Un poquito más esta vez yay~ Regreso con los icons que faltan.
115.10.
…
Sin embargo, pese a los deseos colectivos de mantener la situación bajo control…
“Ah, por supuesto que él ya se encuentra expandiendo su poder, y con gran fuerza,” Shiyoon se encogió de hombros y dio un suspiro. Él caminaba junto con Floyd fuera del estadio, en dirección al área donde había la manifestación de la niebla roja.
“Hm~” Floyd ensanchó su sonrisa curiosa. La niebla roja continuaba tan tenue y desapercibida que antes. Sin embargo, para ambos, era más bien la habilidad de detectar la propia magia de aquel Rebel tentativo, y en particular, Floyd podía resonar con aquellas vibras. Apretó el agarre que tenía en un tubo de metal, el cual descansaba encima de un hombro. “Es obvio, ¿no? La niebla tiembla de agresión. Esos orphans están a punto de salir~”
“Eh, ¿de dónde sacaste ese tubo?” preguntó el otro, sonriendo incómodo.
“¿Qué? El tubo estaba apoyado en la entrada al estadio junto con otros, por eso lo agarré,” respondió con toda naturalidad y una pisca de aburrimiento. “Dices que orphans van a aparecer, ¿no? Yo no soy Rebel aún, así que tengo que defenderme con algo.”
“Creo que ya te dije que no tienes que pelear, yo me encargo…”
“¿Pero dónde está la diversión en eso, Shiyoon? Siempre eres el que hace cosas divertidas,” se quejó de mala gana. “Si sólo me usas de guía para encontrar al revoltoso, más me asemejo a una aburrida hadita luminosa. Así mejor no hubiera venido.”
“Y no tenías ninguna obligación de acompañarme,” se frustró un poco. Si bien Shiyoon era de mantener su buen humor ante cualquier circunstancia, sí había muy contadas personas que podían impacientarle, como aquel desenfrenado gemelo.
El par se adentró en el área marcada como en cuarentena. Una vez ahí, les tocaba inspeccionar el área y poder ubicar al causante de aquel hechizo para prevenir que causara algún revuelo. O al menos, aquellas habían sido las intenciones de Shiyoon cuando estuvo operando solo. Este mismo sabía que, al ser alguien con habilidades de Rebel, su mera presencia incentivaría la aparición de los orphans, motivo por el cual tenía que apurarse a rastrear a su objetivo. Pero, por supuesto, no había llegado por su cuenta.
“Pues, parece que tal cual esperé, esta niebla se está volviendo más densa,” observó Shiyoon, mirando de un lado a otro. “Así es difícil detectar de dónde viene. ¿Puedes notar algo, Floyd?”
“Hehe~” por su parte, el peliverde ya estaba armado con su tubo, al cual agarraba como si se tratara de un bate de baseball.
“Ehm, Floyd, ¿acaso estás esperando a los orphans?” preguntó, sonriendo nervioso. “Te aseguro que no son tan divertidos de pelear, ya lo he hecho.”
“Oye, no me mates el suspenso, quiero conocerlos por mi cuenta,” dijo en lo que dio un golpe al aire a manera de calentar sus extremidades. “¿Son orphans aleatorios? ¿Serán tipo dragones? ¿Quizás algún zombie? ¡Hehe, totalmente me apunto a un zombie apocalypse!”
“Haha, admito que no me molestaría que veamos cómo hacer una simulación de eso de alguna manera, pero pues, ahora he venido con un rol…” le recordó amablemente, lo cual le hizo ganarse una mirada de desdén del otro. “Ah, ¿qué tal si luego le digo al jefe que te prepare una pelea con estos orphans? Así no te pierdes de nada.”
“¿Pero por qué esperar si puedo hacerlo ahora?”
“Por favor recuerda que nuestra misión es que nadie salga herido.”
“Ese es tu problema, ¿no? Yo sólo ando aquí de curioso…” se volvió a desentender y continuó practicando su mejor golpe en el aire.
“Sabía que no me ayudarías para nada e igual estoy decepcionado…” dio un pesado suspiro. “Dijiste que podías leer las vibras en el aire para encontrar al responsable. ¿Acaso no te interesa conocerlo? Realmente es todo un personaje, te lo aseguro.”
“Hmm…” para variar, el peliverde se mostró curioso y lo meditó un poco, casi convencido.
Pese a ello, la niebla finalmente se condensó lo suficiente como para que los primeros orphans se manifestaran frente a ellos. Se trataban nuevamente de las enshyoujos, las cuales de inmediato se enfocaron en Floyd al notar sus intenciones de pelear.
“¡Ohhh! ¡¿Vampiresas?! ¡¿Cómo así recién me entero?!” exclamó casi eufórico, mientras sus ojos se afilaban. Alzó su tubo con toda la intención de aniquilarlas. “¡Hahahahaha!”
“Uhh…” Shiyoon dejó caer su cabeza hacia el frente, grandemente cansado y frustrado. Ahí estaba, la responsabilidad que su yo del pasado le había lanzado por decidir no pensarlo dos veces cuando Floyd quiso apuntarse. Lo peor del asunto era que, por más ‘entusiasta’ que el otro se mostrara de pelear, él no podía contra esos orphans a largo plazo y podría ser descuartizado ni bien se le acabaran las energías, así que ni podía confiarle solo en lo que pretendía terminar con su trabajo.
“¡Y están apareciendo más!” observó entusiasmado en lo que más de las enshyoujos hacían acto de presencia. “¡Nada mal, ya estaba demasiado aburrido!”
“Eh, Floyd…” y sí, acababa de fallar en su trabajo de control de daños, ya que las enshyoujos continuarían multiplicándose desenfrenadamente ante la agresión. “Ahh… no me sorprende que ocurra esto, pero debí haberlo evitado…”
Por más que la prognosis a largo plazo no estaba a su favor, Floyd demostró una muy impresionante habilidad con su improvisado tubo y rápidos reflejos para desnucar, lanzar y dislocar a sus múltiples enemigas. Las enshyoujos gritaban de manera ensordecedora con evidentes intenciones de matar al joven, aunque de momento el otro se mantenía firme, con una algarabía que no tenía nada que envidiar al instinto salvaje de sus oponentes inhumanas. Mientras tanto, Shiyoon se abría paso entre dichos orphans en un intento de llegar donde el otro, procurando no llamar la atención y volverse un segundo blanco al mantenerse sin intenciones de combatir frente a ellas. Sin embargo, aquello no fue posible por más tiempo, ya que a poca distancia del peliverde, este por poco y es alcanzado por una enshyoujo que pasó a través de otra que acababa de ser derrotada.
