Author Topic: neverland 1.1: you can (not) escape  (Read 113950 times)


Kora

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #90: August 24, 2014, 05:06:01 PM »
Y este ya cuenta para este mes


031in a row

Aunque había pasado la tarde cazando monstruos alrededor de Sanctuary, Kora se despertó cuando apenas estaba amaneciendo, o al menos debía serlo si el reloj de su Omnitool seguía funcionando bien. Bostezando, se dio la vuelta para volver a dormir, pero entonces oyó el mismo sonido metálico que parecía haberla sacado de su sueño la primera vez.

Alguien bajaba por la escalera de la base, más silencioso de lo que debería, pero había conseguido delatarse. El sonido había sonado muy cercano, por lo que probablemente había sido cuando pasaba por delante de su puerta. Saltó de la cama, con un escalofrío recorriéndole de pies a cabeza. Su primer impulso habría sido esconderse debajo de la cama de metal, pero tras respirar hondo, avanzó, y abrió unos centímetros la puerta del pequeño habitáculo que tenía asignado.

El pasillo estaba en penumbra, sólo iluminado con la luz grisácea del amanecer que se filtraba por los ojos de buey que tenían por ventanas. Nadie debería haberlo usado en las últimas horas, al menos hasta aquel momento. No volvió a oír el ruido, pero no conseguía quitarse de encima aquel sentimiento incómodo.

Abrió la Omnitool para avisar a alguien, aunque fuera con un “oops perdón, ha sido un accidente”, pero primero le saltó el mapa de la base de la guild. Estaba configurado para que mostrara todos los miembros salieran como un punto azul junto a su nombre, y vio que efectivamente, alguien estaba saliendo de la guild.

Raiden.

Se sintió aliviada inmediatamente, pero entonces volvió la incertidumbre. ¿Por qué estaba fuera tan pronto? Raiden era de los primeros en levantarse siempre, sólo que no tan pronto. Un paseo matinal no sería tan extraño, aunque ¿quién salía tan temprano? Quizá le pasaba algo. Kora estaba segura de que ella a menudo soñaba, algo que parecía extraño dentro del juego, y Raiden podría haber pasado una mala noche.

Era una mezcla de preocupación y su propia curiosidad. Raiden no era la persona más abierta, pero parecía un poco más tolerante desde los últimos días. Cerrando la puerta detrás de ella lentamente, bajó las escaleras rápidamente. Sus botines hicieron más ruido que su compañero Samurai, y desde arriba, alguien se asomó para chistarle.

- Perdón, perdón… – Susurró levantando ambas manos.

El frío al salir a la calle terminó de despejarla, y con las luces de la calle aún encendidas, buscó a Raiden en el horizonte. Ya había movimiento de NPCs, pero pocos jugadores salían tan pronto, por lo que pudo distinguir la figura del Samurai. Éste llegó a la zona donde estaba el Warp de Sanctuary, y Kora aceleró los pasos.

Pero el Warp se cerró tras él mucho antes de que pudiera alcanzarle. Kora se quedó sola en la pequeña plaza, deshinchándose al suspirar y dejar su cuerpo colgando, con los brazos balanceándose levemente.

- Se ha ido a los alrededores de Acre.

Kora se giró, sobresaltada. No había oído acercarse a la chica, quien reconoció como un NPC que se encargaba de mejorar armas y armaduras. Bajita y de pelo rubio ceniza muy pálido, a su lado caminaba el perro metálico que siempre estaba sentado a su lado en el puesto. Confundida por el hecho de que un NPC le estuviera hablando con naturalidad, no supo qué responder siquiera.

- Raiden ha ido al bosque de Acre. – Aclaró la NPC, hablando más lento.
- Um… Vale… – Kora asintió. – ¿Pero cómo-
- Si quieres alcanzarle, tendrás que darte prisa. – La niña negó con la cabeza, sin dejar que siguiera con sus preguntas. – Sólo… por favor, no le digas que te lo he dicho yo.

Ni siquiera sé como te llamas.” ¿Soleil? Algo así recordaba. Aún así, Kora asintió, activando el menú del Warp, eligiendo rápidamente el exterior de Acre como su destino. Cuando el portal se abrió, se giró hacia la niña.

- Gracias.
- No hay de qué. – Le dirigió una pequeña sonrisa, aunque tenía el ceño fruncido. – No dejes que haga ninguna tontería, ¿vale?

Mientras sentía la presión del viaje por Warp, Kora se planteó si quizá no había vuelto a meterse en otro lío.

---

El bosque de Acre le recordaba al de Prorencia, aunque estaba segura de que era otro ecosistema, o como fuera que lo llamaran en ciencias. Tenía otras prioridades, como tratar de encontrar el rastro de su compañero, y casi se dejó llevar por la desesperación al darse cuenta de que no tenía ni idea de cómo hacer tal cosa por métodos manuales… hasta que recordó que simplemente podía buscarlo con la Omnitool.

La NPC no le había mentido, Raiden estaba en el mapa, a una distancia ya considerable de ella. Debía estar dándose prisa, y ella debería hacer lo mismo si no quería perderle.

Por suerte seguir a alguien de tercer job en lo que parecía una zona bastante segura tenía la ventaja de que dejaba el camino limpio de enemigos. Mientras lo siguiera lo suficientemente rápido para que no le diera tiempo a los monstruos de respawnearse, no tenía que preocuparse por nada. De hecho, le sorprendió que Raiden estuviera yendo un poco más lento.

Le costó un buen rato de caminata, pero al final distinguió la familiar silueta de su compañero a unos par de metros de distancia, y se tiró al suelo detrás de un tronco para cubrirse. Las ramitas que se le clavaron en las piernas eran el menor de sus problemas, ya que la Omintool le empezó a pitar. Trató de cancelar la llamada entrante, pero en lugar de ello, contestó.

>¿Kora? ¿Dónde estás?

Maldijo que no hubiera opción para bajarle el volumen, al menos que ella supiera. En el silencio del bosque, estaba segura de que cualquiera podía oírla.

- Estoy con Raiden. – No era del todo cierto, pero tampoco mentira. – No puedo decirte dónde.

>¿Qué? ¿Por qué? Pero-

- No pasa nada, estamos bien, él se encarga de protegerme. – Susurró rápidamente, acercando la Omnitool a su boca retorciendo aún más el brazo. – Nos vemos luego, Asami.

>...Vale. Ten cuidado.

No sabía si su compañera sonaba molesta o sólo estaba confundida, aunque tomó nota mental de asegurarse de explicárselo todo después. Cuando ella misma entendiera lo que estaba pasando primero, claro.

- No estoy aquí para protegerte. Coge un Warp y vuelve a Sanctuary.

Kora ahogó un grito al oír la voz de Raiden, cubriéndose la cabeza con las manos y quedándose quieta, en silencio absoluto. Tardó unos segundos en darse cuenta de lo tonta que debía parecer, sonrojándose. A lo lejos, Raiden chasqueó la lengua, hastiado por la ausencia de respuesta.

- Sé que me has oído. – Dio un bufido antes de seguir. – Moonshine, vete.

Se incorporó, apartándose algunas hojas del pelo. A unos metros de ella estaba el Samurai, quieto entre los árboles, con el cuerpo ligeramente girado. Seguramente estaba esperando a que se marchara, pero Kora sólo terminó de levantarse, avanzando hacia él.

- ¿Por qué te has ido? ¿Qué estás haciendo?
- ¿Cómo eres así de cotilla? – Raiden se giró para ponerse frente a ella. – Moonshine, no tengo tiempo para jugar contigo.

Ante las palabras del otro, Kora frunció el ceño. Le estaba hablando como a una niña, y no le hacía ninguna gracia aquel tono. Se cruzó de brazos, avanzando con unas largas zancadas hasta ponerse cara a cara con Raiden, quien no había cambiado su expresión molesta.

- He venido porque estoy preocupada. Sólo quería saber si estás bien.

Aquello pareció coger por sorpresa a Raiden, quien parpadeó por unos momentos para girarle la cara con un bufido. Miró algo en su Omnitool, y Kora aprovechó para asomarse por encima de su hombro. Vio que en el mapa de la zona había otro punto azul, con el nombre de Lilith.

- ¿Lilith…? – Raiden se apartó de ella como si quemara. – ¿Qué hace aquí? ¿La estás siguiendo?
- No es cosa tuya. – Raiden apretó la mandíbula. – Mierda, voy a perderla…

Raiden avanzó rápidamente entre el bosque, en la misma dirección a la que iba Lilith. Cada vez entendía menos lo que pasaba, pero no había llegado hasta allí para simplemente irse a la primera orden. O la segunda.

- ¡Raiden, espérame! – Susurró mientras salía tras él.

Lo alcanzó y casi se cayó al suelo cuando éste la detuvo poniendo un brazo como barrera. Apoyó las manos sobre éste, del mismo modo en que se apoyaría en una barandilla. Al alzar la vista para mirarle la cara, vio que tenía el gesto fruncido en concentración.

- ¿Qué está pasando? – Kora hizo un puchero, apretando el metal bajo sus dedos. – Raiden, me estás preocu-

Pero el otro sólo le chistó, y Kora apretó los labios, apartando la cara sin mover el cuerpo.

- Si no te vas a ir, al menos cállate. – Antes de que Kora pudiera reprocharle lo mucho que le ofendía aquella manera de hablarle, Raiden volvió a chistarle. – Silencio.
- Vale. – Respondió susurrando, con un tono que pareció satisfacer al otro. – ¿Estamos espiando a Lilith?
- No la estamos espiando.

Kora sólo lo miró en silencio. Al dejar pasar unos momentos, Raiden retomó la marcha. Tal y como había hecho ella, procuraba dejar el máximo espacio posible entre ambos para poder que Lilith no los descubriera, y al mismo tiempo, no se les escapara del mapa.

Seguramente Raiden no lo admitiría, pero Kora estaba segura de que le era mucho más fácil no-espiar a Lilith al delegar en ella vigilar el mapa mientras Raiden se encargaba de los enemigos y determinar si debían detenerse o no.

Una bandada de cuervos voló en picado hacia ellos, convirtiéndose en un montón de plumas flotando de una sóla estocada en semicírculo de Raiden. Por encima del mapa, su barra de nivel subía unos milímetros, casi imperceptible, y distraídamente recogió algunas de las plumas que caían sobre ellos. Elizabeth estaba empezando a pegarle algunas costumbres.

- Hmm, no es mucha experiencia, pero todo cuenta. – Murmuró en voz baja, y como era costumbre, Raiden no le contestó. Bufando, repasó el mapa, sorprendiéndose por lo que veía. – Uh, Lilith lleva un rato parada.

El punto azul en el mapa que señalaba a la mujer se había detenido desde hacía unos minutos. Indicándole silencio, Raiden le tendió una poción, y bebió de un frasco idéntico. Hizo lo mismo sin dudar, ahogando un grito cuando vio que sus manos se volvían del mismo tono que el árbol a su lado, formándose costras en su piel que parecían madera reseca.

Al moverse, el efecto desapareció hasta que volvió a quedarse quieta, y Raiden le dirigió la mirada más desaprobatoria que un árbol pudiera dirigir.

Moverse lentamente era más difícil de lo que pensaba, y toda la concentración de Kora se iba a tratar de no pisar hojas o ramitas. Tan ocupada estaba en ello, que casi chocó contra Raiden cuando éste se detuvo, agazapado detrás de un arbusto.

- ¡Ten cuidado! – Siseó mientras buscaba una posición más cómoda que le permitiera ocultarse pero ver ella también.

Le preocupó que éste no le chistara inmediatamente, pero aún con todo el efecto del camuflaje, pudo ver la expresión de sorpresa y la tensión en su postura. Cuando iba a preguntar qué pasaba, vio de reojo la escena frente a ellos.

A escasos metros de los dos, Lilith estaba cara a cara con Jetstream.

Ninguno de los dos había alzado las armas, de hecho, parecían todo lo contrario a preparados para atacar. Kora tragó saliva, nerviosa. Después de sus dos encuentros con él, sabía que tenía que haber una historia entre los dos Samurais, aunque no imaginaba que Lilith podía estar involucrada también.

- Raiden… – Susurró al otro, quien parecía a punto de saltar, y llevó la mano hacia el brazo metálico. Recordó las palabras de la NPC.

No dejes que haga ninguna tontería, ¿vale?”.

Sólo esperaba que la tarea no se le quedara demasiado grande. Por el momento, sólo podían escuchar.


Shura

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #91: August 26, 2014, 05:13:04 PM »
#22

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La Party llego a la tercera planta de la torre, el castillo estaba construido directamente en la piedra, así que aquella torre no era más que un camino ascendente por dentro de los pisos de la gruta. Apenas se habían detenido en las dos primeras, Sol les había abierto camino entre enemigos de bajo nivel que ni siquiera le hicieron detenerse o desenvainar la espada, además, un puñado de jugadores desperdigados se iban encargando de enemigos de poco nivel.

Shura se sorprendió, alguno de los jugadores que había visto eran de nivel superior al suyo, pero estaba claro que ninguno quería arriesgarse a subir de planta sin estar en una Party, la Withe Mage recibió un par de mensajes en la Omnitool de jugadores que le pedían curas o bendiciones, incluso uno que le ofreció unirse a una Party donde solo participarán los dos, los ignoro cómo había estado haciendo desde que entró en la ciudad, no le importaba hacer un favor siempre que estuviera en su mano, pero había jugadores que la avasallaban por aquello de poder curar.
Sin embargo, que a Nero le llegase un mensaje si que era más sorprendente, el chico atendió al momento la llamada, convencido de que sería una respuesta a su mensaje para la Guild, Sol y Shura, que eran los que iban a su lado, se asomaron para curiosear la respuesta… pero no se trataba de una respuesta de nadie que conocieran, ni era el mensaje que Nero esperaba.

hola!! te llamas Cuteboy? que mono XXooxxOO AGREGAME! eres mi tipo ENTIENDES? hablamos? -BIGdaddY

Nero, apretó los dientes reprimiendo un gruñido, borrando el mensaje, demasiado rígido y con dedos temblorosos, mirando acusadoramente a los dos chicos, Shura apartó el rostro, sintiéndose culpable por haber leído algo que no iba con ella y que obviamente le había molestado al otro.
-¿Te molestan mucho con el nick? Podrías enviar un mensaje pidiendo cambiarlo… -Sol reflexionó un momento resoplando por la nariz -olvidalo, encerrados supongo no hay mucho que hacerle, Nero.
-¿A quién están molestando con el nick? -Caesar se había estado encargado de un extraño monstruo que parecía un armadillo plateado que caminaba sobre dos piernas, encerrándolo en una de sus burbujas mientras JoJo lo golpeaba con su boomerang de bolas hasta que desapareció quedándose con la experiencia.
-No vale la pena molestarse por cuatro idiotas, -Shura quiso consolar a Nero a modo de disculpa por curiosear su mensaje -yo también recibo mensajes desagradables de babosos, llamandome caramelito y con un montón de tonterías. Los bloqueo todos.
-Pero un nick tendría que ser algo importante, como un apodo o un nombre que te identifica, no tiene porqué cambiarlo si no quiere.
-¡Mi nick esta bien JoJo! ¡No me importa! -Nero estaba molesto porque airearan un problema que era sólo suyo, mandó una mirada asesina a JoJo que más bien quedó en arrugar la nariz y poner morros enfadado, girando sobre sus talones y adelantándose a sus compañeros.
A Nero le pusieron el nick sin su consentimiento, pero en aquel momento no quiso darle la satisfacción al tipejo en cuestión de molestarse, dijo exactamente eso, “no me importa”, cuando lo que estaba deseando era darle un puñetazo a esa nariz respingona y metomentodo.

-¿Por qué te enfadas conmigo? ¡No estás enfadado conmigo! ¡No tienes porque gritarme! -Joseph torció el gesto ofendido, girando hacía Doppio. -¡No tiene porque gritarme!
-Ahora eres tu el que grita…
Ni el suspiró cansado de este, Caesar y Shura hizo que dejase en su empeño contra Nero, poniéndose las manos alrededor de la boca para ampliar su voz.
-¡Si tanto te molesta no haberte puesto un nick tan ridículo! ¡Ni siquiera eres mono!
Nero se giró tan rápido como solo una ofensa puede provocar.
-¡Yo no me lo puse! ¡Fue…! -Bacilo a la hora de hablar, tragando saliva antes de bajar la voz avergonzado, apartando la vista -...fue mi novia…
Solo queria que lo dejaran en paz, no era importante aunque aquel tipo le pisoteara, si no se molestaba ni le daba importancia, demostraría que estaba por encima. Además aquel imbécil no estaba dentro del juego, no iba a dejar que algo de fuera le afectase, esta nueva vida sin él era un regalo, la lacra de un nick era un castigo insignificante.

Y la excusa de la novia volvió a funcionar, ante eso parecía que ninguno podía recriminar nada, Caesar dio un codazo a un sorprendido y sin argumentos JoJo.
-Déjale en paz.
-Estaba convencido de que sería otra cosa… -Joseph se pasó la mano por el pelo, como apartándose la confusión que sentía.
-Joseph, no te metas donde no te llaman, son sus asuntos. -Sol habló en tono de pocos amigos.
-No quería molestarle, -suspiró desinflado- aunque no lo creas, Nero también me importa, nos estamos cubriendo las espaldas para llegar vivos al final, creo que eso me da permiso de preocuparme por él.
Sol relajó la expresión, asintiendo ante las palabras del Thief.
-Ahora soy yo la que me siento como una idiota… -Shura se apretó los párpados con el pulgar y el índice de la mano -me puse mi nick porque Shura, Suga y otros del estilo estaban ocupados… para mi es importante que mi nick empieze por “su”, porque bueno, así se parece más a mi nombre, ¿no?
-¿Y no había más para elegir? Cómo… ¿Shurto?
-¿Shurmanita?
-¿MuShurman?
-Sois buenos, muy buenos, poesía, no puedo con tanto arte de hartar.

Shura iba lanzarse a pellizcar a JoJo, pero un fuerte golpe los sorprendió a todos, la chica lanzó un chillido agudo y femenino abrazándose sorprendida y apretandose contra el pecho de Joseph. -¿¡QUÉ!?
-¡NERO!
Fue Sol el que gritó el nombre de su amigo. No estaban seguros de que había pasado, un bulto rojo había caído desde el techo y aterrizado sobre Nero, los dos estaban en el suelo inmóviles. El Paladin se acercó en unas zancadas, el bulto rojo resultó ser una persona, un tipo de pelo blanco al que apartó sin demasiados miramientos haciendo que quedara boca abajo y con la gabardina tapándole la cabeza, mientras éste soltó un quejido en forma de gemido.

Nero tenía una herida en la cara que cicatrizó sin dejar marca al momento en que Sol activo curación, parpadeando, poco a poco recuperando el conocimiento después del golpe.
-¿Qué h-ha pasado?
-Procura levantarte despacio, ese idiota te ha caído en la cabeza… Shura, estoy haciendo tu trabajo: cura a Nero.
Mientras iba sintiéndose cada vez más despejado gracias a los hechizos de la Withe Mage, observó al jugador a su lado… la caída también debería haberle dolido, aunque con la gabardina por encima de la cabeza no podía asegurar su estado, por sus armas estaba claro que era un Gunslinger, quiso quitarle la tela de encima de la cabeza, pero el brazo de Sol le agarró del antebrazo haciendo fuerza para ayudarle a ponerse en pie. Acercándose toda la Party para comprobar su estado.
-Para haberse roto el cuello… ¿estas bien Nero? ¿Qué ha pasado?
-No lo se -se sonrojó cuando Shura lo tomó con las dos manos del rostro, apretando con las yemas para que moviera la cabeza y ver si le había quedado alguna cicatriz. 

Sol miró hacia el techo, aunque fuera una torre, el castillo estaba construido en la piedra de una gruta, de modo que los techos eran oscuros y altos, la luz de las antorchas no llegaba a iluminarlos del todo, pero reconoció el hueco sin camino que llevaba a la cuarta planta, adivinando que este individuo había saltado para bajar en vez utilizar las escaleras, tenía un mal presentimiento sobre lo que había podido ocurrir, pero quedó en un segundo plano cuando distinguió que el tipo comenzaba a despertarse.
-Joder ¿qué…? ¿sois jugadores...? -La gabardina aún le tapaba la cabeza ocultando su identidad, adivinando que hablaba porque se movía debajo de esta, estirando la mano con la palma levantada como pidiendo limosnas -¿sería mucho pediros una ayudita?
-¿Por qué has saltado de la cuarta planta?
-Sol, espera… Shura, si vas bien de magia, ¿podrías curarle? Esa caída debe haberle dejado casi sin puntos de vida.
La chica sonrió ante la decisión de Nero, lanzándole un hechizo de curación mientras Sol protestaba por la misma decisión.
-Bueno, ya estas curado, ¿por qué has saltado de la cuarta planta? ¿Te estaba persiguiendo Nightmare?
-¿Nightmare…? ¡OH! ¡Nightmare! -El Gunslinger levantó la cabeza, descubriendo su rostro con la gabardina aun tapandole la coronilla, Shura no pudo evitar apreciar como Nero daba un paso atrás ocultándose entre el grupo.
-¡Tenemos que largarnos antes de que baje! -Se pusó en pie hablando directamente con Sol.
-Mierda… todo el entrenamiento a tomar por culo. Nosotros también bajamos, Doppio, danos celeridad a todos, Shura dale apoyó al chico, que por lo menos nos ayude a que subas de nivel… el resto: todos abriendo camino, no nos paramos por nada, Nero y yo a la cabeza.
-¿Nero? -El Gunslinger pareció buscar al mencionado, que se escondio delante de JoJo sin que a este le pasara desapercibido el gesto, se giró mirando a Shura, ambos adivinando por la mirada del otro, que el tono del Gunslinger era porque conocía aquel nombre. Se giraron observandole, mientras que miraba en la Omnitool confirmando lo que ya sabía.
-¡Cuteboy! ¡Eres Nero!

