Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 254933 times)


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #825: January 26, 2022, 09:26:48 PM »
Algo mientras tantos. No sé si pueda escribir lo que tengo en un borrador, al menos no estoy segura si lo termino para enero.


Chifuyu intentó disimular sus ansias, tratando de aparentar que estaba relajadamente echado en el sillón leyendo uno de sus mangas pendientes, en lo posible, para no evidenciar que estaba esperando ávidamente que Keisuke volviera de su paseo.
Peke J, su gato, actuaba a su favor como un radar cada vez que el pelinegro estaba regresando a casa. Lo presentía incluso cuando le faltaba media cuadra por llegar a la casa. El felino instantáneamente saltó de su regazo para ir hacia la puerta y comenzar a arañarla, exigiéndole al rubio que la abriera pronto para recibir a Keisuke.

“Patético, Peke J… Mírate nada más tan arrastrado por Baji-san”

Especuló en el pasado, recatándose de ese pensamiento al verse reflejado en su propio gato. Sí, estaba consciente que su fervor por su capitán era exagerado y que seguro parecía un gran tonto buscando la atención y aprobación de Baji Keisuke.
¿Tenía remedio eso? Por supuesto que no, seguría igual de baboso por Baji así que no se amargaría en fingir indiferencia cuando sentía tanto aprecio por aquel pelinegro de ojos de color bronce.

Abrió la puerta e inmediatamente el gato fue a refregar en las piernas de Baji, quien se sorprendió un poco de ser recibido por Chifuyu ya que lo pensaba visitando a su madre a esas horas del día. Baji tomó a Peke J en sus brazos y lo entró al departamento, lo abrazó contra su pecho y éste comenzó a ronronear emocionado por sentir el afecto auténtico del pelinegro.

—Engreído…— le dijo Chifuyu a Peke J.
—No te pongas celoso, Fuyu. — extendió una de sus manos y le revolvió el cabello al más bajito. Dejó al gato en el espaldar del sofá y fue directamente a la cocina a sacar una botella de agua mineral. —Pensé que estarías en la casa de tu mamá a esta hora. — destapó la botella y bebió agua, con serenidad.

Lógicamente, Baji esperaba que Chifuyu se demorara y tomara su tiempo en el almuerzo que la señora Matsuno le había preparado esmeradamente por su cumpleaños. Era lo normal, ¿no? Que siendo hijo único su madre quisiera tenerlo más tiempo con ella para agasajarlo en el día de su nacimiento. Dudaba que la señora Matsuno haya despachado tan rápido a Chifuyu, la señora podía tener su genio, pero amaba a su preciado hijo y como lo veía poco lo aprovechaba lo máximo en esas reuniones.

—Me… vine antes.
—¿Por?
—Quería estar contigo.
—Je… Estamos juntos todos los días. Mejor te quedabas un poco más con tu mamá.
—¿No quieres que esté aquí o qué?
—No es eso…— Baji soltó una ligera exhalación. —Sólo que luego la doña me culpa a mi porque no te ve mucho. No quiero ganarme su odio. — enarcó una ceja, pensativo en la imaginería de ganarse el desprecio de la señora Matsuno. Afortunadamente la señora Matsuno lo tenía en estima, porque sabía cómo era ganarse el odio de la mujer: cuando ella se peleaba con sus amigas o cuando tenía enemigas, estas preferían desaparecer antes de recibir la venganza de la pequeña rubia. 
—Parece que mi mamá te quiere más a ti que a mí. No paraba de preguntar por ti y tuve que darle mil excusas de por qué no fuiste conmigo al almuerzo. Está enojada contigo, pero no lo suficiente para mandarte al infierno. Pero… Le debes una visita.
—Ah, la trataré de visitar estos días. — Y llevarle chocolates o algo. No era que visitar a una mujer adulta fuera lo más ameno en su vida, pero no quería ganarse su rencor.

No de nuevo. Cuando recién comenzó a ser amigo de Chifuyu, la madre de éste le tenía tirria porque su hijo se juntaba con el delincuente del barrio y no quería malos ejemplos para su hijo, incluso, le había prohibido a Chifuyu de, aquel entonces, doce años, juntarse con él y siempre que podía lo alejaba de Chifuyu (a escobazos si fuera necesario), pero, increíblemente, en el presente la vieja (que no parecía tener más allá de treinta años) le había agarrado algo de cariño al inseparable amigo de su hijo. “Si no puedes vencerle, únete…” y no le quedó más remedio que aceptar al desalineado de Baji Keisuke porque definitivamente si seguía insistiendo en separarlo de su hijo, Chifuyu terminaría yéndose para siempre y ella no quería perder a su hijo.

Chifuyu se parecía mucho a su madre tanto en su apariencia como en su personalidad. También cuando algo se les metía en la cabeza, se obsesionaban con eso y no paraban hasta lograr alcanzarlo.
Tal parecía que Chifuyu tenía algo en mente porque esa mirada tan insistente posada sobre sus ojos sólo le indicaban ello.

—¿Pasa algo? — Pero Baji no tenía muchas ganas de involucrarse en alguna cursilería con Chifuyu. La última vez que le había visto con esa mirada tan sugerente le había pedido ir a Shibuya a una tonta tienda de mangas y Baji se había sentido muy ridículo entre tanto otaku fracasado que estaban allí comprando el último volumen de quien sabe qué. No entendía como había accedido a esa petición.

Baji se alejó un poco de Chifuyu y fue a sacar otra botella de agua mineral, pero se sintió inexplicablemente acorralado por la presencia del más joven desde su espalda.

—…—
—Baji-san, ¿tienes tanta sed que no me prestas atención? —
—Sí, un poco… Afuera hace calor. — se volteó ilusamente pensando que se podía liberar de Chifuyu.
—¿Sabes quien más tiene calor? — Chifuyu lo acorraló contra el refrigerador.
—…—
—Ayer lo pasé muy bien con todo lo que me diste por mi cumpleaños. Fue lindo el detalle de la cena en el DECIM y todo lo que hiciste para mí. Eres muy gentil, Baji-san— jugueteó con un dedo en el pecho del pelinegro, deslizándolo sugerentemente hacia abajo y a momentos enroscando uno de los largos mechones de su cabello negro en su dedo índice de su otra mano.
—¿Qué pasa, Chifuyu?
—Me preguntaba…— aquel dedo bajo peligrosamente hasta la hebilla del pantalón del pelinegro, jugueteando con el metal del cinturón, simulando querer desabrocharlo o “mirar” que guardaba. —¿Si querías irte conmigo unos días de viaje? Pensaba seguir extendiendo mi festejo de cumpleaños y viajar a Okinawa e ir a la playa o a un onsen, “Ryujin no Yu” ¿te gustaría conocerlo? Siento que merecemos un poco de relajo después de tanto estrés. 
—Hey…— Le tomó las manos evitando que continuara con su libidinoso juego. A veces incluso le costaba trabajo en el presente entender o más bien aceptar que aquel rubio adorable y con cara de inocente (a pesar de que fuera un pandillero) podía tener esas conductas tan acaloradas. Sí, él se sentía cohibido frente a esa faceta de Chifuyu que nadie más conocía.
—¡Baji-san! — le reclamó indignado al ser sus impulsos opacados. Infló las mejillas en un mohín infantilizado lo cual causó ternura en el otro quien prontamente le apretó las mejillas con sus dedos y le miró de muy de cerca. 
—¿Si nos vamos de viaje que va a ser de Peke J? No podemos dejarlo solo. — Baji no le soltó el rostro, le encantaba ver las expresiones variadas que colocaba Chifuyu cuando lo tenía en ese tipo de agarres, desde una expresión de queja por su brusquedad, alzando sutilmente sus cejas en una curva que indicaban su intriga, hasta el sonrojo en sus mejillas que señalaban que gustaba de su tacto tosco, o incluso cuando rechistaba de su agarre y colocaba una expresión más infantil de reclamo.
—Podemos pedirle a Draken-kun que venga a cuidarlo mientras tanto.
—Hm, él está muy ocupado cuidando de Mikey, de su taller y del chico-perro. — Draken no era una opción, sabía que era muy responsable y paternal, pero justamente esa temporada la estaba teniendo difícil. —¿Y Kazu——
—NO.
—Se supone que él sabe cuidar gatos…Y puede quedarse aquí de paso para descansar y cuidar la casa.— Baji giró los ojos, cansándose un poco de que Chifuyu fuera tan desconfiando de Kazutora.
—O sea… Igual pensé en él… Como última opción, que quede claro. — miró molesto a Baji cuando éste se rió de él. —Pero tiene sus propios problemas.
—¿En quién más has pensado?
—¿Hakkai?
—Olvidado. Volvió Mitsuya así que toda su atención va a estar centrada en “Taka-chan”
—…Cierto.
—¿Qué tal Emma? Ella tiene talento para domar bestias y tiene paciencia, digo, ha soportado a Mikey toda su vida.
—Puede ser… Pero por lo que escuché está en semana de exámenes. Ah, mierda, ¿qué tal un hotel de animales? O en mí mismo trabajo, tienen bloques personalizados para los animales y son realmente sorprendentes y seguros.
—¿Estás loco? ¿Qué tal si confunden a Peke J con un animal de venta y terminan comprándolo? Definitivamente, no.
—Uh. — Chifuyu se sintió realmente mal ante la mirada amenazante y reprochadora de Baji, era como si indirectamente lo estuviera llamando “mal padre” —Perdón, no estoy pensando con la cabeza. Tienes razón, tal vez Kazutora puede ser una buena opción… Podría darle una oportunidad además él podría quedarse aquí y descansar. Creo que es mejor nuestra casa que su departamento de soltero.
—¡Estará encantado de estar aquí! Siempre ha querido vivir con nosotros. — expresó lleno de emoción, soltando el rostro de Chifuyu al fin.
—No te pases, Baji-san. Que lo acepte aquí unos días para que cuide a Peke J no quiera decir que estoy abierto a la posibilidad de que viva con nosotros. — Se abrazó al cuerpo del más alto. —Bien, iré en un rato más a visitar a Kazutora en el trabajo y preguntarle personalmente si puede cuidar a Peke J. Si me dice que no, entonces al diablo todo, nos quedamos aquí. Pero, por favor, no te vayas a escapar de nuevo, ¿si? — restregó su rostro en el pecho del pelinegro. —No quiero perderte.
—Mh, no pensaba irme…
—Eso siempre lo dices…



—¿Hola? ¿Estás… bien? ¿Hay alguien aquí adentro?

Chifuyu sacudió con sumo cuidado al chico que yacía dormido sobre el mostrador del PetShop. Kazutora estaba en un sueño profundo y parecía que no lo había pasado muy bien la noche anterior.

—Kazu… No te puedes dormir aquí. Si descubren que dejas la tienda a su suerte te pueden despedir. — volvió a sacudirlo un poco más fuerte, pero sin brusquedad. Cuando los dos estaban trabajando en el mismo horario, Chifuyu lo dejaba dormir a momentos porque sabía que el otro no tenía un buen descansar por las noches, pero ahora que Kazutora estaba solo en la tienda (en parte se sentía culpable por pasarle todos sus turnos de la semana) no podía dormirse y dejar la tienda sola. Escuchó un quejido y luego vio que Kazutora abrió los ojos poco a poco. Siguió con la mejilla apoyada sobre el mesón, sin levantarse.
—¿…Chifuyu? ¿Qué haces aquí?
—Baji-san me dijo que te trajera esto. —
—¿Lo preparaste tú? — Kazutora no pudo evitar mirar con suspicacia un bentou que le dejo el rubio sobre el mostrador.
—Es mejor que la comida chatarra que te compras…— Se quejó, enfadado. —¿Cómo han estado las cosas aquí?
—Tranquilo… no es como si un PetShop hubiera siempre muchos clientes. Lo que sí me ha dado trabajo son los animales de atrás. — refiriéndose a los animales que la tienda dejaba en la parte de atrás, en adecuados compartimientos, a modo de “Hotel de animales” para cuando los dueños tenían que viajar. —Esos animales prefieren estar contigo y sinceramente no me siento cómodo con ellos. Siempre me arañan o quieren atacar de la nada.
—Es porque te pones ansioso… Ellos detectan tu nerviosismo.
—Ah. — lo que le faltaba, que hasta esos animales se dieran cuenta de su ansiedad. Despegó su mejilla del mesón. —Dudo que sólo vengas a entregarme eso… ¿Baji…?
—Tranquilo, está en la casa. No se ha perdido como de costumbre… O al menos está durando más.
—Ok. ¿Entonces?
—Kazutora, yo… Te quería preguntar algo. Esto… Quiero irme unos días con Baji-san de viaje y…—
—¿Me quieren llevar con ustedes? Que lin——
—No. Idiota… Te quería preguntar si puedes cuidar de Peke J. No tienes que llevarlo a tu departamento, puedes quedarte en nuestra casa todos esos días mientras no estemos y descansar allí.
—No, gracias.
—¿N-no? — Chifuyu quedó en shock ante su rápida respuesta. Esperaba que Kazutora inmediatamente dijera si a esa oferta, no porque quisiera cuidar de Peke J sino más bien porque era una forma de ir tomando terreno en la casa de ellos dos. —¿Por qué no quieres cuidar de Peke J? No es malo contigo.
—Sé que quieren a ese gato más que a sus propias madres. Si se pierde seguro Baji se pierde para siempre y seguro vendrá Mikey y me culpará a mí porque Baji se desbande y si no me mata me mantendrá limpiando su mierda en los baños porque le gusta verme bien humillado.
—Kazutora, de verdad que necesito este pequeño favor. Quiero seguir celebrando mi cumpleaños por esta semana y necesito que Baji-san se desconecte de todo este ambiente por eso quiero llevarlo de viaje… Yo siempre te cubro en todo, pago todo lo que rompes, te recibo en casa a pesar de que lleves a Baji-san por malos pasos, fui uno de los primeros que te dirigió la palabra después de todo lo que sucedió en el pasado e incluso te conseguí este empleo.
—¿Algo más que quieras sacar en cara? — Kazutora se miró despreocupadamente el esmalte negro de sus uñas. 
—Si quieres te puedo pagar por cuidar a Peke J.
—…—
—Si. — Chifuyu asintió al notar que tenía la atención del más alto. —Pagaré por sus cuidados.
—Mh, puede ser… Me viene bien algo de dinero.
—¿Qué tal xx yenes? ¿N-No? Está bien… ¿xx yenes? —
—Okay.
—¿En serio?
—Sí, cómo sea. Déjame las llaves y la comida de ese animal.
—¡Gracias! — el rubio sonrió triunfante, animado y embriagado por la emoción prematura de felicidad.

Salió de la tienda después de darle algunas indicaciones a Kazutora y sólo cuando iba de regreso a su casa fue que se cuestionó si era una buena idea dejar los cuidados de su querido Peke J a manos de ni nada más ni nada menos que el desastre más caótico que conocía: Hanemiya Kazutora.
Rezó internamente y esperó no tener que arrepentirse de su decisión.



Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #826: January 31, 2022, 12:49:37 PM »
Uhh finalmente... (icons yay (?))

102.2.



Los sucesos después de la convocación por Lince en la casa HiME ocurrieron muy rápidamente. Cho, Kashuu y Youmu llegaron a un edificio pequeño y parte del complejo de edificios administrativos cercanos a la entrada principal de la universidad. Ahí se encontraron con la directora, quien brevemente les agradeció su rápida respuesta y pasó a presentarles a una persona más, alguien de confianza en Hanasaki quien al parecer trabajaba en dicho departamento de inteligencia del cual no había oído hablar previamente.

Esta mujer en sus treintas de cabellos y ojos marrones, gafas redondas y una actitud amena y amigable les dijo que acababa de ocurrir una emergencia fuera de Hanasaki, y necesitaban su ayuda. Sin embargo, no se dedicó a explicarles todo de pie, y más bien las condujo a su auto ya que les daría toda la información relevante en el camino.

“Entonces una investigación en un almacén abandonado reveló que Rizembool escondió a orphans en dicho lugar, y la HiME encargada de esa investigación necesita ayuda para contenerlos y derrotarlos…” musitó Youmu, pensativa. Ella estaba sentada en el copiloto al costado de dicha mujer quien manejaba un auto común y corriente. Cho y Kashuu ocupaban los asientos traseros.
“Precisamente, lamento que haya tenido que conocerlas así, pero este traspiés no ha tenido precedentes,” contestó la mujer, con una sonrisa tranquila. Ensanchó su sonrisa en lo que se ponía a pensar. “Hmm… me deja saber que quizás hemos tenido una actitud muy descuidada con nuestras últimas investigaciones. Por más hábil y oficiosa que sea la HiME que siempre nos ayuda, puede que me ande contagiando de su ímpetu. Pero aun así, reconozco que como su superior esto recae en mí.”
“Lo que nos ha dicho suena serio,” Kashuu frunció el ceño, no convencido. “…pero casi pareciera que a usted le entretiene.”
“¡Oh ho, tal vez no estés del todo equivocado!” la mayor se rió con gracia en lo que le miró por el espejo retrovisor. “No fallo en comprender la severidad del asunto y te aseguro que no me lo estoy tomando con ligereza. Sin embargo, por más que mi rol sea el de mantenerlo todo bajo control, no evito siempre sorprenderme por todo lo que ocurre. A veces siento que por medio de mi labor de investigadora ando jugando mis propias partidas contra Rizembool. Será este raro espíritu competitivo que poseo~”
“¿Competitivo… dice?” Youmu dio un suspiro y se vio insatisfecha.
“Oh, pequeña, ¿quisieras hacerme alguna observación?” le preguntó con curiosidad, mirándole brevemente de reojo. “Puedo percibir que te has incomodado con mis palabras.”
“Es sólo… a veces siento que soy la única que se toma el conflicto con Rizembool en serio,” se lamentó, frustrada. “Varias de mis compañeras conocen o son amigas de Rebels, ahora escucho que usted lo ve como una competencia…”
“Sin duda no nos hace mal tener a gente seria como tú en nuestro lado. Puede que algunos de nosotros lidiamos con nuestros asuntos complejos de diversas maneras,” la mayor se encogió de hombros y sonrió con simpleza. “En mi caso, he vivido rodeada de este asunto por ya tantos años que supongo es la mejor manera en la cual puedo tomarlo, pero no hay nada de malo en darle la seriedad que merece. Sólo no dejes que se vuelva una carga para ti.”
“Hm…” Youmu se puso a pensar duramente. “No sé qué decirle…”
“Aunque, si me permites…” la pelimarrón miró al camino con curiosidad, en lo que hacía memoria. “…sí que tienes una actitud muy estricta con respecto a ser HiME a diferencia de tu señora, Youmu Konpaku.”
“¿Eh?” Youmu se sorprendió y quedó en blanco. “¿Usted conoce a Yuyuko-sama?”
“¡Oh ho! No puedo decir que la conozco, pero fuimos HiMEs en la misma generación,” contestó entretenida. “Sin duda tu señora se hizo una reputación que HiMEs y Rebels de mi edad serían capaces de recordar.”
“Ehh…” la peliblanca se torturó y bajó su mirada, para murmurar a sí misma. “Yuyuko-sama, espero que no haya actuado de ninguna manera reprochable…”
“¿Usted fue una HiME también?” preguntó Cho, sorprendida. Aparte de invitarlas a su auto y contarles lo que ocurría, realmente se habían saltado las introducciones con la mayor.
“Sí, aunque no creo que tenga nada interesante que decir, mi fuerte no estuvo en el campo de batalla. Sólo puedo alegrarme de seguir con vida,” contestó trivialmente, nuevamente encogiéndose de hombros. Ella miró a Cho por el espejo con ojos atentos y una sonrisa corta. “Más bien era hora que tú dijeras algo, Cho Tanaka.”
“¿Y-yo?” Cho se descuadró e instintivamente se inclinó hacia atrás. “Ehh…”
“¿Oh? ¿Por qué te retraes?” le preguntó confundida. “Apenas lo digo porque te has callado mucho. Ya comienzo a entender que eres de ese tipo de persona que no opta por hablar,” sonrió comprensivamente. “¡Avívate! Sólo porque las palabras no te vienen no quiere decir que no tengas nada que decir.”
“Pues…”
“Y justo ahora que andas hablando con una exHiME que ayuda en el departamento de inteligencia. Apuesto a que nunca habían escuchado sobre él.”
“En verdad que no. Yuyuko-sama nunca me ha hablado sobre ello…” comenzó Youmu, quien se impacientó. “Aunque creo que no me sorprende que no lo haya hecho. Ella no es de compartir mucho conmigo.”
“Puede que ni ella lo sepa con detalles. Lo mucho que ustedes escuchan sobre nuestro trabajo debe ser reportado por la directora o Fran, y quizás sea lo mejor. No necesitamos que otros sepan mucho de nosotros,” sonrió satisfecha. “Básicamente, nuestro trabajo es espiar lo que hace Rizembool, en su mayoría para prevenir que le hagan algo a la ciudad. También estamos a cargo de encubrir los sucesos del conflicto de la persona común, y a veces ayudamos a ubicar a las nuevas HiMEs potenciales. Cada miembro tiene distintos quehaceres, y en particular yo suelo involucrarme en esto de la patrulla ciudadana para andar detrás de Rizembool, nada más.”
“Entonces investiga movimientos…” dijo Cho, pensativa. “¿Tipo lo que ocurrió en el festival?”
“Sí, algo así…” la mayor dio un suspiro y sonrió apenada. “Lamento eso, por cierto. Justo nuestro enfoque había estado en otro lado e ignoramos movimientos de Rizembool que debieron habernos al menos dado algo de idea sobre lo que iba a ocurrir ahí.”
“Pues, si andan detrás de Rizembool en toda la ciudad, debe ser un montón que cubrir, no es que tenga que disculparse,” dijo Youmu. “Esos de Rizembool han demostrado ser sabandijas.”
“Entonces, ¿qué era lo que les tenía tan enfocados?” preguntó Kashuu, con leve desinterés.
“Eh, Kashuu, sé un poco más amable, por favor,” le pidió Cho, incómoda.
“Pues justo al área al que estamos yendo,” contestó la mujer, tranquilamente. “Ah, querida, no te sientas mal, me gusta que me traten con honestidad. Le llevamos siguiendo la pista a unos movimientos sospechosos cerca de uno de los puertos más importantes de la ciudad. Si algo fuera a ocurrir ahí, sería muy difícil de contener y podría involucrar a demasiado, y si Rizembool anda metiendo su cuchara ahí, sin lugar a dudas nos corresponde a nosotros detenerlo.”
“Pero sí son ellos, si es que han encontrado a orphans ahí,” concluyó Youmu, alarmada.
“Exacto, ha sido una prueba irrefutable,” asintió. “Muchas gracias por asistir a mi auxilio sin pensarlo dos veces. Menos mal sabía que había HiMEs reunidas en la casa HiME y soy feliz de contar con las dos más fuertes de su grupo.”
“Ehh, n-no hay de qué, aunque…” Cho dio un suspiro. “Sólo puedo decir que lo soy por la experiencia, me falta mucho aún. Sin duda Youmu es más fuerte que yo…”
“Sigues siendo fuerte, Cho, y eres una HiME más mágica que yo, así que tu estilo de pelea me ayuda mucho,” objetó la peliblanca, perpleja. “No tienes que criticarte así.”
“Ah, la inseguridad, es bueno sentirse joven de vez en cuando~” canturreó la mujer. “Pero esa actitud no te llevará a nada en el campo de batalla. Youmu tiene razón, escúchala.”
“L-lo sé, lo siento… eh…” Cho le miró por el espejo. “Ehm, disculpe, usted es…”
“Oh, ¿será que no les he dicho mi nombre? ¡Qué descuido de mi parte!” rió un poco y sonrió con perspicacia. “Soy Mamizou Futatsuiwa. Mamizou está bien, queridas. Mucho gusto.”

Las avenidas se convirtieron en calles y de la nada llegaron a una vecindad descuidada y de apariencia abandonada. Mamizou se abrió camino pasando una reja abierta que había sido forzada previamente y detuvo su carro en un ambiente ampliamente abierto, el cual daba a un ingreso grande y oscuro. Ahí bajaron todos y la encargada les proveyó de cascos con linternas y un comunicador de oreja para mantenerse comunicada con ellos.

“Bueno, es como les expliqué. Suzuka se encargó previamente de sellar la única otra salida conocida de este recinto, así que esos orphans sólo pueden escapar por esta misma entrada. Avancen y comuníquenme sobre lo que encuentran. No dudo que se encontrarán con Suzuka rápido. Ah, pero no la sorprendan, por favor,” Mamizou les dio un guiño. “Aquí entre nos, es un poco brusca e impulsiva. Si no les ve bien, fácil les ataca como primera reacción.”
“¿Eh? Sin duda no nos estás alentando mucho,” Kashuu alzó una ceja. Ya estaba acostumbrado a una actitud ligera de parte de las otras HiMEs, pero notarlo en una supuesta superior le resultaba frustrante, al igual que a Youmu. En fin, sólo le tocaba acompañar a su aruji como siempre…






De repente, otro auto llegó a velocidad a ese mismo punto. Sin embargo, el vehículo no se detuvo y condujo directamente hacia Kashuu.

“¿Eh?” este se quedó en blanco.
“¡Kashuu, cuidado!” Cho se alarmó. Vio a su arma comenzar a evadirlo, pero dicho vehículo giró para todavía tenerlo en la mira.
“¡¿Qué demonios?!” exclamó.
“…” Youmu tuvo el impulso de correr para auxiliarle, pero Mamizou curiosamente le tomó de un hombro.
“Quédate,” dijo esta, mirando con curiosidad a la escena, sonriente. “A ver qué pretende…”
“¿Eh?”
“¡AAHHH!” Kashuu se tropezó con unos escombros que no estaban fijos en el piso y apenas pudo girarse para ver la trompa del carro muy peligrosamente detenerse a pocos centímetros de él. “¿Q…qué…?”
“¡Kashuu!” Cho finalmente le alcanzó y se agachó a su costado. “¿Estás bien?”
“S-sí… sólo…” este se sobresaltó junto a su aruji cuando oyeron la puerta del piloto abrirse. Ambos vieron a un hombre rubio con ojos celestes salir y llevar una mano a su nuca.
“¡Ahh, debieron pasar un tremendo susto! Mis disculpas,” dijo simpáticamente.
“Eh…” Cho ladeó su cabeza. De todos los tipos de presentaciones que habría esperado de alguien a punto de atropellar a otra persona, sin duda esa le descuadraba. “¿Eh?”
“¡¿‘Mis disculpas’?!” Kashuu se indignó y se levantó con cólera para apuntarle acusatoriamente. “¡Si giraste el carro para embestirme con este por más que me salí del camino! ¡¿Quién te crees que eres?!”
“…” la HiME también se levantó y miró de uno al otro. Si bien normalmente le pediría a su arma que se comporte, no podía no estar de su lado, aunque seguía sin entender qué ocurría. En eso, las dos puertas de atrás se abrieron.
“Te aseguro que andamos tan confundidos como tú,” le dijo Sohayanotsurugi, agotado.
“¿Eh? Usted es… el acompañante de Enmusubi…” musitó Cho, y pasó a reconocer a Roxas ni bien este salió del auto.
“¡Oye, en serio!” este también le reclamó al piloto. “¡Te insistimos que frenaras! ¿Es que acaso querías matar a Kashuu o algo?”
“No, por supuesto que no,” le contestó amenamente. “Pero si ocurriera, su HiME podría invocarlo de nuevo, ¿no es así?”
“¡¿AHHH?!” Kashuu se indignó y no se ahorró las ganas de agarrarle de la camisa para traerlo hacia así. “¡Desde ya sabía que tus disculpas no valían nada! ¡¿Es que acaso te burlas de mí?!”
“¿Hm?” este se mantuvo inmutablemente sonriente.
“¡Di algo, maldición!”
“Ya, ya, párenla los dos, por favor,” pidió Mamizou, acercándose con Youmu. La mayor se mantuvo tan tranquila como siempre y caminó donde el controversial piloto para mostrar una ligera frustración, aunque sin borrar su sonrisa. “Vaya, y yo que pensé que al menos uno de mis colaboradores sabía presentarse ante otros.”
“¿Acaso este loco trabaja para Hanasaki?” preguntó Kashuu, confundido. Por prestar atención a la mujer, el otro se soltó de él y recobró un poco de distancia.
“Algo así, pueden llamarme Norimune,” dijo con su característica despreocupación. Regresó su atención a Kashuu y le dio un guiño. “Tendrás razón y te habré asustado a propósito, pero sí pretendo ser tu aliado. Más bien, considero que, como tu superior, tengo mucho que enseñarte,” se vio a gusto. “Considera mi acción como una señal de cariño, bouzu~”
“¡¿Hablas en serio?!” este volvió a amargarse.
“¿Qué está ocurriendo aquí?” pensó Youmu, impaciente y hastiada del circo en medio de una supuesta emergencia.
“Oye Cho,” Roxas se acercó a su hermana.
“…” esta dio un suspiro y le miró con reproche. “¿…qué tendencia tienes con subirte a los carros de la muerte? Pensé que tu experiencia con Sora hace cuatro años te había dado una lección.”
“N-no es eso, en serio,” este se alarmó y negó rápidamente. “Te juro que todo el camino condujo bien hasta antes de llegar aquí.”
“Eh, no pensé que te alarmarías tanto con esa observación, pero ve al punto, Roxas,” le sugirió Sohayanotsurugi.
“S-sí, ese tal… Norimune nos dijo que ocurría una emergencia y nos invitó a venir…”
“Ah, veo que fuiste a pescar al Key,” Mamizou negó. “No quería traer a tanta gente, pero ya que están aquí…” se ajustó sus gafas y adoptó seriedad. “Necesitamos la ayuda de tu hermana y Youmu para erradicar a orphans que fueron detectados aquí, antes que escapen y lastimen a un civil. Tenemos a una HiME ya dentro del complejo, pero debemos auxiliarla.”
“Ya veo…” Roxas asintió. “Cuanto antes.”
“Precisamente,” Norimune muy gustosamente agarró la cabeza de Kashuu con una palma y lo giró ciento ochenta grados. “Presta atención, bouzu, es importante.”
“¡N-no me toques!” se zapó y volvió a recriminarle.
“Me entretendrás mucho, pero piensa en Suzuka, se andará preguntando qué fue de ti,” Mamizou se encogió de hombros. “Ahora que somos más, tal vez un par de ustedes pueden quedarse y monitorear por afuera. Cerramos las otras posibles salidas con anticipación, pero lo mejor es cercionarnos por completo.”
“Pues yo no puedo pelear con magia, así que me ofrezco para eso,” dijo Sohayanotsurugi, quien miró al espacio. “Hm… aunque es bastante extenso y hay muchos escombros.”
“Yo puedo monitorear los puntos más lejanos con mi agilidad,” se ofreció Youmu, levantando su mano. “Ni bien termine les daré el alcance adentro, y le dejaré lo demás, mentor.”
“Eh, gracias, no tienes que ser formal conmigo…”
“Oh ho, excelente idea, me gusta que pienses rápido,” Mamizou se vio entretenida. “Bien, bien, no les entretendré más. Comiencen y terminemos cuanto antes~”

La pelimarrón se quedó en su propio vehículo mientras los demás partieron corriendo. Se mantendría ocupada de contactarse con las HiMEs a quienes les había dado los comunicadores. Por mientras, miró al par que se quedarían en la superficie. Ese mentor era rápido y realizaba bien su labor por más desgano que parecía tener. Por otro lado, Youmu deslumbró con su uso de agilidad superhumana para escanear el terreno con gran eficiencia y pulcritud. Era inconcebible que, por más agilidad que una HiME pudiera tener, fuera igualmente hábil para no mostrar ninguna torpeza o desbalance.

“Hmhm~” canturreó y ensanchó su sonrisa. “Serás distinta a tu superior, pero igual te harás de renombre, pequeña Youmu.”





“¿Y qué se supone que harás aquí?” cuestionó Kashuu a Norimune por cómo este corría a la par de ellos dentro de los túneles.
“No es la mejor educación dirigirte así a tu superior, bouzu.”
“¡No eres mi superior!”
“Pues… si soy sincero, también quisiera saber qué haces aquí,” dijo Roxas. “Es peligroso. Si todo está oscuro y hay orphans escondidos, una persona normal estaría en grave peligro.”
“No tienen que preocuparse por mí, yo sé lo que hago,” les aseguró. “No es mi primer altercado,” les miró de reojo, con una sonrisa confiada. “Tengo mucha más experiencia que ustedes, jóvenes.”
“…” Cho le miró confundida.
“Ya que tocaron el tema, ¿te encuentras bien?” preguntó aquel misterioso rubio a Cho.
“¿Eh?” esta fue agarrada de sorpresa.
“Eres la HiME y entiendo que una de las senpais de tu círculo, pero no está de más preguntar.”
“Pues…” regresó su mirada al camino, decidida, aunque con cierta duda. “Admito que es la primera vez que tengo que hacer algo así, y no sé qué esperar.”
“Sin embargo, no estás yendo sola,” le recordó el mayor. “Corres a la par con tu Key y tu arma. Puedes contar con ellos tanto como ellos contigo.”
“E-es verdad…” sus palabras eran reconfortantes, aunque no evitaba sentir leve presión.
“Y como la HiME, necesitas ponerlos a los dos en fila. Es injusto y no del todo cierto, aunque tienes responsabilidad con la unión de tu equipo. Aprovecha esta oportunidad.”
“S-sí…” asintió. Precisamente por ello había sentido la presión.
“Oye, no incomodes a mi aruji,” le reprochó Kashuu. “Andamos en medio de esto. Aruji no tiene por qué preocuparse por otras cosas, sólo lo harás más difícil para ella.”
“Sólo soy un anciano dando consejos y una honesta observación,” dijo con humildad.
“Un anciano que no sabe cuándo decirlo, más bien,” entrecerró sus ojos. “Kuso jiji.”
“Kashuu, por favor…” Cho se torturó.
“Realmente no es el momento para esto…” Roxas desvió su mirada. Claramente tampoco era el fuerte de su hermana hablar las cosas.

Entonces, Cho escuchó movimiento a su costado y apenas vio cómo un orphan saltó desde una apertura del aire condicionado. Felizmente, ella tuvo reflejos rápidos para lanzarle una llamarada.

“Tsk,” Roxas invocó sus keyblades y de un ataque lo remató.
“Ohh, nada mal, eso que nos quiso emboscar,” comentó Norimune, alegremente.
“¿No que hace poco nos recriminabas o algo?” le cuestionó Kashuu, con ligera desconfianza.
“Oh, por supuesto que no, sólo realizaba consejos…”
“Oigan, no es momento de hablar, hay que avanzar,” reclamó Roxas. Este miró a su hermana y ambos asintieron, para continuar corriendo.

Aquel primero sirvió de advertencia y reconocimiento. Otros esporádicos continuaron apareciendo y siendo derrotados sin problemas, pero la frecuencia comenzaba a incrementar. Bajaron otro piso y Cho apenas pudo alejar con una llamarada a unos tres que estuvieron subiendo las escaleras antes de que su hermano pudiera correr para derrotarlos.

“Ah…” Roxas se sobó su rostro con un brazo.
“¡¿E-estás bien?!” preguntó Cho, preocupada.
“S-sí, sólo no disipaste tu fuego muy rápido, me chocó un poco.”
“¡Ah, lo siento!” se agarró su rostro con ambas palmas.
“¡E-está bien, yo también me apuré mucho!” sacudió sus palmas y sonrió con torpeza. “No te tortures, Cho, no volverá a suceder. Vamos, hay que seguir.”

Continuaron avanzando por dicho piso. Norimune miró de reojo a Kashuu. Había poca luz, aunque pudo confirmar cierta disconformidad en su expresión.

“¿Eh?” Kashuu pudo sentir su mirada y le miró con extrañeza. “¿Qué tienes?”
“Sólo…” empezó simpáticamente, aunque el intercambió se cortó.
“Eh, Norimune-san, ¿usted conoce a la HiME a la que vamos a auxiliar?” preguntó Cho.
“Ah, por supuesto,” este sonrió casi agradecido por la pregunta. “Pienso que te llevarás bien con ella. Youmu también. Me parece que tiene un poco de las dos en su persona. ‘La senpai completa’ diría yo.”
“Eh…” Cho se vio intrigada y sonrió apenada. “No me describiría como senpai, aunque gracias por las palabras.”
“Pero no hay que sorprenderla, puede que nos confunda con orphans en esta oscuridad. Es muy propensa a pelear.”
“Cierto… la supervisora nos avisó de ello.”

En eso, el piso debajo de ellos comenzó a temblar.

“¿Eh?” Roxas se detuvo instintivamente. Se confundió al ver a Norimune de inmediato correr hacia una puerta cerrada y hacer fuerza para abrirla.
“Boy, ¿me das una mano?”
“Ehh…” Roxas caminó hacia él.
“No, sólo destrúyela, no tenemos tiempo.”
“S-sí…” tenía muchas ganas de preguntar, pero no tenía por qué dudar de él. Roxas lanzó un par de haces de luz que causaron que la puerta se derribara. Aquello hizo un leve estruendo y por un momento dejaron de sentir el temblor. Era a simple vista un almacén grande y espacioso, pero completamente vacío. “¿Qué hacemos ahora?”
“¡Entremos!” Norimune agarró a Cho y Kashuu del pescuezo e ingresó corriendo lo más rápido que pudo.

Roxas se tardó un par de segundos, pero usó su agilidad mágica para darles el alcance, y justo detrás de él los demás vieron cómo un proyectil gigante atravesó el piso y destruyó gran parte del pasillo. Parte del techo y las paredes de destruyeron y el ambiente se inundó de polvo.

