Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 246986 times)


Puri

LLEGÓ POR QUIEN LLORABAN



Suiseiseki aprovechó finalmente que Kaoru se fue a llamar por teléfono y que llegaron más familiares de Aki a los que Sakutaro fue a ver para quedarse sola. Se levantó de la silla, atravesó la sala y entró por una puerta del pasadizo hacia la cocina donde al menos podría sentirse útil. Encontró a una señora ahí, se puso rápidamente a ayudarla a poner las tazas de café en una bandeja y luego le abrió la puerta para que saliera sin problemas.

Y finalmente, después de tantas cosas que habían pasado en el día, se quedó sola.

Corrió a asirse del fregadero porque sus piernas temblaban, abrió rápidamente el caño y dejó que el agua sonara fuertemente al impactarse contra el metal para ponerse a llorar por fin. Su garganta le dolía horrores al sentir un nudo fuerte por la conmoción, así que se puso a sollozar tapándose la boca para que no se escuchara tanto su voz, lo último que los demás afuera necesitaban era atender a otra persona más. Así que zambulló ambas manos en el agua y empezó a lavarse la cara fuertemente, tomó también un gran trago de agua y luego se tapó toda la cara con el secador y cerró el caño.

En ese momento su cerebro recordó cuando hacía varios años atrás, Fran y Miranda le habían instruido que para volar, era necesario vaciar su mente. Y que mientras más control tuviera de sus emociones, mucho más fácil le sería lograrlo. Suprimió otro sollozo mientras buscaba calmarse, pero sí le pareció injusto acordarse del asunto HiME en ese momento. Justo cuando hacía tan solo un par de horas Aki había fallecido tras sufrir tantos años de las secuelas de haber sido una HiME.

“¿Suiseiseki?”. Kaoru la llamó desde la puerta, debía de haberla estado buscando por todos lados.
“Ya voy~desu”, le respondió aún tapándose el rostro. Escuchó cómo Kaoru cerró la puerta de la cocina tras de sí, pero no dijo nada más y la ojicolor lo agradeció.

Tras un minuto de silencio, Suiseiseki se sacó el secador de la cara y mucho más calmada, caminó hacia él y salieron de la cocina juntos. Kaoru le tomó de la cintura y la condujo de vuelta hacia las sillas en la sala, donde la ojicolor notó que ellos eran los únicos sentados detrás, donde por lo general iban los conocidos y amigos del difunto. Sintió algo de rabia en ese momento, sabiendo lo mucho que había sido querida Aki en vida, pero cómo esta había optado por no dejar que nadie se enterase de su estado de salud para que no se sintieran mal. Y qué tan llena habría estado la sala de haber sucedido lo contrario.

“¿Ya la viste~desu?”, le preguntó Suiseiseki mientras observaba a algunos familiares acercarse al féretro.
“No, aún no. Que se calme un poco más”. Asintió y tras unos instantes, Suiseiseki recostó su cabeza sobre el hombro de Kaoru y este le tomó suavemente de la mano.




“Suiseiseki, disculpa”, la voz de Sakutaro le sacó de su ensimismamiento, “Ha llegado el sacerdote que oficiará la ceremonia y los papás de Aki me preguntaron si… ¿En serio no es mucha molestia?”.
“No, no, nada de eso~desu”, le sonrió y se levantó, “Es lo mínimo que puedo hacer en verdad~desu”.
“Muchísimas gracias”, el chico le sonrió débilmente y Suiseiseki se acercó a darle un abrazo rápido y luego se fue a la puerta. Kaoru le siguió.

Esa mañana Suiseiseki se había levantado sabiendo que se encontraría con Kaoru (a pesar que había invitado originalmente a Hikaru, pero esos eran detalles) y le pediría que le acompañara a visitar a Aki, quien había cortado comunicación con ella desde hacía un año pero Ren le había contado que la había visto en Hanasaki. Y delgada y pálida. Pero desde que la había conocido Aki era una chica enfermiza, así que tampoco era algo de qué preocuparse tanto. Sin embargo, con todo el panorama ajetreado por la aparición de los Rebels, Suiseiseki se sentía en cierto deber de ir a visitarla, saber cómo estaba y preguntarle su opinión sobre los últimos sucesos.

Pero no llegó a hacerlo. Porque cuando Kaoru y ella llegaron a su casa, afuera se encontraba una ambulancia que había llegado a socorrerla demasiado tarde. Aki se fue esa tarde bonita de primavera de manera inesperada, por un paro cardiaco y con la mirada puesta por última vez en su enamorado y Key, Sakutaro, a quien dejó que le acompañara todo ese largo año.

Después de haberse enterado de los pormenores y postergar todo para ayudar tanto a Sakutaro como a los padres de Aki en lo que fuera necesario, el chico finalmente les contó lo que había sucedido en ese año mientras le hacían compañía esperando que el féretro que la familia les habían encargado los padres que compraran estuviera listo.

“En verdad todo comenzó hace dos años”, comenzó a contar mientras Suiseiseki le acariciaba la espalda y Kaoru sostenía la taza de café que le había comprado. “Pero ya la conocen”, sonrió, “No quería que nadie se enterara de nada, además que ella también pensó que sería una cosa momentánea y que en un par de meses estaría sana de vuelta. Pero cuando se dio cuenta que esto era muy serio es cuando decidió dejar de hablarles a todos los involucrados en el asunto de Hanasaki”, Suiseiseki se detuvo un instante en sus acciones, pero prosiguió rápidamente, “No quería que ustedes se preocuparan, sobre todo sus amigas HiMEs”, la miró y le sonrió. “No te enojes con ella por eso”.
“¿Cómo podría siquiera~desu?”, le aseguró sonriendo.
“No quiero profundizar en aspectos médicos…”, suspiró y se tapó el rostro por un buen rato, “No, no deseo recordar mucho eso. Pero quedó en claro que se trataba de secuelas de los años como HiME. Tú sabes muy bien el trabajo que hicieron su rebel y su princess”, se quedó nuevamente en silencio con la mirada perdida, “Tampoco quiso decirle nada a Miranda, la muy terca. De haber dicho algo tal vez habría obtenido una mejor ayuda, supongo, pero Aki tampoco quería estar cerca nuevamente de toda esta cuestión HiME. Además, ¿quién sabe? Es decir, no dudo que Miranda habría tenido mucha consideración con ella y le habría apoyado, pero también podría haber aprovechado la oportunidad. No lo sé, no la conocí de cerca como ustedes a ella, pero si las usó tanto tiempo para una cosa tan estúpida… No, no sé”. Y se quedó callado.

Una vez el féretro estuvo listo y despachado hacia la casa de Aki, con Sakutaro a cargo, Kaoru y Suiseiseki se fueron en el auto del primero hacia el centro comercial más cercano. En la primera tienda ambos compraron unos atuendos negros simples y se los pusieron ahí mismo para volver al velorio. Luego, Kaoru llevó a Suiseiseki hacia una tienda para comprar inciensos y los sobres para las ofrendas monetarias; y finalmente Suiseiseki se acordó antes de dejar el local y fueron rápidamente a una florería a pedir que enviaran un arreglo de su parte a la casa.

De vuelta en la casa ayudaron a la familia a arreglar toda la sala para los familiares que estaban por llegar y Suiseiseki acordó con ellos que les ayudaría con el pago del sacerdote para que tuvieran aunque sea una preocupación menos. Nunca había conocido antes a los padres de Aki y hasta donde recordaba, cuando la conoció esta tenía una mala relación con ellos, pero de lo poco que les había puesto Sakutaro al día, esta había mejorado mucho cuando terminó la secundaria y volvió a vivir con ellos.

Al menos algo bueno había ocurrido antes de que se fuera.

Suiseiseki terminó de asentir aún con la mente en otro lado a todo lo que le informaba el sacerdote y firmó el contrato, sacó su billetera y le pagó por adelantado el servicio para tampoco olvidarse de ello más adelante conforme pasara la noche. El sacerdote entonces se fue a hablar con los padres para ajustar los últimos detalles y Kaoru volvió a conducirla a las sillas. Algunas amigas de la infancia de Aki se encontraban ahí, pero Suiseiseki no podía dejar de pensar de vuelta en todos los que deberían de encontrarse pero ni siquiera estaban enterados de lo que acababa de suceder. A lo mejor debería también llamar a Duo y decirle…

Suiseiseki”.



Los dos voltearon al escuchar esa voz y vieron a Hikaru en el umbral de la puerta. La ojicolor le observó bien, tenía el cabello alborotado y las mejillas encendidas por haberse venido corriendo tras recibir el aviso de Kaoru; el terno y corbata negra estaban hechos a la medida y se veían muy bien, pero ese no era el color de Hikaru en lo absoluto.

Se quedó pensando en la gran diferencia que existía con su gemelo. Seguía siendo el mismo rostro, pero cuando se había encontrado con Kaoru horas atrás, esto había supuesto una gran emoción de ver a un amigo. Reírse con él, hablar, fastidiarlo, todo eso la hacía muy feliz por tratarse de alguien cercano como él; y sin embargo, al ver a Hikaru sus emociones eran completamente distintas. Sí, era la mirada la que los diferenciaba. La manera en la que Hikaru miraba al mundo era una forma apasionada, pero perspicaz. También era diferente la manera en que la miraba a ella.

Hikaru se acercó de manera un poco insegura, lo cual la hizo reaccionar porque encontró irónico que sea él el que se sintiera así. Era ella la que debería sentirse avergonzada de estar en su presencia y no él.

Le sonrió, para luego con la mirada indicarle rápidamente dónde se encontraba Sakutaro en la sala. Hikaru entonces cambió su rumbo y se dirigió al otro lado.

“Suiseiseki”, le llamó Kaoru en un susurro. Alzó la mirada y pudo ver que el chico le miraba con reproche. Era verdaderamente impresionante la habilidad que tenía Kaoru para comunicar sus emociones sin palabras. Suiseiseki se cruzó de brazos con cierto enojo.
“Ni que fuera tan bestia para hacer algo así~desu”.
“Simplemente chequeo”, el chico suspiró y se recostó más en su asiento a lo que se cruzaba de piernas y manos. “¿Qué le vas a decir sobre el asunto HiME, a todo esto?”. Ah, verdad que eso era uno de los pendientes.
“No sé~desu”, admitió y fijó la mirada en sus manos. “Tal vez no haya nada que contarle~desu”. Kaoru se quedó en silencio, pero Suiseiseki se sentía demasiado incómoda por este, sabiendo que el otro quería decirle muchas cosas sobre esa respuesta tan sonsa que había dado.

Pero Hikaru llegó y como en otras ocasiones durante su corta vida, la salvó.

“No veo a Ooki”, murmuró con la mirada por todos lados.
“Está de intercambio”, le respondió Kaoru. “Viajó este semestre para un intercambio de su universidad a Singapur, pero Sakutaro ya le llamó y estará llegando mañana para el sepelio”.
“Vaya, qué triste”.
“Sí. Él también sabía que Aki se encontraba mal, pero esta le hizo jurar que no se iba a perder tremenda oportunidad por ella. Y todo el rollo que se iba a mejorar y en fin”. El mayor asintió y luego los tres se quedaron sumidos de nuevo en el silencio. Finalmente, Hikaru volvió a mirarla.
“¿En serio no estabas enterada de nada?”, Suiseiseki negó. “¿Era por esto que me llamaste ayer?”, ahora asintió. Hikaru suspiró.
“Fue un presentimiento más que nada~desu. A ella nunca le gustó hablar de ella misma y mucho menos de sus enfermedades~desu, después de todo se suponía que eran algo normal y regular~desu”.
“¿Y qué sucedió? ¿Por qué le dio un paro cardiaco?”. Los otros dos se quedaron en silencio, pero antes que Kaoru pudiera quitarle la oportunidad, Suiseiseki habló.
“Fue una secuela de la pelea HiME~desu”. Suiseiseki evitaba mirarle a los ojos y miraba a cualquier lado, pero Kaoru sí pudo notar el miedo en los ojos de su hermano en ese instante. “No sabemos muy bien porque Sakutaro no quiere hablar mucho del tema~desu, pero básicamente algo así relacionado también con un cuadro de estrés~desu”.
“Y antes que sigas inquiriendo, no, Aki no quiso llamar a Miranda en Hanasaki ni decir nada”.
“¿Cómo sabes entonces que tú sí estás bien?”, Suiseiseki agradeció que Kaoru se sentara entre ellos y le daba la bienvenida a esa distancia, “¿Cómo puedes saber que no tienes lo mismo que Aki?”.
“Hikaru, Aki ya de por sí tenía problemas de salud”, le recordó el menor.
“Sí, pero tampoco nadie se va muriendo tan joven por ello, Kaoru, ni siquiera llegó a la mitad de los veinte”.
“Y mejor no hablar de eso en este lugar”, le reprimió con la mirada.
“Ya no hay tantos familiares~desu, ¿les parece si vamos a ver a Aki~desu?”.

Los gemelos se callaron al instante y miraron a Suiseiseki que miraba hacia el féretro que tenían al otro extremo de la sala. La ojicolor no esperó sus respuestas y se paró, pero escuchó como la seguían y siguió entonces a paso seguro; menos mal ya había hecho sus ofrendas de incienso, así que no se tuvieron que detener para ello.

Al llegar al féretro, Suiseiseki cerró los ojos y evitó nuevamente el llorar. Bastó con haberla visto unos segundos para ponerse así, ya que esa no era la Aki que había conocido, estaba mucho más delgada y su piel había adquirido una tonalidad más amarilla de lo normal. Una vez se hubo calmado volvió a mirarla y pudo notar también que tenía menos volumen de cabello y unas cuantas arrugas se habían profundizado, pero lo bueno era que las arrugas cerca de las comisuras de los labios también estaban profundas, lo que al menos le daba cierta paz, el saber que había seguido siendo la misma Aki feliz y contenta hasta el último momento.

Suiseiseki dio otro paso y posó ambas manos sobre el vidrio, se recostó un poco dándole la espalda al resto de personas y se quedó así. Tenía tantas cosas que preguntarle a Aki en su mente y ese sería el último momento que tendría… Así que lo hizo. Se quedó un buen rato ahí mirándola y pensando sobre qué significaba entonces volverse nuevamente una HiME, porque al parecer no le había bastado conocer la historia de su mamá o la de la mamá de Duo para comprender el dolor que significaba el cargo; sino que ahí frente a ella tenía una respuesta. Y sin embargo, sin embargo…

Se volteó y miró a los gemelos, les sonrió y los tres se volvieron juntos nuevamente a los asientos reservados para conocidos, pero esta vez optaron por sentarse en la última fila. Todavía eran las nueve de la noche y aún quedaban varias horas de velorio, así que atrás podrían al menos conversar mejor sin interrumpir a los demás.

Kaoru comenzó hablando entonces nuevamente sobre sus clases, el problema que suponía haber renegado tanto tiempo por dejar la teoría y empezar a diseñar y cómo ahora que estaba en eso, con las justas llegaba a cumplir los límites de tiempo. Suiseiseki se animó y empezó también a comentarles sobre los cursos raros que estaba tomando y cómo los que escribían “tchía” y “quinoa” en vez de “chía” y “quinua” eran pecadores que terminarían pagando sus días en el infierno; para que luego Hikaru también se animara a participar y les contó sobre el guión que había comenzado a redactar hace poco para una clase. Pero por “contarles” en verdad sólo le contaba a Suiseiseki, ya que Kaoru sabía todo y vivía con él… Y los dos se dieron cuenta que hablaban y hablaban y…

“Oye, Kaoru~desu”, irrumpió lo que decía al darse cuenta de la situación y el chico rápidamente le miró de nuevo con reproche. “¿Crees que puedas llevarme de vuelta a mi departamento~desu?”.
“Sí, claro, ¿pero cómo? ¿Ya te vas? La ceremonia aún no comienza”.
“Ah, sí, pero mejor no, que ya es tarde~desu”.
“Bueno”, Kaoru se encogió de hombros. “Igual vendré mañana, así que supongo que sería bueno descansar”, se volteó hacia su gemelo, “¿Vamos?”.
“Sí”.

Los tres se levantaron y fueron a excusarse ante Sakutaro y la familia de Aki, quienes les agradecieron por toda la colaboración y la compañía. Al salir notaron que la temperatura había bajado mucho para estar ya a puertas del verano, pero los tres entraron rápidamente al vehículo y Kaoru encendió la calefacción. El viaje de regreso transcurrió en silencio, lo que sea que había pasado durante el velorio entre ella y Hikaru, en que habían empezado a hablar de nuevo como antes, se había roto y la ojicolor no planeaba intentar retomarlo por miedo a que Kaoru la dejara tirada por ahí en la carretera. Aunque no había dicho nada verbalmente, Suiseiseki bien sabía que el gemelo menor le había mandado una clara y directa advertencia para no aprovecharse de la situación y acercarse a Hikaru, quien obviamente lo haría debido a la delicadeza del asunto concerniente a su bienestar. Ahora, tampoco es que ella lo hubiese hecho intencionalmente, se había dejado llevar por la fluidez con la que todo se había llevado a cabo…

Miró por el espejo retrovisor y para su sorpresa vio que Hikaru la miraba a través de este. Sostuvieron la mirada un rato, pero él fue quien volteó primero a mirar a su costado por la ventana hacia la calle. No, no podía reprocharle esa actitud, ella se sentía exactamente igual.

Nunca le mintió a Kaoru, nunca le mintió a Hikaru tampoco. Pero no estaba tan segura si aquella sinceridad provenía de haberse estado mintiendo a ella misma todo este tiempo. Porque ahora que tenía un respiro y no tenía que responder a nadie, se había acordado de Duo.

“Aquí es, ¿no es cierto?”, preguntó Kaoru mientras se estacionaba frente al edificio donde vivía en un departamento con Jubilee.
“Sí~desu”, se desabrochó el cinturón y aprovechó de abrazar a Kaoru, quien le devolvió el abrazo como mejor pudo. “Perdona todo lo de hoy día~desu, en serio no imaginé que…”
“No, no, para nada”, Kaoru alzó ambas manos y le golpeó las mejillas riéndose. “Quién iba a saber lo que pasó. ¿Deseas que venga a pasar por ti mañana para el funeral?”.
“No~desu, ya llegaré yo~desu”. La ojicolor se volteó para despedirse de Hikaru, pero se dio con la sorpresa que este salía del vehículo y luego le abría su puerta.
“Ven, te acompaño al ascensor”.


Suiseiseki miró de reojo a Kaoru y pudo notar nuevamente esa advertencia, pero no dijo nada y simplemente salió del auto. Hikaru cerró la puerta y se echó a andar, Suiseiseki le siguió.

“Cuando Kaoru llamó para contarme lo de Aki, me dijo que le dijiste que te volverías HiME nuevamente”. Si bien todo el día había estado más que agradecida con el gemelo menor, en esos instantes se preguntaba si su profesor de Muay Thai se enojaría mucho al enterarse de lo que planeaba hacer con sus conocimientos y técnicas. “No irás a hacerlo nuevamente, ¿no?”.
“No~desu”, le aseguró.
“¿Sabe Duo de todo esto?”, ya habían llegado a la puerta, pero Hikaru se quedó parado frente a la puerta, evitando que pudiera entrar. Suiseiseki se obligó a mirarlo a los ojos y la manera en que Hikaru le miraba le recordó en parte por qué había evitado todas las llamadas de Duo todo este tiempo.
“No sabe nada~desu, pero sí planeo llamarlo para decirle lo de Aki~desu”.
“Él es tu key”.
“Era mi key~desu”. Ambos se quedaron en silencio unos instantes, pero Suiseiseki honestamente se sentía demasiado cansada para seguir lidiando con todo esto. “Gracias por venir~desu, cuídate~desu”. Le sonrió un poco y posó la mano en el pomo de la puerta detrás de él. Se encontraban cerca, pero Hikaru se hizo a un costado demasiado rápido.
“Sí, tú también cuídate” y sin más, se fue. En esta ocasión fue la ojicolor quien se lo quedó mirando de más y luego abrió la puerta y entró.


Jubilee ya estaba dormida para ese entonces por la puerta de la habitación cerrada y las luces apagadas en todo el departamento; pero Suiseiseki lo último en lo que pensaba era en dormir, no tenía nada de sueño. Fue a su cuarto y lo primero que hizo fue poner a cargar el celular, luego se cambió a sus pijamas, fue al baño y se aseó, abrió su computadora y revisó el correo de la universidad, avisó que no asistiría a sus clases de mañana a algunos de sus compañeros para que le guardaran los apuntes y finalmente, anotó en una agenda los gastos que había realizado ese día. No tenía el control de su vida, pero era suficiente aunque sea tener el control de sus finanzas.

Desenchufó el teléfono y lo prendió. Esperó un buen rato que este terminara de llenarse de mensajes de texto y de llamadas perdidas, los cuales obvió, para buscar en su agenda el número de Duo. Eran las once de la noche en Tokyo, así que en Beijing debían ser las diez… De seguro todavía estaba despierto. Llamó. Y al otro lado de la línea, le contestaron.

Suiseiseki”.




A la mañana siguiente, tanto Miranda como Fran se sorprendieron al llegar al despacho de la primera y ver ahí a Suiseiseki, con ojeras, esperándolas.

“Vine a dar mi prueba HiME~desu”.
« Last Edit: April 30, 2016, 04:28:53 PM by Puri »

Forget all the shooting stars and all the silver moons
We've been making shades of purple out of red and blue


Sayi

LLEGÓ POR QUIEN LLORABAN


...and I can still smell the fresh Chia. The desus had never been used... YAS DESUQUEEN YASSS

Ok con esto espero ya salir del letargo <3 also re-bienvenida @Kora!



Episode 12 — In Between

La noticia de Sayi volviendo a ser HiME, junto a la ruptura con Taikoubou y la reaparición de Hige le cayó de golpe a su familia. Pero aún si la inquietud por el inminente peligro se mantenía presente, los Mio-Kurosaki optaron por centrarse en lo positivo del asunto. Y ello era Hige.

Y es que el castaño, con su alegre y despreocupada personalidad, hacía sencillo el dejar de lado la angustia, aunque sea de momento.

Hiro y sus hermanas le pidieron que reconsiderara la mudanza unos días y Sayi aceptó con una sonrisa. Su decisión de ser HiME había sido recibida con mucho entendimiento de parte de todos, e incluso su tía había sido comprensiva con el tema de Taikoubou. Lo mínimo que podía hacer era concederles ese favor. Además, un ambiente familiar era una bienvenida más amena para su Child, al menos mucho más que su llanto en el avión.

Esas semanas Sayi pudo ponerse al día con sus estudios, y cuando no andaba ocupada con la universidad la familia entera encontraba algo que hacer juntos. Comieron en la heladería favorita de Hige, fueron tres veces al cine, se maratonearon series en Netflix, fueron a comprar ropa y muebles y la última tarde antes de la mudanza salieron a caminar a un malecón junto al mar.

Incluso planearon un viaje a las montañas dentro de dos semanas, cuando Kaien viniera de visita desde Australia. La idea del paseo mantenía a todos ilusionados, y aún si el motivo de tanta unión familiar eran Hige (y posteriormente) Kaien, la gratitud de Sayi con su familia no tenía límites: Había logrado evitar abstraerse por la ruptura con Taikoubou, y aún con el dolor latente, no tenía un momento siquiera para deprimirse.

La mudanza a la mansión HiME demoró menos de una tarde. A excepción de unas pocas habitaciones, el resto de la casa estaba vacía. Los hombres de la mudanza llevaron y ensamblaron los muebles rápidamente, y entonces solo quedó la tarea de organizar sus pertenencias a su gusto. En un par de horas ya tenía lo necesario guardado, y si bien faltaba decorar el ambiente supuso que ello podría esperar a cuando tuviera más tiempo.

“¿No te incomoda compartir cama conmigo?”
“No, a los niños buenos no les molesta compartir cama con sus mamis uwu”

Sayi alzó la vista de su laptop y observó a Hige ocupado con el televisor, jugando The Last Of Us frente a ella. La primera noche el Child se había rehusado a dejarla sola, aún si el no tenía que (o debía) quedarse en la mansión HiME. Su familia le había ofrecido quedarse con ellos, pero el castaño insistía en que su deber era estar cerca a ella.

“Igual no vas a tener permitido vivir aquí, viendo que solo somos mujeres” le explicó la pelirrosa. Hige pausó el juego y se giró a ella “Lince te permitió quedarte por unos días, ahora que casi nadie pasa por aquí, pero no puede ser permanente”
Hige hizo un puchero “¿No me quieres aquí? ;_;”
“Claro que si mi vida, pero reglas son reglas. Quizás el próximo conflicto HiME Miranda nos de townhouses personales en lugar de compartir una mansión, ósea, es lo mínimo que esperarí— oh ya me contesto”

Hige se subió a la cama y se recostó a su lado para leer la pantalla. Sayi le había escrito al respecto y la directora había aceptado en admitirlo en los dormitorios sin cargo alguno. La pelirrosa alzó las cejas y sonrió “¡Al menos eso!” celebró, y le recordó a Hige la hora en que tendría que ir a la dirección.

“Ok, no me molesta. Tener roomies es divertido igual” dijo el castaño, acordándose de los años en el instituto “¿Vendrás conmigo esta tarde?”
“Creo que Miranda tiene otros planes para mi”

Y efectivamente, luego de referirse al tema de Hige, Miranda había incluído algo adicional.


Por cierto, hemos logrado conseguirte un tutor para aprender espada. Se llama Kenshin Himura, y esta disponible todos los días a partir de las cinco de la tarde. Dada la coyuntura, te recomendaría que vayas a verlo cuanto antes. Su dirección es…


“Ah no, a esto tengo que acompañarte” Hige se cruzó de brazos “Cualquier asunto HiME me incumbe >(”
“Pero tienes que sacar tu dormitorio con Miranda. Y mover tus cosas, y conocer a tus roomies…” dijo Sayi “Puedo decirle a Ichigo que me acompañe”
“No puedes, Ichigo esta obligado a estudiar para subir su promedio o no podrá ir a las montañas con nosotros, ¿recuerdas?” Sayi asintió, acordándose del trato “Oh bueno quién lo diría que pena penita no hay nada que nadie pueda hacer en este mundo mundial: Me tendré que quedar otra noche

Y dicho esto el castaño regresó frente al televisor de un brinco y continuó jugando su partida. Sayi sonrió para si misma y empezó a redactar la respuesta a Miranda, pidiéndole ver el tema del dormitorio mañana.

“Un tutor de espada, quién lo hubiera pensado” La pelirrosa sintió el estómago encogérsele al recordar la katana en su prueba HiME, pero se recordó que no le quedaba de otra.

Ya se había distraído demasiado tiempo.


“Hey Ichigo!” saludó Yoruichi dándole una palmazo en la espalda “¿Cómo has estado?”
El rubio alzó las cejas en sorpresa “Bien ¿y tú? Vaya, no sabía que ya habías regresado de Africa”

La morena sonrió como respuesta. Entonces la línea para ordenar comida avanzó y ambos con ella.

“Bueno, tenía que ponerme a redactar mi tesis en algún momento” se lamentó sobándose la nuca “Además me enteré del asunto de los Rebels, y bueno…”
Ichigo tensó los labios “Sí, nos tomó por sorpresa a todos”
“Miranda me dijo que Sayi es HiME de nuevo, ¿se encuentra bien? Dile que si necesita entrenar puede contactarme cuando quiera”
“Le diré, aunque me dijo hace un momento que tiene cita con un profesor de espada en la tarde. Su arma cambió esta vez”

Yoruichi silbó para si misma. Sabía lo difícil que era aprender una nueva arma, y más aún, tener que coordinarla con el resto de sus habilidades. Aún así, no era algo imposible. Tedioso, pero no imposible.

La morena reconoció una pregunta en los ojos de Ichigo antes que este la formulara.

“¿Tu volverás a ser HiME de nuevo?”
“Esta vez no. Aunque si las cosas se ponen terribles quien sabe” se encogió de brazos. Al parecer su respuesta pareció inquietarlo un poco “Ichigo, no sabía que eras mi fan”
El rubio sonrió “Ay parfavar, no hay nadie que no sea tu fan” declaró, y la morena alzó el mentón en orgullo “Es solo que tu eras muy fuerte como HiME, y no tenerte luchando pues…”
“Hey, yo puedo sacarle la mierda a cualquier rebelcito pusilánime con o sin poderes”
“Igual, siempre hay una desventaja cuando hay poderes de por medio” y entonces agregó “O armas que uno nunca ha usado”

Yoruichi entendió donde estaba la cabeza de su amigo y le sonrió.

“Yo entrené personalmente a Sayi y te garantizo que le irá bien” le dijo “Probablemente esté oxidada, o le cueste usar su arma inicialmente, pero ella es fuerte. Y si tienes dudas, convéncela que venga a entrenar conmigo”

Ichigo asintió y Yoruichi cambió el tema. La morena le contó un poco de sus dos meses en Ciudad del Cabo, de anécdotas en el viaje o gente que conoció. Hablaron de profesores, de clases, de planes a corto plazo. Compartieron impresiones de películas y series de televisión, y cuando la conversación llegó a una pausa natural, Ichigo le preguntó lo último que Yoruichi esperó escuchar de él.

“¿Y tu crees que podrías entrenarme a mí?”
« Last Edit: August 13, 2017, 02:04:37 PM by Sayi »

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Eureka

11.


   

 

“Kanone, Ryoji, ya no tienen por qué esconderse.”

La voz de Lelouch retumbó por las paredes del pasillo, y luego de unos instantes, Kanone y Ryoji aparecieron con las cabezas gachas y expresiones apenadas, saliendo de su escondite en la esquina del corredor. Lelouch, Hizumi y Eureka se acercaron a ellos para encontrarlos a medio camino.

“Eh… lo sentimos, debimos avisarte a ti desde un inicio,” contó Ryoji, y luego junto sus palmas, suplicando perdón con este gesto. “¡En serio! Lo sentimos.”
“Supongo que no querían hacerlo por el asunto de Kanone, ¿o me equivoco?” habló Lelouch, girándose hacia el mencionado.
“Sí, era medio complicado de explicar, y encima, nunca nos hemos llevado tan bien que digamos, ¿no?” Kanone le sonrió. “Hubo un tiempo en el que me querías cortar en pedacitos, haha,” recordó entre risas.
“¡Era por el amor de la damicela~~!” gritó Hizumi.
“Carajo Hizumi, cállate,” Eureka rodó los ojos.
“Yo sólo digo verdades.”
“Bueno, sinceramente, no tengo problema en que se queden aquí. Si Yoite confió en ustedes, no veo por qué no hacerlo yo también. Quien debió avisarme fue Hizumi, así que no tengo por qué culparlos,” mencionó Lelouch. “Las cosas están resueltas porque ya hablé con cierta persona, no sé si se enteraron, pero hasta le hicimos intervención.”
“Oh, estuvimos espiando eso con Soul,” Kanone rio. “Dudo que cambie, pero al menos lo intentaron.”
“¡Hablan como si no estuviese aquí!” Hizumi hizo un puchero y golpeó en el hombro a Kanone, quien ni se inmutó por el ataque.
“Hizumi prometió que él también intentaría cambiar su actitud, y eso es mucho,” Eureka suspiró.
“¡Cierto! Con eso, estoy medio satisfecho,” Lelouch sonrió.
“¡Siguen hablando como si no estuviese aquí!” 
“Más bien, Lelouch…” Kanone desvió la mirada. “¿Tú crees que pueda pagar sólo la mitad de la renta por un par de meses? Quiero buscar un trabajo de medio tiempo, pero hasta que lo encuentre y eso, el dinero se me va a quedar corto…”
“Ah, no hay problema. Después de todo, no es como si mi familia se solventara en el alquiler de los cuartos de esta mansión, así que normal.”
“Gracias,” le dijo Kanone.
“Eso también va para ti, Ryoji.”
“¡Genial! ¡Gracias!”
“¿Y para mí—?”
“No, para ti no, Hizumi.”

Eureka fue la primera en reírse, seguida de Ryoji, hasta que todos, incluyendo el aludido, irrumpieron en carcajadas.

“¿Hay algo en que podamos apoyar a cambio del descuento?”
“Pueden hablarlo con Yoite, seguro que no le viene mal una ayuda,” ofreció Lelouch. Kanone y Ryoji asintieron. “Yo me tengo que ir a avanzar con trabajos. No puedo creer que hemos empezado hace poco y ya tengo cosas que hacer. Los dejo, hasta luego,” y luego de despedirse, Lelouch se marchó a su habitación.

