Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 246966 times)


Cho

...

26


Llegó el mediodía y las cafeterías de Rizembool U se encontraban llenas de personas. La actividad y bullicio en la universidad era bastante grande, lo cual resultaba ser un poco impactante para Hajime, quien acababa de salir del hospital.

Pese al ejercicio que realizó en el hospital, luego de caminar un rato por el campus, se sentía bastante cansado. Sus piernas le habían comenzado a fastidiar y sentía que necesitaba sentarse, pero estaba decidido a dar un esfuerzo. Estaba fuera de aquella prisión y le tocaba esforzarse para recobrar su autonomía.

“Y como puedes ver, esta es otra cafetería,” dijo Tomaj, con cierta indiferencia. Komaeda le había pedido que hiciera el favor de guiar a Hajime, sobre todo cuando este mismo no tuviera tiempo por su horario. El exRebel aceptó a regañadientes. Al menos no se encontraba a cargo de otro Rebel ni de otro demente como el peliblanco. “Esta también es decente, pero por la cantidad de edificios cercanos, tiende a llenarse con rapidez. Aunque lo compensan con una buena selección de comida.”
“No sé si me atrevería a cruzar este mar de gente,” Hajime frunció el ceño. Era mucha gente y no veía fácil atravesarlos a todos. Anotó detalles en un gran mapa del campus que Komaeda le había conseguido.
“A todo esto, ¿han almorzado?”
“Todavía no,” contestó Komaeda. “Pero como Hinata-kun acaba de salir del hospital, quizás lo mejor sea buscar un buen restaurante y comida saludable.”
“No, por favor…” Hajime negó. “No me han dicho que deba cuidarme con la comida y todos estos meses he comido las cosas más desabridas que existen. Quisiera algo de comida rápida, para variar.”
“Pero Hinata-kun, muchas especias de golpe podrían hacerte daño.”
“Sé que estaré bien, y debo cuidarme solo desde ahora…”
“No es que sea mi tema, pero sí te ves cansado,” comentó Tomaj. “Al menos deberías sentarte un momento antes de continuar.”
“…” Hajime quiso decirle que no, pero dio un suspiro y asintió. “No tengo de otra, todo el trayecto no me ha sentado muy bien.”

Al estar a las afueras de la cafetería, tuvieron la suerte de ubicar una mesa desocupada, donde Hajime tomó asiento con un leve gesto de frustración.

“Deberías decirme si te sientes decaído,” Komaeda se frustró y mostró auto-desprecio en su rostro. “Yo que pretendo ser tu guía y apoyarte pero te exijo demasiado, y eso que has estado internado por meses… no tengo vergüenza alguna… hacerle esto a alguien tan prometedor…”
“Es justamente porque reaccionas así que no quiero confiarte nada,” Hajime le miró con desapruebo.
“Me alegra saber que pese a ser su amigo, no tratas a Komaeda con paciencia,” Tomaj sonrió con ironía. “Me caes bien, Hajime. Te sugeriría que vayamos a almorzar y reposes un poco antes de continuar con el tour a tus clases.”
“No quisiera tomarme las cosas despacio ahora, pero…” Hajime negó. “Vamos a ver cómo me siento luego de almorzar, aunque preferiría ir a otro lado.”
“Por supuesto,” el peliblanco sonrió. “Podemos ir a cualquier restaurante de la ciudad en mi carro. ¿Tienes alguna preferencia?”
“…” Hajime le miró con leve escepticismo.
“¿Estás bien?”
“¿Tú conduces, Komaeda?”
“¿Eh? Sí, ¿a qué se debe la pregunta?”
“Haha, entiendo,” Tomaj rió un poco. “Pensar que un maniático como él conduce. Sólo esperemos que no haya atropellado a nadie hasta ahora.”
“¡N-nunca haría eso!” el peliblanco se horrorizó. “¡Hinata-kun, te prometo que soy responsable, de lo contrario no lo ofrecería! ¿O es que acaso… no soy merecedor de ser tu chofer…?”
“No te lo tomes en serio…” Hajime dio un suspiro. “Más bien perdón por la mención. Hace tanto que no te veo que me cuesta pensar en ti o cualquiera de mi edad como un adulto con licencia…” en especial él, pero ya le había hecho sentir muy mal.
“Cierto, asumo que estar internado puede tener sus efectos,” Komaeda se puso a pensar. “Con más razón debemos salir. Te caerá bien pasear por la ciudad.”
“Cierto, pero si en algún momento no te sientes bien, asegúrate de avisarnos,” dijo Tomaj.
“Por favor, no me sobreprotejan…”
“Más que nada lo digo porque no quisiera meterme en problemas con ese tal Keithgriff que está a cargo de ti. Ese señor no me convence del todo…”
“A mí tampoco…” Hajime negó frustrado.
“Estoy seguro que es una buena persona, sólo algo serio, pero nada más,” Komaeda sonrió.

Al ponerse de acuerdo, Hajime volvió a levantarse para caminar hacia los parqueos de la universidad, aunque no avanzaron mucho ya que Komaeda reconoció a un pequeño que también se retiraba de la cafetería junto con otras estudiantes. Los grupos se encontraron, así que el Rebel optó por saludar.



“Rai-kun, qué sorpresa,” Komaeda le sonrió. “Pensar que me encontraría contigo en este lugar lleno de gente.”
“Lo mismo digo…” Hotarumaru asintió, un tanto confundido. Tardó un poco en reaccionar al notar a los dos que acompañaban al otro peliblanco, y dio una rápida reverencia. “Ah, mi nombre es Hotarumaru Rai. Un gusto conocerles.”
“Yo soy Tomaj Sawyer,” este miró hacia un parque cercano. “Mejor alejémonos de este sitio, hay mucho ruido aquí.”
“S-sí…” Yukko estuvo por introducirse y terminó por asentir. Todos caminaron la corta distancia que les alejó de la congestión de personas. Durante la caminata, continuaron con las presentaciones hasta que alcanzaron la sombra de un frondoso árbol.
“¡Ohh!” los ojos de Hotarumaru se iluminaron luego de que Hajime se presentara, lo cual causó que este se incomodara.
“¿Q-qué? ¿Qué dije?”
“Tú eres el Hinata-kun del que he oído tanto hablar. Komaeda me ha contado mucho sobre ti. Dice que eres un gran amigo, una buena persona y un ser muy prometedor,” le sonrió un poco. “Me alegro de finalmente conocerte. Komaeda debe estar muy feliz de tenerte en Rizembool.”
“Komaeda…” Hajime miró a su amigo de reojo con gran reproche. ¿Ahora lo estaba exaltando a sus espaldas?
“No he dicho nada más que la verdad, y Rai-kun tiene razón, estoy feliz de nuevamente encontrarme contigo. Será como los viejos tiempos.”
“Sí que no has cambiado en nada…”
“Hehe,” Yukko rió un poco y sonrió animada.
“¿Hm?” Mai le miró con indiferencia. “¿Sucede algo?”
“Nada, es sólo que me alegro de encontrarme con gente muy buena y amena, y los tres ya me caen bien. Ya comenzaba a asustarme con todos los rumores de Rizembool y sus Rebels.”
“…” su amiga negó con lentitud. “Sigues sin acostumbrarte…”
“¿Eh?”
“Dos de los tres tienen auras de Rizembool considerables, quizás no al nivel de Tsurumaru, pero no deberías descuidarte.”
“O-oye, no bromees…” Yukko sonrió con nerviosismo.
“…” Mai alzó una ceja. “Te he dicho muchas veces que no bromeo…”
“Uhh…”
“¿Auras de Rizembool?” Hajime les oyó y se confundió.
“Mai-neechan cataloga a las personas según cierto ‘aire’ que tienen de pertenecer a Rizembool,” explicó Hotarumaru. Él bajó su mirada y se llevó una mano al mentón para ponerse a meditarlo. “Sigo intentando comprenderlo por completo…”
“Y obviamente el único de los tres que no tiene aura de Rizembool sería el que lo pregunta,” Mai asintió con una extraña autoridad. “Eres sin lugar a dudas un Muggle.”
“¡Oye!” Hajime se amargó.
“N-no te lo tomes en serio… a Mai le gusta decir cosas así…” Yukko dio un suspiro. “Ha llegado al punto de llamarme Hanasaki-chan…”
“¿Hanasaki-chan? ¡Hahaha!” Tomaj se puso a reír, lo que incomodó a la otra.
“Eso suena muy lindo,” Komaeda sonrió. “Hinata-kun, podría llamarte algo similar.”
“…” Mai negó. “Curiosamente, tampoco me das vibras a Hanasaki, es como si fueras un híbrido que no cabe en ningún lado.”
“Qué rara eres,” Hajime frunció el ceño.
“Mai, no deberías decir esas cosas…” dijo Yukko, frustrada.
“Es sólo la verdad, y para sobrevivir aquí, deberías identificarlo también,” Mai apuntó a Komaeda. “¿Acaso no ves el ‘Rizembool’ en su cabello?”
“¿Q-q-qué? ¿Eso es posible?” Yukko se confundió.
“¿Cabello?” Tomaj se extrañó. “Sé que es peor que una jungla, pero yo apuntaría por juzgarle por sus ojos inestables.”
“Ehm…” Komaeda se incomodó.
“El cabello es más fácil de ver,” Mai miró al exRebel. “Mientras que tú tienes gran presencia de Rizembool en tu bronceado.”
“Casi suenas racista…”
“Ehh…” Yukko se estresó un poco y optó por tratar de cambiar de tema. “Oh, eh, Hotarumaru, ¿cómo así conoces a Komaeda?”
“Ha acudido a mi profesor algunas veces por asistencia,” contestó el pelicenizo, inmutado.
“Oh, qué interesante. ¿Ayuda con programación?”
“No…” negó y le miró con su característica curiosidad, lo cual desentonó con el mensaje que le iba a dar. “Komaeda es un Rebel.”
“¡IHHH!”
“No hay nada que temer, Hanasaki-chan,” Komaeda sonrió incómodo. “Perdón, quizás debí haberlo dicho antes. Pero te aseguro que mis intenciones son las mejores y tiendo a ser una persona muy pacífica.”
“Entonces no hubieras sido un Rebel,” Hajime le miró con reproche.
“Y bueno, para confirmar el radar interno de Mai, fui un Rebel hace tres años,” Tomaj se encogió de hombros al sacarse esa ‘formalidad trivial’ del camino. “Ahora sólo asisto a Komaeda con algunas pautas, pero soy un veterano.”
“Uhh…” Yukko asintió, procesando la información. Ella miró al pequeño. “Ehh… Hotarumaru, ¿y cómo así tu profesor ayuda a un Rebel…?”
“Ikari-sensei sabe bastante de Rebels, por ello actúa como un consejero,” contestó con simpleza. “Pero no lo hace mucho. No es la persona más paciente…”
“Okay… eso me alivia… por favor nunca seas un Rebel, Hotarumaru…”
“Nunca quisiera serlo,” él sonrió ampliamente. “Prefiero llevarme bien con todos.”
“Hehe, tienes mucha razón,” Yukko le sonrió de vuelta. Ese pequeño siempre era tan lindo, meditativo y adorable. Ni idea de por qué Mai le había visto un aura de Rizembool.
“¡Ah! Quizás encontrarnos ha sido lo mejor,” Komaeda sonrió. “Sé que Rai-kun está llevando varias clases de primer ciclo, así que puede que tengan algunas clases con Hinata-kun.”
“¿También estás en primero?” preguntó el pequeño a Hajime, con curiosidad.
“Ehh sí…” este se incomodó, aunque el menor asintió sin dar rodeos al asunto.
“Muy bien, nos podemos ayudar mutuamente. Yukko y Mai-neechan también toman clases conmigo, y mientras seamos más, será mejor.”
“Sí, ¿verdad?” Hajime se animó por las palabras del otro. “Gracias, todavía ando ubicándome en la universidad, recién empiezo clases la próxima semana, pero sé que tendré que ponerme al día con todo.”
“Si te tocan nuestros horarios, estás con suerte. No es que hayamos hecho mucho,” Mai se encogió de hombros con indiferencia.
“Ehh, s-supongo…” Yukko sonrió incómoda y dio un suspiro. A su parecer, la exigencia sí era grande, aunque sus dos amigos sin duda eran mucho más aplicados que ella. El pequeño incluso acababa de iniciar hace un par de días y ya le había corregido una vez al profesor de cálculo durante clase.
“Ahh, me alegro de notar este compañerismo,” Komaeda sonrió ampliamente. “Sé que Hinata-kun estará en buenas manos y recibirá toda la ayuda que necesita. Pero continuaré dando de mi parte y le guiaré por el campus y le compraré comida sana mientras sea necesario.”
“No tienes que hacer eso…” Hajime se incomodó. Su amigo tan extraño y desvivido como siempre.
“Aunque, como un estudiante nuevo y con un ingreso tardío a la universidad, ¿no te han asignado a un profesor asesor que te ayude?” preguntó Tomaj. Aquel Keithgriff sólo parecía estar a cargo de vigilar su recuperación, y sin duda no sería el más cuidadoso con otros. “Por tu caso, me sorprendería si Rizembool no se toma la molestia de darte todas las facilidades.”
“Pues, Keithgriff me dijo el nombre de una persona, pero han sido varios días y no lo recuerdo…” Hajime frunció el ceño, intentando recordar. Su memoria continuaba fallándole. “Ni creo haberle conocido…”






“Tú debes ser Hajime Hinata…”

Un joven vestido con una bata blanca impecable les dio el alcance. Su aparición llamó la atención de todo el grupo ya que, pese a parecer un poco menor que Yukko o Mai y ser de baja estatura, tenía una presencia imponente y muy profesional. Este pelinegro de ojos violetas sonreía con amabilidad y sus lentes de lectura brillaban de una intensa y fría luz. Venir acompañado de Shinkouhyou también le trajo un mayor misterio a su persona.

“Hm…” Yukko miró a ese chico, ladeando la cabeza. Se le hacía ligeramente familiar, pero no recordaba de dónde. También había algo en él que le daba nervios.
“No pareces estar completamente averiada,” comentó Mai al percibir una pizca de aprehensión en la otra.
“¿P-perdón?”
“Su pinta, porte, apariencia, actitud, gestos… sin lugar a dudas…” Mai ajustó sus gafas con lentitud, aumentando peso a sus palabras. “Su aura de Rizembool es inmensa. Fácilmente le haría competencia a la de Tsurumaru.”
“¿Eh?” sería efecto de estar acostumbrándose a oír observaciones de ese tipo, pero por alguna extraña razón, el veredicto de la otra le dio escalofríos.
“…” Hotarumaru miró inmutado a sus dos amigas y dio unos pasos hacia delante para saludar al científico. “Hola Yagen, no esperaba verte deambulando por el campus.”
“Me siento tan sorprendido como tú, Rai-kun,” este le sonrió e hizo el comentario con una pizca de entretenimiento. “Pero me da mucho gusto notar que has formado amistades apenas en tus primeros días.”
“Claro…” el pequeño frunció el ceño con ligera inconformidad por ese trato innecesariamente formal de su parte. “¿Qué le trae por aquí… Dr. Toushirou?”
“Hmhm,” el dirigido encontró gracia en la respuesta del menor. “Vengo a conocer a Hajime Hinata porque recibí el pedido de parte de la directiva de que actuara como su asesor.”
“¿En serio?” Hajime se quedó en blanco. No pudo ocultar la confusión que sentía, principalmente porque esa persona era claramente más joven que él, aunque Komaeda terminó por despejarle las dudas.
“Esas son muy buenas noticias, Hinata-kun,” el Rebel se animó. “Toushirou-kun es un prodigio con varios títulos en distintas especialidades relacionadas con medicina. Incluso sacó su doctorado en medicina cuando era muy joven. Aquí en Rizembool se encuentra colaborando en estudios científicos y proyectos interdisciplinarios.”
“¿Hablas en serio?”
“No hay necesidad de exponer mis credenciales ni darles demasiada importancia,” Yagen sonrió con ligera torpeza y agitó una de sus manos. Él miró fijamente a Hajime con una sonrisa más firme. “Pienso que todos los que nos dedicamos a estudios superiores merecemos las mismas consideraciones. Todos poseemos aspiraciones y talento, y en un lugar como Rizembool, nos podremos desarrollar como deseamos siempre y cuando tengamos el interés.”
“…” Tomaj alzó una ceja. Para él, había algo sumamente ‘torcido’ en esa persona, pese a su amable comportamiento. Él miró a Shinkouhyou, quien le devolvió una sonrisa entretenida. “¿Y qué te hace acompañarle? La última vez que revisé, odiabas ser el escolta de otros.”
“Fufufu, eso no ha cambiado, sólo le hice el favor a Toushirou de ubicar a su nueva responsabilidad,” el peliblanco sonrió con indiferencia, encogiéndose de hombros.
“Entonces, si entendí bien, eres un doctor,” dijo Mai al científico.
“Así es,” Yagen se acomodó sus gafas, sonriendo de manera profesional.
“Toushirou-kun es quien se encarga de recetarme medicinas cuando las necesito,” dijo Komaeda. “¿A qué se debe la pregunta?”
“Curiosidad,” Mai dio una reverencia. “Es un placer conocerle, Dr. Toushirou. Mi nombre es Mai Minakami.”
“M-Mai, ¿estás bien?” Yukko se confundió de sobremanera. “Eso es un poco muy respetuoso para venir de ti.”
“Respeto a cualquier persona con el poder de escribir prescripciones,” explicó, inmutada.
“¿Eh?” la respuesta le confundió, y entonces recordó de dónde el doctor se le hacía conocido. “¡Oh, ya recuerdo! Fuiste uno de los guías en Orientation Week. Me impresionó ver que diste batas de laboratorio a todo tu grupo. Ese fue un lindo detalle.”
“Me sorprende que lo recuerdes,” Yagen se vio entretenido. “Recibí un grupo conformado principalmente por practicantes de ciencias puras, medicina y ciencias forenses. Por ello mismo, todos recibieron el gesto con mucho gusto. Ser guía de otros es una gran responsabilidad, por lo cual debo poner las necesidades de mis estudiantes en alto. De momento, me encuentro buscando pasantías disponibles para recién ingresados e ideando posibles investigaciones que pueda llevar a cabo con mi grupo, además de constantemente estar enviándoles información vital sobre los últimos temas de interés en sus carreras, y sobre compañías, proyectos e individuos importantes con los que deben estar familiarizados.”
“E-eh, q-q-que genial…” Yukko tembló y bajó su mirada muy triste. Mientras tanto, todavía no sabía qué hacía su propio guía aparte de tener algo que ver con programación. Nunca dejaría de arrepentirse de haber enviado su solicitud para Orientation Week tarde.
“Ahora que mencionas Orientation Week y por conocer a Rai-kun, asumo que eres una de los estudiantes bajo el cuidado de Kuninaga-san,” el doctor sonrió amablemente.
“Ihh…” sorprendentemente, Hotarumaru sintió escalofríos que sólo Mai notó.
“¿Estás bien?” le susurró, un poco confundida.
“Le acaba de llamar con un honorífico…” el pelicenizo le susurró de regreso. “El modo profesional de Yagen es impresionante…”
“¿Hm?”
“P-pues sí, Tsurumaru es mi guía… aunque parece más un primo pesado que otra cosa…” dijo Yukko, frustrada.
“Puedo comprender lo que dices, pero mi colega es un individuo hábil pese a no siempre estar bajo su mejor comportamiento. Te apoyará cuando le necesites siempre y cuando acudas a él con tus inquietudes,” le aseguró el doctor con calma y simpleza.
“B-bueno, si tú lo dices…”
“Casi se me hace un poco incómodo oírle hablar así…” Komaeda se unió a Mai y Hotarumaru, sonriendo confundido. El pequeño asintió.
“¿Por qué?” preguntó Hajime, alzando una ceja.
“Si bien los dos colaboran en varios proyectos y han desarrollado software y publicado estudios juntos en el pasado… ambos se odian mutuamente. Soy testigo de ello,” Hotarumaru dio un suspiro. “Sin embargo, los dos son excelentes aparentando ser maduros y profesionales ante desconocidos.”
“Tener una apariencia pulcra y gran renombre son dos cualidades muy propias de seres de Rizembool,” Mai asintió. “No me sorprende.”
“Pero como los dos se complementan muy bien y sus trabajos han dado resultados muy benéficos para Rizembool, la universidad siempre les fuerza a trabajar juntos,” dijo Komaeda.
“Hm…” Hajime miró al doctor darle algunas recomendaciones a Yukko. Le costaba un poco creer que pudiera llevarse mal con uno de sus asociados, aunque tampoco le conocía ni sabía nada sobre esa otra persona. Entonces, este dejó su conversación con la chica y le miró.
“No quisiera ser descortés, pero he venido para hablar personalmente con Hinata-san, y no cuento con mucho tiempo para ello,” explicó Yagen, con paciencia. “Si pudieras hacerme el favor de acompañarme…”
“Ehh, c-claro…”
“Pero Toushirou-kun,” Komaeda se inquietó. “Hinata-kun todavía no ha almorzado y estábamos por ir a comer.”
“Puedo encargarme de conseguirle alimento. Mi prioridad es conducirle a su apartamento dentro de la universidad donde sus pertenencias le esperan,” Yagen miró al Rebel de reojo. “Aprecio tu dedicación como su amigo, pero es mi deber como su guía y como doctor vigilarle y permitirle el reposo que necesita. Comer en la cafetería o salir a la ciudad estaría contraindicado a estas alturas y quisiera evitar una posible recaída.”
“Confío plenamente en su juicio, pero quisiera acompañarles. Hinata-kun me ha comentado que tiene todavía algo de debilidad y quisiera oír qué tiene que decir al respecto.”
“Si deseas hablar sobre tu compañero, con mucho gusto lo haré, pero no es el momento. Lo podemos dejar para después. Ahora quisiera conversar a solas con él.”
“Bueno, comprendo…” Komaeda desistió, aunque se mostró un poco desanimado.
“…” Yagen sonrió y se dirigió a los demás. “Debo retirarme, les deseo un buen día. Con permiso. Hinata-san, sígueme, por favor.”

Los dos se marcharon del grupo y se alejaron por el sendero del parque. No tardaron en perderse de vista debido a la cantidad de gente que deambulaba a esa hora.

“Entonces…” Mai prestó atención a cierto maestro que se había mantenido de observador. “Tú debes ser ese ‘Shin-kun’ del que he oído tanto hablar.”
“Lo soy, y sé perfectamente quién eres también,” Shinkouhyou le miró con leve indiferencia. “Es interesante que hayas optado por unirte a Rizembool, y dar la espalda a tus parientes.”
“Es natural, soy la oveja negra de mi familia.”
“¿De qué hablan?” preguntó Yukko.
“Aprovecho para agradecerte por cuidar de mi prima en el pasado,” Mai asintió.
“¿Cuidar? ¿Así lo llamas?” el mayor sonrió con ironía. “Si así lo piensas, entonces espero que me traigas tanto entretenimiento como ella.”
“Es difícil vivir bajo su sombra…” Mai lo consideró, meditativa.
“Fufufu…”
“Ehm…” Yukko quería saber más información. Ese peliblanco vestido de ropas estrafalarias le daba malas vibras por algún motivo, y como Mai no se había molestado en dar su siempre inapropiado comentario sobre su ‘aura’ con él, no sabía qué pensar.
“Deberíamos irnos también,” dijo Mai a sus amigos. “Tenemos el tiempo justo para sacar los libros que necesitamos de la biblioteca antes de clase.”
“Ah, cierto,” Yukko asintió.
“Eso me da a entender que ya almorzaron,” observó Komaeda.
“Sí,” Hotarumaru asintió. “Vinimos temprano antes de que la cafetería se llenara. Es una lástima que no hayamos quedado anteriormente…”
“No había forma de ponernos de acuerdo, pero para la próxima será, especialmente si Hinata-kun termina teniendo clases contigo.”
“Como Yagen está a cargo de él, debe ser el caso. Él siempre lo tiene todo fríamente calculado, y suena muy lógico…”
 “Cierto, es un ser muy ideal, que inspira una gran esperanza en Rizembool,” el Rebel sonrió con tristeza. “Casi me siento desdichado por tener que ocupar su valioso tiempo como su paciente…”
“…” Mai dio un suspiro y agarró a Yukko y Hotarumaru de un hombro cada uno. Ambos se confundieron e intercambiaron miradas. “Hay que irnos.”
“Okay Mai…” Yukko sonrió incómoda. “Eh, un gusto de conocerles.”
“Nos vemos,” dijo el menor. Los tres estudiantes comenzaron a marcharse hacia la biblioteca.
“Senpai, al menos podemos ir los dos a almorzar, ¿verdad?” Komaeda dirigió su atención a Tomaj, quien se notó un tanto ausente. “¿Sucede algo?”
“Hay algo en ese doctor que no me termina de convencer,” Tomaj negó. “Pero como mi supuesto kouhai, podría esperar que me ilumines sobre él durante el almuerzo.”
“Oh, Komaeda no sabe mucho de él,” Shinkouhyou se encogió de hombros. “Bueno, aparte de los títulos que cualquiera podría consultar en páginas de publicaciones científicas.”
“Él viene de una familia allegada a Rizembool que también es reconocida por su linaje de fuertes guerreros, y varios de sus hermanos también estudian aquí,” comentó Komaeda. “Aunque sensei debe tener razón al decir que le desconozco.”
“Es algo que quería comentarte a ti personalmente porque sé que es un tema muy entretenido, y muy personal,” Shinkouhyou miró a su previo pupilo y sonrió malignamente. “Este Toushirou ha demostrado ser todo un personaje en lo que a Rizembool respecta, casi imprescindible. ¿Recuerdas la clase de persona que Hojo era?”
“…” Tomaj se tensó. Ese nombre, a pesar de pertenecer a una persona que ya no era más, probó sorprenderle al salir de la misma nada. Sin embargo, aquella disconformidad que había sentido al conocer a ese chico sí se le había hecho extrañamente familiar.
“Para que alguien tan antisocial, perfeccionista, apático y narcisista como él se digne a asignar a este joven como su legítimo ‘sucesor’, debes comprender las posibles implicaciones del caso…”
“¿Hablan del profesor Hojo?” Komaeda se confundió. “Nunca tuve el placer de tratar debidamente con él, pero sí tenía fama de ser una persona complicada. ¡Oh, senpai! ¿Acaso él fue un maestro para ti?”
“…” Tomaj dio un pesado suspiro.
“¿Senpai?”
“No realmente, sólo fue como mi supervisor,” el exRebel optó por restarle importancia y sonrió con indiferencia. “Yo no soy un científico. Shinkouhyou fue mi maestro.”
“Hm, ya veo…” Komaeda asintió. Le fue obvio que se estaba perdiendo de algo. “Entonces Toushirou-kun seguramente es quien tuvo el privilegio de ser enseñado por el profesor. ¡Claro! Como el profesional que ha demostrado ser, es más que seguro.”
“Sí…” Tomaj alzó una ceja.
“…” Shinkouhyou sonrió entretenido. “Les aconsejo que busquen algo de comer. La cantidad de gente en los centros de comida sólo continuará incrementando durante la próxima hora.”

El mayor se despidió con rapidez y se fue caminando. Había sido un alma caritativa y desinteresada para variar, ya que empezó ayudando al joven doctor a ubicar al nuevo estudiante, y luego se dio el gusto de sembrar una ligera incertidumbre en la mente del exRebel para recordarle que nunca bajara la guardia…


Hajime siguió al Dr. Toushirou, quien le llevó en dirección a la zona de apartamentos dentro de Rizembool U. El camino se había pasado con el estudiante haciendo distintas preguntas a su superior sobre la universidad y las clases que estaría tomando. Pese a su largo hiatus, Hajime se animaba de saber que su horario iba a ser uno regular de un ingresante, ya que sentía que había perdido demasiado tiempo en recuperación.

“Ha sido afortunado que pudieras conocer a Rai-kun desde el inicio. Ustedes tomarán varias clases juntos y él te podrá apoyar con el estudio. Aunque Komaeda-san también es un estudiante inteligente con la vocación a asistirte,” Yagen sonrió. “Estarás bien, y también te estaré proveyendo mi correo electrónico y número de trabajo para que me contactes por si en algún momento necesitas de mi ayuda.”
“Sí, muchas gracias…” Hajime asintió y se mostró un tanto inquieto.
“¿Sucede algo?”
“Es sólo que… por la conversación que tuvimos, es claro para mí que usted es una persona muy ocupada y con mucho que atender. Lamento que tenga que atenderme por obligación de la universidad…”
“No te disculpes. Estoy informado de tu caso y necesitas de ayuda especial. Además, puede que sea yo quien deba agradecerte.”
“¿Por qué?”
“Mi vocación es ser un doctor por encima de un científico, y tengo gran interés en ayudar a las personas, aunque mi afiliación con Rizembool no siempre me permite desempeñarme como tal,” el pelinegro miró a su acompañante de reojo. “Y sonará pretencioso de mi parte, pero considero que puedo ayudarte bastante precisamente por mis investigaciones en neurología. Verás, he realizado varios estudios relacionados de pérdida de memoria por consecuencia de traumas encefálicos y otros causantes.”
“Eh…” Hajime se inquietó.
“He leído tu historial, y has reportado pérdida de memoria como resultado de tu accidente. Debido a ello, quisiera al menos oír tu progreso de recuperación, y si es posible, ayudarte con tratamiento para intentar recuperar recuerdos extraviados. Sin embargo…” él negó. “Ahí es donde empezaría mi rol como científico, puesto a que el hipocampo y su mecanismo continúa siendo un misterio, y terapias de recuperación de memoria son en su mayoría experimentales y de muy poca eficiencia. Como todavía te encuentras reanudando tu vida y recobrando tu actividad física, preferiría posponer mi ofrecimiento hasta que mejores considerablemente.”
“…”
“Y por favor,” sonrió con humildad. “No quiero que te sientas obligado a aceptar. Lo más importante para mí es saber que puedo asistirte en tu recuperación del accidente.”
“Sí… entiendo…” Hajime tendría que pensarlo. Le daba interés poder recobrar su memoria y poder organizar sus recuerdos para evitar extraños episodios como el sueño que había tenido la noche anterior, pero la idea de participar en un experimento no le animaba en lo absoluto. “Lo consideraré… ¿pero qué clase de experimentos existen para tratar la amnesia?”
“Hay diversas metodologías todavía bajo estudio, y muchas de ellas han partido de técnicas de memorización, sea usando agendas o asociación entre conocimiento del paciente y las instancias olvidadas. Por supuesto, también se aplican impulsos estimulantes al cerebro, se emplean drogas experimentales para fomentar la sinapsis entre neurotransmisores o modificar la química cerebral, e incluso existen procedimientos quirúrgicos para introducir instrumentos que se presumen pueden potenciar el funcionamiento del cerebro del paciente. Como debes esperarlo, este último método descrito es más riesgoso y experimental, aunque como un individuo que ha seguido todas las metodologías por el paso de los años, te aseguro que existe un potencial muy real en este campo.”
“Wow…” Hajime se impresionó. Sabía que sólo era la superficie del asunto. “Me está interesando un poco… o sea, los métodos de ejercicios de memoria. Espero que no hayas considerado operarme el cerebro.”
“No lo haría…” Yagen mantuvo su sonrisa.
“¿Y cómo así te has enfocado en la neurología?”
“Se lo debo a Rizembool. Debido a su apoyo, he estudiado medicina desde mi niñez, y los estudios que he descrito fueron escogidos por mi maestro. Él ya no se encuentra entre nosotros, así que es natural que yo siga su incansable trabajo.”
“Ya veo…”
“Pero también lo hago por interés personal. Como un doctor, me interesa ayudar a pacientes con problemas de memoria…” sus lentes brillaron y alzó su mirada hacia arriba. “Y como un científico, quiero saberlo todo, entenderlo todo, abarcarlo todo, y mis estudios han alcanzado temas que podrían parecer antagónicos a mi vocación, como la posibilidad de borrar recuerdos o modificar recuerdos traumáticos e inconvenientes. Sin lugar a dudas… es extremadamente cautivador que la regeneración del estado natural de una persona siempre resulta ser lo más difícil de alcanzar…”
“…” Hajime mostró curiosidad por esas palabras. El tema parecía ser casi una obsesión para el doctor por cómo se expresaba.
“Ah, aunque no quiero preocuparte. Muchos casos de amnesia suelen mejorarse espontáneamente,” Yagen sonrió con ligera torpeza.
“Está bien, le entendí. Supongo la medicina siempre tendrá problemas tratando los aspectos más intrínsecos de la salud humana.”
“Precisamente…”
“Su maestro suena a alguien admirable y muy ambicioso. Eh, creo comprender que ya no se encuentra con vida… lamento su pérdida.”
“Algunos sucesos son inevitables,” el doctor asintió con paciencia. “Si en algún momento te causa interés, su nombre fue muy notorio en Rizembool hace unos años. Era el profesor Hojo, y solía llevar a cabo varios estudios y experimentos en la institución.”
“Hojo…” Hajime se puso a pensar. “No sé por qué… pero siento que he oído de él antes… ¿o quizás le habré conocido?”
“¿Tú lo crees?” Yagen mostró interés.
“Hmm…” hizo un esfuerzo, pero no lo pudo recordar, y esa súbita familiaridad con el nombre de inmediato desapareció. Se quedó en blanco y terminó por negar. “P-perdón, creo que he tenido muchos problemas con mi memoria. No, seguro le habré confundido con alguien.”
“Comprendo, no te esfuerces,” el doctor sonrió y regresó su mirada al camino. Caminaban entre distintos dorms y no les faltaba mucho para llegar a su destino. “Siempre existe la posibilidad que hayas oído sobre él. Falleció hace tres años, así que es una figura todavía presente a cierta medida.”
“Hace tres años…” el pelimarrón trató de recordar algo que Komaeda le había dicho. “Un momento… hace tres años hubo un enfrentamiento entre Rizembool y Hanasaki.”
“Mi maestro falleció en ese enfrentamiento…” Yagen no inmutó su sonrisa.
“¿Eh?” le pareció muy extraño que el doctor lo dijera con un tono muy tranquilo y natural.
“Él sirvió como un ayudante y consultor para Rebels, y siempre tuvo envolvimiento en el asunto, por lo cual es normal que haya terminado expuesto y envuelto en aquel altercado del pasado. Fue inevitable, a mi parecer.”
“Hm…” en momentos así, Rizembool le daba muy mala espina. “Pero todo este tema de los Rebels… es condenable… degradante…”
“Estoy de acuerdo contigo…” la sonrisa de Yagen se contagió de ironía y frialdad. “Rizembool ha cultivado el lado más barbárico de la ciencia con su rivalidad con Hanasaki, nadie lo puede negar. Y lamentablemente, no estaré completamente libre del asunto. Ser el sucesor de mi maestro va a significar un envolvimiento al menos superficial para mí.”
“¿A qué te refieres?”
“He sido asignado como el asesor de un Rebel, y se espera que le guíe en su travesía y le inculque el deber de desempeñarse como tal. No me pude librar porque aquella persona también posee conexiones profundas con mi maestro, y por ello tendré que ayudarle a pesar de que mi mayor proximidad con Rebels siempre ha sido saber de sus existencias,” Yagen negó y miró al suelo. Borró su sonrisa y mostró una suave decepción. “Es casi humillante…”
“Ehh…” conforme habían hablado, el doctor se había comenzado a expresar con más soltura y su amabilidad y elegancia empezaban a torcerse. Aun así, tampoco podía culparle del todo por el tema en cuestión. “Lo siento mucho…”
“No te disculpes,” regresó a sonreírle con cortesía. Justo entonces, habían llegado frente a un departamento y Yagen sacó una llave. “Olvidemos al Rebel por ahora. Esta es tu habitación. Las pocas pertenencias que trajiste contigo se encuentran dentro, y Rizembool ha optado por amoblar tu espacio para brindarte la mayor comodidad. Te pediré que pases el resto del día acostumbrándote a tu nuevo espacio y alistando tus útiles escolares. Me encargaré en ordenar comida a domicilio por hoy y el fin de semana para que no tengas que incomodarte.”
“Ehh, no quisiera quedarme encerrado aquí hasta el lunes…” Hajime se desanimó.
“Puedes pasear dentro del campus a partir de mañana. Es sólo que el régimen alimenticio del hospital es tan estricto que primero tienes que ejercitar tu sistema digestivo con comida apropiada antes de consumir comida alta en grasas y con muchos ingredientes. Te prometo que iniciarás la próxima semana como un estudiante normal,” el doctor procedió a abrir la puerta y los dos ingresaron a un apartamento bastante cómodo y espacioso para una sola persona. El lugar contaba con los muebles y unas mínimas provisiones básicas en la cocina, pero ya le tocaría a Hajime personalizar el lugar.

Este caminó de un lado a otro para observar el apartamento. Era más lujo del que había esperado, y por estar dentro de la universidad, no tendría problemas llegando tarde a clases.