Shiyoon tuvo que invocar su espada y con una rápida serie de cortes, desintegró a todos los orphans que les rodeaban.
“Ya, te tengo, ahora vámonos,” dijo agarrándole del brazo. A pesar de sus intenciones, no iba a serle fácil de convencer al otro.
“¡Haha, no way!” Floyd se zafó justo cuando todas las enshyoujos descuartizadas en el aire volvieron a regenerarse. “This is some Castlevania level shit! ¡Tengo que pelear!”
“¡Oye!” intentó volver a alcanzarle, pero por haberle protegido, las enshyoujos también comenzaron a tratarle como un oponente, así que había pasado a tener el doble de trabajo.
Pues… al menos le quedaba el consuelo que había otros agentes de Rizembool en stand-by listos para ayudar a disipar esa tormenta de orphans.
El grupo de HiMEs con el par de chicos de Rizembool ya había estado cerca de regresar al estadio. Sin embargo, no tardaron en oír unos gritos desgarradores femeninos, los cuales pusieron los pelos de punta a más de uno.
“¡¿Q-qué es eso?!” exclamó Tsubasa.
“¿Alguien necesita ayuda?” preguntó Roxas, listo para regresar por donde habían llegado. Sin embargo, Norimune le agarró de un hombro.
“No tan rápido, joven Key,” este, para variar, miraba hacia la ahora muy visible niebla roja con una determinación y seriedad poco características de él.
“Norimune…” Suzuka se quedó impresionada. “¿Qué sucede?”
“Tal parece que alguien habrá comenzado la susodicha tormenta…”
Entonces, esa niebla comenzó a extenderse más cerca de ellos, y pronto notaron a unas figuras que pertenecían a orphans con apariencia de vampiresas. Estos monstruos aparecieron uno detrás de otro.
“Tch…” Suishinshi entrecerró sus ojos. La situación se estaba tornando seria. “Recuerden lo que les he dicho, no nos toca pelear, debemos ingresar dentro del estadio y prevenir que más salgan.”
“Entendido,” Saki asintió. Pese a esas instrucciones…
“¡No, más bien nos toca eliminar este peligro!” Tenshi se aventuró a pelear con aquellas figuras siniestras, sorprendiendo a todos.
“¡Maldición, escucha para variar!” le requintó Reimu, ya muy tarde.
“Creo que lo ha usado de excusa por lo aburrida que estaba,” Youmu dio un pesado suspiro.
“¿Eh? ¿Está haciendo algo riesgoso por estar aburrida?” Taikei parpadeó confundido. “Pero eso no tiene mucho sentido. Uno siempre puede buscar hacer algo divertido luego de las obligaciones. ¡Yo estaba por sugerirles que de aquí vayamos a un karaoke! ¿Qué piensan?”
“Eh, no es el momento, parece que algo serio ocurre…” Kashuu le miró como bicho raro.
Efectivamente, luego de que Tenshi partiera a un par de orphans con su espada con aparente facilidad, estos seres pasaron a regenerarse como si nada hubiera ocurrido. Más bien, cuatro más surgieron de la niebla a corta distancia.
“¡¿Q-qué es esto?!” la peliazul se quedó en shock.
“¡Ah, demonios!” Suzuka había querido seguir las recomendaciones, pero no podía dejar a Tenshi sola en medio de ese bizarro y aparentemente invencible peligro. Ella partió corriendo para ayudar a su kouhai. Un frustrado Norimune apenas se encogió de hombros con cansancio para entonces volverse en un haz de luz y tomar la forma del arma de su susodicha hija.
“Y ahora… ¿qué hacemos?” Roxas dio un suspiro. “Normalmente pensaríamos en ayudarles, pero…”
“…” Suishinshi cerró sus ojos.
“¿Qué tienes en mente?” le preguntó Taikei, mirándole atentamente.
“Espero que no te sientas obligado en ayudarles. Fuimos advertidas, hasta ahí se extiende tu responsabilidad,” le recordó Saki. “Ya no eres un Rebel como para que tú pelees.”
“No sé cómo harán las cosas en Hanasaki, pero en caso de que alguien desacate el sentido común, nadie debe verse con ninguna obligación de ayudar a los faltantes, al menos según mi experiencia propia,” comunicó, tranquilamente.
“Entiendo, pero…” Youmu se alertó.
“Sin embargo, hay personas que ayudarán a derrotar a estos orphans, gente con experiencia que saben cómo lidiar con ellos…” Suishinshi volvió a abrir sus ojos y observó a ese par de HiMEs ya comenzar a tener líos para defenderse de la lluvia de orphans que continuaba incrementando. “No es un caso perdido. Lo único que necesitan hacer es resistir el ataque hasta que reciban el auxilio que ya está en camino,” él miró hacia Saki y Tsubasa. “Y desde ya les indico que ustedes no las van a ayudar. Son todavía inexperimentadas.”
“E-entiendo, no creo que lo pueda hacer de momento,” Tsubasa asintió.
“No pensaba hacerlo, pero que me llames así me dan ganas de darte la contra,” su hermana menor le miró con cierto desapruebo, y vio a su mayor apenas negar impaciente.
“No estoy en posición de juzgar a las demás HiMEs presentes al desconocer sus casos, tampoco tienen ninguna responsabilidad de auxiliarles, pero eso lo dejo en sus manos,” Suishinshi se dio media vuelta. “Taikei, ingresemos al estadio. Nuestro trabajo ha terminado.”
“Hmm, ¿sabes? Podríamos quedarnos a hacerles compañía~” sugirió juguetonamente.
“No lo volveré a repetir, vámonos ya,” insistió con severidad.
“Uhh…” el menor hizo un puchero, y terminó por sonreír apenado a los demás. “Eh, lo siento, pero ya nos tenemos que ir. ¡Suerte y ojalá nos volvamos a ver pronto!”
“…” Saki les vio partir. El más joven intentaba dialogar con su hermano a manera de tratar de animarle, pero este ni siquiera volvió a girar la cabeza para mirarles. Alzó una ceja.
“Hehe, tu hermano se toma su labor muy seriamente, ¿no es así?” Tsubasa sonrió.
“Es frustrante, él en verdad no es para nada tan serio…” dio un suspiro. “Casi no parece él.”
“…” Youmu dio un respiro profundo e invocó sus armas. “No estoy contenta con el ímpetu de Tenshi, pero no podemos dejarlas así a su suerte…”
Justo en ese momento, Tenshi gritó hacia las demás para demandarles que se les unieran.
“…” y sólo por eso, la previamente voluntariosa peliblanca se mostró inconforme.