El mencionado se encogió de hombros, haciéndose pequeño ante la voz del otro que le llamaba. Sus compañeros de Party se quedaron parados, abriendo un pasillo entre los dos con miradas que iban de uno a otro. Nero soltó aire, girando lentamente y forzando una sonrisa que le salió con un tic nervioso.
-Hola, Dante.


-Pero… -Dante parecía sorprendido, sacudiendo los hombros en una risa despectiva -¿por qué no nos dijiste que te habías apuntado para jugar? ¿Y qué son esas pintas? -Se le acercó tomándole por los hombros y buscando su mirada que se mantenía baja frente a su risa burlona, aprovechando para revolverle el pelo -¿el editor de personaje no daba para otra cosa que no fuera copiar mi aspecto? Estas para verte, kid, ya verás cuando se lo cuente a todos. ¿Por qué te has hecho Soldier? Era Dancer, Dan-cer, asi solo vas a lograr cortarte con esa espada, ¿o ya lo has hecho? ¡Lo has hecho!
-Para el carro. ¿Os conocéis?
Sol lo tomó por el hombro apartandolo de Nero que cada vez parecía más incómodo.
-Somos compañeros de piso, de fuera, tranquilo hombre, solo estaba celebrando el reencuentro -Dante se sacudió del agarre de Sol, sosteniendose la mirada, el Paladin lo miraba amenazante mientras el Gunslinger sonreía travieso como lo haría un gato.
-Parece que el único que estaba celebrando algo aquí eres tu -JoJo le puso la mano en el hombro, uniéndose a Sol, ambos formando una barrera entre Dante y Nero. El primero parpadeo sorprendido, levantando ambas manos y juntando las puntas de los dedos en la palma dirigida al suelo formando una T.
-Tiempo muerto, estáis un poco perdidos: nos conocemos de hace mucho tiempo, no pasa nada, estábamos hablando de cosas que no sabéis, todo es un chiste interno. Nero nos llamó infantiles, e idiotas, porque no hacíamos más que hablar del juego, él juró que nunca se iba a meter, y míralo… y encima encerrado en la partida, macho, eres un pringado dentro y fuera.
-Tan pringado como tu y como yo.
-¿Así que nos lo repites? No lo hemos oído bien, ¿qué nos has llamado? -Joseph lo tomó de la pechera con una mano mientras que la otra se la llevaba al oído, pero ahí quedó la broma cuando lo soltó de golpe al verse afectado por una corriente eléctrica que le hormigueo por la mano con la que lo sujetaba, sacudiéndola para quitarse esa sensación.

-Cuidado con esa mano si no quieres perderla. -Algo estalló al lado del oído de Dante, provocándole un dolor punzante pero pasajero, llevándose la mano a la oreja herida y mirando a Caesar, había pompas de jabón flotando cerca suyo, algunas habían comenzando a girar esperando una orden del Elementalist para atacar.
-Puedes ahorrarte las amenazas, juegas con desventaja.
-Dijo el Elementalist de agua frente a alguien con habilidades electro… pero no quiero pelear, no con la super pandilla de Nero. -Levantó las manos inocente, guiñando un ojo hacia el Soldier. -Somos amigos, ¿verdad? Si hasta fui yo quien te puso tu nick.
-Pero… si dijo que se lo puso su novia…
-A callar Doppio -Sol no llegó a tiempo para advertir al Time Mage, desafortunadamente, a Dante no le pasó desapercibido el comentario.
Comenzó a reírse con descaro golpeándose las rodillas, apuntando con las manos hacía Nero como enmarcándole.
-Noooooo, ¿pero que les has contado? ¿Pero de qué novia hablan? ¿Ahora resulta que soy yo tu novia?

Nero sentía como si su cuerpo estuviera caminando por una cuerda floja y el aire lo balancearse hacia los lados. Había ido alejándose progresivamente del grupo, acabando al lado de Shura tirándole de la manga.
-Nero.
-N-no me siento muy bien… ¿qué tal si nos vamos de aquí?
-Nero, oye, no pasa nada. -Buscó su rostro, cubierto por el flequillo al tener la cabeza gacha, para transmitirle que nada de lo que aquel tipo pudiera decir, iba a cambiar su opinión sobre él.
-Ya lo se, no me importa. -Sonrió sin ganas, con los ojos inexpresivos.

-¡Eh! ¡Déjalo ya! -JoJo avisó al Gunslinger mientras sujetaba a Sol por los hombros evitando que se lanzase contra Dante… pero ahora mismo había otro problema más grave en camino.
Nightmare saltó desde el hueco del piso, aterrizando justo al lado del grupo, su armadura rechinó y crujió contra la carne expuesta y quemada de su cuerpo, alzándose con un grito gutural, el enorme ojo en su espada les miraba palpitando. El combate estaba servido.

-Menuda mierda… 


Shruikan

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #92: August 27, 2014, 01:03:17 PM »
Me dijeron que dejara esto aquí para empezar, so, here we go :V




#00 - Prólogo

El anuncio les pilló justo al terminar una cacería de monstruos cerca de Amatsu. No hacía mucho, Shruikan y su tropa habían ido a la ciudad para que pudiera realizar la prueba reglamentaria y subir el rango de su job.

Ahora, con un recientemente estrenado oficio de Samurai, ella y sus tres compañeros se dedicaban a acabar con los esbeltos tigres de dientes de sable que habitaban esas enormes y rocosas llanuras. Su pelaje y sus colmillos podían venderse por un precio nada despreciable en la tienda, y también les ayudaría a conseguir la nueva túnica de maga para Sheba. Además, nunca estaba de más ganar puntos de experiencia, menos aún cuando había una Novicia en el equipo a la que ayudar a subir de rango.

—¿Aún no has subido de nivel? —preguntó Shruikan, mientras sacaba su nueva katana de las tripas de una pobre bestia y comprobaba que no hubiera sufrido desperfectos.

Seras terminó de recoger los objetos sueltos por otro animal cuando éste desapareció una vez derrotado y se apresuró a abrir su omnitool.

—Eh... Me faltan 121 XP para subir de nivel —comentó, como si se disculpara por no haber logrado la meta todavía, y entonces la pantalla de su omnitool cambió por si sola —. ¿Pero qué...?

Arriba en el cielo, al igual que en las omnitools de los jugadores, apareció una enorme ventana virtual con la imagen de un tipo que podía verse a kilómetros a la redonda en ese lugar.

“Bienvenidos todos a mi mundo personal”. Con esta frase inició un discurso que a cada palabra que seguía era más y más desalentador. Como si la cosa no fuera con él, como si se tratase del simple juego que esa realidad virtual pretendía ser, les reveló el destino que tenía preparado para todos ellos. Una jaula a la que ingenuamente habían caído y de la que ahora no podían escapar.

Casi pareció que el aire de las llanuras se helaba en el momento en el que las últimas palabras hacían eco entre las rocas. El frío y el silencio. Al final, fue Shruikan la primera de su pequeño grupo en hablar:

—Pues vaya. Nos han bien jodido.
"Who would understand you after I die? Who else would march forward by your side?"

"when I think that you will live on all alone henceforth, I can’t help but shed tears…"


Neko

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #93: August 28, 2014, 11:29:03 AM »
Más bonding entre los personajes. En este aporte sale una de mis otps... KORASAMI *_* Gracias por dejarme a tus nenas para llevarlas de paseo <3
Also, van a Snowbelle, ciudad de pokemon. El lugar en el que están al final del aporte es algo como esto: 1, 2. Y creo que ya está ovo
Ah, no. He cambiado un poquito los iconos, pero sólo un poquito.





22. Hermano, yo quiero ver mundo...

 

Era pronto por la mañana según el reloj del juego, pero en una Guild siempre había trabajo por hacer. Sobre todo para jobs como mechanics. Así fue como Techbender se encontró abriendo la puerta de un pequeño taller y saludando a una de sus compañeras con una sonrisa pequeña pero amistosa.

—Hola —saludó— Neko, ¿verdad?

Neko se quitó las gafas de aviador de la cara y las dejó descansando en lo alto de su cabeza. Una capa de oscuridad rodeaba el huevo que las gafas habían dejado. Echó un vistazo rápido a la otra chica y cabeceó afirmativamente.

—Te he visto antes. Techbender, blacksmith —habló Neko antes de sonreírle de vuelta—. Pasa ¿necesitas alguna cosa, quieres algo?

La chica entró en el taller y se apartó el pelo oscuro y ondulado que le hacía cosquillas en la mejilla, dejando el mechón detrás de su oreja. Era alta, con rasgos y ropa elegantes, piel clara y ojos verdes.

—Me preguntaba si tenías magnesio.

Neko arrugó la nariz antes de abrir su omnitool para consultar su inventario.

—Debería de quedarme un poco… ¿para qué lo necesitas?

—Oh, necesito reparar uno de los altos hornos de la guild para fundir acero.

—Ah, sí. A veces es más barato crearlo qu- —su cabeza se levantó de golpe— Espera, espera. ¿Tenemos altos hornos? ¿Cómo es que no lo sabía?

Techbender se rió un poco, pero no tardó en darle las instrucciones para llegar hasta la sala.

—No son grandes, como en la vida real, pero funcionan para crear cualquier tipo de aleación en masa. Así no tienes que ir creando lingote a lingote.

—Nunca tuve uno en Night Fury —Neko suspiró y se llevó la mano al pecho—. Creo que voy a tener un romance muy serio con ese horno.

Techbender se sentó en uno de los taburetes, apoyando un pie en la barra de abajo y agarrándose al borde entre sus piernas con una mano.
Neko volvió a arrugar la nariz.

—Pues no me queda… ¿Has mirado en el inventario de la Guild? —preguntó mientras apagaba de nuevo su omnitool.

Techbender apretó los labios y se frotó la barbilla.

—Sí y no queda —se encogió de hombros mientras se levantaba—. Gracias, iré a ver si consigo un poco de magnesio.

—No hace falta —declaró Neko, empezando a recoger lo que tenía esparcido por suelo y mesas—. Sé que monstruos lo dropean y tengo el equipo adecuado. Puedo conseguirte mil o dos mil magnesios para la hora de comer si me doy prisa.

—Sólo necesito unos cien… —Techbender ladeó la cabeza, parpadeando un poco— Pero gracias.

Neko se encogió de hombros y negó con la cabeza.

—No me cuesta nada y así salgo de la guild, que mis amigos siempre me están riñendo porque me quedo aquí encerrada.

—Entonces son buenos amigos —dijo Techbender, volviendo a apartarse el mechón rebelde.

Neko asintió antes de que la blacksmith caminara hacia la puerta con pasos elegantes. La chica se agarró al marco de la puerta antes de darse la vuelta una última vez.

—Asami. Me llamo Asami.

—Anir.

Las dos se miraron durante unos segundos antes de sonreír y despedirse.

         

—Hermano, pero yo quiero ver mundo…

Había sido la plegaria de Shun, que llevaba insistiendo en turistear desde antes del anuncio del maldito Game Master. Ahora llevaba repitiendo su petición a intervalos de quince minutos desde hacía dos horas e Ikki no pudo seguir ignorando aquel tono por mucho más tiempo.

—¡Está bien! Esta bien… —dijo por fin, envainando su espada y saliendo del ring de prácticas— Podemos volver a las catacumbas de Lavender Town.

—Yo quiero ir a sitios nuevos —frunció el ceño Shun, llamando a Marshmallow con unos pequeños ruiditos para que dejase de morder un muñeco de prácticas y saltara a sus brazos—. Ver otros lugares…

Ikki esperó en el marco de la puerta, cruzado de brazos, hasta que su hermano estuvo a su altura para seguir caminando por los pasillos de la guild y contestarle.

—Hay niveles de la catacumba que no has visto.

Shun chistó y acarició a su mascota.

—No quiero ir a entrenar, quiero… salir.

—Necesitas entrenar —espetó Ikki, con un tono autoritario pero cansado.

—¡Otro día! ¡Llévame al parque, como en casa! Aunque aquí no tengo patines…

Y aunque Bennu rodó los ojos, el hecho de nombrar su hogar fue lo que le acabó convenciendo.

—Está bien. Te llevaré al parque.

Shun chocó su hombro con el de su hermano y chilló con gozo mientras Marshmallow le olía la barbilla y se unía a sus chilliditos con algunos propios, contento por la perspectiva de pasar un tiempo con Ikki haciendo cosas que no tuvieran nada que ver con el juego.

No tardaron mucho en salir de la base e Ikki se encargó de ajustar bien el abrigo alrededor del cuello de Shun.

—¿Marshi estará bien? —preguntó Shun preocupado mientras le acariciaba el pelaje.

Ikki asintió, señalando su largo pelo blanco, aunque finalmente decidieron devolverlo al inventario por lo que quedaba de mañana.

—Me siento raro sin ella saltando a mi alrededor —confesó Shun mientras seguía a su hermano por Sanctuary.

Ikki no pudo contener la risa en su garganta y Shun le miró sin comprender.
Pasaron por delante de un parque, pero Ikki continuó caminando y cuando Shun le preguntó, señaló el warp con la barbilla.

—Ah… ¡Ah! ¿¡Vamos a otra ciudad!? —preguntó extasiado.

Ikki asintió de nuevo y Shun empezó a dar saltitos, con los ojos brillantes y las mejillas rojas, aunque bajó el ritmo de sus andares cuando vio a alguien conocido saliendo de una de las tiendas de Sanctuary.

—¡Hola! —saludó desde unos pocos metros.

Una de las dos chicas, la de pelo oscuro, saludó de vuelta con una mano, pero la otra chica se acercó a ellos dos.

—¡Hola! Tú eras Andromeda… —empezó.

—Lo sigue siendo —murmuró Bennu entre dientes.

—Y tú eres Moonshine ¿verdad? —trinó Shun— ¿Qué hacéis?

La chica morena, Techbender, si Ikki recordaba bien, levantó una bolsa de papel que llevaba entre los brazos. Algunos dulces asomaban de ella.

—Íbamos a comer algo ¿Queréis venir al parque? —ofreció Moonshine, emocionada— Me puedes llamar Kora.

—¡Shun, llámame Shun! —el mago blanco se giró a mirar a su hermano antes de contestarle a Kora— Íbamos a algún sitio, no sé donde ¿Podemos ir todos juntos?

Ikki miró a las dos chicas y luego a su hermano. Después volvió a mirar la bolsa de dulces que llevaba Techbender al brazo.
Frunció el ceño.

—Vamos a Snowbelle —anunció Ikki y señaló el warp.

Ellas se miraron durante unos segundos, Moonshine suplicando con sus ojos a Techbender de forma parecida a la que Shun usaba con Ikki. Techbender no parecía estar muy segura de todo eso.
Ikki suspiró.

—Os pago el warp —anunció, antes de coger uno de los bollos que asomaban de la bolsa de papel y sacudirlo suavemente en el aire mientras se marchaba hacia su destino—. Por el almuerzo.

         


La teletransportación dentro del juego siempre dejaba a Shun un poco mareado por unos segundos. Como si alguien hubiera convertido su cuerpo en una masa, lo hubiera comprimido en espirales y vuelto a descomprimir con la acción contraria. Pero eso no le iba a impedir disfrutar de las vistas.

—¡Snowbelle! —gritó mientras estiraba los brazos.

Era una ciudad nevada, con una música animada. El ambiente de aquel lugar era mucho más ameno y acogedor que Sanctuary y sus estructuras tenían un aspecto más rural y encantador.

—¡Escaleras! —gritó Shun, señalando una mientras corría hacia ella.

—¡Escaleras! —le imitó Kora, corriendo tras él.

Techbender y Bennu los vieron alejarse en silencio.

—Ehm… eso ¿está bien? —preguntó la chica.

Ikki se encogió de hombros.

—Van en la dirección correcta.

Mientras tanto, la avanzadilla había ocupado las barandillas de las escaleras más próximas y estaban dejándose deslizar por ellas entre gritos y risas. Alguno de los dos acabó cayendo sobre la nieve, para cuando Bennu y Techbender llegaron a lo alto de las escaleras, pudieron verlos a los dos, allá abajo, intentando levantarse el uno al otro.

Shun saludó con la mano y preguntó hacia donde estaba el parque.

—¡Sigue el hielo! —señaló Ikki.

Un río helado atravesaba la urbe. Si uno se quedaba el tiempo suficiente mirando, podía apreciar el correr del agua debajo de la gruesa capa de hielo.

No tardaron mucho en llegar al extremo más bajo de la ciudad, donde el río se abría en un lago helado rodeado de sauces llorones nevados. Un puente de madera atravesaba la parte más estrecha del lago.
Cuando llegaron al centro del puente Ikki se paró y agarró el hombro de Shun.

—Toma.

Y después de abrir su omnitool y acceder a su inventario sacó dos pares de patines de hielo, entregándoselos a Shun.
Shun y Kora se miraron antes de empezar a sonreír y dar saltitos de emoción.

—¡Gracias hermano! ¡Patines!

Y se fue corriendo puente abajo, hacia la orilla más cercana donde pudiera acceder al hielo.

—¿Patines? —preguntó Techbender, ajustándose el pasador que llevaba a un lado de la cabeza— No sé si es buena idea…

Techbender arrugó un poco el puente de la nariz mientras miraba como Shun le daba instrucciones a Kora para que se pusiera los patines.
El pelo blanco de Kora caía alrededor de su cara mientras miraba las opciones de su inventario en la omnitool. Los patines desaparecieron del suelo y aparecieron en sus pies repentinamente, haciéndola varios centímetros más alta y sorprendiéndole. Shun le agarró de los hombros a tiempo antes de que se cayera y se rieron un poco mientras empezaban su andadura sobre el hielo.

Ikki apoyó los codos en la barandilla del puente, sin perder de vista a Shun.

—Sabe patinar, aunque se le dan mejor los de línea.

Techbender se apoyó a su lado, ajustándose los guantes antes de relajar un poco más su postura y ver como Kora y Shun se movían despacio y algo dubitativos por el lago helado.

—Pero tienen poco nivel y dudo que ninguno de los dos haya patinado antes.

Ikki encogió un hombro y chistó un poco.

—Lo de la habilidad oculta… —murmuró— Es un minijuego, en menos de una hora deberían poder patinar normalmente.

Techbender se rió un poco señaló a Shun con la cabeza.

—¿Lo conoces de hace mucho tiempo? —preguntó.

—Es mi hermano. ¿Y tu mascota? —señaló él a Kora.

—No es mi mascota… —recriminó, aunque con tono ligero— La conozco de hace poco, pero es simpática.

Las cabezas de Bennu y Techbender se movían despacio, siguiendo a las figuras de los patinadores. De repente bajaron, casi pegando sus barbillas sobre el pecho.

—Eso ha debido doler… —murmuró la chica, poniéndose más recta.

—Lo dudo —contestó Ikki, incorporándose también, pero sin dejar de agarrarse de la baranda.

Shun y Kora rodaban por el hielo, uno encima de la otra, deslizándose despacio después de una caída tonta. Estaban riéndose.

—Mi hermano ha caído sobre blando —constató Ikki.

Techbender tragó saliva, pero Ikki pudo ver por el rabillo del ojo que estaba conteniendo una sonrisa detrás de su mano enguantada.
Ella se apartó el pelo de encima de un hombro para distraerse y estaba a punto de ofrecerse para ir a ayudar a los caídos cuando entre los dos y algo torpemente lograron levantarse de nuevo, no sin antes resbalar sobre sus rodillas temblorosas un par de veces.

Ikki sacó el bollito que había robado antes y empezó a comérselo sin prisas, de espaldas al lago, escuchando las cuchillas de los patines contra el hielo y las risas de los dos magos jugando.
Techbender dejó la bolsa de papel en el suelo y cogió uno para sí misma. El suyo estaba relleno de crema.

—Asami —dijo después de masticar y tragar su primer mordisco, mientras observaba la crema del bollito.

—Ikki —se presentó el caballero oscuro de vuelta.

Y se quedaron en silencio, aprovechando la paz artificial que brindaba ese lugar y ese momento para sanar un poco sus almas antes de enfrentarse a la realidad en la que estaban atrapados.


Shura

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #94: August 31, 2014, 08:42:51 PM »
Empezamos probaciones  ;D

#23

xx
xx

-¡Todos atrás!
Obedecieron la orden de Sol, saltando hacia atrás para poner distancia entre Nightmare y ellos, el monstruo respiro de manera pesada, levantando el pecho al absorber una enorme bocanada, expulsando el aire en un grito mezcla de rabia y agonía, su carne expuesta goteaba como si se desprendiera a causa de unas llamas invisibles que le comían la piel negra y endurecida. El ser comenzó a tomar impulso para abalanzarse y arrollar al grupo.
Al tiempo que gritaba órdenes, Sol arropó a Shura con un solo brazo, que era quien por su configuración era más lenta esquivando, apartándose ambos del camino de Nightmare, el resto del grupo logró salir del camino de su enemigo. Pero Nero resultó el peor parado, nunca les había demostrado ser especialmente torpe, pero aquella vez al apartarse, dio de cara contra el suelo, hubiera podido resultar bastante cómico en otra situación, y si al alzar el rostro, este no se hubiera abierto la ceja por el golpe.
-¿¡Estas bien!?
-No me pasa nada. -Se cubrió la herida con la palma de la mano, dejando de sangrar cuando recibió curación de parte de la chica.
-¿Y qué hacemos ahora? -Los ojos de JoJo iban de un lado a otro intentando buscar algo que pudiera utilizar contra su enemigo.
-¡Todos en formación! -Sol pensaba rápido, entre todos los que estaban podían tener la oportunidad para derrotarlo, pero no valía la pena arriesgar la vida de ninguno en el intento. -¡JoJo!
-¡Entiendo!
-¿Lo va a hacer…? -Shura ya estaba preparada mientras que Caesar miraba al Thief sin comprender hasta que este salió corriendo seguido por el resto.
-¡Táctica Joestar!

