*nervous breakdown* Uhh... ya está...
Regreso con los icons que faltan.
104.2.
Llegó la hora de salida y Tsubasa era acompañada por Saki hacia Hanasaki U.
“Ya que te estás dando el camino, sería bueno que te nos unas,” dijo Tsubasa, sonriente y amenamente. “Es un poco intimidante ser nueva ahí porque todas se conocen.”
“Si es intimidante para nuestra eficiente, servicial y sabia presidenta de la clase, yo tendría problemas respirando el mismo aire de las HiMEs, Tsubasa,” contestó Saki, con simpleza y resignación, aunque tranquila. “Además…” bajó su mirada. “Hoy es un mal día para aparecerme. Seguramente no estarían contentas de conocerme.”
“¿Por qué lo dices, Hanajima-san?” Tsubasa se confundió, aunque notó que la otra se mantuvo reservada e inmutada, lo cual le hizo entender que no le contestaría. Sólo le quedó sonreír frustrada y dar un suspiro. “Bueno, no te forzaré. Sé que tienes tus reservas con el tema por tu familia y el pasado, pero ve internalizándolo porque te aseguro que todas son muy buenas chicas. Te haría bien conocerlas.”
“Será, tú lo sabrías mucho más que yo.”
“Tampoco lo sé todo, sólo sé lo que sé,” dijo simpáticamente. “Pero que salgas de tu burbuja sería un alivio y rompería tu esquema mental. Por más que ellas sean HiMEs y estén del lado de Hanasaki en el conflicto, seguramente ellas entenderían más sobre los problemas irracionales que esta situación causa y serían las más abiertas a confiar en ti y en entenderte.”
“Pienso que tienes mucha fe en la humanidad.”
“Pues, no las conozco bien aún, pero hay una HiME mayor ahí que sí me dio esa impresión,” sonrió con torpeza. “No se veía muy abierta y buscaba un poco sus palabras al hablar, pero pude entender que es alguien con experiencia y que ve las cosas de manera tranquila.”
Lo pensaré, pero te reprocharé por andar pensando en mí ahora, Tsubasa,” le miró de reojo. “Eres la nueva HiME y quiero que estés más al pendiente de ti misma.”
“Lo estoy, y es por eso que estoy yendo a reunirme con ellas. No te preocupes,” le aseguró con una sonrisa, aunque pudo ver a la otra agachar su cabeza y bajar su mirada. “Hanajima-san, en verdad, no te preocupes por mí. Esta fue una decisión que yo tomé y que hubiera tomado aun si no te acompañaba esa tarde. No es tu culpa en lo absoluto, ni es que haya a quién culpar.”
“…” dio un suspiro. “Entiendo eso, pero… temo por que no sepas atenderte, no con tu tendencia de siempre cuidar por otros.”
“Pero lo haré, sí me cuidaré, sí seré responsable con este rol tan serio e importante, y sí te tengo a mi lado, ¿verdad? Eso es todo lo que necesito,” asintió. “Muchas gracias, Hanajima-san. Ahora déjame también poner de mi parte y demostrarte que lo tengo bajo control.”
“…supongo…” sonrió frustrada. “Nunca cambiarás, es evidente…”
Si bien podría confiar y contar con Tsubasa para lo que fuera, Saki no creía del todo en sus palabras. No la sentía capaz de velar por sí misma, y eso la aterraba…
…
Las clases habían terminado hace alrededor de una hora. Si bien Hirano solía regresar solo a su hogar en la mayoría de ocasiones, por lo sucedido por los invernaderos, Namazuo había ido a recogerle para tranquilizarle y hacerle regresar con la certeza que estaría bien.
“¡Listo~! ¡Llegamos a casa~!” declaró el hermano mayor, canturreando y señalando al hogar con ambas manos como presentador de televisión. “¡Adelante todo el mundo~!”
“Eh, y-ya estoy bien, Namazuo-niisan,” Hirano sonrió incómodo y asintió respetuosamente. “Muchas gracias por tu compañía, me ayudó un montón.”
“Ay ni lo menciones~” el mayor se agarró los cachetes, maravillado por su pequeño. “Estoy feliz de cuidar de todos ustedes y sobre todo de ti que por más chiquito que seas sueles ser muy independiente. ¡Nunca te olvides que tienes hermanos mayores que te quieren un montón y quieren ayudarte cuando lo necesites!”
“Sí, tienes razón,” se animó un poco más. “Es cierto que soy muy afortunado por la familia que tengo. Realmente lo aprecio.”
“Aw, por supuesto que sí~”
“Aunque…” desvió su mirada, preocupado. “Pensar que Nio-san tiene que hacerle frente a un Rebel ahora, uno que es mucho más fuerte que ella… realmente me pregunto qué debería hacer.”
“Hm, es difícil, ¿no?” Namazuo frunció el ceño, se cruzó de brazos y se puso a pensar con seriedad (lo cual por su forma de ser le hizo verse algo perdido). “De por sí, Imanotsurugi me dijo que casi saltas a defenderla del Rebel y pues eso no es algo que deberías hacer.”
“Lo sé, pero…” Hirano se confundió. “Nosotros somos de una familia de guerreros y entiendo que tenemos la responsabilidad de proteger y ayudar a quienes no pueden defenderse.”
“Pues sí, pero también tienes que entender por dónde va tu responsabilidad, y aprender a escoger las batallas… hm… algo así…” Namazuo terminó dando un suspiro, cansado, y volvió a pensar críticamente (y con la misma perplejidad). “Ichi-nii me gana en estos discursos, no sé si puedo explicártelo tan bien… sólo recuerda que por más que quieras y estés dispuesto a ayudar a tu amiga HiME, la pelea en sí estaría fuera de tu alcance. Las cosas pueden complicarse si actúas sin pensar y podrías causarle problemas a tu amiga, ¿de acuerdo, Hirano?”
“Sí, lo entiendo, eh, perdón…” desvió su mirada, apenado. “Sí actué sin pensar…”
“No, no, está bien, es normal que el pequeño guerrero que tienes dentro haya querido hacerle frente a un bravucón. Hasta puedo sentirme orgulloso de mi hermanito héroe porque eso sí que toma agallas~” regresó a su voz juguetona y sonrisa amplia y amigable. “Sólo nos toca aprender a cómo lidiar con lo que nos rodea. No creas que eres el único que sigue aprendiendo.”
“Sobre eso, ¿cómo están las cosas en la universidad, Namazuo-niisan?” preguntó con curiosidad. “Entiendo que debe haber muchos más Rebels en tu entorno.”
“Hm, curiosamente no es que me haya topado con uno…” lo pensó con la mirada perdida en el cielo. “Todo anda tranquilo.”
“Aunque Ritsu-san es un Rebel ahora…”
“¿Eh? ¿En serio?” Namazuo se quedó en shock.
“Namazuo-niisan, ¿no recuerdas en su cumpleaños en que lo declaró ante todos antes de soplar las velas y sus amigos de inmediato estamparon su cara contra la torta?” preguntó con leve incomprensión ya que parecía haberlo olvidado.
“¡Oh, oh verdad que eso pasó! ¡Pues ni que Ritsu ande torturando a alguna bienintencionada HiME como para acordarme! ¡Verdad que fue ahí que Gokotai tuvo una fuerte alergia y eso ocupó toda mi atención!”
“Eh, bueno, supongo eso lo explica…” verdad que su hermano andaba un tanto fuera de control por su preocupación así que tenía sentido, pero mejor no lo mencionaba.
“Vaya, tengo que preguntarle a ese Ritsu cómo anda ese asunto, no debería desentenderme de eso…” Namazuo llevó sus manos a sus caderas, y entonces recordó que andaba acompañando a su menor, y volvió a sonreír, ahora con torpeza. “Ehh, creo que ya entiendes que yo tampoco tengo todas las respuestas, pero descuida que somos una familia y estamos aquí para apoyarnos. ¡Y definitivamente te protegeré de todos los Rebels habidos y por haber! ¡Estate tranquilo!”
“Sí, Namazuo-niisan, muchas gracias por tu ayuda,” Hirano sonrió agradecido y volvió a asentir.
“Pero ya mucho preámbulo, entremos,” dijo y finalmente retomaron lo poco del camino para ingresar a la mansión. “No te olvides que Maeda ha invitado a sus amigos del colegio esta tarde por un trabajo grupal y él esperaba que los conocieras.”