“Yo que tú dejo que los orphans la abollen un poco, en serio,” dijo Reimu, impaciente. “Aquí a la que podríamos ayudar es a Suzuka, al menos ella fue cuidadosa esta vez.”
“Entiendo eso, pero andan tan juntas que ayudarlas es como un paquete de dos,” observó Kashuu, rodando los ojos.
“Igual si fue irresponsable, no deberíamos dejarla expuesta al peligro,” Tsubasa frunció el ceño. Casi le daban ganas de intentar ayudar al ver que los demás no saltaban al peligro.
“Y no, serás la presidenta de la clase, pero ahora estás fuera de tu elemento, tú no haces nada,” observó Saki, severamente, en lo que le agarraba de un brazo.
“De todos modos tenemos que ayudar a nuestra senpai, eso solo lo vale,” finalmente, Youmu terminó de convencerse y adentrarse en medio de la horda de orphans.
“Al menos sus esfuerzos parecen estar focalizando un poco a los orphans, pero sí, se regeneran constantemente…” Roxas se puso a pensar. Intentaba ver cómo poder ayudarles efectivamente.
Entonces, Cho terminó por caerse de rodillas al suelo.
“A-aruji,” Kashuu se alarmó y se agachó a su costado. Su HiME se veía consternada y cubría sus orejas con ambas manos. “Aruji, ¿te sientes bien? ¿Qué sucede?”
“Cho…” Roxas fue despertado y también se le acercó. “Tsk, perdón, verdad que intentamos regresar porque no te sentías bien…”
“Estos gritos de los orphans…” dijo la HiME con una mueca de dolor. “…no es la primera vez que los escucho…”
“¿Cómo así?” preguntó su hermano.
“¿Acaso son como ese extraño grito interno que a veces oyes desde la noche en el muelle?” preguntó Kashuu, atentamente y agarrándole de los hombros a manera de reconfortarla.
“…” Cho asintió un par de veces.
“…” Roxas volvió a mirar a esos orphans que no paraban de gritar. Era bastante desconcertante, pero sabiendo cómo su hermana había podido notar la niebla desde mucho antes que los demás y a mayor intensidad, era posible que el ruido la estuviera afectando más que a la mayoría, por algún motivo que no podía entender. Él apretó sus puños y terminó por ayudar a la peliceleste a ponerse de pie. “No, no hay forma que vaya a pelear ahora. Vamos al estadio donde los demás.”
“Eh, pero…” ella se preocupó.
“Prefiero asegurarme de que estés bien. No me gusta la idea de que te tenga que dejar de lado todo el tiempo porque todavía puedo pelear, aparte que ni sabemos lo que te ocurre,” admitió el rubio, algo contrariado y desviando su mirada. “Así como estás no estaré tranquilo a menos que pueda quedarme de tu lado…”
“…” Kashuu le miraba intensamente.
“…y presumo que no tienes nada de qué criticarme por mi decisión, ¿verdad?” le reclamó el Key, impaciente.
“No, más bien casi no pareces ser tú, no eres de poner a aruji primero en momentos así,” observó con un cierto dejo de aprobación, sin despejar su escepticismo. “Estoy de acuerdo.”
“Eh… ya veo…” Roxas se extrañó.
“O sea, es bueno que lo hagas, para variar,” se encogió de hombros.
“Tsk, no intentes buscarme bronca ahora, no es el momento,” entrecerró los ojos.
“…” Cho sintió cierta frustración, aunque al menos parecía que su arma intentaba tragarse un poco su orgullo. Era sin duda algo reconfortante.
“Eh, lo lamento, pero tenemos que irnos. Tengan mucho cuidado, por favor,” dijo Roxas.
“Sí, muchas gracias, ustedes también,” Tsubasa asintió.
“…” Saki dio un suspiro. “No es que nosotras podamos hacer mucho, pero me sentiría mal si las abandonamos del todo. Veremos qué hacer.”
“Por favor vayan a descansar, Cho se ve fatal,” observó Reimu. Ella les vio partir y pasó a frustrarse. De las tres restantes, era sin duda la que más ‘experiencia’ tenía, apenas por ser mayor y contar con quizás unos meses adicionales de ser HiME, pero bueno… esperaba no tener que sentir que era necesitada.
Sólo podía quedarse al pendiente para ver cuándo los supuestos expertos irían a llegar.
“¡Muchas gracias!” Dash sonrió ampliamente en lo que entregaba una ficha con sus datos a un encargado, así asegurando su participación en las competencias de atletismo.
“No hay de qué, te esperamos mañana a las ocho de la mañana para la orientación y toda la información referente a tu número como participante y tu horario personal,” contestó esa persona, amable y entusiasta. “Te deseo lo mejor, da tu mejor esfuerzo.”
“¡Oh, sí que lo haré!” sus ojos brillaron con estrellitas y asintió efusivamente.
Al lograr su meta de la noche y saber que figuraría entre los muchos estudiantes participantes, Dash dio espacio para la siguiente persona a ser atendida y caminó dando saltitos sin darse cuenta. Podía sentir que el rumbo de su vida mejoraba cada vez más, y luego de observar la inmensidad de la impresionante universidad de Hanasaki, le anhelaba pensar que podría ser una estudiante más de aquella prestigiosa institución.
Su caminata le llevó cerca de una de las salidas del estadio, la cual pasaba mayormente desapercibida para los presentes. Dash no pudo evitar mirar hacia la noche por medio de esa puerta abierta. Pensó en su camino de regreso a casa al término del presente evento, recordó la posibilidad que seguramente Rita volvería a darle un mal rato por alguna indescifrable razón… pero, por sobre todo, se concentró en la oscuridad de la noche, el recuerdo de la brillante luna y sutiles estrellas… en ese vacío de las tinieblas que le recordaba lo pequeña que era, pero que a su vez, le hacía sentir como un pequeño destello en el centro de su corazón, en medio de la fría inmensidad de todo lo demás.
Sintió la dicha de seguir con vida y poder brillar al igual que los demás, a su propia manera.
“¿Eh?” entonces, en medio de su contemplación, notó que había una rara niebla rojiza al exterior, algo que no podía detectar bien a menos que se acercara más al ingreso, lo cual quiso hacer…
“¡Dash!” repentinamente, Rin se le saltó encima y le dio un fuerte abrazo.
“¡Ah!” esta no evitó asustarse por la sorpresa.
“¿Qué te tiene tan nerviosa? A mí me gusta lo apachurrable que siempre eres~” canturreó la gemela, sin soltarle.
