha.”

El camino a la oficina de Miranda fue corto. Saki sintió unos extraños escalofríos. No tenía motivos por sentirse así, ya que tenía su decisión hecha y firme, pero había cierta incertidumbre en su interior que no podía disipar, como si algo se estuviera escapando de sus manos.



Llegaron frente al escritorio de la famosa Miranda Lot, una mujer elegante, aunque delicada, con un rostro extenuado, pero sonriente, y unos ojos compasivos y atentos. ‘Como una madre’ había oído decir a una exHiME, y no podía estar más de acuerdo, pero a su vez, era una madre que no dejaba de reclutar a más hijas para batallar contra Rizembool. Se preguntaba cuán redimible podría ser una persona así, sin importar sus intenciones.

“Buenas tardes a ambas, señorita Hanajima, señorita Hanekawa,” les saludó cordialmente y mirándolas respectivamente al decir sus nombres. Tsubasa se impresionó un poco.
“Buenas tardes, directora,” dijo haciendo una reverencia, y sonrió con torpeza. “No hubiera imaginado que sabría mi nombre. Siento venir también. Entiendo que esta fue una reunión para mi compañera.”
“Nadie dice que todavía no puedes irte, Tsubasa,” le recordó Saki, pacientemente. “Ya has hecho suficiente acompañándome hasta aquí.”
“No tengo ningún inconveniente con los amigos y familiares de los citados acompañándolos a verme,” observó la directora, contenta. “Sólo te pediría que te marcharas si es que la persona en cuestión prefiriera que no estuvieras aquí.”
“Es muy sensato y razonable, pero Hanajima-san es demasiado orgullosa para admitir que quisiera compañía,” argumentó la cuatrojos. “En ese caso, quisiera pedirle el favor de apoyarme en quedarme aquí.”
“…” Saki dio un suspiro. “‘Orgullosa’ no es la palabra que usaría…”
“Veo que se llevan muy bien,” Miranda se vio perpleja y sonrió apenada. “No las conozco bien, pero presumo que, si su amiga quisiera echarle, ya lo habría hecho. A mi parecer, eres bienvenida de quedarte, Hanekawa-san.”
“Muchas gracias,” volvió a hacer una reverencia.
“Pues está dicho, había esperado que la directora te echara, pero si cae en mis manos, no veo por qué debería hacer el esfuerzo,” Saki se mostró algo indiferente y pasó a mirar a la directora. “Creo que mejor hay que ir al punto.”
“Me parece bien,” la mayor asintió. “Sabes bien por qué te he llamado aquí.”
“…tus palabras me lo confirman, directora, pero usted debe saber sobre mi familia y orígenes,” Saki miró de reojo hacia atrás y vio a Fran parada al frente de la puerta. Casi se sintió atrapada, pero negó para despejarse. Por lo que sabía, era completamente opcional. “No soy afiliada a Rizembool ni les debo algún tipo de trabajo o lealtad. Sin embargo, mis hermanos sí lo son, es algo que nunca pudo evitarse,” dio un suspiro. “Yo tuve problemas con algunos estudiantes cuando mi hermano fue Rebel hace cinco años porque no confiaban en mí. Creo que, además de saber las ataduras de mis parientes con Rizembool, todo este asunto es una mancha en mi vida.”
“Lamento oír ello, señorita,” Miranda borró su sonrisa y se apenó.
“Eso no es algo que le concierne a usted. Lo menciono porque, a diferencia de esas personas, ni Hanasaki como institución ni sus maestros o personal me cerraron las puertas. Le agradezco por darme la bienvenida, pero es por mi familia que no puedo aceptar a ser una HiME. Tampoco es algo que yo quisiera hacer personalmente.”
“Lo entiendo, y aprecio mucho que me haya dicho todo ello. Le prometo que atenderé el asunto para asegurarme que otros estudiantes como usted sufran consecuencias ajenas,” Miranda asintió pronunciadamente. “Asumí que se negaría por su historial familiar, pero de todos modos quise hacerle la oferta personalmente.”
“Tiene sentido…” dijo indistinta. Sabía que no había nada más que decir, pero era como si algo no estuviera terminado todavía… “Supongo ya puedo irme.”
“Sí, usted puede irse, pero…” ahí, Miranda volvió a borrar su sonrisa, ahora más cansada y apenada. “Pero seguramente querría quedarse un momento más.”
“¿Por qué?” preguntó alarmada. Escuchó a Fran caminar y rápidamente la vio detenerse de pie al costado de Miranda.
“Verá, las convocaciones a las calificadas a ser HiME se hacen de manera individual para asegurarnos de atender cada caso como se merece. Sin embargo, había otra estudiante de Hanasaki con el potencial a quien esperábamos invitar el día de mañana,” Miranda sonrió incómoda, aunque con amabilidad. “No hubiera esperado que las dos serían amigas.”
“¿Perdón?” Tsubasa se sorprendió.
“E-espere…” Saki sintió su sangre congelarse.
“Fui a inspeccionar la secundaria la semana pasada mientras se encontraban en clases y detecté el potencial de las dos,” explicó Fran, quien se dirigió a Tsubasa. “Teníamos pensado extenderte la invitación mañana temprano para conversar, pero podemos hacerlo ahora si gustas.”
“Yo… ¿una HiME?” musitó Tsubasa, sin disipar su sorpresa.
“…” Saki le miró de reojo, con nervios.
“Tampoco tenemos que conversarlo ahora. Es una sorpresa y nunca pediríamos a alguien a que nos diera una respuesta sin darle el tiempo suficiente para que lo considere,” explicó Miranda. “También siéntete libre de hacernos todas las preguntas que necesites…”
“Directora…” Saki dio un paso adelante y encaró a la mayor con decisión. Negó en un intento de ahorrarse su repentino fastidio. Conociendo a su amiga, si perdía su calma, intentaría excusarla y ‘compensarlo’ siendo más asequible con sus oyentes, lo cual no podía permitir. Mantuvo el ceño fruncido, pero se calmó y se presentó lo más neutral posible. “Es porque conozco a Tsubasa que quisiera terminar con la reunión ahora. Ella lo necesita pensar y regresará lo antes posible con su respuesta. Por favor…”
“…sí, lo entiendo. Estás velando por tu amiga, así que lo dejaré en tus manos, señorita Hanajima,” Miranda percibió su inquietud y decidió cumplir con sus pedidos. Sonrió amablemente. “Muchas gracias a las dos por venir, siento mucho tener que ponerlas en esta situación. Esperaré su respuesta, señorita Hanekawa.”
“Vámonos,” Saki agarró el brazo de su amiga, pero esta no evitó dar un par de pasos hacia la directora. Alzó su brazo a manera de expresarse a formular una pregunta, lo cual causó que se soltara de Saki.
“Directora, a decir verdad, durante mucho tiempo me he estado preguntando sobre el conflicto, ahora que ha regresado luego de tres años…” comenzó a decir.
“Tsubasa…” Saki frunció el ceño. “No es el momento de…”
“Está bien, Hanajima-san,” Tsubasa le sonrió comprensivamente. “Gracias por preocuparte por mí, pero estoy bien. Sí tengo varias preguntas que hacer.”
“…”
“Claro, estoy aquí para asistirte,” la directora asintió. “Adelante.”
“Los Rebels han regresado. Creo que todos suponemos que nos encontramos en el mismo estado de hace años, pero… ¿en verdad es así? Si no me equivoco, hubo un ataque a la universidad. Percibo incertidumbre a mis alrededores. Todo pareciera indicar que Hanasaki está lidiando con una situación que se sale de su control y de su conocimiento más de lo usual…” dijo tranquila y atentamente. “directora Lot, ¿eso es verdad?”
“…” Miranda asintió con pesar. “Está en lo correcto, señorita. Hanasaki se encuentra en medio de una investigación para comprender el nuevo modus operandi de nuestros enemigos, quienes comienzan a expandir sus actividades sigilosa y alarmantemente. Ese ataque fue un ejemplo. Ha habido otros movimientos menores y que no corresponden a las HiMEs que también lo indican. Ciertamente, lo que hacemos al reclutar a HiMEs es prepararnos para proteger a Hanasaki y a los inocentes con estudiantes listas y preparadas para la defensa, pero no puedo describir cuánto más podríamos tener que hacer de aquí a futuro, con o sin la ayuda de las HiMEs.”
“Lo supuse,” Tsubasa frunció el ceño y lo meditó un poco al cerrar sus ojos. Se quedó en esa contemplación e hizo un alcance hacia dentro, uno con una convicción que sobrepasaba la de una persona promedio. “Ustedes velan por Hanasaki y piden la ayuda de otras personas para llevarlo a cabo. Esto no es algo que debe imponerse. Nadie les debe ser una HiME e incluso las propias HiMEs no pueden sentir que todo está sobre sus hombros y que tienen un rol que cumplir a la perfección. Ellas que poseen poderes mágicos a lo mucho le deben responsabilidad con su asignación, pero siguen siendo merecedoras de comprensión y derechos al igual que los demás. Yo… yo soy la presidenta de mi clase porque quiero velar por los demás y apoyarles en lo que necesiten. Ya muchas veces me he puesto a pensar qué hacer si la guerra llega a nuestra aula, y cómo podría cumplir con mi rol como una estudiante normal, sea ayudando a los demás a huir y resguardarse,” asintió. “También he considerado cómo sería si yo pudiera ser una HiME. Yo… quisiera poder ayudar a los demás también de aquella manera.”
“T-Tsubasa…” Saki se estremeció.
“No sé cómo podría pelear en una guerra, pero siento que hay un lugar para alguien como yo, y espero poder ayudar a las HiMEs que necesitan de mi ayuda,” explicó Tsubasa, sonriente y decidida. “No pretendo derrotar a los Rebels o salvar a Hanasaki de Rizembool, pero hay HiMEs afuera que necesitan de alguien y quisiera estar ahí por ellas.”
“Señorita…” Miranda se impresionó y conmovió con sus palabras. “Usted… ¿está segura?”
“Así es, saber que puedo hacerlo es todo lo que necesito…” hizo una reverencia. “Déjeme apoyarles, directora. Sería un gusto colaborar con ustedes.”
“…” Fran asintió. “Tu decisión es inquebrantable. No percibo temor ni inquietud… eres una joven atípica.”
“Eh… ¿usted lo cree?” Tsubasa se confundió y ladeó su cabeza.
“Apreciamos tu interés y cometido, pero necesito recalcarte que ser una HiME sí significará que Rizembool te asignará un Rebel,” observó la peliblanca con frialdad. “Si lo que deseas es apoyar a las HiMEs, hay otras maneras de hacerlo sin ser una de ellas. Piénsalo bien.”
“No se preocupe,” Tsubasa negó y sonrió. “Hay cosas que sólo una HiME puede hacer por otra HiME, y como HiME puede que también pueda ayudar a los demás de otras maneras. No me gusta la situación por la que está pasando Hanasaki y si soy capaz de apoyarles, al menos un poco, realmente quiero hacerlo.”
“Señorita Hanekawa…” Miranda le miró perdidamente y se puso de pie, para asentir pronunciadamente. “No merezco su generosidad. Realmente no poseo manera de agradecérselo debidamente, pero se lo pido con todo corazón…” extendió sus manos y esperó a que Tsubasa le correspondiera, para tomarlas con cuidado. “Ayúdennos, por favor. Le prometo que de igual forma cuidaremos de usted.”
“Tsubasa, espera, tú no tienes que hacer esto,” le insistió Saki, estresada. Era tan propio de ella. Ni bien alguien le lanzaba una obligación o favor, en particular uno tan desvivido y ‘noble’ como tal, ella no podía negar, incluso se comprometía por completo. “Por favor, al menos piénsalo una noche, al menos considera si tú siendo HiME es realmente lo que deberías hacer o si hay una manera mejor de actuar en tu posición. Yo… no creo que esto sea para ti.”
“No temas por mí, Hanajima-san, entiendo que es peligroso, pero si te soy sincera, siempre quise poder hacer algo por todos en este conflicto,” le aseguró, tranquila y sonriente como siempre. “No te lo tomes personal, no te sientas con la responsabilidad del caso. Por supuesto que quieres resguardarme como tu amiga, pero esto es algo que sí quiero hacer. Te prometo que tendré mucho cuidado.”
“Pero…”
“Directora, sé que me toca la prueba HiME,” volvió a mirar a su superior. “Tengo tiempo ahora. ¿Podría tomarla de una vez?”
“No hay problema, sígueme, te llevaré,” Fran asintió.
“Pero… es muy pronto…” Saki frunció el ceño.
“Lo siento mucho, Hanajima-san, no hubiera podido evitar que te preocupes por mí. No tienes que venir conmigo.”
“Tsk…” quiso recriminarle. Ahora era su amiga quien le decía eso, casi parecía una cruel broma. “Por supuesto que te acompañaré, tú no cuidas de ti misma.”

La reunión en la oficina de la directora se terminó y las amigas siguieron a Fran por las escaleras para retirarse del edificio. Al llegar al primero, observaron de lejos a Gokotai hablar con la secretaria. Como Fran había dicho, el par en algún momento percibió los mejores deseos del otro y los dos inquietos terminaron por conversar amenamente y en sintonía como dos personas extremadamente sensibles, pero con buenas intenciones. Tsubasa sonrió gustosamente y opinó que no les incomodaran. Saki negó con culpa. No quería dejar al pequeño de lado, pero a su vez, tampoco quería exponerlo a la realidad o se sentiría igual de responsable. Le estaría enviando un mensaje más tarde para decirle dónde estaban.

Continuó acompañando a su irremediable amiga, deseando fútilmente que alguien la despertara de esa pesadilla. No podía disuadirle y ni sabía qué más podría intentar hacer.







Por otro rincón de Hanasaki U, en la casa de las HiMEs dentro del campus, había una reunión en una sala pequeña en el primer piso para dicho fin. Era un salón amplio y hogareño con algunos sillones espaciosos y cómodos, unas mesitas pequeñas, estantes, decoraciones que le daban una pinta elegante y acogedora, y a su vez un proyector y otros instrumentos de multimedia, los cuales no estaban siendo utilizados en esa ocasión. Ese espacio contaba con puertas de vidrio abiertas que extendían el ambiente de reunión a un jardín cerrado.

Luego de dedicarse algunos días a la mudanza y otros papeleos, Enmusubi finalmente llegó a la universidad para poder conocer a todas las HiMEs de las cuales se haría cargo. La pequeña y entusiasta mentora congenió bien con las presentes y se encontraban dialogando sobre temas ligeros para conocerse mejor.

