Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 281495 times)


Cho

Aw Kana, también significas mucho para nosotras *hug* Podríamos ver si escribimos algo juntas.

Tengo que salir. Edito luego con icons.

106.2.






Llegó la tarde y Yukko se encontraba junto con su grupo usual en Rizembool U, además de Tsurumaru y Komaeda, ya que, al parecer y según Shinano, había llegado el día.

“…” Hajime dio un pesado suspiro y se vio impaciente. “¿Qué tanto se va a tardar ese Shinano? Si me obliga a estar aquí al menos no debería demorarse.”
“Haha, la entrada está bastante lejos de aquí, sé paciente,” dijo Tsurumaru, entretenido y despreocupado. “Fuera de los disparates, ese nuevo hermano es bastante decente.”
“…” Mai asintió, inmutada. “Dices que es nuevo. Ya veo, tiene sentido. Yo pensando que se había vuelto zombie porque lleva años que no regresa a la ciudad, pero tiene más sentido que se manifieste a voluntad de los otros.”
“¿Eh?” Yukko ladeó su cabeza. “¿A qué te refieres?”
“¡Hahaha, buena observación!” Tsurumaru se rió con ganas. Negó sonriendo, aunque algo frustrado. “Es que en serio, cualquiera diría que yo que conozco a su hermano maligno sabría de todos ellos, pero no dejan de sorprenderme con más en su familia.”
“Sí había oído sobre él desde hace tiempo, no es que lo hayan inventado,” observó Hotarumaru, tranquilamente. “Más bien, por recién llegar a la ciudad, tenemos que darle una bienvenida y hacerle sentir en casa. Por favor no le incomodes, Mai-neechan.”
“No puedo hacer promesas,” comenzó a decir, pero al ver al pequeño mirarle con ligero reproche, terminó por sonreír un poco y revolverle los cabellos. “Pero no lo fastidiaré mucho. Estate tranquilo.”
“Igual lo harás, ya lo sabemos…” Hajime negó y pasó a mirar a Komaeda a su costado con leve fastidio. “¿Y qué haces tú aquí?”
“Shinano-kun me avisó que traería a su hermano y tengo mucho interés de conocer a otro pariente del doctor Toushirou,” contestó el peliblanco con alegría y ligera admiración. “Seguramente será otra persona resaltante que sobresale entre los demás.”
“No lo sé, no me he llevado esa impresión de los demás…” volvió a dar otro suspiro. “Al menos con esto espero que Shinano ya me deje en paz. Ya conoceré al que supuestamente se parece a mí. Me frustra que no deje de mencionarlo.”
“Ehh, hehe…” Yukko sonrió incómoda. “Ojalá…”
“No,” Mai ajustó sus gafas. “Es precisamente porque están por conocerse que ese chico no dejará de mencionarlo. Puede que con esto tenga hasta más cosas que decir.”
“Heh, sí, suena a algo que haría ahora,” Tsurumaru se encogió de hombros.
“Tsk…” Hajime entrecerró sus ojos. “Ya me cansé, mejor me voy.”
“Uhh, ya no fastidien a Hajime por favor,” Hotarumaru infló sus cachetes.
“Espera, Hinata-kun,” Komaeda alzó su mirada. “Ahí vienen.”

Todos prestaron atención al par que se acercaba, precisamente Shinano acompañado por otro chico que sí daba un aire al torturado del grupo. Hajime se resignó a quedarse, de todos modos, iba a ser un corto encuentro.

“¡Hola a todos!” exclamó Shinano, quien se adelantó un poco a Atsushi para saludarlos efusivamente. El pelirrojo casi irradiaba de alegría. “¡Siento la tardanza! ¡Finalmente les puedo presentar a mi querido hermano!” dicho esto, pasó a señalarle con ambas palmas como si presentara al premio mayor. “¡Este es Atsushi! ¡¿Verdad que se parece a Hajime?! ¡Verdad que sí! ¡No puedo ser sólo yo!”
“O-oye Shinano,” Atsushi se impacientó y frunció el ceño. “Déjame decir algo a mí y no actúes así, ¿de acuerdo? Vaya…” rodó los ojos y dio un suspiro, para sonreír incómodo. “Pues sí, soy Atsushi Toushirou. Les agradezco por soportar a Shinano.”
“Ehh, no es nada,” Yukko sonrió incómoda. “Yukko Aioi, mucho gusto.”
“Bueno, finalmente alguien agradece por eso, me parece bien,” la cuatro ojos asintió seriamente. “Llámame Mai.”
“Veo que Shinano sí es pesado…” Atsushi se desanimó un poco.
“Lo es, aunque Mai-neechan suele tomarle el pelo,” observó Hotarumaru, neutralmente.
“¡Ah, y tú debes ser Hotarumaru!” el Toushirou mayor volvió a animarse. “Heh, he oído mucho de ti de parte de Maeda. Yagen también me ha comentado que eres muy inteligente.”
“Mo…” el pequeño se sorprendió un poco y pasó a emocionarse ligeramente. “¿En serio? ¿Yagen ha dicho eso?”
“¡Sí, si él lo dice es porque en verdad lo eres!” asintió decidido.
“Sin duda me sorprende que el demonio ande admitiendo esas cosas, así que sí es un elogio de su parte,” Tsurumaru sonrió con ironía. “Haha, aunque creo que todos aquí estamos de acuerdo, Hotaru-bou, ¿no es así?”
“Ikari-sensei también ha reconocido su intelecto y confío en su parecer,” Komaeda asintió y sonrió gustosamente. “Rai-kun es otro de los futuros pilares de Rizembool.”
“Párala,” se quejó Hajime. “Andamos elogiando a Hotarumaru, pero la forma en que lo dices me da escalofríos por algún motivo.”
“Cierto, Hotarumaru es muy inocente para tus pensamientos turbios,” afirmó Mai, inmutada.
“Hm…” Atsushi frunció el ceño y se puso a pensar, algo perdido.
“Uhh, Tsurumaru, ya te he dicho que no tildes a mi hermano como si fuera malo,” dijo Shinano, haciendo un puchero.
“¿Me lo pediste?” preguntó Tsurumaru, perplejo. “Qué sorpresa, es la primera vez que lo oigo.”
“¿Eh? N-no sé si con esas palabras, pero por favor ya no lo hagas…” frunció el ceño con cierto berrinche en su expresión. “Por eso Yukko le tiene tanto miedo.”
“Ehm, n-no te inquietes por mí, Shinano, eh…” la susodicha se avergonzó por su repentina mención, y por inercia se cohibió al ver a su hermano dirigírsele.
“Ahora me acuerdo que Gotou mencionó que una de las amigas de Shinano temía a Yagen,” observó atentamente. “¿Acaso Yagen se ha portado mal contigo?”
“¡N-n-no, nada de eso!” contestó aterrada y agitando sus palmas. “¡E-en verdad siempre ha sido cordial y atento, y pues no es que lo conozca bien… p-pero nada contra él!”
“¿Te sientes bien?” preguntó confundido y ladeando su cabeza. Llevó una mano a su frente. “No entiendo bien qué pasa, pero algo me dice que tengo que hablar con Yagen al respecto.”
“¡N-no es necesario, y-yo…!”
“¡Hahaha, ya, ya, time out!” Tsurumaru rió con ganas y sonrió entretenido. “Para abogar por mi querida Hanasaki-chan, supongo que sí habré sido yo quien la ha asustado con mis comentarios casuales sobre Rizembool. Te aseguro que el malévolo no tiene nada que ver en esto.”
“Me pregunto qué le habrás dicho para que ande así de temerosa,” Atsushi alzó una ceja. “Eh, ¿y por qué le llamas Hanasaki-chan?”
“¡Haha! Es una larga historia,” se encogió de hombros. “Supongo que un Hanasaki-chan como tú no lo entendería.”
“¿Ahora me llamas así también? ¿Acaso me estás faltando el respeto?”
“Hmm…” Hotarumaru le miró atentamente. “Siento decirlo, pero… sí se parece a Hinata-kun.”
“¿Eh? ¿Tú también, Hotarumaru?” preguntó Hajime, sorprendido.
“…” Mai asintió. “Esta vez no es por fastidiarte. Realmente se parecen y no sólo en apariencia. Puede que las ocurrencias de su hermano pelirrojo estén mínimamente justificadas…”
“¿Hablas en serio?”
“Más que un hermano del doctor Toushirou, si no los conociera, diría que es tu hermano menor, Hinata-kun,” comentó Komaeda, alegremente. “Sí tienen una pinta similar. Seguramente él también posee aquel gran potencial que veo en ti.”
“Deben estar bromeando…” Hajime se dio un facepalm. Lo último que quería era que todos además del pelirrojo le siguieran fastidiando con el tema.
“¡Oh! ¡Ohh!” Shinano captó su conversación e instintivamente jaló a Atsushi de su brazo para acercarlo a su supuesto doppelgänger. “¡Lo sabía, no era sólo yo! ¡Vamos, esta reunión es para que ustedes dos se conozcan, pónganse a hablar!”
“Tsk, no me jales así, Shinano,” Atsushi se fastidió y se zafó bruscamente. Pasó a dar un suspiro, cansado. “Eh, pues, sé que no estoy enterado de toda la historia, pero siento mucho que mi hermano te ande fastidiando tanto.”
“No te disculpes por él,” Hajime negó y desvió su mirada. “Se hará un niño, pero no lo es. Él es el único responsable.”
“Igual me sabe mal, realmente no tienes que soportarle tanto ni nada, puedes llamarle la atención cuando se lo merece,” entonces, Atsushi sonrió frustrado y le extendió una mano. “Ignorándole, heh, supongo nos parecemos un poco, ¿no es así? Yo soy Atsushi Toushirou, mucho gusto.”
“Eh, s-sí,” se confundió por la disposición del otro. Hajime reconoció una diferencia en que ese chico era más positivo y receptivo que sí mismo, lo cual para variar le vino bien. Le correspondió el apretón de manos. “Igualmente, soy Hajime Hinata,” se soltó. “Eres hermano del doctor Toushirou. Puedo ver que tienes un poco de su presencia.”
“¿Cómo así?” Atsushi se vio perplejo, y pasó a sonreír con gracia. “Haha, qué raro que me hablen de él como doctor Toushirou, no creo que llegue a acostumbrarme. Pues, gracias, aunque no es que yo sea el doctor. Puedes tratarme de manera informal, más aún porque eres visiblemente mayor que yo.”
“No que por ello no fuera a respetar a tu hermano, pero lo entiendo,” se vio entretenido.

Los buenos ánimos de ambos se disiparon ni bien notaron cómo Shinano les miraba de muy cerca con ojos soñadores, una sonrisa sonsa y ambas manos en sus mejillas. Este se vio incluso más alegre cuando el par le miraron de reojo y con reproche a la vez.

“¿Qué haces, Shinano?” preguntó Atsushi, impaciente.
“Lo siento, en verdad lo siento porque sé que los incomodo, es que no saben cuánto he esperado este momento,” dijo el menor conmovido. Juntó ambas manos con gran dicha. “¡Ahh, nunca pensé que tendría a dos copias de mi querido Atsushi-nii hablándose y que se lleven bien!”
“¿En serio has estado actuando de esta manera tan vergonzosa a mis espaldas?”
“Lo ha hecho,” Mai asintió. “El doctor ya una vez le dio una fuerte llamada de atención frente a nosotros, pero ni eso lo corrigió. Supongo que nunca va a cambiar.”
“Ehm, quizás no deberíamos meternos, Mai-neechan,” observó Hotarumaru, confundido.
“Puede que lo mejor sea no engreírlo. Es por su propio bien.”
“Eh…” Yukko no estaba muy segura ya que sí había sentido pena por Shinano esa vez en que le llamaron la atención.
“…” Atsushi frunció el ceño. “Tal vez no debí haber venido si es que es así.”
“¡No, no digas eso, en verdad quería que se conocieran!” refutó Shinano, apuradamente. “Vamos, Atsushi-nii…”
“¿Y qué te he dicho con que me llames así?”
“Eh…” se cohibió un poco al ver que su fastidio incrementaba. Hizo un puchero y juntó las puntas de sus índices. “Uhh, no entiendo qué les cuesta que me dejen llamarlos así a veces, si son mis queridos hermanos…” desvió su mirada. “Mi querido y necio Atsushi-nii…”
“…” este hundió sus ojos en sombras y terminó por propinarle un tremendo golpe en su cabeza.
“¡AAHH!” el pobre pelirrojo se agarró la cabeza con ambas manos. Los demás se sorprendieron ya que, por la forma en que su cabeza rebotó después del golpe, casi parecía que se habría roto alguna articulación de su cuello.
“Deja de actuar con semejante indecencia, y ni te atrevas a imponer tus caprichos, Shinano,” sentenció sin deshacer su puño. Atsushi le miró con ojos gélidos. “No quiero oír ninguna palabra de nadie más que has vuelto a comportarte así, ¿has entendido?”
“S-sí, lo siento…” dijo adolorido.
“Oye…” Hajime también se vio preocupado y algo incómodo al ver que el otro había perdido su amenidad de un momento a otro.
“Si Shinano vuelve a fastidiarte, siéntete libre de darle un fuerte zape,” dijo Atsushi.
“Eh, d-dudo que sea necesario…” ya casi se sentía mal por el niño.
“¡O-oigan!” Hotarumaru se apresuró y se paró frente a Hajime y Atsushi con urgencia, en un intento de dejar el asunto de lado. “Pues, no sé si ya tenían algo en mente ahora, ¿pero qué tal si les llevo al Pablo aquí en Rizembool a comer algo? Es muy delicioso, se los recomiendo.”
“¿Pablo?” preguntó Atsushi, dejando su fastidio de lado para verse perplejo.
“Es una tienda de cheesecakes, si mal no recuerdo,” explicó Hajime.
“Ya veo…” el Toushirou mayor sonrió frustrado. “Siendo sincero, no soy muy afín a los dulces, pero veo que a todos a mi alrededor les gustan.”
“Sí, debo decir lo mismo,” Hajime dio un suspiro.
“Ehm, si no quieren podemos ir a otro lado…” Hotarumaru se sorprendió un poco y se puso a pensar.
“No, no, vamos a Pablo, yo sé que a ti te gustan mucho los dulces,” le animó Hajime. “Un cambio de ambiente nos vendría bien.”
“Pienso lo mismo, y me ha dado curiosidad,” Atsushi asintió.
“Hehe, entonces en marcha,” Hotarumaru sonrió y asintió efusivamente.
“Estoy seguro que debe haber algo más afín a ti, Hinata-kun,” observó Komaeda. “Debe haber opciones saladas, de lo contrario me ofrezco a comprarte algo en un local aledaño.”
“No tienes que hacerlo, ya veré qué puedo pedir,” este se encogió de hombros y así Hotarumaru se puso a dirigir al grupo.

En lo que el pequeño pelicenizo distraía a y conversaba con el par de parecidos, los demás los siguieron detrás.

“Shinano-kun, ¿te encuentras bien?” preguntó el Rebel. “Fue un golpe muy fuerte.”
“Ahh, estaré bien, todavía duele, pero no es la primera vez que alguien me pega así,” Shinano dio un suspiro y sonrió incómodo. “Esto me pasa por tener a hermanos y amigos tan aguerridos.”
“Cualquiera diría que habrías aprendido a no molestarlos a estas alturas,” observó Mai, quien pasó a dirigirse a Tsurumaru. “¿Estás seguro que ese nuevo hermano es otro Hanasaki-chan? La pinta se disipó cuando se molestó.”
“Haha, tienes mucha razón, Mai. Tiene un lado tan asequible que con frecuencia me olvido que es el mellizo del malévolo,” comentó el peliblanco encogiéndose de hombros y entretenido.
“¡¿M-mellizo?!” Yukko se espantó.
“Ehh, s-sí son mellizos, pero no tienes por qué temerle ni nada, te lo prometo,” Shinano sonrió incómodo y agitó sus palmas, para entonces dar un suspiro. “Y en sí tampoco es que tengas que temer a Yagen, aunque en su caso entiendo que te intimide por su trato.”
“Interesante…” Mai llevó un puño a su mentón.
“Igual, vale resaltar que mi querida Hanasaki-chan seguirá siendo la única Hanasaki-chan de mi vida~” canturreó Tsurumaru. “Me aseguraré que nadie te destrone.”
“No es que tengas que llamarme así, en verdad,” se lamentó Yukko. “A veces pienso que me subestiman por el apodo…”
“¡Haha, es una muestra de cariño como kouhai que eres!” el peliblanco rió con ganas y se tomó la libertad de revolverle los cabellos.
“Uhh…”
“Aunque siento decir que este es todo el tiempo que tenía, supongo que debería irme,” continuó el mayor.
“Es una lástima, Kuninaga-san, pero siempre aprecio el tiempo que compartes con nosotros,” Komaeda asintió.
“¿No puedes acompañarnos?” Hotarumaru se alertó y se le dirigió, ladeando la cabeza. “Pero entiendo que ya terminaste los quehaceres que Ikari-sensei te había dado.”
“Sí, aunque tengo algunas otras cosas que atender.”
“¿Acaso irás a ayudar a Yagen? Él ha estado muy ocupado en estos días,” la inocente observación del pequeño llamó la atención a los demás.
“¿Eh?” Tsurumaru se sorprendió por ello mismo. “¿Tanto misticismo he creado alrededor del maligno que a todos les llama la atención? ¡Hahaha, lamento darles curiosidad, no es que este ande ocupado con nada muy interesante! Y créanme que ni querría darle una mano con sus quehaceres si es que puedo evitarlo,” sonrió son simpleza. “Más bien sería probable que me apareciera en su oficina sólo para sacarle en cara que yo sí no tengo nada que hacer. ¡Haha, creo que haré eso mismo!”
“Y luego dices que él es el malo,” Atsushi se impacientó. “Por favor no andes fastidiándolo. Debe andar muy estresado de por sí.”
“Tú podrías decirle que no me haga la vida imposible tampoco, te aseguro que nuestros fastidios son mutuos,” respondió divertidamente. Se puso a pensar un poco. “Ahora que lo pienso, podría al menos comprar un cheesecake para llevar. No me quedaré con las ganas.”
“¿Pero no podrías llevarnos contigo? Quisiera visitarle en su laboratorio de nuevo,” pidió Shinano, con súplica.
“Ya te hice una excepción y ahí podría meterme en más problemas que sólo con tu hermano. Igual lo ves muy seguido, ¿y acaso no tienes a dos copias de uno aquí?”
“Tsk, párala con eso,” reclamó Hajime.
“Ya veo que no sólo es Shinano…” Atsushi miró al peliblanco con ojos cansados.
“Ya dejemos eso de lado y sigamos, por favor,” pidió Hotarumaru, con un leve puchero. El grupo reanudó la marcha.

“Ahh…” Shinano dio un suspiro desanimado. “Sé que Yagen tiene muchas obligaciones, pero hubiera querido verle. Hasta le había avisado para que se dé un salto…” revisó su celular. “¿Eh? Lo ha visto… ¿y no me ha contestado?”
“Shinano, ¿estás bien?” preguntó Yukko.
“¡No puede ser que me deje en visto! ¡Esto que es tan importante!”
“Ehh, s-seguramente andará ocupado…” comenzó Yukko, sonriendo nerviosa.
“Yukko…” Mai negó. “Es inútil. Déjale hacer su berrinche. No puedes detenerlo.”
“Eh…” sí, en verdad sabía que era inevitable.
“¡Si mi hermano es un genio debería saber que no puede dejar a la gente en visto! ¡Y mucho menos a su querido hermanito que-! Oh, me está escribiendo,” su humor dio un vuelco para pasar a mirar ensimismado a los tres puntitos que significaban una respuesta venidera. “Eh… ‘Por favor compórtate con todos’… ¿aw, nada más? Bueno, al menos sé que sí anda al pendiente de mí. Ojalá la próxima sí pueda,” se puso a escribirle con ese mismo mensaje.
“Haha, ya sabemos que no acataste su pedido,” comentó Tsurumaru, entretenido.
“Esto es increíble…” Atsushi negó repetidamente, con una vergüenza no del todo ajena.

Ya no les faltaba mucho para llegar a la pastelería donde irían a terminar con esa reunión de un modo más agradable, si es que todo iba bien.


Las clases del día en Hanasaki H habían terminado y la mayoría de estudiantes procedía a retirarse camino a sus casas. Siendo parte del go-home club, Saki y Gokotai se acompañaban en lo que caminaban por una calle todavía cercana a la escuela.

“Es una pena que Hanekawa-san esté ocupada hoy también,” observó el peliblanco. “Hoy hay una oferta de helados en la heladería a la que siempre vamos.”
“Si no es el consejo estudiantil tenía que ser la limpieza del aula,” Saki se encogió de hombros. “Y en un par de ocasiones se quedó auxiliando a extracurriculares a los que no pertenece. Ella tiene que aprender a divertirse.”
“Ehm, por la disposición que Hanekawa-san tiene, no creo que no le divierta…” Gokotai bajó su mirada, meditativo y perdido. “Ella en verdad se ve que gusta de ayudar a otros…” sonrió inspirado. “Ehehe, es admirable. Ella y senpai son de ese tipo.”
“Un par de irremediables, al menos Tsubasa sí tiene más carácter…” dijo distraídamente, mirando a otro lado. “Al menos el hecho que ellos dos son los que limpian el aula hoy me deja saber que Sadamune-kun no le lanzará todo el trabajo a Tsubasa. Se ayudarán mutuamente.”
“¡Sí! ¡En la mañana nos esperará un salón impecable!”
“No que realmente notemos la diferencia si es que ellos lo limpian o no…”
“Hanajima-san…” Gokotai le miró atentamente. “¿Has quedado con Hanekawa-san para ver cuándo vas a conocer a las otras HiMEs?”
“Apreciaría que la promesa de helado no me hiciera recordar nuestra realidad, Gokotai,” contestó frustrada y un poco impaciente.
“¡E-ehh, p-perdón! ¡Es sólo que… e-en verdad quiero que estén bien y…!”
“Te entiendo. Al final no es que lo pudimos hablar. Tsubasa tenía algo que hacer para el consejo estudiantil así que ni la vimos a la hora de salida,” contestó indistinta. “Pero no es para que te preocupes. Por cómo es Tsubasa, ella es propensa a avisarme con media hora de anticipación y jalarme en contra de mi voluntad a Hanasaki. Ocurrirá en menos de lo que espero.”
“Eh… s-supongo…” Gokotai sonrió incómodo. “Si quieres, te puedo acompañar.”
“No, lo mejor es que no te inmiscuyas con las HiMEs. Siendo nuestro amigo haces más que la mayoría, descuida…”
“Sí…” Gokotai se apagó y mantuvo su mirada hacia el piso. Siguieron caminando un poco más en silencio.
“…en verdad lo haces, no te estoy mintiendo,” comentó Saki, tranquila y todavía frustrada, pero con un tono comprensivo. “Sé cómo se siente no saber qué hacer o sentirte impotente, pero no tienes que hacer más que lo que ya haces. Déjanos encargarnos de nuestros deberes. Tener a nuestro amigo peliblanco esperándonos en la clase será reconfortante, te lo aseguro.”
“Eh…” Gokotai se sorprendió y terminó sonriendo. “Sí. Hehe, como dices, verlas a ustedes en la clase será muy reconfortante también. ¡Muchas gracias!”
“De nada, sólo digo la verdad,” observó con leve reserva. Sin duda era la menos apropiada para decirle que no se metiera en líos por otros, así que se alivió que sus palabras bastaran para tranquilizar las preocupaciones del pequeño.

Estuvieron por llegar a la cuadra donde se ubicaba la heladería junto con otros pequeños negocios de comida populares entre los estudiantes, cuando en medio de todos los jóvenes divisó a alguien en particular. Saki se detuvo, lo cual hizo que Gokotai le imitara.

“Te ves seria. ¿S-sucede algo?” preguntó el peliblanco, con leve temor.
“…” sin embargo, luego de un largo y frustrado suspiro, Saki se vio despejada. “No es nada serio, sólo había esperado dejar el tema de Hanasaki de lado…”
“¿Eh? ¿Cómo así?” no tardó en comprenderlo al ver que un chico pelinegro con ojos rojos escarlatas terminó acercándose a ambos.
“Nuestros contactos tuvieron razón,” observó Onikiri, sin dar rodeos ni molestándose en saludar. Él se dirigió directamente a Saki. “Esta heladería es un punto común para ti. Supe que te encontraría aquí.”
“Te ves convencido, por más que no venga aquí todos los días,” observó la chica, inmutada.
“En unos minutos habría seguido con mi búsqueda por otros lugares.”
“¿Por dónde más?”
“Supongo que podrías sospechar según tu rutina. Preferiría no listar las opciones.”
“…” mostró mínima impaciencia en su expresión. “Tan quisquilloso como siempre, Onikiri. ¿Y bien? ¿Qué haces aquí?”
“Pienso que lo mejor es que nos presentemos para terminar las formalidades, siendo este mi primer día de clases. Eso es todo.”
“Realmente todos se toman este asunto más seriamente que yo…” se resignó, encogiéndose de hombros. “Me pregunto si yo no tengo remedio, o más bien serán los demás…”
“Podría asumir lo primero, siendo tú la única que actúa distinto.”
“O bien puedo ser una necesaria revolucionaria en medio de un sistema que merece caer,” comentó, sonriendo con ironía.
“No considero que tu exabrupto de ser HiME sea remotamente justificable, siendo honesto,” observó, aunque pese a su tono serio, el chico pareció verse algo incómodo. “No es por juzgarte, sólo es mi parecer…”
“En fin, puede que tengas razón…”
“…” Gokotai miró entre uno y el otro perdidamente. Había llevado ambas manos a la altura de su pecho por instinto. Pese a que el recién llegado se veía más joven que la mayoría de estudiantes de la secundaria (y quizás de su propia edad) su actitud y ojos penetrantes le resultaban muy intimidantes.
“Ah, es cierto,” Saki se acordó de su acompañante. “Gokotai, este es Onikiri. Es un miembro de mi familia… o algo así, creo…”
“¿C-crees?” Gokotai ladeó su cabeza.
“Preferiría ayudante o allegado. Mi relación con ustedes no es de parentesco,” desvió su mirada. “Pensar que estoy relacionado con Minamoto no Yorimitsu es inquietante…”
“Heh, tienes la fortuna de no estarlo, bien por ti,” la chica se vio mínimamente entretenida.
“Oh, verdad que tienes el uniforme de Rizembool,” observó Gokotai, quien no dejaba de verse confundido e intrigado. “Dices que es tu primer día de clases… ¿eres nuevo en la ciudad?”
“Yo…” Onikiri frunció el ceño con perplejidad. “Saki, ¿podemos decirle?”
“Si lo cuestionas, puede que lo consideres prudente,” observó la chica. “Gokotai, ven un momento por aquí.”
“Eh, sí…” el pequeño asintió y fue conducido por los otros dos a un estrecho callejón entre un par de negocios de comidas.
“Puede… que no sea prudente, entonces…” opinó el pelinegro, alzando una ceja y confundido por el lugar donde estaban.
“Lo es, sólo temo su reacción, pero lo mejor es que lo sepa desde ahora,” Saki dio un suspiro.
“¿S-sucede algo, Hanajima-san?” preguntó el pequeño.
“Todo está bien, sólo quiero que sepas que Onikiri es mi Rebel.”
“¡IIIHHHH! ¡¿Él e-es t-tu R-R-Rebel?!” exclamó con un hilo de voz.
“¡C-Cálmate, por favor! ¡No es lo que parece!” le pidió Onikiri, alarmado por su reacción y levantando sus palmas. “¡No estoy aquí para atacarles, en serio!”
“¡P-p-p-pero…!” tembló y sus ojos se llenaron de lágrimas.
“¡T-tampoco llores!”
“Suficiente, tranquilízate, Gokotai,” dijo la HiME pausadamente. “Supe que reaccionarías así, fue bueno que no estuviéramos en medio de la muchedumbre.”
“H-Hanajima-san, s-si son algo como parientes, ¿entonces cómo…?” preguntó temblando.
“Es una larga historia, pero necesitas saber que soy una excepción como HiME. Parte de mi familia es allegada a Rizembool y ellos aceptaron que fuera HiME meramente como una oportunidad de aprendizaje para mí. A su vez, Onikiri se ha convertido en mi Rebel para prevenir que fuera a enfrentarme a algún peligro real. Él también se ha sumado como entrenamiento.”
“Eh…” Gokotai se vio sorprendido y dejó su miedo de lado. Podía ver cómo ese par se conocían y se mantenían tranquilos. “Sí parece que se conocen bien… ¿e-en verdad? ¿En verdad tienes a un Rebel que no te haría daño?”
“…” Onikiri desvió su mirada y se cruzó de brazos. “No estoy conforme con la decisión de Saki de ser HiME. Ella puede decir que por ser su Rebel no estará bajo ningún peligro real, pero no es del todo cierto. Si bien el mayor peligro de toda HiME es su respectivo Rebel, sólo tener algo que ver en el asunto te expondrá a muchos otros peligros secundarios.”
“Agradezco tu preocupación, pero es algo que tuve que hacer. Sé que ha sido atrevido e irresponsable de mi parte, aunque no pude evitarlo. Fui incapaz de quedarme de brazos cruzados,” admitió la chica con decisión. “De por sí, te agradezco por estar en el rol que estás. Estaré más a salvo que otras HiMEs, pero sí, igual seré cuidadosa.”
“No me agradezcas. Nuestro líder fue quien hizo todos los arreglos,” negó ofuscado e impaciente. “Al menos… así tampoco tendré que atacar seriamente a ninguna chica inocente.”
“…” Gokotai le observó anonadado y con gran curiosidad.
“Puedes ver que Onikiri es responsable y preocupado. Sí lo conozco bien y es de confiar, ya que casi somos familia,” concluyó Saki. “Así que, si alguna vez nos ves peleando, te aseguro que será apenas una práctica. Estaré bien.”
“Eh, sí,” asintió obedientemente y sonrió un poco. “La situación suena compleja y entiendo que no me lo expliquen del todo, pero sólo me alegro mucho de saber que Hanajima-san estará bien. Onikiri-san, muchas gracias por tu ayuda,” hizo una reverencia.
“N-no, no tienes que agradecerme, no entiendo por qué lo harías,” volvió a ofuscarse y dio un suspiro. “Nunca pensé que ser un Rebel me haría recibir agradecimiento de otros…”
“Los humanos somos irracionales, creo que es inevitable,” Saki se encogió de hombros.
“Supongo con esto ha terminado mi presentación, debo irme,” concluyó el pelinegro.
“Eh, Onikiri-san, espera,” Gokotai apenas extendió una mano hacia el frente en un ademán de pedirle que se quede. “Estamos aquí por helados, ¿quieres uno? Yo te invito.”
“¿Perdón?” se extrañó.
“No te haría mal un poco de sabor de libertad. El pesado del líder seguro te tiene bajo un régimen estricto todo el tiempo,” dijo la HiME.
“Suelo tener mi propio régimen bajo control, él no es quien dicta detalles como mi alimentación, aunque tampoco soy afín a dulces occidentales…” admitió con leve torpeza. “Ya me invitaron un dulce hoy en el colegio y creo que sería excesivo…”
“Suena a algo interesante, que tú comas dulces con la gente promedio,” la chica sonrió con leve gracia. “Entonces únetenos y continuemos con ese milagro. No te niegues.”
“No entiendo la utilidad de esto, Saki,” objetó impaciente, aunque era evidente que no tenía intenciones de resistirse.
“No es útil, de eso mismo se trata. Vamos, Gokotai.”
“Sí, hehe,” el peliblanco sonrió entretenido. Ese Rebel realmente era una buena persona.

