Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 246993 times)


Isumi



13.Homeless not homeless.

Saiko's POV



Nos encontrábamos en un parque en pleno día, rodeado de todo tipo de gente incrédula a lo que había apenas visto, pues no era algo común ver aparecer de la nada un grupo de adolescentes (más un niño) con sus maletas.
Y en lo que comenzamos a preguntarnos qué deberíamos hacer para no llamar más la atención de lo que ya habíamos hecho, vimos como un señor anciano y (juzgando por su ropa) sin techo, levantó ambos brazos señalandonos a nosotros. A tal acción, toda la gente a nuestro alrededor comenzó a gritar y aplaudir mientras tiraban monedas en un sombrero dado vuelta.
-¿Qué… significa esto?- Pregunté sin entender qué estaba sucediendo.
-El viejo lo hizo pasar como un truco de magia.- Dijo Shuujin haciéndonos notar ciertos objetos que se encontraban tirados en el piso. Entre ellos habían cosas como un sombrero, pañuelos y cartas. Lo raro era que el viejo en si no estaba vestido como mago. Porque, de nuevo, parecía ser un sin techo.

Nos quedamos ahí saludando a la gente un poco incómodos hasta que se dispersaron y siguieron por su camino.
El viejo se giró hacia nosotros y sin decir una palabra nos levantó el pulgar en aprobación. A lo que nosotros le respondimos de la misma manera, pero con una sonrisa incómoda.

-...y yo que no quería llamar la atención.- Dijo Isumi probablemente enojada con su yo adulta mientras nos encaminábamos fuera del parque.
-Bueno al menos nadie hizo preguntas.- Le respondió Shuujin tranquilo. -Pero ciertamente fue inesperado.-
-Yo quiero hacer magia…- Comentó Aladdin con ojos brillantes.
-No creo que lo que hacía ese viejo haya sido magia.- Le respondí. -Seguro aprovechó de la muy conveniente coincidencia para que subiera su reputación. Lo raro es que no nos haya preguntado nada.-
-Yo creo que estaba muy feliz como para entender lo que había pasado.- Siguió Shuujin divertido. -¿Vieron la cantidad de dinero que le dieron luego?-
-¿Eso era dinero?- La pregunta de Aladdin nos hizo girar simultáneamente hacia él y detener el paso.
-¿Nunca has visto dinero?- Le pregunté.
-Oops.- Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, Aladdin se cubrió la boca.
-El niño nos ha apenas confirmado que en el futuro no existirán las monedas.- Siguió entonces Shuujin. -Tal vez deba empezar una colección…-
-Y estando en el pasado, podemos tener acceso a monedas más raras para nuestro tiempo.-
-¡Cierto!- Me respondió él entusiasmado. -¡Seguro valdrán una fortuna cuando volvamos al futuro!-
Suponiendo que Isumi se uniría a nuestro entusiasmo, me di cuenta que había estado callada todo el rato.
-¿Qué sucede?- Le pregunté entonces.
-Este parque… no es exactamente la misma ubicación del edificio dónde viven ustedes, ¿no?-
-No sabría decirte. No sé hace cuánto tiempo construyeron ese edificio pero no es tan viejo. Aunque…-
-El parque está dividido a la mitad por un río, y nuestro edificio no tiene ningún río cerca.- Shuujin siguió mi razonamiento.
-A menos que lo hayan tapado en el futuro.- Seguí. -Pero ¿es tan importante saberlo?-
-Es que… si el lugar dónde aparecimos no tenía exactamente las mismas coordinadas del departamento, mi yo del futuro nos hizo llegar a un lugar distinto a propósito.-
-Es posible.- Dijo entonces el niño. -Madre mejoró tanto y podría ser capaz de hacernos cambiar de lugar.-
-Eso significaría viajar por el tiempo Y el espacio.- Shuujin abrió los ojos sorprendido.
-Técnicamente cuando viajas por el tiempo, viajas por el espacio también.- Isumi siguió su explicación. -Pero el poder de viajar por el tiempo viene primero. Es decir, no creo que mi yo del futuro sea capaz de teletransportarse, a menos que detenga el tiempo, se mueva a otra ubicación y luego lo vuelva a hacer correr. Pero eso no sería técnicamente teletransportación.-
-¿A qué quieres llegar?- Le pregunté entonces impacientemente.
-A que… si mi yo del futuro puede decidir el momento y el lugar dónde mandarnos, ¿por qué no nos mandó directamente a Hanasaki U?-
-Ah…- Era un muy buen punto.
-Y hasta puede que estemos en otra ciudad directamente.- Hizo una pausa para observar sus alrededores. -Este parque no lo he visto nunca durante mi tiempo aquí.-
-¿Pero por qué tu yo del futuro haría eso?-
-Ese es el problema. No creo que haya sido un error de su parte o mucho menos intencional. No tendría ninguna razón para complicarnos de esa manera la vida y sobretodo hacernos casi descubrir por el público. Al menos, sé que yo no lo haría.-
-A menos que algo tuviera que suceder justo en este momento…- Y entonces Shuujin comenzó a teorizar. -Tal vez hay un evento que es necesario que vivamos en este parque para que el futuro prosiga como debe proseguir.-
Y entonces todos nos miramos.
-No puede ser.- Dije yo y miré a Isumi quien le dio voz a nuestros pensamientos.
-¿El viejo?-
Y entonces nos echamos a reír. Aunque aquella risa pronto se convirtió en desesperación.
-Pero entonces… si eso es cierto, si estamos en otra ciudad…-
Shuujin revisó sus bolsillos. -No tengo dinero.-
Yo hice lo mismo solo para obtener el mismo resultado.
Isumi negó con la cabeza. -Era por eso que le grité que esperara a mi yo del futuro antes de irnos, mi billetera con mis documentos y mi dinero quedó en un mueble del futuro.-
-¡AH! ¡No tenemos documentación!- Shuujin cayó en la realidad de los hechos.
-Aunque la tuviéramos, no creo que serviría en este tiempo. Tendremos que hacernos hacer IDs nuevas de alguna forma.-
-Exacto.- Isumi me respondió. -Cuando vine la primera vez, Miranda se encargó de eso para que nadie sospechara nada. Aunque no sé cómo lo habrá hecho.-
-Bueno, no creo sea necesario saberlo.- Contesté. -Ahora nuestro mayor problema es la falta de dinero. Dependiendo de la distancia que nos quede Hanasaki, de todas formas ese es nuestro destino principal.-
Todos suspiramos desconfortados.

Fue entonces que escuchamos una voz acercarse por detrás nuestro. -¿Necesitan ayuda, niños?- Se trataba del viejo sin techo que había hecho el acto de magia que no era realmente suya.
-Oh…- Isumi se dio vuelta y se dirigió hacia él. -La verdad es que estamos perdidos y nos han robado todo nuestro dinero…- Obvio, no podía decirle que nos dejamos nuestro dinero en el futuro. -Necesitamos llegar a Hanasaki U, ¿usted sabe por casualidad a qué distancia se encuentra?-
-¡Por supuesto! Deja que te lleve personalmente hacia allí.- Respondió el anciano con una sonrisa.
-¿Eh? Oh no no, no tiene por qué incomodar…- Sucedió todo tan rápido que por un momento pensé que estaba soñando. El viejo tomó una posición de ataque y con solo una mano, golpeó a Isumi en el estómago haciéndola volar unos cuantos metros hasta que chocó fuertemente contra un árbol.
-¡MAMÁ!- Gritó Aladdin y corrió hacia ella, pero el anciano lo alejó sin esfuerzo con una patada dejándolo inconsciente.
-... q-qué demonios…- Shuujin estaba paralizado del miedo y no podía dejar de mirar al viejo.
Yo no estaba en condiciones mejores.
-Qué decepción.- Dijo entonces el viejo que quitándose la ropa de alguna forma se transformó en un joven más alto, con cabello anaranjado y atado en una trenza que vestía ropas chinas. -Pensaba que la HiME del tiempo habría sido un mejor entretenimiento.-
-Si lo que quieres es entretenerte, llevo conmigo un juego de cartas…- De alguna manera Isumi había logrado volver a la escena, aunque claramente dolorida puesto que hablaba con dificultad y se sostenía el estómago.
-¿Hm?- El joven se giró nuevamente hacia ella. -¡Oh! Menos mal. Pensé que habrías muerto con ese golpe.- Dijo entusiasmado. -Sé que estuviste entrenando en el futuro, así que quería ver con mis propios ojos tus resultados, antes de adquirir tus ‘poderes HiME’.- Todo lo que había dicho me había dejado miles de preguntas. Pero su atención estaba totalmente sobre Isumi y el miedo me impedía abrir la boca.
-...- Isumi no estaba en mejores condiciones que yo. Pero entonces notó a Aladdin tirado en el suelo a su izquierda y su expresión cambió totalmente. -...bastardo… ¡BASTARDO!- Dejándose llevar por la rabia, Isumi corrió hacia el joven y comenzó a tirar golpes entre puños y patadas, pero ninguno logró darle al blanco.
-Oye, que no he matado a tu hijo.- Respondía él mientras evitaba todos los golpes. -Solo le he golpeado un poco para que no viera a su madre sufrir.-
-¡Ahórrate las excusas!- Gritó ella y siguió intentando golpearle, hasta que el joven la agarró de ambas muñecas y con una patada la mandó nuevamente a volar contra un árbol más cercano.
Al chocar de nuevo, sangre salió de la boca de Isumi quien intentaba pararse de nuevo pero sin éxito.
-Supongo que no eras lo que me esperaba… una lástima.- El joven se acercó a ella y con la mano abierta y los dedos unidos, se preparó para darle el golpe final.
-¡ISUMI!- Grité desesperado.

No podía creer que todo terminaría tan rápido. Aladdin había dicho que todo saldría bien… me pregunté si habría sido todo una mentira.


With the kids sing out the future
Maybe, kids don't need the masters
Just waiting for the little Busters



Sayi

Nada como creer que tienes dos vastas horas para fickear y recordar que tienes planes en cincuenta minutos. El proximo fic dejo un mes mejooooooor

Iconos luego


Episode 27 — Interlude

Un nuevo mensaje iluminó su teléfono, e Ichigo se apuró en leerlo antes que la pantalla se apagara. Era Taikoubou, diciéndole que ya estaba en la facultad de arte, esperando a Sayi. El rubio tensó los labios mientras dejaba el teléfono descansar en la mesita de la sala.

El teléfono golpeó el vidrio de la mesa al mismo tiempo que Izumi se asomó en la habitación. La pelinegra intercambió miradas entre el celular y el rubio.

“Solo espero que mi sobrina no se atreva a traerlo aquí”

Ichigo tomó el control remoto y prendió el televisor. El logo de Netflix apareció e Izumi tomó asiento en el sofá. La ausencia de una respuesta solo confirmó sus sospechas.

“Ah, entonces si están juntos ¿verdad?” dijo, buscando su propio teléfono “Déjame mandarle un mensaje a esta condenada…”
“Izumi”
“…Si. tienes. un. poco. de. respeto. propio…”
“Si Izumi, están saliendo hoy” Ichigo se dirigió a ella, intentando alejarla de ese mensaje. Funcionó, pero la mirada asesina de la pelinegra se posó en él “Están hablando sobre el ataque, y cosas HiME Rebel”
“Hm”
“Pero bueno, ¿quieres ver Stranger Things?” Izumi bufó mientras Ichigo buscaba la serie entre su lista “Creo que te va a gustar. Esta basada en los ochenta donde… ¿creo tu eras de la misma edad de los niños?”
“¡Oh! ¡Me encanta Stranger Things!” Tsukino seguida de Kano entraron corriendo a la sala y se tiraron entre los dos, ignorando por completo la atmósfera tensa entre ellos “Kano tiene un mega crush con Mike”
“¡Cállate Tsukino!”
“¡Pero es verdad! ¡Si hasta tienes los discos de la banda del actor!”
“SHHHH” Kano cubrió la boca de su hermana “Por cierto Ichigo, ¿hay noticias de Sayi? Dijiste que iban a visitar Kenshin, ¿verdad?”

Ichigo no tuvo tiempo de callarla antes que Izumi saltara sobre su propio cuello. Las hermanas se tiraron al suelo y se cubrieron las cabezas cual ataque terrorista.

“¿¡QUE VAN A VER A KENSHIN!? ¿¡DE TODAS LAS COSAS POSIBLES POR HACER!?”
“HK-IZUMI-N”
“¡Tía déjalo ir! TAT”
“¡¡Lo vas a matar!! ;O;”
“¡¡MUERTE AL TRAIDOR!!”
“Ichigooo~” Hige entró a saltitos a la sala, cargando un balde de KFC con él “¿Taikoubou también te escribió? Pues ahora toca espe… QUE ESTA PASANDO”
“¡Hige! ¡Mi tía se volvió el demogorgon!”
 
El castaño se apuró a interceder y con su ayuda, pudieron separar a los dos. Sin embargo, Izumi seguía hecha una fiera, queriendo una explicación de como había sido posible que su sobrina estuviera en el dojo de Kenshin. Y con Taikoubou, de entre todas las personas.

"Tía... Taikoubou sigue siendo el key de Sayi" empezó Tsukino, arriesgándose a conjugar una explicación "¿No te parece lo mejor que traten de temas HiME mientras esté de visita?"

Ichigo se sobó la garganta y se dirigió a Izumi también. La pelinegra lo reventaba con la mirada, pero escuchaba lo que le estaban diciendo con atención.

"Izumi, sabemos que nunca te agrado Bou... pero Sayi ya no está con él, y eso no va a cambiar creo" agregó en un hilo de voz, pues con esos dos nunca se sabía "Sin embargo, Sayi no puede dejar de ser HiME una vez hecho el contrato, y lo mejor es sacarle provecho a la situación"

Finalmente, la pelinegra dejo caer los hombros y suspiró rendida.

"Bueno" dijo, sin más que alegar "¿Acaso van a entrenar o algo? Tanto Ichigo como Hige se encogieron de hombros "Como detesto esta situación"

Aprovechando la calma temporal, Kano tomó el control y le dio reproducir al primer capítulo de Stranger Things. Entonces caminó hasta el sillón donde estaba sentada Izumi y se acurrucó junto a ella.

"Te va a gustar este show. Tiene muchos detalles de los ochentas y creo que lo vas a apreciar nwn" dijo, en la voz de sobrina más dulce que pudo enunciar. Entonces se giró hacia Ichigo y Hige, y con la mirada les indicó que ya no habían muros en la costa.

Ambos tomaron su palabra señal y dejaron la sala rápidamente.

"Pensé que iba a morir" dijo Ichigo, todavía tocándose el cuello "Izumi podría ser HiME así tan cual, sin poderes"
"¿Cómo crees que les esté yendo a mis papis?" preguntó Hige. Su celular no tenía notificación alguna "Espero no estén peleando"
"Lo dudo mucho"
"Pero mi papi no está feliz siendo Key..."

Tres años atrás, el que Taikoubou pudiera pelear les hubiera caído como anillo al dedo... pero con esta nueva regla entrando en juego ahora, haciendo decidido ya no estar juntos...

"Entiendo que Bou este frustrado, pero esto no es culpa de Sayi y creo que una vez se calmé lo va a asimilar mejor. Y si, Sayi fue la que aceptó ser HiME, pero el había terminado apoyando la decisión... hasta que"
"La magia HiME hiciera de las suyas"
"Así es"

Ichigo alzó los brazos sobre su cabeza y los estiró. Sintió el dolor producto de su último entrenamiento con Yoruichi, y se preguntó si valdría la pena seguir con esas lecciones, considerando lo poco probable que le sería ponerlo de uso.

"¿Y el balde de KFC?" le preguntó el rubio "Me muero de hambre"

Hige tensó los labios e hizo un puchero arrepentido.

"Lo deje en la sala... con Izumi"
"...Por supuesto"

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Mery

003  (Not) Too Late



"Iré a dar una vuelta." Informó Shinya al estacionar su carro frente a su edificio. "Vuelvo en un rato."

Alice pareció sorprenderse, pero Glen entendió que el peliplata les estaba dando tiempo para hablar a solas. De hecho, Alexy había hecho lo mismo cuando ellos los encontraron y el peliazul se excusó diciendo que se encontraría con su rommie por allí y no necesitaba que lo llevaran.

"No olvides tus llaves, no pienso despertarme para ir a abrirte la puerta." Advirtió Glen.
Shiya rió. “¡Fue sólo una vez!"
"No lo repetiré."
"Sí, traigo las llaves conmigo, mamá~"

Glen cerró la puerta del copiloto de un portazo.

"Gracias por traernos." Dijo Alice antes de bajar y Shinya la llamó antes de que se alejara.
"Suerte a los dos." Susurró con una media sonrisa. "Y por cierto, traeré algo para picar, no se vayan a dormir tan temprano."
"Hecho."



Al ingresar, Glen fue a sentarse a uno de los sillones y dejó su maleta a un lado, mientras que Alice prefirió ocupar otro sillón un poco más lejos.

"De acuerdo, Alice, ¿quieres hablar ahora o prefieres ir a comer, bañarte o alguna otra cosa primero? Porque no deseo que nos interrumpan y volver a tener la misma conversación una y otra vez."
"Hambre es lo último que tengo." Dijo ella rodando los ojos. "No, prefiero que sea ya mismo y no enfriar las cosas."
"Bien, entonces no nos andemos con juegos y siéntate aquí conmigo."
Alice suprimió cualquier queja y ocupó el lugar a su lado.

"¿Qué te interesa saber?"
Ella alzó una ceja. "¿Todo?"
"Me ayudaría que fueras un poco más específica, Alice."
"¿Desde hace cuánto sabes que mamá estuvo en Hanasaki?"
"Me enteré a mediados de mi segundo año en high school. La situación con Rizembool se estaba volviendo más complicada y ofrecí mi ayuda."
"¿Tú?" Alice lo miró como si le hubiese salido otra cabeza, la actitud actual de Glen frente al tema le hacía difícil imaginar aquello. "¿Por qué lo harías y, sobretodo, cómo?"
"Alguien que conocía estaba fuertemente vinculada con ese asunto."
Eso llamó más la atención de la chica. "¿Eras amigo de una HiME?"
"Sí." Confirmó Glen. “Sabes que practico kendo desde que era un niño y, dado que las HiMEs en cierto momento tuvieron la oportunidad de buscar apoyo en sus batallas, consideré que sería oportuno ser voluntario.
"¿Les hacía falta ayuda?"

Aquello la confundía. Aunque ya tenía una idea más clara de lo que representaba y poseía una HiME, su concepto de rebel estaba bastante en el aire. Éste era el enemigo más específico de cada chica, ¿pero cómo, teniendo un poder elemental, arma y una criatura especial a su disposición, las HiMEs no tenían suficiente para derrotar por sí mismas a un solo enemigo?

"Hagamos un paréntesis aquí, ¿sí?" Glen dedujo a qué se refería ella y tomó aire. "Quiero que entiendas esto, Alice: los rebels no son algo para tomar a la ligera. No creas que porque a las HiMEs les dan poderes y artilugios tienen la victoria asegurada, está muy lejos de la realidad. A lo mucho eso equivale a una palmada en la espalda y un deseo de buena suerte a medio pelo. Las HiMEs están prácticamente por su cuenta, no las preparan y no conocen a quiénes se enfrentan; en cambio, esos rebels sí están listos para enfrentarlas."
"En ese caso, yo no estaría tan a la deriva." Habló Alice con voz resuelta. "He entrenado durante años y puedo defenderme bien."
"Entrenar, competir y ganar medallas no es lo mismo que tener una batalla real. Puedes tener el potencial y las armas, pero no la experiencia y eso de entrada ya te pone en desventaja." Alice estaba por protestar, pero Glen la detuvo. "Escúchame, no es ninguna broma, han habido casos de rebels que le destruyeron la vida a sus HiMEs, y lo digo de forma literal."
Alice adoptó una postura más calmada. "¿Cómo así?"
"Poniéndolo de forma simple, un rebel no siempre se limita a asediar únicamente a la HiME que le asignaron, si tiene suficiente interés y fuerza buscará lastimar a las personas más cercanas a ella. Sí entiendes a lo que me refiero con eso, ¿cierto? Podría ser un golpe leve o una herida fatal, no tienes cómo saberlo sin conocer al rebel. Eso significa que una HiME pone indirectamente en peligro la vida de cualquier persona que conozca, quiera o no."
"¿Son capaces de llegar tan lejos?" Aunque sonó como una pregunta, Alice no se estaba dirigiendo a Glen, así que él continuó.
"Tienes que saber que no eres la única que se vería afectada por esa decisión. Puede que, en el mejor de los casos, tú estés 'lista' para encarar a un enemigo de ese calibre, ¿pero lo estarían los demás?" Glen hizo énfasis en aquella pregunta sabiendo quién sería la primera persona que pasaría por la mente de su hermana. "¿Tomarías ese riesgo aún sabiendo lo que podría costar?"

El rostro de Alice perdió parte de la confianza que antes mostraba. Si bien Alexy gozaba de buena salud, estaba muy lejos de estar preparado para luchar, Alice sólo pudo mover la cabeza en su intento de imaginar aquello. Luego de un momento le hizo entender a su hermano que podía continuar.

“Bien, espero que eso haya quedado claro. Volviendo a lo que iba, en ese entonces fui a hablar con Miranda sobre aquella HiME y, luego de que rechazara mi oferta, dijo algo como «entiendo que como hijo de una HiME debes sentirte presionado, pero esa decisión no depende de mí».”
“¿Entonces antes de eso no lo sabías?”
“No, tenía la sospecha de que pudo haber sido allí donde ella y papá se conocieron, dado que él estudió un año en Hanasaki, pero no fue hasta ese momento que lo confirmé.”
“Okay.” Aceptó Alice en voz baja. “¿Pero pudiste averiguar algo más?”
“Como familiar directo de Lacie pude apelar con la directora para tener acceso a sus registros académicos y otros documentos que aún estaban en el instituto. Sin embargo…”
“¿Qué? No me dirás que no había nada.”
Glen suspiró. “No hubo mucho que pudiese descubrir. Los registros a nombre de Lacie Amane de esos años sólo contenían información básica, nada específico sobre su familia o su entorno, el número que habían dado para comunicarse con sus padres obviamente ya no existe y la dirección de su casa no lleva a ningún lado.”
“¿Acaso era falsa?” Exclamó la menor con horror.
“No precisamente.” Siguió Glen. “Ahora hay una fábrica en ese lugar y los anteriores dueños del terreno rentaban habitaciones, pero tras la venta emigraron del país.”
“Y no hay forma de dar con ellos…” Adivinó ella.
“Lo único que sé es que compraron pasajes a Malasya, pero sólo de ida y eso fue hace más de diez años. No tengo forma de rastrearlos, no tenemos contactos en esa parte de Asia y tampoco me consta que sigan allí.”
“¿Entonces, eso es todo?” Alice lo miró con algo de decepción. “¿No hay nadie a quien se pueda recurrir?”
“Alice, no hay más. Si Miranda puede contarte algo de lo que fue la vida de nuestra amen Hanasaki como HiME, de acuerdo, pregúntale y que te lo diga, pero fuera de eso no hallarás más.”

Alice giró su rostro a un lado sin poder soportar la expresión terminante y amarga de su hermano.

"Hubieses podido decírmelo antes."
"No." Glen puso los ojos en blanco. "Porque desde entonces te habrías llenado la cabeza de ideas, como seguro lo harás luego."
"Un poco difícil evitarlo." Murmuró ella con amargura.
"Te daré un breve consejo, Alice. No intentes investigar más allá de lo que yo hice, sólo desperdiciarás recursos y te llenarás de angustia."
"¿Al menos sí es verídico que vivió en la dirección que encontraste?"
"Sí, pero según los datos el lugar era pequeño, lo suficiente para que una persona viviera en cada departamento y no una familia."
Alice frunció el ceño de forma pensativa. "Tal vez se emancipó a temprana edad, muchos japoneses lo hacen."
"O quizás sólo le venía mejor vivir más cerca de Hanasaki, sola." Continuó Glen con ironía. "Podríamos pasar horas inventándonos teorías que no nos llevarán a ningún lado, Alice, sólo déjalo así."
"En alguna parte debe haber un miembro de su familia, Glen."
"Si ella hubiese tenido familia, ¿por qué nunca nos han escrito o llamado en todos estos años?"
"No lo sé, quizás no saben cómo…"
Glen suspiró y el ambiente tenso pareció menguar. “Entonces, ¿por qué nadie se presentó a su funeral?"

La menor se quedó callada luego de eso.

Ésa era una duda que rondaba su mente. A lo largo de los años había conocido a diversos miembros de la familia de su padre, pero a nadie del lado su madre. No recordaba si quiera una fotografía. Su padre solía decir que sus familiares seguían en Japón y que Lacie mantuvo contacto con ellos hasta el final, sólo que su relación estaba irremediablemente dañada y tras su muerte perdió todo rastro de ellos.

¿Pero qué tan cierto era esto realmente? ¿Podrían los padres de Lacie de verdad olvidarse de ella a tal punto? ¿No podía su padre intentar llegar a ellos por su cuenta? ¿Acaso no tenía interés? ¿O tal vez ya no había razón de hacerlo? ¿Seguirían al menos con vida hasta el día de hoy?

"No creo que debamos seguir con esto. Voy a terminar mi ensayo." Dijo Glen levantándose del sillón. "Si quieres algo podemos llamar al delivery luego."
"Tal vez…" Musitó Alice, una de sus manos sujetó la camisa de Glen para impedir que se fuese. "Tal vez por eso decidió volverse una HiME." Dijo lentamente. "Tal vez Hanasaki era todo lo que tenía y quería aferrarse a eso."
"Tal vez." Le hizo eco Glen. "O tal vez no, Alice. No hay forma de saberlo, pero fuese como fuese, es un trabajo peligroso y no vale la pena. Ya te lo dijo incluso Miranda misma, personas han muerto por eso."
"Aún quiero pensarlo."
Glen suspiró cansado. "De acuerdo, sólo no tomes decisiones precipitadas." Fue lo último que le oyó decir antes de que subiera las escaleras.
« Last Edit: February 09, 2021, 04:11:42 AM by Mery »


Sayi


Hello gals <3

Aviso que a partir de las probaciones de marzo ABRIL MAYO I SWEAR iremos restando del contador a las gheis que cumplan un año sin dejar fic aquí. Son bienvenidas a regresar a postear cuando gusten -3- pero queremos tener la lista al día con miembros activas.

Como siempre, para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~






Sayi :: 869 palabras
Shura :: 0 palabras
Kora :: 0 palabras
Deidara :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Isumi :: 1496 palabras
Cho :: 29576 palabras
Kana :: 8398 palabras + 664 (c)
Eureka :: 18779 palabras + 2003 (c)
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 2353 palabras
Haruhin :: 0 palabras
Mery :: 1034 palabras
Ekha :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras
Arence :: 0 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Isumi

Continuación...



14.Brace yourself.

Saiko's POV


Sin darme cuenta mis piernas habían comenzado a moverse y me estaba dirigiendo a toda velocidad hacia aquel joven que estaba por matar a Isumi. Pero antes de que yo pudiese llegar, el joven cambió la dirección de su ataque hacia la derecha y con la mano detuvo una espada.

-¿Eh?- No había visto lo que había pasado. En menos de un segundo una chica de cabellos celestes había aparecido y se encontraba ahora enfrentando al joven de la trenza.

-¿No tienes vergüenza atacar a una HiME totalmente indefensa?- Le preguntó la chica con asco en su tono.
-¿Y tú te atreves a interferir entre una pelea de una HiME contra su Rebel?- Le respondió él divertido. -Aunque debo admitir que la situación ha mejorado. No pensé que habría una HiME samurai.-
-¿Samurai?- La chica lo miró confundida. -Usaré una katana pero no soy samurai.-
-Pues tu maestro lo es, y tengo toda la intención de ver lo que has aprendido de él.- Dicho eso, el joven de la trenza comenzó a moverse con gran velocidad hacia la chica quien enseguida se encontró a tener que defenderse o esquivar sus ataques, sin la mínima posibilidad de contraatacar. A pesar de que ella tuviera una espada y él estaba luchando a mano libre.
La ventaja era claramente del chico, pero la chica lograba con gran agilidad esquivar sus golpes.
-Si solo vas a esquivar, esto no será divertido para nada.-
-Pues yo no estoy aquí para tu diversión.-
Fue entonces que la chica se dejó golpear para enseguida agarrar el brazo del joven y alejarlo con una patada. Pero a diferencia de la fuerza que había tenido él cuando pateó a Isumi, la chica no logró hacerlo mover ni de un centímetro. Lo que él aprovechó para agarrar su pierna con su brazo libre y lanzarla lejos.
-Nada mal, nada mal. Pero aún te falta mucho entrenamiento mi querida Hysa.-
-¿Cómo demonios sabes mi nombre?- La chica cuyo nombre parecía ser Hysa, se levantó enseguida.
-Digamos conexiones. Pero no son cosas que necesitas saber.- Y entonces de nuevo se dirigió a toda velocidad hacia ella. Pero antes de que pudiera llegar, esta vez fue él quien de alguna manera fue mandado a volar.

-¿Qué fue eso?- Shuujin quien estaba sorprendido al igual que yo, vio como el tipo que salió volando, aterrizó tranquilamente unos metros más lejos.
-Se acabó, Kaito.- Dijo una voz femenina que provenía desde dónde se encontraba Hysa. -Estás rompiendo más de una regla y lo sabes.- La voz pertenecía a una joven que vestía un uniforme inusual y llevaba su cabello atado en dos coletas. En sus manos tenía un bastón que aparentemente era su arma.
-Tsk.- El ahora nombrado Kaito se quejó. -Fue ella quien empezó.-
-Pero fuiste tú quien atacó a una chica que aún no ha hecho su prueba HiME.- Esta vez fue una voz masculina la que respondió. -Técnicamente no es tampoco seguro que tú serás su rebel.- El chico se encontraba detrás de Kaito y llevaba en sus manos dos navajas que parecían dos pequeñas espadas.
-Oh, ¿Joshua tú también estás aquí?- De nuevo volvió su sonrisa. -Me parecía que la pequeña Estelle no habría podido hacer eso sola.-
-Pues discúlpame por ser más débil que Joshua.- Respondió la chica cuyo nombre parecía ser Estelle. -En todo caso has causado ya mucho daño, espero que sepas lo que te espera en Rizembool.-
-Ya ya, de todas formas sé que no podría contra ustedes dos juntos, así que me retiraré por hoy.- Hablaba como si no le importaran las consecuencias.
-Joshua, encárgate de entregarlo a los profesores. Yo me quedaré aquí a ayudar.-
-De acuerdo.- Joshua comenzó a acercarse a Kamui pero este se alejó de un salto tan alto que llegó a aterrizar en la rama de un árbol.
-No necesito un escort, sé como llegar a Rizembool.-
-Nadie quiere ser tu escort, solo quiero asegurarme que no causes más problemas.-
-Tranquilo, hasta yo sé cuándo detenerme.-
-Lo dudo.-
-Problema tuyo, hahaha.- Y dicho eso, Kaito desapareció del lugar sin dejar rastros.
-¿Estás seguro que no deberías seguirlo?- Le preguntó Estelle preocupada.
-Aún tenía ganas de pelear... - Dijo Joshua preocupado. -Si lo seguía habría terminado nuevamente en una pelea.-
-¡Pues con más razón!- Exclamó ella preocupada.
-No hay de qué preocuparse. Cuando se pone así solo le satisfacen oponentes fuertes. No agrediría a cualquiera solo por diversión.-
-Espero que tengas razón…-

Cuando la tensión había desaparecido, me di cuenta que Isumi estaba desmayada y Estelle se había ocupado de recoger a un inconsciente Aladdin.
Shuujin y yo enseguida nos dirigimos hacia Isumi.

-Oigan.- Habló entonces Hysa dirigiéndose hacia los nuevos llegados. -Agradezco lo que hicieron, pero ¿quienes son ustedes?-
-Ah perdón. La situación era la que era y no pudimos explicar nada aun.- Respondió ella de manera tranquila. -Mi nombre es Estelle, soy una ex HiME. Él es Joshua, mi compañero y un ex Rebel.- Hysa la miró confundida. ¿Cómo podían una ex HiME y un ex Rebel ser compañeros? -Entiendo tu confusión, pero en este momento lo más importante es llevar a estos dos al hospital. El niño solo está inconsciente, pero no creo que la HiME haya sido tratada de la misma manera.
Entonces Joshua se acercó a nosotros, y pidiéndonos disculpas examinó a Isumi. -Creo que tiene unos cuantos huesos rotos. Hay que cargarla con mucho cuidado.-

Llamaron entonces a una ambulancia que se ocupó de Isumi y Aladdin. Hysa les aseguró que sus heridas no eran graves por lo que no necesitaba asistencia médica.
-Alguien debe ir con Isumi y Aladdin.- Dijo entonces Estelle quien había terminado de firmar unos papeles que los hombres de la ambulancia le habían hecho llenar. -Creo que lo mejor sería que fueran ustedes dos.-
-Iré yo solo.- Dije con un tono autoritario que me sorprendió hasta a mi mismo.
A lo que Shuujin respondió quejándose. -Oye ¿por qué yo no puedo ir?-
-Alguien tiene que encargarse de las maletas y de contactar a Hanasaki. Quédate con ellos para resolver esta situación. Estoy seguro que lo harías mejor que yo.- Porque efectivamente era así. Shuujin era mejor que yo a la hora de comunicar con gente nueva y estaba seguro que él obtendría las respuestas a todas las preguntas que nos hicimos durante este evento.
-De acuerdo.- Respondió él. -Pero cuando esté todo resuelto iré al hospital.
-Tal vez sea yo quien deba ir a Hanasaki, nos mantendremos en contacto… de alguna forma.- Dije eso tras una pausa al haberme dado cuenta que no teníamos celulares ni manera de comunicarnos en este nuevo ‘mundo’.

Entonces me subí a la ambulancia dejando atrás a Shuujin y a quienes nos habían salvado la vida. Aunque me pregunté si aquel Rebel habría querido matarnos en primer lugar.


Lo cierto era que hace unos minutos pensé que habría sido un gran problema ir por una ciudad desconocida sin dinero en el bolsillo. Ahora solo podía reírme de mi yo del pasado.
« Last Edit: May 03, 2018, 05:31:12 AM by Isumi »


With the kids sing out the future
Maybe, kids don't need the masters
Just waiting for the little Busters



Cho

Aquí vengo con mi abuso mensual. Uhh, necesito un break de estos fics densos y medio filosóficos (...)

La primera parte tiene los dos escenarios juntos, pero los separé para los siguientes posts ya que me parecieron sucesos muy disonantes, así que en verdad ambos escenarios ocurren simultáneamente. Okay ya *huye*

57.1.



Después de un puñado de días bastante rutinarios, Cho caminaba por Rizembool U hacia el laboratorio de Natsume para una reunión que sería un poco distinta a las anteriores, ya que habían quedado en invitar a aquel curioso maestro del pequeño Sora a la casa de los Kotetsu para que pudiera conocer a sus otros hermanos. El pelirrojo no se había visto muy afín a la idea desde el inicio, pero luego de unas súplicas de parte de su aprendiz se rindió a hacer una excepción.

Y, luego de una serie de inexplicables ausencias, cierta personita les acompañaba…

“¡No crean que ya se me pasó!” exclamó Tomo en medio de la caminata. Se impacientó más al notar a los otros tres caminar inmutados delante de ella. “¡Maldición, escúchenme!”
“Uhh, te he oído mucho, Tomo-chan, pero no sé qué más hacer…” se lamentó Osaka.
“No le dignes atención,” Kashuu negó y miró a Tomo de reojo. “No es más que una molestia.”
“¡Cállate, estúpida arma!” reclamó la exPrincess. “¡Mis quejas son válidas! ¡Llevo siete fics sin hacer aparición alguna! ¡Siete! ¡¿No comprenden lo ridículo que es?!”
“¿De qué hablas?” Cho se extrañó por aquella tan bizarra queja.
“¿Sólo siete?” Kashuu se encogió de hombros. “Sigues siendo más afortunada que la mayoría, ¿de qué te quejas?”
“¡Dije que te calles! ¡No seré una glorificada HiME, pero soy parte del grupo principal! ¡Tuve mi primera aparición en el mero primer fic junto a esta dramática familia! ¡Merezco más importancia y apariciones y regalías y seguro dental! ¡No me lo nieguen!”
“En verdad no estás haciendo sentido…” la HiME frunció el ceño.
“¡Ay no te hagas que estoy segura que tú eres quien dispone los fics!” le acusó Tomo apuntándole con energías e indignación. “¡Pues esta vez no se me escaparon así que me quedaré con ustedes todo el día!”
“También es una buena coincidencia, Tomo-chan,” Osaka sonrió ampliamente. “Vamos a ser un montón en la casa así que será un ambiente ameno, y tienes que ayudarnos a hacer sentir a Natsume bienvenido, ¿sí?”
“Tsk, no sabes cómo te odio, Osaka…” Tomo se impacientó, sorprendiendo a su amiga.
“¿Eh? ¿Dije algo malo, Tomo-chan?”
“¡Me hablas sobre ese tal Natsume como si ya lo conociera! ¡Pues con mucho gusto lo conocería si no me hubieran excluido tantos fics seguidos! ¡Ni conozco a ese nuevo hermanito que dicen que se llama Sora por más que ya haya un Sora en la lista oficial! ¡¿Acaso esa no es una violación a una regla autoimpuesta desde tiempos de antaño?!”
“U-una regla como esa sería ridícula…” comentó Cho con cierta incomodidad por algún motivo.
“Deja de ser caprichosa,” Kashuu negó, cansado.
“¡No sólo se trata de mí! ¡Piensen en ustedes!” Tomo pasó a horrorizarse. “En esta última ráfaga de fics donde me he visto excluida se han introducido a una plétora de personajes nuevos y ya he visto el guión y más están por aparecer. ¡¿Acaso no les preocupa que los nuevos reemplacen a los antiguos y ustedes desaparezcan en el olvido poco a poco?!”
“¿Sabes, Tomo-chan?” contrastando con el estado anímico de la otra, Osaka sonrió con una gran paz interior. “Si eso fuera a ocurrir, yo de todo corazón cederé mi protagonismo a una nueva y prometedora generación porque es muy importante compartir y siento que se lo merecen…”
“¡Tsk, cállate, tonta!” Tomo se sintió insultada.
“Pero en el fondo siento que no tengo que preocuparme,” Osaka asintió y sonrió con certeza.
“Es verdad, lo mismo digo,” Cho asintió. “Estos días han estado marcados de varios cambios en mi entorno y en mi propia familia y siento que recién andamos creciendo y acoplándonos a una nueva rutina que es muy parte de nosotros.”
“No pude haberlo dicho mejor, aruji,” Kashuu sonrió complacido y llevó una mano al pecho, para sonreír con autosuficiencia. “Además, mientras tú te ocupaste en lloriquear en tu camerino, nosotros hemos hecho apariciones tanto en familia como conociendo a estas personas a quienes estamos por ver en el laboratorio, y hasta tenemos gran presencia y significancia en fics compartidos. Te agradezco tu preocupación, pero nosotros tres estaremos bien,” él miró a la HiME. “Sigamos, aruji, no dejemos que sucedan más distracciones.”

De ese modo, los tres continuaron el camino, dejando a Tomo detrás.

“¡AHHH! ¡Son unos miserables!” exclamó la exPrincess.
“Uhh, hemos roto la cuarta pared demasiado, Tomo-chan,” dijo Osaka. “Acompáñanos, por favor. Hay que aprovechar el momento.”
“Ya, está bien…” le tocó resignarse a lo que le quedaba.

Los cuatro continuaron el camino mientras Osaka se dedicaba a compartir sus impresiones sobre los recién conocidos con su amiga, además de mantenerle informada de los últimos acontecimientos, algo que ya había intentado hacer, aunque realmente quería calmar el conflictivo corazón de Tomo como fuera posible.

“Bueno, estamos por llegar,” reportó Kashuu al reconocer el edificio de la facultad de química en Rizembool surgir entre otros edificios en el camino. Él miró a Cho de reojo y observó que la HiME se encontraba pensativa. “¿Todo bien, aruji?”
“Sí, sólo que…” ella desvió su mirada. “Nunca pensé que terminaría invitando a uno de mis exRebels a mi residencia…”



Flashback

Al mediodía y en medio de la hora de comer, Cho se encontraba compartiendo esa merienda en compañía de Kashuu y su prima, cuando entonces vio que Kytes y Tomaj se acercaban.

“¿Eh?” la HiME ladeó su cabeza. “¿Qué hacen por aquí?”
“Pues, les extendí la invitación para más tarde por si estaban interesados,” dijo Osaka, quien se puso a pensar. “Pero por algún motivo ellos de inmediato me dijeron que querían hablar con nosotros personalmente.”
“¿Por qué?” Kashuu alzó su ceja.

El par no se hizo esperar y les dieron el alcance.