“Hehe, me alegro que seas tan joven,” comentó Nio, alegremente. “Realmente me empezaba a sentir un poco fuera de lugar porque soy pequeña, pero ahora no me siento tan sola.”
“Eh, pues…” Enmusubi hizo una expresión de dolor y sonrió incómoda. “En verdad soy mayor a ustedes. Nunca llegué a crecer mucho y pues… me gusta no verme mayor, pero también me veo demasiado pequeña…”
“Ahh, no te sientas mal, Enmusubi, te aseguro que mi Nio te daba un cumplido,” Ayesha se inquietó y pasó a dirigirse a su hermanita con severidad. “Nio, ten cuidado con lo que dices.”
“Lo siento, no fue mi intención,” se apenó y bajó su mirada.
“No, no, está bien. Te oyes honesta y tienes una muy buena disposición para tu edad. Eres una joven muy prometedora,” le alentó Enmusubi, alegremente. “Tu hermana me habló un poco sobre tus poderes, y como tienes una orientación mágica, estoy segura que puedo ayudarte.”
“Significaría un montón para mí, muchas gracias, sensei~” canturreó la menor.
“Esas son muy buenas noticias,” Marisa sonrió enseñando los dientes. “Puede que pelear contra los Rebels requiera mucha habilidad física, pero lo más difícil que una HiME tiene que aprender es a familiarizarse a su magia. Se los digo por experiencia.”
“Hm, tiene mucho sentido,” Osaka miró al piso y lo pensó muy profundamente. “Creo que yo nunca entendí mis poderes, no puedo decir si realmente los usaba bien, a veces creo que se activaban solos… pero tenía una capacidad tan sutil que ojalá nunca haya hecho nada malo…” las demás la miraron con leve preocupación y en eso Osaka volvió a mirar a todas. “Oh, ¿de qué hablábamos? ¡Ah, cierto, ahora van a poder entrenar mejor, me alegro mucho!”
“S-sí, yo también,” Youmu alzó una ceja. Dio un suspiro. “…en verdad espero que no hayas tenido que preocuparte por tu capacidad, sea cual sea…”
“Ehm, bueno, era sutil en efecto también así que lo dudo,” Hotaru sonrió incómoda.
“También me alegro mucho de conocerlas a ustedes tres,” continuó la nueva mentora a las acompañantes de las presentes HiMEs. “No pelearán en el campo de batalla, pero su presencia significa un montón y hacen una gran diferencia. Qué bueno que sean tan cercanas a sus amigas,” alzó un índice y se mostró decidida. “La fortaleza más importante de cualquier persona son sus lazos y conexiones con los demás, y es algo aun mucho más cierto en Hanasaki. Si sabemos cómo canalizar y enriquecer nuestros vínculos, tendremos un poder que podrá enfrentarse al de Rizembool, estoy convencida de ello.”
“El poder de vínculos…” musitó Cho, pensativa. Confiaba en sus palabras, pero no estaba segura cómo podría servirle.
“Entiendo que no puedan tener mucha fe aún en mis palabras, pero se los demostraré conforme comencemos a entrenar,” les aseguró Enmusubi. Pasó a mirar a Cho. “Así que no te preocupes. Deja que mis acciones te lo enseñen.”
“Eh, sí, no es que dude de su conocimiento, lo siento…” la peliceleste se incomodó.
“Vamos, no tienes que ponerte así. Seré mentora de ustedes, pero más quisiera que me traten como una amiga, así realmente podré ayudarlas,” dijo con grandes ánimos. Entonces, miró al acompañante de esa HiME reservada. “Esta es una reunión de chicas, pero veo que tenemos a un muchacho aquí. ¿Y quién vendrías a ser? ¿Serás el Key de tu compañera?”
“¿Yo? No, por supuesto que no,” Kashuu se sorprendió y negó, para sonreír con orgullo. “Yo soy su leal arma, mi nombre es Kashuu Kiyomitsu. Entiendo que es una reunión de HiMEs, pero me gusta acompañar a mi aruji a donde sea que vaya.”
“¡Ohh, ¿su arma?!” Enmusubi le miró con sorpresa, al punto de ponerse de pie e inspeccionarle de pies a cabeza. Kashuu no evitó mirarle con curiosidad por su reacción. “¡Pero si te ves tan humano! ¡La magia de Hanasaki es sin duda increíble!”
“Sí que hay muchas cosas que no podemos entender, pero tú también tienes magia de Hanasaki, si no me equivoco,” observó Reimu, confundida.
“Oye, nos habrá dicho que la tratemos con confianza, pero no te pases,” le sugirió Marisa, sonriendo nerviosa. “Cuidado con fastidiar a la maestra.”
“Hehe, tienes razón, pero no hay nada de malo con sorprenderse. Realmente vivimos en una realidad muy increíble,” admitió Enmusubi, con torpeza. “Sobre todo no debería sorprenderme a mí porque tengo una habilidad muy similar.”
“¿Cómo así?” preguntó Nio, quien se vio tan intrigada como los demás presentes. De un momento a otro, Enmusubi pareció desaparecer en una nube de humo poco duradera, y todos vieron a un gatito negro con unos cascabeles tomar su lugar. “¡Ohhh!”
“¿En serio?” Youmu abrió sus ojos con gran impresión.
“¿Se puede transformar en un gato?” preguntó Hotaru.
“OHMAIGAH” exclamó Osaka, boquiabierta.
“¡¿Tenemos una mentora child o algo así?!” exclamó Marisa, quien chasqueó los dedos con autodecepción. “¡Maldición, ya me dan ganas de ser HiME de nuevo!”
“Ehm, es increíble, pero esa no sería una buena razón, Marisa,” Reimu le juzgó un poco.
“Onee-chan, ¿podemos quedárnosla?” preguntó Nio, quien agarró al gatito y lo cargó en ambos brazos. “¡Por favor, te prometo que le daré de comer y la cuidaré!”
“¡N-Nio, no la levantes así!” exclamó Ayesha, todavía espantada por la demostración.
“No te preocupes, me levantó bien,” habló Enmusubi pese a andar en su forma de gato.
“¡Wah!” sin embargo, ello sorprendió a Nio, quien la soltó repentinamente. Para variar, los demás vieron a un gato que no cayó de pie.
“Uhh… más cuidado por favor…” se lamentó la diminuta maestra.
“¿S-se encuentra bien?” Cho se le acercó, pero volvieron a ver la nube de humo y Enmusubi apareció como humana nuevamente.
“P-perdón, me asusté…” Nio rascó su nuca, apenada.
“Ahh, ya veo que tengo que ser más metódica con ustedes…” Enmusubi dio un suspiro y se puso de pie, para volver a sonreír. “Pues, mi habilidad es un poco más compleja que transformarme en gato,” dicho esto, hubo una pequeña nube de humo en su hombro y todos vieron a un gato negro igual al anterior aparecerse ahí. Esta vez sí parecía más un gato por sus movimientos. “Puedo invocar a un gato que es como una mascota a la cual puedo controlar, similar a un child, aunque no tiene capacidades de pelea. Mi transformación ocurre cuando yo poseo al gato y me adentro dentro de él. Con esto espero tener facilidades para movilizarme y pasar desapercibida.”
“Hm, es interesante, pero me alegra saber que no soy el único que puede cambiar su apariencia,” opinó Kashuu, intrigado. Asintió. “Es muy útil en algunas ocasiones.”
“Realmente todos nuestros poderes son útiles, y verán cuán más fuertes se volverán conforme entrenemos juntas,” les alentó la mentora. “Podemos ir hablando un poco sobre sus poderes para comenzar a aprender sobre ellos.”

Todas se animaron por la sugerencia y de inmediato comenzaron a llover respuestas y a la vez preguntas sobre los poderes que todavía no manifestaban, o con los cuales poseían problemas. Enmusubi mantuvo su sonrisa y buena disposición, pero ya empezaba a marearse un poco. Ella podría todavía necesitar aprender a cómo ser una eficiente profesora, pero confiaba plenamente en que podía darles una mano.

Repentinamente, oyeron que alguien tocó la puerta del interior del edificio y en poco tiempo se asomó Lince, la ama de casa. Ella se enseñó tímida, pero a su vez muy gustosa.

“Ay, espero no estar interrumpiéndoles nada divertido que me alegro un montón ver a tantas HiMEs juntas en su propia casa,” comentó conmovida y miró a un papel que tenía consigo. “Vengo para llamar a la señorita Tanaka y la señorita Konpaku. Miranda dice que las necesita inmediatamente en el departamento de inteligencia.”
“¿P-perdón?” Cho se confundió e intercambió miradas con la peliblanca.
“¿Dónde sería ese departamento?” preguntó Youmu. “¿Sucedió algo?”
“Lamento decirlo, pero no sé qué ocurre, aunque con gusto las acompaño hasta allá. Vamos, vamos, que sonaba urgente.”
“Si es urgente, tal vez podamos ayudar…” dijo Reimu, quien se puso de pie.
“Me temo que sólo me pidieron que fueran las dos que llamé, pero muchas gracias por la oferta. Prometo que las mantendré al tanto conforme vaya averiguando más.”
“Uhh, es un mal timing, pero les deseo lo mejor, chicas,” dijo Enmusubi, quien sonrió decidida. “Me dijeron que ustedes son las dos de este grupo con mayor experiencia, así que confío en que todo estará bien.”
“Eh, muchas gracias,” Cho asintió. Vio a su arma y Youmu levantarse, e hizo lo mismo. “Enseguida volvemos.”

Esa sala se sumergió en un leve misterio e inquietud, pero Enmusubi decidió calmar a las presentes y recordarles que no tenían nada de qué temer. Hanasaki no les dirigiría a las dos a una emboscada, por lo cual no debía ser algo tan peligroso como pelear contra sus Rebels. Sólo les quedó creer en eso y regresar a la previa actividad.


Mientras tanto, Roxas caminaba por los alrededores de la casa HiME, cabizbajo y pensativo, apenas luego de haber saludado a Enmusubi. No evitó sentirse fuera de lugar, aparte que podría jurar que esa ama de casa no le miraba con buenos ojos. Vio una banca vacía y la tomó, cuando entonces vio a una cara familiar avanzar rápidamente hacia él.

“¡Oye!” le llamó Sohayanotsurugi, alzando una mano. Este sonrió y se invitó a sentarse a su costado. “Así que por aquí estabas. ¿Por qué te fuiste tan rápido?”
“Eso podría preguntártelo a ti, tú que eres otro mentor,” Roxas le miró de reojo con cierto juicio.
“Haha, yo que pensé que ya no me tratarías así,” rió un poco y se encogió de hombros. “No lo sé, fuera de las presentaciones, lo demás me aburre, aparte que yo soy más entrenador de combate físico. A eso le agrego que la sirvienta de las HiMEs me miraba ruinmente.”
“Eh, veo que a ti también,” se sorprendió. “¿Qué le pasará…?”
“Ah, no es nada, una de las exHiMEs por ahí comentó que siempre hace eso con los hombres, que es su manera de proteger a las HiMEs. Será que no hay que tomarlo personal… pero igual es cansado que te miren así…”
“Eh, entonces es por eso…” Roxas alzó una ceja.
“Pero tú tienes más tiempo que yo, ¿no lo sabías?”
“P-pues no…” frunció el ceño, frustrado. “Realmente no fui de ir a la casa HiME en el pasado tampoco, apenas la conozco.”
“Hm…” el mentor le miró con leve extrañeza y pasó a darle un leve zape en la cabeza.
“¡Oye tú, ya te he dicho que no me hagas eso!” Roxas estalló y se puso de pie para reclamarle.
“Ya, ya, tranquilo, no es nada…” dijo despreocupado.
“¡No tienes derecho de decirlo!”
“¿Qué te pasa? Te noto más desanimado que la vez anterior. Has estado así todo el rato.”
“Tsk…” quiso reclamarle más, pero se quedó de pie incómodo. Desvió su mirada. “No es nada, sólo es el arma de mi hermana siendo tan rudo conmigo todo el tiempo… hace poco me hizo unas observaciones que no pude refutarle…”
“¿Hm?” se confundió y le miró más extrañamente. “¿Tienen un arma parlanchina?”
“¿Qué?” Roxas se extrañó. “Pues sí, era el otro chico de ojos rojos que estaba ahí.”
“¿Dices que ese era un arma? Yo que pensé que sería el Key de la peliceleste.”
“Ehm…” comenzó a molestarse. “No, la peliceleste es mi hermana, y yo soy su Key, por cierto.”
“¿Esa era tu hermana? ¡Yo pensé que sería la rubia que estaba ahí!” comenzó a reírse con ganas. “¡Pero si no se parecen en nada!”
“Bien dices que sólo te quedaste para las introducciones, pero claramente no prestaste atención,” le recriminó.
“¡Haha, ya, perdón, perdón!” dijo entre risas. “Te prometo que no me lo olvidaré a partir de ahora,” se le pasó la risa y notó cómo el otro se ofuscó con la mirada gacha. Dio un suspiro. “Vaya, andas deprimido, pues…” se puso a pensar. “No le conozco, pero ese tipo sí se veía algo difícil de tratar, pese a su actitud con tu hermana. Pues mi consejo es que no le hagas caso. Lo que sea que fuera a decirte dice más de él que de ti, ¿capische?”
“No sé cómo interpretar eso…” se confundió.
“Ya pues, entonces simplemente ignóralo o, de nuevo, no te lo tomes personal. Casi actúas como si fueras un patito feo en el asunto de las HiMEs y eso no tiene sentido,” sonrió apenado. “Esa actitud no te llevará a ningún lado. Le diré a Enmu que te dé una buena charla más tarde.”
“No, no hagas eso, no es que lo necesite,” se asustó por esa casi amenaza. Frunció el ceño. “Más bien que se la dé al arma para que deje de ser tan insoportable conmigo.”
“Ya parece que tendrá que ser una terapia de familia,” se encogió de hombros. “Pero no es mi fuerte, sólo te puedo aconsejar que lo olvides. Silencia cualquier pensamiento que te haga sentir mal, que no hace más que hacer eso.”
“Pues…” tenía sentido, aunque tampoco se sentía con el derecho de hacerlo. El desdén de Kashuu hacia él, por más reincidente y fastidioso que fuera, sí tenía bases lógicas. Roxas sentía que nunca terminaría de pagar por la distancia que tuvo de su hermana hace varios años…




“Oh, pero, ¿qué tenemos aquí?” preguntó una voz retumbante y juguetona detrás de los dos, quienes se sobresaltaron repentinamente. Se trataba de un hombre rubio de cabellos irregulares y ensortijados, con ojos celestes casi blancos. Les miraba con la misma amenidad de su tono de voz, también con ligera calidez y empatía. A simple vista, era una persona mayor a los dos y tenía un aire extranjero. Este sacó un abanico doblado y se tomó la libertad de apenas tocar un hombro de Roxas con el mismo. “¿Por qué andas tan afligido, my boy?”
“Eh…” le miró perplejo y sin saber qué decirle.
“No necesitas sentirte incómodo conmigo, puedes confiar en mí,” llevó su abanico a la base de sus labios. “Quisiera proveerte de algún consejo, pero nuestro acompañante aquí ya te dijo el más valioso y elemental, ¿no es así?” le dio un guiñó al otro.
“¿…qué estás haciendo?” preguntó Sohayanotsurugi, con leve desconfianza.
“No me mires así, sólo soy un anciano que vela por la nueva generación,” explicó alzando su cabeza y sonrió tranquilamente, mientras se encogía de hombros. Se le notaba muy a gusto con sus palabras, pero sus ademanes le presentaban más como un viejo ocurrente que otra cosa. Regresó su atención a Roxas, sin borrar su sonrisa. “Me aflige verte tan consternado cuando no percibo más que buenas intenciones. Suena a que te has escapado de un lugar donde en verdad quisieras estar. No dejes que tus sentimientos sean heridos por tus ideas y anda en búsqueda de lo que significa mucho para ti,” ensanchó su sonrisa y salió de detrás de la banca para alejarse un par de pasos. A esa distancia, le extendió una mano. “Ven, te acompaño.”
“U-usted…” Roxas le miró raro y pasó a dirigirse a Sohayanotsurugi. “¿Quién es ese?”
“¿Eh? ¿Acaso tú no lo conoces? Yo ni idea.”
“P-pensé que tú lo conocías…” ambos terminaron mirando al tercero con gran confusión.
“Ambos se notan tan directos y puros en su manera de ser. Son simplemente adorables y buenos de corazón,” declaró y dejó de ofrecer su mano para abrir su abanico y cubrir la parte inferior de su rostro con el mismo. Sin su sonrisa visible, sus ojos adoptaron ligera frialdad y característica calculadora. “Me hacen querer animarles aún más, sólo les deseo lo mejor.”
“Usted…” Roxas no sabía cómo interpretar a ese desconocido. Había algo en él que no le cuadraba.
“Pero ya no hay que distraernos más. My boy, si fueras a retornar a la casa HiME ahora, ¿quizás tu hermana ya no se encuentra ahí?”
“¿Qué dices?” se alertó y se puso de pie. Comprimió sus puños. “¿Quién se supone que eres?”
“Ohh, tremenda reacción a mis palabras, posees una pasión envidiable,” cerró su abanico y sonrió satisfecho. “Nuevamente, ¿qué tal si me acompañas? Te llevaré donde ella,” miró al otro. “¿Tú también te apuntas por un paseo?”
“…” Sohayanotsurugi le miró más detenidamente. “Tú… no eres una persona normal…”
“¿Qué?” Roxas se alarmó.
“Tranquilos,” este sacudió sus palmas. “Estoy de su lado. Los vine a buscar porque, a diferencia de los demás, yo no me olvidé de ustedes,” vio cómo el Key se retrajo un poco y volvió a sonreírle amablemente. “Ah, pero no es contra ti, sólo fue una emergencia. Estoy aquí para que no te quedes atrás, después de todo, peleamos en nombre del amor.”
“Eh…” Roxas le miró con incomprensión.
“Creo que andas senil, viejo,” le juzgó el mentor.
“…” el otro sólo ensanchó su sonrisa. “¿Y bien? ¿Comenzamos?”

« Last Edit: May 31, 2022, 06:26:07 PM by Cho »


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #819: December 31, 2021, 03:04:05 PM »
58.4





Mala decisión salir de casa tan tarde.

Koko, Mama, Samatoki y quién sabe quién más los habrían resondrado y, a este paso, lo harían cuando los encuentren… si los encontraban, claro.

Ya no eran niños como para necesitar que los cuidaran, pero Madara y el resto coincidían en el terrible peligro que suponía pasear por los callejones desolados de Shibuya a altas horas de la noche. No sólo por las familias rivales o por los maleantes, sino también… por los extraños incidentes que habían culminado en las muertes de varios lacayos de su familia en las últimas semanas.

Justo por ello había sido muy irresponsable de su parte darles la contra. Gundam y él lo sabían, pero las ganas de ayudar a los animales de la calle los había cegado por completo. Sus más de veinte mascotas distribuidas entre todas las casas de los Tanaka (y de sus allegados) hablaba más por ellos que cualquier otra cosa. Ambos, además, estaban estudiando medicina veterinaria, con la esperanza de poder dedicarse a eso algún día.

Megumi sabía que su primo lo podría hacer. A diferencia de él, Gundam no tenía el peso de la familia sobre sus hombros.

Justo por aquel motivo, las salidas nocturnas buscando animalitos que cuidar —y adoptar, porque todos terminaban siendo adoptados— eran de lo más valioso para él. Le permitían hacer a un lado sus obligaciones y las miles de preocupaciones que rondaban por su mente.
Por unos instantes, podía pretender que su vida no era la constante montaña rusa de emociones de la que no podía bajarse.

Tal parecía, sin embargo, que estaba equivocado.

El hombre en frente de ellos era capaz de cambiar la forma de sus extremidades a su antojo. La espada ensangrentada que emanaba de su brazo y reemplazaba su mano regresó a su forma original luego de un movimiento brusco.  Se llevó el dorso a los labios, lamiendo unas gotas de sangre con una mirada aburrida en el rostro.

Ni Gundam ni él esperaron ver algo así de bizarro (y peligroso) en sus vidas.

“¿Qué quieres?” preguntó Megumi, e inmediatamente se arrepintió de su elección de palabras. Había sonado más agresivo de lo que debía.
“Oh, disculpa si los asusté. Sólo me dio curiosidad verlos preocupados por esas criaturas. ¡Son tan indefensas! Nadie se fija en ellas.”
 
Gundam quiso refutarle al extraño, pero Megumi sabía que aquella acción impulsiva sólo le costaría las vidas, y atinó a jalonearlo hasta obligarlo a correr junto a él.

“¡No se vayan!” rogó, mientras los perseguía. “¡Hace tiempo no encontraba gente como ustedes!”

Mientras corría por su vida, Megumi lamentó no haberle hecho caso a sus guardianes.





Eureka quería creer que el entrenamiento de los últimos meses rendiría sus frutos esa misma noche. Se sentía más segura de sus capacidades y de su rendimiento físico, afirmando, sin una pizca de duda, que nunca había alcanzado ese nivel en sus años previos de ser HiME.

Sin embargo, algo en su intuición le impedía confiarse del todo. Al contrario, aquel presentimiento la llenaba de un terror que nunca antes había sentido. Ni con Kokichi, ni con Karasu: ningún contrincante anterior había generado ese grado de alerta en ella. Las muertes que Mama había mencionado y el estado del callejón que habían visitado ese día servían de base para aquellos sentimientos y, aún así, Eureka esperaba algo peor que la evidencia frente a sus ojos.

