Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 297303 times)


Miyu

Hay unas partes que debo corregir, en fin



CAPÍTULO 4 (C)

La tensión en el aire era palpable cuando inicio el debate interno de los motivos por los cuales rechazar los avances tan sugerentes de ella y Cheng Xiaoshi no podía pensar adecuadamente. El bartender de “Black Dog” repasó rápidamente las excusas que tenía para detener a Akeno y no encontró ninguna buena razón para hacerlo. Son primos, sí, pero segundos y en Japón está permitido y mientras ella es Himejima, su apellido es Ikuse. Se maldijo al observar estos detalles que abrían paso sin restricción a la atracción de ambos.

Chasqueó la lengua con cierta irritación.

Intercambió miradas con Beelzebub y le hizo señas de disculpas por la conversación, aunque él estaba totalmente centrado en el libro de Dante Alighieri.

—Eso… aún me gusta mi amiga de la infancia, no es tan linda como tú ni exuberante y nunca me pude confesar.

Encontró el oasis que necesitaba entre sus memorias para darle una negativa, aunque sus recuerdos confusos impedían recordar siquiera el rostro de esa mujer, pero al sentirse atrapado y que el trabajo fallaría prefirió buscar excusas.

—No necesitas darme tus motivos…

Sin darse vuelta respondió con la vista fija en sus amigas e intentó irse rápidamente. El ser rechaza apenas admitía sus sentimientos por su primo hizo que su corazón doliera de sobremanera.

“No se siente bien hacer esto, Lu Guang”.
“Tú quisiste”.

Vio la pequeña figura de la pelinegra más frágil de lo que en realidad era mientras se aleja sutilmente, intentando aparentar que está bien.

La visión de Cheng Xiaoshi, en el cuerpo de Ikuse Tobio, se volvió extraña y empezó a desquebrajarse o como si empezara a tener interferencia. Comenzó a ver en tercera persona la escena ante él y finalmente desapareció de aquel pasado.

Tobio fue corriendo hacia ella, lanzándose por encima de la barra con determinación, envolviéndola en sus brazos y girándola para confrontarla; Akeno se sorprendió por el repentino gesto, pero antes de que pudiera reaccionar los labios de Tobio presionaron contra los suyos en un casto beso que la dejó sin aliento.

—Me atraes tanto que no quiero dejarte ir —murmuró Tobio con palabras cargadas de sinceridad.

Akeno se sintió abrumada por la intensidad del momento, a pesar de todo no pudo evitar preguntar con un toque de curiosidad en su voz:

—¿Y tú amiga de la infancia?

Antes de que Tobio tuviera oportunidad de responder, ella correspondió al beso con pasión dejando que el deseo los consumiera a ambos. Sus labios se encontraron haciendo más intenso el beso, y pronto sus lenguas se entrelazaron en una danza delirante y deseo desenfrenado.

La respiración agitada y los latidos acelerados de sus corazones resonaban en el aire cargado de electricidad entre ellos. Tobio sonrió con una mezcla de satisfacción y complicidad.

—Caí ante ti —declaró, su sonrisa ampliándose con demasiado cariño y atracción hacia ella. No lo podía creer, una niña de veinte lo había conquistado totalmente y en tiempo récord. 

Akeno no pudo contenerse y lo abrazó por el cuello, devolviendo el beso con la misma intensidad. Ambos sabiendo que su amor es prohibido, que enfrentarían las consecuencias con los Himejima, no obstante, en ese preciso momento, nada más importaba que el calor del otro.

—Suzaku nee-san se enojará con nosotros —musitó Akeno, aunque una sonrisa juguetona se posó en sus labios, incapaz de ocultar la felicidad que sentía.
—Los viejos se volverán locos —respondió el primo con una risa contagiosa, dejando que la alegría del momento los envolviera mientras se perdían el uno en el otro.

“Take my hand let's set this world on fire
Light it up for the show
Pain will get to you when the night arrives
Like the hunter when a prey lies
It's just how the world's like”

Mientras la canción "Mastermind" de Kat sonaba de fondo con un tono melancólico y pegadizo, la gente alrededor hablando en voz baja en un ambiente relajado; Tobio y Akeno parecían estar inmersos en su propio mundo, ajeno a la caótica letra oscura que se gesta en los parlantes del local. Sin embargo, en las sombras, Beelzebub recibe un mensaje que lo arrancó de su trance momentáneo leyendo “La divina comedia” y lo devolvió al presente.

El parpadeo de su dispositivo llamó su atención, y al leer el mensaje del maestro Qian, su rostro se ensombreció; repasó varias veces el mensaje frunciendo el ceño a medida que llegaba al final del mismo.

Depositó el libro sobre la barra del bar y se quedó quieto unos minutos, volviendo a releer el mensaje. Las palabras de Qian resonaron en su mente, había hablado al respecto con su hermano mayor, un ex-Rebel, la tentación de poder y una recompensa monetaria le era tentador.

Beelzebub sintió una mezcla de emociones tumultuosas que lo embargaban mientras leía el mensaje una y otra vez. Las palabras de Qian grabadas en su mente se oía como un eco siniestro, recordándole el deber que le exigirían si aceptaba ser un “Rebel”. Sabía lo que Qian quería y lo que ofrecía Rizembool por la cabeza de una HiME.

"Take my hand let's set this world on fire"

Sonaban las palabras de la canción de fondo, como una premonición de la tormenta que se avecinaba. Sabía que aceptar la oferta significaría desatar una cadena de eventos que cambiarían todo lo que conocía, pero la recompensa que mencionó el Maestro Qian le hizo escribir un: “Iré mañana a hablar contigo a la universidad”.

"Dadadada dadadada"

Seguía resonando la melodía de la canción, una nota de advertencia sutil pero ominosa que se filtraba en el ambiente cargado de Black Dog. Pero para Tobio y Akeno, en ese momento, no había nada más que el amor que compartían, nada que pudiera separarlos, ni siquiera sus parientes.

Para Beelzebub, cada nota era un recordatorio de la oscura tarea que le aguardaba si aceptaba la oferta del Maestro Qian, la decisión que tomaría lo ataría irrevocablemente a un destino incierto.

Con los pensamientos girando en círculos, atrapado en un torbellino de dudas y temores contempló el whisky que reposa sobre la barra del bar. Odiaba beber cualquier cosa que no fuera un buen vino bajo la luz de las velas y sentado cerca de una chimenea cálida, especialmente pensó en un vino con el aroma, sabor y textura del Châteauneuf-du-Pape.

Con un suspiro levantó la copa y lo llevó a sus labios, dejando que el líquido ámbar ardiente quemara su garganta mientras luchaba por encontrar respuestas en el fondo del vaso de roca.

"Mastermind stays in the dark"

Intentó reírse ante la ironía de esa frase de la canción. Sin conocer todos los detalles de lo que significa ser un “Rebel” sabía que Qian tenía un plan oscuro y retorcido a espaldas. Se preguntó qué precio tendría que pagar cuándo finalmente conociera descubriera todos los secretos y manipulaciones que se escondían en las sombras.

El pelinegro de ojeras marcadas hizo fondo blanco al aguardiente, sintiendo el fuego del licor deslizándose por su garganta mientras contemplaba su futuro incierto. Las palabras de la melodía resonaban en su mente, la promesa de redención y diversión en medio de la desesperación y finalmente una recompensa.

Estrelló el vaso sobre la barra del bar y se levantó, tomando el libro entre sus manos y guardando el celular en el bolsillo de su parka.

“Let my flame be your redemption
If you ever get helpless
Just take it in and we'll have some fun”

Se dirigió a la puerta del bar, sus pasos lo dirigieron hacia el escenario de Tobio y Akeno, dos primos, que se encontraban abrazándose y besándose apasionadamente sin importarles nada más.  Siempre ávida de emociones intensas y experiencias inusuales hizo que la curiosidad lo invadiera.

Apretó el libro de Dante Alighieri con fuerza y una mueca divertida se posó en sus mejillas, siguiendo su destino hacia fuera del local; evocó los versos del Canto V, dónde se castiga a los lujuriosos y amantes prohibidos. Los primos, cargados de pasión y deseo desmedido, parecían reflejar perfectamente la imagen de aquellos condenados por la lujuria en la Divina Comedia. La comparación era inevitable con la imagen de amantes atormentados por sus deseos desbocados.