Así los tres regresaron a la calle y acudieron a la heladería.


Luego de cumplir con el acto de presencia en el grupo de sus kouhai, Tsurumaru compró su cheesecake y se retiró de dicha reunión. Como bien Hotarumaru había dicho, no tenía ninguna otra obligación, aunque sí había otro suceso extraño sucediendo a su alrededor, uno que, fuera de las divertidas ocurrencias de Shinano con sus hermanos, era mucho más interesante. Contrario a sus palabras, la presente ocupación de Yagen merecía todo el misticismo que parecía aclamar.

Ingresó al laboratorio del científico y no vio nada fuera de lo normal. Yagen estaba parado frente a una de sus estanterías, mirando perdidamente a uno de los libros más altos de la misma. Sin embargo, su ocupación era ajena a los libros. Tsurumaru vio cómo ese joven doctor tenía una mano apoyada sobre un libro a menor altura y parecía prácticamente congelado en el tiempo y espacio. Lo conocía lo suficientemente bien para saber que, pese a verse perdido o distraído, ese doctor realmente se encontraba ocupado dentro de su mente.

El peliblanco decidió que no entretendría su decisión de congelarse y optó por tomar el libro en su campo de visión. Sin duda fue suficiente para despertarlo.

“¿Hm? ¿Qué haces aquí?” le cuestionó con leve juicio.
“Haha, ¿qué sucede? ¿Meditabas sobre lo enano que eres?” contestó con leve gracia. “Pues aquí un alto te ofrece el libro que tanto ansiabas. Anda, tómalo que está pesado.”
“Tsk, entonces que te siga pesando porque no lo necesito,” rodó los ojos y caminó de regreso a su lugar de trabajo. “Apreciaría que no me interrumpas, Tsurumaru. Sigo viendo cómo desarmar este rompecabezas.”
“¿Desarmar?” se confundió. “¿Acaso no deberías decir armar?” alzó una ceja. “Armar un instrumento que te permita limitar y controlar a esa Princess, quiero decir.”
“Heh, es una manera de verlo, y ciertamente, una que me sobrepasa en maldad,” Yagen sonrió con ironía. “Será que, pese a todo, tú serás más malévolo que yo.”
“Oye, ya es la segunda vez que escucho eso hoy, no me hace gracia,” dijo con pesar.
“Pues por algo lo estarás oyendo,” divagó y miró un bosquejo de una especie de collar con distintas anotaciones y partes detalladas. A pesar de mirar a un plan extendido frente a él, Yagen no podía enfocarse de la misma manera que en medio de su sueño despierto. “Como sea…” dio un suspiro y adoptó neutralidad y seriedad. “Puede que necesite un leve descanso. La mente funciona mejor cuando se da un tiempo de pausa.”
“¿Te has venido con algo?”
“Regresando a desarmar, supongo lo puedo igualar a deshacer un nudo muy entreverado,” alzó su mirada hacia el techo. “Shion Yorigami tiene una manera muy desorganizada de funcionar como una Princess, una que resulta hasta peligrosa para ella misma. Sus maldiciones se activan basadas en sus emociones. Aquella es una activación inestable e impredecible y lamentablemente posee menos control que el usual. Ni podemos decir que su estado anímico hace funcionar sus capacidades de la misma manera en cada ocasión. Por ello mismo, necesito indagar más allá de algo tan variable como sus emociones hasta el mero centro de su mente, para así entender los más mínimos impulsos que me puedan llevar a la más mínima activación de sus poderes. Una vez pueda tener un mapa y funcionamiento más esclarecido de su persona, puedo pretender una reconstrucción de cómo operan sus habilidades.”
“Entonces…” Tsurumaru miró al bosquejo y pasó su dedo debajo de una de las descripciones. “…por eso está ese generador de impulsos eléctricos. O sea, piensas alterar o irrumpir las sinapsis problemáticas o indeseadas de esa chica, si lo entiendo bien.”
“Oh…” Yagen se mostró impresionado. “Me cuesta creer que lo hayas entendido, Tsurumaru.”
“Haha, por favor, soy uno de los que mejor entienden cómo operas con tus experimentos,” rió entre entretenido y casi insultado. Le miró con algo de fastidio a pesar de sonreír. “Ya he tenido que lidiar demasiado con tu rara forma de funcionar, por supuesto que sabría lo que haces.”
“Heh, tú eres quien se lo ha buscado. Si sabías que andaba en plena labor, mejor no hubieras venido a verme.”
“Tal vez le estoy haciendo un favor a la humanidad, ¿no te parece?” preguntó encogiéndose de hombros, sosegado. “Vengo a interrumpirte antes de que generes el artefacto que le lave el cerebro a todo el mundo y les haga pensar de una manera muy predeterminada.”
“Ello requeriría más que un collar. Equivalgo este invento a un yeso o corrector de encías con una aplicación muy limitada y específica para simplemente prevenir que Shion Yorigami se lastime o lastime a otros en sus lapsos de pérdida de control. No pretendo controlarla mentalmente en lo absoluto, lo considero contraproducente en su caso,” Yagen dio un suspiro. “Así que veo que en verdad no me comprendiste.”
“¡Haha, no, sí lo hice, sólo te tomaba el pelo!” rió con ganas, viendo cómo el otro se impacientaba. “Hubiera asumido que lo sabrías, pero supongo que una característica de los genios insufribles como tú es esperar que todos fallemos en entender sus ‘genialidades’.”
“Debí de suponer que sólo vendrías a fastidiarme, aunque en mi defensa, estoy acostumbrado a que nadie me entienda.”
“Y nadie lo hará si continúas haciéndote el interesante~” canturreó. Entonces, su sonrisa se contagió de frustración. “Aunque, dejando las bromas de lado, no recuerdo la última vez que anduviste haciendo un experimento tan adjunto a la guerra.”
“Diría que Izuru es un experimento constante.”
“Quiero decir, el hecho que comiences con uno. Por más mínimo que sea, parte de mí no evita preocuparse por ello. No sé si quisiera verte tan activo como tu maestro en su momento.”
“Pues…” Yagen sonrió entretenido. “Es inevitable. Tengo un rol que cumplir en Rizembool, y por más autoridad que pueda tener, no debo descuidar los asuntos que caen bajo mi responsabilidad. Ahora que esta Princess está bajo mi cuidado y es alguien que previos científicos optaron por abandonar, tengo que asegurarme que yo sí entregue buenos resultados.”
“No es lo que esperaba oír, pero lo sé, así es como son las cosas. Tienes la etiqueta de maligno y sería decepcionante que te la fueran a quitar, o algo así,” comentó con trivialidad.
“Tú eres quien usa dicha etiqueta.”
“Y a ti te divierte, ¿no?” negó frustrado. “Ya estoy mentalmente cansado, Yagen. Vengo a conocer a la Princess. ¿Dónde la tienes guardada?”
“Está en el área de práctica,” dijo y alzó su mirada para visualizar dicha puerta blindada que llevaba a ese ambiente.
“¿En serio?” Tsurumaru se extrañó. “Ese ambiente es un bunker de metal sin nada más que espacio. ¿La has llevado a que duerma ahí?”
“Es temporal, verás, su Rebel ha venido a visitarla y prefiero estar cerca si es que me necesitan por algún motivo. Obviamente ya le conseguí una habitación más apropiada dentro de este complejo. Con respecto a ella…” Yagen miró al peliblanco con extrañeza. “Hubiera asumido que ya la conocías. Tanto Shion como tú estuvieron bajo el comando de mi senpai hace varios años.”
“¡Ihhh!” al oír ello, Tsurumaru se erizó con severos escalofríos. “Por favor no lo llames senpai, es inquietante.”
“Es mi senpai, puedo hacerlo.”
“Uhh, así es como Monoyon me llama, y no dejo de escuchar ese término siendo usado de la manera más agradable y adorable por la gente común,” dio un suspiro y desvió su mirada. “Ese tipo es un desagradable monstruo en comparación.”
“Heh, siendo mi senpai, yo vendría a ser algo similar, ¿no es así?” preguntó con leve maldad. “O a lo mucho, aspiro a seguir sus pasos.”
“Ahh… ya te hice bromas que te fastidiaron, creo que es justo que también lo hagas,” se resignó. “Contestando tu pregunta, a diferencia de tu círculo pequeño y cerrado y tu oficina de la soledad, ese tipo posee a tanta gente bajo su control que es imposible conocerlos a todos. Sí la recuerdo apenas por su distintiva apariencia física, pero ni cruzamos caminos. Seguramente no sabrá quién soy. Pero bueno, a diferencia de un engendro como tú, pretendo llevarme bien con ella,” alzó su bolsa de Pablo. “Mira, le compré un cheesecake en son de paz.”
“Me has hecho un favor. Esa chica tiene un apetito voraz.”
“¡Ah, entonces con más razón me la compraré!” celebró.
“Tsurumaru…” Yagen entrecerró sus ojos. “¿Qué pretendes con ella? Si no te conociera diría que intentas aprovecharte de su inocencia.”
“Ehh, no, no, por supuesto que no tengo metas indecentes,” agitó sus palmas. “Tú lo sabrías bien. Hoy en día no quiero más que llevarme bien y amenamente con todos. Oye, ¿por qué sigues mirándome con desconfianza? Es la verdad.”
“Es la primera vez que te apareces con un cheesecake, por eso lo digo.”
“¡Haha! ¿Es que acaso querías que te trajera uno? Bien pudiste haberlo pedido.”
“Mira cómo hablas como si no me conocieras.”
“No soy el único que lo hace, ¿no?” se encogió de hombros. Su sonrisa adoptó humildad. “Esa chica ha sido encerrada por como cuatro años bajo las órdenes de esa persona, y seguramente su experiencia antes de su encierre fue incluso peor, si es que dijiste que ella misma te suplicó que no la sacaras de su cárcel. Sólo quiero animarla un poco. No sabré sobre su experiencia o su situación, pero por sus orígenes, casi siento que me corresponde un poco.”
“Hm…” Yagen se vio intrigado y llevó una mano a su mentón. “Interesante… Hannya también tuvo todo el interés de ayudarla, él quien no haría algo así con tanta voluntad. Puede que me esté perdiendo de algo.”
“Sólo no somos desalmados, y menos lo seríamos si es que tenemos algo de empatía por ella.”
“Claro, puedes verlo así, me reservaré mi apreciación,” dicho esto, Yagen dio un suspiro. “Está bien, puedes ir a verla. Que tu voluntad de senpai le sirva a alguien más.”


Flashback

Repentinamente, Megumi sintió un vuelco en su estómago. Su visión se oscureció, su sinestesia se desbalanceó, su sangre escapó de su cabeza, su respiración evacuó como si hubiera recibido un golpe directo a los pulmones. Su cuerpo precipitó hacia atrás, y pese a querer usar sus brazos para frenar su caída, su inhabilidad de sentir la ubicación de los mismos le hizo fallar hasta en eso. Una vez sobre el piso pudo percibir una mínima vibración del mismo, producto de la persona frente a él.

A duras penas, alzó un poco su cabeza para observar a aquella peliazul retraída y de pie, abrazándose a sí misma en lo que un aura oscura mezclada con el extraño fuego de sus cabellos giraba a su alrededor.

“Vete… vete por favor…” suplicaba la chica con un hilo de voz. Sus ojos estaban cubiertos en sombras. Ella temblaba mínimamente y daba una apariencia sumamente inestable. “¡Vete!”

Esa situación se cortó de inmediato. Unos guardias de aquel complejo subterráneo ingresaron, con uno disparando un dardo somnífero a esa amenaza. Shion soltó un alarido y cayó de bruces al piso en dirección opuesta al disparo. Ella cerró sus ojos por el dolor, pero poco a poco se vio abandonada de fuerzas e incapaz de moverse. A pesar de su resignación y de caer en un sueño forzado, hubo indicios de que ella intentó huir, escapar, encontrar alguna salida a su realidad como un peligro.

Ni bien perdió el conocimiento, los guardias se acercaron para ponerle una especie de camisa de fuerza, unas ataduras para sus brazos y proceder a llevársela como un objeto.

“E-esperen…” Megumi tenía los ojos ampliamente abiertos ante tremenda inhumanidad. Su gran malestar se disipó casi como una brisa y pudo levantarse, pero justo llegaron unos científicos quienes sí le extendieron humanidad en demasía.
“Por favor no se le acerque,” suplicó una profesional, preocupadísima y poniéndose en su camino. “¿Cómo se siente?”
“Disculpe, es nuestra responsabilidad, realmente no debimos darle tantas libertades,” agregó un doctor.
“Sentimos tratar con tanto desatino a un allegado del ilustre Minamoto no Yorimitsu. Le mantendremos a salvo. Lo mejor es que esto no se vuelva a repetir.”
“P-pero ella, la dispararon,” observó perdidamente, mirando de uno a otro en búsqueda de sentido y decencia, aunque a los demás no podía importarle menos. “¿Ella cómo está?”
“No se preocupe, es apenas un somnífero de corta duración. Estará en su habitación para cuando se despierte,” explicó una asistente con rapidez. “Ven, tenemos que hacerte un chequeo y cerciorarnos que ya no haya rezagos.”
“Pero…”



Fin del Flashback

Se le hacía irreal tener nuevamente frente a sí mismo a esa peliazul tan afligida y con quien ni pudo conversar en esa ocasión. Shion se encontraba sentada en el piso. Ella pasaba sus dedos encima de un plato vacío donde había restos de comida, concentrada en este. Sin embargo, una diferencia era que usaba una máscara de Hannya sobre su rostro, lo cual hasta el momento había mantenido sus poderes sellados y bajo control. A pesar del volumen de su cabello, por su postura encorvada, atención hacia abajo y forma de sentarse, en verdad se trataba de una persona extremadamente reducida, alguien aplastado y marginado por la sociedad de tantas maneras.

Megumi le observaba de pie. Apenas había podido saludarle y siguió un momento de silencio. No sabía qué decirle, ello persistía.

“Oye…” al final fue Shion quien dijo algo, sin siquiera alzar su mirada. “¿Qué haces aquí?”
“…” se impresionó un poco y desvió su mirada. “Yo…”
“Eres apenas un niño. ¿Qué tienes que ver con Rizembool?”
“No tengo opción. Es algo de familia.”
“…” continuó acariciando el plato. “Eso no está bien… eres todavía muy joven.”
“…tampoco está bien que encierren a alguien como tú por años por algo que ni hizo… fue Rizembool quien te dio ese poder, ¿no es así…? Pero ellos no son responsables…”
“…” se mantuvo inmutada y todavía haciendo dicho pasatiempo escapista. “…está bien… es quien soy, y no importa quién ha sido quien me ha hecho así, eso no cambia el hecho que yo soy problemática… tiene sentido…”
“Pero…” frunció el ceño.
“En cambio,” alzó su cabeza. Por la máscara, su expresión se encontraba escondida, pero ella claramente le miraba. “No veo más que a un niño normal. Por más que te obliguen, hay esperanzas para ti. No hay nada inherentemente malo contigo… no es justo que estés metido en este lugar…”
“…” Megumi agachó su mirada, frustrado, torturado. “¿…por qué te molestas en sentir empatía por mí? Lo mejor sería que cuidaras de ti misma, que pensaras en tu situación.”
“Yo no tengo ningún poder, ninguna autoridad, nada certero o garantizado,” miró a otro sentido. “No hay punto de hacerlo.”
“Eso no es verdad…”
“No puedes decir que no lo es. No lo sabes como yo.”
“…no puede ser verdad…”
“…”
“…”
“Dime… ¿quién eres?” volvió a dirigírsele y ladeó su cabeza. “Tú… yo estuve pensando y haciendo memoria, y forzándome a recordar… tú… eres ese niño que una vez lastimé en ese subterráneo, ¿no es así?”
“…” asintió. “No sabía si me recordarías.”
“¿Sabes? No eres la única persona que ha salido lastimada por mí, ni ahí, ni en otros lugares, pero sí fuiste el único niño. Recuerdo que te vi, pensé en todos los accidentes que he tenido, me aterré de ver a un niño… y tú sabes lo demás…” volvió a agachar su cabeza. “Cuando desperté de regreso en mi cama, imaginé que no volvería a verte… ahora recuerdo ese día.”
“Shion-san…” se retrajo. “Si es que puedo llamarte así…”
“…” se vio tensa. “No entiendo por qué me tendrías en consideración, llámame como quieras.”
“Shion-san,” afirmó. “Yo… lo siento, creo que debería de explicarlo todo. Cuando fuimos a recogerte, a pesar de haber sido yo quien lo pidió… no sabía qué decir. Siento que ahora todavía me resultaría difícil…”
“Entiendo… la gente que puede encontrar qué decir, en momentos así…” pareció recordar a alguien y se estremeció. Agachó más su cabeza. “…son aterradores…”
“Al menos tienen algo que los hace alejarse de los humanos, diría yo,” Megumi asintió. “¿Cómo estás? ¿Te han tratado bien? ¿Has tenido algún inconveniente?”
“¿Eh?” alzó su cabeza y pasó a retraerse. Quizás detrás de la máscara se encontraba un rostro avergonzado. “S-sí, en verdad, son tan amables conmigo. No puedo saciar mi hambre, pero aquí sí aceptan darme segundos… igual me sabe mal pedir… Hannya ya me ha puesto unas tres máscaras y eso parece mantenerme estable…” su voz cargada y estresada se aligero. Tal vez venía desde una ligera sonrisa. “…estoy bien, mi estómago no me duele. Creo que pude dormir bien anoche…”
“…” volvió a asentir y su rostro se alivió. “Me alegro…”
“Pues… ¿no te cansas de estar de pie? Siéntate… parece que esta vez no podré lastimarte…”
“…” Megumi tomó asiento. “Shion-san… con respecto… al pasado…”
“Lo siento mucho por lastimarte, no fue mi intención.”
“No, no te disculpes…” se preocupó un poco. “Apenas fue algo leve, y si se supone que debo entrenar mis habilidades… supongo tendría que aprender una manera de resistir tus maldiciones.”
“¿Eh? ¿Por qué lo dices?” ladeó su cabeza.
“Yo también puedo controlar maldiciones. El motivo por el cual nos vimos en esa ocasión fue porque el líder de mi familia oyó de tu caso y quiso probar la oportunidad de que yo pudiera aprender algo de ti.”
“¿E-en serio?” la chica levantó ambas palmas y las movió frente a la cabeza del chico, como si intentara captar o agarrar algo incomprensible del mismo aire.
“Shion-san…” alzó una ceja. “¿Qué haces?”
“N-no detecto negatividad en ti, tal vez por la máscara haya perdido algo de mi capacidad, pero… me es incomprensible pensar que un niño como tú pueda estar en mi situación…” volvió a tensar sus brazos y estirarlos hacia abajo. “P-puede que necesites pensarlo… t-temería enseñarte algo que remotamente se convierta en un descontrol para ti, o no sé…”
“Estaré bien, varias personas durante mi formación dijeron que el descontrol con frecuencia se debe a motivos muy distintos a los poderes en sí. Sé que el líder de mi familia no habría tomado una decisión insensata. Tampoco te culparía por esto, Shion-san. Es un descontrol, no es algo por lo cual considero que seas responsable.”
“Entonces…” comenzó, perdidamente. “¿…de qué quieres hablar? No me culpas, pareces entender esa situación a tu manera… ¿Acaso hay algo pendiente…?”
“Creo que… seré yo quien todavía no supera ese momento…” Megumi bajó su mirada, apenado. “Shion-san… verte ser anulada por esas personas, ver a otros temer por mí e ignorarte… entender que yo y el líder de mi familia supimos que perdías el control con facilidad y que igual te pusimos en esa situación en la cual pudiste hacerme daño… hacerte cargar con ese estrés y que luego te trataran con tanta brutalidad… yo…” sus ojos perdieron brillo momentáneamente. “…pensar que yo quiero ir en contra de este status quo, pero que al final te traté con tanta desconsideración como los demás… que hice que te hicieran eso…”
“…”
“Por eso… si es que puedo hacer algo para reparar mi error… quiero que al menos ya no tengas que estar encerrada ahí…”
“…”
“Lo siento mucho…”
“Tú… ¿cómo te llamas?”
“Megumi…” contestó confundido. Entonces, él vio cómo la chica levantó su máscara para descubrir su rostro.
“Hehe… ¿qué estás diciendo, Megumi?” preguntó ella, con una sonrisa. Esta inspiraba cierto dolor y debilidad, pero a su vez humildad y dicha. Su sombría mirada también se había contagiado de tranquilidad y agradecimiento. “Si dices que yo no soy responsable de lastimar a otros por mi descontrol, tú menos lo serías por algo que les concierne a otros. Tú no eres quien ha hecho la vida y las cosas como son, no tiene sentido. Eso ya pasó. No sientas que esas personas que te ayudaron fueron malas por ignorarme, o sea, yo les agradezco por velar por ti, por saber que previnieron que salieras muy lastimado.”
“Pero…” tembló un poco. No entendía su reacción. ¿Cómo podía sonreír así?
“Aunque, bueno… si ignoro a esas personas, o a Rizembool, o a lo que pasó… es raro, ¿sabes?” ella miró a un costado en el piso. Sonreía con torpeza y dicha y calidez. “Pensar que estuviste tan preocupado por mí y tan decidido a sacarme de ahí. Han sido como tres años. Yo que te olvidé como otro percance más, pero tú no te diste por vencido… heh, me siento afortunada, al menos un poco…” admitió avergonzada. “Quiero decir… muchas gracias, gracias por pensar en mí. No pensé que alguien continuaba haciéndolo…”

Sonrió ampliamente y un par de lágrimas se escaparon del filo de sus ojos.

“…” seguía paralizado. Por un momento casi se pone a llorar con ella. No podía ni imaginar el dolor que ella debía de cargar para valorar tanto esa mínima dicha por la cual agradecía, algo que Megumi daría por sentado con algunas personas…
“Ehh…” de repente, Shion se vio en aprietos y procedió y ponerse su máscara con rapidez.
“¿Qué sucede?” preguntó sorprendido.
“S-sólo sentí una mala vibra… quiero prevenir un accidente, nada más,” se explicó apesadumbrada y apretando la máscara para que se quedara impregnada a su rostro. “L-lo siento… ojalá ese científico en verdad pueda encontrar una solución más permanente… Hannya dice que sus máscaras sólo duran unas pocas horas… ojalá regrese pronto.”
“Imagino que sí, sé que el doctor Toushirou tiene una gran fama en Rizembool. Él se encontraba trabajando en eso ahora mismo.”
“…” le miró con curiosidad. “No sé mucho de los científicos, pero pareces convencido.”



Entonces, la puerta de ese ambiente se abrió y vieron al susodicho ingresar.

“Espero que todo se encuentre en orden,” observó Yagen.
“Sí, muchas gracias,” Megumi asintió, inmutado.
“Hm, ya acabaste esa comida, me sorprende que hayas podido terminarlo…”
“S-sí, lo siento mucho…” Shion instintivamente abrazó su estómago. “Perdón… tenía hambre y no pude evitarlo…”
“Tu ingesta de alimentos me sorprende, aunque es lo mínimo que podría hacer por alguien bajo mi cuidado. Descuida, si tu organismo lo requiere, no hay ningún inconveniente,” asintió y procedió a avanzar más allá del umbral. “No esperaba interrumpirles, pero tenemos a un visitante que quería conocerte.”
“¿Quién?” preguntó perdidamente. Seguido de su pregunta vio a un peliblanco quien entró con algún tipo de paquete en una mano. Lo que hubiera resultado llamativo o ameno para cualquier otro en su lugar… fue extremadamente aterrador para la chica.
“Yo! Mucho gusto, Shion Yorigami, ¿verdad?” preguntó Tsurumaru, sonriente. “He traído un postre para ti~”
“¡IIIIIHHHHHHHH!” ella soltó un chillido rompe tímpanos para entonces caminar como cangrejo hacia atrás a toda velocidad, hasta golpear con su espalda la pared más cercana.

Ante esa elogiable carrera de cangrejo, Megumi y Yagen intercambiaron miradas perdidas.

“¿Qué?” Tsurumaru se confundió y caminó hacia ella. “O-oye, tranquila, yo sólo…”
“¡AAAHHHH! ¡No quiero morir!” exclamó recogiéndose en modo fetal y abrazado su cabeza. “¡Piedad por favor!”
“¡Espera, no estoy aquí para matar a nadie!” exclamó incómodo. “¡Cálmate!”
“Oh…” al oír esas palabras, Yagen se puso a pensar. “Si bien Tsurumaru dijo que no te conocía, parte de mí se preguntaba si es que tú sabrías quién es él, Shion.”
“Ihhh…” la chica estaba todavía recogida e incapaz de contestar, así que el doctor decidió pararse a su costado.
“Tranquila, te encuentras en mi territorio y bajo mi cuidado, nadie te hará daño,” afirmó. “Puedo ver que tienes una preconcepción de Tsurumaru, por tu reacción.”
“…y-yo…” ella comenzó a calmarse y sus ojos se alteraron. “N-no hay forma que la gente de mi entorno no sepa quién es… h-he escuchado demasiadas cosas… n-no quiero problemas…”
“¿Qué has escuchado?” preguntó Megumi.
“¡¿Eh?!” Shion pareció que recién se acordó del pequeño y negó repetidamente. “¡N-no, es mejor que tú no lo sepas!”
“…” se sorprendió y pasó a mirar a Tsurumaru con leve juicio. “¿Qué se supone que eres?”
“Ahh, Megumi-bou, no es lo que crees…” el peliblanco negó repetidamente, cansado. “Me cuesta pensar que soy algún tipo de celebridad. Llevo mucho tiempo retirado. Hubiera asumido que todos se habrían olvidado de mí.”
“Pero tiene sentido que alguien con tanta experiencia y trayectoria en Rizembool tendría fama, retirado o no. Ni que lo estés del todo, sólo que ahora trabajas en otro departamento,” concluyó Yagen. Este sonrió con leve maldad. “Heh, entonces sí serás más maligno que yo.”
“En serio, ya no me causa gracia, yo que vine en son de paz,” le reclamó.
“¡Por favor no lo lastime, este doctor ha sido muy amable conmigo!” suplicó Shion.
“¡N-no es que pensara lastimar a nadie, lo juro!” Tsurumaru se incomodó y negó en aprietos. “¡Por favor dame una oportunidad!”
“Heh,” Yagen sonrió con superioridad.
“Tsk…” por su parte, Tsurumaru tuvo que aguantarse sus reclamos con tal de no asustar más a la peliazul. Sacudió de nuevo su cabeza para despejarse y dio un pesado suspiro. Se sentó en el piso frente a la chica, quien se erizó. “Escucha, no sé qué habrás escuchado de mí, pero eso ya quedó en el pasado. Es por nuestro antiguo jefe, ¿no es así?”
“Ehh…” ella tembló un poco.
“Ambos hemos salido de ese entorno y ya no tenemos que ver con esa persona. Hoy en día ayudo aquí a un profesor de informática y en proyectos normales y civiles, con frecuencia con este doctor insufrible de aquí. Hasta soy senpai de estudiantes buenitos y comunes,” dicho esto, le extendió la caja del cheesecake y le sonrió amenamente. “Ya que me gusta cuidar de la gente inocente y como seguramente me verás con frecuencia, ¿qué tal si nos volvemos amigos? Toma, este postre es para ti.”
“Postre…” Shion observó y recibió el paquete. Al abrirlo, fue evidente que dejó de temblar y relajó su tensa postura. “¿Es para mí?”
“¡Claro que sí! El favorito de un amigo conocedor de dulces, te aseguro que te encantará.”
“G-gracias…” asintió mínimamente. Shion por un momento lo come instintivamente con sus manos, pero por la textura del postre y el hecho que venía con una cuchara de plástico decidió usar el instrumento. Ni bien lo probó, se le notó maravillada. “¡Ahh, está delicioso!”
“¡Haha, lo sabía!” celebró Tsurumaru. “Uno de estos días te presento a Hotaru-bou. Estoy seguro que él amaría darte un tour por pastelerías.”
“¿E-en serio? N-no creo que eso sea posible…” se cohibió un poco.
“Lo será ni bien el doctorcito de aquí deje de hacerse el especial y encuentre la cura a tu situación,” le observó. “Así que no quiebres sus esperanzas y ponte a trabajar.”
“Dice el que sólo puede comprarle un postre, obviamente estas cosas toman tiempo,” Yagen dio un suspiro.

