Aun no termino el campamento, pero al menos aquí está el primer día u_u sigo lisiada y no tenia mucha inspiración este mes, lo lamento.
@Kana, espero ya estés mejor ;_; te mando un abrazo
Luego vuelvo con los topes que me faltan.
57.2El primer día se había pasado volando.
Oikawa no podía negar los nervios que lo habían invadido ante la llegada del bús a la zona boscosa del campamento. Sin duda, se había tratado de una sensación extraña, puesto que nunca había sido capaz de meterse en un asunto del que sabía no saldría victorioso del todo. Aún a pesar de ello, estaba allí, ese bosque donde quedaría en ridículo por ser uno de los keys más perdidos en el espacio. No llevaba más que dos meses ensartado en aquel tema y Eureka había dicho puras verdades al afirmar que no había sido un buen soporte en aquel intervalo de tiempo.
Para alguien que parecía tan confiado y asertivo, Oikawa era demasiado inseguro, más aún en los ámbitos de su vida donde la gente a su alrededor esperaba que rindiera de lo mejor, como por ejemplo, el vóley. El bichito competitivo en su interior lo motivaba a compararse con el resto de armadores de su región —cuando vivía en Sendai— y, ahora, en Tokyo y conociendo gente de varios rincones de Japón, del país. Era una voz en la parte trasera de su mente que no lo dejaba en paz, aún a pesar de que tenía muy claro que los partidos no dependían enteramente de él, sino que ahí estaban sus compañeros para apoyarlo. Pese a ello, Oikawa no podía olvidar las veces en que había contado con momentos de debilidad y duda dentro de la cancha, lugar donde creía tener todo bajo control.
Por eso le había sorprendido tanto ser así de eficiente y capaz en las pruebas de aptitud física durante ese día. Había dejado de contar, en algún momento, las veces que se había girado a observar al resto de keys —entre ellos, a Soul— mientras sufrían con las carreras de resistencia o el combate cuerpo a cuerpo. Era cierto que los habían dividido por grupos: no todos los keys se dedicaban a la ofensiva, tal y como habían predicho Maka y Eureka en aquella conversación que espió en la mañana. Sin embargo, la gran mayoría si se dedicaba a la ofensa, como él, y era grato notar que pertenecía al grupo que contaba con la mejor condición física. Dedicar su vida al vóley había ayudado, sin duda, a eso.
Había imaginado contar con la chance de alardear de su rendimiento en los dos grupos de Whatsapp de sus amigos, esperando la reacción irritada de Iwaizumi y ser bloqueado por vigésimoquinta vez por parte de Eren por mandar mensajes sin sentido y a horas inhumanas, pero Oikawa no tomó en cuenta dos detalles: a) Eureka ya le había mencionado que les quitarían los celulares y todo tipo de tecnología al inicio del campamento y, aún así, lo olvidó por completo.
Y b), que no había necesidad de hacerlo indirectamente, cuando uno de sus amigos más cercanos estaba en el campamento y podía escucharlo: se trataba de Kaworu, quien se había infiltrado al hacerse pasar por el key de Kana.
Los nervios en el trayecto de ida al bosque le habían impedido racionalizar la existencia y presencia de su amigo en ese lugar y en ese momento, por más de que habían compartido asiento y hasta Kaworu le había comentado un par de detalles sobre su decisión de escabullirse y participar de aquel entrenamiento.
Recién, de noche, en la comodidad de su cama, listo para acostarse y descansar feliz las pocas horas que de seguro les darían de sueño, fue que recordó aquel *pequeño* detalle, ni bien vio a su amigo entrar a la cabaña como pedro por su casa.
“¿Kaworu…chan?”
“Oh, Oikawa.” Kaworu esbozó su típica sonrisa tranquila… que claramente guardaba muchos secretos detrás. “Imaginaba que ya te irías a dormir pronto,” comentó, mientras se dirigía a su cama a organizar los contenidos de su maleta. “Algunos están dando un breve paseo por el bosque, pero la gran mayoría creo que optará por descansar ni bien lleguen a sus cabañas. Sabio de tu parte que hayas pensado en eso también. Lo haré—”
“…Uh. Kaworu-chan. Sé que me explicaste todo en el bús y eso pero… ¿¡cómo terminaste siendo mi roomie!?”
“Nos asignaron al azar y nos dividieron por parejas y grupos de tres. Pero te adelantaste… supongo que por los nervios. Y no nos cruzamos cuando vine a dejar mi maleta al inicio del día.”
“Imposible. Habría notado algo… No sé. O al menos habría escuchado que nos asignaron a la misma cabaña.”
“Bueno, has estado un poco ido. Más allá de lo bien que has rendido, te ví perdido en varios momentos durante las pruebas.”
“¿Me observaste?”
“No tengo mucho qué hacer, si te soy sincero. Las pruebas no me causan ningún reto y tenía un poco de tiempo libre.”
“…” A Oikawa se le escarapeló un tanto el cuerpo. Adoraba a Kaworu: era uno de sus amigos más cercanos y se había ganado su confianza en tan poco tiempo, pero no dejaba de sorprenderlo y… asustarlo de vez en cuando. “Debo admitir que aún me sorprende verte por aquí.”
“No debería. Tiene sentido que yo me infiltre a este tipo de ‘eventos’, por así decirlo.”
“Pero nunca imaginé que lo harías por Kana-chan.”
“¿En serio?” Kaworu se mostró un tanto sorprendido. “Pero somos amigos.”
