Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 246921 times)


Sayi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #600: November 03, 2019, 10:01:58 PM »

Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~





Sayi :: 0 palabras
Kora :: 0 palabras
Deidara :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 11898 palabras
Kana :: 13751 palabras
Eureka :: 2577 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 2442 palabras
Mery :: 0 palabras
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Now, let's carry on with those big HiME dreams...

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Itoe

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #601: November 09, 2019, 02:55:34 PM »
Holi ;;
Vengo con el primero voy a shorar ok bye


1.

El ambiente frío del hospital le traspasaba los huesos, si bien estaba abrigada, pero siempre había tenido problemas con cualquier temperatura menor a los veinticinco grados celsius.
No sabía cómo calmar la aprehensión que sentía en su pecho, hasta que vio un ficus, planta común de interior, del otro lado del ala de psiquiatría del hospital. Sonrió. Tomó asiento y aguardó a ser llamada.

-¿Nakashima-san?-llamó una mujer asomándose por la puerta de una de las salas.

Entró al pequeño despacho lleno de historias clínicas y olor rancio, y miró por una ventana. Le daba sensación de claustrofobia el espacio tan colmado de papeles y libros. Respiró hondo para calmar su pánico.

-Itoe, perdiste tus últimas tres citas, ¿la medicación viene funcionando tan bien? ¿O esto a qué se debe?

   La joven titubeó.
   
   -Venía a hablar de eso, sí. Hace un par de meses que no estoy tomando la medicación.-La joven bajó la mirada. Sabía que su respuesta no le agradaría a su psiquiatra.

Los ojos de la doctora se abrieron casi el doble de su tamaño.

-Me sorprende verte tan asintomática. ¿Esta es tu decisión? ¿Discontinuar el tratamiento? ¿O viniste porque quieres retomarlo?

La muchacha tragó saliva.

-Mi hiperacusia… Nunca se fue cuando estuve medicada. Incluso ahora siento que puedo escuchar hasta lo que usted está pensando.

La psiquiatra comenzó a negar con la cabeza.

-Itoe, tu sabes que eso no es más que un signo de psicosis, no pu-

-Sabía que diría eso. El tratamiento… quiero retomarlo, pero disminuir la dosis, ¿podemos llegar a ese acuerdo?

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-Sí, no hubo problema, tengo la medicación y estoy yendo a casa-respondió Itoe a través del celular.

Caminaba tan rápido que se lastimaba los pies dentro de sus Converse, “Debí haberme puesto las estúpidas banditas adhesivas”, se quejó internamente.

En su apartamento, su compañera de casa, Kyoko, cocinaba udon para esperarla.
   
-Ok, genial. Me das los detalles cuando llegues-contestó apenas pudiendo sostener el móvil con su cabeza y su hombro-Te espero con el almuerzo listo.
   
-Gracias, bae. Llego como en veinte. Bye.

   En realidad Itoe se encontraba a diez minutos de distancia, pero prefirió parar a fumar un cigarrillo y colocarse sus auriculares. El centro la aturdía. Necesitaba detenerse un momento y no pensar en todo lo que estaba sucediéndole. La carta de Miranda Lot, las alucinaciones que no parecían ser alucinaciones, el retomar la medicación para sus trastornos de personalidad.
   
La habían diagnosticado no con uno, sino con dos trastornos: Trastorno Límite de Personalidad y Trastorno Bipolar. Si bien casi todo en su vida cobró sentido cuando escuchó esto, el mundo se le había venido abajo. Se sentía una carga para sus seres queridos, y para ella misma. Vivir era más pesado, tener que estar medicada no la hacía sentirse ella misma. No estaba segura de quién veía cuando se miraba en el espejo. “Mierda de cigarrillo, me hizo introspectar aún más”, arrojó la colilla con rabia al suelo, la pisó, y siguió caminando a su casa.

   El apartamento no era muy grande pero era bien iluminado, las paredes eran con ladrillo a la vista, (según Kyoko un look demasiado occidental), tenía unas cuantas plantas de interior y lo compartían con dos gatos y una gata: Ken, Akemi y Hoshi, respectivamente.

   -Ya llegué, Kyo-
   
Itoe se detuvo al ver sobre el kotatsu un despliegue de udon, sake y sushi vegetariano. Kyoko, sonriendo orgullosa, dio un par de palmadas al lugar junto a ella frente a la mesa invitando a la otra muchacha a sentarse. Itoe suspiró, su amiga no tenía remedio. Por más que le insistiera en que no necesitaba que la consintiera y en que podía hacer (a veces) algunas cosas por sí misma, desde que Itoe le había explicado cómo funcionaban los valles de su depresión y los picos de su manía, Kyoko había decidido en encargarse de la casa. Itoe cuidaba de los gatos y las plantas.
   
Se sentó junto a Kyoko, dejó caer su largo cabello rubio y ambas empezaron a disfrutar de la comida.
   
   -...entonces, ¿vuelves al trillón ese de medicamentos?-preguntó Kyoko con la boca semi llena.
   
-Nope, sólo el estabilizador de humor y la inyección del antipsicótico una vez al mes.-respondió Itoe, dejando el plato en la mesa para poder soltar su largo cabello rubio.
   
-Huh, no está mal… Hey, y dime, ¿ya te decidiste?

   Itoe suspiró.

   -No, aún no.-contestó de mala manera.

   -Porque… entré.

   Itoe dejó de comer y se produjo un silencio sombrío en la sala.

-¿Entraste? What the fuck, Kyoko? ¿Cuándo aplicaste?-espetó Itoe.

-P-pues cuando llegó la carta y-y n-nos enteramos…

-¡Pero ni siquiera me dijiste!

“”Ser más asertiva” dijo la terapeuta, “ser más asertiva””-se dijo a sí misma Kyoko.

-¡Es mi vida y son mis decisiones, no dependen de ti!

Itoe estaba a punto de irse a su habitación y dejar a su amiga sola con el almuerzo en el que había puesto tanto esmero en preparar. Respiró hondo.

-¿Y vas a entrar? ¿Astronomía en Hanasaki?

-Sí, aunque tú decidas no ir. Es una de las mejores universidades.-respondió Kyoko con la voz temblorosa, lágrimas a punto de caer de sus ojos.

Itoe sonrió y se lanzó sobre ella a darle un abrazo.

-Creo que entonces no me queda otra opción más que entrar también, ¿no? No sea cosa que empiece a vivir de macarrones con queso de caja.

Kyoko se horrorizó y comenzó a hablar sobre qué empacar primero; ambas se miraron la una a la otra cuando escucharon el timbre, no esperaban a nadie.

-Me aceptaron en Hanasaki-dijo un muchacho de unos veinticinco años levantando un papel y sonriendo de oreja a oreja.

-Mugen...-dijeron ambas chicas al abrir la puerta y ver al susodicho.

   -¿Tú también?-Itoe le arrebató la carta de la mano al chico-¿Acaso creen que no puedo cuidarme sola?

   -Te dije que esto no le iba a gustar…-le susurró Kyoko a Mugen.

   -A ver, Itoecita… Sabes que necesitas una red de apoyo estés donde estés debido a tu condición y ahora estamos hablando de que vas a pelear con tu vida por esta Universidad.

   Mugen tenía razón. Necesitaba a sus mejores amigos cerca. Iba a aceptar, si bien todavía no estaba segura si tenía esas…. habilidades que creía tener, o si iba a ser capaz de soportar el entrenamiento del que le habían hablado. Ni siquiera estaba segura de qué carrera elegir. Pero los miró y sonrió una vez más, estaban ahí siempre. En todo momento. Eran su familia. Por un segundo sus preocupaciones se borraron de su mente. Bebió el sake y fue interrumpida por el vibrar de su celular.
   Nuevo Mensaje de Instagram. Era Toya.


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #602: November 10, 2019, 07:32:54 PM »

Yato, Kana e Ichiro se habían quedado en el departamento de Kise. La noche anterior (donde estuvieron buscando al rubio supuestamente en riesgo por aquel extraño culto) había dejado a todos los involucrados con distintas percepciones al respecto y si bien al llegar al departamento, pedir comidas y bebestibles y distraerse con un juego de mesa de Game of Throne disipó un poco sus mentes sobre ese culto, el tema no dejaba de ser ajeno. Ryota seguía sin ver peligro relacionado al líder del culto del “Paraíso Eternal” admitía que ahora lo encontraba extravagante y un poco sádico, pero fuera de eso no estimaba nada negativo sobre su persona. Ichiro estaba en medio, todavía estaba suspicaz en cuanto a Doma y sus extraños gustos… Pero el afecto de hace años lo impedía de verlo como alguien sumamente negativo. Kana todavía no procesaba bien toda la información, pero tenía una muy mala intuición acerca de esa persona. Esa noche buscó en su celular información del tal Doma y el culto del Paraíso Eternal pero no encontró absolutamente nada. Tampoco información de esa persona a nivel de redes sociales (Facebook, Instagram, etc.) ni figuraba en ninguna lista de inscripción en las municipalidades de la ciudad como ciudadano.
Era como si no existiera.

—Debería contarle esto a Eureka. Podríamos infiltrarnos e investigar.— murmuró Kana, pelando una mandarina en la cocina. Ella y Yato, al ser los primeros en despertarse, fueron a comprar cosas al mimarket cercano para preparar el desayuno para todos. Era increíble que Kise fuera tan ajeno a las labores del hogar y que no tuviese casi nada en el refrigerador más que energéticas y aguas minerales. No era extraño, su hermano prefería comprar todo hecho que a dedicarse a preparar algo. Y era astuto, así que siempre atraía a algún pichón para que le preparase algo de comer.
—Haha, ¿Shinoa y Shizuku volverán a sus viejas proezas? — rio divertido el peliazul recordando la genial idea de esas dos chicas sobre disfrazarse e infiltrarse en una fiesta de Rebels en la casa de Torodoki o cuando volvieron a disfrazarse para el festival de Sano. Yato estaba vertiendo el café del jarrón a la taza cuando sintió el peso de las palabras de Kana. Él se alarmó, cuando recién las proceso. Casi derrama su café —¡NO! ¡No! ¡Y, no! Kana, ni tú ni Eureka deben JAMÁS ir a visitar a ese tipo. Está prohibido.
—Bah, no eres nadie para prohibirnos nada.— la peliplateada giró los ojos. Nadie tomaba en serio a Yato, y ella no era la excepción.
—¡Es peligroso! ¿Además, tengo entendido que las últimas semanas Eureka incluso estuvo hospitalizada? Ir hasta el culto del Paraíso Eternal no es menos riesgoso que enfrentar a un Rebel demente.—
—Hm... Tal vez sería insensato si le digo estas cosas a Eureka sin tener fundamento…— reflexionó. —Tal vez deba averiguar un poco antes de contarle e involucrarla innecesariamente.
—¡¿Pero qué parte de mantenerte alejada no entendiste?!
—Oye, tengo mis dudas al respecto de ese sujeto, pero parece que tú le tienes un terror infinito.
—¡Y-yo no le tengo miedo! Sólo sé que no es de fiar.
—¿Lo conoces bien?
—Me da mala espina. —
—…— Kana recordó como cuando Allen se volvía muy persistente respecto a ciertas personas. Tal vez Allen y Yato debían ser de ese tipo de gente histérica que tienen malos presentimientos de todos. —Okay. No iré hasta allá, pero si indagaré en documentos o con gente que lo pueda conocer más allá de Yamada y Kise. Pero al menos podrías contarme un poco de cuando tú lo conociste a él.
—Bueno…— Yato suspiró. Sabía que Kana era obstinada y no dejaría el tema de lado, pero al menos le tranquilizaba brevemente que no insistiera en ir directo al templo de Doma. —Como mencioné ayer, lo conozco porque es líder de un culto y de un templo. Yo soy guardián de mi templo y por ende a veces interactúo con otros líderes… Menos con tu tío. El clan Nakiri es demasiado hermético… El de Doma de todos modos también es muy oculto, pero ehhh es más carismático que Nakiri. A primeras Doma es alguien muy gentil y ¿atractivo? Nohomo, sólo que tiene su encanto y él se sabe bonito por lo que engatuza a la gente. En especial a las chicas. Tiene unos ojos muy extraños y únicos, son del color del arco iris.
—Nunca he visto a una persona con ojos así…— Kana no podía ni siquiera imaginar cómo eran ese tipo de ojos.
—Sus ojos han sido el amuleto y el enganche para ser idolatrado como una deidad por sus creyentes y seguidores. Ellos creen que está en contacto con los dioses.— siguió preparando el desayuno, al cual le estaba dando gran dedicación lo que llamó la atención de la HiME porque en el templo del ex Rebel el peliazul solía ser muy flojo y prefería preparar alimentos instantáneos dada la pereza.  —Doma tiene preferencia por las seguidoras femeninas, más si son bonitas y jóvenes. Ellas hacen todo lo que él les pide… y Doma aprovecha eso. Las chicas que se van de sus casas para servirles a él jamás vuelven con sus familias. Se quedan viviendo con él “para siempre”
—Es como esos líderes charlatanes de cultos que se hacen creer divinidades para aprovecharse de la gente. Se me hacía ya…
—Pero, al parecer, ha sido bueno con Yamada y Kise… ¿o eso creen ellos?
—Yo… Pienso que los debe haber utilizado de algún modo, con “carisma” como un psicópata y no se han dado cuenta. Bueno, Yamada ya abrió los ojos al parecer porque reflexionó en que Doma lo ayudó a financiarse para volverse famoso, pero se da cuenta ahora que Doma es torcido. Kise, ni idea…
—Entiendo que te preocupe todo lo relacionado a Doma, pero es mejor mantenerse al margen. Él no está vigente como Rebel y dudo que vuelva a serlo. Debe tener como veinticuatro años en el presente y con todo lo que tiene gracias a su culto lo que menos debe buscar es ser Rebel o estar involucrado con el tema. ¿Y si acepta Rebels en su culto para tramar algo?  ¿creo que yo lo sabría? Sé que te parezco torpe y despistado pero sigo teniendo amigos Rebels y me nombrarían por encima algo relacionado. Hay muchos Rebels que son bien tontos y se van de boca, así que un detalle como ese es fácil filtrarse pero no he escuchado nada.
—Espero que sea así. — suspiró, agotada con tantas conspiraciones mentales.
—¡Ya está!— celebró orgulloso Yato de sus preparaciones. —Voy a poner la mesa. ¿Puedes ir a despertar a Yamada y Kise?
—Uh… Kurogami… ¿Por qué es que te esmeraste tanto en este desayuno si con suerte preparas té de bolsa y pan congelado en el templo? Incluso cuando te visita gente que te importa. — Kana le dio un tic en el párpado inferior. Vio todos los platillos los cuales lucían delicioso. Yato había preparado un desayuno típico oriental bastante nutritivo y vitamínico. Los comensales podían escoger entre té verde caliente o jugo de naranja para beber, mientras que para comer tenían una serie de pequeños platillos desde el típico tamago kake gohan, tortillas de Dashi-maki tamago, panecillos al horno con mantequilla e incluso platillos de tsukemono. Yato fue llevando todo a la mesa colocando todo en orden. 
—A veces hay que variar en los alimentos, ¿no crees? Es bueno tener algo más saludable para desayunar. Además, Kise es deportista y está en crecimiento, necesita tener este tipo de alimentación, tú eres una HiME que debe fortalecerse con vitaminas.
—Sí, claro. Úsanos a nosotros. — Kana chasqueó los dedos. —Haces todo esto para caerle bien a Yamada y ganarte sus favores para que seguro visite tu templo y gane algo de popularidad ese lugar abandonado. Eres un engatusador como Doma
—¡Kana, la comparación ofende! — Yato puso una expresión dramática. Luego tomó de los hombros a Kana para no perder el tiempo y la mandó a despertar a los otros dos. —¡Que vengan antes que se enfríe!
—…Ya. Creo que Kise está despierto, me pareció escucharlo. Le diré a él que despierte a Yamada. —
La HiME fue hasta el cuarto de Kise, golpeó la puerta un par de veces y escuchó que el rubio le respondía que pasara. Ella abrió la puerta entró con normalidad a la habitación, pero se recató al ver que su hermano estaba con Yamada. Los dos estaban echados en la cama, Kise estaba distraído viendo el timeline de sus redes sociales en su IPhone mientras que Yamada dormía aún, abrazando el torso de Kise. El rubio estaba ya vestido y aseado, seguramente se había vuelto a acostar sobre la cama para pasar el rato.
—Ehw…—
—¿Ah? —
—Venía a avisarles que el desayuno está listo.
—Ah, gracias.— Kise se quitó la pantalla del celular del frente. Parecía que estuvo esperando todo ese rato que alguien lo llamara cuando todo estuviera listo. Típico. —¿Puedes ayudarme a quitarme a Ichiro? Abraza mientras duerme y es imposible.
—¿Por qué no lo despiertas, mejor? Así disfruta del desayuno recién preparado. Y Yato se va a desmayar si Yamada no está presente.
—Lo quería dejar descansar porque nos quedamos hasta las seis de la mañana conversando, pero tiene sentido despertarlo. La comida calentada en el micro ondas no sabe lo mismo que la recién preparada.— trató de distanciarse de Ichiro pero este seguía aferrado a él. —Ay, no me deja escapar. — lo miró, angustiado. Moría por ir a comer. —Ichi, ¡Buenos días! Es hora de despertarse y salir a ver las aves cantar, haha. —
—Hmm, Ramuda...— murmuró ichiro. Lo abrazó un poco más.
—¿Ramuda?
—Es su amigo.— Kise alzó la vista, mirando muy confundido a Kana. —Y es un Idol SUPER famoso, ¿no lo conoces?
—Eh.—
—Kana, en serio, ¿en qué dimensión vives?— preguntó Kise, indignado.
—No es eso.— negó con la cabeza, mirando molesta a Kise porque la tomaba por idiota. —Sí lo conozco por la TV y esas cosas, pero no pensé que te referías a aquel Ramuda famoso. Es como si Yamada hubiera dicho "Brad Pitt" como que pienso en el actor y en lo común que debe ser que alguien sueñe con él porque lo conoce de las películas. Pero no pensé que Yamada  conociera en persona a aquel idol Ramuda. Olvido que Ichiro es Idol popular y se codea con gente así de famosa como el Idol.— puso una cara de curiosidad —¿Estará soñando con él?
—Creo que está soñando con medio mundo. Recién nombró a Saburo-kun y a alguien más pero no le entendí. Aw, que lindo que sueñe con la gente que quiere. Espero que sueñe conmigo también~
—Kise. — Kana hizo un gesto de tomarse la hora en un imaginario reloj de pulsera.
—Ah, sí. ¡El desayuno! — con cuidado fue apartando al pelinegro de su lado. Le dio unos toquecitos y luego lo sacudió un poco tratando de despertarlo. Al parecer, tenía el sueño pesado. Poco a poco consiguió despertarlo.
—¿Ahh? — musitó pesadamente el chico.
—Ichi~, los chicos tienen preparado el desayuno. ¿Quieres desayunar con nosotros o prefieres que te deje dormir un rato más?
—Depende. —
—¿Eh? — le miró, sonriente.
—Si es algo preparado por ti prefiero seguir durmiendo. Cocinas muy mal y eres un desastre. Si es algo hecho por Kana…— la miró cuando la notó de pie en el cuarto. —Me levanto.
—¿¡Hey Ichi, por qué lastimas mis sentimientos!? No es como si hiciera puras porquerías en mi vida.— dijo afligidamente el rubio, dramático a no más poder. —¿Y cómo iba a preparar algo yo si me tienes apresado aquí de hace rato? —
—Ah, disculpa…— lo soltó, discreto.
—¿Ves que sí abrazas cuando duermes? ¡Y tú no me crees!
—Yo no abrazo mientras duermo. Ese es Saburo. —
—Pero Saburo-kun no está aquí sino tú. — le revolvió el cabello al pelinegro. Al fin libre, se puso de pie. —Te esperamos en el comedor. —
—Gracias. — asintió, sonriéndoles a Nakiri y Kise.

Mientras Ichiro se daba una ducha rápida y se preparaba. Yato afinaba los últimos detalles con el desayuno. Era increíble lo mucho que el peliazul se había esmerado en la preparación del alimento más importante del día. Kise picaba algo de comida alterando a Yato quien le rogaba que fuera paciente pero el rubio disfrutaba torturando a Yato con esos gestos.
—¿No dijiste que preparaste esto para que un deportista como yo lo degustara?~ — dijo burlesco, intuyendo que el verdadero objetivo de todo era Ichiro. —Y todo se ve delicioso, asi que debería empezar. Si me alimento bien me pongo más lindo de lo que estoy♥— picó una fruta, sonriendo con los ojos cerrados.
—Pero te ves más lindo cuando esperas a tu amigo para desayunar. — Yato lo miró unos segundos, confundido. Por unos momentos Kise se les asemejó a esos traviesos espíritus de kitsune de los bosques. ¿Deberían exorcizarlo para ver si el chico estaba poseído por uno de esos espíritus? Pero oportunamente recordó que Kana le contó que a Kise le apodaban “cara de kitsune” así que era algo normal en él. Pensó en el apellido de Kise y le hizo gracia el juego de letras: KItSunE. —¡Ah, Yamada! — Yato aplaudió al verlo aparecer.
—Buenos días. — saludó el Idol. —Vaya, ¿todo esto es el desayuno? — tomó asiento en la silla disponible al lado de Kana. —Se ve delicioso.
—Sabe delicioso. Mh.— asintió Kise.
—Éste Kise que no se podía esperar. — Yato le refunfuñó, sentándose.
—Pero si esperé… Sólo piqué un poco. — y ya no hacía falta esperar más, sacó los palillos y acercó uno de los pequeños platillos. Los demás lo imitaron, probando el desayuno.
—¿Qué tal ha quedado? —
—Todo está muy bueno. — Ichiro opinó sobre la comida la cual le gustó gratamente. Miró a Kana y ella fue rápida en intuir lo que pensaba.
—Yo no he hecho nada más que el té y el jugo de naranja. Todo lo demás ha sido Yato.
—¡Un trabajo en equipo! — festejo Yato, animadamente.
El desayuno transcurrió dentro de un ambiente ameno y tranquilo donde los cuatros jóvenes conversaban de diversos temas contemporáneos. Kana estaba inquieta por poner nuevamente en la palestra de conversación el tema de Doma y su culto, pero al ver que los otros tres chicos disfrutaban sin preocupaciones el desayuno que Yato preparó reflexionó en que no era el momento de abrumarlo con temas más densos.
—No puedo creer que esté desayunando con el mismísimo Yamada Ichiro. — Yato aún estaba dentro de un sueño. —Esto es demasiado genial para ser real. Son tan afortunados.— miró a los hermanos.
—Nada. Kise y Kana me conocen de antes de ser famoso. Cuando íbamos a la escuela solía desayunar con Kise en la casa donde vivía o él se quedaba en mi casa y desayunábamos con mi familia.— él y sus hermanos siempre se habían llevado muy bien con Kise y en el presente tenían una interacción cercana con el rubio. Saburo a veces se sentía superado por el desborde afectivo de Kise y a veces prefería evitarlo, pero siempre estaba preguntando por él de todos modos. —Pasabas más tiempo en mi casa que en la de esa familia a la que te mandaron. — miró a su amigo.
—Es que tu familia es un amor. —
—De todos modos, esto no deja de ser un acontecimiento importante.
—¿Por qué? — el pelinegro miró a Kana, sin entender su punto.
—Ichi, eres famoso y un Idol que muchos aman. Ya no es normal que te juntes con gente como nosotros.—  sonrió al mirar a Ichiro.
—Kise, por favor, eres tan popular como yo. Eres deportista y famoso por tu trabajo de modelo.
—Ahw, pero no es lo mismo que ser un Idol. —
—Kise quizá puede ser la excepción, pero Kana y yo sí somos privilegiados el día de hoy. Aunque Kana ya te conocía, pero gente como nosotros no tiene acceso a interaccionar con personas tan importantes como tú. — moría de ganas de subir la fotografía que se tomó ayer con Ichiro pero pese a todo lo alocado que era Yato tenía criterio y sabía que la privacidad de ese joven era algo sagrado para él y Yato lo respetaba. Iba a guardar esa fotografía para él mismo.
—Es cierto, ahora eres una persona muy famosa y los medios tal vez critiquen si te involucras con un círculo social no famoso.
—A Ichi no le importan esas cosas. Él, aunque tiene la pinta de ser pesado, no es una persona discriminadora ni “divo”
—Gracias. — ¿tenía pinta de pesado? Eso le quedó dando vueltas. —Y Kise tiene razón, no soy del tipo de gente que hace al lado o se acerca a las personas dependiendo de su popularidad. Me importa poco la opinión de la prensa. — bebió lo que le quedaba de té verde. —Ah, disculpen que cambie de tema pero tengo dos entradas para el cine para una función de hoy. Lo que pasa es que iba a ir con mi hermanito Saburo a la función, pero le salió un compromiso para hoy y yo también estoy algo ocupado. Quiero regalar los boletos para que no se pierdan, ¿alguno de ustedes quiere ir?
—¿Es para hoy en la noche? Uh, tengo una ceremonia de flores a la que ir. Allá aprovecho de vender amuletos. — informó Yato a su pesar.
—¿Ustedes? —
—Ehw…— Kise miró a Kana, dudando. No era de salir a solas con su media hermana mayor porque solían terminar peleando. Cuando había un tercero, era fácil porque era un conciliador, pero cuando estaban los dos solos Kana se dedicaba a criticarlo por cualquier nimiedad.
—…— la HiME miró al rubio notando la reticencia de aceptar los boletos. Kise no la evitaba, más bien siempre la buscaba, pero siempre con “alguien más” (generalmente, la novia de turno o alguno de sus miles de amigos) lo veía cohibido ahora. Pensó en la charla que había tenido con Yato días atrás respecto a la relación de ella con Kise, como era necesario comenzar a cambiar el trato distante y mandón con él. —¿Quieres ir?
—¿Yo…?— dejo caer la cabeza hacia un costado, pensativo. —¿En serio quieres ir conmigo?
—No veo por qué no. Siempre y cuando no termines invitando a una novia o algo así.
—¿Ya tienes novia, Ryota? — Ichiro lo miró, curioso y divertido.
—No. Estoy soltero. Estoy solo de hace meses. Ya se los dije antes. ¿Por qué nadie me cree? — dijo desilusionado ante la percepción que podían tener los demás de él. —Parece que se les olvidó todo lo que sufrí después de terminar con mi novia americana
—Ay, pero si ni te acordabas de su nombre.— lo molestó Kana
—Kise, eres un rompecorazones. — le bromeó Yato. —No llevas ni una semana en Rizembool y varias chicas te pretenden. Voy a vender fotografías tuyas porque se ha vuelto un negocio rentable.
—Y eres un canalla también. Recuerdo que salías con una y con otra “novia” y en una ocasión tuviste dos novias al mismo tiempo.
—Eso quedó en el pasado. Ya no soy así…
—Me daba vergüenza cuando aparecían dos chicas preguntando por ti y las dos terminaban peleando cuando se presentaban como tu novia. — la HiMe se llevó una mano al rostro.
—¿De verdad que no estás con alguien? — le preguntó Ichiro, al notar que Ryota estaba serio.
—Estar solo me ha hecho sabio…—
—¿Y no te gusta alguien? — insistió.
—Ah, ese es otro cuento~
—¡Allí está! Ya se me hacía raro. — Ichiro festejó chasqueando los dedos.
—No iba a cambiar de la noche a la mañana…— la joven giró los ojos.
—Coqueto como un kitsune. — siguió Yato.
—Hm. — los observó con rencor. —No entiendo porque tienen esa imagen de mi. Si yo contara todo lo que se dé ustedes…— sonrió malignamente.
—Ay, Kise, de mi nada sabes porque soy todo un misterio.— Yato se cruzó de brazos, riéndose victorioso. Los demás lo miraron atentamente. —…—
—Todos saben todo de ti porque eres torpe y descuidas tu vida íntima.
—¡Kana! — le hizo gestos con la mirada de que no relatara nada frente a Ichiro. 
—Una vez usaste mi Iphone cuando estuve en tu templo y dejaste todas tus cuentas de redes sociales abiertas. Dare~— se llevó una mano cubriéndose la boca cuando se rio de él, recordando con travesura aquella ocasión. —Yato, que torpe eres.
—¡Kise!
—Yo… No te conozco. — Ichiro se alzó de hombros, perdido. —Así que no podría decir nada.
—Aw, gracias Yamada.
—Pero puedes ver los foros de chismes de Rizembool. Siempre se burlan de él...
—Gracias, Kana. Yo también te quiero mucho, amiga. Un momento, ¿cómo sabes de los foros? — la miró incrédulo.
—Dejaste abierta la página en mi macbook… Creo que estabas posteando peleando con otro usuario.— Kana se rio levemente de la víctima de turno. —En fin, creo que podemos ir al cine, ¿o no?
—Sí, está bien. Tengo la noche libre. — y que raro era usar una noche libre en salir con su hermana.
En Rizembool algunos estudiantes se encontraban ya temprano en el edificio haciendo tiempo esperando a que sus clases comenzaran. Increíblemente Eren Jaeger llegó demasiado puntual y era algo que maldecía una y otra vez. Jean Otus, como buen británico, tenía esa jodida puntualidad incrustada en él y como era de esperarse era un madrugador. Lo molesto es que con su responsabilidad también obligaba a todos los que estaban a su cargo a estar en pie tempraneramente. Historia Reiss se había vuelto en su pequeña (y enana) secuaz, la rubia con su mirada indiferente se encargaba de poner ese rostro de “te juzgo en silencio mientras observo tu irresponsabilidad” cuando veía que los demás tardaban. Armin colaboraba con la rutina mañanera, pero él y ese tipo loco llamado Shinra tenían serios problemas para levantarse tan temprano.
Por muy increíble que pareciera, comprendía por qué a Shinra le costaba trabajo levantarse (le desagradaba el sujeto, pero eso no significaba que no notara sus cualidades positivas) puesto que trabajaba de bombero y a veces tenía que levantarse a altas horas de la noche para atender un incendio. Por suerte lograba ser discreto y no los despertaba a él o a Armin. Pero su maldita radio trasmisora…
Por su parte, Eren tenía dificultades en levantarse tan temprano porque le dieron los turnos de la noche en DECIM y porque en las tardes estaba entrenando físicamente muy intenso. Pero parecía que en el departamento de Jean Otus no existía piedad por los abatidos. Ni Otus, ni Reiss, ni la hermana de Otus los criticaban o los maltrataban moralmente para que se levantaran y estuvieran preparados temprano. Pero una sola mirada bastaba para describirlo todo.

Allí estaba. En Rizembool. Casi una hora temprano. Mientras caminaba a su clase se sorprendió de ver a Ken Kaneki allí. No porque fuera temprano, porque Ken Kaneki sí que era exagerado en ser puntual y Eren juraba que Kaneki era el que abría las puertas de Rizembool por la mañana al ser el primero en llegar. Lo que se le hacía extraño era verlo en el edificio de Derecho.

—¿Kaneki?
—E-eren. Hola. —
—…— lo primero que le pareció raro fue ver la reacción preocupada de Kaneki al verlo allí. —¿Pasa algo?
—N-no, nada…—
—¿Hm? — el pelicastaño se curvó a un lado para ver qué era lo que Kaneki ocultaba. Notó que Kaneki hizo el gesto de moverse un poco para obstruir la visión de Eren. Pero Eren era curioso por naturaleza. Se acercó más y vio a Erina Nakiri, compañera de carrera, arrodillada en los escalones de la escalera que conectaban con el nivel de abajo y que quedaban hacia la interperie.
—Jaeger, ¿Qué haces tan temprano aquí? — Nakiri le increpó, molesta por su atrevimiento y curiosidad. —Alguien de tu nivel debería recién estar esperando el metro…
—…— Eren como que se había acostumbrado al trato clasista y racista de esa joven Nakiri hija del líder de una importante familia de Japón. La primera vez que vio a Erina Nakiri se le hizo como ver a una de esas princesas japonesas “Hime”, no solo porque, y debía admitirlo, era linda, sino también por sus modales y el trato incluso que los demás tenían hacia ella. La llamaban princesa, no porque era una Princess, sino porque la consideraban SU princesa de Rizembool. —¿Estás bien?
—Vete. —
—Eh.— Entrecerró los ojos al ver que Erina Nakiri estaba inclinada cubriendo a otra persona. O sea, Kaneki la cubría a ella, y ella cubría a un sujeto que estaba acostado de costado en las escaleras. —¿Se desmayó? — se preocupó por ese chico, quien tenía la piel pálida y parecía inconsciente en los escalones, pero cuando logró acercarse y ver mejor su rostro Eren se engrifó y dio un paso hacia atrás. Era Mahiro Nakiri, el hermano mellizo menor de Erina. Lejos, fue, era y sería el sujeto más indeseable con el que Eren había coexistido.
Sí, su compañera Erina era terrible y creaba una barrera con todos desde su pedestal, pero aun así tenía modales. Pero Mahiro… Mahiro era incomible. Era la persona más desagradable que conocía hasta entonces.
Fue el primero en darle un trato déspota y clasista cuando se lo topó en Rizembool sin siquiera conocerlo de nada y sin siquiera ser compañeros de carrera (porque Mahiro estudiaba lo mismo que Kaneki).
Como era el chico popular, con dinero y que tenía poco más su séquito de amigos que le secundaban en todo, él decidía quien podía ser tratado como “humano” o como “perro” dentro de la universidad. Era como ese odioso personaje que “Boys over flowers” (un dorama aburrido que veía la hermana de Otus) que se creía el dueño del mundo por ser… El dueño del mundo, literal. Era millonario, hijo de un empresario que era además el líder del clan Nakiri por lo que Mahiro era su directo heredero (machistamente habían decidido hacer a un lado a Erina, por tradición)
Para más remate, a Mahiro se le había metido la loca idea de que él intentaba coquetear con su hermana Erina, cuando a Eren poco y nada le importaban las chicas o tener una relación. Sólo se enfocaba en su misión, ser libre y entrenarse a diario. Pero el loco ese ya le había buscado pleito por esa idea y por “ser un pobre campesino inmundo”
—Eren, por favor, no le digas a nadie de esto. — suplicó Kaneki.
—Kaneki, ¿qué se supone que haces aquí? ¿No tienes clases? — pensó que quizá esos dos mellizos tramaban algo contra Ken.
—S-sí. — bajó la mirada. Típico en Ken una reacción sumisa de su parte. —P-pero.
—Le pedí a Kaneki que lleve a Mahiro a clases. — Erina se manifestó nuevamente, clavando la mirada en los ojos de Eren. Por unos segundos se quedaron mirando en silencio.
—¿Quieres que Kaneki te ayude a llevarlo hasta allá? — Eren mantuvo la mirada en los ojos de Erina. —No entiendo por qué está inerte en el suelo…
—Porque… Está cansado. — Erina no le quedaba de otra que suavizarse y acceder. Pronto llegarían más alumnos y no podía permitir que vieran a su hermano así. Ni ella se lo perdonaría a si misma ni su padre se lo perdonaría. —Kaneki…
—Si. — asintió, se acercó a Erina y ambos vieron como levantar a Mahiro.
—Ahhhh. — Eren soltó un suspiro, cansado. —Yo lo hago. Háganse a un lado…— se aproximó a donde estaban ellos, se inclinó y cargó a Mahiro en su espalda.
—Gracias…— dijo Erina. No se opuso a la acción de Eren porque estaba contra la espada y la pared a esa hora y Eren parecía ser una opción válida.
—¿Al salón de Kaneki, verdad?
—Sí. — asintió la Princess. —Jaeger. Te agradecería que no emitieras ningún comentario ni preguntes nada más al respecto.
—Nada…— susurró.
—Tampoco quiero que pienses que te debemos un favor por ayudarnos.
—Nada…— repitió, indiferente, con voz cansada.
—¿Te ayudo, Eren?
—No te preocupes, Kaneki. Nakiri no pesa nada…— y era verdad, le sorprendía. El chico era alto, pero bajo toda esa facha de chico malo lleno de lujos resultaba ser muy vulnerable y pesaba poco. Desvanecido en su espalda no era ni igual a ese sujeto aborrecible y falto de empatía que era cuando se burlaba de él. —No le digan que les ayudé. Es lo único que pido a cambio… Esto es molesto.
—No le diremos anda. — sonrió Kaneki.
—Nakiri…— dijo Eren sin dejar de caminar.
—¿Qué?
—No está sólo cansado, ¿cierto?
—¿De qué hablas?
—Es evidente que tu hermano trasnochó. Le siento el olor a alcohol. Lo que no entiendo es por qué vino a clases de todos modos.
—Jaeger, no estás en calidad de hacer interpretaciones llenas de juicios negativos. Mi hermano no bebe, tampoco sale de noche.
—Ah, ya. — sonrió irónico. Conocía bien el olor a whisky, en Irlanda era como beber agua. 
—¿Te estás burlando de él estando inconsciente?
—No. De hecho, no da risa… da pena. —
—E-Eren.
—Porque, sí, está trasnochado. Y porque, sí, también está muy débil. Está frío, y se nota que no goza de buena salud. Eso me preocupa inclusive a mí. Ahora lo veo más de cerca y me doy cuenta de que está debilitado. Mahiro puede hacer lo que quiera, es dueño del mundo. Pero aun así… Le tiene tanto miedo a su padre que prefiere cumplir con sus obligaciones antes de fallarle. Lo mismo que tú, ¿no?
—…— Erina quedó en shock por las palabras de Jaeger. Era primera vez que ese extranjero le hablaba de ese modo. Estaba acostumbrada a tratarlo de ignorante y con la punta del pie y que éste se quedara callado mirándola con desaprobación. Pero parece que de tanto mirar se había dado cuenta de muchas cosas. Lo miró molesta. —Cuida tus palabras.
—Ya no diré nada. — suspiró. —Pero deberían considerar lo que sucede con ustedes. No es saludable.
—…— Ken estaba de una pieza. No sabía que decir ni se atrevía a intervenir. Todavía quedaba mucho camino y el ambiente estaba tenso.
—Jaeger, ya bájame…— dijo Mahiro, sorprendiendo y alarmado a todos al despertarse. —Bájame. — repitió
—Mejor te duermes y te termino de llevar.
—B-a-j-a-m-e. — le empezó a dar patadas desde atrás. —Ahora.
—Ya. ¡Ya! — Eren lo bajo y lo miró con molestia. —No era mi intención cargarte todo el camino de todos modos.
—Qué asco…— lo miró con repudio. —Erina, ¿cómo pudiste permitir esta falta de respeto hacia mi persona? ¿Eres tonta o qué?
—Cállate, Mahiro. No había opción. — su hermana lo miró con desaprobación. —Estabas dormido y las clases van a empezar.
—¿Y qué me importan las clases? Yo voy si se me da la gana. — miró a Eren desafiante. —Toda esa mierda que dijiste, ¿quién te crees? No tienes idea de nada. No eres nada… Estas equivocado en todo lo que dijiste. — sonrió con desprecio. —¿Crees que me da miedo mi padre? ¿Crees que estoy enfermo? ¿Crees que puedes venir y dirigirte así ante Erina y yo? ¿De cuales drogas te estas inyectando o es que tu cerebro ya dejó de funcionar voluntariamente? Tsk.
—No soy yo el que terminó desvanecido en las escaleras de la universidad.
—Sólo descansaba. Ese rincón, Nagisa y yo lo usamos para saltarnos las clases y dormir o escuchar música. Lo mismo hacíamos en la escuela… Pero parece que un grupo de idiotas se arma teorías sin sentidos. — miró a Eren, Erina y a Ken. —Kaneki, me sorprende que seas parte de esta idiotez.
—N-Nakiri-san, disculpa… No sabía que interrumpía tu espacio. Pero quería que estuvieras en clases.
—Ya te dije que no me importan.
—Tienes que ir. No puedes faltar un día más. — Erina lo increpó.
—Un día más que más dá.
—Mahiro. — lo sujetó del brazo, enojada. —No vas a faltar.
—Tú no me mandas. — le dio un manotazo, apartándola. Eren y Ken se quedaron atónitos por la reacción agresiva de Mahiro hacia Erina. Mahiro era complicado, pero no tenía ese trato con Erina. Nunca.
—…— la Princess lo miró indiferente. —Mahiro, tienes que obedecer. Tienes un mal día. Es solo eso.
—…—
—¿Estás así por “eso”? — Erina negó con la cabeza, defraudada. —Sabes que era necesario.
—…— el joven apretó sus puños conteniendo la rabia, pero se mantuvo igual de indiferente como su hermana. —Bah, tanto drama por una tonta clase… ¿quieres que vaya a perder mi tiempo? Esta bien… Iré. Pero estaré con Nagisa en la clase y hablaré de cosas que nos divierten. Vamos, Kaneki. Ya estás metido en esto así que te toca soportar mi humor.
—Ehw, está bien. — asintió, más tranquilo sabiendo que Mahiro iría a clases y que Kaworu Nagisa, con su increíble talento de persuasión, lograría más cosas con Mahiro que ellos tres juntos.
—Nosotros también debemos irnos a nuestra clase. — dijo Erina mirando a Eren de reojo. Los dos comenzaron a caminar hacia su sala.
—Jaeger…—
—¿Ah? — se volteó
—No te acerques a mi hermana.
—…— ya iba a empezar con ese delirio celopático. —No tengo nada co—
—Te lo advierto. No te acerques a ella. Es letal. —
—…— Erina no se inmutó por lo que dijo. —Vamos. — le ordenó a Jaeger. Kaneki y Mahiro se fueron por la otra dirección.
—¿Los mellizos inseparables están peleado?
—Cállate.
—Ah, pero no te culpo. Mahiro es insuperable.
—Está molesto. También está molesto conmigo. Y tiene razón en estarlo. —
—…— él se mostró confundido, ¿acaso Nakiri le hablaba de una revelación personal a él? Siendo que ella siempre lo rechazaba.
—A veces le fallo.
—No eres su madre.
—Con la lealtad de hermana.
—…No tienes por qué cubrirlo siempre.
—…Supongo. — suspiró. —Gracias por ayudar.
—De nada. — siguieron el resto de camino en silencio. Sería la última interacción que tendrían el resto del día. Ni siquiera cuando les tocó trabajar en grupo Erina volvió a hablarle.
« Last Edit: November 16, 2019, 05:12:02 PM by Kana »


Mimi Tachikawa

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #603: November 19, 2019, 11:43:56 PM »
Hoi hoi a todos!! aqui tengo el primer fic del mes <3



Era el comienzo de un nuevo semestre y todos los alumnos estaban emocionados para regresar a sus respectivas clases, ya que se encontrarian nuevamente con sus amigos para comentarles acerca de sus vacaciones, nuevamente todos los ambientes de Hanasaki volvian a llenarse de vida gracias a la vitalidad de los estudiantes.

Bajo las flores del enorme árbol de cerezo donde sus hojas empezaban a caer lentamente sobre un joven de cabellos rubios grisáceos ondeados y con lentes que dormia plácidamente en el regazo de otro joven de cabellos azules grisáceos cortos pero con mechones largos que llegaban hasta su cintura, de apariencia femenina pero que esa belleza encantaba tanto a los chicos como a las chicas que tomaban las fotos maravillados al ver esa escena de dos personas simpáticas

Oye Mutsuki…ya es hora de despertar…-dijo Sitri mientras le movia suavemente para despertarlo…-

Uhmm…unos 5 minutos más…-dijo moviéndose hacia un lado-

Hace media hora me dijiste 5 minutos más, afortunadamente aún no comienzan las clases porque sino ya hubiésemos llegado tarde.

Mejor pasemos de las clases y quedémonos aquí a descansar…-suspiro suavemente para volverse a quedar dormido-

No sé como le haces para dormir casi todo el día…-dijo con una gota en la cabeza- recuerda que tienes que ponerte al
corriente de las clases porque eres un estudiante transferido…al menos por un par de días trata de mantenerte con más energía…-

Uhm…-abrio los ojos lentamente para que se pueda apreciar los hermosos ojos violeta que el joven dormilon tenia, se quitó los lentos para empezar a limpiarlos- esta bien…esta bien…-le sonrio suavemente- gracias por dejarme quedar en
tu casa Sitri…-bostezando perezosamente-

Mutsuki no me mires de esa manera que me pongo nervioso…-dijo cruzándose los brazos sonrojado miró a otro lado, ya que Mutsuki sin querer hacia gestos coquetos y se movia de la misma manera que hacia un gran contraste con su aletargada personalidad

Uhm??...Sucede algo??...-dijo un poco mas despierto para alejarse de él mientras empezaba a estirarse perezosamente-

De pronto se escucho una voz alegre

Yahoo!!! Mutsun!!! Sit-chan!!!...-

Ambos jóvenes se sorprendieron cuando un joven caia del árbol abruptamente para luego colocarse frente a ellos y sonreir ampliamente

Ya llegue!!-dijo un joven de cabellos un poco largos hasta los hombros donde la parte superior era de color rosa y de la nuca para abajo era de color negro, llevaba una polera de color crema con mangas largas que cubrían completamente sus manos y que sobresalían para irse de un lado a otro cuando el joven se movia.

Uta!! Deja de asustarnos asi…-dijo Sitri con una gota en la cabeza-

Como siempre apareciendo de una manera poco usual, pero divertida…-habló Mutsuki mientra ondeaba su mano para saludarlo-

Por fin después de 5 años de estar separados nos volvemos a reunir y ahora en Hanasaki!!!...-dijo corriendo de un lado a otro emocionado- Sin lugar a dudas esto es un encuentro destinado!!...espero que hayan extrañado a Uta!!!...Sit-chan…Mutsun…-Se acercó a los dos jóvenes para tomarles de las manos y empezar a dar vueltas –

Mutsuki, Uta y Sitri han sido amigos de la infancia, los tres eran muy populares en la escuela, Mutsuki era llamado “el príncipe durmiente” porque siempre paraba durmiendo en cualquier lugar sin importarle ensuciarse, Sitri por su parte era consentido por su aspecto físico y a veces se ponía ropa de chica, por lo tanto era admirado por los niños y niñas, por último Uta era que había nacido con un talento innato para componer canciones que era el encargado para escribir las canciones para presentar al coro de la escuela a pesar de su juventud, aunque era demasiado especial, aún asi la gente siempre andaba de buen humor cuando estaban cerca a él. Los tres siempre iban juntos de un lado a otro pese a que tenían distintas personalidades habían logrado establecer una sólida amistad, hasta que sucedió el incidente con Mutsuki.

Y hablando del joven dormilón, este joven había ido a la casa de Sitri para pedirle si podía vivir con él por el momento, Sitri no se opuso a la proposición de su amigo y claro se sentía culpable por aquel incidente, también quería preguntarle el motivo por el cual había dejado su casa, pero no quiso hacerlo al menos no por ahora ya que se encargaría de investigar lo que estaba pasando con él, con Uta se comunicaba seguido por Skype ya que el pelirosa siempre paraba ocupado escribiendo sus canciones y cuando lo hacia era imposible sacarlo de su mundo porque perdia su concentración y hacia berrinches, pese a todo Sitri lo adoraba asi como lo hacia con su primo Suga y su amigo de la secundaria Mao.

 Uta terminó de darles vueltas a sus dos amigos, para luego sacar una bolsa de papel

Tachan!!! Sit-chan te traje muchos dulces de mi reciente viaje a Europa!! Tengo mas en casa, pero esto es solo un pequeño adelante-sonrio ampliamente-

Nee nee y para mi Uta? También me has traido algo verdad??-

Claro que si Mutsun…pero como son cosas para dormir todas están en mi casa, luego los dejare en casa de Sit-chan…-

Deacuerdo!!...-

Bueno bueno vamos al salón de clases…-dijo Sitri mientras seguía comiendo los dulces- hay tantas cosas que debemos conversar- mientras se colocaba al medio y le tomaba de los brazos a ambos chicos-
----------



En la casa de la familia Nagumo...

Tetora y Semiramis estaban sorprendidos de ver a un joven de cabellos verduscos claros cortos, vistiendo una blusa de manga larga y una falda rosa, llevaba una gorra del mismo color de su falda, con un bolso de color marron

Y no me van a dejar entrar?...- dijo el joven visiblemente enfadado- es que acaso ni uno de ustedes usa su celular??

Hace una semana les escribi que iba a venir a quedarme a vivir con ustedes…puedo creerlo de Tetsu…pero tu aneki???