“Eh, no, no es nada, sólo que…” Dash miró hacia la puerta, aunque curiosamente un par de porteros habían aparecido justo para cerrar la salida. “Pues… me pareció ver algo afuera…”
“Dime, ¿pudiste inscribirte para tus competencias?” preguntó Len, dándoles el alcance.
“Ah sí, ya está todo confirmado,” dejó de ser abrazada y asintió efusivamente. “¡Ahora sólo me queda dar todo de mí! ¡Al menos esa es la parte menos intimidante!”
“Oh, bien por ti, yo en tu lugar tendría muchos nervios antes de la competencia,” admitió Rin.
“Eh, no que no los tenga, pero…” curiosamente, la decidida Dash terminó viéndose inquieta por aquel recordatorio, y terminó sacudiendo su cabeza. “O sea, es la parte que depende solamente de mí ahora que terminé con las formalidades, y pues, prefiero encargarme de eso.”
“Bueno, eso tiene sentido,” Len asintió y le dio un panfleto.
“¿Qué es eso?” preguntó Dash, confundida. Incluso Rin se acercó para leerlo.
“Horario de buses…” leyó la rubia.
“Como los eventos van a ser tanto en Hanasaki como en Rizembool, han habilitado unos buses especiales que conectan a las dos universidades para que todos los asistentes puedan transportarse rápidamente. Estos parten cada quince minutos,” explicó. “Aquí figuran los paraderos y las horas.”
“¡Ohh, ni lo había pensado, muchas gracias!” la pelinegra se emocionó.
“Hm, no sabía, pudiste haberme traído uno, Len,” le recriminó su hermana.
“Por supuesto que no sólo agarré uno, tengo una copia para los dos,” contestó con otro panfleto.
“¡Ah, perfecto!” así, Rin se lo arrancó y lo revisó entusiasmada. “¡Bien hecho, así es como debes tener a tu hermana mayor en mente!”
“¡Oye, no sólo es para ti, y no eres mayor, somos de exactamente la misma edad!” le reclamó el chico, frunciendo el ceño.
“No, obviamente eres el menor, le puedes preguntar a cualquiera,” Rin sonrió con superioridad. “Ya mucha gente me ha dado la razón, ¿no te acuerdas?”
“¡Sólo lo hacen porque siempre empiezas autodeclarándote como mayor que yo!” se quejó. “¡Ya les das la idea antes de que lo puedan pensar por su cuenta!”
“Haha…” Dash rio un poco. Era sin duda una discusión que no oía por primera vez.
“Bueno, ya mucho, hermanito, no hagamos a Dash esperar.”
“¡No insistas!”
“Dime Dash, ¿has probado dippin’ dots? ¡Hay un puesto no muy lejos de aquí!”
“Eh, no, ¿qué es eso?” no llegó a contemplarlo, ya que Rin de inmediato le jaló y los tres fueron en dirección a ese lugar.
“¡Es helado congelado con nitrógeno líquido en bolitas! ¡Apuesto a que te va a gustar!” explicó en lo que avanzaba rápidamente.
“E-espera, ¿podemos ir más lento, Rin?”
“Uhh, no, si ya nos separamos antes porque un grupo de fans nos detuvieron para hablar con nosotros,” Rin negó e hizo un puchero. “Así que así nos exponemos por menos tiempo a cada posible transeúnte. ¿No tiene sentido?”
“Yo más bien creo que avanzar rápido nos hace llamar más la atención, Rin,” Len dio un suspiro.
“Hehe…” Dash pensó lo mismo que Len, pero decidió no meterse en el asunto.
Felizmente, pudieron llegar a aquel puesto bastante popular, el cual al igual que la mayoría servía sus productos gratuitamente al público en general.
“¡Ohh, se ve bonito! ¡Me pregunto si Rita o Horizon los han probado antes!” exclamó Dash, aunque ella misma se detuvo y sonrió incómoda. “Eh, no, ¿qué estoy diciendo? A Horizon no le gustaría el helado…”
“…” tanto Rin como Len se sorprendieron e intercambiaron miradas.
“Eh, chicos…” ladeó su cabeza.
“¿Por qué dices eso, Dash?” preguntó Len, curiosamente.
“¿Será que a tu supervisora no le gusta la leche? ¿Tendrá intolerancia?” Rin lo meditó.
“Eh, pues, n-no, más bien… ¡Oh, sí, creo que es eso! O-o sea, Horizon es muy particular con las cosas que come, por eso lo digo…” la pelinegra se vio nerviosa. “Ehm, ¡¿qué tal si hacemos la fila desde ya?! Creo que hay más gente que viene.”
“Gracias, pero Rin y yo ya comimos varios bocadillos antes que llegaras,” admitió Len, sonriendo con torpeza.
“Uhh, sí, tú sabes que tenemos que cuidarnos como los idols y streamers que somos,” Rin asintió, sonriendo ampliamente. “¡Pero descuida, estamos aquí por ti! ¡Date el gusto que sé que te gustará! ¡Te esperamos!”
“Aw, bueno, ojalá la próxima podamos compartir algo juntos. ¡Ahora vuelvo!”
Así, la chica se unió a la cola, la cual efectivamente recibió al grupo que había estado cerca. Luego de verla distraída con el menú y el producto en sí en lo que este era servido, los gemelos se mostraron entre preocupados y aliviados.
“Uhh… qué cerca estuvo…” Rin se dio un facepalm. “Qué bueno que no me vio acercarme porque creo que corrí más rápido que la gente promedio.”
“Me sorprende que en plena emergencia de orphans todavía osen por tener las puertas abiertas…” Len negó, y miró al lado opuesto del estadio, el cual efectivamente tenía todas las salidas descubiertas. “Entiendo que la manifestación es del otro lado, pero nadie debería salir en lo que se pone bajo control.”
“Hm, no sé, Len,” Rin le dio un vistazo. “Igual hay porteros, y con un lado del estadio cerrado, supongo que mantienen el otro abierto para todavía dar un ambiente de normalidad.”
“Pues, tiene sentido, igual da miedo…”
“Me alegro mucho por Dash que quiera apuntar a estudiar en una escuela privada como Hanasaki, pero a la pobre le tocará estar expuesta a estas cosas…” Rin bajó su mirada.
“Sí pues…” Len miró hacia las luces del estadio, contemplativo. “¿Tú crees que deberíamos resguardarla tanto, Rin?”
“¿Eh? ¿Por qué no? No es que la hayan aceptado aún,” alzó una ceja.
“Lo sé, pero o sea… sus dos supervisoras que la cuidan no son ajenas a las instituciones,” llevó una mano a su mentón. “Y podríamos decir ‘pero Dash seguro que no lo sabe’, pero…”
“Sonó a que quizás sabía la verdad sobre Horizon, ¿no?”