“Hola, chicas,” saludó Kytes, sonriendo.
“Ustedes son muy predecibles en sus costumbres, ¿no es así?” preguntó Tomaj.
“S-supongo…” Cho se retrajo al no saber qué contestar.
“La mayoría de gente lo es,” contestó Kashuu con leve impaciencia. “¿Y bien? ¿Qué hace un exRebel invadiendo el campus de las HiMEs y fastidiando a una de ellas? Deberías saber con quién te estás metiendo.”
“Sí, creo comprender que tú eres esa nueva arma parlanchina,” sonrió con ironía. “Un gusto.”
“Tomaj, ya lo hemos hablado, intenta comportarte mejor,” le reclamó Kytes, impaciente. Él pasó a hacer una breve reverencia. “Lo siento mucho, no venimos a molestarles.”
“No te preocupes, Kytes-chan~” sonrió Osaka, muy animada. “Tú eres bien lindo y Tomaj tiene un llamativo sentido del humor. Ya los conozco muy bien.”
“Es una lástima que no todas las HiMEs sean tan relajadas como tú, Osaka,” Tomaj asintió, y se giró a Cho, para dar un suspiro. “Y tú no deberías tomarme con tanta seriedad.”
“Lo sé…” ella negó. “¿Qué hacen por aquí?”
“Ehm, para empezar, queremos agradecerte por la invitación, y preguntarte qué podríamos llevar más tarde,” dijo Kytes, sonriendo. “Estoy feliz de poder conocer mejor a tu familia.”
“Hm… buena pregunta…” Osaka se puso a pensar.
“Pues, a mi parecer, algo de comida chatarra vendría bien,” Kashuu se encogió de hombros. “Horikawa preparará una merienda gigante para todos y él siempre se esmera en que sea algo nutritivo y saludable.”
“Es verdad, es una buena observación,” Tomaj asintió. “Llevaremos algunos chips y le diré a Sora que compre gaseosas gigantes o le comenzarán los síntomas de withdrawal.”
“Haha, no exageres,” Kytes se puso a reír.
“Gracias por el ofrecimiento, lo tomaremos en cuenta,” Cho asintió. “Aunque… no es por menospreciarles, pero todo esto pudo haberse arreglado por mensajes. ¿Por qué querían hablar con nosotros personalmente?”
“Es que… queremos pedirte un gran favor,” los ánimos de Kytes se apagaron y él bajó su mirada. Ello indicó que se trataba de algo bastante serio e incómodo, y así fue. “Ehm, ustedes ya saben bien que Riku ha regresado milagrosamente, y que está reanudando sus estudios…”
“…” la peliceleste se sorprendió un poco y frunció el ceño.
“Cho…” Osaka pudo notar la incomodidad en su prima y se preocupó por ella.
“Como ya te lo puedes imaginar, quisiéramos que aceptaras que Riku nos acompañe a tu casa y pueda incorporarse al grupo,” resumió Tomaj. Él sonrió frustrado. “Este es un tema demasiado sensible como para discutirlo por celular y es mejor dialogarlo en persona.”
“Bueno, han tenido la decencia de hacerlo y de consultar en vez de imponerse ante mi aruji,” Kashuu se encogió de hombros, y les miró atentamente. “¿Pero sinceramente esperan recibir una respuesta afirmativa tan intempestivamente?”
“…” Cho desvió su mirada, incómoda. “Comprendo que debería hablar con él eventualmente, pero… ¿por qué tiene que ser justo hoy y justo en mi casa? Me están pidiendo demasiado.”
“L-lo sé, deben quedar muchas asperezas del pasado, pero…” Kytes se inquietó.
“Sí es sorpresivo, pero postergarlo sólo lo hará peor,” comentó Tomaj, encogiéndose de hombros. “El tabú de tener a tu exRebel en tu misma universidad no debería prolongarse, y te aseguro que hablar con él y realmente llegar a conocerle como persona te hará muy bien. Además, siento decirlo, pero la ubicación de tu casa no es secreto de estado. Varios de nuestros amigos lo saben aparte de nosotros mismos ya que somos invitados y el propio Riku podría sacársela a Osaka con lujo de detalles si algún día se lo pregunta cuando está distraída.”
“Uhhh…” ella hizo un puchero.
“No estás haciendo esto mejor…” Kashuu entrecerró los ojos.
“Entonces créanme cuando les digo que Riku es más de lo que parece,” observó el exRebel. “Ese chico es todo un idiota en muchos sentidos de la palabra, pero como ser humano es alguien mejor y más decente que yo. Sólo denle una oportunidad.”
“También… quiero que todos conozcan a Riku como en verdad es y no como ese Rebel del pasado… por favor…” Kytes se afligió y bajó su mirada. “Él es uno de mis amigos de la infancia y quisiera que pudiera ser cercano a ustedes…”
“Entiendo lo que dices… pero…” Cho desvió su mirada, incómoda.
“¡Por favor!” repentinamente, Kytes se puso de rodillas sobre el piso. Ello terminó sorprendiendo a todos los demás.
“Oye, ¿qué haces?” preguntó Tomaj. Él dio un suspiro y negó ofuscado. “No tienes remedio…”
“Kytes-chan, ehh…” Osaka levantó sus manos sin saber qué decir o hacer.
“Lo siento… no quiero imponerte nada… sé que el pasado es difícil, pero… por favor…” dijo el pequeño, en el suelo, de manera suplicante. “Esto es complicado para ti y te aseguro que lo es para Riku y mucho. Por ello mismo quiero que hablen, por el bien de ambos.”
“Kytes…” Cho estaba en shock. Se apenó por observar a ese tan bondadoso chico tan afectado por esa presente situación, al punto de hacer aquella acción, lo cual le hizo imposible negarse…

Fin del Flashback



“Kytes-chan en verdad es un buen amigo y una gran persona…” recordó Osaka.
“Lo es, dudo ser capaz de poder pensar en todo lo que le debemos…” Cho negó. “No me siento cómoda con esto, pero me sentí obligada a darle una oportunidad.”
“No era como si tuvieras que hacerlo, Cho,” dijo Tomo, impaciente. “Y esa es otra escena de la que me excluyeron.”
“Ya no hace gracia, párala,” Kashuu rodó los ojos y se puso a pensar. “Recién andaré conociendo a ese chico, pero tengo una recolección bastante vívida de todos los recuerdos de mi aruji relacionados a su rol de ser HiME. Hace tres años, él fue el Meister y Knight de la prima menor de mi aruji, y su deber no le impidió ser una ayuda universal para varias HiMEs, incluyendo a mi aruji. Sin duda, ello delata que es un ser humano muy impresionante,” sonrió frustrado. “Si esto significa tanto para alguien como él, quizás ese desagradable exRebel de mi aruji sea alguien más decente de lo que siempre pareció.”
“No pude evitar pensar lo mismo, aparte que siempre supe lo mucho que Tomaj intentó proteger a Riku en aquel entonces, y también cuánto Sora quería traerle de vuelta…” Cho se notó deprimida. “Ellos tres terminaron convirtiéndose en nuestros amigos, y Riku es alguien muy importante para ellos, así que al menos debo darle una oportunidad, pese a todo lo ocurrido.”
“Me alegro que pienses así, Cho,” Osaka asintió, animada. “Billy es buena gente en el fondo, te lo aseguro. Tomo-chan y yo tuvimos el gusto de conocerle hace tres años.”
“Sí, pues, aparte de lo amargado que solía ser, no era del todo malo,” Tomo se encogió de hombros. “Y ahora que le hemos visto parece que el amargo se le ha desaparecido. Andará mejor que antes, supongo.”
“Espero que sí…” Cho asintió. “Gracias.”
“Quién diría que servirías para la trama en algún momento, Tomo,” preguntó Kashuu a los aires, con gran indiferencia.
“¡No te aproveches!” le reclamó.
“Ahora nos toca decirle a Natsume que tenemos a todos esos invitados en casa,” dijo Osaka.
“Sora se lo iba a decir, parece que es más paciente con él,” le recordó Cho. “Pero, de todos modos, tenemos que mencionárselo.”

Luego de aquella conversación, el grupo llegó al patio interior de esa facultad donde se encontraba la entrada al laboratorio de Natsume. Como ya se les hacía habitual, ingresaron sin necesidad de anunciar su llegada y bajaron por las escaleras al espacio común en el sótano, pero al llegar pudieron observar que había una persona adicional que les era desconocido.




“¡Ohh, ustedes deben ser familiares de Sora-kun!” exclamó aquel chico, entusiasmado. Se trataba de un joven alto al menos un par de años mayor que Natsume, con cabellos azules oscuros muy abundantes y alborotados. Esa persona se notaba débil y mínimamente perturbada en todo momento, aunque mantenía una amable sonrisa en su rostro y una disposición muy positiva hacia los demás. Él se acercó un poco a los recién llegados e hizo una reverencia. “Mi nombre es Tsumugi Aoba, me alegro mucho de finalmente conocerles.”
“Yo soy Osaka, lo mismo digo~” saludó la susodicha con ánimos y levantando una palma en señal de saludo, para entonces ladear la cabeza con curiosidad. “¿Eres un amigo de Natsume?”
“Ehh…” esa mención hizo que el peliazul sonriera con nerviosismo y cierta desdicha. De inmediato tocó las puntas de sus índices y desvió su mirada. “No lo sé… supongo que no…”
“Tch, ¿qué te he dicho de darle la bienvenida a las personas?” en ese momento, Natsume alcanzó al grupo y se puso por delante del mayor como quien le negaba la interacción con otros. Luego de mostrarse molesto ante su supuesto amigo, el pelirrojo formó una brillante y profesional sonrisa que causó leves nervios en el grupo. “Bienvenidos nuevamente, los esperaba.”
“Ajá…” Kashuu alzó una ceja. “Creo entender que no te llevas bien con esta persona, pero pienso que nos debes una explicación.”
“¿Qué más habría que decir aquí?” preguntó Natsume, negando frustrado y encogiéndose de hombros. “Es lo suficientemente vergonzoso para mí tener que verles interactuar con este sujeto sin que yo se lo haya permitido explícitamente. No tuve tiempo de prepararles en lo absoluto.”
“¿Qué quieres decir?” preguntó Tomo, confundida.
“Oh, una amiguita de mis ya amigas, como puedo ver,” el pelirrojo sonrió con cortesía. “Imagino que sabes que mi nombre es Natsume, ¿no es así? Bien, eso es lo más importante. ¿Y tú quién vendrías a ser?”
“Soy Tomo, como dijiste, eso es lo que importa aquí,” dijo impaciente. “¿Y piensas explicar qué sucede aquí de una vez?”
“Una chica impaciente, ya veo,” se vio mínimamente intrigado, para luego dar un cansado suspiro. “Si bien tú no lo sabrías porque es la primera vez que vienes a mis aposentos, yo he sido el principal y único anfitrión de todas las visitas de tus amigas para interactuar conmigo y el pequeño Sora en mi laboratorio, y por lo tanto en el concepto mental de mis estimadas nuevas amigas y su acompañante arma siempre he sido el único que se consideraría como instructor y supervisor de Sora. ¿Ahora entiendes lo que digo?”
“¿Ah?” Tomo arrugó su cara por sentirse incluso más mareada que antes. “¿Puedes dejar de hacer tantos rodeos?”
“Koneko-chan, ¿me has entendido?”
“Pues…” Cho se puso a pensar con leve incomodidad. “Ehm, si lo que haces es insinuar que tú no eres el único maestro de Sora… ¿existe algún motivo por el cual nunca nos mencionaste a esa persona detrás de ti…?”
“¡¿Ehhh?!” Tsumugi se vio un poco escandalizado. “Natsume-kun, ¿es que en ningún momento les mencionaste sobre mí?”
“Precisamente, buen trabajo, koneko-chan,” dijo el pelirrojo, asintiendo satisfecho e ignorando al peliazul. “En fin, ya que estamos en el tema, nunca consideré que era necesario mencionar a algún fantasma que no estuvo presente para conocerles debido a que dicho fantasma no tiene importancia alguna, y ahora que se encuentra aquí, sólo basta atenderlo como un caso presente y pasar a ignorarlo una vez las introducciones se terminan. Ya saben su nombre, y eso es todo lo que necesitan saber.”
“Uhh, Natsume, no seas tan malo con otras personas, por favor,” pidió Osaka, preocupada.
“Eso es verdad, Natsume-kun,” dijo Tsumugi, todavía algo afectado por las noticias, aunque él había adoptado un diminuto dejo de severidad. “No es apropiado ni agradable que seas tan frío con otras personas. Quizás yo ya estoy un poco acostumbrado a tu modo de ser… pero, ¿qué te costaba mencionarme brevemente?”
“Tú no eres el líder aquí. Eso me corresponde a mí, y yo soy quien dicta lo que se va a hacer y lo que realmente vale la pena,” recalcó Natsume, mirando al otro con tanta intensidad que este se notaba un poco nervioso. “Tú eres meramente alguien de utilidad que debe comportarse o que de lo contrario será desterrado de mis aposentos indefinidamente, ¿has comprendido?”
“Pero Natsume-kun…”
“Sigo todavía conociendo a estas encantadoras personas…” entonces, Natsume pegó un puño sobre su palma opuesta y miró al mayor amenazadoramente. “No me fuerces a mostrarme como un ser desagradable ante ellos…”
“Ihh…” ello bastó para hacer que Tsumugi retrocediera un par de pasos y se agarrara la cabeza a manera de resguardarse de algún tipo de abuso físico. Dicha reacción hizo que los demás intercambiaran miradas nerviosas.
“Habiendo resumido las introducciones…” dijo Natsume, quien sólo necesitó encogerse de hombros una vez para cambiar el chip y volver a sonreír amablemente a su público. “Vayamos donde el pequeño Sora que anda absorbido en su partida de Mario Bros. Ciertamente es un niño muy encantador, ¿no les parece?”

El dueño de casa caminó con todo el gusto del mundo hacia su estación de videojuegos donde se ubicaba el rubio jugando incansablemente, y Tsumugi se aseguró de seguirle a una muy amplia distancia y quedarse en un rincón de penumbras de la habitación, atento a lo que pudiera ser dicho hacia él. Ello causó incluso más sorpresas y preocupaciones en los demás, quienes se resignaron a también acercarse al pequeño.

“Sora, ha llegado tu familia. Se acabaron los juegos,” dijo el pelirrojo amablemente.
“¡Sí!” el niño asintió, dejó de jugar y apagó la consola pese a todavía encontrarse en plena partida. Él se levantó con rapidez y sonrió a los recién llegados. “¡Buenas tardes! Ya podemos comenzar la diversión de la tarde, ¿verdad?” en eso, miró a Tomo y ladeó la cabeza. “Hoho… no nos hemos visto antes. ¡Yo soy Sora Harukawa, mucho gusto!”
“Sí, lo mismo, yo soy Tomo,” ella se encogió de hombros y se puso a pensar. “Hmm, debo admitir que es un niño adorable.”
“¡Lo es, Sora es el mejor!” exclamó Osaka, quien se tomó la libertad de abrazar al pequeño. “¡Es un muy lindo y educado niño y es cien por ciento adorable! Estoy segura que Mai-chan estaría de acuerdo conmigo, pero ella no gusta de reuniones sociales.”
“Mai-chan es esa prima que Sora todavía no conoce, si no me equivoco…” dijo el pequeño, meditativo.
“Sí, aunque es medio especial,” Kashuu se encogió de hombros. “Pero quizás tú te lleves mejor con ella cuando la veas.”
“¡Espero que sí! ¡A Sora le gusta mucho hacer nuevos amigos!” exclamó contento.
“Ciertamente soy una persona bastante complicada, y Sora inspira lo mejor de mí,” confesó Natsume, sonriendo entretenido. “Por lo cual no deben preocuparse por él.”
“Sí, estoy segura que no…” Cho se mostró un poco incómoda. “Ehm… Sora, no nos habías mencionado que tenías a dos maestros.”
“No, Sora sólo tiene un maestro,” declaró el niño, quien pasó a sonreír. “Pero también tengo a un senpai, y sí lo he mencionado.”
“¿Eh?” Osaka se intrigó.
“¡Claro! ¡Maestro es muy hábil! ¡Senpai es muy buena gente! ¡Sé que he mencionado a maestro y senpai repetidas veces durante la cena y el desayuno en casa!” exclamó con alegría.
“Pues, ahora que lo dices…” Kashuu alzó su mirada, haciendo memoria. “Creo haberte oído decir esos dos términos, aunque no imaginé que te referías a dos personas distintas…”
“Hmm…” ello hizo a Sora pensar críticamente y asintió. “Entendido, es confuso cuando se usan términos impersonales. ¡Sora no volverá a cometer el mismo error, lo prometo!”
“No te preocupes,” Cho asintió y sonrió un poco. “Me alegra que cuentes con más personas que te ayuden en el día a día.”
“Sí, ahora les toca conocer a senpai,” dicho esto, Sora se acercó a Tsumugi. “Sí vas a poder ir con nosotros a casa hoy, ¿verdad?”
“Ehh, sabes que sí…” dijo el mayor, sonriendo nervioso. “Siempre me gusta conocer a nuevas personas y aprecio que tu familia es muy amable… pero… no sé si tengo el permiso de hacerlo.”
“Si te refieres a mí, estás probando mi paciencia,” Natsume se expresó con molestia. “Tú eres quien para desobedeciendo mis indicaciones y haciendo caprichos como reorganizar mis pertenencias en este espacio o limpiar a tu regalado gusto y sin invitación. Como Sora ya te invitó, no tengo de otra que soportar tu presencia. Sólo espero que te comportes.”
“Sí, por supuesto, siempre me comporto lo mejor posible,” dijo haciendo una inquieta venia.

Ante ese intercambio, los recién llegados volvieron a intercambiar miradas incómodas.

“Ehm, cualquiera diría que tú eres quien no se comporta aquí,” se atrevió a decir Tomo, frustrada.
“Hmhm…” Natsume rió por lo bajo. “Aprecio tu honestidad, Tomo. Sin embargo, déjame explicarte la dinámica de mi espacio. Yo soy el líder, el habilidoso, el que dispone y el que tiene los métodos y recursos para movilizarnos y expandirnos. Por lo tanto, soy yo quien tiene la palabra por encima de todos los demás, y funciono bajo un estricto ambiente en el cual dicto lo que debe y no debe hacerse. Sin embargo, este senpai de acá piensa que por haber nacido antes que yo tiene la suficiente autoridad para ponerme peros y tomar decisiones que, según él, son buenas para mí,” ello le hizo entrecerrar sus ojos y mostrar gran cansancio. “Me gusta la gente que puedo leer y predecir, y aprecio mucho la educación y obediencia que otros me dirigen. Por ello mismo he congeniado muy bien con Sora quien sabe su lugar y está muy atento a aprender de otros con una muy apropiada humildad. En cambio…” miró de reojo a Tsumugi, quien se vio un tanto inquieto. “Tú apenas puedes llamarte como un senpai por tu edad, ya que para mí no eres más que un senpai irónico. No creo en el sistema de tener que rendir respeto o atención a los mayores sólo por su ubicación en el eje temporal. Como una persona con muchos atributos, no me siento con la necesidad de preservar esa formalidad tan ilógicamente.”
“No soy quién juzgarte, y tiene sentido lo que dices,” Kashuu se encogió de hombros. “Aunque tampoco ello justificaría maltrato. Si no te llevas bien con él, ¿por qué mantienen contacto?”
“Como dije anteriormente, este senpai me es de utilidad, y no necesito explicarme al detalle,” comentó Natsume con leve indiferencia. Entonces, él se dirigió a Sora con una simpática sonrisa. “Senpai resulta una gran ayuda para ti, si no me equivoco. Por lo tanto, podríamos decir que es conveniente tener a alguien más a tu alrededor y no hay que molestarnos en las formalidades.”
“¡Senpai es muy amable y paciente! ¡Sora se divierte mucho con él también!” exclamó Sora con una gran alegría.
“Oigan…” por su parte, Tomo miró a Cho y Osaka con leve frustración. “¿Se puede saber a qué ambiente han lanzado a su inocente hermanito y primito a estudiar?”
“P-pues… ya me había hecho la idea de que Natsume era disfuncional, pero…” Cho desvió su mirada, un poco incómoda.
“Hm, no sé qué decirte…” Osaka frunció el ceño, pensativa. “Seguramente las fans también se andan preguntando cómo un niño lindo vive feliz en este ambiente…”
“Pensé que ya habíamos dejado de quebrar la cuarta pared,” comentó Kashuu.
“Y puedo oírles,” añadió Natsume, alzando una ceja. “En fin, denme unos diez minutos para llenar unas formalidades que tenía pendientes y salimos. Pueden entretenerse con mis juegos en lo que me esperan.”

Después de esas indicaciones, Natsume subió al primer piso del laboratorio. Una vez él se retiró, Tsumugi se vio lo suficientemente cómodo como para acercarse.

“Ehm… muchas gracias por la invitación, estoy seguro que será muy divertido,” dijo amablemente y con leve timidez. “He horneado unas galletas para todos.”
“¡Ohh, qué genial!” Osaka se emocionó. “Eres muy amable, gracias.”
“Oye, porsiacaso, existe un mundo afuera,” le dijo Tomo en voz baja y con una palma para disimular su mensaje. “Huye cuando puedas.”
“¿Eh? ¿A qué te refieres?” el chico se mostró confundido y ladeó su cabeza.
“Tsk, ¿es que acaso suficiente abuso ya te ha vuelto demasiado sumiso? ¡Este pelirrojo es un desquiciado! ¡Lárgate de aquí!”
“¡Shhh, q-quizás te oiga!” le pidió apresuradamente, con miedo. “Natsume-kun tiende a ser más cordial de lo que crees, te lo aseguro,” bajó su mirada algo triste y apesadumbrado. “S-sólo es así de malo conmigo, si soy honesto.”
“¿Por qué?” preguntó Cho.
“E-es una larga historia, pero sean pacientes con Natsume-kun. Pese a su forma de ser, es una gran persona, y me alegra mucho que salga de su ensimismamiento para variar,” sonrió con dicha. “Hehe, seguramente le han caído muy bien como para que aceptara la invitación.”
“En verdad me apena mucho que Natsume te trate tan mal,” Kashuu negó y le sonrió frustrado. “Pareces muy decente, Tsumugi. Me caes bien, y gracias por cuidar a Sora por nosotros.”
“Oh, no es nada. Sora-kun es un niño muy alegre e inteligente, y me siento afortunado de poder serle un senpai,” Tsumugi asintió. “Le cuidaré del mejor modo posible, se los prometo.”
“Confío mucho en ti, senpai,” dijo Sora, sonriente. “Seguiré tu ejemplo.”
“Aw, qué lindos que son~” Osaka se emocionó.
“Y qué bueno que seguirás el de tu senpai en vez de tu maestro,” Tomo se encogió de hombros.
“Maestro es más simple de lo que parece. Sora le tiene respeto y espera poder ser tan talentoso como él,” observó Sora. “No tachen a maestro todavía. Él tiene un color único y muy agradable de ver. Espero que lo comprendan algún día.”
“Eh, ¿eh?” Tomo se confundió.
“Sinestesia, te lo explicaremos después,” Kashuu se encogió de hombros.
“Oh, voy a traer las galletas, espérenme por favor,” pidió Tsumugi. “Sora-kun, por favor distrae a Natsume-kun en lo que regreso.”
“¡Entendido!”

De aquel modo, el peliazul salió corriendo apresurado mientras Sora fue a buscar a Natsume para ver lo que hacía, y los demás se quedaron lo suficientemente distraídos inspeccionando aquel sótano antes de ir de regreso a casa. Iban a tener una reunión un tanto interesante.



Después de un tranquilo día en la casa familiar y bajo insistencias de Shinano, Gotou terminó por invitar a un puñado de sus hermanos a su apartamento en el centro de la ciudad. Lo que fue una visita un tanto habitual para Shinano y Hakata resultó en una bienvenida oportunidad para Namazuo, quien apenas había ido un par de veces, y a su vez una ocasión especial para Yagen, quien nunca había acudido a ese espacio.

“Aquí está,” dijo Gotou, luego de abrir la puerta. Después de esperar a que sus hermanitos dejaran sus zapatos en la puerta e ingresaran al ambiente, Namazuo les siguió e ingresó corriendo y saltando de alegría.
“¡Se nota que has estado remodelando! ¡Todo está tan lindo e impecable!” exclamó.
“¡Deja de brincar!” le requintó el dueño de casa. “¡Estás molestando a los vecinos de abajo!”
“¡Pero es inevitable en este tan espacioso apartamento! ¡Y el hecho que estemos casi en la cima del edificio sólo me emociona más!”
“Vamos, Namazuo-nii, no le impacientes, por favor,” le pidió Shinano, sonriendo incómodo. “Gotou ya me ha botado más de una vez, así que es capaz de hacerlo…”
“Hm, es un área de la ciudad con altos edificios y mucha actividad,” comentó Yagen, quien había caminado a las amplias ventanas al fondo de la sala, donde se tenía una impresionante vista de los alrededores. “Ginza siempre ha sido un distrito muy próspero y céntrico. Eres afortunado de vivir por aquí, Gotou.”
“Realmente lo soy, y es muy útil. Me resulta más conveniente para movilizarme y encargarme de los asuntos familiares si resido aquí,” observó este, encogiéndose de hombros.
“Además hay una enorme variedad de tiendas extranjeras y muchos negocios llamativos,” los ojos de Hakata brillaron. “¡Me encanta salir a pasear y observar todas las riquezas y oportunidades!” entonces, llevó una mano a su mentón y sonrió autosuficiente. “Hehe, aparte el mercado de Tsukiji queda muy cerca. Uno de estos días conseguiré un botín en una subasta.”
“Ya intentaste ganarte un atún en ese sitio sin nuestro consentimiento, Hakata,” observó Gotou, frustrado. “¿Qué ibas a hacer con eso? Incomodaste a todos los compradores cuando te metiste en medio ofreciendo un precio.”
“Haha, más bien todos se rieron y miraron a Hakata como la cosa más adorable,” Shinano se puso a reír. “Qué recuerdos.”
“¡Aww, me hubiera gustado estar ahí y sacar un millón de fotos!” exclamó Namazuo, enternecido por la historia. “¡Hakata es el niño precoz más adorable que existe!”
“Uhh, ya párenla, hermanos,” en cambio, el rubio hizo un puchero y frunció el ceño. “Si me tratan como un bebé todo el tiempo nadie nunca me tomará en serio. Ustedes no saben lo frustrante que es que me ignoren sólo porque tengo trece años.”
“No, creo que puedo comprenderte,” Yagen terminó su contemplación de la ciudad y se giró hacia el menor, sonriéndole frustrado. “Toda mi carrera como doctor ha sido así, e incluso ahora que tengo un doctorado y varias publicaciones científicas continúo siendo tratado como un niño. Pero no dejes que eso te frustre, Hakata.”
“¡Ohh, gracias por la comprensión, Yagen-nii!” ello animó mucho a Hakata. “Me olvido con frecuencia que no soy el único genio en nuestra familia. Y tienes razón, no puedo dejar que ello me desanime.”
“¡Es muy cierto, hermoso~!” canturreó Namazuo, quien dio un fugaz abrazo al rubio. “¡Tú sigue avanzando con todas tus energías y habilidades que nos sentimos súper orgullosos de ti~!”
“N-no estás apoyando mi punto, Namazuo-nii…” Hakata le miró con reproche.
“Hehe, no puedes evitar nuestros intentos de engreírte,” le recordó Shinano. “Pero Yagen-nii te ha dicho palabras muy ciertas.”
“Tú no tienes el derecho que llamarme así, Shinano,” Yagen entrecerró los ojos.
“Oye, sólo hacía un punto, no seas tan malo,” le reclamó en pelirrojo. “Además sí soy tu hermano menor y debes cuidar de mí en lo posible. Nunca lo olvides.”
“Ya da la impresión que te estás aprovechando de nuestra voluntad,” observó Gotou, frustrado. “En fin, al menos andas mucho mejor de todo lo acontecido hace dos días.”
“Heh, debo admitir que también me sorprendo por mi rápida recuperación,” confesó el pelirrojo, sonriendo torpemente. “En verdad todos ustedes han sido muy buenos conmigo y nuestro hogar es un ambiente muy cálido y acogedor. Me siento muy afortunado.”
“Yo también me alegro mucho de verte tan feliz, Shinano,” dijo Namazuo, quien soltó a Hakata para abrazarle con fuerza mientras esbozaba una sonrisa sonsa. “Y yo soy quien se siente suertudo de tener a tantos hermosos hermanitos que cuidar y engreír, por más que no todos me dejen abrazarlos.”
“Pero yo siempre lo aceptaré, Namazuo-nii~” dijo Shinano, alegremente.
“Aunque me sorprendió que dijeras que mientras estábamos fuera, Atsu-nii te llamó,” observó Hakata al pelirrojo.
“¿En serio?” preguntó Namazuo, quien soltó a Shinano para mirarle con sorpresa.
“Ehm, sí, yo también me sorprendí un montón, pero fue una bienvenida sorpresa,” contestó con gran dicha. El recuerdo le hizo levantar sus manos a la altura de su pecho y juntarlas. “Estaba almorzando junto con Gotou cuando entró la llamada. Se oyó muy preocupado, pero al saber que estaba bien se dedicó a alentarme y a darme pautas sobre qué hacer para recobrar energías.”
“Ese Atsushi ya te recetó que entrenes más y estés constantemente en movimiento y ocupado con actividades, y estoy de acuerdo con él,” recordó Gotou. “¿Pero cómo se habrá enterado?”
“Yo le avisé ni bien ustedes me relataron lo sucedido cuando regresaron a casa,” dijo Yagen. Él sonrió un poco. “Imaginaba que se pondría en contacto contigo cuanto antes.”
“Heh, siempre tan atento por más distante que se encuentre,” Shinano asintió. “Y bueno, también muy exigente por todo lo que quiere que haga, aunque él siempre fue así,” él se vio animado y mostró cierta nostalgia en su expresión. “Hay cosas que no cambian…”
“Me hubiera gustado estar ahí para saludarle también, pero será en otra oportunidad,” dijo el rubio, un poco apenado. “Pero bueno, es verdad que tenemos hermanos mayores muy atentos y confiables, Shinano. Me alegro mucho por ti.”
“S…sí…” ello hizo a Shinano ladear su cabeza, confundido.
“¿Eh? ¿Qué dije?” preguntó Hakata. “Es cierto, ¿no?”
“Eh, por supuesto, no es que no lo sea, p-pero…” por algún motivo, Shinano se retrajo y desvió su mirada con incomodidad.
“¿Qué te pasa ahora?” preguntó Gotou, alzando una ceja. “No te vuelvas a poner engreído.”
“Uhh, ¿es que acaso no te diste cuenta?” preguntó el pelirrojo, reprochándole su falta de tacto. “Hakata acaba de decir que los dos tenemos hermanos mayores muy confiables.”
“Ciertamente es un halago de su parte,” opinó Yagen, meditativo al no encontrar cuál era el problema. “O sea, todos a distinta medida. Namazuo no es tan confiable a mi parecer.”
“¡Oye!” reclamó este, apuntándole acusatoriamente. “¡Ten más respeto, hermanito!”
“¿Por qué me parece que quieres tornar lo que digo como si fuera negativo?” Hakata le miró con desconfianza y terminó negando. “No, muy mal, Shinano. Así nunca vas a madurar.”
“¡AHHH!” ello hizo que el pelirrojo se viera torturado. “¡A eso me refiero!”
“Explícate, por favor, que no haces sentido alguno,” le recriminó Gotou, impaciente.
“Uhh, e-es que…” Shinano se avergonzó por verse obligado a ser sincero con ese tema. “Es sólo que… Hakata habla de ustedes como los mayores… y de nosotros como parte de los menores…”
“Pues, somos parte de los hermanos menores, obviamente,” Hakata se encogió de hombros. “¿A dónde vas con esto?”
“Ah, ya veo,” Namazuo asintió y le dio el pésame a Shinano. “Siento mucho tu pérdida. Sé lo que se siente que no te rindan el respeto que te mereces. No llores, por favor…”
“N-no es para llorar, pero…”
“¿Eh? ¿Acaso te sientes del mismo nivel que Gotou-nii, Yagen-nii o Atsu-nii?” preguntó Hakata, alzando una ceja, y se puso a pensar seriamente. “Hmm… pues no, no te veo así.”
“Ihhh…” eso se sintió como un balde de agua fría en su subconsciente.
“Ehm, Hakata, no seas tan cruel con Shinano, por favor,” le pidió Gotou, un poco frustrado. “Entiendo que no le veas como nosotros, pero sí es de nuestro grupo.”
“¿Qué quieres decir que entiendes que no me vea así, Gotou?” preguntó Shinano, descorazonado.
“Pues, eres medio engreído, ¿verdad?”
“Uhhh…” ello le cayó como otro balde de agua fría.
“Exacto, eso ha sido muy evidente y con gran frecuencia para mí,” mencionó Hakata.
“Esa actitud de Shinano ha sido así desde los meros inicios, pero ha crecido un montón en comparación a cómo solía ser,” Yagen se encogió de hombros.
“Ahh, no traten este tema con tan poca importancia,” Namazuo dio un suspiro y se dirigió a Hakata. “Parece que tengo que recordarte la dinámica familiar, pequeñín~”
“¿Eh?” este alzó una ceja.
“¡En la cima está el deslumbrante Ichi-nii!” exclamó el hermano mayor, con rebosantes energías. “Él es el pilar de nuestra familia y al que todos reconocemos como el líder de indisputable autoridad e infinita admiración. Sin embargo, él no es el único hermano mayor de la familia. ¡Honebami y yo nos unimos a él y así los tres formamos el trío de los mayores!”
“Sí, supongo, pero Ichi-nii casi está en su propia categoría,” opinó Gotou.
“Y pondría a Honebami en una segunda categoría por debajo de Ichi-nii,” agregó Yagen.
“Hm, buen punto,” el pelimarrón asintió, meditativo.
“¡Oigan, no me distraigan!” les reclamó Namazuo, quien aclaró su garganta para continuar. “Ehem, de ahí sigue la siguiente categoría de hermanitos mayores a la que ustedes tres pertenecen," apuntó a Yagen, Gotou y Shinano sucesivamente. "Y finalmente, pero definitivamente no menos importantes, siguen ustedes desde Gokotai hasta Maeda como nuestros hermosos consentidos~”
“Hm, creo haber detectado esa implícita organización familiar en la casa y entre mis hermanos… pero supongo depende de dónde uno marque la línea,” Hakata se encogió de hombros. “Concuerdo en la mayoría contigo, Namazuo-nii, sólo que Shinano más pertenece a nuestro grupo de hermanos menores. Como un hermano engreído, es lo que le conviene, ¿verdad?”
“Ehhh…” Shinano sintió un tercer balde caerle de lleno al alma. “¿P-por qué lo dices…? ¿Q-qué es lo que me hace menor…?”
“No creo que tenga que explicarlo,” Hakata alzó una ceja. “Es evidente, pero bueno…”
“Si es evidente, mejor no digas tu parecer,” pidió Gotou, quien se notaba un poco inquieto, ya que sabía lo contundente que el pequeño rubio podía ser en ocasiones.
“E-está bien, Gotou, tal vez pueda mejorar si oigo lo que tiene que decir…”
“Ese es un buen punto de inicio,” Hakata apuntó tanto a Gotou como a Shinano. “Gotou-nii, andas al pendiente de Shinano todo el tiempo como tu menor. Shinano, necesitas decirle a Gotou-nii que te deje en paz y que no se preocupe por ti. Estoy convencido que el intercambio entre Gotou-nii con Yagen-nii y Atsu-nii es mucho más seco y ellos no andan preocupados el uno del otro de esta manera,” sonrió con certeza. “Obviamente se consideran iguales y diría que hasta rivales además de ser bastante bruscos y prácticos. Sin duda es algo que apunto a seguir uno de estos días conforme vaya creciendo.”
“Ehh…” Shinano ladeó su cabeza, perplejo.
“Hm, sí somos así,” Yagen asintió, convencido. “Es una impresionante y profunda explicación sobre nuestra dinámica, Hakata,” sonrió complacido. “Sin duda eres muy observador.”
“¡Hehe, gracias, Yagen-nii!” exclamó el pequeño, contento de ser reconocido.
“Oye, no lo alientes,” Gotou miró a Yagen de reojo, con reproche.
“Siguiente punto,” dijo el rubio, con unos ojos brillantes y determinados. “Nuestros tres hermanos han logrado grandes hazañas sea en el mundo de los negocios, como en el mundo de las ciencias como en el mundo del combate. Ellos se han convertido en profesionales y personas reconocidas a corta edad. Sé que Gotou-nii ha sido reconocido varias veces por revistas y analíticos del área de economía y ha recibido distintos reconocimientos, aparte que es muy inteligente y disciplinado. ¡Y precisamente es esa disciplina algo que los une!”
“Shinano andará medio caprichoso, pero él también tiene una gran vocación, sólo no ha tenido la oportunidad de apuntar a sus metas,” le recordó Gotou. “Ya lo hemos hablado.”
“¿Y-ya lo han hablado?” Shinano se afligió.
“Eso me hace regresar al primer punto de que lo sobreproteges, Gotou-nii,” Hakata se ajustó sus gafas de manera triunfal, lo cual frustró al pelimarrón. “Tercer punto. Cada uno de ustedes tiene siempre algo que aportar a la familia y nuestros hermanos cuando existe la necesidad. Gotou-nii está constantemente lidiando con varias responsabilidades importantes de nuestra familia, mientras que Yagen-nii es el doctor de la casa, y pese a la distancia de Atsu-nii, cuando se contacta con nosotros también tiende a brindarnos bastante sabiduría. Quizás me ando perdiendo de algo por aquí, pero nunca he considerado que Shinano tenga un rol definitivo.”
“¿De qué hablas?” preguntó Namazuo, confundido. “Shinano es el lindo hermano que anda animando a todos y siendo de apoyo.”
“¿Eh? Pero esa es tu función, Namazuo-nii, y yo pienso que la haces muy bien,” Hakata le sonrió. “Es muy evidente. Siempre te apareces para animarnos, eres con frecuencia un chofer, te esmeras para conseguirnos lo que sea que necesitemos para nuestras clases o la vida cotidiana y muchas veces nos has aconsejado cuando tenemos problemas. Gokotai también anda muy animado y alentado por tus constantes cuidados con él. Sin duda nuestro sensible hermano lo necesita bastante, así que estoy agradecido por ello. Además, nos conoces perfectamente. Sabes cuáles son los dulces favoritos de Houchou, ayudas a Akita a colectar y clasificar insectos, les das una mano a Hirano y Maeda a preparar su muy especial hora del té, congenias muy bien con Honebami-nii y creo que nadie más que tú en la familia es capaz de apoyar y aliviar a Ichi-nii cuando se encuentra cansado. Hehe, siempre me acordaré esa vez que me regalaste una bufanda a inicios de invierno. Era justo lo que necesitaba y el diseño más apropiado para mí. Estoy convencido que nadie más hubiera podido hacer una tan buena elección como tú.”
“Sí, sí, muchas gracias por tus palabras…” todo ello conmovió a Namazuo hasta las lágrimas. Él dio un brinco. “¡Finalmente me reconocen! ¡Soy un mejor hermano de lo que pensé que era!”
“¡Te dije que no saltes!” le reclamó Gotou. Él dio un suspiro y miró a Hakata. “Bien, pienso que has dicho lo suficiente, pero Shinano siempre ha sido un apoyo para todos nosotros. Sería bueno que le reconozcas del modo en que tus hermanitos lo hacen.”
“Estoy seguro que sí, todos somos hermanos y todos queremos apoyarnos. No es que esté intentando faltarle el respeto,” observó Hakata. Él se encogió de hombros. “Me parece bien que mis ‘contemporáneos’ le extiendan respeto, pero sólo porque Gokotai, Akita y Houchou son mayores que yo no quiere decir que debo imitarles. Siempre he sido muy particular en mi modo de actuar, y desde que tengo uso de razón siempre has insistido en que sea sincero y genuino, Gotou-nii, y eso es lo que hago.”
“Sí te dije eso, pero…”
“Podría dar más ejemplos, pero creo que entienden de dónde vengo…” luego de sentir que había hecho un buen trabajo en argumentar y ‘ganar’ dicho debate, Hakata se dirigió a Shinano. “Aunque no te resientas, Shinano. Nosotros siempre hemos estado por debajo de Gotou-nii, así que me he acostumbrado a vernos de la misma forma.”
“Supongo tiene sentido…” este dio un profundo y descorazonador suspiro para resignarse a su presente situación. Eso hizo claro que no podría esperar un ‘-nii’ de parte de Hakata. “Aun así, soy mayor que tú y espero poder demostrar mi valor. Ahora que he regresado, puedo finalmente ponerme las pilas y mi meta es-”
“¡Ohh, el reporte de la bolsa de valores! ¡Casi se me olvida!” exclamó Hakata, quien corrió a una de las habitaciones de ese espacioso apartamento. “¡Ahora regreso!”
“…” ello hizo que Shinano se sentara sobre el piso en posición fetal.
“Ahh, Shinano, no te desanimes, por favor…” Namazuo se agachó para agarrarle de los hombros y sacudirle suavemente.
“Siento que hayas tenido que aguantarlo, Shinano, pero era de esperarse de Hakata,” Gotou dio un suspiro. “Y es tan necio y caprichoso como tú, así que no te obsesiones con cambiarle de parecer porque no la veo fácil.”
“¿En qué he fallado con Hakata…?” se lamentó el pelirrojo, débilmente. “Siempre he querido ser un apoyo para mis hermanitos…”
“…” Yagen negó y dio un suspiro. Él esbozó una sonrisa suave. “Es evidente lo que sucede.”
“¿Eh? ¿Sucede algo?” preguntó Namazuo, ladeando su cabeza.
“Hakata ha hecho un buen trabajo explayando su punto de vista y argumentando a un nivel más allá del de su propia edad sin esfuerzo alguno, pero visto desde un ángulo objetivo el motivo principal de su ‘falta de respeto’, por ponerlo de algún modo, se debe a su propia experiencia con ustedes dos, Shinano, Gotou,” Yagen sonrió con simpleza y se encogió de hombros. “Hakata siempre ha seguido los pasos de Gotou y lo ha visto como un ejemplo a seguir. Si no me equivoco, desde temprana edad ha escogido acompañarle en sus deberes por encima de pasar tiempo libre en casa con nuestros hermanos. Por ello, debe haber presenciado incontables intercambios entre ustedes dos. Y pues, Shinano, es por tu modo engreído de ser ante nosotros tres que Hakata se siente incapaz de rendirte el respeto del hermano mayor que sí has intentado ser en casa durante nuestra ausencia.”
“Sí, eso tiene sentido,” Gotou asintió. “Así que vendría a ser la responsabilidad de Shinano por comportarse indebidamente y más sinceramente ante Hakata. Por ende, entre nuestros hermanitos, es quien te conoce mejor.”
“Haha, lo haces sonar como si fuera algo malo,” Namazuo sonrió incómodo. “Debo admitir que siempre he estado un poco preocupado de que Hakata no pase tanto tiempo con sus hermanos de su misma edad, aunque es cierto que ustedes dos son muy amenos entre sí, y Shinano es un amor como un hermanito~”
“¡Pero eso no me ayuda, Namazuo-nii!” Shinano se horrorizó. “No me sienta muy bien que Hakata me vea como un igual. O sea, supongo no soy tan maduro como mis mayores, pero de todos modos quiero ser alguien en quien él pueda confiar y apoyarse… ¿es que acaso no lo soy para nuestros otros hermanitos?”
“Por el apego que Hakata le tiene a Gotou, sé que Gotou llenó ese lugar para él que tú sí llenaste en casa, Shinano,” observó Yagen. “Por ello mismo, Hakata no te ve como ellos.”
“Sí, te lo dije cuando nos vimos en la universidad, ¿lo recuerdas?” preguntó Gotou, con un tic en la ceja. “Siempre fui quien estuvo al pendiente de él al haber sido tan cercano a mí. Pero ya, mejor deja este asunto de lado. Alégrate de que Hakata te vea como un igual, porque es obvio que su ego le permitiría ser cruel contigo si le impacientas.”
“P-pero… ¿acaso no entienden lo importante que es para mí?”
“Yo sí te entiendo, tranquilo,” Namazuo le sonrió, y luego miró de reojo a los otros dos con leve desconfianza. “Es que existen ciertas personitas que no saben lo que es respetar a sus mayores.”
“Dejen de hablar tonterías…” Yagen rodó los ojos.
“Si tanto quieres ser un hermano mayor confiable, tendrás que comenzar a cambiar aspectos de tu manera de actuar,” dijo Gotou, quien apuntó a Shinano energéticamente. “Para empezar, no te atrevas a llamarme ‘Gotou-nii’ nunca más en tu vida.”
“¿Eh? Pero no es como si lo dijera con seriedad…”
“Lo sé, lo dices cuando quieres que te engría o cuando necesitas un favor de mi parte, pero eso mismo ha hecho que Hakata te baje al nivel de los hermanos menores. ¿O es que prefieres quedarte ahí?”
“Uhh…” Shinano frunció el ceño, no convencido.
“A ello le agregaré que no vuelvas a llamarme Yagen-nii,” agregó el científico.
“Y Atsushi también odia esa denominación de tu parte, así que olvídalo,” dijo el pelimarrón.
“En serio, no es como si quisiera molestarles…” Shinano hizo un puchero. “No tengo el respeto de mis menores ni las consideraciones de mis mayores, ¿esto me pasa por ser el hijo del medio?”
“Oh, verdad, eres el del medio,” Yagen se vio entretenido. “Heh…”
“No seas malo conmigo, por favor,” le reclamó el pelirrojo.
“Esta conversación no va a ir a ningún lado,” observó Gotou. “¿Y bien? ¿Cuál es el plan? Dijeron que querían ver mi apartamento. ¿Hay algo más pendiente?”
“¡Por supuesto!” exclamó Namazuo, emocionado. “Yo iré con mis lindos Shinano y Hakata a pasear por Ginza y ver tiendas y comer algo delicioso que haga pasar la tarde~”
“¿Y nosotros qué?” preguntó Yagen.
“Ustedes dos se van a quedar en este mismo apartamento y hablarán entre sí y se pondrán al día mutuamente como los hermanos que son,” decretó Shinano, mirando al par decididamente. “Ahora que les he forzado a pasar tiempo juntos no se van a escapar.”
“¿Hablas en serio?” Gotou intercambió miradas con Yagen y frunció el ceño. “¿Por qué tienen que molestarse en sabotearnos de este modo? No exageren.”
“Lo hacemos por su propio bien,” observó Namazuo, levantando un índice. “Shinano se encuentra preocupado por ustedes y yo también quisiera que conversen y dejen de ser tan conflictivos todo el tiempo. No resten importancia a esto.”
“Bueno, no me importa, como quieran,” Gotou resopló. “Aunque saben que esto en verdad se trata de que Yagen se baje de su nube y decida cooperar.”
“Sí, sin duda es así,” confesó el doctor, con indiferencia. Sonrió entretenido. “Aparte que siempre puedo pasar este rato revisando mi celular o pretendiendo que mi supuesto hermano no existe. Soy un ser incorregible, de todos modos.”
“¡Yagen, deja de ser así!” le reclamó Shinano.
“Ay, tú siempre aprovechando cada momento, hermanito…” Namazuo negó y miró a Yagen con severidad. “Somos buena gente y les damos esta oportunidad, pero si Shinano o yo juzgamos de que sólo han perdido el tiempo, me aseguraré de involucrar a Ichi-nii y al resto de nuestros hermanos en este asunto, ¿han comprendido?” les apuntó. “Así que más les vale que algo bueno salga de esto o habrá consecuencias.”
“Ojalá algo bueno salga, pero ya han oído de Gotou que soy un desastre, ¿no es así?”
“Tsk, deja de seguir la corriente…” el pelimarrón le miró con cólera.
“Ichi-nii ha querido involucrarse en este asunto desde hace un tiempo pese a que no se han mostrado interesados en cooperar, pero luego de los sucesos de ayer, no me sorprendería que les diera un café y una intervención si cree que ambos son difíciles, en especial tú, Yagen,” recalcó Namazuo, impaciente. “No actúes como si lo ocurrido ya hubiera sido olvidado.”
“Ya, está bien,” el doctor negó, rendido y levemente ofuscado. “Sin duda me tomaste con más seriedad de la que esperé, para variar…”
“Gracias por el apoyo, Namazuo-nii,” dijo el pelirrojo, animado.
“Heh, pese a que no me respetan, les puedo hacer oírme,” después de aquel corto momento de disciplina, Namazuo dio un guiño a Shinano y alzó un puño al cielo. “¡Los reconocimientos de Shinano y Hakata me han hecho invencible!”
“Haha,” Shinano rió un poco. “¿Cuánto dura ese reporte que Hakata quería ver? Sería bueno que salgamos cuanto antes.”
“Terminará pronto, son bastante concisos,” Gotou se encogió de hombros. “En fin, tráigannos algo para comer.”
“Claro, nosotros nos encargamos,” dijo Namazuo, asintiendo.