“Tienes razón, sólo conozco bien a Nagisa y Aizen, ya es hora que conozca a los demás,” sonrió apenado. “Maeda ya conoce a mis amigos en Hanasaki y no puedo dejar que mi aversión a los Rebels me haga descuidar a sus amistades. Tengo que expresarles mi agradecimiento por cuidar de nuestro hermano.”
“Aw eres un hermoso polluelo por andar tan al pendiente del polluelo menor~” canturreó Namazuo, en el momento en que entraban al edificio. “Bien, ellos andan en la sala de estar más grande del primer piso. Tengo algo de tareas que hacer, pero siéntete libre de llamarme por si me necesitas~”
“Gracias, pero estoy bien, y realmente no quiero distraerte de tus tareas.”
“Eh, podrías hacerlo, estamos en confianza,” comentó casi como si buscara un favor.
“Ehm, Namazuo-niisan…” Hirano alzó una ceja, perplejo. “Realmente espero que no estés diciendo eso para evadir tus responsabilidades de la universidad. Necesitas estudiar.”
“Uhh, sí, lo sé, haré un esfuerzo…” dio un suspiro y nuevamente sonrió. “Entonces espero terminar para ver a sus amiguitos antes de que estos se vayan. ¡No tardaré!”
“Toma el tiempo que necesites, no es urgente,” le pidió con ligera súplica.
“Hai~ hai~ como tu mayor, no te defraudaré~” asintió y finalmente se retiró en dirección a su cuarto en el segundo piso.
Hirano le vio irse y pese a haber sido un poco demandante con su caótico hermano, terminó por sonreír tranquilo y seguro luego de la compañía que este le brindó. Namazuo seguía siendo su mayor, alguien con más experiencia que sí mismo, y con palabras y meditaciones importantes que tenía que considerar.
Se aseguraría de aprender para no volver a tomar una acción impulsiva que causara tanta preocupación de parte de Imanotsurugi y el resto de sus amigos. Tenía que ser responsable con la situación de Nio, no podía actuar de cualquier manera, y le tocaba entenderlo mejor por más extraña que fuera su presente realidad.
Luego tendría que ver cómo tocar el delicado tema del conflicto con Maeda y los demás menores de su familia, pero no era el momento. Caminó hacia dicha sala para saludarlos a todos y por un momento librarse de su nueva bizarra rutina.
Sin embargo, recién estaba por entender cuán incomprensible su nueva normalidad iba a ser…
Entró a dicha sala donde los presentes rodeaban una mesa baja central, con la mayoría sentados sobre cojines en el piso y degustando varios dulces en lo que trabajaban en su trabajo escolar… cuando entonces, Hirano reconoció a dicho tétrico y amenazador Rebel sentado al costado de su mellizo, con ambos hablando entre sí en lo que leían un libro de su clase.
“Dudo que lo que tengamos hasta ahora sea suficiente material, Maeda-san,” observó Megumi, en voz baja, mientras revisaba el resumen del capítulo.
“Tienes razón, Megumi-san. Pienso que Monaca-san tuvo una buena idea cuando sugirió que usáramos una cartulina más grande, para poder organizarlo mejor,” el niño castaño asintió.
“Hehe, así también podremos decorarlo de muchas más maneras, no puedo esperar~” canturreó Monaca, gustosamente y sonriendo ampliamente. La peliverde se encontraba en su silla de ruedas a diferencia de los demás. Ella pasó a mirar al pelirrojo presente. “Uhh, pero ya es hora que todos nos pongamos las pilas, ¿verdad? Te veo muy distraído, Kunitoshi-kun. ¿Acaso te resulta un tema tan difícil después de todo?”
“¿Por qué insistes en que no puedo hacer mi trabajo?” preguntó Aizen, fastidiado. Dio un suspiro. “Se me hace lioso, pero te aseguro que soy más capaz de lo que crees.”
“Eh, d-descuida, Aizen, Monaca-chan sólo tiene las mejores intenciones, te lo aseguro,” observó Nagisa, nervioso y alzando sus palmas. “No te lo tomes a mal, por favor.”
“Tú eres el que no anda siendo menospreciado todo el tiempo, no entenderías…” alzó una ceja.
“Hehe, pero sí lo menciono porque sólo quiero lo mejor para todos mis amigos,” agregó Monaca, con una amplia sonrisa. “¡Podría llamar a Rai-kun para que te dé la ayuda que necesitas! Oh, pero Rai-kun está muy ocupado con la universidad, no es justo para él…”
“No tienes que compararme con Hotaru a cada rato, por cierto,” Aizen frunció el ceño.
“Eh, pues, supongo a veces resulta difícil no hacerlo, por lo distintos que son…” murmuró Nagisa, pensativo, cuando en eso se dio cuenta del estado anímico del otro. “Ehh, n-no lo digo con malas intenciones, Aizen, perdón. Y sin duda Monaca-chan tampoco lo haría.”
“No tienes por qué hablar en su lugar todo el tiempo, Nagisa-san. Créeme, no te conviene,” observó Megumi, inmutado.
“Y-ya, todos a estudiar, por favor,” pidió Maeda, sonriendo incómodo. “Recuerden que este proyecto es para pasado mañana y tenemos que exponerlo en clase. No hay que fastidiarnos mutuamente tanto.”
“Puede que tengas mucha fe en nosotros, Maeda-san…” observó Megumi, quien muy oportunamente alzó su mirada y reconoció al recién llegado, el cual sin duda le miraba en shock y sin poder procesar su presencia.
“¡Eh…!” Hirano dejó escapar un alarido. Ello bastó para que los demás se dieran cuenta.
“Oh, Hirano, bienvenido,” saludó Maeda, quien se puso de pie y fue donde su mellizo mayor. “Hehe, me alegra que finalmente puedas encontrarte con mis amigos en nuestra casa. Ya conoces a Shingetsu-kun y Kunitoshi-kun de las vacaciones. También nos encontramos con Monaca-san en el cumpleaños de Ritsu-san.”
“Casi ni tuvimos la oportunidad de hablar, pero mucho gusto, Hirano-san,” dijo la peliverde.
“Y te presento a Megumi-san. Estoy seguro que se llevarán muy bien,” asintió con ánimos.
“M-Maeda…” Hirano miró a su hermanito horrorizado.
“H-Hirano, ¿te sientes bien?” Maeda se impresionó. “¿Sucedió algo?”
“¿P-pero qué clases de amigos tienes en tu colegio…?” murmuró con gran incomprensión.
“Hmm, y yo que fui buena y me presenté tan bien,” Monaca hizo un puchero. “¿Qué quiere decir sobre nosotros?”
“Seguro que tiene algún motivo para decirlo, Monaca-chan, y no sería por ti. No te angusties por favor,” dijo Nagisa, apaciguándole.
“…” Megumi asintió para sí y se puso de pie.
“¡Ehh!” Hirano instintivamente retrocedió un poco.
“Maeda-san, como les dije previamente, no consideraba apropiado que viniera hoy,” observó el Rebel, tranquilamente. “Es inevitable que tu hermano reaccione así.”
“¿Eh?” Aizen se sorprendió. “¿Acaso te refieres al motivo por el cual faltaste a clases hoy?”
“E-es cierto que nos dijiste que serías un Rebel,” recordó Nagisa, quien se sorprendió. “¿Eso quiere decir…?”
“Supongo puedo terminar con mi parte por mi cuenta,” continuó el pelinegro. “Mañana nos reuniremos donde Aizen-san para juntar nuestras partes. Sería lo mejor.”
“…” Hirano se confundió. A diferencia del Rebel que había lastimado a Nio y Luso e intimidado a los demás, el pelinegro se comportaba con reserva y tranquilidad. Le sorprendía que hasta tuviera la voluntad de irse…
“Eh, no, por favor, si ya estás aquí y realmente esperaba que pudieras visitarme,” le suplicó Maeda a su amigo. “No sueles tener la oportunidad, además esperaba que pudieras conocer a mis aves, sé que lo apreciarías.”
“Pienso que sería una imposición…”
“No, definitivamente no, ehh…” Maeda se vio incómodo y se giró a su mellizo. “Hirano, yo… entiendo que no puedo verlo de tu punto de vista. Megumi-san sí nos avisó que iría a hacer una aparición como Rebel hoy en vez de ir a clases. No pensé que estaría dirigido a tu grupo.”