Al borde de un ataque de pánico en pleno trayecto a lo que, imaginaba, sería su muerte, el beep de una llamada la trajo de vuelta a la realidad: Madara había iniciado una conversación mediante el bluetooth de su jeep. No tuvieron que pasar muchos segundos para que la voz al otro lado de la línea retumbara por los parlantes del carro.

“Yo, Madara-chan~☆”
“¡Rinne-san! ¡Disculpa la hora y los malos modales, pero necesito tu ayuda!”
“Ah.” La voz de Rinne dio un giro de 180 grados, pasando a portar una seriedad poco carácterística de él. “¿Relacionado a lo que hablamos la otra vez?”
“¡Sí, muy probable!”
“Uh…” atinó a decir Eureka, en medio de la confusión y la leve irritación que también amenazaba con manifestarse en su rostro.
“¿Esa no es la voz de Eureka-chan? ¡Hola, onee-san!”
“…” Eureka se llevó una mano a la frente. “Mama, ¿estás seguro? Sin ofender a Rinne, pero no creo que—”
“¡No te preocupes, Eureka-san!” le aseguró Madara. “Todo saldrá bien. Confío en Rinne-san.”
“¡Y quién no lo haría!”
“…Puedo enumerar a varias personas.”
“¡Si uno de ellos es Niki, no cuenta!”
“Rinne-san, danos el encuentro en la entrada a la estación de Shibuya.”
“Okay, ahí los veo entonces~☆”

Madara colgó la llamada al presionar uno de los botones en el timón de su carro. Su mirada, aún fija en el camino en frente de él, pareció fruncirse un poco en medio del silencio que los envolvió.

“Tranquila. Te aseguro que sé lo que estoy haciendo. Rinne-san es de confianza.”
“No lo mencionaste en la tarde, Mama.”
“En la tarde no estaban en juego las vidas de los herederos de la familia, Eureka-san”
“¿¡Cómo!?”
“El hijo del líder, junto a su primo hermano, está en peligro. Sé que no es la mejor decisión confiar en Rinne-san para algo relacionado a mi familia, pero no tengo de otra que hacerlo.”
“Es que Mama, de nada sirve que un civil—”
“También ha tenido un tipo de entrenamiento físico.”
“¿¡Cuántos yakuzas hay en la industria idol!?”
“Oh, no es yakuza. Juraría que habrías escuchado algo de su pasado, tomando en cuenta que se conocen de tiempo.”
“Nunca supe mucho, pero algo de una… ¿aldea?”
“Mm.” Madara asintió. “Está relacionado a eso. No ahondaré en ello porque…”
“Sí, no te preocupes. No hay problema.”
“Creo que nos servirá tener a alguien más para buscarlos y ponerlos a salvo. No creo que uno pueda pelear a solas con… lo que sea que nos encontraremos allí.”
“…” Eureka suspiró. “Es cierto. Pero no me gustaría que Rinne salga dañado de alguna manera. No sólo porque lo conozco y todo, sino también porque es idol… Y lo mismo pienso de ti, por cierto.”
“¡Pero estuvimos en una similar situación hace poco!”
“Sí, y nos salvamos por un pelo. No siento que vayamos a tener tanta suerte esta vez. Si es mucho… prométeme que huiras, ¿está bien?”
“Eureka-san.” Madara aprovechó la luz roja para poder dedicarle una mirada de frustración, pese a la sonrisa en su rostro. “Eres muy injusta, ¿sabes?”

...


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #820: December 31, 2021, 05:55:55 PM »
Yo escribiendo antes de año nuevo, sin alistarme para la noche porque esperé hasta último momento D:

En fin, estoy feliz porque me encanta escribir de personajes super depresivos y como ahora tengo más personajes así y ya Henry no está solito en el club de la depresión, puedo escribir de estas historias.

Advertencia: Lenguaje inapropiado. Mención a actividades ilícitas.

Después edito con iconos y cositos.
Edit: iconos.
**
Feliz 2022 para todas!



Day&Night
I
#Day
KAZUTORA


No era lo suficientemente temprano para levantarse, pero tampoco era lo suficientemente tarde para que el ruido comenzara a incomodarlo. Aquel bullicio interfería con sus deseos de dormir un poco más.

La cabeza le estallaba y sabía que cuando se despertara del todo la jaqueca le taladraría el cerebro el resto del día por la resaca. Sólo pedía unos minutos más de paz, pero el mundo conspiraba contra él.

Se escuchaba a Chifuyu limpiando a regañadientes el desastre que el otro par había dejado por la noche. Tal parecía que Baji y Kazutora siguieron con su “fiesta” aparte. En algún momento de la noche salieron de casa y regresaron quizá a qué hora, con botellas de alcohol y apestando a… algo.
El rubio se indignó por la imagen frente a él. Ayer en la noche el lugar parecía bastante lindo y ordenado y ahora lucía como si la zona fuera tomada por indigentes u “ocupa” punks. Botellas, cenizas, restos de cigarrillos, envoltorio de papas fritas y otras frituras envasadas, ropa tirada por todos lados, cartas de poker. Si esos dos no fueran quienes eran, juraba que los levantaría de una patada y los obligaría a limpiar su asquerosidad.
Sólo era considerado porque quería que Baji descansara bien después de días de estar perdido, por eso trataba de no despertarlo. Pero sólo con Baji tenía esa consideración.

Suficiente.

—Ya me has pegado como tres veces con ese puto palo. A la próxima te lo entierro por el culo…
—Ah, estabas despierto…— Chifuyu miró sin un gramo de culpa a Kazutora. A propósito, lo había pasado a llevar varias veces con la escoba para que se incomodara y se fuera.
—…Hm. —
—¿A dónde fueron anoche después de que me dormí? — el rubio lo miró molesto, Kazutora fingió volver a dormirse. Le dio un nuevo escobazo y esta vez Kazutora le agarró la escoba con la que le pegó e hizo un ahínco de amenazarlo con esta misma para golpearlo. —¡Shh! Vas a despertar a Baji-san y si lo haces te juro, Kazutora, te juro que te descuartizo y tiro tus pedazos al río.
—Que no se va a despertar…— farfulló con pereza, molesto. —Lleva como cuatro días “despierto” ese cerebro ya hizo cortocircuito y va a dormirse un buen rato…— en vista que ese maldito de Chifuyu no lo dejaría dormir, en contra de su voluntad se sentó en el sillón ya dándose por vencido de todo intento de volver a recuperar el sueño. Estiró sus brazos, desperezándose.  —¿Vas a hacer desayuno? — preguntó pacientemente.
—¡Lárgate de aquí! 
—Métete en la cocina y haz algo bueno, ¿quieres? — Le apuntó con la escoba, amenazándolo con golpear si no le obedecía. —Si no haces lo que quiero, le daré con esto a Baji y le partiré el palo en la cabeza. Ni se va a dar cuenta de que pasó a mejor vida.
—Atrévete y te mueres. — Chifuyu lo miró con desprecio. —Y… no bromees con esas cosas. Se supone que estabas mejorándote de esa faceta tuya…
—Je, ni con eso se va a despertar. — Kazutora miró inocentemente la escoba, ignorando lo último que le dijo el rubio.
—Ya vete, Kazutora. Tenemos cosas que hacer y tú estorbas.
—Ah, quieres que me vaya para poder hacer porno con Baji. Pero ya sabes cómo es cuando se pierde tantos días. Necesita dormir, no se va a despertar hoy.
—…Lo sé. — suspiró, un poco deprimido. Baji pasaba “despierto” cuando se iba y se perdía, lleno de adrenalina, lleno de descontrol. Cuando volvía a casa dormía todo lo que no durmió esos días. —¡Ahh, no quiero hacer porno! — reaccionó tardíamente a la broma de Kazutora. El rubio se puso rojo a más no poder, cubriéndose torpemente el rostro con los dedos de su mano diestra.
—No me quiero ir. Quiero mirar. — bromeó con seriedad.
—D-Degenerado. Deja de decir idioteces.
—¿Al menos me puedes dar algo de comer antes de irme?
—¿No tienes nada en casa?
—No he tenido tiempo para hacer las compras…
—Huh. — Chifuyu sabía que eso era una excusa. Kazutora tenía tiempo, sólo que era demasiado desganado y dejado consigo mismo para hacer las cosas. Kazutora hace un tiempo había perdido bastante voluntad de encargarse de sí mismo y aunque Chifuyu no quisiera admitirlo, el desánimo y depresión de Kazutora le preocupaba. Sabía que, si Baji o él no se preocupan por que Kazutora comiera, éste no lo hacía. A lo más compraba chatarra en el Mall en el horario de colación del PetShop, pero a veces ni eso hacía porque no le nacía preocuparse por él.  —Ve a lavarte. Te daré desayuno, pero luego te marchas.
—Matsuno, tengo que pedirte un favor…—
—Tsk…Te aprovechas a la primera.
—¿Puedes excusarme en el trabajo hoy?
—¿Vas… a faltar?
—Sí… Tengo que hacer algo muy importante.
—Sólo quieres descansar por el trasnoche.
—No es eso, es algo… que debo hacer con urgencia.
—B-Bueno. Te voy a excusar.
—¿Por qué suenas tan inseguro?
—…
—¿También querías faltar?
—N-No. — miró hacia otro lado, pillado. Cuando sintió la mirada entrecerrada y juzgadora de Kazutora sobre si no pudo seguir ocultándolo. —Bueno, sí… Pero iba a recuperar la jornada otro día. —De hecho, quiero pedir permiso toda la semana.
—¿Hay algo importante en estas fechas en Tokyo? — Kazutora lo sabía. Aunque se mostraba con Chifuyu con una faceta desganada y a veces molesta, era un ser bastante observador. Sabía exactamente lo que ocurriría en esas fechas, su preocupación iba más en que si cierta persona recordaría esa fecha.
—N-No… No es nada importante... — Chifuyu mantuvo la mirada hacia un costado, encogiéndose de hombros, un poco incómodo. —Sólo estoy cansado y quiero algo de tiempo para mí.
—¿Cómo lo haremos? — Kazutora se rascó la cabeza, despeinándose, preocupado ante la idea de que sus posibilidades de faltar al trabajo fuesen nulas.
—Le pedí a alguien que fuera por mí. No creo que tenga dramas en hacer tu parte del trabajo también. Creo que está bien dispuesto a hacer doble turno porque necesita dinero urgente. El problema es que tienes otros compromisos, así que por ese día me puede cubrir pero no podrá hacerlo el resto de la semana.
—Mh, no te preocupes tanto…— le dijo al verle esa expresión de preocupación que Chifuyu colocaba insconcientemente cuando sus cálculos mentales no le calzaban. —Yo te cubriré el resto de la semana.
—¿Estás bien con hacer dobles turnos todos esos días?
—Sí. No te preocupes… No tengo nada más que hacer. Lo único que lo lamentarán serán esas bestias que se tendrán que quedar conmigo en vez de contigo… Pero nos adaptaremos.
—Gracias, Kazutora. 
—¿Y por qué vas a pedir toda la semana? — Le entró la curiosidad de pronto. Esperaba que fuera ése día por la fecha en particular, pero si pedía una semana era porque quizá estaba planificando algo más.
—Eso no te incumbe.
—Mhh, entonces sí harás porno con Baji. — soltó una risilla libidinosa.
—¡Cállate!
—¿Nakiri ya se habrá despertado? A ella no vas y le das con el palo en la cabeza.
—Ella se fue temprano por la mañana. Le dije que si lo deseaba le preparaba desayuno, pero me dijo que tenía que atender unos compromisos urgentes así que se fue muy temprano.
—¿Se… fue?
—Ahá. Es una persona con sentido de responsabilidad. Incluso dejo todo reluciente en la habitación que le facilitamos.
—Sale. Sale. — Kazutora arrugó la nariz, frunciendo la frente al ver que cierto animalejo se le acercaba. Corrió a ese apestoso gato que quería sentarse arriba suyo. Le daba un poco de asco (prefería decirle así a admitir que le daba envía un estúpido gato) 
—No maltrates a Peke J.
—Lo odio. Tiene una cama cómoda donde dormir, hasta lo cubren y le ponen calefactor, en cambio a mí me hacen dormir en una sucia alfombra.
—Dormiste casi toda la noche en ese sillón con Baji-san. Aunque lo detestes al final eres como Peke J, siempre terminan acurrucándose al lado de Baji-san. — Chifuyu apoyó la escoba en la pared y fue hasta la cocina a preparar el desayuno.
—Eh, Baji… Despierta. — Kazutora movió a su amigo quien dormía profundamente en el sillón. —Vamos, campeón, ponte de pie. — le pasó un brazo por debajo del hombro y comenzó a levantarlo. —Ve a descansar a tu cama. V-Vamos, A-A-rribaa. Uno, d-dos, tres. —le costó un poco levantarlo de allí, cuando lo logró lo hizo caminar con inercia hasta su dormitorio y lo acostó en la cama.
Acomodó a Baji y se quedó observando a su amigo por unos minutos. Baji continuó durmiendo sin problemas, tranquilo, como si nada de todo lo que hizo en esos días hubiera pasado realmente. Kazutora sentía una mezcla de emociones extrañas hacia Baji. A veces le daban deseos de golpearlo sin una explicación clara, así, de la nada. Otras veces le daban ganas de alejarse de él porque rechazaba sus intenciones de hacerle sentir bien, pero en la mayoría de las veces necesitaba estar con Baji y saber que todo estaba bien, cuidarlo.
Pero también le daba miedo quedarse mucho tiempo con él, porque tenía la sensación de que Baji dejaría de existir y eso le dolería enormemente.

—Mírate allí, descansando como si nada... — dijo esto mientras lo miraba con indiferencia. Después de una pausa de silencio, se acercó a Baji y sin poder controlase le dio un par de golpes en el pecho. —…Idiota. No vuelvas a perderte. Si lo vuelves a hacer no te lo perdonaré. — después de amenazarlo, le acomodó el cabello negro despejándolo de su rostro y dejándoselo caer a un costado para que no le molestara mientras dormía. Posteriormente lo cubrió.
Se reincorporó, pero antes de irse notó que una cinta de cabello estaba en el suelo, por los colores y el brillo dudaba que fuera de Baji (quizá podría ser del gay de Chifuyu, pero algo le decía que no era suya), al tomarla le sintió una suave fragancia agradable como la del cabello de Baji (sí, ese bastardo se cuidaba mucho su cabello y usaba productos bien caro para esa cabellera perfecta y aromática) pero no era el aroma del pelinegro. Era un aroma que había sentido hace poco, que había vuelto a él después de muchos años de no sentirlo.
Kazutora se hizo una cola de caballo y se lo amarró con esa cinta.

Después de asearse, fue al comedor donde Chifuyu ya le tenía servido el desayuno. El rubio había preparado tortillas francesas con verduras y champiñones, sirvió también jugo natural de naranja aparte del café en grano que preparó, y calentó panecillos al horno.
Kazutora se sentó y comenzó a comer, Chifuyu era novato siendo “dueña de casa” y por eso todavía no tenía experiencia en la cocina, el café no tenía un punto perfecto como le gustaba y estaba un poco aguachento y a las tortillas francesas se le había pasado un poco –demasiado- la sal, pero estaba agradecido con el gesto del rubio por lo que comió cada trozo sin chistar.
Se notaba que el chico se esforzaba por hacer bien las cosas y poco a poco le iban resultando (la primera vez hasta había quemado la comida y casi incendió la cocina)
Después de comer le agradeció por el desayuno, tomó sus cosas y fue hasta la puerta para irse.

—Oye
—¿Ahora qué?
—Sé que tienes miedo de que Baji se junte conmigo porque lo puedo llevar por un mal camino. Tienes razón en eso. Pero esas malas intenciones las tenía cuando era adolescente y lo arrastré a muchas cosas malas que incluso ahora siguen presentes en él. Lamento no… no poder sacarlo de allí y sobre todo lamento haber sido yo quien lo metió en un mundo oscuro.
—…—
—Pero hoy no es así. No quiero que le pase nada a ése imbécil… 
—Tsk, se nota “bastante” 
—Matsuno… Ten miedo de que se junte conmigo, pero, por sobre todo, evita que se siga juntando con Sanzu Haruchiyo. Él… Es mil veces peor a como yo era de adolescente.
—¿Haruchiyo? — Sabía que Baji se juntaba con aquel chico últimamente e incluso le daba una mala vibra, pero no sabía hasta qué punto eso podría ser perjudicial. Quizá estaba subestimando al nuevo lame botas de Mikey.

Diciendo esto último, el joven de cabello bicolor salió de la casa, dejando bastante confundido a Chifuyu. Kazutora prefirió caminar un poco para despejarse y sentir algo de aire puro entrar en sus viciados pulmones. Debía llegar a una farmacia para comprarse calmantes con el fin de bajar la maldita jaqueca que lo estaba matando. En un rato más se intoxicaría con un montón de píldoras para eliminar ese dolor punzante. Después de eso, tenía que ir urgentemente a un encuentro que había suspendido hace tiempo por dejar de asistir.
Tras comprar los medicamentos y zarparse una dosis innecesariamente exagerada, bebiéndolas con una RedBull, fue a su siguiente destino el cual había estado evitando por un par de meses. Llegó hasta un enorme edificio de arquitectura moderna, entró allí y fue hasta el piso que conocía bien.

Ya estaba.

Habló con la secretaria y esta le pidió que lo esperara unos momentos. La persona dueña de esa oficina estaba muy ocupado y como Kazutora se apareció sin agendar cita había pocas posibilidades de que le dieran un espacio a él.

--- 

Dentro de aquella enorme oficina rodeada de ventanales que daban a una perfecta vista hacia el mar, Jakurai Jinguji terminaba de escribir unos apuntes interesantes que terminaba de leer de la última revista científica en su poder. El hombre de larga cabellera lavanda había aprovechado un espacio en su ajustada agenda ya que uno de sus clientes había cambiado la fecha de la consulta, por eso aprovechó de leer algo novedoso de las nuevas investigaciones enfocadas a la mente humana. Sin embargo, su secretaria le anunció de la presencia de un particular joven quien hace un tiempo había vuelto a desertar.
Después de unos minutos, Jakurai se puso de pie y abrió la puerta para encontrarse con aquel chico.

—Pase— le dijo cordialmente, invitándolo a sentarse.