Con el plan descrito y en marcha, Yagen y Gotou fueron dejados en aquel apartamento mientras los otros tres hermanos salieron a pasar un buen rato en ese distrito comercial en lo que esperaban que el par pudiera llegar a algún tipo de resolución.





Después de salir de Rizembool, el grupo llegó a la casa de los Kotetsu donde los dueños de casa se encontraban alistando el espacio. Ellos fueron los primeros en llegar, antes de los demás invitados que debían presentarse en poco tiempo.

“Ha sido una caminata considerable desde la estación de metro más cercana,” observó Natsume con leve agobio mientras caminaban hacia la entrada de la casa por la pista que venía desde el portón de la residencia. “En fin, les felicito por vivir en un complejo de casas tan próspero como este, pero les aconsejo que consideren comprarse un auto.”
“Pues, los adinerados son la familia de mi hermano, y preferiría no imponerles nada…” dijo Cho, un tanto incómoda.
“¡Pero la caminata viene muy bien, onee-chan!” exclamó Sora, emocionado. “¡A Sora le encanta correr y divertirse camino a la estación! ¡Es la mejor manera de empezar el día!”
“Hehe, es muy cierto, Sora-chan~” canturreó Osaka, maravillada. “Yo no soy tan afín a caminar o moverme en general, pero sí se oyen muchas aves por la zona o uno se cruza con gatos, así que resulta divertido.”
“A veces cuesta creer que fuiste HiME por esos comentarios,” observó Tomo, frustrada. “En fin, sí, les viene bien ejercicio…”
“Y también contamos con la movilidad de parte de Nagasone-san en ocasiones,” agregó Kashuu. “Pero no es necesario alterar el status quo. Todo parece encontrarse bien en su lugar.”
“Hehe, es bueno saber que Sora-kun vive en un ambiente tan ameno y saludable,” confesó Tsumugi, sonriendo con torpeza.
“Me alegra que lo pienses,” Cho asintió. Durante el camino por el metro, la HiME se había dado la oportunidad de hablar con Tsumugi mientras los demás anduvieron conversando entre sí, y había podido comprobar que aquel senpai peliazul era una persona muy amable y asequible, lo cual sólo le hacía confundirse más por el trato que Natsume le daba. El hecho que el senpai fuera también un poco retraído, inquieto y sumiso le hacía sentirse identificada con él.

El grupo llegó a la puerta principal y Osaka la abrió para todos. Ella entró y anunció su llegada.

“¡Estamos en casa!” exclamó con alegría.
“Hm, es una casa mucho más razonable en tamaño y definitivamente moderna,” juzgó Tomo, mirando de un lado a otro. “Muy bien, la apruebo. Espero una invitación para una pijamada muy pronto, no me decepcionen.”
“¡Ohh, las pijamadas son divertidas!” exclamó Sora, contento.
“Lo son, pero ella obviamente se invita a sí misma para vivir de nosotros,” Kashuu se encogió de hombros. “No sé por qué no me sorprende.”
“Hmhm, sin duda Tomo se ve como ese tipo de persona,” comentó Natsume, entretenido.
“¡Ustedes cállense! ¡Es tradición que me quede con Osaka y compañía! ¡Por eso lo digo!” se defendió la exPrincess, molesta. Entonces, ella vio a Horikawa apresurarse a recibirles junto con Roxas y Urashima.
“Sean bienvenidos a casa,” dijo Horikawa, con una sonrisa amable y haciendo una reverencia. “Todavía me encuentro finalizando los bocadillos, pero puedo prepararles algo para tomar. ¿Se les antoja algo en especial?”
“Hm, agradezco la oferta, estaría bien con un vaso de agua, nada más,” contestó Natsume, quien miraba al pelinegro con leve intriga. Sin duda no era el único, ya que Horikawa estaba vestido con un mandil muy vistoso de flecos y un pañuelo en la cabeza. “Tú vendrías a ser el amigo de la familia, si no me equivoco.”
“Sí, mi nombre es Horikawa Kunihiro, es un placer.”
“Soy Natsume, y te felicito por tu gran vocación de servicio,” asintió y sonrió entretenido. “El mundo necesita más gente como tú.”
“Me halagas,” sonrió torpemente. “Sólo me gusta ayudar a los demás.”
“¡Oh, pero las ganas y la habilidad que tienes son de lo mejor!” exclamó Urashima, con muchos ánimos. “¡Realmente tenemos mucho que aprender de ti! ¡Oh! ¡Yo soy Urashima Kotetsu!” él de inmediato miró a los dos que veía por primera vez y frunció el ceño. “Hmm… ¿quién de ustedes vendría a ser el maestro de Sora…?” él terminó por dirigirse a Tsumugi. “¡Ese debes ser tú!”
“E-e-ehhh…” el peliazul tembló y pudo sentir la mirada de soslayo de parte del pelirrojo. Hizo un esfuerzo por sonreír incómodo. “N-n-no, Urashima-kun, t-te equivocas…” bajó su mirada con una sonrisa llena de desdicha. “…sólo soy un ayudante…”
“Bueno, al menos sabes tu lugar,” Natsume rodó sus ojos. “Este de acá será mayor que yo, pero soy quien estoy en cargo. Sin embargo, también ayudará a Sora con su entrenamiento, por lo cual está aquí para que lo conozcan.”
“Ehh, y mi nombre es Tsumugi Aoba… por cierto…” dijo en voz baja.
“Tsk, ya molestas con tu supuesta modestia,” se quejó su líder, impaciente.
“Ehm…” Roxas frunció el ceño. Desde ese instante supo que había algo malo con aquel ‘maestro’ de su hermanito, y que muy posiblemente no se iban a llevar bien…
“¿Y tú quién vendrías a ser?” le preguntó Natsume, mirándole fijamente con una sonrisa con leve maldad. “Para observarme de manera tan obsesiva, merezco al menos saber tu nombre…”
“Ihh…” y con ello, Cho también se convenció que, efectivamente, no se iban a llevar bien.
“Yo soy Roxas Tanaka…” dijo con un pendiente escepticismo.
“¡Haha! ¡Finalmente conocen a maestro y senpai!” exclamó el pequeño Sora con gran felicidad, extendiendo sus brazos hacia arriba. “¡Esto hay que celebrarlo!”
“¡Por supuesto!” Osaka se le unió. “Los demás están en camino, pero podemos ir celebrando entre nosotros.”
“Sí tenemos algunos bocadillos esperándonos,” dijo Urashima. “Horikawa, ¿seguro que no podemos ir degustando algunos?”
“Supongo podríamos, pero hay que guardar para los otros invitados,” le recordó Horikawa.
“Bueno, mientras nos vigiles, no hay que preocuparse,” dijo Tomo.
“¿Por qué tendría que vigilarnos él?” Kashuu le miró con desconfianza. “Sé responsable.”
“¿Y dónde está mada kotatsu?” preguntó Osaka, confundida.
“Eh, Nagasone se fue a entrenar,” contestó Roxas. “Dijo que no podía postergarlo ni descuidar su disciplina, así que regresará tarde.”
“Huhu, qué pena,” Sora se puso a pensar. “¡Eso significa que haremos otra reunión otro día, pero hay que seguir celebrando!” el pequeño agarró a Tsumugi de un brazo con ambas manos. “¡Senpai! ¡Vamos a la cocina a comer! ¡Sígueme, por favor!”
“S-sí, ya voy,” le contestó, sonriendo incómodo aunque muy alegre por la atención.

De ese modo, Cho vio a ese par avanzar. Horikawa y Urashima siguieron a los dos de inmediato y Tomo se apresuró para poder degustar de esos bocadillos cuanto antes, acompañada de Osaka.

“Tienes un grupo muy lleno de vida, como puedo apreciar,” dijo Natsume a Cho, sonriendo tranquilamente. “Puedo ver que las energías juveniles no les abandonan todavía. Me alegro mucho por ustedes, especialmente por Sora.”
“Él realmente es un niño increíble, y soy muy afortunada por la familia que poseo,” confesó la HiME, alegremente. “Gracias por tus palabras, Natsume.”
“No me agradezcas, sólo decía la verdad,” se encogió de hombros. “Pero no les hagamos esperar más tiempo o nos dejarán sin nada.”
“Dudo que tengas que preocuparte. Horikawa es muy considerado,” observó Kashuu.
“Tomaré tu palabra,” el pelirrojo asintió al arma y regresó su atención a la HiME. “En marcha, koneko-chan.”
“Sí.”

“¿…qué?” preguntó Roxas, desconcertado.
“¿Eh? ¿Q-qué sucede?” preguntó Cho, incómoda. Esa reacción de su hermano le llamó la atención ya que sonaba en un gran y profundo shock por algún motivo.
“¿Qué te ha llamado…?”
“Ehm…”
“¿Sigues aquí?” preguntó Natsume, con indiferencia. “Me encuentro hablando con tu encantadora hermana, no nos interrumpas.”
“Este key tiene esa mala manía,” Kashuu negó. “Sólo ignóralo.”
“Hmhmhm, lo haré, gracias por la sugerencia,” contestó el pelirrojo, riendo por lo bajo.
“¡No se pongan en mi contra!” reclamó Roxas. “¡Y no vuelvas a llamar a Cho así!”
“¿Por qué? Tu hermana es capaz de tomar sus propias decisiones, y nunca se ha opuesto a este apodo en todas las veces que lo he usado,” negó. “Vaya falta de consideración de tu parte.”
“Y-ya, no se peleen, por favor…” pidió la HiME, inquieta.
“No te metas en su asunto, aruji,” le aconsejó Kashuu, susurrándole. Él le tomó del brazo y le sonrió. “Ven, sigamos al grupo.”
“Les acompaño, dejemos al hermano renegar solo,” Natsume les siguió.
“¡O-oye!” Roxas notó cómo los tres caminaron juntos, y sólo le quedó seguirles. Se hizo la nota mental de vigilar a aquel rebelde pelirrojo de cerca, ya que le daba mala espina.

La reunión de todos no tardaría mucho más en empezar.
« Last Edit: November 04, 2019, 12:42:30 AM by Cho »


Cho

57.2.






Habían pasado alrededor de veinte minutos desde la llegada del par de superiores de Rizembool y Larsa llegó junto con Dakki y Ryo. Las presentaciones con los demás fueron breves y todos ocuparon la amplia sala donde la mayoría conversaba, mientras Urashima y Horikawa estaban en plena partida de Mario Kart con la Nintendo Switch del pequeño Sora.

“Creo que comienzo a agarrar dominio al juego,” dijo Horikawa, sonriendo, al ver que había terminado la partida en primer lugar. “Es divertido, ¿verdad, Urashima?”
“Ehh… p-p-pues…” el pobre Kotetsu continuaba teniendo problemas acostumbrándose a los controles y se encontraba haciendo lo posible para no volver a quedar último, aunque no fue capaz de evadir a un personaje convertido en bala, el cual le empujó al acantilado y causó que los tres jugadores detrás de él le pasaran sin problemas. “¡Ahh, no de nuevo!”
“Eso es mala suerte, lo lamento…” Roxas dio un suspiro.
“¡Pero no me rendiré!” declaró Urashima, decidido. “¡Horikawa, otra más!”
“Ahh, pero que sea la última…” este negó. “No he terminado con todos los bocadillos…”

En el sillón detrás de los tres que ocupaban la alfombra frente al gran televisor estaban Larsa y Ryo conversando con el nuevo hermanito de aquella familia.

“Así que por eso vine al Japón, para ser una estrella, y también para vivir con mis hermanos,” concluyó Sora, sonriente. “¡Y con la ayuda de maestro y senpai, Sora no tiene que preocuparse!”
“Te oyes muy inspirado, me alegro mucho,” Larsa asintió. “Y sé que te llevas bien con todos aquí, además que Tanaka-san ha sido una amiga desde la secundaria. Puedes confiar en ella.”
“¡Haha! ¡Sora lo sabe! ¡Onee-chan es muy buena gente!” exclamó el pequeño con alegría.
“Y puedes contar con nosotros también, por más que estemos estudiando en Hanasaki,” dijo Ryo, con una amigable sonrisa.
“¡Muchas gracias! ¡Sora lo recordará!” asintió. “¡Ustedes también son buenas personas y tienen colores muy amenos!”
“Eres muy amable,” Larsa sonrió un poco. “Cuando Tanaka-san me dijo sobre tu sinestesia, tuve mucha curiosidad. Debes tener un modo único de ver la vida.”
“Huhu, no sabría decirte…” el rubio alzó su mirada, inmerso en pensamientos. Se cruzó de brazos. “Hmm… es difícil explicar porque tal y como Sora ve cosas que otros no ven, otros ven cosas que Sora no ve, pero no es que sea tan importante,” volvió a sonreír. “Sora es Sora y es capaz de vivir y ver tal y como los demás.”
“Sí, es verdad,” asintió. “Espero no haberte inquietado por la mención.”
“Hoho~ no es nada~ todo está bien~” Sora asintió, animado.
“Hahaha, me sorprende la facilidad con la cual hablan,” admitió Ryo, entretenido. “No sé por qué pensé que te marearías hablando con el pequeño Sora, Larsa.”
“¿Por qué?” este se confundió. “Si te refieres al habla en tercera persona de Sora o a su modo de expresarse, no es un problema. Kibi también suele a hablar en tercera persona y ser muy ocurrente, así que me resulta natural.”
“Es cierto, lo había olvidado.”
“Oh, si bien están ocupando la consola, puedo traer mi 3DS en caso quieran jugar,” observó el rubio. “¿Les gustan los videojuegos?”
“A mí sí, y mucho,” Ryo asintió. “Larsa no tiene los recuerdos más gratos de ellos debido a un amigo en común, pero sería bueno forzarle a jugar un poco.”
“No es necesario,” Larsa miró a su amigo con reproche.
“Oh, a Sora le encantan los videojuegos, pero Sora entiende si otros no quieren jugarlos,” él asintió, todavía con sus imparables ánimos, pero también una curiosa prudencia y respeto. “Si Larsa no desea jugar o si hay cosas más importantes que hacer, siempre se puede dejar la diversión para después, ¿cierto?”
“Hahaha, es refrescante oír algo tan responsable de alguien llamado Sora,” Ryo se puso a reír.
“¿Hoho?” el pequeño ladeó su cabeza, confundido.
“Tenemos a un amigo llamado Sora que no juega en moderación,” Larsa negó. “Aunque no te preocupes por él. Me alegro mucho de que tú sí tengas tus prioridades en orden.”
“Sora sabe que debe portarse bien y aprender de sus mayores,” asintió. “Pero Sora tampoco se metería con ni juzgaría a otros. Todos somos muy variados y distintos.”
“Eres sin duda un pequeño muy maduro y alegre. Vas a encajar bien en nuestro grupo,” Ryo asintió, sonriente. “Tal vez hasta puedas contagiar tus principios a otras personas.”
“No le hagas sentir responsable de los demás, por favor,” dijo Larsa, frustrado.

Mientras tanto, Osaka y Tomo se encontraban hablando con Tsumugi en el sillón hacia la izquierda de la sala.

“Sora-kun es todo un señorito,” comentó Tsumugi, maravillado por la conversación del pequeño.
“Heh, sí, me da risa notar cómo es mucho más maduro que su homónimo y el hecho que Larsa le trata con amabilidad,” Tomo sonrió con ironía. “Ya ni sé cuál es el chiste del Sora antiguo.”
“Oye, sólo porque ha sido más de una década sin una secuela real no quiere decir que debemos menospreciar a nuestro amigo,” observó Osaka, frunciendo el ceño. “No seas mala, Tomo-chan.”
“Ehh, ¿a-a qué se refieren…?” el peliazul se mostró perdido.
“En fin, ¿cómo así te has vuelto esclavo de ese raro pelirrojo que dice ser tu jefe?” preguntó Tomo, con escepticismo. “Más le vale que te esté pagando una millonada.”
“Ehh, no es que tengamos un contrato, te lo aseguro,” Tsumugi sonrió incómodo y su sonrisa rápidamente se suavizó a una alegre y nostálgica. “En verdad, Natsume-kun y yo somos amigos de la infancia.”
“¡Ohh, qué lindo~!” Osaka se conmovió.
“Pfft, ¿en serio?” por su parte, Tomo se quedó en shock y negó. “Me cuesta creerte.”
“E-es la verdad…” dijo el chico, un poco confundido e intimidado por la poca credulidad.
“O sea, cuando alguien escucha algo así se imagina un panorama completamente diferente de un par de amigos que son como hermanos o parte de un nakama inquebrantable, pero obviamente eso no sucede aquí,” se explicó la exPrincess, impaciente. “Suena más a que tuviste un kouhai bully desde tus inicios y te has acostumbrado a que te acose.”
“Ehm…” Tsumugi tocó las puntas de sus índices y bajó su mirada. “N-no seas tan cruel con Natsume-kun, por favor. Es mejor de lo que parece ser… te lo aseguro…”
“¿Y por qué lo defiendes?” le preguntó, un poco desconcertada.
“N-no quisiera ir al detalle, a-aunque las cosas no siempre fueron de este modo… y-y-y en verdad es mi culpa que Natsume-kun sea así…” confesó el chico, con un hilo de voz y cada vez más cabizbajo, lo cual daba la impresión de que un mundo entero le pesaba. “Quisiera que al menos me dejara de pegar…”
“Tch…” Tomo se alejó un poco de él, como si su comportamiento fuera contagioso.
“Aw, no te sientas tan mal, senpai-chan…” dijo Osaka, quien agarró al peliazul de un hombro y le sobó como haciéndole cariño. “Se nota que eres una buena persona y tienes las mejores intenciones con Natsume y le cuidas como un hermano mayor,” ella le sonrió con alegría. “Estoy segura que Natsume en el fondo te aprecia mucho…”
“Eres una chica muy amable, Osaka, estoy eternamente agradecido…” él asintió y volvió a sonreír amablemente. “Hehe, me siento como en casa en este lugar, y puedo notar lo feliz que Sora es aquí, además que ver a Natsume socializar es muy positivo. Por favor, cuiden mucho de él, porque es evidente que les tiene estima.”
“No sé sobre cuidar, pero muy gustosamente seré amiga de él,” Osaka asintió. “Se nota que es muy genial y amable.”
“…” Tomo negó. Seguramente se andaba perdiendo de algo por todos los episodios que había sido excluida, aunque ese pelirrojo le daba un poco de mala espina. Quizás sin ese senpai presente se comportaba un poco mejor.
“¡Y también quiero ser amiga de ti, por supuesto!” exclamó la exHiME al chico. “Eres tan bueno y haces galletas ricas y miras a la juventud con amabilidad y añoranza, y también tienes un cabello muy abundante y esponjoso. ¡Quiero que seas mi abuelita, por favor!”
“¿A-abuelita…?” preguntó Tsumugi, sonriendo incómodo.
“Oye Osaka, al menos que sea abuelito…” observó Tomo, frustrada.
“No,” ella negó con seriedad. “Es abuelita.”
“Ehh, como digas…” rodó los ojos.
“¡Yay, obaa-chan!” exclamó la exHiME, lanzándose a abrazar a Tsumugi con fuerza.
“Ehh…hehe…” este rió con torpeza. “E-está bien, puedes llamarme así si gustas…”
“Ahh, este chico no tiene remedio…” Tomo negó.

Por el sillón derecho de la sala estaban los otros cuatro presentes, quienes dialogaban y ocasionalmente observaban a los otros grupos.

“Ohh, así que además de ser un científico en formación eres un idol,” dijo Dakki a Natsume, intrigada. “Ah, debo admitir que renuevas mis esperanzas en la humanidad~♥”
“¿Cómo así?” preguntó el otro.
“Es que siempre he vivido rodeada de aburridos científicos y gente muy seria como para interesarse en el mundo artístico. Mi querido Larsa es uno de ellos. Aunque esto demuestra que las personas tienen diversas aptitudes y no soy la única~♥”
“Heh, sí te ves como alguien muy perspicaz y con un buen sentido de la moda,” el chico sonrió con ironía. “Siento que nos podríamos llevar muy bien… Dakki, ¿cierto?”
“¡Exacto~♥! ¡Y me emociona que pensemos igual!” ella sacó su celular. “Podemos volvernos contactos en Twitter~♥”
“Sí, Twitter está bien. Evado Facebook lo más posible.”
“Lo pude deducir con sólo observarte, está bien~”
“…” mientras tanto, Cho miró al par de pelirrojos cambiar contactos amenamente mientras conversaban. No le sorprendía mucho que ese par hubiera congeniado, ya que los dos parecían personas caprichosamente carismáticas, y también un poco malignos.
“Ehm, aruji, no sé por qué tengo un mal presentimiento al verles conversar…” observó Kashuu, susurrándole de cerca. “Es posible que sus maldades se multipliquen.”
“Ehh, dudo que tengas que preocuparte, Kashuu…” la HiME sonrió incómoda. Sí tuvo una pequeña recolección de todas las fechorías de Dakki como Princess tres años atrás y sabía que había más detrás de Natsume además de su maltrato a su senpai, pero no tenía por qué ser tan fatalista al respecto. “Me alegro mucho que todos podamos congeniar en nuestro grupo.”
“Si tú lo dices…” se puso a pensar. “Supongo es propio de mí considerar todas las posibilidades, aunque de darse algo, dudo que seamos nosotros quien debamos preocuparnos.”
“Pienso lo mismo, y puedo oírte,” comentó Natsume, mirándole de reojo. “Koneko-chan me parece una chica simpática y he decidido que por ese motivo también me llevaré bien contigo.”
“Aw, ¿es que acaso me tienes recelo?” preguntó Dakki a Kashuu, con un tono un poco descorazonado. “Y yo que pensaba que eras un muñeco tan hermoso. ¡Me dan ganas de llevarte algún día de compras y vestirte de todas las formas imaginables, ohohoho~♥!”
“Si eso era lo que tenías en mente, entonces creo que no hay motivos para llevarnos mal,” concluyó el arma, encogiéndose de hombros.
“Me alegra oír eso,” Cho sonrió. Le sorprendió un poco que Kashuu estuviera contento con aquellas palabras, aunque sabía que su arma rendía mucha importancia a su propia apariencia.
“Y también tengo que reconocer que este hermanito es sin duda caído del cielo,” agregó la exPrincess, quien observó al pequeño Sora conversar amenamente con Larsa. “Y pensar que ya me había ideado una imagen muy terrible de ese niño por su nombre, ¡pero en verdad es un hermoso y educado marshmallow~♥! ¡Por su cabello y su forma de hablar se convertirá en mi nuevo Kibi~♥!”
“Sora también inspira lo mejor de mi persona, y es un agrado tenerle como un aprendiz,” comentó Natsume. “Pero admito que me siento intrigado a conocer a esa otra persona de su círculo que se llama Sora. Quisiera ver qué pueden tener en común.”
“Las comparaciones serán inevitables, ¿cierto?” preguntó Dakki, sonriendo. Ella se encogió de hombros. “Aunque te aseguro que no te pierdes de mucho. Sé que vendrá en un rato con sus amigos, pero lo mejor sería que ni crucen caminos.”
“Puedo comprender que no muchos tienen la mejor impresión de ese chico,” observó Kashuu.
“Ehm, es que siempre ha sido muy impulsivo y le ha causado varios problemas a Larsa…” recordó Cho, sonriendo incómoda. “Pero sigue siendo nuestro amigo.”
“Entiendo que esa es la mentalidad de todos aquí, pero le dan mucho crédito,” se lamentó la exPrincess, quien rápidamente volvió a animarse. “Aunque está bien. Como su Princess, le hice sufrir un montón en el conflicto anterior, ohohoho~♥”
“En fin, entiendo el interés de hacer sufrir a otros tan trivialmente,” comentó Natsume, sonriendo con indiferencia. “Sólo por ello me apuntaría a ser Rebel, pero son muchas implicaciones.”
“¡Ohoho~♥ el hecho que me entiendes es suficiente!” la chica siguió riendo.
“Ehh…” Cho sonrió nerviosamente. “Natsume, ¿no quisieras jugar con la Switch de Sora? Pienso que es el mejor momento de hacer una competencia, con tanta gente reunida.”
“Aprecio tu consideración, koneko-chan, pero ya me expresé con respecto a una competencia,” el chico sonrió con crueldad. “De todos los presentes, mi estimado Sora es el único con habilidad de hacerme frente, y soy un muy desagradable oponente, así que barrería el piso con todos. Y aun si menciono a Sora como un rival, soy mucho más capaz que ustedes, sin excepciones.”

La peliceleste pudo notar que el chico había alzado su voz en medio de su arrogante declaración, lo cual lamentablemente llegó a los oídos de Roxas, quien no se ahorró las ganas de responderle.

“¿Qué estás diciendo?” preguntó Roxas, volteándose hacia el pelirrojo, quien le miró desde arriba con una sonrisa de superioridad. “¿Eres un invitado a nuestra casa y nos desprecias?”
“Ehh, R-Roxas…” Cho extendió una mano con debilidad para pedirle que no le hiciera caso, pero no fue capaz de pararlos.
“Hmhm, sólo digo lo verídico,” comentó el ‘maestro’, de forma entretenida. “Soy una persona muy habilidosa y ello incluye el inocente juego que andan jugando, así que es más bien por el respeto que tengo hacia todos ustedes que no pienso importunarles con una humillante derrota.”
“Tch, no voy a dejar que nos menosprecies a tu regalado gusto…”

“Uhh, Roxas se está molestando…” Osaka se preocupó.
“Y creo que todos sabemos que Mario Kart no es un juego tan inocente,” opinó Tomo, pensativa. “Debe haber sido la causa de una buena cantidad de amistades rotas y un puñado de televisores malogrados luego de ataques de ira.”
“Eso no es lo importante ahora, Tomo-chan…” la prima se lamentó. “Pero tienes razón…”
“Ihhh, esto no puede ser bueno…” por su parte, Tsumugi se inquietó. “Natsume-kun parece haber apuntado a ese chico como otra persona a quien fastidiar… y-y no es bueno ser parte de su lista negra…”

“¿Y qué piensas hacer al respecto?” preguntó Natsume a Roxas, sonriendo amablemente. “Por favor, dime, soy todo oídos.”
“Eso es evidente,” Roxas le apuntó. “¡Te reto a una carrera ahora mismo!”
“Bueno, tu estimado hermano está por terminar, es un buen momento…” sin embargo, el pelirrojo alzó su mirada, meditativo. “Hmm, pero no quisiera preocupar a koneko-chan…”
“¡No pongas excusas! ¡Y deja de llamarla así!”

“Ehh, Sora, ¿tu maestro es bueno con los videojuegos?” preguntó Ryo al pequeño.
“¡Maestro es el mejor!” exclamó Sora con suma alegría y estirando sus manos, aparentemente inconsciente sobre la presente tensión. “Una vez jugué contra él manipulando dos jugadores a la vez y maestro no tuvo dificultades derrotándome. ¡Es genial!”
“¿Cómo así manipulaste a dos jugadores?” preguntó Larsa.
“¡Oh, es fácil! ¡Sora es capaz de jugar con sus pies y dividir su atención en dos jugadores distintos simultáneamente!” exclamó con suma alegría. “¡Es muy divertido!”
“Es impresionante…”
“En verdad lo es,” Ryo asintió. “Y si tu maestro es una persona tan hábil, es sólo de esperar que tú también tengas un gran potencial, Sora.”
“¡Haha! ¡Muchas gracias!” dijo el pequeño.
“Hmm… pero se nota que es alguien muy especial…” Larsa dio un suspiro. “Con razón a Dakki le llamó la atención…”

“Uhh, al menos terminé antes que un jugador…” Urashima dio un suspiro al ver la tabla de resultados, con Horikawa de nuevo en primer lugar y él en décimo primero. Dicho esto, él se giró a Roxas. “¡Onii-chan, creí oír que querías jugar, ¿no?! ¡Aquí tienes mi control!”
“Eh, espero que tengan una buena partida, Natsume-san,” dijo Horikawa al pelirrojo, mientras le extendía su control. El pelinegro sonreía un poco incómodo. “Y por favor no se peleen. Espero que puedan llevarse bien.”
“Aprecio tus deseos, Horikawa,” Natsume asintió. “No quisiera arruinar esta reunión frente a mi querido kouhai, no te preocupes.”
“…” Roxas frunció el ceño. Primero Kashuu, ¿y ahora el mentor de Sora? Ya parecía que todos los chicos que Cho le presentaba vivían para hacerle la vida imposible a él exclusivamente.
“Para hacerlo provechoso, sugiero que aumentemos la dificultad,” opinó Natsume. “50cc es un insulto para ambos,” sonrió con autosuficiencia. “Que sea 200cc y mirror, a menos que esa combinación te resulte intimidante…”
“Pienso igual, y créeme que no me intimidas,” declaró Roxas, frunciendo el ceño. Él regresó al menú donde cambiaron la dificultad y jugadores, y muy apropiadamente escogieron Rainbow Road para un máximo desafío. “Listo, ahora te demostraré que dices tonterías.”
“Heh, y yo que no eres más que un iluso mortal…” Natsume sonrió malignamente. Entonces, cuando vieron que la carrera estaba pronto a empezar, al pelirrojo regresó a una actitud amena y encantadora, y se giró hacia Cho. “Dedico esta victoria a ti, koneko-chan~” dicho esto, le dio un guiño y le mandó un beso volado.
“¡Tsk, no te daré el gusto!” declaró Roxas, iracundo, y se concentró de lleno en la pantalla, donde veían que iniciaba el conteo regresivo de la carrera.

“¡Ohohohoho~♥!” Dakki se rió a carcajadas. “¡Me encanta Natsume! ¡Es mi más reciente espíritu animal, qué divertido~♥!”
“Ehh…” Cho dio un pesado suspiro. Todo eso no podía ser saludable para su hermano.
“Onee-chan, ¿por qué onii-chan está tan molesto con Natsume?” preguntó Urashima, quien se acercó a Cho junto con Horikawa. Sus ojos brillaron repentinamente. “¡Ohh! ¿Será ese recelo que los hermanos tienen por sus hermanas? ¡Qué genial, nunca lo había presenciado!”
“N-no le imites, por favor…” le suplicó la HiME.
“Está bien, Urashima nunca se llevaría mal con nadie,” le aseguró Horikawa, con una sonrisa, aunque se mostró un poco preocupado al mirar la carrera. “Roxas se ve tenso y sacado de sí. Aun si fuera a ser rival de Natsume, no hará el mejor papel.”
“Será puesto en su lugar,” Kashuu se encogió de hombros. “Es evidente para todos que el posible interés de Natsume con mi aruji es para fastidiarle, así que no tengo que preocuparme.”
“Otro motivo por el cual siento que nos llevaremos muy bien, Kashuu~♥” canturreó Dakki, dándole un guiño. “Es tan divertido fastidiar a otros, ¿no es así?”
“Sí, sobre todo a este Key iracundo.”
“N-no sean tan malos con Roxas, por favor…” pidió Cho, torturada.

Entonces, la carrera comenzó. Desde el inicio, Roxas pudo notar que no tenía la suficiente práctica con 200cc para esa carrera en particular, y ajustarse a mirror tampoco era muy sencillo, pero se decidió a dar lo mejor de sí y a conducir con precaución para no desbarrancarse. Pese a sus leves faltas, no se estaba quedando atrás y sabía que no tendría problemas terminando entre los primeros.

Pero la cuestión era ganar, y notó con mucho dolor que Natsume no tuvo inconvenientes haciendo distancia y una considerable ventaja pese a recién iniciar la primera vuelta.

“Y eso que estaba esperando una mayor competencia…” comentó el pelirrojo, desilusionado.
“¡Cállate! ¡Ya verás!”
“También noté que escogiste automático al inicio,” negó. “Si quieres llamarte un verdadero conductor de Mario Kart, acostúmbrate a manual, o nunca podrás vencerme.”
“Tsk…” Roxas frunció el ceño. Las ventajas de jugar en manual eran conocidas, pero nunca se había dado la labor de esa dificultad adicional, y no era el momento de lamentarlo.
“¡Vamos, Roxas-niichan!” le alentó Urashima. “¡Tú puedes!”
“Ehh, no por desanimarle, pero una ventaja desde tan temprano es difícil de igualar, a menos que haya una lluvia de caparazones azules en esta carrera,” observó Ryo.
“¡Ohh, ¿hay tortugas azules en este juego?!” Urashima se emocionó. “Todavía no he tenido la suerte de toparme con una.”
“Eso es porque paras terminando en último, y créeme que no quieres conocerlas,” Tomo negó. “Son la cosa más horrible de Mario Kart.”
“Uhh, pero las tortugas son muy tiernas…”
“Pienso igual, kotatsu, y espero conocer a esa tortuga azul algún día también,” dijo Osaka, sonriendo.
“Hmm…” Sora miraba atentamente a la pantalla. “Roxas-niichan, ten cuidado. Maestro está estudiando tu manera de jugar y lo usará en tu contra la próxima vuelta.”
“¿A qué te refieres con ello?” preguntó el Key, confundido.
“Heh, ya verás…” Natsume sonrió con crueldad. Él no estaba lejos de cumplir la primera vuelta, con una ventana considerable y sin preocupaciones por más obstáculos que fuera a recibir.
“…” Cho notó que el pelirrojo comenzó a conducir un poco aleatoriamente y rompiendo su manera de conducir, y en medio de sus giros innecesarios iba soltando bananas por el camino, las cuales rápidamente recuperaba en las cajas de provisiones. La HiME se vio un poco confundida por esas acciones innecesarias de su parte, aunque no tomó mucho tiempo para que tanto ella como los demás comprendieran cuál era su propósito…
“¡Ahh, maldición!” exclamó Roxas ni bien se topó con una de las bananas y dio giros descontrolados. Fue evidente para todos que la inercia y el camino que el Key había elegido para esa curva en particular le había forzado a encontrarse cara a cara con esa banana con muy poca anticipación, razón por la cual no pudo evadirla. Él felizmente contaba con un acelerador que usó de inmediato, pero luego de saltar una pequeña cima, cayó estrepitosamente sobre otra banana. “¡¿Qué demonios?!”
“Interesante…” Larsa llevó su mano a su mentón. “Natsume ha podido familiarizarse con la manera de conducir de Roxas para predecir sus movimientos más importantes e inevitables y llenar esos caminos con obstáculos.”
“¿Hablas en serio?” Kashuu se impresionó.
“Nunca hubiera imaginado que un videojuego así sería tan estratégico…” dijo el Solidor.
“Ehh, te aseguro que mayormente no es el caso,” Ryo sonrió nerviosamente.
“Sin embargo, lo puede ser si es que uno presta atención,” comentó el pelirrojo, en plena acción de plantar otro plátano. “Parte del juego es saber leer a tu oponente, y el hecho que compartimos una pantalla para jugar sólo quiere decir que tenemos ese recurso adicional de estudiarnos mutuamente, es más que evidente…”
“¡Es impresionante!” exclamó Horikawa con los ojos brillantes. “Me aseguraré de aplicarlo cada vez que juegue a partir de ahora.”
“S-sí es un poco impresionante… pero también suena maligno…” Urashima se puso a pensar.
“Ehh, N-Natsume-kun, no es amable que interactúes así con otros…” dijo Tsumugi, preocupado.
“Cállate, senpai irónico. Arruinas mi concentración,” le contestó Natsume a secas y con leve desprecio, lo que causó que el peliazul se retrajera.
“¿Por qué eres así con él?” le reclamó Roxas.
“¿No tienes cosas mejores que hacer?” sonrió malignamente. “¿Como, por ejemplo, esquivar esa banana después de tu salto?”
“D-demonios,” Roxas se dio cuenta un poco tarde, aunque logró evadirla con las justas. Sin embargo, su movimiento fue forzado y la pérdida de inercia junto con el choque contra otro jugador le hizo caerse de la pista, lo cual en 200cc significó perder muchas posiciones por la tan intensa competencia. “¡AHHH!”
“¡Roxas-niichan, recuerda mantener la calma!” le pidió Sora.
“Creo que ya no quedan muchas esperanzas para el underdog, ¿cierto?” preguntó Dakki.
“Pues, Natsume está por ganar,” Cho asintió. Y así fue. El pelirrojo terminó primero muy por delante de los demás. Este dejó el control en el piso y se levantó.
“Ciertamente, hubiera sido mucho más conveniente para tu hermano chocarse con la banana y recuperarse enseguida, ya que tenía otro acelerador,” observó Natsume a Cho. “Pero ignorémosle,” él hizo una venia. “Esto ha sido en tu honor, koneko-chan~”
“E-ehh…” la HiME desvió su mirada, incómoda.
“¡Felicidades~♥!” canturreó Dakki, quien chocó palmas con el pelirrojo. “¡Ohohoho nunca había disfrutado tanto viendo a alguien jugar videojuegos en toda mi vida~♥!”
“Agradezco tu halago,” el chico sonrió satisfecho.
“¡No te atrevas a celebrar!” exclamó Roxas, quien se levantó ni bien pudo terminar la carrera en noveno lugar, lo cual debía ser un récord negativo desde hace mucho tiempo.
“¿Por qué no? Gané, así que tengo todo el derecho de hacerlo.”
“Es cierto,” Tomo asintió.
“Completamente,” se sumó Kashuu.
“¡Ustedes cállense!” exclamó y regresó su mirada a su némesis. “¡Tú saboteaste la carrera! ¡Jugaste sucio al estudiar mis movimientos! ¡E incluso me confundiste cuando me dijiste que esquivara esa banana!”
“Heh, pero por supuesto que lo hice,” Natsume se encogió de hombros y sonrió con maldad. “Esperaba que mi mención impulsara a tu orgullo de no caer en mi trampa y te llevara a desbarrancarte, e hiciste exactamente todo esto. No somos amigos, y aun si lo fuéramos, lo haría una y otra vez…” le miró con superioridad. “Así es la vida, mocoso.”
“¡Me la pagarás!” Roxas tuvo el impulso de lanzarse encima de él, pero Urashima y Horikawa de inmediato le agarraron de sus brazos. “¡Suéltenme! ¡Alguien tiene que enseñarle una lección a esta víbora!”
“¡Roxas-niichan! ¡Es el maestro de Sora!” le recordó Urashima.
“Por favor, mantén la calma,” le pidió Horikawa.
“¡Ahhh!” Tsumugi se levantó como resorte y fue donde Roxas, para juntar sus palmas y suplicarle perdón. “¡D-disculpa a Natsume-kun, por favor! ¡Siento que esto haya ocurrido!”
“Tch, arruinando mi diversión como siempre…” dijo Natsume, desviando su mirada con hastío.
“Pienso que ha sido suficiente Mario Kart por hoy,” concluyó Larsa, frustrado.
“Haha, sí, el juego es un arma letal,” bromeó Ryo, sonriendo.
“Maestro, hagamos algo distinto, por favor,” le pidió Sora.
“Pues, no puedo negarme ante ti. Creo que esta riña ha durado lo suficiente,” el pelirrojo asintió.
“¡Aww, eres un lindo angelito~♥!” Dakki corrió a abrazar al pequeño Sora. “¡Desde ahora te consideraré un hermanito~♥!”
“Hehe~ yo feliz de tener otra onee-chan~”
“Ahh, menos mal que los ánimos han vuelto a levantarse,” Osaka sonrió.
“Sí, menos tu hermano, claro,” dijo Tomo, con indiferencia.
“Bien, tú ganas hoy…” dijo Roxas, quien apuntó a Natsume. “¡Pero practicaré y volveré a retarte una y otra vez hasta derrotarte!”
“Claro, adelante…” Natsume le miró con ojos afilados y sonrió entretenido. “Ese odio en tus ojos verifica tu motivación de desgraciarte en tu camino por la venganza, lo cual significa que te fortalecerás y me causarás incluso más dicha la próxima vez que barra el piso contigo,” entrecerró sus ojos. “Lo esperaré con ansias…”
“¡Miserable!” Roxas casi vuelve a lanzarse encima de él, pero esta vez Ryo le detuvo.
“N-no le sigas la corriente, por favor,” le pidió el peliblanco, sonriendo incómodo.
“En serio, contrólate, Roxas…” Larsa dio un suspiro.
“Ehh, iré a terminar los bocadillos,” dijo Horikawa. “Ahora vuelvo.”
“Ah, déjame ayudarte,” dijo Tsumugi, y el par se retiró a la cocina.
“Ehm, no hay que pelear… ¿qué podemos hacer…?” Urashima se puso a pensar. “¡Ohh! ¿Les he presentado a Kamekichi?”
“Tu mascota tortuga sobre tu hombro, como puedo ver,” Natsume alzó una ceja. “Estuve preguntándome si era un animal vivo o disecado por un buen rato, ya que no se mueve.”
“¡¿Ehhh?!” el Kotetsu se espantó. “¡N-n-nunca disecaría a Kamekichi! ¡Ah, eso no puede pasar!”
“Tranquilo, fue sólo una observación…” el maestro dio un suspiro. “No soy quisquilloso. Hagan lo que siempre hacen en sus reuniones.”
“Eso es difícil de creer…” Roxas frunció el ceño.
“Roxas, n-no lo hagas peor, por favor…” le pidió Cho, incómoda.
“¿Por qué me corriges a mí? ¡Él comenzó!”
“No tienes consideración alguna con mi aruji,” observó Kashuu, con molestia.
“¡En serio! ¡Yo no soy el mal elemento aquí!”

En ese instante, justo antes de que comenzara otra posible discusión, oyeron el timbre de la casa.

“¡Ah! ¡Ya llegaron!” exclamó Osaka, quien corrió hacia el intercomunicador de la puerta para abrir la reja al inicio de la propiedad.
“Finalmente,” Tomo rodó los ojos. “Cómo se hicieron esperar.”

