Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 250425 times)


Eureka

AHHH CUANDO HICE LOS TOPES NO ME DI CUENTA DE LO GRANDE QUE SON *LLORA* DISCULPEEEEN

Continuación del aporte compartido con Cho!! Gracias a Mimi y Sayi por dejarnos usar a Suga, y a Gurolily por lo mismo con sus haikyuus (':










“Hinata, Kageyama.” Kenma los llamó, suavemente.

Los dos dejaron a un lado sus botellas de agua para prestarle atención al líbero de su equipo. Kenma se veía un poco angustiado, y un tanto incómodo, pero luego de suspirar levemente, logró cambiar su expresión a una más seria y calmada.

“Quiero pedirles un poco más de cooperación para este set,” les dijo, alternándose para mirarlos a los dos a los ojos. “Al final del primer set, sentí que íbamos mejor, espero que puedan seguir así. El equipo se los agradecerá un montón. En especial a ti, Kageyama,” y lo miró. “Hinata es capaz de recibir tus pases y parece que con un poco más de práctica, será capaz de hacer unos quicks muy buenos.”
“Ohhh, ¿Como el primero que hicimos?” preguntó Hinata.
“Exacto.”
Yamaguchi se les acercó. “Kageyama, creo que Hinata tiene mucho potencial como rematador. De vez en cuando dale pases a él también, por favor.”

El armador se quedó pensando en las palabras de Yamaguchi por unos instantes. Eso, junto a la discusión que habían tenido entre todos a la hora del tiempo muerto, le había dejado un poco descolocado. Aunque no le gustara admitirlo, Kenma y Yamaguchi le habían dicho las cosas como eran. Sugawara se veía mucho mejor al conectar con los nuevos –el primer set a favor de ellos era muestra de eso—, a diferencia de él, que ni podía concentrarse en lo que tenía en frente, sino que no dejaba de pensar en el pasado y todo lo que este implicaba. ¿Acaso estaba volviendo a ser el mismo dictador que había sido en Middle School? ¿El que intentaba controlar todo, ignorando a su equipo en el proceso?

Recordó en eso lo que había aprendido en los últimos años de secundaria: Oikawa, Iwaizumi y todo su equipo, le habían hecho notar que, si o si, el vóley era un deporte de trabajo en equipo. Le costó, pero ganar campeonatos al lado de ellos le hizo notar que no se podía hacer todo solo. Por más resentimiento que tuviera hacia Hinata, debía hacerlo a un lado para ganar, aun cuando se le complicara muchísimo.

No tuvo de otra que acceder al pedido de Yamaguchi, y asintió, frunciendo el ceño. Parecía que los mates rápidos de Hinata no eran por suerte, pero eso lo confirmaría en el set siguiente. De todas formas, debía confiar… era muy difícil, pero tenía que hacerlo.

Tanaka, Asahi y Midoriya se les acercaron, y formaron un pequeño círculo entre todos.

“Se me ha ocurrido algo…” mencionó Yamaguchi, un poco inseguro. Ante las miradas curiosas de sus compañeros, siguió hablando. “¿Qué tal si Hinata sirve de señuelo? Aparte de hacer mates por su cuenta, claro.”
“¡Ohhh!” Midoriya golpeó su palma con su puño. “¡Buena idea!”
“Suena un poco riesgosa, pero no tenemos nada que perder. Después de todo, es un partido de práctica,” dijo Asahi.
“¿Qué les parece, Kageyama, Hinata?” les preguntó Kenma.
“…Intentémoslo.”
“¡Síii! No tengo problemas si es que me dejan rematar por mi cuenta además de eso.”
“Okay.” Yamaguchi sonrió. “Entonces, les explico cómo funcionaría…”

Sugawara se les acercó a preguntarles si ya estaban listos para iniciar el siguiente set, a lo que Midoriya respondió pidiéndole un poco más de tiempo. La explicación de Yamaguchi tomaría unos cuantos minutos, y no andaban con mucho apuro, así que el capitán accedió.

“Hinata, confiamos en ti.” Le dijo Midoriya, y Hinata asintió, muy animado. “Estoy seguro de que ese mate que hiciste no fue suerte. ¡Espero verlo de nuevo! Y claro, que entre en la cancha.” Rio un poco.
“Estuve a punto de volver a hacerlo en el último punto… ¡Pero ahora me saldrá bien de nuevo!”
“¡Ese es el espíritu!”

Una vez listos, se colocaron en sus posiciones, y Kiyoko dio un pitido anunciando el inicio del segundo set.

Kageyama se colocó en su posición y lanzó la pelota al aire, para luego saltar y rematarla. Al otro lado de la net, Nishinoya logró recibirla con un poco de dificultad, alzándola para que Sugawara hiciera un pase, que llegó a conectar con Tsukishima. Kageyama, Hinata y Tanaka corrieron a bloquearla y la pelota rebotó hacia el suelo, pero felizmente Nishinoya había previsto eso y se lanzó a golpearla con el puño. La pelota voló de nuevo por los aires y Sugawara corrió a hacer un pase, esta vez hacia Hizumi. Confiado, golpeó con todas sus fuerzas, pero al notarlo, la pelota había sido más rápida y justo caía al suelo en esos instantes. 

“¡YOSH!” El equipo contrario empezó a celebrar, emocionado.
“Kageyama, nice serve!” Le gritaron al armador, quien estaba a punto de volver a sacar.

Kageyama se impulsó y volvió a realizar el mismo ‘killer serve’, que, aunque fue recibido por Soul, la fuerza de este hizo que saliera del campo.

Kiyoko dio un pitido y señaló al lado del equipo de Kageyama, indicando que habían ganado otro punto.

Luego de una celebración más corta, Kageyama volvió a sacar, pero esta vez, fue Sugawara quien lo recibió, haciendo un pase rápido a Sora. Él la remató, logrando traspasar el bloqueo, pero Kenma logró alzarla con el puño antes de que cayera al piso. Kageyama estuvo en una disyuntiva de nuevo: hacer el pase a Asahi o a Tanaka, o apostar por Hinata. Pensó en la estrategia en la que habían acordado hacía unos instantes, pero optó por probar si el quick de Hinata había sido de suerte, o si el chico realmente podía hacer mates formidables.

“¡KAGEYAMA, PÁSAMELA!”

Con el grito de Hinata, se libró de toda duda antes de hacer el pase. Hinata corrió de un extremo al otro y su mano golpeó la pelota tan rápido que ninguno del equipo contrario fue capaz de notarla, mucho menos recibirla.

Ahí estaba de nuevo ese ataque increíble que habían realizado en el primer set.

“¡WAAAH! ¡LES SALIÓ DE NUEVO!” Gritó Hizumi, enojado.
“Ni la vi…” Comentó Soul, un poco apenado.
“Don’t mind, ya nos vengaremos luego.” Suga sonrió maliciosamente y todos rieron.

Al otro lado de la net, el equipo contrario celebraba. Muchos estaban entusiasmados por haber visto de nuevo el ataque de Hinata, y además, por llevar la delantera en el marcador.

“¡Si seguimos así, ganaremos este set!” gritó Tanaka, lleno de emoción.
“¿Qué les parece si probamos con esa estrategia que propuso Yamaguchi?” Habló Midoriya, y todos asintieron.
“¡Okay!” dijeron todos al unísono.
“Espero que nos salga…”
“¡De seguro que sí!” Hinata sonrió, y luego se giró hacia Kageyama con el ceño fruncido. “No la malogres, Kageyama.”
Kageyama soltó un bufido. “Tú tampoco lo hagas.”

Y ya estaban a punto de empezar una nueva discusión, de no ser porque Midoriya los separó en el momento exacto.

De nuevo, le tocó sacar a Kageyama, pero esta vez, la pelota salió fuera del campo por un despiste suyo. Enojado consigo mismo, se maldijo internamente, pero respiró hondo y tomó su posición para recibir el saque del otro equipo.

Hizumi consiguió que la pelota llegara al otro lado de la cancha, pero su saque careció de potencia y Kenma no tuvo problemas en recibirlo. La alzó al aire en dirección a Kageyama, y este la pasó hacia Tanaka. Sin embargo, en el trayecto, Hinata saltó y engañó a los bloqueadores del otro equipo, al similar un remate en el aire. No fueron lo suficientemente rápidos para actuar contra Tanaka, y solo observaron el ataque del rematador, sin poder hacer nada al respecto.

Kiyoko volvió a dar un pitido, el marcador ahora iba cuatro a uno.

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Le sorprendió mucho lo rápido que Kageyama y él se habían adaptado el uno al otro. A medida que avanzaba el segundo set, se había dado cuenta de que cada vez que remataba, le era mucho más fácil conectar el pase y atacar con libertad: el armador estaba esforzándose mucho en conseguir mandarle la pelota de la forma que se le acomodara mejor, y eso lo llenaba de felicidad. No era ni muy arriba ni muy abajo, ni muy rápido o muy lento: el pase se volvía un poco más perfecto con cada ataque. Al parecer, Kageyama seguía siendo un genio cuando se trataba de vóley. El pensamiento lo llenó de envidia, pero al darse cuenta de que había mejorado un montón y que no se quedaría atrás de ninguna manera, se golpeó las mejillas con fuerza para intentar despejar su mente.

Era un gran apoyo tener a Kageyama confiando un poco más en él. Con el armador ablandándose un poco y siendo un poco más abierto de mente, estaba seguro de que no sería nada difícil conseguir la victoria.

El marcador iba dieciséis a once a su favor, y la mayoría de puntos habían sido ganados por sus remates rápidos y su función como señuelo. Hinata estaba muy contento, pero sabía que no podía confiarse. Además de haber fallado en unas cuantas ocasiones, era muy probable que los veteranos del equipo contrario se dieran cuenta de sus tácticas y desarrollaran una estrategia en contra de estas. Ese quick, después de todo, no funcionaría por mucho tiempo. Tenía el presentimiento de que el bloqueador principal del otro equipo no demoraría en darse cuenta del truco detrás de aquel ataque, y que pronto sería capaz de rebotarlo hacia el campo contrario.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido del silbato de Kiyoko. La mánager indicó que el equipo de Sugawara había pedido un time-out, así que tenían un par de minutos para hablar entre los miembros de sus equipos.

Por su lado, Sugawara soltó un hondo suspiro que le sorprendió oír: no sabía que lo había estado reteniendo todo ese tiempo. Adrien lo imitó, pero luego dio un par de palmas y juntó a su equipo en un círculo.

“Como verán… mi mayor miedo se hizo realidad: el equipo contrario se ha puesto las pilas muy rápido, y finalmente, han podido conectar. Están haciendo un trabajo estupendo como equipo y no podemos quedarnos atrás,” dijo Adrien.
“Kageyama y Hinata, contra todo pronóstico, son una amenaza muy grande,” contó Sugawara. “Nunca pensé que se acostumbrarían tan rápido. Sé que Kageyama es un genio, pero Hinata ha sabido adaptarse rápidamente a su nivel.”
“¡Hinata es muy rápido! ¡Parece fuera de este planeta!” Se quejó Hizumi, y muchos asintieron, dándole la razón.
“Además, esos quicks que hacen son muy veloces. Cuando me doy cuenta, ya chocaron contra el piso,” dijo Nishinoya, muy frustrado. “Pero no se preocupen. Les agarraré el truco.”
“Yo también,” se escuchó la voz monótona de Tsukishima. “Voy a hacer lo imposible por bloquearlos, así que ni te preocupes mucho por eso, Nishinoya-san.” Le dijo, con una risa sarcástica.
“¿EEHH? NO, NO, ¡Si fallas, ahí estaré para impedir que toquen el suelo!” Nishinoya le respondió, muy animado.
“La verdad es que fuera de eso, no se me ocurre otra manera de evitar que ganen puntos,” dijo Sugawara. “Y tampoco de ganar puntos a nuestro favor.”
“Bueno, no importa. Probemos alternando distintos ataques para distraerlos un poco, por mientras. Ya se nos ocurrirá algo durante el partido…”
“Espero,” Sugawara volvió a suspirar. “De todas formas, siempre es bueno recordarles que no bajen la guardia. Estén atentos a los pases y movimientos de sus contrincantes. Hinata es muy rápido y ahora que él y Kageyama están trabajando juntos, son muy difíciles de seguir, pero sí se puede, confío en ustedes.”
“¡No te preocupes, Suga!” Le sonrió Nishinoya. “Lograremos voltear el marcador.”
“¡Así se habla!”

Por otro lado, el equipo de Hinata y Kageyama andaba lleno de entusiasmo y decisión. Ver el marcador a su favor había subido considerablemente sus ánimos, impulsándolos a dar incluso más.

“Me alegra que la estrategia haya funcionado.” Confesó Yamaguchi, luego de suspirar. “Con esto, queda confirmado que llevan jugando vóley por muchos años, Kageyama, Hinata.”
“¡Sí!” Hinata sonrió. “Aquella táctica la vi un par de veces durante highschool, por parte equipos rivales en unos cuantos campeonatos. Pero funcionaba muy poco debido a la falta de experiencia. Mi equipo nunca la llevó a cabo, eso sí.”
“¿Aprendiste con sólo verla, entonces?”
“Algo así, debo admitir que hasta me sorprendió mucho lo rápido que me salió.”
“Bueno, fallamos un par de veces al inicio…” rio Midoriya.
“Hinata pensó que era para él y la quiso rematar,” dijo Kenma, con una pequeña sonrisa.

Asahi, Yamaguchi, Midoriya y Tanaka se quedaron mirando al líbero por unos instantes, sorprendidos por el gesto de este.

“…Ya párenla.”
“¡Es que Kenma, tú nunca sonríes,” dijo Yamaguchi.
Kenma frunció un poco el ceño. “Bueno, debemos regresar. Parece que el equipo de Sugawara-san ya se puso de acuerdo.”
“¡Okay!”
“Sólo me queda pedirles que sigan así, vamos muy bien como estamos.”

Todos asintieron, y regresaron a la cancha a tomar sus posiciones.


El partido continuó mostrando la gran mejora de parte del equipo organizado por Kageyama. Ellos se notaban más calmados debido a la ventaja que tenían en el segundo set, pero en general continuaban siendo más competitivos y dedicados a la ofensiva que sus oponentes. Sin embargo, los mejores ánimos aliviaban la carga que esta posición podría causar.

Al otro lado de la cancha, el equipo liderado por Suga seguía intentando definir una estrategia en contra de los ahora impredecibles ataques del otro equipo. Tsukishima se mostraba más atento y reservado como quien estudiaba a sus oponentes mientras continuaba con su labor de bloquear, y Suga y Adrien instruían y aconsejaban a los nuevos para que ayudaran con la labor de defensa. Mientras tanto, Nishinoya seguía haciendo de las suyas para responder los ataques de los oponentes, y aun siendo un maestro líbero, no podía encargarse de todo por su cuenta. Ellos se vieron forzados a dejar los constantes ataques de lado y practicar más las recepciones y la defensiva, lo cual venía a ser de buena práctica para los nuevos, pero también significaba que de momento estaban siendo saturados por la ofensiva de sus oponentes.

Al adoptar una mejor defensa, el equipo en desventaja pudo recobrarse un poco, pero no por eso pudo frenar el avance de los otros, y el marcador llegó a 21-17 en el segundo set. Todo parecía indicar que llegarían al set de desempate.

“¡Nice serve, Asahi-senpai!” exclamó Midoriya, a quien le tocaba observar desde un lado de la cancha por la rotación con el líbero. El ace del equipo alzó la pelota, saltó y sacó con gran fuerza. Y pese a apuntar a un punto vacío y lejos del líbero, la presente defensa del equipo contrario no iría a ignorar su fuerte ataque.

“¡Suga!” Nishinoya se clavó al piso y alzó el fuerte saque con un puño, y con gran habilidad para dirigir la pelota hacia el setter.

Este se debatió a quién darle el pase, y por estudiar de reojo a la defensa, notó que el lado de Sora se encontraba más desprotegido, así que lanzó la pelota hacia él para que realizara un ataque.

“¡Aquí voy!” Sora saltó y golpeó la pelota con gran fuerza, pero esta salió fuera de la cancha. “¡AAHHH! ¡Perdón, y hasta había sido una buena oportunidad!”
“Sora, don’t mind, este partido es precisamente para practicar,” Suga sonrió ampliamente.
“Cierto, además tu mate fue muy bueno, ya te andas adaptando,” Adrien asintió.
“¡Vamos, estamos yendo bien, hay que seguir así!” alentó Nishinoya a su equipo.

Hinata se alistó frente a la red y alzó un poco sus manos de modo preventivo, y notó que se encontraba justo frente al bloqueador principal del otro equipo.

“…” Tsukishima le miraba de arriba como quien observaba a un molesto insecto.
“Ihh,” y Hinata sintió leves escalofríos, para entonces entrecerrar sus ojos y pasar a mirarle con molestia. “¡¿Q-qué miras?!”
“¡Oye, concéntrate!” reclamó Kageyama al pelinaranja, quien se sobresaltó levemente y se resignó a mantenerse calmado.

Asahi volvió a sacar y su saque fue nuevamente contestado por Nishinoya. Suga armó una jugada y se la pasó a Adrien, quien logró matar pasada la defensa de Hinata, Kageyama y Tanaka al lograr golpear los dedos del primero.

“…” Kenma corrió fuera de la cancha y alcanzó la pelota con las justas. La levantó y la pasó hacia delante para conectar con Kageyama.

Y este aprovechó a un engaño de parte de Tanaka para despistar a los oponentes y pasarla nuevamente hacia Hinata.

“¡Voy!” este saltó y mató con todas su fuerzas hacia atrás. Soul pensó en contestarla, pero…

“¡Fuera!” exclamó Nishinoya. Su advertencia congeló a su compañero, y efectivamente, la pelota golpeó detrás de la línea de la cancha. Kiyoko sopló el silbato para anunciar el punto a favor de ellos.
“Good call! ¡Me falta darme cuenta de esas cosas!” observó Hizumi, fuera de la cancha.
“Hehe,” Nishinoya le sonrió y levantó un pulgar.

Por otro lado, Hinata estaba en blanco por el error que cometió.
“¡Tú!” Kageyama exclamó, inquietando al otro.
“¡L-la próxima no fallaré!” dijo el pelinaranja, en apuros. Este se sintió un poco molesto porque sentía que era el único que era reclamado cuando fallaba en algo.
“Ya, no peleen. Estamos a tres puntos de empatar, tranquilos,” Tanaka les miró con cansancio. Felizmente los dos comenzaban a desistir de pelearse a cada rato y continuaban haciendo lo posible para trabajar juntos. Menos mal que la decisión de Suga de forzarles a estar del mismo lado había resultado en algo bueno.

Tocó el turno de Sora de sacar. Logró elevar la pelota bastante aunque fue lo suficientemente elevada como para permitir una buena recepción.

“¡Mía!” Yamaguchi la recibió con sus antebrazos y la alzó hacia Kageyama.

En ese instante, los tres atacantes del equipo se movieron a la vez. Tanaka se alisto en el frente a la derecha, mientras Hinata corrió hacia la izquierda y Asahi se acercó desde atrás hacia el centro. Kageyama dirigió su atención a la pelota y pudo levemente percibir a la defensa enemiga dividirse entre a quién bloquear. Hinata saltó con gran agilidad para despistarles, pero el pase fue en la dirección opuesta, yendo hacia Tanaka, y cuando la defensa saltó para bloquearle, se dieron cuenta que este falló a propósito al saltar antes de tiempo, y les quitó la posibilidad de bloquear al verdadero atacante a tiempo.

“¡AAAHHH!” Asahi tuvo que seguir a Tanaka y saltó justo después de él, para realizar un spike arrebatador y con gran potencia. Nishinoya lo alcanzó, pero no pudo contenerlo y salió disparado hacia atrás.

Sonó el silbato y el marcador había subido a 23-18.

Hubo una celebración intensa pero breve y la rotación se completó para que Kageyama pasara a sacar. Con este en esa posición, el otro equipo se puso con los nervios de punta. Él tenía un fuerte saque y si se descuidaban, los dos últimos puntos podrían ser anotados únicamente con un descuido en la defensa.

“Chicos, retrocedan,” indicó Suga a Soul y Sora, quienes junto a Nishinoya se encontraban en la parte de atrás de la cancha. “Pero no se acerquen mucho a la línea. Si se eleva bastante en sus posiciones, puede que sea fuera.”
“Descuiden, les cubriré cuando lo necesiten,” les animó Nishinoya.

“¡Kageyama nice serve!” exclamó Asahi a su costado. El pelinegro alzó la pelota y saltó para rematarla hacia los oponentes.
“¡Y-yo!” Soul la contestó pero no pudo impulsarla hacia delante. “¡Ah, perdón!”
“¡Está bien!” Nishinoya persiguió a la pelota y tuvo que clavarse nuevamente para responderla y levantarla. Suga la alcanzó y la voleó al otro lado.

“¡Chance ball!” Yamaguchi la levantó hacia Kageyama.

Los tres atacantes repitieron su movimiento sincronizado hacia la net con intenciones de atacar. Esta vez, el pase estuvo dirigido a Hinata, quien logró realizar un quick sin verse detenido por el bloqueo.

Anotaron otro punto, y era el tan esperado set point para cerrar el segundo set y proceder al desempate.

“¡Set point, así se hace!” Tanaka apretó un puño en señal de celebración. “¡Un poco más y lucharemos el último set de forma igual!”
“Sí, ahora estamos más parejos,” Asahi asintió.
“¡Ahhh, es tan emocionante!” Hinata sintió escalofríos y sonrió. “¡Sé que podemos hacerlo!”
“El set no ha terminado aún, presta atención, tonto,” observó Kageyama, recibiendo la pelota para sacar.
“¡N-no soy un tonto, malhumorado!”
“Chicos, tranquilos,” Yamaguchi intentó apaciguarlos.

“Íbamos tan bien, se han vuelto a alejar,” se lamentó Sora.
“No sé si podremos voltearles el set ahora,” comentó Soul.
“Cierto, han mejorado un montón, pero anímense,” dijo Adrien.
“Todavía tenemos un set más, esto no ha terminado,” Suga asintió.
“Ahora atentos al saque,” Nishinoya se puso en posición de defensa.
“…” mientras tanto, Tsukishima se mantenía meditativo luego de observar varias jugadas del oponente. Parecía tener una idea sobre cómo leer a los atacantes.

Kageyama realizó el saque y este fue contestado nuevamente por Nishinoya, quien pudo contenerlo mejor esa vez. Suga lo armó y Adrien pudo atacarlo evadiendo la defensa de parte de Hinata y Tanaka. Fue una pelota rápida pero Kenma la pudo contestar y pasar a Kageyama para que armara el ataque.

Hubo grandes expectativas porque esa podía ser la jugada que definiría el set. Todos estuvieron atentos, especialmente el otro equipo quienes estarían recibiendo la jugada, pero el movimiento sincronizado de los ataques nuevamente haría las cosas distintas para la defensa.

El armador miraba a la pelota acercarse, y decidido de lo que haría, volvió a aprovechar el movimiento de sus senpais para despistar a los otros y realizar el pase a Hinata. El pelinaranja exclamó mientras saltaba y se encargaba de aquel pase con toda convicción de anotar, sin embargo, se sorprendió cuando Tsukishima le alcanzó en el momento indicado.

Hinata se congeló, y pese a todavía realizar el mate, el blocker del otro equipo le detuvo y la pelota rebotó y se cayó al piso antes de ser alcanzada por el líbero.

El marcador subió a 24-19 y los ánimos del equipo de Suga incrementaron.

“Maldición…” Hinata bajó su cabeza y comprimió sus puños. Si el rubio iba a marcarle, se le haría difícil anotar. Se volteó a su equipo. “¡P-perdón!”
“Don’t mind, seguimos teniendo la ventaja,” dijo Asahi.

El otro equipo rotó para continuar con el partido.

“¡Nice serve, Suga-senpai!” dijo Soul. El capitán sacó y la pelota fue recibida por Kenma, y dirigida hacia el setter de su equipo.

Kageyama preparó el pase esta vez para Asahi. Si el blocker iba a ser capaz de leer su movimiento, el ace del equipo tenía la mayor posibilidad de anotar.

Y precisamente, Tsukishima leyó la jugada y se preparó para bloquear al ace. No pudo contener el mate, pero lo frenó y permitió que el ataque fuera recibido.

“¡Y-yo!” Sora lo recibió, pero lo levantó muy alto. “¡Ahh, lo siento!”
“No te preocupes,” Suga se alistó para recibir el pase, pero en vez de conectar con un atacante, saltó y empujó la pelota apenas para pasarla por encima de la red al otro lado. Tanaka intentó alcanzarla, pero estuvo muy tarde.

Se marcó otro punto y el equipo en desventaja tenía cierta oportunidad de voltear el partido. Ello trajo leve incomodidad en el otro equipo, quienes sabían que necesitaban finalmente sellar el set. Suga volvió a sacar.

“Aquí,” Yamaguchi recibió la pelota y la mandó a Kageyama. El setter la mandó a Hinata, pero el pelinaranja volvió a tener problemas con el blocker.
“¡Ahh!” Hinata exclamó al ver al blocker meterse en su camino y regresar la pelota a su lado. Notó cómo el rubio le miró con una sonrisa de superioridad mientras la pelota volvió a tocar el piso una vez más.

“¡Ya casi terminamos, no se desanimen!” exclamó Tanaka al notar los bajos ánimos de algunos en su equipo.
“¡Ustedes pueden!” les animó Midoriya desde afuera. “¡Un poco más!”

Suga volvió a sacar y la pelota fue recibida por Kenma.

“…” él la contestó y la pasó a Kageyama. Le miró de reojo, esperando que el pelinegro pudiera encontrar una solución inmediata.

Kageyama sintió nervios y notó a Hinata listo para conectar, pero decidió que debía despistar a Tsukishima, y cambió su plan en el último segundo. Lo lanzó hacia Tanaka, y este logró realizar un mate antes de que el rubio pudiera alcanzarle. Nishinoya se lanzó para contestar, pero el ataque fue imprevisto y no llegó a tiempo.

Kiyoko dio el pitido definitivo, y terminó el set 25-21.

“¡YOSH!” exclamó el equipo ganador y fueron a darse un corto descanso antes de continuar.
“¡Felicidades!” Midoriya se unió a chocar manos con su equipo, muy contento. “¡Ahora tenemos que definirlo en el tercer set!”
“¡Así se hace!” gritó Tanaka a todo pulmón. “¡AAAHHHHH!”
“Oye, tranquilo,” Asahi se impresionó.
“¡Vamos! ¡Vamos! ¡Tercer set!” Hinata canturreó emocionado.
“Quédate quieto, eres molesto,” Kageyama negó.
“Un momento…” Kenma tomó la palabra en voz baja y con la cabeza agachada. “Quizás deberíamos tener más cuidado con nuestras acciones. Puede que se hayan vuelto un tanto predecibles.”
“Sí, no me sorprendería que Tsukki ya se haya familiarizado,” opinó Yamaguchi.
“Entiendo, veré qué hacer,” dijo el setter.
“Vaya, siento que nos espera un set difícil,” observó Asahi.
“En verdad, pero así será mucho más emocionante…” Tanaka sonrió con leve maldad. “¡Hahaha!”
“Me alegra que todos estén de tan buen humor,” dijo Midoriya.

“Bueno, este partido ha resultado más envuelto de lo que pensé,” comentó Suga a su equipo. Pese a haber perdido el segundo set, se notaba muy a gusto.
“Hay que dar todo de nuestra parte. Es ahora o nunca,” dijo Adrien.
“¡Por supuesto!” Nishinoya exclamó.
“Sé que nos irá bien~” Hizumi sonrió ampliamente.
“Sí, además estamos aprendiendo bastante,” Sora asintió, animado.
“Cierto, y vamos a necesitar más práctica también,” dijo Soul.
“La tendrán, el entrenamiento será más intenso a partir de ahora y tendrán todo el apoyo que van a necesitar. Todos vamos a practicar juntos,” Suga sonrió y observó a Tsukishima irse por su cuenta a su botella de agua. “Bueno, hay que aprovechar a tomar un respiro antes del tercer set.”

Todos los presentes fueron a darse un pequeño descanso y tomar un poco de agua, y unos minutos después volvieron a alistarse para iniciar el tercer set que definiría el partido.

Los equipos se juntaron luego del breve descanso a discutir las estrategias del último set: demoraron un poco más que en anteriores ocasiones debido a la importancia del desempate. El equipo de Kageyama y Hinata se veía muy contento con el set ganado, pero estaba muy claro que no se sentirían conformes con sólo eso. Gracias al descubrimiento de las habilidades de Hinata y la estrategia propuesta por Yamaguchi, habían podido vencer al equipo contrario, pero no se podían dejar llevar, más aún al considerar que Tsukishima, parte de la defensa del otro equipo, se había dado cuenta de cómo detener sus ataques.

Kenma sugirió variar la estrategia: probar con lo del señuelo, pero también intentar con algún dump, mates normales, quicks y las propias especialidades de los spikers. El equipo estuvo de acuerdo con esto, y quedaron en seguirlo.

Una vez se separaron, Kenma se acercó a Hinata y Kageyama.

“…Gracias,” dijo muy silencioso, y los miró de reojo.

Ambos intercambiaron miradas, confundidos, sin entender por qué el líbero les agradecía. Aun así, asintieron, y le sonrieron. Kageyama terminó haciendo una mueca que le sacó risas a su equipo.


Por otro lado, el equipo de Sugawara acordaba estrategias de ofensiva y defensiva. El set perdido no había hecho más que motivarlos a esforzarse más, aumentando los sentimientos de competitividad hacia el equipo contrario. Sugawara estaba especialmente asombrado por las habilidades de Kageyama como armador, y su manera de conectar con los matadores, pero no podía dejar que eso lo deprimiera. Conocer a Nishinoya, Tsukishima y a Adrien de tiempo le daba una ventaja. Y los nuevos apoyaban un montón. Cada vez sentía que mejoraban un poco más, y a él se le hacía más fácil congeniar con ellos. Con práctica, estaba seguro de que serían muy buenos jugadores.

Kiyoko avisó que el tiempo muerto se había acabado y era hora del último set. Los dos equipos tomaron sus posiciones y el partido se retomó.

Los primeros puntos estuvieron muy reñidos, si uno ganaba un punto y tomaba la delantera, el otro equipo inmediatamente lo seguía, empatando rápidamente. Hubo unas cuantas veces en las que ambos equipos llegaron a adelantarse por dos o tres puntos, pero nunca hubo mayor diferencia que esos puntajes.

El cansancio se hacía notar en ambas partes, pero más en el equipo de Sugawara: los nuevos que estaban en el equipo del capitán no estaban acostumbrados a tanta actividad física por largos períodos de tiempo, por lo que sus reacciones cada vez eran más lentas. La adaptación al nuevo deporte también los agotaba más: lanzarse a salvar la pelota, matar y saltar sonaban como acciones muy sencillas, pero la falta de práctica no les permitía soportar tanta presión. A mitad del tercer set, ya estaban muy agotados. Sugawara les agradeció por el esfuerzo, puesto que aun cuando sabían que no podían dar más, hacían lo imposible para empatar de nuevo al equipo contrario, el que para ese entonces ya tenía una ventaja de tres puntos.

Las cosas eran distintas en el equipo de Kageyama y Hinata. La práctica de varios años les había permitido reforzar su resistencia y, si bien no estaban en las mejores condiciones, aun podían seguir por un largo tiempo. Esto sorprendió un poco a su equipo, que esperaban verlos cansados para ese entonces.

Se hizo un poco lento la llegada al match point porque ambos lados dieron de todo por desempatar, el marcador estaba 14 a 12 en favor del equipo de Kageyama y Hinata, y le tocaba sacar a Yamaguchi.

El chico tragó saliva al notar que Nishinoya estaba dentro de la cancha, para su mala suerte. Soltó un gran suspiro, y no pudo evitar dudar: quería ganar, y aunque confiaba en su float serve, tenía miedo de regarla. La diferencia del marcador era tan pequeña que cualquier error afectaría el resultado final enormemente.

“¡No te preocupes, Yamaguchi!” Lo alentó Midoriya.
“¡Sí! ¡Tú puedes!” Tanaka le aseguró.
“Y si no te sale… no hay problema, ya veremos cómo arreglarnos,” le dijo Asahi.

Yamaguchi les sonrió, y asintió.

Se preparó, decidiendo a último minuto que haría el servicio en el que era experto: saltó y golpeó la pelota que al cruzar la net, curvó su trayectoria ligeramente. Nishinoya intentó alcanzarla, pero al golpearla con el puño, salió para afuera.

Hubo un silencio… hasta que se escuchó el silbato de Kiyoko, dando fin al partido.

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¿Les gustaría un partido amistoso contra nosotros? Para entrar en onda. Creo que ambos lados estamos un poco oxidados, práctica dentro del equipo es buena pero hace falta hacerlo contra otros.
“¡A-AH!” soltó Yachi, corta de palabras por la propuesta tan repentina.
Aún falta un montón de tiempo para el inicio de los campeonatos, así que no vendría mal, ¿no?
“S-sí, es cierto…”
¿Entonces? ¿Aceptan?
“¡Claro! Sé que los chicos se emocionarán cuando les cuente. Ustedes serían los primeros en jugar contra ellos durante esta temporada.”
Ah~ Me alegro~” La voz al otro lado de la línea sonaba muy emocionada. “No podíamos empezar la temporada sin retar primero a Hanasaki.
“Son rivales de tiempo.”
Sí, y con el paso de los años nos hemos vuelto más fuertes, al igual que ustedes. Espero con ansias el partido que se avecina.
“Igualmente, Oikawa-san. Por cierto, ¿qué pasó con su mánager?”
Eh… algún día te contaré eso.” Oikawa rio, aunque había sonado un poco decepcionado. “Bueno, ¿está bien si vienen ustedes a jugar acá?
“Sí, no hay problema. Más bien, para la fecha—”
Mm… ¿En un par de semanas? Nos da tiempo de prepararnos.
“Sí, genial.”
Perfecto, Yachi-chan. ¡Gracias! Y cuídate mucho~
“¡I-Igualmente!”

La línea se cortó y a Yachi casi le da un paro. Por un lado, estaba muy emocionada por el partido amistoso entre Hanasaki y Rizembool.

Por otro, se trataba de Rizembool, así que sería complicado.

Meneó la cabeza y empezó a correr hacia el gimnasio: lo principal era hablar sobre esto con el equipo.

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“No me queda más que agradecerles, porque nos han mostrado sus habilidades y hemos quedado sorprendidos. Kageyama, Hinata.” Sugawara se giró hacia ellos. “Tienen aún mucho por pulir, pero su combinación va a llegar a ser estupenda. Lo mismo digo por la estrategia que armó su equipo,” Sugawara dirigió su mirada a los miembros del equipo contrario, para finalmente posarla en Hinata. “Hinata funciona muy bien como señuelo. Por otro lado, Hizumi, Soul, Sora,” y los miró. “Lograron adaptarse de una manera formidable y cumplieron sus roles como debían, siguiendo nuestros consejos e instrucciones. Estoy seguro de que, con práctica, no sólo serán más resistentes, sino que desarrollarán técnicas y estilos propios que nos ayudarán a ganar muchos partidos.”
“¡Waaah! ¡Gracias!” Hizumi sonrió.
“¡Gracias~!” dijo Sora.
Soul solo asintió, sonriendo levemente. A su lado, Kageyama y Hinata gritaban emocionados.

“Gracias a los veteranos, también. Supieron adaptarse muy bien a los nuevos. Tsukishima, hiciste un gran trabajo como defensa.”
“¡Eso es genial, Tsukki!”
“Shh.”
“Finalmente, quiero—”
“¡SUGAWARA-SAAAAAAAN! ¡KIYOKO-SAAAAAAAN!”

El grito se escuchó a la vez que se abrían las puertas del gimnasio de golpe: una rubia corrió a pararse frente al capitán y la mánager, pero se intimidó al notar a la gran cantidad de personas conglomeradas a unos pocos metros de ella. Notó a los miembros actuales del equipo, pero se tensó al notar unas cuantas caras que se le hacían totalmente extrañas. Se tranquilizó, sin embargo, al recibir el saludo de Yamaguchi, quien le ondeó la mano en silencio.

“Ah, Suga-san, eh…”
“Yachi, ¿pasó algo?” le preguntó el capitán, preocupado.
“¡PARTIDOAMISTOSOCONRIZEMBOOL!”
“¿Qué?” preguntó Kiyoko.
“¿QUÉ?” exclamó Sugawara.

Varios gritos de sorpresa se escucharon al unísono, y Nishinoya empezó a saltar en su sitio de la emoción (?).

“¡RIZEMBOOL! ¡RYU, NO PUEDO CREERLO!”
“¡NOYA-SAAAAN! ¡YA ERA HORA!” Tanaka lo alzó por los aires (?).
“Ah, ya tocaba.” Yamaguchi sonrió. “¡Quiero mostrarles mi float serve perfeccionado!”
“Me pregunto si tendrán nuevos miembros como nosotros…” dijo Asahi.
“De seguro que sí, pero eso lo hace más entretenido, ¿no?” Adrien sonrió.
“¡Sus spikers son increíbles!” Midoriya dijo, emocionado.
“Pensé que había metido la pata, pero todos se ven muy alegres con la noticia…” le dijo Yachi a Sugawara y a Kiyoko.
“Están más empilados de lo normal, creo yo,” dijo Kiyoko.
Sugawara rio. “Es cierto.”

El capitán llamó la atención del equipo con un grito y un par de palmas. Notó las caras confundidas de la mayoría de los miembros nuevos, y le dio curiosidad ver que Kageyama… se mostraba un poco conflictuado.

“Antes que nada, quiero presentarles a Yachi Hitoka, es también nuestra mánager, junto a Shimizu.”
“¡Un gusto!” Yachi hizo una reverencia, y los nuevos la imitaron, presentándose cada uno.
“Ahora que eso está zanjado… Yachi ya lo dijo, pero tenemos un partido amistoso con Rizembool. ¿Para cuándo, por cierto?”
“En un par de semanas. Quieren que sea en su universidad.”
“Mm, okay.”
“¡Wah! ¿De frente un partido contra otra universidad?” preguntó Hizumi, sorprendido.
“Era de esperarse, Hizumi,” le dijo Soul.
“Ya de ahí veremos quiénes jugaran, por lo pronto, quiero que tengan en mente eso. Debemos practicar para ese partido.”
“¡Sí!” dijo Sora, animado.
“Ahora que eso está también cerrado… Shimizu, Adrien y yo habíamos pensado en ir a comer todos juntos, como manera de celebrar el ingreso de los nuevos al equipo. No hay problema si tienen clases, sé que algunos tienen cosas que hacer así que están exentos de venir con nosotros, pero si pueden, sería genial.”
“¡SÍIIIII!” El grito de Noya retumbó por el gimnasio. Tanaka lo volvió a alzar por los aires, de pura emoción.
“Bueno, Yamaguchi y yo tenemos una clase en una hora, pero podemos ir un ratito.” Ofreció Midoriya.
“No creo que nos digan nada por llegar un poco tarde, ¿no? Estamos recién en las primeras semanas de clases,” dijo Yamaguchi.
“¡Ajá!” Midoriya asintió.
“Tanaka y yo estamos libres.”
“Yo también,” Asahi se sumó a ellos.
“¿Qué hay de los nuevos?”
“Yo ya tuve todas mis clases hoy.” Dijo Hizumi.
“…Y-yo también,” dijo Soul, al ser codeado por su amigo.
“¡Yo estoy libre!” Exclamó Sora, alegre.
“¡¡Yooooooo!!” dijo Hinata, saltando en su sitio.
“…yo también.” fue la respuesta de Kageyama, que se veía un tanto preocupado.
“¡Perfecto! Entonces está decidido.” Sugawara sonrió.

Después del intenso partido, todo el equipo de vóley se encaminó junto al food court más cercano dentro de la universidad. Por la hora, hubo suficiente espacio para todos y luego de colaborar en juntar mesas y sillas y turnarse para comprar su comida, ya todos estaban listos para comer.

Fue una gran sorpresa para todos que, ni bien Hinata y Kageyama se sentaron en sus sitios con unas porciones grandes de comida, los dos se sumergieron en su labor de comer a toda velocidad, e ignorando a sus alrededores.

“No comprendo cómo no se atoran,” observó Tsukishima, con un tic en la ceja.
“Hehe…” Yamaguchi sonrió con nerviosismo. "Nunca pensé que vería a alguien comer de ese modo.”
“Fue un partido muy largo y difícil, déjenlos comer,” Asahi encontró gracia a la situación. “Y pensar que ahora nos toca ir contra Rizembool.”
“Es bastante pronto, pero siento que será una gran oportunidad,” Adrien asintió convencido. “Nos tocará practicar intensivamente a partir de ahora.”
“¡Sí, por supuesto!” exclamó Midoriya. “Rizembool es un equipo muy fuerte, pero podemos hacerles frente si trabajamos juntos, ¿no es así?”
“Claro que sí, y tengo una gran confianza en nuestro equipo,” Suga sonrió. “El partido de hoy ha demostrado lo que podemos hacer, y es recién la primera práctica oficial del año. Hay que mantenernos con los ánimos en alto…”
“¡Esos de Rizembool no saben lo que les espera!” exclamó Tanaka a todo pulmón, poniéndose de pie como un resorte alertando a varios estudiantes fuera del círculo.
“¡Lo puedes decir de nuevo, Ryu!” Nishinoya se le unió de pie, levantando un puño. “¡Rizembool tendrá su fama pero acá en Hanasaki somos mejores!”
“¡Les bajaremos sus egos al piso!”
“¡Sobre todo a ese capitán que tiene fama de ser popular con las chicas!”
“¡Cómo odio a la gente así!”
“¡Le daremos su merecido!”
“Cállense los dos, son muy ruidosos,” observó Kenma en voz baja, revisando su celular con el ceño fruncido. Felizmente, Suga decidió pararse y forzarles a tomar asiento para que ya no llamaran la atención.

Por otro lado de la gran mesa, Hizumi, Soul y Sora se encontraban hablando con las managers, especialmente con la recién llegada.

“¿Estás en primer año?” le preguntó Sora.
“S-sí, recién hace poco Kiyoko-san me reclutó para ayudarle con el equipo,” le contestó Yachi, levemente inquieta. “P-prometo que les ayudaré en lo que pueda.”
“Tranquila, todos somos amigos aquí~” Hizumi sonrió. “Y qué genial que nos consiguieras un partido tan pronto. Muchas gracias por eso.”
“U-un placer,” sonrió un poco.
“Todos están muy entusiasmados con las noticias,” comentó Soul, mirando a los demás. “¿Existe alguna relación entre los equipos de Hanasaki y Rizembool?”
“Hm,” Kiyoko asintió. “Ambas escuelas siempre han sido rivales en muchos aspectos, y el vóley no es una excepción. También, el equipo de Rizembool es reconocido, y en Hanasaki todos han estado entrenando para poder hacerles frente y ganar,” ella sonrió suavemente. “Verás que pasarán estas dos semanas practicando con gran entusiasmo y expectativas.”
“Ihhh espero no ponerles mucha presión por esto…” Yachi se torturó.
“Tranquila, es justo lo que ellos estaban esperando,” la pelinegra se vio convencida.
“Vaya…” Sora bajó su mirada, pensativo. “Me sorprende las energías de todos. Están tan cometidos en mejorarse y seguir adelante. Justo me uní con la intención de hacer ejercicio y animarme más, así que sé que estoy en el lugar correcto.”
“Sí, las energías de todos son contagiosas, me gusta también,” dijo Hizumi, animado. “Y con la recibida que nos dieron no podemos dar marcha atrás. Haha, no es que lo estuviera pensando.”
“Esto nos vendrá bien, estoy seguro de ello,” Soul asintió. “Y me alegro que seamos varios nuevos, así hay menos presión en nosotros.”
“Cierto, pero los otros dos sí tienen más experiencia,” Sora miró al otro extremo de la mesa, donde ellos estaban por terminar con su comida. “Me sorprendieron mucho, a decir verdad.”
“Nos tocará practicar a ver si les ganamos la próxima vez,” Hizumi se cruzó de brazos y asintió.

Ellos continuaron hablando, mientras Kiyoko se dio un descanso de comer para revisar algunos documentos del equipo.

“¡Terminé!” exclamó Hinata, poniendo su plato sobre la bandeja. Él miró a Kageyama, quien se encontraba inspeccionando su comida “¡Te gané, todavía tienes arroz!”
“Tonto, esta no fue una competencia,” le contestó Kageyama, quien pese a sus palabras parecía frustrado por haber perdido.
“¿Qué tanto andas mirando? ¿Encontraste un insecto?”
“No es nada.”
“¿Pero qué te pasa? Has estado ausente desde que anunciaron el partido contra Rizembool. ¿No deberías estar tan emocionado como nosotros?”
“…” el pelinegro dejó sus palillos sobre el plato y tomó un sorbo de su bebida. Hinata le miró con recelo, pero este terminó por responderle. “El capitán del equipo de Rizembool es un setter que ya lleva un año en esa universidad, y él es mi senpai.”
“¿Eh?”
“Se llama Oikawa, y se le conoce como uno de los mejores armadores en el país. También es de quien aprendí todo lo que sé. Con él como nuestro oponente, no será un partido fácil de ganar.”
“Hm…” Hinata frunció el ceño y se puso a pensar. “¿Dices que puede ser mejor que tú?”
“…”
“En fin, vamos a tener un partido contra él, ¿verdad? Eso es todo lo que importa. No es como si hubiéramos perdido desde ya,” el pelinaranja sonrió.
“Lo sé,” Kageyama le miró con reproche. “Sólo reconozco al oponente que vamos a tener. Nunca tiraría la toalla.”
“Eso está mejor.”
“Hinata,” dijo Kiyoko, llegando donde los dos y sorprendiendo a ambos. “Necesito tus medidas para hacer tu uniforme. En cuando estés listo.”
“¡V-verdad!” Hinata se levantó y llevó su mochila y su bandeja. “Ya terminé de comer. Ahora mismo voy al gimnasio.”

La manager asintió y regresó donde su sitio para excusarse, puesto tenía que completar las medidas de los nuevos y mandar a hacer los uniformes cuanto antes. Kageyama se quedó meditando a solas. Por más que las palabras de Hinata sonaran demasiado simples, tenía razón. Todavía tenían un partido de jugar antes de definir cualquier cosa. Además, esa era la oportunidad de hacerse renombre a sí mismo, y finalmente salir de la sombra de Oikawa en la cual había vivido por tres años.

El equipo continuó disfrutando la reunión mientras hablaban con grandes expectativas y muchos ánimos con respecto a todo lo que ese nuevo año les tenía preparado.
« Last Edit: March 03, 2016, 02:13:28 AM by Eureka »


Kana

Sorry por lo largo u_u pero no me di cuenta de las fechas y esta semana viajo. Cuando regrese, tendré una especialización para Psicopatía y quizá no pueda escribir más durante el mes.

—Chapter #11

Era poco usual ver a Johan Liebheart en otro lugar que no fueran los laboratorios científicos de Rizembool o en las salas especializadas del hospital de la misma institución. Esta vez, el rubio se encontraba en una muy ordenada y pulcra sala de reuniones que el hospital disponía para sus trabajadores cuando necesitaban llevar una reunión o debate de importancia. El rubio se encontraba revisando algunos archivos en el MacBook Air de los cuales se notaba que eran de su interés. Cuando tuvo todo en perfecto orden, apagó el ordenador y se dirigió al área que le correspondía.

Después de cursar unos cuantos pasillos extensos, llegó a la zona de cuidados intensivos y casos complejos. Como de costumbre, debió colocarse el traje destinado para esa área para precaución propia y, a la vez, para evitar contaminación proveniente del ambiente de afuera que pudiera perjudicar a los pacientes. Llegó hasta la sala que le competía, dejó sus cosas sobre el escritorio de cristal y observó por la sala espejo hacia la sala que daba al frente suyo donde un paciente se encontraba hospitalizado.

Observó con atención todo lo que podía captar sus ojos. El paciente, quien días antes había estado sumido en un coma profundo presentando secuelas corporales catastróficas, debió ser sometido a una serie de experimentos que, para desgracia del científico, resultaron contraproducentes, por lo que las operaciones en aquel cuerpo eran una constante que no cesaba.  Pero el panorama actual era otro. Aquel sujeto, quien hacia inerte y casi vegetal hace unos pocos días, ahora se encontraba sentado en la cama de su habitación con la consciencia recuperada. Aún estaba en aislamiento, entubado y dependiendo de una máquina para respirar dentro de una burbuja plástica para evitar contagios pero para Johan era sorprendente que llegasen a ese punto después de tantos traspiés.

Encendió la grabadora y se aproximo al micrófono, aclarando su voz.