“Es demasiado…” Hajime frunció el ceño. “No entiendo por qué Rizembool se molesta en darme tantas facilidades.”
“Tu labor es sentirte mejor y recuperarte, no te preocupes por los detalles,” Yagen sacó un duplicado de la llave y dejó las dos sobre una mesa. “Estas son las llaves de tu apartamento.”
“Ah, gracias,” el estudiante fue a recibirlas y notó cómo el otro fue rápido en retirar su mano como quien evitaba el contacto físico. Un tanto extraño considerando que ya de por sí el doctor usaba unos guantes negros de cuero.
“También programaré un chequeo médico para la próxima semana. Chequeos serán rutinarios, no lo tomes como que hay algo malo en ti.”
“Sí, lo entiendo…” asintió.
“Lamento mucho decirlo pero debo retirarme. Tengo otros asuntos que atender,” le sonrió una vez más. “Espero sinceramente que te sientas a gusto en tu espacio y repórtame cualquier inconveniente que tengas. Regresaré mañana.”
“Muchas gracias por traerme hasta aquí,” Hajime le sonrió y el otro se retiró, cerrando la puerta detrás de él.

El estudiante fue a sentarse en un simple sillón parte de su nueva sala y miró hacia fuera. Su ambiente se le hacía irreal, pero también pensaba en su habitación dentro del hospital como un recuerdo lejano. Se sentía casi sin piso y lo único en su mente era esperar al lunes para iniciar una rutina que, con un poco de suerte, le brindaría una dirección.

Pensó en revisar su habitación, y al querer levantarse, sintió una pesadez general en su cuerpo. El doctor tuvo razón en pedirle que descansara, ya que al darse una pequeña pausa, no se sentía con ánimos o energías para regresar afuera. Dio un pesado suspiro y optó por quedarse en el sillón un poco más antes de continuar mirando su nuevo hogar.

Recordó la mención de las terapias para mejorar su memoria, y en verdad se sentía muy interesado. Quería poder recordarlo todo, no perder recuerdos importantes. Simplemente estar bajo control de su memoria, porque sentía que había mucho fuera de lugar en su vida.

Decidió relajarse e intentar olvidar sus inquietudes para revisar su horario y otros documentos que le habían enviado a su correo con respecto a sus estudios. Era momento de encaminarse.


La práctica de kendo acababa de terminar, y los estudiantes salieron para ir por algo de comer y descansar antes de ir a sus otras clases del día.

A diferencia de la clase del día anterior, esa fue más larga. Roxas estaba acostumbrado a practicar bastante y muchas veces disfrutaba las largas jornadas, pero con los dos nuevos, tanto él como los otros estudiantes que los tuvieron de compañeros de práctica terminaron más cansados de lo usual. Fue especialmente pesado para Roxas porque ambos chicos casi parecían tenerle en la mira ya que le habían agarrado más familiaridad. También, como había temido, Urashima realmente fue en serio contra él, al punto en que Horikawa tuvo que intervenir.

Ellos tres caminaban hacia el resto del campus luego de que los estudiantes del dojo se dividieran en distintas direcciones.

“Ten un poco más de piedad, Horikawa,” Urashima lloriqueó mientras miraba a su amigo, quien sonreía como si no hubiera nada malo en el mundo. “A este paso voy a perder el conocimiento en todas las prácticas.”
“Esa es tu responsabilidad, ¿no es cierto?” el pelinegro sonrió.
“Oye…”
“Sé más amable con Roxas. Si no controlas tus impulsos ni tus emociones, te puedes pasar de la mano,” Horikawa levantó su índice. “Sé que no tienes malas intenciones, pero debes ser más cuidadoso o terminarás lastimando a alguien. Lo problemático es que no te das cuenta.”
“Uhh…” Urashima terminó asintiendo triste y miró a Roxas. “Senpai, lo siento mucho…”
“Ehh, descuida…” Roxas sonrió incómodo y dio un suspiro. “Pero sí, me asustaste un poco. Sólo no dejes que se vuelva a repetir.”
“No lo haré, lo prometo…”
“Está bien…” no le quedó de otra que sonreírle, pero estaba confundido. Urashima se había mostrado más prudente con los otros chicos del equipo y sólo con él era que parecía que se descontrolaba. Era evidente para Roxas que ese chico tenía alguna extraña fijación con él, ya que insistió en ser su pareja de práctica varias veces y siempre intentaba hablarle e incluirle en conversaciones con otros chicos ni bien notaba su presencia. Horikawa tuvo que llamarle la atención varias veces, pero no dejaba de sentir que había algo fuera de lugar.
“Ahora nos toca ir a almorzar antes de nuestra clase,” dijo Horikawa a Roxas. “¿Tienes algo en mente?”
“No realmente, tendré que pasearme a ver qué se me anima comer. Urashima…”
“¡¿Qué cosa, senpai?!” este le cortó y le contestó con muchas energías.
“Ehm, sólo me preguntaba si tenías alguna preferencia para almorzar.”
“Pues, sí pero…” este se desanimó enormemente. “Lamentablemente no podré acompañarles mucho tiempo porque secretaría me ha pedido que vaya a completar algunos documentos por mi transferencia… tendré que comer lo más simple que encuentre…”
“Asumí que esto iba a ocurrir,” Horikawa sonrió y sacó un bulto envuelto en tela. “Por eso me levanté temprano para prepararte un obento. Debes comer saludable.”
“¡Ohhh, obento!” Urashima saltó por la emoción y lo recibió rápidamente. “¡Muchas gracias! ¡Ahh, creo que terminaré casándome contigo!”
“No digas esas cosas, vas a incomodar a los demás,” el pelinegro sonrió con paciencia. Era sólo una de las varias formas en que Urashima apreciaba su ayuda.
“¡Senpai, tienes que comer la comida de Horikawa! ¡Él es el mejor!” miró a su amigo. “¿De casualidad no tendrás un obento para senpai?”
“¿No crees que eso invade un poco la relación de respeto que tenemos con él?” Horikawa sonrió incómodo. “Es normal que te prepare algo sin preguntarte, pero si me aparezco a invitar mi comida a todo el dojo sin anticipación, sería un tanto extraño.”
“Yo creo que todos lo apreciaríamos mucho, hehe.”
“Tan relajado como siempre…”
“Senpai, entonces la próxima hay que quedar en comer la comida que prepara Horikawa, verás que no te decepcionará,” Urashima asintió con certeza. El otro le miró con leve impaciencia por andarle promocionando.
“Supongo si no es mucha molestia…” Roxas se confundió. “Me sorprendes, Horikawa. Eres muy hábil con la espada, un buen estudiante y también adepto con las tareas del hogar. Yo no veo el día en que cocine algo.”
“No es nada, siempre es bueno saber prepararse algo, es muy útil,” el pelinegro sonrió con humildad. “Sólo debes intentarlo, y si en algún momento te interesa, te puedo dar tips.”
“Claro, lo consideraré…” entonces, Roxas se sorprendió al ver a Osaka más adelante. Su prima miraba hacia un lado con confusión, pero eventualmente le vio y ella corrió hacia él.



“¡Roxas!” le llamó y terminó dando el alcance a los tres. Ella sonrió ampliamente. “Estoy disponible, ¿qué tal si almorzamos juntos?”
“Osaka, ¿qué haces por aquí?” le preguntó su primo. “Pensé que hoy almorzabas con Tomo.”
“Sí, pero ella se molestó porque no es una HiME,” notó que el otro le miró confundido. “Hehe, le pasa a veces, es normal en ella. Le aconsejé a que lo deje ir y que se apoye de ayuda profesional, pero por algún motivo se molestó más y me dejó plantada.”
“Obviamente se iba a molestar con eso…”
“¿Eh?”
“Nada, nada,” Roxas sonrió. “Te presento a dos nuevos chicos del equipo de kendo.”
“¡Oh, mucho gusto!” la chica les saludó efusivamente. “¡Soy Osaka! ¡Gracias por ser amigos de mi primo!”
“El gusto es nuestro,” Horikawa asintió. “¿Osaka? Supongo ese es un apodo.”
“Sí, una HiME pelirrosa que estaba en mi salón me lo dio a pocos días de entrar a la secundaria, aunque creo que ella ya no lo recuerda. Pero eventualmente me acostumbré y ahora todos me conocen así.”
“Qué interesante. Mi nombre es Horikawa Kunihiro.”
“Hori…Hori…” Osaka se puso a pensar muy críticamente, tratando de asimilar el nombre. “Hori…kawa…”
“Exacto,” el otro levantó un pulgar, felicitándola.
“Hehe, perdón, soy mala con nombres largos y desconocidos. Nunca aprendí el nombre entero de mi Rebel, menos mal no se ofendió por llamarle con un diminutivo…”
“Osaka…” Roxas frunció el ceño. Estaba mencionando el tema de HiMEs y Rebels con demasiada soltura. No que no lo hiciera habitualmente, pero quería evitarlo al lidiar con los nuevos estudiantes, sobre todo con el que todavía no parecía enterado.
“¿Qué es esto de himes y rebeldes?” Urashima miró a su amigo, confundido.
“Te lo explicaré cuando seas mayor,” le contestó con una sonrisa.
“¿Ehh? Pero si ya tengo mayoría de edad. No es justo que no lo sepa.”
“¡Oh, te lo puedo explicar!” exclamó Osaka.
“Mejor poco a poco, recién se está acostumbrando a la universidad,” le dijo Roxas.
“¿Pero no es lo que nos hace especial? Y lo mejor es que sería que tu nuevo amigo también sepa del asunto cuanto antes, eh…” ella se puso a pensar. “Oh, creo que no me has dicho tu nombre.”
“¡Cierto, perdón!” este se apenó y sonrió ampliamente. “¡Yo soy Urashima Kotetsu y este es mi primer año en la universidad!”
“¡Kotatsu!” exclamó Osaka, maravillada.
“¿Eh?” Urashima ladeó su cabeza.
“¡Nunca pensé que conocería a un kotatsu humano! ¡Qué genial!” Osaka le agarró de las manos, ilusionada. “¡Sé que seremos los mejores amigos! ¡Amo a los kotatsus!”
“¿Ehh?” ladeó su cabeza aún más. “¿K-Kotatsu? Pero si soy Kotetsu…”
“¡Y qué linda tortuguita traes en tu hombro! Hehe, tan afortunada de tener a un kotatsu de dueño.”
“K-Kotetsu…”
“O-Osaka, no le inventes su apellido,” Roxas dio un suspiro. “Su familia es hasta famosa.”
“Sin duda lo son por ser kotatsus, ¿cierto? ¡Yay!” Osaka extendió sus manos hacia arriba, contenta por su descubrimiento personal del día.
“¡Párala de una vez!”
“Uhh, no te molestes, Roxas. Tú sabes que los kotatsus son una de las cosas que más amo en la existencia…” Osaka tembló ligeramente.
“Hahaha, qué divertido,” Horikawa se entretuvo. “Está bien, te aseguro que Kotatsu entiende tu fascinación y será paciente con tus ánimos.”
“Oye…” Urashima le miró con leve resentimiento.
“¿Entonces ahora voy a almorzar con un kotatsu? ¡Qué genial! ¡Estoy muy feliz de conocerles! ¡Vamos a la cafetería, todos juntos!”

Osaka se puso a liderar el camino y Horikawa le acompañó para poder hablar un poco con ella y colaborar por sus ánimos debido al kotatsu presente. Detrás les siguieron un frustrado Roxas y un deprimido Urashima.

“Uhh… no soy kotatsu…” dijo el afectado en voz baja.
“Perdón por esto, mi prima es un poco excéntrica,” Roxas frunció el ceño. “Y no creo que deje esto de ‘kotatsu’ de lado muy pronto, pero intentaré convencerle.”
“E-ehh, está bien,” Urashima sonrió incómodo. “Supongo lo entiendo… o tal vez no del todo… pero se ve que quiere mucho a los kotatsus… aunque no soy uno… p-pero es un apodo y uno algo gracioso hehe… a-aunque uno desafortunado, y mi familia significa mucho para mí…”
“Oye, está bien que le moleste, no la defiendas,” Roxas frunció el ceño, confundido por la leve guerra interna del otro.
“T-tomará un poco acostumbrarme, pero puedo hacerlo,” dio un suspiro y sonrió. “Mientras ningún purista de mi familia la oiga, todo estará bien, y no creo que ellos vengan por aquí.”
“C-claro…”

Ellos continuaron caminando hacia la cafetería donde pasarían un rato juntos y conversarían sobre diversos temas, tanto de kotatsus como de otros asuntos.


Alrededor de una hora después, Ryo alistaba sus útiles en su habitación dentro de la universidad. Debido a cierto sorpresivo inquilino, había terminado por pedir una pizza, y ya le tocaba retirarse. Fue a su sala para avisar que se estaba retirando.

“Bueno, regreso en unas cuatro horas, siéntete libre de agarrar lo que gustes del refrigerador,” dijo Ryo, con una sonrisa.
“N-no te vayas…” Sora se puso a temblar. “¿Y qué pasaría si… élviene?”
“Hmm,” el peliblanco levantó su mirada, meditativo. “Pues, seguro que sabe que te has ocultado aquí…”
“¡AHHH!” se cubrió su cabeza con sus manos, aterrado.
“Haha, tranquilo. Ya estará un poco satisfecho luego del susto que te causó ayer, además sé que Larsa nunca permitiría que te asesine.”
“¡D-decirlo así no me hace sentir mejor! ¡Y n-no es como si fuera a matarme!”
“Pues no lo creo tampoco, pero si voy por lo que Dakki dijo, nunca se sabe con él…”
“¡AAHHH, no me dejes!”
“Ya, lo siento, Sora,” Ryo tuvo que sentarse a su costado y le sonrió. Sora se había aparecido en su puerta en la mañana luego de que hubiera huído su propio apartamento con las justas antes que el mayordomo de Larsa le acorrale, y al salir de su primera clase del día, había notado que lo había estado esperando, pero gracias a la muchedumbre de ese auditorio lleno de nuevos estudiantes, pudo escaparse antes de ser ubicado. Después del encuentro de ayer, era obvio que no quería ponerse en peligro. “Pues, habrá sido evidente que Jakob no te quiere ver ni en pintura, pero pienso que sus insistentes apariciones han sido intentos de hablar contigo y dejar las cosas en claro, ¿no lo crees?”
“No sé qué creer, hay algo peligroso en él…”
“Haha, quizás, pero al menos le debes un diálogo, y lo mejor es que lo hagas en un sitio público donde nada puede ocurrir.”
“Uhh, el nuevo Rebel de Cho ya nos demostró que eso no es cierto, y este tipo también fue un Rebel en su época.”
“No seas tan testarudo,” Ryo sonrió por la lógica de su amigo. “Además te apuesto a que Larsa debe estar muy frustrado por cómo las cosas resultaron, y sería lo mejor que todos los malentendidos se solucionen…” se puso a pensar. “Hm, no es que hubo malentendidos en sí, pero… bueno, sabes a qué me refiero.”
“No me molestes, por favor…”
“Hahaha.”
“¿Y cómo así Larsa tiene un mayordomo? ¿Y cómo así lo conoces?”
“Ehm, ¿no es obvio que como el líder activo de su familia, Larsa necesita de ayuda de al menos una persona de confianza? Y pues, sinceramente recién lo conocí ayer que lo recogimos del aeropuerto.”
“Pero por cómo ese tipo agresivo habló y por cómo le contestaste, me dio la impresión que ya se conocían de antes.”
“Pues sí supe sobre él, Larsa me lo dijo.”
“¿Ehh? ¿Y cómo así él no me dijo nada?”
“Es porque para variar debes interesarte en otros y preguntar. Simplemente le pregunté cómo era que podía encargarse de todos sus deberes y ahí me comentó sobre Jakob.”
“Uhh…” Sora se deprimió. “A veces siento que fallo en ser amigo…”
“No seas tan duro contigo mismo.”
“Y aparte de todo el rollo de que este tipo quiere matarme, entiendo que tiene algo de razón y que sólo ando incomodando a Larsa… es evidente.”
“Pienso que está bien que te sientas así, hace tres años lo único que hacías era quejarte por los intentos de Larsa de ayudarte, por lo cual estás progresando,” Ryo levantó su pulgar.
“No sé por qué siento que sólo te burlas de mí…”
“Hahaha.”
“E-en fin…” Sora entrecerró sus ojos. “Al menos te agradezco por mantenerme oculto aquí… mañana nos toca la limpieza en la casa de Cho. Puede que ahí termine hablando con este tipo. Asumo que no hará nada en presencia de los demás.”
“Ya le veo molesto por el hecho que Larsa se ha ofrecido a limpiar, aunque podría ser un buen momento, tienes razón.”
“Ihh si va a estar molesto, tal vez mejor me quedo con la boca callada…”
“No, estoy seguro que si te ve, intentará hablar contigo.”
“O mejor le pido a Larsa que me acompañe.”
“Haha, creo que eso haría molestar a Jakob aún más.”
“Ahh, estoy frito.”
“Tranquilo, deja que pase el sabor del primer encuentro y todo se solucionará. Además, por más incómodo que todo esto pueda ser, puede que sea una buena experiencia. Míralo positivamente. Con un poco de suerte, te encaminarás en tu carrera.”
“Ojalá…” Sora dio un pesado suspiro.

Ryo se despidió de su amigo y se retiró de su habitación. Les tocaba otro día activo y sociable que esperaba que fuera un poco más positivo que el de la semana pasada. Y también deseaba que el presente drama con sus amigos, por más divertido que fuera, pudiera solucionarse fácilmente.


Eran las dos de la tarde, y Cho aprovechó un hueco en su horario para poder practicar con su naginata con la ayuda de Youmu. Ella le ayudó con varios tips y movimientos básicos, y la lección terminó con una muy básica práctica en la cual Cho intentó golpear la naginata de Youmu con la suya. Como la peliceleste se cansó considerablemente, la peliplateada dio la práctica por terminada con anticipación.

“…” Cho se había sentado sobre el piso, dejando su arma tendida frente a ella. Respiraba profundamente mientras esperaba a que sus extremidades tomaran un respiro y se relajaran luego del estrés que experimentaron.
“Tu poca forma me preocupa, Cho,” Youmu negó, incómoda. “Como una HiME que también batalló hace tres años, había esperado un poco más, siendo sincera.”
“Lo imagino… perdón… aunque nunca fui tan buena…”
“Es evidente que siempre te has apoyado de tu elemento, pero ahora te toca entrenar con tus otras cualidades y ser el paquete completo. Comprendo que tu arma cambió, y la anterior nunca te demandó saber pelear. Supongo eso explica tu poca destreza.”
“…”
“Permíteme,” Youmu agarró la naginata de Cho con ambas manos y la levantó para analizarla de cerca. Le dio una mirada general. “Hm, como pensaba. Puede que tu poco entrenamiento no sea tu único problema, Cho.”
“¿A qué te refieres?”
“El peso, el grosor del mango, el tamaño, el propio estilo del arma… esta es una naginata diseñada para un hombre, y uno tanto con experiencia como con gran fuerza física. Pienso que te tomarían meses de intenso entrenamiento y tonificación muscular para que puedas justificar blandear esta arma de manera responsable. Sólo portarla te debe resultar difícil y te puede hacer daño si haces un movimiento equivocado…”
“¿D-dices que esta arma no está recomendada para mí?”
“Te aconsejaría que evitaras invocarla y pasaras por bastante entrenamiento con un arma regular. Lo siento,” Youmu desvió su mirada. Debía ser sincera con su compañera. “Aun así… que tú apuntes a maniobrar esta arma… diría que es irresponsable. Pero Yuyuko-sama me ha dejado entender que una HiME debe batallar con su arma mágica ya que estas son más confiables y durables que las convencionales.”
“Sí…” Cho se levantó y Youmu le extendió su naginata. Sólo le alcanzó usarla de bastón ya que su peso volvía a ser una cruz para ella.
“Hm… no sé los detalles sobre ser HiME aún, pero…” Youmu le miró fijamente. “¿Existe la posibilidad de que puedas modificar o cambiar tu arma a voluntad propia?”
“N-no… no me suena…” negó frustrada. Para que Youmu dijera sin rodeos que le convenía esperar un cambio de su arma… “Creo que algunas HiMEs han experimentado cambios de armas pero nunca es a voluntad. Nuestros poderes siempre han sido muy específicos y limitados.”
“Sí, eso me temía…” Youmu se llevó una mano al mentón y pensó duramente. “Hm… Yuyuko-sama me dijo que los poderes son en muchas ocasiones compatibles con los de sus HiMEs, y al parecer la directora también le comentó que, si bien es problemático que una HiME logre manejar sus habilidades en ocasiones, todas tienen el potencial de hacerlo sin errores… ¿acaso eso significa que sí se espera que tú puedas manejar esta arma tan pesada?”
“Pues, si tocamos el problema de dificultades, puede que…” Cho se sorprendió ni bien pensó en la posibilidad, al no haberlo considerado previamente. “…mi habilidad de tener un arma se encuentre fuera de control…”
“¿Dices que esta naginata es la manifestación de un descontrol?” Youmu se extrañó. “Nunca lo habría esperado. Un elemento o capacidad descontrolado es más normal, pero… un arma…”
“P-podría consultarlo con Viera-sensei, ella tiene excelentes sentidos y seguramente puede analizar mi arma…”
“Hmm… ¿a qué se podrá deber un descontrol?”
“Eso quisiera saber,” Cho dio un suspiro. “Mi capacidad siempre ha estado fuera de control. Nunca he llegado a usarla bien, y no sé por qué…” pensar en ello le hizo darle más peso a la teoría del supuesto descontrol de su arma. “Parece… que siempre he sido una HiME mediocre, ¿no es así?”
“…” Youmu frunció el ceño. No estaba de acuerdo con esa auto-crítica, pero tampoco sabía qué decirle. “Sólo… terminemos con esta práctica. Es mejor que le preguntemos a nuestras superiores. Seguramente ellas sabrán qué hacer.”
“Cierto…” Cho dio una reverencia. “Muchas gracias por tu ayuda.”
“Sólo hago lo que debería hacer en mi posición, no tienes por qué agradecerme,” Youmu negó y caminó hacia los lockers de ese gimnasio que habían ocupado a solas.
“S-sí, aun así…” la peliceleste no evitó sonreír. Esa actitud servicial y directa de Youmu le recordaba un poco a la de Larsa. Era una lástima que los dos no se llevaran bien.

Llegaron a los lockers donde recogieron sus cosas. Youmu empacó la naginata que había recibido de Fran para ayudar a su compañera HiME, y al ver ello, Cho se recordó en desaparecer a su arma y no cargarla inútilmente por más tiempo.

“Eh, iré a hablar con Miranda sobre mi arma…” dijo Cho con algo de torpeza.
“Te acompaño.”
“¿S-segura? Pero sé que tienes tu práctica de kendo dentro de poco.”
“Hemos terminado temprano. Me alcanza para ir y regresar con tiempo de sobra,” Youmu se colgó su maletín de deportes sobre un hombro. “También me interesa oír lo más posible sobre nuestros roles. Todavía ando aprendiendo.”
“Está bien…”
“Además…” entrecerró sus ojos. “Deja de actuar como si no merecieras de mi atención o consideración, es cansado verte así. Me concierne por entrenarte y, aun de no hacerlo, es normal que recibas ayuda. Eres una HiME.”
“Ehh… perdón,” Cho bajó su mirada.
“Eso también, no te disminuyas,” Youmu le miró con frustración. “Ya me estás preocupando.”
“…” se quedó en silencio por no saber qué responder. Sólo terminó siguiendo a la otra quien caminó hacia la salida.

No llegaron a avanzar mucho cuando Youmu detuvo su andar luego de ver la pantalla de su celular. Cho se confundió por notarla casi inquieta.

“Eh, ¿todo bien?”
“Yuyuko-sama ha intentado llamar por videollamada repetidamente durante nuestro entrenamiento…” Youmu se vio preocupada. “Esto no es normal, puede que algo serio ha ocurrido.”

De inmediato, Youmu intentó llamarle y las dos HiMEs esperaron atentamente mientras el celular timbraba. Entonces, Yuyuko contestó, y por sus característicos ánimos, pudieron aliviarse un poco.


“¡Mi Youmu! ¡Finalmente contestas!” exclamó Yuyuko llena de alegría.
“¿Sucedió algo, Yuyuko-sama?” le preguntó su guardiana con leve alarma.
“Oh no, nada de eso. Tú tranquila, mi pequeña. Por favor relájate que no quiero ser la culpable de sacarte cabellos blancos. ¡Ohoho, un poco tarde para eso!”
“No bromee, por favor,” Youmu se dio un facepalm y se frustró de sobremanera. “Si nada urgente está ocurriendo, ¿entonces por qué me ha llamado con tanta insistencia?”
“Supongo estoy un poco enojada contigo,” por la forma tan feliz y amigable en que Yuyuko sonrió, casi parecía lo contrario, aunque Youmu se estresó. Conocía ese semblante juguetón de su señora y debía estar por tomarle el pelo. Sin duda, tanto se había preocupado por las insistentes llamadas que no había considerado esa posibilidad. “Hace un rato llamé a Osaka para preguntarle si tenía planes este fin de semana ya que lo tengo completamente libre, y luego de acosarle un poco, me confesó que tienen una limpieza programada en casa de Cho y que le pediste que no me avisara. ¿Cómo puedes privarme de ese placer social, Youmu?”
“M-mi señora, ¿usted limpiando un hogar? No hay forma que le vaya a dejar hacer eso,” la peliplateada se alarmó. “Usted es una respetable heredera que cuenta conmigo para todas las tareas del hogar, y debería pasar su tiempo ocupándose con mejores pasatiempos o entablando relaciones con individuos de su mismo nivel…”
“No, no, Youmu, así uno no debe vivir,” la pelirrosa negó con un índice. “Ya me perdí del evento la semana pasada y no me perderé de este. Además no he llegado a conocer a todos tus amigos. Y por tu diligencia y la buena fe de todos mis sirvientes, hay muy pocos momentos en mi vida en los que he podido limpiar. ¡Quiero divertirme y gozar con todos ustedes, así que iré contigo y me encargaré de dejar esa mansión impecable!”
“¿H-habla en serio?” Cho se sorprendió.
“¡Oh! ¡Esa es la voz de Cho! ¿Estás ahí?”
“…” Youmu giró el celular a un costado con sumo pesar para que su señora pudiera observar a su compañera.
“¡Ah, estabas presente, gracias por acompañar a mi Youmu! Y perdón por recién notarte. Estas cámaras necesitan más apertura.”
“N-no, disculpe más bien por no decir nada.”
“Todo está bien, no seas tan formal. Pero sí, espérame mañana que llegaré con Youmu y te apoyaremos. Osaka ya me dijo que ella pone los utensilios y comprará comida y dulces para todos. ¡Será genial!”
“Ehh… s-sí…” Cho sonrió incómoda al saber que Youmu no estaba de acuerdo.
“¡Mi señora! ¡Insisto! ¡Esto no es apropiado para usted!” Youmu volvió a mirar al celular directamente. “Déjeme encargarme de esto, por favor.”
“Aprecio tu lealtad y dedicación, pero no decidas todo por mí. Además le pregunté a Osaka y varios de tus amigos herederos de sus familias se apuntaron, así que no hay excusa alguna. La propia Osaka es una heredera también, después de todo.”
“¿Osaka es heredera?” Youmu se extrañó y miró a Cho de reojo.
“P-pues, ahora que lo mencionan, es de una familia adinerada e hija única…” la peliceleste se confundió. “Nunca lo hubiera pensado, pero sí debe serlo…” no evitó preocuparse ya que su prima era… bueno, su prima, y ni siquiera estaba decidida por una carrera.
“Así que ya sabes, Youmu. Iré a recogerte luego de tu práctica e iremos al mall para buscar hermosos atuendos de limpieza.”
“N-no hay forma…” Youmu se horrorizó.
“Ohoho, será divertido. Cuídense chicas. Mañana nos divertiremos un montón~”

Y con un beso volado, Yuyuko se despidió. La conversación se cortó y el silencio restante en el ambiente les comunicó que no había nada que podían hacer.

Cho se apenó al notar a Youmu dejar su cabeza caer hacia delante, agotada. Parecía que no era la primera vez que Yuyuko le hacía pasar momentos así.

“L-lo siento…”
“No es tu culpa. Yuyuko-sama es así… sólo espero que no termine estorbando…”

Las dos continuaron su camino, mientras asimilaban a la más reciente apuntada a la limpieza.
« Last Edit: July 08, 2017, 11:22:12 PM by Cho »


Kana

Continuación del anterior.

—Chapter #25.2

Ulteriormente de la extensa jornada académica, el horario de clases había finalizado en Hanasaki por lo que a esas horas correspondía el itinerario destinado para las practicas de los diversos clubs que existían en la universidad.
La universidad contaba con una amplia matriz de clubes para que los alumnos pudieran escoger conforme fueran sus preferencias o fortalezas. Era increíble las diversas especialidades que existían y la supremacía nacional que muchos clubes de la universidad de Hanasaki tenía a lo largo del país, incluso como exponentes del extranjero. 
si bien en muchos aspectos de ámbitos más científicos Hanasaki quedaba muy por detrás de su eterno rival Rizembool, en los clubes deportivos Hanasaki sacaba la delantera. Muchos de estos cenáculos eran de renombre y respeto.
Uno de estos destacados estamentos era el club de Esgrima donde por esas horas se estaba llevando la práctica de manera extendida como era costumbre para los estudiantes. El club de Esgrima de Hanasaki tenía importancia a nivel nacional y, como era de esperar, muchos de los miembros del club participaban en competencias a nivel mundial. No eran representados como un “club” sino más bien como la “Asociación de Esgrima de Hanasaki”
Desde la Escuela de Hanasaki hasta la Universidad de Hanasaki, la preparación de los integrantes era ardua y exigente. La mayoría de los maestros eran extranjeros, preferiblemente franceses o de origen germánico. 

Como la mayoría de las instalaciones deportivas de Hanasaki, el gimnasio de esgrima contaba con un amplio gimnasio bien equiparado. El suelo era de material ideal para las prácticas por lo que cualquiera que no entrara usando las zapatillas deportiva de la doctrina era expulsado del gimnasio, entre las instalaciones también se contaba con extensas tribunas para cuando había competencias con equipos rivales, las luces a modo de estadio olímpico iluminaban perfectamente desde el techo por las noches pero al ser los entrenamientos en la tarde no era necesario encenderlas pues el maestro prefería la luz natural, contaba con baños y duchas propios, con espaciosos camerinos de lujo para el cambio de vestimenta, casilleros propios y un sin fin de bienestares más.

Hallelujah se sentía muy grato siendo parte de la asociación de esgrima de Hanasaki. Si bien en un comienzo había estado confundido e incluso un tanto decepcionado de inscribirse en un club de un arte deportiva (que era más característica del continente europeo, de donde él venia originalmente) en un país asiático, lo cual le daba la sensación de estar desentonando, en el presente lo había asimilado de buena manera respetando la reverenciada categoría a nivel de competencias que la esgrima de Hanasaki representaba.
Aquel día el peliplateado había sido asignado para guiar a un estudiante de intercambio para su incorporación en la universidad. En la mañana lo condujo a su salón de destino e incluso le presentó a unos cuantos compañeros, por la tarde le tocaba guiarlo al club al que estaba subscrito el cual, para su sorpresa, era el club de esgrima del cual Hallelujah era parte.
En esos momentos Hallelujah se encontraba puliendo su florete mientras esperaba al estudiante asignado, momentos que también aprovechaba para conversar con sus camaradas de equipo.