“¡Oh, no, claro! Sé que eres cercano a ella.” Oikawa alzó sus manos, preocupado por haber sido malinterpretado.
Sabía que esos dos eran buenos amigos… no estaba muy seguro de cuánto, comparando su amistad con la que él tenía con Eureka, pero imaginaba que era algo similar.
No podía decir nada a ciencia cierta. Kana y Kaworu compartían un factor en común: a ojos de Oikawa, ambos eran demasiado misteriosos en sus asuntos privados y era difícil leerlos. Podía argumentar que en el caso de la HiME eso se daba porque no la conocía tanto, pero Kaworu, siendo de su círculo más cercano, era el más grande enigma en su vida.
Junto con la extraña familia paterna de su sobrinito, pero ese era un tema que no le concernía directamente.
¿…O sí? Tal vez debía preocuparle un tanto más.
“El problema es que siento que podrías meter en líos a Kana-chan con todo esto,” comentó, optando por continuar la conversación y evitar distraerse con sus asuntos familiares. “No sé si ella habría estado de acuerdo contigo, si es que le comentabas tu plan con anticipación.”
“Y justo por eso no lo hice.” Kaworu le sonrió, mientras doblaba sus polos y los colocaba en el cajón de la cómoda de su lado. “Me comentó sobre el tema y quise ayudarla a mi forma. Eso es todo.”
“A veces decidir por el resto no es lo más indicado. Si no mandó a nadie, es porque el tema de su key debe ser complejo. No sé mucho de ella, y no me quiero entrometer, pero debiste respetar su decisión.”
“Mm… pues no te equivocas. Sin embargo, Kana es muy indecisa y eso podría ser una desventaja a futuro. No tiene key, ni child. Sería bueno que cuente con el apoyo de alguien, aún si para ello debo hacerme pasar por algo que no soy.”
“Kaworu-chan… sé que te gusta mucho ayudar a tus amigos y estar ahí para ellos. Pero a veces causamos más problemas de los que solucionamos.”
“Tranquilo.” Kaworu mantuvo su sonrisa. “Sé que hay grandes probabilidades de que lo tome a mal. Estoy preparado para ello, también.”
“Uh…”
“No te preocupes mucho por todo esto, Oikawa,” le aseguró él. “Prometo que he analizado muy bien la situación. No soy de hacer las cosas por impulso y mucho menos algo de esta magnitud.”
“Mm… Es cierto. Eres de los menos impulsivos de nuestro grupo. Junto con Ken-chan, la verdad.”
“Me halaga que pienses así de mí.”
“Ah, no es nada. Con Eren-chan, Sho-chan, Souji-chan y yo ahí, es imposible que ustedes dos no sean los más racionales y precavidos.”
“Hehe. Quiero creer que Souji tiene más cuidado, pero supongo que tú lo conoces mejor. Aunque a veces se sabotea a sí mismo en nuestras salidas. Con eso, me da a entender que sí puede ser irresponsable…” contempló, un tanto pensativo.
“Creo que no lo notas porque te divierte verlo ebrio. Suelta secretos a diestra y siniestra y es todo un espectáculo. ¡Y ustedes dos confabulan en contra del resto!” lo señaló, indignado.
“Pero eso también lo hago con el Souji lúcido.” Kaworu rio. “Es muy entretenido.”
“A veces siento que eso es lo que más les gusta de ser nuestros amigos.”
“¿Quizá?” bromeó Kaworu, entre risas. Oikawa se le unió, al cabo de unos instantes de fingida seriedad. “Bueno, creo que mejor no te distraigo más. Estabas intentando dormir, ¿no?”
“Sí. Estoy cansado y me vendría bien. No tengo ni idea de lo que se viene mañana y, aunque quedé con energías y buen ánimo luego de rendir tan bien hoy, aún siento miedo por el resto de pruebas.”
“Bueno, si es cuestión de una actividad física, no dudo que te irá muy bien. Has entrenado toda tu vida en uno de los deportes más demandantes que existen.”
“…Sí.” Oikawa suspiró. “Pero las pruebas aquí no sólo ven el aspecto físico. Y presiento que desde mañana intentarán acoplar eso junto con el tema mágico y todo.”
“Te irá bien, tranquilo. Y cualquier cosa, nos podemos apoyar mutuamente.”
“¡Claro que sí!” Oikawa alzó un puño. “Yay, me siento mucho mejor con eso~ Gracias Kaworu-chan~”
“Oh, no tienes qué agradecerme. Al contrario, disculpa por llenarte de preocupaciones innecesarias y quitarte horas de sueño. Cuidaré no hacer mucho ruido mientras ordeno mis cosas.”
“¡Aw, no te preocupes!” le aseguró Oikawa. “Igual, no me cuesta nada conciliar el sueño cuando ando relajado y esta conversación me ha calmado un montón.”
“Me alegro. Descansa, entonces.”
“Descansa pronto, Kaworu-chan~”
Oikawa volvió a echarse en la cama, un tanto más tranquilo luego de conversar con su amigo. Era reconfortante saber que Kaworu estaría ahí para apoyarlo por el resto del campamento. Más aún, tomando en cuenta que no tenía idea de lo que los entrenadores habían preparado para los días que venían.
Por unos instantes, un mal presentimiento lo invadió, pero Oikawa fue rápido en hacerlo a un lado al recordar que había rendido muy bien hasta ese momento. Además, no estaba solo: estaba seguro de que Kaworu estaría ahí para él si algo sucedía en los días del campamento que quedaban.