Pese al fastidio del peliblanco, el doctor se vio satisfecho. Tener a Shion tranquila y receptiva haría más fácil su trabajo, sin mencionar que afectaría a los demás positivamente. Notaba cómo esta le continuó la conversación a Tsurumaru a pesar de todavía tener reservas con él. En verdad esa peliazul estaba haciendo un gran esfuerzo adaptándose a otros y tratando de interactuar, considerando su largo encierro. Con dicha actitud, la labor adicional de Yagen de encontrar un buen condicionamiento para ella valdría la pena.

“Doctor,” Megumi se le acercó.
“Dime.”
“…” este dio un suspiro. “Presumo que no me dirás por qué Shion-san le tiene tanto miedo.”
“Lo lamento,” Yagen sonrió comprensivamente. “Compartiría tu curiosidad de estar en tu situación, pero si Tsurumaru no quiere ser honesto contigo, lo respetaré. Es lo mejor.”
“Ya veo.”
“Tal vez con el tiempo comiences a enterarte de cosas, sé paciente.”
“Asumo lo mismo con dicho exjefe de ellos dos.”
“Sí, lo dejaré a que ellos o Hannya te lo digan.”
“…” asintió. “Así será… ¿y qué es de Hannya?”


« Last Edit: August 09, 2022, 12:12:18 AM by Cho »


Eureka

@Kana te queremos muchooo <3 Entiendo el tema de la inspiración y creo que es muy válido que te tomes un break si lo necesitas. Siempre puedes descansar un par de meses y de ahí regresar. Te mando un abrazo y aquí siempre estoy para ti!

Dicho esto, sigo en la misma escena del mes anterior porque ME FALTA TIEMPO LIBRE ayuda
Prometo mejorarla el fin de semana que viene porque odio como la escribí pero el evento de engstars me respira en la nuca

59.4








Oikawa no había esperado pasar esa tarde al lado de celebridades en la mesa de un café cercano a la cuna de la nueva generación de idols, Ensemble Square. Su intención original había sido conocer a los compañeros de la unit de su sobrino, Kohaku, y desearles lo mejor en su carrera. Era algo que les debía de hace tiempo, pero no solo acababa de enterarse de la existencia de Crazy:B, sino que también, aquel primer ciclo del año había sido imposible de manejar a nivel emocional, nivel académico y nivel… mágico. Ya era hora de que les encomendara a su retoño y les dejara en claro que estaría ahí para ellos en lo que necesiten.

Pero ni él ni Eureka pudieron hacerle caso a su sentido común cuando divisaron a lo lejos a aquel apuesto extraño sentado al lado del Oikawa menor.

A ese punto de su amistad, HiME y key compartían un sexto sentido y hasta una capacidad telepática: un cruce de miradas fue suficiente para establecer sus prioridades y la más grande en esos instantes había sido conocer al joven de cabellos celestes y mirada calmada. Oikawa solo había dudado de su sexualidad una vez, año y medio atrás, al conocer a Souji, pero tal parecía que no era tan heterosexual si es que acababa de encontrar otra excepción a la regla.

La actitud idiota de Eureka indicaba que ella también estaba embobada con HiMERU, quien había sido, aparte de Kohaku, el único idol de trato amable ante su llegada (e intromisión).

…Caso directamente opuesto al gremlin de cabellos rosados y voz irritante que llevaba quince minutos gritándoles para llamar su atención.

“SUFICIENTEEEEE” se quejó Tori. “¡No me dejan contar nada! ¡Mejor me voy!”
“…” Hasta Rinne, el segundo más alocado del grupo, parecía harto de todo.

Oikawa recién lo conocía, pero tenía la extraña sensación de que ambos reaccionaban de formas similares a determinadas situaciones. La mano en su frente indicaba que estaba a dos segundos de mandarlos a todos bien lejos y retirarse del local, algo que él habría hecho de estar en su posición.

Pero imposible irse de allí sin al menos sacarle el número a HiMERU. Si Eureka no se atrevía, él lo haría…

Tal vez era solo para darle celos a su amiga. Él no tenía un real interés en el chico: era muy atractivo y sí, le había dado tremenda crisis emocional, pero no se veía capaz de perderle interés a la persona que ocupaba el 90% de sus pensamientos últimamente.

Ah, pero si HiMERU le hacía caso, eso sería distinto—

“Por favor, dejen que Himemiya hable,” suplicó HiMERU, al borde de perder la paciencia.
“¡Exacto! ¡HiMERU-chan tiene razón!” lo apoyó Oikawa.
“Ah, gracias, Oikawa-san.” HiMERU se veía un poco extrañado con el sufijo, pero no hizo mayor comentario al respecto.
“HiMERU, no es necesario que trates con respeto a Oikawa,” le dijo Eureka.
“Oh, no es eso.” Sonrió. “HiMERU lo hace por consideración. Supone que debe ser extraño que alguien fuera de tu familia te llame ‘tío Oikawa’.”
“Por favor, no.” Se le escarapeló el cuerpo ante tal comentario. “‘Oikawa-san’ es perfecto.”
“…Siento que solo sirve para inflarte el ego.” Eureka lo observó con recelo. “¿No sería mejor ‘Oikawa-ossan’?”
“Fufu, eso suena divertido~”
“Ejem.” Kohaku tosió sutilmente para llamar su atención. “Como dijo HiMERU-han, debemos escuchar a Tori-han. Si seguimos así, nunca vamos a conversar sobre el motivo principal de nuestra reunión,” dijo Kohaku.
“Bueno, eso nunca existió.” Rinne sonrió, divertido. “Solo quería molestar a Merumeru y jugar un poquito de mahjong~”
“…” HiMERU se veía a punto de cometer un crimen de odio.
“Pero sí, ya basta.” El pelirrojo suspiró. “Tori-chan, te juro que nadie más te va a interrumpir. Cuéntanos todo y te ayudaremos.”
“…Okay.” Tori accedió, aunque un tanto receloso. Rinne no quería imaginar lo que sucedería si seguían dando vueltas y el mocoso se quedaba sin milkshake. “Bueno, como les dije, mi unit debutó hace poco. Eichi-sama tuvo mucho cuidado en todos los aspectos: se esforzó por conseguirnos los mejores coreógrafos, entrenadores, diseñadores de vestuario, étc. Y todo salió perfecto. Hoy ando un poco libre y es un milagro, porque estamos muy ocupados con la gran cantidad de trabajos que nos han ofrecido.”
“Mm, mm.” Niki asintió. “¿Y dónde entra Ramuda-kun en esto?”
“El día de nuestro debut… lo pude ver entre la multitud en el estadio. Pero cuando quise buscarlo luego del concierto, no pude encontrarlo. Antes de eso, lo llamaba y nos encontrábamos en Shibuya para salir a pasear. Me compraba dulces y ropa y pasábamos la tarde juntos. Pero luego de mi debut, no me contesta las llamadas ni los mensajes. No sé si está muy ocupado con sus propios proyectos, o si se ha ido de viaje porque eso también ha pasado antes. A veces tiene que salir del país por trabajos de su agencia. Pero ya son dos semanas de eso y sigo sin saber algo de él.”
“…Mm.” HiMERU se llevó una mano al mentón, pensativo. “HiMERU tiene una vaga idea de lo que ha ocurrido, pero—”
“Peeero no vas a arruinar la diversión, ¿no?” lo encaró Rinne. “Merumeru, no seas aguafiestas. No es asunto nuestro y debemos guardar cierta distancia.”
“¿¡Por qué lo dices!?” Tori se veía indignado. “¿No dijiste que me ayudarían?”
“Sí, esa es nuestra intención.” Rinne asintió. “Y lo haremos, descuida: voy a llamar a Ramuda-chan en este momento. Si me contesta, te lo paso, sino, te vas.”
“…Está bien.” Tori se veía resignado. “Podrías haberme ofrecido esa alternativa desde el inicio.”
“Lo sé, pero igual quería escuchar tu historia. Tal vez había un detalle que no estaba tomando en cuenta.”

Rinne sacó su celular de su bolsillo, revisando entre sus contactos hasta dar con el indicado. El tono de llamada duró pocos instantes, y el audible bip dio paso a la voz alegre del hermano mayor de los Himemiya.

“Qué extraño recibir una llamada tuya, Rinne-chan~”
“Disculpa, disculpa~ Sé que andas ocupado.”
“¡Ni que lo digas!” Ramuda rio. “Me han ensartado la confección de los vestuarios de no una, no dos, no tres, ¡CINCO! units nuevas. ¿¡Y crees que tengo tiempo para eso!? ¡Tengo que encargarme de la nueva colección de mi marca! Y encima, ¡la productora me está rogando que componga algo nuevo! Dice que no puedo estar medio año sin lanzar un nuevo disco o single.”
“¡Nii-chan!” lloró Ramuda, arranchándole el celular al pelirrojo. “¿¡Estás bien!? ¿Por qué no me contestas?”

“…Ah.” La voz su hermano cambió de forma drástica de un momento a otro. “Tori. Pensé que habías captado el mensaje.”
“¿¡De qué hablas!?”
“No quiero volver a verte. Adiós~”

Ramuda colgó en seco, dejando a Tori y al resto de los presentes en un estado de pura confusión.

“…” La mesa observó al pequeño sin saber muy bien qué hacer o decir. Nadie había imaginado que su hermano lo rechazaría de tal manera. No daba pie a malentendidos: quedaba claro que no quería seguir interactuando con él.

Era injusto. Ni se había preocupado en darle alguna explicación.

“Lo siento mucho, Tori-chan,” comentó Oikawa. “Tal vez… más adelante te explique bien todo. Es lo mínimo que puede hacer por ti.”
“Es cierto,” afirmó Kohaku. “Te lo debe. No puede cortar toda comunicación contigo sin decirte lo que pasó.”
“Mm.” HiMERU asintió. “No te desesperes. HiMERU está seguro de que tendrán la oportunidad de conversar las cosas con calma.”
“…” Aún a pesar de las palabras de ánimo, Tori se veía al borde del llanto. “N-no sé qué hice mal…”
“Nada, probablemente. Pero vas a perder tiempo y energías en darle a esto la importancia que no se merece,” le dijo Rinne.
“¡Rinne-kun, no digas eso!” le reclamó Niki. Luego, se giró hacia Tori con una sonrisa. “Sería mejor que te enfoques en tus propios proyectos,” le sugirió. “Si llego a encontrarme con él, prometo que haré lo imposible por obligarlo a contarme qué pasó. Quiero escuchar lo que tiene que decir al respecto. Dudo que sea capaz de dejarte a tu suerte sin que haya un motivo de peso de fondo.”
“Ah, Niki, qué ingenuo eres. A veces es necesario dejarlos volar por su cuenta. Lo dice la voz de la experiencia~” Rinne sonrió, a pesar del ligero tinte de irritación en su voz. “Bueno, ya regreso.”

El pelirrojo se levantó de su sitio y se hizo un paso entre Tori y la mesa para poder salir con dirección a la entrada del establecimiento. Para sorpresa de Oikawa y del resto de presentes, Eureka fue detrás de él, un tanto preocupada por su estado de ánimo.

La curiosidad estaba a punto de matar a Oikawa, quien fue el único en notar cómo HiMERU se quedó observando el inexistente rastro que ambos dejaron. Esa mirada hablaba más por él que cualquier cosa que saliera de sus labios.









“Yo, nee-san, si nos ven juntos, los rumores dirían que estamos en una relación~” fue el saludo de Rinne al verla acercarse a él.

Lo había encontrado sentado en cuclillas en la parte más profunda del callejón a lado de Cinnamon, justo al costado de la puerta trasera del restaurante.

“Ahora pararme a tu lado significa que estamos a punto de casarnos, al parecer.” Eureka suspiró, mientras hacía tal y como había dicho.
“¡¿Qué has dicho?!” Rinne se paró de un salto, tomándola de las manos y fingiendo una emoción que de seguro no sentía. “Eureka-chan, ¡no sabía que tomarías la iniciativa! Ah, acepto, sé que nuestra vida de casados será hermos—”
“No te conozco mucho, pero sí sé que cuando flirteas con tanto esmero es porque andas muy preocupado por algo.”
“Heh.” Rinne se giró a mirarla de reojo. “¿Tanto me observas?”
“Parece que Souji se junta con un tipo específico de idiota, porque me haces recordar mucho a Oikawa y viceversa.”
“¡Oooh~! ¡El famoso tío de Kohaku-chan! Es todo un personaje, la verdad~”
“…Lo has escuchado decir como… no sé, dos cosas.”
“Ah, pero si dices que él y yo somos iguales, entonces sí debe ser un tipo excelente.”
“…” Eureka se llevó la mano a la frente, deshaciéndose del agarre en el proceso. “Yo solo vine para saber cómo estabas.”
“¿Mm?” Rinne se hizo el idiota. “¿De qué hablas?”
“Hablo de lo del fin de semana.”
“Ah, ¿mi gesto heróico?”
“Eso mismo.”
“No me arrepiento de nada.” Le sonrió. “Pero hablemos de cosas más importantes. Como Oikawa-ossan y su interés en ti. Sí sabes que le gustas, ¿cierto?”
“…No cambies el tema.” Eureka suspiró. “Bueno, dudo que quieras decirme la verdad. Pero solo quería asegurarte que estoy bien. No siento dolor, no tengo heridas más allá de algunos rasguños. Y… bueno, quería agradecerte de nuevo. Mama y yo… No sé qué habría sido de nosotros sin ti.”
“Eureka-chan.” Rinne colocó una mano sobre su hombro. “Creo que…”
“¿...?”
“¡Ah! ¡Ahí están!”




El grito de Niki los hizo saltar a ambos, pero Rinne le dio a Eureka un par de palmaditas en el hombro para disimular lo que habría sido el inicio de una conversación densa. La HiME estaba segura de que, de no ser por la interrupción, Rinne le habría contado el verdadero motivo de sus preocupaciones.

Era una lástima perder esa oportunidad.

“Ah, ¡ya me habían preocupado!” lloró Niki, mientras les daba el alcance. “No los encontré fuera de Cinnamon y me asusté. Pero luego recordé que a Rinne-kun le gustaba esperarme aquí cuando nos regresábamos juntos al departamento.”
“Ey, Niki, ¿estás celoso?” Rinne sonrió de lado. “¿Te asusta que tan rápido haya conseguido un reemplazo? Lo siento, pero no puedo seguirte toda mi vida~ Y Merumeru no me corresponde…”
“…” Eureka observó con asco el brazo que estaba rodéandola por los hombros. “No quiero ser el mal tercio. ¿O cuarto? No sé, pero gracias.”
“¡Qué graciosa eres, Eureka-chan!” gritó Niki. “Pero no le hagas caso a este idiota. Él habla como si nos hubiésemos divorciado hace poco. Aunque a veces da a entender que aún me ama. En fin, ¡nada de lo que dice es cierto! ¡Solo lo hace para molestarme!”
“Buaaaaa…” Rinne fingió un llanto, llevándose el puño a la boca. “Yo que te amo tanto y me rechazas…”
“¡Cállate y deja de hacerte el mártir! ¡Todos en la mesa se preocuparon por ti! ¿Qué pasó? ¿Es por tu hermanit—? ¿UGYU?”

Para el ojo humano común, los movimientos de Rinne habrían sucedido en un abrir y cerrar de ojos. Eureka, sin embargo, había podido discernir el momento en el que se había lanzado a rodear la cabeza de Niki con un brazo para torturarlo e impedir que se escape de sus garras. Suponía que era un efecto adicional de su capacidad, pero no dejaba de sorprenderse por ello.

“Qué mierda acabas de decir, ¿eh?”
“¡MENC—SDJFKL! ¡MENCIONÉ A TU HERMANITO!”
“¿Hermanito?” Eureka ladeó la cabeza, confundida.
“¡Rinne-kun debe estar molesto por lo de Tori-chan porque él también le hizo lo mismo a su hermanito!”
“Imbécil, no me difames, que ni hemos conversado aún. Por suerte.”
“¡¿Alguien me puede explicar qué está pasando?!”
“Se lo iba a contar a Crazy:B pero llegó el gremlin de Himemiya y me cagó los planes. Cuando regresemos y lo despachemos, les hablaré sobre ese tema. ¿Está bien?”
“…Okay. No es necesario que me cuentes, pero sí me da curiosidad. Pensé que tu preocupación era por —esa— otra cosa,” confesó Eureka.
“Ah, sí, pero no vamos a hablar de eso en frente del bebé, Eureka-chan~”
“¿¡AHORA SOY UN BEBÉ!? ¡DECÍDETE, RINNE-KUUUN!”

El dolor mantuvo a Niki muy ocupado como para poder notar el guiño que Rinne le dedicó a Eureka.

Ella solo asintió, esperando que más tarde resolviera sus dudas y, al menos, pudiera desahogarse un poco con la HiME.
« Last Edit: September 02, 2022, 09:31:35 PM by Eureka »


Mimi Tachikawa

Hoi hoi minna aqui dejo fic:

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En el departamento de la familia Narukami…

Había pasado 1 semana desde que Naru se había vuelto Hime y tuvo su primera batalla con Shuu Ujigawa que era aún un chico de 13 años pero con prospecto de ser uno de los más temibles Rebels a futuro, sin quererlo tuvo que involucrar a Mika su novio para que con su unión Hime/Key pudiera nacer Razor que era un joven de cabellos largos peliplateados, de ojos rojizos y afilados como los de un lobo, porque en efecto actuaba como tal al momento de pelear, aquel enfrentamiento fue interrumpido por lo cual ambos lados salieron sin sufrir daño alguno.

Lo primero que hizo Razor después de que Shuu se fuera, fue correr para acercarse a Mika y Naru para luego empezar a olerlos

Uhm es olor nostálgico…como el de un lobo- Razor seguía oliendo a Naru

Ara? Huelo a un lobo??...-dijo extrañada tratando de olerse a si misma-

Luego Razor olio a Mika- Tu ser…un lobo macho…ambos oler como yo…- observo fijamente sus ojos – bonitos…como los de un lobo-

Eh?? …-dijo un poco avergonzado- Naru-chan…que hacemos ahora??-

Naru rio divertida- pero debes de estar feliz por tan bonito cumplido Mika-chan…-luego se cruzó de brazos- si por lo que me contaba Tsubasa-chan de lo que significa un Child que es la creación del lazo fuerte entre la hime y su key, así que en otras palabras podríamos decir es que es nuestro hijo que nació de nuestro fuerte lazo de amor.

Un…un..hijo?-habló avergonzado- si Oshi-san se entera se molestará mucho con nosotros Naru-chan…-

Uhm es un gran problema porque tu protector nunca vio con buenos ojos nuestra relación, por lo cual mantendremos la identidad de nuestro hijo en secreto y tampoco debes de decirle que soy una Hime y terminará por separarnos por completo…-suspiro pesadamente- estoy segura que en el instante que se entere de todo esto, comprara un boleto, alistará tus cosas y te va a mandar lejos de mi alcance…y eso seria un gran inconveniente…no quiero ser madre soltera…-rio divertida- no te pongas tan tenso Mika-chan, verás que todo va a ir bien…-

Uhmm tengo hambre, iré a cazar…- dijo Razor mientras tocaba su estomago –

Eso si que no pequeño Razor…- dijo la rubia agarrando al chico lobo del brazo- estamos en un mundo civilizado que no es necesario que tengas que cazar para comer, así que me pondré a cocinar mientras que te quedas con tu padre deacuerdo??-mirando a Mika- te lo encargo por mientras deacuerdo? De todas maneras tenia que cocinar ya que Arthur tenia clases hasta la noche-

Esta bien…-dijo el pelinegro mientras observaba a Razor, para acercarse a él y empezó a olerlo- me parece que alguien necesita asearse antes de comer-

Yo no querer asearme…-se puso a oler a si mismo- yo oler bien…-

Si quieres comer la comida deliciosa que prepara Naru tendrás que bañarte primero…-

Yo no querer bañarme…yo oler bien…-

No hay un pero vamos…- le tomó de las manos y lo jalo hacia la tina-

Como Razor tenia las caráscticas de un lobo pese a tener una forma humana, el baño fue un gran suplicio para Mika porque Razor iba corriendo de un lado a otro desnudo mientras que Mika con toallas en mano corría para alcanzarlo , como el pelicenizo estaba con hambre no tardó en perder fuerzas así que Mika lo alcanzó y lo lanzó a la tina para empezar a jabonarle todo el cuerpo, ya con el cuerpo desnudo pudo observar que Razor estaba cubierto de cicatrices, sintió mucha pena por él porque seguro la había pasado mal en otros lugares

Razor…no te preocupes aquí estarás a salvo y no volverás a sufrir-

No recuerdo…sufrir…ahora sentirme más cómodo -dijo bostezando porque quería dormir –

No te duermas no te duermas!!!...-dijo preocupado mientras lo movía para despertarlo-

Tener sueño y hambre…-

Primero tengo que terminar de bañarte, cambiarte y luego iremos a comer…-

Deacuerdo…-

De todos los pasos que Mika mencionó, Razor solo alcanzó a terminar de bañarse y cambiarse con la pijama que Naru le había comprado con imágenes de lobo, ya que cuando se cambio y Mika le secó los cabellos, se quedó dormido haciéndose una bolita en una esquina de la cama que iba a compartir con Arthur-

¿¿Uhm…será lo mejor que lo despierte o que lo deje dormir??

Creo que es mejor dejarlo dormir Mika-chan…-Naru entró a la habitación y vio a Razor bien dormido agarró una frazada para taparlo-

Vio que Mika estaba hecho un desastre por todo lo que había lidiado con Razor

Creo que Razor no es el único que necesita darse un baño…-

Es que fue muy difícil lograr que finalmente se bañe, así que use todos lo métodos posibles dentro de un cuarto de baño-

Como me hubiera gustado ver eso…-

Naru-chan!!...-

¿¿Bueno que te parece si nos damos un baño juntos mientras que esperamos que se despierte Razor y cenar juntos como familia??-

¿Bañarnos juntos? Naru-chan aún no estoy preparado para ese paso en nuestra relación…-tapándose los ojos con sus manos-

Naru rio muy divertida- pero que estas pensando Mika-chan?? Vamos a bañarnos como nos bañábamos en los paseos a los baños públicos con los demás, de paso que pensamos en como vamos a cuidar de nuestro pequeño Razor

Yo tengo miedo por Oshi-san y por Tsubasa-san cuando se enteren de todo lo que ha sucedido y lo que hemos hecho a sus espaldas-

No te preocupes por eso, ya verás que tarde o temprano nos perdonarán o eso espero…-cuando vio que su celular estaba abarrotado de todos los mensajes de Maria que se había enterado que Naru se había vuelto Hime y tenia ganas de darle un lapo como había sucedido con Leo cuando decidió convertirse en Rebel.

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matta ne!!!!


Sayi

Worst fic ever #2 pero la hiceeee. Edito luego con más detalles~

@Kana Aprecio tu compromiso con el BT y con nosotras <3 si hay algo que podemos hacer para darte ánimos solo dinos por fa. Cualquier idea o actividad es más que bienvenida.

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Habían pasado algunos meses desde el anuncio de Miranda. Desde entonces, los Rebels habían regresado y Himes habían tomado las armas… mientras que ella se había mantenido al margen, escuchando de los más recientes sucesos de boca de sus compañeros de clase, o de una de sus amigas y confidantes: Sayi Mio.

Excepto que no había escuchado de Sayi por un par de meses. Era de esperarse, considerando el ataque que había sufrido a manos de su Rebel. Desde entonces, no había logrado conversar con ella, pues su paradero se había tratado de información clasificada hasta que se haya garantizado su mejoría.



En su camino al edificio administrativo, Hagu había pasado por el mismo lugar donde el Rebel comenzó su ataque. Recordó la velocidad de sus movimientos, y el breve recuerdo de Sayi arrollada por el poder de su rival. Se recordó a si misma corriendo en busca de ayuda, sin poder hacer nada más que esperar que no fuese demasiado tarde…

Y unos días después… la llegada de Taikoubou desde China, regresando para ayudar a su amiga y ex pareja, aún cuando habían decidido seguir diferentes caminos.

Había sentido las miradas preocupadas de su tío clavadas en su nuca. El creciente número de mensajes de texto de Holden, así como el incremento en invitaciones para tomar el té, o ir al cine… lo que sea para verla, y ver juntos algo diferente a la realidad que se asomaba sobre sus cabezas.

El conflicto con los Rebel les ahorcaba el cuello.
Y Hagu no podía cargar más con la culpa.

Mientras esperaba su nombre ser llamado por la secretaria, Hagu observo la hora en su celular. Su fondo de pantalla era una fotografía de su tío y ella junto a la obra favorita de su última exposición: Hojas de ginkgo contrastadas por un brillante cielo celeste. Le dio un último vistazo a la imagen antes de apagar el teléfono y guardárselo en el bolsillo.



Golpeó la puerta un par de veces y la directora le pidió que ingresara. Al ver qué se trataba de ella, la mujer se puso de pie. Una expresión conflictiva que reconocía muy bien cubrió su rostro.

“Hagumi Hanamoto”
“Profesora Miranda” respondió, con una leve sonrisa que sus ojos no reflejaron “¿Que.. haces aquí?”

Hagu cerró la puertas atrás suyo, y apoyó su espalda contra ella. Tomo una honda bocanada de aire.

“Me gustaría volver a ser HiME” dijo, sus ojos en el suelo. Sólo los alzó para el reclamo que le siguió “Con la condición que no le comunique a nadie al respecto, pues yo no lo pienso hacer”

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Cho


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~

*top 4*

*conteo*

Sayi :: 434 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 9236 palabras
Kana :: 2696 palabras
Eureka :: 2275 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 980 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...


Cho

Yo pensando que esto pudo caber en el post anterior antes de escribirlo...

106.3.




La labor de limpieza después de clases estaba por terminar. El par de encargados del día se encontraban limpiando las lunas en el interior de su salón.

“Dan la impresión de estar limpias, pero sólo una pasada de trapo te deja ver el polvo,” observó Tsubasa en plena labor.
“Sí, es algo que me sorprende de la limpieza y el motivo por el cual me gusta limpiar,” Monoyoshi asintió con una amplia sonrisa y grandes energías. “No podemos descuidarnos hasta de las cosas más invisibles. Este polvo podría causar una reacción alérgica a algunos, y hasta en personas sin la aflicción puede resultar dañino, así que debemos encargarnos de este.”
“Si tan sólo pudiéramos inculcar este concepto en nuestros compañeros. La idea de la limpieza del colegio es para enseñar buenos hábitos,” Tsubasa dio un suspiro y pasó a mirar al chico con gran severidad.
“¿Hanekawa-san?” este se confundió. “¿Dije algo malo?”
“Sólo porque te guste limpiar no quiere decir que debes aceptar que otros estudiantes te lancen el trabajo,” declaró. “Eres buena gente y no te gusta hacerles observaciones a otros, pero si les engríes y dejas que estas personas se vayan temprano, les haces más mal que bien. Una rutina de limpieza es muy importante.”
“Sí, lo entiendo, lo lamento,” alzó sus palmas y sonrió nervioso. “A veces me dicen que tienen algo urgente que hacer y me sabe mal pensar en que me están mintiendo.”
“Si eso fuera verdad les vendría bien decírselo a un maestro en vez de a nosotros, ¿no lo crees?” sonrió pícaramente. “Habría grandes represalias si es que se atreven a mentirles. Es más, pienso declarar ese requisito para prevenir que los perezosos se aprovechen de otros.”
“Eh, es una buena idea, tienes razón,” asintió.
“Pero te veo incómodo, Sadamune-kun, ¿realmente quieres cuidar de los ociosos?” negó frustrada. “Les hacemos un bien, les guste o no. Ya no te estreses por eso.”
“No es que me parezca mal, es sólo que me sorprende la decisión y certeza de tus acciones, Hanekawa-san. Ciertamente, eres una de esas personas que ocasionan que el mundo continúe girando, estoy convencido de ello,” admitió tranquilamente, sonriendo con torpeza. “Es algo que yo no me atrevería a hacer. Por eso mismo, nadie más que tú podría ser la presidenta del salón.”
“Vaya,” ella negó sonriendo frustrada. “Con frecuencia me olvido que eres del tipo halagador, por algo tienes tantas admiradoras.”
“Eh, no creo tenerlas…” se vio perdido.
“Pero me parece incorrecto que digas que soy de un grupo predeterminado de personas, o algo en ese sentido. Creo que todos somos iguales, y si bien a algunos les tomaría actuar o comportarse de cierta manera más que otros, cada uno tiene el potencial de lograr un montón, en particular algo tan general como ser proactivo,” afirmó decididamente. “Por ejemplo, puedo llamarte la atención o hacerte observaciones con frecuencia, pero por tu vocación de servicio y rendimiento académico, realmente podrías ser un gran líder para nuestro salón.”
“N-no hay forma, Hanekawa-san,” dijo alarmado. “Nunca podría compararme a ti.”
“Y nunca lo harás, pero harías un buen trabajo en tu propia manera. Confío en ti,” le dio un guiño y sonrió traviesamente. “Claro, yo soy la presidenta ahora así que para tomar mi posición tendrías que derrotarme y te aseguro que soy una rival muy difícil.”
“Ehh, estás describiendo algo que nunca sucedería, no es que pretenda hacerlo,” sonrió incómodo. “Haha, por algo soy tu mano derecha. Sólo quisiera auxiliarte.”
“Eres un buen ayudante, pero no te haría mal independizarte de vez en cuando. Gokotai-kun te tiene en gran estima y hasta te llama senpai por más que estemos en el mismo salón. Sé un buen ejemplo para él y no sólo te quedes en la sombra de alguien más.”
“Sin duda es difícil aspirar a ser el ejemplo de otra persona…”
“Bien, creo que terminamos aquí. Sin duda se trabaja más rápido cuando somos nosotros dos,” dijo gustosamente. “Muchas gracias por tu ayuda, Sadamune-kun.”
“Igualmente, Hanekawa-san,” vio a la chica recoger los artículos de limpieza. “Ah, Hanekawa-san, antes que se me olvide…”
“Sí, dime,” ella se detuvo y le miró con curiosidad.
“Es con respecto a la mañana,” borró su sonrisa y adoptó preocupación. “No es necesario decir que la decisión de Hanajima-san es algo que nos ha agarrado de sorpresa a todos, sobre todo… lamento mucho que haya ocurrido, sé que te afectó bastante.”
“Supongo no había forma de evitar el tema contigo, ¿no es así?” preguntó frustrada, aunque ya tranquila y sin mutar su sonrisa. “Sé que lo mencionas porque estás preocupado por mí y quieres saber si estoy bien. Creo que a todos nos afectaría algo de este tipo, aunque me toca sobrellevarlo y asegurarme de ser responsable y tomar las mejores decisiones. Hanajima-san es mi querida amiga, y por más que no aprobaré su decisión, el hecho que ahora las dos seamos HiMEs significa que tengo que esforzarme para velar por ambas. Hanajima-san también lo hará a su manera. Debo dejarme de berrinches y posibilidades del pasado para afrontar el presente con calma y de buen humor.”
“Sí, tiene sentido,” Monoyoshi asintió, aunque continuó viéndose preocupado. Sonrió apenado. “Ciertamente sabrías cómo contestar mis dudas con la mejor disposición y más sabias palabras, pero… bueno, lamentablemente no hay más que podría decir, sólo quiero reiterar que cuentas conmigo para lo que necesites. Aun si lo único que puedo hacer sea oírte, realmente quiero hacerlo.”
“Lo sé, muchas gracias, Sadamune-kun. Cuento contigo, lo sé bien,” ensanchó su sonrisa.