—Así que has traído un integrante nuevo. Que raro, el maestro no nos comunicó nada al respecto de un nuevo estudiante en la asociación.— Inigo apoyó una mano en su mentón, analizando lo expuesto por Hallelujah. —¿Estás seguro que se apuntó precisamente a este club? No vaya a ser que te hayas confundido y deba irse… Sería deprimentemente ridículo verlo presentarse para luego tener que largarse humillado, haha. — El chico de cabellos cenizos dejo escapar una risa burlesca. —Oh, mejor no le digas nada. Para que tengamos algo de entretención antes de la práctica, una nueva anécdota nunca está demás.—
—Que perverso. — Hallelujah observó a su compañero, quien era de porte más alto que él. —Y no me he confundido. Leí bien… Sólo me valió leer el apellido en la documentación para saber a donde debía llevarlo.—
—Hm…— Inigo ladeó la cabeza. —Igual estamos copados en el equipo, tendrá que esforzarse mucho para salir del puesto de suplentes. Recuerda que aquí no valen los nombres bonitos.—
—¿Tú crees que será suplente por mucho tiempo?— Hallelujah sonrió desafiante y casi fascinado por las palabras de Inigo. En esos momentos terminó de pulir su florete.
—Hey, Padawans—Un chico rubio que lucía un exagerado cabello desordenado terminado en un copete se integró al par que conversaban. Él, al igual que los otros dos, llevaba todo su equipo de vestuario puesto a excepción de la careta. —¿Cuál es la temática de conversación? —
—¿Padawans? — Inigo lo observó con desprecio. —¿Desde cuando? Ni que fueras tan bueno, Ringabel…—
—¿Quieres que nos enfrentemos en duelo?— Le desafió aquel recién llegado a escena.
—Mejor sigue fisgoneando en el gimnasio de esgrima de las chicas, para que esa tal Alice vuelva a darte un certero golpe en la cabeza con el mango de su florete. A ver si te deja más tonto. —
—Oh, allí está mi asignado. — Hallelujah dejo a los otros dos discutir su batalla sin fin, no le importaba apreciar el dialogo entre esos dos. No por despotismo, sino que ya estaba acostumbrado a que todos los días se desafiaran continuamente.
Ringabel e Inigo se le quedaron observando extrañados por un segundo, luego el segundo recordó de lo que Hallelujah le habló sobre tener a cargo a un estudiante. El único que permaneció confundido fue entonces Ringabel. Más aún al ver que el peliplateado efectuaba conserjería con un tipo que lucía impecablemente el traje de esgrima con su careta puesta cubriendo el rostro.
—¿Y ése quién es? — Preguntó Ringabel, extrañado.
—Según Hallelujah, integrante nuevo del club. — Inigo de alzó de hombros. —Insinúa que con tan sólo su apellido deberíamos tenerle respeto.—
—Aquí eso no vale. Que no se venga a creer el jefe. — Ringabel interpretó mal el mensaje y llegó a pensar que aquel nuevo ingresaba de modo prepotente al club. —Vamos a ver que tanto pretende ese sujeto.— El rubio fue hasta ese par para salir de dudas por su propia cuenta, Inigo soltó un suspiro cansado y le siguió. Por lo visto, no sería un día común y corriente en el gimnasio.
—¿Te parece bien que seamos dupla para entrenar? El profesor todavía no llega pero podríamos practicar mientras tanto. — Sugirió Hallelujah pero antes de que le pudieran responder, Ringabel e Inigo aparecieron cada uno a su lado imprudentemente. El peliplateado soltó un suspiro. —Creo que debí presentarse adecuadamente antes de dejarlos atrás, discúlpame. — Le dijo a su asignado.
—Así que tenemos compañero nuevo…— Dijo Ringabel, sonriendo de medio lado mientras analizaba al nuevo. Paseó por los costados de éste para estudiarlo. —Vaya, tienes buen porte y luces muy atlético... Quizás seas un buen oponente después de todo— Ringabel podría ser a veces un cretino creído, pero era conocido por tener excelente análisis de deportistas donde podía intuir su desempeño con sólo una repasada rápida.
—¿Tan rápido te has encantado del nuevo? — Inigo alzó una ceja, extrañado. Ahora él era el que presentaba una conducta más suspicaz. —Igual es descortés que no nos presentemos, pero más descortés es aparecer con la careta cubriendo tu identidad ante tus compañeros. — Recordó las normas del club. —Aquí se trabaja el respeto y la jerarquía por méritos ganados con el tiempo.—
—…— El chico se mantuvo estoico en su posición. Aquel acto llamó la atención de algunos miembros del club quienes guardaron silencio expectante de lo que sucedía en ese grupo.
—Cierto. — Ringabel secundó. —Te aconsejo que primero te presentes sin careta, así nos familiarizamos más. — Le sonrió amistosamente. —Es sólo por ritual, seguro que después nos llevamos todos bien. — El rubio se mostró más amable, esta vez, pero eso no quitaba que fuera invasivo y transgrediera terreno personal. Ringabel extendió su brazo para quitarle la careta al otro, en ese momento, el chico nuevo le agarró de la muñeca evitando su acción.
—Eh… Chicos, creo que por esta vez deberíamos permitir al nuevo que se presente como sea más cómodo. —Trató de mediar Hallelujah.
—Hey, no es para que te pongas agresivo. — Dijo Inigo, extrañado por la conducta de aquel. —Entiendo que Ringabel sea un pesado, pero no veo la necesidad de ser tan tajante. —
—¡Ni que fueras el fantasma de la opera! — Ringabel se apartó del nuevo, despejando toda imagen amable. —Eres muy raro. —
—Disculpen…— Dijo finalmente el enigmático. —De donde vengo… El protocolo es distinto. —
—Tal vez sea adecuado que te presentes, así los chicos no se sienten intimidado. — Sugirió Hallelujah con tono amable a su encargado. Este otro asintió afirmativamente a la sugerencia pero antes de proceder a presentarse el profesor con otra persona más ingresó en el gimnasio.
—Buenas tardes, alumnos. — Saludó cordialmente aquel profesor. Era un hombre de porte, cabello rubio en melena y con un acento afrancesado. Él venía acompañado de una figura femenina, delgada y con el traje de esgrima. Al entrar en el gimnasio, aquella joven se quitó la careta.
—Buenas tardes, maestro. — Saludaron los estudiantes. Miraron de reojo a Alice a quien le tenían respeto por variadas razones.
—Shit… Es Alice. — Dijo Ringabel, mostrándose angustiando al instante.
—Seguro quiere venganza. — Dijo Inigo entre risas.
—Mejor huye por tu vida antes de que termines inconsciente al medio del salón. —Agregó Hallelujah.
—Es la bizarra de Alice, ¿Por qué ha venido? — Comentó un alumno cerca de ellos.
—No lo sé… Mejor no preguntar ni aproximarnos, ella es cosa seria. — Respondió el compañero de aquel estudiante.
—…— Alice se quedó de pie, indiferente y esperando a que el profesor dejara de quitarle su tiempo. Quería volver cuanto antes al gimnasio femenino Howl, el maestro de esgrima, le había suplicado que lo acompañara para que se anotara en la lista de competencia nacional de esgrima. Documento que había olvidado en el gimnasio masculino. En ese momento, los ojos fríos de Alice se fijaron especialmente en el chico que llevaba careta. Alice frunció el ceño por la descortesía de éste, pero al notar cierto emblema en su traje la expresión de Alice vario de reproche a desprecio.
—¿Alice? — Howl, el maestro, vio que la chica se adelantó a él y se dirigía a cierto grupo de alumnos.
—¡Estoy muerto! Ya me vio…— Ringabel trató de guardar la compostura, pero Alice llevaba a aterrarlo aunque sólo fuera una chica menuda y asocial.
—Reconocería ese estúpido emblema en donde vaya. — Comentó Alice, pasando por alto a Ringabel, Inigo y Hallelujah. Aquel emblema de la casa de cierta familia le causaba nauseas. —Eres un insolente al llevar careta antes de presentarte. — Le miró desafiante. —Ya no estás en Inglaterra. — Ella le amenazó con la punta de su florete.
—Está bien, está bien…— El chico nuevo alzó las manos en señal de rendición y calma. —A veces me olvido del detalle de no estar en Inglaterra.
—Muestra respeto a tus compañeros y maestros. No quiero que nos terminen asociando y piensen que tengo tus malas costumbres. —Hizo un ademán para que se quitara la careta.
—Un momento, ¿ustedes se conocen? — Ringabel encontró increíble que Alice se relacionara con tanta confianza con otro ser humano… Especialmente con aquel petulante nuevo integrante. En ese momento, recibió un codazo de Alice en las costillas. —¡Auch! —
—No he olvidado que estabas espiando en los camerinos femeninos, jamás perdonaré esa falta de respeto. Considérate aniquilado. —
—Eres muy… extrema… Alice. — Dijo Ringabel con dificultad, mientras se afirmaba la parte golpeada.
—Alice, espera….— Howl se interpuso entre el grupo. —Recuerda que prometiste no juzgar a Ringabel. Quedamos en acuerdo de estimar que se confundió de gimnasio. —
—Demasiado ilógico para creerlo. No tiene sentido. — Dijo la chica.
—Pero acordamos tregua. — Le recordó el profesor, haciéndola recapacitar.
—Por hoy. — Afirmó Alice, sin dejar de mirar con ojos asesinos a Ringabel.
—…— Ringabel no sabía hasta qué punto el profesor podría estimar que él se había “confundido” de dirección pero le pareció un gesto valiente, y adorable, de parte de Howl querer excusarlo. Justo cuando bajaba la guardia, Alice volvió a mirarlo con juzgo. Ringabel alzó las manos —Me rindo.
—En un futuro te haré pagar por tus faltas de respeto, sujeto mundano. — Dijo Alice, acto seguido miró al nuevo. —Quítate la careta, luego te presentas y finalmente te la vuelves a poner. —
—…— Obedientemente, el chico accedió a la orden de Alice. Se quitó la careta dejando al descubierto su rostro.
—Así está mejor. — Alice soltó un suspiro, bajo la punta de su florete e hizo una leve reverencia a los presentes. —Disculpen al señorito, después de todo en Inglaterra es costumbre presentarse con la careta puesta antes de ingresar al gimnasio, norma que aquí es una falta de respeto. — Ya que los asiáticos tenían sus propios protocolos de caballería. —No ha sido intencional de su parte. —
—Eh…— Inigo estaba demasiado confundido para entender la situación. —¿Ustedes se conocen? — Repitió la pregunta inconclusa de Ringabel. Sabía que no recibiría un golpe de Alice porque no le había faltado el respeto como Ringabel, pero de todos modos se preocupó inconscientemente por lo que ella haría.
—…— Alice sólo le miró de reojo. —Es el sobrino del profesor Lancaster. — No iba a hacerle el favor de presentarlo por completo. Ella miró a Howl. —¿El documento? —
—Ah… Sí. — Howl sonrió divertido. Fue y volvió pronto con unos papeles que Alice firmó prontamente.
—Con el permiso de los presentes. — Alice hizo otra reverencia y se retiró del lugar.
—Esa Alice….— Ringabel apareció como alimaña detrás de Inigo y Hallelujah, como tratando de sobreprotegerse de todos modos aunque Alice ya se haya retirado. “uno nunca sabe”
—Se ve que ustedes dos están familiarizados. — Dijo Hallelujah mirando al chico rubio que Alice había ordenado a quitarse la careta.
—Es… La hija adoptiva de mi familiar. —
—Espera, ella nombró a aquel maestro Lancaster. — Inigo pareció analizarlo detalladamente. —Entonces eres un Lancaster también, por lógica. —Pareció interesado, sonrió levemente.
—Es Henry Lancaster. —Dijo Hallelujah, intuyendo que las presentaciones sociales no se le daban de lujo al rubio.
—Fascinante. — Inigo abrió los ojos enormemente y alzó las cejas. —Haberlo dicho de un comienzo, no hubiéramos pensado que era un creído sin derecho. Los Lancaster son una familia reconocida por su talento en la esgrima. —
—Me temo que es una creencia inmerecida. En mi país hay miembros de otras familias que fácilmente me superan. El talento de ellos es sorprendente y admirable.— Dijo Henry, ya conectándose con la situación actual y despejándose de la imagen de Alice amenazándolo. Puso una mano en su mentón, pensativo, mientras veía hacia la puerta por donde su prima había salido. Antes de que el rubio se dispersara en su mundo, Howl apretó su hombro. —¿Hm? —
—Estimados, como ya se han enterado tenemos un integrante nuevo en el club. Henry Lancaster nos acompañará por esta temporada, espero que sean amables con él y aprovechen su compañía aquí. Estoy seguro que podrán aprender de él y él aprender de ustedes. —
—Sobre todo si vienes de una familia medallera que colecciona trofeos y títulos — Ringabel se cruzó de brazos, desinteresado.
—Eh, independientemente de los logros familiares… Yo creo que será una experiencia enriquecedora para todos aquí. — Howl, carismático, trató de disipar la actitud de Ringabel. —Será una simbiosis experiencial. — Asintió. Luego volvió a mirar a Henry. —¿Prefieres practicar con florete, espada o sable?—
—Suelo usar la espada… Pero creo que iniciaré con el florete— En vista que todos los presentes estaban usando floretes, sería mejor sincronizarse con el resto antes de que alguien más se sintiera atacado.
—Ah, pero si el señorito Lancaster lo desea, puedo practicar con él usando espada. — Dijo Ringabel
—Un momento, yo debería ser el primero en entrenar con él. — Inigo lo observó desafiante. —Un inglés con un inglés, para que se sienta como en casa. —
—Ya se van a pelear por el nuevo, haha. — Howl se llevó una mano a la boca para cubrirla divertidamente mientras reía ante la situación. —Para que no discutan, hoy Henry practicará con Hallelujah. Me parece lo justo. —
—Oye, pero…—Entre pelea y pelea, no se dieron cuenta de que Howl dirigió a esos dos estudiantes a otro lado del gimnasio.
—No es justo. —Inigo soltó un suspiro. Vio que el maestro volvió hacia ellos.
—Ustedes pueden practicar juntos. —
—…— Inigo y Ringabel intercambiaron miradas desafiantes.
—Prefiero a Alice, es más digna rival. — Inigo soltó con gracia.
—Pues, acabarías hecho puré en ese caso. — Ringabel giró los ojos.
En tanto, Henry y Hallelujah se encontraban alistando posiciones en el sitio del gimnasio asignado. Antes de que comenzaran, Hallelujah inició diálogo.
—Tu familia destaca mucho en la esgrima. Me temo que no podré ser un rival digno de ti. —
—Creo que yo no seré digno de ti. — Respondió Henry, alzando de hombros. —Estoy fuera de práctica. —
—Eso suena muy sacado de onda viniendo de un Lancaster. —
—Ah… Todos creen que los Lancaster somos muy pedantes y egocéntricos. — El rubio entrecerró los ojos. —Y…Bélicos. — Después de todo, la historia mundial lo ameritaba. Los Lancaster desde el medioevo habían sido una familia de casa real muy amantes de la guerra, siendo partícipe de la guerra de los cien años entre Inglaterra y Francia, y para cuando esta guerra ya no era suficiente, los Lancaster no vieron nada más divertido que armarse guerra con la familia inglesa, y emparentados a ellos, Plantagenet, para después entrar en disputas con otros ingleses; los York. Así realizando la célebre guerra “De las dos rosas” —Pero no todos somos así. —
—Pues…— Hallelujah soltó una risita. —Es que eso es lo que los demás creen de ustedes, pero veo que eres una persona gentil y noble. Eso que recién vengo conociéndote. — Hizo una pequeña pausa. —No he tenido la dicha de hablar con el señor Lancaster pero he visto que es muy cordial con los estudiantes y a simple vista se ve buena persona. —
—Lo es. — Asintió.
—Por cierto.  Otros Lancaster ya han estado aquí. Me pregunto si estas vinculados directamente a ellos. Bueno, es lógico, los Lancaster son una gran familia que desciende de reyes por tanto no se entremezclan con otras familias. —
—Eso suena como si fuéramos muy elitistas. — Henry no pudo evitar sonreír levemente, con algo de tristeza, ese detalle era muy cierto. —Y consideraremos a los demás como una sub categoría no desarrollada.
—Es como la creencia sobre ustedes, pero francamente no creo en ello. De todos modos, como te decía, ya han pasado otros Lancaster por Hanasaki. He estudiado en la escuela de Hanasaki y ahora en la universidad por lo que me interesa mucho conocer quienes son sus estudiantes y su historia. Hanasaki es una institución muy importante para mi, quizá cuando te enteres de ciertos detalles tú mismo la sientas muy importante y no quieras irte a Inglaterra tan pronto. — Parecía muy tranquilo hablando de Hanasaki. —En fin, retomando el tema y evocando el pasado. Cuando estuve en la escuela de Hanasaki pertenecí al club de esgrima. En el club de ese tiempo habían muy buenos exponentes que extraño profundamente en la actualidad. Yo era, y me temo que soy, una sombra disminuida ante el nivel de esos miembros. Daba la casualidad de que eran ingleses y estaban de intercambio al igual que tú. Recuerdo que uno de esos integrantes era admirable, se notaba que por su sangre corría el arte de la guerra. Ganaba seguidamente sus duelos. —
—…—
—Quizá termine confundiéndote con mi entusiasmo. Me disculpo. — Puso un dedo índice en su mejilla, distraídamente. —Yo sé que era un Lancaster, pese a que tenía otro apellido. —
—¿Cómo estás seguro de ello? — Aquel detalle parecía perturbador. Especialmente porque sabía a quien se refería el peligris.
—Mirada gélida, presencia excelente, siempre aspirando a ser el mejor en todo, sangre fría y ese algo melancólico que llama la atención. Son características que se encuentran en muchas personas pero de todos modos en él llamaba la atención. Pese a sus logros, siempre parecía desilusionado consigo mismo. Ganaba torneos aquí y sus notas eran excelentes pero me daba la impresión que siempre se auto exigua de modo perfeccionista. Investigué sobre su vida al respecto, temiendo que fuera… Eh, un estudiante espía de Rizembool, la universidad rival de Hanasaki. Me disculpo de nuevo si te mareo. — No tocaría el tema de Rebels con Henry, porque el rubio parecía muy ajeno a ese tema. Mejor era encubrir la sospecha de aquel entonces sobre tener a un posible Rebel en el equipo como espía. Mejor decía que era un rival deportivo camuflado. —No me tomes como un psicópata, pero investigué al respecto y vi que el apellido que usaba en realidad no era su primer apellido sino el segundo de su madre: “Hargreaves” y qué su primer apellido real era Lancaster.
—Sé a quien te refieres. — Henry soltó un suspiro.
—Supongo que es familiar directo tuyo. Eso me da curiosidad. —
—Es mi hermano mayor, Cain. Hm… Lo de Hargreaves era porque en ese tiempo él tenía un tema con nuestro padre. — Henry no era del tipo de personas que contara los problemas familiares con los demás, pero Hallelujah le daba cierta confianza. No parecía chismoso ni malicioso… Aunque quizá terminaba equivocándose y siendo estúpido como siempre. —De todos modos no es algo que vaya contra las reglas. —
—Por supuesto que no. — Le sonrió con amabilidad. —Comprendo perfectamente su punto y para tu tranquilidad lo mantendremos aquí entre nos. —
—Te lo agradezco. — Le devolvió la sonrisa.
—Supongo que ha de ser un exitoso profesional a estas alturas. Recuerdo que por ese entonces estaba en cursos adelantados para su edad. Promovido por su excelencia académica. Eso debió ser estresante. —
—Me temo que lo fue. — Henry apretó la punta del florete con la mano enguantada. —En cuanto a su vida presente, puedo asegurar que es un profesional exitoso, en efecto. Terminó célebremente sus estudios antes que muchos otros Lancaster. Ahora estudia una segunda carrera… Además de hacerse cargo de los asuntos familiares en Londres y Yorkshire. —
—Me alegra saber que ha logrado ser lo que esperaban de él. — Hallelujah se vio un poco afectado pese a sus palabras. La incoherencia afectiva en el relato llamó la atención de Henry.
—Pareces desilusionado. —
—Ah, no es eso. — Sonrió levemente. —En realidad, siempre aspiré a ser tomado en cuenta por él pero me ignoraba rotundamente, haha. De todos modos le agarré cariño y esperaba que su vida marchara muy bien… Pero me das a entender que es una persona muy ocupada y me hace pensar que todavía puede estar auto exigiéndose más de la cuenta y sintiendo esa agresividad hacia sí mismo interna.—
—…— Henry se inquietó ante el análisis. Si bien Hallelujah le dijo que su hermano no notó su existencia, él parecía conocerlo mucho en ámbitos incluso introyectivos cosa que pocas y casi ninguna personas lograban con Cain. El rubio tomó distancia de su “rival” Era como si…—N-No me digas que estudias psicología, por favor. —Dio un paso hacia atrás, disimuladamente.
—¿Por qué? ¿Es tan rechazante la idea de estar frente a un estudiante de Psicología? haha— El chico rio con soltura. Siempre esperaba ese tipo de reacción en las personas. —Vamos, no te he psicoanalizado ni nada de eso. Y por ese entonces no tenía idea de qué era la psicología como para haber analizado a tu hermano. Es más, yo quería estudiar algo relacionado con informática por aquellos tiempos. Es curioso que ahora estudie algo completamente drástico a lo aspirado en el pasado. Pretendo sacar una especialización de Neuropsicología si todo sale bien.—
—Y-ya veo. Entonces sí eres estudiante de Psicología. Es evidente que serás un buen profesional.—
—Sí. Pero eso, estudiante. — Hizo énfasis en su posición de estudiante. —Por tanto, sé nada y a la vez todo. Pero profundamente nada, al fin y al cabo. Soy nada más que un aprendiz. —
—De momento. — Henry soltó un suspiro. —¿Te parece si iniciamos? Me sentiría menos… perturbado… si me centro en el deporte. —
—Encantado. He estado esperando el momento de un duelo con un Lancaster por años. —
Ambos tomaron posiciones en guardia para, en determinado momento, iniciar la marcha y desplazamiento hacia el rival donde rápidamente se dieron inicio a los primeros ataques profesionales.
Hiyori tardó en la librería de Hanasaki encontrando las editoriales que Rosalind había solicitado para el semestre. Era evidente que la profesora trabajaría con material que no todos tendrían acceso fácilmente a ellos y la pelicastaña prefirió asegurarse antes de quedarse sin material. No esperaría a que todos sus compañeros fueran primeros a la librería, como era de costumbre en ella. Por todos los medios evitaría el gorro “de burro” y más temerosa estaba de “la marcha de la vergüenza” con lo que había amenazado la profesora Rosalind Lucete a quienes sacaran mala calificación en su primer examen. Ella les había jurado que la marcha de la vergüenza se llevaría a cabo por Hanasaki con ella como verdugo.

Justo cuando cruzaba el campus de Hanasaki, una persona extrañamente apareció delante de ella sin que Hiyori se hubiera percatado. La presencia de esta persona perturbó a la chica pues le parecía ilógico no haber visto a esa persona delante suyo antes dada la cercanía. Esperaba no estar quedando ciega, para colmo. Pero al ver que esa persona lucía un estilo de vestuario de camuflaje, la HiME se puso en alerta instintivamente. Si bien era una figura femenina desconocida, no se podía descartar la idea de que fuera una Princess, por ejemplo.
—Me pregunto… ¿Si sabrás la dirección correcta? —Dijo aquella persona, tenía una voz femenina muy grata.
—¿Hacia donde? —Se atrevió Hiyori a preguntar.
—…— Esa figura sonrió de medio lado. Al estar encapuchada sólo se notaba parte de su rostro.
—…— Hiyori por instinto aseguró lo más primordial en ella: No. Su vida no. Los libros. Porque prefería morirse por allí antes de fracasar con Rosalind Lutece y vivir la marcha de la vergüenza en carne propia. Los guardó en su bolso por si se trataba de una villana asaltante.
Y como si su instinto la hubiese guiado, esta persona saltó de improvisto hacia ella, era tan grácil y hábil en sus movimientos que pareció serpentear en el aire para de dar una patada antes de tocar suelo. Hiyori a duras penas pudo esquivar.
—¿Q-Qué te pasa? —
—¿No te acuerdas de mi? —
—N-No…— Respondió la HiME, confundida. Estaba de más contar toda su patética historia amnésica.
—Es una lástima. Dado tu rango de servidumbre. —
—…—
—Quizá esto te haga recordar. —
La extraña persona volvió a atacarla e Hiyori instintivamente comenzó a evitar sus golpes. Esa persona era muy rápida y eficaz, incluso parecía bien entrenada en alguna disciplina de arte marcial. Ante la evitación de golpes, se fueron desplazando por el campus llamando la atención de más de algún estudiante rezagado que quedaba por Hanasaki a esas horas.
—Hm… Veo que estás floja e inútil.  Debiste seguir siendo sierva. Es el único rol que puedes cumplir en esta sociedad. —
—¿De qué diablos estás hablando? —
Pero antes de que Hiyori pudiera confrontarla. Esta chica enigmática sacó unas estrellas ninjas las cuales le lanzó a Hiyori. La HiME pude esquivar varias de estas oscuras estrellas ninjas que viajaban a gran velocidad, una de ellas rozó su mejilla abriendo un pequeño rasguño del cual emanó un hilillo de sangre. Hiyori se llevó una mano a esa zona para darse cuenta del rasguño. La pelicastaña la miró con desaprobación.
—¿Acaso estás loca? Aquí hay gente normal que no debe ser involucrada en tus insensateces. — Exclamó molesta. Asegurando aún más sus libros.
—Una HiME, supuestamente, debe estar preparada para estos casos. La gente involucrada sólo son estorbos que merecen ser seccionados en el camino dado su nivel de chismosearía. —
—¿Qué…Demonios? —Hiyori quedó perpleja por su comentario. —¿Acaso eres una enviada de Rizembool? — Dicho esto, una persona salió corriendo desde la librería huyendo despavorida. Esto distrajo a Hiyori quien se quedó observando a esa persona huir. —…— Comprendía que era un chismoso pero no por eso merecía morir como proclamaba esa otra persona.
—¿Rizembool? Ese asunto es demasiado básico. — La chica finalmente se quitó la capucha dejando ver su rostro. Tenía piel nívea, cabello rubio y ojos… sorprendentemente del mismo tono magenta que Hiyori. Esto confundió aún más a la HiME. —¿A mí que me importa Rizembool o Hanasaki? Si estoy aquí es por un tema ancestral de familias. Es para buscar a la sierva de la familia Nakiri y ponerla en el lugar que se merece. Es una deshonra que se vincule a estas aberrantes instituciones y, más aún, que desafíe su destino. Hiyori, tu destino está escrito. No puedes cortar el hilo de tu destino así como así. El pasado forja el destino.—
—N-no comprendo nada de lo que dices…—Volvió a prestarle toda la atención que requería. —N-no recuerdo bien mi pasado, como para entenderte. — confesó sintiendo que le daba una patada a su orgullo.
—¿Te haces la desentendida con tu pasado? — La observó fríamente. —No puedes borrar el pasado, ni desconocerlo. Por más que trates ocultar, allí está. No puedes cambiar quien eres. — sentención.
—Un momento. Tu modo de hablar, tus referencias sobre el destino y el pasado…— Hiyori comprendió algo muy clave. Entrecerró sus ojos, seriamente. —Eras tú la que me mandaba esos absurdos mensajes y los colocaba en mi bolsillo. ¿Acaso pretendes jugar con la psiques de las personas? ¿Acaso no tienes nada mejor que hacer que confundir a los demás? —
—En efecto. Yo soy la dueña de esos mensajes para nada absurdos. Eso último ofende, por cierto. — De su capa sacó nuevas shuriken ninjas.
—N-No pretendía ofender. —
—Quien no se reconoce respetando su pasado no merece respeto. — Dicho esto, corrió hacia ella persiguiéndola. Hiyori optó por correr esta vez.
Cuando la chica le lanzó las shuriken, Hiyori volvió a esquivarlas pero esto sólo fue una táctica de su rival para distraerlas con las estrellas ninjas y así aprovechar de llegar a ella para una lucha cuerpo a cuerpo. Comenzó a dar golpes en zonas especificas que causaban daño crítico. Hiyori, a duras penas, logró evitarlos y eso sorprendió enormemente a la HiME. Sobre todo porque era una persona sin entrenamiento y vaga, y siendo así de inútil ya estaría tirada en el piso con más de una estrella ninja incrustada en el cuerpo o al menos con una shuriken en un ojo como Butters de South Park. Esperaba que quien la encuentre de ese modo no la llevara a una perrera (…) continuaron desplazándose por el campus mediante los movimientos de ataques.
—Veo que tu memoria genética está intacta. Algo que puedas conservar al menos. — Ella tomó del brazo a Hiyori y con una llave la lanzó dentro de la universidad ingresando por la ventana de una sala. Ella cayó sobre un pupitre golpeando el costado de su cadera contra éste. Aquello dolió pero no tuvo tiempo de reparar en el golpe pues la otra chica entró magistralmente por la ventana dando un salto ninja de giros por los aires pasando incluso a Hiyori.
—…— Al ver aquello, comprendió que esa chica era cosa seria.
—Corre. —
—No. — Dijo Hiyori, manteniéndose orgullosa.
—Corre. —La chica dijo seriamente, sacó una wakizashi.
—…La contienda es desigual. — haciendo referencia a la injusta posición que ella tenía al no poseer arma.
—Entonces huye como rata. De todos modos es lo mejor que sabes hacer. — Dicho esto, volvió al ataque.
Hiyori se pudo de pie pudiendo evadir una estocada que fue a dar a la tabla del pupitre partiéndolo en dos. Se sorprendió del nivel de habilidad de aquella chica, evidentemente había sido entrenada bajo las doctrinas ninjas.
La HiMe corrió hacia las escaleras y llegó a un salón nuevo, por suerte, vacío, la otra no tardó en llegar. Hiyori se asomó por la ventana al no tener escapatoria. Comenzó a escalar los bordes del muro de aquel cuarto piso.
—¿C-como? — Se preuntó a ella misma. Sorprendida de poder hacer esa acción.
—Como dije, memoria genética, estás empleando algo que se enseña por generaciones en nuestro clan. — Ella se apuntó los ojos. —¿Comprendes? —
—…— Hiyori se mantuvo suspendida en el muro, trepando por los bordes. Su cabello se meció con el viento.
—Lenta. — La rival comenzó a trepar el muro ágilmente no tardando nada en llegar donde Hiyori. Le dio una patada haciéndola perder el equilibrio y cayendo en picada libre hacia abajo.

Mientras, en otro extremo de Hanasaki. Un asustado alumno daba la alarma de una pelea entre dos chicas. Había escuchado nombrar a Rizembool en la conversación por lo que puso en alerta a los oyentes. Los miembros del club de esgrima habían finalizado la práctica en ese momento, ya se habían aseado y cambiado sus vestuarios. Cuando salieron y ya se encontraban alejándose de las áreas deportivas y atravesando el campus, se percataron del acontecimiento y lo primero que vieron fue a una chica caer del cuarto piso. Advirtieron que ella comenzó a girar en el aire cual gato fuera y con movimientos sorprendentemente talentosos se las ideó para aferrarse a la ventana del segundo piso y entrar por ella. Cuando estuvo dentro, comprobaron que era una HiME ya que la vieron materializar un arma.

—¿Una HIME? — Se preguntó inigo. —Es un poco temprano para que sean atacas aún. —
—Pero su rival es una chica…— Ringabel dijo pensativo. —Tal vez sea un enfrentamiento entre HiME y Princess. Las Princess por default son enajenadas. — Vio que Henry se apreciaba particularmente sorprendido. —Ah, el nuevo está colgado. Que alguien le explique por favor. —
—Cierto, pensaba contarle con el tiempo pero no me esperaba que justo hoy presenciara un evento así. Hm…— Hallelujah puso una mano en su mentón, pensando como debía proceder. Observó a Henry, quien no parecía explicarse la situación.
—¿Esa persona hizo aparecer una espada? — Preguntó confundido, elevando las cejas. —¿Ilusionismo o qué  clase de farsa es esta? —
—Haha, es adorable. Es como un marciano. — Inigo le dio unos golpes bruscos en la espalda a Henry a propósito. Este le miró un poco ofendido.
—Es normal que se encuentre confundido. Nadie le ha explicado nada, además es su primer día aquí. — El peligris soltó un suspiro. Ya había pensado el modo más adecuado de comunicarle lo sucedido a Henry. —Veras, Hanasaki eternamente ha sido rival de otra institución; Rizembool. En Hanasaki tenemos a las HiMEs quienes luchan contra los Rebels de Rizembool. A la vez, las HiMEs cuentan con Keys para su potenciación, y los Rebels se asocian con las Princess para su ejecución. —
—¿Ejecución? ¿Esta es una clase de juego deportivo? —
—N-no…— Hallelujah sonrió torpemente, meneando las manos. —Esto es más complicado de lo que parece pues… No es un juego… En realidad…— Era difícil no terminar confundiéndolo.
—Los Rebels de Rizembool matan a las HiMEs, así gana la institución. La matan, incluida sangre y entierro. Esto es real, en serio. — Ringabel se exasperó con los rodeos. —Aunque te parezca fantástico. No preguntes por qué estas dos escuelas se pelan a muerte, es un misterio sin resolver…—
—Okay. — Dijo Henry, mostrándose indiferente.
—¿Okay? — Inigo lo observó detenidamente. —Parece que estas tomando las cosas muy bien y eso es extraño. Anormal, incluso.—
—Comprendo que debe ser una broma de mal gusto. — Soltó un suspiro, ofendido. —Lamento si los ofendí en mi presentación. Pero no es necesario tratar de engañarme. —
—No pretendemos engañarte. — Ringabel se sintió incómodo con la actitud del rubio. Pues por una parte no comprendía y por otra estaba muy relajado.
—Parece que está medicado. — Le susurró Inigo a su compañero.
—Eso lo explica. —
—…— De marciano a anormal a medicado. De todos modos, estaba acostumbrado a las burlas.
—Lamento decir que esto, por locura que parezca,  es muy real. — Hallelujah le habló en tono comprensivo al rubio. —De verdad que es algo muy difícil de creer y comprendo tu escepticismo. —
—Si esto es real, ¿Por qué nadie ayuda a esa persona? —
—Porque en teoría no nos corresponde a los seres normales involucrarnos. Sólo seríamos de estorbos. — Dijo el peligris, con pesar.
—Yo podría… Pero Howl me ha hecho prometer que no me meta en más conflictos. — Ringabel alzó los hombros, desesperanzado.
—Comprendo. — Henry les sonrió afectuosamente. —Ya debo retirarme, gracias por su compañía. Espero que logremos ser buenos camaradas.— Les dedicó una reverencia y se retiró dejando desconcertado a los otros tres.
—¿Los Lancaster son todos así de extraños? — Ringabel se quedó bastante confundido con la conducta del rubio.
—Quizá…— Agregó Inigo.
—Vamos, chicos, hay que comprender que quizá no fue especialmente el mejor día de su vida. El incidente con Alice en su presentación, a esto se le suma que le dijeron en su rostro anormal y extraterrestre. No todos pretenden quedarse más tiempo después de aquello. — Les hizo reflexionar Hallelujah.
—Cierto, creo que me faltó tino. — Comprendió Inigo.
—…— Ringabel sólo cruzó los brazos detrás de su nuca. —Quizá si tiene razón en que debamos ayudarla. —
—Pero somos inútiles. Ellas cuentan con poderes mágicos. Nosotros sólo entorpeceríamos. — Recalcó el peligris.

A ese punto, Hiyori había llegado hasta la azotea de Hanasaki con la chica detrás. Iniciaron una batalla cuerpo a cuerpo que se turnaba en ataques de armas de ambas chicas. En un momento y acto preciso, la otra chica desvalijó a Hiyori de su arma lanzándola lejos.
—Muy ineficaz. —
—…¿Pretendes decirme que demonios quieres de mi? —Miró con enojo su arma en el piso y a la chica, sintiendo su orgullo herido.
—¿Qué pretendes tú?
—¡Ya basta! —
—Hiyori, te contaré una historia muy interesante… Hace mucho tiempo, desde los inicios de Japón, existe un clan de familias que desde tiempos de antaño se entrena bajo la disciplina ninja. Esta familia se divide en dos: los señores y los  siervos. Los señores siempre han sido de mayor rango por excelencia y los siervos son igual de expertos en el arte marcial pero por obvios motivos su rango está por debajo de la casta de los señores. Esta familia es la familia Nakiri. Hubo una vez, una sierva Nakiri que era sacerdotisa del clan. Había jurado pureza y castidad a su clan, como toda sacerdotisa debe ser. Se le confió el templo Nakiri para servir a Kami-sama y a su señor Nakiri, su primo. Pero ella cometió una insolencia mayor; se emparentó con un sujeto que no es parte de la familia Nakiri y ella rompió sus votos. De esto, nació una bastarda…— Apuntó a Hiyori con su arma. —Que por genética heredó los ojos de la familia Nakiri. —
—…— Ahora comprendía el por qué ambas tenían el mismo particular tono de ojos.
—La sacerdotisa fue deshonrada y despreciada por la familia. Al ser débil, opto por suicidarse mancillando el templo al cual juró purificar. Su señor Nakiri, su primo, decidió aceptar a la bastarda en su hogar después de que esta huyera de la residencial de menores. La bastarda entonces se convirtió en sierva Nakiri. —
—…No puede ser…— Entonces recordó más pasajes de su vida. Se vio a ella misma con manos más pequeñas fregando piso de madera, presenciando ceremonias privadas ancestrales, viendo practicar a otros.
—Ya vas comprendiendo. — La observó con indiferencia pero Hiyori pudo apreciar desprecio. —El señor Nakiri es padre de la heredera Nakiri, por tanto, ofreció a la sierva para ser compañera de juegos, protectora y sirvienta personal de ella en el templo Nakiri. El señor Nakiri fue tan amable que incluso entrenó personalmente a esta sierva en las artes marciales a la par que su hija. Claro, siempre fue un poco más agresivo con ella dada su estirpe. — Sonrió levemente, mostrando desprecio. —Pero esta sierva insolente, tal como su madre imprudente y mal agradecida, opto por abandonar todo y escapar de casa del señor Nakiri. Comprenderás en este punto, si es que no eres tan estúpida como pareces, que el señor Nakiri es mi señor padre. Por tanto, yo soy la heredera Nakiri. Erina Nakiri. ¿Cómo lograste hacerme frente hace unos instantes? Tu memoria puede fallar y tener algunos letargos amnésicos pero la experiencia latente no se borra fácilmente y por ello las habilidades de enfrentamiento cuerpo a cuerpo están intactas en ti. En un nivel patético e inferior, pero allí están.—
—Y supongo que quieres que vuelva a ese templo a ser la sierva pobretona que tiene que servirle a tu familia y protegerte a costa de su vida... Olvidado. —La cortó abruptamente.
—Entiendo. — Ella soltó un suspiro, cansada. —Entonces no podré hacer más que cumplir con las ordenes de mi señor padre. En vista que conoces ciertos secretos de nuestra familia…—
—…—
Antes de que Hiyori pudiera hacer algo, Erina lanzó shurikenes que se incrustaron en la ropa de la pelicastaña dejándola clavada a una pared de la azotea. La HiME intentó escapar de la trampa antes de que la sentencia fuera dictada pero apenas pudo liberarse de un par de shurikenes cuando vio que Erina se abalanzaba sobre ella con el filo de la espada apuntando a su cuello.

Otra vez… No.

Cerró los ojos fuertemente, ¿Hasta cuando era tan vulnerable e inútil? ¿Hasta cuando la convertían en presa fácil? Si bien Erina le recordó todas las artes marciales que ambas habían aprendido de parte del padre de Erina y tío de Hiyori, ¿De qué servía? Si al final siempre era la maldita prese. De Erina, de su Rebel, de quien fuera. Presentía que Erina le daría una lección, una marca corporal de cicatriz profunda, y la llevaría de regreso al templo de su severo tío.

Apretó los dientes, no por temor sino por rabia. Rabia al ser tan inútil.

Y cuando estimó que el filo de la hoja se clavara en su cuello, esto tardó más de lo esperado. ¿Sería que había conseguido la misericordia de Erina? Pero al abrir los ojos se dio cuenta de que un sujeto estaba justo delante de ella.