Una columna de fuego se interpuso en su camino deteniendo la carrera y quemando a Joseph que se apartó a tiempo de agravar sus heridas.
-¿Utiliza fuego? -Caesar vio un momento para utilizar su magia de agua, formando burbujas consistentes del elemento.
-Son of a bicht! ¡Esa era mi mejor técnica! -JoJo resoplaba recuperando la respiración después de que la Withe Mage curase el estado quemado en el que había caído y restaurase sus puntos de salud.
-Es una técnica de idiotas, podemos luchar contra Nightmare. 
JoJo y Sol resoplaron en desacuerdo, Caesar había tomado el timón de la batalla.
-Time Mage, tu Doppio, utiliza gravedad, y detenlo; Nightmare es peligroso por crear estados alterados, Shura, contamos con tu apoyo.
La withe mage dejó caer sus hechizos sobre el grupo para cubrirlos de los ataques magicos y fisicos.
-Gunslinger…
-Llamame Dante.
-Gunslinger, comienza  disparar, necesitamos tu velocidad.
-No tengo munición. -Una punzada de vergüenza e impotencia le recorrió.
Caesar necesito menos de un segundo para pensar una alternativa.
-Entonces prepara ese elemento electro a mi señal. Nero y Sol, a vosotros os encargo acabar con Nightmare, podéis hacerlo si permaneceis juntos.
-¿Y yo que hago?
-Lo que mejor saben hacer los ladrones JoJo, -su expresión era la de un experto, sonriendo confiado a su amigo-, acércate a ese monstruo y robale. ¡Atentos que ahí viene de nuevo!

La hoja de la espada de Nightmare comenzó a brillar lamida por las llamas, alzando la hoja como si pese al tamaño fuera ligera como el viento. Doppio había preparado su hechizo de gravedad, concentrando entre sus manos una bola morada que resplandecía por la energía que esta contenía, lanzandola contra su enemigo e impactando cuando Nightmare estiro la deforme garra que hacía la función de mano, absorbiendo la magia que no le hizo efecto.
-¡Aprovechar mientras absorbe la magia! ¡Ataque directo!
JoJo y Sol se lanzaron al ataque, Nero se quedó en la retaguardia paralizado, siempre había tomado la iniciativa a la hora de atacar, pero en ninguna de esas ocasiones había estado Dante para mirarle, ¿y si lo hacía mal? Siempre salía mal parado y si le veía… se lo estaria restregando por la cara toda la vida.
-Nero hazo. ¡Vamos!
JoJo había caído alcanzado por el poder que Nightmare devolvía, y fue alcanzado por la gravedad de Doppio, su cuerpo se fue al suelo justo cuando Nightmare levantaba la espada contra él… y chocaba contra el metal de Sol que en un rápido movimiento lo había bloqueado, Nightmare levantó la garra contra el Paladín. -¡Nero!
-¡Kid!

----------

Fuera del juego, Nero era un estudiante mediocre con una vida mediocre, no se le daba bien hacer amigos y los compañeros que había tenido se alejaban porque no lograba mantener el interés por él demasiado tiempo. No era nada de lo que hiciera o dejara de hacer, sólo era él. Aquello había forjado su personalidad por muchos años, haciéndole reservado e inseguro.
Luego Dante llegó a su vida, era completamente diferente, extrovertido y animado, y cada día era una fiesta a la que Nero no estaba invitado, aunque hiciera el esfuerzo de seguir el agotador ritmo de su compañero de piso, nunca se sentía cómodo ni aceptado.

Cuando el RPG comenzó a tener una cierta fama, Dante le hizó una cuenta insistiendo en que su uniera a su grupo para jugar.
-Te he puesto Cuteboy, ¿te gusta?
-No me importa.
-Serás el encanto de las chicas, podemos buscarte un item con orejas de perro, serás el chico Dancer más popular… ¿o prefieres hacerte un Merchant y comprar amigos?
-Déjalo ya. -Uno de los amigos de Dante le dio una palmada a este en la espalda riendo, contagiandose la risa entre el resto.
-¿¡Pero es o no es verdad!?
Seguía insistiendo en su gracia, sacando comentarios graciosos a su costa solo porque el resto le siguiera la corriente. Nero optó por recoger sus cosas de manera desordenada y marcharse del lugar, el grupo que acompañaba a Dante guardo silencio.
-Oye, ¿no crees que te has pasado un poco?
-¿Qué? -Dante no se dio por aludido, sonriendo a su compañero-. La culpa es suya por no tener sentido del humor. ¿Sigue en pie lo de ir a la playa por fin de curso? Así desconectamos una temporada del RPG.


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Nero dio unos pasos inseguros hacia Nightmare, levantando la espada por encima de su cabeza y mandando un torpe mandoble hacia su enemigo, que ni siquiera se molestó en esquivarlo, cambiando la trayectoria para empujar al soldier tirándole al suelo con el agravante de que ahora además el jugador estaba confuso.
-¿Pero que esta haciendo? -Dante negaba con la cabeza.
JoJo giró por el suelo alejándose del enemigo, contrarrestando gravedad cuando Doppio le dio velocidad y Shura cura. Sol invocó su escudo de Paladin cubriéndose él y Nero de los mandobles de Nightmare, el escudo no iba a soportar más golpes, Sol tomó la opción de cambiar sus puntos de PV para añadir resistencia al arma.
-Nero, tienes que reaccionar, tu eres tu y vales mucho más que lo que ese tipo pueda decir.
Nero solo atinaba a boquear, intentando ponerse en pie comenzando por ponerse de rodillas, la armadura le pesaba y se sentía torpe, pero no necesariamente esto era por el estado confusión.
-¡KID! -La llamada de Dante se escuchó clara, haciendo que Nero girase la cabeza escuchando cada palabra. -¿Piensas pasarte la vida así con esa cara de infelicidad profunda? Dentro y fuera siempre tienes una actitud negativa, y eso no es bueno, tienes que pensar un poco más en los demás.
Nero cada vez parecía más paralizado por las palabras de Dante.
-Mira, ninguno en esta vida lo hemos tenido fácil, y para colmo nos quedamos encerrados en el juego, pero no eres el único con problemas, mis padres están muertos, ¿lo sabías? Pero yo sigo adelante, y tú ¡deberías intentarlo al menos! ¡Tienes que luchar!
Nero comenzó a temblar, haciendo el esfuerzo por hablar, pero no le salían las palabras.
-¡Kid! ¡Si tienes algo que decir dilo! ¡Venga! ¡Grita para que pueda escucharte!

-Ya basta. Déjalo en paz. -Shura intervino poniéndole una mano en el hombro al Gunslinger- es suficiente, ¿no?
Dante parpadeó sorprendido, la chica le apretaba el hombro sonriendole, resoplando en una risa forzada.
-Redgrave, eres… flipante.
-Llamame Dante… y, ¿gracias por el cumplido? -Aunque su discurso a Nero había sido bueno, no esperaba unas palabras así en aquel momento.
-No, lo digo en serio. Miras a la gente por encima del hombro diciéndoles lo que tienen que hacer, como si fueras un gurú de la vida, ¿hasta que punto te crees el ombligo del mundo? -Le soltó del hombro, haciendo un gran esfuerzo por contenerse y no explotar de forma violenta.
-Espera… ¿qué?
-Ponte en la piel de los que atacas con tu sentido de la justicia de andar por casa. Eres un maltratador psicologico.
-¡Espera! ¡Te estas pasando! Yo solo he dicho la verd…
-Cierra la boca. -Le cortó, respirando para que no le fallara la voz. -Caesar te lo ha dicho antes, pero yo te lo repito, puedes ahorrarte tu palabrería, en este grupo juegas con desventaja, así que vigila tu siguiente movimiento.
-Pero… ¿¡qué te has creido que eres!? -Shura le ignoró acercándose al grupo de batalla, proporcionando apoyo al grupo y curando el estado alterado de Nero.
-Dejala. -Caesar evitó que fuera tras ella.
-¿A qué mierda ha venido eso? ¿Tú también piensas lo mismo? Oye, no nos conoces, no he hecho nada malo, y tampoco es para que se ponga así.
-Gunslinger… lo que a ti no te afecta, puede afectar a otros, y si eso te hace gracia, en ese caso, eres cruel.
-Pero… -Dante parecía confuso por aquella palabra- yo no soy así…
-Estoy seguro de que no -Caesar comenzó a formar burbujas que giraron a toda velocidad- sólo que eres tan idiota que pasas por encima de los demás sin darte cuenta. Ahora hazlo bien, ¡y dispara electro sobre las burbujas!
Obedeció, y una pequeña corriente eléctrica rojiza, que originalmente era para darle esa propiedad a las balas, salió de la punta de sus dedos alcanzando cada burbuja girando rápidamente y alcanzando al enemigo Nightmare que se quedó paralizado el tiempo suficiente como para que Nero y Sol se apartaran de su rango de ataque.

-¡Mi turno! -Joseph se acercó a su enemigo, y aunque no tuviera la ocasión de robarle nada, su boomerang de bolas quedó enganchado en la garra de su enemigo entorpeciendo su movimiento y eliminando su habilidad para absorber hechizos.
-¡Vamos Nero! -Sol lo animó, lanzando ambos un mandoble que fue detenido por la espada de Nightmare, pero reduciendo sus puntos. -¡Atrás!
Sol enfocó su escudo hacía el monstruo y una luz blanca salió de este, haciendo daño al enemigo, aunque sin reducir sus puntos de vida tanto como esperaban, para eso se encontraba Nero, aprovechando la confusión al estar deslumbrado y herido, mandó una estocada que encajó directamente sobre el ojo en la espada… un buen golpe que se vio truncado al final cuando Nero se soltó de la espada cayendo al suelo y perdiendo su arma al quedar atrapada en la herida que le había provocado a su enemigo.
-No… -Aunque el golpe había sido muy efectivo, Nero no lo aprecio tanto al sentir que al final la había fastidiado soltando el arma.

Como si fuera un relámpago rojizo, Dante pasó por al lado de éste, acercándose a Nightmare, no tenía balas, no podía hacer mucho más que aquello. Tomo el mango de la espada de Nero, tirando con fuerza para sacar el arma, luchando cuando Nightmare soltó la atadura del boomerang y le enganchó por la cabeza con aquella garra deforme, sin soltar el mango del arma, y sintiendo un dolor horrible que le recorrió todo el cuerpo.
-¡Dante! -Nero no podía creer la estupidez que éste había hecho, Nightmare lo lanzó lejos de él, saliendo disparado contra el suelo, el Gunslinger y el arma del Soldier.
Nero se acercó al chico, estaba vivo y aun con puntos de vida gracias a su nivel, pero Nightmare le había hecho entrar en un estado irreversible… sobre la cabeza de Dante, como si fuera un halo, apareció el número diez, antes de pensar de que se trataba, el número cambió a nueve, como si fuera un contador en plena marcha atrás.
-¡Maldición! -Si la cuenta llegaba a cero antes de acabar con su enemigo, Dante perdería su primera vida- ¿por qué lo has hecho?
El Gunslinger soltó una risa despectiva mezclada con el dolor de sus heridas, entregando la espada a su propietario y hablando lo suficientemente alto para que todos lo escucharan.
-¿No ha quedado genial?
Nero no entendía nada de aquello… pero tenía que hacer algo, y pronto.
« Last Edit: September 01, 2014, 07:19:43 AM by Shura »


Neko

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #95: September 07, 2014, 02:52:35 PM »
Hi dechu neee. Estoy en casa de Eider y me faltan avatares, así que no voy a poner ninguno y_y Cuando vuelva a casa a ver si hago los que me faltan.
Y AIRI Y SU PARTY SALE AQUI :DDDDD






23. Efectiviwonder

            

Neko levantó el hacha de dos manos y la dejó caer encima de la criatura que intentaba esconderse de ella dando vueltas a un árbol.
El gnomo salpicó la corteza oscura con su sangre y desapareció después de un ruido agónico.
Un par de bots pequeñitos se encargaron de recoger el drop y volaron serpenteando torpemente hacia el carro, chocando entre ellos antes de agarrarse con sus zarpitas al borde de madera. Su dueña los miró con la nariz arrugada antes de buscar otro gnomo oculto entre los inmensos árboles.

—Creo que es hora de que os actualice… —susurró para sí misma, levantando más el hacha.

El bosque en el que se encontraba era frondoso y oscuro, el canto de los pájaros llegaba amortiguado por el denso follaje y el warp más cercano estaba a una hora de camino, en Palanthas.
Otro gnomo apareció dando alegres saltitos y riendo cada vez que paraba. Neko avanzó rápidamente hacia él y balanceó su arma antes de levantarla y dejarla caer de nuevo.
La hoja de metal silbó en el aire antes de cortarle el gorro al monstruito, que se apartó justo a tiempo.

El gnomo empezó a patear el suelo y chillar en lo que parecía un auténtico berrinche de niño de cinco años, con la única diferencia de que esa era su forma de invocar pequeños terremotos.
Neko sonrió cuando sus botas encantadas con viento se mantuvieron exactamente donde estaban y osciló su hacha de un lado al otro. El gnomo saltó, pero no se esperaba el carrazo que lo estampó contra un árbol, acabando con todos sus puntos de vida.
Los bots de Neko volvieron a serpentear por el aire y llevaron el drop hasta el carro. Esta vez sí que había magnesio entre los objetos.

—Uno menos —sonrió Neko mientras localizaba y daba caza a otro gnomo.

Llevaba un buen rato dando vueltas por aquel bosque y el número de unidades de magnesio en su carro había crecido rápidamente junto con otras piedras preciosas y minerales. Trabajaba a un ritmo frenético y de forma automática, casi sin parar. Gracias a su job tenía una buena stamina y sabía bien cómo explotarla.
No se fijaba demasiado en sus alrededores más allá de donde creía ver a su próxima víctima, así que cuando vio un gorro rojo y una figura de colorines debajo de él, corrió como alma que llevaba el diablo.

El mob había saltado un pequeño desnivel y Neko saltó detrás de él unos treinta segundos después de verlo desaparecer. Su equipo encantado con viento le hizo tomar velocidad y fuerza mientras estaba en el aire, hacha en alto y carro volando detrás de ella. Aterrizó al mismo tiempo que blandía el hacha y se giró para rematar al gnomo con el carro, haciéndolo chocar contra una roca.
Había visto otro cuerpo mientras giraba, así que levantó el hacha al tiempo que gritaba y encaraba al otro monstruo. El grito se cortó en su garganta al ver lo que parecía ser un jugador en el suelo, con los ojos como platos y una herida en el brazo.

—¡Tu nombre! —exigió y se fijó en que lo que en un principio semejaba ser un cuerpo, en realidad eran dos.

—¡Kíli! —gritó el muchacho de vuelta, mientras una chica pelirroja se sentaba detrás de él, tocándose la cabeza.

Neko parpadeó y dejó el hacha caer a un lado, junto a su pie, relajando su postura. Manejó la omnitool rápido, escaneando a los dos desconocidos. SilverArrow, archer y Brightblade, soldier. Sin Guild.
Luego miró hacia la roca donde la mancha de sangre del gnomo que había impactado en ella se desvanecía poco a poco, sus bots estaban cerca, rondando el drop, pero sin llegar a recogerlo.

—Oh… —murmuró, sólo se comportaban así cuando el drop no era completamente suyo o de su party— Vaya.

Miró a sus bots y a los dos chavales. Así que les había robado el monstruo. Desenganchó el carro del arnés y se acercó a los dos jugadores en el suelo.

—Perdón por robaros el monstruo… —se disculpó mientras se agachaba delante de ellos.

—¡Kíli, Airin! —escuchó Neko hacia su derecha.

Se giró a tiempo de ver a otro jugador frenar su carrera, su pelo rubio se movía con cada paso, rebotando al mismo ritmo que los bigotes trenzados que colgaban a cada costado de sus labios.
En cuanto llegó, se agachó para examinar la herida de SilverArrow de cerca. Después, el recién llegado se enderezó un poco para llevar una mano hacia el golpe en la cabeza de Brightblade.
Neko lo escaneó, GoldenLion, Knight y sin Guild.

—¿Estáis bien? —preguntó el knight obviamente preocupado.

La chica negó con la cabeza y el muchacho sonrió, aunque se llevó la mano a la herida, con una mueca de dolor. Sus ojos parecían pedirle perdón a GoldenLion.
Neko miró la situación y se dejó caer, sentándose sobre sus pies antes de suspirar y acceder a su inventario, sacando unas pocas pociones.

—Toma, lo necesitáis —habló, extendiendo la mano para entregar las pociones al Knight.

—¿Eh? —preguntó, arrugando un poco las cejas— Y esto… ¿Por qué?

Neko le arrugó las cejas de vuelta y sacudió las pociones frente a él.

—Uno, porque lo necesitáis, dos, porque les he robado el monstruo y tres, porque sí.

—Pero…

—¡Que se las des o se las estampo! —insistió de nuevo la mechanic.

—Vale, vale… —respondió GoldenLion, levantando las manos para mostrar las palmas antes de tomar las pociones.

Neko se cruzó de brazos y resopló por la nariz. Y entonces el caos se desató.
Desde detrás de los árboles alguien llegó gritando. Kíli, que estaba bebiéndose una de las pociones se atragantó y Fíli se tiró encima de él para cubrirle, Airin rodó los ojos y continuó bebiendo su poción a traguitos y Neko se levantó de golpe, dándose la vuelta y alzó los puños, dispuesta a invocar a Atom si era necesario.

—¿¡Dónde coño os habíais metido, panda de…!? —resonó una voz ronca cuando por fin se entendieron sus palabras.

El nuevo personaje en escena vestía de verde militar, llevaba un parche negro en un ojo y apoyaba una ametralladora en la cadera, llevándose la otra mano al trasero, probablemente buscando otro arma.
Neko bajó los puños y parpadeó incredulamente mientras GoldenLion y SilverArrow se volvían a sentar, pareciendo algo avergonzados.

—¿Pip? —aventuró Neko, fijándose en el pelo cobrizo del gunsliger— ¿Bernadotte?

El gunsliger se calló de inmediato y soltó la pistola que aún no había sacado de su funda. El brazo con el que agarraba la ametralladora se relajó y el hombre se levantó la gorra, moviendo el palillo que llevaba en la boca de lado a lado.

—No me jodas… —gruñó.

—No, gracias, sería como… incesto o algo así.

Pip graznó una risa y negó con la cabeza, poniendo una mano en la cadera antes de trotar hacia la mechanic.

—Espera, espera, espera… —dijo Kíli mientras miraba de Neko a Pip y los señalaba intermitentemente— ¿Os conocéis?

Kíli se acabó la poción que había rodado medio metro por el suelo y vio como su herida se cerraba y dejaba de sangrar. El bulto en la cabeza de Airin también había bajado notablemente.

—¿Qué si lo conozco? —preguntó Neko antes de que Pip le apretara contra su pecho.

—¡Anir! —chilló el gunsliger— ¿Qué mierdas haces aquí dentro?

Neko agitó los brazos violentamente, hasta que Pip la separó de su cuerpo y ella tomó una gran bocanada de aire.

—¡No, no! —se quejó, dándole un golpe contra los pectorales— ¿No sé supone que tú ya no jugabas?

Pip se rascó la nuca e inspiró el aire entre los dientes, haciéndolo sonar.

—Si bueno… —empezó, cambiando el peso de pie— Pues he vuelto.

Neko le dio otro golpe en el pecho.

—¡Ya me podrías haber dicho algo! —le riñó— Nada, nada… agrégame a tu lista de amigos y luego ya te sigo gritando.

Pip volvió a negar con la cabeza y activó su omnitool, aceptando la petición de amistad que Anir ya le había enviado.

—Así que CaptainB… ¿De Bernadotte?

—Efectiviwonder.

Anir se atragantó con su risa y se rascó la nariz.

—No sé ni como te entiendo… —se giró hacia los otros tres y se dobló un poco por la cintura con los puños en la cadera— ¿Cómo estáis, vais con éste, necesitáis algo más?

La chica, Brightblade, ya se había levantado y estaba ajustándose los brazaletes de cuero.

—¡Oh, déjame ver eso! —dijo Neko entusiasmada, correteando a saltitos hacia la soldier— Esos brazaletes se pueden encantar ¿Los tienes encantados?

Brightblade miró sus brazaletes y levantó las cejas.

—¿Creo que no? —habló con un notable tono de pregunta y una cara de ligera desconfianza que Neko no pareció notar.

Pip contestó por los demás, afirmando que estaba en party con los otros tres y contando como les había estado ayudando. Prácticamente acababan de terminar una quest para conseguir algo de equipamiento y un mucho de experiencia. Mientras tanto, Neko había estado dándole vueltas a los brazaletes de Airin, refinándolos un par de veces y encantándolos con un pequeño bonus de fuerza y defensa.

—¿Y que habéis conseguido?

—La Emerald Sword… no está mal para un soldier —contestó Pip, eliminando un gnomo que se acercaba canturreando con un tiro certero en la cabeza.

—¿Y qué propiedad especial tiene? —curioseó Neko, devolviéndole los brazaletes a Airin— Gracias.

Airin negó con la cabeza.

—¿No te tendría que dar las gracias yo a tí? —preguntó examinando sus brazaletes mejorados. Tenían más trenzados en el cuero.

—Nah —negó Anir, quitándole importancia con un movimiento de la mano—, gracias por dejarme trastear.