El resto del grupo se quedó estático, mientras observaban la espalda de Lelouch alejándose cada vez más, hasta desaparecer al final del pasillo.
“Wow,” soltó Kanone, y todos lo miraron. “No pensé que sería tan… sencillo.”
“Lo sé,” Eureka suspiró. “Tenía la idea de que esto terminaría en batalla campal.”
“Con Lelouch perdiendo, ¿no?” dijo Hizumi.
“…Aun me sorprende cómo no te ha botado de esta casa,” Kanone rio.
“¡Deja de joder, Kanone!” se quejó Hizumi, y lo volvió a golpear en el hombro.
“Por cierto, ¿qué hora es?”
Kanone sacó su celular, y luego de abrir la tapa, chequeó la hora. “Un cuarto para las cuatro.”
“Shit, debo estar en Hanasaki en menos de media hora.”
“¿Para qué?” preguntó Ryoji, curioso.
“Para ver lo de la casa HiME, tengo que reservar mi cuarto—”
“¡Wah! ¿Te mudas?”
Eureka negó con la cabeza. “No, lo más probable es que algunos días a la semana me quede allá, pero la mayoría del tiempo estaré aquí. Este lugar se ha vuelto como mi casa, al fin y al cabo.”
“Y no puedes trasladar tus mil figuritas de anim—” Hizumi recibió un codazo en el estómago, que lo obligó a callarse. “S-sheesh, tan sólo podías pedirme que me calle, no.”
“Lo he hecho desde hace un rato, y no me haces caso,” Eureka lo miró, irritada.
“¿Quieres compañía? Yo estoy libre,” ofreció Kanone.
“Mn, bueno, si no te molesta, genial.”
“Yo paso, me da flojera volver a ir a Hanasaki,” se excusó Hizumi.
“Yo también, tengo que entregar un informe mañana,” Ryoji soltó un suspiro al recordar el trabajo engorroso que tenía por delante.
“Okay, entonces, ¡los veo luego!” Eureka y Kanone les ondearon la mano, y luego, empezaron a caminar hacia la puerta de la mansión.

<<All good in the hood,>> pensó Eureka. El asunto de Kanone se había solucionado más rápido de lo que esperaba, y como era imposible que muchas cosas buenas le pasaran tan seguido, intuía que la paz duraría poco.




 
 

Había pasado un par de días luego de que Kaneki le había pedido que recuperara su libro de bioquímica del departamento de Adachi, y Sho, aprovechando de que se trataba de un domingo, había ido a visitar al exRebel para cumplir con la promesa que le había hecho a su hermano. Por su trabajo de medio tiempo y los deberes de la universidad, no le había dado tiempo a cumplir al pie de letra con su palabra, por lo que, al final, había tenido que posponerlo un poco.

La tarea fue sencilla porque, felizmente, Souji se encontraba ahí, por lo que no hubo mayor percance en el intercambio. Souji le invitó a que se quedara a comer –por supuesto, Adachi atrás de él se negaba rotundamente a la idea—, pero Sho desistió, contando que tenía cosas que hacer… más específicamente, hablar con Ken sobre el asunto que había estado evadiendo desde el miércoles. Luego de unas barras de aliento por parte de Souji y un gruñido pretensioso por parte del novio de este, Sho se despidió de ambos, bajó las escaleras, y caminó el trayecto de vuelta a casa. El departamento que compartía con Ken quedaba al otro extremo del campus de Rizembool, así que le tomaría al menos veinte o treinta minutos llegar ahí.

El tiempo se le pasó rápido mientras intentaba dar con una excusa o una explicación de sus acciones. Tenía una vaga idea de cómo Kaneki reaccionaría ante su confesión, y aunque existía la posibilidad de que no se lo tomara tan mal, la situación lo ponía nervioso. Aun así, era preferible hacerlo de una vez por todas. De alguna u otra manera, Ken se enteraría de todo y sería peor si eso ocurriese. Era mejor hablar las cosas claramente.

Sho suspiró, sacó su manojo de llaves del bolsillo y abrió la reja del complejo de apartamentos. Llegó a su piso luego de unos cuantos minutos, abrió la puerta e ingresó a la estancia. Tragó saliva, y luego, soltó un suspiro, mientras de lejos divisaba a su hermano sentado en el sofá, leyendo un libro.

“Bienvenido,” Ken le saludó.
“¡Estoy en casa!” Exclamó, y luego, sacó el libro de su hermano de su morral. Dio unos cuantos pasos y se lo extendió. “Acá está, lo que te prometí. Disculpa la demora.”
“Ah, ¡gracias! Pensé que te habías olvidado,” Ken lo dejó en la mesa en frente del sofá.
“No, sino que no he tenido mucho tiempo. Tú sabes, clases, trabajo, entrenamiento…”
“Mm, cierto. Bueno, ya está conmigo, así que no te preocupes más por eso. Más bien, gracias, de nuevo.” Sho intentó sonreírle, pero falló rotundamente. Kaneki lo captó al instante, y se mostró preocupado. “¿Pasa algo?”
“Eh… Hay algo que no te he dicho,” le dijo, esquivando su mirada.
“¿Estás en problemas? ¿Vas a desaprobar un curso? Llevamos pocas semanas y—”
“…No es eso,” lo cortó, y luego, se apoyó en el sofá, dándole la espalda.
“¿Qué es?”
“No pasé la prueba,” confesó Sho, en voz baja.

Ken demoró unos segundos en captar y procesar las palabras de Sho, hasta que le entró de golpe. Su primera reacción fue sorprenderse, luego, se sintió un poco decepcionado al pensar que tal vez Sho no confiaba en él tanto como para hablar de eso. Miles de motivos pasaron por su mente, cada uno peor que el anterior.

“¿Por qué no me contaste antes?” Sho se giró a mirarlo, pero hizo la vista a un lado al notar tristeza y decepción en el rostro de su hermano.
“No sé…” Sho sonaba frustrado. “Tenía la idea tonta de que pasáramos juntos y nos apoyáramos en esto, como siempre. Pero la jodí, lo siento.”
“¿Volverás a intentarlo?”
“Es lo más seguro. De hecho, ya empecé a entrenar un poco con Souji para ello.”
“No deberías incomodarlo con eso…” Kaneki se veía dudoso.
“Lo sé, pero él me dijo que estaba bien y que también lo necesitaba, así que no veo problema alguno.”
Kaneki suspiró, y aunque su expresión se relajó un poco, aún se veía un poco molesto por todo. “La verdad es que no le veo sentido a ocultarme algo tan sencillo como eso. Sé que te frustra, pero acá estoy también para apoyarte, ¿no crees? Siempre ha sido mutuo, Sho.”
Sho casi se arranca los cabellos, producto de la frustración. “¡Lo sé! Y lo siento, prometo que no ocurrirá de nuevo.”

Le sonrió, y aunque Kaneki hizo un esfuerzo por corresponderle, le salió una mueca muy graciosa en vez de una sonrisa. La tensión que se había formado hacía unos instantes estaba disipándose.

Aun así, Sho sentía que algo no iba bien.



SUPER RÁPIDO EDITARÉ LUEGO CON LO QUE FALTA pero obvio que eso cuenta para el mes que viene u_u
« Last Edit: April 30, 2016, 07:08:24 PM by Eureka »


Sayi

Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito al tema en el foro de planeación. Aprovecho también para invitarlas a votar en los temas que se están discutiendo ahí <3

Y sin más preámbulos~



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Now, let's carry on with those big HiME dreams...
« Last Edit: August 13, 2017, 02:05:09 PM by Sayi »

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Puri

LLEGÓ POR QUIEN LLORABAN


...and I can still smell the fresh Chia. The desus had never been used... YAS DESUQUEEN YASSS

PAINT ME LIKE ONE OF YOUR MARXIST COMRADES FROM YOUR KIWICHA AND CHÍA BAKING CLASSES

PROMETO NO VOLVER A ENTRAR EN UN HIATUS TAN GRANDE CON ESTE FIC </3

Also
Sayi: "Tienen todo setiembre para dejar su prueba HiME"
Puri: HELLO. IT'S ME.


PRUEBA HIME*~

Se hace mención en el fic de las siguientes cosas:
Suu: http://shugochara.wikia.com/wiki/Suu
Soulsword: http://i.annihil.us/u/prod/marvel//universe3zx/images/e/e8/Soulswd.jpg


Después de haberla encontrado de amanecida en la puerta del despacho, Miranda hizo ingresar a Suiseiseki al despacho mientras Fran anunció que empezaría entonces con los preparativos para la prueba HiME. Sólo bastó con ver el semblante de Suiseiseki para que la directora adivinara que esta ni siquiera se había molestado en desayunar, por lo que llamó a Ritsu y, después de varios minutos tortuosos en que la ojicolor le detallaba a la pobre los pormenores de su dieta vegana y las ventajas de consumir maca, esta desapareció para traer minutos después varios platillos para que comiera finalmente. Toda esta espera transcurrió en silencio mientras Miranda revisaba los pendientes del día y Suiseiseki leía cosas en su teléfono celular.

“Me habían informado que ya no usaba teléfono celular, X-san”, comenzó sin mirarla, firmando algunos papeles. “¿Ya podré ubicarla ahí? ¿O todavía no?”.
“Ah, volví a prenderlo ayer~desu”, contestó frunciendo un poco el ceño, aún no acostumbrada a la red de inteligencia de la directora. “Pero igual todo tipo de comunicación tendrá que seguir siendo a través de mi abogado~desu”.
“Es verdad, aún quedan varios asuntos por responder”, Miranda suprimió el impulso de rodar los ojos y siguió leyendo lo que tenía en frente. “Dígame, ¿ya se comunicó con su key?”.
“Sí~desu”.
“¿Y? ¿Volverá de China?”.
“Aún estamos hablando sobre ello~desu, pero ya todo se resolverá~desu. Claro que todo se resolvería aún más rápido si es que usted ya sabe, nos ofreciera más beneficios en el acuerdo~desu (??)”.
“Los beneficios se extienden a las HiMEs y no a los key, son ustedes las que se arriesgan después de todo”. Suiseiseki se encogió de hombros. “Bueno, entonces creo que no hay problema. Si mal no recuerdo usted y su rebel llevan una buena relación, ¿no es cierto?”.
“Sí~desu”, se golpeó mentalmente al darse cuenta de que no había hablado de nada de esto con Yzak. Aunque ahora que lo recordaba… “¡Espera~desu! ¿Te contactaste en algún momento con Chun~desu? ¡La hermana de Yzak también fue HiME~desu!”.
“Sí, hace un par de días vino a verme y me informó que no será HiME en esta ocasión”, Miranda suspiró apesadumbrada, pero luego miró de manera perspicaz a la chica. “¿Por qué lo preguntas? ¿No te lo ha dicho Yzak?”.
“¡Ah es que no hemos tenido tiempo de juntarnos~desu!”, se rió nerviosamente. “Pero sé que él no volverá a ser rebel~desu”, no tenía que preguntarle eso, después de todo.
“Esperemos entonces que su nuevo reemplazo no sea algo fuera de tu control”. Suiseiseki se mordió el labio, dándose cuenta que tal vez, sólo tal vez, debió de haber pensado un poco más en esos ‘pequeños’ detalles de la vida como HiME. “Bueno. Creo que debería informarte entonces de lo siguiente”, Miranda dejó de lado todo lo que estaba haciendo y se inclinó más hacia la chica, cruzando los dedos de las manos e indicando que lo que venía ahora era serio. “Como te imaginarás, eres una de las chicas que más se ha demorado en dar su prueba HiME, y sin embargo, esto ha resultado más beneficioso para ti. Se ha descubierto que muchas HiMEs han cambiado drásticamente con los años en cuanto a sus poderes, arma y child. No podemos especificar a ciencia cierta a qué se debe esto además de tus cambios internos como persona,  pero por ello mismo si es que presentas algún cambio pues tendrás que volver a entrenar desde cero”.
“Primero quieren que repita la maldita prueba y ahora quieren que entrene desde cero~desu, ¿qué sigue~desu? ¿Debo volver a usar uniforme de secundaria~desu?”. Se cruzó de brazos e hizo un puchero.
“No”, Miranda desestimó su arrebato y siguió. “Pero puesto que aún no tenemos suficientes HiMEs y tenemos una necesidad urgente de estas, nosotras podremos proporcionarte a un entrenador. En fin”, la directora se paró y se acercó a un librero donde al parecer guardaba todas sus cosas relacionadas a las HiMEs, ya que sacó un archivero con la foto de Suiseiseki. “Aquí especifica que tu arma solía ser dios mío en qué pensaba cuando tenía 14 años una tijera de jardinero grande, tu capacidad era imitar voces quién mata a un rebel con eso jfc, tu elemento el aire y tu child era una pequeña hada llamada Suu. Esperemos entonces que no mucho cambie”.
“¿Pero todo aparecerá durante la prueba~desu?”, Suiseiseki se quedó pensando en Suu, su pequeña child… Y luego cortó rápidamente ese tren de pensamiento.
“Dependiendo del nivel en el que te encuentres. Lo más certero es que aparezca tu elemento, pero lo demás dependerá de tu capacidad en general como HiME para que se presente. Aunque por lo que hemos observado de las pruebas que ya han realizado tus compañeras, la aparición del child dependerá fuertemente de lo profunda que sea la relación que tengas con tu key”.
“Ah~desu…”, silencio. “Uh… Tengo una consulta, Miranda~desu. Verás, la prima de la amiga de la hermana de mi amiga que no es mi amiga y no conozco para nada~desu (??) es una ex HiME~desu. Y ah, mi amiga me contó que la prima de la amiga de su hermana planea volver a ser HiME~desu pero que tiene una mala relación ahora con el que fue su key~desu… ¿Cómo haría entonces su child para aparecer~desu?”.
“¿Te refieres a Sayi Mio?”.
“… SÍ, ESA~DESU, ESA HIME~DESU, OBVIAMENTE NO ES MI AMIGA~DESU, PIENSO EN ELLA Y EN NADIE MÁS~DESU, ACASO NO SABÍAS QUE ELLA ES PRIMA DE TEMARI AMIGA DE MITSUKI NIWA Y ESTA HERMANA DE HARU~DESU, ES MUY OBVIA LA RELACIÓN PARA QUE NO TE DES CUENTA~DESU”.
“Pero ella ya dio su prueba, ¿no decías que esta conocida aún lo está pensando?”.
“NO VES QUE RECIÉN AYER PRENDÍ EL CELULAR~DESU NO SÉ NADA DE NADIE~DESU ES ACASO ESTA UNA INQUISICIÓN~DESU???? YO SOLO QUIERO SER UNA HIME INFORMADA~DESU ACASO ERES CÓMPLICE DEL CAPITALISMO GLOBALIZADO Y QUIERES QUE TENGA EL TELÉFONO Y ANDE ENTERÁNDOME DE LA VIDA DE TODOS~DESU??? ASÍ NO SE VIVE EN PAZ~DESU” y dicho y hecho lanzó el celular por la ventana (¡!) y se echó a llorar (¿?).
“…”, Miranda observó por la ventana el aparato caído en los arbustos e hizo una nota mental de mandar luego a Ritsu por él. “En lo concerniente a Sayi Mio, su child apareció en un momento importante para ella, pero no durante la pelea HiME. Y lo que le dije a ella se mantiene, una HiME debe amar independientemente de su relación con el rebel”.
“Wow, eso suena demasiado a vacío legal mary sue~desu”. Esta vez fue Miranda la que se encogió de hombros.
“Pero bueno. Básicamente es eso. Supongo que lo que queda pendiente es fijar algunos detalles más con tu abogado, ¿no es cierto?”.
“Sí~desu, él también ya está al tanto que vine a dar la prueba pero vendrá todavía mañana a ver el papeleo contigo~desu”, Miranda asintió. En eso, la puerta del despacho se abrió.
“Disculpen”, Fran se quedó en el umbral, mirando fijamente a Suiseiseki. “Ya está preparado el auditorio para que puedas rendir la prueba HiME, X-San”.
“Nosotras también ya hemos terminado de conversar todos los pormenores”, le informó Miranda. “Entonces, X-San, por favor”.


“¡Claro~desu!”, se levantó rápidamente de un salto y se fue donde Fran, quien cerró la puerta detrás de ella y se encaminaron por el pasadizo hacia la salida de la dirección. “¡A acabar con esto de una buena vez~desu!”, dijo animada, mirando a las chicas que esperaban sentadas para hablar con Miranda y parecían prospectos HiME, “¡Al infinito y más allá~desu, a volverme una mahou shoujo nuevamente~desu!”, las chicas rieron, “¡A vender mi vida a una causa mayor a mí que no alcanzo a comprender y tal vez me consuma a mí misma~desu! ¡Hacia lo desconocido y la latente posibilidad de muerte~desu!”, las chicas dejaron de sonreír ante su entusiasmo y empezaron a palidecer. “¡A arrepentirme luego de los errores de mi juventud~desu! ¡A dar la vida por una escuela que nunca me dio nada bueno~desu! ¡A embarcarme en la miseria—!”
“X-san, contrólese o la controlo”, murmuró Fran.
“Claro~desu”, se calmó y la mayor abrió la puerta para que salieran ambas. Pasaron unos instantes de su partida y la puerta se abrió de vuelta. “¡EN LA MISERIA DE NO SABER SI SOY YO O EL MUNDO EL QUE SE EQUIVOCÓ~DESUGSDHJFHKJHKSDFJ” y dicho y hecho, como había advertido, apareció Fran y la controló con un bozal.


Después de que Fran desatara el bozal y Suiseiseki se mandara con un discurso de cinco minutos sobre el problema de la interpretación de esta práctica con la fetichización y objetivización de las mujeres y cómo es que cambiaría el mundo escribiendo un paper sobre ello para una revista de ciencias sociales en alguna universidad perdida en Latinoamérica; Fran le indicó que entrara al auditorio y que la prueba tendría el mismo formato que la prueba anterior. La ojicolor asintió y sin esperar a que dijese algo más, abrió la puerta y entró al lugar.

Unos cuantos pasos después, Suiseiseki se encontró envuelta en una espesa niebla, que si bien le dificultaba ver desde su cintura para abajo, no le daba miedo. Desde pequeña su ánimo iba siempre ligado al clima, y aunque por lo general la niebla causaba tristeza en las personas que padecían de la misma condición, en su caso solía llenarla de calma. Y hasta cierto punto, lo que más necesitaba era calma últimamente.

Habrían pasado ya cerca de dos minutos y aún no aparecía la marioneta ni escuchaba ningún sonido. Siguió caminando entonces, pero aún no pasó ni escuchó nada. Revisó su reloj de pulsera y al darse cuenta que ya había pasado un buen tiempo, decidió quedarse sentada en el piso, porque sinceramente, ¿qué más podía hacer? A estas alturas esperar un ataque a sus espaldas era lo único que le quedaba.

El mayor problema de su situación actual era que no tenía absolutamente nada más que hacer que pensar. Y lo primero que le cruzó la mente fue Suu, su child. A decir verdad el tiempo que pasó Suiseiseki con Suu fue muy poco, a comparación de otras HiMEs, ya que no descubrió hasta la recta final que Duo era su key y no fue hasta que sus sentimientos hacia él se volvieron muy fuertes que finalmente apareció Suu. A decir verdad extrañaba muchísimo a su child que se parecía tanto a ella y la soportaba como nadie lo había hecho en su vida; las semanas posteriores a la batalla final solía llorar su ausencia, pero eventualmente tuvo que hacerse a la idea que ese era el final y aunque le dolía, lo aceptó. Hasta ese momento no había pensado en la posibilidad de volver a verla en la vida y ahora…

Ahora, sin embargo, ni siquiera era seguro que volvería. Miranda había tocado un punto importante, alguno de los elementos de la parafernalia HiME podrían cambiar y, encima, estaba todo el asunto con Duo. Ayer habían hablado después de meses y…


“Duo~desu”, susurró y ambos se quedaron en silencio por un rato.
“Te estuve llamando como loco a ti y a tus amigos, pero nadie quiso contactarme contigo”, suspiró y la ojicolor podía ver cómo se llevaba una mano a la cara en señal de frustración. “Sayi estuvo hace un par de días aquí en China”.
“…”, Suiseiseki pensó que lo más fácil sería envenenarla con las papitas con sabor a vinagre, no lo notaría por el sabor ni lo vería venir la muy soplona.
“Y la escuché hablar con Taikoubou sobre el asunto HiME. Es más, vi a Sayi usar sus habilidades HiME nuevamente después de tantos años”.
“Es cierto~desu, pero yo no soy HiME~desu”, pensó en el cadáver de Aki, tan pálido, nada de lo que solía ser… Comenzó a llorar.
“Pero de seguro lo estás pensando”.
“Aki falleció hoy día~desu”.

Al decirle esto, el chico se quedó callado al otro lado de la línea y sólo se escucharon los débiles sollozos de Suiseiseki.

“Y falleció exactamente por los tiempos HiMEs~desu. No llegaron a explicarnos bien, pero más o menos lo que tuvo fue una falla general… Por todo el estrés que cargó físicamente desde la época HiME~desu… Tuvo un paro cardíaco~desu”, dejó de hablar y respiró hondo para intentar calmarse. Prosiguió. “Hacía un par de días había hablado con Ren y él me dijo que se cruzó con ella y lo mal que se veía~desu, pero, ¿recuerdas que te conté que hacía un año que no me hablaba ni respondía mis llamadas~desu? Sakutaro nos dijo que se debía a eso, que no quería que la viéramos así~desu. Nadie en Hanasaki lo sabe~desu y justo hoy día se me ocurrió ir a verla y sucedió todo esto, de lo contrario jamás me habría enterado yo tampoco~desu”. Silencio. “Quería que lo supieras~desu”. Se secó las lágrimas y suspiró.
“Gracias”, fue lo único que le respondió antes de quedarse de nuevo en silencio. El problema, para Suiseiseki, es que después de tantos años juntos, los silencios con Duo eran cómodos y la hacían sentirse bien. “Al menos pudiste verla y despedirte”.



Suiseiseki alzó la mirada y notó que la niebla había dejado de estar tan espesa. Fue entonces que delante de ella se fue aclarando un semblante que estaba igual de sentado que ella, observándole fijamente. Esos ojos…

La marioneta había tomado nuevamente forma de su hermana gemela, Souseiseki. Aquello era una sorpresa placentera, al menos, ya que el examen HiME solía jugar con tu mente de la peor manera, con una marioneta adaptando la figura de tus miedos más profundos…

Pero cuando la niebla se disipó aún más, Suiseiseki sintió un fuerte jalón en el estómago y un escalofrío recorrió su espalda.

Esa no era Souseiseki.

No. Era ella misma.


“Sí~desu”, tosió un poco y respiró hondo, “Por cierto~desu… Estuve pensando sobre nuestras madres~desu, sobre lo que significa ser una HiME~desu. Tanto ellas como Aki se sacrificaron por todo esto~desu, ¿pero para qué~desu?”.
“Es una pelea sin sentido alguno”, Suiseiseki asintió aunque Duo no podía verla.
“Y sin embargo, ¿por qué aceptaron~desu? Si no es más que violencia sin fin y carece de significado en el fondo~desu”.
“No lo sé. A lo mejor es que las personas que suelen buscar respuestas creen que los sucesos a su alrededor pueden dárselas. Alguien que necesita creer, creerá, independientemente de lo que esto sea. No sé cómo habrá sido con nuestras madres, o con Aki, pero a lo mejor buscaban justificar su existencia y el asunto HiME encajó perfectamente con esto”. Suiseiseki sonrió.



Suiseiseki se levantó y su reflejo hizo lo mismo. Intentó desesperadamente recordar qué era lo que había hecho hacía tantos años atrás pero nada se le vino a la mente. Fue por eso que por pura idiotez comenzó a caminar rondando a su marioneta y su marioneta comenzó a hacer lo mismo que ella. Empezaron a caminar en círculos, mirándose atentamente y esperando el ataque de la otra, examinándose…

Ambas pararon y la ojicolor decidió que no había mejor momento que el presente para empezar a ejercer lo aprendido en sus clases de Muay Thai. Fue así que corrió hacia la marioneta y puso sus brazos y codos en posición para poder hacer una llave con estos, pero la marioneta le sorprendió haciendo exactamente lo mismo. A pesar que de todas maneras Suiseiseki logró enganchar sus extremidades con el cuello de su contrincante, la marioneta también lo hizo y comenzó a ahorcarla de la misma manera, por lo que intentó alejarse de una patada y el aire se escapó de su cuerpo cuando recibió la misma patada en el estómago.

Dio rápidamente varios pasos hacia atrás mientras se sujetaba el torso y al ver que la marioneta hacía lo mismo, ya no le quedó duda alguna. Esta estaba copiando absolutamente todo lo que hacía, incluso respiraba con dificultad como ella. Suiseiseki se irguió y esta hizo lo mismo, incluso le sacó la lengua como ella.

Pero eso también le daba una ventaja, porque sabía exactamente qué era lo que haría la marioneta entonces. Así que con una fe renovada, Suiseiseki se lanzó de vuelta hacia su reflejo y esta vez se concentró más en llamar a su elemento, ya que dudaba que imitar de voces le fuera de algún tipo de ayuda en esta situación. Comenzó nuevamente la pelea, pero el problema se transfirió a que ahora más que nada parecía una competencia de bloqueo de golpes. Ya que Suiseiseki sabía que iba a golpear con la derecha bloqueaba con la izquierda, pero la marioneta parecía hasta leer su mente antes que ella formulase la idea y ya se encontraba bloqueando. Pasaron entonces así varios frustrantes minutos en que seguía sin poder encajar ningún golpe y que su elemento seguía sin responderle. Suiseiseki se retiró de vuelta pasos atrás y se concentró en recuperar el aliento.

Hasta donde tenía entendido, la marioneta no podía generar un elemento, así que como sea tenía que volver a obtenerlo. Al bajar la mirada mientras pensaba se topó con su reloj de muñeca… Ya había pasado más de una hora y ella ni la había sentido. Alzó la mirada y se lanzó de vuelta hacia la pelea, pero ahora con más desesperación. El reloj, siguió moviéndose.


“De haber sabido que China te volvería tan profundo te hubiese mandado apenas nos conocimos~desu”, Duo rió. “Tanto que me hiciste sufrir con todas tus pendejadas y tus celos de Gary Stu cuando lo único que necesitaste todo este tiempo era smog diario~desu”.
“A lo mejor tú también podrías venir para buscar tu cordura y aprender a hablar como ser humano, nunca es tarde para que lo intentes”. Nuevamente ese silencio cómodo. “Te extraño”. Suiseiseki abrió los labios para decirle exactamente lo mismo, pero se mordió la lengua antes de hacerlo. No podía, no podía… Sí podía. Pero no debía.
“¿Qué haces despierto a esta hora~desu?”.
“Estudiando para un parcial”, suspiró y Suiseiseki supo que lo hacía porque había ignorado el comentario anterior. “El año recién ha comenzado pero a diferencia de otras personas que nacieron entre la crema y nata de la aristocracia belga, yo tengo que mantener una beca”, ahora fue el turno de Suiseiseki de reír. “Tengo que graduarme para conseguir un trabajo que me saque de la pobreza”.
“¿No me dijiste tú que la felicidad se encontraba en cualquier lugar aunque fuese bajo un techo de cartón~desu?”.
“Bueno, sí, pero conociéndote, sé que tú preferirías llorar dentro de un ferrari”.
“Para qué comprarme un ferrari si yo quiero una vespa~desu”.
“Pinche subnormal, has chocado a tres personas con un triciclo y me hablas de vespas”.
“ENTONCES ASESINARÍA A TODOS EN UN FERRARI~DESU, BABOSO~DESU”.
“PUES NO PORQUE TE ESCONDERÍA LA LLAVE, SÓLO LO TENDRÍAS PARA SUBIR FOTOS A INSTAGRAM”
“ACASO CREES QUE SOY UNA DE ESAS NIÑAS RICAS DE INSTAGRAM~DESU???”
“PUES SÍ”
“ME OFENDES~DESU”
“PUES BIEN DESU”

Ambos rieron un rato, pero Suiseiseki calló al darse cuenta de lo que acababa de suceder. En verdad lo extrañaba demasiado.



Otros quince minutos sin sentido. Nada en ella respondía, ni signo de child, ni de elemento, ni arma, ni siquiera la maldita habilidad inútil. Comenzó a desesperarse aún más, sabía que si se demoraba demasiado Fran terminaría interviniendo de una u otra manera. O podía suceder lo peor: No pasaría la prueba y no volvería a ser HiME.

Se lanzó nuevamente ante su marioneta y la batalla siguió igual, sin mejora alguna. En un momento de frustración Suiseiseki simplemente alzó el puño derecho y le dio un golpe limpio en la mejilla a su reflejo con toda la intención de recibirlo ella, a ver si así despertaba de la estupidez o si la HiME que alguna vez fue salía de su letargo. Todo igual. Siguió repartiendo golpes, patadas y bloqueos y nada… Hasta que algo cambió. Cuando levantó nuevamente su brazo izquierdo para bloquear el golpe de su marioneta, esta simplemente no le golpeó ahí y movió rápidamente su pierna para que se tambaleara y cayera al piso. Suiseiseki se mordió la boca por el fuerte golpe de su cabeza contra el piso, y una vez pasado el mareo, se dio cuenta que la marioneta había actuado por sí sola. Levantó la cabeza con pesadez y pudo ver que esta estaba mirándola desde la misma posición, reclinada un poco en el piso. Pero si seguía imitándola, ¿entonces cómo…?

Se levantó y cargó de vuelta hacia ella ignorando el zumbido en su cabeza, siguió golpeando y bloqueando y terminó recibiendo un fuerte rodillazo en el estómago. Suiseiseki se abrazó de vuelta esta zona de su cuerpo y la marioneta, confundiéndola aún más, la siguió. Pero hacía un instante había atacado por su propia voluntad…

Se acercó lentamente y levantó la mano para acariciar la mejilla de la otra. La marioneta repitió la acción, pero cuando Suiseiseki retiró la mano, la otra le tiró una fuerte cachetada. Retrocedió varios pasos, sin embargo, esta vez la marioneta se mantuvo firme en donde estaba.

Comprendió entonces que todo este tiempo su mayor temor había sido tener que enfrentarse a sí misma.


“¿No has vuelto a salir con Hikaru?”.
“No~desu”, se encogió de hombros y fue sincera con él. Bien podía decirle a Duo que se largara a la mismísima por inmiscuirse donde nadie le había llamado, pero los años juntos la hacían confiar demasiado en él, aunque no quisiera.
“Quiero ir a verte a Tokyo por un par de días, un fin de semana. ¿Puede ser?”. Pasó un buen tiempo en silencio. “¿Sui?”.
“No~desu”, respondió. “Todavía no~desu”, se corrigió.
“No te veo desde hace como un año”, era cierto. Duo se había ido hacía ya casi dos años a China para sus estudios, pero durante el primer año se habían visto más seguido. En cambio ahora… “¿Y cómo sé cuándo podré verte si te empeñas en apagarme el teléfono?”.
“Bueno, ¿está prendido ahora o no~desu?”, respondió con fastidio. “Y seré yo quien lo decida~desu”.
“Una relación no es de una sola persona, Sui”.
“No sé de qué relación me estarás hablando~desu”, rápidamente sus voces se cargaron de amargura y enojo.
“Yo no fui quien acabó las cosas”.
“Yo no fui quien se largó a China~desu”.

Ahora sí el silencio era incómodo.



“Bien~desu, pues tú ganas, pendeja~desu”, dijo mientras se sentaba en el piso y ahora la marioneta la imitaba. Siguió mirándola con desconfianza un largo rato, pero la tranquilizó el hecho que la marioneta pareciera no seguir sacando trucos bajo la manga y que el examen aún no hubiese acabado. Al parecer aún tenía chance.

“No tengo por qué volver a ser HiME~desu. Y sin embargo quiero serlo~desu”, le dijo a su reflejo y aunque la carencia de expresión en este le perturbaba un poco, dentro de algún sentido retorcido era confortante poder decirse esto a sí misma. “No es que quiera llamar la atención de nadie~desu, no necesito arriesgarme de manera tan tonta para eso~desu”.

“Tampoco es que le tenga gran aprecio a Hanasaki ni a las demás HiMEs~desu. Aparte de mis amigas las demás bien se pueden ir al diablo~desu, igual con el trasfondo de la pelea~desu”.

“Pero… Tal vez~desu…”

“Tal vez si me vuelvo HiME nuevamente~desu… Entonces tal vez pueda entender qué es lo que quiero de mí~desu”.

“La última vez fue más horrible de lo que le digo a la gente~desu”, se echó en el piso, pero se volteó a mirar a su marioneta. Esta hizo lo mismo. “No todos los días te obligan a pelear contra una persona a la que en su momento amaste mucho~desu, ni esta persona va en contra de ti y te tienes que obligar a mentirte a ti misma para que eso no te hiera~desu. Y después, cuando quieres perdonar, esto no es tan fácil~desu. Y mucho menos ser perdonada~desu”.