—Quítate. ¿Cómo así interfieres sin más? Eso no es heroico, es algo mas bien estúpido. — Dijo Erina, ofuscada. Se había quedado suspendida en su movimiento con la espada extendida. No había llegado a Hiyori porque alguien se había interpuesto entre ellas. —Fuera. —
—…— Aquella persona se mantuvo quieto en su posición. —No. —
—Entonces te atravesaré.—
—Hazlo. —
—…— Erina entrecerró los ojos. —Es lógico que no involucraré a personas ajenas a este conflicto. No operamos bajo estas normas. — Bajo la espada a regañadientes. Dio un paso hacia al lado para que Hiyori la pudiera ver. —Hoy te has salvado, pero no cuentes con que el principito te vaya a rescatar a la próxima. — Nada más decir esto, Erina saltó por un costado de la azotea dejando en shock a más de alguno que pasaba por el campus de Hanasaki.
El momento de tensión fue pasando y el silencio reinó entre las dos personas que quedaron en la azotea.
—…— Hiyori se percató de que el chico de adelante parecía no moverse para nada. —Eh, oye… ¿Estás bien? — Le habló con tono suave, mientras intentaba desclavarse de la pared. —Si no es molestia… ¿Puedes ayudarme aquí?—
—Claro…— Antes de girarse, pareció tomarse unos momentos. Finalmente se giró lentamente. Acudió a la chica y comenzó a retirar los shurikenes —¿Esa persona acaba de lanzarse por el edificio?— Parecía algo shockeado por eso.
—S-S-i. Es que… Eh…— Notó que era extranjero. Un joven alto y rubio, de ojos calipsos. Evidentemente no tenía idea de lo que sucedía allí. Posiblemente tampoco estaba al tanto de que casi lo mataban por nada. —Es difícil de creer. No vayas a pensar de que ella está muerta en el primer piso o que se suicidó.—
—No creo. No parece del tipo de personas que tomen la decisión de quitarse la vida. Además, hace un momento vi que estaban luchando y me di cuenta de su capacidad. Supongo que es una persona experta en artes marciales o ninjas. — O lo que sea. Con tal de convencerse de lo imposible. Sonrió con torpeza. —¿Está bien?—
—Sí. Gracias a ti. — Le sonrió amablemente mientras por su cuenta ayudaba a quitarse las estrellas ninjas. —Es difícil de creer, pero ella es mi familiar y me ha ayudado a recordarlo. — Sonrió torpemente, con un halo apenada. —Lamento que te hayas visto involucrado en esta situación. Lógicamente no eres de por aquí y debes estar desconcertado. —
—Unas personas me hablaron de una presunta guerra entre instituciones.—
—Ah, eso… Esta vez, no tiene relación. Sólo es una “guerra” entre familias. Entiendo que es estúpido y obsoleto. — Frunció el ceño, amargándose. —La verdad la situación me frustra bastante. —
—Comprendo. En mi familia se han vivido guerras con otras familias por generaciones, y cuando se aburren de pelear contra enemigos se pelan con la misma familia. — Bromeó un poco. Terminó de sacar la última estrella ninja. —Listo. —
—Oh, te has cortado. — Se percató Hiyori al ver que la mano diestra del joven se había hecho un pequeño rasguño posiblemente con el borde de una estrella.
—…No es gran cosa. —
—Hm… Permíteme.— La joven revisó su mochila y de un botiquín personal que le había dado Lilina sacó una bandita. Por supuesto, al ser un regalo de Lilina tenía estúpidos diseños kawaiis. —Eh, ignora los dibujos. Vale. — Le colocó la bandita con cuidado. —Después te la sacas, para que no te hagan bullying. —
—Ok, gracias. — Observó los dibujos imprimidos en ella. —Que… Raros dibujos. — Los analizó —Japón sin duda es un mundo totalmente extraño pero admirable. —
—¿Es tu primera vez aquí? —
—Sí. — Asintió. Seguidamente la observó. —Tiene una herida en el rostro.
—Ah, no es nada. Esa bestia me la hizo con su berrinche idiosincrático.— Frunció el ceño otra vez, pero se disipó la amargura. —Gracias otra vez. Si no fuera por ti, seguro ahora me estaría lamentando. Te debo una.—
—No es nada. Es algo que cualquier persona con criterio debería hacer.—
—Creo que las personas con criterio están en extinción. — Hiyori soltó un suspiro. —Por cierto, ¿Cúal es tu nombre? El mio es Hiyori, dejémoslo sin apellido.—
—Mucho gusto, señorita Hiyori. — Sonrió divertido por su presentación. —Me llamo Henry, si me lo permite, dejemos el apellido de lado. —
—¡Me parece bien! — Hiyori sonrió divertida, su rostro se iluminó y parecía de pronto muy relajada. Aquel chico le trasmitía algo que había perdido hace mucho tiempo y que irónicamente lo recuperaba en un momento crítico como ese: paz. —Espero que nos volvamos a ver, Henry.—
—Espero lo mismo.— Asintió. En ese momento, su teléfono móvil sonó. Al sacarlo, vio que era su tío quien lo llamaba. —Creo que ya debo irme. Mi tío me espera, quedamos en acuerdo de la hora del té juntos. ¿Necesita que la lleve a alguna parte?—
—Estoy bien, gracias. Lo que menos quiero ahora es retrasarlos. Por otro lado, todavía tengo que ir a la biblioteca a conseguir un volumen que me falta. —
—Éxito en su búsqueda. — El rubio dedicó una reverencia. —Cuídese, señorita Hiyori.—
—Estaré más atenta. Lo prometo. — Afirmó. Después de una despedida a distancia, vio al joven desaparecer por la escalera.

Hiyori se acercó al borde de la azotea, alzó la vista hacia el cielo, aspiró profundamente y soltó el aire contenido. No sólo había recuperado la paz sino también su memoria, sus recuerdos, su pasado. Y si bien no era el mejor de todos, sentía que podía enfrentarlo.
« Last Edit: August 16, 2016, 08:24:17 PM by Kana »


Cho

vacaciones, nooo (??)

Primera parte, ojalá no tome mucho...

27.1.


Llegó el sábado en la mañana y era el inicio de la limpieza masiva en la casa de los hermanos Tanaka previo a la venta. La mayoría de muebles y pertenencias habían sido guardadas en unidades de depósitos en la ciudad, por lo cual la limpieza iba a ser más fácil, pero al ser una casa enorme y de varios pisos, quedaba bastante por hacer. Cho y compañía se habían dedicado bastante a dejarla lo más limpia posible en las últimas semanas, y sólo faltaban los últimos retoques, pero para poder alcanzar la fecha de entrega, necesitaban la ayuda de varias personas.

Como era de esperar, todos aportaban a un ritmo y con un interés distintos, con algunos dando lo mejor de sí y otros más pendientes de degustar de la gran cantidad de comida chatarra que Osaka había conseguido para el evento.

Luego de dividir a las personas en distintos grupos, Cho se había quedado cerca de la puerta principal limpiando el jardín para poder atender a los recién llegados. Se encontraba junto con Osaka y Alexei. El jardín no era lo más importante de ordenar, pero se quedarían ahí hasta que todos los apuntados se aparecieran, lo cual estaba por ocurrir porque sólo se encontraban esperando a dos grupos más.

“Bien, creo que terminamos con esta parte,” reportó Alexei, atando una bolsa de basura repleta de hojas secas.
“Sí, gracias por el trabajo.”
“No es nada, supongo que ambos nos hemos vuelto expertos en esto por el mantenimiento al templo, ¿no lo crees?”
“Haha, tienes razón,” Cho sonrió incómoda. Era una extraña habilidad aunque no evitaba sentirse mínimamente orgullosa por ello.
“¿Deberíamos ir a ayudar a Kasuga-san con su parte?”
“N-no, está bien…” la peliceleste observó a Osaka terminando de recoger un bulto, para entonces impulsarse y saltar en medio de este con gran alegría. Cho dio un suspiro. “Sabes que Osaka no siempre es disciplinada, aunque al menos su parte es muy pequeña y la podemos limpiar después…”
“S-sí, esperemos a que termine de jugar primero,” Alexei sonrió. “Podemos retomar el tema de tu conversación con Miranda ayer. ¿Qué dijo con respecto a tu arma?”
“Eh, pues…” la peliceleste desvió su mirada. “Viera-sensei tomó el arma y la analizó de cerca durante un rato. Terminó por decir que no era precisamente un descontrol. El arma se manifiesta según el estado de la HiME, y si se ha manifestado como un arma pesada y difícil de manejar, es porque está reflejando algo de mí. Como si yo misma esperara subconscientemente maniobrar esta arma…”
“…” Alexei se puso a pensar.
“Sigo intentando comprender qué quiso decir con eso… Sí me dijo que de lograr dominarla, sería una gran herramienta y poderoso recurso, aunque también estuvo de acuerdo con Youmu de que intentarlo a estas alturas es un poco contraproducente…”
“Creo que encuentro un extraño sentido al mensaje…”
“¿En serio?”
“Va un poco con tu forma de ser,” el mayor sonrió. “Te gustan los desafíos y poder hacerlo todo por tu cuenta, aun si a veces escoges metas que van más allá de tu zona de confort y que pueden no ser muy saludables para ti. Y creo recordar que una vez me comentaste que no te gustaba ser una HiME tan mágica, y que no tenías la misma destreza física que varias otras HiMEs. Podría ser que esta arma representa un poco esa inconformidad que sentías.”
“Suena… posible…” Cho dio un suspiro y bajó su mirada al suelo. “…pero realmente no me ayuda tener un arma así…”
“Si esta representa algo interno, entonces te vendría bien meditarlo,” Alexei asintió con tranquilidad. “Si internalizas tus problemas y bajas tus propias expectativas, puede que tus poderes respondan de un modo más saludable.”
“…” la HiME se incomodó y recordó su conversación con Tomaj, quien le había dicho algo parecido. Ella venía teniendo problemas controlando sus poderes desde el inicio de su travesía HiME… ¿entonces todo eso era por alguna cuestión interna? Sonaba demasiado complicado para analizar o solucionar.
“No lo pienses demasiado, las cosas se solucionan poco a poco,” le agarró de un hombro para reconfortarle. “Y pese a que ya no soy un Knight, te apoyaré con cualquier cosa que necesites.”
“Sí, muchas gracias,” Cho forzó una sonrisa. Apreciaba su apoyo, pero no podía animarse al saber que ahora hasta su arma le fallaba. Sólo le quedaba el fuego y Komaeda había probado volverlo inútil en la primera pelea que tuvieron.
“Vamos, no hay que concentrarnos en eso ahora. Tenemos un día de limpieza por delante y en compañía de nuestros queridos amigos. Debemos aprovechar el momento.”
“Sí, Youmu y su señora ya deben estar por llegar,” Cho iba a sacar su celular para revisar por si le habían enviado un mensaje, cuando en eso oyó el timbre. “Oh, deben ser ellas.”

Ambos fueron a la puerta y la abrieron. Efectivamente, las dos acababan de llegar. Yuyuko había llegado con un enterizo entallado y muy estilizado, y una camisa a cuadros debajo. Era increíble cómo a pesar de estar vestida como una agricultora, se le veía tan hermosa como siempre. Detrás estaba Youmu quien cargaba una enorme cantidad de provisiones de alimento en su espalda. Esta pareció haber evitado comprarse ropa para el evento pese a las declaraciones de su superior.



“¡Cho!” Yuyuko de inmediato se dio la libertad de abrazar a la peliceleste. “¡Hace más de una semana que no nos vemos! ¿Cómo has estado?”
“B-bien, eh, gracias,” esta se petrificó por el repentino e intenso contacto físico. “¿Y usted?”
“Perfectamente, pero estamos en confianza~” ella le soltó y miró a Alexei. “Oh, un nuevo amigo. ¿Cuál es tu nombre?”
“Mucho gusto, yo soy Alexei Karamazov,” dijo con una pequeña reverencia.
“Oh, yo soy Yuyuko Saigyouji, encantada,” ella sonrió maravillada. “¡Qué genial conocer a un ruso! Te ves tan lindo, apuesto, alto y de buen porte~”
“Ehh…” este se avergonzó y desvió su mirada.
“¡Yuyuko-sama, compórtese!” reclamó Youmu, avergonzada. Sabía que algo así iba a ocurrir, pero no en la misma puerta.
“…” y Cho dio un suspiro. Le hizo recordar a la vez en que la mamá de Sora se había aparecido en Hanasaki y precisamente se había dirigido a Alexei. Sin duda su amigo tenía algo que atraía a las mujeres mayores, para su incomodidad.
“Ay, sólo digo cosas, no me tomen en serio,” Yuyuko abrió su abanico y se cubrió el rostro para ponerse a reír. “Es genial sentirse joven de nuevo~”
“Sigamos caminando,” la peliblanca procedió a empujarle.
“Un segundo, Youmu,” Yuyuko divisó a Osaka aglomerar las hojas en el piso en un bulto y fue corriendo hacia ella. Fue como si hubiera podido leer lo que planeaba hacer, ya que las dos terminaron por impulsarse y saltar encima del enorme bulto de hojas, y causaron una impresionante desorganización.
“¡Ohh, Yuyuko!” Osaka se impresionó. “¡Me asustaste, no me di cuenta que habías llegado!”
“¡Linda Osaka~!” ambas se abrazaron y continuaron saltando encima del bulto arruinado.
“…” y a distancia, Youmu dio un pesado suspiro. “Cho… me disculpo de antemano por mi señora… es muy probable que sólo entorpezca el trabajo de todos…”
“E-está bien,” Cho sonrió. “Osaka también es un poco complicada a veces, pero sé que terminarán ayudando tarde o temprano.”
“Podemos ir pasando hacia la casa, ¿o quedaba esperar a alguien más?” preguntó Alexei.
“Falta esperar a una compañera de química,” dijo la peliceleste. “Ehm… recién he entablado conversación con ella esta semana, pero se enteró de mis planes e insistió en venir…”
“Ah, me alegro mucho.”
“Sólo espero que no sea demasiado pedir de mi parte…”
“Suena a que no le pediste, y no veo el problema con que venga,” opinó Youmu.
“Eso es muy cierto,” dijo Alexei. “No tienes por qué sentirte responsable de las decisiones de otras personas, Tanaka-san.”
“Ehm… sí…” Cho asintió incómoda, y regresó su atención a las provisiones que su compañera HiME cargaba en su espalda. “Eh, Osaka se ofreció a comprar las meriendas. ¿Por qué traes tanta comida?”
“Si conocieras a mi señora, sabrías que es necesario,” contestó Youmu, con cierto pesar. “Parecerá bastante, pero Yuyuko-sama se puede comer la mitad de esto de almuerzo.”
“Es impresionante,” Alexei se sorprendió.
“B-bueno, gracias por tu consideración,” Cho sonrió nerviosamente, y justo entonces, oyeron el timbre. La dueña de casa fue a contestarlo, y de inmediato vio a Ayesha llegar junto con una pequeña de grandes energías.




“Buenos días, disculpen la tardanza,” dijo Ayesha, dando una reverencia.
“¡Hola!” la pequeña pelimarrón agitó una mano efusivamente. “¡Tú debes ser Cho! ¡Es genial finalmente conocerte! ¡Yo soy Nio Altugle!”
“¡Nio!” Ayesha se molestó. “Por favor, recuerda mantenerte en tu mejor comportamiento.”
“Hehe, perdón,” la menor se rascó la nuca. Por la llamada de atención de su hermana, decidió bajar sus revoluciones y dio una reverencia tan bien ejecutada que le dio toda la apariencia de una delicada dama de clase alta. “Es un placer conocerles a todos. Les prometo que haré el mejor trabajo posible con la limpieza de hoy.”
“Gracias, mucho gusto,” Cho se quedó perpleja y le correspondió esa tan perfecta reverencia de manera casi instintiva. “Ehm… entiendo que eres la hermanita de Ayesha, ¿verdad?”
“¿Por qué te ves confundida?” Nio se extrañó y no tardó en comprender. Ella dio un suspiro y miró a su hermana con reproche. “No me digas. ¿Te olvidaste de decirle que vendría?”
“¿Eh? Ah… Cho, ¿no te habré comentado nada?” preguntó Ayesha con incomodidad.
“Hm…” Cho quiso ser piadosa, pero negó lentamente. “No, no lo sabía.”
“¡Oh, lo siento mucho!” la rubia se tapó la boca con sus dos manos. “¡Lo siento, lo siento! Estoy tan acostumbrada a salir con mi hermanita en mis días libres que se me olvidó decirlo. ¡Ahh, perdón, en verdad, perdóname!”
“¿Y ahora quién debe estar bajo su mejor comportamiento?” Nio sonrió ampliamente.
“Uhh…” Ayesha se deprimió.
“N-no hay problema, más bien es un gusto conocerte, Nio,” Cho sonrió. “No imaginaba que Ayesha tenía a una pequeña tan hermosa como tú.”
“¡Gracias por el cumplido!” Nio decidió romper su acto elegante ya que su hermana claramente no lo estaba cumpliendo. “Onee-chan me dice que eres una HiME. ¡Qué genial, debes ser impresionante! Y te agradezco por ser la compañera de trabajo de mi onee-chan. Ella necesita de gran apoyo moral porque siempre para rompiendo cosas y es desorganizada.”
“¡N-Nio, por favor!” Ayesha se avergonzó y le reclamó.
“Hehe, tú sabes que bromeo, onee-chan. ¡Siempre serás la mejor para mí!” la pequeña miró a los otros dos. “¿Serán amigos de Cho? ¡Mucho gusto!”
“Sí, mi nombre es Alexei Karamazov,” saludó el chico.
“Yo soy Youmu Konpaku,” dijo la peliblanca, con una reverencia. En eso, llegaron las otras dos.
“¡Más amigos, qué genial!” exclamó Yuyuko, contenta.
“¡Pero qué niña más linda!” dijo Osaka al ver a Nio, y miró a Ayesha. “Hehe, tú debes ser la compañera de Cho. Yo soy Osaka, qué genial conocerte.”
“¡Hola Osaka!” exclamó Nio.
“Mucho gusto, Cho me ha hablado sobre ti,” Ayesha sonrió.
“Wow, hay tantos árboles por aquí,” Nio dio unos pasos hacia delante. “Es un lugar perfecto para trepar árboles. ¿Quién me acompaña?”
“No, Nio, venimos para limpiar y eso no es estar en el mejor comportamiento,” su hermana se puso firme.
“Aw…” la otra se desanimó un poco. “Bueno, entiendo…”
“Será mejor que les demos el alcance a los demás,” sugirió Alexei.
“Sí, manos a la obra,” Yuyuko asintió.

Todos caminaron hacia la casa y continuaron con las introducciones en el camino. También se pusieron a revisar qué roles seguían disponibles, y les iba a tocar limpiar unas de las varias habitaciones vacías del segundo piso, donde había bastante trabajo por hacer. Llegaron a la entrada de la gran casa, donde el grupo encargado se encontraba trabajando. Bueno, dos de los cuatro trabajaban ya que Larsa fue prohibido de limpiar bajo las persistentes insistencias de su mayordomo, y Dakki aprovechaba el hermoso sol del día para asolearse en las cómodas sillas de la entrada. Por ello, Jakob y Kibi se habían dado todo el trabajo de limpiar, aunque por la experiencia del primero, ya prácticamente habían terminado con la labor en un tiempo récord.

Cho notó cómo Ayesha y Nio intercambiaron miradas sorprendidas, y ambas corrieron hacia los cuatro con mucha alegría. Los demás les siguieron de cerca.





“Uhh, onee-sama, ayúdame por favor,” se quejó Kibi por enésima vez.
“Pero estás haciendo un excelente trabajo,” Dakki sonrió dulcemente. “Onee-sama is proud.”
“P-pero es mucho… sé que Jakob no dejará trabajar a Larsa, pero tú no tienes excusa.”
“Lo lamento mucho, Kibi,” Larsa dio un pesado suspiro. Él se encontraba atendiendo su correo con su Tablet para hacer algo útil con su tiempo, pero no estaba nada contento. “Sabes que Dakki no te oirá, y tengo mis manos atadas.”
“Usted sólo asegúrese de disfrutar el clima, señorito,” Jakob llegó donde él con una sonrisa profesional y le sirvió un vaso con un refresco. “Es natural, endulzado con stevia.”
“G-gracias…” el exRebel dio un suspiro.
“¡Ohh, miren, miren!” Kibi alertó a los demás de las recién llegadas al apuntarles.
“¡Hola a todos!” exclamó Nio, feliz de la vida.
“¡Cuánto tiempo sin vernos!” Ayesha sonrió ampliamente. Los cuatro detuvieron sus actividades para acercarse a las dos hermanas.
“¿Ayesha? ¿Nio?” Larsa se sorprendió. “¿Qué hacen aquí?”
“Eso me pregunto de ustedes,” dijo la mayor. “Sabía que Kibi estaba en Rizembool U, ¿pero desde cuándo que están aquí?”
“Oh, llegamos hace casi dos semanas,” Dakki apachurró a Ayesha con fuerza. “¿Y qué haces tú en Japón, mi querida muñequita?”
“Ehh… e-estas usando mucha fuerza…”
“Onee-chan está en Hanasaki U y yo en Hanasaki Middle,” reportó Nio, levantando una mano. “¿Y ustedes están en Rizembool?”
“Onee-sama sí, pero onii-chan como siempre nos ha dado la contra y está en Hanasaki U,” abrevió Kibi, poniendo sus manos a las caderas.
“No lo digas de esa forma,” Larsa negó.
“Lamento la mención, señorito, pero su persistencia en aliarse con el bando contrario sí puede tomarse como una traición a sus allegadas,” comentó Jakob con una impecable sonrisa, ignorando la expresión de cansancio de su superior. Él dio un paso hacia delante y saludó a las dos hermanas con sumo respeto. “Es un gusto verles muy bien, señoritas. El tiempo no ha sido más que grato con ustedes, y se están formando en las dignas damas de su aclamada familia.”
“Ahh, tan caballeroso como siempre~” Ayesha se apenó y se cubrió su boca con sus manos. “Un placer volverle a ver, Jakob. Gracias por apoyar a mi amigo con sus deberes. Usted es sin duda una persona sumamente ejemplar.”
“Me halaga, pero sólo realizo lo que se espera de mí.”

Mientras tanto, los demás miraban la escena un tanto perdidos. En el inicio de la mañana, Larsa había llegado junto a su mayordomo, quien saludó a todos con un trato bastante cortés, aunque también hubo cierta frialdad en sus ademanes, la cual no estaba presente en la conversación con Ayesha y su hermana. Cho de inmediato supo que no era una persona abierta y seguramente no le gustaba que Larsa se hubiera apuntado al evento. Además notó cómo Sora había huido despavorido al notar al peliplateado presente.

En ese instante, Tomo se apareció, rompiendo la conversación.

“Oye, Osaka, se nos acabó el jabón líquido para la lavadora…” comenzó, pero al notar a las hermanas Altugle, pasó a enojarse. “Un segundo, ¿qué demonios ocurre aquí? ¡¿Acaso se vuelven a dignar a introducir nuevos personajes en mi ausencia?! ¡Demando explicaciones!”
“Tranquila Tomo-chan, es la amiga de Cho quien nos sorprendió con su hermanita,” dijo Osaka, sonriendo. “Más bien ven para acá porque intentamos descifrar cómo así todos se conocen.”
“Eh, supongo les debemos explicaciones, lamento la confusión…” Larsa dio un suspiro. “Ayesha y Nio son viejas amigas. Asistimos la primaria con Ayesha en Inglaterra por unos años, y después las dos nos han visitado durante las vacaciones de verano. Aunque nos hemos distanciado un poco en los últimos años. Como recuerdo que Ayesha siempre ha estado enfocada en estudiar química, debe ser tu compañera de estudio, Tanaka-san. Me alegro.”
“Sí, es una buena compañera,” Cho asintió.
“Y ahora de nuevo nos encontramos en el mismo ambiente indefinidamente~♥” Dakki se emocionó y volvió a darle un abrazo de oso a Ayesha. “¡Tal y como dijiste de pequeña!”
“¡Ahh… m-muero…!”
“No pensé que iba a verlos por aquí, juraba que habíamos llegado tarde para la fiesta entre Hanasaki y Rizembool,” Nio se llevó sus manos a los lados de su rostro, emocionada. “¡Quiere decir que todavía hay mucha emoción! ¡Qué divertido!”
“¡Exacto~☆!” Kibi le hizo una v con sus dos dedos, celebrando su observación.
“¡N-no, Nio!” Ayesha se soltó de Dakki para llamar la atención a su hermanita. “¡Tú sabes que esto no es ningún juego! ¡Es muy peligroso y no podemos estar celebrándolo! ¡Recuerda que debes comportarte y actuar debidamente!”
“Buu…” la otra hizo un puchero y desvió su mirada.
“Siento ser severa, pero debes entender la gravedad del asunto. Además tú eres una damita muy delicada que nunca se puede prestar para esas cosas y se debe formar con gran elegancia.”
“…” Tomo sintió unos escalofríos de pies a cabeza y susurró al punto en que sólo los más cercanos le oyeron. “¿Q-qué ha dicho…?”
“Ehm, Takino-san, ¿se encuentra bien?” preguntó Alexei, confundido.
“¿Has oído a esa maldita hereje?” Tomo apuntó a Ayesha quien seguía con su discurso. “¿Forzando a su hermana a ser una dama en la mismísima tierra de las amazonas?”
“Ehh…” el mayor se quedó en blanco, sin saber qué responder.
“Vamos, onee-chan, ya te dije que me portaría bien, sólo me divertía en compañía,” respondió Nio a su hermana. “Además he venido lista para usar mis dotes de damita y limpiaré las habitaciones con gran habilidad, tal y como aprendí luego de ver a Jakob hacer su labor incontables veces, ¿no es así, Jakob?” ella notó que el otro miraba fijamente a una persona. “¿Eh, Jakob? ¿Estás bien?”
“¿Hm?” Dakki se extrañó y al observar a la persona que se había llevado la atención del mayordomo, lo comprendió bien. Sonrió con ironía. Sin duda no se había fijado en aquella mujer pelirrosa por haber querido obviar a esa insoportable nueva HiME a su costado.
“Oh…” Yuyuko se había quedado absorta comiendo una merienda pre-limpieza que acababa de notar que era la mira de varias personas. “¿Me perdí de algo?”
“Usted es Yuyuko Saigyouji. Mi señorito me informó previamente de su posible aparición,” Jakob caminó hacia ella. El peliplateado había borrado su sonrisa y la miraba con seriedad y una leve pizca de inquietud en su mirada. “Ha sido bastante tiempo.”
“Ara~ si me conoces y te expresas con gran gravedad… ahh, ya me acordé de ti,” ella sonrió con humildad. “Sí, eras ese Rebel amigo de los Solidor. Ahora comprendo la relación. Mucho gusto.”
“…” este se llevó una mano a su mentón y analizó a la exHiME frente a él. “Como reportado, no pareces sostener la misma rivalidad de hace varios años.”
“La gente cambia con el tiempo,” ella ladeó su cabeza y sonrió con torpeza. “Comprendo que algunos asuntos pueden seguir siendo ásperos entre nosotros, pero quisiera que nos llevemos bien, tal y como Larsa y yo nos hemos estado llevando. A estas alturas, lo mejor sería no concentrarnos en el pasado.”
“¿Eh?” Youmu se confundió. “¿Qué está ocurriendo aquí? Yuyuko-sama, ¿de qué habla?”
“Debo admitir que me es difícil intentar ignorar el pasado en su entereza, pero no soy una persona irracional, y mi señorito me ha pedido respetar la paz en nuestro entorno,” Jakob dio una reverencia, y volvió a dirigírsele con seriedad. “Sin embargo, no espere más que una relación profesional de mi parte.”
“Es perfectamente entendible, le agradezco,” Yuyuko se alegró y junto sus palmas. Sin duda había resultado fácil precisamente porque Larsa predijo que el encuentro ocurriría, ya que, de lo que recordaba del peliplateado, este podía ser una persona bastante complicada.
“Bueno, ya que Jakob te ha dado su bendición~♥” Dakki sonrió con ironía y se acercó a la exHiME. Notó a Youmu tensarse por verle tan cerca de su señora, pero sólo se dignó a mirarle con una sonrisa superior para regresar a su interés principal. “Larsa sin duda me ha comentado mucho de ti, y te ves razonable. Nada que hubiera esperado sobre la ‘mariposa de la muerte’ en nuestro entorno…”
“¡IHH!” Kibi se ocultó detrás de Larsa por oír aquel bizarro título.
“¿M-muerte?” Ayesha se afligió.
“Hm, suena cool…” Nio se puso a pensar.
“¡Nio!”
“¿Qué? Sólo decía~”
“¿Qué es eso?” Youmu seguía extrañada, y se confundió al notar a su señora emocionarse.
“Ara~ también son noticias para mí. ¡Suena tan cautivador!” exclamó la mayor.
“Y-Yuyuko-sama…” su guardiana dio un pesado suspiro.
“Pues, sin lugar a dudas, me caes mucho mejor que tu subordinada,” continuó Dakki, con mejores ánimos.
“Oh, sé que mi Youmu puede ser un poco impulsiva y conflictiva a veces, but she means well.”
“Oh, no la defiendas, cada quien es responsable de sí mismo,” Dakki le restó importancia con su mano. “Y ya que estamos hablando entre nos, déjame felicitarte por tu elección de atuendo. Ese enterizo es simplemente divino~♥ ¡Excelente trabajo!”
“¡Muchas gracias, me emociona oírlo de alguien tan obviamente a la moda como tú~!” Yuyuko se emocionó de sobremanera. “Y como hablamos de prendas, tengo que decirte que tu chalina de media estación es el mejor accesorio pensado para este clima y para alguien con tu cabello, aparte que es tan ligero y refrescante.”
“¡De todas las prendas que estoy usando justo quería que alguien halagara mi chalina y con esas palabras y no lo estoy inventando~♥!” Dakki terminó por abrazarla de un costado. “Vamos, nueva bff, no hay que trabajar en el sol. Limpiemos una de esas habitaciones amplias en el segundo piso con gran ventilación~♥ Yo te dirijo.”
“Ehhh…” Youmu se quedó petrificada al notar a su señora irse abrazada con la persona que más malas vibras le daba de todo su entorno. Ella miró inquieta de un lado a otro como esperando a que alguien le aconsejara hacer algo, pero terminó por seguir a su señora a distancia como quien le mantenía un ojo encima.
“Wow, no puedo creer que se hayan hecho amigas tan rápido, onii-chan,” comentó Kibi a Larsa.
“Hmhm, a mí no me sorprende,” Larsa sonrió con ironía. “Supe que se harían amigas desde el primer instante.”
“¡Yay friendship!” exclamó Osaka, alzando sus brazos y dando un brinco.
“Ehh, me alegro que todos se hayan podido llevar bien,” Cho sonrió incómoda. “Pues… si no es mucha molestia, deberíamos continuar con las labores.”
“Ah, por supuesto,” Ayesha asintió.
“Aprovecho para reportar que la limpieza de la entrada se ha completado,” anunció Jakob, con una venia. “Procederé a ayudar con la limpieza en el interior.”
“Sí, yo también, hay mucho sol aquí…” se quejó Kibi.
“Te agradezco mucho por la labor, entiendo que no ha sido fácil, pero pude observar lo diligente que fuiste con tu trabajo,” Alexei le sonrió.
“Ohhh…” ella se quedó anonadada por la sonrisa de su exKnight y terminó por saltar y abrazarle. “¡Yayy! ¡Tengo la aprobación de Alexei~☆! ¡¿Verdad que hice un buen trabajo?!”
“Haha, claro que sí,” este se alegró por verla tan feliz y le revolvió los cabellos.
“Señorito…” Jakob se acercó a Larsa y le susurró en voz baja. “La señorita Kou parece haber adquirido un cariño especial a este joven. ¿Sería prudente dejarlo sin atender considerando que la señorita Sou se encuentra presente?”
“Pues… Dakki será sobreprotectora de Kibi, pero no haría nada irracional…” Larsa desvió su mirada, incómodo. “Espero…”
“Ehh, hehe…” Ayesha rió con leve inquietud.
“¡Oigan, nos estamos quedando atrás!” les alertó Nio. “¿Qué debemos hacer?”
“Nio…”
“¿Qué dije esta vez?”
“Ah, sí, perdonen,” Cho se despertó. Le costaba tomar la palabra en un grupo tan animado. “Nos toca ir también a las habitaciones del segundo piso. Hay mucho que limpiar por ahí. Ehm, desde ya les agradezco por su ayuda…”
“Yo feliz, me gusta limpiar, tengo gran destreza para ello,” Nio sonrió ampliamente. “Además es como un ejercicio y amo ser activa. ¡Si pudiera limpiar el techo, sería lo mejor!”
“Ahh, Nio, ¿qué voy a hacer contigo?” Ayesha se impacientó. “Eso sería muy peligroso y te podrías caer. Además has venido vestida con vestido, medias largas y zapatos de charol.”
“Sí, pero tú me dijiste que me vistiera así.”
“Es porque eres una preciosa damita que no puede realizar trabajos barbáricos y riesgosos que sólo le corresponden a hombres.”
“¡AARRRGHH!” Tomo se estremeció, pero fue restringida por Cho y Osaka. “¡Suéltenme!”
“¡Tomo-chan, live and let live!” exclamó Osaka, asustada.
“Ehm…” Larsa frunció el ceño y se acercó a las tres con pesar. “Sean pacientes, por favor. Ayesha siempre ha sobreprotegido a su hermanita…”
“S-sí, es sólo Tomo siendo Tomo como siempre…” Cho sonrió incómoda.
“Será mejor que ingresemos a la casa de una vez,” sugirió Alexei.
“¡Ah!” Osaka se acordó de algo y soltó a Tomo.
“¿Qué te pasa?” esta se extrañó por su repentina exclamación.
“Hehe, nada, sólo que todavía no termino de barrer las hojas. Debo regresar.”
“Eso lo podemos hacer después,” dijo su prima.
“¡N-no, quiero hacerlo ahora!” Osaka se vio casi desesperada.
“P-pues…”
“Bueno, podemos acompañarte,” Ayesha sonrió pacientemente. “Nio, puedes ir a acompañar a Larsa y Jakob mientras termino aquí afuera.”
“Está bien…” Nio hizo un puchero. Sabía que su hermana la había mandado hacia dentro para que no tratara de trepar árboles, pero no le quedaba de otra.
“Iré a ayudar también,” dijo Alexei.
“¡Yo voy contigo!” Kibi se sumó. “¡Debo aprovechar a que onee-sama no está aquí!”
“Nos vemos adentro,” dijo Larsa. Él recibió a Nio y se fue caminando con ella y su mayordomo, quien volvía a remarcar que haría todo el trabajo por su señorito.
“Ah, antes que te vayas,” Tomo miró a Osaka. “¿Y el jabón? Esas cortinas que tenemos que lavar necesitaron más de lo que pensamos. Hotaru me está esperando.”
“¡C-cierto, perdón!” Osaka se sorprendió. “Ehh, dejé más galones de jabón en los cajones al costado del lavaplatos de la cocina. Debe haber suficiente.”
“Ya, y más te vale que no te quedes jugando en el jardín, estoy trabajando, para variar,” Tomo se fue corriendo hacia la cocina, y así, los demás caminaron de regreso para recoger las hojas.



“¡Yayyy!” Kibi caminaba colgada de un brazo de Alexei. “¡La vez pasada apenas nos hablamos, pero ahora sí estamos juntos!”
“Es verdad, por todo el ajetreo no nos pudimos ver, siento haber llegado tarde ese día,” Alexei sonrió con torpeza. “Veo que no has cambiado en todo este tiempo, Kou-san.”
“¡Hehe, lo mismo digo! ¡Y llámame por mi nombre, que es más lindo!”
“¿Cómo así se conocen?” preguntó Ayesha, con curiosidad.
“¡Alexei fue mi Knight!” los ojos de Kibi brillaron con gran alegría, contrastando mucho con su narración. “¡Fuimos enemigos mortales en lados opuestos pero terminamos siendo amigos~☆!”
“Eh… ¡¿eh?! ¡¿En serio?!” Ayesha se aterró.
“Tranquila, aquí todos estamos en buenos términos,” Osaka sonrió. “Y Kibi-chan es linda y Alexei es buena gente. También, como puedes ver, los dos se llevan de maravilla.”
“M-me sorprende que se relajen tanto…”
“A mí también me sorprende a veces, pero al mismo tiempo me alegro de poder ser amigos de todos por dejar las diferencias de lado…” Cho sonrió incómoda. “B-bueno… no me veo siendo amiga de mi exRebel tan fácilmente, pero en general no tengo problemas con otras personas.”
“Aw, ojalá algún día pueda ser, Axel es lindo,” dijo la exHiME.
“Al menos sí le tengo aprecio por ser tu amigo y vigilarte en todas tus escapadas a Rizembool cuando solías ser HiME…” Cho dio un suspiro.
“¿Tú también fuiste HiME?” Ayesha miró a Osaka. “Es increíble. Son como una familia allegada a Hanasaki.”
“Hehe, sin planearlo, pero parece que sí. Y yo sí me llevé de maravilla con mi Rebel.”
“Osaka siempre ha sido una inspiración,” Kibi asintió, decidida. “Comprendo que todavía quedan asperezas con ciertas personas, pero Osaka sí se lleva bien con todos,” ella bajó su mirada y frunció el ceño. “Yo todavía no me llevaría bien con mi exHiME…”
“Mikoto fue bastante competitiva, pero sé que las dos serían buenas amigas si se dieran una oportunidad,” comentó Alexei, sonriendo.
“Bueno, no es como si estuviera todavía por aquí…” Kibi frunció el ceño al notar que Alexei sí llamaba a la HiME por su nombre, pero decidió enfocarse en el presente. “¡Simplemente estoy feliz de que sigamos en contacto pese al tiempo pasado!”
“Yo también, aunque…” él se incomodó. “Me da la impresión que tu hermana de cariño no me tiene mucho aprecio…”
“¡Oh, no te preocupes!” Kibi sonrió. “¡Onee-sama tiene problemas con casi todo el mundo, así que no eres el único!”
“¿Por qué lo dices con tanta alegría?”
“D-Dakki sí es complicada…” Ayesha sonrió incómoda. “Y supongo lo sería más con las personas cercanas a su hermanita y a Larsa… pero también es muy leal.”
“Dakki-chan siempre me ha parecido un enigma,” Osaka asintió. “Aunque también es alguien que sabe alegrar el ambiente y hablar con cualquiera. Es uno de mis ejemplos a seguir.”
“P-pues… a mí se me hace algo temible…” confesó Cho, inquieta.
“Será mi onee-sama, pero a mí también, aunque la quiero igual,” la exPrincess sonrió con certeza. “Pero no tienen de qué preocuparse. De sus rivalidades del pasado, creo que sólo le queda molestar a Sora. Hm… y seguro no me querrá muy cerca de mi espléndido exKnight, ¡así que hay que aprovechar el tiempo!”
“S-sí…” Alexei sonrió aunque empezaba a sentir un miedo preventivo.