Brightblade cruzó miradas con GoldenLion y se encogieron de hombros los dos a la vez.

—¿Por qué nos ayudas? —aprovechó para preguntar el Knight.

Pip palmeó el hombro de Neko, haciendo que diera un paso adelante.

—Anir aquí es muy generosa —declaró con una sonrisa demasiado grande como para tener buenas intenciones.

La chica se cruzó de brazos y miró de reojo hacia Pip, con los labios apretados. Le sacó la lengua, pero no le llevó la contraria. Luego se encogió de hombros y contestó.

—Si Pip os ha acogido bajo su ala no podéis ser tan malas personas. Y en la situación en la que estamos, lo mejor es ayudar… si es que te puedes fiar de alguien.

Hubo varios asentamientos y Neko revoloteó alrededor de Brightblade, moviendo sus manitas mientras le pedía ver la espada.

—Venga, que ella te puede mirar la propiedad especial de gratis —insistió Pip mientras seguía manteniendo seguro el perímetro.

Y eso fue lo que acabó de convencer a Airin.
Neko se cambió de guantes y sacó una lupa de aumento que podía encajar entre su ceja y su mejilla. Movió las ruedas para ajustar el modo de la lupa y cerró el otro ojo, examinando la espada que la soldier había depositado en sus manos.

La hoja estaba en perfecto estado, se notaba que la espada era nueva y estaba bien templada. El acero gris claro era homogéneo y estaba bien afilado. Los detalles de la empuñadura eran sencillos, decorada con esmeraldas y la guarda era grande comparada con el tamaño del sable.
No era la primera Emerald Sword que Anir tenía en sus manos, aunque esta, como todas las otras, era ligeramente diferente a las demás.
Sacó la lengua y esperó a que la lente le diera la información necesaria.

—Oh, vaya.

—¿Qué? —preguntó intrigada Brightblade, inclinándose un poco hacia Anir y su espada.

Anir estiró los brazos, devolviéndole el arma a su legítima dueña.

—Pues sí que has tenido suerte… —silbó Anir.

—¿Por?

Neko se quitó la lupa y la guardó en su cinturón de herramientas.

—Bueno… por primera, esta espada no se puede dropear ni desarmar. Y por segunda es simbiótica.

—¿¡Cómo!? —se oyó el grito incrédulo de Pip.

—¿Simbi qué? —añadió el arquero, mirando la espada con curiosidad.

—Simbiótica —repitió Neko, explicando a continuación la propiedad—. Crece contigo. Se refina según subes niveles, evolucionará cuando cambies de job y sus stats se ajustarán a los tuyos.

Airin bajó la mirada para observar su espada y sus labios se partieron poco a poco. Su respiración se quedó trabada en su garganta cuando intentó hablar. Y todos los demás estaban en silencio.
« Last Edit: February 08, 2015, 12:08:05 PM by Neko »


Shura

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #96: September 07, 2014, 07:52:41 PM »
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#24.

-¿Qué le ha pasado?
Shura llegó al encuentro de Nero y Dante, el segundo estaba en el suelo, herido, y sobre su cabeza había comenzado la letal cuenta atrás.
-Nightmare le ha maldecido, morirá si no acabamos con el monstruo a tiempo, aunque… -su mirada se iluminó esperanzada, cayendo en la cuenta de que aún podían hacer algo - ¿puedes intentar sanarlo? Quizás no sirva para nada en su estado, pero hay que intentarlo.
-Nero… -Shura miró a los ojos de su compañero -no tienes la obligación de preocuparte por él.
-Eso es Nero, hazle caso, no tienes la obligación,
Shura miró al Gunslinger con desaprobación, ofendida porque hubiera utilizado sus mismas palabras, Nero por otra parte sacudió la cabeza confuso, convencido de que Shura no había entendido a lo que se refería.
-Shura… Dante podría morir…
Pero ella sí que lo había entendido, perfectamente, aunque se sentía retorcida por aquel pensamiento y con un cierto malestar por haberlo mencionado. Sacudió la cabeza en una negativa frustrada, pero igualmente, le concedido el capricho a su amigo y, además de restaurar la salud de Dante, intentó quitar el estado de maldición, pero fue inútil.   
-Gracias.
La chica ignoró deliberadamente al Gunsllinger, el cual sonrió rodando los ojos, observando que su contador había llegado a ocho.
-Tenemos que derrotar a Nightmare, Dante, no te muevas, podrías acelerar los efectos de la maldición.

El resto de la Party estaba enzarzada en la batalla, el equilibrio entre la victoria y la derrota era algo muy precario, ya que aunque superasen en número a Nightmare, este absorbía la magia y la lanzaba contra sus atacantes, JoJo no tenía demasiadas opciones por su nivel, y los ataques de Sol eran débiles contra su enemigo. Nero se quedó paralizado, mordiéndose el interior de la mejilla sin saber muy bien cómo intervenir o como no resultar una molestia en la batalla. La espada de Nightmare quedó envuelta en las llamas, golpeando a Sol y arrojándola al suelo al tiempo que un cuarto de su barra de vida quedaba afectada.
-¡Nero! -Shura comenzó a lanzar sus hechizos de curación, el cansancio empezaba a hacer acto de presencia, advirtiéndole que comenzaba a quedarse sin puntos de magia, si comenzaban a utilizar las pociones sólo sería cuestión de tiempo que alguno de ellos perdiera una vida.
-¡Ataca! -Sol instó a su compañero que pareció reaccionar a sus palabras, lanzándose contra su enemigo, dando tiempo a Sol de rodar hacia atrás y ponerse en pie cuando Nightmare bloqueo la estocada, la espada de Nero parecía a punto de partirse por la fuerza de la espada y que su enemigo ejercia sobre ella, y el Soldier no parecía poder aguantar mucho más. A Nero le temblaban las rodillas, apretando los dientes mientras el filo de la espada estaba más cerca de clavarsele en el pecho que de hacer ceder a Nightmare, pero no se atrevía a hacer otra cosa que no fuese aguantar, no tenía otro plan, no tenía la habilidad ni el nivel de derrotarlo. Gritó frustrado cuando sintió que sus dedos se le resbalaban de la empuñadura del arma…
Hasta que otra mano se cerró alrededor de la empuñadura, aunque era más pequeña hacía toda la fuerza que podía porque el arma no se cayera de las manos de Nero.
-¡Vamos! -A Shura no le quedaba nivel para seguir curando, no sabía qué otra cosa podía hacer más que permanecer hombro con hombro con su compañero.
-¡Dale el último golpe Nero! -Sol arrojó la espada, agarrando con ambas manos el escudo y lanzándose contra Nightmare, bloqueando la garra de su enemigo y limitando su movimiento, forcejeando con aquella garra a punto de liberarse y pasar por encima del escudo para atraparle...
-¡Hazlo! -JoJo se unió a Sol empujando ambos contra el escudo, con la fuerza suficiente de detener los intentos de Nightmare por escapar y atacarlos.
Nero apretó los dientes, buscando retorcer el arma para liberarla del filo de la espada de Nightmare, mentalmente calculando cuánto tiempo le quedaría a Dante convencido de que la cuenta había llegado a la mitad.
Hizo toda la fuerza posible, pero Nightmare le tenía reservada una sorpresa, volvió a incendiar su espada que quedó consumida entre las llamas mientras la criatura gritaba. Shura también gritaba afectada por las llamas, y estaba convencido de que él también, pero antes de que todo el plan se estropease, el líquido elemento cayó sobre ellos apaciguando las llamas y el dolor. Caesar no iba a quedarse al margen de la batalla utilizando sus poderes de Elementalist de agua, y Doppio tampoco, si Nightmare absorbía la magia al menos podía darle al Soldier velocidad.
Nero podía sentirlo, todos estaban de su parte. No tenía un plan, ni habilidad, pero tenía a sus amigos de su parte.

Nightmare viéndose acorralado, intentó sacudirse logrando mandar un cabezazo contra el Soldier. Nero recibió una herida en la cabeza que comenzó a sangrar manchandole la cara y Shura acabó en el suelo por la sacudida, pero Nero no cedió ni un centímetro, comenzando a quemar sus puntos de magia para transformarlos en resistencia y en fuerza, envuelto en un aura azul eléctrico, gritando lleno de coraje, retorciendo el arma hasta que la punta de ésta se liberó y empaló con fuerza la cabeza de Nightmare justo por la visera del yelmo.

Ni siquiera hubo un último grito agónico por parte de su enemigo, como si el cuerpo que poseyera la armadura hubiera comenzado a arder, se convirtió en cenizas y humo que se colaron por la armadura escapando al aire, cayendo al suelo pieza por pieza mientras la armadura envejecía rápidamente, oxidandose, barrida por una corriente de aire y dejando atrás las recompensas para los jugadores por haber derrotado al Boss de zona. Dante suspiró aliviado cuando la cuenta dejo de correr, desapareciendo cuando ya había llegado al dos.

-He… ¿hemos ganado? -Nero miraba la punta de su espada en la que ya no quedaba nada clavado de su enemigo.
En respuesta a la incrédula pregunta de Nero, Joseph le golpeó en la espalda tan fuerte que estuvo a punto de tirarlo al suelo.
-¡Así se hace! ¡Le has dado una lección!
-Buen trabajo, pero no te olvides de que aquí dentro aun no se termina el peligro. -Sol le extendió una poción del inventario, Nero la destapo sonriendo y bebiendo… recuperando una buena parte de su vida y curando la herida que Nightmare le había hecho en la frente con su último golpe.
-¡No! ¡Espera! -Shura se puso en pie ayudada por Caesar, mirando escandalizada la poción que había tomado Nero. -¡Así seguro que al curarle le deja cicatriz! Espera a que me recupere y yo me encargo.
Nero se levantó el flequillo acercándose a Sol, casi emocionado por aquel comentario.
-¿Me ha quedado cicatriz?
-Es difícil de saber con toda esa sangre… pero a juzgar por la herida te habrá dejado una buena cicatriz.
-Genial…-Se le escapó una sonrisa.
-¡No!

Joseph pasó la vista por todo lo que había dejado caer Nigtmare… había pociones o lo que parecían vigores, una carta y algo similar un arma, pero entre aquel material había algo que sólo podía llamarle la atención a él: era una prenda morada con rayas azules, una bufanda. Dio un paso acercándose, estirando la mano para alcanzarla, y viendo como se la arrebataban en sus narices.
Dante agarro la bufanda guardándola en su inventario, consciente de que todos le prestaban atención una vez que parecía recuperado y activo, y que estaban alerta por lo que pudiera decir.
-Esta bufanda no vale, ni lo que cuesta agacharse para recogerla… es justo que me quede con el peor objeto cuando he sido una carga y un problema para vosotros.
-Para nosotros no has sido ni eres nada Redgrave, a quién tendrías que darle las gracias por haber podido salir de una pieza es a Nero, y también tendrías que darle a él tus disculpas, nosotros no las queremos. -Sol no iba a ofrecerle ningún tipo de condescendencia, quedando sellado que entre ellos dos nunca existiría siquiera una camaradería, y es que Sol no llegaría nunca a comprender ni a perdonar, que alguien así hubiera podido influenciar tanto en la vida de Nero.
Dante guardó silencio mirando a Nero, esperando que este levantara la vista para sostenerle la mirada.
-Nero, lo siento mucho, y gracias. -Sin más, el Gunslinger se dio media vuelta poniendo rumbo hacia la salida.
-¿Y eso se supone que es una disculpa? Payaso -Sol se quedó con la última palabra, cruzándose de brazos.
-Sol, chicos, -Nero se adelantó un paso mirando a sus compañeros, parecía nervioso y confundido -esperadme, ahora vengo…

Sus amigos le hicieron caso, acercándose al material mientras Nero daba alcancé a Dante.
-Espera ¡Dante!
-¿Qué pasa? -Se cruzó de brazos, deteniéndose y girando para escuchar lo que tuviera que decirle Nero.
-¿Se puede saber…? -Nero no sabía como expresar lo que sentía, convencido por un instante de que eran imaginaciones suyas -¿qué ha pasado antes?
Dante guardo silencio, Nero chasqueo la lengua frustrado.
-No tenias por que hacer lo que has hecho, has estado a punto de morir… ¿por qué… lo has hecho?
Agachó la mirada, avergonzado porque la duda impregnase su voz al hacerle esa pregunta, pero estaba convencido de que Dante se había sacrificado a posta, no era tan torpe para aquello.
El Gunslinger le puso una mano en el hombro, haciendo que Nero levantase la cabeza, Dante lo miraba a los ojos escudriñando su mirada azul intensa, pese a aquel cambio de aspecto, Nero seguía teniendo la costumbre de levantar la ceja y arrugar el labio cuando estaba especialmente confundido. Dante le puso la otra mano en el hombro, comenzando a reír y golpeándole en los hombros mientras cada vez, Nero estaba más paralizado y confuso.
-¡Vamos Kid! Esta vez el mérito de la batalla es todo tuyo… quiero decir, -se corrigió sabiendo que aquello no era lo que quería decir -estas cambiando, Nero… si te hubieras visto en el combate: todos estaban de tu lado, confiaban en ti, si te soy sincero me ha dado un poco de envidia, eras… tan guay.
-¿Qué? -Sacudió la cabeza confundido y un poco abrumado por esas palabras.
-Oye,-le apretó los hombros acercando su rostro al suyo -el Nero que yo conocía era un pringado, pero has cambiado, no eres el mismo… eres mucho mejor, y es algo que llevarás contigo cuando salgamos de aquí. No lo olvides. Buena suerte Nero.

Le golpeó en el hombro a modo de despedida, dándose la vuelta y retomando su camino.
-¡Dante! Oye… -no quería que él fuera el único en despedirse -¿nos volveremos a ver?
Su compañero levantó la mano sacudiéndola, bajando de piso rumbo a la salida.
Nero se rascó la punta de la nariz avergonzado, sonriendo por aquellas palabras que le había dado su compañero, comenzando a ganar una confianza y una fuerza que nada tenían que ver con haber subido de nivel.

---

Volviendo con sus compañeros, estos habían recogido ya todo el material, mirando a su compañero con cierto interés teatral. Nero se detuvo un instante extrañado, continuando hasta acercarse a ellos.
-¿Había algo interesante?
-Pues ninguna novia que hayamos podido encontrarte, Nero.
Ante las palabras de JoJo, la mayor afectada fue Shura, escandalizándose, mientras el mencionado sonreía avergonzado.
-Pero, ¡no digáis esas cosas delante de vuestro amigo!
-Peor sería decírselas por detrás.
-¿Tu también Sol?
-No me importa Shura…
-Sí que importa Nero, -puso los brazos en jarras, arrugando el labio en desacuerdo -tendrías que decirles claramente que paren.
-Cuando te conviertas en Paladin, iremos a celebrarlo a Old Town, es de los mejores sitios de Sin City.
-¿¡Qué quiere decir eso Sol!?
-Shura… esta bien así… no lo dicen en serio, -se rascó la nariz avergonzado -lo dicen porque son mis amigos.
La chica lanzó una exclamación ahogada.
-Primero las cicatrices y ahora esto, ¡no entiendo a los hombres!
-De todos modos, Nero, hay algo que sí que es para ti. -Sol le pasó al inventario, el arma que Nightmare había dejado caer se materializó en las manos de Nero… una espada apodada la Red Queen, de un solo y largo filo, sobre la mitad de la hoja hacia la empuñadura el metal se volvía rojo con una zarza espinosa que se enroscaba, el mango era de cuero rojo con una empuñadura que sobresalía, Nero giró la empuñadura y acompañado del sonido de una motocicleta, las llamas cayeron por el filo provocando que el Soldier soltará una exclamación excitada.
-¡Es genial!
-Es un arma muy poderosa, hemos hecho bien en quedarnos a pelear.
-Sí, muy bien Caesar. -Joseph se enroscó al cuello una bufanda morada con rayas azules que todos reconocieron al instante. -¿Qué?
-¿No era esa la bufanda que se ha quedado el Gunslinger? -Shura lo señaló cubriéndose la boca para no reírse.
-Lo era.
-¿Se la has robado? -Doppio dejó a un lado la sorpresa para sonreír con el resto del grupo.
-Los detalles no tienen importancia, además, ni siquiera le gustaba.

Ahora que Nero había subido de nivel, ya no tenían motivo para quedarse en aquella Dungeon. Descendieron el resto de niveles entre comentarios y risas, provocando que los jugadores de menor nivel, se apartaran de ellos, extrañados por su buen humor en épocas tan turbias.

Pero, aquel buen humor, pronto iba a ser borrado y olvidado. A ellos y a todos los participantes de aquella locura, pronto se encontrarían con la peor cara que el GM les tenía reservada…
« Last Edit: September 08, 2014, 08:21:22 AM by Shura »


Shruikan

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #97: September 09, 2014, 11:44:06 AM »
Y ahora sí que sí, first aport!



Capítulo 1: Demasiado buen día para morir





La atmósfera catastrófica que se extendió por todas las áreas del juego después del anuncio del Game Master llegó incluso a aquel lugar poco concurrido. Hasta los monstruos parecían más desanimados en su vagabundeo irracional en busca de presas y jugadores a los que acechar. Tras el comentario de Shruikan, el silencio volvió a caer como una pesada e intangible losa, quizá porque no había otras palabras que expresasen con suficiente claridad la gravedad del asunto.

—Mira tú que bien... —esta vez fue Fenris quien habló, ajustándose el mandoble a la espalda y con un tono jovial que estaba más cargado de acidez que de alegría. Cruzó los brazos sobre el pecho y frunció el ceño, aunque en su caso, esa era su expresión habitual.

Seras se había acercado a Sheba, con quien tenía más confianza de todos ellos dada su amistad en la vida real, y la miraba sin entender. Sin palabras le preguntaba si aquello iba en serio o se trataba de un evento, un artimaña como cualquier otra para entretener a los usuarios. La expresión de su amiga cuando le rodeó los hombros con un brazo, tratando de protegerla inconscientemente de un peligro invisible, le decía que no, que aquello iba en serio.

—¿A qué se cree que está jugando este tipo...? —dijo Sheba, y su voz denotaba preocupación y enfado a partes iguales.

Shruikan seguía mirando el cielo en el lugar donde había aparecido el monitor virtual, con los brazos cruzados sobre el pecho y los ojos medio entornados.

—Bueno chicos, ¿y ahora qué hacemos? —les preguntó, girándose hacia ellos.

Seras trasteaba con su omnitool bajo la mirada atenta de Sheba. Tras unos minutos de infructuosos intentos alzó la cabeza, desconcertada.

—Es... Es cierto, no se puede abandonar el juego.

La otra apretó los labios en una fina línea y desvió la mirada, claramente afectada por la revelación. Trató de cerrar la sesión por su cuenta a través de la omnitool, sin más éxito que su compañera. Fenris resopló, con la mandíbula apretada y al cabo de poco dijo:

—No quiero ni imaginarme que debe estar pasando ahora mismo en las ciudades...

Porque en un páramo como en el que estaban, únicamente poblado por monstruos y alimañas, era fácil olvidar que ellos no eran los únicos atrapados, si no que había miles de personas más encerradas con ellos. Personas que no debían estar muy contentas ahora mismo, por decirlo de forma suave.

—No creo que sea buena idea regresar ahora a Columbia, ¿verdad? —preguntó Sheba, con aire más bien ausente, como si estuviera pensando en algo.

—No precisamente.

—Oh.

De nuevo el silencio. Por alguna razón, de repente el cielo se había vuelto muy interesante. Parecían árboles allí plantados sin hacer nada, con la cabeza echada hacia atrás. A Shruikan empezaban a dolerle las retinas con el brillo del cielo, que estaba de un azul insultante, sin verse afectado en absoluto por la situación de los jugadores.

—Tampoco podemos quedarnos aquí eternamente, tarde o temprano tendremos que ir a la ciudad ni que sea a comprar pociones. —dijo, y echó un rápido vistazo a su inventario de equipo—. Que por cierto, no nos quedan muchas.

—¿Qué sugieres que hagamos, entonces? —preguntó Fenris. El tono que había usado era casi desafiante, sin embargo la Samurai le conocía desde hacía demasiado tiempo como para tomarlo como tal. A medida que uno le cogía confianza aprendía a ponerle un filtro a sus palabras malhumoradas hasta el punto que cosas de ésas ya ni se notaban.

—Si nos quedamos aquí, no tardaran en volvernos a atacar los tigres —señaló ella, y en la distancia se podía ver a las bestias con su distintivo pelaje claro rallado, acechando—. Pero si regresamos a la ciudad... ¿crees que podrían atacarnos otros jugadores? A mi opinión eso, es peor que efrentarnos a los monstruos.

Seras pareció alarmada por la idea y se encogió. Sheba aprovechó que su brazo aún rodeaba los hombros de su amiga para presionarla con más fuerza a su mago.

—En cualquier situación somos débiles: sólo somos un Knight, una Samurai, una Black Mage y una Novice. No tenemos White Mage ni ningún otro job de apoyo. —Golpeó el suelo suavemente con su vara mientras pensaba. Si el juego iba a convertirse en una especie de “Battle Royale”, un grupo como el suyo podía considerarse una víctima fácil—. Yo regresaría. Al menos a una ciudad dónde no haya mucha gente. Es como dice Shrui: si nos quedamos aquí, tarde o temprano nos quedaremos sin recursos. Creo que ir a aprovisionarnos ahora mismo es la mejor opción, luego ya veremos.

Nadie dijo nada, pero tampoco protestaron. Supongo que ahora mismo ése era el mejor plan que tenían.

—¿Y a qué ciudad pretendes que vayamos?

Ella se encogió de hombros.

—No sé. ¿Lavender Town?