Ambos fueron a dejar sus artículos en el clóset de limpieza. Ahí se encontraron con otras personas también encargadas de sus respectivos ambientes aquella tarde.

“Buen trabajo a todos, veo que no somos los únicos que terminamos,” dijo Tsubasa.
“Eh, sí, más bien venimos por más artículos,” comentó un estudiante. “Lo que pasa es que dos chicos de segundo se esfumaron a media labor a sus compañeros andan atareados con lo que les tocaba hacer.”
“Ah, qué terrible, ¿quisiera que les ayude?” se ofreció Monoyoshi.
“Nos caería muy bien, yo tampoco quiero dejarles solos,” otra chica asintió. “Muchas gracias, Sadamune-senpai.”
“Eh,” Tsubasa no llegó a decir nada y su compañero se marchó con la estudiante. Ella dio un suspiro y sonrió rendida. “Veo que nunca va a cambiar, al menos ahora no auxilia a los faltantes,” se dirigió al otro chico. “Pueden decirme los nombres de esos estudiantes. Me aseguraré de reportarlo con los profesores mañana.”
“Claro, es algo que ya íbamos a hacer. El problema es que ni se molestaron en regresar los artículos que tomaron prestado y no sabemos dónde están.”
“¿Hasta no los devolvieron? Qué insolentes,” llevó sus manos a las caderas. “En lo que Sadamune-kun y nuestra compañera cubren a los faltantes me aseguraré de buscarlos. ¿Sabes qué áreas les tocaban limpiar?”
“Era el pasillo del piso de arriba, pero no los vimos por ahí…”
“Si estos chicos tienen algún tipo de decencia no podrían estar muy lejos,” observó decidida. “Ve a ayudar a los demás, por favor. Daré un vistazo a ver si los ubico.”

El otro tuvo el interés de ayudarle, aunque la decisión de la chica le hizo cohibirse y optó por seguir su pedido de darle el alcance al otro grupo. Tsubasa subió las escaleras y se topó con un piso vacío. Bajo una rápida inspección, notó que esos estudiantes trabajaron hasta alrededor de la mitad del pasillo, para de repente irse. No vio señales de esos artículos. Incluso abrió los salones desasegurados sin éxito. Se le hacía muy extraño que se fueran tan repentinamente, especialmente por tratarse de dos personas, aunque en el presente no podía llegar a ninguna conclusión. Debía enfocarse en encontrar los utensilios. Los demás los necesitaban. Además, si es que realmente se habían esfumado, esos faltantes tendrían muchos más líos que una ausencia a limpiar en su contra. Fueran a merecérselo o no, era algo que Tsubasa prefería evitar.

Caminó hasta el final del pasillo, pese a poder notar que era inútil. Dio un pesado suspiro y regresó sus pasos en lo que pensó en el lío que eso causaría el día siguiente. Al llegar a las escaleras, se detuvo. Tuvo una corazonada, así que antes de bajar para ir donde los demás, optó por subir a la azotea.




Se topó con un ambiente que ya conocía, un espacio amplio y vacío cercado por mallas que no impedían ver al amplio colegio. La luz de la tarde comenzaba a tornarse cálida y corría una brisa refrescante y ligeramente fría del inicio de otoño. Tsubasa avanzó un poco para mirar sus alrededores a plenitud y sorprendentemente descubrió los artículos de limpieza apoyados a un costado de la misma entrada de las escaleras.

“Increíble…” negó repetidamente y se puso a recogerlos. Sería mucho para ella, pero lo más importante era que había podido encontrarlos. Se daría uno o dos viajes más luego.

Tan atareada estuvo que falló en detectar a un recién llegado, alguien quien de todos modos tuvo la cortesía de esperarle un poco. Aun así, perdió la paciencia y prefirió hacerse notar.

“¿Eh? ¿Tanto te importan esas cosas? No tienes remedio…”
“…” Tsubasa se sorprendió y le encaró alarmada.
“¿Ehh?” Hannya sonrió ampliamente y afiló sus ojos. “¿Tan lista eres para sospechar de mí? Has roto tu rol de moderadora, señorita presidenta. Nada mal, nada mal…”
“Tú…” le miró con incomprensión. Por su tono de voz, su expresión venenosa y presencia pese a no haber oído a nadie subir, de inmediato concluyó lo inevitable. “¿Qué sucede aquí?”
“¿Hm? ¿Qué clase de pregunta es esa? ¿Tanto te importan los demás?” preguntó con indiferencia, encogiéndose de hombros. El rubio negó con una semejante incomprensión a su oyente. “Aquí solo debería importarte tú, ¿no?”
“Casi presiento… que debiste haberme esperado.”
“¿Quieres hablar de todo el asunto? Qué pesado. No eres mi presidenta o senpai o lo que sea, e igual quieres saber el trasfondo. Pues bien, veamos…” no se negó, aunque se notó agobiado y borró su sonrisa. “¿Por dónde empezamos…? A ver, te contestaré y te diré que no te esperaba, es sólo que tú viniste hasta el lugar donde me escondía.”
“¿Eh? Pero no estabas aquí.”
“Existe el techo de las escaleras, ¿acaso lo olvidas?”
“¿C-cuánto tiempo llevas aquí? Entonces…” se alarmó. “¿Viste a un par de estudiantes? Estos artículos de limpieza fueron traídos aquí por ellos, seguramente.”
“Hehe…” Hannya sonrió malignamente.
“…” Tsubasa se estremeció. “No me digas… ¿les has lastimado? ¿Les has hecho algo?”
“Hm…” este alzó su mirada distraídamente. “Eso depende…”
“¿De qué depende? Es una pregunta sencilla,” frunció el ceño. “Tú… tú eres mi Rebel, ¿no es así? ¿Qué tienen que ver los demás en esto?”
“…” el chico alzó una ceja. “Muy poco, ¿no es así? Lo más que tienen que ver es que estudian en la misma escuela que tú y comparten el mismo espacio que tú ocupas.”
“Entonces…”
“Pero ese muy poco es lo único que basta, ¿no lo crees?” volvió a sonreír traviesamente. “Las personas a tu alrededor pueden y serán afectadas por más que este sea únicamente tu asunto. No esperes que yo me salga del camino para respetar a otros o que simplemente nada les ocurrirá a los demás, por más que intentes mantenerles al margen.”
“¡Pero-!”
“¿Acaso una amiga tuya no es una HiME como tú? Según parece, ella sólo es HiME porque tú aceptaste, por más que trataste de evitarlo, por más que yo esté de acuerdo contigo y que su participación fue por una razón idiota.”
“¿C-cómo sabes esto…?”
“Les espié esta mañana,” dijo indiferente y tranquilo. “Eres mi presa, así que acostúmbrate.”
“…” comprimió sus puños. “Ni Hanajima-san ni los demás aquí tienen que ver. ¿Qué fue lo que les hiciste?”
“Vaya…” Hannya desvió su mirada, mentalmente cansado. “Qué aburrido… en lo que respecta a una señorita perfecta como tú, ese par sí se levantaron y optaron por abandonarlos en plena faena bajo voluntad propia.”
“…”
“Pero no seas muy mala con ellos, ¿de acuerdo? Yo les influencié para que se revelen y se marchen,” concluyó, sonriendo con toda naturalidad. “Ni bien lo hicieron, fui a recoger y esconder sus artículos de limpieza aquí. Esa es toda la historia.”
“¿Qué…?” se quedó en blanco y palideció. “Espera… ¿qué sucedió? ¿Por qué…?”
“Estás preocupada por ellos, ¿no?” Hannya negó repetidamente. “Deja tu rol de lado, para variar. Hablas con tu Rebel.”
“¡Eso no tiene nada que ver!” estalló, al punto en que el otro se impresionó un poco. Tsubasa le miró desafiantemente. “¡Aun sin entender lo que has hecho comprendo que les has lastimado! ¡Por más que digas que se fueron a voluntad propia, pienso que no fue así! ¡Si tanta simpatía fueras a tenerles como mínimo debiste dejarlos fuera del asunto!”
“Son personas que existen a tu alrededor, pero ni puedo lanzarlo a ti. Sean quienes sean, van a ser sujetos a algo en sus vidas, tómalo de esa manera…”
“¡Pero no es justo!”
“¿Y eso qué tiene que ver?” preguntó mirándole desde arriba y con una sonrisa incrédula. “¡Haha! ¿En verdad crees que debe serlo? ¿Impones en mí una justicia en la que no creo?”
“…” Tsubasa apretó sus dientes. No podían dialogar, no llegarían a ningún acuerdo, eran personas completamente distintas.
“¿Pero sabes? Sí tengo una pequeña simpatía hacia ellos, y es por eso que les influencié. Cuando llegué aquí ni sabía lo que iba a hacer, sólo andaba de espía,” comentó sin borrar su sonrisa. “Les espié de las escaleras, cómo estaban frustrados, se quejaban de la tarea que tenían que hacer y de perder horas de la tarde. Igual se habían rendido a trabajar de mala gana, bajo un sistema del cual no podían revelarse…”
“…”
“¿O quizás sí podían? Por eso pensé, ¿por qué no les doy esa opción?” preguntó encogiéndose de hombros. Ensanchó su sonrisa. “Esa impotencia, esa necesidad de satisfacer a otros y de ir en contra de lo que quieres hacer, de callarte y ni expresar tu punto de vista porque los demás te condenarían, porque ellos ya se rindieron y por lo tanto tú también tienes que hacerlo, sin siquiera molestarte en preguntar o entender…”
“…” frunció el ceño. Sus palabras tranquilas y burlonas esparcían veneno al aire.
“Ese es un sentimiento tan debilitante de auto-abandono, de vulnerabilidad, uno tan cercano a mí...” su rostro se arrugó. Sus ojos se entrecerraron ferozmente. “Uno que aborrezco.”
“…” se estremeció un poco. Recién podía percibir el inminente peligro.
“Así que…” entonces, volvió a sonreír, aunque su faz se mantuvo oscurecida e intensa. Sus ojos casi brillaron de inspiración y maldad. Extendió sus brazos a los costados. “¿Por qué no les instilo recelo, rebeldía, inconformidad, un interés en expresarse, en protestar, en experimentar un momento de completo control para aprender personalmente qué se siente tomar una decisión completamente desinhibida? ¿Por qué mejor no son ellos los que toman el rumbo de una mísera tarde, una que les haga comprender el mapa completo de salirse de las normas, en vez de callar y obedecer sin certeza alguna? Si luego de esto deciden portarse bien, habrán tenido una buena experiencia y tomaron su propia decisión… si no, si esto les abrirá los ojos…” abrió más sus ojos, entretenido, extasiado. “¡Pues entonces que sean ellos mismos y encuentren su verdadero camino! ¡Eso querrá decir que merecían ser liberados, que lo que hice valió la pena, que solo eran arrastrados por un sistema que únicamente los iba a anular!”
“Tch…” tembló. “No… ¡ellos nunca aceptaron! N-no entiendo del todo… ¡pero no justifica que los uses de conejillos de indias! ¡Esto no es más que un capricho de tu parte!”
“Puede que sí haya sido una travesura mía, pero digo la verdad,” se relajó y sonrió simpáticamente. “Les extendí una mano, les hice saborear la manzana envenenada, les dejé tener una experiencia con su propio punto de vista. Es mucho mejor que cualquier imposición que no se hace por más que tradición o por motivos ajenos.”
“Eso es mentira, ¡no intentes justificarte!”
“¿Y con qué autoridad lo dices, presidenta?” preguntó, nuevamente afilando sus ojos. Ello bastó para mantenerla apartada y en silencio. “Considero a esa pobre gente resignada simpática por sus fallas y anhelos. Mientras tanto, tú no eres más que una de esas que imita, regurgita, sigue y establece que todos tienen que seguir. Estás conforme, perteneces al grupo para el cual el mundo sí funciona, te dedicas a inculcar esta imperfecta sociedad en otras personas, cuando en verdad no posees empatía ni comprensión verdadera por aquellos que realmente quieren decirte que no. Ni creas que una señorita perfecta puede entender cómo se siente…” borró su sonrisa. “Por eso… odio tanto a la gente como tú…”
“Tú…” Tsubasa estaba aprehensiva, pero tampoco del todo intimidada. “No creas que cederé, sigue estando mal lo que hiciste. La gente ya sufre demasiado y esto ha sido innecesario…”

Fue instantáneo. Tsubasa le vio casi convertirse en una sombra por la tremenda rapidez con la cual saltó hacia ella. Ese chico invocó unas tremendas garras de metal en sus manos y terminó por perforar la pared del cubículo de las escaleras, justo al costado del rostro de su HiME. Su sonrisa maniaca y ojos alterados junto con esa agresión impresionaron a Tsubasa, quien se cayó sentada.

“¿Qué tal si nos olvidamos del resto? Todavía no he terminado,” dijo quitando sus garras del cemento. Él llevó las garras muy cerca de su rostro como si fueran parte de su mano. “Ni bien ellos se fueron, decidí hacer un experimento y ver qué harías al enterarte que ni los artículos habían sido regresados. ¿Te preocuparías? ¿Los maldecirías? ¿Cómo la señorita presidenta dirigiría al resto de ilusos a actuar? ¿Buscarían juntos bajo tu indicación? O más bien, ¿tomarías las riendas como una mártir dispuesta a mantener la perfección en el aire?” le miró intensamente, sonriendo con frialdad y malicia. “Creo que sabemos la respuesta. No pensé que la aclamada presidenta se aislaría tan rápido, pero así fue. No lo sé… creo que demuestra lo tan necia y perfecta que quieres ser. Es realmente repugnante…”
“…” ella gateó un poco hacia atrás para ponerse de pie, pero apenas lo hizo, el otro le dio otro zarpazo que por poco a la vuelve a desbalancear.
“¡Lo que realmente no esperé es que vendrías aquí! Pensé en buscar una oportunidad para al menos presentarme, pero ya que descubriste mi travesura y estamos solos, ¿por qué no peleamos un poco?” observó a su oponente retroceder y preparó sus garras. “Quiero ver si, fuera de tus palabrerías, serás más divertida como una presa…”

Comenzó una serie de zarpazos de parte del rubio, con Tsubasa apenas esquivándole de manera atolondrada, a veces hasta corriendo una corta distancia. Hannya realizó un golpe vertical hacia abajo, el cual rasgó el extremo de la falda de Tsubasa y esto causó que las garras se clavaran en el piso. Ante ello, la chica intentó correr un poco para hacer mayor distancia, aunque su atacante rápidamente se recobró y de un salto aterrizó en su propio camino.

“¡AHH!” soltó un gritito nervioso.
“¿A dónde ibas?” preguntó el Rebel, entretenido. “Ibas de frente a las rejas. ¿Quieres saltar o algo?”
“…haces bromas terribles,” ella sonrió amargamente.
“Y tú tomas decisiones pésimas, parece que no tienes ningún plan,” le juzgó alzando una ceja. Dio un par de zarpazos más que volvieron a desestabilizar a su víctima. “¿De nuevo en el piso? ¿En verdad eres tan aburrida?”
“Tú… eres fuerte…” Tsubasa se levantó, ya agitada por sus bruscos movimientos. “Entonces… ¿qué haces fallando en golpearme? ¿Por qué haces pausas cuando no puedo huir?”
“¿Eres nueva aquí o qué? La mayoría de Rebels no son mercenarios. Tenemos motivos para no eliminar a nuestras HiMEs, sea por indecisión, o porque nos es muy divertido,” contestó amenamente. “Y menos lo haría si ni vas en serio contra mí. ¿En serio eres una HiME? ¿Dónde están tus poderes? ¿Cómo así pasaste esa pantomima de prueba?”
“…”
“¿Te has vuelto a callar?” frunció el ceño, con desgano. “Has algo divertido o me molestaré.”
“…” soltó un quejido. Apenas se puso en una posición de defensa, y luego de pensarlo un poco, trató un puñete. Uno lento y que el otro evadió casi con los ojos cerrados. Dio otro par más que impacientaban a su oponente. En eso, Tsubasa intentó una patada, pero la inercia de la misma versus su oponente que se quitó en el último momento hizo que ella se desbalanceara.

Esta vez Hannya hizo desaparecer sus garras para agarrar a la chica del cuello y ahorcarla.

“Ihhh… n-no puedo…” dijo apenas.
“Ni hables, así te quedarás sin aire,” dijo tranquilamente, pero una fría determinación de continuar. La otra intentó arrancar las manos del otro en vano. “Tengo el presentimiento que hasta en tu estado tan débil como HiME ni haces todo bajo tu poder. Pues bien, ríndete y muérete aquí y ahora, farsante…”

Siguieron unos segundos. La prioridad de Tsubasa pasó de resguardarse el cuello a golpear los brazos del otro. Eventualmente, ante su impotencia, ella invocó unos leves rayos de electricidad que sí forzaron al Rebel a soltarle y retroceder.

“Tsk…” este saltó a una prudente distancia y sacudió sus manos. Sentía el dolor y las miró para cerciorarse que estuvieran bien. Invocó sus garras, aunque sintió un leve cortocircuito con algunas chispas saltando de las mismas. “Ya veo, tengo que cuidarme de tocarte…”
“No estoy del todo indefensa…” declaró la chica. “¿Suficiente?”
“Heh…” sonrió satisfecho y claramente decidido a continuar. “Nada mal, ¿y por qué lo escondías? ¿Por qué tuve que asfixiarte para forzarte a defenderte?” le miró intensamente. “¿Qué tal si tú me sacas del camino? ¿Quieres probar?”

Efectivamente, ello no terminaba. Tsubasa de inmediato notó mayor agresividad de su oponente. No le gustaba, y luego de aquella ahorcada no podía mantenerse tranquila y pasiva. Tendría que corresponderle un poco. Le quedaba esperar que pudiera saciar su capricho antes de llegar a alguna complicación.

“¡Vamos! ¡Atácame!” exclamó Hannya entre sus viciosos ataques, sonriendo entusiasmado. Cuando se acercaba mucho, la HiME le lanzaba otro rayo débil para mantener la distancia. Aun así, sus retrocesos eran muy cortos y siempre atacaba desde otro ángulo.
“Tch…” Tsubasa sentía la presión y los nervios nublando sus respuestas. Sus piernas se torcían en medio de sus atolondrados pasos para esquivar. Su visión se agitaba y ni podía darse el lujo de enfocarla en el rubio ya que se movía demasiado rápido. Su cabeza tenía menos que decir sobre sus movimientos cada vez más. Su evasión era casi un instinto primordial, uno en el cual ella no confiaba por la incertidumbre.
“¡Muy lenta!” declaró Hannya, quien para variar le dio una fuerte patada. La envió hacia la escalera y procedió a avanzar, pero ella de nuevo lanzó otro rayo. El chico se sorprendió al haber sido muy cerca y saltó a un costado.

El elemento terminó por impactar contra una reja, la cual se desprendió en parte de la propia azotea y empezó a colgarse.

“¡No!” Tsubasa se angustió y sin pensarlo dos veces se levantó y se apartó de las escaleras para correr en la dirección contraria a su Rebel.
“¿Eh?” Hannya se confundió y le miró con recelo. “Era tu oportunidad perfecta para salir de la azotea y tener ventaja. Ahora que lo pienso, nunca corriste a las escaleras. ¿Qué pretendes?”
“…” la chica se vio en aprietos, pero mantuvo silencio.
“No me digas…” frunció el ceño. “¿Intentas mantenerme aquí para evitar que otros salgan lastimados? No, no sólo eso…” miró a la reja desbaratada. “Ni siquiera quieres dejar que haga un desastre en el propio edificio del colegio…”
“…”
“¡Debes estar bromeando! ¡No seas idiota!” le requintó, colérico. “¡Ni llamas a nadie! ¡Ni les dices a los pobres diablos que se esfumen! ¡Ni tocas ninguna alarma! ¡Todo por tu estúpido código de que no es problema de ellos! ¡No puedes ser tan enfermamente idealista!”
“Cállate, es mi decisión,” afirmó con seriedad. Se vio en aprietos, pero no podía ni enseñarlo. Estaba dispuesta a aguantar lo más posible. “Esta es nuestra pelea, no me has derrotado.”
“Yo que por un momento pensaba en perseguirte por los pisos de abajo, así que ni quieres concederme ese gusto.”
“¡Esto no se trata de ti!”
“Pues sin duda no se trata de ti tampoco, ¿o me equivoco? Si te lanzas como una mártir sin causa,” Hannya negó. “Pues muy mal, presidenta. Hanasaki ya contempla los daños y da por sentado que ocurrirán. La gente común se mantendrá al margen. Los pocos que meten sus hocicos más lo harán si lo alargas y te desvives tan sonsamente. No haces sentido alguno. Mejor actúa como una HiME debería actuar y rompe tus esquemas,” frunció el ceño y le apuntó. “No te molestes en velar por un sistema al cual no le importas.”
“¿Tú qué sabes?”
“Pues resulta que no eres una sabelotodo, pero ya que… te daré una pequeña lección,” sonrió malignamente. “En Rizembool siempre nos salimos con las nuestras, así que…” pasó a borrar su ferocidad y pasó a hablar en tono infantil. “Hehe, seré yo quien llegue corriendo a divertirme con tus tontos compañeros. Ya pues, ¡cambiemos de roles y persígueme!”
“¿Q-qué dices?” se quedó en shock, cuando vio que dicho Rebel efectivamente corrió hacia las escaleras entre los dos. “¡No, detente, no te atrevas!”
“¡Pues detenme si es que puedes, hahaha!”
“¡Alto!” por su gran temor lanzó un rayo más fuerte que impactó cerca de los pies del otro. Hannya lo esquivó, aunque dicho ataque causó un gran estruendo sonoro y un remezón de temer en toda la estructura. Hasta Tsubasa fue impulsada hacia atrás.



“¡N-no hay duda, Hanekawa-senpai está siendo atacada!” concluyó uno de los kouhai dos pisos abajo.
“No puede ser…” Monoyoshi frunció el ceño, congelado.
“¡Ahh, tengo mucho miedo! ¡Tenemos que huir!” exclamó una chica. “P-pero… ¡pero no podemos dejar a senpai sola!”
“Nosotros que pensamos que habría encontrado los utensilios y se había puesto a limpiar el pasillo…” observó otro chico, incómodo.
“Realmente debimos haberla buscado…” concluyó el pelirrosa.
“¡Sadamune-senpai, ¿qué hacemos?!” preguntó otra chica. Todos pasaron a mirar al mayor consternados y volvieron a oír y sentir otro ataque igual. “¡AHHH!”
“…” Monoyoshi cerró sus ojos un momento. Se armó de convicción. “¡Todos, hay que evacuar el edificio, de inmediato!”
“¡Pero Hanekawa-senpai…!” comenzó otro chico.
“Como estamos ahora no podemos auxiliarla y sólo seremos un estorbo para ella. Hanekawa-san quiso ser una HiME para apoyarnos y protegernos. Sé que le hace frente a su Rebel precisamente porque estamos aquí,” afirmó. “De igual manera, busquemos a quien siga adentro y ayudémosles a salir cuanto antes. ¿Han entendido?”



En ese momento, Saki terminaba con la bola de helado que había pedido. Sus compañeros andaban todavía a pleno acabar al tener mayores porciones.

“Uhh… creo que ya no puedo más…” Onikiri hizo una expresión de dolor. “No entiendo el afán de congelar un postre. Casi no es comestible. Mi lengua se entumece…”
“Eh, suena a que es nuevo para ti,” Gokotai sonrió apenado. “U-uno se acostumbra, está bien.”
“No es que piense volver a pedirlo… así que no vuelvas a obligarme, Saki, por favor,” miró a la susodicha de reojo, con reproche.
“Fufu, tu reacción no me ha decepcionado, pero concuerdo con Gokotai, vete acostumbrándote,” comenzó con una corta y traviesa sonrisa.
“Siento que te burlas de mí…”

La conversación se pausó lo suficiente para notar que había un aura de incertidumbre dentro de esas mesas exteriores de la heladería. Saki notó a una chica nerviosa hablando con quien parecía su enamorado.

“¿Qué puedo hacer? Era Niko-chan a quien le tocaba limpiar hoy. Debe estar aterradísima,” le comentó en susurros apresurados. Saki se impresionó y pasó a mirar a las otras mesas. Había otras dos personas mirando sus celulares, con los demás iguales a ella e intentando pescar qué era lo que ocurría.
¿Qué sucede?” no lo pudo evitar y se les acercó.
“¿Eh? Ehhh…” la chica se cohibió. “Mi amiga del club de atletismo ha visto rayos en la azotea del edificio principal de clases. D-dicen que tal vez sea un Rebel.”
“…” se quedó en shock.
“¡¿Un Rebel?!” preguntó otro chico.
“N-no puede ser…” Gokotai se tapó la boca.
“¡S-sí lo es!” otra chica se les unió con celular en mano. “¡Un amigo ha puesto en la conversación de nuestro salón que su hermano mayor está entre los que tenían que limpiar! ¡Dice que Hanekawa-senpai no está con ellos y han decidido evacuar a todos del edificio!”
“…” Saki sintió un miedo primordial, pero a diferencia de los demás, no lo pensó dos veces. De inmediato se levantó y se puso a correr de regreso a su escuela.
“¡E-espera, Saki!” Onikiri fue detrás de ella.
“¡Aaahhh! ¡Espérenme!” Gokotai se levantó con torpeza.





A pesar de la decisión de Tsubasa de retener a su Rebel, este se encargó de agotarla, para aprovechar una apertura en la cual le dio un golpe que la envió hacia atrás. Ni bien Tsubasa pudo recobrarse, el otro ya había partido hacia abajo.

“¡Maldición!” corrió con energías desconocidas.
“¡Haha! ¡Atrápame si puedes!” exclamó Hannya, feliz de la vida. Este había pretendido bajar varios pisos, pero al apenas llegar al más cercano, un rayo se interpuso en su camino. Tsubasa estuvo lista para lanzarle otro al pie de las escaleras, por lo cual el Rebel optó por correr por el pasillo del presente y último piso de clases.
“¡Detente! ¡Entiendo que los Rebels no tienen obligación alguna de destruir!” exclamó la HiME, corriendo detrás de él. Con horror, Tsubasa vio cómo el otro usó sus garras para cortar una de las puertas de un par de zarpazos. “¡Basta!” entonces este fue al lado opuesto del pasillo y golpeó un vidrio para estallarlo. “¡Dije que suficiente!”
“Tu querida escuela no va a quedar intacta, admítelo ya,” observó con tono tranquilo y calculador, sonriente. “Así que deja de resistirte y peleemos. Si me das una buena riña, prometo que me iré rápido, presidenta.”
“¡Deja de llamarme así!” ella tembló mínimamente de rabia e impotencia, pero al ver a su oponente correr hacia la puerta ilesa más cercana, tuvo que tragar su orgullo y arremeter. Extendió su brazo. “¡Ya verás!”



“¡AAAHHH!” unos estudiantes del club de debate estuvieron entre los últimos en salir ni bien se pasó la voz de lo sucedido. Al cruzar por el umbral de la estructura, oyeron más estruendos que antes, lo cual impresionó a todos. Una vez afuera, el público se apartó, y en poco tiempo llegaron unos guardias para incrementar la distancia de los presentes.
“¡Nadie se acerque!” exclamó uno de ellos.
“¡¿Qué podemos hacer?!” preguntó una chica.
“No se inquieten. La directora Miranda Lot ha sido avisada y ella ya ha enviado a ayudantes para poner todo bajo control,” explicó otro guardia con certeza y manteniendo la mirada fija en ese último piso, donde se veían frecuentes destellos cuyo ruido era paralizante.
“Cuando vengan los enviados de la directora, tienen que ayudarnos con todo lo que han podido evidenciar,” pidió otro.
“En verdad no sabemos nada, sólo que los estruendos comenzaron,” observó uno de los chicos de limpieza.
“S-supongo que ese Rebel es el causante de los rayos…” agregó otra chica.
“Es posible que no lo sea…” Monoyoshi negó. “Hanekawa-san me dijo que podía controlar la electricidad. Debe estarse defendiendo con ese poder.”
“Veo que no saben nada…” concluyó un guardia e intercambió miradas frustradas con sus compañeros. La incertidumbre crecía.

Monoyoshi no estaba conforme. Su primera reacción habría sido ir a buscar a Tsubasa, pero al verse en el lugar de velar por sus kouhai, tuvo que mantenerse prudente y firme. Felizmente entre todos revisaron los salones lo mejor que pudieron y se encontraban fuera de peligro, pero no dejaba de temer por la situación. Presentía que podría salirse de control…

“Aquella…” comenzó un chico, mirando a un costado. “¿…no es la otra HiME?”
“¿Qué?” el pelirrosa se quedó en shock. Al igual que todos, vieron a Saki correr hacia otra entrada del edificio, seguida de Gokotai y un tercero con el uniforme de Rizembool.
“¡Es la amiga de Hanekawa-senpai!” concluyó una chica.
“¡Deténgase, no es prudente entrar!” exclamó un guardia y ellos corrieron donde ella.