—Bitácora, experimento 7 7 1 8 9… El sujeto experimental parece apuntar a significantes mejorías después de la última intervención médica. El estado crítico de sus órganos parece haberse detenido e incluso en la actualidad se demuestra una interesante regeneración principalmente en el tejido de su riñón. Se puede inferir que la solución XH-X9 ha generado una positiva aceptación del organismo en cuanto a las partículas regenerativas empleadas en la última intervención permitiendo la regeneración de los tejidos y órganos dañados. — Hizo una leve pausa donde observó con atención al paciente. Luego continuo. —Si bien se observa este positivo avance, el experimento 7 7 1 8 9 aún presenta nauseas y vómitos ante estímulos alimenticios los cuales no logra procesar correctamente, y una depresión respiratoria constante, siendo totalmente dependiente de la sonda y el ventilador mecánico. No presenta anomalías en la sensopercepción como en un inicio de todo su proceso…—
En el momento justo que dio finalizada la grabación, una persona ingresó en la sala. Antes de que Joahn pudiera tan siquiera atenderle, se encontró con el rostro de ese tipo a un costado de su propia cara. Tuvo que hacerse un poco hacia al lado para generar distancia.
—Tsukiyama... — El rubio le sonrió.
—Te estaba buscando, Liebheart. Se rumorea que no se te ha visto salir de los laboratorios desde hace días… Desde que tuviste una visita muy esperada, al parecer. —
Shuu Tsukiyama sonrió con cierta malicia observando a los ojos al otro. Se apartó de él permitiéndoles a ambos una distancia prudente entre ellos y el espacio necesario para que Johan pudiera giran en la silla con ruedas y verle de frente desde su asiento. Este nuevo hombre era un sujeto de apariencia extravagante en vestimenta, de cabello púrpura y gestos refinados. A Johan le incomodaban sus apariciones tan repentinas y… tan invasivas, pero no le desagradaba Shuu.
—Lo siento, sé que debía atender un asunto con usted hace unos días pero los últimos avances me han absorbido por completo. — Señaló con su dedo índice hacia la sala del paciente.
—¡Usted! — Hizo un gesto dramático, como si se sintiera ofendido. —Me hace parecer tan viejo. Ya te he dicho que me trates de tú. Hemos sido colegas desde tanto tiempo y parece que no aprendes nada. —
—Lo siento. — Se disculpó con una amigable sonrisa.
—Como sea. — Alzó una ceja y fijó la mirada a través de la pared de espejo que permitía la visión de la sala del paciente. Observó como una enfermera capacitada entraba allí con alimento para ese paciente. A pesar del entusiasmo de éste, tuvo que rechazarlo al verse imposibilidad de comer. —Pobre paloma. Al menos, ya está consciente. — Chasqueó los dedos. —¿Algo tiene que ver ese sujeto con el que contactaste? —
—Exacto. Tuve que negociar con ese joven. Él descubrió lo que a mi me faltaba. Con sus contribuciones pude complementar la experimentación de un modo adecuado. La partícula regenerativa que me ha cedido ha sido maravillosa. —
—¿Cómo así lograste convencerlo? —
—Por supuesto que se negó, él no quería negociar su descubrimiento con nadie. Mucho menos con Rizembool si bien su familia está muy ligada a la institución. Pero le hice una oferta que no pudo rechazar. —
—¿Puedo saberla? —
—Todo a su debido tiempo. Sí se rehusó en un comienzo, pero lo convencí. Aunque tuve que prometerle que su identidad no sería ligada a la institución y si existían secuelas negativas él no era responsable de nada.— Alzó una mano. —Pero la clave está en “Una madre siempre será una santa ante los ojos de sus hijos”
—Oh, oh. — Ladeó el rostro. —Yo no lo creo así pero en fin. Tú eres el de las relaciones interpersonales fructíferas. — Un brillo apareció por el rabillo de su ojo. —Excepto con tu propia familia.—
—Oh, Tsukiyama, eres muy cruel. — Bajo la mirada pero la volvió a subir en un segundo. —Pero de lo que podemos estar contentos es que el paciente se está recuperando y si tenemos suerte estará dentro de poco en pie. —
Shuu agudizó la mirada fijándose exclusivamente en el paciente.
—¡¡Ottimo!! — Exclamó extasiado ante la idea. —¡Entonces dentro de poco podría ser Rebel! il Lilina ragazzo cariño!
—…— Johan le observó indiferente. —Por supuesto que no. El proceso de recuperación y rehabilitación amerita un tiempo prudente. No puedo forzarlo a llevar a cabo su rol. Por lo demás, le prometí sanarle y que recuperaría su vida normal. No puedo ser un ser desalmado que lo empuje a poner en riesgo su preciada vida. — Dijo solemnemente.
—Oh, Johan, no vengas con porquerías sentimentalistas. — Sonrió burlonamente.  —No nos veamos la suerte entre gitanos. Por otra parte, tienes un contrato con Rizembool sobre éste muchacho. —
—Lo sé, lo sé. Pero no quiero forzar las cosas. Quiero que vaya de apoco, que se adapte nuevamente. Que sean gentil con él el tiempo que necesite. —
—Tan romántico, Johan, così splendido! — Le sacudió el cabello. —Bien, me retiro. Llámame cuando el pequeño de sus primeros pasos. No quiero perderme ese bello momento.♡ —




—Mírate, luces como todo un profesional.— Kana se acercó a Ryota para enseñarle las fotografías que le había sacado donde el rubio lucia el nuevo uniforme de seleccionado nacional de basketball de Japón.
—No creo que sea para tanto. — Ryota sonrió distraídamente. De todos modos se sentía muy a gusto con el equipo deportivo que le habían otorgado.

El rubio llevaba puesto el traje blanco con franjas rojas que lo distinguía como miembro del equipo deportivo de los seleccionados nacionales. Hace unos años atrás que lo habían llamado para entrar en el equipo nacional y los entrenamientos con ese equipo habían retomado hace una semana más o menos después de unas cortas vacaciones. Aunque cumplir como jugador en el equipo nacional y, al mismo tiempo, cumplir como jugador en el club de basketball de Hanasaki podría parecer algo agotador, a él parecía llenarlo de energías.

—Mi dulce niño— Una joven mujer de cabellera castaña acarició la fotografía con afecto al contemplar a su hijo. Ella usaba un kimono tradicional y llevaba en cabello largo suelto. Al vivir en el distrito Nakiri no podía salir mucho del templo al que rendía tributo por lo que Kana y Ryota la fueron a visitar. Su nombre correspondía a Sakiri Kise, la madre de Ryota. —Kana-chan, muchas gracias por traerme estas fotografías —
—No hay de qué, Sakiri-san — La pelicastaña sonrió. Sakiri, además de ser la madre de su medio hermano… Era su tía materna.
—Ryota-kun está tan grande… Siento como si la última vez que lo vi fue cuando era un niño pequeño. — Hace años que Ryota se había idependizado del distrito Nakiri y del distrito Kise, marginándose de la comunidad familiar.
—Ah, madre… No es para tanto. — Ryota se revolvió el cabello —Además, tenía que irme… Eh, ya estoy grande para vivir contigo. —
—Sí, Ryota-kun tenía que irse para seguir su destino. tenías que irte. — asintió, apenada. Con un gesto de dolor del alma. —¡Pero no a los catorce años! — le regañó suavemente.
—Tenía que aprovechar que me daban una beca de alojamiento por el basket. Así me quedaba más cerca del centro deportivo especializado. —
—Ryota-kun, comprendo lo de seguir tus sueños deportivos… Pero ambos sabemos que otro motivo por el que te fuiste fue porque te metías en muchos problemas.
—Haha, fueron tiempos pasados. Ya me reformé — Alzó los hombros, riendo un poco. Parecía que Ryota jamás le tomaba el peso a las cosas.
—…— Sakiri se puso de pie, ya que se había mantenido de cuclillas sirviendo té para su hijo y la hermana de éste a quien apreciaba de igual modo ya sea porque era su sobrina como también por ser una hermana protectora de Ryota. Era imposible odiar a Kana Nakiri, la hija que tuvo su esposo con su hermana cuando ella estaba embazada de Ryota.
—Kana-chan, agradezco que siempre estés al lado de Ryota-kun. Estoy feliz que estés de vuelta. — tomó con sutileza su mano y la acarició, cerrando los ojos. —También estoy feliz de que ambos hayan venido a visitarme. Hace mucho tiempo que no veía a nadie.
—Sakiri-san, no debe preocuparse por Ryota. Siempre estaré vigilando lo que haga y molestándolo si hace falta. — Kana asintió, conmovida. Sabía que su tío Azami Nakiri, hermano de Sakiri Nakiri (su tía, y madre de Ryota) y hermano de Suzuku Nakiri (la madre de Kana)  había confinado a su hermana menor a vivir en soledad a disposición de su esposo, Shogo Kise (padre de Ryota y Kana) por lo que entenía que la vida de su tía Sakiri debía ser muy solitaria.

Después de compartir una tarde de té con Sakiri, donde conversaron ampliamente de un montón de cosas poniéndola al día de lo que sucedía fuera de los muros del distrito Kise, los dos hermanos consideraron que ya era hora de retirarse para que la frágil mujer descansara. Se despidieron de Sakiri y se fueron en dirección al departamento de Ryota al cual llegaron caía la noche.
Kana entró en departamento reconociéndolo después de un buen tiempo. Su hermano se dedicó a buscar el cargador de su Iphone, desesperado porque le quedaba poca carga.

—Oh, ¿Ese era tu equipo de escuela? — La pelicastaña observó una fotografía en la mesa auxiliar del cuarto de su hermano. En dicha fotografía se plasmaba la imagen de un equipo de cinco chicos alzando una copa, al parecer, la del campeonato regional de basketball escolar.
—Esos traidores…— Ryota fingió una pesadumbres digna de un actor de teatro.. —No quisiera hablar de ellos, por favor. — Tomó con cuidado la fotografía y la lanzó al closet para dejarla en el olvido donde se merecían estar. Ryota se sentó en la cama unos momentos, pero finalmente prefirió recostarse en ella. Apoyó la cabeza sobre sus brazos y miró al techo. —Este es un gran día. — Sonrió lleno de júbilo.
—Exacto. — Kana le observó desde su posición. —Felicidades por ser seleccionado nacional. Eh, y gracias por invitarme a buscar el equipo deportivo. —
—Bueno, estoy con los mejores. — El rubio no podía sentirse más orgulloso de sí mismo. —Gracias por acompañarme. —
—No tenía nada mejor que hacer. — Le bromeó
—…— Prefirió no comentar nada. —También es un gran día porque… Volví a ver a mamá— Kise se revolvió un poco en la cama, apoyando la cara en la almohada. Hace años que no veía a su madre y ese día por fin lo concretó gracias a Kana.
—Sakiri-san ha sido muy amable siempre. — Kana lo miró sabiendo exactamente lo que le pasaba a Ryota. Entendía que le causaba angustia la separación con su madre, después de haber sido expulsado del distrito Nakiri y también del distrito Kise. Ryota trataba de demostrarse no afectado y pedante en su logro de ser expulsado, pero sabía que le dolía no ver a su madre. Sakiri-san por otro lado era la que más había sufrido con la decisión de su hermano Azami, el líder de los Nakiri. La mujer, frágil de cuerpo y emociones, había llorado por años la expulsión de su hijo de la familia. —Trataremos de ir a verla pronto.
—No tan pronto…— suspiró. “Nos hace mal a los dos” —Tío Azami puede enterarse y puede agarrarla con ella.
—Oye— le picó el brazo, para cambiarle el tema y animarlo. —¿Cuándo me vas a contar quien salía en esta fotografía contigo? — le enseñó una imagen que tenía en sus manos. Era una fotografía donde se veía a un Ryota de unos doce años de edad abrazado de alguien posiblemente de su mismo porte. Todos estos años Kana había tenido la duda inmensa sobre el misterio de quien era la otra persona. Ryota había roto la fotografía en dos, botando la parte donde salía la otra persona y conservando la parte donde salía él. —¿Una ex novia alta? Hehe, ¿un enemigo íntimo? ¿El nerd del curso y ahora te avergüenzas de su amistad?
—Tsk, ¿cómo te la ingenias para encontrar esa porquería siempre? — Kise gruñó. Le quitó la imagen, pero antes de lanzarla al closet con el otro cuarto la miró por unos segundos.
—Ah, ¿me vas a contar? — dijo ilusionada
—No. Iba a opinar que siempre fui súper lindo. — Ryota sonrió plenamente, maravillado de sí mismo.
—¡Dime quién es la otra persona! —
—¡NADIE! ¡Un muerto! — guardó la fotografía en el cajón del velador.
—AHH, Ryota! — giró los ojos. Era caso perdido. —En fin. Cambiando de tema, me gusta el hogar temporal que te dieron con la beca. Se nota que es tranquilo y la calle está decorada con una linda jardinería. —
—Sí, es lindo. Aunque para mi es como… una vecindad demasiado femenina —
—Ah, verdad que a ti te ha dado por ser chico malo. — Giró los ojos. —No te creas. Te ves súper atractivo con ese uniforme, pero te juro que ese arete te hace ver afeminado. Me irrita hasta la estratósfera — Apuntó la perforación de plata que el rubio usaba en su oreja.
—¡Oye! —
—Cuando menos lo esperes, te la arrancaré. — Entrecerró los ojos observándolo con frivolidad.
—Eso suena cruel…— Curvó las cejas.
El rubio se puso de pie y caminó hacia el balcón. En las baldosas de su balcón de pronto encontró la PlayStation portátil que había perdido. Trató de encenderla pero vio que la pantalla estaba un tanto deteriorada por el abandono y el sol. —Bah.— Le daba pereza ir a botar el defectuoso artefacto a la basura, lo lanzó sin más a la calle esperando que ningún vecino lo viera para reclamarle. Se sacudió el polvo de las palmas e inmediatamente se tensó cuando vio a alguien en el balcón de la casa vecina —…—
—…— Una chica joven de cabello naranja y enormes ojos verdes le observaba atónita y boquiabierta como si de un fenómeno se tratara. Ryota no se acordó de quien era ella.
« Last Edit: October 14, 2019, 08:07:14 PM by Kana »


Cho

Hola, vengo con otro fic. Gracias a Sayi por los icons~

17


La tarde continuaba avanzando mientras Larsa se encargaba de los últimos arreglos de su mudanza, y en medio de sus quehaceres, recibió un mensaje de Dakki, quien le pidió que fuera a Rizembool U inmediatamente debido a una supuesta urgencia. A él sólo le quedó dar un pesado suspiro y escucharle, y tuvo que posponer otros asuntos para el día siguiente.

Fue una extraña sensación ingresar por la puerta principal y caminar entre todos los estudiantes por aquel campus moderno y tecnológico, y se le haría raro sin importar cuántas veces fuera a hacerlo. Él revisó el mapa de la universidad en su Smartphone y ubicó la cafetería a donde debía ir. No tardó en divisar a Dakki, acompañada de una rubia, la cual al verle se levantó y corrió hacia él.

“¡Onii-chan~☆!” exclamó esa estudiante y abrazó fuertemente a Larsa. “¡Tanto tiempo sin vernos!”
“Es bueno verte, Kibi,” Larsa negó y se separó. “Pero no puedes andar importunando a personas de este modo. Recuerda mantener tu distancia.”
“Buu, y yo que estaba tan alegre de verte, onii-chan…” Kibi le miró resentida.
“No puedes esperar mucho de nuestro aburrido hermano, Kibi,” Dakki se levantó y sonrió. “Llegaste más rápido de lo que pensé.”
“Supongo esta era tu ‘emergencia’, Dakki,” observó Larsa, inmutado.
“Por supuesto~♥ aunque sé que tú sabías que no te convoqué con algo muy alarmante en mente. Pero la familia es muy importante. No estaremos enlazados por sangre, pero a veces la familia que uno elige es más significativa,” la pelirroja sonrió con ironía. “Al menos ese fue nuestro caso, ¿no es así?”
“¡Onii-chan, onee-sama, no se pongan serios, por favor!” les suplicó Kibi, levantando su voz. “¡Debemos estar felices de encontrarnos todos reunidos!”
“Estoy feliz de verte, no pienses que no es así, Kibi,” Larsa pareció despertarse por las observaciones de la menor. “Perdón, supongo no esperé que vendría a esta universidad tan pronto.”
“¿Eh? ¿Por qué?” Kibi ladeó su cabeza, confundida.
“Lo lamento, Kibi, pero para entender a tu onii-chan te hacen falta muchos años de experiencia,” Dakki removió los cabellos de su ‘hermanita’. “Eres linda y un rayito de sol, pero te hace falta un poco de masa gris~♥”
“Hmm…” Kibi hizo un puchero.
“Detente, sólo la estás inquietando,” le pidió Larsa, impaciente. No pensaba preocupar a la menor, así que sacudió su cabeza y le sonrió un poco. “No te preocupes por mí, no es nada importante. ¿Y cómo has estado?”
“¡Yo excelentemente bien!” Kibi sonrió radiantemente por la atención. “Este es mi primer año en la universidad, y al mismo tiempo, estoy comenzando una carrera como idol. Todavía me falta mucho para llegar al estrellato, pero ya estoy ganando notoriedad en internet, yay.”
“Admito que estoy sorprendido.”
“A mí también me sorprendió, pero pienso que le queda muy bien a nuestra pequeña,” Dakki sonrió. “Así que sé un buen hermano, hazte una cuenta de Facebook y apoya a Kibi, ¿sí?”
“¿Cuándo vas a dejar de insistir que abra una cuenta?”
“Nunca~♥”
“¡Pero no se queden de pie, tenemos una mesa!” Kibi regresó a su sitio, donde se puso a terminar un pudin. Mientras ella se ocupaba de su postre, los dos hermanos mayores se pusieron a hablar.
“Y bien, ¿cómo va la búsqueda de un hogar?”
“Encontré un buen lugar a un precio cómodo, y me parece que es el mejor de todos los lugares que he investigado,” el chico sacó un folleto que había recibido y donde había distintos mapas, medidas y precios para que su amiga lo revisara. “Se encuentra cerca de ambas universidades, en una zona residencial y tranquila, pero con buena accesibilidad a avenidas principales. Los precios son razonables y la infraestructura es ideal, además de que tienen apartamentos dúplex con piscina.”
“Excelente hallazgo~♥” Dakki se quedó maravillada y sonrió gustosamente. “Es un conjunto de residencias de clase alta así que deben tener más de uno disponible. Entonces seremos vecinos~♥”
“Si gustas, pero…” Larsa le miró con reproche. “Decidiste esperar a que yo hiciera todo el trabajo, ¿no es así?”
“Ohohoho, me conoces bien~♥ pero no te olvides que mientras no me mude estaré hospedada en un hotel de cinco estrellas con todos los servicios del mundo, así que no tengo prisa~♥”
“Estás derrochando mucho dinero.”
“Lo puedo cubrir sin inconvenientes, además tu familia es más rica que la mía y tú eres ahora el líder de la misma.”
“No por eso cambiaría mis principios, Dakki,” Larsa negó. “En fin. Mañana en la mañana pensaba ir a comprar un carro. ¿Quisieras ir conmigo?”
“Encantada~♥ tengo que ver el mío también.”
“Aw, quisiera ir con ustedes, pero tengo una sesión de fotos hasta el mediodía…” Kibi bajó su mirada.
“Dinos donde tendrás tu sesión, y quizás Dakki y yo iremos a darte el alcance,” se ofreció Larsa.
“¡¿En serio?! ¡Yay~☆! ¡Por ahí cerca conozco una buena tienda de helados, ¿podemos ir?!”
“Por supuesto,” Larsa asintió y sonrió un poco al ver a Kibi emocionarse.
“Ya quiero probar esos helados de mañana~♥” Dakki dio unas palmaditas sobre la cabeza de su hermana menor. “No te olvides de agradecer a onii-chan. Será serio y aburrido, pero te tiene en mente como siempre.”
“¡Gracias onii-chan!” exclamó la rubia.
“No lo menciones,” Larsa negó. “A mi parecer, ustedes son demasiado relajadas.”
“Hm no, pienso que tú eres el raro en esta sociedad. Aunque siempre me puedo alegrar de tu forma dedicada de ser,” Dakki sonrió meditativa. “Y me pregunto cómo te pondrás cuando nuestra pequeña Kibi encuentre a su príncipe azul.”
“No entiendo a qué te refieres, Dakki.”
“Celos, por supuesto~♥”
“Pues, a decir verdad, sí hay alguien en quien pienso bastante…” Kibi se ruborizó y bajo su mirada apenada. Frente a ella, sus dos ‘hermanos’ intercambiaron miradas confundidas por verle así. “Pero hace tanto que no le veo que ya le hecho de menos. Quisiera encontrarme con él…”
“¿De quién hablas?” preguntó Larsa.
“De mi Knight,” la pequeña sonrió ampliamente. “Él siempre fue lindo y amable, pero fue en la batalla final donde me convencí que era perfecto para mí. Siempre tuvo la ventaja pero fue piadoso conmigo y terminó nuestra pelea con un tratado de paz entre los dos. ¡Quiero verle de nuevo pero después de la batalla final se internó en sus estudios y apenas le habré visto un par de veces!”
“Hm, no me sorprende,” Larsa se puso a pensar. “Alexei siempre fue una persona disciplinada, y para involucrarse en la pelea pese a haber ingresado a la universidad, debió haber dejado sus estudios de lado por mucho tiempo.”
“Ihh, pero han sido tres años. El otro día le envié un mensaje a Osaka, pero ella tampoco lo ha visto, y Osaka se habla con todo el mundo.”
“Ohohoho, cierto, por eso son amigas pese a que tú fuiste una Princess~♥”
“Onee-sama, ¿me puedes dar un consejo?”
“Me duele un poco oír que tu previo enemigo te arrebató el corazón. Mi consejo sería que te olvides de él.”
“Pero-”
“Kibi…” Dakki sonrió malignamente y oscuridad pareció inundar sus ojos. “Un Knight que en algún momento te lastimó no vale la pena en lo absoluto y menos si puede convertirse en un pretendiente de mi tan linda hermanita, ¿has comprendido?”
“Ihhh…” Kibi se asustó por la expresión de la mayor y se agarró la cabeza como quien se protegía de alguna fuerza superior a ella.
“Dakki, creo que tú eres la que se está poniendo celosa…” Larsa le miró con incomprensión.
“¿Tú crees? No me he dado cuenta,” la pelirroja fingió inocencia y se levantó. “Perdón por asustarte, Kibi. Lo mejor será que nos levantemos. Los chicos deben estar a punto de salir de sus clases.”
“Oh, cierto,” la menor se paró de un salto. “Onii-chan, ¿vienes con nosotros?”
“¿Perdón?”
“Ah, me olvidé decirte. Vamos al cine con Tomaj y Axel,” explicó Dakki. “Te invito, ¿qué piensas?”
“Realmente no tengo ganas de ver una película, gracias, pero será otro día.”
“Tú nunca tienes ganas de divertirte,” reclamó Kibi, con un puchero. “Creo que tendré que obligarte.”
“Me gustaría acompañarles, pero ya que estoy aquí, quisiera pasear por el campus de Rizembool. Iremos al cine juntos otro día, lo prometo.”
“…” ella frunció el ceño, no convencida. También percibía que algo estaba molestando a su hermano, pero como siempre, dudaba poder hacerle hablar.
“Como digas,” Dakki se encogió de hombros.
“Denle saludos a Tomaj y Axel de mi parte,” dicho esto, Larsa se retiró de la cafetería.

Dakki sonrió frustrada. Era tan típico del otro aislarse y meditar, especialmente con el tema de las escuelas, y no podía hacerle cambiar de parecer. Terminó por respetar su decisión e ir con su hermanita hacia la entrada principal donde se iba a encontrar con los dos chicos.


Un poco después, Cho terminó con su clase en Hanasaki U, y salió del salón para caminar a la salida de la universidad. En el camino, revisó su celular y vio dos mensajes. Uno era de Roxas para avisarle que Osaka se había quedado muy distraída con los artículos en el supermercado y que sacarla de ahí tomaría tiempo, así que posiblemente llegarían un poco más tarde de lo esperado a casa. Cho sonrió, y luego de desearles un seguro regreso, pasó a su otro mensaje.

Se trataba de Yuyuko, quien le reportaba que acababan de seleccionar la habitación de Youmu en la mansión HiME y se había asegurado de escoger una aledaña a la suya. También le envió un selfie, con Yuyuko sonriendo y Youmu mirando a un costado, frustrada e incómoda. Al ver el mensaje, Cho de inmediato les volvió a ofrecer su ayuda en caso que lo necesitaran y les deseó un buen día.

De este modo, se acabaron los mensajes y Cho guardó su celular para levantar su mirada. Era el atardecer, y no tardaría en hacerse noche dentro de poco. Después de varios días, se encontraba completamente sola, y sin nada que atender. Todos los que conocía se estaban encargando de sus propios quehaceres, y sus obligaciones de HiME aun no empezaban al no ver a su Rebel por ningún lado.

Su presente situación le hizo levantar su atención al cielo, y por un breve instante, dejarse absorber por su inmensidad. Fue como si su mente hubiera dado un pesado suspiro y toda su tensión se disipara en un instante. Apreciaba el apoyo de sus seres queridos luego de unos días pesados, pero también había cierto gusto en tener un poco de tiempo para sí misma.

La peliceleste continuó el trayecto a la salida principal de la universidad con la intención de distraerse en el camino a su hogar, cuando en eso, oyó una voz familiar…

“Nos volvemos a encontrar,” dijo Komaeda, con una sonrisa amena.
“…” Cho se sorprendió un poco al oír una voz tan cercana dirigírsele, y se giró. Era ese peliblanco, y parte de ella no evitó confundirse por no haber notado a alguien alto y con su cabello tan alocado previamente. Su silencio no tardó en confundir al otro.
“¿Eh? ¿Será que te he incomodado de nuevo con mi presentación?” Komaeda sonrió nerviosamente. “Lo lamento mucho, no fue mi intención.”
“N-no es eso,” Cho bajó su mirada. “Supongo no estoy muy acostumbrada a que la gente se me dirija así. Realmente no hablo con muchas personas.”
“Eso lo puedo comprender. No lo pareceré, pero soy del mismo tipo,” el peliblanco sonrió ampliamente, mientras Cho pensaba que sí lo parecía un poco por su apariencia y poco tacto, aunque decidió no comentar nada.
“¿Qué te trae por aquí? ¿Has ido a otro restaurante en la universidad?”
“Haha, creo que ya he desarrollado esa imagen de glotón, ¿no es así?” el chico rió un poco y negó, para mirar hacia el cielo. “No, a decir verdad, vine para sumergirme en la tarde y en el ambiente de Hanasaki. Hay algo genuinamente especial en esta institución, y venir aquí me hace sentir inspirado. Esta universidad es única, no hay lugar a dudas. No sé si lo puedes percibir.”
“…” la peliceleste se confundió. “Pues, no sé qué percibes, pero este lugar ciertamente es muy importante para mí. Es como un hogar.”
“Para una HiME como tú debe sentirse natural, familiar y distinto de mi percepción. Es muy cierto,” Komaeda asintió. “Es porque eres parte importante de lo que hace a Hanasaki tan especial.”
“…”
“Hay algo que quisiera mostrarte, si me permites,” se dirigió a la HiME, con una sonrisa. “No está muy lejos de aquí.”
“¿Eh?”
“Es para que entiendas lo importantes que son Hanasaki y las HiMEs. Significaría mucho para mí si me acompañaras.”
“…” Cho se extrañó por el pedido, aunque se sintió un tanto comprometida y no quería negarse por más raro que sonara. El chico, pese a ser bizarro, había probado ser una buena persona e incluso ayudó con la limpieza del templo. Decidió confiar en él y aceptó. “C-claro, te acompaño, pero no tengo mucho tiempo porque debo regresar a mi casa.”
“Lo entiendo, sólo será un momento. Muchas gracias por aceptar,” el rostro de Komaeda se iluminó de alegría y caminó para salir de la universidad. “Prometo que no te arrepentirás.”

La HiME siguió al peliblanco y ambos caminaron hacia un paradero de buses. Según Komaeda, no tardarían en llegar al destino y no tomaría mucho tiempo. Cho no sabía qué esperar, pero por precaución decidió mantener su guardia en alto. Pese a los buenos ánimos del chico, había algo en toda la situación que no terminaba de convencerle.


La caminata por Rizembool le tomó más tiempo de lo esperado, y sin darse cuenta, comenzó a ubicarse por esa universidad. Larsa observó los diversos edificios de clases cubiertos en lunas polarizadas y algunos con arquitecturas envidiables. Incluso se topó con unos jardines verticales que presentaban especies exóticas de plantas y traían un poco de verde a lo que era mayoritariamente un campus modernista y tecnológico.

Observó a los estudiantes enfocados en grupos de estudios o en aparatos electrónicos, sea por motivos de ocio o académicos, y en unas instancias logró oír la mención de los Rebels. Con el retorno de los mismos, el ambiente de aquella universidad se sintió extrañamente familiar. A Larsa le extrañaba que cada vez que pisaba Rizembool, se le hacía más familiar de lo que debería.

Él se detuvo en un pasillo externo y con vista a la torre del reloj para observar la hora, y también los tonos cálidos del sol descendiente. Era quizás un buen momento para marcharse y regresar a Hanasaki. Ryo ya podría estarse preguntando de su ausencia, y también tenía una corta sesión de estudio con Sora, quien posiblemente había terminado su primera reunión en el equipo de vóley.

Pero antes de darse media vuelta, vio a un profesor de Rizembool acercarse, alguien con quien ya estaba familiarizado.

“Me sorprende verte aquí,” observó el señor, con cierta frialdad. “Había escuchado que te inscribiste en Hanasaki.”
“P-profesor,” Larsa se impresionó. “Para ser sincero, también me sorprende verle aquí. Pensé que se encontraba enseñando en una universidad en Inglaterra.”
“Rizembool insistió en que retornara para apoyarles en sus investigaciones. Es inevitable luego de haber sido un estudiante en la secundaria y un allegado,” le miró detenidamente. “Has crecido desde la última vez que nos vimos. Espero que te haya estado yendo bien en estos años.”
“Sí, todo ha estado bien, y lo mismo espero de usted,” Larsa asintió. Él desvió la mirada. “No creo que mi presencia sea bienvenida en esta universidad. Lo mejor es que me retire cuanto antes.”
“Es ignorante llegar a esa conclusión con tanto apuro,” Keithgriff mostró inconformidad y se dio media vuelta. “Sígueme, tengo algo que mostrarte.”

El mayor caminó hacia un edificio y Larsa se sorprendió por el ofrecimiento del otro. Se rindió a hacerle caso y seguirle de cerca.

Los dos comenzaron a alejarse del área más concurrida de la universidad y llegaron a unos edificios distintos. Larsa asumió que podrían ser centros de investigaciones o algo relacionado a los Rebels. Pero entre estos, divisó que el mayor se dirigía a uno con una entrada valet y un letrero que decía ‘Emergencias’. Ese debía ser un hospital.

“¿Qué piensas de esta universidad?” preguntó Keithgriff para cortar el silencio.
“Rizembool sigue tan impecable y moderno como siempre. No sé qué más pueda observar,” respondió Larsa, meditativo. “No es por menospreciarlo en ningún modo. Creo que… ya estoy demasiado familiarizado con esta institución como para sorprenderme. A veces no puedo evitar pensar que soy más afín con Rizembool que con Hanasaki.”
“…” el mayor le miró de reojo, y al dar un suspiro, decidió hablarle con honestidad. “Lo eres, sin lugar a dudas. Y va más allá de tu familia allegada a Rizembool o tu formación como un científico y un Rebel. Tus propios intereses y tu forma de ser son muy característicos de esta institución. También comprendo que una persona en tu situación de pertenecer a una familia de Rebels y no llevar aquel rol es complicado e incómodo, pero podemos ignorar eso. Sé que te iría mejor si ignoraras tus dilemas personales y pensaras en unirte a Rizembool por razones puramente intelectuales.”
“No es como si no lo hubiera pensado…” Larsa bajó su mirada, en conflicto.
“Estoy al tanto de tus estudios, e incluso de tus publicaciones de artículos científicos. Rizembool amaría la oportunidad de reclutar a alguien con tu conocimiento y habilidades para apoyarles en sus planes con la institución y los Rebels, pero tampoco es prudente que pienses que no tienes otra opción en Rizembool que envolverte. Como un profesor y un viejo amigo de tu padre, sería ideal si pudiera instruirte durante tus estudios superiores.”
“¿Perdón?” Larsa se sorprendió. Keithgriff siempre había sido una persona individualista y solitaria, y nunca le había visto con el interés de enseñar a un estudiante. También le parecía extraño que le haya mencionado a su padre, por más que los dos asistieron a Rizembool juntos de jóvenes.
“No es para que te expreses con tanta sorpresa. Reconozco el talento, y también le debo mis respetos a tu padre. Su fallecimiento tres años atrás fue prematuro.”
“…”

Ellos entraron al hospital, y el profesor se detuvo frente al ascensor, esperando la oportunidad de tomarlo.

“Aprecio su ofrecimiento, pero de momento no tengo planes de retirarme de Hanasaki,” contestó Larsa con sumo respeto, volviendo a cortar con el silencio.
“…” Keithgriff le miró de reojo y regresó su atención al ascensor cuando las puertas se abrieron. “Eres suave, siempre lo has sido, y tu aversión al conflicto continúa metiéndose en tu camino. Pero respetaré tu decisión. Todos somos libres de decidir.”

El ascensor comenzó a subir al quinto piso, lleno de un profundo silencio. Este se mantuvo hasta que las puertas se abrieron en el destino de los dos.

“Sin embargo,” Keithgriff salió del ascensor. “Espero que tu decisión de quedarte en Hanasaki no te impida venir a visitar Rizembool, porque hay alguien que apreciaría tu apoyo y tus visitas.”
“…” Larsa continuaba siguiéndole en el pasillo que estaba lleno de habitaciones de reposo. “¿A quién se refiere?”
“A la persona que estamos a punto de ver.”

El mayor se detuvo frente a una puerta cerrada, y con un gesto le indicó a Larsa que ingresara. Este le hizo caso y al abrir, vio a un estudiante sentado en una cama del hospital, ocupando su atención en una Tablet. El joven tenía cabellos marrones, ojos castaños claros y unas vendas que iban alrededor de su cabeza.


“¿Hajime?” preguntó Larsa.
“Oh, ¿Larsa?” este se le dirigió y sonrió. “Qué sorpresa, no esperaba encontrarte aquí.”
“Pues, yo soy el que tiene contacto con Rizembool, es más sorprendente que tú estés en esta universidad, y en el hospital,” se mostró preocupado. “¿Estás bien?”
“Él tuvo un accidente hace unos meses y sufrió daños severos,” contestó Keithgriff, explicando la situación. “Como un estudiante de Rizembool, esta universidad decidió atender su caso y hacerle regresar a sus estudios. Se encuentra mejor, pero sigue sin permiso de retornar a su currículo, y me han asignado como supervisor para vigilarle.”
“Sí, básicamente eso,” Hajime bajó su mirada, desanimado. “Lamentablemente, no he podido recordar el accidente, y todavía tengo problemas de memoria o desbalance. Los doctores me informaron que pasé meses en coma antes de despertar.”
“…” Larsa se quedó sin palabras. “Lo lamento mucho. Hace tiempo que dejé de oír de ti desde que regresaste a Japón, y realmente no nos mantuvimos en contacto.”
“No te preocupes, estoy bien, y eso de no estar en contacto recae más en mí, no tuve tiempo de comunicarme con nadie en Inglaterra,” contestó Hajime. “Aunque me alegro de volverte a ver. ¿Estás estudiando en Rizembool?”
“No, me inscribí en Hanasaki.”
“Me sorprende. Recuerdo que en el pasado me comentaste que tu hermano mayor había ido a Rizembool con otros parientes.”
“Ehem, sé que los dos tienen mucho de que hablar,” Keithgriff sacó un cigarro de su bolsillo. “Me retiro, tengo otras cosas que hacer. Ah, y Larsa, les avisaré a las enfermeras para que te den un pase y puedas visitar a Hajime cuando tengas tiempo.”
“Eh, sí, muchas gracias,” Larsa se despidió del profesor apresuradamente. También dio un suspiro. No le había dado ninguna respuesta sobre pretender visitar al hospitalizado, pero el profesor siempre había podido leerle bien.


Con el superior retirado, los dos amigos se pusieron a hablar. La conversación se concentró en un inicio en Hajime, ya que Larsa insistió en preguntarle sobre su salud y como se sentía, aunque el otro se mostraba un poco hastiado con el tema porque sentía que en poco tiempo debía reanudar sus estudios.

Ellos dos se conocieron hace años luego de que Hajime calificara para un intercambio a Inglaterra. Conoció a Larsa ya que iban al mismo colegio, y por haber ido a su residencia para trabajar en proyectos de la escuela, también tuvo la oportunidad de conocer a Keithgriff, aunque muy superficialmente. Pero la estadía de Hajime en Inglaterra duró menos tiempo del esperado porque este tuvo regresar a Japón debido a problemas familiares, y desde entonces los dos habían perdido contacto.

“Ah, tus amigas también están en Rizembool,” observó Hajime.
“Sí, ellas siempre han sido más cercanas a esta institución. Les podría avisar que estás aquí para que te visiten.”
“No, está bien, nunca hablé mucho con ellas,” se puso a pensar. “Y siempre percibí cierto recelo o antipatía de Dakki.”
“No me sorprendería, es una persona difícil,” Larsa negó.
“¿Y qué ha sido de Komaeda? ¿Seguirá en Inglaterra?”
“Realmente no lo sé. Perdí contacto con él. Nuestras familias habrán sido allegadas pero él siempre estuvo en su propio mundo. Sólo traté frecuentemente con él durante el tiempo en que tú estuviste en nuestra escuela. Además…” dio un suspiro. “Siempre me dio muy mala espina, pese a su personalidad.”
“Creo que había un consenso de ese tipo entre nuestros compañeros, aunque no creo que sea alguien tan malo, sólo un poco atolondrado,” observó Hajime, pensativo. “Ah, quería preguntarte algo.”
“Claro.”
“He oído por las enfermeras que los Rebels han regresado, ¿es verdad?”
“Lo es. Las HiMEs también están regresando en Hanasaki. Una aparición de un Rebel es inminente. Pero te recomiendo que no te involucres de ningún modo en esto. Es demasiado peligroso e insensato.”
“No tienes que preocuparte por mí. Me inscribí a Rizembool por su renombre como universidad, no por los Rebels. Sólo quería confirmar las sospechas porque no he podido salir de este hospital,” dicho esto, Hajime se dio un facepalm y desvió su mirada. “Aunque es increíble. Que una universidad tan avanzada y reconocida mundialmente se dedique a entrenar a estudiantes para una guerra. No sé qué mente torcida habrá tenido el fundador de Rizembool.”
“…” Larsa se encogió de hombros y observó a su amigo mirar hacia la ventana. Por una fracción de segundo, le pareció notar algo extraño en sus ojos. Fue sutil, pero casi parecía que sus pupilas tenían unas líneas no naturales, casi como si fueran pintadas o tatuadas.
“¿Larsa, estás bien?”
“Ehh, sí, lo lamento,” desvió su mirada. “Hace poco he regresado y he tenido mucho que hacer, debo estar cansado.”
“Siempre has sido un overachiever,” Hajime se impacientó. “No seas injusto contigo mismo y date un descanso. Cuando me den permiso de salir, podemos salir a distraernos un poco.”
“Suena bien, aunque tampoco quisiera distraerte.”
“Yo también soy disciplinado como tú, sé que no me relajaré en los estudios,” sonrió decidido.


Keithgriff se encontraba frente al estacionamiento del hospital, aprovechando el aire libre y la prudente distancia de las puertas del establecimiento para fumar y despejar su cabeza. Él miraba al ocaso con la mente en blanco, aunque una muy leve curiosidad de lo que iría a pasar en poco tiempo…

“Como un científico, deberías saber todos los efectos secundarios de fumar,” observó Shinkouhyou, apareciendo a su costado.
“Algunos de nosotros no tenemos planes de vivir para siempre,” le contestó sin interés. “Y más me preocuparía por el humo de segunda mano, de ser tú.”
“No te gusta darle la bienvenida a compañía,” el peliblanco sonrió con ironía. “Pero vine a preguntar cómo te iba con tu impuesto protegido.”
“Hajime no ha mostrado ninguna alteración, y poco a poco se está estabilizando,” Keithgriff le miró de reojo. “Sé que tus colegas se alegrarán mucho de oírlo.”
“Evidentemente. A Rizembool no le gusta perder estudiantes, o proyectos,” Shinkouhyou miró hacia el horizonte. “Y pese a que no te gustó la asignación, debes reconocer que un supervisor científico y exRebel como tú es el más adecuado para lidiar con casos impredecibles.”
“¿No tienes nada mejor que hacer? He oído que tienes a un Rebel bajo tu tutela.”
“Tutelaje es inapropiado, porque claramente es un estudiante brillante y muy imaginativo. Temo admitir que puede ser más imaginativo que yo,” el peliblanco se encogió de hombros. “Sé que tarde o temprano se enseñará a sí mismo sobre lo que tiene que hacer, y sólo requiero una observación mínima de él. No me sorprendería que ahora mismo se encuentre haciendo alguna parte minúscula de un enorme e incomprensible plan.”


El bus les llevó a la enorme entrada de un museo vistoso y muy llamativo no muy lejos de las universidades. Komaeda se detuvo en la amplia entrada y Cho se dio la libertad de mirar a la compleja y detallada arquitectura, la cual se lucía con los últimos rayos de sol del ocaso, y la iluminación artificial que acababa de prenderse.

“Este es un museo muy reciente, su construcción inició poco después de la reconstrucción de la ciudad, luego del ataque de Rizembool,” comentó Komaeda.
“…” Cho se extrañó.
“El ingreso más allá de esta entrada no es gratis, pero felizmente lo que quería mostrarte es parte de este ambiente exterior.”

El peliblanco caminó hasta una pileta grande y con muchos inyectores de agua, además de un juego de luces. Cho le siguió, y notó que Komaeda concentró su atención en una placa. La leyó y se sorprendió un poco por el contenido.

Este museo arquitectónico conmemora la defensa de parte de Hanasaki para proteger a la ciudad, y busca inspirar a la población para desarrollar a nuestra metrópolis con el paso de los años.

“¿Ahora lo puedes sentir?” le preguntó Komaeda. Él le miró con su clásica sonrisa, pero había algo más en su expresión. Se encontraba visiblemente emocionado e inspirado. “Si te quedas en Hanasaki, nunca podrías ver la grandeza de tu institución, pero ustedes realmente inspiran a un grupo como los encargados de este museo, o hasta a toda la población, y aquellas luchadoras de hace tres años son tan increíbles que pudieron ayudar a muchos y ni estar conscientes de su aporte a la humanidad,” alzó su mirada al cielo, conmovido al punto en que le tembló la voz. “S-simplemente increíble, maravilloso… ¡ese es el ícono viviente de la esperanza entre los humanos! ¡Nadie mejor que Hanasaki!”
“…” Cho se impresionó. Aquel joven era bastante apasionado en sus creencias, y muy intenso para ensimismarse de tal modo. Bajó su mirada. “Tiene mucho sentido lo que dices… aun así, no consideraría a Hanasaki con tanta altitud. Todos somos humanos.”
“No, creo que no lo comprendes. No es tan simple como eso,” para variar, Komaeda pareció inquietarse y molestarse. “No puedo permitir que minimices tu rol o tu habilidad, ni que quites importancia a tus orígenes. Hanasaki es más especial que toda la gente común que ni se detiene a rendirle importancia a esta escritura. Eso es porque no tienen ni idea del talento y del sacrificio. Sólo son comunes, del montón… inferiores…”
“…” no había esperado ver aquel cambio radical. Komaeda creía fervientemente en sus propias palabras y no iba a dejar que nadie le refutara.
“Eh, lamento si te he incomodado,” él mostró auto-decepción al mirar al piso. “Es cierto que no sé mis límites.”
“Ehh pues…”
“Pero por más incorrecto que suene, tengo un gran deseo, y la razón por la que te traje aquí,” Komaeda se acercó a la HiME con una extraña urgencia, hasta invadiendo su espacio personal. “Quiero que creas en tu importancia, y en el valor de Hanasaki. Quiero que como HiME luches por la esperanza de todas las personas, hasta de aquellas que no son nobles. Y quiero que en algún momento puedas comprender por qué esto es tan importante para mí, y por qué tú debes luchar por el bien absoluto, y lo hagas con total convicción. Quiero que derrotes a aquellos que sólo van a traer desdicha y desesperanza a la humanidad, sin importar qué ocurra.”
“…” no pensó que ese chico sólo continuaría diciendo cosas que le traerían más nervios, pero así fue. Sus palabras, emociones y alteración le hicieron parecer a un fanático, y no evitó incomodarse bastante. Cho dio un paso hacia atrás y desvió su mirada, insegura sobre qué hacer. “Ehh y-yo… sé que debo pelear contra mi Rebel, y no permitiría que él lastime a otros o a Hanasaki… n-n-no soy ningún paladín de justicia, ni una imagen digna de un rol así… pienso proteger a todos de Rizembool en lo que se me permita, eso es todo.”
“Ah…” y cortando con su fuerte emoción, Komaeda dio un suspiro desilusionado. “Todavía no me comprendes. Y pese a ser HiME, te falta mucho para ser una tan inspiradora. No pareces confiar mucho en ti.”
“Eh…”
“Pero tengo fe en ti, y por tu dedicación a Hanasaki y a tus seres queridos, puedes crecer para ser un verdadero ícono, de eso estoy seguro,” él sonrió. “Lo siento, sé que te debo haber incomodado. Pero no me tomes seriamente. Sólo quiero ayudarte y motivarte.”
“S-seguro…” Cho frunció el ceño. Ya no sabía cómo leer a aquel chico, pero cada vez que lo veía, sentía que este se tomaba más libertades al expresarse.
“Creo que se me ha ocurrido algo,” Komaeda miró a la entrada al edificio. “Leí que este lugar está por comenzar una exhibición de rascacielos e infraestructura relacionada. Me gustaría invitarte a ti y a tus parientes de paseo este fin de semana, si no es mucha molestia.”
“¿Eh?” ella se mareó por aquella idea.
“¿Te gustan los museos?”
“Pues, sí, pero estoy viendo que la entrada es cara.”
“No te preocupes por el costo, yo gustosamente lo cubro,” él sonrió suavemente. “Quiero ver con mis propios ojos la exhibición de una persona que recibió inspiración y esperanza de Hanasaki, y sería un gran gusto hacerlo con ustedes.”
“Hm…” Cho se cruzó de brazos, no muy convencida.
“Oh, pero no puedo precipitarme a invitarles. Tal vez tenían planes.”
“No precisamente, pero…”
“Veré si Osaka está bien con ello,” Komaeda le envió un mensaje de texto, y Osaka le contestó casi al toque, emocionada por la oportunidad y agradeciéndole efusivamente. “Haha, Osaka es muy adorable, dice que se apunta.”
“Ahh, supongo yo también…” Cho dio un suspiro.
“Muchas gracias, y si puedes, me gustaría que le pases la voz a la sacerdotisa del templo. Todavía le debo otra visita.”

Cho se encontró con ese repentino plan, el cual Osaka terminó decidiendo por ella, y en poco tiempo, Komaeda se excusó al decir que tenía una clase en la noche. Nuevamente libre, ella regresó al paradero de bus para tomar la línea que pasaba cerca de su casa, esperando no llegar muy tarde.

Algo de todo lo conversado seguía sin convencerle. El peliblanco era todo un enigma, y cada vez más le inspiraba mayor desconfianza, aunque el hecho que pareciera llegarse muy bien con Osaka y con Roxas, además de la ayuda en el templo, le hacía ser paciente con él. Tendría que tratar el asunto con reserva y cautela.

Retomó su camino de regreso a casa, y aunque volvió a disfrutar de la soledad, sentía que había algo importante que no estaba atendiendo.
« Last Edit: July 08, 2017, 10:49:09 PM by Cho »


Kana

Al final si alcancé a dejar esto antes de que  termine marzo.

Gracias Eureka por permitirme usar a Sho. Espero haberlo hecho bien.


   
— Chapter  15

En absoluto había sido un acto impulsivo haber tomado la prueba Rebel en Rizembool. Lo había meditado muchas veces durante esos días, de un modo reflexivo pensando en los miles de escenarios que podían ocurrir durante su supuesta vivencia como Rebel y lo que conllevaría su status como tal por el periodo que lo cumpliera e incluso cuando ya hubiesen pasado muchos años de haber sido un Rebel.

Pero había aceptado la invitación bajo la convicción de que optando a aquel rol que Rizembool otorgaba podría disponer de habilidades y capacidades que no sólo pudiera emplear en la batalla sino también para ayudar a las personas con quienes tenía vínculos afectivos perdurables y fuertes. En concreto, esas personas se resumía a un pequeño mundo de individuos que podían ser contados con los dedos de una sola mano pero ese pequeño número de personas bastaba para que él se motivase a hacer algo más por ellos.
Nadie le pedía hacerlo, estaba consciente de que ninguno de sus conocidos le había implorado que fuese Rebel para socorrerlos en caso de que una tempestad mayor a lo que es la supuesta rivalidad entre Rizembool y Hanasaki los desolara, pero él estaba decidido a ser un Rebel para cuidarles cuando las catástrofes los sorprendieran. Por otro lado, Ken Kaneki no era un iluso que se desconocía a sí mismo, sabía muy bien que se atrevía a ser Rebel para sentirse un poco más capaz de hacer las cosas que significara involucrar adrenalina en su serena vida, lo que le haría sentir más fuerte y, a la vez, necesitado por otros, de algún modo. En síntesis, era una manera táctica de escapar de la soledad que muchas veces le sumía en una angustia que no se atrevía a compartir con nadie.

Hace nada había aprobado como Rebel y no podía negar que se había sentido tan bien con la idea que incluso se atrevió a sentir que valía un poco más como individuo. No era que no tuviera autoestima ni que no se apreciara, pero convertirse en Rebel inmediatamente le abrió las puertas a un nuevo mundo donde él podía formar parte de un grupo clave con muchos privilegios. Le dieron una nueva tarjeta universitaria donde podía tener descuentos en muchos lugares asociados a Rizembool, acceder a salud de calidad y puntual en el hospital de la universidad, asistir a congresos especiales con teóricos que no impartían cátedras a cualquiera, y, lo mejor de todo, comprar libros a precios excitantemente fabulosos. También le otorgarían una beca de residencia para alojar en los departamentos cerca de la universidad que él sabía que eran de aquellos que todo joven aspira tener alguna  vez en la vida, pero lo había rechazado porque eran asignados individualmente y no quería dejar su agradable vida compartiendo departamento con su hermano.

Introdujo la llave en el cerrojo de la puerta, giró suavemente el picaporte de esta e ingresó al departamento donde habitaba. Era un lugar normal, digno de alguien que sus ingresos económicos están ubicados en el rango de clase media, no tenía grandes lujos pero tampoco era un sitio miserable o demasiado pequeño. Hace un tiempo que él y su hermano Sho se habían emancipado de los cuidados de su tutor y en la actualidad ellos dos debían arreglárselas con los gastos de la renta y las necesidades básicas del departamento.

