Hola hola aquí estoy de vuelta! <3 Traigo fic compartido con
@Puri , yo seré el
maroon uwu
Suiseiseki removió el contenido de su taza con cierta pereza antes de ver el reloj nuevamente. Ya eran las tres y cuarto. Hacía quince minutos que venía esperando a que Sayi apareciera en el café donde habían quedado de verse después de tantos meses en los cuales sus conversaciones por instagram consistían en intentos fallidos de reencontrarse.
“¿Lunes a las siete? A las cinco tengo entrenamiento para mi 10k”
“No puedo~desu, a esa hora nos reunimos las de la batucada feminista-anarquista~desu”
“¿Miércoles?”
“¡Sí, sí, me queda perfecto~desu!”
“Wait—no, miércoles no puedo, esos días Hige tiene terapia psicomotriz”
Maldita vida adulta. Si tienes dinero, no tienes tiempo. Si tienes tiempo, no tienes dinero. Y si no tienes dinero, tienes hijos. Y si tienes dinero, no tienes hijos porque ninguno de tus dos pseudo-novios quiere proponerte matrimonio (o siquiera formalizar la relación–o siquiera pedirte que regresen después de que cortaste con ambos en distintas ocasiones porque no sabías qué hacer con tu vida más allá de internarte en la amazonía peruana y fumar ayahuasca y no se tomaron muy bien eso de que tampoco podías decidirte por uno sólo–, pero esos son detalles menores que no le importan a nadie. NADIE.)
O tal vez le podrían importar a Sayi si es que se dignara a aparecer en el café de una buena vez por todas.
Ok, la verdad es que taaaal vez se merecía el retraso de su amiga. Las últimas tres veces que se habían visto (en un triste periodo de dos años), Suiseiseki había sido la que había llegado tarde. Pero ambas ocasiones estaban completamente justificadas: Número uno, su estudio de yoga vegano-comunista era un éxito total en Tokyo y sus clases eran las más pedidas de todas. Segundo, no era su culpa que la municipalidad aún no arreglase el problema de tráfico en la Javier Prado.
Así que no, no era su culpa del todo. Sayi no tenía por qué desquitarse con ella. Y tenía chisme y eso siempre resucitaba a Sayi de entre las sombras, así que estaba justificada. Jus-ti-fi-ca-da.
La campanilla del café sonó por enésima vez, pero ahora sí pudo ver el cabello rosa que distinguía a su amiga HiME favorita.
Tres y veinte. Se lo dejaría pasar por esta vez. Después de todo, Sayi le había dejado acampar por un mes en la sala de su casa cuando se escondía de Duo y Hikaru una vez que ambos se enteraron que: 1. En realidad no había habido relación nunca porque Suiseiseki nunca les había respondido al “qué somos” y 2. Que resulta que Suiseiseki estaba en una situationship con ambos al mismo tiempo, pero no era cheating porque nunca había habido nada y me voy a poner a llorar si me dicen algo feo~desu.
Pero ahí seguían los dos detrás de ella, así que, ¿quién era el verdadero culpable aquí? El maldito amor capitalista, por supuesto.
“Suiiiii,” dijo Sayi corriendo a la mesa y dejando todos sus binders sobre esta antes de abrazarla. “Baby, cómo has estado?? Disculpa que me haya demorado tanto, pero es que no tienes idea, NO TIENES IDEAAA de lo que acaba de pasar.” Pudiendo sentir la calidez del chisme recién salido del horno, Suiseiseki olvidó todo su monólogo interno sobre el maldito amor.
“HABLA~DESU”
Sayi se rió y le hizo un ademán de que esperara cuando la mesera se acercó a pedir su orden. Suiseiseki bufó cruzándose de brazos; si había algo en este mundo que le daba sentido a la existencia del ser, eso era el chisme. Y Sayi era una de sus mejores fuentes de chisme: los viajes de Isumi por la pampa Argentina, los llantos de Cho por su tesis, las traiciones de Nyu, los hijos de Anny...
“¿Te acuerdas de Deidara?”
Suiseiseki parpadeó e inclinó levemente la cabeza, tratando de hacer memoria.
“Es de nuestra generación HiME del colegio,” prosiguió Sayi. “La HiME de la fuerza. Cabello rojo, mirada de “te voy a meter cuchillo” pero súper linda y boni y preciosa y le decíamos Dori.”
“No, no la ubico~desu.”
“Su Key era este chico Zor—”
“EL GUAPO DEL ZORO?
”
“—Ese.”
“Ya, sí me acuerdo~desu,” dijo Suiseiseki, recordando los marcados abdominales de Zoro. “¿Qué pasa con ella~desu?”
“Bueno, pues TE CUENTO que desde que nos graduamos del colegio yo ya no supe más de ella porque perdimos el contacto… Y hoy día se aparece en mi oficina de la nada, que había estado googleando y que encontró mi agencia…”
“Pero para qué estaba googleando una agencia de wedding plann—Oh. OH. DESU.”
“Ajá,” Sayi asintió, sonriendo. “Me ha pedido que me convierta en su wedding planner para su boda con Zoro a fin de año. Que no solo será el reencuentro de muchas de la promoción, sino que también será el evento del año porque tras tanto drama durante los años de colegio, los dos tortolitos han decidido tirar la casa por la ventana y casarse por todo lo alto. Con escultura de hielo incluida, IMAGÍNATE.”
Suiseiseki no podía cerrar la boca de la impresión. Ahora sí se acordaba bien de Deidara; nunca habían cruzado palabra, pero siempre le quedó la impresión de que en otra vida habrían sido primas lejanas que harían backpacking por Europa en sus veintes (?). Le costaba mucho reconciliar la imagen que tenía de Deidara –una chica con cara de pocos amigos– con la de una loca enamorada que mandaría a hacer una escultura de hielo para su boda. O sea, ni siquiera a ella se le habría ocurrido algo así.