Por su lado, Cho bajó su mirada con incomodidad y se tensó. Era él…

“Koneko-chan…” Natsume notó la tensión en la HiME. “¿Todo bien?”
“S-sí, no te preocupes…” ella desvió su mirada, lo cual hizo al pelirrojo alzar una ceja.
“Es una larga historia,” resumió Kashuu. “Ya te enterarás, supongo.”
“Bueno, no me meteré en sus asuntos si son personales…”
“¿Qué sucede, Cho?” preguntó Roxas.
“Ehh…” Cho se inquietó. Verdad que no le había dicho nada a su hermano. Ella bajó su mirada, avergonzada. “Ehm… pues, Sora y compañía acaban de llegar junto con Riku…”
“¿R-Riku?” el Key se quedó en shock, y frunció el ceño. “¿En serio? ¿Cómo lo has permitido?”
“No es como si mi aruji estuviera contenta tampoco,” recalcó Kashuu. “No la juzgues.”
“¡Pero estamos hablando de su exRebel! ¡¿Cómo podemos dejar que venga a nuestra casa?!”
“Oye, supuesto Key, cálmate para variar,” pidió Natsume, cruzado de brazos.
“¡Esto no te concierne!” le respondió.
“Obviamente no es mi problema, pero tu hermana es una HiME con muchas cosas encima de sus hombros. Al menos no andes antagonizándole de manera tan pasional. Es obvio,” comentó rodando los ojos. “Los Rebels son seres detestables. No lo hagas peor.”
“…” Roxas se quedó sin palabras, lo cual no le sentó bien, pero le pareció extraño que aquella irreverente persona mostrara tanto desagrado hacia los Rebels. De todos modos, no llegó a responderle ya que Natsume se alejó de ellos para juntarse a los demás que esperaban a los recién llegados en la puerta.
“Bueno, llegó el momento,” comentó Kashuu, sonriendo frustrado.
“…” el Key bajó su mirada, con conflicto. “¿Por qué ha venido?”
“Kytes me lo pidió… hasta se arrodilló en el piso…” recordó Cho, apenada. “Perdón… tú sabes todo lo que le debo…”
“L-lo sé, fue de gran apoyo para ti y para Mariko…” ello fue suficiente explicación para Roxas, quien comprendió el dilema de su hermana, y de inmediato sintió leve arrepentimiento por haber actuado de ese modo. En retrospectiva, Kytes tenía más derecho de pedirle favores a Cho que él mismo por la ayuda que le brindó en el conflicto anterior…

El Key no llegó a decir más ya que los últimos invitados entraron a la casa y su hermana fue a recibirles, por lo cual también le siguió.








“¡Hola a todos!” exclamó Urashima a los recién llegados. “¡Sean bienvenidos!”
“Gracias, hermanito agradable del Key~” le saludó Tomaj, quien luego miró de reojo a Roxas. “Al menos alguien es amable.”
“Ehh…” el Kotetsu sonrió incómodo. “¿P-por qué Roxas-niichan tiene tantos enemigos…?”
“Por su temperamento y aprende a ignorarlo,” explicó Tomo con indiferencia. “Menos mal han traído snacks. Los bocadillos de Horikawa son deliciosos, pero necesito algo con grasa.”
“Hehe, hemos traído un montón, descuida,” dijo Kytes, quien traía un par de bolsas grandes llenas de chips.
“Eres tan amable como siempre, pequeñín,” Dakki sonrió. “Aunque temo mucho que mi querida Tomo termine hecha una pelota…”
“¡No me juzgues, anoréxica!” exclamó la otra exPrincess.
“Eh, y aquí traigo las gaseosas…” dijo Sora, llegando detrás de Kytes, quien no llegó a saludar a todos con sus energías de siempre al notar la presencia de su archienemiga.
“Haha, gracias, te ayudo,” dijo Ryo, quien recibió una bolsa.
“¿Qué tienes? Andas con los ánimos por el suelo,” observó Larsa, quien se expresó con molestia en vez de alguna legítima preocupación.
“Ohh, no te preocupes, querido Larsa~” Dakki le dio un guiño. “Nuestro antiguo enemigo sólo anda recordando lo mucho que nos divertimos torturándole hace tres años~♥”
“¡No me tortures! ¡Y eso nunca será grato para mí!” reclamó el pelimarrón, torturado.
“…” Natsume miró por encima de los hombros de esos tres y vio a un peliplateado que mantenía distancia y desviaba su mirada. “¿Y quién vendría a ser ese huraño de atrás?”
“Yo me pregunto quién eres tú, pero permíteme,” Tomaj sonrió con ironía y regresó afuera. Ahí se acercó a Riku para empujarle hacia el grupo en contra de su voluntad. “Oye, ven para acá y preséntate de una vez…”
“…” Riku frunció el ceño y dejó que Tomaj le empujara, pero mantuvo su mirada desviada.
“¡Billy!” exclamó Osaka, quien corrió a abrazar al exRebel peliplateado. “¡Qué alegría que te aparezcas por aquí!”
“¡O-oye, no te le acerques!” exclamó Roxas, preocupado.
“Tú tranquilo, Key acomplejado,” dijo Tomaj, sonriendo frustrado. “Tu prima lleva siendo amiga de este Rebel casi tanto tiempo como ustedes llevan siendo sus enemigos.”
“¡¿Ehhh?!” Urashima se asustó. “¿Cómo así son enemigos?”
“Tomaj, estamos aquí para que hagan las paces,” le recordó Sora, frunciendo el ceño. “No insistas en incomodar a todos.”
“Ya, perdón, es mi tendencia,” dijo con gran indiferencia.
“¡Hablo en serio!”
“Ehh…” Kytes se inquietó ya que todos tenían las miradas fijas en Riku. “P-por favor, no hagan esto más difícil de lo que ya es…”
“Hmm…” el pequeño Sora se acercó a Riku como quien inspeccionaba a un objeto inanimado de cerca e invadiendo su espacio personal, lo cual hizo que el peliplateado se extrañara. “Huhu, percibo un color turbio… ¿Por qué? ¿Estás incómodo? ¿Por qué no dispersas ese color?”
“Eh…” el Rebel frunció el ceño, sin saber que decir.
“Estoy de acuerdo con Sora,” Natsume se encogió de hombros. “Este parece ser el exRebel de koneko-chan, como supuse, así que, si tienen algo de qué hablar, vayan a encargarse de ello. A nosotros no sólo no nos concierne, sino que les dificultaremos el asunto, ¿cierto?”
“Sí, es lo mejor,” Osaka asintió, y miró a su prima. “Cho, ehh, ve con Billy a conversar por el jardín, por favor…”
“…” la HiME dio un pesado suspiro y bajó su mirada.
“Está bien, aruji,” Kashuu le agarró de un hombro y le sonrió. “Iré contigo.”
“Yo también,” se sumó Roxas, frunciendo el ceño. “También tengo cosas que decir.”
“Qué especial te crees, como si fuera tu asunto…” comentó la espada, resoplando.
“¡Oye, tú eres el nuevo aquí!” le recordó el Key.
“Ya…” Cho frunció el ceño. “Agradezco la compañía, pero si se ponen a discutir les echaré de inmediato, ¿han comprendido?”
“…” el par se sorprendió un poco de notar que la HiME se amargó, y desviaron sus miradas, para dar su consentimiento a las condiciones.
“Listo,” Tomaj asintió. “¿Por dónde está la puerta hacia el jardín para empujar a este intento de Rebel para allá?”
“Q-quítate,” Riku se sacudió para soltarse y le miró con molestia.
“Ehm… por aquí…” dijo la HiME, quien caminó por un pasillo hacia unas puertas de vidrio que conducían al jardín de atrás. Ella fue junto con Kashuu y Roxas, y el Rebel le siguió a una prudente distancia, todavía con incomodidad, pero también con decisión de finalmente tener esa importante conversación.

Al mismo momento en el cual los cuatro se retiraron de ese ambiente, Horikawa y Tsumugi ingresaron con unas bandejas llenas de los bocadillos saludables.

“¿Eh? ¿A dónde se están yendo?” preguntó Horikawa.
“Cho va a tener una conversación con su exRebel,” observó Larsa. “No te preocupes, regresarán ni bien terminen.”
“¿Un exRebel?” Tsumugi se impresionó. “¿Cho-san es una HiME?”
“Pues sí…” Kytes sonrió incómodo.
“Seguramente eres nuevo si no lo sabes,” observó el Sora mayor.
“S-sí, lo lamento…” dijo el peliazul, apenado.
“Descuida, no es que Cho parezca ser HiME para empezar,” Tomaj se encogió de hombros.
“Cambiemos el tema,” pidió Natsume, impaciente.
“Eh, sí, regresemos a la sala a degustar los aperitivos,” sugirió Horikawa.
“¡Excelente idea!” exclamó Urashima, contento. “¡Y se ven aptos para Kamekichi también!”
“Por favor dale las croquetas especiales…”
“Pero vamos en marcha, que tengo hambre,” pidió Tomo.





Riku llegó rápidamente a la parte de atrás de esa residencia, donde vio una piscina rectangular que recibía sombra de unos árboles y unas sillas reclinables por el borde, donde la HiME tomó asiento. Él miró el jardín que les rodeaba, y vio que había una especie de dojo pequeño bajo construcción a poca distancia. Había oído de sus amigos que los Tanaka ahora tenían una familia tradicional de kendokas, por lo cual no era muy sorprendente, aunque el Rebel no sabía cómo iniciar una conversación, y terminó diciendo algo bastante neutral.

“Viven en una casa próspera…” observó con sus ojos pegados a esa piscina, con un tono ausente.
“Sí…” Cho también miraba a la piscina, meditabunda.
“¿Qué te trae aquí, Riku?” preguntó Roxas, con leve impaciencia.
“…” el Rebel mantuvo silencio, cabizbajo.
“Te es incómodo,” observó Kashuu con desinterés, y se encogió de hombros. “Bueno, obviamente lo estarías. Fuiste el primer Rebel de mi HiME y es de esperarse que no te sientas en casa en este instante,” le miró fijamente. “Pero no tienes mucho derecho ahora de guardar silencio y pretender acomodarte. Mi aruji está esperando…”
“Lo sé…” este entrecerró sus ojos, mostrando más inquietud.
“Está bien, chicos, no tienen que interceder por mí…” Cho negó y luego de comprimir sus puños a manera de alentarse, se levantó y encaró al Rebel. “Me sabe mal decir que fue mucho más fácil lidiar con Axel, a quien ya había dejado de lado para cuando nos volvimos a ver tres años después…” la HiME desvió su mirada. “Fuiste un Rebel cruel y te ensañaste conmigo. Axel sólo quería un verdadero desafío. Fue distinto.”
“…” Riku desvió su mirada.
“De no ser por tener a tus amigos preocuparse tanto por ti, no estarías en esta casa ahora.”
“…”
“Pero estás aquí por ellos…” Cho bajó su mirada. “Sora y Kytes son buenos amigos míos. Kytes me ayudó en múltiples ocasiones. Y, si bien no he sido muy cercana a Tomaj, siento que puedo comprenderle. Detrás de su actitud indiferente e hiriente, él se preocupa mucho por ustedes tres… y nunca olvidaré lo devastado que estuvo cuando Shinkouhyou te asesinó…”
“…” el peliplateado finalmente dejó de evadirle y le miró con leve impresión. “Tomaj nunca hablaría al respecto conmigo…”
“Y menos ahora que estás de vuelta…” la peliceleste negó. “El punto es que… si ellos son tus amigos y están dispuestos a apoyarte tan incondicionalmente, en el fondo debes ser como ellos.”
“Yo no soy como ellos, Cho…” Riku pareció molestarse un poco por aquella declaración. Sin embargo, él tomó asiento sobre una de las sillas y agachó su cabeza, lo cual le dio una apariencia rendida y frustrada. “Kytes no merece estar involucrado en todo esto. Él es una persona excepcional. Sora, por más difícil que pueda ser, también es un gran amigo que se preocupa por todos. Hasta el molesto de Tomaj se unió a Rizembool con motivos válidos de velar por nosotros y nunca perdió su visión en las cosas. Por otro lado… yo…”
“¿Qué estás diciendo?” Roxas le miró con incomprensión.
“Tú debes odiarme,” recalcó el peliplateado, mirándole de reojo. “No te he dado ninguna razón para hacer lo contrario. Torturé a Cho con mis constantes ataques y en ocasiones arremetí contra ti por más que no tuvieras poderes mágicos, y ni eras estudiante de Hanasaki en aquel entonces. Debiste haberte sentido impotente y diminuto en medio de toda esta guerra, sobre todo por todo lo que yo te hice.”
“…” el Key había tenido la intención de reclamar a aquel Rebel muchas cosas, pero estaba oyendo unas palabras tan rendidas y frustradas que casi sentía que no había punto de hacerlo. Aquel Rebel no era ese enemigo conflictivo del pasado. Parecía arrepentido, avergonzado y humillado completamente.
“Ese es un sentimiento que yo conozco demasiado bien, porque Rizembool me redujo a un mísero Rebel que debía pelear para tener una vida fuera de ese infierno, o de lo contrario no existía en lo absoluto,” comentó Riku, frunciendo el ceño. “No tuve nada, y odié a la vida por maldecirme de aquel modo. Dejé de rendir importancia a las personas y me sentí una víctima, todo con tal de poder hacer mi trabajo sin empatía hacia ustedes. Esa es la verdad.”
“…” Cho estaba un poco sorprendida por oírle hablar sin tabús. La HiME recordó vagamente una ocasión en la cual pudo hablar con Riku, y él le había hecho entender que su misión no era nada personal, que no tenía nada contra ella, pero de igual forma no pararía hasta derrotarle. Las más recientes palabras explicaban su mentalidad mucho más.
“Estás haciendo un buen trabajo en explicarte. Mi aruji debe sentirse agradecida por tu honestidad,” comentó Kashuu. “No pareces ser la misma persona de antes…”
“No lo soy precisamente, pero…”
“Pero…” el arma le miró con desconfianza. “¿Cuál es tu propósito de decirnos tu previa situación? ¿Qué esperas de nosotros?”
“…nada…” Riku contestó con desdicha y agachó más su cabeza. “Reconozco que estuve mal y que me convertí en un desalmado, y ustedes que no tenían nada que ver fueron quienes pagaron. No espero que me perdonen, no estoy aquí por eso… sólo quería explicar todo y dejarles saber que desconozco a aquel estúpido Rebel, que estoy horrorizado por el pasado…” comprimió sus puños con fuerza. “Y que odio a Rizembool desde lo más profundo de mi alma… ellos arruinaron mi vida y me envenenaron en contra de mis mejores amigos… yo lastimé a todos ustedes, puse en peligro a Kytes y Sora, le di motivos a Tomaj para que se convirtiera en un Rebel… y pese a todo ello, ellos fueron a rescatarme hace pocos días, han reestructurado mi vida al punto de garantizar mi futuro… y me apoyan incondicionalmente… como si un monstruo como yo lo mereciera…”
“…” Roxas se sorprendió de ver a aquel exRebel temblar con gran indignación y desdicha, completamente torturado por todo lo que había compartido con ellos. Se encontraba diciendo la verdad, no había forma que ese comportamiento fuera un acto.
“Estoy aquí para disculparme con ustedes…” admitió, y cerró sus ojos. “Nada se va a arreglar al pedir perdón, seguramente ni quieren oírme decirlo, pero he venido a reconocer mi falta, y sería un descaro de mi parte no mostrar arrepentimiento o responsabilidad por lo sucedido… por más que pueda ser un monstruo…”
“Entiendo…” Cho asintió, y volvió a tomar asiento. Ella miró a la superficie de la piscina un momento antes de contestarle. “No es como si hubieras sido un completo monstruo, Riku.”
“…” este se confundió y le miró.
“Cho…” Roxas se sorprendió. No quería que su hermana fuera a rendir crédito a aquel enemigo de hace tres años tan impulsivamente.
“De haberlo sido, hubieras intentado lastimar a Osaka incontables veces,” observó la peliceleste, pensativa. “Ella iba a Rizembool a pasar el tiempo con Tomaj y contigo, y tú fuiste paciente con ella. Hasta originaste un orphan que ella tuvo de mascota por un buen tiempo.”
“No lo hice como un favor hacia ella…” Riku frunció el ceño y desvió su mirada. “Tu prima es incontenible… ese orphan la distraía.”
“Heh, aun así,” Cho sonrió brevemente ya que esas palabras eran muy ciertas. “Y la prima de Tomaj te quería mucho y siempre defendió tu recuerdo, al igual que tus amigos. Ella lloró mucho cuando escuchamos que habías fallecido, y tuve que dedicarme a consolarla, irónicamente…”
“…” asintió, con pena. “Ella fue impactada por todo lo que ocurrió, sin duda…”
“Todos…” la HiME negó. “Riku… no voy a pretender que el pasado no existió porque te has disculpado, pero me alegro de haber oído lo que sientes. Sí ayuda… aun así, tomará tiempo dejar las cosas ir, y dudo que tú también me veas con los mejores ojos…” ella se levantó. “Pero, como dije antes, tus amigos son buenas personas y ellos significan mucho para mí. Hagamos las paces. Imagino que esto sería lo mejor para todos ahora.”
“Eres muy idealista si pretendes perdonarme tan fácilmente,” observó el peliplateado.
“No precisamente perdonarte, pero al menos debemos ser capaces de coexistir, por los demás,” la HiME lo pensó un poco, dio un pesado suspiro, y le extendió una mano. “Has dejado a Rizembool atrás y te has aliado con tus amigos. Eso es todo lo que me importa.”
“Bueno, si tú lo dices…” el exRebel negó y se levantó, para dar el apretón de manos. Aquella acción fue un gran alivio para él, y pudo respirar más tranquilo, aunque con leve remordimiento. “Eres demasiado razonable… nunca debimos haber sido enemigos…”
“Lo hecho hecho está,” Cho negó y soltó al peliplateado, para desviar su mirada. “Me tomará tiempo sentirme cómoda a tu alrededor.”
“Sí, lo mismo digo…”
“No dejaré de mantenerte los ojos encima,” declaró Kashuu. “Aunque te ves razonable. Tomaj sí dijo que eres un mejor humano que él.”
“¿Dijo eso?” ello frustró a Riku, quien se mostró exasperado. “No tiene remedio…”
“Tsk, de repente, no tengo nada que decirte…” admitió Roxas, con cierto disgusto. “Pareces arrepentido del pasado.”
“Lo estoy, no espero que me creas…”
“Te creo un poco y eso me fastidia…” negó ofuscado. “Pero Cho tiene razón. Al menos en mi caso, Sora y Kytes son buenos amigos y fui testigo de cuánto se preocuparon por ti en aquel entonces. Intentaré mantener la paz en nombre de ellos.”
“Ese par realmente son demasiados inocentes como para estar en Hanasaki…” Riku se vio impaciente y levemente preocupado. “No sé por qué debieron quedarse estos tres años.”
“Quién sabe, pero ya,” Kashuu miró hacia la casa. “Este ha sido un productivo paréntesis, pero regresemos donde los demás.”










Los cuatro regresaron a la sala, donde les esperó un espectáculo interesante. Ambos Soras se encontraban de pie en medio de los tres amplios sillones y los demás no dejaban de hacer múltiples comentarios y comparaciones en lo que degustaban los snacks.

“Este es uno evidente, pero a ambos les gusta jugar videojuegos,” observó Tomaj.
“Oh sí, y parece que Sora es muy bueno,” Osaka asintió. “Aunque sé qué Sora dos no se queda atrás.”
“Por supuesto que no, haha,” Ryo rió un poco. “Con todos los dolores de cabeza que le ha dado a Larsa en la secundaria…”
“¿Cuánto más van a continuar con estas comparaciones?” preguntó el Sora pelimarrón. “¿Y por qué yo tengo que ser Sora dos?”
“Porque llegaste al último a la casa,” observó Tomo.
“Además mi estimado kouhai vive aquí,” Natsume se encogió de hombros. “Estate agradecido de ser un invitado, en primer lugar.”
“Hoho, pero si Sora-senpai no está de acuerdo con ese apodo, hay que llamarle algo más,” observó el Sora rubio, quien sonrió a su homónimo. “¡Está bien! ¡Para Sora serás Sora-senpai! ¡Sora sabe que tiene que aprender mucho de ti!”
“Ehh, g-gracias, supongo…” dijo el chico, confundido por su habla en tercera persona.
“Y tampoco estoy de acuerdo con llamarte Sora dos,” Larsa dio un suspiro. “Tienes un apellido perfectamente utilizable, Aoi.”
“¡Ahhh! ¡No me llames por mi apellido! ¡No somos extraños!” este se horrorizó.
“Te dejaré de llamar así si intentas no desenfrenar tus videojuegos,” observó Larsa. “No simpatizo con la gente que se descontrola.”
“Oh, pero Sora-kun no es de esas personas,” dijo Tsumugi, sonriendo entretenido.
“Se nota que es un hermoso y leal niño a sus senpais~♥” canturreó Dakki, maravillada. “¡Y ha hecho que mejore mi imagen mental en todos los Soras existentes!”
“Definitivamente,” Tomaj asintió, convencido. “Siempre había pensado que ese nombre era más una maldición.”
“Ehh, no se pasen de malos, por favor,” pidió Kytes, sonriendo incómodo.
“¡En serio! ¡Tengo dignidad!” reclamó Sora dos. “¡Y no se refieran a mí así!”
“¿Qué hacen?” preguntó Riku, quien se acercó a sus amigos.
“Haciendo divertidas comparaciones entre los dos Soras, nada más,” Tomaj se encogió de hombros.
“¡Sí! ¡Es divertido!” exclamó Sora, sonriente.
“¡Para mí no lo es!” reclamó Sora dos, torturado.
“¡Onii-chan, por aquí!” Urashima extendió una palma para llamar a Roxas.
“¿Qué sucede?” le preguntó, acercándose.
“Estábamos intentar pensar en posibles comparaciones con los dos, pero no conocemos a tu amigo lo suficiente,” explicó Horikawa. “¿Tienes algo para contribuir?”
“Pues…” Roxas dio un suspiro y se sintió un poco mal de pensar en algo de inmediato. “Ehm… asumo que nuestro hermanito no es de saltearse clases, ¿verdad?”
“Oh, es un excelente punto,” Tomo asintió. “Por algo el horario de Sora dos es public domain para que todos le vigilen.”
“¿Saltearse clases?” Sora se puso a pensar. “Hmm, no que escoja saltear clases personalmente, pero Sora siempre está dispuesto a saltearse clases si alguien se lo pide o si hay algo más importante que atender. Sora sabe que hay cosas que son inigualables a veces, pero es importante obedecer a otros y comportarse.”
“Te han educado bien,” Natsume asintió y sonrió complacido. “En mi parecer, las clases son opcionales, aunque no es bueno usar esa excusa para volverse indisciplinado.”
“¡Sora entiende! ¡Me aseguraré de seguir tus palabras, maestro!”
“Entonces, para continuar con la comparación, es evidente que Sora dos que todos conocemos es del tipo irresponsable mientras que el renovado Sora es más bien el tipo de persona que puede ser corrompido por Sora dos,” concluyó Dakki, animada. “Ya han oído, hermanos del bello Sora. Tienen que protegerlo con sus vidas.”
“¡No es que sea una mala influencia!” reclamó Sora dos, indignado.
“P-pues, sí estás corrigiéndote un poco… pero…” Kytes se apenó.
“Necesitas mejorarte mucho más y ser alguien decente,” agregó Larsa, cruzado de brazos.
“Además que Sora te ha reconocido como senpai, así que tienes que dar lo mejor de ti,” observó Ryo, entretenido.
“¿Y qué es eso de public domain?” preguntó Riku, impaciente. “Ya eres mayor de edad. Deja de ser tan dependiente de las personas.”
“Uhh, no me destruyan…” se arrodilló en el piso, debilitado.
“Ehh, p-pienso que ya es suficiente…” pidió Tsumugi, un poco preocupado. “Vamos, esta es una reunión amena entre todos.”
“Como siempre, arruinando la diversión…” Natsume le miró de soslayo.
“Ihh…” el peliazul se asustó por su mirada.
“Ehm, pero lo que Tsumugi-san dice tiene mucho sentido,” Horikawa sonrió incómodo. “Podemos hacer algo más. ¿Alguna idea?”
“Pues, sería muy divertido hacer un entrenamiento o competencia de kendo, aunque el dojo de la casa sigue bajo construcción,” Urashima se puso a pensar. “Hmm, no sé…”
“Suena a una gran idea cuando el edificio esté disponible,” Larsa asintió, intrigado. “De lo contrario, contener una pelea dentro de una casa normal sería un poco difícil.”
“Sin duda un formidable Rebel como mi querido Larsa lo sabría muy bien~♥” exclamó Dakki, feliz de la vida, y mirando a Sora dos que se notaba incómodo por esas palabras.
“Heh, lo esperaré con ansias. Hace un millón de años que dejé mis entrenamientos de kendo, pero sería grato,” Tomaj dio un codazo a Riku. “Aunque tú deberías ser capaz de alardear ahí.”
“H-he estado en recuperación durante un largo tiempo, y luego de mi accidente no logré recuperar mis capacidades de antes…” Riku negó. “Y preferiría no participar en algo así en la casa de mi HiME…”
“Entiendo tu incomodidad, Riku, está bien…” Kytes sonrió apenado.
“Yo también lo esperaré…” dijo Roxas, quien pasó a mirar a Natsume con intensidad. “¡Y ahí sí que te derrotaré!”
“Eres un miembro de una familia de kendokas y yo no tengo entrenamiento con espadas. Ni me interesaría participar…” Natsume se encogió de hombros, aunque repentinamente sonrió con cierta maldad. “Hm, pero si permiten armas adicionales a las espadas, con gusto lo consideraré.”
“¿Qué tipo de armas?” preguntó Osaka, ladeando la cabeza.
“No sé a qué se referirá, pero dejemos la competencia de los dos en Mario Kart, por favor,” dijo Tomo, aprehensivamente.
“Sí, en serio…” Cho asintió, un poco angustiada.
“Eh, ello me deja entender que algo ocurrió con ese juego, así que supongo que los videojuegos están fuera de las opciones…” comentó Sora dos, notando la incomodidad de la HiME.
“Pues, podemos ir por lo más simple por ahora,” opinó Kashuu. “Entren a Netflix y busquen si hay algo que les llama.”
“Suena a lo más razonable,” Tomaj asintió.

Ello terminó siendo lo que convenció a todos, así que entraron a Netflix y distintas personas hicieron observaciones con respecto a lo que podían ver, con algunos tratando de argumentar sus elecciones. Iban a tomar un poco en ponerse de acuerdo, pero todos estaban entretenidos con aquella conversación.

Cho estaba al pendiente, de pie junto a Kashuu cerca de uno de los sillones, cuando entonces Natsume le llamó la atención.

“Koneko-chan, ¿qué haces de pie?” le preguntó el chico. “Ven, hay suficiente espacio para los dos en este sillón.
“Eh, sí…” ella asintió y tomó asiento. “Supongo la actividad anterior me distrajo…”
“Tienes un grupo de amigos muy amenos como para sugerir algo así, y me causó gracia,” Natsume sonrió complacido. “¿Y cómo están ustedes? ¿Cómo les fue con el Rebel?”
“Pues, fue una buena conversación… realmente parece haber cambiado…”
“Te noto meditativa, supongo es inevitable,” se encogió de hombros. “Es normal y recomendado que no quieras rendir mucho valor a las palabras de tu enemigo. En una guerra como la de Hanasaki, lo mejor es mantener la guardia en alto, aunque es un consejo que podría aplicarse a cada área de la propia vida.”
“Suena como si tú supieras algo con respecto al conflicto,” observó Kashuu.
“Hmhm, sólo he sido un estudiante de Rizembool varios años, y he observado muchos sucesos con el paso del tiempo, nada más,” confesó con una pizca de entretenimiento. “Y no simpatizo con los Rebels, aunque me considero más en casa en Rizembool que en el pacífico Hanasaki. Supongo sí soy una víbora como dijo tu hermano.”
“Ehh, n-no tomes a Roxas, en serio, por favor…” Cho desvió su mirada.
“Nuestra riña no es tu problema, koneko-chan, y ciertamente fue divertido recibir esa clasificación,” contestó con una simple sonrisa. “Más bien, te pediré que seas un poco paciente conmigo, porque tengo esta tendencia con las personas.”
“Me alegra que te hayas dedicado a explicarlo a mi aruji,” dijo Kashuu.
“…” entonces, Natsume sacó su celular al haber recibido un mensaje, y se vio hastiado.
“Natsume…” Cho le observó.
“Mis disculpas, koneko-chan, tengo que hacer una llamada. Enseguida regreso,” dijo el pelirrojo, quien se levantó.
“Natsume-kun,” Tsumugi se acercó de inmediato. “Te ves inquieto, ¿estás bien?”
“Quítate, es sólo que habrá una inspección sorpresa en mi laboratorio mañana, no que tenga nada que ocultar,” reportó impaciente. “Tengo que llamar a confirmar esa cita.”
“Ah, menos mal,” el peliazul se alivió de oírlo. “Temía que algo serio hubiera ocurrido…”
“Aun de ser el caso, no te corresponde. Ahorra tus palabras,” dijo, mientras caminaba hacia la puerta. “Y no me sigas.”
“Ehh…” Tsumugi se vio detenido, y se apenó al ver al pelirrojo retirarse.
“Me sorprende cómo puede ser tan amable y tan complicado al mismo tiempo…” Kashuu negó y se levantó para darle el pésame a Tsumugi. “Lo lamento, eres una buena persona.”
“Aprecio tus deseos, Kashuu-kun,” Tsumugi asintió, y regresó a sonreír con su usual débil sonrisa como si nada hubiera ocurrido. “Natsume-kun tiene una personalidad difícil, pero es una gran persona, e intento ayudarle en lo posible. Es como un hermano menor para mí.”
“Lo he podido notar,” Cho asintió y también se levantó. Ella sonrió apenada. “Supongo no me corresponde saber los detalles sobre su actitud, pero espero que esté bien.”
“No hay mucho que puedo hacer por él tampoco…” bajó su mirada. “Sé que Rizembool ha sido un ambiente muy negativo para él, y temo que le continúe llenando de este espíritu conflictivo…” entonces volvió a sonreír. “Pero he notado que sí se lleva bien con ustedes, y estoy seguro que su repentina decisión de aceptar a Sora-kun como su aprendiz será muy enriquecedor para él. Sin duda, se ve cometido a ayudar al pequeño.”
“Es evidente para mí que no es del todo malo, aunque siento que tardaremos un buen tiempo en conocerle bien,” comentó Kashuu, meditativo. “Sólo espero que no tenga problemas de comportamiento en la universidad. Se ve del tipo que desafía a todo el mundo.”
“Y lo es. Sé que no rinde mucho respeto a profesores y compañeros, pero al menos Natsume-kun no trata de meterse en muchos líos,” Tsumugi bajó su mirada, rendido. “Aunque… por más difícil que pueda ser, él es un buen chico, y sí hay pocas personas con quien es muy amable y leal. Son senpais que él no considera que son irónicos para él. Espero que puedan ver esa otra faceta de Natsume-kun pronto.”
“…” Cho se vio intrigada y asintió. Le costaba imaginar a Natsume en un rol de kouhai, y al mismo ello le hacía preguntarse qué clases de personas ese talentoso, orgulloso y revoltoso pelirrojo reconocería por encima de él, pero sabía que le tocaba ser paciente. También fue un poco triste notar cómo Tsumugi estaba triste por el hecho que Natsume no le consideraba de aquel modo, o al menos como un ser humano respetable, pero no sabía qué decirle.
“¡Senpai!” Sora se acercó y jaló el brazo de Tsumugi. “¿Por qué tienes ese color? No es bueno, senpai, no es saludable que estés triste.”
“Estoy bien, Sora-kun,” contestó el peliazul, sonriéndole ampliamente. “Eres un rayito de sol. Me alegra mucho tu presencia y que animes tanto a Natsume-kun.”
“Maestro es muy paciente conmigo, aunque tú también eres muy bienvenido, senpai,” declaró el rubio, amenamente. “Yo sé que maestro te estima mucho. Su color es distinto contigo.”
“Ehh, me cuesta creerte…” dio un suspiro, rendido.
“Vamos, nos animamos por revivir Buscando a Nemo. ¡Veámosla juntos!”
“Hehe, me alegra que no hayan escogido nada de terror,” confesó el mayor.
“¡Onee-chan, Kashuu! ¡También acérquense!”
“Sí, ya vamos,” dijo el arma, sonriendo por ver cómo el pequeño sí era capaz de animar a aquel deprimido senpai.

Ellos se unieron a los demás, quienes en su mayoría optaron por tomar asiento sobre la alfombra frente al televisor. Dicha película sería un superficial entretenimiento en lo que diversas conversaciones y algunas parodias iban a surgir, ya que era algo que todos habían visto al menos una vez. De aquel modo, esa reunión continuó un poco más, antes de que cada quien retornara a sus quehaceres personales.
« Last Edit: May 24, 2018, 10:58:10 PM by Cho »


Cho

57.3.


Los otros tres hermanos se habían retirado hace ya unos veinte minutos y la sala del apartamento de Gotou continuaba sumergida en un imperturbable silencio. Luego de haber intentado el inicio de una simple conversación y recibido unas respuestas cortas y nulas de parte de Yagen, el dueño de casa se dispuso a prender el televisor y sentarse sobre uno de los sillones. Sin embargo, aquella sutil invitación al invitado de tomar asiento no sirvió de nada. Desde su llegada, el doctor había caminado a las ventanas y mirado la vasta ciudad frente a sus ojos, y no parecía dispuesto a siquiera acercarse a otros sitios del ambiente.

Después de un cuarto de hora, Gotou dio un exasperado suspiro y apagó el televisor. Como esperó, ello tampoco suscitó una reacción cooperativa de su distante hermano. Y lo peor del caso fue que, pese a ese intento de llamarle la atención y hacerle sentir lo suficientemente incómodo como para que tomara la palabra en medio de ese inesperado silencio, fue Gotou quien se sintió abrumado al ya no tener aquella distracción frente a él. También era molesto notar cómo el doctor, por más quieto que se haya quedado, se notaba bastante cómodo y ausente, y parecía capaz de mantener esa estancia por horas.

Ello forzó a Gotou a tragar su orgullo y caminar donde el otro para compartir esa escena del atardecer de la ciudad e intentar no postergar aquel inútil juego del científico.

“Tsk, tú ganas, eres muy bueno para aislarte…” expresó Gotou, negando.
“…” Yagen sonrió, manteniendo su vista en el firmamento. “¿Qué es lo que he ganado, Gotou?”
“¿Qué clase de pregunta es esa?” alzó una ceja y pasó a impacientarse. “Sin duda eres lo suficientemente obstinado como para no tomarte la molestia en hablar o acercarte por más presión que te haya puesto. Siempre has sido el más huraño de todos, supongo no debí haberme tomado la molestia de esperar que tú intentaras conversar.”
“Hmhm…” rió por lo bajo, inmutado. “Si dices que he ganado en el silencio, ¿por qué te encuentras hablándome? El hecho que tú te encuentras tratando de hacerme hablar y que yo te dedique una respuesta significa que, más bien, yo he perdido, asumiendo que me encuentro participando en tu muy específico, caprichoso e ilógico juego, por supuesto…”
“Tch, ¡cállate!” estalló con gran cólera. “¡Sabía que ibas a aprovechar para impacientarme!” Gotou agitó sus brazos con molestia y resopló. “Obviamente no vas a cooperar, no sé por qué pierdo mi tiempo.”
“…” Yagen cerró sus ojos, tranquilamente. “Entonces supongo que me dejarás ganar tu juego después de todo…”
“No…” pese a la incomodidad que sentía, Gotou mostró determinación al entrecerrar sus ojos y negar para despejar su estado de ánimo. “Namazuo ya nos advirtió que piensa involucrar a Ichi-nii y a nuestros hermanos si no corregimos nuestro comportamiento. Quién diría que sería él quien nos diera una amenaza así…”
“Namazuo es más inteligente de lo que parece,” Yagen se encogió de hombros. “No todos somos como tú que crees sus constantes pantomimas. Por algo es mayor que nosotros.”
“¿Qué tienes conmigo, Yagen?” negó impaciente. “Sí, supongo nadie puede ser tan hueco como él, pero tampoco es que confíe mucho en él, y pienso que involucrar a nuestros otros hermanos es una mala idea, pero le creo capaz de disparates así.”
“Ciertamente yo también,” sonrió con ironía.
“Bueno, al menos estamos hablando…” dio un leve suspiro. Curiosamente, ya se sentía un poco agobiado, pero no podía desanimarse.
“Hmhm…” Yagen se vio entretenido. “La orientación de tu edificio es ideal, ¿no es así?”
“¿Qué?” Gotou le miró como un bicho raro.
“Me refiero al ángulo con respecto al atardecer. No estoy viendo el sol, pero su iluminación es lo suficientemente evidente para una agradable vista. Por ello mismo, sé que el amanecer vendría a ser igual. Sin duda, la arquitectura está considerando esa idiosincrasia particular del movimiento del sol cada vez más, así no es excesivamente caluroso durante las tardes de verano,” se explicó tranquilamente. “Es de particular importancia en estructuras como la presente ya que no tienes otros edificios de la misma altura en el campo de visión.”
“S-supongo…” sintió un tic en la ceja. “¿Qué tiene esto que ver con cualquier otro tema importante, Yagen?”
“Es una curiosidad, y a mí me encanta hablar de ellas,” confesó sin problemas.
“Eres un raro,” le miró como si no tuviera remedio. “Con razón no tienes amigos.”
“Heh, te sorprenderías de la popularidad que conversaciones así tienen en conferencias y círculos de profesionales de mi nivel,” se encogió de hombros, inafectado, y pasó a mirar al otro de reojo, sonriendo con ironía. “Pero tienes razón al decir que no tengo amigos, aunque no hay nada de malo en ello, y tú lo sabrías mejor que nadie.”
“¿Qué quieres decir con eso?” le miró con desconfianza.
“¿Tengo que ser explícito, Gotou? Tú tampoco tienes amigos.”
“¡¿Ehhh?!” eso hizo que el pelimarrón se quedara en shock y se molestara bastante. “¡Para tu información, yo sí tengo amigos!”
“Entonces esperaré el día para conocerlos en persona, a menos que estén aquí presentes a tu costado y no los pueda ver. En aquel caso, mis más sinceras disculpas.”
“¿Q-qué quieres decir…?” Gotou muy brevemente miró a su otro costado y lo lamentó tremendamente al comprender a qué se refería el otro. “¡No son imaginarios, maldición!”
“Hmhm, sigues siendo un niño,” declaró con superioridad.
“¡Cállate!”
“Aunque, en fin, supongo a estas alturas Fudou será un amigo tuyo luego de tanto auxilio que te ha brindado con el paso de los años, por más desagradable que pueda actuar.”
“N-no lo sé, es un chiflado y se nota que no nos pasa…” Gotou negó frustrado ya que no podía leer a aquel raro allegado. “No lo consideré, pero sí es como parte de la familia.”
“Me alegro.”
“Y me sorprende que te molestes en mencionarle, tú que apenas lo conoces y él sin lugar a dudas te aborrece.”
“No por ello menospreciaría a alguien cercano a uno de mis hermanos, aparte que él debe ser el constante ejemplo para ti de qué no ser cuando seas grande,” comentó inmutado. “Asumo que te mantendrás alejado de las bebidas alcohólicas de por vida.”
“Tsk, suenas como un ser terrible por decir eso…” le reclamó molesto y levemente perturbado por la poca importancia que Yagen le estaba dando a ese tema. “O-obviamente no sería como él, pero sí me preocupa que ande con ese vicio, aunque él nunca me oye.”
“Y mejor no le insistas. He notado que es agresivo.”
“¡Y por cierto, Fudou es apenas un año mayor que yo! ¡No andes diciendo que soy un niño y que me falta crecer!” declaró Gotou, apuntándole con ira. “¡No voy a dejar que ese camuflado insulto pase desapercibido!”
“Oh, y ya se me había olvidado que lo había dicho, para empezar,” confesó Yagen, meditativo, para verse entretenido. “El simple hecho que hagas un sobreesfuerzo para mencionarlo por más que hayamos comenzado con otra conversación significa que sí te hace falta madurez.”
“Tch, maldito…” Gotou rechinó los dientes. Detestaba cómo su hermano aprovechaba cada pequeño indicio para hacerle molestar, algo que siempre fue parte de la interacción de ambos, pero que se había tornado peor con el tiempo. “En fin, nos estamos distrayendo. No vuelvas a intentar mencionar el ángulo del sol o lo que sea, hay que ponernos a hablar.”
“Ya estamos hablando.”
“¡Sabes a lo que me refiero!”
“…” Yagen dio un suspiro. “Entonces comienza. Yo ya puse un tema de conversación, y tú debes tener una mejor idea sobre qué dialogar a continuación por lo impaciente que estás.”
“Pues…” frunció el ceño y desvió su mirada. Percibió ese incómodo silencio regresar y a su hermano retornar su atención al cielo. “…no es fácil, ni sé por dónde comenzar…”
“…”
“¿Sobre qué se supone que deberíamos hablar precisamente?” preguntó, ofuscado. Comprimió sus puños. “No hay punto en recordar lo sucedido, y no veo cómo recapitular las cosas puede ayudar en algo…”
“…” Yagen sonrió.
“Siento que no tengo nada que decir…”
“Eso es cierto, Gotou…” dijo el científico, cerrando sus ojos con calma. “Es verdad, porque tú no deberías ser quien tenga algo que decir, en medio de todo esto.”
“…” le miró atentamente, con leve intriga.
“¿Por qué mis palabras deberían confundirte?” le preguntó con entretenimiento. El pelinegro sabía cómo el otro se sentía en aquel silencio, sin haber necesitado observar su semblante. Finalmente, abrió sus ojos, y le miró. “No es misterio que yo soy quien tiene todo que decir aquí, porque he sido yo quien nos causó tantos problemas. El hecho que tú debas sentirte tan incómodo y tan impulsado a hacernos hablar por más que carezcas las palabras sólo delata que estoy volviendo a ser injusto contigo. No olvides que fui yo el responsable de nuestra distancia, por ser una persona tan incorregible, y un inepto hermano.”
“…”
“…” sonrió con ironía. “Un hermano sin remedio que continúa sin querer hablar.”




Luego de una caminata por un centro comercial cercano durante el cual pasearon por tiendas y compraron unos refrescos, Hakata miraba con poco interés unas tiendas de marca por una zona donde ya habían deambulado.