Al introducirse en la sala principal vio que el caos reinaba en el sitio. Según recordaba, el día de hoy según el acuerdo de deberes le tocaba a Sho hacerse cargo de la limpieza y por lo visto él lo había olvidado o bien prefería dejarlo para mucho más tarde. Buscó con la mirada al susodicho y lo halló fácilmente tumbado en el sofá entretenido en la consola de PlayStation4. No tenían para comprar un mueble decente para los libros pero sí habían decidido juntar dinero para el aparato de video juegos. Ken se preguntaba si habían hecho lo correcto considerando que Sho se pasaba mucho tiempo pegado frente a la pantalla y tendía a descuidar ciertas responsabilidades. No era que él no jugara, pero tenía más marcado el sentido de responsabilidad que su hermano adoptivo y prefería dedicarse a los deberes universitarios y hogareños que tomar una manilla y acompañarlo.
Era curioso como dos personas completamente opuestas podían coexistir en un mismo contexto. Sho era todo lo que Ken no era, era divertido, espontaneo, temerario, infantil aunque intentara demostrar madurez, impulsivo, con mucha energía para participar en actividades y muy sociable con sus pares. Ken, en cambio, era tranquilo, ordenado, maduro pese a su joven edad, responsable y poco sociales pero no por eso ermitaño o frío pues muchos lo consideraban más cordial a él que a Sho pues algunas personas estimaban que Sho, ante su franqueza natural, podía ser un poco inoportuno.
El haberse criado desde pequeños juntos fue un factor importante en la fuerte amistad y hermandad que ambos tenían. Eran hermanos, no de sangre pero eran hermanos y eso era lo que importaba. Sabía que algún día tendría que hacer su vida lejos de Sho, pensaba en como sería y le costaba asumir que sería difícil vivir lejos de él.
Cuando se sentó en el sofá, notó que el otro se tensó por unos momentos pero en un abrir y cerrar de ojos se normalizó. Posiblemente no le sintió llegar debido a estar concentrado en la pantalla. Sho pausó el juego, volteó a verlo y le sonrió cálidamente como siempre lo hacía.

—¡Ken! Ni te vi llegar. Te guardé pizza.- Señaló la caja sobre la mesa pequeña de enfrente donde un montón de cosas se acumulaban alrededor de la caja de pizza.
—Gracias, Sho.- Ken le sonrió gentilmente. Hurgó en la caja hasta hallar un trozo de pizza que le apeteciera. El que tuviera menos pepperoni porque sentía que últimamente le provocaban nauseas. Sacó el par de pepperoni que descansaban sobre ese trozo y los dejo cuidadosamente en una esquina de la caja. -¿Qué tal tu día?- un compañero cualquiera se dedicaría a reclamarle al otro con el que compartía departamento por el aseo pero Kaneki no era de ése tipo de personas. Sabía que Sho de todos modos lo haría y a él no le molestaba ayudarlo, por eso prefería hablar de algo más interesante. Escuchar el día de su hermano.
—Ah, estuvo bien.- Se pasó una mano por la nuca. –Estuve viendo… Ya sabes, los convenios de los que me hablaste que le dan a los Rebels. A ver si algo me gustaba.- El pelirrojo prefirió mirar hacia al frente, hacia la pantalla de la Tv, pues el tema le provocó una cierta incomodidad.
—¿Y?- Le observó con expectación.
—Vi algunos interesantes… Eh, por ejemplo… Los Rebels tienen descuentos en las tiendas Adidas y vi que hay un centro de acupuntura donde dan dos sesiones gratis por los convenios con Rizembool.- Souji le había informado al respecto justamente en la mañana cuando se lo había encontrado en la cafetería. Sabía que debía instruirse un poco más sobre el tema si quería aparentar por, al menos, un tiempo más su situación en cuanto a la prueba Rebel.
—Eso último no lo sabía. Creo que me vendría bien unas dos sesiones.- Bromeó un poco. Ni loco se metía a un cuarto para que una persona extraña le enterrara agujas por el cuerpo. Pero estaba cansado y sentía una rigidez molesta en su cuello… Tal vez ni era tan mala idea. Dio una mordida más a la pizza y al final terminó por dejar el resto aparte porque se le fue el apetito de pronto. Acomodó su cuerpo en el sofá, relajándose  al cerrar sus ojos.
—Luces agotado.- Observó Sho al mirarlo con atención. En sus ojos se expresó la preocupación que lo venía invadiendo desde hace días atrás. –Quizá te dieron de alta muy pronto… Quizá no lo hicieron bien. ¿Estás seguro que te sientes bien?-
—Me siento bien.- Abrió los ojos lentamente. –Sólo que volver a clases y encontrarme con todo lo que llevo atrasado me está colapsando.-
—¡Tengo el número del hospital de Rizembool de todos modos!- Le señaló con el dedo. –Así que ni intentes engañarme para evitar el contacto con los doctores y las inyecciones porque te llevaré a la fuerza si noto que estás delicado. Hmm… Mejor y te llevo a otro lado porque los doctores del hospital de Rizembool me dan mala espina.-
—¡No, Sho! Por favor, no llames a nadie.- Meneó las manos para persuadir al otro. –Además son buenos profesionales. Debemos confiar en su trabajo.-
—No lo sé… Te noto un poco extraño últimamente. Lo que te pasó no es algo que se tome a la liguera.-
—No es para tanto. A cualquiera le pasa.- Echó la cabeza hacia atrás. –Estás exagerando las cosas. Sólo estoy cansado por las responsabilidades académicas. No han tenido piedad esta semana y el profesor quiere darle una buena impresión a un extranjero que va a llegar a la clase así que aceleró los proyectos para que el tipo crea que vamos más adelantado del itinerario postulado para el semestre.-
—Tal vez ese profesor merece que le quiebren la otra pierna. Ustedes no tienen la culpa que se haya lesionado esquiando y se haya atrasado en sus clases por esa licencia médica.-
—No es una mala opción.- Rio el pelinegro, en broma. –Pero ya, no hay que desearle mal.-
—Oye, tengo un contacto que tiene el boceto de los proyectos que se hicieron el año pasado. Si le pagamos puede darnos los archivos y así te quitas un peso de los hombros.-
—No podría hacer algo tan truculento.- Kaneki mostró una expresión horrorizada. Como si le ofrecieran descuartizar a alguien sólo por placer. –Aparte que es ilegal. Me sentiría fracasado copiando algo hecho por otros.-
—A veces deberías dejar el sentido moral de lado.- Chistó el de cabellos rojos. Entró al menú de la PlayStation4 y apagó el aparato. –Voy a limpiar este chiquero.-
—Te ayudo.-
—Nah, vete a dormir.- Vio que el pelinegro hacía intención de recoger las latas de gaseosas vacías de la mesa. Lo tomó de los hombros y lo dirigió lejos de la sala. –Me encantaría que me ayudes pero no quiero que te desangres en medio de la sala y luego tenga que llevarte de urgencia.-
—Ya, ya.- Sonrió por el gesto del otro.

Ken entró en el baño para darse una ducha con agua tibia, dejo que el agua se deslizara por su cabellera negra un largo momento hasta considerar que ya había sido suficiente tiempo dentro de la ducha y temía que Sho entrara desesperado creyéndolo inconsciente. No le gustaba que se preocuparan tanto por él al nivel como si fuera un niño pequeño. A veces Sho olvidaba que él tenía su misma edad y ya no era un mocoso tímido y aislado que necesitaba siempre de su compañía y ayuda para todo. Aún seguía dependiendo de él en muchos ámbitos, pero al menos, y gracias a éste mismo, había logrado abrirse un poco más a las personas y dejar la timidez de lado. Hasta podía decir que tenía uno u dos amigos aparte de Sho.

Salió del baño y se dirigió a su cuarto donde preparó las cosas para la disertación que tenía mañana temprano a primera hora. En un momento sintió que no podría con todo el peso académico que se le venía sobre él más su condición de Rebel sumándole que hace poco había estado hospitalizado pero se sentía extrañamente capaz de hacer muchas cosas que antes no podía tan siquiera pensarlas. Argumentó para su satisfacción que tenía felizmente un interesante coeficiente intelectual, con entrenamiento sería buen Rebel y en cuanto a su accidente el cuerpo se recuperaba.

Aunque su inicio como Rebel no había sido digno de conmemorarlo. Dos días después de aprobar su prueba para ser Rebel Kaneki había experimentado fuertes jaquecas y cefaleas que le tenían al borde de perder el conocimiento. Ese día al terminar sus clases, se encontraba cruzando la calle principal del centro de Tokyo cuando una hemorragia nasal le despistó en medio de la huella y sintió que un fuerte golpe le impactaba por su costado. A los días después despertó en el hospital de Rizembool donde un médico le informó que había padecido un complicado cuadro de sangrado cerebral que estuvo a punto de llevarlo a una complicada aneurisma, para colmo, al haber perdido el equilibro en medio de la calle un vehículo lo había golpeado impactándole violentamente. Estuvo en coma un durante días, incluso, pero tras la intervención médica lograron estabilizarle y mostrar mejorías favorables que le llevaron a despertar y volver adecuadamente a sus funciones. Supuso que no cualquiera podría salir vivo de la que él se salvó. Los médicos de Rizembool sabían hacer bien su trabajo porque ni cicatrices le habían quedado.
En fin, aquello ya había pasado y no era necesario volver todo el tiempo atrás para buscar explicaciones. Tomó el libro que leía durante esos días, una novela de misterio, y se echó sobre la cama para leerlo. Así pasaron los minutos mientras adentro se escuchaba a Sho barrer la sala y asaltar la nevera cada cuantas barridas.
El teléfono móvil comenzó a sonar, Kaneki dejo el libro que hojeaba sobre su cama. Contestó el aparato.

—¿Hola?- Del otro lado solo hubo silencio que se prolongó. Luego un sonido extraño como de llamada en suspenso que al chico lo tensó recordando los video juegos de terror que jugaba con Sho. Esperaba no entrar a modo infierno de Silent Hill. -¿Hola?- Insistió.
—¿Hola?- Al fin hubo respuesta. -¿Hablo con Ken Kaneki?-
—Sí, con él.- Kaneki evitó soltar una risita al escuchar el divertido acento del otro. Aunque hubieran muchos británicos en Tokyo, a él le seguía haciendo gracia el acento británico de estos. Si no se equivocaba de persona, debía tratarse del doctor que le atendió en el hospital. La enfermera le había dicho que él velaba día y noche por su bienestar. -¿Señor Liebheart? ¿Es usted?-
—Sí.- Se tardó un poco en volver a hablar. –Joven Kaneki, lamentó llamarlo a esta hora. ¿Está usted bien?-
—Estoy bien. Ya volví a clases, incluso.-
—Que bueno escuchar esas noticias.- Otra vez el sonido tras la pausa. –Disculpe, mi señal no va bien.-
—Descuide.-
—Le llamaba a esta hora porque es el horario de su medicación. ¿Ha ingerido ya las píldoras que le entregué?-
—Eh, yo… Aún no.- Admitió. –Señor Liebheart, quería preguntarle al respecto… ¿Es necesaria que consuma esa pastilla roja cada ocho horas? Es que… Siento que me produce somnolencia.-
—Hm…- Desde el otro lado, el tipo sacaba cálculos. -¿Presenta rigidez corpórea?-
—Ya no tanta.-
—Hm… Si es así. Reduzca la dosis a ½ de esa pastilla. El resto de medicación no debe alterarla, por favor.-
—De acuerdo. Seguiré rigurosamente lo que usted me ha dicho.- Recordó un asunto que tenía para mañana –En Rizembool me han citado mañana en la tarde para comenzar con el entrenamiento con el señor Arima. Me dijo que usted tiene que aprobar medicamente que estoy en condiciones de asistir al entrenamiento desde ya. Eh, pensaba que mañana temprano podía pasar a su oficina para pedirle su firma. Disculpe que lo haya dejado para última hora-
—¿Mañana?- Al médico le pareció demasiado extremo que su colega presionara al chico a someterse a entrenamiento tan pronto haber salido. Conocía los tipos de entrenamiento que Kishou Arima empleaba con los nuevos reclutados por lo que no era sensato permitirlo. Por otro lado, sentía que Kishou lo forzaba a él también a apresurar las cosas sin pedir su opinión sino más bien dejarlo sin más opción que aceptar las demandas de su colega. Entendía que lo que diría a continuación ameritaba que Kishou Arima apareciera de la nada en su oficina exigiéndole la firma sin más pero era una situación que estaba dispuesto a aceptar. De paso lo vería, ya que el peliblanco no se dignaba a visitarlo desde la última vez que Johan Liebheart había comentado en el departamento del otro lo ¨buen padre¨ que era Kishou con sus hijos. Seguro se estaba ganando su desprecio con creces. En fin, el chico y su bienestar era lo que le importaba. No la obsesiva responsabilidad laboral de Kishou. –Mañana no podrá ser. Digo, si usted quiere venir a mi oficina es bienvenido cuando quiera. Pero mañana no tendrá mi firma porque estimo que es demasiado apresurado que se reincorpore a dicha actividad de entrenamiento.-
—Pero, ¿no estaría en problemas si falto?- Se sentía en condiciones de ir a entrenar pero si le daban unos días más de descanso no le venía mal ya que esa semana tenía que ponerse al día con sus obligaciones pendientes de sus clases.
—Yo hablaré con la gente de Rizembool sobre su caso. No se preocupe, joven Kaneki. Si le dicen algo, dígale que yo lo llamé y le pedí que no lo hiciera. Ellos comprenderán.-
—Entiendo.-
—Recuerde que cualquier inquietud usted tiene mi número. Si no contesto en el momento, le devolveré el llamado en cuanto pueda.-
—Yo… Quería agradecerle por su dedicación hacia mi. Es el primer doctor que se preocupa tanto. Debo admitir que pensaba que los doctores se desligaban completamente de sus pacientes pero usted me indica lo contrario. Es un profesional de vocación-
—Ah, ¿En serio son algunos así? Haha, bueno. Me alegro que tenga esa opinión de mi. Ok, señor Kaneki, no le resto más tiempo. Debe descansar para sus clases de mañana. Que esté bien. Buenas noches.-
—Buenas noches.- La llamada finalizó. En ese instante Sho entró al cuarto, traía un vaso con agua y la medicación con él.
—¿Eh? También estás al pendiente del horario de mi medicación.-
—A contra de mi voluntad.- Objetó Sho cuando le entregó el vaso y la medicación. –No me gusta que te den todas estas pastillas… Pero debo admitir que te han puesto mejor en estos días. Ya no tienes dolor de cabeza ni se te baja la presión.- Soltó un suspiro. –No pude evitar escuchar tu conversación. Justo iba a entrar cuando te llamaron. Liebheart es ese médico inglés, ¿cierto?-
—Sí. El que ha estado a cargo de mi en cuanto a lo médico.-
—Es un sujeto extraño. Yo no confiaría mucho en él.-
—No se ve como un tipo malo.- Ladeó el rostro. Podía parecer raro, quizá, pero no parecía un sujeto maligno o algo por el estilo. No como el otro tipo, el tal Shuu Tsuyikama, que una vez se lo encontró en su sala de paciente al despertar mirándolo como asechándolo. Ése tipo sí le ponía los pelos de punta. Kaneki ingirió parte de la medicación junto con un sorbo de agua. Luego consumió el resto de píldoras en la segunda toma de agua. 
—Algo tiene que no me da confianza.-
—Ya, déjalo.- Le revolvió el cabello como si fuera un crio pequeño. Sho le miró molesto, sabía que no le gustaba que lo trataran como un niño. Un poco de su propia dosis no estaba mal. Aunque… Debió predecir que el de cabellos rojos le lanzaría la almohada que tenía más a mano en el rostro descolocándolo ante el despiste.
Ken Kaneki tuvo la intención de devolverle el almohadón en el rostro a Sho en venganza pero recordó algo que había estado olvidado por días y Sho era el vínculo más directo para ello.
—¿Ves a Souji mañana? —
—Hm…—Ladeó el rostro un poco confundido por la pregunta tan de pronto. Hizo un chequeo mental para recordar si había acordado juntarse con Souji el día de mañana pero que recordara no habían quedado en nada. Él negó con su cabeza.
—Vaya, que mal. — El pelinegro soltó un suspiro. Resignado a esperar un tiempo más.
—¿Por qué? —
—Es que… ¿Te acuerda la vez que fuimos a casa del amigo de Souji hace unas semanas porque querías que él te solucionara un tema con una licencia por tu falsa depresión para faltar unos días a clases? — Kaneki expresó una mirada de enfado, al estilo de regaño. No le parecía correcto que Sho fingiera estar enfermo o manipulara a otros para que le dieran licencia para así faltar a su clase. Pero allí había estado de todos modos, acompañándolo incondicionalmente. Casi se sentía cómplice de su irresponsabilidad.
—Ahá, si me acuerdo. — El chico de cabellos rojizos soltó una sonrisa maliciosa disimulada recordando ese día en que había fastidiado a Adachi hasta el cansancio sin importarle que el mayor tuviera muchos compromisos pendientes. Su insistencia y molestia lograron que Adachi terminara consiguiéndose un permiso con un amigo psiquiatra y, para que Sho y Kaneki se largaran de una vez de su departamento, terminó comprándole comida chatarra al pelirrojo para que lo dejara en paz.
—Ese día se me quedó en su departamento mi libro de bioquímica y lo necesito para estudiar. Ha pasado un buen tiempo y quizá el amigo de Souji no se acuerde del dueño. Si veías a Souji antes que yo quería que le dijeras si me puede mandar el libro o yo irlo a buscar. —
—El amigo de Souji…— Sho repitió indiferentemente serio. Tanto que a Ken le extrañó esa expresión. Pero prontamente soltó una carcajada que casi termina por hacerlo caer al piso. —HAHAHA, ¡Ken! ¡Eres tan jodidamente inocente! — Se tuvo que sostener el estómago por el dolor de la carcajada.
—Lo sé, soy un estúpido por perder mis cosas e incomodar a la gente. — Bajó la mirada. —Prometo no importunar nuevamente a tu amigo.—
—Ay, es que no puedes vivir así. — Esta vez, Sho le revolvió el cabello como si fuera un niño pequeñito. Tuvo que respirar hondamente para recuperar el aire y cuando se calmó enmarcó una sonrisa de lado.  —No veo a Souji mañana, pero puedo ir a joder a ése Adachi a su departamento mañana. No te preocupes, yo traeré tu libro de vuelta. —



Como Sho se comprometió con ir él a buscar su libro de bioquímica, Ken tenía la mañana libre por lo que quería aprovechar de conversar con su doctor. Entró en el Hospital de Rizembool quedando absorto con la elegancia, magnitud y tecnología del edificio. Aunque él estuvo hace poco tiempo internado en el Hospital de Rizembool  no tuvo la instancia de apreciar el lugar correctamente.
Tornó sus pasos hacia el mesón de recepción donde una joven secretaria transcribía unas consultas médicas a las fichas digitales. El joven esperó a que ella le prestara atención para preguntar si Johan Liebheart se encontraba disponible a esa hora y para su fortuna tenía un bloque de coffee break que la secretaria aseguró que el inglés no ocupaba pues se quedaba en su oficina atendiendo asuntos.
Guiado por las instrucciones dejada por la secretaria de la recepción, se encaminó hacia donde el doctor tenía su oficina privada. Tocó un par de veces pero nadie abrió mas sentía movimiento humano en el interior de la oficina. Entonces prefirió enviarle un mensaje de texto donde consultándole si estaba ocupado. Tardó en devolverle el mensaje invitándole a acercarse a su oficina. Volvió a escribir, esta vez un “Estoy afuera”
Pasaron unos largos segundos antes de que un sujeto de tez muy pálida, ojos azules y cabello rubio abriera la llamativa y lujosa puerta de la oficina. Éste le sonrió amigablemente al verlo.

—Joven Kaneki, no esperaba verlo el día de hoy. Pase, por favor. — Se hizo a un costado invitándolo a ingresar a la oficina. El joven obedeció, al poco el rubio le indicó que se pusiera cómodo.
—Espero no importunarlo. — Observó la pulcra oficina de aquel inglés. Todo perfectamente ordenado y acorde, con el color blanco primando en la mayoría de las cosas. Los muebles estaban hecho de un cristal llamativo que dejaban pensar en un estilo muy moderno, casi se sentía dentro de la de la oficina de un alto cargo de S.H.I.E.L.D —No le avisé que vendría. De todos modos, prometo que seré breve.—
—Pero es una sorpresa agradable. — Embozó un gesto agradable en su rostro. —Tome asiento, por favor. — Le insistió.
Kaneki volvió a hacerle caso casi mecánicamente. El sillón que allí estaba sin duda era realmente cómodo.
—La recepcionista me dijo que estaba en su horario de coffee break. Su secretaria personal también me lo dijo pero ambas insistieron en que usted no se tomaba ese tiempo y en cambio permanecía en su oficina. —
—Y no se equivocan. Trato de aprovechar al máximo el tiempo durante el día. —
—Comprendo que tiene muchas obligaciones aquí. Además, da algunas clases en Rizembool. —
—Hmm… — Se llevó una mano al mentón acariciando esa zona. —Eso último puede variar estrepitosamente. He pensado en dejar de hacer clases y ofrecido esas horas para cumplirlas aquí sin goce de sueldo extra pero los académicos de Rizembool insisten en que continúe. Es algo que debo analizar profundamente antes de dar una respuesta definitiva… Me apenaría dejar a los chicos de la universidad. Pero, en fin, me imagino que no está aquí para hablar de una complicada y ajustada agenda.—  Carismático como era, gesticuló una sonrisa tan cálida que hacía sentir en armonía a cualquiera.
—Pues, quería conversar con usted… Sobre… Mi situación. —
—Oh, espero que no sea por el tema de la firma. Me sentiría cruel autorizando un entrenamiento cuando siento que necesitas más tiempo. —
—Descuide. No es eso. — Sonrió un poco, como gesto de empatía hacia el otro. Luego, no pudo evitar bajar su mirada y sentirse incómodo con el tema. —Le mentí cuando dije que no he experimentado cambios extraños… —
—… — Hubo un momento de silencio en que el mayor le observó detenidamente sin mostrarse enfadado pues era normal que pasaran esas cosas. —¿Puedo saber cuales son esos cambios? — No borró la sonrisa que decoraba su semblante.
—Pues… — Elevó la mirada hacia el techo de la oficina. Tan limpio como todo lo demás. —Creo que me vienen recuerdos extraños sobre ese día. Según la enfermera, mi accidente fue en el centro de Tokyo y tuvo relación con un sangrado nasal que me llevó a tener un accidente en la vía pública. Pero no recuerdo nada de eso. — Se tomó una liguera pausa en la cual llevó la mirada hacia el frente para observar con cierto grado de sumisión al otro. —No digo que en el hospital me estén mintiendo… Pero a mi mente vienen recuerdos un tanto macabros. Eh… Yo… No recuerdo haber estado en el centro de Tokyo ese día pues soy riguroso con mi horario y para esa hora estaba en el área alpha de Rizembool recolectando líquenes de las murallas antiguas del olvidado bloque del edificio en desuso. Como debe saber, por la humedad en esa zona la liquenología prolifera magníficamente allí. Sé que estaba allí porque quería recolectar unas muestras para un proyecto que tengo en una clase. —
—… — Johan le observaba con mucha atención analizando cada palabra del joven. Sentado frente al joven, entrelazó sus dedos apoyando el rostro en sus manos.
—Pero… Por algún extraño motivo he tenido recuerdos borrosos y un tanto bizarro de mí mismo ese día en ese lugar haciendo lo dicho y de pronto experimentando un fuerte dolor de cabeza tan intenso que me llevó a perder la compostura y tener la necesidad de morir para librarme del malestar neurológico. Querer… Querer morir en ese momento. Sentía que me taladraban el cerebro y que alguien me sugería que para liberarme debía sacrificarme. Luego recuerdo que azoté mi cabeza voluntariamente para sacar ese pensamiento… y ya no hay más que oscuridad.— Pasó saliva por su garganta, apretó los dedos sobre sus rodillas y se sintió nauseabundo y extrañamente molesto ante ese recuerdo tan aberrante. —Yo… Quería que usted me dijera si estoy creando falsos recuerdos en mi mente y acaso estoy enfrentando una condición mental con alteraciones en la sensopercepción… — Tuvo que tomar aire después de confesar aquello. Moría con la sensación de que estaba enloqueciendo, era algo que no se lo deseaba ni a los seres más malignos de la tierra. Su madre cuando estaba viva había cruzado cuadros de psicosis y era un pesar que nadie merecía. Alzó la mirada con determinación. —Por favor, doctor Liebheart, dígame que tiene una solución para esto… No quiero padecer espectro de la esquizofrenia o alguna derivación psicótica. —
—Nosotros mentimos. — Dijo tan seriamente y sin un ápice en su mirar que determinara que era una broma.
—¿Q-q-qué? — Kaneki abrió enormemente los ojos. No esperaba que ese recuerdo que atribuía a una alucinación psicótica fuera finalmente un hecho real.
—Nosotros mentimos. — Volvió a repetir. Soltó sus manos y entrecerró sus ojos al soltar un suspiro. —Me temía que este momento llegara y casi lo esperaba sabiendo que es un chico con una interesante memoria. — La resonancia magnética no mostraba alteración en el área cerebral donde la función de la memoria trabajaba. Notó que el chico le observaba confundido. —Espero que alguna vez nos perdones. —
—¿Q-qué es lo que realmente sucedió? — Ken se aproximó a él. —Por favor, doctor, dígame toda la verdad antes de que la confusión termine con mi psiquis. —
—El departamento y yo pensamos en aquella historia del accidente para que su hoja de vida no quedase afectada; pero la verdad es que usted no tuvo ningún accidente a esa hora en el centro de Tokyo. — Dejo una breve pausa al notar como la confusión del joven incrementaba. —Lo cierto es que un guardia de seguridad de Rizembool le encontró en el área en desuso que usted ha indicado en las proximidades de la universidad de Rizembool donde efectivamente se halló buscando muestras de líquenes. Aquel guardia, estando merodeando por el sector, le escuchó discutir en la zona alta del edificio y luego le encontró en la primera plana del mismo, aparentemente porque saltó del cuarto piso hacia el primer nivel.
—… — Las pupilas se le dilataron al escuchar que el macabro recuerdo cobraba sentido de realidad. Sintió como el pavor se apoderaba de sí. —Entonces… ¿Intenté suicidarme? —
—Según la investigación realizada, se estima que usted sufrió una crisis de pánico debido al estrés… — Para suavizar las cosas vio eficaz lanzar esa mentira piadosa pues no era necesario alterar más al joven. Evidentemente había experimentado cambios drásticos después de la prueba Rebel. Lo mejor era decir que estaba estresado en vez de haber experimentado un cuadro psicótico. —Golpeó su cabeza contra el suelo del cuarto piso y al no desaparecer el tortuoso dolor de cabeza usted sintió la sensación de muerte en pulsión y se lanzó del cuarto piso en su desesperación. Cayó sobre una pila de escombros donde vidrios en puntas y fierros oxidados estaban abandonados. Estos escombros amortiguaron su caída, pero atravesaron gravemente varios de sus órganos dañándolos y poniéndolo a usted de inmediato en riesgo vital.—
—…Vaya… — Si bien el saber que el recuerdo no era una alteración grave de una patología mental, se sintió desanimado. —…Cuan patético me veo… —
—Joven Kaneki, no debe ser injusto consigo mismo. Usted ha pasado por una historia de vida no muy grata en su infancia, luego se ha sobre exigido peligrosamente en sus estudios durante su vida y ahora, con su trabajo en aquel café, los exámenes de su año académico cual carrera no es nada fácil y su rol como Rebel, le detonaron las circunstancias. Mi especialidad no es psiquiatría pero cualquier ser puede estimar lo mismo que yo. A todos nos puede pasar. — Se aproximó a él y posó una mano sobre su hombro dándole apoyo. —Ahora, le agradezco profundamente que confíe sus inquietudes conmigo. Como ve, yo transgrediré incluso los códigos para velar su bienestar. —
—Lamento que haya tenido que romper un código de confidencialidad con sus colegas para decirme todo eso. — Se disculpó, sintiéndose culpable.
—No importa nada de eso. Lo importante es su bienestar. Ahora, ¿Entiende el porqué no lo quiero autorizar aún para que se integre a los entrenamientos del señor Arima? —
—Sí,— Ken sonrió, al fin. —Es usted un buen médico, señor Liebheart. —
—Y usted un maravilloso ser humano. Por eso, le imploro, que dedique tiempo a usted más que sacrificarse por los demás. Entiendo que usted está más centrado en el bien de los demás a costa de su persona. Eso es gentil y admirable, pero nunca debe descuidar su persona o sino ocurren estos hechos. Ese trabajo de investigación con líquenes era un trabajo grupal, complicado y extenso, sus compañeros optaron por una conducta parasitaria y le dejaron todo el trabajo a usted quien amablemente aceptó hacerlo sólo pero dándole los méritos a ellos. —
—B-bueno… Parecían ocupados. — Increíble que supiera aquel detalle.
—Sólo quiero que comprenda que usted es valioso, su tiempo es suyo y su energía es de su propiedad. No se sacrifique tanto por los demás y apréciese más usted. Insisto. —
—Prometo obedecerle en todos sus consejos de ahora en adelante. —
—Por mi parte, prometo disponibilidad para tu caso todo el tiempo que necesites. —
—Muchas gracias. — Observó la hora en su reloj de muñeca. —He consumido toda su hora libre de coffee break. —
—Ah, no se preocupe por eso. — Sonrió divertido. —Ha sido una instancia magnifica. —Aunque, sí, ya debo volver a mis deberes. Pero si tiene más inquietudes puedo suspenderlos para atenderle.
—No, no. No se preocupe. — El joven se puso de pie. —Ya debo irme, tengo que ir al banco a ver si me dan un crédito. —
—¿Puedo conocer sus aspiraciones de bienes? —
—Como me gustaría que fuera para comprar algo para mi persona, pero en realidad estoy solicitando un crédito para pagar el departamento anterior donde vivía. Eh, nos fuimos porque debíamos mucha renta y ya no quiero tener problemas con nadie. —
—¿Cuánto debe? —
—… — Kaneki se mordió el labio, avergonzado. Sacó su celular y buscó el documento donde salía la deuda.
—No es tanto como para que se torture pero tampoco es un monto que un banco autorice a un alumno. — Johan se dirigió a su escritorio, sacó un talo de cheques y firmó uno con su nombre. Se lo extendió a Kaneki.
—¡Por favor, no! No podría tomar su dinero de ese modo sabiendo que no se lo puedo devolver. —
—Acéptelo, — El rubio miró desinteresado el cheque. —Como sabrá, no tengo grandes gastos personales y carezco de familia a la cual destine fondos. No es un dinero que necesite y veo que usted tiene una necesidad mayor. —
—N-no es correcto. — Si bien consideraba que Johan era en extremo amable, las palabras de Sho sobre su desconfianza tomaron énfasis en ese momento. Le parecía extraño que de la nada alguien que no tenía ninguna responsabilidad con él le ofreciera dinero como quien tira una moneda a la pileta de los deseos. —N-no puedo aceptarlo. —
—Es por su bienestar. Si paga su deuda se liberará de esa preocupación, lo que significará mejorías en usted y lo que se traducirá en que estoy haciendo bien mi trabajo médico. —
—Y-yo… — Desvió la mirada hacia un costado. —No puedo pagárselo. —
—Por eso no se preocupes. — Ladeó el rostro un poco. —Pero puede hacerme un gran favor. Me han pedido que guie a un alumno nuevo en Rizembool en cuanto a su infraestructura interna y en su proceso de integración, me sería de gran ayuda si usted pudiese hacer eso por mi. Así, usted no sentiría culpa por aceptar este cheque. —
—¿Un alumno nuevo? ¿Es el extranjero que dicen que llegará? —
—Exacto. — Johan le entregó el cheque finalmente y no aceptó que Kaneki se lo devolviera. Le dio la espalda para ir de nuevo a su escritorio y sacar un pequeño papel donde anotó un nombre y volvió para entregárselo al joven —Ese es su nombre. Aún no se integrará sino hasta la próxima semana así que tendría usted tiempo para terminar sus asuntos sin prisa antes de ayudarle en su integración. —
—Hm… — Leyó el nombre escrito. —Creo que resistirme a su oferta será en vano. —
—Claro, porque insistiré en que acepte el cheque de una u otra manera. — Sonrió inocentemente.
—Bien, no debe preocuparse por aquel alumno. Hare lo posible por hacer un buen trabajo de integración y guía. —
—¡Gracias! —
—Gracias a usted, verdaderamente. Me sentiré en deuda con su persona por mucho tiempo. —
—Pero recuerde, sólo integración y guía, no deseo que se involucre mayormente con éste chico pues no quiero se usted se sobre exija. —
—Haré lo que me ha dicho. — Kaneki hizo una reverencia. —Ya debo retirarme antes de que le quite más, eh… — Alzó los hombros, un poco avergonzado. No sólo se llevaba su tiempo sino su dinero también. —Muchas gracias por todo lo que ha hecho por mi y por su tiempo. —
—Vuelva cuando quiera. Encantado de recibirlo siempre. — Estrechó la mano del joven y se despidieron. Ken  se retiró de su oficina para ir a pagar su deuda, ya vería como le contaría a Sho el cómo pagó la renta que debían del departamento anterior. Joahn volvió a su escritorio, se acercó al comunicador de este mismo. —Saori, dile al paciente que ingrese. Ya puedo atenderle. —
—Sí, señor. —
Mientras Johan esperaba a que el paciente agendado llegara, la puerta se abrió y dejo ver a un hombre de cabello blanco que, evidentemente, no era su paciente.
—Oh, oh… — El rubio curvó las cejas y se mordió el labio. Estaba en problemas.
—Buenos días doctor Liebheart por fin puedo verl — El paciente que había pedido que pasara recibió un portazo en el rostro cuando el hombre de cabello blanco que se encontraba en el interior de la oficina del inglés cerró la puerta de un golpe.
—Cuanta sutileza, estimado Arima. —
—La firma, ahora. —
—¿Qué firma? —
—Del que acaba de salir. Es hora que se integre al entrenamiento. Ya ha perdido mucho tiempo. —
—Ten piedad por el chico… — Volvió al comunicador. —Saori, por favor, ¿Puedes agendarle una nueva hora al paciente que acabo de llamar? Me ha surgido un imprevisto. —
—Esta bien, señor. ¿Eh? El paciente acaba de volver aquí y su rostro está rojo, alega que ha sido golpeado por la puerta. ¿Está todo bien? —
—Eso creo. — Entrecerró los ojos. —Luego te explico, Saori. Dame tiempo. — Y que Dios se apiadara de él.
—Firma el documento y nos evitamos más perdida de tiempo, Johan. —
—Me temo que será imposible. Verás, yo… — Se puso de pie, mirándolo con seriedad como si quisiera desafiarlo.
—…— Kishou Arima lo observó indiferente pero si quería guerra…
—Yo…Lo… ¡Perdí! — Juntó sus palmas cuando soltó aquello con un tono infantil. —Verás, no sé donde tengo la cabeza y lo perdí. Tendrás que enviarme nuevamente la solicitud. ¡Lo siento! ¡Lo siento tanto, estimado amigo!—Se disculpaba de un modo tonto.
—…Estúpido. — El peliblanco entrecerró los ojos, fastidiado. —Ni creas que te liberarás. Volveré con el documento y si es necesario te mantendré encerrado todo el día aquí sin que te muevas tan siquiera un centímetro de esa silla hasta que lo firmes. —
—Querido amigo… A veces te oyes como un encantador psicópata. — Le sonrió adorablemente.
« Last Edit: March 25, 2016, 11:54:03 PM by Kana »


Mimi Tachikawa

Pude pude llegar para dejar un post antes de probaciones, el trabajo me consume TwT

Capitulo 14
"Encuentros inesperados part 1 "


Eran las 9 de la mañana y supuestamente Mayura debería de estar rumbo a la universidad de Hanasaki con sus cosas para empezar a vivir en la mansión de las Hime, pero la llamada de su nuevo amigo Totty hicieron que faltara (con permiso de su mamá) para encontrarse con él, Flaffy también la acompaño, asi la pelirrosa se sentía mas segura estando con su ovejita ante cualquier posible ataque, después de todo tenia que estar precavida

Estaba cerca del gran parque de la ciudad sentada en uno de los bancos, vestia una polera blanca con un short de color azul, zapatillas del mismo color, con el cabello amarrado en dos colas, Flaffy dormia en su regazo

Sera mejor avisar a Otoya-kun que el dia de hoy no ire a clases…- saco su celular y empezo a escribirle, luego sono el teléfono y contesto, una videollamada se realizo

Estas bien Mayura-chan???-

Si estoy bien Otoya-kun…es que hoy falte a clases porque tengo que ayudar a un amigo, asi que te escribia para que no te preocuparas… esto…Otoya-kun??...- la pelirosa observo a su novio que llevaba uno de sus trajes de idol le observaba fijamente-sucede algo???

Llevas dos colitas…se te ve adorable…-dijo visiblemente sonrojado- esto podrias tomarte una foto y enviarlo?-

Eh?...-dijo avergonzado un poco- esta bien, si con eso puedo apoyarte al menos con mi foto ya no te sentiras solo y pensaras que estoy contigo…asi que no te preocupes deacuerdo??-

Esta bien no me preocupare…- dijo con voz calmada y una suave sonrisa- en cuanto termine lo que tengo que hacer hoy ire a buscarte a tu casa deacuerdo???-

Deacuerdo…aunque creo que seria mejor que esperes a que te escriba que regrese a casa porque no quiero que esperes por gusto…-

Entonces asi será, bueno te dejo porque debo volver a ensayar o sino Hajime-san se molestara…-

Es cierto aunque no lo conozco físicamente se que es muy estricto, vaya y no te distraigas mas!!! Nos vemos!! Te amo!!!...-

Y yo también!!!- colgó-

Bueno Flaffy hay que tomarnos fotos para enviarlos a papi deacuerdo??...-

La ovejita se levanto perezosamente y se junto a Mayura para tomarse un selfie y luego enviarlo por mensaje multimedia

Ahora que terminamos de mandar la foto, hay que esperar a que venga Totty y me cuente en que puedo ayudarle…- guardando el celular-espero que no sea nada grave..-suspirando pesadamente- al menos hoy me relajare alejada de Hanasaki, debo de estar al 100% para mi nueva vida en la mansión Hime …- mientras acariciaba el lomo de Flaffy que estaba durmiendo plácidamente-me alegra tenerte a mi lado nuevamente …-

Mayura-chan!!!- finalmente había llegado al lugar de encuentro Todomatsu Matsuno, que llevaba puesto un short rosa, una camisa blanca y un sombrero, ondeo la mano para avisar a su amiga de su llegada-

Ahí esta!! Vamos Flaffy!!-movio ligeramente a su ovejita para que se levantara, para ambas ir al encuentro del pelinegro-

Perdoname por hacerte venir tan temprano, no te causo molestias no??...- dijo visiblemente sonrojado a ver como
estaba vestida su amiga-

No para nada, ademas queria ayudarte…asi que dime…para que soy buena??-

Es que no podía decirle nada a mis hermanos …-imaginandose la cara de los desgraciados si es que les confesaba algún secreto, podía sentir la burla hasta en su imaginación- definitivamente no podía decirles nada, asi que solo puedo contar contigo para que me ayudes a pensar que le puedo decir a una amiga a quien no veo desde hace mas de 11 años?...-

Uhm pues no sabría decirte que podrias decirle, pero creo que estaría bien si primero se cuentan mutuamente lo que han estado haciendo durante el tiempo que no se han visto-

Eso es un buen inicio… que mas podría decirle?? En serio tenia muchas cosas que queria hacer pero me siento nervioso y me he olvidado de todo, crees que podrias acompañarme a mi encuentro y acompañarnos en todo lo que hagamos??-

Uhm  bueno para que no te pongas nerviosa te acompañaremos…- dijo con un amplia sonrisa- a todo eso sabes si ya llego?? Como es?? Asi podemos buscarla juntos-

Olvide de pedirle su foto de como esta ahora, solo nos hemos comunicado por mensajes de texto, por alguna razón no ha querido mostrarme su foto actual y eso que siempre le había pedido…-

Eso si es raro…- se cruzo de brazos-al menos tienes una foto de ella cuando eran niños??

Siii aquí tengo una, crees que con eso podamos hallarla??-

Mirando la foto que tenían los dos juntos tomados de la mano, la niña de la foto tenia el cabello largo y rubio amarrado en una coleta, con una polera blanca y short largo de color azul, con el ceño fruncido mientras el pelinegro sonreía alegramente

Es una niña muy bonita…como se llama? Asi preguntamos a las rubias que pasen por aquí…-

Se llama Tetsu-chan…- le dijo con una sonrisa amplia-muero por verla…y por fin dejar de ser soltero…-esta ultima parte lo dijo en voz baja- una vez que me sienta en familiaridad con ella ya te dejare en paz para que puedas ir a casa deacuerdo…-

Esta bien…- le sonrio en signo de aprobación-

Bueno entonces vamos a buscarla!!!-

Como ya había llegado la hora del encuentro, los jóvenes empezaron a acosar a todas las chicas rubias que pasaban por ahí, desafortunadamente  sin éxito, asi que se sentaron en uno de los bancos para esperar a que otra rubia llegase

Afortunadamente le mande una foto mia, asi que nosotros no la encontramos…ella si lo hara…-

Entonces no hay que preocuparnos y descansemos un rato que me duelen las piernas de caminar de un lado a otro no Flaffy?- La ovejita se encontraba dormida en el regazo del pelinegro

Es entonces que una figura se coloco frente a ellos, los dos jóvenes alzaron la mirada y vieron a un rubio mas alto que ellos que llevaba ganchos como adornos en sus cabellos,su mirada era algo seria, llevaba una polera azul, pantalón y chaqueta de color blanco

Perdona por llegar tarde…-

Todomatsu miro a su amiga- Mayura-chan acaso no tenias un novio??...- mirándole perversamente- asi que no eras nada inocente…-rio divertido-

Esto…yo no lo conozco Totty …-dijo con una sonrisa nerviosa-

Vengo a buscarte a ti, Totty…-

Eh???...-dijo el pelinegro- nos hemos visto en algún lado??-

Soy yo Tetsu y he venido para que que seamos novios…-

El pelinegro se puso palido y entonces tuvo un flashback con escenas de su “amiga” haciendo cosas que usualmente no haría ninguna chica

Entonces el Tetsu de aquí y la de tu foto es la misma persona Totty…- dijo la pelirosa con una amplia sonrisa-no te da gusto???

El rubio se cruzo de brazos y observaba al pelinegro que estaba tan palido como una hoja de papel bond

Mas te vale cumplir tu promesa porque sabes de lo que soy capaz…- dijo el rubio mientras empuñaba los puños-

Esto no puede estar pasándome…-dijo por lo bajo mientras observaba como Mayura se le acercaba al rubio y le conversaba animadamente mientras que el rubio le respondia con monosílabos- menos mal que no le dije nada a mis hermanos….-

----------------------
Continuara…

matta ne!!

Mimi-chan
« Last Edit: April 17, 2016, 10:11:57 PM by Mimi Tachikawa »


Eureka

Intenté terminarlo pero mejor no, porque ya era mucho! Sorry por lo largo.

@Kana, aún no hago lo que planeamos XD tengo que terminarlo, ya lo postearé en estos días!

Este aporte va antes del de Kana!!


10.


 

La amistad que tenía con Oikawa era perfecta: se podían contar de todo y hablar sobre temas delicados sin ningún inconveniente. Sabían, también, que era mejor afrontar los problemas juntos en vez de meterse cada uno en su burbuja e intentar luchar contra algo por su cuenta. Había sido así desde el momento en que se conocieron, cuando lo vio por primera vez gracias a la reunión que su mamá había hecho: las familias Oikawa e Iwaizumi siempre habían sido unidas, y por eso, sus hijos no tardaron en formar un vínculo muy fuerte.

Conocer tan bien a Oikawa, sin embargo, jugaba a veces en su contra. Como en esta ocasión, en la que sabía que su amigo le estaba escondiendo algo importante, pero le costaba preguntarle qué era por temor a hacerlo en un momento poco adecuado (por ejemplo, cuando estaban comiendo okonomiyaki con sus amigos). Le fue complicado aguantarse sacar eso a la luz, pero consiguió tragárselo toda la noche, y para cuando regresaron al departamento que compartían, Iwaizumi decidió que era el mejor momento para hablar.

“Iwa-chan.” Oikawa lo sorprendió al llamarlo suavemente, iniciando él la conversación. Estaba parado en el marco de la puerta de la cocina, observando cómo Iwaizumi guardaba el paquete de okonomi que habían traído de la salida. Habían sobrado unas cuantas tortillas y, luego de regirse –Oikawa había planteado que era la mejor manera de arreglar el asunto—, Souji y ellos habían ganado. Yasutomo se vio indiferente ante su derrota: al contrario, les celebró. Contó que, en su caso, guardar comida era por gusto porque casi nadie consumía las cosas del refrigerador de su departamento: sus compañeros de piso siempre paraban fuera y él prefería comprar algo fresco en vez de comer lo guardado. Por ende, los alimentos perecían rápidamente.
“Dime.”
“Eh…”

Iwaizumi se giró a encararlo luego de cerrar la puerta del refrigerador, y cayó en cuenta de que Oikawa se veía muy cansado. Intuía que estar todo el día en la calle, más la práctica de vóley, había sido mucho para su amigo. Sin embargo, ahí estaba parado, peleando contra el sueño, para hablar sobre algo que, al parecer, era de suma importancia.

“Te tengo una noticia, no sé qué tan buena sea, no prometo mucho,” Oikawa tenía la mirada en un punto fijo en el repostero.
“¿Qué pasa?” le preguntó, observándolo fijamente.
“…”
“No la hagas más larga, Shittykawa.”
“Jejetuamigoesidiotayesrebeljeje”
“…Habla lento, que no te entiendo.”
“Soy idiota.”
“Sí, eso lo sabe todo el mundo, es una verdad general. No gano nada con eso.”
“…” Oikawa suspiró. “Soy idiota, y accedí a ser rebel.”
Iwaizumi arqueó una ceja, y luego de una corta pausa, preguntó: “¿Qué chuchas es eso?”
“…Iwa-chan, ¿no sabes qué es un rebel?”
“No.”
Oikawa abrió los ojos, sorprendido. “Wow, pensé que todos los estudiantes de Rizembool habían escuchado los rumores… pero supongo que eres muy despistado, Iwa-chan~”
“Ve al grano, estúpido.”
“Eh…” Oikawa tragó saliva. Luego, se puso a jugar con sus dedos, juntando las puntas de sus índices en una actitud sumamente infantil y digna de él. Se notaba a leguas el temor que sentía de sólo pensar en una reacción negativa por parte de su amigo. “Pues… hay esta guerra entre Rizembool y Hanasaki… Rivalidad, supongo… y eh…” Oikawa seguía jugando con sus dedos y esquivando la mirada de Iwaizumi. “El rol del rebel es… eh… vencer a una chica que es su enemiga en Hanasaki… se llaman HiMEs…”
“…”
“Y, j-jeje, eh, ¡Sí! Soy un rebel, jaja.”
“¿…Qué mierda?” Iwaizumi se quedó mirándolo, entre incrédulo y confundido.
“¡Lo hice porque me prometieron más presupuesto para el equipo!” Exclamó. “También porque quería soltar un poco de estrés, pero eso es aparte.”

Iwaizumi empezó a caminar hacia él a pasos largos: Oikawa retrocedió acorde a esto, temeroso de recibir un golpe por su confesión. El armador terminó girándose para correr y mantener una distancia prudente. Al llegar al final del pasillo, cayó en cuenta de que no había escapatoria, y tragó saliva. Saltó un poco al ver a su amigo en el reflejo del espejo que estaba frente a él: Iwaizumi se veía iracundo y dispuesto a propinarle un puñetazo que lo mandaría a Marte.

“Por sea caso, no es una broma, voy en serio…” dijo Oikawa.
“Sí, lo peor de todo esto es que creo en todo lo que me has dicho. Es tan estúpido y digno de ti, Shittykawa.”
Oikawa alzó las manos, en un ademan de mantener a su amigo en su sitio, a unos escasos metros de él. “Iwa-chan, si me matas, saldrás en las noticias de mañana en primera plana," la voz de Oikawa era cómica, pero a veces se escuchaba un temblor que denotaba miedo. "No arruines tu vida por algo tan tont—”
“Maldita sea, Oikawa. ¿Por qué vas y haces cosas tan idiotas así de la nada?”
“Bueno, en parte fui, en parte me llamaron. Hubo un poco de ambas cosas.”
“…Ese no es el punto, so bestia.” Iwaizumi soltó un suspiro. “¿Por qué esto? Es tan innecesario.”
“La oportunidad estaba ahí y la tomé. Prometieron facilitarme cosas para mis estudios, además del tema del equipo.”
“No es razón suficiente. Puedes salir lastimado.”
“No~” Oikawa hizo su signo de paz con sus dedos, guiñó un ojo y sacó la lengua. “Hablé con Souji y me prometió que me ayudará a entrenar.” Al recordar que Souji no le había mencionado nada a sus amigos sobre su pasado como rebel, Oikawa formuló una mentira piadosa. “Él sabe mucho de kendo y eso probará ser muy útil.”
“Ah, sí, algo así escuché de Arakita.”
“¿Ves? No hay problema.” Sin darse cuenta, Iwaizumi había cortado la distancia y estaba ya a menos de un metro de él. Reaccionó muy tarde, y cuando sintió una presión en su hombro, supo que su amigo estaba a punto de partirlo en dos y hacerlo papilla. Oikawa se encogió, por miedo, pero el golpe nunca llegó.
“Mañana te daré una patada durante el entrenamiento. Ahorita sólo quiero dormir.” Y apretó más la mano que tenía sobre el hombro de su mejor amigo.

Iwaizumi lo golpeó en la cabeza suavemente con el filo de la mano, y luego de desearle buenas noches, se retiró a su cuarto en silencio. Oikawa se quedó estático durante unos breves momentos: reaccionó al cabo de unos segundos al sentir el peso de todo el día cayendo en sus hombros. La práctica, las clases y la salida con sus amigos (más esta pequeña discusión que le había quitado décadas de su vida) lo habían dejado muy cansado y sólo quería echarse en su cama y morir. Al ver que Iwaizumi no estaba dispuesto a hablar más sobre el tema, se rindió, y decidió imitarlo: se giró y caminó unos cuantos pasos, hasta abrir la puerta de su cuarto. Lanzó su morral y su bolsa de deportes al piso, y se aventó sobre la cama, que emitió un chirrido por el peso que tenía encima.
Había sido un día larguísimo pero al fin se acababa, para su suerte.

Por su lado, Iwaizumi se aguantó las ganas de regresar a donde estaba Oikawa y darle el puñete que se merecía. Esa actitud egoísta y mártir de su capitán y mejor amigo era extremadamente frustrante y lo hacía botar humo por las orejas, pero ya luego se desquitaría durante el entrenamiento de mañana.