Estos días he tenido muchas cosas que hacer que hasta olvide cargar mi celular, aunque no lo uso mucho…-se defendió la pelinegra de cabellos largos, cruzada de brazos- además después del incidente que hubo en el paseo de Tetsu
también he estado investigando…perdona por no irte a recoger a la estación de trenes Yuki-chan…- observando a su hermano menor- y tu que tienes que decir al respecto Tetsu??-

Uhmm mi celular estaba fuera de servicio…perdóname Yuki-chan…-dijo riéndose con una gota en la cabeza-

Supongo que no tengo de otra…-suspiro pesadamente- pero para la próxima tienes que atender como se debe a tu futuro prometido…-dijo dándole golpes en la frente con su dedo índice –

Ouch duele duele Yuki-chan…espera que?? Prometido?? Sabias algo de eso Neechan???-

Uhm…creo que nuestros padres y los padres de Yuki-chan hicieron un juramento entre ambos dojos, que los hijos menores de la familia tendrían que comprometerse sin importar el genero de ambos…asi que si Tetsu…Yuki-chan es tu prometido…-

Eh???...-

Que? Acaso no quieres ser mi prometido?? Solo porque nos llevamos 2 años de diferencia???Aunque aún tenga 14 años soy muy maduro para mi edad…además tu me dijiste que me ibas a aceptar con todo y mis gustos no te acuerdas?? Ahora no te puedes retractar Tetsu…-

Claro que voy a aceptar todo pero era porque somos amigos…ahora que eres mi prometido…-

Pobre de ti que cambies de opinión tonto artista marcial…-le dio un golpe en la cabeza-

Bueno bueno dejemos de discutir, son prometidos pero obviamente como ambos son jóvenes no vamos a pensar en matrimonio y todo eso, hay que tomarnos las cosas con la tranquilidad que se debe de tomar deacuerdo??...ahora lo que tenemos que hacer es acomodar a Yuki-chan en una de las habitaciones…-

Gracias aneki …-dijo el mas joven sonriendo suavemente para apoyarse en el brazo de Tetora- a ver cuéntame todo lo que te ha sucedido desde la ultima vez que nos vimos…-

Tetora suspiro pesadamente pero no podía hacer nada por el momento, mientras su hermana mayor sonreía ampliamente-Yuki-chan llegó caído del cielo…gracias papá y mamá-
--------------------------------


matta ne!!!

Mimi-chan
« Last Edit: November 20, 2019, 12:06:22 AM by Mimi Tachikawa »


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #604: November 20, 2019, 07:44:10 PM »
Quise trabajar las dinámicas de familia como ahora tengo varias.
Después de este fic ya quiero dedicarme a mis otras HiMEs, pero me alegro haber puesto atención al rol de HiME de mi bishoujo que siempre ha sido super... floja

EDIT: Estreno iconos nuevos que me hizo @Eureka  muchas gracias :3 !!
—¿Estás llorando?
—…N-no
—Sí, lo estás.
—…No es verdad.

El niño enjugó sus lágrimas, detuvo el silencioso sollozo contenido, pero el emergente hipo por la contracción respiratoria lo delató. La otra niña observó asomada por el muro que los dividía.

—¿Por qué estás llorando?
—¡Ya te dije que no estoy llorando, tonta!
Gritó impulsivo y con rabia. Se fue corriendo de ese espacio y buscó un sitio para estar tranquilo. Lo halló debajo de un enorme árbol de cerezo en flor, donde se acobijó bajo la sombra que este daba en un día soleado. Elevó la mirada hacia la copa del árbol, los rayos de sol atravesaban los huecos que dejaban las hojas e iluminaban su rostro enrojecido por el llanto de hace unos momentos. Un par de pétalos de sakura cayeron uno en su mejilla y otro en su cabello, se quedó quieto en esa pose mientras escuchaba las aves piar en la copa del árbol.
En esos momentos deseaba ser una de esas aves entre las ramas, capaz de volar y trasladarse de un lugar a otro de manera libre. Escapando cuando él quisiera.

—¿Por qué lloraste?
—¡¿Q-qué haces aquí?! — se asustó cuando escuchó su voz. Al bajar la mirada la encontró en frente de él. Para nada le había escuchado llegar hasta él. Le asustó. ¡Que sigilosa era! —N-no puedes estar aquí…
—¿Por qué lloraste? — repitió de nuevo, sin hacer caso a las otras palabras que el niño le dijo.
—…— bajo la mirada aún más, mirando el suelo y luego hacia un costado. —Yo no lloro. Jamás.
—Yo te vi. — pasó un instante de silencio donde solo las aves se escuchaban. —¿Por qué lloraste?
—…— Que irritable e insistente era. —Evadiste el muro… Te vas a meter en problemas por eso. Tienes prohibido pasar a este sector… ¿y sólo para venir a burlarte de mí? Si no me dejas solo, iré a avisar de que estás aquí.
—…— la niña lo miró indiferente, clavando sus ojos en la mirada del otro niño. Éste prefirió evadir su mirada otra vez, suponiendo que ella también venía a juzgarlo y criticarlo como todo el mundo hacía en su familia. Ella extendió su mano hasta el cabello del niño y quitó el pétalo de sakura que se había alojado entre las hebras suaves de su cabello. —¿Lloraste porque alguien aquí te ha hecho daño?
—…—
—Es eso. Entonces voy a encargarme.
—N-no. No. No es eso. — negó, preocupado por la determinación en los ojos de la niña. —No hagas nada tonto…— suspiró.
—…— ella no dejo de observarlo. Palmeó la cabeza del otro como si fuera un cachorro.
—Hey, hasta hace unos días me odiabas… deja de tratarme como si te importara lo que pase conmigo.
—Eres desagradable. —
—…—
—Pero no eres malo…— musitó. —No mereces que te hagan sufrir. — sujetó su cabello.
—Para…— le tiraba un poco el cabello, era algo torpe.   
La niña contuvo la mirada sobre él. Era tan distinto a ella. Su cabello era tan rubio como el oro y tan sedoso como un pétalo de flor, le gustaba mucho la suavidad de este. Sus ojos eran de colores ámbares y brillantes como si tuviera dos soles luminosos por ojos decorando su aniñado rostro. Eran, a diferencia de los suyos, rasgados y curvados hacia arriba lo que le daba una apariencia mística como si se tratara del espíritu de un kitsune eclipsado en el cuerpo de un niño.
Eran parecidos a los de su papá…
Pero él era iluminación y oro. Destinado a ser un sol. “Príncipe sol” como le llamaban.
El niño también la contempló. Los ojos de ella eran grandes y adorables, tan radiantes como el brillo de las estrellas nocturnas con un color magenta que pocos tenían. Su cabello era como una cascada de plata que caía glacialmente a cada costado del rostro, de un color muy bonito. Como el cabello de su papá…
Ella era una pequeña luna llena decorada por el brillo de las estrellas.
—Cuéntame.
—¿Por qué quieres saber? Si no te importa… Tú misma me has dicho que no quieres verme en la vida. ¡Entonces no te metas en mis asuntos!
—¿Es por esto?— le tomó las manos con las suyas y le obligó a extender los brazos hacia ella.  Notó varias marcas en su antebrazo. “correctivos” seguramente.
—No. — estaba acostumbrado a los correctivos en los “entrenamientos” de su tío.
—¿Entonces?
—Yo lloré porque soy tonto…— suspiró. —N-no me gusta esta vida. Es muy distinta de lo que soñé que sería. No me gusta. No.— negó. —Mi madre siempre dijo que sería una persona admirada y con mucho talento… Que todo el mundo estaba dispuesto para mí y que podía conocer todo lo que yo quisiera. — llevó la mirada hacia el muro, anhelando el exterior. —Pero no es así. Esto es tan distinto a lo que yo soñé… Nos tienen aquí, separados de los demás como plagas, adiestrándonos bajo enseñanzas conservadoras y obsoletas.
—¿Quieres estar afuera? — ladeó el rostro, sin soltar sus manos. —¿Qué le ves de interesante? Allá todos son más de lo mismo.
—¿Cómo no puedes ver más allá de esto? ¿Acaso te sientes cómoda en esta situación estúpida? Deberías aspirar a algo mejor en vez de aceptar ser rebajada como una especie de sirvienta de nosotros. 
—Porque soy de una línea inferior de la familia.
—No tienes por qué servirnos.
—No tienes por qué sufrir. Tienes un destino brillante frente a tus ojos. Deberías estar agradecido por lo afortunado que eres.
—¡Yo no pedí ser esto! — se quitó del agarre de un manotazo. Que tonta era esa niña, ¿Por qué iba agradecer ser separado de sus padres para ser entrenado en el kendo? ¿Por qué debía agradecer estar siendo adiestrado para ser uno de los líderes de la familia y conservar todas las tradiciones extremas y absurdas del clan? ¡Por qué agradecer! Le estaban robando su niñez, le estaban obligando a ser alguien que no quería ser, lo trataban como si fuera una especie de maldición de la cual debían soportar por desgracia como un castigo de karma. Por, sobre todo, extrañaba a su madre a quien habían confinado a un templo para que “rezara por él” Lo peor de todo era que su madre parecía aceptar esa obligación en vez de oponerse y pedir estar con él.
Él prefería irse de allí y no volver más. Tomar la otra vida que había afuera, una vida más normal y entretenida, que ser un aburrido logotipo del pasado que ya a nadie le importaba.
—Lo que tienes es una gran oportunidad.
—¡No la quiero! — la miró con odio. —¡Tómala tú si tanto la deseas! —
—No… puedo. — susurró, bajando la mirada. —Aunque quisiera.
—…— reparó en su grave error. Esa niña jamás podría tener los privilegios que él y los de su clan tenían. Esa niña, al ser de la familia, pero en rango inferior, estaba destinada a servirlos. Que cruel podía ser con ella, con el destino forjado para ella. Se maldijo a si mismo por lo torpe que podía ser. Ella había saltado el muro que marcaba la división de los Nakiri superiores de los Nakiri inferiores solo para ver como él estaba y él se lo respondía con rechazos y comentarios que ofendían. Ella continuaba allí aun sabiendo que el castigo por infringir las normas sería severo. —¿De verdad quieres saber por qué estaba llorando? Ha sido algo muy tonto…
—Quiero saber.
—Estaba extrañando a mi mamá. Pero me he puesto sentimental y lleno de rabia cuando tío Azami me ha regañado y me ha dicho que no soy digno hijo de mi padre y que jamás llegaré a ser como él.
—Y hay algo más.
—Ya… Me puse a llorar porque intenté escaparme de él después de decirle a tío Azami que era un viejo amargado e insoportable, se puso de pie y sabía que me iba a castigar, así que he salido corriendo y vi ese árbol de alló, trate de treparlo para escapar por el muro que separa de la calle y me he caído cuando salté desde la copa al muro… Pero lloré más por la frustración de no lograr algo que pensé que lograría dado lo talentoso que soy. Lloré… de rabieta.
—Ah. — suspiró, más tranquila. Esa historia tenía lógica con la personalidad de ese mal educado y molesto niño.
—Kana, ¿tú nunca lloras? — la tomó de una mano, obligándolo a caminar junto a él.
—No. —
—Ahhh, eso es imposible. Las niñas son todas lloronas y se quejan por todo.
—Y-yo no lloro. — la niña infló las mejillas, molesta por el comentario del rubio.
—Si te tiro tierra en los ojos si vas a llorar…
—Ryota, inténtalo y te golpearé tanto hasta hacerte llorar de dolor de verdad.
—Eres mala…— rio suave pero conmovido por la reacción de Kana. —¿Caminamos cerca del lago? Es muy bonito allí. Podemos alimentar a los peces koi.
—Ya qué…— giró los ojos. Total, ya se había pasado para la zona donde no debía estar.

Su mirada sobre la gran pantalla del cine fingía estar atenta a la película. No era mala, de hecho, era una interesante adaptación que agregaba temáticas de salud mental y creaba al “Joker”, hasta el momento le estaba gustando mucho la película, pero aquel recuerdo fugaz en su mente la distrajo de una parte. Por suerte sólo era una charla que “Arthur” había tenido con un colega payaso en el trabajo, esperaba que no fuera nada transcendental.
Kana volvió a concentrarse en la trama de la película. Aceptar la entrada de Ichiro Yamada e ir al cine con Ryota no había sido mala idea.
Su medio hermano, felizmente, había llegado solo al encuentro sin incluir ninguna “amiga especial o un amigo de relleno” lo que mantenía más tranquila a Kana, a salvo de tener que lidiar con las amistades de su popular familiar. En el asiento de al lado, el rubio se mantenía tranquilo observando la pantalla y muy atento de la trama. Habían comprado bebestibles y comestibles que mantenían en una bandeja en medio que a cada cierto instante iban sacando para saciarse.
Aunque Ryota intentase ser discreto, era imposible que no llamara la atención. Era alto, llamativo, hermoso (aunque Kana jamás se lo diría) y el suspiro apasionado de muchas chicas.
Como buen deportista y modelo, usaba un atuendo que destacaba su presencia. Aquella noche llevaba una sudadera Nike estilo dry hoodie, sin mangas y color blanco, que hacía conjunto con su short largo del mismo color y marca, al igual que las zapatillas. Durante toda la noche Ryota usó la capucha puesta con el afán de mantenerse “discreto” pero dictaba de todo lo contrario.
Al término de la película, Kana y Ryota salieron de la sala de cine y en poco tiempo un par de chicos se le acercaron al rubio reconociéndolo como basquetbolista de la selección nacional. En poco tiempo le pidieron que se sacara unas fotografías con ellos a lo que el rubio accedió. Kana prefirió ir a comprar unas latas de refresco, evitando involucrarse en la situación: muchas veces la usaban de fotógrafa o intentaban hacer alianza con ella con el objetivo de que fuera el puente para llegar con Ryota directamente. 

Por fin salieron del cine y llegaron hasta el patio del mall. Como la función fue de trasnoche ya no había personas en el lugar puesto que los guardias se encargaron de sacarlas cuando se terminó el horario hábil. Ryota se sentó en una banca blanca que estaba decorada a su alrededor con plantas de un tono verde fuerte, mientras esperaba que Kana lo abasteciera de comestibles (?)

—Toma. — abrió un paquete de snickers y se lo pasó como si fuera un niño pequeño. —Voy a pedir el Uber mientras tanto.
—Gracias. — recibió el snickers sin hacerle asco. Era raro, porque Ryota era tan preocupado por su condición física y salud que no se permitía caramelos ni dulces en sus dietas (a menos que fueran barras energéticas indicadas por el entrenador)
—Qué raro, pareciera que no hay ningún Uber cerca. — la peliplateada estaba confundida al ver la pantalla de su móvil. No, nada en todo el sector. Ni un mísero Uber.
—¿Te quedan M&M?
—…— despejó la mirada de la pantalla y miró al rubio, asombrándose de que haya acabado con la barra de snickers. Dudó si entregarle en paquete de M&M porque el otro ya había sobrepasado su límite y si ella le facilitaba algo que “atentara contra su vida saludable y su deporte” seguro le lloriquearía hasta fin de año culpándola de todo, pero parecía que Ryota esperaba con inquietud el caramelo. Sacó el paquete que le quedaba, lo abrió y se lo entregó muy dudosa. —Oye Ryota, ¿está bien que comas tantos dulces?
—Mh, me los indicó mi entrenador. También me indicó unas barras hipercalóricos. Dice que tengo que subir de peso dado mi estatura. — sacó el envoltorio que guardaba en el bolsillo y leyó el contenido. Esperaba no ponerse gordo, eso sí.
—Pero deberías subir de peso con cosas menos tóxicas. — qué raro que le dieran como consejo comer snickers y porquerías así. Era sospechoso. —Eso te va a poner gordo.
—Pero si son cosas que me han dado por indicación. — se quedó pensativo. Sacó su teléfono.
—¿Qué haces?
—Voy a llamar a mi entrenador y preguntarle. Me quedó la duda. No quiero ser gordo.
—Pero son pasado de medianoche.
—No importan. Tiene que atender.
—…— mientras Ryota llamaba a su entrenador, Kana intentó seguir con la aplicación de Uber. Pasaron unos minutos y no aparecía ningún conductor.
—¡AH! — el rubio colgó de golpe, escupió al suelo lo que le quedaba de chocolate en la boca y sacó un pañuelo desechable para limpiarse la boca.
—¡¿Qué pasó?!
—¡Acabo de comunicarme con mi entrenador y me dijo que jamás me dejo esa indicación! — volvió a escupir. —¡No sé quién será el bastardo que me jugó una broma tan cruel y suplantó la escritura de mi entrenador en las indicaciones!
—Y-ya, tranquilo. — Kana trató de bajarle las revoluciones. Todo lo tranquilo y silencioso que había estado hasta entonces se fue al diablo. —Con toda la actividad física que tienes, bajas esas calorías en una hora.
—¿Y si no, Kana? ¿Y si me pongo súper gordo y feo y me lleno de acné? ¿y si me vuelvo como esos tipos horrorosos a los que les hago bullying y me termino aislando por mi desgracia? — la miró molesto e indignado. Cómo era que Kana no podía entender cosas como esas.
—No creo que eso pase. — aunque sería todo un karma.
—Debe ser ese hijo de pe…—
—¡Ryota!
—¡Perdón! — se tapó la boca.
—¡Las malas costumbres que aprendiste en la calle a veces te vuelven! — Kana le dio un golpe en el brazo, indignada. Esos Yankees callejeros de las canchas marginales le pegaron unas palabras groseras al rubio. —Vuelvas a decir una grosería y de verdad que te las verás conmigo.
—No… gracias. Golpeas muy fuerte. Ahora voy a tener un hematoma en el brazo además de estar súper gordo… Ya sé. Vamos corriendo hasta nuestras casas, te acompaño al templo de Yato corriendo y luego me voy a mi departamento. Así aprovechamos de bajar calorías y…
—Yo no necesito bajar de peso. — dijo Kana. Ryota la miró de arriba abajo por un rato dudando de las palabras de ella. —¡No estoy gorda, desgraciado! ¡Ni tú tampoco! No veo porque qué estás siendo tan exagerado.
—Mañana tengo una sesión fotográfica importantísima con Vogue. Le prometí a Claude, Ann y Hawks que sería la mejor sesión juntos… y ahora seré el gordo del set.
—…—
—…—
—¿Sabes? Más que preocuparme por las calorías que puedas ganar con esos míseros dulces, me preocupa la carga de energía adicional que te pueden otorgar. De por sí eres muy enérgico e hiperactivo, y para colmo te la pasar consumiendo energizantes. Los dulces serán el desborde. Quien te hizo la broma debe ser alguien terrible, no sólo te va a perjudicar a ti sino también a todos los que tenemos que soportarte. ¿Tienes sospechas de quien puede ser?
—Creo que fue Kazunari. Debe sentir rencor porque nuestro equipo de novatos le ganó su equipo de Tokyo U donde tienen dos seleccionados nacionales. Entonces me hizo esto para burlarse de mí y vengarse.
—¿Tú crees?
—Él es súper troll…
—Mh, perdón que te cambie de tema… pero parece que de verdad tendremos que caminar un poco. En el Uber no aparece ningún conductor cerca. — La idea le agradó a Ryota, los dos se encaminaron hacia la salida del mall pero quedaron estupefactos al ver que estaba todo cerrado. —¿Qué? Jamás cierran tan temprano. — Kana estaba indignada por el mal servicio del mall.
—¿Qué hacemos? ¿Llamamos a alguien? — preguntó Ryota haciendo señales a las cámaras. —Debe haber un guardia a quien podamos pedirle que nos abra la puerta.
—Seguramente debe estar durmiendo. — dijo la chica, enojada con el personal. Se giró para mirar la puerta con enfado. —Tal vez si destruyo esta puerta y…
—¡Kana, no! — suplicó Ryota.
—…—
—M-mejor, esperamos un poco.
—¡Olvídalo! Tenemos que salir de aquí pronto. No pienso pasar la noche en un capitalista y nefasto mall.
—O no quieres tener que soportarme, hehe.
—Eh, ¿un poco? Pero no pensé en esa opción. Increíblemente.
—Ah, eso es bueno. — asintió. Comenzó a caminar hacia una tienda.
—Ryota, ¿a dónde vas? No tienes que alejarte.
—Sólo quería ver los gatitos. — apuntó a la vitrina que tenía en frente donde unos cachorros felinos estaban en exhibición.
—Sí que te gustan los gatos, ¿no? — Kana suspiró. Los animales no le desagradaban, pero no se veía teniendo uno.
—Sí. Me gustaría tener un gatito… Pero sería irresponsable de mi parte. No paso en la casa… Así que sólo me puedo conformar con acariciar al gato de Kurocchin.
—¿No tenía un perro?
—Y un gato también.
—Okay, te dejo un momento con los gatos. Voy a ver si encuentro un guardia. No te muevas de aquí. — Kana comenzó a alejarse y dentro de poco sus pasos no se escuchaban más.
—Aw, son tan lindos.— Ryota acarició a través del cristal a los felinos quienes comenzaron a maullar tiernamente. Todo era tan perfecto que dejo de lado su problema con las calorías (?) Justo estaba tan calmado para cuando se escuchó una explosión a su espalda. —¡¡Kana, te dije que no volaras nada!!
—¡N-no fui yo!— contestó Kana, consternada por lo que acababa de ver. La HiME estaba cerca de la puerta de vidrio principal del Mall para cuando algo impactó contra el cristal destruyéndolo. Afortunadamente logró saltar hacia atrás antes de que alguna pieza de vidrio la afectara. Al volver la mirada hacia lo que había provocado el impacto, se perturbó al notar una enorme criatura roja e infernal que parecía abrir una “boca en flor” con dientes. —¿U-un demogorgon? — recordó aquellas criaturas de Stranger Things. No podía ser posible. Negó con la cabeza tratando de salir de su impacto, sobre todo al notar que ese monstruo trataba de entrar al mall —¡Ryota, no te acerques! ¡Busca un lugar seguro donde esconderte! — estaba en su instinto proteger a su medio hermano menor.
—¡Kana, ven aquí!— le gritó acercándose.
—¡No vengas!
—¡Pero no te quedes en frente de él! — terminó de correr hasta donde ella, la tomó de la muñeca y la hizo correr hacia otro lado sacándola de la periferia de esa criatura. —Tenemos que salir de aquí y correr, pero la única salida abierta está obstruida por esa cosa.
—Hagámosla entrar y luego lo rodeamos y lo hacemos salir. — felizmente el lugar estaba vacío, pero Kana no era indiferente a las criaturas menores. Tenían que sacar a ese Orphan, porque eso era, del mall y del alcance de los animales de la tienda de mascota.
—Okay. — corrieron un tanto más y en efecto el Orphan entró en el Mall destruyendo los bordes de concreto de la entrada.
—E-espera. Tenemos que parar. Tengo que invocar mi arma y necesito parar.
—Pero te va a atacar si lo haces aquí.
—¡No hay tiempo para buscar un lugar seguro y esperar la invocación! ¡Tiene que ser aquí! ¡Ve y escóndete en ese negocio! — Divisó un local con la puerta abierta debido al impacto del golpe del Orphan (felizmente uno lejos de la tienda de mascota) Kana se frenó de golpe, volteando y mirando al Orphan. Trató de concentrarse para invocar su arma mientras el monstruo arremetía contra ella. —Maldición. ¿por qué tuvo que aparecer justo ahora? Lo más seguro es que algún Rebel esté cerca. — musitó. El Orphan dio un ataque, Kana se vio obligada a dejar de invocar su arma para dar un salto y esquivarlo y esconderse detrás de una banca. —Maldito…— necesitaba tiempo para concentrarse, pero no podía pedirle a Ryota que fuera y atacara al Orphan sin más para distraerlo y así ella poder tener una oportunidad.
Para sorpresa de la HiME el Orphan dejo de buscarla y comenzó a rugir al ser agredido por objetos voladores. Kana se asomó y notó que Ryota le estaba lanzando unas pesas pequeñas que sacó de la tienda abierta. Esto ayudó para distraer al Orphan.
—¡Te dije que te escondieras! — le gritó molesta y desesperada.
—¡No me quiere a mí! — le respondió.
Kana vio como en efecto, pese a que Ryota le lanzaba cosas al Orphan para agredirlo, éste no tenía intención de atacar al rubio. Era como si lo detectara como un aliado en vez de un enemigo. ¿Tal vez ahora que Ryota era de Rizembool el Orphan no podía atacarlo? No, sabía de gente de Rizembool que de todos modos había sido atacada por Orphans. Tal vez esta criatura se trataba de una nueva evolución de Orphans.
—¡Invoca tu arma ahora!
—¡S-si! — se concentró en ello, ahora que disponía de unos segundos mientras Ryota lo distraía. Por fin, vio cómo su arma apareció ante ella. Tomó del mango de su Nodachi y la esgrimió con firmeza. —¡Eh, cosa! ¡Aquí estoy! — se asomó por completo. Inmediatamente el Orphan rugió amenazante y se movió rápidamente hasta ella. —Eres asqueroso. — dijo Kana al ver a esa cosa grotesca. Era idéntico al Demogorgon de la serie, el de la segunda sesión, construido con restos humanos. Su dueño Rebel debe ser alguien repugnante como para idearlo de ese modo. —Te tengo.
Pensó en arremeter contra el “cuello” de la criatura justo cuando esta corría a toda velocidad contra ella, pero sorpresivamente se detuvo a unos pasos de ella y se “extendió” creándose un cuello de más altura y quedando a pocos centímetros de su rostro. —¡Ah! — le intentó cortarle el cuello, pero para shock de la HiME el Orphan se tragó su espada absorbiéndola. —N-no puede ser. — quedó pasmada. Su arma yacía dentro del Orphan. ¿Qué debía hacer ahora? ¿invocar su poder y tratar de atraer con el magnetismo su arma desde el interior del Orphan?
Era lo único que se le ocurría. Concentró su energía en su poder de magnetismo, pero el Orphan no le dio oportunidad y al estar tan cerca de ella dio el primer ataque certero mordiendo una pierna de Kana. La HiME soltó un grito cuando los colmillos del Orphan se clavaron en su pierna. El Orphan la sacudió y la lanzó contra una pared.
—¡AH! —
—¡Kana! — el rubio corrió hasta ella y se inclinó a su lado, arrastrándola de los brazos a un lugar seguro. Un rastro de sangre dejo en el camino en revelo la posición de la HiME. El joven miró la pierna de su media hermana, en ella aún había un par de colmillos clavados.
—¡Queman! —
—…— Intentó sacarlos como pudo hasta arrancarlos. Se sacó su prenda superior y le hizo un vendaje a la pierna de su hermana para que dejara de sangrar. —¿Qué hacemos ahora?
—…— No sabía que responderle exactamente. El plan de sacar al Orphan al exterior había fracasado. También había subestimado el poder de esa cosa, acostumbrada a los Orphans del pasado que parecían ser una burla al lado de esa nueva evolución. —Creo que a ti no te persigue. Corre y vete. Yo me quedaré aquí distrayéndolo mientras se me ocurre que hacer con él.
—Estas loca…No te dejaría aquí— apretó el torniquete. —¿Puedes invocar el magnetismo y lanzarle algo pesado para aplastarlo?
—Estoy tratando, pero no sé porque no me resulta. Parece que ese Orphan… Parece…— Kana abrió los ojos, atónita. —Parece que absorbe mi propia energía para nutrirse y usarla en mi contra.
—...— eso era una muy mala noticia. —Entonces te cargaré y te sacaré de aquí.
—¡No! ¡Será riesgoso para los dos!
—¡Entonces lo vuelvo a distraer y te alejas de su perímetro para que no absorba tu energía y así lo ataques a distancia! Es lo único que se me ocurre.
—No lo voy a permitir.
—Es lo único que puedo hacer por ti…— Ryota se puso de pie, decidido. Toda su vida su familia le habían tachado de bueno para nada desde que abandonó el clan y el distrito Nakiri rehusando de su destino como kendokka y uno de los cabezas del clan. Nunca se arrepintió de su decisión, pero ahora sentía que le habría venido bien dedicarse más a esa disciplina familiar, puesto que le podría hacer frente a ese Orphan.
—¡Ryota, sal de allí! — gritó Kana. Era en vano. Era hora de seguir esa otra estrategia que habló el rubio. Como pudo comenzó a alejarse del perímetro y buscar una distancia para atacarlo desde lejos.
Ryota fue hasta donde el Orphan poniéndose en frente, como la vez anterior este gruñó, pero no lo atacó. No entendía por qué contaba con esa especie de “protección”
El Orphan se le acercó y gritó muy cerca de él. Kana los miró a distancia mientras continuaba alejándose. Sentía que el plan podía resultar pues poco a poco se sentía menos desvanecida mientras se iba alejando del campo del Orphan. Al parecer, en efecto le absorbía la energía.
La HiME gritó desde su posición indicando que estaba en calidad de atacar al Orphan pero su señal alertó al Orphan el cual se enfureció y comenzó a dar golpes a todos lados preso de su ira. Uno de esos golpes dio contra su medio hermano mandándolo lejos a estrellarse contra una tienda.
—¡NO!— gritó Kana, colérica. Llena de ira invocó el elemento del magnetismo y trató de mover un automóvil de exibhición a una altura sobre el Orphan. A duras penas resistió un poco más hasta lograr hacerlo caer sobre la criatura aplastándolo. Kana se acercó tan rápido como pudo donde estaba el rubio, buscándolo y llamándolo con desesperación. Sus ojos se nublaron humedecidos cuando le encontró bien, algo herido, pero bien. Ella pensó que por un momento lo había perdido.

Igual que esa vez que aquel Rebel atravesó el abdomen de Yato con su arma. Pensó que había perdido a su amigo para siempre cuando este cayó en su propio charco de sangre.

Ahora Ryota salía lesionado porque ella era aún, increíblemente, incapaz de hacerle frente a los enemigos venidos de Rizembool.

Fallaba en todo. Fallaba en protegerlos.

—K-Kana, estoy bien. Puedes soltarme.
—…— La HiME no se había dado cuenta de que estaba abrazando fuertemente a su medio hermano. Como si lo hubiera perdido en el trayecto. Antes de verlo al rostro, enjugó las lágrimas que amenazaban por caer de sus ojos. —Ryota, eres tan tonto… No debiste arriesgarte. — se distanció un poco para analizarlo. Tenía unos cuantos cortes pequeños en el brazo y un golpe en el rostro, pero parecía estar bien. —¿Puedes caminar?
—Sí. — iba a hacerlo lentamente, pero notó algo que lo alertó. La criatura se irguió y lanzó el automóvil que Kana le había lanzado encima. Ryota se puso de pie rápidamente y trató de cargar a Kana como fuera, pese al dolor que sintió de pronto en la zona de las costillas.
El Orphan entonces lanzó un objeto que provocó que los dos cayeran de nuevo. Un nuevo grito del Orphan llamó, para aún más mala suerte de los dos, unos cinco Orphans pequeños pero dañinos.
Ryota abrazó a Kana para cubrirla en caso de que la atacaran.
—¡No!
—Es lo único que puedo hacer por ti, Kana. No puedo luchar tus luchas, ni hacer nada heroico para protegerte, aunque me jacté de ello, pero al menos seré tu escudo. 
—¡Entonces yo usaré todo lo que me queda para sacarte de aquí! — Kana extendió una mano hacia esas criaturas, invocando de nuevo su elemento. Poco a poco logró mover a ella y a Ryota, arrastrando ambos por el suelo al usar los metales cercanos. Iba tan lento debido a la sobrecarga de energía ocupada anteriormente que en cualquier momento los alcanzaría.

Kana mordió su labio inferior, llena de rabia. No podía ser el fin. No.

Entonces ambos notaron que los Orphans más pequeños comenzaron a chillar de dolor. Al poner atención de lo que pasaba a duras penas por la velocidad notaron a una persona aparecer en el lugar. Parecía una niña escolar usando un extraño uniforme oscuro. Llevaba una katana similar a la de Kana con la cual partió en dos a dos Orphans. Seguidamente apuñaló al Orphan boss en una zona estratégica donde estaba clavada la Katana de Kana, la arrancó con tanto talento y destreza que tanto Kana como Ryota quedaron impactados por su talento.
Con las dos katanas en mano, comenzó a correr y dar saltos por todos lados evadiendo los líquidos desintegradores que iban escupiendo los Orphans con la intención de diluir a la chica. Fue cortando a cada uno de los pequeños, dejando un caminillo de sangre al atacarlos. Finalmente saltó hasta la cabeza del Orphan boss, este intentó morderlo para despedazarlo, pero la “escolar” le esquivó, saltó al suelo y se deslizó desde abajo cortando al Orphan en dos desde la parte inferior.
Los dos espectadores vieron una lluvia roja ante ellos, y a la chica siendo bañada en ella sin inmutar su expresión ida.
—¿Una niña? — susurró Ryota.
—…— Kana pensó que era una HiME. Los dos se pusieron de pie y fueron acercándose hasta aquella persona quien permanecía inmóvil observando su alrededor. —Eh, gracias por salvarnos.
—…Ah. — no se volteó a atenderlos.
Kana inistió y fue con Ryota hasta el frente de esa persona para verle el rostro. Se sorprendió de ver a alguien tan joven.
—¿¡Un niño nos salvó!? — Kana no podía dejar de ver a aquel chico. Era delgado, de piel muy pálida y ojos color menta. Tenía el cabello largo y negro, con terminaciones del mismo tono de sus ojos. ¿No tendría más de quince años?
—Hm…— puso una expresión desganada.
—Oh, disculpa, disculpa. ES que me sorprendí mucho por tu grandioso poder y talento con la katana. ¡Es admirable! — le celebró Kana. Pocas veces admiraba a alguien y se lo decía pues pedantemente siempre consideraba a la mayoría como básicos, pero ese niño parecía de otro mundo.  —¿Cómo te llamas? Oh, y y ¿de dónde saliste? ¿Eres de Hanasaki? ¡Disculpa la pregunta!
—Eres una HiME un poco descuidada...
—Y-yo, ¡lo siento! Me nublé hace un rato.
—Ah…—
—Awww, es adorable, Kana. ¡Míralo! Es tan pequeño y lindo, pero su personalidad es tan distante. — Ryota no pudo evitar acercarse a ése chico, mirándolo con ternura. Lo abrazó con aprecio, encantado por su existencia. Parecía un pequeño gatito arisco. —Qué lindo, es como un gatito aww ♥
—…— el niño puso una expresión de desánimo. Se alejó hábilmente de ese tipo con un limpio movimiento y le dio un golpe en las costillas con el mango de su katana. —Yo que tú, me vería esa costilla. — comenzó a caminar alejándose de ellos dos. Ya no tenía nada más que hacer allí.
—¡Auch!
—…— Kana se quedó perpleja por la personalidad de ese niño. —Eh, discúlpanos, ¿podemos saber tu nombre?
—…Tokito. — susurró, antes de dar un salto y desaparecer del lugar.
—¡No te vayas, gatito! ¡Eres sólo un niño! ¡Te puede pasar algo allá afuera, Tokicchin! ¡Ven para que te cuidemos!
—Kise, ¿qué acaso no acabas de ver que aniquiló a esas cosas de una sola pasada? No creo que precisamente sea indefenso.
—Pero es solo un niñito…
—…— Kana suspiró, negando. No pudo evitar articular una sonrisa. Estaba tranquila, pese a todo. Estaban bien y ese niño increíble llegó en el momento indicado para evitar una tragedia.  —Tengo que llamar a Miranda Lot y avisarle de lo que pasó aquí. Ella investigará a esos Orphans y hará que borren el material de las cámaras. — seguramente, harían pasar el incidente como un intento de asalto. Atrajo su katana que Tokito dejo abandonada en el lugar y la usó a modo de bastón. —Deberíamos ir a la enfermería ahora.
—Pero ya no soy de Hanasaki.
—No te van a negar la atención médica.
—Mejor vamos a un Hospital particular. No tengo confianza en Hanasaki.
No sabía cómo, pero finalmente Ryota terminó convenciéndola. Kana llamó a Yato quien, por suerte, estaba despierto ya que se encontraba con unos compañeros de carrera terminando un trabajo en la casa de uno de estos. Yato se consiguió un automóvil prestado y fue a buscarlos como pudo (manejando muy mal, porque no sabía) al Mall y los llevó hasta el hospital.
Al día siguiente, cuando Kana despertó, al primero que vio fue a Yato sentado en la silla a un lado de la cama. Este dormitaba, haciendo guardia a la HiME. Kana sonrió levemente al ver la preocupación de Yato hacia ella pese al trato indignante que ella le dedicaba.
—Yato…
—¡Kana! — el peliazul despertó de un salto al escucharla. Se le acercó para ver si estaba bien. —¿Cómo te sientes? ¿Te duele la pierna u otra parte del cuerpo?
—Creo que estoy bien. — se sentó en la cama, observó la habitación viendo si había un doctor. Al parecer, había pasado temprano. —¿Qué dijo el doctor?
—Dijo que te mantendrá aquí dos días, a lo menos, en observación. Que lo de tu pierna no es grave pero sí vas a tener que usar un bastón por unos días y antibiótico. La mordida de ese Orphan resultó ser toxica. Por eso quizá te sentiste tan descompensada después.
—Posiblemente.— Kana suspiro. Esa cosa seguramente la envenenó. —¿Kise? ¿Qué hay de él?
—Ehhw— Yato se rascó la mejilla, intranquilo. —Él está bien. Sólo tuvo una contusión menor en la costilla y unas heridas pequeñas. Tendrá que tomar medicación para el hematoma en la zona de la costilla y le dieron licencia médica.
—Ah, estará feliz de faltar a clases. — Kana rio un poco, relajada. —¿En qué cuarto está?
—Ehh, Kana, lamento importunarte, pero tu hermano se dio “alta voluntaria”
—¿Qué?
—Lo querían dejar unos días en observación, pero le dijo al doctor que no podía retenerlo aquí contra su voluntaria y firmó su alta voluntaria. Ya se fue…
—… Ya verá cuando salga de aquí y me tenga que dar explicaciones.
—haha, Kana, trata de descansar. Él está bien. Tenía compromisos, además— Yato no pudo evitar reírse del malestar de su amiga. —Un momento— analizó en shock. —¿Acabas de aceptar quedarte tú aquí?
—Ya que…—
—woh, de verdad pensaba que te ibas a fugar o algo así. Me sorprende que seas tú la que se quede y que sea Kise el que se va.
—Creo que necesito un par de días de descanso, sinceramente.
—¡Te voy a acompañar y hacer guardia entonces!
—…— tener a Yato cerca no era precisamente descansar, pero no se iba a quejar. Estaba agradecida de él y, pese a su histriónica forma de ser, era una de las personas más leales y nobles que conocía.
Esa conclusión le pareció loca y hasta la dejo en shock momentáneamente. Porque conoció a Yato de un modo irracional, donde la estafaba y la volvía casi su esclava en ese templo de mala muerte. Yato había sido un ex Rebel y en el presente seguía estudiando en Rizembool, pero todas sus acciones hasta el presente eran protectoras y de apoyo hacia ella y su núcleo social.

—Q-u-e-t-e-p-a-s-o-e-n-l-a-c-a-r-a— la expresión de Ann Takamaki era todo un poema. Cuando fue a buscar a Kise al camarín, lo primero que notó fue como la maquilladora estaba tratando de ocultar un hematoma en el rostro del rubio. La pobre maquilladora estaba tan angustiada con el temor de perder su trabajo que hacía lo imposible para disimular el golpe.
—¿Ah? ¿esto? Nada malo, Ann, te lo prometo.
—¡Me prometiste que todo saldría bien hoy! — corrió hasta su lado y se arrodilló a un costado de la silla para observarlo desde abajo con mayor detalle aprovechando la luz. Se mostró afligida. —No creo que la base te ayude, esta vez.
—Hm, ¿parece muy sobrecargado? — miró a la maquilladora
—N-no, por supuesto que no.
—¿Ann?
—Sí, se nota mucho.— no le iba a mentir.
—Ah, tendré que sacarlo. — tomó una toalla desmaquilladora y se quitó la base. Nunca le había gustado que le “maquillaran”, sólo accedió para disimular el hematoma, pero si eso no resultaba no había caso en usarlo. La maquilladora casi se desmaya allí mismo. —Lo siento, Ann-chan, te falle. — le sonrió encantadoramente.
—Ahhh, Kise, eso es lo de menos. Quiero saber si estás bien.— seguía mirándolo, preocupada. Entre sus amigos, Ryota y Akira, iban a terminar matándola del susto de tantas sorpresas que le daban.
—Estoy bien.— se puso de pie y ofreció una mano a Ann para que se levantara también. Salieron del camerino enganchados del brazo. —Sólo tuve un conflicto con un tipo…
—De hace tiempo que no te ponías bélico, hehe.
—Años.
—Mh. — ella lo miró entrecerrando los ojos. Kise era tranquilo al lado de Akira. Las veces que el rubio terminaba metido en líos generalmente era porque la situación era imposible o porque peleaba con algún rival de basket con quien se enrabiaba. Pero eso era rara vez. Akira era otro cuento. Se metía en tantos problemas que era normal verlo con hematomas cada semana o incluso con problemas con la policía.
Estaban a punto de buscar al director de la sesión para anunciarles que Kise no podría estar presente, pero justo apareció Claude y Hawks.
—¿¡Que te pasó, Kise!? — Claude inmediatamente notó la marca en el rostro.
—¿En qué te metiste? — Hawks rio un poco.
—La he pasado mal últimamente.— abrazó a Claude, apoyando su frente en el hombro de éste. —Mentira, sólo tuve un conflicto con un tipo. Lo siento, chicos… No puedo estar con ustedes en esta oportunidad.
—Ya, ya. — Claude le dio unas palmaditas en la espalda. —Tenemos varios contratos juntos así que compartiremos set durante todo el mes.
—Mh, mh. — asintió Kise. —Igual los acompañaré detrás de cámara para ver la sesión de hoy. Saldrán todos hermosos.
—Oye, ¿pero que tiene de malo si te presentas así con ese look? Aunque tengas pinta de maleante, te ves bien. — indicó Hawks.
—Aw, qué lindo eres♥

Uno de sus recuerdos más preciados era aquella tarde de verano en el campo de arroz cuando su madre reilaba la siembra mientras que su hermana pequeña y él jugaban corriendo por la hierba. 
Desde muy pequeños él desarrolló la necesidad y honorable responsabilidad de cuidar de su querida hermana. La protegía de todos y todo. Su hermana, admirada y encantada con el afecto cuidadosos de su hermano, había visto en él su héroe personal quien le cuidaba, consolaba y educaba. Por ende, lo seguía a todos lados. A donde fuera.
El niño mientras corría entre la hierba alta escuchaba la risita de su hermana perseguirle detrás pronunciando su nombre para que no la dejara atrás. Su hermana hace poco había agarrado estabilidad en la marcha y ya podía seguirle el paso, aunque un poco inestable. Para ser una niña pequeña, había aprendido muy bien a caminar. Estaba tan orgulloso de ser él quien le enseñó sus primeros pasos y a aprender a hablar. Lo que más le llenaba de alegría era sentirse honorable de ser su nombre la primera palabra (muy mal pronunciada) de su hermana.
Escuchó entonces el sonido de una caja musical venir de más allá de la hierba. El niño sonrió emocionado al saber de qué se trataba. Retrocedió y tomó la mano de su hermana para dirigirla hasta el lugar de donde venía tal sonido. Al salir de la hierba, vio inmediatamente a un señor de avanzada edad hacer girar la manilla para producir la música. Un par de pequeños se encontraban alrededor de él escuchando felices la canción y viendo con curiosidad lo que tenía para vender en su pequeño carro.

—¡Lindo! — la pequeña abrió los ojos emocionadas, aplaudiendo a la música. El niño le sonrió y la tomó en brazos para llevarla más cerca del carro del señor. Inmediatamente su hermana comenzó a llevar la vista de una a otra cosa que tenía el anciano para vender.
—Buenas tardes, pequeños, ¿quieren algo? — preguntó el anciano con una sonrisa.
El niño miró qué tenía para vender sabiendo que no le alcanzaría para comprar ningún juguete ni tampoco un caramelo o golosina. Apenas tenía la solitaria moneda que su padre le había dado por la mañana.
—¡Estrella! — celebró su hermana. Contemplando un rehilete rosa que giraba con el viento.
—Eso es un rehilete de viento. Gira y gira cada vez que hay mucho viento y cuando lo soplas. — le explicó el niño a su hermana.
—¿Quieren llevar uno de estos? — preguntó el anciano mientras le daba una bolsita de dagashi a un niño que acababa de comprarlos.
El hermano mayor se quedó observando un poco más las cosas en el carro. Tenía la intención de comprar unos dos o cuatro dasashi para él y para su hermana. Estaba con el gusto del sabor en la punta de la lengua y verdaderamente estaba antojado. Sabía que a su hermana le gustaría, pero ella seguía muy emocionada viendo el rehilete. Supo entonces que era lo más importante para ella.
—Lo quieres, ¿verdad?
—¡Si! — asintió la pequeña.
—Señor, ¿me puede dar aquel rehilete rosa, por favor? — le entregó la moneda. Era lo que ella quería, no importaba si no tendría cambio de dinero.
—Cómo no. — el anciano sacó el rehilete y se lo entregó a la niña. Antes de que los niños se retiraran, les dio una bolsita con dos caramelos para cada uno. —Tengan, un obsequio de mi parte.
—¡Muchas gracias, señor! — el niño no cabía en su felicidad. Reverenció al adulto mayor y le agradeció nuevamente. Luego miró a su hermana. —Nezuko, dile gracias al señor.
—¡Gracias!— repitió alegremente la pequeña. Luego abrazó a su hermano. —¡Tanjiro!


Apretó su helada y fina mano entre las suyas. Cada respiración dificultosa de ella era como si en su propio pecho se le clavase una daga en el corazón. Era su culpa y no paraba de recriminarse por ello. El joven se culpaba por no haber podido protegerla y que ahora por su incapacidad ella estuviera en esa condición. Aún tenía fiebre y aún se retorcía en la cama luchando consigo misma en pesadillas interminables. Kocho le indicó que continuaría así por unos días hasta que lograse su organismo asimilar correctamente la medicina que ella le preparó. Tanjiro confiaba en las palabras de esa bondadosa joven pues gracias a ella él aún tenía a su hermana Nezuko consigo. Pero no podía dejar de estar preocupado y alerta por si ocurría algo peor.
Cada vez que cerraba los ojos venía a él los recuerdos de esa horrible noche donde ambos fueron atacados. Los ojos de aquel maligno hombre no podían borrarse de su mente. Eran tan intensos y trasmitían tanta frialdad que Tanjiro aún tenía pesadillas con ese sujeto.

“Ojos escarlata, cabellera negra, tez muy pálida…” se repetía a cada instante prohibiéndose a sí mismo olvidar. Ese sujeto debía pagar lo que le había hecho a su hermana y sería él quien buscaría venganza. Aquel hombre y el tipo que le acompañó esa noche no podían salir impunes y seguir cometiendo aquellas atrocidades contra gente inocente.

“Ahora debes enfocarte en protegerla, Tanjiro-kun. Pronto habrá tiempo para buscar justicia y estaremos contigo para ello.” caló en su mente las palabras que Kocho le dijo antes de dejarlo por la mañana, sabiendo la joven lo que la mente agitada de Tanjiro planeaba.