“Hmm, no hay mucho que hacer por aquí, y no hemos venido a comprar,” observó el rubio. “¿Ustedes quieren ver algo?”
“Yo estoy feliz de pasear, hace tiempo que no iba a un mall en Japón,” confesó Shinano, animado. “Realmente me encantaría ir de compras ahora mismo, pero sé que tú no tienes mucha paciencia conmigo, Hakata.”
“Eres más indeciso y apasionado a las tiendas que muchas chicas, estoy convencido,” negó. “Bien por ti, pero no seguiré tu mal ejemplo. Uno debe ser cuidadoso con el dinero.”
“Ehm, no es para tanto, soy cuidadoso, lo juro,” dio un suspiro. “De todos modos, ya quedaré con Syo que él sí me entiende.”
“Oh, ¿y cómo están tus amigos?” preguntó Namazuo. “Hace tiempo que no escucho su nombre.”
“Están muy bien, ya andan volviéndose famosos y con experiencia laboral, así que me toca seguirles sus pasos,” declaró el pelirrojo con una sonrisa determinada y comprimiendo sus puños energéticamente. “Siento que tengo mucho por delante todavía, pero no me desanimaré. Luego de pasar bastante tiempo con todos ustedes, me siento muy recargado e inspirado.”
“Y sabes que cuentas con nosotros,” el mayor asintió, alegremente, y le dio un guiño. “Eres nuestro lindo pelirrojo y un tesoro de nuestra familia, nunca lo olvides.”
“Sí, por supuesto que no lo haré,” asintió decidido.
“No entiendo esa fijación de que eres el tesoro de la familia, o lo que sea,” Hakata se encogió de hombros y se ajustó sus gafas. “A mi parecer, es una creencia infundada.”
“Oye, te haré saber que nuestros padres siempre me alentaban y depositaron esa gran confianza en mí desde el inicio,” declaró Shinano, con las manos en las caderas. “Ello me ha dejado entender que tengo un gran potencial y no debo ser subestimado.”
“Por ello no rindes en el colegio tanto como nuestros hermanos. No te molestas en los detalles ni en hacer un caso por ti,” concluyó el rubio con cansancio. “Necesitaré pruebas empíricas para validar lo que dices, ¿has entendido?”
“P-pues, las obtendré…” declaró el pelirrojo, quien se mostró incómodo y desvió su mirada.
“¿Qué?” Hakata se extrañó. “¿Acaso no me has entendido?”
“E-eh, p-por supuesto que sí…” entonces, Shinano se acercó a Namazuo y le susurró. “Namazuo-nii, ¿qué es empíricas?”
“Eh, uh, pues… Honebami dijo esa palabra el otro día… hmm…” se cruzó de brazos.
“D-deben estar bromando, es sentido común…” eso hizo que el rubio diera un pesado suspiro y mostrara una grave preocupación por sus raíces. “Ahh… creo que tendré que sugerirle a Ichi-nii que realicemos una sesión de estudio en familia…”
“¡N-no tienes que llegar a eso, Hakata!” exclamó Shinano, quien sacó su celular. “Ahora mismo reviso qué es, tú tranquilo…”
“No sé por qué siento que Yagen nos jalaría las orejas si se entera que no sabemos…” comentó Namazuo, sonriendo inquieto.
“Sí, definitivamente, él sobre todo por ser el científico,” asintió. “Pero ya, no hay más que ver por aquí. Si no hay ninguna tienda a la cual quieran entrar, vamos a otro lado.”
“Pues, podríamos revisar la tienda de Sanrio si te animas,” sugirió Shinano.
“¿Ehhh?” Hakata se sorprendió y pasó a fruncir el ceño. “Por favor, Shinano, ¿tengo cara de niñito o algo? No me interesan esas tonterías, y soy mucho mayor por dentro.”
“Eh, perdón, no quería ofenderte…” por su parte, Shinano se frustró ya que a él sí le gustaba esa tienda, pero decidió ahorrarse ese dato ante aquel hermanito que apenas le miraba como un igual.
“Aw, pero Hello Kitty es lindo, y hace poco vine con Gokotai y él se quedó prendido de la tienda por lo hermosa que es~” canturreó Namazuo, emocionado. “Hehe, me da pena recordar que mi pequeñín se puso a llorar por conmoverse tanto con los peluches y por no poder escoger qué comprar. ¡Ohh, podría comprarle algo ahí, ahora que lo pienso!”
“No es una mala idea, pero si le vas a llevar algo a Gokotai, compra algo a mis otros hermanos también,” le recordó Hakata, levantando un índice. “No es secreto para nadie que siempre has tenido un cariño especial con Gokotai, pero piensa en todos los demás. La mayoría somos pacientes, pero no me sorprendería que Houchou diera una pataleta intempestivamente.”
“Pues tienes razón, pero te aseguro que no iba a excluir a nadie,” Namazuo también levantó un índice y dio un guiño juguetón. “Cuando me pongo en modo de hermano consentidor, no hay nada que me detenga~ ¡Vamos a Sanrioworld!”

El pelinegro se apresuró, seguido del otro par. Una vez llegaron a aquella tienda llena de muchos adornos pequeños y peluches, el mayor se puso a buscar de un rincón a otro con grandes energías, mientras sus hermanos ubicaron un sillón en medio de la tienda donde tomaron asiento para esperarle. Shinano agradeció por dentro que por la hora no hubiera mucha clientela ya que sabía que Namazuo fácilmente podría tropezarse con alguien por su frenesí.

Entonces, el pelirrojo vio al rubio cabizbajo y meditativo, lo cual le sorprendió un poco ya que este solía siempre andar de buenas y siguiendo algún desafío interno. Shinano se puso a pensar en qué decirle y recordó la búsqueda por esa palabra de antes.

“Oh, cierto, vi que empírico es sinónimo de experimental,” reportó, a lo cual el menor le miró con leve incomprensión.
“¿Sigues con eso?”
“Pues, tenía curiosidad, y sin duda Yagen usaría esa palabra, pero no se aplica mucho a mí,” comentó Shinano. “O sea, yo quiero ser un modelo y una figura pública. No voy a andar haciendo experimentos en un laboratorio.”
“Ihh…” repentinamente, el pequeño se agarró el pecho.
“¡Ahh! ¡¿E-estás bien?!”
“…tus palabras me dolieron físicamente, Shinano…”
“¿Eh?” ladeó su cabeza, con un tic en la ceja.
“Ahh, no lo puedo creer…” se lamentó Hakata, negando repetidamente. “Si tú eres un tesoro, el resto de nosotros somos maravillas…”
“¿Q-qué dices?”
“Y con razón te viene ser modelo. No tienes masa gris para nada más…”
“¡Ya es suficiente! ¡No te burles de mí!” se impacientó el pelirrojo, quien hizo un puchero. “Y no soy un tonto. Por exigencias de tu parte y de parte de Gotou siempre intento estudiar y tener un buen nivel en matemáticas, ¿has entendido?”
“Sí, eso te está salvando, creo yo.”
“Oye…” le miró con reproche y vio al pequeño dar un suspiro y sonreír tranquilamente.
“¿Qué sucede, Shinano? ¿Retomaste la conversación porque me viste desanimado?”
“¿Eh? P-pues…” no había esperado que el pequeño se diera cuenta tan fácilmente.
“Vamos, yo soy un genio y estoy muy familiarizado con la dinámica familiar. Ya sé leerlos bastante bien,” declaró convencido y con gran orgullo. “No es fácil agarrarme desapercibido.”
“Sí me conoces bastante bien, supongo…” admitió con un gesto de derrota.
“¡Por supuesto!” asintió. Después de disfrutar aquel pequeño ‘triunfo’, Hakata sonrió con frustración. “Estoy bien, sólo ando preguntándome con respecto a Gotou-nii y Yagen-nii.”
“¿Eh?”
“¡Regresé!” exclamó Namazuo quien traía un par de bolsas grandes de Sanrio. El pelinegro se notaba muy feliz y realizado por su shopping spree. “Ahh, me dejé llevar y compré más cosas de las que debería, pero está bien. Quizás Ritsu y Naoto aprecien un par de peluchitos que compré. Se los llevaré mañana~”
“Haha, no me sorprende que hayas comprado de más, Namazuo-nii,” Shinano sonrió.
“Pero recordé que entre mis hermanitos me haces falta tú, Hakata. ¿Qué podría conseguirte?”
“Heh, esperaba pacientemente a que te dieras cuenta, Namazuo-nii,” observó Hakata, sonriendo perspicazmente. “Tenemos que comprar comida para llevar de regreso, y por venir con frecuencia a visitar a Gotou-nii, ya conozco un buen restaurante de sushi a donde quiero ir. Sólo te pido que nos invites esa cena.”
“¡Entendido~! ¡Así será!” Namazuo hizo un saludo militar. “Compraremos eso y buscaremos algún postre en el camino. Iremos en marcha ni bien estén listos.”
“Claro, puede ser ahora,” Shinano se levantó, y se confundió al notar que Hakata no se había levantado a la par con él.
“Antes de ir…” este volvió a bajar su mirada. “Creo que todos tenemos una idea sobre por qué Gotou-nii y Yagen-nii se mantienen distanciados, pero… ¿podrían compartirlo conmigo?”
“Ehm, Hakata, es un tema un poco sensible…” le recordó Shinano, con una sonrisa apenada. “No creo que sea bueno hablarlo ahora.”
“Pero…” el rubio frunció el ceño, y entonces vio a Namazuo tomar asiento a su costado.
“No, pienso que es hora que lo conversemos, Shinano,” dijo el pelinegro, tranquilamente.
“¿Eh? ¿Seguro?” este se sorprendió.
“No es justo que tengamos que mantener a nuestros hermanitos en la oscuridad sobre lo sucedido en el pasado, y Hakata que es muy inteligente y ya con trece años de edad debería lidiar con esto también,” observó Namazuo, sonriendo con leve tristeza. Él miró al menor. “Lo siento, seguramente te sientes privado de muchas cosas en medio de nuestros intentos de no inquietarles con asuntos ajenos, pero pienso que nuestra manía ya se ha convertido en un capricho, y estoy seguro que Ichi-nii está de acuerdo conmigo. No tiene por qué haber secretos entre nosotros.”
“…” Hakata asintió mientras miraba al pelinegro atentamente, intrigado. Para variar, no había podido predecir que su ocurrente y bromista hermano tomaría una decisión tan razonable.
“Shinano, toma asiento también,” dijo Namazuo. “Tú sabes la historia mucho mejor que yo, ya que fuiste quien me la dijo.”
“S-sí…” ello produjo tristeza en el pelirrojo, quien se sentó al otro lado de Hakata.

Ciertamente, era triste recordar la amnesia de sus hermanos mayores, y cómo ellos no habían podido conocer el pasado. Por ese motivo, a veces Shinano temía que ellos no fueran capaces de compartir la seriedad del asunto ya que no podían comparar el presente con cómo todo había sido. El pelirrojo miró al mayor de los tres, quien se animó a iniciar el relato.

“Pues, ¿por dónde iniciar?” preguntó Namazuo al aire. Él había levantado su visión al techo de la tienda, con una sonrisa tranquila, aunque levemente triste. “Quizás lo mejor sea en entender que nuestros dos hermanos son personas muy distintas y un tanto incompatibles. Gotou es muy franco y energético, y resulta muy impaciente cuando la gente no le trata del mismo modo. Por otro lado, tenemos a Yagen que es una caja de misterios y quien tiende a no ser directo con las personas al preferir reservar sus pensamientos o incluso tomarles el pelo. Si no me equivoco, ellos dos siempre tuvieron choques por sus diferencias.”
“Sí, desde siempre,” dijo Shinano, sonriendo torpemente. “Y aparte de ello, Yagen fue un hermano mayor pesado y rebelde cuando éramos niños, y tanto él como Atsushi solían ser un poco crueles con Gotou. Sin duda ello no ha ayudado en cómo las cosas son ahora.”
“¿Eh? Pero Gotou-nii no parece llevarse mal con Atsu-nii,” Hakata mostró confusión. “¿Cuál vendría a ser la diferencia?”
“Atsushi también es una persona muy directa, lo que los hace más compatibles, aunque el verdadero motivo está relacionado a lo que sucedió hace nueve años,” contestó Namazuo. Él dio un pesado suspiro y mantuvo su sonrisa, la cual se contagió de resignación. No le gustaba hablar sobre momentos del pasado que no podía recordar, pero sabía que debía acostumbrarse a ello. “Después del incidente y de que Ichi-nii y yo termináramos amnésicos y discapacitados, Gotou decidió llenar el lugar del líder de la familia para mantenernos. Atsushi estuvo fuera por su entrenamiento militar y se enteró de lo ocurrido bastante después, por lo cual no pudo estar con nosotros en los momentos más difíciles. A su vez, Yagen se internó en sus estudios en Rizembool y también estuvo ocupado en ayudar a Honebami con su rehabilitación. Bueno, eso es lo que asumo porque no es que haya sido honesto con nosotros…”
“Es verdad…” Shinano asintió, cabizbajo. “Por ello, Gotou, quien vendría a ser el sexto hermano, repentinamente tuvo que tomar el rol del primogénito pese a sólo tener nueve años de edad. Y realmente… fue una gran carga para él. Fue devastador, y yo no llegué a serle el mejor apoyo tampoco en ese entonces por cuidar de todos en casa.”
“Gotou-nii…” Hakata se apenó al oír todo ello.
“Por todo ello y por el hecho que no tuvo a nadie de la familia en quien apoyarse, Gotou resintió tanto a Yagen como Atsushi por un tiempo,” dijo el pelirrojo. “Ellos dos son mayores que él y ya habían demostrado tener aptitudes para ser herederos, aparte que los dos pudieron haberle ayudado o incluso tomar las riendas ellos mismos. Después de unos meses, Atsushi regresó. Él estuvo en un entrenamiento fuera del país donde no tuvo contacto alguno, y nos dijo que regresó ni bien se enteró de las noticias,” sonrió con nostalgia. “Se quedó con nosotros unos meses antes de reanudar su entrenamiento y todo el tiempo intentó apoyar a Gotou como pudo. Se disculpó muchas veces con él e hizo todo a su alcance para velar por nosotros. Por todo ello, Gotou le perdonó y comprendió la vocación y metas que nuestro hermano tenía. En verdad fue un gran alivio para mí que pudieran reconciliarse.”
“Sí recuerdo todo eso. Fue un momento de unión y vi a Gotou en paz y despejado,” Namazuo asintió. “Ese también fue el periodo de tiempo más largo que Atsushi estuvo con nosotros.”
“Sí, sus visitas siempre han sido esporádicas y cortas…” comentó Shinano, apenado. “Sin embargo, con Yagen, fue completamente distinto.”
“Por algún motivo, Yagen se concentró en mantener aquel intercambio conflictivo y reservado con Gotou pese a haber estado tan ausente, ¿no es así?” preguntó el pelinegro, frustrado.
“Sí, pero no sólo eso…” Shinano comprimió sus puños con impotencia. “Yagen llegó al punto de desentenderse de los deberes de la familia y darle la espalda a Gotou, por más que recién había aparecido luego de su larga ausencia.”
“¿Por qué…?” preguntó Hakata en voz baja, mirando al suelo. “Yagen-nii nunca estuvo fuera de la ciudad, ¿verdad? Pero, pese a eso, sí se ausentó por mucho tiempo. Yo era muy joven como para recordarlo bien, pero tanto él como Honebami-nii regresaron bastante después…”
“Pues, no lo sé, Yagen sólo me ha dicho que estuvo muy ocupado con sus estudios, y quería que Honebami-nii se recobrara antes de poder regresar. Al parecer, nuestro hermano tomó mucho tiempo en recuperarse después del incidente…” comentó Shinano. “Pero, al ritmo que vamos, siento que Yagen nunca va a querer ser abierto. Su actitud en aquel entonces fue muy conflictiva, y también intentó buscarme pelea por más que yo no le quisiera corresponder. Es como… si tratara de alejarse de nosotros tan obstinadamente…” dio un pesado suspiro. “Pero estoy convencido que ese fue el modo en el cual Yagen optó lidiar con lo acontecido, por más incorrecto que haya sido…”
“Es por ello que Gotou terminó rechazando a Yagen y molestándose con él,” dijo Namazuo, frustrado. Él llevó una mano a su frente, impaciente. “Yagen en ningún momento ha intentado disculparse o reparar la situación pese a haberlo iniciado. No lo sé, todo me da una mala espina. Es evidente para todos que Yagen es una persona disciplinada, lógica y madura, así que este comportamiento tan inaceptable e infantil con Gotou me resulta un gran misterio.”
“Hmm…” Hakata frunció el ceño y se puso a pensar. “Pues, no conozco a Yagen-nii lo suficiente, y si ustedes que pasan más tiempo con él no han podido descifrarlo entonces no hay mucho que pueda decir… tendría que meditarlo.”
“Tampoco te molestes en hacerlo,” Shinano negó. “Yagen es un ensarte y créeme que le he dedicado demasiadas meditaciones sin fruto. Sólo debes recordar que es nuestro hermano y que mantiene la lealtad hacia nosotros que es propia de nuestra familia. Por más distante que permanezca, ello ha sido evidente para mí.”
“Oh, definitivamente, yo también lo he notado,” Hakata asintió y sonrió ampliamente. “Pero te olvidas que yo, a diferencia de ti, soy un genio, así que mis meditaciones nunca son en vano.”
“O-oye…” le miró con reproche.
“Gracias por ser honestos conmigo,” dijo el pequeño rubio, con una sonrisa más humilde. “Siempre me pregunto tanto del pasado, y todavía hay varias cosas que quisiera saber… supongo me gustaría oír sus pensamientos y pareceres, porque ustedes nunca han sido del todo abiertos con nosotros, como sus hermanos menores.”
“Sí pienso que es hora que todo eso cambie, sobre todo por cómo estamos intentando volvernos más unidos que nunca,” Namazuo asintió energéticamente. “Algunas cosas son difíciles de conversar y los secretos y reservas no saldrán a la luz con rapidez, pero espero que sí suceda pronto. Sólo te pido que seas un poco más paciente.”
“Lo sé, Namazuo-nii, y comprendo lo que dices,” asintió. “De todos los menores, Shinano realmente ha sido quien les ha apoyado en lo que ha podido…”
“R-realmente me ves como un menor, ¿verdad…?” preguntó este, con gran tristeza.
“…así que los demás continuamos a la expectativa de saber más y de poder serles de ayuda,” continuó Hakata, ignorando al pelirrojo. “Bueno, Gokotai también estuvo involucrado en algunos momentos difíciles, pero para ser un hermano tan dependiente y sensible nunca ha querido compartir sus vivencias.”
“Gokotai tuvo mucho con lo que lidiar en ese entonces, pese a haber sido tan pequeño…” Namazuo sonrió con tristeza y un leve gesto de culpa. “Esa es una historia distinta, Hakata.”
“Espero que algún día lo compartan conmigo…” Hakata dio un suspiro. “Y él, que es dos años mayor que yo, apenas pudo hacer algo por ustedes, mientras que yo con las justas tenía uso de razón y no tengo muchos recuerdos de aquel entonces… en verdad, como un genio, hubiera querido apoyarles en medio de todo ello…”
“A mí me hubiera gustado poder hacer más y haber desarrollado mejor mis aptitudes,” observó Shinano, sonriendo comprensivamente. “Todos, incluso Gotou, desearíamos haber hecho las cosas de manera distinta, pero no hay por qué pensar en ello. Todos dimos lo mejor de nosotros y seguimos adelante, y ahora nos toca vivir el presente y apuntar al futuro de la mejor manera. Eso es lo más saludable para nosotros y nuestra familia, y lo que nos queda por hacer.”
“¡Exacto~!” exclamó el pelinegro con muchas energías. Él dio un guiño a Hakata y formó una v con sus dedos. “Así que no te andes deprimiendo por asuntos del pasado. Hemos dejado a tus dos dramosos hermanos conversando y nos encargaremos de velar por la unidad familiar para vivir como se debe, y sabes muy bien que también contamos con Ichi-nii para ello. Más bien, sé muy feliz por tener a los hermanos que tienes y contar con la oportunidad de aprovechar tus estudios y continuar con tu meta de ser un magnate algún día. Lo creo muy posible para ti.”
“Hehe, gracias por los ánimos, Namazuo-nii,” Hakata sonrió. Al haber recibido aquel aliento y palabras amables, el pequeño recobró su usual seguro estado de ánimo. Ajustó sus gafas y sonrió con perspicacia. “Heh, es más que posible, definitivamente lo lograré.”
“Sin duda nada te detiene cuando te inspiras,” Shinano asintió y se puso de pie. “Ahora vamos por tu sushi. Tenemos que regresar donde nuestros hermanos y celebrar todos juntos.”
“Sí, verán que es el mejor sushi que han comido,” el pequeño saltó de su asiento. “Namazuo-nii, gracias por la invitación.”
“¡Descuida, es mi placer~!” el mayor le dio un saludo militar y se levantó. “Listo, vamos en marcha que creo que una trabajadora nos está mirando feo por acaparar el único sofá de la tienda. Vamos, vamos~”
“Ehm, no deberías verte tan feliz si ese es el caso…” Hakata le miró con incomprensión.

Los tres continuaron con el itinerario en lo que salían del mall y de regreso a la transitada avenida, la cual estaba más llena de personas por el inicio de la hora punta. Hakata dirigió a sus hermanos hacia donde se encontraba el restaurante.



Cho

57.4.


Luego de aquella observación realizada por Yagen, continuó otro silencio. El doctor mantuvo su atención hacia la vista de la tarde que constantemente se oscurecía con completa inmutabilidad. A su costado, Gotou mostró impaciencia y leve molestia. Había esperado que su hermano continuara, pero era como si sus palabras hubieran intentado dar un sello a la conversación.

Yagen no quería expresarse y punto. Podrían encontrarse dialogando, podrían hablar de aquel edificio o de su familia, pero el científico nunca tomaría una conversación sincera. Y, para el fastidio del menor, aquella pausa de la conversación luego de esas hurañas palabras le había causado un desaire, lo cual ya resultaba demasiado familiar. Pero, de todos modos, Gotou estaba cometido a no desperdiciar el tiempo.

“Quién sabe cuándo nuestros hermanos van a regresar,” observó el, impaciente. Miró al otro de reojo, quien estaba enfocado en la pista por debajo del edificio. “Oye, despierta, Yagen. ¿Realmente no te importa que nuestros hermanos tengan que importunarse con este problema?”
“Suena a que no es difícil chantajearte,” comentó el doctor, quien para variar tenía un tono más neutral y no se notaba con el interés de fastidiar a su hermano al tener algo más importante que ocupaba sus pensamientos.
“Tsk, no me importa lo que pienses…” frunció el ceño y le apuntó acusatoriamente. “Sin embargo, si pretendes que nosotros vamos a importunar al resto de nuestra familia con este tema, eso sí no te lo perdonaré.”
“Namazuo no sería tan imprudente como para llamar la atención de todos,” recalcó Yagen, neutralmente. “Lo más que podría hacer es alertar a Ichi-nii como acción inmediata.”
“Ichi-nii ya tiene demasiado sobre sus hombros, y oírte decir esto es inquietante,” negó ofuscado. “Imaginaba que al menos todavía rendías respeto a Ichi-nii por más distante que te hayas vuelto.”
“…” ello hizo que el científico esbozara una corta sonrisa. “Es lo que nos une. Ichi-nii es quien mantiene nuestra familia unida por encima de lo demás. Él invoca el espíritu de nuestros padres.”
“¿Y en verdad quieres tenerlo involucrado en nuestros asuntos?”
“Por supuesto que no. Para ser alguien tan amable, Ichi-nii es bastante preocupado y entrometido, y nunca he sido capaz de predecirle,” negó, lo cual deshizo su sonrisa.
“Sí, a mí también me inquieta, y me trata como un niño demasiado,” Gotou dio un suspiro. “Además de los posibles problemas que podría ocasionarnos si se involucra en esta ocasión, todo esto podría darle motivos e inspiración de involucrarse con nosotros mucho más, y no necesito de su cuidado,” le miró con reproche. “¿Acaso tú lo necesitas?”
“Hmhm…” Yagen rió brevemente. “Has hecho un argumento convincente, Gotou. Estoy seguro que ya tendré que lidiar con sus constantes preocupaciones por lo sucedido ayer y no necesito que sienta la necesidad de monitorearme más de lo debido.”
“Sí, imaginaba que dirías eso…” le animaba saber que Yagen sí tenía al menos unas leves intenciones de cooperar, pero esa tendencia de aislarse tanto de los demás llegaba a preocuparle en ocasiones. Sin embargo, en aquel momento de claridad regresaba la incomodidad. Gotou realmente no sabía cómo iniciar esa conversación, y su reservado hermano no le ayudaría. “Pero, ¿de qué se supone que deberíamos hablar?”
“…”
“Oye, pensé que tenías la intención de finalmente colaborar…”
“…” Yagen dio un pesado suspiro, y observó a su hermano. “Por más que exista la amenaza de que Ichi-nii nos haga la vida imposible, el mínimo esfuerzo que realizo de permanecer aquí lo estoy haciendo por Shinano, y aun así no estoy convencido de que todo esto valga la pena…”
“¿Eh?” Gotou se confundió.
“Ichi-nii ha hecho un excelente trabajo con nuestros hermanos menores y ha forjado una familia leal y unida. Sin embargo, incluso él debería reconocer que hay mucho que se va a salir de sus manos, sobre todo en cuestión a sus hermanos que han aprendido a valerse por sí mismos desde hace nueve años,” se expresó neutralmente. Él agachó su cabeza y regresó su atención a la calle. “Me apena decirlo, pero hay un límite en su buena voluntad. Esperar más que nosotros y querer reparar asuntos que no le corresponden es un deseo egoísta.”
“…” ello sacó un poco de cuadro a Gotou, quien desvió su mirada con inconformidad. “Lo sé, pero… pretender criticar a Ichi-nii por lo que hace por nosotros…”
“Sale de nuestros parámetros como sus hermanos menores, lo sé bien,” Yagen se vio entretenido.
“Entonces, ¿por qué lo haces por Shinano?”
“Porque él está muy preocupado por nosotros, y porque siento que le debo todavía ayuda y apoyo como su hermano mayor. No tengo que preocuparme de satisfacer a Ichi-nii en ningún aspecto además del respeto que siento hacia él, pero con Shinano mi trabajo no termina. Él todavía necesita de nosotros.”
“Sé lo que dices…” Gotou frunció el ceño. “Tú… en verdad pareces preocuparte por él…”
“Te es sorprendente, ¿no es así?”
“No que me sorprenda del todo. Shinano me lleva diciendo lo mucho que cuidas de él desde hace varios años, pero… no llego a comprender tu capricho de ser tan atento con él por la forma en la cual actúas con los demás…”
“…” Yagen le miró de reojo. “Más bien, lo estás comparando con el modo en el cual yo interactúo contigo, ¿no es cierto?”
“…” le miró con molestia.

Era cierto, su hermano mayor podía leerle demasiado bien, lo cual le molestaba grandemente, pero no podía negarlo. Desde hace unos años, Shinano le llevaba diciendo sobre cómo Yagen de la noche a la mañana había cambiado su comportamiento hacia él, y había decidido ayudarle con lo que necesitara. Incluso hace pocos días, cuando se encontró con el pelirrojo luego de su retorno de los Estados Unidos, Shinano le relató cómo se había infiltrado en su laboratorio y cómo Yagen le había animado y mostrado interés de estar ahí cuando lo necesitara. El pelirrojo estaba muy contento por contar con su distante hermano y siempre decía que Yagen sabía precisamente qué decirle para aliviarle y darle la motivación y energías para seguir adelante.

Al mismo tiempo, la experiencia que tenía Gotou era completamente opuesta. Yagen sabía precisamente qué decirle para incomodarle, molestarle y hacerle querer alejarse de él. Con el tiempo, el pelimarrón había pasado a preguntarse si su hermano lo hacía a propósito…

“Debes estarte preguntando sobre por qué rindo tanta devoción a Shinano mientras contigo soy un ser bastante despreciable,” comentó Yagen, con leve entretenimiento.
“Tsk, deja de hacer eso,” le reclamó Gotou, con nervios.
“Eres un libro abierto, Gotou, no puedo evitarlo,” se encogió de hombros. “Una de tus mayores cualidades es tu honestidad y forma tan directa y auténtica de ser, y de esta cualidad se deriva uno de tus mayores defectos de ser sumamente predecible.”
“Tch, cállate…” rechinó los dientes.
“Pero tienes todo el derecho de preguntarlo. Es incluso un descaro de mi parte declarar que quiero pretender conversar contigo no a manera de disculparme o reparar la discusión que causé entre nosotros, sino por el bien de nuestro hermano que es afectado por ello,” Yagen se animó a borrar su sonrisa para no provocar la ira de Gotou, y observó el cielo rojizo con atención. Él continuaba meditando sobre cómo manejar aquella presente situación de un modo en el cual pudiera despejar las preocupaciones de sus hermanos sin realmente cooperar, aunque supuso no dolía explicarse un poco. “Podríamos decir que la previa observación de Hakata es verídica. Te veo como un semejante, al igual que Atsu. Por lo tanto, considero que tú no me necesitas. No siento la necesidad de atenderte o acomodarte de ningún modo. Estoy convencido que lo que sea que podría hacer por ti, además de resultar innecesario, sería un insulto personal, pero ese detalle no es importante,” eso le hizo sonreír con ironía, y pudo percibir que la impaciencia en su hermano acrecentaba. “Es por considerarte un igual y alguien por quien no debo cuidar mi comportamiento que puedo tomarme la libertad de expresarme como se me plazca, y puedo escoger ser obstinado y desagradable a mi discreción.”
“Cállate…”
“¿Hm?” Yagen le miró con una pizca de intriga.
“Puedes argumentar lo que gustes al respecto, pero no creo que sea tan simple,” observó Gotou, mirándole con desconfianza. “Hay más detrás de tu forma de ser. No tengo la habilidad que tú tienes para leer a otros, pero te conozco lo suficiente, Yagen.”
“¿Estás seguro?”
“Tch, no me vas a distraer tan fácilmente. Y bien dices que nos consideras a Atsushi y a mí de igual forma, pero con él nunca has sido tan conflictivo,” sintió un tic en el párpado. “Más bien, los dos con frecuencia se unen y arremeten contra mí…”
“Heh, es verdad…”
“¡Pero ese no es el punto! Siempre he pensado que eres un insensible imbécil por desentenderte de nuestra familia y ensimismarte en tu vida de científico por más que estés a poca distancia de nuestro hogar, pero presiento que hay más detrás de eso…” Gotou se detuvo y mostró leve inquietud de decir más. No quería ser explícito sobre ese tema por una importante razón.
“¿Qué es lo que tienes en mente, Gotou?” preguntó Yagen, atentamente. “Este parece ser un punto importante que cubrir y me gustaría que no te reservaras al respecto, ya que suena a que no confías en mí, y ello es algo que debería cambiar, ¿no te parece?”
“…” tenía razón, no confiaba en él. Gotou no iba a decirle mucho más porque tenía ciertas sospechas de que, si lo hacía, Yagen iba a utilizar esa información en su contra. El hecho de que el doctor repentinamente mostrara interés en hablar con él también le daba mala espina. Gotou dio un suspiro para descargar la tensión. “Simplemente eres un misterio para mí, no eres tan transparente como Shinano, pero supongo todos tenemos nuestros secretos,” negó y le miró con severidad. “Lo importante aquí es ver cómo estar en mejores términos por el bien de nuestra familia y nada más.”
“Tienes razón…” Yagen sonrió complacido y asintió, para entonces retornar su mirada hacia la ventana. El sol estaba retirándose con rapidez y se podía ver a las luces de la ciudad aparecer y brillar cada vez más.
“…” el pelimarrón no se sorprendió de encontrarse con otro momento de silencio, mientras el científico observaba a la ciudad por debajo de ellos. Luego de ese intercambio y de oír a su hermano compartir un poco sobre su parecer, Gotou estaba más cometido a forzarle a dialogar, pero notaba cómo había un pensamiento en el otro que persistía. “¿Qué te tiene tan distraído?”
“No es nada muy importante, podríamos decir, al menos no a estas alturas,” confesó Yagen, con tranquilidad. “Sólo recordaba el secuestro de Shinano hace dos días…”
“…” Gotou alzó una ceja. No había esperado que Yagen contestara su pregunta.
“Sentí una gran impotencia cuando ustedes me contaron lo ocurrido,” dijo el mayor, inmutado, aunque sus ojos fijos en la calle denotaban leve tristeza. “Shinano estaba frente a mí, malherido, hecho un manojo de nervios y propenso al llanto, y no hubo nada que pudiera hacer por él.”
“…” desvió su mirada. “Entiendo cómo te sientes. No es como si yo hubiera podido ayudarle tampoco, pero ya no hay punto de pensar en ello. Lo que importa es el presente.”
“Lo sé… pero tampoco es para olvidar la situación…” el pelinegro entrecerró los ojos, con su mirada fija en el mundo de abajo. “Estuve pensando en cómo existen tantas personas dentro de esta ciudad, en cómo estos sucesos ocurren en ocasiones… en cómo hay tanta gente torcida a nuestro alrededor que osa de lastimar a personas inocentes como nuestro hermano…”
“Yagen…”
“Es inaceptable,” el doctor Toushirou empezó a hablar en unos susurros llenos de un gran y frío rencor que inspiraban nervios en cualquiera. Sus ojos se afilaron. “Quisiera ver los ojos de esos infelices, hacerles sufrir el dolor que nuestro hermano sufrió por su culpa… hacerles lamentar el día en que entraron a este mundo…”
“…” Gotou comprimió sus puños. “Suficiente, Yagen.”
“…”
“Ellos están en manos de la justicia. Ichi-nii y yo nos hemos encargado de presentar los cargos, y la familia de la chica que iba a ser secuestrada está en proceso de encontrar todos los antecedentes de esas personas para que no salgan libres en mucho tiempo,” declaró con firmeza. “Es un caso cerrado, no te obsesiones con ello…” Gotou mostró incomodidad. “Y Honebami ya les ha dado una paliza…”
“Honebami no posee la misma animosidad que yo ante otros seres humanos,” comentó Yagen, cerrando sus ojos y con una suave sonrisa. “Él es más… frío, y más práctico…”
“…” esas palabras le dieron leve temor. No eran necesariamente buenas noticias. “¿Cuál vendría a ser la diferencia? Te aseguro que esos malnacidos han recibido su merecido y más. Tú no tienes por qué involucrarte en esto. Tus cuidados con Shinano son todo lo que te corresponde.”
“Te estás olvidando de algo importante sobre mí, hermano…” al decir esas palabras, Yagen alzó su mirada hacia arriba, al filo de la ventana con el techo. Aquel gesto de su parte invocó un bizarro ensimismamiento y un aura ida, y sonrió tranquilamente con una pizca de maldad. “Yo soy un demonio. Nunca perdonaré a aquellos que se metan con mis seres queridos o con personas a quienes yo decida proteger por cualquier irrelevante y caprichoso motivo. Ni bien alguien osa por contradecirme o volverse en mi enemigo, yo le corresponderé con un apropiado antagonismo, y un maligno entretenimiento. Honebami realizó un espléndido trabajo derrotando a los enemigos y resguardando a Shinano según tengo entendido, pero él no arremetió contra los criminales por el simple hecho de arremeter contra ellos y querer hacerles daño. Me alegro que así sea, ya que nuestro hermano no tiene por qué adoptar mis malos hábitos, pero esta presente realidad en la cual aquellas personas están fuera de mi alcance y de mis deseos de venganza me resulta inquietante y desagradable…”
“Tsk… ¿qué tonterías dices?” le preguntó el otro, un poco perturbado por aquellas palabras. “Esto no importa en lo absoluto, ya lo dije.”
“Difiero, y nosotros somos personas distintas, Gotou,” Yagen le miró de reojo, sonriendo entretenido y con ironía. “No pretendas comprenderme, y definitivamente no creas que quepo en tus estándares. Soy tu hermano siniestro y el demonio de la familia…” ensanchó su sonrisa. “Tú mismo lo has reconocido demasiadas veces. Al menos uno de ustedes es capaz de hacerlo…”
“…” frunció el ceño, inconforme.
“Pero me encuentro aceptando esta realidad,” el doctor regresó su atención al mundo de afuera. Del sol quedaba la más tenue iluminación en el cielo, y la noche casi había caído por completo. “No me siento conforme, pero Shinano se encuentra bien, y eso es lo más importante.”
“…” el pelimarrón continuaba incómodo por lo que había dicho previamente. “Le das demasiado orgullo a aquel calificativo de mi parte…”
“Puede que tengas razón, pero es la verdad…” se encogió de hombros y sonrió malignamente. “Y tú, de todos nosotros, eres quien sabe lo terrible que soy…”
“Tsk…”

Gotou se preguntó a sí mismo con respecto a lo que Yagen había querido decir con eso, pero no había forma de saberlo, y lo mejor era no preguntarle. El pelimarrón estaba particularmente paranoico al respecto porque sí estaba consciente de algunas cosas con respecto a su hermano y sospechaba bastante de él, pero no sabía si el científico estaba al tanto de sus sospechas…

Siguió otro silencio mientras el doctor miraba al mundo de afuera con ojos vacíos e indiferentes. Fue entonces que el otro reparó sobre lo oscuro que se encontraba el espacio, pero no iba a molestarse a prender la luz y quebrar ese pequeño intervalo de tiempo en el cual los dos para variar se encontraban dialogando. Yagen era especial y no podía predecirle del todo. Su presencia también le hacía sentirse incómodo pese a encontrarse en su propio apartamento.



No podía refutar lo que Yagen había dicho. Desde hace varios años, Gotou sentía como si fuera capaz de detectar algo que los demás no podían ver. Era una pesada oscuridad, un aura siniestra que poseía a su hermano permanentemente, una que no dejaba de incrementar y redefinirle. Se sentía el único de la familia capaz de reconocer que su hermano ya no era el mismo de antes.

Su hermano mayor siempre había sido un misterio, pero no tan impredecible. De niño, el doctor había sido más abierto con respecto a sus pareceres, y era posible detectar su estado anímico reflejado en su expresión o sus ojos. En momentos cotidianos, era fácil saber cómo se sentía y solía compartir sus observaciones. Durante dificultades, él siempre había expresado una serena determinación y goce de desafiarse a sí mismo, pero nunca le abandonaba una tendencia a ser atento y cuidadoso. Por ello, por más complicado que le gustara ser, Yagen había sido un Toushirou derecho y responsable, y una persona muy desvivida por otros.

Sin embargo, la presente realidad no podía ser más distinta del pasado. Era un doctor respetable y responsable, y un hermano mayor distante, pero cumplido, y demostraba habilidad para comportarse correctamente ante sus superiores y semejantes en ambos espectros de su vida… pero Gotou consideraba que todo ello no era más que un acto ya que, para él, Yagen se veía vacío y sus expresiones y emociones parecían premeditadas, como si cada acción hubiera sido inspirada por algún plan o ideal.

Él alternaba entre tantas máscaras distintas y finamente construidas que daba la impresión de que ya no poseía un rostro auténtico. Parecía en ocasiones como fuera del mundo sensible, como un ser sobrenatural… como un demonio por toda esa oscuridad y negatividad que desprendía de sí tan casualmente…

Gotou recordó brevemente ciertos momentos del pasado, cuando Yagen le había abandonado durante el momento en el cual más lo necesitó al declarar que no era su deber velar por los demás y, a cambio, él le maldijo como un desalmado, un demonio, y lo desconoció como uno de sus parientes. Para el pelimarrón, aquel había sido el final del asunto, y no pudo importarle menos ya no estar en buenos términos con él, quien apenas aparecía en casa y no tenía el interés de interactuar con casi nadie de su familia.

Sin embargo, ese no fue el final. Después de ignorar su existencia por años, Gotou muy coincidente e inoportunamente se encontró con un turbio secreto relacionado con Yagen, uno que prefería evitar que existía y que se sentía incapaz de compartir con nadie más… uno que, en momentos en los cuales veía aquella oscuridad infestar al doctor, le asediaba y torturaba por dentro. En aquel entonces, Gotou sintió un sentimiento que había considerado muerto desde hace un tiempo: una genuina preocupación por su hermano, por su bienestar, y por su sanidad.

Gotou comenzó a sospechar de Rizembool, el lugar que se había convertido en el hábitat del doctor, y de toda la gente que le rodeaba cada día. También empezó a preocuparse por cómo Honebami, su amnésico y ‘peligroso’ hermano mayor, se había vuelto irracionalmente leal a Yagen y estaba casi tan arraigado a Rizembool como él. Yagen se encontraba ocultando algo temible de todos detrás de su profesional semblante y siempre afilados ojos, y Gotou no quería ni imaginar cuánto más su hermano tendría para esconder de los demás.

Pero no podía quebrar aquella guerra fría que los dos habían originado hace casi nueve años. El silencio, el tabú, la incertidumbre y las sospechas eran demasiado fuertes. Y, además de todo ello, Yagen estaba muy contento de rechazar los mínimos esfuerzos que había dado. El pelinegro gustaba de recordarle a Gotou sobre cómo era ese demonio que él había bautizado, con tanto orgullo y dicha que resultaba casi desconcertante.



“Tú sí pareces cometido a que hablemos, por más incompatibles que seamos…” dijo el doctor al aire, con un tono ligero e indiferente. Él regresó a mirar en dirección hacia las estrellas.
“…” le miró atentamente.
“Comprendo tus motivos. No necesitamos ser monitoreados por nuestros hermanos mayores, y de paso les estamos preocupando, sin duda lo suficiente como para que ambos estemos aquí en contra de nuestra voluntad. Ellos quieren que hablemos, así de simple.”
“…”
“Pero es ilógico pensar que las cosas pueden cambiar a partir de una sola conversación,” confesó intrigado. “Uno sólo puede preguntarse sobre cuánto realmente se puede hacer bajo circunstancias como estas, y después de todo lo ocurrido.”
“Tsk…” sabía que el otro comenzaba a irse por las ramas, y a mostrar ese tan esperado desinterés por el diálogo.
“Te resulto molesto e inconveniente, ¿no es así?” se encogió de hombros y sonrió frustrado. “Mis disculpas, soy un desastre. Incluso yo no soy capaz de negar todas las dificultades que te causo en cada posible ocasión, aunque no puedes negar que esta distancia entre nosotros también es causada por ti.”
“¿Eh? ¿Qué quieres decir?” le preguntó alzando una ceja. “Me molesta que intentes culparme siendo tú el más difícil de los dos.”
“Hmhmhm…” rió de manera gutural antes de contestar. “…o quizás sigo siendo yo el que causa problemas. Siento mucho intentar desplazar la culpa hacia ti, es injustificable.”
“Explícate de una vez,” le reclamó.
“Te debo un poco de claridad luego de forzarte a aguantarme diciendo estupideces, es evidente,” comentó llevando una mano a su mentón y meditando con una sonrisa traviesa. Yagen sabía que se encontraba molestándole por sus palabras y actitud, pero esa era su meta. Le gustaba desesperar a su hermano y probar sus reacciones, y de paso podría ser un poco más sincero con él al decirle algunas verdades irracionales y exasperantes. “El tiempo me ha condicionado a mantener de pie esta riña y silencio entre los dos. Después de todo lo ocurrido, después de haber sido tan cruel contigo, terminé construyendo una muralla e interactuando muy esporádica y conflictivamente simplemente como un mal hábito,” ensanchó su sonrisa y miró al otro de reojo. “Este es el lado que creo que tú esperas de mí incondicionalmente, y es difícil de cambiar. El presente status quo es cómodo, y es simple.”
“No haces sentido alguno…”
“Yo sé que tú me resientes por muchas razones y realmente no me necesitas ni esperas mucho de mí. Debido a ello, no considero que necesite corregir mi comportamiento.”

“¿Ehh? ¿Cómo demonios eso tiene sentido?” se impacientó y frunció el ceño.
“Heh, quiero decir…” sonrió con ironía. “Que sería un insulto de mi parte actuar ante ti como si nada hubiera ocurrido entre los dos. Todo esto es mi culpa y no pretendo ignorarlo. Soy el malo aquí, y eso nunca va a cambiar.”
“…” le oía culparse y reconocer su mal comportamiento… pero Yagen lo realizaba con tanta diversión que le hacía estremecerse de ira. No podía comprender la lógica de su hermano, alguien quien supuestamente vendría a ser el más lógico de su familia, pero que también disfrutaba caer en un sinfín de irracionalidades.
“Tú esperas todas estas palabras de mí, Gotou, y por más fastidioso que resulte, es así como las cosas deberían ser,” comentó Yagen. Él rió por lo bajo y empezó a caminar frente a las amplias ventanas, como quien se paseaba y se entretenía a sí mismo en medio de sus disparates. Él llegó al fin de la sala y se giró para caminar de regreso donde el otro, mientras continuaba con sus argumentos. “Puedo ver lo molesto y sorprendido que te encuentras, pero… ¿es realmente algo malo? Tú eres quien sabe lo terrible que soy y estoy dejando que lo observes y lo confirmes. Nunca te lo esconderé,” sonrió malignamente. “Eres perfectamente libre de comprobar tus sospechas sobre el demonio que soy. Todo ello, pese a las molestias ocasionadas, pese a las preocupaciones de parte de nuestros hermanos… es placentero para ti, ¿verdad?”
“¿Qué?” aquello le sorprendió.
“Tú eres quien tiene la razón sobre mí. Soy un demonio, pero no existe forma de hacérselo ver a los demás, aunque… el hecho que tú sí lo puedas reconocer te da dicha y orgullo… te hace sentir en lo correcto, te hace el dueño de esta simple verdad, te da la razón de indignarte, menospreciarme y desconocerme…”
“…” Gotou le escuchaba desconcertado por esas palabras tan venenosas de su parte.
“Está bien, está muy bien, así debería ser, después de todo, por algo siempre fui incompatible con el rol de velar por la familia,” Yagen se encogió de hombros y sonrió con una bizarra humildad, para reafirmar sus palabras. “Por ello es que quiero que tú sí me conozcas, ya que, este conflicto entre los dos… es bueno para ti, ¿no es verdad?”
“¿Q-qué estás diciendo…?” esas palabras surgían de esa oscuridad, de ese demonio que parecía tan arraigado en su hermano… Gotou no sabía cuán sincera y propia de él era aquella maligna figura… pero no pretendía oírla por más tiempo.
“Soy una persona muy orgullosa. Siempre reconoceré lo terrible que soy, declararé cómo todo se arruinó por mi culpa, pero nunca pediré perdón por lo sucedido. Ello es ajeno a mi persona,” observó Yagen, regresando su mirada a la ciudad con unos ojos indiferentes. Él había borrado su sonrisa y su expresión se notaba inmersa en pensamientos. “No hay punto que lo haga a estas alturas. Disculpas no cambiarán en nada lo ocurrido, diría que son más indignantes e insultantes para ti que otra cosa. Reparar el pasado es imposible e intentarlo sería hipócrita. Quizás lo mejor es que continuemos en mundos apartes…” sonrió entretenido. “…como el demonio que soy…”
“Tch…” Gotou no se ahorró las ganas ante aquel demonio que aborrecía. Agarró de improviso al otro y le dio un contundente puñete en el rostro, el cual envió al doctor al piso.