Ellos regresaron al área frente al portón, cuando oyeron que alguien tocó el timbre.

“Pensé que estábamos completos…” dijo Cho, confundida, y en eso notó a Osaka alarmarse.
“¡Y-yo voy!” exclamó ella, pero su estado de ánimo le hizo tropezarse con una manguera cercana. “¡AHHH!”
“Kasuga-san, ¿estás bien?” Alexei se agachó para apoyarle.
“Ehh, la puerta…” Osaka se inquietó al notar que su prima iba a abrirla.
“¿Por qué te ves tan asustada?” preguntó Kibi, ladeando la cabeza.

Cho fue donde la puerta notando que Ayesha le siguió. La HiME la abrió como en varias ocasiones ese mismo día y por ello se olvidó de revisar quién estaba al otro lado. Y estaba por lamentarlo…



“Buenos días,” saludó Komaeda con la mejor de las sonrisas. “Es una hermosa mañana.”
“…” Cho se petrificó e intentó cerrar la puerta de golpe, pero justo llegó Osaka.
“¡Cho, espera!” exclamó su prima, alarmada. “¡Viene con buenas intenciones, lo juro!”
“¡Osaka! ¡¿Le has invitado?! ¡¿Cómo pudiste?!” Cho estalló y miró a su prima con ira.
“¡AAAHHHH!” Osaka instintivamente se agachó con los ojos cerrados y cubriéndose la cabeza con sus manos.
“T-Tanaka-san…” Alexei se preocupó. Sí había podido detectar que la HiME tenía un fuerte temperamento aunque era la primera vez que lo presenciaba.
“¿Q-qué está ocurriendo aquí?” Ayesha tembló ligeramente, aunque seguía mirando sorprendida al peliblanco frente a ella.
“¿Eh? ¿Altugle-san?” Komaeda se sorprendió y pasó a sonreír muy contento. “¡Sí eres tú! ¡Pero qué alegría verte aquí! Ahh, me siento tan afortunado…”
“¿P-perdón?” Cho se quedó en blanco y miró a su compañera, quien se asustó un poco. “¿Ustedes se conocen?”
“Ehh, s-s-sí…” contestó Ayesha, nerviosa. “Es un amigo de Inglaterra, al igual que los demás…”
“Pero por supuesto, sí me comentaste que te unirías a Hanasaki algún día, cómo me pude olvidar,” dijo el peliblanco, algo decepcionado en sí mismo. “No recordar algo así de una persona tan formidable…”
“Es perfectamente normal que uno se olvide, Nagito. No te tortures…”
“Ayesha, un momento,” Kibi se interpuso y miró a su amiga con una severidad que resultó adorable en su rostro. “Komaeda tiene que explicarse contigo primero.”
“¿Eh? Ah… sí…” Ayesha ladeó su cabeza y miró al mayor. “¿Qué ocurre aquí?”
“Nada más vine para ayudar con la limpieza a mi HiME en acto de buena fe,” respondió el Rebel, sonriendo con torpeza. “Espero poder entablar una relación de formalidad y mutuo respeto fuera del campo de batalla con Cho, y por mi buena habilidad limpiando cosas, sé que apoyaré bastante con la labor de hoy.”
“Claro, pero… hm…” se puso a pensar y bajó su mirada con una mano en su mentón. “Tu HiME… batalla… buena relación…”
“…” Cho sintió un tic en la ceja. ¿Cuánto más tenían que explicárselo?
“Ehm, Altugle-san, él es el Rebel de Tanaka-san, y la semana pasada realizó un ataque,” dijo Alexei, sonriendo incómodamente.
“Rebel… ¡¿R-R-Rebel?!” Ayesha se aterró y se puso a temblar. “¡¿E-en verdad?!”
“Soy un Rebel, como lo tenía planeado desde pequeño, pero descuida, vengo en son de paz y nunca me atrevería hacerle algo a una persona inocente, en especial a una vieja amiga como tú,” Komaeda levantó sus palmas, manteniendo su sonrisa. “Me enteré del evento por medio de Osaka, y para pagar las incomodidades y mis deslices de la vez pasada, pensé que lo menos que podía hacer era ayudar. También quise traer algo para comer, pero entiendo que mi rol como Rebel traería gran desconfianza en la comida que podría ofrecerles…”
“Tu propia presencia trae demasiada desconfianza por su cuenta,” Cho entrecerró los ojos.
“Por supuesto, dame-Komaeda,” Kibi negó repetidamente. “¿Cuándo vas a aprender los límites aceptables con otras personas? Yo ni loca hubiera limpiado la casa de mi HiME.”
“¿También lo piensas así, Kou-san? Vaya, me causa tristeza…” Komaeda dio un suspiro. “Sin embargo, insisto. Quisiera ayudarles a como diera lugar y soy excelente con la labor. Y puede que mis palabras no tengan mucho valor, pero sí vengo con las mejores intenciones.”
“Es en serio,” Osaka se armó de valor para hablar, aparte que a Cho se le había bajado un poco la molestia. “Me encontré con Koma-chan durante la semana, y además de pagarme por las entradas al museo, también estuvimos un rato conversando y animándonos, y ha sido muy sincero con su deseo de estar en buen plan con Cho. Por favor, denle una oportunidad ahora como Rebel. Justo estábamos hablando de lo importante que es ser amigos de todos.”
“Comprendo tus palabras, Kasuga-san, y no es que quisiera quitar valor al principio de paz, pero…” Alexei negó, sonriendo con paciencia. “No puedes esperar a que Tanaka-san esté en tu misma posición de aceptarlo sin problemas.”
“Uhh…”
“También… ¿cómo sé que no intentarás atacarme aquí? ¿O si no, cómo sé que no estás afiliado al Rebel de Youmu?” preguntó Cho a su Rebel, mirándole fijamente.
“Como dije, mis palabras no tienen valor, por más que diga la verdad,” Komaeda desvió su mirada. “No podré convencerte si no quieres oírme y no tengo pruebas que darte, pero no vengo con intenciones bélicas. Y no tengo conocimiento sobre quién puede ser el Rebel de tu compañera HiME tampoco. Si bien la idea de colaborar con un Rebel suena llamativa, no me veo actuando como su espía. Estoy seguro que muchos cubrirían el rol mejor que yo.”
“Hm…” Kibi hizo un puchero. “Sé que no mientes, Komaeda, pero no soy la dueña de casa.”
“Pareces conocerle bien,” observó Alexei.
“Sí, supongo uno se acostumbra a la gente que te rodea, aun si Komaeda siempre ha sido un pez raro…”
“¿Pero ven? Koma-chan viene con buenas intenciones,” suplicó Osaka. “Cho, por favor. Sé que esto será raro para ti, pero sí es posible tener una relación de amistad con tu Rebel. Yo la tuve y Koma-chan realmente lo promete para ti.”
“Osaka…” Cho le miró contrariada. No había forma que aceptara, aparte que el Rebel de Osaka nunca la tomó en serio ni tuvo interés de ser realmente su Rebel. Definitivamente, su situación era diferente, pero por estar rodeada de todos y frente a un Komaeda decidido y cómodo con la situación, no se sentía con el poder de negarlo más…
“Vaya, onee-sama tiene razón contigo, eres muy indecisa,” Kibi se encogió de hombros. “Deberías atreverte a botarle a patadas si eso es lo que quieres hacer.”
“Ehh… Kou-san…” Komaeda se asustó.
“Pero si te hace sentir mejor, en caso que Komaeda se porte mal hoy, le diré a onee-sama y onii-chan que le den una paliza, ¿te parece?” Kibi sonrió a Cho ampliamente.
“Eh, pues…” Cho se sorprendió un poco por la voluntad de la otra de ayudarle. Nunca había tenido la oportunidad de sentarse a hablar con Kibi, aunque ella la estaba tratando con la misma confianza que con la que trataba a Osaka. Sí, a diferencia de su hermana, siempre le había parecido buena gente a pesar de haber sido la enemiga de Mikoto.
“Oh, es un buen trato, definitivamente no quisiera ganarle puntos en contra de esos dos,” Komaeda sonrió nervioso. “¿Entonces puedo pasar?”
“Ehh…”
“¡Definitivamente!” Osaka se alegró y se tomó la libertad de tomar al Rebel de su mano y jalarlo hacia dentro. “¡Ven, te mostraré todo lo que tenemos por hacer!”
“Ch-Cho…” Ayesha se incomodó.
“Pues…” Cho dio un pesado suspiro. “Al menos Osaka siempre ha sabido llevarse bien con mis Rebels… y si tengo el respaldo de Kibi, supongo todo estará bien.”
“Hehe, gracias por confiar en mí,” Kibi sonrió e hizo una v con sus dedos. “Cuenta conmigo~☆”
“Quizás lo mejor sería avisarle a tu hermano…” dijo Alexei meditativo mientras cerraba el portón.
“Cierto…” Cho se heló. “N-no sabría cómo decírselo y temo por el bienestar emocional de Osaka si se lo dice ella…”
“Yo lo puedo hacer,” se ofreció el exKnight. “Intentaré al menos calmarle un poco y dejar su charla con Osaka para después.”
“Ehh… r-realmente me estás haciendo un gran favor con eso, gracias…” Cho juntó sus palmas e hizo una reverencia.
“Vamos, no actúes como si temieras a tu hermano.”
“P-pues…” Cho desvió su mirada.
“Ahh, no deberías…” Alexei se frustró.
“Iré contigo, Alexei, soy una buena animadora,” Kibi le dio un guiño. No le gustaba meterse en lío ajeno, pero debía seguir aprovechando el tiempo que podía pasar con el mayor.
“Sí, suena a una situación compleja, pero tengo fe en ti…” dijo Ayesha, sonriendo incómoda. Era recién nueva en el ambiente, pero comenzaba a hacerse una idea de lo complicado que era convivir con tantas personas y en tantos roles distintos. Se sentía un poco mal por la situación aunque consideraba que Cho actuó bastante bien por ser paciente y escuchar a otros.
“¡Oigan!” Osaka les llamó a distancia, al costado de Komaeda. “¡No se queden atrás!”
“¡Allá vamos!” le contestó Kibi.
“Y nosotros definitivamente tenemos que llegar antes que ellos,” Alexei sonrió y miró a Kibi. “¿Te animas a una carrera?”
“¡Sí, vamos, vamos!”

Ellos se pusieron a correr mientras Cho y Ayesha caminaron de regreso. Les esperaba un día con mucho por hacer y lleno de actividad. Y, también, con mucho que presenciar…


Roxas se encontraba limpiando el patio de atrás junto con Reimu y Marisa. Esa era un área muy poco utilizada, y por ello mismo, había acumulado gran cantidad de tierra y suciedad con el tiempo, pero por el trabajo de los tres ya no debía faltarles mucho más.

“Ahh…” Marisa soltó su escoba y fue a recostarse en el césped cercano por enésima vez. “Ya no más, por favor. Ya estoy cansada…”
“No te comportes como una niña engreída y sigue trabajando,” le reclamó Reimu.
“Pero todo lo que he hecho esta semana ha sido limpiar, ¿no puedo tomarme unas vacaciones?”
“¿Vacaciones? Recién te has incorporado al grupo y estás viviendo gratis. Debes hacer tu trabajo.”
“Ahhh, qué injusto…” la rubia se puso a patalear en el jardín. “Quiero dormiiiir~”
“¡Oye tú!” la miko se molestó y pensó arrastrarla de regreso al patio, pero Roxas se interpuso.
“Está bien, déjala un rato,” dijo este, frustrado.
“¿Por qué eres tan permisivo?” Reimu le miró con reproche. “Tú no vives con ella, pero ya me da la impresión que Marisa es demasiado perezosa y aprovechadora.”
“¡Oye, te puedo oír!”
“Pues, creo comprender que no está acostumbrada a ser tan diligente con la limpieza, y en verdad ha hecho un buen trabajo… pese a los berrinches…” dio un suspiro. “También entiendo que te ha ayudado mucho en el templo y estoy seguro que no todos aquí están dando lo mejor de sí. Tomo sin duda se escapó de mucho trabajo por apuntarse a lavar las cortinas y fundas de sillones con las lavadoras, y entre los demás, habrá algunos que tampoco se lo toman en serio.”
“Hm… no me parece que seas tan paciente, pero tienes razón,” Reimu negó. “Ya pues, Marisa, recuéstate, haz lo que quieras, pero luego nos ayudas más…”
“Sí, eso voy a hacer, no me lo digas,” Marisa miró hacia el cielo, distraída. Su respuesta casi hace que la miko le diera un escobazo, pero Roxas le detuvo y los dos continuaron trabajando. Pasaron alrededor de un par de minutos en que la rubia se aburrió, y sintió un cargo de consciencia por ver a los otros continuar con el trabajo. Hizo un puchero y entrecerró los ojos. No quería, pero sabía que debía seguir apoyándoles. “Ya, ya, continúo…”
“Ese fue un rápido descanso,” comentó Roxas.
“Sí, pues, me sabe mal estar tirada en el piso por mucho tiempo, además si me canso puedo soltar otro berrinche, y estoy aquí para ayudar,” Marisa sonrió ampliamente. “Hehe, somos nuevos amigos y debo forzar la amistad.”
“Todo estuvo bien aparte del berrinche,” observó Reimu.
“Bueno, así soy,” Marisa recogió su escoba para seguir barriendo. “Aunque… Roxas, ¿cómo así pudieron descuidar tanto esta casa? Es enorme, prácticamente una mansión. ¿No deberían al menos contratar a una compañía de limpieza para que les apoye de tanto en tanto? Si viven aquí es porque deben ser ricos o algo.”
“Ehh, no lo somos,” Roxas negó, apesadumbrado.
“No andes indagando demasiado, Marisa. Tendrán una razón,” Reimu frunció el ceño.
“Está bien, realmente no es un secreto de nuestros amigos más cercanos,” el chico se encogió de hombros. “Cho y yo fuimos adoptados por una pareja adinerada dueña de una gran empresa. Sin embargo, no llegamos a vivir mucho tiempo con ellos porque fallecieron en un accidente de tránsito. Nosotros heredamos la casa y una cuenta de ahorros, y la empresa iba a ser manejada por nuestros tíos hasta que tuviéramos mayoría de edad. Pero…” él dio un suspiro. “Supongo nunca fue sorprendente que, como nuevos adoptados, la familia no estuviera de acuerdo con dejarnos la herencia, y terminaron por hacer el papeleo para quitarnos lo que nos correspondía.”
“Oh…” Marisa se quedó en blanco. “Perdón por preguntar…”
“Realmente no sabía eso… lo siento mucho…” Reimu bajó su mirada. “Por lo que había escuchado de tu familia, pensaba que todos tenían buenos ingresos.”
“No lo hicieron por quitarnos la riqueza, realmente no lo necesitaban. Habrá sido para proteger lo que le pertenecía a la familia… hasta ahora Cho y yo seguimos siendo ignorados por varios de nuestra familia adoptiva…” Roxas negó, restándole importancia. “Pero en fin… ya ha sido mucho tiempo, es como es. Los ahorros nos han ayudado a vivir por varios años, pero nunca pudimos darle el mantenimiento necesario a esta casa. Ahora nos toca venderla y conseguir una casa más pequeña y cercana a Hanasaki, tanto por comodidad como por dinero…”
“¡AHHH!” Marisa pegó un grito y se agarró la cabeza.
“M-Marisa, ¿estás bien?” Roxas se alarmó.
“¡Lo siento, lo siento mucho! ¡No quería abrirte una herida del pasado! ¡Yo y mi bocota ahhh!”
“¡E-está bien! Es una pregunta perfectamente normal, en serio. Yo también me la preguntaría de estar en tu lugar,” Roxas le agarró de los hombros para tranquilizarle. “No eres la primera persona a quien se lo digo, tranquila.”
“P-perdón…” Marisa le miró con tristeza.
“Todo está bien, más bien te agradezco por la ayuda,” él le sonrió un poco. “Ahora hay que continuar. Estamos por terminar y luego podemos degustar la mesa de bocadillos en la cocina, ¿te parece bien?”
“Hm, hm,” la exHiME asintió dos veces y se puso a barrer. Los otros notaron que había reiniciado a un paso más rápido y eficiente que antes. Le imitaron y continuaron trabajando, pero un rato después, fueron interrumpidos por dos personas.



“¡Holaaa~☆!” se anunció Kibi, llegando junto con Alexei. “¡Tenemos noticias importantes!”
“¿Eh?” Roxas se extrañó. Esa era una dupla rara. “¿Qué ocurre?”
“Pues…” Alexei llegó donde el Key y dio un suspiro, preparándose para transmitir el mensaje. Miró a Roxas con severidad. “Es importante que lo sepas desde ya. Kasuga-san ha invitado a Komaeda y él se encuentra presente participando en la limpieza.”
“¿Qué dices…?” el rubio abrió sus ojos como platos y estuvo por irse corriendo hacia la casa. “¡Maldición, Osaka!”
“¡E-espera un momento!” el exKnight le agarró de un brazo, reteniéndole. “Si bien tampoco estoy de acuerdo con la decisión de tu prima, tienes que tranquilizarte.”
“¡Pero esto es inaceptable! ¡Komaeda es un peligro!”
“Pues como Rebel sí, pero el muy raro es demasiado multifacético y ha venido en son de paz,” dijo Kibi. “Así que tú tranquilo porque nada va a ocurrir hoy.”
“¡No lo sabes! ¡Cállate!”
“¡IHH!” Kibi se sobresaltó y se escondió detrás de Alexei.
“Sí debo de estar de acuerdo con que no te debes alterar tanto, Roxas,” Reimu sonrió incómoda.
“Wait, ¿el Rebel desquiciado de la semana pasada del que me comentaron está aquí?” preguntó Marisa, confundida.
“Ahhh, ¿cómo puede pasar esto?” Roxas se dio un facepalm, torturado. “¿Y a todo esto, dónde están Cho y Osaka?”
“Iban a limpiar una habitación con Komaeda,” respondió Kibi.
“¡Demonios!” Roxas intentó correr nuevamente, pero Alexei le siguió jalando del brazo. “¡Suéltame! ¿Desde cuando eres tan fuerte?”
“No soy fuerte, aunque supongo siempre te habré dado una apariencia débil,” Alexei negó. “Escucha, puedes ir a ver a tu hermana y a tu prima cuando quieras, pero si no te tranquilizas, sólo vas a empeorar la situación. Te puedo llevar donde ellos, pero no intentes comenzar ninguna discusión. Tanaka-san ya se encuentra demasiado mortificada.”
“…” Roxas comprimió sus puños, inconforme.
“Tienes mi palabra que estarán bien, ya amenacé a Komaeda así que descuida~☆” Kibi sonrió con buenos ánimos, pero notó al otro mirarle con leve molestia. “Buu, onee-sama tiene razón con decir que eres de mente cerrada. Por supuesto que estás asustado por tus parientes y eso está muy bien, pero debes actuar correctamente. Así sólo vas a causarles amargos a todos.”
“No entiendo cómo ustedes pueden estar tan tranquilos…” Roxas se soltó de Alexei y bajó su mirada, contrariado. “¿Se supone que debo ignorar al enemigo de Cho porque todos lo ignoran? ¿Qué clase de lógica es esa?”
“Pues… desde el inicio, Komaeda me dio vibras raras por cómo se nos acercó y hasta nos ayudó a limpiar el templo,” comentó Reimu. “No es por defenderle, pero quizás sea su forma de ser. Y como Alexei dice, podemos ir donde él para cerciorarnos que todo está bien. Sólo hay que actuar con prudencia, ¿sí? A Cho no le caería nada bien si fueras a iniciar algo con su Rebel.”
“…” Roxas frunció el ceño. Sabía lo mucho que le había angustiado la vez pasada precisamente por eso. Miró a todos con leve reproche. “Pues no me queda de otra…”
“Terminemos aquí mientras nos calmamos y de ahí vamos,” dijo Marisa con ánimos.
“Tú te ves muy interesada,” Reimu le miró confundida.
“Así acabamos con esto y no lo postergamos, además debo admitir que es emocionante enterarse del más reciente chisme~”
“No digas cosas así…” Alexei se lamentó.
“Hehe” Kibi rió un poco, cuando en eso, oyó su celular. Miró la pantalla y se asustó al ver que era de parte de Dakki. “¡Eep!” sabía que no podía ignorarlo, así que contestó. “¿O-onee-sama?”
“Kibi hermosa, te estoy mirando desde la casa, así que ven conmigo para comer algo delicioso en la cocina~♥” la voz de Dakki se infestó de peligro. “…y abandona de una buena vez a tu Knight o habrá consecuencias, ¿entendido?”
“¡Y-y-ya voy!” Kibi cortó e hizo una apurada reverencia a Alexei. “¡L-lo siento mucho pero debo irme! ¡Ha sido divertido!”
“Eh, sí lo ha sido…” él sonrió incómodo al tener una idea de qué acababa de pasar. “Gracias por la compañía, ve con cuidado.”
“Sí…” Kibi se entristeció por verle sonreír, pero tuvo que retirarse. “¡Con permiso!”
“¿Qué le pasó? Se vio aterrada de repente,” comentó Marisa.
“Dakki le debe haber dicho algo…” Roxas se puso a pensar.
“Bueno, sigamos con el trabajo,” dijo Reimu.
“Les ayudo,” Alexei fue a agarrar otra escoba disponible a un rincón del patio.

Los cuatro irían a terminar antes de poder monitorear la presencia del Rebel en el segundo piso.



Cho condujo a los demás a una habitación disponible. Por el camino, pasaron frente a una donde Nio y Jakob estaban en medio de una competencia para ver quién más rápido su mitad asignada, con Yuyuko y Larsa como observadores. Ayesha no evitó sonreír un poco al notar a su hermanita elegir el mejor limpiador y desempeñarse en su labor de la manera más eficiente.

“A Nio se le ve más hermosa y mayor cada vez que la veo,” comentó Komaeda.
“Ay sí, está creciendo mucho últimamente,” Ayesha sonrió y se sonrojó. “Tal y como esperado de mi bella y delicada hermanita. Se está formando en la más ejemplar damita que será la joya de mi familia y hará de una muy digna y elegante mujer cuando sea mayor.”
“Sin lugar a dudas,” el peliblanco le sonrió.
“…” y Cho y Osaka juraron oír a Tomo retorcerse a lo lejos.
“Menos mal que la limpieza no es muy demandante. Esta casa sí se ve decentemente mantenida por dentro,” Ayesha observaba a los pisos y las paredes, y sonrió a su compañera. “Bueno, manos a la obra. No tendré la habilidad de Nio, pero prometo hacer un buen trabajo. Aunque…” ella se incomodó y tocó las puntas de sus dedos entre sí. “S-sí por algún motivo estropeo algo, al menos Nagito también es excelente con la limpieza…”
“Todo estará bien, no te deprimas,” Komaeda sonrió. “Y debo admitir que Nio se está desempeñando bastante bien, para hacerle competencia al mayordomo de Solidor-kun. Me encantaría retarle a una competencia, pero… sin lugar a dudas un ser imperfecto como yo no debe ni dignarse de presentarse ante una damita tan perfecta…”
“No te pongas así,” Ayesha le sonrió. “Nio te quiere como a un hermano mayor y le gustaría retarte algún día.”
“¡Eso suena tan emocionante!” Osaka se entusiasmó. “Sé que perdería al toque, ¡pero me gustaría participar en esa competencia también!”
“…” Cho se incomodó. Por el trato de las otras chicas con su Rebel, se sentía muy fuera de lugar. Aun así, la presencia y familiaridad de Ayesha con Komaeda casi le aseguraba que no iba a haber ningún combate.
“¿Eh? Has estado muy callada,” Komaeda sonrió a su HiME. “Vamos, todos estamos pasando un buen rato.”
“…” la HiME le miró con leve reproche.
“¿Dije algo mal?”
“Nagito, es normal que Cho te trate con recelo. Eres su Rebel, después de todo, así que no la incomodes,” le dijo Ayesha con leve severidad. “Deberías saber bien que no puedes andar presionando a las damas y nos debes tratar con respeto.”
“E-eso intenté hacer,” Komaeda se sorprendió. “Perdón, ciertamente he sobrepasado otro límite social que desconozco…”
“Pero tenemos que animarnos, por favor,” Osaka miró a Cho con ojos suplicantes.
“Dame un poco de tiempo, Osaka,” la peliceleste negó y comenzó a barrer el piso.
“Hmm…” Osaka se apenó y bajó su mirada.
“Oh,” Komaeda se dirigió a Ayesha. “Antes que se me olvide, ¿sabes con quién me encontré en Rizembool U esta semana?”
“¿Eh? ¿Con quién?”
“Hinata-kun también es un estudiante de mi universidad.”
“¡¿Hajime?! ¡¿En serio?!” Ayesha se emocionó. “¡Increíble! ¡Me alegra mucho! Hace tanto tiempo que no hablamos con él. Recuerdo haber intentado mandarle más cartas y llamarle por teléfono, pero hace años que perdimos contacto. Seguramente se mudó en algún punto.”
“Sin duda se nos desapareció del mapa, pero sí es un estudiante, así que tienes que visitarnos en Rizembool.”
“R-Rizembool…” Ayesha se estremeció. “Qué miedo…”
“Es sólo una universidad, además yo te acompañaré,” Komaeda le sonrió. “Y con un Rebel a tu lado, no puedes estar más segura.”
“Ehh…” eso no pareció hacerle sentir mejor.
“¡Me apunto!” exclamó Osaka. “Quiero conocer a ese amigo de ustedes, además que hasta ahora no he visitado Rizembool U y casi me desconozco a mí misma por eso. ¡Cho! ¿Qué dices?”
“¿Eh?” Cho se quedó sin palabras.
“Me parece una magnífica idea, amaría dar un tour a Rizembool U con mi propia HiME,” Komaeda se animó y sonrió ampliamente. “Sería un acto de buena fe, y sólo me parece justo que te familiarices con Rizembool del mismo modo en el cual yo lo estoy con Hanasaki.”
“Eh…” ese detalle inquietó un poco a la HiME.
“Yo pienso que sería muy divertido, y a diferencia de la secundaria, esta vez no romperíamos ninguna regla porque las universidades tienen el ingreso más libre,” dijo Osaka.
“Pues… quizás es mucho pedir, aunque quisiera que conozcas a mi amigo en persona, y me sentiría más cómoda si me acompañas…” dijo Ayesha a la HiME.
“P-podría ser…” Cho sintió un tic en la ceja. No era una mala idea y admitía tener curiosidad, pero no le gustaba la compañía de Komaeda. Claro, su presencia haría difícil un ataque de su parte, pero todavía no se sentía cómoda con este siendo tan amigable e impredecible.
“No saben cuánto me alegra hacer planes, luego podemos quedar en los detalles,” el Rebel se entusiasmó.
“Le hubieras dicho a Hajime para venir y que se encuentre con todos,” dijo Ayesha.
“En verdad quise invitarle, pero se encuentra en recuperación, y anoche le noté bastante cansado. Lo mejor sería ir donde él por el momento.”
“¿Recuperación? ¿Le pasó algo?” la rubia se angustió.
“Ehh, al parecer tuvo un accidente, pero aparte de seguir letárgico, se le ve muy bien,” Komaeda sonrió con torpeza. “C-creo que lo dije con mucha soltura, mis disculpas, aunque no quiero preocuparte. Te aseguro que sigue siendo el Hinata-kun que conocemos.”
“Espero… ahora con más razón tengo que ir a verle. Nio también lo debe ir a conocer…”
“Verdad, Hinata-kun sólo la vio de bebé.”
“Sí, y sé que los dos se llevarían muy bien…” Ayesha se vio decidida.
“S-si significa mucho para ti, te acompañaré…” Cho no creía lo que decía, pero decidió apoyar a su compañera ya que esta durante la semana le había ayudado bastante con las temáticas de las clases que tomaban juntas. Un paseo no podía ser tan malo, ¿cierto?
“¿En verdad? ¡Muchas gracias!” Ayesha le tomó de las manos. “Significa mucho para mí. Sé que todo estará bien. También podría pedir la compañía a Larsa, Dakki y Kibi. Sé que con ellos se sentirá más como un paseo.”
“T-tienes razón,” buen punto, tener a Larsa en el grupo le haría sentirse más cómoda.
“Ehm, sólo habría que mantenerlo secreto de Roxas, ¿de acuerdo?” Osaka susurró, asegurándose de que nadie pasaba por el pasillo.
“Roxas sí parece tener ciertas inquietudes con Rizembool en general…” observó Komaeda, confundido.
“No sé muchos detalles, pero tuvo inconvenientes con Axel,” explicó Osaka. “Y desde antes siempre le tuvo recelo por el hecho que Cho es una HiME. No podría entenderle bien ya que no le gusta hablar de eso, así que sólo hay que ahorrarle los detalles.”
“Hm…” Komaeda se puso a meditarlo.
“M-mejor retomemos la limpieza, creo que nos estamos distrayendo mucho,” dijo Cho, incómoda.
“Cierto, perdón,” Ayesha de inmediato agarró un paño y un líquido limpiador de ventanas.

Cada quien empezó a limpiar distintas partes de esa habitación vacía, con Komaeda de vez en cuando dando tips a Osaka. Se pasó un rato extrañamente cómodo para la HiME, con comentarios sueltos que amenizaron la ‘convivencia’ de los ‘enemigos’ presentes.

La calma duraría un buen rato dentro de la residencia antes de un desarrollo inevitable…




Como fin de semana, era un momento en el cual Rizembool U se encontraba mayormente vacío, salvo aquellos estudiantes con la mala suerte de tomar clases los sábados, o más envueltos en sus carreras o grupos para dedicarse a sus proyectos con mayor interés. También estaban los profesores e investigadores, para quienes los sábados y domingos ya no significaban lo mismo que durante la época escolar.

Luego de un pedido de parte del Dr. Toushirou, Keithgriff Hazeldine había accedido acudir a su laboratorio para ayudarle con la evaluación de menús e interfaz de usuario para un nuevo software clínico bajo desarrollo. La conversación y exposición había sido breve y puntual, y estaban llegando al final de la junta.

“…” Keithgriff miraba a la pantalla que le mostraba el menú principal. Tenía una mano encima de su mentón.
“¿Qué opina al respecto?” le preguntó Yagen, sonriendo de manera profesional. “Kuninaga-san y yo nos encontramos en la fase de depuración, y no le hemos dado la debida evaluación a la parte estética del menú. Sin duda, mi colega está a cargo de ello, pero pensé que su opinión sería bastante constructiva.”
“Con toda sinceridad, le preguntas a la persona equivocada. Le doy valor a la simpleza del diseño y a que no da rodeos en dirigir a los sub-menús, además de brindar resultados precisos en la búsqueda. Lo único que podría criticar son los colores de fondo. Algo más sobrio podría ser más fácil de leer, sobre todo si el software va a ser utilizado por horas.”
“Gracias por la observación…”
“No soy un doctor, tu opinión es más importante que la mía.”
“Como uno de los creadores, mi visión es limitada. Kuninaga-san ha logrado sacar una cita con Liebhart para una evaluación más profunda del sistema de búsqueda y terminologías. Como un doctor con gran experiencia y renombre, confío en su evaluación.”
“Ahí está, mi visita fue innecesaria,” Keithgriff le restó importancia al asunto y pasó a mirar el resto del ambiente. El joven doctor tenía su espaciosa oficina en uno de los sótanos del hospital, la cual no solía recibir visitas con frecuencias. Estaba dividida en ambientes con biombos y por un lado había presencia de camillas e instrumentos médicos y quirúrgicos, mientras que en el otro se observaba la invasión de computadoras y aparatos más tecnológicos. Con el tiempo, la tecnología comenzaba a ganar en ese ambiente, una clara influencia de Rizembool.
“No lo fue, aprecio su tiempo y juicio,” Yagen sonrió y apagó el monitor. Su mayor era una persona muy capaz de juzgar profundamente y proveer bastantes críticas, pero no siempre se molestaba a hacerlo. “De tener algo más que decirme, le pediría que me envíe un mensaje.”
“Ah, sí tengo algo más…” le miró con impaciencia. “Te ves extremadamente cansado. Ve a descansar. Conociéndote, llevas más de un día sin dormir. Un doctor en tu estado no sirve.”
“Me encuentro bien. Este proyecto se ha prolongado demasiado. Necesita terminarse cuanto antes.”
“Entonces deja el trabajo a tu irresponsable colega. Oírte hablar de él con respeto me enferma. No hay necesidad de actuar con hipocresía frente a mí.”
“Hmhm…” Yagen sonrió con ironía. Entonces, él oyó el timbre de su celular. El sonido claramente le sorprendió un poco, ya que era uno asignado a una persona específica.
“…” Keithgriff notó como el otro se había quedado en blanco para variar. Esas no podían ser buenas noticias. “¿Necesitas contestarlo?”
“No me queda de otra, para que él use un método tan personal de comunicación como una llamada…” Yagen optó por contestar con speaker. “Dime…”
“Yagen, Izuru Kamukura ha iniciado su movimiento,” reportó la voz al otro lado del auricular. Una voz monótona, distante, ausente…
“Vaya, superando nuestras expectativas…”
“Le estoy siguiendo para llevar a cabo la supervisión que pediste.”
“Buen trabajo. Y si juzgas que sobrepasa sus límites, hazle detenerse. También infórmame si ocurre algo notorio.”
“Entendido.”

La llamada se cortó. Yagen guardó su celular con un dejo de cansancio.

“Tendré que comenzar a tomar más café…”
“Siempre puedes fumar,” Keithgriff prendió un cigarro, ignorando la molestia en el rostro del doctor por fumar en su espacio. “Lo que me sorprende es que hayas puesto el speaker. No sabías a qué se debía la llamada, pero acertaste por ser un tema que también me corresponde.”
“Uno aprende a predecir y no sorprenderse en mi cargo,” Yagen se encogió de hombros. “Necesito una bebida. ¿Le gustaría acompañarme?”
...
« Last Edit: July 08, 2017, 11:25:42 PM by Cho »


Isumi

ME HE INSPIRADO (bueno, Dori me ha inspirado a escribir y yo me inspiré para los icons)

Inicialmente pensaba poner todo lo que fuera 'hace tres años' en un solo fic, pero no estoy segura que terminará ahí so yeah

nota: me he acostumbrado demasiado a escuchar/escribir los nombres japoneses con el formato Apellido Nombre, así que de ahora en más los escribiré siempre así porque soy una pinche weabo y me gusta más (?)



03.Back to the future; part 1.

Saiko's POV


Hola, mi nombre es Mashiro Moritaka, y para narrar los eventos que me llevaron a viajar al pasado, frecuentar allí una universidad y al mismo tiempo ayudar a mi amiga en lo que parecía ser una batalla para salvar al mundo, es necesario un poco de contexto.

Hace unos años (para ser precisos, tres), conocí a una extravagante joven de nombre Isumi Kanzaki, bajo circunstancias igual de extravagantes.

Estaba en la fiesta de graduación de mi escuela secundaria y había salido un momento a tomar aire. Era de noche, pero aun así las luces artificiales eran lo suficientemente buenas como para ver lo que había del otro lado de la calle. Y tal vez porque deseaba tener la mente en blanco y no pensar en nada, fijé la mirada en un banco que se encontraba en la cuadra en frente al que yo me encontraba sentado.

Pasaron algunos autos, alguna que otra bicicleta, un camión… y casi escupo mi bebida cuando al pasar el camión, apareció una persona acostada en el banco.

-¿Qué?- Fue lo primero que salió de mi boca al haber asistido a tal truco de magia. Me froté los ojos como aprendí a hacer gracias a todo personaje ficticio que asiste a un evento sobrenatural, pero la persona seguía allí, no era una alucinación.

Decidí acercarme. De lejos se notaba que la persona era una chica y se veía lo suficientemente bien vestida e indefensa como para ser una sin techo.

Una vez que crucé la calle y me acerqué a ella, noté que llevaba un papel consigo, enganchado con una cuerda que pasaba por su cuello como si fuese un collar, y decía en grande ‘POR FAVOR LEE ESTO.’

No podía ignorarlo.

Giré el papel para ver qué era lo que decía, y su contenido era más increíble que una chica apareciendo de la nada en el medio de la noche.

Lo leí tantas veces que podría recitarlo a memoria.