“¿En serio?” Hirano se sorprendió.
“Pero, por más difícil que sea la situación, Megumi-san es un buen amigo y no tiene malas intenciones. Te prometo que no causará problemas.”
“Maeda…” Hirano estaba en blanco. Realmente tenía muchos reclamos que hacer, pero no podía en frente de la visita. No le cabía en la cabeza lo que su menor le decía. “Entiendo que es tu amigo, pero…” desvió su mirada, en conflicto. “¿No es muy ideal que lo sea?”
“¿Por qué lo dices?” se confundió. “Es un tema complejo, pero que sea un Rebel no cambiaría las cosas.”
“¿No las cambiaría?” se extrañó con leve indignación.
“Maeda-san, creo que pides mucho de tu hermano,” interrumpió Megumi. Este miró a Hirano y notó cómo se puso tenso e inquieto. “Puede que no oigas mis palabras, aunque te prometo que no estoy aquí para causar problemas. Eso sería todo. Tú no estás conforme con la situación y no hay nada de malo con ello. No espero que lo estés.”
“Eh…” nuevamente no sabía cómo leer a ese Rebel.
“Entonces…” Megumi negó y regresó a su sitio. “Terminemos con esto de una vez. No creo que deba alargar mi estadía.”
“¡Espera, yo quisiera saber qué fue lo que hiciste como Rebel!” exclamó Monaca, entusiasmada y con sus manos en puño frente a su pecho. Sus ojos brillaban. “¡Suena emocionante!”
“M-Monaca-chan, no creo que sea el mejor momento,” pidió Nagisa, nervioso.
“No lo es, lo hablaremos en el colegio…” murmuró Megumi, buscando en qué parte del libro se había quedado.
“Vaya, sí tiene sentido que reacciones así, Hirano, ehh, siento que esto haya ocurrido…” Maeda dio un suspiro y sonrió incómodo. “Nos concentraremos en terminar el trabajo de hoy rápidamente. Descuida, todo está bien y lamento mucho ponerte en estos apuros.”
“P-pero…” Hirano no veía suficientes motivos para negarse y esa persona sí se veía completamente razonable en el presente, aunque continuaba inquieto. “¿Qué dirán nuestros hermanos? No sé si Namazuo-niisan tenga alguna observación.”
“Algo me dice que Namazuo-niisan entendería y no se opondría.”
“Sí, supongo…” se exasperó. Era su hermano mayor más relajado después de todo.
“Hablando de nuestros hermanos…” sin embargo, Maeda no terminó porque Houchou de inmediato entró con una enorme bandeja llena de bocadillos dulces.
“¡Ya los desempaqué! ¡A comer!” exclamó Houchou, feliz de la vida por las múltiples cosas deliciosas que habían traído los presentes.
“¡Yay~! Muchas gracias por tu ayuda, Houchou-senpai~” canturreó Monaca, sonriente y aplaudiendo en celebración.
“Vamos, no soy un senpai, sigo siendo pequeño,” dijo luego de poner la bandeja en medio de la mesa y se rascó la nuca algo avergonzado.
“Hehe, sólo digo la verdad, puedo aprender de ti,” continuó la peliverde. “Como te gustaron tanto los dulces que preparé, con gusto traeré muchos más la próxima.”
“¡Eres muy buena con la repostería! ¡Siento que podríamos llevarnos muy bien!”
“No te recomiendo que te encariñes mucho con ella,” Megumi dio un suspiro.
“Uhhh…” Monaca hizo un puchero. “Qué malo eres conmigo, Hanajima-kun.”
“Tú eres la difícil, Monaca, deja de ser así…” observó Aizen, frustrado.
“E-esperen, no discutan, por favor,” pidió Nagisa.
“¡Definitivamente no con estos dulces! ¡Hay que comerlos de una vez!” así Houchou se invitó a sentarse en la misma mesa y se puso a degustarlos. “¡Qué ricos!”
“Ahh…” Hirano se frustró tremendamente de ver la trivialidad de su otro hermano. Ni tenía los ánimos de explicarle lo que ocurría en ese momento. “Maeda, ¿me prometes que todo estará bien? Recuerda buscarme si me necesitas.”
“Claro que todo estará bien, son mis amigos,” le aseguró con buenos ánimos. “Ah, aunque con tantos dulces debería ir a preparar un té para todos.”
“Tú andas trabajando en tu proyecto, te puedo ayudar con eso,” se ofreció. “¿Algún té en particular o traigo una selección?”
“Creo que rooibos sería excelente para todos ahora, muchas gracias,” dijo alegremente y asintió. “Agradezco tu paciencia.”
“S-sí, no lo menciones,” sonrió incómodo. Realmente no podía ser muy duro con su hermano. Sólo le quedaba confiar en que todo estaría bien.
Mientras tanto, aquel salón de estar en la casa HiME nuevamente se vio ocupado por el mismo grupo, salvo algunos ausentes. Yuyuko se encontraba como la maestra de ceremonia y en ese instante andaba prestando su atención a la pequeña Nio junto a la mayoría, luego de que esta narrara su experiencia de aquel día.
“Ya pasó, pequeña, no tienes que afligirte más,” le consoló la pelirrosa amablemente y abrazándola de costado. “La primera vez puede realmente ser muy sorprendente, pero verás que te harás más fuerte, te podrás defender y todo va a estar bien.”
“S-sí, justo lo que Yuyuko-san dice,” Ayesha asintió decidida, pese a todavía no andar acostumbrada a la idea de que su hermanita fuera a entrenar. Ella ocupaba el otro sitio al costado de su pequeña. “Sólo me alegro en demasía de que estés bien y tu misma escuela me prometió que serían más cuidadosos, ya no te angusties.”
“Gracias, es sólo…” Nio andaba cabizbaja. “No lo sé, siento que estoy causando muchos más problemas. Realmente quise ser HiME para ayudar y ando haciendo lo contrario.”
“No te sientas mal, Nio-chan, todas comenzamos con torpeza,” le aseguró Osaka, sonriente. “Créeme que podrás superarte, sólo mantente dando lo mejor de ti. Hehe, y todas te conocemos y sabemos que eso mismo es lo que haces.”
“No puedes pensar que sólo tendrás logros en tu vida. No es un pensamiento saludable ni para una HiME, ni para nadie,” afirmó Enmusubi, decididamente, y le sonrió con ánimos. “Ha sido un traspiés, pero lo mejor de todo es que fue una experiencia que tuvo un costo muy bajo. Impresiona bastante, pero por encima de todo, es una situación que nos permite evaluar tu rol como HiME y tu propio Rebel. Pienso que podemos sacarle mucho más provecho del que te pueda parecer ahora.”
“¿Tú crees?” Nio le miró con leves esperanzas.
“¡Claro! Desde ya sabemos bastante de cómo es tu Rebel y su arma y uno de sus poderes, ¿verdad?” la pequeña mentora sonrió con perspicacia. “Pienso que la osadía de tu Rebel le costará caro, porque ahora sabemos bastante de su tan breve aparición.”
“Es un buen punto, a decir verdad,” Youmu se vio sorprendida. Ella estaba de pie junto con Reimu y Marisa frente a las otras tres, atentas a la conversación. La peliblanca no se había visto tan optimista como las demás hasta ese momento. “Debo admitir que todavía no conozco mucho de mi Rebel y presiento que ni sé sobre todas sus capacidades, por más que ya haya tenido varias peleas contra él. En tu caso es verdad que has visto bastante sin necesitar pelear de verdad.”
“Sí, es un buen punto,” Reimu se cruzó de brazos, ofuscada. “Yo todavía no entiendo los poderes de esa Seija. La tipa es un dolor de cabeza. Así que desde ya andas bien posicionada.”
“Uh, sí, ¿qué andará tramando esa loca?” Marisa rodó los ojos y volvió a sonreír y encarar a Nio. “Pero sí, es justo como Osaka y yo lo pensamos. Como exHiMEs, esa oscuridad que viste es justo ese mismo elemento. Tu amigo se cansó mucho al atravesarla y apareció confundido. Son efectos secundarios normales que felizmente pasan rápido con poca exhibición al poder.”
“Sí, precisamente,” Osaka asintió. “Roxas tiene ese mismo poder, por eso lo conozco bien.”
“Me alegro que apenas haya sido síntomas breves, fue un alivio ver a Luso recuperarse al toque,” Nio sonrió con torpeza. “Muchas gracias a todas, significa mucho que estén aquí.”