“Hmm…” Len terminó cruzándose de brazos, con cierto conflicto interno. “Exacto…”
“Entiendo que parte de mí quisiera que Dash sí supiera más cosas, tal vez así nosotros también podríamos ser más honestos con ella, pero no lo sé, Len…” Rin volvió a mirar a Dash, quien ya se notaba maravillada y emocionada de ser la siguiente en ser atendida, debido a aquel muy raro postre que estaba por probar. “Temo que Dash no sólo pueda ser una posible estudiante de Hanasaki. Creo que ella sería una HiME.”
“¿Eh?” Len se sorprendió. “¿Por qué lo dices? De ser así, seguro que ya la habrían intentado reclutar y no tendría que rendir ninguna prueba o competencia para aplicar a una beca.”
“Tú sabes por qué lo digo,” Rin se impacientó. “¿Recuerdas la noche en la que la conocimos?”
“…” el otro se vio preocupado y desvió su mirada. “Lo sé…”
“Y ni sabemos qué es de ese tal Jin que se aparece cuando quiere… uhh, ojalá fuera sólo un amigo imaginario de Dash, pero sabemos que sí existe…”
“Cierto, es alguien de quien no sabemos nada y no puedo pensar en otro caso así…” cerró sus ojos con fuerza. “Hmm… dudo mucho que un ser tan misterioso se acerque a alguien que es completamente normal…”
“¡Ahh!” la rubia se agarró la cabeza con ambas manos. “¿Acaso nos toca estar rodeados de personas que corren riesgo permanente? Qué frustrante. Esperaba que Dash no fuera así.”
“Pero no podemos preocuparle, Rin. Suena a que aquella Rita ya le hizo sentir mal de hasta venir,” observó Len, meditabundo. “Quizás era su manera de prevenir que Dash llegara a Hanasaki, o algo, pero si no vamos a hacer honestos con Dash, no hay por qué incomodarle…”
“Sí lo sé…” ante esas palabras, Rin llevó sus palmas a sus cachetes. “No puedo verme inquieta por nada. Imagínate si hay un paparazzi y se inventa un drama de mí. Todos nuestros followers van a llovernos mensajes y hacer videos de youtube al respecto.”
“Eh, me sorprende ese enfoque…” pese a la observación, Len fue sacado de cuatro por dicha posibilidad.
“¿Qué? Es mi manera de cambiar de conversación. Funcionó, ¿verdad?”
“Creo que un poco, pero…” dio un suspiro. “¿No pudiste venirte con algo positivo?”
“No me mires a mí, al menos yo intenté algo, a diferencia de ti.”
“Hai, hai…”
“¡Rin, tenías razón! ¡Es increíblemente delicioso!” exclamó Dash con su vasito de dippin’ dots. “¡Nunca los he visto antes! ¡Tengo que hacerle probar a Rita, de todas formas!”
“¡Ah, me alegra mucho!” Rin le dio un abrazo de costado. “¡Qué linda que eres para pensar en tu mayor, pese a lo que pesada que es contigo!”
“Ehehe, me cuesta entenderle, pero sé que Rita se preocupa por mí, ¡por eso quiero corresponderle!” exclamó Dash. “¿En serio no quieren? Son vasitos chiquitos.”
“Haha, gracias, pero sigue siendo bastante,” Len negó con sus palmas, sonriendo incómodo.
“¡Más bien hay que buscar más cosas para que comas!” dijo Rin. “Ahora que ya estás libre de las formalidades, ¿se te apetece algo?”
“Eh, no es que tenga nada en mente…” desvió su mirada. “Gracias por estar al pendiente de mí, pero esto debe ser aburrido para ustedes. No tienen que acompañarme a comer.”
“No digas eso, estamos pasando un rato como amigos, ¿verdad?” le preguntó el chico.
“¡Sí, sí, y no es algo que nosotros podemos hacer con frecuencia por nuestros horarios! ¡Aparte que este es un momento tan importante para ti! ¡Sigamos paseando!” procedió a darle media vuelta y empujarle hacia un área con más puestos de comida. “¡Demos un vistazo!”
“¡B-bueno!” Dash sonrió con torpeza. Le costaba creer que fueran tan amables con ella, pero podía decir que eran honestos. Eran amigos que apenas había conocido hace poco tiempo, aunque se sentía muy agradecida de los dos.
Así continuó una noche mayormente tranquila para los tres en lo que disfrutaban del momento.
“Hm, no entiendo…” Hiiro estaba pensando muy duramente.
“No tiene mucho sentido que ese portero no te haya dejado salir, pero bueno…” Kotegiri dio un suspiro. “Tampoco era para que te prepararas para atacarle.”
“Ah, sólo puedo imaginar que eso ya ha pasado varias veces…” Gumi se dio un facepalm. Pese a que el pelirrojo era un chico muy amigable y con la mejor disposición, por cosas como esa comenzaba a comprender por qué el buen Kotegiri vivía tan perpetuamente al pendiente de él (además de más que un poco estresado). Al menos lo pudieron prevenir esa vez.
“Nos hemos disculpado muy profusamente y prometimos que nos portaremos bien y seguiremos un buen ejemplo,” les recordó IA, alzando un índice. “Y sé que lo vamos a hacer, pero ahora que nos hemos calmado, deberíamos hablar con el señor para preguntarle por qué no podemos salir.”
“No lo sé, o sea, las puertas del otro lado están cerradas de la nada,” Gumi alzó una ceja. “Quizás deberíamos esperar a que las abran.”
“Eh, yo voto por eso, es raro, pero tal vez tienen un buen motivo,” Kotegiri asintió.
“Hm…” por su parte, IA hizo una especie de pequeño puchero, el cual el par no evitó ver como sumamente adorable. “No quiero ser innecesariamente curiosa, pero deberíamos saber…”
“¡Oh! ¡Tal vez los eventos competitivos acaban de empezar!” exclamó Hiiro en un momento de gran inspiración. Este sonrió de oreja a oreja en lo que comprimió un puño. “¡Claro, debe ser un acertijo que nos toca resolver para poder salir!”
“Ehm, no lo creo, Hiiro…” comentó su amigo, sonriendo incómodo.
“¿Eh? ¿Entonces será otro tipo de prueba?” lo volvió a meditar. “Hmm… creo que oí a unos compañeros de nuestra clase de baile conversar sobre algo en grupo que se llama… Battle Royale, o por ahí…”
“Eeeesperemos que no, haha,” Gumi rió un poco. Sin duda decía las cosas más graciosas, aunque el hecho que lo comentaba con tanta inocencia y seriedad simultáneas era un poco desconcertante. Sin duda un gimnasio lleno de gente se prestaría demasiado para la idea, así que mejor ni lo pensaba más.
