Me faltan un par de cositas para ponerme al dia, pero ya vendrán el mes que viene u_u
“Está bien…” Eureka supuso que no tenía sentido darle importancia a algo que no podía controlar. Estaba haciendo tratos con el diablo, pero eran necesarios para saber la verdad detrás de lo que había ocurrido el sábado.
“¡Ah!” Aventurine sonrió al revisar la pantalla de su celular. “Mi contacto ya revisó lo que le pediste. ¿Me puedes dar tu correo? Dice que te lo enviará por ese medio.”
“Okay, genial. Mi correo es eureka.suoh@hanasaki.jp,” le dictó.
“…Hanasaki punto jp.” Aventurine se giró a sonreírle. “Listo. Debe estar llegándote en unos minutos.”
“Gracias.”
“…Qué aburrido,” se quejó Beowulf, desparramándose en la mesa. “Kokichi, ¿no podemos pelear con ella?”
“No~ ¿Por qué pelearíamos con ella un miércoles por la tarde? Qué anticlimático.” Kokichi desvió su mirada hacia la bandeja del señor que se acercaba a la mesa con su pedido. “¡Comida!”
“Wow, eso fue rápido,” comentó Shiki, sorprendido.
“…” Eureka optó por ignorar las voces a su alrededor para prestarle atención a su celular. Justo cuando estuvo a punto de irritarse por no recibir la notificación del correo, el universo se puso de su lado y le mostró lo que tanto ansiaba ver.
La HiME no demoró en darle click al mail para revisar sus contenidos. El mensaje no tenía cuerpo, pero sí contaba con varios archivos adjuntos. Eran videos en blanco y negro de las cámaras de seguridad de la zona. Adjunto, también, encontró un reporte de las cámaras. Eureka optó por leerlo antes de revisar las grabaciones.
LOG
C_039212039:
-No se pudo recuperar los clips que van desde 11:53 P. M. hasta 12:47 A. M.
-Adjunto: Clips desde las 12:50 A. M. hasta 1:29 A. M.
C_039212032:
-Adjunto: Clips desde las 11:38 P. M. hasta 1:30 A. M.
C_039212037:
-Adjunto: Clips desde las 11:20 P. M. hasta 1:24 A. M.
C_039212038:
-No se pudo recuperar los clips que van desde 11:49 P. M. Hasta 12:50 P. M.
-Adjunto: Clips desde las 12:53 A. M. hasta 1:28 A. M.
“Aventurine…” Eureka se giró hacia el chico, quien estaba a punto de comenzar a comer su ramen. “Disculpa, pero… ¿Podrías preguntarle a tu contacto qué pasó con los videos eliminados?”
“Ah, espera.” Aventurine se dispuso a escribirle y luego, dejó el celular al lado del bowl a la espera de su respuesta.
Un par de sorbos bastaron para escuchar el sonido de una notificación.
“Mm… Dice que eliminaron todo el contenido que te mandó, pero hay algunos videos que no pudo conseguir. Supone que Rizembool los ha protegido con más seguridad que el resto. Está intentando decodificarlos. Dice que en la semana me avisará si logra hacerlo.”
“Okay… Igual tengo varios aquí. Espero encontrar respuestas con este material.”
“¿No lo vas a revisar ahora?” Preguntó Kokichi, curioso.
“No. Lo dejaré para más tarde.” Eureka suspiró. “Quiero comer en paz.”
El bowl de ramen en frente de ella despedía un aroma exquisito a chancho y especias. Eureka sonrió, emocionada, y agarró sus palillos y la cuchara para disfrutar de su almuerzo.
Al menos, por unos instantes, sus preocupaciones pasaron a un segundo plano.
Anzu sentía que no le pagaban lo suficiente.
Hacía un par de años había empezado su carrera como productora y mánager dentro de Ensemble Square. Estudiar en la aclamada Academia Yumenosaki le había permitido conseguir los contactos necesarios para llegar a asegurarse un puesto de trabajo luego de terminar el colegio. Pese a ello, decidió postular a una universidad contra todo pronóstico. Quería asegurar su futuro en caso decidiera optar por otra cosa lejos de la industria musical.