Por mientras, intentaría dormir, aunque las preocupaciones que tenía eran muchas para contar y sabía que no lo dejarían conciliar el sueño tan fácilmente.
 

 



“Lo siento, pero creo que si estuviera en tu lugar, ver a Sho Minazuki en la pantalla de mi celular me daría muchísimos motivos para colgar.”
“No puedo, mañana me joderá un montón cuando lo vea—” Souji colgó de casualidad. “Oops,” dijo, sin una pizca de arrepentimiento.
“¿Vas a ver a Sho?” Adachi arqueó una ceja. “¿Por qué?”

La pregunta se debía en parte a sus celos, pero también a mucha curiosidad. Sho no era tan cercano a ninguno de los dos, al menos no tanto como para que Souji y él salieran juntos sin incluir a Kaneki, el hermano de Sho, o Bokuto y Akaashi, amigos que tenían en común.

“Quería que lo ayudara a entrenar.”

Esa tarde, Sho le había pedido a Souji que se apiadara de él y fuera su compañero de entrenamiento el fin de semana, debido a que Kaneki no estaba disponible por su trabajo de medio tiempo (le habían rotado al viernes, para su mala suerte). Souji, que nunca podía decir no, había aceptado, aprovechando que él también necesitaba estar en forma y extrañaba un poco la emoción de una batalla verdadera. Minazuki era un experto en combate y blandía sus katanas gemelas con mucha destreza.
Y, como los viernes no tenía clases en la tarde (o en su defecto, las clases de práctica aún no comenzaban), Souji estaba completamente libre y dispuesto a hacerlo.

“Por el amor de Dios, Souji, ¿cuántos discípulos quieres tener? ¿A todos los rebels? Esto va a ser una guardería.”

Adachi se veía muy fastidiado por la actitud amable de Souji… y este lo entendía: tenía sentido, si uno se ponía a pensar en eso detenidamente. Ayudar siempre a sus amigos y conocidos podía traerle graves consecuencias: la gente podía aprovecharse de eso y causarle molestias. Pero, si era sincero consigo mismo, en algunos casos lo hacía por conveniencia propia.

Este era uno de esos.

“No era por eso, realmente…”
“¿Entonces?”
“Sho perdió contra otro prospecto de rebel y no le dieron el puesto. Está enojado y quiere liberar un poco de estrés, eso es todo.”
“¿Qué afán tienen los niños de ahora con ser rebel?” Souji empezó a reírse. “Oye, ¿por qué te ríes?”
“Tohru, tienes 24 años.”
“¿Y?”
“No estás tan viejo como para hablar así.”
Adachi rodó los ojos. “¡IGUAL! Ser rebel no es tan genial como para que todos lloren y se peleen por eso.”
“Bueno, creo que todos tienen razones distintas. Oikawa lo pidió a cambio de más dinero para el equipo de vóley, pero Sho—”

El ringtone de su celular lo interrumpió, y esta vez, Souji contestó ni bien vio la pantalla tintineando.

“¿Aló?”
¿Souji? ¿¡Por qué me colgaste!?
“Lo siento, lo hice de casualidad.”
Eh, lo que sea. ¡Necesito que me hagas un favor tremendo!
 
Adachi le hizo señas a Souji, rogándole que colgara o se rehusara a aceptar.

“¿Qué cosa?” Preguntó Souji, y vio que su pareja trazó su dedo índice sobre su cuello, en señal de que se arrepentiría de haber dicho eso.
¿Podrías pedirle a Adachi que intervenga por mí? Como eres su… su… no sé qué son ustedes, pero sí, de seguro te hará más caso a ti que a mí.” 
Adachi se señaló, y luego movió el dedo índice. Souji captó el mensaje inmediatamente. “Ah… Adachi ya no está en el comité encargado de eso.”
¿Estás con él ahorita?
“NO ESTOY” gritó Adachi, y cuando se dio cuenta de su error, se llevó una mano a la frente. Quería llorar, pero más que nada, quería partir a Sho Minazuki en dos.
¿Puedes pasármelo?” Souji le hizo caso, y Adachi aceptó el teléfono a regañadientes.
“Mocoso.” Adachi lo saludó, su semblante denotaba enojo y su tono era de pocos amigos.
¡Adachi! Me fascina lo viejo que suenas cuando dices esas cosas.
“Te odio, en serio te aborrezco. ¿Por qué llamas a estas horas?” Dijo, y luego alejó el teléfono de su oreja para presionar el botón de altavoz.
Recién llego a mi casa, estuve en la universidad todo el día. Ken acaba de irse a dormir así que puedo hablar de esto más tranquilo.
“¿No quieres que se entere?”
Él…” Sho hizo una pausa. “Eh, no, nada. Mañana te cuento, Souji.
“¿Y POR QUÉ NO ME CUENTAS A MÍ?” Adachi se quejó.
¿Por qué lo haría?” Sho sonaba sumamente confundido. “En fin, ¡no pensé que estarían juntos! Aunque me lo veía venir… Mejor para mí, supongo~ Sorry por interrumpir.
“Estábamos a punto de dormir, carajo.”
¡Qué aburridos! La noche es joven.” Sho rio un poco. “Okay, ¿escuchaste lo que le dije a Souji?
“Sí.”
Me dijo que ya no estás en el comité. Aun así, ¿no puedes hacer algo por ahí?
“No.”
¡Adachiiii!” Sho le lloró.
“No puedo y, francamente, no quiero. Mira, luego de que Souji me contó que su amigo, el capitán de vóley, es rebel, ya no confío en nada ni nadie. Quién sabe cómo logró eso.”
“Tohru, Oikawa es un caso especial, tiene potencial y ya te conté por qué lo hizo—”
“Sí, lo sé.” Adachi rodó los ojos. “Y como buen samaritano que eres, quieres ayudar a todos—”
¿Cómo así?
“Eh… voy a ser mentor de Oikawa, o algo así.” Le dijo Souji.
¿QUÉEEE? ¡Increíble! Hey, si consigo ser rebel, ¿podrán ayudarme? Oh, ¡A Ken también!
Adachi miró a Souji. “¿Qué te dije? Guardería. Prepárate para adoptar a 38402 hijos.”
“¿Sabes qué es lo peor? La idea no se me hace tan mala.”
“…Souji, yo no quiero tener hijos.”
Souji sonrió. “¿Lo dices por lo de ahora o hablas del futuro?”
¿Aló? ¿Pueden dejar de hablar de homoparentalidad y prestarme atención?
“Minazuki, es casi la una. Tengo clases a las 8 de la mañana, Souji a las 10. Por favor, te lo ruego, ¿podemos hablar de esto más tarde?” Adachi no era de suplicar, pero estaba demasiado agotado y lo último que quería era seguir discutiendo con Souji y Sho, las personas a las que más aborrecía en el universo.

…Okay, tal vez a Souji no tanto, pero a Sho sí.
A Sho lo odiaba con ganas.
Tremendo mocoso.

Si me respondes lo que quiero oír, los dejo en paz.
“Podrías recomendarlo o algo. Eres un exRebel y, encima, fuiste parte del comité de elección. Tomarán en cuenta tu opinión sobre el asunto.”
“Souji, no le des ideas.”
¡Souji tiene razón!
“¿Y qué pasa si fracasas? Mi reputación quedará afectada.”
Eso no pasará, porque Souji me apoyará. I wanna be the very best, like no one ever was!
“…” Adachi soltó un suspiro hondo y lleno de resignación. “Okay, veré qué puedo hacer. Pero conste que lo hago por Souji, no por ti. Ah, y no hagas berrinche si no terminan escogiéndote aun así.”
Ya, ya, lo que tú digas.

Sho colgó la llamada en esos instantes. El cuarto se sumió en completo silencio, hasta que Souji y Adachi agudizaron el oído y escucharon los movimientos de las agujas del reloj que estaba en la pared.

Souji le arranchó el celular a Adachi al notar que lo agarraba cada vez con más fuerza, producto del enojo. Luego de dejarlo en la mesa de noche, se acomodó de nuevo en la cama. Adachi lo imitó y volvió a atraerlo a su pecho, sin cerrar aun sus ojos.

“¿Quieres hablar sobre esto?” le preguntó Souji, levantándose un poco para intercambiar miradas con él.

Adachi suspiró. La necesidad de fumar un cigarrillo era muy grande, pero el sueño era mayor.

“No hay nada de qué hablar. Minazuki es un manipulador de mierda.”
“Pudiste colgarle.”
“Se me está contagiando tu actitud, supongo.”
“¿Preparado para adoptar 38402 hijos?”

Adachi soltó un suspiro de nuevo, por centésima vez en el mismo día. Pensó en preguntarle cómo había memorizado el número exacto que había mencionado hace un rato, pero optó por guardarse la pregunta: era muy estúpida, Souji era un sabelotodo y de seguro no se le hacía complicado memorizar números largos.

“…Necesito un trago, un cigarrillo y unas vacaciones.”
“Has estado de vacaciones hasta hace poco.”
“…Igual.”
Souji rio. “¿Qué tal si nos vamos de viaje cuando termine el ciclo?”
“¿QUÉ?” Adachi abrió los ojos, sorprendido, pero su ceño se frunció al recordar un pequeño detalle. “¿Te dejarán tus papás? Según lo que sé, me odian. Ah,” Rodó los ojos. “No, ellos no son lo peor. Tu tío me la tiene jurada.”
“Yo veo la forma de convencerlos, incluyendo a mi tío, tranquilo.”
Adachi guardó silencio por unos instantes, y luego asintió. “Mm, si es así, entonces genial.”
“Okay, entonces le avisaré a Marie, Oikawa y al resto.”
“Espera. ¿No íbamos sólo los dos?”
“¿Cuándo dije eso?” Souji sonrió.
“¡SOUJI!” gritó Adachi, enojado.
Souji soltó una carcajada. “Sólo bromeaba,” Souji se acercó y le dio un beso, que cortó ni bien sintió a Adachi correspondiéndole. “Buenas noches.”
Adachi rodó los ojos. “…Buenas noches.”

Ambos durmieron con una sonrisa en sus rostros.


 

 
Saruhiko revisó los dígitos en la pequeña pantalla de la lavadora y chasqueó la lengua. Faltaba más de una hora para que terminara todo el proceso de lavado, enjuague y centrifugado… y tenía una clase en menos de treinta minutos. Por un segundo cruzó por su mente la idea de mandar todo a la mierda (lavadora y clase juntas), pero optó por pausar el proceso y dejarlo para después. Ya había faltado a la anterior clase de ese curso y no quería tener problemas desde el inicio del ciclo. Sus papás no se interesaban mucho en sus clases ni en sus notas así que no era tanto por presión familiar sino por algo más… propio de él. Tenía en mente subir su promedio este ciclo para evitar que gente pretensiosa le quitara cupos en los mejores cursos a último momento. Su promedio era superior al del común denominador y, aun así, había gente que lo botaba de uno que otro curso en la matrícula y eso lo llenaba de frustración. Le había pasado con un electivo este ciclo, y desde entonces, se había propuesto mejorar aún más.

Rodó los ojos mientras se cambiaba de ropa a una más presentable. Se puso el primer saco decente que encontró, y luego de agarrar su morral, su casco y sus llaves, caminó con pasos apurados hacia la puerta. Calculaba que, en su scooter, llegar a Rizembool le tomaría unos quince minutos, sin tráfico y a una velocidad moderada. Añadiéndole unos cinco minutos más para estacionar la moto y correr al salón, en total serían veinte minutos. Felizmente, aún estaba a tiempo. La clase empezaba a las diez y eran las nueve y treinta de la mañana.

Salió de su departamento y le echó llave, corriendo a las escaleras. Su celular sonó, y lo sacó de su bolsillo para revisar de qué se trataba. Era una notificación de facebook del capitán del equipo de vóley, Tooru Oikawa. Le había mandado un mensaje en el que le solicitaba que fuera a los entrenamientos, contándole que habían iniciado esa semana y que era importante tenerlo presente. Saruhiko chasqueó la lengua: se había metido a vóley, al inicio, para completar con parte de los créditos electivos requeridos. Era un montón de trabajo y, al final del primer ciclo, lo dio por terminado, pero el capitán y el vice-capitán le pidieron que se quedara por sus habilidades de bloqueo. Existía la posibilidad de conseguir una beca (no total, pero de una tercera parte de la pensión) si es que seguía dentro, así que terminó aceptando. En estos momentos, sin embargo, se arrepentía: ya no quería hacer el esfuerzo, le daba demasiada flojera y extrañaba esas horas libres que tenía los miércoles, jueves y viernes.

Mientras pensaba qué responderle al inbox de Oikawa, bajó las escaleras, y caminó hacia el estacionamiento. Allí, notó con horror que el scooter de un salvaje se había caído encima del suyo, y yacían uno encima del otro en el piso. De seguro el dueño de esa moto, siendo un completo imbécil, la había parqueado mal y no le había puesto bien la palanca que la mantenía de pie. Corrió hacia su moto y le tomó una foto a la escena, para mostrársela al otro dueño cuando lo viera. Luego, levantó la de su vecino para lanzarla con furia hacia el otro lado y poder revisar si se había rasguñado la suya por el accidente. Se arrodilló e inspeccionó la pintura detenidamente, hasta encontrar varios raspones en su vespa negra. Allí, sintió la necesidad de matar al culpable, y no se sorprendió al notar que parte de sí mismo iba en serio con la idea. No era de tenerle cariño a las cosas materiales, pero esa vespa le había costado una gran cantidad de dinero y ver los raspones lo llenaban de furia. Trazó un rasguño con la punta de los dedos: no era muy profundo, pero igual sería un tanto caro arreglarlo.

“¡MI SCOOTER!” Escuchó el grito antes de sentir la presencia de alguien a sus espaldas. El extraño alzó el otro scooter y se puso a chequearlo: pudo ver algo de eso en el reflejo en su moto. “¡Está lleno de raspones! ¿Tú le hiciste esto? Te voy a sacar la mierda, carajo.”

Iracundo, Saruhiko se puso de pie y se giró para encarar al culpable de todo esto. Se aguantó las ganas de propinarle un puñetazo, tan sólo porque ponerse a pelear en el estacionamiento terminaría perjudicándolo: estaba con la hora, y no podía darse el lujo de cortar en dos al culpable. Cada minuto estaba en su contra.

“¡Ah!” El chico –¿era su vecino? era la primera vez que veía esa moto, así que intuía que no— abrió los ojos como platos y se quedó observándolo, como si hubiera visto un fantasma.
“¿Qué pasa? Citándote, ¿No me ‘ibas a sacar la mierda’?” Le dijo, en un tono burlón y muy sardónico.
“¿…Fushimi…kun?” Murmuró, inseguro.
“…” Saruhiko arqueó una ceja. ¿Cómo lo conocía? Él no lo record—

Oh.

“…No puedo creer que Yata-san es el culpable de todo esto~”
“…”

Misaki Yata, el chico encargado de las clases prácticas de fotografía –electivo que llevaba este ciclo, y del que casi lo botan en el periodo de matrícula—, se mordía el labio inferior y lo miraba, enojado. Al parecer, como Saruhiko era su alumno, se le hacía imposible tratarlo como lo había estado haciendo hasta hace unos instantes. Saruhiko agradeció al reglamento universitario por ello.

Le sorprendió lo mucho que se había demorado en reconocerlo, pero supuso que se debía a la ausencia de sus lentes (…se los había olvidado dentro de su departamento, para su sorpresa). 

“Mira, podemos demorarnos todo el día intentando acordar quién tuvo la culpa de qué, pero lo cierto es que tu scooter estaba encima del mío cuando llegué.” Saruhiko sacó su celular y le mostró la foto que había tomado al llegar a la escena.

Misaki se guardó las ganas de gritarle, y gruñó algo por lo bajo. Su semblante se veía intranquilo: al parecer se debatía internamente por cómo reaccionar a todo el problema.

“¿Qué quieres que haga?” le dijo, luego de unos cuantos segundos de silencio.
“Que me pagues por los daños, y ya, borrón y cuenta nueva. Seguirás siendo el jefe de prácticas de mi comisión y seguiré siendo tu alumno.”
Misaki bufó. “No tengo dinero en estos momentos… ni siquiera para arreglar mi propia moto.”
“Qué pena~” Saruhiko canturreó con sorna. “No sé cómo, pero me vas a pagar.”
“…Está bien” Misaki aceptó, a regañadientes. Su deber como jefe de prácticas iba antes que su orgullo, y prefirió ahorrarse una pelea.
“Mm, te doy dos semanas. Espero ver el dinero para ese entonces. Te denunciaré si no ocurre eso.” Y lo amenazó con la mirada. “Bueno, lo veo, Yata-san~” Finalizó con una sonrisa.

Luego de dejar su moto en una posición estable, Saruhiko corrió hacia las escaleras, de regreso a su departamento. Necesitaba sus lentes: después de todo, no iba a poder manejar sin ellos.


   
 


Llegó al lugar acordado en pocos minutos: sabía del food court localizado en el último piso del edificio principal de la facultad de Diseño gracias a que Marie siempre lo llamaba para comer juntos en ese mismo lugar. Su amiga era de moverse poco por el campus de Rizembool, a excepción de aquellas veces en las que a ella le tocaba visitarlo a él en su facultad o visitar a los amigos que tenían en común que estaban en Comunicaciones (Oikawa y Bokuto, por ejemplo).Mayormente, ella se encontraba rondando los edificios de Diseño y ese food court era su lugar preferido para comer y trabajar al mismo tiempo. Al parecer, también era la primera opción de Sho, quien lo había llamado allí en esos momentos.

No recordaba muy bien cómo lo había conocido –si había sido primero Sho o Kaneki de quien se había hecho amigo—, pero lo cierto es que ambos chicos habían formado una amistad con él, y los veía de vez en cuando, cuando salían a comer y a pasar un rato juntos. No eran muy cercanos, pero eran personas muy amenas y parecían tener buenas intenciones, así que Souji no dudaba que en un futuro la cercanía aumentaría.

Sho era el más extrovertido de los dos: mucho más abierto y fácil de leer. A diferencia de su hermano adoptivo, era muy inmaduro y propenso a hacer berrinche si las cosas no salían como él esperaba, y aunque esto se le hacía un tanto tierno a Souji, a veces lo sacaba de sus casillas, y le era muy difícil mantener apariencias en frente de Sho.

Sin embargo, la propuesta de entrenar juntos le convenía: no era porque retomaría su puesto como rebel, más que nada, se debía a su necesidad de mantenerse en forma y de no oxidarse. Hacía un buen tiempo desde la última vez que había tenido una batalla seria contra alguien (había sido contra Adachi, quien a regañadientes accedió a darle el gusto, hace más de medio año), y necesitaba un poco de práctica para al menos no olvidar lo básico. De paso, Rizembool había aceptado su pedido de ayudar a Oikawa a adaptarse a su puesto de rebel, así que necesitaba practicar para poder demostrarle a él cómo se hacía. 

El problema yacía en que se sentía extremadamente cansado, no sólo por la llamada de Sho justo en el momento en el que por fin conciliaba el sueño la noche anterior, sino también por levantarse tempranísimo para poder salir junto a Adachi hacia la universidad, y encima, tener que lidiar con Oikawa y su problema con Iwaizumi a primera hora del día. Agregados a estos eventos, estaban sus clases de diez a una de corrido, y la charla agotadora con un par de profesores de Rizembool para poder atribuirse a sí mismo el tutelaje de Oikawa. Sus musculos le dolían por haber dormido en una mala posición, y se le cerraban los ojos del sueño mezclado con agotamiento.

Como adivinando, Sho le había comprado un café cargado y se lo había dejado en la mesa. El pelirrojo también estaba con un vaso igual al de él. Al cruzar miradas, se saludaron con un sonoro golpe de palmas, y Souji tomó asiento a su lado.

“…por venir.” Le dijo Sho, refiriéndose al café.
“Gracias, justo pensaba en comprarme uno,” le sonrió. “¿Dónde quieres entrenar, por cierto?”
“Hay un bosque pequeño por comunica, no sé si has ido allí a pasar algún hueco.”
Souji se quedó pensativo por unos segundos. “Ah, creo que sí.”
“Es tranquilo, y mucha gente va allí a descansar, pero sé de una zona dentro de él que es espaciosa y perfecta para entrenar. ¿Está bien?”
“Sí, no hay problema. Más bien, ¿quieres ir yendo ahorita?”
Sho lo contempló por unos instantes, hasta que asintió con la cabeza. “Sí, mejor.”

Se levantaron de los asientos, agarraron sus vasos de café y caminaron hacia las escaleras.



“¡Saruhiko!” Llamó Souji, suavemente. Un chico de cabello oscuro y lentes que caminaba hacia ellos alzó la mirada, cruzándola con las de ambos. Saruhiko soltó un bufido, rodó los ojos e hizo un ademán de saludo, para luego continuar con su camino en el sentido contrario de Sho y Souji.

“Fushimi sigue igual de antisocial, no me sorprende.” Comentó Sho, una vez alejados lo suficiente como para que Fushimi no escuchara de lo que hablaban.
“Haha, al menos ahora nos saluda,” remarcó Souji, con una risa. “¿Recuerdas cómo nos ignoraba?”
“Es cierto.” Sho también rio un poco, al hacer memoria de sus primeras interacciones con Fushimi. Inmediatamente luego de eso, recordó el motivo principal por el que había citado a Souji, y suspiró. “Oye, ¿puedo contarte algo?”
“Estaba esperando que hablaras del tema,” dijo Souji, y luego tomó un poco de café.
“¿Eh?” Sho se veía confundido.
“Es lo de Kaneki, ¿no?”
Sho tiró de sus cabellos, visiblemente frustrado. “¡Qué rápido me lees!”
“Es muy fácil hacerlo.”

Souji volteó a sonreírle, y luego, volvió a enfocar la mirada en el camino que se extendía en frente de ellos. Se encontraban en una vereda amplia entre dos edificios, el trayecto era parte de un atajo para llegar rápido a su destino. Rizembool carecía de áreas verdes, siendo el bosque ubicado atrás de Comunicaciones una de las pocas que existían. Sin embargo, enmendaban este error con jardines en los pisos de los mismos edificios, haciendo del campus una pequeña metrópolis que crecía hacia arriba en vez de expandirse a los lados.

“¿Y bueno?”
“Te conté ayer, no me eligieron como rebel,” Sho se veía un tanto decepcionado.
“Sí.”

Un par de chicos que venían en sentido contrario le ondearon la mano a Souji, y este les devolvió el gesto con una sonrisa. Sho se quedó extrañado, y luego de un corto silencio, volvió a hablar.

“Wow, Adachi no exagera cuando dice que te conoces a todo Rizembool.”
Souji suspiró. “Ahí va de nuevo con sus celos…”
“Pero onda, que has saludado a más de diez personas en estos diez, quince minutos que llevamos juntos.”
“¿En serio es tan raro que conozca a tanta gente?”
“No es raro… bueno, tal vez un poco.” Sho rio. “Lo extraño es que tienes tiempo para todos y que no te agota escuchar a cada uno de tus amigos. No lo digo por ahora, sino… en general, por sea caso.”
“Supongo que me gusta hacerlo, o algo así. Estoy acostumbrado a ayudarlos en lo que pueda, ya ni lo pienso dos veces, realmente. Pero bueno, sigue con lo que me contabas.”
“Eh… Kaneki sí va a ser rebel. ¿Recuerdas que estuvo muy mal en el hospital?”
“¿Ya está mejor, no?” Souji se mostró preocupado.
“Sí, en gran parte. Igual, me dio un gran susto.” Sho suspiró. “Bueno…en el fondo lo sabía, y ya lo confirmé… esto fue luego de dar la prueba. Ya es rebel.”
“Oh, ¿estás molesto por eso?”
Sho guardó silencio por unos segundos. “Mm, no, estoy feliz por él. Pero… siento que lo he decepcionado. No habíamos planeado ser rebels al mismo tiempo, aun así, pienso que sería genial vivir esto juntos… Podríamos apoyarnos, supongo.”
“Bueno, aún no hay nada definitivo. Aún puedes volver a postular. Felizmente, Rizembool quiere producir rebels en masa, o algo así.” Souji rio, y colocó su mano derecha en el hombro de Sho. “Tú puedes.”
“Para eso quiero entrenar hoy,” Sho admitió.
“¿No era por estrés?”
“Sí, también para soltar estrés— Ah.” Sho se detuvo en seco.
“¿Qué pasó?” Souji se giró un poco para mirarlo a los ojos.
“Adachi está vinien—” 
“¡SOUJI!”

Sho fue interrumpido por el grito de Adachi, quien corría hacia ellos. Souji rodó los ojos, y volteó justo en el exacto momento en que el mayor estaba a un metro de él. Adachi se limpió el sudor de la frente con el dorso de la mano, y luego de arreglarse un poco, se cruzó de brazos.

“Sho,” mencionó el nombre con desdén, luego de mirarlo de pies a cabeza.
“¿Por qué me odia tanto?” le preguntó Sho a Souji, y este solo rió.
“¿Qué hacen ustedes por acá?” Adachi alzó una ceja.

Al tomar en cuenta sus alrededores, Sho y Souji dieron con la sorpresa de que estaban frente a la facultad de Psicología. Faltaba poco para llegar al lugar donde entrenarían, pero no se habían percatado de que andaban justo cerca de la facultad de Adachi.

“Ah, con razón estás aquí, si es tu facultad y todo.”
“¿Van a entrenar?”
“Sí, ¿por qué?” Souji sonrió con una pizca de malicia. “¿Quieres acompañarnos?”
“Depende de cómo me lo pagues—” Souji le dio un sutil codazo en el estómago, y luego, lo miró con fingido arrepentimiento.
“Oops, no fue mi intención.”
“C-carajo, Souji, deja de ser tan violento.” Adachi frunció el ceño, mientras se sobaba el área afectada.
“El burro hablando de orejas~”
“Tú cállate, Minazuki,” espetó Adachi, un poco enojado. Sin embargo, se tranquilizó cuando Souji tomó su mano y entrelazó sus dedos con los de él.
“¿Tienes clases ahorita?” le preguntó Souji.
“No, acabo de salir,” contó Adachi.
“¿Nos acompañas?”
“…Pensaba ver lo de mi práctica…” Suspiró. “Supongo que será luego.”
“Aún me sorprende que no hayas tenido que mandar la estructura de tus clases antes de que iniciara el semestre.”
“Sí, bueno, ese profesor es muy vago. Exigente con sus alumnos, pero vago con sus jefes de práctica. No es nada nuevo para mí.” Adachi sonrió. “Por algo elegí su curso para ser asistente.”
“…Esa plata que te van a pagar va a ser un desperdicio.”
“Que te calles, Minazuki.”

Sho le sacó la lengua, y Souji soltó una risita burlona. Sho siempre sacaba el lado más infantil de su pareja.
 
“Necesito que le digas la verdad a Kaneki.” Dijo Souji, una vez retomaron su camino hacia las áreas de esparcimiento alrededor de la facultad de Comunicaciones. Encontró un trío de tachos de basura y aprovechó para deshacerse de su vaso descartable, ya vacío.
“¿¡Eh!? ¡NO! ¡No hay forma!” Sho se negó rotundamente, y exageró su posición ante el tema mediante gestos con su brazo libre.
“Va a ser peor si no lo haces.”
“Lo sé, pero…”

Admitir que se lo había estado guardando también iba a ser problemático, incluso más que no haber pasado la prueba. Sho no quería imaginar lo que pasaría por la mente de su hermano al enterarse de todo, así que debía aceptar que Souji tenía razón.

“¿Pero?”
“Es que… eh…”
“¿Por qué todos mis amigos prefieren esconder cosas importantes a la gente que los estima?” Souji suspiró.
“¿Mn? ¿Lo dices también por Oikawa?” Preguntó Adachi, interviniendo por primera vez en la conversación. Debía admitir que se sentía un poco excluido, pero no le interesaba mucho el tema: después de todo, se trataba de la vida de Minazuki, que poco le importaba.
“Sí, aunque él ya fue sincero con Iwaizumi. No le fue tan bien, lamentablemente.”
“¡Ohhhh!” Los ojos de Sho se iluminaron. “¡Chisme!” Exclamó, emocionado.
“No.” Souji negó con la cabeza. Contarle cosas como esta al bocotas de Sho era peligroso. Eso, y que no se sentía bien hablando de los asuntos personales de sus amigos. Comentárselos a Adachi era distinto, no sólo porque confiaba en que él cuidaría sus palabras, sino porque podía ayudarlo a ver la situación desde otra perspectiva. En cambio, Sho no pensaba mucho antes de hablar, y además, interactuaba a cada rato con Oikawa, lo que significaba que le era posible soltar algo sin cuidado.
“¡Qué aburrido!”
“Si tuvieras al menos una neurona podrías hacerte una idea de lo que pasó, pero como no la tienes, no me sorprend—”
“Qué bueno que Souji está justo entre nosotros, porque hace rato te hubiera dado un—”
“Shh, basta. ¿Cuántos años tienen?” Souji tiró de la mano que tenía entrelazada con Adachi, y con la otra, empujó levemente a Sho. Un poco de su café se chorreó en el piso, y Sho maldijo en voz alta.
“¡Mierda, Souji!”
“Oops”

Sho se aguantó las ganas de hacerle berrinche, Souji no lo merecía. En cambio, Adachi…

“¡Tu… tu… tu nosequé es muy jodido!”
“Soy su pareja, engendr—”
“Lo sé, pero me rehuso a aceptarlo y decirlo en voz alta,” soltó Sho, y luego gruñó por lo bajo.
“¿Por qué?” preguntó Souji, curioso.
“No sé… ¿Es raro? ¿Por qué Adachi?”
“Tiene su encanto, aunque no lo creas,” dijo Souji, y luego sonrió.
“…No sé si es un halago o no…” comentó Adachi, sospechando de las palabras de su pareja.

Souji y Sho soltaron sonoras carcajadas ante esto, mientras que Adachi intentaba controlar su ira. Terminó cediendo, y también rio un poco junto a ellos.

“Oye, Souji, por pura curiosidad, ¿pero sabes de los convenios de Rizembool? Cuando eres rebel y eso.”
“¿Qué ganas tú sabiendo esas cosas?” Adachi le cuestionó a Sho.
“Nadie te habló a ti, Adachi,” Sho le sacó la lengua, y dio un sorbo a su vaso de café.
“Yo no tuve muchos descuentos cuando fui rebel. El almuerzo me salía gratis, y creo que había un par más, pero ahí quedaba,” dijo Souji, llevándose un dedo de su mano libre al mentón.
“Ah, igual conmigo.” Comentó Adachi.
“Pero antes de clases hablé con Oikawa. Resulta que Rizembool ha mejorado y tiene una pequeña guía de beneficios, es una cartilla pequeña con un montón de descuentos y convenios. Son con la mayoría de locales aledaños a la universidad, pero también hay de otros sitios. Ah, y tienen una tarjeta de identificación distinta.”
“Okay,” esta vez, fue Sho el que se deshizo de su vaso descartable, botándolo en un tacho que estaba en el camino.
“¿Por qué preguntas?”
“…Por nada, haha,” Sho fingió una risa, pero no logró convencer a Adachi y Souji. Ambos lo miraron raro, pero prefirieron no preguntar más.

A lo lejos, divisaron el bosque, y Sho sonrió.
Al fin llegaban a su destino.

“Antes de entrar, ¿alguien tiene GPS en su celular?”
“Sí, ¿por?”
“…Creo que te puedes perder adentro.”
“No exageres, Sho.”
“No, en serio.”

Los tres intercambiaron miradas, y asintieron.

“Busquemos el lugar del que hablas.”
“Ah, debimos entrar por el otro lado. Aunque supongo que por acá también se puede.”

Sho se adentró al bosque seguido de sus amigos, quienes se habían quedado asombrados ante lo que veían.

Adachi no pasaba sus huecos dentro de Rizembool: prefería hacer hora en su departamento, por lo que no conocía mucho el campus (que encima, era inmenso). Las únicas zonas que si manejaba eran las de su facultad y la facultad de Souji, así como el gimnasio y un edificio que tramitaba los asuntos relacionados a los rebels. Esta, definitivamente, era una zona que ni había imaginado que existía. Pensaba que las áreas verdes en Rizembool (sin contar las de los edificios) eran pocas y pequeñas: diminutos terrenos de pasto con unas cuantas flores por aquí y por allá. Esta era una joya escondida: o tal vez no tanto, siempre había estado ahí, pero nadie lo había notado. Al menos no él.

Por su parte, Souji era de pasar sus ratos libres en la biblioteca o las salas de estudio de la universidad, así como en el gimnasio donde se llevaban a cabo los entrenamientos de vóley, y los puestos de comida aledaños a Rizembool. Era imposible conocer todo el campus, puesto que, aunque no era tan extenso, contaba con muchísimos edificos y estos tenían, en promedio, más de cinco o seis pisos cada uno. Era una pequeña ciudad, hasta le sorprendía no haberse perdido en alguna ocasión. Y sí, conocía el bosque, o eso pensaba. Verlo de nuevo lo hizo considerar la posibilidad de que tal vez ese recuerdo había sido fabricado o imaginado, porque realmente no recordaba en qué ocasión había visitado el lugar frente a él.

“Wow, me pregunto si hay algo que Rizembool no tiene,” soltó Souji, observando el panorama.
“Chicas bonit—” Adachi se dio cuenta muy tarde de su error, y por más de que intentó callarse con la mano que tenía libre, le fue imposible cortar su frase en el momento indicado.
“Tenía pensado cocinarte algo hoy, mm, ¿qué era? ¿Pollo gratinado? Pero qué pena, creo que mejor me iré a mi casa después de esto.”
“…Espera, no, tú—”
“¡HAHAHA! ¡Adachi, la fregaste!”
 
Souji soltó el agarre que sostenía en la mano de su pareja, y luego de lanzar su morral al lado de un árbol, extendió una mano hacia Sho. El pelirrojo asintió, y se removió la polera que tenía amarrada alrededor de la cintura, mostrando sus katanas gemelas enfundadas. Desenvainó una de estas y se la entregó al mayor. Luego, hizo lo mismo con la restante, pero esta se quedó con su dueño. Lanzó su mochila junto a la de Souji, y se giró hacia sus amigos una vez más.

“Ya, muchos rodeos. ¿Cómo haremos?” Preguntó Souji, pasando su dedo por la hoja del arma.
Adachi, sacó de su maletín un revólver, que se dispuso a cargar. “¿Todos contra todos?” Preguntó, mientras hacía a un lado su maletín, dejándolo junto al morral de Souji.
“Me parece genial.”
“Ah, debí traer mi propia katana.”
“Sorry, sé que las mías son un poco más pequeñas que la que tú tienes. ¡Será para la próxima!”
“Sí, no te preocupes,” Souji le sonrió. “Ya luego recogeré la mía,” y se giró hacia Adachi. “Creo que la dejé en tu departamento, Tohru.”
“Luego de esto vamos y revisamos, porque no recuerdo haberla visto.”
“…Qué hablas, en mi casa no está.”
“…”
“…”
“Eso lo ven luego, ¿sí?”
“…Sí,” respondieron Adachi y Souji al unísono.


     

 
     

“¡Geh!”

Anemone y Marie dejaron de enfocarse en sus trabajos para girarse a observar a Oikawa, quien casi lanza por los aires su teléfono, producto de la sorpresa que sentía. La pelirrosa arqueó una ceja, sin entender, mientras que Marie se quedó callada e indiferente, esperando a que Oikawa les contara lo que había pasado.

“No me digas: es sobre vóley,” le dijo Anemone, justo cuando Oikawa abría la boca.
El chico entrecerró los ojos, e infló las mejillas.
“Weh, ya no les contaré nada.”
“No te hagas el resentido y cuenta,” mencionó Marie, sin despegar su mirada de los círculos de cartulina que cortaba.
“¿Saben de Tobio?” preguntó Oikawa, y justo después de hacerlo, se dio cuenta de que la pregunta estaba de más, porque sí, Anemone y Marie habían escuchado de él. Durante gran parte de su primer semestre en la universidad, era lo único de lo que hablaba. Muchos de sus comentarios nunca fueron positivos (aunque se habían vuelto amigos con el tiempo, Oikawa seguía sintiendo cierto recelo por el armador), pero lo cierto era que de alguna u otra manera el tema de conversación giraba en torno a Tobio en algún momento del día. Lo veía catártico, pero recién en esos momentos se daba cuenta de que probablemente fue un poco tedioso para sus amigos escuchar sobre sus ‘rajes’. 
“Ah, ¿tu kohai? ¿ExKohai?” dijo Anemone, e hizo a un lado su lectura.
“Sí, él.”
“¿Qué hizo ahora?” preguntó Marie.
“Me mandó un inbox diciendo que está en el equipo de Hanasaki oficialmente, y va a jugar en el partido amistoso que organicé junto a la mánager de su universidad.”
“¿Eso es bueno?” preguntó Marie.
“No sé como sentirme, realmente,” contó Oikawa.
“Hablando de eso, oh… ¿qué le habrá pasado a la mánager de tu equipo?” Anemone se burló. “Cierto, esa era yo.”
Marie rio al ver que Oikawa hacía un puchero. “¿Te saliste por tiempo, no?”
Anemone asintió. “Sí, y porque no lo soporto a este.”
“¡Qué mala eres!” se quejó Oikawa.
“Jaja~” Anemone rio un poco, pero se tornó seria de nuevo en cuestión de segundos. “No, pero en serio, me quitaba mucho tiempo. Y los trabajos cada vez están más engorrosos… Eso, y que…”
“¿Qué?” Marie preguntó, y Oikawa suspiró.
“Anemone tenía que soportar los coqueteos de varios chicos,” dijo Oikawa, un poco incómodo. “Les dije que la pararan, pero nunca me hicieron caso.”
“Wow, eso es fuerte.”
“Ugh, sí, jodían demasiado,” Anemone rodó los ojos. “Iwaizumi intentó ponerlos en onda pero tampoco funcionó, cosa que me sorprende,” contó Anemone. “En fin, ya verán cómo se las arreglan ustedes.”
“Yo estoy pagando los platos rotos,” lloró Oikawa.
“Eres capitán, armador y mánager, no sé como le haces,” Marie rio.
“Voy a tener que buscar a alguien. ¿No conoc—?”
“Oikawa, estudiamos diseño.”
“¡Ya sé! Estoy desesperado,” Oikawa se chorreó en la mesa. Se veía frustrado e irritado.
“¿Qué pasó con Iwaizumi, a todo esto?”
“…¿Eh?” Oikawa se levantó levemente, curioso por la pregunta de Marie.
“Ah, es que no estás con él. Usualmente vienen en paquete, así que me da curiosidad.”
“Marie, ¿te gusta Iwaizumi?” Anemone sonrió con malicia.
La mencionada saltó un poco en su sitio, visiblemente sonrojada. “¿Q-QUÉ TIENE QUE VER ESO? ¡SÓLO PREGUNTABA! ¡N-NO ES LO QUE CREES! ¡NO JODAS!”
“Wah, eso es muy sospechoso, Marie-chan~” canturreó Oikawa.
“Cállate, idiota,” Marie le sacó la lengua y volvió a enfocarse en la cartulina que cortaba. “Y cuéntanos qué pasó.”
“¿Saben qué es un rebel? Siento que esta es la centésima vez que lo explico, pero es—”
“Shh, sí sabemos, u silly,” Anemone rio.
“Yo fui una princess, cojudo,” le dijo Marie.
“¡Woah! ¿Qué es eso?” preguntó Oikawa.
“¿…Sabes qué es rebel pero no qué es princess? Rizembool es demasiado sexista, dios mío.”
“¡Exacto!” mencionó Anemone, asqueada.
“Princess era una chica que ‘traicionaba’ a Hanasaki y ayudaba al rebel. Creo que eso no lo han retomado esta vez, pero así fue hace tres, cuatro años.”
“¡Oh!” Oikawa se mostró muy interesado. “¿Quién fue tu rebel?”
“Souji.”
Oikawa abrió los ojos como platos, y luego de quedarse unos instantes en silencio, sacudió la cabeza y habló: “¡Él no me contó nada de eso!”
“Supongo que no quería involucrarme, él es así,” Marie sonrió. “Nunca le pedí que lo escondiera, pero bueno…”
“Ya, ¿y qué pasa con los rebels, Oikawa?” preguntó Anemone.
“Bueno, no quiero asustarlas, pero… soy rebel.”
“…”
“…”

Anemone y Marie se miraron, serias por unos instantes. Sus intentos por mantener la compostura fallaron rápidamente, y se empezaron a reír a mandíbula suelta. La pelirrosa golpeaba la mesa mientras gesticulaba vagamente en la dirección de Oikawa, mientras que Marie solo atinaba a cogerse el estómago, que le dolía por las carcajadas que soltaba.

“Es que, ay, haha, no, ni a balas” Anemone intentaba hilvanar palabras para formar una frase coherente pero no podía.
Marie fue la primera en tranquilizarse, y ya más calmada, tomó aire y exhaló. “Lo siento, Tooru, pero… es una broma muy buena.”
“Estoy hablando en serio,” dijo Oikawa, irritado.
“Wha- ¿Qué?” Anemone lo cuestionó con la mirada.
“Es en serio, soy rebel, ya me asignaron HiME y todo.”
“¡OHHHHHHH!” Anemone se llevó una mano a la boca de la sorpresa. “Baby Tooru spreads his wings!”
“¡No te aproveches de que no se inglés!” Oikawa la acusó, señalándola.
“Te está comparando a un pichón.”
“¿O…kay?”
“Ya, cuenta bien, que sólo nos has dicho que eres rebel y nada más,” se quejó Anemone.
“Nada, tengo HiME, una cartilla de beneficios, un TI especial, y… mucho sueño.”
“¿No nos iba a chismear primero lo de Iwaizumi?” preguntó Marie.
“Vamos por partes, dijo Jack el Destripador. Que lo de tu crush espere un poco,” Anemone le guiñó un ojo a Marie.
“¡NO ES MI CRUSH!” le gritó Marie.
“¡Lo de Iwa-chan es el problema!” les dijo Oikawa.
“¿Qué cosa?”
“Le conté que soy rebel y se enojó.”
“Oh, tiene sentido.”
“¡Pero lo hice por el equipo!”
“Iwaizumi debe estar preocupado por ti, y ese motivo… no le importa, de seguro,” Anemone enredó en su dedo un mechón de su pelo y se puso a jugar con él. “¿Ya hablaste con mama bear? Él da buenos consejos.”
“Sí, y—”
“¿Quién es mama bear?”
“…Marie, no puedo creer que tú me estés preguntando eso.”
“…” Marie hizo a un lado su tijera y cartulinas para tomar su mentón y reflexionar por unos breves momentos. “¿…SOUJI?”
“Sí, ¿no lo has notado?”
“Mm, bueno, tiene sentido, ahora que lo pienso…” Marie se quedó meditabunda por unos instantes.
“No le digas eso en su cara, porque es algo entre nosotros, haha.” Oikawa rio. “Pero sí, Souji cumple más el rol de mi mamá que mi verdadera mamá, por sea caso,” contó, luego de un suspiro.
“¡Pero si tu mamá es genial!” dijo Anemone.
“…Hablemos de temas más… bonitos, por favor.”
“Retomando mi pregunta, ¿le dijiste a Souji?” Anemone se giró hacia Oikawa.
“Sí, y me dijo que me espere a que Iwa-chan se calme. Pero… hoy me hizo la ley del hielo luego de que salimos del departamento… ¡Hace años que no lo hace!”
“No seas tan codependiente de él y dale su espacio. Pronto podrán hablar más tranquilos, y sé que hará un esfuerzo por entenderte, supongo,” le dijo Marie.
“Marie tiene razón~” Anemone sonrió.
“¡Bokuto-chaaan~! ¡Akaashi-chaaan~!” gritó Oikawa, y alzó el brazo para llamar la atención de un par de chicos que pululaban por el food court de Comunicaciones. Bokuto notó a sus amigos y arrastró a su compañero, tirándolo del brazo para agilizar su andar.
“¡Hola!” saludó Bokuto, una vez en frente de ellos. Tomó asiento en una de las sillas vacías, colocando la tira de su mochila en el respaldar de esta.
Akaashi hizo una leve referencia, y lo imitó, sentándose a su lado y a la izquierda de Oikawa.
“Wah, Akaashi-chan~ ¡No necesitas ser tan formal~!”
“Son mayores que yo, por eso lo hago.”

A Bokuto lo conocían desde el año pasado, debido a su relación de parentesco con Souji. Souji le había recomendado Rizembool e ingresaron el mismo año (Souji ingresó de frente por pertenecer al Instituto; Bokuto tuvo que postular, en cambio), y aunque iban a distintas carreras, ambos eran igual de sociables y formaron varias amistades en el transcurso de los dos semestres que habían pasado. Bokuto, sin embargo, era muchísimo más ruidoso, descuidado e inmaduro que su primo.

Akaashi se había unido al grupo al ingresar a Rizembool a inicios del año presente. Era amigo de tiempo de Bokuto: habían estudiado en el mismo instituto durante secundaria alta y se conocieron mediante el equipo de vóley, siendo Bokuto un año mayor que él. Akaashi era calmado y silencioso, la mayoría de tiempo muy cortés; aunque a veces no se guardaba ciertas cosas.