Debatiendo entre la fascinación y la repulsión de la escena lo obliga a pensar en la propia oscuridad de su ser. Apartó la vista de ellos y volvió a mirar hacia el umbral de salida, alejándose del local a paso firme, haciendo oído sordo a todo lo que no fueran sus propios pensamientos.

El reloj marcaba la una de la mañana cuando Beelzebub salió del bar Black Dog. El aire nocturno era fresco y calmo, con una ligera brisa que acariciaba su rostro. Mientras camina por la acera las luces de Ginza iluminan todo a su paso, junto a las luces de neón que indican la vida nocturna activa de esa parte de Tokio.

Con paso decidido, Beelzebub se encaminó hacia Grigori. El hecho de que una pasantía con paga se hubiera presentado hace meses allí y con pase libre a usar todas las instalaciones no era casualidad y el responsable de todo ello debía ser Azazel.

A medida que avanzaba por la acera podía sentir el crujido de las hojas de arce secas bajo sus pies, señal inequívoca del cambio de estación y también el inicio de un nuevo semestre en Rizembool y la continuación por tres meses más como pasante en Grigori, cosa que le ayudaría a su currículo tener la recomendación de alguien tan influyente en los círculos académicos como la de Azazel.
 
Conforme a que se acercaba al edificio de Grigori, sus pensamientos se volvían más claros y determinados. Estaba decidido a aprovechar al máximo esta oportunidad que se le presentó, sin importar las incertidumbres que pudieran surgir en el camino, hablaría primero con Azazel.

« Last Edit: May 27, 2024, 03:22:11 PM by Miyu »


✦ ✦ ✦ ✦ ✦                                           



Eureka

Me faltan un par de cositas para ponerme al dia, pero ya vendrán el mes que viene u_u





“Está bien…” Eureka supuso que no tenía sentido darle importancia a algo que no podía controlar. Estaba haciendo tratos con el diablo, pero eran necesarios para saber la verdad detrás de lo que había ocurrido el sábado.
“¡Ah!” Aventurine sonrió al revisar la pantalla de su celular. “Mi contacto ya revisó lo que le pediste. ¿Me puedes dar tu correo? Dice que te lo enviará por ese medio.”
“Okay, genial. Mi correo es eureka.suoh@hanasaki.jp,” le dictó.
“…Hanasaki punto jp.” Aventurine se giró a sonreírle. “Listo. Debe estar llegándote en unos minutos.”
“Gracias.”
“…Qué aburrido,” se quejó Beowulf, desparramándose en la mesa. “Kokichi, ¿no podemos pelear con ella?”
“No~ ¿Por qué pelearíamos con ella un miércoles por la tarde? Qué anticlimático.” Kokichi desvió su mirada hacia la bandeja del señor que se acercaba a la mesa con su pedido. “¡Comida!”
“Wow, eso fue rápido,” comentó Shiki, sorprendido.
“…” Eureka optó por ignorar las voces a su alrededor para prestarle atención a su celular. Justo cuando estuvo a punto de irritarse por no recibir la notificación del correo, el universo se puso de su lado y le mostró lo que tanto ansiaba ver.

La HiME no demoró en darle click al mail para revisar sus contenidos. El mensaje no tenía cuerpo, pero sí contaba con varios archivos adjuntos. Eran videos en blanco y negro de las cámaras de seguridad de la zona. Adjunto, también, encontró un reporte de las cámaras. Eureka optó por leerlo antes de revisar las grabaciones.

Quote
LOG
C_039212039:
-No se pudo recuperar los clips que van desde 11:53 P. M. hasta 12:47 A. M.
-Adjunto: Clips desde las 12:50 A. M. hasta 1:29 A. M.

C_039212032:
-Adjunto: Clips desde las 11:38 P. M. hasta 1:30 A. M.

C_039212037:
-Adjunto: Clips desde las 11:20 P. M. hasta 1:24 A. M.

C_039212038:
-No se pudo recuperar los clips que van desde 11:49 P. M. Hasta 12:50 P. M.
-Adjunto: Clips desde las 12:53 A. M. hasta 1:28 A. M.

“Aventurine…” Eureka se giró hacia el chico, quien estaba a punto de comenzar a comer su ramen. “Disculpa, pero… ¿Podrías preguntarle a tu contacto qué pasó con los videos eliminados?”
“Ah, espera.” Aventurine se dispuso a escribirle y luego, dejó el celular al lado del bowl a la espera de su respuesta.

Un par de sorbos bastaron para escuchar el sonido de una notificación.

“Mm… Dice que eliminaron todo el contenido que te mandó, pero hay algunos videos que no pudo conseguir. Supone que Rizembool los ha protegido con más seguridad que el resto. Está intentando decodificarlos. Dice que en la semana me avisará si logra hacerlo.”
“Okay… Igual tengo varios aquí. Espero encontrar respuestas con este material.”
“¿No lo vas a revisar ahora?” Preguntó Kokichi, curioso.
“No. Lo dejaré para más tarde.” Eureka suspiró. “Quiero comer en paz.”

El bowl de ramen en frente de ella despedía un aroma exquisito a chancho y especias. Eureka sonrió, emocionada, y agarró sus palillos y la cuchara para disfrutar de su almuerzo.

Al menos, por unos instantes, sus preocupaciones pasaron a un segundo plano.





Anzu sentía que no le pagaban lo suficiente.

Hacía un par de años había empezado su carrera como productora y mánager dentro de Ensemble Square. Estudiar en la aclamada Academia Yumenosaki le había permitido conseguir los contactos necesarios para llegar a asegurarse un puesto de trabajo luego de terminar el colegio. Pese a ello, decidió postular a una universidad contra todo pronóstico. Quería asegurar su futuro en caso decidiera optar por otra cosa lejos de la industria musical.

En la actualidad, se encontraba en el tercer año de carrera… y sentía que los estudios no le daban ni la décima parte de estrés que el trabajo sí le colocaba en los hombros.

Las labores que acarreaba eran un poco demandantes, pero lo peor sin duda era el tipo de personas que debía producir. Los idols de Ensemble Square eran personas de terribles prioridades…

En especial los hombres.

“Am, Anzu-san…” comenzó uno de los dolores de cabeza. “¿Por qué estamos en compañía de Subaru-san?”
“¡Porque yo soy su guardaespaldas!” Subaru le esbozó una sonrisa a Madara mientras abrazaba a la chica.
“Subaru-kun,” Anzu se aguantó las ganas de suspirar. “No digas esas cosas…”
“Eh, no te preocupes, Onee-san~” le aseguró el segundo dolor de cabeza. “Nosotros guardaremos tu secreto.”
“¿Mi secreto?”
“Es tu novio, ¿no?” Rinne arqueó la ceja. “Todo el mundo lo dice.”
“¡¿N-N-NOVIO?!” Anzu estaba a un paso de tener un paro cardíaco.
“¡Wahaha!” Subaru soltó un par de risotadas despreocupadas. “¡Qué divertido! ¿En serio se rumorean esas cosas?”
“Sí. Al menos escuché algo así por parte de unas chicas del staff de StarPro.” Rinne sonrió de lado. “Es increíble que una de las estrellas más grandes de la agencia esté con la producer ganadora de un Grammy…”
“¡Yo no gané el Grammy!” Anzu se llevó la mano a la cara, indignada. “¡Fue él!”
“Pero bajo tu guía, ¿no?” Madara sonrió. “Es un logro que debe ser reconocido.”
“¡ENTONCES FELICÍTENLO A ÉL!” La castaña estaba a dos segundos de arrancarse los cabellos. “¡EN FIN! No estamos aquí para hablar de mí o de él. Aunque yo también me pregunto qué hace Subaru-kun aquí…”
“¡Jeje!” Subaru solo volvió a reír. “¡Prometo que no diré nada! ¡Soy una tumba!” E hizo el gesto de cerrar su boca con un cierre.
“Bueno, iré directo al grano para no quitarles más tiempo,” dijo Rinne. “Onee-san, Mikeneko-chan y yo necesitamos que nos hagas un favor.”
“¿Qué cosa?” Anzu lo observó con los ojos entrecerrados, prueba de su recelo. Rinne y Madara eran de los idols más alocados que había conocido.
“Sabes que nos metemos en problemas a cada rato, ¿no?” Madara lo dijo sin ninguna pizca de culpa. “Pueees… acaba de suceder otra vez~”
“Necesitamos que avales por nosotros,” completó Rinne. “No es nada serio… y, si tenemos suerte, nadie se enterará de lo que pasó… pero queríamos asegurarnos de que estarías de nuestro lado.”
“…Ni siquiera sé de qué hablan,” se quejó Anzu.
“Lo siento, no podemos contarte.” La mirada apenada de Madara se veía muy sincera. “No queremos involucrarte.”
“Pero ¡¿cómo se supone que los ayude si no sé qué hicieron?!”
“Es un tema delicado. Y hay muchas facciones peligrosas involucradas…” comentó Rinne. Anzu pudo distinguir cierto grado de preocupación en su expresión que fue capaz de contagiarle el sentimiento. El mayor siempre había cuidado que no se filtrara ni una pizca de su ansiedad en su actitud. Tal parecía que la situación sí era tan grave como la planteaban. “Si en un futuro podemos contarte todo garantizando que no correrás peligro, lo haremos.”
“¡Sí! Y también se lo contaremos a Subaru-san,” aseguró Madara.
“¡Yupi~!”
“Sigo sin entender por qué deben rendirle cuentas a él también,” comentó, un tanto irritada.
“¡Soy tu mano derecha!” Dijo Subaru. “Siempre nos apoyamos, ¿no?”
“…” La sonrisa deslumbrante de su amigo la invitó a imitarlo. “Tienes razón.”