La puerta shoji se abrió de golpe, Tanjiro sabía de quien se trataba porque había escuchado sus gritos desesperados desde que venía en el pasillo. El joven no fue capaz de voltearse y encararlo, porque entendía que su amigo debía estar al borde de un colapso emocional y con justa razón. Tanjiro evitó llorar. Si su amigo deseaba responsabilizarlo y lastimarlo físicamente por no haber podido proteger a Nezuko, estaba en todo su derecho. Se quedó allí, sentado e inmóvil esperando su castigo.
—¡Nezuko-chan! — Zenitsu se arrodilló a un lado de la cama, tomó una mano de la joven y la volvió a llamar sin recibir respuesta. —¡Nezuko-chan! ¡Estoy aquí! Por… Por favor, dime que estás bien. — la joven seguía estremeciéndose en dolor. Él la sostuvo entre sus brazos y la acercó para verla de cerca. Para su alivio, no parecía lastimada físicamente, pero se notaba que estaba sufriendo demasiado. Puso su mano en su frente. —Tiene mucha temperatura. ¡Tenemos que llevarla a un hospital ahora mismo!
—No. — habló Tanjiro, con voz apagada. Si hacían eso, los médicos la estudiarían como si fuera un fenómeno.
—¡Cómo que no! ¡Está delirando! — Zenitsu se volteó, sin soltar a Nezuko, para encarar a Tanjiro. —¡Cómo te atreves a mantenerla en este lugar sin ser atendida correctamente! Vamos, Tanjiro, ayúdame a llevarla a un hospital. No importa cómo, pero me las arreglaré para pagar los costos de su tratamiento. — trató de ponerse de pie cargando a la chica, pero la mano de su amigo sobre su brazo se lo impidió. —¡Tanjiro, por qué! — lo miró lleno de ira. Ese no era Tanjiro. El Tanjiro que él conocía ya habría llevado a Nezuko al hospital. —¡Qué es lo que pasa contigo! ¡Nunca llegaste con nosotros al partido de basket de Inosuke! ¡Nunca nos llamaste para decirnos que Nezuko-chan estaba grave ni nos avisaste donde estabas en muchas horas! ¡Y ahora no quieres que Nezuko-chan reciba atención médica! ¡¿Cómo te atreves a ser tan cruel con ella y tan injusto con Inosuke y conmigo?!
—Z-Zenitsu, yo…— el joven abrió enormemente los ojos. Las palabras le habían dolido profundamente, pero recién cabía en cuentas que no le avisó ni a Zenitsu ni a Inosuke de lo que había sucedido con Nezuko y con él. No era que no quisiera avisarles, los Dioses sabían que contaba con ellos dos siempre y no les ocultaba nada, pero la conmoción del momento crítico le llevó a bloquearse y sólo pensar en el bienestar de Nezuko olvidándose de él y el mundo entero.
—Ara~ ara~ ¿Qué pasa aquí? — Shinobu Kocho se asomó en el cuarto. Escuchó ruidos y sus asistentas le alertaron de que las personas que ella notificó ya habían llegado. —Tú debes ser el joven Inosuke o el joven Zenitsu, ¿cierto? Ah, veo que ya te encontrarse con Nezuko y con Tanjiro-kun.
—¿Quién eres tú? — preguntó el rubio, aturdido. 
—Ah, cierto. No nos conocemos. Mi nombre es Kocho Shinobu y soy la líder de este dojo. Bienvenido seas. — le respondió con una voz dulce y calmada la cual confundió más a Zenitsu. Mientras todos estaban agitados dada la situación grave, aquella mujer parecía muy relajada.
—¡¡TANJIRO!! —
—Ohh…— Shinobu apoyó su rostro en la palma de su mano, sonriendo ante esa nueva persona que entraba al cuarto gritando desaforado. Era un joven de ojos verdes y cabellos azulados, quien inmediatamente tomó a Tanjiro por el cuello de su camina, lo alzó poniéndolo a su altura y lo zarandeó violentamente. La joven supuso que era el otro amigo de Tanjiro-kun.
—¡¡Cómo te atreves a desaparecer sin avisarnos nada!! ¡Rompiste tu promesa!— siguió zarandeándolo, iracundo. —¡¿Qué le pasó a Nezuko?! ¡¿Por qué no nos dijiste nada?!
—I-Inosuke.
—Así que, si él es Inosuke, tú debes ser Zenitsu. — concluyó Kocho, tranquila. —Por cierto, les pido que guarden silencio. Nezuko no puede recibir perturbaciones en este momento.
—¡¿QUIÉN TE DIJO QUE HABLARAS?! — gritó Inosuke, mirando con desprecio a Kocho. Estuvo a punto de lanzarle a Tanjiro encima como si este fuera un montón de escombros, pero alguien le aplicó una llave desde atrás de un modo tan magistral que Inosuke nunca escuchó cuando llegó. —¿QUÉ?
—Silencio…— le dijo Giyuu Tomioka, inmovilizándolo y evitando de que éste usara a Tanjiro como instrumento para dañar a Kocho. —Si gritas, la chica se sentirá peor. — indicó con la mirada a Nezuko.
—…— Inosuke observó el rostro pálido de Nezuko. Lucía muy frágil y enferma. Inosuke se recató en sus conductas.
—Me alegra que hayan llegado. Tanjiro-kun necesita mucho de ustedes ahora. Por favor, ¿nos acompañan a la sala? Allí les explicaré todo mientras dejamos descansar a Nezuko.

Momentos después, Shinobu Kocho se encontraba en una salita explicándole a Inosuke y Zenitsu todo lo que sucedió y como sería de ahora en adelante con Nezuko. Para calmar los nervios de los jóvenes había pedido a sus discípulas, Kanao y Aoi, que trajeran un poco de té verde.
Tanjiro observaba discretamente desde la puerta como Kocho se encargaba de explicarle a sus amigos la situación por él. Estaba tan agradecido de ella y de Tomioka-san que no sabía cómo pagarles por todo. Desvió la mirada hacia el pasillo del jardín donde Tomioka estaba sentado mirando un punto fijo desde varios minutos, era increíble lo estático que podía estar. Tanjiro estuvo a punto de acercarse a él para aprovechar la oportunidad de agradecerle, pero notó que Giyuu se puso ágilmente de pie y caminó por el pasillo del jardín hasta rodear el dojo de Kocho y llegar hasta el pequeño estanque.
Tanjiro lo siguió en silencio, discreto y con curiosidad. Parecía que algo de pronto había perturbado la tranquilidad de Tomioka. El joven se escondió detrás del tronco de un árbol para ver qué pasaba, pero en cosas de segundos el pelinegro saltó como un ninja al árbol y salió del dojo a quien sabe dónde.

—Increíble! — Era maravilloso. Jamás había visto a alguien tan veloz y ágil como él.
Giyuu Tomioka corrió a gran velocidad saltando los techos de las casas vecinas y alejándose del sector para, en pocos minutos, llegar a un territorio alejado donde ingreso a un templo llegando al área del jardín zen. El sitio estaba tan tranquilo y ajeno de presencia de personas que ponía más en alerta al joven.
El pelinegro observó el lugar, buscando la presencia que notó hace un rato en el dojo de Kocho y que le puso en alerta a tal grado que había terminado por seguirle hasta el templo de Oyakata-sama.
Pero todo estaba en calma y no sentía la presencia de nadie. Sólo escuchaba las hojas de los árboles descender desde las ramas siendo este el único movimiento visible.

—¡Tomioka!— De la nada, aquel tipo había saltado desde el techo hacia él, dándole una patada y empujándolo contra el tronco de unos árboles acorralándolo entre éste y su cuerpo. El sujeto sonrió con desprecio, encarándolo y apretando el filo de su katana contra el cuello de Tomioka.
—…Sanemi. — Tomioka entrecerró los ojos, observándole indiferente. La presencia a la que estaba siguiendo siempre fue él, lo sabía desde el principio. Por más discreto que fuera el peliblanco, Tomioka sabía cuándo se trataba de él. Era una señal que su presencia emanaba: peligro.
—Estar concentrado en estupideces te ha hecho bajar la guardia. — se burló. Pero sintió entonces la punta de un cuchillo en su cuello a la altura de la yugular. Maldito Tomioka, era tan rápido que había ubicado la punta del cuchillo en su cuello al momento en que él le había dado la primera patada. —Ah, ¿quieres matarme? — se rio, acercándose a su rostro y desafiándolo. —¿De verdad te atreverías a matarme?
—¿Qué hacías donde Kocho?
—Sé lo que estás escondiendo allí. No creas que porque Oyakata-sama aún no nos ha dado instrucciones no tomaremos carta en el asunto. Esa cosa debe ser eliminada.
—Es una chica sin culpas y… es una HiME. Es tu deber protegerla.
—¡Saa! — Le dio una patada en las costillas mándalo a un costado. Tomioka fue rápido en caer de pie y mirarlo a la defensiva desde su posición. —¿Así que esa es la carta que estás jugando con Kocho? ¡Convertirla en una HiME! ¡Ja! — se burló. —Esa cosa no es una HiME y aunque lo fuera no merece vivir, por piedad.
—¿Tú decides quien vive, quien muere?
—…— Sanemi dejó caer la cabeza hacia un costado, mirándolo unos segundos ensimismado. —No. — respondió, indiferente. —Pero mi obligación es eliminar los “productos” de Rizembool y toda situación que amenace a las personas, y esa escoria que tienen oculta es aliada de Rizembool. ¡La mataré! ¡Sí!
—Es HiME. Si la matas. Faltas a tu palabra.
—HAHA.— soltó una risotada macabra. Se inclinó, para estar a su altura. —Esa cosa no es una HiME.— lo miró sin parpadear. —Es un puto Orphan.
—...—
—Tokito se deshizo de un boss Orphan que seguramente inició como esa chica. Es cuestión de tiempo para que “brote” el proceso degenerativo en la tipa y se convierta en uno. Tú mismo lo viste con un par de sujetos que terminaron transformados en Orphan. Ella no es la excepción.
—Eso no es posible.
—A ver. Explícalo, me vas a decir que, porque supuestamente es HiME, no va a transformarse en Orphan, ¿qué lo impide?
—…—
—¿Ves? Ni tú puedes explicar eso. El sujeto que está detrás de su transformación usó una tecnología pura que convierte a quien sea en un Orphan aliado de Rizembool. Ha pasado los límites de lo moral al usar humanos como Orphan… Por eso hay que eliminar a esa horrorosa mierda.
—Shinazugawa…—
—¿Qué?—
—Si vas tras ella, te mataré primero. — le apuntó con su arma.
—Quiero ver que lo intentes. — imitó la acción del otro.
—¡Tomioka, Shinazugawa! — una mujer de cabellos rosa apareció de la nada en medio de los dos separándolos. —¡Por favor! ¡No se peleen! — suplicó, con un gesto adorable imitando a una pequeña niña. —Kocho está citada para hoy en unos minutos más para explicar toda la situación ante Oyakata-sama y nosotros. Ella nos enseñará los métodos que usó para salvar a la joven y nos instruirá al respecto de lo que vendrá a futuro.
—Tsk. No creo que precisamente Kocho la haya salvado. No pudo salvar a su hermana, menos a ésa tipa.— escupió Sanemi con cierto desprecio ante el recuerdo fugaz de la caída de una miembro importante del grupo, que hasta la fecha ningún Hashira podía superar.
—Kanroji, deja que Shinazugawa castigue a Tomioka por su traición. — musitó un tipo de cabello negro y ojos bicolor, quien observaba la situación desde una rama del árbol. —Tomioka ha faltado a su palabra al proteger a un Orphan. Es ponerse de lado de Rizembool. 
“Aww, Shinazugawa se ve tan sexy recordando a Kanae” pensó Mitsuri Kanroji. “Ahhh, y Tomioka se ve tan lindo protegiendo a aquella chica.” Despertó de su ensueño.
—¡Ah! No puedo permitir que ellos dos peleen.— Kanroji luego miró a Iguro, quien estaba en el árbol. Se veía muy atractivo y enigmático asechando a la gente (?) desde el árbol.—Son órdenes de Oyakata-sama— se llevó una mano al rostro, preocupada. —Tenemos que esperar a Kocho para que nos explique todo. Oyakata-sama confía en las acciones de Kocho y Tomioka, y nos tiene noticias al respecto. ¡Debemos esperar al resto de los hashira! Al parecer, hay muchos planes.
—Espero que los planes contemplen decapitar al Orphan y a sus protectores.
—¡Ah! — Mitsuri se espantó por las palabras de Sanemi, pero después encontró que su rudeza lo hacía ser más atractivo (?)
Los presentes bajaron la guardia y abandonaron la posición de ataque (incluido Iguro, quien estaba dispuesto a atacar a Tomioka si hacía falta) y sólo les quedaba esperar que Kocho llegara al templo para explicar la situación.
« Last Edit: March 24, 2020, 03:32:33 PM by Kana »


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #605: November 27, 2019, 11:54:21 PM »
Yo al llegar a 9k: Oh, ya estoy por terminar~
...yeah right (...)
Un fic ocioso que hace tiempo quería escribir, aunque me ha tomado demasiado. Lo único relevante está en el mero mero final. Gracias Mimi por prestarme a tus personajes~
77, how ironic (?)

77.1.









Llegó el domingo a las seis de la tarde, y los abundantes invitados llegaron al salón de conferencias asignado dentro de Rizembool para celebrar una reunión por el cumpleaños de Ritsu. El salón tenía una pinta elegante con varios ventanales, un techo alto adornado por bellos candelabros de cristal y una mesa larga donde había un buffet variado con aperitivos, junto a otra de igual magnitud que parecía lista y servida para alguna futura comida de fondo. En esta última se encontraba a un extremo el enorme pastel de cumpleaños, el cual yacía oscurecido por una campana de metal, todavía esperando el momento para cantar.

Luego de que cada uno se acercara y dejara sus pertenencias en sus sitios escogidos en la mesa principal, todos comenzaron a degustar del buffet, a hablar con el cumpleañero y a tomar asiento en otras sillas esparcidas por el gran salón.

“Excelente elección de local,” dijo Shishiou al homenajeado y con sus grandes ánimos de siempre. “Uno no esperaría que Rizembool tuviera algo así, pero realmente le viene bien a la mayoría. Y feliz cumpleaños, por supuesto.”
“Sí, gracias,” Ritsu se encogió de hombros. “Hm, ¿y tú eres…?”
“Cierto, mi nombre es Shishiou, soy uno de los que ayuda a Shinano para formarse en su carrera artística,” le explicó.
“Ah ya veo, el stalker Toushirou…”
“¿Eh? ¿Stalker?”
“¡Hahaha!” por su parte, Seija se puso a reír con ganas. “¡Se nota a leguas que ese santito no haría nada malo, pero me encanta que lo fastidies! ¡Ya, yo también le llamaré así!”
“¡Seija!” Shinano captó eso a corta distancia y de inmediato se acercó para defenderse. “¡Por favor, no le sigas la corriente!”
“Tu obsesión con mi apodo a ti sólo te hace ver más culpable, stalker…” dijo Ritsu, quien dio un bostezo antes de continuar. “Uhh… ya ni recuerdo por qué te llamo así, pero si te puse stalker, quizás sí lo seas un poco.”
“Fue completa invención tuya, yo no hice nada…” el pelirrojo hizo un puchero.
“Ehh…” Namazuo también se les acercó sonriendo incómodo. “Ritsu-chan, por favor, te pido piedad por mi hermanito. No le tomes tanto el pelo, ya lo estás haciendo sufrir.”
“Ya te lo dije, necesito encontrar un apodo que venza mis ganas de llamarle stalker, Nama-kun,” se explicó cansadamente.
“Y por cierto, ¿estamos esperando algo?” preguntó la Princess, confundida. “O sea, desde que llegamos la mesa está servida y el pastel anda cubierto. ¿Van a poner una pista de baile o mariachis o algo?”
“Pues no, soy aburrido. Sólo quería hacer un breve evento para verlos a todos y partir el pastel…” Ritsu dio otro bostezo. “Uhh… pero unos amigos míos que esperaba ver van a llegar en como una hora, así que andamos esperándolos. Por mientras come todo lo del buffet como puedas. Es gratis.”
“Hehe gracias~ me caes bien,” los ojos de Seija se iluminaron. “Sí soy conocida por mi apetito voraz, lástima que no traje recipientes para llevarme los bocadillos.”
“Me alegro que no lo hayas hecho, aunque en parte me sorprende que así sea,” confesó Shishiou.
“Cierto, ya los estoy decepcionando de mí,” la chica se cruzó de brazos. “Tengo que reponérselos de algún modo…”
“Uhh, ya nos causas suficientes revuelos, Seija,” le reclamó Shinano. “Hasta eres una Princess. Pórtate mejor, por favor.”
“No puedes hacerme la contra todo el tiempo con eso de que soy Princess, por favor,” la chica se encogió de hombros y le revolvió los cabellos. “Haha, ya no exageres con mis travesuras. Tú tranquilo, Shinanon~”
“Hm…” de repente Ritsu se puso a pensar críticamente. “Shinanon, me gusta. Creo que te llamaré así.”
“¿Eh?” el pelirrojo se confundió. “Pues sí es un apodo más lindo, pero…”
“Haha, pienso que te queda bien, Shinanon,” comentó Shishiou, sonriendo.
“Ehm… tú no me llamabas por apodos, Shishiou…”
“Ya no te resistas si tú mismo dijiste que era lindo, Shinanonon~” canturreó el cumpleañero.
“N-no agregues más ‘no’s, por favor…”
“¡Awww, Shinanonon!” Namazuo se lanzó al pelirrojo y le dio un abrazo de oso. “¡Totalmente lo apruebo!”
“S-suficiente…” dijo mientras se asfixiaba.

Por otro lado, Tsurumaru acababa de acercarse a sus tres kouhais, quienes estaban acompañados por Aizen.

“Yo! Me alegro de que también hayan sido invitados hoy,” dijo el peliblanco, saludándoles con una palma. “Y Aizen, qué bueno verte por la universidad para variar. Heh, asumo que no pudieron despertar a Akashi para que les acompañara.”
“Sí, ni lo intentamos esta vez,” dijo el pequeño pelirrojo, encogiéndose de hombros.
“Hm, aunque más tarde se levantará de hambre…” Hotarumaru bajó su mirada, pensativo. “Quizás debamos comprarle algo de comer de regreso…”
“Él se las arreglará, Hotaru. No podemos engreírle tanto.”
“Al parecer el cumpleañero ha invitado a varios, pero no parece conocerlos a todos,” dijo Mai mientras escaneaba el amplio espacio. La cuatro ojos tenía a uno de los tigres de Gokotai, al cual acariciaba permanentemente.
“En la tarjeta de invitación de Yukko decía que invitara a sus amigos. En la nuestra también decía lo mismo,” recordó Hotarumaru. “Es una lástima que ni Hajime, ni Syo ni Natsuki pudieron venir con tan poca anticipación.”
“Sí hay el suficiente espacio para aún más gente,” comentó Aizen.
“Pese a ser un tanto difícil de conocer, Ritsu se ve del tipo que aprecia la compañía,” opinó Tsurumaru, sonriendo con simpleza. “Heh, e invitó a todos los que fuimos al paseo del bosque, aunque evidentemente no todos están aquí. No veo a Tharja o su hermano, y pese a que yo le di la invitación a Ai, este se negó.”
“Me hubiera gustado ver a Ai de nuevo, aunque verdad que no es del tipo sociable,” dijo el pelirrojo.
“Sí, apenas se aparece por el laboratorio y no es de ponerse a dialogar,” el pelicenizo asintió y notó ver a sus amigas intercambiar miradas. “Ah, cierto, Ai es un idol que viajó con nosotros. Está en nuestro laboratorio también,” sonrió un poco. “Hehe, es reservado y un poco parco, pero una buena persona. Ojalá lo lleguen a conocer pronto.”
“Espero que sí, Hotarumaru,” Yukko le sonrió alegremente. En verdad le encantaba ver a su petizo sonreír.
“Te tomo la palabra, pero me preocupa…” Mai dio un suspiro. “Suena a que corro el riesgo de que haya otra persona parca y bien intencionada en tu vida además de yo…”
“Mai-neechan…” el niño ladeó la cabeza claramente confundido.
“Oye, ni estamos seguros si eres bien intencionada para empezar,” recalcó Aizen, mirándole con desconfianza.
“¡Hahaha, cómo me animan el día!” Tsurumaru se rió con ganas. “Pero ya, vengo a buscarles para llamarles la atención al buffet. Ya he comido un par de cosas y están muy deliciosas,” alzó un pulgar. “¡Como senpai, me preocupo mucho de su alimentación!”
“…” por su parte, Yukko frunció el ceño y le miró con reproche.
“Oye, Hanasaki-chan…” eso hizo que la sonrisa del peliblanco se incomodara. “¿Qué te ocurre? Tú no eres de molestarte conmigo tan espontáneamente…”
“Veo que ya lo olvidaste,” observó Mai, inmutada.
“¿Eh? ¿Qué cosa?”
“La broma pesada que le hiciste el viernes, Tsurumaru,” Hotarumaru frunció el ceño. “Le pusiste una salsa muy picante en su gaseosa durante el almuerzo. ¿Cómo no te acuerdas?”
“¡Ahh, eso, hahaha!” se rió, lo cual sólo hizo a Yukko molestarse más. “¡Perdón, perdón! Juro que esta vez no tengo nada planeado.”
“No lo sé…” dijo en voz baja y sin perderle de vista.
“En serio, te lo prometo,” Tsurumaru alzó sus palmas y sonrió ampliamente. “Sí que no eres compatible con el ají. Tu rostro se puso tan rojo que pensé que estallarías.”
“Oye…”
“No lo estás haciendo mejor, Tsurumaru,” dijo Aizen, dando un suspiro. “Y si mi memoria no me falla, ya le hiciste esa broma a Hotaru hace un tiempo. ¿Acaso no deberías dejar de hacerlo?”
“¿Qué es del mundo sin las sorpresas? Juro que no quiero lastimar a nadie, y sin duda no con una salsa súper picante. Quería sorprender a nuestra estimada Hanasaki-chan que andaba estresada con sus clases, aunque sí que nos dio un show…” se encogió de hombros y sonrió con leve gesto de culpa. “Pero ya, lo siento, te prometo que no volverá a suceder.”
“B-bueno…” dio un respiro con leve alivio al saber que eso había sido dejado de lado…
“¡Haha, pero en serio dudo mucho que alguien pueda ser más impresionado que tú por esa travesura! ¡Creo que por eso mismo tendré que venirme con otra broma práctica a futuro!” exclamó con alegría y se dio media vuelta para caminar hacia el buffet. “Pero olvídenlo, hay que comer este exquisito buffet.”
“…” Yukko sintió un tic en la ceja.
“Oye, Tsurumaru, eso no fue una disculpa,” Hotarumaru infló sus cachetes y siguió al mayor junto con Aizen.
“Puedo ver que la ira todavía no se te pasa…” Mai se encogió de hombros y siguió a los demás.

Mientras tanto, Hakata se encontraba hablando con Monaca, y ellos vieron a Marisa, Hirano y Maeda llegar donde ellos con algunos platos llenos de bocadillos.

“Aquí tienes, Monaca-san,” dijo Maeda servicialmente mientras le entregaba un plato con bocadillos selectos. “Espero haber hecho una buena selección.”
“Hehe, sin duda sí lo has hecho, Maeda-kun,” la chica le sonrió simpáticamente. “Muchas gracias, sé que puedo confiar en tu manera tan servicial de ser. Eres un buen chico.”
“No es nada, y tú también eres una buena persona.”
“Significa mucho que me lo digas,” asintió y pasó a meditar con un dedo en su mentón y sus ojos perdidos hacia arriba. “Aunque no sé qué tan buena sea, en verdad…”
“Vamos, no tienes que decir esas cosas,” su amigo sonrió con torpeza.
“¡Haha, me encanta tu humor!” Marisa rió con gusto y le dio un guiño a la peliverde. “Te entiendo completamente. Siempre he sido una pequeña bandida, pero igual podemos ser muy lindas con los demás, ¿verdad?”
“Sí pienso lo mismo, Marisa~” Monaca ladeó su cabeza con una simpática sonrisa. “Entiendo que fuiste junto con los Toushirou durante las vacaciones de verano. Entonces eres como una amiga de la familia.”
“Una muy reciente, pero me llevo bien con todos y han sido muy amables conmigo,” la rubia asintió. “Hehe, más bien me sorprende que me hayan invitado al cumple como amiga extendida que soy, pero este Ritsu se ve muy ameno.”
“Sí, Ritsu y yo también nos conocemos. Tenemos muchas cosas en común,” Monaca asintió y juntó sus palmas con gran alegría. “A ambos nos gusta hacer postres deliciosos, preparar estrategias maquiavélicas y fastidiar a los demás sólo un poquito~”
“¡Haha, entonces me llevaré con él de maravilla!”
“¡Yay!”
“Ehh…” Hakata alzó una ceja e intercambió miradas confundidas con Hirano.
“Monaca-san tiene un sentido del humor un tanto… controversial en nuestra clase, pero todos la estimamos mucho,” explicó Maeda, amenamente. “Es de esas personas que saben cómo dirigir a los demás y cómo levantarles los ánimos. Sólo tienen que conocerla.”
“Como siempre eres tan atento conmigo, Maeda-kun,” dijo la pequeña. “Lo aprecio mucho.”
“Sólo estoy diciendo la verdad,” le aseguró su amigo, dando una discreta reverencia. “¿Y cómo así conoces a Ritsu-san?”
“Justo lo conversaba con Hakata-kun,” Monaca asintió. “Ritsu va a visitar el laboratorio de Yagen-niichan de tanto en tanto, y hemos coincidido algunas veces. Sin duda conectamos bien cuando nos dimos cuenta que ambos preparamos postres.”
“Ah, ya veo. Es interesante que Ritsu-san tenga la autorización de ingresar a esa zona…” Maeda se puso a pensar.
“¿Eh? ¿Tú también puedes ingresar, Monaca-san?” preguntó Hirano, confundido.
“Sí, pese a mi linda apariencia soy también muy inteligente,” le aseguró Monaca con alegría y tranquilidad que le daba una pinta madura. “Realmente no he trabajado en proyectos con Yagen-niichan, pero él está asociado con Ikari-sensei y Tsuru-niichan y es por esa asociación que he tenido la suerte de ser cercana a él.”
“Vaya, impresionante…” el gemelo mayor se quedó anonadado.
“Pero eso no es nada. Justo hablaba con Hakata-kun, quien sí se merece todos los elogios por su proyecto, ¿no es así?” preguntó la peliverde al rubio, con una amplia sonrisa. “Tsuru-niichan me contó todo el cuento. Me encanta que tengas un espíritu tan aventurero~”
“Eh, gracias, pero terminé causando muchos revuelos entre mis hermanos…” confesó el rubio, un tanto cansado.
“Shinano me dijo algo al respecto, aunque de paso se oyó muy orgulloso de ti,” Marisa le dio un guiño. “Y pienso que es una oportunidad muy linda. Te deseo lo mejor.”
“Es verdad, lo mismo digo,” Maeda asintió. “Habías expresado lo mucho que querías aprender de Yagen-niisan, así que es un sueño hecho realidad para ti. Te felicito.”
“Yo también, y por lo inteligente que eres te irá muy bien, Hakata,” le aseguró Hirano.
“Ehh, gracias a todos…” el rubio sonrió incómodo y se rascó la nuca. “Heh, van a hacer avergonzarme…”
“…” Hirano sonrió levemente al ver a su hermano tan contento, cuando entonces notó que Monaca se encontraba mirando fijamente a Maeda. La chica tenía una sonrisa un tanto irónica en su rostro que le dio algo de nervios. El chico observó a su gemelo, aunque este se veía tan alegre y tranquilo como de costumbre. No entendía qué ocurría…
“¿Eh? ¿Hirano?” de repente, Maeda notó que este lo observaba y se confundió. “¿Sucede algo?”
“Eh, no, no es nada, perdón…” dijo de manera atolondrada y desviando su mirada.
“Vamos, no te incomodes, hermano,” el menor le sonrió amenamente. “Está bien.”
“Pienso que podríamos degustar los bocadillos que muy amablemente nos trajeron,” sugirió Monaca con alegría. “Eso es algo que todos debemos haber estado esperando.”
“¡Muy cierto!” Marisa asintió. “Y todo se ve tan rico. ¡Hay que aprovecharlo, pequeñines!”

“…” hacia un extremo del buffet, Yagen se encontraba observando algunos aperitivos sin realmente animarse a agarrar alguno.
“¿No tienes hambre?” le preguntó Honebami.
“No, y las elecciones aquí no van con mi propio régimen…” dijo tranquilamente aunque con leve frustración. “Pese a ello, siento que debería honorar la invitación y aceptar algo. Ritsu es capaz de obligarme si ve que no estoy siendo partícipe.”
“…” asintió.
“Y podría preguntarte lo mismo, Honebami. Eres libre de comer lo que gustes, como lo dije.”
“No gusto de la oferta…” negó. “Concuerdo. No van con mis preferencias alimenticias. Prefiero comer algo distinto más tarde.”
“Bien por ti. Al menos Ritsu parece saber que no puede obligarte a hacer nada…” se encogió de hombros. El doctor sonrió con leve ironía. “Has tenido un entrenamiento con Izuru Kamukura antes de venir. Puede que comer ahora también sea contraproducente.”
“…”
“¿Cómo juzgas su desempeño?”
“Completaré un informe a la brevedad posible, pero su desarrollo es mejor al esperado,” reportó inmutado y con su mirada perdida en el buffet. “Parece haberse adaptado a su propio físico como para prevenir descontroles de poder…”
“Es bueno oírlo. Desde un inicio dio buenos resultados y comprendo que no ha cambiado…” dio un suspiro. “Rizembool espera ver más de su rendimiento. Considerando nuestros planes de la próxima semana, puede que aquel sea un escenario donde estudiarle mejor.”
“…” Honebami asintió. “Entendido…”

Entonces, ambos fueron interrumpidos por Gotou, quien acababa de llegar y se les acercó al ser los más cercanos a la puerta.

“Vaya, vaya…” el pelimarrón llevó sus manos a las caderas y negó con leve fastidio. “Estamos en una fiesta y ustedes dos siguen aislándose como siempre. ¿Por qué no van a hablar con alguien más para variar?”
“Hm…” Yagen alzó una ceja y sonrió con ironía. “Como la fiesta en la que estamos, podrías intentar no venir para aguar los ánimos con tus quejas, o al menos ve donde Ritsu para darle tu saludo, Gocchan.”
“Tsk, verdad que ese chico me llama así…” dijo exasperado. “Pero tú ni me fastidies, Yacchan, que tú odias tu apodo tanto como yo odio el mío.”
“Sin embargo, me considero más maduro que tú para sobrellevarlo. Por ello mismo, Gocchan no te queda nada mal.”
“Tú cállate…” Gotou se tensó. “Si lo dices mucho, Namazuo nos va a oír y él sí nunca nos dejará en paz.”
“Buen punto, está bien…” el doctor se encogió de hombros. Pese a pararla, Shinano se había dado cuenta y se acercó a sus hermanos con gran emoción.
“¡Hermanos, hola!” exclamó el pelirrojo feliz de la vida y con ojos relucientes que le delataban que estaba en un modo engreído, lo cual hizo a Yagen y Gotou intercambiar miradas hastiadas. “Les oí llamarse apodos lindos~ vamos, vamos, díganme alguno~ podría usar unos mimos de ustedes dos justo ahora~”
“¿Hablas en serio?” le preguntó Gotou con gran frustración.
“Sí, no te hagas de rogar, Gotou-nii…” le dijo con ojos suplicantes.
“Ya te hemos dicho que dejes de llamarnos ‘nii’. Somos semejantes,” recalcó.
“Gotou y yo andábamos en otra de nuestras riñas, así que dichos apodos fueron equivalentes a ataques, no que deba explicártelo a decir verdad…” comentó el doctor cruzado de brazos y con cierta indiferencia. “Si sigues con estos berrinches de tu parte, tendremos que incluirte a ti. ¿Qué era lo que Ritsu te llamaba? Stalker, ¿cierto?”
“Ehh…” Shinano se quedó pasmado y congelado en su sitio.
“Uhh, no me gusta que Shinano ande engriéndose con nosotros, pero eso también me dolió a mí,” admitió Gotou.
“…y yo que estaba tan feliz de verlos hablar espontáneamente…” comentó el pelirrojo con la cabeza agachada y el corazón roto. “¿Por qué tienen que ser tan malos conmigo…?”
“No es para tanto, Shinano, no te lo tomes a mal, perdón…” dijo el pelimarrón, quien entonces se dio cuenta de lo que decía. “Esperen, ¿por qué me disculpo yo? Fue Yagen el que te llamó así, ah pero en fin, tú tranquilo…”
“¿Eh? ¿Gotou, no ibas a venir con Ichi-nii?” preguntó Shinano, confundido y al parecer haciendo borrón y cuenta nueva en su estado anímico. “No lo veo…”
“Justo me preguntaba lo mismo,” admitió Yagen.
“Pues…” Gotou entrecerró sus ojos al comprender que su atolondrado intento de empatía terminó en el tacho y negó para despejar sus ideas. “Sí, Ichi-nii y yo llegamos juntos, pero justo afuera de este edificio de conferencias él se encontró con unas chicas que habían estudiado con él en uno de sus cursos y se quedaron conversando. Decidí adelantarme.”
“¡Ah, qué genial!” Shinano juntó sus palmas con emoción. “Había escuchado que Ichi-nii es muy popular, pero veo que esto lo confirma. Hehe, ya quisiera poder presenciarlo por mi cuenta.”
“Es un dolor de cabeza. No puedes ni tener una conversación con él sin que alguien te interrumpa…” admitió el doctor.
“Eso sólo demuestra que Ichi-nii es una gran persona. No sólo lo decimos como nuestro hermano mayor~” canturreó Shinano, con los ojos brillantes. “Mi meta es ser alguien como él.”
“Creo que es algo a lo que todos aspiramos de distintas formas, Shinano,” Gotou sonrió y asintió. “Estoy de acuerdo.”

En ese momento, el grupo de hermanos notó que Gokotai, Akita y Houchou se acercaron a ellos. El primero traía a uno de sus tigres en sus brazos mientras que el otro par tenía platos con distintos bocadillos del buffet.

“Ehh, hermanos…” dijo Gokotai tímidamente.
“¿Qué les trae por aquí, pequeños?” le preguntó Shinano con una sonrisa dulce y apoyando sus manos en sus piernas a manera de estar más cerca de sus alturas. “¿Les podemos ayudar?”
“Pues, nos surgió una duda, y llevamos pensándola pero no pudimos resolverla,” dijo Akita, pensativo. “Quizás ustedes nos lo pueden resolver.”
“Haremos el intento,” contestó Yagen. “¿De qué se trata?”
“Estábamos hablando sobre las vacaciones y cómo hay distintos tipos de hoteles y resorts a los que ir, pero…” Houchou ladeó su cabeza, claramente confundido. “De ahí recordamos que a veces hay hoteles o moteles por todos lados que no se ven nada vistosos y tienen ‘promociones para parejas’, o cosas así. ¿A qué tipo de parejas están buscando?”
“…” ello dejó a sus mayores en blanco.
“Ehm…” Gokotai se confundió por dicha reacción y bajó su mirada. “Espero que no les incomodemos, aunque realmente no tiene sentido. Son locales dentro de la ciudad. Uno que vive aquí no tiene por qué ir a ellos…”
“P-pues…” Gotou no sabía qué decir, aunque ese asunto no terminaba.
“¡Oh!” Hotarumaru captó lo que habían preguntado y se acercó seguido del resto de su grupo. “Yo tengo la misma pregunta. ¿Por qué hay zonas menos vistosas de la ciudad con tantos hoteles de bajo presupuesto? Creo que una vez escuché una mención breve por la televisión sobre una ‘zona roja’ con varios locales de ese tipo…”
“¡H-Hotaru!” Aizen estaba asustado por esa mención tan inocente.
“¿Qué sucede, Kunitoshi?” le preguntó.
“Ehh, n-nada…” agitó sus palmas y sonrió incómodo. “S-sólo pienso que no es el momento para hablar de cosas así. Esto es una fiesta de cumpleaños, n-no lo olviden.”
“¿Por qué dices eso?” preguntó Houchou. “¿Es algo malo?”
“Parece serlo…” Akita se puso a pensar.
“No que sea malo, aunque puede no ser el mejor momento para explicarlo, ehh…” dijo Shinano, sonriendo incómodo.
“¡Hahaha, qué santitos son ustedes!” Tsurumaru se puso a reír por ese tema un tanto controversial. Él pasó a sonreír con leve travesura y miró a Yagen. “Oye, ¿acaso no eres un genio? ¿Por qué no se los explicas a tus hermanitos?”
“Tch, ¿qué haces poniéndome en el centro del asunto, grulla?” se quejó este. Sin embargo, el doctor notó que sus hermanitos le estaban mirando, lo cual hizo que su fastidio se cambiara por incomodidad, y desvió su mirada. “Ehm, veamos…”
“Es recreacional…” dijo Honebami con su inmutabilidad de siempre. Su repentina respuesta captó la atención de todos. “Un hotel cerca del hogar del consumidor posee un fin aparte del de alojamiento. Al igual que resorts con múltiples actividades, un hotel local puede prestarse para otros fines. Son actividades normalmente reservadas a los adultos, dicho está. Lo comprenderán tarde o temprano.”
“Wow…” Shinano se quedó anonadado y pasó a emocionarse con ojos brillantes. “¡Excelente respuesta, Honebami-nii!”
“Sí, A+,” Mai dio su visto bueno asintiendo y levantando un pulgar. “Eso es todo lo que Hotarumaru necesita oír. Sigue siendo muy joven.”
“S-sí, y es un asunto un tanto difícil de explicar…” Yukko sonrió incómoda.
“Hm…” Hotarumaru se puso a pensar. “Ah, recuerdo que Ai me había dicho que hay hoteles por China y el sur de Asia cuyas habitaciones vienen con un gameroom con consolas y un par de computadoras de última generación para gamers. ¿Es algo así?”
“…” Honebami asintió.
“Ehm, no precisamente, pero dejémoslo así…” Tsurumaru se encogió de hombros.
“Bueno, seguimos siendo menores. Imagino que poco a poco aprenderemos más sobre el tema,” dijo Akita, sonriente. “Muchas gracias, Honebami-nii.”
“Entonces es un gusto de adultos. Con razón nunca he considerado ir a un hotel para pasar el tiempo libre…” comentó Houchou, pensativo. Los demás mayores intercambiaron miradas ante su inocente interpretación. Entonces, él miró a Tsurumaru inquisitoriamente. “Tú vendrías a ser un adulto, ¿verdad? ¿Eso quiere decir que eres del tipo que va a hoteles?”
“¿Eh?” el peliblanco se impresionó por su casi acusación y pasó a reírse con ganas. “¡Hahaha, me sorprendiste, pequeñín! Pues, en términos generales, sí por la edad que tengo, aunque lo mismo puedo decir de varios de tus hermanos mayores,” Tsurumaru pasó a darle un suave codazo a Gotou. “Hasta tú estás incluido. Sé que ya eres mayor de edad.”
“¿Qué haces incluyéndome en esto?” le preguntó el aludido con cierta desconfianza. “Ni que fuéramos amigos. Tampoco es algo que fuera a hacer, no alargues el tema.”
“…” Yagen dio un suspiro y miró a Honebami a su costado. “Me salvaste de contestar. Te lo agradezco.”
“…” este negó. “No necesitas agradecerme. Sólo respondía la pregunta…”

Finalmente, Ichigo hizo su llegada y se acercó al grupo.

“Me alegra verlos de buenos ánimos,” dijo con amabilidad y llevó una mano a su pecho, para hacer una respetuosa reverencia. “Buenas tardes a todos. Lamento la demora.”
“¡Ichi-nii!” los tres pequeños se acercaron a su hermano, quien les acarició los cabellos.
“¿Cómo lo están pasando?”
“¡Muy bien! ¡Ritsu pidió un buffet delicioso!” exclamó Houchou. “¡Tienes que probarlo!”
“Haha, con mucho gusto,” le contestó alegremente. “Apreciaría si pudieras darme tus recomendaciones personales, Houchou.”
“¡Hehe, por supuesto!”
“Yo, Ichigo,” Tsurumaru se le acercó con una palma en señal de saludo. “Qué bueno que finalmente te apareces. Temía que tu fan club te hubiera secuestrado.”
“¿Qué cosas dices, Tsurumaru-san?” preguntó este, sonriendo incómodo. “Es también un agrado verte. Te agradezco por estar al pendiente de mis hermanitos.”
“Ehm, pues no he hecho nada en particular…”
“Tsurumaru-san ayudaba a resolvernos una pregunta que teníamos,” informó Akita, contento.
“¿Cómo así?” el peliceleste parpadeó confundido.
“No, no es nada importante, olvídalo,” Tsurumaru agitó una palma.
“¡Ichi-nii!” Shinano también se acercó. “¡Gotou me dijo que te quedaste entreteniendo a unas amigas tuyas, ¿verdad?! ¡Sin duda eres muy popular en Rizembool!”
“No es para tanto, Shinano,” Ichigo asintió y sonrió tranquilamente. “Son unas estimadas compañeras de clase que siempre están al pendiente de mí y con quienes he tenido varias conversaciones agradables. Hemos compartido varias de nuestras clases, aunque es una coincidencia muy grata para mí.”
“Heh, ¿coincidencia, no?” Tsurumaru rodó sus ojos y sonrió con ironía. Su bien intencionado amigo sería demasiado bueno como para darse cuenta de lo stalkers que esas chicas realmente eran con él.
“Ah, suenan como muy lindas personas, Ichi-nii,” Gokotai sonrió tímidamente.
“Espero que se dé la oportunidad para que las conozcas también, Gokotai. Sería un agrado.”
“¡Sí!” asintió contento. “Ehehe, podríamos tomar el té todos juntos. Y luego supongo podrías irte a un hotel para divertirte con ellas.”
“…” Ichigo miró en shock y pasmado a su hermanito.
“Oh crap…” Tsurumaru también se quedó frío, al igual que varios de los presentes. “O-oye, Gokotai, no digas eso.”
“¿Eh?” el pequeño ladeó su cabeza. “¿Pero no dijiste que mis hermanos también podían ser de ese tipo de personas…?”
“¡N-no dije nada así!” exclamó asustado.

De repente, todos sintieron que el aura alegre y ligera de ese espacio se sobrecargó de una pesada y venidera tormenta. Los tigrecitos que cargaban Gokotai y Mai comenzaron a temblar y se acurrucaron en sus humanos. Entonces, Tsurumaru sintió un fuerte agarre en su hombro, proveniente de Ichigo.

“Tsurumaru-san…” comenzó el usualmente benévolo y pacífico primogénito.
“…” Tsurumaru tragó saliva y se estremeció al sentir dicho agarre incrementar en presión. El peliceleste mantuvo su sonrisa pero sus ojos yacían en sombras y su voz se había tornado pausada y peligrosa.
“¿Se podría saber sobre qué estuviste hablando con mis queridos hermanos…?”
“¡N-no, espera, e-esto es un malentendido, Ichigo!” exclamó el peliblanco, muerto de miedo. “¡T-tus hermanitos tenían una pregunta incómoda y ehh… Honebami se los explicó vagamente! ¡D-díselo, Honebami!” sin embargo, Tsurumaru vio que dicho mellizo estaba marchándose completamente desconectado de la situación. “¡Ahhh, Honebami, vuelve por favor!”



Pasaron unos diez minutos y el complejo malentendido fue explicado. Así, el grupo se dividió, aunque ese pequeño desarrollo terminó siendo un tema de conversación dentro del ambiente.

Hirano y Maeda se comentaban al respecto claramente confundidos y un tanto preocupados por haber visto a Ichigo tan molesto repentinamente, mientras Marisa les calmaba y les pedía amenamente que lo dejaran de lado.

“Ahh…” Hakata se dio un facepalm. “Esos tres son mayores que yo. ¿Cómo así no saben lo que significan esos hoteles?”
“Haha, veo que eres más despierto que tus hermanos, me gusta,” admitió Monaca, entretenida. “Fufu, más bien me da risa ver lo incómodos que se ponen los mayores al hablar de estos temas con los pequeños. Como si fuéramos hechos de cristal.”
“En serio, siempre he detestado que me traten con tabús…” Hakata dio un suspiro exasperado.
“¡Sabía que estarías de acuerdo conmigo!” declaró la peliverde juntando sus palmas. Su sonrisa pasó a contagiarse de travesura. “Pero ya que tenemos a adultos tan pudorosos rodeándonos, al menos nos lo pagan al verse tan incómodos frente a nuestros ojos. Es una pequeña recompensa, ¿no lo crees?” dijo con un tono dulce.
“Vaya…” el rubio le miró de reojo con leve escepticismo. “Eres muy diferente a Maeda.”
“Los mejores amigos son los que se complementan, ¿no?” preguntó amenamente.

“Aww, ya pasó, mis terrones de azúcar~” canturreó Namazuo, quien se encontraba apachurrando a los tres hermanitos y consintiéndoles como si fueran las cosas más puras en la faz de la tierra. “Ustedes no se preocupen de nada~ en verdad son tan lindos~”
“G-gracias, Namazuo-niisan…” Akita estaba perdido. “Siento que quizás no debimos haber dicho nada, pero…”
“No, no, está bien que nos pregunten todas sus dudas, pero luego lo hablamos, ¿sí?” le dijo el mayor, quien volvió a abrazarle.
“Supongo ya hubo mucho revuelo. No es que sea importante…” Houchou hizo un puchero y desvió su mirada. Era evidente que se perdían de algo, pero decidió desistir.
“S-sólo espero que Ichi-nii se encuentre bien…” dijo Gokotai, cabizbajo. “M-me dio un poco de miedo de la nada…”
“Hehe, fue un malentendido, pero no está molesto con ustedes. Ninguno de nosotros lo estaría,” le aseguró Namazuo con energías. Este soltó a Akita para abrazar a los otros dos. “¡Ya, una vez más no duele! ¡Vengan aquí!”
“Fufufu…” Ritsu observaba la interacción cruzado de brazos y sonriendo entretenido. “No pude haber pedido mejor entretenimiento para el evento…”
“¡Hahaha, sí, todavía me ando riendo!” exclamó Seija, quien ya se agarraba el estómago. “¡Ay, si alguien me lo cuenta no lo creería!”
“Comprendo que te parezca gracioso, pero ya te has reído mucho,” comentó Shishiou, dando un suspiro.
“¡Pero sí es gracioso, haha!”

“Nuevamente lamento haber dudado de ti, Tsurumaru-san…” dijo Ichigo, apesadumbrado.
“¡Hahaha, tú descuida, Ichigo! ¡Realmente sonó muy mal!” exclamó el peliblanco, quien luego del susto se había puesto de buen humor. “¡Hace años que algo no me aterraba tanto, hahaha!”
“Ehh…”
“¡Ya pasó, ya pasó!” le dio palmaditas en un hombro. “Yo que ando jugando bromas a la gente ya me tocaba sufrir un poco, y pese al susto siento que he recuperado energías. Las sorpresas rejuvenecen a uno,” le sonrió simpáticamente. “Tú más bien pareces haber perdido unos años de vida, así que relájate.”
“Este fue un muy extraño suceso, pero no te preocupes más, Ichi-nii,” le aseguró Gotou. “Tú siempre estás al pendiente de los pequeños. No es justo que te estreses por cualquier cosa, aparte que no te culpo por desconfiar de este de acá.”
“Ehh, tu hermano ya parecía querer decapitarme…” comentó Tsurumaru, sonriendo incómodo. “No intentes hacerme ver mal, por favor.”
“Ciertamente es como dices, grulla. Alguien debería hacerte pagar por tus constantes fastidios y bromas, aunque no quisiera que Ichi-nii se ensucie las manos contigo,” dijo Yagen, indistinto. “Pero ya, dejemos esto de lado. Estamos aquí por el cumpleaños de Ritsu.”
“Es verdad, todavía no le he dedicado mi saludo,” recordó Ichigo. Él hizo una torpe reverencia. “Eh, con permiso…”

Así, el peliceleste fue hacia el cumpleañero seguido por Yagen, Gotou y Honebami. Al verles, Tsurumaru dio un suspiro.