Luego de moverse hasta quedar en una posición cómoda, Oikawa se envolvió en las sábanas para bloquear por completo la luz tenue de la estancia. Unos pocos minutos de escuchar las acciones mecánicas de Kaworu de doblar y guardar su ropa bastaron para que el key pudiera finalmente conciliar el sueño y sucumbir a este, cayendo rendido en los brazos de Morfeo.
El ambiente del entrenamiento sabatino del equipo de vóley se le hacía de lo más raro.
No había miembro del equipo que no estuviese de buenos ánimos y desbordando de energía: hasta Saeran, el más callado y menos sociable, andaba involucrándose más en las actividades estipuladas para ese día. Incluso, Toga estaba de lo más concentrada en apoyarla en las labores de la mánager, aún a pesar de la ausencia de su motor y motivo —Oikawa— en el gimnasio.
Eureka no comprendía: Oikawa no estaba presente desde ayer, y sin embargo, el entrenamiento del día anterior había sido un poco más de lo mismo. En algunos momentos se había extrañado las indicaciones
gritos del capitán y el bullicio incesante y estruendoso de las fans de Oikawa, pero más allá de eso, no hubo mayor cambio en el humor de los miembros. Tal parecía que les había tomado un día procesar que Oikawa no regresaría… al menos por ese fin de semana.
El verdadero motivo de su ausencia no era misterio para ninguno de ellos. Todos estaban enterados de su paradero, y habían preferido no hacer comentario al respecto tan sólo para salvarse de la ira de la mánager. Sin embargo, Eureka había visto cuchicheando a varios, principalmente Kokichi y Tendo, quienes parecían aguantarse las ganas de soltar risotadas en su cara. Era indignante pasar por tremenda vergüenza: su rebel no la tomaba en serio. Al contrario, Eureka era un chiste para él.
Terrible que todas sus batallas dependieran del humor de aquel enano, pero la HiME no tenía derecho a quejarse. En esos instantes en que sólo contaba con la presencia de su Child, Eureka no podía hacer más que agradecerle a Kokichi por su buena disposición y su falta de ganas de joderle la vida… al menos por unos días. Tal parecía que Beowulf había saciado su sed de meterla en problemas por un tiempo.
O no.
“Holaaa~♪” Eureka escuchó una voz conocida e irritante en pleno entrenamiento. No demoró en recordar que había quedado en salir a almorzar con su portador. La idea original era sólo acompañarlo para ayudarlo con… *cierto* tema, pero Madara no era capaz de aceptar ayudar sin dar algo a cambio.
Y ya le estaba pagando de mil maneras, pero un almuerzo adicional no le molestaba en lo absoluto.
Lo que sí, era sorprendente verlo tan temprano en el gimnasio, tomando en cuenta que aún ni bordeaban las 12 del mediodía.
“¡Mama está aquíii~♪!”
“¡Ahhh, Mamaaa~” exclamó Kokichi, emocionado. “¡Vinisteee~!”
“Claro que sí~ ¡Si alguno de mis hijos me llama, por supuesto que iré a auxiliarlo!”
“¿…Hijo? ¿Auxili—?”
“Oh, Eureka-san~” la interrumpió Madara, mientras se acercaba progresivamente a ella. Kokichi les dio el alcance también, para su mala suerte. “Kokichi-san me dijo que necesitaba dinero para el almuerzo porque se había olvidado de la billetera. ¡Y vine a prestarle!”
“¡Buaaaah! ¡Qué linda madre tengo!” lloró Kokichi, lanzándose a los brazos de Madara.
“¿…Desde cuándo ustedes dos son tan… cercanos?” atinó a preguntar Eureka, antes de freírlos a ambos con su electricidad.
“Pueees~ Mama y yo congeniamos muy bien ese día de los resultados de las audiciones,” contó Kokichi. “¡Y descubrimos que compartimos varias cosas en común! Como el amor por los festivales, la comida tradicional japonesa, la música enka…”
Eureka bloqueó las mentiras descaradas de Kokichi en favor de concentrarse y entrecerrar los ojos, haciendo memoria de aquel almuerzo que habían compartido todos los nuevos miembros del club de canto unos días atrás. Recordaba haber estado junto a Sheryl y Minmay tan solo para ‘protegerlas’ de Seven… preocupación que había sido en vano, porque su amigo realmente no tenía intención de coquetear con alguna de las chicas. Por andar tan enfocada en ello, había ignorado a Kokichi durante el almuerzo.
Nunca pensó que sería tremenda rata escurridiza, intentando ganarse el favor del idol para ponerlo en su contra, de seguro.
A pesar de ello, Eureka quería creer que Madara tenía más neuronas de las que aparentaba tener.
Al menos como para notar que Kokichi no era la santa paloma que fingía ser.
“Ah. Con que ahí conectaron,” comentó Eureka, sin ninguna pizca de emoción.
“¡Síii~♪!” canturreó Madara, muy feliz.
“¡No sabía que conocías a Mama, Eureka-chan! ¡Debiste presentármelo antes!” lloró Kokichi, indignado.
“Kokichi-san me dijo que ustedes dos eran buenos amigos,” dijo Madara. “Me alegra que mis hijos se lleven bien~♪”
“…” Eureka continuó aguantándose las ganas de freírlos vivos.
Su idea inocente de que su vida se calmaría un poco con la ausencia de Oikawa había sido muy ingenua, la verdad.