En la actualidad, se encontraba en el tercer año de carrera… y sentía que los estudios no le daban ni la décima parte de estrés que el trabajo sí le colocaba en los hombros.
Las labores que acarreaba eran un poco demandantes, pero lo peor sin duda era el tipo de personas que debía producir. Los idols de Ensemble Square eran personas de terribles prioridades…
En especial los hombres.
“Am, Anzu-san…” comenzó uno de los dolores de cabeza. “¿Por qué estamos en compañía de Subaru-san?”
“¡Porque yo soy su guardaespaldas!” Subaru le esbozó una sonrisa a Madara mientras abrazaba a la chica.
“Subaru-kun,” Anzu se aguantó las ganas de suspirar. “No digas esas cosas…”
“Eh, no te preocupes, Onee-san~” le aseguró el segundo dolor de cabeza. “Nosotros guardaremos tu secreto.”
“¿Mi secreto?”
“Es tu novio, ¿no?” Rinne arqueó la ceja. “Todo el mundo lo dice.”
“¡¿N-N-NOVIO?!” Anzu estaba a un paso de tener un paro cardíaco.
“¡Wahaha!” Subaru soltó un par de risotadas despreocupadas. “¡Qué divertido! ¿En serio se rumorean esas cosas?”
“Sí. Al menos escuché algo así por parte de unas chicas del staff de StarPro.” Rinne sonrió de lado. “Es increíble que una de las estrellas más grandes de la agencia esté con la producer ganadora de un Grammy…”
“¡Yo no gané el Grammy!” Anzu se llevó la mano a la cara, indignada. “¡Fue él!”
“Pero bajo tu guía, ¿no?” Madara sonrió. “Es un logro que debe ser reconocido.”
“¡ENTONCES FELICÍTENLO A ÉL!” La castaña estaba a dos segundos de arrancarse los cabellos. “¡EN FIN! No estamos aquí para hablar de mí o de él. Aunque yo también me pregunto qué hace Subaru-kun aquí…”
“¡Jeje!” Subaru solo volvió a reír. “¡Prometo que no diré nada! ¡Soy una tumba!” E hizo el gesto de cerrar su boca con un cierre.
“Bueno, iré directo al grano para no quitarles más tiempo,” dijo Rinne. “Onee-san, Mikeneko-chan y yo necesitamos que nos hagas un favor.”
“¿Qué cosa?” Anzu lo observó con los ojos entrecerrados, prueba de su recelo. Rinne y Madara eran de los idols más alocados que había conocido.
“Sabes que nos metemos en problemas a cada rato, ¿no?” Madara lo dijo sin ninguna pizca de culpa. “Pueees… acaba de suceder otra vez~”
“Necesitamos que avales por nosotros,” completó Rinne. “No es nada serio… y, si tenemos suerte, nadie se enterará de lo que pasó… pero queríamos asegurarnos de que estarías de nuestro lado.”
“…Ni siquiera sé de qué hablan,” se quejó Anzu.
“Lo siento, no podemos contarte.” La mirada apenada de Madara se veía muy sincera. “No queremos involucrarte.”
“Pero ¡¿cómo se supone que los ayude si no sé qué hicieron?!”
“Es un tema delicado. Y hay muchas facciones peligrosas involucradas…” comentó Rinne. Anzu pudo distinguir cierto grado de preocupación en su expresión que fue capaz de contagiarle el sentimiento. El mayor siempre había cuidado que no se filtrara ni una pizca de su ansiedad en su actitud. Tal parecía que la situación sí era tan grave como la planteaban. “Si en un futuro podemos contarte todo garantizando que no correrás peligro, lo haremos.”
“¡Sí! Y también se lo contaremos a Subaru-san,” aseguró Madara.
“¡Yupi~!”
“Sigo sin entender por qué deben rendirle cuentas a él también,” comentó, un tanto irritada.
“¡Soy tu mano derecha!” Dijo Subaru. “Siempre nos apoyamos, ¿no?”
“…” La sonrisa deslumbrante de su amigo la invitó a imitarlo. “Tienes razón.”
Rinne soltó un silbido estruendoso que consiguió captar su atención de nuevo.