“¿No que hoy nos íbamos a juntar todos? ¿Dónde están Sho y Souji?”
“Souji me dijo que andaría ocupado,” contó Marie.
“Ah, Sho dijo lo mismo,” dijo Anemone.
“¿Iwaizumi-san y Arakita-san?” preguntó Akaashi.
“¡I-I-IWA-CHAAAAAAN!” Oikawa se desparramó en la mesa de nuevo, luego de soltar llantos fingidos.
“¿Ah? ¿Algo pasó?” preguntó Bokuto, confundido.
“Sí, Iwaizumi está enojado con él,” dijo Marie. “Oye, Bokuto, ¿me ayudas a cortar?”
“¡Claro!” La cara de Bokuto se iluminó con la propuesta. Marie sacó de su cartuchera un par de tijeras adicionales y se las extendió. Bokuto cogió un trozo de cartulina sin usar y empezó a cortar como su amiga le pedía.
“Tranquilo, Oikawa-san. Estoy seguro de que Iwaizumi-san y usted se reconciliarán pronto,” dijo Akaashi, y le dio unas palmaditas en el hombro.
“Hoy sólo me habló para dividirnos las responsabilidades del departamento. Es nuestra rutina matutina, pero cuando quise conversarle sobre mis clases, me ignoró…”
“Oh, hey, Oikawa, creo que tengo noticias que te alegrarán el día,” Bokuto le sonrió. “Akaashi y yo hemos decidido que nos uniremos al equipo de vóley.”
“¿En serio? ¡Genial! ¿Akaashi-chan, qué posición eres?”
“Fui líbero en la secundaria… no sé si Bokuto-san le contó,” contó Akaashi.
“Su vida como voleybolista me es un completo enigma, nunca ha mencionado nada de eso.”
“¡¿QUÉEE?!” Bokuto se mostró sorprendido. “¡Bueno, es que no es lo mismo sin Akaashi! Pero ahora que está él también, siento que puedo volver a practicar el deporte con más facilidad.”
Akaashi llamó a Oikawa sutilmente, y este se inclinó un poco para escuchar lo que le contaría al oído.
“La verdad es que… Bokuto-san es un arma de doble filo. Sus mates son increíbles pero a veces… tiene problemas, se frustra rápido y se olvida de ciertas cosas. Por eso necesita a alguien que esté pendiente de él,” le susurró.
“Oh~ ¿y ese eras tú en la secundaria?”
“Exacto.”
“¡Woah! Mis respetos.”
“¡Hey! ¿Qué hablan de mí?” Bokuto los señaló.
“Estamos hablando de tus mates, son perfectos. Tus straights, sobre todo.”
“¡Waaaah! ¡Gracias, Akaashi!” Bokuto le sonrió. 
El mencionado le sonrió, y luego, se giró hacia Oikawa. “¿Aún nos podemos inscribir?”
“A decir verdad… Tomo-chan me contó que había un chico que se quería inscribir hace un par de días. Podríamos introducirlos junto a él, y de paso armamos un partido de bienvenida o algo así. No sé si se pueda dar hoy, ¿tienen tiempo?”
“Yo tengo clases en un rato, pero estoy libre más tarde,” contó Akaashi.
“¡Yo igual!” exclamó Bokuto.
“Mm, okay. Entonces lo hablaré con Iwa-ch—” Oikawa se cortó al recordar que estaba peleado con su mejor amigo, quien, para su suerte, también era su vice-capitán. “…”
Esta vez, fue Anemone le dio unas palmaditas en el hombro. “Sé que no sirve de nada decirte esto, pero… no te deprimas.”
“…Sí, muy útil,” Oikawa rodó los ojos.
“Por cierto, ¿ya almorzaron?” preguntó Akaashi.
“Yo sí, pero Marie y Oikawa aun no.”
“¡Vamos a comer afuera! Yo invito~” propuso Bokuto.
“¿A dónde iríamos?” preguntó Marie.
“¡Ah! Ayer fui al puesto de okonomi con mama bear, Tomo-chan e Iwa-chan. ¡Lo recomiendo!”
“¿No te molesta comer eso de nuevo?” Bokuto lo miró, curioso.
Oikawa negó con la cabeza. “No, realmente.” No había podido saborear bien las tortillas por la preocupación de estar cerca a su HiME durante gran parte de la noche.
“¡Okay! Entonces, es okonomi,” Bokuto guardó las tijeras en la cartuchera de Marie, y esta se dispuso a guardar sus cartulinas en el estuche grande que tenía debajo de la mesa. Todos cogieron sus cosas, y se levantaron de sus sitios, animados con la idea de que Bokuto les invitaría el almuerzo.
« Last Edit: May 20, 2017, 11:59:54 PM by Eureka »


Kana

Algún día pongo toodos los iconos. D;

—Chapter #16

—Por este camino llegas a los laboratorios del segundo nivel. El camino de la izquierda te dirige al área de experimentación; en su contraparte, si vas hacia el otro costado das a un jardín pequeño que tiene una pileta en el centro, —El muchacho explicaba a otro chico ya que actuada de su guía temporal en el establecimiento. A su lado, el otro caminaba sin siquiera haber pronunciado una palabra desde que iniciaron el tour por Rizembool. En la mañana, Ken Kaneki había llegado al punto acordado por mensaje de texto y encontró al otro joven esperándole tan puntualmente que se le hizo admirable el gesto. Kaneki le saludó amigablemente para hacerlo sentir bien en un país que no era suyo, el otro sólo atinó a alzar el mentón en un gesto parco de… ¿saludo? Le estaba costando trabajo descifrarle y Kaneki temía que lo estaba incomodando. Apuntó en dirección que le señalaba. —Pasando ese sector verde llegas a un invernadero donde se hacen algunas clases de herbología. Este es más pequeño pero en la primera plaza hay un invernadero que triplica su tamaño y es mucho más interesante. Tal vez más tarde podamos visitarlo… A esta hora está ocupado por los de segundo año. — Ken alzó su muñeca para ver la hora en su reloj de pulsera. —Tenemos clase en unos treinta minutos más, me parece que es mejor comenzar a ir a la sala para llegar a tiempo. — En todo momento le había hablado en inglés para no confundirlo.
—…— El otro asintió.
—Hhm… ¿Tienes alguna pregunta que quieras comentar? —
—…— Negó, con una diferencia perpetua.
—…— Kaneki le sonrió amigablemente pese a sentirse incomodado por su silencio. Pese a ello no sentía que fuera un tipo despreciable a quien no deseaba ver nunca más. Tampoco le provocaba escalofríos como aquel hombre llamado Shuu Tsukiyama el cual se lo encontraba de improvisto todo el tiempo. —Ok, vamos por aquí. — Quizá era tímido o no le gustaba conversar. A él mismo años atrás le costó desarrollar exitosamente las habilidades sociales. Bienaventuradamente, esos tiempos quedaron en el pasado. En el camino vio a alguien conocido a quien saludó alegremente alzando una mano. —Ya vuelvo.— Se excusó con el inglés. —Espérame aquí.—
Ken se aseguró de que su protegido no se sintiera desorientado y le dejo en un lugar donde no había muchas personas para no perderlo de vista. Vio que el otro chico sacó su teléfono móvil para teclear a la velocidad de la luz lo que le hizo suponer que quizá era de esas personas que no tienen muchas habilidades para hablar en directo con la gente pero tal vez tenía todo un mundo y era otra persona en la internet... Sólo esperaba que no fuera como la protagonista de ¨Serial Experimental Lain¨
Fue hasta la otra persona a la que reconoció a lo lejos. Souji Seta era un chico a quien podía divisar sin importar la distancia pues siempre llamaba la atención. Lo encontró conversando con sus amigos así que esperó a que tuviera un tiempo para comunicarse.
—Kaneki,— Le saludó, embozando una armoniosa sonrisa. —¿Ya estás prestando servicios sociales? —
—Algo así. — Rio disimuladamente. —Liebheart necesitaba que alguien lo ayudara a guiar a un alumno de intercambio y me comprometí con eso… Ya que le  debo un favor —
Kaneki conocía a Souji de hace un tiempo y si bien no eran íntimos amigos era un chico que le caía muy bien pues sentía que era una persona con la que podía hablar temas de profundo análisis y que obtendría una respuesta alentadora de su parte. Era un chico culto y educado. —Sho me contó que están entrenando— Hizo con los dedos de ambas manos la señal de V. —¡Éxito! —
—Haha, algo así. — Souji se acomodó el flequillo de su cabello. —En parte también me ha servido para no perder el ritmo. Por cierto, ¿Dónde está Sho? No lo vi por su campus en la mañana. —
—¿No lo viste? — Alzó las cejas curvándolas posteriormente mostrándose preocupado. —Espero que no haya faltado a su clase. Hoy lo desperté varias veces pero no hubo caso… Ni siquiera al arrastrarlo. Como tenía que irme ya, tuve que ponerle todas las alarmas que encontré a ver si se levantaba luego. — Soltó un suspiro.
—Estará bien. Seguro logró entrar a tiempo o buscará un modo para escabullirse dentro de la sala sin que se den cuenta de que ha llegado tarde. —
—Eso espero. — Negó con la cabeza. —Bueno, ya me tengo que ir a mi clase. Hablamos luego. —
—Idem. —
Se despidieron y cada uno siguió su curso. Ken volvió con el otro chico y le indicó que le siguiera. En unos cuantos minutos más de camino llegaron a un salón grande y moderno donde el aire acondicionado parecía que los congelaría a todos.
—Si gustas puedes sentarte aquí adelante para que atiendas bie—El pelinegro se quedó con las palabras en la boca pues de nada le valió la recomendación que le intentó dar a su protegido. Vio que éste siguió de largo hasta el final de la sala, se sentó en el último asiento, a un rincón. —…—
—¿Ese es el nuevo? Me lo esperaba la semana pasada. — Kyouya Sata, un muchacho de cabellos rubios y ojos escarlata se acercó a Ken Kaneki en ese momento. Kyouya alzó una ceja, visiblemente desilusionado. —Ni es la gran cosa y parece un pedante. El profesor ha hecho un alboroto innecesario por ese chico…—
—El profesor está muy enfocado en que el prestigio de Rizembool quede en lo alto. — Kaneki se llevó una mano al mentón y reflexionó. —No sé si sea un pedante. Quizá no se sienta bien hoy. —
—Siempre tratas de ver lo mejor de las personas…— El rubio entrecerró los ojos. —¿Te sientas adelante hoy? —
—Mh…— A decir verdad, le gustaba mucho sentarse de los primeros para oír bien la clase y poner 100% atención pero se sentía mal de dejar al otro solo hasta el final del salón. —Hoy no. Iré con él. —
—Ok, — Colocó una mano sobre su hombro. —Espero que no tengas que ser niñero por mucho tiempo. — Dicho esto, él buscó un buen puesto para prepararse para la clase.
En tanto, Kaneki se dirigió hasta el final del salón hasta llegar donde el británico. Encontró que tenía la mirada fija hacia el exterior, mirando a través de la ventana. Parecía aburrido y sin interés de querer estar allí.
—…— A Kaneki se le hizo extraño que alguien viniera de tan lejos para mostrarse apático y desinteresado. No parecía feliz de estar en Rizembool aunque tampoco se manifestaba miserable. Era, escuetamente, frío.
Kaneki se sentó en el puesto al lado de él
—Hemos iniciado clases hace unas semanas, si gustas puedo pasarte mis apuntes para que te pongas al día. —
—…— No le contestó.
—Eh… También hay que preparar una feria de ciencia para las semanas que vienen. Habrá que integrarte a un grupo…—
—…—
—…— El pelinegro se preguntó si realmente era necesario que fuera su guía cuando claramente el otro no quería a alguien que lo orientara. Pero dejarlo solo le sabía a mal. Por otro lado, le debía aquel favor a Johan Liebheart. —Me imagino que es muy bonito de donde vienes…— Kaneki notó que el otro chico desvío un momento la mirada para seguidamente mirarlo de reojo. Parecía tener intenciones de responderle la pregunta pero justo alguien les interrumpió y su presencia sentenció que el extranjero volviera a su faceta aislada.
—Hey, Kaneki. — Un par de compañeros se acercaron hasta él. Eran los chicos con los que tenía que hacer una investigación en grupo aunque hasta ahora sólo Ken había tenido que hacer todo él solo. —Tenemos que hablar sobre la investigación.—
—Ni Makishi ni yo podemos juntarnos hoy porque tenemos que trabajar. Sabemos que tú también tienes que trabajar hoy pero nos preguntábamos si podías avanzar mientras tanto con la investigación, como eres super inteligente, el que más sabe del grupo, y tenemos la fecha muy encima sería bueno que avanzaras por el grupo… Luego los dos nos ponemos al día y agregamos de nuestra parte. —
—Pues… No sé si pueda hacerlo hoy. Donde trabajo celebrarán aniversario de apertura y habrá mucho movimiento. —
—Uh, creo que estamos perdidos. — Los dos compañeros se miraron con lamentación y resignación. —Bueno, nos haremos tiempo cuando lleguemos de madrugada a nuestras casas. Nuestros trabajos nos queda algo lejos y llegamos tarde al hogar. Si no te respondemos toda la noche, quizá sea porque nos hemos dormido, por favor, perdónanos si eso pasa. — El chico recién notó la presencia del alumno nuevo al sentir una mirada demasiado fría de su parte. —Hola…— Le saludó sin muchas ganas pero el otro solo le miró con un hielo penetrante. —…—
—Ustedes deben estar agotados. Mejor avanzaré por el grupo y luego ustedes revisan los avances para ver si está todo bien. —
—¡Gracias! — Sonrieron el par de compañeros, animados. Seguidamente observaron al otro chico, junto a Ken. Su mirada era demasiado inquietante. —Eh, te hablamos luego, Kaneki. — Inmediatamente se marcharon justo a tiempo cuando llegó el profesor.
—Esa investigación que dicen es un  trabajo en grupo. No te preocupes si no tienes grupo, seguramente el maestro tiene pensado un plan especial para ti. —
—Buenos días, estimados alumnos. — Habló el profesor llamando la atención de los presentes. —Hoy es viernes por lo que debemos fijar los últimos detalles de la salida de terreno que tendremos el día lunes. —


El día lunes había llegado y tras un fin de semana provechoso los alumnos de Ingeniería Genética Humana se presentaron temprano en Rizembool donde subieron a un bus de la universidad el cual les llevó a terreno. Llegaron a un campo interesante donde el mar y la forestación se unían. Era un día soleado y el maestro les aconsejó llevar bloqueador solar para prevenir quemaduras.

—Tomaremos muestras tantos marítimas como forestales. Esto será el inicio del nuevo proyecto investigativo así que escojan bien sus grupos y las muestras que vayan a recolectar. — Indicó el maestro, colocándose un enorme sombrero al estilo de Indiana Jones. —Espero que hayan traído bebestibles para que estén bien hidratados,  que lleven consigo sus implementos tecnológicos , las herramientas necesarias para la recolección de muestras y no quiero sorpresas de extravíos o chistes de que algunos se van a fumar por allí ciertas cosas. — El educador río y algunos alumnos le secundaron. Posteriormente se aproximó a un grupo de jóvenes que se acercaban a cierto alumno. El profesor, suponiendo que elegirían a ese alumno por ser uno de los mejores y para atribuirle toda la carga, decidió actuar. —Ken Kaneki, harás dupla con el alumno nuevo. Ninguno más en el grupo. —
—…— Muchos miraron al profesor con odio disimulado.
—Que mal, quería hacer un grupo contigo. —
—Yo también quería hacerlo contigo. —
-Oh, eso suena tan porno. —Bromeó un alumno.
—Será para la otra. — Dijo el aludido. Giró a su costado donde el alumno nuevo permanecía apoyado en una roca con una pose amurrada. —Eh…— Él recordó que el viernes le mandó un mensaje de texto a su protegido preguntándole si quería asistir a una cita de estudio con los demás compañeros pero este le respondió que los fin de semana viajaba a Inglaterra. Más, no le advirtió de como sería la salida de terreno. Tal vez esperaba algo más "cómodo" y no tan austero.
—Hey, novato. Ten. —  Kyouya Sata le colocó un sombrero tipo comisario al nuevo notando que se estaba desintegrando bajo el sol. Su piel era demasiado pálida para un clima primaveral. —Vaya, parece que tuviste diversión el fin de semana. Parece que es una chica ruda. — El rubio señaló una marca de rasguño reciente en el cuello del joven extranjero.
—…— Este se cohibió un poco, inquietado por la observación del otro. Prefirió mirar hacia otro lado cubriendo disimuladamente la zona arañada, incomodo. A Ken le pareció que por fin tenía algo de reacción y notó cierto grado de vergüenza en él.
—Déjalo. — Le pidió Kaneki a Kyouya.
—Ya. Pero para la próxima que presente unas amigas.— Bromeó en tono bajo, serio.
Kaworu Nagisa, un chico de cabellos grisáceos y ojos carmesí se acercó al grupo de jóvenes.
—Kawasaki se ha conseguido el nuevo dispositivo del que todos alardean en Rizembool. — Señaló a un chico que venía atrás de él.
—Estos chicos de Ingeniería Informática junto con los de Mecatrónica se han lucido con esta especie de Pokedex— Kawasaki estaba fascinado con la pequeña máquina portátil en sus manos. En efecto, parecía una Pokedex pero a nivel universitario.
—¿En verdad hace todo lo que dice en el portal web de Rizembool? — Kaneki observó el aparato notando que en la pantalla viajaban datos a la velocidad de la luz.
—Ahá, observen…— Kawasaki tecleó el nombre de Kaworu Nagisa en la base informática. —Se pueden acceder a todos los datos de las personas. Una buena arma para un Rebel que necesite espiar a una HiME y un excelente aliado para un stalker celopata que quiera acosar a su pareja. Y todo exclusivamente para miembros de Rizembool. Nadie más puede acceder—
—Que no se la den a Hana. — Dijo Kyouya.  Conocía a la chica quien acosaba a cierto ExRebel. El grupo rio ante el comentario ya que Hana era ingloriosa por esa fama.
—Aquí tenemos. — El dueño de la máquina les enseñó la pantalla a sus amigos. —Nagisa Kaworu, tipo de sangre, nacionalidad, edad, parientes, estado civil, estudiante de Ingeniería Genética Humana aprobando la escuela con distinción máxima. En Rizembool fue Rebel por un periodo de tiempo. En la universidad es un prodigio, expositor en congresos, primer lugar en las nacionales de química del año pasado, ha publicado artículos científicos de interesante información. Vivió un tiempo en Alemania, no presenta registros negativos. —
—Que bueno que no dice nada malo de mi. — Sonrió Kaworu, despreocupado.
—Veamos a nuestro encantador y carismático Kyouya. ¡Ahá! Sata Kyouya, tipo de sangre, nacionalidad, edad, parientes ¡oh, tienes una prima hermosa! Ok, no me detengo. Proviene de una familia rica de Japón con un apellido importante en la firma de abogados y médicos prominentes del país, en la escuela fue muy popular entre las chicas, ganó los últimos tres años el campeonato de tenis. Actualmente registra una multa por conducir en estado de ebriedad. —
—¡¿Qué?! — Kaneki abrió los ojos sorprendido. Nunca se esperó algo así de Kyouya. Casi se le caía su imagen en ese momento. El peligro parecía dramáticamente afectado por lo que acababa de conocer.
—¡¿P-P-Pero qué rayos?! — Kyouya, siempre con aquella actitud pedante y snob que miraba por sobre el hombro a los demás, miró indignado la pantalla y en efecto aparecía esa multa allí. Era uno de sus secretos mayores guardados. —¿¡Cómo puedo borrar eso!? Rizembool me está perjudicando. — Se ofendió. Indignado.
—Tranquilo. Sólo algunos de Rizembool podemos verlo. Nadie más. Sólo ciertos alumnos con clave.—
—Eso no quita que sea grave. Pondré una querella contra la institución si no quitan eso en un máximo de 78 horas hábiles.—
—Ken Kaneki. — Kawasaki tecleó el nombre. —Datos básicos…— Por respeto, prefirió no decir en voz alta el hecho de que la madre de él murió hace años y que no tenía padre. —Becado cien por ciento por excelencia académica. Excelentes notas tanto en la escuela como la universidad compitiendo a nivel nacional y en el extranjero por Rizembool ganando el primer lugar en el concurso internacional de Ingeniería Genética Humana en el primer año. Oh… Aparece lo de tu accidente, que lamentable que ese vehículo te impactara. Aw, esa estrellita en la parte de arriba es porque eres Rebel. —
—... Haha, que adorable…— Haciendo referencia a la estrella. Se dio cuenta que los datos sobre su accidente estaban alterados. Respiró en paz.
—…Eh, ¿Quieres ver si apareces en la base de datos? Si bien eres nuevo demás apareces. — Kawasaki le preguntó al chico nuevo que venía de intercambio—Si hasta aparece gente de otros países. — Le extendió el aparato. —Sólo teclea tu nombre. —
—No es obligación que lo hagas. — Le comentó Ken pero al ver que el inglés recibía aquella cosa, tecleaba su nombre y Kawasaki se acercaba a espiar la ficha los dejo a los dos. Miró a sus otros compañeros —A todo esto, Sho me dijo que harán una fiesta en casa de no sé quien. ¿Alguno irá? —
—Yo y Kyouya nos hemos apuntado. Vimos que Souji se unió al evento que crearon en Facebook y lo seguimos. — Dijo Kaworu, divertido. —Nos declaramos fieles seguidores de Souji Seta (?)— Bromeó.
—Todos conocen a Souji. No me declaro su seguidor, pero al menos siempre me entero de buenos eventos por su historial de Facebook.— Kyouya sonrió levemente. —Kotono-chan irá. Me lo confirmó esta mañana... Creo que Hana también —
—Me preocupan las chicas de Rizembool que irán a esa fiesta… Son pocas las estudiantes femeninas aún en el campus. — Observó Kaworu
—Ellas se saben cuidar…— Kyouya giró los ojos. ¿En verdad no conocían a las chicas de Rizembool? Muchas de ellas fueron Princess en el pasado. La única alma puritana e inocente era Kotono entre comillas, pero nadie dañaría a la sobrina del doctor Liebheart. A él lo querían mucho los estudiantes. —¿Vas, Kaneki? —
—Tengo deberes pendientes… Tenemos ese examen el lunes por la mañana y ni me he conseguido las lecturas. La verdad no tengo ánimos de ir pero Sho me ha insistido mil veces y ya saben como es de persistente. Así que iré por acompañarlo y cuidar de que no se meta en problemas.—
—¿Tú no te has conseguido las lecturas? Oh, que rebelde. Bueno, independiente de que seas Rebel. — Se rio Kaworu. —Te las pasaré cuando lleguemos al campus.—
—¡Gracias, Kaworu! — Los ojos de Kaneki brillaron con un destello de emoción. Kaworu siempre era muy servicial con sus compañeros.
—¿E-E-En serio? — Kawasaki abrió los ojos como platos. —¡Yo que tú me largo de aquí y vivo una vida de rey! —
Los chicos prestaron atención a Kawasaki quien deslizaba la pantalla touch como frenético.
—¿Qué pasa, geek? — Kyouya entrecerró los ojos hastiado por el alboroto del otro. Ya deseaba darle un golpe improvisto en la nuca y dejarlo noqueado por alguna parte por pegote y escandaloso.
—¡Esto!— Les señaló la pantalla. —Tenemos a un titulado de ciencias físicas entre nosotros, Genética Humana es su segunda carrera. Se graduó muy temprano de la escuela y al entrar a la universidad llevaba los cursos de primero y segundo.— Apartó los ojos de la pantalla para observar con sorpresa al investigado. —Perdón, pero llegué a pensar que eras medio retrasado o Asperger. — Hizo una reverencia. —Discúlpeme, su majestad. Aquí tiene a un lacayo a su servicio.—
—…— El chico nuevo se mostró inmutable pero prefirió apartarse de ese sujeto tan histriónico. Dejo al grupo de lado y fue hasta la costa del mar. Los otros le observaron irse y luego miraron otra vez la pantalla.
—Creo que le caíste mal. — Dijo Kyouya.
Kawasaki continuó —Su familia viene de un linaje real antiguo de alta aristocracia cuya fortuna es desbordante. ¡Y es familiar de esos ricachones de los Vi Britannia! — Siguió Kawasaki. —No es raro que tenga título nobiliario. Si hubiera sabido todo esto antes me ofrecía yo para ser su guía. Oh, practica tenis y ajedrez como deporte... ¿El ajedrez es un deporte?— 
—Hmm… Es increíble que alguien tan freak tenga todas esas facultades. — Kyouya despegó la mirada de la pantalla. Dio unos pasos para alcanzar a Kaworu y Kaneki quienes se había apartado un poco dejando a Kawasaki alucinar solo —Lo que me llama la atención es que en su historia familiar aparezca confidencial. Pero lo que me provoca más interés es que haga ganado un torneo de tenis en Inglaterra. Lo retaré a un duelo para humillarlo ante todos y demostrarle quien manda aquí— El rubio sonrió con malicia.
—Será mejor no molestarlo con esos temas… Por nuestra parte debemos ser buenos anfitriones y darle todo el apoyo necesario. — Dijo Kaworu, colocando una mano sobre el hombro de Kaneki. —Cuenta con nosotros. — Se ofreció sin ningún interés de por medio.
—Gracias, chicos. — Kaneki sonrió, agradecido de contar con ellos. Luego observó hacia donde se había ido el extranjero. Estaba a la orilla del mar observando el oleaje. —Lo iré a acompañar… Aunque no quiera. — Elevó los hombros y fue hasta él. Cuando llegó a su lado parecía estar perdido en el horizonte. —Eh, espero que disculpes al chico de hace un rato. Él es un poco exagerado. ¿Te parece si comenzamos con la recolección de muestras? —
El otro asintió.

La jornada en terreno se extendió por dos horas y algo. Cuando llegaron a Rizembool quedaron a tope con la próxima clase y ninguno tuvo tiempo de comprar nada para comer o tan siquiera ir al baño. Cuando el grupo de amigos se apuraba para entrar al salón correspondiente, el doctor Johan Liebheart salió de la clase de los de primero y se los encontró. Los alumnos le rodearon y le saludaron comentándoles sobre la salida y el sujeto les felicitó por las muestras incentivándolos a desarrollar una buena investigación que sirviera para los avances medicinales. Rápidamente los chicos se despidieron de él y se fueron a su salón. Johan notó que el estudiante de intercambio ya estaba inserto en el ámbito académico.
—Quisiera quitarle unos minutos. ¿Me acompaña? Justificaré su retraso con su maestro inmediatamente. — Le preguntó Johan al chico. En un comienzo el otro adoptó una conducta oposicionista como la estaba llevando desde que llegó pero al final aceptó la petición. —Gracias.— Observó que Ken Kaneki esperaba a su protegido. —No se preocupe, joven Kaneki, lo devuelvo en pocos minutos. Por cierto, muchas gracias por su compromiso con este estudiante. — Tomó de los hombros al chico nuevo y lo encaminó hacia otro sector. Kaneki en tanto se apresuró en entrar a su clase.
Johan se dirigió con el joven a un sector más aislado transitando por un largo pasillo que los alejaba cada vez más de los salones para ingresar al edificio del área de experimentación. Ingresaron a una zona de oficinas donde el rubio abrió la puerta sólo tras el reconocimiento de autentificación biométrico ocular.
Ambos entraron en la oficina que resultaba ser del rubio. Le invitó a ponerse cómodo y el otro se sentó desganado en uno de los sillones.
—Espero que su estadía aquí sea grata. Asigné a uno de los mejores alumnos para que le guiara. Me alegra ver que por fin se ha reincorporado a Rizembool. —
—…— Elevó una ceja.
—Entiendo que sus sentimientos están en Inglaterra y que sus deseos de retornar pronto son fuertes pero esta es una buena oportunidad para su curriculum, para la ciencia y para usted mismo. —
—…—
—¿Quiere una galleta? — Señaló una pequeña caja metálica típica de las galletas europeas tradicionales.
—…—
—Entiendo que no es de su agrado formar parte de Rizembool… Pero sé que con el tiempo se sentirá lleno de vida aquí.
—¿Lleno de vida? — Al fin, el señor inimitable habló. Se puso de pie y caminó hacia la ventana de la oficina. Deslizó suavemente la cortina y observó hacia el exterior. Vio que el edificio tenía vinculación con un enorme patio que pertenecía al enorme Hospital de Rizembool. En aquel patio divisó algunos pacientes haciendo ejercicios de rehabilitación. —¿Qué es estar lleno de vida? —
—Hm…— Ladeó el rostro, fascinado por la conducta del otro. —No es un secreto que Rizembool es y será parte del nuevo futuro. Usted está en el lugar indicado. No subestimo nuestra amada Inglaterra, pero Rizembool tiene amplias ventajas. —
—Usted me sacó de mi ambiente y me sumerge en un contexto ajeno a mi realidad, señor Liebheart. Debería sentirse como un depredador que siente goce de la desventaja de otro. —
—Oh, no lo vea así. Por favor. — Expresó eutímico
—Le entregué lo que quería. Usted me encadena aquí. No es justo. —
—Pero lo necesito aquí. — Se acercó a él para observar también por la ventana. —Su descubrimiento científico ha sido una inminencia prodigiosa que si bien en su estado bruto tiene muchos aspectos que estudiar ya entrega resultados positivos en su ejecución y dimensión. —
—Pero… yo le dije que no era seguro. —
—Por eso está aquí. Para que sea seguro. Es parte del trato, además. —
—…— Lo observó con frialdad. Se arrepentía de ese acuerdo pero era algo necesario que cubría una gran mentira que a él mismo le estaba destruyendo.

Flash Back

Viajó desde Inglaterra a Tokyo en un vuelo exprés sin deseos de quedarse mucho más que el día en el país oriental y volver a su zona de confort tan pronto pudiera. No le gustaba salir de su tierra y casi ya ni viajaba. Mucho menos para los países asiáticos. Hace un tiempo había pasado una temporada en Tokyo y la experiencia fue demasiado negativa como para volver tan campante.
En su tiempo, estuvo trabajando en un descubrimiento sobre una partícula regenerativa que juraba que podía ser una gran luz para la medicina moderna pero él mismo había dejado su investigación de lado al tener otros asuntos personales de los que encargarse. Lo había publicado en una revista científica y se sorprendía que ese sujeto, desde Rizembool, lo llamara para conversar al respecto. Cuando llegó a su oficina, el que lo había mandado a llamar se presentó como Johan Liebheart y estaba bastante interesado en su investigación. Le ofreció el cielo y la tierra pero el joven se había negado a acceder facilitar los conocimientos sobre la partícula. No quería nada con Rizembool, y no quería que nadie, NADIE,  tocara “sus cosas”. Era bien arisco en ese sentido. Pero el rubio le dio en el clavo en un momento crucial.

—Conocí la tragedia de su familia de cerca… Fue un tema que enlutó a la aristocracia británica. Lamento que su padre haya fallecido en el incendio de la mansión. Tengo entendido que su madre…—
—Descansa en paz. — Le cortó, el más joven.
—Bueno… No es lo que figura en los registros. Espero que no me considere criminal, pero tuve acceso a los documentos confidenciales que envuelven la tragedia de su familia. Su madre… Figura como viva. — Le extendió una carpeta con dichos documentos.
—…— El joven le miró con sospecha antes de revisarlos. Se sintió asqueado de ver que eran los documentos legítimos del caso judicial de su madre.
—En estos momentos está en un hospital psiquiátrico de alta seguridad en Londres, esperando que su juicio le otorgue la libertad que ella tanto ansía. Me parece injusto que la enclaustren en un lugar así, donde día y noche se ven tantos horrores. Rizembool cuenta con excelentes abogados que pueden llevar la causa y apelar a la libertad de su madre.—
—… ¿Pueden hacer eso? — Tocó con cuidado los documentos.
—Sí. Ellos han resuelto casos igual o más complejos y salido victoriosos. Todo bajo la ética de secreto profesional. Podríamos hacer un acuerdo, usted permanece aquí en Rizembool, estudia una excelente carrera y coopera con la investigación médica sobre su descubrimiento. Rizembool actuaría como un agente especializado y lograría la libertad de su madre. Ella podría estar libre y con su familia. —
—No. —  
—Entiendo…— Johan soltó un suspiro. No podía insistirle más.
—No quiero que la liberen. Las probabilidades de que salga de ese lugar con sus propios abogados es de un 60% a su favor… Quiero que los abogados de Rizembool la dejen en ese lugar para siempre. —
—¿Esta seguro que es eso lo que desea? — Johan se mostró sorprendido por lo que el otro pedía.
—Es la única manera de que yo trabaje con usted. —
—Comprendo. — Demostró una expresión confundida pero la despejo de su rostro. —Los abogados de Rizembool pueden hacer aquello. Revocar la petición de libertar y exigir que no se le otorguen beneficios. — Hizo una pausa. —Pero, ¿por qué usted querría hacer eso? —
—…— Él guardó silencio prolongado. —Una madre siempre será una santa ante los ojos de sus hijos. —

Fin del Flash Back



Después de la jornada académica fue al lugar donde se estaba quedando. Era una mansión formidable de lujos refinados que él prefería soslayar pero por ahora no tenía opción. Adentró discretamente, todavía no contrataban personal nuevo y ya tendría que ver aquello pero no quería ser advertido por las otras personas que moraban en el lugar. La entrada y jardín era un tramo largo de recorrer pero agradable distracción visual debido a la fascinante cantidad de flores preciosas y verdosos helechos que eran de interés del ocupante de la mansión.
La mansión asemejaba a un palacio real británico. Era demasiado grande para el grupo de personas que en ella vivía. Un lugar frío, victoriano y solitario, llena de recuerdos y antigüedades. Clásicamente, parecía de esas mansiones donde ocurren asesinatos en las películas de horror. Al joven no le molestaba ese toque, pero le causaba urticaria la suciedad y el polvo y eso generaba que la ansiedad se apoderada de él. Su construcción data de siglo y algo más de antigüedad cuando los primeros ingleses comenzaron a expandirse a tierras asiáticas con fines comerciales. Vivió periodos de mayor brillantes, donde sus salones eran centro de reuniones con las familias de alta aristocracia tanto británicas como orientales. Celebraba fiestas llena de excentricidades y derroches millonarios. En la actualidad, el lugar era un pacífico refugio de los miembros de la familia. Hace año que las puertas se cerraron para quienes no llevaran el apellido.

Al ingresar a la mansión, desafortunadamente para él, una persona le increpó con la mirada al entrar en el salón principal de la mansión. Esa persona estaba sentada en un elegante sillón mientras bebía una taza de té. Era un hombre de cabello oscuro, tenía un lunar debajo de uno de sus ojos, de contextura delgada y de rasgos faciales finos. Se parecía mucho al joven que intentaba pasar desapercibido. Aquella otra persona era su tío Vincent. Él vivía de hace unos años en Japón ya que era maestro de química en la universidad de Hanasaki y por ende ocupaba la mansión de la familia.


—Buenas noches, querido sobrino. — Lo saludó al verlo. Rio suavemente al entender que quería evitarlo. —Un muchacho llamado Ken Kaneki llamó. Dejo de recado una invitación a una fiesta. Personalmente, creo que deberías asistir. ¿Qué tal tu día? —
—Bien…— Observó alrededor. Ignorando el recado de aquel chico que le habían puesto de guía en Rizembool. —¿Estás solo? —
—Ahá.  Los chicos han ido de compras todos juntos. —
—Ah. — Se relajó un poco al no tener más familiares molestos cerca.
—Necesitamos contratar personal para la mansión. guardaespaldas, guardias, mayordomos, ama de llaves, doncellas, cocineros, jardinero, todo lo que hace falta. Como ustedes son los dueños legítimos de esta mansión esperaba que tomaran la decisión entre ustedes. El personal anterior abandonó la mansión hace poco... Pensaron que eras el vivo rostro de tu padre.— Vincent sonrió despreocupado. Richard of Lancaster fue un hombre de temer y los sirvientes habían tiritado cuando oyeron que los hijos del señor pasarían una temporada en la mansión.
—Hh.. — Aproximándose al sillón de frente al de su tío, se sentó en el. —…— Lo observó, como observaba a todas las personas. Inquietante, serio, frío. Su familiar supuso que algo le molestaba.
—¿Qué sucede, querido sobrino? — Le habló el otro, con dulzura. Conocía muy bien al muchacho. —Te observo un poco decaído, ¿deseas que te sirva un poco de té de jazmín? — El otro negó con la cabeza. —¿Qué es lo que te inquieta tan cruelmente? —
—¿Por qué enviaste por mis hermanos? Estaban bien en Inglaterra. Te dije que sólo vendría yo... No quiero tenerlos cerca... — Ya suficiente tenía de vivir con ellos en Inglaterra.
—No pueden estar solos. —
—…—
—Son muy dependientes si bien ya están grandes. Sólo Ciel es un poco más maduro aunque sea el menor de ustedes pero sigue siendo un niño. Bien sabes que Edward tiene una personalidad difícil de dominar ya que es llevado a su idea.
—…— Entrecerró los ojos. Desanimado. Estaba en contra de la acción que su tío efectuó trayendo a los otros Lancaster a la mansión pero mandarlos de regreso tramaría un buen tiempo. Ya pensaría el como.
—Su permanencia en Inglaterra les daría libertad para moverse por sí mismos. Ellos pueden indagar…—
—Lo sé. — En ese punto tenía razón. Se puso de pie. —Estoy cansado. Me retiro. —
—Algún día ellos sabrán que su madre no murió en ese incendio... —
—Ese día jamás llegará. — Le observó seriamente, reprochando con la mirada. En ese momento, la gran puerta se abrió y los dos guardaron silencio, por un momento, angustiados de que alguien los haya escuchado pero comprendieron que la distancia desde el sonido a la sala verificaba un largo trayecto como para que oyeran sus voces. Momentos después un joven alto de cabellos rubios apareció por el lugar. No se había percatado de la presencia de ellos hasta que los vio más avanzado en el camino.
—Oh, buenas noches. Pensé que no había nadie. —  Al estar tan distraído no los notó. Saludó en tono educado mostrando cordialidad a los presentes.
—Buenas noches, estimado Henry. — Saludó Vincent a su sobrino. —¿Y los chicos? — Al percatarse que los dos sobrinos restantes no venían con él, tampoco sus hijos adoptivos.
—Ah, yo no fui con ellos. Estuve por otra parte. — Sonrió. —De todos modos recibí el mensaje de Alice. Ella y el grupo se han tardado en el tour que le han hecho a Edward y Ciel ya que Edward quiere conseguir un videojuego que no encuentran en ninguna tienda. — Alice era la hija adoptiva de Vincent. Una extraña muchacha francesa huérfana que Vincent había adoptado cuando tenían cinco años de edad. Había salido con sus primos menores para enseñarles la ciudad ya que ellos llevaban unos años en Tokyo y conocían más el lugar.
Henry llevó la mirada hacia el otro joven. —Estás pálido. — Observó, preocupado. Se acercó a él y colocó el perfil de su mano en su frente. —Hm, no tienes fiebre pero tu temperatura está baja.  Te prepararé un baño y buscaré alguna medicina. — Fue allí que notó el arañazo en su cuello. Por la forma, parecían hechos por dedos femeninos. Tal vez una asaltante femenina quizo atacarlo para robar. Antes que pudiera preguntar, el otro le rechazó.
—Déjame en paz. —  Objetó, ofendido de que su hermano menor se las diera de su cuidador. Últimamente todos se creían sus custodios y eso lo molestaba.
—Haha. — Sintió deseos de abrazar a su hermano mayor al experimentar ternura por la conducta del otro pero sabía que esas cosas a él no le gustaban. —Hoy… Estuve con una chica que se parece mucho a ti en su personalidad. —
—Oh, podrías invitarla un día a la mansión. Sería lindo que la familia la conociera. — Ofreció Vincent, haciéndose ilusión.
—Me encantaría invitarla. Se oye tan fascinaste. Presiento que su respuesta sería una negativa rotunda pero podría persuadirla persistentemente. Lo pasaríamos muy bien.— Henry se demostró animado con la idea de su tío.
—Buena idea.— Intervino el hermano mayor de Henry. —Sí, me parece excelente. Invítala a esta sucia pocilga y espántala definitivamente. De algo que sirva tanto polvo y que aleje a los ajenos. — Giró los ojos. —Me retiro. Buenas noches. —
—Buenas noches, Cain. — Se despidió Henry de su hermano.
—Buenas noches. Procura descansar. — Expresó Vincent.
Cuando el otro se retiró del salón Henry y Vincent intercambiaron miradas.
—Apuesto que irá a limpiar el segundo piso. No puede dejar ese trastorno obsesivo compulsivo por la limpieza. — Dijo Henry, riendo un poco. No estaba bien burlarse de su hermano pero la acción le hacía gracia.
—Y si subimos a verlo se esconderá para que no le digamos nada. — Vincent alzó los hombros, curvó las cejas y elevó las manos en un gesto de resignación. Sus sobrinos eran un caso perdido.


 


*cambié un detalle para enlazar lo que viene. no cuenta para las palabras de abril, por supuesto.
« Last Edit: October 13, 2019, 03:17:12 PM by Kana »


Sayi

Reminder: El post de Kana (arriba) cuenta para probaciones de Abril.

Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito al tema en el foro de planeación. Aprovecho también para invitarlas a votar en los temas que se están discutiendo ahí <3

Y sin más preámbulos~

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Now, let's carry on with those big HiME dreams...
« Last Edit: August 13, 2017, 02:02:21 PM by Sayi »

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Cho

Vengo con otro fic más, pronto se vienen cosas más awesome~ (?)

Gracias a Sayi por los icons como siempre~

18


Pese a ser temprano en la mañana, la universidad de Rizembool se encontraba ya ocupada en distintas áreas y quehaceres. Entre los abundantes estudiantes, un chico pelirrojo que cargaba unas compras de supermercado encontró una banca libre donde finalmente pudo sentarse y descansar de los bultos que llevaba momentáneamente. Pese a estar a la intemperie, tuvo la suerte de recibir la sombra de un árbol cercano y sentir una tranquila brisa que le hizo sonreír y cerrar los ojos momentáneamente.

Pensó que iba a llegar tarde por el tráfico, pero al final estaba presente con un cuarto de hora adicional para al menos darse un respiro. Era un día tranquilo y pudo realizar todas las compras necesarias para su clase de cocina del día, pero también tenía que ir viendo unos documentos para un proyecto sugerido por sus profesores. Aunque sería después, porque luego del tráfico en el camino, necesitaba despejar sus pensamientos…

“¡Iksel!” exclamó un chico que corrió hacia él. Esto detuvo el descanso del pelirrojo, quien abrió sus ojos y miró al recién llegado con cansancio.
“¿Cómo puedes tener tantas energías a estas horas, Lev? Y eso que tú llegaste aquí más temprano que yo…”
“No sé, es posible que la vejez ya te esté afectando,” el peligris sonrió ampliamente.
“Cállate, ¿quieres?” Iksel dio un suspiro y le miró con recelo. “Estoy acostumbrado a que seas tan rudo, pero no andes diciendo esas cosas a tus compañeros, sobre todo en tu equipo de vóley, ¿has entendido?”
“Tampoco es para que te lo tomes tan serio,” se encogió de hombros. “Y si fueras a una práctica lo entenderías. Además de las ganas de ganar, la gente deportista es bastante divertida y relajada, al menos en su mayoría. ¿Por qué no te animas a unirte conmigo?”
“Lo pensé, pero sé que no estoy tan cometido al deporte como tú. Además no me veo como un team player,” el pelirrojo negó. “Soy demasiado competitivo.”
“Buen punto, pero me divertiría mucho verte reventarle la cabeza a alguien cuando se equivoca.”
“Estoy casi completamente seguro que esa persona serías tú. No vas a faltar a tus prácticas, ¿verdad?”
“Por supuesto que no.”
“¿Y tampoco huyes cuando te quieren obligar a practicar algo que no te gusta?”
“¿Eh? ¿De dónde viene eso?”
“No te hagas el inocente,” el mayor se frustró. “Te conozco muy bien, y sé que cuando recién comenzaste a jugar vóley en la secundaria te criticaron por no saber recibir.”
“Sí, pero…” Lev no pudo disimular su desgano.
“Detesto ser tu voz de consciencia pero siempre habrá algo en tu vocación que te disgusta, y si en verdad quieres dedicarte al vóley, debes mejorar tu recepción. Aparte que eres un jugador bastante nuevo y necesitas más experiencia. Lo mismo va conmigo. Odio los champiñones a muerte, pero es imposible que sea un respetable chef si no sé cómo cocinarlos debidamente. Ni siquiera has pensado en una carrera alterna a ser un jugador profesional, así qué tómatelo con más seriedad.”
“Ya entendí, no sigas,” le contestó con cierto sufrimiento y pesar de oírle decir todo eso, lo cual molestó un poco a Iksel. “¡Vaya que has comprado muchas cosas! ¿Qué van a hacer hoy?”
“Para variar nos concentraremos en un postre, así que haremos una tarta de frutas. Sólo me alegro de no haber tenido que comprar nada perecible esta vez. No quería volver a cargar un pesado cooler hasta aquí,” el aprendiz a chef dio un pesado suspiro, y cuando regresó su atención a su acompañante, vio con horror cómo este había agarrado una manzana y le había dado un enorme mordisco. “¡¿Qué?!”
“Buena selección, sí que sabes comprar frutas,” comentó Lev, dando un segundo mordisco con toda confianza.
“¡¿C-cómo te atreves?!”

Acto seguido, Iksel no se contuvo y tumbó al otro al piso, para tratar de hundir su puño en uno de sus costados con bastante fuerza.

“¡Miserable, no sabes lo que me tomó encontrar buena fruta en pleno mercado temprano en la mañana!” exclamó mientras movía su puño como si intentara cavar un hueco en el otro.
“¡AAHHH! ¡Lo siento! ¡Suéltame!” Lev intentaba soltarse y estiraba su mano en esperanzas que alguien le ayudara, pero los transeúntes prefirieron seguir de largo.
“¡¿Qué te dio la libertad de comerte mi arduo trabajo sin permiso alguno?!”
“¡Mi hígado, lo vas a destruir!” su rostro empezó a ponerse azul y afligirse con angustia, cuando el otro finalmente le soltó y reordenó sus compras, además de ponerles doble nudo para prevenir que fueran asediadas nuevamente.
“Que esto te quede de advertencia para la posteridad,” sentenció el pelirrojo, frunciendo el ceño.
“E-esta no fue una advertencia…” el peligris se agarró con fuerza de la banca para trepar y tomar asiento, mirando al otro con terror. Tal vez estaba bien no tener a su primo en el equipo de vóley, después de todo.
“Debes conocerme lo suficiente para saber que sí lo fue,” Iksel se descargó en escalofríos y negó frustrado. “Pero le prometí a mi tía que sería paciente contigo. Piensa antes de hacer las cosas, por favor.”
“Claro, ¿acaso crees que no pienso?” Lev sonrió y el otro le miró detenidamente.
“Ahh…” volvió a dar un suspiro y decidió no contestar. “Al menos prométeme que por encima de todo no te volverás un Rebel. Eso ya sería el mayor de los colmos contigo.”
“Hablando de eso, creo que al menos dos profesores me han preguntado si estaba interesado en ser Rebel,” comentó el menor como quien decía un dato curioso.
“¿Q-qué dices?” Iksel se quedó en shock.
“Sí, creo que les he llamado la atención,” Lev se mostró orgulloso. “Debe ser por mi gran estatura, ¿tú qué crees? ¿Es por eso, cierto?”
“Seguro, pero no te des ideas sólo porque te sientes halagado.”
“Oh, tranquilo, no hay forma que sea Rebel, sé mis límites,” extendió sus palmas en un gesto de calmar al otro. “Mi interés está en jugar vóley, no en asesinar a chicas, y ya veo a mi futuro equipo molestarse conmigo si acepto.”
“Ya, más te vale,” el pelirrojo se vio aliviado por esa corta conversación y se levantó, agarrando sus bolsas.
“¿Eh? ¿A dónde vas?”
“Tengo clase en diez minutos, es en el edificio del frente pero no puedo confiarme,” Iksel se levantó y miró al otro. “Ah, pero tú te vas ahora mismo a la juguería más cercana y me compras una manzana de repuesto.”
“¿Por qué? También tengo una clase que empieza pronto.”
“¡Ese es tú problema, y si no te apareces en mi salón con una manzana en diez minutos, nunca te haré olvidar este día!”
“Y-ya entendí…” el peligris se vio con pesar, pero no tuvo otra opción.

Los dos se separaron e Iksel caminó hacia el edificio. Todavía no podía creerse por estar en el rol de guardián, por más que se tratara de su rudo e insensato primo menor. Aunque era necesario, por su futuro y, con el asunto de los Rebels, por su presente también. Ese asunto les estaría dando inconvenientes en un futuro cercano, así que le tocaba estar al pendiente lo más posible. Y pese a su ocupado horario, se había inscrito a un proyecto que con un poco de suerte también le serviría para mantenerse informado del tema y supervisarlo con cautela.

Tomó el ascensor, esperando que Lev cumpliera con su deber de conseguirle otra manzana, y también que no hubiera muchas complicaciones esperándoles.


Era la mañana siguiente después de la rápida visita al museo, y Cho había llegado junto con Osaka a la universidad. Era un poco más temprano de lo que las dos hubieran esperado llegar, pero luego de ponerse de acuerdo con Youmu, decidieron encontrarse con ella para un entrenamiento HiME.

Recibieron el mensaje de ir hacia una cancha de atletismo, así que las primas se encontraban camino hacia allá.

“Atletismo, qué genial~” Osaka sonrió alegre. Las dos iban vestidas en ropa ligera ya que al parecer iba a ser un entrenamiento cardiovascular.
“No esperé que Youmu pidiera encontrarnos en la pista de atletismo, no sé qué esperar…” Cho dio un suspiro, desanimada.
“¿Eh? ¿Sucede algo?”
“No, es sólo que… pues no estoy en mucha forma, y siempre he sido una HiME más mágica… sé que sólo la voy a decepcionar.”
“Hehe tranquila, sé que le apoyarás en muchas cosas, además tienes la experiencia y eso es algo que no se puede igualar,” Osaka asintió, convencida. “Y personalmente siempre te admiré cuando peleabas contra Billy o Axel y por todo lo que pasaste. La tuviste difícil pero saliste adelante.”
“Pues, s-supongo…” Cho apreció los ánimos de Osaka, pero no se consideraba como una HiME con mucha experiencia. Sus malos ratos fueron mayormente promedio, según su opinión. Osaka más bien siempre la tuvo muy fácil.
“¡Además yo estoy contigo y las tres vamos a correr juntas! Considérame tu coach.”
“Está bien…” sonrió un poco al encontrar el gesto de su prima muy adorable.

Las dos siguieron caminando en silencio por un rato más, y mientras Cho se acordó que no había traído bloqueador, escuchó nuevamente al celular de Osaka timbrar por algún mensaje recibido. Notó que ella de inmediato lo atendió, sonrió y se puso a textear.

“¿Con quién estás hablando?”
“Con Koma-chan,” Osaka sonrió ampliamente, animada. “Hemos estado hablando mucho desde anoche que nos invitó al paseo en el museo. Hehe, no seré la mejor en lugares serios, pero estoy muy feliz de que nos haya invitado. Así vamos a ser buenos amigos.”
“Eh, espero que sí…” Cho no supo qué decirle. Cuando regresó a casa, Roxas también le expresó su sorpresa por la invitación, aunque no le dio mucha importancia y también se alegró. Esperaba no ser la única que lo encontraba raro.
“¡Oh, hay que aprovechar e invitar a todo el mundo para que lo conozcan!”
“Osaka, recuerda que Komaeda se ofreció a pagar. No es justo para él. Ya de por sí creo que nosotras mejor pagamos por nuestras entradas…”
“Entiendo lo que dices, pero negarle la invitación ahora sería de mala fe. En otro momento le invitamos y le pagamos algo. Sé que apreciaría eso mucho mejor.”
“B-bueno, si lo dices. Pareces tener una mejor idea que yo sobre esas cosas.”
“Además ya le avisé a Tomo-chan y no creo que ella tenga mucho dinero para pagar la entrada.”
“Ah…” conociéndola, aun de tenerlo no lo pagaría por tratarse de un museo, y ella no era de rechazar una invitación.
“Hm, pero por algún motivo, Tomo-chan no está muy conforme. Me dijo que la invitación es muy rara. ¿Tú qué piensas, Cho?”
“S-sé me hace raro a mí también, a decir verdad,” a Cho le dolió admitirlo a su inocente prima, pero tenía que sacárselo del pecho.
“¿Eh? ¿Por qué?” Osaka ladeó su cabeza.
“Hay algo en Komaeda que no termina de convencerme,” la HiME se puso a pensar con inquietud. “Tiene una actitud extraña. Ayer también se expresó en un modo muy raro sobre Hanasaki y las escuelas. No puedo evitar pensar que nos oculta algo. Además… se nos acercó en el momento en que Miranda contactó a las HiMEs, y parece saber demasiado de Hanasaki como para ser alguien nuevo a esta ciudad y ajeno al conflicto…” Cho se detuvo y bajó su mirada. Ya había tenido el temor de que se tratara de su Rebel, pero luego de ver el esfuerzo que realizó al ayudar con la limpieza del templo y el cansancio que le causó, era evidente que no se trataba de un chico con gran fortaleza física, algo que lo diferencia de sus dos previos Rebels. Este también era muy amable y servicial, y parecía tener una muy genuina admiración por Hanasaki. De todos modos, no descartaba la posibilidad de que al menos fuera algún allegado a un posible Rebel.
“Hm,” Osaka lo consideró, pero no tardó en restarle importancia. “Koma-chan también me ha comentado sobre su gran admiración. Pienso que es lindo, y parece también creer fervientemente en las HiMEs. Cho, el chico se me hace un misterio pero me parece muy genial que sienta admiración, y puede ser algo expresivo, pero no te lo tomes a mal,” ella sonrió tranquilamente. “Porque es obvio para mí que te considera mucho.”
“…” la HiME se quedó en blanco. Era común de Osaka ver lo mejor de las personas, así que sabía que no había más punto en seguir hablando del tema. “Bueno, seré paciente con él. Le debemos consideración.”
“Sí,” Osaka asintió contenta y siguieron caminando. Ya estaban por llegar.

Sólo un poco más y las primas voltearon un último edificio para encontrarse con un área amplia y abierta. Estaban frente a una pista de atletismo, la cual rodeaba una cancha de fútbol y tenía gradas adyacentes. Cho se impresionó por la amplitud del vacío, pero sabía que no era la única pista, y más allá de las gradas frente a ella había otras pistas, alguna de ellas ocupadas por estudiantes en plena práctica.

“Este es como un nuevo continente para nosotras, hehe,” Osaka sonrió. “Me alegra que vengamos acá como parte de la experiencia HiME.”
“Hm, cierto,” Cho examinó el área y notó que tenían la pista sólo para ellas, ya que no había gente cerca. Dio un profundo respiro y se sintió más animada. Había algo en los espacios abiertos y solitarios que le hacían sentir en paz.

Las dos se sentaron en el pasto al costado de la pista y no esperaron ni cinco minutos hasta que vieron a tres personas caminar hacia ellos. Se trataban de Youmu, Reimu y Hinata, y por traer sus útiles, los tres debían haber salido de la misma clase. Cho recordó que Youmu le había comentado que podría llegar un poco tarde por su horario, y quizás los otros dos salían de la misma clase. Se levantó junto con Osaka para recibirles.