Rinne soltó un silbido estruendoso que consiguió captar su atención de nuevo.

“¿Qué significa eso?” Le cuestionó Anzu, indignada. Sentía que era una manera sutil de hacer hincapié en la relación cercana del idol y la productora. ¡Y qué rabia! ¡Solo eran amigos!
“Nada, nada~” Rinne agitó la mano para resaltar la poca importancia del asunto. A su lado, Madara se aguantó un par de risas. “Bueno, creo que eso es todo. Al menos de mi parte, claro.”
“…” Anzu arqueó una ceja. “Madara-san, ¿necesitas algo más?”
“…” Madara suspiró. “Tal vez.”
“¿Qué cosa?” Subaru se mostró curioso.
“Otro favor… un consejo… ¡Y que dejes de llamarme Madara-san! ¡Ya te dije que soy Mama!”
“Solo puedo ayudarte con dos cosas. Pero la verdad… es que tengo miedo,” confesó la chica. “Cada vez que me hablan para pedirme favores, siento que debo esperar lo peor.”
“Tienes razón.” Rinne sonrió de lado. “Creo que somos los más terribles de todo ES. Junto a Akehoshi-paisen, claro.”
“La diferencia es que Anzu-san ya se acostumbró a sus locuras~”
“¡Sí!” Subaru se veía muy orgulloso, por algún motivo (?).
“En parte,” dijo Anzu, antes de suspirar —otra vez—. “Deberían aprender de los novatos. Son respetuosos y muy lindos.”
“Les doy un año en ES para que terminen como nosotros,” dijo Rinne. “Ese lugar aumenta tu locura… o la despierta, una de dos.”
“Bueno, bueno. Eso no importa ahora. Quiero saber qué necesitas, Madara-san.”
“Tengo una amiga…” Rinne se rio a su lado. “Ejem. Una amiga que actuó conmigo en mi nuevo videoclip. Estoy preocupado por ella. Siento que los medios van a buscarla para hacerle preguntas y eso podría poner el foco en nuestra amistad…”
“Qué curioso,” comentó Subaru. “Tú no tienes muchos amigos, ¿verdad?”
“Ouch.” Rinne rio.
“No hay nada de malo, es la verdad.” Madara asintió. “Sí, tienes razón. Tengo pocos amigos. Y justo por ello estoy preocupado por ella.”
“Y por otras co—” Un codazo por parte de Madara interrumpió a Rinne. “¡Oye!”
“…Supongo que lo segundo se vincula al consejo.” Anzu se cruzó de brazos.
“Sí, pero aún no llego al favor.” Madara esbozó una pequeña sonrisa. “Anzu-san, ¿podrías ayudarme con los medios? Sakuma-san es un poco alborotado y, aunque ya le advertí, siento que no me hará caso o se olvidará de lo que le dije. Me sentiría más tranquilo si tengo tu apoyo.”
“Tranquilo, está bien. Te ayudaré,” Anzu accedió sin darle muchas vueltas.

Tenía dos motivos para meterse en más problemas: el primero y principal era que adoraba ahogarse en trabajo. Subaru era testigo… así como el resto de Ensemble Square, que siempre la veían llena de encargos y tareas. Además de ser la productora de Subaru, Anzu apoyaba a varios departamentos de vestuario, se encargaba del diseño de producción de algunos Comebacks y apoyaba a cualquier idol que se acercara a pedirle algún favor. Subaru y el resto de sus amigos le habían repetido mil veces de que debía ponerse primero a sí misma, pero era difícil decir no: le encantaba tener cosas por hacer. La mantenía activa… y Anzu se sentía útil.

El segundo era simple curiosidad. Madara era uno de los idols más solitarios que conocía: mantenía pocas amistades dentro de la industria, pese a ser uno de los hombres más sociables que había conocido en el medio. Aparte de Rinne, eran contadas las personas cercanas a él. ¿Quién era la amiga de la que hablaba? Suponía que llegaría a enterarse pronto, si se trataba de un videoclip a punto de estrenarse.

“Quiero saber dos cosas. Uno, ¿de qué videoclip estás hablando?”
“Voy a hacer comeback junto con Nejire-san. Saldrá dentro de poco… creo que en una semana, si mal no estoy.”
“Ah, ya veo.” Anzu asintió. “Qué lindo que hayan podido grabar un dueto. De seguro sus voces se complementan bien.”
“¡Gracias!” Madara se veía muy sincero. “Ojalá les guste.”
“Estoy segura de que es una canción hermosa,” le aseguró la productora. “Y bueno, la segunda cosa es… ¿Cómo se llama la chica?”
“Eureka-chan,” comentó Rinne. “No sé cuál es su apellido. ¡Es una loca de remate! De los nuestros, sin duda.”
“…” Anzu sintió que era una terrible forma de describir a alguien que aún no conocía. Mala suerte para aquella chica: ya tendría el terrible prejuicio formado gracias a las palabras de Rinne Amagi.
“Eureka Suoh,” dijo Madara. “Estudia en la Universidad Hanasaki. Si necesitas su número, te lo puedo dar.”
“Sí, sería genial.” Anzu sacó su celular. “Díctamelo, por favor.”
“Ok.”

Madara recitó los números del celular de la chica sin tener que revisar su celular. En medio de todo, se dio cuenta de su error, y se llevó una mano a la nuca en un gesto sumamente despreocupado.

“Haha~ Parece que debí ser más precavido.”
“Tienes suerte de que nadie aquí es chismoso,” contó Rinne. “Anzu por su deber deontológico, Akehoshi-paisen porque se olvidará, probablemente… y yo porque bueno, ya me comprarás luego con una cerveza~”
“Hoho~” Madara rio. “¡No creo que sea necesario, Rinne-san! La otra vez me confesaste algo que podría estar a la par de este secreto.”
“…” Rinne lo observó, curioso. “¿Ah, sí?” Y lo abrazó por el cuello. “¿Qué cosa?”
“¡Que te gusta Hi—!”
“¿¿¿NOOO??? ¡GYAHAHA!” Las estruendosas risas del pelirrojo retumbaron por toda la sala de reuniones. “¡No sé de qué hablas!”
“…” Anzu luchó contra las ganas de volver a suspirar. “Bueno. Ahora sí, debo suponer, que eso es todo. ¿O falta algo más?”
“No, nada más.” Madara sonrió, mientras se levantaba de su asiento. “Gracias por prestarnos tu tiempo, Anzu-san.”
“¡Sí! ¡Gracias, Onee-san~!” Rinne lo imitó, con la intención de retirarse al mismo tiempo que él.

Anzu sospechó que hablarían de sus oscuros secretos… y le dio rabia pensar que no era tan cercana de ellos como para insistirle a Rinne. ¡Ella también merecía saber sobre su interés amoroso!

¡El chisme era una prioridad muy grande!