De algún modo se sintió aliviado de verlo bien, no parecía verse tan afectado como cuando le conoció aquella ocasión que llegó por primera vez a su consulta. Aunque pronto su ojo clínico le indicó una señal que temía en él: un retroceso. Siendo un Psiquiatra experto se dio cuenta de ese detalle cuando el joven tomó asiento frente al escritorio, con una postura rígida, con psicomotricidad tensa-inhibida que luego pasó a movimientos más ansiosos.
Con el tiempo, Jakurai había logrado cierta comodidad en el joven, quien en las últimas sesiones se había sentido más familiarizado y con vínculo terapéutico tal que se sentía incluso cómodo recostándose en el sofá mientras le contaba a Jakurai como había sido su día.

—Joven Hanemiya, ha pasado un tiempo.
—Ahhhh, sí. Supongo que me debes odiar un poco por abandonar la terapia por un par de meses. Y bueno, he vuelto… Tú entiendes, después de tocar algo de fondo de nuevo… Yo, necesito esto. Quiero evitar entrar en crisis.
—No te preocupes, cada quien tiene su propio proceso de llevar sus tiempos. No pienses que tengo rencor hacia ti, todo lo contrario, me alegra ver que, aunque digas que has tocado fondo nuevamente, vienes a buscar ayuda. Es muy responsable de tu parte tener asistencia de salud mental cuando sientes que no puedes más.— Jakurai se acomodó su larga cabellera hacia atrás y observó al chico con atención, tomándose su tiempo para estudiar cada detalle en él. Necesitaba que Hanemiya se sintiera en confianza y sobre todo contenido emocionalmente. —Cuéntame que ha pasado durante este tiempo que no nos hemos visto.
—¿Por dónde empiezo? — Kazutora hizo un recorrido mental de lo que había hecho en esos dos últimos meses. —Después de la última sesión, me “reventé” saliendo con mi amigo, pero no pienses que fue como en esos tiempos de las primeras sesiones, donde salía con gente con una intensión autodestructiva y heterodestructiva, a buscar excesos…de todo tipo y todo salía mal. Sino más bien salía a acompañar a mi amigo para que éste no se metiera en problemas… Yo deje todo eso en el pasado… Pero mi amigo se mantiene allí en la oscuridad.
—¿Seguro que no volviste a las conductas dañinas que tanto te perjudicaban? A veces intentamos evitarlas, pero rodearnos de gente que se encuentra en esos núcleos nos reactivan este tipo de conductas y adicciones.
—No… O sea, las evité lo más que pude. Tampoco puedo decirle que fui un 10 en este tiempo, no soy un sujeto noble… pero al menos no maté a nadie, hehe. Eso es un gran logro y usted lo sabe. — bromeó con agotamiento emocional.

Kazutora había llegado por primera vez a la consulta del Psiquiatra Jakurai unos cuantos meses después de salir de prisión. Increíblemente fue por voluntad propia, cuando se sintió demasiado ahogado en su propia desesperación, demasiado asfixiado en su propio “vómito mental y afectivo”
Tuvo muchos reparos en acceder a preocuparse por su salud mental: el dinero que vale una consulta podía gastarlo en vicios que le gustaban, pero, por sobre todo, le costaba trabajo contar sus problemas a alguien más que no fuera Baji. Y suponía que de tanto contarle sus problemas a su amigo lo había “podrido” y no estaba bien seguir así. Además, Kazutora había llegado a un nivel de depresión tan profunda que los pensamientos negativos le llevaron a auto infringirse lesiones.
Llegó con Jakurai confiando en las buenas reseñas que aparecían en el buscador de internet, pensó que sería el típico tipo que lo hace hablar de idioteces y luego lo expulsa al sentirse burlado por Kazutora, pero se sorprendió gratamente al ver el nivel de paciencia que Jakurai tenía con él, también por las preguntas tan exactas que le hacía las cuales le llevaban a un nivel de reflexión introspectiva que nunca tuvo antes. Así, lo ayudó a explicarse muchas cosas de si mismo, comprenderse mejor y empezar a perdonarse.

Jakurai había leído a Kazutora como un libro abierto. Todo con respeto, con paciencia y con real vocación.

—Lo sé, es un gran logro. — Jakurai jamás mostró sentirse aterrado por la realidad de ese paciente. Entre sus pacientes tenía muchos chicos infractores de ley con prontuarios similares a los de Kazutora, con vidas tan complejas, familias disfuncionales e historias tan torcidas como él. Jamás discriminaba a nadie por su procedencia ni por sus acciones, la vocación del Psiquiatra era tan pura que su único interés allí era ayudar a sanar a su paciente. —Cuéntame, ¿tuviste problemas en tu trabajo nuevamente? Oh, espera, ¿aún sigues en el PetShop o finalmente terminaste renunciando como me comentaste que era tu intención?
—Ah… Todavía estoy en esa mierda. No es tan malo después de todo, poco a poco me estoy acostumbrando a los animales.
—¿Pero?
—Pero… Podría tener una mejor opción.
—Mh, ya tocaremos ese punto. — Porque sabía a donde iba. “Mikey” —Kazutora, ¿has estado consumiendo los fármacos que te receté? —
—N-No… Yo…— el joven se puso a jugar con su cabello, ansioso. —Los vendí. Lo siento, doc.
—¿Hace cuanto que no tomas tus estabilizadores del ánimo y ansiolíticos? —
—Como desde la última consulta que estuve aquí.
—Hnh…— Jakurai se quedó pensativo en ese último detalle. En un paciente como Kazutora era peligroso que dejara su medicación de un día para otro. —En este tiempo, ¿has tenido pensamientos autodestructivos con ideación autolítica?
—…— el joven se tomó unos momentos largos antes de responder. —Sí. — fue honesto, se lo debía a aquel Psiquiatra. Lo único que le podía entregar a ése hombre era su sinceridad.
—¿Cuándo fue la última vez que tuviste estos pensamientos?
—Hace unas tres semanas o algo más… Cuando estaba solo en mi casa. Incluso tuve una crisis de ansiedad ese día.
—¿Qué pasó luego? ¿Cómo pudiste darte contención?
—Llamé a Baji y él me fue a buscar. Salimos, me llevó a la playa de noche y al escuchar el mar me calmé. Eso me ayudó bastante.
—Me alegra escuchar que todo se solucionó de buen modo. — Jakurai le felicitó. —Pero, a la vez, me sorprende que lo que me cuentas es desde hace un tiempo y hoy en día, aunque dices que estar tocando fondo, no te vez tan mal como las primeras sesiones en que has estado aquí diciéndome que “tocaste fondo” algo en ti ha cambiado positivamente y has ido adquiriendo la capacidad de evitar crisis graves. ¿Ha pasado algo en los últimos días como para que te haya hecho querer venir aquí y hacer un cambio incluso más grande?
—No mucho… O sea, poco a poco me estoy quedando más solo y no quiero terminar así. Baji… Tiene pareja ahora así que soy el mal tercio en esa relación. Me voy a convertir en el amigo mediocre que termina viviendo con su amigo, siendo mantenido por este y por su pareja. Así que encuentro que es lo más normal que me quiera convertir en una persona un poco más tolerable para que estos me acepten en su casa cuando sea, si es que llego a esa edad, un cuarentón solterón y fracasado.
—Tengo entendido que tu amigo ya tenía pareja cuando tuvimos la última sesión.
—Ah, ¿le conté eso? Haha…—
—Sí. — Asintió. —¿Algo más que haya pasado en estos días? — para no perder el hilo.
—Mh, ayer… me encontré con mi ex HiME. — así como Kazutora manejaba un lenguaje más psicológico, Jakurai manejaba un lenguaje y conocimiento respecto a lo que era el mundo de los Rebels, las HiMEs y todo lo que les involucraba. El mismo Kazutora en una larga sesión de más de una hora le había contado con lujo de detalle cuando fue Rebel. 
—¿Paso algo en particular?
—No tanto. O sea, no me reconoció y cuando lo hizo mantuvo una postura distante. Es lo normal ser así con tu Rebel que te atacó incansablemente y molestó a todos tus cercanos. Pero fuera de eso ella fue amable conmigo. A la defensiva, pero amable.
—Parece que ese encuentro te hizo sentir particularmente bien.
—¿Qué? No. Me dio igual.
—Kazutora, acabas de sonreír inconscientemente cuando me contabas ese evento. Tú no sonríes mucho.
—Ahhh, puede ser…— Kazutora se cohibió, sintiendo un poco de retraimiento. —Quizá porque no fue mala conmigo a pesar de todo lo que le hice. Cuando estas así de solo cualquier gesto pequeño de redención o aceptación lo tomas de buena manera…— aquello último lo dijo con un tono más irritado.
—Tal vez el que estés hoy en día aquí se debe a que quieres recuperar esa vieja amistad. Si mal no recuerdo, cuando me contaste que fuiste Rebel tu HiME había sido una amiga tuya.
—No me interesa recuperar la relación con ella. Supongo que fue bonito y ya. Pero no va a volver a ser lo mismo. Todo está muy fracturado… Además, notoriamente Mikey tiene la culpa de que ahora nos llevemos así de distantes.
—¿Por qué “Mikey” sería el responsable de esto? — Jakurai evitó demostrar que sabía que Kazutora volvería a tocar ese punto que en cada sesión era sagrado: Mikey.
—Porque Mikey ha hecho cosas horribles, pero allí están todos amándolo y consintiéndolo como un pequeño Rey. — Kazutora comenzó a escupir sus palabras con autentico desprecio. Al menos con Jakurai podía hablar libremente mal de Mikey sin que nadie lo criticara. —Mi ex HiME sí sabe lo que es Mikey hoy: un mafioso asesino capaz de todo. Pero ahí va y se abrazan como los mejores amigos de todos los tiempos apenas se reencuentran. En cambio, conmigo, me mira por el rabillo del ojo pensando que en cualquier momento le saltaré a clavarle un cuchillo. ¿Por qué con él pueden ser tan condescendientes y conmigo no? Ah, porque es “Mikeycito” la eminencia. ¿Por qué me desagrada tanto? Porque es más peligroso que yo, pero todos lo aceptan sin tenerle miedo. También porque se dice ser mi amigo, pero me da los trabajos más indignantes en su grupo y me da un trato indignante, humillante, donde los demás se ríen de mí. Lo acepto, lo merezco, pero, ¿tanto tiempo?
—Hanemiya-kun, espero que no te lo tomes a mal, pero algo que estuvimos trabajando en la última sesión, y me temo que fue el motivo por el que desertaste, era ver el por qué responsabilizabas a “Mikey” de tus desgracias y trabajar que era eso de tu interior que te hacia proyectar en otro lo que no quieres encontrar en ti.
—¿Me da mi receta para este mes? — Le cortó abruptamente.
—Lamento si te he hecho sentir incómodo de nuevo, Hanemiya-kun.
—Nah, no es eso… Sólo que tengo que volver a mi trabajo. Usé el break para escapar hasta aquí y bueno, no me puedo permitir más descuentos. — Kazutora le sonrió, tratando de verse tranquilo. Sacó de su bolsillo dinero y lo puso sobre la mesa. —Se me olvidó pasarle el dinero de la sesión a la secretaria.
—Más que el dinero o entregarte una receta, necesito saber si vas a estar bien, Hanemiya-kun. Por favor, te aconsejo que seas más abierto contimgo mismo.
—Estoy bien, usted mismo me ha dicho que me ha visto mejor. — le replicó, ocultando su pique. Por supuesto que le había molestado que Jakurai le tocara el tema de Mikey. Kazutora se sorprendió al ver que Jakurai le extendía un número escrito en una tarjeta. —¿Y esto?
—Es mi número particular. Quiero que lo tengas y si tienes una crisis, no importa cuando, me llames en caso de que tu amigo Baji no pueda ir contigo.
—Woh, supongo que no hace eso con todos sus pacientes.
—No. Sólo con los que estimo que es necesario o es prudente. Por favor, tómalo y no tengas reparos en llamarme cuando lo necesites.
—Esta bien…— Kazutora se resignó y tomó el papel, como un niño regañado.
—Y te daré tus recetas. Trata de conservarlas, ¿si? Es importante que no interrumpas tu medicación.
—Vale…— vio que Jakurai terminó de escribir la receta y se la entregó. —Gracias. Con esto estaré bien. — estampó las manos sobre el escritorio cuando se puso de pie, mostrándose de pronto más frenético. —Volveré dentro de un par de semanas, depende como estén mis turnos en el trabajo. Ha sido un gusto.
—¿Todo estará bien?
—Todo estará bien. — asintió, sin bajar su nivel de efusividad. —Nos vemos.

#Day
INUI


—Puedes empezar por descargar las cajas del camión y traerlas dentro. Después de eso ve a limpiar las piezas de las cajas que están en la bodega, ¿puedes hacer esa simple instrucción, supongo?
—Ahá…—
—Mh, ok. Ve a hacerlo… Cualquier duda que tengas me avisas yo estaré reparando una motocicleta de un cliente que debo entregar hoy.

Draken siguió con la mirada a Inui por unos momentos sólo para asegurarse de que estaba haciendo lo que le indicó. En poco tiempo le vio afuera del taller mecánico de su propiedad, descargando las pesadas cajas que habían llegado recientemente. Algo escuchó del camionero decirle a Inui que más le valía que no se demorara porque tenía más entregas que hacer, pero supuso que a esas alturas Inui no tendría una reacción idiota como ir a golpear al tipo hasta reventarlo.

Hasta ahora todo iba bien.

Draken se arrodilló para observar de más de cerca el problema con el ratificador de la motocicleta, analizando y haciéndose hipótesis mentales de cuál era el diagnóstico y como resolverlo. Fue en eso que tuvo la suerte de mirar de reojo hacia Inui y el camionero. De un salto se puso de pie y corrió hasta allá.

—¡¿Qué demonios haces?! — Draken agarró del brazo al rubio de cabellera larga, evitando que éste le diera con una llave de acero en el cráneo al camionero que estaba de espalda empinándose un sándwich. Por suerte el tipo ni se dio cuenta cuando Draken se llevó a Inui adentro del taller, salvándole la no merecida vida. —¿Le ibas a dar con eso en la cabeza?
—No. — le respondió Inui con aquella mirada inexpresiva que no parecía variar nunca.
—…—
—…—
—…— Draken alzó la ceja, mirándolo seriamente. —¿Y de la nada? ¿Qué mierda con tus reacciones? ¿Quieres volver de nuevo a la cárcel?
—…No. — algo en la mirada gélida y distante de Inui se modificó, ahora parecía arrepentido de lo que casi hizo hace unos momentos. Incluso se delataba incómodo con el comentario de Draken, al parecer, no había mediado las cosas racionalmente. —…No volveré a hacer algo así.
—¿Por qué le querías pegar? 
—Me dijo algo.
—¿Qué cosa? — vio la reticencia en Inui, parecía que no quería contarle. —Vamos, dilo.
—Me llamó “puta” — susurró, cediendo a Draken.
—Mira, en ese caso comprendo tu reacción, pero no la justifico. Sé que te parecerá medio hipócrita que te prohíba ser violento, pero, aquí, NO. Nuestra vida en las pandillas y nuestro trabajo aquí son muy distintos. Que te quede claro. Hay varias cosas que nosotros dejamos de hacer aquí, porque aquí somos personas “normales”, ¿vale?—El más alto se frotó las sienes. —Entra a limpiar las cosas que te dije… Yo termino de descargar las cajj—Inui pasó por su lado, dejándole con las palabras en la boca.
—Voy a hacer lo que me pediste. — no dijo nada más y salió para continuar descargando cajas.
—Éste tipo…— Draken volvió a arrodillarse al lado de la motocicleta, cuando escuchó que la puerta se volvió a abrir. Apretó con odio la herramienta en su mano y juraba que si era Inui de nuevo le daría él mismo con la herramienta de acero en la cara. —¿Qué pasa ahora?
—¿Qué pasa de qué?
—Ah, Mitsuya, eres tú. — el rubio soltó un suspiro, más tranquilo. —Pensé que era Inui.
—¿Te está causando problemas? Se ve muy tranquilo allá afuera descargando cajas.— el pelilila echó un vistazo hacia fuera, mirando con calma como Inui descargaba cajas. Hasta se le hizo entretenido quedarse viéndolo porque parecía tan mecanizado a realizar la actividad que no variaba en sus movimientos. —Es como un androide. Recuerdo cuando Yuzuha-chan le dio una patada cuando amenazó a Hakkai con su navaja. Lo tumbó y todo, se “murió” y luego se reseteó y se paró como si nada. Como Robocop. Es adorable.
—¿Adorable? Ese es el problema. Cuando piensas que va a estar tranquilo, porque toda su cara y su conducta te da a entender que es un tipo super sereno, bajas la guardia porque parece un tipo razonable, y de pronto saca toda su sangre fría y aniquila a cualquiera. Recién casi le revienta el cráneo a ese bastardo con una enorme llave inglesa porque le dijo un improperio.
—Huh, tal vez todavía se está adaptando.
—Sí… Supongo que tengo que tener paciencia con él. Ah, entre él y Mikey me van a volver loco. Mikey me ha jodido toda la mañana mandándome como mil mensajes amenazándome que no me encariñe con Inui y lo cambie por él. ¿Cómo se vive con eso?— se giró para ver a Mitsuya. —Supongo que me trajiste tu motocicleta como me dijiste la otra noche.
—Así es. No quiero depender de Hakkai para que me movilice para todos lados. Menos cuando era yo el que lo llevaba detrás de mi espalda.
—En el refrigerador tengo cervezas, trae un par y revisamos que le pasa a tu chatarra.
—¿Chatarra? Es una joyita. — Mitsuya alzó la ceja, ofendido y dolido por cómo trataban a su querida motocicleta. Poco después fue a buscar un par de cervezas y volvió con Draken.

Pasaron un par de horas y el par de cervezas pasó a ser el pack completo que se bebieron Draken y Mitsuya. Después de que Draken revisara la motocicleta del otro, le sugirió que la dejara en el taller para hacerle mantención completa ya que la requería urgentemente, Mitsuya aceptó puesto que ya tenía en mente que Draken le diría algo así. Habían notado que Inui entró y se puso a limpiar piezas de motocicletas y luego volvió a salir a la entrada del taller cuando terminó y se quedó en la entrada sentado en una banca ya que Draken no le dio otra instrucción.