“Oh, buenas noches a todos, veo que finalmente nos encontramos,” saludó Hyuuga cordialmente y dirigiéndose principalmente a IA. “¿Cómo les está yendo?”
“Ah, Hyuuga,” la rubia se acercó a su viejo amigo y asintió atentamente. “Muy bien, sólo parece que no nos quieren dejar salir. ¿Y ustedes?”
“Excelentemente, puedo reportar que mi documentación de mis presentes experiencias en plena velada se está llevando a cabo de maravilla,” él le extendió el pequeño cuaderno de apuntes. “No te obligaré, pero si pudieras añadir un comentario sobre tu parecer con respecto a la organización y efectividad del presente evento, te lo agradecería.”
“Hm, sí, pero déjame pensarlo un poco,” ella le sonrió. “Con mucho gusto.”
“Oh…” Taikogane pasó de frustrarse por la etiqueta de su compañero de clase a sentir que su corazón se pasmó por aquel semblante angelical de quizás la chica más bella en toda su secundaria.
“¡Hola! ¿Qué tal si seguimos paseando todos juntos?” preguntó Sora, contento.
“Haha, me parece bien,” Gumi asintió. “Aunque no andamos trabajando en el ensayo al igual que ustedes, pero de por sí felicidades por su esfuerzo.”
“Créeme que sólo es él…” Taikogane dio un suspiro. Le hubiera gustado agregar más quejas, aunque por saber cuánto IA lo estimaba, no quería quedar mal frente a ella.
“Hm, quizás yo también debería tomar algunas notas, al menos cómo poder comenzar,” observó Kotegiri, quien miró a Shiro y Kuro. “Buenas noches a los dos, ¿se están divirtiendo?”
“Eh, sí,” Shiro sonrió tímidamente, aunque agradecido por la atención a los dos. “Es mi primer evento de este tipo, y lo encuentro muy agradable.”
“Hehe, me alegro. Son muy generosos por tanta comida. A divertirnos con las actividades de los próximos días, hay que dar lo mejor.”
“Claro que sí.”
“…” Kuro le miró fijamente, y terminó por asentir.
“Hm…” Kotegiri se confundió un poco por su actitud, aunque pudo ver que era la forma del silencioso peliblanco de interactuar.
“¡Haha!” Sorita terminó por extender su palma a Kotegiri.
“¡¿Eh?!” este se alertó. “Eh… Harukawa-san, ¿sucede algo?”
“High five! ¡me gusta el color que tienes!” exclamó el rubio, alegremente. “¡Eres una buena persona, Sora está feliz!”
“Eh, g-gracias…” con algo de duda le extendió su palma y el otro finalizó el choque.
“¡Y llámame Sora, te llamaré Kotegiri! ¿Está bien?”
“B-bueno…” sonrió. En ese corto tiempo había terminado por llamar a más gente sin honoríficos, algo no muy característico de él, pero no le importaba mucho, ya que le gustaba tener a tantos amigos, por más que algunos fueran un tanto revoltosos…
“Así que eso fue lo que pasó. Malinterpreté el gesto del guardia y supongo que por mi actitud nos ha castigado,” Hiiro hizo una reverencia. “¡Lo siento! No es justo que los demás tengan que pagar por mi error.”
“¿En serio quisiste pelear contra él?” Taikogane alzó una ceja.
“Tal parece que es algo que hace de vez en cuando, recién me voy enterando,” Gumi sacudió una palma, intentando restarle importancia.
“Pero me parece muy raro, Hyuuga, entiendo que lo impacientamos, pero si no nos dejan salir merecemos respuestas,” observó IA. “Estaba por ir a preguntar si ocurre algo.”
“Por supuesto, te acompaño,” Hyuuga asintió, sonriendo tranquilamente.
“Ah, muchas gracias,” contestó contenta.
“¡Eh, vamos todos, suena muy interesante!” se apresuró en decir el peliazul, dirigiéndose a la chica. “Seguro que no podrían negarse si le pides amablemente, pero te apoyamos.”
“Eh, bueno,” ella ladeó su cabeza. “No creo que sea necesario, pero está bien.”
“Está bien, a resolver el misterio,” Gumi se encogió de hombros. Considerando que estaban en Hanasaki y era un evento de Hanasaki y Rizembool, tal vez tendría algo que ver con la usual guerra de siempre, motivo por el cual quiso ignorarlo, aunque no se opondría a los demás si estaban tan interesados en el asunto.
Así, el considerable grupo llegó donde la misma puerta que antes. Efectivamente, a pesar de que esta se encontraba abierta y se podía ver la tranquila y solitaria noche, el guardia encargado de aquel punto no tardó en interponerse.
“He sido claro con ustedes,” espetó, mirando a Hiiro con desapruebo. “Si insisten puedo reportarles a sus superiores por mal comportamiento.”
“Por favor, no meta a los demás en problemas por lo que hice, en verdad lo siento mucho,” dijo el pelirrojo, con leve tortura. Entonces, este notó que Hyuuga pasó por su costado, a manera de representar al grupo.
“Descuide, ninguna falta disciplinaria será necesaria, hemos venido únicamente por respuestas,” este se presentó con su seria y perspicaz sonrisa. “Comprendo que hay un motivo por el cual no quiere que nos retiremos y aprecio su dedicación. Sé por su comportamiento y prioridades que usted es un guardia entrenado en Rizembool. Estoy incluso más agradecido con usted por su leal trabajo a mi alma mater.”
“Eh, usted es…” ese guardia casi se vio en aprietos y agachó su cabeza. “Siento la falta de respeto, Masamune-sama, no me di cuenta que estaba presente.”
“Oh, no se preocupe por mí, vengo acompañado de estimados compañeros y amigos, no sería justo darme un trato especial.”
“C-cierto, lamento haberme comportado indebidamente con todos,” dicho esto, pese a claramente dudarlo por un segundo, se hizo a un lado. “Confío en su conocimiento y nivel en Rizembool. Pueden salir.”
“Eh, ¿está seguro?” Hyuuga le miró casi perdido. Sin embargo, fue jalado por Taikogane.
“Oye, abriste las aguas como Moises, ahora cruza nomás,” le regañó un poco y lo jaló. Así, el grupo se aventuró a la noche.
“Wow…” Gumi continuaba impresionada. Ella miró a Sora. “Ehm, ¿esto es normal?”