Saki maldijo al menos no haberle pedido a Tsubasa el número de alguna HiME confiable, pero nada se podía hacer en ese momento. No iría a quedarse con los brazos cruzados, menos al haber estado en una heladería tan cercana a la escuela. Le concernía, era su responsabilidad atenderlo y acudir, y nadie cambiaría su parecer.

“¡Saki, entiendo que se trata de tu amiga, pero no puedes entrometerte!” reclamó Onikiri, alarmado. “¡No creas que te dejaré!”
“Tsk…” ella frunció el ceño, pero no se detuvo. Ya lidiaría con él en su momento.
“…” Gokotai estaba agotado, aunque siguió con todas sus fuerzas a pesar del palpable miedo en su expresión.
“¡No entren! ¡Niño, tú no tienes nada que hacer aquí!” insistió un guardia, pero no llegaron a tiempo para interceptarlos.

“¡Ahhh, no, no puedo ver!” una chica se alarmó, en medio de otros que también le pidieron a Gokotai que se detuviera. Sin embargo, sea por el ruido de la pelea o la intensidad de la presente situación, nadie pudo hacerse oír.
“…” Monoyoshi apretó los dientes y luego de ver que los guardias no prestaban atención, finalmente corrió y regresó al interior del edificio. No podía mantenerse al margen, menos si Gokotai se lanzaba al peligro tan ciegamente.
“¡Senpai!” le llamaron unos cuantos en vano.



“¡Hahahaha!” Hannya rió maniáticamente en pleno ataque. Ya comenzaba a predecir los movimientos de su HiME, quien pese a disparar rayos, no los hacía muy amplios o extensos y por lo tanto podía esquivarlos en su mayoría.
“¡Demonios!” Tsubasa se estremeció al volver a verlo cerca, con su rostro casi chocando contra el suyo. Se tuvo que dejar caer hacia atrás y sintió casi una caricia en su abdomen. Las garras de su oponente rasgaron su blusa y apenas evitaron su piel por escasos milímetros. La HiME tuvo que preparar de nuevo sus manos ya temblorosas para enviar otra carga eléctrica, con lo cual pudo quitárselo de encima.
“¡Ese estuvo cerca! ¡Será que sí eres buena aprendiz!” celebró el Rebel, luego de haber hecho una impresionante maniobra para esquivar las esferas de electricidad.

Tsubasa se levantó y notó con gran pesar que su defensa causó que las luces del techo estallaran.

“¡No me ignores!” el Rebel estuvo por volver a arremeter contra ella.
“¡Ahh!” le hizo asustarse en medio de su gran cansancio y esta vez intentó expandir su electricidad en mayor área.

Al verse con una pantalla de electricidad, Hannya saltó a través de la puerta rota al costado para ingresar a dicho salón. Tsubasa sintió la inercia de seguirle, aunque al tener un mínimo respiro, su cuerpo comenzó a pesarle. Empezó a jadear por aire, y al final terminó por lamentar su opción, ya que Hannya rápidamente regresó rompiendo la puerta trasera de ese salón, con la cual casi aplasta a su HiME.

Tsubasa miró con terror a dicha puerta ya que sus piernas no le respondían.

En eso, llegó otro rayo, uno más poderoso y certero que mandó esa puerta a volar.

“¿Eh?” la HiME se confundió y miró hacia las escaleras. Ahí vio a Saki, quien luego de invocar dicho ataque, continuó corriendo hacia ella. “¿H…Hanajima-san…?”
“Tsubasa…” Saki fue detenida por Onikiri, quien se interpuso en su camino.
“¡Hasta aquí llegas!” declaró extendiendo sus brazos a sus costados. “¡Esta no es tu pelea! ¡Lo vas a complicar más!”
“A un lado, Onikiri.”
“Yo soy tu Rebel, punto final al asunto.”
“…” Tsubasa ladeó su cabeza.
“Sí, igual yo, presidenta…” Hannya salió del salón y miró a los recién llegados con desinterés. “¿Qué tenemos aquí? ¿HiME y Rebel que son amigos y que no se han puesto de acuerdo? No sé por qué no me sorprende. Bueno,” se encogió de hombros. “No es mi problema.”
“Tú…” Saki frunció el ceño. “Deja a Tsubasa en paz.”
“Ah, eres su amiga. Oh, y hasta trajiste al niño escuálido,” observó con mínima sorpresa al ver al peliblanco llegar por las escaleras. “¡Haha! A algunos de ustedes no les importa morir.”
“¡Déjalos!” exclamó Tsubasa, quien levantó sus manos. Estas comenzaron a botar chispas.
“Hai, hai,” Hannya movió su mano con desinterés. “Por si no lo has notado, sólo quería jugar contigo. Los demás realmente me trajeron sin cuidado. Bueno, salvo el par de antes.”
“¡Ehh!” Gokotai se estremeció por esa mención.
“¿Dices que has apuntado a otros estudiantes aquí?” preguntó Saki con desconcierto.
“Pregúntale a tu amiga cuando termine con ella. Tú y yo ni nos conocemos…”

Lo habrá dicho con aburrimiento y cierto hastío, pero Hannya repentinamente tuvo que prestar atención y esquivar con brusquedad otro rayo. Se apoyó contra las ventanas y luego tuvo que saltar para evadir un segundo rayo.

“¡H-Hanajima-san, cuidado!” exclamó Tsubasa, quien al igual que los demás tuvo que agarrarse la cabeza, ya que ese potente ataque hizo que todas las ventanas en esa hilera explotaran, además del techo desprendiendo un poco de material de construcción.
“¡Saki, escúchame, maldición!” Onikiri no se aguantó y la agarró de la camisa.
“…” ella empujó a su Rebel ligeramente para que le soltara y miró a Hannya con odio. “Vete de una vez. Yo no soy Tsubasa. Yo destruiré todo este piso si es necesario.”
“…” Hannya la observó con un mal humor similar, aunque más analítico. “Una lástima que no seamos oponentes, porque sería más divertido así… diría yo, pero me decepcionas. Tenía más esperanzas de ti.”
“¿Qué quieres decir?” le miró con recelo y desconfianza.
“Vivimos en un mundo demente y en medio de una guerra tan ilógica que el primero que le pierde el hilo a lo poco de cordura que queda es el perdedor. No lo digo por tu amenaza… lo digo porque te lo tomas personal…” le miró desde arriba y sonrió con superioridad. “Está bien, ¿quieres pelear contra mí, Saki Hanajima?”
“¡E-ella es mi HiME!” insistió Onikiri.
“¡Pues ponla en su lugar, para eso se supone que estás!”

Luego de su exclamación, el aire se enturbió. Unas máscaras aparecieron levitando en los alrededores y los demás sintieron un peso semejante a una gravedad incrementada. Sin embargo, no era físico. Sus emociones se nublaron y saturaron.

“¿Qué estás haciendo?” Saki rechinó los dientes y no se aguantó a disparar más rayos. Hannya sonrió y apreció cómo el par fallaron garrafalmente y se animó a correr hacia ella.
“Me has hecho notar que no le di suficiente crédito…” se agachó para esquivar un tercero y materializó otra máscara en su mano, la cual forzó en su rostro.
“Tsk…” ella se hizo hacia atrás por la fuerza aplicada. Ese Rebel le susurró en el oído.
“Tu hermanito es mucho más sensato que tú.”
“¿Qué dices?”
“¡Hanajima-san!” Gokotai corrió con lágrimas en los ojos. Sorprendentemente, el peliblanco empujó al Rebel para que la soltara y corrió unos pasos con este para alejarlo de su amiga.
“Un niño tenías que ser…” Hannya se impacientó y lo agarró de la camisa.
“¡Gokotai!” Saki se inquietó y trató de usar su elemento, pero nada, no pudo invocarlo. “¿Qué? ¿Qué sucede?”
“Heh, bien que te anulé. Si me disparabas, fácil le dabas a él también,” dijo con ironía. Levantó al pequeño peliblanco.
“¡Ahh!”
“¡Gokotai-kun!” Tsubasa se estremeció, pero la presión de ese extraño campo de máscaras le impedía actuar.
“¿Qué has hecho?” preguntó Onikiri, sacudiendo su cabeza. Llevó una mano a su frente con dolor. “Tch… no puedo… concentrarme…”
“Me atrevería a darte una lección por tu atrevimiento, pero no estoy aquí para eso,” Hannya sonrió con simpleza. La valentía de ese niño se había esfumado y ahora lloraba hecho piedra. “Miedo, temor, impotencia… esos son los sentimientos que más afloran en ti, y los que ahora te paralizan. Que este shock sea un maestro. No vuelvas a meterte en una pelea, ¿de acuerdo?”
“Ihh…” no dejaba de llorar.
“…” sonrió con simpatía. Como otro ser tan fallado y no pretensioso, Hannya volvió a sentir su particular empatía. Se inspiraría a influenciarle, a ver qué podría hacer sin ataduras… si tan sólo ese peliblanco no fuera un hermano del doctor Toushirou.
“…”



“¡AAAHHHH!” repentinamente, Monoyoshi apareció corriendo directamente hacia el Rebel con un tubo de metal en sus manos. Por ello, el rubio soltó a Gokotai y tuvo que invocar sus garras para parar su asedio.
“¡¿Sadamune-kun?!” Tsubasa se sorprendió. Ese pelirrosa se puso a pelear contra el Rebel agresivamente para hacer que se alejara de los demás. Quiso seguirle, cuando vio a su amiga forcejear con la máscara.
“Tsk… no puedo…” murmuró. “…sacármelo… ¿qué es esto…?”
“N-no, Saki…” la otra HiME palideció y se le acercó. Intentó ayudarla, pero efectivamente la máscara parecía haberse fusionado con su rostro. “¡¿T-te sientes bien?! ¡¿N-no ha intentado influenciarte?!”
“…” Onikiri observó al par peleando. Por dicha distracción, el campo de máscaras empezó a disiparse y su presente parálisis y saturación mental desaparecían.
“Senpai…” Gokotai miraba la pelea, consternado.

Era una imagen que los estudiantes de Hanasaki no hubieran esperado ver. El tranquilo y alegre vicepresidente de la clase batallaba con determinación y un coraje inesperado. Pese a que el Rebel fuera de la sorpresa se notaba bajo control de la situación, el otro sí podía mantenerle con su atención fija en sí mismo.

“¿Eh? Me preguntaba si nos iríamos a ver hoy cuando te vi con los demás estudiantes, niño,” comentó el rubio con un tono burlón y una sonrisa autosuficiente.
“…había esperado no volvernos a encontrar, Hannya…” contestó Monoyoshi, estresado, frunciendo el ceño. “¿Eres el Rebel de Hanekawa-san?”
“Obviamente,” con sus garras rechazó su arma improvisada y trató un par de ataques que el otro tuvo que parar con el tubo con mucho cuidado. “¿Y en verdad recuerdas mi nombre? Yo ni me acuerdo del tuyo. ¡Hahaha, pero será alguno tonto que ni importa!”
“Tsk…” Monoyoshi sintió que su tubo se resbaló en otro encuentro y casi fue presa de esas largas y afiladas garras. Felizmente pudo agarrar tracción y apartar el arma del otro. “Mi nombre es lo de menos, ¡pero vete de una vez! ¡Has hecho demasiado!”
“Heh, es mucha actitud para un niño que necesitó de la ayuda de un niñero contra mí,” Hannya sonrió con maldad y procedió a hacer otro ataque que forzó al pelirrosa a agacharse para evitar tener su cara rasgada. En respuesta, este hizo un ataque ascendente con el tubo que por poco y le impacta en la quijada, lo que le hizo saltar hacia atrás. Afiló sus ojos y se relamió los labios. “Pero me estás entreteniendo más que mi HiME. Nada mal, has crecido.”
“¡Ya es suficiente!” el pelirrosa le apuntó con su tubo. “¡Hanasaki ha enviado refuerzos! ¡Estos no tardarán en llegar!”
“¡Haha, ¿y qué?! ¡¿Crees que me importan las estúpidas y perdidas HiMEs?!” rió ampliamente con una sonrisa maniática. “¡Sé que puedo burlarlas frente a sus narices! ¡En cambio, no siempre tendré el placer de trapear el piso contigo!”
“Como esperé, no piensas en ninguna consecuencia. Tus corazonadas son irresponsables, tus certezas infundadas. ¡Tu manera de actuar sólo te meterá en una encrucijada!”
“Huh,” Hannya alzó una ceja. Borró su sonrisa y le miró con insignificancia y hastío. “Tremendo atrevimiento de tu parte como para hablar por mí o saber mejor que yo. Con más razón quiero darte una paliza.”
“¡Ya no peleen!” Tsubasa tuvo que dejar a Saki para correr donde ellos dos. Se tambaleó, estaba muy agotada por su sobreesfuerzo. Sabía que su compañero no duraría mucho. Hannya se había vuelto más rápido y daba impactos con mayor fuerza. “¡Déjalo, él-!”
“‘No tiene nada que ver’, ¿dirás? Tú eres la ajena aquí ahora, esto es personal,” espetó el rubio, en medio de sus ataques. Ensanchó su traviesa sonrisa. “Él no es más que esos perfectos sonreídos por la vida, aquellos para quienes la sociedad sí funciona… seres tan enfermamente despreciables que deseo lastimar, una y otra vez…”
“¡Detente!” la HiME vio un momento en el cual Hannya volvió a saltar hacia atrás. Era una apertura, un instante en que ambos chicos estaban distanciados, así que reunió las fuerzas que le quedaban y preparó un rayo dirigido hacia su Rebel.

Este se sorprendió y no fue el único. Por el ruido del elemento, Monoyoshi se erizó y se giró para observar dicho ataque. Lamentablemente, su girada acercó su tubo al trayecto y causó que actuara de pararrayos y captara parte del elemento. Dicho shock le estremeció violentamente y le hizo caerse.

“¡AAHHH, NO!” Tsubasa se horrorizó y corrió hacia él. “¡Sadamune-kun, responde!” sin embargo, por su descuido, su Rebel le lanzó otra máscara que se impregnó a su rostro y le hizo caerse hacia atrás. “¡AAHH!”
“Hehe, gracias por la ayuda, HiME~” Hannya canturreó y luego de ver que esta no podía levantarse, se acercó al pelirrosa. “Ojalá te hubiera caído de lleno, pero tenerte derrotado es suficiente. Lástima que yo no te llevé al piso.”
“Ihhh…” Monoyoshi agarró su cabeza con gran dolor e hizo un esfuerzo por al menos ponerse de rodillas.
“Si tan sólo tú pudieras ser mi HiME…” Hannya extendió sus agarras hacia él. “Tu rostro… ese rostro tan níveo, tan hermoso, tan reluciente… es lo que más detesto de ti. Quisiera desfigurarlo a mi antojo…”
“¡O-oye, ese chico no está involucrado con esta guerra!” exclamó Onikiri.
“¿Eh?” Hannya le observó. “Me olvidé de ti. Él fue quien me atacó primero.”
“¡Lo hizo para defender al niño! ¡Pienso que te has pasado de la raya y no lo toleraré más!”
“Tsk, aguafiestas…” entrecerró sus ojos.
“…” Gokotai estaba sentado en el piso, todavía paralizado y llorando en silencio.
“Vete…” susurró Monoyoshi, cabizbajo, con escalofríos. “Si él se entera que lo amenazaste… te esperarán consecuencias…”
“…” Hannya desvió su mirada. “Todavía no sé leer qué y qué no aprueba, no me arriesgaré…” volvió a mirar al pelirrosa desde arriba, con desdén. “Eso no sería excusa para dejarte a ti en paz, pero es verdad… tienes a un niñero que te protegería contra mí,” afiló sus ojos con desprecio. “Y ese senpai tuyo es una persona verdaderamente desagradable…”

Dicho esto, el Rebel se acercó a Tsubasa y con un gesto de mano la máscara que le plagaba se deshizo y disipó de inmediato.

“Te portaste bien para ser una completa principiante. No puedo decir lo mismo de tu amiga, así que dejaré que su máscara se deshaga por su cuenta,” concluyó entretenido. “Nos vemos~”

Hannya saltó al marco de una ventana rota para impulsarse del mismo y así ascender a la azotea. Se perdió de vista de inmediato.

Siguió un silencio sepulcral. Los presentes estaban lo suficientemente consternados y extenuados como para reaccionar de inmediato. Fue Onikiri quien lo rompió y acudió donde Monoyoshi.

“¿Estás bien?” preguntó, arrodillándose frente a él y mirándole con atención. El pelinegro bajó su mirada. “Lo lamento, debí haber intervenido antes. No sabía qué era correcto hacer.”
“Tú eres… el Rebel de Hanajima-san, ¿no es así?”
“Eh, s-sí…” asintió perplejo. “¿Cómo lo sabes?”
“Lo supuse…” sonrió con torpeza. “Mucho gusto, mi nombre es Monoyoshi Sadamune. Te agradezco por defenderme.”
“Yo soy Onikiri… pero espera, no es momento para eso,” le reclamó. “Debes estar muy lastimado. Ese Rebel no tuvo piedad contra ti.”
“No, en verdad no fue seriamente. Él es más fuerte de lo que enseñó…” dio un suspiro y trató de levantarse con esfuerzo, en vano.
“D-déjame ayudarte,” se ofreció y el otro se apoyó en él para ponerse de pie. Las chicas les dieron el alcance.
“Sadamune-kun…” Tsubasa hizo una pronunciada reverencia. “Lo siento mucho. Tú viniste para defendernos y fui yo quien te hizo tanto daño. ¿Cómo te sientes?”
“E-estoy bien, supongo que estaré mejor luego de un buen descanso,” asintió alegremente pese a seguir un poco acongojado por el shock eléctrico.
“No pensé que tenías ese lado, sinceramente…” observó Saki, quien continuó forcejeando la máscara. “Tsk… ni se mueve… es como si fuera parte de mi piel.”
“Hanajima-san,” Monoyoshi se preocupó. “¿La máscara te lastima? ¿Te está alterando de alguna manera?”
“Eh, no, sólo es molestoso que no puedo quitármela…” inclinó su cabeza un poco hacia atrás. “Es extraño. Tsubasa y tú me han preguntado algo similar. ¿Qué es lo que hace esta máscara?”
“En verdad no lo sé…” Tsubasa agachó su cabeza, apenada. “Lo único que puedo decir es que luego de que me lanzara una, no pude usar mi elemento, por más que lo intenté.”
“Será una especie de anulador,” Onikiri frunció el ceño, pensativo. “Tiene sentido. La usó contra ti desde el inicio, Saki. También la usó contra tu amiga ni bien él declaró que ella estaba de más en su pelea. Suena a que lo usa para nulificar y nada más.”
“Esperemos que sea todo…” Monoyoshi desvió su mirada, incómodo y entristecido.
“…” Saki le observó atentamente. “¿Por qué lo dices, Sadamune-kun? Tú conoces a ese Rebel de antes, ¿quiere decir que sabes sobre lo que puede hacer?”
“¿Eh? Ehh, es una larga historia…” se inquietó. No tuvo que contestar porque todos se percataron de Gokotai, quien seguía sentado sobre el piso. Su llanto ya no era silencioso.
“Ihh… perdón…” dijo en lo que se sobaba sus ojos llorosos. “Lo siento mucho… es que… soy tan débil… estuve en el camino… yo… les causé tantos problemas…”
“…” el pelirrosa se apenó al verle así y miró al pelinegro. “Onikiri-san, por favor…”

Este le ayudó a acercarse y arrodillarse frente al pequeño. Monoyoshi le sonrió tranquilamente y apoyó una mano en su hombro.

“Gokotai, no llores más, no te sientas mal,” le consoló. Este le miró fijamente. “No te culpo por nada de lo que sucedió. Sólo me alegro que estés bien y que nada te haya pasado,” sonrió un poco incómodo. “Eh, sí fue peligroso, no había certeza sobre cómo reaccionaría ese Rebel. Quisiera que tuvieras más cuidado, pero no es justo que te eches la culpa de lo sucedido. Tú intentaste proteger a tus amigas y eso es admirable, sólo quiero que recuerdes que las puedes ayudar sin ponerte en tanto riesgo.”
“Senpai…” se secó sus lágrimas en vano. “Pero… tú saltaste a mi rescate. No pude hacer nada… y te puse en riesgo también… tú te lastimaste por mí…”
“Yo estoy bien. Esta fue una acción premeditada, algo que hice por decisión propia,” afirmó asintiendo con una sonrisa. “Supe que hubiera sido posible que actúe por ti o por alguien más que no evacuó a tiempo, por eso me armé de un tubo. Y ahora que esto sucedió, en vez de culparte, ¿no sería mejor que pienses que tú vales que otros se preocupen así por ti? Por eso, no lo tomes como tu falta y no te sientas responsable de lo que hice,” se mostró alegre y aliviado. “Sólo soy feliz que esto haya podido solucionarse sin contratiempos y que todos estén bien. Quiero que tú también lo veas así, Gokotai.”
“¡Ihh… senpai!” el peliblanco le dio un fuerte abrazo en lo que siguió llorando. Monoyoshi casi pierde el equilibrio de no ser porque Onikiri le apoyó con una mano en su espalda. “¡Lo siento… muchas gracias…!”
“Está bien, está bien, puedes estar tranquilo,” contestó sonriendo incómodo.
“Sadamune-kun…” Tsubasa dio un suspiro. “Me sabe mal decirlo, pero estás siendo muy amable. Gokotai-kun no tuvo por qué hacer eso. Aprecio que quiso proteger a Hanajima-san, pero como has dicho no es su lugar para actuar y es mejor que mantenga la distancia de nuestras futuras peleas,” frunció el ceño y le miró con un aura demandante. “E igual tú, espero que no hayas llegado con el interés de pelear contra mi Rebel desde el mero inicio.”
“Eh, no, en serio que no,” este negó en aprietos. “Vine para asegurarme que no hubiera nadie inocente herido. Junto con los demás encargados de limpieza ayudamos a evacuar a todos y sólo regresé para confirmar que no había nadie más que necesitara ayuda.”
“Seguramente nos viste ingresar junto con el resto de alumnos y te lanzaste para proteger a Gokotai, sólo no quieres decirlo,” observó Saki. “Justo tuve una conversación con él recalcándole que no tenía por qué involucrarse con nosotras, que ser nuestro amigo y esperarnos en el colegio era suficiente.”
“L-lo siento, Hanajima-san…” Gokotai se soltó del pelirrosa y bajó su mirada.
“Pero yo no seré tan despiadada como nuestra presidenta de la clase,” Saki se rindió y también se arrodilló frente al chico. Se tomó la libertad de revolverle un poco los cabellos. “Recuérdalo para la próxima y te felicito por afrontar la situación por más miedo que tuviste. También gracias por velar por mí, sólo ten cuidado.”
“S-sí, lo prometo…” asintió y sonrió un poco.
“Por favor no me llames presidenta, ese Rebel insistió en llamarme así,” Tsubasa se frustró.

En ese momento, oyeron varios pasos y vieron a los guardias llegar al piso. Ellos primero inspeccionaron bien la imagen, y una vez comprendieron de la ausencia del atacante, se acercaron, aunque todavía con cierto recelo.

“Eh…” Monoyoshi sonrió. “Todo está bien ahora…”
“¡Alto ahí!” gritó uno en su dirección. “¡No se mueva!”
“¿P-perdón?” se sorprendió.
“¡Usted tiene que contestar todas nuestras interrogantes!” agregó otro.
“¡Un momento!” Tsubasa se puso en el camino. “¡Sadamune-kun no ha hecho nada malo!”
“N-no, no nos malentienda, hablamos del estudiante de Rizembool a su costado,” explicó otro guardia.
“¿Quién? ¿Yo?” Onikiri se quedó perplejo.
“Hm, mejor corre por tu vida,” dijo Saki.
“¡Espera, yo no soy quien atacó si eso es lo que creen!” exclamó indignado. “¡¿No me vieron entrar corriendo con esta HiME?! ¡El ataque ya estaba en marcha!”
“¡Ehhh… es verdad!” Gokotai se puso de pie rápidamente y les suplicó. “¡Onikiri-san nos defendió del Rebel!”
“Sí, Gokotai tiene razón,” pidió Monoyoshi, quien nuevamente se paró con ayuda del sospechoso. “Por favor no tomen medidas contra él. Nos ha ayudado un montón.”
“…” los guardias intercambiaron miradas y terminaron por ceder con cierta reserva. “Sabemos que son buenos estudiantes. Si confían en él les creeremos, pero tienen que venir con nosotros para describir todo lo sucedido.”
“Sí, por supuesto…” Saki asintió.
“Un momento, Saki,” Onikiri le miró con reproche. “¿En serio tú de entre todos no ibas a defenderme? ¿Estás lista para que me meta en problemas injustamente?”
“Supe que no sucedería,” ella se encogió de hombros. “Ah, Sadamune-kun necesita caminar, ayúdalo por favor.”
“Tsk, no me calles así,” dijo, aunque definitivamente retornó a su rol de apoyar al pelirrosa.
“Ehh, Hanajima-san, no lo fastidies por favor…” dijo este, sonriendo nervioso.
“Olvídalo, ella siempre ha sido así, ni tiene respeto por su hermano mayor,” Onikiri rodó los ojos. “Ahora me alegro que no pueda sacarse esa máscara.”
“¿Qué has dicho?” su tono sombrío de voz junto con esa máscara aterradora que tenía encima impresionó a los guardias y Gokotai.
“Ya, Hanajima-san, tu mal humor está muy potenciado ahora,” Tsubasa ahogó una risita. “Y no puedes decir que no te lo buscaste.”

Ese intercambió sirvió para aligerar el humor y junto con los guardias bajaron para retornar al exterior en lo que el equipo de Hanasaki ingresaba para investigar y evaluar los daños.

Fue la primera aparición de un Rebel en su entorno, y apenas el inicio, tanto de los dilemas de las dos HiMEs, como de los desafíos de futuras compañeras que estaban por dar aparición.


Kana

Chicas! ;_;
@Sayi : Muchas gracias por tu preocupación y ánimos♥ quizá si me vendría bien unas de esas actividades de promts o algo así, aunque no sé cómo lo rendiría
@Eureka : Aww I miss you♥ gracias por siempre estar allí y darme ánimos, espero algún día retomar el ritmo que tenía antes
@Cho : Uno de mis deseos es escribir algo contigo desde que estábamos en el Dz. Sé que hemos compartido uno que otro fic cuando hacíamos esas actividades grupales y amaría que eso sucediera ♥ te agradezco por tu preocupación y por tu ofrecimiento, me gustaría poder escribir algo contigo en algún momento♥♥
También agradezco a @Mimi Tachikawa ♥ quien me mandó todos sus ánimos por el Messenger

Que sepan todas que, aunque esté siendo casi una fantasma aquí, de todos modos, estoy para ustedes por si necesitan algo ♥

Dejo fic chico para pasar el mes

—Entonces, ¿me estás diciendo que Draken te tuvo que cargar para subir las escaleras al templo? — el joven rubio en frente suyo, el de baja estatura para ser más específicos, asintió, feliz. Kana lo observó juzgándolo con la mirada. —Es una larga escalera, Mikey. ¿No crees que eres un poquitito abusivo?
—Kana-chan tiene la culpa por venir a vivir a un lugar tan indómito y austral como este.
—Ah, veo que sigues siendo igual de canalla. — la chica suelta un suspiro. Acepta que no le sorprende para nada que Mikey siga siendo tan egocéntrico y abusivo. Lo que le sorprende es que Ken Ryuguji siga siendo tan complaciente con el enano. Quizá Draken era una especie de masoquista.
—Bueno, ¿a dónde vamos? — Manjiro Sano preguntó con seriedad.
—¿No deberías ser tú quien trae una propuesta? — Kana de nuevo lo mira, inquieta.
—Pensé que tú tenías una idea…Me hiciste cerrar el taller mecánico para acompañarte en tu “programado día” me parece una falta de respeto que no tuvieras nada planeado—
—¿Y para qué te sirve el esclavo?
—Inui no es un esclavo… Y no puedo dejar que se quede solo en el taller, todavía está aprendiendo.
—Mh, seguro…— Mikey ocultó en su tono el rechazo que siente por Inui. Cambia su expresión seria por una un poco más risueña al ver a Kana. —Si tengo un recorrido para hoy. Pensé que te gustaría ir al teatro Kabuki-za en el distrito Ginza y luego tenía en mente ir a pasear por la ciudad hasta llegar a la Torre de Tokyo e ir al café Mugiwara. No lo conozco, y se me hace bonito el concepto de estar en un café que queda en la torre tan emblemática.
—Y-Yo. — era un poco difícil disimular la emoción en sus ojos. A Kana le fascinaban esas actividades cuando salían, ir a lugares culturales y sobre todo ir a una obra kabuki para terminar en otro lugar emblemático como la Torre de Tokyo. No es como si no le gustara visitar centros comerciales o ir a beber algo en un pub con su círculo cercano, pero la propuesta de Mikey siempre iba a ser lo que más le llamaba la atención (sólo le faltaba incluir un punto de venta de mangas y Kana la calificaría como perfecta) —Todavía lo recuerdas. —
—¿Qué cosa? ¿Lo de que te gusta ir a esos lugares aburridos? Pues, sí. — asintió, tranquilo. —Prometo no quedarme dormido en medio de la obra, pero por si acaso traje este almohadón gigante por si eso pasa. — apunta a Draken.
—Oe.
—¿Draken-san también va con nosotros? — Kana lo mira con curiosidad.
—Algo así…— el rubio de alta estatura desvió la mirada, incómodo.
—¿Eh?
—Ken-chin será nuestro chaperón. Pero ha prometido ser el hombre invisible en nuestra cita.
—¿Eh?
—Porque no es bien visto que una Miko salga sola con un chico. Menos si ese chico tiene un cuestionable oficio. Kana-chan, deberías saber las reglas básicas de tu disciplina.
—Ah, es que yo no soy una Miko como tal. Le debo un favor al dueño de ese templo y debo fingir serlo para que su templo no se vea tan miserable sin personal.
—Entiendo. Se me hace muy raro que una ex Sukeban ahora sea una Miko, pero cada quien con sus temas. —
—Okay, ya tengo punteado todos los lugares que el enano mencionó. Ehh, ¿los Uber no llegan hasta acá, cierto?
—No. — niega Kana. —Tenemos que ir hasta varios metros más allá y recién tendremos suerte de aparecer en el radar de alguno. — la peliplateada se toma el cabello en una coleta alta y luego comienza a caminar. Los otros dos chicos se quedan atrás mirándola por unos momentos quedando pensativos.
Manjiro, por unos instantes, tuvo una especie de deja vù. Ver a Kana Nakiri de nuevo, después de tantos años, era un extraño sentimiento que era indescriptible de narrar. Le causaba extrañeza, también indiferencia y también una angustia nostálgica que no se esperó experimentar a esas alturas de su vida cuando ya casi toda emocionalidad se ha ido dispersando de él. Verla delante suyo tal como la recordaba hizo que sonriera de forma auténtica.
—Kana-chan, sigues siendo una niña descuidada. No te has cambiado el hakama tradicional rojo, van a creer que eres una miko que escapó de su templo.
—Ah, verdad. — alzó los hombros. —Pero no voy a subir las escaleras para cambiarme ropa y volver. Si quieres que salgamos tendrás que aceptarme tal cual como soy.
—Je… Me parece bien. — Mikey asintió, tranquilo. Siguió a Kana y ambos chicos comenzaron a caminar, intercambiando palabras mientras Draken hacía lo que justamente Mikey le dijo que haría: ser el chaperón de esos dos seres desalineados.