“Qué…” Cho se cuestionó y pasó a cubrir su rostro para evitar respirar la tierra. Su visión se nubló y su linterna iluminó una nueva pared de aire marrón que tardaría un poco en disiparse. Vio al mayor caminar hacia el borde de nuevo cráter donde una vez estuvo la puerta.
“Soy yo,” declaró este al vacío con una voz potente. Dio un suspiro antes de continuar. “Casi atacaste a unos pobres que vinieron a tu rescate, Suzuka.”
“¿Qué fue eso?” preguntó Roxas, atónito. El polvo se asentaba y distinguió una punta de lanza gigantesca que ahora descansaba a un costado del piso destruido, con parte de la misma debajo de su nivel. Le costaba creer que una HiME pudiera usar algo tan masivo y pesado en un ataque.



Finalmente, una mujer peliblanca de ojos ámbar saltó desde abajo y aterrizó frente a Norimune.

“¿Acaso Mamizou envió a gente a ayudarme? No era necesario,” preguntó confundida.
“Los reproches para después, estos no cambian la realidad,” se hizo a un costado para que la recién llegada los mirara.
“O-oigan, ¿se encuentran bien?” dijo incómoda y acercándose a ellos. Ella se vio en aprietos. “Lo siento mucho, oí un estruendo y pensé que había un orphan arriba que estaba por atacarme. No les lastimé, ¿verdad?”
“E-estamos bien,” Cho asintió mínimamente. “Eh, usted es Suzuka… ¿verdad?”
“Suzuka Gozen, Suzuka está bien,” dijo sin rodeos. “Entiendo que debes ser una HiME.”
“Sí, soy Cho Tanaka, mucho gusto,” hizo una reverencia.
“Eh, no es por ser descortés, pero no tenemos tiempo…” la peliblanca dio un pesado suspiro. “Mamizou debió haberles dicho que se quedaran en los pisos de arriba. Yo estoy bien, pero si dejamos que los orphans sigan escapando, nuestra misión fallará.”
“Tiene razón, luego hablaremos con más calma,” Roxas frunció el ceño y alistó su par de Keyblades.
“Supongo eres su key,” Suzuka asintió y miró a Kashuu. “¿También eres uno? Asumo que Mamizou no te hubiera dejado entrar si no tienes poderes.”
“No seré Key, pero soy el arma de mi aruji,” declaró Kashuu, con orgullo.
“¿Eres su arma? ¿En serio?” para variar, Suzuka se sorprendió considerablemente y curiosamente miró hacia Norimune, como si esperara alguna explicación.
“¿Hm?” Kashuu alzó una ceja.
“Es una grata coincidencia, ¿no es así?” preguntó este entretenido. “Pero tengo que recordarte que lo hablaremos luego. Tienes razón, no hay tiempo que perder.”
“S-sí,” Suzuka asintió y miró a los otros tres. “No sé si habré terminado abajo, pero primero encarguémonos de los orphans que han llegado arriba y luego regresaremos a revisar.”

El grupo se abrió paso con cuidado por aquel cráter para retomar las escaleras hacia arriba.

“Ya deben haberse dado cuenta lo grande que es este lugar,” observó Suzuka en plena corrida y mirando atentamente a sus alrededores. “Este será el camino principal, pero la fuga de los orphans no fue directamente debajo de nosotros. Si bien deben tomar la misma salida principal, su ascensión ha sido por tuberías y otras escaleras secundarias… tan sólo espero que no hayan llegado a la superficie.”
“Una compañera HiME se quedó arriba. Ella es bastante fuerte,” dijo Cho, quien luego se vio inquieta. “…sólo espero que no haya corrido directamente hacia nosotros.”
“De ser así ya la habríamos visto, aruji,” le aseguró Kashuu. “Además la supervisora le dio el auricular para guiarle.”
“¿A ustedes también se los dio?” preguntó la peliblanca.
“Sí…”
“Permítemelo,” Suzuka extendió su mano y Cho se quedó la pieza de la oreja. Vio cómo Suzuka se puso a hablar con esta, con un tono demandante. “¡Mamizou, casi les hago un gran daño! ¡¿Acaso no se supone que tú deberías dirigirles?!”
“Pero si eso hice,” le contestó con un tono confundido. “Sí les advertí que podrías atacarles intempestivamente y precisamente les dirigí por el camino a que te encontraran.”
“Tch, si sabías que usaría la fuerza, pudiste indicarles que se queden arriba. Yo iba a estar bien, el problema era que estos orphans quieren escaparse y eran muy numerosos para detenerles.”
“Va contigo que lo veas así, pero sí es importante velar por ti. Temo que tu gran fuerza te juegue una mala pasada y nosotras perdimos la comunicación. Mi última recolección de lo que hacías fue cómo ese orphan atravesó una puerta para embestirte. Estaba preocupada.”
“Lo sé, pero…”
“Si tanto quieres reprocharle a alguien, Nori fue quien hizo que tus kouhais destrozaran la puerta de ese almacén sabiendo bien cómo reaccionarías.”
“¿Oh? ¿Ahora me lanzas la pelota a mí?” preguntó Norimune, algo sorprendido por ser jalado al asunto, aunque nada incomodado por ello.
“¿Eso ocurrió?” Suzuka se sorprendió y le miró con molestia. “¿Por qué harías eso?”
“¿Tienes que preguntar, Suzuka? Ponte a pensar. ¿Acaso no fue muy posible que ibas a destrozar los cimientos del pasillo por donde corríamos?” se encogió de hombros. “Abrí ese lugar como emergencia para sacarlos del pasillo antes que ocurriera, sabiendo bien que ese ruido te haría atacar la puerta, mientras nosotros nos resguardábamos en la habitación.”
“¡Pero fue muy peligroso!”
“Era un momento de incertidumbre y la acción más rápida que pude tomar. Conozco cómo trabajas y te precipitas demasiado,” negó y ahora él le miró con reproche. “Serás una excelente guerrera, pero te hace falta cuidado y trabajar con otros.”
“Tsk… no eres quién para decirlo,” dijo frustrada y sin poder refutarle.
“Hmhm…” el otro rió por lo bajo y le sonrió. “Pero ello no nos quita el interés de ayudar. De tal palo tal astilla, diría yo. Concéntrate y no te dejes llevar por tus emociones.”
“Con respecto a los orphans, algunos sí salieron del túnel,” comentó Mamizou, tranquilamente.
“¡¿Qué dices?!” Suzuka se asustó al igual que los demás.
“Ah, pero tranquila, tranquila~ Youmu y el otro que nos acompaña saltaron a interceptarlos. Esta HiME anda resguardando la salida así que no se preocupen por ello. Sólo encuentren el camino que andan aumentando.”
“…” Cho asintió. Se tensó preventivamente, en un intento de enfocarse más.

Llegaron al primer sótano que conectaba con el túnel de salida. Luego de interceptar a tres orphans más que estuvieron por huir, siguieron en la dirección por donde estos habían llegado.

“…” Suzuka se puso a pensar en lo que avanzaban. “Tal vez debamos dividirnos para cubrir más área, aunque la mayoría deberían estar en esta dirección. Es por donde estuvo el almacén…”
“Me ofrezco a dar una vuelta por el otro lado,” dijo Roxas.
“Pero tú…” le miró con leve duda y frunció el ceño. “Agradezco tu ofrecimiento, pero no sé si puedas andar solo. Mamizou no te dio una linterna como a Cho.”
“Controlo la luz y descuida, tengo entrenamiento de pelea,” este asintió. Desvió su mirada con incomodidad. “Más bien, puede que mi hermana necesite de tu ayuda, y me cuesta admitirlo, pero me daría miedo si soy yo quien se encarga de ella.”
“Vaya manera de desconfiar de mi aruji, supuesto Key,” Kashuu se frustró.
“Es que…” Roxas le miró con reproche.
“E-es cierto que aquí soy quien tiene menos experiencia, y no puedo usar mi elemento tan libremente, pelear en un ambiente oscuro y cerrado es difícil para mí. De por sí podría ser una carga para ti ahora, Roxas,” admitió Cho.
“N-no quiero decir eso.”
“Es que es la verdad, pero descuida,” la peliceleste sonrió rendida. “Gracias por ser honesto conmigo. Veré qué puedo hacer para ayudar a Suzuka. Por tu parte, cuídate mucho.”
“Sí,” asintió más tranquilo y partió rápidamente en lo que usaba una de sus Keyblades para iluminar su camino.

Luego de la división, Cho siguió avanzando. Más bien le llamó la atención cómo la peliblanca desaceleró apenas lo suficiente para correr a la par con ella.

“Por los orphans que derrotamos, entiendo que controlas el fuego.”
“Eh, sí.”
“Realmente no es un mal elemento para esta situación, no tienes que inquietarte.”
“S-supongo, siento la falta de seguridad…” se avergonzó.
“No te estoy llamando la atención,” le observó con decisión, aunque paciencia. Suzuka sonrió de costado. “Te entiendo, yo tampoco soy de pelear en estas condiciones. Ya habrás entendido por cómo nos encontramos que prefiero pelear en lugares abiertos. Siento el susto, por cierto.”
“Está bien, no tienes que disculparte.”
“¿Eres capaz de invocar el fuego fuera de ti? Podría servirnos para iluminar partes del camino más adelante.”
“C-cierto,” no podía creer que no lo había pensado. Cho de inmediato hizo aparecer algunos orbes de fuego para simular luces en el techo del pasillo. “Pues, no tengo experiencia y puedes ver que no me salen muy grandes o fuertes, pero…”
“Está bien, ayuda un montón, es luz más estable que nuestras linternas,” le aseguró con un tono tranquilo.
“Heh, supongo…” Cho no evitó sonreír un poco. Era la primera vez que conocía a una HiME a quien podía considerar su superior y le daba ese sentimiento de control sobre la situación. “Por cierto, esa lanza que usaste…”
“Es un derivado de mi poder,” Suzuka sacó un par de dardos minúsculos de su bolsillo. “Soy capaz de crear cualquier tipo de objeto a base de una muestra e incrementar o decrecer su tamaño como se me plazca. Como te imaginarás, lanzar algo así sería imposible para un humano, pero si lanzo un dardo y lo hago crecer en el camino, este no pierde su inercia.”
“Es increíble,” Cho se impresionó. “Hay realmente una gran ganancia si pensamos en la fuerza necesaria para usar un proyectil así… eh, bueno, son cuestiones físicas…”
“La física sin duda está en juego aquí, sólo agradezco que no tenga que hacer cálculos mentales para usar mi poder o algo…” admitió con leve pesar. “No soy la mejor estudiante.”
“Pero no te dolería, Suzuka,” le comentó Norimune desde atrás, alzando la voz para asegurarse que esta no podiera ignorarle. Este sonrió entretenido. “Quizás no andes sacando cálculos, pero sólo entendiendo cuánta potencia y energía promedios tienen tus proyectiles te ayudaría a calcular la cantidad de daño que haces con tus ataques. Muchas veces te pasas de la mano.”
“Ahora no, Norimune,” esta rechinó los dientes, sin dejar de avanzar. “Tampoco estamos en un lugar donde tengamos que ser cuidadosos. No me hagas quedar mal.”
“Sólo decía…” concluyó contento y vio cómo las dos HiMEs continuaron hablando frente a él, con Cho asegurando a Suzuka que no se había llevado una mala impresión, más bien todo lo contrario. El rubio pasó a mirar de reojo a su costado. “¿Tienes algo que decir, bouzu? Puedo sentir tu mirada.”
“Ya veo que eres de fastidiar a todo el mundo,” observó Kashuu, juzgándole con el ceño fruncido. “Por cierto, tú dijiste a Suzuka eso de ‘de tal palo tal astilla’.”
“Sí, ¿y bien?”
“¿Acaso eres su papá o algo?”
“¿Papá dices?” se quedó atónito por un instante y pasó a reírse. “¡Hahaha! Tendré un alma de anciano, ¿pero acaso me veo tan viejo? No, en lo absoluto. De ser su padre no estaría aquí corriendo con ustedes.”
“¿Entonces?”
“Hmm,” le miró de reojo desde arriba, con evidente diversión. “Si no lo has concluido por todo lo que he dicho hasta ahora, asumo que estarás a punto de evidenciarlo. Muy mal, bouzu, aprende a escuchar bien a tus mayores.”
“Tsk, kuso jiji…”
“Por cierto, no creas que no me he dado cuenta. No te llevas bien con el Key de tu HiME, ¿verdad? Este puede no ser tan paciente contigo, pero sospecho que eres tú quien ha comenzado.”
“¿Eh? ¿De dónde salió eso?” se confundió.
“Ahora que bajábamos para buscar a Suzuka, andabas casi resentido, ¿no es así? El trabajo en equipo de los hermanos te hizo sentirte dejado de lado. No se me escapó.”
“¿Q-qué andas diciendo?” se ofuscó y le miró defensivamente.
“Ah, pero no me tomes a mal, nuevamente, realizo una observación,” comentó entretenido y comprensivamente. “No sabré todas las razones de tu desdén, aunque veo en ellos dos el deseo de dar lo mejor de sí, al igual que tú,” miró hacia el frente, con leve dejo de esperanza. “Me gustan mucho las personas que trabajan muy duro y quiero desearles lo mejor. Estoy seguro que piensas lo mismo de tu aruji,” asintió y volvió a mirarle. “Suzuka está entre las personas que más duro trabajan y por eso velo por ella.”
“Tú…” ¿es que acaso…?
“Sobre cómo te sientes con respecto al Key, espero que puedas dirigir tus sentimientos a una dirección más saludable, pero el sentimiento que te impulsa a desconfiar de él no es en sí uno malo,” asintió. “Yo también soy un ferviente creedor del poder del amor, ya que el amor es lo más importante en nuestras vidas.”
“Eh…” le miró perdido, cuando en eso oyeron un gran estruendo. A poca distancia de ellos, una tubería del aire acondicionado colapsó y de este salió un gran flujo de orphans que corrieron hacia ellos.
“¡Ahhh!” Cho se asustó y Suzuka se puso delante de ella, lista para encararlos.
“¡Norimune!” gritó esta y extendió su brazo hacia atrás.
“Así que…” el hombre fue rodeado de una luz y empezó a desvanecerse. “Pelea por este.”

Tanto Kashuu como Cho se sorprendieron de verle desaparecer y materializarse en una espada gigante en el brazo de Suzuka, aunque que le sobrepasaba en estatura. La HiME peliblanca sacó una cuerda que alargó y con esta unió ambos extremos de la espada, para formar una especie de arco. Acto seguido y con suma velocidad, procedió a disparar una rápida lluvia de dardos que crecieron y efectivamente balearon al enorme flujo de orphans.

Dicho poderoso ataque llegó, además de vencer a la horda de orphans, a destruir lo que seguía de dicho piso. Se vieron forzados a retroceder por escombros que caían y el polvo resultante. El daño incluso destruyó parte del techo encima de ellos y pudieron ver el cielo de la tarde por orificios en sus cabezas.

A la salida del túnel, tanto Youmu como Sohayanotsurugi se alarmaron por el derrumbe en otra área. Youmu estuvo por acudir cuando observó a una peliblanca que saltó desde el interior con un arco y flechas y aprovechó el espacio y el impulso para realizar un ataque aéreo. Fue un espectáculo que dejó a ambos boquiabiertos.

“Ahh…” Mamizou por su parte sonrió frustrada y llevó una mano a su frente. “Tan sólo espero que no tengamos que borrarle la memoria a ningún transeúnte por ahí…”

En fin, pronto llegaría el equipo encargado de aquellas formalidades. Podía alegrarse de que las HiMEs en sí se encontraban bien.




Mientras tanto, Saki se encontraba esperando frente a un gimnasio cerrado. No podía creer que Tsubasa se encontraba ahí realizando su prueba HiME. No le cabía en la cabeza.

En eso, oyó unos pasos correr y vio a Gokotai. El pequeño se veía extenuado y asustado y se detuvo frente a su amiga para tomar un respiro.

“…” ella le miró inmutada, recién recordando que él también había ido con ellas.
“¿Es cierto? ¿E-en verdad Hanekawa-san está dando la prueba para ser HiME?” preguntó asustado. El pequeño miró hacia el gimnasio cerrado y luego a la inexpresiva Fran, quien al de mirarle de vuelta asintió con firmeza. “Ehh…”
“…” Saki desvió su mirada, incómoda. “Es verdad, resulta que no era la única a quien habían querido convocar… y va con la voluntad de Tsubasa de ayudar a otros a ciegas…” bajó su mirada, con autodecepción. “Ni lo había pensado como una posibilidad.”
“…” Gokotai tembló y llevó sus manos a la altura de su pecho, sin saber qué hacer. “Yo… me distraje, no me di cuenta cuando salieron de la secretaría… p-perdón…” sus ojos se llenaron de lágrimas. “Perdón, Hanajima-san… Hanekawa-san…”
“No llores…” Saki se dio un suspiro interno y con una mano acarició los cabellos blancos ensortijados del pequeño para consolarle. No tenía una disposición muy animada que darle al encontrarse igual de preocupada por su amiga, pero tampoco podía tenerlo culpándose a sí mismo. “Esto no es algo que ni tú ni yo hubiéramos podido prever ni detener. Tsubasa tomó su decisión. Intenté detenerla, aunque sé que nunca hubiera podido hacerlo. Ahora no te sientas mal, sabes que ella es así.”
“Pero…” el pequeño derramó un par de lágrimas, aunque decidió contenerse. “E-es cierto… Tampoco soy el único triste, lo siento…”
“No me debes disculpas, es de esperarse que llores en un momento como este. Así eres, y está bien,” Saki asintió y le concedió una pequeña sonrisa.

Fue entonces que las puertas del gimnasio se abrieron y llamaron la atención de los presentes. Tsubasa salió de aquel ambiente oscuro, en un inicio casi tambaleándose, aunque recobró su balance y postura apenas vio a sus compañeros de clase.

“…” Tsubasa sonrió con torpeza y ligero pesar. “Eh, siento la tardanza.”
“Tú…” Saki se acercó junto con Gokotai y le miró con reproche. “Sólo tú te disculparías. Debes estar cansada, ¿cómo te sientes?”
“Hanekawa-san, ¿estás bien? ¿No te has lastimado?” preguntó Gokotai, rápidamente.
“No necesitan saber los detalles, apenas me caí en un momento, pero…” agitó sus palmas. “Me encuentro bien, no es nada que una buena dormida en la noche no pueda aliviar,” ella miró a Fran e hizo una reverencia. “De ser posible, ¿podría retirarme o hay algo más que deba hacer?”
“…” Fran le miró con cierta reserva como si la analizara y negó. “Te dirigiré a la enfermería. Estás bien, pero es mejor que descanses antes de irte, al menos una hora.”
“Para variar, estoy de acuerdo, te acompaño,” Saki asintió.
“Eh, gracias por la oferta, pero no necesitan preocuparse…” Tsubasa no terminó ya que su amiga le agarró de los brazos.
“¿Hacia dónde está la enfermería?” preguntó Saki, lista a girar a su amiga a la dirección que debían tomar.
“Hay una lista para atender a las HiMEs en el mismo edificio de la directora,” contestó Fran. Ella se cruzó de brazos. “Sólo necesitan preguntar en la entrada. Les puedo acompañar, pero como conocen el camino, podría dejarles solos.”
“…” aquella manera de tocar el tema con tanta trivialidad fastidió a Saki en su mero centro. Ella frunció el ceño y desvió su mirada. “Sí, siendo sincera, preferiría eso. Gracias por respetar nuestra privacidad.”
“De todos modos, si me necesitan, pueden preguntar por mí,” Fran miró a Tsubasa. “Mañana nos vemos luego de tus clases. Hablaré contigo con respecto a tu rol y tus poderes.”
“Eh, sí, muchas gracias por todo,” Tsubasa hizo una reverencia.
“El agradecimiento es nuestro,” dicho esto, Fran se despidió rápidamente e ingresó al gimnasio.
“…” Gokotai se había quedado mirando a esas puertas nuevamente cerradas del edificio. Sin duda esa encargada HiME tenía un aura intrigante y misteriosa.
“Tal vez ponga todo adentro en orden, o algo, vamos, Gokotai,” dijo Saki, con indiferencia.

En el camino, luego de unas insistencias más, Tsubasa cedió y les explicó un poco sobre su experiencia en su prueba HiME.

“¿Eh?” Gokotai se sorprendió visiblemente. “¿Peleaste contra ti misma?”
“Sí, fue una sorpresa para mí también,” comentó con una simple y tranquila sonrisa. “Me habían explicado que podría ver la ilusión de cualquier persona para probar mi resolución y hacerle frente, pero nunca pensé que me vería en un espejo. De todos modos, era una yo que se oponía a mi decisión, así que tuve que demostrarle que estaba yendo en serio.”
“¿Y no te lastimó?” insistió Saki.
“Te he dicho que no,” le contestó de buenos ánimos. “Sí me empujó en un momento, pero no fue más que eso. Más bien, supongo me cansé porque mi poder despertó y no tengo costumbre, pero sé que sólo necesito descansar.”
“Qué bueno, me alivia que haya sido tan simple,” Gokotai sonrió y dio un respiro.
“No te confíes, Gokotai,” Saki dio un suspiro y miró a su amiga con reproche. “Tsubasa tiene un arte único al tratar las cosas más serias con la mayor de trivialidades. Podemos verla bien y nos lo dirá con sus palabras, pero más me preocupa cómo se lo ha tomado.”
“Me estás escrudiñando mucho, Hanajima-san. Un poco más y me veré forzada a hablar con un abogado,” comentó con leve gracia, sin perder su amabilidad y buen humor. “Me encuentro bien, en verdad, en serio. Sí me confundió todo lo de la marioneta. Me pregunto qué clase de magia usará la directora para hacerlo posible, pero entiendo que es secreto de la casa. Ahora sólo necesito descansar.”
“Nunca cambiarás,” rodó los ojos. “¿Y qué clase de poder tienes?”
“Invoqué electricidad,” asintió. “Quisiera mostrarles, pero sí me cansó. De por sí, habrá sido una marioneta, pero me siento un poco mal por haberle lanzado ese ataque. Es algo que podría lastimar a cualquiera, su expresión fue de horror…”
“Hanekawa-san…” Gokotai le miró atentamente. Para variar, notó algo de tristeza en sus ojos.
“Su rostro también era el tuyo…” Saki adoptó seriedad.
“Pero…” de nuevo, Tsubasa no mostró más que buenos ánimos y tranquilidad. “No se preocupen, la ilusión se desvaneció en ese mismo momento. La marioneta regresó a su forma real y todo se acabó en ese instante. Espero que su sufrimiento, de haberlo tenido, haya durado apenas una fracción de segundo.”
“No les des sentimientos a esas cosas…” observó Saki, quien se encogió de hombros. “Aun así, sí me siento un poco mal por esa marioneta. Te tuvo a ti para convencer y hablar y tú nunca cedes en argumentos. Eso debió haber sido mucho más duro que tu ataque.”
“Vaya, es un momento interesante para hacer una broma a mi costo,” pese a su comentario, Tsubasa se vio entretenida y rió un poco.
“Sólo sigo tu ejemplo…”
“…” Gokotai les miró algo confundido, aunque apreció que las dos intentaran velar por los ánimos de la otra.

Entonces, pudo oír una voz familiar llamándole de lejos.

“¡Oye, Gokotai!”
“¿Eh?” se giró al igual que sus amigas y reconoció a Atsushi correr hacia ellos. De inmediato fue a darle el alcance. “¡Atsushi-niisan!”
“Conque aquí estabas,” al llegar donde el pequeño, le agarró la cabeza con una palma, como un ademán de atraparlo, y le sonrió simpáticamente. “Heh, nunca imaginaría que tú serías el de escaparse después de clases, pero veo que andabas acompañado de tus compañeras.”
“Eh, es verdad, no dije nada a nadie, estuve muy distraído,” hizo una reverencia. “Lo siento mucho, no llegué a decirle nada a nuestros hermanos.”
“Está bien, todos nos equivocamos, sólo no te olvides de avisarnos la próxima,” él pasó a dirigirse a las chicas. “Gracias por cuidar de mi hermanito. ¿Todo está bien?”
“Supongo…” Saki desvió su mirada. “No será el mejor momento de explicarlo ahora, mejor que Gokotai lo haga más tarde.”
“¿Eh?” Atsushi ladeó su cabeza.
“Más bien, venimos a hablar con la directora y Gokotai-kun nos acompañó. Ha sido muy grato tenerlo aquí con nosotras,” Tsubasa asintió e hizo una reverencia. “Mi nombre es Tsubasa Hanekawa y mi amiga es Saki Hanajima. Es un gusto conocer a otro hermano de Gokotai.”
“Ah, sí, ¿dónde están mis modales?” sonrió con torpeza y pasó a asentir con decisión. “¡Atsushi Toushirou, un placer!”
“Con cada uno de ustedes que conozco, veo que todos son muy distintos,” observó Saki.
“¿Eh? ¿Te refieres a personalidad o apariencia?”
“Hm…” ella alzó una ceja. “Tienes razón, a ambos.”
“Me alegro que hayas venido por tu hermanito. Se está haciendo tarde y me hubiera preocupado que él regrese solo a casa,” dijo Tsubasa, quien se dirigió al peliblanco con una sonrisa. “Gracias por venir, nos vemos mañana.”
“Eh, pero, ibas a descansar…”
“No, Tsubasa tiene razón, iremos en el mismo año, pero eres muy pequeño para andar solo y está por ser el anochecer,” Saki asintió. “Descuida, Tsubasa no se me escapará. Descansará toda la hora que le dijeron que tomara. Confía en mí.”
“S-sí…” asintió.
“¿Eh? ¿Seguras que todo está bien?” insistió el hermano mayor, confundido.
“T-te lo puedo decir en el camino, Atsushi-niisan,” Gokotai le agarró del brazo y miró a sus amigas con ojos emotivos. “Hasta mañana, Hanekawa-san, Hanajima-san. Ehh… ¡las quiero mucho! ¡Cuídense, por favor!”

Las dos se confundieron por sus palabras e intercambiaron miradas, para entonces sonreír.

“Eres muy lindo, Gokotai-kun, te queremos también,” Tsubasa se vio entretenida.
“Sí, igualmente,” Saki sonrió rendida. “Ahora llévate a tu hermano que anda perplejo.”
“Eh…” Atsushi parecía temer que alguien estuviera por morirse por su expresión.
“Atsushi-niisan, ¿cómo así supiste que estaba aquí?” preguntó Gokotai. Él hizo como instruido y comenzó a caminar con su mayor para retornar por donde este había llegado.
“Ah cierto…” se rascó la cabeza con su mano libre y lo pensó un poco. “Yagen me dijo. Parece que Honebami puede rastrearlos o algo. Lo que pasa es que Namazuo había ido a buscarlos a los tres a la secundaria y se asustó mucho de no dar contigo. Él, Akita y Houchou movieron todos los rincones de tu colegio.”
“¡¿En serio?!” Gokotai se aterró y se soltó para sostener su cabeza con ambas manos. “¡No puede ser! ¡Los hice preocupar a todos un montón! ¡Tenía mi celular apagado por el examen!”
“Está bien, está bien, voy a llamar a Namazuo ahora mismo para que hables con él,” le tranquilizó con una sonrisa.
“Lo siento…” musitó descorazonado.
“¡Que está bien!” le sacudió los cabellos. “Ahora te oirá hablar y todo estará en su lugar.”

Ellos siguieron caminando. Saki apenas los miró de reojo y acompañó a Tsubasa hacia la enfermería.

“…” miró al piso, pensativa.
“¿Sucede algo?” preguntó Tsubasa.
“No, no es nada, nada importante al menos,” dijo con indiferencia.

Estaba por comenzar un cambio en sus vidas, uno que terminaría por dirigir a más cambios todavía imposibles de predecir.




Pasó alrededor de una hora desde los sucesos del almacén subterráneo y había varios trabajadores de Hanasaki inspeccionando el área. Mamizou andaba al pendiente de un equipo que utilizaba un instrumento similar a un radar para escanear el piso.

“Todavía ninguna señal de vida, deben haberse encargado de todos los orphans contenidos en este lugar,” concluyó el encargado del instrumento.
“Ya cinco lecturas reportando lo mismo, seguramente es así,” Mamizou asintió satisfecha. “De todos modos necesitamos sellar todas las salidas y regresar a monitorear en los próximos días. Al menos, en dos o tres días no hay forma que esos orphans sigan vivos si Suzuka ya destruyó el ambiente donde eran mantenidos. Luego procederemos a limpiar el lugar.”
“Entendido.”

La pelimarrón alzó su mirada. El grupo de los batallantes de aquel día continuaba dialogando entre sí, más tranquilos de haber completado su misión.

“Me pregunto si ya podremos irnos,” Suzuka estaba cruzada de brazos mientras veía a los demás encargados trabajar. Se le notaba tranquila, aunque un poco impaciente. Dio un suspiro. “Sabía a lo que me apuntaba, pero no pensé que me comería todo el día…”
“Senpai,” Youmu se le acercó con urgencia y mirándole atentamente. “Usted es extremadamente fuerte, ese ataque aéreo fue increíble.”
“Oh, eh, gracias…” le contestó confundida y un tanto incómoda. “No fue nada…”
“Me preguntaba si podría ayudarme a entrenar, por favor,” hizo una reverencia. “He dedicado mi vida a entrenar con el kendo, pero todavía tengo mucho por aprender, en especial ahora que soy una HiME. Eh, si no es mucha molestia.”
“Ehm, justo me preguntaba lo mismo,” Cho asintió, decidida. “Usted me ayudó y me guió mientras estábamos en el túnel. Incluso si no tengo tanta habilidad física como ustedes, sé que podría ayudarnos mucho con consejos también.”
“Hm, realmente nunca he entrenado a una HiME activa…” Suzuka dio un suspiro y sonrió un poco. “Pero podría intentarlo. Sí he ayudado a entrenar a una pequeña que aspira a ser HiME, así que supongo no puede ser muy diferente.”
“¿En serio?” Youmu intercambió miradas con Cho y ambas se alegraron. “¡Muchas gracias!”
“Ah, sobre eso…” Sohayanotsurugi se animó a interrumpirlas con leve pesar. “Me alegro que se anden ayudando así, pero no puedo quedarme sin decir nada en lo que le quitan el trabajo a Enmu. Ella justo anda conociendo a varias otras HiMEs por primera vez, así que lo mejor sería que vayan a encontrarse con ella. Entre más sean, mejor será.”
“¿En…mu?” preguntó Suzuka.
“Es una maestra HiME que la directora consiguió para ayudarnos, y también tiene poderes mágicos,” explicó Roxas. “Pues, ella misma dijo que su enfoque no es el combate físico, pero podrías ir a conocerla.”
“Creo que Mamizou me dijo algo de eso…” Suzuka no se vio muy convencida y desvió su mirada. “No sé cuánto quiera interactuar con otras HiMEs, lo pensaré…”
“Eh, por lo de hoy, supongo que tu rol va más allá de pelear contra tu Rebel, ¿verdad?” preguntó Cho, mirando a sus alrededores. “Has venido para pelear contra orphans y pareces conocer a las personas aquí.”
“Sí, siendo sincera, hasta el momento Rizembool no parece haberme asignado a un Rebel, o al menos no lo he conocido,” se encogió de hombros. Ella se vio agobiada por algún pensamiento interno, pero pareció despejarse antes de contestar. “Yendo al punto, llevo años ayudando a Hanasaki en esta área de investigación, antes de ser HiME, hasta estuve activa investigando a Rizembool durante los últimos tres años. Soy HiME porque hay sorpresas desagradables que Rizembool nos lanza en el camino, pero mi enfoque no es realmente derrotar a nadie. Sólo quiero prevenir que la gente común resulte lastimada.”
“Es una meta muy válida, y muchas gracias por tu arduo trabajo,” Youmu asintió con seriedad. “Sobre eso… admito que nunca me había puesto a pensar qué más podría hacer para ayudar a Hanasaki, así que me ofrezco para trabajar en tu departamento si es posible.”
“Youmu…” Cho se impresionó, al igual que los demás ahí.
“Sí te ves decidida, pero no sé qué tan prudente sea…” observó Suzuka, dubitativa.
“Oh ho~ pienso que sería una genial idea~” canturreó Mamizou, dándoles el alcance. “Siempre nos hacen falta manos, en especial manos fuertes y mágicas como las de Suzuka, así que yo te daría mi aprobación por completo~”
“¡Mamizou, no podemos aceptar a nadie tan campantemente!” le reclamó la HiME mayor. “No dudo que Youmu sea fuerte, pero tampoco tiene experiencia y habría que evaluarla.”
“Oh, pero por supuesto, sólo expreso mi aprobación, nada más, tranquila querida~” la superior se ajustó sus gafas y miró a Youmu con leve perspicacia. “Veo un diamante en bruto en tu persona y presumo que esta exposición a otras áreas de nuestro conflicto con Rizembool te hará crecer en demasía. También nos haría bien tener a alguien que apoye a Suzuka, al menos como pasantía.”
“Sí, me gustaría,” Youmu asintió.
“Pero piénsalo bien, además…” se encogió de hombros, con una sonrisa frustrada. “Tú tienes a una superior que podría querer tener algo que decir, ¿no es así? Presumo que Yuyuko Saigyouji querría ser partícipe de tu decisión.”
“Es verdad, tengo que consultarlo primero…” se puso a pensar y bajó su mirada.
“Vengo a avisarles que ya podemos irnos, el resto del equipo se encargará de las formalidades, pero, antes que nada, les agradezco mucho por su ayuda y sacrificio,” asintió y miró a todos con amabilidad. “Cuando me desconecté de Suzuka y pedí auxilio a Hanasaki, nunca imaginé que tantos saltarían a ayudar sin pensarlo dos veces,” ensanchó su sonrisa, con una pisca de entretenimiento. “Esta unión que enseñan me da esperanzas. Puede que la promoción de HiMEs de hace tres años que vencieron a Rizembool haya regresado con todos ustedes. No puedo esperar a presenciar todo lo que son capaces de hacer~”
“¿Hm?” Soyahanotsurugi alzó una ceja. Había algo en esa expresión y en sus palabras que le daban una mala espina…
“Oh, y antes que se les olvide…” Norimune tomó la palabra y se dirigió a Suzuka con una amplia sonrisa. “Ya que has sido invitada a unirte a las otras HiMEs, ¿qué tal si organizan otra reunión? Estoy más que seguro que socializar con otras HiMEs te hará mucho bien.”
“¿Eh? ¿Tú también?” su HiME se extrañó.
“¡Oye, no me ignores que te estoy hablando!” le reclamó Kashuu a su arma senpai (?). Ya llevaba un rato discutiendo con él. “¡Todavía no entiendo por qué intentaste atropellarme y escondiste que eras un arma hasta el final! ¡Escúchame!”
“Oí tus primeras quejas y entendí el resto del asunto, bouzu,” comentó satisfecho y agitando su palma para restarle importancia.
“¡No es para que me trates así! ¡Kuso jiji!”
“Y tú trata mejor a tus mayores, kuso bouzu,” le miró de reojo.
“…” sus respectivas HiMEs se confundieron e intercambiaron miradas.
“¡Oh ho! ¡Pero qué interacción más entretenida! ¡Totalmente la apruebo!” Mamizou se puso a reír con ganas.
“Disculpen a mi kouhai que tiene mucho que aprender,” dijo Norimune, sosegado e ignorando olímpicamente al nuevo reclamo del otro. Regresó su atención a Suzuka. “Pero insisto, ya llevas mucho tiempo cerrada en tus labores y conocer a otras chicas que pasan por lo mismo que tú te hará mucho bien. Andarás cansada, así que podríamos ir a conocerlas mañana.”
“Estoy de acuerdo, ve a conocer a tus nuevas amiguitas y a esa mentora,” Mamizou asintió. “Tienes tu horario libre así que no tienes excusa.”
“Oigan, entiendo sus razones, pero no tengo por qué hacerlo si no quiero,” protestó incómoda.
“Aw, pero es lo que Nori y yo pensamos que es mejor para ti~”
“¡Y ustedes no son mis padres!”
“¡Ya! ¡Prometo que irá a conocer a esa nueva maestra mañana, está hecho!” celebró la pelimarrón, entusiasmada.
“¡Pasen la voz a las demás, por favor~!” se le unió Norimune. “¡Así no podrá escaparse!”
“Ustedes dos, cómo me avergüenzan…” la HiME senpai se frustró tremendamente y llevó una mano a su rostro.

Cho sonrió apenada por cómo la fastidiaban, pero podía notar que esas personas realmente se preocupaban mucho por ella. El suceso de esa tarde continuaba fresco en su mente y cuerpo, por una ligera alerta que empezaba a adormecerse en cansancio y en su cuerpo levemente entumecido, pero pese a haber saltado al peligro y conocido a nuevas personas involucradas con el asunto de las instituciones, se sentía extrañamente ligera, casi como si ese corto tiempo hubiera bastado para agarrar familiaridad y seguridad.

Familia… aquel sentimiento sería uno que les acompañaría en su pequeño grupo de HiMEs desde ese día, uno que les traería una gran fuerza, aunque a su vez muchas penurias, ya que la familia es lo más importante y lo más vulnerable.
« Last Edit: May 31, 2022, 06:22:04 PM by Cho »


Mimi Tachikawa

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #827: January 31, 2022, 10:33:04 PM »
Hoi hoi minna vengo con un fic

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Después de unos días difíciles de entrenamiento en la mansión de Arjuna, finalmente Tsubasa decidió salir a pasear por un momento, no estaba con muchos ánimos pero también se sentía estresada, frustrada y ansiosa. Yamanbagiri se había ofrecido a acompañarla para esta se negó porque quería estar sola

En esos días dentro de la mansión solamente había tenido comunicación con Rei debido a que era su key, además de ser su senpai el cual la ayudó mucho

Estaba caminando sin rumbo, sin saber que hacer o a donde ir, había pedido permiso en la universidad para ausentarse por un tiempo. Así que no tendría que preocuparse por ello.