Lo más deprimente —y ridículo— era que sentía que lo extrañaba aún más por ello. Con Oikawa a su lado, tal vez podría haber hecho frente al asunto con un poco más de dignidad.
Realmente se había convertido en uno de sus mayores soportes en tan poco tiempo.
“Soy un chiste…” Eureka se llevó una mano a la cara, indignada con su idiotez. “Las cosas no podrían ir peor—”
Terrible comentario.
Las puertas del gimnasio se deslizaron para mostrar a Nejire, quien ingresó muy alegre a la estancia. Saludó al equipo con su voz entusiasta y el leve ondeo de su mano, y luego, le dio un beso volado y un guiño a Ushijima, quien se puso rojo de la vergüenza.
Eureka habría aprovechado en burlarse de ello junto a Oikawa, pero el key idiota no estaba para disfrutar de aquella reacción sonsa de Ushiwaka.
Otro motivo para resentirlo.
“…” Eureka recordó que Oikawa no se había ido por decisión propia. Estaba en un campamento para entrenar y ayudarla más en las siguientes batallas en contra de su rebel. “Uh…”
“¡Eureka-chan! ¡Mama! Ah, Kokichi-chan~” canturreó Nejire, al alcanzarlos. “Hola, Toga-chan~” saludó, y Eureka pudo divisar que Toga observaba al grupo desde la banca donde yacía sentada, a unos metros de allí.
“Nejire-saaan~ Qué alegría tenerte por aquí~” dijo Madara, muy alegre.
“¡Tengo el día libre!” anunció, feliz de la vida. “Quería alentar a Wakatoshi, al menos un rato.”
“Waaah, qué coincidencia que hayan venido justo hoy~” dijo Kokichi.
“Pero tú llamaste a Mam—”
“Estaba pensando en proponerle al equipo que salgamos a cenar todos,” dijo el rebel, interrumpiendo a Eureka.
“Ohhh~ suena genial,” habló Tendo, manifestándose al lado de ellos. “Hola, Nejire.”
“¡Satori!” Nejire sonrió. “Aw, qué lindo verlos a todos tan empilados~ La incolle se acerca así que tiene sentido. Pero… ¿dónde está Tooru?” preguntó, confundida.
“¡Oikawa-chan está de campamento! ¡Se fue para entrenar como k—!”
“ASJDLKFG” Eureka corrió a taparle la boca. “Uh… hay un campamento exclusivo para armadores y Oikawa consiguió un cupo a última hora.”
“¡Persdfkjlsdf!” se quejó Kokichi, intentando zafarse del agarre de Eureka.
“Aw, eso suena muy él,” dijo Nejire. “Pero se han quedado en buenas manos, porque Hajime es un buen sustituto de capitán.”
“Creo que hasta es mejor que el capitán, haha,” dijo Eureka, intentando reír un poco.
“Sí~” canturreó Tendo. “En fin. ¿Tienen algo que hacer en la noche?” dijo, observando a Nejire y a Madara.
“Yo estoy libre~”
“Yo también~”
“Oh, genial~” Tendo esbozó su típica sonrisa socarrona. “Entonces le avisaré a los chicos. Suena como un plan divertido.”
“¿Qué plan?” Esta vez, fue Iwaizumi quien se manifestó entre ellos. “Yo.”
“Ah, lo siento, Iwaizumi,” se disculpó Eureka. “No deberíamos estar aquí plantados hablando—”
“Mm, mm.” Iwaizumi negó con la cabeza. “Están todos muy cansados por entrenar por varias horas seguidas. Yo había pensado en darles un break pequeño de quince, veinte minutos, así que no hay problema… Aunque cierto engendro ya se extiende hasta la media hora.”
“Ahhhh, Iwaizumi-chan~” empezó Kokichi, guiñándole el ojo. “No seas tan exigente conmigo, yo soy un novato~”
“Y puedes ser lo que mierda quieras, pero eso no te quita la responsabilidad con el club. Me vale verga lo que hayas pactado con Eureka y Kusokawa, la verdad.”
“Y Oikawa no está, además,” dijo Eureka, sonriendo.
“¡Pero tú sí!”
“Y qué con es—”
“¡Buaaaaah!” Kokichi fingió un llanto. “¡No entiendo por qué me tratan mal!”
“Awww, lo siento, Kokichi-san,” dijo Madara, dándole un par de palmaditas en el hombro. “¿No tienes hambre? Te doy dinero para que te compres algo antes del almuerzo.”
“¡Mamaaaaa!” Kokichi le hizo ojitos.
“Mama, no deberías tenerle compasión a esa c— a… Kokichi,” dijo Eureka. “Es un flojo.”
“Ohhh~ pensé que era por su estatura, hoho~”
“¡Debe ser por eso! ¡Y ahora Eureka-chan miente diciendo que soy flojo! ¡Buaaaah!”
“Ya decía yo, el club estaba muy tranquilo. La concentración nos duró unas horas, no más…” Iwaizumi suspiró.
“Por eso sería bueno salir a comer en la noche,” dijo Tendo. “Esa era la propuesta de Kokichi, ¿no?”
“…” Kokichi ladeó la cabeza por unos instantes, hasta que captó la idea de Tendo y asintió, lloroso. “¡SÍIIII! Dejé de entrenar para comentarle a Eureka-chan y a Mama que sería una buena idea para despejarnos un poco. Y de paso aprovechamos los días sin Oikawa-chan aquí.”