¿Acaso era que aún no encontraba al hombre correcto?
¿Sería que lo que sentía por Duo o por Hikaru jamás se compararía al amor que parecían profesarse Deidara y Zoro?
¿Cómo sería sentir esa atracción? ¿Qué se sentía amar tanto a alguien que le prometerías una estúpida e inservible escultura de hielo para un único día de tu vida de lo más estúpido?
¿Sentiría algún día un amor tan pasional que le haría comprar una obra de arte vacía de significado según la teoría marxista?
Tenía que verlo con sus propios ojos.
A como dé lugar, Suiseiseki tenía que meterse en esa boda.
“¿Y… Deidara te ha pasado detalles de su boda~desu?” preguntó la castaña “Algo como… ¿lista de invitados~desu?”
“Hmm...” Sayi abrió el uno de sus binders y se puso a pasar páginas y páginas “Quizás esté por aquí, pero…”
En ese momento el teléfono de Sayi se oscureció y el nombre de Deidara Genbaku junto a la palabra videollamada aparecieron en la pantalla.
“¡Pero que oportuna!” dijo Sayi, arreglándose el cabello. Le lanzó un guiño a su amiga “Bueno, seremos amigas pero una clienta es una cliente, toca verme bien”
“Si, claro…”
“Vamos a saludarla, seguro que te reconocerá si te ve a mi lado”
Suiseiseki dudó que ese sería el caso, y dudaba que estuviera en la lista de invitados…sin embargo, el estar junto a la “wedding planner” que tanto se preocupara por causar una “buena impresión”…
“¡Doriiii! ¡¡Amiga!! ¡¡Que lindo verte!!” saludó Sayi
…hicieron que la idea del año se le cruzara por la cabeza. La mejor manera de asegurarse el atender a la gala única.
“Hola ghei -3- ¿Es un buen momento para hablar de la boda? Es que la mamá de Zoro finalizó la lista de invitados y…”
“Ah sí claro, precisamente eso estaba buscando…”
“HOOOOOOLA DEIDARA~desu nwn”
Con un empujón oportuno la castaña se arrimó a la pelirrosa y tomó posesión de la mayoría de la pantalla. Sayi se detuvo en seco y Deidara parpadeó un par de veces en sorpresa, procesando a la tercera persona en la llamada.
“¿Hola?”
“Eh Dori, ¿te acuerdas de Suiseseki?” Sayi se apuró a explicar “Fue HiME junto a nosotras y…”
“¡…yyy ahora soy asistente de Sayi! ¡Estoy emocionadísima de asegurarme, junto la experta aquí…” dijo, dándole un vistazo rápido a la pelirrosa, pero lo suficientemente rápido para ignorar la mirada de total confusión de su amiga“…que el día de tu boda sea el evento del siglo~desu!”
La introducción pareció calmar un poco a Deidara. Sayi había invertido varios años construyendo su reputación de wedding planner, así que si había identificado talento, coincidencialmente, en otra ex-HiME, pues ¿quién era ella para dudar de su juicio?
Aunque en ese momento, era Sayi quien se encontraba cuestionando su propio juicio por haberle contado a la castaña sobre la boda de Deidara y Zoro, y haber desatado lo que probablemente la llevaría al manicomio.
Porque planear bodas era estresante, si, pero algo muy diferente sería co-planear un el evento del año junto al espíritu libre que era su amiga.
“¡Mi experiencia y foco están en ser coordinadora del día de la boda~desu u_u! Asi que si o si o si estaré presente en tu sacrosanto evento~desu’ continuó Suiseiseki, decidida a vender la imagen de veterana “Ejem… ¡así que espero ansiosa a que conectemos y me hables de tu visión para el mejor día de tu vida~desu!”
“Ah…” Deidara dejó una ligera sonrisa aparecer en su usualmente estoico rostro “Tendremos que incluir a la mamá de Zoro entonces, pues al parecer ella tiene todas las ide—“
La atención de Deidara pareció distraerse con una notificación de su teléfono, y seguidamente se disculpo con ellas.
“Lo siento, la mamá de Zoro me esta llamando. ¿Les puedo llamar luego?” Sayi asintió antes que Suiseiseki pudiera decir algo “Gracias, bueno, espero conversar con las dos luego, Sayi y…”
“Suiseiseki-desu~ n0n”
La llamada terminó y Sayi depósito su teléfono en la mesa, antes de alzar la mirada y preguntar…
“Sui, cari… en qUE DIABLOS ESTABAS PENSANDO D<?!!!”
“LO SIENTO~DESU ;A;” de disculpó la castaña “¡Pero de verdad quería asistir~desu!”
Sayi se sobó las sienes antes de contestar.
“Con razón me preguntaste por la lista de invitados pero…”
“¡PERO AMIWI, TE PROMETO QUE TE VOY A AYUDAR~DESU!” prometió la castaña. Tenía suerte que el estudio de yoga vegano-comunista estuviese cerrado por remodelaciones por los siguientes dos meses ”te ayudaré con tooooodo lo que quieras y saldrá todo muy precioso y perfecto y…”
La mesera llegó con la cuenta y la depósito entre las dos.
“¡Deja yo pago~desu!” canturreó la castaña “¡Por esta increíble oportunidad~desu!”
“…Gracias” respondió Sayi, derrotada.
Bueno, si tenía paciencia y buenas vibras, seguro todo saldría bien. ¿No?
Suiseseki abrió la cuenta y se quedó observando el total por unos segundos.
“Por cierto… ¿me vas a pagar, no~desu?”