Ai que se encontraba caminando alegremente rumbo al centro comercial ya que las presentaciones que tenía junto a Mafuyu y Uenoyama habían sido exitosas y su pequeño grupo estaba adquiriendo popularidad, además de que se sentía más tranquila de ver a Koi interactuar con Saku que parecía un buen chico. Toda su vida estaba tranquila, tuvo que desistir en su idea de ser Hime porque supo que no tenía el coraje y valor de Mayura, ni la fuerza de Tsubasa, por lo cual solo le quedaba apoyar a sus superiores.

Como quisiera ver a Tsubasa-senpai nuevamente en el escenario junto a los legendarios Knights, sería un sueño hecho realidad - alzó su mirada al cielo- pero la última vez que la vi tenía una mirada triste, será feliz en su vida??? Como quisiera apoyarla y animarla.

A lo lejos observó a su senpai que caminaba cabizbaja con la mirada perdida y con una gran tristeza, apretó fuertemente el puño y tomando valor corrió hacia ella.

Tsubasa-senpai!!! -

La peli azul alzó su mirada y observó a su pelirosa kohai que la estaba llamando

Kisaragi Ai verdad?? En que te puedo ayudar??? - tratando de sonreir-

Esto.. Senpai le sucede algo??? Se ve muy triste... -

No me sucede nada, no te preocupes - dijo de una manera cortes-

Eso no es cierto senpai, no se ve bien, se que no nos conocemos mucho pero quisiera ayudarla, se ve muy triste...como si no pudiera contenerse más-

Dijieron que era una persona poco expresiva y es la primera vez que alguien lejos de mí círculo de amistad -

La pelirosa le tomó de las manos

Para animarse una de las mejores maneras es ir de compras-suspirando suavemente - pero en caso de senpai creo que lo que podría animarla es ir a un evento en el centro de la ciudad -

Espera Kisaragi!! - dijo la peli azul dejándose llevar por la joven

Cuando llegaron al auditorio al aire del centro comercial vieron que la gente se había acercado a ver el pequeño concurso de canto para niños, donde todos estaban mostrando sus habilidades en el canto, desde niños de 7 años hasta los 13.

Senpai has visto a los niños?? Todos son muy talentosos verdad???

La peli azul estaba observando a los pequeños como cantaban emocionados y siendo apoyados por todas las personas, Tsubasa recordó cuando era pequeña, donde se escapaba de sus entrenamientos para practicar con Leo e Izumi, los tres siempre participaban en los pequeños concursos de canto, esbozo una suave sonrisa

Verdad que son talentosos? Todos los meses ellos vienen y la gente se divierte mucho, la pasan muy bien haciendo felices a las personas.

Ellos tienen la pasión que yo he perdido... -

Ahora seguimos con la participante numero 20 Mayumi-chan que cantará Voice of Sword de Knights

Senpai van a cantar una canción de ustedes!!

La pequeña niña estaba temblando asustada y cuando la pista empezó a sonar, se quedó en blanco nerviosa sin saber que hacer, todas las miradas estaban puestas sobre ella y la pequeña derramó pequeñas lágrimas

Cuando de entre la gente se escuchaba que una persona empezó a cantar, todas las personas voltearon sorprendidas que aquella persona era Tsubasa, todos los presentes empezaron a filmarla y tomarle fotos, mientras la joven se acercaba hacia el escenario

Tsubasa-senpai... - dijo la pelirrosa emocionada-

La pequeña niña miró emocionada y sorprendida cuando Tsubasa se acercó a ella

Que te parece si empezamos a cantar juntas?

Uhmm... - dijo la pequeña limpiandose las lágrimas, para sonreír emocionada

Las noticias de que una ex integrante de knights estaba cantando en un centro comercial llegó  rápidamente en las redes sociales, hasta las personas asistentes habían puesto la transmisión en vivo

Leo que se encontraba en la cafetería de Rizembool junto con Mordred observó con una sonrisa a la joven que estaba cantando

Mira mira Mordry!!! Tsubasa-chan esta cantando!!! -

Después de que la dejaste hasta el suelo anímicamente me sorprende que este cantando... Si que tus amigos son caóticos - rio divertida

Te dije que ella necesita que le den un empujón para salir adelante, así que va a ser divertido volver a pelear contra ella - canturreando alegremente-

Oigame señor Rey, aquí tienes varios enemigos y quieres ir a jugar con tu amiguita?? Te recuerdo que según mis investigaciones ahora está al lado de fuertes aliados y creo que aún no es el momento para pelear contra ella

No te digo que vayamos a pelear contra ella ahora - Río divertido-se que tenemos que esperar, además aún quiero molestar a Sena junto a Ritsu.

No creo que a tu amigo amargado quiera volver a aceptarte en sus clases, se ve que tiene poca paciencia, así que yo también los acompañaré a molestarlo - rio divertida observó como Leo se encontraba entretenido  en la transmisión en vivo donde salíaTsubasa.

Quizás no solo lo haces para hacerla fuerte... -dijo para si misma-

Ya en el centro comercial...

Los niños y sus padres estaban haciendo cola para tomarse fotos con la peliazul que amablemente había accedido a la petición de los dueños del centro comercial, Ai observaba el perfil que admiraba de ella, se portaba como toda una profesional con sus fans, observando las sonrisas genuinas de aquella joven que parecía estar más tranquila y feliz en aquel ambiente, Ai quería llegar a ser como ella,admiraba a Mayura porque fue la joven que salvo pero admiraba a Tsubasa por su carrera de cantante. Igualmente quería a llegar a ser muy importante para ellas dos y haría todo lo posible para poder pararse a su lado.

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matta ne!!!!


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #828: February 06, 2022, 12:15:00 PM »

Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~

*top 4*

*conteo*

Sayi :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 9125 palabras
Kana :: 2368 palabras
Eureka :: 0 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 1029 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #829: February 27, 2022, 12:04:50 AM »
*quita una escena para que quepa en un post* ... *tiene que postearlo en dos de todos modos* ......

(regreso con los icons que faltan)

103.1.


El primer día de clases terminó en una nota neutral y extenuante. Había una extraña tensión de certeza e incertidumbre a la vez. Fudou pudo detectar que tal vez no se encontraba tan perdido o retrasado como había temido. Sin embargo, temía confiarse en demasía, y si se ponía a pensar en las tareas, proyectos o exámenes a venir… quizás lo mejor era sólo regresar a su habitación en su casa y dormir por el resto del día. Al menos no tenía que levantarse tan temprano en la mañana siguiente, siempre y cuando el Toushirou que lo acosaba para estudiar no llegara a eso de las seis para sacarlo de su cama o algo. Casi lo creía capaz.

Luego de despedirse de Atsushi y Gokotai a mitad de camino, Fudou caminó de frente a su casa, listo para olvidarse del mundo por unas horas. Al pasar al costado de una bodega, vio a un par de adultos conversar entre ellos y reír, cada uno con una lata de cerveza en sus manos. Aquello le dio escalofríos y tuvo que sacudir la cabeza para borrar cualquier antojo. No le faltaban ganas, pero no podía sucumbir tan fácilmente. No dudaba que terminaría por recaer en su vicio, pero no ese día, al menos no en ese momento. Tenía demasiado de qué encargarse.

Finalmente llegó, y observó con extrañeza cómo había unos zapatos adicionales a los de su hermana en la entrada. Además, se trataban de los de una chica. Fudou se extrañó considerablemente, ya que, si su memoria no fallaba, nunca había conocido a una supuesta amiga de su hermana y las personas en su entorno ‘familiar’ eran todos hombres. Pensó brevemente en las chicas que conocieron durante el verano, pero no podían ser ellas tampoco, o al menos no habrían ido solas…

En fin, iría a ver de quién se trataba ya que la puerta de la sala daba al pasillo principal, pero recordó que una visita seguía siendo un motivo primordial para ir a encerrarse a su cuarto y no salir hasta que se fueran.

Avanzó con cuidado de no hacer bulla y vio a su hermana ocupar el kotatsu con una chica menor a ella, quien vestía con el mismo uniforme que vio usar a Gokotai esa tarde. Era una pelinegra de ojos sombríos y serios, quien se notaba meditativa en lo que escogía un bocadillo de una caja. Fudou pensó en avanzar y ahorrarse las preguntas frente a la desconocida, pero su hermana no falló en mirar hacia él con ojos severos.

“¿Acaso nos espías?” le cuestionó severamente.
“Eh, ¿q-qué dices?” Fudou se extrañó.
“Digo, cualquiera llegaría y anunciaría su llegada lo más rápido posible,” Tharja se encogió de hombros y rodó los ojos, con lo cual declaró que, a pesar de su pregunta, dichas formalidades le llegaban altamente. “¿Por qué te escabulles?”
“Tsk, ¿qué haces preguntándome eso?” se impacientó. “Los dos somos insectos con mal comportamiento. No andamos siendo buenitos saludando a todo el mundo en vez de escondernos. Es sólo que nunca en la vida has invitado a alguien quien presumo será una amiga, me sorprendió.”
“Lo habré hecho en algún momento, que tú no hayas estado aquí es un punto aparte,” dijo cansada. “Pero ya. Fudou, Saki. Saki, Fudou.”
“Un gusto… supongo…” Saki le miró y ladeó su cabeza. “Hmm…”
“¿Q-qué cosa?” Fudou se puso nervioso al notar ser visto como un espécimen.
“Das la misma impresión que Tharja-san, sin duda son hermanos. He escuchado mucho sobre ti, era hora que te conociera.”
“Pues yo no sé quién eres tú para nada,” siguió incomodándose más y desvió su mirada. “No sé qué asuntos tendrá mi bruja hermana con una chica claramente más joven e inocente que ella.”
“No te concierne, son mis asuntos,” Tharja se cruzó de brazos. A pesar de mantenerse severa y huraña, había una pisca de incomodidad en su expresión.
“…” Fudou frunció el ceño, no convencido, y miró a su hermana con extrañeza. Casi parecía que algo no estaba nada bien.
“Oh, pero ahora que lo pienso, sí te he visto antes…” Saki sonrió con ironía y se puso a de pie, para mirarle más de cerca.
“¿Q-qué haces?” se inclinó hacia atrás durante el breve momento en que Saki lo inspeccionó.
“Sí, no hay duda, eres ese chico que hace un par de semanas huyó despavorido jalando al pobre de Sadamune-kun al momento de ver al pequeño Gokotai,” comentó con gracia.
“¡¿Eh?!” se congeló.
“Hm, tiene sentido,” Tharja dibujó una traviesa sonrisa en sus labios. “Fufufu, supongo que ahora todos en ese colegio te conocen como ese chiflado.”
“Eh…”
“El hecho que exista un ser humano que se aterre ante la presencia de mi pequeño y delicado amigo me resulta… no sé, refrescante,” comentó con gracia, mirándole con una mezcla de diversión y desdén. “Gracias por darnos ese show aquel día.”
“T-tsk, tal vez no debí cuestionarme…” Fudou frunció el ceño y apretó los dientes. “Eres igual de bruja que mi hermana. Por supuesto que se conocen.”
“Creo que eso a lo que llamas bruja es algo positivo, así me lo tomaré,” se encogió de hombros. “¿Y por qué fue que huiste ese día?” alzó sus ojos haciendo memoria. “Gokotai me dijo algo, pero no me acuerdo bien…”
“¡E-eso no te importa!”
“Ah, te lo diré más tarde,” dijo Tharja, sin darle importancia.
“¡O-oye!” Fudou le reclamó.
“Bueno, ya se conocieron, y fue justo como pensé que iría,” la mayor se puso de pie. “Si andas con ganas de amenizar con nosotras, te nos puedes unir…”
“Ihh, amenizar, qué feo suena esa palabra. Tch, ya veo que sólo me van a fastidiar, olvídenlo,” comprimió los puños y empezó a marcharse. “No me importan, hagan lo que quieran.”

Así continuó con su camino dispuesto a ignorarlas y a encerrarse hasta que tuviera hambre. No tardó en salir de ese ambiente.

“…” Saki alzó una ceja, mirando en la dirección en la que se había ido. “No pensé que sería tan explosivo…”
“Lo es más que eso, más bien, se portó mejor contigo,” comentó la otra, mirando en la misma dirección. “Será que se porta mejor con desconocidos, o que anda esforzándose en mejorar su actitud, me pregunto qué será…”
“…” observó a su mayor con atención. No lo había dicho con una verdadera trivialidad.
“Olvídalo, más bien gracias por espantarlo,” dijo intentando cerrar el tema.
“No me agradezcas,” negó. “Actué como soy sin ninguna consideración. Es difícil olvidar su rara aparición por mi colegio.”
“Hehe, supongo,” sonrió con ironía. “Iré a preparar un té, los bocadillos me han dado sed. Puedes esperarme.”
“No, te ayudo,” Saki vio cómo le miró con su mirada huraña de siempre.
“Puede que tengas que organizar tus ideas luego de nuestra conversación y necesites un tiempo a solas. Tampoco necesito ayuda.”
“…” volvió a negar y desvió su mirada. “No, en verdad estuve mucho tiempo sola camino aquí. Me haría bien tu compañía.”
“…” Tharja le miró por un momento, meditativa. “Puede que no seas tan bruja como yo…”

Así, las dos fueron a la cocina para preparar la infusión.


La mañana siguiente llegó y otro día de clases dio inicio. Youmu se sorprendió cuando Yuyuko decidió acompañarla a conocer a la recién descubierta trabajadora del departamento de inteligencia de Hanasaki.

“Yuyuko-sama, realmente no era necesario que vinieras,” le recordó Youmu en lo que surcaban la gran universidad camino a ducho departamento.
“Tengo curiosidad, Youmu,” dijo amenamente mientras se distraía con los vistosos jardines que les rodeaban. La pelirrosa sonreía tranquila y curiosa. “Y a su vez siempre me gusta visitar mi alma mater. Me sorprende cuánto ha cambiado en tan poco tiempo.”
“Si esto se trata de la oferta que me hizo, ya le aseguré que no tomaría una decisión sin consultarlo con usted,” insistió. Youmu fruncía el ceño. “Presiento que se trata de más que curiosidad, Yuyuko-sama. ¿Sucede algo?”
“El hecho que me dijeras que esa persona es una HiME de mi generación me da una tremenda curiosidad. No podía perder la oportunidad,” admitió alegremente. “No es que realmente la conozca, pero eso siempre se puede cambiar, ¿no es así?”
“Supongo, pero…”
“Tranquila, mi Youmu, que estaré bajo mi mejor comportamiento,” ensanchó su sonrisa e irradió el brillo del sol de la mañana.
“Uhh… tengo un mal presentimiento,” musitó la peliblanca. Su señora daba la impresión de ser una pequeña traviesa que trataba de salirse con las suyas. Al menos tenía tiempo de acompañarle antes de su primera clase.

Llegaron a dicho lugar, y luego de preguntar por Mamizou y esperar un poco, les dejaron pasar a una pequeña sala de refrigerio, la cual era modesta y tenía unas tres mesas chicas, además de una cafetera, un refrigerador común, estanterías, un microondas y una cocina muy simple. Ahí se encontraron con Mamizou, quien se notaba un poco sacada de su elemento.

“Oh, Youmu, buenos días. ¿Descansaste bien?” le saludó amenamente.
“Eh, sí, gracias por preguntar,” asintió y luego hizo una reverencia. “Buenos días también y siento venir de la nada y sin avisar. No supe cómo encontrar tu número por la página web…”
“Oh ho~ es una sorpresa, pero no es para disculparse, tú descuida~” canturreó y pasó a dirigirse a la pelirrosa. “Pero si eres Yuyuko Saigyouji. Veo que tu apariencia continúa siendo tan etérea como en la secundaria. Casi no necesitas introducciones.”
“Ara~ muchas gracias~” Yuyuko sonrió con torpeza. “Tú vendrías a ser Mamizou… Futatsuiwa. Lo siento mucho, tuve que revisar mi anuario para recordar tu nombre precisamente, espero tenerlo correcto.”
“Está bien, y no te disculpes,” Mamizou sonrió traviesamente y enseñando sus dientes. “Me gusta pasar desapercibida. Cualquiera diría que aquel es mi superpoder~ Ahh, pero me apena recibir a una señorita ilustre como usted en nuestra sala común de almuerzo. No tenemos nada más apropiado listo ahora mismo.”
“No necesitas tratarme con respeto, somos exHiMEs y las HiMEs somos como hermanas. Por eso, Yuyuko está bien. Espero poder llamarte Mamizou también,” agregó la pelirrosa, quien miró a sus alrededores. “Si bien es un ambiente muy sencillo, es también muy cómodo. Sobre todo, tienen un refrigerador tan grande que seguro debe haber algo delicioso guardado ahí~…”
“Ehh, Yuyuko-sama, por favor, le traje bocadillos si tiene hambre,” insistió Youmu, quien se puso entre su señora y el refrigerador. “No podemos tomar comida ajena.”
“Tranquila, sé que tu señora lo entiende bien, Youmu,” Mamizou movió una palma para restarle importancia. “Sólo andamos amenizando.”
“Yo no estaría tan segura…” la menor dio un suspiro, agotada.
“¿Y a qué debo tu visita, Yuyuko? ¿Hay algo que puedo hacer por ti?”
“Mi Youmu me contó todo lo de ayer al detalle y también tu ofrecimiento a ella,” abrevió la pelirrosa, con tranquilidad y su sonrisa de siempre. “Sobre cómo así ahora trabajas para Hanasaki y ayudas con la investigación a Rizembool y con mantener el conflicto en secreto y contenido para que no afecte a la gente común. Youmu vino a casa impresionada de una HiME mayor que es muy fuerte y de su ardua labor para proteger a otros.”
“Sí, Suzuka-san es increíble, espero poder aprender mucho de ella y seguir sus pasos,” Youmu se vio inspirada. “Ehh, Futatsuiwa-san, ¿de casualidad se encuentra aquí? Quisiera que Yuyuko-sama la conozca.”
“Suzuka debe andar en su corrida matutina, hasta sale a la ciudad como parte de su rutina, pero como habrá una reunión de HiMEs en la tarde a la que le obligué asistir, ahí la verán si se animan a quedarse,” explicó amenamente. “Le doy mérito a las palabras de tu protegida, Yuyuko. Suzuka es una HiME excepcional y me atrevería a decir que es una de las pilares más jóvenes de Hanasaki. Su colaboración con nosotros aquí pasa muy desapercibida.”
“Ah, ahora creo que sí me quedaré a pasear en la universidad hasta la tarde, tengo mucha curiosidad,” Yuyuko asintió obedientemente.
“Yuyuko-sama, se va a aburrir. Mis clases comienzan pronto,” dijo Youmu, inquieta.
“Me puedo cuidar a mí misma, Youmu, y tengo tanta curiosidad de probar un poco de cada estante de comida aquí en la universidad~ Hanasaki tiene una presencia culinaria resaltante~”
“Uhh, sabía que andaba enfocada en ello…”
“Pero es cierto que tienes clases pronto, y tampoco podemos distraer a Mamizou de su trabajo por mucho tiempo, así que iré al punto,” asintió y volvió a mirar a la pelimarrón. “Vengo para hablar sobre la oferta que le hiciste a Youmu, sobre ayudar con el departamento de inteligencia y sus misiones.”
“Sí, le sugerí que también debías ayudarle a tomar la decisión, así que soy todo oídos,” dijo gustosamente y dedicándole la debida atención. “¿Tienen alguna pregunta, o ya han formulado su decisión?”
“Pues, yo tengo algunas preguntas que quisiera hacer…” comenzó Youmu. Sin embargo…
“De ninguna manera,” sentenció Yuyuko, quien pese a seguir sonriendo, invocó una gran severidad en sus ojos. Incluso se cruzó de brazos.
“¿Eh?” Youmu se congeló.
“Oho…” Mamizou se impresionó un poco y miró a Yuyuko más atentamente.
“Yuyuko-sama, n-no es por cuestionarle, pero… ¿por qué se niega tan rápido?”
“Lo siento, Youmu, pero no permitiré que lo hagas, por tu propio bien,” dijo con cierto gusto propio y manteniéndose firme y tranquila. “Tú sigue trabajando para ser una buena y justa HiME y a crecer y madurar con la experiencia.”
“Pero es justo por eso que quiero ayudar. Me hará crecer un montón,” Youmu esperó un poco y vio a su señora mantenerse sonriente y segura de su decisión. “Yuyuko-sama…”
“No te lo tomes personal, Youmu, es que creo que te hace falta mucho como para sumarte a otra responsabilidad más. No creo que seas lo suficientemente madura aún,” Yuyuko dio un suspiro y le sonrió con cariño. “Aunque tampoco tiene que ser definitivo. Si en algún momento creo que puedas hacerlo, puede que cambie de parecer. Sólo no aún, ¿de acuerdo?”
“Eh…” frunció el ceño. No entendía a qué se refería su señora, pero no iría a negarse. “Está bien, lo entiendo…”
“Muy bien, eres una buena chica, Youmu.”
“Entonces…” pasó a mirarle con incomprensión. “¿Por qué quiso venir? Yo pude encargarme de dar el mensaje.”
“Siempre es una buena oportunidad para visitar Hanasaki y también quería ver a una vieja compañera, han sido muchos años.”
“Oh ho, no es que hayamos sido amigas o algo, pero valoro que seas tú quien quiera darme la respuesta, Yuyuko, estamos en confianza,” dijo la pelimarrón, sonriente y encogiéndose de hombros. “Seguro te habrá dado un pequeño paro oír que tu pequeña ayudante vino a casa queriéndose sumar a otra cosa igual de peligrosa que ser una HiME. Lo siento, debí haber considerado tu posición.”
“No me debes ninguna disculpa. Es normal que ustedes busquen de ayuda y que mi Youmu quiera ayudar. Sólo quise volverte a ver,” Yuyuko sonrió. “Las HiMEs tenemos que mantenernos unidas sin importar cuánto tiempo pase o qué hacemos con nuestras vidas.”
“Ah, pero por supuesto. Aunque tampoco estoy directamente encargada de ninguna HiME o nada. Creo que me falta el espíritu de unión, pero hago un esfuerzo. Sería criminal desentenderme o faltarle el respeto a alguien. Te pido que seas paciente conmigo.”
“Confío que haces lo mejor que puedes. Desde ya trabajas en Hanasaki y les ayudas.”
“No es nada, con frecuencia me encuentro con información tardía y tengo las manos atadas,” Mamizou dio un suspiro, frustrada. “No tengo mucho que aportar la mayoría del tiempo. Soy inferior a alguien como tú, realmente.”
“…” Yuyuko se mantuvo sonriente. “Pienso que esa es demasiada modestia, no deberías ser tan dura contigo misma.”
“Eres muy amable por querer animarme, sólo digo la verdad…”
“Ehh…” por su parte, Youmu andaba perdida viendo cómo ambas parecían hablar en algún tono o nivel que no podía comprender. Frunció el ceño. “Yuyuko-sama, no sé lo que sucede, pero usted dijo que no podemos distraerle mucho tiempo más.”
“Ah, tienes razón, lo siento mucho, Youmu,” Yuyuko asintió a su pequeña.
“Eh, con permiso,” la peliblanca hizo una reverencia.
“Vayan con cuidado, son siempre bienvenidas~” canturreó Mamizou.
“Que tengas un buen día~” se despidió Yuyuko.

Así las dos se fueron. Mamizou oyó a Youmu cuestionar a su señora, quien se escuchó tan tranquila y juguetona como siempre, y dejó de oírles casi de inmediato.

“…” al estar nuevamente sola, Mamizou tomó un sorbo de su café. Luego estiró sus brazos hacia arriba y sonrió con ironía. “Ahh, hace tiempo que no sentía tantos escalofríos,” sus ojos se afilaron. “Nunca dejarás tu infamia de lado, Saigyouji. Pero qué refrescante~”





Por otro lado, en Hanasaki H corrió el rumor de la nueva HiME. Era el inicio del almuerzo y varios estudiantes de otros salones se asomaron para al menos evidenciar a Tsubasa, quien lucía y actuaba como siempre, pero que ahora tenía el título de Hanasaki añadido a su hoja de vida. En medio de los muchos curiosos, unos que realmente la conocían del consejo estudiantil se le acercaron para asegurarse que estuviera bien.

“Dicen que la prueba HiME es muy dura y puede lastimarte mucho,” dijo uno. “Te veo bien, pero… ¿cómo te sientes?”
“Estoy bien, en serio, gracias por preguntar,” dijo alegremente. Era acompañada de Saki y Gokotai, quienes estaban igual de pendientes de ella.
“Ya que andas muy ocupada, podríamos ver cómo repartirnos algunas de tus labores,” agregó otro chico. “Tal vez tengas menos tiempo, lo cual es entendible. Por favor avísanos.”
“No puedo decir que siempre estaré disponible, pero no pretendo que nada vaya a cambiar,” Tsubasa asintió y sonrió con seguridad y decisión. Hizo un punche con su brazo. “Más bien, ahora que soy HiME, quisiera idear cómo puedo incorporarlo a mis deberes con el consejo estudiantil en caso de alguna emergencia.”
“H-Hanekawa-san…” uno chico se hizo hacia atrás e intercambió miradas con el otro.
“Mira las tonterías que dices, Tsubasa,” le reprochó Saki. “Los papeles de deberes no se solucionan con puñetes. No haces sentido.”
“Por supuesto que no hablo literalmente, Hanajima-san,” Tsubasa ahogó una risita.

Mientras tanto, Monoyoshi miraba con atención y algo de preocupación hacia su compañera desde su asiento.

“Si quieres te quedas, no pienso esperarte,” observó Leo.
“Oh, s-sí,” se puso de pie. Sin embargo, vio cómo el otro miraba hacia la nueva HiME con frustración. “Leo-san…”
“…no hace falta que lo diga, por supuesto que preocupa. No estoy de acuerdo con que las HiMEs se expongan porque Hanasaki lo dice,” Leo desvió su mirada. “Pero no es mi decisión ni mi asunto. No le juzgaré.”
“…” Monoyoshi se apenó y bajó su mirada. “Hanekawa-san es una gran persona, siempre haciendo tanto por todos…”
“…” le miró de reojo.
“¡Oye, Monoyoshi!” llamó uno de los chicos del consejo estudiantil.
“¡Eh, voy!” este se despertó y acudió donde ellos. “¿Qué sucede?”
“Ahora que Hanekawa-san es una HiME, ¿qué tal si le ayudas siendo el presidente de tu clase? Seguro que andará muy ocupada para que siga con su cargo.”
“¿Eh?” el pelirrosa se sorprendió. “O sea, puedo hacerlo, pero es decisión de Hanekawa-san.”
“Oigan, por más que quieran ayudarme, no pueden lanzarle el trabajo a Sadamune-kun. Él ya es el vicepresidente,” les corrigió Tsubasa, poniendo sus manos en sus caderas. “Gracias, pero yo me encargo. No anden tirándome flores encima, por favor, que sigo viva.”
“Eh, definitivamente no andamos haciendo eso, perdón…” ambos se inquietaron.
“Hanekawa-san, no te molestes. Es evidente que todos sentimos admiración por tu impecable trabajo y queremos ayudarte,” le aseguró Monoyoshi, sonriente. “Nunca me atrevería a quitarte tu rol, pero te apoyaré con lo que necesites y puedo cubrirte ante cualquier imprevisto.”
“Eres muy paciente,” Hanekawa le sonrió como si no tuviera remedio, aunque se notó agradecida. “Por supuesto, cuento contigo desde antes de esta decisión. Sigamos haciendo un buen trabajo todos nosotros.”

El par de otro salón estuvo de acuerdo y finalmente se marchó. Saki dio un suspiro.

“No dudo que seas un buen estudiante, ya lo has demostrado, pero desde ya tienes mucho de qué encargarte, Sadamune-kun,” observó Saki, frustrada. “Como ese estudiante antipático de nuestro salón…” miró indistinta hacia el frente. “Oh, hablando del diablo…”
“No creas que no te escuché,” se quejó Leo, entrecerrando los ojos. “Si tienes algo que decirme, dímelo de frente.”
“Pero si ya lo hice, porque sé que me escuchaste.”
“Que conste que esta vez tú comenzaste.”
“Ahh, Hanajima-san, no busques pleitos así, por favor,” se lamentó Tsubasa con un facepalm.
“…” Leo dio un suspiro y miró seriamente a Tsubasa. “Observarás la inacción y paciencia de Monoyoshi con los demás, pero tú eres igual. No tienes por qué andar corrigiendo a los problemáticos.”
“…” Saki sintió un tic en la ceja.
“Ehh… n-no se peleen, por favor…” suplicó Gokotai.
“Saki te habrá tomado el pelo, pero tú no tienes mucho derecho de llamarla así, a mi parecer,” comentó Tsubasa, con una sonrisa certera.
“Lo sé, yo también causo estas discusiones, no tengo remedio a veces,” admitió encogiéndose de hombros. Dio un suspiro. “Te oí sobre eso de ver cómo ser HiME y usar ello con el consejo estudiantil. No tiene sentido, aprende a dividir cada cosa por lo que es. Tampoco sientas que le debes a nadie ser HiME. Olvídate de esos tipos del consejo estudiantil y de los demás por un momento, hazte el favor.”
“¿Eh?” Tsubasa se extrañó.
“HiME o no, eres una persona, y si no te pones primero, no hay punto en lo demás… ya, eso es todo…” mostró algo de incomodidad y optó por finalmente irse del salón.
“Eh…” Monoyoshi andaba tan perdido como los demás, pero al verle irse, decidió despedirse. Sonrió con torpeza. “Pues, Leo-san tiene razón. Cuídate mucho, Hanekawa-san. Yo y todos te ayudaremos, pero nuestro mayor deseo es que tú estés bien, por favor. Con permiso,” así, se marchó rápidamente.
“…” Saki dio un pesado suspiro. “¿Quién diría que estaría de acuerdo con ese fastidioso?”
“Leo-san sí dijo algo muy cierto…” Gokotai asintió mínimamente, cabizbajo.
“Por cómo lo dijo, me da la impresión que el asunto de las HiMEs no es nuevo para él,” Tsubasa lo meditó, cuando se dio cuenta que tanto sus amigos como algunos de los curiosos andaban preocupados y apagados. “Vamos, vamos, yo estoy bien, me cuidaré, como su presidenta de la clase no puedo ser irresponsable.”
“Tsubasa…” Saki se impacientó. De nuevo mencionaba su rol…
“Estoy bien, Hanajima-san, en serio,” Tsubasa asintió y ensanchó su sonrisa. “Muchas gracias por preocuparte por mí. Eres una gran amiga. Eso es todo lo que necesito.”
“…” le miró fijamente y decidió que no podía seguir preocupando a todos los que les rodeaban. “Contaré con tu cuidado. Igual, te mantendré un ojo encima, no te me escaparás.”
“Sé que no, gracias por tu insistencia,” dijo amenamente.

Saki no pudo expresarlo, pero sus puños fueron apretados dentro de su cabeza. No… no era suficiente, no estaba satisfecha con eso. No podía dejarlo ir.

...
« Last Edit: May 31, 2022, 06:15:36 PM by Cho »


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #830: February 27, 2022, 12:08:06 AM »
103.2.






Llegó la tarde y la reunión HiME del día anterior se reanudó después de aquel imprevisto. Esta vez, las HiMEs estaban presentes para conocer a Suzuka, quien en ese poco tiempo había sido rumoreada como una HiME senpai muy fuerte.

“Vaya, no puedo creer que se fueron en esa aventura sin avisarnos,” observó Marisa, sonriendo apenada. “Cómo me hubiera gustado ser parte de ello.”
“¡Seguro que fue emocionante!” exclamó Osaka. “Yo también.”
“Dicen las dos exHiMEs sin habilidades para pelear,” observó Reimu, quien las miraba con leve reproche. “Es muy peligroso, por algo no quisieron avisarnos.”
“Yo lo sé, Reimu-chan, por eso me hubiera quedado en el costado para hacerles barra,” Osaka asintió obedientemente.
“Ah, qué aguafiestas, Reimu,” se quejó Marisa. “Pero no es que no podamos ser HiMEs. Todavía tenemos el potencial, sólo hay que hablarlo con Miranda,” sonrió traviesamente. “Hehe, si las cosas siguen poniéndose divertidas tal vez me anime~ ¿Qué dices, Osaka?”
“Hmm, no lo sé…” Osaka se puso a pensar.
“Ehh, Osaka, no te olvides que Fran detectó que tu potencial había bajado un poco, así que sería peligroso,” le advirtió Cho, nerviosa, quien dio un suspiro. “Marisa, por favor no le metas ideas a la cabeza. Nunca sé cómo se las tomaría.”
“Sí, si vas a ser irresponsable, mejor húndete sola,” Reimu se cruzó de brazos.
“Haha, lo siento, sólo bromeaba, ya tuve mi etapa adolescente de HiME,” ella se rascó la cabeza.

Hacia el centro de la habitación, Enmusubi se encontraba hablando con la homenajeada, quien se veía bastante perdida.

“Ya me avisaron que cuidaste de dos de mis HiMEs ayer, así que te lo agradezco,” dijo la mentora con una sonrisa radiante y satisfecha. “Mucho gusto de conocerte, Suzuka. Soy Enmusubi, pero llámame Enmu. Espero que te animes a entrenar bajo mi tutela también, te prometo que te ayudaré a desarrollarte lo mejor que pueda.”
“Eh pues, gracias por el ofrecimiento, pero…” Suzuka tenía una mano en su mentón y miraba a dicha pequeña mentora que parecía cercana a la edad de Nio a simple vista. “Sé que eres una mentora más mágica y yo tengo otro enfoque…”
“Puedo ver juicio en tus ojos,” Enmusubi hizo un puchero y le miró intensamente. Pasó a aspirar y apuntarse a sí misma. “Te haré saber que ofrezco un apoyo muy fuerte e incondicional y estoy dispuesta a desvivirme por todas mis HiMEs,” sonrió segura de sí misma. “Dame una oportunidad y te lo demostraré.”
“…” Youmu asintió. “Entiendo que posees el poder de los vínculos, maestra. Todavía no lo entiendo, pero confío en sus palabras y en la asignación de Hanasaki. Espero a verlo.”
“Recién nos estamos conociendo, pero pronto organizaré una reunión para hacernos horarios de prácticas donde iré más al detalle,” le contestó la maestra, gustosamente. “Justo ustedes dos son las HiMEs con mayores aptitudes físicas, pero también tienen a Sohaya aquí quien les ayudará a entrenar, no se preocupen.”
“Oh, claro, con mucho gusto,” el mencionado se acercó con rapidez, aprovechando la primera excusa para no ayudar a poner la mesa de bocadillos. Este alzó una palma. “Ya las dos me han demostrado lo veloces y fuertes que son ayer, pero si obviamos los poderes, les aseguro que soy un rival útil para ustedes.”
“Dime, dime,” Nio se le acercó con grandes ilusiones. “¿Puedes enseñarme a pelear con espadas?”
“Oh, ¿acaso tu arma es una espada, pequeña?” preguntó Sohayanotsurugi, sorprendido.
“Eh, pues no sé qué será todavía, pero…”
“Ay, Nio, ya te dije que no, ¿por qué siempre intentas aprender?” le preguntó Ayesha, inquieta y frustrada.
“Uhh, es que es muy cool. Ima-chan es increíble peleando y quisiera ser al menos una fracción de fuerte que él,” la pequeña hizo un puchero.
“Tranquila, Nio,” Enmu sonrió y acarició los cabellos de la pequeña. “No hay duda que como HiME te tocará aprender a pelear y veremos cómo ayudarte con eso.”
“¡E-Enmu, pero-!” Ayesha se paralizó.
“Pero seremos muy cuidadosos y responsables con ello, y las dos merecen ser partícipes de este entrenamiento, ¿de acuerdo?” asintió. “Se trata de defensa personal y recursos que les puedan ser útiles y nada más, y en medio de todo lo más importante es que las dos sigan unidas como hermanas y puedan ayudarse todo el tiempo.”
“Sí, lo prometo, prometo que me portaré bien. Muchas gracias,” la pequeña se animó un poco.
“Ahh, yo sé que es inevitable, pero temo por mi pequeña…” Ayesha dio un suspiro.
“Pareceré un aguerrido, pero todos los guerreros sabemos sobre la responsabilidad de pelear. Va a estar bien, se trata de perderle el miedo, pero no el cuidado,” el chico le dio un guiño.
“…” Suzuka asintió. “Puede que ustedes sean buenos mentores pese a todo. Tal vez pueda confiar en ustedes.”
“Ahí está ese juicio, sabía que lo había visto bien,” Enmusubi le apuntó por un momento, y pasó a sonreír. “Sólo déjanos probártelo. Estamos aquí para cuidar de ustedes en lo que continúan fortaleciéndose y haciéndole frente a Rizembool. Somos su apoyo.”
“¡Te aseguro que te hará muy bien, Suzuka!” exclamó Norimune en voz alta desde un lado de la mesa que ayudaba a poner. Este sonreía tranquilo. “Llevas tanto tiempo trabajando sola que me siento orgulloso de que hayas venido hoy a conocer a las otras HiMEs. Puede que sí sea tu padre orgulloso de ti.”
“¿Desde cuándo eres mi padre?” le cuestionó con fastidio. “Y te haré recordar que tú y Mamizou me forzaron, no tuve opción.”
“Pero sólo hacemos lo mejor para nuestra pequeña~”
“Ya párala con eso…” Suzuka vio que Youmu, Ayesha y Nio se le acercaron.
“Sé lo que se siente que te fuercen a hacer algo, pero aprecio mucho que estés aquí,” dijo Youmu, asintiendo solemnemente. “Muchas gracias por acceder a entrenar conmigo.”
“Das esa aura sabia y fuerte de una senpai, finalmente puedo decir que tengo una,” Nio se sonrojó con alegría y elevó sus puños a su pecho. “Espero aprender de ti.”
“Yo también, Suzuka-san, ehh…” Ayesha comenzó, cuando entonces miró a su pequeña con reproche. “Pero Nio, todas mis amigas vendrían a ser tus senpais. Tenles más respeto.”
“Eh, no quiero faltarles el respeto y sé que son mayores que yo. Es que… ehh… ustedes entienden…” ella se avergonzó.
“No, estoy de acuerdo, Nio. Suzuka es mucho más sabia que nosotras,” dijo Youmu, sonriendo un poco a la pequeña. “Yo también tengo muchas expectativas.”
“¡Sí, muchas gracias, Youmu!”
“Ahh…” Suzuka dio un suspiro. Ya veía a lo que se había metido.
“Vaya, apenas ha llegado y me quitó el protagonismo. Tengo que probarme a mí misma más…” renegó Enmusubi en voz baja.
“Haha, es normal que no llames mucho la atención al inicio, pero verás cómo te respetarán ni bien te conozcan mejor, Enmu,” le animó su ayudante, riendo un poco.
“¿Y qué haces aquí?” la mentora le miró con severidad. “Es tu trabajo poner la mesa.”
“Eh, no creo que me necesiten…”
“Oye…” Kashuu se acercó a este con cara de pocos amigos. “Kuso jiji y yo no vamos a arreglar todos los bocadillos y ya es hora de comer. No quiero que mi aruji pase hambre.”
“Ayúdame a preparar la merienda para mi hermosa y famosa hija por favor~” canturreó Norimune, con una sonrisa divertida.
“¡Ya párala con eso!” le renegó su HiME.
“Ahh, ya…” Sohayanotsurugi hundió sus hombros y dio un cansado suspiro. “Bien por Roxas que se salvó de la esclavitud por tener su práctica de kendo ahora…”

De repente, la puerta del salón de reuniones se abrió y vieron a una alegre Lince.