“Japón, 20xx
Antes que nada, si eres un viejo pervertido deja de leer en este momento o algo malo va a pasarte si tocas a la chica que está dormida ahí. Si no eres un viejo pervertido puedes seguir leyendo.

Mi nombre es Shibahime Tsubasa, soy una HiME del instituto Hanasaki y he de pedirte un favor muy grande.

La chica que ves ahí durmiendo es Kanzaki Isumi, otra HiME del mismo instituto. Supongo que la palabra HiME podría serte confusa si por casualidad eres alguien externo al argumento, pero estoy segura de que si buscas en Wikipedia encontrarás de qué estoy hablando.”

Interrumpí en ese momento para hacer lo que la carta me decía y con mi Smartphone busqué dicha palabra y leí toda la historia al respecto. Me impresionó el hecho de no haber escuchado nada sobre esto en clases de historia.

“Como ahora sabrás, cada HiME tiene una habilidad especial, la habilidad de Isumi es el control del tiempo, ella puede (teóricamente) detener, ralentizar y acelerar el tiempo. También es capaz de viajar por el tiempo y el espacio, aunque hasta el día de hoy no es capaz de controlar tal habilidad, por lo tanto, puede decidir año, día y país, pero no la hora, el lugar exacto ni el modo en el cual llegará a destinación. Esa es parte de la razón por la cual me vi obligada a depender de esta nota, ya que Isumi, aun teniendo su familia en tu tiempo, no es capaz de viajar exactamente a donde se encuentren ellos.

La segunda parte de la razón es… un poco más complicada y a la vez importante.

Mi habilidad como HiME es el control de la memoria. Puedo borrar la memoria de las personas, hacerles recordar cosas y también modificar los recuerdos. Luego de la última batalla entre las HiMEs y los Rebels, Isumi quedó en un estado deplorable. No podía salir de su habitación oscura sin que le diera un ataque de pánico al ver la luz, casi no reconocía a nadie de sus amistades y rara vez comía. Fue por eso que decidí hacer algo al respecto. Le propuse borrarle la memoria de los últimos tres meses de HiME, pero ella no quería olvidarlo y en cambio me pidió que borrara de su memoria la existencia de dos personas: Saizuki Setsuna y Nagato Yuki. Me explicó que la existencia de esta segunda persona era algo… importante para su propia existencia, y que probablemente cuando la removiera de su mente, ella no se despertaría mentalmente estable o con todos sus recuerdos, pero que aun así el riesgo era necesario.

Ella deseaba volver al futuro una vez que olvidara todo, pero no estaba segura si habría podido viajar no sabiendo en qué estado se despertaría, y como tampoco podía llevarme a mí al futuro, de alguna manera logramos activar ambas habilidades al mismo tiempo, mandando a Isumi a su tiempo con la memoria modificada.

El mensaje que estás leyendo ahora fue escrito muchos años atrás en cuanto espacio y tiempo, pero en realidad estos eventos ocurrieron hace solo unos minutos para Isumi, por lo tanto, no tengo idea de cómo se despertará.

Te pido por favor que cuides de ella, que le tengas paciencia y que en lo posible logres encontrar a su familia.

Muchas gracias.”

Increíble, ¿no?

Para una persona que vivió toda su vida de la manera más normal posible, una cosa como esta era absolutamente absurda.

Lo máximo que podría decir que me he acercado a lo paranormal, son los rumores de que han inventado un modo de viajar al pasado. Todo sobre las HiMEs, aunque recién ahora me entero que es conocimiento público, era algo que nunca había escuchado en mi vida. Tal vez haya sido porque vivía en un lugar bastante apartado de la metrópolis que es Tokyo u otras ciudades de Japón, y tampoco era de las personas que usan mucho redes sociales o cosas por el estilo…

Fue por esa razón que comencé a preguntarme si el hecho de haber sido el primero en encontrar a esta chica fue obra del destino… que me decía que debería modernizarme un poco.

-Así que vivimos en un mundo donde los poderes mágicos y los viajes por el tiempo existen.- Fue lo primero que dije en voz alta luego de leer la carta.

Creo que lo dije porque aún no terminaba de convencerme del hecho.


-¿Pero qué se supone que debo hacer ahora?- La chica no parecía despertarse y no podía dejarla ahí sola ni llevármela a la fiesta, ya que las preguntas no pararían. También era cuestión de tiempo antes de que alguien viniera a buscarme.
-¡Saikooo!- Y ni bien terminaba de pensar eso, apareció mi amigo Shuujin. -¿Cuánto aires tienes que tomar?- Me preguntó bromeando, pero no le contesté ni me giré para verlo. -Oye… ¿qué sucede?- No sabía qué hacer. Shuujin comenzó a acercarse y no tenía idea de cómo esconder a la chica o si debía esconderla en sí, después de todo Shuujin era mi mejor amigo, tal vez…
-Shuujin.- Lo llamé cuando escuché que ya estaba detrás de mí. -Creo que tengo una historia interesante para ti.- Me giré hacia él al mismo tiempo que descubría a la chica durmiendo en el banco.
-…- Shuujin se quedó un momento perplejo y luego levantó un dedo señalando a la chica y dijo. -Saiko… no me digas que…-
-¡Obvio que no!- No sabía exactamente qué había pensado, pero estaba seguro de que era algo pervertido.
-¿No necesitas que te ayude a enterrar el cuerpo?-
-¡¿Eso era?!- No era fácil seguir el flujo del pensamiento de Shuujin. -Ehm, no es eso tampoco.-
-¿Tampoco?- Preguntó confundido.
-Cállate.- Le respondí avergonzado. -La verdad es que probablemente no me creas…-
-Qué, ¿cayó del cielo o algo así?- El hecho de que estuviera abierto a la idea me ayudaba.
-Bueno, no tan así… apareció de la nada.-
-Hmm.- Se lo estaba tomando enserio. -¿Qué hacemos entonces? ¿Sabes quién es?- Woah, se lo tomó realmente enserio.
-Es una HiME, se llama Isumi Kanz—
-¡¿UNA HIME?! ¡¿LAS LEGENDARIAS?!- Se exaltó sin dejarme terminar.
-¿Por qué todos saben de eso menos yo?-
-Deberías usar tu Smartphone de vez en cuando.- Tenía un punto. -Así que una HiME eh…- Decía él mientras la observaba con sus dedos en el mentón como inspeccionándola.-
-Traía una carta consigo…-
-¿Oh? Muéstrame.- Le di la carta y Shuujin comenzó a leerla con mucha atención. Cada tanto abría los ojos en sorpresa o sonreía por lo fantástico que le parecía todo el asunto. Cuando terminó me miró y dijo. -Tenemos que ayudarla.-
-Pues eso es obvio, no podemos dejarla aquí tirada. Pero yo no puedo llevármela a mi casa, mis padres preguntarían cosas.-
-Yo tampoco puedo llevármela a la mía por la misma razón.-
-Hmm.- Ambos nos pusimos a pensar y llegamos a la misma conclusión al mismo momento. -¡AH!-

“¡El estudio!”

En ese entonces, Shuujin y yo habíamos desde hace tiempo terminado la publicación de un manga y habían pasado varios meses desde la última vez que habíamos estado en el departamento de mi tío que entonces usábamos como estudio. El único posible lugar donde podíamos hacerla dormir sin que nadie hiciera preguntas era allí.
Ahora el problema era otro.

-¿Cómo la llevamos hasta allí? Hay trenes que tomarnos…- Shuujin pensaba en el escenario de estar viajando por tren, a esa hora de la noche, cargando con una chica inconsciente.
-No la mejor idea.-
-¿Esperamos a que se despierte?-
-¿Y si no se despierta?-
-Hmm- Ambos nos pusimos a pensar nuevamente.
Y tras un minuto de silencio, Shuujin habló nuevamente. -Oye, ¿crees que la Shibahime de la carta sea de LA familia Shibahime?-
-Aunque lo fuera no creo que contactarlos ayude a mucho, ella viene de un pasado bastante lejano.-
-Hehe- Shuujin se rio complacido. -¿Crees que podrá usar sus poderes todavía cuando se despierte?-
-No lo sé… sería genial.- Solo imaginármelo se me ponía la piel de gallina de la emoción. -¿Qué poderes tendrá aparte el control del tiempo?-
-Pues cada HiME tiene una capacidad y un elemento,- comenzó con su explicación como todo experto. -si su capacidad es el control del tiempo, entonces lo que aún no sabemos es su elemento.-
Y entonces al unísono, exclamamos:
-¡Ojalá sea fuego!-
-¡Ojalá sea agua!-
-¿Eh? ¿Por qué quieres que sea fuego?- Le pregunté decepcionado.
-¿Porque es cool no? Fuego es poder.-
-Pues el agua apaga el fuego y puede derrumbarte la casa.-
-Si pero…-
Y así estuvimos como por media hora discutiendo sobre los elementos y sus fuerzas, olvidándonos por completo de lo que había iniciado la conversación hasta que…

-Oye, ¿quiénes serán estas Saizuki Setsuna y Nagato Yuki?- De la nada Shuujin recordó los dos nombres que Isumi quiso borrar de su memoria. -Especialmente la segunda me da curiosidad, nunca he conocido a ningún Nagato, y lo que dijo sobre ser importante para su existencia…-
-Me pregunto si haber borrado a la tal Nagato de su mente la haya dejado en estado comatoso…-
-¡¿Qué dices?!- Se alarmó ante mi comentario. -¡Es solo un recuerdo! ¡No hay manera que un recuerdo borrado te deje en coma!-
-No sabemos cómo funcionan los cerebros…-
-Pues no pero…- Tampoco Shuujin podía realmente refutar lo que estaba diciendo. La posibilidad de que Isumi no se despertara era alta. Y ese habría sido un gran problema.
Y entonces el argumento volvió a la cuestión inicial.
-¿Qué hacemos?-
Ambos suspiramos resignados.

-¿Tan poco populares somos que nadie viene a buscarnos?-  Preguntó tratando de cambiar el tema.
-Nada diferente de cuando íbamos a clases.- Después de todo, nos pasábamos todo el rato trabajando en nuestro manga.
-Ya…- Y tan rápido como empezó, terminó. Pero ese pequeño desvíe hizo que la mente de Shuujin se iluminara. -Oye, Saiko… no era obligatorio ponerse el uniforme para la fiesta ¿verdad?-
-No, muchos de nuestros compañeros vinieron vestidos con ropa normal.-
Entonces me miró y miró a Isumi. Como esperando que le diera yo la respuesta.
No tardé en entender lo que estaba planeando. –¡Claro! No sería raro que lleváramos a casa a una compañera nuestra que se sintió mal o algo.-
-Exacto, además que tampoco hay mucha gente a esta hora, podríamos evitar algún que otro tren e ir a pie.-
-Un poco de ejercicio no nos haría mal…- La idea de cargar con la chica a espaldas durante todo el trayecto hasta el estudio no era lo más llamativo, pero trataba de buscarle al lado positivo, ya que no todos los días te encontrabas con una HiME viajera del tiempo.

---

Al día siguiente acordamos para encontrarnos en el estudio a las seis de la mañana por si la chica se había despertado ya que ninguno de los dos podía quedarse a dormir allí sin avisar antes. Nos sentíamos como dos niños que habían encontrado a algún animal callejero que no podían llevarse a casa y tenían que cuidarlo en su escondite secreto en el medio del bosque.

Por las dudas que se despertara en el medio de la noche, le dejamos una nota diciéndole que estaba en un lugar seguro y que cualquier duda que tuviera llamara al número de teléfono anotado. Como no llamó durante toda la noche, era seguro asumir que no se había despertado, pero lo mejor era ir temprano a controlar que todo estuviera bien.

Llegamos casi al mismo tiempo. Estábamos acostumbrados a encontrarnos en el estudio y muchas veces habíamos ido a esa hora de la mañana.

Al entrar al estudio nos apresuramos a abrir la puerta de la habitación, y efectivamente la chica seguía durmiendo.
El departamento tenía tres ambientes y un baño. La parte del estudio era la sala más grande, allí había un pequeño living en el centro y hacia el lado de las ventanas se encontraban los escritorios, separada por una puerta corrediza a la derecha del living, se encontraba una pequeña habitación en la que pusimos el futon donde Isumi dormía, y a la izquierda estaba la cocina.
Apoyamos todas las cosas que habíamos traído en la mesa y guardamos parte de la comida en el refrigerador. Teníamos que alimentarla si llegara a despertarse… y eso también me hizo sentir como si estuviese cuidando a un animal callejero.

-Espero se despierte hoy…- Dije sentándome en el sillón mirando hacia la habitación que habíamos dejado con la puerta abierta. -Si no se despierta habrá que llevarla al hospital, no puede estar sin comer por mucho tiempo.-
-Y yo no sé poner sueros.- Respondió él con inusual seriedad. -No que podríamos conseguirlos tan fácilmente tampoco.-
-¿Qué hacemos mientras tanto?- Pregunté.
-Aún hay varios mangas que no leímos…-
Mi tío era un gran fanático de manga como yo, y en su estudio conservaba una gran colección con diferentes títulos. Muchos de los cuales habíamos leído los primeros días en este lugar.

Nos pusimos entonces a leer mientras esperábamos que Isumi se despertara.
A un cierto punto me di cuenta que Shuujin se había dormido, y no lo culpé. Habíamos llegado bastante tarde a casa anoche y despertarse temprano no nos había dado la posibilidad de reposar lo suficiente. Además de que estoy seguro que se quedó toda la noche despierto pensando en Isumi y sus poderes, después de todo fue lo mismo que hice yo.

En mi intento por no dormirme, seguí leyendo mangas hasta que me topé con un capítulo que hacía referencia al cuento de Disney de la bella durmiente. El hecho de que, entre semejante colección, justo terminara leyendo eso, me hizo pensar por un momento que era una señal del universo. Pero descarté la idea inmediatamente. Con Shuujin durmiendo y conociendo como este tipo de escenas terminan, seguramente o ella se despertaba antes de que la besara o él se despertaba y me sorprendía por detrás. No iba a tomar semejante riesgo.
Además, era demasiado tímido e inocente como para hacerlo.

…pero la espera me estaba matando.

En mi cabeza volaban todo tipo de pensamientos. Desde los poderes de Isumi hasta las HiMEs en general. La historia de los dos institutos y la vida de cada participante de esa guerra. Me preguntaba qué tipo de persona era Isumi, si se despertaría bien o mal. Me preguntaba si cuando se despertara gritaría o estaría calmada, si habría olvidado todo o solo una parte como ella quiso. Me preguntaba qué tipo de vida vivió, qué personas conoció y a quienes tuvo que matar…
“Wow, esta chica probablemente haya matado a alguien… a su rebel.” Pensaba ese tipo de cosas y mi imaginación volaba como nunca antes. Si bien era probable que hubiese matado a su rebel, no podía considerarla una asesina… era parte del contrato ¿no?
Todo eso parecía sacado de un manga de chicas mágicas. Aunque técnicamente eran chicas mágicas.
Y entonces empecé a preguntarme si la directora de la escuela de Hanasaki no era en realidad un peluche con cara sonriente y sádica.

Me levanté.
Si seguía con la imaginación a mil, iba a terminar durmiéndome y habría seguido soñando lo que no hice a tiempo a pensar.
Caminé un poco alrededor del estudio y me acerqué a la habitación. Apoyando la mano en la puerta corrediza, fijé la mirada en Isumi. Y fue entonces que vi movimiento en sus parpados.

Se estaba despertando.

-¡Se está despertando!- Exclamé en voz baja. No sabía qué hacer. -Shuu— ah.- No sabía si despertar a Shuujin o atender a Isumi. Despertarlo me habría tomado tiempo así que decidí acercarme a la chica.
-Isu… ehm… ¿Isumi?- Me arrodillé al lado del futon. No sabía qué hacer con mis manos.
-Hmm…- Se notaba que se estaba despertando con dificultad, pero no me atrevía a tocarla o a hablarle en voz alta. -¿Hm?- Cuando finalmente logró abrir los ojos, giró su cabeza hacia donde me encontraba yo y nuestras miradas se encontraron.
-No te preocupes, estás en un lugar seguro.- Fue lo primero que salió de mi boca. -Me llamo Mashiro.-
-…- Isumi se quedó mirándome un rato y tardó un momento en responder. -Hola… soy Isumi, vengo del pasado.-
« Last Edit: December 29, 2016, 04:40:44 PM by Isumi »


With the kids sing out the future
Maybe, kids don't need the masters
Just waiting for the little Busters



Kana

Creo que este es el último del mes. Algo de lo que trato a diario así que... Disculpen si hay mucha psiquiatría. No puedo evitar emocionarme con el tema u u
Ahora trataré de ponerme al día con las historias de las demás porque me quedé muy atrasada otra vez. Luego edito con iconos.

@Kora , aquí el fic y lo que te comentaba. Espero que la historia quede bien relacionada con tu historia de hace tres años. Cualquier detalle raro me avisas y lo edito.

Por cierto, Isumi que lindos los iconos que has hecho.

— #26
 
"...Hasta el momento las ciencias, cada una orientada en su propia dirección, nos han causado poco daño; pero algún día, la reconstrucción de conocimientos dispersos nos dará a conocer tan terribles panorámicas de la realidad, y lo terrorífico del lugar que ocupamos en ella, que sólo podremos enloquecer como consecuencia de tal revelación, o huir de la mortífera luz hacia la paz y seguridad de una nueva era de tinieblas."
H.P Lovecraft

Flash Back

Hundirse en aquel mar grisáceo. No escuchar más ruido que el grito silencioso del desespero y la confusión.
Estaba en el limbo, tal vez, porque ningún nirvana se asemejaba a aquel estado por más templado que pareciera. No era un mar impávido y pacificador, no obstante, sus olas fuesen tenues y se mecieran dócilmente concibiendo movimientos macilentos. No. Porque por muy estado de relajación que intentase imitar, la sensación era totalmente desgarradora. Aquella sensación de confusión e incertidumbre, de sentirse completamente perdido y perjudicado, percibiendo que ha perdido algo demasiado preciado pero no recordando que es aquel algo.
¿Habrán leído Alicia en el país de las maravillas? Se sentía como el capítulo donde la protagonista caía por el agujero del conejo y a cada que bajaba habían estantes llenos de libros que envolvían mentalmente a la joven. Sólo que en su caso no era un agujero negro, sino un mar gris. No habían libros, no había nada en realidad… Ni siquiera un mar. Así por darle forma le describía como mar, pero… ¿En realidad era un mar? Sólo podía definir que se sentía atrapado dentro de ese algo a lo que llamaba mar. Flotando en la nada, con los brazos extendidos y mirando hacia un apócrifo cielo.
Atrapado por pensamientos, tal vez susurros, voces que se le hacían familiar pero que no lograba reconocer.

Entonces, el mar gris, con el cielo que no se diferenciaba de este, se sumían en uno solo y lo consumían en un torbellino de angustia. Como un tsunami que arrasaba con las emociones, recuerdos, lucidez, juicio, orientación. Con todo.
Y despertar de ello no significaba que la situación mejorarían... La cosa se ponía peor.

Despertó. Sus ojos estaban fijos en un punto muerto del suelo. Veía unas baldosas de color blanco y suponía que el resto de la sala era del mismo color. Todo se visualiza entonces muy puro y muy blanco, hasta que ve unos cabellos de color de ébano entrecruzando los dedos de su mano. ¿Pero como podía aparecer cabello como cascada oscura si estaba completamente solo? Era ilógico que entre sus manos tuviera el cabello de alguien… Además, no recordaba a nadie que tuviese el cabello tan largo y oscuro.

Tick, tick, tick.

Ese pitido que emitía del extraño reloj en su muñeca sólo le indicaba que las cosas se agravarían de ahora en adelante. Indicaban los pocos segundos que le quedaban antes de que se descompensara.

¿Habrán experimentado lo que son las crisis de pánico? No. No estaba experimentando una crisis de pánico en esos momentos porque estaba seguro de que a esa alturas no le tenía miedo a nada… Ni siquiera a la muerte. Pero la sensación era muy parecida salvo el factor emocional que no existía. La angustia estaba marcada y presente, pero el miedo y la angustia, por mucho que se parezcan, no son lo mismo y había aprendido a discriminarlos.

Y entonces venían los síntomas que se podían codificar dentro de los criterios diagnósticos de una crisis de pánico, pero que no era una crisis de pánico. O eso creía, o de eso trataba de convencerse. Porque una crisis de pánico en una persona como él… Él mismo no se lo perdonaría… No estaba hecho para experimentar miedo. Su orgullo no se lo permitía.

Su respiración entonces comenzaba a manifestarse agitada. Se escuchaba así mismo jadeante y con dificultad para respirar.


El pitido del reloj se agudizaba precipitándose con mayor intensidad. Le recordaba a cuando la gente estaba conectada a una máquina y cuando comenzaban a morir estas máquinas lanzaban un pitido constante. Sabía lo que significaba ese reloj en su muñeca el cual por ningún motivo podía sacárselo. Como un dependiente a la insulina, como un descompensado de cáncer… A él le habían envestido con un reloj que medía cuando estaba haciendo “crisis” y el efecto de la medicación se estaba agotando y su organismo comenzaba a exigirse al máximo para poder funcionar a duras penas.

Veía algunos zapatos masculinos y tacones femeninos, unas cuantas piernas que caminaban delante suyo en realidad. Gente que caminaba despreocupada sin interesarse en su estado. A ese punto, respiraba por su vida y el reloj lanzaba pitidos más críticos. Los escuchaba murmurar entre ellos pero no les entendía nada. Solía ser así todo el tiempo, si bien no los entendía porque su área de procesamiento de la información cognitiva se encontraba gravemente perjudicada ante la sofocación, podía intuir el desprecio en las tonalidades.
Un desprecio que incluso se le hacía un tanto materno irónicamente. No sabía el por qué.

En todo momento sólo veía fotones de luces y pequeñas imágenes de su entorno. No podía visualizar el contexto en su realidad y totalidad. Sólo pequeños fragmentos. Sabía que se encontraba con gente que estaban en una situación parecida a la de él y estaban tan olvidados como en su caso.  Los escuchaba murmurar angustiados pero no los podía ver claramente más que sus piernas sentados un poco más allá. Todo a su alrededor le daba vuelta, la cabeza le taladraba en horribles cefaleas, astenia que se le hacía nauseabunda, mareos sofocantes, la sensación de xerostomía, sentir que todo se agrandaba y achicaba, acercaba y alejaba, el pitido en su cabeza y como la visualización se le disminuía como si sólo tuviera un solo foco de visualización.
Podría asociarlo a un estado similar al CRAVING. Aquella sensación de sentirse arrojado dentro de una caja oscura donde se le sacude, se le prende y apaga la luz mientras se produce la sensación de muerte. ¿Entonces era Crisis de Pánico? No, porque en la crisis de pánico se le tiene un miedo inexplicable a la muerte… En cambio, en su estado, sentía la necesidad de suplicar su muerte.
A duras penas se llevó las manos a su cabeza apretándosela con fuerza. Sólo esperaba que acabara todo, si era posible, morir lo antes posible antes de seguir en ese estado de entre sedación confusa, realidad presente o un plano completamente que escapaba al juicio real.

La gente de blanco seguía transitando por el pasillo alejándose de ellos como si tuvieran la misma peste. Murmuraban restándoles importancia a los condenados. Vio que alguien se desplomó a su lado y aunque veía todo borroso pudo notar su rostro distorsionado, con la boca bien abierta expulsando espuma y sangre, se había arrancado el labio inferior, los ojos estaban perdidos y las manos aferradas a su cabeza arrancándose los cabellos… negros. Allí comprendió que los cabellos que aparecieron en sus manos seguramente era de ese tipo el cual se lo arrancó en su desespero.
Se dio cuenta que los que vestían de blanco pasaban por al lado de esta persona y no parecían mostrarse interesados en su existencia. Pensó que en cualquier momento él también terminaría arrancándose el cabello y los labios, caería desplomado en un shock de desespero hacia el piso y permanecería allí tirado por horas.

Era un pasillo del terror. Como un pasaje hacia el infierno mismo donde los demonios visten de blanco y su goce placentero está en el dolor ajeno.

No. No podía ganarle la situación. No podía ser tan vulnerable a ese algo que desconocía. Cerró sus ojos tratando de recordar algo que le sirviera de luz y explicara su actual situación. Recordó pasajes de su propia infancia, la cual para nada había sido grata. Su madre no toleraba su temperamento y lo dejaba encerrado durante días en un cuarto estrecho donde apenas entraba la luz. Sacudió su cabeza tratando con esto de disipar ese recuerdo angustiante. Sabía que, por más tortuoso que fuera, no podía significar su estado presente.
Después recordó otras instancias de su vida sin importancia, sensaciones extrañas, ¿y lo del CRAVING? ¿Cómo conocía la sensación de CRAVING? ¿Alguna vez había sido adicto a las drogas? Porque eso explicaría muchas cosas… Pero no recordaba casi nada.
Era como si estuviera en una silla giratoria donde los susurros a su alrededor aumentaban y las figuras humanoides se acoplaban acercándose a él amenazadoramente. La silla giraba cada vez más rápido, más y más… Hasta que se detuvo en un episodio extraño de su vida.
Se encontró a sí mismo en un lugar en ruinas. Dos personas hablaban cerca de él pero no las podía ver bien. Inerte, se movía involuntariamente como una marioneta repitiendo en una dramatización magistral lo que posiblemente sucedió en ese momento. Amenazó a esas personas que, por lo que pudo notar, uno correspondía a un chico de cabellos rubios y la otra figura a una chica de cabello blanco. No sabía por qué pero en su interior resaltaba la necesidad, o la orden, de hacerlos desaparecer.
Pudo revivir una batalla contra ellos pero no sabía el por qué sólo que debía matarlos. Siempre fue impulsivo y se recordaba a si mismo golpeando gente sólo porque les caía mal pero no se recordaba siendo tan extremo como para asesinar a gente de la nada. Seguramente algo habían hecho para provocarlo.
El escenario empezó a desfragmentarse a su alrededor como si la escena se acelerara incluso con el sonido de las voces siendo reproducidas a gran velocidad. Las paredes comenzaron a desplomarse y pudo ver que uno de ellos al menos quedó bajo los escombros. Cuando se sentía triunfante, una voz le alertó que tuviera cuidado con el cielo. Al alzar la vista vio como el concreto del cielo caía hacia él sin dejarle tiempo de escape. Quedó de ese modo sepultado bajo los escombros.

Volvió al presente. Escuchaba como respiraba a duras penas, jadeante, quejumbroso. Apretó una mano sobre su rodilla hundiendo los dedos fuertemente en esa zona. Las personas de blanco no se sensibilizaron como era de esperar y estaba acostumbrado a ese trato de parte de ellos desde que se encontraba en ese sitio quizás desde cuando repitiendo una y otra vez la misma historia.

En ese instante. Ellos comenzaron a caminar más aprisa. Tal vez alertados con algo. Él sabía que esa era la señal de su inexplicable salvación. Llegó una persona a esa zona luciendo el blanco también. Habló dictando unas ordenes, que él no podía entender, no porque no entendiera la lengua sino porque simplemente sus sentidos ya estaban suficientemente mortificados como para procesar cualquier información. Su voz era suave y gentil, los demás tipos de blanco, tanto hombres como mujeres, parecían obedecerle. Indicó que  recogieran al que hace un rato había caído y en cosa de segundos dos hombres se llevaron al que estaba catatónico en el suelo.

Se sentía completamente ciego, perdido en distintos escenarios que no podría distinguir cual era el real y cual no, no tenía capacidad para hablar porque simplemente aunque quisiera no podía producir palabra alguna, con un entumecimiento corpóreo, y la parálisis general que era el punto final y más critico. En cualquier momento, caería catatónico al igual que el otro mortificado del pasillo.

Los pasos de esta persona se aproximaron a él. Susurró un par de ordenes, se aproximo para analizarlo como era de hábito. No pudo dominarse a sí mismo y se odio por matar a su propio orgullo pero extendió el brazo hacia esta figura cuando la visión se disminuyó drásticamente, la respiración ya no dio más abasto, el pecho se le comprimía, y la desesperación lo abrumaba. El otro le sostuvo antes de que se derrumbarse hacia el suelo. Pidió a otras dos personas seguramente que lo ayudaran a llevarlo a la sala de atención para darle auxilio y de este modo fue llevado a otra área. ¿Por qué si no llegaba él no lo hacían antes?

Cerró los ojos en contra de su voluntad sumiéndose en la oscuridad pero no se desconectaba del todo de su alrededor. Sintió como le subían a una camilla, como le colocaban una intravenosa administrándole medicación a través del catéter. Sólo en ese momento perdió la consciencia completamente.

Sin embargo, no la perdía por largo tiempo sino que era una fracción aproximada de quince minutos. Cuando volvía a abrir los ojos  se encontraba siempre en esa sala relucientemente de blanco y en perfecto orden. Poco a poco la visión comenzaba a reintegrar con regularidad pudiendo ver con mayor iluminación su contorno y a las figuras que surgían como ánimas hace unos momentos. De ser seres indiferentes e insufribles, pedantes en su postura y rol, ahora lucían preocupados y dominados. Los pudo ver con uniformes, uno era un médico, otro un enfermero y la otra una enfermera también. Los tres obedeciendo a quien hace un momento lo había sacado de aquel pasillo del terror. El que le socorría siempre, habló con esos tres integrantes en el mismo idioma que hace unos instantes no reconocía: un perfecto alemán. Los otros le respondían en el mismo idioma y él sabía que todo el mundo allí hablaba predilectamente el alemán que por lo demás la lengua germana era la que él mismo utilizaba siendo oriundo de Alemania.

Cuando volvía en sí, nunca estaba acostado sobre la camilla sino que sentado en esta. Inerte. Como en estado catatónico al fin y al cabo. El sujeto que lo rescataba era significativamente más joven que los demás presentes. Éste se le acercó, examinó sus globos oculares con una linterna médica y al ver que no había reacción apagó la luz la cual dejo en el mueble metálico auxiliar, le dio un par de golpes con la palma de la mano en el rostro. Suaves, sin necesidad de ser agresivo.
Él parpadeó despertando de su letargo. Vio el rostro del tipo más joven reconociéndolo como el mismo sujeto que era capaz de sacarlo de ese estado. Éste le preguntó si sabía donde se encontraba a lo que respondió afirmativamente, posteriormente le preguntó su nombre a lo que respondió correctamente, seguidamente éste le preguntó la fecha en la que se encontraban y el nombre del “Präsident der Bundesrepublik Deutschland” pero él no supo que responder a estas dos últimas preguntas.  “No te preocupes por eso.” Le dijo en un tono amable, en alemán. Acto seguido se dirigió al otro médico y enfermeros, su voz era demasiado calmada como para estar regañándolos por sus constantes negligencias pero los otros tres parecían realmente perjudicados con su simple y amable llamado de atención. Estos tres se disculparon por su falta de profesionalismo, el más joven meneó su mano indicándoles con este gesto que se retiraran. Ellos le observaron con una mezcla de admiración y respeto antes de salir de la sala.
Pasaron varios minutos antes de que el que estaba en la camilla se recuperase completamente saliendo del estado de perplejidad. Vio al otro sujeto realizando unas anotaciones en la evolución clínica de su ficha.