Era de conocimiento público que había muy poca gente a la que le gustase Lavender Town. Si querían evitar conflictos con jugadores, era un sito ideal.

—Eso está muy lejos y no tenemos warps. Moriríamos antes de llegar —dijo Shruikan—. Deberíamos intentar volver a Amatsu. És la ciudad que queda más cerca y tampoco hay tanta gente. O al menos, la mayoría son NPC.

Al contrario que ciudades como Columbia, Prontera o incluso Sanctuary que solían atraer a un gran número de usuarios no sólo por los servicios si no también por ofrecer muchas jobs en un mismo sitio, Amatsu era una ciudad poco recorrida al lado del mar. Rodeada de una gran planicie con monstruos de nivel medio lo suficientemente débiles cerca de la ciudad como para que una party como la suya pudiese con ellos, el único job que ofrecía era el de Samurai, así que muchas veces ahí sólo se encontraba a gente que iba exclusivamente para obtener ese rango o porque les gustaba la estética oriental de la ciudad.

—Es eso o nada, supongo. Acre, Two Rivers, Eruyt Village... están todas ya demasiado lejos para ir sin las pociones necesarias —Fenris parecía convencido.

—Entonces, ¿Amatsu de nuevo? —quiso cerciorarse Shruikan. El Knight parecía entre decidido y resignado. Seras miró a Sheba; era obvio que a dónde fuese esta última, ella iría también. La maga tardó un poco más en mostrarse de acuerdo.

—Está bien. Al menos, a comprar suficientes pociones para poder aguantar ahí fuera. Luego veremos que hacemos.

Shruikan asintió. Poco a poco y sin muchos ánimos, dieron media vuelta y emprendieron el camino que habían recorrido horas antes para llegar ahí, peleando contra los monstruos que les iban apareciendo por delante.

—No os preocupéis —dijo la Samurai en un momento fijo después de derrotar a un enemigo—. Todo saldrá bien, de una forma u otra.

—¿Qué te hace estar tan convencida? —Inquirió Fenris, recogiendo uno de esos colmillos largos como la palma de una mano.

—Tengo un presentimiento —fue toda la explicación que dio, con un aire intencionadamente misterioso—. Si jugamos bien nuestras cartas, podemos sobrevivir hasta que logremos salir de aquí. Hasta entonces, habrá que ir con cuidado.
"Who would understand you after I die? Who else would march forward by your side?"

"when I think that you will live on all alone henceforth, I can’t help but shed tears…"


Neko

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #98: September 14, 2014, 03:42:11 PM »
Yo tenía fotos de los bots que salen en este aporte, pero no las encuentro xDU Bueno, sigo sin avatares porque soy tonta y se me olvidó hacerlos ._. a ver si en un rato los hago y los subo :3

*¡Avatares subidos y foto encontrada! ESTE es uno de los bots que Neko usa en este aporte, los demás son iguales pero de colorines xD
No encuentro esta foto en cuestión, pero sé que el autor es ESTE.





24. Uy, ¿y esto?

            

—¡Bien! —exclamó Neko, dando una palmada que sacó a todos de su ensimismamiento— Una cosa menos. ¿Algo más que necesitéis?

—Hmn… —Pip le dio la vuelta al carro de Neko, frotándose la barbilla con una mano— ¿Qué tienes para ofrecer?

Anir ladró una risa antes de negar con la cabeza y acercarse al trote hacia el gunsliger, dándole un par de palmadas en el brazo antes de abrir el inventario para hablar de negocios.

—Merchants… —dijo Airin, rodando los ojos antes de acariciar la hoja de su espada con la mano— Así que simbiótica.

Fue entonces cuando Anir y Pip empezaron a gritar preguntas sobre niveles y equipamiento de los otros tres, discutiendo entre ellos sobre que armas y armaduras de las que tenía disponibles la mechanic eran las más adecuadas para ellos.

—Pero ese arco no lo va a poder usar hasta dentro de tres niveles —murmuraba Neko, ladeando la cabeza mientras enseñaba otro—. Este lo puede usar ya y le servirá hasta dentro de unos diez niveles, llévatelo.

Pip chistó, rascándose el cogote y señalando un set de armadura ligera. Aún tardaron un rato en completar sus negocios.

Neko había dejado salir de paseo a sus bots de ataque, delimitando una zona para que la protegieran. Esta vez había elegido unas libélulas mecánicas con elemento viento que se movían meciéndose en el aire, haciendo que sus alas refractasen la poca luz que se colaba entre los árboles en una miríada de colores.

—Y creo que eso sería todo —afirmó Pip, con los brazos cruzados sobre su pecho.

Neko asintió de vuelta, devolviéndole la metralleta a Pip después de recalibrarla y limpiarla. Ya había hecho lo mismo con un par de pistolas.
Ahora sólo faltaba repartir los equipos que habían seleccionado. Cuando se acercó a GoldenLion para entregarle su nuevo set de armadura le llamó la atención el mango de una espada que asomaba por encima de su hombro.

—Déjame ver eso —ordenó con curiosidad brillando en sus ojos, estirando las manos para tomar la espada.

—¡Espera! —gritó GoldenLion, aunque no tuvo más opción que agacharse para dejar que la mechanic desenvainara la espada.

Por suerte no le cortó la oreja. Ni ningún pelo.
Neko balanceó la espada, agarrándola con sus dos manitas. Su sonrisa era tan grande que las comisuras de sus ojos se arrugaron un poquito.

—¡Ajá! —chilló de alegría.

—Ehm… —intentó llamarle la atención Fíli después de haber carraspeado— ¿Me devuelves mi espada?

—No —respondió Anir sin pensarlo—. Ah, espera, sí.

Dejó la espada en el suelo, despacio y levantó un índice, intentando hacerle saber a Fíli que esperara un momento. Después de trastear en su propio inventario, sacó otra espada igual.

—¿Quieres duales? —preguntó, balanceándose sobre sus pies, con los puños en la cadera.

GoldenLion la miró de hito en hito, señalando a las espadas y luego a ella.

—Oh, verás —empezó a explicar Anir, jugueteando con sus propios dedos y mirando hacia la cúpula de hojas encima de sus cabezas—. Las duales se pueden hacer con diferentes tipos de espada, pero si usas la misma espada el equilibrio es mejor. O siempre puedes poner la espada más pesada en tu mano más fuerte…

—¿Puedo llevar duales? —indagó Fíli curioso, señalándose a sí mismo.

Neko parpadeó y dirigió su mirada hacia su interlocutor. Su expresión lo decía todo.

—Pues claro —afirmó como si fuera obvio.

—No tenía ni idea.

Neko le ofreció una sonrisa pilla que le hizo pensar en duendes y chiquilladas. No esperó respuesta, correteó de puntillas alrededor de las espadas antes de tirarse al suelo de rodillas y se inclinó sobre ellas para hacer su magia.
No tardó mucho en terminar y para cuando acabó Kíli, el arquero, la miraba con curiosidad.

—¿Vas a venir con nosotros? —preguntó el chico.

Los labios de Neko se partieron, pero el aire se quedó suspendido en su garganta. Miró hacia Pip y luego hacia Kíli.

—Estoy en una Guild —empezó a explicar—. ¿Por qué no venís vosotros conmigo? ¿Qué dices, Pip?

El gunslinger volvió a chistar, no muy convencido de la propuesta que le acababan de hacer.

—¿Son de fiar? —preguntó.

Neko se encogió de hombros.

—No los conozco de mucho, pero de momento diría que sí.

Miró las reacciones del grupo. Obviamente la chica no estaba muy por la labor y los otros dos chicos parecían discutir con sus cejas. Era divertido ver como los bigotes de GoldenLion se movían con sus gestos.
Anir se encogió de hombros otra vez.

—Son los Crimson Raiders, igual has oído hablar de ellos —continuó, dirigiéndose hacia Pip—. Tienen la base en Sanctuary y están abiertos a más gente. Si algún día necesitáis algo…

Pip asintió con la cabeza, con un gesto serio que era raro ver en él y Neko le dedicó una sonrisa pequeña, llena de cariño.
Luego miró a los compañeros de Pip y cambió su sonrisa por una que prometía travesura y alboroto inmediato.

—¿Qué os parece probar vuestros nuevos equipamientos ahora?

Con un movimiento de la mano, las libélulas que habían estado guardando el perímetro volaron hacia el carro y pocos segundos después, el primer gnomo descuidado se acercó al grupo entre risitas y saltitos.

Kíli tensó el arco tan rápido que las dos primeras flechas alcanzaron al monstruo antes de que Fíli se acercara a él y lo hiriera con una equis hecha con sus nuevas duales. Airin se había acercado por detrás y su espada no sólo hirió al gnomo, si no que lo ensartó como un pincho moruno listo para llevar al horno.
La chica levantó la espada, sorprendida y ligeramente horrorizada por lo que acababa de pasar. El gnomo aún pataleaba, aunque estaba sangrando profusamente y gritaba, a punto de crear un terremoto, pero otra flecha certera se clavó en la frente del monstruo, que desapareció después de producir un chillido estrangulado.

Neko le dio una palmada a Pip que le hizo tambalear y dijo con satisfacción:

—Mucho mejor.


            

Hacía tiempo que Neko no se sentía tan bien consigo misma dentro del juego y el resto de su cacería había transcurrido sin problemas.
Horas después de su encuentro con Pip y sus amigos, Neko caminaba por las calles de Sanctuary con el aura de confianza que había perdido el día que el GM había anunciado su pequeño experimento social. Hasta sonreía sin motivo aparente y casi no notaba el frío.

Abrió las puertas del edificio de la Guild y caminó con paso firme hacia las habitaciones, aunque paró sus pasos cuando una voz familiar llegó hasta sus oídos.
Andrómeda estaba unos metros más allá, de espaldas a Neko, moviendo los brazos mientras hablaba animadamente con Moonshine. Ikki y Asami cerca de ellos, vigilándolos.

Neko se quedó quieta, observando al grupo y sus interacciones. Sus manos se cerraban y abrían en puños mientras apretaba los dientes a intervalos.

Tenía muchos motivos para evitar a Ikki y recordarlos le ponía de mal humor, pero en una situación como la que se encontraban no podía pensar en un mejor aliado.
Dejó salir el aire de golpe por la nariz y frunció el ceño, pensando en seguir su camino donde lo había interrumpido. Ikki decidió girarse justo en aquel momento.

Sus ojos se encontraron en medio del recibidor de la Guild, mientras Kora y Shun continuaban parloteando y riéndose. Al parecer se habían hecho amigos.
Anir levantó la barbilla e Ikki hizo lo propio con una ceja. Pasaron cinco segundos antes de que Ikki asintiera con una sonrisa pequeña como saludo.

Anir no esperaba el saludo y miró al suelo con una sonrisa pequeña y forzada antes devolverle el cabeceo a Ikki. Se giró, pero no había dado dos pasos hacia las escaleras cuando se volvió a dar la vuelta, dirigiéndose hacia el grupo o más precisamente hacia Bennu.

Asami dejó de observar a Kora y Shun al notar a Neko acercarse a ellos. Le iba a preguntar sobre el magnesio cuando vio las expresiones de los dos. Él sorprendido y ella obstinada.

Neko miró a Ikki de arriba a abajo.

—Quítate la ropa —soltó de repente.

Shun y Kora dejaron su conversación para girarse a mirar lo que estaba pasando a sus espaldas.

—¿Qué? —preguntó Ikki, con el ceño arrugado.

—Lo que has oído —dijo Neko, poniéndose un poco más recta y señalando a todo Ikki—. Quítate la armadura. Y el arma también.

Ikki se giró para encararla y abrió la boca, pero Neko fue más rápida.

—¿Te desequipas tú o te desequipo yo? —Anir ladeó la cabeza y volvió a señalarle entero con un gesto de indignación en toda su cara— Mira, no te ayudé con tu equipo para que ahora lo tengas en estas condiciones. La armadura aún está bastante bien, pero la espada se cae a pedazos. ¿Crees que voy a dejar que una espada que hice yo esté así? ¿En serio que lo crees?

Anir estiró el brazo, tendiendo la mano hacia Ikki.

—Dámelo —continuó hablando—. Y dámelo ya.

Ikki se puso un poco más recto y Shun levantó las manos, dispuesto a calmar los ánimos entre esos dos de nuevo. La risa que salió desde el pecho de su hermano sorprendió a todos en la sala.

—Tú nunca cambias —dijo Ikki antes de abrir su omnitool para acceder a su inventario.

Neko sonrió más que satisfecha, cruzándose de brazos.

—Sabes que no.


   

Trabajar con algo tan familiar como era la armadura y la espada de Ikki había relajado a Neko, después de pasar tanto tiempo de cacería. Estaban en tan mal estado que la mechanic no había podido hacer nada más en lo que restaba de día.

Cuando llegó a su habitación y se pudo tirar en la cama, suspiró, agradeciendo el descanso después del ajetreo. Estaba pensando en darse un baño antes de dormir cuando un pitido le avisó de un nuevo mensaje de texto.
Se mordisqueó el labio inferior, intentando adivinar de quién sería, pero ni en un millón de años lo habría adivinado.

En la pantalla naranja se leía a la perfección un nickname. GoldenLion.

—Uy —dijo sorprendida y accediendo al mensaje con curiosidad—. ¿Y esto?

Neko leyó los palabras mientras se sentaba en la cama. El otro jugador le agradecía por la ayuda y el equipo.
Anir se levantó con otro suspiro y se dirigió al pequeño baño adjunto a su habitación. Empezó a preparar el baño, desequipándose manualmente mientras pensaba qué contestar al mensaje.

Comprobó la temperatura del agua con la mano y desnuda entró en la bañera, dejándose caer poco y poco y gruñendo de placer al notar el calor rodear su cuerpo. La sensación era bastante parecida a la de la realidad y Neko agradeció lo que el agua le hacía a su stamina.

Se metió hasta la nariz y después desbloqueó el teclado flotante de la omnitool, sacando sus manitas del agua para teclear.

‘No es nada.’ escribió y dejó a sus dedos flotar encima del agua antes de continuar ‘Poned el equipo a buen uso.’

Le dio a la tecla de enviar mensaje y se espanzurrió un poco más en la bañera. No tardó mucho en poner jabón y jugar con las burbujas, y tampoco tardó mucho en llegarle otro mensaje del mismo remitente.

‘¿De qué conoces a Pip?’ fue la parte del mensaje que más le atrajo la atención y Neko respondió inmediatamente.

‘Es mi vecino en la vida real. Siempre llevaba la bici al taller de mi padre. Y luego la moto.’

Neko se metió del todo en la bañera, resurgiendo y echándose el pelo hacia atrás. No era completamente necesario lavarse el pelo en el juego, pero echaba de menos las pequeñas cosas mundanas de la vida, así que lo frotó con el jabón mientras recibía otro mensaje.

‘Ahora comprendo que seas mechanic.’

Neko dejó salir unas risitas antes de aclararse el pelo. Salió de la bañera y quitó el tapón, dejando que el agua sucia se fuera cañería abajo.

‘Si tú supieras...’ tecleó antes de agarrar una toalla y empezar a secarse.

Hablaron un poco más, empezando a conocerse. Y Anir tenía que admitir que hasta el momento, había sido el mejor día desde el cierre del servidor.
« Last Edit: February 08, 2015, 01:23:45 PM by Neko »


Shruikan

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #99: September 16, 2014, 05:05:55 PM »
Capítulo 2: Round table and a bottle of wine




Ya atardecía cuando llegaron a Amatsu, y el cielo azul se había ido tiñendo hasta quedar de color salmón pálido, manchado con el blanco de una que otra nube solitaria y cargado con el olor a sal marina.

Al llegar a la ciudad se podía ver el castillo y sus altas murallas de estilo tradicional japonés, elaborados con piedra, yeso y estructuras de madera y bambú, además de un profundo foso lleno de agua. Los muros tenían un acabado liso y perfecto que en la realidad habría resultado admirable, pero allí, en un mundo virtual donde todo eran códigos y patrones, lo admirable hubiera sido que hubiese presentado imperfecciones, restos del paso de un tiempo que en realidad no había existido.

El castillo estaba encarado hacia el mar y por consiguiente al puerto, dónde se podían ver varios barcos de distintos estilos dependiendo de su ciudad de origen, que atracaban o se iban guiados por la luz decreciente del sol.

La ciudad en sí seguía el mismo estilo, sólo que los edificios eran de madera oscura en vez de piedra, muros ligeros y tejados puntiagudos. La posada que encontraron era igual a todos ellos con la excepción de ser un poco más grande y tener un par de farolillos acabados de encender adornando la entrada.

—¡Buenas tardes! —les saludó amablemente la NPC de la entrada con una reverencia. Al ver que se dirigían a la zona de mesas, preguntó—: ¿Desean tomar algo?

—Sí, vino —respondió Fenris secamente.

—¿En serio? ¿Vino? —dijo Shruikan mientras se sentaban alrededor de la mesa circular, de superfície oscura y pulida aunque desgastada por el uso.

—¿Qué problema hay con el vino?

—Eso es como ir a Francia y pedir sake.

Fenris no se dejó convencer.

—El sake está sobrevalorado —fue toda su explicación.

Luego se quedaron en silencio. Parecía que nadie sabía qué decir mientras a su alrededor les envolvían los sonidos de la posada, varias voces que se mezclaban unas con otras en un rumor ininteligible. Al fondo, se podía oír a un par de jugadores discutiendo sobre el mensaje en el cielo, pero ninguno de ellos se aventuró a llamarles la atención.

Llegó la posadera con la botella de vino y el único que parecía un poco más contento entonces fue Fenris.

—Bueno, ya vale —exclamó de pronto Sheba mientras se enderezaba en su sitio—. No podemos estar así todo el rato. Necesitamos pensar en algo. ¿Cuál es el plan?

—¿No morir? —sugirió el Knight del grupo antes de dar un trago.

—Algo un poco más elaborado, Fenris. —Sheba le miró con el ceño fruncido.

—Si queremos sobrevivir necesitamos ser más fuertes —razonó Shruikan—. Subir de niveles, subir de job, completar algunas quests y mazmorras, derrotar enemigos, conseguir un buen equipo... hasta finalmente encontrar al GM y derrotarle.

—Espera, espera, espera. Me parece que te estás emocionando demasiado —la interrumpió su amiga antes de que la cosa fuera a más—. Empecemos por lo esencial: subir de nivel y de job. También es necesario que consigamos objetos; pociones y demás. Y muy a las malas, si la cosa se pone fea entre jugadores, encontrar un lugar seguro donde refugiarnos. ¿Os parece bien?

—No sé por qué empiezas preguntándonos por un plan —dijo Shruikan, cruzando los brazos sobre la mesa—, si ya lo tienes todo pensado.

El comentario le arrancó una sonrisa a Sheba, la primera desde que se habían visto metidos en esa situación.

—Entonces, primero las jobs —continuó la otra—. ¿Vosotros dos aún seguís indecisos?

—No me interesa ni el Paladín ni el Black Knight —explicó Fenris, con el mismo tono de alguien que ya ha dicho lo mismo montones de veces y encogiéndose de hombros mientras volvía a llenarse el vaso, que ya era el segundo o el tercero.

—Yo aún no lo tengo claro —se disculpó Sheba—, pero mi nivel como Black Mage es bastante decente, así que creo que estaré bien.

Shruikan les miró y meneó la cabeza con desaprobación.

—Estáis llenos de cuentos.

—No todos podemos saber qué queremos ser desde el primer día de juego —la acusó la otra medio en broma. Ella parpadeó e hizo como si no hubiera oído nada.

—¿Y tú, Seras? ¿Ya tienes claro que job quieres?

La susodicha se detuvo con la botella que acababa de birlarle a Fenris en la mano (aunque él en ningún momento hubiera especificado que era exclusivamente suya) y les miró, súbitamente consciente de que era el centro de atención.

—¿Eh, yo? Pues... —Tardó en contestar unos instantes en los que estuvo dubitativa de si devolver la botella ahora que la habían descubierto o no. Al final, terminó por verter el líquido en su vaso lentamente y la volvió a dejar donde la había encontrado tan disimuladamente como pudo—. Cuando entramos le eché un vistazo a la lista de jobs. Me hizo gracia el de Gunslinger pero, mmm, bueno... no sé si sería lo adecuado para el grupo.

Ocultó la mitad inferior de su rostro tras el vaso de arcilla que levantó con ambas manos.

—Gunslinger... para eso hay que ser Merchant primero.

—Los Gunsliners son fuertes —admitió Fenris, que se aseguró de dejar el vino bien protegido en su mano esta vez—, aunque nos convendría más un White Mage. O un Alchemist como mucho; la idea de tener un Merchant no es tan mala, llevar más objetos nunca está de más.

—Déjala que escoja lo que quiera, Fenris —dijo Shruikan. Luego devolvió la mirada hacia la chica—. Tú no te preocupes ni te sientas presionada, nos las apañaremos elijas lo que elijas.

Seras asintió tímidamente y dio otro trago.

—Merchant.... para eso hay que ir a Columbia.

Sheba reflexionaba con un dedo en la barbilla.

—Podrías aprovechar y ver si te decides por alguna job, allí hay muchas para Black Mage —le sugirió la Samurai—. Además no está excesivamente lejos.

—¿Qué te parece? —la Black Mage le pidió a su amiga, inclinándose hacia ella. Seras se encogió un poco, incómoda con que la decisión dependiera de ella, pero terminó aceptando.

—De acuerdo.

—Decidido entonces —concluyó Shruikan, echándose hacia atrás en su sitio—. Esta noche nos quedamos a dormir aquí y mañana salimos a comprar primero y luego nos ponemos en marcha.

—Suena bien —coincidió Sheba—. ¿Algo más que añadir?