Yagen se sentó en el piso y con su mano izquierda pasó unos dedos por el lado de sus labios que había recibido el golpe. La poca luz que venía de afuera fue suficiente para confirmar una poca cantidad de sangre recolectada. Ante ello, el doctor sonrió y se levantó.

“Esa es una reacción prudente, Gotou, te felicito…” dijo mientras se ponía de pie.
“Tsk… párala de una vez…” el otro comprimió sus puños.
“He sido una gran molestia adrede y no tienes el deber de soportarme. Incluso invadiendo tu espacio no me dedico a mantener un comportamiento adecuado. Tienes todo el derecho de impacientarte y mandarme a callar.”
“Yagen…” tembló de ira.
“Pero…”

El científico le miró fijamente, con unos ojos penetrantes y amenazadores, y una sonrisa corta pero cruel y gélida. Gotou se impresionó por esa tan severa e intimidante expresión, una que gritaba malicia y peligro, y que no podía ser invocada por el ser humano promedio. Se estremeció al preguntarse si aquel rostro era el propio de un asesino…

“Vuelve a agredirme y no tendré piedad alguna…”
“…” tragó saliva. Se sintió paralizado y detenido por una intangible barrera, pero no podía rendirse. No podía perder ante aquel demonio o toda esa conversación habría sido en vano.

Comprimió sus puños para alentarse a sí mismo y dar un paso adelante…


Después de una corta caminata, Hakata llegó al restaurante del cual había hablado. Como fue de esperarse, había bastantes personas esperando atención, por lo cual el pequeño se había quedado cerca de la barra en lo que esperaba la orden para llevar. Él se había animado a quedarse hablando con uno de los trabajadores en aquel establecimiento, quien ya parecía estar familiarizado con el pequeño por sus frecuentes visitas.

Mientras tanto, Namazuo y Shinano se encontraban esperándole en un rincón cerca de la puerta de salida, donde pudieron refugiarse un poco de la cantidad de personas.

“Hehe, Hakata es bastante desenvuelto,” comentó el pelirrojo, animado. “Sabe muy bien cómo dialogar con otras personas.”
“Sin lugar a dudas tiene todas las facilidades para ser un hombre de negocios algún día,” Namazuo asintió, y luego dio un suspiro. “Ahh… no hubiera imaginado que el sushi aquí costaría tan caro, tanto como todas mis compras en Sanrioworld…”
“Ehm, Ginza tiene a varios de los mejores chefs del Japón, qué puedo decir…” Shinano sonrió incómodo. “Debí haberte advertido.”
“Está bien, mientras sea rico, valdrá la pena, y Hakata se ve muy feliz,” observó el pelinegro. “Tampoco quería que se quedara preocupado por sus dos necios hermanos mayores.”
“Es verdad…” entonces, Shinano hizo un puchero. “Uhh, pero no acepto que Hakata no me vea como que soy mayor que él si nos llevamos tres años enteros…”
“Pues, por la conversación que tuvimos, parece que considerara a Gokotai como su hermano menor, así que al menos te ve como un igual…” Namazuo se encogió de hombros. “Aunque dudo que a mi pequeñín cinnamon roll eso le haga sentir mal.”
“Y-yo sé que no soy tan maduro como mis hermanos… tal vez no tenga nada muy definido que aportar, pero…” el pelirrojo desvió su mirada. “Y ahora Gotou y Yagen quieren que deje de comportarme libremente con ellos,” hizo un puchero, desanimado. “Pareciera como si les fastidiara con mi forma juguetona de ser…”
“Hahaha, no te lo tomes tan personal,” Namazuo rió animado. “Ya sabes que son medio insensibles todo el tiempo. Te aseguro que no tuvieron la intención de hacerte sentir mal.”
“Aun así…”
“Y por más duros que puedan ser contigo, tus tres hermanos siempre te verán como su hermanito y siempre te tratarán de manera especial,” observó con un tono más amable. “Como un hermano mayor, lo puedo reconocer muy bien, y este par de días lo han hecho muy evidente.”
“P-pues, es cierto…” bajó su mirada, no convencido.
“No te desanimes,” Namazuo le revolvió los cabellos. “Gotou movió cielo y tierra para dar con tu paradero y hasta se metió en una pelea callejera, Yagen te brinda una dedicación especial y estuvo muy preocupado por ti, y hasta Atsushi te llamó intempestivamente para hablar especialmente contigo. Él que no llama muy seguido,” le sonrió tranquilamente. “Serán pesados e inconscientes, pero son tus hermanos mayores, tus guardianes, y siempre te verán de manera única entre todos nosotros.”
“Namazuo-nii…”
“Sin importar cuánto tiempo vaya a pasar y qué pueda ser de sus vidas, ellos te tratan con mucha cercanía y mucho cuidado, y por ello sé que eres tú quien puede hacerlos regresar a casa y volver a ser unidos con todos nosotros. Ellos te oirán, sólo tienes que ser perseverante.”
“Sí, es verdad…” asintió y adoptó determinación en su expresión. “No va a ser fácil. Los tres se han vuelto muy reservados y es como si no quisieran regresar a sus orígenes…” desvió su mirada. “Tanto Yagen como Gotou me dijeron que, sea la convivencia en casa o los estudios universitarios, son cosas que ya no les corresponden. Sus mentes están clavadas en sus roles y no quieren dar un paso atrás… no sé si es por sus vocaciones, o por su propio orgullo…”
“Estoy seguro que es más lo segundo que lo primero…” el pelinegro negó. “Pero tú no te preocupes tanto por los detalles, Shinano,” sonrió con simpleza. “Mientras seas capaz de invocarlos de regreso y hacerles pasar más tiempo con nosotros, estoy convencido que ellos volverán a adaptarse, y las cosas caerán en su sitio de manera natural.”
“Oírte decir eso sí me anima,” el pelirrojo asintió. “Gracias, Namazuo-nii.”
“De nada~” le dio un guiño. “Sabes que cuentas conmigo. Ya les dejamos conversando donde Gotou y continuaremos presionándoles como sea posible~”
“Pues, admito que estoy un poco preocupado por los dos, espero que esta conversación no vaya a ser en vano…” comentó Shinano, apenado.
“¿Por qué dices eso?”
“No espero que sea Yagen quien cambie las cosas entre ellos dos. Él siempre ha sabido impacientar a Gotou y parece ser ya un incorregible hábito de su parte…” dio un suspiro. “Y Gotou es muy reactivo y bastante orgulloso. Dudo que quiera dejar que Yagen se salga con su gusto, y Yagen a su vez siempre ha sabido responder y hacerlo peor…”
“Sí, tienes razón…” negó frustrado.
“Sólo espero que no se peleen más…” Shinano frunció el ceño, preocupado. “No sé leer a Yagen, no sé qué pensará con respecto a Gotou… sólo espero que Gotou no me haya mentido al decirme que ha dejado el pasado detrás… si él no tiene interés de realmente reparar la situación por encima de nuestra amenaza, nunca logrará que Yagen coopere con él.”
“¿Hm?” esas palabras intrigaron a Namazuo. “Ahora que lo dices, tú fuiste quien logró que Yagen comenzara a ser más atento y cercano con nosotros hace años. Él empezó a apoyarte y cuidar de ti a su manera, y tú aprovechaste eso para hacerle venir más seguido a casa y pasar un poco de tiempo con nuestros hermanos, porque antes de ello Yagen sólo se aparecía para forzar a Honebami a quedarse con nosotros de tanto en tanto.”
“Sí…” Shinano asintió y miró al otro. “Tú estuviste ahí. Debes recordar esa conversación que tuve con él, en la cual Yagen finalmente dejó de tratarme con frialdad…”
“Lo recuerdo…” Namazuo bajó su mirada.
“Después de tratar de argumentar con Yagen por tanto tiempo y de pedirle amablemente que sea un hermano para los pequeños…” Shinano se abrazó a sí mismo en lo que hacía memoria, en un intento de abrigarse de ese cruel pasado. “Llegó un punto en el cual ya no pude tener un rostro tranquilo ante él. Yo… fui honesto con él, y le pedí de todo corazón que me ayudara, porque tenía mucho miedo… porque me sentía completamente solo…”
“…”
“Parece que la única forma de dialogar con Yagen es con completa honestidad…” observó el pelirrojo, llevando una mano a su mentón. “Él se ha vuelto un buen actor. Tiende a actuar como todos esperan que actúe y remeda el diálogo y la disposición que recibe. Él responde cuando le hablan y deja las cosas muy claras… pero es como si nunca tuviera nada que decir,” desvió su mirada, ofuscado. “Gotou es muy honesto, pero también muy orgulloso, y si todavía le resiente o no está dispuesto a ser sincero, Yagen lo va a imitar y continuará con la riña. Tampoco es que pueda predecirlo, porque es evidente que Yagen trata a cada persona de manera distinta…”
“Comprendo lo que dices…” Namazuo asintió y sonrió con tristeza. “Ichi-nii se ha quedado muy preocupado por lo sucedido ayer, aunque, siendo sinceros, yo llevo bastante tiempo preocupado por nuestro hermano, pero reconozco que no puedo hacer mucho, porque tiene la tendencia a mantener distancia,” rió un poco. “Heh, al menos no me toma muy seriamente, o de lo contrario tal vez no me dejaría entrar a su laboratorio.”
“Es cierto que Ichi-nii no tiene la autorización de entrar a ese lugar…”
“Pero, por más que haya mucho que no podamos comprender sobre él, es nuestro hermano, y nos toca mantenerle un ojo encima. Tengo que la impresión que Yagen no cuida de sí mismo y Honebami sólo puede ayudarle hasta cierto punto, así que es ahí que entramos nosotros.”
“Espero que todo salga bien… que Gotou y Yagen puedan hablar un poco…” bajó su mirada.
“No te inquietes, y continúa aprovechando que tú puedes hacerles entrar en razón…” Namazuo vio a su hermanito cabizbajo, y se animó a darle un sorpresivo abrazo.
“Ehh…”
“Siempre has sido tan atento y preocupado por todos, y se nota que los quieres mucho. Tú tranquilo, que sé que todo estará bien, y ten fe en ellos,” le aseguró. “Porque son nuestros hermanos y comparten el mismo sentimiento que todos nosotros. La familia es lo más importante para ellos también, te lo aseguro.”
“Sí, tienes razón…” Shinano respiró con alivio y cerró sus ojos momentáneamente en lo que disfrutaba de aquel abrazo. Él continuaba recordando que, junto a sus hermanos, no había nada por lo que debía temer…

“Ehm, ¿qué hacen?” preguntó Hakata, alzando una ceja. El pequeño rubio había regresado donde los dos luego de recibir su pedido.
“Oh, Hakata, qué bueno que ya entregaron la orden,” dijo Shinano, quien se soltó del mayor para atender a su hermanito. Él sonrió con torpeza al ver al otro mirarle desaprobatoriamente. “¿Por qué tienes esa expresión? Sólo compartía un lindo momento con Namazuo-nii.”
“Ahh, no tienen remedio,” el pequeño negó. “Escúchenme, sé que son los querendones de la familia, pero yo frecuento este restaurante y me estoy haciendo una imagen de un joven correcto y profesional, así que no me hagan quedar mal.”
“Aw, pero no es para que te resientas, y el hecho que digas eso sólo me hace querer abrazarte mucho más~” leal a sus palabras, Namazuo no se ahorró las ganas y estrujó a su hermanito.
“¡D-detente!” le reclamó, pero no tenía la fuerza para soltarse, y se mostró torturado.
“Tú sólo déjate querer~” canturreó el pelinegro.
“Y-ya, Namazuo-nii, no lo fastidies,” le pidió Shinano. “Vamos de regreso, que ya los hemos dejado mucho tiempo solos.”
“Es verdad, no queremos que terminen asesinándose,” dijo Namazuo, soltando a Hakata y asintiendo de forma juguetona.
“No bromees así, por favor,” por su parte, Hakata se vio un poco perturbado.
“No son palabras serias, todo está bien,” el pelirrojo asintió y los tres rápidamente fueron en marcha de regreso al departamento de Gotou. Shinano caminó por detrás de sus hermanos en lo que veía a Namazuo preguntar a Hakata sobre los alrededores y al pequeño responderle con orgullo y lujo de detalles. Sonrió con torpeza y se preguntó sobre los otros dos, quienes seguramente habían pasado una incómoda tarde. Continuaba preocupado por ambos, pero supo que Namazuo tenía razón. Le quedaba confiar en ellos, y en que todo estaría bien.

No les faltaba mucho para regresar.




“¡Suficiente!” gritó Gotou a todo dar.

Él volvió a arremeter contra el doctor. Esta vez le agarró del cuello de su camisa con ambas manos y le empujó hasta hacerle chocar contra la pared al costado de la ventana. Notó al pelinegro mantenerse inmutado y no contraatacarle como había dicho que lo haría. Yagen simplemente borró su sonrisa y sus ojos observaron neutralmente a su hermano por más ira y frustración que podían ver en él.

“Tsk, ¿quieres saber la verdad? Tuviste razón durante un buen tiempo, Yagen,” confesó Gotou, comprimiendo el agarre y desviando su mirada con desdicha. “Te odié, te maldije y te culpé por todo lo que pude. Te condené, te vi como un desalmado… me ufané de deshacerme de ti y de reconocer el monstruo que en verdad fuiste en aquel momento que tanto necesité de ti. Siempre me molesté cuando veía a los demás hablar de ti con añoranza y respeto… incluso intenté inculcar a Shinano este odio hacia ti…” regresó a mirarle con molestia y tristeza. “Vi todas las veces que le trataste con frialdad o le ignoraste y pensé que sería lo mejor para él, pero Shinano nunca perdió la fe en ti. Parece que fui el único que lo hizo.”
“…”
“No puedo decir que soy capaz de olvidar todo lo sucedido, pero ya no pienso como antes. Ya no soy ese niño que sigue guardando esos rencores…” agachó su cabeza con cansancio. “En el presente, cuando soy capaz de notar lo terrible que eres, ya no siento ese sentimiento de justicia o de estar en lo correcto… sólo siento frustración, fastidio, impotencia…”
“…”
“Porque, por más demonio que digas que eres, tú eres mi hermano, Yagen, y eso es lo único que me importa.”
“…”

Esas palabras parecieron impactar ligeramente al pelinegro, quien abrió un poco sus ojos a manera de expresar sorpresa. Gotou finalmente le soltó y retrocedió un par de pasos.

“No espero que te disculpes conmigo,” él negó con un semblante severo. “Ya te lo dije. Quiero que me demuestres que puedes estar ahí por nuestros hermanos, y lo que estás haciendo por Shinano es un buen ejemplo. No hay punto de revisar el pasado. El presente es todo lo que importa, tienes razón en ello…”
“…”
“Y también… no puedo asumir que eres un desalmado…” Gotou comprimió sus puños y bajó su mirada, con tristeza. “Yo que te conozco mejor que la mayoría, Yagen… recuerdo lo cercano y leal que solías ser con Ichi-nii, y el gran respeto que tuviste a nuestros padres. Después de ese incidente, tu mundo debió haberse quebrado al igual que el nuestro, y tú estuviste fuera de casa por casi un año antes de volvernos a ver… no sé qué habrá sido de ti, pero debiste haber sufrido durante toda tu ausencia, sin poder apoyarte en nadie que recordara los viejos tiempos…”
“Nunca estuve solo…” esa mención causó leve incomodidad en el doctor, quien desvió sus ojos hacia la ventana. “Honebami siempre estuvo a mi lado…”
“Dudo que él haya sido un apoyo para ti en aquel entonces…” el pelimarrón negó exasperado para despejar esa incomodidad y retomar lo que quería decirle. “Tú dijiste que yo no te necesito, y me has hecho entender que nosotros no necesitamos de ti tampoco. Pues, esas son palabras un poco arrogantes, ¿no te parece? Lo tomaré como un cumplido, pero por más independencia que pueda haber adquirido, yo personalmente siento que nunca dejaré de necesitar a nuestros hermanos. Ellos me han definido y son mi razón de ser. Hice todos los esfuerzos posibles en nombre de nuestra familia, y tengo como meta personal velar por que les vaya bien. Y, a su vez, soy lo suficientemente egoísta como para querer ser parte de sus vidas y serles de compañía. Y no es que sea egoísta. Somos hermanos, después de todo.”
“…”
“Pero, con respecto a realmente necesitar algo, yo pienso que tú sí nos necesitas, Yagen,” declaró con convicción y seriedad. “El pasado no ha terminado para ti, pareces estar más atado a él que yo por cómo trataste de darme esas estúpidas razones para continuar con nuestra distancia, y sé que no es la última vez que te tendré fastidiándome y diciéndome esos terribles comentarios…” mostró gran incomodidad y frustración, y sacudió su cabeza para despejarse de todo ello. Le apuntó para marcar sus palabras. “Está bien, sé el demonio que quieras ser. No pienso seguir con esta riña. Me molestaré contigo y te reclamaré como me plazca, pero ya no pienso resentirte, sin importar tus caprichos con respecto a no disculparte o a hacerme recordar sobre cómo todo esto ha sido tu culpa. Ambos ya estamos lo suficientemente acostumbrados a renegar desde pequeños, pero al menos hay que mantener las riñas, como los hermanos que somos, y dejemos de evitarnos de una vez por todas.”

Al terminar con su larga respuesta, Gotou respiró aliviado. Había dicho todo lo que quiso decir, había sido honesto y no había seguido el juego de Yagen de mantener el silencio y el conflicto después de tantos intentos fallidos. Por momentos, el pelimarrón se había salido de sí para expresarse y había mencionado puntos que nunca se cruzaron en su cabeza, pero en todo momento fue acompañado por franqueza y humildad, y se sentía a gusto por haber logrado su cometido, por más que su problemático hermano fuera a negarse a cooperar con él.

Pero, después de dar todo de sí mismo, fue finalmente recompensado.

“Hmhm, impresionante…” Yagen se cruzó de brazos y sonrió para sí, con gusto. “El otro día, cuando Shinano me comentó que a veces podía tomarte seriamente, me dio mucha risa.”
“¿E-eh?” le miró con incomprensión y frunció el ceño. “¿Qué quieres decir?”
“Que has madurado, Gotou,” contestó sin hacerse líos. “Has crecido en todos estos años, hasta para decidir soportar y tratar con una gran molestia como yo. Esto dice mucho sobre ti, y no mereces nada menos que elogios.”
“…” le miró un poco confundido. Vio a su hermano mirar hacia fuera, sonriente, y con unos ojos contagiados de nostalgia y tristeza.
“Sería irresponsable de mi parte contrarrestar una resolución tan sana como esta, ahora que sé te tus motivaciones de conversar conmigo no fueron sólo para calmar las aguas,” comentó, meditativo. “Si te soy sincero, hay mucho con lo cual no sé lidiar. No tengo una buena idea sobre qué debería hacer o cómo debería tratar con la familia…” cerró sus ojos. “Tengo mis motivos para no querer ser gran parte de ustedes. Son asuntos irrelevantes y personales que prefiero no compartir. Puedo al menos decirte esto.”
“…”
“Pero mi distancia sólo puede ser saludable hasta cierto punto. Shinano me lo dejó saber hace varios años. Parece que, por más que no desee admitirlo, hay cosas que sólo yo puedo hacer por él. Por Honebami también, él que sigue siendo tan dependiente de mí…”
“Yagen…” Gotou mostró cierta preocupación por oírle hablar así. Por primera vez en toda la conversación, parecía que el doctor se estaba expresando con honestidad. En medio de su inmutabilidad, había un extraño desahogo, y había adoptado un tono de voz profundo y casi afectuoso al hablar de sus hermanos. Le resultaba extraño, pero a la vez más conocido que su actuación normal.
“Al menos tú no me necesitas como ellos dos lo hacen. Es un alivio saberlo, pero sí necesitas que este status quo cambie para librarte del amargo del pasado y cerrar ese capítulo. Tiene sentido…” Yagen le miró de reojo y asintió. “Es lo menos que puedo hacer por ti.”
“…”
“Tú ganas este juego, Gotou. Has llegado a buenos términos contigo mismo como para dejar atrás los rencores y a su vez has decidido acomodar mis caprichos de no querer disculparme. Eres el más humano de los dos. Heh, no que no haya sido evidente.”
“Los dos somos humanos, no insistas con tus delirios…” recalcó Gotou, mirándole con incomprensión. No estaba seguro sobre cómo así Yagen había desistido en su actitud. Quizás finalmente había podido razonar con él, pero oírle ser más asequible le resultaba un poco difícil de procesar. Notarle tan humilde y tan al pendiente de aquellos dos hermanos a quienes sí intentaba cuidar era también un poco amargo. Él desvió su mirada. “Suena a que, pese a todo lo ocurrido, tú nunca llegaste a odiarme…”
“No tendría sentido alguno de que lo hubiera hecho,” Yagen negó. Él se vio entretenido por aquel comentario. “Fui yo quien te causó tanto daño y siempre estuve consciente de ello,” miró hacia el cielo, cautivado por las pocas estrellas que se veían, mientras recordaba el pasado. “Después de ausentarme de casa por tanto tiempo, no tenía un rostro que mostrarles, y era la última persona indicada para hacer algo por todos ustedes. Mirarles a los ojos en ese reencuentro fue una de las cosas más difíciles que tuve que hacer en toda mi vida…”
“…” esa revelación fue bastante sorprendente para Gotou, quien desvió su mirada con incomodidad.
“Si no hubiera sido por mi deber con Honebami de traerle de regreso a casa, quizás nunca hubiera tenido motivos para regresar…”
“¿Q-qué dices?” Gotou se quedó en shock, y su reacción a su vez pareció sorprender un poco a Yagen, como quien acabara de darse cuenta sobre lo que había dicho.
“¿Por qué reaccionas así?” este alzó una ceja.
“¿Cómo que no hubieras regresado? ¡No digas tonterías!” exclamó el otro, entre iracundo y todavía asustado por aquella revelación. Le apuntó indignado. “¡Acabábamos de perder a nuestros padres! ¡Si tú te hubieras esfumado en el aire habría sido otro golpe devastador! ¡Y todos estuvimos preocupados por ti, maldición!”
“Hmhm, tranquilo…” Yagen rió para sí y sonrió con ironía. “Era un comentario inofensivo y algo que a fin de cuentas nunca sucedió. No me tomes con tanta seriedad…”
“Tch, idiota…” ello no detuvo a Gotou de sentir escalofríos. Tenía la impresión que esas palabras fueron mucho más que un comentario, y eso le preocupaba.
“Regresando al tema, nunca te odié, y sería incapaz de odiar a ninguno de mis hermanos,” le aseguró el doctor. “Al igual que tú, nunca he dejado de avanzar y vivir sin tenerlos a ustedes en mis pensamientos todo el tiempo. Alguien como yo quien se ha dedicado a su carrera profesional exhaustivamente y se ha aislado de los demás siempre rendirá importancia a las muy pocas personas significantes de su vida. Sé que Atsu es igual que yo, y tú también lo eres, Gotou, por más que digas que me odiaste.”
“No necesito tu ayuda, Yagen…” desvió su mirada.
“Pero es verdad, gente como nosotros que no ha tenido amigos en su vida tiene a su familia como el eje de su existencia, ¿no es así? Y eso es aún más cierto en nuestro linaje.”
“Tenemos una familia bastante unida, es verdad…” entonces, Gotou se dio cuenta de lo que el otro había dicho y se amargó. “¡Y deja de insistir en que yo no tengo amigos! ¡Tú serás el huraño! ¡A mí no me pongas en el mismo saco!”
“Hmhm, eres tan fácil de incomodar…”
“¡Oye!”
“Y lo sé. Tienes la suerte de contar con un muy buen amigo desde la infancia, alguien quien estuvo ahí por ti y quien te sirvió de apoyo durante los momentos más difíciles,” Yagen asintió, sonriendo comprensivamente. “Eres afortunado. Ese tipo de amistades son muy escasas.”
“¿Eh?” Gotou se confundió. “¿Cómo sabes eso? ¿Por qué entonces dijiste que no tenía amigos?”
“¿Crees que iba a perderme la oportunidad de molestarte con ello?” se encogió de hombros.
“Tsk, nunca vas a cambiar…” rechinó los dientes.
“Le conozco bien. Ese chico es amigo de Tsurumaru y le visita a menudo en Rizembool, por lo cual nos hemos visto con frecuencia,” contestó, pensativo. “Hasta gusta llamarle ‘senpai’ a esa grulla, como si hubiera hecho algo para merecérselo.”
“¿Qué hace siendo amigo de ese chiflado…?” Gotou frunció el ceño. Él nunca había aceptado a aquel ‘amigo’ peliblanco de Yagen, y siempre le había parecido sospechoso, razón por la cual no le gustaba verlo cerca de sus hermanos. El hecho de oír que era cercano a su amigo le resultaba preocupante. “Ese Tsurumaru me da mala espina…”
“Heh, tu amigo parece una persona incapaz de sentir animosidad por otros, y Tsurumaru es muy afín a las personas buenas de corazón, qué puedo decir,” Yagen se encogió de hombros a manera de desentenderse del asunto. “Con razón Tsurumaru estima tanto a Ichi-nii.”
“Eso también me preocupa…”
“En fin, las pocas veces que he cruzado caminos con tu elusivo amigo, siempre ha gustado de hablar sobre ti con grandes halagos y muchos ánimos. Realmente te aprecia bastante. Es sin duda un buen chico,” negó. “Pero, considerando cuánto me pregunta sobre ti, estoy seguro que hace tiempo no se ven los rostros. Como tu amigo, te aconsejo que no te olvides de él.”
“N-no es que lo vaya a hacer…” ello le incomodó un poco. No podía refutar que sus deberes y el propio transcurrir del tiempo le alejaban de aquellos importantes para él. Gotou miró a Yagen con reproche. “Y tú no eres quién para decirme que no abandone a otros.”
“Lo sé, pero sólo lo digo porque sé que eres una mejor persona que yo,” le contestó con simpleza. “Y no es que tengas malas intenciones, pero es bueno ser recordado cosas evidentes de vez en cuando…”
“…”
“También…” Yagen dio un pesado suspiro y sonrió resignado. “No sé si realmente lo ves como un amigo o te llevas bien con él, pero intenta vigilar un poco a Fudou, por favor.”
“¿Eh?” Gotou alzó una ceja. Lo volvía a mencionar, inexplicablemente.
“Estoy convencido que es un necio imbécil y sordo a razones, pero no es una mala persona,” desvió su mirada. “Y pese a la actitud de su hermana, sé que ella anda preocupada por él. Ellos dos son allegados a la familia y les debemos atención, y tú estás en la mejor posición para ello.”
“Lo dices como si fuera fácil, este tipo está loco,” le contestó, y se impacientó al notar al pelinegro entretenido por sus palabras. “Y si tanto te importa, podrías hacer algo al respecto.”
“No, los Yukimitsu me odian. No soy capaz de meterme con ellos,” contestó sin hacerse problemas, como si el asunto fuera trivial. “Pero, en fin, eres una persona bastante observadora, Gotou, pero no tan analítico. Si no eres capaz de comprender a Fudou, supongo no hay mucho que puedes hacer por él.”
“Tsk, tú ni lo conoces, no intentes molestarme con eso.”
“Heh, tienes razón,” sonrió. “Olvida lo que dije…”
“…” el pelimarrón sentía como si se estuviera perdiendo de algo.

Entonces, el par se giró al haber oído que sus hermanos regresaron, quienes se abrieron paso sin necesidad de tocar el timbre.



“¡Gotou-nii, Yagen-nii! ¡Estamos de vuelta!” exclamó Hakata, quien caminó rápidamente por el apartamento para dejar la comida sobre una mesa por más que las luces estuvieran apagadas.
“¿Por qué andan a oscuras?” preguntó Namazuo, quien luego de palpar un poco la pared llegó a prender la luz. Los otros dos tuvieron que entrecerrar sus ojos en lo que se adaptaban al cambio.
“Hakata consiguió sushi y yo compré un Castella cake para todos,” dijo Shinano, sonriendo, cuando entonces tanto él como Namazuo les miraron anonadados.
“Gracias por la comida… ¿qué miran?” preguntó Gotou, confundido.
“¡AAHHH!” Hakata dejó escapar un corto grito horrorizado y pasó a dirigirse molesto hacia sus acompañantes de la tarde. “¡Son unos irresponsables! ¡No debimos dejarlos solos!”
“¿Sucede algo?” preguntó Yagen, quien intercambió miradas con Gotou.
“No sé por qué no me sorprende que no lo hayas notado, Yagen…” Namazuo negó y miró al pelimarrón. “¿Qué pasó? ¿Por qué tuviste que agarrarle de golpes?”
“¿Eh?” este se extrañó.
“¿Estás bien, Yagen-nii?” preguntó Hakata. “Se ve doloroso.”
“Ahh,” Yagen volvió a tocar el filo de sus labios, y vio un poco de sangre en su guante, pero sabía que había dejado de sangrar. Él sonrió con leve gracia. “No te preocupes, apenas dolió.”
“Uhh, no lo traten con tanta irrelevancia,” Shinano comprimió sus puños. “¿No ven el terrible ejemplo que le están dando a Hakata? ¡Ni se les ocurra normalizar este comportamiento o nuestros hermanitos terminarán tan abusivos e barbáricos como ustedes!”
“¡Ahh, eso no puede ocurrir!” Namazuo se horrorizó. “¡Gokotai es un copo de nieve muy blanco para este mundo!”
“Ehm, no somos descerebrados, sabemos que la violencia no está bien…” Hakata miró al par con incomprensión y dio un suspiro, para mirar a Gotou con severidad. “De todos modos, no deberías pegar a Yagen-nii. Pídele perdón.”
“¿Ehh?” este se sorprendió y negó. “No te metas en esto, Hakata…”
“Al menos sé un buen ejemplo, Gotou,” recalcó Shinano.
“¡No pienso pedirle perdón!” le reclamó, al no tener reparos en expresarse ante el pelirrojo. Gotou pasó a apuntar a Yagen. “¡Este de acá comenzó! ¡Ustedes no tienen idea del martirio que ha sido hablar con él! ¡No crean que entienden lo que sucede!”
“Heh, es cierto,” Yagen se encogió de hombros. “Soy un demonio, después de todo.”
“Yagen…” Shinano frunció el ceño, preocupado.
“Bromeo, Shinano,” el doctor negó y miró a Gotou. “Resististe más de lo que imaginé, y admito que te molesté demasiado. Lamento el mal rato, Gotou.”
“Tsk, olvídalo,” este desvió su mirada. “Quedamos en dejar las cosas ir. Ni lo menciones.”
“Es verdad…” sonrió frustrado.
“Bien, me alegra oír eso,” Namazuo asintió con muchos ánimos. “Supongo no había forma de que ustedes se pusieran a hablar sin un poco de violencia y sangre de por medio, pero el punto es que lo han hecho, y estoy feliz por ustedes.”
“N-Namazuo-nii, por favor…” Hakata frunció el ceño.
“Ahora atiende tu herida, Yagen,” le pidió Shinano. “No dejes que se empeore.”
“Es algo mínimo, estoy seguro. Mañana apenas será visible,” dicho esto, Yagen desenvainó su daga, acción que sorprendió a todos, y la usó para mirar su reflejo. “Sí, aparte de limpiarla, no tengo nada más que hacer aquí…”
“Por favor, no uses tu daga de espejo…” Namazuo se dio un facepalm.
“¿Cuál es el problema?” preguntó Gotou. “Yo hago lo mismo de vez en cuando.”
“Consíganse espejos de bolsillo, en serio…” les pidió Shinano, frustrado.
“No tengo espacio para algo así,” Yagen negó.
“¡En fin! ¡Estoy muy orgulloso de los dos, así que les he comprado unos regalos!” Namazuo apoyó sus bolsas grandes de Sanrio sobre un sillón. Él sacó un par de llaveros y se los mostró. “¡Ta-da! ¡Cinnamoroll y Little Twin Stars! ¡Escojan el que quieran!”
“…” Gotou sintió un tic en el párpado. “Bromeas, ¿cierto?”
“¿Por qué tienes que mostrarte tan huraño? ¡Abraza al niño que llevas dentro~!” canturreó feliz de la vida. En eso, Namazuo se sorprendió al ver que Yagen tomó el llavero de Cinnamoroll y lo observó detenidamente. “¡Oh, tenemos a uno elegido! ¿Te gustó?”
“No, no es para mí,” Yagen sonrió con torpeza. “Pensaba que Honebami quizás gustaría de algo como esto. Él está ahora en Rizembool ocupado con un proyecto y algo así le vendría bien…”
“¿Eh?” Hakata ladeó su cabeza, confundido. “¿Honebami-nii?”
“Es más curioso e infantil de lo que parece, te sorprenderías,” comentó el doctor, entretenido.
“Yagen, me has conmovido, tienes razón…” Namazuo se secó unas lágrimas inexistentes. “¡Ahí tengo un peluche que no sabía a quién dárselo! ¡Se lo daré a él, gracias por el recordatorio!”
“Hehe…” Shinano sonrió gustosamente al poder evidenciar cómo Yagen siempre andaba pensando en su hermano mayor. “Namazuo-nii, ¿y qué me compraste a mí?”
“Oh, eh…” de repente, el pelinegro se notó incómodo. “Hmm…”
“N-no te acordaste de mí, ¿verdad?”
“Aquí, toma,” Gotou le quitó el llavero a Namazuo y se lo dio. “Yo no necesito estas cosas.”
“Uhh, gracias, pero la próxima ten una mejor actitud,” el pelirrojo le miró con reproche.
“Shinano, asumo que el plan de mañana sigue en pie,” observó Yagen.
“Sí, es oficial, mañana conoceré a mi mentor en la universidad pese a que recién comenzaré a estar bajo su tutela desde el inicio del próximo semestre,” Shinano asintió. “Así que podemos ir juntos y también nos regresamos juntos, ¿de acuerdo?”
“Tengo varias cosas que hacer en mi laboratorio. Puedes regresarte con Namazuo.”
“No, sigues un poco enfermo, Yagen,” recalcó el mencionado. “Ichi-nii te ha pedido que disminuyas tus horas en lo que te recuperas y que te quedes en casa. Oh, y tú también, Gotou. Él dice que no tienes nada muy importante de qué encargarte y que cuentas con más tiempo, así que ambos están obligados a quedarse con nosotros. No se van a escapar.”
“Sí, lo sé, nunca me negué a su pedido,” contestó el pelimarrón, con leve hastío.
“¿Vas a poder acompañarnos mañana, Gotou?” preguntó el pelirrojo.
“No, tengo asuntos que atender. Será en otro momento.”
“¡Oh, te acompaño, Gotou-nii!” exclamó Hakata. “Sé que puedo serte de utilidad.”
“Claro, siempre eres bienvenido,” asintió y le sonrió amenamente.
“Hehe, es genial verlos a todos ser unidos y pasar ratos juntos,” Namazuo asintió. “¡Y sigamos celebrando ahora! ¡Tenemos que comer el sushi, no lo olviden!”
“Ah, es cierto,” Yagen asintió. “Buena elección.”
“Heh,” Hakata sonrió con orgullo. “Es el mejor sushi que comerán en su vida. La próxima vez hay que comerlo en el propio restaurante.”
“Claro, y hay que ir con todos,” dijo Shinano, sonriendo.

Los cinco hermanos fueron a degustar de aquel exquisito sushi mientras continuaron conversando sobre los planes que tenían para el siguiente día. Luego de un día un poco nostálgico, tenso e incierto, todos fueron capaces de disfrutar de un merecido y tranquilo momento en familia.


Mimi Tachikawa

Hoi hoi vengo con el 1er aporte del mes!! es la continuacion del Flashback de Tsubasa


La segunda parte del flashback

Después del incidente con la familia Kazanari, a pedido de Tsubasa la familia Tsukinaga se encargo de los funerales y que la noticia de la muerte de las cabezas de la familia se mantuviera en secreto, convirtiendo asi a Tsubasa como la nueva cabeza y única sobreviviente del clan Kazanari,Leo le habia pedido a la joven que fuera vivir a su casa pero la joven se negó y se después de la limpieza a todo el área de su casa regreso a la misma, la joven caminaba por todos los ambientes de su casa donde habia sido feliz con sus padres y amigos, ahora ya no tenia nada, ahora solo era un lugar vacio como lo que ella se sentía en esos momentos, se sentía tan culpable, debido a sus caprichos de querer ser una Hime sus padres habían pagado caro esa decisión, Lucario estaba fuera de la casa observando que nadie se acercara a su dueña

Tengo que volverme más fuerte para hacerle pagar a Yuuto por todo lo que me ha hecho…-dijo  mietras se acercaba al dojo donde practicaba con sus padres, para sacar su espada y empezar a practicar…-un sentimiento desconocido para ella empezaba a nacer en su corazón…el sentimiento de la venganza empezaba a oscurecer su corazón

Los días pasaban la joven solo se dedicaba a entrenar y buscar enfrentarse con Yuuto, olvidándose de los deberes de la escuela y también los deberes como miembro de Knights, pero ella no era la única que no estaba asistiendo a la escuela y a los ensayos , Leo también habia faltado a clases ya que a insistencia suya iba a estar en cada momento cerca de la peliazul en los momentos que pensara ir a buscar a Yuuto y pelear contra él

Asi que solo en los ensayos estaban los 3 chicos restantes, Izumi estaba visiblemente irritado mientras que Arashi se veía preocupado ya que le habia mandado varios mensajes a Tsubasa para saber si estaba bien y ella solo respondia con monosílabos, Ritsu como siempre estaba durmiendo

Crees que vengan hoy Izumi-chan?? Si no lo hacen voy a tener que ir a la casa de Tsubasa-chan quizás este enferma y no quiere que sepamos…-

O quizás esta teniendo problemas con ese asunto de su escuela…y como siempre termina involucrando a Ousama…-suspirando pesadamente-

La puerta se abrió abruptamente y apareció una ojerosa peliazul,con el cabello recogido, con el uniforme de la escuela con vendas en las rodillas y en la cabeza

Tsubasa-chan…-Dijo alarmado el rubio para acercarse a la joven a ayudarla- pero que estas haciendo??...-

Arashi-san…-dijo apoyándose en el otro, mientras que vio como el pelicenizo se acercaba a ella-

Y Ousama donde esta??...-le dijo moviéndola esperando su respuesta-

Debe de estar en casa el dia de hoy no lo he visto…perdón por no venir a ensayar en estos días , hoy si tengo tiempo para hacerlo…-

Claro que no lo haras…-dijo el pelinegro que se levanto por tanto ruido- Tienes que descansar, mientras que esperamos a Ousama, porque se supone que si tu has venido definitivamente el debe de venir también…-

Ritsu…perdona por hacerlos preocupar…-acaricio suavemente los cabellos del pelinegro- esta bien me quedare en el sillón a esperarlo-

Kaachan aún no nos puedes decir en que cosa peligrosa te estas metiendo en tu escuela?...y tus padres??...-

Es algo que debo de hacer para proteger a los demás…con respecto a mis padres están de viaje…pero volverán pronto …-

No se porque no puedo creerte…-dijo el pelinegro tocándole la frente- estas con fiebre…-

Ire por unos paños para ti…- el rubio se fue corriendo a buscar paños húmedos-

Es raro que Ousama no llegue…estamos los 4 juntos ya debería estar entrando y diciendo cualquier estupidez típica de él…mas te vale que no lo hayas puesto en peligro Kasa-chan…-

No lo estoy poniendo en peligro, yo solamente estoy peleando, lo tengo al margen de mis peleas…-

Entonces si lo estas metiendo en peligro!!...-

Secchan si te calmas…?al menos trata de pensar en lo que siente Kaachan…-

Tu no te metas Kuma-kun…-

Basta dejen de pelear por mi…yo jure que no iba a permitir que lastimaran a Ousama y lo estoy cumpliendo asi que no te preocupes Izumi-kun…-

El celular de la peliazul sonó y la joven observo que era una llamada de Leo

Ousama!! Te estamos esperando…dijiste que hoy irias a los ensayos si yo lo hacia…dime donde estas para ir todos a buscarte…-

Tsubasa…-se escuchaba su voz entrecortaba como se le faltara el aire-per…do…nen…no podre llegar…a tiempo….hahaha creo que me encon…tre con una persona muy proble…matica en mi…camino…-

No puede ser…- dijo soltando el celular-

Que pasa?? Era Ousama?? Kasa-chan... que sucedió que sucedió????-

Kaachan que pasa estas palida…reacciona!!...-

Tsubasa observo a Ritsu y a Izumi- lo siento lo siento debo de irme!!!...-dijo separándose de los dos para salir corriendo-

En el camino se topo con Arashi-

Tsubasa-chan espera!!- le tomo del brazo- no puedes irte estas mal!!-

Lo siento Arashi-san…Ousama esta en peligro!!...- se solto del brazo y se fue corriendo, el rubio observo como Lucario apareció detrás de ella y la cargo entre sus brazos para salir saltando del lugar

Nakkun!! Viste pasar a Kaachan??...-

Si la vi pasar…tenemos que ir a buscarlos, ambos corren peligro…-

Sabia que esto iba a pasar tarde o temprano …-dijo visiblemente enfadado- pero ella me las va a pagar si algo le sucede a Ousama-

Gracias a la ayuda de Lucario, la peliazul pudo ubicar la ubicación de Yuuto, pudo al menos descansar un poco porque su child la tuvo entre sus brazos por unos minutos, el lugar donde se encontraban era un sitio baldio, al lado de una escuela primaria que estaba inhabilitada sin nadie alrededor , era un buen lugar para por fin lograr derrotar a su peligroso rebel, saco su katana y junto a Lucario se acercaron al lugar donde se encontraban los dos

Por favor Ousama resiste ya estoy en camino…-

Cuando finalmente llego al callejón sin salida pudo observar que Yuuto se encontraba frente a Leo que estaba malherido tirado en el suelo, la peliazul se lanzo al ataque

Yuuto!!!...- desenvaino su espada para atacar al rubio, pero Yuuto ni se molesto en moverse ya que alrededor de la peliazul se formo una esfera de agua, haciendo que la peliazul dejara la espada y empezara a ahogarse

Bienvenida querida Tsubasa…llegaste en el momento preciso justo cuando estaba a punto de matar a tu querido Rey…pero no me puedes responder porque te estas ahogando…-empezo a reir divertido, no se dio cuenta que Lucario estaba detrás de él y con su aura esfera lo empujo hacia una pared haciendo que la esfera desapareciera y que la peliazul se liberara, lo primero que hizo cuando recupero el aliento fue tomar la katana  y acercarse al pelicastaño

Esta vez te venceré y por fin me vengaré por lo que le hiciste a mi familia

Si pudieras hacer algo…no estas pensando con claridad y eso será mi victoria…-saco rápidamente su latigo y cogio la katana de la joven para romperla con un movimiento , dejando a la peliazul sorprendida de que su katana de la cual estaba orgullosa, una herencia familiar se quebraba en dos pedazos-

Aunque haya perdido mi espada aun tengo mas métodos para vencerte…-dijo para lanzarle una patada en el brazo, pero el castaño se protegio y tomo la pierna de la peliazul y lanzarla hacia donde estaba el pelinaranja que aun estaba en el suelo
Por que?? Por que no puedo hacerle nada??...- estaba tirada en el suelo mordiéndose el labio-

Tsubasa-chan…calmate…piensa claro…y podras vencerlo…-dijo su Rey con una amplia sonrisa aunque se veía muy maltrecho-

Ousama…no puedo…no puedo tranquilizarme, ante mi esta la persona que destruyo mi vida…-

Cuantas…veces te he …dicho que mientras no pienses con claridad…las cosas no te saldrán…-se rio divertido- acaba de llegarme…una inspiración…en estos …momentos…como quisiera tener un cuaderno para poder escribir una canción…-

Ousama…hasta en estos momentos estas pensando en tus canciones??...-rio suavemente-como quisiera ser alguien como tu…-

Tsubasa-chan…es Tsubasa-chan…-dijo mientras se levantaba-y yo la quiero…mucho…-extendiendo sus brazos- no se quien eres en realidad pero no te permitiré que lastimas a mi querida Tsubasa-chan-

Que hermosa amistad…en serio quisiera dejarlos vivos pero…no lo hare…quiero verte sufrir Tsubasa Kazanari…-formo una esfera de luz alrededor  de dos manos donde la esfera de luz se volvió una esfera eléctrica para lanzarle al pelinaranja-

Ousama!!!- la peliazul se levanto para tratar de ponerse de escudo pero Leo la empujo-No….no!!-observo como el pelinaranja le sonreía-

Es tu final!!...- Yuuto lanzo su ataque, el mas fuerte que tenia, para evitar un daño severo al key que tanto queria Tsubasa, Lucario su child se coloco delante de él para protegerlo-

Lucario!! Ousama!!-la peliazul observó como su child empezaba a desaparecer al mismo tiempo que el pelinaranja caia al suelo gravemente lastimado-

No era lo que esperaba pero por ahora me doy por servido…-sonriendo victorioso- luego ire por tu querido grupo y me desharé de ellos uno por uno-desparecio de la escena-

Lucario…- se levanto con dificultad- acabo de perder a mi child…- se acerco a Leo- no te voy a perder a ti Ousama…- al observar al pelinaranja que apenas respiraba lo único que atino fue sacar su móvil y llamar a una ambulancia, pero luego lanzar lejos su celular y abrazar a su Rey  -Perdóname…Ousama…ya no meresco estar a tu lado ni al lado de los demás…ya no quiero quiero que te hagan daño ni que lastimen a los demás…tendre que irme de su lado no puedo ponerlos en peligro…ya no puedo seguir su camino-aferrandose fuermente- no quiero que les pase lo que les paso a mis padres…no lo soportaría ya no…-empezo a llorar-

Fin del Flashback

Tsubasa abrió los ojos lentamente y vio que era de dia, Midare se encontraba aun durmiendo mientras se abrazaba a ella-
Asi que fue un sueño…un sueño del pasado…- movio un poco al rubio para levantarse de la cama y estirar sus brazos- esa era la yo débil del pasado, pero ahora soy una persona diferente y esta vez lograre vencer a Yuuto …-apreto los puños-no volveré a permitir que lastimen a Ousama...-
--------------------

matta ne!!