“¡Mis señoritas HiMEs! ¡Buenas noticias!” exclamó ella, radiante de alegría. “La directora acaba de enviar a una nueva HiME y dijo que aprovechemos el momento para que todas se conozcan.”
“Oh, otra HiME más,” Enmusubi asintió y sonrió contenta. “Qué buenas noticias, pienso lo mismo. Estoy aquí para ayudarlas a todas.”
“Eh,” Sohayanotsurugi se dio un facepalm. “Sí es una buena oportunidad, pero no te alegres tanto de oír que hay una nueva HiME…”
“¡Cállate que apenas tolero que estés aquí!” le requintó Lince al hombre no mágico (??) para entonces regresar su atención al otro lado de la puerta y retornar a su alegría. “Adelante, querida, todas quieren conocerte.”
“Muchas gracias…” fue así que Tsubasa ingresó. Al apenas cruzar el umbral, ella hizo una pronunciada reverencia. “Mucho gusto con todos, mi nombre es Tsubasa Hanekawa y soy una HiME desde ayer en la tarde,” alzó su mirada y sonrió con torpeza. “Siento estar interrumpiendo su reunión…”
“¡Oh, no te preocupes!” exclamó Osaka, quien se emocionó y se acercó corriendo junto con Marisa luego de que ambas intercambiaran miradas.
“¡Tu uniforme te delata! ¡Eres estudiante de secundaria!” exclamó Marisa, con añoranza. “¡Ahh, pero qué buenos recuerdos!”
“¡Sí, justo pensaba lo mismo!” Osaka sonrió sonsamente. “Hehe, todas las aventuras diarias que tuve vistiendo ese uniforme~”
“¡Precisamente!”
“Hai, hai, la están confundiendo,” Reimu se abrió paso y sonrió amablemente. “Bienvenida, Tsubasa. Yo soy Reimu Hakurei y también soy una HiME bastante reciente. Eres más que bienvenida, esta reunión es para que todas nos conozcamos y trabajemos mejor.”
“Eh, sí, precisamente,” Cho asintió. “Mi nombre es Cho Tanaka y soy una HiME desde la secundaria…” se detuvo y desvió su mirada. “Pues, no es que sea la mejor, pero estoy dispuesta a ayudarte en lo posible, eso espero…”
“…” Tsubasa yacía sorprendida y receptiva a las distintas personalidades de todas. Entonces, Youmu se le acercó.
“Muchas gracias por tu ayuda a cuidar de Hanasaki,” afirmó esta, decidida. “Realmente necesitamos de toda oferta. Mi nombre es Youmu Konpaku y también soy una HiME nueva, pero te seré de apoyo de igual forma.”
“¡Sí, lo mismo digo!” Nio asintió, contenta. “¡Onee-chan y yo también somos nuevas en esto, así que con más razón nos mantendremos todas unidas!”
“Nio, no alces mucho la voz,” le corregió su hermana, quien luego miró a Tsubasa. “Mi pequeña es Nio Altugle y yo soy Ayesha Altugle. Es un gusto conocerte.”
“Sí, mucho gusto a todas, admito que me tomará un poco recordar todos sus nombres, pero muchas gracias por la cálida bienvenida,” Tsubasa volvió a hacer una reverencia y pasó a mirar a Suzuka con curiosidad. “Usted es…”
“Eh, sí…” esta dio un suspiro al recién andar acoplándose también al ruidoso ambiente. “Llámame Suzuka. Bienvenida, Tsubasa.”
“¡Y yo soy Enmusubi, la maestra de todas ustedes!” exclamó Enmusubi con grandes ánimos y un poco de urgencia para no quedarse atrás. “Ya veo que tengo a aprendices muy lindas y amables, eso me llena de gusto. Siéntete en casa que estamos por tomar un lonche.”
“¡Ahh, pero que vista más linda~! ¡Andaba añorando la presencia de HiMEs en esta casa que es de ustedes~!” observó Lince, conmovida. “¡Oh, es cierto que tenía que traerles el té! ¡Ya casi está, ahora vuelvo~!”
“Ehm…” Marisa frunció el ceño y se vio escéptica. “¿Está bien que le hayamos dejado la tarea del té a Lince?”
“Eh…hehe…” Osaka rió incómoda.
“Le dijimos explícitamente que sólo tenía que hervir el agua, las infusiones ya están aquí,” Cho dio un suspiro. “Imagino que no es capaz de quemar el agua…”
“Uh, realmente esa Lince debe ser una horrible cocinera si dicen eso…” Reimu se horrorizó.
“Ya, damiselas o como quieran que les llame,” dijo Sohayanotsurugi cansado. “La mesa está lista, pueden servirse lo que quieran…”
“Por favor, no es necesario que me llames así…” dijo Suzuka, quien caminó a la mesa.
“Ay, muchas gracias, Sohayanotsurugi,” Ayesha se conmovió y juntó sus manos.
“Todo se ve delicioso~” Nio miró a la mesa impresionada y pasó a mirar a Tsubasa. “¡Vamos, hay que comer algo!”
“S-sí, gracias…” Tsubasa comenzó cuando Marisa y Osaka la agarraron de cada brazo.
“¡Nada de reservas que tienes mucho que contarnos!” exclamó la rubia efusivamente.
“¡Síguenos, Tsubasa-chan!”

La mayoría de presentes se dispuso a degustar de aquel buffet de bocadillos. Cho estuvo en camino, pero se detuvo al ver a Youmu al pendiente de la puerta.

“Youmu, ¿estás bien?”
“Eh, sí, no es nada,” esta se despertó y negó, para de nuevo mirar hacia la puerta. “Es sólo que Yuyuko-sama iba a venir a esta hora… no me contesta, así que espero que esté bien…”




“Muchas gracias por concederme un poco de tu tiempo, Fran, sé que andas ocupada,” dijo Yuyuko, contenta. La pelirrosa caminaba junto con la peliblanca por unos jardines camino hacia la casa HiME.
“Mi horario de hoy está libre, no es un problema,” observó Fran, inmutada y con su característica seriedad. “Miranda es quien suele andar con el tiempo justo, sea por papeleos o por atender asuntos de cada HiME. Mis responsabilidades son menores.”
“Lo imagino. Me sorprende mucho que Miranda-san continúe con su rol desde nuestra época. Creo que no conozco a nadie más trabajador y desvivido que ella,” sonrió con leve pena. “A veces temo que mi Youmu tome su mal ejemplo. Espero que no te extenúe.”
“…” Fran miró hacia el camino con firmeza. “Fue eso lo que te trajo hoy. No quisiste que tu protegida tome un camino como tal.”
“Si tan sólo se tratara de ello, no tendría motivos para venir,” Yuyuko sacó una bolsa donde tenía varios bollos de pan y tomó uno antes de extenderlo hacia Fran. “¿Quieres uno?”
“No gracias,” negó y le miró atentamente.
“Aquella mujer de nuestra generación… puede que haya dicho que su don es pasar desapercibida y no fue tan notoria como nosotras dos, pero por supuesto que la recuerdo,” Yuyuko mantuvo su sonrisa en lo que se comió el bollo de un bocado, pero sus ojos miraron al piso. “Cuando las cosas comenzaron a ir mal y algunas de nuestras compañeras empezaron a salir muy heridas o a perder sus vidas, todas tuvimos maneras de expresar y lidiar con nuestras penas, menos ella. Mamizou… nunca pareció haber sido impactada por nuestro enfrentamiento de ninguna manera. Yo que creo fielmente en que las HiMEs somos como hermanas, mientras que ella ha dejado en claro que no nos ve así,” alzó su mirada al cielo. “Me pregunto si será porque no cree en la unidad de las HiMEs, o porque ella no se ve a sí misma como una HiME hermana…”
“¿Es como la ves o como le has oído hablar?”
“En la mañana me lo dejó saber con sus palabras,” Yuyuko sonrió incómoda y alzó su mirada. “No quiero criticar a alguien quien entiendo les ha estado apoyando con investigar a Rizembool, tampoco voy a decir que es una mala persona o que desapruebo de ella por quien es, pero como la superior de Youmu, no creo que Mamizou sea una buena persona para encargarse de mi pequeña. No es lo que ella necesita para crecer, más temo que vaya a dirigirle a un camino menos empático y termine por descuidarse si intenta ver las cosas con tanta frialdad.”
“Entiendo lo que dices,” Fran asintió. “La señorita Konpaku es como insinúas, una joven muy dedicada y trabajadora, pero con la visión corta y una tendencia a dejarse llevar por quienes poseen la razón y técnica para convencerla. He evidenciado que Mamizou es alguien así.”
“Sí, sabría que también lo verías, Fran,” Yuyuko asintió contenta.
“Sin embargo,” Fran le dirigió una mirada fría. “Tú también lo eres, Yuyuko. No eres honesta o directa, tus palabras se enredan, disfrutas de confundirla y tomarle el pelo. En lo que llevamos caminando, has silenciado todas las llamadas que te hizo…”
“Uhh, pero yo sí la quiero un montonón y velo por su bienestar por encima de todo,” la pelirrosa hizo un puchero.
“No es algo que me concierne, pero piensa bien cómo la tratas si en algún momento fuera a necesitar de tu sabiduría,” Fran no le dedicó importancia y regresó su atención al camino. Hubo una corta pausa. “Me pregunto si habrás investigado sobre Mamizou antes de venir hoy.”
“No realmente, pensaba hacerlo ahora cuando regrese…” Yuyuko se vio perdida y miró a su acompañante con curiosidad, sin perderse de tragar otro bollo de pan de un bocado.
“Diría que su habilidad no es pasar desapercibida, más bien, es no resaltar de entre los demás. Ella es proveniente de la isla de Sado, y al parecer a lo largo de su vida, ha aclamado gran riqueza y poderío dentro de ese territorio pese a sus orígenes humildes. En cierta forma, se le puede considerar una socialite como tú.”
“Ohh, no lo sabía…”
“No sé por qué alguien de su status dedicaría tanto tiempo a ayudarnos bajo un salario modesto y sin muchos beneficios, pero tendrá sus razones,” Fran se cruzó de brazos. “Tampoco me convenzo que sea alguien quien comparta los mismos intereses que Miranda o nosotros en general, pero he podido ver que en lo más mínimo…” dio un suspiro. “Sí parece tener empatía con las HiMEs de nuestra presente generación. Le ha dedicado atención a la HiME que le ayuda y servido de consejera y apoyo. He prestado la suficiente atención a su caso, y puedo al menos decir que no tendría malas intenciones con las jóvenes. Sólo por eso estoy dispuesta a tolerar su extraña actitud con nuestro conflicto en contra de Rizembool.”
“Pues…” Yuyuko sonrió rendida. “Lo dudaría si lo oyera de alguien más, pero nada se escapa de ti, Fran. Creo que eres una de las personas más despiertas que conozco. En caso su actitud fuera a cambiar serías la primera lista para ponerla en su lugar.”
“Por supuesto. Miranda no necesita lidiar con problemas internos aparte de los líos de las HiMEs. Yo me encargo de todo lo posible,” Fran miró a Yuyuko cuando el celular de la pelirrosa volvió a sonar, esta vez por un mensaje. Observó a la dueña revisar la pantalla y sorprenderse de ver que otra persona que no era Youmu le había contactado. “Hmm…”
“Hablando de la reina de Sado, supongo…” Yuyuko se rió.
“Tampoco dudo en tu manera de percibir las intenciones de otros. Si te ha invitado, puedes de nuevo hablar con ella y formar tu propio parecer.”
“Suena a una excelente idea, pero mi Youmu me está esperando. Primero me daré un breve paseo por su reunión,” Yuyuko pudo reconocer la casa HiME a corta distancia.
“…” Fran asintió y se detuvo. “Me despido. Prefiero evadir a la mucama en lo posible.”
“Está bien. Muchas gracias por serme de escolta~”






Pasaron unos minutos y las chicas se distrajeron con los diversos bocadillos además de la cantidad desproporcionada de termos con agua caliente que Lince felizmente les proveyó. Después de comentarles un poco de sí misma, Tsubasa vio cómo las chicas comenzaron a hablar entre sí y muy gustosamente dio un paso hacia atrás para dejarles dialogar. Por su parte, ella terminó encontrándose a mismo nivel de Suzuka, quien también había retrocedido un poco en lo que comía sus selecciones de un plato descartable.

“Percibo que no soy la única nueva por aquí,” observó la menor.
“Se nota que no las conozco muy bien,” Suzuka le sonrió con simpatía. “Es normal sentirse cohibido en medio de una reunión de desconocidos, tampoco soy la más expresiva. Me das la impresión que eres igual.”
“Es una impresión muy atrevida,” Tsubasa sonrió con leve gracia.
“¿Hm? O sea, tú también asumiste que soy una extraña,” la peliblanca alzó una ceja, perdida.
“Haha, bromeo,” rió un poco. “Puede que tengas razón. Estoy más a la atención de otras personas, es el rol que me gusta. Hablar de asuntos personales no me es natural. Vaya…” Tsubasa dio un respiro y miró a las demás conversar, con Reimu de nuevo renegando con Marisa por quién sabe qué motivo. “Cuando decidí sumarme a la causa, lo hice con la intención de velar por los estudiantes y las otras HiMEs, quiero serles de servicio a quienes tanto nos han estado protegiendo, pero ni bien entré, todas expresaron su deseo de ayudarme y apoyarme por ser nueva…” sonrió con torpeza. “Tienen razón, soy la nueva aquí. Creo que yo soy la atrevida por pensar que puedo ayudarles tan fácilmente.”
“Pero no hay nada de malo en tu deseo. Vas a terminar llenando tu horario y agotando tus energías al ser una HiME antes de darte cuenta. No necesitas ser una veterana para ayudar,” Suzuka asintió. Dio un suspiro y se encogió de hombros. “Mírame a mí, quien hace veinticuatro horas andaba trabajando sola, y de la nada tengo a varias kouhai que quieren de mi ayuda…”
“Noto que eres muy respetada por todos, es que das toda la pinta de tener experiencia,” Tsubasa asintió. “Me da curiosidad a qué te refieres con tu trabajo.”
“Es una larga historia, no sé si quiero repetirla ahora…” desvió su mirada, incómoda.
“Es un gusto contar con alguien como tú, Suzuka-san. Está bien, no pienso ser una kouhai para ti, me esforzaré en crecer lo más rápido posible,” declaró Tsubasa con una sonrisa decidida y desafiante. “Así también espero ayudar a las demás.”
“Sólo recuerda avisarnos si necesitas algo, no andas sola en esto.”
“Está bien. Enmusubi-sensei ha sido asignada a nosotras, así que pienso aprender de ella,” asintió. “Me alivia poder hablar con alguien también ajeno a la reunión, me hace sentir comprendida, pero nos toca conocer a las demás,” sonrió pícaramente. “Y ahora que me dices que pida ayuda, espero que también lo hagas. Suena a que te aíslas de otras HiMEs.”
“Lo sé…” alzó su mirada y lo pensó un poco, perdidamente. Entonces, pareció acordarse de algo. “Ahora que lo pienso. Eres una estudiante de la secundaria, ¿no es así?”
“Sí, ¿sucede algo?”
“Si bien no he tenido mucha oportunidad de interactuar con otras HiMEs hasta ahora, hay una chica que se está preparando para ser una HiME. Ella iría a entrar a la secundaria, así que, si no es mucho pedir, me harías un gran favor si pudieras ayudarle a aclimatarse a su entorno.”
“Eso suena a algo para lo que sí puedo ser senpai,” declaró Tsubasa, contenta y satisfecha. “Con mucho gusto, Suzuka-san. Soy buena estudiante y hago lo mejor posible por mis compañeros.”
“Se nota que lo eres, te lo agradezco…” Suzuka sonrió aliviada.
“Hmm, pero me da mucha curiosidad eso de oír que se prepara para ser HiME, pero que todavía no sea estudiante,” se puso a pensar con la mirada hacia el techo. “Tenía entendido que las HiMEs se escogen de entre la población en Hanasaki.”
“No siempre es así. A muchas chicas les dan la oferta antes de siquiera pisar la ciudad. Si fuéramos limitadas al cuerpo estudiantil, nos haría falta mucho apoyo.”
“Supongo tiene sentido…”
“Aunque su caso es especial, pero bueno, ya la conocerás…” sonrió rendida.
“Hm…” Tsubasa se vio intrigada, y entonces se abrió la puerta del salón.

“¡HiMEs bellas~!” exclamó Yuyuko, quien entró contenta y apresurada al ambiente.
“¡Yuyuko-sama, finalmente!” Youmu se alertó y vio a varias otras pasar por su costado para darle la bienvenida.
“¡Yuyuko-chan!” Osaka fue la primera quien llegó a los brazos de Yuyuko y le dio un fuerte abrazo. “¡Ha sido mucho tiempo!”
“¡Aww, mi Osaka, sigues tan linda como te recuerdo!”
“¡Yuyuko, a los años!” exclamó Marisa, quien esperó su turno para el abrazo. “¡¿Cómo estás?! ¡Tienes que decirle a Youmu que te saque del calabozo más seguido!”
“¡Un gusto, Marisa!” Yuyuko le abrazó y fingió tristeza. “Es verdad. Lamentablemente ando encerrada en mi residencia en contra de mi voluntad…”
“¡E-eso no es cierto!” Youmu palideció. “¡Nunca haría semejante cosa a Yuyuko-sama!”
“Eh, obvio que bromea, no lo tomes en serio…” Reimu le dio unas palmaditas en un hombro para calmarla.
“Buenas tardes, me alegra que finalmente haya llegado,” Cho se le acercó. “Youmu andaba preocupada por usted.”
“Vi que me llamó, pero anduve tan distraída hablando con una vieja amiga que no me habré dado cuenta,” contestó la pelirrosa. “Un gusto, Cho. Te pones más hermosa cada vez que te veo.”
“Eh, e-eso no es verdad, no lo diga, por favor…” la peliceleste se avergonzó y desvió su mirada, en lo que Yuyuko se vio gustosa por ver su reacción.
“¿Una amiga?” Youmu se le acercó. “¿De quién se trataba?”
“No te preocupes, Youmu, es una amiga de confianza, tú también la conoces muy bien,” le dio un guiño juguetón.
“Yuyuko-sama, sabe que me preocupa, dígame quién es, por favor,” le suplicó.

“Eh, ¿quién es la recién llegada?” preguntó Tsubasa, en lo que le miraba atentamente. “Es una mujer muy hermosa.”
“Oh, es la señora de Youmu, es muy buena gente y nos llevamos bien con ella,” explicó Ayesha.
“Qué bueno que pudo venir, ya la echaba de menos,” Nio asintió, sonriente.
“Vaya…” Suzuka pareció más estresada. “Ustedes sí que son como una familia…”
“Ello no tiene por qué ser malo, es justo lo que las HiMEs necesitan,” argumentó Enmusubi, contenta con lo que veía y con sus puños en sus caderas. Entonces, Yuyuko pasó a mirar hacia ellas y acercarse.
“Ara~ pero de todos modos eres tú, tienes toda la pinta de una HiME senpai muy fuerte,” comentó Yuyuko, dirigiéndose directamente a Suzuka con una sonrisa. “Te agradezco por cuidar de mi Youmu el día de ayer.”
“Eh, no es nada…” la peliblanca se cohibió un poco y rascó su cabeza (mientras Enmusubi volvía a resentirse por pasar desapercibida y Sohayanotsurugi le daba palmaditas en el hombro). “En verdad yo soy quien tengo que agradecer. Hubo un imprevisto y fueron a mi rescate,” dio un suspiro. “Siento mucho por involucrar a su protegida, pero fue de gran ayuda.”
“Fufu…” Yuyuko sonrió contenta. “Me emociona oír que mi Youmu es tan querida y apreciada. No tienes que agradecer, las HiMEs se tienen que apoyar mutuamente~”
“Eh, supongo…” Suzuka desvió su mirada. “Lo lamento, no sabría qué decir.”
“Parece que te pareces a mi Youmu,” Yuyuko ahogó una risita y miró a Tsubasa. “Ara ara~ eres una chica nueva, ¿no es así?”
“Buenas tardes,” hizo una reverencia. “Mi nombre es Tsubasa Hanekawa, es un placer.”
“Yuyuko Saigyouji, encantada~” canturreó amenamente. “También pareces ser una chica muy linda. Si estás por aquí, entiendo que eres una HiME, bienvenida~”
“Sí, muchas gracias.”
“Ehem,” Enmusubi dio un paso hacia delante. “Y yo soy la mentora HiME. Estoy aquí para ayudar y entrenar a todas las presentes. Soy Enmusubi, pero puedes llamarme Enmu.”
“Ohh~” Yuyuko la miró con sorpresa y pasó a curiosamente acariciarle los cabellos, para sorpresa de los demás. “Pero que niña más linda~ cuando Youmu me dijo que tendría una nueva maestra, no me hubiera imaginado a alguien tan adorable~ pero me gusta. Mi pequeña Youmu con una maestra pequeña también, qué lindo~”
“¡Oiga usted!” Enmusubi dio un paso hacia atrás y se puso a renegar. “¡Pareceré una niña pero soy toda una profesional! ¡Demando más respeto!”
“¡Yuyuko-sama, por favor, compórtese!” le recriminó Youmu, avergonzada y frustrada.
“Pero sólo expreso lo linda que es, Youmu,” se explicó Yuyuko y regresó su atención a Enmusubi. “Y por sus colores me hace pensar en un mochi de fresa. Sí,” asintió y su sonrisa se tornó muy ligeramente torcida. “Un pequeño, voluptuoso y sabroso mochi de fresa… podría comérmelo de un bocado…”
“¿E-ehh?” Enmusubi se puso un poco nerviosa y sintió un tic en el párpado. Retrocedió un par de pasos e instintivamente se agarró de Sohayanotsurugi. “¿Q-qué está diciendo usted?”
“Ehm…” Tsubasa sonrió incómoda. “Saigyouji-san, si desea, tenemos un abundante buffet.”
“Ah, muchas gracias, Tsubasa-chan, sabía que eras una buena chica,” ello le quitó la intensidad a Yuyuko y pasó a agarrar un plato para ser partícipe.

La reunión iba a continuar un poco más en lo que las HiMEs dialogaban y se conocían con los nuevos miembros del grupo.




Luego de su breve acto de presencia, Yuyuko se despidió prematuramente y aseguró a Youmu que estaba camino a su residencia y no necesitaba de su compañía. Si bien sus palabras fueron mayormente ciertas, obvió el pequeño detalle que iría a dar una última parada en Hanasaki antes de regresar con su chofer.

Todavía tenía sus reservas con Mamizou, y por eso mismo decidió que aceptaría su repentina invitación para continuar esclareciendo su punto de vista. Podría no tener motivos para desaprobarla, pero tampoco los tenía para confiar plenamente en ella, y aquella ambivalencia iría a mantenerse, por lo cual quería conocerla mejor.

“Nuevamente…” Mamizou sonriendo frustrada y se encogió de hombros. Sus manos se extendieron a los costados como quien ligeramente señalizaba el ambiente. “Lamento darte la bienvenida en esta sala de almuerzo, pero ha sido imprevisto y no tengo un lugar mejor a mi disposición.”
“Está bien, el lugar no me importa,” Yuyuko negó y sonrió pacientemente. “Me sorprendió que quisieras invitarme de nuevo si apenas nos vimos hoy, pero soy todo oídos. ¿Tienes algo que quisieras decirme?”
“Sí, nada importante, pero antes de ello, esperé aprovechar esta oportunidad para que te sientas más cómoda de hablar. Tú sabes,” sonrió con leve picardía. “La pequeña Youmu no está aquí y no hay necesidad de cuidar lo que quieres decirme.”
“Vaya,” Yuyuko se apenó un poco. “Entiendo que mis palabras sonaron más rudas de lo que quise, y ante ello pido disculpas. Por supuesto que en tu posición de verte sorprendida por mi visita lo tomarías a mal.”
“No precisamente a mal, pero…” ahogó una risita. “Oh ho~ bueno, no hay por qué ser del todo honestas tampoco. Aun así, prefiero sacarlo del aire,” apoyó su cabeza en sus manos y miró a la visitante atentamente, sin borrar su sonrisa. “Noto que desapruebas mi forma de ser, Saigyouji. No te inspiro confianza, no doy esa impresión de andar velando por Hanasaki o sumándome a la causa como una de las HiMEs hermanas en las que tanto crees. Mi punto de vista parece más frío y desconectado, mucho más que algunas jóvenes HiMEs que todavía no entienden la gravedad de su situación.”
“Hm…” Yuyuko se puso a pensar e hizo un puchero. “No sé si debería alegrarme o fastidiarme de que lo aceptes sin rodeos…”
“¡Hoho~ es válido!” se rió brevemente y ensanchó su sonrisa. “Pero no estás del todo incorrecta, tienes mucha razón. Como lo conversamos a medias antes, yo no me veo del montón, no me considero parte de Hanasaki y pienso ser una parte minúscula e insignificante de todo el asunto, así fácil podría abandonar el barco si las cosas comienzan ir a mal. De todos modos, pienso hacer mi trabajo de investigadora antes de que todo ello suceda, pero bueno…” dio un suspiro y dejó de apoyarse en la mesa para mirarle debidamente. “Supongo lo que más te preocupa de ello es que alguien como yo fuera a encargarse de tu protegida, ¿no es así?”
“Me resulta extraño que lo digas así o que asumas mucho de mi persona,” Yuyuko sonrió rendida. “Pero en lo que nos concierne a las dos, es verdad. Vine para conocerte y ver a quién le estaría dando responsabilidad sobre mi Youmu, y no apruebo tu visión. Mi Youmu tampoco aprobaría a alguien como usted, pero su sentido del deber le haría sentirse atrapada de oírte. Ella de por sí tiene mucho con que lidiar internamente.”
“Sí, seguramente recién anda conociendo su situación, sobre ello, por supuesto que estaría mucho mejor en tus manos. Ese ya es un caso cerrado,” asintió para sí y se cruzó de brazos. “De todos modos, quiero dejar las cosas en claro contigo. Sea para darte algo de paz interior o para dármela a mí también, quiero comunicarte algo.”
“¿Y eso qué vendría a ser?” preguntó curiosamente.
“Tendré ese punto de vista sobre mí, pero valoro a las pequeñas y pobres HiMEs que se andan desviviendo por los demás,” admitió Mamizou, sonriendo tranquila. “Ellas son de ese tipo de persona que tú valoras y con frecuencia me dan escalofríos pensar que andan haciéndole frente a un terrorífico mastodonte como Rizembool tan ciegamente. He visto a varias de lejos, e incluso luego de algún terrible enfrentamiento, no se dan por vencidas ni van a rogarle a la directora que desean desertar,” llevó una mano a su mentón y se puso a pensar. “Será que ellas son personas más admirables que yo o verdaderamente humanas, no sabría decirlo… es incomprensible…”
“Hm…” Yuyuko se puso a pensar.
“Y con respecto a velar por una subordinada, eso es algo que recién he comenzado a comprender desde que Suzuka empezó a ayudarme,” sonrió con ironía. “Por supuesto, ‘subordinada’ no es la palabra adecuada ya que ella es una colaboradora, más bien soy yo quien le debe su apoyo. Por más simpatía que siento por las trabajadoras HiMEs, para variar realmente le deseo lo mejor a esta que va más allá.”
“Suzuka se me hizo una buena chica, muy desvivida y humilde, es adorable y bienintencionada,” Yuyuko sonrió alegremente y juntó sus manos sobre su pecho. “Hehe~ para nada se parece a ti~”
“Tú sí que dices cosas reprimibles con una actitud tan amena, ¿eh?” Mamizou afiló sus ojos claramente fastidiada, aunque no dejó su cortesía y sonrisa de lado. Se encogió de hombros y negó frustrada. “Pero ya, te doy la razón. Seguramente se presentó toda perdida y rechazando cualquier pleitesía tuya o intención de hablar con las demás, ¿no es así? En verdad, por más tímida que parezca, es más su extrañeza con la gente. Suzuka es una joven solitaria, pero cuando la conoces te das cuenta de lo segura y decidida que es, sólo no sabe tratar a otros.”
“Oh, puede que tengas razón, sí dio una pinta así,” Yuyuko alzó su mirada hacia el techo, meditativa e intrigada. “Me pregunto a qué se deberá ello…”
“Eso ya depende de ella compartir…” Mamizou volvió a apoyar su cabeza en sus manos y lo pensó profunda y perdidamente. “…aquí es que admito ignorancia y atrevimiento de mi parte, ya que este aspecto de las personas no es mi fuerte, pero percibo que alguien como Suzuka necesita crecer a la par de otros y aprender a abrirse y confiar en los demás. Ella casi me convence a pensar como tú, que quizás para que una HiME sea fuerte sí necesita adentrarse a una comunidad y trabajar en conjunto. Mi intuición me dice que eso es lo que le falta, por ello mismo la forcé a asistir a la reunión de las chicas.”
“Entonces esa debe ser tu forma de velar por ella…” mencionó Yuyuko, analizándolo.
“Más velo por su crecimiento, pero será equivalente, a cierto modo,” la pelimarrón volvió a sonreír con perspicacia. “Me llamarás romántica, pero veo en esa chica el potencial de ser una HiME muy fuerte y un apoyo fundamental para Hanasaki tarde o temprano, y sólo quiero dirigirle en la dirección correcta para que lo logre. Confío en su habilidad y si lo logra sé que me llenará de un gran orgullo. Eso está en sus manos, por supuesto.”
“No sé si lo que dices es muy romántico…” musitó, perdida en pensamientos.
“Sí, seguro no es la palabra, pero, en fin,” sonrió frustrada. “No te pido que confíes en mí si no quieres, pero puedes confiar en el hecho que no tengo más que buenas intenciones con las chicas al frente de Hanasaki. De todos modos, créeme que no pretendo serles de ayuda ni meterme en sus caminos. El trabajo de ayer fue una excepción. Ellas ya tienen mucho que hacer.”
“Más confianza me daría si al menos les mostraras algo de interés, pero entiendo que no es tu asunto tampoco,” afirmó Yuyuko, sonriente. “Me has convencido con Suzuka, tan sólo espero que haya alguien más quien cuide de ella.”
“Ah, tus palabras son dagas~” Mamizou sonrió algo herida por dentro. “Supongo no evidenciaste a su arma. Él siempre anda al pendiente de ella, por más problemático que él sea, por más testaruda que ella sea.”
“Oh, ¿su arma? Completamente se me pasó,” se impresionó un poco.
“Tal vez se habrá esfumado un rato, nadie lo puede predecir…”
“Por cierto, Mamizou, eso que dijiste antes…” Yuyuko le miró atentamente y vio cómo la otra se vio atenta y mínimamente perdida. Su trato parecía honesto, y a la vez daba la impresión que ocultaba algo. “Sobre no entender a las HiMEs que no se rinden y siguen peleando. Es decir, puede que no podamos entender cada caso en particular, pero tú también fuiste una HiME. Yo sé que no hubiera querido rendirme en medio de una guerra al lado de mis amigas. Incluso si no fuiste parte de mi círculo, tú tampoco te rendiste. Eso quiere decir que al menos algo entenderás de su decisión.”
“Lo que dices tiene bastante lógica, lo haces fácil de digerir,” Mamizou se mostró comprensiva y asintió. “Será que desconozco mis orígenes de niña rebelde… podría decir, pero siendo sincera, yo no creo haber peleado la misma batalla que ustedes. Fui HiME por crecimiento personal, mientras que no percibo que las HiMEs de ahora pretendan ganar algo de todo esto. Por eso mismo, no me considero con el derecho de decir que las comprendo.”
“…” Yuyuko se notó un poco sorprendida. Para variar, parecía haber sido completamente honesta.
“Ya, no te distraigo más, te diré por qué te invité,” Mamizou se puso de pie y miró su celular. “He tomado un rol un poco distinto al usual. Hay una candidata a HiME fuera de la ciudad y me ofrecí a visitarla y ver si aceptará el llamado, por lo cual estaré fuera unos días.”
“Pensé que acababas de decir que no pensabas ser cercana a las HiMEs.”
“Es en parte una excusa para pasar unos días por mi ciudad natal, no lo pienses mucho,” admitió con cierta frescura. “Incluso alguien como yo se cansaría de tantos días en la oficina.”
“Bueno, tienes toda la razón, te deseo un buen viaje~”
“Gracias, gracias~ con respecto a ti, seguro conoces a la mucama de la mansión HiME.”
“Claro que sí, también la vi esta tarde,” Yuyuko ladeó su cabeza. “¿Qué tiene ella que ver?”
“Sólo lo confirmo. Verás, por tu forma de ser, supuse que podrías hacerme un favor. De ninguna manera tienes que verte obligada a hacerlo,” ensanchó su sonrisa. “Cuida de Suzuka por mí y fuérzale a conocer mejor a las otras HiMEs. Si le dices a la mucama que quieres organizar más de estas reuniones, estoy segura que te apoyará rotundamente. Es más, sé que tienes la gracia e ideas para organizar fiestas más amenas e interesantes que yo,” dio un guiño. “Puedes decirles que fue en recomendación mía, o incluso en nombre de la directora, con tal de hacerles participar, lo cual en principio es verdad. ¿Qué dices?”
“No quisiera involucrarme con el propio camino de mi Youmu, pero una ocasional fiesta me resulta muy tentadora como para negarme,” la pelirrosa se agarró los cachetes y sonrió gustosamente. “Suena divertido, creo que sí me animaría a hacerlo. Yo también quiero que mi Youmu socialice más y se suelte un poco. Con mucho gusto.”
“Me alegra oírlo. Incluso con tu decisión de dejar a tu subordinada a crecer por su cuenta, a veces no está de mal echarles una mano,” dicho esto, Mamizou miró hacia la salida. “Bien, ahora me toca atar los cabos sueltos y dejar mis asuntos en orden antes de irme. Lo siento, pero tengo que ponerme con eso.”
“Claro, yo también estoy de regreso a mi hogar,” Yuyuko se puso de pie. “Pero Mamizou, así como me lo pediste, quiero que me hagas un favor.”
“Oh ho~ ¿y qué vendría a ser eso?” preguntó confundida.
“Que no sea sólo Suzuka por quien veles de esa manera, o al menos, no dejes a las otras HiMEs abandonadas a su suerte todo el tiempo,” dijo tranquilamente, con un tono meditativo y casi maternal. “Alguien como tú podría tener una u otra cosa útil que decir de vez en cuando. Hasta una exHiME que no se ve como una les puede ayudar, aunque sea un poco.”
“Qué extraño…” Mamizou frunció el ceño y se puso a pensar con una mano en su mentón. “Yo que pensé que asegurarte de mi nulo envolvimiento con las HiMEs sería de tu agrado. ¿Por qué me pedirías ello?”
“Será que no eres tan problemática como temí, y para bien o para mal, puede que a todas les haga bien oírte y aprender algo de ti. Puede que apliquen algo positivo, o descarten lo negativo.”
“O sea, un ejemplo de qué no deberían ser, ¿será?” alzó una ceja y negó repetidamente. “Ay, pero, ¿qué voy a hacer contigo, Saigyouji? Ya pensarás que tengo una santa paciencia.”
“Fufu…” Yuyuko sonrió amenamente. “No tanto así. En verdad… te creo con lo que me contaste de Suzuka. Si tan solo pudieras ver a las demás así… Realmente lo valen.”
“No lograrás que cambie de parecer personal sobre ser más parte de Hanasaki, pero pensaré un poco en tu favor. Tengo varios días fuera de este lugar para hacerlo,” se encogió de hombros, algo cansada. “Ahh, ahora sí que necesito unas vacaciones. Hanasaki no me paga lo suficiente.”
“Si el dinero fuera tu incentivo, no trabajarías aquí. Fran me dijo que eres muy pudiente en tu tierra natal.”
“No soy nada especial, pero es cierto…” dio un suspiro y sonrió con perspicacia. “Sigo en crecimiento constante, y sólo viviendo en un lugar como este me permite mejorarme. Nadie puede negar que Rizembool es un enemigo formidable. Sin un ente como aquel al frente, realmente no le encontraría mucho sentido vivir.”
“Hm…” le pelirrosa lo pensó un poco, perdidamente. “Será que te gusta ese tipo de vida ajetreado, suena a que te atrae una vida acelerada y bélica… Tendrías que salir más seguido a concederte una taza de té.”
“Como dije antes, yo no soy como las demás aquí. Será que no tengo remedio,” abrió la puerta. “Aquí me despido, hasta dentro de unos días. Me aseguraré de traer algunos recuerdos de Sado.”
“¡Oh, oh!” los ojos de Yuyuko se iluminaron. “¡Trae algo de comer, por favor!”
“Hoho~ con mucho gusto~”

Con dicha conversación, cada lado pudo al menos comprender al otro, al punto en el cual ningunas de sus expectativas o demandas de sus realidades fueran a verse perturbadas por el lado contrario, por el momento, al menos.