“¡Esperen!” Subaru los interrumpió, levantándose de golpe. “¿No que también habías pedido un consejo, MaM-senpai?”
“¡Cierto!” Madara fingió una risa despreocupada. “Pero lo dejaremos para otra ocasión~ Imagino que ustedes andan igual de ocupados que nosotros. Yo debo alistarme para ir a una sesión de fotos.”
“Yo tengo que ir a Rizembool~ Voy a dictar una clase más tarde.”
“Podemos ir todos juntos a la salida, entonces,” ofreció Anzu, quien al fin se paró como el resto. “Tengo que llevar a Subaru a una entrevista en la radio.”
“¿Eh?” Aquel comentario despertó la curiosidad de Rinne. “¿Qué emisora?” preguntó, camino a la puerta. El resto lo siguió de cerca hasta salir de la sala de reuniones.
“¡NHK!” Subaru sonrió. “Un programa de música vespertino me invitó a conversar sobre mi trayectoria.”
“¡Felicidades, Subaru-san!” Madara le dio un par de palmaditas en el hombro. “Mucha suerte. Sé que te irá genial~”
“Gracias, gracias~”
“…” Anzu lo observó, enternecida… pero no demoró en cambiar de expresión para ocultar su orgullo. No quería que los otros dos malinterpretaran el gesto y ya había visto que especulaban cosas fuera de lugar, así que debía tener más cuidado.

Debía respetar la línea que los separaba como idol y mánager. Era necesario para la reputación de su amigo y para el bien de su carrera.

Caminando detrás del resto, Anzu se permitió una sonrisa insatisfecha mientras le daba vueltas a aquellos pensamientos.


Kana


Estaba molesta con Allen porque para él todo era “peligroso” en vez de apoyarla en sus decisiones siempre le decía que “no lo hiciera” y eso la frustraba al punto de enojarse con él y dejarlo en un frívolo e inmaduro “visto”

Porque a ella no le gustaba cuando los demás se interponían en sus metas y Allen estaba actuando como un obstáculo al tratar pertinazmente de impedir que la HiME prosiguiera adelante con los duros entrenamientos que sostenía contra Inui Seishu.

Por este motivo, la HIME evitaba a Allen porque sabía que le lloriquearía con que no fuera a ver a Inui, que era peligroso, que se ponía en riesgo vital y que el rubio no era de fiar. Probablemente tenía razón, pero, Kana tenía metido en la cabeza que, si no podía lograr vencer a Inui, ¿cómo iba a vencer a los Rebels?
Kaneki era un punto aparte, porque no lo veía peleando contra ella haciendo valer su título de Rebel. Pero eso no significaba que otros Rebels no vinieran a atacarla para hacer validar la supremacía de Rizembool.

Manjiro en eso tenía mucha razón y le molestaba que el rubio tuviera razón, pero siempre fue visionario.

Y aunque la decisión de ignorar a Allen fue suya y se decía a si misma que era lo correcto y no le importaba, en el fondo, extrañaba al peliblanco.

Más en esos espacios muertos donde tenía que hacer hora para entrar al próximo bloque de clases.
La joven estaba en una plazoleta de Hanasaki, sentada en el piso con la espalda apoyada en una pileta que tiraba chorritos armónicos de agua. Hacía un clima grato, así que estaba usando falda de tableta, un suéter delgado y bebía agua mineral embotellada para pasar el rato.

-¿Qué estará haciendo Allen a esta hora? Bueno… No importa, seguro esa rata traidora está con la otra rata traidora … De todos modos, era amigo de él primero que de mi.- ¿Desde qué edad Allen y Cain eran amigos? Por lo que había escuchado del peliblanco, desde primaria. A Kana le llamaba la atención que alguien como Cain pudiera conservar una amistad verdadera con otro alguien que no fuera el reflejo de su espejo. O quizá era una relación instrumental. En fin, pobre Allen pero se lo buscaba por estar de chismoso con tóxicos.

Notó que un arbusto podado en forma redonda de movía botando unas cuantas hojas verdes cada que lo zumbaban. Alguien más estaba allí. A Kana le molestaba compartir espacios de privacidad con otro. Apretó ligera e inconscientemente la botella de plástico con su mano, entrecerrando los ojos mientras miraba inexpresivamente hacia esa dirección.

¿Un gato? De entre los arbustos un felino negro apareció. Kana lo observó en silencio, parecía que el animal sólo se distraía en el lugar, pero tenía la intuición que no estaba solo. 

Se le hacía conocido, no cualquier gato tiene esa extraña marca en la frente ¿pero de donde lo conocía?

-Peke J, ven…- susurró ansioso un alguien detrás de los arbustos. El gato no obedeció. –Ven, traidor.

Vaya, parece que no era la única con problemas con los traidores.
El gato la observó tranquilo, sin moverse, después se estiró y fue en ese momento que su captor aprovechó para meterlo dentro de su mochila.
Kana lo reconoció con algo de dificultad, casi se había olvidado de ese chico y eso que se habían prometido amistad eterna al ser ambos fans de los mangas.

-¿Kana-chan? Hace mucho tiempo que no te veía.- se acercó a ella y se sentó en el borde de la pileta. -¿Esperas a alguien?
-No. Más bien espero que se me pase la hora para ir a mi próxima clase. ¿Y tú?
-Espero que Baji-san me venga a buscar… Pero parece que se olvidó de mi.- sonrió un poco frustrado.
-¿Cuánto llevas esperándolo?
-Más de dos horas.
-Mh, definitivamente te olvidó. No lo esperes. Baji es un idiota.
-Cierto… ya debería tomar el metro a casa. Tengo que dejar a Peke J y estudiar.- suspiró, cansado y desanimado por su mala suerte. Tardó unos momentos y la incertidumbre que llevaba hace minutos lo sobrepasó y ya no pudo aguantar –Kana-chan, ¿qué te pasó en el rostro? Tienes un hematoma bien grande en la quijada.
-Ah… Esto…- Kana se sobó esa área. ¿Chifuyu en qué tiempo llegó a la ToMan? ¿Ya conocían a Inui en ese entonces? –Fue Inui.- soltó para probar si lo conocía de algo.
-¡Ah! ¡Ese es un hijo de puta! ¡Nunca ha tenido respeto ni valores!
-Je…- eso le dejaba en claro que Chifuyu conocía al Inui de adolescencia. Para nadie pasó por alto cuando golpeó a Yuzuha. Los pandilleros podían ser terribles, pero, al menos, el grupo de la ToMan de ese entonces tenían sus códigos de honor. Inui era Inui en ese entonces. Y en ese entonces y hasta ahora seguro lo único que existía para Inui era Koko. –No ha sido por problemas de pandillas… él me está entrenando. O sea, no es que me entrene con técnicas ni nada… sólo ataca y yo tengo que aprender cómo puedo derribar a un sujeto con su estilo de lucha.
-…- Chifuyu la quedó mirando con ojos enormes, mismos ojos que su gato Peke J imitó.
-…- Seguro le saldría con cualquier mensaje moral igual que Allen. Otra decepción.
-Eso suena cool.
-¿Ah?
-Que es genial que quieras derrotar a un rival como Inui. Siempre ha sido difícil ir contra él, en sus tiempos, necesitábamos un gran escuadrón para atacarlo. Ahora que Mikey lo tiene en su pandilla no tenemos la necesidad de atacarlo, pero está muy pasivo, no lo he visto volver a pelear, quizá ha disminuido su intensidad de pelea. Además, estuvo en la cárcel, debe estar fuera de forma.
-No me cae bien Inui pero no puedo negar que es un rival poderoso y me atrevería a decir que incluso la cárcel le hizo adoptar técnicas de combates violentas y poderosas.
-Mh, tienes razón… Debía defenderse de los pandilleros rivales y de los degenerados en la cárcel. Algo así le pasó a Kazutora pero Kazutora…
-¿Qué? ¿Kazutora qué?
-Es que…-
-¿Le hicieron algo a Kazutora?
-Eh.- Pensaba que a Kana le caía mal Kazutora pero parecía interesada en su situación. –Kazutora e Inui estaban en el mismo módulo de presos violentos, muchas peleas sangrientas y el día a día allí era un infierno, pero a Kazutora… después que lo mandaron a enfermería tras una pelea, lo transfirieron al módulo 3.
-¿y ese módulo es…?
-Mjh…- se aclaró la voz, ¿hasta qué punto podía confiar en Kana? ¿Hasta dónde le podía contar de su ex Rebel? ¿Era correcto que le chismeara cosas sobre el mejor amigo de su novio? –El módulo Psiquiátrico Penal.
-…- Kana, increíblemente, quedó sorprendida. –Él… ¿tiene algo grave? Siempre pensé que estaba loco.
-N-No. No sé. Bueno, no importa. Está rehabilitado y está haciendo su mayor esfuerzo.
-Sí, supongo…Y supongo que Mikey ayuda mucho a Kazutora teniéndolo como bufón de la ToMan y a Inui como un perro con bozal inválido. No sé por qué alguien como tú sigue allí, eres bueno… demasiado bueno para estar cerca de alguien como Baji.
-Tal vez también tengo alguna patología mental.- bromeó – En fin, ¡espero que Kana-chan derrote a Inui!
-¡Sí! ¡Yo también quiero!- respondió Kana, dejándose llevar por la euforia del rubio.
-¿Puedo mirar cuando entrenen? Quizá pueda tomar apuntes por ti y ver cuál es el modo más eficaz de atacar a Inui.
-¿Harías eso por mí?- Los ojos de Kana brillaron.
-¡Claro! Me gustaría ver cómo le pateas el culo a Inui de forma limpia. Podríamos secuestrar a Kokonoi para que se estrese.
-¡Oye! Tiene que ser de forma justa. No quiero extorsiones. Además, ¿qué le va a importar a Inui que secuestren a alguien que ya no es su amigo?
-Je… si supieras.- Chifuyu se mordió la lengua para evitar chismearle más. 