Apple

No se lo que estoy haciendo (...) editaré algun dia Y_Y

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Habían cosas que solo se podian poner en perspectiva con otras mujeres. Sheryl lo sabía bien, había crecido en una casa dominada por mujeres- aunque de manera oficial su padre era el jefe de la familia y del negocio familiar, su abuela y su madre jugaban un papel clave en la vida de aquel hombre. Luego estaba su hermana mayor, otra figura determinante y fuerte.
Las chicas que la rodeaban, Minmay que la ayudo durante sus primeros días de confusión en Tokyo, Kallen que tambien era HiME y una muy disciplinada; prácticamente se estaba criando sola y de alguna manera lograba ser una buena estudiante y cumplir con sus obligaciones HiMe. Sus nuevas amigas. Las demás HiMEs: Eureka, Sayi, Cho, Kana... siempre tan determinadas.

Y Megumi. Para Sheryl Megumi era un indescifrable. No le incomodaba nada su presencia pero tenía un aura misteriosa. Sonaba estúpido y cliche pero Sheryl no sabía de que otra manera describirlo. Otro cliche era que Sheryl sentía que conocía a Megumi de antes, se le había muy familiar. La rubia no creía en el destino, pero tampoco sentía que conocer a Megumi aquella noche en Roppongi fuera una coincidencia. Fue su encuentro con Megumi la que la encontró encontrar la claridad y la fuerza para volverse una HiME.

Mientras Megumi charlaba con las demás Sheryl no podía dejar de pensar en lo random de su encuentro pero lo importante que había sido. Definitivamente nadie iba a reemplazar a Rangiku como figura de hermana mayor, pero Megumi simplemente tenía otras perspectivas que la privilegiada y sobreprotegida Rangiku no tendría. Eso le gustaba mucho a Sheryl.
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Souji se entraba en el suelo, acostado en su espalda lanzando una pelotita hacia el cielo y esperando que la gravedad hiciera el resto del trabajo regresandola a él. ¿Era esa pelotita una metafora para Sheryl? ¿Y para Clare? Las dos chicas que alguna vez salieron de su vida pero de alguna forma, quizá por algo similar a la gravedad que solo afecta a las personas, seguían regresando.

No muy lejos de el, sentado frente a la mesita de café Saito intentaba en vano estudiar. El ir y venir de la pelota lo desconcentraba. Tenía una idea general de lo que le pasaba a Souji pero aún era confuso para él. Desde niños se habían entendido bastante bien y a pesar de que eran personalidades opuestas la presencia de Saito ayudo a Souji a integrarse a la familia Hijikata. Desde entonces su vidas habían estado conectadas, estudiando en los mismos institutos y luego en Hanasaki. No tenian los mismos hobbies, ni llevaban las mismas carreras ni frecuentaban los mismos clubes pero al final del día siempre terminaban juntos. El discreto apartamento de Saito en comparación a la casona donde vivian Toshizo y Rangiku era bastante esteril y rústico, pero a Souji siempre le había gustado estar ahí quejandose de que la casona se mantenía muy sola con su hermano y su cuñada siempre trabajando. Pero aún ahora que Rangiku , Inojin y Reinhard se mantenian en la casa Souji terminaba en su apartamento. Y cuando no estaba ahí, en las prácticas de rugby Souji visitaba a su hermana.

Era algo que solo Saito sabía. Souji había sido claro cuando dijo que su hermana era una hostess de alto nivel. Un trabajo algo escandaloso, no para Saito pues el no juzgaba de esa manera, pero para el circulo social de los Hijikata. Si salía a luz Toshizo se molestaría y se armaria un escandalo con el resto de la familia que siempre habían visto a Souji como un extraño. Eso empeoraría las cosas y solo haría que Souji empeorara.

No era que Souji fuera malo, simplemente era dificil de entender. Definitivamente tenia mucho de rebelde en el.

-Ya parala- dijo Saito cuando la pelotita comenzó a irritarlo.

-Estoy confundido- fue la unica respuesta que obtuvo de Souji.

-La pelota no te dara ninguna respuesta.

-A lo mejor sí.

Saito negó con la cabeza.

-Tengo que estudiar. Es un examen muy importante.

Souji detuvo su jueguito en ese momento. A pesar de que era un insufrible a veces, Souji tenia un poco de consideración y sentido común. Esos examenes de la facultad de medicina no eran juego.

-¿Crees que pueda irme de viaje a la mitad del semestre?- le pregunto Souji.

-No creo que Toshizo ni Miranda vayan a estar contentos con la idea.

-No creo que les dure mucho el enojo- replico el castaño.

Saito sonrió a medias, se levanto y fue a la nevera por un par de cervezas. Puso una frente a Souji y el abrió la suya. Le dio un trago largo, dejando que el amargo liquido se deslizara por su garganta. No le gustaba mucho la cerveza pero la consideraba un mal necesario.

-¿Crees en el destino? ¿Que las cosas pasan por algo?

Saito negó con la cabeza.

-Creo que la razón y la causalidad. Si algo paso, es porque tus acciones pasadas te dirigieron a ello. No creo en las coincidencias ni en el destino. Pero si en la causa y efecto.

-Vaya hombre... que aburrido eres.

-Soy un hombre de ciencia. Tambien tu. Ambos estamos en campos cientificos.

Souji ya no dijo nada. Y Saito ya no supo que más decir.
« Last Edit: August 31, 2022, 10:04:34 PM by Apple »


Puri

La llegada a Rizembool había sido perfecta a su parecer, a pesar de los inconvenientes en el camino. Había tomado un bus dos días antes, el cual se averió durante la mañana siguiente, y tuvo que pasar la noche en un hostal deprimente junto a una mujer y sus hijos (porque la compañía no tenía más para ofrecer). Sin embargo, eso no había bajado su ánimo y se la pasó escuchando música en su celular para ahogar el llanto del más pequeño que lloraba por su papá. Nada podría arruinar el día que había esperado por tantos años.

Finalmente, tras robar un sándwich y una botella de jugo en la tienda de conveniencia de la estación de gasolina, a la mañana siguiente, entró nuevamente al bus y este se puso en marcha un par de horas después. Esa misma tarde entraron a Tokyo y se quedó maravillada al ver la gran ciudad por primera vez en su vida, la cual era incluso más impresionante de lo que le había contado su madre cuando niña. Las luces, el mar de gente, pero sobre todo el ruido, llamaron mucho su atención… No pudo evitar emocionarse al sentir que, de una u otra manera, Tokyo era el escenario perfecto para lo que venía a hacer.

Tras llegar a la estación de buses, vio rápidamente el mapa y empezó a caminar en dirección a la universidad. Si bien había una estación de metro cercana que la dejaría allí en solo veinte minutos, no confiaba mucho en algo que jamás había usado en su vida. Además, para algo tenía piernas y no iba a desaprovechar la oportunidad de conocer aún más la ciudad. Recordó las palabras de su padre: el ser humano había nacido con todo lo que necesitaba en esta vida gracias al amor de Dios. No necesitaba de más.
 llegada a Rizembool había sido perfecta a su parecer, a pesar de los inconvenientes en el camino. Había tomado un bus dos días antes, el cual se averió durante la mañana siguiente, y tuvo que pasar la noche en un hostal deprimente junto a una mujer y sus hijos (porque la compañía no tenía más para ofrecer). Sin embargo, eso no había bajado su ánimo y se la pasó escuchando música en su celular para ahogar el llanto del más pequeño que lloraba por su papá. Nada podría arruinar el día que había esperado por tantos años.

Finalmente, tras robar un sándwich y una botella de jugo en la tienda de conveniencia de la estación de gasolina, a la mañana siguiente, entró nuevamente al bus y este se puso en marcha un par de horas después. Esa misma tarde entraron a Tokyo y se quedó maravillada al ver la gran ciudad por primera vez en su vida, la cual era incluso más impresionante de lo que le había contado su madre cuando niña. Las luces, el mar de gente, pero sobre todo el ruido, llamaron mucho su atención… No pudo evitar emocionarse al sentir que, de una u otra manera, Tokyo era el escenario perfecto para lo que venía a hacer.

Tras llegar a la estación de buses, vio rápidamente el mapa y empezó a caminar en dirección a la universidad. Si bien había una estación de metro cercana que la dejaría allí en solo veinte minutos, no confiaba mucho en algo que jamás había usado en su vida. Además, para algo tenía piernas y no iba a desaprovechar la oportunidad de conocer aún más la ciudad. Recordó las palabras de su padre: el ser humano había nacido con todo lo que necesitaba en esta vida gracias al amor de Dios. No necesitaba de más.

Tras una hora, llegó al sitio y, aunque las oficinas ya se encontraban cerradas por el día, eso no le molestó. Pensó brevemente en su hermana menor y como su mamá había dicho que había nacido en el momento Perfecto, cuando más necesito de ella.

“Ya llegamos?”, de escucho una voz de adentro de su mochila.
“Sip. Ya puedes salir”, le respondió.

Kyuubey emergió y suspiro de la felicidad al verse libre tras tantas horas.

“Parece que no ha cambiado nada”, murmuro al ver a sus alrededores.
“Perfecto”, respondió Kyoko. No había nada más importante que el momento fuera Perfecto

Forget all the shooting stars and all the silver moons
We've been making shades of purple out of red and blue


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #864: September 11, 2022, 08:06:34 PM »

Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~

*top 4*

*conteo*

Sayi :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 9197 palabras
Kana :: 780 palabras
Eureka :: 0 palabras
Puri :: 711 palabras
Mimi Tachikawa :: 0 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 875 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...


Sayi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #865: September 30, 2022, 05:32:28 PM »
Uno de estos días regreso con el tema del Hime Omake, pero por ahora FIC

------------------

Hagu se mantuvo en silencio todo el camino hacia el auditorio. Salvo una interjección que tuviera que darle a la directora, la rubia solo caminaba con mesura, preguntándose si aún era muy tarde para dar media vuelta y abandonar su decisión.

“¿Estás segura, Hagumi? El conflicto es muy belicoso y no podrás mantenerlo a escondidas por mucho tiempo. Tarde o temprano, tu Rebel aparecerá, y Shuuji se llevará una tremenda sorpresa al darse cuenta que llevabas tiempo siendo HiME…”

Aún con las muy atinadas palabras de Miranda, y con el miedo que le apuraba el corazón, Hagu sentía que seguir con el plan era la única forma de hacerle sentir tranquila, y en paz por no huirle más a lo que sentía era su responsabilidad.

“Le deberé todas las explicaciones a mi tío, es verdad, pero al final del día es mi decisión y me siento segura que es lo correcto” le respondió, en un hilo de voz. Había razonado su respuestas más veces de las que podía contar “Pero me aseguraré de aclarar que fue mi idea, profesora. Se que Shuu intentará buscar quien fue responsable, y tendrá que acostumbrarse a que yo soy la única por culpar”

Miranda le agradeció en silencio. La ira de Shuuji sería algo incómodo por lidiar, pero si Hagu estaba segura lo más sensato era aceptar la ayuda sin rechistar. Aún si no podía evitar contemplar, si la decisión era en verdad lo más sensato para la futura HiME.

Fran esperaba de pie a las afueras del auditorio. El lugar no daba señal alguna de estar fuera de lo cotidiano, pero la rubia sabía que el interior estaba listo para ella.

“Hagumi Hanamoto. Hace tiempo que no había escuchado de ti” dijo la sub-directora, y Hagu juró que vio un ápice de afabilidad en su inexpresivo rostro… pero quizás fue su imaginación “Espero que los años te hayan tratado bien”

Hagu sonrió un poco. Agradecía el sentimiento, pero no coincidía bien con lo que le esperaba tras las puertas delante suyo.

“Creo que ya sabes cómo funciona le prueba HiME. Intenta derrotar a tu contrincante lo más rápido posible. Lo que veas será parte de tu imaginación, recuerda que es una marioneta pero tomará forma en base a tu subconsciente. No le prestes atención innecesaria.”

La rubia asintió, y Miranda la preguntó si estaba segura una última vez.

“Creo que nunca lo estaré. Pero si, estoy lista”

Fran abrió las puertas y Hagu ingreso al oscuro gimnasio. Una vez sus pasos se perdieron, la puerta se cerró detrás de ella.

Fran y Miranda compartieron miradas, la última más apenada que la primera. La directora suspiro y pasó a sentarse en un banco cercano, esperando el desenlace de la prueba llevándose a cabo dentro.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #866: September 30, 2022, 05:39:59 PM »
El forzoso reencuentro con Kazutora fue incómodo, inquietante a cada segundo que pasaba bajo la percepción de que el ahora tranquilo chico vendedor del PetShop de pronto tomara el gusto por volver a ser el desequilibrado adolescente que le rompe la cabeza a alguien con una llave inglesa y, ¿por qué no decirlo? el volver a compartir con Kazutora de una forma tan inesperada fue como aquellos sueños extraños donde de la nada pasas de estar en una zona agradable con gente tranquila a saltar de la nada a un backroom nivel 49999 con los hombres de amarillo y todo.
Sí, Kana se vició viendo como Yato miraba en su TikTok esos videos que en un comienzo le parecían absurdos, pero lamentablemente se introdujeron en su inconsciente y terminó por tener esa clase de pesadillas. Maldito Yato.

Bien, pasando del extraño reencuentro con ex Rebel Kazutora Hanemiya, ahora se encontraba compartiendo con su ex Knight, Manjiro Sano (y su accesorio indispensable, Draken)
La escena era divertida de ver, ellos dos, Kana y Mikey, caminaban adelante y Mikey se metía en varias tiendas tanteando productos la mayoría de ellos comestibles mientras Kana le seguía el paso. Más atrás de ellos, Draken iba a unos metros supervisando que todo estuviera bien en el perímetro.

Ridículamente, la imagen era como dos niños entusiasmados mirando los vitrales de las tiendas comerciales mientras su adulto responsable iba detrás sigilosamente cuidando que no se metieran en problemas.

A Kana le llamó la atención que algunas personas de las tiendas comerciales reconocieran a Mikey y le regalaran las cosas que él observaba con interés. Notoriamente con los años Mikey se volvió en alguien importante de la mafia y muchas personas le temían y respetaban entonces para estar bien con él y sus chicos lo agasajaban con obsequios.

“Logró lo que siempre quiso. Tener una banda criminal de importancia”

Eso le causó cierta nostalgia a Kana, porque por una parte se alegraba que Mikey cumpliera su sueño (aun cuando fuera un sueño mal visto) pero, ¿a qué costo? Si bien ahora él mantenía una sonrisa en su rostro cada vez que se giraba a verla y preguntarle con amabilidad si ella quería que le comprara algo, su mirada oscura y negra estaba más vacía de lo normal.

Estaba segura que el Mikey del pasado se quebró en algún punto y lo que tenía ahora era una cáscara la cual no tiene nada en su interior.

-¿Kana?
-¿Ah?
-Te he estado llamando hace rato… ¿En qué estás tan distraída?
-N-Nada, me acordaba de cosas… Supongo.
-¿El pasado?
-Algo así…
-Sé que probablemente no quieras hablar de esto per—
-¡No quiero!- La joven se voltea y lo deja hablando solo.
-Oye… Pensé que a estas alturas serías un poco más madura.
-Quien lo dice.
-Si no quieres hablar sobre que eres HiME de nuevo, está bien. No te voy a obligar a hacerlo, por ahora.-
-Gracias.- Kana suspira, más tranquila. Sabe que Mikey es o era de lo más insistente pero también tiene la sensación de que, al menos por hoy, no se involucrará en su vida. -¿Qué hacemos?
-¿Vamos al cine?
-¿Ahora? Hay un estreno, dudo que podamos conseguir una entrada con todos esos fanáticos haciendo fila.
-Ken-chin ya compró entradas.- chasqueó los dedos. –Tótem, ven aquí.
-No me llames de ese modo, enano.- masculla el alto. Él saca tres boletos y le entrega uno a Kana y a Manjiro. –Compórtate allí adentro, ¿quieres?

Al entrar, Kana y Manjiro quedaron juntos en un sitio privilegiado. A la HiME le llamó la atención que Draken se sentara casi hasta el último, tranquilo (quizá ese era su momento de paz sin Mikey) mientras comía palomitas.

-Si quieres comer algo le pedimos a Ken-chin que nos compre.
-Es tu amigo, no tu esclavo.- le regañó


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #867: September 30, 2022, 06:50:23 PM »
AHHHHHHHHH

59.5







Cuando regresaron a Cinnamon, encontraron que Tori andaba mucho más tranquilo… y con otro milkshake entre sus manos. Sus mejillas sonrosadas y sus ojos vidriosos y rojos indicaban que había estado llorando por un rato, pero que, felizmente, Kohaku y el resto habían logrado calmar a la bestia. Rinne no estaba seguro de quién había sido el alma caritativa que había realizado semejante hazaña, pero apostaba por el nuevo milkshake de fresa…

Que él no pensaba pagar, muchas gracias.

“Y regresó el alma de la fiestaaa~” canturreó Rinne, haciéndose un espacio entre Tori y la mesa para volver a su sitio. Aunque indignados de pertenecer al mismo grupo de recién llegados que él, Niki y Eureka lo imitaron y también retomaron sus asientos de antes. “¿Eh? ¿Por qué siento que me juzgan?” Preguntó el líder de Crazy:B, confundido con las miradas de algunos presentes.
“Rinne-han, a veces eres un inútil.” Kohaku suspiró en voz alta.
“HiMERU está de acuerdo.” HiMERU asintió sin titubeos.
“¿Y ahora qué hice?” El pelirrojo sonrió de oreja a oreja. “¿Acaso no pueden vivir sin mí por unos minutitos? Tenía cosas que meditar y estos dos babosos me interrumpieron~”
“¿Estás diciéndole babosa a Suoh? Wow, Amagi. Cada vez caes más bajo,” lo criticó HiMERU.
“Lo siento, señorito perfecto, pero ciertas personas me dan la confianza de tratarlas como me pegue en gana. Ya veo que usted, su majestad, no es una de ellas~”
“Y nunca lo será.” La sonrisa irónica en el rostro de HiMERU hablaba más por él que su tono de voz controlado, pero el gesto de levantarse de repente y retirarse sin despedirse… bueno, esa era una señal aún más grande de su disgusto y falta de paciencia. Aunque Eureka no entendía mucho de la situación, no le costaba nada ponerse en los zapatos del idol: tener a Rinne como líder significaba lidiar con un constante dolor de cabeza con patas.

Eso irritaría a cualquier persona, incluso a un idol perfecto como el peliceleste.

“Qué pena, no le pedimos su número…” murmuró Eureka. A su lado, Oikawa la juzgó con la mirada.
“Eureka-chan… ¿En serio querías pedírselo?”
“Pues sí.” Eureka sonrió. “¡Pero no por los motivos tontos que de seguro corren por tu mente! Ya luego te explicaré.”
“Am, ¿Vas a dejar que tu lacayo se vaya así sin más?” le dijo Tori a Rinne. “No me esperaba menos de una unit mediocre como la tuya, pero no deja de sorprenderme.”
“A diferencia de Fine, donde Tenshouin tiene que cambiarle los pañales a todos, yo le doy libertad a mis miembros, pequeño~” Rinne sonrió. “A juzgar por tu humor, ya debes estar bien, así que te invito a retirarte~ Necesito hablar con mi unit a solas.”
“¡¿Y por qué solo me botas a mí?!” Preguntó Tori, indignado. “Además, ¡no dejaré que difames a Eichi-sama! ¡Nuestra unit no es así como tú dices!”
“Himemiya…” empezó Eureka, antes de un pequeño suspiro cansado. “No deberías tratarlo así. Sé que Rinne está en modo insoportable, pero te ha ayudado… un poco.” La HiME no sonaba muy segura de sus palabras. “¡EN FIN! Si no tienes nada más que hacer aquí, te sugiero que le hagas caso.”
“Wow, Eureka-chan. ¿No te gustaría ser miembro de Crazy:B? ¡Necesitamos gente como tú!” Rinne soltó una risotada irritante. “Al menos, podrías ser nuestra mánager~”
“No, no, no. Ya está muy ocupada siendo la mánager de mi equipo,” comentó Oikawa, orgulloso.
“Y la nueva asistente de Mama…” La HiME se veía a dos segundos de jalarse el cabello. “Ay, yo me meto en tonterías sin pensarla dos veces.”
“Así es la vida, Onee-san~ Una gigantesca y constante apuesta.”
“No todos vivimos en el pachinko, Rinne-ku—” Niki se interrumpió a sí mismo al ver la mirada asesina de su amigo. “¡NO ME PEGUEEES!”
“…Uj, bueno.” Tori rodó los ojos y, luego de un sorbo ruidoso de su bebida, se paró de la mesa. “Gracias… supongo. Los veo por ahí,” fue su rápida y parca despedida. En un abrir y cerrar de ojos, se alejó de la mesa y continuó su camino hacia la entrada del café.
“Y ahí se va otro niño engreído~” Rinne apoyó sus codos en la mesa, colocando su cabeza en la palma de su mano. “¿Alguien más desea retirarse antes de que empiece a hablar sobre un tema muy importante?”
“Pero HiMERU-han se fue, Rinne-han,” le dijo Kohaku.
“Eh.” Rinne se encogió de hombros. “Él ya lo sabe. Y ustedes también, pero a diferencia de Merumeru, aún no he tenido la oportunidad de amenazarlos frente a frente.”
“Uh… ¿A nosotros también?” fue la inteligente pregunta de Eureka.
“No eres tan brillante que digamos, ¿verdad?” Rinne sonrió, enternecido con su estupidez. “Te dije que no hay problema si se quedan. Confío en ambos porque son familia de Kohaku-chan.”
“Yo no soy—”
“Pronto, Eureka-chan.” Le aseguró Rinne. “Pronto.”
“¿Qué…?”
“Tú déjalo contar el chisme, Eureka-chan~” le propuso Oikawa, al borde de morir por la vergüenza. Quedaba claro que Rinne sabía todo: bastó media hora a su lado para notar lo que sentía por su mejor amiga.

Tan solo esperaba que el resto de Crazy:B —incluyendo a su amado sobrinito— no fuera tan observador como el líder de la unit.

“Pueees… Niki les compartió un video ayer.”
“…Sí,” se escuchó la confirmación deprimida por parte del culpable.
“En él, salía alguien parecido a mí.”
“Sí, tu hermano menor. O al menos eso dice Niki-han… y también el rumor que se ha esparcido por ES.”
“Oh, ¿cómo así, Kohaku-chan?” Rinne se mostró interesado en ello.
“Tengo conocidos del curso de trainees,” comentó. “Es que ando buscando a alguien… pero bah, eso no importa.”
“No, ¡eso sí importa!” afirmó Oikawa, muy decidido. “¿A quién buscas, Haku-chan?”
“De ahí te cuento. No me interrumpas.” Kohaku suspiró. “Bueno, los trainees me contaron lo que pasó ese día. El pelirrojo frente a Tenshouin-han que escaló las paredes hasta llegar al tercer piso del edificio se presentó como Hiiro Amagi.”
“Ese imbécil…” Rinne negó con la cabeza, llevándose la mano libre a la frente. “¿Y todos lo conectaron conmigo?”
“Mm.” Kohaku asintió. “Pero tenemos suerte de tener una reputación mediana. Sino… el escándalo nos habría afectado. Aunque dudo que dure más de una semana. Varios artistas harán comeback pronto y opacarán la noticia… claro, si llega a salir en revistas faranduleras o algo así.”
“No, tranquilo. Revisé la edición de hoy y ninguna menciona algo relacionado a ese incidente. Debo suponer que Tenshouin compró el silencio de los medios… o el rumor no ha sido tan grave como para aplicar medidas drásticas.”
“Bueno, pero no entiendo. ¿Por qué nos debería importar que tu hermanito haya regresado?” preguntó Niki, confundido. “¡Ese es tu asunto!”
“Lo es y no pretendo lavarme las manos. Pero necesitaba dejar dos cosas en claro: 1) eliminen ese pinche chat grupal que tienen sin mí, y 2) les prohíbo tener algún tipo de contacto con Hiiro.”
“Eso es imposible, Rinne,” habló Eureka, ignorando la voz en su mente que le gritaba que no se metiera en asuntos ajenos. “De seguro los buscará a ellos.”
“Maldigo el momento en que dije que podrías ser miembro honoraria de Crazy:B,” dijo Rinne, con un ligero tic en el ojo. “Retiro lo dicho.”
“¡Oye! ¡Solo dije la verdad!”
“Sí, sí. ¡Eeeen fin! ¡Ignórenla! ¡Y asimismo, ignoren a Hiiro! ¡Ese niño no existe! Listo. Excelente reunión, queridos compañeros, pero Rinne Amagi tiene asuntos pendientes. ¡Un gustoooo!”

« Last Edit: May 15, 2024, 08:11:42 AM by Eureka »


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #868: September 30, 2022, 08:38:51 PM »
Había esperado terminar este fic, pero mejor no lo apuro (e igual lo que posteo me salió largo).

107.1.


Llegó el fin de semana luego de varios días llenos de tensión y ajetreo. Lo sucedido la tarde anterior seguía fresco y a pesar de ello (o quizás debido a ello) Saki y Tsubasa terminaron por formalizar su asistencia a una reunión con las otras HiMEs. Ambas chicas cubrían el camino hacia la universidad en una mañana brillante con cielo azul.