“¿Qué significa eso?” Le cuestionó Anzu, indignada. Sentía que era una manera sutil de hacer hincapié en la relación cercana del idol y la productora. ¡Y qué rabia! ¡Solo eran amigos!
“Nada, nada~” Rinne agitó la mano para resaltar la poca importancia del asunto. A su lado, Madara se aguantó un par de risas. “Bueno, creo que eso es todo. Al menos de mi parte, claro.”
“…” Anzu arqueó una ceja. “Madara-san, ¿necesitas algo más?”
“…” Madara suspiró. “Tal vez.”
“¿Qué cosa?” Subaru se mostró curioso.
“Otro favor… un consejo… ¡Y que dejes de llamarme Madara-san! ¡Ya te dije que soy Mama!”
“Solo puedo ayudarte con dos cosas. Pero la verdad… es que tengo miedo,” confesó la chica. “Cada vez que me hablan para pedirme favores, siento que debo esperar lo peor.”
“Tienes razón.” Rinne sonrió de lado. “Creo que somos los más terribles de todo ES. Junto a Akehoshi-paisen, claro.”
“La diferencia es que Anzu-san ya se acostumbró a sus locuras~”
“¡Sí!” Subaru se veía muy orgulloso, por algún motivo (?).
“En parte,” dijo Anzu, antes de suspirar —otra vez—. “Deberían aprender de los novatos. Son respetuosos y muy lindos.”
“Les doy un año en ES para que terminen como nosotros,” dijo Rinne. “Ese lugar aumenta tu locura… o la despierta, una de dos.”
“Bueno, bueno. Eso no importa ahora. Quiero saber qué necesitas, Madara-san.”
“Tengo una amiga…” Rinne se rio a su lado. “Ejem. Una amiga que actuó conmigo en mi nuevo videoclip. Estoy preocupado por ella. Siento que los medios van a buscarla para hacerle preguntas y eso podría poner el foco en nuestra amistad…”
“Qué curioso,” comentó Subaru. “Tú no tienes muchos amigos, ¿verdad?”
“Ouch.” Rinne rio.
“No hay nada de malo, es la verdad.” Madara asintió. “Sí, tienes razón. Tengo pocos amigos. Y justo por ello estoy preocupado por ella.”
“Y por otras co—” Un codazo por parte de Madara interrumpió a Rinne. “¡Oye!”
“…Supongo que lo segundo se vincula al consejo.” Anzu se cruzó de brazos.
“Sí, pero aún no llego al favor.” Madara esbozó una pequeña sonrisa. “Anzu-san, ¿podrías ayudarme con los medios? Sakuma-san es un poco alborotado y, aunque ya le advertí, siento que no me hará caso o se olvidará de lo que le dije. Me sentiría más tranquilo si tengo tu apoyo.”
“Tranquilo, está bien. Te ayudaré,” Anzu accedió sin darle muchas vueltas.
Tenía dos motivos para meterse en más problemas: el primero y principal era que adoraba ahogarse en trabajo. Subaru era testigo… así como el resto de Ensemble Square, que siempre la veían llena de encargos y tareas. Además de ser la productora de Subaru, Anzu apoyaba a varios departamentos de vestuario, se encargaba del diseño de producción de algunos Comebacks y apoyaba a cualquier idol que se acercara a pedirle algún favor. Subaru y el resto de sus amigos le habían repetido mil veces de que debía ponerse primero a sí misma, pero era difícil decir no: le encantaba tener cosas por hacer. La mantenía activa… y Anzu se sentía útil.
El segundo era simple curiosidad. Madara era uno de los idols más solitarios que conocía: mantenía pocas amistades dentro de la industria, pese a ser uno de los hombres más sociables que había conocido en el medio. Aparte de Rinne, eran contadas las personas cercanas a él. ¿Quién era la amiga de la que hablaba? Suponía que llegaría a enterarse pronto, si se trataba de un videoclip a punto de estrenarse.
“Quiero saber dos cosas. Uno, ¿de qué videoclip estás hablando?”
“Voy a hacer comeback junto con Nejire-san. Saldrá dentro de poco… creo que en una semana, si mal no estoy.”
“Ah, ya veo.” Anzu asintió. “Qué lindo que hayan podido grabar un dueto. De seguro sus voces se complementan bien.”