“Es la primera vez que veo al sensible de Ichigo así, quién lo diría,” comentó sonriendo rendido.
“S-se nota que se preocupa mucho por sus hermanitos,” dijo Yukko, sonriendo un poco.
“Sin duda. Ichigo es un buen hermano,” le aseguró Hotarumaru alegremente. “Se puede ver por el estima universal que todos sus hermanitos le guardan.”
“Kuniyuki podría aprender de él, sin duda…” Aizen rodó los ojos.
“Pero es extraño que esto haya ocurrido,” comentó Mai, pensativa. “El hecho que esos tres hermanos menores son tan inocentes como no para saber sobre los hoteles o la zona roja…”
“¿Es extraño?” Hotarumaru ladeó la cabeza. “Yo tampoco lo sé, Mai-neechan…”
“Tú eres distinto, Hotarumaru,” le aseguró la chica con una mínima sonrisa. “Eres un pequeño puro e inocente de doce años que ilumina nuestro día a día con su belleza y ternura. Por otro lado, esos hermanos son mayores que tú y están a un año académico de pasar a la universidad,” asintió y adoptó severidad en su inexpresión. “Por ello mismo, merecen ser corrompidos…”
“¿C-corrompidos?” preguntó el pelicenizo, perdido.
“¡O-oye, Mai!” Tsurumaru se alertó y agarró a la chica de los hombros de manera protectora. Entonces, el senpai miró de un lado al otro y dio un pesado suspiro. “Uhh, falsa alarma. Sus hermanos mayores no te oyeron, pero ya viste que puedes meterte en problemas hasta con el más buenito de ellos. Ten cuidado…”
“Sabía que no me oirían…”
“¡Oigan, yo sigo aquí y tampoco apruebo lo que has dicho, Mai!” reclamó Shinano.
“Hahaha, sí te vi, pero tú no eres una amenaza,” confesó Tsurumaru, riéndose.
“Uhh…” Shinano hizo un puchero.
“Yo tampoco estoy feliz con lo que has dicho, Mai,” agregó Aizen. “Y Hotaru está aquí.”
“Tienes razón, hay que velar por él…” dijo la cuatro ojos.
“Ya, no tienen que tratarme como un niño todo el tiempo…” Hotarumaru frunció el ceño.
“Ehh, Shinano, no te lo tomes a mal, por favor,” le pidió Yukko. “Sabes que Mai tiene su forma de ser, pero lo decía de broma…”
“No puedes estar segura…” dijo Mai, ajustándose las gafas.
“M-Mai, no estás ayudando…” su amiga le miró con reproche.
“Imagino que lo dijo así, descuida Yukko…” Shinano dio un respiro y sonrió amenamente. “Gracias por alentarme. Ehh, más bien siento un poco el show que hemos causado. Han sido unas complicaciones inesperadas…”
“Y yo sigo sin entenderlo…” musitó Hotarumaru cabizbajo. Esa mención causó que Mai le sonriera y le acariciara los cabellos con una mano, a lo cual frunció el ceño.
“No te preocupes. Me gusta mucho cómo te llevas con tus hermanos. Todos son tan amables y cuidadosos entre ustedes.”
“Es verdad, estoy agradecido todos los días por tener la familia que tengo,” Shinano asintió y ensanchó su sonrisa. “Bueno, ya que dejamos este asunto por olvidado, podría comer algo del buffet. Todavía no me sirvo nada.”
“Cierto, y ya me entró hambre de nuevo,” Tsurumaru se encogió de hombros.
“Apenas comenzamos a degustar de la variedad, hay que seguir,” Aizen asintió.
“Sí, aparte que ahí veo unas trufas que me han tenido atento desde hace un rato,” dijo Hotarumaru, decidido. “Vamos todos, Yukko, Mai-neechan.”
“Eh, paso, más bien quiero darme un respiro de comer,” dijo Yukko, sonriendo con torpeza. “A este paso no podré comer torta.”
“Lo mismo digo. Gocen de sus metabolismos de hombres jóvenes,” Mai asintió inmutada.
“¡Haha, qué graciosa eres! Eso haremos,” Tsurumaru les dio un guiño y así las dos chicas se quedaron solas.

“Hehe, bien por ellos que pueden comer todo lo que les apetece sin engordar,” comentó Yukko al aire. Vio que Mai acababa de soltar a su tigre, el cual se fue corriendo para pasearse aleatoriamente, y pasó a revisar su celular. “Hmm, y me pregunto qué sorpresa nos tendrá Ritsu para más tarde…”
“No lo sé…” dijo la otra distraídamente. “Sí nos mencionó que tenía una sorpresa para cuando todos sus invitados lleguen, pero soy alguien difícil de sorprender y esto es un cumpleaños. Dudo que sea interesante.”
“Ehm, quizás tienes razón, pero es su cumple. Hay que darle crédito.”
“Es por ser su cumple que debe tratarse de algún tema trivial que no nos concierne, pero sí…” Mai miró de reojo a dicho cumpleañero a distancia. “Se ve como alguien distinto y extraño. Podría ser entretenido…”
“S-supongo que alguien que maneja armas y explosivos como tú no se sorprende por muchas cosas, tienes razón…”
“Más bien…” Mai observó a Tsurumaru escogiendo bocadillos a lo lejos. “Hablando de algo interesante, esta podría ser la noche en la cual haces pagar a nuestro senpai por la broma pesada del otro día.”
“¿Eh?” Yukko se impresionó por dicha sugerencia y sonrió incómoda. “M-Mai, estamos en un cumpleaños, ¿de qué hablas?”
“El lugar es precisamente el adecuado para camuflar tu broma y agarrarle de sorpresa,” comentó la otra. “Todos andamos comiendo bocadillos, así que si fueras a usar esa salsa súper picante que Tsurumaru usó en ti para aderezar su comida, podrías esconderlo bien. Tienes también múltiples oportunidades para hacerlo.”
“Eh, ehh…” Yukko observó brevemente a su senpai comer y sacudió su cabeza. “N-no, ni puedo estar pensándolo. O sea, sigo molesta de que me haya hecho eso, pero…”
“…” asintió. “Lo comprendo.”
“¿L-lo comprendes?” le miró sorprendida.
“Eres Hanasaki-chan, por lo tanto nunca te defenderás y serás presa fácil,” dijo indiferente. “Con razón Tsurumaru te apuntó, y sin duda lo volverá a hacer en el futuro.”
“Uhh… eso comprendes…” se deprimió.
“También puedo ver el perfecto escenario para jugarle la broma,” Mai contempló la mesa central que estaba servida y donde todos habían apoyado sus pertenencias en sus sitios. “El buffet está servido, sin embargo, nadie se ha servido nada de tomar. Los vasos de cada uno están puestos en la mesa de allá. Podrías servirnos gaseosas a todos en una bandeja y entregar a Tsurumaru el vaso con la salsa súper picante. Sí…” asintió. “Es muy fácil.”
“M-me sorprende que te vengas con eso tan rápido…” Yukko se quedó impresionada por dicho análisis. “Tiene sentido… ¡ahh, ¿pero qué estoy diciendo?! ¡N-no hay forma!”
“Hm…”
“O sea, aun si quisiera hacerlo, no tenemos una salsa súper picante aquí…”
“Eso no es cierto,” sorprendentemente, Mai sacó una botellita de salsa de su otro bolsillo.
“Eh, ¡¿eh?!” Yukko dio un paso atrás con terror. “¿D-de dónde sacaste eso?”
“Es la misma salsa que Tsurumaru usó contra ti,” comentó Mai. “Él la descuidó y al final ni se acordó de ella, así que me la quedé. Pensé en quizás usarla para alguna broma…” entonces afiló sus ojos y miró a Yukko intensamente. “Pero no, es el destino. Tú eres quién la usará. Es el momento perfecto…”
“¡B-bromeas!” exclamó aún en shock.
“Pero no te obligaré, pese a que es la perfecta oportunidad de hacerlo,” a pesar de sus palabras, Mai le dio la botellita. “Tú verás qué harás. Lo dejo en tus manos. Ojalá Hanasaki-chan pueda valerse por sí misma y defenderse ante la mano opresora de Rizembool, pero esos son sólo mis deseos. Todo depende de ti ahora…”
“Uhh…” Yukko le miró con reproche al notar claramente que la chica seguía instigándola, cuando entonces Gokotai se acercó a las dos.
“Ehh, e-espero no incomodarlas, perdón…” dijo el chico cabizbajo y con nervios.
“N-no te preocupes, dinos qué te trae por aquí,” dijo Yukko sonriendo incómoda y apenas pudiendo esconder la botella de picante en su bolsillo.
“Intentamos agrupar a mis tigres, les toca su hora de comer…” explicó y miró a Mai. “Ehm, Mai-neesan, parece que tu tigre se escapó. ¿A dónde se habrá ido?”
“Yo lo dejé ir…” la chica asintió y le revolvió los cabellos. “Descuida, te ayudaré a buscarlo. No puede haber salido de aquí.”
“¡Ah, muchas gracias, Mai-neesan!” Gokotai se alegró y asintió contento.
“En marcha…” así, Mai se marchó con el pequeño.

De repente, Yukko se encontró sola. Parte de ella quiso acompañar al par a encontrar al tigre perdido, la otra pensó en alcanzar a los chicos degustando el buffet para olvidarse del asunto… y una tercera optó por hacerle caminar a la mesa central, al lugar de Tsurumaru.

“No… ¿qué estás haciendo?” musitó a sí misma en shock por encontrarse frente a dicho vaso descartable en ese puesto. Cerró sus ojos con fuerza y tembló mínimamente. “No, esta no eres tú, ¡esta no eres tú!”

Sin embargo, sintió una enorme presión por ya encontrarse ahí y terminó siguiendo la inercia. Luego de mirar de un lado a otro repetidamente para descartar atención, abrió la botella y comenzó a sacudirla mínimamente para hacer que unas pocas gotas de la salsa precipitaran al vaso. Yukko se inquietó al ver que nada caía y que los segundos transcurrían, y dio una agitada más fuerte, la cual causó que más salsa de la que hubiera deseado se derramara.

“¡Eep!” ella misma se tapó su boca para no levantar su voz, y cerró y guardó la botellita como si su vida dependiera de ello. La travesura estaba ahí, y le tocaba concretarla lo antes posible. Lo primero que debía hacer era buscar una botella de gaseosa…

“¡Yukko!” exclamó Marisa detrás de ella.
“¡AAHHH!” Yukko casi siente que su corazón se escapa por su garganta y se giró de relámpago.
“Oh, perdón, no quería asustarte,” dijo la rubia de buenos ánimos. “Qué sorpresa verte sola por estos lares. Vamos, ven conmigo. Justo andaba hablando con unos de los retoños.”
“Ah, eh, ahh…” la chica se llevó unas uñas al filo de sus labios con tremendo nerviosismo. “S-sí, ehh, no ahorita, pues, estoy haciendo algo.”
“¿Eh?” Marisa ladeó la cabeza y miró hacia la mesa servida. “¿Qué cosa?”
“¡N-no, nada importante!” exclamó Yukko, sonriendo nerviosa y agitando sus palmas compulsivamente. Por dentro se requintó al casi confesar de su travesura.
“No sé qué te trae así, pero tú tranquila. Estamos en un cumpleaños,” le recordó sonriente.
“Uhh, sí, es el momento para divertirnos y ser felices, verdad…” dijo desposeída. No podía soportar la presión. Ya se arrepentía de haber caído ante la presión de Mai.
“Hehe, no te veas tan triste. ¡Ven conmigo!” Marisa le agarró de una muñeca y le jaló.
“¡E-espera, ehh!” Yukko se erizó pero al final no pudo resistirse.

Pasaron los que debieron haber sido apenas unos cinco minutos trascurrieron con la misma rapidez. Yukko llegó al grupito de Marisa y se reencontró con Monaca, quien mostró interés en oír de sus vacaciones.

“Ah, entonces tú fuiste invitada por los Toushirou para las vacaciones a la playa,” concluyó la peliverde, sonriente. “Hehe, tienes mucha suerte. Espero que lo hayas pasado bien.”
“Eh, sí, muchas gracias…” dijo Yukko, sonriendo incómoda. Su broma le carcomía por dentro y le hacía buscar el menor descuido para excusarse y concretarla sin llamar atención o curiosidad, pero simplemente no lo veía. “Todos han sido muy amables conmigo.”
“Ha sido un gusto tenerte como huésped, Yukko-san,” le aseguró Hirano.
“Sí, siempre eres bienvenida en nuestro hogar,” dijo Maeda, amablemente.
“Hehe, gracias pequeños…”
“Aparte que Shinano parece dedicarte una atención especial, ¿no es así~?” canturreó Marisa.
“Ehh…” Yukko se incomodó. “N-no sé lo que dices. Vamos, no me fastidies, Marisa.”
“¡Haha, qué fácil es avergonzarte!” la rubia se rió ampliamente.
“Uhh…”
“No prestes mucha atención a Shinano, Yukko,” dijo Hakata, sin darle importancia. “Él es un poco needy e invasivo. Puede intimidar a algunos por lo abierto y cercano que se vuelve, pero no tiene malas intenciones.”
“Haha, no digo que las tenga, pequeño~” Marisa sonrió pícaramente y tocó la punta de la nariz del cuatro ojos de manera juguetona. “Pero te falta edad para comprender a qué me refiero~”
“¿Q-qué haces?” Hakata se ofuscó y sacudió su cabeza.
“Aw, qué lindo eres~” la rubia se enterneció por su reacción, lo cual fastidió un poco al pequeño prodigio e hizo a sus dos hermanos sonreír incómodos.
“Hm…” Monaca meditó ese dato brevemente, y entonces miró hacia otro costado y sus ojos se iluminaron. “¡Ah, qué bueno, ya están comenzando a servir las gaseosas!”
“¡Oh, finalmente!” exclamó Marisa, contenta.
“…” Yukko se quedó fría y observó la mesa, para notar con gran terror y escalofríos que todos los vasos descartables habían sido recolectados y estaban a un rincón de dicha gran mesa. Namazuo y Shishiou estaban en plena labor de llenar de una gaseosa no transparente los últimos. “¡¿Q-qué?!”
“Con todo lo que hemos comido, me vendría bien algo de tomar,” dijo Hakata.
“Es verdad. Prefiero el té, aunque gaseosa está bien por ahora,” comentó Hirano.
“Vamos antes que nos ganen, chicos,” les alentó Monaca.
“Parece haber suficiente para todos, Monaca-san,” dijo Maeda. “Te llevo.”
“Yo puedo empujar su silla de ruedas, descuida,” le aseguró Marisa.
“Muchas gracias, Marisa~” canturreó la peliverde.

Así, ellos caminaron hacia allá mientras Yukko continuó congelada de pie sin saber qué hacer. Regresó a la vida al observar a varios de los pequeños Toushirou llegar y tomar un vaso cada uno. Tenía que apurarse, aunque estaba tarde.

“¡Salud con todos!” exclamó Namazuo, alzando su vaso. “¡Por Ritsu!”
“Gracias, Nama-kun, me ahorraste el trabajo,” dijo el cumpleañero con su vaso. “También a ti, Shishiou…”
“Es un gusto ayudar,” declaró el rubio con una sonrisa decidida. “¡A brindar!”
“E-esperen…” dijo con un hilo de voz por temer el desenlace de que alguien inocente fuera a sufrir por su garrafal descuido. Conociendo su mala suerte, Tsurumaru no sería el premiado, y tuvo razón.

Sin embargo, subestimó tremendamente la mala suerte que siempre le plagaba…

“¿E-eh?” Gokotai dejó de tomar la gaseosa, y su sorprendido rostro comenzó a infestarse de shock y desesperación.
“¿Gokotai?” Akita miró a su hermano. “¿Eh? ¿Qué te pasa?”
“¡T-tú cara se está poniendo roja!” exclamó Houchou.
“¡Q-quema! ¡Quema mucho!” el pequeño peliblanco retrocedió en lo que soltó su bebida. De repente, su respiración se aceleró y se cayó sentado en el piso, para comenzar a toser.
“¡Gokotai!” Namazuo corrió donde su hermanito y lo agarró antes que este precipitara por completo. “¡Gokotai! ¿Qué ocurre?”
“No puedo… respirar…” dijo con lágrimas en los ojos y una expresión de terror. Dicho esto, su rostro comenzó a hincharse frente a todos y hubo un susto general.
“¡G-Gokotai!” Ichigo también se acercó, pero Yagen fue más rápido y se abrió caminó para arrodillarse al costado del pequeño y de inmediato preparar una inyección.
“Tsk… es anafilaxia, ¿pero por qué está ocurriendo?” murmuró mientras inyectaba una dosis de adrenalina a su hermanito. “Está bien, no te preocupes, Gokotai. Todo está bajo control…”
“He-hermanos…” el pequeño pareció tranquilizarse un poco, y ante ello perdió el conocimiento.
“¡Gokotai, responde!” exclamó Namazuo, en shock.
“Tranquilo, está bien,” le aseguró Yagen, tomando el pulso del peliblanco. “Sus signos vitales están normales y la adrenalina lo estabilizará. Lo más probable es que se haya impresionado y desmayado. Necesita reposo, nada más.”
“…” el otro continuaba en un visible shock sin saber qué decir o hacer. Terminó por observar a Gokotai en sus brazos y afligirse. “¿Por qué…? ¿Por qué tiene que pasarle esto…?”
“Yagen…” Honebami se acercó con el vaso de la víctima.
“…” el doctor lo recibió e inspeccionó el contenido. No tardó en ver cierta capa de viscosidad en el fondo y, sin pensarlo dos veces, tomó las pocas gotas de gaseosa que quedaban.
“¡Y-Yagen! ¿Qué haces?” Ichigo se alarmó.
“Descuida, Ichi-nii…” Yagen entrecerró sus ojos con disgusto. “Tch, alguien puso una salsa picante en el vaso de Gokotai y le causó está reacción alérgica severa.”
“¿Qué dices?” preguntó Gotou, en shock.
“¡Ahh, no!” Shinano se horrorizó y llevó sus manos a sus cachetes. “¡¿Quién querría hacerle daño a nuestro preciado Gokotai?!”
“Va a estar bien, ¿verdad?” preguntó Hakata un poco asustado.
“Lo estará…” Yagen asintió y pasó a mirar a Tsurumaru con gran desconfianza. “Pero…”
“¡N-no, espera, sé lo que estás pensando!” este negó y agitó sus palmas con gran nerviosismo y una sonrisa incómoda. “Juro que no he jugado una broma a nadie hoy, y sin duda no me metería con tus hermanos. Digo la verdad, en serio.”
“¿Eh? ¿Dicen que esto es una broma o algo así?” preguntó Seija, mareada.
“Tiene que serlo…” Ritsu dio un suspiro. “Conozco bien a los Toushirou y estoy al tanto de las múltiples alergias de Gokotai. Le di la larga lista de agentes nocivos para él a los chefs que prepararon la comida de hoy, así que este picante sin duda fue introducido adrede, con el motivo de lastimar a alguien…”
“O-oye, esa es una acusación severa, Ritsu,” comentó Shishiou, impresionado.
“Pues si no fue el prankster entre nosotros, ¿quién más habrá sido?” preguntó el cumpleañero, encogiéndose de hombros. “Tampoco sabemos sus intenciones, ¿no es así?”
“S-sí, pero o sea… suena a una broma usual…” dijo Marisa, sonriendo incómoda. “Creo que sería gracioso en alguien sin alergias, ¿no les parece?”
“Tch, ¿qué hay de gracioso en esto?” preguntó Namazuo con gran amargura.
“¿Eh?” Marisa se quedó en blanco.
“Mi hermano ha sido lastimado por la falta de consideración de alguien, y osas de decir que no es más que una broma,” Namazuo apoyó a Gokotai sobre el suelo y se levantó para encarar a la chica con una impresionante ira. “¡¿Cómo te atreves a minimizar la situación?!”
“¡Ihh, n-no hago eso, en serio! ¡P-perdón!” la chica tembló de pies a cabeza y pasó a agarrar el brazo de su hermano a manera de protegerse detrás de él.
“¡¿Quién fue?!” exclamó el pelinegro a todos los presentes. “¡¿Quién le hizo esto a Gokotai?! ¡Juro que no te saldrás con la tuya, así que te conviene admitir lo que hiciste!”
“…” Yukko estaba temblando mínimamente, todavía pasmada y sumamente arrepentida de lo que acababa de causar.
“¡Namazuo-niisan! ¡Tranquilízate, por favor!” le suplicó Maeda.
“Detente, Namazuo…” dijo Honebami en voz baja y acercándose a su mellizo.
“Que no te consuma la ira, hermano,” le aconsejó Ichigo. “No te preocupes. Confío plenamente que no hubo malas intenciones de por medio, pero encontraremos la verdad. Y Gokotai estará bien, no temas por él.”
“…” Namazuo miró al primogénito y asintió, para bajar su mirada y comprimir sus puños.
“No dejen que este suceso se salga de control…” Yagen se puso de pie. “Necesitamos llevar a Gokotai a reposar. También debo contactar a los paramédicos por otra dosis de adrenalina en caso sea necesaria. Debo retirarme.”
“Voy contigo, Yagen,” Ichigo asintió y fue a cargar al inconsciente Gokotai. De inmediato notó que los cinco tigres se alarmaron y le rodearon los talones. “Heh, ustedes tranquilos.”
“Bueno, vayan de una vez,” dijo Gotou. “Y no se preocupen. Nosotros nos quedaremos a resolver el misterio.”
“Ah, pero llévense a los pequeños con ustedes,” sugirió Shinano. “Quiero que estén con Gokotai cuando este despierte. Así lo animarán y ellos estarán más tranquilos también.”
“¿Eh? ¿Quieren que vayamos?” preguntó Hirano, sorprendido.
“Pero me sabe mal dejarlos aquí…” dijo Hakata, meditativo.
“Lo mismo digo…” Akita asintió.
“No, vayan. Cuiden de Gokotai por nosotros, por favor,” les alentó Gotou.
“Tú también ven con nosotros, Namazuo,” dijo Yagen.
“¿Eh?” este se desconcertó.
“Tus nervios e impresión afectarán tu juicio. Pienso que sería irresponsable de mi parte dejarte aquí con los demás.”
“No, me quedo,” entrecerró sus ojos. “Tengo que saber qué pasó. Se lo debo a nuestro hermano.”
“Namazuo…”
“No podrás disuadirme, Yagen,” espetó impaciente.
“…” el doctor se impresionó levemente y dio un suspiro. “Como digas. Honebami, mantenle un ojo encima.”
“…” este asintió.
“Supongo me quedaré también,” dijo Maeda, determinado. “No sé qué podré hacer, pero daré un intento.”
“Sí, pienso igual,” Houchou frunció el ceño.
“Entiendo sus decisiones, lo respeto,” Ichigo asintió. “Pero no se esfuercen mucho, por favor. Les contactaré dónde encontrarnos lo más pronto posible. Por favor acudan a nosotros si nos necesitan.”

De aquel modo, el grupo de hermanos con Gokotai se marchó para buscar un lugar de reposo para el afectado. Ni bien se fueron, Ritsu cerró la puerta del salón.

“Bueno, lo mejor es ir al fondo del asunto, ¿no?” preguntó Ritsu, frustrado. “Este suceso es de suma importancia para los Toushirou, así que mientras el responsable no salga a la luz, nadie más tiene permitido salir.”
“…” Mai asintió, inmutada. “Tiene sentido. Estoy de acuerdo.”
“Ihh…” Yukko soltó un mínimo alarido de terror que pasó desapercibido por todos.
“Pero antes de cualquier complicación, por favor, si saben algo cooperen,” dijo Tsurumaru amenamente y llamando la atención de todos. “No se dejen intimidar. Mientras más silencio, peor será, ¿entendido? Confíen en lo que digo.”
“Creo que podríamos sugerir un periodo de amnistía, Tsurumaru,” opinó Hotarumaru, levantando su mano. “Entiendo que quieres ser un mediador, pero sigues intimidando.”
“Entiendo lo que dices, Hotaru, pero…” Aizen sintió escalofríos y bajó su mirada. “Ver el rostro de Gokotai hincharse de un momento a otro fue aterrador…”
“¡Exacto!” Houchou agitó sus puños de arriba abajo. “¡Quien sea que le hizo daño no puede irse sin castigo! ¡Los ataques de alergia de Gokotai ponen su vida en riesgo!”
“Eso es verdad, pero puede que este sea sólo un accidente, Houchou…” dijo Maeda, precavidamente.
“No podemos ser suaves, Maeda,” dijo Namazuo, frustrado y frunciendo el ceño. “Juro que encontraré lo que ocurrió aquí, sin importar lo que deba hacer.”
“P-pero Hotarumaru tiene razón, no podemos asustar a los presentes…” comenzó Shinano, quien dio un pesado suspiro. “Ahh, esto se está complicando desde ya. Ichi-nii debería estar aquí.”
“¿Entonces nadie tiene nada que decir?” preguntó Gotou con sus manos en las caderas. Chasqueó la lengua al ver miradas nulas o confundidas del montón. “Tch, pues bien, podemos quedarnos aquí toda la noche si es necesario. No dejaremos que nadie salga de aquí hasta que sepamos exactamente qué ocurrió.”
“Preferiría no quedarme aquí por el resto de mi cumple, pero bueno…” Ritsu se encogió de hombros. “Simpatizo con ustedes. Mucha suerte resolviendo el caso…”

...


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #606: November 27, 2019, 11:55:31 PM »
77.2.







Luego de esa resolución, la puerta fue asegurada con un par de sillas y los presentes volvieron a esparcirse por el ambiente, aunque el previamente alegre escenario se llenó de incertidumbre y silencio mientras esperaban a que el responsable saliera al frente. Shinano y Gotou forzaron a que Namazuo tomara asiento para no continuar intimidando a los demás y se aseguraron de mantenerle moderadamente tranquilo en lo que Honebami daba rondas para vigilar a todos o detectar cualquier acto sospechoso. En medio de todo ello, Maeda y Houchou se pusieron de acuerdo y comenzaron con una rutina de good cop/bad cop para entrevistar a todos y cada uno de los presentes en búsqueda de pistas.

“Vaya, vaya, ¿quién se imaginaría este desarrollo?” preguntó Seija al aire.
“Sólo espero que no vayas a decir nada insensible, Seija,” dijo Shishiou, dando un suspiro y mirando hacia un costado. Namazuo se encontraba recibiendo la atención de Gotou y Shinano, quienes le hablaban e intentaban razonar con él, aunque el mayor seguía tenso y contrariado. “Nunca le he visto así. Se nota que realmente se preocupa por su hermanito.”
“Hm, sí, lo imaginaba más tranquilo, obviamente no lo conocemos…” la chica se encogió de hombros y sonrió con ironía. “Heh, y al final resulta que esta reunión simple se tornó en una cena murder mystery. Hasta este salón todo elegante y amplio se presta a esos casos policiales.”
“Oye, ya te dije que te comportes,” le miró con reproche.
“¡Haha, tú tranquilo, leoncito!” se rió entretenida. “Ni que nos estén escuchando ahora y en serio pienso que esto ha sido más un accidente que otra cosa. O sea, ¿matar a alguien con salsa picante? ¡Hay mejores formas de hacerlo!”
“Shh, baja la voz,” dijo tenso de que alguien les oyera.
“Ay, por favor,” rodó los ojos. “Bueno, pero si ese peliblanco es reconocido por sus alergias, siempre puede haber habido segundas intenciones. Hmm…” se puso a pensar con una mano en su mentón. “Pero en serio, hasta usando alérgenos mejor sería ir por uno que no sea picante y actúe silenciosamente… ¿ves? Por eso digo que no hay que preocuparnos.”
“No seas insensible, entiende que sus hermanos están muy preocupados por él.”
“Sí, ya vimos a ese pelinegro estallar ante todos nosotros, lo sé…” tomó asiento y le dio una mínima consideración. “Y pues, tienes razón. Si bien somos inocentes, decir cosas sin sentido nos metería en problemas así que a estar callados, leoncito. Hehe, Marisa ya se llevó el susto por sólo decir que parecía una broma.”
“De nuevo le das poca importancia, aunque creo que estás siendo más sensata de lo usual, Seija…” Shishiou dio un pesado suspiro. Menos mal la otra no tenía ganas de hacerlo peor, lo cual sería muy esperado de su parte.
“Hmm, aunque…” dibujó una sonrisa en su rostro.
“¿Aunque qué?” le miró de reojo. Quizás lo había pensado demasiado pronto.
“¿Tú no fuiste el que sirvió las gaseosas, leoncito?” preguntó Seija, mirando al otro traviesamente.
“¿Eh?” Shishiou se tensó.
“Sí, definitivamente fuiste tú. Bueno, tú y ese temperamental pelinegro, pero ese se ve que no le haría nada a sus hermanitos y no es inteligente como para falsificar sus buenas intenciones,” le apuntó acusatoriamente. “¡Fuera de Tsurumaru eres el sospechoso principal!”
“¡N-no lo soy!” exclamó aterrado. “¡No digas cosas por decir! ¡Además había demasiados testigos rodeándonos todo el tiempo!” frunció el ceño y le devolvió la apuntada. “¡Más bien esto es más típico de ti!”
“¡Hahahaha!” Seija se agarró el estómago y se puso a reír. “¡Qué fácil es fastidiarte! Pero sí, ya dije que éramos inocentes, pero es cierto que los dos somos rebeldes y disfuncionales, ¿no? Puede que hasta estemos camuflando nuestra culpa entre los dos.”
“Tsk, no creo que hayas sido tú esta vez, te conozco lo suficiente.”
“¿Estás seguro~?”
“¡Ya párala!”
“Haha, o sea, los dos somos tipo mayordomos de Shinanon. El hecho que sean los mayordomos quienes envenenen a un señorito en un lugar de este tipo suena demasiado cliché y probable. ¡Nos podrían llevar a la horca por esto!”
“Oye, no hay que levantar sospechas infundadas,” le advirtió severamente aunque también con un poco de nervios.
“Heh, ¿qué haces asustándote, leoncito?” sonrió indistinta. “Ya sabemos que esta familia tiene hermanos luchadores, pero nosotros también peleamos…” se encogió de hombros. “No que le tenga miedo a ninguno de ellos.”
“Ihh…” repentinamente, Shishiou palideció.
“¿Eh? ¿Qué te pasa?” Seija se confundió y se volteó.
“…” Honebami había aparecido repentinamente detrás de la chica y miraba al par con ojos nulos y peligrosos.
“¡Ohh, me había olvidado de ti! ¡Hahahaha!” la Princess se impresionó y se hizo para atrás. Luego de la sorpresa, volvió a estallar en risas. “¡Haha, menos mal no hice nada! ¡No quiero que vayas a masacrarme hahaha!”
“¡Ya suficiente, Seija! ¡Esto no es una broma!” exclamó Shishiou, quien miró a Honebami y sacudió sus palmas. “¡N-no le prestes atención! ¡Juro que es su forma de ser pero somos inocentes, e-en verdad que sí!”
“…” el peliblanco se mantuvo inmutado.
“Eh, o-oye…”
“¡Hahaha, qué medio me da!” exclamó la chica en plena risa.
“¡Párala ya, Seija!” le gritó el rubio.

“…” Yukko estaba de pie al costado de la mesa del buffet. Por los acontecimientos, nadie parecía tener el interés de seguir degustando de los platillos, por lo cual era un punto de descanso y relativa lejanía donde en cierta forma podía ocultarse de los demás. Pese a ello, Hanasaki-chan se encontraba hecha un manojo de nervios y no podía soportar la culpa ni el miedo de su presente situación. No sabía qué hacer…
“Yukko…” dijo Mai detrás de ella.
“¡Wahh!” la chica se sobresaltó y casi se cae encima del propio buffet. “E-ehh, M-Mai, ehh…” sonrió con gran dolor e incomodidad. “¿Q-qué haces por aquí? ¿T-tienes hambre…?”
“…” la cuatro ojos negó y le miró atentamente. “No me puedes engañar, esto es obra tuya.”
“¿Q-qué…?” dijo con un hilo de voz.
“Eras la que tenía la salsa, así de simple…”
“¡M-M-Mai!” Yukko ya no pudo soportarlo y agarró a su amiga de sus hombros, para apoyarse de ella y mirarle con ojos desahuciados que inspiraban un miedo mortal. “¿Q-qué debo hacer? Casi mato a ese niño… v-v-vo-voy a morir aquí, ¿no es así?”
“Es difícil decir…” se puso a pensar.
“¡S-sé más amable, por favor!”
“Baja la voz,” le pidió Mai tranquilamente al alzar una palma para apaciguarla. Acto seguido, retrocedió un par de pasos para librarse del agarre de la otra. Dio un leve suspiro. “Es tan propio de ti incrementar las dimensiones de un suceso que no debería ser tan extraño como una broma, pero como tu amiga y guía espiritual de Rizembool, debo decirte que fallaste garrafalmente en tu propósito de hoy.”
“E-ehh…” Yukko le miró con incomprensión y desconcierto ante las prioridades de la otra.
“Aquel plan, el cual fue sugerido tan fácilmente por mi persona, resultó ser demasiado complejo para la cognición de Hanasaki-chan…” negó con gravedad. “Te hizo falta conocimiento que no podría considerar propio de Rizembool, más bien… no eres muy despierta.”
“M-Mai…” sintió un tic en la ceja.
“Me cuesta creer que tu idea de poner salsa picante en la bebida de Tsurumaru equivalía a verter la salsa en el vaso descartable que apenas estaba puesto en su sitio, pese a que ningún vaso le pertenecía a nadie y ni habían sido usados. También es increíble que no hayas llegado lista para servir las gaseosas en el momento. Primero debes ir por aquello que camufla la sorpresa para pasar el menor tiempo posible como sospechosa.”
“Ihh, e-es que, p-pues… Marisa se apareció y me sorprendió y ehh…”
“Te vi hablar con ella y los niños…” Mai negó. “Pero no, no lo justifica. Como he dicho, de haber llegado a los vasos con la gaseosa, hubieras podido servir la bebida a ese y otros vasos y hasta pedirle a Marisa que te ayude a extender los vasos limpios a los demás en nuestro grupo, mientras tú personalmente te asegurabas que Tsurumaru se llevara el correcto…”
“Eh, y-yo…” en verdad tenía todo el sentido del mundo.
“Servir gaseosa para amigos sedientos no es nada fuera de lo normal. Cualquiera puede verte hacerlo y ni se habrían dado cuenta de tus otras intenciones…” se encogió de hombros. “Pero muy tarde. Sólo tú podías tornarlo en un caso policial.”
“¡M-Mai!”
“Shh, baja los decibeles…”
“¡¿Pero qué se supone que debo hacer?!” preguntó en susurros apresurados. Mantenía el volumen de su voz bajo, pero sus nervios se encontraban al muere. “¡T-tengo miedo! ¡Yo no quería lastimar a nadie! ¡Y-yo sólo…!”
“Calma…”
“¡P-pero Gokotai es un niño tan bello! ¡Él no merecía que yo terminara casi envenenándolo! ¡Esto no puede estar sucediendo! ¡No se qué hacer! ¡No sé qué hacer, ahh!”
“…” Mai le miró con leve impaciencia.
“Uhh, ya no puedo más, no sé qué hacer, tengo tanto miedo… ¿q-qué debería hacer?”
“No lo sé…” se encogió de hombros. “Pienso que es propio de cada uno decidir cómo enfrentar sus errores, así que me reservaré sugerencias. La verdad la dejo en tus manos, Yukko. Tú serás quien decida cómo y cuándo todos sabrán lo que hiciste. Es lo mejor.”
“Ahh, no me haces sentir mejor, Mai…” dijo torturada y agarrando su cabeza con ambas manos.
“Al menos respira hondo. Hagas lo que hagas, te saldrá mejor si mantienes la compostura…”

Entonces, las dos fueron cortadas por una tercera persona que al parecer ninguna detectó llegar. Un somnoliento Ritsu se abrió paso entre las dos y comenzó a curiosear el buffet con un plato vacío en mano.

“Uhh, pensaba llevarle algo a Nama-kun para que se tranquilice, pero no sabría qué…” comentó ensimismado, y entonces pasó a enderezar su postura y mirar al par con una expresión nula. Las dos chicas intercambiaron miradas, aunque Ritsu apenas pareció reconocer que estaban ahí. “Ustedes que están acá… ¿qué me recomiendan?”
“Eh, n-no sé qué decir, p-perdón…” dijo Yukko negando repetidamente, muy nerviosa.
“Yo sé las cosas que me gustan, pero mi propia confort food no es necesariamente compatible con otros,” dijo Mai, inmutada.
“Será algo que tenemos en común…” Ritsu sonrió amenamente. “Recuerdo cuando era pequeño y Maa-kun se cortaba las puntas de los dedos con el papel cuando andaba haciendo las tareas… hehe, el sabor de su sangre siempre me relajaba…”
“Suena a un amigo tuyo…” dijo la cuatro ojos.
“Sí. Es una de esas personas que se dejan tomar la sangre. Soy un vampiro, después de todo…”
“Uhh…” por su parte, Yukko dio un pesado suspiro. Estaba aliviada que pese al susto ese chico no les había oído.
“Ya que, llevaré un poco de todo. Si Nama-kun no come, le ayudaré y quizás enliste a alguien más,” dijo distraídamente. “Ah, y ustedes coman algo también. Sólo porque hay algún asesino de hermanitos suelto entre nosotros no quiere decir que deberían estresarse,” les sonrió ampliamente. “Quiero que todos mis invitados lo pasen lo mejor posible. Es lo que se merecen, o de lo contrario no les habría extendido la invitación.”
“…” Mai asintió. “Aprecio el sentimiento.”
“S-sí, g-gracias…” Yukko bajó su mirada con gran desdicha. No sabía cuánto más duraría.

“Y de ahí…” Marisa se puso a pensar. La rubia se encontraba siendo interrogada por Houchou y Maeda, quienes estaban intentando recolectar los sucesos según el punto de vista de todos. “Pues sí, recuerdo que Monaca-chan dijo que las bebidas estaban servidas. Sí, eso. Fuimos juntos a tomarlas, ¿recuerdas Maeda?”
“Sí, tienes razón, Marisa-san…” Maeda sonrió y asintió.
“¡No! ¡No puedes ser suave, Maeda!” reclamó Houchou, apuntando a su hermano.
“¿H-Houchou?” Maeda se impresionó y pasó a sonreír incómodo. “Ehm, tranquilo. Marisa tiene razón, fuimos juntos donde las bebidas. Sólo me lo recordaba…”
“Ya, pero no bajes la guardia. ¡Recuerda que somos policías!” insistió. “Siempre has sido muy pasivo, pero ahora es que debes ser más derecho no confraternizar con los sospechosos.”
“¿Eh? ¿Ahora soy sospechosa?” preguntó Marisa, confundida.
“¡Todos son culpables hasta que se demuestre lo contrario!” declaró Houchou.
“Hermano, ¿no es al revés?” le preguntó Maeda, incómodo.
“Has visto mucha televisión, ¿verdad, Maeda-kun?” Monaca sonrió amenamente. “Si bien los programas y películas extranjeras se rigen bajo la idea de que todos son inocentes hasta que salga el veredicto, aquí en Japón los enjuiciados son pintados mal desde el mero inicio. Hmm…” la peliverde se puso a pensar. “O si no lo dirás precisamente por tu linda y amable actitud. Tú vives en un mundo de inocentes, ¿verdad, Maeda-kun?”
“Pues, no entiendo mucho lo que quieres decir, Monaca-san, pero no podría pensar en nadie aquí como un criminal con malas intenciones,” se explicó el chico. “Esta es una fiesta con muchos buenos amigos.”
“Ahh, estamos tan mal…” Houchou se revoloteó los cabellos con impaciencia. “Mejor se hubiera quedado Hirano o Hakata. Ellos serían más incisivos.”
“Pero entiendo que la rutina de good cop y bad cop requiere que una persona sea buena…”
“Uhh, pero lo eres demasiado…” frunció el ceño. “Bueno ya. No hay que distraernos. Sigamos con el interrogatorio,” miró a Marisa con cara de pocos amigos. “Ya nos causaste suficientes problemas internos. No creas que lo pasaré por alto.”
“Eh, yo no hice nada, pequeño…” la rubia ladeó su cabeza. En verdad no podía tomarse muy en serio a ese pequeño adorable por más seriedad que tuviera en el rostro (la cual le hacía verse más adorable) pero por respeto haría lo posible para atenderle. “Ya, a ver, ¿dónde estábamos?”

“Hmm…” Aizen se encontraba pensando muy duramente, pero terminó por desistir. “Ahh, no sé… en verdad pudo haber sido cualquiera. ¿Quién será?”
“Es difícil pensar en nuestros amigos como culpables, ¿cierto?” preguntó Hotarumaru, también meditativo. “No me gusta la idea de pensar lo peor de los demás. No quiero hacerlo.”
“A veces no está de mal maliciar un poco, pero este tipo de cosas sí son difíciles de descifrar,” comentó Tsurumaru, sonriendo ligeramente. “En casos así, lo mejor es no hacerse ideas. No somos detectives siguiendo pistas. Obsesionarnos con esto podría hacernos mal…” entonces, el peliblanco notó que Mai y Yukko se les acercaban, con la segunda retraída y cabizbaja. “Oh, bienvenidas. Llegaron justo a tiempo.”
“¿Para qué?” preguntó Mai.
“Pues nada, sólo intentábamos venirnos con ideas sobre quién habrá hecho esto,” contestó Aizen, encogiéndose de hombros. “Aunque es difícil…”
“En verdad si hay alguien en quien sospecho mucho, pero me sabe mal decirlo,” confesó Hotarumaru, cabizbajo.
“Oh, ¿de quién se trata, Hotaru-bou?” preguntó Tsurumaru de buenos ánimos.
“…” el pelicenizo alzó su mirada y le miró fijamente. “De ti, Tsurumaru.”
“¿Eh?” se incomodó.
“Es muy similar a la broma que le hiciste a Yukko, y de paso una vez me lo habías hecho a mí también. Por eso eres sospechoso.”
“Oigan, ya les dije desde un inicio que no fui yo,” dijo sonriendo con torpeza y alzando sus palmas. “Sí soy de hacer estas bromas, pero si fuera a meter la pata y causar algo como esto, tendría la decencia de admitir mi culpa. ¿Acaso no lo creen?”

Los demás intercambiaron miradas y se mantuvieron en silencio, lo cual causó que el mayor se frustrara y diera un pesado suspiro.

“Vaya, qué poca fe tienen en mí…” dijo desanimado y agachando su cabeza.
“Es cierto que no te conocemos lo suficiente, Tsurumaru,” Mai asintió y ajustó sus gafas.
“Uhh…” Yukko se sintió paralizada por la observación de Tsurumaru. Le comenzaba a pesar más su culpa, pero tenía mucho miedo como para dar un paso adelante y admitirlo.
“Yukko, ¿te sientes bien?” le preguntó Hotarumaru. “Te noto muy estresada.”
“S-sí… no te preocupes por mí…” negó y desvió su mirada.
“Pero te ves muy incómoda…”
“¿Qué sucede?” preguntó Aizen. “¿Acaso tienes miedo de la persona que hizo esta broma?”
“Ehh…” sintió una estaca de culpa en su pecho.
“Ustedes conocen a Hanasaki-chan,” dijo Mai, encogiéndose de hombros. “Es un ser delicado que no es compatible con el lado más bélico y depredador de nuestra institución. Ha estado así desde lo ocurrido.”
“Bueno, no te culpo. Me asusté mucho cuando vi a Gokotai desfallecer…” Aizen dio un pesado suspiro. “Y pensar que hay gente que cometería semejantes atrocidades…”
“No te preocupes, Yukko,” Hotarumaru se acercó a la chica y le dedicó una sonrisa dulce. “Te prometo que todo va a estar bien y averiguaremos qué sucedió. Tampoco te asustes, porque seguramente las cosas no son tan malas como parecen. Así que tranquila.”
“S-sí… gracias, Hotarumaru…” la chica tenía ganas de llorar. No sentía que se merecía la atención de su tan adorable amiguito y le pesaba incluso más.
“Haha, ven para acá, Hanasaki-chan,” Tsurumaru le dio un medio abrazo y le revolvió los cabellos de manera juguetona. “Sin duda eres el corazón conmovido de nuestro grupo, pero tú tranquila. Aparte del culpable, todos los demás estaremos bien.”
“Ehh…” se estremeció.
“Hm… pero ahora que hablamos de sospechosos…” el chico la soltó y rió ampliamente. “Haha, me llamarán loco pero casi concluiría que eres la responsable de esto.”
“¡¿E-ehh?!” Yukko se sobresaltó.
“Tsurumaru, ¿por qué asustas a Yukko así?” le reclamó Hotarumaru haciendo un puchero.
“¡Hahaha, perdón Hotaru-bou, sólo seguía un poco de lógica troll!” se explicó riéndose. “Es que pónganse a pensar en la muy mala suerte de nuestra querida Hanasaki-chan. Que una de mis bromas prácticas termine deformándose en un atentado contra la vida del único Toushirou que sufriría anafilaxis de salsa picante suena a una hazaña imposible que sólo la legendaria mala suerte de nuestra amiga sería capaz de realizar. Sólo por eso lo digo, hahaha.”
“…” Yukko se quedó fría.
“Hm…” Mai llevó una malo a su mentón, inmutada. “Tiene sentido. Fuera de tu estatus como el principal sospechoso, podría poner a Yukko en el segundo lugar.”
“¡M-Mai!” la chica se espantó por la acusación.
“¡Hahaha, pero sólo son ideas sin sentido!” Tsurumaru agarró a Yukko de los hombros y pasó a zarandearla suavemente. “Todos sabemos que serías la última que cometería semejante broma en primer lugar. Más bien debería sospechar más de Mai. Siempre son los más callados, y ya nos hemos dado una idea que tiene vena de troll.”
“…alguien máteme, por favor…” dijo inaudiblemente mientras la sacudida le quitaba las pocas energías que le quedaban.
“Es verdad, puedo ser culpable y no lo saben,” dijo Mai, con toda convicción.
“Mai-neechan, no debemos bromear de esto, por favor,” le pidió Hotarumaru, frustrado. “Oh, miren por allá. Los tigres están acurrucados a un rincón.”
“Vaya, las mascotitas de Gokotai se ven un tanto consternadas y nadie les presta atención,” observó Tsurumaru.
“Sí, pobrecitos,” comentó Aizen. “Podemos ir a acompañarlas y acariciarlas.”
“Hehe, me gusta la idea,” Hotarumaru se alegró. “Vamos todos. Yukko, ven también. Jugar con los tigres te hará sentir mucho mejor. Te lo aseguro.”
“Y-ya voy… gracias…” dio un pesado suspiro y así los chicos se marcharon.
“Yukko…” Mai negó. “Si no dices nada, temo que tu salud sufrirá. No llegarás a la vejez.”
“¡M-Mai, ¿qué debería hacer?!” le preguntó apurada y en susurros para no llamar la atención. “¡Y-yo, yo ya no puedo!”
“Ya te lo dije…” se ajustó sus gafas y le miró intensamente. “Dependerá de ti cuándo y cómo todos se enteren. No hablaré en tu lugar. Es también tu responsabilidad, del mismo modo en el cual Tsurumaru admitiría su propia culpa de haber sido el responsable.”
“Ahhh…” la chica se agarró los cachetes en desesperación. “P-pero… ellos me van a matar. S-seguro que ese doctor Toushirou nunca me perdonará por haber lastimado a su hermanito…”
“De igual modo se van a enterar, estamos encerradas aquí, no lo olvides.”
“Ehh…”
“De momento vamos donde los tigres, también los quiero acariciar,” Mai se dio media vuelta.
“¡E-espera!” Yukko aspiró un montón de aire y comprimió sus puños. “Ya me decidí, aquí se termina. Iré a admitir lo que hice.”
“…” Mai le miró de reojo con una muy sutil impresión. “Más pronto de lo que esperé.”
“T-tienes razón, igual se van a enterar y no puedo alargar más esto… ellos que han sido tan buenos conmigo durante el verano…” tragó saliva y se dio media vuelta, pero justo entonces presenció una súbita y acalorada discusión que desinfló su valentía de golpe.

“¡Deja de limitarme!” estalló Namazuo a Gotou, levantándose de golpe de su silla y encarándole.
“¡Ihh!” Shinano se asustó y se distanció por esa sorpresa, aunque Gotou se mantuvo firme.
“¿Qué haces impacientándote así, Namazuo?” le reclamó el pelimarrón. “Si no mantienes la calma, no podrás ayudarnos.”
“¡¿Y qué se supone que estamos haciendo ahora, ahh?! ¡Estamos encerrados y nadie ha tenido la decencia de acercarse a admitir lo que hicieron! ¡Es como si no les importara nuestro hermano para nada!” encaró hacia los demás, quienes por el volumen de la conversación se encontraban prestándole atención. “¡Dejen de esconderse de una maldita vez y salgan a la luz!” apretó los dientes al ver a todos estáticos. Comenzó a recoger sus mangas. “¿No quieren hablar? ¡Pues juro que sacaré una confesión de ustedes!”
“¡¿Y qué piensas hacer, Namazuo?!” Gotou se metió en su campo de visión. “¡¿Vas a agarrarte de golpe con todos aquí?! ¡No eres más que un irresponsable!”
“¡Quítate, Gotou!”
“¡No, tú vuelve a sentarte!”
“¡Ya estoy hinchado de que me obliguen a sentarme! ¡No pienso quedarme tranquilo!”
“¡Así no solucionarás nada!”
“¡Nadie está haciendo nada útil aquí! ¡Juro que no dejaré que nos vayamos hasta que esto no se resuelva!”
“¡Ya dijimos que así será, ahora deja de actuar así!”
“¡No confío en lo que están haciendo!”
“¡Tampoco es para tratar a todos como unos criminales o desalmados! ¡Estás siendo un inútil!”
“¿Qué has dicho?” Namazuo comprimió sus puños.
“Tú eres quien se supone debería ayudarnos a mantener la calma y estabilizar la situación, y te comportas como el más antagonista aquí,” declaró Gotou, con sus manos en las caderas. “Sé que tu temperamento no es predecible y que te preocupas especialmente por la salud de Gokotai, pero eso no justifica tus palabras o acciones. ¡Gokotai estaría decepcionado!”
“¡¿Cómo te atreves?!”
“¡Ahhh, hermanos, no se peleen!” exclamó Shinano, quien no se atrevía a ponerse en medio de los dos, pero se acercó lo suficiente para implorarles. “¡Ya, esta situación es lo suficientemente tensa! ¡No hay por qué pelearnos entre nosotros!”
“¡¿Entonces por qué ustedes dos han estado monitoreándome en vez de dejarme hacer algo remotamente útil?!” reclamó Namazuo a Shinano.
“¡Ehhh!” Shinano se estremeció y pasó a esconderse detrás de Gotou.
“¡Si tienes tantos problemas con lo que decimos, entonces responde!”