“…” Saki miró a un costado y dio un suspiro. “Es muy temprano, podría estar durmiendo.”
“Son casi las diez de la mañana, Hanajima-san,” observó Tsubasa, con curiosidad.
“Exacto, gracias por darme la razón, y en un sábado para empezar.”
“Haha, vamos, no se debe perder la costumbre a hacer cosas buenas para uno,” rió un poco. “Yo podría argumentar que habría que prestar más atención a disciplinarse y levantarse temprano en los días libres ya que es un esfuerzo que hacemos por nosotros mismos.”
“No, mi dedicación es dormir más, pero entiendo que somos personas opuestas.”
“Pues como una HiME te conviene ahora prestar más atención a tu rutina y lo que es bueno para ti,” afirmó la presidenta de la clase con una sonrisa victoriosa y levantando un índice. “Obviando lo que ocurrió ayer, es algo que nos toca ahora.”
“…” desvió más su mirada con un incremento en su incomodidad. “Quisiera restar importancia a lo que dices, pero la memoria de todo ello sigue fresca, qué pesado…”
“Sobre ello, ahora que lo pienso,” se sorprendió. “Realmente se cayó la máscara que te puso mi Rebel. ¿Cuándo ocurrió eso? Ni las enfermeras juntas pudieron arrancarlo.”
“Hubieras hecho bien en ni mencionarlo, Tsubasa,” dejó caer su cabeza hacia delante, frustrada. “Sucedió poco antes de mi hora de cenar. Simplemente se cayó sola y se deshizo en el acto.”
“Ah, menos mal te dejó dormir bien,” se alegró.
“Es una forma interesante de verlo…” dio un suspiro. “Lástima que ni tengo esa excusa para salirme temprano de la reunión…”
“Hanajima-san, no puedo dejar que te vayas así, no después de lo que sucedió ayer,” Tsubasa asintió decidida. “Te pusiste en riesgo y hasta dejaste que Gokotai te siguiera. No sabemos lo que mi Rebel hubiera podido hacerle. A su vez, por todo eso, tuvimos que importunar al pobre de Sadamune-kun. Estoy convencida que hubo una mejor forma de actuar y es en estos entrenamientos donde lo aprenderemos mejor.”
“…” se vio inconforme. “…no negaré que sí expuse a Gokotai sin pensarlo. Entiendo que ayer no causé más que convenientes.”
“Vaya…” Tsubasa sonrió apenada. “Puede que tengas algo de razón, pero no sólo hablaba por ti. Yo también fallé en prevenir que mi Rebel hiciera tantos destrozos o en cómo actuar ni bien todos comenzaron a involucrarse. Es por esto que nos obligo a asistir. A las dos nos vendrá muy bien aprender de las demás.”
“No tienes que pretender tener todas las respuestas, Tsubasa. Recién comienzas, así que date algo de crédito. Hiciste lo que pudiste.”
“Si tan sólo sí lo supiera todo, pero sólo sé lo que sé, y agradezco tus palabras, Hanajima-san, pero no puedo quedarme complaciente,” la cuatro ojos sonrió incómoda. “A su vez, temo mucho por ti. Mi Rebel tuvo razón, ¿sabes? Te tomaste su ataque personal. Tú dijiste que estabas dispuesta a destrozarlo todo cuando te le enfrentaste,” frunció el ceño y le apuntó. “Pues como la presidenta de nuestra clase reprocho esa actitud individualista. Esa no fue una manera correcta de actuar y nunca lo respaldaría. Como una HiME con poderes, debes aprender a ser responsable.”
“Quisiera que no mencionaras a tu desagradable Rebel como el que tuvo la razón…” negó frustrada y frunció el ceño. “Cuando regresé a casa, Megumi se negó a ayudarme a quitarme la máscara. Dijo que se caería pronto. También se puso de su lado al no darme información sobre ese chico, algo sobre ‘respeto entre Rebels’ o qué sé yo…”
“Hehe…” Tsubasa rió un poco.
“¿Por qué te ríes de mí?” le preguntó tranquila, aunque con leve impaciencia. Le miró extrañada.
“Creo que esa fue una manera discreta de tu hermanito de velar por ti y llamarte la atención, eso es todo,” observó alegremente. “Confío en que Megumi-kun sólo quiere lo mejor para ti. A su vez, hay que entender su posición como un Rebel en esta guerra. También, por el hecho que él tiene más que ver en este asunto que tú, puede que haya algunas cosas que te harían bien aprender de él. La modestia y prudencia serían un par.”
“…” dio un suspiro. Se sentía ya muy cansada y hastiada de Hanasaki y las HiMEs por el día por más que sólo hablaba con Tsubasa camino a la reunión. “Este día no podría acabarse más pronto. Dudo sacar nada útil de aquí. También… estaré viendo a la propia HiME de Megumi frente a frente…” frunció el ceño. “¿…por qué debería presentarme ante ella? La pobre lo tendrá difícil y yo podría complicarlo más sólo estando ahí…”
“…” Tsubasa sonrió con pena y abrazó a su amiga de un brazo.
“Tsubasa…”
“Me agarraste, es difícil y no sé bien qué decirte ahora, pero es por eso que tenemos que asistir, para aprender y para buscar los puntos de vista de las demás,” afirmó decidida y esperanzada. “Esa pequeña es una persona muy linda y con buenas intenciones. Si bien muchos aspectos del conflicto se nos escapan, ¿qué tal si no olvidamos lo humanas que todas somos? No es bueno que huyamos por incomodidades que no nos corresponden. Hay que hacerles frente y aprender.”
“…” miró el rostro alegre de su amiga, y no evitó sonreír un poco con cansancio. “Lo entiendo, si no me doy media vuelta es porque no he desistido, Tsubasa. No te preocupes más.”
“Hehe, lo sé, es sólo que un poco de ánimos nos vienen bien a todos,” celebró y le soltó. “Sigamos, te aseguro que las chicas son todas muy buenas y comprensivas. Ya algunas me han dicho que ansían conocerte.”
“…” siguió caminando. “Tsubasa, antes que se me olvide…”
“Sí, ¿qué sucede, Hanajima-san?”
“Tú me llamaste Saki cuando tu Rebel me atacó con esa máscara,” observó pensativa, con una mano en su mentón.
“Sí, lo hice…” se vio perdida.
“¿Por qué tomó ese ataque para que dejaras tu formalidad de lado?”
“Ehh, pues, por lo que mi Rebel dijo, suena a que él puede influenciar a otros, algo que no me quedó muy claro, pero temí que lo intentara contigo,” se explicó incómoda. “Me alegro mucho que apenas selló tus poderes.”
“Ya veo, es porque temiste en ese momento…”
“Sí… ¿estuvo mal?”
“No, más bien,” rodó los ojos y dio otro suspiro, frustrada. “Sólo quisiera que pudieras llamarme por mi nombre por más motivos que por temer por mi vida o integridad. A veces se siente como si no fuéramos amigas…”
“N-no, eso no es verdad,” se impresionó.
“Yo lo sé y no es que me moleste…” Saki negó y sonrió con empatía y cansancio. “Es sólo como eres. Sólo quise mencionarlo.”
“Eh, sí,” se extrañó y se quedó pensativa.
“Olvida lo que dije, sigamos… que esto se acabe pronto.”
“Vamos, no puedes ir con esa actitud,” Tsubasa negó para despejarse y así ambas continuaron con el trayecto, prontas a llegar.


Mientras tanto, en Rizembool U, Shinano caminaba junto con Syo y Natsuki luego de que los tres tuvieran un desayuno en el campus. Los tres acudían a la práctica del club de drama.

“Ahh…” Shinano soltó un alarido con gran desaire.
“No te sientas mal, Shinano-chan, tú mismo dijiste que irás donde tus hermanos ni bien terminemos con esta reunión,” le recordó Natsuki, amablemente y con una amplia sonrisa.
“Lo sé, pero…” pasó a hacer un puchero. “Uhh, yo que le pedí a Atsushi-nii que fuera a hablar con Gotou conmigo presente,” se cruzó de brazos. “No me parece, ya es la segunda vez que me excluyen para algo divertido.”
“Por lo que puedo entender de tu familia, puede que no sea divertido,” Syo dio un suspiro. “Entiendo que no te guste, pero no te lo tomes a mal. La práctica de hoy durará muy poco y luego te puedes poner al día con ellos.”
“Sí, tendrá que ser. Había pensado hasta saltarme la obligación hoy, pero…”
“Oh, no puedes, Wataru-chan nos ha dicho que desde hoy nos observará de cerca para definir nuestros roles en su próximo proyecto,” le alertó Natsuki.
“Eh, sí, verdad…” se sorprendió al haberse olvidado de ello. De igual manera, Shinano sonrió con torpeza. “Pues, sigo siendo muy nuevo en el círculo y entiendo que no me escojan para nada importante. Ustedes dos son muchos mejores actores que yo.”
“Con esa actitud no podrás ponerte al día, Shinano,” le observó Syo, quien extendió un puño hacia él. “¡Vamos, tienes que animarte! Habrá cosas que te faltan aprender, pero de todos modos tienes el carisma y el potencial. Natsuki y yo confiamos en ti.”
“Hehe, muchas gracias, Syo, significa mucho que tú lo digas,” sonrió apenado. “Siento decirlo así, tienes mucha razón. Ehh… aunque si debo admitirlo, mi motivo principal de asistir de todas formas es porque Itsuki-senpai me advirtió que no le hiciera perder el tiempo a Hibiki-senpai y que el club sería un aditivo muy importante a sus lecciones,” miró a sus alrededores para asegurarse de que no hubiera moros en la costa y finalmente dejó caer su cabeza hacia el frente, agotado. “Uhh… a veces me arrepiento de buscar el tutelaje de Itsuki-senpai. Él es muy severo conmigo y esta semana ha estado de muy mal humor,” se abrazó a sí mismo. “E-el otro día al mover cosas se me cayó un alfiler y juro que lo oyó desde otra habitación y me llamó la atención como por quince minutos.”
“Uhh, eso suena terrible, lo siento mucho…” Syo se espantó e hizo una mueca de dolor. “Ahora tengo un temor real de que Ai-senpai me haga lo mismo en algún momento.”
“¡Es por eso que no es tanto por espiar su conversación! ¡Quiero pasar tiempo con mis hermanos para sentirme querido por alguien y justo se ven cuando yo no puedo!” reclamó afligido.
“Ya pasó, ven aquí,” Natsuki se ofreció y le dio a su amigo un lindo y no mortal abrazo. “Está bien, está bien, tú sabes que Syo-chan y yo te queremos muuucho y siempre estaremos ahí por ti. Hehe, y cuando salgas de aquí te irás derecho donde tus hermanos para que te engrían un poco.”
“Sí, muchas gracias, Natsuki,” Shinano se vio aliviado y terminó por enterrar su rostro en el pecho de su enorme amigo un momento. “Siempre eres muy reconfortante, me siento mejor.”
“Ya no eres un niño para actuar así, Shinano,” Syo alzó una ceja, confundido.
“Uhh, sólo fue un momentito,” Shinano soltó al otro e hizo un puchero. “A todos nos viene bien un abrazo.”
“Sí, es verdad,” Natsuki asintió y abrió sus brazos en dirección a Syo. “¡Ahora quiero abrazarte también a ti, Syo-chan!”
“¡¿Q-qué?!” se espantó.
“Hehe, abrazar a Shinano me ha hecho querer abrazarte a ti. Vamos, así te doy energías.”
“¡N-no lo hagas, Natsuki! ¡Espera! ¡NO!”

Pese a negarse, el pequeño rubio terminó siendo apresado por ese amigo oso que tenía, quien, a diferencia de Shinano, no supo medir su fuerza con él.

“Hmhm~ hueles a manzana verde, ¿será tu shampoo?” preguntó Natsuki, sonriendo tontamente en pleno abrazo.
“¡Ahhh mi espalda!” gritó Syo, quien intentaba extender su brazo en súplica y desesperación. “¡Shinano, s-sálvame, por favor!”
“Y-ya, Natsuki, estamos yendo a la práctica, muchas energías no son necesarias,” el pelirrojo sonrió incómodo y le dio palmaditas al hombro. Felizmente ello funcionó esa vez y el pobre Syo terminó desparramado sobre el piso.
“¿Oh, Syo-chan?” el mayor ladeó su cabeza. “¿Por qué te has caído? Hehe, ¿el abrazo te habrá dado sueño? Si es así, tal vez andes un poco muy estresado.”
“Uhh… casi me matas…” murmuró aplastado y moribundo. “¿Por qué nunca te das cuenta…?”
“Ehh, vamos de una vez, seguimos lejos y se nos puede hacer tarde,” les recordó Shinano, quien se agachó. “Syo, puedes apoyarte en mí.”

De ese modo, continuaron con su trayecto al club de drama. Esa pequeña conversación había servido para animar a Shinano. Sin embargo, le tocaría una práctica con Shu al día siguiente, y con ese humor que había traído esos días, no evitaba preocuparse. Se preguntaba a qué se debía.

Su cabeza no tardó en enfocarse en la presente actividad, y de paso cuestionarse sobre sus dos hermanos que se estarían reuniendo antes de que llegara. Intentaría alcanzarles lo antes posible.


El día había llegado. Luego de muchos otros sucesos y quehaceres, Atsushi finalmente pudo darse el tiempo de visitar a Gotou en su apartamento en Ginza sin la presencia de los demás. Si bien se encontraba para hablar sobre un tema de gran interés, a su vez le resultaba foráneo e incómodo. Se preguntaba si realmente podría hacerlo.

Aunque, obviando dicha ‘labor’, si ello fuera a fallar, el sólo hecho de visitar a su ahora elusivo hermano era suficiente para que ese día valiera la pena.

Encontrarse en ese ambiente sin toda la gente de la reunión anterior relucía lo espacioso y lumínico de aquel apartamento. Casi desconocía ese lugar.

“Supongo que no tuviste problemas llegando, no te esperaba más rápido que esto,” observó Gotou en lo que ambos ocupaban la sala.
“¿Eh? Por supuesto que no. ¿Por qué pensarías que lo tendría?” preguntó alzando una ceja.
“Oh, lo es que lo haya hecho, perdón,” el pelimarrón se inquietó un poco y desvió su mirada. “Creo que olvidé por un momento que ya me habías visitado. En verdad te has adaptado rápidamente a la ciudad.”
“Bueno, decir que poco ha pasado desde mi llegada sería menospreciar todo lo sucedido,” dio un suspiro. “He estado corriendo por doquier sin parar. Entre lo ocurrido con nuestros hermanos, el paseo, incluso Fudou anda estudiando en Hanasaki ahora. ¿Quién lo diría?”
“Cierto, ¿y cómo está Fudou?” Gotou se impresionó. “Es verdad que reanudó sus estudios.”
“Pues bien, de eso no te preocupes,” sonrió ampliamente. “Heh, si yo no estoy detrás de él, puedes imaginar que o nee-san o Monoyoshi lo andan vigilando. Todavía lo veo inseguro, aunque diría que anda en buen ritmo.”
“Sospecharía si dijeras que ya no tiene nervios o recelo de la situación, es de esperarse.”
“¿Qué quieres decir?”
“Nada, o sea, de todos modos, le costaría acoplarse a su nueva rutina, y si demuestra nervios o inquietud es porque realmente lo está intentando,” se encogió de hombros. “Aunque te debo dar crédito por eso también, Atsushi. De entre todos, tú eres quien le empujaría lo suficiente como para que realmente dé todo de sí.”
“Eh pues…” se vio perplejo. “Gracias, supongo.”
“¿Supones? Haha,” para variar, Gotou sonrió entretenido y amenamente. “No te tomo el pelo ni digo una indirecta, no te pongas así. En verdad te doy crédito, gracias por lo que haces por Fudou, en serio.”
“Sí…” se tomó un poco para asimilarlo y también sonrió. “Lo aprecio. Vaya, ya no eres un niño para hablar con tanta honestidad.”
“Oye…” Gotou entrecerró los ojos. “¿Ya cuántas veces me has dicho algo semejante? ¿Cómo así sigo siendo un niño?”
“Eh, perdón, no puedo evitar recordar el pasado a veces.”
“En fin, al menos sé que tú no serías de tomarme el pelo, tendré que acostumbrarme,” dio un suspiro. “Ah, ¿quieres algo de tomar o algo? No te he atendido aún.”
“Eh, no es que tengas que atenderme, Gotou,” Atsushi se encogió de hombros y sonrió. “Soy tu hermano, ¿no? Presumo que si quisiera algo podría pedírtelo cuando se me apetezca.”
“En verdad preferiría si tú mismo te sirvieras,” el menor concluyó, también animado. “Como te dije la vez pasada, siéntete como en casa.”
“¡Claro, por supuesto!” entonces, Atsushi vio a su hermano sentarse en su sillón frente al televisor. Por su lado, se concentró en la impresionante vista de los ventanales de la sala. “¡Ohh, la vez pasada no lo noté, pero se ve casi toda la ciudad desde aquí!”
“No mucho, en verdad, no es el único edificio alto de la zona.”
“Haha, es un decir,” contestó mientras se acercaba a la ventana y miraba atenta y perdidamente al mundo de afuera. “Ya debes haberte acostumbrado, pero es una vista privilegiada. Creo que nuestros hermanitos anduvieron prendidos de las ventanas la vez pasada.”
“Ah, creo que sí, a Hakata también le gusta cada vez que me visita,” alzó una ceja. “Pero Shinano siempre me dice que le tiene miedo a la altura.”
"¿En serio?" Atsushi regresó su mirada al interior y se mostró cansado. "¿En serio Shinano es tan frívolo para quejarse de eso?"
"A veces me preocupa que con sus berrinches se ande volviendo más niño mientras que nuestros menores crecen. Por algo Hakata le recrimina tanto…"
"Eh, puede que sea sólo un berrinche como dices…"
"No lo sé," le observó atentamente. "¿Cómo te fue con Shinano cuando conociste a ese amigo suyo en Rizembool?"
"Ah, no me recuerdes eso…" Atsushi se dio un facepalm. "Ese chico es buena gente. Admito que sí se parece a mí, pero… ah, no justifica la actitud de nuestro hermano…"
"Vaya vaya…" Gotou desvió su mirada con fastidio. "Tendré que llamarle nuevamente la atención."
"Medio que yo ya lo hice…" comenzó incómodo para frustrarse tremendamente. "O sea no creo que nada de lo que le dije se le haya quedado en la cabeza, pero… está bien, Gotou. Siempre eres el que se encarga más de Shinano, tampoco tienes que ayudarme con esto."
"Si tú lo dices. No te olvides que Shinano prometió que nos daría el alcance después de su práctica del club de drama. Tal vez no toque ese tema, pero debería ponerme a pensar si tengo algo que decirle."
"Haha," rió un poco. Lo habría dicho con reproche, pero Atsushi sabía que Gotou cuidaba mucho de Shinano, y por más severo que sonara, también lo engreía a su manera.
"¿Qué te dio risa?" Gotou se extrañó.
"No, nada, sólo que…" sonrió rendidamente. "Será caprichoso y nos perseguirá tanto, pero no sería Shinano si no hiciera eso. Puede que siga un poco molesto con su comportamiento del otro día, pero también me anima saber que lo veré en unas horas. ¿No te pasa lo mismo?"
"¿Eh? Pues…" se mostró perplejo y frunció el ceño, no del todo convencido. "Tal vez…"
"Aunque…" dicho esto, Atsushi volvió a frustrarse. "…realmente lo que Shinano busca es espiar nuestra conversación. Él me pidió que le avisara para estar presente, pero no sé cuán bueno sea que lo esté."
"…" Gotou se levantó y agarró un par de latas de un frío bar cercano. Lanzó una a Atsushi. "Hiciste bien en escoger este día en que Shinano estaba ocupado para venir. No sé por ti, pero yo preferiría que no nos escuchara."
"Eh, claro…" se confundió por esa fría reserva que Gotou se daba en ocasiones. "Ehh, no es como si hubiera escogido este día porque Shinano tenía un compromiso, sólo se dio…"
"Sí, descuida, sólo me alegro que sea el caso," volvió a sentarse en el sofá y abrió su lata.
"¿Por qué no querrías a Shinano presente?" preguntó en lo que tomaba asiento en otro sofá aledaño.
"Él tiene sus recuerdos y puntos de vista, y yo los míos," concluyó sin darse rodeos. "Hay cosas en las cuales no estaremos de acuerdo, y si bien yo le respeto, ese Shinano no dejará de meter su parecer o agregar vueltas a la conversación," movió sus hombros con agobio. "Prefiero evitarlo."
"Pues… suena a algo que él haría, entiendo…" sacudió su cabeza.
"También lo prefiero en caso fuéramos a hablar sobre algo que le fuera a inquietar. No sé, ni que tenga algo así en mente, sólo prefiero evitarlo."
"Ya veo…" nuevamente la fría reserva. Atsushi comenzaba a sospechar que cada vez que el inusualmente abierto y predecible de Gotou adoptaba es actitud era porque en verdad sí tenía algo en mente y se forzaba a mantener silencio, por algún motivo…
"Pero, en fin, si vamos a evadir su presencia, podemos hablar de una vez antes que regrese. Pero antes de eso," Gotou se inclinó a Atsushi y le miró con gran intensidad. "Júrame que, sin importar cuán chinchoso se ponga contigo, no le dirás ni pío a Shinano sobre lo que te voy a decir, ¿has entendido? Lo último que quiero es tener a Shinano como cotorra defendiendo a Yagen o intentando inculcarme su punto de vista o lo que sea. Ya lo ha hecho varias veces espontáneamente sin que le dé razones, así que con más razón lo quiero que le des cuerda."
"Sí, sí, lo prometo, puedo entender lo fastidioso que puede ser. Realmente te mereces un premio por aguantar tanto a Shinano," Atsushi dio un suspiro y desvió su mirada. "Yo ya habría estampado su cara contra la pared un puñado de veces…"
"Eh," Gotou hizo una mueca de dolor. "Ganas no faltan, pero no lo hagas por favor."
"Haha, era un decir, lo prometo," alzo una palma.
"Desde ya tú también andas más cerca de Shinano, así que aprecio lo que haces por él. Yo no puedo observarlo en Rizembool."
"Ehm, yo tampoco, ni estudio ahí, apenas fui ese día," Atsushi ladeó su cabeza. "Más deberías darle el crédito a Yagen o nuestros hermanos mayores."
"Ese Yagen con las justas aceptó que Hakata existe luego de que le demandara que lo hiciera," Gotou rechinó los dientes. "Más crédito le daría a Namazuo y hablamos del irresponsable que rompió una luna de metro impulsivamente y a quien casi lo meten preso."
"Ehh, ya veo…" Atsushi sonrió incómodo. Ni comenzando la verdadera conversación podía apreciar desde ya la actitud del pelimarrón por su mellizo.  No que fuera algo nuevo, pero la contundencia de las palabras de Gotou nunca dejaban nada que desear.
"Tsk, pero en serio, ese Namazuo pudo hasta matar a Fudou ese día," continuó renegando e ignorando a su hermano maligno por un instante. "Cualquiera diría que la rivalidad entre las escuelas es lo que más debería preocuparnos y Namazuo hace semejante barbaridad. Y se supone que es uno de los hermanos mayores… vaya manera de traumatizar a Fudou e incomodar a Monoyoshi con el tema."
"Ehm, al menos puedo decir que Monoyoshi ha sido una gran ayuda y sí lo vi muy a gusto de ayudar a Fudou," agregó Atsushi, amenamente. Vio a su hermano mirarle fastidiado, y agitó sus palmas. "No lo digo por defender a Namazuo ni nada, en serio. Quiero decir, ustedes dos tienen a un gran amigo. Estoy muy agradecido con él."
"Ese es un tema aparte. Pues, será…" Gotou desvió su mirada, a simple vista desinteresado.
"Hablo en serio."
"Igual me fastidia que Monoyoshi sea quien tenga que saltar a salvar el día. El pobre no debería verse en la situación de ayudar a todo el mundo. Ni que tenga mucho tiempo libre…"
"Hm…" ello demostró que dicha indiferencia escondió incomodidad y tal vez ligera pena y cargo de conciencia. Aquella manera indirecta de preocuparse por alguien más o insinuar su punto de vista sí iba más con el hermanito orgulloso que Atsushi recordaba. Ya veía que este continuaba sin ser de todo honesto. Sonrió un poco. "Ah, pero entiendo lo que dices. Debo admitir que el día del examen de admisión me frustró por ofrecerse a acomodarnos a todos y pedir comida a cada rato. Él tiene una manera muy indirecta de salirse con su gusto… ehh, creo que suena un poco mal así…"
"No, entiendo lo que dices…" Gotou dio un suspiro. "Es la historia de mi vida. Siempre nos compraba la merienda a Fudou y a mí en el colegio. Hasta lo hacía para cualquiera que le metiera algún cuento y yo tenía que poner a todos en su lugar para que no se aprovechen de él."
"Eh…" se espantó. "Suena peor de lo que pensé."
"Asumo que ya no será tanto así, pero ni idea cómo le irá en Hanasaki. Ojalá que bien."
"Por lo que me dice Gokotai, parece que sí. Todos le tienen mucha estima y lo valoran como uno de los líderes de la clase."
"Bueno, eso suena bien, es un alivio," Gotou se animó un poco.
"¿Monoyoshi no te lo había dicho?"
"Por como es, bien podría estar estudiando en un infierno en llamas y me diría que le va de maravilla con tal de no preocuparme."
"Buen punto."
"Y de nuevo, ese rol de líder de la clase lo habrá aceptado para seguir cuidando obsesivamente de todos. Me alegra que ande ayudando a Gokotai, pero me sigue preocupando un poco…" hizo una pausa y dio un suspiro, para verse apenado. "Lo siento, Atsushi. Tú has venido para hablar sobre otra cosa y yo termino lanzándote otro tema."
"¿De qué te disculpas? Por cómo te expresas, me parece que es algo de lo que no has podido hablar con nadie," Atsushi asintió y sonrió decidido. "Vamos, Gotou, confía en tu hermano. Estamos aquí para decirnos las cosas. Me parece muy bien que te preocupes por tu amigo."
"Pues, si tú lo dices, tienes razón," asintió y sonrió un poco. "Gracias Atsushi."
"¡Claro! Ahora si pudieras enseñarme a cómo evitar que sea tan obstinadamente servicial. A veces me parece que no trato con una persona normal."
"Eh," curiosamente, Gotou se sorprendió cómo si hubiera sido sacado de cuadro.
"Gotou, ¿qué pasó? ¿Dije algo malo?" ladeó su cabeza.
"Sólo…" llevó un puño a su mentón mientras organizaba sus ideas. Terminó frunciendo el ceño y negando. "Sólo no digas nada como si Monoyoshi no fuera normal o no fuera una persona."
"No es que haya querido decirlo…" se preocupó. "¿Por qué lo mencionas?"
"Yo sé que no, pero simplemente no lo digas, en especial a él. Son… cosas del pasado, nada realmente importante," resumió frustrado.
"…" tenía curiosidad, casi parecía serio, pero lo respetaría. "Eh, si tú lo dices. Sólo espero que tu amigo esté bien."
"Ojalá, él que no cuenta nada a nadie…" rodó sus ojos, impaciente. "Aunque no que tenga derecho de recriminarle. Casi ni lo puedo ver."
"A veces me lo encuentro en casa de Fudou y diría que todo bien…" comenzó de buenos ánimos, pero entonces se detuvo y se puso inquieto. "Verdad…"
"¿Eh? ¿Pasó algo?" preguntó alarmado.
"No sé si lo oíste de Gokotai…"
"No… no creo, ¿de cuándo?"
"Justo ayer en la tarde. Gokotai nos lo dijo a todos ni bien regresó a casa…"
"¿Gokotai está bien?" preguntó sentado al borde del sofá, listo para pararse como resorte.
"Sí, Gokotai está bien, tranquilo," algo le decía que no podría mantenerlo calmado, pero haría el intento. "Felizmente no le pasó nada a él."
"¡¿Cómo que a él?! ¡Escúpelo, dime qué pasó!"
"Y-ya, es sólo que un Rebel atacó su colegio…"
"¡¿Qué cosa?!" se agitó lo suficiente para derramar parte de su gaseosa en el sofá.
"Sí, eh, pasó después de clases cuando sólo estaban los encargados de limpieza en el colegio. Del salón de Gokotai eran Monoyoshi y la presidenta, si entendí bien."
"¡¿Monoyoshi estuvo ahi?!" con eso, Gotou terminó apretando su lata y el resto del líquido se rebalsó. "¡No me digas que el imbécil saltó a pelear contra el Rebel mientras los demás huían!"
"Eh, n-no, eso no pasó."
"¿En serio?"
"O sea, no al inicio…"
"¡Tsk, maldición, lo sabía!" Gotou se puso de pie y parecía listo para cruzar medio mundo en búsqueda de dicho 'imbécil amigo' que decía tener.
"¡U-un momento, ni termino la historia!" Atsushi también se levantó buscando apaciguarle (pese al espléndido trabajo de lograr lo opuesto con su manera de decir las cosas). "¡Monoyoshi comenzó evacuando a todos cuando el Rebel apareció, sólo buscaba hacer eso, pero cuando Gokotai y su otra amiga fueron en búsqueda de la presidenta fue que Monoyoshi les siguió!"
"¡¿Dices que Gokotai saltó al peligro así?! ¡¿Qué demonios?! ¡Ese Namazuo es una mala influencia para él! ¡Tremenda negligencia de Hanasaki!"
"Eh, sí es increíble, nunca pensé que Gokotai lo haría."
"Bueno, por más injustificable que siga siendo, al menos Monoyoshi tuvo una mísera razón de jugar al héroe esta vez si es que ese colegio falló en proteger a sus estudiantes…" Gotou zapateaba levemente en un intento de contener su fastidio. "Y espero que ahora me digas que Monoyoshi está bien."
"Eh… hm, ojalá que sí…"
"¿Qué quieres decir?" volvió a mirarle con intensidad e ira.
"Oye, cálmate."
"¡Ni se te ocurra decirme que me calme si tengo motivos de lo contrario! ¡Termina con el asunto de una vez! ¿Qué pasó?"
"Verás… según pude entender, Monoyoshi arremetió contra el Rebel."
"¡¿Él fue el que atacó?!"
"¡Déjame terminar!" ni que quisiera hacerlo, pero bueno… "Se armó de un tubo de metal y se metió para proteger a nuestro hermanito. Al parecer se defendió bien en un inicio, pero luego le cayó un ataque perdido de la HiME y se electrocutó."
"Qué."
"Eh, Gotou…" luego de tantas exclamaciones de su parte, Atsushi se extrañó de oír apenas dicho callado monosílabo. "Esa es toda la historia… ¿estás bien?"

El pelimarrón no dijo más y procedió a dejar su lata sobre la mesita, sacar su celular y marcar un número. Hubo un silencio sepulcral hasta que ambos oyeron a un conocido pelirrosa contestar con su tono alegre de siempre.

"Buenas tardes, Gotou-san. Qué grata sorpresa…"
"¡MALDICIÓN MONOYOSHI! ¡¿PELEAR CONTRA UN REBEL CON UN TUBO?! ¡¿TERMINAR ELECTROCUTADO POR LA HIME?! ¡TREMENDO CABEZAHUECA, DEJA DE DESPERDICIAR TU VIDA!"

"Uhh…" Atsushi negó apenado y rendido. Su temperamental hermano continuó con una serie de llamadas de atención en lo que su interlocutor le pedía que se calmara y le aseguraba que nada le había pasado, argumentos que sólo alimentaban las brasas de la ira. La próxima que viera a Monoyoshi, además de preguntarle por su salud, Atsushi se disculparía por no darle a Gotou las noticias de una mejor manera.

No era necesario decirlo, pero el tema de la reunión de ese día se pospondría un poco más.






Saki y Tsubasa ingresaron a la parte atlética de la universidad y finalmente llegaron a una pista de atletismo. Ahí algunas HiMEs se encontraban ya dando un trote alrededor de la pista. Saki se detuvo en el momento en que divisó a una chica mucho más joven que las otras hablando amenamente con otro par, y desvió su mirada.