« Last Edit: June 05, 2024, 06:36:54 PM by Kana »


Cho


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~

*top 4*

*conteo*

Sayi :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 10536 palabras
Kana :: 1317 palabras
Eureka :: 2357 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 0 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras
Miyu :: 1555 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...


Kana

Algún día haré unos iconos feos para estos monos como el que hice de Chifuyu xd


El eco de la lluvia era fuerte. Agradecía que fuera así ese día de otoño.
La lluvia mezclada con el frío fomentaba que la gente estuviera en sus hogares albergados del clima. Así, al menos, eran escasos los testigos de su vergüenza.

Otra vez estaba allí, con esos tipos rodeándole. ¿Es así como serían todos sus días de escuela?
Tal vez la excesiva devoción religiosa de su madre era un motivo de burla por parte de sus pares, pero, sin duda, sus propios gustos y su forma de ser le convirtieron en el blanco perfecto para que los otros liberaran sus propias frustraciones en su persona.

Sin embargo, no era una víctima perfecta para los matones. Si querían venir a buscarle, le iban a encontrar. Se defendía, aunque las posibilidades de ganar no siempre estaban de su lado.

“…Akane”
               “Akane, ¿qué son esos atuendos?”
                                                                      “¿Por qué actúas tan raro?”



Las mejillas le arden por el par de golpes que recibió, pero no demostraba debilidad y eso incomodaba a los matones.

—Ríndete, fenómeno.
—Jódete. — fue su escueta y soberbia respuesta.

Sí. Cada día de su vida escolar sería así. Y en cierto modo, también así buscó que fuera.
Era más fácil si cerraba la boca y obedecía, si aguantaba un poco las burlas y total al final de día no sería víctima de asecho y golpes. Pero le gustaba así, no quería esconderse. Prefería pelear por sus ideas y gustos.
No le gustaba para nada el papel de la sumisión y vulnerabilidad.

Y así una vez más fueron a su ataque. Cerró los ojos, era realista ¿cuatro contra un? No podía ganar.
Increíblemente, ningún golpe le tocó.  Abrió los ojos y notó que alguien se interpuso.
Era un chico rubio, alto, bonito. Lo conocía bien, pero él a su persona no. Era otro nivel de ser humano, esos que nacen populares y admirados, esos que no notan la presencia de nadie más por estar tan ciegos en sí mismos. Pero, esa tarde notó su existencia. 
Sujetaba el brazo del agresor, ni siquiera lo forcejeaba porque podía contra su peso e impulso. Con su brazo libre, sostenía el balón de basquetbol contra el costado de su torso. Su cabello rubio lacio caía sobre su rostro por la lluvia. “un adonis”
Su mirada era distinta a la que mostraba en la escuela, siempre radiante y amigable, ahora parecía otro.

—Kise, ¿qué demonios?
—Vete a casa, Koizumi.
—No te metas— forcejeó con el rubio, recibiendo a cambio que le apretara más el brazo.
—¿Cuatro contra una persona? ¿Y si jugamos un uno a uno?
—¿Qué? Esto no es un estúpido juego de basket.
—O dos contra dos— dejo caer su cabeza hacia un costado, en un gesto ingenuo.
—¡Eres idiota o que!
—Es más. Ustedes cuatro contra mí. Yo sí puedo contra ustedes cuatro. El que encesta primero, gana.
—O-Oye idiota, no me subestimes. — respondió quien hace poco era víctima de esos sujetos. —Yo puedo defenderme. Puedo contra ellos. 
—Empecemos. — el rubio lo ignoró
—¡Esto no es un juego de bas--— el grito quedó suspendido cuando Kise le estampó violentamente el balón contra la cara. Todo se detuvo en ese momento, incluso la lluvia. El sujeto cayó desplomado e inconsciente al suelo.
—Supongo que cuenta como tres puntos. — canturreó despreocupado. —Ya, llévense esa cosa… Fue un juego bastante aburrido después de todo. — emitió un bostezo.
—Tsk…— masculló apretando los dientes uno de los tres que quedaba. El otro a su lado le consultó.
—¿Qué hacemos?
—Vámonos. — escupió con odio.
—¡¿Qué?! Pero seguimos siendo tres contra uno. — exclamó otro.
—No nos metamos con éste… Es hijito de papá…—
—¿Ah? — el rubio fingió sordera, colocando una mano en su oído. —¿Qué dijiste?
—Además, dicen que se junta con los de la ToMan. — No era buena idea meterse con el heredero Kise-Nakiri y sumarle que su media hermana era una sukeban. Las represalias serían crudas. 
Tomaron por debajo de los brazos al caído y lo arrastraron llevándoselo.
—Oye, no te voy a agradecer por esto. Tenía todo controlado. — vociferó con indignación. Aunque en el fondo una vergonzosa y ridícula emoción le invadía. Después de todo, el mismísimo Ryota Kise le ayudó.
—No se veía así de lejos…Y estaban en mi camino y su cara redonda era ideal para usarla de arco. — embozó una perfecta sonrisa, distraído.
—Kise, eres… eres… Ni sé cómo definirlo, pero pareces de otro mundo.
—Sí. Soy el mejor. El MVP de Tokyo.
—…Ah, que humilde. — alzó una ceja. —Hey…— le sigue el paso cuando el rubio comienza a caminar. —¿Crees que me puedas entrenar?
—Es barket es una disciplina difícil y no es para todos.
—No en eso. No me interesa perseguir una pelota como perro.
—…—
—Quiero que me enseñes a defenderme.
—No soy el mejor en las peleas…
—Esos sujetos dicen que te vinculas a la ToMan, algo debes saber… Además, tus movimientos, se nota que eres ágil por el básquet, pero tienes movimientos pulcros y secos de disciplina de combate. ¿Kendo? ¿Aikido? ¿Kung fu?
—…Kendo— susurró como si fuera un secreto muy vergonzoso que sólo se guardaba para él. —El Aikido…un poco. — pues su carácter no le permitió llevar esa disciplina porque el rubio era muy competitivo y el aikido busca cuidar más que ganar. Kise sólo sabe ganar.
—¡Woh! ¡Genial! ¡Enséñame a pelear así! Nadie debe tener tu técnica mezcla de kendo y mezcla de no sé qué cosa.
—¿Ahhh? Evidentemente no tengo tiempo para enseñarle a alguien a defenderse. Puedes ir a un club o algo así.
—No me aceptan…
—¿Por qué no te iban a aceptar?
—No les gusta como llevo las cosas, supongo…
—Mhh, tengo un tío que enseña Kung Fu aunque… no aceptan a gente que no sea Kise o Nakiri pero si hablo con él tal vez puede hacer una excepción contigo.
—Kise, si no logro aprender contigo en los entre tiempos de la escuela no aprenderé nunca a defenderme. Después de clases mi madre me absorbe todo el día con lecturas religiosas y clases de música. Tiene que ser en la escuela.
—…Es que.
—Será cuando no estén todos tus fans rodeándote y alabándote.
—Está bien, está bien. — aceptó a la ligera, pensando que se iba a olvidar mañana.