“Pero la gente que conocí, las cosas que aprendí, todo lo que viví~desu… Fue horrible, y sin embargo, no ha habido nada mejor en mi vida que esa época~desu”.

“Es como si estuviese estancada~desu”, empezó a llorar y rió al darse cuenta que la marioneta no imitaba eso. “Estoy viva~desu, eso lo sé~desu. Pero no puedo avanzar desde entonces~desu. Todos avanzan menos yo~desu”.

“Duo no tiene la culpa, pero no puedo estar con él ahora~desu, no puedo hacerle esto~desu”.

“A Hikaru tampoco~desu”.


“Pues que estudies bien, adiós~desu”.
“Espera, espera, quiero hablarte de otra cosa”, Suiseiseki no respondió pero tampoco colgó la llamada. “¿Vas a volver a ser HiME?”.
“No~desu”.
“¿En serio?”.
“En serio~desu”. Duo chasqueó la lengua.
“Ok, no tienes que rendirme ningún tipo de explicaciones. Puede ser que me estés diciendo la verdad como que no, pero cuídate. Esta vez no estarán ni Yzak, ni Souseiseki, ni Tieria. Esta vez será distinto”.

‘Tú tampoco estarás’, pensó y se le encogió el corazón.

“Tendré cuidado~desu… Gracias por todo~desu”.
“Llámame cuando quieras”.

Y cortó la llamada.



“Tal vez~desu… Tal vez si vuelvo a hacerlo, esta vez algo saldrá diferente~desu. Tal vez entenderé qué es lo que me falta para seguir hacia delante y no tendré por qué seguir viendo las espaldas de los demás y no poder compartir con ellos~desu”.

Suiseiseki se levantó y la marioneta hizo lo mismo. Volvió a toda carga hacia ella y esta vez sintió algo diferente. Su cuerpo comenzó a volverse más ágil como en aquellas ocasiones que su elemento, el viento, la acompañaba y mecía su cuerpo a la par de sus movimientos. Además, sentía una fuerte sensación de calor en su pecho. Comenzó entonces a ganarle ventaja a su marioneta, propinó un golpe y minutos después pudo propinar otro. El calor en su pecho seguía en aumento y cuando su mano rozó esa zona en su marioneta, pudo notar con cierta curiosidad que a ella le sucedía lo mismo.

Si bien el viento no le hacía caso como años atrás, Suiseiseki siguió haciendo empleo de esta pequeña agilidad que había obtenido y tras unos minutos de forcejeo, logró posicionar ambas manos en el pecho de la marioneta y al querer tumbarla sintió que sus dedos jalaban algo…

Y la marioneta hizo lo mismo con ella. Suiseiseki ahogó un respingo al ver cómo sus manos no jalaban nada del cuerpo de la otra, pero la marioneta logró sacar de adentro de ella una espada larga, con un mango de acero que refulgía por los fuertes haces de luz que emitía la hoja. Sin embargo, antes de que esta terminara de sacar la espada por completo, Suiseiseki se abalanzó para tomar el mango y sacarla ella misma, para no terminar de darle otra ventaja a su contrincante.

Al tenerla entre ambas manos el calor de la espada le recorrió todo el cuerpo, pero no se detuvo mucho a pensar en ello y la ojicolor comenzó a pelear con esta contra la marioneta. Ahora la batalla sí se mostró a su favor y rápidamente hizo varios cortes en la imagen de su propio cuerpo y finalmente logró aprisionarla contra una pared del auditorio. Suiseiseki empuñó el arma para asestar el golpe final y—

“Nadie tiene que saber que volveré a ser una HiME~desu”, le susurró su marioneta con una sonrisa. Después de parpadear extrañada, Suiseiseki le sonrió de vuelta y clavó la espada en su pecho.
“No~desu. No por el momento~desu”.


“X-San, veo que se tomó su tiempo”, le dijo Fran y la ojicolor corroboró que ya se habían cumplido las dos horas para cuando salió del auditorio. Por la ventana vio cómo el sol ya estaba cerca de posicionarse en lo más alto, pero ella sentía como si hubiese pasado todo un día entero. “Felicitaciones, eres nuevamente una HiME”.
“Pensé que no lo lograría~desu”, se rió y se acercó a ella.
“Por un momento pensé lo mismo”, le informó con una actitud muy seria. “No es común que haya tanta demora, deberé informarle de esto a Miranda, ya que al parecer no está tan preparada como creíamos. Tendrá de todas maneras que volver a entrenar”, la chica asintió apesadumbrada. “¿Y bien? ¿Esta es su nueva arma?”.
“Sí~desu”, Suiseiseki elevó la espada que había perdido su fulgor celeste y ahora parecía una espada común y corriente. “Y pude sentir mi elemento~desu, pero no pude utilizarlo~desu”.
“¿Alguna vez tuvo problemas antes con su elemento?”.
“No~desu”.
“Eso también es de preocupación entonces. ¿Habilidad, child?”.
“Ninguno~desu”.
“De acuerdo. Iré a informarle a Miranda de lo ocurrido, lo mejor es que vaya a descansar ahora. Mañana deberá comenzar con la mudanza hacia la Mansión HiME”.
“Eso háblelo con mi abogado~desu”, Suiseiseki suspiró exhausta y decidió que había tenido suficiente, así que le dio una muy rápida y pequeña reverencia a Fran y se fue a pasos rápidos del lugar.

Se quedó pensando. Por poco y no volvía a ser HiME.

Já, pero igual lo logró. Nadie, ni siquiera ella misma, le iban a quitar su segunda oportunidad.
« Last Edit: May 02, 2016, 03:28:06 AM by Puri »

Forget all the shooting stars and all the silver moons
We've been making shades of purple out of red and blue


Cho

Ahh... día ocupado... *cae muerta* (...)

Me alegra ver tanta actividad por aquí. Bienvenida de nuevo, Kora. Espero que te diviertas mucho.

Y es awesome que hayas regresado y con fuerza, Puri, yay~

Vengo a dejar un fic compartido con Eureka y aprovecho para agradecerle por los topes usados aquí~




Después de varios días llenos de quehaceres, Cho continuó con su horario, aunque a diferencia de las otras clases más orientadas a su carrera, era el turno de su clase electiva del semestre. Durante el proceso de inscripción del ciclo, Osaka le avisó sobre una clase de biohuertos abierta libremente y le invitó para tomarla juntas. Cho se animó al ser al aire libre y porque la clase incluía cuidar del sector de un huerto asignado a cada persona inscrita.

Como era una clase a la semana, recién iba a ser su segunda sesión, pero desde la primera se había hecho impresiones mixtas del curso. Por un lado, estaba la hermosa área de invernaderos con estudiantes enfocados en sus estudios de botánica y llena de plantas que nunca había visto en su vida. Su clase era sin techo y a veces se sentía mucho calor y el intenso sol, pero no era nada que la brisa y un buen bloqueador solar no pudieran remediar. Y aunque la primera clase fue más que nada introducción y familiarización con toda el área de huertos, invernaderos y almacenes, ya se sentía a gusto con las plantas y el lugar de trabajo.

Pero sus impresiones mixtas venían principalmente del profesor. Era Ayame Sohma, aquel que en la secundaria estuvo a cargo del club de cosplay y luego empezó a desempeñarse para apoyar a Hanasaki durante el reclutamiento de los Knights. Sin embargo, por más que Cho se alegrara de verle escalar posiciones como profesor, admitía que no era el mejor realizando su trabajo. También fue evidente que era la primera vez que enseñaba biohuertos y que su verdadera pasión se encontraba en fashion por cómo también era profesor de algunos cursos de ese tipo, y cómo se pasó la mitad de la clase anterior hablando sobre designer clothes y accesorios aptos para la clase y dónde conseguirlos.

En fin, era un profesor simpático, y de todos modos le daría una oportunidad. La primera clase casi no tuvo contenido, aunque en la presente, Ayame finalmente revelaría el proyecto del semestre entero y con un poco de suerte, trabajarían en el huerto.

Llegaron a la entrada del complejo de invernaderos y huertos, y Osaka pasó su tarjeta de estudiante por el sensor de la puerta. Como estudiante inscrita, la puerta se abrió y las dos pasaron.

"Hehe, me siento VIP," ella sonrió luego de cerrar la puerta.
"Sí, yo también," Cho miró al invernadero en frente. "Todavía me cuesta creer que había esta zona por Hanasaki."
"La universidad es enorme. Siento que hay un tesoro escondido en algún lado. ¡Oh, hay que buscarlo uno de estos días!"
"C-claro," Cho se confundió pero le siguió la corriente. Las dos caminaron entre los invernaderos para llegar al huerto donde la clase se reunía. La HiME se alegró de que su prima había guardado un bloqueador en su locker, aunque también se sorprendió al ver que se había conseguido un sombrero estilizado de paja tratada y un bolso vistoso aunque útil para la clase. Ambos habían sido recomendaciones de Ayame, quien hasta pasó revistas entre todos los estudiantes para promocionarlos. "Ehh Osaka, no era necesario que compraras los accesorios que el profesor nos indicó. Eso es muy aparte de los instrumentos de jardinería."
"Hehe lo sé, pero Ayame-sensei me inspiró a comprarlos, además siento que me cae muy bien," Osaka sonrió ampliamente. "También ordené el jumper y los guantes por Internet. Deben estar llegando para la próxima clase."
"Wow... Todas esas cosas son muy caras, espero que tu madre no se enoje contigo cuando reciba el estado de cuenta," observó Cho, incómoda.
"Está bien, le consulté y ella se maravilló por la idea. Dice que no me compro mucho y que me caerá bien."
"Bueno, eso es cierto," por la modestia y simpleza de su prima, a veces se olvidaba que venía de una familia adinerada.
"Si quieres te compro un sombrero," Osaka se lo sacó y lo extendió a Cho. "¡Tócalo, es la cosa más suave y firme que te tocado en mi vida! ¡No vas a creer que es paja!"
"..." Lo recibió y se sorprendió. "Damn... Te debe haber costado una fortuna."
"Listo, entonces la próxima que salgamos a la ciudad te lo consigo."
"N-no es necesario..."
"Estoy decidida, es un regalo de mi parte."
"B-bueno, muchas gracias," Cho le vio sonreír y dio un suspiro. No iba a cambiarle de parecer, y aunque lo apreciaba no tenía la costumbre de usar sombreros. De todos modos lo usaría para el curso, aparte que ese sombrero se veía muy cómodo.

Las dos llegaron al huerto donde iban a tener la clase y vieron a otros estudiantes ahí, todavía esperando al profesor que no se aparecía. Por el previo encuentro que habían tenido con los estudiantes de primero, Cho había pensando que llegarían con las justas a clase, aunque al igual que la primera sesión, el profesor no se aparecía. Los invernaderos podrían estar lejos de los edificios principales de la universidad, pero aun así no era excusa para que el profesor llegara tarde. Aunque no había apuro, así que las dos primas se pusieron a hablar y examinar la tierra surcada frente a ellas, mientras esperaban el anuncio del proyecto del ciclo.



Revisó su celular una vez más, abriendo la aplicación de la universidad con la esperanza de que saliera la ubicación del huerto en su horario, pero al parecer, su facultad aun no registraba los dos cursos adicionales a los que se había inscrito luego de semana y media después del inicio de clases. Esto había sido gracias a la directora, Miranda, quien accedió a hacer caso omiso a los papeles del servicio psicopedagógico, que recomendaban que Eureka llevara sólo un curso ese ciclo. Miranda no tuvo de otra que aceptar, luego de que Eureka se ofreciera a apoyarla en la guerra contra Rizembool por una vez más. Al día siguiente de ello, le mandó un correo con los horarios de sus cursos adicionales, y le comentó que la gente de Informática los añadiría a su horario en el campus virtual lo más pronto posible.

En fotografía le había ido bien: por más de que había faltado a clases de práctica y teoría, el profesor y el asistente se mostraron muy amables y la orientaron en lo que necesitaba ponerse al día (que no era mucho, debido a que se trataba de las primeras clases del ciclo). Felizmente, se había cruzado con el profesor antes de la clase y este le había comentado los salones que se usarían durante el ciclo, así que había tenido suerte con eso.

Pero Biohuertos era otro caso. No tenía idea de dónde se encontraban el área de huertos de Hanasaki: la universidad era inmensa y era muy probable que para cuando lo hallara, ya hubiera finalizado la clase.

“Take this class, they said. It’ll be fun, they said,” se lamentó, y soltó un hondo suspiro, mientras corría sin un destino fijo.

Aprovechando que tenía el celular en la mano, probó marcando el celular de Hizumi, esperando que él supiera algo de los huertos.

“¿Aló?”
“Dude, necesito tu ayuda. ¿Sabes dónde están los huertos?”
“¿…Había huertos en Hanasaki?”
“¡Sí! Omg, tú tampoco sabes, estoy frita entonces.”
“¿Haruhi tal vez sabe? ¿Lelouch?”
“No, creo que n—”
“¡Oh! No, no, habla con Ryoji. Él está llevando Biohuertos, así que debe saber dónde es.”
“Wtf, ¿en serio?”
“Eso me contó cuando hablamos de nuestros cursos. Imposible olvidarse de que va a cultivar tubérculos, suena muy divertido.”
“Te invitaré a que me ayudes con los míos, entonces.”
“¡Yay! Espera, ¿tú también llevas Biohuertos?”
“Me inscribí a última hora. Miranda me permitió hacerlo luego de acceder a ayudar con el tema de los rebels.”
“Qué cool, ya quiero ver que cultivas~”
“¡Te mostraré! Ya, te dejo, debo llamar a Ryoji.”
“Ok, suerte~”
“Bye!”

Eureka colgó, y buscó rápidamente el número de Ryoji para llamarlo… hasta que se dio cuenta que, luego de retornar a Japón, de seguro había cambiado de celular. Agradeció la era digital y las redes sociales, porque en facebook sí se mostraba como activo, y aprovechó para mandarle un inbox, en el que le preguntaba dónde estaba y si podían ir juntos al área de huertos porque ella no sabía cómo llegar. Ryoji respondió inmediatamente, contando que se encontraba por la cafetería central, y se mostró emocionado al compartir un curso con ella.

Eureka corrió lo más rápido que pudo, sorprendiéndose ante la dificultad de mantener una buena resistencia ante el ejercicio. Se dijo a sí misma que debía entrenar de nuevo y con mucho empeño para poder realizar su labor de HiME satisfactoriamente, porque si estaba así con un trote, no quería imaginar cómo se encontraría con algo que demandara mayor esfuerzo físico.

Al divisar a lo lejos a Ryoji, el chico le dio el alcance a medio camino.

“Wah, qué genial que llevemos Biohuertos juntos,” Ryoji le sonrió.
“Sí, realmente me salvas, porque no tenía idea de cómo llegar…”
“Haha, se entiende. El área es grande, pero está en una zona de la universidad un poco escondida. Aún me sorprende que no me haya perdido en el campus hasta ahora.”
“¡Somos dos!”
“Bueno, vamos, que estamos un poco tarde.”
“¡Okay!”



Llegaron y Ryoji fue el primero en pasar su tarjeta por el lector, seguido de Eureka. Una vez adentro, localizaron el grupo de estudiantes reunidos en una de las zonas al aire libre, y Ryoji comentó que se trataba de su clase. Caminaron hasta quedar a unos pasos del grupo, y Eureka notó entre el mar de gente desconocida, a alguien que resaltaba: era Cho, una joven que había sido HiME como ella en el conflicto pasado. No sabía si se había involucrado de nuevo con el asunto, pero le alegró notar que otra persona conocida también cursaría Biohuertos con ella. La saludó discretamente, y la joven le devolvió el gesto. Cho se mostró un tanto sorprendida: Eureka intuía que se debía al tinte de su cabello. 

“Ohhh~ ¿Quién es ella? ¡Es muy linda!” preguntó Ryoji, emocionado.
“…De ahí te cuento,” Eureka rodó los ojos. Ahí iba Ryoji con su actitud casanova, una vez más.

Justo en esos momentos, el profesor había llegado corriendo. Les pidió a todos formar una media luna, y luego de que la clase le obedeció, aprovechó para introducirse.

“Veo un par de caras nuevas, así que volveré a presentarme. Soy Ayame Sohma, el profesor de este curso~” Ayame gesticuló, señalándose a sí mismo. “Como comenté en la primera clase, en esta voy a presentarles el proyecto principal del curso, que nos tomará todo el ciclo. Antes que nada, para la siguiente clase necesitaré que traigan si o si lo que les pedí la clase pasada. Hoy no haremos mucho trabajo, más que nada nos distribuiremos los espacios de trabajo, pero en la siguiente clase si serán indispensables las herramientas que mencioné. Oh, aunque algunas son opcionales, pero si las consiguen, genial~” Ayame hizo una pausa muy breve, y luego continuó. “Reitero que necesitaré que vengan a chequear sus cultivos fuera del horario de clases, porque una vez a la semana no será suficiente para revisar el progreso de sus plantas.”

El profesor detuvo su explicación para buscar un objeto dentro de su maletín y sacó lo que parecía ser una tela enrollada. Él sonrió y volvió a dirigirse a sus estudiantes.

"Sé que algunos por ahí ya deben saber sobre nuestro proyecto del semestre, pero para que todos estemos al tanto..." dejó caer un extremo de la tela, y todos vieron que se trataba de una bandera que tenía una papa en el centro y líneas de colores partiendo desde del tubérculo. Era un diseño muy chillón e informal posiblemente hecho en paint, pero el profesor sonrió con grandes ánimos. "¡Nos dedicaremos al fino y práctico arte de cultivar las papas! ¡Con nuestro trabajo, honraremos a nuestros ancestros humanos que la domesticaron hace miles de años! ¡Y por sobre todo, es también uno de los alimentos de futuro! La papa es casi un ícono de cualquier comida, ¿o es que acaso se guardan las ganas de pedir papitas fritas cuando consumen comida rápida? ¡Yo personalmente colgaré este estandarte para que blandee encima de nuestro preciado huerto, y hacia final de ciclo realizaremos la tan esperada cosecha!"

Terminada la presentación de lo que pareció convertirse en el logo de la clase, el peliplateado guardó la bandera y en su lugar sacó una revista manual con información de la específica cosecha.

"Pero antes de divertirnos, tenemos que ir sobre las demandas de nuestras papas y los rubros a seguir. Aunque no se preocupen, mis nenes, otro motivo por haber escogido la papa es por su gran resistencia, adaptabilidad y poca necesidad de cuidados," Ayame se expresó solemnemente aunque más de un estudiante se confundió por cómo les había llamado. "Sin embargo, sí hay tres cosas que quiero resaltar. La primera es que erradiquen a la mala hierba, sobre todo ahora que los cultivos siguen pequeños, para que no tengan competencia. La segunda es que apoyen el crecimiento del germinado al formar un montículo de tierra a su alrededor. Ya han sido preparados para ustedes, pero deben de mantenerlos así. Y la tercera y definitivamente no menos importante es que, para un buen rendimiento, nuestras papas deben de siempre tener bastante humedad. Es principalmente por esto que deben venir a revisarlas constantemente," pasadas las explicaciones importantes, el profesor volvió a adoptar su tranquila y feliz expresión de siempre. "Y listo~ cumplí con las normativas aburridas. Pero tranquilos todos, que traje suficientes revistas para cada uno de ustedes y ya las revisarán en su tiempo libre. Ahora lo que más hemos esperado: ¡las asignaciones de espacios en el huerto! ¡Síganme los valientes!"

Los cultivos estaban al costado del área abierta donde hubo la reseña de la clase. Ahí todos pudieron observar plantas diminutas y germinantes en la cima de los surcos de tierra, como el profesor había explicado. La tierra estaba suelta, fértil y húmeda, y si todo iba bien, cada estudiante estaría cosechando sus papas a final de ciclo.

"¡Aquí están las bebés! Como soy un profesor cool voy a dejar que escojan sus puestos preferidos, pero nada de peleas, por favor," él sonrió ampliamente. "¡Hahahaha, van a ver cómo se van a entretener y el sol y naturaleza les hará mucho bien! ¿Tienen preguntas?"
"Yo," una estudiante levantó la mano. "¿Hay problemas de plagas?"
"Descuida primor, Hanasaki U se ha encargado de eliminar las plagas y preparar la tierra para que no sean un mayor problema. Dudo que tengamos que preocuparnos por ello. ¡Listo! ¡Si tienen más preguntas asegúrense de hacerlas! ¡Les daré tiempo libre para que elijan sus estaciones y conversen entre sí!"

La media luna de estudiantes se deshizo con rapidez y todos se asomaron a los cultivos para observar a las plantas diminutas que estarían bajo su cuidado. Algunos ya parecían tratar de ubicar su puesto de trabajo mientras la mayoría sólo pasaba el tiempo observando el huerto o intercambiando palabras, sin apuro. Cho ya hubiera corrido hacia uno de los rincones para escoger un sitio aislado, pero al estar en la misma clase de Osaka, debía considerarla, así que esperó a que ella se animara a buscar un sitio.
Sin embargo, ella tenía otro interés de momento.

"Cho, vamos a hablar con la chica que vimos," Osaka sonrió.
"¿T-tú crees?" la peliceleste se avergonzó y desvió la mirada. "No quisiera incomodarle. Además es posible que no sea una HiME..."
"Aun así, pese a que todas las HiMEs sabíamos de nuestras existencias mutuas, nunca nos conectamos muy bien tres años atrás porque nos ensimismamos mucho en nuestros respectivos dramas," Osaka asintió, convencida. "Esas son las sabias palabras de Tomo-chan."
"Osaka, por favor no cites a Tomo con esos mensajes..."
"Pero el punto es que hay que conocernos. Tenemos mucho en común y nos entendemos, y si ha vuelto a ser una HiME le puedo ofrecer mis servicios como HiME counselor. ¡Vamos!"

Ella no dejó que Cho le refutara más ya que le agarró de la muñeca, y buscó a aquella chica pelilila con la mirada.

Ni bien el resto de alumnos se dispersó a elegir sus estaciones, Eureka y Ryoji empezaron a pasear por el área buscando algún lugar medio aislado del resto para poder cuidar sus plantas con más tranquilidad. Se detuvieron frente a una hilera de tierra dividida en seis espacios, al parecer, aún no habían sido escogidas por ningún alumno. Ayame no había indicado cómo se oficializaba las selecciones de terreno, así que Eureka y Ryoji suponían que estar parados frente al espacio de tierra escogido bastaba para indicar que lo habían elegido.

“Eu, tengo una pregunta,” habló Ryoji, mientras observaba el terreno que había seleccionado. Estaba al final de la fila, y su planta no había crecido mucho, a comparación de las vecinas.
“Lánzate.”
“¿Por qué no me has presentado a tus amigas? Tú sabes que—” Lo interrumpió un codazo en el estómago por parte de Eureka, y Ryoji frunció el ceño del dolor. Se cogió la zona dañada, intentando sobarse un poco.
“Porque ya sé cómo eres. Pensé que esos años en Europa te cambiarían un poco, pero tal parece que no,” Eureka suspiró, resignada.

Ryoji estaba a punto de quejarse, pero cerró la boca ni bien sintió un toque en su hombro. Se giró, y reconoció a las chicas en frente de él: una era la que había saludado a Eureka, y la otra, la amiga de esta, imaginaba. La de cabellos celestes se veía un poco avergonzada, mientras que su acompañante sonreía de oreja a oreja.

Eureka hizo a Ryoji a un lado para saludar a las chicas.

“Hola, Cho,” saludó Eureka, sonriendo.
“Hola, Eureka,” Cho le devolvió el saludo. “Tu cabello…”
“Ah, ¿esto?” Eureka tomó un mechón de su cabello entre sus dedos. “Haha, cada cierto tiempo me cambio el tinte. Ahora toda el lila. Es una especie de honor a lo de hace tres años, creo.”
“Disculpa por incomodarte, más bien.”
“Oh, no hay problema. De hecho, quería encontrar el momento para saludarte y, de ser posible, hablar un poquito contigo.”
“Hola,” saludó Osaka.
“No sé si conoces a mi prima, Osaka,” la presentó, y asintió con la cabeza.
“Creo haberte visto en el conflicto pasado. ¡Yo fui una HiME también!” dijo Osaka.
“Ahhh, ¡con razón te me hacías familiar! Bueno, soy Eureka Suoh, un gusto,” exclamó Eureka.
“Igualmente,” Osaka sonrió.

Esta vez, Ryoji fue el que hizo a un lado a Eureka, empujándola sutilmente a su derecha.

“Hola, señoritas, mi nombre es Ryoji—” Eureka lo codeó con fuerza por segunda vez en el día, visiblemente enojada. “¡Eu! ¡Ni he dicho algo malo!”
“Pero tus intenciones son claras; tu tono de voz te delata,” dijo Eureka. “Discúlpenlo, por favor,” e hizo una leve reverencia.
“No hay… problema,” Cho se veía confundida, sin entender muy bien la situación.
“¡Wah! Ryoji-kun, ¿estás bien?” Osaka se mostró preocupada.
“Ah, no es nada, Osaka-san, haha~” canturreó, muy alegre.
“Cho…” Eureka se cortó, buscando las palabras correctas. No quería mencionar el elefante rosado de la habitación, pero ya que Osaka lo había hecho, no veía problema en comentarlo. “¿Volviste a ser HiME?”
Luego de una breve pausa, Cho asintió, con una expresión decidida en su rostro. “Sí,” afirmó.
“Mm, yo igual,” Eureka le sonrió. “Muchísima suerte, ojalá… esta vez sea un poco más sencillo, considerando que ya tenemos experiencia.”
“Aun así, ha pasado bastante tiempo,” Cho sonaba dudosa y un poco preocupada.
“Sí, pienso lo mismo… pero bueno, no tiene sentido preocuparnos por algo inminente. Sólo esperemos que nos toquen rebels… un poco tranquilos, supongo.”
“Considerando que hablamos de Rizembool, lo dudo.”
“Haha,” Eureka rio apenada. “Tienes toda la razón,” admitió. Luego, se giró hacia Osaka. “¿Tú no serás HiME esta vez?”
“¡No!” dijo Osaka. Cho, Ryoji y Eureka se giraron a observarla.
“¿Ah?”
“Es todo un rollo, pero creo que es mejor, realmente. ¡Así puedo ofrecer mis servicios de HiME counselor! Eso también va para ti, Eureka. Cuando quieras, te puedo ayudar.” dijo, con una sonrisa. “Haha, lo tengo todo planeado. Tomo-chan y Hotaru-chan me ayudarán~”
Cho sonrió levemente al ver a su prima llena de emoción. Al desviar la mirada al piso por unos instantes, recordó que seguían en la clase de Biohuertos. “Ah, cierto, ¿ya escogieron sus espacios?”
“Sí, Eureka está al final de esta hilera, yo a su lado. Sería genial si compartimos el mismo terreno, de tal manera que podemos chequear las plantas del otro y avisarles si necesitan algo. Incluso, ayudarnos entre sí,” contó Ryoji.
“Espero que no tengas intenciones ocultas con eso,” Eureka sonaba muy cautelosa.

“Hm…” Cho frunció el ceño y ladeó la cabeza al oír las palabras de la pelilila. Miró al chico con confusión y cierta sospecha, al no saber qué interpretar de las observaciones hechas.
“S-soy una buena persona, lo juro,” Ryoji levantó sus manos con inquietud, temiendo de estarse haciendo mala fama. “E-en verdad no tengo otras intenciones, pueden confiar en mí.”
“No te preocupes, Ryoji-kun, yo te creo,” Osaka sonrió ampliamente. “Hehe, se nota que eres un buen chico.”
“Bueno, mientras está en su mejor comportamiento sí lo es, pero si en algún momento se sobrepasa, no duden en ponerle en su lugar,” explicó Eureka, decidida.
“Ehm, lo estaré…” el pelinegro se rindió a dejar sus intentos de flirt de lado, al menos de momento, para no hacerse mala fama. Él sonrió a Osaka. “Pero muchas gracias por tu confianza. Verás que no te defraudaré.”
“Yay~” la exHiME rió un poco.
“…” y Cho dio un suspiro. Le costaba admitirlo, pero la confianza de Osaka tenía muy poco valor, considerando cómo hace tres años se había hecho amiga de todos los Rebels a su alcance. No que ellos le metieron en problemas, pero aun así. De todos modos, era notorio para ella que ese chico era ameno y también considerado, así que sabía que no tenía de qué preocuparse. “No es que haya querido incomodarte, sólo no soy la mejor hablando con otros… Pero sí me gustaría compartir el terreno para trabajar juntos en este proyecto, si no es mucha molestia.”
“Oh, no lo es, para nada,” Eureka sonrió. “Será divertido estar en contacto y así la clase se nos hará más fácil también.”
“Siempre estoy feliz de conocer a nuevas personas, es un gusto,” Ryoji llevó una mano al pecho y sonrió radiantemente. Este se reservó a dar mayores comentarios, aunque notó que su amiga le miraba como quien se aseguraba que se mantuviera moderado en sus gestos.
“Bien, entonces nos quedamos aquí,” Osaka miró a ambos lados y de inmediato se paró frente al cuarto bloque. “La gente parece que se están agarrando los sitios. Cho, ocupa el que queda.”
“S-sí,” Cho se mareó un poco al ver a su prima despertarse y tomar posesión de su sitio. Al final le tocó rellenar el hueco entre Ryoji y Osaka. “Supongo… podríamos ver cómo nos organizamos para cuidar de nuestros cultivos…”
“Claro, podríamos revisar nuestros horarios,” Eureka sacó su celular para mirar su horario, y esa acción le hizo venirse con una idea. “Oh, ¿y qué tal si hacemos una conversación entre nosotros?”
“¡Excelente idea!” Osaka se emocionó y sacó su celular. “Es la mejor forma de mantenernos en contacto, y me gusta mucho cuando recibo mensajes de mis amigos.”
“Eso es muy lindo,” Ryoji sonrió. “Ahora hay que venirnos con un buen nombre para conmemorarlo.”
“Uhh…” Cho se frustró. “Soy mala viniéndome con nombres. Cualquier cosa que decidan estará bien para mí.”
“Tienes que tener más ánimos,” Osaka le miró con leve reproche, y se puso a pensar. “Hmm… no sé…”
“Tiene que ser algo simple, pero catchy…” Eureka frunció el ceño, meditando. “¿A qué les suena ‘papas’?”
“Hm… pues me viene a la mente ‘tubérculos’, pero eso no está nada bien,” Ryoji negó.
“Papa… salchipapas… chuño… papas fritas… McDonalds…” Osaka meció su cabeza de un lado a otro, siguiendo el juego de la asociación de palabras. “Causa… relleno… puré… almidón… Kartoffel… paperas…”
“Ehh…” Cho se incomodó. “¿Paperas no es una enfermedad?”
“Esas palabras no suenan…” opinó Eureka. “¿Y qué tal en inglés?”
“Pues, potato sí es más lindo,” Ryoji asintió, animado.
“¡Voto por potato!” exclamó la exHiME.
“Pero potato es muy corto,” la peliceleste levantó su mirada, no convencida. “Somos un equipo. Deberíamos agregar algo como team o group…”
“¡Potato group, me gusta!” Eureka juntó sus manos.
“Hehe a mí también,” Osaka asintió, al igual que Cho.
“Está decidido, hay que crearlo cuanto antes,” dijo Ryoji. “Así también nos agregamos como contactos.”
“Realmente me ayudará mucho, hay días en los que no creo tener tiempo para visitar los cultivos por mi horario, pero me ofrezco para ayudar lo más que pueda,” dijo Cho, desviando la mirada.
“Se entiende, y es normal. Ayame nunca nos dijo que no podíamos ayudarnos mutuamente, y por su entusiasmo y bandera estoy segura que le gustará nuestro plan,” Eureka se puso a crear el grupo. “Nos pondremos de acuerdo para cada día.”
“Potato group,” Osaka alzó su mirada al cielo, esperanzada. “Algo me dice que esto va a ser épico…”
“¿Tú lo crees?” preguntó Ryoji.
“Hehe, ojalá.”

El nuevo y autodenominado ‘Potato Group’ se estableció y empezó a organizarse según una rápida revisada a las revistas de cuidado de papas, cuando Ayame volvió a llamar la atención de todos con su potente voz para registrar los puestos asignados a cada estudiante, y proceder con una demostración de cómo cuidar de las papas.

Así, las HiMEs y sus amigos estarían pasando un rato tranquilo y agradable en una clase electiva y en medio de un huerto cómodo y reservado, mientras que, con un poco de suerte, descansarían de sus roles dentro de la universidad.