—Hm… — Después de salir del letargo, siempre sentía ese malestar punzante en el cuello que le producía ardor. Al mover su cabeza de un lado a otro, escuchaba el tronar de los huesos cervicales. Notó que llamó la atención de la otra persona. Éste se aproximó a donde él se encontraba para analizarlo nuevamente.
Él se fijo en los signos vitales en la máquina que monitoreaba sus funciones principales. Luego observó al convaleciente. —¿Recuerda su nombre? — le habló en alemán.
—Ya le dije… — Entrecerró los ojos. —No hace falta que haga el circuito de preguntas de nuevo, ya estoy… “aquí”
—Comprendo. — Asintió pacientemente. —Señor Rammsteiner, ¿tiene algún conocido responsable de su persona a quien podamos contactar?—
—Les he dicho como… Bah, olvidé las veces que les he dicho a sus colegas que no tengo a nadie conocido.— Pese a conocerse con un carácter de los mil demonios, bajo el efecto de la medicación se presentaba más agotado y ciertamente dócil.
—Comprendo… — Volvió a repetir. Siguió observando los monitores.
—¿Por qué todos sus colegas le obedecen y respetan? Parecen admirarlo. — Preguntó Haine de pronto, colocándose en la posición de analizador de la situación. El otro le observó con atención mostrándose levemente encantado por su apreciación.
—Porque soy el hijo del director del hospital. — Contestó con una sonrisa dibujada en el rostro. —Mi familia es quien fundó este hospital. Sólo por eso.—
—Hm… — Ladeó un poco el rostro. —No parece que sea únicamente por eso. — Dijo con más capacidades lingüísticas. Su sintaxis, prosodia y proxemia comenzaban a recuperarse exitosamente después de la intervención del otro.  Llevó una mano hacia delante moviendo sus dedos, sus facultades psicomotoras también comenzaban a reincorporarse. —Parece que constantemente le piden su supervisión o esperan su orden para poder proceder. — Frunció el ceño.
—Porque soy el hijo del director del hospital. — Volvió a repetir con calma.
—¿Por qué espera a que los pacientes se pudran en el pasillo antes de hacer algo? —
—¿Tienes esa percepción de mi persona? — Preguntó indiferente aunque parecía muy interesado en el diálogo del otro.
—Pues… Sí. — Haine se sorprendió de que eso le preocupara precisamente al “hijo del director del hospital” —Hoy un tipo colapsó. Yo he estado en su situación otras veces y hoy no estuve lejos de tomar su lugar en el suelo… — lo observó a la defensiva. —Sus colegas no nos tienen respeto a menos que usted aparezca… Y… — Lo observó fijamente por unos segundos comprendiendo que la jerarquía estaba demás. —Ahora que te analizo, eres muy joven para ser el manda más. Posiblemente salgas con que tu posición como hijo del mentor de este sitio te catalogue en un estatus superior pero a simple vista se ve que tienes mas pericia que los otros.— Antes no tenía respeto por otros, ahora no cambiaría aquello. Notaba que el otro era demasiado joven como para tratarlo con un “usted” —Por tanto tienes la responsabilidad de todos nosotros seguramente. ¿Es necesario esperar a que colapsemos? —
—Técnicamente… La palabra clínica en psiquiatría sería “Descompensación” Por lo que sería ¿Es necesario que espere a que uno de ustedes se descompense para hacer una ronda? — Le explicó, al ver el rostro molesto del otro comprendió que la educación al respecto estaba de más pues eso no era lo que al otro le interesaba. Soltó un suspiro. —Comprendo, cualquier justificativo es infame en estos casos. No debería buscar excusas en este contexto. — Dejó la tableta de la ficha del paciente sobre el mesón. —He de confesar que mi tiempo es muy limitado por tanto mis rondas son escasas por estos lares… Mi posición está en la de selección de pacientes y a donde deben ser asignados. Por tanto, debo estar en el área de primera recepción para hacer los ingresos médicos. Mi padre me exige que mi presencia esté en todos los sectores de este hospital pero lógicamente no puedo estar presente en todas las áreas. Los colegas aquí presente no están a mi cargo, de hecho, estamos en la misma escala jerárquica.—
—Pero únicamente se accionan cuando apareces tú. Por lo que veo, eres el único que exige que hagan su trabajo y eres un tipo al que admiran y respetan.— La paciencia del otro, más que trasmitirle paz, le daba la necesidad de volverse confrontacional. —¿Es que acaso no tienes el poder para despedir a estos profesionales incapacitados? Estos sujetos juegan con la vida de los pacientes de, prácticamente, TU legado, porque este circo de fenómenos algún día estará a cargo completamente tuyo. — Se tomó unos momentos. Sabía el apellido del otro porque más de una vez lo había leído en la solapa del bolsillo de su bata. —Por tanto, con esa categoría de médicos el apellido Liebert y la reputación de este sitio dejarán mucho que desear. —
—Ciertamente. — Bajo la mirada levemente. —Agradezco su apreciación la cual es muy exacta. Lastimosamente no puedo por mi propia cuenta hacer un recorte de profesionales debido a su desempeño vocacional… Eso está en manos de mi padre quien no está enterado de estas situaciones... Alguno de estos médicos son viejos amigos de mi padre, por lo demás. —
—Pues comunícaselas. — Le ordenó, desafiante como era de su ímpetu.
—Consideraré sus sugerencias. — Sonrió con carisma.
—Más te vale…— La respuesta no le dejaba del todo tranquilo pero al menos con ese tipo sí se podía hablar. Ese tal Johan no parecía ser tan rata como los otros tres colegas. Haine se llevó una mano al cuello frotándose esa zona que molestaba profundamente.  —¿Por qué me duele tanto el cuello siempre? Ah… Supongo que los detalles están reservados para ustedes los médicos. —
—¿Desea conocerlos? — Entrecerró los ojos, paciente.
—¿Eh? ¿Acaso se puede? — Alzó una ceja, extrañado.
—Está en su derecho, joven Rammsteiner. Los médicos siempre deben informar a sus pacientes.—
—…— Era el primero que podía ofrecerle al menos una luz de respuesta. —Tengo muchas preguntas. —
—Tengo tiempo.—Ofreció el rubio.
—Gut…— Esta era su oportunidad porque quizá cuantos días volverían a pasar antes de verlo otra vez. —¿Por qué me duele la zona del cuello y siento estos dolores de cabeza tan fuertes?—
—Porque tuvo un traumatismo craneoencefálico moderado, postulado en la valoración de la Escala de Coma de Glasgow de 13… Esto después de un accidente sufrido hace poco tiempo lo que requirió una urgente intervención neuroquirúrgica. La medicación empleada en su caso actúa a nivel del sistema nervioso central por lo que sentirá posiblemente malestar a nivel de las vértebras cervicales que repercutirá en un dolor somático en ciertas áreas del cuerpo especialmente en la zona craneal. — Instintivamente, tomó de la muñeca al de cabellera blanca analizando su extremidad. Le movió de un lado a otro analizando sus contornos y superficie como si se tratara de un espécimen único. —Hm, además del síndrome posconmoción… Por lo visto en la erosión cutánea está experimentando presenta un efecto “Rash” —
—Hey, hey, hey. — Se libró del agarre de manera suave, cuando lo esperable en su personalidad era que le diera un manotazo por invasivo. —No sé si estás un poco drogado al tener acceso a las benzodiazepinas de la farmacia pero si no te das cuenta deberías hablarme en un idioma comprensible y no con tus tecnicismos médicos que no entiendo para nada.—
—… Está bien. — Pareció confundido por el llamado de atención del otro pero comprendió que tenía razón. —Sufrió un accidente grave, fue trasladado de urgencia hasta el hospital y después de la operación se encuentra aquí para su rehabilitación. Presiento que tiene dudas sobre su accidente y lamento informarle que no puedo responderle al estar fuera de mis alcances. Usted tuvo un accidente en Japón, hoy se encuentra en Alemania. Usted llegó mal aquí, nosotros simplemente lo tratamos...—
—En el Hospital de tu padre. —
—Ahá. — Asintió. —En el edificio de Psiquiatría. —Especificó
—…— Pareció shockeado por esto último. —¿Por qué no me dijeron que estaba con todos los locos? Es más, ¿Por qué mierda estoy aquí? ¡Yo no estoy loco!—
—Está aquí por una sospecha de trastorno de conversión temporal post trauma lo cual tiene sentido si postulamos que posiblemente la situación pre accidente pudo tener que ver con una situación traumática más allá del hecho vital… Estas sintomatologías y anamnesis de vida son tratadas en Salud Mental. Tal vez una situación que involucró otras personas relativamente de importancia para usted.—
—Lo dudo. — A las dos personas que recordaba no las sentía con aprecio. Si estaban muerto, mucho mejor para él. No le importaba aquella chica de cabellos blancos ni tampoco el señorito rubio que siempre le acompañaba. Ojalá estuvieran muertos y enterrados. Se lo merecían, seguramente. —¿Y cómo llegué a Alemania?  Esto sí que es loco.
—Este lugar está asociado con un dispositivo educacional llamado Rizembool.— Alzó los hombros. —Seguramente habrán estimado que lo más adecuado para usted es que fuera atendido en su país natal... ¿Acaso no se siente grato estando en casa? La tierra de origen siempre nos llena de vitalidad. Oh, y de aquí se pueden ver los Alpes si mira por la ventana— Señaló el escenario distrayéndose temporalmente con los Alpes. —Deben haber muchas cabras saltado en los alpes en estos momentos...
—Hm… Rizembool. — Giró los ojos al escuchar esa palabra, ignoró por completo el encanto de los alpes. Después de todo, recordaba bien esa parte. —En fin. Comienzo a entender mejor las cosas… Aunque todavía me parece nauseabunda la idea de estar en el área psiquiátrica. No esperaba aparecer en el manicomio... Más les vale tenerme lejos de esos enfermos. —
—Manicomio es un termino obsoleto para este edificio. — Sonrió divertido.
—Es lo mismo. No pienses en engañarme con tu carisma, “doc”. —
—Ah, por cierto… Si le hace más sentido…— Acercó nuevamente la ficha de Haine. —De Japón nos enviaron un informe clínico desarrollado por psiquiatras de ese país. En la síntesis diagnóstica se postula que usted padece de Trastorno de la Personalidad Antisocial. Además, aparece un segundo diagnóstico: Trastorno Explosivo Intermitente… como co-morbilidad. Hm, aunque tienen años de antigüedad junto con las pruebas psicométricas aplicadas en ese entonces. — Releyó la información.
—¿Y esa cosa que es? —
—Pertenecen al cluster…— Notó la mirada asesina de Haine. Meneó una mano. Recordó lo de no utilizar los tecnicismos con pacientes aunque éticamente se les exigiera.  —Disculpe, es la costumbre… Lo que aquí quiere decir es que tiene un problema complejo de personalidad que posiblemente le llevó a tener muchas dificultades sociales y de normas estamentales a lo largo de su vida. El segundo diagnostico tiene que ver más con el control de sus impulsos. —
—…— Comenzó a sentirse mareado pese a que el otro trataba de simplificar las cosas. —¿Eso quiere decir que me van a tener más tiempo aquí hasta que desaparezcan todos esos diagnósticos? —
—Haha, no. — Lo miró fijamente a los ojos. —Un Trastorno de la personalidad antisocial jamás desaparece y es muy poco tratable. El otro, podemos minimizarlo con medicación. —
—…— La sonrisa perfecta del otro le incomodó a ese punto. ¿Se burlaba de él? —¿Cuánto me tendrán aquí? —
—Cuanto sea necesario, me gustaría. Personalmente no estimo que sus diagnósticos disminuyan en poco tiempo.— Luego se tornó algo desilusionado. —Aunque tenemos un plazo corto para su recuperación ya Rizembool ha pactado un acuerdo con el servicio militar alemán para que usted ingrese dado que usted mismo solicitó como “garantía de acuerdo” poder ser ingresado en dicho sistema. — Y le sorprendía que Rizembool tuviera tanto poder como para hacer que alguien con dichos trastornos portara un arma en el servicio militar aunque… Pensándolo bien, cada desequilibrado entraba en esos sistemas.
—Perfecto. — Haine sonrió ampliamente con esa noticia. Casi pareció desafiar esta vez al médico aunque este no lo tomó así.
—¿Podría hacerle algunas preguntas? —
—¿Qué quieres? — Lo miró amenazante.
—¿Ha presentado ideación suicida o intentos autolíticos? —
—Hm…— Recordó todos esos deseos de morir de pronto. —Creo que ambos, para ser honesto. —
—¿A lo largo de su vida pre accidente manifestó estas dos situaciones? —
—No. ¿Por quién me tomas? ¿Por un emo? —
—¿Emo? — Pareció colgado con el término. Prefirió proceder para no verse ignorante. —Entonces… Podría ser efecto de la Venlafaxina. — Colocó una mano en su mentón, pensativo. —2-1/5-2 es una dosis elevada… Posiblemente esté ocasionando estos efectos adversos. Si bien es un antidepresivo inhibidor de la recaptación de serotonina y noradrenalina  que además favorece en los cuadros de ansiedad… tiene efectos secundarios preocupantes como ideas y tendencias al suicidio. —
“Ya te voy a dar un puñetazo para que aprendas” Pensó Haine exasperándose con el lenguaje médico de ése. —¿Y qué piensas hacer al respecto? —
—Evidentemente, bajar la dosis de la receta postulada por el doctor Müller y posteriormente eliminarla por completo. Pienso que otra medicación actuaría de manera más eficaz.
—…— No necesitaba ser doctor para saber que cambiar la medicación propuesta por un médico era como decir que estaba haciendo mal su trabajo. Sin duda, Johan Liebert era un sujeto o que sabía mucho o al cual debía obedecer por su apellido. Tenía que preguntar lo siguiente. —¿Quién estuvo a cargo de mi operación. —
—Yo. — Respondió rápidamente. —Aunque inicialmente se solicitó al doctor Müller que realizara la cirugía pero él honestamente refirió que se escapaba de sus manos. —
—Oh, y pusieron a un alumno a hacer el trabajo difícil. Que profesionales.—
—Eh, me titulé hace años ya... No crea que una operación tan delicada quedó en manos de un practicante. Si hubiera estado en esa situación, mi decisión sería la misma que el doctor Müller. — Desvió la mirada hacia los alpes, otra vez... Pensativo y un tanto ausente.
—Imposible… Luces muy joven. Ah, no me digas que tu padre movió cartas negras. —
—Felizmente, ser promovido en reiterados grados ha sido mérito mío. —
—Debes ser un tipo sin amigos ni vida…Como sea. ¿Qué me hiciste? —
—¿En verdad quiere que le explique esa parte de su vida? Presiento que terminaré exasperándolo. —Expresó mirándolo tranquilo.
—Cierto…— Haine soltó un suspiro. La sola idea de que el otro le contara que partes del cerebro le intervino, cortó o modificó ya lo mareaba al no tener ni idea. Para él lo de adentro se llamaba sesos y punto, no existían pares craneales, lobulos, fisuras, agujeros, y demás.
—Lo qué sí le puedo decir… — Le apuntó a su cuello. —Que además le duele esa zona porque tuve que aplicar una placa metálica en los discos cervicales para evitar que tuviera secuelas de tetraplejia. Veo que ha sido efectivo, aunque no ha solucionado los movimientos más finos…—
—Eso no importa. — Meditó. Después de todo lo informado era obvio que con lo que pasó debería estar o muerto o peor que el actor de Superman que quedó muy mal. Alzó la muñeca. —¿Y el relojito? — Dijo en tono burlón. —No me digas que me lo has dado porque te caigo bien—
—Esos números indican cuanto tiempo le queda antes de que… Oh, bueno, antes de que entre en una crisis pre descompensación. — Recordó lo del lenguaje. —He empleado este mecanismo que tiene directa conexión con sus procesos neuronales, por favor, no se lo quites o perderíamos el indicativo. Cada vez que vea que le quedan pocos minutos, debe aproximarse a un doctor para que le administre la medicina que le he puesto antes de que entrara en shock. —
—Eres el único que lo hace. — Entrecerró los ojos, cansado. —¿Cómo podré pedírtelo si no estás presente? —
—Se supone que los demás médicos también deben hacerlo. — Desvió la mirada hacia los alpes, el atardecer se estaba perdiendo entre ellos. —Pero me comprometo a pasar más seguido y atender más puntualmente su caso. — Se incorporó correctamente. —Señor Rammsteiner, debe descansar. Le he modificado la receta farmacológica. Volveré a verlo mañana. Debo retirarme. — Antes que Haine pudiera decir algo, se retiró de la sala.
—…— El peliblanco le vio partir y se quedó en silencio en la sala. Acomodó su espalda en la camilla reposando su cuerpo, pensó en seguir la recomendación del rubio. Le llamó la atención  la abrupta salida de el doctor pero no quiso pensar en alguna hipótesis al respecto.



Una semana después Haine se sentía más compuesto física y psicológicamente después de la perturbadora experiencia de hace unos días. Por lo que el día de ayer y el de hoy se había dedicado a inspeccionar los distintos “Infiernos de Dante” pero en versión psiquiátrica. En ese momento, se encontraba deambulando por el patio de los pacientes con trastornos ansiosos. Atraído por el aroma a tabaco,  había llegado hasta ese sitio con la intención de conseguir alguno pero estando cerca de tanto ansioso lo hacía sentir neurótico y las ganas de golpear a alguien se incrementaban. Prefirió entonces ir al sector de los adictos a las drogas donde, al igual que a muchos pacientes, como modo de calmar los nervios se les dejaba fumar dos cigarrillos diarios.
Lo primero que vio al ingresar en ese patio, o “Uno de los siete infiernos de Dante” como los había apodado, fue encontrarse con una pobre piltrafa mendigando cigarrillos arrastrándose por el suelo recolectando las colillas que otros desechaban. Este las colocaba entre sus dedos y las aspiraba desesperados.
—¿Cigarros? ¿Cigarros? ¿¡Tienes un cigarro!? — Se incorporó violentamente al ver a Haine.
—…— El peliblanco la aparto con un suave empujón. El mismo se estaba sorprendiendo de poder medir su propio carácter. Haine se aproximó a un enfermero que se encontraba hablando con un adicto. —Quiero un cigarro…—
—Nombre y apellido. — Saco del bolsillo de su traje de trabajo una libreta y una lapicera.
—Haine Rammsteiner… — Al ver el lapicero pensó que él mismo hace un tiempo tendría la idea de robar aquel lapicero y clavárselo en el cuello para escapar… Hoy fue sorpresivamente lo contrario. No pensó en nada maligno.
—…— El enfermero  apuntó su nombre en la hoja que tenía una larga lista. —Aún te queda un segundo cigarrillo, ¿Quieres que te lo pase de inmediato o prefieres esperar? —
—Los dos ahora. —
—Te cambio uno por una playera. — Dijo el adicto a un lado del enfermero.
—No. — Le respondió Haine, secamente.
—Cámbiamelo. — Pareció exigente a lo que Haine le observó confrontacional. —Cambiamelo. — Volvió a exigir, encarándolo.
—No. — Haine se puso frente al otro imitando su posición. Ambos se miraron con odio por un momento pero el enfermero intervino en medio de los dos.
—Nada de riñas o los dos se irán al cuarto de aislamiento. —
—Nada, nada. Somos amigos, ¿verdad? — El sujeto que hostigó al peliblanco le rodeó los hombros con un brazo. Notoriamente estaba traumado con el cuarto de aislamiento.
—…— Haine no respondió pero bajo los niveles de hostilidad.
—Me parece…— El enfermero los observo con suspicacia. Se acercó a Haine con el encendedor, el chico aproximo el cigarrillo y lo encendió al darle una aspirada. —Steve acompáñame a buscar la escoba y la pala. Hoy te toca barrer el patio. — Guardó el encendedor y miró a Haine. —Pórtate bien, muchacho— Le advirtió.
—Voy, voy…— Dijo Steve. No le quedaba de otra. Era la segunda amenaza del cuarto de aislamiento que le hacían durante el día por lo que era favorable de que cooperara para que no lo vieran como un problemático. Acompañó al enfermero.
Haine se apartó de los demás adictos que caminaban en círculos en el patio detonando la angustia por el síndrome de abstinencia, lucían desesperado. El peliblanco se agradeció a sí mismo no estar en esos momentos como ellos. Fue hasta la reja que separaba el patio de ese pabellón del exterior del edificio de Psiquiatría. Con los días había visto que el hospital mental era una edificación muy grande y compleja, una plaza de concreto lo dividía del Hospital general y por esa plaza había un cruce donde todos los días ingresaba una bus del hospital de gran tamaño que traía pacientes para ingreso del sector de Psiquiatría.
Como cada día, muy temprano por la mañana el Doctor Johan Liebert se presentaba con una impecable imagen personal, en la vereda donde se detenía la bus del hospital. Haine se percataba que veinte minutos después llegaba un colega de él a esperar la recepción de pacientes  junto con el rubio. El chico apretó los dedos en los huecos de la rejilla y apoyó la frente en los alambres de esta red, pensativo. En ese instante, un paciente se colocó a su lado y le imitó.
—Ese par siempre recibe a los nuevos especímenes. — Dijo este otro joven. Por su acento y por su lenguaje, él era alemán al igual que él.
—Siempre están tan puntuales…— Musitó Haine. —¿Qué tiene de entretenido encargarse de la recepción? Gente como ellos disfrutan más metiendo cuchillos en los cerebros ajenos a estas horas.—
—Hahaha. — Éste soltó una carcajada, Haine ladeó el rostro para mirarlo seriamente. —¿Bromeas? Para ellos debe ser la mejor parte del trabajo… La “selección de fenómenos” —
—Uhm…—
—Sobre todo para el más joven. — Dijo señalando al hijo del dueño del hospital. —Aquí entre nosotros y para quienes nos gusta la historia mundial, le hemos apodado el “Mengele” del Hospital Psiquiátrico. Algunos queremos ver si tiene por característica dental diastema a ver si hay una herencia y es familiar de ese tipo.—
—Mengele…— Repitió por inercia. Por momentos su memoria le falló sobre ese apellido… Luego recordó de donde venía ese tipo. —Ah… Creo que sí tiene una liguera separación en los incisivos superiores ahora que lo dices…Me parece haberlo notado— Meditó reflexivo. Le había parecido notarlo cuando conversaba con él. —Pero no es tan exagerada como la de ese enfermo. Tampoco se parece físicamente.—
—Como sea… — El chico le miró divertido, alzó los hombros. —Se ve carismático y hasta transmite paz. Mengele era así. Lo que he aprendido es que no te puedes fiar de este tipo de gente. —
—…— Haine subió la mirada hacia su mano que estaba aferrada a los alambres de la malla en la parte más alta. Observó el reloj que marcaba el tiempo que le quedaba antes de administrarse medicación para evitar una descompensación.  No era médico, pero entendía que la operación en él tenía conexión con el reloj y con la médula espinal. El médico era un genio y eso lo hacía más sospechoso —Sí… Debe estar jodido de la cabeza como todos aquí. — Río un poco. —¿Por qué estás aquí? ¿Eres adicto a algo o andas invadiendo patios ajenos? —
—Esquizofrenia… Primer brote. — Notó que el otro lo miró como un bicho raro. —Vamos, no es como si fueras a contraer la lepra estando cerca de mí. — Se visualizó ofendido. —Además no he tenido alucinaciones. —
—Ya. — Haine soltó un prolongado suspiro. No era quien para juzgar y el otro no parecía TAN enajenado como otros pacientes que había visto. —Es que no pareces esquizofrénico. —
—Pues la gente debería quitarse el estigma social de que los esquizofrénicos andan como Gollums por la vida desnudos y atacando con sus propias fecas a otras personas. — Ladeó el rostro, bromeando con su propio trastorno. —El Modecate nos lleva bien. Nos deja rígidos pero bien…—
—¿Mode…qué? —
—Ah, olvídalo. — Le restó importancia. —¿Por qué estas aquí? —
—No tengo ninguna patología. —
—“Subestimar tu integridad es un signo de enfermedad.” Cito a estos médicos. Ya, no es como si fuera corriendo a saltitos por todo el edificio diciendo lo que tienes…—
—Mgh… — Volvió la mirada hacia los dos médicos. —Según un diagnóstico previo de psiquiatras de otra parte, tengo Trastorno de la Personalidad Antisocial. —
—Estas jodido. —
—¿¡Qué te pasa!? —  Le miró desafiante.
—¿Ves? — Pareció burlesco, pero en el fondo se veía liguero. —Un TPA no se quita nunca. Pero tampoco es algo que te vaya a matar… He aprendido mucho aquí sobre patologías. Los que tienen Trastornos de Personalidad salen en menos tiempo… Aunque vuelven dentro de poco, también.—
—Si tú lo dices, “Doc” — Dio una larga aspirada a su cigarrillo.
En ese instante, el bus del hospital ingresó en la plaza y en poco se detuvo en la vereda cerca de los médicos. —Oh, mira. Nuestros nuevos compañeritos han llegado. —
Ambos observaron fijamente hacia esa dirección. La puerta del chofer se abrió y este bajo para abrir la puerta de los pasajeros. Los primeros en bajar fueron dos enfermeros, seguidamente éstos comenzaron a bajar a los pacientes. Al bajar todo el grupo, la mayoría lucía muy normales y adaptados, vistiendo como un día casual, sólo uno de ellos venía “contenido” de sus extremidades usando camisa de fuerzas. A éste lo dejaron separado del grupo. La mayoría se visualizaban inquietos de estar allí.
—Primero, el doctor más adulto mirará al otro más joven. — Indicó el paciente que hablaba con Haine.
—…— Y así era. Vio que el médico mayor observó expectante a Johan. El rubio, en tanto, dedicó una sonrisa a los pacientes calmando sus nervios. Aun así, guardaba distancia de ellos.
—Ahora viene las indicaciones no verbales con señales de dedos, “mujeres allá"—
Haine observó que Johan hizo un gesto sin hablar, indicando a los enfermeros que posicionaran a las chicas a cierto lado.
—“Hombres allá” — Indicó el chico esquizofrénico tan magistralmente en su interpretación que calzaba justamente.
—Parece que te pasas mucho tiempo aquí parado espiándolos. —
—“Aburridos para allá” — Prosiguió. El médico rubio apuntó hacia una zona de la vereda y un par de chicos fueron llevados hacia allí. El “Interprete” se tomó su tiempo al igual que el doctor —“Hm… Espera, éste bicharraco se ve interesante. Tráelo hasta aquí” — Chasqueó los dedos. —¿Ves que es como Mengele? Tenemos la teoría de que es descendiente. Que no te sorprenda si luego maltrata judías y se escapa a Latinoamérica.—
—…— El peliblanco notó como un chico muy pálido y extraño fue llevado más cerca del rubio doctor. Este se aproximó a analizarlo más detalladamente y luego le indicó que lo esperara a su lado. Acto seguido, apuntó a una chica de cabellos negros muy largos, tan pálida como la luna, parecía abstraída en su propio mundo de melancolía. Un enfermero la acercó a Johan. El resto de pacientes “aburridos” quedaban automáticamente bajo la supervisión del otro médico. Haine se paralizó ante la imagen de esa joven. No entendía por qué pero al verla se sintió lleno de desesperación.
—Vaya, yo no había notado a esa chica… Es como inexistente. — Posó una mano en su mentón. Al mirar a Haine, lo encontró notoriamente agitado. —¿Qué pasa? ¿No habías visto a una chica hace tiempo? Si asistieras a los talleres terapéuticos… A veces nos juntas a los hombres y a las mujeres pero si te acercas a hacer cosas te sacan dopado. —
—N-no es eso. — Negó fuertemente con la cabeza saliendo de ese estado. —Siento que me recuerda a alguien pero no sé a quién. —
—Oh…¿Tu hermana? Aunque lo dudo por tu pigmentación capital… ¿Una novia? —
—No recuerdo tener una. —
—…— Este le miró intrigado, como si tuviera a un enfermo a su lado.
—¿Qué… sucede? — Haine se le quedó observando sin comprender.
—Hahaha, eres un perdedor virgen entonces. —
—Hey, que te pasa. Esas cosas no te interesan. — Le dio un codazo en las costillas que hizo que se tumbara, pero el enojo le duró a Haine poco porque terminó riéndose a carcajadas contagiado por el otro que no paraba de reír en el suelo. —Ya… Basta, lunático. — Dijo entre risas.

Fin del Flash Back.

Los años pasaron y Haine había retornado a Japón después de su exitoso servicio militar en Alemania. Como era de esperarse, todo registro patológico negativo que pudiera perjudicar su imagen fue borrado de su hoja de vida. El tratamiento farmacológico y la dependencia al reloj de muñeca continuaban pero hasta la fecha no mostraba alteraciones ni problemas en su funcionamiento. De hecho, desde que ése médico comenzó a tratarlo en Alemania Haine no había experimentado malestares de ningún tipo… A excepción cuando se olvidaba de aplicarse las dosis antes de que el tiempo en cuenta regresiva de su reloj se acabara.
Le llamó la atención un día encontrarse en el Hospital de Rizembool y escuchar que una voz femenina llamaba al Dr. Liebert por lo alta voces al pabellón quirúrgico. Nunca esperó que un médico de esa clase se encontrara en Japón. De algún modo, siempre se lo imaginó trabajando en un laboratorio científico de renombre en Europa realizando grandes avances científicos o, como había dicho aquel paciente esquizofrénico, viviendo en Latinoamérica finalmente. ¿Pero Japón? Tal vez subestimaba a los asiáticos en ese sentido pero Haine creía que los avances más tecnológicos estaban en Europa… Luego recordó que Rizembool era un mundo aparte y el asunto tomó más lógica.

Como era mejor “Maleante conocido que por conocer” prefirió sacar el resto de horas médicas con Liebert.
Así había sido desde entonces. En el presente, se encontraba en la sala de espera aguardando por la atención médica. Miró los minutos que le quedaban en la cuenta regresiva de su reloj y justo cuando comenzaba a estimar que el doctor se extendería con el paciente que estaba tratando en ese momento, la secretaria lo llamó por su nombre.

—Señor Rammsteiner, el Doctor Liebert le espera. —
—“Ja” — Se puso de pie y  caminó tranquilamente hasta la sala de atención médica. Entró sin golpear y vio que Johan estaba anotando unas acotaciones en una libreta. —…— La sala de atención médica era igual de pulcra que el resto de lugares donde habitaba ese espécimen, parecía que donde fuera debería ser reluciente y purificado. Haine estuvo en una ocasión en la oficina de Johan Liebert, la cual en estética era muy distinta a la sala de atención médica, pero no se diferenciaba en cuanto al orden.
— Rammsteiner— Le saludó sin mirarlo. Terminó de anotar y esta vez lo observó. —Lo esperaba hace una semana.
—Ah, se me olvidó. —
—…— Se tomó unos instantes antes de proceder. Luego se acercó a él y le pidió con un gesto sin habla que le indicara el reloj. —Siempre al límite usted…—
—Vive rápido, muere rápido. Dicen por allí. —
—Hm… Eso he escuchado. — Se quedó pegado viendo los segundos pasar en el reloj de muñeca.
—…—
—Ah... — Abrió la puerta del mueble donde guardaba todo tipo de medicación, buscó con paciencia la que le recetaba a Haine. El peliblanco ya sabía de memoria que esa medicación era muy escasa. Johan sacó una ampolla de tamaño grande que contenía un líquido azulino, saco también una jeringa y demás implemento. —Bien, aquí vamos otra vez… Siéntese. —
—Ahm, okay. — Se sentó en una silla cercana.
—Usted es muy alto, Rammsteiner. Cada vez más alto.— Apreció el médico mientras apretaba un dedo en la línea de la boquilla de la ampolla, el cristal cedió. Invadió el interior de esta con la aguja de la jeringa la cual comenzó a succionar el líquido. —Tengo entendido que fue Rebel. —
—Aham…— Dijo despistadamente mientras masticaba goma de mascar.
—Me extraña que en el presente no lo sea. —
—Es un dolor de cabeza, doctor. —
—¿Yo o el puesto de Rebel? — Le preguntó al otro al no ser especifico.
—Ambas cosas…— Le miró con desdén.
—Haha, comprendo. — Rió divertido. —Estire su brazo y apriete su mano. — Cuando el otro hizo esta acción, comenzó a apretar la punta de la jeringa en donde estaba la vena. De a poco, el líquido comenzó a ser ingresado por esta vía.
—Sobre ser Rebel… Ya participé como tres veces y las tres veces logré el propósito. Creo que me he “jubilado” con el tema. — Dijo de pronto. Observó distraídamente por la ventana, luego miró hacia su propio brazo, tranquilamente. El líquido daba la sensación de ser duro y de quemar cuando ingresaba pero él ya estaba acostumbrado. Sabía que tenía que hacerlo muy lento para que fuera del modo adecuado. —Hey, doc… ¿Alguna vez fuiste Rebel? — Preguntó con curiosidad.
—No, nunca. — Le respondió sin dejar de mirar la aguja.
—Ah, qué raro…—
—¿Por qué? —
—Porque tienes pinta de haber sido uno… Digo, eres como… Tan extraño. —
—¿Los Rebels son extraños? —
—No todos… Pero sí la mayoría estamos un poco…— Sonrió maniacamente, mostrando su dentadura. —“tocaditos”
—Hm…— Le miró de reojo para luego volver a central la atención en el brazo del joven. —No podría ser uno. Nunca fue del tipo de personas muy atléticas… Seguro fallaba en mi primera prueba. —
—No es un descalificativo directo. He visto gente muy sonsa físicamente que logra ser Rebel. —
—Ah…— Pensó unos segundos. —De todos modos no era de mi interés… Lo mío es la ciencia únicamente. No me veo en otro puesto, realmente. —
—Por eso pasas día y noche en el hospital y luego en los laboratorios de Rizembool. Se nota que no tienes vida, doc. —
—Así es. — Asintió irónicamente orgulloso de ello. Cuando ya no quedaba líquido dentro del tubo de la jeringa, quitó con cuidado la aguja. Colocó un algodón en esa zona y un esparadrapo pegable. Se fijó en como las horas comenzaban a ascender en el reloj de Haine.  —Listo. —
—¿Por qué trabajar tanto para Rizembool? Eres el dueño de tu propio hospital en Alemania ante la muerte de tu padre.
—…— Parecía levemente sorprendido por el hecho de que él conociera sobre la muerte de su padre.
—Oh, no es como si fuera un stalker de tu biografía… Pero si no lo recuerdas, por esas fechas estaba en el hospital de tu padre… La enfermera estaba muy preocupada por tu pérdida y nos hizo escribirte una carta de condolencia… Como si fuéramos tu kínder garden personal. —
—Ah, sí. — Asintió, sonriendo. —Fue una linda carta… No me esperé ese detalle. —
—ihhh. — Evitó la risa. —Yo fui el que dibujó el falo. —
—Oh…—
—Ja. El punto es que… ¿Por qué estás aquí en vez de estar cómodo en tu propio hospital? —
—Rizembool tiene muchas áreas donde puedo investigar. Esa es la simple respuesta.  Hm…— Puso un dedo en su mentón, pensativo.  —Supongo que sí paso mucho tiempo aquí pero no considero que sea malo… Menos provechoso sería volver a mi propia herencia y puesto asegurado en mi hospital y sentirme “Comfortably numb” —
—Que loco… Yo que tú, doc, derrocho mi dinero en mujeres, alcohol y basura. Eres joven y llevas una vida de viejo aburrido. —
—¿Para qué quiero basura y esas otras cosas? — Lució confundido con la sugerencia de Haine. Justo cuando Haine iba a argumentar con alguna grosería sin sentido, un hombre entró en la sala de atención abriendo la puerta e ingresando como si fuera el dueño del lugar. —…— Johan instantáneamente guardó distancia de esa persona.
—Toc, toc~ — Dijo este sujeto. Su elegante y estrambótico traje color purpura de Versace llamaba la atención directamente por lo estrafalario. Haine sintió que quedaría ciego si lo veía por mucho tiempo. Llevaba gafas con cristales rojos, una cadena de oro alrededor del cuello, el cabello lavanda bien peinado y perfumado con una varonil y fina fragancia. —Jo~han te he estado buscando por todos lados. —
—Hola, señor Tsukiyama. —   Le saludó el rubio.
—¡¿SEÑOR?! — Lo miró ofendido, bajándose levemente las gafas. —Te he dicho como un montón de veces que no me llames así. Pareciera como si fuera un viejo o como si no fuéramos colegas. — Expresó con un gesto dramático. —¿Qué va a pensar la gente? — Apuntó a Haine. —Este menesteroso alumno creerá que soy una especie de desadaptado si me tratas tan ajeno. Oh, pobre ave, seguro debe estar muy confundido con todo esto. —
—Más me confunde tu persona en sí. Por tu ropa, das la impresión de ser un estafador que viene a ofrecer inversiones falsas y que luego escapas con el dinero hacia el Caribe. —
—Hm, Haine. Mejor no hables de estafa~ He sabido que has copiado en mi examen. Tan bueno que soy, no te he perjudicado. —
—…—
—Lástima que le copiaras a alguien que sacó mala calificación. — Se cubrió parte del rostro. —Tuve que ponerte una carita triste en la hoja. Malo, malo. Haha. —
—Y-yo… No copie. — El peliblanco se puso de pie. —Mejor me retiro. — El profesor Shuu le crispaba los nervios porque no sabía cómo interpretarlo. Era tan… raro. Y lo raro que al lado del raro de Johan, Shuu seguía siendo el más raro. Pasó por su lado guardando distancia y en poco tiempo ya no había rastro de Haine.
—¿Me necesita para algo? —
—¡Oh, sí! — Shuu juntó las palmas de su mano. —Qué bueno que existes— Se acercó a él, posó un índice en la frente del rubio antes de que este se fuera a simular que escribía una receta. —Más bien, que bueno que poseas esto dentro tuyo. ¡Lo necesito ahora! —
—¿Cómo podría ayudarle…?— Sonrió un poco preocupado, presentía que ocuparía su tiempo.
—AyudarTE. Ya te dije que nada de formalismo conmigo, ¿Acaso no me consideras un par igual? ¿Un aliado en esta senda del guerreo? ¿Un amigo leal que estaría dispuesto a luchar una difícil batalla contigo? — Se presentó perturbado por la distancia simbólica de Johan.
—…Sí. —
—¡Perfecto! — Sonrió ampliamente. —Te cuento. — Tomó asiento libremente en la camilla. Luego se levantó con un gesto de asco recordando que allí se sentaban muchos pacientes. Extendió las manos como recreando la figura de algo. —Mis alumnos llevan un proyecto y…— En la cúspide de su histrionismo, pensó que mejor era la acción que las palabras —¡Bah! ¡No perdamos tiempo! — Lo agarró de la muñeca. —Necesitas verlo por ti mismo. ¡È così fantastico , il mio caro amico! — Lo diriguió hacia fuera del box de atención.
—¿S-señor Liebert? — La secretaria, quien se había ausentado por un par de minutos, volvía a su escritorio con una pila de carpetas. Esta miró preocupada hacia el rubio, pensando que era secuestrado por ese tipo tan raro… Luego notó que era aquel profesor llamado Shuu Tsukiyama. —
—Me tengo que ir.. — Dijo mientras era jalado. —Ya atendí a todos, por favor, envía a que alguien ordene la sala de atención. Que quede bien limpio todo.—
—S-sí, señor. —
—Vamos, vamos. —

Después de ser poco más abducido por el de cabellos lavanda, éste lo llevó en su costoso y lujoso vehículo hasta Rizembool. Específicamente la zona de los laboratorios tecnológicos de Ingeniería Mecatrónica Robótica. Tras pasar su credencial y aprobar la contraseña, el laboratorio principal se abrió.
Dentro de este laboratorio, había dos chicos revisando el fluido de masas dentro de un conducto conectado a una máquina.