Mamizou iría de viaje por un corto tiempo y no tardaría en regresar con una HiME más… y con más desencadenantes de los que otros pudieran ver llegar.



Y el tiempo siguió con su curso.
« Last Edit: May 31, 2022, 06:13:43 PM by Cho »


Mimi Tachikawa

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #831: February 28, 2022, 06:31:02 PM »
Hoi hoi minna aqui vengo con mi fic :3

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Después de un día cansado de clases, a Kobato le tocaba ir al coro del highschool, iba a ser su primer dia de clases, ya que anteriormente no pudo presentarse porque tenía deberes que hacer en casa, los cuales eran ayudar a Makoto y ver sentai junto a Chiaki, sus dos hermanos a los cuales ella quiere mucho.

 Cuando estaba acercándose al auditorio vio a un joven de cabellos cortos pelicelestes y a una mujer rubia que tenia un arma entre sus manos

 ¿Habrá pasado algo malo? o será que está en peligro??- la pelicastaña empezó a rascarse la barbilla mientras pensaba que hacer-pero que hago pensandolo? tengo que ayudarlo, no puedo dejar que algo malo pase en la escuela, además parace buena persona quizas quiera secuestrarlo, no soy fuerte pero puedo hacer algo por él!!...-dándose valor fue corriendo hacia donde estaba el joven y se puso delante de él-

 No le haga nada!! o sino gritaré y toda la seguridad de la escuela estará detrás de usted!!- dijo la castaña que pese a que estaba haciendo un acto heroico se moría de miedo-

 Hacer que?...-Dijo Pakunoda la bodyguard de Hajime-

 Por eso te dije Paku-san que no trajieras tu arma, no me pasará nada en la escuela- hablo Hajime avergonzado, para caminar delante de Kobato- no te preocupes, ella no me está haciendo nada, es mi guardaespalda personal-

 

Guardaespalda??...-dijo sorprendida entonces la joven seria alguien de dinero- entonces disculpe mi impertinencia, es que pensé que estaba en peligro y no sabía que era una persona poderosa y esto y lo otro ...-mareándose de las cosas sin sentido que estaba empezando a balbucear-

 

Yo...yo no soy rico y poderoso, mi prometido es la persona que cuida de mí y no quiere que nada malo me pase-

 

Ashaa...tu prometido...espera tienes un prometido??? a esta edad?? debes de tener la misma edad que yo...-rascándose la barbilla- no será que tu prometido es un pervertido?? eso es mucho peor que el secuestro...-frunciendo el ceño- y usted señora no tiene vergüenza de apoyar a un pervertido tener una relación con un menor de edad??-

¿¿Señora?? ¿¿Pervertido??...-suspiro pesadamente y guardó el arma que tenía entre sus manos- el novio de Hajime-sama, es el heredero de la corporación Kaiba , el gran Seto Kaiba-

Seto Kaiba? Sale todos los dias en las noticias como el dueño mas joven de una de las empresas mas poderosas del mundo...- avergonzada agachó la cabeza- perdone mi atrevimiento-

No te preocupes- hablo Hajime con una suave sonrisa en los labios-Paku puedes retirarte y esperarme a la salida a la hora que acordamos-

Deacuerdo Hajime-sama...-

Lo que puedes hacer es recoger a Pierre y llevarlo a comer antes de volver por mi...-

Es verdad tengo que ir por Pierre-sama, entonces nos vemos …-haciendo una reverencia y se fue -

Ufff...- Kobato se cayó de rodillas – de la que me salvé-

En verdad perdona las molestias...queria entrar al coro porque era mi primera semana en clase y como estaba avergonzado Pakunoda-san me estaba dando valor, aunque como es una guardaespaldas tenia el arma a la mano para que nada me sucediera-

Entiendo...-cruzándose de brazos- después de todo eres el prometido de una persona importante, obviamente que tu bienestar es importante para ella- levantándose del suelo- es cierto yo también iba a entrar al auditorio para poder participar en el coro, así que seremos colegas- extendio su mano y sonrió ampliamente- mi nombre es Kobato Hanato, mucho gusto y tu eres?-

Mi nombre es Hajime Shino, mucho gusto Kobato-san...-

No me digas asi que somos de la misma edad- sonrio alegremente- con Kobato esta bien deacuerdo?-

Entonces tu tambien puedes llamarme Hajime a secas-

Deacuerdo Hajime...-sonrio alegremente para tomarle de la mano- entonces no hay que perder tiempo y entremos juntos al coro!!-

Dentro del auditorio en las pruebas para ingresar al coro, a Hajime y a Kobato les tocó cantar a dúo y los jueces quedaron maravillados  por la sincronía de ambas voces que quedaban bien juntas, asi que sin dudar ambos fueron aprobados y es asi que ambos empezaron a volverse muy buenos amigos.

En la casa de los Kinomoto...

Sakura abría los ojos lentamente

Qué pasó?...-dijo algo aturdida al ver que se encontraba en su cuarto, luego poco a poco los recuerdos del ataque volvieron a ella- Onee-chan esta bien?? Syaoran-kun? Shinobu-kun? Tsumugi-san?? Recuerdo ver también a Xingqiu y Chongyung...- acariciandose la cabeza- 

No te preocupes por ellos, todos están bien...-le dijo Orthos su child que se encontraba al lado de ella sentado mientras le tomaba de las manos- ahora es de muy noche, asi que todos andan durmiendo-

Menos mal...-suspiro aliviada- y nuestros oniisan? Todos los del clan estan bien?-

Si, todos están bien, afortunadamente no los golpearon al extremo de matarlos, solo fue mas bien una forma de saludo, que rebel tan antipático te ha tocado y sus acompañantes tampoco son una cereza en dulce, tenemos que volvernos fuertes para poder lidiar con ellos la próxima vez que los veamos-

Es cierto, tenemos que esforzarnos más para que nada malo le suceda a las personas que quiero, desde que tuve ese sueño en donde te conocí he tenido el presentimiento que algo más delicado va a suceder y van a involucrar a todos los que pertenecemos a los clanes Li y Kinomoto.

Entonces tenemos que ir a entrenar con Senji Muramasa, el maestro de los dos clanes...-

Es verdad, tenemos que ir a entrenar con él, pero eso significa que tambien Syaoran-kun iría pero solo cumple sus funciones de mi prometido- agachó su mirada- no quiero forzarlo a entrenar por más prometido mío que sea-

No creo que Syaoran te vea solo como tu prometida, ya que si no fuera por él yo no habría aparecido junto a ti, además de tu gran poder tambien influye los sentimientos de ambas personas, asi que no te preocupes por eso, ya que él esta peleando a tu lado porque asi lo desea-

Muchas gracias por animarme Orthos-kun...ahora me siento más animada, necesito animar a toda la gente del clan para que no se sientan presionados por lo que ha sucedido, asi que pienso cocinar para todos...-

Deberias de descansar un poco más Sakura, el ataque ha sido duro, sobretodo para ti...-

Ahora no siento dolor ni nada, además quiero cocinar para expresarle mi gratitud a todos, no quiero que se pongan tristes por mi culpa-

Esta bien, te daré permiso, pero tendremos que cocinar los dos, para que esté tranquilo deacuerdo??-

Esta bien...-dijo animada mientras se levantaba de la cama e iba a cambiarse para ir a la cocina y cocinar para los demás-

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matta ne!!

Mimi-chan
« Last Edit: February 28, 2022, 06:33:12 PM by Mimi Tachikawa »


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #832: February 28, 2022, 07:42:03 PM »
aaaaaa


58.5




El peso en su brazo y la tonada suave que flotaba en el ambiente fueron las primeras sensaciones que abrumaron sus sentidos al despertarse de un momento a otro. Eureka frunció el ceño, irritada levemente por la luz de tunsgteno sobre ella. Su expresión no cedió en lo absoluto al caer en cuenta del lugar en el que se encontraba: era la habitación doble de un hospital, aunque la cama a su lado no estaba ocupada por nadie… o, mejor dicho, su ocupante andaba chequeando su celular sentado al lado de la cama de la HiME.

Rinne era el culpable de la canción divertida que había escuchado. No quería parecer una wota sin vida, pero no le había costado discernir que se trataba de una de las canciónes de su unit, Crazy:B. Crazy Roulette había sido el single con el que habían debutado. Era una canción enérgica, digna de un idol alocado e impulsivo como él, que basaba su vida en las apuestas.

…Y, debía admitir, que no era el único con aquellos malos hábitos.

Crazy Roulette, mawase roulette, unme—
“Uhhh…” suspiró, pesadamente, llamando la atención de Rinne.
“Yo, onee-san~” le canturreó el pelirrojo, sonriéndole de lado. “Sí que te demoraste en regresar con nosotros, ¿eh?”
“…Yo… no recuerdo nada.” Eureka levantó su mano libre y la llevó a su frente, indignada con sus malas decisiones.

Fue recién ahí que notó a Madara anclándose de la otra. Estaba encorvado en la camilla, durmiendo con el torso apoyado en una postura para nada agradable, sentado en una de aquellas incómodas sillas típicas de clínica.

…Porque estaban en una clínica, ¿no?

Eureka estaba muy confundida y aterrada como para siquiera contemplar la posibilidad de estar en una de las bases de su familia yakuza.

“Y tiene sentido. Con tremendo golpe que te dio el pendejo de mierda.” Su expresión enfurecida la dejó descolocada. ¿Desde cuándo Rinne se tomaba las cosas en serio? Bueno, sus vidas habían estado en juego, pero…
“Rinne. Te lo suplico. Cuéntame qué pasó, porque sólo recuerdo hasta el momento en que conversamos contigo camino a la estación…”
“Okay, okay~ No te apresures, que ya llega el relato del majestuoso Rinne-sama. Peeero, antes, sería bueno que dejes descansar a tu enamorado.”
“¿Enam…?” Eureka se aguantó las ganas de asesinarlo ahí mismo. “¿Qué te pasa? ¿¡Por qué dirías algo así!?”
“Oh, flaca, es que ni te imaginas cómo se puso cuando te pasó todo lo que te pasó. Y lo entiendo, hasta cierto punto, porque hasta a mí me pegaste tremendo susto, pero… uno no se preocupa así por una amiga. Ya te iba a pedir que me cuentes el chisme y exageres, porque Mama-chan no es de esas cosas.”
“…Esa es mi última prioridad ahora, Rinne.”
“Eh.” Rinne se encogió de hombros. “Al menos lo intenté. ¿Tienes energías? Sé que estás intacta, cortesía de tu humilde caballero,” y se señaló a sí mismo, orgulloso de algun acto de bondad que Eureka no podía recordar.
“…Deja de hablar huevadas y cuéntame.”
“Vamos al balcón, en serio.” La mirada de Rinne habló más por él, y Eureka asintió. “Mikejima  merece un buen descanso.”

Eureka encontró que podía moverse sin mucha dificultad. Se sentía pesada, lenta en sus movimientos y hasta un poco grogi, pero en medio de todo, la intriga por los sucesos que la habían llevado a una camilla primaba por sobre cualquier otra sensación. Eso fue capaz de motivarla lo suficiente como para cuidar no despertar a Madara en su labor de levantarse de la cama y dar los pasos necesarios para llegar al balcón de la estancia.

El lugar era pequeño, con una mesa chiquita y un par de sillas que Rinne ignoró al apoyar sus brazos en las barandillas de metal. Luego de cerrar la mampara deslizante, Eureka se colocó a su lado, observando el anaranjado panorama de la ciudad a esas horas de la tarde. A juzgar por la altura, estaban en alguno de los edificios más altos de la ciudad.

Eso no podía ser nada bueno.

“Dime, por favor, que no estamos con los yakuzas.”
“No exactamente,” aclaró Rinne. “Ah, me falta una cerveza bien helada para contarte bien todo.”
“No deberías tomar, ¿no has estado internado también—?” Eureka se interrumpió a sí misma al recordar algo crucial. “¿A todo esto, qué día estamos?”
“Domingo. No ha pasado mucho tiempo, tranquila.”
“Ooookay.” Eureka suspiró, aliviada. “Mis clases son sagradas…” Ante la expresión risueña de Rinne, la HiME soltó una risita. “Okay, no lo son. Pero no puedo seguir faltando por conflictos mágicos.”
“Dudo que lo de la madrugada haya sido un conflicto mágico, sin más. Ese hombre…” La expresión de Rinne volvió a mostrar una seriedad que Eureka nunca había visto en sus ojos. Ya empezaba a asustarse por lo que le contaría. No podía ser nada bueno si lo tenía tan preocupado y ansioso. “En fin. ¿Por dónde empiezo?”
“Cuando nos encontramos en la estación.”
“Ah, okay~” Rinne volvió a prestarle atención a los edificios  “La llamada de Mama-chan me preocupó. Habíamos quedado en apoyarnos si algo pasaba, pero nunca pensé que el momento llegaría tan rápido. Bueno, supongo que lo olvidaste, pero yo también soy rebel.”
“…Qué.” El shock le duró pocos segundos, porque en cuestión de un abrir y cerrar de ojos, afloraron dentro de ella las ganas de asesinarlo por segunda vez desde que había recobrado el conocimiento.
“¿Eh? En serio no deber—”

Eureka comenzó a samaquearlo, indignada.

“¿¡CÓMO VAS A HACER SEMEJANTE ESTUPIDEZ?! Espera.” Se detuvo, al caer en cuenta de sus palabras. “¿Cómo que… también?”
“Mama-chan es r—”

El chirrido de la mampara deslizante del balcón los hizo saltar en sus sitios, y por acto reflejo, giraron las miradas hacia el interior del cuarto. Su vista, por supuesto, fue bloqueada por Madara, quien les esbozaba una sonrisa aterradora, apoyado en el marco de la puerta.

“Esto no es lo que crees, Mama-chan, yo respeto a la flacas de mis ami—”
“Eureka-san~” canturreó Madara. “¿Por qué no me despertaste?”
“Rinne me dijo que debías descansar. Que no habías dormido bien por la preocupación y… realmente te ves cansado.”
“Han sido las horas más tensas de mi vida, no puedo negarlo.” Las ojeras de Madara eran enormes: Eureka se apiadó de su maquilladora del lunes, tendría un gran trabajo por delante. “Pero me alegra verte bien. ¿Te duele algo?”
“Nada. Estoy como nueva, aunque como le decía a Rinne, no recuerdo nada de lo que pasó.”
“Estaba a punto de contarle, pero nos interrumpiste.” Rinne fingió enojo al cruzarse de brazos y resoplar como un niño de cinco años.
“Podemos conversarlo todos adentro, entonces. Te ayudaré, Rinne-san.”
“No. Antes de eso, yo quiero escuchar lo que Rinne me iba a decir. ¿Mama es…?”
“…” Madara suspiró. “Soy rebel también, Eureka-san.”
“…”

Eureka supo que, si no tomaba aire y hacía unos cuantos ejercicios de respiración en esos instantes, terminaría rostizando a Madara y a Rinne ahí mismo.

Aunque…

…Unas cuantas cargas de electricidad no serían capaces de asesinarlos, ¿no?

“No, Jinguji-sensei no aprobaría eso.” Eureka suspiró.

Igual, antes de matarlos, debía sacarles todas las explicaciones habidas y por haber. Rinne no era tan cercano a ella y, por eso, sólo le indignaba a un nivel más superficial, pero Madara…

Oh, Madara estaba en problemas.

Tenían que hablar a solas y tenían que hacerlo ya.

Sus ganas de desaparecer a Rinne se manifestaron en una velocidad que nunca antes había demostrado: de un momento a otro, había empujado a Rinne fuera del balcón, cerrando la mampara tras de él.

“Wow.”
“OYE” escuchó a Rinne del otro lado del vidrio, pero Eureka se giró hacia Madara, dando unos pasos hacia él.
“Ah, eso pasó ayer también,” comentó Madara. “Justo cuando me—”
“Oh, no. Eso me cuentas después. Primero debes explicarme por qué eres reb…”

Las palabras murieron en su boca cuando Madara cortó la distancia entre ambos al rodearla con sus brazos, enterrando su rostro en su hombro. Eureka se quedó helada: cualquier pizca de enojo o resentimiento se desvaneció en cuestión de segundos, dando paso a pura preocupación por el estado mental del idol.

¿Qué había pasado anoche?

¿Por qué estaba tan desesperado?

“En serio no me puedo creer que estás bien. Le debo mi vida entera a Rinne-san…” Eureka juró escuchar un sonido ahogado de su parte.
“Mama…” La HiME lo abrazó por la espalda, dándole un par de palmaditas en la cabeza. “No sé qué pasó ayer, pero estoy aquí, ¿sí?”
“La sangre…” Madara se separó de ella y la sorprendió al palpar su vientre con una de sus manos. Eureka agradeció estar vestida con la bata de la clínica, aunque la acción igual sacó un sonido vergonzoso de sus labios. “¿No quedó ninguna cicatriz?”
“No me he revisado, pero sigo sin saber de qué hablas.”
“Mm.” Madara retiró su mano. “Anoche… salvamos a los chicos. Pero esa batalla que tuvimos con ese rebel fue aterradora. Ninguno de los tres logró siquiera hacerle un corte.”
“¿Un rebel? ¿El que está detrás de las muertes es…?”
“Sí, anoche lo conocimos.”

Nunca lo había visto tan… enfurecido. Madara cuidaba mucho sus emociones y era difícil percibir lo que sentía. Lo que había ocurrido horas atrás era capaz de llevarlo a expresar en su rostro cualquier sentimiento que lo invadiera.

Era… preocupante.

“Mama. ¿Qué me hizo el rebel?”
“Tal vez habría sido mejor idea que Rinne-san te lo cuente, yo…” El idol desvió la mirada, incapaz de verla a los ojos sin quebrarse.
“¿…Casi me mata?”
“…” Madara la observó, apenado. “Sí.”
“Eso está relacionado al motivo por el que no recuerdo nada, supongo.”
“Sí. Te golpeaste la cabeza en algún momento.”
“…O-okay.” Su voz tembló, asustada.

No podía procesar lo que oía porque sonaba como si se tratase de un relato ajeno a ella: después de todo, su cuerpo estaba intacto y no sentía dolor en ninguna parte.

Eureka imitó a Madara y, a través de la bata, palpó también su vientre: nada. Ni una cicatriz. Para confirmarlo aún más, introdujo su mano dentro de la ranura derecha de la tela: en su piel no había rastro de alguna abertura. Encontró, en los bordes de su cadera, un par de suturaciones, pero más de eso…

Nada.

“…” No se atrevió a preguntar más sobre el asunto. A juzgar por el rostro de Rinne y de Madara, la herida había sido tan profunda y tan mortal que no valía la pena hacerlos revivir el trauma.

Lo que la llevaba a pensar en una pregunta que sí podía hacer.

“¿Cómo te ayudó Rinne? ¿O me ayudó a mí?”
“Como rebel, Rinne-san tiene poderes de regeneración. Son muy novatos y nada acertados, pero consiguió regenerar gran parte del daño en ti. A cambio de eso, entró en un estado de coma, pero regresó en sí hoy en la mañana. Me dijo que aún anda débil y que no podrá usar sus poderes por un tiempo… Supongo que no debió invertir tanta energía de una y peor, en una HiME, pero no podíamos dejarte morir.”
“…Lo siento.” Eureka se aguantó las ganas de llorar. “Imagino que hice algo estúpido y por eso han pasado por tanto—”
“No.” Madara volvió a abrazarla.

Eureka sospechó que sus motivos eran muy simples: lo hacía para confirmar que estaba viva, y también, para ocultar su rostro, ahora que no podía controlar sus emociones.

“Lo hiciste para protegerme. Ahí fue que activaste esa gran velocidad que usaste hace un rato con Rinne-san,” comentó, acariciando sus cabellos. “Asi que yo debería disculparme aquí.”
“Pero no es tu culpa,” ofreció ella, confundida. “Con todo esto ni me atrevo a reclamarte que seas rebel. No lo valido, pero entiendo por qué lo hiciste.”
“No voy a decir que fue la mejor decisión,” admitió Madara. “Aún así, era necesaria. Y anoche lo confirmé. No creo haber hecho mucha diferencia si no tenía forma real de defenderme, pero… al menos no te estorbé. O no mucho.” Suspiró. “Porque al final…”
“Está bien. Estamos a salvo. Aunque…” Eureka no dejaba de sentirse abrumada con las preguntas que afloraban en su interior. “¿Qué pasó con el rebel?”
“Ah, eso fue raro. De un momento a otro, perdió interés en nosotros y se fue.” Madara retomó la distancia entre ambos, llevándose una mano al mentón, curioso. “No me puedo quejar, no habríamos sobrevivido si no se iba, pero sí… fue extraño.”
“Okay, eso es bueno. ¿Cómo están los chicos?”
“Bien. Más allá de unos rasguños y heridas, todo bien. De hecho… el papá de Megumi-san está muy agradecido contigo y con Rinne-san. Quiere conocerlos, perooo~”
“…Pero prefiero que la gratitud me la expreses tú no más, gracias.” Eureka suspiró.
“Hoho~ Supuse que te intimidaría conocerlo. Eso mismo le dije, pero insistió en eso, así que…”
“…” Eureka suspiró. “El fin de semana que viene. Esta semana voy a descansar y distraerme y todo.”
“Tenemos el primer ensayo del club de música el martes, Eureka-saaan~”
“…Olvidé eso.” Eureka se llevó una mano a la frente. “Pero no hay problema, yo—”
“No es necesario que vayas,” le aseguró Madara, colocando una mano en su hombro. “Le pediré ayuda a Luciel-san y todo bien. Prefiero que descanses.”
“No. Te prometí que estaría ahí y voy a cumplir. Además, hay ensayo también el sábado, ¿no? Ese día sí puedo faltar.”
“…Okay.” Madara cedió, aún en contra de sus propios deseos. “Pero prométeme que no irás a las clases de tu universidad.”
“…Faltaré a varias. Le avisaré a Miranda y le pediré los apuntes a Maka, supongo.” Eureka se chorreó en la barandilla de metal, agobiada con el cansancio mental de aquella conversación. “…No tanto por un tema físico, sino más… por uno emocional. Todo lo que me has contado me ha dejado helada. Lo peor es que no puedo recordar nada: suena como algo muy ajeno a mí.”
“Fue muy real. Y muy… impactante. Me sentí demasiado inútil ahí, sin poder ayudarte ni saber qué hacer. Llevarte a un hospital iba a ser en vano. Si Rinne-san no estaba con nosotros anoche, no quiero imaginarme lo que habría pasado.”
“Tal vez no debí enojarme tanto contigo por eso.” Eureka rio. “Lo que más recuerdo de anoche es que me molestó que de la nada le pidieras ayuda a él.”
“¿A Rinne-san?”
“Mm.” Eureka asintió, observando la ciudad. “Rinne es un buen chico. No lo considero mi senpai, lo veo como alguien menor, la verdad.”
“Hoho~ Rinne es el tipo de persona que se ofendería si lo tratas como superior con mucha seriedad. Por eso lo hice al inicio, aunque es menor que yo.”
“¿Por unos días, supongo? Creo que también cumple en mayo como tú.”
“Ah, te acuerdas de mi cumpleaños~”
“Eres mi idol favorit—” Eureka se cortó antes de cometer harakiri.
“¿Qué?”
“Ay no molestes, ya lo sabes.” La HiME escondió su rostro entre sus brazos. “¡E-en fin! Lo que decía era que Rinne no se me hacía tan… confiable,” mencionó, y alzó la mirada para volver a encararlo. “Al menos no para algo delicado como lo de ayer, pero me demostró que estaba equivocada. Debo agradecerle en un rato.”
“…” Madara le dedicó una sonrisa cálida. Eureka le sonrió de vuelta, alegre por verlo más animado. “Podrías hacerlo ahora.”
“Sí, pero quiero hablar contigo un rato más. Me… has dejado preocupada con cómo andas.”
“Tranquiiila, Eureka-san~ Ya estoy mejor.”
“¿Seguro?”
“Mm, mm~ Mama está bien~”
“…”

Esta vez, fue Eureka quien lo abrazó: ante la diferencia entre sus estaturas, sus brazos tan sólo alcanzaron para rodearlo por la cintura. Madara le dio un par de palmaditas en la cabeza, y Eureka rio.

“Este abrazo era más para darte comfort que para que tú me lo dieras, Mama.”
“¿¡Pero cómo funciona eso!? Yo soy Mama, ¿no? ¡Tengo que darle cariño a mis hijos!”
“…” Eureka se avergonzó.

No costó nada recordar que Madara no la veía platónicamente. Había sido su tema de conversación antes de verse interrumpidos por los sucesos de anoche.

Agradecía desde el fondo de su corazón que aquella charla haya quedado inconclusa. Ya era suficiente lidiar con su casi-muerte, no quería tener que sentarse a reflexionar sobre otros temas. Terribles prioridades, pero sentía que nada gritaba “Eureka” mejor que su manera no tan sutil de esquivar los problemas.

Qué fin de semana más agotador.
« Last Edit: April 30, 2024, 02:23:46 PM by Eureka »


Cho


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~

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Now, let's carry on with those big HiME dreams...


Cho

Uhh dejo una parte en lo que retomo la corriente.

104.1.


Flashback

Hace cinco años…

Era una extraña excepción, sin embargo, fue permitido visitar a su amigo. Los últimos meses habían sido llenos de incertidumbre y noticias trágicas y desalentadoras, las cuales no les concernieron a ellos personalmente, pero lo evidenciaron a su alrededor.

En el presente… la calma del bosque en la parte trasera de la residencia de los Sanjou representaba a cierta medida la realidad. Se percibía una paz imperturbable, los cánticos de las aves como murmullo usual y trivial de aquellos vivientes, pero, sobre todo, un silencio abrumador y omnipresente.

Megumi observó aquel tributo escondido en un lugar privado del bosque. Su amigo pelicenizo se acercó a dicha tumba simbólica con una flor y la depositó en medio de otras. De paso, removió un par ya muy marchitas. Seguido a ello, cerró sus ojos y dedicó una corta oración silenciosa. El invitado esperó a que terminara con su dedicación y sólo miró a esa tumba atentamente.

Por más que lo podría conocer como el alma de la fiesta o el payaso de la clase, Imanotsurugi siempre había tenido un lado meditativo y melancólico. Incluso de no haber sido así, luego de lo sucedido, era de esperarse que lo manifestara. No sólo era él, ni ellos dos… Megumi se preguntaba cuántas más personas se encontrarían lidiando con los rezagos de esa guerra. Las inmedibles consecuencias eran más grandes de lo que cualquiera podría percibir.

“Megumi…” Imanotsurugi se giró y le sonrió amenamente. “No te pierdas en tus pensamientos ahora. Ya terminé.”
“…” el pelinegro se mantuvo inmutado, ligeramente sorprendido de haberse vuelto a distraer. Asintió un poco. “No me había dado cuenta. Estoy bien.”
“Creo que no debí haberte traído aquí, en verdad es mi responsabilidad como el dueño de casa de entretenerte,” admitió incómodo. “Lo siento mucho, Megumi.”
“No, está bien…” este negó tranquilo. “El hecho que te sientas con el deber de tratarme de alguna manera específica implica que somos diferentes, o que me debes algún tipo de consideración, y eso no es verdad…”
“Hehe, no lo es, tienes mucha razón. Somos amigos~” canturreó alegremente.
“…” Megumi retornó su mirada a esa tumba, la cual estaba hecha apenas con rocas, ramitas y tierra del bosque, algo sin duda personal de su acompañante. Su atención bastó para retornar a ese tema.
“…” Imanotsurugi borró su sonrisa y también miró a esa pequeña estructura. “Realmente no sabía qué más hacer… esto es lo único que pude dedicarle, y que ni puedo compartir con ella.”
“…” Megumi cerró sus ojos. “No sabemos si ella está muerta, Imanotsurugi-san.”
“Sí, lo sé, creo que una tumba para una persona que sigue viva puede significar un insulto,” sonrió incómodo. “La puedo ver llamándome la atención o diciéndome qué debería hacer en un momento como este. Ella siempre supo más de estas cosas.”
“…” miró a su amigo de reojo.
“Pero… ella perdió un montón en su guerra personal,” el chico se sentó sobre el piso y apoyó su cabeza en sus rodillas, desanimado. “Por lo último que hizo, por cómo todo se acabó… creo que terminó por perderse a ella misma. Creo que con esto quiero lamentar lo que pasó, velar por eso que extravió, decirle ‘lo siento mucho, no pude ayudarte’…”
“…”
“Kikyo-san no merecía esto…” terminó por enterrar su cabeza en sus brazos por un momento, casi dando la impresión que estaba a punto de ponerse a llorar.
“…” asintió. “Nadie lo merecería… lo siento…”

Fue apenas un momento, e Imanotsurugi se levantó y sonrió incómodo, con un par de lágrimas en sus ojos.

“Ehh, perdón de nuevo,” dijo con torpeza y secándose dichas lágrimas luego de haberse podido detener a tiempo. “No es que tenga que ser un buen anfitrión ni nada, pero ahora que finalmente has podido visitarme, deberíamos pasar el tiempo haciendo algo más.”
“No necesitas considerarme, Imanotsurugi-san,” le recordó tranquilamente. “Te sientes mal, necesitas desahogarte. Como tu amigo, quiero oírte.”
“Sí,” asintió y le dio un fugaz abrazo, algo que descuadró al otro. “Muchas gracias, Megumi. Eres un gran amigo para mí.”
“N-no lo menciones…” dijo perdidamente y terminó por apartarse a un costado. Luego de oírle, el pelinegro bajó su mirada y hundió sus ojos en sombras. “No nos queda más por hacer que entender lo que nos pasó, y sobrellevarlo. Nosotros somos apenas niños que lamentamos lo que les ocurrió a nuestros mayores… es inevitable…”
“Eso no es verdad,” Imanotsurugi negó y le dio una sonrisa alentadora. “Tu hermano y su HiME están bien gracias a ti. Es porque tú quisiste conocer a la HiME que se dio la oportunidad de que terminaran de otra forma.”
“No…” Megumi negó. “Lo que hice no hizo una diferencia. Ellos fueron quienes tomaron la decisión que los salvó a los dos. Yo sólo lo intenté sobrellevar de la mejor forma, aunque debo haberles causado problemas…”
“No lo creo, Megumi,” le aseguró su amigo, y amplió su sonrisa. “Me alegro mucho que tu hermano esté bien, que nada malo le haya pasado.”
“Gracias, está bien, en lo posible.”
“Y también estoy feliz que él haya podido salvar a su HiME,” Imanotsurugi bajó su mirada sin borrar su sonrisa. “Ella es una persona difícil y huraña. Nunca ha querido acercarse a nosotros, pero aun así…” volvió a mirarle, contento. “Es como una hermana para mí, como parte de nuestra familia.”
“…” regresó su atención a la tumba. “Imanotsurugi-san…”
“Sí, ¿qué sucede?” le miró con curiosidad.
“Entiendo que ya está decidido. A partir del próximo año, estudiarás en Hanasaki.”
“Sí,” asintió. Se vio decidido y borró su sonrisa. “Luego de lo que pasó con Iwatooshi, de notar cuánto daño podemos hacer sin darnos cuenta, no quiero prestar mi fuerza ni mi nombre a Rizembool. No quiero lastimar a una HiME, tampoco quiero lastimar a un Rebel. No quiero causar que nadie más sufra en esta guerra.”
“Entonces lo mejor sería que tampoco estés en Hanasaki.”
“No, no puedo irme del todo,” negó. “Tengo a personas cercanas a mí que todavía están próximas al conflicto. Si ellos fueran a necesitarme, quisiera estar ahí por ellos,” asintió y sonrió. “Tú eres uno de ellos, Megumi.”
“…” se impresionó un poco y dio un suspiro. “Que estés en Hanasaki significa que podríamos ser enemigos algún día, Imanotsurugi-san. Imagino que lo entiendes.”
“Haha, sólo si fuera a convertirme en el primer OuJI en la historia~”
“No es tan simple…” negó frustrado. “En fin… es lo mejor que ya no estés en Rizembool, me alegro por eso. Tú tienes la opción de salir y debes tomarla.”
“¿Opción?” se confundió. “¿Qué quieres decir?”
“Olvídalo…” alzó su mirada a las ramas de los árboles. “Hubiera esperado que pudieras alejarte más. Sayo-san y sus hermanos se fueron de la ciudad. Ha sido lo mejor.”
“…” Imanotsurugi se angustió un poco. “Es verdad… espero que esté bien… no sé qué le habrá pasado a Sayo, pero entiendo que algo horrible debe haber ocurrido.”
“Yo tampoco lo sé…”
“Ojalá lo podamos ver algún día y se encuentre mucho mejor,” asintió y agarró a Megumi de los hombros.
“Eh…” este se alertó mínimamente.
“No te gustan las muestras de afecto, ¿verdad?” le preguntó amenamente. “Sólo quiero decirte que nosotros siempre seremos amigos, sin importar lo que fuera a ocurrir. Eso nadie lo va a cambiar. No permitiré que el pasado vuelva a repetirse.”
“…” le miró con leve incomprensión. “Espero que tengas razón, Imanotsurugi-san…”



Fin del Flashback




Era temprano en la mañana de un nuevo día de clases, y Yukko y sus amigos se reunieron en una cafetería cerca del área de artes escénicas para desayunar. Los estudiantes de ciencias se toparon con la sorpresa de ver a Shinano recostado sobre la mesa, aparentemente muerto.