“Uhh, el profesor no tenía que ser tan malo…” se lamentó Hinata, agarrándose su cabeza.
“No es la primera vez que te duermes en clase,” observó Youmu, inmutada. “Y como profesor, es entendible que te despierte con un golpe en la cabeza.”
“Pero tú también estuviste muy cerca de dormirte,” dijo Reimu a la peliblanca, con una sonrisa. “Más bien tuviste suerte que el profesor no se fijó en ti.”
“P-pues mi señora me mantuvo hasta tarde buscando por internet accesorios para mi habitación en la mansión HiME, no se pudo evitar…” la nueva HiME entrecerró sus ojos y desvió su mirada, aunque se notaba algo avergonzada por la observación de Reimu.

“¡Buenos días!” saludó Osaka sonriente y se acercó a ellos con rapidez. Cho le siguió y se alegró mucho de que Osaka le haya acompañado porque por su cuenta no se habría atrevido de dirigirse a los tres con tanta libertad.
“Me sorprende verles juntos,” observó la peliceleste.
“Los tres estamos en la misma clase y horario para este curso,” explicó Youmu. “También fue idea de Reimu de que nos encontremos aquí.”
“Sí, pertenezco al equipo de atletismo,” la sacerdotisa sonrió. “Tengo una buena idea del horario de estas pistas y a esta hora no hay ninguna clase ocupándola, así que cualquier estudiante es libre de usarlo a su gusto.”
“Ohh, eres una sacerdotisa corredora, qué genial,” dijo Osaka, impresionada.
“Atletismo fue un pasatiempo en el colegio, pero al final tuve que tomarlo más en serio porque mis notas no ameritaban a una beca,” Reimu se encogió de hombros. “Todavía no sé cómo mantendré mi beca cuando me dedique más a mis verdaderos estudios, pero supongo ya me tocará preocuparme por eso a futuro.”
“Entonces no estás tan enfocada a deportes, ya veo,” Hinata ladeó su cabeza. “Bueno, como sacerdotisa se entiende.”
“Sí, supongo…” Cho no estaba muy de acuerdo con la estrategia de Reimu, aunque prefirió no comentar nada. “Hinata, ¿qué te trae por aquí?”
“Youmu dijo que iba a entrenar como HiME después de clases, así que me ofrecí a ayudar en lo que pudiera,” el pelinaranja sonrió. “No olvides que te ofrecí mi ayuda también. Haré lo que me pidan.”
“Me gustan mucho tus ánimos,” Osaka asintió. “¿Pero cómo vamos a entrenar aquí? Si intentamos usar poderes HiME acá, este lugar va a quedar hecho un desastre, y no quisiera que la beca de Reimu se cancele.”
“Ehh… ¿cómo se cancelaría mi beca?” la referida sonrió nerviosamente.
“El poder HiME que quiero entrenar no es particularmente destructivo, pero pude notarlo durante mi prueba HiME,” explicó Youmu, pensativa. “Se trata de la velocidad. Quiero practicar correr hasta aprender cómo manifestarlo y comenzar a agarrar destreza y balance con el mismo.”
“¡Wow, eso suena genial!” exclamó Hinata, sonriendo animado. “¡Ya, entonces compite contra mí! ¡Soy muy rápido, así que no seré un contrincante fácil!”
“Por eso me preguntaste de la pista,” Reimu asintió. “Es una muy buena idea. Sabes que tienes mi apoyo con eso.”
“Gracias, intentaré dar lo mejor,” la peliblanca miró a Cho y Osaka. “Pienso que antes de intentar cualquier movimiento brusco, demos una vuelta de calentamiento a la pista.”
“¡Bien pensado!” Osaka sonrió ampliamente.
“Sí, claro,” respondió Cho.
“No he traído mi ropa de deporte así que les alentaré desde aquí,” Reimu fue a sentarse en el primer escalón de las gradas más cercanas. “Ustedes pueden, y avísenme si me necesitan para algo.”

Con ese intercambio de palabras, Cho siguió el paso a Youmu y Hinata junto con Osaka. Se sorprendió del ritmo tan rápido de los dos menores pese a ser recién el calentamiento, aunque sabía muy bien que apurarse no le haría nada bien. De nuevo se sintió incómoda por pretender ser la asesora de una HiME mucho más preparada para pelear que ella misma.

Cho terminó la vuelta de cuatrocientos metros considerablemente después de los de primero, quienes se encontraban haciendo estiramientos de extremidades. La peliceleste terminó un tanto agitada, y cuando se detuvo en la meta, se giró para ver a Osaka a lo lejos arrastrando sus pies en un intento de trote. Se sintió muy mal por alegrarse de tenerla ahí, al no sentirse sola en su pobre físico, aunque tocaba esperarla antes de iniciar con cualquier cosa.

Los deportistas continuaban con sus estiramientos a un ritmo ágil y Cho casi se sintió tentada a imitarlas pese a no saber qué hacer y a no hacérsele natural, pero justo Reimu le alcanzó desde las gradas.

"Veo que las dos no están tan bien en físico," observó Reimu.
"S-sí... No hay punto de disimularlo..." Cho se torturó y la otra sonrió un poco.
"No te inquietes. Se nota que no son atléticas, además han sido tres años desde su último enfrentamiento."
"Lo será, pero tampoco es que hayamos estado en una forma mucho mejor en ese entonces. Osaka y yo siempre hemos sido más mágicas que físicas."
"Pues eso tienes que cambiar, nunca se sabe lo que te espera. Te recomiendo que vengas a hacer calentamiento más seguido," la sacerdotisa miró a sus compañeros y sonrió incómoda. "Aunque... no te asustes. Nunca te demandaría que seas como esos dos. Ellos siempre están entrenando y nunca paran de hablar de sus deportes. Estaré en el club de atletismo pero hasta yo creo que exageran un poco."
"Aunque son admirables."
"Su estilo de vida lo es, mientras que todo el esfuerzo que realizan pueees..." Reimu negó con leve frustración. "No se lo desearía a una persona normal."
"..." Cho frunció el ceño, incómoda. No sabía cómo podría ayudar a Youmu con su entrenamiento. Entonces, Osaka finalmente llegó a la meta y se dio un tiempo para respirar hondo y recuperar su aliento.
"Ahh... perdón... nunca he... sido... d-deportista..." se disculpó de forma entrecortada y respiró un poco más para hablar con todos los presentes. "Ya... Wow, no recuerdo la última vez que troté... bueno, iniciemos. ¿Tienen ideas?"
“Me gustó la idea de Hinata de hacer una competencia de carreras,” opinó Youmu. “Es un buen ejercicio y puede que mis poderes salgan si los necesito para ganar.”
“Pues, quizás se requiera de un poco más que correr, pero si ya manifestaste tu agilidad antes, puede ser una buena forma de amplificar tu capacidad,” dijo Cho. “¿Entonces piensas correr toda la vuelta?”
“Hm, opino que mejor sólo sean largos,” Reimu miró hacia una línea horizontal en la pista. “Largos de cien metros son una distancia cómoda y derecha para ir practicando, así lo hacemos más fácil y con varias repeticiones.”
“Pienso que Hinata y Youmu son los mejores contrincantes aquí,” dijo Osaka, sonriendo. “Así que ustedes corren y nosotras les esperaremos en la línea de meta para supervisarles y dar consejos.”
“¡Me parece bien!” exclamó el pelinaranja, sonriendo animado.

Así, los corredores fueron a la línea indicada mientras Reimu y las primas caminaron en dirección contraria hacia la línea de meta, donde esperarían a los otros.

“¿Y cómo va la limpieza del templo?” preguntó Osaka.
“Avanzando poco a poco,” Reimu dio un suspiro. “Es mucho trabajo y mis clases están volviéndose más ocupadas, pero hago lo que puedo en mi tiempo libre.”
“Sé que es bastante para sólo una persona por las veces que he ido a ayudar,” comentó Cho. “Aunque es admirable que te encargues de todo eso.”
“Cierto…” la sacerdotisa se puso a pensar, y entonces sonrió torpemente. “¿Sería mucho pedirles que vayan a visitarme para ayudarme con la limpieza de nuevo? Pues, no tengo mucho que ofrecerles, pero podría cocinarles un almuerzo a cambio.”
“Por supuesto que te podemos ayudar, pero no hay forma que te quitemos comida por nuestro servicio. Estamos en confianza,” declaró Osaka.
“Sí, además que el mantenimiento del templo también fue dejado como nuestra responsabilidad,” dijo Cho. “Aunque… ahora que me pongo a pensar, me ofrezco a ayudar el domingo porque el sábado tengo un compromiso.”
“Oh, verdad que estamos ocupadas,” Osaka asintió.
“¿Compromiso?” preguntó Reimu, justo llegando a la línea de meta. La conversación fue interrumpida por Hinata, quien desde la línea de partida se le dirigió.
“¡Oigan! ¡Estamos listos para empezar!” exclamó mientras agitaba su mano con energías.
“¡Okay, yo les doy las indicaciones!” respondió Osaka a todo pulmón. Les vio prepararse en la posición inicial de atletismo. “¡En sus marcas! ¡Listos…! ¡YA!”

De inmediato, los dos iniciaron una rápida corrida hacia la meta, con concentración y agilidad envidiables. Iniciaron parejos, pero Hinata poco a poco ganó una leve delantera y fue el primero en atravesar la línea de meta.

“Bien, gané,” él comprimió un puño en señal de victoria, y rápidamente se giró para darle la bienvenida a Youmu con una sonrisa. “¡Aunque eres muy rápida! ¡Me has sorprendido!”
“Pero ganaste, no tienes que intentar consolarme,” le contestó.
“No estoy consolando a nadie. Reconozco que tienes un gran potencial, y cuando saques tu poder estoy seguro que será muy impresionante,” declaro el chico con certitud. “¡Listo, hay que volver a correr, a ver si algo sucede esta vez!”
“Regresen a la línea de partida, pero trotando para soltar un poco los músculos. No intenten correr de regreso,” les indicó Reimu, y al ver a sus amigos partir, retomó la conversación. “¿Qué clase de compromiso tienen el sábado?”
“Koma-chan nos ha invitado a un paseo a un museo,” dijo Osaka.
“¿Koma-chan?”
“Komaeda, el peliblanco que nos acompañó ese día,” explicó Cho. “A decir verdad, me dijo que te avisara porque esperaba volver a verte.”
“Hm…” Reimu se puso a pensar frunciendo el ceño como si no estuviera del todo conforme. “Pues debo admitir que me sorprende que hayas aceptado tan campantemente, Cho.”
“Pues…”
“¿Eh? ¿Por qué?” Osaka ladeó la cabeza, aunque ella volvió a ver a Hinata sacudirle un brazo. “¡Oh, me están esperando!”

La HiME counselor anunció el inicio de la carrera, la cual terminó con rapidez, y con Hinata nuevamente como el ganador.

“Sin suerte…” dijo Youmu con leve pesar al llegar a la meta.
“Vamos, no te desanimes,” Hinata le sonrió con confianza. “Corramos otra vez, no hay nada que perder.”
“Tienes razón,” asintió y los dos fueron de regreso a paso rápido hacia la línea.
“Uhh parece que Koma-chan no es el más popular por aquí. Tomo-chan tampoco se veía muy contenta,” opinó Osaka, algo desanimada.
“Parece que no es algo que entenderías muy bien, Osaka,” comentó Reimu.
“¿Eh?”
“No es nada. Y hablando de tu amiga freeloader, ¿dónde está?”
“Tomo tenía una clase donde iban a hacer una actividad con nota,” contestó Cho. “Aunque en verdad le empujamos para que atienda porque ella estaba decidida a faltar. No puede andar descuidando sus estudios sólo por hacernos compañía.”
“Sí, no quisiera que Tomo-chan desapruebe un curso por nosotras,” dijo Osaka. Ella vio a los otros dos llegar al inicio y volvió a anunciar la carrera. Al igual que las otras veces, Hinata volvió a ganar, además que Youmu comenzó a mostrar un leve agotamiento por tantas corridas seguidas.
“Eres impresionante, Hinata,” comentó Reimu.
“Gracias, pero esto no es nada,” los ojos del chico brillaron. “¡Estoy listo para correr toda la mañana de ser necesario!”
“Bueno, no hay que ir a extremos, aunque sé que a los coaches de atletismo les gustaría tenerte en el equipo.”
“Creo que ya tengo suficiente con vóley,” Hinata se dirigió a Youmu. “¿Volvemos a correr?”
“No sé, siento que sólo estoy gastando mis energías sin propósito,” contestó la HiME, cruzada de brazos. “Tal vez mejor sólo me concentro en ver cómo invocar mi poder antes de intentar ponerlo a prueba.”
“Me parece bien, hay que analizarlo,” dijo Cho.
“Hm, no sé si se tenga que analizar,” Osaka negó. “Basada en mis experiencias como HiME, muchos poderes aparecen simplemente porque los ‘sientes’, así que tenemos que concentrarnos en que sientas presente a tu poder, y te puedas conectar bien con este.”
“Sentir…”
“Sí, así fue como controlé los míos hace tres años. Sonará muy raro y simple, pero funciona maravillas. Por ejemplo, controlaba las probabilidades a mi alrededor y pese a no ser un poder visible ni saber las fórmulas de matemática básicas de probabilidades, mi poder se manifestó muchas veces sin problemas.”
“Sí recuerdo que se te hizo natural,” Cho lo consideró.
“Yay, así que ahora hay que tratar de ponerlo en práctica.”
“¿Cómo lo hacemos?” Osaka se puso a pensar junto con Youmu y Hinata. Reimu se confundió al no haber seguido muy bien las ideas de la exHiME, y notó a Cho a su costado dar un suspiro.
“¿Estás bien?” le preguntó.
“Es sólo que…” Cho se aseguró que los otros tres estuvieran concentrados en la presente tarea para hablar a solas con Reimu. “Cuando Komaeda ayer me invitó al paseo, intenté decirle que no, pero él de inmediato invitó a Osaka por mensaje de texto, y con ella inscrita ya no podía negarme… siento que debí haber sido más exigente o prevenirlo, pero…”
“Lo comprendo, ya fue muy comprometedor,” Reimu asintió, sonriendo frustrada. “Pues, lo lamento mucho. Aunque fue muy inteligente de Komaeda contactar a Osaka justo en ese momento, ¿verdad? Es como si supiera cómo explotar sus recursos contigo.”
“Ehh…” eso sonó aterrador.
“Aunque sólo ten cuidado y mantente cerca de tus seres queridos.”
“Gracias…”
“También iré. Tengo la fe de que ese chico me ayudará con una donación como lo prometió, y de pasó así también les hago compañía. Me viene bien salir un poco del templo en el fin de semana, para variar.”
“Muchas gracias.”
“No hay de qué. ¿Y quiénes más van a ir?”
“Sólo seríamos nosotros de momento, aunque Osaka quería invitar a más gente.”
“Hm… mientras sea una idea inocente de Osaka supongo no habría problemas. Más gente puede significar menos riesgo.”
“Espero que sí…” Cho se sintió un tanto nerviosa por las palabras de Reimu, pero sí estaba de acuerdo con ella. Además también le sirvió oír un punto de vista similar al suyo que le dio unos cuantos consejos. Sólo le quedaba desear que el asunto no fuera nada serio.

Ellas regresaron su atención a los otros, quienes se encontraban teniendo una conversación un tanto incomprensible.

“Sí, mira. Cuando intentaba alterar las posibilidades como HiME, estiraba mis brazos así,” Osaka estiró sus dos brazos hacia el frente, con sus manos abiertas ampliamente. “Y miraba mis dedos y simplemente lo sentía.”
“Pero, ¿cómo podría ayudarme?” Youmu se confundió. “Ese es para un poder o un ataque. Lo que estoy intentando hacer es correr.”
“Sí, pero hay que concentrarnos en sentir ese sentimiento especial. Estoy convencida que ese es el poder apareciendo para ayudarte.”
“Hmm…”
“Es muy simple,” Osaka miró a sus brazos. “No seré HiME, pero mi pose y mi convicción me dejan sentir energías. Sólo hazlo, o trata de hacer alguna acción que te invoque el poder.”
“Eh…”
“Creo entender,” Hinata asintió y sonrió ampliamente, para entonces comprimir un puño y extenderlo hacia adelante. “¡Waahh! ¡Así!”
“¡Exacto, eso se sintió muy fuerte!” Osaka sonrió emocionada. “Simplemente estás dejando la energía fluir. Lo mejor es no pensarlo.”
“Pues… ¿seguimos hablando de poderes HiME?” Youmu se quedó perpleja.
“Parte de lo mismo, siente la energía,” la exHiME estiró un puño hacia arriba. “¡Waa!”
“¡Waaagh!” Hinata le imitó.
“¡Waaa!” Osaka extendió su otro puño.
“¡Tienes bastante energía!” exclamó Hinata, quien le siguió con su otro puño. “¡Wooaah!”
“¡Yay!” Osaka pasó a saltar en su posición, y el pelinaranja hizo lo mismo. Los dos se encontraban simplemente disfrutando del momento.
“…” mientras tanto, Youmu se quedó petrificada en su sitio, mirando de uno al otro saltar o golpear al aire sin la más mínima idea de lo que se esperaba de ella. Muy débilmente levantó un puño hacia arriba, pero se sintió muy raro e incómodo y desistió para dar un suspiro. Se estaba comenzando a marear y frustrar.
“C-creo que mejor lo analizamos…” dijo Cho, sonriendo incómoda. Era increíble que su prima haya encontrado a una persona que medio pudiera seguirle en su extraña lógica, aunque Youmu definitivamente no lo hacía. Tendría que apurarse en ayudarle ya que le tocaba una clase en menos de una hora.

El grupo continuó asistiendo a Youmu y conversando entre ellos en aquella pista de atletismo, pasando un rato agradable en compañía.


Pasó un largo rato, y los estudiantes de la clase de cocina se encontraban ocupando sus asientos mientras esperaban la primera cocción de la masa del pastel. Iksel había aprovechado el momento para terminar con las otras dos capas del postre que serían aplicadas luego de la cocción inicial, y con sus ingredientes listos, procedió a limpiar su estación, para finalmente sacar unos documentos y revisarlos. Era posible que una persona llegara pronto para hablar con él sobre el tema y tenía que estar al tanto...

"Ya terminaste, eres muy pro," comentó Lev, apareciéndose de la nada. "Todos tus compañeros siguen preparando sus salsas y cremas."
"¿Qué haces aquí?" el pelirrojo se sorprendió y miró a todos lados, para hablar en voz baja. "Ya sabes que mi profesor no te tolera."
"Pues no está aquí ahora. Me aseguré antes de entrar."
"Bueno, ¿qué quieres?" se impacientó. "Espero que sea algo importante como para interrumpir mi clase. ¿Y no se supone que tienes un curso ahora mismo?"
"Sí, pero me aburrí y me escapé en la pausa a mitad de clase," él levantó sus palmas intentando tranquilizar a su primo, quien claramente se molestó. "T-tranquilo, sabes que el deporte es mi prioridad, además es sólo una clase."
"Conociéndote, no debe ser la primera vez que faltas, así que regresa ahora mismo."
"Eh, no puedo, es un profesor que cierra la puerta con llave," sonrió incómodo.
"Hm..." Iksel le miró escéptico. Para que haya faltado a su curso e inmediatamente acudido a él debía ser algo importante. "Pero ya, ¿qué quieres?"
"Estaba camino a las pistas de atletismo para comenzar mi práctica temprano, cuando recordé que no tengo mucho dinero para bebidas y comida. ¿Me podrías prestar un poco?"
"¡¿Ahh?!" el mayor se indignó. "¡¿Luego de comerte mi manzana me pides eso?!"
"El repuesto no me salió barato, y tuve que rogarle a una señorita de la juguería para que me la diera. Salió más de la cuenta."
"Te estafaron, no era la mejor manzana. Además aquí también nos corrigen por nuestras compras y el profesor me hizo la observación."
"Ehh pero..."
"Ya, está bien, al menos espero que seas responsable con tus deudas," Iksel dio un suspiro y le dio un billete. "Te debe alcanzar de sobra, considerando que eres un gigante y todo."
"¡Gracias!" Lev lo recibió con energías y pretendió irse corriendo, pero vio al otro regresar su atención a unas formas, y decidió ojearlo. "¿Qué es esto? Hm... ¿Proyecto interdisciplinario?"
"Ah, una recomendación del profesor," Iksel dio un pesado suspiro. "Ya tengo mucho por hacer, pero él hizo buenos puntos."
"Siempre has sido un workaholic sin remedio, Iksel."
"Quizás, aunque un chef debe tener sus recursos, y para hacerse conocido y con mucho dinero, necesita aprender a trabajar con gente de otras carreras. Será una buena experiencia, y no soy el único que se animó," miró a sus demás compañeros y algunos también estaban revisando esas formas. Lev observó el ambiente con curiosidad, al notar cómo todos ahí parecían tomarse sus estudios con tanta seriedad.
"Pues bien por ti, sólo espero que no mueras en el intento," Lev sonrió.
"Tú eres más propenso a morir por tu indisciplina," Iksel negó. "Aunque otra razón por la que me animé es porque tenía la oportunidad de colaborar con un exRebel, y como estudiante quisiera estar informado de esa situación, por nuestro bienestar."
"¿Un exRebel?"
"Sí, me dijo que intentaría venir durante esta clase para conversar..."


"Vaya, no pensé que era tan famoso," dijo un recién llegado. Tomaj se dirigió a los primos, sonriendo con ironía. "Y me alegro de haber sido el match que quisiste. Tu nombre es Iksel Jahnn, ¿cierto?"
"Ah, sí," este se despertó y se dirigió a él con rapidez. "Entonces tú eres Tomaj Sawyer. Pues, no quiero hacerlo sonar como que te elegí por ese motivo..."
"Haha, descuida, si es que vamos a ser sinceros, yo te escogí a ti," el pelimarrón se encogió de hombros. "Pedí que se me asignara al mejor de la clase, y como exRebel y estudiante asesor, tuve first pick. Así que me alegra saber que tú también saliste ganando de esto."
"Pues, admiro tu honestidad," Iksel le miró con cierto reproche.
"Haha, me caes bien," Lev sonrió. "Y no me pareces nada peligroso pese a tu rol."
"No seré ese tipo de Rebel, entonces," Tomaj miró al peligris. "Hm, tienes una impresionante estatura y se nota que estás en forma. Sé que serías un excelente Rebel, de estar interesado."
"¡Ya van tres personas, Iksel!" Lev se alegró.
"Dije que no te hagas ilusiones," el pelirrojo le miró de reojo con severidad y volvió a mirar al otro estudiante. "Estaré interesado en saber más del lado de los Rebels, pero no involucres a mi tonto primo en esto, por favor."
"Comenté algo muy inocente. Créeme, habré sido Rebel pero no soy el mayor supporter de Rizembool. Sólo sé del tema," Tomaj sonrió con simpleza, reservándose comentarios. "Aunque me caerá bien hablar sobre esto. Pero primero hay que enfocarnos en nuestro proyecto."
"Sí," Iksel dio un pesado suspiro. "Lamento decirlo, pero no he tenido tiempo de leer a fondo todas las indicaciones de las formas."
"Hm, yo tampoco, tengo un trabajo como asesor que me quita más tiempo del que quisiera. Sólo vine para conocernos y ver en qué horarios podemos reunirnos."
"Me parece bien," el pelirrojo se puso a pensar. "Hm, estaré ocupado estos días... ¿Podrás sábado?"
"Lamentablemente ya fui invitado a un evento importante, algo que parte de mi deber de asesor..."
"¿Asesor de Rebels?" preguntó Lev, interesado.
"Eres muy directo, me agradas," Tomaj sonrió con ironía. "Pues, es algo así, y al mismo tiempo será una reunión entre amigos," él revisó su celular y vio un mensaje clave: 'le dije que invitara a todos los que quisiera'. "Y no tendrá mucho que ver con este proyecto interdisciplinario, pero si se animan a venir, están invitados."


Sora había salido de una clase hace no mucho tiempo y tenía apenas una hora de descanso antes de tener que asistir la siguiente. Ciertamente no se sentía con las energías ni el ‘físico’ para continuar con su horario, pero sabía que no tenía opción. No quería hacer molestar a Larsa porque sabía lo pesado que su amigo podía ser.

Caminó hacia un área cercana de restaurantes y otros puestos de comida con la idea de comprarse un refrigerio que le mantuviera despierto, cuando en eso vio a Ryo y Kytes ocupar una mesa del lugar. Fue donde ellos inmediatamente.

“Chicos, ¿qué hacen aquí?” preguntó Sora, confundido.
“Curiosamente los dos tenemos libres esta hora también,” explicó Kytes, sonriendo. “Así que decidimos esperarte para celebrar tu nueva disciplina. Mira, te compramos jugo y un snack.”
“G-gracias chicos,” Sora alzó una ceja y se sentó frente a ellos. “No esperaba que hicieran esto, pero gracias. Nunca esperaría eso de Larsa, eso es seguro.”
“Por algo aprovechamos que él no está aquí hoy,” Ryo sonrió. “Él dice que no te mereces nada hasta que te saques buenas notas al final del semestre.”
“Uhh eso sí suena como él,” negó y sintió leves escalofríos. “¿Y dónde está?”
“Fue hoy con Dakki a comprarse carros,” contestó el peliblanco. “Revisa la conversa grupal, han posteado fotos.”
“¿En serio?” Sora sacó su celular y vio la foto de un SUV Mercedes Benz. Por ver a un contento vendedor a un costado y a Dakki feliz saliendo del sun roof con los brazos extendidos, imaginaba que Larsa había tomado la foto. “Vaya, Larsa se compra este carro y decide no aparecer en la foto.”
“Según los comments, creo que Dakki le forzó a que tomara la foto,” observó Kytes. “No me sorprende. Y Dakki dijo que tendrá que esperar una semana para que le entreguen su carro porque es un Bentley de color Magenta que necesita una capa especial de pintura.”
“Uhh yo quiero mi carro…” Sora dio un suspiro, frustrado. Ya todos a su alrededor (bueno, todos los de familias ricas salvo Osaka) tenían sus carros, menos él. “Mis padres todavía no quieren comprarme nada por mis notas, seguro que es eso.”
“Yo más bien pienso que es por tu experiencia con tu Hummer cuatro años atrás,” Ryo aguantó su risa. “Haha, terminaste en las noticias.”
“Cierto, oí algo de eso, aunque fue antes de llegar a Japón,” Kytes se puso a pensar.
“P-pero también son responsables ellos por confiarme con un Hummer a los dieciséis.”
“Sora, no culpes a tus padres, acepta tu responsabilidad,” Kytes negó. “Si no nunca van a cambiar de parecer.”
“Ehm, cambiando de tema…” Ryo revisó su Smartphone para ver la conversa. “Hace unos minutos, Osaka nos dejó una invitación para este sábado.”
“¿Invitación a qué?” preguntó Sora.
“Parece para un museo cercano a la universidad. Dice que invita un amigo de ella que quiere conocernos a todos, y que él paga las entradas.”
“Hm…” Sora se cruzó de brazos y frunció el ceño. “Un museo, qué lugar más raro para una reunión social.”
“Ehm, eso depende de cada uno,” Kytes sonrió incómodo. “A mí me parece bien, pero ese secretismo del organizador no me termina de convencer.”
“Sí, pero se trata de Osaka.”
“Pues, precisamente porque se trata de Osaka, ella es amiga de todos,” el peliblanco rió un poco. “Aunque es una reunión en un lugar público y abierto. No es algo que deba preocuparnos o afectarnos directamente.”
“Uhh, como siempre los dos se ponen a pensar demasiado,” Sora se recostó sobre la mesa. No estaba en modo de pensar, no entre clases. “Bueno, si todos se apuntan también lo haré yo. Ojalá sea divertido.”
“Sí, espero lo mismo,” Kytes asintió y decidió contestar la conversa, diciendo que los tres aceptaban.
“Sora, intenta comer tus snacks o se van a enfriar,” le recordó Ryo.
“Hai hai…” este se levantó con gran pereza. Luego de ese agasajo de parte de sus amigos, tenía la obligación de seguir con su horario sí o sí. Esperaba que ese paseo del sábado le ayudara a despejar su cabeza de la rutina.



Youmu y Hinata repitieron la carrera por enésima vez, y a diferencia de las anteriores, la HiME pudo manifestar su capacidad, y de la nada aceleró sorpresivamente, ganando a su competidor y atravesando la línea de meta mucho antes que él. Sin embargo, le costó frenar y por poco se cae al piso mientras controlaba su balance.

"Whoa..." Hinata se quedó en shock, y al igual que las chicas, terminó por exclamar. "¡Genial! ¡Eres muy sorprendente, Youmu!"
"Felicidades," Reimu juntó sus manos, sonriendo.
"Yay, sí pudiste~" Osaka saltó un poco en su sitio.
"Bien hecho," Cho asintió. "Verás que será mucho más fácil a partir de ahora."
"..." Youmu respiró profundamente y caminó de regreso a los demás. Se había quedado sin palabras, pero luego de meditar los poderes con Cho y concluir que se trataba de un instinto interno y un sentimiento que surgía de adentro, llegó a concentrarse y despejarse lo suficiente para invocar su velocidad. Ella se sintió animada y capaz de cualquier cosa, pero era muy temprano para celebrar. Miró a Hinata con decisión. "Corramos otra vez."
"¡Claro!"
"Eh, esperen un momento, por favor," Osaka guardó su celular luego de realizar invitaciones. "Koma-chan me dijo que puedo invitar a todos mis amigos a un paseo que vamos a tener el sábado, así que si pueden venir se los recomiendo."
"¿Koma-chan?" preguntó Youmu, confundida.
"Se llama Komaeda y es un conocido," dijo Reimu. "Es un chico medio retraído aunque parece una buena persona."
"S-sí, no lo conocemos bien, pero se ha ofrecido a invitar el paseo," Cho desvió la mirada. Pudo notar que Reimu se reservó comentarios al respecto, así que hizo lo mismo. Se sorprendía que invite a tantos, y que nuevamente lo haga por medio de Osaka.
"Pues, si es un amigo y un buen chico entonces acepto," Hinata sonrió ampliamente.
"..." Youmu asintió con leve incomodidad. "Yuyuko-sama me dijo que aceptara todos los eventos sociales que tuvieran para ofrecerme, por mi propio bien, según ella."
"Genial, y si ella puede venir, también avísale," Osaka asintió. "¡Oh! Acabo de recordar que Koma-chan me pidió que no hablara mucho sobre él. Dice que quiere conocer a todos ahí personalmente."
"¿Dónde va a ser?" Preguntó la peliblanca.
"En un museo de arquitectura no muy lejos de aquí," contestó Cho.
"¿M-museo?" Hinata frunció el ceño. "Rara elección de paseo."
"También lo pienso, pero tendrá sus razones," Reimu sonrió. "Al menos nos invitó la entrada, y si cuesta entrar debe ser porque es un sitio muy bonito."
"Quizás..." Cho seguía no del todo convencida por al asunto, pero no había mucho que podía hacer además de esperar que todo fuera bien. "Eh, lo siento pero Osaka y yo tenemos una clase en un rato. Tenemos que irnos."
"Sí, muchas gracias por su ayuda," Youmu asintió.
"De nada, ahora sigan practicando," dijo Osaka, sonriendo.
"¡No te preocupes, correremos hasta no dar más!" exclamó Hinata, con ánimos.
"Eso puede tardar una eternidad," Reimu sonrió nerviosa.

La reunión se terminó y mientras Cho se retiró con su prima, Reimu regresó a la línea de meta para volver a actuar como el referee de la siguiente carrera.

Cho continuó con su invariable rutina, pero empezaba a sentir una pesada incertidumbre sobre sus hombros y una leve angustia como si estuviera dejando algo sin atender. Sin embargo, mirar a su prima sonriente caminar a su costado le daba cierto alivio, y le hacía recordar que debía seguir con la frente en alto y sin afligirse de aquello inalcanzable.

Le quedaba permanecer alerta ante lo que sabía que, irremediablemente, se avecinaba.
« Last Edit: April 17, 2016, 12:47:27 AM by Cho »


Haruhin

Estoy tan atrasada, ahh ;_; - Me disculpo si el aporte quedó algo raro (?)


#6


La mujer golpeteó varias veces las uñas contra la mesa. El documento Word de su computadora se encontraba absolutamente en blanco. Touko tuvo que sacar un nuevo cigarrillo y recargarse contra el respaldo de su silla en el despacho.  La fecha límite de entrega para el próximo capítulo de su best seller la presionaba a encerrarse en un claustro por amplios períodos hasta que algo de inspiración viniese a ella, pero aun así y todo en esa oportunidad no había dado frutos.

“Mm… ¿Y si quizás fastidio a Tooru-chin un rato?~” Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras sostuvo el filtro del cigarro sin encender entre sus labios. Los dedos le picaban por tomar el teléfono y hacer una llamada esporádica a su hijo. Para Touko, Oikawa es uno de sus elementos inspiracionales más grandes desde que se convirtió en escritora de novelas policíacas.

Puede que el castaño sólo le hable de su pasión por las prácticas de Volley o de cómo le hace la vida imposible a su amigo Iwaizumi y ella no se entere de mucho entre tanto tecnicismo deportivo empleado por su hijo, pero lo disfruta.

Aunque antes de que pueda pensar en escoger el contacto de Oikawa en su directorio, el repentino toque de timbre a su casa la detuvo de ello. Confundida, la pelirroja dejó el móvil y se encaminó hasta el recibidor.
“Hou, ¿Y a qué se debe esta visita tan repentina, Shiki?” Touko se hizo a un lado de la puerta e invitó a su amiga a pasar. “Me podrías haber avisado con anticipación y te recibía hasta con algo de comer.”
“Esa no te la crees ni tú misma.” Ryougi destensó los hombros y se encaminó por el pasillo de la casa con suma familiaridad. “¿Y Oikawa?”
“Oh cierto, como estuviste afuera no te enteraste.” Touko cerró la puerta y le siguió el paso a su amiga de la escuela. “Con su papá tras una laaaarga charla conmigo dejamos en acuerdo que ya era tiempo que Tooru-chin viviese solo, así que le facilitamos un poco de dinero y ahora está viviendo en un departamento con su amigo. Genial, ¿no?”
“Eso creo. Aunque debes aburrirte bastante si no tienes a quien molestar.”
“No realmente, a veces hablamos por whatsapp y el otro día vino a cenar conmigo. Tan encantador~” Rió. “En fin, ¿necesitabas algo?”
“No realmente. Fui a hacer unos trámites mientras dejaba a Mana con la niñera y resulta que el camino más corto para llegar a mi casa cruza por esta calle.”
“Siempre has sido pésima mintiendo, ¿lo sabías?” Ryougi ante el comentario hizo una mueca. “Oh, hablando de tu chiquita, ¿Qué tal está? ¡No la he visto!”
“Está bien. Es algo escandalosa y ha llorado bastante desde que llegamos a Japón de nuevo pero es porque no está acostumbrada al horario… eso y porque se ha vuelto bastante apegada a Kiyotaka.”
“Awwn, ¿y él se alegra con eso?”
“Claro, le encanta consentirla y está baboso por ella.”
“Cómo pasa el tiempo, ¿eh?”
“Bastante rápido para mi gusto.”  Tras un suspiro, Ryougi comenzó a rebuscar entre los bolsillos de su chaqueta y sacó un sobre de color crema que extendió hasta la pelirroja. “En realidad vine hasta acá para dejarte eso personalmente.”
“¿Eh?” Touko lo recibió y le dio una mirada a su amiga que preguntaba si es que realmente era prudente abrirlo; la ex HiME destensó los hombros como afirmativa. “Oh, pero si es un parte de matrimonio… ¿De qué me perdí ahora?”
“Katsuya y Eureka, se casan este fin de semana. Imaginé que se te había olvidado y como he estado ayudando a Suou con las invitaciones decidí traerte la tuya.”
“Como un aviso para que no lo pasara por alto, ¿verdad?” Touko se ajustó sus lentes mientras seguía leyendo el resto de la invitación. “Espero que esto no tenga que ver con tus rencores porque me ausenté en tu boda la vez pasada.”
“No, para nada. Estabas todavía en Miyagi en ése tiempo así que no te culpo.”
“Okay, entonces definitivamente iré. El resto de los chicos van, ¿no?”
“La mayoría, con los se mantuvo el contacto.”
“Con menos razón me lo perdería.” Y para reforzar su punto, Touko colocó el parte sobre su escritorio.
“Pues ya que terminé con eso puedo volver a mi casa.”
“Shiki.”
“¿Mm?”
“Si eso hubiese sido por lo único que viniste entonces no te habrías dado el tiempo de pasar adentro. ¿Hay algo más que te preocupe?”

Ryougi tuvo que hacer una larga pausa antes de hablar. Tenía que ser sincera, a pesar de que Touko la conociera desde hace un buen tiempo, tenía tremendas complicaciones para hablar con honestidad de sus propias inquietudes.

“Tengo ciertas sospechas respecto a las antiguas actividades de mi esposo.”
“¿Eh?”
“No sé cómo explicarlo…” Ryougi se pasó una mano por el cabello incómoda. “Él fue mi rebel durante mis comienzos de HiME, ¿recuerdas?”
“Oh sí, por supuesto. Estaba en toda esa parada de tener una fijación en ti y de que sólo quería pelear contigo y nadie más.”
“Luego en una pelea le gané y estuvo fuera hasta que ganó un reemplazo.”
“Seh, luego todos sabemos lo que pasó y preferimos omitir.” Touko se cruzó de brazos y arqueó las cejas. Para Ryougi, hablar del asesinato de su Key era una herida sin cerrar por muchos años que hubiesen pasado desde entonces, fue la responsable de su retiro como HiME y quizás indirectamente uno de los causales por los que inesperadamente su relación con Kiyotaka había llegado hasta el punto en el que se encontraba. Las vueltas de la vida…

“Quizás sólo se traten de suposiciones mías pero, aunque yo he tratado de cortar en lo posible todos mis lazos con Hanasaki—“
“Casi todos.” Enfatizó su amiga. “Sigues en contacto con la HiME hija de Komui, ¿no?”
“Sí, pero dejé de ser su mentora luego de la batalla final. Ahora simplemente quedamos como amigas. En fin, la cosa es que a pesar de que mis relaciones con Hanasaki son CASI inexistentes siento como si de alguna manera con Kiyotaka la situación es algo… diferente.”
“¿Crees que mantiene contacto con Rizembool todavía?”
“No estoy segura, pero más que mal siempre ha habido una parte de él que nunca he terminado por comprender, algo que se guarda para sí mismo.”
“Cielos Shiki. Creí que ya habían hablado de estas cosas, ¿qué acaso cuando se casaron no dejaron en claro que su relación debía estar alejada de los asuntos de las escuelas y sus rencillas anteriores?”
“Se supone, pero sabes lo fácil que se esfuman las palabras.”
Touko suspiró. “Imaginaba esa respuesta. Te daré mi consejo y es algo tan sencillo como esto: Si sospechas de él, menciónaselo directamente. No sacarás nada guardándote las dudas.”
“Parece ser lo más apropiado.”
“Y lo más sano también. Conociendo a tu renacuajo marido quizás va a bajarle el perfil al asunto, pero sabes cómo presionar. Eras una HiME de mal carácter antes y ahora sigues teniendo un mal genio.”
“¿Me debo tomar eso como un cumplido?”
“Heheh, absolutamente.”
“Gracias Touko. Hablaré de esta situación cuando nos veamos en casa.”
“No me lo agradezcas.”
“Ya te dejo, vas a necesitar tiempo para poder ponerte a trabajar con lo que tienes pendiente.”
“Sí, debo volver a calentar el asiento por un par de horas más porque he perdido algo de práctica.”

Práctica…

La palabra resonó en los oídos de la pelirroja durante unos instantes mientras su amiga se disponía a cruzar la estancia de la casa lista para retirarse a la suya.  Cuando Ryougi estaba abriendo la puerta para salir, Touko sintió que algo hacia click en su cabeza y la detuvo.

“¡Ah, acabo de recordar algo! ¿Sigues hablando con Haru-chan, cierto?”
“Eh, sí. ¿Por qué?”
“El otro día digamos que me contacté con uno de sus antiguos conocidos lejanos y me dejó un mensaje para ella. ¿Podrías hacérselo llegar?”
“No quiero saber cómo fue que diste con esa persona.”
“Vamos, sabes que aparte de trabajar como escritora tengo una tienda de antigüedades que mantener. Ni te imaginas la cantidad de gente que llega allí de visita.”
“¿Sólo por comprar “muebles”?”
“Claro, claro~ Mi trabajo es honesto.” Rió y a lo cual Ryougi simplemente rodó los ojos.
“¿Y bien? ¿De qué se trata el mensaje?”
Touko caminó de regreso y buscó en uno de los cajones un diminuto papel que le entregó a su amiga.
“Dijo que quería verla. El papel tiene su nombre y sus datos, creo. No lo revisé realmente.”
“Tan precisa como siempre.” Ryougi recibió la nota con una mueca y la metió a su bolsillo. “Quizás la vea antes del fin de semana, se la pasaré ahí.”
“Cuento contigo~”





Cuando no se encontraba haciendo trabajos de la universidad. Simon estaba organizando su poco tiempo libre en tomar turnos dentro de la pequeña cafetería en la que había entrado a trabajar como mesero hace ya unos seis meses. A pesar que los ingresos en su familia no faltaban, siempre había considerado apropiado tener sus propios ingresos para costearse sus vicios traducidos a uno que otro videojuego para su consola y también, de implementos para mejorar el rendimiento de su computadora.

La jefa le había dado un par de cumplidos por su enorme paciencia y buen trato con los clientes (bastaba con decir que era el mesero favorito de los abuelitos que frecuentaban el local) pero había ocasiones, en las que su servicio ejemplar se veía algo entorpecido por la gente de genio… singular.

Ahora mismo se repetía mentalmente que tenía una paciencia tremenda con todos, pero Simon Vi Britannia no era ningún idiota para no notar cuando un sujeto se mofaba de él mientras otro lo fulminaba con la mirada con tremendo disgusto (esperaba que no fuera algo personal) tal y como lo hacían los dos sujetos que ocupaban la mesa nueve cerca de la ventana.

“…Mm”
“Temo que entre tantas pausas vas a hacer que el pobre mesero empiece a echar raíces esperando porque ordenes algo.”
“Eso es porque originalmente no iba a pedir nada, tch.”
“Ah… puedo venir después si todavía no se decide por algo.”
“No, no. Tranquilo, tienes que perdonar a mi amigo que es un poco indeciso, es todo.” Dijo el joven de gafas y una pulcra sonrisa. En los quince minutos que llevaba moviéndose de un lado a otro dentro del café para atender a otras mesas, era la segunda vez que le repetía lo mismo. “¿Rai?”
El aludido, un hombre de largo cabello platinado con un parche cubriendo uno de sus ojos soltó un bufido mientras recargaba con pesadez su espalda en la silla.
“Ilumíname con tus dotes culinarios~ ¿Qué debería pedirme?”
“Es broma, ¿verdad?”
“Me ofende que pienses eso de mí, estimado amigo. Siempre hablo con la verdad.”
“…Claro.” Rai frunció el ceño y tras una mueca se dignó a mirar al pobre Simon que no encontraba donde más apoyarse para pasar el rato esperando por el pedido de ambos.
“Um este—“
“Ya que Rai no ha querido darme ninguna recomendación me dejaré llevar por lo que suene más apetitoso así que…” Hojeó la carta un poco antes de entregársela con una pulcra sonrisa a Simon. “Dos porciones de pastel de naranja acompañado con dos té de Bergamota me parece estupendo.”
“Espera, ¿qu-“
“Enseguida, señor.” El peliazul hizo una pequeña reverencia con la cabeza antes de retirarse de la mesa junto con la comanda para la cocina.

Rai ni siquiera tuvo tiempo como para arreglar la orden.

“Cabrón, lo hiciste a propósito.”
“¿Yo? ¿Qué cosa?”
“Jade.” Rai gruñó.
“Oh, si te refieres al asunto de la infusión pues… ¿lo olvidé?”
“Vienes a olvidar algo con lo que me has conocido hace años repentinamente ahora. Qué curioso.”
“La memoria es algo frágil en la gente de edad~”
“No recuerdo estar hablando con ningún anciano.”

Jade ignoró los bufidos de su amigo y volvió a sonreír mientras se ajustaba las gafas.

“En fin, esta repentina reunión fue porque querías hablar de algo conmigo, ¿no?”
Rai recargó su espalda contra el asiento y su expresión dejó de mostrar disgusto. “Fui convocado por la Universidad para ser Rebel otra vez.”
“Vaya, eso es irse directo al punto. ¿Y qué tal? Hasta donde yo recuerdo dejaste esas andanzas hace unos tres años y medio.”
“Como varios, se me trató de inculcar ese patético odio infundado a los de Hanasaki en ése tiempo.”
“Lo recuerdo. Aunque más que mal, tu ingreso al puesto fue más por los beneficios que otra cosa. Tal como en mi caso.”
“Así fue.”
“¿Y qué es lo que ha cambiado ahora?”
“Básicamente rechacé la oferta.”
Jade alzó las cejas con una pequeña sorpresa. Poco después, apoyó su rostro sobre una de sus manos con una expresión divertida.
“Bueno, no estoy en edad para juzgar tus propias decisiones así que me limito a escucharte.” “Imagino que comenzaron reclutando gente con experiencia del conflicto anterior pero no estaba entre mis intereses volver a trabajar de esa manera.”
“Porque prefieres otra clase de antros para las peleas. Tú y tu gusto por el combate son algo que no puede deshacerse de ninguna manera, ¿no?”

Rai simplemente rodó su ojo y apoyó un brazo sobre la mesa.
“Supones bien. Aunque deje de ser un rebel hace tiempo, digamos que tuve una oferta que no pude rechazar.”
“Oh~” Canturreó Jade haciendo notar su interés en la respuesta de su amigo. “¿Qué fue esta vez?”
“¿Recuerdas a la chica que me asignaron por un breve período en el conflicto anterior?”
“Um, sí. Fuiste bastante condescendiente con ella como para dejarla plantada en ciertos combates.”
“Época difícil.” Rai frunció el ceño. “Pues, resulta que esta chica tenía una hermana-“
“Ajá.”
“Y se contactó conmigo… no me preguntes cómo.”
“¿De qué te sorprendes? Las redes sociales tienen algo de culpa en el incremento del acoso. ¿Y para qué te contactó?”
“Me pidió algo así como un favor. Primero la rechacé, pero luego resulta que era una conocida de Aozaki a la que le debo un par de favores.”

En lo que Rai hablaba, Simon apareció rápidamente para dejarles su orden. La inevitable mueca de disgusto del albino al notar la humeante taza de té frente su nariz incomodó bastante al menor que se retiró instantáneamente con un gesto respetuoso.

“Pobre chico, seguramente pensó que lo ibas a fulminar con la mirada.” Jade jugó con la cuchara en su taza. “Continúa.”
“En palabras simples la chica quiere que me dedique a entrenar a su hermana porque su condición física es deplorable.”
“Si estoy entendiendo bien, ¿esa chica ahora es HiME de nuevo?”
Rai asintió mientras hacía a un lado la taza de té y se preocupaba de picar con el tenedor el trozo de postre. “Desconozco el resto de los detalles fuera de eso.”
“Interesante, aunque Rai…”
“¿Mm?”
“¿Estás consciente de que dijiste que no querías involucrarte en el asunto de la disputa de Rizembool y Hanasaki pero lo estás haciendo indirectamente con esto?”
“No es como si me involucrase en sus disputas. Lo único que haré es que esa HiME sea algo más útil en combate.”

“Y me queda claro con eso que ya aceptaste.”
“¿Debía rechazar la oferta?” Rai por primera vez en mucho rato, sonrió. Quizás la sensación de empuñar una espada a explicarle a otro cómo hacerlo era distinta, pero era revivir una parte de él. El orgullo y la determinación a flor de piel.

“No, estuvo bien aceptarla.” Jade le devolvió el gesto. En el fondo, también habiendo sido un rebel en su tiempo, sabía que existía un leve entusiasmo brotando desde el interior ante la sola posibilidad de implementar sus conocimientos tácticos en la actualidad.

…Y más aún, lo que lo hacía interesante era prestárselos al “bando contrario”.

“Estaremos en contacto eventualmente. Me resultó más fácil dejarle una nota con Aozaki.”
"Qué clásico. Tan propio de ti."
"Cierra la boca."
“Hahah. Ya en serio, refréscame la memoria. ¿Y cómo resulta que se llama tu futura aprendiz?”
“Haruhi Lee, ése es su nombre.”
« Last Edit: April 19, 2016, 11:28:16 PM by Haruhin »


Kora

Ahí voy... Gracias Kana por todo el apoyo moral durante el proceso ♥ /la agarra de la mano mientras sale el bebé
No quería que me quedara tan largo ni espeso pero e_e necesito adaptarme al nuevo ritmo



o1.


- Señorita Lionheart, ¿puede explicarnos qué es una HiME?

Frente a ella, la abogada la estudiaba con ojos severos. Sin las gafas de sol, su rostro se le hacía diferente, y su mirada, azul como zafiros, era completamente imposible de descifrar. Kora dejó pasar unos segundos antes de responder, recorriendo con el pulgar una marca en la madera del reposabrazos de su silla.

- Una HiME es una estudiante de la academia Hanasaki que obtiene poderes para luchar contra un estudiante de Rizembool, llamado Rebel, el cual está asignado a terminar con la vida de ésta.
- Muy bien. ¿Fue usted una HiME durante sus años en Hanasaki?
- Sí. Lo fui.
- ¿Se le dio en algún momento cualquier tipo de posibilidad a negarse?
- No.

Era un buen ritmo. Tal y como le habían enseñado: respuestas cortas, pausas sencillas, mostrar sólo las emociones que pudieran tener un impacto a su favor. No podía mentir abiertamente, y tenía que medir sus palabras para que acordaran con el punto de vista que debía exponer. El asalto no había hecho más que empezar, apenas rascando la superficie, pero se sentía preparada.

O eso quería creer.

- Entonces, ¿diría que luchó contra su voluntad?
- Sí. No tenía otra alternativa.
- ¿Hanasaki le proporcionó algún tipo de entrenamiento?
- Sí. Junto a otras HiMEs, entrenábamos para el combate.
- Su historial médico muestra que estuvo una vez en coma durante unos meses. ¿Diría que aquel entrenamiento fue suficiente?