Repentinamente, Honebami llegó y le dio un puñete a Namazuo en una mejilla, con el cual lo envió al piso. El agredido se quedó en shock y nulo ante dicho ataque.

“…” el peliblanco le miró desde arriba con su inmutabilidad de siempre. “Suficiente…”
“Ehh…” su mellizo pareció haber despertado por aquel impacto.
“Tú y yo somos los hermanos mayores e Ichi-nii confía en nosotros. No sólo se trata de averiguar la verdad. Estamos representando a nuestro nombre y a su vez deberíamos velar por todos aquí, en especial por nuestros hermanos,” le explicó Honebami tranquilamente, aunque con unos ojos juiciosos fijos en él. “Estás fracasando en tu misión, Namazuo. Detente…”
“Tch…” entrecerró sus ojos y bajó su mirada con derrota.
“…” Honebami le extendió una mano. “Quédate quieto hasta que recobres tu balance. No empeores la situación…”
“…perdón…” musitó deprimido. “Perdón… a todos…”

Namazuo recibió la ayuda de Honebami para levantarse y se mantuvo cabizbajo y contrariado. Shinano de inmediato se le acercó para asegurarse que se encontraba bien.

“Ahh, me dio miedo por un momento…” Gotou descargó la tensión y se vio bastante aliviado. “Muchas gracias por tu ayuda, Honebami. Menos mal te escucha a ti.”
“No necesitas agradecerme…”

Por su parte, los demás miraron esa escena de lejos y también se tranquilizaron al ver que no llegó a escalar a mayores.

“Namazuo-niisan está muy afectado por lo ocurrido…” dijo Maeda, apenado. “Quisiera poder hacer algo para animarle…”
“¿Pero qué podríamos hacer? No estamos descubriendo nada…” Houchou hizo un puchero.
“¿Se encuentran bien, pequeños?” preguntó Shishiou, quien se acercó junto con Seija. “Esto ha sido impresionante, pero no se aflijan,” les sonrió ampliamente. “Les aseguro que cuentan con nosotros. Todo estará bien, lo prometo.”
“…” Maeda asintió y sonrió agradecido. “Aprecio tu preocupación, Shishiou-san.”
“Hehe, no es nada.”
“Cierto…” Houchou dio un respiro para calmarse y pasó a mirar a Shishiou con cara de pocos amigos. “¡Es tu turno de ser interrogado!”
“¿Eh?” el mayor se hizo para atrás.
“¡Hahaha, sabía que eso iba a ocurrir!” Seija se puso a reír.

“Uhh…” Yukko seguía temblando mínimamente.
“Tienen una energía intensa, sin duda sí son de una familia guerrera…” comentó Mai con tanta trivialidad como si estuviera hablando del clima. “¿Y bien? ¿No ibas a decir la verdad?”
“N-n-no puedo…” la pobre Hanasaki-chan se sentó sobre el piso en posición fetal. “Sí voy a morir aquí, no puedo decir nada… ¡ahh, ¿qué haré?!”
“…” Mai se encogió de hombros. “Ya iba a decir que te habías vuelto muy valiente.”
“Uhh, Mai, no me estás ayudando…” se lamentó casi al punto de llorar. “Y ese hermano mayor suele ser muy alegre y bromista… ¿por qué se encuentra así de reactivo?”
“Hmm, son razones un tanto personales…” comentó Ritsu, quien estaba parado al costado de las dos chicas como si siempre hubiera estado ahí. El chico también hablaba casi con la misma trivialidad y desconexión de Mai.
“…” esta afiló sus ojos. “No sentí tu presencia nuevamente. Eres un buen rival…”
“Espero que no tengas intenciones bélicas, amiga de Hana-chan…” Ritsu dio un bostezo. “Uhh… lo mejor es portarse bien en pleno caso criminal…”
“E-ehh… n-nos estabas diciendo por qué ese chico está así ahora…” dijo Yukko con debilidad e inseguridad, intentando retomar el tema.
“Pues, no parece que lo conocen tan bien, así que no necesitan saber los detalles…” Ritsu miró a su amigo cabizbajo y nuevamente tomando asiento. “Pero Gokotai es su hermanito especial. En el pasado, fue ese pequeño quien le dio un gran apoyo y cuidó de él cuando más lo necesitó. Ahora en el presente, Nama-kun es muy apegado a él y lo sobreprotege a todo dar, como si se sintiera en perpetua deuda con él. Es más, a veces sospecho que es precisamente Gokotai quien le da el apoyo anímico para ser el ameno descerebrado que todos normalmente conocemos…” Ritsu sonrió un poco. “Me parece bien y le comprendo. Yo también tengo un amor desmedido y leal a ellos quienes son muy importantes para mí. Me mortificaría si algo fuera a ocurrirles…” dio un suspiro y cerró sus ojos con solemnidad. “Pobre… esta incertidumbre y ataque a su ser tan importante debe estar carcomiéndole por dentro… como si le hubiera fallado irremediablemente… como si en verdad fuera su propia culpa…”
“…” Yukko se sintió incluso peor que antes.
“Ha sido revelador, muchas gracias por la explicación,” Mai asintió. “¿Y qué haces por aquí?”
“Es hora del postre~” Ritsu sonrió pícaramente. “Ahora que Hone-kun descargó la ira de Nama-kun, voy a agarrar algunos postres y le obligaré a comerlos. El azúcar le hará bien. Normalmente tiene un buen efecto anímico en su persona. En fin…”

Dicho esto, Ritsu fue camino al buffet, mientras Mai le miraba con cierta sospecha.

“…soy un ser terrible, ¿verdad, Mai?” dijo Yukko, desposeída.
“Hmm…” la otra se encontraba pensativa.
“M-Mai…”
“¿Hm?” le miró brevemente. “Olvídalo.”
“Ehh… no me estabas prestando atención, ¿verdad?” Yukko dio un pesado suspiro.
“Yukko, ¿qué haces en el piso?” le preguntó Shinano, quien se había acercado al par.
“Eh, y-yo…” Yukko quiso al menos forzar una corta sonrisa, pero su rostro no le respondió y miró a su amigo consternada.
“Y-Yukko…” el pelirrojo se asustó. “¿Todo bien? No te has comido ese picante, ¿verdad?”
“¡Ahh, n-no es eso!” exclamó en gran desdicha mientras una leve y discreta risa ahogada de Mai se oyó a su costado. El mundo se burlaba de ella de tantas maneras… “S-sólo… e-el asunto me tiene inquieta…”
“Te entiendo, yo también. Hehe, quiero mucho a mis hermanos, pero Namazuo-nii sí me dio un poco de miedo…” admitió sonriendo con torpeza y le extendió una mano. “Vamos, ponte de pie. Quedarte así no te hará sentir mejor.”
“Pues…” miró su ofrecimiento. No sentía que lo merecía.
“Ya no te retraigas,” Shinano le levantó y le sonrió dulcemente. “Es una situación incómoda y siento que tengas que estar aquí lidiando con esto, pero todo va a estar bien.”
“G-gracias…” quería ponerse a llorar de stress e histeria, además del hecho que no merecía la amabilidad de todos aquí, pero se contuvo.
“Sin duda tienes una mejor presentación cuando no te rodean tus hermanos,” observó Mai.
“¿Perdón?” Shinano soltó a Yukko y se le dirigió. “¿A qué te refieres, Mai?”
“Es evidente…” dio un suspiro. “Te vi antes cuando llegó tu otro hermano. Fuiste donde él y el doctor esperando que te consintieran. Es como si perdieras todas tus neuronas con ellos.”
“Uhh, oye…” hizo un puchero. “Sí admito que no me comporto del todo correcto con Gotou-nii y Yagen-nii, pero son mis hermanos más cercanos y sólo es normal. Seguramente tú tienes a un pariente con el cual eres así.”
“No, más bien tengo una prima que es del modo en que tú eres…” dijo cansadamente.
“¡Hehe, entonces sí lo comprendes, Mai!” Shinano sonrió feliz.
“…no, no lo entiendo…” y Mai le miró con leve fastidio.
“…” Yukko les observó hablar, y entonces se vino con una idea desesperada. Tener a Shinano frente a ella le hizo pensar que quizás su amigo podría ayudarle a revelar su secreto, aunque a su vez no se sentía con el derecho de darle al pelirrojo semejante peso. De igual modo, ese chico había sido tan bueno con ella que le dolía en el alma decepcionarle…
“Eh, Yukko, ¿por qué me miras tan intensamente?” preguntó el chico.
“¡Ah, eh, p-perdón!” exclamó incómoda.
“No tienes por qué avergonzarte conmigo, somos amigos,” le aseguró amenamente. “¿Tienes algo que decirme? Soy todo oídos.”
“Ehm…” con su atención y su presente tensión, Yukko sintió que no podía contenerse, y optó por ser sincera. “Es que…”

Pero las circunstancias volvieron a burlarse de ella porque el celular de Shinano sonó al recibir una llamada.

“Ah, espera un momento, Yukko,” Shinano contestó. “Hola Yagen, ¿qué sucede…? ¿Ah sí? Qué bueno, entonces están cerca… sí… sí, iré para allá… ehh, y veré si Namazuo-nii quiere acompañarme… Listo, estoy en marcha,” colgó.
“¿Noticias?” preguntó Mai.
“Sí, mis hermanos están en una sala de estar en este mismo edificio de salones de conferencias. Yagen me dijo que Gokotai está recuperándose, así que iré a verlo,” dijo con gran alegría. “Voy a ver si Namazuo-nii quiere venir.”

Así, Shinano se marchó de inmediato.

“…” y Yukko volvió a ponerse en posición fetal.
“…” Mai le observó desde arriba. “Parecía que querías confesarte con él.”
“Uhh…” soltó un leve lloriqueo.
“No es una mala idea, pero sinceramente, estuve pensando en otra persona.”
“Sí… ¿qué?” Yukko se congeló y le miró atentamente.
“Desde un inicio pudiste haber admitido lo que ocurrió a Tsurumaru. Él te habría ayudado,” dijo convencida y ajustando sus gafas. “Nuestro asesor es de este tipo de bromas y presiento que habría simpatizado contigo, sobre todo por el hecho que intentaste imitar su propia broma. Él también tiene buena relación con los hermanos e incluso con el doctor pese a sus aparentes riñas. Podría haberte ayudado a revelar la verdad, quizás tomar parte de la responsabilidad, o al menos te habría dado consejos…”
“C-cierto…” Yukko se quedó fría y se levantó de golpe. “D-debería decirle.”

Sin embargo…

“¿Gokotai está por aquí cerca?” preguntó Tsurumaru, quien caminaba hacia Shinano. “Ah, perfecto, entonces voy contigo.”
“Claro, vamos juntos,” Shinano asintió. “Namazuo-nii no quiere irse todavía y Gotou y Honebami-nii lo van a mantener vigilado. Me gustaría ir con alguien también.”
“Con mucho gusto~”

“…” Yukko comprimió sus puños y miró a su amiga intensamente.
“Creo habértelo dicho antes, pero no esperes mi ayuda,” dijo Mai, inmutada. “Depende de ti cómo y cuándo todos se van a enterar. Fui muy clara desde el inicio.”
“Imposible…” la chica regresó una vez más a sentarse en el piso en posición fetal, esta vez con los brazos cubriendo su cabeza.






Pasaron alrededor de cinco minutos, y ese par salió del comedor (luego de que Houchou los amarrara con una pita en la muñeca para prevenir que Tsurumaru se escapara) para acudir a la sala de estar. Ahí, se aliviaron de encontrarse a Gokotai ya consciente y sentado en un cómodo sillón. Él conversaba amenamente con los menores, mientras Ichigo y Yagen los vigilaban.

“¡Gokotai!” exclamó Shinano feliz de la vida y fue corriendo a su hermanito.
“¡O-oye!” Tsurumaru fue arrastrado por el pelirrojo debido a la atadura.
“Shinano-niisan,” Gokotai sonrió contento por verle.
“Te ves muy bien, tu hinchazón ha bajado un montón,” Shinano se arrodilló al costado de Gokotai y le revolvió los cabellos. “Hehe, menos mal estás de buenos ánimos. No sabes la alegría que siento.”
“Ehh, muchas gracias por tu atención, Shinano-niisan,” sonrió con torpeza. “E-espero no estar preocupando a todos…” bajó su mirada apenado. “S-soy muy débil… no quisiera que mi debilidad fuera motivo para preocupar a nadie…”
“Oye, no te pongas así, no estás siendo justo contigo…” Hakata se incomodó.
“Por favor, no digas eso, Gokotai,” dijo Hirano, atentamente. “Eres nuestro hermano y cuidaremos de ti siempre. Tú harías lo mismo por nosotros.”
“Estoy de acuerdo,” dijo Akita contento. “También, eso que dices que es debilidad es parte de ti. Más bien, tú tienes fortalezas derivadas de cómo eres que nosotros no podemos igualar.”
“Eh…” Gokotai se avergonzó y bajó su mirada. “Muchas gracias, hermanos… ehh, no sé qué decirles…”
“Ellos sólo dicen la verdad,” le aseguró Ichigo, con una mano sobre su hombro. “Eres nuestro querido y sensible Gokotai, y todos nos sentimos dichosos de que te sientas mucho mejor. Ahora permítenos cuidar de ti. Es un honor para nosotros.”
“Vaya, vaya…” Tsurumaru se vio impresionado y sonrió tranquilamente. “Sin duda han mantenido una atmósfera tranquila aquí. Me alegro de verlo.”
“Nunca hubo motivos para angustiarnos,” Yagen se encogió de hombros y le miró de reojo. “¿Y qué haces tú aquí?”
“Ya veo lo bienvenido que soy, haha,” dijo con ironía. “Quería ver a Gokotai, sinceramente. No tengo otros motivos de por medio. Miren, Houchou hasta me ató a Shinano para prevenir que fuera a escapar.”
“Me preocupa que mi querido hermano haya recurrido a esto. Debe encontrarse inquieto,” observó Ichigo, quien se tomó la labor de liberar al par de la atadura. Luego de ello, se puso de pie. “Pienso que debería ir a ver cómo todos están.”
“Eh, sí, por favor, Ichi-nii,” Shinano asintió y juntó sus palmas. “Namazuo-nii está un tanto incontenible. Podrías ayudarnos con eso.”
“Namazuo-niisan…” Gokotai llevó sus puños a su pecho y bajó su mirada, afligido. “Él debe sentirse muy mal… quisiera ir a hablar con él…”
“Tú sí lo podrías calmar, pero no sé qué tan prudente sea que camines…” dijo Hakata.
“No creo que haya problemas, mientras no realices ningún sobreesfuerzo,” observó Yagen, mirando a sus hermanitos. “Si ustedes ayudan a Gokotai a caminar de regreso a la fiesta, todo estará bien. Cuento con ustedes.”
“Sí, Yagen-niisan,” Hirano asintió.
“Nosotros nos encargamos,” dijo Akita.
“Bueno, vayan con calma,” dijo Shinano. “Nosotros nos adelantaremos para darle las buenas noticias a los demás. Sí, seguramente si los demás ven que Gokotai está bien, podremos resolver este misterio con calma.”
“¿Todavía no descubren al culpable?” preguntó Hakata, frunciendo el ceño.
“No, en verdad hay mucha tensión, nadie quiere hablar,” dijo Tsurumaru.
“En verdad quisiera saber quién habrá sido…” Hirano se puso a pensar.
“No ha habido otros incidentes, ¿cierto?” preguntó Akita, preocupado.
“Eh, no, en serio que no, en verdad…” pese a sus palabras, la sonrisa de Shinano se inquietó. “E-espero que así sea…”
“No tienen por qué inquietarse,” Yagen dio un suspiro. “Lo ocurrido no es más que un accidente. Más bien…” miró a Tsurumaru. “Si no eres tú, culparía a cualquiera de tus estudiantes.”
“¿Eh?” Tsurumaru se extrañó. “¿Por qué lo dices?”
“Esta broma de salsa picante en una bebida es algo muy propio de ti, pero sé bien que no lo habrías hecho aleatoriamente, menos con mis hermanos presentes,” explicó el doctor, cruzado de brazos. “Es posible que alguno quiso imitarte y resultó en el peor desencadenante posible. De inmediato exonero a Hotarumaru de esta travesura y Monaca también es de portarse con delicadeza, así que será responsabilidad de cualquiera de las otras dos chicas.”
“Te ves convencido, Yagen,” Ichigo se impresionó.
 “Eh, bueno, si es entre ellas, asumo que será Mai,” Shinano dio un suspiro. “Pero tampoco quiero culpar a nadie sin saber nada…”
“Haha, curiosamente había pensado algo similar, pero estoy de acuerdo con Shinano,” Tsurumaru se encogió de hombros. “Ya, hay que regresar.”



Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #607: November 27, 2019, 11:57:11 PM »
77.3.



Finalmente había terminado. Su práctica especial del domingo de su curso analítico forense había llegado a su fin y así Naoto estuvo libre para acudir al cumpleaños de Ritsu. Sin embargo, no pensó que se vería acompañada por todo el trayecto por su especial jefe de práctica, el cual curiosamente casi se apuró para ir a su ritmo, pero no se dignó a dirigirle la palabra.

“…” llevaba un camino muy lleno de tensión que sinceramente pudo haber sido evitado. Nunca hubo necesidad de que se acompañaran, pero ya sabía que ese tal Izumi Sena era un ser lleno de irracionalidades, así que prefería ahorrarse cualquier drama innecesario.

Entonces, cuando ambos llegaron al edificio, Naoto se extrañó al ver a Izumi sorprenderse y detenerse. Había una chica peliazul con ropas ligeras y holgadas de pie frente a la entrada, acompañada de una pelirrosa muy pintona con apariencia más presentable. La pelirrosa estaba mirando su celular mientras la peliazul yacía cohibida y parecía no saber si animarse a entrar.

“Buenas noches,” Naoto se les acercó. “¿Necesitan ayuda?”
“Muchas gracias, pero ya lo confirmé,” dijo la pelirrosa, con una sonrisa decidida. “Este es nuestro destino.”
“Me pregunto si debería estar aquí…” musitó la otra, pensativa.
“Ustedes…” Izumi les miró con recelo.
“Sena-kun…” Tsubasa se sorprendió de verle y desvió su mirada, incómoda. “No pensé que nos encontraríamos aquí…”
“Pues tiene sentido que nos veamos, aunque tal vez no en la entrada,” dijo María con naturalidad. “Pero ya, no anden antagonizándose aquí, ¿de acuerdo?”
“Eh, ¿ustedes se conocen?” preguntó Naoto, confundida.
“Suena a que conoces a Sena-kun,” observó Tsubasa. “¿Cómo así?”
“Pues…” dio un suspiro antes de comenzar. “Él es mi jefe de práctica de un curso. Justo venimos de ahí…”

Al oír aquella respuesta, Tsubasa y Maria intercambiaron miradas y observaron a Izumi con gran confusión y perplejidad.

“Tsk, a esta Shirogane de acá se le olvidó decirles que ella es amiga de Kuma-kun,” explicó el peligris, exasperado. “¿Qué? ¿Creen que soy poco ético como para andar invitando a una de mis alumnas a una fiesta? Háganme el favor…”
“Haha, vaya, eso tiene mucho más sentido,” Maria se vio entretenida. “Te agradezco por ser amiga de Ritsu, nuestro amigo especial. Llámame Maria, es un gusto conocerte.”
“Sí, mi nombre es Naoto Shirogane,” asintió.
“Yo soy Tsubasa Kazanari, un placer,” sonrió modestamente.
“No esperaba ver a más de sus amigos hoy, pero creo que en algún momento he oído a Ritsu mencionarles, es un gusto,” dijo Naoto, un tanto animada. “Y sí, él es todo un personaje.”
“Ahh, no se pongan con conversación de señoras…” dijo Izumi rodando los ojos y gran pereza. “Estamos tarde de por sí. Entremos y acabemos con esto de una vez.”

Así, ellos ingresaron a ese edificio y luego de ver la sala ocupada por el cumpleaños de Ritsu en el letrero al costado de la puerta, fueron en dicha dirección. El chico caminó por delante de las otras, quienes luego de un silencio retomaron la conversación.

“Se encuentra arisco como siempre, no que me sorprenda…” comentó Maria, cruzándose de brazos. “Y ni quería venir, pero sé que si yo no venía, tú no te habrías atrevido de pisar Rizembool, Tsubasa.”
“Es lo más probable, pero no tenías que velar por mí,” dijo la HiME.
“Descuida, es normal que nos apoyemos mutuamente,” dijo para animarla, aunque no cedió en su seriedad. “De paso espero que Ritsu pretenda comportarse bien hoy. Tengo mala espina…”
“¿Por qué lo dices?” preguntó Naoto. Tanto ella como Tsubasa le miraron con atención.
“Eh, no, no es nada, olviden lo que dije,” sonrió incómoda y pasó a cambiar la conversación. “Más bien, te compadezco por ser alumna de Izumi. Seguramente ya los ha estado haciendo sufrir a todos en clase.”
“…” desvió su mirada. “Siento que no tengo por qué agregar nada a lo que dices. Agradezco tus palabras, pero no te preocupes por mí.”
“…” Tsubasa asintió. “Sena-kun y yo no hemos estado en buenos términos últimamente, pero creo que el puede ser un gran maestro si se lo propone. Es inteligente y también le gusta velar por los demás. Es sólo que toma tiempo para entrar en confianza.”
“Me cuesta creer eso…” Naoto se puso a pensar.
“No lo conoces tan bien, pero es la verdad,” Maria sonrió. “Todos lo conocemos como el insufrible bienintencionado del círculo. En verdad es todo un marshmallow dentro…”
“¡Cállense ustedes!” reclamó Izumi, cansado de oír dichos comentarios. “¡Están hablando con una de mis alumnas! ¡Que les quede claro que no soy profesor para confraternizar con nadie! ¡No crean que les perdonaré esta burla!”
“Eh, perdón, Sena-kun…” comenzó Tsubasa, pero el otro se apresuró más. Las chicas tuvieron que apurarse.

Los cuatro finalmente dieron con las puertas grandes y cerradas de la sala. Izumi de inmediato las abrió, y lo primero que presenciaron fue una curiosa interrogación.










“¡¿Dónde te encontrabas el domingo veintidós de septiembre a las seis y veinte de la tarde?!” exclamó Houchou, en plena interrogación a Shishiou.
“Estaba aquí…” contestó confundido. “Eh, ya me has preguntado eso como seis veces. ¿No deberías hacer otra pregunta al menos?”
“Houchou, pienso que Shishiou-san tiene razón…” dijo Maeda, sonriendo incómodo.
“No, así es como los quiebras, Maeda,” le aseguró su hermano mayor con gran convicción.
“Ehh…”
“¡Voy a sacar una confesión aunque sea lo último que haga!”

“¿Qué está ocurriendo aquí?” preguntó Izumi, alzando una ceja.
“Ohh, finalmente llegaron,” por su parte, Ritsu se les acercó con una gran sonrisa. “Justo los que faltaban y todos vinieron juntos, qué bueno. Fufufu, te sentías solo, ¿verdad Secchan? Para acompañar a Nao-chan hasta aquí…”
“¡¿Qué cosas dices?!” le reclamó indignado.
“Hola, feliz cumpleaños, Ritsu,” le saludó Maria.
“Gracias, Mari-chan, es bueno verles.”
“Eh, ¿todo está bien?” preguntó Naoto.
“Pues, en verdad no, acaban de entrar a una zona de cuarentena,” se encogió de hombros. “Así que ahora ustedes tampoco pueden salir hasta que se descubra el crimen.”
“¿Crimen? ¿De qué hablas?” Tsubasa se impresionó.
“Al parecer alguien atentó contra la vida de uno de los Toushirou…” dijo frustrado.
“¿Hablas en serio?” Naoto se quedó en shock y vio a Namazuo a corta distancia sentado y cabizbajo como si tuviera un millón de maldiciones encima. Ella de inmediato fue hacia él.
“¿Cómo que atentado?” Izumi se impacientó. “Si en verdad fuera serio ya habrían llamado a la policía o algo, ¿verdad?”
“No pienso que lo sea, pero esta familia se toma el bienestar de sus miembros con seriedad,” comentó y pasó a sonreír. “Pero tú tranquilo, Secchan. Si lo ves por el lado bueno, quedarnos todos aquí significaría que pasaríamos la noche juntos. Fufu, quizás no traje grilletes esta vez, pero confío que Kacchan y tú pueden convivir, ¿cierto?”
“Tch, ni bromees con eso, tengo cosas que hacer…” rechinó los dientes.

“Namazuo, ¿qué sucede?” Naoto se acercó a su amigo y le agarró de un hombro. “No te ves nada bien, dime…”
“…”
“Eh, o-oye tú…” Gotou se puso nervioso. “Mejor no le toques.”
“¿Por qué no?”
“…” Honebami le miró. “Está inestable…”
“¿Eh?”

“¡Oigan, paren todos! ¡No se muevan!” exclamó Houchou, caminando donde los recién llegados. “¡No pueden ingresar así nada más, estamos en medio de una investigación! ¡Esperen afuera en lo que terminamos!”
“Está bien, Houchou, son de confianza,” dijo Ritsu, sonriendo. “Te aseguro que no se meterán en tu camino.”
“¡P-pero no podemos estar seguros!” le apuntó. “¡Y tú también eres un sospechoso! ¡Puedes haber llamado a apoyo!”
“Vaya, siento que tus hermanos no tendrán que preocuparse por ti con esa astucia que tienes…” Ritsu dio un bostezo. “Nada mal, pero confía en mí. ¿Y por qué querría todo esto durante la fiesta de mi cumpleaños?”
“E-ehh…” eso lo dejó inquieto.
“Tsk, qué iluso eres si crees que estás ayudando así,” le encaró Izumi, impaciente. “¿Y qué ocurre, ah? Merecemos saber.”
“Oye, Izumi, no seas tan malo con el pequeño,” dijo Maria.
“Ocurrió una intoxicación fuerte que se desencadenó en anafilaxis, Secchan,” abrevió Ritsu. “Es evidente que fue culpa de una salsa picante que no era parte del menú, así que las conclusiones del suceso han sido varias…”
“¿En serio?” Izumi miró a su amigo como si fuera la persona más irracional y pasó a observar al resto de presentes. “Me decepcionan. ¿Arman tremendo circo por una estúpida reacción alérgica? Esas cosas ocurren a cada rato y por los accidentes más imbéciles. ¿Sinceramente creen que alguien apuntaría contra la vida de un niño común y corriente mediante su alergia? No sean tontos. Si siguen haciéndose líos nunca resolverán el malentendido.”
“P-puede no ser un malentendido, y mi hermano es muy sensible, tú no sabes…” le respondió Houchou inflando sus cachetes, aunque su valentía comenzaba a desbaratarse.
“Aprende tu lugar, mocoso…” Izumi le lanzó una mirada fulminante desde arriba. “No sabes lo que dices ni haces, no tienes talentos o conocimiento para revelar algo útil y sólo estás empeorando la situación. Ahora cállate.”
“Eh… ehhhh…” sus ojos se inundaron de lágrimas. “Yo… y-yo… ¡Wahhhhh!”
“¿Eh?” Izumi se vio genuinamente confundido al verle estallar en llanto, y entonces sintió un codazo a su costado. “Tch…”
“Eres una madre insensible, Secchan…” le recriminó Ritsu, entrecerrando sus ojos.
“Ya, tranquilo, pequeño…” Tsubasa se le acercó e intentó apaciguarle.

“…” al ver a su hermano quebrarse, Maeda frunció el ceño, entrecerró los ojos y encaró a Shishiou con un aura demandante. “Suficiente de rodeos. Dinos todo lo que sabes.”
“¿Eh?” Shishiou se hizo para atrás, impresionado.
“¿Se invirtieron los roles?” preguntó Seija, confundida.
“¡Ohhh!” por su parte, Monaca se alegró y sus ojos brillaron. “Maeda-kun puede ser más severo si se lo propone, qué felicidad~”
“M-Monaca…” Marisa sonrió incómoda ante su comentario.

“Uhh…” Yukko tembló de pies a cabeza. Se le partía el alma ver al pequeño llorar desconsoladamente y volvió a armarse de valor. Ella caminó hacia los demás intentando alzar su voz. “Ehh… t-todos, tengo algo que decir…”

Pese a su nueva resolución, no habló lo suficientemente fuerte como para aclamar atención, y su valentía volvió a quebrarse al justo ver al doctor llegar acompañado por Shinano, Ichigo y Tsurumaru. A su vez, Namazuo volvió a reanimarse.

“…” este se levantó y miró a Izumi con una incontenible ira. “Te partiré el rostro…”
“¡Namazuo!” Gotou pretendió detenerle junto con Honebami, pero el pelinegro fue más rápido. Sin embargo, Naoto llegó a meterse en su camino.
“Espera, Namazuo,” le dijo la chica.
“¡A un lado, Naoto!” este no se ahorró y la empujó con fuerza.
“Tch…” pero Naoto resistió y retornó a ponerse en su camino para regresarle el favor y empujarle con fuerza hacia atrás.

“¡Ahhh no puedo ver!” Shinano temió por el bienestar de esa chica y se escondió detrás de Yagen.
“Hay demasiada tensión en este ambiente…” murmuró el científico, pensativo.
“Sí, de esto se han perdido…” Tsurumaru se encogió de hombros.
“¡Ichi-niiiii!” Houchou llegó donde el primogénito y le abrazó con fuerza, para llorar encima de su pecho.
“Houchou, tranquilo, ¿qué pasó?” le preguntó preocupado y acariciándole los cabellos.

“¡He dicho que no te metas!” se repitió Namazuo. “No creas que no arremeteré contra ti si pretendes proteger a este imbécil.”
“Tu presente actitud no va a resolver nada, sólo causarás más problemas,” espetó Naoto.
“¡Tú no sabes lo que ocurre!”
“¡Entonces dime, Namazuo!” alzó más su voz y le encaró agresivamente, acercando su rostro al de su amigo para intimidarlo. “¡Soy una detective, sabes de mis credenciales! ¡Puedo resolver lo que está sucediendo! ¡Es más, eso mismo pretendo hacer!”
“…” ello dejó al pelinegro frío y en shock.
“No me trates como cualquier cosa, no soy de ufanarme. Estoy consciente de mis capacidades y llegaré a la verdad,” le afirmó regresando a su usual tranquilidad. “Te doy mi palabra, Namazuo, ahora déjame ayudarte. No tienes por qué temer más, estoy aquí.”
“…” Namazuo le miró perdidamente y dejando su ira de lado. De repente, el chico abrazó con fuerza a Naoto.
“¿Q-qué?” esta se congeló por la sorpresa, y la mayoría presente se extrañó al punto de ladear la cabeza por ese desencadenante. “N-Namazuo… ¿qué estás haciendo…?”
“Muchas gracias, Nao-chan…” dijo desconsolado aunque aliviado. Dejó de abrazarle y pasó a agarrarle de ambos hombros. “Por favor hazlo, cuento contigo. Me alegro de que finalmente estés aquí…”
“S-sí…” dio un suspiro. De nuevo llamándole así, pero lo dejaría ir esa vez. “Empecemos, no hay que prolongarlo más…”



“No… no será necesario…” Ritsu se acercó a los dos con un rostro solemne.
“Ritsu…” la chica le miró expectativamente.
“¿Por qué dices eso?” preguntó Namazuo.
“Ambos sabemos que Nao-chan será capaz de descifrar este caso con muy poco esfuerzo, pero no tenemos por qué importunarla así, más bien…” negó. “Lo siento, Nama-kun, siento mucho haber alargado esto, pero viendo los últimos desarrollos, ya no puedo permitir que esto continúe por un minuto más.”
“¿Acaso tú…?” Naoto alzó una ceja.
“Efectivamente…” asintió y pasó a darse media vuelta para encarar a todos los demás. Su expresión adoptó seriedad. “Yo sé quién es el culpable que intoxicó a Gokotai…”

Hubo una gran sorpresa y todos intercambiaron miradas. Yukko se estremeció en su sitió y, precisamente, Ritsu no tardó en mirarle fijamente.

“¿No es así… Hana-chan?” le preguntó.
“¡Ihhh!” ella se espantó.
“¿Eh? ¿Yukko?” preguntó Shinano.
“¿Acaso tenía razón con mis disparates?” Tsurumaru se impresionó.
“N-no puede ser…” Marisa se quedó boquiabierta.
“E-en serio, Yukko nunca haría algo así,” Hotarumaru negó repetidamente y fue donde su amiga. “Por favor, dinos que no es así.”
“Ehhh…” ella se afligió al ver la desesperación en el rostro de su amiguito.
“Y-Yukko…”
“…” Mai se ajustó sus gafas. “Lo sabía… Ritsu acercándose a hablar con nosotros… al parecer lo supo desde el inicio.”
“¡¿E-en serio?!” Hanasaki-chan se quedó en shock.
“¿Lo resolviste desde un inicio?” preguntó Shishiou. “¿Cómo así?”
“Antes que lo piensen, no. No me considero un genio, tampoco soy un detective como Nao-chan. Averiguarlo fue casi una coincidencia,” se explicó tranquilamente. “Después de que Yacchan y los demás se llevaran al inconsciente Gokotai, todos nos quedamos en silencio y entendiblemente en shock por las noticias. El vigilante Hone-kun tenía su atención en la ocurrente falsa confesión de Seija, así que no fue capaz de detectar algo que yo sí pude,” apuntó a Yukko. “Tuvo un sobresalto cuando su amiga se le acercó, uno que por mis habilidades con las personas detecté como culpable, y me acerqué lo suficiente para oírles hablar y confirmar efectivamente que se trataba de ella. Ella es la culpable.”
“¡E-ehh!”
“Ehm, ¿e-estás seguro, Ritsu?” preguntó Shinano, todavía sin creerlo. Sonrió incómodo. “Te puede haber parecido… t-tal vez es algo que Mai causó en vez de ella.”
“…” esta le miró de reojo, inmutada. “No olvidaré esto, Shinano.”
“O-oye, no te lo tomes a mal…” dijo el pelirrojo.
“La estás acusando, ¿cómo esperas que se lo tome?” le reprochó Gotou.
“Sabía que dudarías, créeme que yo también lo haría, por eso tengo una prueba…” Ritsu alzó su celular. “Escuchen…”

Él presionó play de una aplicación de grabación y todos no tardaron en oír un fragmento de una conversación entre Yukko y Mai.

“¡M-Mai!”
“Shh, baja los decibeles…”
“¡¿Pero qué se supone que debo hacer?! ¡T-tengo miedo! ¡Yo no quería lastimar a nadie! ¡Y-yo sólo…!”
“Calma…”
“¡P-pero Gokotai es un niño tan bello! ¡Él no merecía que yo terminara casi envenenándolo! ¡Esto no puede estar sucediendo! ¡No se qué hacer! ¡No sé qué hacer, ahh!”
“…”
“Uhh, ya no puedo más, no sé qué hacer, tengo tanto miedo… ¿q-qué debería hacer?”
“No lo sé… Pienso que es propio de cada uno decidir cómo enfrentar sus errores, así que me reservaré sugerencias. La verdad la dejo en tus manos, Yukko. Tú serás quien decida cómo y cuándo todos sabrán lo que hiciste. Es lo mejor.”


Hubo un abrumador silencio entre todos los presentes, quienes estaban en shock y atentos por esa prueba irrefutable, a excepción de Izumi que revisaba su celular distraídamente. Yukko dio un paso hacia atrás preventivamente y se sorprendió al ver que Mai ahora se encontraba a una segura cantidad de metros lejos de ella.

“Ritsu…” Namazuo comprimió sus puños. “Si tú sabías esto, ¿por qué no lo dijiste?”
“Cálmate, Nama-kun…”
“¡¿Acaso sólo estabas haciendo tiempo para que lleguen los demás?!” le reclamó agarrándole de su camisa. “¡Tú viste esto salirse de control! ¡Pensé que te importaba el asunto!”
“Sepárense, maldición,” Naoto se acercó para liberar a Ritsu. “Comparto tu parecer, Namazuo, pero deja que termine.”
“Uhh…” Ritsu se arregló su camisa y le miró con leve reproche. “Quizás no fue la mejor decisión, pero guardé el secreto justamente por ti.”
“¿Cómo así?”
“Si yo te decía todo esto, ¿cómo habrías reaccionado? Eres como un volcán activo, y no pude evitar tener el mismo parecer de Mai. Lo mejor hubiera sido que la propia Hana-chan admitiera su culpa o buscara una forma más pacífica de dejarnos saber qué sucedió, pero ahora veo que ella nunca tuvo intenciones de hablar. Intenté hablarle sobre ti y sobre la situación, pero nada surtió efecto, y ver al pobre de Houchou llorar y a ti empujar a Nao-chan me dejó saber que ya era demasiado. Perdón, estuve equivocado, Nama-kun…” dicho esto, Ritsu regresó a mirar a la inesperada culpable, con cierto juicio. “Ya no serás tú quien decida cómo o cuándo revelar la verdad, así que… ¿qué tienes que decir en tu defensa?”

Ella tragó saliva y observó a todos. Pasó desde los rostros en shock y tristes de personas como Hotarumaru, Aizen y Maeda a unos más confundidos como los hermanos Kirisame, y por un lado notó que Monaca y Seija estaban muy inapropiadamente entretenidas por la revelación, para entonces ver que los Toushirou mayores le dedicaban desde neutralidad hasta decepción y en algunos casos fastidio. Su silencio se prolongó demasiado.

“Dinos por qué…” dijo Namazuo.
“Y-yo…” la chica comenzaba a temer por su vida y no podía encontrar las palabras.
“Tch, habla de una vez… ¡¿por qué le hiciste eso a Gokotai?!”
“Namazuo, mantén la calma, por favor,” le pidió Ichigo, preocupado.
“¡No, es momento de saber por qué!” negó frustrado y miró a la chica con decepción y pena. “Tú que fuiste una huésped durante el verano. Pensé que podíamos confiar en ti…”
“Ehh…” Yukko sintió sus ojos llenarse de lágrimas.
“¡¿Por qué no quieres hablar?!” comenzó a caminar hacia ella.
“¡Y-yo…!” ella cerró sus ojos con gran miedo.
“¡N-Namazuo-niisan!” Shinano se puso entre los dos y extendió sus brazos a los costados. “¡N-no te molestes con ella, por favor!”
“¿Eh? ¿Por qué?” el mayor se extrañó al igual que varios por verle tener el valor de meterse en su camino. “Ella es la culpable, ya lo oíste. Deja de defenderla.”
“Ehh, lo sé, pero…” el pelirrojo miró a su amiga brevemente y volvió a mirar a su hermano con bastante nerviosismo, aunque decidido a quedarse ahí. “Yukko es una buena chica. Es mi amiga y creo en ella. Hotarumaru también cree en ella, ¿no es así, pequeño?”
“Eh, sí…” el pelicenizo asintió con torpeza. “Sigo sin creer esto, pero siento que es un malentendido.”
“¡Sí, lo mismo digo!” Shinano sonrió agradecido al recibir apoyo y asintió. “Yukko también es muy sensible, y si por algún motivo fuera a terminar lastimando a alguien, estaría demasiado mortificada como para poder actuar. ¡Justamente eso era lo que parecía ocurrir en la grabación! ¿Acaso nadie piensa igual?”
“Pues es cierto…” Tsurumaru sonrió rendido. “Sin duda esa es nuestra Hanasaki-chan. Haha, creo que mis intentos de animarle previamente incrementaron sus nervios.”
“Es verdad que se oyó muy preocupada por nuestro Gokotai…” observó Ichigo.
“…” Yagen dio un suspiro. “Es un accidente, les dije desde el inicio que no se preocuparan, y esa grabación deja en claro que ella misma no quería hacer nada. ¿Acaso no se dieron cuenta?”
“Bien podrías haber dicho algo, Yagen,” recalcó Tsurumaru.
“No estoy aquí para defender a nadie,” el doctor le miró de reojo. “¿Y ese no vendría a ser tu trabajo, grulla? Tú eres su asesor.”
“…” Yukko estaba sorprendida de notar que la situación se estaba arreglando y la tensión comenzaba a disiparse.
“Yukko,” Shinano le encaró con una dulce sonrisa. “Vamos, dinos qué fue lo que pasó. Está bien, no tienes que tener miedo.”
“Y-yo…” ella se puso a llorar. “¡Ahh, lo siento mucho a todos! ¡No quería causar todo este drama! ¡E-es que… p-pensé en regresarle la broma a Tsurumaru pero me salió muy mal y me distraje cuando puse la salsa picante y al final perdí el vaso y sirvieron la gaseosa y ya no pude ubicarlo a tiempo! ¡Gokotai se lo tomó y se intoxicó! ¡Perdón, perdónenme!” cayó sentada al piso sollozando. “¡Entiendo si ya no quieren ser amigos míos, me lo merezco! ¡Les hice daño y fui muy cobarde como para admitir mi error! ¡Sólo espero que Gokotai esté bien!”

Hubo otro intercambio de miradas, y todas las sospechas y decepciones terminaron por desarmarse. El accidente había sido exagerado y observarle tan afligida luego de finalmente explicarse les dejó saber que nunca hubo malas intenciones de por medio.

“Namazuo…” Naoto le dio el alcance. “No llegué a hacer nada, pero espero que ya te sientas mejor. Todo está bien ahora.”
“Sí, sin duda Hana-chan fue demasiado débil como para admitirlo, pero nos ha hecho bien oírlo,” Ritsu se encogió de hombros. “Ahora termina con esto, ¿de acuerdo? No te olvides que estamos celebrando mi cumpleaños.”
“S-sí…” asintió torpemente y se dirigió a la chica.
“Ehh…” ella tembló mínimamente, aunque le vio asentirle con gran pesadez.
“Lo siento mucho, Yukko,” dijo formalmente y con tristeza. “Entiendo que fui yo quien te dio tantas dificultades de admitirlo…” desvió su mirada. “…perdón por haber dudado de ti.”
“N-no, más bien lamento haberte causado tantos problemas, n-no volverá a suceder,” dijo rápidamente. La chica vio a su par de amigos de inmediato quitarle la atención del Toushirou para felicitarle y continuar levantándole los ánimos.
“Yukko, déjame ayudarte,” Shinano le apoyó para que volviera a ponerse de pie y le sonrió ampliamente. “Sí, no estuve equivocado de ti, y siento que te hayamos asustado tanto. Hehe, menos mal ya todo está bien.”
“S-Shinano…” la chica le agarró de los brazos con fuerza y le miró con un rostro pasmado y sumamente aterrado. “Me salvaste la vida, n-no puedo creerlo. Te debo un millón de favores…”
“Y-Yukko, ya, ya pasó…” el chico se asustó por su reacción y sonrió incómodo. “T-te aseguro que no debes temer a mis hermanos, en verdad lo siento mucho por esto…”

En ese momento, los últimos finalmente regresaron. Gokotai apareció junto con Hirano, Hakata y Akita.

“¡Gokotai!” Namazuo corrió donde su hermanito peliblanco y le dio un gran abrazo. “Ahh, qué felicidad, te encuentras bien.”
“Namazuo-niisan…” Gokotai se mantuvo atento. “Tu corazón está agitado… e-espero no haberte sido mucha falta, ehh…”
“Está bien…” Namazuo le soltó y le dedicó una dulce sonrisa, para poner su frente pegada a la del pequeño. “Verte era todo lo que necesitaba. Estoy feliz de que estés aquí, mi pequeño.”
“Hehe, yo también estoy feliz…” cerró sus ojos.

Hakata los miró confundido mientras Hirano y Akita sonrieron aliviados y felices de que sus hermanos estuvieran contentos, y entonces vieron a Shinano y Yukko acercarse.

“Shinano-niisan, ¿hay alguna noticia?” preguntó Akita.
“Sí, lo mejor es decirlo desde el inicio esta vez,” Shinano asintió. “Yukko…”
“S-sí…” la chica se acercó a Gokotai. “Ehh, Gokotai… ehm yo…”
“Sí, Yukko-san…” este le miró atentamente. “¿Te encuentras bien?”
“P-perdóname…” la chica se arrodilló en el piso derrotada. “Debí haberlo dicho desde el inicio, pero fui yo. Te intoxicaste por mi culpa.”
“Yukko-san, ¿usted?” preguntó Hirano, en shock.
“¿En serio?” Hakata se quedó perplejo. “¿Acaso no eras igual de buenita que Shinano?”
“O-oye Hakata…” el pelirrojo hizo un puchero.
“¡S-supongo que no lo soy, perdón!” exclamó angustiada. “¡E-es que yo…!”
“N-no, está bien, Yukko-san,” Gokotai negó preocupado. “No tienes que explicarte, te creo…”
“Ehh…” Hanasaki-chan se quedó desconsolada.
“¡Q-quiero decir…!” el peliblanco negó y sonrió tímidamente. “Yo sé que eres una buena persona, Yukko-san. No necesito saber qué ocurrió. Confío en ti, no querrías lastimar a nadie. Más bien…” bajó su mirada e hizo una reverencia. “Perdón.”
“¡Ahh, no, no te disculpes!” Hanasaki-chan se escandalizó y agitó sus palmas. “¡Tú eres el herido aquí por mi culpa!”
“P-perdón por hacerte preocupar demasiado, Yukko-san… yo soy una persona débil, a veces es inevitable que algo así suceda, pero nunca culparía a nadie. Más bien…” le tomó de una mano con ambas manos. “Espero que tú estés bien.”
“Ohh…” la chica lo miró perdidamente como si fuera un ángel y pasó a llorar nuevamente. “Uhh, yo espero que tú sí estés bien, gracias… no me merezco tu bondad…”
“N-no digas eso, por favor…” entonces, Gokotai vio a sus tigres correr hacia él. “¡Ah, qué alegría verles!”

A ese grupo se les sumaron Ichigo, Houchou y Maeda, quienes fueron a atender a Gokotai y despejar todas las preocupaciones que habían tenido, mientras los demás también terminaban de comentar los más recientes sucesos.

“Así que fue nada más y nada menos que nuestra Hanasaki-chan…” Tsurumaru sonrió con ironía. “Casi quiero sentirme orgulloso.”
“Tsurumaru…” Hotarumaru le miró con reproche.
“¿Por qué te molestas conmigo, Hotaru-bou?” este se encogió de hombros. “Por más que nuestra estimada intentó copiar una de mis bromas, aquí hay una parte de la historia que no nos han dicho,” miró de reojo a Mai. “Tú la empujaste, ¿no es así? Yukko no se habría atrevido a hacer nada por su cuenta sin tu presión. Seguro que la salsa la trajiste tú.”
“…” Mai asintió. “Es cierto. Menos mal nadie se fijó en mí y el asunto ya se está olvidando.”
“¡Haha, tú si sabes sobrevivir!” exclamó el mayor.
“No me parece que te salgas libre de culpa, Mai…” Aizen le miró con reproche.
“Por mi parte casi considero que debería darle algo de crédito a Yukko,” dijo Mai, inmutada. “Se ha hecho amiga de un Toushirou, quien la defendió en el momento más preciso.”
“No habría pensado que Shinano se atrevería, pero menos mal lo hizo,” Hotarumaru asintió, contento. “Ella no se merecía un castigo. Nunca tuvo la intención de hacer daño.”
“Cierto, y es mi responsabilidad como su asesor prevenir que eso fuera a ocurrir de nuevo,” Tsurumaru sonrió con perspicacia. “Lo he decidido. Ahora me dedicaré a enseñarle debidamente cómo fastidiar y jugarle malas pasadas a los demás. Está en mi deber.”
“Es obvio que Yukko no aceptaría, Tsurumaru…” Aizen dio un suspiro.