Inui se quedó allí, quieto, sin nada más que hacer que mirar hacia el frente. El horizonte de pronto le pareció tan pleno y llamativo. Poder ver la perspectiva sin que un muro o un montón de rejas le obstaculizaran la vista era un privilegio para él. Después de todo ese tiempo en la cárcel, había olvidado lo bien que se ven los paisajes sin que algo lo tape.
Perderse en la inmensidad del paisaje le fue grato, aunque sentía cierta mezcla de nostalgia y melancolía en su interior. Observaba con atención a las personas que pasaban por el lugar, pero ninguna parecía ser la persona que esperaba encontrarse.

Draken se despidió de Mitsuya quien se fue por la salida trasera del taller, pensó que ya era momento de ir a echarle un ojo a Inui. Le parecía extraño que se haya quedado tanto tiempo estático en la entrada del taller. Al salir lo encontró del mismo modo que le recibió: sentado en esa banca. Inclusive estaba en la misma pose, con la la misma mirada vacía clavada hacia el horizonte.

—¿Esperas a alguien?— fue lo que se le ocurrió preguntar a Draken, puesto que le daba la impresión de que Inui estaba allí esperando a que cierta persona apareciera. Pensó en eso porque de pronto Inui le recordó a ese perro llamado “Hachiko” que esperaba anhelante a su dueño volver, pero éste jamás llegó.
—Puede ser.
—Inui. Puedes usar este tiempo para ir a comer. Hoy no tenemos mucho trabajo aquí.
—No tengo hambre. —
—…— Draken iba a decirle que era una orden si así fuera necesario, porque era importante que su único trabajador se alimentara, pero cuando vio que Inui alzaba la mano y saludaba a una persona que venía hacia ellos lo distrajo de su petición. Por un momento pensó que quizá era la persona que Inui esperaba y eso le dio una enorme curiosidad, pero por su reacción parecía más bien que simplemente lo conocía, pero no era a quien aguardaba, puesto que inmediatamente después de saludarlo volvió a prestar atención a los transeúntes buscando a la persona de su interés.
—Holaaa, Inui. — Kazutora saludó con familiaridad a Inui. El rubio le saludó con un gesto simple. —¿Cómo va tu día recibiendo las migajas de Mikey? Tranquilo, con el tiempo te acostumbras y hasta llegas a auto convencerte de que es buena persona contigo. Mírame a mí, que feliz me veo con la misericordia de mi querido amigo. ¡Estoy tan contento que me tenga limpiando baños y siendo el bufón de todos! Soy tan dichoso, Bendito sea Mikey.— dijo Kazutora con sarcasmo, fingiendo una eufórica felicidad falsa.
—Hey, Kazutora. No digas idioteces. — lo corrigió Draken, enojado. Esos tipos de comentarios hacia Mikey sólo podían generar discordia. —¿Ustedes dos son así de cercanos? — le llamó la atención el trato familiarizado de esos dos.
—Si. Éramos vecinos de celdas. — Kazutora lo miró con algo de burla detrás de esa mirada indiferente y seria.
—Huh, lamento tocar ese tema. Fue sin intenciones…— Draken parecía notoriamente arrepentido de su pregunta. Eso le llamó la atención a Kazutora porque le pareció que realmente Draken no quería incomodarlo. —¿Quieres ver tu motocicleta? — le propuso, un poco nervioso por su idiotez, y para desviar la pregunta tonta que había hecho hace un rato. —Te vas a sorprender de lo bien que suena ahora, le he puesto unos repuestos que la hacen más liguera. Ronronea ni cómo te imagines.
—Eh, bueno. — Kazutora fue prácticamente arrastrado por Draken al taller donde, orgulloso de su oficio, le mostraba a Kazutora su reparada motocicleta. Le causó algo de gracia ver a ese enorme tipejo cruzado de brazos y con el pecho inflado de orgullo al reparar tal motocicleta. Parecía un niño de primaria que por fin sacaba una buena calificación y esperaba elogios. —Puedo decir que te has lucido. — le dijo con honestidad.
—Pruébala. — le aconsejó.
Kazutora no tuvo más remedio que subirse en su motocicleta y encenderla. El motor se calentó y este realmente ronroneaba. El joven inconscientemente se recostó sobre su motocicleta y le acarició como si fuera una persona. —Su ronroneo suena como cuando éramos niños…— Que recuerdos.
—¿Lo ves? Parece nueva. Le he mandado a pedir todos los repuestos a Estados Unidos, todos originales. Está perfecta, admítelo. 
—Sí, lo está. —
—Puedes llevártela ahora mismo.
—De eso quería hablarte. — Kazutora giró la llave y apagó su preciado tesoro. La acarició un poco más antes de bajarse de la motocicleta. Luego sacó dinero de su chaqueta. —Vengo a dejar un abono. Hoy tuve que gastar algo de dinero, pero pronto traeré el resto.
—Mh, no es necesario que me pagues ahora. Ya te lo dije antes. Llévatela.
—No. Quiero hacer bien las cosas, ya te lo dije. —
—Sólo me estorba aquí. Necesito el espacio para traer otras motocicletas. Así que llévatela ya. — le mintió.
—Draken. Por favor, en serio quiero hacerlo bien esta vez. — Kazutora le insistió. —Y será poco tiempo en que la tengas que aguantar. Esta semana me han ofrecido turno extra y me forraré en dinero.
—Pero…— notó la mirada decidida en el otro. —Está bien, Kazu. Pero sólo me la quedo porque me la pides, no necesito que me pagues…
—Gracias, Draken. Sé que para ti es importante ayudar a los demás… Incluso a alguien como yo, y comprendo que es un gran esfuerzo para ti no permitirte dar más de lo debido.
—Igual podías pagarme con salir a beber una de estas noches.
—Hehe, ¿podría ser?
—Claro. Necesito salir y distraerme.
—Pero apenas salimos con todos los demás la otra noche.
—Sí, pero no me gustan los “mega eventos” prefiero que sea una salida con los chicos. — Draken prefería pasar el tiempo con sus amigos más cercanos que estar de sub capitán en un evento masivo donde iban todos los miembros de ToMan.
—Me pasa similar. — y allí demostraba Kazutora que estaba muy cambiado, porque antes prefería el caos y llamar la atención, ahora prefería la compañía de la poca gente que consideraba tan siquiera tolerable. —¿Todavía tienes curiosidad sobre como Inui y yo nos llevamos así?
—N-No. Está bien. No tienes por qué contarlo. — Draken se pasó la mano por la parte de su nuca que se encontraba rapada.
—No pasa nada… No es algo del otro mundo. — Kazutora le entregó las llaves de su motocicleta a Draken, el cual las guardó a regañadientes. —Los dos coincidimos en algún momento en la cárcel. Mi condena fue menor porque era menos grave que la de Inui pero compartimos el mismo “modulo” y eso nos hizo más cercanos. Y-Yo… Tuve bastantes problemas allá adentro. Aunque en la ToMan era un tipo rudo y lleno de adrenalina con quien nadie se atrevía a pelear, allá adentro es otra cosa, tienen sus propias pandillas y tenemos varios enemigos que nos odian adentro por peleas viejas. Me da vergüenza admitirlo, pero Inui me ayudó mucho allá adentro. Incluso se metió en problemas por tratar de cuidarme. Aunque no lo parezca es bastante protector y leal. Por favor, no lo vean como un tipo malo. Tiene esa expresión ida en su rostro, pero si logras ganarte su confianza es todo lo que necesitas en la vida.
—Lo sé. — Draken suspiró. —Algo que siempre admiré en él fue su lealtad, su valor y su dedicación. Por eso le pedí a Mikey que lo dejara conmigo, porque siento que en algún punto podemos ser buenos amigos.
—Y allí te equivocas.
—¿No quiere tener amigos?
—No es eso. Sólo que te condenaste con Mikey. Vas a tener a ese enano jodiendote día y noche porque odia a Inui.
—Ahhh, ni que lo digas. Ya me reventó el teléfono con mensajes en una sola mañana.
—No entiendo cómo eres tan paciente con Mikey.
—Tampoco lo entiendo. Supongo que cargo un gran karma de mi vida pasada.
—Capaz eras Hitler como para tener que soportar tanto.
—Quién sabe. — Draken sonrió. Luego miró hacia Inui y le gritó a lo lejos. —EH, Inui, ve a comer algo. Ya te dije que puedes ir a almorzar.
—Déjalo. Se va a quedar allí hasta que termine la jornada. Él es así.
—No me importa que sea así, es humano y el tipo tiene que comer. Después van a decir que exploto a mi único trabajador. — Justo en ese momento vio que Inui fue hasta ellos.
—Llegó otro camión con carga. Bajaré las cajas.
—¿Hoy? Uh, debe ser las encomiendas que pedí a hace un par de semanas. No imaginé que llegaran antes de tiempo. — Draken se sorprendió por la rapidez del envío. Por fin algo llegaba puntual.  —Déjame ayudarte.
—Puedo hacerlo. No hay problema— Inui le meneó la mano, pidiéndole que no se preocupara. En pocos segundos salió a descargar.
—Ah, no le insistas. Él es así, muy solitario.

Afuera, Inui comenzó a descargar las cajas que habían llegado para Draken. Un modo de mediar el error hace un rato (cuando casi le pega a un viejo con una llave inglesa y casi mete en problemas a Draken) era hacer todo lo necesario para liberar la carga laboral de ese día para el dueño del taller.
Dejo un par de cajas al interior del taller, luego volvió y recibió la última caja de manos del camionero quien indiscutiblemente era más educado que el anterior.
Inui mantenía la última caja en sus brazos cuando el camión partió y se fue, eso despejó la visión que tapaba la enorme bodega metálica del camión y otra vez pudo tener visibilidad hacia el horizonte. Fue entonces que notó a una persona que parecía quedar al descubierto cuando el camión partió. El rostro serio e inexpresivo de Seishu Inui se iluminó de pronto con una gran sonrisa poco usual en él cuando por fin encontró a la persona que había estado esperando todo ese tiempo desde que salió de prisión. 

Él estaba allí.

El rubio por poco deja caer la caja ante la emoción de volver a verlo después de tanto tiempo. Notó que el otro parecía incómodo con ser descubierto, quizá estaba por allí de pasada y no esperaba ese encuentro. Para el rubio fue inevitable dejar la caja en el suelo, cruzar la calle sin siquiera mirar a ambos lados e ir donde estaba ese joven de cabellera oscura.

—Koko, ¿te perdiste?
—Ah…— El pelinegro parecía algo “sorprendido” con ver a Inui allí. De algún modo se había enterado que éste estaba “trabajando” con Draken y tenía que comprobarlo con sus propios ojos, pero no quería verse tan evidente y prefirió simular que el encuentro era puramente casual. —¿Qué haces cargando cajas, Inui?
—Trabajo para Draken en su taller.
—Ya veo… Por eso estás así de sucio. — dijo con una expresión seria, pero con algo de reproche en su tono, mientras miraba el traje de overol del otro, cubierto de petróleo en varias partes. Incluso tenia petróleo en una de sus mejillas y uno que otro mechón de cabello. Aunque el rubio estuviera hecho un desastre, seguía viéndose bien.

Kokonoi por supuesto que se había enterado de la nefasta noticia de que Draken tenía a Inui trabajando para él. Si bien el pelinegro estaba consiguiendo su propio camino de una forma más independiente, sin estar ligado a Manjiro Sano como alguna vez estuvo -o no estuvo- en su adolescencia, eso no significaba que de todos modos no existieran momentos (muchos) en que tuviera que resolver asuntos con Mikey u otro mafioso. En las bandas criminales existe de todo, y muchas de ellas son rivales, pero así como hay bandas rivales también hay bandas con las que llevan las cosas en paz. La organización de Mikey era una de esas. Por tanto, a Kokonoi de todos modos le tocaba tratar asuntos con ellos y andaban en buenos términos.
Sabiendo que seguramente Mikey anexaría a Inui a sus líneas (sólo porque Mikey no confiaba en Inui y prefería mantenerlo observado cerca suyo) Koko le pidió a Mikey que, consagrando los buenos términos que los dos compartían, no colocara a Inui en una actividad que tuviera que tratar con él. Si bien se veía menos con los de la ToMan, igual existían actividades donde tenía que conversar con ellos para acuerdos y demás.
Kokonoi era exigente y quería ser fiel a sus peticiones en cuanto a tener alejado a Inui de su vida, pero también era egoísta y le costaba soltar por lo que su ideal de "lejos" era que Mikey lo pusiera en una oficina solo, en un edificio solo, donde no pudiera estar con nadie, que su actividad fuera tranquila y su tarea no fuera más allá de revisar papeleos de la ToMan.
Pero Koko no podía controlar todo, menos si se escapaba de su juriprudicción. Mikey no tenía la misma idea que él para Inui, y estaba seguro que en su paranoia lo dejo al cuidado de Draken para mantenerlo vigilado (cosa que ya era insólita porque Mikey era un poco posesivo con Draken y como tenía ese pensamiento de que Inui le quizo robar alguna vez la atención de su hermano Shinichiro, no sería ilógico que con el tiempo pensara que Inui quisiera robarle a su mejor amigo)
A Kokonoi no le gustaba para nada la idea de que Mikey haya hecho eso. No lograba captar del todo por qué le disgustaba tanto que Inui quedara a cargo de Draken, pero la noticia que hoy en día era un hecho le causaba rechazo. 

—No sabía que habías salido de la cárcel. — mintió el pelinegro.
—¿No…? Hm, supongo que eso es bueno.
—¿Por qué sería bueno? — preguntó con curiosidad. Inui siempre había tenido esa particular forma de ser y eso complicaba e irritaba a Kokonoi.
—Porque…— luego de pensarlo, Inui negó con la cabeza. Estaba notando a su pesar que eso ya no importaba. —Nada, olvídalo.
—…— el pelinegro entrecerró los ojos, un poco disgustado por esa manía que tenía Inui de guardarse las cosas inclusive ahora.
—Me alegra volver a verte, Koko. — la sonrisa en su rostro era de auténtico cariño hacia el otro.
Koko sabía que él era el único dueño de esa sonrisa tan poco vista en Inui, pero ya era momento de no serguir siendo quién la provocaba. Por el bien de ambos.
—Inui…— Kokonoi sabía que nada bueno vendría si seguía manteniendo esa ilusión en el rubio. —Necesito hablar contigo.
—¿Quieres ir a otra parte?
—No. Es breve. — Y tenía que ser así. Corto y sin tantos rodeos. —¿Te acuerdas cuando años atrás te dije que nuestros caminos eran muy distintos y que era nuestra despedida?
—…Sí.
—Eso… No ha cambiado incluso ahora.
—Entiendo.
—Por favor, no me esperes más. No quiero que albergues la esperanza de que volveremos a ser como antes… Mi vida es muy distinta a como era la de aquel Kokonoi de esos años. Mis proyectos van bien ahora, y no quiero salirme de ese camino. Sé que tú quieres otras cosas… Y yo no puedo ir con esa ilusión.
—Lo sé, Koko. Me lo dejaste claro hace tiempo. — Inui volvió a esa actitud de inexpresión clásica en él. —No tienes por qué preocuparte por ello. Yo no te molestaré más. — Ni siquiera tenía proyectos ni ambiciones, Koko era muy cordial al decir que el rubio tenía los propios. Por eso Inui no podía ir por el mismo camino que Kokonoi. Koko siempre tuvo más ambiciones, proyectos, quería más y más, no se conformaba con poco, tampoco se conformaba con mucho. Era alguien ambicioso y triunfador. Inui no era nada de eso. Por eso sus caminos no podían ir en la misma línea. Y… Por otras cosas más.
—Inui… Eso implica que no te metas en mis cosas. Sé que, aunque lo niegues, siempre estás tratando de protegerme y velando para que todo me vaya bien. Ya no más. Los dos… Nos mantendremos lo mas alejados posibles el uno del otro. — Tuvo que ser bastante valiente para atreverse a decir lo siguiente sin cambiar su expresión seria. —No quiero verte nunca más.— dijo tajantemente.
—Bien. —
—¿Estás de acuerdo? — ¿Así nada más? Incluso eso era doloroso y ofensivo, aunque no tenía ningún derecho a replicarle nada, pero anhelaba internamente que Inui le pidiera lo contrario. ¿Por qué era tan ambivalente con Inui?
—Sí. Entiendo mi lugar. Entiendo el tuyo. No me afecta que sea así, incluso ya lo tenía asumido de mucho antes. No te preocupes, cumpliré con tu deseo.
—Okay. — Si era él quien estaba dando término a la situación, ¿por qué parecía ser el más afectado en esos momentos? No podía verse así. —Supongo que es la despedida, nuevamente.
—Así parece… 
—…— El pelinegro pensó que Inui le diría algo más, pero el rubio contrariamente se dio la vuelta y comenzó a alejarse. —…— algo en su interior se removía tortuosamente.

Si era él quien estaba dando término a todo (por segunda vez) ¿Por qué le dolía tanto? La primera vez que le había dicho las mismas cosas a Inui al menos el rubio se había quedado sentado en los peldaños de aquella escalera cerca del puente, mientras Koko se iba y lo abandonaba. Incluso después de que se alejó, Koko había notado que Inui se quedó en la misma escalera por mucho más tiempo como esperando que volviera con él. Siempre como un perro fiel. Pero ahora apenas escuchar sus palabras Inui se devolvió al taller.

¿Por qué ahora Inui no hacía lo mismo que todas las veces anteriores?

Inui se detuvo de pronto, antes de cruzar la calle.

—Espero que logres tus propósitos.
—…— Hajime Kokonoi le tomó de la manga del brazo, sólo le dio un tirón suave para decirle una última cosa antes de que se fuera. Era imposible soltarlo así nada más, no podía. —Cuídate, Inui. Siempre he tratado de protegerte, pero siento que nunca es suficiente. Por favor, cuídate.
—…— Inui se quedó en silencio unos momentos, mirando hacia el taller y sin hacer nada. Después de un prolongado silencio enigmático, sacudió sin brusquedad su brazo para librarse de Koko. —No me protegías a mí. Protegías a Akane. Siempre fue Akane.