Mimi-chan


Kana


#42

Después de un extenso y agotador día, donde las clases le resultaron más eternas que de costumbre, y donde su jornada laboral estuvo de principio a fin con demasiada actividad debido a la gran cantidad de clientes, por fin había llegado la hora de cerrar la cafetería.
Mientras su compañero de trabajo terminaba de apilar las sillas sobre las mesas para trapear el suelo, Kaneki había dejado en orden la cuenta del dinero en la caja. Cuando terminó de coincidir el dinero y las finanzas de ese día, el joven fue hasta la parte trasera de la cafetería y entró en el área de la cocina. Recolectó todos los deshechos en el tacho de la basura, cerró la gran bolsa negra y la sacó por la puerta posterior que daba hacia el callejón de atrás.
Dejo la bolsa en el contenedor de basura y se quedó unos momentos parado en aquel callejón. Alzó la vista al cielo obscuro para contemplar las estrellas, pensativo.

Llevaba varios días sin conversar con Sho más que lo justo y necesario lo cual se reducía en un “Ya me voy” cuando uno de los dos salía a sus clases u otros deberes. Incluso, hasta esa diminuta oración se estaba perdiendo puesto que preferían salir sin hacer ruido ni despedirse del otro ya que de pronto se había vuelto una actividad algo incómoda.
Desde que habían discutido por el viaje que Kaneki había realizado a Alemania sin decirle nada a Sho, las cosas entre ellos estaban muy tensas y no solo se notaba en la convivencia en el departamento que ambos compartían sino también en su círculo social más cercano. Sho era más sociable que él, quizá fuese más evidente su cambio de conducta entre sus amigos o tal vez incluso podía pasar desapercibido su malestar con él ya que muchos de sus amigos no le conocían en persona más allá de saber que era el hermano de Sho ya que el pelirrojo solía nombrarlo mucho en sus discurso. Lo más normal es que atribuyeran su irritabilidad a un tema de estudios u otro conflicto con otras personas y no a él.
El real problema era como los amigos en común podían interpretar y reaccionar  ante el comportamiento de ambos. Seguramente Souji, Oikawa, Eren y Kaworu ya se habían dado cuenta de lo que pasaba entre ellos si bien lo habían disimulado en frente de ese grupo o directamente habían evitado juntarse con ellos para no sentirse forzados a actuar y cubrir su descontento.

El Rebel continuó observando los astros en el cielo, su rostro pálido parecía iluminado por la luz de aquellos cuerpos celestes. Estuvo mal mentirle a Sho. Ya no una vez, sino un par de veces. La primera vez había sido cuando tuvo una descompensación en su salud después de su accidente donde el doctor Liebheart prácticamente lo había reconstruido completamente después de su fatídica caída. Le debía mucho al científico, por cierto, ya que sin él seguramente estaría muerto o en estado vegetal. Le había mentido a Sho porque no quería preocuparlo y porque no quería que el pelirrojo ardiera en cólera y, producto de su impulsividad, fuese a Rizembool y amenazara a todos culpándolos de su decaimiento.
La segunda vez había sido… Todas las veces que Sho le preguntaba como estaba, si se sentía depresivo, y Kaneki le respondía con una sonrisa amable lo bien que se sentía y el muy buen ánimo que experimentaba. La verdad es que hace tiempo que realmente no se sentía feliz.
Y la última vez, la más grave, que le había ocultado la verdad a Sho fue cuando dijo que no iría a Hanasaki con los demás Rebels para el ataque masivo programado por Rizembool. Había ido, pero porque sentía preocupación por Sho si es que éste había asistido y… porque realmente le daba miedo quedarse solo en el departamento esperando a que todo estuviera bien. ¿Qué pasaba si Sho no volvía?

Producto de ello, en algún momento debió haber recibido un ataque involuntario y perdido el conocimiento en ese momento. No recordaba nada realmente, sólo el fragmento de noción de que había despertado en una sala tan blanca que le dejo algo ciego. Su sorpresa fue mayor cuando Johan Liebheart le comunicó que lo llevó de traslado a Alemania para iniciar una hidroterapia para su rehabilitación ya que había sufrido serios daños.
Lo trágico es Kaneki dejó pasar los días sin poder avisarle a Sho. Primero porque le habían sugerido no decirle a nadie sobre su paradero y, segundo, porque realmente no se sentía capaz de comunicarle y compartirle a Sho lo que le había pasado. Sabía que el pelirrojo no lo juzgaría señalándolo como un debilucho inútil, pero sí incrementaría en Sho aún más su sobreprotección hacia él. Sí o sí le exigiría que renunciara a seguir siendo Rebel.
Liebheart también le había recomendado dedicarse a sus estudios ofreciéndole un muy buen puesto en su equipo de investigación. Le decía que se preocupaba por él y que consideraba que tal vez era mejor dejar de ser Rebel.
Kaneki le había dicho inmediatamente que no quería dejar de ser Rebel porque era una promesa que tenía con su hermano… y era verdad lo de la promesa pero también sabía que lo estaba usando de excusa ya que Sho preferiría mil veces que él estuviera bien antes de seguir con la promesa de ambos ser Rebels.
 
“Puedes notificarle que te encuentras en Alemania, en el proyecto de investigación, para tranquilidad de ambos” Le había dicho el alemán. Kaneki le dijo en ese entonces al científico que le comunicaría aquello a Sho… El problema es que Kaneki prefirió ocultarle al pelirrojo todo lo que había ocurrido.

Cuando llegó al departamento tras su viaje, Kaneki se había tardado más de quince minutos parado estático frente la puerta de su hogar, con la mano titubeante extendida hacia el picaporte de la puerta pero sin tocarla para abrirla. ¿Qué le diría a Sho cuando lo viera? ¿Lo odiaría por no decirle nada? ¿Se apartaría de él?
La peor manera de lidiar con esa situación fue fingir como si nada pasara. Porque pensó que podía engañarlo con una mentira blanca y que Sho se habría quedado todo ese tiempo esperándolo sin hacer nada. Grave error, al parecer su hermano había iniciado sus propias acciones y había descubierto su real paradero. Ken le había dicho a Sho que estaba en un viaje en Kyoto por su investigación que tanto empeño le dedicaba, pero no reparó en que Sho notaría que Kaworu estaba en el campus siendo que iba en la misma clase que Ken. Peor aún, no entendía como Sho se había enterado de que Kaneki había estado en Alemania.

Esa noche, se habían dicho comentarios hirientes y fríos. Pensaba que a la mañana siguiente las cosas se calmarían pero… Kaneki pensó las cosas del modo más incorrecto que pudo haber analizado. Sus pensamientos lo llevaron a conclusiones paranoicas y ansiosas. Pensó que quizá Kaworu le había confesado a Sho que estaba en Alemania, pero evidentemente Kaworu no era de esas personas si le había hecho prometer que no le dijera nada a Sho. A la mañana siguiente se había servido un café en la cocina, para cuando Sho entró en ella e intercambiaron miradas. Kaneki debió haber dicho lo que le carcomía por dentro

“Perdón. Perdón. No quise mentirte, temía que reaccionaras mal” “Quiero que conversemos, que seamos honestos. Es cierto, estuve todo este tiempo en Alemania… Quiero contarte todo…”

Pero en cambio, lo que dijo fue lo siguiente:

“¿Por qué sabes eso de mi? ¿Me estás espiando?” Le preguntó de la nada, frío y distante como él no era. Con un deje de irritabilidad en su tono de voz. Esa actitud había sorprendido a Sho quien lo miró confundido.
“Ken, ¿te sientes bien?”
“…” le siguió mirando, sin bajar la mirada como era su costumbre. “Sabes que investigar ilícitamente a otros es una muy mala práctica”
“¿Y sabes que mentir tan descaradamente es algo malo?” Sho le encaró. “Ken, tú no eres así… No conmigo… Al menos eso era lo que creía” dijo con preocupación “¿Crees que no iba a hacer nada todo este tiempo que estuviste desaparecido?”
“Por eso no quise contarte. Reaccionas de un modo que me hace sentir nervioso.”
“No te digo que me cuentes todo. Pero ESO era necesario.”
“Pero no soy el único que oculta cosas, Sho. ¿Qué pasa contigo? ¿Por qué de pronto estás tan extraño y distante? Estás irritable y evitas relacionarte con las personas que te pueden traducir…” soltó un suspiro “Tal como vez, estamos en iguales condiciones pero SIEMPRE tengo que ser yo el que te cuente todo de un tiempo a ahora. Como si fuera un niño pequeño que debe rendirle cuenta a su protector.  Ya no necesito que me cuides todo el tiempo. ¿Sabes? Yo también me canso… Porque evidentemente el niño aquí no soy yo.” Ken dejo la taza de café sobre la mesa, y salió del lugar para irse a clases.


Desde esa tensa charla la conversación entre él y Sho prácticamente se extinguió. Odiaba estar en esa situación con su hermano porque dolía demasiado y lo extrañaba profundamente. Había intentado acercarse a Sho para hablar pero el pelirrojo se las ingeniaba para desaparecer antes. Sho estaba demasiado dolido para perdonarlo tan pronto.

—Ah, disculpa. Pensé que no quedaba nadie y que no habían  cerrado esta puerta.— Eren estaba en la puerta que se encontraba abierta.
—Disculpa. Pensé que te habías ido también.— sonrió suavemente.
—Bueno, ya es tarde… Ya debería irme. Los dos deberíamos irnos.— el castaño pasó una mano por su cabello, enarcando una ceja. —Eh, ya está todo listo con el aseo adentro. Yo me voy.—
—No cierras la puerta aún, por favor. Tengo mis cosas adentro.—
—Ok.— asintió.
—Eh, Eren-san, ¿podemos caminar juntos?—
—Claro.—

Tras dejar todo bien cerrado y seguro en la cafetería, los dos jóvenes comenzaron a caminar juntos por la costa de la ciudad mientras conversaban de temas sin mucha profundidad. Fue en ese transcurso que a Eren le pareció que su compañero estaba algo angustiado, por lo que al ver uno de esas casas rodantes que se dedican a la venta de alimentos pensó que era bueno comprar un par de café y sentarse a conversar sobre la muralla, mirando hacia el mar.
Contemplaron el mar obscuro y negro por varios minutos, en silencio mientras bebían café en sus vasos desechables. Después Kaneki comenzó a hablarle sobre sus clases y eso mareó un poco a Eren quien prefería otro tipo de conversaciones más enfocadas al ámbito deportivo. Eren no tenía muchas personas con las que conversar en Rizembool, sus compañeros de carrera tenían sus grupos aparte y casi todos le caían mal a excepción de un chico llamado Torodoki que era más agradable. Algunas personas en Rizembool le habían tomado odio de la nada y sin explicación, pero eso a Eren no le sorprendía porque era una práctica muy común de los demás hacia él. Con los que más interaccionaba era con el grupo de la fiesta, y suponía con el que tenía más temas de conversación era con Oikawa ya que aquel Rebel conocía el lenguaje del deporte. Kaneki le simpatizaba… Pero tenían pocos temas de conversación.

—Ah, disculpa si te aburro, Eren-san.—
—Hehe, no es eso.— rio un poco —sólo que tienes un nivel de inteligencia notoriamente superior al mío y hay muchos conceptos de tu ciencia que desconozco.—
—Lo siento.—
—¡Oye! No tienes que disculparte… Supongo que si te hablo de mi vida diaria igual quedas un poco confundido y mareado… Oh, bueno, no tengo mucho que hablar que sea llamativo en realidad—
—Yo creo que tienes una vida interesante, Eren-san.— asintió. —El hecho de venir desde tan lejos a estudiar a Rizembool se me hace una actividad desafiante y valiente. Creo que yo me vería imposibilitado de dejar a mi familia para cumplir esas expectativas—
—…— Eren observó por unos momentos las olas golpear la costa de la playa. Hacía algo de frío pero totalmente soportable. —Pensaba preguntarte por eso… Siento que estás algo preocupado últimamente.—
—Ehhh…— El pelinegro bajo la mirada, observando la arena bajo de ellos y escuchando el ruido del mar más allá. Siempre había sido reservado y pensaba que no era fácil de descifrar  pero suponía que Eren de todos modos había notado algo en él ya que pasaban muchas horas laborales juntos. —Me gustaría decir que es por temas de estudios. Uh
—Pero esto trasiende a algo más personal, ¿cierto?—
—…— Asintió en silencio.
—Si quieres podemos hablarlo.— El de ojos verdes alzó la mirada hacia el cielo, echó la cabeza hacia atrás y apoyó las manos sobre la muralla dejando el café descansar sobre esta. Tenía una actitud bastante pasiva, que se contradecía por la conducta hiperactiva que siempre tenía.
—…Bueno.—
—Sólo si lo deseas.— Sonrió, conciliador.
—Sí, creo que me haría bien.— suspiró. —Necesito contárselo a alguien... Estoy inquieto de hace unos días… Lo que pasa es que he estado mintiéndole a alguien muy querido. Le oculto la verdad y le invento cosas para así cubrir mis acciones las cuales difieren mucho de mi personalidad.—
—Wait, boy. ¿En serio?— le observó de reojo. —Haha, suena hasta criminal.—
—Es que así me siento. De cierto modo.—
—Lo siento. Estaba bromeando.— Eren se disculpó, apenado.
—Descuida.—
—Pero creo que si le estás ocultando la verdad a esa persona es porque en parte le aprecias mucho y quieres protegerlo.—
—¡Exacto!— Kaneki asintió, confortado. —Es lo que he estado tratando de hacer todo este tiempo.—
—Pero…— Eren se tomó unos segundos antes de continuar. Cuando trató de encontrar las palabras más indicadas para decir lo que pensaba, vio que alguien relativamente conocido caminaba por el paso observando el mar. —Ese chico…
—Es Ritsu Shikishima. Es un compañero de proyecto. Creo que estudia psicología. ¿Le conoces?—
—Que incómodo, pero, sí… Un día estaba como “ido” en mis pensamientos mientras estaba descansando en una de las bancas de Rizembool. Apareció el y conversamos un poco… Es como si él leyera en tu interior.—
—Eh, sí… Shikishima suele decir cosas demasiado profundas y reflexivas. Incluso el señor Liebheart siente un interés por su persona. Lamentablemente nadie quiere escuchar a Shikishima y lo ven como amenaza.—
—Nadie quiere escuchar que les digan la verdad…
—Ahám…—

Incluso ellos mismos habían preferido evitar el contacto con aquel joven alto de cabello negro y ojos grises pero para Kaneki se le hacía de mal gusto fingir que no lo conocía y para Eren era demasiado tarde disimular que no lo había visto para cuando la caminata de Ritsu le hizo coincidir con la presencia de ambos. El chico de ojos grises les miró por unos segundos sin reaccionar pero luego les reconoció.

—Hola.— Ritsu les saludó educadamente. Mantenía las manos dentro de los bolsillos de su pantalón. Su intención sería continuar con su recorrido.
—Hola, Shikishima-san— Le saludó Kaneki. —¿Cómo estás?—
—Bien, gracias. ¿Cómo están ustedes?— No los conocía más que por un intercambio de palabras, por lo que no tenía una charla en mente para iniciar más que lo protocolar.
—Bien.—  Respondieron al mismo tiempo.
—¿Distrayendo la mente?—
—Algo así. Tuvimos un largo día laboral así que optamos por despejarnos un poco antes de ir a nuestras casas.—
—Me parece bien.—
—¿Estudias psicología?— Intervino Eren, quien se había mantenido muy callado desde la presencia de Shikishima.
—Así es.— el chico sonrió de lado. —¿No me digas que dirás el típico comentario de “¿me estás psicoanalizando?”—
—Ahhh, no. No me van esas cosas.—  Eren se encogió de hombros. —Sólo era curiosidad.—
—Ya veo.—
—Es una carrera interesante.— comentó Kaneki, ya cambiando completamente de posición al sentarse en una postura que le daba la oportunidad de mirar tanto a Eren como a Ritsu.
—Sí. Me encanta. Aunque suele generar que las personas se aparten de ti y te tomen recelo, haha.—
—Bueno, están en su derecho.— dijo Eren, un poco serio pero luego bajo su defensa y sonrió un poco. —A nadie le gusta verse expuesto y parece que eres bueno analizando a las personas.—
—Oh, ¿tú crees?—
—Sí.— Le observó. —Justo hablábamos de la mente y conducta humana, especialmente de un compañero de… universidad… Que resulta ser nuestro “instructor Rebel” por así decirlo. Él se está comportando extraño últimamente… Eh, pero no le digas que hablamos de él contigo porque se puede sentir mal (?)— Era la oportunidad de recibir ayuda ¨profesional¨ indirectamente y suponía que utilizar a esa persona no estaría mal. Dudaba que Shikishima fuese a contarle a Haine que hablaban de él porque seguramente alguien tan analítico e inteligente como Ritsu no se acercaría en su vida a conversar con alguien tan perturbado como Haine.
—Cuéntame más.— Ritsu se acercó más a ellos ya que estaba en una posición distante para conversar.
—Se nota que te gustan estos temas.— Dijo Kaneki, tranquilo y seguro como nunca. Sabía que Eren hablaba de él y que intentaba ayudarlo y en vez de reaccionar ansioso y tímido, se mantenía sereno puesto que el morbo de saber un poco más del tema le llamaba la atención. Le siguió el juego a Eren.
—Resulta que él tiene un tipo de personalidad que tiende a ser sincero pero de aquí a un tiempo se ve que oculta muchas cosas de su persona a todos. Nos comentó una vez que tenía una novia a quien quiere mucho pero le dice mentiras y le inventa historias para no preocuparla… Y eso lo está desgastando en el presente.—
—¿Y les contó eso a ustedes?— el chico alzó una ceja. Le resultaba sospechoso que ese sujeto fuese muy comunicativo.
—Ah, no. O sea, nos dijo que se preocupaba por su novia pero no que le miente para mantenerla tranquila. Eso lo descubrimos cuando una vez ella preguntó por él en Rizembool y él no estaba porque tiene una enfermedad que a veces genera que lo hospitalicen en Rizembool. A ella le había dicho que estaba de viaje por cosas de estudios.— Técnicamente, algo de verdad había allí si es que a Ritsu se le ocurrió investigar ya que Haine debía recibir terapia por un diagnóstico reservado y protegido por Rizembool. —¿Por qué crees que lo hace?—
—Hmm… ¿Están seguro que no hablamos de uno de ustedes?—
—…— Eren y Ken quedaron pretrificados.
—Ok, era muy obvio… Aunque discrepo en la parte de ¨la novia¨— Ritsu alzó la mirada y se frotó el mentón, reflexivo. —Es algo incómodo para ustedes, así que lo diré de una forma que los involucre a ambos y al mismo tiempo los exonere a los dos ya que no diré un nombre.—
—Te escuchamos.— Dijo Eren, mirando de reojo a Kaneki antes de que éste interrumpiera a Ritsu con una excusa para irse y echarse al agua solo.
—Ocultas la verdad a esta persona significativa y optas por inventar historias falsas en una conducta que podría caer incluso en una mentira patológica si se torna aún más frecuente…— Habló hacia los dos, sin indicar a ninguno como había propuesto. —Porque cada mentira a una persona que te conoce te conduce a perfeccionarte más en cómo convencerlo de algo que no es cierto ya que tienes más posibilidades de que esta persona traduzcas tus mensajes no verbales. Lo que hace que algo inusual en ti, el mentir y contar historias falsas, se vaya tornando en una práctica más habitual y necesaria para encubrir ese algo que te atormenta.—
—…—
—Mientes porque…— Miró turnadamente a cada uno. Se tomó unos segundos para analizar el lenguaje facial y describir lo que diría a continuación. Eren y Ken esperaban que él dijera “mientes para protegerle y no dañar la relación” pero Ritsu era más objetivo que subjetivo y, por sobre todo, científico de la mente. —Creo que lo haces para protegerlo de una parte de ti que tu mismo desconoces y que te aterra profundamente.—
—¡¿Qué?!— Dijeron los dos al mismo tiempo, en shock.
—¿Conocen la ventana de Johari?—
—Evidentemente no…— Eren entrecerró los ojos. Sobre todo él quien no era muy amigo de los temas más psicológicos.
—Haha, bueno… La ventana de Johari es una herramienta psicológica en la arista de la psicología cognitiva. Bastante acertada e interesante, déjenme decirles.Una herramienta muy útil para cuando se desea saber más sobre el análisis de las dinámicas de las relaciones personales. Explica esta visión de información desde dos puntos de vista, el de la exposición y la de retroalimentación en el eje desde un lado de ¨los otros¨ y el  ¨yo¨. Por tanto, esta ventana se centra en lo siguiente: los demás conocen de mi donde los rasgos más característicos de mi personalidad y conducta resultan más fácil leer por personas externas, lo que los demás desconocen lo que implica aquello que yo oculto a otros, lo que yo conozco de mi y puedo moldear para expresarlo a otros y por último lo que los demás y  yo mismo desconozco de mi y que corresponde al polo más oculto y ¨siniestro¨ de mi propia persona ya que es lo que se encuentra en la parte baja del Iceberg, la que nadie ni yo mismo puedo ver la cual es ciega y desconocida, a diferencia de la punta del iceberg la cual es un área libre.—
—Eso suena bastante interesante…— Dijo Kaneki, admirando a Ritsu.
—…— Eren estaba más confundido pero sí siguió el hilo. —¿Cómo algo puede ser tan desconocido, ciego y oculto incluso de mi mismo?—
—Porque es tu parte más inconsciente, subyugada a lo más interno y  reprimido de ti. Anula tu yo controlado.— Ritsu sonrió brevemente. —La mente humana es demasiado intensa e interesante como también complicada. En el caso del que ustedes me cuentan, como dije, es aquel miedo de que esta persona tan significativa y con quien se tiene un vinculo seguro y de protección de pronto descubra esa faceta que tu mismo desconoces pero que sabes que está allí y que no puedes controlas. Aquel miedo a ser descubierto y ser rechazado por tu naturaleza… ¿Miedo tal vez a la soledad? ¿A ser juzgado y rechazado? ¿A caer en tu lado más primitivo y salvaje? ¿Al descontrol que te lleve a hacerle daño incluso físico y emocional a esa persona? — Notó cierto terror en los otros dos pero pese a ello le prestaban mucha atención. —Eso es lo que lleva a una persona a mentir.— concluyó, serenamente.
—Todo eso suena tan aterrador.— Comentó Eren.
—Sí, casi como esas películas de arte europeo donde tratan de expresar el terror psicológico e inconsciente como una sala de película en blanco y negro.—Ken habló como para sí mismo, algo incómodo por como Ritsu podía hacer un análisis tan crítico como ese. Le había sentado mal que el chico no dijera primeramente la palabra para proteger y en su lugar dijera aquello del lado más oscuro… Tal vez tenía razón, pero no esperaba que fuese algo así aunque en algunas cosas había acertado. Suponía que podía tomar de la charla de Ritsu lo ¨mejor¨ de ella y no quedarse con lo malo puesto que de todos modos no podía hacer un análisis cien por ciento exacto.
—Espero que no me tomen odio después de esto.—
 —Oh, nada de eso.— Ken le sonrió.
—Ya tengo que irme. Tengo un libro pendiente que leer antes de irme a dormir. Fue un gusto hablar con ustedes.— Ritsu se despidió con un gesto de mano y luego se retiró.
—Creo que mejor nos vamos también.—
—De toooodo eso que dijo, ¿algo te hizo sentido?—
—Eh, algunas cosas… Pero en otras creo que difiero.— Ken se encogió de hombros.
—Comprendo. Ese chico da miedo porque lee a las personas como un libro abierto pero creo que debemos considerar que hizo su análisis a lo rápido. De todos modos, hay cosas que creo que van contigo.—
—Ahhh, espero que no te refieras a lo de la mentira patológica.— el pelinegro escondió su rostro con ambas manos, avergonzado.
—Haha, no.— Eren rio divertido por el gesto del otro. —En fin. Creo que debes hablar con esa persona y disculparte, pero cuando te sientas preparado para hacerlo. Si lo haces precipitadamente puedes decir palabras equivocadas y eso te traerá más problemas. Tómate tu tiempo.—
—Seguiré ese consejo. Gracias Eren por compartir tu tiempo conmigo.—
« Last Edit: September 16, 2018, 07:37:09 PM by Kana »


Mimi Tachikawa

No tuve tiempo para mas TwT


En el aeropuerto  internacional de Tokyo se encontraban Sakura y Syaoran, ambos estaban vestidos casualmente,Sakura como siempre estaba al lado de Bishamonten , ambos chicos estaban sujetando unos carteles de bienvenida para el primo menor de Syaoran, Shinobu Sengoku, el habia nacido en Japón pero vivío la mayoría del tiempo en Hong Kong en la casa de los padres de Syaoran, ya que los padres del menor siempre se la pasaban viajando por el extranjero por cuestión de negocios

Muero de ganas de ver a Shinobu-kun!!  Espero que siga siendo el niño lindo y adorable de siempre…-dijo la castaña mientras miraba por todos lados-

Sigue siendo el mismo de siempre, ya me pidió que comprara los últimos libros acerca de la vida de los ninjas en tiempos modernos, ademas de nuevos accesorios que ya están acomodados en su habitacion-

Shinobu-kun vivirá contigo? Pensé que iba a estar en su mansión con sus padres…-

Mis tios aún van a estar mucho tiempo lejos de aquí, asi que no puedo dejarlo solo, necesita del calor de un hogar, ademas será una buena compañía para mi también –

Es verdad…entonces los visitare seguido, estoy segura que Tomoyo-chan también tiene ganas de verlo para hacerles nuevos trajes ninjas, ya sabes como es ella-

Hablando de ella…pensé que vendría al aeropuerto…-

Iba a venir pero se quedo en su casa terminando de hacer el nuevo traje ninja para él como regalo de bienvenida ademas de preparar todo para la fiesta de bienvenida que daremos en su casa…-

Ya veo…-mirando el reloj- ya debería de estar asomándose …se habrá retrasado el vuelo??...-

Puede ser que Shinobu-sama se haya perdido ya que ha viajado solo, asi que ire a buscarlo…-dijo el pelirojo de gafas para irse a buscarlo-

Ya llegue!!!-de entre las personas que se acercaban a reunirse a sus familias un niño bajito pelimorado oscuro con mechones de color amarillo, apareció frente a ellos, Bishamonten ya tenia las maletas del joven entre sus manos- Sakura-dono…Syaoran!!!-

Shinobu-kun!!!- se acerco la pelicastaña a abrazar con cariño al joven- bienvenido a Japón nuevamente!! Te extrañe mucho!!-

Yo también Sakura-dono…-dijo devolviendo el abrazo-

Como estuvo el viaje?? Estas cansado? Con hambre??-

El viaje estuvo tranquilo, no estoy cansado porque los ninjas manejamos nuestro horario de sueño y hambre aun no tengo porque comi mucho antes de viajar porque tu madre no queria que me fuera sin comer…-

Como siempre mi madre engriéndote…-

Tu madre fue muy buena conmigo en los años que he vivido en su casa… la quiero mucho…-

Ella y mis hermanas también te quieren mucho …-

Sakura-dono ya puedo ser parte de tu clan??-

Claro que no Shinobu-kun!!-dijo preocupada-

Pero quiero entrenar con todos tus “hermanos”-

Esta completamente prohibido hacerlo Shinobu – le dijo Syaoran con una mirada seria-

Pero quiero aprender las técnicas del estilo de pelea de su clan…-

Shinobu-sama puede entrenar conmigo sin necesidad de entrar al clan…-

En serio?? Puedo hacerlo Bishamonten??-

Claro que si, me encantara tener a tan lindo estudiante que quiera aprender nuestras técnicas…-

Si tienes a Bishamonten como maestro me sentiré mas tranquila…-dijo la castaña suspirando pesadamente- pero los entrenamientos se llevaran a cabo en casa de Syaoran-kun, deacuerdo??- mirando a su prometido-

Claro mejor que sea en mi casa…-

No se diga mas Shinobu-sama será mi aprendiz apartir de ahora …-

Prometo ser un aplicado alumno…-

Bueno dejemos hablar de eso y vayamos a casa de Tomoyo-chan que nos esta esperando-la castaña le tomo de la mano al menor- recuerdas a Tomoyo-chan??-

Tomoyo-dono? Claro que la recuerdo, siempre me manda correo cada mes para saber como estoy ademas de pedirme las medidas  para un nuevo traje que tiene preparado para mi…ademas de que me llama para conversar de cualquier cosa que nos haya pasado en la semana…-

Cuando no Tomoyo-chan adelantándose a nosotros- con una gota en la cabeza sonrio nerviosamente la castaña-

Antes de que ella llegara a Japón fue a visitarnos por una semana, aunque estuvo con las hermanas de Syaoran, apenas pudimos conversar un par de minutos –

Mis hermanas y ella se llevan muy bien …-dijo con una gota en la cabeza-

Bueno bueno dejemos de conversar y vamos a casa de Tomoyo-sama…-dijo el pelirojo mientras se adelantaba al auto con las maletas del pelimorado oscuro-

Ya dentro del auto, Shinobu se habia quedado dormido apoyándose en el hombro de Syaoran

Parece que si estaba muy cansado…-rio suavemente la joven, mientras le escribia a Tomoyo que ya estaban en camino-

Cuando lleguemos a casa de Daidoji me comunicare con sus padres para decirles que Shinobu llego sano a salvo…-

Espero que sus padres puedan al menos venir una vez al año para que lo vean, no me gusta verlo tan falto de cariño…-

Pero el dia de hoy se va a divertir mucho con nosotros y Daidoji…-

Eso es cierto, le haremos pasar un muy genial dia…-
------------------

matta ne!!

Mimi-chan


Kora

Icons luego


17.

Estaba acostada, sintiéndose tan agotada que sus párpados tardaron en alzarse cuando abrió los ojos. A través de su vista borrosa pudo observar que la habitación estaba en penumbra, pero también que no se encontraba sola.

Repartidos equitativamente a ambos lados de la cama se alzaban cuatro figuras encapuchadas. Kora sabía que vendrían, pero aún así, todos los músculos de su cuerpo se tensaron en alarma. Cuando quiso saltar de la cama se dio cuenta de que estaba atada de manos y pies, y gritó desesperada.

Los encapuchados ignoraron su resistencia, sin moverse un ápice de su posición. Con un último tirón inútil de sus brazos, Kora se desplomó sobre el colchón.

- ¿Por qué te resistes? - Preguntó uno de ellos. - Eres tú quien ha venido hasta aquí.
- No… no, ¡esto no es lo que quería!

Un relámpago al otro lado de los ventanales la deslumbró durante unos segundos. Cuando volvió a abrir los ojos, los encapuchados habían alzado un brazo, empuñando espadas cada uno de ellos. Aunque sentía pesadez en sus brazos y piernas, se revolvió en un último intento de romper sus ataduras.

- Si no querías esto, no deberías haberte atado. - El mismo encapuchado había hablado de nuevo. Su voz le era familiar a Kora, pero no podía ponerle rostro.

Otro relámpago cayó, con un ruido ensordecedor. Las cuatro figuras giraron sus muñecas al mismo tiempo, y cuatro espadas apuntaban a Kora. Iban a matarla, lo había sabido desde un principio. ¿Cómo había sido tan necia de ofrecerse ella misma…?

- No… no, no, no… - El sudor frío pegaba su pelo a su frente y rostro cada vez que se sacudía, pero no podía dejar de hacerlo. - Ky… Ky vendrá, Ky vendrá a por mi…

Ninguno de los encapuchados pareció preocuparse de aquella advertencia.

Durante una fracción de segundo, alzaron sus espadas aún más. Kora gritó y un relámpago restalló, pero ni el nombre de Ky, sus gritos o los truenos detuvieron a los encapuchados. Las espadas la atravesaron al mismo tiempo.

--

Kora se despertó intentando dar una bocanada de aire que nunca llegaba y llevándose las manos al abdomen. El sueño había sido tan vívido que necesitó palparse un par de veces para comprobar que no tenía ningún agujero en el estómago.

Se dejó caer otra vez sobre la cama, dejando ir el aire por sus labios temblorosos. Tras cerrar los ojos unos momentos, en los que no podía ni quería dormirse otra vez, se incorporó de la cama. El teléfono le informó de que apenas eran las cuatro, por lo que había dormido poco más de una hora de siesta.

Gruñó al pasarse la mano por encima de los ojos. Aquellos sueños la dejaban más cansada de lo que estaba antes de dormirse, y además, le producían un malestar que tardaba en irse.

Todavía con una mano sobre su estómago, echó un vistazo al otro extremo de la habitación. El futón de Madoka se encontraba vacío. Seguramente estaría con su otra amiga HiME, aunque poco podría salir con la lluvia que caía aquella tarde.

Se sentó frente al escritorio. Podría aprovechar su ausencia para terminar de hacer algunas tareas.

Seguía con la costumbre de anotar sus sueños en caso de que pudiera descifrarlos después, aunque el de aquella tarde parecía no tener más sentido que atormentarla. Hizo un esquema corto, sin sacar mucho sentido.

Cuatro figuras que la atravesaban con espadas, y supuestamente, ella se había atado… no, ella había sido quien había ido. Sintió un escalofrío al recordar aquello, e intentó no pensar demasiado en ella suspirando porque Ky fuera a rescatarla.

¿Es demasiado pedir unas pesadillas con un poco más de sentido?”. Dobló el esquema y lo guardó junto a los otros.

Por suerte, la señorita Straits no tenía ninguna tarea en especial para ella. El último correo que había recibido de su jefa era el que le había respondido tras el ataque Rebel. Todavía no le había dicho nada sobre el parentesco entre ella y Akio…

La puerta se abrió lentamente, y Kora sintió los nervios subirle por el estómago cuando se dio cuenta de que no tenía su arma a mano. Por suerte, sólo era Madoka.

- Oh, Kora, estás despierta. - Madoka terminó de abrir la puerta a una velocidad normal al verla. - Pensaba que ibas a dormir…
- Ya me he despertado. - Suspiró Kora. - ¿Dónde estabas?
- Con Azura y Shigure. Por cierto, ha llegado correo para ti.

Kora alzó una ceja, tomando la carta que le había tendido Madoka. El sobre era de papel de calidad, y desprendía un leve olor a perfume.

- ¿Vas a abrirlo? - Madoka se había sentado en su cama, inclinándose hacia delante. Kora giró un poco la silla para que al menos no pudiera ver el contenido del sobre. - ¿Es… es de un chico? ¿Y Ky--?
- No digas tonterías.

El contenido era una pequeña carta y una tarjeta. Kora leyó primero la carta.

“Querida hermana:
Todavía no he recibido mensaje por tu parte, pero sigo contando contigo como mi acompañante para la gala este próximo viernes. Te he adjuntado un vale regalo para que puedas comprarte un vestido apropiado para la ocasión -- confío en tu gusto. Estaré esperándote el viernes a las 19:00 en la puerta de Hanasaki.
Akio”

Kora parpadeó y volvió a leer la carta una vez más para asimilar las palabras escritas.

En su último encuentro, durante el ataque a Hanasaki, Akio le había prometido que hablarían en un evento especial si conseguía pasar su prueba. Y Kora tenía que hablar con él, era esencial que supiera en qué posición se encontraba respecto a su hermano para seguir planeando su siguiente movimiento.

Era, a todas vistas, una locura. ¿Confiar en su Rebel? Pero aquello iba más allá de Hanasaki y Rizembool. Era un asunto de familia. Locura o no, había tomado una decisión. Era hora de tomar las riendas y hacer sus propios planes, y si implicaba tener que tomar un riesgo o dos, se enfrentaría a ellos.

- ¿Qué dice? - Preguntó Madoka, casi asomándose al papel.
- Oh, esto…

Explicarle la situación a Madoka iba a ser otro problema. Por suerte, parecía no acordarse de Akio, pero no iba a confiar en una situación así fácilmente. Kora hizo memoria de todo lo que le había contado a Madoka de su hermano antes de empezar.

- ¿Recuerdas que había contactado con mi hermano paterno? Pues, me ha invitado a un evento… - Lo cual no era una mentira, explicado de aquella forma. - Y para que no haga el ridículo, supongo, me ha enviado un vale regalo para…
- ¿¡Aquí!? - Madoka tomó el vale regalo. - ¡Estos vestidos son carísimos!
- Sí… supongo… Es un regalo, ¿no?
- Hmm… pero, Kora, ¿qué clase de evento?
- …No lo sé. - Aquello tampoco era una mentira. Era una gala. ¿...De qué?
- Podría ser peligroso. Si vas sol--
- Shh. - Kora la silenció poniéndole un dedo en los labios. - Tengo que conocer a mi hermano, Madoka. Estaré bien.
- Pero--
- No hay peros. - Quizá aquella táctica funcionara. - Y ahora, me voy a ir a comprarme un vestido caro.
- Ya sabes que soy tu-- ¡Kora! - Madoka se cruzó de brazos al ver que Kora simplemente negaba con la cabeza mientras empezaba a peinarse. - Ughh… Al menos, ¿puedo ir contigo a comprar el vestido?
- Hmm…

--

Kora se miró a sí misma en el espejo. Nunca había vestido un traje largo como aquel, ni había pensando lo elegante que podía parecer. Soltó la falda e irguió los hombros, y se vio tal y como había deseado siempre. La tela negra descendía hasta empezar a convertirse en un degradado de tonos violetas, con un corte recto y elegante.

En el espejo veía a la persona que quería ser. Vestida en alta costura, cumpliendo sus ambiciones, un hombre atractivo y rico esperándola. Intocable. ¿Qué importaban unas mentiras aquí y allá? ¿Acaso el resto del mundo no la pisaría a la más mínima ocasión?

- Sólo le faltan las joyas, señorita. - Comentó la asistenta, entrando en el amplio probador. - Algo púrpura, ¿tal vez? O perlas. Nunca se es demasiado joven para las perlas.

Su pecho se deshinchó. Por supuesto, aquella persona era sólo una ilusión aún. Ni siquiera tenía buenas joyas que lucir con el vestido, mucho menos perlas.

Antes de que pudiera esbozar su mejor mueca de exasperación, Madoka se asomó al probador y entró.

- ¡Te queda bien! - Madoka juntó las dos manos en una palmada. - ¿Vas a quedártelo?
- Sí…  - Respondió Kora, mirando a Madoka por el espejo mientras se peinaba el pelo con una mano. - Creo que es este.
- Se lo llevaré a caja, señorita. - Dijo la asistenta. - Con su vale aún le queda dinero para unos zapatos negros que le irían perfectos.
- ¿Ah, sí? Me los probaré.
- Por supuesto.

Tras dejarla sola en el probador, Kora se quitó el vestido con cierto pesar.

Durante unos segundos miró su reflejo. No había subido de talla, pero por si acaso pellizcó su estómago para comprobar que no estaba comiendo de más por ansiedad. Por suerte, el ejercicio que realizaba compensaba los tentempiés a los que se daba.

Lo único que llamaba la atención era su cicatriz a la altura de la cadera, el recuerdo que le había dejado su Rebel tres años antes. Y estaba acostumbrada a ver aquella marca en la piel. Cuando se llevó la mano hasta ella, sin embargo, recordó las espadas del sueño atravesándola. Durante unos segundos, sus uñas se hundieron en su abdomen, sujetándose donde el dolor parecía resurgir por unos instantes.

Kora sacudió la cabeza para sacarse aquel mal recuerdo de la cabeza. Era sólo un sueño, premonitorio o no.

El vestido fue a parar a las manos de la asistenta de la tienda, mientras que Kora se sentó en la butaca. Madoka llevaba los zapatos, negros de atadura en el talón y un poco de filigrana en el empeine.

- Podrías llevar algo cómodo. La falda te cubre los pies. - Comentó Madoka mientras Kora se ataba el primer zapato.
- ¿Y qué haré cuando me mueva un poco? ¿Enseñarle a todo el mundo mis deportivas? - Kora suspiró mientras giraba sobre sí misma para atarse el otro zapato.
- ¿Y si tu Rebel te ataca?
- Oh. Eso. - Kora se detuvo unos segundos, pero se recompuso rápidamente. - Es un evento privado, Madoka. Hay mucha seguridad.
- Sí, pero-
- Además, ¿dónde pongo la kodachi? ¿En la espalda del vestido?

Intentando ignorar a Madoka, Kora se levantó para probar los zapatos. No eran incómodos, aunque todavía no había estado toda la noche de pie con ellos. Esperaba aguantar.