Con un poco de suerte…


Mimi Tachikawa

Hoi Hoi minna!!! aqui les dejo mi 1er post del mes, se viene mes de drama para mi querida pelirosa y su dulce madre <3

Capitulo 16: “Memorias del pasado part 1”



Belldandy abria los ojos lentamente, podía sentir la brisa calida del viento mientras que caia lentamente las flores de cerezo

Se siente muy bien el viento…- dijo mientras acariciaba lentamente su vientre-ya va 1 mes y siento como tu vida esta empezando a crecer dentro de mi, pequeña Mayura- sonriendo felizmente-

Nuevamente durmiendo bajo el árbol de las flores del cerezo Belldandy??- frente a ella apareció una joven de cabellos negros largos y una suave sonrisa-

Hola Kaede-chan…- se reincorporaba lentamente- solo me sentía muy cansada y sin querer me dormi aquí-

Seguro que Mayura-chan te llevo aquí a dormir…- dijo sentándose a su lado-perdoname por hacerte trabajar duro…-

No te preocupes Kaede-chan, tu como Hime debes de proteger a la escuela junto a las demás y si yo puedo ayudarte al menos en proteger a las demás estudiantes entonces lo hare con gusto, aunque lo que me preocupa es aun no conocer la verdadera identidad de tu rebel que siempre esta llevando una mascara, asi la tienes mas difícil...ademas…luego de que has dado luz a Hajime-chan tus poderes ya no son tan fuertes como antes, crees que se hayan dado cuenta las demás de tu ausencia de casi 1 año de la escuela fue por tu embarazo??-

No lo se, aunque es muy probable…pero no me arrepiento de nada, porque es el fruto del amor de Keisuke-san y yo, y tenia que tenerlo pero igual seguire con mi deber como Hime hasta poder derrotar a Rizembool-

Eres muy fuerte querida amiga…- le abrazo tiernamente- nunca cambies-

Claro que no lo hare…ademas también lo hago por ti…que aunque no hayas podido ser hime, igual tienes las condiciones de haber sido una de nosotras…solo que eres demasiado dulce para lastimar a los demás…-le dio unas palmadas en el hombro-

No se si eso es bueno o eso sea malo…- dijo con una gota en la cabeza-

Hablando de malo y te viste con ese tal Tsubaki?? Minimo debe de tener la responsabilidad de cuidar de ti y de Mayura-chan…-

Con Tsubaki-kun es un caso perdido-suspiro pesadamente- pensé que en verdad sentía algo por mi y tontamente cai en sus manos, pero no importa no necesito de su apoyo para cuidar de mi hija, prefiero olvidarme rápidamente de él…-

Hasta con ese individuo eres muy buena persona Belldandy…- con una gota en la cabeza- ni merecería tu
perdón…después de todo lo que te ha hecho, me dan ganas de darle un par de golpizas…-

Creo que mejor no hagas eso…- le dijo riendo divertida-

Bueno dejemos de hablar de ese que no vale la pena y hablemos de Keichi-sensei…se nota que esta muy interesado en ti…picarona no me habias dicho que había algo entre ustedes dos…-

No pasa nada entre nosotros….-dijo sonrojada mirando a otros lados- Keichi-san es una buena persona que se ofrecio gentilmente en ayudarme en todo lo que pueda…ademas es muy divertido y siempre me hace reir…- dijo mientras jugaba nerviosamente con sus dedos.

No habría nada de malo que te fijaras en él a diferencia de otros tipos, Keichi-sensei aunque es joven es muy maduro y sabe como llegar al corazón de sus alumnos, confio plenamente en él y estoy segura que seria un buen partido para ti, ni siquiera se sorprendio cuando le dijiste de su embarazo, es mas hasta creo que si le pides ser el padre de Mayura-chan aceptaría gustoso-

Ya deja de decir esas cosas que me avergüenzo Kaede-chan…-dijo tapándose el rostro-

Que andan conversando preciosas chicas??...-frente a ellas apareció un rubio de ojos azulados y amplia sonrisa

Buenos días Madoka-chan!!- dijieron las dos jóvenes el mismo tiempo

Madoka Matsuno era el mejor amigo de Belldandy y Kaede, los tres jóvenes estudiaron juntos desde la escuela primaria, el joven se encargaba de diseñar ropas de chicas y sus dos amigas eran sus modelos perfectos, mientras que Kaede representaba la sotisficacion, Belldandy era la inocencia.

Si estaban por el jardín me hubiesen avisado desde el principio, asi podía haberlas acompañado y me darían ideas para un nuevo diseño de ropa-

En realidad no lo habíamos planeado, solamente estaba caminando rumbo a la cafetería y me encontré a Belldandy durmiendo

Y seguro es porque Mayura-chan te dijo que durmieras aquí…-

Yo también le dije lo mismo…-

Ya quiero ver a Mayura-chan, seguro debe de ser igual de hermosa que Belldandy, podre hacer mis diseños para niñas de su edad, ya me imagino a ella de una pequeña modelo…se veria adorable…-con las mejillas rojas-

Pareciera que fuera tu hija que la de ella…-rio la pelinegra-

Es como si lo fuera…después de todo conozco a su linda madre desde hace tiempo, tengo el derecho de vestirla como se me da la gana…-

Eres muy ocurrente Madoka…-rio Belldandy divertida-pero no deberías de preocuparte de ver en como esta tu hermana Matsuyo-san!!!

Claro que también estoy cuidando de ella…- se acerco a las dos chicas para sacar su celular- mis sobrinos acaban de nacer y son sextillizos

Que hermosos…-dijo la pelicastaña emocionada- todos tienen la misma cara, se ven adorables…-

Claro que deben de tener el mismo rostro después de todo son sextillizos…-

Ya tengo todos los bocetos de sus futuras ropas que usaran hasta que estén en la secundaria en la que después pensare que ropas diseñar-

Tu si que piensas en todo…- la pelicastaña sonrio dulcemente-

Esto merece una celebración!!!..-dijo la pelinegra mientras se acomodaba el cabello con delicadeza- después de clases iremos los tres a comer al restaurant que queda cerca de mi casa, la comida es deliciosa y no es muy cara-

En serio?? Iremos a comer los tres juntos después de mucho tiempo porque Belldandy-chan estuvo con Tsubaki ahora con Keichi-sensei y Kaede-chan estaba con su esposo dejándome a mi solito?

No digas eso Madoka no te queremos excluir…-dijo la pelicastaña visiblemente preocupada-

Eso es porque Madoka-chan no quiere tener novia…- dijo la pelinegra cruzándose de brazos-

No necesito novia porque ya tengo dos novias que son mis amigas!!...-dijo el rubio sonriendo ampliamente-

Eso fue muy tierno Madoka-chan…- Belldandy le abrazo fuertemente, Kaede también se unio al abrazo, pero vio ligeramente el rubor que tenia su amigo al recibir el abrazo de la castaña-

Interrumpo su abrazo??...-

Otra persona hacia su aparición, era un joven de cabellos negros cortos, vestido de traje negro y llevaba gafas puestas
Belldandy se separo del abrazo que sostenia con sus amigos y miro al joven con las mejillas sonrojadas

Buenos días Keichi-sensei…-

Buenos días Belldandy…-le sonrio ampliamente-

Bueno ahora que sabemos que Belldandy esta en buenas manos, es hora de irnos Madoka-chan…-

Pero yo quiero quedarme a conversar con Keichi-sensei…-

Claro que no…debemos de dejar a los dos a solas…-

No hay necesidad de eso!!...-dijieron los dos chicos sonrojados-

Nos vemos a la salida Belldandy!!!- Kaede ondeo la mano para irse jalando a Madoka que queria quedarse

Kaede-chan mala queria quedarme junto a ellos…-dijo el rubio haciendo un puchero-

Es mejor dejarlos solos, recuerda que queremos que Belldandy olvide su mala experiencia con el idiota de Tsubaki y
pueda aceptar a Keichi-sensei…no la quiero volver a ver triste…-

Se nota que Kaede-chan quiere mucho a Belldandy-chan…-

Al igual que tu la quieres a ella…- le dijo con una suave sonrisa- otro de los motivos por el que quise dejarlos solos es que gracias a la ayuda de Keisuke-san estamos cerca de descubrir la identidad delrebel que esta peleando contra mi…

En serio?? Esas son buenas noticias Kaede-chan…pero no crees que puede ser que esa persona ya este enterada de que estas a punto de descubrirla?? –

Eso lo se muy bien …- dijo cruzándose de brazos- estoy preparada para cualquier situación…y si es necesario acabar con él lo mas pronto posible para proteger el futuro de Hajime y Mayura lo hare aunque me cueste la vida…-

Entonces yo también ayudare, después de todo también estoy involucrado en este enfrentamiento siendo el Key de una Hime…tampoco quiero perder el futuro de mis sobrinos ni el de Belldandy-chan…-

Como siempre eres nuestro angel de la guarda Madoka-chan…- le tomo del brazo- me siento un poco cansada puedes acompañarme hasta el salón…-

Claro que si mi bella dama…-dijo sonriéndole-

Continuara….

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Deidara

qué bonito ver tanta actividad ;_; ahora sólo queda que yo me ponga con la prueba -333- poco le quedaaa
viejos conocidos vuelven~ gracias a @Cho por el tiempo que cuidó de Near ♥

#8


Mitsui nunca había sido el mejor de los estudiantes, y eso había hecho que le resultase complicado conseguir una plaza en la carrera de medicina. Le costó sudor y lágrimas, pero con todas sus fuerzas y tras un gran esfuerzo, Mitsui había conseguido entrar en la carrera, a pesar de haber sido uno de los últimos en la lista de admitidos. Los primeros meses de medicina habían sido duros, pero Mitsui por fin le había empezado a coger el truquillo al asunto y ya empezaba a sentirse algo más confiado. Sabía que podía hacerlo, es más — estaba haciéndolo. Lo estaba consiguiendo, estaba sobreviviendo, y, aunque no con las mejores notas de la clase, sí con unas bastantes decentes. Lo bueno es que no requeriría de una nota muy alta para especializarse en medicina deportiva, y es que aquella no era una de las especializaciones más demandadas. Aun así, no iba a confiarse ni a bajar el nivel. Le quedaba mucho por delante.

Las clases de biología molecular eran las que Mitsui odiaba y encontraba más aburridas, así que cuando el timbre sonó, marcando el fin de la clase, él soltó un suspiro de alivio y no tardó en recoger su portátil y sus cuadernos, meterlos a toda prisa en su cartera, y en salir de aquella clase cuanto antes. Por fin había acabado sus clases por el día… lo cual significaba que podía dedicarse el resto del día a estudiar.

Soltó un suspiro. Ser estudiante de medicina era demasiado duro. ¿Quién le había mandado meterse en aquella carrera?

Los pasillos empezaban a llenarse, y es que muchos estudiantes de otras carreras acababan también sus clases en ese momento. Continuó caminando por los largos e interminables pasillos de Hanasaki durante un rato, dirigiéndose hacia la biblioteca, cuando le pareció ver a alguien conocido.

“¡Near!”


Le sorprendió llegar a diferenciar al chico entre toda aquella gente, más aun alcanzar a verle, ya que el chico no era precisamente alto.

El chico se giró, algo sorprendido de encontrarse a Mitsui.

“Oh, Mitsui. Hacía tiempo que no te veía.”
“Ya, he estado un poco liado con exámenes,” contestó con una risa, acercándose a su amigo. Mitsui era bastante alto, y Near era de los chicos más bajos que conocía. Hablar con él era un tanto extraño en ese sentido.
“Yo también, acabé la semana pasada aunque tengo algunos trabajos que acabar. Iba a ir a la cafetería antes de ir a la biblioteca…”
“Te acompaño,” dijo rápidamente Mitsui. Cualquier excusa era buena para pasar por la cafetería y perder unos pocos minutos de estudio. “Yo también tengo que ir a la biblioteca luego.”
“Verte por allí es todavía más extraño,” comentó Near, y Mitsui rodó los ojos, tratando no ofenderse. ¿Tan mala era su fama como estudiante?

Caminaron durante un trecho sin hablar mucho, siendo además difícil con todos los que caminaban por allí. Una vez en la cafetería empezó a notarse algo más la calma, y en la cola, Mitsui tuvo la oportunidad de cruzar alguna palabra más con Near. Near nunca había sido muy hablador, era más bien silencioso y calmado, lo cual le hacía un tanto extraño. Era hermano de la que había sido su mejor amiga durante muchos años, lo cual convertía en Near en alguien importante para él también, en un amigo – y aunque Deidara hubiese desaparecido durante todo aquel tiempo, Mitsui todavía seguía considerándola su mejor amiga. Todo el mundo cometía errores, y nunca era tarde para arreglarlos.

Era curioso cómo, con lo distintos que eran el uno del otro, incluso sin Deidara de por medio habían logrado mantener el contacto, de alguna manera u otra.

Aun así, tenían pocos gustos en común, por lo que hablar de algo que los dos entendiesen era siempre tarea complicada. Preguntarle por los estudios era un tema fácil de llevar, así que Mitsui aprovechó para ir rompiendo el hielo. No estaba seguro de qué era exactamente lo que estudiaba Near; sabía que tenía algo que ver con ingeniería o robótica, y ya era demasiado tarde para preguntarle, así que lo mejor era fingir tener una mínima idea sobre ello.

Near le habló sobre sus clases sin dar muchos detalles, explicando las cosas de pasada y por encima. Al contrario que Mitsui, Near siempre había sido un buen estudiante, uno de los mejores de la clase, así que no le extrañó conocer que así seguía siendo incluso en la universidad.

“Es admirable lo bien que tú también estás llevando tus estudios, Mitsui,” dijo Near, una vez ambos se sentaron en una mesa alejada del resto, para poder tomarse sus bebidas en un momento – Near un chocolate caliente, siempre bebidas dulces, y Mitsui un café solo, sin azúcar.
“Me siento insultado,” murmuró Mitsui mientras le daba vueltas a su café con una cucharilla, a pesar de no llevar nada. “Supongo que… he dejado de ser un vago. Aunque desde que estoy tan concentrado en los estudios, que no le dedico tanto tiempo al básquet,” comentó, mordiéndose el labio. Eso era algo que echaba de menos de la etapa en el instituto. Aunque seguía jugando esporádicamente al básquet los fines de semana con sus amigos, con viejos compañeros del equipo de básquet, había tenido que dejar el equipo para concentrarse en la carrera. Le gustaría poder volver al equipo.
“No creo que no puedas tener ambas cosas, Mitsui. Últimamente te está yendo bien. Podrías plantearte volver al equipo,” dijo Near, mirada fija en el chocolate, jugando con algunos mechones de su cabello.
“Supongo que sí, que es algo que podría plantearme,” dijo con un encogimiento de hombros. “Por cierto… hablando de básquet. El otro día vi a tu hermana en la pista de básquet. No nos dijiste nada.”
“Yo tampoco sabía que iba a volver,” respondió sin más Near.
“¿No te avisó? ¿No se ha quedado a dormir en tu apartamento?” Mitsui sabía que Near vivía en un pequeño apartamento cercano al campus, con espacio suficiente para acoger a Deidara. Le extrañó que ella no se hubiese quedado con él.
“No.”
“¿Y con quién está?” Near se encogió de hombros. “Espera, ¿acaso la has visto?”
“Todavía no,” respondió el peliblanco.

La familia de Deidara era una un tanto extraña (entre el infantil pero superdotado Near, el hermano borde Kurogane, el tío policía despistado, y la mal hablada de Deidara) pero eso tampoco llegaba a explicar que los dos hermanos todavía no se hubiesen visto, ni que apenas supiesen algo el uno del otro.

“Y… ¿no vas a decirle nada?”
Near volvió a encogerse de hombros. “No tengo prisa. Cuando ella esté lista, nos veremos y hablaremos. Mientras tanto, dejaré que se tome su tiempo. Volver a Japón tiene que haber sido un choque para ella, así que creo que será mejor dejarle su espacio durante un tiempo.”
“Mh.” No podía negar que ahí Near tenía su parte de razón. “Pero no le des tanto tiempo. No vaya a pensar que te has olvidado de ella y envíe a un sicario para amenazarte,” bromeó, pero a Near no pareció hacerle mucha gracia la broma. “Es… es igual.” Sacó su móvil del bolsillo para echarle una ojeada a la hora. “Mierda, empieza a hacerse tarde. Voy a ir tirando a la biblioteca… ya nos veremos. Y no te olvides de tu hermana.”
“No lo haré,” respondió el peliblanco, tomando un sorbo (el primero) de su chocolate. Todavía parecía quedarle un rato. “Nos vemos pronto, Mitsui.”
“Sí, claro… que vaya bien.”

Mitsui no tardó en recoger sus cosas, y ya estaba a punto de salir corriendo, cuando la voz de Near volvió a llamarle.

“Por cierto, Mitsui.”
El aludido se giró, curioso. “¿Mh?”
“La semana que viene… hay una exposición de LEGO fuera de la ciudad. ¿Podrías llevarme en coche?”
Mitsui rodó los ojos. “Vale, envíame un mensaje con los detalles cuando te vaya bien,” se despidió, moviendo la mano.

Ser el único del grupo que tenía coche podía llegar a ser una maldición.

# # #


Apenas había pasado un día desde su anterior visita con el doctor Banner, y Deidara ya se encontraba de nuevo esperando en la sala de espera de la consulta del psiquiatra. Banner le había ofrecido, el día anterior, volver a reunirse a la misma hora. Veinticuatro horas atrás Deidara había pensado que no volvería, que no aceptaría la invitación… pero había acabado por caer rendida y acudir a la visita.

La paciencia nunca había sido una de sus mejores virtudes, y en ese mismo momento se arrepentía de haber llegado diez minutos antes de la hora establecida (ya que, si algo sí que era, era ser puntual). El pie de Deidara repiqueteaba contra el suelo, y sólo paró cuando notó la mirada fulminadora de la secretaria de la consulta sobre ella. Murmuró un, ‘ups’, y trató de calmar su nerviosismo e impaciencia.

Tarea difícil, teniendo en cuenta a qué venía. El día anterior se había dado cuenta de lo mucho que necesitaba la ayuda, hablar con alguien sobre un tema que había tratado de evitar durante los pasados años. Su hermano, Kurogane, en más de una ocasión había intentado sonsacarle a Deidara cualquier cosa sobre el asunto, por pequeña palabra que fuese. Aunque no tardó en darse por vencido tras comprobar lo inútil que sería, ya que la joven exHiME no había parecido muy interesada en hablar sobre el tema.

Pero ahora… los recuerdos volvían a florecer. Una nueva etapa estaba escribiéndose en la historia de Hanasaki, de la batalla entre el instituto y Rizembool. HiMEs contra Rebels de nuevo. Y Deidara no estaba segura si quería formar parte o no de esa batalla.

Los siguientes diez minutos pasaron demasiado lentos, más bien parecieron horas, pero a la hora en punto el teléfono de la secretaria sonó. Intercambió unas simples palabras, y pronto le estaba indicando a Deidara que ya podía entrar a la consulta. “El doctor le espera.”

Deidara se levantó de un salto, sintiéndose de golpe perdida. Había estado esperando la visita, pero ahora que llegaba el momento de entrar a la consulta… volvía a sentirse confundida.

¿De verdad tenía sentido todo aquello?

“¿Señorita Genbaku?” La secretaria le sacó de su ensimismamiento. “¿Todo bien?”
Tras volver en sí, Deidara negó con la cabeza y dio un paso al frente. “No, sí — todo bien.”

Entró en la consulta.

Bruce aguardaba sentado sobre su cómodo sillón, un sofá junto a él esperando a la pelirroja.

“No estaba seguro si volvería a verte hoy, Deidara,” dijo el doctor a modo de saludo, esperando a que la chica se sentase en el sofá.
“No tenía nada mejor que hacer,” bromeó, intentando quitarle importancia al asunto. Lo cual, tal vez no era muy buena idea, porque Banner era psiquiatra, haciendo a Deidara cuestionarse si le estaría psicoanalizando a cada palabra que dijese. Las bromas podían sonar a mecanismo de defensa. Decidió no preocuparse por ello. Aun así… “¿Porque estas sesionas las paga Hanasaki, no?” No le haría gracia tener que abonar demasiado de su bolsillo. Banner parecía un psiquiatra respetado, y seguro que no sería nada barato.
La pregunta le hizo reír. “No te preocupes por ello.” Deidara esperó que eso significase que, en efecto, no tenía nada que poner de su bolsillo. Pero sí, Bruce tenía razón. Esa debía ser la menor de sus preocupaciones en ese momento. “Como decía. Es bueno volver a tenerte por aquí de nuevo, Deidara. A pesar de que ayer estuvimos un buen rato hablando, creo que todavía nos quedaron muchos asuntos por resolver, ¿cierto?” Deidara asintió con la cabeza. No era un asunto que se iba a resolver con una sola sesión. “¿Cómo te encontraste después de nuestra última sesión?”
Deidara se tomó unos segundos para meditar la respuesta, y cuando encontró las palabras, habló. “Algo más liberada. No esperaba que hablar de ello me fuese a hacer sentir así. Durante mucho tiempo intenté ignorar el tema, pero creo que ya ha llegado el momento de dejar de huir.”
“No lo consideres huir,” comentó Bruce, mientras anotaba algo en su libreta. La pelirroja se preguntó qué iría anotando mientras hablaban. “A veces es bueno tomarse un tiempo de descanso. Lo positivo a sacar de aquí, es que has decidido enfrentarte a tu pasado.”
Deidara se encogió de hombros, murmurando un, “supongo.”
Bruce sonrió amablemente. Deidara pensó en como tanta sonrisa y tanta amabilidad acabaría por sacarle de sus casillas. “Y bien, Deidara. ¿Qué te parece si empezamos a hablar de lo sucedido tres años atrás?”

La hora se le iba a hacer eterna.


Una vez la sesión terminó y la puerta se hubo cerrado, Bruce se levantó y se dirigió hacia su escritorio, con su cuaderno en sus manos. Tenía la tarea de redactar un informe para enviárselo a Miranda antes del final del día, ya que la directora le había pedido al psiquiatra mantenerle al tanto con el progreso de Deidara. Observó durante unos minutos la pantalla en blanco, manos posadas sobre el teclado mientras pensaba en qué escribir.

Deidara Genbaku iba a ser todo un reto para él.


Kana

lnhh
« Last Edit: October 07, 2019, 08:44:09 PM by Kana »


Eureka

estoy en parciales JAAJAJAJA
De ahí dejo todo bonito con topes and such

12.


 

 
Adachi no se consideraba la persona más buena del mundo. Al contrario, admitía sin vergüenza o culpa alguna que era un hijo de su reverenda madre cuando se lo proponía… lo que sucedía muy a menudo. Su actitud con las personas era despectiva y de pocos amigos, a menos de que se tratara de ciertos individuos que ya conocía de tiempo… o Souji Seta. Sin embargo, en Rizembool era inevitable toparse con gente peor que uno mismo, y eso siempre le sorprendía. No sólo sus alumnos: desde la gente de su promoción de psicología, pasando por los profesores, hasta los egresados y parte del equipo encargado de los rebels, en todos lados había gente así. Cada uno era más despreciable que el anterior.

Entre esos especímenes estaba Kiyotaka Narumi. Había sido profesor de su facultad por un par de años: recordaba haberlo visto en su ciclo de cachimbo en la universidad… pero el hombre resaltaba más por su labor como asesor de rebels, así como su apoyo al departamento encargado de estos. Incluso, llegó a enterarse de que Kiyotaka había sido rebel en sus años mozos.

Era muy probable que, de comentarle a alguien sobre esto, le recriminarían que él también había participado de lo mismo que Kiyotaka. Sin embargo, Adachi se consideraba decente. Tuvo todas las intenciones de desaparecer del mapa a su HiME, pero prefirió imposibilitarle participar de la guerra, en vez de asesinarla. No se consideraba capaz de matar a alguien.

Kiyotaka sí, y lo llevó a cabo en varias ocasiones. Había escuchado que no le interesaba de quién se tratara: si se lo pedían, cumplía con lo requerido perfectamente.

Era un hombre de temer: tenía contactos en todos lados, era respetado, admirado y casi todo el mundo estaba de su lado.

Lo correcto —y racional— sería llevarse bien con alguien así, por conveniencia y por seguridad. Pero Adachi no lo aguantaba, y de hecho, durante el tiempo que estuvo fuera del país, disfrutó dejar de cruzarse con él.

“¡Adachi~!”

Pero toda felicidad es pasajera. Y ahí estaba, de vuelta en Japón.

Adachi rodó los ojos: estuvo tentado a correr lo más rápido posible en la dirección contraria, pero Kiyotaka ya estaba a unos pocos metros de él: era inútil intentar escapar.

“¿Tú qué haces aquí?”
“Haha, ¿esa es manera de saludar a tus superiores?”
“Ya no eres profesor,” espetó, y luego, se cruzó de brazos. Intentaba leer la expresión de Kiyotaka pero le era imposible decifrar qué pensaba… y esto lo aterraba, aunque no quisiera aceptarlo. “Pensé que dejarías esto de lado, luego de formar tu familia.”
“Mi hija y esposa son mis prioridades,” Kiyotaka desvió la mirada hacia un par de alumnos que cruzaban el pasillo en el sentido contrario. Luego, regresó a observar a Adachi. “Pero me llamaron para un asunto en especial, así que debo revisarlo.”
“¿Qué pasó?”
“Un par de exAlumnos están dando problemas…” Kiyotaka suspiró. “Y uno de ellos es mi tutelado. Es todo un rollo, pero básicamente, metí la pata y ahora debo pagar las consecuencias.”
“Wow, pensé que nunca serías capaz de algo así.”
“Yo también~ Pero así pasa a veces. Además de eso, tenía una duda desde hace un tiempo, y la base de datos me ha ayudado a resolverla.”
“Oh,” Adachi se aguantó las ganas de bostezar: el asunto le interesaba poco. “Bueno, te ve—”
“¿Por qué no has sido rebel esta vez?” lo interrumpió Kiyotaka.
“Ah, no tengo tiempo: soy T.A. y, encima, este es mi penúltimo ciclo.”
“Mm,” Kiyotaka se veía apenado. “Te hubiera ido genial… ¡Ah! Cierto que estás con Souji Seta, ¿no?”
Adachi arqueó una ceja. “Sí, es mi enamorado.”
“Es una pena inmensa que él tampoco haya accedido a regresar. Ahí se van dos grandes talentos,” suspiró Kiyotaka. “Espero que luego lo reconsideren.”
“Souji también está muy ocupado con sus cursos. Está llevando seis este ciclo, si no me equivoco.”
“Mm, suena complicado, pero si tuviera las ganas de hacerlo, encontraría un espacio. Igual, no soy nadie para decirles qué deben hacer… y felizmente, se han conseguido más rebels de lo que esperábamos.”
“Ah, cierto…” Adachi recordó un asunto que debía tratar con Kiyotaka, por más de que no le gustara. “¿Tú crees que le puedas decir algo al comité?”
“¿Qué cosa?”

Adachi gruñó, recordando a Minazuki en su mente y lo mucho que le había insistido en que lo ayudara. No quería hacerlo, pero estaba seguro de que Souji le recriminaría eso de contarle que había hablado con Kiyotaka. Era la oportunidad perfecta para mencionar a Minazuki, después de todo.

“Que recomiendo a Sho Minazuki. Falló la prueba rebel en contra de… carajo, Minazuki no me dijo el nombre de quien ganó, pero en fin, falló la prueba y quiere una segunda oportunidad.”
“¿Cómo me dices que se llama?”
“Sho Minazuki. Estudia Diseño Gráfico en la Facultad de Artes.”
“Okay, déjame apuntar su nombre,” Kiyotaka sacó su celular de su bolsillo, y luego de unos cuantos toques, lo volvió a guardar. “Listo, lo tengo apuntado. Les haré presente.”
“Gracias, y disculpa las molestias.”
“¡No hay de qué!”
“Bueno, tengo que dar clase en un rato así que me voy…”
“Oh, buena suerte. Fue un gusto verte, Adachi,”
“Igualmente…” Adachi intentó sonreír, pero fue en vano. “Gracias,”

Y se fue luego de ondear la mano.
 
Vaya manera de comenzar el día.
 



   


“¡SO-SONOZAKI-SAN! ¡W-WALKER-SAN!”

Noriko se giró y notó que, a unos metros de ella, a la izquierda de la entrada principal del campus de Rizembool, se encontraba Izuku Midoriya, hecho un manojo de nervios. Sus ojos se desviaban hacia cada alumno que entraba a la universidad, con un miedo en su expresión que se le hacía sumamente extraño. A veces los alumnos lo empujaban por impedir el tránsito fluido, entre insultos y bufidos llenos de enojo por verlo parado ahí, como un poste, obstruyendo el camino.
Le dio un poco de pena verlo ahí, muy incómodo y con todas las ganas de estar en cualquier lugar menos ese. Suponía que había venido por Bakugou o por Todoroki, pero no le encontraba sentido a la acción en sí, cuando podía contactarlos por celular o facebook. Luego recordó que Izuku era una sorpresa andante, y le halló un poco de sentido a todo.

“¡Oh! ¡Es Midoriya!” sonrió Yashiro, ondeándole la mano.

Yashiro y Noriko se le acercaron a pasos rápidos e Izuku se encontró con ellos a medio camino. Les sonrió, un poco más calmado al estar con gente que conocía.

“¿Pasó algo? Te veo muy temeroso,” le preguntó Noriko, un tanto curiosa.
Izuku desvió la mirada hacia el piso. “Kacchan se enteró de unas cosas muy raras en Rizembool y… tengo un poquito de miedo.”
“¿Es lo de los rebels?” Mencionó Yashiro, como si se tratase del clima.
Izuku asintió. “Sí, eso mismo.”

Noriko recordó que todo su grupo de amigas había sido princess en algún momento durante la secundaria, pero optó por guardárselo. Sólo empeoraría el estado emocional de Izuku, así que mejor era no mencionarlo.

“Pudiste venir con tus amigos de Hanasaki,” mencionó Noriko, e Izuku negó con la cabeza.
“N-no, no quiero exponerlos a ningún riesgo, por eso ni les conté esto…”
Noriko sonrió un poco. “Siempre has sido muy considerado.”
“¡G-gracias!”
“…Pero te tengo buenas noticias. Rizembool no es lo que crees,” Noriko se giró levemente, para observar el campus desde su sitio. “Es otra universidad más, aun cuando tiene todos estos asuntos turbios por lo bajo.”
“¡Sí! Como en cualquier universidad, hay gente de todo tipo,” Yashiro le sonrió. “Oh, cierto, ¿Irás a la fiesta del comité?”
“¿Fiesta?” Las orbes de Izuku se llenaron de curiosidad.
“Oh, de seguro Bakugou y Todoroki no te la mencionaron por no querer comprometerte. Es algo exclusivo de Rizembool, está siendo organizada por Noriko, Todoroki y casi todo el comité estudiantil de derecho. Igual, ¡no hay problema con que vayas!”
“Sí, Walker tiene razón,” mencionó Noriko.
“…A-ah, ¡gracias!” Izuku forzó una sonrisa. Su expresión se tornó dudosa y llena de miedo al cabo de unos segundos. “Aun así, prefiero no arriesgarme.”
“Es bueno ser precavido,” le respondió Noriko. “Pero si luego te animas, no hay problema. Estoy segura de que o Todoroki o Bakugou estarán ahí contigo, por sea caso.”
“¡Gracias!”
“Y hablando de ellos, imagino que buscas a Todoroki o a Bakugou, ¿no?” preguntó Yashiro.
“¡S-sí! Acordé en almorzar con Shouto-kun y Kacchan pero la batería de mi celular murió hace una media hora… no sabía cómo contactarlos, así que vine hasta acá.”
“Qué bueno que nos encontraste,” le sonrió Yashiro. “No quiero imaginar que te hubiera pasado de no ser as—”
“Walker, no lo asustes más,” lo interrumpió Noriko.
“Haha, lo siento~”
“Izuku, ¿quieres que llame a Todoroki?”
“¡Sí! Si no es mucha molestia.”
“No,” Noriko le esbozó una sonrisa pequeña. “Al contrario.”




 


Eureka ya había acordado el asunto de la mansión HiME, y junto con Kanone, caminaban rumbo al huerto para que la HiME le echara agua a sus plantas y las de sus amigos, antes de regresar a la mansión de Lelouch.

“No te creo, ¿has formado grupo con dos HiMEs?” A Kanone se le hacía una coincidencia muy graciosa.
Eureka negó con la cabeza. “No, una es exHiME, y la otra ha vuelto a serlo en este conflicto.”
“Wow. Qué grupo,” Kanone soltó una risa.