“Aw, realmente todas están en buenas manos por lo unidas y lindas que son~” canturreó Yuyuko, conmovida. “Yo que de nuevo las junté después de clases para que sigan confraternizándose, aunque supongo no necesitan de mi ayuda.”
“¡Aww, pero siempre eres bienvenida!” Osaka se lanzó a Yuyuko y la abrazó de su costado libre. “Hehe, nos divertimos mucho contigo. Hotaru-chan piensa igual, es una pena que ande con muchos deberes hoy, pero les manda un abrazo a todas.”
“Sí, a decir verdad, yo debería estar en un laboratorio de química ahora,” Ayesha sonrió incómoda. “Cho se ofreció para cubrirme. Menos mal que Kashuu estaba ahí y le dejaron ayudarle. Ella también hubiera querido venir.”
“Oh, tener un arma como él sí que viene útil, yo a veces no sé qué haría sin que mi Youmu estuviese tan al pendiente,” observó Yuyuko, quien miró a su subordinada. “Y ahora que lo pienso, sería muy lindo que tuvieras a un ayudante arma como tu amiguita. Incluso tienes dos espadas, ¿no sería posible?”
“Eh, Yuyuko-sama, eso no depende de mí. Parece ser más una excepción,” contestó Youmu, algo perpleja.
“Pero…” Nio volvió a bajar su mirada, ahora más contemplativa que deprimida. “Ese Rebel se apareció frente a mí el día del festival, antes de que fuera HiME.”
“Oh, ¿en serio?” Yuyuko se sorprendió e intercambió miradas con las demás.
“Eh, yo tenía entendido que los Rebels eran asignados luego de que las HiMEs pasaran la prueba HiME, ¿o será que no siempre es así?” preguntó Enmusubi, pensativa.
“Pues, no sé cómo será, pero por lo que he oído de Rizembool, ellos parecen alistarse de antemano,” observó Reimu.
“Cierto, suena a que ya tendrían Rebels en espera y al tanto de candidatas,” Youmu frunció el ceño. “No me parece. Se tratará de un niño, pero estoy en contra de que un Rebel ya activo ande detrás de una chica inocente.”
“¿C-cómo así ya habías conocido a tu Rebel? N-no puede ser,” Ayesha se petrificó.
“Eh, veo que no te lo había dicho…” Marisa sonrió incómoda. Sí que Nio a veces descuidaba un poco en decirle cosas a su hermana.
“Sí, o sea…” Nio desvió su mirada. “Fue extraño. Se me acercó, pero realmente no es que haya actuado en mi contra, no que yo sepa…” frunció el ceño. “A decir verdad, mi monedero se había caído dentro de una rendija y me ayudó a recuperarlo. Eso fue todo.”
“¿Y no te habló ni te preguntó nada?” le cuestionó Reimu. Vio a la pequeña negar, y alzó una ceja. “Hm, no parece muy sospechoso. Puede que sí se te haya acercado por reconocerte o algo, pero tampoco es que haya sido un Rebel en ese momento.”
“Heh, sólo porque sea un Rebel no quiere decir que tiene que ser malo en todo momento del día,” Marisa sonrió con leve gracia. “Y hablamos de un niño. Tal vez te vio por ahí, te reconoció y tuvo curiosidad. Puedo pensar en encuentros tan triviales entre HiMEs y Rebels como ese.”
“Eh, supongo que tiene sentido, pero me extraña que piensen en un encuentro con un Rebel como algo normal…” Ayesha dio un suspiro, todavía extenuada.
“¿Acaso tú no eres amiga del Rebel de Cho?” le cuestionó Youmu, confundida. “Tampoco me parece lo correcto, pero no es que sea raro para ti, Ayesha.”
“B-bueno, n-no puedo negarlo, pero…” tembló ligeramente. “Ahh, lo siento, no tengo el derecho de decirlo, es que hablamos de mi Nio…”
“Claro, se entiende, no te aflijas por eso. Las cosas no tienen por qué ser en blanco y negro,” Yuyuko asintió y miró a Youmu haciendo un puchero. “Intenta ser más amable, Youmu. Nuestras amigas andan todavía impresionadas por lo de hoy.”
“Eh, no es que haya querido ser dura, Yuyuko-sama…” la peliblanca se extrañó. “Sólo hacía una observación…”
“…” Nio asintió para sí. “Sí, supongo si estuviera en su lugar y supiera de alguien, también me daría curiosidad… sólo me preocupa un poco que Rizembool estuvo detrás de mí aun sin haber sido HiME…”
“Sí es desconcertante. Sohaya no deja de decirme que no hay que subestimar a Rizembool y cada vez lo entiendo más,” Enmusubi dio un suspiro. “Pero no hay por qué pensarlo. No es algo que cae en tu responsabilidad, y agotarte prestando atención a algo que no te corresponde no te servirá de nada. Tú tranquila, Nio, que sin importar cuál sea el caso, no nos pueden subestimar.”
“Es cierto, no puedo dejar que me preocupen así. Con más razón debo tomarlo con seriedad,” Nio frunció el ceño y asintió con fuerza. “Ya quiero entrenar contigo, maestra. ¿Cuándo podemos comenzar?”
“Ando viendo cuándo pueden darme un cupo para uno de los gimnasios, pero me dijeron que muy pronto, no te preocupes. En lo posible espero que podamos acomodar a todas las HiMEs ese mismo día.”
Ellas siguieron hablando y animando a la pequeña. Mientras tanto, Suzuka y Tsubasa estaban sentadas a un rincón del ambiente. Luego de saludarlas y sin saber qué decirles, Suzuka simplemente había esperado distanciarse, pero notó cómo Tsubasa hizo lo mismo que ella y apenas dio un acto de presencia al llegar para también ocupar un asiento en esa esquina. Al oír que la conversación de había aligerado, la HiME senpai prestó un poco más de atención a la HiME de la secundaria y se sorprendió un poco de verle aparentemente molesta.
“Tsubasa… ¿todo está bien?” preguntó perpleja y rompiendo el silencio.
“Uhh, en lo posible lo está…” Tsubasa negó e hizo un puchero. “Esta Hanajima-san, ¿cómo pudo ocultarme algo así?”
“¿Hm?”
“Es que…” Tsubasa negó y sonrió incómoda. “Eh pues, no sé si deba decirlo tan abiertamente, pero… ese Rebel de Nio-san… yo lo conozco. Sé que es el hermano menor de mi mejor amiga.”
“…” Suzuka se sorprendió, aunque mantuvo la voz baja y la discreta presencia. “¿En serio?”
“Sí, definitivamente se trata de él… ya veo por qué mi amiga no quería venir hoy…” negó nuevamente, frustrada, y bajó su mirada. “Verás… Hanajima-san pertenece a una familia afiliada a Rizembool. Si bien ella misma no está involucrada con ellos, sus hermanos están forzados por Rizembool a ser Rebels. Nunca hubiera pensado que su hermano menor ya iba a serlo. Él apenas tiene la misma edad que Nio-san… o sea, la propia Nio-san es una HiME… ahh, qué desastre.”
“Tsubasa…” andaba algo sorprendida de ver esa tranquila y optimista chica tan ofuscada.
“No me siento cómoda hablando sobre ello. Apenas conozco a las demás aquí y pues… realmente ese chico no es una mala persona. Lo conozco lo suficiente para saberlo,” confesó y sonrió apenada. “Sin duda Hanajima-san no quiso hablar sobre esto por ser un tema tan sensible. Apuesto a que tampoco quiso decírmelo por ser HiME ahora…”
“Esa amiga tuya…” comenzó Suzuka. Había llevado una mano a su mentón y miraba atentamente al otro grupo que continuaba buscándole conversación a la pequeña. “Suena a que estudia en Hanasaki pese a la afiliación de su familia, y por más que no ande atada a ningún lado, ha vivido expuesta a ambas partes.”
“Pues sí, por su conexión con Rizembool, ha habido momentos en que estudiantes de Hanasaki también la han tratado mal injustamente. Por ser chica, no ha tenido la obligación de ser un Rebel, pero a su vez eso debe excluirla de algunos asuntos familiares. No sé esto con certeza, es lo que puedo adivinar por conocerla,” Tsubasa miró al piso. “Encima de todo esto, Hanasaki también le ha informado que tiene el potencial para ser HiME, aunque ella ya lo rechazó.”