“Hm, sí, supongo,” él asintió y sonrió. “Hace un par de semanas, él le comentó a nuestra maestra de matemática que nos había dado un problema muy bien redactado y formulado en la tarea, y todos lo volvimos a ver en los próximos dos pasos.”
“Eh, con otros números, pero sí,” Shiro sonrió incómodo.
“Hm… ahora que lo piensan, sí recuerdo ese problema repetido,” alzó una ceja.
“Pues, parece que sí llegamos a salir pese a todo,” Kotegiri sonrió incómodo.
“Sí, pero… igual no tenemos respuestas,” IA lo pensaba un poco. Sin embargo, la rubia se encontraba inconforme.
“¿Pasó algo?” preguntó Hiiro.
“Ese señor se intimidó por Hyuuga, no me gustó,” miró al otro con seriedad. “Creo que es un gran problema que la gente lo no pueda ver por lo adorable que realmente es.”
“¿Adorable?” Kotegiri se confundió e intercambió miradas con el pelirrojo.
“Sí,” IA volvió a alzar su índice. “No sé si existe un código social que impide a chicos verse entre ellos como adorables, pero Hyuuga siempre ha sido muy adorable para mí. Ahora mismo no fue más que respetuoso y atento, pero es como si nadie lo pudiera ver.”
“Eh, s-supongo que es porque no lo conocen como tú…” comentó Kotegiri, sonriendo. Sí que lo estimaba mucho. Y seguramente se trataba de eso, ya que, en su punto de vista, ese peligris casi le inspiraba un aura un tanto siniestra en ocasiones por lo cortés y ‘bajo control’ que parecía.
“Una pregunta,” Hiiro alzó un poco su palma.
“Sí, dime,” IA le miró atentamente.
“¿Qué es adorable?”
“¿Eh?” los otros dos se confundieron.
“Creo que ya lo han dicho antes, y perdón si pregunto algo que no debería,” asintió con pesar por nuevamente causar inconvenientes. “Pero entiendo que no puedo atender lo que está mal ahora si no lo comprendo. ¿Qué es lo que me estoy perdiendo?”
“Hiiro,” entonces, IA le dio un efusivo abrazo. “Ahora mismo pienso que eres muy adorable, así que eso es lo que es. El algo que inspira un deseo grande de abrazar a alguien y que te da mucha felicidad y dicha por dentro.”
“Oh…” este se quedó en blanco en lo que algunas tuercas dentro de su cabeza se sincronizaban. “No sé si lo entiendo del todo, pero tiene algo de sentido. Muchas gracias.”
Mientras tanto el resto miró a esos tres ya que la acción de IA les había llamado la atención. Hyuuga sonreía gustosamente al ver a su amiga tan feliz por algún motivo que desconocía.
“Eh, IA…” sin embargo, Kotegiri sintió la necesidad de realizar un posible control de daños. “Creo que hay que explicárselo un poco mejor a Hiiro…”
“Prometo que lo iré entendiendo, Kotegiri. Hm, ahora que lo pienso…” el pelirrojo lo pensó. “Si, creo que tú también eres muy adorable.”
“¿P-p-perdón?” se quedó en shock.
“¡Sí, tiene sentido! ¡Tú me ayudas todo el tiempo a aprender mucho de la ciudad y a entrenar para ser un idol! ¡Puedo decir que tu apoyo me hace muy feliz y lo aprecio mucho!”
“Eh, pues, d-de nada, pero espera…” dijo ya algo mentalmente agotado.
“Pero, ¿eso significa que debería sentir el deseo de darte un abrazo?”
“¡N-no, es algo completamente diferente!” exclamó alarmado.
Encima de aquel estadio, un par de Rebels estuvieron a punto de atender el asunto de la niebla roja, aunque se detuvieron al notar a ese grupo de estudiantes salir del seguro estadio.
“Dijeron que les darían excusas creíbles a los asistentes para no salir, pero han dejado que estos niños salgan…” Ootakemaru agarró su nuca, a manera de disipar aquel ligero fastidio.
“Por más que el suceso ocurra del otro lado del estadio, sólo basta un paso en falso o un mero destello de poder, y esas enshyoujos podrían aparecer frente a ellos…” Matsui estaba usando aquella capa negra que, por sus modificaciones tecnológicas, cubría su rostro en tinieblas sin importar el ángulo o luz por el cual se le viera. “Uno de nosotros debe pedirles que regresen al interior. Parecen estudiantes de Rizembool.”
“Hm…” el otro alzó una ceja. “Pues eso quiere decir que la explicación será fácil al menos. Ya, yo me encargo.”
“Waka-sama, mejor lo haré yo,” este hizo una leve reverencia. “Déjeme asegurarle que yo personalmente le veo como un ser admirable y exalto su apariencia. Sin embargo, la gente promedio podría juzgarle por los cuernos que posee.”
“¿No serán más asustados por el hecho que no te pueden ver?” le cuestionó Ootakemaru.
“Fufu, seguro que así será, pero al menos yo ya estoy acostumbrado a que me rechacen, lo hace más fácil para mí,” lo comentó con un dejo de diversión.
Sin más que decir, él saltó hacia abajo y prácticamente de ese simple salto aterrizó frente a aquel grupo de estudiantes.
“¡Ohh!” Taikogane casi se cae para atrás y todos en general retrocedieron instintivamente, con distintos grados de aprehensión ante la llegada de aquella sombra humana.
Curiosamente para muchos, Shiro y Kuro de inmediato avanzaron al frente a manera de encararle, pero la tensión del par se apagó ni bien Hyuuga puso una mano en el hombro de cada uno y, de nuevo, tomó el liderazgo del grupo con suma calma.
“Buenas noches,” le saludó Hyuuga, con un semblante serio, aunque tranquilo. “¿Cómo le podemos atender?”
“No hay tiempo de charla…” dijo la voz con frialdad. “Regresen al estadio de inmediato.”
“…” el peligris asintió y sonrió comprensivamente. “Lo entiendo, disculpe las molestias.”
“!!!” en eso, Matsui pudo mirar atentamente a los demás en ese abundante grupo hasta llegar hacia el final de mismo, donde había una chica de cabellos rubios largos, un pelirrojo, y…
“Eh,” Kotegiri se confundió al notar cómo ese ser intimidante de la nada dio un salto y desapareció en medio de la noche. Pese a que este había llegado de la misma manera, casi pareció como si hubiera huido despavorido. Sin embargo, no llegó a considerarlo mucho…
“S-Sora,” Shiro instintivamente se acercó al rubio, quien de inmediato le abrazó. “Ya pasó.”
“Oye, Sora, ¿estás bien?” preguntó Taikogane, alarmado. Le vio asentir sin decir nada.