Pero a partir de ese día Akane no dejo de seguirle. Lo esperaba en sus tiempos libres, Ryota le enseñaba una que otra cosa, a cambio, Akane cargaba sus cosas de un lado a otro, hacía sus tareas, le soplaba en los exámenes, sí, entró en una agobiante esclavitud voluntaria donde su amo era un narciso infantil, pero, era el mejor amigo que pudo tener en sus años escolares.

Ryota era maravilloso. Una maravillosa persona. Los rumores sobre su personaje estaban infundados cuando decían que era un sádico sin empatía. El rubio era protector y amable, egocéntrico como él solo y muchas veces desesperante, pero un buen sujeto.
Su mala fama venía cuando los estudiantes descubrían que detrás del chico popular y deportista acarreaba un montón de problemas de peleas en los que se metía.
Era bueno para pelearse con cualquiera que abusara de otro, o incluso él mismo buscaba pelea con los sujetos que consideraba inferiores en el sentido de ser abusivos y jactarse de mejores que el resto. El rubio tenía un historial oculto de expulsiones de escuela que daba miedo. Tal vez, por eso algunos preferían no meterse con él tanto en la cancha como fuera de ella.

Con el tiempo, el rubio le confesó que una línea de su familia, los Nakiri y especialmente el líder de ellos, su tío Azami, lo desheredó por su historial de mala conducta y por desertar del kendo y otras actividades tradicionales y preferir el basket lo cual era una deshonra para la familia al ser un deporte “extranjero”
Ryota suponía que los Kise no lo habían desheredado y, es más, lo tenían como heredero único, por ser hijo de Shougo Kise, un pilar demasiado importante en los Kise como para no considerar a su hijo (además, los Kise varones eran escasos a diferencia de los Nakiri varones. Así que no sobraba en los Kise)
De todos modos, a Ryota no le interesaba convertirse en el siguiente monarca de los Kise. ¡Era demasiada responsabilidad para él! Ryota quería ser el mejor basquetbolista de Japón, irse a la NBA, y, paralelamente, mantener su dinero extra con el mundo del modelaje. ¿Quizá comprarse un avión? Pero, ¿cuánto le iba a durar el gustito? En fin. Todo eso era mucho más sencillo que ser el líder de una de las familias más conservadora y ancestrales de todo Japón.

Akane podía entender perfectamente cuando Ryota le contaba sus vivencias. La familia de Akane no se comparaba para nada con la tradicional e importante Kise, tampoco con la honorable familia Nakiri (que eran las dos líneas de herencia de Ryota) pero toda familia tenía sus problemas por eso entendía bien a Ryota.

Los días de escuela se convirtieron en un hermoso recuerdo para Akane.

Después llegó el día en que Akane tuvo que trasladarse de ciudad. No era que le sobrara el dinero como para irse de su ciudad, pero los conflictos con su estricta y anticuada madre llegaron a un punto irreparable… Sobre todo, cuando su madre descubrió cierto secreto suyo.
Como su familia lo mandó a vivir a otra ciudad para “esconderlo” significó el distanciamiento entre Akane y Kise.
No se vieron por mucho tiempo y poco contacto tenían en las redes sociales. Kise siempre estaba ocupado con su deporte, su vida de influencer y sus fans, Akane no tenía mucho acceso a las redes.


*****

Varios años después Akane volvió y buscó a Kise.

—Kise…

Frente a los ojos ámbares del rubio no veía por ninguna parte a Akane. Aquel chico fino, de cabello rojo y ojos con mirada melancólica, quien usaba siempre trajes formales y monótonos ahora… ahora…
Su cabello rojo corto era largo hasta las caderas, sus ojos ya no destellaban melancolía, sino que detallaban la soberbia y arrogancia que impactaba a varios con su alocante presencia moderna y elegante, su vestimenta anticuada quedó de lado y ahora usaba… un vestido.

Frente a él no había ningún Akane. Sólo veía una chica a la que no conocía.
Quedó tan fuera de sí que incluso no reaccionó a saludar o tan siquiera acercarse. “Debo estar confundido” no sabía que pensar, quizá él estaba psicótico, o Akane estaba psicótico.

—Kise… Soy yo.
—¿Akane…?
—Ya no más. Ahora soy Anne.

De esa vez que se encontró a, ahora, Anne Faulkner, en las calles de Tokyo, y que “ella” y el grupo musical parasitario que la seguían se quedaban en el departamento de Kise hasta encontrar “trabajo rentable y conseguir suficiente dinero para rentar algo por sus medios” había pasado ya un par de meses.

****

—Oye…— Allen se quitó los audífonos cuando terminó de escuchar la última canción que compusieron con BAE. —¿No creen que el dueño de casa pasa muy poco tiempo en su departamento?
—¿Mh? — Hajun despega la mirada de la lectura de música que leía. —¿Y eso en qué nos afecta? Creo que es mejor… Así podemos concentrarnos en la música.
—Qué canalla eres, ¡este es su departamento! Me siento asquerosamente zángano al vivir a despensas de un tipo que no me conoce. Si no fuera porque era amigo de Anne, ni siquiera podríamos dormir en su aparcadero de bicicletas. Deberías sentirte avergonzado, Hajun.
—No es como si ser el parásito de alguien me haga sentir orgulloso, pero debemos ser sinceros con nuestra realidad. Tenemos cifras en rojos en cuanto a nuestro dinero.
—Pues consigan trabajo. — respondió Anne desde el balcón, soltando el humo de su cigarrillo. Su rostro parecía delatar su repentino enojo. Pero no estaba molesta por el tema económico, sino por algo más que le daba vueltas en la cabeza últimamente. —¿Por qué crees que Kise no pasa aquí, Allen?
—…— El pelirrojo se tomó su tiempo para pensar en alguna respuesta lógica. —Pues, tú lo conoces más… pero he notado que en su refrigerador sólo tiene botellas de agua mineral, su despensa está vacía y cuando para aquí pide algo en el UberEat. No lo he visto quedarse a dormir aquí… ¿Tal vez…?— miró a Anne. —¿Es alcohólico y vive una vida extravagante en los clubs?
—¿Al menos te has parado a ver su Instagram para conocer un poco más a quien nos da techo? Kise es deportista, no consume alcohol, promueve la vida saludable… Y, bueno, si bebe alcohol lo debe hacer pocas veces. No puede tener una vida bullada de polémicas porque cuida su imagen social… Es “el orgullo de Japón” según su bizarra auto descripción. — Anne apretó la boca de su cigarrillo.
—Nos evita porque se siente incómodo con nosotros. — contestó sutilmente Hajun, acomodándose sus mechones claros detrás de su oreja, sin prestar mayor atención a sus compañeros de banda. —Es lo normal si alguien invade tu espacio.
—…Mh. — “O más bien se siente incómodo conmigo” frunció el ceño
—Tampoco hemos hecho mucho para caerle en gracia. Las pocas veces que nos ve aquí apenas le hablamos porque nos evita, es cierto, pero tampoco le buscamos conversación y se nota que es un tipo que le gusta que lo alaben. — continuó Hajun
—Cierto…— asintió Allen. —Quizá deberíamos invitarlo a salir, nos ayudará a conocernos más. Se nota que es un buen tipo, podríamos caerle bien si nos esforzamos.