—Sí —dijo Fenris, llevándose la botella a los labios para vaciar el líquido que quedaba—, más vino.
"Who would understand you after I die? Who else would march forward by your side?"

"when I think that you will live on all alone henceforth, I can’t help but shed tears…"


Neko

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #100: September 21, 2014, 11:58:04 AM »
Y seguimos con las aventuras de Hipo por teléfono xD
Aquí se termina el interludio y el siguiente aporte ya empieza propiamente el segundo arco :3 Tengo ganicas ya <3





25. ¿Por qué no?

      

Neko se estiró en la cama, mirando la pantalla de la omnitool donde el último mensaje de GoldenLion le deseaba las buenas noches. Ella también se había despedido, vestida con una camisa y dispuesta a descansar de una vez.

No era tan tarde, pero su stamina estaba muy baja, pese al baño que acababa de tomarse. Pensó en cerrar la omnitool, pero antes tecleó un nickname, hipo3, y envió un mensaje. Unos segundos después entró un mensaje de voz.
Neko rodó en la cama y lo escuchó.

'Estoy conduciendo, ¿qué tal todo?' preguntaba el otro mechanic.

Anir cambió la configuración de sus mensajes para hablar con Hipo, moviendo sus piernas mientras contestaba.

—¿Qué haces conduciendo tan tarde? ¿Estás probando algún modelo nuevo, modificaciones?

Al poco le llegaron las risas de Hipo, reproducidas por su omnitool.

He robado un coche y me estoy alejando de la ciudad antes de que me pillen.

Neko frunció el ceño.

—¿Dónde mierdas te has metido, Hipo? Me habías dicho que estabas bien.

¡Estaba bien! —renegó el otro— Sin City, me estoy alejando de Sin City.

La palma de la mano de Neko se estrelló contra su frente y bajó apretando por toda su cara mientras la chica rodaba los ojos.

—¿Quieres que vaya a por tí? —ofreció— Puedo enviar a Stark y Crane.

Neko escuchó el chirrido del motor y los gruñidos de Hiksti mientras luchaba contra la máquina, intentando manejarla.

No hace falta, me las apañaré.

Y Neko se encogió de hombros. Si Hiksti decía que estaba bien ¿quién era ella para no creerle? Después de todo, solía ser un chico sensato…

¿Seguro que no quieres que envíe a alguien? —insistió por si acaso.

Hipo volvió a rechazar la ayuda y Neko se dedicó a contarle lo que había estado haciendo esos días desde la última vez que hablaron.

¿Ikki y tú en la misma Guild? —preguntó sorprendido el chico— Tacha eso, ¿Ikki en una Guild?

—Ya, eh. A mi también me sorprende.

¿Y aún no os habéis matado?

Neko agarró la almohada deseando que Hipo estuviera cerca para tirársela a la cabeza. Se conformó con sentarse en la cama y darle puñetazos a un cojín que tenía entre las piernas mientras blasfemaba bajito.
Desde el otro lado de los mensajes, Hiksti se rió un poquito. El ruido del motor era mucho más suave ahora.

—No sé, creo que estamos en tregua o algo. Hasta se ha reído y me ha dejado su equipo para que se lo arregle. Que por cierto, se lo tengo que devolver mañana —recordó Neko de repente—. Estaba muy mal ¿¡Cómo podía tenerlo tan mal!? No es demasiado caro ir a que te arreglen el equipo y a Ikki le sobra el dinero.

Hipo tardó un poco en contestar, pero cuando lo hizo habló con un tono neutro y delicado, como pensando bien en cada palabra que decía, algo raro en él.

¿Has pensado que tal vez no quería que nadie más se acercara a su equipo? —preguntó.

Neko frunció las cejas un poco más.

—No veo el motivo. Es desconfiado, pero no tanto.

Hipo lo volvió a intentar, cambiando la frase.

Quiero decir, tú creaste su espada y su armadura. Siempre eras tú la que dejaba su equipo a punto. Igual no quería que nadie más tocase tu trabajo.

Neko abrió la boca. La volvió a cerrar. Se dejó caer sobre el colchón y estiró del cojín entre sus piernas con sus deditos.

—Entonces es un idiota.

Yo no he dicho lo contrario —contestó Hiksti después de reírse un poco—. Oye, te voy a dejar.

—¿Ya estás a salvo? —curioseó Neko, acomodándose para dormir por fin.

Sí, diría que sí. Hablamos otro día ¿vale?

—Cuídate —ordenó Neko antes de recibir las buenas noches de parte de Hipo.

Y fue entonces cuando Neko, aunque se moría de sueño, decidió ordenar sus mensajes privados antes de descansar. El aviso de varios mensajes nuevos sin leer brillaba en su omnitool.
Accedió a ellos y el corazón le dio un vuelco cuando vio quien se los había mandado.

—Owlicious… —susurró, pasando los dedos por la pantalla y apretando el mensaje para escucharlo.

'¿Anir?' preguntaba aquella voz '¿Tú también te has quedado aquí dentro?'

Neko se apoyó en la pared y dejó salir una risa hueca y sin humor. Tecleó en su omnitool para enviarle un mensaje al que había sido su mentor.

—¡Estúpido Watari! —gritó hacia la nada— ¿¡Qué hacías jugando!? ¡No era tu hora de jugar!

La contestación le llegó poco después.

¡Siempre es mi hora de jugar! —respondió la voz cantarina del otro mechanic— ¿Qué estabas haciendo? Has tardado siglos en contestar.

Neko rodó los ojos, notándolos húmedos.

—No es momento de hablar de eso. ¿Dónde estás, estás a salvo, con alguien de confianza? —quiso saber la chica.

Ah, no. Estoy solo, en Massassi Temple.

Neko se rascó la nariz, recordando las primeras veces que Watari la había llevado hasta aquel lugar en busca de materiales.

—¿Tú solo?

Sí, claro —canturreó Watari.

—¿Estás loco? —y menos de un segundo después advirtió— No respondas.

¿Entonces para qué preguntas?

—La verdad, no lo sé.

Neko se rascó la cabeza. Ahora entendía por qué Watari había bajado tantos niveles en el ranking de mechanics. Se había dedicado a conseguir materiales y no había estado creando y refinando.

—Escucha, Watari… —empezó Neko, dándose unos segundos para ordenar sus pensamientos y chocando la parte de atrás de su cabeza contra la pared— Estoy en una Guild, parecen buena gente. Milo y Yuzu están conmigo. Sé que nunca te llegaste a unir a Night Fury, pero creo que es hora de que te busques un buen equipo que te apoye y al que apoyar.

Está bien.

Neko parpadeó, mirando al techo como si fuera él quien le había respondido.

—¿Está bien, cómo que está bien? —preguntó.

Tú nunca estás contenta con nada, ¿verdad? He dicho que está bien. Me fío de tí.

Neko sonrió con añoranza y se frotó la cara antes de seguir con la conversación.

—Estamos en Sanctuary.

Oh, vas a tener que venir a por mí. Aquí a Massassi Temple, no puedo salir solo.

Y Neko volvió a rodar los ojos, riendo un poco.

—Estás loco.

Sabes que sí.


      

Aún con ojeras y vestida con una camisa que le quedaba grande, la expresión de Neko no perdía su fiereza. Estaba inclinada sobre la mesa que ocupaba Lilith en Moxxi’s, con el puño sobre la madera.
Lilith cambió su expresión de sorpresa por una sonrisa ladeada. Se acarició la barbilla con un nudillo, reclinándose en su silla.

—Claro que sí. Cuantos más mejor —respondió la líder de la Guild.

Neko parpadeó, relajando su expresión corporal y abriendo su puño para acariciar la mesa con los dedos extendidos mientras se incorporaba.

—¿Así de fácil? —preguntó.

Lilith se encogió de hombros, jugando con un colgante que llevaba al cuello.

—Sí, así de fácil. ¿Necesitas llevarte a alguien, alguna cosa? —preguntó Lilith.

Neko se frotó la barbilla, cruzando un brazo bajo su pecho y pensando mientras miraba hacia el techo de la taberna.

—Tal vez un vehículo… Me llevaré a Crane y Starkrimson, tenemos experiencia luchando juntos.

—Estupendo —asintió la líder—. Recuerda que hay más gente libre, siempre puedes preguntar en el chat de la Guild.

Neko sonrió para darle las gracias y se dio la vuelta sobre sus tobillos, dispuesta a marcharse con pasitos alegres.

—Y Anir… —llamó Lilith antes de que estuviera demasiado lejos como para oírla— Tal vez te gustaría equiparte mejor antes de volver así a la Guild, la noche es fría.

Neko miró hacia abajo, hacia sus pies descalzos y sus piernas desnudas. Las mangas le venían demasiado grandes y Locke la miraba con una mano sobre la boca para tapar su risa emergente. Lilith no estaba deteniendo su sonrisa ni un poquito.

Anir se dio la vuelta, haciendo volar su camisa, segura de que se le había visto la ropa interior a rayas y se fue con paso firme, vestida de la misma forma que había venido.
Escuchó las risas de Locke incluso cuando cerró la puerta del local.


      

—¡Este es el plan! —exclamó mientras fijaba su mirada primero en la de Milo y luego en la de Yuzuriha— Cogemos el warp a Amatsu, vamos hasta Massassi Temple y sacamos a Watari. Después volvemos a Sanctuary y se unirá a los Crimson Raiders.

—¿Por qué no vamos desde Eruyt village? Está más cerca —observó Milo, inclinándose hacia delante, sentado en la cama.

—Los monstruos de esa ruta tienen más nivel y el terreno es peor. Con un ranger o un geomancer en el equipo habría tomado ese camino, pero siendo quienes somos, la ruta sur es más segura —explicó Neko.

Milo se volvió a echar hacia atrás, cruzando los brazos sobre su pecho.

—Hmn, cierto. ¿No había una taberna pequeña justo en el borde sur de la jungla? —recordó Milo.

Anir asintió con la cabeza, sentada a su lado.

—Exacto, daremos un poco de vuelta, pero pienso parar ahí para descansar antes de meternos en la jungla. Con suerte llegaremos a Massassi Temple unas horas antes del anochecer.

—Esa jungla de noche está plagada de monstruos —dijo Milo, agarrándose los pies descalzos después de subirlos encima del colchón.

—Está plagada de monstruos a todas horas —observó Yuzu, sentada en una silla cerca de ellos.

—Por el día son menos, no debería de ser un problema para nosotros —continuó Neko—. Incluso yo sola podría llegar hasta la dungeon de noche y sin problemas.

Milo asintió e hizo un gesto con la mano antes de hablar.

—Lo malo es la dungeon en sí. Me han dicho que tiene salas que son una pesadilla.

Neko asintió algo ausente, empezando a hacer la lista mental de todo lo que necesitarían para el viaje.
Yuzuriha se reclinó en su silla, cruzando una pierna por encima de la otra. Sus pantalones cortos se arrugaron encima de sus muslos.

—Por lo que sé hay rutas bastante seguras para nuestros niveles —dejó caer Yuzu, esperando a que Neko completara la información.

De los tres, era la única que había estado en esa dungeon.
La mechanic volvió a asentir, rascándose la barbilla y murmurando algo antes de hablar en alto.

—Los primeros niveles son fáciles y hay salas de descanso. Lo malo son los niveles más altos y más bajos, que es donde supongo que se ha metido Watari.

—Conociéndolo… —agregó Milo, dejándose caer hacia atrás y haciendo un puchero con sus labios— Seguro que está en la zona más difícil.

—Supongo, aún tengo que preguntarle exactamente donde está.

Pasó casi un minuto en el que cada jugador se sumió en sus propios pensamientos.

Estaban en la habitación de Neko, respondiendo al mensaje urgente que la chica les había mandado para reunirse con ella.
Ni a Milo ni a Yuzuriha les había sorprendido que Watari se hubiera quedado atrapado en el juego, tampoco les había parecido extraño que no hubiera dado señales de vida. Watari y Neko compartían su atracción por las máquinas y los dos se quedaban ensimismados cuando se trataba de crear, refinar y conseguir materiales, con la diferencia de que Neko era un poco más social.

Milo se volvió a incorporar, empezando a ponerse las botas mientras Yuzuriha se levantaba de la silla, tomando la acción de Milo como una pista para empezar a moverse.

—¿Cuándo salimos? —preguntó.

—Pasado mañana, tengo cosas que arreglar antes de irnos.

Yuzuriha asintió, quitándose la bufanda y dejándola caer sobre el regazo de Neko, que le sonrió, asintiendo con la cabeza para decirle que había captado la idea. Dejaría su bufanda a punto antes de irse.

—¿Tú necesitas algo, Milo?

Él negó, mirando por encima su inventario antes de afirmar que estaba bien.

—Tengo equipo de sobra y está todo en buenas condiciones. Si se me ocurre algo te buscaré mañana.

—Está bien.

Los tres empezaron a despedirse, aunque cuando Yuzuriha estaba en el marco de la puerta, casi a punto de cerrarla, dio un paso atrás.
Neko pensó que estaba rara sin la bufanda.

—¿Qué dices de llevarnos a otro jugador?

—¿Tienes a alguien en mente? —Neko ladeó la cabeza, peinando un mechón de pelo con los dedos.

—Hyoga, el mago negro. Le vendría bien la experiencia. Tiene instinto para la lucha, será un buen mago.

Neko lo pensó un poco, pero terminó por encogerse de hombros.

—¿Por qué no?


Kora

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #101: September 22, 2014, 05:42:19 AM »
Yo tenía la esperanza de meter todo en 2k... lo siento.


032waiting for you (1/2)

>Si quieres hablar, hablaremos. ¿Te acuerdas de aquel claro en los exteriores de Acre? Quiero pensar que sí. Te esperaré allí, mañana por la mañana. No creo que tenga que decirte que vengas sola… Yo haré lo mismo. Te lo prometo.
Nos vemos.
S


Lilith cerró la bandeja de entrada, y con ella, también la Omnitool. Sabía que aquel era el sitio al que se refería Sam, no podría equivocarse. Puso una mano en su cintura, dejando ir un bufido.

Dudaba que Sam le hubiera dado plantón, una gracia así quedaría fuera de lugar, y lo único de lo que podía sospechar era si mentía acerca del tema de la compañía. En caso de ser así, confiaba en que sus habilidades y tener un warp a mano sirvieran.

- Disculpa que te haya hecho esperar. – Al oír la voz familiar del Samurai, Lilith levantó la vista. Se acercaba hacia ella, desarmado y con una postura relajada. – Quería asegurarme de que no teníamos compañía.
- No por mi parte.

Sam se detuvo a poco más de un metro de ella, observándola de arriba a abajo durante unos momentos.

- Me alegra que estés bien, Lilith. He oído que las cosas no están yendo tan bien como esperabas.
- Se oyen muchas cosas últimamente. – Lilith se pasó una mano por el pelo, apartando los mechones de su cara. – Pero… te digo lo mismo.
- Gracias, hago lo que puedo. – Sam hizo una leve inclinación de cabeza. – Bueno, aquí estoy. Pregúntame lo que quieras.

Efectivamente, tenía muchas preguntas para el Samurai. Lilith se cruzó de brazos.

- Quiero oírlo de ti. ¿Tuviste algo que ver con el ataque a los Crimson Raiders el otro día?
- No.

Fue una respuesta escueta, ni demasiado rápida ni demasiado meditada; el mismo “no” que le daría si le hubiera preguntado si el cielo era verde. Lilith asintió simplemente. Por supuesto, Sam sabía algo más, pero prefería dejar esas preguntas para más tarde.

- Te creo. – El otro le dedicó una media sonrisa, encogiéndose de hombros. – Sam, ¿has pensado en unirte a los Crimson Raiders? No necesitas ir en grupo si no quieres, y Jack… lo mantendré a raya, por el bien de todos.
- Ya me preguntaste eso hace tiempo, y mi respuesta sigue siendo no. – La coleta del Samurai se agitó cuando negó con la cabeza. – No es mi estilo, y me va bien solo. Muy bien, diría yo.
- Por ahora. No tienes a nadie que te cure, te tanquee, o añada un poco de diversidad a tus ataques. – Acompañó la explicación con gestos de sus manos. – Te va bien solo de momento, ¿pero crees que podrás aguantar? Podrían atacarte en grupo, por ejemplo.
- Bueno, verás, mi estilo incluye no meterme en líos. – Sam levantó ambas palmas de la mano, con una sonrisa socarrona. – No empiezo peleas que no puedo ganar.

Lilith entrecerró los ojos. La indirecta de Sam no le había pasado desapercibida, y sintió como una oleada de irritación la recorría por unos momentos, iluminando su mirada con un característico fulgor amarillento durante apenas medio segundo.

- No te pongas así, aprecio que te preocupes por mí, pero prefiero ir a la mía.
- Muy bien. – Lilith puso una mano en la cadera. Decir que esperaba otra respuesta sería engañarse a sí misma, pero al menos no quería quedarse sin la satisfacción de haberle tendido la mano a un viejo amigo.
- ¿Más preguntas? – Sam sonrió, con un tono jovial.
- Sí, ¿por qué no? Hace mucho que no hablamos. – Asintió, dejando unos segundos de silencio antes de continuar. – ¿Has matado a alguien ya?

La expresión en el rostro de Sam se paralizó, aunque aún sonreía, era forzado. Puso una mano en uno de los bolsillos de su atuendo, dándose unos segundos extra para responder.

- Vas a tener que ser un poco más específica. – Levantó el índice. – Ya sabes, tenemos vidas fuera del juego.
- Me refiero dentro, desde el anuncio del GM.

Sam le había respondido con una frialdad que hubiera sorprendido a otros, pero Lilith llevaba demasiados años de experiencia a sus espaldas como para dejar que su ocupación real ofuscara su mente. Ante todo, la línea entre trabajo y quién era ella estaba presente en todo momento, y trataba de juzgar a los demás bajo ese mismo criterio.

- El otro día una banda había acorralado a una jugadora, sería alguna clase de White Mage, y bueno, ya te puedes imaginar que no tenían muy buenas intenciones… este juego está sacando lo peor de la gente. – Sam contaba aquello con una naturalidad casi pasmosa. – Así que hice lo que debía. Subí puntos de bushido, salvé a una chiquilla, e hice un poco de limpieza. Fue un buen día.

Lilith no estaba en posición de juzgarlo, y de todos modos, no podía hacer otra cosa que darle la razón en tal situación. El Samurai tenía su propia filosofía de vida, tan parecida y tan diferente a la suya a la vez, coincidiendo totalmente en algunos puntos para luego ir por caminos completamente opuestos.

- No tengo que disculparme por nada de lo que he hecho hasta ahora. – Se encogió de hombros. – Pero no quiero que te quede ninguna duda: yo no he atacado a los Crimson Raiders, ni he tenido nada que ver con ello. De hecho…

Pausando unos segundos, la miró con los ojos entrecerrados, estudiándola a ella o simplemente considerando lo que iba a decir. No tenía que medir tanto sus palabras, y Lilith simplemente esperó, con una mano en la cintura y la cabeza alta.

- Estoy seguro de que tú ya te imaginas lo que ha pasado, ¿verdad?
- Me hago una idea de lo que está pasando, sí. – Asintió, ladeando la cabeza en una media sonrisa. – Lo que sí sé es que tú no me has dicho todo lo que sabes.
- Muy bien. – Sam levantó las manos. – Básicamente, del mismo modo en que tú y otros queréis salir del juego, hay gente que… simpatiza más con el GM. Dos bandos, ni buenos ni malos.
- Eso es discutible.

Lilith se cruzó de brazos. No, no era una cuestión de bien o mal, pero desde luego, no podía poner en un nivel moral alto al GM y a los que estaban lo suficientemente desesperados como para apoyar que todos quedaran encerrados en un mundo virtual.

Además, no le estaba contando nada que no se había imaginado ya.

- Mira, creo que haces lo correcto luchando por lo que crees. Pero no todo el mundo va a estar en el mismo lado, ¿entiendes? Para otra gente, quizá éste es el mundo que quieren.
- ¿Y tú que opinas? – Aquello ya era más pura curiosidad que otra cosa.
- Me da igual. Me gusta mi vida fuera del juego, pero también me gusta mi vida aquí.

De nuevo, el Samurai respondía de forma sórdida, sin necesidad de excusar nada de lo que decía.

- Si tengo que ser sincero… no veo mucha diferencia.

Volver a darle la razón era molesto, pero no podía negar la realidad. Incluso ella tenía que admitir que su propia vida dentro y fuera del juego no eran tan diferentes… algo de lo que se había beneficiado su guild, todo fuera dicho. Su experiencia militar se podía aplicar perfectamente a la situación en la que estaban.

Al fin y al cabo, todo el mundo del juego era una zona de guerra en aquellos momentos. Y la guerra de guerrillas era un campo que ya había explorado ampliamente.

- ¿Satisfecha? – Preguntó Sam, y Lilith asintió. – Entonces… ha sido un placer volver a verte, y-
- ¡Espera!


Lilith había imaginado que podía pasar. Jack salió de la arboleda, con el efecto de un vigor de camuflaje apareciendo y desapareciendo conforme se movía o hablaba, apuntando a Sam con una katana. Lo que le sorprendió fue ver a Kora salir tras él con un gritito agudo.

- ¡Raiden, no!
- ¡¡No te metas!! – Gritó Jack, y Kora se detuvo en seco, aunque tenía preocupación escrito en la cara. El Samurai se dirigió a Lilith. – ¿En qué estás pensando? ¿Por qué has venido a solas con él? Podría-
- Oye, Jack, ¿no crees que Lilith ya es mayorcita?

Puso los ojos en blanco casi instantáneamente, cruzándose de brazos y dejando que Sam y Jack empezaran su concurso de meadas verbal. Eran como dos críos, y Lilith no pensaba entrar en aquel juego.