Koko no le pudo refutar nada. Absolutamente nada. Porque Inui le estaba diciendo la verdad. Sólo tuvo que resignarse a verlo irse sin decirle nada más. Por dignidad propia y por respeto al propio Inui, Koko prefirió partir pronto de allí sin que nadie lo viera. Metió las manos en sus bolsillos y caminó con normalidad alejándose como si nada pasara aunque por dentro estaba bastante intranquilo con la situación.

Inui por su parte volvió a cargar la abandonada caja que había dejado en la entrada (por suerte nadie se había robado nada) y la entró al taller dejándola con las otras. Draken las abrió y luego los dos comenzaron a ordenar las cosas en los estantes correspondientes. Kazutora mientras tanto aprovechaba de escribir mensajes en su teléfono celular el cual mantenía conectado a su cargador, robándole energía de un enchufe de Draken puesto que se había quedado sin batería. A momentos jugueteaba con las tuercas que estaban sobre la mesa de Draken, deslizándolas y haciéndolas caer al piso.
Cuando alcanzó un 20% de carga le fue suficiente.

—Ya me voy. Nos vemos luego. — Kazutora se despidió de Draken quien estaba en esos momentos apretando unas tuercas en una motocicleta. El rubio de trenza le insistió en que salieran una noche de esas con los demás chicos a algo más privado y Kazutora quedó en informarle cuando podía darse esa fecha. Luego pasó por al lado de Inui quien estaba limpiando otra motocicleta. —Ya pasará.
—¿Qué cosa?
—Es doloroso y te hundes en un abismo profundo del que crees que jamás vas a salir. Pero el tiempo se encarga de ir reparando todo el daño.
—¿Eh?— Inui no entendió nada de lo que le dijo Kazutora. Era demasiado concreto para comprender ese nivel de abstracción que el otro poseía. Kazutora le hizo un gesto de despedida con la mano y le dejó su número de teléfono por si quería conversar por WhatsApp o algo.


« Last Edit: January 01, 2022, 11:20:26 AM by Kana »


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #821: December 31, 2021, 07:05:02 PM »


Day&Night
II

#Night
Kazutora


Después de pasar gran parte de la tarde caminando sin destino por las calles, pateando piedras y pensando en qué debería hacer el resto de su tiempo libre ya que no tenía que ir al PetShop, Kazutora vio por fin la hora en la pantalla de su teléfono y supuso que a esa hora podía encontrar algo entretenido en la casa de Baji. Guió sus pasos en esa dirección y el trayecto se le hizo bastante largo a pie, pero no podía gastar lo que no tenía, ese día había gastado el dinero en la consulta, los fármacos y en el abono que le dejó a Draken. Era mejor ir ahorrando.

Pero se detuvo en el proceso del trayecto recordando cierto detalle: Si Baji no era un idiota (cosa que era muy difícil que eso sucediera) no se encontraría en casa puesto que estaría preparando algo importante para Chifuyu especialmente en ese día. Y como Baji si era muy idiota, el mismo Kazutora le había texteado temprano recordándole lo importante que era ese día y que no se pusiera a hacer idioteces.

Kazutora se consideraba un hombre decente. Por lo que no se iría a meter a esa casa en ese día a interrumpir las vulgaridades que esos dos pudieran estar tramando.

¿Y ahora que hacía? Cuando no estaba con Baji ya no tenía nada más que hacer el resto del día.

Fue hasta el centro de Tokyo y miró que había de nuevo en medio de la transitada ciudad. Todas esas malditas personas parecían tan felices compartiendo con sus seres queridos que le daba repulsión. Se recordó a si mismo cuando era un adolescente, en ese entonces sentía muchas nauseas todo el tiempo y se la pasaba vomitando producto de su ansiedad y rabia interior: odiaba la felicidad ajena. Odiaba ver a todas esas personas contentas con sus vidas compartiendo con otros sin preocupaciones mientras que él se hundía en la mierda.

Hoy en día seguía igual de hundido, pero no sentía tanto odio hacia el resto y hacia sí mismo. Todavía estaba ese desprecio latente allí impregnado en su pecho sin intenciones de irse, pero ahora no era tan intenso como en esos años.

Al final terminó sentado en una banca en una plaza que daba de frente a las luces de la ciudad.

—Bueno, aquí estamos de nuevo. Solos tú y yo. — Se habló. —¿Tienes algo que decirme? Aprovecha que estoy de buen humor.
“Qué triste que estés tan solo. Todos tus amigos parecen tener un alguien especial y tú te quedaste sin nada.”
—Estoy cómodo con ello ♩♪♬~— tarareó, como si cantara una canción. Tampoco le agradaba la idea de que otros se le quedaran viendo cómo un fenómeno dudando de su estabilidad mental. Era mejor que pensaran que estaba cantando a que estaba hablando solo.
“Hablemos de Baji. Hace tiempo que no quieres hacerlo. Siempre hablamos de ti y de tus patéticas penurias.”
—A mí me gusta que hablemos de mi y deprimente existencia, ¿seré masoquista?♩♪♬~
“Cállate. Hablemos de Baji. Lo tienes bien hundido en la miseria. Tú mismo lo metiste allí y ahora es imposible que lo saques. ¿Qué clase de amigo eres? ¿Te hace feliz destruir a todos a tu alrededor?”
—No soy del todo culpable de eso…
“¿No? ¿Te acuerdas de lo que pasó hace años? Si quieres te hago un resumen”
—¡Pero ahora no tengo que ver con eso! — Se reclamó. Ante su enojo interno, Kazutora se giró en la banca y le dio la espalda a la ciudad, para mirar hacia el otro extremo donde se veía la costa del mar. Hizo un gesto de indignación inflando sus mejillas como un crío. —La culpa la tiene…
“No me jodas con Mikey otra vez.”
—¡Sanzu! ¡Es Sanzu! Ese maldito enano degenerado… Es el peor de todos pero nadie lo quiere ver. Incluso peor que Mikey. Ahg, ¡odio a Mikey! ¡Pero más odio a Sanzu! Quizá por eso Mikey lo mantiene cerca suyo, porque está más desquiciado que él mismo.— Kazutora se deslizó de un extremo de la banca al otro, como si se acercara a conversarle a una persona inexistente. Habló bajito. —¿Y si matamos a Sanzu? ♩♪♬~— Bromeó —Sería un mártir silencioso. Un vengador anónimo.
“Creo que somos lo suficientemente adultos para asumir que la culpa de lo que le pasa ahora a Baji es tuya.”
—Te contaré una historia…— volvió a girarse, sentándose en la banca, echándose hacia atrás y tirando la cabeza hacia atrás para mirar las estrellas.
Aquí vamos de nuevo...Que aburrido.
 —Había una vez un chico con muchos problemas en casa. Sus padres eran muy agresivos entre ellos y también se desquitaban mucho con él. Su vida en la escuela no era mucho mejor porque los chicos también lo agredían pero él lo aguantaba con tal de ser aceptado. Tenía un buen amigo que quería protegerlo y animarlo, pero este chico estaba tan dañado que hizo que su amigo hiciera muchas cosas perjudiciales porque en el fondo lo envidiaba. A su propio amigo… El único que creía en él. También hizo que su “líder” sufriera enormemente, le quitó muchas cosas que para él eran importantes, que él amaba… Sólo porque le tenía envidia. Y también había una chica… Quiso romper ese vínculo infinito, porque en el fondo de su corazón quería ser él quien fuera importante para ella. ¿No podían ser amigos así de unidos con él? Entonces no permitiría que esos dos continuaran siéndolo…— suspiró. —Pero las cosas se pusieron peor. Ser Rebel no iba a ayudar en que su HiME fuera su amiga. Tampoco lograría estar al nivel del gran Manjiro Sano. Ser egoísta le pasó la cuenta y terminó marginado, desterrado, incomprendido. Sólo quedó su amigo Baji… y debido al desborde de locura del protagonista de esta historia… Baji terminó muerto.
“No está muerto. Está allí, disfrutando su vida… A su modo problemático.”
—No lo entiendes. Es una ilusión. ¿Recuerdas mis poderes psíquicos? Estoy seguro que he hecho una ilusión perfecta donde Baji está vivo y he puesto ese pensamiento o recuerdo en la mente de todos.
—¿…Estás… drogado? —
—…— Kazutora sintió como el corazón se le paralizó. Estaba seguro que casi se muere allí mismo de un infarto. Alguien lo había estado escuchando durante todo su soliloquio. Pasó con dificultad saliva por su garganta, angustiado y avergonzado. Sólo esperaba que la otra persona fuera un tipo en situación calle que vivía en la plaza y estaba reclamando esa banca como su cama. Cuando se reincorporó fue peor: Draken estaba allí mirándolo con la ceja alzada y analizando que pasaba con él. —Eh, ¿hola? ¿Qué haces aquí?
—¿Qué haces tú aquí y por qué estás hablando solo?
—Ehh, no es lo que tú crees. — Perfecto. Lo tomarían por loco. Lo que le faltaba.
—¿Estás drogado?
—…Un poco. —Eso era más aceptable que decirle a Draken: “Nah. La verdad todavía conservo algo de mis poderes de Rebel y puedo tener estas charlas conmigo mismo debido a mi poder psíquico que era súper cool cuando era Rebel. ¿Cómo es que hablo conmigo mismo? Hay un nivel del cual me enorgullezco en donde puedes desfragmentar y controlar mentalmente a otros, por eso controlaba al Rebel de Kana Nakiri, y como secuelas te quedan ciertas voces internas que se escapan a ciertas áreas de tu cerebro que está off mientras usas los poderes Rebel, que ni yo puedo explicar. Ah, también te puedo hacer una bonita ilusión pero a menor escala que las que hacía cuando era Rebel.” —He vuelto a iniciar con medicación nueva y los fármacos están algo fuertes. — Igual no mentía en eso. Los nuevos fármacos estaban más potentes. Draken no parecía muy convencido así que tuvo que agregarle estupideces. —Y los he combinado con alcohol y marihuana, hehe.
—Te hacía más responsable…— Draken tomó asiento al lado de Kazutora, negando con la cabeza. —En serio estás bien drogado como para decir que Baji es una ilusión.
—S-Sí. ¿Qué cosas, no?
—Mh, ¿de donde viene eso? Porque supongo que las alucinaciones con drogas siempre reflejan algo del subconsciente o algo así.
—Draken, ¿tú también vas a terapia? Suenas como alguien que conoce el idioma psicológico.
—¿QUÉ? Yo no voy a esas mierdas. — Draken se ofendió. —No te molestes, Kazutora. Sé que son necesarias y que te han hecho muy bien especialmente a ti, pero al menos yo no tengo ningún tema pendiente. Además… se vería algo ridículo que un tipo enorme como yo vaya a contar sus problemas con un psicólogo o psiquiatra. Eso no quita que valoro y respeto que tus vayas a terapia. Es muy maduro y responsable de tu parte.
—¿Gracias? — Kazutora alzó una ceja. —¿Tienes un cigarrillo?
—Yo no fumo.
—Mierda…— giró los ojos, hastiado. —¿Qué le pasa a todo el mundo? ¿Acaso nadie se quiere morir de cáncer pulmonar? — sacó una cajetilla y rebuscó en ella, alegrándose de encontrar un cigarrillo. Lo encendió y lo fumó. 
—Lo de Baji… ¿Es porque te duele aún todo lo que pasó hace años con nosotros?
—Puede ser. ¿Quieres que te cuente mi alucinación por las drogas? — se rió por la cara ofendida de Draken.
—No me hace gracia que tú y Baji estén en esas cosas. De verdad que el otro día casi le parto la cara a ése otro. Lo que me molesta es saber que tú también…—
—¿Quieres que te cuente o no?
—Ya. Si eso te hace feliz hazlo. — Draken suspiró. Suponía que para un drogadicto era muy importante ser escuchado en su “mal viaje”  —¿Cómo se supone que has hecho que Baji sea una alucinación que nos metiste en la mente?
—Porque Baji murió en serio. Esa vez… Hace años, él sí murió. Murió por mi culpa y se sacrificó para que no nos separáramos. — el tono burlesco de Kazutora cambió por uno más melancólico. Incluso bajo la mirada, incapaz de seguir mirando a los ojos a Draken. —Él murió en los brazos de Chifuyu ese día. Eso me destruyó el alma… No sólo por el dolor de perder a mi mejor amigo, sino también al ver el dolor en todos ustedes. Yo me quería ir con él, pero no morí junto a él… Entonces cree una ilusión aprovechando mis poderes de Rebel y la compartí con ustedes para hacer que su muerte no fuera dolorosa. Por eso lo vemos a diario…
—Estas realmente jodido.
—Lo sé.
—Porque tu alucinación está en frente mío. ¿Le podrías decir a tu fea ilusión mental que se retire de mi vista porque no lo quiero ver más?
—¿Ah? — Kazutora subió la mirada cuando escuchó a Draken decirle eso. Al frente suyo, vio a Baji cruzado de brazos, mirando a esos dos como si fueran extraterrestres. Pero ahora era Kazutora quien miraba a Baji como si el extraterrestre fuera él. El pelinegro estaba irreconocible: llevaba su larga cabellera suelta como siempre, pero algo que tenía a Kazutora y a Draken sin creer lo que sus ojos les mostraban era verle allí con un traje color burdeos con detalles en dorado muy elegante, también usaba accesorios dorados (como su reloj, el collar, la pulsera, entre otros) que resaltaba la belleza en el azabache. El tipo parecía un millonario muy guapo.
—¿De qué diablos hablas, Kazutora?
—Parece muy viva tu ilusión. — Draken le dio una patada en la pantorrilla a Baji. El pelinegro alcanzó a dar un paso atrás antes de que el de trenza ensuciara su perfecto traje. —¿Cómo se hace para borrarla? En serio… Necesito que salga de mi vista o le voy a romper la cara de un golpe. Aún estoy enojado por su comportamiento del otro día.
—Ya supéralo, Draken. — se quejó Baji. —¿Y como es eso de que soy una ilusión? Si fuera una ilusión no tendría un dolor de cabeza de mierda en estos momentos.
—¿Qué haces despiertos? Deberías descansar ese pobre cerebro. —
—No necesito dormir. Además, hoy es un día importante.
—¿Por eso estás tan elegante esta noche? — Draken preguntó.
—Sí. Hoy es el cumpleaños de Chifuyu y lo vamos a celee…— Baji se tragó las palabras de golpe, borrando la sonrisa de su rostro. Evidentemente Draken lo estaba mirando con sospecha en ese momento. —Chifuyu está de cumpleaños. — su tono lleno de emoción cambió por uno serio, desganado, haciéndose el malo. —Somos gente fina, del corte, así que lo vamos a celebrar con unas prostitutas en un hotel bien caro.
—Vaya manera de gastarte el dinero.
—Tengo de sobra.
—¿A Matsuno le gustan las prostitutas? — Draken no podía imaginarse a ese chico en las mismas manías que Baji. —Pensé que era tranquilo. O que tenía novia y era de esos tipos muy fieles que sólo se dedican a su chica.
—S-Sí… Es así. Por eso lo voy a llevar a pasarlo bien para que se descarrile un poco.
—Si es su cumpleaños y esas cosas no van con él, deberían dejar que haga algo que a él le gusta en su cumpleaños y no algo que a ti te guste. Un poco menos de egoísmo, por favor.
—Deja de querer gobernar mi vida, puto mastodonte. Ve a acostar a Mikey, seguro está esperando que le leas su cuento antes de dormir y lo cubras con mantas.
—Mikey es lo suficientemente grande para hacer sus cosas solo.
—Hasta hace un par de años seguías peinándolo y ayudándolo con el cambio de ropa.
—¿Por qué estamos hablando de Mikey? ¡Estábamos hablando de mí!
—Ah, no jodas Kazuzorra. Estabas hablando de mi así que exijo una explicación no homosexual sobre esto. 
—Eres una terrible ilusión. Te borraré.
—¿QUE?
—Estoy tan drogado que pienso que eres una alucinación que he metido en la mente de todos gracias a los poderes que tenía cuando era Rebel. Pero puta que has quedado feo en mi mente... Pensé que tenía más talento.
—¿Feo? ¿¡FEO!? El feo eres tú, cara de culo.
—Y más encima la ilusión se cree la gran cosa pero salió más retardado que el Baji original. Oh, espera, ¿eso puede ser posible? ¿El que sea más tonto que el original?— Kazutora miró a Draken para preguntar eso último. Draken se tragó la risa.
—¿Una ilusión podría hacer esto?— Baji le pegó una patada tan fuerte que Kazutora ni alcanzó a esquivar. —Ya déjate de decir payasadas. Ni yo en mis estados más cripis me mando tremendas alucinaciones.
—¡Imbécil!— Kazutora se agarró su pierna, apretándose la zona donde le punzaba dolor.
—Bien. — Draken le puso una mano en el hombro a Kazutora cuando este se estaba retorciendo por el dolor del golpe. Tanto para darle consuelo como para evitar que le saltara encima a Baji para golpearlo y le arruinara la presentación con el traje. —Kazu, al menos con esto puedes estar menos ansioso… Baji está vivo y no es una alucinación. ¿Te deja más tranquilo eso?
—…Supongo. — Bufó.
—Baji-san, ¿qué haces?— Chifuyu, quien había llegado al punto de encuentro fijado con Baji, notó con sorpresa que éste no se encontraba allí pero si en la plaza. Cuando el pelinegro se hizo hacia un lado dejándole ver al otro par, recién el rubio notó que estaba halando con ellos. —Hola, Draken-kun. Kazutora…—
—Feliz cumpleaños, Matsuno. Lamento ser pésimo con las fechas. Prometo aparecerme con algo en estos días.
—No te preocupes, no es necesario.
—Guárdame pastel. — le dijo Kazutora.
—…— No se podía esperar menos de ese parásito.
—Veo que estás igual de refinado que Baji. Demasiados elegantes para una simple salida. Hasta parece que derrochan lujo.— les bromeó Draken.
—Pues Chifuyu y yo somos de otro nivel. ¿Ves eso?— Le mostraba el reloj y luego la tela de su traje —Es todo de marca, porque somos hombres de importancia en el mundo gangsta. Ya es hora de que tú también te vistas decente, pareces un pordiosero, ¿nunca te cambias ese tonto chaleco negro con blanco?. Incluso Kazutora se viste bien porque sabe de fineza y está en la misma parada de nosotros de resaltar por nuestra presencia, ¿o no?
—Sí. Es bueno vestirte de Chanel para lucir de lujo en esa cagada del PetShop. Nunca sabes si un día de estos un magnate de Vogue entra en tu trabajo y te saca de la mierda. Así que hay que estar lindo. — Sólo les siguió el juego para no delatar que esos dos estaban así de elegantes porque tendrían una cita por el cumpleaños de Chifuyu. Así era Kazutora, apoyándolos a su modo distorsionado. —Hablando en serio, ya estamos en edad para preocuparnos de nuestras apariencias y presentación personal. Tenemos que dar imagen.
—Nos hemos puesto elegantes porque vamos a ir a cenar juntos y—
—Después iremos a divertirnos con unas mujeres. — Baji le pasó un brazo por sobre el hombro del más bajo, sacudiéndolo, apresurándose en decir eso y suplicándole que le siguiera la corriente.
—Ah, algo así…— dijo Chifuyu.
—Si no quieres no deberías hacerlo. No es necesario que siempre consientas a Baji incluso en tu propio cumpleaños. — Draken miró con enfado a Baji.
—Creo que me tomaré mi tiempo en la cena y la alargaré cuanto pueda. Me he aguantado todo el día sin comer para darme el gusto de mi vida en la reserva del restaurante. No todos los días se tiene una reserva VIP en el DECIM.
—Aprovéchalo y sácale dinero a éste tarado. 
—Cállate, Draken. — Baji le quiso dar una patada a Draken pero se contuvo. Luego miró a Chifuyu y le sonrió. —¿Nos vamos?
—Sí. Tengo hambre. Nos vemos, Draken-kun, Kazutora.
—Chao idiotas. — les dijo Baji antes de llevarse a Chifuyu de allí.
—Si no conociera tanto a Baji como lo conozco… Diría que esos dos parecen novios. Están hasta combinados en sus trajes.
—Se creen la gran cosa por esa ropa de marca. Tengo mejores prendas.— Kazutora prefirió desviarle el tema. —Seguro se compraron esas porquerías en una feria ambulante. Son ropas piratas-falsificadas.
—Ya me tengo que ir. Acordé pasar a buscar a Mikey y acompañarlo un rato. ¿Qué harás tú?
—Me quedo un rato más aquí.
—Mejor te vas a casa. Descansa.
—Okay.
—Kazu, hablo en serio...