Era una coincidencia muy grande, pero le parecía genial que Eureka conociera más HiMEs. De lo que recordaba, la chica sólo había interactuado con Haruhi y un par más en el conflicto pasado. Esto sí que era un cambio grande en comparación a aquella vez. Tener más aliadas no sólo implicaba más posibilidades de ganar la batalla, sino también de compartir sus problemas con la absoluta confianza de que ellas la entenderían a la perfección.

“Es genial,” Eureka recordó a Osaka y a Cho y sonrió para sí misma. “A Cho la ví en el conflicto pasado, pero no la conocí mucho. Igual, se nota que ambas son lindas personas, y hemos acordado en ayudarnos en el caso de que no tengamos tiempo para ir por nuestras plantas… aunque eso implica que también haga lo mismo con Ryoji.”
“No suenas muy animada con eso, ¿por qué?”
“Ryoji es un poco irresponsable… no sé, la verdad es que no he trabajado con él antes, pero lo presiento…” Eureka se giró hacia Kanone, al darse cuenta muy tarde de que tenía a un ex compañero de trabajo del pelinegro a su lado. “Tú… trabajaste con él, ¿no? Cuéntame todo y exagera.”
“Pues le diste justo en el blanco: es un poco irresponsable, para qué negarlo.”
“¿Pudiste ponerlo en su lugar?”
“No, Sai y Miyako eran los que hacían eso,” Kanone rio, y luego sonrió apenado al recordar a sus antiguos colegas.
“…No has hablado con ellos, ¿no?”
Kanone se detuvo en seco, y Eureka lo imitó. “No, y no quiero que se enteren de todo este rollo… no sé cómo lo tomen.”
“Bueno, Ryoji se lo tomó muy bien.”
“Sí, pero él era el más cercano a mí de todos, e hizo un esfuerzo grande por entenderme… Me ayudó en todo el proceso. No que el resto no lo hubiera hecho, seguro que sí, pero no podía correr el riesgo de contarle a más personas… Y se que si se enteran ahora de todo el rollo, sería un golpe muy fuerte para ellos.”
“Como conmigo.”
“A…já,” Hizo una mueca de dolor. “Lo siento.”
“Pasado pisado.”
“Además… no quiero involucrarlos en asuntos turbios de nuevo. Kiyotaka es un peligro y no quiero que nadie más pague los platos rotos por mí.”
“Pero aún no hay nada que confirme que Kiyotaka está detrás de lo de Zushi, ¿no?”
Kanone negó con la cabeza. “Es cierto, sólo espero que sea así… Hey, ¿me acompañas luego de esto a poner un anuncio de personas perdidas en la comisaría?”
Eureka le sonrió. “Claro, te prometí que lo haría.”
“Ah, cierto. ¡Gracias!”
   




 



“No sé por qué carajos te metes en cojudeces como esta, Shouto.”

Katsuki tenía razón, en parte.

Las fiestas de la facultad de derecho siempre eran un éxito rotundo: aunque se conglomeraba gente de todas las facultades, conseguían resaltar en comparación a las que eran organizadas por los comités de otras carreras, ya sea por la música, los amplios espacios reservados y la diversidad de invitados. Este año, Shouto estaba dentro del comité de derecho, y ante la falta de iniciativa por preparar una fiesta para el inicio del ciclo, se había ofrecido a hacerlo por su cuenta, con un par de amigos más. Unos cuantos chicos del comité se ofrecieron a ayudarlo, y formaron un pequeño grupo que se encargó de armar todo.

Sin embargo, la tarea había sido complicada. Shouto poseía una casona muy grande en los exteriores de la ciudad que, aunque servía para lo que tenían planeado, todo indicaba que les quedaría un poco chica. No sabían a ciencia cierta cuánta gente iría: era muy probable que, el mismo día, muchas personas se anotaran a ir a última hora o que los mismos invitados le pasaran la voz a sus amigos. El presupuesto había sido otro tema: el grupo de organizadores había puesto una determinada cantidad, pero no era suficiente. Tuvieron que buscar ayuda del resto del comité –que terminó cediendo y apoyándolos—, y unos cuantos alumnos más de derecho, que decidieron apoyar a última hora. Por último, los permisos habían sido complicados de conseguir: su mamá estaba de acuerdo, pero su papá… era completamente distinto. Felizmente, con la presión de su hermana y su madre, terminó cediendo, pero se le había hecho un mundo pedirle permiso para usar su casa como el local, y encima, comprometerse a que no dañaran nada.

Si había estado estresado desde que empezaron a organizar todo, ahora, a unos cuantos días de la fiesta, se sentía a punto de estallar.

Pero era ya muy tarde para arrepentirse, por más de que Katsuki lo había hecho reaccionar. Al menos su facultad continuaría con el prestigio que poseía por las fiestas que hacía, el comité le agradecería y todos felices. Lo más probable era que, de alguna u otra forma, muchos del comité se quedaran a ayudarlo a limpiar –lo que lo preocupaba más—, así que pensar en ello le tranquilizaba un poco.

“Yo tampoco, si te soy sincero. Me lancé y ofrecí mi casa sin pensarlo dos veces.”
“…A veces eres bien estúpido, ¿no?”

Katsuki bufó, enojado con la actitud simplona de su amigo. Le estresaba lo sencillo que era para Shouto aceptar y dar lo que le pedían, sin pensarlo dos veces.

“A veces.”
La respuesta de Shouto casi lo hace explotar, y le hubiera mentado la madre de no ser porque fue interrumpido por el ringtone del celular de Todoroki. Reconoció al instante la melodía y le dieron ganas de vomitar, pero prefirió guardarse sus comentarios. Se sintió orgulloso de sí mismo, porque el Katsuki de hace unos años no se hubiera controlado y habría soltado mil insultos respecto a las preferencias musicales de su amigo.

Todoroki-kun.

Esa voz monótona era fácil de reconocer: se trataba de Noriko Sonozaki, la presidenta del comité estudiantil al que pertenecía.

“Oh, buenas tardes, Sonozaki-san.”
Buenas tardes. Estoy ahorita con Midoriya-kun, en la puerta de la universidad. Me dice que quedó contigo y con Bakugou en almorzar, pero la batería de su celular se acabó durante el día y no tenía cómo contactarlos, así que me pidió que los llamara.
“¿Está bien si vamos para allá? ¿Pueden esperarnos?”
Sí, no hay problema. ¿Dónde están?
“Estoy frente a la facultad. En menos de 10 estaremos allí.”
Okay, hasta luego.
“Hasta luego,” y cortó la llamada.

Katsuki lo miró, con una ceja arqueada. Había escuchado poco de la conversación, pero le costaba unir las piezas y armar la situación. Supuso que se trataba de la fiesta y, hastiado del tema, empezó a quejarse.

“¿Era la presidenta? ¿Qué mierda quería? Suficiente con que estés dando tu casa, dios mío—”
“Se encontró con Midoriya en la puerta, dice que la batería de su celular se acabó y no podía contactarnos, así que vino hasta aquí,” Shouto lo interrumpió.
“Classic Deku,” Katsuki rodó los ojos.
“Tenemos que ir a la puerta a encontrarlo.”

Katsuki solo bufó, y empezaron a caminar con dirección a la puerta principal. Quedaba más o menos lejos, pero se podía llegar en poco tiempo si se tomaban unos cuantos atajos.

“Por cierto, no sé si te dijo, pero le conté sobre lo que averiguamos el otro día,” habló Katsuki. En el trayecto, pateó una piedra hacia un lado, y siguió caminando.
“¿A Midoriya?”
“Sí.”
“Pobre, de seguro y lo traumaste. Ya no va a querer venir a Rizemb— ah, eso explica por qué se está quedando con Noriko en la puerta.”
Katsuki soltó una carcajada. “¿Tiene tanto miedo?”
“No lo juzgo, yo estaría igual, de ser él,” comentó Shouto. Le ondeó la mano a un par de conocidos que iban en el sentido contrario, y luego continuó hablando. “Gente sale herida por este asunto, Katsuki.”
“Así como salen heridas por tomar de más en las fiestas y pelearse con la primera persona que se meta en su camino. Ser universitario trae sus riesgos.”
“¿Lo dices por experiencia?”
“No jodas, Shouto… A menos que quieras que iguale esa cicatriz en ambos lados de tu rostro.”
“La última vez que chequeé, no tenías a la mano agua hirviendo.”
“Puedo comprar café en las maquinitas.” Shouto rio ante esto: Katsuki siempre —tan— cariñoso.

Luego de una corta pausa, Shouto volvió a hablar. “¿Y… por qué le contaste eso a Midoriya?”
“Ah,” Katsuki se llevó una mano al mentón y se quedó meditando por unos instantes. “…No sé.”
“…En serio,” Shouto lo miró, incrédulo.
“No pensé que se lo tomaría así… total, él no tiene que lidiar con eso todos los días. Nosotros estudiamos en esta universidad…”
“Y él estudia en la adversaria.”
“…Oh,” Katsuki abrió un poco los ojos, sorprendido. “Recién me doy cuenta de eso.”
“Intenta no mencionar el tema cuando lo veamos, ¿sí?”
“¿Por qué?”
“No quiero que se sienta incómodo.”
“…” Katsuki rodó los ojos, y luego soltó un suspiro. “Intentaré.”
« Last Edit: May 10, 2016, 12:52:59 AM by Eureka »


Kana

fkdkfd

luego edito para modificar TODO D:
quedó todo muy ESTÚPIDO y asdsdk

— #19


Era día lunes iniciando la semana y aún era temprano, los primeros bloques de clases de la universidad de Rizembool estaban por acabar para dar inicio a la ventana de tiempo amplio en que los alumnos tienen tiempo para salir y despejarse un momento.
La clase para los alumnos de Ingeniería Genética Humana se había hecho más extensa y con tendencia a entumecer con somnolencia más de lo común. Ese día el maestro había pasado mucha teoría casi bíblica que a más de alguno tenía mareado y por lo visto no quería otorgar ni un solo segundo de tiempo para distracción ya que para el académico era esencial dejar pasada la materia ese día. Era inevitable para algunos ver la hora en el reloj de la sala o la hora que indicaban sus teléfonos celulares a cada minuto esperando que se hiciera el tiempo para salir de clases.
Yabe Kazuhiro era uno de esos estudiantes que la ansiedad lo estaba consumiendo a cada segundo que pasaba y no podía evitar mirar la hora y suplicarle a todos los dioses existentes, y por existir, que llegara el final de la clase ahora YA. Pero el calvario parecía ser eterno y ningún Dios quería escucharlo. El rubio observó a Yuusuke Nisaka, un chico de cabello oscuro y ojos azules, que estaba sentado a su lado intentando prestar atención a la clase que, si bien no era del tipo de chicos nerds, esta vez debía estar atento ya que había faltado varios días por pereza y entendía lo atrasado que estaba con la clase. Por lo que Yabe pudo apreciar, su amigo no le alivianaría los minutos que quedaban de clase conversando con él a modo de distracción. Yabe suspiró y no le quedó más remedio que esperar a que los minutos pasaran.

—Por favor, por favor, por favor… — El rubio suplicaba en voz baja pero de todos modos, pese a su tono, molestaba a Yuusuke quien de vez en cuando le dedicaba una mirada desaprobadora. —Por favor, por favor, por favor… —
—Guarda silencio… Es molesto. — Yuusuke entrecerró los ojos, hastiado del comportamiento infantil de Yabe. Afortunadamente se sentaban lejos de Kyouya o este ya habría planeado como darle un golpe improvisado a Yabe para paralizarlo hasta el final de la clase.
—¡Esto es eterno! —
—Presta atención… Tus notas no son las mejores, Kazuhiro. — Le aconsejó su amigo. Soltando un suspiro, cansado. Ni quería imaginar a Yabe insistiéndole el último día antes del examen final para que estudiaran juntos y lo ayudara a aprobar las materias tal y como lo había hecho el año pasado. —Si te va mal este semestre. — Advirtió. —Ni pienses en mi como alternativa de superación. —
—No me va a ir mal… — Le observó con serenidad y bastante confiado de sus palabras. —Esta vez, copiaré con mayor habilidad a uno de eso nerd de adelante. Ya no soy tan despistado como para copiarle a Ran… ¡Ese estúpido tenía malas notas y el año pasado casi repruebo por su culpa!—
—…— Yuusuke entendió que hacer recapacitar al cabezotas de Yabe era un caso perdido.

Después de unos eternos minutos que nacieron como condena personal para Yuusuke quien trataba de poner atención a la clase pese a la infantilidad de Yabe, el maestro por fin dio por terminada la clase minutos después de que su hora ya hubiera acabado reglamentariamente.  Los estudiantes poco a poco comenzaron a salir de la sala para tomar un poco de aire en el exterior del campus. Yuusuke y Yabe alcanzaron al grupo conformado por Kaworu Nagisa, Ken Kaneki y Kyouya Sata que iban unos pasos más adelante.

—¿Vamos a comprar a la cafetería de Rizembool o a un negocio que quede cerca? — Dijo Kyouya a los dos que recién se integraban. El rubio llevaba una moneda americana ostentosamente de plata en su mano muy a su estilo de chico adinerado. —Cara: Rizembool. Cruz: Fuera. ¿Qué escoges? — Le preguntó a Yuusuke.
—Pues… Cruz. — Respondió Yuusuke después de pensarlo. Notó que Yabe mostró interés en ser él quien escogiera pero Yabe se acobardaba cuando se trataba de Kyouya porque si escogía una opción y si esta no le gustaba a Kyouya seguro se desquitaría con él o con otros en algún momento.
Kyouya lanzó la moneda al aire y la atrapó en el aire, el resto de chicos le miró expectante para cuando abrió su mano y mostró en la palma la moneda que indicaba cruz.
—Perfecto. Justo quería salir fuera de Rizembool. — Comentó Kaworu, expresando una encantadora sonrisa. Kyouya lo observó sin expresión y por un instante pensó en objetar pero al final se dejó convencer por el entusiasmo de su amigo.
—¡Okay! Entonces saldremos. — Dijo Kyouya, sonriendo gallardamente.
—En el vehículo de Kyouya quepamos todos perfectamente. — Kaworu, el mejor amigo de Kyouya, miró al rubio quien no mostraba ninguna expresión. —Ofrecería mi vehículo pero tú me trajiste en el tuyo. — Y es que Kaworu prefería trasladarse en la nueva BMW X6 modelo 2016 brindada de Kyouya que el padre del rubio le había obsequiado la semana pasada.
—Ok, pero no tengo ganas de manejar. Manejas tú o... — Miro con curiosidad a Ken, a su lado, quien estaba distraídamente guardando las hojas sueltas en su carpeta. —¿Kaneki sabe manejar? — Kyouya alzó una ceja, confundido, preguntándole a Kaworu. Nunca había visto a Ken Kaneki llegar en automóvil manejado por él. Siempre tomaba el metro.
—Ehw, no sé. ¿Sabes manejar, Ken? —
—¿Ah? — Les miró despistadamente.
—Te preguntamos si sabes conducir. —
—Ah… Eh, yo todavía ni saco el curso de conducir. — Río un poco, deslizando su dedo índice en su mejilla. —La última vez fracasé y casi choco. Aunque Sho me enseñó, no pude lograr aprobar el examen ya que me consumió la ansiedad. —
—Ok, descartado. — Kyouya lo eliminó rápidamente. Miró a los otros dos restantes. —¿Alguno se ofrece? Claro, si le pasa algo al vehículo ustedes se hacen responsables. — Sonrió perversamente. Casi quería que alguna desgracia ocurriera para tomar cartas en el asunto.
—No.— Yabe y Yuusuke respondieron al mismo tiempo. Ambos tenían licencia pero ninguno tenía dinero para pagar algo tan caro si es que llegaban a malograrlo. Estaban en el estatus económico de clase media, muy lejos que el de Kyouya Sata.
—Bien, no queda otra opción. Manejaré yo. — Kaworu tomó las llaves de Kyouya y el grupo se encaminó hacia los estacionamientos.
Posterior al largo recorrido, lograron llegar a la salida de Rizembool donde Ken divisó a Sho sentado solitariamente en una banca blanca bajo la sombra de un gran árbol. Ken se dirigió automáticamente hacia él y su grupo de compañeros le siguió unos pasos más atrás. Cuando llegó donde el de cabellos rojos, Sho alzó la mirada y vio a Kaneki con los otros chicos, el grupo le saludó ya que le conocían bien debido a que él y Ken eran inseparables, Sho les saludó de vuelta. Posteriormente Sho volvió la vista a lo que antes prestaba tanta atención, el grupo de Ingeniería Genética Humana conversó entre ellos sobre la clase. Kaneki se sentó unos momentos a su lado para ver que estaba haciendo. Lo encontró ensimismado viendo la pantalla de su teléfono móvil.
—¿Qué ves, Sho? —Se arrimó a su lado para tratar de enterarse.
—¿Sabías que Souji tiene página de fans en Facebook? —Sho parpadeó sorprendido, como si acabara de descubrir el misterio más oculto del mundo. —O sea, yo sé que es súper popular pero… ¡Tiene como miles de miles de fans en esa página! — Le enseñó la pantalla colocándola muy cerca del rostro del pelinegro.
—A ver… — Ken apartó el teléfono un poco y miró la pantalla con atención. No pudo evitar reír al ver la monumental cantidad de fans con los que contaba la página. Muchos eran chicas, pero también había chicos y a muchos los conocía. Recordaba los inicios de esa página, se rumoreaba que un grupo de chicas stalkers de Souji la crearon para subir  imágenes de él y escribir lo que les encantaba del chico. En tanto, los chicos se unían para mirar de qué tanto suspiraban las féminas, muchos escribían “No es la gran cosa” y comentarios por el estilo, sintiéndose envidiosos y ofendidos por no contar con tanto halago para ellos. Pero con el tiempo más chicos se unieron, algunos comentaban que era absurdo y un tanto ridículo tener una página, otros le veían el lado gracioso y preferían trolear. Le dio risa que subieran confesiones en broma para hacer humorada de la página de fans. Vio que Kaworu había publicado allí “Cada mañana me levanto y me inspiro cada día en Souji. Él es mi gurú y maestro” o Kyouya Sata que le preguntaba a la página “¿Debería salir con Shizuka o con Emina el viernes por la noche? Espero tu respuesta, Bola 8 Souji” y así más y más confesiones de gente de Rizembool. Las chicas usaban la página para subir fotografías estilo paparazzi que sacaban de Souji, los chicos en cambio para hacer una humorada. —Yo también me uní hace un tiempo. Aunque no escribo nada.
—Es demasiado. La gente enloquece por Souji. Mira esa chica, escribe que tiene una fotografía de él en su agenda. Un día va a salir una persona psicópata obsesionada con Souji y lo va a secuestrar para hacerle quizá que cosa. ¿Hasta lo pueden matar? Ok, no es para tanto… Pero me pica que tenga tantos fanáticos. Si yo tuviera una página, seguro se unen como cien personas no más. —
—Yo me uniría. — Kaneki le sonrió cálidamente.
—Lo sé. — Sho le sonrió del mismo modo, feliz por el apoyo incondicional de Ken.
—Igual no tienes por qué concentrar tanta atención en esas cosas. Las páginas de Facebook casi siempre son para “trolear” — Al tener Sho su cuenta abierta, notó que este no le había dado like a la página de Souji. —No estas unido. —
—¡No! Después Souji piensa que le tengo devoción o algo. — Vio que Ken tenía el índice a punto de apretar el botón de like y Sho se abalanzó para quitarle su teléfono móvil iniciando un forcejeo con el pelinegro.
—¡Vamos! Será lindo que te unas. —
—¡Ni que fuera su fan, por Dios! —
—Ops. — Ken logró su cometido y Sho se convirtió en otro fans de la página al darle like.
—¡AH! Presta para quitarle el like— Le arrebató el celular. —¿Eh? ¿Souji está conectado? — El pelirrojo alzó la mirada y casi inocentemente empezó a buscar a Souji por todos lados como si estuviera por allí manejando su celular.
—…— Kaneki se acercó a mirar la pantalla de su hermano y vio que Souji, el verdadero Souji, le había dado “like” a Sho en su actividad de Facebook ya que aparecía en la línea de vida de este que se había unido a su página.
—¡Mierda! —
—Ah, pero Souji ya te puso like. Si lo quitas será muy obvio. Ya lo vio. —
—Ahora va a creer que lo idolatro o algo. —
—Sabes que no es de pensar ese tipo de cosas. — Se percató de la hora en la pantalla. —¿Ahora no deberías estar en tu clase? —
—Se suspendió. —
—Sho…— Lo miró seriamente. —¡Prometiste no faltar! —
—¡Pero si es tan aburrida! —
—Si faltas más el maestro te odiará más y terminará por reprobarte. Dijiste que no volverías a fallar.—
—Ok, ok… ¿Te parece que cuente si voy ahora y me quedo hasta que termine? —
—No me convence, pero algo es algo. — Kaneki soltó un suspiro prolongado. —Por favor, presta atención y anota la materia. —
Sho soltó un suspiro hastiado, se puso de pie y guardó su teléfono celular en su bolsillo. —Que conste que lo hago sólo porque te lo prometí. —
—¡Gracias! — El rostro de Kaneki se iluminó. No quería que su hermano fuera irresponsable con sus clases y lo había hecho prometer que no fallaría más. Kaneki también se puso de pie. —Después de la clase puedes ir a ese local que fuimos la última vez a cenar. Ahora vamos para allá—
—Ok. Te veo allá. — Sho se despidió de su hermano. Seguidamente vio a los chicos que conversaban mientras esperaban a Ken. —Adiós. — Se despidió de ellos. Los otros correspondieron la despedida.
—Adiós. No faltes a la fiesta. — Dijo Kaworu
—Ni loco me la pierdo. — Dijo Sho, sonriendo. Enérgico como era, se retiró a paso acelerado para alcanzar lo último de su clase.
Ken Kaneki volvió a incorporarse al grupo de estudiantes de Ingeniería Genética Humana y todos comenzaron a caminar en dirección a donde Kyouya estacionaba su vehículo móvil.
En el trascurso del camino, Yabe, que siempre era el más parlanchín del grupo, interrumpió su relato cuando vio a cierto joven conversar con un maestro. Por lo visto, el maestro tenía una actitud autoritaria donde claramente estaba regañando al estudiante apuntándolo con el índice y mostrando el ceño fruncido mientras el otro parecía asentir simulando estar desacuerdo con sus palabras aunque parecía indiferente.
—Ah, miren, es ese presumido. Ni viene a clases y por culpa de él el maestro ha subido el nivel de dificultad de la clase para sorprender. Como lo detesto. — Yabe entrecerró los ojos, inflando las mejillas. —Es un creído. —
—¿No es tu mascota, Kaneki? — Kyouya ladeó el rostro, enarcando una ceja cuando distinguió al que era encarado por el profesor.
—N-N-No es una mascota. — Kaneki alzó las manos meneándolas generando un gesto de negación.
—Ha faltado mucho y cuando viene no se queda toda la clase. Incluso, no asistió para el examen… Quizá eso le esté generando problemas. ¿No le diste el horario, Ken? — Kaworu miró a Ken cuando le hizo la pregunta.
—Sí. Se lo pasé en persona y hasta lo llamé el día antes del examen para que no faltara…— El pelinegro soltó un suspiro, derrotado. El maestro también le regañaba a él por la mal actitud que su “protegido” estaba teniendo pero por más que Kaneki se esforzara para integrar al otro chico no lograba llegar a buen puerto con él.
—¿Tienes su número? Podrías dármelo para hacerle una llamada amenazadora. — Dijo Yabe, con malicia.
—Eh, mejor no. — El pelinegro sonrió levemente. Si le pasaba el número a Yabe, ya lo conocía como era, no era un mal chico pero sí se comportaba como un crío inmaduro y quizá se metería en problemas si molestaba al otro alumno.
—Hm, bueno, al menos ya has puesto de tu parte, Ken. — Dijo Kaworu. Pensó en la opción de ver si animaba al chico a que participara más en la clase. Siendo Kaworu uno de los miembros del comité de estudiantes sentía que también podía hacer algo.
—Por lo que me dijo una vez, los fin de semana viaja a Inglaterra para estar con su familia. Tal vez tanto movimiento lo tienen apartado de la universidad. — Recordó Ken los carentes diálogos monótonos de su protegido.
—Ok, cuando el caos genera estas génesis desastrosas, un prodigioso debe actuar como el héroe. — Kyouya, quien en ningún momento apartó la mirada fija en el maestro y el alumno, escuchó con atención los comentarios de los otros y de pronto tuvo una idea que para los otros se le haría increíblemente extraña y no correspondiente a la idiosincrasia de Kyouya. —De todos modos no tenía ganas de salir de Rizembool así que me quedaré con él y le enseñaré de nuevo el horario y en qué punto de la materia estamos. —
—¿TÚ v-a-s a h-a-c-e-r  e-s-o? — Kaworu preguntó arrastrando las palabras tan sorprendido que su rostro de desconcierto no podría ser plasmado en una obra de arte. Desde pequeños, él y Kyouya habían sido los mejores amigos y le conocía bien.
—Por supuesto. — Kyouya rodeó con un brazo los hombros de Ken. —Kaneki ha tenido demasiado estas semanas con su cargo de Rebel, su accidente, las clases y con el engendro.  Y con engendro no me refiero a Sho específicamente aunque entra perfectamente en la categoría, hm…—
—¿Engendro?— El pelinegro se confundió por la cercanía y amabilidad tan esporádica del rubio de ojos escarlata. Si bien Ken no estaba en la lista de víctimas de Kyouya, el rubio tampoco lo tenía como un privilegiado.
—Ustedes vayan y diviértanse en el tiempo libre. Yo me hago cargo. — Kyouya le guiñó un ojo.
—Eh, no lo sé… Quizá él quiere que lo dejen solo. — Kaneki no sabía si Kyouya Sata le estaba expresando un discurso lleno de sarcasmo o quería en realidad hacer una buena acción.
—Bajo mi cuidado, nada malo le pasará. — Prometió el de cabellos rubios.
—Te ves muy decidido y motivado por el asunto. ¡Eres muy gentil!— Ken sonrió ligueramente. No podía sentir desconfianza por Kyouya si se expresaba de ese modo tan heroico… En pocas palabras, Ken Kaneki era un tipo iluso muy fácil de convencer.  —Muchas gracias, Kyouya. Seguro tú le convences más que yo que ya no falte.—
—No tienes por qué agradecer.—  El rubio sonrió victorioso.
Yabe, Yuusuke y Kaworu miraron a ese par interpretando la escena de un inocente corderillo junto a un lobo charlatán.
—Eh… ¿Estás seguro, Kyouya? — Kaworu se vio en la obligación de preguntar.
—Sí. Váyanse ya. Me hacen perder tiempo. — Les ordenó, apartándose súbitamente de Ken y posteriormente abandonando el grupo. —Ah, cuiden el jodido vehículo… Si encuentro basura en su interior, haré a Yazuhiro responsable. — Advirtió con su sonrisa perfecta antes de alejarse por completo.
—¡¿P-P-Por qué yo?! — Yabe sintió como un escalofríos feroz le recorrió todo el cuerpo.
—No te preocupes, Yabe. Cuidaremos la limpieza. No tienes por qué preocuparte. — Prometió Kaworu tratando de serenar al rubio. Posteriormente, incentivó a los chicos a que le siguieran hacia el vehículo de Kyouya el cual siempre lo estacionaba en el lugar de aparcamiento destinado a los profesores. ¿A Kyouya le preocupaba ocupar el sitio de los profesores o incluso el lugar preferencial de minusválidos sin ser uno? Por supuesto que no.
Kyouya se dirigió al sitio donde el maestro seguía regañando al estudiante. Se interpuso entre ambos cuando llegó hasta ellos sin interesarle que era lo que el maestro tenía que decir.
—Sata, si nos disculpas, estoy teniendo una conversación seria con tu compañero. Si tienes algo que conversar conmigo,  te pido que sea después de esto. — Dijo el profesor, frunciendo el ceño.
—Comprendo, profesor. Pero nosotros también tenemos una conversación importante y mi tiempo es sagrado. Si nos disculpa…— Agarró del brazo al otro joven y comenzó a dirigirlo a otro lugar.
—¡Sata! ¿a dónde te lo llevas? ¡No he terminado con él! ¡Ni contigo ahora que muestras esa actitud! — Iracundo, el profesor gritaba a todo pulmón llamando la atención de muchos presentes. Su rostro estaba rojo de ira y vergüenza por la actitud rebelde y desinteresada de esos dos hacia su persona.
—Ese viejo idiota cree que aún somos estudiantes de escuela. — Dijo Kyouya sin parar de caminar mientras conducía al otro hacia el interior de Rizembool.
—No me toques…— El otro forcejeó un poco pero no era necesario ya que Kyouya le soltó bruscamente.
—Perdón, princesa. Se me olvida que no te gusta contagiarte de gérmenes. — Lo observó socarronamente. —Lo noté en el laboratorio, cuando me dijiste exactamente lo mismo “No me toques” cuando me acerqué a mirar los resultados. ¿Quién te crees?
—…—
—Me debes un favor enorme. Te liberé de ese maestro. Ese viejo da sermones bíblicos y habrías estado todo el día escuchándolo, Lancaster. —
—Ah…— Ladeó el rostro.
—¿Por qué faltas tanto a clases? ¿No te da lástima que a Kaneki le regañen tus ausencias? Los profesores creen que él no te ha enseñado el horario ni guiado correctamente. —
—¿Quién es Kaneki? — Cain of Lancaster se distrajo viendo a los estudiantes circular por el sector.
—…— El rubio alzó las cejas, desinteresado. —Ok, es natural que no recuerdes quien. — Serpenteó una mano en el aire. —Lo que sea. Volviendo al tema. Me debes un favor por salvarte de ese maestro. —
—Ah…— Seguía sin mirarlo. —¿Cuánto dinero te debo? —
—¿Dinero? — El rubio soltó una carcajada. —¿Tú crees que YO necesito dinero? Dinero es lo que me sobra por montones y no creas que pediré tu amistad a cambio porque no es algo que me inspira. Supe que ganaste un campeonato de tenis, yo aquí soy el mejor tenista así que me parece justo que tengamos un duelo ahora ya en las canchas de tenis de Rizembool. —
—No.— Suspiró, al fin mirándolo. Entrecerró los ojos.
Kyouya esperó a que el otro le dijera algo más pero notó que tenía la intención de dejarlo abandonado. —Tú no te vas. — Lo agarró de los brazos antes de que intentara irse. El otro forcejeó un poco pero de manera débil que ni parecía tener ganas de nada. Kyouya comenzó a jalarlo y entonces el otro se quedó quieto ejerciendo como peso muerto. El rubio se molestó por la actitud del otro. —Compórtate. Sé valiente y enfréntate a mi.—
—No puedes obligarme. —
—…— Kyouya comenzó a arrastrarlo hacia la dirección de las canchas de tenis. Varios alumnos se quedaron mirando a ese par debido a la acción ridícula que estaban llevando: uno arrastrando y el otro siendo arrastrado como quien es un niño siendo obligado por su padre a asistir a clases. Kyouya dedujo que Cain of Lancaster, pese a mostrarse estoico y frio, era una persona muy inmadura y pertinaz. —¿¡En serio eres tan infantil!? Estas haciendo un show increíble. —
—Tú eres el inmaduro. — Siguió firme en su posición.
—Te arrastraré hasta allá mismo. No me causa vergüenza y el que pierde eres tú porque…— Sonrió maliciosamente. —Te vas a ensuciar si te sigo arrastrándote. ¡Imagina cuantos gérmenes agarrarás! — Dicho esto, notó que el otro le observó fríamente sin variar su expresión de póker face pero el rubio notó que ya no estaba ejerciendo peso contrario.
—No tengo equipo de tenis aquí. — Expresó para justificar. —No usaré el que dispone Rizembool. Debe estar asqueroso. — desvió la mirada.
—Eso no es problema. — Dijo Kyouya soltándolo sólo de un brazo. Con la otra mano siguió agarrándolo del otro brazo. Sacó su teléfono móvil y llamó a su sirviente. —Trae ahora ya a Rizembool dos equipos de tenis nuevos. Uniformes deportivos y raquetas nuevas. De las mejores marcas y calidad.  No tardes. — Y colgó. —Espero que al soltarte no te vayas corriendo como un niñito. ¿Lo prometes? — Lo observó suspicaz, el otro asintió. El rubio finalmente lo soltó dudando si era la mejor opción después de la actitud demostrada por Cain. Kyouya dirigió al otro en contra de su voluntad hacia la cancha de tenis. En el trascurso ninguno habló y se hacía eterno considerando el gran tamaño de Rizembool.
—No me siento bien…—
—Deja de buscar excusas. —
—No quiero hacerlo…—
—…—
Para cuando Kyouya Sata y Cain of Lancaster llegaron al sector de las canchas de tenis de Rizembool, los alumnos de distintas facultades se dirigían para el mismo lugar en busca de una cancha para practicar el deporte de raqueta pelota como medio de matar el tiempo. Kyouya se apresuró a apartar una cancha y telefoneó nuevamente a su sirviente para exigirle que se apresurara. Tras colgarle, divisó a un chico de cabello negro y ojos azules que se dirigía a él mostrando una sonrisa animada. Ese chico de ojos azules era Hibiki Kuze. A su lado, lo acompañaba Eishi Tsukasa, un chico de cabellos platinados y ojos del mismo tono que su cabello. Kyouya Sata los conocía y eran amigos, esos dos chicos eran estudiantes de Rizembool en donde pertenecían a la carrera de Ingeniería Mecatrónica.
—Hey, Kyouya, ¿Tan temprano inicia tu jornada de entrenamiento hoy? — Dijo Hibiki saludándolo chocando las manos.
—Vimos a tu grupo salir, Kaworu dijo que estabas por aquí y te echáramos un ojo. — Eishi mantenía las manos dentro de los bolsillos de su pantalón. —En un momento más vamos donde ellos, ¿Quieres que pidamos algo por ti? —
—No. Estoy bien. — Kyouya entrecerró los ojos. No le gustaba que Kaworu se metiera en sus asuntos y, por lo visto, Nagisa ya estaba sospechando de su amigo. El rubio notó a un hombre de unos treinta años de edad, de traje negro por completo, que corría a toda velocidad hacia él. —Allí viene mi empleado. Escoge el equipo que quieras y te lo quedas. —
—…Ok— Cain alzó los hombros.
Los otros dos chicos se percataron de que Kyouya tenía una inusual compañía. Hibiki saludó a Cain.
—Hola. Disculpa por no saludar, no sabía que eras amigo de Kyouya. —
—No es mi amigo. Es mi rival de juego. — Aclaró el de ojos carmesí. Agarró del brazo disimuladamente a su rival en deporte. —No te tardes. — Le dio un empujón para que se apresurara. El otro tuvo que ir donde el empleado de Kyouya no porque se sometía a él sino porque, mientras más rápido atendiera el asunto, más rápido lo dejaría en paz.
—Oh. Ya veo.— Para Hibiki el gesto dominante de Kyouya pasó desapercibido –o quizá estaba muy acostumbrado a su modus operandi- pero Eishi se dio cuenta que el otro chico no estaba precisamente a gusto con Sata.
—No parece querer estar aquí. — Expresó el de cabellos platinados.
—Sí. Todos dicen lo mismo de él. — Dijo Kyouya —Viene de Inglaterra y no se ha adaptado. Ha tenido muchos problemas de disciplina y compromiso en la universidad. Por eso me estoy haciendo cargo de él por hoy. —
—Entiendo. — Eishi soltó un suspiro. No comprendía si Kyouya entendía lo que estaba haciendo. Más que querer ayudarlo parecía tener una nueva mascota.
—¿Se quedan a ver el juego? —
—Tenemos algo de tiempo así que será entretenido ver el juego. Aunque no nos quedaremos para todo el duelo porque iremos donde están los chicos de tu carrera para ir a comprar algo para comer. — Dijo Hibiki.
—Okay. — Kyouya les sonrió encantadoramente. —Espero demostrar un buen juego para deleitarlos. —
—Seguro. Eres uno de los mejores tenistas a nivel nacional. No nos defraudarás. —
—Voy a cambiarme. Ya vuelvo. — El rubio fue a donde su empleado para recibir el equipo deportivo que le quedó.
En unos cuantos minutos más Kyouya y Cain volvieron a la cancha. Kyouya llevaba un traje deportivo de color negro mientras que el otro se había escogido el típico traje blanco de tenis. El rubio notó que Hibiki y Eishi estaban rodeados de más gente en las bancas donde se disponían a observar el juego.
—Aplastarte frente a tal multitud será algo estimulante. —
—…—
—Pero no te preocupes. Prometo ser bueno contigo. —
Llegaron a la cancha y se ubicaron a los extremos de esta. Kyouya boteó la pequeña pelota de color verde limón y dio el primer saque. Tal como prometió, comenzó de manera suave para que el otro le siguiera el ritmo. Cain no tenía problemas en responderle.
—Veo que más gente está llegando. — Dijo Hibiki quien notó que algunos alumnos se acercaban a mirar el juego desde afuera de las rejas de la cancha. —Siempre que Kyouya juega atrae al público. —
—Debe ser porque es tenista profesional y cada uno quiere acaparar atención a su modo. No lo digo por Kyouya. — Señaló a un grupo de chicas que comenzaba a tomar fotografías. —Sino por ellas. Que creen que sacando fotografías de Sata y publicándolas ellas se ganaran su corazón. —
—Ah… sí. Las fangirls son cosa seria. — Hibiki se echó un poco para atrás. Eran pocas las chicas de Rizembool pero no por eso algunas no dejaban de caer en la actitud de fangirls que se tiene en una escuela mixta. —Aquí debería ser al revés. Los chicos deberían ser los fanboys de las estudiantes de aquí. —
—Algunas ni son estudiantes de Rizembool. Para ellas debe ser “paradisiaco” venir a un lugar lleno de tipos a quienes acosar. — Eishi soltó un suspiro. En eso notó el primer punto a favor de Kyouya. —Ya comenzó…— Supuso que sería cuestión de minutos para que el rubio ganara el juego. En poco tiempo, volvió a anotar otro punto y otro más.
—Si el otro chico no pone de su parte, será derrotado fácilmente por Kyouya. — Comentó el de cabellos negros. —Por cierto, estuve pensando en la implementación para el brazo mecánico que estamos haciendo. Sería cool que emitiera magnetismo controlado por el portador. Seguramente el profesor Shuu Tsukiyama quedará encantado. — Aquel profesor era el maestro guía que tenían para los proyectos mecatrónicos en que trabajan y siempre los alentaba, quizá de un modo exagerado y estrambótico, a ir más allá.
—Hm…— Eishi no apartaba la mirada de la pelota de tenis que iba y venía de un lado a otro. Notó que el juego se estaba tornando más serio y ninguno de los dos jugadores había anotado otro punto. Las fangirls de Kyouya comenzaron a corear su nombre para alentarlo a realizar otro punto. —Puede ser una buena alternativa. Aunque… Ya tiene megafuerza de impacto y presión. —
—Ahá, pero sería…— Hibiki se quedó en suspenso unos momentos para ver el siguiente punto correspondiente al chico que acompañaba a Kyouya. En poco tiempo, Kyouya lo recuperó lanzando la pelota cerca de él y con el rebote dirigido al rostro. El otro no tuvo más opción que moverse a un lado o sino la pelota le caería de lleno al rostro. —¡Vaya técnica! —
—¿Eso es legal? —
—No lo sé, pero si lo hace Kyouya creo que es oficial. Él no es de hacer trampas en el deporte de sus pasiones. —
—No… Pero si de todos modos lo puede usar para atormentar a otros no tendrá reparos en utilizarlo. —
—Haha, bueno. — Meneó la cabeza. —Es Kyouya, después de todo. —
—Disculpen. —
—¿Eh? — Hibiki y Eishi miraron a una chica que se les acercó para preguntar.
—¿Me podrían decir el nombre del chico que está teniendo el duelo con Kyouya? —
—Ah, eh… Creo que nunca nos dijo su nombre. — Hibiki sonrió divertido.
—Oh, Ok. — La chica le restó importancia y volvió a su lugar.
—Parece que es la que escribe notas de Kyouya. — Comentó el de ojos azules.
—Hay gente sin vida…—
—¡Mira que juego! — Hibiki se puso de pie al ver como el nivel del juego entre los dos competidores aumentaba a un nivel épico.
—Si tanto te fascina el tenis deberías practicarlo. —
—Me encantaría. Pero apenas tenemos tiempo. — Suspiró. —¡Wow! — Hibiki celebró el punto realizado por Cain, esta vez. —Parece que el otro chico también sabe jugar. —
—Ganará Sata. — Analizó Eishi.
Después de comer, Kaworu, Ken, Yabe y Yuusuke habían hecho sobretiempo para esperar a Hibiki y Eishi con quienes se habían puesto de acuerdo en quedar en ese local de comida japonesa tradicional pero el tiempo pasaba y ninguno de los dos había llegado por lo que, en vista de la hora, ya no podían esperarlos más. Encargaron un par de pedidos para llevárselos y se marcharon de regreso a la universidad para llegar casi al justo de las clases que les tocaban a continuación.
Cuando el grupo se dirigía al departamento de Ingeniería Genética Humana, vieron que Hibiki venía hacia ellos.
—Hola chicos. Lamento no poder llegar. Nos entretuvimos con el partido de tenis de Kyouya y su rival, después el profesor Tsukiyama apareció en la cancha para buscarnos y se quedó a observar el duelo pero nos hizo retirarnos apenas terminó el juego para acordar unos adelantos en nuestro proyecto. Eishi tuvo que quedarse con él ahora. —
—Descuida. — Kaworu comprendió la situación. —Este es tuyo. — Le hizo entrega de una caja que en su interior contenía lo que les encargó Hibiki para comer. Luego le pasó otra caja, de otro color. —Y esa es de Eishi. —
—Gracias. Te haré la transacción en un momento…— Hibiki sonrió, feliz. Tenía mucha hambre pero lamentablemente tendría que comer en el laboratorio de mecatrónica.
—¿Dijiste partido de tenis? — Kaneki se crispó al detenerse en ese punto.
—Ahá. — Hibiki asintió, observando a Kaneki. —Tuvo un duelo reñido pero, como era de esperar, el juego lo ganó Kyouya. —
—…— Kaneki se dio en el rostro con las dos palmas de sus manos aceptando lo creyentemente inocente que era con las personas.
—Seguro a querido demostrar que es quien manda en el tenis aquí. — Yuusuke negó con la cabeza.
—Al menos estará de genial humor hoy. — Comentó Yabe, viendo el lado bueno de la situación.
—Pero se suponía que se comprometió a ayudar. Ahora quizá el estudiante de intercambio ni quiera venir más a clases con la actitud de Kyouya. — Ken comenzó a teclear rápidamente un mensaje en su celular.
“¿¡Dónde están!?”
Sólo restaron unos segundos para que tuviera respuesta.
“En enfermería. No le digas a los demás. Después te cuento”
—…— El pelinegro abrió los ojos enormemente, pasmado.
—¿Sucede algo? —
—…Me olvidé de algo, ya vuelvo. ¿Pueden excusarme con el profesor? —
—Claro, ve tranquilo. — Yuusuke notó que Kaneki estaba demasiado apresurado para explicarse. En poco le vio partir a toda velocidad como si el mundo se acabara ese día.
—Ok, yo también debo irme. Nos vemos luego. — Hibiki imitó la acción de Ken pero partió en dirección contraria hacia los laboratorios de Ingeniería Mecatrónica.