“Shinano me comentó que mantuviste a Namazuo bajo control y evitaste un posible enfrentamiento,” dijo Yagen a Honebami. “Buen trabajo. Hubiera querido llevarme a nuestro hermano conmigo, pero lamentablemente él no me oye. La próxima le pediré a Ichi-nii que lo convenza. Sin duda no fue de ayuda…”
“…” Honebami miró hacia sus otros hermanos. “Gokotai se ve bien…”
“Lo está, una segunda dosis de adrenalina no fue necesaria tampoco. No fue más que un susto. Podrías ir a preguntarle cómo se siente.”
“…” negó. “No me necesitan…”
“Bueno, no te obligaré…” sonrió frustrado.
“Oye, Yagen,” Gotou se le acercó.
“¿Necesitas algo?”
“Eh, no es importante, pero…” desvió su mirada.
“…” el doctor le miró con atención. “¿Qué sucede?”
“Sinceramente me sorprendió que Shinano encarara a Namazuo para defender a su amiga…”
“¿Te preocupas por nuestro hermano?”
“¿Eh? O sea, es raro, ¿por qué actuaría así?”
“Hmhm…” Yagen rió para sus adentros. “Incluso alguien poco sensible y despistado como tú lo encontraría extraño. Conoces a nuestros hermanos bien, Gotou.”
“Tsk, no me fastidies ahora, Yagen.”
“¿Por qué te molestas en decírmelo?”
“No sé, supuse sería de tu interés también.”
“…” Yagen miró hacia Yukko. “Quizás tengas razón. Nuestro engreído hermano extendió esa lealtad y simpatía que reserva a nuestra familia hacia alguien más. Podría significar que continúa abriéndose a otras personas, que se encuentra madurando… o algo más…”
“Ehh…” Gotou se incomodó y también miró hacia esa chica.

El grupo de los Toushirou se deshizo para reintegrarse a la fiesta y Yukko pretendió caminar de regreso a su grupo usual, cuando entonces se extrañó y asustó al ver al doctor y Gotou mirarle tan fijamente.

“Ihhh…” ella se estremeció. Seguramente ese par nunca se lo perdonaría…
“¡Yukko!” pero Marisa le abrazó con fuerza y le quitó su atención hacia el par. “¡Sí que te diste el susto de tu vida, pero ya pasó! ¡Haha, nunca habría adivinado que fuiste tú!”
“L-lo sé, perdón…”
“Haha, más bien quisiera chocar tu palma. Buen trabajo engañándonos a todos,” dijo Seija. “Me caes bien. Tal vez no seas una santita pese a todo hahaha.”
“Uhh…”
“Eh, no le hagas caso…” Shishiou negó. “Vaya, no te culpo por temer. Fue intimidante.”
“Marisa nos hizo entender que cuando te jaló para hablar con nosotros, te distrajo de tu broma,” comentó Monaca. “Es una pena. Quiero mucho a Tsuru-niichan, pero amaría verlo desesperado por el picante, en especial porque él mismo adora las sorpresas.”
“Sí, qué pena que no lo supe en su momento…” Marisa dio un suspiro y le guiñó un ojo. “¡Hehe, te habría ayudado~!”
“Increíble…” negó repetidamente.

“Digan lo que digan, en mis ojos la grulla es la verdadera culpable,” concluyó Yagen, indistinto. “Y de nuevo se vuelve a escapar de su merecido. El mundo no es justo.”
“Ya pareciera que no te llevas bien con él,” Gotou se extrañó.
“Es evidente que no, y tú tampoco pareces aprobarle del todo. No veo por qué me cuestionas.”
“…” alzó una ceja. “Siento que no eres el todo honesto, pero en fin. Es verdad que no me importa mucho…”
“Gotou…” Namazuo llegó donde ellos, todavía un tanto incómodo y apenado. De inmediato hizo una reverencia. “Perdón, lo siento mucho por discutir contigo. Estuvo muy mal de mi parte…”
“Ehh…” el pelimarrón se extrañó por su formalidad. “¿Qué estás haciendo, Namazuo?”
“Tú intentabas ayudar la situación y prevenir que la fuera a arruinar, pero no te hice caso… perdóname…” agachó su cabeza. “Tienes tus prioridades en orden mejor que yo… realmente los decepcioné a todos…”
“No, ya no te preocupes por eso…” Gotou negó y dio un suspiro. “Sí fuiste incontenible, no lo negaré, pero tampoco es una comparación justa. Te preocupas mucho por Gokotai, más bien en ese momento necesitabas nuestro apoyo y tengo que admitir que nunca he sido el mejor para ese tipo de cosas…”
“…”
“Pero pues, ya conozco lo cabeza dura que eres, así que no andes disculpándote conmigo, ¿de acuerdo?” le preguntó con una sonrisa. “Somos hermanos, estamos aquí para aguantarnos mutuamente. Ahora sólo me alegro de que estés más tranquilo. Ya olvida todo este lío de una vez, no hay punto de pensar en ello.”
“Ohh…” Namazuo se conmovió y terminó por emocionarse y darle un fuerte abrazo. “¡Ahh, hermanito, qué lindo eres!”
“¡Ahh, Namazuo!” Gotou gritó y forcejeó pero no podía liberarse. “¡Maldición, suéltame!”
“¡Gracias, gracias, soy tan dichoso de tenerte como mi hermanito! ¡Te me has hecho mil veces más adorable de lo usual!”
“¡O-oye!”
“Bueno, Namazuo regresó a la normalidad,” Yagen se dio media vuelta y empezó a marcharse, seguido de Honebami. “Retirémonos o nos esperará lo mismo.”
“Es cierto…” dijo el peliblanco, inmutado.
“¡Oigan, no me dejen!”

“¿Y qué se dice~…?” preguntó Ritsu a Izumi, mirándolo de cerca y forzándolo a retroceder un paso.
“Tch, ¿qué haces siendo fastidioso, Kuma-kun?” le reclamó.
“Nao-chan te defendió de la estampida de Nama-kun. ¿Acaso no deseas agradecerle?”
“No le fastidies, no lo hice por defenderle a él,” dijo Naoto.
“Fufu, no me arruines la diversión, Nao-chan~”
“Tú no me uses para fastidiar a otros,” se quejó impaciente.
“Pero en serio fuiste demasiado cruel con ese pequeño, se notaba a leguas que estaba muy afligido por la situación,” reclamó Maria. “Ustedes Knights siempre causando problemas.”
“Tch, no fue como si hubiera querido hacerle llorar…” admitió en voz baja y desviando su mirada.
“Eso te pasa por tener una fijación en fastidiar a los kouhai, ¿verdad, Nao-chan?” preguntó Ritsu.
“No me prestes ese tipo de atención, Ritsu…” la chica le miró con reproche.
“Y realmente pudiste contribuir con solucionar este caso,” dijo Tsubasa, pensativa. “Todos se veían muy tristes y preocupados…”
“Es cierto…” Ritsu miró a su amigo todavía acosando a su hermano menor. “Nama-kun tiene todo el derecho de molestarse conmigo, aunque lo veo en paz. Me sorprende un poco, pero a la vez no…” sonrió ampliamente y miró a los que le rodeaban. “Aquellos cercanos a mí son como mi familia. Sólo tenerlos presentes me da dicha, me despeja las preocupaciones. Entiendo que lo mismo le pasa a él.”
“Ritchan…” Tsubasa sonrió un poco.
“Ahh, ya, descubrieron al asesino, ¿podemos partir la torta e irnos?” preguntó Izumi.
“Sí, ya es el momento, hora de llamar la atención de todos.”

Los presentes se organizaron en la cabecera de la mesa principal donde descansaba la torta cubierta por una campana de metal. Esta fue abierta y varios se impresionaron al observar un pastel que parecía consistir de restos de especies marinas, con algunos tentáculos sobresalir por los costados.

“¿E-esa es la torta?” Shishiou se quedó anonadado.
“Uhh, creo que he perdido el apetito…” Marisa negó repetidamente.
“Yo también…” Yukko dio un suspiro. Quizás no sentiría apetito en los próximos días luego de todo lo ocurrido.
“¡Hahaha, una torta nauseabunda!” Seija se puso a tomarle un millón de fotos. “¡Esto merece estar en Instagram!”
“Hehe, Ritsu es un excelente repostero y le encanta hacer pasteles tenebrosos y que se ven asquerosos, pero en verdad son sumamente deliciosos,” explicó Monaca, contenta y aplaudiendo. “¡Muy buen trabajo!”
“Muchas gracias, Monana~” el chico le saludó con un par de dedos.
“Ugh, detesto tus estúpidas creaciones…” se quejó Izumi visiblemente enfermo por la simple imagen del pastel y con una mano sobre su boca.
“C-creo que nunca me acostumbraré, pero me da mucha nostalgia,” confesó Tsubasa, sonriendo incómoda.
“Bueno, una vez deshaga el pastel cuando me lo sirvan, se verá apetitoso, supongo…” Maria se encogió de hombros.
“Y-yo creo que paso…” Hakata alzó una palma y desvió su mirada.
“No, no puedes pasar, sería un delito,” le insistió Houchou. “No te dejes llevar por el parecer. ¡Las tortas de Ritsu-san son de lo mejor! ¡No puedes perdértelo!”
“Sí, no lo parece, pero ni bien las pruebas una vez, asocias ese feo parecer con lo realmente ricas que son,” dijo Akita.
“Es muy cierto,” Maeda asintió.
“Me cuesta creerlo, pero ya casi me gusta su estilo,” admitió Hirano.
“Sí, sólo ver esos tentáculos me está dando hambre…” comentó Gokotai, hipnotizado por esa espeluznante obra.
“H-hermanos…” Ichigo se preocupó. “Les pido que no asocien la pinta con un buen sabor, por favor, sean cuidadosos.”

Así, el grupo festejó al cumpleañero, a quien sólo le quedó soplar las velas para de una vez cortar el pastel y concluir con esa accidentada reunión. Sin embargo, él se detuvo.

“Fufufu, gracias a todos por sus presencias y reacciones a mi torta, me hacen muy dichoso,” dijo el cumpleañero, con una sonrisa. “Ahora me corresponde pedir un deseo y soplar, ¿no es así? Haré algo distinto esta vez. Soplaré, pero en vez de desear, tengo algo muy importante que decirles a todos ustedes…”
“¿Qué tan especial te crees, Kuma-kun?” le preguntó Izumi. “Sólo apúrate.”
“Oh, finalmente, vamos a escuchar tu tan promocionado secreto,” dijo Namazuo, de nuevo con grandes ánimos y una enorme sonrisa. “¡Adelante, dinos, dinos!”
“Fufufu…” dibujó una sonrisa traviesa.
“R-Ritsu, espera…” Maria se quedó fría. “No te atrevas.”
“Perdón, Mari-chan…”
“¡Ritsu!” ella intentó abrirse entre todos, pero no pudo llevar a tiempo.
“Queridos amigos, tengo que decirles que a partir de esta semana, soy un Rebel,” dijo alegremente.
“¡¿Qué?!” preguntaron varios.
“Sí, no estoy mintiendo…”

Se oyeron varias exclamaciones y sorpresas, y el contento de Ritsu procedió a acercarse al pastel y soplar antes de dedicarse a contestar sus incógnitas, pero algo distinto ocurrió.

“¡Idiota!” Izumi corrió donde él, le agarró de la nuca, y estampó su cara con tremenda fuerza encima del pastel al punto de arruinarlo y hacer que pedazos volaran por doquier. Ritsu intentó levantarse pero el otro continuaba presionándole. “¡¿Un Rebel?! ¡¿Tú?! ¡Maldición, Kuma-kun, ¿qué carajos crees que has hecho?!”
“…” Ritsu comenzó a agitar sus brazos para indicar que se asfixiaba.
“N-no puede ser, no…” Tsubasa estaba en shock.
“¡Confiesa! ¡¿Cómo demonios es esto posible?!” exclamó y le soltó.
“Uhh… Secchan…” Ritsu comenzó a levantarse aturdido. “¿P-por qué…?”
“¡¿Cómo pudiste?!” entonces, Maria le alcanzó e hizo exactamente lo mismo, regresando su rostro a estrellarse contra la torta. “¡Eres un idiota! ¡Estás haciendo de esto un show! ¡Piensa en los sentimientos de Tsubasa!”
“Un momento…” Izumi le miró con desconfianza. “¿Tú sabías sobre esto?”
“Ahh, créeme que no estoy de acuerdo con esto en lo absoluto, Izumi…” la pelirrosa se llevó una mano a su sien.
“Ya, no me maten…” dijo Ritsu, poniéndose de pie y limpiándose la torta de la cara.
“¡¿Por qué?! ¡Quiero saber eso, ¿por qué has hecho esto?!” gritó el peligris.
“Baja la voz uhh…” desvió su mirada, frustrado. “Digamos que cierta persona me inspiró, no que sea importante…”
“¡¿Ahhh?!” Izumi pareció comprender precisamente a qué, o quién, se refería, y le agarró de la camisa con ambos puños, para sacudirle una y otra vez. “Tch, eso explicaría por qué Maria lo sabe, ¡¿desde cuándo has perdido las neuronas como para oír las ideas más desbaratadas de aquel lunático?! ¡Tengo que hablar con él! ¡Tengo que agarrarte a ti, a Ou-sama, a okama, a todos ustedes imbéciles a golpes!”
“S-suéltame…” dijo débilmente comenzando a marearse. “Ellos no vinieron… almorcé con los dos porque querían evadir tu ira…”
“¡Pero tú estás aquí, Kuma-kun! ¡Tendrás que sufrir por ellos!”
“P-pero…”
“¡No intentes defender esa idea tonta! ¡Me siento defraudada por ti!” Maria se sumó a la feroz zarandeada de Ritsu.

Mientras tanto, los demás también rumoreaban entre ellos sobre la revelación.

“…” Mai asintió, convencida. “Ritsu no me decepcionó. Sí me sorprendió. Es una persona interesante, sin duda.”
“M-Mai-neechan, pero es un Rebel, es algo muy serio,” observó Hotarumaru, preocupado.
“Hahaha, sí que lo es,” Tsurumaru se puso a reír. “¿Ya ven cómo sus amigos lo van a matar?”
“¡Pero estas son las mejores noticias de la noche!” exclamó Monaca, extendiendo sus brazos hacia arriba con gran alegría. “¡Ahora lo llamaré Ritsu-niichan! ¡Nii-chan, dame un abrazo!”
“Ahh, creo que vivo rodeado de una sarta de locos…” se lamentó Shishiou, agotado.
“Hehe, no es para tanto, hermano,” dijo Marisa, entretenida. “No seas aburrido.”
“Exacto. ¿Ves? Por eso te digo que seas un Rebel, leoncito~” canturreó Seija.
“¡Ihh, nunca!” negó rotundamente.
“Ese Ritsu, yo pensé que era prudente, ¿cómo se atreve?” se quejó Naoto.
“I-imposible…” Tsubasa estaba en shock y parecía comprender lentamente lo que ello podía significar. “¿Acaso…?”
“Tsubasa…” Naoto le observó preocupada, y repentinamente la vio desfallecer y perder el conocimiento. “¡Ahh, Tsubasa!”
“¡No, se desmayó!” Namazuo la agarró y sacudió un poco. “¡Oye, despierta! ¡Reacciona! ¡Ahhh, no hace caso!” miró de un lado a otro. “¡Yagen, ven, hay que darle primeros auxilios!”
“Ehh…” Yukko se impresionó al ver a todos asustarse por ver a la chica desfallecer y a algunos intentar de hacer que Ritsu dejara de ser sacudido. Esa fiesta regresó al caos.
“Yukko…” Mai se le acercó. “Felicidades.”
“¿Q-qué…?”
“Ahora todos se han olvidado de lo que hiciste,” dijo tranquilamente.
“Ehh, M-Mai…” le miró con incomprensión.

El presente show continuaría un poco más antes de que procuraran rescatar al cumpleañero. Sin embargo, las noticias eran verídicas y aquel inesperado capítulo recién comenzaba.


Mimi Tachikawa

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #608: November 29, 2019, 12:05:45 AM »
Hola a todos!!! vengo con otro fic <3 <3

Las clases ya habían dado inicio y Maria se encontraba en su mansión suspirando pesadamente, afortunadamente para ese semestre había pedido permiso para asistir a clases cuando ella lo viera conveniente debido a su apretada agenda como actriz, modelo y ahora una integrante de una unit idol creada por un festival, también tenia la preocupación del plan de Leo, aún no se había dado el valor de contarle a Tsubasa lo que estaba pasando y esperaba que Ritsu no le dijiera nada a Izumi, por Tsukasa no habría por preocuparse afortunadamente, aunque todo no había sido malo, al menos se sentía muy feliz de haberse convertido en la novia de Chiaki, el objetivo que se propuso cuando eran niños, después del concierto empezó a llamarlo, visitarlo, presentarse oficialmente a sus hermanos, era un tanto obsesiva pero sin llegar a ser insoportable, ahora faltaba un dia para el cumpleaños del Ryusei Red y no sabia que podría preparar y que le llegara a gustar a su ahora novio, llamó a Kanata para pedirle consejos, pero el peliazul se había ido de paseo con Miki y Momo, asi que estaba descartado, también se comunicó con sus kohai, donde primero llamó a Midori, pero este se disculpo y le dijo que no tenia la mas remota idea de que regalarle, con Shinobu era lo mismo, asi que fue a ver a Tetora, el ryusei black y su hermana mayor no se encontraban en casa porque habían salido al cementerio a ver a sus padres, la única persona que se encontraba en la casa de la familia Nagumo era Yuki…

Eh?? Yuki-chan?-

Maria-senpai???- el joven peliverde se sorprendio al ver a la pelirosa frente a él-

Creo que no me equivoque de casa no?...-rio suavemente- que maravillosa coincidencia…que uno de mis kohai…un verdadero prospecto de actor Yuki Rurikawa sea un conocido de la familia Nagumo-

Tampoco pensaba que eras conocida de ellos…-dijo frunciendo un poco el ceño- no me digas que quieres tener una relación con…-

Jjajaja te equivocas mi querido Yuki, solo vine a ver a Tetora-kun porque es kohai de mi novio…-

Eh?? Maria-senpai tiene novio? Y yo que te veía como una persona tan autosuficiente sin la necesidad de tener un compañero de vida…si que es una gran sorpresa…-

En serio que doy esa sensación? El que sea algo estricta y que viva bajo mis reglas no significa que no quiera tener a alguien en mi vida…-mirando a otro lado algo sonrojada- sobretodo si es de mi amigo de la infancia-

Creo que entiendo lo que dices…pues yo estoy aquí porque tengo que casarme con Tetsu como lo estipula el acuerdo entre familias?-

Que??...-casi se va a un lado- Chiaki no me dijo nada de esto…-

Chiaki? Estas hablando de Morisawa-san no es cierto?...-vio a la pelirosa que asintió-tengo que ir a presentarme con él para que de su aprobación a mi relación con Tetsu…-rascandose la barbilla- poco a poco estoy investigando todo acerca de Tetsu y se que es una persona importante para él al igual que Kiryu-senpai-

Estoy muy segura que Chiaki aprobará tu relación con Tetora-kun…-rio suavemente- aunque aún tienes como 14 años , seguro que te va a tener bien vigilado para que no se aproveche de ti…-

No será que yo me aproveche de él?...Tetsu toma la iniciativa en otras cosas…para lo demás es un completo idiota…-
Como siempre sigues siendo un niño especial con una boquita de caramelo…-rio divertida- aunque vine a ver a Tetora-kun, creo que ha sido una bendición tenerte en estos momentos Yuki-chan tu que sigues el vanguardismo de la moda y que confeccionas tus propios trajes, además de tener un muy buen gusto en las cosas, necesito que me ayudes a buscarle un buen regalo de cumpleaños a Chiaki, mañana es su cumpleaños y necesito darle algo especial…-

Ya veo…entonces te ayudaré…voy a mandarle un mensaje a oneesan y te acompaño, también voy a ir por mi bolso para

ver que compro también para acomodar mi cuarto…-

Como Yuki y Maria eran conocidos?

Inicio del flashback

Maria conocio a Yuki en una de sus caminatas cerca a la Catedral San Pablo, eso había sido hacia 5 años atrás cuando Yuki tenia 9 años, la pelirosa se había quedado cautivada por la belleza del joven, aunque al principio pensaba que era una niña ya que vestia con una polera de color azul larga un short de color naranja oscuro con detalles de flores con una boina blanca que incrementaba la belleza del joven

Eres muy bonita, no quieres trabajar conmigo???-

No soy una niña soy un niño…-dijo el pequeño Yuki-

Eh?? Un niño?? Eso incrementa mi interés por ti…-dijo la joven pelirosa-

No pienso hablar con extraños, asi que si sigues hablando conmigo voy a gritar para que te arresten como corruptora de menores…-

Oye acaso no sabes quien soy yo??-

Es claro que no lo se ahora voy a gritar…-

Oye niño tu belleza contrasta con tu boca floja, debería de darte un buen jalón de orejas…pero te lo dejaré pasar por esta ocasión…asi que lo tengo decidido te convertiré en mi aprendiz, tienes un brillante futuro asegurado a mi lado y no te preocupes que te dejaré ser libre como lo eres actualmente…-

Acaso no escuchas lo que dije voy a …-

Dejame presentarme…mi nombre es Maria …y desde hoy te voy a preparar a convertirte en mi sucesor en los escenarios del teatro…-guiñandole el ojo divertida- y no admito un no como respuesta…

Volviendo al presente…

Despues de darse una vuelta por todo el centro comercial, María quería comprar tantas cosas que había visto llamativas, pero Yuki le impidió y la controlo un poco

No compres por comprar senpai…-dijo con sus dos bolsas de papel en las manos- si quieres algo especial para Morikawa-san es mejor que lo hagas por ti misma...yo te puedo asesorar en este tipo de cosas pero debes de tener algo en mente para poder plasmarlo y empezar a trabajarlo,yo recomendaría algo que sea difícil de desechar y que pueda usarlo

Como estamos entrando a otoño seria bueno hacerle una bufanda…aunque si pongo un color serio no seria adecuado para él-

Entonces diseñale algo que sea una marca tuya para él…-

A Chiaki le gustan los héroes y ama a su unit asi que seria bueno hacerle una bufanda con un dibujo de ellos-

Me parece perfecto…entonces dibujaremos y empezamos a trabajar con la bufanda…ahora vamos con la cena…-

Yo le pedí a Makoto-san y Kobato-chan que me dejarán preparar la cena de cumpleaños,además solo cenaremos nosotros, mas sus hermanos y los ryuseitai, quería llevarlos a todos a comer a un restaurant lujoso, pero luego recordé que a Chiaki le gusta la comida casera además que seguro se molestaría conmigo por despilfarrar el dinero…y quiero que nuestra primera celebración como novios sea bonita y quede en el recuerdo para todos-

Entonces hay unos platillos muy ricos que puedes aprender en un solo dia, ya que andamos cortos de tiempo…-

Es cierto, quería que lo hiciera uno de mi chef pero será mejor hacerlo yo misma, vamos a mi casa a comenzar con la operación “Happy Birthday my Darling”!!-

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Apple

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #609: November 30, 2019, 10:11:06 PM »
Este arco me esta quedando eterno Dx editare algún dia :3

Eran las 7 cuando Sheryl se despertó. Aunque estaba de vacaciones ya había tomado la costumbre de levantarse temprano para ir a entrenar antes de entrar a clase. Se escabullo de la cama con cuidado de no despertar a Minmay o Bulma que seguían dormidas bajo el estupor del alcohol y busco entre su maleta su ropa para ir a correr.

Aunque estuvieran de vacaciones supuso que los Rebels nunca dejarían de entrenar y en ese aspecto prefería no quedarse atrás. Si se ponía a vagabundear en vacaciones todos los avances que hizo durante el semetre se habrían ido al carajo.

Ya vestida, bajo por un poco de agua a la cocina y se encontró con Hijikata tomando café con su primer cigarrillo del día.

—¿Irás a correr?— la interrogó su cuñado.

—Sí, esperaba que me dijeras cuál es la mejor ruta para no perderme.

Hijikata la vio intrigado por un momento. Adoraba a Sheryl como su hermanita menor y cuñada, pero no se podía negar que siempre había sido un poco perezosa en todos los aspectos. Tal vez la universidad con todas sus responsabilidades la estuviera cambiando para bien.

—Hay un sendero que me gusta mucho. Lo encontrarás si vas al extremo más lejano del patio trasero. Es un poco difícil porque va de subida al cerro pero debería ser apropiado para ti. Pero debo advertirte, sí te cansas debes regresar. No hay señal y no podrás llamarnos si te encuentras en problemas.

Sheryl tomó nota mental de lo que decía Hijikata. Ya se había dado cuenta de que la señal en la casa era muy mala y a duras penas podían realizar llamadas. La casa tenía una línea telefónica que era su conexión con el mundo.

—Entiendo... ¿hay algo de lo que deba cuidarme?

—He escuchado que hay osos, aunque nunca he visto a ninguno— Hijikata dio una larga calada a su cigarrillo mientras le daba a Sheryl una lata de batido proteinico. —Sé que los osos en esta época no son agresivos, pero procura estar atenta siempre.

Sheryl pensó que era peor: si un Rebel o un oso. Se decidió al final por los Rebel con sus actitudes locas y sus malditos dragones.

— ¿Tu no iras a correr? Siempre lo haces todos los días.

—Supongo que me ganó la pereza hoy— Hijikata se sirvió más café humeante. —No sé si te habrás percatado, pero para ser verano hoy amaneció bastante frío. Me han ganado las ganas de tomar café y tomarme el día libre.

Sheryl sintió como un escalofrío recorrió toda su columna. ¿Cómo lo había dejado pasar? Estaban en pleno apogeo del verano y hacía frío. Incluso se había puesto una sudadera sin pensarlo mucho, pero no había lógica en ello. Sheryl estaba tratando de razonar que probablemente sería el clima de las montañas pero Hijikata volcó su idea.

—Es extraño... hemos venido a este lugar a vacacionar varios años consecutivos y nunca había hecho tanto frío. Ni siquiera prendimos el aire acondicionado anoche.

—Tal vez es el calentamiento global.

—Tal vez— ambos permanecieron callados mientras tomaban sus respectivas bebidas intrigados por lo que había pasado.
—Por cierto... ¿Ustedes dejaron la puerta de la cocina abierta anoche?

La rubia trató de recordar lo que había pasado anoche. Sino estaba mal ella y sus amigas habían estado en la cocina buscando bebidas pero no recordaba haber usado la puerta trasera.

—No, no lo creo. No puedo hablar por los chicos eso sí.

—Probablemente Souji salió a fumar y la dejo abierta— gruño Hijikata —Ya vera cuando despierte.

Sheryl no dudó de cual fuera a ser el destino de Souji cuando Hijikata pusiera sus manos sobre él, y en cierta manera le alegró. Todavía le resentía un poco y sentía que su presencia de alguna forma estaba arruinando sus vacaciones.

Sin decir mucho se despidió de Hijikata y este le prometió que su desayuno estaría listo cuando regresara.



Afuera estaba todavía más frío. Lo cual no estaba tan mal considerando que no le molestaría para correr. Antes de meterse al sendero Sheryl hizo unos rápidos calentamientos y fue cuando las vio. Huellas en el camino sin grava, que iban de la casa al sendero. Eran grandes, definitivamente no de mujer e iban y venían. Sheryl estuco tentada a regresar y contarle a Hijikata pero tal vez él había salido antes. O alguien más había tomado el sendero para correr. Tampoco podía descartar la idea de que Souji y Hajime hubieran salido anoche.

Definitivamente no podría ser alguien más o hubieran notado que sus pertenencias faltaban o ni siquiera estarían vivos. Sheryl no había dormido muy bien y definitivamente hubiera escuchado los ruidos de alguien metiéndose en la casa. Por un momento la paranoia la invadió y se volvió a ver a sus alrededores, escuchando atentamente y esperando oír algo más que los sonidos del bosque.

A su alrededor cantaban los pájaros y las cigarras hacían sus típicos sonidos pero no escuchó nada fuera de lo normal. Regañándose a si  misma por volverse tan desconfiada, la rubia hecho a correr.

Por alguna extraña razón la mañana había estado demasiado fría al inicio pero conforme el sol fue subiendo, el clima se tornó cálido y luego asfixiante. Con todo, Sheryl logro realizar todo el recorrido del sendero y una vez llegó a la cima del cerro se dio la vuelta, tomándose apenas unos minutos para disfrutar el paisaje, y regreso. Tenía un poco de hambre y sed, pero correr le había caído bastante bien. Disfruto del aire frio golpear sus mejillas y el suave sonido de la tierra bajo sus tenis. Aún con calor, la sombra de los arboles le protegía lo suficiente de los abrazadores rayos del sol.
Cuando regreso ya todos desayunaban los huevos, tostadas y tocino que Hijikata  les había preparado. Incluso se había puesto un mandil y les servía café mientras todos charlaban animadamente en el comedor de la cocina. Todos se volvieron a ver a Sheryl cuando entro toda sudada y con las zapatillas deportivas sucias por el camino de tierra.

—Será mejor que vayas a ducharte y bajes a desayunar— le comentó Rangiku.

—Sí ya voy. Solo quiero saber si alguien salió por la mañana, había unas huellas que iban al sendero.

Los comensales en la mesa se vieron entre ellos con miradas sorprendidas. Nadie había salido.

—Como le dije a Toshi, nadie salió anoche a fumar y mucho menos nos acercamos al sendero— dijo Souji. Parecía casi ofendido, pues él era el principal sospechoso de Hijikata y al parecer las huellas le agregaban más culpabilidad a su caso.

—Sheryl ¿siguen ahí las huellas? — preguntó Reinhard.

—No  me percaté, tengo hambre y sed. Hay  mucho calor afuera y solo quería regresar a ducharme y comer.

—Iremos a revisar cuando terminemos de comer— intervino Hijikata —mientras tanto, tú ve a prepararte para desayunar.

La rubia se fue directo a la habitación que compartía con Bulma y Minmay a buscar su toalla y ropa limpia. Como las habitaciones de visitas no tenían baño privado tenían que compartirlo con los demás. No era algo que molestara a Sheryl pero le hubiera gustado tener un poco de privacidad en esos momentos.

Mientras más tiempo pasaba en esa casa más nerviosa se sentía. De nuevo vio por la ventana de su habitación al exterior, y nada había cambiado en el paisaje. A excepción de un ciervo que se asomaba tímidamente al claro donde estaba la vivienda. Era la visión más adorable que había visto Sheryl en ese lugar y se preguntó y podría alcanzar a tomarle video. Pero antes de que alcanzara su teléfono, se fijó que algo llamó la atención del animalito que subió sus orejas y se volvió a ver atrás para salir huyendo, como que si alguien lo hubiera asustado. Sheryl trató de distinguir entre la espesura del bosque que pudo haber ahuyentado al pequeño ciervo cuando unos toques a la puerta de su habitación hicieron que se sobresaltara.

— ¿Puedo? — en el umbral de la puerta estaba Souji.

—Sí claro, ¿qué pasa?

—Salimos a revisar por las huellas del sendero pero no vimos nada. ¿Estás segura que las viste?

—Sí, estoy MUY segura. Aunque era temprano estaba muy despierta y estaba claro. Ahí había unas huellas.
Souji solo asintió con la cabeza, pensando que decir.

—Sabes… lo de la puerta, no fui yo. Después de que te fuiste, me quede bebiendo en la cocina pero definitivamente no salí.

Sheryl lo vio intrigada. Sin duda él estaba presentando su defensa frente a ella  y ella no tenía ningún motivo para pensar que estaba mintiendo. 

—No tienes por qué explicarte. Si no lo hiciste, no lo hiciste y ya. Probablemente no cerramos la puerta bien y el viento la abrió. Tanto da, ya pasó. Con que la cerremos bien hoy ya basta.

Souji asintió de nuevo con la cabeza. Parecía más aliviado ahora. Se volvió para regresar a la cocina pero se detuvo en el umbral de la puerta.

—A decir verdad a mí tampoco me gusta esta casa— confesó Souji. —Es fría y poco natural... como tú cuando eras modelo— sonrió descaradamente y la señalo.

Sheryl sintió como la sangre se le iba a la cabeza. Se acercó a él y empezó a golpear a Souji con los puños.

—Eres un idiota Souji, te odio, ¿Porque no te mueres— se quejó ella mientras seguía golpeándolo.

El rio mientras se trataba de que los golpes de la rubia no le llegaran a la cara. Probablemente ella no se percatará aún pero gracias al entrenamiento de boxeo su fuerza había incrementado considerablemente.

—No seas una pesada. Mejor apúrate y baja a desayunar, nos iremos a nadar dentro de un rato.

—Está bien, no se vayan sin mí. Trataré de apurarme.

—Sí, sí, solo apúrate. El calor está subiendo y tenemos ganas de ir a refrescarnos. Vístete de una vez con tu traje de baño.

Souji se retiró y Sheryl pensó en lo que él acababa de mencionar. El calor que se sentía era muy fuerte comparado al clima de esa mañana temprano. O  el calentamiento global estaba golpeando a Japón con fuera o ese bosque tenía cambios de temperatura muy extraños.


Sayi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #610: December 01, 2019, 11:52:40 PM »

Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~





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Now, let's carry on with those big HiME dreams...

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Mimi Tachikawa

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #611: December 20, 2019, 11:56:45 PM »
Hoi hoi minna!! vengo con mi primer fic del mes <3 <3 es corto pero aqui introduzco un par de nuevos personajes <3


Pakunoda se ausento por unas horas de la mansión Kaiba, había una situación personal que tenia que resolver, había un miembro nuevo de la brigada fantasma al cual tenia que saludar, ya que los demás se encontraban ocupados planeando sus siguientes movimientos, mientras que ella estaba descansando en la mansión Kaiba porque la familia se estaba quedando en casa a pasar el rato,entre sus manos tenia un folder, suspirando pesadamente se acercó hacia un restaurant familiar, un joven alto de cabellos rubios color miel y ojos de color ambar que era el centro de atención de las tanto los clientes como los trabajadores

Oi!! Paku!!...-ondeo la mano ligeramente-

La rubia se acerco hacia la mesa donde estaba él y se sento al frente

Ha pasado mucho tiempo Paku…-sonrio ampliamente- trajiste lo que me prometiste? Por que sino daré la media vuelta y me voy…-

Tan impaciente como siempre Saku…-le paso el folder- he conseguido todas las fotos que se le han tomado a Koi Kisaragi, me has hecho que gaste mucho dinero ahora que es idol esas fotos son demasiada caras-

Muchas gracias…-dijo con las mejillas rojas mientras observaba cada foto- cada vez se ve más hermoso…-riendo para si mismo-

Deja un momento de pensar en el pelirosa…sabes a que has venido a Tokyo e inscrito en Rizembool no?...-

Uhm…en realidad no me importa mucho lo que tengo que hacer aquí, con tal que al final no involucren a Koi y me dejen quedarme con él…-cerrando el folder-

Claro que te vas a quedar con él con tal que cumplas con todas las misiones que se te encomienden como nuevo miembro de la tropa fantasma…como debes saber no puedes estar de parte algún lado y siempre mantenerte neutro…-

Lo sé lo sé…y dime como están Machi? Kashu-sensei??...-

Ellos están bien…se disculpan por no venir a recogerte, pero tenían misiones que cumplir, asi que yo como la única persona disponible te doy la bienvenida…el departamento donde te quedarás esta al lado de Shem…digo de Miku Kohinata…-

Asi que aún sigue tiniendo esa personalidad? Será divertido ir a molestarla un rato…-

Ya sabes como es ella asi que mantente al margen de ella …-

Se que ella es muy peligrosa, no te preocupes se que no me hará daño…-

Hasta que el líder llegue solo tenemos un par misiones por cada miembro, asi que por ahora puedes ser libre haciendo lo que tu quieras hasta que se te asigne una misión deacuerdo? Pero por favor aunque se que es imposible, no trates de llamar mucho la atención…-

Entendido mi capitán…-dijo suspirando pesadamente- lo que quiero hacer es irme a mi departamento para empezar a colgar las fotos de Koi...-

Y yo ya cumpli con mi deber de darte la bienvenida…-se levanto de la silla donde estaba sentada-ahora tengo que retirarme a la mansión Kaiba…-

Eres muy leal con esa familia Paku…desde que te conozco siempre los has servido fielmente…eso también es  parte del plan del líder?

No, no es parte de su plan…lo hago porque lo quiero hacer…asi como le soy leal al líder también lo soy con Seto Kaiba…-

Y tu me dices que no tome parte de ningún bando…-

Eso solo se puede aplicar para mi querido Saku…-dijo la rubia mientras se despedia-
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Justo cuando la rubia salía, Koi y Ai Kisaragi hacían acto de presencia, el primero deprimido porque sufrio por una decepcion amorosa mientras que la segunda trataba de animar a su querido hermano

Vamos vamos Koi-niichan anímate…Rinne-san te dijo los motivos por el cual se fue de viaje y que no volveria por un buen tiempo, tu le dijiste que entonces mejor que se separen no es cierto? Entonces no tienes porque sufrir por eso –mientras se sentaban en una de las mesas libres, Saku los seguía con la mirada, con las mejillas sonrojadas-

Lo se Ai-chan…-suspiro pesadamente mientras su hermana pedia por los dos- aún asi no puedo evitar sentirme triste…porque hacia un par de días que nos hicimos novios para que luego consiguiera un empleo lejos de aquí…es como si el amor no fuera para mi …-suspirando-ah…que afortunada eres Ai-chan de tener un buen novio que te quiere mucho y aunque no se ven muy seguido se escriben todos los días…- jugando con sus dedos- como me gustaría ser tan afortunado como tu-

Saku había escuchado atentamente y se levanto de su lugar, no sin antes de dejar pagado lo que había conseguido para acercarse hacia donde estaban ellos

No puedo creerlo…eres Koi Kisaragi de Six Gravity??-

El pelirosa salio de sus pensamientos y observo a un joven bien parecido , sonrojándose levemente- Si!! Yo soy Koi …-sonriendo suavemente-

Soy el miembro fundador de tu club de fans…- tomando la mano del pelirosa- mi nombre es Saku Uruha …-dandole un suavemente beso en la palma de la mano-Y es un honor poder conocerte en persona…-con las mejillas sonrojadas aguantándose las ganas de jalar su brazo y llevárselo para encerrarlo en su habitación junto a su colección

El gusto es mio Saku-kun…-separandose un poco, no sabia porque pero le daba un poco de miedo-

Yo soy Ai Kisaragi…-

La bella hermana menor Ai Kisaragi que también sigue el mismo camino que tu…es un placer también conocerte…-sacó un pañuelo para limpiarle las lágrimas , para luego entregarle una tarjeta con sus datos- si te sientes solo y quieres conversar con tu fan numero uno estaré pendiente

Gracias …-dijo sintiéndose aliviado- lo tendré presente…-

Yo si pienso llamarte Saku-kun para que salgas con mi niichan y lo animes…-

Yo esperaré ansioso tu llamada…-

Se retiró del lugar y el pañuelo que uso para limpiarle las lagrimas de Koi lo guardo en una cajita y sonrio ampliamente – me gané a Ai-chan…ahora voy a trabajar para tomar tu corazón Koi Kisaragi…a todo costo- con una risa malévola-
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En la casa de la familia Kinomoto…

Mashu se escontraba en su habitación, específicamente sentada cerca de su escritorio mientras pensaba en que manera podía ayudar a su hermana menor, después del incidente de la playa estaba mucho mas preocupada, sobretodo con los sueños que estaba teniendo Sakura donde en un futuro correría un gran peligro, estaba muy estresada, porque aparte de eso Junko Enoshima había vuelto a Japón , en el pasado le había causado muchos problemas y estaba casi segura que ella fue la que ocasionó el incidente en la casa de playa de Tomoyo, pero no tenia pruebas asi que era su deber conseguirlas

Que mas puedo hacer para proteger a Sakura?...-se quito sus lentes y se acaricio suavemente la cien- no quiero que piense que no confio en ella, pero los peligros de ser un Kinomoto cada vez son peores…no tengo la fuerza y determinación para dar un paso firme…-alzo su mirada- Padre y Madre que están en los cielos díganme que puedo hacer para proteger a nuestra Sakura?

La puerta de su habitación se abrió y uno de sus guardianes entró

Mashu-aneki tiene una visita…-

Una visita?...-colocandose los lentes- puedes hacer pasar a mi visita?

Como tu ordenes…-

Seguro que debe de ser Sogo-kun…o quizás es Keishi-kun, tenia videollamada con ellos, pero aún es muy pronto…-

La puerta de su habitación se abrió y la joven pelimorada se quedó sorprendida al ver a la persona que estaba haciendo acto de presencia, era un joven de cabellos cortos azulados, con una afable expresión en su rostro, sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas

Ha pasado mucho tiempo Mashu…-

Tsumugi-kun…- se levanto de su asiento y corrió a abrazar a su amigo- por fin volviste!! Justo cuando mas necesitaba del apoyo de alguien –

Perdona por la demora…pensaba venir a principios de año…-

Pero tuviste que presentarte en varios lugares de Europa en la misma compañía de Maria Cadenzavna Eve…ella hace poco ha regresado también…-

Si,hemos tenido los roles protagónicos en las obras de teatro que fueron escritas por Tsukinaga Leo-kun...las lecciones fueron muy duras pero satisfactorias…al igual que Maria, decidi volver a Japón para establecerme permanentemente aquí y descansar un poco después de casi 2 años de giras sin parar…y a la persona que deseaba ver era a ti Mashu, mi muy querida amiga-

Yo también extrañaba mucho tener esas charlas tranquilas que teníamos en tu bello jardín junto a Sogo-kun…espero que siga estando asi de bello …-

Lo sigue estando…aunque no he estado en casa han cuidado a mis hermosas flores, tengo pensado abrir nuevamente la florería si te animas a volver a trabajar conmigo…-

Lo pensaré…ahora ando con muchas preocupaciones…-

Bueno entonces es hora de ponerme al dia en todo lo que te ha sucedido, como vivimos cerca y dudo que quieran hacer algo en mi contra puedo quedarme hasta la madrugada para poder saber en que te pueda ayudar-

Creo que hasta te vas a quedar a dormir en casa con todo lo que te tengo que contar…-
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Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #612: December 29, 2019, 01:05:58 PM »
Uhh finalmente me quito este fic pequeño astilla que me había estado molestando (...) ojalá pueda inspirarme mejor a partir de ahora.

78



La explosiva y controversial fiesta de Ritsu Sakuma, además de la intoxicación severa de uno de sus asistentes al evento, también sirvió como la revelación de un turbio e inesperado secreto del cumpleañero, el cual apenas comenzaría a afectar su vida y la de personas en su entorno conforme más se enteraran de las noticias.

Era el lunes en la mañana, un día después del suceso, y en plena reunión de té Eichi acababa de ser informado sobre el asunto.

El calmado señor de dicha paradisíaca azotea en Rizembool respondió al derramar ligeramente el té que se encontraba vertiendo en las tazas de sus tres invitados.