- Kora, ven aquí. – Llamó a la Black Mage con un gesto de la mano, quien dudó unos momentos antes de ir a su lado. – Déjales espacio para que hablen sus problemas, con un poco de suerte se pedirán perdón y se darán la mano al final. Quizá hasta un besito.
- Puedes tomártelo a broma, Lilith, pero yo no. – Ni siquira giró el rostro hacia ella, tan fijado en Sam como estaba. Jack hablaba tan ronco que parecía que gruñía. – Sam ha sido nuestro enemigo desde siempre, ¿cómo puedes confiar aún en él?
- Jack, imagino que habrás estado espiando mientras hablábamos, así que ya sabes que he dicho por activa y pasiva que no os he hecho nada.

Jack entrecerró los ojos, sopesando las palabras del otro, sin dejar de blandir su katana ni un sólo segundo. Le había dicho antes que no creía que Sam les atacara, pero en aquel momento, buscaría cualquier excusa para no ceder. Y Sam, por supuesto, aceptaría encantado.

Por favor, Jack, entra en razón por una vez.”.

- No he dicho que fueras tú quien atacó a los Crimson Raiders… Pero sabes demasiado, ¿todo eso que has comentado de gente aliándose con el GM? ¿Qué es lo que sabes?
- Te sorprendería la cantidad de cosas que uno puede oír cuando escucha a alguien más aparte de sí mismo. – Respondió Sam, y el otro Samurai chasqueó la lengua. – Oye, Jack, acabemos con ésto cuanto antes.

Tan rápido que fue imposible distinguir el movimiento, Sam desenvainó su propia katana, roja y destelleando bajo la luz que entraba en el claro. Al ver el gesto, Lilith apartó a un lado a Kora, ahogando su protesta.

- No has venido aquí para sacarme respuestas, ni siquiera has venido por Lilith. – Continuó Sam, con un tono intenso y una media sonrisa en el rostro. – Deja de engañarte a ti mismo, ¡y acabemos con esto de una vez!

No necesitaron decir nada más para sentenciar el inicio de su duelo. Pero aunque los dos Samurais eran rápidos, Lilith también lo era, y su cuerpo se convirtió en una llamarada que salió directa hacia delante.

Las hojas de las katanas sólo llegaron a tocarse una vez antes de que una enorme explosión lanzara atrás a Sam y Jack como si fueran muñecos de trapo. Lilith quedó en medio, con un círculo de llamas danzando a su alrededor sin llegar a extinguirse.

- No voy a permitir que ninguno de los dos pierda una vida aquí y ahora. – Cuando apretó el puño, preparó el siguiente hechizo, y una bola de fuego rodeó su mano. – Así que mejor nos tranquilizamos todos un poco, ¿vale?
- ¡Lilith!

Jack, sin guardar su arma, avanzó hacia ella. Cambió el hechizo a uno de menor nivel, y antes de que la tocara, lo derribó con una precisa llamarada que impactó en el pecho de metal. Kora corrió hacia él para ayudarlo a levantarse, pero aunque podía ser peligroso que la chica se pusiera de por medio, tenía otras preocupaciones.

- ¿Sam?

No veía al otro Samurai por ninguna parte. Sería inútil comprobarlo en la Omnitool al no compartir guild ni party, y hacía ya tiempo que ninguno se tenía en la lista de amigos. Sólo podía buscarlo con la mirada, y seguir preguntando al aire… y no había respuesta de ningún tipo. Igual que como había venido, Sam se había esfumado.

Con rabia, lanzó un hechizo a un árbol cercano, prendiendo un fuego que controló rápidamente cuando le bajó la adrenalina del momento.

- Joder… – Masculló entre dientes, y se giró hacia los otros dos, tratando de usar el tono más tranquilo posible. – Gracias, Jack.


Airin

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #102: September 28, 2014, 09:21:32 AM »
Whala, qué es esto, un zombie que escribe!

~+07~



—¿Recuérdame otra vez qué hacemos aquí?

—Pasar frío y estar mojados —murmuró Airin mirando con rencor no disimulado a la noche que reinaba más allá de la entrada de la cueva, y sorbiéndose los mocos por enésima ocasión.

—Desde luego eres la alegría de la huerta, tú, —Kíli le dejó caer encima una de las mantas de piel que había sacado de su inventario, aquellas de tantas cosas que la gente solía vender sin más preocupación que librarse de drop inútil y reservar el espacio libre restante para almacenar objetos valiosos,— menos mal que eres bonita.

La chica levantó la cabeza tan rápido que a Fíli, que era quien había preguntado, le dolió el cuello sólo de verlo. Airin observó al arquero con la misma expresión que un pez sacado del agua por sorpresa. Inmediatamente después se arrebujó en la manta por completo, recogiéndose dentro como si fuera un capullo de seda del que tan sólo asomaban algunos mechones de flequillo revuelto y pelirrojo. Ni siquiera los ruiditos obviamente indignados podían escucharse con claridad.
Ambos hermanos se miraron entre ellos, divertidos.

Y entonces se hizo la luz. Luz en condiciones, no una llamita vacilante como habían tenido a ratos intermitentes hasta hacía nada. Los muchachos se giraron a mirar la pequeña hoguera que el gunslinger había logrado hacer prender. Pip brillaba lleno de orgullo y satisfacción.

—¡Lo has conseguido! —exclamó Kíli acercándose a investigar casi extasiado.

—¡Archer de poca fé! ¿Qué esperabas de mí?

—Hombre, pues...

—Casi mejor no respondas, eh —el pistolero pellizcó la mejilla de Kíli, estirando del moflete desafeitado.

Poco a poco los cuatro compañeros de party se fueron asentando en torno al fuego. Pip, se aposentó junto a la boca de la cueva, reclinándose contra la roca y buscando postura con unos cuantos aspavientos. No podía dejar de sentirse responsable del bienestar del resto, porque aunque con toda seguridad lo negaría si se lo preguntasen (aunque no si insistieran) les había cogido cariño con demasiada rapidez. Y además como veterano en esa guerra era su obligación moral asegurar la supervivencia de los novatos.

Fíli arrastró su saco hasta encontrar una distancia suficientemente satisfactoria de la fogata y después movió el nido de mantas de su hermano hasta alinearlo a su gusto.

—¿Ya? —en cuanto el rubio le dio el visto bueno a su improvisada obra de arte textil, Kíli se dejó caer sobre ella, y empezó a quitarse las botas con la nariz arrugada.— Estoy roto. Y voy a tener que escurrirme los calcetines, urgh.

Airin asomó la cara desde dentro de su gurruño de manta, y gusaneó hasta los hermanos como si fuera una oruguita peluda.

—Yo también. ¿Ayuda? —murmuró sacando un pie del capullo.

Kíli, ya completamente descalzo, agarró la forma envuelta de la chica y mientras ella soltaba grititos sorprendidos la maniobró sin muchos miramientos hasta ponerla entre sus piernas, recostándola contra su pecho. Palmeó la cabeza de Airin con suavidad, como queriendo apaciguarla, y con un gesto de cejas señaló hacia sus botas encharcadas.

—Toda tuya Fí. —el knight rodó los ojos con una media sonrisa ante las insinuaciones de su hermano menor, y se echó a reír cuando el moreno apartó la mano, contrariado ante un sonoro chasquido de dientes— Hey, no muerdas, las orugas no muerden. Sé una oruga buena.

La recién adquirida mascota de Kíli dejó de amenazar su integridad física y se acomodó mejor, echando la cabeza hacia atrás y apoyándola a la altura de su clavícula. La chica dejó escapar un suspirito.

—¿Qué tal estás? —preguntó el arquero en voz baja.

—Mejor, —dijo Airin con timidez— pero, todavía...

—¿Asustada? —el muchacho pasó sus brazos alrededor de la manta que la envolvía, y apretó un poquito. Ella asintió en silencio.

Pip los observaba desde su puesto de vigía.

—¿No sería más fácil que te desequipases vía omnitool? —preguntó. Y luego comentó con una risita mordaz— Aunque comprendo que una chavala quiera tener un lacayo que le atienda.

La chica le sacó la lengua sin moverse de su sitio de honor y mimos.

—Bah, déjala, tengo que expiar mis pecados de alguna forma —dijo Fíli mientras le quitaba la otra bota mojada y le frotaba los pies para calentarlos. Y añadió con tono pícaro— Además se me da bien complacer a las mujeres.

—¡Eeeh! ¡Un poco de sensibilidad! —protestó el arquero con cara indignada.— ¡Estábamos teniendo un momento!

Airin miró hacia arriba con curiosidad, pero no llegó a ver cómo los pómulos del chico se sonrojaban porque prefirió poner la mejilla sobre el pecho de éste y no prestar demasiada atención al intercambio de tonterías, por si acaso.

—Estoy cómoda —dijo ella sacando desde dentro de su manta algo húmedo y arrugado que se parecía sospechosamente a su túnica.— Y la ropa huele raro si la pasas mojada al inventario.

—¿Te estás desnudando?! —la voz de Kíli subió un par de octavas antes de acabar la pregunta.

—No —contestó casi resoplando— llevo más forros que una cebolla, podría quitarme todo lo que llevo mojado y aún así no se me vería nada. Que tampoco me váis a ver nada de ninguna forma, pero bueno.

Pero Kíli ya no podía dejar de mirarla entre incrédulo y aterrorizado. Las risitas burlonas y mal disimuladas de los otros dos miembros masculinos del grupo no le ayudaban precisamente.

—¿No habías dicho que toda mía? Si tú no sabes qué hacer… —incordió Fili a su hermano, cuya única respuesta fue levantar el dedo de en medio.

Airin volvió a removerse intentando recuperar su comodidad perdida y movió un pie descalzo en el regazo del knight, haciéndole saber que todavía no había dado su penitencia por concluída. Pip se encendió un cigarro, pensativo. A esas alturas ya sabían que el tabaco dentro del juego no era tan reconfortante para él como habría preferido, pero se negaba tajantemente a cambiar de hábitos.

—A lo mejor con un set de armadura en condiciones, en vez de gambesón y malla, no tendrías que llevar tantas cosas, y te subirías la defensa —comentó dejando escapar el humo lentamente.— Lo primero que hay que hacer es equiparte en condiciones.

—No pienso ir por ahí en bikini metálico. —cortó Airin.

—Mujer, pero que-

—Que no. Que me niego. Que no soy Red Sonja. —pero se hacía patente por la expresión turbia de la pelirroja que bien podría llegar a serlo si Pip seguía insistiendo por ese rumbo.

Un sonido débil y muy tenue se escapó de la garganta de Kíli. Airin lo miró de reojo, a medio camino entre curiosa y preocupada.

—¿Estás... bien?

El chico aún no se había recuperado del primer shock y los pensamientos demasiado creativos ya habían vuelto a atacar su mente con violencia. Carraspeó intentando librarse del apuro y asintió enérgicamente con la cabeza. Resistiéndose a seguir imaginando a su compañera enfundada sólamente en un bikini de escamas metálicas como el mítico personaje, se frotó una mano por la cara.

—Uff, no querría vérmelas contigo si fueras Red Sonja. De verdad. Las mujeres llenas de ira divina dan miedo. Nuestra madre es el mejor ejemplo. —dijo observando con el ceño fruncido a su hermano, que asintió.

—Ya bueno, de todas formas primero tendrías que hacerte barbarian —el gunslinger observaba a la pelirroja con aire calculador.

—No pensaba.

—Y entonces la armadura te sería irrelevante. Aunque si quieres, te pago el warp.

—Pffffft. Y después qué ¿me invitas a unas runas? No caigas al abismo, que luego ya no saldrás —dijo Airin con tono ligeramente desdeñoso— Además, que no voy a ser barbarian.

Pip levantó las cejas con sorpresa ante las palabras de la chica, no era algo que se hubiera esperado tan de buenas a primeras. Y la idea que le llevaba rondando perezosamente un par de días empezó a tomar forma poco a poco.

—Oye, oye, que yo no he dicho nada de runas, lo del warp ha sido por simple solidaridad. Pero si tienes monedas de sobra, una cosa menos de la que preocuparte, ¿no?

—Bueno, —Airin pareció hacer cálculos mentales— no soy multimillonaria precisamente, pero tengo dineros como para permitirme algún capricho. Pero sólo si es necesario.

—Tacaña —dijo Fíli sonriendo.

—Previsora —contestó ella sin perder la compostura.

—Hmm, ya. Por curiosidad, —comentó Pip— ¿qué años tienes, que estás hecha una moza tan ahorradora?

Airin abrió la boca, se quedó como en pausa un par de segundos, y después cerró la boca de nuevo.

—Quiero decir, ¿eres legal, no? —indagó el gunsliger, mientras los otros dos muchachos compartían una conversación de ojos y cejas,— a ver si ahora me voy a enfrentar a cargos de corrupción de menores o algo.

—Diecinueve, —dijo la chica torciendo el morro y removiéndose en el sitio,— tengo diecinueve, soy mayor de edad, y no podrías corromperme ni aunque quisieras.

—¡Eres más pequeña que yo!—exclamó Kíli espachurrándola repentinamente entre sus brazos.— No te preocupes Airi, cuidaremos bien de tí.

Todo lo que recibió el arquero a cambio de sus atenciones fue un codazo en las costillas que le hizo perder dos puntos de vida, soltar el aire de golpe y toser atragantado.

—¡P-pero no me maltrates! —ya estaba ahí otra vez esta mirada de cachorro abandonado.

—Sé cuidarme sola. —refunfuñó intentando escabullirse del regazo de Kíli, sin éxito.

—Vale, a ver, a numerarse. Yo veintisiete, ella diecinueve, y asumo correctamente que vosotros andáis por algún lugar entre medio de ambos. —dijo Pip mordiendo el filtro de su cigarro.

—Veintitrés yo, veintiuno él —Fíli se señaló a sí mísmo y a su hermano respectivamente.— Eres el más viejo, jéh.

—Experimentado.

Anciaaano~ —le tomó el pelo el knight.

—Puto n00b —espetó Pip con una sonrisa que dejaba ver muchos dientes.

—¡Eh! —saltó Kíli— Nada de insultar a mi hermano, estás invadiendo mis competencias territoriales.

—Uuuhh, esas son palabras muy grandes para un n00bie recién salido del tutorial~

Kíli gruñó, literalmente, y Airin se llevó las manos a la cara, consiguiendo por fin escapar de su agarre.

—Estoy rodeada de babuínos.

—¡EH!! —los tres miembros masculinos se ofendieron por igual, pasando automáticamente a establecer un pacto de fraternidad no negociado pero predecible, argumentando lo inteligentes, civilizados y buenas personas que eran todos ellos.

—...y por eso deberías saber que... —Pip dejó de hablar cuando se dió cuenta de que la chica hacía rato que no le prestaba atención, ocupada como estaba en volver a ponerse los calcetines que había estado tostando al fuego, vuelta y vuelta.— No me has hecho ni puñetero caso, ¿verdad?

—¿Qué? Ah, no, —Airin se encogió de hombros sin rastro de culpabilidad.— El discurso ya me lo sé, al menos vosotros no me hacéis de menos por una X de más. ¿Qué?

Kíli la observaba con los ojos entrecerrados, no sabiendo si debería sentirse despechado, o admirado ante la capacidad de abstracción de la chica. Se decidió por la segunda, pensando que podría hacerle una sana competencia a la suya propia.

—¿Has jugado mucho antes? —preguntó Pip.

—Hmm, a algunas cosas —contestó la pelirroja.

Fíli se percató de que el gunslinger estaba calibrando la evasiva de Airin, y tuvo el presentimiento de que iban a llevarse una sorpresa.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí —le dió vueltas al cigarro casi consumido entre los dedos.

—La encontramos recién hecha soldier en Prorencia cuando lo del aviso —respondió Kíli mirando de uno a otra.

—Eso no es mucho, entonces. —comentó Pip moviendo la mano.

—Eso puede ser mucho, y más que suficiente cuando te reseteas —Airin respondió arrastrando la palabra entre los dientes, con acritud.

Kíli abrió mucho los ojos, irguiéndose. En el silencio que se había hecho de repente en la cueva, las respiraciones y los movimientos de los ocupantes sonaron demasiado ruidosos durante unos momentos.

—Oye, Airi... —empezó el arquero, apoyando su mano con suavidad sobre el hombro de la chica,—¿Qué es lo que buscamos exactamente?

El suspiro fue colectivo.

—Aquí, experiencia. Si seguimos ésta ruta de montaña, y conseguimos las flores que os dije, las llevamos a un NPC en Palanthas que nos dará algunas cosillas y los puntos necesarios para que entréis al Emerald Forest. Allí, en la cueva, iremos a probar suerte los cuatro, porque vosotros tres solos iríais muy justos y no es plan. El drop es majo, caerá algo del Emerald Set seguro. —el gunslinger señaló a Airi.— Y eso te viene bien si quieres pasar pronto a knight. Y ahora a la cama, si os portáis bien el tío Pip hace la guardia entera esta noche.




« Last Edit: October 12, 2018, 04:56:16 PM by Airin »

~      H e g o a k    e b a k i    b a n i z k i o,    n e r i a    i z a n g o    z e n,    e z    z u e n    a l d e g i n g o.       ~
~      B a i n a n    h o n e l a,    e z    z e n    g e h i a g o    t x o r i a    i z a n g o,      ~
~      e t a    n i k    t x o r i a    n u e n    m a i t e.       ~


Neko

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #103: September 28, 2014, 12:11:08 PM »
Que creía que no llegaba a dejar aporte esta semana xD por dior, que desinspiración. Aquí empieza el segundo arco :B nos vamos de misióoooonnnn.





26. Nivel, equipo, objetos

      

—Esto da gusto… —murmuró Neko mientras acariciaba el horno, esperando a que le avisara de que sus lingotes estaban listos.

Esa mañana se había despertado para encontrar un mensaje nuevo en su bandeja de entrada. Asami le daba las gracias por los materiales, además de informarle que el alto horno de la Guild volvía a estar en funcionamiento.
Neko ni siquiera se había molestado en buscar a sus amigos para desayunar. Se había ido casi corriendo hasta la sala que la blacksmith le había indicado y se había dedicado a flirtear con dicho horno mientras masticaba algunas barritas energéticas.
Media hora después, Crane había aparecido con un batido en sus manos. De vez en cuando acercaba la pajita a los labios de Neko para que bebiera.

—La hemos perdido—suspiró Starkrimson dramáticamente, tocando unas notas de su guitarra desde la puerta—. Perdida para siempre…

Yuzu no pudo esconder su sonrisita detrás de su bufanda, porque Neko estaba en el suelo de la habitación, poniéndola a punto.

—Yo más bien diría que todo lo contrario —objetó Neko señalando el horno—. Esto, querido amigo mío, va a ahorrarme tiempo

—Tiempo que invertirás en hacer más armas y armaduras y cosas —añadió el bardo, puntuando las últimas palabras con notas sueltas de su guitarra.

Neko levantó un dedo abriendo la boca. Se quedó así durante un segundo antes de cerrar la boca, bajar el dedo y encogerse de hombros.

—¿Ni siquiera lo vas a negar? —preguntó Milo después de llevarse una mano al pecho, pareciendo cómicamente ofendido.

—No, ¿para qué? Estaría mintiendo.

—¿Vas a pasarte aquí todo el día? —pregunto Yuzuriha mientras tiraba el vaso vacío que había contenido el batido a la basura.

Neko se encogió de hombros otra vez.

—Probablemente, quiero dejar todo a punto. Saldremos mañana a primera hora y aún me quedan cosas que hacer —explicó antes de que el horno pitara y ella se levantase entre chilliditos de gloria—. Me quiero casar con este horno…

Milo rodó los ojos y Yuzuriha bufó por la nariz al contener una risa.

—También te querías casar con el primer set de herramientas que te regaló Tanlaus.

Neko levantó un dedo y chistó.

—Me casé con ese set y aún lo amo con locura —se excusó mientras toqueteaba los botones del horno para añadir los lingotes a su inventario—. Vosotros también deberíais poneros a punto.

—Anoche hice una lista de los objetos que nos hacen falta —anunció Milo, colgándose la guitarra a la espalda—. Vamos a ir a ver qué podemos coger del inventario de la Guild y qué vamos a comprar nosotros mismos.

Yuzuriha asintió antes de añadir sus propios planes.

—Le he enviado un mensaje a Hyoga, el mago. Sí que vendrá, he quedado dentro de veinte minutos con él para ver qué necesita.

—Oh… —murmuró Neko, levantando una ceja y frotándose la barbilla mientras pensaba— ¿Puedes mirar s-?

—Nivel, equipo, objetos —interrumpió Yuzuriha—. Después te mando un mensaje.

Unos segundos después, el bardo y la dancer salían de la habitación a cumplir con sus quehaceres y Anir se puso de lleno a lo que mejor se le daba, la mecánica.


      

El día, al menos para Neko, había sido fructífero y la chica sabía que iba a necesitar descansar, pero aún tenía un par de cosas que hacer antes de irse a la cama.
Neko se mordía el labio inferior, caminando de un lado a otro del recibidor de la Guild mientras pensaba en cómo hacerlo. Miró su muñeca, pensando en la omnitool.

—Tal vez debería mandarle un mensaje… —murmuró mientras notaba el peso del bulto que llevaba en las manos.

—¿Enviarle un mensaje a quién? —preguntó alguien detrás de ella.

Neko se dio la vuelta, indignada.

—¡Me has asustado! —le gritó la mechanic al stalker— ¡No me asustes!

Locke sonreía divertido, jugando con un cuchillo.

—No era mi intención.

—¡Mentiroso! —acusó Neko, señalándole con un dedo.

Locke se rió antes de negar con la cabeza.