Ken Kaneki corrió hacia la enfermería y no tardó en llegar pese a la larga distancia que se encontraba. Golpeó la puerta y una enfermera le recibió, el joven le explicó que buscaba a unos amigos y ella le indicó que se encontraban adentro pero que guardara silencio.

—No te preocupes por tu amigo. Él está bien, sólo que se ha exigido mucho y no ha tomado conciencia de ello. Le administré medicación y ahora descansa. Puedes quedarte, si gustas, pero guarda silencio y no toques nada. Saldré a conseguir los suministros que he pedido. ¡No comprendo como nadie aún los trae desde la bodega! — Dicho esto, la joven enfermera salió del lugar refunfuñando por lo bajo.
El joven ingresó en la sala buscando entre las camillas a sus conocidos, vio que al fondo estaba única camilla que estaba resguardada por las cortinas de división. Fue hasta allá y encontró a Kyouya Sata sentado en una silla observando al chico sobre la camilla. Kaneki se inquietó al ver que Cain of Lancaster, su protegido, estaba descansando sobre la camilla, dándole la espalda a Kyouya. No era por maldad, pero Ken había estado rogando que la situación fuera al revés y que fuera Kyouya el que estuviera en la camilla. Cuando vio que era lo contrario, el mundo se le vino encima. ¿Y si le pasaba algo muy malo? ¡No podría perdonarse haberlo dejado al cuidado de Kyouya!
—¿Qué fue lo que pasó? — Kaneki habló en voz baja. —¿Está consciente? —
—La enfermera dice que la medicación le ha sedado. Despertará como en una hora más. — Le respondió en el mismo tono de voz. —No sé qué pasó. Terminamos el juego y después cada uno nos fuimos por nuestra cuenta. Cuando me devolví para decirle que de todos modos me parecía justo darle una oportunidad de revancha, vi que no estaba del todo bien. Lo traje aquí y la enfermera le inyectó. Ella dijo que se ha sobre exigido mucho…—
—Los lunes recién llega temprano por la mañana de Inglaterra. Yo te lo comenté, los viajes de allá para acá le deben tener así. —
—Bien, quizá fue demasiado brusco y lo maté en el intento.— Soltó un suspiro, cruzándose de brazos. —Pero no es para tanto. Tampoco es como si me comportara como un canalla con él. Él es como… Un princeso. —
—…— Ken lo observó con reproche. 
—Ok, por hoy no justificaré mi actitud. No me comporté bien y por eso me quedaré aquí para custodiar. —
—Yo también soy responsable. Me comprometí con Johan Liebheart de velar por el bien de él y… lo he dejado de lado. También me quedaré.—Se quitó la chaqueta y la colocó con cuidado sobre el inglés. —No Homo, pls. —
—No le diré a nadie, Kaneki. Pero tampoco le digas a los demás que estamos aquí.— El rubio lo que menos deseaba es que fuera visto como un ser gentil.
—No. No le diré a nadie. —
—Tampoco le diré a alguien. Ni a Kaworu. —
—Ninguno hablará…— Agregó el chico que descansaba en la camilla.
—¡Ah! Ya estás mejor. — Kaneki se mostró lleno de felicidad al ver que el otro se pronunciaba.
—…— Siguió dándoles la espalda. —Pueden irse. Ya todo está bien.— Prefirió usar la chaqueta de Ken para cubrirse el rostro. —Fuera. —
—No tienes que sentirte así porque te hayas sentido mal. A todos nos pasa. Creo que lo mejor es que vayas a tu casa a descansar. —
—Basta…— Cain se estaba ofuscando por la conducta de todas las personas a su alrededor. De hace tiempo que quería desaparecer. En serio. Desaparecer. O irse a una isla donde nadie pudiera tratarlo como... Como había dicho Kyouya Sata, "Princeso"
—Si está bien.  No veo el alboroto. — Kyouya se inclinó hacia la camilla y agarró al inglés del brazo obligándolo a reincorporarse. Lo jaló hacia él para que lo acompañara.
—¡Kyouya! — Ken se espantó por el trato diabólico del rubio.
—¿Qué? — El rubio observó a Kaneki sin comprender su alteración. —Lo iré a dejar a su casa. —
—Ah, no hace falta. —
—Hm, creo que es una buena idea. —
—…— Cain entrecerró los ojos. No se podía librar de la gente aunque lo quisiera.
Tiempo después, Kyouya condujo su vehículo hacia la dirección que Cain le había dado. Ken Kaneki acompañaba al rubio como copiloto y durante todo el camino conversaron de temas triviales para hacer más ameno el recorrido. Cain estuvo tentado de bajarse en una esquina cuando la luz roja diera en el semáforo pero ya había hecho demasiadas cosas ridículas y patéticas en una sola mañana como para continuar con la insensatez. Si su padre estuviera vivo, no se lo perdonaría. Cuando llegaron a la mansión Lancaster, Cain se bajó del vehículo de Kyouya, le lanzó la chaqueta de Kaneki a su dueño por la ventana del copiloto y no se despidió de ninguno de los dos dejándolos desconcertados. Esperaba no verlos nunca más en la vida. En serio, nunca más.
Entró en la mansión y agradeció que ningún familiar estuviera a esa hora más que su tío Vincent. No tenía muchas ganas de estar con él pero le dio curiosidad no encontrarlo en la sala de estar bebiendo una taza de té. Por mera curiosidad, comenzó a buscar a su familiar por las habitaciones hasta que lo hayó entretenido viendo un video en la TV conectada a un antiguo reproductor de VHS.

—Oh, llegas tan temprano hoy. — Dijo Vincent, al notar que su sobrino entraba en la sala.
—No tuve clases. —
—¿Otra vez? — Él elevó una ceja, incrédulo.
—Otra vez. — Asintió indiferente. Se fijó que la pantalla de la televisión mostraba una cinta de su graduación cuando salió de la escuela en Inglaterra.
—Aquella ocasión yo grababa tu graduación. Que buen discurso de promoción. Siempre tuviste muy buena presentación.—
—…— Observó detenidamente su persona en la grabación. En ese momento daba un discurso al ser elegido como representante de su generación. Se mostraba alegre, lleno de vida y, sobre todo, muy empático. Entrecerró los ojos, haciendo una mueca de desagrado. —Patético. —
—¿Por qué tan cruel contigo mismo? —
—Porque en ese tiempo me esforzaba por ser un hipócrita y era agotador. — Recordó cómo años atrás mostraba una amabilidad muy distinta a la antipatía y desgano que representaba en la actualidad. Era el hijo mayor de Richard of Lancaster y por ende debía seguir sus pasos algún día. Nadie quería a un engreído sin empatía y despreciable como líder de la casa, las empresas y todo lo que tuviera relación con el apellido. Debía “ganarse a la gente” como decía su padre, y quizá algún día “ser presidente o al menos un importante político” Por eso Cain siempre se mostraba amable, compartiendo con sus compañeros y representando a la escuela. Hasta algo altruista, en ocasiones. Pero se había cansado de todo eso y prefería ser lo que era en la actualidad: él mismo. —Era como… Lo que es Henry ahora. Un sujeto distinto detrás de la máscara. —
—Henry es real. —
—No. Es el más egoísta de todos, pero se oculta bien en esa faceta de altruista. —
—Ok. Sí es un poco egoísta a veces al excluirse de las problemáticas reales para estar cómodo en su área de confort. —
—¿Ves? Luego se cansará de tanta falsedad y se unirá a mí. —
—Eso suena tan épico. — El hombre se cubrió la boca con su mano al reír por el comentario de su sobrino. En ese instante, el timbre sonó.
—…—
—Ah, no son visitas. No te preocupes. Debe ser la candidata a sirvienta que me contactó hoy. Como ni tú ni Henry, quienes son los mayores, han actuado para conseguir personal para la mansión, he puesto un aviso en el periódico. Debo entrevistar a esta persona y requiero tu presencia. —
—Confío en tu juicio. —
—Ven. —
—Me siento un poco mal… La verdad. Será mejor que me retire a mi cuarto a descansar.
—Ven. — Insistió
—No quería decirlo pero extraño a madre…Quisiera ir a mi cuarto para recordarla.—
—Deja de intentar dar lástima. — Vincent soltó un suspiro prolongado. —Acompáñame. — Apagó el reproductor y la televisión. —Sólo serán unos minutos. Espérame en la oficina. —
—Okay. — Bajo la mirada, resignado. Fue hasta la oficina y allí esperó a su tío Vincent of Lancaster. Al poco tiempo el hombre de cabellera oscura y lunar debajo de su ojo apareció con una muchacha demasiado joven como para ser sirvienta. Vincent tomó lugar a un lado de su sobrino, al otro lado de la mesa.
—Buenas tardes, mi nombre es Vincent of Lancaster. Soy el que ha puesto el aviso en el diario. Él es mi sobrino Cain of Lancaster. Sí, es manía de nosotros presentarnos con todo el apellido porque nos enseñaron desde pequeños a enorgullecernos de él. — Bromeó el hombre a lo que la joven sonrió dejando los nervios de lado. —¿Cómo te llamas? —
—Fumi Oono. Vi el aviso en el diario y pensé que era una buena oferta de trabajo. — Era una muchachita encantadora, de cabellos castaños y enormes ojos verdes. Llevaba uniforme escolar lo que lamentablemente le daba muy poca seriedad.
—Bien, ciertamente esperábamos a alguien un tanto mayor para el trabajo de sirvienta. — Dijo Vincent a la chica. —¿Estas segura de que estás en el lugar correcto? —
—¡Sí! —
—¿Qué edad tienes? —
—Tengo 16 años, señor Vincent, ¡Pero sé hacer muchas cosas! Sé limpiar bien, cocinar comidas orientales y occidentales, mi padre dice que plancho muy bien, también me encargo de la jardinería y lavandería. Puedo hacer todo lo que haga falta o que necesiten. —
—¿Qué opinas? — Le preguntó Vincent a su sobrino.
—Demasiado menor, generará problemas. — Dijo secamente. —Gracias por venir pero no puedes trabajar aquí. —
—¡Espere, señor! — Fumi agitó las manos en el aire. —¡Si tan solo me diera una oportunidad! —
—…—
—¿Y si trabajo gratis por una semana para demostrar que puedo hacer el trabajo? — La chica junto las palmas de su mano. Si bien el sobrino del entrevistador la miraba de una manera fría que le inquietaba, no quería dejarse empequeñecer. —¡Prometo que no se defraudarán! —
—Debo decir que coincido con mi sobrino. Eres demasiado pequeña para lo que necesitamos. Además de mi persona y la de él, tenemos más gente viviendo aquí. Están mis tres sobrinos, hermanos de él, y mi hija Alice. Los próximos días llegará otro sobrino más desde Europa. —
—¡Oh! — Los ojos de la chica se abrieron en sorpresa. —¡Son seis varones y una dama! — Parecía motivada. —Eso me recordará los días en que atendía a los hermanos de padre en casa cuando se quedaban todos juntos antes de zarpar al mar. —Justo cuando Fumi se proponía a dar un discurso esperanzador y emotivo, fue interrumpido por la intromisión de una persona en la sala. Un chico de cabellos rubios y ojos azules abrió la puerta, entró y lanzó unas cartas sobre el escritorio de una manera tan poco viva que parecía un sujeto mecanizado o controlado por medio de brujería. Fumi dio un respingo en su asiento, espantada por su presencia.
—Llegó cartas. — Dijo éste, sin siquiera mirar a Fumi. Acto seguido, se retiró.
—Ese es Henry of Lancaster. Mi otro sobrino. — Le dijo a Fumi. Luego miró a Cain para susurrarle. —¿Qué le pasa a Henry? —
—Está siendo Henry. — Le respondió certeramente, ladeando el rostro.
—En cuanto a esta chica, ¿Qué tal si aceptamos su oferta? — Esta vez habló en tono claro.
—Ok. ¿Qué más da? No durarás un día. Procura cerrar la puerta bien cuando te vayas. — Cain ya no quería perder tiempo. —Con tu permiso, tío. — Se excusó con su familiar y se retiró. Iba a darse una ducha eterna para quitarse el fracaso de su ser.
—¿Eso quiere decir que me darán una oportunidad? — Fumi parecía confundida con las palabras de ese extraño señor.
—Sí. Tómalo como una prueba. —
—¡YAY! ¡Muchas gracias! — Fumi se puso de pie, animada. —¡Puedo empezar ahora mismo! —
—Si estás con esos ánimos…— Vincent sonrió contagiado por el entusiasmo de ella. Recogió las cartas que Henry había lanzado sobre el escritorio y volvió la vista a Fumi. —Señorita Fumi, le hago recuerdo que el aviso pedía una empleada puertas adentro. Lo que quiere decir que usted vivirá aquí. —
—Ahá- La pelicastaña colocó el perfil de su mano en su frente. —Espero no ser una molestia. —
—Esperemos que no. — Asintió. —Sígueme. Te mostraré tu cuarto temporal.



“Ha sido un día eterno. Aún estoy en clases y tengo un compañero insoportable.”
“Elimínalo.”
“Haha, como si se pudiera. ¡Ah! ¿Me dijiste que estás en Japón? Me sorprende ya que dijiste que nunca volverías”
“Sí… Es como para suplicar mi muerte. En fin, podríamos acordar un día para ir a por un té decente.”
“Conozco un lugar donde sirven buen té británico.

¿Alo?

¿Estás?

¿Hola?

¿Hola?”
“Disculpa. Es que me fastidiaba mi hermano. Ese que yo te contaba  cuando éramos niños que sospechaba de que era bastardo”
“Hahaha. Si me acuerdo de eso. ¡Qué malo!”
“Si me secundabas…”
“Ah, es que Edward es muy distinto a todos ustedes. Digo, en personalidad. ¿Sigue siendo tan… Impulsivo?”
“No sé. No lo he notado durante los últimos años. Pero sigue fastidioso e intruso. Me preguntó a quien le escribo… Le he dicho que a mi SimSimi.”
“¿SimSimi? ¿Qué mierda es eso?”
“Tú eres mi SimSimi…”
“Wtf, acabo de googlearlo. Estás enfermo.”
“Cállate.”
“Cállate tú. ¡Y estamos callados porque escribimos!”
“¿Ves que eres un SimSimi? Contestas igual de agresivo que esas cosas. Después terminarás aconsejándome que me suicide… El SimSimi que tenía me decía eso después de insultarlo por un tiempo.”
“Bro. Necesitas salir más.”
“Sí…”
“Te dejo un rato. Llegó el idiota que te digo que es bien desagradable. Nos comunicamos luego”
“Ok”

La otra persona dejo de estar el línea. Conocía a esa persona de años atrás cuando en Inglaterra coincidieron en la escuela. Cuando Allen Walker, su “SimSimi” dejo de estar en línea, Cain of Lancaster dejo el teléfono celular en la mesa auxiliar y se cubrió debajo de mil cobertores. Si bien eran las dos de la tarde, se disponía a dormir hasta el próximo día. Al día siguiente tenía algo importante que hacer.



Ver el sitio tan abandonado y sucio donde ella se encontraba le causó una reacción de rechazo angustiante. Desde que llegó a Tokyo estuvo evitando ir a ese lugar porque no sentía que estuviese correcto, dada su situación actual, y porque no se sentía del todo preparado para enfrentar la imagen de ver su tumba después de tantos años.

Pese a que aún sentía que no podía enfrentar la realidad, estaba allí de todos modos lo cual lo no le hacía sentir menos culpable pero sí le aliviaba pensar que ella está en paz.

Se acercó a la abandonada tumba tradicional japonesa donde el desgastado monolito rendía homenaje a una chica que bien había conocido. Quitó con cuidado la maleza que obstruía aquel nombre que recordaba, curvó las cejas y se mordió el labio inferior al leerlo allí. El grado de incomodidad aumentó pero tenía orgullo por sobre todo y no se retiraría de allí sin antes reflexionar sobre ella. Hace tres años que aquella HiME había muerto, lo único que quedaba de ella era una tumba olvidada en un cementerio público. Sacó un pañuelo y con este quitó el polvo del monolito. Si bien las letras eran kanjis tradicionales, sabía muy bien leerlas.

“Kana Nightroad”

Era lo que se leía en ellas. Cain bajo la mirada y se mantuvo estático por varios minutos cuando terminó de limpiar la tumba. Hace tres año su única amiga había perecido en la batalla final entre las HiMEs y los Rebels y él, siendo un completo inútil y poco comprometido, fue un pésimo Key que en nada pudo ayudarla.
Incluso esa rata insoportable de Mihael Keelh había sido una pieza clave en la historia de Kana. Siendo el rubio su Knight había luchado a la par contra Rebel y Princess de la chica.
Musitó en un murmuro suave una oración de origen religiosa ortodoxa. Kana creía en sus Dioses orientales y le hubiera gustado recitar algo de sus rezos en esa ocasión pero no conocía verso alguno que pudiera sentir adecuado. Dejo las flores lilas sobre la tumba, permaneció unos minutos más y luego se marchó del cementerio para volver a su casa.
« Last Edit: June 11, 2016, 09:41:51 PM by Kana »


Cho

Hola~ vengo con un fic. Está incompleto, pero supongo no lo hubiera podido postear en un solo post. A ver en cuántas partes me sale *se pone a planear*

¡Gracias a Sayi por los icons! *huye por abusiva (...)*

20.1.



Luego de un par de días tranquilos y mayormente rutinarios, llegó el tan esperado sábado en el cual todos se iban a reunir para pasear en el museo. Osaka terminó informando a todos sobre un itinerario dentro de ese museo arquitectónico, y lo primero que tenían para hacer era atender un video sobre nuevos avances en arquitectura japonesa en la sala de audiovisuales cerca de la entrada. Esa exposición duraba un poco más de media hora y lo repetían cada hora, pero todos quedaron en encontrarse a una función fija para así tener tiempo de mirar alrededor del museo antes de una charla por expertos que, según Osaka (o posiblemente Komaeda detrás de cámaras), era de vital importancia atender.

Por ello, Cho llegó a la entrada del museo relativamente temprano junto con Roxas, Tomo y Reimu. Todos habían quedado encontrarse ahí a las diez y media de la mañana para ver el cortometraje a las once, pero ya habían esperado bastante tiempo y no había señal de nadie más.

“¿Dónde demonios están todos?” se quejó Tomo por enésima vez. “Ahora resulta que ellos se van a tardar más y van a llegar todos felices en sus carros último modelo y encima van a pasar por el valet parking. ¡Si alguien tiene derecho de llegar tarde somos nosotros que tomamos el bus! ¡Malditos ricos que nos hacen sentir mal con sus pocas preocupaciones en la vida!”
“¿De dónde salió eso?” Roxas se confundió por ese desarrollo.
“Más bien diría que eres una resentida proletaria~” canturreó Reimu.
“¡Cállate! ¡Tú eres la que no hubiera venido de no ser porque Osaka se ofreció a pagarte el almuerzo!”
“Pero sé que tú también le pediste lo mismo, y sinceramente merezco el paseo más que tú por trabajar incansablemente en la limpieza de mi templo.”
“P-por favor, no peleen…” Cho dio un suspiro y revisó su reloj de pulsera. Eran las diez y cuarenta y dos. Al menos la boletería y entrada no estaban llenas de personas. En general, los visitantes parecían ser más turistas y mayores que ellos. En verdad era un sitio muy raro para salir a pasear con varios de sus conocidos, pero Komaeda sin duda se vio muy motivado a hacerlo. En fin, por la buena pinta del lugar, esperaba que hubiera la suficiente variedad de exposiciones dentro como para distraer a todos. Al menos la infraestructura se veía cambiante y llamativa. “Conociéndoles, no deben tardar en llegar, debemos verlos en cualquier momento. Además sé que van a venir bastantes personas, de Rizembool también.”
“Qué interesante, ansío conocerlos,” Reimu sonrió. “Osaka ya me comentó de algunos de sus amigos allá, y me da curiosidad cómo se pueden mantener todos conectados pese a estar en ambos institutos.”
“Pues… esa más que nada es Osaka,” comentó Roxas, levemente frustrado. “Supongo no es muy extraño si es gente no envuelta en la rivalidad de las universidades pero…”
“Está bien, entiendo.”
“Aunque me pregunto cómo así vamos a andar todos en un grupo, vamos a ser bastantes,” Cho negó. “Un museo no se presta para un grupo tan grande.”
“Ese Komaeda debe estar tramando algo,” Tomo entrecerró los ojos. “Y para colmo nos está haciendo esperar. ¡Ah, más le vale que este no sea un complot de todos ustedes para castigarme y hacer que estudie más! ¡No estoy tomando ninguna clase de arquitectura para que me traigan acá!”
“Deja de venirte con ideas conflictivas…” pidió Roxas, con leve impaciencia.
“Y ahora has pasado de proletaria resentida a creer que todo el mundo gira a tu alrededor,” Reimu juntó sus palmas. “Creo que mejor rezo por tu alma~…”
“¡Déjame en paz!” Tomo hizo el ademán de querer lanzársele encima, pero se detuvo al ver que Cho se levantó de la banca que compartían a divisar a un grupo. Como esperado, el grupo de Larsa fue el primero en llegar, y este estaba acompañado de Ryo, Dakki y Kibi.