“Hehe, me alegro que pudieron venir hoy,” celebró Natsuki, sonriendo emocionado.
“Sí, yo también,” Hotarumaru asintió. “Los pancakes que comí de esta cafetería la vez pasada estuvieron muy deliciosos. Tenía que volver a probarlos.”
“Son ricos, aunque no consideraría que los estés probando con esa cantidad,” Hajime alzó una ceja en lo que miraba el cerro de pancakes que fácilmente eran para tres personas.
“P-pues…” el pelicenizo se avergonzó un poco y desvió su mirada. “Es que… son ricos y necesito muchas energías para comenzar el día…”
“Come a tu gusto,” dijo Mai, asintiendo inmutada. “No dejes que la chusma te fastidie.”
“¿Chusma?” el otro se amargó y dio un suspiro. “No que lo esté juzgando, sólo me sorprende.”
“Hehe…” Yukko sonrió incómoda y volvió a mirar hacia el derrotado Shinano con su rostro estampado sobre la mesa y ocultado por sus brazos. “Ehm… ¿seguros que está bien?”
“Sí, Shinano sólo anda descargándose, pero ya se recuperará,” le aseguró Syo, quien pese a verse optimista pasó a frustrarse un poco. “Pobre, realmente tiene a un mentor muy exigente.”
“Pero si no se levanta pronto su desayuno se va a enfriar,” Natsuki lo meditó y pasó a agarrarle de costado para abrazarlo. Fue curioso cómo lo cargó como si fuera un costal de plumas. “¡Déjame darte un power hug, Shinano-chan, para que comiences un día maravilloso!”
“Ihh… g-gracias, Natsuki…” Shinano se dejó abrazar y al ser soltado se mantuvo sentado, aunque algo cabizbajo. “Aunque realmente no me faltan ganas de irme a dormir desde ya…” dio un sonoro bostezo. “Me levanté a cuarto para las cinco hoy…”
“¿Por qué tan temprano?” Hotarumaru ladeó la cabeza.
“Uhh… Itsuki-senpai desaprobó la lavandería que había hecho ayer y dijo que necesitaba las cosas impecables y bien presentadas porque son para un trabajo que tiene que entregar hoy… así que sufrí dos horas con sus constantes observaciones y todo lo que hacía mal…”
“Suena duro, lo siento,” Hajime hizo una expresión de dolor.
“Yo me desesperaría en tu lugar, Shinano,” Syo se estremeció un poco. “Aunque bueno… tal vez no vayas a hacer lavandería todas las madrugadas, pero igual tendrás que despertarte muy temprano y perder el sueño en ocasiones en tu carrera…”
“¡Pero no tiene sentido alguno!” terminó por estallar con desesperación y ojos desorbitados. “¡Si tanto necesitaba que todo estuviera en orden mejor que mandara el trabajo a que algún profesional lo haga! ¡O bien él mismo o no sé! ¡Y seguro que sueno engreído y que no tengo el derecho de lanzarle ese trabajo si ando bajo su tutela, pero en todas las sesiones no he sido más que una mucama para él! ¡A estas alturas voy a desarrollar ojeras permanentes!”
“Ya, ya, Shinano-chan, ven aquí,” Natsuki volvió a abrazarle de costado con paciencia. “Ya pasó, ya aprendiste y no va a ocurrir, no de la misma manera. Puedes desconectarte.”
“S-sí…” dijo casi a punto de llorar. “Gracias Natsuki, me gustan tus abrazos de oso…”
“Natsuki tiene razón,” Hotarumaru asintió y sonrió inspirado. “Es cierto que las cosas pueden ser muy duras la primera vez, pero de ahí se vuelve más fácil y ya sabes cómo manejarlo.”
“Realmente es en todas las disciplinas,” Mai comió una galletita antes de continuar. “…igual, siempre oigo que los modelos y idols pueden sacrificarse un montón.”
“Pues sí, hay momentos muy duros, uno da mucho de uno mismo, se vuelve bastante personal sin que te des cuenta,” Syo rascó su cabeza. “Shinano recién anda adentrándose más al medio así que le costará un poco, pero confío en él. Lo podrá sobrellevar.”
“Uhh…” Yukko soltó ese pequeño alarido meditativa y notó cómo por este todos la miraron. “¡Eh, ah, n-no me presten atención! ¡S-solo pensaba que igual es duro, o-o sea, Hibiki-senpai parece hablar sobre Itsuki-senpai con tanto estima como cuidado!”
“Sólo me alegro que no lo conozcas, Yukko, no es para todos…” dijo Shinano, cansadamente.
“Sin duda no es para ti, Shinano,” Mai se encogió de hombros.
“Ihhh…”
“¿Y ahora quién vendría a ser la chusma, Mai?” Hajime le miró con juicio, de reojo.
“Por mi parte, yo espero con muchas ansias poder conocerle,” observó Natsuki, con grandes ánimos y juntando sus manos en palmas. “Suena a una persona sumamente dedicada a su arte y la gente así es bondadosa y muy auténtica.”
“Creo que tú eres el único que tomaría lo dicho así, Natsuki,” Syo se confundió, aunque sonrió frustrado. “Pero entiendo. Si es alguien que recibe tanto reconocimiento de Hibiki-senpai, realmente debe merecerlo.”
“Estará bien, Shinano,” le alentó Hotarumaru, sonriendo amenamente. “Yo hace poco era el que estaba preocupado por mi entrenamiento, así que entiendo lo desalentador que es, pero verás que valdrá la pena. Te felicito por estar dando todo de ti.”
“Hehe, muchas gracias, Hotarumaru,” Shinano sonrió un poco. “Realmente eres un niño muy lindo. Tienes razón, tengo que seguir,” entonces notó cómo Mai abrazó al pelicenizo de costado.
“Mo…” Hotarumaru se confundió. “Mai-neechan, ¿qué sucede?”
“Pienso que él no necesita de tu aliento demasiado, ya es muy engreído,” dijo la chica, casi como si defendiera a su pequeño de un desconocido.
“Bien eres tú quien lo acapara…” Syo alzó una ceja.
“Está bien, Mai, yo sé bien que Hotarumaru es tu pequeño, nunca te lo quitaría,” Shinano sonrió incómodo (e inconsciente de una triste Yukko ya resignada a esa realidad (?)).
“…” Mai asintió y soltó al pequeño. “Bien, me alegro que seas razonable. Si andas con ganas de mimos, mejor vete a buscar a tu hermano Overlord por ahí. Parece que le importas.”
“¿Eh? ¡Por supuesto que le importo a mi hermano!” Shinano frunció el ceño y se puso a pensar. “Hm, ni sé qué andará haciendo Yagen a estas horas… pero sí, podría encontrarme con uno de mis hermanos, ellos siempre me animan,” dicho esto, pareció venirse con algo y miró hacia Hajime con ojitos soñadores.
“Tsk, ¿qué quieres ahora?” le reclamó. Ya casi se había olvidado que ese pelirrojo buscaba engreírse con él obstinadamente.
“Ahh, lo siento mucho es que me recuerdas tanto a Atsushi, él totalmente reaccionaría así,” dijo juntando sus manos en rezo y todavía mirándole con añoranza.
“¡Ya te he dicho que no soy tu hermano!”
“Hm…” Mai asintió. “Está bien, puedes engreírte con Hajime.”
“¡Y tú no decidas por mí, Mai!”
“Ehh, Sh-Shinano… sé que tus hermanos te quieren mucho, pero recuerdo que el doctor se molestó mucho contigo por comportarte así…” le advirtió Yukko, sonriendo incómoda.
“Sí, no quiero que eso vuelva a suceder…” Shinano se vio aprehensivo, pero hizo un cambio radical y se puso de pie con grandes energías. “¡Ya sé! ¡Verdad que dije que iba a hacer que ustedes se conocieran! ¡De todos modos tengo que traer a Atsushi a Rizembool, no creo que se haya dado un paseo por ahí aún!”
“Ohh, me da curiosidad,” Hotarumaru asintió atentamente. “Todavía no lo conozco. Ehehe, lo esperaré con ansias.”
“Se parece a Hajime y actúa como él, no creo que te pierdas de mucho,” observó Mai.
“¿Por qué siempre tratas de fastidiarme?” le cuestionó el referido, impaciente. “No lo sé, trae a tu hermano si quieres, pero yo no tengo nada que ver con esto. Sólo déjame en paz.”
“…” Shinano le miró impresionado y pasó a morderse su puño. “Tsk, no puede ser, realmente te comportas como él. Al menos tú te contienes y no me das zapes cuando me porto mal…”
“Oh, mira, te está validando,” dijo Mai, inmutada. “Golpéalo cuando quieras.”
“No lo haría, pero ganas no me faltan…”
“¡N-no por favor, apuesto a que pegas tan duro como él!”
“Suficiente, Shinano, deja a todos desayunar,” le corrigió Syo, frustrado. “Tú también desayuna que se pasa la hora.”
“¡Hehe, mis abrazos le regresaron la vida!” celebró Natsuki.
“Creo que te pasaste, a decir verdad…” Syo negó.
“Sí, ahora mismo como,” Shinano volvió a sentarse y con rapidez y gusto separó sus palitos descartables para comer en lo que se rumoreaba cuándo podría traer a su hermano.

Yukko se animó al verle de nuevo alegre y tan atento como siempre. Era curioso cómo la simple mención de sus hermanos podía regresarle las energías. Así, el desayuno continuó más amenamente y sin ningún contratiempo.





Era la segunda hora de clases en la mañana en Hanasaki Middle y el salón de Nio tuvo un pequeño paseo por los invernaderos dentro de la escuela. Los pequeños curiosos seguían a la profesora de ciencias quien les daba un pequeño paseo por los distintos cultivos.

“Y aquí llegamos a los tomates,” explicó la maestra. “Está será sin duda la cosecha de verano más popular y conocida por todos aquí. El departamento de agricultura de la universidad anda preparando la venidera cosecha de este mismo cultivo. Si se animan, permiten visitantes después de terminadas las clases,” sonrió. “Con esto terminamos el recorrido, así que pueden elegir la cosecha que más les llamó la atención para completar la tarea individual que les dejé. Bien, les daré tiempo para que se paseen, pero pórtense bien y no toquen ningún cultivo, ¿entendido?”

La clase en general asintió y pasaron a disfrutar el momento de libertad en lo que volvían a pasearse por las distintas áreas de los amplios invernaderos. Como la maestra sospechó, varios optaron por irse por lo conocido y ya andaban tomando notas de unos letreros que explicaban más detalles sobre los tomates, pero también había otros que preferían darse un paseo por su cuenta antes de tomar una decisión.

“Ahh, no había querido escoger a los tomates, pero estos tomates cherry son tan adorables~” canturreó Elise, quien les tomaba múltiples fotos.
“Hehe sí son muy lindos,” Imanotsurugi se acercó a mirarlos de cerca. “Puede que también lo haga, no sé en verdad.”
“Haha, se parecen mucho a tus ojos, tienen el mismo color,” Luso rió un poco.
“Oh, ¿tú crees, Luso?”
“Claro, mira,” Luso agarró una rama y la acercó a un costado del rostro del otro. “¿No ven?”
“¡O-oye!” Nio se espantó y se puso en medio de Luso y la planta para que la suelte. “Nos vas a meter en problemas, Luso. Ya nos dijeron que no podemos tocarlos.”
“V-verdad, no me había dado cuenta,” Hirano se inquietó.
“Ah, perdón, pero está bien,” Luso sonrió restándole importancia y se rascó la nuca. “Miren, la maestra anda hablando con el encargado. Ni miraba en esta dirección.”
“¡Ah, buen trabajo!” Imanotsurugi se emocionó y levantó un pulgar. “¡Revisando si no hay moros en la costa! ¡Es un buen instinto!”
“Vaya, realmente son unos revoltosos,” la pequeña HiME dio un suspiro.
“Está bien, Luso fue cuidadoso, no te estreses, Nio,” le animó Elise. “Más bien nos estabas contando sobre la nueva HiME mentora. Suena a una persona muy linda. ¿Y ya comenzaron a hacer entrenamientos?”
“Oh, eh, pues todavía pero ya nos dijo que estaba viendo para separar un espacio en un dojo en la universidad,” Nio asintió y sonrió incómoda. “Es algo intimidante porque todas son mayores que yo, pero con más razón tengo que esforzarme mucho.”
“Te entiendo, yo no tengo parientes de mi edad y paso mucho tiempo con mi primo y sus amigos, a veces notas que andas un poco atrás,” Luso dio un suspiro. “Pero no te desanimes. Si puedo apuntarme a algunos de tus entrenamientos, me encantaría ir.”
“¡Ah, yo también!” exclamó Elise. “¡Al menos para conocer a tus compañeras HiMEs!”
“Ehh, preguntaré si es posible…” Nio sonrió incómoda. “Pero no sé si a tu hermano le vaya a gustar la idea.”
“Oh, le meto un cuento que voy a estudiar después de clases o algo, descuida,” guiñó un ojo.
“Uhh, pero onee-chan sigue molesta conmigo por nuestra travesura del otro día…”
“…” Hirano dio un suspiro en lo que escuchaba a sus compañeros hablar. Luso continuó tratando de animarla ya que la idea era muy divertida. Entonces, el pequeño Toushirou miró a su costado y vio cómo Imanotsurugi miraba perdidamente hacia otro lado en el invernadero. “Imanotsurugi-san, ¿estás bien?”
“Oh, Hirano-chan, ¿qué sucede?” se despertó y le sonrió.
“Eh, supongo que este tema de conversación te resulta incómodo, ¿no es así?” preguntó el pequeño. Este frunció el ceño. “Me alegro de ver que todos andan felices como siempre, pero me resulta difícil digerir que no le den mucha seriedad,” bajó su mirada. “Yo que apenas aprendo a pelear, pero entiendo que es un tema serio. Seguro que lo entiendes mejor que yo…”
“…” el pelicenizo le sonrió y le dio una palmada en un hombro.
“Eh…”
“Pues sí, me es incómodo, es lindo que puedas leerme tan fácil, quiere decir que te preocupas por mí y soy feliz por eso.”
“Imanotsurugi-san…”
“Hmm…” le soltó y pensó duramente, con un leve aire juguetón. “Pero, ¿qué podría decirte, Hirano-chan? Por mi familia y educación yo sé varias cosas que me sobrepasan en edad y te sobrepasan a ti también. Ando preguntándome qué hace Hanasaki o qué hace Rizembool, de qué manera Nio-chan recibirá ayuda o cómo le educarán a actuar en su situación. También, yo no puedo decir que sé ninguna respuesta y sería irresponsable que dijera algo, por eso prefiero no participar en esto…”
“T-tiene sentido…” se quedó perplejo por esa rápida lluvia de ideas.
“Pero~ no te preocupes por mí, lo último que haría es cargarte de algo con lo que tú tampoco sabrías cómo lidiar,” concluyó con una amplia sonrisa.
“Lo entiendo, pero a veces creo que debería aprender más de ti, Imanotsurugi-san, y de la situación en sí,” Hirano frunció el ceño. “Luso-san lo acaba de decir. Yo también me siento atrasado con mucha frecuencia y no quisiera estarlo si es que algo importante ocurre.”
“Pues sí…” se cruzó de brazos. “No sé qué decir, pero lo hablaré con Mikazuki-sama. Él siempre tiene algo intrigante qué decir~” concluyó alegremente.
“Intrigante…” el menor se preocupó un poco. Sabía que dicho amigo de su familia no era la persona más directa del mundo.
“Por cierto, ¿ya has escogido qué cultivo vas a estudiar?”
“A decir verdad, sí, desde el inicio,” Hirano sonrió contento. “Yo también tengo un invernadero y cultivos en mi casa y justo hay unos melones amargos que están por salir. Noté que no a muchos les llamaron la atención, así que quisiera hacer mi reporte en ellos y si los días coinciden tal vez traiga uno para enseñarle a la clase.”
“¡Ohh, qué genial!” Imanotsurugi se emocionó y le dio un fugaz abrazo. “¡Siempre serás tan lindo, Hirano-chan, pensando desde ya en todos nosotros! ¡Lo esperaré!”
“Eh, si es que no madura para entonces, estás invitado a visitarme, ya lo sabes bien.”
“¡Claro que sí!”

Entonces, la maestra se acercó a ese grupo.

“¿Y cómo les va? A diferencia de los demás no se han movido de aquí,” observó con leve juicio. “No todos van a escribir sobre los tomates, ¿verdad?”
“Eh, no sabría decirlo, maestra, pero en mi caso quisiera enfocarme específicamente en los tomates cherry,” reportó Elise, contenta y respetuosamente. “Puede que me encuentre con variedades que ni están en este invernadero.”
“Ah, me encanta la idea, por supuesto que sí,” la profesora se maravilló. “¿Alguno más tiene lo que va a hacer? No se distraigan mucho que sólo tenemos esta hora de clase.”
“Eh, sí, creo que me daré otro paseo por el invernadero,” dijo Nio.
“¡Oh, profesora, Hirano-chan dice que quiere escribir sobre los melones amargos!” exclamó Imanotsurugi, agarrando un brazo de Hirano y alzándolo. “¡Dice que ya los conoce porque también tiene su invernadero en casa!”
“¿En verdad? Pero qué impresionante, es un excelente pasatiempo,” la maestra se impresionó y sonrió al pequeño. “Muy buen trabajo, Toushirou-san. Confío en que entregará un trabajo tan dedicado y pulcro como siempre.”
“Eh, s-si, muchas gracias, profesora, haré lo mejor posible…” Hirano se soltó y se cohibió al no haber pensado que llamaría tanto la atención.
“¿Y usted, joven Sanjou?” la profesora miró al pelicenizo con leve juicio. “¿De qué va a tratar su trabajo? No me olvido de usted.”
“Ehh… y-yo también preferiría pasear un poco antes de decidirme…” se puso nervioso.
“¡Yo también!” Luso pareció listo para ponerse a correr.
“Un momento, Clemens-san,” la maestra pasó a poner sus brazos en sus caderas y mirarle con mayor demanda. “Su última entrega fue apresurada en incompleta. Esta vez sí va a entregar un trabajo apropiado, ¿no es así? Da la impresión que lo deja para la última hora.”
“Ehh, e-es que… b-bueno, soy todavía nuevo al país y todavía no me aprendo todos los kanji…” comenzó a excusarse incómodo.
“…” sin embargo, la mayor estuvo lista para sus excusas y sonrió decidida. “Descuide que me adelanté a usted. Le pedí al señor del invernadero que le ayude a escoger una planta cuya información sea fácil para usted. Por favor, venga conmigo que le guiaremos toda la hora.”
“¿P-perdón?” Luso palideció.
“Vamos, no tenemos todo el día,” la maestra incluso le agarró de la muñeca para prevenir que tratara de escaparse.
“Pero…” el pobre miró a sus amigos con súplica, pero nadie podía contradecirle y sólo les tocó despedirse con leve pena.
“Uhh, nos toca esforzarnos si no queremos terminar como él,” observó Elise con leves nervios.
“Descuida, Elise-san, tus trabajos siempre son muy buenos e interesantes,” le alentó Hirano. “Lo mismo puedo decir de Nio-san.”
“Aw, gracias, Hirano, y lo mismo digo de los tuyos. Hasta la maestra te reconoció,” observó Nio, conmovida por el cumplido.
“Es verdad, más lo decía por Imanotsurugi,” agregó Elise y todos le miraron.
“¡O-o-oigan, más que nada soy malo en matemáticas, les prometo que no me meteré en problemas!” agitó sus palmas con incomodidad. “S-sí, mejor me pongo las pilas y me doy otra vuelta, ¿qué tal?”
“Espero que sí, yo me quedaré a estudiar más de los tomates,” dijo Elise.
“Y yo iré donde los melones amargos, tengo que revisar la información,” Hirano asintió.
“Bien, entonces yo me encargaré de que hagas tu trabajo, Ima-chan,” declaró Nio, decidida.
“Hehe gracias por el favor~” Elise rió un poco.

Así, Nio e Imanotsurugi continuaron con el recorrido de los dos invernaderos que tenían abiertos. Terminaron por ir al segundo donde había menos compañeros de clases en lo que Nio revisaba cada cultivo con detenimiento y tomaba algunos apuntes.

“Hmm…” la pequeña fruncía el ceño. “No lo sé… me gusta mucho la jardinería y conozco bien a la mayoría… si quiero hacer un buen reporte tengo que tenerle interés y no encuentro nada que sea un desafío…” se desanimó y en eso oyó que su amigo se puso a silbar. “¿Ima-chan?” se extrañó y vio cómo este andaba distraído silbando a unas avecitas fuera del invernadero las cuales cantaban a su mismo ritmo. “¡OYE IMA-CHAN!”
“¡WAAHH!” el otro se asustó al punto de caerse. Incluso varios de sus compañeros le miraron para entonces reírse por entender qué había pasado y regresar a sus debidas tareas.
“Yo que ando tomándome esto en serio y tú le cantas a las aves. ¿Así quieres evitar volver a quedarte un fin de semana castigado estudiando?” le recriminó ofuscada.
“Aw lo siento, Nio-chan, sólo pensé que esas aves seguro querrían entrar…” este se levantó y se llevó una mano a la nuca, arrepentido.
“No, ya nos dijeron que no podemos dejar a las aves entrar o se comerían la mitad de las cosas aquí, hay que concentrarnos,” dio un suspiro. “Pero si no te inspiras puedes ir por los tomates. No creo que la maestra se moleste contigo mientras hagas un buen trabajo y debe ser el cultivo con información más fácil de conseguir.”
“Hehe, ya no se oía muy feliz de que fuera el caso, así que mejor escojo algo más,” observó sonriendo incómodo. “Realmente no sé qué elegir, pero seguiré buscando… oh…”
“¿Hm?” Nio vio a su amigo avanzar por su cuenta y vio cómo este se acercó al peliazul reservado de su clase, quien andaba tomando notas frente a un árbol de ciruelas.
“¡Sayo!” Imanotsurugi se le acercó y se paró a su costado.
“…” el dirigido se estremeció ligeramente por el susto de oír su fuerte saludo tan repentinamente, y le miró de reojo. “Imanotsurugi-san… ¿qué haces por aquí?”
“Hmm, es que no sé qué elegir así que estoy caminando hasta que algo me inspire,” pasó a mirar el árbol. “¿Has escogido los ciruelos?”
“…” Sayo asintió y desvió su mirada, incómodo. “Es lo que me resulta más familiar… temo no hacer un buen trabajo de lo contrario…”
“¡Pero por supuesto que lo harás!” le alentó amenamente, dándole unas palmaditas en la espalda. “Además tu hermano mayor es muy conocedor y podría ayudarte si tienes problemas.”
“Preferiría no incomodarle con esto.”
“¡Pero si hablar con los demás es la mejor manera de hacer las cosas!”

Nio miraba perdidamente a los dos. Aquel huraño peliazul siempre le había causado un ligero rechazo y buscaba aislarse de los demás. Sin embargo, Imanotsurugi podía acercársele sin que el otro huyera. Iba con su desenvuelto amigo poder congeniar con la gente y buscarles conversación, pero a veces no evitaba pensar que se perdía de algo. Entonces, ella miró al letrero de bamboo en un costado que detallaba información sobre dicho árbol de frutas y se acercó para leerlo detenidamente.

“Ume…” musitó para sí y se vio intrigada.
“¡Nio-chan!” le llamó Imanotsurugi. “Es un bonito árbol, ¿verdad?”
“Sí…” contestó mirando perdidamente a las ramas y los frutos en ella. “Hay frutos así en mi país, pero estos se ven un poco diferentes, deben ser una especie distinta. Y me gusta su nombre. ‘Ume’…” lo dijo y sonrió dichosa. “Hehe, no sé, se me hace muy lindo.”
“…” Sayo le miró atentamente.
“¡Bingo! ¡Creo que hemos encontrado tu cultivo, Nio-chan!” celebró Imanotsurugi. “¡Seguro que tienes razón y son distintos, así que puedes estudiar esta variedad japonesa!”
“¡Ahh, es una excelente idea!” los ojos de Nio brillaron y juntó sus palmas. “¡Me encantaría!” entonces, observó a Sayo quien se retrajo y desvió su mirada, así que ella también lo hizo. “Eh, p-pero creo que tu amigo ya va a escribir sobre este así que…”
“No, está bien…” Sayo negó y se mantuvo cabizbajo y con su mirada perdida en un costado. “No hay límite por persona, puedes hacerlo…”
“Eh, bueno…” dijo y asintió mínimamente. No podía leerle bien.
“Hm, sospecho que ustedes no se han hablado hasta ahora,” Imanotsurugi frunció el ceño, no convencido, y pasó a sonreír. “Nio-chan, este es Sayo, es un amigo de hace años.”
“Sayo Samonji…” murmuró el otro, incómodo.
“S-sí, mucho gusto, yo soy Nio Altugle…” la HiME sentía una gran incomodidad por la poca recepción de ese chico y hizo lo posible por buscar una conversación. “Oh, eh, así que te conoces con Ima-chan desde hace varios años, ¿verdad? Hehe, ya me parecía.”
“Sí,” Sayo asintió, mirándole fijamente.
“Sí…” de nuevo los nervios. Sonrió nerviosa. “P-pues es que también soy nueva por aquí, supongo no lo sabría, eh… hehe…”
“Imanotsurugi-san,” Sayo miró al pelicenizo con reproche. “¿De casualidad no estarás prolongando tu propio trabajo? Tienes que escoger algo antes de irnos.”
“No, no es mi intención, en serio,” Imanotsurugi se puso nervioso por la acusación (mientras Nio agradeció por dentro ya no estar en esa sumamente intimidante situación). “Realmente quiero que conozcas a mis amigos, Sayo. Ya lo sabes.”
“Ahora no es el momento,” negó pacientemente. “¿Por qué no escribes sobre las sandías?”
“¿Qué?” se sorprendió. “¡¿Hay sandías aquí?! ¡¿Por dónde?!”
“Eh, estuvo por el inicio del recorrido, ¿no te diste cuenta?” preguntó Nio en voz baja.
“No te distraigas así, Imanotsurugi-san,” dicho esto, Sayo le agarró de una muñeca. “Yo te llevo a ellas, vamos.”
“P-pero no sabes si quiero escribir sobre ellas.”
“…” alzó una ceja. “Pero sí quieres o no hubieras reaccionado así.”
“¡Ahh, se nota que me conoces bien para que lo digas!” exclamó el pelicenizo, contento. “¡Pues sí, justo pensaba en que podría pedirle a Iwatooshi que me compre una sandía grandototota en lo que hago la tarea!”
“Entonces vamos, deja de perder el tiempo…” dijo frustrado y se puso a caminar.
“Eh…” Nio pensó en seguirles, pero vio al peliazul dirigírsele. Notó cómo este, a pesar de su mirada fruncida, parecía tan incómodo como ella.
“Puedes tomar los datos del árbol… yo ya terminé…” dijo en un torpe intento de amabilidad, aunque también discretamente haciendo un poco de distancia entre ellos.
“S-sí…” Nio asintió.
“Ah…” Imanotsurugi dio un suspiro y sonrió apenado. “¡Lo siento, ahora vuelvo, Nio-chan!”

Fue así que la pequeña se quedó tomando apuntes y luego algunas fotos de ese árbol. Al estar sola, se dio cuenta de la calma y quietud usuales en ese espacio. Era refrescante e inspirador. La vista de aquel árbol con el techo del invernadero de fondo le hizo aspirar vida y sentirse conectada con la naturaleza en lo que la propia luz solar le alimentaba de la misma manera que los cultivos. Sin duda la naturaleza siempre había sido una parte de ella.

Terminó con su labor y supuso que se quedaría ahí en lo que su amigo regresaba, por lo cual miró a sus alrededores. Vio a uno que otro compañero a lo lejos inspeccionando su cultivo elegido y pasó a mirar hacia fuera, donde había un pequeño bosque adjunto a dichos invernaderos. Entonces, hubo un punto de oscuridad en esa dirección que se movía, lo cual le llamó la atención.

Nio se sorprendió al ver al niño con el cual se había topado en el festival, quien le había ayudado a recuperar su monedero. Ladeó su cabeza confundida por reconocerle y todavía con su atuendo completamente negro, cuando entonces le vio caminar hacia el bosque. Sin comprender su aparición, decidió ir detrás de él antes de perderle de vista…




Mientras tanto, en Rizembool U, un chico caminaba junto con un profesor mayor, en lo que escuchaba las indicaciones de su superior.

“Presumo que ha entendido lo que espero de usted,” observó el catedrático.
“Por supuesto,” contestó ese chico. Era un joven de cabellos negros y ojos verdes afilados, quien se expresaba con una voz clara y fuerte. Usaba una capa negra cuyo cuello le cubría la mitad inferior de su rostro y portaba un sombrero, aunque no por ello fallaba en expresarse decidido. “El proyecto que le espera a sus estudiantes es demandante y el rendimiento del pasado ha dejado mucho que desear, pero descuide, yo personalmente me encargaré de asesorarles para que den una debida impresión a sus superiores.”
“Es preciso que lo hagas. Rizembool no da muchos permisos para que estudiantes de pregrado trabajen con compañías ajenas a su círculo, por lo cual nuestro renombre está en juego.”
“Lo entiendo,” asintió severamente. “Basado en mi revisión preliminar, las propuestas de trabajo no contentaron a los encargados de supervisión. Fueron propuestas bien argumentadas a mi humilde parecer, sin embargo…”
“Sin embargo…” ese maestro agitó su índice con fuerza para recalcar esas últimas palabras y miró al estudiante desde arriba. “¿Es usted capaz de ver el problema, Hanajima?”
“Por supuesto que sí,” asintió con solemnidad. “No puedo evitar ver que en los esfuerzos bienintencionados de sus alumnos se olvidaron del lado más pragmático de nuestra sociedad. Rizembool nos enseña la optimización, nuestros ideales nos ruegan que velemos por el bienestar de otros, pero no podemos olvidar los propios cimientos de la sociedad y las costumbres y psicología de quienes pertenecemos en ella.”
“…” el señor alzó mínimamente sus cejas.
“Apartándonos de la enseñanza explícita de Rizembool, debemos recordar primordialmente de conectar con nuestro público y especialmente con aquellos quienes están en el poder,” frunció el ceño con determinación. “En este trabajo cooperamos con miembros del gobierno japonés y si no congeniamos con sus pareceres con mayor precisión y sutileza, todo nuestro impecable trabajo se echará a perder. Hace falta garantizar en primer lugar que esta ventana de oportunidad se mantenga abierta y cumplir con aquellas que son sus prioridades.”
“Precisamente,” concluyó el maestro, satisfecho. “Me sabe casi mal despertar a mis inocentes estudiantes de sus burbujas, pero es necesario sacarles de la teoría y enfocarles en la práctica, para que sepan que su trabajo posee un componente muy importante de diplomacia. Puedo tener mucho en contra de las visiones de nuestros contratistas para este proyecto. No obstante, son ellos quienes lo dirigen y no podemos perder esta oportunidad.”
“Sus visiones pueden criticarse como anticuadas y sus expectativas de nosotros triviales. No obstante, pienso que Rizembool es un lugar que también respeta sus propias tradiciones y nos toca rendir importancia a las mismas.”
“Tradiciones, lo has dicho muy bien,” sonrió complacido. “Entonces lo dejo en tus manos, confío en que les guiarás bien antes de mi próxima evaluación. Ciertamente, no pude haber pedido a un mejor jefe de práctica para un proyecto acorde a nuestros ideales como Rizembool.”
“…” el chico asintió. “Es un honor oír sus palabras, sólo hago lo posible.”
“Su líder, Minamoto no Yorimitsu, realmente lo ha instruido bien. Hágale presente mis saludos. A veces me olvido que un hombre brillante como él solía ser un estudiante mío.”
“Se lo haré presente,” hizo una respetuosa reverencia.
“Esperaré mejores resultados, continúa con tu alto rendimiento. Que tenga un buen día.”
“Igualmente, un agrado platicar con usted,” volvió a hacer una venia en lo que dicho estricto maestro continuó con su camino.

Así, el joven se fue por el suyo, con dicho porte inflexible e impecable que apartaría a cualquiera. Ello duró hasta dar una vuelta por un edificio, en un punto donde ya no podría ser visto por su previo acompañante. Ese recio joven relajó considerablemente su postura y dio un cansado y aliviado suspiro, pero su tranquilidad duró muy poco.

Una repentina patada desde atrás le golpeó en la nuca y lo envió de bruces al piso.

“¡AAHH!” exclamó en plena caída y el pobre se quedó estampado en el piso. Casi pareció que en vez de levantarse y huir, utilizó la técnica de hacerse el muerto, o simplemente resignarse ante su agresor, ya que sólo una persona lo atacaría de ese modo.
“Tsk, ponte de pie, Suishinshi,” Tharja le miró con fastidio. “Tenemos que hablar.”
“…” este apenas se sentó sobre el piso y llevó una mano a su nuca, para expresarse acongojado. “¿…qué sucede, Tharja? ¿Por qué te molestas conmigo esta vez…?”
“Es sobre Saki,” dijo y finalmente le vio levantarse y dirigírsele.
“Sí… supongo vendrías a mí por eso…” el chico desvió su mirada al piso. A pesar de sus ojos fríos, se notaba lamento en estos. “Tengo un poco de tiempo, está bien…”

Ellos apenas se adentraron un poco al parque frente a donde se encontraron, donde no les prestarían mucha atención.

“¿Y bien?” concluyó Tharja, sentada en una banca al costado del otro, quien andaba apoyando sus brazos en sus piernas y miraba al suelo. “¿Qué piensas hacer? Ella vino a mí con sus inquietudes, pero no me corresponde decirle nada.”
“Sinceramente, me odiarás por decirlo, pero concuerdo con mi hermana, Tharja,” concluyó el chico, desanimado y cansado por el tema. “Tú eres la persona más apropiada que ella conoce para decirle qué debe hacer.”
“Yo no soy su hermana.”
“Pero fuiste una HiME, y no es lugar de un exRebel como yo decirle sobre qué debe hacer…” frunció el ceño. “Menos luego de los problemas que ella tuvo por mi culpa.”
“No creo que esto tenga tanto que ver sobre los roles, y no te culpes todo el tiempo,” le empujó de un hombro, pero vio cómo no se inmutó y mantuvo su desaire. “Esto es peligroso. Ella no puede saltar al peligro por una corazonada.”
“Tú lo hiciste.”
“Tch, ¿quieres otra patada?” se impacientó.
“Por eso tú eres quien puede hacerle entender su situación,” Suishinshi alzó su cabeza para dar un respiro y mirarle debidamente. “Yo nunca tuve elección. Fui destinado a ser Rebel de nacimiento y mi alianza se ubica en Rizembool hasta que yo deje de existir. Saki es libre de mis ataduras. Por supuesto que he recalcado el peligro de su predicamento y le he rogado que no sea HiME para proteger a Tsubasa, pero no puedo conectar con ella,” frunció el ceño. “Sonará ridículo, yo sé bien que así no funcionan las cosas, pero las HiMEs viven con la remota posibilidad de proteger a alguien, y si ese alguien te importa en demasía, por supuesto que lo pensarías, por más peligros que te esperen.”
“Tsk…” Tharja entrecerró los ojos y se cruzó de brazos, para desviar su mirada. “Entonces yo tampoco puedo decirle qué hacer, Suishinshi. Yo me sumé a la guerra por cosas mucho más triviales que proteger a una amiga. Igual, es una estúpida razón y te ruego que la detengas.”
“Se lo dije al jefe de mi familia. Él podría prohibirlo.”
“¿Y?”
“No tuve suerte…” volvió a bajar su mirada, frustrado. “Él sólo contempló la idea de condiciones si es que Saki fuera a aceptar a ser HiME, pero en ningún momento dijo que se opondría, por más que seamos afiliados a Rizembool. Saki seguramente tendría regulaciones si es que acepta, y temo pensar de qué se tratarían.”
“Tsk, tienes una familia terrible, entonces…”
“Lo siento, no sé qué más hacer.”
“…” le observó. El pelinegro se notaba extenuado por sus propios pensamientos. Fuera de su impresión de un joven certero y severo, Suishinshi realmente era muy distinto a ese comportamiento y porte de un agente de Rizembool. Debajo de ello existía una persona mucho más meditativa, insegura y sensible que no dejaba de lamentarse de su situación, y su familia. Él mismo le había dicho que su elección de usar un gorro y esconder la mitad de su rostro le servían para ocultar sus expresiones visibles, las cuales siempre habían sido ‘contraproducentes’ según su crianza.

Tharja todavía no podía creer que un chico tan simple y debilucho le había intimidado al haber sido Rebel cinco años atrás.

“Gracias por venir, Tharja,” dijo tranquilamente y con solemnidad.
“¿Tanto te gustó que te dé un golpe?” se extrañó.
“Eh, no eso, por supuesto que no,” frunció el ceño y dio un suspiro. “Te agradezco por tu preocupación por Saki, también por recibirla en tu casa. Ella está pasando por un momento en su vida en que puede liberarse y comenzar a tomar sus decisiones. Lamentablemente, yo no puedo encontrarme en el lugar de velar por mis hermanos, así que aprecio que otros lo hagan por mí.”
“Dudo que seas tan impotente como dices,” le miró con cierto juicio.
“También está el hecho que ellos no me rinden respeto. Nunca me oirían.”
“Sí, no con esa actitud.”
“L-lo sé…” jaló el cuello de su capa para ocultar más su rostro por un momento. “Igual… no sólo es Saki por quien estoy preocupado ahora…”
“¿Qué quieres decir?”
“…él está comenzando siendo más joven que yo en ese entonces. Temo por lo que le espera…”
“…” se quedó en shock. “¿Quieres decir que…?”






“¡Espera!” Nio exclamó a ese chico. Ella había terminado por comenzar a adentrarse en el bosque hasta que el otro pareció oírle y se detuvo. La pequeña HiME recuperó un poco su aliento antes de continuar.
“…” el otro se mantuvo dándole la espalda.
“Eh, tú eres… tú eres ese chico que me ayudó en el festival, ¿no es así? Recuerdo que te vestiste de esa manera,” observó.
“…” finalmente se le dirigió. “¿Qué haces aquí?”
“¿Qué hago aquí?” por algún motivo, dicha pregunta y aquel tono profundo y tétrico del otro le dio escalofríos. Sonrió perpleja. “Eh, yo estudio aquí, ando en medio de una clase. Más bien, no creo haberte visto en Hanasaki previamente. ¿Por qué…?” se asomó para ver más allá de él. No había nada distinguible. “¿Por qué andas caminando por el bosque? Tampoco estás vestido de un uniforme escolar.”
“Tengo el día libre.”
“Eh, p-pero…” su incomprensión crecía. Comenzaba a entender que esa persona no iría a explicarse directamente. Tal vez le estaba tomando el pelo. “Espera, ¿por qué caminas por el bosque? ¿Qué haces tú aquí? Algo sucede, ¿no es así? ¿Por qué no me lo dices?”
“…” Megumi se vio frustrado y un poco apenado, antes de regresar a su inmutabilidad. “No lo entiendes, ¿no es así?”
“¿Eh? ¿Qué debería entender?” preguntó perdida.
“Has venido porque me viste caminar, me reconociste, y quisiste ver qué estaba haciendo aquí, ¿no es verdad?” le cuestionó, apuntándole. “Te causaría extrañeza, incluso visto con el mismo atuendo de aquel día. Querrías respuestas, y no lo pensaste dos veces al venir sola.”
“Eh.”
“Lo sé, por eso esperé a que me vieras antes de adentrarme al bosque.”
“¿Eh?” se asustó e instintivamente dio un paso hacia atrás. “Tú… ¿quién eres?”
“Llámame Megumi,” asintió respetuosamente, sin perder su frialdad. “Un gusto, Nio-san.”
“¿C-cómo sabes mi nombre…?” sintió su corazón palpitar a mil.
“No te recomiendo que tomes esta insensatez nuevamente. No espero que lo vuelvas a hacer, de todos modos, pero que te sirva de lección,” llevó una mano a su mentón, pensativo. “Uno podría pensar que como una HiME serías la primera en responder ante una situación anómala o un desconocido que aparezca a Hanasaki. Tendría sentido.”
“Eh, p-pero, no es que sea parte de la guardia. N-no creo que eso me corresponda…” negó. ¿Es que acaso…?
“Sé que no lo pensaste, pero está bien que sepas que no eres una guardiana cualquiera. De todos modos, aprende a pensar como una HiME, por tu propio bien,” dio un suspiro y llevó una mano por debajo de la manga de la otra.
“¿Qué haces?”
“…” él sacó un puñado de agujas y le miró con ojos gélidos y penetrantes. “Porque tu Rebel ya está entrenado a pensar como uno.”
“!!!”

En los invernaderos, los niños distraídos y entretenidos de repente fueron alertados ya que muchas aves huyeron despavoridas desde el bosque simultáneamente, lo cual resultó en un fuerte y desconcertante estruendo.

“Estudiantes, cálmense, por favor. Todos reúnanse al frente,” les instruyó la maestra en voz alta en lo que todos corrían para detenerse frente a ella. Muchos murmuraban entre sí perdidos.
“¿Eh? ¿Sucede algo malo?” Luso se notaba confundido. Vio a Hirano acercarse junto a Elise.
“Las aves no actuarían así, debe haber ocurrido algo en el bosque,” observó el menor.
“Todo bien aquí, ¿verdad?” preguntó la rubia, mirando de un lado a otro a sus compañeros. Vio cómo pasado dicho sonido la mayoría empezaba a relajarse. “Eh… tal vez fue una falsa alarma.”
“Déjenme contarlos a todos, no se muevan, por favor,” dijo la profesora, quien intercambió miradas con el encargado del invernadero. Por sus trabajos de varios años en Hanasaki, no era la primera vez que evidenciaban algo anormal, y estaban listos a temer lo peor.

Y aquello estaba por confirmarse.