“…” Iwaizumi suspiró. “No sé cómo esperas que me crea tu show de mosquita muerta. Peeero, sí admito que sería bueno que todos salieramos a cenar. Hace tiempo que no lo hacemos y hemos trabajado duro estos dos días sin Kusokawa.”
“¡A que no!” Kokichi sonrió.
“¿No sería mejor almorzar? Estamos más cerca del almuerzo…” comentó Eureka.
“Sí, pero creo que algunos tienen planes en la tarde y comer apurado no tendría mucho sentido,” razonó Tendo.
“¡Como nosotros, Eureka-san! ¿O ya te olvidaste?”
“¿Que tienes planes con Mama? ¡No me lo robeees!” lloró Kokichi, anclándose del brazo de Madara.
“Hoho~♪”
“Qué falta de respeto. Un fin de semana sin Oikawa y ya lo estás engañando con Mikejima-kun—”
“¿¡TENDO, QUÉ ACABAS DE DEC—!?”
“Cállense,” ordenó Iwaizumi, suspirando de nuevo. “Voy a llamar al resto y dar el break—”
Iwaizumi se vio interrumpido por las puertas del gimnasio, que se deslizaron una vez más… para mostrar a una persona realmente inesperada. Y es que ni Nejire y Mama eran capaces de llamar tanto la atención como Kohaku Oikawa, el sobrino del capitán.
Los miembros más veteranos del equipo lo habían visto un par de veces, pero los únicos que realmente lo reconocían eran Iwaizumi, Arakita, Nejire y Eureka, quienes lo habían tratado fuera de los entrenamientos. Sólo los amigos más cercanos de Oikawa —y su ex— conocían a los miembros de su familia, ya sea por su reunión de cumpleaños cada año o por alguna visita improvisada de su hermana y el resto de su familia al departamento donde vivía con Iwaizumi.
“Oh, Kohaku-chan,” dijo Arakita, deteniéndose en seco en pleno mate. El resto de equipo lo imitó, intrigados por la aparente cercanía entre el desconocido y el wing-spiker. “Ah, Kohaku-chan es el sobrinito de Oikawa-chan,” explicó al resto.
“¿Qué?” preguntó Bokuto, confundido. “¿Oikawa tiene una hermana mayor o un hermano mayor?”
“Hermana. ¿No sabías?” Kuroo arqueó una ceja.
“Llevo un año y medio aquí y ni idea.”
“Es que Kohaku-chan no viene muy a menudo,” comentó Arakita.
“Eh. Oikawa sigue presente aún cuando está de vacaciones,” se quejó Sho.
“No se fue a pasarla bien, te recuerdo,” dijo Ritsu.
“Deja de simpearle, Ritsu, que no te va a t—”
“¿¡QUÉ ESTÁS INSINUANDO!?”
“…” Kohaku observó a lo lejos al equipo y optó por acercarse al grupo de Iwaizumi, Nejire, Eureka y el resto. Al menos esas caras conocidas le daban… cierto grado de confianza, a diferencia de los otros.
“Kohaku,” lo llamó Iwaizumi, mientras el pelirrosa les daba el alcance. “¿Qué haces aquí?”
“…” Kohaku se tomó unos instantes intentando descifrar el peinado de Eureka, y luego, se giró hacia Iwaizumi. “…Iwaizumi-han, lo siento. Sé que Tooru-han es bien eticoso con las interrupciones de sus entrenamientos, pero tengo un tema urgente que discutir con él.”
“…” Eureka lo observó, confundida. Su dialecto de Kansai era demasiado recargado para su conocimiento del japonés. Recordaba que había necesitado de Iwaizumi y Oikawa como traductores para poder hablarle durante esa pequeña reunión familiar que la hermana mayor de su key le había organizado por su cumpleaños.
“Ohhhh, ¿estás buscando a Oikawa-chan~?” canturreó Kokichi.
“¿…Sí?” Kohaku arqueó una ceja.
“Waaah, si lo ves bien, sí se parece a su tío,” comentó Bokuto, mientras se acercaba al grupo. A su lado, Kuroo rodó los ojos.
“Es que lo es. Pero al menos no heredó esa actitud terrible que tiene.”
“Sí, se ve más decente,” comentó Sho.
“Qué terrible hablan de Oikawa-san cuando no está aquí,” se lamentó Kuroh.
Progresivamente, el resto del equipo comenzó a acercarse al grupito al lado de la práctica. Eureka observó con horror cómo, de un momento a otro, todos los miembros estaban reunidos alrededor de Kohaku, comentando acerca de su apariencia y de la similitud con su tío. Los más chismosos lo bombardearon con preguntas idiotas, algunos se animaron a inquirir respecto a su madre, y el resto sólo se quedó observándolo como si se tratase de una atracción curiosa en el circo.
Kohaku se veía realmente incómodo con tanta atención. No llevaba ni dos segundos prestándole atención a un miembro cuando otro lo interrumpía y la conversación no llegaba a ningún lado al final. Iwaizumi, por su lado, se veía a instantes de perder la paciencia, pero algo lo motivó a suspirar por cuadrugésima vez en el día y, con una voz fuerte y clara, pudo poner a todos en onda. Mientras los resondraba por su actuar y les comentaba la idea de salir a cenar, Eureka aprovechó el despiste de todos para arrastrar a Kohaku a unos metros de allí, con la intención de escuchar su petición sin las interrupciones idiotas del equipo.