“¡Gracias!” Madara se veía muy sincero. “Ojalá les guste.”
“Estoy segura de que es una canción hermosa,” le aseguró la productora. “Y bueno, la segunda cosa es… ¿Cómo se llama la chica?”
“Eureka-chan,” comentó Rinne. “No sé cuál es su apellido. ¡Es una loca de remate! De los nuestros, sin duda.”
“…” Anzu sintió que era una terrible forma de describir a alguien que aún no conocía. Mala suerte para aquella chica: ya tendría el terrible prejuicio formado gracias a las palabras de Rinne Amagi.
“Eureka Suoh,” dijo Madara. “Estudia en la Universidad Hanasaki. Si necesitas su número, te lo puedo dar.”
“Sí, sería genial.” Anzu sacó su celular. “Díctamelo, por favor.”
“Ok.”
Madara recitó los números del celular de la chica sin tener que revisar su celular. En medio de todo, se dio cuenta de su error, y se llevó una mano a la nuca en un gesto sumamente despreocupado.
“Haha~ Parece que debí ser más precavido.”
“Tienes suerte de que nadie aquí es chismoso,” contó Rinne. “Anzu por su deber deontológico, Akehoshi-paisen porque se olvidará, probablemente… y yo porque bueno, ya me comprarás luego con una cerveza~”
“Hoho~” Madara rio. “¡No creo que sea necesario, Rinne-san! La otra vez me confesaste algo que podría estar a la par de este secreto.”
“…” Rinne lo observó, curioso. “¿Ah, sí?” Y lo abrazó por el cuello. “¿Qué cosa?”
“¡Que te gusta Hi—!”
“¿¿¿NOOO??? ¡GYAHAHA!” Las estruendosas risas del pelirrojo retumbaron por toda la sala de reuniones. “¡No sé de qué hablas!”
“…” Anzu luchó contra las ganas de volver a suspirar. “Bueno. Ahora sí, debo suponer, que eso es todo. ¿O falta algo más?”
“No, nada más.” Madara sonrió, mientras se levantaba de su asiento. “Gracias por prestarnos tu tiempo, Anzu-san.”
“¡Sí! ¡Gracias, Onee-san~!” Rinne lo imitó, con la intención de retirarse al mismo tiempo que él.
Anzu sospechó que hablarían de sus oscuros secretos… y le dio rabia pensar que no era tan cercana de ellos como para insistirle a Rinne. ¡Ella también merecía saber sobre su interés amoroso!
¡El chisme era una prioridad muy grande!
“¡Esperen!” Subaru los interrumpió, levantándose de golpe. “¿No que también habías pedido un consejo, MaM-senpai?”
“¡Cierto!” Madara fingió una risa despreocupada. “Pero lo dejaremos para otra ocasión~ Imagino que ustedes andan igual de ocupados que nosotros. Yo debo alistarme para ir a una sesión de fotos.”
“Yo tengo que ir a Rizembool~ Voy a dictar una clase más tarde.”
“Podemos ir todos juntos a la salida, entonces,” ofreció Anzu, quien al fin se paró como el resto. “Tengo que llevar a Subaru a una entrevista en la radio.”
“¿Eh?” Aquel comentario despertó la curiosidad de Rinne. “¿Qué emisora?” preguntó, camino a la puerta. El resto lo siguió de cerca hasta salir de la sala de reuniones.
“¡NHK!” Subaru sonrió. “Un programa de música vespertino me invitó a conversar sobre mi trayectoria.”
“¡Felicidades, Subaru-san!” Madara le dio un par de palmaditas en el hombro. “Mucha suerte. Sé que te irá genial~”
“Gracias, gracias~”
“…” Anzu lo observó, enternecida… pero no demoró en cambiar de expresión para ocultar su orgullo. No quería que los otros dos malinterpretaran el gesto y ya había visto que especulaban cosas fuera de lugar, así que debía tener más cuidado.
Debía respetar la línea que los separaba como idol y mánager. Era necesario para la reputación de su amigo y para el bien de su carrera.
Caminando detrás del resto, Anzu se permitió una sonrisa insatisfecha mientras le daba vueltas a aquellos pensamientos.