******

—Ah, no debieron haberse molestado. — dijo un poco distraído el rubio, cuando los tres de BAE lo interceptaron fuera de la cancha. Tenía muchas cosas que hacer ese día, sobre todo una actividad que necesitaba, pero esos tres lo acosaban con su mirada. —No tienen que agradecerme nada…—
—La reserva está hecha. Conseguimos un Izakaya muy popular que es digno de un influencer. — apuntó Allen en su celular el lugar donde iban a ir, ya con el Uber en camino a por ellos.
—Pagaremos todo lo que consumas, por cortesía de tu buena hospitalidad, Kise-san. — Hajun hizo una pequeña reverencia con su cabeza a modo de respeto. Por lo que pudo estudiar del rubio, entendió que le gustaba que lo admiraran.
Y, sí, el “Kise-san” seguido del gesto de respeto de Hajun hizo que el rubio se conmoviera. Sobre todo, si venía de un coreano. Significaba que su fama y popularidad llegó a otras fronteras y eso lo llenaba de orgullo propio.
—Así es. Hajun y yo trabajamos dos noches como meseros en el MORNINGSTAR y pudimos conseguir dinero suficiente para agasajarte.
—Es que…—
—¿A poco tienes otros planes? — Anne alzó una ceja, molesta e inquisidora.
—¿Eh? — Allen y Hajun miraron a Anne y luego a Kise. El rubio parecía particularmente intranquilo mirando hacia otra parte. Cuando los dos vieron hacia ese lugar, notaron que una chica estaba esperando a Kise, insistente.
—¿Una cita? — Anne soltó una risa sutil. —No te voy a permitir que nos dejes pagando porque te vas a una cita. Todos los días sales con distintas chicas a muchas citas. A menos que…— esta vez lo miró con suspicacia y picardía. —Vas a f—-
—Hey, ¿qué te pasa? Yo no soy de esos que en la primera salida van con todo.
—Yo te conozco. ¡Cómo no vas a estar un día sin…!—
—Llegó el Uber. — apunta Allen a su celular, interrumpiendo afortunadamente las bromas subidas de tono de Anne. Tomó de un brazo a Kise, Hajun hizo lo mismo con el brazo libre del rubio, y lo subieron a la fuerza. Miró a la chica que iba a salir con Kise. —¡Disculpa! ¡Pero tenemos que llevarlo! Tenemos que caerle bien a nuestro benefactor. —

****

—GOD. Qué vergüenza. O sea, ¿qué va a pensar de mí? — Kise se agarraba la cabeza, apoyado en la mesa del Izakaya donde estaban.
—Bah, ya vas a conseguir una nueva mañana. — la pelirroja dio un largo sorbo a su trago
—Me das una mala fama que te la encargo. — miró feo a Anne. El mesero puso un sake en su sitio. —¿Eh? Yo no pedí esto.
—Es cortesía de sus amigos.
—No, no. Nada de alcohol, ni vestidos ni fermentados. Tráeme una soda baja en sodio.   
—Y más encima se hace el mojigato que no toma. — Anne soltó una risotada y golpeó la mesa. —Si te tomabas el sake de tu tío Azami.
—…— frunció el ceño, inflando sus mejillas. —Se lo merecía, ¿para que guardaban algo por siglos? — se desquitó con el mesero, quien no sabía si llevarse el sake o no. —Ya, deja esto aquí. Seguro Anne se lo toma por mí.
El mesero repletó los vasos de todos con distintos destilados, se fue y luego volvió con una tabla llena de yakitori, sushi, edamame, karaage, shiokara, entre otras delicias.
—Oigan, ¿si pueden pagar todo esto? — preguntó Kise, preocupado.
—Tranquilo, Kise-san, lo tenemos todo planeado. — Hajun se sirvió Soju.
—No somos pordioseros. — asintió Allen, ingenuamente. —¿Nos sacamos una fotografía para conservar el momento? — sacó su celular y lo puso modo selfie, todos los demás se acomodaron para salir en la toma. Sacó varias y se las mostró a los demás para que escogieran. —Woh, se nota que eres bueno en esto. Sales muy bien en todas las fotografías.
—Es que tengo práctica en eso. — le muestra a Allen su Instagram. —¿Ves? Me promociona una agencia de modelos y Adidas. Así que siempre tengo que salir bien en las fotografías. —
—Eres una estrella, Kise-san.
—No es necesario que lo alabes tanto. — Anne le pegó un codazo a Hajun.

El momento fue dándose de a poco. Al principio todos estaban siendo muy sutiles y cuidadosos puesto que no querían caerle mal a Kise (A Anne le daba igual), pero conforme fueron conversando y entrando en confianza (también había que decir que el alcohol ayudó bastante) los de BAE lograron conversar libremente con Kise sin que este se mostrara tan distante.

—Supe que me tenía que ir de esa casa cuando mis padres quemaron mis discos. — Allen bebió de su vodka o quizá del nuevo Soju que Hajun pidió. El angloasiático estaba bastante bebido. —Llegué a Japón y conocí a Anne y luego a Hajun, así formamos BAE.
—Vaya…Que intensos— Kise lo miró con atención, a ese punto de la noche y del consumo de alcohol, todos estaban como en un trance. Aunque Anne tenía la percepción que Kise apenas dio unos sorbos a sus tragos, eso la molestaba. —¿Y que hay de ti? — le preguntó a Hajun. Ese coreano era reservado y no sabía nada de él, era mejor enterarse de su vida antes de llevarse la sorpresa de tener a un psicópata o algo así en su departamento.
—Pues…— Hajun Yeon se sintió un poco incómodo con la pregunta, porque no le gustaba hablar de su vida. Anne le susurró que no era necesario que contestara, pero Hajun no sabía por qué se permitiría hablar en ese momento en libertad (lo que sí era una realidad es que, accidentalmente, Allen cambió el soju por el shochu, que era mil veces más potente que el soju en alcohol) —Supongo que comparto la vida trágica familiar de mis compañeros de BAE. Me fui de Corea cuando mi hermano menor nació.
—¿Eso? — Kise alzó una ceja, confundido.
—No es tan así…— Anne soltó un suspiro, compasiva. Puso una mano en el hombro de Hajun. —¿Quieres que le cuente por ti? — Hajun asintió, ya casi copado con el efecto del shochu.
—Hajun fue adoptado por unos coreanos que no podían tener hijos. Cuando consiguieron tener un hijo biológico ellos lo hicieron a un lado, por eso vino a Japón porque, según sus registros, probablemente lo adoptaron aquí.
—Supongo que es muy iluso buscar a mis verdaderos familiares. — habló más para sí mismo.
—…— Ahora, con toda la intención del mundo, Allen le hecho whisky en el vaso con shochu de Hajun. Tenían que aprovechar que el rubio frío y sádico del grupo soltara su angustia.
—Oye… no es una idea mala. —Ryota le miró con seriedad. —Yo haría lo mismo que tú. Espero que tengas suerte en tu misión.
—Está difícil cuando llegas a un país lleno de miles de personas. Se me hacía hasta más sencillo buscar alguien en Corea.
—Quizá Kise es tu familiar.
—¿Ah? — los dos rubios miraron a Allen como si le acabara de salir un ojo en la frente.
—Es que… físicamente se parecen mucho. Y no solo lo digo yo, tus fans también están opinando en la publicación que subiste. — le muestra el Instagram de Kise. Allí había mucha gente opinando sobre el parecido entre Kise y Hajun.
—¿Qué… subí? ¿¡Que SUBI YO?! — quedó en shock, asustando a los demás. —¡¿Cuándo pasó eso?! — empalideció.
—Hace como cinco minutos. Hasta me preguntaste si le ponías la canción de Labrinth o Post Malone a tu publicación. — Anne lo miró enojada. —¿Qué te pasa? ¿Te dio Alzheimer?
—Oh, god… creo que si lo hice. Esto es terrible. — se tapó el rostro.
—¿Qué tan malo puede ser? — Allen no entendía nada.
—Mis fans van a pensar que soy mal ejemplo porque sale un vaso de vodka cerca mio.
—Ah, por eso alejabas todos los vasos de tu espacio. Para que no salieran en las fotografías como si fueran tuyos. — Tenía sentido. —Pues bórrala y ya. — Recomendó Allen.
—Es que tiene ya muchos likes. Estoy muy estresado….
—Sube otra cosa y te van a volver a poner muchos likes
—Ustedes no lo van a entender… — finge tristeza. Se levanta. —Necesito tomar un poco de aire, ya regreso. 
—Mejor lo acompaño. El dramaqueen necesita una escolta.
—Okay. — asintió Hajun
—Hey, Hajun, ¿apostamos quien de los dos gana en tomarse sus vasos?
—Que vicioso…— lo miró con desaprobación. Tomó su vaso y se preparó, porque nunca iba a perder contra Allen.