“Gracias,” le dijo él, con una sonrisa pequeña. Eureka evitó llevarse las manos a la cara y sonreír como tarada a manera de respuesta, pero la tentación de hacerlo fue grande: Kohaku era demasiado lindo.
“Oh, no te preocupes. Más bien, quiero ayudarte con lo que viniste a hacer aquí. Lamentablemente, Oikawa no está en estos momentos.”
“Eso dijo el resto, pero no entiendo. No sé qué puede ser más importante para él que el vóley.”
Y no había nada más importante que eso. Era sólo que también tenía otros deberes… como ser el key de Eureka.
Wow, Oikawa era un excelente amigo, sin duda.
“…Eh.” Eureka disipó esos pensamientos idiotas a un lado con una sacudida leve de su cabeza. “¿Dijiste que te mandó un mensaje?”
“Mm. Dijo que andaría ocupado el fin de semana, por si lo necesitaba. Intuí que sería por el Incolle y por eso pensé que estaría aquí.”
“Pueees… No sé si pudiste escuchar a Nejire en medio de toda la halgarabía, pero explicó que Oikawa andaba en un campamento exclusivo para armadores. Logró alcanzar un cupo a última hora.”
“¿Nejire-han habló con él o cómo?”
“No, fui yo.”
“¿…Ustedes son sólo amigos?” Kohaku arqueó una ceja.
“¿Sí?” Eureka lo imitó, confundida.
“Mm…” El pelirrosa se sumió en sus pensamientos, observándola fijamente. “Curioso.”
“¿Por qué?”
“Por nada. Gracias, nushi-han.”
“¿Mushi?”
“Nushi-han.”
“¿…?”
“…” Kohaku suspiró. “¿No eres muy buena con el kansai-ben?”
“Soy terrible. No sé si pudiste notar como sufrí cuando conversamos un poquito ese día del cumpleaños de Oikawa.”
“Haha, sí lo noté.” Kohaku rio. “Está bien. No te he dicho insecto, porsiacaso.”
“Sí, lo supuse.” Eureka sonrió. “Pero bueno. ¿Cómo te ayudo?”
“Ah, lo olvidaba.” Kohaku sacó un papel de su morral, y se lo extendió a Eureka. “Necesito que Tooru-han firme esto. Es un permiso para mi estadía en el dormitorio Starmony, de Ensemble Square.”
“Oh, claro.” Eureka hizo memoria de aquella reunión y no demoró en recordar que Kohaku había debutado ese año con una nueva unit. “Debutaste a inicios de este año con… ¿Crazy:B?”
“Sí.” Kohaku asintió. “Y quiero escapar de Okaa-han y Obaa-han lo más pronto posible. Por eso asigné a Tooru-han como mi apoderado.”
“Pero no entiendo. ¿Tu apoderado no pudo ser alguna de ellas?”
“Estoy viviendo ya en el dormitorio, y no quiero verlas de nuevo en un buen tiempo. Prefiero tolerar a Tooru-han que ir a pedirle ayuda a ellas.”
“Bueno, eso tiene sentido.” Eureka asintió. “Preferiría lidiar con algún tío baboso como Oikawa en vez de tener que hacerlo con mi mamá.”
“Sí. Tooru-han es idiota, pero sé que puedo contar en él. Es el único así en mi familia, la verdad.”
“¿Así de…?”
“Sincero, confiable, y bieeeen imbécil.”
“Aww, lo quieres mucho, ¿no?” dijo la HiME, enternecida. Era el primer familiar de su key que hablaba tan lindo de él.
Ni la mamá, ni la hermana.
Kohaku tenía razón.
“…Sí.” Kohaku desvió la mirada, un tanto avergonzado. “Eh… bueno. Tiene sentido que Tooru-han esté en un campamento. El problema es que Hasumi-han me pidió el permiso firmado para este fin de semana. Sino, me regresa de vuelta a mi casa hasta que lo tenga listo. Cosa que no tiene sentido, si mis pertenencias ya están en mi cuarto de Starmony… pero no puedo cuestionarle nada.”
“¿Ese Hasumi no es el Keito Hasumi de Akatsuki?”
“Ese mismo.”
“Wow, se veía estricto, pero nunca lo imaginé como el encargado de los dormitorios de Starmony.”
“Ni yo,” admitió Kohaku. “Pensé que los idols andaban muy ocupados como para tener tiempo de manejar ese tipo de nimiedades. Pero Hasumi-dono es de esas personas que siempre quieren que las cosas se hagan bien, así que de seguro por eso anda encargándose de Starmony.”
Eureka no sabía mucho acerca de aquella unit, más allá de que Akatsuki tenía canciones que mezclaban ritmos actuales y elementos de la música tradicional japonesa. Su concepto estaba muy bien manejado y cuidado: se hacía notar en sus coreografías, en su música y en su vestimenta.
Pese a la pura perfección de la unit, había algo en el carisma de su líder —o falta de este—, que la espantaba por completo.
Aún así, no podía negar que eran muy hábiles y tenía sentido que fueran así de populares. Tal vez era sólo un tema de preferencias personales, puesto que Eureka era muy quisquillosa con la apariencia de los idols que admiraba y Keito Hasumi no cumplía con sus estándares.
“Eso suena terrible, lo siento,” dijo la HiME, apiadándose de Kohaku. Keito sí se veía muy estricto, aún a pesar de mostrarse más tranquilo y sonriente en las entrevistas y presentaciones de su unit. “¿Y no puedo firmarte el permiso yo? Osea, no soy tu apoderada, pero… sigo siendo mayor de edad.”