“Sentimos la tardanza,” se disculpó Larsa, con una leve reverencia. “Buenos días a todos.”
“No tienes que ser tan serio, están temprano,” Roxas sonrió un poco y se levantó también para recibirlos. Reimu y Tomo le imitaron.
“¡Hola a todos~☆!” Kibi exclamó y miró detenidamente a Reimu. “¡Oh, chica nueva! ¡Mucho gusto, mi nombre es Kibi! ¿Cómo te llamas?”
“Reimu, un gusto también.”
“Ah, pero Roxas tenía razón. Larsa exageró. Estamos entre los primeros aquí,” Dakki miró de un lado a otro. “¿Y bien? ¿Quién es el anfitrión secreto?”
“Quisiera decírselos, pero Osaka me pidió que lo mantuviera en secreto,” dijo Cho, con cierto pesar. Su prima había sido muy insistente, así que no pudo negarse. “Tal vez haya un motivo importante…”
“Pienso que no debería haber tanto secretismo en este asunto. Debo admitir que me da cierta mala espina,” Larsa se llevó una mano al mentón, meditativo.
“Bueno, al menos nosotros sabemos quién es. Hm, pero sí creo que es un chico medio especial…” opinó Reimu.
“Haha, entonces sé que va a ser una gran parte de nuestro círculo,” Ryo sonrió.
“Ahh, me duele, pero estoy de acuerdo contigo,” Tomo negó, frustrada. “Aunque casi diría que ese chico es más raro que la mayoría. No sé, da vibras raras.”
“Ohohoho~♥ por mi no hay ningún problema, no soy la HiME aquí,” Dakki le encontró gracia y se rió, luego de darle un guiño a Cho. La peliceleste sintió escalofríos.
“Vamos, no anden diciendo esas cosas,” Roxas dio un suspiro.
“Creo que ya se ha vuelto muy común que todos nuestros amigos bromeen del tema,” opinó el peliblanco. Él sacó su celular. “Ah, Kytes me envió un mensaje. Dice que acaba de estacionar su auto.”
“¿Ellos son cinco, verdad?” preguntó Cho, intentando recordar a los invitados.
“¡Sí!” Kibi asintió pronunciadamente. “Me sorprendió oírlo porque el auto de Kytes es un MINI. Nosotros tuvimos mucho más espacio al venir.”
“En fin, carro enano para una persona enana, tiene sentido,” Tomo se encogió de hombros, con indiferencia.
“No digas eso, creo que Kytes tiene un complejo con su altura,” dijo Roxas.
“A decir verdad, me sorprende que Sora no haya venido con ustedes,” observó Reimu. “Tenía entendido que ustedes son amigos de la secundaria, además me da la impresión que Sora es bastante needy.”
“¡Ohohoho~♥ muy cierto!” Dakki se rio con ganas. “Ah~♥ pero al menos yo no soy muy amiga de él que digamos. Obvio que lo iba a ahuyentar.”
“Hahaha cierto, aunque ni necesitaste hacerlo,” dijo Ryo, sonriendo. “Sora nos llamó para que vayamos con él y para que se subiera al nuevo auto de Larsa, pero…”
“¡Nunca!” Larsa rompió su tranquilo semblante y sentenció esas palabras con tanta furia e intensidad que hasta una pareja de ancianos que caminaba cerca giraron momentáneamente sus miradas. En el grupo, todos se vieron comprensivos y se reservaron cualquier comentario, salvo Reimu, quien se sorprendió por esa reacción.
“Ehhh…” ella sonrió nerviosamente. “Es obvio que me estoy perdiendo de algo.”
“¡Ah, es la historia más impresionante! ¡Yo también me acabo de enterar camino para acá!” Kibi asintió con energías y sonrió ampliamente. “Ocurrió en el primer año de la secundaria de mi onii-chan, así que me lo perdí, pero salió en las noticias.”
“Supongo puedo volver a narrarla,” Ryo aguantó ganas de reír e ignoró una mirada molesta y cansada de Larsa. “Un día después de clases, el hermano mayor de Sora vino de visita a la secundaria y le sorprendió con una Hummer de último modelo para él. Sora se emocionó un montón y de inmediato nos invitó a todos a un paseo hacia el mall más grande de la ciudad. ¿Hasta ahí todo bien, verdad?” notó que Roxas negó repetidamente. “Ah, verdad, tú también fuiste un pasajero. ¿Me ayudas a narrarlo?”
“¿Tú también?” preguntó Reimu.
“Osaka, Mikoto y yo, así que también es una vivencia de tu primita,” respondió el rubio, sorprendiendo más a la sacerdotisa. “Pues… no estuve desde el inicio, a decir verdad.”
“Cierto, lo primero me corresponde a mí,” Ryo continuó con su sonrisa intacta. “Salimos desde Hanasaki al mismo tiempo que un bus de la ciudad y Sora condujo a toda máquina. El primer susto que nos dimos fue cuando Sora se distrajo con una ardilla y dio un giro que nos hizo darnos vueltas de campanas y en medio de esas casi nos chocamos con el mismo bus.”
“Uno pensaría que Sora se asustaría y evaluaría sus decisiones o su forma de manejar, pero no lo hizo…” comentó Larsa, cabizbajo y con un tono de voz sin vida.
“De ahí decidió tomar ‘un atajo’ al irse por paralelas, nos perdimos varias veces, terminó tocando la bocina desenfrenadamente frente a una casa de reposo, y por ahí nos encontramos con Roxas y Mikoto, a quienes Sora casi arrolla cuando se emocionó al verlos de peatones.”
“¿Y aun así decidiste meterte al carro de la muerte?” preguntó Cho a su hermano.
“Ehh…” este desvió su mirada, incómodo y frustrado consigo mismo. “No sé… supongo me faltaba madurar a esa edad para pensar bien.”
“Más bien debieron haber aprovechado esa pausa para que huyeran de Sora, ohohoho~♥” Dakki se puso a reír.
“Sinceramente no sé por qué demonios no se nos ocurrió…” admitió Larsa.
“¿Y cómo así Sora se encontró con ustedes?” preguntó Tomo, escéptica. “¿Acaso no viven en el sentido contrario del mall?”
“Buena pregunta… ehm, siguiendo con la historia,” Roxas se animó a tomar la narración. “Sora condujo de manera muy accidentada y dando vueltas pese a mis direcciones y entonces nos encontramos con un carro que empezó a hacerle carrera, así que fue peor. Resultó ser la profesora de inglés, pero la carrera no duró mucho porque nos persiguió un policía y la profesora logró escaparse en una bifurcación. A Sora le tocó ganarle a un tren con las justas para que no le atraparan.”
“Uhhh…” Kibi miró a su onii-chan preocupada y le agarró de un brazo. “Ya, ya pasó…”
“Dios mío…” Reimu estaba en shock. “Sora tiene un problema psiquiátrico.”
“Y esa no es la mejor parte,” Ryo sonrió impecablemente. “Después de eso, llegamos a la bahía donde está el mall, y cuando Sora vio al bus tomar el puente principal hacia el mall, decidió tomar un puente más cercano porque no había ningún carro y no tendría tráfico… pero no se molestó en revisar que era un puente bajo construcción.”
“De no haber escuchado esta historia tantas veces ya me estaría dando varios facepalms…” Cho negó. A veces no podía creer que eso había pasado.
“Le advertí, pero Sora no me quiso escuchar,” continuó Roxas. “Y cuando vio que el puente terminaba en medio del océano, intentó frenar, pero por todas sus frenadas al seco, sus frenos se sobrecalentaron y no respondieron.”
“Wait…” Reimu miró a Roxas, luego a Ryo y finalmente a Larsa. “¿Quieren decir que ustedes tres además de Osaka y mi prima estuvieron en un auto que saltó desde uno de los puentes altos de esa bahía hacia el mar?”
“Sí, ¿verdad? ¿Dónde estuve yo y mi cámara en ese momento?” Tomo se frustró.
“Justo eso iba a decir,” comentó Dakki.
“Una persona normal mostraría empatía…” Larsa se frustró.
“Sobre fotos, descuiden. Dicen que fue una vista increíble y panorámica desde un mirador del mall, así que varias fotos se sacaron. Están por internet,” contestó Ryo. “Ah, y como nota adicional, después me enteré que ese bus que Sora vio no era el mismo que partió de Hanasaki, sino el que pasa media hora después.”
“¿P-pero cómo así siguen con vida?” preguntó Reimu, incrédula.
“Cho llegó con su Child a salvarnos,” contestó Roxas.
“Y-yo no hice nada. Estaba caminando a casa y mi Child se apareció frente a mí,” la HiME se incomodó. “Esperó a que lo montara, y este me llevó. Presencié el carro caerse al mar, y creo que el Child actuó por su cuenta porque lo rodeó de fuego incandescente que hirvió el mar. No sé si fue el vapor a presión lo que les amortiguó, pero luego se hundieron, así que con la ayuda de mi Child y mi arma jalé el auto para sacarlo a la superficie. Fue una de las pocas veces en que apareció mi Child, ahora que lo pienso…”
“Y entonces llegó la asistente HiME para llamarnos la atención y borrarle la memoria a la gente que bajó a la playa a recibirnos,” concluyó Ryo. “Así que, en conclusión cuatro años después, Sora está banneado de todos los autos de Larsa habidos y por haber.”
“Creo que deberíamos ir a una notaría para hacerlo oficial~♥”
“Ya lo contaron, ahora dejen el tema. Es lo suficientemente doloroso,” pidió Larsa, impaciente.
“Pues es tu culpa sentarte en el copiloto del auto de Sora,” comentó Tomo.
“Asumí que él era al menos mejor conductor que estudiante, pero me equivoqué.”
“Vaya…” Reimu negó repetidamente, todavía en shock por esa historia. Justo vio a Kytes llegar con el culpable, Hotaru, Shoyo y Youmu, así que apuntó a Sora. “¡Eres un irresponsable! ¡¿Cómo pudiste hacerle eso a tus amigos?!”






“¿Q-qué?” Sora se quedó en blanco. “¿Qué dices, Reimu?”
“Me acaban de comentar el horror que ocasionaste en tus amigos en la secundaria y por qué nunca debes tocar un volante. Y estoy de acuerdo.”
“Reimu, ¿estás bien?” Youmu ladeó su cabeza, confundida.
“¿Qué está pasando?” Hinata pasó de mirar a Sora a Reimu repetidas veces.
“Ah, es que han contado la historia del Hummer de Sora,” Kytes sonrió incómodo.
“Llamarlo así es muy inocente…” Hotaru dio un suspiro.
“¡Ya, no conviertan a los nuevos contra mí!” reclamó Sora. “¡Fue hace cuatro años!”
“Ehh, lamento decirlo pero hasta yo tengo problemas olvidando el suceso,” confesó Ryo, sonriendo con pesar.
“Sí, y si el raro y feliz de Ryo tiene problemas, has traumado a los demás,” decretó Tomo, cruzada de brazos. “Yo todavía no estaba en Hanasaki y he escuchado la historia tantas veces que me puedo imaginar sentada dentro del Hummer.”
“¿Qué pasó? Yo todavía no me entero,” Shoyo miró a todos.
“¡Lo podemos repetir!” exclamó Kibi, sonriente.
“No, no tenemos mucho tiempo,” Larsa negó. “Además es algo que prefiero no recordar, y lo acabamos de contar.”
“Se los cuento más tarde, descuiden,” Tomo movió una mano, restando importancia.
“Les pasaré los links a las noticias relacionadas al suceso,” dijo Kytes, confundiendo a los recién llegados de primero aún más.
“En serio, olvídenlo por favor,” Sora hizo un puchero. “Ya sé que hice mal.”
“¿Hiciste mal? ¿Así es como lo llamas?” Reimu se escandalizó.
“Así lo llamará por el resto de la existencia…” Larsa negó, decepcionado.
“¡Ya, estamos aquí para disfrutar del museo!” exclamó el ‘criminal’ del grupo. “¡Y no puedo creer que acabo de decir ‘disfrutar del museo’ pero en serio, olvídenlo!”
“Bueno, lo podemos dejar por ahora,” Youmu miró de un lado al otro. “¿Dónde está Osaka? ¿Y el desconocido que nos invitó?”
“Osaka dijo que iba a traer a una invitada más personalmente,” contestó Cho. “Y sobre el anfitrión… no sé, está tarde. Pero Osaka insistió que le dejáramos presentarse personalmente a todos…”
“Esa Osaka haciéndose la especial y llegando tarde,” Tomo entrecerró sus ojos.
“Disculpe por la observación, Cho, pero con toda honestidad pienso que es irresponsable dejar este asunto con tanto misterio,” dijo Youmu, insatisfecha.
“Pues…”
“Pero no se preocupe,” la peliblanca extendió un brazo hacia delante y materializó una de sus espadas, sorprendiendo a la mayoría. “Estaré lista a pelear ante cualquier anomalía, sólo tiene que avisarme.”
“O-oye, no andes mostrando tu arma en pleno lugar público,” Sora movió sus manos como quien quería hacer algo para desaparecer el arma, incómodo.
“Las HiMEs y los Rebels deben ser discretos, no deben involucrar a civiles,” suplicó Kytes. Él miró a ambos lados. “Al menos somos varios rodeándote y nadie lo notó, pero mejor esconde el arma a menos que sea necesario.”
“Eh, sí, disculpen…” Youmu recién notó su error y desapareció su arma. “No fue mi intención causar incomodidades.”
“Eres del tipo inadaptado, ya veo,” Tomo asintió.
“No seas tan mala,” le recriminó Roxas.
“Con que una HiME nueva,” Dakki se le dirigió y notó de inmediato cómo esa chica le miró fijamente, con cierto recelo. “Te ves muy confiada, pero bien por ti. Vamos a ver cómo te va.”
“…” Youmu alzó una ceja. “Gracias por tu observación, supongo. ¿Y tú quién eres?”
“Fui una Princess la vez pasada. ¿Estás informada del asunto?”
“¿Princess?” Youmu se sorprendió mínimamente y fue notorio que miró a la pelirroja con más recelo.
“¡Ehhh, p-pero eso fue hace tres años!” Kibi se alarmó como quien sentía un peligro primordial emanar de un enemigo natural.
“Ahh, eres ese tipo de HiME, ya veo…” Dakki sonrió con ironía y miró a Larsa de reojo, quien se le dirigió y negó.
“Cambiemos de tema,” dijo él, con leve frustración.
“Pues, no es mucho cambio de tema pero…” Ryo se puso a pensar. “Osaka y los otros dos desconocidos no son los únicos que faltan llegar. Tomaj también va a venir.”
“¡Qué bueno!” Hinata sonrió. “Hay algo en ese chico que me cae bien.”
“Eso es sólo porque ha sido bueno contigo,” comentó Sora, con molestia. “Pero no lo conoces como bully, o como Rebel…”
“Ustedes se hacen amigos de todos los Rebels, ¿no es así?” Youmu se frustró.
“Ehh, serán difíciles en ocasiones, pero no todos son malos,” dijo Hotaru, un poco incómoda. “Y Tomaj nunca dejó de ser nuestro amigo.”
“No entiendo por qué todos lo defienden tanto…” opinó Roxas, frunciendo el ceño.
“Ehm, por favor cambiemos de tema…” se lamentó Kytes. El asunto de su amigo siempre había traído diferencias.
“¿Y cómo así Tomaj no vino con ustedes?” preguntó Cho a Dakki.
“Pues él también ha traído a otros invitados. Dos que son nuevos al grupo,” contestó la pelirroja, con una impecable sonrisa. “Y otro que no es nuevo para nada.”

Esa respuesta confundió a los presentes, pero estuvieron a punto de presenciar exactamente a qué se refería la pelirroja.








“¡Hola, ya estamos aquí!” exclamó Tomaj, alzando una mano. Él llegó acompañado de Iksel y Lev, y otro pelirrojo que se acercó para saludar a los presentes.
“Ha sido mucho tiempo…” Axel se dirigió al grupo, pero su mirada estaba plantada en ciertos dos hermanos. “Roxas… Cho…”
“¡T-tú!” el rubio se tensó y le miró con cólera.
“…” y Cho se quedó en blanco, sin saber qué responder. Habrían sido tres años, pero el simple recuerdo del pelirrojo le seguía inspirando terror.
“Vamos, no me miren como si fuera el demonio. Hubiera pensado que el tiempo rompería el estigma, o entonces caerá en mí romper el hielo,” el exRebel negó y sonrió al intentar restar importancia al asunto. “Pero en fin, es bueno verles bien, aun si sé que no me dirían lo mismo.”
“¿Qué estás haciendo aquí?” le preguntó Roxas, sin bajar su guardia.
“Osaka le invitó,” respondió Tomaj, mirándole con cansancio. “Podrás tener problemas con él, pero Axel sigue siendo el amigo de varios aquí. Y te aseguro que lo último en su mente es reabrir el capítulo de hace tres años, a diferencia de ustedes.”
“¡Pero-!” Roxas notó que Cho le agarró de un hombro.
“Sólo… hay que mantener la calma, por favor…” ella negó. “Pues… Axel tiene algo de razón. No nos viene bien persistir en el pasado ahora.”
“Cho, ¿qué quieres decir con eso? ¡Axel es nuestro enemigo!”
“…” ella negó. “No, él fue mi enemigo. No quiero que te sientas comprometido con mis asuntos del pasado, por favor…”
“…” Roxas se sorprendió que le haya dicho eso, y terminó sin saber qué decir.
“Cho…” Hotaru se preocupó.
“Pues, tu hermanito tiene sus razones para molestarse conmigo, pero…” Axel sonrió frustrado y se encogió de hombros. “Gracias por eso. Está de más decir, pero ya no soy un Rebel y vengo en son de paz. Si alguien como Tomaj puede llevarse bien con ustedes, asumo que yo también.”
“…” Youmu miraba atentamente a ese pelirrojo. Por un instante, pudo sentir la tensión y temió que fuera necesario iniciar una pelea, pero de nuevo todo se había resuelto en paz… esa paz tensa e incierta con enemigos que debieron haberles causado tanto daño. Todavía no podía entender la actitud de todos ahí. Ella se tensó cuando este le miró.
“Hm, carne fresca,” comentó Axel, con ironía.
“Oye, si quieres que te acepten no andes diciendo cosas así tan pronto,” Tomaj rio.
“Tú también estás en la cuerda floja,” le reclamó Sora.
“Pues…” Larsa dio un suspiro. “Tomaj ha traído a dos conocidos. Nos encontramos antes de salir de Rizembool y esperaban conocerlos a todos ustedes.”
“Eh, mucho gusto…” Reimu sonrió incómoda. “Creo que este encuentro HiME-exRebel ha sido un tanto extraño para todos…”
“Mucho gusto también, mi nombre es Iksel…” este desvió su mirada. “Y algo me dice que quizás no debería haber venido.”
“¿Por qué no? Esto está interesante,” dijo Lev, sonriente. “Me entretiene aprender sobre más Rebels.”
“¡¿T-tú eres un Rebel?!” exclamó Hinata, en shock al ver al peliplateado. “E-eres enorme…”
“¡Hahahaha! No soy un Rebel, pero lo parezco, ¿verdad?” Lev se apuntó a sí mismo y se animó más al ver al pelinaranja asentirle. “¡Ya van cinco personas que lo piensan!”
“Te dije que no te emocionaras, y deja de contar eso,” le reprochó su primo. “Además preséntate ante todos.”
“Ah sí. Me llamo Lev Haiba y estudio en Rizembool U. Un gusto.”
“Son un par de primos distintos pero perfectamente normales…” Dakki miró de reojo a Youmu. “Para aquellos que puedan creer que en Rizembool respiramos azufre.”
“Suficiente…” Larsa se frustró. Él revisó la hora. “Tenemos seis minutos antes del cortometraje. ¿Alguien puede preguntarle a Osaka dónde está?”
“Sí, cuanto antes,” Cho sacó su celular y le envió un mensaje rápido. Notó que Osaka le contestó de inmediato, diciéndole que estaba a medio minuto de distancia. “Parece que está a punto de llegar.”
“Pues ya era hora, qué demorona,” Tomo negó. “Ahora sólo falta que se haya hecho HiME a mis espaldas. Juro que nunca la perdonaré.”
“A veces no sé si eres egomaniática o increíblemente masoquista,” dijo Reimu.
“¡Que te calles!”
“Pero es increíble que Osaka se haya demorado tanto tiempo siendo ella la que lo organizó todo…” observó Roxas, incrédulo.
“Sabes cómo es ella. Es capaz de distraerse con cualquier cosa,” dijo Cho. La HiME notó que su hermano desvió su mirada y pretendió ignorarle. Con ese gesto supo que le había hecho molestar y se sintió incómoda, pero el silencio no duró ya que Osaka finalmente llegó con una invitada especial.








“¡Disculpen la tardanza~desu!” exclamó Suiseiseki, quien corría junto con Osaka luego de que un taxi les dejara en la entrada. “¡El maldito taxista nos llevó por el camino más largo~desu! ¡Y para colmo nos pidió propina~desu!”
“Suiseiseki, qué sorpresa,” dijo Cho. “No recuerdo la última vez que nos vimos.”
“Cierto. Espero que haya estado bien, X-san,” dijo Larsa.
“He estado mejor, pero ahí ando~desu. ¡Y qué alegría verles~desu! ¡Ah, y mucho gusto a todos~desu! ¡Soy una HiME que fue HiME y que ahora es HiME de nuevo~desu! ¡Lo abrevio porque sé que tenemos que entrar ahora o perderemos la función~desu! ¡Espero hablar con todos un poco~desu!”
“…desu,” Hinata ladeó su cabeza, perdido.
“Sui-chan es una muy querida amiga y paciente y de todos modos la tuve que invitar,” dijo Osaka. “¡Sé que se llevarán de maravillas con ella! Y por cierto, nuestro organizador me envió un mensaje que dice que se disculpa pero se le presentó una emergencia en su universidad, así que llegará un poco tarde. Pero podemos ir entrando, yo pago y luego él me lo compensa. ¡Vamos todos!”
“¿Ahora el misterioso va a llegar tarde?” preguntó Sora, confundido.
“Sí, pero cuando lo conozcan les va a caer bien, es un buen chico. Oh, hm, pero otro amigo dijo que iba a venir y no lo veo…” Osaka se puso a pensar.
“¡Oh!” Kibi se interesó en ese detalle.
“M-mejor hay que pensarlo en el camino a la entrada,” sugirió Cho a su prima.
“¡Cierto, cierto! ¡Vamos de una vez! ¡Hay que aprovechar que no hay gente en la boletería!”

Osaka dirigió a todos a entrar para alcanzar a la exhibición y finalmente iniciar el paseo dentro del museo. Estaba contenta de ver a todos sus conocidos, y un par por conocer, juntos en ese ambiente, y sólo faltaba Komaeda para que el grupo estuviera completo. Esperaba lo mejor de la situación.

Luego de que todos se reunieran, fueron a pagar las entradas. Felizmente hubo un descuento aplicado por carnet de universidad, pero aun así salieron moderadamente costosas. Sin embargo, Osaka felizmente pagó todas con una tarjeta de crédito, luego de negarse a que algunos de sus invitados quisieran pagar por sí mismos. Cho no evitó sorprenderse al ver a su prima pagar tal cantidad sin pensarlo dos veces, y a un lado notó como Tomo y Reimu lo vieron con una ligera inconformidad, al estar ambas un poco arrancadas de dinero. La HiME recordó que Osaka era muy prudente con sus gastos, así que no era como si tuviera que preocuparse por ella en ese aspecto.

Ni bien entraron, vieron un ambiente amplio y de techo alto, con varias barandas y balcones de los cuatro pisos superiores. El diseño era sencillo pero moderno, y por la gran cantidad de ventanales había una muy buena iluminación natural. También se observó una placa que decía que el edificio fue construido según estándares ecológicos para ahorrar energía y que hasta la ventilación era natural, un detalle que Suiseiseki admiró y la animó a conversar con Osaka sobre sus clases naturistas, pero la contemplación de la entrada del museo tuvo que esperar porque los encargados del salón audiovisual anunciaron una última llamada para la película que iban a ver.

El grupo acudió, y con ellos, el salón se llenó casi por completo, algo que pareció sorprender a los encargados de la sección. El video dio una reseña histórica sobre los edificios clásicos del antiguo Japón, y pasó rápidamente a cubrir algunas edificaciones recientes, además de explicar las innovaciones, principios e importancia de aquellos proyectos. Hacia el final hubo una breve mención a la destrucción de la ciudad tres años atrás, y cómo la restauración y renovación había sido un cambio positivo tanto para el presente como para la posteridad.

Y con una simple bienvenida a las instalaciones del museo, el video se terminó y las luces de la sala se prendieron para dejar a la audiencia salir. El interés y ánimos de los estudiantes en lo que acababan de ver fue… muy variado.

“¿Alguien me puede recordar por qué decidí venir aquí un sábado en la mañana?” preguntó Sora, frunciendo el ceño.
“Pues, fue interesante…” Kytes sonrió incómodo. A él le había llamado la atención, pero comprendía muy bien que a su amigo no le interesó en lo más mínimo.
“Más les vale que haya un buffet de cinco estrellas en la cafetería…” dijo Tomo, molesta luego de media hora de aburrimiento.
“No te concentres en cosas tan terrenales~” Reimu se mantuvo inmutada.
“¡Ni te atrevas! ¡También viniste por la comida!”
“Ohohoho~♥ seré la opinión impopular, pero a mí me gustó,” comentó Dakki. “Un poco de cultura no duele, y menos si se tratan de hermosos edificios como esos~♥”
“Cierto, he visto que vendían libros de arquitectura en la tienda de recuerdos. Podemos revisarlos a la salida,” sugirió Larsa.
“Vaya, a mí también me entretuvo, pero comprar libros ya es otro nivel,” Ryo sonrió.
“¡En verdad! ¡Estoy aburrida! ¡Quiero ir a ver otra cosa, onii-chan!” reclamó Kibi.
“Ah, vi un anuncio de jugos tropicales en la cafetería~desu,” dijo Suiseiseki. Ella miró a Osaka. “¿Podemos ir a ver o hay otro plan ahora~desu?”
“Pues, nuestro amigo host me acaba de enviar otro mensaje diciendo que está en camino, pero que vayamos paseando por nuestra cuenta,” comentó Osaka. “Dice que lo más importante es la charla a la una de la tarde que será en el último piso, pero mientras tanto hay que pasear por el museo. También hay todo tipo de exposiciones que son para toda la familia, así que nos recomienda que nos separemos para buscar algo aquí que nos llame la atención.”
“Suena bien, no seré tan inculto como Sora, pero prefiero pasear por museos a mi propio ritmo e interés,” Tomaj se levantó de su asiento. Tanto él como Axel se habían pasado la mayoría de la película distraídos con sus celulares. “Sé que varios opinan igual.”
“¡Estoy de acuerdo!” exclamó Tomo. “¡Osaka, invítame de comer ahora!”
“Son las once y media de la mañana, tranquila…” Reimu negó.
“Pues, sí podemos ir a la cafetería un rato, a pedido de Suiseiseki,” dijo Cho. “A ver si también pido algo para tomar.”
“Entendido,” Youmu asintió. “Yo iré a visitar el museo.”
“¡Te acompaño!” se apuntó Hinata.
“Ya que van juntos, supongo iré con ustedes,” la sacerdotisa se encogió de hombros.

Así, todos poco a poco se fueron dividiendo en lo que iban a hacer o qué camino tomar, y acordaron encontrarse más tarde para asistir a esa esperada charla a la una y luego buscar algo para comer. Todos regresaron al ambiente de entrada y se dividieron para disfrutar de las llamativas instalaciones y pasearse, mientras aprovecharon el tiempo para dialogar entre ellos.
« Last Edit: July 08, 2017, 10:54:13 PM by Cho »


Mimi Tachikawa

Hoi hoi minna aqui les dejo capitulo <3

Capitulo 17: “Memorias del pasado part 2”



Ha pasado mas de 4 horas y Kaede-chan aun no vuelve…que crees que ha pasado Madoka-chan??- dijo Belldandy en tono lleno de preocupación-

No te preocupes seguro que tuvo que hacero algo con Keisuke-kun…- le dijo con una amplia sonrisa, mientras se acostaba en el regazo de la castaña-

Belldandy le acariciaba suavemente los cabellos-Espero que tengas razón y que nada malo le haya pasado-

Kaede-chan es muy fuerte, no le pasara nada…-

Estaban dentro de Hanasaki, los tres habían quedado en reunirse en el patio de la escuela para ir juntos a Rizembool he investigar algo acerca de la verdadera identidad del chico enmascarado, como Madoka y Belldandy vivian cerca vinieron los dos juntos, la gran ausente era por el momento era la pelinegra

Si no llega dentro de media hora, ire a buscarla…últimamente ha estado mal de salud, no quiero que se sobreesfuerce y busque pelear en este estado

Yo también ando preocupado por ella…pero no creo que cometa una tontería y vaya a pelear contra su rebel sin la ayuda de Keisuke-san ni la nuestra…-

Tienes razón…no debo de preocuparme por ella…- dijo un poco mas tranquila-

Cuando ambos escucharon pasos que se acercaban a ellos, ambos se levantaron y se colocaron en modo de defensa,

Madoka protegiendo a Belldandy, pero se sorprendieron cuando vieron a su amiga muy mal herida

Lo siento chicos …llegue….- cayo al suelo-

Kaede!!!!-ambos fueron corriendo para auxiliar a su amiga, como estaban dentro de la escuela Belldandy fue corriendo en busca de Keichi, mientras que el rubio cargaba a su amiga para llevarla a la enfermería

Por que lo has hecho Kaede-chan?? Eres una tonta!!- le dijo el rubio visiblemente enfadado con su amiga-

Lo siento Madoka, tenia que…-

No hables…mejor descansa cuando te sientas mejor te voy a regañar como se debe…-

No puedo…descansar…estamos …en peligro…-dijo mientras se quejaba del dolor- acabo de descubrir la verdadera identidad del rebel contra el que me tengo que enfrentar…-

Quien es??....-

Cuando este…Belldandy presente se los dire…-

Mientras que en la sala de profesores Keichi estaba revisando las tareas de sus alumnos, cuando la puerta se abre y aparece una agitada Belldandy

Keichi-sensei…-dijo tratando te recuperar la respiración-

Belldandy estas bien??...-dejo lo que estaba haciendo y se acerco a auxiliar a la joven-

Yo estoy bien…-dijo un poco menos agitada-pero la que esta mal es Kaede-chan!! Madoka-chan se la llevo a la enfermería por favor ayudenos, no quiero que nada malo le pase a mi amiga…-dijo la pelicastaña con lagrimas en los ojos-

No te preocupes Belldandy…- le tomo de las manos- te prometo que nada malo le pasara a Kaede..asi que vamos a ayudarla…-

Ambos fueron corriendo hacia la enfermería para auxiliar a la pelinegra en la enfermería pero un gran estruendo se escucho en las afueras del edificio donde se encontraban ellos

Que esta sucediendo…- Belldandy y Keichi se asomaron a la ventana y vieron que Madoka y Kaede estaban peleando contra una persona, pero como vestia de traje oscuro no lo podían divisar bien- No puede ser …es el rebel de Kaede-chan…tengo que ir con ellos-

Belldandy recuerda tu embarazo!!- le tomo del brazo- no puedo dejar que te pongas en peligro-

No puedo dejar a mis dos amigos peleando solos…- dijo soltándose del agarre de Keichi para ir corriendo hacia donde estaban ellos-

Espera Belldandy!!!- dijo el pelinegro mientras le seguía por detrás-


Mientras que en el patio de la escuela Kaede que apenas podía moverse saco a su child, mientras sacaba su espada
Flaffy!! Vamos a pelear…-

La ovejita rosa movia su cola como forma de entender la orden de su ama…-

Madoka quédate detrás mio…a diferencia mia no tienes poderes para poder lidiar con él…-

Pero Kaede!!...-

No te preocupes no voy a perder…definitivamente no perderé contra este individuo, ahora que se quien es, tengo muchas cosas que arreglar con él…-

Te has dado cuenta que apenas puedes moverte??...mientras que yo ni siquiera estoy cansado…eso te pasa por entrar a un lugar sin que te inviten…-

Aquel joven corrió hacia ella e iba a darle una patada pero Flaffy se interpuso y con su puño lo lanzo lejos de su ama

Muy bien hecho Flaffy…-dijo la pelinegra mientras reunia todas sus fuerzas para atacar a su rebel con su espada –

Eres una chica tonta…- dijo mientras que detuvo la espada con sus manos para arracarsela y lanzarla a otro lado-esto es un game over para ti…-

Kaede-chan!!!!-

Madoka, Kaede y el rebel voltearon a ver a la persona de la que provenia aquella voz

No puede ser…- dijo la castaña cuando vio al rebel de Kaede- Tsubaki??...-

Esa es la persona que ha lastimado a Belldandy??...- dijo Keichi colocándose delante de la castaña que se veía visiblemente afectada- como profesor de Hanasaki te pido que te retires de esta escuela por favor…-

Lo siento sensei, pero no puedo hacerlo…no cuando acabo de conocer a la persona que le gusta a mi querida Belldandy…-dijo mientras aprovecho el descuido de Kaede para coger su espada e ir tras el maestro de los tres jóvenes-

Belldandy!! Keichi-sensei!!!...- Madoka se dio cuenta de las intenciones del otro joven que se acercaba para defenderlos, pero Tsubaki se dio cuenta de sus intenciones y con una fuerte patada lanzo al rubio y lo dejo estampado en una de las paredes de la escuela-

Madoka-chan!!!...- Belldandy se alejo de Keichi para socorrer a su muy mal herido amigo-

Parece que primero comenzare con mi adorable Belldandy…-dijo el peligro con una sonrisa malévola mientras corria hacia ella con una espada-

Belldandy!!! Cuidado!!!- grito Keichi-

Belldandy volteo y vio a Tsubaki cerca a ella con una espada entre sus manos- Tsubaki por que??-

Porque me gusta verte sufrir…-

De ahí todo sucedió en cámara lenta, cuando Belldandy pensaba que estaba a punto de morir se tocaba el vientre cerrando los ojos con lagrimas en los ojos, como pidiéndole perdón a su hija, de repente alzo la mirada y observo como la espada atravesaba el cuerpo de Kaede y caia de rodillas

Kaede???...-dijo la pelicastaña con voz apenas audible cuando vio a su amiga con la espada atravesada a su cuerpo-

KAEDE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!-grito fuertemente mientras que caia al suelo desmaya, lo único que pudo ver antes de perder la consciencia era como su amiga sonreía suavemente

Luego perdió la coinciencia…

Pasaron varias horas desde lo sucedido, Belldandy abria los ojos lentamente y miraba a todos lados

En donde estoy??...-

Te encuentras en el hospital Belldandy…- frente a ella se encontraba Keichi que tenia aferrada sus manos-

Que me paso??