Un escalofrío la recorrió, y se permitió cerrar los ojos unos segundos. Aunque era un recuerdo lejano, revivió por unos momentos el pánico que sintió la primera vez que su Rebel estuvo a punto de terminar con su vida. Tres, dos, uno. La pausa dramática no podía durar más. Apartó bruscamente los recuerdos que empezaban a acechar en su mente, volviendo a la realidad. Distraídamente, rascó la hendidura en la madera del reposabrazos con la uña del pulgar.

- No. Tras aquel incidente, mi familia me proporcionó ayuda con una entrenadora personal.
- ¿Terminaron sus problemas ahí?
- No. La ayuda externa fue útil, pero aún así, tuve otra experiencia cercana a la muerte a manos de mi Rebel.
- Alguien podría decirse que fue su propia falta de talento. ¿Sería cierto?
- No. Durante aquel periodo de tiempo, me vi desprovista de mis poderes HiME.
- ¿Y Hanasaki pudo ayudarla a recuperarlos?
- No. Volvieron sólos. Nunca recibí explicación alguna de lo que pasó.
- Entiendo.

Asintiendo, la abogada abrió una carpeta de papel, sacando unas hojas de papel lacado, brillando bajo la luz del techo: fotografías. Éstas fueron deslizadas hacia ella, y finalmente, la compostura que tanto le estaba costado mantener recibió un duro golpe. La mano le tembló al hacer el ademán de tomar una de ellas, dejándolas donde estaban.

- ¿Reconoce al individuo en éstas fotografías?
- S-sí. Era mi Rebel.

Su vista se quedó fijada en las fotografías. La primera sólo era una foto de perfil, mostrando un rostro pálido y ojeroso. Un rostro cansado.

Un escalofrío la recorrió al ver las otras.

- Muerto tras el asedio final de Hanasaki a Rizembool. ¿Fue la única baja durante el conflicto?
- Sí- quiero decir, no… Su novia- Ri- su Princess… murió.

Sacudió la cabeza, buscando el aire que había escapado de sus pulmones. La Princess había sido su amiga, por mucho que su relación se hubiera estropeado con los años, y había muerto tras involucrarse en el conflicto. Tuvo que abrir los ojos para que la imagen de la hoja hundiéndose en su largo, blanco cuello desapareciera. 

- ¿Y cómo está eso relacionado con Rizembool?
- Rizembool… Rizembool hizo tratos con estudiantes de Hanasaki para que ayudaran- colaboraran con los Rebels. Los dos- ella luchó con él en el ataque a la ciudad, y-
- Señorita Lionheart.

La voz severa de la abogada hizo las veces de un golpe en la mesa sin necesidad de el más mínimo gesto brusco. Su balbuceo se detuvo en seco, pero su respiración se había acelerado, y cuando se apartó el pelo de la frente, notó que estaba pegado a la piel por una capa de sudor.

Sin hacer contacto visual con Kora, la abogada suspiró, apartando las macabras fotos de su vista, y pulsó un botón en su smartphone para detener la grabación.

- Lionheart, este puede ser un caso muy sólido. - La mujer, por fin mirándola, entrecerró los ojos. - Pero si pierdes la compostura delante del jurado más de lo debido, tu testimonio no valdrá nada.
- Lo siento, Señorita Straits.
- Seguiremos con el ensayo más tarde. Te llamaré.

--



Música clásica y el murmullo de conversaciones llenaba el restaurante, constante pero sin llegar a ser molesto. Las paredes de madera oscura ofrecían intimidad en las mesas tenuemente iluminadas, desde las discretas mesas redondas en los rincones a las mesas de pareja al lado de las ventanas. Kora esperaba al camarero en la entrada, mirando de reojo su reflejo en el cristal de uno de los cuadros para revisar su maquillaje.

- Buenas noches, señorita. ¿Tiene mesa reservada?
- Sí. - Kora se colocó un mechón detrás de la oreja, acercándose al mostrador. - Mesa para dos, a nombre de Kiske.
- Sígame, por favor. Su compañero ya ha llegado.

El camarero la llevó hasta una de las mesas más alejadas de la entrada, situada delante de una gran ventana desde la cual podía ver la luna llena de aquella noche. Pero la impresionante vista no atrapó la mirada de Kora más que unos segundos, yendo a parar sobre el chico que estaba sentado esperándola. Ky levantó el rostro inmediatamente al oír sus tacones, dedicándole una sonrisa que Kora devolvió enseguida.

- Perdón por hacerte esperar.
- No te preocupes, creo que he sido yo quien ha llegado demasiado pronto.

A Kora se le escapó media sonrisa al mirarlo, sintiéndose mucho más tranquila sólo con sentarse cerca de él. Hacía una semana que no veía a Ky, y con todo lo que había ocurrido en aquellos días, su presencia parecía ser el último atisbo de cordura en su vida. Después de haberse sumergido en el pasado, no podía evitar comparar el chico de intercambio que le habían asignado a su cargo con el joven en el que se había convertido.

Era algo reconfortante darse cuenta de que no había cambiado mucho: seguía teniendo aquella mirada inocente, y su rostro amable sólo había cambiado al volverse sus rasgos más marcados.

- ¿Estás bien, Kora? - La voz de Ky la sacó de su ensimismamiento. - Estás un poco pálida.
- Estoy bien, no te preocupes. Creo que es la luz.
- Es posible…

Ky frunció el ceño ligeramente, haciendo que Kora se sintiera culpable. Había sido ella, al fin y al cabo, quien había sugerido cenar juntos, y sabía que Ky no necesitaba de sus dotes de agente para deducir que tenía algo que decirle. Simplemente era demasiado amable como para no mencionarlo demasiado pronto.

- ¿Y cómo ha ido la academia hoy? ¿Has estudiado muchas cosas… policiales?
- No mucho. - Ky dejó ir un suspiro. - Apenas estamos empezando, y hoy es viernes.
- Ya me imagino… pero al menos ya estás ahí. Ya verás, dentro de un par de meses echarás de menos un viernes tan relajado.
- Seguro que sí… ¿Y tú? ¿Has ido hoy al bufete?
- Sí. - Apenas se dio cuenta de que estaba bajando la voz, obligando a Ky a inclinarse hacia ella. - Ha sido un día… intenso. Creo-
- Siento interrumpir…

Antes de verse metida en la inevitable conversación que tanto temía, el camarero se acercó a preguntar educadamente si ya habían decidido qué cenar. “Te debo una…”, pensó Kora, reclinándose en el asiento. Había ensayado la conversación en su mente una y otra vez, pero a la hora de la verdad, toda su elocuencia se desvanecía bajo la mirada de Ky.

- Um, creo que voy a pedir lo de siempre. - A Kora se le escapó una risita nerviosa. - A ver…

Cuando el camarero se marchó, Kora aprovechó para redirigir la conversación, y la cena transcurrió en calma. Una conversación agradable, buena comida y un ambiente relajado… ¿por qué no podía durar aquel momento para siempre?

- Pero lo que creo que pasa con toda esta gente es que-¡Ah!

La mano de Kora se resbaló al intentar cortar un trozo de filete, dándole al vaso de vino, el cual hubiera caído de no ser por los rápidos reflejos de Ky. Éste dejó el vaso en su sitio como si no hubiera pasado nada.

- Todo controlado. 
- Oh, dios mío…

Kora se tapó la boca, mirando a su alrededor, pero nadie parecía haberse dado cuenta de su desliz, y dejó ir una risita nerviosa que se contagió entre los dos rápidamente. Sintiendo sus mejillas calientes por el sobresalto, el alcohol y otras emociones, Kora levantó la vista, mirando a Ky, marcando cada detalle en su memoria.

En un par de días, todo aquello terminaría. Volvería a Japón, a Hanasaki, y ni siquiera sabía cuánto tiempo tendría que estar allí. Y cuando volviera… Ky se quedaría en Francia, o al menos Europa, y ella se iría a Estados Unidos. Todo terminaría tan rápido como un suspiro.

Inevitable como fuera, no quería que las cosas cambiaran entre ellos. Sabía que tarde o temprano llegaría el día en que los dos seguirían caminos diferentes, por mucho que mantuvieran el contacto. Simplemente no esperaba que fuera tan pronto. Desde que había recibido el mensaje de Hanasaki sabía que aquel cambio estaba llegando, pero no lo había sentido tan inminente hasta aquella noche.

Suspirando, Kora parpadeó para que no se le llenaran los ojos de lágrimas e hiciera aún más el ridículo.

- Kora. No quiero presionarte, pero… de verdad. - Ky se había inclinado levemente sobre la mesa, mirándola intensamente. - Me estás preocupando. Sea lo que sea que esté pasando… puedes decírmelo.
- Lo sé. Es que…

Se vio incapaz de terminar la frase, mordiéndose el labio. Volvió a tomar aire, sintiéndose observada, y desvió la mirada. El momento había llegado: tenía que decírselo ya, no había vuelta atrás ni posible escapatoria.

- Ky… me voy a ir.
- ¿...Qué?
- A Estados Unidos. - Continuó, dándose cuenta de que una vez había empezado, era difícil parar sus propias palabras. - Con el bufete, y seguiré estudiando… allí, con la división norteamericana. Es- Siento no haber dicho- Quería decírtelo antes pero…
- ¿A… Estados Unidos? - Ky la miraba con extrañeza, y Kora detuvo su balbuceo por unos segundos.
- Sí. A Estados Unidos.

Ky se pasó una mano por el pelo rubio, quedándose en silencio. Aquella reacción era peor de lo que Kora esperaba, pues tenía la sensación de que algo no le encajaba. Con un nudo en la garganta, esperó a que éste respondiera después de parpadear un par de veces.

- Pensaba que ibas a volver a Japón.

El corazón le dio un brinco a Kora.

- ¿Cómo…? ¿Por qué iba a volver?
- Todavía mantengo el contacto con algunos compañeros de clase. - Ky alzó una ceja, sonando ligeramente ofendido, y Kora apartó la mirada otra vez. - Sé que están volviendo a pedir que vuelvan las HiMEs… como no me habías dicho nada, creía que no ibas a volver, y no quería que te sintieras presionada si te preguntaba al respecto.
- Oh… Ky… pero eso querría decir que… ya sabes…
- Esta noche yo también tenía algo que decir. - Continuó Ky, con su voz serena y clara. - Si quieres volver, iré contigo. Aunque… ya veo que no hará falta.

Ky terminó de hablar con una risa floja, casi decepcionado, y Kora bajó la vista. La culpa le pesaba como una piedra al verse enfrentada a la honestidad de Ky, a quien estaba mintiéndole abiertamente. Apretó las manos sobre la mesa, conteniéndose para no taparse la cara con ellas.

No había contado con aquello. Esperaba que Ky no supiera nada al respecto hasta que hubiera terminado todo, no era justo que él participara en aquello. No sólo le quitaría Dios sabía cuánto tiempo de sus propias metas, sino que podía poner en riesgo toda su carrera si la situación en Hanasaki llegaba a descontrolarse. Y después de recibir aquella dosis de honestidad, Kora se dio cuenta de que tampoco podía hacerlo su cómplice.

Mentirle era doloroso, pero era lo mejor que podía ofrecerle en aquel momento. Kora tenía que encargarse de aquello por su propia cuenta.

- Lo siento… Quería haberte dicho algo antes.
- No hace falta. - Ky negó con la cabeza. - La verdad, me alivia un poco que no tengas que arriesgarte. Además… sé que no quieres volver. Es sólo que… ¿cuánto tiempo te irás?
- No lo sé. Depende de… las clases… allí. Y lo que tenga que trabajar.
- Y… ¿Cuándo te vas a ir?
- …Mañana.

Kora tuvo la sensación de que si le hubiera dado una bofetada, Ky hubiera parecido menos sorprendido. Era la peor parte, y la que más culpa le producía. Pero Lisa Lisa había tenido toda la razón cuando le aconsejó aquello: si se lo hubiera dicho antes, quizá ni se marcharía. Tenía que ser un corte limpio.

El silencio se volvió incómodo entre los dos, sin que ninguno añadiera nada por unos minutos hasta que Ky le dirigió una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

- Te echaré de menos.
- Y yo a ti, pero, me mantendré en contacto, te lo prometo. 

Kora hizo un esfuerzo para que no se le quebrara la voz. Al menos aquello no era una mentira.

- Ya verás, Ky… - Continuó, frotándose por debajo del ojo con el dedo. - Antes de que te des cuenta, nos volveremos a ver.

--


Tres días atrás
París, Distrito VII

Sentada en la terraza del café donde estaba podía ver el Sena, tras el cual se erguía la punta de la Torre Eiffel sobre los edificios del horizonte parisino. Pero a diferencia de lo que la había atraído en primer lugar sobre el local, en aquellos momentos la maravillosa vista era lo que menos le interesaba.

Kora hojeó el dossier, volviendo a leer la transcripción del juicio y revisando por enésima vez las fotografías. Volvía una página para retroceder dos, buscando cualquier detalle que se le hubiera escapado: tenía que haber algo que encajara. Sabía que estaba rozando la solución con la punta de los dedos, pues confiaba en que su jefa no le impusiera una tarea que ella misma considerara imposible, y además, no podría defraudar a la mujer.

Aquel era el tercer caso real que estudiaba, pero el primero en el que participaba durante el proceso. Por tanto, no tenía la solución al misterio al final del ejercicio, simplemente porque el caso todavía no estaba resuelto. Y por increíble que le pareciera, su tutora confiaba en el criterio que pudiera ofrecer.

Distraídamente, Kora volvió a la hoja con el testimonio redactado de su cliente. No esperaba encontrar nada hasta que llegó-

- Aquí estás. Ya veo que te estás tomando ésto en serio.

Levantó la vista de los papeles sobresaltada, y la vista de su jefa no terminó de aplacar sus nervios, precisamente. Había algo en la mujer que siempre hacía que se sintiera más pequeña, más débil… una parte de ella sentía recelo por la facilidad con la que la despojaba de su seguridad. Y al mismo tiempo, cada vez que aquella máscara de impasibilidad desvelaba un atisbo de sonrisa cuando Kora cumplía con su deber la hacía sentirse plena de satisfacción consigo misma.

Con naturalidad, la otra mujer se había sentado en la silla frente a ella, cruzando las piernas. Su largo cabello caía como una cascada negra tras su espalda; era la viva imagen de la elegancia. Las gafas de sol impedían deducir dónde estaba mirando, aunque la joven estudiante de derecho sabía que estaba bajo escrutinio.

- Señorita Straits, tengo que enseñarle una cosa.
- ¿Es sobre el caso? - Le cortó la mujer, dando una larga calada al cigarro, volviendo a hablar sólo cuando recibió una respuesta positiva. - Bien. Ahora que su mujer también tiene motivo, el bufete está dividido. Yo me encargaré de la defensa del marido, así que no puedes hablar del caso con nadie sin preguntarme antes.
- Entiendo. - Asintió efusivamente. - Respecto a eso-
- No he venido para hablar de éste caso. - Alzando una mano, la mujer la interrumpió. - El bufete cree que tenemos algo más grande entre manos.

Curiosa, alzó una ceja, bajando el dossier hacia la mesa. El tono de su jefa era difícil de interpretar, aunque el simple hecho de que la estuviera considerando para lo que se consideraba un “caso grande” ya había disparado todos sus nervios. Cuanto más involucrada estuviera en las actividades del bufete, mayores serían sus probabilidades de formar parte de la plantilla una vez terminara sus estudios.

- Dime, Lionheart, ¿tú fuiste una HiME en Hanasaki?

Una ola de frío la recorrió de la cabeza a los pies, entumeciendo sus extremidades. Los papeles cayeron de entre sus dedos, y el esfuerzo que hizo para no parecer demasiado asombrada le costó todo su autocontrol. Esperaba haber aprendido bien de la otra mujer.

- Señora-
- ¿Crees que los investigadores no te han hecho un repaso? - La mujer arqueó una ceja, dando una calada a su cigarro. - No estoy aquí para juzgar lo que hayas hecho o no. Tu puesto como protegè en el bufete sólo está en riesgo si me haces perder un caso.

Kora tragó saliva. Francia había sido un refugio para ella, breve como pudiera ser. Todavía no consideraba que llegara a poder llamar “hogar” a ningún sitio, pero aquellos últimos tres años habían sido un auténtico respiro, un breve descanso antes de la meta final: Estados Unidos. Lo que hubiera dejado atrás… era algo que no quería desenterrar.

- Lionheart, el bufete está considerando una acción legal masiva. Y me refiero a nivel internacional: todas las oficinas estarán trabajando en ésto. Ni siquiera podemos llegar a estimar los beneficios si ganamos.
- ¿Acción legal? - Entrecerró los ojos, traduciendo el significado de aquellas palabras a través de la neblina en su mente. - ¿...Demandar a Hanasaki?
- Es posible. A Hanasaki y Rizembool. - Su jefa se acomodó en el asiento. - La tecnología que hay detrás de esos dos… con los daños punitivos en proporción, estamos hablando ya de decenas de millones de euros. ¿Has respondido al mensaje?
- ¿Cómo…?

Miró a su móvil, el cual no había desaparecido de su vista en ningún momento. Para su incomodidad, los investigadores del bufete realmente hacían bien su trabajo… ¿pero deducir todo aquello sólo con el mensaje que había recibido días atrás? ¿Hasta dónde habían llegado a investigar sobre ella?

- Escúchame, Lionheart. Me imagino que no quieres saber nada de lo que pasó en Hanasaki, o hubieras hecho ya algo el respecto, pero eres nuestra mejor baza en estos momentos.

No. No quiero volver a ser una HiME.”.

El nudo que se le había formado en la garganta le hacía casi imposible tragar saliva. Dejó que la mujer hablara mientras su mente hacía recuento de cuánto le costaría hacer las maletas y salir en el próximo avión a cualquier otro país. Donde fuera. Lejos.

- ¿Lo que tienes que hacer? Vuelve, y sé una HiME. Tienes que volver a vivir en primera persona el sacrificio al que os someten y sacar el testimonio más detallado. Conseguir información desde dentro y ver hasta qué punto sería viable una acción legal. - Hubo una breve pausa, y con pánico, Kora tuvo la sensación de que su jefa le estaba leyendo la mente. - Si estás dispuesta, claro.

Le costó unos momentos darse cuenta, y cuando lo hizo, el aire que estaba conteniendo salió de sus pulmones en una corta risa.

¿Acaso no era una triste broma a la que la vida la había sometido una y otra vez? Cada vez que se alejaba de su pasado, éste terminaba alcanzándola cuando creía que estaba a una distancia segura. Una y otra vez, la rueda de la fortuna terminaba arrastrándola. Primero su familia. Luego sus amigas. Y ahora, su carga como HiME.

Sólo quiero dejarlo todo atrás.

- Por supuesto, el bufete sabe que te enfrentas a un gran sacrificio y riesgo personal, y no te quedarás con las manos vacías. No vas a hacer esto de gratis.

Su jefa dio una calada al cigarro mientras Kora permanecía en silencio. Cuando el pánico inicial subsidió lo suficiente como para poder pensar con algo de calma, la perspectiva cambió ligeramente. No podía estudiarlo como una chiquilla asustada.

Tenía que observar la situación como la mujer a la que aspiraba ser.

Nada de lo que estaba viviendo era cuestión de lo que quería, sino de lo que podía hacer. Ahora trataba con otro tipo de personas, se movía en un mundo en el que los sacrificios y los favores tenían su precio. Levantó la vista, encarando a la otra mujer.

- ¿Y qué recibiré a cambio?
- Cuando pases el examen en Estados Unidos, serás asociada en el bufete de Nueva York. - La mujer bajó sus gafas, mostrando sus preciosos ojos azules.

Su meta estaría al alcance de la mano. Independencia. Seguridad. Poder. Las tres cosas que más había ansiado en su vida, a un precio que no estaba segura si quería volver a pagar. O si era capaz de pagar.

- ¿Te das cuenta de la importancia de lo que vas a hacer? El caso se sostendría en la información que nos envíes y lo que digas en el posible juicio.

Kora apoyó la palma de la mano con fuerza sobre la mesa, respirando hondo. Por unos momentos, toda la adrenalina que surgía por sus venas se había esfumado y no era capaz de sentir nada a excepción de una sensación de mareo. Su vista captó el dossier que había estado repasando antes de que su jefa destruyera con unas simples palabras la frágil normalidad que tanto le había costado construir.

Minutos atrás, era una estudiante de derecho que había conseguido el patronaje de una asociada en una de las firmas más grandes de Europa.

Ahora… su pasado había vuelto a arrastrarse hacia ella.

- Si acepto, quiero que sea con una condición.

Su jefa levantó una ceja, dando una larga calada como única respuesta. Kora tragó saliva antes de contestar.

- Inmunidad para mí y Ky Kiske en el juicio.
- ¿Es ese tu amigo que quiere entrar en la Policía?
- Sí. Nada de ésto puede salpicarle.
- Muy bien. Me encargaré de que no se le mencione en ningún testimonio.
- No. - Kora apretó la mano en un puño. - Lo que quiero decir… es que no se le podrá acusar de nada.

Hubo otro momento de silencio entre las dos. Aún llevando las gafas de sol, la mirada de la mujer pesaba sobre Kora. Pero si creía que iba a ceder en aquel aspecto…

- Me encargaré personalmente de cortar cualquier rastro que lleve hacia Kiske. Por lo que hiciera antes… y por lo que pueda llegar a hacer.

La tensión dio paso a un arrebato de ira. Kora cerró las manos en puños y apretó la mandíbula: no era estúpida, sabía ver una amenaza cuando existía. Lo que Ky había hecho en Hanasaki… ¿hasta dónde habían llegado las investigaciones? ¿Qué sabían de lo que Ky había hecho para protegerla de la amenaza de su Rebel?

- ¡No voy a meterlo en ésto!

La voz de Kora salió en un siseo, y se dio cuenta que había sido la primera vez desde que había entrado en el bufete como protegè que había mostrado la más mínima agresividad hacia su jefa. Ésta sólo alzó una ceja, claramente poco impresionada con su reacción, apagando la colilla del cigarro para volver a encender otro.

- Te aseguro de que nada de lo que tú y Kiske hayáis hecho o hagáis podrá repercutiros. Y eso sólo es un extra aparte de todo lo que puedes sacar de ésto.

Ante aquella indiferencia ante su reacción, Kora sólo pudo tragarse su orgullo, y se reacomodó en la silla, pasándose una mano por el pelo. Al fin y al cabo, se había salido con la suya. Si su jefa quería un testimonio favorable para el bufete, tendrían que dejar a Ky a un lado sí o sí.

Independencia. Seguridad. Poder. Y Ky a salvo.

- Envíame las notas que tengas hasta ahora sobre el otro caso. Tienes el resto del día libre, quiero que estés con la mente despejada antes de tomar cualquier decisión.
« Last Edit: July 01, 2017, 03:54:06 PM by Kora »


Deidara

45254 años más tarde subo aporte y estreno los icons que @Isumi me hizo :3
GRACIAS A @Isumi POR LOS ICONS y también a @Allen que aunque no lo sabe estuvo ahí presente y nos sirvió de inspo


#7

‘POLLYYYYYYY’
‘Tenemos q hablar :D
‘Es urjente’
‘*urGGGente maldita sea’
‘HOLAAAA? NO ME IGNORESSSSS’


Apollo re-leyó los mensajes que le había enviado su mejor amiga la noche anterior. Suspiró. No era justo que le metiese tanta prisa para obtener una respuesta, y luego no fuese capaz de llegar a la hora a sus citas.

Estaba esperando a Ema en la cafetería del campus de Hanasak, un café todavía humeante en la mesa frente a él. Café descafeinado, porque la cafeína nunca le afectaba bien. Echó un último vistazo a su reloj para asegurarse que no era él quien se había equivocado de hora. Comprobó que no era así, y que de hecho ya pasaban casi veinte minutos de la hora a la que habían acordado quedar. Estaba por darse por vencido, cuando una voz llamó su nombre, y escasos segundos más tarde Ema aparecía corriendo.

“¡Polly! ¿Cómo estás? ¿Por qué has pedido sin mí?” Preguntó Ema, haciendo un puchero, mientras se sentaba frente a Apollo, con un chocolate caliente y su bolsa de galletitas en mano.
Apollo clavó su mirada en su amiga. “Porque llegas tarde.”
Ema pareció ofendida, pero después de comprobar la hora en su móvil rió. “Ah, oops. Bueno, ya sabes. Me he entretenido un poco por el camino.”

Apollo no quería detalles, porque seguro que era alguna tontería, así que no preguntó. Después de tantos años que hacía que se conocían, sabía cuándo era mejor no saber más. Era increíble la cantidad de años que habían pasado ya, y cómo había cierto aspectos de Ema que nunca cambiarían.

“Y bueno, qué era aquello tan urg—”
“¿Cómo van las clases?” Preguntó Ema mientras se echaba más azúcar de la que ya probablemente el chocolate caliente llevaba.
Conociéndole, Apollo podía afirmar que Ema estaba tratando de ignorar el asunto que le había hecho citar a Apollo con tanta urgencia. Algo importante tenía entonces que ser.  Aunque Apollo se emocionaba tanto al hablar de su carrera que no pudo evitar dejarlo pasar… No solía tener la oportunidad de hablar sobre Derecho con cualquiera, y sabía que Ema tenía unas nociones mínimas sobre éste al estar estudiando Criminología.  “No van mal, aunque la semana que viene ya tenemos exámenes. Pero, no esperaba que me gustasen tanto las asignaturas… la de economía sigue siendo un muermazo, pero la de derecho romano está empezando a ser mi preferida… oh, ¿recuerdas aquella clase de historia del derecho de la que te hablé? Historia nunca fue lo mío, pero es genial, seguro que no sabías que—”
“Buuu,” Ema fingió abuchearle, tirándole una de sus galletitas. “Te he preguntado cómo te van las clases, no hace falta que me lo cuentes con todo detalle, señor abogado.”
El castaño, demostrando ser más maduro que Ema, le sacó la lengua como respuesta. “¿Tú no tenías algunas clases de derecho? Podría ayudarte, si necesitas ayuda con algo.”
“Sí, algunas muy básicas. Ya te diré cuando tenga exámenes.” Apollo sabía que eso significaba que Ema le llamaría el día antes del examen, la noche anterior.
Ema dio un sorbo a su chocolate caliente. Apollo aprovechó el momento de silencio para intentar sonsacarle a qué se debía que le hubiese hecho quedar con tanta urgencia, para luego no querer hablar del tema. “Entonces…”
“¿Mh?”
“Va, Ema. Algo ha pasado. ¿Va todo bien? ¿Las clases? ¿Ha quemado Luffy algo intentando cocinar algún plato raro en tu cocina, y necesitas dinero?” Esperaba de todo corazón que la última opción no fuese la real, y es que él tampoco es que fuese precisamente demasiado bien de dinero.
Su amiga rodó los ojos, y obviamente, le tiró otra miga como castigo. “No seas tonto. Claro que no. Es sólo que… había algo que te quería comentar. Que creo que deberías saber.”
Apollo alzó una ceja, con algo de miedo. Aquello no sonaba del todo bien. “Y bien… ¿qué es?”
“Bueno… ¿Recuerdas a Miranda?”
Apollo soltó una bocanada de aire. ¿Cómo no iba a conocerla? Conocía muy bien a Hanasaki, después de haber llegado tres años atrás, junto a Ema, gracias a unas becas que habían conseguido. Y es que Hanasaki se salía algo de presupuesto para familias humildes como las de los dos amigos. Por dios, asistía a Hanasaki, por supuesto que conocía a Miranda, la directora del centro. Aun así… Miranda Lot. En ocasiones, ese nombre le traía malos recuerdos… “Claro que sí. Es la directora de Hanasaki, no soy tonto ¿Qué ha pasado?”
“Bueno… el otro día, recibí un mensaje. De Miranda, quiero decir. Resulta que… ¿recuerdas las HiMEs?”
Apollo volvió a suspirar, algo cansado de tanto misterio. ¿Por qué no podía ir Ema al grano? Empezó a temerse lo peor… no le gustaba qué camino estaba tomando la conversación. “Claro que las recuerdo, Ema.”

Su amiga había sido HiME. Recordó el día en el que Ema se lo contó, que había luchado con una extraña marioneta que se había trasformado en él mismo y que había intentado matarla. Apollo no se había creído nada de lo que Ema le contaba, no hasta que Ema le mostró sus poderes. Humo. Un poco de humo, saliendo de las manos de Ema, fue suficiente como para convencerle que todo el mundo en Hanasaki estaba loco, y que necesitaba cambiar de instituto.

Obviamente, no lo hizo, y fue así como semanas más tarde Ema le hizo saber que él era algo que se hacía llamar un Key, y que más le valía andar con cuidado porque si su Rebel lo descubría podría meterse en problemas.

En resumen, que en Hanasaki estaban todos locos, y no sabía por qué Ema volvía a sacar el tema. La guerra entre Hanasaki y Rizembool había acabado tres años atrás, cuando las HiMEs derrotaron a los Rebels… a no ser que…

Oh.

Sí, deberían haber cambiado de instituto los dos amigos unos tres años atrás.

“Espera… Miranda te ha vuelto a contactar para…”
Una rápida mirada a Ema le confirmó sus sospechas. Mierda. “S-sí. Hace dos días o así… no te he dicho nada antes porque no estaba segura cómo decírtelo. Imagino que es algo un poco… chocante.”
Chocante no era como él lo describiría. “¿Pero por qué? ¿No se había acabado la guerra?”

A Apollo no le había hecho gracia que su amiga pasase por todo aquello, y sin duda, tener que volver a verla pelear contra gente con súperpoderes no le acababa de agradar. No podía evitar preocuparse por su mejor amiga. Ema había sido siempre su heroína, siempre había estado para proteger a Apollo, desde que los dos habían sido bien pequeños. Cuando dejaron su antiguo barrio para mudarse a pleno Tokio para asistir a Hanasaki, Apollo se dijo a sí mismo que esta vez, él sería quien mantendría un ojo en Ema, asegurarse que su amiga se adaptaba sin problemas y se mantenía a salvo, siendo ésta la más loca y distraída de los dos. No tardó en darse cuenta que él, un simple chico mortal, poco podía hacer para mantener a salvo a alguien que podía convertir sus extremidades en humo.

“No tengo ni idea de qué ha pasado, pero, según he escuchado, Rizembool ha vuelto a ponerse en marcha. Miranda lleva unos días hablando con varias HiMEs, y creo que algunas ya han aceptado.”
“Entonces, si Miranda ya ha formado su pequeño ejército, no hace falta que tú vuelvas a aceptar, ¿no?” Preguntó Apollo, esperanzado. Quería que Ema dijese que no, por muy egoísta que eso sonase.
“No… no lo sé, Apollo.” Ema se mordió el labio, dejando de lado su chocolate por un momento. Todavía debería estar quemando, por el pequeño vapor que salía del vaso. Apollo fijó sus ojos en ese vaso, el vapor trayéndole recuerdos… “Sé que podrían hacerlo sin mí, pero… Hanasaki ha dado mucho por mí, y me gustaría volver a ayudar, pero… también, sé que me ha costado mucho llegar a donde estoy ahora. No me gustaría que aceptar el papel de HiME me descentrase. Es una decisión un poco difícil, estoy poniendo en juego mi futuro y mi carrera,” dijo, mientras se pasaba la mano por la cara.

Apollo pudo deducir entonces que si Ema le había llamado tan desesperada, no era sólo porque quería ponerle al día de la situación, y hacérselo saber como Key que había sido. También quería que Apollo le dijese algunas palabras mágicas que le ayudasen a decidirse. Y Apollo, a decir verdad, no tenía mucho que aportar que pudiese ser de ayuda.

“Ema, yo… la verdad es que no sé qué decirte.” Sabía que no estaba siendo de mucha ayuda, que eso no era lo que Ema había esperado escuchar por parte de Apollo. “Me gustaría que te mantuvieses al margen de todo esto, porque es peligroso, y me preocupo por ti. Pero… te conozco, y sé que si ahora dices que no, te arrepentirás. Porque te gusta ayudar a la gente, y sientes que le debes mucho a Hanasaki. Eres demasiado buena persona.”
Ema sonrió, sonrojándose levemente ante las palabras de Apollo. “Fuiste mi Key, así que… creo que tú también tienes algo de voz de voto en este asunto.”
Apollo había sido su Key unos años atrás, pero eso no significaba que él volviese a serlo, ¿cierto? Al fin y al cabo, ahora tenían a Luffy en el equipo.
“Ema, no te preocupes por mí. Debes tomar la decisión que tú creas acertada. Obviamente, preferiría que no tuvieras nada que ver con esto pero… respetaré y apoyaré tu decisión.”

El chico no lo admitiría frente a Ema, pero el asunto le daba algo de respeto… más bien, miedo. Ema siempre había estado ahí para protegerle, y le gustaría que por una vez, las cosas pudiesen ser distintas.

Ante las palabras de Apollo, Ema sonrió, y se estiró, ignorando la pequeña mesa que tenían entre medio los dos, para poner sus brazos alrededor de su amigo y asfixiarlo en un fuerte abrazo. Por poco las bebidas de ambos acabaron volcadas.

“Gracias, Polly. Creo que ya tengo mi decisión tomada.”

Apollo rió. No le sorprendía, y, de hecho, creía saber cuál era la que su amiga había tomado.


Kana

Introduciendo personajes.

—Chapter #17


—Está allí adentro. —
—Hazte a un lado. ¡También quiero mirar! —
—Es una diosa inalcanzable. —

Era receso en el campus de Rizembool. Afuera de una sala del departamento de Derecho, un grupo de estudiantes se aglomeraba arrimándose a la única ventana que permanecía abierta. Muchos de esos estudiantes correspondían a otras carreras pero de todos modos se daban el tiempo para estar allí fisgoneando donde no los llamaban.
En el interior de la sala, una joven de cabellos color caramelo permanecía sentada en su sitio esperando que se retiraran, se notaba hastiada por la persecución de esos chicos (costo de ingresar a una universidad que hasta hace poco era exclusivamente para varones) Hasta el momento había fingido quedarse allí para traspasar unos apuntes a otro cuaderno pero lo cierto era que estaba harta del comportamiento de esos chicos que le estaban acechando de ese modo. Muchas veces la esperaban para ofrecerse a llevarles sus cosas o comprarle cosas, a los que ella siempre rechazaba.
Erina Nakiri había aceptado que sería así de todos modos. Rizembool hace poco había abierto las puertas del campus universitario a estudiantes femeninas por lo que el grupo de mujeres era pequeño en comparación a la cantidad de alumnos varones matriculados.

—¿De nuevo asechan a esa chica...?—Un joven que caminaba por esa zona se percató del grupo de estudiantes que estaban agrupados. El muchacho tenía cabello castaño, enormes y gatunos ojos verdes y unas gruesas cejas. —Deberían dejarla en paz. Con esa actitud ninguno de ustedes logrará tan siquiera ganarse un saludo de su parte. —
—Qué sabes tú, Jaeger. Mejor vete y métete en tu cueva si no quieres mirar. —
—Quiero que la dejen tranquila… Debe ser incomodo para ella...— Erina Nakiri era compañera de carrera, no hablaban ni nada puesto que la chica se sentía (y pertenecía) a un status superior a él y ella tenía un trato un tanto discriminatorio hacia su persona, pero eso no significaba que Jaeger aprobara la actitud babosa de los demás hacia ella.
Los otros lo miraron con desaprobación y no le obedecieron. Después de todo sólo era Eren Jaeger. Un don nadie.
—¿Qué hacen todos ustedes aquí? —
—¿UH? — Los fanáticos de Erina se voltearon al escuchar una suave y serena voz. Inmediatamente se encontraron con la mirada carmesí de un joven rubio, de apariencia y porte imponente. —¡Sata! — La mayoría se engrifó apenas ver al rubio. —¡Lo sentimos, señor! —
—Retírense. — Dijo el joven, gentilmente, quien adornó la orden con una afable sonrisa.
—¡Así lo haremos!— Juntaron sus manos suplicando antes de irse despavoridos.
—Tú también deberías retirarte. No he visto que seas estudiante calificado de Rizembool, sinceramente… Lo dudo— Alzó una ceja, engreído. Kyouya Sata permaneció con aquella sonrisa que lo hacía lucir como una persona bondadosa que podía engañar a cualquiera pero Eren no se fiaba de la amabilidad de ese chico. Por algún motivo, no sentía simpatía por Sata y sabía que el rubio le rechazaba tajantemente.
—¿Eres dueño del lugar o qué? — Rebelde, cómo era, le encaró. Desde hace un tiempo ya había notado que ese chico lo estaba buscando hostilmente y él no entendía por qué. Tampoco lo conocía como para estimar haberle hecho algo imprudente.
—¿Kyouya? — La voz femenina y sofisticada de Erina Nakiri se escuchó. Ella se asomó por la puerta. —¿Qué haces aquí? —La chica se relajó, a su pesar, al verlo allí pues sabía que Kyouya siempre era su salvador en esas incomodas situaciones. Una ex Princess no necesitaba de un "Prince" pero... sí que ayudaba tenerlo cerca.
—He venido por ti. —
—Hm...— La muchacha entrecerró los ojos, sostuvo firmemente sus materiales y salió finalmente del salón. Enseguida notó la presencia del otro chico. Había escuchado la charla del grupo de chicos que la esperaba y como un tal Eren les increpaba. —...— Ella le observó con atención —¿Jaeger, cierto? —
—...— Eren no pudo evitar entorpecer sus palabras. Mejor prefirió permanecer en silencio y asintió con la cabeza para responder a la pregunta de Erina.  Su frialdad era imponente. Era primera vez que la podía contemplar de más cerca, sin dudas, era muy bonita aunque aborrecible de personalidad.
—Supongo que debo agradecer lo de hace un momento.—
—N-No es nada. — Desvió la mirada.
—Se nos hace tarde. Mejor nos apresuramos si queremos reunirnos con el grupo.— Kyouya tomó los libros de Erina para agilizar el movimiento. La observó con aprecio. —Piérdete, Jaeger...— miró con desprecio al otro, para que se hiciera a un lado.
—Cierto. —La chica asintió y antes que pudiera notar la mirada frívola que Kyouya le dedicaba a Eren y que el castaño respondía con altanería, los dos volvieron a fingir normalidad. —Hasta pronto. —
—…— Eren se despidió con un gesto de mano alzada que apenas movía. Vio que Kyouya se llevó posesiva, pero disimuladamente, a Nakiri hacia otro sector. El pelicastaño soltó un suspiro profundo. Había contenido el aire por un buen momento. —Tsk... gente de mierda— Expresó, alzando de hombros.
—Que grosero...— dijo un chico peliblanco de ojos escarlata, éste le sonrió traviesamente a Jaeger. El pelicastaño se cohibió y prefirió seguir su camino tras ser descubierto por ese extraño.


Eren sacó su teléfono móvil y vio el mensaje de la dirección de Rizembool los cuales le agendaron una cita para ese día a las diez de la mañana. El motivo era reunirlo con un nuevo Rebel y un ExRebel para recibir una charla. El joven tenía una entrevista de trabajo para esa hora pero tuvo que cancelarla ante la insistencia de esos señores de Rizembool. Por primera vez comprendía que esas personas movían hilos importantes en todo el país pues fueron ellos mismos los que cancelaron su entrevista de trabajo con la otra persona.

Estaba temprano así que llegó puntual al lugar acordado. El punto de reunión quedaba en un edificio en el campus de Rizembool pero lejos de cualquier edificio de carreras. Entró en un salón de clases que se encontraba vacío. Seguramente a esa hora no tenía asignado ningún curso o bien lo ocupaban exclusivamente para ese tipo de cosas relacionadas con los Rebels. Todo estaba oscuro y Eren pensó que era el primero en llegar pero su sentido le indicó que alguien más estaba allí en la oscuridad.  Al agudizar la mirada vio que estaba sentado intentando leer a duras penas con el escaso halo de luz que ingresaba por la puerta entre abierta.

—Eh, ¿Hola? —
—Hola. —
—¿Te incomoda si enciendo la luz? —
—Para nada. —
—Perfecto. — Eren buscó con el tacto el interruptor de la luz y la encendió iluminando el salón. Inmediatamente divisó a un chico de cabellera negra y ojos de algún tono gris. —¿Por qué estabas leyendo en la oscuridad? — Preguntó cuando se acercó unos pasos. Buscó una butaca donde sentarse cerca del que había llegado primero pero dejando una amplia distancia de todos modos. —Eso no es saludable. —
—Pensé en encender la luz pero… No sé, quizá molestaba a la persona que nos citó. —
—Eh, no creo que se molesten por algo tan simple. — Ladeó el rostro, sorprendiéndose por la respuesta del chico. —Me llamo Eren Jaeger. — Se presentó embozando una sonrisa amistosa. El otro muchacho le respondió el gesto facial y Eren pensó que era alguien agradable. Sin duda, todos eran más agradable que ese tal Kyouya Sata. —Me citaron aquí por el asunto Rebel. —
—A mi también. — Asintió. —Me llamo Ken Kaneki, mucho gusto. Soy nuevo Rebel. Supongo que tú eres el otro Rebel novato. —
—Ahá. — El pelicastaño llevó los brazos detrás de su nuca, se echó hacia atrás apoyando la espalda en el respaldo y miró hacia el techo. —Que fastidio es todo esto… Creo que no debí ser Rebel. Debí pensarlo mejor. —
—¿No querías ser Rebel? — Ken parpadeó un par de veces. Cerró su libro y prestó atención al otro chico. A simple vista, se notaba desinteresado con el tema de los Rebels.
—No. — Soltó un suspiro, frunciendo el ceño. —Me ofrecieron cuando entré pero lo rechace. Pero por fuerzas mayores fui yo mismo quien tiempo después tuvo que pedir ser Rebel. — Le miró de reojo. —Los beneficios. —
—Oh, comprendo. —
—¿También aceptaste por ese motivo? —
—Mis motivos difieren de los tuyos. — Deslizó su dedo índice por sobre la portada dura de su libro. —Yo sí quería ser Rebel por propia decisión. En especial porque mi mejor amigo quería ser Rebel también y queríamos llevar esta experiencia juntos como todas las cosas que hemos hecho en la vida. — La mirada de Kaneki parecía motivada e inspirada pero de un segundo a otro pareció algo desilusionado. —Aunque, creo que las cosas no salieron como lo habíamos planeado. — Bajó levemente la mirada. —Y bueno, también están los beneficios. — Elevó los hombros, un poco avergonzado de admitir aquello último.
—Pareces un buen chico como para ser Rebel. — Eren lo observó detalladamente. El chico con el que conversaba tenía un algo que le hacía sentir empatía por él y sentirlo como alguien bueno de verdad. A Eren no le hacía lógica que alguien como él fuera Rebel aunque no podía sentenciar aquello pues apenas le conocía.
—No creo que haya que ser una mala persona para ser uno. — Le sonrió, divertido.
—Puede que tengas razón. Yo de todos modos no sé mucho de los Rebel ni de su contraparte, las HiMEs. —
—He estado estudiando la historia de Rizembool y Hanasaki desde su fundación y hay bastante material sobre los Rebels, las HiMEs y como se ha construido toda esta historia. Ciertamente, hay puntos muy interesantes. Si gustas, podría facilitártelo. — Ofreció libremente.
—Eh, sí… Podría ser. — Eren le sonrió un poco. La verdad, lo que menos quería hacer era leer sobre esas dos instituciones. —Pero más adelante… Ahora tendré que ver donde puedo conseguir un trabajo. Estas escorias entrometidas cancelaron una entrevista de trabajo que tenía y el sueldo era tentador. Ahora tendré que buscar en otro lado. ¿No tendrás algún dato de empleo? —
—Hm… Depende. Si quieres un empleo universitario me temo que la mayoría ya han sido solicitados. —Posó una mano en su mentón, pensativo.
—No. Nada que tenga que ver con la universidad. En lo posible, bien lejos para despistarme de los asuntos estudiantiles. —
—En ese caso podrías presentarse en Anteiku. Es una cafetería en donde trabajo de camarero. Están necesitando a otro camarero. No es la gran cosa pero la paga no es miserable y la gente del lugar es bastante agradable por lo que el clima laboral es grato. —
—¿Crees que me acepten? —Le miró incrédulo.
—¿Y por qué no iban a aceptarte? — Kaneki rio levemente por el comentario del otro. A menos que fuera un terrorista sociópata con tendencia al robo no veía el por qué no lo aceptarían en un simple trabajo de camarero en una cafetería.
—Eh, no sé. — Eren se contagió un poco con la risa educada del otro joven.
Cuando los dos comenzaban a tomar un ritmo de conversación, una tercera persona entró en el salón. Los dos chicos llevaron su mirada a esa persona el cual era un hombre alto, de cabello blanco, usaba gafas y una larga gabardina blanca que le daba un aire de superioridad.