“E-Eichi…” Naoto se preocupó y se levantó a manera de asistirle. “¿Te encuentras bien?”
“Eh, sí, no te preocupes por mí, Naoto-kun,” le contestó con leve torpeza, pero no tardó en sonreírle con amabilidad. Sin embargo, su cortés expresión desistió y miró a Ritsu con leve severidad. “¿Rebel, tú?”
“¿Hm? ¿Por qué reaccionas así, Ecchan?” preguntó Ritsu con leve desinterés y una galleta en sus labios. “Te ibas a enterar igual. Era mejor que te lo dijera en persona.”
“Sin duda es así, pero es normal que alguien se moleste contigo,” dijo Namazuo, quien pasó a abrazar a su amigo con desesperación. “¡Yo más bien tengo mucho miedo que algo te vaya a ocurrir! ¡Eres demasiado bondadoso, Ritsu! ¡Tus intentos de trolear a la gente no engañan a nadie! ¡Tienes que sobrevivir, por favor!”
“No me mates desde ya, Nama-kun…” Ritsu rodó los ojos y dio un suspiro. “Entre tus preocupaciones y la sacudida barbárica que me dieron ayer estaré más saludable enfrentándome a mi futura HiME. ¿Por qué no pueden ser más neutrales como Nao-chan?”
“No tendré exabruptos en mis reacciones, pero sigo desaprobando tu decisión,” observó la chica. “Deberías tomarlo con más seriedad.”
“Estoy de acuerdo con ello,” Eichi dejó su tetera a un costado y se sentó derecho, para cruzarse de brazos. Pese a que su semblante era serio y relajado, su presencia incrementó a creces espontáneamente y acaparó la atención de los tres. “Los Rebels son estudiantes equipados con tecnología con el fin de eliminar a las HiMEs. Luego de tres años de pausa y repotenciación, es posible que Rizembool tenga incluso más requisitos para dichos estudiantes. Fallas en tomarlo con seriedad. Sólo porque muy pocos realmente lo consideran o están siquiera informados al respecto no quiere decir que tú debas cometer la misma imprudencia. No eres un tonto, Ritsu-kun, te conozco bien.”
“…” Ritsu desvió su mirada con cierto disgusto.
“Desde un aspecto más humano, también estoy de acuerdo con Namazuo-kun,” agregó, con lo cual aligeró su expresión y se presentó frustrado y con leve desaire. “Eres una persona bondadosa. Pienso que tienes cualidades para ser un buen Rebel, pero estas mismas se opacan por ser alguien sensible a quien le importan los demás. No sólo se trata de no hacer bien tu trabajo, algo que presumo no es de importancia para ti. Se trata del hecho de tu propia seguridad. Te estás poniendo en riesgo.”
“Ecchan…” Ritsu dio un suspiro y le miró fijamente. “Bien lo dices tú, quien fue un Rebel cinco años atrás. ¿Qué haces juzgándome?”
“¿Tú también fuiste un Rebel?” preguntó Namazuo en shock, al igual que Naoto.
“Ah, sí, este Ecchan de acá fue un Rebel, en caso de no habérselos dicho,” dijo Ritsu inafectado y apuntando a Eichi aleatoriamente.
“Es como si no escucharas la conversación que estamos teniendo, Ritsu,” le reprochó la peliazul.
“No estamos aquí para conversar sobre lo malo que es ser un Rebel. Lo es, puedo estar en peligro, puedo lastimar a alguien más, no negaré sus observaciones, y en el fondo aprecio que se preocupen por mí, pese al revuelo que hacen…” admitió frustrado y ofuscado. “Pero lo soy y no cambiarán mi parecer. Ya se los he dicho para que sepan. Eso sería todo. Me darán un dolor de cabeza si insisten en cosas que todos sabemos.”
“Ritsu…” Naoto entrecerró sus ojos.
“Por como lo dices, tú tampoco quieres ser un Rebel, ¿verdad?” preguntó Namazuo, pensativo y un tanto perplejo.
“¿Hm? ¿Eres capaz de ser despierto, Nama-kun?” Ritsu ladeó su cabeza.
“Ehh, oye, no digas esas cosas…” el Toushirou hizo un puchero y tocó las puntas de sus índices. “Todos me dicen cosas de ese tipo en ocasiones. Ya me van a acomplejar…”
“Fufufu…” Ritsu sonrió entretenido y un tanto aliviado. “No habrá sido tu intención, pero me has animado un poco. Bien, necesitaba algo de comprensión, te lo agradezco.”
“Ritsu-kun…” Eichi le miró atentamente.
“Lo dije en la fiesta también. Recibí la inspiración de ser un Rebel de otra persona. No tengo que ir a detalles sobre quién es o por qué lo hago, pero es cierto. No fue mi decisión en sí ser un Rebel,” sonrió frustrado y se encogió de hombros. “Creo que todos hemos tenido el impulso de ser un Rebel para divagar al respecto, fastidiar a otros o romper algún tacho de basura en uno de esos días en los que nos va mal, pero soy más racional que eso y no me habría apuntado a la causa por todo a lo que ser Rebel implica…”
“¿Entonces por qué?” preguntó la peliazul.
“Ya dije que no ahondaré sobre mis razones, pero bueno…” dio un suspiro. “Ecchan me anda lanzando miradas inquisitorias, así que les contaré lo superficial del asunto…” se concedió un sorbo de té antes de explicarse con cierta pereza. “Uhh… las cosas se están yendo de mal en peor. Tengo un grupo de amigos que no es del todo ajeno a la guerra y ahora van a estar más involucrados en el asunto. Pienso ser un Rebel si es que en algún momento ellos puedan necesitarme. No es tanto como para pelear en lugar de ellos…” rodó los ojos. “Es que son unos cabeza huecas y puede que necesiten de alguien que les haga entrar en razón o les saque de embrollos. Si estoy fuera del círculo mágico no podré hacer nada por ellos.”
“Ritsu…” Namazuo se impresionó y pasó a incomodarse y desviar su mirada. “O-o sea, suena muy peligroso, pero es muy propio de ti velar por la gente que te importa, ¿verdad?”
“¿Hm?” el otro pelinegro miró a su amigo con leve escepticismo. “No esperaba que nadie comprendiera lo que digo. Suena a una torre de tonterías…”
“Pues sin duda no quiero que nada malo te pase, pero puedo ver por dónde vienes, Ritsu…” Namazuo sonrió incómodo. “Creo que comparto tu parecer, o sea, si alguno de mis hermanos se viera involucrado con esta guerra, yo también querría ayudarles. Quizás hasta tomaría una decisión similar, sólo con tal de apoyarles con esto. Incluso si no pudiera pelear en su lugar, al menos algo podría hacer, ¿cierto?”
“…” le miró atentamente.
“Así que estaré mal, pero sí tiene algo de sentido,” continuó Namazuo, sonriendo y mirando al otro par. “¿No les parece?”
“No,” dijo Eichi contundentemente y levantando su taza de té.
“En lo absoluto,” sentenció Naoto con gran desaprobación en su tono de voz.
“E-ehh…”
“Confío que estás siendo sincero, eres más transparente que el agua, Namazuo-kun, pero estás equivocado,” observó el rubio, quien tomó un pequeño sorbo de té antes de continuar. “Incluso de darse el escenario, esa no sería la forma de ayudar a tus parientes.”
“Y ahora casi siento la obligación de informar a tus hermanos que cometerías semejante disparate,” agregó la chica con recelo. “¿Convertirte en un Rebel para cuidar de otros? ¿Acaso has perdido la cordura?”
“¡N-Nao-chan, no les digas eso, por favor!” Namazuo se asustó y agitó sus palmas. “¡Ya les causé suficientes revuelos ayer! ¡No les asustes con esto!”
“Vaya…” Ritsu dio un suspiro y negó repetidamente. “Oír mis palabras de ti me hace caer en cuenta lo realmente sonso que todo esto me resulta, Nama-kun…”
“Uhh, Ritsu…” el mencionado hizo un puchero. “Yo que te extendí empatía…”
“Pero es cierto, sí pienso así como dices, y entiendo que ambos somos similares…” Ritsu asintió. “Desde ya les pido que me perdonen, pero no me gusta la idea de quedarme de brazos cruzados mientras mis amigos se involucran en algo que no deben. Podré estar saltando a la boca del lobo por ellos, pero es precisamente lo que pienso hacer. Significan mucho para mí,” miró de reojo a Namazuo y le sonrió un poco. “Me comprendes. Con razón somos amigos. Tenemos algunas cosas en común.”
“Hehe, supongo que sí,” sonrió con torpeza. “Para bien o para mal.”
“Fufu, tú lo has dicho.”
“Chicos…” Naoto estaba frustrada y consternada y ya ni sabía qué decirles.
“Sin embargo, no estamos hablando sobre supuestos. Eres un Rebel, Ritsu-kun. Tu manera de bromear es distinta y ya habrías admitido tu mentira en caso de estar diciendo una…” Eichi dio un suspiro y se levantó de su asiento, para darles la espalda en lo que miraba hacia el cielo más allá de la pérgola que les proveía de sombra.
“No te culpo por no confiar en mí, Ecchan, pero sí, no miento…” Ritsu dio un suspiro. “Uhh… esta conversación me está cansando… tengo que ir a dormir…”
“Entonces seré breve. Préstame atención.”
“¿Hm?” Ritsu se extrañó por esas palabras tranquilas aunque marcadas del rubio, quien continuaba dándoles la espalda.
“…” Eichi de repente ahogó una leve risa gutural y sonrió con tranquilidad e ironía. “Hmhm, a veces olvido que en verdad eres mayor que yo, Ritsu-kun, pero la madurez no se mide con el eje temporal. Compartimos nuestra pobre salud, aunque he estado más expuesto al mundo de afuera. De igual modo, por mi nombre y deberes, estoy más informado sobre la naturaleza humana que tú. Tengo algo que informarte.”
“¿Qué cosa?” alzó una ceja y le vio girarse. Notó a su peculiar amigo sonreír distraídamente como si el previo amargo no hubiera existido, aunque había cierta perspicacia en su expresión.
“Eres un estratega en cuestiones de planes y sueles saber cómo leer a otras personas en distintas situaciones, pero no te olvides de algo fundamental,” alzó su índice. “Tus acciones repercuten en otras personas y algo que en teoría debería ser personal puede terminar moviendo a otros por más que hayas querido evitarlo. No te olvides que tú no eres el único que existe, Ritsu-kun.”
“Ecchan…”
“Ahora tendrá que existir una HiME a la cual deberás enfrentarte. Es el primer desencadenante y por el cual podrías pensar, aunque a ello no me refiero. Ignorando esa imposición, nosotros tres nos vemos afectados por tus noticias, y personalmente yo tampoco pretendo quedarme de brazos cruzados…”
“¿Qué quieres decir?”
“Fufufu…” Eichi rió levemente y le dedicó una cálida sonrisa. “No pretendo arriesgar a mi más preciado compañero de la hora del té a esta guerra. Eres uno de los muy pocos que nunca querrían nada de mí, y a su vez uno de los incluso menos individuos que yo querría ayudar personalmente. Tengo contactos cercanos y abundantes en Rizembool. Ya que tu meta no es pelear contra una HiME como prioridad, veré qué puedo hacer por ti…”
“Ecchan…” Ritsu dio un suspiro y se estremeció levemente. “Sonríes pero el demonio que llevas dentro reluce en tu expresión. No te ensucies las manos por mí. Ya no eres un Rebel.”
“Por el contrario. Quisiera ver si existe una manera pacífica para ti de ser un Rebel, Ritsu-kun,” dijo alegremente. “Pretendo preguntar y explorar esa posibilidad. En el peor de los casos, las cosas se quedarían como están. Eso sería todo.”
“¡Ohh, ¿puedes hacer eso?!” preguntó Namazuo, en shock y animado por las noticias. “¡¿Es posible que haya un Rebel que no tenga que herir a nadie?! ¡Ojalá así sea!”
“Espero lo mismo, Namazuo-kun,” Eichi asintió sin mutar su sonrisa. “De aquella forma, nuestras agradables y pacíficas reuniones de té se mantendrán como las conocemos.”
“¡Sí, suena genial!”
“¿En serio es posible?” Naoto se puso a pensar críticamente, un tanto escéptica.
“Realmente no tienes que hacer esto, Ecchan,” insistió Ritsu, cansado y frunciendo el ceño.
“Una excepción como la que estoy mencionando significaría muy poco para alguien de mi nivel, Ritsu-kun. No actúes como si fuera una gran inconveniencia para mí. De serlo, es probable que tampoco me tome la molestia de ayudarte,” observó tranquilamente. “No estoy de acuerdo con tu decisión ni con tu necedad en ayudar a aquellos amigos tuyos, así que es lo mínimo que yo pretendo hacer para lidiar con esta situación a mi manera. Ahora procedamos a disfrutar de esta reunión. Si seguimos hablando sobre nuestras diferencias, se hará más evidente que nunca nos pondremos de acuerdo.”
“Eres increíble…”
“Tú comenzaste siéndolo,” Eichi volvió a tomar asiento. “Ven, duerme en mi regazo mientras continúo hablando con tus amigos. Todavía tenemos té y dulces para un rato más. Aprovecha para recuperar tus energías.”
“Uhh…” Ritsu se estremeció un poco más. “Deja de lanzar malas vibras al aire, Ecchan, o no podré dormir apoyado a ti…”
“Sólo son ideas tuyas.”
“Y pues…” desvió su mirada con reproche. “Gracias por el favor, supongo…”
“Fufufu…” llevó una mano a su boca con gracia. “Tú sólo duerme…”
“Ya puedo ver por qué ustedes dos son amigos…” observó Naoto.
“Ehh, hehe…” Namazuo sonrió incómodo.

El grupo continuó con esa corta reunión mientras los lúcidos cambiaron de tema y hablaron sobre los otros sucesos en aquella complicada fiesta que habían tenido el día anterior. Era el inicio de una semana ocupada y particular para todos.


Mientras tanto, había un corto descanso entre clases en la secundaria de Hanasaki. Los estudiantes estaban en sus sitios conversando, distraídos o terminando alguna tarea apresuradamente en lo que esperaban a que llegara el siguiente docente. Gokotai revisaba los apuntes de su clase anterior cuando entonces vio que alguien se le acercó. Reconoció a Monoyoshi al alzar su mirada.

“Oh, senpai, ¿se le ofrece algo?” le preguntó amablemente.
“Me encuentro bien, más bien vine a ver si te sentías bien de salud,” observó el pelirrosa, sonriendo amenamente.
“Eh, sí, no tienes que preocuparte por mí, muchas gracias,” Gokotai asintió y sonrió con torpeza. “Supongo suelo tener ciertos altibajos en mi salud en ocasiones, pero ese no es motivo de tomar las cosas sin dedicación. Aspiro a ser alguien como usted y me hace falta mucho esfuerzo.”
“Me siento halagado por tus palabras, Gokotai, pero eso no justificaría que te agotaras demasiado,” observó el mayor, alzando un índice. “Por encima de todo, tienes que cuidar de ti y estar consciente de tus límites. Gotou-san me informó que ayer tuviste una fuerte intoxicación que resultó en anafilaxis, y me pidió que te mantuviera vigilado.”
“¿Eh? ¿Gotou-niisan te dijo?” Gokotai se sorprendió y bajó su mirada incómodo. “Ehh, n-no había querido decírselo a nadie para no preocupar… perdón…”
“Está bien, no te disculpes conmigo, comprendo por qué no querrías darte un descanso,” observó tranquilamente y sonriéndole con dulzura. “Sólo prométeme que si te sientes mal o débil serás honesto y procederás a ir a la enfermería para descansar. De todos modos, siempre estaré ahí para ayudarte, puedes contar conmigo.”
“Sí, muchas gracias como siempre, senpai…” sonrió agradecido y asintió, cuando entonces oyó una voz que no solía oír con mucha frecuencia, la cual llamó la atención de ambos.
“¿Dijiste anafilaxis?” preguntó Leo, quien seguía en su sitio y giró su torso para dirigírseles. El rubio había hecho una pausa a la lectura de un libro para atenderles y se notaba ligeramente confundido. “De ser así, ¿qué estás haciendo en el colegio? Esos cuadros alérgicos son muy serios y se recomienda que la persona afligida pase bajo supervisión médica las primeras veinticuatro horas.”
“¿Eh? Ehh…” Gokotai se puso nervioso y se retrajo. Desvió su mirada como si estuviera en falta. “P-pues, tengo un hermano que es doctor y me dijo que no había problema… aunque sí me recomendó que tuviera cuidado y no me excediera, ehh…”
“Pues, si lo dices…” dio un leve suspiro. “No lo digo por inquietarte. Sólo vigila tu salud. Una recaída no te haría bien, eso es todo.”
“Eh, sí, ehm… gracias…” Gokotai asintió pronunciadamente y bajó su mirada, para sonreír incómodo. “Significa mucho que me lo digas…”
“No es nada…” Leo se encogió de hombros y regresó a su lectura sin decir nada más.

El salón finalmente recibió a la profesora del siguiente curso, quien caminó al pupitre y comenzó a organizar sus documentos antes de iniciar la clase. Esa fue la señal que todos necesitaron para retornar a sus sitios.

“Leo-san…” Monoyoshi llamó a su compañero con disimulo, quien a diferencia de los demás no se había tomado la molestia de dejar de leer su libro para alistarse para la clase.
“Leo está bien, ya te lo dije…” este dio un suspiro y le miró de reojo. “¿Qué quieres?”
“Hehe, lo sabía, tienes un lado muy atento con los demás, ¿no es así?” le preguntó el pelirrosa con alegría.
“¿Ah? ¿Qué dices?” entrecerró sus ojos y se frustró. “Lo que le dije a Gokotai fue algo muy elemental y una preocupación global por alguien con un pobre estado de salud. No sobreestimes las acciones de otros.”
“Comprendo si no deseas aclamar mucha atención a tu persona, pero gracias por atenderle,” asintió contento. “Gokotai es un chico muy bueno que necesita de un poco de aliento.”
“No necesitas agradecerme, Monoyoshi,” negó frustrado y regresó a su libro, para volver a adoptar desinterés en su expresión.

El pelirrosa no se desanimó ante esa respuesta ligera y parca del nuevo estudiante del salón. Todavía faltaba para llegar a conocerle mejor, pero observarle ser genuinamente amable comenzaba a pintarle una buena imagen. Monoyoshi seguía cometido a averiguar más sobre ese enigmático compañero.

La maestra terminó con su preparación para la clase al pegar un pergamino sobre la pizarra. Varios estudiantes intercambiaron miradas y finalmente recibieron la explicación.

“Buenos días a todos,” dijo la profesora, atentamente. “Como les dije en la clase anterior, les asignaré un trabajo grupal sobre el libro que nos encontramos leyendo. En la pizarra están los grupos ya formados. Por el número de estudiantes, esto ha resultado en grupos de tres, aunque habrá un grupo de dos integrantes. Descuiden, que dicho grupo tendrá una consideración especial al momento de entregar su trabajo. Ahora todos pueden acercarse para ver cómo han sido asignados. En breve les explicaré lo que espero de este proyecto.”

Así, la clase se levantó para caminar a la pizarra y encontrar al grupo donde pertenecían. Los estudiantes se pusieron a buscar sus nombres y se originó un bullicio mientras algunos se alegraban de haber coincidido con sus amigos y otros se buscaban o intentaban de abrirse paso en medio de la muchedumbre.

Leo prefirió quedarse en su sitio. Se levantaría cuando la mayoría terminara con dicho quehacer o quizás sus compañeros de grupo irían a darle las noticias y buscarle en persona. Continuó leyendo su libro, aunque no llegó ni al final de la presente hoja cuando fue efectivamente buscado por la persona con quien trabajaría…

…y casi se decepcionó de sí mismo por no haber esperado esa asignación.

“Leo-san, vamos a trabajar juntos,” reportó Monoyoshi de regreso a su sitio y con gran dicha en su expresión. “Ah, me alegro mucho, ¡sé que haremos un excelente trabajo!”
“¿Nosotros dos?” se extrañó y alzó una ceja. “Déjame adivinar, ¿somos el grupo de dos?”
“Sí, precisamente,” asintió y pasó a ladear su cabeza. “¿Por qué lo dices?”
“Eh, nada, olvídalo…” desvió su mirada con leve disgusto. Ya era lo suficientemente malo tener a ese insistente compañero a su costado siempre intentando hablar con él o preocupándose por él. Con razón, por tratarse del ‘niño problema’ de esa aula, la maestra se había molestado en asignarle al estudiante más cumplido y quisquilloso del montón para que sea su niñera.
“Ya veo que se han enterado,” y justo en ese instante, la maestra se acercó al par. Ella se mostró feliz por la asignación. “Pienso que los dos pueden rendir muy bien. Ambos, junto con Hanekawa-san, tienen los promedios más altos del salón, así que confío en que ustedes bastan para este proyecto. De todos modos, consideraré el trabajo adicional que harán y pueden acercarse a mí en caso necesiten de apoyo.”
“Lo tendremos en mente, sensei, le agradezco,” dijo Monoyoshi, respetuosamente y haciendo una breve venia.
“Así será, aunque antes de hacer preguntas, apreciaría si fuera a explicarnos los detalles de este trabajo grupal, por favor,” dijo Leo neutralmente y con cierta ligereza en sus palabras.
“Ehm, es cierto, lo mejor es que lo explique a todos, ¿verdad? Justo iré a hacer eso,” la maestra se mantuvo de buenos ánimos, pero fue evidente que la respuesta de Leo le incomodó un poco, y regresó al frente del salón de inmediato.
“Eh, Leo-san, no tienes que ser tan directo,” observó Monoyoshi, sonriendo con torpeza.
“Puede que tengas razón, pero sus palabras me parecieron fuera de lugar,” confesó cansadamente. Para variar, sacó un bloc de notas. “Pero ya, a anotar los detalles de este proyecto. Terminemos con esto…”

La clase en general prestó atención a las indicaciones. Tendrían alrededor de una semana para preparar un ensayo en conjunto sobre el libro, además de una breve presentación en clase. Era recién el primer trabajo en grupo de ese semestre.



Horas pasaron y llegó el atardecer. Varios estudiantes se encontraban saliendo de Hanasaki U luego de clases sea de regreso a sus casas o para tomar algo fuera de la universidad. Reimu y Marisa andaban con el primer plan de regresar al templo antes de que se les hiciera demasiado tarde, pero las dos eran seguidas por Tomo, quien seguía reclamando por un tema en particular.

“¡¿Cómo así fuiste invitada a un cumpleaños de un idol famoso y no nos avisaste?!” preguntó Tomo por enésima vez a la rubia.
“Pues, invitaron a mi hermano, no fue directamente a mí…” Marisa se puso a pensar.
“¡Igual! ¡Si te invitaron arbitrariamente pudieron invitarnos a todos! ¡En vez de eso lo disfrutaste a espaldas de todas!”
“No precisamente,” dijo Reimu, dando un suspiro. “Shishiou nos visitó en el templo y ahí invitó a Marisa. También me invitó a mí pero tenía limpieza que hacer.”
“¡Ahhh, eres una hereje!” Tomo se espantó y le apuntó acusatoriamente.
“Ehm, ¿quedarme a cuidar el templo no es lo opuesto a lo que dices?” la miko se confundió.
“Haha, sólo déjala sobresaltarse,” Marisa rió un poco.
“¿Y desde cuándo te gustan los idols, de todos modos?” Reimu frunció el ceño. “Sabíamos que a Osaka le gustaban algunos, pero nada de tu parte.”
“Tsk, es esa estúpida y suertuda HiME quien me introdujo a los idols, y tampoco soy muy fan de todos…” dijo Tomo a regañadientes. “¡Es este en particular el que me gusta!”
“Ehm, ¿Ritsu?” preguntó Marisa, perdida.
“¡Sí, precisamente! ¡Ahhh, y eres una maldita por llamarle sólo con su primer nombre como si ya fueran amigos! ¡Maldita chica socialité de clase alta que aparece en las revistas!” se quejó mientras las otras intercambiaron miradas. “¡Ritsu Sakuma es un idol sin igual! ¡Admiro su manera de ser perezoso y que todos hagan cosas por él y que para fastidiando a personas y saliéndose con las suyas! ¡Es mi espíritu animal!”
“Tú eres tu propio espíritu animal, Tomo,” le recriminó Reimu, frustrada.
“Hahaha,” Marisa rió por la observación.
“¡Déjenme en paz! ¡No es justo que una de mis amigas haya asistido a su cumpleaños y no me haya dicho nada!” la exPrincess agitó sus puños de arriba abajo. “Ahora Cho y Osaka andan en esa clase con la amiga HiME de la cual volvieron a excluirme y siempre ando perdiéndome de cosas relacionadas a esta guerra. ¿También quieren apartarme de los idols?”
“Está bien, Tomo, tranquila,” Marisa le agarró de un hombro.
“Uhh, no, no está bien…” lloriqueó.
“Sí lo está. Pues, la conexión es por Shishiou, pero si fuera a darse otro contacto con ese idol, veré cómo hacer que se conozcan,” le aseguró la rubia con ánimos. “Ahora tranquila.”
“¿L-lo prometes?” preguntó la exPrincess con ojos ilusionados.
“¡Haha, sí, claro que sí!” le sonrió enseñando los dientes. “No sé cuándo se dé, pero lo intentaré. Sabes que soy como mi hermano. Tengo mi forma de conectar con los demás~”
“¡Ahh, si lo haces te deberé un montón de favores!” Tomo asintió. “¡Muchas gracias por no ser como las HiMEs y compartir tu fortuna! ¡Ya estaba comenzando a resentirte por vivir gratis en el templo, tener la beca de HiME e irte como invitada a un viaje caro durante el verano, pero esto lo arregla todo!”
“O-oye Tomo…” Marisa sonrió incómoda.
“¿Cómo Osaka y las demás te han aguantado por tantos años?” preguntó Reimu, mirándola con reproche. “Ahh, no entiendo.”
“Tú no te metas, HiME, hablo con Marisa,” Tomo frunció el ceño.
“Ehm, bueno, Reimu y yo ya nos debemos de ir, nos toca el periplo de regreso al templo,” observó Marisa. “Nos vemos mañana, ¿sí? Puedes esperar a Cho y Osaka para pasar el tiempo con ellas.”
“Tienen al menos otra hora de clases, pero sí,” se encogió de hombros. “Vivo en la universidad igual, así que no me queda más…”
“Dirás que otros tienen fortuna, pero si bien entendí tus padres costean todos tus gastos de la universidad,” dijo Reimu, dando un suspiro. “Obviamente vienes de una familia rica. No tienes por qué preocuparte, a diferencia de mí. Apenas puedo hacer cosas en el templo por la ayuda que Hanasaki me da al ser HiME.”
“Uhh, pero tu vida de miko sacrificada de fuera de la ciudad que sigue las enseñanzas de su abuela y que ahora es mágica para defender a la ciudad en contra de los malos es épico. Nadie puede comprar eso,” observó Tomo, a regañadientes.
“Wow, Reimu sí que suena a una magical girl,” Marisa se impresionó.
“Vaya, las cosas a las que prestan atención, chicas,” Reimu se frustró. “Yo que todavía no me convenzo de ser HiME…”



“¿Hm? Entonces vine en un mal momento…”
“¿Eh?” Reimu alzó su mirada. Frente a ella y mirándole desde arriba con desdén había un alto peliplateado de ojos celestes penetrantes. El chico tenía una apariencia limpia y bastante atractiva, pero su actitud fría y altanera era evidente. Por la cercanía y atención provenientes de aquel desconocido, la miko sabía que ese joven pretendía dirigírsele. “Eh, perdón, pero… ¿quién eres tú?”
“¡Ohh!” por su parte, Marisa se impresionó y lo apuntó. “¡Él estuvo en el cumpleaños de Ritsu! ¡Sí, él fue el que estampó su cara en la torta!”
“¿Qué? ¿Dices que esta persona es amigo de Ritsu Sakuma?” preguntó Tomo, sorprendida.
“¿Ah?” Izumi se confundió y miró a Marisa extrañado. “¿Tú estuviste ahí? Tsk, sí que este mundo es pequeño.”
“Hola, ¿qué tal?” continuó la rubia, sonriente. “¿Qué te trae por aquí?”
“Ahórrate las formalidades, no tengo mucho tiempo,” el peligris se encogió de hombros y volvió a mirar a Reimu fijamente. “Vayamos al grano. Tengo una clase que dictar en poco tiempo, pero ya ando descuidando este asunto demasiado así que estoy aquí.”
“Ehm, sí…” la miko se puso a pensar críticamente. “Nunca te he visto en ningún lado, ¿de qué estás hablando?”
“Sí, es válido que ni se te ocurra…” dijo con indiferencia y negando.
“Ajá…” Reimu se mantuvo expectativa.
“…” entonces, Izumi se cruzó de brazos y le miró desde arriba. “Soy tu Rebel, miko.”
“¿Q-qué dices?” ella se sorprendió y extrañó, aunque no se vio particularmente alarmada, al igual que Marisa y Tomo.
“Oye, ¿escuché bien?” preguntó Tomo a Marisa.
“¿Eso de ser Rebel? Sí, yo también lo oí,” se lo confirmó en voz baja.
“¿Hablas en serio?” le preguntó Reimu, mirándole con desconfianza.
“Pues, si me crees o no, ese es tu problema,” dijo rodando los ojos. “El departamento de Rebels me dio el recordatorio que no he avanzado en mi labor de Rebel pese a serlo por ya meses así que voila, aquí estoy.”
“Ehm…”
“Oh, y sé que eres una miko pese a que andas vestida como una chica normal. Rizembool informa a sus Rebels de sus HiMEs, ¿no?”
“Lo haría, ya lo sé…” admitió la HiME, pensativa y un tanto fastidiada por la situación. “Pero, ¿qué haces aquí? ¿Por qué vienes para acercarte a hablar conmigo así si eres mi Rebel?”
“¿Ah?” Izumi se extrañó y negó frustrado. “Qué molesto. ¿Cuestionas mi forma de presentarme ante ti? ¿Prefieres a esos Rebels que se aparecen, hacen un cráter en la tierra y vuelcan un carro con uno de sus ataques en plena presentación?”
“Sí, al menos dos…” Tomo asintió y los demás le miraron raro.
“¿Eh?” ante ello, Izumi sonrió con ironía y llevó una mano a su mentón. “Interesante. Yo que andaba pensando que los de Rizembool éramos los malos. Así que hay gente sedienta de sangre en Hanasaki también.”
“Eh, no, ignórala por favor,” Reimu negó frustrada. “Fue una Princess y es inofensiva.”
“¡Maldita miko, no me ningunees!” reclamó Tomo.
“Haha, ya, tranquila…” Marisa intentó apaciguarla. “Ah, pregunta, dijiste que llevas siendo Rebel por meses, ¿quiere decir que eres el Rebel de Reimu desde que ella se hizo HiME?”
“¿Qué cosa?” Reimu se impresionó.
“Pues sí, la asignación de Rebels es el trámite más rápido que existe en Rizembool,” Izumi se encogió de hombros. “Es más, desde que la directora de Hanasaki se fijó en ti, Rizembool me contactó para estar en stand-by en lo que tú te decidías a ser HiME.”
“Uhh…” Marisa tembló un poco. “Qué horror. ¿Será así cada vez?”
“…” Reimu miró a su supuesto Rebel con reproche. “No sé si tomarme lo que dices con seriedad. Puedes estar mintiéndome.”
“Sí, pero creo que no lo sabremos hasta que me anime a volverme en el enemigo apocalíptico que esperabas, ¿no?” le preguntó entretenido y sonriendo con burla. “Heh, tenía que tocarme una niña estúpida. Y yo que pensé que serías cuerda.”
“¡Oye, no toleraré que me insultes!”
“¿Acaso quieres ser tú la que ande volcando carros cada que nos veamos? Con ese temperamento terminarás haciendo un show. Puedes comenzar volcando a tu amiga Princess para practicar, o qué se yo…”
“No, mejor métete con tu HiME nomás,” Tomo alzó sus palmas con completa tranquilidad. “Yo estoy aquí para agregar comentario.”
“Y luego dices que quieres ser HiME,” Reimu le miró con cansancio.
“Pues ya, no tengo más que decir,” Izumi miró hacia la calle y luego a la pantalla de su celular. “Nos veremos por ahí, supongo. No te ves interesada en saltar a la pelea y puedes ver que yo tampoco. Ya tengo suficientes fastidios en mi vida. No te vuelvas en uno de ellos, ¿de acuerdo?”
“Tsk, pero tú pareces cometido a fastidiarme,” le recriminó la HiME.
“Pues es cierto, ¿y qué harás al respecto, miko-chan~?” le preguntó con un tono burlón, y entonces un auto se detuvo a su costado. “Bueno, mi uber está aquí. Nos vemos~”

Él se marchó sin decir nada más y las tres chicas se quedaron un tanto anonadadas por el encuentro que acababan de tener.

“¿Esto acaba de ocurrir?” preguntó Reimu. “Es un pesado, ¿pero será mi Rebel?”
“Pues, estuvo en el cumple de Ritsu y este mismo había dicho que estaba esperando a que unos amigos llegaran de una clase,” observó Marisa, pensativa. “Este chico no fue el único tarde, pero seguro estudia ahí. Eso solo me convence que dice la verdad.”
“Los Rebels vienen de todos los sabores, no que haya conocido a uno tan indistinto antes, pero sí, diría que sí es tu Rebel…” Tomo dio un suspiro. “Ahh, me siento vieja. No pensé en encontrarme con una persona que se toma este asunto menos seriamente que yo.”
“Cierto, no pensé que era posible,” Reimu asintió, impresionada.
“Tsk… sé que yo lo dije, pero no me fastidies con eso…”
“¿Entonces por qué lo dices?”
“Haha, ya, no se peleen,” Marisa rió un poco. “Hm, y ni nos dijo su nombre. ¿Quién será?”
“Sólo olvidémoslo, ya suficiente tengo con la Princess que me tocó,” Reimu dio un suspiro. “Estábamos yendo de regreso. No hay punto de pensar más en esto ahora.”

De aquel modo, las chicas optaron por dejar el asunto terminado de momento y compartirlo con sus amigas al día siguiente para buscar opiniones al respecto. A pesar de su forma conflictiva de ser, ese supuesto Rebel no se presentó como una amenaza, por lo cual no había necesidad inmediata de atender su caso.


Mientras tanto, Naoto se encontraba compartiendo una mesa en una cafetería en Rizembool con Ritsu y Namazuo. Los tres andaban esperando antes del inicio de sus clases.

“Estás bien de tiempo, ¿Nao-chan?” le preguntó Namazuo, simpáticamente. “Nos dijiste que ese jefe de práctica pesado cierra la puerta y no deja entrar a los que llegan después de él.”
“Estoy bien… y deja de llamarme así…” Naoto dio un suspiro. “Nos envió un mensaje de que se encontraba realizando un trabajo oficial de Rizembool y la clase de hoy comenzaría veinte minutos tarde.”
“¿Trabajo oficial?”
“Hmm…” Ritsu, quien tenía su cabeza recostada en sus brazos, se desperezó un poco y les miró de reojo. “…seguro habrá ido a trollear a su HiME… el que gusta de fastidiar…”
“Ritsu…” la chica se confundió al verle tratar ese asunto tan trivialmente. “No creas que olvidaremos el hecho que eres un Rebel ahora tan fácilmente.”
“Es normal en ti pensarlo demasiado, Nao-chan,” se encogió de hombros. “Más bien ando olvidándome del hecho, siendo sinceros.”
“Hehe, si debo admitirlo, yo también,” Namazuo sonrió incómodo. “No suena real.”
“Ustedes dos…” dio un suspiro. “Por algo incluso Eichi se vio fastidiado y preocupado al respecto. Si él le presta atención, deberías imitarlo.”
“Uhh…” Ritsu dio un sonoro bostezo y miró a la chica con pereza. “Ecchan suele saber lo que hace… pero tampoco te confíes mucho… ahora no te olvides que también fue Rebel…”
“…es verdad…” desvió su mirada. “¿Acaso soy la única cuerda aquí?”
“Fufu, quizás…”
“Admito que he extrañado ir a tomar el té con Eichi ahora en la tarde,” dijo Namazuo. “Íbamos a encontrarnos con él a esta hora, pero por las sorprendentes noticias fue que le fuimos a visitar en la mañana.”
“No podemos invadir su espacio demasiado. Desde ya, somos muy afortunados de recibir su invitación para tomar el té con él,” observó Naoto. “Seguro también tendrá asuntos que atender.”
“Sí, a decir verdad le pregunté si le podíamos ver una segunda vez hoy, pero me contestó que estaría ocupado,” Ritsu miró a su celular en la mesa. “Parece que iba a entretener a otra persona en su azotea y dijo algo de que era mejor que no nos encontremos con ese individuo… uhh…” dio otro bostezo y se acurrucó para dormitar. “Nama-kun, te doy el trabajo de tomar apuntes en nuestra clase… yo no voy a poder.”
“Ehh, haré lo que pueda,” asintió con ánimos y se puso a pensar. “¿Pero con qué clase de persona irá a encontrarse? Hmm… si mal no recuerdo, Eichi es un magnate. Debe conocer a gran variedad de gente…”
“Seguramente, tampoco es algo que nos concierne preguntar…” Naoto se encogió de hombros. “Bueno, de pie. Tendré tiempo adicional pero ustedes no, y su clase comienza al mismo tiempo que la mía en horario normal. No vayan a llegar tarde.”
“Ya me estaba durmiendo…” dijo Ritsu con gran pereza.
“No, haz un esfuerzo, Ritsu. La clase tampoco está muy lejos.”
“Ven, te ayudo,” Namazuo se acercó y lo levantó de un brazo.

Ellos continuaron con su horario normal en la universidad sin mayores imprevistos, en otra tarde que para ellos no salía del promedio.




“Gracias por venir a verme con tan poca anticipación,” dijo Eichi a su invitado de la tarde.
“No me lo agradezcas…” Yagen estaba en el umbral de la pérgola e inspeccionaba sus alrededores. “Posees todo un paraíso en este ambiente. Eres sin duda una persona muy afortunada.”
“Aquello es cierto, aunque podría no serlo del todo,” el dueño de la azotea sonrió intrigado por la mención. “Adelante, he preparado té. Toma asiento, por favor.”
“No he venido con el interés de compartir, aunque puedo hacerte compañía,” el doctor se acercó y se sentó frente a Eichi.
“Supongo esa resistencia no me sorprende del todo, pero había esperado que fueras partícipe,” observó el mayor. “Sé por Namazuo-kun que la hora del té es muy apreciada en tu familia. Deseaba que tuviéramos ello en común.”
“Pienso que sí, pero preferiría concentrarme en nuestra conversación, muchas gracias,” alzó una palma con modestia para pedirle sutilmente que desistiera en su oferta. “Y desde ya, te agradezco por invitar a mi hermano a tu espacio. En algún momento me lo comentó, y se oyó muy dichoso de tener la oportunidad de pasar su tiempo libre aquí.”
“Fufu, es por el amigo en común que tenemos,” admitió Eichi con cierta gracia. “La hora del té resultaría muy solitaria con sólo nosotros dos, así que le di la bienvenida al par de amigos con quien comparte más aquí en Rizembool. Tu hermano ha resultado un interesante y ocurrente invitado y por su naturaleza inocente no tengo problemas dándole la bienvenida, aunque si me permites no parece que fuera mayor que tú.”
“No serías el único que lo piensa.”
“Fufufu, eso es cierto.”

Luego de ese relativamente formal intercambio, Eichi procedió a servirse té a sí mismo con toda calma antes de continuar con el tema principal de la reunión.

“La razón por la cual te he convocado a ti es precisamente por aquel amigo que poseo en común con tu hermano,” observó tranquilamente.
“Lo supuse…” Yagen sonrió con ironía. “Te has enterado, ¿no es así? Ritsu se ha convertido en un Rebel de la noche a la mañana.”
“Y para colmo lo anunció con bombos y platillos…” Eichi desistió en su relajada expresión y llevó los dedos de una mano a ambos sienes. “Estoy seguro que él no se trata de un joven insensato, pero esta decisión y presente actitud rebelde que ha puesto para defenderse hace que me preocupe por él.”
“Tienes el derecho de hacerlo…” se encogió de hombros. “Nos agarró a todos de sorpresa al término de su fiesta de cumpleaños. Sinceramente, es algo que no sabía y que tampoco hubiera esperado de él, pese a que tanto Ritsu como su infame hermano mayor siempre habían sido considerados como prospectos de Rebels con un gran potencial.”
“…” Eichi le miró atentamente.
“Tengo entendido que existe otro Rebel en Rizembool que se ha acercado repetidas veces a este amigo en común para convencerle de convertirse en uno, un Rebel que, según mis indagaciones luego de la fiesta de ayer, ha sido el oponente de una amiga de Ritsu desde hace cinco años. Sin lugar a dudas, Rizembool se encuentra a la expectativa del crecimiento de Ritsu y en la clase de Rebel en la cual puede desarrollarse.”
“No me sorprende lo que dices, Toushirou-kun…”
“No esperaría que lo hiciera, Tenshouin-san,” Yagen sonrió con profesionalismo. “Es la primera vez que nos vemos los rostros, aunque nuestras respectivas reputaciones nos anteceden. Tú comprendes el lugar donde habitamos, así que seré breve. ¿Qué puedo hacer esta tarde por ti?”
“Como el amigo que es para mí, quisiera saber su presente situación,” dijo meditativo y cabizbajo, apoyando su mentón en sus dos manos entrelazadas. “Rizembool actúa demasiado rápido en ocasiones. Temo que Ritsu haya ya sido asignado a una HiME que pueda poner su vida en riesgo…” frunció el ceño. “Él podrá tener gran potencial, pero a su vez posee grandes debilidades. No funciona bien bajo la luz del sol y necesita dormir en horas no convencionales. También suele agotarse al punto de debilitar su salud si no se cuida debidamente.”
“No sería el primer Rebel con debilidades propias de sí. Comprendo que tú también fuiste uno con las mismas características.”
“No estamos aquí para hablar sobre mi persona, Toushirou-kun,” dijo pausadamente. “Tampoco pienso invocar a cualquier otro Rebel débil físicamente. Nos encontramos en Rizembool, y como tal, existen excepciones y facilidades si uno sabe cómo conseguirlas. Si yo decido que Ritsu sea distinto a los demás, con mi poderío y recursos, entonces lo será.”
“Hmhm…” Yagen cerró los ojos y rió por lo bajo. “¿Y eso cómo me concierne a mí?”
“Eres un científico de alto rango en Rizembool. Tú debes poseer la autoridad no sólo para informarte sobre el presente estatus de Ritsu como Rebel, sino también para alterarlo a tu discreción,” Eichi dio un suspiro y recuperó su postura, para sonreír tranquilamente. “Ciertamente, la situación es más simple de lo que parece. Te conviene que te deba un favor, Toushirou-kun. Búscame la oportunidad de convertir a Ritsu en un Rebel fuera de la línea de fuego y te lo repondré cuando lo necesites.”
“…” Yagen desvió su mirada, pensativo. “Me pregunto por qué habrás recurrido a mí.”
“Es como lo dijiste previamente: nuestras reputaciones nos anteceden,” Eichi ensanchó su divertida sonrisa. “Si hay algún científico que puede concederme un favor tan poco ortodoxo, ese eres tú. Estoy informado sobre algunos de tus proyectos pasados.”
“Interesante…”

Hubo una breve pausa. Eichi esperó pacientemente a que Yagen procesara lo que acababa de pedirle. El doctor mantuvo su mirada desviada y distraída con el jardín a sus alrededores. Una pausa tan calmada aunque reflexiva sólo podía significar que realmente consideraba su pedido y analizaba sobre cómo hacerlo realidad.

Finalmente, el científico volvió a dirigírsele.

“Lo primero a decir es despejar tus dudas sobre el caso, Tenshouin-san,” dijo Yagen, inmutado. “Lo investigué por mi propia cuenta, y Ritsu todavía no ha sido asignado a nadie. Él se encuentra en una fase de análisis mientras sus poderes y capacidades de Rebel son observadas. No posee ni una HiME, ni una Princess, tampoco instructores. Él se convirtió en Rebel al término de la semana pasada, por lo cual tiene perfecto sentido.”
“Hm, es bueno oírlo,” Eichi asintió con leves ánimos.
“Con respecto a mi parte dentro de tu esquema mental…” llevó una mano a su mentón. “Sí existe la posibilidad que pueda concederte aquello que buscas, un escenario en el cual Ritsu pueda satisfacer las expectativas de Rizembool de ser y desarrollarse como Rebel, y a su vez mantenerle dentro de una burbuja conceptual.”
“Suena a que estamos de acuerdo,” Eichi se vio convencido y sonrió con victoria. “De ser así, ya no tenemos de qué hablar.”
“No, tendrás que oírme a plenitud, Tenshouin-san, porque este rol sigue siendo mi responsabilidad, y tú mismo debes de aprobar cada detalle del mismo. Por ello, tendrás que ser tú quien le explique a Ritsu qué es lo que deberá hacer ni bien se termine de concretar,” dijo con leve severidad y afilando sus ojos. “Ritsu está familiarizado con mi persona y deseo mantener apariencias con él y con mis hermanos.”
“Suena razonable. Entonces soy todo oídos…” Eichi no inmutó sus buenos ánimos, aunque le pareció curioso que ese doctor se viera repentinamente agobiado.
“He cambiado de parecer.”
“¿Cómo así?”
“Puedes servirme un poco de té. Esto tomará un rato,” dijo con leve cansancio.
“Fufu, como digas,” Eichi procedió a servirle la infusión. “No estoy conectado con el lado de los científicos de Rizembool, aunque dudo mucho que lo que sea que vayas a decirme sea difícil de procesar para mí.”
“Te ves una como una persona práctica y has vivido en este ecosistema al igual que yo. Tampoco es un caso particularmente complejo.”
“Por cómo te expresaste de esta oportunidad, me da la impresión que se trata de un proyecto ya existente, ¿no es así?”
“Lo es. Más bien, hubo un prospecto de Rebel que iba a desempeñarse en dicho rol, aunque esa persona ya no se encuentra vinculada directamente con Rizembool. Es ahí donde entraría Ritsu,” hizo una pausa. No le gustaba del todo involucrar a quien sea en uno de sus proyectos, sin importar el rol que pudieran tener, pero Eichi tenía algo de razón con respecto a velar por alguien con grandes particularidades como Ritsu. De todos modos, si Eichi seguía sus recomendaciones al respecto, lo más probable era que no hubiera complicaciones. “Escucha atentamente…”



Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #613: December 31, 2019, 03:55:11 PM »
AHHHHH

Este fic va a ser cincuenta partes. Quería dejarlas todas juntas pero no lo he terminado aún, así que rip uu
Iwal con topes, me faltan varios, los traigo en el 2020 (?)

EDIT: topes agregados y me olvidéeee, este fic es el primer dia de clases del nuevo semestre. va antes de varios de los ultimos fics de Kana, por obvias razones uwuU


53.1






El gimnasio al fin estaba de vuelta.

Mes y medio después, resplandecía de una manera singular: parecía mentira que la última vez que lo habían visto, el espacio había andado al borde de la ruina completa. Tendo recordaba que la entrada había desaparecido por las explosiones, los pisos de la cancha habían sido destruidos por la mezcla del poder del mazo de Kokichi y las bombas de Komaeda y las tribunas de losa se habían transformado en escombros y rocas. 

Tendo y más de uno se aguantaron las ganas de cuestionar la velocidad de las reparaciones, optando por celebrar junto al resto el triunfante regreso a su preciado hogar. Luego de la merecida ronda de aplausos y la ubicación de todos, sentados en el piso, Oikawa se paró al frente, junto con Iwaizumi y Eureka, quienes se colocaron a su lado.

“Yahoo~” Oikawa saludó a sus amigos con señales de paz en sus manos. “Al fin estamos aquí de nuevo. Les agradezco a todos por el apoyo, desde que… bueno. Casi perdemos el gimnasio.” Oikawa suspiró. “Hasta la grabación del videoclip de Nejire-chan y esta última semana de entrenamiento en el complejo deportivo.”
“Qué hablas.” Suzuki bufó. “No pudimos ayudarlos con el ataque. ¡Peeero! Eso cambiará si Kokichi intenta meterse con nosotros de nuevo.”
“Cierto. Ese es otro tema,” indicó Iwaizumi. “Las intenciones de Ouma son muy claras: quiere destruir el club desde adentro para joder a Kusokawa. Normalmente, ese fin no me incomodaría. Shittykawa tiene cientos de enemigos y no estoy para andar detrás de él cuidándolo. Pero el club de vóley es otra cosa.”
“Sí.” Eureka suspiró. “Discúlpenme, siento que esto es por—”
“Tranquila, Eureka,” dijo Daichi. “Creo que ya te disculpaste lo suficiente. Ahora nos toca adaptarnos y saber llevar bien todo esto.”
“No tengo duda de que Kokichi-chan intentará arruinar todo a su manera. Les pido que no se dejen distraer por sus travesuras. Debemos enfocarnos en lo importante: la incolle. Nos queda cerca de dos meses antes de que inicie el campeonato, y la competencia este año está especialmente reñida: Waseda hará lo imposible por asegurar esa tercera copa consecutiva, Chuo quiere reclamar su corona y han surgido un par de equipos interesantes como Osaka U y Tokai U, quienes también han ganado copas en anteriores ocasiones. Basta con decir que estos dos meses tenemos que ponernos las pilas.”
“Shittykawa piensa que sería bueno hacer un campamento uno de estos fines de semana, aprovechando los feriados que vienen en octubre. Eureka y yo vamos a conversar con algunos equipos de estas universidades para ver si lo hacemos a mayor escala.”
“Podríamos invitar a Hanasaki, también.” Oikawa sonrió. “Aunque eso les serviría más a ellos que a nosotros…”
“Sí, su nivel no es muy alto,” comentó Ushijima.
“Wow, eso fue fuerte,” dijo Tendo.
“Ushijima-senpai tiene razón,” recalcó Ritsu. “Les ganamos sin mucha dificultad, aún cuando nuestro equipo estaba medio desestabilizado luego de su inclusión.”
“Eso es porque Tobio-chan y su middle blocker andan sacándose los ojos. Pero hace poco hablé con él y le di unos consejos muy valiosos,” se jactó Oikawa, orgulloso de su labor de terapeuta (?). “Espero que puedan prepararse bien para el campeonato. ¡Eeeeen fin!” Oikawa dio un par de palmadas. “Me alegra ver que todos estamos igual de empilados, más aún ahora que volvimos a casa. No voy a ser nada permisivo o leniente con ustedes. Preráranse porque estas semanas los voy a exprimir con ganas.” Oikawa le sonrió a todos.

Muchos miembros del equipo tuvieron la intención de comentar el poco o nulo miedo que le tenían a su capitán, pero las miradas amenazantes de Iwaizumi y Eureka fueron capaces de silenciarlos antes de que abrieran la boca.

“Ahora, en otras noticias,” empezó Iwaizumi. “Este es el último ciclo que contaremos con la presencia de Ushijima y necesitamos despedirlo a lo grande.”

El equipo se apuró en aplaudir, agradecidos con la presencia del wing spiker. Pese a que su inclusión había sido un tanto controversial, con el pasar de los meses, Ushijima había sabido alinearse y congeniar de maravilla con el resto de sus compañeros, complementando sus tácticas con sabios consejos y siendo una competencia sana para Iwaizumi, Arakita y Bokuto, el resto de matadores.

Oikawa aún no se sentía del todo conforme, pero no podía negar lo mucho que había mejorado como armador luego de la inclusión de Ushijima. Había sido un gran reto dejar de verlo como uno de sus mayores rivales y adaptarse a la idea de que, en la actualidad, era su compañero y uno de los mejores wing spikers del equipo.

“Ushiwaka-chan nos ha hecho renegar, es cierto, pero hemos aprendido mucho de él,” dijo Oikawa.
“Tú eres el único que ha renegado.” Sho rio.
“Shush, Suzuki-chan.” Oikawa lo señaló, enojado, y luego se giró hacia Ushijima. “Ushiwaka-chan, ¿quieres salir a dar unas palabras?”
“Mm.” Ushijima asintió y se paró de un salto. Con pasos ágiles y decididos, se colocó al lado de Oikawa, Iwaizumi y Eureka, observando al resto del equipo con una expresión calmada. “Quiero agradecerle a todos ustedes. Aún me quedan unos meses acá, pero debo decir que no me arrepiento de haber retomado el vóley universitario. Sin duda, he visto una mayor variedad de técnicas y jugadas que en la selección nacional. Ha sido un interesante cambio de rutina y espero poder jugar a futuro con varios de ustedes. No exagero al decir que varios tienen lo necesario para pertenecer a las ligas profesionales. Actualmente, mi meta es ganar la copa del campeonato. Espero que juntos podamos llegar a cumplirla.”
“Nunca había visto a Ushijima hablando tanto,” comentó Suzuki. Ritsu le dio un codazo a manera de respuesta.
“Vamos a ganar esa copa,” le dijo Bokuto a Ushijima, con una gran sonrisa. “¡No lo dudes, Ushijima!”
“Mm.” Ushijima sonrió.
“Te vamos a extrañar, Wakatoshi-kun~” canturreó Tendo.
“Yo también los extrañaré,” admitió Ushijima. “Bueno, eso es todo.”

El equipo volvió a aplaudir a manera de cierre, y Ushijima retomó su sitio en el piso, al lado de Daichi y Tendo.