“Ohh,” Suzuka se impresionó y miró a la otra. “Suena realmente complejo. Lo siento mucho por tu amiga, Tsubasa.”
“No soy yo quien puedo pasarle tus palabras, ojalá te escuche decirlo, pero… muchas gracias por simpatizar con ella, Suzuka-senpai. En verdad significa mucho oírlo,” Tsubasa alzó su mirada y se le dirigió para sonreír aliviada. “Al venir hacia aquí, confiaba en que las propias HiMEs pudieran comprender mejor los problemas de alguien como Hanajima-san, aunque también temía que hubiera algunas que escogieran tenerle recelo por su familia.”
“Creo que depende de quién hables, pero lo entiendo, descuida,” le sonrió un poco. “Seré una HiME con experiencia que ayuda al departamento de inteligencia a seguirle la pista a Rizembool, pero aun así comprendo que hay todo tipo de personas en ambos lados de la guerra. No tengo sospechas de tu amiga. Incluso de darse el caso que aquellos que desconfían de sus raíces tengan razón y que ella ayuda a Rizembool, entiendo que su situación es demasiado compleja y no sería su culpa,” dejó de sonreír y frunció el ceño, con calma, aunque decisión. “Todo es culpa de Rizembool… me compadezco de ella, no puedo ni imaginar cómo sería estar en su lugar.”
“Suenas muy razonable, me alegro mucho,” Tsubasa sonrió agradecida.
“Si a ello le sumas que ella tenga el potencial de HiME, quizás en medio de una vida en la cual ella más que otros odia lo que Rizembool hace por la proximidad que le da su familia… aun si ella fuera a escoger ser o no ser una HiME, temo que su simple potencial le cause problemas.”
“Hanajima-san no tendría motivos para ser HiME. Es como dices, su potencial le va a causar líos personales, pero no tiene razones válidas para ser HiME y por lo tanto no necesita ni entretener esa idea,” afirmó Tsubasa, sonriendo tranquilamente. “Hanajima-san quiere mucho a su familia y a sus hermanos y ser HiME incrementaría la brecha con su familia más de lo que ya está. Ellos que son los más importantes para ella estarán bien si ella se mantiene alejada del lado de Hanasaki. Me puedo alegrar de que lo entienda. Fue justo la respuesta que le dio a la directora cuando le ofrecieron la oportunidad.”
“Suena a que el asunto está claro, entonces,” Suzuka asintió y se vio satisfecha. “Me alegro de oírlo. En tu caso, ¿estarás bien de saber que el hermano de tu amiga sea un Rebel?”
“Es preocupante, no queda de otra. Al menos sé que él es una persona sensata,” sonrió incómoda. “Me sabe mal decirlo, pero presumo que su aparición ante Nio-san, pese a asustarla, fue una cortesía, como una manera de llamarle la atención a su nueva realidad sin hacerle daño. Suena a algo que él haría.”
“Sí que es preocupante, si es que hay Rebels forzados que se comportan así. Me hace temer más a Rizembool por lo que hacen…”
“Por eso mismo tampoco quiero hablar sobre el tema. No es el momento de que las demás vean al pequeño como yo lo hago. No puedo minimizar cómo Nio-san se siente y decirle que su Rebel no es malo. Ella tiene mucho con lo que lidiar. Supongo podré hablarle de eso en otro momento.”
“Me parece lo mejor, gracias por estar al pendiente.”
“No es nada, Suzuka-senpai,” Tsubasa sonrió inspirada. “Más bien gracias a ti por ser tan buena senpai. Esperaré aprender de ti.”
“Eh, mejor olvídense que soy una senpai, no puedo con esa presión…” la susodicha se vio frustrada y negó repetidamente.
“Hehe, no te lo tomes a mal, es sólo porque tienes más experiencia…” entonces, Tsubasa vio a las demás deshacer su círculo, con Osaka de inmediato llamándoles para que se unan. “Ah, van a comenzar con el té. Vamos, senpai.”
“Ahh, vamos, supongo…” ya veía que tendría que acostumbrarse a ese término.
Se pusieron de pie y se unieron a las demás para continuar ese breve compartir.
No había pasado mucho tiempo y Hirano estaba alistando una bandeja en la cual llevar tazas, platillos y utensilios para servir el té. El agua estaría hirviendo en cualquier momento así que debía apurarse. Sólo le faltaba sacar la tetera para sumergir la infusión, aunque ahí reparó en que necesitaría ayuda para llevarlo todo. Supuso que tendría que incomodar a Maeda para ello, o tal vez le alcanzaba llevar las cosas antes del té…
Se encontraba perdido en sus pensamientos cuando en eso oyó a alguien ingresar a la cocina. Por los pasos discretos de inmediato pensó en su mellizo.
“Ah, Maeda, qué bueno que vienes,” dijo mientras bajaba de un peldaño que había usado para alcanzar la tetera. Empezó a girarse. “Necesito que me ayudes…”
Sin embargo, se trataba del Rebel, quien estaba parado apenas cruzando el umbral.
“¡Ahh!” Hirano se espantó y terminó por soltar la tetera y su plato de apoyo.
“…” Megumi se impresionó un poco, pero fue rápido. Con un veloz movimiento de una mano, lanzó varias agujas hacia Hirano.
“¡Ihhh!” este cerró sus ojos con temor y se quedó congelado. No oyó ni sintió nada suceder, ni la tetera caerse. Al nuevamente abrir los ojos, se sorprendió de ver la tetera, su tapa y su plato suspendidos en el aire por dichas agujas que habían cambiado su forma para amoldarse a estos objetos, los cuales eran sujetados por las mismas. “Q-qué…”
“Deberías tener más cuidado,” le reprochó Megumi mínimamente. Dicho esto, los objetos que levitaban fueron llevados por dichos metales a la superficie más cercana y puestos con cuidado. Acto seguido, las agujas volaron de regreso hacia dentro de la manga del pequeño Rebel. “No puedo recriminarte por tu actitud hacia mí, pero incluso así, no es la forma de actuar. Podrías hacerte daño.”
“…” Hirano le miró perdidamente y notó cómo este chico se acercó a la bandeja.
“Presumo que esto es con lo que necesitas ayuda, ¿no es así?”
“S…sí…” frunció el ceño. No estaba convencido, pero tampoco podía llamarle la atención luego de su inesperada ayuda. “Lo que hiciste… ¿qué fue eso?”
“Controlo el metal.”
“¿Eh? P-pero, vi que atacaste a Nio-san, aunque…”
“No te dio la impresión que hacía más que lanzar agujas sin controlar su movimiento o forma,” Megumi se encogió de hombros en lo que acomodaba la bandeja antes de cargarla. “Puedo hacer más que eso, como lo has podido notar. Puedes decírselo a tu amiga. No me importa mucho que ella lo sepa.”
“E-entonces, ¿por qué no…?”
“…” Megumi le miró y alzó una ceja. “¿Por qué no le ataqué usando mi poder a plenitud? Nio-san sufrió algunos cortes por mis agujas al apenas lanzarlas. Si hubiera hecho más con su nula preparación, le habría hecho mucho más daño,” le miró con leve juicio y sombríamente. “Eso no es algo que quisieras, ¿o sí?”
“Eh…”
“Tiene sentido, ¿no es así?”
“…” Hirano frunció el ceño y comprimió sus puños. “No… no tiene sentido. No entiendo la clase de persona que eres, pero eres un Rebel y lastimaste a mi amiga. Serás amigo de Maeda, pero no te perdonaré.”
“…” dejó de prestar atención a la bandeja y le miró más debidamente, inmutado.
“Y desde ya, ¿qué estás haciendo aquí? ¿Por qué has venido detrás de mí si sabes que no estoy conforme con tu presencia?”
“Venir… detrás de ti…” Megumi llevó una mano a su mentón. “Me pregunto por qué harás está pregunta, no le encuentro mucho sentido…”
“¿Cómo encontraste la cocina, para empezar?”