Dada la insistencia de Draken de que no se quedara solo y que se fuera a casa a descansar, a Kazutora no le quedó de otra que irse de la plaza y caminar. Como estaba tan aburrido y no se le ocurría que hacer prefirió volver a su casa. Tiempo después llegó a esa pocilga de habitación donde vivía en un complejo de apartamentos de clase baja. Entro y se echó en la cama deshecha, cerró los ojos y pensó en dormir sin importarle cambiarse de ropa para descansar. No tenía ánimos de preocuparse por eso y suponía que mañana tampoco tendría ánimos de pararse de la cama.
Cuando ya casi se quedaba dormido alguien golpeó la puerta. Dudaba que fuera Baji a esas alturas, incluso si era Baji, Kazutora lo golpearía si prefería ir con él a algún pub y dejar plantado a Chifuyu.
Ya estaba harto de ese par de maricas y no quería verlos por un par de días.

Se levantó a regañadientes y al abrir la puerta no pudo evitar ocultar su ansiedad al ver de quien se trataba.

—Hanma… ¿Qué haces aq---
—Hola, Kazutora. — Sin esperar que el otro le invitara a pasar, Hanma se abrió paso y entró a la vivienda de Kazutora. El más alto dio un silbido al ver el panorama. Sabía que Kazutora era un caso especial de quizá qué trastorno mental grave, pero no se esperaba encontrarse con algo tan caótico —Woh, Kazutora. ¿Qué pasó aquí?
—¿Qué pasó de qué?
—Pareciera como si un montón de indigentes vivieran aquí.
—No te pases… Que mal educado decir eso. No he hecho el aseo, sólo es eso. He estado ocupado con el trabajo. — Kazutora cerró la puerta. Le preocupaba que lo vieran con Hanma pero no podía echarlo de la nada así que mejor cerraba bien para que no los vieran juntos.

¿Por qué esa preocupación hacia Hanma? No le daba miedo ese imbécil por más intimidante que quisiera verse. Si Kazutora quería podía matarlo allí y cortas su cuerpo en partes y tirarlos al río (aunque tendría que traer muchas bolsas de basura porque el maldito era gigantesco) Lo que le preocupaba es que Baji, Mikey y los demás lo vieran con Hanma porque daría piso para que hicieran especulaciones. No eran sospechas fuera de lugar, ya que cuando Kazutora se había “chiflado” cuando adolescente y traicionó a sus amigos, lo había hecho cuando se comenzó a juntar con Hanma. Si veían que estaba con Hanma de nuevo ellos creerían que los volvería a traicionar y no habría una tercera oportunidad para él. A Kazutora no le importaba a esas alturas dejar de ser parte del grupo, pero no quería que Baji fuera su daño colateral de nuevo como lo fue hace años atrás.

—¿Pasa algo?
—Nada. No es necesario que pase algo para que venga a visitar a un viejo amigo.
—…—
—¿Qué? ¿Te preocupa que Mikey nos vea juntos? No sabía que le tenías miedo.
—¿MIEDO? JAJA ¡Estás loco!
—No más que tú. Estamos claro de eso. — Hanma le bromeó. Se tardó un poco en buscar un sitio donde tomar asiento y francamente hasta él se estaba preocupando por la estabilidad emocional de Kazutora. No había espacio donde no hubiera desorden. Al final, Hanma encontró una silla con un montón de ropa arriba de esta, bajó la ropa al suelo y se sentó allí. —Kazutora, en serio, ¿qué pasa contigo? Este sitio es deprimente. Ni se parece a tu cuarto de años atrás donde tenías cosas geniales y místicas, y,  revistas pornos.
—Todavía tengo revistas pornos… Supongo que andan por allí. ¿Quieres mirarlas?
—¿Estás deprimido? — Pasó de alto el ofrecimiento y le preguntó aquello fingiendo preocupación, colocando su rostro en la palma de su mano y expresándose angustiado.
—No.
—Yo sé que sí. — apuntó con la mirada un montón de cajas de fármacos despilfarradas por el piso. Estas estaban vacías pero su dueño tuvo demasiada pereza para botarlas a la basura. —¿Sabes que es lo que nos podría alegrar?
—¿Qué cosa?
—Mhhh. — le hizo un gesto para que se acercara a él. Kazutora se aproximó dudativo y Hanma comenzó a hablarle en secreto. —Rizembool está reclutando ex Rebel a sus filas. ¿Te acuerdas lo bien que lo pasábamos cuando éramos Rebels? Teníamos tanto potencial y conocimos tantas cosas interesantes.
—T-Tú… ¿Quieres ser Rebel de nuevo? — trató de mostrarse tranquilo.
—Tal vez, ¿por qué no? Extraño la euforia de acosar a alguien hasta el punto de llevarlos a una gloriosa muerte hehe.
—Je…Que buenos tiempos. —
—No pareces muy emocionado.
—No me atrae la idea de hacer ni una mierda, en realidad. Prefiero estar echado sobre este montón de basura que rendirle cuenta a cualquiera. Además, si quiero ir a matar gente mejor le pido a Mikey que me mande de perro-soldado en sus primeras filas, me suena más entretenido que perseguir a una mujercita con poderes para pegarle o matarla.
—Vaya, Mikey te tiene bastante apaciguado. Ni te pareces al Kazutora de hace unos años.
—¿Estoy cansado y viejo?
—Eres más joven que yo…— Hanma suspiró. —Bueno, más que nada esto es una visita exprés para dejarte la invitación abierta. Los de Rizembool me han pedido personalmente que te ubique y te haga esta invitación, allá te tienen muy en lo alto y sigues siendo uno de sus mejores prototipo de Rebel. Ahora hay gente nueva y algunos sujetos dejan mucho que desear pero otros estás interesantes. Por otro lado, sabes bien de todos los beneficios que hay cuando aceptas ser parte de Rizembool. Yo creo que cualquier cosa es mejor que estar aquí…— Hanma dio un vistazo fugaz al cuarto. —O ser el hazmerreír de Mikey.
—Yo no soy el chiste de Mikey. A mí me da lo mismo ese tipo.
—¿Sabías que tu ex HiME de quien Mikey era Knight de nuevo está vigente como HiME?
—¿Si? Tks, ni idea y eso que fue mi HiME. Debe estar toda averiada.
—Nah, parece que tiene potencial, pero le han puesto un Rebel de bajo rango, no es amenaza para ella. Quizá si entras como Rebel lo sustituyan y te la asignen de nuevo. Seria entretenido ver la reacción de Mikey. Ya que siempre le tuvo mucho cariño a ella, incluso al punto de ser su Knight.
—Ah.
—Pero si no quieres, está bien. También respeto tu decisión, los amigos se apoyan. — Hanma se puso de pie con intenciones de irse. —De todos modos, piénsalo un poco.
—Hanma, ¿trajiste un arma contigo para contarme de esto? — Kazutora le apuntó con la mirada a cierta parte de su traje de costura. Kazutora no era idiota, sabía que Hanma no vendría con la intención de hacerle una simple visita cordial y sin riesgos. Comenzaba a sospechar que esa sería la primera de las muchas presiones que Rizembool haría sobre él con tal de devolverlo de la “fábrica de donde salió”
—Ah, ¿esto? Siempre viene conmigo. Mira. — se la enseñó. —Tiene partes hechas de oro real. Es hermosa. Y sus balas son muy silenciosas. ¿Quieres probarla? — se la puso en sus manos
—¿Aquí? — la pistola era pesada y llamativa.
—Por la ventana, tonto. ¿Acaso me quieres disparar a mí? — El más alto frunció el entrecejo, un poco molesto al intuir la idea torcida del más bajo.
—Sí. Pensaba que te haría una bonita corona de sesos expuestos. — se rió. Luego le devolvió el arma a Hanma. —Saca esa cosa de aquí, no quiero tentarme.
—Sólo aprietas aquí y——

Bang. El arma soltó un disparo y la bala se incrustó en la pared de concreto. Kazutora se puso pálido de golpe, sabía que Hanma no significaba nada bueno en su vida. Sólo lo provocaba a hacer cosas malas como esas con esa falsa “amistad” Le sorprendió ver que por una pequeña fracción de segundos el mismo Hanma se mostró atónito ante el disparo, al parecer, él no se esperaba que la bala haya salido así. Luego Hanma soltó una carcajada como un loco.

—Mierda, estaba convencido de que le puse el seguro. Casi hago que nos matáramos.
—…— Kazutora entrecerró los ojos, inquieto. —Hanma, mejor te veo luego, ¿si? Si me gusta la idea de morirme luego pero justo ahora quiero ir a un concierto de System of a Down o mínimo de Bring me the horizon antes de irme del plano terrenal.
—Tienes mi número, sólo piénsalo. Como los viejos tiempos— le guiñó el ojo. —Kazutora, no te mereces esto… Puedes conseguir muchas más cosas con Rizembool que con Mikey o ese triste PetShop.— fue hasta la puerta.
—Supongo…— asintió y lo acompañó con intención de sacarlo.
—¿Has visto a Baji?
—No.
—He pensado que tiene todos los criterios para ser Rebel. No sé porque no se me ocurrió esa opción, él es tan bueno como tú.
—¿Baji? ¿Estás loco? Apenas se mantiene sobrio, pasa drogado y después de su “suicidación” quedó muy lisiado. ¿Por qué crees que Mikey prefiere que no vaya a las peleas y lo mandó a estudiar? No me hagas enojar, ¿quieres? La mejor opción siempre he sido yo. Ni pienses que ese inútil de Baji puede lograr algo.
—¿Entonces es un sí a Rizembool?
—Lo voy a pensar, ¿eres sordo o qué? — Por supuesto que no le interesaba Rizembool, pero tenía que deshacerse de Hanma pronto. Lo empujó a la salida, pero antes de que le cerrara la puerta el maldito le volvió a hablar.
—Qué bueno que lo pienses. Rizembool quiere que seas tú. Además…— Hanma le habló en secreto de nuevo. —Algunos saben que tú eres un espécimen especial que pudiste conservar los poderes incluso ahora. Eres uno de los “niños” de Liebheart, ese científico tiene avances científicos a otro nivel y desde esos tiempos ya era superior a otros. No necesitaba de los “nanochips” en los cerebros de sus Rebels porque había inventado una “pócima” perfecta para hacerlos súper soldados.
—Parece que te drogas con Baji como para pensar tal idiotez, ¿poderes? ¿crees que si tuviera poderes viviría en esa asquerosidad? Sería el dueño de Japón y el mundo. Te recuerdo que era el dueño de los sueños, de la psique, del control en otros y mucho más. No sería un simple vendedor en una tienda de PetShop.
—Sí, puede ser…— Hanma estaba medio convencido de eso. Porque si Kazutora tenía poderes como le había susurrado la fuente confiable, ya habría matado a Mikey y se hubiera puesto él a la cabeza de la mafia. —Supongo que Rizembool tiene mucha fe y cariño en sus ex alumnos.
—Ah, que me manden una tarjeta de navidad y me depositen en mi cuenta bancaria para que me muestren sus cariños. Bye. — Afortunadamente Hanma parecía que tenía cosas que hacer porque se fue después de eso. Kazutora volvió a su sala y se quedó mirando el agujero humeante en la destrozada pared. —Oh, mierda…— se dio con la palma de la mano en su mejilla, pensando cómo explicaría eso a Baji o cualquiera que viera el balazo.

Después de “tapar” el agujero con unos papeles que encontró en el piso. Kazutora se volvió a echar en la destartalada cama sobre todas las cosas esparramadas en ese cuarto. Empujó un montón de ropa que estaba sobre su cama al piso y se dio unas cuantas vueltas sobre la cama, inquieto.

—¿Ése imbécil de Hanma está chantajeándome con involucrar a Baji en esto?
“Por supuesto es un chantaje. Pero Baji se murió, ¿recuerdas? Un muerto no puede ser Rebel. Tal vez si no hubieras hecho tantas estupideces tu amigo estaría vivo ahora y---
—Ya vas a empezar de nuevo. Para ser una variante mía dentro de mi propia mente eres bastante molesta. Voy a consumir tanta droga que me deterioraré el cerebro rápido y te mueras. JA, eso sería TAN glorioso. Ya no me joderías con tus blablablá.


Al poco rato Kazutora se durmió en su propia miseria.


#Night
Inui


Una ligera lluvia se dejó caer esa noche en Tokyo.
Draken lo había liberado un poco antes del horario establecido e Inui no era muy bueno buscando cosas que hacer ni conversando así que se fue y caminó durante horas.

A ese punto de la noche ya estaba completamente empapado y estaba seguro que parecía un psicópata asechando los alrededores con esa pinta descuidada que se traía. Las personas cerca suyo se hacían a un lado ante la idea de que se trataba de alguien peligroso por lo que preferían evitarlo, incluso cuando Inui comenzó a llegar a los sectores marginales lleno de criminales estos pandilleros lo miraban con recelo sospechando de él.
Suponía que la cicatriz en su rostro no ayudaba a aminorar el prejuicio, pero la imagen que los demás tuvieran de él era lo menos que le importaba.

La lluvia que empezó suave transitó a una más intensa inundando las calles de Tokyo para cuando Inui andaba fuera de un negocio Minimarket mirando a través del ventanal sin decidir si entrar y comprar lo que estaba frente a sus ojos. Ya llevaba un par de minutos allí parado, sin quitar la mirada sobre la botella dorada que giraba en el mostrador de la vitrina. Estaba en promoción.

Al rubio no le gustaba beber, no porque no le gustara el sabor sino porque era poco tolerante al alcohol pese a que muchos pensaran lo contrario, detestaba perder el control frente a otros y verse vulnerable. Pero insólitamente la botella de gin dorado como oro frente a sus ojos le tentaba a que se la llevara a casa.

La gente de la cárcel traficaba internamente licores y otras sustancias entre las celdas, para pasar la tristeza con un placebo temporal como esos vicios. Inui jamás cayó en esas tentaciones y ahora que estaba libre se le hacía curioso que estuviera analizando la posibilidad de beber.

¿Estaba triste?
No. Seguramente no se estaba adaptando a la libertad y por eso se sentía raro.
Sólo era eso.
Quería probar cosas mundanas y comunes porque pasó mucho tiempo recluido.
Sólo era eso.

Pero había un detalle: No tenía dinero. Podría ver el modo de volver más entrada la noche y romper la vitrina sólo para sacar “prestada” esa botella o podía entrar y robarla directamente o podía irse y volver cuando tuviera algo más de dinero.