—Buenos días. — Dijo secamente. Se acomodó las gafas y notó que alguien faltaba. —…— Prefirió comenzar de inmediato y no esperar a esa otra persona. —Mi nombre es Arima Kishou. Me asignaron a cargo de la disciplina de entrenamiento e instrucción de ustedes. — El peliblanco se dirigió hacia el escritorio del maestro. Dejó las carpetas que traía consigo sobre el escritorio. —Nombres. —
Los dos chicos intercambiaron miradas entre ellos para ver cual de los dos comenzaba. Eren notó que Kaneki parecía ligeramente intimidado por Kishou Arima, él mismo también se sentía intimidado por ése hombre, pero sentía que debía ser él quien comenzara así le daba tiempo a Kaneki para prepararse.
—Jaeger, Eren. — Dijo en voz clara desde su puesto.
—De pie. Repite tu nombre, fuerte y claro. Explica quien eres y qué planeas lograr —
—…— Eren se puso de pie, firme y obediente como un soltado. —¡Jaeger Eren, señor! Ese es mi nombre. Tengo 20 años y soy estudiante de la facultad de derecho. Es primera vez que soy Rebel y planeo desempeñarme exitosamente como tal, señor. — Sólo le faltó colocar el perfil de su mano en su frente para darle un aire más de cadete.
—…—  El de gafas le observó detenidamente, analizándolo. —¿Y tú crees que puedes ser un Rebel exitoso? —
—S-sí, señor. —
—Fuerte y claro…— Entrecerró los ojos, cansado.
—¡Sí, señor! —
—Eso lo veremos. Toma asiento. — Seguidamente observó al otro chico dedicándole una especial mirada suspicaz. Kaneki sintió como una cubeta de hielo le caía encima. Intuía que Kishou Arima le tenía rencor por no presentarse los días anteriores gracias a la licencia médica dada por Johan Liebheart.
El pelinegro se levantó cuando Eren tomó asiento. No parecía tan enérgico como su compañero pero tampoco se veía tan timorato. Parecía más bien disperso.
—Ken Kaneki. Tengo 19 años…—
—¿Algo más? —
—Dile que estudias o algo…— Le susurró Eren a su lado.
—…— Ken se quedó paralizado en su posición. No era el momento ideal para para bloquearse.
—…— Kishou le miró desaprobadoramente.
—Señor, es que…—
—No interrumpas, Jaeger. No tienes ni el más mínimo derecho a interferir en esta práctica. No pienses porque estudias derecho puedes abogar por los más débiles. —
—…— Tanto Eren como Kaneki sintieron que el corazón les dejo de latir. Esa mirada fría les dejo estáticos y congelados en sus sitios. Se sentían empequeñecidos e impotentes frente a él.
—Es primera vez que soy Rebel…— Continuó Kaneki, disminuyendo los niveles de estrés situacional de Eren.—Estudio Ingeniería Genética Humana. Yo… Tengo la meta de lograr ser un excelente Rebel el cual pueda proteger a las personas de Rizembool. —
—Ya veo. — Kishou le observó sin variar en su expresión. —Francamente dudo que logres tus objetivos y sospecho que el comité de selección se equivocó contigo. Toma asiento. —
—Sí… Señor. — El pelinegro se sentó como si se hubiera derrumbado con lo dicho por ese tipo. Eren tenía muchas ganas de reclamar pero se contuvo.
—Ciertamente… Esperaba que los Rebels que me asignaran fueran un mejor prospecto pero Rizembool suele seleccionarme cadetes como ustedes a los cuales les falta mucho para ser alguien respetable. Por eso estamos aquí, para… Intentar modificar todo su deplorable ser y convertirse en Rebels dignos de Rizembool. —
—…— Eren apretó los puños por debajo e infló las mejillas conteniendo la rabia. Kaneki, en cambio, bajo la mirada.
—¿Alguno de los dos tiene alguna pregunta antes de comenzar? —
—¡Yo, señor! — Eren habló fuerte y claro para que ese canalla no le diera ninguna observación. —¿Cuándo comenzamos con el entrenamiento físico?
—Les entregaré los horarios asignados a cada uno en el bloque final de esta reunión. — Kishou tomó el control digital del proyector audio visual de la sala.—Hoy iniciaremos con información sobre todo lo que es un Rebel y lo que es una HiME. Sus ventajas, desventajas y estrategias... —


Antes que Kishou encendiera el proyector de la sala, la puerta se abrió con un violento golpe que hizo que esta se azotara con la pared. Los dos nuevos Rebels y el encargado Rebel observaron a la persona dueña de esa blasfemia. 
En la puerta se asomó una figura masculina bastante alta, tenía el cabello blanco y despeinado, la piel era bastante pálida, sus iris eran de color rojo y tenía ojeras. Bastante perforaciones en los oídos, usaba un conjunto de vestuario negro y llevaba botas estilo militar. Entró de mala gana en la sala y se desplomó en un banco.
Eren y Ken se percataron que el sujeto no estaba en las mejores condiciones. Ken pensó que quizá estaba algo enfermo por eso su presentación e impuntualidad mientras que Eren casi cree en esa teoría hasta que se fijo mejor y entendió que ese sujeto estaba trasnochado y quizá estaba algo ebrio o era un drogadicto (¿?)
—…— Kishou le dedicó una mirada, inexpresivo, cuando se acercó a él. —Rammsteiner, otra vez nosotros juntos. — Se apoyó en la mesa del chico.
—…¿Qué? — El albino estaba de brazos cruzados. Ofuscado por tener que presentarse obligatoriamente en ese lugar. En primer momento pensó que algún peón de Rizembool les estaba esperando pero no reconoció a Kishou Arima cuando entró. —…— Tuvo que tomarse unos segundos para recordarlo. Abrió los ojos sorprendido por unos instantes pero volvió a su postura orgullosa. —Ah… Sí. — Desvió la mirada, no quería verlo.
—Casi llega a ser emocionante. — A continuación, Kishou dibujó una pequeña y casi invisible sonrisa en su rostro lo cual perturbó a todos los presentes. Incluso a Haine Rammsteiner.
—S-S-upongo. — El albino siguió mirando hacia otro lado, de brazos cruzados y con el ceño fruncido. No podía negar que la sonrisa de ese hombre le produjo un escalofrío inexplicable pero Haine era un tipo complicado de todos modos. —Debes estar contento... — Sonrió socarronamente. —Soy todo lo que esperabas de un Rebel. — Dirigió la mirada hacia la del otro.
—No es para tanto, Rammsteiner. Si bien cumples con algunos criterios, no dejas de ser un antisocial inepto. — Le tomó del cuello de la chaqueta, disimuladamente, fingiendo que se la acomodaba. Este acto había obligado indirectamente a Haine a ponerse de pie —Sal de este salón y la próxima vez que te presentes que sea de un modo aceptable. —
—Oye…Pero… Si estoy bien. No entiendo que pretendes.— Alzó las manos, restando importancia. —¿Supiste que logré muchas cosas? —
—Fuera. —
—Ok, Ok…— Se incorporó completamente. Total, ni quería estar allí y mejor para él que lo echaran apenas llegando.
Haine metió las manos en los bolsillos de su pantalón oscuro pasando por un lado de Kishou Arima. Si bien el albino era alguien desaliñado sin respeto por nadie, con Arima tenía cierto grado de acatamiento. Años atrás, cuando Haine estaba en la escuela de Rizembool, había sido Rebel y en su primer año como tal su instructor había sido Kishou Arima lo cual para él había sido una tortura insoportable pero debía admitir que el tipo sabía hacer su trabajo.
Después de ser degradado y humillado psicológicamente por Arima, Haine se había jurado cerrarle la boca con sus logros y de este modo se enfocó en eliminar a su primera HiME, y a su segunda en el mismo año.
En ese tiempo Haine buscaba la aprobación, aceptación de Arima de un modo patético que ni él mismo comprendía. Quería que ese maldito se sintiera orgulloso de él y de este modo había cumplido con su tarea de Rebel en su primer año. En su segundo año volvió a ser Rebel esperando encontrarse con ése tipo para restregarle su logro y hacerle tragar sus denigraciones pero para ese entonces Arima se transfirió completamente a la universidad de Rizembool y a Haine le asignaron otro instructor dejando al de ojos rojos con rabia contenida.
—¿Rammsteiner? — A Eren le sonaba ese nombre pero no precisamente porque era un Rebel. De hecho, ni tenía idea de eso. Entonces los ojos de Eren se abrieron considerablemente recordando por qué se le hacía familiar. —¡Es Haine! — Se tapó la boca en su descuido.
—…— El albino le miró de reojo con odio sin entender que le pasaba a ese idiota. Pasó el perfil de su mano por su cuello haciendo un gesto de querer matarlo.
—…— Kishou no ignoró la impresión de Eren. Esperó que Haine saliera completamente del salón para que no se descontrolara de la nada y ocasionara problemas. Arima sabía que, además de tener una personalidad antisocial, Haine tenía un trastorno explosivo intermitente y de la nada explotaba en ira. Salió junto al albino fuera del salón —No causes problemas. —
—¡Deberías haber visto lo que hice como Rebel! — Apretó los dientes. —¡Nada más te fuiste y no te enteraste! —
—…— Apretó un hombro del chico y un brillo misterioso cubrió sus gafas. —¿Tú crees que no me enteré? — Lo miró fijamente a través de los cristales.
—¿Entonces sí? — El chico pareció tranquilizarse. Expectante como un crío que espera aprobación, esperó alguna señal del otro.
—…— Asintió con la cabeza. Le dio unas palmadas en el mismo hombro. —Pero este es un nuevo ciclo y debes escribir una nueva historia. Si te presentas de este modo no harás más que te descalifique como ser humano. —
—HAHAHA. — Se río deliberadamente. —¡Entonces sí te enteraste! —
—¿Prestaste atención a lo último que te dije? —
—¡Sí! — Mierda. —Pero no es para exagerar…—
—El olor a alcohol se siente a lo lejos. No eres decente. No eres puntual. Dejas mucho que desear. —
—De todos modos, ¿para qué mierda querían que viniera? Ya no soy Rebel ¿y esas nenitas allá adentro? No me digas que son tus… Asignados. — Elevó una ceja.
—Exacto. Por eso te han citado aquí. Como Ex Rebel es ideal que…—
—¡NO! ¡NO! ¡NO! — Gruñó negando rotundamente. —¡Ni pretendan que seré guía espiritual de esos dos maricas! —
—No tienes opción. —
—¡No me pueden obligar por la puta! ¡Ni siquiera estoy en la cagada de comité de selección Rebel! ¡Ni pensaron en mi para conformarlo! Así que NO.  Diles a esas lacras del comité de selección Rebel que se encarguen de esos críos. Yo no tengo por qué—
—No tienes opción. — Volvió a repetir.
Mientras tanto, adentro de la sala Eren y Ken intercambiaban comentarios entre ellos.
—¿Tú lo conoces? —
—O sea, no es que lo conozca en persona… Ese tipo tuvo un problema con una conocida. Los dos estaban en el mismo curso de Ingeniería Militar pero discrepaban mucho y bueno… Se agarraron a golpes. —
—¡¿A golpes?! — Ken se quedó en shock. —¡¿Con una mujer?! —
—Sí. Ok, ella no es la típica mujer que tú puedes pensar… De hecho, si peleas con ella es como pelear con un hombre. Así que la pelea fue muy pareja. —
—Pero eso no quita que sea indebido. A una mujer no se le maltrata, a una mujer se le trata con…—
—Un pétalo de flor. — Eren rio jovial. —Oye, eres bastante romántico para ser Rebel. Deberías pensar en ser poeta. Te iría bien con las chicas. —
—N-N-No. — Negó con la cabeza, avergonzado.
—Recuerda que los Rebels tienen que luchar contra chicas y eso implica que en algún momento nosotros también tengamos que agredirlas. Puede que tengas inconvenientes cuando te enfrentes a tu HiME si piensas así— Le advirtió.
—Lo sé…— Desvió la mirada. —Pero será en una batalla, en similar circunstancias, los dos con capacidades que no todos tienen. No por una diferencia de opinión de una clase. —
—De todos modos te entiendo. Yo tampoco me veo golpeando a una chica… Aunque sea una HiME. — Se alzó de hombros, confundido. —No sé como lo haré, realmente. No puedo imaginarme a mi atacando a una chica sólo porque soy Rebel. Sería más sencillo si tuviéramos que atacar a… ¿Qué diablos sería la contraparte de una HiME en Hanasaki? ¿Un príncipe? — Arrugó la frente en desacuerdo. —Los de Hanasaki son tan gays. —
—Haha. Puede ser… Quizá son como esas Sailors que eran hombres travestidos. —
—Que horror. ¡En qué circo nos hemos metido! —
« Last Edit: September 08, 2019, 05:31:52 PM by Kana »


Mimi Tachikawa

Hoi hoi minna!!! vengo con capitulo nuevo <3

Capitulo 15:
"Encuentros inesperados part 2 "


El pelicastaño se encontraba en la sala de espera, desde que había llegado al hospital visiblemente alterado, después de confrontar al tipo que quizo abusar de Hajime, queria matarlo con todas sus fuerzas, pero mejor castigo para ese infeliz era que pasara 20 años de su miserable vida en la cárcel, porque la muerte seria como un premio que no estaba dispuesto a otorgarle, tenia tantas ganas de volver a ver a su dulce y amable amigo, aunque la situación era del todo muy delicada, aprovechando que estaba despierto empezo con sus deberes de todos los días como presidente de la corporación Kaiba, las cuales eran leer los mas de 5000 mil mensajes que recibia para prototipos de juegos, alianzas estratégicas, obras benéficas , entre otras cosas, si pese a su corta edad estaba estresado al mil porciento, por eso se veía visiblemente ojeroso

Finalmente el doctor se acercaba a él para informarle acerca del estado de salud de Hajime

En general se encuentra estable, solo ha recibido un fuerte golpe en la cabeza, como aun no despierta no sabemos si aquel golpe pudo haberle afectado en grande o menor proporción, afortunadamente evitaron que fuera abusado sexualmente…-

Entonces puedo entrar a verlo?...-

Si, puede hacerlo pero en silencio para que no perturbe el sueño del joven y esperar a que despierte el mismo…-

Deacuerdo…-

Camino hacia la habitacion donde se encontraba Hajime, abrió la puerta lentamente y vio a su amigo que se encontraba dormido, su piel blanca con moretones en el cuerpo, una sonda en la nariz, sus cabellos cortos azulados rodeados de una venda que tenia en la cabeza, sentía una impotencia de verlo todo frágil como un adorno roto, observaba que aun conservaba aquella belleza femenina que resaltaba entre los demás niños del orfanato, se sento a su lado y se quedo observándolo

Finalmente estoy aquí para cumplir nuestra promesa Hajime…-dijo el castaño con una voz apenas audible- nunca mas nadie te lastimara, ahora que estaras bajo mi cuidado…-

De repente Hajime empezo a abrir los ojos lentamente, observando a la persona que se encontraba frente suyo…-
Hajime…lo siento te desperté? Como te encuentras? No te duele nada?...-

Me siento mareado…- Seto recordaba la suave y calida voz de su amigo y muchos recuerdos de su niñez junto a él aparecieron-Disculpa quien eres tu??

Eh?? No recuerdas quien soy yo? – dijo tratando de no sonar alterado y manteniendo su rostro estoico-No importa…no tienes porque esforzarte ahora…-

En realidad no recuerdo nada…- dijo con una suave sonrisa- pero al ver tu rostro no se porque  me siento tranquilo,aunque ahora me duele todo el cuerpo-

No te fuerces y vuelve dormir…yo estare aquí cuando despiertes e iremos a casa, ya que después de todo vivimos juntos- al orgulloso presidente de la Corporacion Kaiba no le gustaba mentir pero haría una excepción con tal de no alterar a su amigo, era mejor que pensara que vivian juntos y su progresivamente regresaba su memoria se encargaría de enfrentarlo para decirle la verdad de los hechos

Deacuerdo…dormiré un poco mas porque me siento cansado, pero no te iras no??...-

No lo hare…-le tomo de las manos-

Gracias…-cerro los ojos lentamente y se quedo dormido-

Seto apretó fuertemente las manos de su amigo-prometo no soltar nunca mas tus manos y hare que las personas que te han lastimado paguen por eso, y lo juro por mi honor…-
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Mayura, Todomatsu y Tetsu se encontraban en una dulcería, la pelirosa escuchaba atentamente el relato de Tetsu acerca de como conocio al mas joven de los Matsuno y como llegaron a ser “novios” sin que este se haya acordado

Ya veo, entonces Tetsu-kun y Totty se comprometieron de pequeños ya que sus padres lo acordaron??..-

Yo no recuerdo nada de eso…- dijo el pelinegro visiblemente avergonzado- como me voy a comprometer  tan pronto y encima con un chico un chico!!!-

Cuando eramos niños no pensabas de esa manera…- le miraba con una expresión seria, bueno para todas las emociones tenia ese tipo de expresión

Tu mismo lo has dicho eramos niños…-apretando los puños- como siempre mi padre tan descuidado y acordando, haciendo un puchero infantil que parecía tan femenino-

Totty eres muy adorable…-dijo la pelirrosa con una amplia sonrisa- no lo crees asi Tetsu-kun???-

El rubio asintió mientras jugaba con la cola de Flaffy que estaba sentada al lado suyo

Dejen de decir eso…- dijo mientras miraba a otro lado apenado-

Es divertido ver a Totty apenado…- rio la pelirosa divertida-

Totty siempre ha sido divertido desde pequeño, siempre me hacia reir…-

La pelirrosa estaba pensando en como se veria al rubio riendo alegremente, se cruzo de brazos y se puso a pensar

Mejor no lo hagas Mayura-chan no lo vas a conseguir…-dijo el pelinegro con una gota en la cabeza-

Es verdad mi madre dijo que en cuanto formalicemos la relación, todas las propiedades, asi como los baños termales y la casa que tenemos en Hokkaido pasaran a ser nuestras…-

Eh???? eH???....-Todomatsu recordaba que su “amiga” le contaba acerca de lo rica que era su familia y él mismo había visto la vida acomodada que tenia-mucho dinero, propiedades, casa…solo para nosotros dos??

Si…una de las razones por la que vine a buscarte a parte de comprometernos es a promocionar el negocio familiar…-
Entonces que esperamos?? Vamos a promocionar nuestro negocio Tetsu!!..- dijo cogiéndole del brazo-

Entonces nuestro compromiso es un hecho?-

Claro que si…tenemos que comprometernos de todas maneras…- tratando de sonreir amablemente pero eran tantos su planes con la futura herencia que le salía sonria malévola-Nos quieres ayudar Mayura-chan??

Por ahora paso, debo de volver a casa para ayudar a mamá a acomodar mis cosas para mi mudanza a Hanasaki-

Esta bien que vayas sola?? Te podemos acompañar…- dijo el rubio-

No me pasara nada…ademas tengo a Flaffy para que me defienda no es cierto??-

Su ovejita movia la cola en forma de afirmación

Deacuerdo no te olvides de mensajearme cuando llegues a tu casa si??

Esta bien, espero que la pasen muy bien…-dijo despidiéndose-

Esa chica es buena persona…pero presiento que muchas cosas malas le van a pasar…tiene un aura oscura a su alrededor…-

Dijiste algo Tetsu???-

No …no dije nada…vamos Totty tenemos muchas cosas que hacer…-
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En la casa de Mayura se encontraba Belldandy cocinando, ya que recibió el mensaje de su hija que iba a regresar temprano a la casa

Hoy preparare un rico almuerzo para Mayura-chan..- dijo sonriendo ampliamente-

De repente la puerta de su casa abrió, Belldandy dejo de cocinar y se acerco al recibidor

No te esperaba tan pronto Mayura-chan, aun la comida no esta lis…- el rostro de la pelicastaña se puso palido cuando vio a la persona que estaba frente a ella-

Ha pasado un buen tiempo..Belldandy…-aquella persona era un hombre de cabellos negros cortos, con gafas oscuras y llevaba una yukata puesta- asi que el nombre de mi hija es Mayura no??...-

Tsubaki…-empezo a temblar asustada- que haces aquí? Tu dijiste que no querias saber nada de ella, me separaste de ella cuando nacio y la llevaste a vivir con Natarle…ahora quieres saber algo de ella??

Es que acaso no puedo cambiar de opinión??-

Afortunadamente ella no esta en casa, asi que mejor retírate o llamare a la policía y sabes que hay motivos de sobra para que te encarcelen…- dijo mirándole con resentimiento, algo raro en la dulce y amable madre de la pelirosa-

Ya te di el gusto de tenerla un par de años, ahora es mi turno…-

Nunca!! No permitiré ni que te acerques a ella…-

El pelinegro se acerco peligrosamente a la pelicastaña –Eso lo veremos…- empezo a reírse divertido-

Que gracia te causa lo que te digo???-

Acaso no recuerdas lo que paso años atrás??? Sabes de lo que soy capaz no??...-dicho eso empezo a ahorcar a la madre de la peilrosa- que pasaría si mi querida hija viera a su madre muerta??
………………………….
Matta ne!!!

Mimi-chan


Cho

Otro fic más. Atando cabos sueltos.

19


Luego de terminar el calentamiento y ejercicios básicos, tanto Roxas como sus compañeros de kendo fueron dados un corto descanso antes de continuar con la práctica de la mañana. Por ello, el dojo fue abandonado por un rato mientras los jóvenes se relajaban un poco bajo la sombra de árboles cercanos o iban a tomar un poco de agua de bebederos disponibles. Roxas estaba en el segundo grupo, y luego de llenar su envase de agua, caminó hacia un lado mientras bebía y le daba espacio a otra persona.

Era recién el inicio de su rutina del día y se sentía despejado, para variar. A pesar de los cambios recientes en la vida de su hermana y de la incertidumbre de su situación, no evitaba sentirse un poco más tranquilo al saber que ella se había hecho amiga de una nueva HiME que podría tener mucho que ofrecerle. En ese mismo instante debían estar entrenando juntas, y eso le aliviaba. Youmu claramente era experta en las peleas y esta vez ninguna de sus primas se había vuelto a envolver en el asunto.

Se distrajo al caminar entre los dojos del área y llegó al dojo principal de chicas. Ellas no debían estar empezando temprano ese día, considerando el horario, así que debía estar vacío. Pero se sorprendió un poco al ver a una persona salir y cerrar la puerta detrás de ella, para quedarse confundida y meditativa. Tampoco se trataba de una estudiante. Era Yuyuko, quien traía un empaque envuelto en tela.

“¿Yuyuko?” preguntó Roxas, confundido. “¿Qué hace usted aquí?”
“¡Ohh!” ella se sorprendió y su rostro se iluminó al reconocerle. “¡Roxas! ¡Qué alegría verte! ¿Y qué haces tú por aquí?”
“Tengo un entrenamiento en el dojo,” le miró con incomprensión. “Hice la pregunta primero, y tengo más sentido de estar aquí.”
“Ah cierto,” la pelirrosa aguantó sus ganas de reír. “Lo siento, imagino que estaba muy distraída. Vine porque mi querida Youmu se levantó temprano para asistir a clases y no preparó su merienda, así que le hice el favor y tengo un obento preparado. Sólo que no sé dónde encontrarla.”
“Youmu empieza entrenamiento hoy más tarde,” contestó Roxas, pensativo. “Y sé que ahora está con Cho y Osaka entrenando. Si no me equivoco, deben estar en la pista de atletismo…”
“¡Ah, gracias por el dato!” Yuyuko sonrió animada y sacó su celular. “No sé dónde será pero voy a investigar con mi celular.”
“Hay un buen mapa virtual en la página web. No dará lugares específicos aunque sí marca áreas. Aunque no es el mejor para buscar sitios recónditos,” el rubio recordó lo mucho que Cho y Osaka sufrieron para ubicar su electivo en conjunto a inicios del semestre, aunque felizmente una profesora de su hermana supo del lugar. Sabía que tenía al menos otros diez minutos de descanso, pero quizás era mejor que fuera regresando al dojo. “Perdón, pero tengo que irme. El descanso está por terminar.”
“Ah, espera,” Yuyuko le detuvo y juntó sus manos. “Espero que no sea mucho pedir, pero… ¿podemos hablar un momento?”

Los dos fueron a ocupar una banca cercana, aunque, para incomodidad de Roxas, esta estuvo muy cerca de la entrada de su dojo y notó a varios de sus compañeros mirarle raro y detenidamente por estar sentado con una deslumbrante mujer joven en sus treinta vestida de un muy elegante kimono. Él dio un pesado suspiro al saber que no le iban a dejar en paz con eso en un tiempo.

“Qué sitio más agradable, el dojo frente a varios árboles y bancas tan cómodas como estas,” Yuyuko sonrió suavemente. “Casi puedo oler la juventud.”
“Ehh, ¿de qué quería hablar…?” Roxas sintió un tic en la ceja.
“Pues, siento que es un poco inapropiado de mí pedírtelo, pero quisiera que pudieras ayudar a mi Youmu a su nuevo ambiente como estudiante de Hanasaki U, y como HiME. Mi querida protectora siempre ha sido demasiado task-oriented y nunca se ha dado gustos ni socializado con otras personas. Sólo oír que ahora mismo se encuentra entrenando con amigos me llena de alegría,” ella bajó su mirada al paquete que llevaba consigo. “Por ello me tomé la libertad de prepararle este obento. No será mucho, pero quiero que sepa que estoy ahí para apoyarle. Tal vez no peleando, pero sí como su señora y superior.”
“Sé que lo apreciará mucho, si viene de usted,” Roxas sonrió un poco.
“Ara~ espero que tengas razón,” ella sonrió con torpeza y desempacó el obento. Era un taper semi-transparente que no dejaba ver bien el interior, pero fue evidente que la comida dentro estaba cargada de grasa y algo quemada. El rubio no evitó espantarse un poco mientras Yuyuko sonrió con resignación. “Lamento decir que siempre he sido mucho mejor para comer comida que prepararla…” y entonces, se animó y comprimió un puño. “¡Pero con obentos, el esfuerzo es lo que cuenta!”
“Ehm…” él frunció el ceño con leve preocupación, pero decidió reservarse comentarios.
“Y estoy feliz que mi pequeña se haya topado con tus parientes. Cho se nota dedicada y Osaka es todo un amor. Hablando de ella, me gustaría encontrarme con ella para hablarle por un largo rato.”
“Pues, Osaka estaría más que feliz de hacerlo, no tiene que decirme.”
“Sí, supongo que sí, aunque mi preocupación venía por otro lado…” extrañamente, Yuyuko sacó un paquete pequeño de madera desde dentro de su kimono y lo abrió para revelar tres dangos. Por su apariencia perfecta, Roxas adivinó que ella no los había preparado. “¿Quisieras uno?”
“N-no gracias…” él todavía intentaba entender cómo Yuyuko los había podido esconder dentro de su kimono. La mayor comió los tres bultos de un dango de una sola, y luego de masticarlos continuó con su idea.
“También esperaba volver a hablar con Larsa, y sé que no necesito el permiso de Youmu para hacerlo, pero es aquí donde te debo pedir un favor muy grande,” ella dejó el palito del dango en el contenedor y juntó nuevamente sus manos. “Si no es mucha molestia, quisiera que reconciliaras a los dos.”
“¿En serio?” Roxas se sorprendió. “No creo que eso sea una buena idea…”
“Yo personalmente siento que es algo muy importante para mi Youmu, ya que al ser tan cerrada con todos, yo creo que le vendría bien romper algo del misticismo que tiene con otros, sobre todo con quienes tienen muchas diferencias con ella.”
“Entiendo lo que dice, pero…” el rubio recordó lo recelosa que Youmu había sido con Larsa y en lo que ello desencadenó. Lo veía difícil. Aparte que, pese a que Larsa siempre había sido respetuoso y amable con todos, era claro que tenía problemas cuando la gente lo juzgaba por sus conexiones con Rizembool.
“Y dejando de lado a Hanasaki y Rizembool y esos antecedentes, siento que tienen mucho en común.”
“Yo no lo creo,” Roxas negó rotundamente.
“Tampoco digo que sean idénticos, por supuesto,” Yuyuko ahogó una risita. “Pero, a fin de cuentas, va a ser Youmu la que decidirá qué hacer en su propio camino. Sólo puedo velar por ella casi como una hermana mayor.”
“Entiendo…” asintió. Comprendía la posición de Yuyuko, y de estar en su lugar quizás desearía lo mismo. Era más bien admirable de parte de la pelirrosa el tener la valentía y humildad de decírselo y pedírselo a alguien más. Notó cómo ella guardó la caja de madera de regreso en su kimono luego de haberse acabado los tres dangos… ¿cuándo se los había acabado? En fin… “Ah, antes que me olvide, un amigo nos está invitando a todos a un paseo en un museo cercano el sábado. La invitación es abierta, así que si se encuentra disponible, podríamos ir juntos.”
“Agradezco la invitación, pero no podré. Tengo una reunión formal el sábado con otras familias de mi entorno,” Yuyuko sonrió algo triste. “Aunque asegúrate de que Youmu vaya. Este tipo de eventos le pueden hacer mucho bien.”
“Claro, lo haré,” Roxas se levantó al notar que sus compañeros regresaban al dojo. “Bueno, tengo que irme.”
“Sí, que te vaya muy bien,” y Yuyuko también se levantó, comiendo un onigiri de orígenes desconocidos con una mano, mientras cargaba el obento con la otra. El rubio de nuevo se confundió por los snacks que se daba la pelirrosa. “Gracias por la conversación, ha sido muy grata. Espero que nos volvamos a ver pronto.”
“Sí, lo mismo digo.”

Roxas volvió al dojo mientras la mayor fue en dirección a la pista de atletismo que pudo ubicar con su celular.


Mientras tanto, Larsa se encontraba en Rizembool debido a que Dakki necesitaba formalizar algunos documentos de su matrícula antes de ir a encontrarse con Kibi para tomar unos helados. Decidió aprovechar su presencia en esa universidad para ir a visitar a Hajime, quien a diferencia de la vez pasada, se encontraba sentado en su habitación y con unas ropas holgadas de deporte.

“¿Rutina de rehabilitación?” preguntó Larsa, luego de oír a su amigo explicarse.
“Sí, tuve varios decaimientos, pero como he estado progresando en mi salud, las enfermeras me dijeron que era hora de realizar ejercicios en el gimnasio del hospital para recobrar mi estado físico,” Hajime desvió su mirada. “No me sentiré del todo bien, pero si este esfuerzo es necesario para reanudar mis estudios, con gusto lo haré.”
“Suena a que es un primer paso, me alegro por ti,” Larsa asintió. “Perdón por la pregunta, pero… ¿qué fue exactamente lo que sucedió contigo? Me cuesta creer que hayas estado hospitalizado varios meses.”
“Quisiera poder responderte, no creas que no me lo pregunto yo también,” el otro negó con leve frustración. “Sé que tuve un accidente automovilístico, pero tampoco han querido compartir muchos datos conmigo. Mi memoria me ha estado fallando, a veces ni sé cuánto tiempo he estado aquí, pero se siente como una eternidad.”
“Ya veo, perdón…”
“No, no te preocupes,” Hajime sonrió un poco. “Siendo sinceros, me alegra hablar con alguien sobre esto, o sobre cualquier cosa en verdad. He sido muy aislado durante todo este tiempo, por eso tengo muchos ánimos de poder salir pronto.”
“Lo imagino. Keithgriff me comentó que fue encargado con tu salud. Ciertamente se asegurará que estés bien, pero él nunca ha sido la persona más empática.”
“Lo conoces muy bien, a veces es un dolor de cabeza…”
“Ehm, debo estarte retrasando con tu rutina, y también tengo que retirarme antes que Dakki termine con sus quehaceres…” Larsa revisó la pantalla de su celular, pero no había recibido ningún mensaje. Eso le aliviaba ya que Dakki podía ser muy exigente e impaciente a veces. “Aunque, ahora que lo pienso, si estás preparándote para retomar tus estudios, tal vez te caería bien salir de paseo algún lado.”
“¿Eh? ¿Tienes algo en mente?” se sorprendió un poco.
“Sí, por así decirlo. Una amiga ha organizado un paseo a un museo, y dice que todos están invitados. Sé que van a asistir personas no precisamente dentro del círculo, así que es una buena oportunidad para que los demás te conozcan.”
“Hmm…” al oír eso, Hajime miró a Larsa con escepticismo.
“¿Sucede algo?”
“Es que nunca pensé que serías del tipo de estar metido en un círculo, o invitar a alguien tan casualmente a una reunión. Diría que has cambiado un poco en este tiempo, Larsa.”
“Quizás tengas razón,” este se puso a pensar. “Supongo hace tres años fue inevitable para mí envolverme en el asunto de las instituciones y ayudar a las HiMEs. Terminé conociendo a muchos por eso.”
“Vamos, no es que te esté recriminando,” Hajime encontró gracia la meditación del otro. “Más bien diría que Hanasaki te ha hecho mucho bien.”
“Hm, no lo sé…”
“Aunque es un extraño lugar al cual ir a pasear con un grupo tan grande. Un museo…”
“La invitación sí fue un tanto extraña, debo admitirlo. La persona que nos ha invitado lo está haciendo todo en nombre de un amigo de ella que no nos conoce, y que quiere hacerlo mediante la reunión.”
“¿Eh? Qué extraño…” Hajime frunció el ceño. “No sé sobre los demás, pero personalmente encontraría esa invitación muy incómoda.”
“Debo estar de acuerdo, pero sé que por mis amigos no puedo negarme,” Larsa dio un suspiro. “Además, en pleno ecosistema con HiMEs y Rebels, no deberían bajar la guardia de tal modo, y la oferta de aquel desconocido es demasiado generosa.”
“Siempre hemos sido muy escépticos, pero por lo poco que sé de las universidades, pienso que los demás deberían serlo también,” luego de dar su opinión, Hajime optó por encogerse de hombros y relajarse un poco. “Aunque en fin… tus amigos suenan a un grupo amigable y me gustaría conocerles. Por mí me apunto para el evento, pero primero tendría que hablar con Keithgriff.”



“No, no puedes salir aún, Hajime,” dijo el profesor, ingresando a la habitación con un par de enfermeras. Este interrumpió la conversación y se ganó la atención de los dos menores inmediatamente. Se cruzó de brazos y miró al hospitalizado con severidad. “Quedamos en que te alistarías e irías al gimnasio, pero me vi forzado a buscarte por tu tardanza. Si sigues así sólo importunarás a los demás y entorpecerás tu recuperación.”
“Un momento…” Hajime se impacientó y pretendió reclamarle, pero el otro siguió.
“Aunque comprendo que no es del todo tu responsabilidad. Recibiste visita,” miró a Larsa. “Es bueno ver que vienes a visitar a tu amigo, pero tampoco te metas mucho en su horario. Las enfermeras ya tienen demasiado que hacer.”
“Lo comprendo,” Larsa asintió, con formalidad. “Y realmente no fue mi intención. ¿Usted considera que un paseo sigue siendo demasiado para Hajime?”
“Lo es y entiendo que tú como ajeno al caso no lo sepas, pero Hajime ha estado muy sedentario. Necesita mayor recuperación,” Keithgriff miró a las enfermeras y asintió. Estas se tomaron la libertad de llevar unos artículos como bebedor de agua y toallas, y dirigir a Hajime.
“Pues, siento irme, nos vemos otro día,” Hajime negó frustrado.
“Descuida, que te vaya bien,” Larsa se despidió y vio al otro irse con las enfermeras. Todo le pareció bastante mecanizado. Viniendo del profesor no le sorprendía, pero aun así, era un tanto riguroso.
“No seas impaciente,” Keithgriff caminó hacia la ventana de la habitación, de donde se podía ver parte del campus de Rizembool U. “Estimo que Hajime será dado de alta en poco tiempo, pero debe ser progresivo. No quisiera complicaciones con él, no bajo mi responsabilidad, al menos.”
“…” Larsa le miró de reojo.
“Y con respecto al evento que van a tener, pienso que también es muy pronto como para que Hajime se envuelva con tantas personas a la vez.”
“Me da la impresión que has escuchado mucho de nuestra conversación.”
“No realmente, es innecesario oír de planes más de una vez para recordarlo.”
“¿Perdón?” el menor frunció el ceño, confundido.
“Hajime no puede lidiar con tanto estrés. Él no ha sido preparado como tú.”
“…” eso dejó a Larsa helado. “¿Qué quiere decir con eso?”
“Tienes razón de ser escéptico, pero no pienso decir nada más. Depende de ti aprender de tus propias experiencias,” Keithgriff sacó un cigarro y fue camino hacia la salida. “Mejor me retiro antes que las enfermeras vuelvan a llamarme la atención. Ah, y te agradezco por cumplir con mi pedido de visitar a Hajime. Él necesita el apoyo de al menos una persona cuerda en su trayectoria.”
“…” Larsa se quedó meditativo mientras el mayor se retiró y cerró la puerta detrás de sí mismo. Tendría que analizar lo que le había dicho el profesor. Un mentor difícil e incomprensible, como siempre lo había sido.

Sus pensamientos se disiparon cuando oyó una alerta en su celular y vio que Dakki le había enviado un mensaje. Acababa de salir de la secretaría y le preguntaba dónde se iban a encontrar. No le quedó de otra que contestarle e irse hacia el estacionamiento donde había dejado su carro. Lo seguiría meditando después.


Mientras tanto, Kibi se encontraba todavía dentro del estudio, mientras esperaba a que su equipo alistara el nuevo setup para una segunda ronda de fotos. Si bien se divertía con las sesiones y los propios asesores del lugar le decían que era muy fotogénica, hasta ella podía cansarse del procedimiento y las largas tomas que le esperaban. Pero ese día se encontraba feliz porque sabía que su querida 'familia' le estarían recogiendo dentro de media hora y la llevarían a comer helados. Era el clima perfecto y se alegraba mucho de tenerlos de regreso. No entendía por qué Larsa no había optado por inscribirse a la misma universidad para estar todos juntos, aunque sabía que, por ser él, no llegaría a extrañarle por la distancia.

"Señorita, en unos cinco minutos más tendremos todo listo," le avisó una secretaria con una sonrisa. "Estimamos que terminaremos un poco temprano."
"¡Hai hai, gracias!" La rubia exclamó y sonrió ampliamente.
"¿Desea que le traiga algo para tomar?"
"¡Estoy muy bien, muchas gracias por el ofrecimiento!"

La señorita le sonrió cordialmente y continuó con su camino, mientras Kibi sacó su celular y lo revisó por si le habían dejado algún otro mensaje. Ya había visto la imagen del nuevo carro de Larsa y había comentado emocionada al igual que muchos en la conversa grupal. También esperaba con ansias ver el carro de Dakki cuando estuviera listo. Hace tiempo que no había prestado atención a la conversa grupal por lo ocupada que había estado, pero esperaba que eso fuera a cambiar.

También estaba feliz por las noticias de un paseo de todos en grupo, y si bien no le agradaba la idea de que fuera en un aburrido museo, no recordaba la última vez en que hubo la organización de un evento social como ese, así que se encontraba esperando lo mejor de ese encuentro.

Luego de leer más felicitaciones de parte de otras personas y los quejidos de Sora que quería un auto también, vio que Osaka le había enviado un mensaje por separado. Intrigada por ese raro gesto de su parte, abrió su conversación con ella y recibió una noticia inesperada.

'Kibi-chaaan! Buenas noticias! Hoy temprano Alexei se comunicó conmigo para preguntarme sobre el asunto HiME y aproveché para invitarle el sábado! Dice que no es muy seguro que viene, pero que hará un intento! No es genial?!'

Debido al mensaje, Kibi inmediatamente le contestó con emoción y escribiendo en mayúsculas. Finalmente se estaría reencontrando con su Knight con quien nunca pudo hablar mucho y tendría una buena oportunidad de conocerle mejor. El asunto de las HiMEs y los Rebels sí que unía a todos más de lo que hubiera imaginado.

"Señorita, estamos listos para usted," la secretaria regresó y vio a la menor levantarse de un salto.
"¡Hai! ¡Vamos de una vez~☆!" Kibi sonrió contenta e hizo una v con sus dedos. Fue evidente que se encontraba de muy buenos ánimos, y Kibi sabía que tendría que irradiar toda su sorpresa y felicidad durante la sesión de fotos para que su onee-sama no le preguntara después el por qué de su humor. No quería volver a verla molesta por su poca aprobación al Knight.

Sentía que venían días cambiantes y lo esperaba todo con ansias.


Para variar, una de sus clases había terminado un poco más temprano debido a que el profesor tenía otro compromiso que atender, y con su horario ya calculado y organizado, Hotaru aprovecharía ese inesperado hueco para darse un respiro. Tenía tiempo antes de su siguiente clase para ir a un puesto de comida cercano para tomarse algo y recargar sus energías antes de seguir con sus quehaceres.

Era sorprendente lo mucho que tenía que atender pese a que el semestre recién comenzaba, y no quería imaginarse cuánto más le esperaba, pero por más que fuera una carrera muy pesada, no le agotaba, y siempre se sentía dispuesta a seguir estudiando y mejorándose con las esperanzas de ser una buena doctora en unos años.

Pasó el camino fuera de su facultad leyendo los múltiples mensajes de la conversación grupal, la cual había tenido un surgimiento inesperado de actividad. No tardó en entender la razón y se sorprendió con la idea del paseo en grupo, pero estuvo de acuerdo. Al ser sábado y tener ese día libre de prácticas, pensó en sumarse al paseo, y luego estaría contactando a Osaka por los detalles. Sin embargo, no le convencía el hecho que había un organizador detrás de cámaras, y por ello hablaría con Cho por si tenía una idea de quién se trataba.

Sin embargo, estaba por enterarse de ello por su cuenta, ya que al llegar a la cafetería llena de personas ocupando todas las mesas, divisó a una persona familiar sentado solo y leyendo superficialmente un periódico. Este sintió su mirada y le miró algo sorprendido.

“Tú eres… Osaka te llamó Hotaru, ¿no es así?” preguntó Komaeda, confundido, pero no tardó en sonreír. “Vaya, qué sorpresa volver a verte.”
“Ehm… buenos días…” la pelinegra se quedó sin palabras y se sintió algo incómoda. Había algo en ese chico que le daba raras vibras.
“Ah, pero siéntate, por favor. Yo con mi presencia no justifico ocupar una mesa entera, y viendo lo lleno que está el local, quisiera al menos acomodarte.”
“Ehh, yo…”
“¡Mesero, una carta, por favor!” el peliblanco se tomó la libertad de alzar su mano, y en cuestión de segundos, un camarero cumplió con su labor de proveerle la carta a Hotaru para que eligiera su pedido.
“G-gracias…” ella recibió la carta y tomó asiento frente al extraño peliblanco. Le miró y notó cómo este le miraba fijamente y le sonreía, y aquel gesto tan directo de su parte le hizo agachar la mirada con rapidez.
“¿Estarás incómoda? ¿Será mi presencia? Si es así, quisiera disculparme. En verdad soy una persona muy torpe con otros. No es mi interés, pero sé que ello no es excusa alguna…” Komaeda desvió su mirada hacia el piso, sonriendo decepcionado. “Ahh, se nota que nunca aprendo. No llego a captar ese tan sutil arte interpersonal que gente excepcional como ustedes emplea sin inconvenientes…”
“N-no digas eso… es sólo extraño encontrarme contigo… aparte que no soy la mejor hablando con otros tampoco,” Hotaru negó y optó por concentrarse en su menú. No se sentía muy cómoda, pero estaba en la situación de compartir espacio con él.
“Pero aun así se nota que eres muy dedicada a otros. No olvido cómo te preocupaste por mí aquella vez que nos conocimos. Me preguntaste si estaba bien, y te viste genuinamente consternada…” el peliblanco volvió a mostrarse incómodo y decepcionado en sí mismo, aunque también levemente maravillado. “Ahh, tener a alguien preocuparse por mí… llamar la atención pese a no demandarlo… es tan puro, tan considerado… algo que siento que alguien como yo no se lo merece…”
“…” Hotaru frunció el ceño. ¿A dónde iba con esa auto-depreciación? No dejaba de insistir en ello, además que sus gestos y voluble personalidad le inspiraban cierto mal estado de salud, como si algo estuviera mal con él… fue esa misma razón por la cual se había alarmado al conocerle…

Ella pidió una taza de te con unas galletas, las cuales fueron rápidamente entregadas. Durante el tiempo de espera, habló superficialmente con Komaeda sobre su carrera. Este ya había terminado con su pedido pero decidió hacerle compañía.

“Ohh, qué admirable de tu parte ser una doctora,” el peliblanco pareció emocionarse levemente. “Es una carrera difícil y con varios años de estudio, pero eso simplemente refleja tus ánimos y vocación a ayudar a otras personas.”
“P-puede ser, pero en verdad no es muy admirable…” ella bajó su mirada y miró a su té que se estaba enfriando un poco.
“Siento que no te das el suficiente crédito. Y por lo que me has dicho, puedo comprender que el deseo de ayudar a otros también ha venido de la experiencia en Hanasaki hace tres años.”
“Pues, siempre quise ser doctora… aunque sí debo admitir que la guerra entre las escuelas me hizo entender lo necesario que es ayudar a otros. Hay mucha gente en todos lados que necesita ayuda, y no siempre la reciben.”
“Te noto muy inspirada, y eso me anima bastante. Vaya… quisiera ser alguien motivado y decidido como tú, pero ciertamente nunca he sido de la élite de personas. Ciertamente, Miranda sabe elegir a aquellos más destacados que pueden desvivirse por un bien común.”
“…” esas palabras dejaron descuadrada a Hotaru. En medio de toda esa conversación que pareció exaltar a Hanasaki, el peliblanco acababa de referirse a la directora como una orquestadora de la guerra, y con la misma admiración que aquella que hablaba del ‘bien común’.
“Ah, perdón si te he incomodado. No soy la persona más correcta o social. Intento tener una conversación amena, pero comprendo que no muchos ven mi punto de vista,” él se decepcionó consigo mismo y bajó su mirada con una débil sonrisa. “Quiero iluminarme por el veredicto de una persona admirable y aquí estoy yo tomando su tiempo sin sentido…”
“…” Hotaru no supo qué decir. Sentía tensión, una que ni le dejaba dar un sorbo de su te o comer una galletita.
“Asumo que tienes mucho que hacer, así que debo dejarte en paz, pero si me lo permites, quisiera saber qué te inspiró más de Hanasaki en su previa época de HiMEs,” Komaeda volvió a dirigírsele con una amable sonrisa, borrando la torpeza e incomodidad de antes. “Es por ayudar a tus amigas HiMEs, ¿no es verdad? Cho y Osaka la deben haber tenido muy difícil.”
“Sí, en parte fue eso…” Hotaru bajó su mirada. Recordar el pasado no siempre era agradable, menos cuando se trataban de sus razones de ser doctora.
“Pero… hubo algo más, lo puedo ver en tus ojos. Algo preciado para ti.”
“Preocuparse por las HiMEs…” ella miró a sus manos que descansaban en su regazo, mientras hablaba con una voz apagada. “…creo que es lo más entendible, y lo primero que todos harían. Ellas son las escogidas por Hanasaki para protegernos de los Rebels que sólo tienen en mente matar a otras personas.”
“…”
“Pero… por más que sea justo y razonable preocuparse por ellas, las HiMEs tienen mucho apoyo. De sus amigos, de sus Keys, de Miranda, Fran, Leónidas, también de los maestros… y ni bien les pasa algo, una ambulancia se apura a llevarlas al hospital. No sé cuántas veces me habré preocupado por Cho o por Osaka, pero ellas siempre recibieron ayuda. Sin embargo, muchos otros no fueron tan afortunados.”
“…”
“Yo… Cho y yo tuvimos a una amiga que estaba en mi salón, y fuimos unidas en el inicio de la pelea, antes de que Osaka llegara a Hanasaki. Esta amiga siempre fue débil y enfermiza, además de reservada, pero a su manera se preocupaba por nosotras y nos atendía…” Hotaru tensó sus manos. “También fue mi compañera de habitación, pero pese a lo cercanas que fuimos, nunca me quiso decir mucho sobre ella. Siempre he sido cortés, y le di todo el espacio que quiso… pero por más que nunca supe nada de ella, en verdad necesitó de toda nuestra ayuda…” ella sintió una gran tristeza, y se contuvo como pudo. Era increíble que el caso le siguiera afectando tanto años después, pero el recuerdo de su amiga era una constante llamada de atención a sí misma. “Cuando las Princesses hicieron aparición, ella se les unió, y se volvió en la Princess de Cho. Nunca supimos por qué lo hizo, pero no llegó a cumplir con su rol, fue descubierta, y cuando pretendió huir, Rizembool decidió traicionarla y eliminarla… y…” se detuvo, porque sintió una lágrima caer. No podía continuar con la historia, así que se mantuvo quieta y calmándose. Ya había dicho más que suficiente.
“…” Komaeda le miró un poco afligido y bajó su mirada, mostrando remordimiento. “Perdón… no fue mi intención hacerte recordar algo tan doloroso para ti. Perder a alguien siempre es muy duro… no mereces torturarte por este episodio.”
“…” Hotaru negó y alzó su mirada, ya más calmada, pero todavía triste. “No, de todas las personas, siento que es mi responsabilidad porque yo fui su amiga más cercana. Nunca quise darme cuenta de que algo estaba mal, porque ahora que pienso en el pasado, ella mostró muchos indicios de que necesitaba a alguien. Hace tiempo que no escucho a alguien decir su nombre. Fue amiga de Cho y de varios de mis amigos, pero temo que desde que fue descubierta como Princess, todos decidieron darle la espalda y olvidarla. Me da hasta miedo de preguntar…”
“Si tus amigos fueran al menos la mitad de nobles que tú, sé que también la tienen presente, y también se preguntarán de tanto en tanto sobre por qué las cosas terminaron así. Pero a diferencia de ti, no creo que hayan decidido cargar con una cruz tan pesada como la vida de una persona,” Komaeda sonrió tranquilamente. “Y tú has hecho mucho más que los demás por inspirarte por ella y vivir por ella. Más de tu parte no sería saludable ni lógico. Pienso que eso es demasiado…”
“…” la pelinegra le miró levemente sorprendida y bajó su mirada para meditar. Las palabras de ese chico le habían aliviado un poco…

“Y es increíble…” Komaeda levantó su mirada, con un gesto de gran curiosidad y cierta ironía. “…que un caso que yo pensé no era más que injustificable, lamentable y desesperanzador haya inspirado tan fuerte a una persona.”
“¿Eh?” Hotaru se quedó en blanco y miró a su acompañante, quien había dejado de lado la empatía para nuevamente expresarse con esos gestos volubles, ensimismados y vacíos.
“La caída de una persona que nunca perteneció a su círculo me demuestra una vez más que no todos aquí son dotados, ni admirables. Pero sólo alguien tan noble y considerado con estos fallidos del montón puede sacar esperanza productiva de todo esto.”
“…” ¿qué estaba diciendo?
“Ahh, lo siento mucho, siento que una persona que nunca perteneció a Hanasaki ni que mereció conocerte te haya causado tanto dolor y angustia,” Komaeda se detuvo y pasó a corregirse con una alegre torpeza. “Ah, perdón, no creas que me refiero a que no pertenecía por ser Princess. No, no, eso es lo último en mi mente.”
“E-eh…”
“¡Pero eres tan admirable! ¡Decides inspirarte por ella para ayudar a otros quienes ni te alcanzan los talones! Sólo espero que tu vocación y talento no se vea desperdiciada en gente que no vale la pena,” Komaeda seguía con un frenesí de admiración por Hotaru. Era claro que ella le había impresionado, y él había subido su tono de voz tanto que otros de otras mesas le miraron como un lunático y pretendieron hacer un mayor esfuerzo por ignorarlo. Por su lado, Hotaru estaba en shock y casi horrorizada. “Ah, cierto, cierto. Lo siento, lo siento mucho por estar ocupando tu tiempo. Lamentablemente, soy de esos que no valen la pena tampoco. Pero me has iluminado. Me has demostrado que sigue habiendo esperanza en la muerte de alguien. Una persona desdichada que decide abandonar su vida puede dejar cierto mensaje positivo a otro ser, por más extraño que suene.”
“¿Q-q-qué dijiste?” ella se quedó sin palabras. Entre toda la maraña en su cabeza, pudo captar las palabras que el chico usó. ‘Abandonar su vida’…
“No… no es así. Una esperanza tan valiosa sólo surge de gente increíblemente admirable. Aquellos que no valen nada no tienen ni el privilegio de siquiera imaginar cómo esa esperanza sería…” Komaeda frunció el ceño y habló con cierto desprecio, pero ese gesto se borró y otra sonrisa amable tomó su lugar cuando volvió a ver a Hotaru. “Perdón, siento que estoy divagando demasiado. Pero realmente quiero dejarte saber que tú no tienes ninguna responsabilidad en la muerte de tu amiga, ni nunca hubo nada que pudiste hacer por ella. Cuando una persona se abandona y se rehúsa a buscar ayuda, no hay ni una pizca de esperanza que pueda convencerla a dar un paso atrás. Aun así, me alegro que alguien tan fallado como Rui-san haya podido inspirarte con tanta fuerza…”
“¿Q-qué? ¿Cómo sabes…?” Hotaru sintió un impulso de levantarse e irse corriendo, pero fue Komaeda quien recogió su periódico y se levantó con una torpe sonrisa como quien se disculpaba por su intromisión.
“Nada es un secreto en estas escuelas si conoces a la gente adecuada. Y no pienses que ninguno de tus amigos sabe lo que le ocurrió a tu amiga. A estas alturas… seguramente Solidor-kun sabe sobre todo lo que ocurrió hace tres años…”
“…”
“Aunque él siempre ha sido demasiado discreto, ¿no es así? Entonces, para pagar tu bondad y preocupación hacia mí, prometo que algún día te diré el caso de aquella persona que debiste haber olvidado tres años atrás.”
“…”
“Oh, y espero que tengas tiempo el sábado para el paseo grupal de todos. En verdad lo estoy esperando con muchas ansias… ver cómo todas estas personas llenas de vida y esperanza se fortalecen aun más…”
“T-tú…”
“Con permiso,” Komaeda se despidió con suma formalidad y se fue caminando. Era evidente que se encontraba contento y alegre de respirar el aire fresco y caminar entre tantas personas con tanto potencial. Luego de aquella conversación, se sentía aun más dichoso de poder conocer y tratar con gente sencillamente admirable.

Y por otro lado, Hotaru miró a su te y galletas sin tener el estómago para consumirlas. La situación no estaba bien. Ese desconocido les ocultaba demasiado, y sabía mucho más de lo que aparentaba. Supo de su tan querida amiga, y ni se tomó la molestia de preguntar sobre qué eran las Princesses. También conocía a Larsa. Pero por encima de su conocimiento, su actitud hacia la muerte de su amiga fue tan extraña e inaceptable que se le hizo nauseabunda. Se sintió afectada y débil, y quizás tendría que prolongar su descanso y llegar tarde a clases para recuperarse de esa conversación.

¿Y también estaba de algún modo invitado a la reunión del sábado? No… por la forma en que se expresó de los demás, lo le sorprendería que él mismo haya sido el de la idea, y que fuera esa persona que se escondía detrás de Osaka.

Tomaj tenía razón, ese chico sufría de algún trastorno. No era normal en sus gestos ni en sus variables respuestas, y también parecía haberse estructurado un puñado de sentimientos y lógica propios de sí mismo. No estaba en un lugar para dar un diagnóstico, pero por más que este pudiera insistir en expresarse con veracidad y seriedad, todos debían de tomar sus palabras con recelo y reserva.

Eso tendría que comentárselo a alguien, preferiblemente a sus amigos cercanos si es que lo iban a ver el sábado. Y también tendría que averiguar el misterio detrás de la muerte de su amiga tres años atrás…

Pero por encima de todo, sabía que lo que primaba a esas alturas era velar por el presente y por quienes todavía podía auxiliar.
« Last Edit: July 08, 2017, 10:51:03 PM by Cho »