“Todos paramos aquí al llegar. Tu hermano mayor nos encontró aquí y se quedó desempacando los dulces hasta que tú llegaste…” dijo tranquila y meditativamente, con algo de trivialidad. Alzó su mirada, distraídamente. “Sobre por qué estoy aquí… Maeda-san insistió en traer una jaula con una de sus aves favoritas y Aizen-san le acompañó. Maeda-san expresó que debía venir a ayudarte, pero Monaca-san le aseguró que ella se encargaría. Ni bien él se fue, Monaca-san nos hizo su usual recordatorio que por estar limitada a su silla de ruedas no podría cumplir dicho favor con facilidad. Nagisa-san quiso hacerlo, pero Monaca-san le pidió ayuda con parte de nuestro proyecto. Mientras tanto, tu otro hermano estaba tan enfocado en comer los dulces que me encontré en la posición de cumplir con el favor que Maeda-san nos encomendó.”
“…” Hirano se extrañó por dicha descriptiva narración de los eventos y terminó por frustrarse. “Houchou, ¿qué se supone que haces? ¿Acaso no tienes tareas que hacer…?”
“Creo entender que desconfías de mi presencia como si fuera un ser que asecha a cada persona proveniente de Hanasaki, Hirano-san…” observó con leve juicio. “Lo mejor es que no lo pienses ni actúes así,” se encogió de hombros. “Puede que me den ganas de fastidiarte…”
“¿Qué dices?” preguntó confundido y con desconfianza.
“También, ahora que viste lo que hice,” le apuntó con un índice, lenta y lúgubremente. “Debes saber que no puedes lastimarme con tu arma. Te aconsejo que no andes amenazando a otros con esa posesión tuya. Sólo empeorarás cualquier situación en la que te encuentres.”
“Tsk…” sintió escalofríos. Realmente era un chico aterrador. No entendía cómo podía llevarse bien con ese grupo.
“Dicho esto…” bajó su mano y miró de reojo a la bandeja. “Estoy aquí para ayudar. Si llevo esto donde los demás, ¿habré cumplido con lo que tenía que hacer?”
“…”
“…” volvió a mirarle. Megumi asintió y se quedó callado. Se quedó esperando a ver qué tenía que decirle.
“Tú… Maeda dice que son amigos, pero…” Hirano seguía frustrado y enfadado con la situación. Bajó su mirada frunciendo el ceño. “Que Maeda diga que nada tiene por qué cambiar por más que seas un Rebel… no me parece… no me gusta que Maeda sea amigo de alguien como tú.”
“…” volvió a asentir. “Como dije antes, no está mal que lo pienses.”
“¿Y acaso está bien que Maeda piense lo contrario?”
“…” le miró atentamente.
“¿Y bien?” comprimió sus puños.
“En verdad, por más que ustedes sean mellizos, son personas muy distintas,” afirmó tranquilamente. “Digo que no está mal que pienses de cierto modo porque no es un error, porque tiene sentido. Fuera de eso, no te voy a decir qué es lo mejor. Maeda-san desea seguir llevándose bien con mi persona y aprecio su voluntad. Él no se involucrará en mis asuntos. Vivimos en mundos apartes. Ciertamente, me inquietaría que alguien con su idealismo fuera a inmiscuirse en esta guerra, pero eso es todo. Si yo fuera alguien que tuviera malas intenciones, sería incorrecto que buscara mi amistad. Una relación simple y satelital, por otro lado, no tiene por qué importar mucho. Descuida, no pretendo más. Yo sé que un Rebel no puede andar haciéndose amigo de muchas personas.”
“…” no se veía convencido. “Aun así… dices que puede no importar, pero… Maeda no es del tipo al que no le importarían sus amigos. ¿Y si le pasa algo? ¿Serías tú el responsable?”
“No, ya le advertí y he sido claro sobre mi situación con él. Desde mi punto de vista, es todo lo que puedo hacer por él. Lo demás se saldría de mis manos,” contestó sin hacer rodeos. Se le notaba demasiado calmado, extremadamente lógico, algo que parecía impacientar a Hirano más y más. “Espero que no pretendas responsabilizarme del mundo entero sólo por ser un Rebel.”
“Tsk… tú no actúes como si ser un Rebel no fuera algo malo.”
“No lo hago. Es como dije, soy un demonio, un ser que viene a torturar a una chica indefensa al punto de las lágrimas y que amenaza a los demás si osan de meterse en su camino,” le miró desde arriba, con frialdad y desdén. “Aun así, soy un demonio que debe pelear contra su HiME y no tengo el interés de lastimar a nadie más. Tampoco es personal contra Nio-san. Es sólo mi situación en particular.”
“Tú…” se estremeció de cólera.
“Maeda-san no tiene que ver en esto. Es entre Nio-san y yo.”
“¡Nio-san es inocente!”
“…” Megumi le miró un momento, y volvió a llevar una mano a su mentón, para desviar su mirada. “Pero, ¿cuánto lo será realmente? ¿Será si no que Nio-san es una niña ilusa con deseos desproporcionados y la percepción errónea de ser una heroína cuyo rol como HiME de inmediato disminuye la humanidad de su agresor a cero? ¿Será que ella se convencerá que el bien justifica los medios para finalmente apuntar a una meta que carece de bien, que no posee propósito alguno y que sólo irremediablemente causará problemas a los demás? ¿Será que hubo un niño que tuvo que ser un Rebel prematuramente por el simple hecho que de la nada una niña irresponsable quiso ser una HiME a como diera lugar?”
“¿Q-qué…?” Hirano se quedó en shock. “¿Qué estás diciendo?” no podía leerle. La tranquilidad y trivialidad de su gesto y tono de voz desentonaban enormemente con lo que decía.
“…no, olvida lo que dije,” finalmente, Megumi dio un suspiro. A pesar de no mostrar emociones, su respiro sí pareció liberar un poco su interior. Miró fijamente al otro. “Lo mejor para ti será conocerme como el demonio. Eres inocente, Hirano-san, y un amigo cercano de mi HiME. Es lo más fácil en tu situación.”
“…” frunció su ceño. No sabía qué decir.
“No te sientas en el lugar de simpatizar con alguien como yo o de entenderme. Algunas cosas son mejores no entender. Puede que el deseo de Maeda-san de ser amigo de alguien como yo sea una de esas. Son personas distintas, no hay nada de malo en ello,” le vio impaciente. “Pero, ya que tú no eres un Rebel, espero que sí puedas cuidar de tu hermano. Una amistad con un Rebel es realmente insignificante, pero yo tampoco tomo mis amistades con trivialidad.”
La conversación se terminó ya que ambos oyeron unos pasos apurados y la puerta de la cocina fue abierta de un empujón. Maeda llegó junto a Aizen. El menor se veía alarmado.
“Veo que están aquí, ¿todo bien?” preguntó apresuradamente.
“Oigan, al menos apaguen la tetera o mojarán la pared,” dijo Aizen, quien de inmediato fue a apagarla.
“Eh, pues…” Hirano se vio despertado, recién notando el silbido de la misma.
“¿Sucede algo, Maeda-san?” preguntó Megumi.
“No a mí. Me asusté de oír que los dos estarían en la cocina al regresar,” dijo angustiado y terminó haciendo una reverencia. “Lo siento mucho. Sé que las cosas son difíciles y no quiero incomodarlos más de lo que ya están.”
“N-no te disculpes, Maeda, no tendrías esa intención, lo sé bien…” dijo Hirano.
“…Hirano-san y yo conversamos. Es precisamente por nuestras diferencias que tuvimos que hacerlo, pero no te preocupes,” dijo Megumi, inmutado. “Estamos de acuerdo en que no estaremos de acuerdo. Somos incompatibles y nada más. Eso no nos impide coexistir,” le miró de reojo. “¿No es así, Hirano-san?”
“Eh, pues, s-sí, supongo…” no podía decir que ya había llegado a esa resignación, pero tampoco iría a preocupar más a su mellizo.
“Me sabe mal oír eso, pero entiendo que es complicado. Al menos me alegra saber que pudieron dialogar,” Maeda sonrió apenado. “Vayamos donde los demás que nos esperan. Ya deben estar empalagados con los dulces.”
“Eh, ¿qué hago con el agua caliente?” preguntó Aizen, quien sostenía la tetera por encima de la hornilla para que deje de hacer ruido. “Ehm, está que quema.”
“C-cierto, perdón, se supone que ya debí haber remojado el rooibos,” Hirano de inmediato tomó la tetera del pelirrojo.
“Está bien, no requiere de mucho tiempo, vamos en camino,” Maeda asintió.
Aquella conversación terminó, aunque el asunto recién comenzaba. Hirano se encontraba todavía sumergido en interrogantes. No podía estar conforme. Por más que sabía que había mucho por aprender, no podía aceptar la situación al igual que los demás.