—Oye, ¿estás bien? — Anne llegó hasta el callejón donde Kise se había metido. Lo identificó prontamente bajo la luz roja del secto y porque su rostro estaba iluminado por la pantalla de su teléfono celular.
—Sip. — asintió, feliz. Observaba con atención la pantalla de su teléfono. —Mira tantos likes. A la gente le gusta que comparta con seres comunes.
—¡HEY! Somos BAE.
—Ah, es que no conocen a BAE aún por aquí. Siempre salgo solo o con gente influencer-famosa en mi Instagram. Creo que con esta fotografía me sienten más cercano a ellos. Aww, estoy ganando muchos likes.—
—… No has cambiado en nada.
—Mh…— la furtiva felicidad de Kise increíblemente se disipó, tornándolo ensimismado.
—¿Qué? Dilo, siento que te estás guardando algo que te incomoda. Supongo que por tu mente pasó algo como “en cambio tú si has cambiado mucho”
—…—
—¿Es eso, Kise? ¿Te sientes incómodo con que yo ahora sea mujer? — le preguntó con tranquilidad. —Puedes decirme, no me voy a enojar.
—No es tan así… O sea, respeto bastante tu decisión. Sólo que no me esperé, supongo.
—Je… Está bien. — le dio un par de fuertes palmadas en la espalda. —Puede que sea una chica, puede que me llame Anne, pero por dentro sigo siendo la misma persona que conociste hace años.
—Sí, lo sé. — asintió, con una pequeña sonrisa. —Supongo que necesitábamos esta charla.
—Ahá. — la pelirroja también armó una sonrisa, ya más aliviada.
—Entrégame tu celular. — un sujeto salido quizá de qué alcantarilla apareció de la nada, amenazando a los dos con una especie de navaja fabricada.
—¿En serio? ¿Justo ahora?— El rubio soltó un suspiro, hastiado y aburrido. Ese don nadie venía a arruinar su felicidad de momento de Instagram. ¿Acaso no veía lo ocupado que estaba viendo sus likes? Cómo vio que el sujeto iba en serio, no le quedó más que olvidarse de su pasatiempo. —Seré breve…— hizo a Anne hacia atrás, se tronó las cervicales de su cuello y se preparó para atacar al tipo.

Pero antes que Kise y el ladrón se pudieran enfrentar, una ráfaga de fuego rodeó al asaltante dejándolo encerrado en medio de llamas, entrando en una crisis de pánico pidiendo que lo liberaran.

—¿Qué? — Kise quedó en shock. ¿De dónde salió eso? Se giró ingenuo hacia Anne a quien vio muy tranquila meneando su mano y haciendo desaparecer las llamas.
—Vete. — le dijo sin preocupación al asaltante quien salió corriendo aterrado del lugar. Por supuesto, no le hizo daño porque no lo tocó con el fuego, pero sí le dio el miedo de su vida. —Tengo algo que contarte…
—NO.
—Pues… ¿Si sabes que me inscribí en Hanasaki?
—…
—E hice una prueba para ser una Hi-—
—NO lo menciones…— la mirada de Kise era serie, parecía un Kitsune cuando sus ojos se tornaban así. 
—Una HiME. — concluyó, sonriendo. —Vaya, nunca me dijeron que podían tirar fuego.
—Imposible — le dijo, confundido y preocupado —¿Cómo es que puedes ser una HiME si…?
—Tranquilo, rubio… Ya me explicaron bien esto. Es verdad, sólo las mujeres pueden ser HiME. En mi caso, sólo podré ser una "HiME de ayuda" y sólo podré desarrollar un elemento porque, aunque me vea así, genéticamente no soy mujer, así que no puedo tener todo lo que las HiMEs desarrollan. Sobre todo, la cosa esa a la que llaman CHILD.
—…—
—Aunque, es raro… Se supone que cuando tuviera mi complemento podría desarrollar mi elemento.
—¿Desde cuándo es que usas el fuego?
—Esta es la primera vez. Sólo pensé que ese tipo era irritante y de pronto, ¡paf! Chasquee los dedos y salieron esas llamas.
—No. Dios, ¡No! — se agarró la cabeza y le dio la espalda.
—¿Por qué estás tan histérico? — frunció el entre cejo, mirándolo enfadada. —No te pareces al Kise de tu Instagram. Ah, ya entiendo… Es la primera vez que puedo usar un elemento que es de las HiMEs, porque estoy con alguien que me complementa… Entonces, ¿eres mi… Key? Que desilusión. — arrugó la nariz, decepcionada.
—¿Sabes qué significa? — le habló desde la oscuridad, una sombra cubría su rostro. —Significa que Kana me va a matar.
—¿Kana? ¿Esa es tu hermana mayor?
—¡Me va a matar por meterme en estas cosas! ¿Y sabes que es lo más triste? ¡Que yo no me metí por mi cuenta! Y si la gente de Rizembool, y mi familia, mis fans y mis amigos se entera que soy tu Key van a pensar que…— se detuvo, mordiéndose los labios al darse cuenta que casi dice algo demasiado ofensivo.
—Que el gran y admirable Kise Ryota es el Key de una mujer trans…—  entrecerró los ojos. —Entiendo. No eres tan comprensivo como pareces. Tu imagen social te pesa tanto que cargas con un gran peso a diario para mostrarte perfecto en las redes sociales y ante todos.
—No quise decir eso.
—Lo dijiste claramente. — le dijo con enojo. —No te preocupes, porque en Hanasaki ya me dijeron que no dependo para nada de otra persona porque soy una HiME especial. Gracias por estar justo parado allí para que pudiera hoy desarrollar fuego, ya puedes irte.
—¿A dónde me voy? — la pregunta parecía tonta, pero, es que Kise no entendió nada.
—Ah, pues… ¿A dónde carajos te vas cuando no vas a tu departamento? — Dios, Kise era tan idiota que había que explicarle todo. Con razón era tan dependiente de su hermana mayor.
—Arriendo distintos hoteles para conocer lugares de Tokyo. — se llevó las manos a las mejillas, las sentía algo acaloradas.
—¿Por qué haces esa estupidez?
—Porque no puedo vivir con mi familia. Me lo prohibieron… Así que no quiero molestar a nadie. — se apoyó en la pared, distraído. Parece que se olvidó de la discusión de hace un rato, así era él.
—…— Kise le había dicho eso con tanta normalidad, pero a Anne le dio pena escuchar eso. Debería estar odiándolo porque se comportó como estúpido hace un rato con ella, pero le causaba tristeza que su familia lo tratara así. —Puedes quedarte en tu departamento.
—Es que no quiero interrumpirlos cuando hacen su música. — meneó una mano, sonriendo un poco. Siguió tocándose sus mejillas. —Cómo que hace calor…
—Allen te dio todo este rato alcohol a ti y a Hajun a escondidas.
—¿Bebí alcohol todo el tiempo?
—Sí, y mucho. — suspiró. —Volvamos adentro con esos dos idiotas. Luego nos vamos todos juntos a tu departamento. No te vas a desintegrar por dormir una noche en tu cama. Que las cariñosas se queden sin ti una noche y te extrañen. — se rio al ver que el otro se sonrojaba más y la miraba con indignación. Lo ayudó a volver adentro.

Sí. Allen se había pasado con servirles tanto alcohol a Kise y a Hajun. Cuando volvieron a entrar al Izakaya encontraron a un Allen aterrado pidiéndoles ayuda con un Hajun que se había desplomado en la mesa. Eso jamás había pasado, porque Hajun no terminaba nunca así. Calmaron a Allen indicándole que Hajun no estaba muerto por su culpa, probablemente, si muy ebrio y apagó “tv” por sus bromas, pero no estaba muerto.

Kise levantó a Hajun pasando el brazo del rubio sobre su hombro y sujetando su cadera, cargarlo no costaba nada porque Kise estaba acostumbrado a cargar con sus amigos ebrios y porque Hajun era estéticamente fine. Allen y Anne pagaron la cuenta y luego Allen fue a sujetar del otro extremo a Hajun. Era peso muerto.
Allen sabía que Hajun lo iba a odiar el resto de su vida por lo que sucedió, puesto que Hajun era reservado y siempre era él el responsable del grupo que tenía que cargar con los otros dos cabezas huecas.




« Last Edit: June 15, 2024, 10:17:13 PM by Kana »