Madoka tenía razón en lo poco seguro que era el evento. Con un escalofrío, Kora recordó el sueño. “Eres tú quien ha venido hasta aquí.”. Todavía no estaba segura de a quién se referían aquellas palabras. Era fácil pensar que la advertían de Akio, pero, ¿y si le advertían de su futuro en Hanasaki? No podía cerrarse posibilidades en aquellos momentos.

- ¡Kora, vuelve! - Madoka pasó la palma de la mano frente a sus ojos. - ¿Vas a quedarte los zapatos?
- Um, sí, claro.

Con un suspiro, Kora pasó todo por caja, entregando el vale de Akio. Podía acostumbrarse a comprar ropa con el dinero de su familia. Al fin y al cabo, ya tenía práctica al usar la tarjeta de Elizabeth Straits.

Mientras esperaba, Madoka estaba en el escaparate de la tienda de al lado, mirando los sombreros de pamela que había en exposición. En respuesta a una silenciosa pregunta, Kora se encogió de hombros.

- No tenemos prisa, pero tampoco el presupuesto para comprar por aquí.

Madoka entró, decidiéndose por un sombrero de ala ancha con decoración de girasoles. Kora simplemente eligió unas gafas de sol, intentando olvidar el precio tan caro que tenían, probándoselas en el mismo espejo que Madoka.

- Kora, ¿no crees que es un poco arriesgado? - Empezó Madoka, colocándose el sombrero.
- ¿El qué? - Kora se bajó las gafas hasta medio puente de la nariz, para mirarla por encima de éstas.
- Ir tan desprotegida. Tu Rebel podría atacarte.
- Madoka, ya te he dicho que será un evento con mucha seguridad.

Kora dejó ir un suspiro, quitándose las gafas. Por su propio bien, esperaba estar en lo cierto. Al fin y al cabo, si Akio hubiera querido, hubiera podido hacerle daño antes. No era necesario comprarle un vestido y llevarla a una fiesta para terminar con ella.

- Puedo ir contigo, si es necesario. - Insistió Madoka.
- Oh… pero… ¡si no tenemos vestido para ti! - Kora estuvo a punto a dejar caer al suelo las gafas tan caras que llevaba en la mano.
- Mi familia no es pobre, Kora.
- Lo sé… - Kora tuvo que contar hasta cinco. ¿Es que era la única pobretona en su vida? - Pero esto es asunto mío, Madoka. Tengo que encargarme yo.
- …Si crees que eso es lo mejor, Kora… lo respetaré.
- Gracias, Madoka.

Fue el turno de Madoka para suspirar, aunque Kora había sido sincera en su agradecimiento, aunque fuera sólo por no presionarla más. Para demostrárselo, le llevó otro sombrero, con flores blancas.

- Pruébate este…

--

La semana pasó con lentitud. Cada vez que Kora abría su agenda, ver el viernes la llenaba de expectación y ansiedad a la vez. Una vez llegó el susodicho, cuando faltaban veinte minutos para las siete, Kora estaba completamente lista para marcharse.

- Buena suerte, Kora.
- Gracias, Madoka. Caza muchos Rebels en mi lugar. - Kora le revolvió el pelo.
- Lo haré si se me presenta la oportunidad. - Respondió Madoka en el tono más solemne que una adolescente podía usar. - Antes de que te vayas, me gustaría darte una cosa.

Madoka buscó en sus cosas y sacó una pequeña funda alargada, la cual le tendió a Kora.

- ¿Qué es esto?
- Es una kaiken. No puedes llevar tu kodachi con el vestido, pero puedes llevar una pequeña daga. La he pedido específicamente para que quepa en tu bolso.
- Madoka… - Suspiró Kora. - Gracias. Tendré cuidado.
- Espero que sí.

Sabiendo que dejaba la mansión HiME en unas manos más seguras que las suyas propias, Kora se subió la chaqueta y cerró la puerta para escapar lo más disimuladamente que pudiera. No había sido tan inocente como para ponerse el vestido e ir por el campus con éste, sino que llevaba ropa cómoda para poder cambiarse rápidamente cuando tuviera la ocasión.

Akio la esperaba, tal y como había dicho, a la puerta de Hanasaki. Apoyado en la puerta de su descapotable rojo, le dirigió una mirada inquisitiva cuando vio que Kora se acercaba.

- ¿Crees que voy a ir vestida de gala por todo Hanasaki? - Kora se cruzó de brazos cuando estuvo cerca. - Tengo el vestido.
- Buenas noches, hermanita. - Akio le sonrió, inclinando levemente la cabeza y abriendo la puerta del coche. - Vamos a buscar un sitio para que te cambies, entonces.
- Buenas… noches.

Kora se sentó en el asiento, algo sorprendida por la facilidad con la que Akio había aceptado la situación. Se había preparado para explicar la experiencia de ser una joven rebelde alternativa que necesitaba saber cómo prepararse la ropa y vestirse fuera de casa, pero el discurso había quedado en nada. Era casi frustrante.

Pero no podía dejar que aquello la detuviera. Tenía mucho que preguntarle a Akio.

- ¿Ni siquiera vas a disculparte por… lo de la última vez? - Preguntó al fin, liberando un poco de la tensión que tenía acumulada.
- ¿La última vez? ¿A qué te refieres?
- Ya sabes a qué. A lo de atacar Hanasaki, ¿tal vez? Hubo gente que… faltó.
- Nuestro encuentro fue justo y tuvo un propósito. Y no tuve nada que ver con las muertes. En mi opinión, fue de mal gusto e innecesario. - Akio negó con la cabeza, y se volvió hacia ella, con una mano en el volante y la otra en el pecho. - Pero si te hace feliz, me disculpo contigo.
- Da igual. - Bufó Kora. Sólo quería recordarle que no había olvidado lo ocurrido, y no estaba contenta con lo que había pasado.

Sin dar lugar a otra discusión, Akio aparcó en una gasolinera, y acompañó a Kora hasta el interior, asomándose a la barra del empleado.

- Oye, tú, ¿cómo están los baños de aquí?
- ¿P-Perdón? - El empleado parpadeó varias veces, y empezó a ponerse muy incómodo. - Tengo que limpiar. Pero…  um, esto, aquí no se puede… hacer…
- No seas bruto, es mi hermana. - Akio sacó la cartera, hojeando hasta mostrar un par de billetes. - Déjame las llaves del baño de empleados. Sólo necesita cambiarse.

Tras presentarle dichas llaves con una floritura, Akio volvió a esperarla en el coche, y Kora fue al baño de empleados. Se retocó el maquillaje primero, añadiendo aún más negro y violeta en sus párpados. En comparación, no le tomó nada desvestirse y ponerse el vestido con cuidado de que no tocara el suelo.

Devolvió las llaves intentando no mirar al empleado después del momento incómodo con Akio, aunque parte de ella admiraba su astucia.

Cuando salió fuera, se sintió un poco azorada. Sabía que Akio no iba a decirle nada feo, pero precisamente el hecho de que iba a halagarla le abrumaba un poco. ¿Por qué se sentía así? No buscaba su aprobación. Mantuvo la falda alzada para tener algo que hacer con las manos y el rostro neutral mientras volvía al asiento delantero.

- Estás deslumbrante, hermanita. - Dijo Akio, abriendo la puerta para ella. - El mejor dinero que jamás he invertido.
- Gracias. - Respondió Kora, levantando el mentón.
- No lo digo por decir. El corte te sienta perfecto al ser alta, y los colores contrastan contigo. Además, incluso en una triste gasolinera te sabes llevar con orgullo.
- Bueno… - Kora jugueteó con el bolso, empezando a sentirse azorada. - Me alegro. No conduzcas muy rápido… para no despeinarme.
- Ni lo pensaría. - Tras unos momentos de silencio, continuó hablando. - Aunque opino que es una de tus cualidades, es un alivio verte menos agresiva hoy, Kora.
- Todavía no me has dado motivos para estarlo. - Kora se sintió especialmente orgullosa de aquella frase. - Dijiste que hoy hablaríamos. Es por eso que estoy aquí.
- Por supuesto. Esta noche, podremos hablar.
- ¿Conoceré a alguien más de… la familia?

Referirse a ellos como “su” familia era aún demasiado para Kora. Sentía un nudo en el estómago ante la idea de conocer a aquellos que la habían estudiado… y tenían el suficiente poder para decidir sobre su destino.

- Sí. - Dijo Akio, antes de acelerar. - Esta noche, lo sabrás todo.


Eureka

QUE SAD xd no he tenido tiempo de pulir esto, ni tampoco de terminar la primera escena pero ya fue uwu

Supongo que lo arreglaré el mes que viene :'v




36.3




Era complicado dar con una explicación a la presencia de Kokichi en ese lugar.

Lo más lógico era intuir que Kokichi andaba pendiente de los movimientos de ambos, pero habían ciertos detalles que no cuadraban con esa teoría. De ser el caso, habrían notado su presencia en anteriores oportunidades, pero no lo habían visto desde la semana pasada.

Eureka y Oikawa compartían el mismo pensamiento: percibían algo muy extraño en sus acciones. Tampoco lo conocían tanto como para comprenderlo a la perfección, pero entendían que la prioridad número uno para Kokichi era divertirse, más allá de sus obligaciones. Eso explicaba por qué no los había delatado con Karasu. Y es que, al parecer, Kokichi les había encontrado una utilidad a ambos. 

Sin embargo, un nightclub no cuadraba con su imagen. Era cierto que Kokichi se había mostrado sumamente social y extrovertido, pero Eureka no lo podía imaginar sintiéndose cómodo en lugares tan concurridos como ese. Tal vez había sido arrastrado por Himiko, pero la elección del night club seguía siendo muy peculiar.

“Puede que sea una gran coincidencia y nada más,” dijo Oikawa, un tanto pensativo.
“¿Tú crees?” Eureka los observó de reojo. “Siento que… hay algo aquí que no tiene sentido.”
“¿Su amiga, tal vez? Si sólo fuera Kokichi-chan, su presencia podría tomarse como declaración de guerra. Pero no sabemos nada de su amiga…”
“Se llama Himiko Toga,” dijo Eureka. Por inercia, volvió a observarlos por un par de segundos. “La conocí en el gokon. Era muy abierta y tranquila, así que dudo que tenga malas intenciones…”
“Es amiga de Kokichi-chan. No estoy muy seguro de lo que dices.”
“Cierto, cierto.” Eureka asintió. “Lo mejor será dudar de ella, para luego no toparnos con sorpresas indeseadas.”
“¿Crees que sería bueno advertirle al resto del grupo? A Sou-chan y al resto.”
“Deberíamos, sí. Pero tengo miedo de perder a Kokichi de vista.”
“No tengo idea de qué debemos hacer, Eureka-chan” confesó Oikawa, resignado.
“Yo tampoco,” admitió la HiME. “Pero creo que—”

La música se detuvo de un momento a otro, dando paso a la voz de uno de los anfitriones. Era poco común que los nightclubs en la capital contaran con animación, pero tal parecía que esa noche era una ocasión especial, porque habían armado un show y un concurso de baile. En su mente, Eureka rogó que se tratara de algo family friendly, porque no quería pasar por más momentos incómodos. La presencia de Kokichi bastaba y sobraba.

“¡Como recordarán, el tercer jueves de cada mes tenemos un dance-off para parejas! No existen condiciones para participar. Los finalistas pasarán al a siguiente ronda, y el título de la pareja ganadora se disputará el jueves siguiente~ Así que, ¡a bailar!” anunció el anfitrión, muy animado.

En la pista de baile, se escucharon varios gritos llenos de emoción, mostrando que el público andaba muy emocionado por el concurso. Algunas de las personas en la pista optaron por retirarse a las mesas, mientras que otras dividieron sus grupos en parejas.

El tumulto de gente de hacía unos instantes se desvaneció hasta dejar unas cuantas parejas en la pista. Eureka y Oikawa perdieron de vista a Kokichi por unos breves momentos… hasta que lo encontraron, de nuevo, a menos de un metro de ellos.







Antes de siquiera poder reaccionar, Kokichi y Himiko dividieron a la pareja: Kokichi se llevó a Eureka, mientras que Himiko se fue con Oikawa. HiME y rebel intercambiaron miradas de confusión mientras notaron como, paulatinamente, se alejaban el uno del otro hasta llegar a puntos opuestos de la pista de baile.

“¡Eureka-chan!”
“Kokichi, si quieres pelear, mejor sali—”
“Oh, nonononono,” le negó él, y luego sonrió. La música, en esos instantes, retomó el control de los parlantes y de todo el espacio sonoro del local, y las parejas empezaron a bailar. Kokichi la animó a moverse, tomando sus manos y dándole un par de vueltas. “De hecho, quería darte tu billetera~”
“¿Aún la tienes?”
“Sí~ Quise dártela antes, pero andabas en la clínica, y si me aparecía por ahí, no sabía qué me iban a hacer tus amigos. Por eso pensé que mejor era dártela luego. He estado ocupado con unas cosas… así que recién tengo tiempo libre.”
“…” Eureka lo miró con sospecha. Pensando cuidadosamente en su respuesta, le sorprendió notar que el rebel le entregó la billetera sin más. “Todo esto se me está haciendo muy extraño.”
“¿Por qué? ¿No puedo ser amable?” Kokichi sonrió.
“No te conozco tanto como para responderte eso. Pero viéndolo de la manera más fría, no ganas nada siendo bueno conmigo.”
“¿La verdad? No tiene sentido que me antagonices. Quiero que nuestras peleas a futuro sean divertidas, y si me odias, eso puede que no funcione…” Kokichi fingió un puchero.

Eureka rodó los ojos.

“Casi me muero por tu culpa.”
“¿Fue mi culpa, realmente? Es tu falta de práctica y tu terrible manera de solucionar conflictos lo que hizo que te desangraras ese día. ¿Llegaste a contactar a Miranda-chan? Ibas a buscar un entrenador, creo.”
“¡Tú…! ¿¡Cómo sabes eso!?” Eureka no pudo evitar demostrar la sorpresa en su tono de voz y su rostro. Pero, si lo analizaba con cuidado, no era tan sorprendente: Kokichi andaba pendiente de los movimientos de Oikawa y de los suyos. Una conversación como esa había salido en varias ocasiones, y era lógico que se hubiese enterado de ello.
“¿Creo que lo comentaste en algún momento durante la batalla? O fácil cuando te espié con Oikawa. No sé~” Kokichi se encogió de hombros. “Pero bueno.”
“…” Eureka lo miró con recelo. “¿Sólo viniste a darme mi billetera? Porque quiero irme.”
“Ah~ Lo siento. No puedes reencontrarte con Oikawa-chan aún.” Kokichi sonrió. “Himiko-chan tiene que hablar con él.”
“¿Por… qué…?”
“¿Celosa?”
“No.” Eureka desvió la mirada hacia su amigo. “Preocupada. No confío ni en ti ni en ella.”
“Sabia decisión, Eureka-chan~”
“…”

Por algún motivo, un gran miedo la invadió en esos instantes. Le costó formular la pregunta, y optó por distraerse con el baile para no verse obligada a encarar su temor.

“¿…Por qué lo dices?”
“Himiko-chan es…”







“¿Qué eres mi QUÉ?”
“¡Tu princess!” habló Himiko, muy emocionada.

Naturalmente, la presencia de Kokichi en aquel night club iba a significar grandes problemas.

Pero Oikawa nunca imaginó que se trataría de algo a este nivel.

Sabía qué función cumplían las princess: Souji le había comentado sobre eso un tiempo atrás, cuando aún no le quedaba muy claro cuál era su rol. Recordaba que su amigo había mencionado su propia experiencia, y de paso, reveló que Marie lo había asistido como su princess en el conflicto de unos años atrás. Ambos se habían apoyado el uno al otro, y cumplieron con lo encargado al pie de la letra. Souji nunca mencionó si salió victorioso, pero Oikawa intuía que sí, a partir de lo que había oído.

Sin embargo, a diferencia de su amigo, Oikawa no era un rebel ejemplar: quedaba muy claro que Rizembool lo estaba haciendo a propósito. De seguro Kokichi, aún a pesar de lo que había sucedido –y del extraño trato que les había propuesto—, sí le había avisado a sus superiores sobre la actitud de Oikawa como rebel.

“Tengo que algo que proponerte,” habló Himiko, interrumpiendo sus pensamientos.

Y aunque intentó pensar en positivo, varias alarmas de peligro empezaron a sonar en su mente. 







Había sido un día tan agotador que no le hubiese sorprendido alucinar los extraños golpes en la ventana. Después de todo, era poco realista contemplar la posibilidad de que alguien estuviese fuera de esta, golpeando insistentemente y sin ningún cuidado a las dos de la mañana.

Tumbado en su cama, consideró la opción de ignorar el ruido. Sin embargo, los golpes cada vez se hacían más fuertes y más toscos, y la bulla le impedía cerrar los ojos y descansar. Souji terminó juntando fuerzas para levantarse y caminar hacia la ventana, con la expectativa de ver a uno de los gatos callejeros a los que les daba de comer, pero no supo cómo reaccionar al ver a Sho allí, con sus espadas bajo la polera amarrada en su cintura, con cortes en sus brazos y torso, y su polo manga cero rasgado en varias partes.

Había intentado hacer a un lado lo que sucedió entre ellos la semana anterior, pero tener a Sho en frente de él lo obligaba a afrontar de nuevo sus acciones y sus sentimientos. Al parecer, no había sido suficiente discutir con Marie al respecto ese mismo día, y aunque quería hacerse el fuerte, no podía negar que le incomodaba y hasta molestaba tener que lidiar con Sho en esos instantes.

Aún no estaba muy seguro de lo que realmente le pasaba: Sho, hasta ese día, había sido un amigo muy querido, pero esa certeza había pasado a mejor vida la semana atrás. Confusión era lo único que había quedado en su lugar.

Era un grave error dejarlo ingresar. Pero el estado en el que se encontraba demandaba atención médica urgente, por más de que se tratase de un par de cortes y algunos moretones en los brazos (y el torso, de seguro). Y Souji no podía dejarlo a su suerte, no cuando sabía que Sho andaba peleado con Kaneki y, por eso mismo, el pelirrojo no buscaría el apoyo de su hermano.

Souji le abrió la ventana, y el viento que se coló lo hizo reconsiderar su decisión. Estaban a inicios del verano, pero algunas noches seguían siendo sumamente heladas.

De un salto, Sho ingresó a la habitación de Souji. Parecía cansado, porque inmediatamente se sentó en el piso, recostando su espalda en la pared a la vez que sacaba sus katanas de la correa en su cintura. Las katanas quedaron a unos metros de allí, en el suelo.

Souji cerró la ventana y lo observó en silencio.

“¿Tu HiME?” le preguntó, al ver que Sho no abriría la boca primero.
“No. Un rebel que se cree la gran mierda. Se metió con Labrys, y bueno, no me iba a quedar de brazos cruzados.”
“Oh. ¿Durante los entrenamientos?”
“Sí. Supuse que existía gente así de idiota, que cree que todo el personal está para servirle, pero Labrys es una estudiante como él y no merece ese tipo de trato.”
“Bueno, gente así hay en todos lados, lamentablemente.”
“Yo sé.” Sho suspiró. “Pero prefiero no toparme con ellos, gracias.”

Souji no supo cómo responder a eso. Las cosas entre ellos aún no estaban resueltas, por lo que no se sentía en la confianza de bromear con él. Sin embargo, era necesario mencionar cierto detalle muy curioso.

“Me sorprende que hayas elegido venir acá.”
“Estoy peleado con Ken. No quiero incomodar a Todoroki, y tu casa me quedaba cerca. No creas que por esto vamos a volver a hablar.”
“Casi se siente como que estás intentando excusarte a ti mismo. Sabes que no necesitas hacer eso, ¿no? Si necesitas ayuda, pase lo que pase, voy a estar ahí para ti. Por más… por más de que las cosas estén raras entre nosotros.”
“No vine para aclarar nada.”
“…Bueno.” Souji asintió. “Está bien. Sácate el polo.”
“¿Qué?” Sho arqueó la ceja.
“Tengo que curar tus heridas. No puedo hacerlo si tienes el polo encima.”
“…” Sho gruñó por lo bajo, pero obedeció a regañadientes.

Souji corrió a su armario, hurgando en sus cajones de ropa en busca de un botiquín. Hacía años que no lo usaba: no era necesario cuando la única actividad física que realizaba eran pequeños entrenamientos que no causaban más que un par de cortes. La enfermería de Rizembool era más que suficiente para darle solución a aquellas heridas.

Pero habían otras que demandaban más atención, como las que había recibido cuando fue rebel. Ese botiquín lo había implementado con todo lo necesario para tratar cualquier tipo de corte, moretón, o quemadura. No era perfecto, puesto que demandaba de todas maneras una visita a la enfermería del instituto, pero al menos era capaz de mantenerlo en buen estado hasta que encontrara un momento para ir con los doctores. Después de todo, las peleas con Mari se daban en distintos lugares de la ciudad, sin reducirse a sus institutos.

Cuando se giró, encontró a Sho observándolo desde la cama. En silencio, caminó hasta sentarse en frente de él y colocó el botiquín a su lado. Souji sacó los implementos que necesitaba para sanar las heridas de su amigo y los dejó en su regazo. Abrió un paquete de guantes estériles y se los colocó rápidamente. Luego, mojó un algodón con un poco de gel antibiótico para desinfectar las heridas.

No le sorprendió escuchar las ruidosas quejas de su amigo ante el contacto de su piel con la iodopovidona. El pelirrojo pareció notar la hora, recordó que la casa de Souji estaba llena de gente, y fue rápido en moderse el labio y callarse.

Souji continuó con su labor.

“…Hasta pareciera que a propósito viniste a mí,” comentó Souji, luego de unos breves momentos de silencio. “Nunca lo aceptarás en voz alta, pero sé que no es por casualidad o porque estaba más cerca de ti.”
“¿Estás aprovechándote de que no puedo contestarte ahorita para decir estupideces?”
“…Aún así, estás respondiendo.” Souji rio. “Te conozco, Sho. Si realmente te jodiera lo que pasó, te habrías ido a la casa de Todoroki aún a pesar de que queda al otro extremo de la ciudad.”
“…”
“…Lo sabía.” Souji le sonrió, y luego, volvió a enfocarse en su labor.
“Supongo… que se siente extraño que me evites. Tú siempre buscas a la gente para aclarar las cosas.”
“Y te sorprendió que no lo hiciera.”
“Mierda, Souji,” Sho se quejó por los puntos de suturación que Souji le estaba haciendo en el brazo, pero parecía que también había sido su forma de reaccionar ante los comentarios de Souji. “Sí, sí. Me sorprendió.”
“Ese día me di cuenta de que es peligroso verte. Aún no sé cómo… no sé cuál es el significado detrás de aquella reacción que tuve. Creo que me gustas, pero aún no lo entiendo muy bien.”
“¿Qué?”
“Es que… no ha surgido de un día para otro. No se dio porque me besaste. No es algo que sucedió en el acto, es parte de un proceso y lo sé. ¿Te acuerdas… de ese día que salimos con Oikawa y el resto? La primera vez.”
“Sí.”
“Me acuerdo que te dije ciertas cosas cuando estaba muy ebrio…” mencionó Souji, sin mirarlo a los ojos. “No sé, pienso que tal vez… bueno, tal vez ya lo sabía desde ese entonces, pero no estaba del todo consciente.”

Souji no logró acercar el algodón a la piel de Sho, porque de un momento a otro, sintió el fuerte agarre de su amigo deteniéndolo en el acto. Cuando encontró su mirada, notó que Sho no era el mismo de hace unos instantes. Algo había cambiado en él y le quedaba muy claro al observar su expresión.

Estaba cantado que Sho iba a mandar a la mierda cualquier ápice de preocupación por la situación. A él nunca le había importado Adachi y tal parecía que nunca lo haría. Su odio siempre se había visto justificado por las mismas razones que Adachi le había mencionado: eran celos en su más pura expresión.

Ahora que Souji le había confirmado que era mutuo, no existía persona alguna que pudiese detenerlo.

Con la mano que tenía libre, Sho lo tomó de la nuca, acercándolo a sí mismo. Lo abrazó, y reposó su cabeza en el hombro de Souji.

Rechazarlo era la acción más lógica en aquella situación, pero Souji sabía que, desde que le había abierto la ventana, toda racionalidad había sido descartada. Y la reacción de Sho no era una sorpresa: había estado seguro de que eso pasaría eventualmente, más aún si le confesaba lo que sentía.

Lo maduro habría sido negarse y negarlo a él también. Mentir y protegerse bajo la excusa de que había sido un error que nunca más volvería a pasar. Pero Sho era difícil de ignorar. Lo había sido siempre: desde aquella vez que acudió a él en busca de un compañero de entrenamientos, llamándolo a altas horas de la noche. Lo era ahora, que era lo suficientemente valiente y egoísta como para pedirle una cercanía que ambos deseaban, pero que Souji no podía admitir en voz alta.

Al tomarlo de las mejillas e iniciar, por primera vez, un beso entre ambos, Souji dejó atrás cualquier residuo de culpa y arrepentimiento. Sho le correspondió en cuestión de segundos, hasta que se quejó y apartó un poco: al parecer una de sus heridas le andaba incomodando. Intentó volver a acercarse, pero Souji lo detuvo, tapándole la boca. Al desviar la mirada, pudo notar el preocupante estado de algunas heridas. Entendía que a Sho le importaban poco aquellos detalles, pero Souji no podía permitirse dejarlo así.

“Estás herido,” susurró Souji.
“¿Y qué?” dijo Sho, aún a pesar de la mano sobre su boca.

Su expresión era de pura confusión: tal parecía que su salud no era prioridad en esos momentos. Pero Souji pensaba distinto, por supuesto.

Souji retiró su mano, pero le indicó con una mirada que bajara el volumen.

“…Bueno, al menos no te estás quejando por tu familia,” dijo Sho.
“Eso, también. Mi sobrina se levanta por cualquier ruido. Y hasta hace un rato estabas gritando por el antiséptico…”
“¡No jodas! Sólo grité al inicio. No soy tan idiota, sé que estoy incomodando.”
“Qué bueno que te des cuenta de eso.” Souji sonrió. “Ya los molesté lo suficiente al llegar hace un rato, así que déjame tratar el resto de tus heridas, y no sé… bajamos y te pedimos un taxi.”
“¿¡Eso no será peor!? ¡Si escuchan mis pasos, se darán cuenta de que estoy aquí! ¿Cómo les vas a explicar que entré por tu ventana?”
“Tienes… Tienes razón.” Souji se llevó la mano al mentón, pensativo. “Pero… tampoco te vas a quedar aquí hasta las 6 o 7, eso es imposible.”
“Faltan cuatro horas. ¿Cuál es el problema?”
“¡Que igual vas a bajar y vas a hacer ruido! Pero la otra alternativa de la ventana está descartada: debes estar en completo reposo luego de la suturación. Sino no tiene sentido que trate tus heridas, si luego vas a ir y moverte y—”
“Ya, ya. Ya entendí.” Sho rodó los ojos. “No sé qué hacer, entonces.”
“Yo tampoco.” Souji suspiró, apoyando su cabeza en el hombro de Sho. “Te encanta complicar las cosas, al parecer.”

Sho guardó silencio, y por unos instantes, Souji sintió que estaba recapacitando respecto a su actitud. Pero se trataba de Minazuki, una de las personas más egoístas que había conocido. No lo creía capaz de dudar, ahora que entendía que el sentimiento era mutuo.

Y aunque Souji no se consideraba egoísta como él, no podía culparlo del todo.

“¿Puedo hacerte una pregunta?” le dijo Souji, sin mirarlo a la cara.
“Uh… ya estás haciendo una.”
“Sho…” Souji intentó no sontar tan irritado, pero tal vez el cansancio le estaba ganando y justo por eso andaba corto de paciencia. 
“Okay, okay.” Sho rodó los ojos. “Pregúntame.”
“¿Desde… cuándo te gusto?”

El código tácito entre ambos indicaba que ninguno debía mencionar aquel elefante rosa de la habitación, pero Souji no podía con su curiosidad. Y, eventualmente, alguien debía traer el tema a colación. No podía quedarse en el aire.

“No— no me puedes preguntar eso de un momento a otro.”
“Nunca te había escuchado tan tímido.”
“Mierda, no jodas, Souji.”

Souji se incorporó, observando el semblante avergonzado de su amigo. La cara de Sho era casi del mismo tono que su cabello.

“¿No ibas a curar el resto de mis cortes?” le reclamó Sho.
“No lo haré si no me contestas.”
“No voy a contestarte. No jodas.”
“Bueno.” Souji se encogió de hombros. “Te desangras.”
“¡Souji!”
“Tú decides. Sabes bien que no me rindo fácilmente.”
“…” Sho rodó los ojos. Por unos instantes, parecía que se iba a entercar en no contestarle, pero con un suspiro, indicó su resignación. “…Okay, okay. Tú ganas.”

Souji vio como su amigo se acomodó en la cama, evitando su mirada en todo momento. Le tomó unos cuantos segundos armarse de valor para poder contarle la verdad. Sho nunca era de hablar de sentimientos y emociones: era inevitable pensar en lo difícil que debía ser para él tener que verbalizar y confirmar ese tipo de cosas.

“…Me di cuenta esa primera vez que salimos con Kaworu, Ken y el resto,” dijo Sho, aún sin encararlo. “Me ayudaron Marie y Anemone, pero empecé a sospecharlo la mañana siguiente a la salida al bar.”
“Oh, tú también.”
“No. Tú recién lo notaste hace poco.” Sho arqueó una ceja, confundido.
“Sí… pero fue por eso. Siento que ese día… cuando estuviste aquí, las cosas cambiaron un poco.”
“¿Entre nosotros?”
“Supongo. Aún… aún estoy intentando procesar todo esto.” Souji suspiró. “No quiero herirte, ni a ti ni a—”
“Shh.” Sho lo silenció al taparle bruscamente la boca. “Escuché un ruido afuera,” susurró, observando la puerta de reojo. 

Su parte racional le indicaba que, de seguro, se trataba de su sobrina. Después de todo, Nanako tenía el sueño más ligero de todos los integrantes de su familia, y se levantaba con el más mínimo ruido. Era de esperarse, considerando la bulla que había hecho Sho mientras había tratado sus heridas, minutos atrás.

Iba a ser complicado salvarse el pellejo si es que, por mala suerte o por azares del destino, su sobrina se aparecía por allí justo en esos momentos. No quería imaginarse lo que diría su hermano mayor si se enteraba de que Nanako lo había visto a esas horas en una situación tan extraña y comprometedora. No se le ocurría una explicación válida para la presencia –y el estado físico— de Sho a esas horas de la noche. Podía mentir, contando que juntos habían salido al nightclub y que hubo una pelea entre comensales en la que Sho intervino, pero recordaba que su tía lo había visto ingresar a la casa sin compañía, por lo que esa opción estaba descartada.

Intentó recordar las excusas que había formulado años atrás, durante el conflicto pasado de Rizembool y Hanasaki, pero no pudo dar con alguna que lograra convencerlo del todo.

Se sorprendió a sí mismo al retomar la curación de las heridas de su amigo. Sus prioridades habían vuelto a ser las correctas: la salud de Sho iba antes que los comentarios de su familia.

“Por sea caso, tú eres más importante que lo que diga mi familia sobre esto,” dijo Souji, prestándole atención al corte que andaba desinfectando.
“No te pregunté nada.”
“Yo sé.” Souji sonrió. “Pero parecía que querías cuestionarme por qué estaba curándote en vez de seguir con mi ataque de pánico.”
“Es que no tiene sentido. Deberías buscar una manera de explicar esto, no seguir ayudándome.”
“Entonces ayúdame tú a mí. Invéntate algo.”
“Uhhhh… ¿Me metí en una pelea? Y vine a pedirte ayuda. Lo que es verdad.”
“¿Por qué entraste por la ventana?”
“¿Porque por ahí siempre entro?”
“Mi familia no te conoce, así que no es buena excusa.”
“Bueno, me presentas. Y les dices que te he venido a visitar un par de veces por estupideces. Y siempre ha sido de noche.”
“…” Souji se guardó sus comentarios. No quería hacerle ver cómo aquella frase podía ser malinterpretada fácilmente, puesto que ya era suficiente lidiar con su propia vergüenza. De seguro andaba sonrojado hasta las orejas: sentía las mejillas muy acaloradas. Para su suerte, Sho era tan despistado que no lo iba a notar. “¿…Quieres que me desaparezcan?”
“…Mierda. Olvidé que tus papás son muy estrictos.”
“Piensa en algo mejor.”
“…Me escondes.”
“…Eso… podría funcionar. ¿Dónde te escondo?”
“En el armario.”
“No hay suficiente espacio para ti,” dijo Souji, a la vez que sacaba un rollo de venda del botiquín y empezaba a colocarlo alrededor del torso de Sho. “Y ya te dije que no te puedes mover mucho, tus heridas se abrirán de nuevo. Así que ya lo decidí.”
“¿Decidiste qué?” Sho arqueó una ceja.
“Te vas a quedar a dormir.” Souji suspiró. “Te daré mi cama, y yo dormiré en el futon.”
“Eso te sugerí hace un rato… Osea, no así. Pero te sugerí quedarme hasta las 6. Y dijiste que no.”
“Lo sé. Pero buscaré la forma de hacerte bajar sin hacer ruido. Y en el peor de los casos, si vienen a verme antes de la hora, te escondes en el baño. Pero no te puedes ir ahorita mismo. Debes descansar.”
“…” 

Sho se quedó observándolo en silencio. 


“Deberías ser más egoísta.”
“¿Por qué?” Souji dejó de enfocarse en el tratamiento de las heridas de su amigo para encararlo. “¿No puedo preocuparme por ti?”
“Siempre pones al resto antes que a ti.”
“Quiero ayudar a mis amigos. ¿Está mal?” le reclamó. Era extraño, pero ese día Souji sentía que andaba corto de paciencia.
“No. Pero nadie te ayuda a ti, al final.”
“Eso depende. Y… no creas, sí soy egoísta a veces.”
“¿Por qué lo dices?”
“Hablé hoy con Marie… sobre lo que pasó entre nosotros la semana pasada. Me dijo que soy muy egoísta, porque debería elegirte a ti pero en vez de hacerlo sigo dándole vueltas al asunto.”
“…” Sho desvió la mirada. Su ceño fruncido indicaba que le enojaba tocar el tema de nuevo, pero Souji debía hacerlo: era necesario resolver las cosas entre ambos. “No pretendo obligarte a que me escojas. Pero no significa que me voy a rendir y te voy a dejar en paz.”
“Sho, esto no es una opc—”
“Creo que Marie está equivocada. Sigues pensando en el resto, eso no es ser egoísta.”
“No… no te entiendo.”
“Sigues pensando en cómo esto nos va a afectar a mí y a Adachi, pero no piensas en ti mismo. Y, como ya te dije, no me importa lo que le pase a él. Yo voy a aceptar lo que quieras darme. Insistiré, igual, hasta que te des cuenta de que soy la mejor opción entre él y yo.”
“No voy a engañar—”

Souji se cortó a sí mismo: notó, un poco tarde, que sus palabras estaban muy lejos de la realidad.

Suspiró, angustiado, al saber que no tenía escapatoria. Sho merecía una respuesta, pero él no se encontraba en el estado emocional indicado como para dársela.

La pregunta más importante era… si eso llegaría a cambiar en un futuro.

“Esperas… que te vea y sigamos así, a espaldas de Tohru,” habló Souji, luego de un breve silencio.
“…” Sho se encogió de hombros. “Me importa un carajo Adachi, ya lo dije.”
“Yo… no… no sé si pueda.”
“¿Entonces qué vas a hacer?”
“No puedo decidir algo tan delicado ahorita.”
“…” Sho desvió la mirada. “Okay.”
“…Pensé que insistirías más con el tema.”
“No quiero hacerme más problemas ahorita, gracias. Tengo suficiente con lo de Ken.”
“¿Qué pas—?”
“No quiero hablar de eso ahorita.”

Souji optó por guardar silencio, y continuó con la curación de las heridas de su amigo.

En esos instantes, supo que Sho no volvería a dirigirle la palabra por el resto de la madrugada.



Cuando se despertó unas horas después, no le sorprendió encontrar vacío su cuarto. Todo indicaba que Sho había aprovechado su sueño pesado para escapar en el transcurso de la madrugada. El ambiente tenso los había dejado muy incómodos, y no podía culparlo: luego de aquella pequeña discusión, no habían vuelto a conversar, más que un par de palabras cuando Souji le obligó a dormir en la cama.

Souji soltó un suspiro. No le gustaba estar en malos términos con Sho, pero las circunstancias eran demasiado delicadas como para actuar sin pensar detenidamente en lo que iba a hacer. Parecía que la impulsividad de Sho era contagiosa, y aunque en cualquier otra situación no le habría prestado importancia a ese detalle, no podía permitirse eso en esos momentos.

Se llevó una mano a la cabeza, sintiendo los inicios de una migraña. Por más de que lo analizara, no había solución al tema. No quería herir a Sho, pero tampoco se veía capaz de olvidarse de lo que sentía por él en poco tiempo. Luego de los sucesos con Ken, el grupo había vuelto a frecuentarse, por lo que se le hacía imposible ignorarlo.

Lo justo era darle una respuesta.

Tarde o temprano, tendría que decidirse.
« Last Edit: June 01, 2018, 08:47:29 PM by Eureka »


Sayi


Episode 28 — It Is What It Is (Part I)

La sonrisa en su rostro vino casi como un impulso. Se pregunto si lo mejor hubiera sido acercarse de una forma más neutral, pero sintió alivio cuando Taikoubou le devolvió el gesto.

Sayi caminó hasta la banca y se sentó al lado del peligris. La primera pregunta vino de parte de él.

“¿Cómo te sientes?” dijo, fijándose en las vendas cubriendo su cuello. Sayi tocó la tela con sus dedos.
“Bien, dentro de lo que cabe. Duele, pero puedo estudiar normal” le respondió
“Ya veo”
“¿Que planes tienes para hoy?” le preguntó Sayi “Quieres comer algo, o…”

Taikoubou le había mandado un mensaje para quedar, pero nada más aparte de eso. Y los pasados dos días Sayi se había preguntado qué tenía en mente para invitarla a salir.

Pero su corazón se encogió un poco cuando se percato que al parecer la salida iba en plan de negocios.

“Me gustaría conocer a tu instructor, si te parece bien” respondió, y pasada la sorpresa inicial la pelirrosa asintió.
“Kenshin da clases hasta las seis de la tarde, pero estoy segura que podrá conversar contigo una vez se vayan sus estudiantes”
“Ya veo, si no es mucha molestia para él sería lo ideal”
“Déjame mandarle un mensaje a Kaoru. Ella me puede confirmar si estarán disponibles a esa hora”

Mientras escribía el mensaje, Sayi se entristeció de sentir tanta formalidad en su voz. Esbozó una sonrisa triste, envió el mensaje, y volvió a dirigirse a él.

“¿Quieres ir a Starbucks mientras esperamos?”

Taikoubou asintió y ambos emprendieron camino. Saliendo de la facultad de arte, Sayi no pudo evitar notar al peligris asomarse a las aulas cercanas, donde a través de puertas abiertas podía ver a los estudiantes ocupados en sus proyectos.

Le entraron ganas de preguntarle a Taikoubou si alguna vez se había imaginado aquí, estudiando arte tal y como lo tenía planeado en las preparatoria… pero sintió que era una pregunta innecesaria.

“Lamento haberte lastimado” le dijo el peligris, y a Sayi lo miró sin entender “Cuando use mi… elemento, o eso.”
“Ah”
“Mi intención era alejarlo de ti, pero no supe manejar ese poder. No lo he vuelto a usar desde entonces”
Sayi sonrió “No te disculpes. Si no hubieras hecho algo en ese momento no se si hubiera sobrevivido” respondió, y antes que pudiera agregar algo más, lo interrumpió “Dolió, si, pero la alternativa hubiera sido mucho peor. Gracias por defenderme en ese momento”
“Aún así…”
“No tenía idea que volver a ser HiME significaría que tendrías poderes, más bien yo quería disculparme”
“…”

¿Lo hubiera pensado mejor de haberlo sabido? Era muy probable. Parecía que cada generación de HiMEs venía con un cambio en las reglas del juego, pero no se imaginó que terminaría trayendo a aliados reacios a unirse. De haber sabido que el Key sería incluido en la batalla sin opción a negarse no hubiera sido tan pronta a saltar a la oportunidad. Pero…

“¿Acaso te hubieras negado a ser HiME si hubieras tenido alguna idea?” le preguntó Taikoubou, leyéndole la mente “Lo dudo mucho Sayi”
Ella tensó los labios, pues estaba en lo cierto “Lo siento”
“Ya no hay nada que hacer” le respondió, alzando la mirada hacia las nubes, las cuales se movían lenta y seguramente. Sayi lo observó de reojo “Ya hablé con Miranda. Ya renegué esto, te renegué a ti, lo pensé mucho y estoy cansado de hacerme hígado al respecto. Es lo que es”

Sayi bajó la mirada. En cierta parte, había sentido que volver a ser HiME independientemente de lo que Taikoubou quisiera le daría libertad. Su relación terminó, pero Sayi sintió que había mantenido esa libertad y empoderamiento balanceando los entrenamientos y su vida diaria… pero ahora veía claramente que aquella libertad había sido una excusa para consigo. Pues no hay forma que una verdadera libertad pudiera convertirse en culpa tan rápido.

“No quiero que te preocupes por mí, Bou” le respondió “Entrenaré con el doble de intensidad para defenderme yo sola. Hige estará conmigo siempre, y juntos estaremos bien, y por tu lado… pues… espero y pronto quedes libre de esto”

¿Que se suponía que podía decir?
¿Que iba a olvidarlo pronto y conseguir a otro pobre Key a quien importunar con sus peleas HiME?
Sayi sentía que ya tenía suficiente culpa encima como para soportar tanta vergüenza.

Una estudiante vestida como una monja pasó por su costado, tocando una campana y diciendo algo en inglés.

“…No seas tan dura contigo misma”
”¡Fácil decirlo tu, teniendo la mano encima!” pensó Sayi, pero no dijo nada.
“Por eso quiero conocer a tu entrenador. Quiero ver que planea enseñarte para que puedas defenderte. Pero Sayi, si no regreso a Japón es porque francamente, siento que te incomodaría demasiado, y tu no quieres verme cerca, ¿verdad?”
“No quiero importunarte más, eso es todo”
“Yo creo que eres fuerte… no se mucho de pelea, pero te he visto lidiar con Soujirou y creo que puedes sobrellevar esto tu sola” continuó “Pero si no pudieras por tu cuenta, y si no te incomodara tenerme cerca, créeme que regresaría hasta que esta batalla HiME terminara”
“Bou”
“Aún eres alguien especial para mi, eso no cambia, ¿esta bien?”

Sintió que se le venían las lágrimas, pero logró pasarlas con una sonrisa.

“Gracias, yo también te aprecio mucho” respondió, y el peligris asintió con una ligera sonrisa.
“Bueno, solo prométeme que si de aquí a cinco años vuelves a ser HiME, asegúrate de pensarlo bien. No vaya a ser que te pidan sacrificar a tu primogénito o algo así” Sayi rió, pero Taikoubou reincidió “¡Esas brujas son capaces!”

Su celular dejó ir un DING y Sayi leyó la pantalla. Era Kaoru, diciéndole que Kenshin estaría disponible una vez terminara su clase.

“Tenemos una hora que matar… ¿aún quieres ir a Starbucks?” le preguntó la pelirrosa.
“No se por qué me preguntas” respondió Taikoubou “Si es evidente que solo piensas en eso”

Sayi rió mientras retomaron camino al café. Con cada paso que daba se sentía más ligera y relajada, y es que aún si la salida con Taikoubou iba en plan de negocios, era la primera vez que sentía que podía hablar con él en mucho tiempo.

Y más que las vendas envolviendo su cuello lastimado, aquella era la medicina que más venía necesitando.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way