“Supongo—”
Kohaku se vio interrumpido por los movimientos ágiles de Kokichi, quien se interpuso entre ambos y, de un momento a otro, terminó con el papel en las manos.
“¿Eeeeh? ¿Qué es estooo~?” canturreó Kokichi, con una voz sumamente irritante.
El terror producido por sólo pensar en lo que sería capaz de hacer el gremlin para fregarle la vida motivó a Eureka a lanzarse encima de su rebel y recuperar el papel a toda costa. Para suerte suya, el agarre de Kokichi había sido liviano, lo que permitió que el papel quedara intacto al pasar a sus manos luego de arranchárselo.
“…Wow.”
“No viste nada, Kohaku,” dijo la HiME, intentando hacer como que nada había ocurrido.
“¿Acabas de lanzarte por un papel?” ofreció Kokichi, como para impedir que se olvidara de la vergüenza.
“¿Y QUÉ?” gritó Eureka, indignada.
“La verdadera pregunta es… ¿Qué pensabas que haría yo con eso?” dijo Kokichi, al borde del llanto. “¡Deja de antagonizarme, Eureka-chan!”
“…” Eureka se llevó la mano libre a la cara, sin las energías necesarias como para refutarle sus ridiculeces.
“Necesito un permiso firmado,” explicó Kohaku. “Vine para que Tooru-han lo hiciera, en vista de que es mi apoderado. Pero supongo que, mientras él regresa del campamento, podría llevar la firma de cualquier adulto que avale mi capacidad para valerme por mí mismo.”
“Eso no suena muy convincente…” comentó Kokichi. “¡Pero si soy yo quien habla con el encargado, de seguro me hará caso!”
“¿…Tú quieres firmar?” atinó a preguntar Kohaku, confundido. “Ni sé quién eres.”
“¡Sheesh, Eureka-chan! ¡Debiste presentarme antes!” se quejó Kokichi.
“…Su nombre es Kokichi Ouma. Es un nuevo middle-blocker en el equipo. Medio novato, pero se esfuerza mucho,” dijo Eureka, con cero emoción.
“¡Ese soy yo~!” Kokichi esbozó una sonrisa inocente. “¿Y qué dices, Kohaku-chan? ¿Me dejas ayudarte?”
“…” Eureka estaba a dos segundos de volver a lanzarse encima de su rebel.
“Gracias, Ouma-han, pero Suoh-han ya se ofreció. Con una persona es suficiente.”
“Y Kohaku prefiere a alguien que sí conoce, gracias.”
“…Ah. No te conozco mucho, Suoh-han,” corrigió Kohaku. “Pero sé que Tooru-han confía en ti, y eso me basta para hacerlo yo también.” Dicho esto, le esbozó una pequeña sonrisa.
“¡Me alegra mucho!” Eureka juntó sus manos y le devolvió la sonrisa. “Descuida. Podemos ir a conversar con Hasumi-san después del almuerzo, si estás libre.”
“Mm. Me parece bien.”
“Awn.” Kokichi fingió un suspiro derrotado, y se vio un tanto deprimido por unos instantes.
El rebel los sorprendió al iluminarse de un momento a otro y golpear su puño contra su palma.
“¿Qué…?”
“¡Ya lo tengo!” dijo Kokichi, muy decidido. “Tal vez no te puedo ayudar con el tema de la firma y el permiso, pero sí puedo invitarte a comer con nosotros en la noche~”
“Kokichi, aún no se ha confirmado nada—” dijo Eureka
“Ya se confirmó~” canturreó Tendo, quien se manifestó al lado de ellos de un momento a otro. Seguido de él venía el resto del equipo, entre ellos Iwaizumi, con una cara llena de ira que no demoró en transformarse en resignación pura.
“Todos están libres en la noche,” contó Iwaizumi. “Así que ya quedamos en salir a un buffet de la zona. Es all-you-can-eat hasta las 10 y tiene un precio moderado.”
“¿Por qué no te ves tan… emocionado con la idea?” preguntó Eureka, curiosa.
“Hace un buen tiempo que no salimos todos juntos. Cuando se han apuntado a cenas improvisadas y eso, usualmente se trató de algunos miembros y ya. ¿Pero con los doce? ¿Cenar?”
“Ah, vas a estar como una mamá con sus mil hijos.”
“…” Iwaizumi la fulminó con la mirada.
“O-okay, retiro lo dicho.” Eureka acrecentó la distancia entre ambos, tan solo por precaución.
“¡Ven con nosotros, Kohaku-chan!” lo invitó Nejire. “Mama y yo también iremos~”
“¿Mama?” repitió Kohaku, observando al mencionado.
“¡Yo! ¡Soy! ¡Mamaaa~!” Madara sonrió. “Un gusto, Kohaku-san. Mi nombre es Madara Mikejima.”
“De NewDi,” respondió el pelirrosa. “De seguro de ahí conoces a Nejire-han.”
“¡Exacto, exactooo~♪!”
“Ah. ¿Nos vamos a presentar con Kohaku? Porque yo—”
“Bokuto. Shh.” Eureka lo calló. “De ahí. Primero, sería bueno confirmar que quiere ir y que no lo estamos incomodando.”