“No te preocupes, también me impresionó, pero parece que no era más que una especie de guardia,” observó Gumi, atentamente. “Parecía que nos estaba aconsejando.”
“Gracias, y perdón…” ya más tranquilo, Sora se soltó de Shiro y miró a todos. “Es sólo, esa persona, no me gustó el color que tenía… era un color muy inquietante, no puedo explicarlo.”
“Seguramente se trataba de un Rebel, para poder moverse así,” dijo Hyuuga. Este sonrió. “Descuiden, sólo regresemos al estadio, les aseguro que todo está bien. Es posible que esté ocurriendo una inconveniencia menor del conflicto entre las escuelas, pero seguramente todo se encuentra bajo control. De lo contrario, yo ya habría sido informado.”
“Eh, bueno, seguramente, por el overlord que eres,” Taikogane rodó los ojos, y terminó por arrepentirse al notar la mirada desaprobatoria de IA. “¡Q-quiero decir…!”
“Vamos, o si no regresará alguien a asustarnos de nuevo,” Gumi dio un suspiro.
El una vez animado grupo se mostró tenso en lo que caminaban de regreso a la entrada. Al notar eso, Hyuuga observó a los demás hasta notar a Hiiro meditar en silencio.
“Oh, Amagi-san, ¿de casualidad tiene alguna duda?” le preguntó amablemente.
“¡Ah, puedes llamarme Hiiro, entiendo que es la etiqueta en nuestro colegio!” dijo gustosamente. “Sólo estaba considerando la razón por la cual no pudimos salir antes. Entiendo que era por algo que ocurría afuera y no por tratarse de alguna actividad, así que mi deducción había sido incorrecta.”
“Fufu, no hay nada de malo en ello, más bien aplaudiría si nos fueran a asignar una actividad sorpresa en esta velada,” comentó entretenido. “Haría por una buena descripción para el ensayo que tenemos que escribir.”
“¡Es una buena manera de verlo! Por un momento pensé en aquello que otros llaman como una Battle Royale, como si todos estuviéramos en una dentro del estadio.”
“¿Eh? ¿Como Squid Game o algo?” preguntó Taikogane.
“¿Qué son esas palabras?” le preguntó Hiiro.
“Heh, es una ocurrencia muy interesante, Hiiro-san,” Hyuuga asintió. “Por más que no nos encontremos en un Battle Royale, ¿qué tal si todos ahora entretenemos la idea?”
“Ah, suena divertido,” IA asintió.
“Sé que no sucede ahora, pero, ¿qué es Battle Royale?” preguntó Hiiro, curiosamente.
“Es una pelea o competencia en la cual todos los participantes tienen que derrotarse mutuamente hasta que sólo uno queda en pie, el cual se convierte en el triunfador,” explicó Hyuuga. “Es la supervivencia del más apto, simplemente.”
“Ohh…” los ojos de Hiiro brillaron.
“H-Hyuuga-san, ehh…” por su parte, Kotegiri comenzó a asustarse.
“A pesar de no ser nuestra realidad, podríamos pensar en nuestras estrategias personales para sobrevivir o derrotar a otros, digamos, como una especie de entretenimiento mental,” dijo el peligris gustosamente.
“Entrenamiento mental…” Hiiro asintió un par de veces, a manera de tomar nota.
“Eh, no sé si deberíamos…” Gumi comenzaba a preocuparse.
“Para variar suena divertido, pero sólo lo pensaría si estuviera en un estadio con gente que sabe pelear,” Taikogane lo meditó. “No me gustaría ir seriamente contra gente común y corriente.”
“¡Haha, pero no hay que tomarlo con seriedad!” Sora sonrió animado. “¡Lo que más me gusta es correr y saltar así que yo sería puramente de defensa!”
“No soy muy atlética, pero de inmediato llamaría a Sakuya para que me proteja,” IA asintió.
“Y podríamos formar alianzas y tener nuestros equipos,” se sumó Shiro. “Tampoco soy de pelear, pero Kuro tiene más experiencia que yo.”
“No me opongo a equipos, pero por motivos del Battle Royale, es mejor ver lo que cada uno de nosotros puede hacer por su cuenta,” Hyuuga sonrió para sus adentros. “Me hace falta mayor entrenamiento, aunque pienso que sé defenderme bien con las espadas. Hiiro-san, ¿has podido pensar en una estrategia?”
“¡S-sí, he sido entrenado en pelea cuerpo a cuerpo!” este agarró su brazo con su otra mano, inspirado. “¡Pienso que puedo dar gran pelea! ¡Y si alguien me derrota entonces es porque no he sido lo suficientemente fuerte así que totalmente lo merecería! ¡No tengo miedo!”
“Es una buena actitud de tener,” Hyuuga asintió. “¿Y usted, Gou-san?”
“Llámame Kotegiri, por favor, y eh, tengo algo de experiencia con kendo, pero no mucho…” dijo dolorosamente. No le gustaba aquel ‘entrenamiento mental’ que estaba haciendo con Hiiro, sentía que era algo que le tocaría desenseñarle al pelirrojo después.
“Fufu, gracias por entretener el juego. Quizás no todos estemos igual de dispuestos a participar en una pelea así tan seriamente, pero como alguien en entrenamiento, es importante acoplarse ante la idea de estar listo para defenderse de otros o de atacarlos. Sin duda en un Battle Royale uno tiene que estar permanentemente listo para pelear contra todos.”
“¡Ehh!” no, Kotegiri definitivamente debía parar el coche.
“¡Es muy cierto!” aunque quizás ya era tarde. Los ojos de Hiiro se llenaron de llamas pasionales. “¡Pienso que fuera de las competencias, determinar quién es el ganador en una batalla puramente a base de nuestro potencial interno es mucho más importante! ¡Habría que buscar a la directora de Hanasaki para sugerírselo! ¡Habría que aprovechar que todos estamos encerrados!”
“Haha, todos igualmente esperan participar en sus disciplinas, así que una batalla seria que demande mucho de todos sería contraproducente, ¿no lo crees?” le preguntó Hyuuga.
“Hm, es cierto, hmm…” Hiiro volvió a cruzarse de brazos hasta que se vino con otra idea. “¡Entonces que sea para la clausura!”
“Ihh…” Kotegiri miraba con horror cómo la mayoría continuaba echando leña al fuego y encontrando las reacciones de Hiiro como graciosas, mientras él mismo temía que su muy voluntarioso roommate fuera a prender ES en llamas. No sabía si contaba con las energías o habilidad de rectificar el daño accidental que IA y Hyuuga le habían causado al muy inocente pelirrojo.
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