“¡Maestra!” exclamó Imanotsurugi, quien venía corriendo junto a Sayo, ambos asustados. “¡Nio-chan no está por ningún lado! ¡Nos separamos de ella y ahora no la podemos encontrar!”
“¿Qué dice, joven Sanjou?” palideció y pareció a punto de desfallecer. “No, no puede ser…”
“¡No, Nio!” Elise de inmediato corrió hacia el bosque.
“¡Elise-san, espere!” Hirano corrió para intentar detenerla y Luso se le sumó. Ante ello, Imanotsurugi y Sayo intercambiaron miradas y corrieron detrás de los tres.
“¡Esperen!” el encargado se frustró. “¡Maestra, quédese con sus estudiantes y avise a secretaría! ¡Yo iré por ellos!”

“¡AAHHH!” Nio gritó en lo que apenas pudo esquivar unas agujas, pero su sobreesfuerzo le hizo caerse sentada.
“…” Megumi se acercó un poco, pero se detuvo a una prudente distancia, y se limitó a mirarle.
“¡¿Por qué estás aquí? ¡¿Por qué me atacas?!” le preguntó aterrada.
“¿Por qué? Porque eres una HiME, por supuesto,” lo contestó como lo más natural del mundo.
“¡Pero eso no tiene sentido!”
“Es su propio sentido. Las HiMEs existen para pelear contra los Rebels y viceversa. Es todo.”
“¡Esa no es una razón!”
“No es personal, por cierto, es una lástima que tengamos que pelear, pero así es,” dijo distraídamente en lo que sacaba más agujas.
“Ihh…” Nio se paralizó.
“De todos modos, no estoy yendo seriamente contra ti, apenas me estoy presentando,” dijo, mirándole nuevamente armado. “Las aves han hecho ruido, no tardarían en darse cuenta que no estás. Ni bien vengan testigos me iré. Sólo vengo a darte el mensaje.”
“¿Me…mensaje…?”
“Tienes un Rebel y eso no lo puedes cambiar,” miró al bosque a su alrededor. “Una lástima, por cierto. Sé que controlas la naturaleza. Aquí debería ser yo quien corra por su vida.”
“¡E-espera!” Nio se puso de pie. “¡Ese día del festival… ¿acaso tú sabías que iba a ser tu HiME?! ¡¿Ya te habían asignado a mí?!”
“No había una asignación aún, pero era tentativa. Rizembool sabía que podías ser HiME y tenían la mira encima de ti. Yo fui informado sobre ti, pero nada estaba decidido aún.”
“…” Nio comprimió sus puños con rabia e impotencia. Entonces ese Rebel de Youmu pudo haber tenido razón. “¿E-eso quiere decir que Rizembool de todos modos iba a apuntarme sin importar mi elección?”
“…” Megumi le miró con leve incomprensión. “No lo sé.”
“¿Cómo que no lo sabes? ¿Es que no sabías sobre mí desde entonces? ¿Acaso no cuenta?”
“No sabría decirlo. Sólo puedo decirte que no me habían dado ninguna indicación, pero no hablaré en lugar de ellos.”
“Pero…”
“Y tampoco puedo decir si tu percepción de ser víctima de Rizembool sea cierta. No creo que tú seas importante para ellos. Presumo que de serlo tu situación sería otra…”
“¿Eh? ¿Y eso qué significa?”
“Tampoco lo sé…”
“¡Ahh, no haces sentido!” reclamó colérica y agitando sus brazos con impotencia. “¡Primero actúas como si pudieras leer todos mis movimientos y ahora resulta que no sabes nada! ¡No comprendo lo que dices!”
“No espero que lo hagas,” asintió y alzó sus agujas. “Eres nueva aquí, ¿no es así?”
“Tsk…” tembló. No tenía ningún tipo de arma. En su estado emocional, ni podía tratar de brotar las hierbas del piso, en caso que eso pudiera ayudarle.

“¡Nio!” oyeron a una chica gritar, una voz de alguien a quien todavía no podían ver.
“¡Oh! ¡E-Elise!” Nio gritó de vuelta, y vio cómo una aguja pasó por el costado de su rostro, la cual le abrió una mínima herida.
“No te distraigas o no llegarás muy lejos,” le advirtió inmutado.

Nio tuvo que regresar a correr e intentar abrirse paso por la frondosidad del bosque. Corría y buscaba refugio de tronco en tronco. Sin embargo, a diferencia de antes, más agujas apenas le rozaron en sus piernas y empezaba a ver cortaduras leves en los costados. Se preguntaba si su Rebel comenzaba a apuntar mejor, o si más bien aumentaba su precisión adrede. Casi parecía que se divertía discretamente con ella.

“Deberías hacer más si en verdad piensas vivir…”
“¡Ahh, cállate!” gritó con lágrimas en los ojos mientras corría. “¡Ya basta, por favor!”
“No esperes que sean amables contigo. Este es apenas el comienzo…” comentó con un tono monótono y siniestro.
“¡Por favor suficiente!”

Nio ya no pudo correr más. Se tropezó con una raíz sobresaliente y se cayó de bruces. Sus cortes en las piernas se rasparon y la pequeña se quedó sufriendo del dolor mientras lloraba. Megumi la miró a distancia desde arriba y se mantuvo paciente en lo que esperaba el final del asunto.

“¡Nio!” Elise se detuvo a mayor distancia, aterrada por observar a un niño de negro de apariencia lúgubre. Fácil podía creer que se trataba de un espíritu maligno.
“¡Oye, deja de hacerle daño, abusivo!” reclamó Luso, colérico y haciendo puños.
“…” el Rebel les miró inmutado.

Tanto Imanotsurugi como Sayo se quedaron en shock al reconocerle. Sintieron escalofríos. Fue como si sus realidades de hace cinco años regresaran… no, ahora a uno de ellos parecía tocarle ser parte del conflicto, sin que pudieran hacer nada para evitarlo.

“¡Niños, no se separen de su clase, es peligroso!” exclamó el encargado del invernadero, pronto a darles el alcance.
“…” Hirano estaba aterrado y su cuerpo temblaba. Instintivamente, agarró su tantou escondida en su camisa y la desenvainó, para apuntarla al enemigo. “¡D-deja a Nio-san ya!”
“Hm…” Megumi le miró con leve intriga.
“¡Hirano-chan, no! ¡No te metas!” Imanotsurugi de inmediato fue a abrazar al pequeño. “¡Esta no es tu pelea, por favor!”
“Tsk, si no sabes cómo usar tu espada mejor no la traigas al colegio,” le reprochó Sayo a Hirano.
“¡P-pero Nio-san…!” Hirano comenzó, pero rápidamente algo más acaparó la atención de todos.
“¡Miserable!” sin pensarlo dos veces, Luso fue corriendo hacia el Rebel para propinarle un puñete.
“¡Espera!” gritó Elise. Imanotsurugi y Sayo pasaron a correr detrás del intrépido.
“¡¿Cómo te atreves a lastimar a alguien que ya está en el piso adolorida?!” exclamó en plena corrida. “¡Te pondré en tu lugar!”
“…” Megumi cerró sus ojos y levantó una palma.

Repentinamente, apareció una densa oscuridad frente a Luso, a la cual entró corriendo antes de poder frenar. El par que le seguían se detuvieron apenas antes de tocarla.

“¿Qué es esto?” preguntó Sayo, desconcertado.
“¡E-espera un momento, Megumi, no le hagas daño!” exclamó Imanotsurugi.
“No es mi intención,” murmuró apenas y vio cómo un desubicado Luso salió corriendo por el otro extremo hacia él.
“¡No me vas a detener!” declaró este, quien se notaba algo confundido y mareado. Luso concretó su puñete, pero por su repentina torpeza, Megumi lo esquivó con facilidad y le dio una patada en el abdomen que le hizo caer derrotado. “Tsk… no puedo levantarme…”
“…” Nio miró todo ello con terror.
“Como dije antes, Nio-san,” comentó el Rebel, tranquilamente. “Los testigos han venido, es hora de irme.”
“N-no lastimes a mis amigos… por favor…” la HiME se sentó sobre el suelo con mucho esfuerzo.
“Él estará bien en unos minutos, descuida,” entonces, Megumi miró a los demás y entrecerró sus ojos. “La pelea es sólo entre nosotros dos. Eso es lo que pienso respetar, pero si alguien más me ataca, no dudaré en responder,” miró a Hirano. “¿Entendido?”
“Tch…” este estaba muy intimidado como para siquiera decirle algo.
“Maldito Rebel… maldito abusivo…” se quejaba Luso, quien seguía esforzándose para levantarse en vano. “Eres un miserable… un idiota…”
“…” le miró atentamente.
“No creas… que te perdonaré… no te saldrás con la tuya, desalmado…”
“Sí… supongo que soy eso para ustedes, ¿no es verdad?” de repente, Megumi sonrió, una sonrisa siniestra y malévola, además de su tono de voz tornándose más grave. “Un simple demonio… no lo olviden.”
“Megumi…” Imanotsurugi se afligió.
“No… ¡no dejaré que lo digas!” exclamó Sayo, sorprendiendo a los demás por alzar su voz. El usualmente callado peliazul pareció poseído por una incontenible rabia. “¡No permitiré que te vuelvas un demonio para justificar lo que sea!”
“…te ves bien, Sayo-san,” Megumi dejó de sonreír. “Me alegra…” se dio media vuelta.
“¡Oye!” Sayo pensó alcanzarle, pero esta vez la oscuridad rodeó a Megumi. Esta no tardó en esfumarse y el Rebel desapareció.

Todos miraron a los alrededores, y luego de cerciorarse que ya no había señales del invasor, Elise se acercó a su amiga.

“Nio, ¿cómo estás?” le preguntó y le ayudó a levantarse con cuidado.
“Ihh…” esta se quejó un poco. “P-pues… creo que estoy bien, las heridas me arden, pero no me lastimé mucho…” bajó su mirada y sus ojos se nublaron de lágrimas. “C-creo que fue más la impresión… perdón, perdón por causar problemas.”
“No, no es tu culpa, Nio,” Elise le dio un abrazo. “Sé que hiciste lo que pudiste. Estamos felices que estés bien.”
“Uhh… tengo unas nauseas…” Luso movía su cabeza casi en círculos en lo que el jardinero comenzaba a cargarle.
“Cómo me asusté cuando vi esa oscuridad, necesitas reposo,” dijo Hirano, preocupado.
“Ehh, supongo, pero he salido peor de algunas montañas rusas,” Luso sonrió con torpeza. “Oh, pero verdad, si eso me deja dormir en la enfermería hasta el almuerzo mejor me hago el moribundo.”
“Haha, ¿qué dices?” Elise rió un poco.
“Creo que con ese comentario me dejas saber que estás bien,” Nio sonrió ampliamente y se secó sus lágrimas. “Gracias por venir a mi rescate, Luso. Te prometo que me haré más fuerte.”
“Heh, no es nada. La próxima sí le pego de verdad.”

“Sayo…” Imanotsurugi se mantuvo al costado del peliazul, en el punto donde vieron la oscuridad previamente.
“¿Por qué…?” este temblaba de ira e impotencia, con sus puños comprimidos a más no dar. “¿Por qué él…? ¿Por qué Rizembool…?” cerró sus ojos con fuerza, apretó los dientes y finalmente se marchó corriendo.
“¡Sayo!” el pelicenizo corrió detrás de él.
“Estos niños…” el señor negó. “Vamos todos, nos están esperando.”
“S-sí…” Nio asintió y miró en la dirección por donde se habían marchado.
“Parece… que ellos dos conocen tu Rebel, ¿no?” preguntó Elise.
“Debe ser, Ima-chan lo llamó Megumi… así me dijo que se llamaba…” Nio se afligió. Llevó sus manos a su pecho. “Por cómo puede pelear… por las historias que escuché en su hogar… por conocer a mi Rebel… me pregunto cuánto Ima-chan sabrá de todo esto…”
“…” Hirano se alertó. Su amigo realmente conocía a un Rebel tan terrorífico como aquel. No evitaba preguntarse lo mismo que Nio.

Aquella sería una primera experiencia que daría mucho que pensar para la pequeña HiME. También, era el comienzo de tanto por venir, tanto que cambiaría, tanto que crecería, y al final, tanto que se escaparía de las manos de todos.

Como siempre, no habría manera de anticiparse a nada de ello.
« Last Edit: May 31, 2022, 06:05:40 PM by Cho »


Kana

Que pobreza de fic. Pero es lo que hay u_u

—Nee-san, si supieras lo mediocre que soy como HiME, te sentirías muy defraudada de mí. —Lloriqueó Nene quien acababa de caerse al suelo, sentada, al tratar de hacer un movimiento de defensa contra un enemigo inerte. Hasta aquel muñeco de entrenamiento podría ser mejor HiME que ella.

Se quedó sentada en el césped, sin mayores ánimos de ponerse de pie debito al abatimiento de frustración que de pronto la invadió. Comenzaba a dudar en cuanto a ser HiME, ¿en qué estaba pensando? Era la más inútil de sus hermanos. Aunque Kana se dijera a ella misma que era una buena para nada y un caso perdido, ella había sido hábilmente entrenada en artes marciales por los maestros Nakiri para servir de guarda espalda a los hijos de Nakiri-sama, o sea, sus primos. Incluso cuando estuvo en su fase de vaga y rebelde, cuando huyó del distrito Nakiri y se alió a una banda convirtiéndose en Sukeban, ella se mantuvo en forma para enfrentar a los enemigos de sus amigos. Increíblemente el periodo más flojo de Kana había sido cuando era HiME, así que naturalmente su hermana mayor se autocriticaba y se calificaba como zopenca, porque… siendo HiME le pasaban más cosas ramdom y fuera de contexto que verdaderamente tener momentos de peleas (salvo cuando tuvo a ese Rebel loco, Kazutora, cuando fue por primera vez HiME)
Con su actual Rebel no tenía mucha actividad y, sí, Kana se dedicaba más a relajarse en el último tiempo, pero Nene apostaba que si a su hermana le tocaba pelear lo haría bien.
Ryota, bueno, Ryota no era muy ilustrado ni inteligente según Nene. Ella era mucho menor que su hermano pero lo cuidado y lo sentía como si fuera un hermanito de cinco años. La vanidad y la competitividad de lo comía entonces eso lo volvía terco y obstinado como una mula cuando se cegaba. Pero, incluso eso era una gran ventaja para él, porque no se frenaba jamás, nunca, hasta alcanzar sus objetivos, tocar la gloria, y siempre estar en el primer lugar en todo. Era el mejor en basquetbol, era seleccionado nacional con una interesante beca para la NBA, era también un modelo cotizado, popular, y, si bien había dejado el kendo cuando era niño, aun así sabía más cosas que Nene.

¿En cambio ella? A sus hermanos de niños los habían entrenado una para ser casi un arma mortal para proteger a los herederos Nakiri y el otro para ser un perfecto guerrero ya que sería el señor de los Kise. Independiente que ahora los dos se hayan desvinculado de sus obligaciones familiares, eso no quitaba que todo ese preparamiento de niños no quedara en su memoria.

A ella le enseñaron a cuidar plantas y preparar medicina tradicional. ¿Qué podía hacer con eso? ¿darle un té de valeriana a su Rebel para que se quedara dormido? ¿Cortarle el césped de su jardín en represaría a un ataque?

¡Por qué su familia tuvo que ser tan machista y negligente con ella! Ahora ni siquiera sabía cómo se toma bien un boken, ni siquiera sabía cómo pararse ni una postura ante un ataque, porque, “sus primos Nakiri, sus primos Kise, estaban para cuidarla”

Agradecía que su hermano Ryota y su primo Mahiro (aunque éste último lo negara) siempre la cuidaran de los posibles acosadores bullying, pero tampoco la ayudaron a aprender cómo defenderse sola.
—Ánimo, Nene-chan. — Ruggie le daba todo su apoyo, se acercó a ella y le abrazó por detrás.
—¡Ruggie! — Nene se giró y lo abrazó con fuerza. —¿Dónde has estado? Te extrañé mucho. — siguió aferrada a él, con mucho afecto.
—Estuve conociendo Hanasaki. Como Ciel no está en el país no me puedo esconder en su “castillo frente al mar” Nene-chan, debiste escoger a Ciel como tu Key, es rico y no pasa en casa, podrías haber sido muy feliz.
—O-Oye, yo no te he enseñado eso. — Nene se indignó por el pensamiento de su Child. —Aunque… Si fuera él mi Key podría ver más seguido a su hermano mayor. — ella se sonrojó, recordando a Henry. —¡Pero! Tienes que ser feliz de que Hanako es mi Key, él siempre me ha apoyado en todo y ten por seguro que él siempre estará con nosotros para lo que sea.
—Ah, sí. — Ruggie asintió, sin mucha energía. —¿Te ayudo a entrenar?
—¿En serio?
—Sí, dale.

Nene tomó la mano de Ruggie y se puso de pie. En poco tiempo el chico le comenzó a explicar algunas poses de defensa y como podía contra atacar. Nene trataba de seguirle en sus movimientos, pero era débil y torpe, además temía darle un golpe tonto a Ruggie sin intenciones, pero el Child la animaba a atreverse. 
Aunque sus movimientos fueran vagos, en ese momento pasó algo increíble que hizo que la HiME diera un salto de la emoción, sus gritillos de felicidad alertaron a Ruggie.

—¡Ruggie! ¡Ruggie! ¡Mira!
—¿Qué es? — miró extrañado el dedo índice que Nene le mostraba. Al principio tardó en entender que era lo que le quería mostrar la HiME, pero pasado unos segundos notó una débil y pequeñísima onda de agua emerger del dedo de la chica y alzarse como un hilo corto. —¿Agua? ¿Has creado agua?
—¡Sí! — exclamó contenta. —Al parecer mi elemento se ha hecho presente.
—Vaya, felicidades Nene-chan.
—Esto ha sido gracias a ti. Como trataba de ver el modo de defenderme inconscientemente mi elemento se presentó.
—Me alegra haber sido de ayuda. — Ruggie no desaprovechó el momento y abrazó a Nene. La joven le devolvió el abrazo y ambos festejaron.
—¿Dónde aprendiste a defenderte? Se supone que “naciste” hace poco. — Preguntó Nene con curiosidad, separándose de su Child.
—Uho, hace calor, ¿me comprar un helado, Nene-chan?
—¿Por qué siento que tú y Hanako evaden mis preguntas cuando se trata de ti?
—Es que, la verdad no sabría que responderte. — río, despreocupado. —Tal como dices, he “nacido” hace poco, así que recién vengo aprendiendo cosas. Tal vez los Childs nacemos con ese bonus de ataque instaurado en nosotros para proteger a nuestras HiMEs.
—Tienes razón. — era lógico. —Vamos por ese helado, te lo has ganado.

Ruggie le tomó la mano a Nene y la chica al principio se sorprendió por su gesto, pero no se opuso a su contacto, ambos comenzaron a caminar para ir a alguna heladería que la HiME tuviera en mente. Mientras la joven parloteaba como cotorra, Ruggie asentía fingiendo que la escuchaba, pero su mente estaba en un vago recuerdo.

Era él, de unos catorce años. En una escuela, enseñándole a otros niños como defenderse de los brabucones de la otra escuela con la que rivalizaban. Un recuerdo en amarillo, que no sabe si es un recuerdo o un fragmento insertado en su mente.

Prefiere guardarse esas cosas solo para él.
« Last Edit: March 31, 2022, 06:56:59 PM by Kana »


Eureka

Terminé el campamento un año después ayuda JAJAJA PERO AL FIN SE LOGROOOOO ahora, debo recordar que tenía que escribir luego de eso


58.6




Ante la insistencia de Rinne y Madara, Eureka accedió a descansar en el hospital el resto del domingo. No tenía sentido insistir en regresar a Hanasaki cuando no recordaba tener algún pendiente que ameritara pelear por ello y tampoco le interesaba ver las paredes de su cuarto sin compañía amena, por lo que no costó mucho convencerla de ello.

La tarde se pasó entre las ocurrencias de Madara y las estupideces de Rinne. La HiME había olvidado lo terriblemente idiota que era el amigo de Souji: no era un dato sorprendente, tomando en cuenta el circo de payasos (Oikawa, Sho y Kise) que tenía alrededor, pero era curioso caer en cuenta de que no existía amigo cuerdo en el grupo del peligris. Iwaizumi, tal vez… aunque a veces era muy estúpido.

Sobretodo si el tema estaba relacionado a Marie de alguna u otra forma.

Aún a pesar de su idiotez, Rinne fue crucial en esa dinámica entre ellos. Eureka no pudo sentirse más agradecida con su presencia: con sus anécdotas y sus comentarios cuestionables, Rinne ayudó a alivianar la tensión en el aire, presente desde que la HiME había abierto los ojos.

Eureka no quería imaginar cómo habría sido estar a solas con Madara.

…Situación que estaba a punto de ocurrir.

“La cara de mi roomie cuando regrese en un rato va a ser inédita, gyahaha~” comentó Rinne, mientras salían de la clínica, acompañados del sonido silencioso de las puertas automáticas cerrándose. Aquella carcajada desagradable que se había vuelto su trademark número uno irritó los tímpanos de la HiME. “Sólo espero que sea fiel a su palabra y se calle la puta boca.”
“¿Mm?” Madara ladeó la cabeza confundido.
“Ah. Le conté que soy rebel y todo, porque no quiero sorprenderlo un día llegando ensangrentado y que llame a los paramédicos,” explicó Rinne. “Que no se meta en mis asuntos, y yo no me meteré en los suyos.”
“Dios, ustedes los idols tienen las peores prioridades del mundo,” se quejó Eureka. “…Es lo que digo, y de ahí recuerdo lo que soy.”
“No nos puedes juzgar mucho, Onee-san~” Rinne la abrazó por los hombros. “¿Cómo decían los de High School Musical?”
“‘We are all in this together’?” dijo Eureka, insegura.
“¡Mm, Mm! ¡Eso mismo!” anunció Rinne, enérgico. “Así que te cagaste, flaca~”
“…” Eureka suspiró. “Bueno. Suficiente fraternización con el enemigo. ¿No deberías regresar a Ensemble Square?”
“Sí, voy a pedir mi taxi.” El pelirrojo la soltó para rebuscar su celular en sus bolsillos. “Ah, me olvidé, pero gracias por el cambio de ropa, Mikeneko-chan~ Prometo llevarte todo limpio mañana~♪”
“¡No hay probleeema, Rinne-san~!” Madara esbozó una gran sonrisa. “Te la puedes quedar si gustas. ¡No soy mucho de ese estilo deportivo, así que tú la aprovecharías más!”
“No sabes de lo que te pierdes, eh.” Rinne sonrió de lado. “Estos joggers casi me hacen olvidar el fin de semana horroroso que hemos tenido.”
“Gracias Mama,” dijo Eureka. “Supongo que lo mío te lo dio… ¿alguna de mis amigas? ¿O Mona?”
“De hecho…” Madara sonrió. “Morgana-san no estaba en tu habitación… y no pude contactar a alguna de tus amigas. Así que yo mismo entré, lo siento~” Aún a pesar de sus palabras, no se veía tan arrepentido de sus acciones.
“…” Eureka se habría preocupado por la violación a la privacidad y a las miles de leyes que el idol infringió al ingresar a los dormitorios de la mansión HiME, de no ser por su familia yakuza y el edificio del que acababan de salir.

La clínica que los había albergado por ese día era una de las mejores de la ciudad. No figuraba como el primer puesto por los rumores de sus vínculos con las mafias de Tokyo. Con la habitación perfecta, la atención exclusiva y hasta el balcón amoblado, Eureka había entendido que a) los rumores eran ciertos y b) Madara mismo les había conseguido la habitación por sus contactos.

Le sorprendía un poco que no le hubiera dado un cuarto a cada uno, pero suponía que lo había hecho para poder estar pendientes de ambos al mismo tiempo.

Tenía sentido, después de todo.

“Ah. Ahí está mi taxi,” dijo Rinne, llamando su atención. “Nos vemos, Mama, Eureka-chan~”

Rinne le ondeó la mano a ambos antes de correr hacia el carro estacionado al lado de la vereda. Eureka y Madara se despidieron en silencio, anticipando lo que se venía.

“Mama…”
“Mm. Es como un deja vú, ¿no crees~?” comentó él, observando la pista desolada y los pocos transeúntes alrededor. “¡Hm, hm~!”
“…” Eureka optó por ignorarlo. “¿Estarás bien si duermes solo hoy?”
“…” Por unos instantes, Madara no pudo ocultar por completo su sorpresa ante aquella pregunta. “¡Pooor supuestooo! Mama es muy fuerte~☆” Y le demostró la veracidad de sus palabras con una sonrisa confiada.
“…Mama.” La expresión irritada de Eureka no logró afectarle en lo absoluto.
“Yo soy la mamá aquí, Eureka-san~” Madara le recordó aquella mentira que le encantaba repetirse constantemente. “No debes preocuparte por mí. Estaré bien.”
“¿Seguro?”
“¿Por qué? ¿Quieres acompañarme?”
“…Sí.” Eureka desvió la mirada al pavimento, avergonzada. No quería ser malinterpretada, pero era necesario decir la verdad. “¡No pienses mal! Puedo quedarme a dormir, pero duermo en el sofá de tu sala o algo.”

Habría sido lindo ser tragada por la tierra durante aquellos segundos llenos de tensión y de vergüenza: una manera excelente de cerrar ese fin de semana maldito.

“Agradezco tu oferta, pero no hay nada de qué preocuparse, Eureka-san~” Su sonrisa cansada era más sincera que sus palabras. “No tienes por qué estar pendiente de Mama. ¡Siento que no hago bien mi trabajo, entonces~!”
“No hay nada de malo en que me quede a dormir en tu departamento. ¡A-A menos de que te incomode!” corrigió, al darse cuenta de cómo sonaba todo. “Pero quiero estar ahí.”
“Eureka-s—”
“Ha sido difícil para ti, ¿no?” Eureka lo cogió de la mano, aún a pesar de su nerviosismo. “No… recuerdo nada de lo que pasó,” comentó, observando la mano de Madara entre las suyas. “Pero Rinne y tú no son los mismos desde el sábado, y lo siento. A Rinne no lo conozco tanto, y aún así me doy cuenta. Y tú…”
“…” Madara y ella cruzaron miradas cuando la HiME alzó la suya.
“No voy a decir que te conozco bien, pero ya me acostumbré a tu energía. Y estás bien decaído…”
“…Te lo agradecería, la verdad. Pero… en serio no quiero molestarte, Eureka-san.” Madara le sonrió, apenado. “No me gustaría pretender ser más importante que tu salud. Tú eres quien peor la ha pasado. No me sentiría bien así, cuando no recuerdas nada y aún así quieres apoyarme.”
“Es por eso mismo que quiero ayudarte. No necesitas explicarte… o explicarme más sobre lo que pasó anoche,” le aseguró Eureka. “Sé que ha sido impactante. Lo sé porque te siento muy inestable, y eres la persona más calmada y centrada que conozco. Si tú estás así, debió ser terrible y te creo.” Eureka lo encaró. “Si puedo ayudarte de alguna manera, me gustaría hacerlo.”
“…Tan sólo saber que estas cerca de mí me daría muchísimo alivio,” mencionó, observándola un poco avergonzado. “Pero no quiero incomodarte. No quiero que sientes que me voy a aprovechar de esto de alguna forma.” Aquel pensamiento lo atormentaba y era visible en su rostro.
“Tranquilo. Esto es algo que haría por cualquiera de mis amigos. No tienes que preocuparte de nada, ¿sí?”
“…” Madara pareció dudar por unos instantes, llevándose la mano al mentón. Un suspiro y asintió, resignado. “No puedo aparentar que no lo necesito. Gracias, Eureka-san.”
“Genial.” Eureka sonrió. “¿Estás con tu carro?”
“No, se quedó estacionado frente a la entrada a la estación. Hoy he tomado taxis, no más.”
“Okay. ¿Quieres ir a recogerlo?”
“Mm.” Asintió. “Me siento más tranquilo si estás conmigo. Puedo regresar a ese lugar sin problema.”
“Me alegro.” Eureka mantuvo su sonrisa.

Madara se apuró en tomar un taxi de la calle. Luego de conversar con el conductor, abordaron el carro rumbo a la estación.

El camino a Shibuya fue silencioso, pero Eureka calmó sus nervios al armarse de valor y tomarlo de la mano una vez más, apoyando su cabeza en el brazo de Madara. No sabía qué tan atinado era portarse así con él, pero no podía abandonarlo a su suerte luego del misterio de la noche pasada.

Y no era un deber: nada la obligaba a darle ese tipo de comfort. Nacía de ella, como acto de gratitud por el apoyo que Madara le daba constantemente.

Tal vez luego observaría en retrospectiva todo esto y se arrepentiría de confundirlo más, pero en esos instantes, no podía juzgarse a sí misma.







Los entrenamientos del tercer y último día, sin duda, habían sido los más complejos y extenuantes.

Oikawa esperó que nada se comparara al sábado. Pelear por su vida contra una marioneta homicida y atravesar aquel extraño dominio desgastador le habían demostrado que no debía retar al universo y decir: “Hey, podría ser peor.”

Porque siempre podía ser peor.

Su entrenador del último día había resultado ser Satoru Gojo, un hombre joven de cabellos albinos y altura envidiable, profesor de la facultad de Comunicaciones en Hanasaki y, a simple vista, casanova por excelencia. Fiel a su apariencia, demostró ser todo menos un buen profesor, dejando a Oikawa a su suerte en varios de los retos que había preparado para él. Sus indicaciones generales sobre el manejo de la katana habían sido, a lo mucho, frases escuetas que siempre terminaban en un “Ya luego entenderás.”

Oikawa seguía sin entender.

No habría sido un problema, si no fuera porque el campamento había finalizado hacía un par de horas.

Los alumnos habían sido agasajados con una cena decente para el último día del pequeño viaje: una parrilla simple con carne, embutidos y de acompañamiento, arroz y ensalada.

Se embutió todo lo que pudo, en medio del dolor y del cansancio que lo agobiaban. Mover siquiera los brazos era una hazaña grandiosa luego de aquella tortura de tres días.

“Te ves horrible,” comentó Soul, sentado a su lado en una de las mesas de los alumnos.
“Podría decir lo mismo de ti,” le replicó Oikawa, luego de llevarse un pedazo de carne a la boca.
“Al menos puedo moverme sin fruncir el ceño cada dos segundos.” Soul le sonrió de lado. “Pero no te juzgo. El entrenamiento que tuviste hoy se veía… complicado.”
“¿VISTE, SOUL-CHAN?” le lloró Oikawa. “¡Ese hombre…! ¡Me destruyó una y otra vez!”
“Y no solo en combate cuerpo a cuerpo. Luego te vi confundido blandiendo la espada sin saber bien qué hacer,” comentó Soul. “Por cierto, felicidades. No sabía que los keys también podían convocar armas.”
“¡Yo tampoco!” Oikawa sonrió, animado con ello. Probaría ser divertido mostrarle esa habilidad a Eureka. “Me tomó por sorpresa, pero no me quejo. No habría sobrevivido a la marioneta de no ser por esa katana~ Tuve suerte, la verdad.”
“Se te fue en eso, porque con el entrenador…”
“¡Es la yeta de Eureka-chan, de seguro! ¡Me la ha contagiado!” Afirmó, indignado… y luego suspiró. “¡Peeeeero! Ya terminó el campamento, Soul-chan. Somos hombres libres.”
“No del todo~” La voz entre ambos fue el único indicio de lo que se venía: su portador, Gojo, les dio un palmazo en la espalda a los dos, que los obligó a morderse la lengua para no llorar o gritar del dolor. “Oikawa, necesito que me acompañes un ratito~”
“Sensei…” Oikawa se giró al borde del llanto. “¡MI COMIDA, SENSEI!”
“Te guardo del yakiniku que nos han dado a los profesores, a cambio de que me hagas caso.” Gojo le sonrió. “Necesito charlar contigo.”
“…” Algo en la seriedad de sus palabras motivó a Oikawa a hacerle caso y, luego de excusarse de la mesa, siguió a Gojo a través del campamento.

El profesor lo llevó por un pequeño trayecto que desembocaba en el lago del bosque, a razonable distancia de la algarabía de las cabañas y las mesas de comida. Era un lugar sumamente tranquilo a esas horas. No fue difícil para Oikawa hacer a un lado, por unos instantes, todos sus recuerdos de la carrera de obstáculos del segundo día que estaban vinculados a aquel lugar.

“Diría que lamento interrumpir tu cena y tu pequeña celebración por sobrevivir a tres días tan intensos, pero es necesario que hable contigo,” contó Gojo, a la vez que tomaba asiento en un tronco cortado a unos metros de su posición inicial. Oikawa lo imitó, sentándose a su lado en el pasto.
“No hay problema, sensei,” dijo Oikawa, apoyando sus manos en el grass. “¿Pasó algo?”
“Nah~ No es nada serio.” Aún cuando las gafas oscuras tapaban sus ojos, Oikawa supo que la sonrisa en su rostro era sincera. “Sólo quería aclararte dos cosas, y hacerte una oferta.”
“¿…Qué cosas?” Arqueó una ceja.
“¿Recuerdas ese dominio de ayer?”
“No lo puedo olvidar.” Oikawa estaba seguro de que aparecería en sus pesadillas por un buen tiempo. “Espera. ¿Te conté sobre eso?”
“Pueees… yo fabriqué ese dominio~♪” comentó Gojo, muy orgulloso. “Lo preparé para el primero en la carrera y tú fuiste el suertudo. ¡Felicidades!”
“¿¡FELICIDADES!?” La cara de Oikawa era un poema. “¿¡CASI MUERO AHÍ!?”
“Oh, no. Lograste formar un escudo y, aunque no nos dio tiempo de entrenar esa habilidad específica, sé que podrás perfeccionarla en poco tiempo.”
“¿Eso no tiene—?”
“La segunda cosa que debo aclarar es que yo escogí entrenarte h—” La alegría en su rostro se mantuvo aún a pesar de ser interrumpido por una vibración de su celular. Al contrario, Oikawa hasta podía afirmar que se veía mucho más… ¿feliz? Por la interrupción. “Ah, disculpa.”

Gojo sacó el móvil del bolsillo y revisó la pantalla con mucho cuidado. Luego de un suspiro vergonzoso, lo guardó de nuevo y retomó su atención en Oikawa.

“Antes de seguir con la charla importante, quiero tu opinión. Si estás en algo con una persona, y te manda mensajes y te responde los 239480 mensajes que tú le mandas. Y se preocupa por ti, y está pendiente y todo.”
“…Mm.” Oikawa asintió, perdido por completo.
“¿No significa que están a un paso de una relación seria? ¿Esas no son las cosas que se hacen por una pareja?”
“¿También se hacen por los amigos?”
“No les das los buenos días y las buenas noches.”
“Pero… ¿Si viven en la misma casa?”
“Ah. Pero no vivimos juntos. ¡AUNQUE! Es una excelente idea. Me gusta cómo piensas, Oikawa~” Gojo volvió a darle un palmazo en la espalda, aumentándole dolor a su estado de pura confusión. “Bueno. Dejando eso de un lado, yo elegí entrenarte porque quería probar tu resistencia y tu dedicación. Y eres un alumno excepcional. Tanto, que quería ofrecerte un entrenamiento junto a tu HiME. Miranda no me ha encargado esto específicamente, pero hace tiempo que no lo hago, y llamaste mi atención, así que…”
“Ah, lo lamento, Gojo-sensi, pero ya estamos entrenando con—”
“Ohara, ¿no? Miranda me contó…” Gojo se llevó una mano al mentón, pensativo. “Si mal no estoy, les lleva un año o dos. No niego que haya sabido orientarlos, pero necesitan a alguien con más experiencia.”
“Mm…”

Eureka iba a matarlo de regreso, de seguro…

…Pero tener dos entrenadores no podía ser tan malo, ¿no?

Gojo no era Mari, con regimenes de entrenamiento pautados hasta el más mínimo detalle y planeados con muchísima anticipación, pero su habilidad para crear obstáculos y nuevos retos era algo provechoso. Lo había obligado a salir de su zona de comfort, y tal vez eso era lo que Eureka y él necesitaban más en esos momentos.

Tenía que conversarlo con su HiME. Sin embargo, la pequeña posibilidad de perder aquella oportunidad primó sobre su lógica y Oikawa observó a Gojo, decidido.

“Estoy de acuerdo, sensei. Eureka-chan y yo aprenderíamos mucho de usted.”
“Así me gusta.” Gojo le sonrió. “Conversaré con Ohara y de ahí los llamo. Puede que aún necesiten su entrenamiento físico, para lo que les planearé pronto.”
“Eso… suena aterrador.”
“¿Tal vez? Haha~ No te preocupes mucho~”

Lamentablemente, Oikawa era un experto en ello.







Para los guardias de Ensemble Square, las venditas y moretones en su rostro eran producto de una pelea en el bar. No era extraño que idols de su agencia se metieran en problemas, y Rinne se jactaba de ser el peor entre todos ellos: esa reputación le servía en momentos como ese.

De alguna forma, estar bajo el mando de Ibara probaba ser provechoso cuando el pelimagenta era capaz de sacarlos de cualquier escándalo… aunque Rinne no estaba muy seguro de qué tanto aprobaría lo de la noche pasada.

Había sido un riesgo necesario. No podría haber vivido consigo mismo si hubiese dejado a su suerte a Madara y a Eureka.

Rinne suspiró, mientras subía las escaleras del dormitorio. La habitación que compartía con HiMERU quedaba en el tercer piso, casi al final del pasillo.

Dentro de sí, debía admitir que se trataba de un cambio crucial en su vida la mudanza del departamento de Niki a los dormitorios de Ensemble Square, pero quería convencerse de que era necesario. De verlo en ese estado, Niki no lo dejaría en paz. Kohaku actuaría de la misma forma, reclamándole por su salud y por sus ideas alocadas. 