—No, en serio, no era mi intención, de verdad —explicó, guardando el cuchillo y enseñándole las palmas de las manos.

Neko le miró sin estar muy convencida, pero al final su lenguaje corporal cambió a uno más relajado.

—De todas maneras, te iba a buscar, así que me ahorras un viaje —dijo ella, estampándole en el pecho el bulto que llevaba en las manos—. Toma, es para tí.

Locke parpadeó confuso y agarró el objeto envuelto en una tela gris. Empezó a desenvolverlo y se dio cuenta de que eran dos cosas.

—¿Qué es? —preguntó antes de apartar del todo la tela y descubrirlo por sí mismo— ¡Anda!

Neko levantó una ceja antes de señalar hacia las dagas.

—Éstas deberían adaptarse mejor a tus necesidades que las que querías robarme.

—Te ofrecí favores… —se quejó Locke débilmente mientras desenfundaba una de las dagas y la observaba con ojo crítico.

—Robarme —repitió Neko antes de seguir con lo que estaba diciendo—. Dagas Damasco, duales, refinadas a alto nivel, elemento oscuro. Tienen mucha durabilidad.

—Lo sé —afirmó Locke mientras sopesaba una de las dagas—. Está muy bien equilibrada.

Neko se frotó la nariz, orgullosa de su manufactura, pero no contestó más allá de un movimiento de cabeza. Locke les buscó sitio entre su ropa y miró a la mechanic con los ojos entrecerrados.

—Y yo que creía que algo así se lo regalarías a Yuri como método de cortejo… —bromeó.

—Tiene novia —le dijo Neko después de rodar los ojos.

Locke se rió antes de acariciar sus nuevas armas, planeando dónde estrenarlas y fue ese el momento en el que Neko se fijó un poco más allá, en el fondo, alguien a quien había estado buscando desde hacía quince minutos.

—Trátalas bien —adivirtió Neko, con la cara muy seria—. Y ahora me tengo que ir, nos vemos por ahí.

Locke se despidió también, deseándole suerte en el viaje que emprendería al día siguiente.
Neko correteó un poco hacia su objetivo y notó como él se había dado cuenta de su presencia. Parecía algo incómodo.

—¡Ey! —saludó, agarrándole del brazo para que no se fuera— Te estaba buscando.

Ikki miró hacia abajo y levantó una ceja. Estaba vestido con equipamiento de soldier: unos pantalones marrones y una armadura ligera de cuero negra, con botas a juego y pañuelo rojo al cuello. La visión casi transportaba a Neko a sus primeras semanas de juego.

—¿A mí? —preguntó Ikki con un tono de voz incrédulo.

—Sí, a tí —Neko frunció el ceño y después sacudió la cabeza—. Como sea, me voy mañana de misión. Ya he puesto a punto tu equipo, suponía que lo querrías de vuelta antes de que me fuera.

Ikki la encaró, aunque se cruzó de brazos y Neko dejó de agarrarle de uno de ellos. El Dark Knight tenía las cejas arrugadas, pero eso no era nada raro en él.

—Sí, he oído algo de eso.

—¿Ah, sí? —dijo Neko con genuina sorpresa en su voz— ¿Alguien te ha hablado o es que lo has oído? ¿Estás perdiendo tu toque y ya no les das miedo?

Ikki rodó los ojos y Neko se rió un poco. Sabía que él había notado el tono burlón en sus palabras, casi juguetonas.

—Yo no he perdido nada —respondió Ikki, empezando a abrir su inventario—. Y ahora dame mis cosas.

—Qué genio —se quejó Neko.

—Como si tú pudieras hablar.

Neko negó con la cabeza, sacando el equipamiento de Ikki y devolviéndoselo.

—Oye… —empezó ella después de medio minuto de silencio— Ya sé que no te fías mucho de la gente de buenas a primeras, pero no sé cómo has sobrevivido con el equipo así. A la espada no le faltaba mucho para romperse.

Ikki suspiró exasperado, agarrándose el puente de la nariz con dos dedos.

—No estoy intentando darte una lección, pero ahora que estás en una Guild… —Neko se calló ahí, buscando las palabras adecuadas.

—Te buscaré si necesito que lo arregles —le dijo, poniéndose las manos en la cadera.

Ella se encogió de hombros, levantó las manos como queriendo explicar algo, pero las dejó caer, rendida.

—Como sea, sí, eso también sirve. Bueno, me voy, que tengo que descansar —explicó, dándose la vuelta y empezando a caminar hacia las habitaciones—. ¡Nos vemos en dos o tres días!

—¡Como si te estuviera esperando! —gritó Ikki de vuelta después de chistar.

—¡Já, ya te gustaría! —le gritó Neko de vuelta antes de desaparecer por el hueco de la puerta.

Ikki se quedó mirando el lugar por el que se había ido Anir durante cuatro o cinco segundos antes de volver a gritar, aunque no creía que ella le escuchara ya.

—¡Eso no tiene ningún sentido!

Escuchó risas en la distancia y supo que eran de ella.


         

Hyoga estaba sentado en el recibidor de la Guild, aunque no duró mucho en esa posición. Se levantó y empezó a caminar por allí hasta que con un suspiro se volvió a sentar en el mismo sitio que había estado ocupando cinco minutos antes.
Sabía que era pronto, pero no quería llegar tarde, así que allí estaba, esperando a que los demás llegasen.

Cuando Yuzuriha le había preguntado si quería ir con ellos a entrenar a un sitio lejano, Hyoga no se había parado a pensárselo. El recuerdo de la última cacería estaba fresco en su memoria y la experiencia había sido positiva. ¿Por qué no?
Hyoga se llevó las manos enguantadas a los bolsillos de su pantalón oscuro y notó algo que llevaba varios días allí dentro. Lo sacó para verlo.

Era el colgante del conejo que aún no le había dado a Shun.
Hyoga suspiró cansado y alguien le dio una palmada en la espalda, sobresaltándolo.

—¡Hyoga! —saludó Milo antes de fijarse en su cara— ¿Pero tú ya has dormido algo?

El mago guardó el colgante y carraspeó.

—Sí… —suspiró, fijándose en que Yuzuriha le saludaba con una mano. Devolvió el saludo antes de volver su atención a Milo— Sólo estaba pensando, aún no sé a dónde vamos.

—¿Preocupado por nuestros destinos? —preguntó Milo mientras se sentaba y empezaba a afinar una guitarra. Parecía cara— No deberías preocuparte tanto, vas a estar bien cuidado.

Hyoga suspiró cansado otra vez y probó suerte con Yuzuriha, con un acercamiento directo.

—¿A dónde vamos? —Yuzu le levantó una ceja y Hyoga añadió:— Si se puede saber.

La dancer afirmó con un movimiento de cabeza, pero no dijo nada. En cambio señaló hacia un costado, donde una chica a quien reconoció como Neko se acercaba, asegurándose el arnés con el que sujetaba el carro de merchant.

—¡Buenos días! —dijo ella cuando alcanzó a los otros tres— ¿Preparados para la misión?

—¿Qué misión? —Hyoga sonaba preocupado.

Neko miró de Hyoga a Yuzu y luego a Milo. Milo se encogió de hombros mientras probaba unos pocos acordes. Neko mitó a Yuzu otra vez, clavando sus ojos en ella. Luego echó los brazos al cielo, con un gruñido exasperado.

—No me lo puedo creer. De Milo aún, pero de tí…

—¡Ey! —se quejó Milo.

Yuzu escondió su expresión tras su bufanda roja, la cual le había devuelto Anir la noche anterior en su camino hacia la cama.

—¿No le habéis dicho nada al chaval? —Neko señaló a Milo antes de seguir hablando— Estás pegándole tus malas costumbres a Yuzu. ¡Bicho malo, mal bicho! Deja de corromper a la gente competente.

Milo rodó los ojos y le sacó la lengua a Neko haciéndole una pedorreta al aire antes de empezar a guardar la guitarra y levantarse.
Hyoga empezaba a ponerse nervioso, pero lo escondió detrás de una cara de molestia. Levantó la barbilla y se cruzó de brazos muy dignamente antes de inquirir, gruñendo entre sus dientes.

—¿Qué es lo que se supone que tendría que saber?

—Y tú no te pongas así —espetó Neko de vuelta, señalando al mago negro—. Nos vamos a Massassi Temple, a rescatar a un amigo que se ha quedado atrapado.

Hyoga abrió la boca, a punto de preguntar que era Massassi Temple hasta que recordó dónde se encontraba aquella dungeon.

—Oh, mierda —murmuró, pensando que no iba a salir vivo de aquella zona.

Neko le dio una palmada en el hombro y empezó a caminar hacia la puerta.

—¡Vamos! Te lo explicaré todo de camino al warp.

Y así empezó su viaje juntos.
« Last Edit: September 28, 2014, 12:24:05 PM by Neko »


Neko

Re: neverland 1.1: you can (not) escape
« Reply #104: September 28, 2014, 02:57:21 PM »
SOY FELIZ PORQUE... porque he sacado un personaje que hacía mucho que quería sacar <3 AAAAY. Tengo fotitos de cosas, pero ahora mismo no las encuentro :___D jajajajaja. Cuando ponga el siguiente aporte dejaré fotos del jeep y equipos y así :3





27. Esto con Marshmallow no pasaba

         

—Escucha bien porque no me voy a repetir —avisó Neko mientras salía de la Guild.

Hyoga abrió la boca, pero no tuvo tiempo a replicar, caminando lo más rápido que pudo para alcanzar a la mechanic. Yuzu y Milo salieron tras ellos, andando también a buen paso.

—Hace un par de noches me puse en contacto con Owlicious —empezó Neko.

—Suena a encuentros extraterrestres —se burló Milo desde detrás.

Neko continuó, ignorando el comentario.

—Se llama Watari, es amigo mío desde hace tiempo. Resulta que Watari está en Massassi Temple, atrapado, no puede salir sin ayuda.

—Y nosotros vamos a ayudarle —completó Hyoga.

—Exacto —dijo Neko para luego añadir con un tono menos serio—. Ey, éste es listo ¿seguro que es hijo tuyo?

Milo gruñó y las dos chicas se rieron por lo bajo.

—Vamos a coger el warp hasta Amatsu —continuó Neko.

—Nunca he estado allí —murmuró Hyoga, frotándose las manos y respirando sobre ellas para calentarse los dedos—. ¿Cuanto vale el warp?

—No te preocupes, lo pagamos nosotros —le explicó Neko, girando por una esquina.

Ya podían ver el acceso al warp, no muy lejos de ellos. Hyoga asintió y esperó a que Neko siguiera con las explicaciones.

—Desde Amatsu nos moveremos en coche por la jungla hasta el templo. Es más rápido y seguro.

Yuzuriha frunció un poco el ceño, apretando sus dedos sobre los brazos para darles un poco de calor.

—Creía que íbamos a ir a pie —dijo la dancer.

Neko negó con la cabeza.

—Entonces no sé si ha sido buena idea traer a Hyoga. Con unos pocos niveles más no tendría demasiados problemas en las primeras zonas de Massassi Temple.

—No pasa nada, subirá rápido. Además, tengo cosas para todos —señaló al mago—. Tú incluido.

—¿Cosas, qué cosas? —curioseó Hyoga.

—Conociéndola, equipo.

El grupo no habló más hasta llegar al warp. Para entonces, Hyoga ya no podía no preguntar lo que tenía en mente.

—¿A santo de qué me váis a dar equipo de gratis?

—¡Dos cosas! —exclamó Neko, levantando dos dedos formando una uve y sacudiéndolos delante de la cara de Hyoga— Somos de la misma Guild, es lo que las Guilds hacen. Y dos, no es gratis. Vas a pagar ayudándonos a sacar a mi amigo de la dungeon.

Hyoga se rascó la barbilla mientras los cuatro se agolpaban alrededor del warp.

—Visto así…


         

—Pues es bonita… —musitó Hyoga mientras miraba a su alrededor.

Amatsu era una ciudad de estilo japonés medieval. Al fondo, Hyoga podía ver una gran avenida bordeada de cerezos japoneses y a su espalda escuchaba los sonidos propios de un puerto.
Al mago no le dio mucho tiempo de apreciar la ciudad como era debido. Milo le había agarrado de una mano para obligarlo a caminar, ya que había reducido su paso considerablemente.

—Escucha, novato —habló Milo mientras le sacudía el brazo, agitando sus manos unidas—. Te necesitamos atento.

Hyoga arrugó la nariz, mirando a Milo y empezando a caminar otra vez más deprisa.

—No soy novato… —se quejó.

—Eres mago negro, ya lo sé —respondió Milo, pero no pudieron continuar la discusión.

—Quedaos aquí, voy a ver si hay algún coche en alquiler que valga la pena —anunció Neko, alejándose después al trote.

Después de ver como la coleta de Anir se alejaba rebotando y entraba en una tienda, reanudaron su conversación, pero Yuzuriha fue la primera en hablar.

—Hyoga, tú te encargarás de la asistencia a larga distancia.

—¿Qué? —preguntó el chico, sin saber muy bien a qué se referían.

—Milo y yo nos vamos a encargar de los bufs. Normalmente también nos encargamos de atacar a distancia y Anir del cuerpo a cuerpo, pero contigo nos repartiremos un poco más el trabajo.

—Tú quédate cerca de nosotros y lanza las flechas esas de hielo que se te dan tan bien.

—Está bien.

Hyoga se cruzó de brazos, enfurruñado pero sin querer mostrarlo. Se sentía de sobra en aquella excursión. No conocía a quien iban a salvar, no pertenecía al grupo de amigos y además tenía poco nivel.
Se volvió a preguntar que para qué lo querían ahí, pero dejó ir el pensamiento cuando vio a Neko acercarse a pasos furiosos, con una nubecilla figurada encima de su cabeza.

—¿Qué pasa? —preguntó el mago.

—Nada, no había nada que valiera la pena —compartió, moviendo las manos antes de ponerlas debajo de las axilas contrarias, apretando los labios hacia fuera.

Milo se rió, un sonido alegre, corto y sonoro.

—Mujer, no te pongas así. Saca al viejo bicho de paseo.

—Esto con Marshmallow no pasaba —rezongó la mechanic, dando una patada al suelo.

—¿El conejo de Shun? —preguntó Hyoga, sin ninguna pista de qué estaba pasando.

Los tres le miraron perplejos. Hyoga notó como un segundo después estaban intentando no reírse.

—No, no… yo tenía un airship —explicó ella—. Se llamaba Marshmallow, como el conejito de Shun.

Después de eso se quedaron unos segundos callados hasta que Milo volvió a preguntar.

—Saca el cuatro por cuatro, Neko, que sé que quieres.

Neko se rascó la nuca antes de suspirar.

—No lo he puesto a punto desde a saber cuándo.

—No lo hemos vuelto a usar desde la última vez que lo pusiste a punto —indicó Yuzuriha hablando otra vez antes de que Neko se pudiera quejar—. Estoy segura.

—Bueno… Está bien —aceptó al final.

Caminaron hacia la salida norte de Amatsu entre conversaciones ligeras y una vez que salieron por las puertas de la ciudad, Neko empezó a rebuscar en su carro.

—Antes de que nos vayamos tengo regalos para todos —anunció—. Menos para tí, Milo. Eres un mal bicho, así que Papá Noel no te ha dejado nada.

Milo gruñó frustrado y Neko se rió un poco de él.

—La Navidad no ha llegado para tí —remató, sacándole la lengua.

Poco después, Neko había repartido equipo nuevo. Varios sets de armaduras para Yuzuriha, sobre todo ropa ligera que aumentaba su ataque y defensa mágica, perfecto para su rol de buffer y un equipo nuevo completo para Hyoga.

—Será mejor que te lo pongas ya. Con todo lo que llevas encima te vas a cocer en la jungla.

El miembro más nuevo del grupo asintió y empezó a mirar qué objetos le había entregado Neko. Era un conjunto negro y azul, sin mangas, con decoración sencilla. Cuando Hyoga se hubo puesto el set, pasó los dedos por la tela.

—Parece de buena calidad… —observó él.

—Lo es —afirmó Neko como el hecho que era.

—No, digo. Sé que no es real, pero el tacto parece tan real y suave —dijo Hyoga—. A veces recuerdo que esto no es real y aún me sorprendo.

Milo, Yuzu y Neko compartieron miraditas mientras Hyoga acababa de apreciar el tacto de su casaca. Todos comprendían muy bien lo que el mago quería decir.

—Ahora esto es la realidad —dejó caer Neko antes de darse la vuelta y sacar el último objeto.

Hyoga levantó la cabeza y clavó sus ojos en la espalda de la chica. Dolía recordar que no podían salir de allí. Dolía recordar cómo era la vida fuera y la incertidumbre de si volvería a ver la cara de su madre.
Pero sobre todo dolía darse cuenta de que había momentos en los que no recordaba, los momentos en los que no quería salir.

Hubo unos momentos tensos hasta que un coche apareció aparentemente de la nada.

—¡El coche! —gritó Milo antes de correr y sentarse en el asiento del copiloto.

Yuzuriha se acercó y se quedó dos segundos cruzada de brazos mirando a Milo hasta que éste saltó al asiento trasero con un gruñido.
Neko abrió la puerta del conductor y se quedó mirando a Hyoga. Levantó el brazo y le hizo señas para que se acercara.

—¿A qué esperas?

Y Hyoga se preguntó lo mismo. Negó con la cabeza y trotó hasta ellos.

—¡A nada!


       

Llevaban un buen rato conduciendo. Era la primera vez que Hyoga subía a un transporte en el juego y tras los primeros minutos de excitación, el resto del viaje había pasado bastante monótono después de darse cuenta de que más o menos, era lo mismo que en el mundo real.

Anir conducía bastante bien y aunque no había un pavimento que seguir, parecía que la chica sabía a dónde iba. En algunas zonas se podían apreciar caminos en el suelo, líneas en las que había menos vegetación. Estos caminos se fueron haciendo más evidentes según se acercaban a la jungla en la que se encontraba Massassi Temple.

Milo había estado tocando una gran variedad de canciones, cambiando de una otra más que nada porque Yuzuriha le había amenazado con una zapatilla la segunda vez que había intentado tocar ‘I’m gonna be’.

Aunque en ese momento el camino era evidente y se veían árboles, el bosque aún no era demasiado denso. Un poco más adelante, Hyoga vio una construcción y Neko aparcó el cuatro por cuatro en una zona que se parecía demasiado a un aparcamiento de tierra batida y pisada.

—Pararemos aquí para descansar antes de continuar el viaje —anunció mientras apagaba el motor.

—¡Yuhu! —gritó Milo, estirando los brazos y siendo el primero en salir del coche.

—¿Qué es este sitio? —preguntó Hyoga mientras miraba con sospecha la casa.

—Es una taberna —le informó Neko—. Habitaciones y comedor, ya sabes.

Hyoga asintió y Neko se estiró a su lado, dando algunos pasos mientras ronroneaba como un gato al sol.

—Aaaah, necesito un café —dijo Neko antes de seguir los pasos de Milo hacia la taberna.

No tardaron mucho en entrar al lugar. El sitio estaba decorado como si fuera alguna especie de tiki bar y parecía más limpio por dentro que por fuera. Hyoga dejó de arrugar la nariz y siguió la voz de Milo.

El bardo tenía una mano encima de una mesa y estaba hablando con alguien que estaba sentado en una silla. Les daba la espalda y tenía el pelo azul.

—Mira, ahí están —dijo Milo antes de gesticular hacia ellos para que se acercaran—. ¡Aquí!

Hyoga, Neko y Yuzu se unieron a su compañero, por fin viendo la cara del desconocido. El hombre podría haber sido un modelo. Sus rasgos eran simétricos, sus pómulos parecían cincelados en mármol y la línea de su mandíbula era perfecta, al igual que su nariz. Un lunar adornaba uno de sus ojos y sus pestañas podrían provocar tormentas.
El hombre estrechó los ojos mientras bebía su combinado de una pajita.

—Igual tú lo conoces —le dijo a Neko, aunque la chica tenía los brazos cruzados y los ojos entrecerrados obviamente sin reconocer a quien tenía delante—. Se llama Luken, solíamos jugar juntos hasta que me uní a Night Fury.

—Mi nick es Afrodita —se presentó el jugador, batiendo sus pestañas un par de veces y tendiendo una mano igual de perfecta que su cara hacia Neko—, puedes llamarme de cualquiera de las dos maneras.

Neko tomó la mano del otro jugador, estrechándola con diplomacia.

—Neko, aunque mi nombre es Anir. Ellos son Yuriha y Hyoga —dijo mientras los señalaba con la cabeza—. ¿Eres amigo de Milo?

—Podría decirse que sí —dijo Afrodita después de sonreír misteriosamente.

Afrodita volvió a beber de su pajita y señaló a los asientos libres a su alrededor.

—Pero por favor, tomad asiento… —habló, pareciendo algo aburrido.

Hyoga decidió que ese era su tono habitual y miró a Neko antes de sentarse, buscando su aprobación inconscientemente.
El grupo se sentó alrededor de Afrodita e hicieron su pedido a un npc que se había acercado a su mesa para tomarles nota.

—¿Qué os trae por aquí? —curioseó Afrodita con una ceja levantada, observando bien a la party.

—Vamos a Massassi Temple —le informó Milo, rascando sus uñas en la madera de la mesa.

—Hmmmn… —Afrodita levantó la cabeza de su puño y soltó la pajita que tenía entre los labios, sacando la lengua durante un breve momento— Pues lo lleváis mal.

Los Crimson Raiders se miraron entre ellos con preocupación en sus ojos.

—¿Por qué, ha pasado algo? —interrogó Neko, pensando en lo peor.

¿Y si el GM había cortado el acceso a la dungeon, sería por eso que Watari no podía salir?

—Pues, veréis...