“Hanajima-san,” Tsubasa se dio cuenta y se detuvo a su costado.
“Es ella, ¿no es así?” preguntó apagada.
“Eh, sí,” sonrió apenada. “Supongo no me sorprende que te reserves así.”
“Se ve como una buena chica. Parece amena, amable, estudiosa…”
“Nio-san es una pequeña muy linda, de lo que he podido ver.”
“Vaya…” Saki sonrió con ironía. “Casi me dan ganas de alentar por ella. En comparación, Megumi parece un recluso peligroso de la sociedad.”
“Vamos, no bromees con eso,” Tsubasa se incomodó. “Puedo decir que Megumi-kun también es las tres cosas.”
“No tanto lo tercero y lo ameno y amable que tiene es raro y cuestionable…” dio un suspiro. “La mayoría de gente no lo vería así.”
“Supongo que también hablas sobre ti, Hanajima-san, pero sólo basta dialogar un poco contigo para entender lo buena que eres,” entonces, Tsubasa notó que la mentora fue quien las detectó y se acercó a ambas.
“Buenos días, Tsubasa. Te estaba esperando,” dijo Enmusubi amenamente, quien pasó a mirar a Saki sin inmutar su amplia sonrisa.
“…” por su parte, la chica vestida de negro se retrajo ante las energías rebosantes de esa pelimarrón enana de brillantes ojos azules.
“¡Oh, tú debes ser Saki! Puedes llamarme Enmusubi, es un gusto,” asintió. “Prometo que te ayudaré en todo lo que pueda.”
“Sí, gracias… supongo…” le miró con mínima curiosidad. “Usted es… ¿otra HiME?”
“Ah, ¿dónde están mis modales?” esta rió un poco y sonrió con orgullo. “Yo seré tu mentora HiME y la mentora de todas. Me aseguraré que se conozcan muy bien y se apoyen en conjunto.”
“Ya veo…” Saki ladeó su cabeza y le miró perpleja y no convencida, ya que dicha mentora, a pesar de sus palabras y su seguro tono de voz, parecía menor a ella misma. Pasó a mirar a la pista, donde había un chico rubio mayor quien lideraba un pequeño grupo de gente que corría. “Por un momento pensé que él iba a ser nuestro mentor.”
“Eh, él…” Enmusubi se vio torturada y dio un suspiro. “Él es Sohayanotsurugi y es mi asistente, pero…” frunció el ceño y se cruzó de brazos. “Tenía que ser otra HiME que duda de mi especialidad y mis intenciones. No todo se define por la apariencia, ¿de acuerdo?”
“Sí, lo sé muy bien, Enmusubi-san,” le aseguró Tsubasa, amablemente. “Disculpa a mi amiga. Hanajima-san es una persona muy directa, pero tiene buenas intenciones.”
“No puedo decir que siempre las tengo, Tsubasa,” divagó Saki.
“Pues al menos debes tenerlas al conocer a una superior que quiere ayudarte,” le reclamó con sus manos en sus caderas. “Seré nueva aquí, pero entiendo que la magia de Hanasaki sobrepasa edad y apariencia y confío en nuestra mentora.”
“Hehe, eres una buena chica,” Enmusubi volvió a alegrarse. “De todos modos, ya estaré demostrando a todas cuán útiles mis habilidades son, así que no puedo desalentarme aún.”
“Es verdad que hoy esperabas tener un entrenamiento mágico, lo estuve esperando,” siguió Tsubasa. “¿Será que este calentamiento es un preámbulo?”
“Pues, la verdad…” una vez más, la pequeña mentora dejó caer su cabeza hacia delante. “Lamentablemente, la universidad tiene algunas actividades deportivas justo hoy y sólo contamos con este ambiente por un par de horas. Quisiera llevar a cabo un entrenamiento así bajo techo y con más tiempo, así que… es mi asistente quien les ayudará con un entrenamiento físico el día de hoy.”
“Oh, es una lástima.”
“Pero ahora quedaré con la administración para definitivamente reservar un buen dojo privado donde sí les daré el mejor de mis servicios,” declaró la pequeña, apuntando a ambas chicas con gran determinación. “Lo pueden esperar con muchas más ansias.”
“…” Saki volvió a mirar hacia ese rubio con una mano en su mentón. “Entonces estuve en lo correcto. Ese chico es nuestro mentor el día de hoy.”
“Hanajima-san…” Tsubasa le miró de costado, con reproche.
“Uhhh…” Enmusubi se agachó, afligida. “Habrás ganado hoy, ¡pero no se quedará así!”
“En verdad me haces un favor, Enmusubi-san,” agregó Saki, inmutada. “Venir aquí ha sido todo un desafío. Siento que no debería estar aquí por más que sea lo mejor, así que…” dio un suspiro. “Terminar temprano el día de hoy me ayudará a acoplarme.”
“Es cierto, por un momento olvidé tu caso,” se sorprendió. “Saki, hazme el favor de extender una mano, por favor.”
“…” ella alzó una ceja y miró a Tsubasa, quien asintió. Por ello, decidió seguir el pedido y extendió su brazo derecho un poco hacia delante. “¿Así?”
“A ver…” Enmusubi se dio la libertad de llevar sus dos manos por encima de la muñeca del brazo extendido de Saki. En ese instante, unos listones rojos levitantes entrelazados en nudos se manifestaron sobre la muñeca, con estos extendiéndose un poco hasta que desaparecían.
“¿Qué es… esto?” Saki casi se asustó por la aparición. No sentía nada, aunque no evitaba tener aprehensión por lo visto. Quiso retirar su mano.
“Sólo un poco más, por favor,” le pidió Enmusubi, concentrada en los lazos. La mentora los inspeccionó un poco y pasó a sonreír tranquilamente. Retiró sus manos y esos listones no tardaron en desaparecer. “Puedo ver que eres muy cercana a tu hermano menor, Saki. Existe una pared entre los dos ya que han sido criados distinto, pero no me cabe duda que lo quieres mucho. Igualmente, por la fortaleza y color de tu listón, entiendo que eres correspondida. Hehe, ambos son personas muy lindas y cálidas a su manera.”
“…” Saki le miró casi en shock en lo que instintivamente tomaba su muñeca con su otra mano.
“¿Será que has podido visualizar a Megumi-kun con tu habilidad, Enmusubi-san?” preguntó Tsubasa, impresionada.
“Los lazos del destino no me permiten visualizar ni saber información. Megumi… veo que ese es su nombre,” Enmusubi llevó ambas manos a su pecho y sonrió con dicha. “Sin embargo, son una ventana para sentimientos, vínculos y destinos que una persona comparte con otros. Ellos me permiten conocer a cada uno profundamente con respecto a la relación que evalúo.”
“Ello…” Saki frunció el ceño y desvió su mirada. “¿…no es una falta de respeto?”
“Es posible que me haya adelantado y pude haberte dicho sobre lo que pensaba hacer, pero era importante entender la situación sin reservas,” afirmó convencida de su acción. “Tú tenías miedo de acercarte a las demás. Temes por tu vínculo con tu hermano, y a la vez, temes por causar problemas e inconveniencias a las otras HiMEs. Sin embargo, en mi lectura, no he visto nada más que buenas intenciones de por medio, y a la vez, un deseo de alcanzar a alguien y pedir ayuda. Personalmente…” ensanchó su sonrisa. “…te califico como alguien quien pertenece a este lugar y con todas las demás. Todas nosotras tenemos tantas preguntas, tantos problemas y estamos tan dispuestas a buscar soluciones y decisiones como tú lo estás. Eres bienvenida.”
“…” se mantuvo retraída y algo incómoda.
“La has podido leer tan bien, Enmusubi-san, te agradezco,” dijo Tsubasa, alegremente. “Entonces hay que ir a ver a las otras.”
“Sí, ya deben estar por darse un descanso.”

“Bien, es suficiente por ahora. Tienen diez minutos,” les dijo un animado Sohayanotsurugi a las HiMEs que terminaron por dar las vueltas a la pista de atletismo. “Aprovechen para tomar un poco de agua.”
“Uhh…” Cho estaba por desfallecer y caminó arrastrándose fuera de la pista, con su cuerpo encorvado hacia delante. “Quiero morir…”
“Aruji, aquí tienes,” Kashuu corrió para de inmediato alcanzarle una toalla y una botella de agua. La HiME apenas levantó sus brazos para agarrar ambos objetos y se quedó en su misma posición. Debido a ello, el arma de inmediato le apoyó para tomar asiento sobre el césped. “Has hecho un excelente trabajo, aruji. Ahora date un descanso.”
“Gracias Kashuu…” Cho recogió sus piernas y se apoyó sobre estas. Miró a Suzuka, Youmu y Reimu conversar con el mentor con ánimos y quizás ningún indicio de cansancio. “Uhh…” bajó su mirada al piso. “Y se supone que yo soy la senpai…”
“Está bien, todos tenemos nuestras fortalezas,” Kashuu alzó su mirada un poco hacia el cielo brillante. “En verdad… no las envidio, el sol está muy fuerte hoy, pero aun así pudiste terminar las vueltas con las demás, eso merece un elogio.”
“Pues sí…” sonrió rendida y también miró al cielo azul. “Estaba lista a retirarme y descansar en más de una ocasión, pero me empujé a seguir. Al menos sí puedo enorgullecerme de eso.”
“Exacto, aruji,” Kashuu se alegró. “Sé bien que el atletismo no es tu especialidad, pero por no darte por vencida es que demuestras lo decidida que eres. Es bueno darse reconocimientos así cuando te los mereces.”
“Sí, haha…” por dentro, Cho se horrorizó. Agradecía los ánimos de su leal espada, pero ahora se sentía con el peso de nunca más rendirse de hacer nada que fuera a intentar…
 “Veo que te impactó un poco,” dijo Reimu, quien se sentó a su costado. “Aunque buen trabajo, recién me di cuenta que estabas cansada cuando terminamos.”
“Eh, gracias, Reimu,” Cho asintió. “Tú sí que tienes muchas energías.”
“Pues, en parte limpiar todo el tiempo todos los días además de subir y bajar las escaleras para venir aquí me mantienen en forma. No me comparo con Youmu o Suzuka-senpai, pero creo que estoy bastante bien,” contestó amenamente.
“¿Y qué es de Marisa hoy?”
“Ella descuidó el trabajo del templo que le tocó hacer ayer así que como castigo se ha quedado a encargarse de eso y de todo lo que había por hacer hoy día.”
“Eh, ya veo…” Cho podía imaginar lo frustrada que esta se encontraba.
“Tiene sentido, pero sin ti seguramente que volverá a descuidar lo que hacía,” observó Kashuu.
“Ehh, Kashuu…” Cho sonrió nerviosa. Era justo algo que había evadido decir para no fastidiar a Reimu.
“Oh, no te preocupes,” Reimu sonrió, aunque había una extraña oscuridad en medio de su rostro, además de un tic en la ceja. “Ya le dije que si regreso y no ha hecho lo que tenía que hacer, le esperará el peor escarmiento que le han dado en su vida. Por eso sé que lo hará bien~”
“…” Cho se incomodó. Tal vez debió esperar una respuesta así de su parte…
“Había pensado que tú correrías con nosotras, Kashuu,” observó Youmu, dándoles el alcance.
“¿Eh? Pues…” la espada lo pensó un poco. “Pensé que mi principal función estaría en esperar a mi aruji y asistirle en lo que necesita.”
“¿Será?” la peliblanca no se vio convencida.
“Oh, yo más bien le oí quejarse del fuerte sol y cómo se quemaría su piel si salía de la sombra,” agregó Norimune, quien traía varias botellas y toallas para todos.
“O-oye, kuso jiji,” Kashuu se enfadó. “Tú tampoco te escapas. Ni quisiste correr desde el inicio.”
“Sí y soy honesto al respecto. Un anciano como yo no puede hacer el mismo esfuerzo de ustedes,” confesó con una divertida sonrisa y encogiéndose de hombros. “Sin embargo, se me parte el corazón que mi estimado kuso bouzu buscó no ser honesto con sus razones…”
“Tsk, no soy tu estimado de nada si me llamas así, kuso jiji.”
“Pero considero que es la forma enternecedora en que conversamos,” le miró con perspicacia, desde arriba. “Kuso bouzu.”
“Grr…”
“Por favor no lo fastidies, Norimune,” Suzuka llegó con una mano en su rostro y negando repetidamente. “Si vas a ponerte así no te quiero ver en mis prácticas.”
“Ah, excelente, tengo el permiso de no correr nunca más, pero qué dichoso soy~” celebró con gran algarabía.
“Y luego buscas llamarme la atención…” se quejó Kashuu.
“Kashuu, por favor, déjalo ir…” Cho se lamentó. Ya veía que esto sería algo muy habitual.
“Aunque pretendo apoyarles a mi manera. Tengan, traje esto para ustedes,” así, Norimune se puso a repartir las botellas y toallas a los presentes.
“No lo necesitaba aún, pero gracias,” Sohayanotsurugi sonrió con energías. “Espero que este ligero preámbulo les haya servido de calentamiento. Tengo muchos ejercicios y estiramientos que enseñarles.”
“Creo que quisiera descansar un poco más, por favor,” pidió Reimu, sonriendo con torpeza.
“Eh, sí, yo también…” Cho se avergonzó, aunque también agradeció a Reimu infinitamente por dentro. Le alegraba no estar sola. “Sería bueno también ver cómo se sienten Nio y Ayesha. Ellas no pudieron completar el ejercicio.”
“Puede que haya sido algo fuerte para ellas, tienes razón,” Suzuka levantó su mirada y vio a ambas hermanas dialogar amenamente con Osaka. En eso, divisó a Enmusubi junto con Tsubasa y una chica más. Las tres caminaban hacia ellos.
“Las vi que terminaron con las vueltas, muy buen trabajo, chicas,” celebró la maestra. “Aquí vengo con Tsubasa y Saki, nuestras HiMEs más nuevas.”
“Bienvenidas, las estábamos esperando,” saludó Youmu, haciendo una reverencia. “Aunque es raro referirnos a Tsubasa-san como nueva. Es prácticamente tan nueva como tú, Enmusubi-san.”
“Eh…” la susodicha se vio en aprietos.
“Y si hablamos de alguien nuevo al grupo, yo también tengo el mismo tiempo aquí…” Suzuka se puso a pensar.
“¡U-ustedes saben lo que quiero decir, de ninguna manera estoy menospreciando a nuestra compañera!” la mentora se escandalizó y pasó y desanimarse. “Apuesto a que sería más fácil lidiar con niños…”
“Por cómo actúas, tal vez ni te tengan mucho respeto, Enmu,” el rubio negó y sonrió incómodo al ver a la otra mirarle de soslayo. “¡Haha, ya, ya! Se nota que también eres nueva aquí por tus inquietudes. Deberías alegrarte que todos sean honestos contigo, significa que confían en ti.”
“Uhh, supongo…” se lamentó.
“Ehm, en verdad sí somos HiMEs nuevas, Enmusubi-san, tiene mucha razón,” Tsubasa asintió y sonrió. “Hanajima-san y yo venimos para aprender de ustedes y entender nuestra situación.”
“Con respecto a eso…” Norimune dio un paso adelante. No cambió su actitud amena, pero miró a las recién llegadas con leve interés. “Me informaron que hubo un ataque en su secundaria el día de ayer, ¿habrán tenido un enfrentamiento con sus Rebels?”
“¿Eh? ¿Y cómo sabes eso?” le cuestionó Kashuu.
“Silencio, kuso bouzu, dale espacio a las HiMEs,” le pidió amablemente.
“Tsk…”
“¿En serio?” Cho se preocupó.
“…” Saki miraba a un costado.
“S-sí, mi Rebel atacó, es una larga historia…” Tsubasa sonrió apenada. Quería que Saki se abriera, pero entendía que tomaría un poco más. “Lo más resaltante es que nosotras dos y un par de nuestros compañeros se vieron envueltos, así que quiero aprender a cómo actuar para la próxima vez para prevenir daños a otros.”
“Vaya, entiendo tu parecer, andaría buscando una solución de estar en tu situación,” Sohayanotsurugi se apenó y sonrió frustrado. “Puede que todos seamos algo como principiantes aquí, aunque con mucho gusto podríamos sentarnos y evaluarlo, ¿qué les parece?”
“Oh, es una excelente idea,” Youmu se impresionó y asintió con seriedad. “Por favor, lo apreciaría mucho. Yo también quiero saber qué debo hacer en situaciones así.”
“Mi primera reacción sería darle un escarmiento a mi insoportable Princess, pero es verdad que habrá momentos más peligrosos para otros,” Reimu lo meditó.
“Medio que Hanajima-san tuvo esa reacción y tampoco me parece la correcta. Estábamos dentro de un edificio de clases…”
“…” Saki dio un suspiro y finalmente se animó a hablar. “No tienes que lanzarme al fuego así, Tsubasa. Entiendo lo que hice.”
“Eres la amiga de Tsubasa, pues, bienvenida,” Suzuka le sonrió amenamente. “No tienes que retraerte ni sentirte mal. Todas estamos en constante crecimiento.”
“Sí… supongo…” Saki le miró fijamente.
“Eh… ¿tengo algo en el rostro?”
“Te ves fuerte y experimentada, sólo es eso…” luego de su observación, asintió. “Soy Saki Hanajima, es un gusto… espero…”
“Ah, claro. Llámame Suzuka.”

Siguió una ronda de saludos entre todos mientras las demás buscaban conocer un poco mejor a Saki, quien trataba de decir poco o pasar desapercibida. En ese instante, Osaka acompañaba a las hermanas Altugle y las tres caminaban hacia los demás.

“Hehe, Tsubasa-chan ya llegó, qué bueno que no se perdió de mucho,” dijo la exHiME.
“Uhh… yo que estuve aquí desde el inicio, pero me caí y mis energías ya no me daban,” Ayesha dio un pesado suspiro. “Mi pobre Nio pudo haber continuado sin mí, pero se preocupó y al final le quité su entrenamiento.”
“No es nada… yo corro todo el tiempo, onee-chan…” susurró la hermanita, quien tiraba del brazo de la otra y se mantenía cabizbaja.
“Nio…” Ayesha se confundió al verla tan apagada. “¿Qué sucede?”
“Es que…” la pequeña apretó más su agarre y miró al grupo. “Esa chica… se parece mucho a mi Rebel…”
“¿Eh? ¿En serio?”
“Nio-chan…” Osaka se apenó un poco y negó rotundamente, sonriente. “No tienes que preocuparte. Ella es una HiME como nosotras y si Enmu-chan y las demás la aceptan, es porque podemos confiar en ella. Estoy segura.”
“Sí confío en la apreciación de Enmu. Es sólo… es un poco extraño. Tsubasa nos avisó que su amiga era la hermana mayor del Rebel de mi Nio…” dijo Ayesha, mirando a dicha chica. “Si su Rebel se ve así… supongo sí será aterrador…”
“Lo fue, me sabe mal admitirlo…”
“Pero sólo porque alguien conoce a otra persona del otro lado de la guerra no quiere decir que sean malos,” Osaka asintió efusivamente. “¡Ustedes dos son amigas de la infancia de Koma-chan y todos sabemos lo lindas y adorables que son!”
“Ehh…” Ayesha se impresionó e intercambió miradas perdidas con Nio, para verse torturada. “Ahh, no es la primera vez que me lo mencionan. Lo sé, tiene sentido. Nagito es nuestro amigo y Cho es paciente y lo acepta por más que sea su Rebel. Es sólo que…”
“Así que hay que darle una oportunidad. ¡Vamos, vamos!” Osaka decidió empujar a las hermanas para hacerlas llegar más rápido. “¡Sentimos la tardanza, ya estamos aquí!”
“Ayesha, ¿cómo está tu tobillo?” preguntó Youmu de inmediato.
“Eh, está mucho mejor, sólo fue un susto,” contestó con torpeza. “Muchas gracias, Youmu.”
“…” Nio miró fijamente a Saki. Esta le devolvió la mirada, inmutada, aunque luego la desvió.
“¡Ah, finalmente nos vemos!” Tsubasa fue rápida en pararse frente a Nio, y agacharse para estar a su nivel y dedicarle una sonrisa. “Buenos días, Nio-san. Me sorprendió no verte correr con las demás. Dime, ¿te sientes bien?”
“¿Eh? S-sí…” asintió lentamente y mirándole con atención. “Buenos días, Tsubasa-san…”
“Entiendo que te sientas cohibida por mi amiga. Ella es la hermana de tu Rebel, pero no tienes que temer,” se vio decidida. “Hanajima-san es una compañera reservada, aunque muy comprensiva. Te aseguro que ella se encuentra tan incómoda y apenada como tú, y no quiere hacerte sentir mal. Es difícil para las dos porque son buenas chicas. Pienso que se llevarían muy bien, sólo tienen que hablar entre ustedes.”
“Eh…” lo pensó un poco, pero Nio terminó por asentir obedientemente.
“Muchas gracias, verás que no te arrepentirás,” así, Tsubasa se levantó y se hizo a un costado para que Saki pudiera hablar con la pequeña. “Listo, les toca presentarse.”
“Estás poniendo muchas expectativas sobre mis hombros, Tsubasa…” Saki dio un suspiro. “Yo no soy buena con los niños…”
“No te resistas, sólo ve a presentarte.”
“…” Saki apenas dio un paso adelante, pero desistió al notar a la pequeña mirarle con ligera aprehensión. Volvió a darse un suspiro. “Pues… ¿qué puedo decirte? Mi nombre es Saki Hanajima. Y pues… lamento que mi hermano sea tu Rebel. En verdad. Ojalá no tuviera que darse esto, pero no hay nada que pueda hacer al respecto.”
“…” Nio asintió y se mantuvo cabizbaja. “Está bien… nunca esperaría que te expliques. Yo también… lamento tener que ir contra alguien más. No te debe hacer nada feliz que sea la enemiga de tu hermano, lo siento mucho…”
“…” ‘la enemiga’. Saki negó. “No es que sean enemigos, en verdad. Ustedes son piezas de Hanasaki y Rizembool. Los harán enfrentarse, pero no hay nada más de por medio. Yo tampoco me molestaría contigo por ningún motivo…”
“S-sí…” se vio perpleja. Oírla hablar disipaba esa aterradora aura que le había visto. Sí parecía ser alguien con quien podía hablar. “Ehh… soy Nio Altugle, cierto, perdón…”
“Tranquila…” Saki desvió su mirada. “Es en verdad una lástima…”
“…”
“Eres una buena chica, como le comentaba a Tsubasa. Te ves alguien con un futuro brillante y como un miembro funcional de la sociedad. Sólo por eso quisiera alentarte y esperar que le des un escarmiento a mi hermanito. Así que, mucha suerte.”
“¿Eh? ¿G…gracias?” Nio ladeó su cabeza y pasó a asustarse. “¡N-no, ¿qué estoy diciendo?! ¡En verdad no es algo que quiero hacer!”
“Veo que eres muy pequeña para entender mi sentido del humor.”
“¿Perdón?” se mareó aún más.
“No es nada…” Saki negó y sonrió con ironía. “Lo digo para que no te estreses más. Obvia a mi hermano cuando hables conmigo. No te tortures por eso.”
“Sí…” asintió. Nio asintió otra vez más y unas pequeñas lágrimas infestaron sus ojos. Era un extraño alivio, un leve cargo de consciencia, pero se sentía agradecida. Pasó a sobarse los ojos. “Yo… siento que son muy amables conmigo, todos ustedes… perdón por las incomodidades… pero muchas gracias… en verdad…”
“No es que lo seamos, pequeña,” Enmusubi se le acercó y le acarició la cabeza. “Esto es muy confuso y duro para ti y estamos aquí por ti. Igualmente, nos apoyaremos todas mutuamente. Puedes estar tranquila.”
“Sí, justamente eso, mi Nio,” Ayesha abrazó a su pequeña de atrás y miró a Saki. “Yo soy Ayesha Altugle, te agradezco por lo que le dijiste. Eres una buena chica.”
“No lo hagas, en verdad, mi reputación estaría en riesgo,” Saki negó.
“¿Reputación?”
“Hanajima-san sólo bromea, ella también esperaba poder hacer las paces con ustedes,” le aseguró Tsubasa, entretenida.

Podría ser cierto, pero Saki sentía ligera preocupación por la situación de esa niña. Piezas… lamentablemente, había visto a sus dos hermanos así toda su vida y no podía ser más cierto para esa pequeña HiME que ni parecía saber dónde estaba parada… tal vez realmente no había ningún bueno en ese panorama y Hanasaki y Rizembool sólo se mantenían a flote a costa de las buenas intenciones de otros…

Sin embargo, ya era una HiME bajo el deseo de ayudar y proteger a Tsubasa, así que estaba dispuesta a ser una pieza más siempre y cuando pudiera velar por ella.

“Pienso que es un buen momento para descansar y conversar sobre qué acciones tomar en situaciones de emergencia,” les recordó Reimu.
“Sí, así también terminamos por conversar entre todos,” Enmusubi asintió.
“Puede ser, pero recuerda que no tenemos mucho tiempo aquí,” Sohayanotsurugi se encogió de hombros. “Podríamos también hablarlo en medio de la corrida o ejercicios.”
“¿Eh?” Cho palideció. Hablar a la vez podría hacerlo insostenible para ella.
“No creo que a todos les resulte producente y cómodo durante el ejercicio. Hay que pensar en esto con la mente clara y no comprometida,” argumentó la pequeña mentora. “Tal vez sólo quieras ejercitarte mucho al costo de otros y no me parece bien.”
“Oye, sólo decía,” se encogió de hombros y le miró con reproche. “Sospecho que más bien evades correr. ¿Por qué no te nos unes? ¿Qué clase de ejemplo le estás dando a las chicas?”
“¡T-te haré saber que mi aplicación es mágica!” exclamó, para entonces retraerse y rechinar los dientes, en conflicto interno. “Además… soy una corredora demasiado torpe. Me caería muchas veces si lo intento…”
“Haha, pero eso se arregla con práctica.”
“¡No te rías!”

Luego de ese intercambio entre los maestros, todos procedieron a hablar sobre el tema, comenzando por preguntar más sobre el ataque del día anterior y luego cada quien puso su punto de vista o sugerencias.
...
« Last Edit: October 28, 2022, 01:16:26 PM by Cho »


Apple

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #869: September 30, 2022, 09:27:03 PM »
Headers algún día x_x

-¿Qué pasa?- preguntó Souji.

Frente a el, Clare estaba estoica con los brazos cruzados.

-Quiero que seas mi Key- dijo ella sin rodeos.

-¡Whoa!- la franquesa de Clare lo tomó por sorpresa. -Oye Clare no creo que esas cosas pasen solo así.

-Lo sé.

-Pues no parece que entiendas mucho la situación.

-Lo hago a la perfección. Y no quiero andar con rodeos.

Souji se pasó la mano por el pelo en un gesto exasperado y miró hacia el cielo. Si algo le había atraido de Clare fue su actitud seria y directa, y era cierto, nunca se andaba con rodeos. No obstante, esas mismas caracteristicas que la hacian atractiva lo llegaban a desesperar un poco.

Y a decir verdad Souji no tenia ganas de tener esta conversación. Si acaso era el Key de alguien, ese alguien era Sheryl. O al menos eso quería creer. Aún tenía en la cabeza la estúpida conversación que tuvo solo el destino con Saito (aunque fue muy breve y no lo llevo a nada) y lo unico que deseaba ahora era enfocarse en su práctica de rugby y en el monton de tarea atrasada que tenía.

Clare esperó por su respuesta, pero al darse cuenta de que Souji se había cerrado decidió que debía continuar.

-No te estoy pidiendo que tomes la decisión ahora. Además está esto.

Clare saco un sobre de papel de su mochila y se lo pasó a Souji que lo recibió con mas interes de lo que ella esperaba.

-¿Qué es?- le preguntó el mientras sacaba unos papeles del sobre.

-Habrá un campamento para Keys. Todo los detalles están ahí.

Souji empezó a leer con cuidado. Lo primero que le llamó la atención era que, en efecto, era un campamento solo para Keys. Lo segundo fue que Leonidas era el organizador. Lo que le faltaba... Leonidas era como la versión fitness de Hijikata: enfocado, disciplinado y obsesivo. Eran cualidades con las que Souji obviamente no se identificaba. Además, ir de campamento como un crío no le llamaba la atención ahora. Recién habian regresado de vacaciones y ya tenia tarea atrasada, sin mencionar que su rol en el club de rugby ocupaba mucho tiempo.

Además quería arreglar su relación con Sheryl Y con Clare.

Sin leer más, Souji metió los papeles de vuelta al sobre y se lo extendió a Clare, que por supuesto no lo recibió de vuelta.

-No es opcional- le dijo ella sin más.

-¿Quién lo dice?

-Miranda.

-Realmente no creo que pueda obligarme...

-Le conté sobre nosotros y lo que creo que está pasando con Sheryl- El nombre se sentia amargo en la lengua de Clare, pero trato de ignorar el sentimiento y continuar. -Miranda, Fran y Leonidas creen que ir al campamento te ayudará a aclarar tus sentimientos. Estoy de acuerdo con ellos.

Por un momento Souji sintió que odiaba a Clare. ¿Que derecho tenia de andar contandole a la jodida directora, a su asistente y lo que fuera que fuera Leonidas sobre su vida privada? Prácticamente lo puso en una situación comprometedora. No quería que Miranda supiera lo de Clare y Sheryl, una de las condiciones para su regreso a Hanasaki era que se mantendría alejado de los líos de faldas. Le tomó un momento a Souji calmarse, lo que Clare pareció entender perfectamente.

-No deberías de andar contando mis cosas personales. Que sea la última vez- le advirtió. Su voz era normal, pero esperaba que el mensaje llegará.

-No quiero hacer esta mierda- continuó él.

Clare se encogió los hombros y se levanto del banco donde estaba sentada.

-Deberías preguntarle a Sheryl que piensa. Esto no solo me traera un beneficio a tí y a mi. Ella tambien podría salir ganando.

Souji asintió. Clare tomó su michila e hizo un ademán de irse pero se detuvo.

-No quiero que te tomés esto a mal. Pero era necesario.

Souji asintió de nuevo y levantó la mano en un gesto de despedida. Clare asintió con la cabeza y se fue.

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Sheryl estaba en su dorm intentando concentrarse en un ensayo que tenía que entregar al día siguiente. Normalmente le pediría ayuda a Kallen, pero ella estaba enfocada en sus propias cosas. Además debía aprender a hacer las cosas por si sola y bien. Quería quitarse encima el estereotipo de rubia tonta que solo había entrado a Hanasaki porque su familia era rica y su hermana ya había estudiado ahí. Sí tan solo encontrar la inspiración para empezar no fuera tan dificíl...

La rubia estaba a punto de rendirse y bajar a la cafetería por algo de comer cuando su telefono sonó.  Para su sorpresa era Souji. Ahora que lo pensaba tenían varios días de no hablar ni verse.

-¿Qué pasa? ¿Comó esta Okami?

-Hey gracias por preocuparte por mí, estoy muy bien. Okami tambien. Gracias- le respondió sarcastico el chico.

Sheryl hizo una mueca pero no pudo evitar sonreir. Souji estaba siendo Souji.

-¿Oye, tienes tiempo?- le preguntó él.

-Eh, supongo que sí- A decir verdad no tenía tiempo pero el prospecto de pasar tiempo con Souji era mejor que pasar el resto de la tarde aburrida con un ensayo que no le inspiraba nada.

-Pasaré por tí en unos 15 minutos a la residencia, ¿te queda bien?

-Está bien, ¿qué pasa?

-Te diré cuando este alla.