—Yo opino que la compres.
—…— Inui ladeó el rostro para ver a la persona que estaba interactuando con él. Lo conocía, no tanto, pero lo suficiente para que sintiera que le desagradaba. Todo en él le producía reticencia inexplicable. Era Sanzu.
—Hola, ¿Inui, cierto? Ha pasado mucho tiempo. Conozco un poco de ti por lo que se habla en banda. Tú y Kokonoi eran inseparables, con hazañas dignas de admiración. ¿Quieres que le dé un mensaje de parte tuya? Como ya debes saber, Mikey me pide que trate cosas con él muy seguido. — Sanzu giró la manilla de su paraguas, a modo de juego.
—…— Inui lo miró inexpresivo, mientras el agua de la lluvia le caía por el cabello y rostro. Quizá por eso le caía mal, porque Sanzu trataba con Koko y todos sabían que Sanzu mató sangrientamente a su antiguo capitán, quien era su amigo y de quien Sanzu era la mano derecha y profesaba admiración. Si fue así con su “querido capitán” ¿qué se podía esperar de cómo fuera con Koko? Hajime Kokonoi no estaba seguro con Sanzu, pero, ¿Acaso Koko no le pidió ese mismo día que no se acercara a él ni se preocupara de su persona? Quizá no debía meterse, entonces. 
—¿Quieres que te preste dinero para comprar? No me molestaría ayudarte un poco... Siento que estás un poco complicado con el tema económico. — Sanzu trató de ser amable con el rubio, pero éste ni siquiera se dignó a dirigirle la palabra y pasó por su lado irgnorandolo. —No eres muy comunicativo, ¿eh?. — pero Sanzu era un caso especial de locura. Siguió a Inui y comenzó a hostigarlo con su presencia. Sanzu fingía una extraña y falsa ternura e inocencia que podía confundir a cualquiera, pero Inui sabía que no se podía fiar de un tipo así.  —¿Vives por aquí cerca, cierto?
—…—
—Ah, este sector es particularmente muy peligroso sobre todo en este horario. No es muy bueno que alguien con tantos enemigos como tú ande solo, Kokonoi debería ser más considerado con su amigo y enviarle un par de guardaespaldas.
—…—
—Digo, antes eras una gran leyenda. Un "héroe" admirado, un guerrero inigualable a quién muchos respetaban y quien tenía mucha gente a su mando, pero, apenas caíste en la cárcel y diste la espalda, todos tus enemigos aprovecharon la oportunidad para vengarse. Me preocupa que andes tan solito. — Sanzu hizo una mueca infantilizada, como un puchero sin llanto, obviamente.
—No es de tu incumbencia.
—¿Por qué tan agresivo? ¡Ah! Sí hablas. — Sanzu se alegró infinitamente. —Pensé que te habían cortado la lengua en la cárcel, me tenías muy preocupado Sei-nii. —
—¿…? — Wtf, ¿y ese apodo tan fuera de lugar?
—Tú y Kokonoi eran como hermanos. Ahora Kokonoi es mi hermano de profesión, entonces eso nos vuelve hermanos.
—…— Inui ni siquiera lo miró, siguió caminando y afortunadamente lo dejo atrás paulatinamente. Lidiaba con gente desagradable –y loca- como Sanzu todos los días, pero el tipo parecía tener menciones honoríficas en esa especialidad.

—¡Seishu Inui, no seas tan tímido!— canturreó Sanzu, dando unos pequeños saltitos sobre unos charcos. —Tarde o temprano terminarás rogándome que te saque de este infierno. ¿Sabes? Tengo algunas cositas que te pueden hacer sentir bien instantáneamente. ¿No quieres? Bueno, pronto vendrás a mí— se despidió cínicamente del rubio moviendo su mano en el aire en son de despedida, sin dejar que la lluvia lo empapara puesto que siempre estuvo cubierto con su paraguas.


Inui siguió caminando dejando a ese odioso tipo atrás. No quería pensar en él ni tampoco que clase de vínculo tenía con Kokonoi, tampoco quería atreverse a preocuparse por Koko y lo que implicaba que tratara asuntos con un sujeto como ése. Koko le había dejado bien claras las cosas ese día y quería, al menos, intentar respetar su voluntad.
Fue hasta los suburbios más precarios y criminales puesto que por esa zona tan decadente quedaba su domicilio ya que era lo que podía pagar.
Llegó a unos departamentos que estaban casi en la ruina, de hecho, tenían orden de desalojo para su demolición dado lo inestables que se encontraban después del sismo. El concreto se veía de lejos trizado, las baldosas de los pisos rotas, basura por todas partes. Mientras iba subiendo las viejas y roídas escaleras, escuchaba los gritos, golpes, llantos de los habitantes de las habitaciones. Aunque mantuvieran sus puestas cerradas con miles de cerrojos, eran construcciones tan débiles que el sonido escapaba de su interior. En una habitación en particular vivían unas jóvenes que se dedicaban al “trabajo más antiguo del mundo” y en una de las primeras noches que llegó a vivir allí, la chica se asomó coquetamente en el marco de su propia puerta y le invitó a entrar por un buen precio. Inui no tenía ni dinero ni intenciones de hacer nada con ella, tampoco le hablaba, pero la chica parecía tenerle una manía indescriptible porque, a pesar que en ese mismo momento el rubio pasaba como un espectro por las escaleras evitando ponerle atención (sobre todo ignorando los ruidos obscenos que salían del interior del departamento de la chica) esta le saludaba y le lanzaba un beso al aire.

—¿Mala noche, bonito? Ven conmigo para alegrarte. Oh, vamos, no puedes ser tan rígido siempre, ¿o eres alguna clase de retardado o desquiciado? Bueno, ya sabes que puedes venir a verme, no hago discriminación.

Tras subir las escaleras llegó al último piso, entró en la pequeña habitación individual (de aquellas que solo cae el shikibukon de una plaza y una cocinilla portátil. Incluye el baño dividido en un cuarto aún de menor tamaño al lado de donde se duerme y ya nada más. Ni pensar en redes wifi o… Luz. Le habían cortado la luz hace tiempo y Inui ni quería preguntar si era porque alguien se había echado el cableado eléctrico o porque él no pagaba sus deudas.

Movió con el pie un montón de bolsas de basura que había a la entrada y fue hasta la única ventana que tenía el cuarto para mirar como el agua caía por el cristal trizado. La ciudad no era tan linda desde esa perspectiva. Luego se giró y miró el propio cuarto donde vivía: era chico, desagradable, tenía todo lleno de basura, incluso las bolsas de basura se apilaban por todas partes, ¿era tan indecente como ser humano? Era sencillo pescar toda esa basura y sacarla a la calle, pero ¿por qué ni eso hacia? No le importaba vivir entre la basura, las cucarachas y toda esa decadencia.

Entró al baño, al menos todavía no le cortaban el agua, se duchó y tras terminar salió. A un paso ya estaba “donde dormía” porque prefería echarse en el suelo en un rincón oscuro y dormirse que usar el futón (que de todos modos estaba lleno de papeles y porquerías sobre él)

Ni se molestó en secarse. Se durmió poco después.
« Last Edit: January 01, 2022, 12:10:39 PM by Kana »


Apple

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #822: December 31, 2021, 08:12:18 PM »
ufff tengo que hacerle un mega edit a todos mis fics ;_;

Hachiro iba bien preparado para explicar la indumentaria que necesitan para el equipo de remo. Aparte de la ropa que llevaba puesta, tenía una maleta con ropa extra para que los demás pudieran ver todo de cerca y examinar la tela si era necesario. El chico les explicó qué tipo de prendas necesitaban y les dio recomendaciones generales, enfatizando que necesitaban telas impermeables y que los mantuvieran calientes.

Trás la pequeña explicación sobre la ropa de remo, Guy-sensei los llamó a la orilla del lago para enseñarles los botes que usarían. Al igual que Hachiro, se tomó su tiempo para explicar con detalle cada parte de los botes, remos y aspectos técnicos.

Para decepción del chico, que parecía más interesado en el agua que en cualquier chaqueta impermeable o en qué posición en el bote ocuparía, ese día no entraron al agua.

La clase terminó con Guy-sensei imponiendo unas reglas ridículas draconianas. El sol ya estaba en lo alto del cielo cuando la clase acabó y los alumnos se dirigieron a sus respectivas clases. Sheryl apenas tomó sus cosas y se apresuró a irse, le molestaba la presencia de Clare y probablemente Clare sentía lo mismo. Desde ya se sentía que las dos serían rivales.

.-Eh no estuvo tan mal- comentó Kallen cuando por fin alcanzó a la rubia.

-Supongo que no- respondió Sheryl. -Quisiera volver a la cama.

-¡Vamos de compras!- Green tomó a cada una del brazo con familiaridad como si fueran amigas de toda la vida. -Tenemos que comprar toda la ropa para remar. Al menos yo no tengo nada. Y quisiera conocer la ciudad, he escuchado que en Ginza se encuentra de todo.

Kallen y Sheryl se vieron entre ellas. Lo primero que se les pasó por la mente fue la posibilidad de un ataque Rebel. La familia de Sheryl ya estaba involucrada, y algunos amigos también, y ninguna de las dos estaban dispuestas a involucrar a más personas. Pero ninguna de las dos tenía ropa adecuada para remar y les agradaba mucho Green.

-¿Por favor?- insistió Green. -Zack nunca quiere salir, vine a Tokio a buscar inspiración pero apenas conozco la ciudad. Y no tengo amigas.- la chica las miró con ojos de cachorro.

Sheryl vio de reojo a Zack, era descortés y mezquino de su parte no llevar a la recién llegada a explorar la ciudad.

-¿Supongo que podemos reunirnos por la tarde?- sugirió Kallen.
-¡Woooooh! ¡Por supuesto!- estuvo de acuerdo Green. -¿Podemos ir al Starbucks de Ginza?

:-Claro, no hay problema- dijo Sheryl. Green estaba llena de energía y apenas eran las siete y media de la mañana.

-Por cierto… la otra chica, ¿cuál era su nombre? ¿ustedes las conocen?- preguntó Green.

-Por supuesto que no- contestó Sheryl sin dudarlo.

-Entiendo… lo que pasa es que te vi intercambiando miradas con ella Sheryl.

-No es nada- le afirmó Sheryl. -Es amiga de mi mejor amigo. Pero nosotras no hablamos.

-¡Oi! ¿De qué tanto hablan?- Zack Lee las alcanzó. Al parecer se había quedado charlando con Haru y Hachiro.

-De que eres una rata miserable que no ha llevado a Green a explorar la ciudad- le reclamó Sheryl con la familiaridad de haber estado juntos en el club de boxing el semestre pasado.

-¡Ay por favor!- Zack puso los ojos en blanco. -He estado muy ocupado con proyectos y el club de boxeo.

Las chicas lo vieron de reojo. Paradójicamente un sujeto como boxeador Zack estudiaba diseño de modas, y de seguro que verlo coser y confeccionar prendas le tomaría bastante tiempo.

–No hay excusa para tu falta de consideración- bromeó Sheryl.

Zack volvió a poner los ojos en blanco.

-Ustedes son unas brujas. Green te enviaré mi dirección por Line, cuando termines tus compras por la tarde puedes regresar en un Uber. Mas les vale que cuiden bien de ella.

-Eres un bobo, no te preocupes. Green regresará sana y salva a tu casa- le respondió Sheryl. Kallen solo sonrió pero la legendaria paranoia HiME ya la perseguía y no estaba segura de poder hacer esa promesa.

-------------------------------------------

Clare no estaba segura de querer estar en el club de remo. Ahí estaban Sheryl y su otra amiga HiME. Y parecía que ya conocían a buena parte de los miembros. Solo la reunión de hoy había sido incómoda y apenas había cruzado palabras con los demás. Sheryl hizo como si no estuviera ahí.

De no haber sido porque Leonidas le ordenó que ingresara al club como parte de su entrenamiento HiME lo hubiera dejado sin dudarlo. Clare imaginó que todo iba a escalar a una situación tipo Mean Girls.
Su único consuelo era que ella era la que iba a reunirse con Souji y no Sheryl. Aún le costaba entender qué tipo de relación tenían, porque el semestre pasado aparentemente se la habían pasado juntos todo el tiempo pero ahora Sheryl se había refugiado en la Mansión HiME y Souji se dedicaba a su estudios, el rugby y a su perro extraño. ¿Habrían cambiado las cosas por Clare?


Mimi Tachikawa

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #823: December 31, 2021, 09:37:07 PM »
Hoi hoi minna vengo con fic


--------------------------------

Koi se sentia ligeramente nervioso, aunque estaba acostumbrado a salir a cenar con sus fans feminas por los sorteos que se realizaban en distintos programas de television/radio/internet entre los mas importantes, era la primera vez que iba a cenar con un fan hombre y justamente era el proclamado fan numero 1 Saku Uruha, pese que se encontraba frente a él sonriendo, igualmente tenia una mirada penetrante que hacia temblar a cualquier persona que estuviera alrededor de suyo. Koi tenia que romper el hielo y conversar como siempre lo hacia, despues de todo era un idol y los idols tienen que hacer felices a sus fans.

Esto...Saku-kun...de que quisieras conversar  en tu cena ganadora???

De lo que tu desees querido Koi, después de todo es una oportunidad en un millón de tenerte solo para mi...-sonrio coquetamente

hehehe...-con una gota en la cabeza ligeramente sonrojado- a ver dejame ver...como llegue a convertirme en tu idol favorito??-preguntado ligeramente interesado-


Uhm...-Saku se rasco la barbilla ligeramente - desde que comenzaste tus actividades como Six Gravity...quizás tu apariencia casi femenina me llamó la atención...desde ahi me volvi tu fan...creé tu club de fans, organicé las reuniones, he comprado todas tus mercancias ilimitadas, he ido a tus conciertos, he comprado boletos para tus funciones virtuales, los dvds, en fin he comprado todas tus mercancias-

Muchas gracias por el apoyo continuo entonces...-dijo sonriendo algo nervioso-

Siempre me he preguntado cual es tu motivo de usar ropa de colores pasteles, osea te queda muy bien y todo eso, pero siempre quise saber el motivo.

Eso es fácil, porque me gustan esos colores y no deberia de prohibirme de usar lo que me gusta aunque sea un chico...-sonrio suavemente- afortunadamente tenia padres que me querian mucho y me dejaban poner lo que yo queria, a veces combinabamos nuestros trajes junto con Ai cuando eramos pequeños. A veces me molestaban los niños del colegio, pero eso no me importaba y poco a poco ellos comprendieron mi forma de vestir y nos volvimos amigos

Ya veo...-dijo sonriendo - es una hermosa historia, ahora entiendo muchas cosas ...-tomo un sorbo del té que habia pedido-y ya se porque te elegí entre los otros chicos como mi favorito y seguiras siendolo querido Koi -rio suavemente-

Hehehe no es para tanto, pero se agradece las buenas intenciones, como siempre seguiré dando lo mejor de mi para que puedas sentirte orgulloso de mi...-ya se sentia mas calmado que antes-

Tengo una pregunta personal...no te molestaria que te la preguntara verdad?-

Pues con tal que no sea tan personal no tengo mucho problema con eso.

Conoces a Mayura Daidouji? fue una conocida mia cuando estabamos en primaria y solamente se que esta estudiando en Hanasaki, creo que tu tambien asistes a esa escuela verdad???

Yo no la conozco mucho pero ella me salvó en los incidentes de hace 3 años atrás, tambien salvó a mi hermana Ai, por lo cual le estamos eternamente agradecidos, Ai la admira mucho y quiere ser tan fuerte y valiente como ella-

Uhm...ya veo,entonces no son tan cercanos con ella, solo es su salvadora...-hablo en voz baja- me alegra saber eso-


Claro que si Ai se quiere meter en algo peligroso yo la voy a detener, es mi única familia y no la pienso perder ta facilmente -se cruzo de brazos- y lo que hace Mayura-san es muy complicado...-

Que es lo que hace ella?-

Esto nada...-rio nerviosa, recordó que le habian dicho que tenia que guardar secreto acerca de la identidad de Mayura-

Bueno te creeré, ahora dejemos de hablar de los demás y enfoquemonos en nuestra cena especial...-le tomo de las manos- tengo que apreciar todos los momentos que pueda disfrutar contigo.

hehehe...-con una gota en la cabeza- Saku-kun...esto sigamos cenando que despues de la cena tengo que regresar a casa-

Me temo que despues de ir a cenar nos iremos al cine con Ai-chan que ya compró las entradas...-dijo sonriendo victoriosamente-

Que??? como que Ai te dijo que??-

No sabias?? Ai-chan y yo somos amigos por internet!!! y quedamos en ir al cine despues de nuestra "cita" del dia de hoy...-

Y Ai-chan no me dijo nada de nada...-suspiro pesadamente- bueno bueno entonces iremos los tres al cine

Asi se habla querido Koi, pero no te preocupes no te haré nada ...- dijo sonriendo picaramente mientras se quedaba maravillado observando a Koi, suspiro tranquilo al saber que os Kisaragi no estan involucrados en las peleas de Hime vs Rebel, por lo cual podrá trabajar tranquilamente al mismo tiempo que puede estar dando todo por el todo por su pelirosa favorito.

Mientras tanto en la casa de la familia Narukami

Arashi se encontraba feliz de haber pasado una velada junto a su padre que tuvo que volver a irse por razones de trabajo, asi que la tan esperada reunion con Mika, tendria que esperar hasta que los deberes de su padre sean cumplidos y pueda pasar una temporada con ellos.

Cuando iba a disponerse a dormir, el timbre de su departamento sonó

Que raro...que yo sepa nadie iba a venir a visitarme en estos dias?...no será que alguien quiere atacarme??-Naru salio de su cama y se acercó a la cocina para coger una olla para freir para golpear a su susodicho atacante-

Pobre de la persona que me quiera atacar no se las va a ver facil conmigo, no por algo perteneci al club de atletismo...-se acercó lentamente a la puerta para mirar por el lente y se sorprendio a ver a una persona conocida, soltó la sartén y abrio la puerta emocionada

Arthur!!!!...-

Naru-chan!!!...- dijo un joven peliplateado de ojos azules con una calida sonrisa-perdona el venir tan tarde pero el hotel donde me iba a hospedar traspapelaron mis documentos y al final me quedé sin habitacion, solamente recorde el lugar donde vivias gracias al tio Bedivere, pero no queria molestarte en serio-

No es una molestia, me hubieras llamado desde un principio y hubiera dejado todo listo para tu llegada-

Lo iba a hacer por el celular que tenia se me cayo en el taxi , asi que no pude hacerlo

Si que has tenido mala suerte querido, ven ahora entra y vamos a preparar una cama extra para ti, mientras que preparo algo para comer y asi me cuentas como te ha ido...-

-----------------

matta ne!!!



Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #824: January 01, 2022, 01:17:25 PM »

Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~

*top 4*

*conteo*

Sayi :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 9794 palabras
Kana :: 15184 palabras
Eureka :: 1074 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 1065 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 833 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...