HiMERU… era distinto. Desde que lo conoció, Rinne supo que el misterioso idol haría lo imposible por mantener su distancia y sabotear cualquier intento de conexión con ellos. Y casi diez meses después de su debut, había hecho un trabajo estupendo: no los trataba con frialdad, pero tampoco les daba la confianza de un amigo. Sin embargo, Rinne sabía que Niki y Kohaku deseaban forjar ese tipo de relación con él. Y sí, también se incluía en el grupo: HiMERU no debía cerrarse a la posibilidad del compañerismo.

No parecía algo difícil de conseguir, cuando el sábado Rinne le había demostrado que estaba dispuesto a contarle sobre sí mismo y su pasado. Por supuesto, nunca lo haría con un exceso de detalles —había cierto misterio que mantener—, pero no tenía ningún problema con enseñarle, así, que Rinne sí quería acercarse a él. Claro, siempre y cuando HiMERU respetara el acuerdo de no involucrarse directamente en los asuntos del otro, Rinne no encontraba mayor inconveniente en todo eso.

No podía hacerse el desinteresado, cuando el interés estaba muy presente en su rostro.

“…” Rodó los ojos, irritado. Debía hacer a un lado pensamientos estúpidos como ese. Nunca se atrevería a amenazar la dinámica de su grupo con disparates de aquel calibre.

La puerta del dormitorio se abrió al interactuar con el chip magnético de su tarjeta. Había sido un milagro que sus perteniencias sobrevivieran a los ataques del rebel y a la pelea. Su celular tenía la pantalla quiñada, pero se había acostumbrado a vivir con eso desde que llegó a la ciudad, conoció a Souji, y comenzó a beber como parte de su rutina diaria. No era nada extraño levantarse la mañana post-borrachera y encontrar que, o le habían robado el celular, o estaba dañado de alguna manera.

El beep automático lo trajo de vuelta a la realidad, e ingresó al cuarto sumido en penumbra. Una pequeña luz al fondo de la estancia le indicó la presencia de su compañero de cuarto, a quien divisó muy cómodo en los brazos de Morfeo. Se había quedado dormido mientras leía una novela, de seguro.

Rinne removió sus zapatos en el genkan, dejándolos al lado de los botines de HiMERU. Caminó, silencioso, por el cuarto, hasta llegar al refrigerador y sacar una cerveza.

El sonido que emitió la lata al abrirla lo llenó de felicidad.

Antes de sentarse en el sofá de la sala a hacer absolutamente nada por la siguiente hora, Rinne se apiadó de HiMERU y dejó la lata en la mesa para ir a chequearlo. Efectivamente, el libro aún en su regazo era una de las novelas de detectives que probablemente Ibara le había prestado. No entendía cómo esos dos podían ser amigos… o lo que sea que llamara HiMERU a una relación que iba más allá del trabajo.

Rinne cogió el libro y lo dejó en la mesita de noche. Luego, se encargó de acomodarlo mejor en la cama, para luego taparlo con cuidado… pero HiMERU abrió los ojos de un momento a otro.

“¿…Amagi?” mencionó, con sueño. “Mm…”
“¿Merumeru?”
“…” HiMERU se frotó un ojo, medio dormido aún. “¿Qué día es?”
“Domingo.”
“Oh. HiMERU te daba por perdido. Intuía que regresarías el lunes en la mañana.”
“Gracias por tenerme fe.” Rinne le sonrió.
“Nunca fue un halago.” Su rostro imperturbable estuvo a punto de sacarlo de quicio, pero Rinne se aguantó las ganas de cometer una locura en esos momentos. “Bueno. Estás vivo, así que HiMERU no puede pedir más. Buenas noches.”
“¿No me vas a dar un beso?”
“No tienes cinco años.” HiMERU se giró en su sitio, hasta quedarse de lado y darle la espalda. “O… Tal vez sí,” contempló, pensativo. “De todas formas, HiMERU no es tu mamá.”
“¡Pewwo me siento muy twwisteeeee!”
“Qué pena. Buenas noches.”
“…” Rinne esbozó una sonrisa gigante.

En un abrir y cerrar de ojos, se apoyó en la cama hasta posar sus labios en la mejilla del menor, sacándole un grito indignado que retumbo por las paredes del dormitorio.

“¿¡AMAGI!?”
“Si tú no me lo das, yo lo tomaré~♪” canturreó, retomando la distancia entre ambos.

Rinne ni se dignó a observar su expresión irritada: prefirió volver a prestarle atención a la lata helada de cerveza en la mesa de la sala. No podía abandonar a su favorita, después de todo.

Debía admitir para sí mismo que la idea de mudarse a Starmony había sido la correcta: HiMERU era el roommate perfecto, no había duda de ello.







La sala vacía era un directo contraste a la última vez que había puesto un pie en ese departamento, semanas atrás, luego de la pelea contra Beowulf. En algún momento durante los últimos meses, se había acostumbrado a andar a todos lados con Morgana y Oikawa, y no tenerlos allí presentes para salvarla de sus propios nervios era realmente una pena.

Oikawa… ¿Qué estaría haciendo en esos momentos? Probablemente los ejercicios y retos del campamento ya habían llegado a su fin, y podía descansar en paz en la cama de su cabaña. Para su suerte, los lunes habían sido declarados días libres de entrenamiento en el equipo de vóley, lo que le permitiría tomarse el día para recargar energías.

Y lo necesitaría, de todas formas, con el régimen estricto que Leónidas había armado para ellos, muy probablemente.

Por su lado… Morgana era un misterio. Tenía una tendencia a salir a veces de noche, pero siempre regresaba a dormir con ella. No sabía a qué hora se había dado la visita de Madara a la mansión HiME en busca de su cambio de ropa, pero intuía que había sido en la mañana, en el intervalo de horas luego de que Rinne despertó.

Ahí, recién, notó algo extraño.

“Mama,” empezó Eureka, observándolo. Madara andaba ordenando la sala para poder dormir allí: le había ofrecido su cuarto a Eureka, argumentando que no podía dejar que una visita durmiera incómoda en su departamento.

Más aún, tomando el gesto amable por parte de la HiME de acompañarlo aquella noche.

“Lamento sacar de nuevo el tema, cuando prometí no hablar más de esto, pero… ¿Mona no estuvo conmigo durante la batalla?”
“Tranquila, no hay problema,” le aseguró Madara, y colocó la manta entre sus manos en el sofá en frente de él. “No lo convocaste. No entendí bien qué pasó, pero nunca apareció a tu lado.”
“Mm…” Eureka se llevó una mano al mentón. “¿Tal vez estuvo con Oikawa? No sé cómo funciona eso.”
“O tal vez no quisiste involucrarlo,” contempló Madara. “El nivel de ese rebel era demasiado para cualquiera de nosotros. No era un contrincante amigable…” Su mirada se mostró cargada de un momento a otro. “…En lo absoluto.”
“De lo que me han contado, puedo decir que sí.” Eureka suspiró. “Mona tampoco estaba en mi cuarto cuando fuiste a la mansión, ¿no?”
“Tampoco.” Madara se cruzó de brazos.
“Eso… está raro.”

La situación era muy extraña, pero quería creer que tal vez estaba exagerando todo y se trataba de su propia paranoia. No sabía cuál había sido su línea de pensamiento la noche anterior, y no habría forma de enterarse a menos de que la amnesia se disipara con el tiempo. Tenía que aceptar y vivir con el hecho de que aquella noche continuaría siendo un misterio en por un buen tiempo… o tal vez por siempre.

“Debo comprarle un air tag, así todo sería más sencillo,” se quejó Eureka, indignada.
“Hoho~☆ Creo que Morgana-san se ofendería por algo así.” Madara sonrió.
“Probablemente. Pero lo tiene merecido por preocuparme así.”
“¿Podríamos ir a Hanasaki, si quieres asegurarte?” ofreció el idol. “O… ¿Podrías convocarlo aquí mismo?”
“No. Ya es tarde, y debes descansar. Intuyo que tu lunes debe estar cargado porque la semana que viene se lanza tu collab con Nejire.”
“Pues… sí, un poco. Pero ya conversé con Sakuma-san para librarme de algunos compromisos. Tampoco es que puedan verme así. ¡La gente se preocuparía un montón!” afirmó, esbozando una sonrisa que no llegó a sus ojos.

Madara no estaba en terribles condiciones físicas: a diferencia de la batalla con Beowulf, había salido mejor parado, con solo un par de banditas en su rostro, y seguro algunas suturaciones y vendas en su torso y sus extremidades. Pero todo podía ocultarse con una buena capa de base y las excelentes habilidades de su maquillista.

Lo que no se podía ignorar era su expresión cansada y su humor deprimente. Madara era la sombra de lo que había sido hasta ayer en la tarde: un idol enérgico, entrometido, de ideas alocadas y comentarios innecesarios. No dudaba que mejoraría con el transcurso de la semana, pero en esos momentos, a solas con él, Eureka no podía evitar sentirse culpable por todo.

De vez en cuando le dedicaba miradas llenas de preocupación, como si Eureka estuviese a punto de esfumarse de un momento a otro. Como si perderla de su rango de visión significara perderla por completo. Pero luego retomaba sus frases bobaliconas y sus risas irritantes, en un esfuerzo por demostrar que andaba mejor.

Era muy sencillo darse cuenta de su falso entusiasmo.

“Madara, lo siento.”
“Ah, Eureka-san, no deberías usar mi nombre, yo soy tu—”

Madara se cortó al sentirla cerca de él. Su acto reflejo fue acariciar sus cabellos, como hacía con todo el mundo, aún cuando no podía evitar sentir confusión pura ante sus acciones.

“Tal vez fue una mala decisión de tu parte…” comentó ella, sin mirarlo a los ojos.
“¿Qué cosa?”
“Acercarte a mí. Siento que esto no habría pasado si no nos conociéramos.”
“Oh, pero yo iba a cruzarme con ese rebel de todas formas~” Eureka se animó al fin a abrazarlo por completo, y Madara, aunque sorprendido en un inicio, no demoró en acomodarse hasta rodear su cuello y mantenerla apoyada en su pecho. “Hoho~ Andas más cariñosa de lo usual, ¿o me parece?”
“N-no me molestes.”
“Lo siento.” Su disculpa no fue tan sincera, puesto que un bufido lo delató. Luego de una breve pausa, continuó: “No podía dejar que más gente inocente muera en vano. Y no iba a permitir que Megumi-san y Gundam-san corran el peligro por su cuenta y paguen con sus propias vidas por culpa de mi falta de precaución.”
“Pero tú les advertiste sobre el riesgo—”
“Pero debí ser más fuerte en mi convicción, más insistente con la orden,” se lamentó. “No me sorprendería que me vuelen un meñique por esta traición.”
“No digas eso. Tú fuiste el único que quiso prohibir el paso por esos callejones. Y salvaste a los dos chicos, ¿por qué te harían daño?”
“No los conoces.”
“…Es cierto. Y no quiero, pero iré al menos a ver al papá de… ¿Cuál?”
“El papá de Megumi-san, Toji-san. No es la persona más agradable del mundo, pero estaré ahí contigo y con Rinne-san, así que no les pasará nada.”
“…Aprovecharemos en pedirle que avale por ti.”
“¡Haha!” Madara soltó una risotada llena de ironía. “Dudo que esa persuación funcione, pero me hace feliz saber que te pelearías con un líder yakuza por mí~”
“No sería la decisión más idiota que he tomado. Puedo pensar en un par más.” Eureka se separó de él, entre risas. “…Es tarde. Creo que sería mejor ir a dormir.”
“Mm.” Madara le sonrió, enternecido. “Gracias, Eureka-san. Cualquier cosa, me tienes aquí por si me necesitas.”
“Digo lo mismo.” Eureka asintió. Ya estaba preparada a darse media vuelta y caminar hacia el dormitorio, cuando recordó… un pequeño detalle. “Uh… ¿Podrías prestarme ropa?”
“Oh, claro~ En los cajones de mi cama tengo ropa de diario que ya no me queda. Al menos prometo que no te bailará tanto como la que sí uso.”
“…Disculpa las molestias.” Eureka desvió la mirada, avergonzada.
“No tienes que ser tan formal, Eureka-san~” 
“Debimos pasar por la mansión HiME, pero sentí que sería una pérdida innecesaria de tiempo.”
“No hay problema,” le aseguró el idol. “Lo importante es que puedas descansar. Al contrario, gracias por quedarte conmigo.”
“No es nada.” Eureka le sonrió. “Ahora sí, me voy a tu cuarto. Me avisas cualquier cosa.”
“Buenas noches, Eureka-san.”
“Buenas noches, Madara.”

Eureka se giró para evitar cruzar miradas con él luego de despedirse. Aunque le enternecía la sorpresa en su rostro, la HiME se sentía incapaz de seguir allí, en la misma habitación que él. Recién caía en cuenta de la terrible idea que había sido acompañarlo aquella noche, cuando se sentía tan confundida y perdida.

Sin embargo, recordar que servía de apoyo moral alivió un poco su vergüenza. Primaba más la posibilididad de ayudar a su amigo, antes que cualquier otra cosa.

Con ese pensamiento surcando su mente, finalizar su rutina nocturna fue más sencillo para ella. Una vez en la cama ajena, se arropó con las sábanas y cerró los ojos, esperando que el sueño la invadiera prontamente.






 
El fantasma de un dolor inmensamente profundo la despertó de golpe en la madrugada. No recordaba nada del sueño —o pesadilla—, pero la aterradora sensación había sido tan realista que dudaba poder volver a conciliar el sueño.

Aunque inconsciente, Eureka no demoró en notar que andaba temblando del miedo.

Resopló, sintiéndose ridícula: había ofrecido quedarse a dormir para darle apoyo a Madara, no al revés.

Echarse en uno de los sofás de la sala sonaba como una buena idea. De tal forma, podría sentirse acompañada sin molestarlo directamente. Madara, más que nadie, necesitaba el descanso reparador de una noche tranquila.

Caso opuesto al día anterior.

Eureka cuidó no hacer ruido mientras deslizaba sus pies a través del piso del departamento. Al llegar al sofá colocado a unos metros del de Madara, cantó mentalmente su victoria, y se echó sin mucho cuidado.

“…!” En la oscuridad de la sala, Madara la observó, confundido. Tal parecía que sus movimientos habían bastado para despertarlo. “¿Eureka…san?”
“…Ah.” Eureka suspiró, incorporándose al mismo tiempo que él. “Lo siento, ¿te levanté?”
“No he podido dormir tan bien que digamos, no te sientas culpable,” le aseguró él, mientras se acomodaba hasta quedar sentado. “Te sentí desde que saliste del cuarto~”
“…Disculpa.” Eureka se aguantó las ganas de volver a suspirar.
“¿Estás bien, Eureka-san? ¿Quieres un abrazo~? ¡Mama encantado de darte uno!”
“¿La verdad? Sí. Pero… ¿No vine yo aquí a cuidarte a ti?”
“Nos cuidamos mutuamente, Eureka-san~ Y si necesitas un abrazo, no voy a negártelo.”
“…” Eureka se resignó a hacerle caso, puesto que Madara tenía razón.

Tal vez un abrazo era lo que ambos necesitaban.

La HiME caminó hasta quedar frente a él, y lo enjauló entre sus brazos, atrayéndolo hacia ella sin mucho esfuerzo. Madara la rodeó por la cintura y se enterró en su pecho, inspirando el aroma familiar a suavizante de uno de sus polos.

“…” Un suspiro silencioso. “Recién noto lo grande que te queda mi ropa, haha~”
“Y eso que a ti ya no te queda.”
“Mm, mm~ Crecí hasta hace dos años~”
“¿Los 19?”
“¿No?” La risa de Madara se perdió entre la tela de su polo. “Tengo 23, Eureka-san.”
“¿…V-veintitrés?”
“23~”
“¡¿QUÉ!?” Eureka intentó zafarse del abrazo. Sin embargo, su velocidad no fue suficiente rival de la fuerza del idol, que la mantuvo en su sitio. “¡SUÉLTAMEEEE! ¡NO SABÍA QUE ERAS MI SENPAI! ¡AH, LO SIENTO, MIKEJIMA-SENPAI!”
“Prefiero el ‘Madara’, Eureka-san.”
“¡Bien idiota, yo!” se insultó a sí misma, llevándose las manos a la cara. “¡Tratándote por el primer nombre muy campante y confianzuda, sin saber que me llevas dos años!”
“¿Pero a Rinne-san lo tratas por su nombreee~?”
“¡SÍ! ¡PERO ES RINNE! ¡NO SE MERECE RESPETO!”
“¿No que yo era más un idol que un amigo hasta anoche?” Madara se permitió molestarla un poco.
“…Algo, sí.” Sus manos permanecieron en su rostro. “Pero con todo lo que pasó ayer, insistir en esa distancia entre nosotros sería ridículo. Somos amigos, antes que otra cosa.”
“Ah~ No sabes cuán feliz me hace escuchar esooo, Eureka-san~” Y la estrujó más fuerte. “Aunque… podría ser un poco más feliz, si me dejas ser egoísta.”
“¿…Qué quieres?”
“Podemos compartir la cama? Prometo que no haré nada. Sólo…” Madara se alejó un poco para poder mirarla a los ojos. Ante la acción, Eureka removió sus manos y lo encaró, intrigada por su propuesta. “Pienso que nos haría bien.”
“¿…Tú a un extremo y yo al otro?”
“Es una cama king, no creo que haya problemaaa~”
“…Mm.” Eureka asintió. “Está bien.”
“¿…En serio?” Madara se veía atónito. “¿Pensé que me electrocutaríaaas~?”
“Estuve tentada.” Eureka suspiró. “Pero eso decepcionaría a Jinguji-sensei. Y… supongo que suena como una buena idea. Los sofás son un poco incómodos.”
“Mm, mm~” Madara se separó de ella. “Entonceees, ¿vamos?”
“Vamos.”

Madara prendió la luz del pasillo en el trayecto al cuarto, tan sólo para evitar que Eureka —o él mismo— tropezara de casualidad con la alfombra a lo largo de este.

Al llegar a la cama, ambos tomaron un lado opuesto y se recostaron. Madara le cedió las sábanas, afirmando que le daban calor. Eureka las aceptó, y se envolvió en ellas, girándose para evitar mirarlo a los ojos.

Le costó conciliar el sueño, puesto que la distraía recordar que Madara estaba tan sólo a un metro de distancia, descansando a su lado. Era un sentimiento contradictorio, porque su presencia también le era reconfortante, en medio de todo.

Sin embargo, el cansancio de aquel fin de semana maldito terminó por agotarla, al punto que cayó rendida ante el sueño en algún momento de su crisis nerviosa.

Para suerte de su corazón y de su sanidad mental, no llegó a sentir el brazo de Madara rodéandola y atrayéndola a su cuerpo.

« Last Edit: December 31, 2023, 02:11:54 PM by Eureka »


Cho


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~

*top 4*

*conteo*

Sayi :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 9454 palabras
Kana :: 1129 palabras
Eureka :: 5780 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 0 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...


Mimi Tachikawa

Hoi hoi minna, despues de un mes vuelvo a salir xDD, aquí les dejo un pequeño fic

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Referencia del capi 31 de mi fic

*Inicio Flashback*

Hace 4 años, en Rizembool , antes del encuentro con Yuuto, Rei había aprovechado la oscuridad de la noche para poder investigar dentro de Rizembool, aprovechando su habilidad para pasar desapercibido llegó hacia una sala extrañamente sospechosa, se aseguró que no hubiera nadie alrededor para entrar a dicho lugar, ya dentro miro con sorpresa al ver a 3 personas dentro de 3 cámaras de estasis.

¿Qué cruel puede ser Rizembool verdad? –

El pelinegro giro a ver a un joven de ropas de color blanco, su mirada expresaba el dolor en su rostro, sus cabellos eran cortos y de color naranja pálido, sus ojos de color gris con ligero brillo del mismo color de su cabello

¿Quien eres tú? ¿¿Sabes quienes son esas personas verdad??- Rei tenia su mirada puesta en la joven de cabellos cortos y lilas que se encontraba ahí

Se quienes son esas personas, Mashu Kinomoto que estuvo involucrada en un accidente de transito familiar, la llevaron al hospital y actualmente no saben de ella; Rokuta Enoshima, hermano mayor de Enoshima Junko, fue encontrado apenas con vida en la casa donde vivía con su hermana, por lo que es probable que su hermana menor tenga que ver con su accidente y por lo cual nadie lo sabia al ser Enoshima Junko una alumna reconocida de Rizembool y por último tenemos a Itsuki, tenia una hermana mayor que estudiaba en Hanasaki , ambos se vieron involucrados en un accidente donde la hermana muere y a Itsuki se lo llevan a Rizembool para experimentar  con él, ya que era una joven promesa…hoy es el día que los liberaré y me iré lejos con ellos…si has venido aquí a detenerme entonces no me quedará mas remedio que pelear contra ti…-

No he venido para eso, solo quería despejar algunas sospechas que  tenía, ahora que se que todo lo que me dijeron es verdad, considéralo una deserción a Rizembool, solo que no puedo permitir que te vayas con Mashu Kinomoto, ella tiene una hermana que cuenta que espera su regreso…-

Piensas cuidar de ella y evitar que vuelva a caer en manos de Rizembool?-

Ella pertenece a un clan que puede protegerla, así que no hay problema en eso…-

Ya veo, entonces la dejaré contigo mientras me llevaré a Itsuki y a Rokuta-

Tu no eres de Rizembool verdad?...-

Al igual que tú, estuve ciego a lo que pasaba aquí y en Hanasaki…-suspirando pesadamente- ahora que se la verdad no puedo estar de brazos cruzados y debo de proteger a los inocentes que caen bajo sus miserables manos…así que esta será la ultima vez que nos veamos…antes de irme te diré mi nombre…Miyama Kei, espero que puedas cuidar de tu hermano menor y evitar que caiga en las perversas manos de esta escuela que tanto daño ha causado a los inocentes…Sakuma Rei-

*Fin del flashback*

Volviendo al presente…

En una modesta casa vivian juntos Rokuta, Itsuki y Kei, en  Rizembool aún los estaba buscando, por lo cual tenían que pasar lo mínimamente desapercibidos, con Mashu la cosa fue distinta, debido al clan familiar donde pertenecía, además volvió a retomar clases y no tiene muchos recuerdos de lo que sucedió en su tiempo de material de experimentación
Volviendo con los 3 chicos

Itsuki regresaba con unas varias bolsas de víveres para preparar las comidas de la semana, Itsuki es un joven de cabellos negros con rayas grises y el color de ojos medios amarillos, con ropas de color blanco como Kei, pero a diferencia del otro joven su mirada era inexpresiva y fría

Yei!! ¡¡Ya llego Itsuki!! ¡¡Ya podemos preparar kaarage!!-la persona que canturreaba alegremente era Rokuta, a diferencia de la tranquilidad de Kei y la frialdad de Itsuki, Rokuta era mas infantil, amable y alegre, no se sabe como era antes cuando vivía con Junko, ya que debido a los experimentos perdió la memoria de su vida antes de los experimentos.
Físicamente Rokuta era el mas alto de los tres, sus cabellos eran de color naranja pálidos y ojos de color rojizo

Tú estas prohibido de ingresar a la cocina Rokuta…-hablo Itsuki mientras dejaba las bolsas en la mesa- la última vez que quisiste ayudarnos a cocinar, tuvimos que gastar dinero para poder comprar nuevamente los utensilios porque no puedes controlar tu fuerza

¡¡Pero yo quiero ayudar a cocinar!! ¡¡Es divertido cocinar junto a ti y a Kei!! – dijo el joven cruzándose de brazos y haciendo un puchero-

Puedes quedarte mirando mientras que nosotros cocinamos Rokuta…-

Kei!!!- se acercó a él para agachar su cabeza, espero ansioso la respuesta del otro joven-

Eres un buen chico…-dijo con una suave sonrisa-

¿Lo estas consintiendo mucho Kei…-habló Itsuki mientras se cruzó de brazos – como te encuentras? ¿Ya te paso el dolor de cabeza? –

En cuanto me puse los auriculares y gracias a las atenciones de Rokuta pude dormir un poco y el dolor ahora es de menor magnitud-

Me asusté mucho cuando te golpeabas la cabeza con las manos, pero felizmente te pasó el dolor y ahora estás mas tranquilo…-dijo Rokuta suspirando aliviado-

Trata de no salir tan seguido, el ruido de la ciudad no te hace bien, si deseas que investigue algo solo pídelo, sabes que soy una persona que sabe cubrir sus pasos, no me van a atrapar tan fácilmente-

Gracias por tu preocupación Itsuki y también gracias a ti Rokuta, desde que empezamos a vivir juntos se han convertido en parte importante en mi vida.

Al contrario Kei, gracias a ti que nos salvaste de ese lugar horrible de experimentos…aunque no tengo recuerdos, desde que vivo con ustedes dos mis días son más alegres y quiero hacer todo lo que deseen para poder corresponder todo lo que han hecho por mi.

Yo también pienso igual que Rokuta, te estoy agradecido de habernos liberado de ese lugar…así que puedes usar mis habilidades en lo que desees y te ayudaré a cumplir con todos tus objetivos.

Gracias a los dos por su apoyo, solo falta un poco más para empezar a movernos, tenemos más personas que están apoyando nuestra causa, además que ya tenemos identificados a los Rebels y Himes que están en actividad. Solo falta un poco más para proteger a las personas que han sido involucradas en estas innecesarias batallas…aquellos pecados no se quedarán impunes y todos pagarán…-

Ya me aburrí de las cosas serias, vamos vamos a cocinar kaarage y luego a dormir!!- canturreo alegremente Rokuta-
Tienes razón, dejemos de pensar y empecemos a cocinar…-

--------------------------------------

matta ne!!!!


Eureka

AAAAAAAAAHHHHHHHHH

De ahí edito con topes y mejor redacción asjdlkajs

59.



‘Surreal’ quedaba corto para describir la sensación que la invadió al ver a Oikawa bajando del bus esa mañana del lunes. Fue recién en esos instantes que sintió cómo se aligeraba el peso en sus hombros producido por el fin de semana pasado y podía, al fin, respirar más tranquila.

…Sí, sí. Difícil era negar una mentira así de descarada. Desde la confesión de Madara, pasando por la batalla que no recordaba y rematándola con esa noche de sueño terrible compartiendo cama con su idol favorito, Eureka sentía que iba a morir de paro cardíaco en cualquier momento. Al menos la presencia de Oikawa la regresaba, en cierta manera, a la normalidad previa al fin de semana. Ese momento en que lo más grave era lidiar con Kokichi y sus payasadas.

Ah, Kokichi. Ya decía ella: se había olvidado de algo importante.

“…” Eureka suspiró hondamente, llamando la atención de su amigo ni bien este le dio el alcance a la HiME. “No hay fin…”
“¿Eureka-chan?” Oikawa arqueó una ceja. “Esperé un abrazo de bienvenida.”
“…” La mencionada abrió los brazos, desganada. La expresión de resignación en su rostro y su postura cansada hablaba más por ella que su silencio. Sin embargo, lo más curioso a ojos de Oikawa fueron aquellos raspones pequeños en sus brazos, y la curita en su rostro.
“¿Pasó algo?” Oikawa le aceptó el abrazo, aún a pesar de su preocupación. “¿Estás bien?”
“Estoy muy agotada. Ni siquiera puedo pensar,” murmuró ella, enterrada en la tela de la polera de su amigo. “Quiero unas vacaciones, la verdad. Pero sé que es idealista pensar en eso cuando recién han pasado unas semanas desde el inicio del ciclo.”
“Más de un mes, pero sí,” aclaró Oikawa.
“Uh…” Una voz se coló entre ellos. Eureka se separó de Oikawa para encarar al portador, y sonrió al toparse con Soul. “No quería interrumpirlos, pero hola.”
“Haha, no bromees así, Soul-chan~” Oikawa rio.
“Hola, Soul. ¿Qué tal el campamento?”
“Pues pareciera que tú hubieras ido en mi lugar, porque te ves muerta,” comentó Soul. “¿Qué pasó?”
“Uff, larga historia.” Eureka soltó su vigésimo suspiro del día. “Prefiero que ustedes me cuenten qué tal les fue.”
“Eso podemos hacerlo luego. ¡Yo quería preguntarte algo!” mencionó Oikawa, ligeramente indignado.

En un movimiento más veloz que la luz y el sonido y hasta el propio poder de Eureka, Oikawa sacó su celular de su bolsillo y tecleó un par de veces para mostrar la pantalla de instagram y, específicamente, el perfil de Kokichi.

“¿Que sigues a Kokichi en Insta?” Eureka lo juzgó con la mirada. Tal vez lo stalkeaba de vez en cuando, pero espiar sus redes era distinto a seguirlo en ellas. ¿Por qué seguirías a tu rebel? No tenía sentido.
“Me dijo que me bajaría la deuda si lo hacía.” Oikawa suspiró. “¡Pero eso no era lo que quería enseñarte!”
“Qué engreído—”
“¿¡QUÉ ES ESTOOOOO!?” gritó Oikawa, señalando la pantalla con su dedo.

La foto en la publicación de Instagram mostraba un curioso momento en el buffet del sábado, donde Kokichi había conseguido posar para la cámara junto a Kohaku. Su brazo rodeaba el hombro del pelirrosa como si se tratasen de antiguos amigos de toda la vida y, Eureka pensó, entre risas, que muchos confundirían la verdadera diferencia de edades entre ambos. Parecían estudiantes del mismo año y era demasiado gracioso.

Para todos, menos para Oikawa, que se veía al borde de asesinar a alguien.

“¡DE SEGURO KOKICHI-CHAN LE DIJO TODO! Ahhh, ahora, ¿qué pensará de mí?”
“Con ‘todo’… ¿te refieres a tu pasado como rebel?” Eureka arqueó una ceja.
“¿¡LE DIJO ALGO!?” Oikawa quería morirse.
“Ah, mejor me voy antes de que comience la pelea doméstica,” dijo Soul.
“Cuídate, Soul-chan~”
“Soul, debemos conversar para quedar con Maka.”
“Uh, noted.” Soul asintió. “Cuídense.”
“…~” Eureka le ondeó la mano en silencio, y se giró de nuevo hacia a su amigo.  “¿Dónde nos quedamos? Ah, sí. Kokichi… no fue quien le dijo eso, precisamente.” Eureka se aguantó las ganas de volver a suspirar. “Y tampoco fui yo, antes de que levantes el dedo y apuntes sin cuidado,” dijo, un poco irritada.
“¡…!” Oikawa hizo un puchero.
“Pero tal vez sería mejor conversar todo esto mientras desayunamos. Vamos a tu departamento y preparamos algo.”
“…Está bien,” cedió Oikawa. “Pero antes pasemos por una konbini por pan de leche, que llevo días sin él y lo extraño horrores.”
“¿Más que al vóley?”
“Que al vóley y a todos ustedes.” Oikawa esbozó una sonrisa genuina, sacándole una igual a la HiME.





“…Y nada, Ushijima… fue quien lo dijo.” Eureka finalizó el relato de aquel desastre.
“¿¡USHIWAKA-CHAN!?” gritó indignado Oikawa, mientras se llevaba un pedazo de arroz blanco a la boca. “Ah~ sin duda, no hay nada mejor que casa.”
“Tienes suerte de que Iwaizumi te haya guardado desayuno.”
“Mm, mm~ Iwa-chan es un excelente amigo~ Pero no te puedes quejar. Yo lo soy, también. ¡Te estoy invitando un poco!”
“…Sí, gracias.” Eureka habría querido quejarse al respecto —las migajas en su plato no la iban a llenar de cualquier manera—, pero el cansancio la vencía.

Ni tenía energías para ser quisquillosa.

…Cosa sorprendente y difícil de procesar, pero ese fin de semana le había quitado varios años de vida. Tenía sentido, si se ponía a analizarlo detenidamente.

“Uhhh…” Eureka suspiró, una vez más. Porque más rayas al tigre no cambiaban en nada al panorama general. “Llama a Kohaku.”
“Sí, justo iba a hacer eso. Creo que entrará a clases en un rato.”
“Mm, mm.”

Oikawa hizo a un lado su bowl de arroz y su sopa para sacar su celular y llamar a su sobrino. La llamada entró en pocos segundos, para su alivio.

“¿Haku-chan?”
“Oh, Tooru-han. ¿Ya estás de regreso?”
“¡Sí, sí~! Estoy aquí con Eureka-chan y ya me contó todo.”
“Hola, Kohaku~”
“Hola, Eureka-han. Gracias por avisarle.”
“No te preocupes,” le aseguró la HiME. “Era lo mínimo que podía hacer.”
“Haku-chan, ¿te parece si nos juntamos luego de tus clases? Y te firmo el permiso.”
“Suena bien. Muchas gracias… y lamento haberte causado molestias el sábado.”
“¿Mm? ¿Por qué lo dices?” Oikawa arqueó una ceja, curioso.
“Por tu equipo. Uh… Ouma-han fue quien me invitó al buffet, y corrió con los gastos.”
“¿¡QUÉ!?” El key pegó el grito al cielo.
“Me olvidé de mencionar eso,” dijo la HiME. “Un… pequeño detalle.”
“¿¡PEQUEÑO!? ¡Ese enano me va a dejar sin un solo centavo a este paso!”
“¿Cómo así?”
“Ah, no, nada de lo que debas preocuparte, Haku-chan~ Yo me encargaré de saldar la deuda con Kokichi-chan.”
“O…kay.” El recelo en su voz fue sencillo de notar. “Pero si tienes algún problema, avísame. No me gustaría que te lleves mal con tus compañeros de equipo por cosas así. Fue mi culpa por ir así sin más, pero—”
“Hehe, eres bien adorable, Haku-chan.” Oikawa esbozó una sonrisa enternecida. “No tienes que preocuparte por esas cosas. Soy yo quien te falló: debí estar ahí para firmarte el permiso. Eso no volverá a ocurrir, ¿okay? Pero sí debes de avisarme con anticipación.”
“…Está bien.”
“No te sientas culpable, esas cosas pasan. Además, estoy seguro de que todos te presionaron, y no querías quedar mal con ellos.”
“Sí, no podía negarme.”
“Y actuaste bien. ¡Gracias por ir!”
“La pasé bien, Tooru-han. No tienes de qué preocuparte. Además, Eureka-han e Iwaizumi-han estuvieron ahí para mí.”
“Sí, lo tuvimos a buen recaudo en todo momento,” explicó Eureka. “Y, por eso mismo, no tengo idea de cuándo fue que Kokichi se tomó esa foto con él…”
“¿Foto?” preguntó Kohaku, curioso. “Ah. Creo que fue casi al final de la cena. No podía rehusarme, tomando en cuenta que él me había invitado a la salida y encima me pagó la entrada al buffet.”
“No, nadie te culpa, tranquilo,” le dijo Eureka.
“Exacto. No hay problema, Haku-chan~” le aseguró su tío, con un tono despreocupado y sincero. “Más bien. ¿Dónde nos juntamos luego de tus clases?”
“¿Puedes encontrarme en el café Cinnammon? Está en el Boulevard justo fuera de Ensemble Square.”
“¿Por qué? Pensaba ir a recogerte a Rizembool High.” Oikawa arqueó una ceja.
“Ah, tengo una reunión con mi unit. ¿Crazy:B? Te conté de ellos.”
“Oh, genial~” canturreó Oikawa, emocionado. “¡Los podré conocer!”
“No te invites por tu cuenta, Oikawa,” lo resondró Eureka.
“Pues… si es sólo conocerlos, no veo problema, Tooru-han.”
“…Dios, no entiendo cómo Kohaku te tiene tanta paciencia.” Eureka suspiró.
“¡Hablas como si a mí me gustara arruinarle los planes a las personas!” le reclamó Oikawa, y Eureka se sintió atacada. Era cierto que el campamento de keys le había desajustado el fin de semana y, si por algún motivo recién tenían que discutir el tema del permiso, era por culpa de la HiME. “Yo me adecúo a tu agenda hoy, Haku-chan. Me tomaré el día libre en la universidad porque estoy demasiado agotado, y no hay entrenamiento de vóley así que no tengo obligaciones hoy.”
“Mm, okay. Entonces te veo en la entrada de Cinnammon a las 4.”
“Okay, ahí estaré~ ¡Suerte hoy en tus clases, Haku-chan!”
“Gracias. Nos vemos más tarde, Tooru-han. Hasta luego, Eureka-han.”

La llamada llegó a su fin y Oikawa sonrió, orgulloso de sí mismo.

Eureka tuvo la intención de burlarse de su actitud, pero recordó aquellas bonitas palabras que le dedicó a su sobrino y entendió, en ese momento, por qué Kohaku lo trataba con tanto cariño y confiaba en él más que en el resto de su familia. Oikawa podía ser muy alocado, pero en algunas pocas cosas, su seriedad quedaba clara: el vóley y su familia eran absolutas prioridades en su vida.

Así como sus amigos, si se tomaba en cuenta a sí misma.

Y hablando de amigos…

“Oikawa, pasaron… otras cosas el fin de semana.”
“¿Como lo de tus heridas?” Oikawa retomó su desayuno sin despegar su mirada de la HiME.
“Sí, pero también… Madara.”
“¿Madara?” La sorpresa lo motivó a detenerse, y la observó, incrédulo. “¿Desde cuándo pasó a ser ‘Madara’?”
“Debería ser Mikejima-senpai, la verdad.” Eureka rodó los ojos. “Pero estoy llamándolo Madara a propósito para irritarlo.”
“¿Qué pasó con Mama-chan?”
“Qué no pasó, es la pregunta.”
“¿…Perdón?” Oikawa se veía horrorizado ante aquellas palabras.
“Ay, no sé qué piensas y no quiero saber, gracias.”
“¡NO ESTOY PENSANDO NADA! ¡TÚ ERES EL PROBLEMA! ¿Por qué no hablas claro?”
“Bueno, lo haré.” Eureka se llevó un sorbo de sopa, juzgando el bowl pequeño en el proceso. “Se me confesó. O algo así. Pero no fue directo… Mm, es difícil de explicar.”

Oikawa casi escupe la comida.


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