“Ahora, respecto a la deuda… Tendo-chan, ¿creo que querías decirnos algo?” Oikawa observó a su compañero de equipo.
“¡Síp!” Tendo se incorporó de un salto y comenzó a hablar desde su sitio. “Bueno, creo que todos estamos al tanto de la deuda que tenemos con Ouma. Con las ganancias del videoclip y la venta de polos, hemos recaudado un poco más de la mitad del dinero que le debemos.”
“¿Alguien me recuerda por qué terminamos accediendo a algo tan idiota?” se quejó Saeran, enojado.
“Jang, tú no estuviste ese día, así que no tienes derecho a quejarte,” dijo Suzuki.
“…” Ritsu rodó los ojos, prediciendo una migraña inminente.
“No todos nos ofrecimos a ayudar con el lavado de autos,” dijo Saeran. “Y además, nunca pensé que con gente tan cuerda como Sawamura-senpai o Iwaizumi-senpai en el grupo, recurrirían a algo así.”
“…Jang tiene razón.” Daichi suspiró. “Yo estuve ahí y lo dejé pasar…”
“Lo dejamos,” se lamentó Iwaizumi. “Pero ya no hay tiempo para llorar por leche derramada.”
“Yo sé que fue un plan terrible.” Oikawa suspiró. “Sin embargo, les recuerdo que, sin ese dinero, no habríamos contado con un lugar para entrenar durante las vacaciones. Habríamos perdido un mes y medio en entrenar por nuestra cuenta, y no podíamos darnos ese lujo. Queremos ganar la incolle, ¿no?”
“Sí…”
“Es cierto.”
“Mm.”
“Dejen de quejarse sobre lo que ya pasó y enfoquen esas energías en buscar maneras de solventar esa última parte de la deuda,” dijo Iwaizumi.
“…” Akaashi levantó la mano.
“¿Sí, Akaashi-chan?” Oikawa lo observó, curioso.
“¿Han pensado en enseñar?” sugirió Akaashi.
“¿Enseñar?” preguntó Suzuki.
“Hay varios colegios cerca. Incluso, ví un par de veces a algunos chicos de primaria practicando vóley en el complejo de Shibuya. Podríamos ayudar como asistentes de los entrenadores de manera part-time o incluso enseñar como profesores, si es posible.”
“¡Waaaaah!” exclamó Oikawa, emocionado. “¡Esa es una excelente idea, Akaashi-chan!”
“¡Akaashi!” le lloró Bokuto, emocionado. “¿Por qué eres tan inteligente?”
“…” Akaashi se encogió de hombros.
“Okay, la idea de Akaashi-chan suena muy prometedora,” dijo Oikawa. “Ahora que lo pienso, debimos enseñar en verano, aprovechando los cursos mensuales, talleres y todo eso.”
“¿A nadie se le ocurrió?” comentó Yasutomo.
“¡Tú no estabas en Tokio, Arakita-senpai!” le recriminó Suzuki.
“…Okay, es cierto.” Yasutomo suspiró. “¡Pero nunca imaginé que volarían el gimnasio en pedazos en mi ausencia!”
“Nadie lo imaginó,” comentó Kuroh.
“¡No fuimos nosotros, fue el rebel de Eureka!”
“Ya, ya,” Iwaizumi dio un par de sonoras palmadas para llamar la atención hacia él. “No se distraigan.” El vice-capitán se llevó una mano a la cara, frustrado. “Es cierto que la idea de Akaashi suena factible, pero no se puede quedar solo en palabras. Cada uno indague sobre posibles trabajos similares y la semana que viene discutiremos acerca de lo que encontramos. Si encuentran otra posible forma de recaudar dinero, avisen, por favor.”
“¡Okay!” el equipo respondió al unísono.
“Perfecto. Creo que con eso cerramos los anuncios, así que ahora podemos comenzar con el calentamiento,” indicó Oikawa.

Un par de aplausos por parte del capitán bastaron para que todos se levantaran de sus sitios y quebraran formación, juntándose en grupos por afinidad. Oikawa aprovechó esos instantes para terminar de coordinar un par de detalles con Eureka. Luego, corrió a unirse a sus compañeros, quienes acababan de iniciar con los estiramientos.

Por su lado, Tendo inició con su rutina diaria: los quince minutos de calentamiento al inicio de los entrenamientos le servían para enterarse de los últimos chismes y las noticias importantes de la semana. Su técnica sutil de colarse en la conversación y pasar desapercibido le ayudaba a sacar información sin mucho esfuerzo. Esta habilidad era especialmente conveniente cuando se trataba de rumores relevantes como las fiestas de la facultad de Derecho o la nueva novia de un miembro del equipo.

“¿Qué hicieron esta última semana de vacaciones?” preguntó Tendo en voz alta.
“Aproveché en dormir lo más que pude,” dijo Kuroo, a la vez que se acoplaba a su grupo. Junto a Tendo y a él, estaban Ushijima, Suzuki y Bokuto. “…Y de ahí leí unas lecturas que nos dejaron para la clase de Medios Digitales.”

“Oh…” Tendo se detuvo en seco, al igual que Bokuto.

El calentamiento también le servía para enterarse de trabajos que no había realizado.

“¿…Eran para esta semana?” preguntó Bokuto.
“¿…Sí? Eso decía el correo.” Kuroo los observó, curioso.
“¿Supongo que no lo leyeron?” preguntó Ushijima.
“…No,” comentó Bokuto, derrotado.
“Oh, lo siento.”
“Bueno, creo que tienen una hora antes de la clase,” comentó Suzuki. “Podrían aprovechar y leer allí.”
“¡Yo no soy un supergenio como Kuroo!” dijo Bokuto. “¡No hay forma de que acabe esas lecturas en una hora!”
“Me fascina la convicción con la que dijiste que Kuroo es un genio.” Suzuki rio.
“Sí, nadie te lo creería. Peeero, es cierto que Kuroo-kun es aplicado.” Tendo sonrió. “Aunque no lo parezca.”
“Ouch. La próxima vez que me pidan apuntes, no les daré nada.” Kuroo rodó los ojos.
“¡Pero yo dije que eras un genio!” lloró Bokuto.
“Suzuki, ¿cómo sabes que tienen hueco de una hora?” preguntó Ushijima, perdido.
“Ah. Ese curso es de un ciclo mayor al mío, pero los nuevos también podemos llevarlo. No tiene requisitos, así que a mucha gente le interesa,” contó el middle blocker. “Pensé en tomarlo, pero de ahí salió un electivo que me llamaba más la atención, así que escogí ese.”
“¿De qué?”
“Es un laboratorio para hacer cortos audiovisuales. Sirve como entrenamiento para los cursos más pesados de realización. Es recomendable llevarlo para prepararse mentalmente para los ciclos que vienen en nuestra carrera.”
“Mm. Tendo me ha dicho que comunicaciones es muy demandante.”
“Lo es,” dijo Bokuto, y suspiró. “Tanto que nos dejan lecturas antes de iniciar clases. ¿En derecho hacen lo mismo?”
“No. Pero este semestre sólo llevo dos cursos, así que no sabría decirte con certeza. Tal vez en otras materias si es común.”
“Bueno, Kageyama, Jang, Sawamura y Kanda se ven calmados, así que dudo que tengan muchos trabajos por hacer.”
“O, tal vez, son aplicados y por eso ya tienen sus lecturas listas, a diferencia de ustedes,” dijo Kuroo. “Wow. No puedo creer que estoy siendo responsable en un grupo de amigos…” confesó, sorprendido.
“Yo tampoco.” Bokuto rio. “Cuando te conocí, pensé que eras flojo como yo.”
“Felizmente, no.” Kuroo sonrió. “Sino no habrías pasado tus cursos este último par de ciclos.”
“¡No estoy pasando sólo por ti!” le recriminó Bokuto, y luego cayó en cuenta de sus palabras. “¡Oh, mierda!”
“Tranquilo, Kotarou-kun. Eso nunca ha sido un secreto.” Tendo soltó una risotada. “Bueno, volveré en un rato. Hay un rumor que quiero confirmar~”
“¿Cuál?” Ushijima se mostró un tanto curioso.
“La fiesta de Derecho de este ciclo. Dicen que Todoroki volverá a poner su casa, así que quiero ver eso. Y la fecha, por supuesto~ Ya vuelvo~”

Tendo le ondeó la mano al grupo y los dejó realizando ejercicios de estiramiento para los brazos y codos. Corrió hacia el grupo de Saeran dando pequeños saltitos en el camino. Una vez cerca de ellos, se les sumó en los ejercicios que andaban realizando, sentándose en el suelo a estirar sus piernas.

“Ya sabemos por qué viniste, Tendo-senpai,” comentó Ritsu, un tanto irritado.
“Awww, Ritsu-kun.” Tendo rio. “Me conoces bien~”
“Si es por la fiesta de Derecho, entonces llegaste en el momento indicado. Estábamos hablando de eso,” contó Akaashi.
“Aún no hay fecha, pero se sugirió que sea en tres semanas. Sin embargo, hay un par de problemas. Todoroki ya no va a poder poner su casa y está el tema de las luces de la facultad de Comunicaciones. Los jefes de práctica ya no quieren prestar los fresnell así no más,” dijo Saeran.
“Oh, okay.” Tendo asintió. “Respecto a las luces, Byleth de seguro les puede prestar.” sugirió. “Él es un JP muy relajado.”
“Mm…” Saeran se mostró pensativo. “¿Seguro? Hemos probado con varios y nada. Eso y lo de la casa nos tienen preocupados.”
“Sí, eso es realmente preocupante.” Tendo suspiró. “¿Saben por qué no podrá ser en la casa de siempre?”
“Bueno, te enteraste de lo que pasó con el bar, de seguro,” comentó Ritsu. “Terminó destruido por una riña entre dos rebels. Escuché que el papá de Todoroki-senpai es bien pesado y se puso insoportable luego de eso. Todoroki-senpai sabe lidiar con él, pero no le gustaría poner en la misma situación a sus hermanos. Al parecer el papá se enoja con todos por cosas así.”
“Supongo que los culpa a todos por no detener a Todoroki o algo similar,” sugirió Saeran.
“Con eso no podemos hacer mucho.” Tendo se encogió de hombros. “A menos de que otra persona quiera ofrecer su casa.”
“Lo que sí… escuché que la Facultad de Psicología va a hacer una fiesta,” comentó Ritsu. “Tengo un amigo en el comité y me comentó que estaban armando una de sus fiestas locas de siempre.”
“Huh.” Tendo sonrió de lado. “¿Han pensando en colaborar?”
“Es una posibilidad. Si somos dos comités, creo que las cosas se simplificarían un poco,” dijo Saeran. “Aunque el presidente del comité de Psicología me intimida un poco…”
“¿Wolfgang?” preguntó Tendo. “Es popular, pero según lo que escuché, muy tratable.”
“Será cuestión de conversarlo con el resto de miembros,” dijo Ritsu.
“Genial. Suerte con eso. Y respecto a las luces, si necesitan ayuda, me avisan.”
“¿Tú conoces al JP?” preguntó Kuroh, curioso.
“Sé de alguien que sí. Podría pasarles el dato.” Tendo le sonrió de lado.
“Mm.” Saeran asintió. “Gracias.”
“Y con eso, me vooooy~” Tendo se incorporó de un salto y les ondeó la mano, caminando hacia el grupo de Oikawa.
“Diría que me da pena que Tendo-senpai nunca se queda tanto tiempo con nosotros porque nunca tenemos chisme, pero no siento nada,” comentó Akaashi.
“Yo tampoco.” Saeran suspiró. Todos acordaban en lo problemático que era Satori Tendo, después de todo. “Bueno, sigamos.”
“¡Sí!” Kuroh le dio la razón.
 
Tendo se acercó sigilosamente al grupo del capitán, intentando mantenerse en silencio para no interrumpir la conversación que tenían. Conforme se acercaba, discernó que se trataba sobre la enamorada de uno de ellos.

Una mirada bastó para encontrar al protagonista de aquel chisme: se trataba de Sawamura, quien se mostraba súper avergonzado con el tema. Tendo sonrió malicioso, mientras se colocaba al lado de Arakita e imitaba el ejercicio de estiración que andaban realizando.

“¿Qué pasó con Sawamura-kun?” preguntó Tendo, muy casual.
“Ah, Sawamura-chan nos contaba sobre su enamor—” Yasutomo se calló antes de seguir fregándola, pero ya era muy tarde: Tendo había escuchado lo suficiente.
“¡ARAKITAAA!” gritó Daichi, muriéndose de la vergüenza.
“Haha, pobre Sawamura-chan~” se burló Oikawa. “Tendo-chan, no lo molestes.”
“Si me dicen el chisme, prometo callarme,” juró Tendo, con una sonrisa socarrona.
“Claaaro que sí.” Iwaizumi lo juzgó con la mirada.
“…” Daichi parecía entender que Tendo no lo dejaría en paz por nada. “Es una chica de Hanasaki. La conocí en una fiesta en vacaciones.”
“Wow.” Tendo silbó, sorprendido. “Eso fue rápido.”
“Fue a inicio de vacaciones…” aclaró Daichi.
“Igual.” Tendo rio. “Bueno, tampoco puedo decir mucho. Hay alguien en un estado similar al tuyo.”
“¿Ushiwaka-chan?” preguntó Oikawa, curioso.
“Sí. No diré detalles porque soy un buen mejor amigo, pero Wakatoshi-kun anda muy feliz~”
“Me alegro,” dijo Iwaizumi, contra todo pronóstico. “Nejire se veía muy emocionada el día del rodaje.”
“Todo les ha ido de mil maravillas desde ese entonces,” contó Tendo. “Ah, el amor se siente en el aire~”
“Eso es cierto.” Oikawa asintió efusivamente. “¿No, Iwa-chan?”
“…” Iwaizumi se veía a dos segundos de partirlo en cincuenta trocitos. “¿Me estás jodiendo?”
“¡NO!” Oikawa negó efusivamente (?). “¿No te va bien con…?”
“Te voy a MATAR”
“¡Haha!” Oikawa soltó un par de risas, a la vez que se incorporaba de un salto.

El capitán actuó rápido y dio un par de aplausos para llamar la atención del equipo. Aquella señal, al parecer, lo salvó de una muerte segura, porque Iwaizumi optó por hacerle caso.

“Bueno, a practicar saques, recibos y diving drills. Recuerden turnarse para evitar que todos se conglomeren en un mismo sitio.”
“¡Osu!” le respondieron varios miembros del equipo.

Tendo observó cómo, poco a poco, sus compañeros se distribuyeron alrededor de la cancha para cumplir con la segunda parte del calentamiento. El pelirrojo estaba tentado a seguirles la corriente, pero había una última persona a la que debía molestar. Había posado sus ojos en su víctima desde el inicio del entrenamiento, pero acercarse de frente habría sido un tanto notorio para el resto, así que había estado esperando el momento indicado para conversar con él.

Observó que Eureka andaba ensimismada en sus apuntes, observando un partido en su celular en las bancas alejadas de su posición. Tendo desvió su mirada hacia Oikawa y sonrió de lado, caminando hacia él con pequeños saltitos de felicidad.

“Yo, Oikawa.”
“Ten-chan, deberías ir a—”
“Tengo… una pregunta,” dijo Tendo, un tanto pensativo. “¿Pasó algo entre Eureka y tú?”

La oración que Oikawa iba a formular murió súbitamente, y los colores se le subieron a la cara en cuestión de segundos. Un tanto sorprendido, Tendo contempló la posibilidad de que fuese un récord guiness: nunca había visto a alguien con aquella increíble —y arriesgada— habilidad de avergonzarse y delatarse a sí mismo en tan poco tiempo.

En sus ojos, Tendo pudo notar que Oikawa andaba rebobinando sus interacciones con la mánager del equipo. No le había costado nada notar que el trato entre ambos siempre había sido peculiar: aquellos meses en que simularon ser pareja podrían haber sido sospechosos para muchos… pero, para él, eran excepcionalmente curiosos por la sensación de cotidianiedad que los dos transmitían y la química que tenían. Era muy difícil darse cuenta de aquellos pequeños detalles y, justo por ello, no culpaba al resto del equipo por ser medio despistado.

Sin embargo, Tendo era demasiado observador para todo. Había aprendido a serlo gracias al vóley: era su habilidad principal como middle blocker y el motivo por el que se había ganado el apodo de “Guess Monster”, jugador que podía predecir los mates del equipo enemigo con tan sólo observarlos por unos instantes.

“…” Oikawa atinó a taparse la cara, como si fuese posible esconder el rojo que llegaba hasta sus orejas.
“Haha~ Sabía que no me equivocaba. Estás muy raro desde el rodaje, de hecho.”
“…No.” Oikawa frunció el ceño, un tanto irritado. “Por más de que insistas, nunca sentí celos por Mikejima-chan.”
“Wow. Ya me había olvidado de eso.” Tendo soltó una risotada despreocupada. “¿Así que sí estabas celoso?”
“¡Que no!”
“Aww, Oikawa, tú mismo dijiste que el amor estaba en el aire.” Tendo rio. “Pensé que te referías a ustedes dos—”
“¡NOOOO!” Oikawa corrió a taparle la boca, al borde de una crisis nerviosa. “¡NO DIGAS NADA!”
“¿Sudfklgpflkggo qulkfgje saglhhes dfkge lkflg qukjfge elfkgstás habllfkflando?”
“¿Qué?” Oikawa lo soltó para entenderlo.
“Dije que supongo que sabes de lo que estás hablando.”
“…” Oikawa bufó, irritado. “¿…Qué quieres?” preguntó, juzgándolo con la mirada.
“Mm…” Tendo se mostró pensativo. “Buena pregunta. ¿Me invitas a comer udon un par de veces a la semana? Con eso, seré una tumba~”
“Ten-chan, si abres tu bocota—”
“Oh, descuida, no lo haré. Si no es correspondido, crearía una tensión grande en el equipo y no estoy para cosas como esa.”
“…Gracias por los ánimos,” dijo Oikawa, con visible sarcasmo en su tono.
“Un placer hacer negocios contigo~” canturreó Tendo. “Ahora, si me disculpas, iré a completar el calentamiento~”

Tendo se retiró de la misma manera que vino, dando pequeños saltitos de alegría.

Todo había salido mejor de lo que esperaba, después de todo.








Aquella primera clase de canto había sido desastrosa: destiempos, gallos, falta de entonación, y miles de errores por doquier.

Mari no era una experta en temas de sonido o de técnica vocal y, aún así, sabía que su salón tenía varias personas que, visiblemente, no contaban con el don de tener oído y escuchar lo que salía de sus labios.

Sonaba sumamente detestable cuando se ponía a pensar en ello, y le daba pena pensar de aquella manera, pero era preocupante porque, más allá de que todos sonaban como patos graznando —ella incluida—, el profesor no les había hecho comentario al respecto. Ni una sola crítica formulada. Él había sonreído amablemente durante la hora y media de clase, explicándole los ejercicios de calentamiento, la canción que debían presentar para separarlos por cuerdas, y otros detalles.

Mari sabía que no iba a poder lidiar con ese tipo de clases por el resto del semestre. El curso de Técnica Vocal 1 era el primero en la malla curricular de Artes Escénicas que se enfocaba en la expresión corporal mediante la voz. La carrera no estaba dirigida a teatro musical, pero apreciaba y resaltaba la importancia de la voz como parte de la presentación de un actor. La voz era crucial para proyectar emociones y sensaciones, así como para llegar a todos los espectadores, y no podía permitirse llevar el curso sin una guía y un ambiente de crítica y crecimiento.

Al final de clase, Mari llamó a los alumnos cerca de ella y se juntaron en un grupo. Predeciblemente, otros se retiraron sin poder ser interceptados, pero con al menos dos personas más, Mari sentía que podía realizar un cambio a su futuro. En silencio, agradeció la oportunidad de contar con el número indicado.

“Hi~!” saludó Mari, canturreando. “Soy Mari Ohara, de tercer año. Gracias por hacerme caso y no irse.”
“Mi nombre es Tanjiro, soy de segundo año. No te preocupes, Mari-san.” Tanjiro sonrió.
“¡Yo soy Zenitsu! También de segundo. Y por supuesto que te haríamos caso, Mari-senp—” Tanjiro lo cortó con un codazo en el estómago. “TANJIROOO”
“Lo siento,” se disculpó su amigo, aún a pesar de no verse tan arrepentido de sus acciones.
“¡Wah!” Una joven se acercó al grupo acompañada de dos chicos más. “¡Tanjiro! ¡Zenitsu!”
“¡Minako-san!” la saludó Tanjiro. “Qué bonita coincidencia encontrarnos aquí.”
“¡Sí!” Minako asintió, muy alegre. “Oh, me presento también. Mi nombre es Minako Arisato. Soy de tercer año. Ellos son Doppo y Hifumi, amigos míos del mismo año.”
“¡Yo!” Hifumi sonrió.
“Hola.” Doppo ondeó su mano, un tanto desganado.
“¡Gracias por quedarse!” dijo Mari, emocionada. “La verdad es que… bueno, quería conversar con todo el salón, pero veo que tenían cosas que hacer.”
“Sí. Es el primer día del semestre, así que todos andan ocupados,” comentó Minako.
“Bueno, no les quito mucho tiempo,” empezó Mari. “La verdad es que… nuestro nivel es terrible. Me incluyo, por supuesto. Sé que me falta mucho por mejorar, y de hecho, el punto de esta clase es justo eso, pero siento que nuestro profesor no será capaz de ayudarnos con ello.”
“Yo no tengo oído…” Tanjiro suspiró. “Justo por eso dudaba entrar a esta carrera. Pero es algo que se arregla con mucha práctica y crítica… y sí, nuestro profesor está un poco perdido. O al menos así lo siento.”
“Yo tengo el mismo problema. Tanjiro y yo somos más de baile, después de todo,” contó Zenitsu.
“¡Ohhh! Igual Doppo-chin y yo,” contó Hifumi. “Y también hacemos rap, pero eso es aparte.”
“Yo soy de baile. No he cantado mucho, más allá de mis sesiones impromptu de karaoke en la ducha.” Minako sacó la lengua. “Pero sé que necesitamos una técnica vocal decente para el resto de la carrera. El método de enseñanza de este profesor es preocupante…”
“Lo que estaba pensando en sugerirles era contactar a un cantante profesional. Mi enamorada conoce a Hiyori Tomoe, uno de los miembros de Eden,” dijo Mari. “No sé si los conocen.”
“Mm.” Doppo asintió. “No soy fan, pero sé de alguien que es cercano a ellos.”
“¿Ramuda?” preguntó Hifumi.
“Sí.”
“¿Ramuda Himemiya?” dijo Mari. “¿Él no es famoso también?”
“Es… una larga historia,” dijo Doppo.
“Su terapista es Jakurai-sensei,” contó Hifumi, señalando a su amigo.
“HIFUMIII”
“Wow, no esperé encontrar gente a cercana a todos ellos aquí.” Mari sonrió, feliz de la vida. “Eso hará más sencillo todo esto.”
“No soy cercano a Jakurai-sensei. Es sólo mi psiquiatra…” Doppo suspiró.
“¿Pero has tratado con Ramuda-san?” preguntó Tanjiro.
“Sí… como son amigos, lo he visto por su consultorio.”
“¡Yo también!” Hifumi sonrió.
“Pero bueno, no hay que distraernos,” dijo Minako. “¿Qué sugerías, Mari? ¿Creo que habías pensado en contactar a Hiyori Tomoe?”
“Sí. Es amigo de mi enamorada, así que conseguir conversar con él será mucho más sencillo de lo que creemos. Lo ideal sería que él nos dicte clases extracurriculares, pero de no ser posible, al menos podría darnos consejos. ¿Como una Master Class?”
“Mm, eso suena bien.” Tanjiro sonrió.
“Ah.” Minako se quedó fría en su sitio, y luego gritó, asustando a todos. “¡Acabo de recordar algo!”
“¿Qué cosa, Minako-chin?” preguntó Hifumi, curioso.
“¿No grabamos un videoclip hace poco?” dijo, observando a sus amigos y a Tanjiro y Zenitsu. “De hecho, a ustedes dos los conocí allí.”
“¡Waaah! ¡Tienes razón!”
“No puedo creer que nadie se acordó de eso.” Doppo suspiró.
“Tu tampoco…” comentó Zenitsu, arqueando una ceja.
“Amazing~! ¡Cuénteme cómo fue eso!” demandó Mari, emocionada.
“Hifumi, Doppo y yo tenemos un amigo que tiene varios contactos en el medio por ser un modelo profesional,” dijo Minako. “Él nos consiguió el trabajo. Fuimos extras en un videoclip de MaM y Nejire Hado.”
“Nosotros encontramos la convocatoria en la bolsa de trabajo de Hanasaki…” contó Tanjiro, un tanto avergonzado. “Pero sí, también participamos del rodaje. Y puedo garantizar que ambos tienen una técnica admirable y un rango vocal muy flexible.”
“¡Ooooh!” Mari juntó sus manos, complacida. “Perfecto. Entonces tenemos algunas opciones. ¿Les parece si intentamos contactar a Hiyori y Mama?”
“¿Al mismo tiempo?” preguntó Doppo.
“Es para no perder más tiempo. Creo que es lo que más nos va a faltar…” Mari suspiró.
“Sí. Mari tiene razón,” dijo Minako. “No debemos perder tiempo. Lo más probable es que no accedan, tomando en cuenta sus responsabilidades y eventos. Pero alguno de ellos debe tener un conocido o algo…”
“Mm.” Mari asintió. “Probaré con Hiyori, entonces.”
“Yo llamaré a mi amigo, a ver si tiene o puede conseguirse el número de Mama,” dijo Minako.

Ambas se dispusieron a iniciar con las llamadas. 

Minako intentó contactar a Hawks, pero la mandaron a casilla de voz: suponía que Hawks andaba en clases o en una sesión de modelaje. La joven suspiró pesadamente, y atinó a mandarle un mensaje por Whatsapp, pidiéndole que la contactara ni bien se liberara de sus responsabilidades.

Por su lado, Mari logró que Kanan le respondiera rápidamente: para su suerte, su enamorada andaba justo en un hueco entre clases. La joven se apuró en facilitarle el número de Hiyori, explicando la gran probabilidad de que no contestara inmediatamente. Sin embargo, prometió conversar con él a la brevedad posible para indicarle la identidad de la misteriosa persona que lo llamaría.

Mari esperó unos minutos y timbró el celular que Kanan le había pasado. Al tercer ring, la línea entró, y escuchó un suave “¿Aló?” del otro lado.

“¿Hiyori-san?” preguntó Mari.
¡Ohhhh, Mari-san! Kanan me avisó de tu llamada. ¿Cómo estás~? ¿En qué te puedo ayudar~?
“¡Hiyori-san, mil gracias por tu tiempo!” empezó Mari. “El día de la reunión te conté que soy estudiante de Artes Escénicas, ¿recuerdas?”
¡Mm, mm!” Hiyori le dio la razón. “Eso también me dijo Kanan.
“Tengo un curso de Técnica Vocal, pero mis compañeros de clase y yo tenemos un problema.” Mari suspiró. “Aparte de ser malísimos, nuestro profesor no hace nada por corregirnos, y tememos que eso afecte nuestro rendimiento en el resto de la malla curricular.”
Mm… Tomando en cuenta lo importante que es la voz para un actor, con mayor razón, supongo.
“Indeed! Por eso andábamos pensando en pedirle ayuda a un cantante profesional. Pensé en ti, de hecho. Quería preguntarte si tenías disponibilidad para ayudarnos con eso. Ya sea presencial o virtual, pero unas clases tuyas nos ayudarían un montón.”
¡Ahhh! ¡Mil disculpas, Mari-san!” Hiyori suspiró. “El comeback de Eden y la universidad me van a tener muy atareado. Veo imposible hacerme un tiempo para dictarles… y no quiero hacer un mal trabajo. Cosa que es difícil, porque yo siempre hago todo bien… pero bueno. Lo que sí, creo saber de alguien que podría ayudarte.
“¡Tu coach vocal!”
Uh… No.” Hiyori rio. “Quién sabe dónde andará ese hombre. Ah, de seguro la víbora ya lo despidió. No me sorprendería… Oh, lo siento. Hablaba de Mikejima. ¿MaM?
“¡Ah! Justo habíamos pensado en contactarlo. Era nuestra segunda opción.”
Es un amigo mío~ Mama es muy alocado y todo, pero es un excelente cantante y profesor. Se que ha ayudado a muchos novatos de su agencia. Y es del tipo de persona que encuentra tiempo para todo… Pronto estrenará su dueto con Nejire y aún así anda llevando cuatro cursos en Rizembool.” Hiyori soltó un suspiro agotado. “Lo cierto es que no le molesta generarse inconvenientes si es que consigue ayudar a la gente. En el peor de los casos, si realmente está ocupado, te dará el dato de su coach vocal. Dudo que también hayan despedido al suyo…
“Yo también dudo lo mismo.” Mari rio. “Gracias, Hiyori-san.”
Aww, no hay de qué~ Te paso su número por Whatsapp.
“Perfecto. En serio muchas gracias. ¡Cuídate mucho!”
Igualmente~ Ah, qué buen clima~

Hiyori soltó un par de risitas, se despidió una vez más y colgó al mismo tiempo que Mari. La rubia suspiró, aliviada, y le sonrió al grupo.

“Creo que estamos más cerca,” afirmó Mari, mientras revisaba su Whatsapp en busca del número de Madara.
“¡Genial!” Minako se mostró emocionada. “¿Lo llamas? ¿Yo lo llamo? Tal vez nos recuerde del after party…”
“Sería mejor que lo llame Minako-chin,” sugirió Hifumi. “Creo que te quedaste conversando con él y unos chicos más, ¿no?”
“Ajá, cuando fuimos a detener a Hawks…” comentó Doppo, mientras recordaba lo que había sucedido.
“Cuando intentaron detener a Hawks,” corrigió Minako, un tanto irritada con aquel amigo en cuestión. “Okay, entonces yo llamo a Mama.”
“Okay~” Mari marcó el número, puso el celular en altavoz y se lo pasó.

Minako esperó que demorara en entrar la llamada, pero le sorprendió oír la voz alegre del cantante en cuestión de segundos.

¿Alóooo~? ¿Quién hablaaa~?
“¿Mama? ¡Soy Minako!”
¡Minako-san!” Mama soltó una risa alegre. “Del rodaje del videoclip, ¿no? ¡Espero que te encuentres muy bien!
“¡Aww, muchas gracias, Mama!” Minako sonrió para sí misma. “Espero lo mismo en tu caso. ¿Cómo van las preparaciones para el debut del single?”
De maravilla~ En un par de semanas tendrán el corte final del videoclip, así que podremos sacar el single y el video para ese entonces.
“Minako-chin…” Hifumi le urgió con la mirada que fuera al grano.
“¡Wah!” Minako asintió. “Aw, Mama, me alegra mucho que les vaya genial, entonces. Verás, el motivo de mi llamada es muy simple: hablamos con Hiyori Tomoe-san de Eden con la intención de que nos dicte clases de canto. De seguro recuerdas que soy estudiante de Artes Escénicas, junto con Hifumi y Doppo.”
Aw claro~ ¡Los recuerdo a ellos dos también! ¿Necesitan ayuda con la parte vocal?
“Exacto. Tengo una compañera de clases que conoce a Tomoe-san, por eso probamos con él. Pero nos dijo que andaba ocupado con el comeback de Eden y tiene sentido.”
Más aún, con lo estricto que es Ibara-san,” comentó Madara.
“Ajá. Sin embargo, Tomoe-san nos recomendó que habláramos contigo. Dijo que tú nos podrías ayudar.”
¡Por supuesto! Mama nunca se negaría a ayudar. Al contrario, agradezco que me consideren. Puedo hacerme un tiempo a la semana para apoyarlos. Peeero, quiero pedirles un favor.
“¡Dinos! Si es dinero—”
¡Ohhhhh! ¡Noooooo! ¡Eso es lo de menos!” Mama rio. “La verdad es que, desde hace un tiempo, había tenido la idea de crear un coro. Nunca me he visto como director, pero me gusta guiar y ayudar a las personas, así que estoy seguro de que sería una experiencia agradable~ El tema es que me distraje un poco por la colaboración con Nejire-san y por el festival que organicé en verano, así que no conté con el tiempo necesario como para organizar audiciones, consultar a las autoridades de ciertas universidades y decidirme por un lugar en específico. Pensé en Rizembool, pero creo que tu llamada es una señal.
“¿Lo harás en Hanasaki?”
¡Correcto! Quiero ver hasta dónde puedo llegar. Pero no sólo será mi proyecto, sino que los ayudaré a mejorar y les enseñaré todo lo que necesiten aprender. Creo que es un arreglo que nos conviene a todos.
“Por supuesto. ¿Cuándo empezaríamos?”
Debo confirmar el tema con la rectora de su universidad. En unas horas les mandaré información sobre la charla que tuve con ella. Aprovecharé que ando un poco libre para ir a visitarla a Hanasaki.
“Lo más probable es que necesites cita, Mama,” dijo Minako.
¡Hoho~! ¡No creo que sea tan necesario!” Madara rio sonoramente. “Bueno, Minako-san. ¿Te puedo guardar en mis contactos? Para avisarte cuando tenga todo listo.
“Este es el número de una de mis compañeras. Guárdala como Mari Ohara. ¡Por Whatsapp te pasaré mi número!”
¡Peeeerfecto!” Madara volvió a reír. “¡Me muero de emoción! Estoy seguro de que nos irá genial. No puedo esperar a conocerlos a todos.

Minako sonrió al resto de sus compañeros, quienes asintieron con miradas decididas y entusiasmadas.

“Nosotros también andamos muy entusiasmados. ¡En serio, muchas gracias, Mama!”
¡No hay problema! Te contacto ni bien tenga todo arreglado. Hoy me pondré con eso~
“Wah, no hay apuro, entiendo que eres un idol famos—”
¡Adiós, Minako-saaan!

Madara no le dejó responder: lo último que Minako escuchó antes de que el idol colgara fue una canción tarareada y, luego, el beep de la línea muerta.

De tratarse de cualquier otra persona, Minako no habría creído en sus promesas de encargarse de todo ese mismo día. Pero Madara Mikejima siempre había sido distinto a los demás: a Minako le agradaba confirmar que la actitud que mostraba en los medios —sincera y bondadosa— era auténtica y se traducía también a los distintos ámbitos de su vida personal. Madara no dudaba dos segundos en ayudar a la gente, aún si eso terminaba complicándole sus planes. Era muy agradable y refrescante toparse con celebridades como él: le devolvían un poco la fe en el mundo, si era sincera consigo misma.

De lo poco que había tratado con ella, Minako también podía afirmar lo mismo de Nejire. Con razón Madara y ella eran buenos amigos: congeniaban muy bien por sus actitudes similares.

Sin embargo, la excepción a la regla era Ramuda, otro idol de su entorno: Doppo y Hifumi le habían comentado que el rapero era igual de alegre y divertido que su persona idol, pero que guardaba varios secretos y parecía ser un poco más siniestro de lo que aparentaba.

Había de todo en la viña del señor, sin duda.

“Bueno, ahí lo tienen. Parece que sí tendremos maestro de canto.” Minako sonrió, entusiasmada.
“Esto me deja más tranquilo.” Tanjiro suspiró. “Ahora si podemos salir a almorzar, Zenitsu.”
“¡Mm!” El rubio asintió. “Igual ya le mandé un mensaje a Nezuko-chan y a Inosuke para que nos esperen.”
“Chicos, antes de separarnos, estaba pensando en crear un grupo de Whatsapp para mantenernos en contacto. De paso, ahí Minako-chas nos cuenta si Mama le ha dado noticias,” dijo Mari.
“¡Buena idea!” Hifumi asintió, sonriente.

Los cinco se apuraron en darle sus números a Mari, quien los registró entre sus contactos y los añadió a un nuevo grupo.

Contentos con lo acordado, todos se despidieron para continuar con aquel primer día de clases.






El entrenamiento del equipo de vóley de Rizembool había acabado, y Eureka se encontraba de vuelta en su universidad para iniciar con las clases de aquel primer semestre. Contaba con un hueco de un par de horas, tiempo suficiente como para almorzar y continuar con su investigación sobre los equipos seleccionados para la incolle.

Durante las últimas semanas de verano, la HiME se había dedicado a ayudar un poco más al capitán, comprendiendo que a Oikawa le fascinaba cargar con todo y nunca pedía ayuda, no por creerse lo mejor, sino para no incomodar. Había sido un tanto complejo sacarle esa manía, pero Iwaizumi estaba acostumbrado a ello y la había ayudado a lidiar con eso. Ahora, los tres andaban analizando partidos y apuntando fortalezas, debilidades y datos interesantes sobre las dinámicas de juego de cada equipo.

No podía negar que aún no se sentía en completa confianza con el equipo. Existían unos cuantos que sí eran sus amigos —Tendo y Oikawa, aunque lo quisiera negar—, pero al resto de miembros los sentía un tanto lejanos. Sin embargo, con el tema del gimnasio, ellos le habían demostrado que tomaría poco tiempo en que la situación cambie para bien. Eran chicos sumamente amables y comprensivos que, pese al mal momento que habían pasado, habían optado por buscar soluciones en vez de enfocarse en la culpa de la HiME.

Y Eureka apreciaba aquel gesto enormemente.

El camino principal de Hanasaki, que conectaba todas las facultades a su largo, estaba medio vacío para tratarse de un primer día de clases y de la hora de almuerzo. Suponía que andar media hora tarde implicaba no haber presenciado ese momento desastroso en que todo el alumnado salía de clases y corría despavorido por llegar primero a las cafeterías. Sin embargo, recordaba haber visto más gente en ciclos pasados: alumnos como ella que esperaban a que pasara el desmadre o que salían un poco más tarde por distintos motivos, como quedarse conversando con amigos o charlando con los profesores sobre temas específicos.

Al caminar por una banca, Eureka juró haber visto a alguien conocido sentado en ella. Se detuvo para girarse a observar, y retrocedió al reconocer a Seven en su celular, sentado en la banca y con la música de sus headphones a todo volumen.

“¡SEVEN!”
“…” Silencio. Tal parecía que el pelirrojo no la había visto aún.
“SEEEEVEEEEEN,” repitió Eureka, parándose frente a él y moviendo los brazos como idiota. Fue ahí que Seven alzó la mirada y le sonrió, riendo levemente.

Su amigo le puso pausa a la música, se retiró los audífonos y los dejó colgando de su cuello.

“Yo, Eu, qué sorpresa~” Seven le ondeó la mano, alegre.
“¿No debería decir eso yo?” Eureka se cruzó de brazos. “¿Qué haces en Hanasaki? ¿Pasó algo?”
“Oh, no.” Seven sonrió. “Me transferí este ciclo. ¿No te conté?”
“¿….NO?”
“Eso no significa que te hice caso y empecé a trabajar para Miranda. Sigo en mi agencia shady, eso no cambia.”
“…Huh. Eso suena muy tú. ¿Pero qué te hizo cambiar de institución? A veces siento que Tokyo U es mejor que Hanasaki o Rizembool. Al menos ahí no hay rencillas mágicas.” Eureka suspiró.
“Es más tranquilo, es cierto. Pero me aburría muchísimo… necesito cierto desmadre en mi vida y qué mejor que ponerme en peligro al estudiar aquí~”
“…Te reclamaría por ello si no fuese HiME. Lo soy, lamentablemente.” Eureka suspiró.
“Y te admiro por ello.” Seven sonrió. “…Algo, sí.”
“¿Estás libre?” preguntó Eureka, mientras comenzaba a retomar su camino rumbo a la cafetería más cercana y decente. “Voy a almorzar. Recién salgo del entrenamiento de vóley y me muero de hambre.”
“Oh, te acompaño~” Seven se apuró en alcanzar su paso, caminando a su lado. “Almorcé hace un rato, pero tengo unas horas libres. Mi clase es a las cinco.”
“Wow, ¿y has venido temprano? ¿O tu hueco tenía varias horas?”
“Vine temprano. Aproveché para avanzar con unas cosas del trabajo. Si lo dejaba todo a última hora, de seguro no hubiese almorzado, así que creo que haré esto de venir temprano de ahora en adelante.”
“Mm, buena ide—”
“¡Los encontré!”

Eureka y Seven se giraron hacia la voz que habían escuchado. Ambos se aguantaron las ganas de gritar de la emoción al ver, una vez más en sus vidas, a Madara Mikejima en frente de ellos. Deslumbrando con su característica sonrisa inmensa y una mirada decidida, el cantante no los dejó reaccionar porque inmediatamente los cargó como sacos de papas en cada uno de sus hombros y comenzó a correr con ellos. Eureka dudaba de que pesaran lo mismo que una pluma, pero esa era la sensación que sentía, con lo alegre y tranquilo que se veía Madara mientras corría.

Eureka agradeció que el universo le había otorgado la oportunidad de hablar con Madara sin tener que llamarlo, justo como había planeado en la mañana luego de su cita con el Dr. Jinguji. 

Sin embargo, no era la situación ideal, no podía negarlo.

“Wasshoi, wasshoi~” canturreó Madara, muy alegre.
“¡Ma-maaa~! ¡Ma-maaa~!” le coreó Seven, emocionado por la dicha de estar vivo.
“Mama, espera,” dijo Eureka, intentando zafarse de su agarre. “¿¡Por qué nos estás raptando!?”
“¡No hay tiempo para explicarles! ¡Necesito hablar con ustedes dos!”
“¿¡Y no puedes conversarlo con nosotros mientras estamos parados!?”
“Ay, Eu, disfruta del momento. ¡Mama, EL Mama, nos está raptando!”
“¡Y ES TERRIBLE, IDIOTA!”
“Haha~” Madara rio. “¡Es que debo reunirme con mi mánager y mientras les explico todo, voy a perder tiempo! Así que mejor los junto a todos en el mismo lugar~”

Eureka contempló la posibilidad de electrocutarlo e, inmediatamente, desistió de la idea, apenada al darse cuenta de que no contaba con la confianza suficiente como para evitar que Madara continuara con aquella idea alocada.

Suspiró y se resignó a su destino, esperando que, al menos, Madara los regresara a Hanasaki antes de su primera clase del día.







El entrenamiento de vóley había llegado a su fin unos veinte minutos atrás. Varios miembros del equipo —Eureka incluida— se habían retirado con anticipación para poder contar con el tiempo suficiente como para llegar a sus clases o ir a almorzar en la hora libre que les quedaba. Oikawa, así como los únicos dos miembros que se habían quedado a acompañarlo —Iwaizumi y Arakita—, tenía un par de horas más de hueco entre sus clases, por lo que podía darse el lujo de tomarse el tiempo que quisiese en organizar el gimnasio y alistarse para volver a su facultad.

Iwaizumi le indicó que faltaba devolver los chalecos al almacén. La tarea era de Eureka, pero su amiga se había excusado con sus clases y Oikawa se había ofrecido a ayudarla con las cosas que faltaban. Era ilógico no darle una mano cuando ella era la que le estaba haciendo el favor de apoyar al equipo de vóley sin que fuese realmente su responsabilidad.

Oikawa apiló los chalecos de aquel día y los colocó en un perfecto cerrito de ropa. Los alzó para llevarlos al almacén, y al girarse, pudo divisar a un grupo de sus fans pululando en la entrada del gimnasio. Entre ellas, un chico de cabellos morados y estatura baja captó su atención: era Kokichi, quien llegaba campante al entrenamiento aún a pesar de que hubiese finalizado.

Antes de llegar a su posición, Kokichi intercambió unas palabras con las chicas, logrando su cometido de botarlas del gimnasio sin mucho esfuerzo. Oikawa no pudo evitar sentir curiosidad por aquella breve conversación, hasta que cayó en cuenta de los trucos del rebel: de seguro las había convencido vendiéndoles la oportunidad de estar a solas con Oikawa más tarde, mintiendo sobre una supuesta amistad de años. Era sorprendente notar cómo Kokichi podía ser muy predecible a veces.

Oikawa esperó ser el único en interactuar con Kokichi, pero para su mala suerte, Iwaizumi y Arakita terminaron de arreglar la cesta de pelotas y notaron la presencia del intruso. Los dos se acercaron al capitán antes de que Kokichi lo alcanzara, colocándose a ambos lados de él para encarar juntos al rebel.
 
“Chicos, no hay problema. Puedo manejar a Kokichi-chan por mi cuenta…”
“Oh, sí, claro. No ves que la otra vez te fue tan bien con eso.” Iwaizumi rodó los ojos. “Eureka y tú son iguales en ese aspecto.”
“Mm.” Arakita le dio la razón. “Bobos.”
“¡Hey—!”
“Hoooola~” saludó Kokichi, alegre, ondeándoles la mano muy casual. “¿Puedo hablar con Oikawa-chan a solas?” preguntó, mostrándose disgustado al cruzar miradas con Iwaizumi y Arakita.
“No.” Iwaizumi se cruzó de brazos. “Si es sobre el club, nosotros también deberíamos escuchar.”
“Awww~ ¡Cómo lo protegen! ¡Qué tierno! ¡Cuánta lealtad!” Kokichi fingió un llanto. “¡Me conmueven!”
“Kokichi-chan, déjate de teatros, que todos acá te conocemos bien.”
“Eh.” Kokichi se encogió de hombros, llevándose las manos a la nuca y sonriendo de oreja a oreja. “Está bien, seré directo entonces~ Justo como lo fui con tus fans. Les dije que sería mejor que se fueran antes de toparse con una faceta desagradable tuya.”
“¿¡QUÉ!?” Oikawa pegó el grito al cielo, indignado. Sonrió, nervioso. “H-haha, ellas me conocen mejor.”
“Nishishi~ Si tu lo dices~”
“No, cuéntame qué te dij—”
“¿Qué has venido a hacer aquí, Ouma?” demandó Iwaizumi, agotado. “Faltaste al entrenamiento. No hay forma de recuperarlo.”
“Oh, cierto, vine por eso. Me distraje un poco.” Kokichi hizo un puchero. “Es muy divertido joder a Oikawa-chan.”
“…” Oikawa estuvo a punto de lanzarse encima del gremlin, pero Arakita fue capaz de evitar una pelea que, visiblemente, su capitán no podría ganar (?).
“Lo que vine a hacer es muy simple: quería establecer ciertas reglas respecto a mi presencia en este club.” Kokichi sonrió. “a) No voy a venir a los entrenamientos, a menos de que esté muy aburrido. b) Deben de considerarme en el equipo de regulares, aún así. Y~ c), de no respetar estas reglas, los denunciaré por fraude.”
“No tienes prueb—”
“Eh.” Con un gesto de su mano, Kokichi le restó importancia a eso. “No te preocupes por eso, yo tengo mis medios.”
“No me preocup—”
“¿Pues deberías?” Kokichi volvió a interrumpir a Oikawa. “No voy a entrar en detalle, pero podría perjudicarte si estuviste involucrado en otro crimen. Recuerda que ya tienes lo del secuestro en tu récord…”
“Podrían quitarte la beca y expulsarte, Oikawa-chan,” comentó Arakita, preocupado.
“¡NO!” Oikawa se rehusó fervientemente a esa posibilidad. “Kokichi-chan está mintiendo.”
“¿Cómo estás tan seguro de eso?” Kokichi se llevó una mano al mentón, pensativo.
“…”

En esos instantes, Oikawa se aguantó las ganas de enterrar a Kokichi debajo del gimnasio. Era una tentación difícil de ignorar, pero el capitán suponía que no solucionaría nada con ello. Luego de un suspiro pequeño, Oikawa asintió con una sonrisa de lado.

“¿OIKAWA-CHAN?” Arakita lo observó, con visible preocupación en sus ojos.
“…” Iwaizumi le dio un cocacho a Oikawa.
“¡IWA-CHAN!”
“¿¡Qué!? Es para que se te pase la estupidez.”
“¡No es estupidez!”

Oikawa intentó transmitirles una idea mediante su mirada, señalando sutilmente a la cancha y luego a Kokichi. Iwaizumi y Arakita intercambiaron miradas perdidas por unos instantes, hasta que, finalmente, se les iluminó la mente al mismo tiempo y asintieron.

“Okay, estamos de acuerdo con tus reglas, Kokichi-chan.”
“¡Aw, sabía que sí! ¡Son los mejores!”
“¿No te gustaría practicar aunque sea un poquito antes de que te vayas?”
“Mm…” Kokichi se llevó la mano al mentón. “¿Sí? Supongo. Estoy muy aburrido, así que un ratito no más.”
“Perfecto~”

Al intercambiar miradas con Iwaizumi y Arakita, Oikawa sonrió confiado.
« Last Edit: July 22, 2020, 01:48:51 AM by Eureka »


Sayi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #614: January 02, 2020, 11:21:40 PM »

Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~





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Now, let's carry on with those big HiME dreams...

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way