“No hay problema,” dijo Kohaku. “Pero dudo tener el dinero como para—”
“¡No te preocupes por el dinero!” le dijo Kokichi, muy alegre. “¡Yo te invito! De seguro para la noche ya tengo mi billetera. Y de paso te pago lo que te deberé, Mama~”
“¡Me parece genial, Kokichi-san!”
“…Uh.” Eureka suspiró. “Entonces iremos a cenar todos.”
“¿Todooos? ¿Incluido Jang-chan?”
“…Sí,” dijo el mencionado, irritado.
“Wow, se nota que todos andamos de buenos ánimos con la ausencia de Oikawa-chan,” dijo Kokichi. “Me encanta~”
“Increíble. Es increíble que esté pensando que tal vez sí extraño un poco a ese imbécil…” se lamentó Iwaizumi. “Entre los tres, el peso habría sido más liviano.”
“¿Me estás incluyendo?” preguntó Arakita.
“…Cuatro, entonces. Había incluido a Eureka.”
“Todo un honor, Iwaizumi.” Eureka hizo una leve reverencia. “Y ahora, me iré a disfrutar del break por mi cuenta, gracias.”
“¿…Break?” preguntó Sho, confundido.
“Break. Acabo de dárselo a todo el equipo. No sé en qué mundo vives, Suzuki.”
“¡Estaba distraído con el sobrinito de Oikawa! ¡Y ahora con la cena!”
“Jaja, qué idiota,” se burló Ritsu.
“Yo que ustedes, correría a disfrutar del descanso, porque mientras están aquí parados como estatuas, siguen pasando los veinte minutos.”
“¡Ahdfklfj!”
“¡Iwaizumi tiene razóoon!”
“Vamos por agua, que me muero de sed…”
“Toga y yo les dejamos las botellas listas,” avisó Eureka, mientras observaba cómo el equipo se dispersaba en varias direcciones del gimnasio.
Le alivió notar que Kokichi fue uno de los primeros en lanzarse a las bancas por los tomatodos de agua, puesto que al fin se sentía en calma y completa paz gracias a su ausencia. Unos minutos bastaron para que se formaran grupos y los chicos se dispusieran a disfrutar del descanso, felices con la libertad momentánea que Iwaizumi les había ofrecido.
Eureka encontró que Kohaku y Madara eran los únicos que no habían dejado su lado en medio del movimiento y la halgarabía. Cuando les prestó atención, los encontró conversando tranquilos sobre el problema de Kohaku con el encargado del dormitorio.
“Ah, si gustas, yo también puedo ayudarte, Kohaku-san~” ofreció Madara.
“¿Conoces a Hasumi-han?” Kohaku arqueó una ceja, un tanto receloso.
“Mm, mm~ Me debe un par de favores, así que podría convencerlo de que te permita quedarte en el dormitorio hasta que Tooru-san pueda entregarle el permiso firmado.”
“Eso… suena genial, Mama,” comentó Eureka, sumándose a la conversación. “¿Podrías acompañarnos?”
“Clarooo~♪” Madara le esbozó una sonrisa. “Si gustas, Kohaku-san, podríamos a almorzar los tres y de ahí vamos a los dormitorios Starmony.”
“Oh… ¿Me invitarán almuerzo?” Kohaku se veía un tanto incómodo ante aquella idea.
“No veo por qué no.” Madara rio. “Yo te estoy incluyendo en el plan improvisado, lo mínimo que puedo hacer es pagar por tu almuerzo~”
“No quiero incomodar…” Kohaku observó a ambos, curioso.
“¡N-no incomodas!” se apuró en decir Eureka. “Mama siempre dice que es mejor con más gente… h-hehe.”
“¡Y Eureka-san tiene toda la razóoon~♪ Pero no podemos dejar al equipo sin su mánager, así que tendremos que esperar a que sea la una.”
“No me molesta… acompañarlos a ver la práctica,” ofreció Kohaku. “Tengo la tarde libre, igual.”
“Qué bueno.” Eureka le sonrió. “Entonces, ¿puedes quedarte con Mama? Yo voy a rellenar de nuevo los tomatodos y revisar la distribución de chalecos. No sé dónde estará Toga, uh…”
“La ví yendo al almacén,” comentó Daichi, mientras pasaba al lado de ellos.
“Oh, gracias Sawamura. Iré a buscarla. ¡Nos vemos luego!” Eureka le ondeó la mano a Madara y a Kohaku, y se retiró a seguir con sus labores.
“…” Kohaku la observó, confundido.
“Eh… Espero que no tengas ideas erradas sobre lo que pasa entre nosotros, Kohaku-san,” empezó Madara, con una expresión graciosa en el rostro.
“…Eso no me incumbe. Lo que sí me intriga… es que eres igual a mí,” comentó, desafiándolo con la mirada.
“Hohoho~♪” Madara soltó un par de risas ruidosas e irritantes. “¡Eres divertido, Kohaku-san! Tal vez deberíamos conversar en un ambiente más privado.”
“Tal vez,” dijo Kohaku. “Pero luego. Por mientras, guardemos apariencias.”
“Mm, mm~ Excelente decisión.”
Dicho esto, ambos caminaron juntos el trayecto hasta las escaleras que daban a las filas de asientos frente a la cancha. Madara los dirigió hacia la zona donde siempre tomaba asiento con Nejire cuando coincidían en el gimnasio.
Era una zona perfecta para observar toda la cancha y, curiosamente, también contaba con una vista directa de la zona de las bancas de mánager.
Kohaku lo encontró intrigante, pero optó por no hacer ningún comentario al respecto.