Afortunadamente no te paso nada malo, tu y Mayura-chan están en perfecto estado…-

En serio??...me alegra saber eso…- dijo tocándose el vientre, pero luego recordar poco a poco lo que había sucedido- que paso con Madoka-chan?? Kaede-chan??- dijo la castaña desesperada-

Calmate Belldandy no te agites tanto…- dijo mientras lo observaba con el rostro ensombrecido-

No me digas que….-

Madoka se encuentra fuera de peligro, pero como sufrio golpes de consideración aun no despierta…-

Y Kaede-chan???-

Keichi miro a otro lado- Kaede esta en un estado critico…después de la pelea con Tsubaki la trajieron aquí de emergencia porque perdió mucha sangre…su esposo y sus familiares se encuentran con ella…los doctores han dicho que probablemente hoy ella…- dijo apretando fuertemente los puños-

No…no puede ser…ella no…-derramando lagrimas- hace poco hemos estado jugando juntas…luego hablábamos de los buenos amigos que serian nuestros hijos…de la ropa que Madoka-chan nos iba a confeccionar…por que le sucedió esto??...- se levanto de su cama- quiero verla quiero verla….quiero despedirme de ella…- llorando amargamente-
Keichi se acerco a ella y le abrazo fuertemente- calmate primero…y despídete de ella con una sonrisa una vez que te hayas calmado-

Keichi-sensei…mi amiga mi mejor amiga…no quiero no quiero que se muera…- aferrándose al mayor-

Belldandy con ayuda de Keichi fueron caminando hacia la habitacion de Kaede donde sus familiares tenían caras llenas de tristeza, la madre de Kaede tenia a Hajime entre sus brazos, era una escena que la pelicastaña no queria ver, pero era inevitable, abrió la puerta de la habitacion y se encontraba el esposo de Kaede, Keisuke que estaba sentado al lado de la cama donde se encontraba Kaede, ya no tenia nada de maquinas de respiración o algo que obstruyera su vista, como ya nada podía hacerse por ella la pelinegra había pedido que le quitaran todo

Kaede-chan…-dijo la castaña hablando apenas porque las palabras no querían salirle-

Belldandy acércate…- dijo Keisuke- desde donde estas no creo que pueda oírte- se levanto del asiento- Kaede vino Belldandy a despedirse…-

Gracias …Keisuke-san….- dijo apenas con voz audible- gracias por los maravillosos momentos…que hemos vivido juntos…-

Al contrario…gracias por haberme dado el privilegio de conocerte…siempre te amare…y prometo cuidar de Hajime, nada la faltara…-

Lo se…-sonrio suavemente- nuestro hijo esta en buenas manos-

Keisuke se acerco a Kaede, le dio un beso en la frente y salio de la habitacion porque ya no podía resistir ver a su pareja en ese estado y no queria que lo viera destruido-

Dejando a Belldandy y a Keichi solos con la pelinegra

Belldandy no …pongas esa cara….despues de todo este era mi destino…-

Perdóname Kaede-chan…- tomo las manos de su amiga derramando lagrimas-por mi culpa te ha sucedido eso…-

No seas tonta…no fue tu culpa…-respirando agitadamente- yo elegi tomar este camino…el proteger a las personas que amo…donde esta Madoka-chan?...-tosiendo ligeramente-

Madoka aun no despierta…- dijo Keichi-pero esta fuera de peligro…-

Ya veo…-cerro los ojos lentamente- no podre despedirme de él…-

Kaede-chan…no se que decirte en estos momentos no quiero que te mueras por favor…-

Mi dulce amiga…gracias por ser mi mejor amiga, te quiero muchísimo …a ti…y a Madoka..dile de mi parte que debe de aprovechar las …situaciones que…le dan la vida…-

Ya no te esfuerces Kaede-chan…-

Déjame terminar…- sonriendo suavemente- espero que Mayura-chan y Hajime sean muy buenos amigos…se que mi hijo la protegerá  ya que es la hija de mi mi mejor amiga…-dijo mientras observaba a su amiga con la mirada perdida- cuídate de Tsubaki…hay cosas que aun no sabes de el…-

Basta Kaede-chan basta…-llorando-

Se siente bien…ya no siento dolor ni nada…- con la mirada nublada- los quiero mucho…-cerro los ojos lentamente y solto las manos de Belldandy

Kaede!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
--------------

Volviendo al presente…

Belldandy estaba siendo ahorcada por Tsubaki

“Por que tengo ese recuerdo???”- dijo en sus pensamientos- es cierto.. Kaede-chan…-

Esto se acabo…lo siento por mi hija, pero asi es la vida…-

Cuando iba apretar sus manos fuertemente al cuello de la pelicastaña el golpe de unas agujas grandes hicieron que soltara a la pelicastaña y chistara enojado- quien se atrevio a molestarme?-

No tengo por que responder a tu pregunta…asi que vete y deja de lastimarla…- sacando mas agujas grandes apuntando al pelinegro-

Bueno por esta vez me ire en paz, pero te juro que regresare por mi hija…-

Con un fuerte golpe a la pared se retiro de la casa, mientras que Belldandy empezaba a recuperar el aliento-Gracias…- dijo mientras observaba al joven pelinegro- tu eres??

Vine a hablar con Mayura…que bueno que pude llegar a tiempo para defenderla, puedo cumplir la promesa que le hizo mi madre…-

No puede ser…no me digas que tu eres??-

Soy el líder del grupo Six Gravity, mi nombre es Hajime Mutsuki , hijo de Keisuke y Kaede Mutsuki…es un honor conocer a la mejor amiga de mi fallecida madre…-

Hajime Mutsuki…el hijo de Kaede-chan…-rompio a llorar-

Oye tu!!! Que le has hecho a mi madre!!!...- dijo Mayura que acababa de llegar a su casa y Flaffy se puso delante de ella a punto de atacar-

Mayura-chan!! No es lo que tu piensas…esta persona es…-

Soy Hajime…el líder del grupo donde esta Otoya, vine a hablar contigo Mayura Daidouji…-

Quieres hablar conmigo??? Entonces porque mama esta lastimada??-

Porque tus enemigos están empezando a reunirse y han comenzado a atacar a tus seres queridos…-
-------------------

continuara

Matta ne!!

Mimi-chan
« Last Edit: May 12, 2016, 12:58:01 AM by Mimi Tachikawa »


Deidara

hacía TANTO tiempo que quería meter ya a mi hasubando ;_;
mañana probablemente edite para ponerlo más boni y actualizar icon etc -3- cuando lo hice su historia no estaba del todo clara todavía xD

#9


Lo mejor de ir al gimnasio a altas horas de la tarde es que estaba medio vacío, y que por lo tanto Zoro se encontraba con poca gente. Prefería tener su propio espacio para entrenar, no tener que compartir con nadie ni tener que preocuparse por ocupar durante mucho tiempo cualquier maquinaria del gimnasio. Aislado, él y su música, Zoro entrenaba tantos días como pudiese a la semana, cada sesión de una hora mínimo de duración. En los últimos años el ejercicio había sido una importante ruta de escape para Zoro, convirtiéndose pronto en un hobby que explotar, y es que Zoro estaba entrenando y preparándose para unos campeonatos regionales de levantamiento de pesas. Sabía que tenía buenas posibilidades en su categoría, pero llevaba unas cuantas semanas atascadas en un mismo peso en el press de banca, lo cual le frustraba. Con un poco de paciencia lograría salir de su atascamiento y avanzar, pero era más fácil pensarlo que hacerlo.

Tras hora y media en el gimnasio, decidió poner fin a su sesión de entrenamiento por hoy. Necesitaba a gritos una ducha y algo de comer; sin duda lo peor de entrenar tanto era lo hambriento que acababa. Pronto se dio esa tan ansiada ducha, quedando listo para enfrentarse al exterior… y es que salió del edificio, topándose con una desagradable sorpresa al comprobar que había empezado a llover. Zoro no apreciaba mucho los días lluviosos, y es que llevar paraguas le parecía un engorro. Por desgracia aquel día se le había pasado por completo revisar el tiempo en su móvil así que se le había olvidado coger un chubasquero, por lo que tuvo que tachar su plan A de vuelta a casa (el cual consistía en volver caminando, dándose un largo y tranquilo paseo para airearse durante un rato) y tomar el plan B, dirigiéndose hacia la parada de autobuses más cercana. Idea que tampoco le acabó de agradar, ya que se encontraba en hora punta y el autobús que le tocó coger iba demasiado lleno para su gusto.

Atrapado entre la ventana del autobús y el resto de pasajeros, Zoro observó el exterior. La lluvia caía sin cesar, y sólo le quedó esperar que al menos el temporal se calmaría al día siguiente.

Apenas media hora más tarde Zoro por fin ponía pie en su casa. Un pequeño pero acogedor piso situado cerca del centro de Tokyo, que compartía con su mejor amigo Luffy. La llave estaba echada, indicándole que no se encontraba nadie en su interior. Con lo cansado que estaba le hubiese gustado tener a su amigo en casa, ya que tener a un estudiante de cocina conviviendo contigo era una de las mejores cosas que le había pasado nunca a alguien tan vago como Zoro. Luffy siempre tenía platos e ingredientes con los que experimentar, y a pesar que los resultados no siempre agradaban a Zoro (por tener un paladar ‘poco refinado’, según Luffy) cumplían su objetivo de llenarle el estómago. Aquella noche no estaba Luffy, así que le tocaría prepararse algo de cenar, idea que no le atraía mucho ya que Zoro no era un experto en la cocina, sabiendo sólo hacer los platos más básicos. Su punto débil, sin lugar a dudas.

Dejó a un lado su mochila del gimnasio. Más tarde, después de prepararse algo para cenar, se encargaría de recoger la ropa sucia y preparar lavadoras. Por ahora, necesitaba llenar su estómago.

La nevera, como de costumbre, estaba llena de comida. Por suerte Luffy se encargaba de ello, haciendo siempre las compras semanales todos los sábados por la mañana. Sin ganas de hacerse una cena demasiado elaborada, Zoro acabó por decantarse por una tortilla de huevos y queso con unas rebanadas de pan tostado, y un plátano para acabar. Minutos más tarde, estaba sentado frente a la televisión, en el sofá, viendo un reality de cocina. Sonrió para sí mismo. Hell’s Kitchen, parecía que en esa casa sólo existía un canal que Luffy veía una y otra vez sin parar; el de cocina. Sin ganas de buscar algo en la extensa lista de canales, acabó por dejar la televisión tal cual.

Acabada la cena, Zoro recogió los platos, los limpió, dejó lista la lavadora para el día siguiente y fue a su habitación. Se sentó frente al escritorio, una pila de libros y cuadernos esperándole. Abrió su portátil; tenía un trabajo que entregar la siguiente semana.

Zoro no había dejado de lado los estudios. Finalizada la secundaria, tuvo claro cuáles eran sus puntos fuertes y que podía explotar. El deporte era lo que mejor se le daba, así que decidió hacer de él su carrera, matriculándose en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, o Educación Física, como era más conocido. Muchos podían considerar esa como una carrera muy asequible, fácil de aprobar sin demasiado esfuerzo mental – tan sólo físico. Pero Educación Física era mucho más que pasar el tiempo practicando básquet, darle patadas a un balón o entrenando en el gimnasio con las colchonetas. Habían demasiados nombres que aprenderse en las clases de anatomía, los procesos fisiológicos que sufría el cuerpo humano eran demasiado complejos y las reglas que tenían que aprender de diferentes deportes eran interminables. Zoro estaba encantado con su elección, pero eso no lo hacía más sencillo. A Mitsui le gustaba bromear cómo él se había quedado con la parte complicada del mundo del deporte, habiendo escogido su amigo la medicina deportiva.

Apenas treinta minutos más tarde, Zoro había acabado su trabajo de Fisiología del Deporte. Se aseguró de guardar el documento, y lo envió a imprimir a la impresora que compartían él y Luffy. Enseguida el trabajo estaba grapado, listo para ser entregado.

Observó con el ceño fruncido la portada del trabajo. El logo de la escuela de Rizembool, dibujado en una esquina de ésta.

Rizembool.

El cambio de Hanasaki a Rizembool había sido una dura decisión. Complicada, pero tras meditarlo, Zoro decidió que era la mejor. Después de pasar su secundaria en Hanasaki, Zoro decidió dejar de lado la escuela y cambiar de aires. Había vivido demasiadas cosas en Hanasaki que quería dejar atrás, siendo toda aquella etapa relacionada con las HiMEs una de ellas. La escuela había usado a sus estudiantes para librar sus batallas, aprovechándose de un grupo de inocentes chicas y sus conocidos. Porque al fin y al cabo, Zoro, como Key y Meister, había tenido mucho que ver en toda aquella historia.

Sin saber cómo, Zoro había acabado convirtiéndose en el Key de Deidara Genbaku. Una curiosa chica, por llamarlo de alguna manera, que conoció en su primer día en Hanasaki. Mal hablada, la primera impresión que se llevó de la chica no fue demasiado buena, y es que llegó a parecerle una borde total. Su opinión sobre ella cambió ligeramente cuando se la encontró en las canchas de básquet, ya que era difícil para Zoro tener una mala opinión de alguien a quien se le daba tan bien el tiro desde la línea de triples. De alguna extraña manera, poco a poco los dos empezaron a acercarse más el uno al otro, y con Luffy siempre de por medio, llegaron a formar un pequeño grupo inseparable. El tema HiME era omnipresente, así que fue difícil que Zoro no acabara envuelto de alguna forma u otra. Aun así, cuando se enteró que era el Key de la chica, fue una total sorpresa. Y es que, Zoro siempre había sido una persona bastante corta.

Sabía lo que significaba ser Key de una HiME. Key, aquella persona importante, que de alguna misteriosa manera, aumentaba los poderes de la HiME.

Very Important Person. Key.

Cuando Deidara le dijo que él era su Key, todo empezó a cobrar más sentido para él. El tipo de relación que tenían ambos, las pequeñas peleas constantes, aquella que otra ocasión en la que se besaron… una pequeña bombilla se encendió en su cabeza, iluminándole de manera cegadora, gritando, ‘¡tienes sentimientos por esta chica, idiota!’.

De poco sirvió la nueva información, ya que ni uno ni otro, campeones mundiales en el arte de ser cabezota, tomó ningún pasó. Y las cosas continuaron como de normal. Deidara, la HiME, Zoro, el Key. Ocasional situación incómoda, momentos en los que casi se besan pero al final no, momentos en los que llegó a beso y nada más.

Y luego, a Zoro se le ocurrió la magnífica idea de ofrecerse como Meister, y Deidara aceptó, y el lío en su cabeza se hizo todavía más grande si cabe. Pero no. De amigos, no pasó la cosa. Poco cambió, excepto el hecho de que ahora Zoro era consciente de lo que sentía por la chica.

La batalla final de Hanasaki contra Rizembool llegó, y Hanasaki ganó. O eso se contaba. Porque los que no ganaron, fueron los que estuvieron en todo el meollo. Las HiMEs, que participaron en la batalla. Los Keys, que vivieron aquella batalla. Todos aquellos cercanos a Hanasaki. Fue difícil para todos superar la situación. Para unos, más que para otros. Cada uno, lo superó a su manera.

Siendo según qué maneras más radicales que las de otros, como la de Deidara, que decidió volverse a Barcelona para no volver.

Zoro recordaba aquel día en el hospital, cuando fue a visitar a Deidara, como si fuese ayer mismo. Aquel día, en el que Zoro estaba feliz, porque todo había por fin llegado a su fin, y de alguna manera u otra todos podrían tener su nuevo comienzo. Pero Deidara le dijo que no iba a quedarse. A Zoro no le hizo falta decir nada más; sabía que convencer a la chica iba a ser misión imposible, que no valía la pena intentarlo. No lo hizo. Y es que cuando Deidara ponía su cabeza en algo, ese algo iba a hacer – era lo que tenía que la pelirroja fuese así de cabezota.

A pesar de que Zoro dijo que le esperaría, nunca pensó que la ida de Deidara iba a ser tan larga. Y cuando llegó el momento de ir a la universidad, y la oportunidad de cambiar a Rizembool apareció, Zoro la tomó. Porque Hanasaki había hecho muchas cosas buenas, sí, pero también había destrozado muchas. Tenía a todos sus amigos allí, y a pesar de que al principio no apoyaron su decisión, acabaron por aceptarla. Rizembool podría haber tenido su papel en toda aquella historia, pero al menos siempre había tenido sus objetivos más claros, había sido más directo en todo el asunto. Quien quería ser Rebel, sabía a qué se metía. Al contrario que en Hanasaki, que había metido de por medio, de la noche a la mañana, a un grupo de chicas desprovistas de ningún tipo de entrenamiento. Habían sido involucradas en aquella retorcida guerra entre Hanasaki y Rizembool sin saber qué esperarse. Zoro se mantendría al margen de los Rebels, ya que el hecho de acudir a Rizembool no significaría que él apoyase toda aquella historia. Simplemente, necesitaba aislarse de Hanasaki.

Zoro no se había sentido mal con su idea de cambiar de instituto, pero la cosa cambió cuando se enteró de las nuevas noticias. Luffy no tardó en comunicarle la vuelta de las HiMEs, y Mitsui, la vuelta de Deidara. Deidara.

El que Deidara hubiese vuelto tenía algo que ver, sí o sí, con la llamada de Miranda a las HiMEs. Zoro sabía de esa vuelta, porque las noticias en Rizembool volaban. La directora habría pedido a Deidara que volviese a ser una HiME, y que hubiese sido tan fácil hacer volver a la joven, en cierta manera, le enfureció, ya que una simple llamada de guerra pudo hacerle volver, pero en cambio, todos sus amigos esperándole durante tres años en Japón no le hicieron ni coger el teléfono en un solo momento. Prueba de ello eran todos aquellos mensajes sin responder, que seguro que Deidara habría al menos leído. No le gustaba la idea de Deidara volviendo a aceptar ser HiME, era algo que no quería ni imaginarse.

Después de tres años, Zoro no sabía qué le hacía sentir ese nombre. Sí, la había echado de menos durante todo aquel tiempo. Pero también la había resentido, por haberse ido sin cerrar viejos capítulos. Cuando se cambió a Rizembool, se había preguntado qué pensaría Deidara al respecto. Seguro que la idea no le hubiese gustado lo más mínimo. Ahora que estaba de vuelta, se preguntaba cuál sería su reacción al enterarse, si es que llegaba a quedarse suficiente tiempo como para descubrirlo. Seguro que no buena. Incluso le hizo sonreír, el pensar en la cara que pondría Deidara, y en la cantidad de insultos que saldrían de su boca. El que le hiciese sonreír no significaba que no estuviese enojado con ella; sabía que eso iba a ser algo difícil de cambiar. Habían pasado tres largos años, en los cuales ambos habían cambiado. Zoro podría haber mejorado en muchos aspectos, pero también empeorado en muchos otros tantos.

La llave de la puerta principal le sacó de su ensimismamiento, indicándole que Luffy por fin había llegado a casa. Su amigo, ruidoso como siempre, no tardó en hacerse notar y en llamar a Zoro al salón.

“¡Zoro! ¡Corre, tenemos algo que contarte!”


Kora

Icons mañana, que he vuelto tarde a casa :')
Editado con icons



o2.


Kora se dejó caer sobre la cama con un largo suspiro. Por unos segundos, permaneció quieta, sumergiéndose en el ambiente y dejándose llevar.

Las sábanas bajo ella, frescas y crujiendo con el menor de sus movimientos. El olor limpio de la habitación, con un toque de incienso. La luz tenue que entraba a través de las cortinas, dándole un relajante tono frío a la habitación.

Si cerraba los ojos, estaba segura de que se quedaría dormida en cualquier momento; su cuerpo reclamaba un poco de descanso tras doce horas de vuelo en las que apenas había dormido unas cuantas siestas interrumpidas que al final, la habían dejado aún más agotada.

Pero antes de echarse una de las mayores siestas de su vida todavía tenía que poner ciertas cosas en orden. Alargó la mano y tanteó a ciegas hasta encontrar su teléfono en el bolso, y se dio la vuelta, apoyándose en el cojín de la cama, para ver la pantalla.

Primero, tenía que avisar a la señorita Straits que ya había llegado a Japón y se encontraba en el hotel que le habían asignado. A partir de ese momento, el contacto entre ambas sería el mínimo, y sólo se daría cuando la mujer le pidiera un reporte de su situación, o por parte de Kora si se viera en una situación extrema. Por lo que a ella le constaba, Kora estaba completamente desvinculada del bufete, y su vivencia como HiME debía ser lo más auténtica posible.

No creo que nada sea más auténtico que exponerme a que el primer loco al que le hayan prometido caramelos intente matarme…”, pensó mientras le daba al botón de enviar.

Al cerrar la aplicación de mensajería, pasó entre las pantallas de su móvil distraídamente, terminando por abrir la galería de fotos. La vida que había intentado construir en Francia se le había escapado de las manos, y el recuerdo más tácito en aquellos momentos eran las fotografías en su tarjeta. Sintiendo la nostalgia apretarle el pecho, pasó por las más recientes.

Había unas cuantas de la última vez que salió con sus compañeros de clase. Un selfie con Ky cenando en un Burger King. La perrita que había adoptado una compañera de clase. Varias fotos de su excursión a Versalles. La primera vez que Ky se había probado el uniforme en la academia de policía, sonriendo un poco incómodo mientras se ajustaba el gorro. Multitud de apuntes compartidos, una captura no autorizada de la pizarra en su clase. Una larga sesión de selfies después de recortarse el flequillo. Un intento de fotografía artística, en blanco y negro, que había tomado a escondidas mientras Ky esperaba el bus--

La notificación de la respuesta escueta de su jefa interrumpió su viaje por el camino de la nostalgia. La señorita Straits le confirmó su posición, y le recordó una vez más que lo conveniente sería esconder su localización en todas las redes sociales, e incluso crearse una cuenta nueva para sus contactos en Japón.

Suspirando, Kora volvió otra vez al menú inicial. La idea de abrir un nuevo perfil de Facebook (como mínimo) le daba pereza. “¿Tengo siquiera un selfie decente nuevo?”. Al verse a sí misma en la cámara interior del teléfono, con los ojos hinchados y el maquillaje descolocado, cerró la aplicación inmediatamente. Prefería no volver a buscar en su galería.

En aquellos momentos tenía problemas más serios que su situación en las redes sociales. La señorita Straits había tratado de convencerla de que llevar a Ky con ella era la opción más segura al ser su Key, y no había duda al respecto: habían pasado tres años en los que Kora no había estado soltera todo el tiempo, pero sólo había una persona que podría ser aquella en la que más confiaba.

Sin un Key, sin un Child, y sin más conocimientos que lo poco que Madoka Mawari le hubiera enseñado en su día sobre el uso del kodachi, Kora estaba completamente desprotegida. Completamente sola, dependiendo sólo de ella misma.

Pero eso es lo que quiero, ¿no?”.

Su propia voz en su mente había sonado un poco más insidiosa de la cuenta, para su sorpresa. Sacudiendo la cabeza, Kora se acomodó en el cojín, colocándolo sobre su brazo mientras adoptaba una posición fetal, y trató de despejar su mente, llenándola de recuerdos y pensamientos cada vez más abstractos hasta quedarse dormida.

--



- Lo siento, señorita Mawari.

Madoka mantuvo la vista fijada en sus zapatos, haciendo que las puntas se tocaran en un ritmo lento. Ya sabía de antemano lo que la señorita Lot tenía que decirle, pero no lo hacía más llevadero.

- Es una auténtica lástima, y tanto Fran como yo estamos seguras de que con la experiencia que posees, podrías…

La directora de Hanasaki no terminó la frase, quedándose en un silencio incómodo. Madoka levantó la vista, apartándose unos mechones rectos de la cara. Al menos quería mantener su dignidad ante las dos mujeres después de que acabaran de confirmar su fracaso, y aunque se sintiera humillada, no iba a permitir mancillar su honor como esgrimista y heredera de la casa Mawari con unas tontas lágrimas.

Tanto la señorita Lot como la señorita Viera tenían su mirada fija en ella, estudiando su reacción. La primera parecía compadecerla, insegura de qué más decir para no hacer aquel momento más incómodo. La expresión de su asistente, sin embargo, era tan indescifrable como recordaba.

- Pero, ¿qué es lo que falla? - Insistió Madoka. - ¿Por qué no puedo…?
- No estoy segura, señorita Mawari. Puedo sentir el poder en ti, incluso ahora mismo… pero no hay manera de encender esa chispa.
- Así que… no puedo ser una HiME.
- Lo siento. Veía una real candidata en ti. Incluso ahora… es sólo que simplemente te quedas en el potencial.

Como muchas otras chicas, Madoka había sido invitada por la señorita Lot para tomar armas como HiME en una nueva batalla contra Rizembool.

Madoka recordaba bien lo sucedido hacía tres años. Recordaba cómo los Rebels habían atacado sin cesar a chicas apenas un poco más mayores que ellas, cómo el asedio a un colegio había terminado extendiéndose a una amenaza a la ciudad. Una batalla que se había cobrado víctimas en ambos bandos, y que ahora, si la señorita Lot estaba en lo cierto, podía volver.

Aunque no hubiera luchado como HiME antes, Madoka había tenido un papel activo en el conflicto. Para pagar una antigua deuda familiar, aceptó entrenar en el arte de la espada a una de las HiMEs, sin saber que aquello cambiaría su vida completamente. Enseñó todo lo que pudo a la susodicha, y luchó a su lado hasta el final. Había sido una parte activa de la guerra entre Hanasaki y Rizembool.

Tres años habían pasado ya. Cuando Rizembool ardió, Madoka volvió a su hogar, el aislamiento que requería una heredera de la antigua Casa Feudal Mawari.

Pero la experiencia la había cambiado, y ya no podía concebir el mundo sólo como lo que había dentro de los muros de su residencia. Aunque cumplió con su obligación, entregándose de nuevo a la práctica del arte de la espada, también tomó conciencia de que sus habilidades no podían ser sólo un conjunto de danzas que aprendería y enseñaría a sus descendientes algún día.

Por ello, en el momento en que recibió el aviso de Miranda Lot, no dudó un instante en volver a Hanasaki, lista para ofrecer sus capacidades y detener la amenaza de Rizembool… para encontrarse con el hecho de que era incapaz de convertirse en una HiME.

- Aún así, ¿no hay manera de que sea una HiME? ¿Aunque no tenga poderes? - Madoka no era el tipo de persona que se rendía fácilmente. Sabía que tenía un deber, y no descansaría hasta encontrar su lugar.

Se sonrojó un poco al ver cómo la señorita Lot dejaba ir una risa triste, cruzando las manos sobre el escritorio.

- Señorita Mawari, realmente aprecio el entusiasmo. Pero Rizembool no asignará un Rebel a una HiME… incompleta, a falta de un término mejor.

Incompleta. La palabra le sentó como un golpe, y supo que ni siquiera había podido disimularlo, a juzgar por la expresión incómoda de la señorita Lot, quien habló más rápidamente.

- Eso no significa que no puedas ser de ayuda en Hanasaki. Como agradecimiento a tu ayuda hace tres años, estás invitada a seguir tus estudios aquí.
- Pero yo…

Madoka se mordió el labio inferior. Como miembro de una familia noble, debía estar versada en letras y números, pero sus tutores le habían educado en un estilo mucho más clásico, muy diferente al tipo de estudios públicos. No se había parado a pensar mucho en el lado académico de ser una HiME dado que planeaba dedicarse completamente a éste.

Y sobretodo, había ido a Hanasaki a luchar, no a ser una estudiante.

- Por supuesto, tu presencia en Hanasaki sería parte de una última línea de defensa en el peor de los casos. Recordarás que Rizembool una vez llegó a atacar a Hanasaki directamente. - Explicó la directora, y Madoka asintió. Recordaba bien aquel día. - En una situación así, la cual espero que no se repita, estudiantes como tú serían un apoyo inestimable.
- Si se diera el caso, no dudaría en tomar armas por Hanasaki. - Respondió con solemnidad.
- No sólo eso, también estoy segura de que más de una chica agradecería algún que otro consejo a la hora de usar espadas. - La señorita Lot esbozó media sonrisa. - Por eso, aunque no seas oficialmente una HiME, tu presencia en Hanasaki sería de ayuda igualmente. Te invitamos a que retomes tus estudios aquí.
- Lo que quería decir… señorita Lot, no sé si encajaría en un ambiente de colegio.
- ¿Por qué no?
- Pues, es que… nunca he estudiado en un colegio… no sé si tengo el nivel necesario…
- Oh. Ya veo. - La señorita Lot dio unos golpes con el índice a la barbilla, pensando. - No sería mucho problema. Sabrás que recibimos muchos estudiantes de intercambio y algunos necesitan reajustarse al tipo de estudios de Hanasaki. Podrías hacer uno de los exámenes de admisión para que evaluáramos tus nivel de conocimientos, y asignarte al curso correspondiente.
- Bueno…
- No hace falta que nos des una respuesta ahora mismo, puedes tomarte el tiempo que quieras y-
- No, no. - Madoka negó con la cabeza, alzando ambas manos en un gesto efusivo. - Señorita Lot, si hay una oportunidad de que me quede aquí y pueda ayudar a detener a Rizembool, la acepto gratamente.

Terminó la frase con una inclinación de cabeza, intentando que su sonrisa no pareciera demasiado falsa. Sus planes habían tomado una dirección muy diferente de la que esperaba, y aunque no podía marcharse con las manos vacías, no podía quitarse de encima cierta aprensión respecto a la idea de ser una estudiante a tiempo completo.

- Lo apreciamos mucho, señorita Mawari. Ahora mismo estamos un poco ocupadas, pero a más tardar mañana te llamaremos para que hagas el examen. Recuerda que sería mejor que no estudiaras para éste, así los resultados serán más realistas.
- Muy bien, señorita Lot… - Dudó unos momentos antes de volver a hablar. - Pero, y si… ¿y si no salen bien?
- No hace falta que te preocupes por eso. - La mujer dejó ir una risa amistosa, suavizando sus rasgos. - Si hay alguna área que se te dé especialmente mal, podemos asignarte un alumno para que te ayude a estudiar.
- ¿En serio? No quiero molestar a nadie…
- No sería molestia. Pensándolo, podría ser una HiME, a quien podrías ayudar con tu experiencia tanto en el conflicto en sí como tu conocimiento de esgrima. Un acuerdo que os beneficie a ambas.
- Sería un placer.

Madoka asintió efusivamente ante la idea. La idea de colaborar con una HiME le era familiar, y aquello le recordó que tenía otra pregunta importante para la señorita Lot.

- Señorita Lot, una última cosa…
- ¿Sí?
- ¿Sabe si Kora Lionheart va a volver a ser una HiME?
- Pues… - Los segundos de silencio se le hicieron eternos hasta que vio que la mujer sonrió. - Su respuesta ha sido un poco tardía, pero ayer mismo nos confirmó que volverá a Hanasaki. Debería llegar hoy o mañana.
- ¡Oh! - Madoka dejó ir una bocanada de aire que había estado conteniendo, y esbozó una media sonrisa. - Entonces tendré que asegurarme de que no se ha olvidado de todo lo que le he enseñado.
« Last Edit: July 01, 2017, 03:54:57 PM by Kora »