Se preguntaba si podría resignarse como ese Rebel, al cual descalificaba precisamente por esa actitud pasiva y resignada…
“…” Sayo estaba agachado al borde de la pequeña laguna de su jardín y miraba incesantemente a las aguas frente a él.
“Sayo…” Imanotsurugi andaba a su costado y observaba a su amigo con preocupación.
“…” cerró los ojos. “No hay nada que se pueda decir para cambiar la situación, Imanotsurugi-san…” volvió a mirar a las aguas, más tranquilo, aunque apenado. “Lo siento, no tenías que hacerme compañía.”
“No tenía que, pero por supuesto que lo haría,” el pelicenizo sonrió ampliamente y extendió sus brazos a los costados. “Eres mi amigo y te viste muy consternado y preocupado hasta al terminar las clases. Ya le dije a Iwatooshi que viniera a buscarme así que no hay ningún problema.”
“…”
“Es que realmente me sorprendiste. No sé qué te sucedió hace cinco años, pero sé que lo tuviste muy duro, y verte tan alterado me hizo saber que algo te cayó muy mal.”
“…” Sayo se cohibió un poco. “Es… un poco vergonzoso que me hayan visto así.”
“Si algo te afecta, lo mejor es que no lo escondas, tiene sentido,” asintió. Imanotsurugi borró su sonrisa y también miró a las aguas, con curiosidad y ligera incomprensión. “Es que… fue tan específico. Sayo, ¿por qué reaccionaste así cuando Megumi se llamó a sí mismo un demonio?”
“…” Sayo frunció el ceño y se vio imposibilitado de responder.
…
“¿Oh? ¿Qué hacen aquí?” Souza se detuvo en lo que llevaba una cesta de ropa. De inmediato la apoyó a un costado y se les acercó. “Oí la palabra demonio. Tan sólo espero que pequeños como ustedes no estén asechados por uno.”
“No, no es eso, no hay ningún demonio aquí,” Imanotsurugi negó y agitó sus palmas, sonriendo incómodo. “Más bien, Sayo no quisiera que hablemos sobre él así.”
“¿Hm?” Souza se confundió y ladeó su cabeza.
“Es uno de nuestros amigos, Souza-niisama,” Sayo dejó de estar agachado y se levantó para dirigirse a su mayor debidamente. “Megumi-san fue nuestro compañero de clases hace cinco años, cuando estudiábamos en Rizembool. Él…” bajó su mirada. “Es un Rebel ahora, y se llamó a sí mismo de esa manera.”
“Un demonio, ya veo…” Souza se puso a pensar.
“Sayo se sintió muy mal por eso. Yo tampoco estoy feliz de que sea un Rebel,” Imanotsurugi también se levantó. “Me preocupé por los dos. Sé que las cosas no están bien.”
“Hmhm,” Souza rió para sí y sonrió al pelicenizo amablemente. “Muchas gracias por cuidar de O-Sayo de esa manera, pequeño. El colegio es uno de los lugares a los que ni Kousetsu-niisama ni yo podemos entrar.”
“Eh, no es que haya podido hacer nada, no lo menciones.”
“¿Pero están bien? Hubo un ataque de ese amigo Rebel de ustedes, ¿no es así?”
“No fue un ataque,” Sayo negó rápidamente, restándole importancia. “No se asemejó a nada que vimos hace cinco años. Megumi-san apenas se presentó a sí mismo.”
“Eh, bueno, Nio-chan y los demás igual se asustaron mucho, no podemos ignorarlo,” Imanotsurugi sonrió incómodo. Dio un suspiro. “Ahh, me sabe mal que ellos dos tengan que ser enemigos. No quiero involucrarme con esta guerra y ahora esto lo hace aún más complicado.”
“Lo lamento mucho, quisiera que ustedes no tuvieran que presenciar esto, pero no podemos anticiparnos a este conflicto que es mucho más grande que nosotros,” Souza dio palmaditas en las cabezas de los dos en lo que les sonreía con leve pena. “Sólo ruego que ustedes se mantengan seguros y a salvo. Ninguno tiene responsabilidad sobre lo que ocurre.”
“Tampoco quiero preocuparte a ti, Souza-niisama…” murmuró Sayo, cabizbajo.
“Por el contrario, estoy aquí para oírte. Hasta las cosas más inalcanzables se vuelven llevaderas si confiamos nuestras penas en otros. Kousetsu-niisama no deja de decirlo. Asegúrate de hablar con él más tarde.”
“Sí, así lo haré.”
“Sayo, estaba pensando en ir a buscar a Megumi para hablar con él, ¿te animas a ir conmigo?” preguntó Imanotsurugi.
“¿Por qué?” Sayo se extrañó. “Es… muy súbito que lo digas.”
“No creo que lo sea. Sería bueno que hables con él y veas lo no demonio que sigue siendo. Hehe, además es nuestro amigo también y sería bueno hablar entre todos luego de mucho tiempo~”
“…” Sayo asintió. “Tengo que ordenar mis pensamientos, pero le buscaré uno de estos días.”
“¡Sí! Tómate el tiempo que necesites.”
“Puede que te haga mucho bien, O-Sayo,” Souza asintió y recogió la cesta. “Ya se han dado mucha meditación aquí. Vayan donde el comedor, les serviré unos bocadillos cuando termine con esto.”
“Yo puedo encargarme de eso, Souza-niisama,” se ofreció Sayo. “Te esperamos.”
“Oh, muchas gracias, O-Sayo, me haces muy feliz. Sí, enseguida voy.”
Fue así que fueron a tomar un pequeño refrigerio antes de que Iwatooshi llegara para buscar a Imanotsurugi. El pelicenizo no sabía el motivo de la alarma de su amigo, aunque pese a no saberlo, se aseguraría de velar por su bienestar.
Las horas pasaron y llegó la noche. La casa de los Hanajima era pequeña y austera, aunque lo suficiente espaciosa y cómoda para los integrantes de esa familia. Megumi ocupaba la mesa tradicional de la sala en lo que revisaba su libro para el trabajo en grupo. Todavía faltaban algunos detalles que terminarían al día siguiente donde Aizen. Si bien lo que tenía por hacer era poco, esta labor se extendió algo más debido a que su hermano mayor había llegado para hablar con él. Megumi no tuvo de otra que contestarle sus evidentes interrogantes.
“…eso fue todo lo que pasó,” dijo Megumi mientras leía su libro distraídamente. “Te dije toda la historia, no creo que haya más que decir…”
“Megumi…” Suishinshi se frustró y tomó un poco en encontrar sus palabras. “Estoy seguro que, para tu edad, andas muy consciente de este asunto, pero hasta tú podrías no darle mucha importancia. No tienes que actuar de una manera tan intimidante, necesitas ser más profesional con tu actuación de Rebel.”
“Ser profesional es lo que te define, hermano,” comentó en lo que pasaba una hoja de su libro. “No es que yo intente ser intimidante, pero es natural en mí. Y pues…” se encogió de hombros. “Sirve, ¿verdad? Así la gente sabe que no debe acercarse.”
“Esa distancia es muy aparte del efecto que puedes tener en otros. Necesito que lo entiendas.”
“No veo a Rebels mayores que yo comportarse mejor o más correctamente…”
“Pues ellos están mal, Megumi,” insistió.
“…” finalmente le miró. “¿Entonces qué te detiene de ir a llamarles la atención a todos ellos? ¿Qué tal si les recuerdas que no deben ser sanguinarios o pleitistas?”
“O-oye…” de inmediato se intimidó. “N-ni que me fuera a meter con ellos…” desvió su mirada. “Algunos están dementes…”
“Sí pues…” Megumi regresó su atención a su libro.
“¡Oye, pero tú no lo estás! ¡No desvíes la conversación!”
“No sé qué más podría hacer si no asusto a otros. Es una salida poco pensada, pero una simple y fácil. Tal vez no sea la mejor, pero me es útil como mínimo…” dijo cansadamente. “Tendrás que ser paciente conmigo… Yorimitsu-sama me dio su aprobación. Dice que iré mejorando mi comportamiento conforme pase el tiempo.”
“Yorimitsu-sama dijo eso…” Suishinshi dejó caer su cabeza hacia el frente, rendido. “No sé por qué no me sorprende…”
“Te preocupas de más por mí por ser tu hermano menor. Gracias, pero no tienes que hacerlo. Hago lo que puedo y seré cuidadoso…” dio un suspiro. “Sabes que puedes preguntarme lo que sea sobre mi labor de Rebel. Ya lo hemos acordado.”
“Megumi…” le miró con preocupación. Era típico de su edad que fuera un tanto impulsivo y decidido. Esperaba al menos poder guiarle en medio de su obligación.
Entonces, Saki ingresó a dicho ambiente.
“No levantes la voz a estas horas, Suishinshi,” observó la chica, inmutada. “Espero que nuestra dedicada madre no se alerte por ti y se levante para buscarte.”
“Eh, c-cierto, perdón…” el mayor se avergonzó y agachó su cabeza.
“Pensará que te topaste con una araña o algo…”
“¡N-ni que me sigan dando tanto miedo!” exclamó incómodo.
“Baja la voz…” observó Megumi, frustrado.
“Tsk… sí, sí…” frunció el ceño. Como siempre, sus menores tenían que tratarle así. Olvidó su fastidio para dirigirse a su hermana. “¿Cómo estás, Saki? Tharja me buscó hoy. Dijo que fuiste a hablar con ella.”
“Veo que te lo dijo…” observó en lo que tomaba asiento en la misma mesa.
“…” Megumi se impresionó. “Saki, ¿cómo está Tharja-san? Verdad, hace mucho tiempo que no la veo…”
“Se encuentra bien. Sigue quejándose sobre su hermano, aunque se le nota más positiva. Parece que está en un mejor lugar en el presente.”
“Ya veo, es bueno oírlo.”
“De paso me encontré con el susodicho por primera vez.”
“…” el pequeño se vio intrigado. “Tanto oímos sobre él por más que no lo conozcamos. ¿Qué te pareció?”
“Hm, se parece a ella,” se encogió de hombros, indistinta. “Y a Suishinshi a la vez. Es fácil de inquietar y torpe en su reactiva manera.”
“Oh, interesante…”
“¿Por qué siempre son tan crueles conmigo, hermanos?” preguntó el mencionado, torturado. “Es suficiente que Tharja me agreda cada vez que la veo.”
“Es por tu forma de ser,” dijo Saki, inmutada. “Deja de ser tan nervioso todo el tiempo y no te molestará así.”
“Veo difícil que cambies. Ni ser Rebel te hizo favores. Por eso Yorimitsu-sama te toma tanto el pelo,” agregó Megumi.
“Tsk…” de inmediato recordó cómo la misma Tharja le hizo exactamente la misma observación, aunque en su caso era explicando por qué sus hermanos menores no le rendían respeto. “Uhh… ¿…es que soy una persona tan fallada…?”
“No lo tomes en serio, bromeábamos,” concluyó Saki, nuevamente sin mostrar mayor emoción (lo cual entendiblemente confundiría a cualquiera). Ella dio un suspiro y se quedó en silencio. Dicha pausa causó que ambos le prestaran atención.
“Saki, ¿qué haces aquí?” preguntó el pequeño.
“Me preocupa que no lo hayas dicho todavía…” el mayor frunció el ceño. “Sé que estás muy incómoda por tu amiga y por la oferta que te hizo Hanasaki. Por favor, ya no lo consideres.”
“No estoy aquí para hablar sobre mi decisión, Suishinshi… yo…” Saki miró fijamente a la mesa. Comprimió sus puños. “Ya me decidí y ustedes serán los primeros en oírlo. Seré HiME.”
Silencio. Megumi soltó su lápiz e intercambió miradas con su hermano mayor, igualmente sorprendidos. Luego, ambos miraron a la chica.
“La falta de palabras dice mucho, por supuesto que no es fácil para ustedes. Tampoco lo es para mí, pero… tengo que ser HiME o no viviré conmigo misma, sin importar qué suceda…” frunció el ceño y levantó su mirada. “No estoy aquí para discutirlo. Les estoy dejando saber. Pienso comenzar con eso mañana mismo.”
“¡S-Saki!” Suishinshi se detuvo por el volumen de su voz. “Espera… tú no sabes lo que dices.”
“Puede que no, pero no me importa. No quiero que Tsubasa sea una HiME sola y yo no esté ahí para apoyarla. Ella es mi mejor amiga y le debo un montón del pasado. La guerra no me importa en lo absoluto, sólo quiero estar de su lado.”
“No, no es así. Ser HiME no te ayudará a proteger a otros de esa manera tan personal, eso es asumiendo que en verdad puedan proteger algo.”
“No importa lo impotente que sea. Hacer lo más mínimo es suficiente para mí.”
“¡Pero puede que ni hagas diferencia alguna!” exclamó en susurros.
“…” Megumi se encontraba meditabundo, con ligera contrariedad en su expresión.
“¡Apuesto a que ni tu amiga quiere que hagas esto!”
“No se trata de lo que ella quiera.”
“¡Entonces ni estás velando por ella! ¡Su situación debe ser ya muy pesada!”
“Es un bien que ella no va a escoger, pero eso no descalifica mi misión. Que esté molesta conmigo… Tsubasa es tan buena que para variar debería darse el lujo de estarlo.”
“¡Saki!”
“…lo que Suishinshi dijo tiene razón. Saki, tú no vas a hacer ninguna diferencia en el camino de Hanekawa-san,” observó Megumi, tranquilamente y cabizbajo. Al hablar, notó que los otros dos le prestaron atención y se quedaron callados. “Ella seguirá siendo HiME y peleando contra algún Rebel que desconocemos. Cuando le toque pelear, seguramente tú no podrás ayudarle, y de intentarlo, puede que te detengan, sea por lado de Hanasaki o de Rizembool.”
“…” Saki le miró inconforme, aunque atentamente.
“El hecho que tú seas HiME también te dará responsabilidades y problemas por los cuales Hanekawa-san puede que decida ayudarte. Si aceptas ser HiME, habrá mucho más que vas a tener que atender. Serlo no te dará más poder que responsabilidades. Seguramente será lo contrario… seguramente encontrarás muchos momentos en los cuales no tendrás poder alguno, por más de tratarse de la guerra, por más que seas HiME…”
“Megumi…” se impresionó un poco.
“Y si algo le pasa a Hanekawa-san, tú tendrás tan poco que ver en eso como todos los demás. Que seas HiME te dará responsabilidades personales, pero no te hará compartir las que tu amiga ya tiene… ustedes siguen siendo dos personas distintas.”
“…”
“Si aceptas a ser HiME, lo único que podría cambiar es que tú te encuentres compartiendo un campo de batalla con Hanekawa-san o simplemente la veas en medio de uno con mayor cercanía…” alzó su mirada y miró detenidamente a su hermana. “Saki, espero que entiendas eso, que en verdad no estás cambiando la situación de tu amiga…”
“…”
“Aun luego de todo lo que dije… ¿aceptarías?”
“Sí,” Saki asintió con firmeza. “Ya lo he decidido. No me importa lo mínimo que pueda hacer.”
“…” Megumi cerró sus ojos. “No tengo más que decir, entonces…”
“¿Eh? ¡¿Tú también, Megumi?!”
“Ya conoces a Saki, ella no cambiará su parecer, y pues… simpatizo con lo que dice,” desvió su mirada. “Venimos de una familia en la que no tenemos control sobre nuestras vidas. Será que me he acostumbrado a pelear por motivos tan mínimos…”
“Ahh, pero Saki sí tiene más libertades. Yorimitsu-sama nunca le ha pedido que haga nada.”
“Rechazo esa libertad si me impide cuidar de Tsubasa. Sé que ser HiME me meterá en este asunto, pero no me importa…”
“¡Pero sí debería importarte!”
“Saqué una cita con ese tal Yorimitsu para mañana. No aceptaré tus negaciones, Suishinshi.”
“¡¿Qué?!”
“¿Eh? ¿Ya le habías dicho?” Megumi alzó una ceja, con indiferencia. “Pensé que dijiste que éramos los primeros. Qué lástima, por un momento me sentí importante…”
“No especifiqué por qué, aunque tal vez lo sospeche, en fin…” se encogió de hombros.
“¡Pero esto es serio! ¡Ahh!” el hermano mayor se agarró el rostro con ambas manos. “Maldición…”
Ya no sabía si se moriría primero por las decisiones de sus hermanitos o por la futura agresión de Tharja ni bien se enterara. No le tocaba de otra que estar detrás de los dos desde ese momento.