—¿P-rofesor? — Hibiki se sorprendió de verlo llegar tan precipitado.
—Kuze-kun, Tsukasa-kun, que bueno que aún están aquí. No he dormido en todas estas noches pensando en su desespero. Me torturaba de sobre manera saber que no podían avanzar en su proyecto por lo que… ¡TADAN! Les he traído en persona un médico y científico experto en genética humano. No se acerquen mucho, pues al estar fuera de su caja pierde su valor. —
—…— Hibiki y Eishi intercambiaron miradas, era curioso como el profesor Tsukiyama trataba a ese otro joven como un juguete de colección al cual sacaba de su empaque original para mostrárselo a sus amigos.
—¡Sus plegarias han sido escuchadas!  Ahora, muéstrenle a mi amigo el magnífico proyecto que estan llevando a cabo y explíquenle lo que necesitan. —
—S-sí. — El pelinegro fue el primero en salir de su asombro. —Eh…— Fue hasta una capsula gigante de tamaño humanoide, apretó un código secreto y esta se abrió expeliendo gas dispensador. —Aún nos falta algunos detalles… Inicialmente partimos por el guante. — Hibiki apuntó a susodicha parte. —Pero el profesor Tsukiyama nos animó a completarlo. El traje no está hecho como una armadura, por lo que su constitución no está hecha de metal solido sino más bien de millones de unidades discretas de minúsculo tamaño que unificadas generan una superficie grande, flexible y magistral.—
—…— Eishi miró a su compañero de equipo en silencio y luego miró su propio proyecto. Habían empezado por el guante pero el maestro les aconsejó que fueran ambiciosos y terminasen un traje completo. Con casco incluido. Así, frente a sus ojos, había un traje de color negro metálico que comprendía todas sus piezas, desde botas especializadas y resistentes, un cuerpo hecho de un material impenetrable, guantes potenciadores de energía (a los cuales les faltaba encontrar la sustancia) y un casco cibernético que iba conectado en su totalidad a todas las partes del traje.
—Tiene una base integral estructural cuyo campo de fuerza se activa atravesando las partículas del traje lo que genera que se desplace la energía y la potencia a través de todo el traje. Incluso si recibe daño crítico, sus unidades discretas y particular se regeneran permitiendo que el traje siga activado y en funcionamiento por un tiempo más.
—Actívalo — Le ordenó Tsukiyama, orgulloso de sus ovejas.
—Ok. — Hibiki miró a Eishi como intuyendo el recelo de este sobre exponer tanto el proyecto. —Uhnm…— Pero al tornar la vista hacia Tsukiyama notó que estaba esperándolo.
—Te ayudo…— Dijo finalmente Eishi. Ambos activaron el traje al meter cada uno un brazo dentro de cada brazo del traje. En poco tiempo el traje se activó reconociendo la estructura humana. El traje negro en su totalidad, encendió unas líneas cibernéticas de color azul metálico brillante a sus costados. —Lo hemos probado… Y funciona. —
—Sólo nos falta la “materia” que debe circular por estos canales y producir energía. —
—¿Y? ¿Qué opinas? ¿A que mis discípulos son admirables? Lo hemos probado en frio, fuego, armas y resiste todo.
—Pues… Ciertamente. — Johan observó con atención el trabajo de los estudiantes de Tsukiyama. —Casi me haces sentir la necesidad de volverme profesor de planta y exigir proyectos a mis alumnos. — Johan comprendía que Tsukiyama era un lunático con estilo particular pero sí que era un genio en cuanto a la construcción de elementos tecnológicos de alta gama. Se notaba que le enseñaba bien a sus estudiantes.
—Bah, si no trabajaras tanto en el hospital y en los laboratorios podrías hacer más que tu única y mísera clase en Rizembool. — Alzó las manos y negó con la cabeza. —Pero a lo puntual. Necesitan tu ayuda pues se necesita de un componente que tenga conexión con los procesos neuronales que haga que el traje actúe y potencie energía. ¿Me explico? Necesitamos que este traje produzca fuego, o hielo, o extensiones de sí mismo. ¡No seas tímido y acércate! — Le invitó a aproximarse. —Sé que debes estar cautivado por esto. —
—No me esperaba ver algo así aquí… Tan rápido. — Restó los pasos que le distanciaban del traje. Al acercarse a la capsula notó que guardaban el traje en frío. —¿Se puede tocar? — Pidió autorización.
—Adelante, adelante. — Dijo Tsukiyama.
—…— El rubio deslizó un dedo por la superficie del traje analizando su textura. Al deslizar el dedo notó que el traje reaccionaba a su tacto como si tuviera el sentido del tacto y lo analizara con su roce. Luego comenzó a indagar en el material y las conexiones internas. —He trabajado antes con conexiones neuronales extra sensoriales y de capacidades en respuestas cognitivas mediante un conector material tecnológico… Aunque a menor escala, claramente. — El reloj de Haine no se comparaba a la magnitud del traje. Shuu lo superaba enormemente en ese aspecto. Johan se cubrió la boca, mirando fijamente y serio aquel traje. —Esto es monstruoso.—
—¡AH! ¡SABIA QUE TE ENCANTARIA! —
—Más bien… Parece perturbado…— Comentó Eishi en confidencialidad a Hibiki. Ellos dos se habían quedado algo atrás de los maestros.
—Es amigo del profesor Tsukiyama, dudo que se sienta aterrado por lo que ve. —
—…Cierto. — El peliplateado alzó los hombros.
—Entonces, ¿Puedes lograr algo? —
—Tú eres el experto en mecatronica robótica... No veo la necesidad de intervenir. Puedo ayudarles a formular una teoría con hipótesis experimentales donde se explique el cómo se deben hacer estas conexiones psíquicas entre la mente y lo mecánico. La “materia” es lo más simple, en todo esto. —
—Ah. — Tsukiyama no quería mostrarse asombrado pero pensaba que la materia sería lo más difícil de concebir. La noticia lo animaba mucho pero contenía su histrionismo en ese momento.
—Incluso, si consiguen a una persona que se ofrezca como voluntario para probar el traje y hacer la conexión mente-máquina podría realizar la intervención neuroquirúrgica… El problema es…— Se apartó de la armadura. —Que no tengo tiempo. —
—¡¿CÓMO, JOHAN?! ¿Vas a despreciarnos porque tus obligaciones son más importantes? ¿Acaso no tienes corazón?
—…— Lo observó tranquilamente. —Iba a proponer a unos alumnos de Genética que podrían trabajar en esto... —
—Pero no serán tan buenos como tú. —
—Ah, pero… Yo puedo hacer todo lo que dije antes… Sólo que ellos lo aplicarían y verían si generan nueva hipótesis. Serían como mis representantes por así decirlo, yo podría supervisarlos desde… mi sitio. —
—…Hm. — Tsukiyama alzó la vista hacia el techo, pensativo. —¿Serían de confianza? —
—Los escogeré minuciosamente. —
—Hm…—
—Creo que lo que nos ofrece su amigo es una buena posibilidad. Después de todo, usted mismo nos dijo que consiguiéramos alumnos de Genética sólo que ninguno ha querido. — Intervino Hibiki. Era primera vez que veía en persona al colega de su profesor. Había escuchado mucho sobre él y su descripción física por lo que sentía que “lo conocían” de algún modo pero Johan Liebert casi era un mito en la Universidad de Rizembool porque muy pocos lo veían al tener una única clase que él hacía en el campus. En cambio, los Rebels y personas que habían sido pacientes del Hospital de Rizembool lo conocían más de cerca. Hibiki se sorprendía como esos dos individuos tan jóvenes eran unos genios que les llevaban años luz de investigación… cuando los años que los separaban de Hibiki y Eishi eran pocos. Se sintió un poco desilusionado al verse atrasado en ese sentido.
—Los de tu área son un poco cobardes y no se quieren arriesgar. — Shuu soltó un suspiro.
—Tengo algunas personas en mente que pueden ser excelentes candidatos para ser mis representantes. —
—Ok. Confiare en tu palabra. — Se volteó hacia sus pupilos. —¿Ya ven como las cosas se van solucionando? No quiero verlos más deprimidos. —
—Egh… ¿Deprimidos? — Preguntó Hibiki. No se recordaba con su compañero, melancólicos en un rincón del laboratorio. Sí frustrados, pero no deprimidos.
—Aham. — Shuu apuntó a Eishi especialmente. —El joven Tsukasa-kun siempre tiene una expresión en el rostro como si su madre se estuviera muriendo. —
—…— Eishi se cohibió con esa apreciación pero se mantuvo indiferente. No le gustaba que le prestaran atención así de pronto. —Profesor, mi madre está bien… No se preocupe. — Dijo él. Su madre estaba sana y salva en su casa. La expresión de Eishi no era de sufrimiento sino de indiferencia retraída pero Shuu no era precisamente el más experto para interpretar emociones.
—Yo sufriría mucho si te suicidas. — Lució melancólico el profesor.
—…— Eishi prefirió mirar hacia otro lado, la mirada de su profesor lo incomodaba.
—Mira el casco de cerca, Johan. Es genial. — Pero tan rápido como se mostró afectado por su alumno, lo olvidó por completo. —Cuando se enciende tiene un sistema de análisis que verifica los datos de la persona que tiene en frente. También tiene la capacidad de ver por la noche con infrarrojo y tener una óptica de mira en caso de querer hacer un tiro asertivo. Además, está conectado con el resto del cuerpo a nivel mecánico, cuando tienes daño crítico te avisa inmediatamente y en la pantalla de la mira del casco aparece el tiempo restante que te queda de energía y soporte. Me gustaría que le implementaras alguna medicación interna que de efecto placebo cuando eso suceda. —
« Last Edit: November 11, 2016, 05:05:20 PM by Kana »


Cho

Segunda parte, espero terminar pronto... *se esconde*

27.2.


Había pasado un rato, y luego de lo que resultó ser inicialmente agradable de ver, Larsa aprovechó el descuido de su mayordomo quien estaba en medio de otra competencia más de limpieza para caminar por la casa por su cuenta. Jakob y Nio podrían estar haciendo un buen trabajo en su lugar, pero no se sentía conforme.

Entró en una habitación vacía y también lista para ser limpiada, pero sin nadie a cargo. Al estar a una prudente distancia del centro de competencia y no notar a nadie cercano, decidió entrar. Tuvo la suerte de encontrar unos instrumentos de limpieza listos para usarse en un rincón, así que tomó una escoba y decidió laborear un poco, cuando alguien más llegó.

“Ohh, excelente hallazgo,” Yuyuko levantó un pulgar y también fue por una escoba. “Estaba comenzando a temer que no lograría limpiar nada.”
“Veo que también te escapaste,” observó Larsa.
“Sí, le pedí a mi Youmu una serie de cosas para comer que necesitaran preparación y de inmediato hui. No estaremos al nivel de los dos competidores, pero debemos poner de nuestra parte sí o sí.”
“Pienso lo mismo.”
“Aunque…” Yuyuko miró a la escoba con cierta duda. “¿Sabes si hay algún método bueno de barrer? Habré visto la labor de limpieza en mi hogar, pero me temo que no le presté detenida atención, y mover la escoba de un lado al otro no suena tan efectivo.”
“Lamento decir que tampoco sé sobre el ‘mejor’ método para barrer…” Larsa se mostró ligeramente apesadumbrado. “Sólo sé que hay que ser pacientes, y concentrarse en reunir las partículas mientras se avanza…”
“Eso tendrá que ser,” Yuyuko sonrió. “¡Manos a la obra!”

Ambos se pusieron a barrer el piso desde los dos lados opuestos. Larsa pudo observar a la mayor disfrutar del trabajo e incluso sonreír y sorprenderse complacida por notar la gran diferencia al barrer, pese a no ser visible en un inicio. El menor no pudo evitar sonreír un poco. Había algo bastante agradable en aquella exHiME.

“Larsa, ¿te puedo hacer una pregunta?”
“Claro, Saigyouji-san.”
“Vaya, no me llames por mi apellido…”
“Lo lamento, pero tiendo a hacerlo, en especial a aquellos mayores que yo.”
“Pero es como si pusieras una barrera. Quisiera que fueras informal ante mí, del mismo modo en el cual lo eres con tus hermanas de cariño.”
“Hm…” él mostró incomodidad en su expresión.
“Espero que algún día lo hagas, aun si tenga que esperar,” la mayor sonrió.
“Por tu forma de ser, me sorprende que me pidas el favor de una pregunta.”
“Lo hago porque imagino que puede ser una un tanto incómoda para ti, pero si alguien lo sabe, ese serías tú por cómo ayudas a Cho,” Yuyuko hizo una pausa en su barrido. “¿De casualidad sabes si el Rebel de Youmu se ha aparecido?”
“No, no tengo noticias,” Larsa negó. “De suceder, es posible que me entere.”
“Si eso ocurre y no estoy presente, quisiera que me avises, por favor.”
“¿A qué se debe el pedido?”
“Es que, por más que quiera confiar en mi pequeña y que me mantenga informada, Youmu sin duda intentará ocultarme todo lo referente a su pelea,” Yuyuko llevó un dedo al mentón y alzó su mirada, pensativa. “Sobre todo si se fuera a tratar de algo duro y difícil para ella. Lo considerará como parte de su rol como guardiana.”
“…”
“Es normal que me preocupe un poco por ella, y quiero enterarme de lo que hace y lo que le sucede, así de simple,” sonrió con torpeza.
“Comprendo, es normal que queramos estar al tanto de una situación incierta, por más que no estemos directamente vinculados,” Larsa asintió. “Aunque, es posible que tú lo estés.”
“¿Cómo así?”
“¿Consideras que tu estatus como la superior de Youmu signifique que seas una candidata para ser su Key?”
“¿Yo su Key?” la mayor se sorprendió ligeramente. “Ara~ suena bastante probable, pero sinceramente espero que no.”
“Hm…”
“Sonará extraño y un poco mal decirlo, pero yo ya tuve mi travesía HiME y por más que quiera velar por el bienestar de mi Youmu, no me consideraría su mejor apoyo. No estoy en Hanasaki, no veo las cosas a su manera, y también me pregunto si mi lugar determinará a su Key. Verás…” Yuyuko se cruzó de brazos y sonrió con tristeza. “Yo no sé si tuve uno en mi tiempo. Nunca conocí a mi Child para empezar.”
“…”
“Y al mismo tiempo, nunca lo necesité. Pero pese a eso, siempre me consideré una persona afortunada. Tuve a mi familia apoyándome, a mis padres que los adoro, a mis sirvientes que me alentaban, a mis amigas HiMEs inseparables y que significaron todo para mí durante el conflicto, pero en medio de esa felicidad yo no encontré a mi Key ni a mi Child…” sonrió torpemente. “Será por eso mismo que no le doy tanta importancia al tema.”
“…” Larsa asintió. “Supongo depende de cada uno. Sé sobre la importancia de un Key por ser esta persona quien da más poder a la HiME. Es afortunado de tu parte que no lo hayas necesitado para sobrevivir.”
“Cierto…”
“Eso sólo dice que eres un tipo de persona, y no hay nada de malo en ello,” Larsa sonrió un poco. “Kasuga-san nunca manifestó su Child tampoco, ni fue claro quién era su Key. Pero por más que nunca tuvo una pelea seria contra su Rebel, juzgaría que tampoco fue una HiME débil. Pienso que fue como lo que tú describiste. Tenía a su familia y amigos y era muy dichosa en su rol. Tal vez su ‘Key’ fue esa felicidad.”
“…” Yuyuko se sorprendió un poco.
“Considero que eso es muy auténtico, y todos terminan rindiendo valores distintos a los conceptos y a sus propias vidas. Saigyouji-san… no quisiera que te encuentres cargando inquietudes del pasado por no manifestar un algo que fue ajeno a ti, o pensar menos de ti misma por eso.”
“A veces… es inevitable…” sonrió con humildad. “Ara~ me puedes leer bien. Creo que debo mantener cierta distancia de ti.”
“…” Larsa sonrió con ironía. “No te culparía si lo hicieras.”
“Bromeo, por supuesto,” Yuyuko sacó su celular. “Pero antes de que me olvide, deberíamos coordinar un día para que visites mi hogar, sobre todo ahora que me he vuelto muy amiga con Dakki. ¿Qué día funciona para ti?”
“Creo que lo mejor sería preguntarle a Dakki, ella es la más activa…”



“Yuyuko-sama,” Youmu se apareció con una bandeja que contenía distintos tipos de comida. Ella lo apoyó sobre el piso y se acercó a su señora. “¿Cómo así se encuentra limpiando? Le dije que no era necesario, yo me encargaré de su labor.”
“Pero vine precisamente para ayudar, Youmu,” Yuyuko le sonrió con dulzura. “Ahora no te preocupes por mí y anda a limpiar a otro lado. Larsa y yo lo tenemos bajo control.”
“¿Por qué tiene que contradecirme tanto? Sólo estoy velando por usted,” Youmu frunció el ceño y miró momentáneamente a Larsa, quien desvió su mirada para no ser envuelto en el tema. “Esto realmente no le corresponde a usted. Puedes dejar que el exRebel limpie todo lo que quiera, pero usted no debería tener que realizar un trabajo tan pesado.”
“Un momento, señorita,” Jakob se apareció también, y se notó inconforme. “Considero muy apropiada su intención de resguardar a su superior de trabajo laboral innecesario, pero no ande diciendo que mi señorito debería hacerlo. Pido respeto.”
“Jakob, no es necesario,” Larsa dio un suspiro. “¿Y no estabas en una competencia con Nio?”
“La actividad terminó gracias a mi excelente habilidad, y la señorita ha ido a encontrarse con su hermana mayor. Por ello mismo, he venido a buscarle,” le extendió una mano. “No se resista y deme la escoba, por favor. Hago esto por su propio bien.”
“Te encuentras probando mi paciencia demasiado…”
“Vamos, ¿por qué no nos dejan divertirnos? No estamos lastimando a nadie,” dijo Yuyuko.
“No pretenda que su decisión es mucho mejor por tratar de exagerar consecuencias,” contestó Youmu, impaciente. “Y la limpieza no es divertida. Es una tarea muy demandante. Además este no es un evento social digno de usted.”
“De usted tampoco, señorito,” recalcó Jakob. “No ande tomándose demasiadas libertades.”
“…” Larsa dio un pesado suspiro y miró a su mayordomo con severidad. “Pienso que eres tú quien se encuentra tomando las libertades.”
“S-señorito…” el peliplateado se notó levemente movido y dio una reverencia. “Lamento tener que incomodarle. Sólo realizo mi rol como juré que lo haría, y usted no puede ser tan complaciente con sus allegados todo el tiempo.”
“Tampoco no puedo ser más que una sombra en un evento que escogí atender. Considero que la necesidad de otros va por encima de las imágenes y etiquetas sociales que tanto deseas preservar. No es que no aprecio tu dedicación ni habilidades, pero pienso que me corresponde poner de mi parte. Espero que lo entiendas.”
“Pero…” Jakob se sorprendió y terminó por no decir más, inconforme.
“Youmu,” Yuyuko llamó a la menor y sonrió. “Ehm… lo que Larsa dijo.”
“¿Qué se supone que eso significa, Yuyuko-sama?” la HiME alzó una ceja.
“Vamos, no puedo ser la única cuadrada que no colabora en nada, además si me quedo como tu señora, tú también perderás eficiencia por atenderme. Larsa ya se está comprometiendo a ayudar y tiene todo el permiso, ¿por qué yo no?”
“No nos compares, somos casos distintos, y yo no pienso dar mi brazo a torcer. Definitivamente esto es muy importante.”
“¿Acaso está asumiendo que mi labor no es tan importante para mí?” preguntó el mayordomo, visiblemente molesto.
“¿Eh? No he dicho eso…” Youmu se confundió.
“Sin embargo está implícito en sus palabras, y es muy probable que lo haya pensado. Condeno su asunción por completo. Deseo proteger el estatus y bienestar de mi señorito pero tampoco puedo contradecir del todo su voluntad.”
“C-créeme que entiendo tu complicación, pero a veces tampoco se puede andar siendo tan permisivo…”
“¿Y ahora se digna a decirme cómo debo actuar?”
“¿Qué? Yo no…”
“Déjeme asegurarle, señorita, que provengo de un linaje servil y siempre leal a la casa Solidor, y me tomo mi rol con la más absoluta seriedad.”
“D-de nuevo, te entiendo…”
“No intente pretender encontrarse en mi lugar luego de declarar que su situación con su señora es distinta que la mía.”
“¿Eh? E-espera un poco…” Youmu empezaba a marearse. Aquel mayordomo no se tranquilizaba y ya no sabía qué decir.
“Oye Jakob…” dijo Larsa, inquieto.
“Permítame señorito,” este no se dejó interrumpir y siguió. “Puedo perdonar sus transgresiones si admite que mi superior y su superior no se encuentran en niveles distintos.”
“¿Pero cuándo dije eso?” la HiME ladeó su cabeza, más y más confundida.
“Nuevamente, ha sido implícita, y debe reconocer su error. Lo mejor sería aclarar esta situación de inmediato.”
“Ehh…” Youmu intentaba ponerlo todo en su lugar en su cabeza ya que no entendía de dónde había salido la maraña de ideas con las cuales el otro se había venido.
“¿Qué sucede? ¿Acaso tiene más que decir?” Jakob empezó a impacientarse.
“Un momento, intento entender qué está pasando.”
“Es eso, ¿o se encuentra buscando algún escape?”
“Vamos, dame un poco de tiempo…”

Larsa observaba a los dos discutir, incómodo. Su mayordomo se tomaba muy a pecho su lealtad y deber como mano derecha, al punto de sacar riñas a flote casi por cualquier cosa. Pensó en tratar de meterse para calmar las aguas, cuando Yuyuko le agarró de un hombro.

“Es nuestra oportunidad,” ella le dio un guiño, y acto seguido, se tomó la libertad de agarrarle de una muñeca y jalarle para irse corriendo con él y cada uno con su escoba para limpiar otra habitación antes de que los otros dos se dieran cuenta de sus ausencias.



Por otro lado, un grupo estaba pronto a terminar otro espacio en el segundo piso. Sora, Ryo y Kytes se habían quedado a cargo del balcón con el primero trapeando al piso y los otros dos limpiando las ventanas, y por dentro, Tomaj y Shoyo se encargaron de las paredes y el piso en el interior. Si bien el espacio de adentro era más grande, también tuvo menos suciedad, y de todos modos, los dos encargados lo terminaron con moderada rapidez.

“¡Listo!” declaró el pelinaranja luego de terminar su última vuelta con su trapeador. Él miró al piso resplandeciente debajo de él. “¡Wow, puedo ver mi reflejo!”
“Sí, no habría esperado un tan buen parqué en esta casa descuidada,” observó Tomaj, quien acababa de terminar con las paredes. Él sonrió con aprobación al menor. “Buen trabajo, se nota que eres excelente en la limpieza.”
“¿Eh? ¿Tú lo crees?” Shoyo ladeó la cabeza. “Sólo me encontraba haciendo ejercicio.”
“Pues lo que sea que has hecho, ha funcionado. Me alegra saber que no soy el único que está colaborando aquí,” el exRebel miró de reojo a los otros en el balcón. “A diferencia de estos tres exiliados que se tardan toda una vida.”
“No nos juzgues, Tomaj,” Sora se molestó. “¿Y cómo así tú sirves para esto? Ser servicial y disciplinado no va para nada contigo.”
“Obviamente no me conoces, y si bien mi familia está decentemente acomodada, no somos injustamente adinerados como las de ustedes. Realizar las tareas del hogar es algo normal para mí,” Tomaj frunció el ceño, con disgusto. “Y como el niñero forzado de mi prima hiperactiva, no se imaginan todos los desastres que he tenido que corregir.”
“Ehh, buen punto…” Kytes sonrió incómodo. Su prima era todo un terremoto.
“Lamento pedírselos, ¿pero podrían ayudarnos?” preguntó Ryo, sonriendo.
“Claro,” Shoyo se acercó y quiso ayudarles con la limpieza de ventanas, pero se frustró al notar que ya habían limpiado todas las ventanas bajas. “Ehh… está muy alto…”
“Permíteme…” Tomaj se encogió de hombros. No le gustaba la idea de hacer trabajo extra, pero mientras terminaran antes sería mejor. “Tú ayuda a Sora con su intento de limpieza.”
“¡Oye!” reclamó este.

El grupo continuó la labor en silencio por un corto rato, hasta que Kytes tomó una pausa.

“Me pregunto si todo estará bien…” dijo él, preocupado.
“¿Qué sucede?” preguntó Shoyo.
“Tú sabes, el hecho que el Rebel de Cho esté presente. Esas no son buenas noticias…”
“Realmente fue sorprendente enterarnos, pero no podemos asumir que su presencia es necesariamente bélica,” observó Ryo. “Ese Rebel se ha aparecido en varias ocasiones en son de paz y sin intenciones aparentes de investigar o sacar información. Puede ser su forma de ser.”
“Haha, una digna observación de un fellow exRebel,” Tomaj sonrió con ironía. “Como su asesor, puedo confirmar que es un chico raro con todas las intenciones de ser amigo de su HiME fuera del campo de batalla. Pero tampoco sería recomendable que nos sintamos cómodos con su presencia. El chico es un chiflado.”
“¿Cómo puedes andar siendo el asesor de ese Rebel?” preguntó Sora. “Pensé que habías dicho que no volverías a meterte en el conflicto.”
“Eso no me libró de ser un supervisor. La directiva de Rizembool sabe ser muy pesada y no pude negarme,” Tomaj negó. “Pero concentrémonos en lo increíble del asunto.”
“¿De qué hablas?”
“Komaeda causó una explosión que debilitó grandemente a Cho y le hizo recibir varias heridas por los fragmentos punzocortantes de la cúpula, y cuando Roxas se apareció, lo asfixió con nitrógeno, lo atacó con gas mostaza, y luego lo lanzó de una altura de cinco pisos a una muerte segura. Y Osaka le da la bienvenida a su casa con los brazos bien abiertos. ¡Haha! Uno ya tiene ganas de ver hasta qué punto va a llegar Osaka con su neutralidad, ¿cierto?”
“Sí es muy extraño, ¿verdad?” Ryo sonrió incómodo.
“¿C-cómo pueden tratarlo con humor? ¡Fue demente!” Sora se horrorizó.
“Los Rebels dan miedo…” dijo el pelinaranja, con temor.
“En verdad no sé qué decir sobre eso… Osaka debería tener más cuidado,” Kytes dio un suspiro. “Sólo nos queda confiar en que este Rebel dice la verdad, al menos por hoy…”
“No ha pasado nada hasta ahora, estará bien,” Tomaj le restó importancia y siguió con la limpieza de los vidrios más altos. Ryo le imitó y los otros tres intercambiaron miradas antes de seguir con sus labores. Aquella poca importancia de parte de los Rebels podría ser un buen indicador, para variar.
“Ehh…” Sora se quedó en blanco.
“¿Pasa algo?” preguntó Shoyo.
“Se nos acabó el limpiador…”
“Entonces ve por más,” dijo Tomaj, impaciente.
“Tú sabes que no es tan fácil, no con el subordinado de Larsa por ahí.”
“Si bien entiendo tu inquietud, eventualmente vas a tener que hablar con él,” dijo Kytes, con cierto pesar al comprender el temor de su amigo. “Lo mejor es que dejes de evitarlo y no postergues lo inevitable.”
“P-pero…”
“Está bien, te acompaño, sólo dame un segundo que ando terminando una parte,” dijo Ryo, mientras escobillaba el marco de la ventana.
“G-gracias Ryo…” Sora dio un pesado suspiro. Ni había sido capaz de ir a degustar del buffet, y si bien Kytes le había traído unas cuantas cosas, no era lo mismo que escogerlo por su cuenta.

Sora esperó de pie en el balcón mientras observaba a los otros tres concentrados en su labor. Se terminó distrayendo al observar las altas puertas de ventanas, al punto en que no pudo detectar a un sorpresivo intruso aparecerse detrás de él.

Antes de siquiera poder moverse, Sora fue agarrado y tapado la boca por parte de Jakob, quien de inmediato usó sus dotes de agilidad para saltar al balcón de al lado y entrar con su víctima a la habitación antes de llamar la atención. Los otros tres notaron que hubo cierto movimiento, pero para cuando levantaron la mirada, Sora se había desaparecido en el acto.

“¿Eh? ¿Sora? ¿A dónde se fue?” Shoyo se levantó como un resorte y miró a todas direcciones. “¿Q-qué ha pasado?”
“No hay forma que Sora hubiera saltado hacia arriba o abajo, y si hubiera entrado a la habitación, nos habríamos dado cuenta…” Kytes se preocupó.
“Haha…” Tomaj contuvo sus ganas de reír. Había podido ver la silueta del mayordomo en el reflejo de la ventana que limpiaba, pero se ahorró comentarios. “No se preocupen por él, ya regresará.”
“¿Seguro?” Ryo se confundió. Por la reacción de Tomaj, tenía una buena idea sobre qué acababa de ocurrir. “¿Acaso Sora no estará muerto de miedo o algo?”
“¿P-por qué dices eso?” el pelinaranja se inquietó.
“Creo que iré yo por el limpiador, a ver si lo encuentro en el camino…” Kytes dio un pesado suspiro y negó repetidamente. Parecía que su amigo nunca dejaría de generar problemas…


“…”
“No levantes la voz… y todo estará bien…” le susurró Jakob al oído.
“…!” Sora se asustó, y el mayor mantuvo su limitación hasta que este se calmó un poco. Entonces, le soltó y de inmediato fue a la puerta de la habitación para cerrarla antes de que alguien les viera. “O-oye… ¿qué haces…?”
“Había esperado hablar contigo, pero viendo que no haces más que evadirme, me vi forzado a tomar medidas drásticas,” sonrió impecablemente. “Sin embargo, con las justas se puede considerar como tal, puesto a que he hecho lo posible para no hacerte daño.”
“…” aun así, Sora sentía que el daño era más psicológico por cómo este había sido capaz de llevárselo con facilidad y sin llamar la atención de los otros cuatro en esa reducida azotea. No quería ni imaginarse de lo que era capaz de hacer. Frunció el ceño. “No me trates como tu juguete. ¿No piensas que eso es una falta de respeto?”
“¿Comparado con los mil y un malestares que has ocasionado a mi señorito? Por supuesto que no,” Jakob se cruzó de brazos. Se notó una pizca de molestia en su rostro al mencionar la realidad, pero de inmediato retomó su sonrisa por saber que debía mantenerse bajo su mejor comportamiento. “Sé un ser racional y dedícame este momento para conversar.”
“…” Sora seguía tenso pero dio un pesado suspiro. Debía hacer el intento, y a diferencia de la vez pasada en la cual el mayordomo le amenazó con una cuchilla en la yugular, esta vez notaba que estaba manteniendo una prudente distancia y una mejor disposición. “Ya… ¿de qué quieres hablar conmigo?”
“Es mi deber como el asistente de mi superior resaltar que él es una persona muy ocupada y varias obligaciones. Él es el heredero, y a diferencia de usted, no tiene a ningún pariente que le pueda asistir con sus deberes como el líder de su familia.”
“Eh, sí…” Sora frunció el ceño, intentando meditarlo. Su confusión y poca atención se debió a que aquella información no era nueva para él.
“Restándole importancia… me pregunto por qué mi señorito debe perder el tiempo con alguien como tú…” Jakob se frustró.
“L-lo entiendo, y sinceramente quisiera que Larsa no se hubiera metido para hacerle un favor a mis padres aquí, pero cuando me enteré, ya fue muy tarde,” Sora dio un suspiro y desvió su mirada con molestia. “Larsa no tiene remedio. Él es así.”
“…”
“¡Eh!” por un instante, Sora se asustó ya que se había quejado de Larsa, pero al observar al mayor, notó a este pensativo.
“Tienes mucha razón con decir que él es así, y me alivia saber que no tuviste la voluntad de incomodarle, y que este arreglo de parte de tu familia no fue tu propio plan. Te oyes sincero y frustrado con la situación,” Jakob asintió y sonrió con simpleza. “Puede que tengas más remedio del que pensé.”
“Eh…” Sora frunció el ceño. ¿Debía alegrarse por oírle decir eso?
“Sin embargo, sí me preocupa todo lo que oí de Sou-san con respecto a ti ocupando el tiempo de mi señorito en la secundaria y causándole problemas. Es bastante mal que se deba responsabilizar de alguien no directamente afiliado a él, y peor sería si en verdad terminas siendo ese mal elemento del cual tanto he oído…”
“¡J-juro que ya no soy así! ¡Intento no meterme en problemas y en caso de hacerlo definitivamente no querría involucrar a Larsa o a nadie!” curiosamente, Sora había detectado algo de peligro en la voz del otro. “¡Por favor no me lastimes!”
“¿Qué te dije sobre levantar tu voz?”
“¡Ahh-!” el pelimarrón se tapó la boca y vio al otro negar frustrado.
“En fin, no pareces haber alertado a nadie. Te ves inexplicablemente asustado de mí, así que iré al punto,” Jakob le miró fijamente. “Mi señorito no podrá asistirte con tus estudios todo el tiempo ya que tiene demasiadas obligaciones que atender, así que, para nuestro malestar, nos encontraremos con frecuencia. Pero…” sonrió amablemente. “…si realmente demuestras interés en estudiar y mejorar tu rendimiento durante nuestras sesiones, mi tutoría no tiene por qué ser algo desagradable para ti en lo absoluto, ¿has comprendido?”
“S-sí…” Sora asintió con los nervios de punta. ¿Cómo era este mayordomo capaz de inspirarle temor con una sonrisa tan agradable? Le daba mala espina, y malos recuerdos del tiempo en que Larsa había sido un Rebel.
“Ahora debo continuar con mis deberes…” Jakob dio un suspiro, apenado. “Lamentablemente, mi señorito no quiso aceptar mis condiciones y se ha puesto a laborar, pero esa no es excusa para disminuir mi propio rendimiento…” iba a retirarse, y miró a Sora de reojo, quien se sobresaltó. “Demuéstrame dedicación a tus allegados y trabaja también.”
“¡E-entendido!” Sora se vio prácticamente obligado a hacer una rápida reverencia, y al ver a ese mayordomo salir de la habitación, pudo dar un respiro. Esta vez sí que estaba en aprietos.

No le quedó de otra y decidió bajar para buscar ese limpiador ya que el encuentro tan temido había terminado.



La limpieza del patio se terminó sin problemas y Roxas finalmente fue permitido y acompañado por los demás para ir a ver si Cho se encontraba fuera de peligro. Había sido suficientemente malo enterarse que el Rebel había sido invitado por su prima y se encontraba cerca de su hermana, pero fue una peor sorpresa ver que ella y Komaeda habían estado limpiando una habitación a solas por un buen rato.

“…” Roxas sintió un tic en la ceja. “¿Y Osaka y tu compañera de química?”
“Ehh…” Cho podía entender la impaciencia en su hermano. Ya de por sí, cuando este había llegado, Alexei tomó la precaución de agarrarle de un hombro para impedir que se lanzara al Rebel. “Osaka recibió un mensaje de Hotaru… al parecer la secadora se sobrecalentó por la carga… y van a tener que llevar las cortinas mojadas a la azotea para secarlas… necesitan ayuda cargando… y Ayesha fue a supervisar a su hermana…”
“Cho, no te inquietes tanto…” Reimu sonrió incómoda.
“Entiendo tu preocupación, pero te aseguro que no tengo intenciones de lastimar a nadie hoy,” Komaeda sonrió ampliamente.
“¡Qué descaro tienes de decirlo!” exclamó el rubio. “¿Es que acaso no entiendes que hay límites luego de lo que hiciste?”
“Me parece que este concepto de ‘límites’ causa muchos inconvenientes a otros,” el peliblanco se puso a pensar. “Si lo fuera a seguir, no podríamos ser amigos.”
“¡No somos amigos si tú eres el Rebel de Cho! ¡Olvídate de eso!”
“Vaya, me apena mucho oírlo…” Komaeda sonrió con tristeza.
“¡J-juro que…!” Roxas comprimió sus puños con gran fuerza. Ganas no le faltaban de darle un golpe contundente, pero ya sabía que no podía hacerlo sin esperar consecuencias severas. ¿Cómo podía ese desquiciado pretender que todo estaba bien luego de lo que había sucedido?
“Ehm, ¿no había forma de que Kasuga-san se quedara y tú ayudaras a cargar?” preguntó Alexei a la HiME, frustrado.
“Quise hacerlo, pero Osaka recalcó que me venía bien hablar con Komaeda y se fue corriendo…” Cho dio un pesado suspiro. “También fue antes de que Ayesha se retirara…”
“Eso habrá sido hace un cuarto de hora…” Komaeda se puso a recordar. “Miren, ya casi terminamos con la habitación. A este ritmo, la casa quedará impecable.”
“…” Roxas se estremeció.
“Ehhh…” Marisa sonrió inquieta y se acercó al Rebel para sacudirle una mano. “Hola Rebel, soy Marisa Kirisame, exHiME, encantada. Ehm, pareces un poquito desubicado, así que te aconsejo que no provoques al dueño de casa, ¿sí?”
“¿Provocar?” el peliblanco se confundió.
“T-tú sabes, decir que todo está bien y que quieres ser amigos. Obviamente no están en la misma página así que concéntrate en seguir con el trabajo por ahora, ¿de acuerdo?”
“Bueno, si una honorable exHiME del pasado me lo recomienda, lo haré,” Komaeda asintió. “Está bien, de todos modos tenemos bastante por hacer así que hay que concentrarnos.”
“Supongo lo mejor sería quedarnos a ayudarles,” sugirió Reimu. “Para la tranquilidad mental de algunos de los presentes…”
“…” Cho se frustró aunque apreció el gesto de Reimu.
“¿En verdad? Pero somos más que suficientes en este espacio…” comenzó el Rebel, pero este recibió un codazo de Marisa.
“Síguenos el juego si no quieres complicar tu estadía, ¿sí?” le dijo lentamente, marcando sus palabras. “En nombre de tu ‘paz’.”
“E-está bien…” este se lamentó por el golpe.
“Por la cantidad de personas en nuestro grupo, sé que haremos un buen trabajo,” Alexei sonrió. “Manos a la obra.”

Todos se pusieron a trabajar. El ambiente se sintió un tanto incómodo en un inicio, aunque Marisa se esforzó para hablar y a veces decir tontería y media con tal de recibir una respuesta más allá de un monosílabo. Cho se animó por eso, pero notaba a Roxas mantener su frustración y ensimismamiento, claramente incómodo. Era normal, entendía que él era el más afectado, y seguramente estaría comentando algo más tarde. Pese a ser su hermano, en momentos así, sentía que no podía comunicarse cómodamente con él. La labor podría terminar por hacerse bastante larga para la HiME por la tensión.


Nio se había visto abandonada luego de que Jakob se excusara hace un rato para asistir a su señorito, por lo cual se instaló en una habitación para limpiarla por su cuenta. Lo que había iniciado como un ambicioso proyecto se tornó aburrido al darse cuenta que ya no avanzaba tan rápido como antes, pero no se desanimó, y luego de un rato, había terminado con su labor. No sabía si darse un descanso y curiosear del buffet o si seguir, pero decidió al menos dejar todos los utensilios de limpieza en su siguiente estación. Observó todo lo que había empleado y era bastante, además de tener un balde lleno de agua, pero se organizó, y logró apilar todo de tal forma que sería capaz de cargarlo, aunque con un poco de esfuerzo.

Empezó con la carga y de inmediato sintió un tambaleo para atrás, pero sonrió desafiantemente y se puso a caminar a un paso lento, pero seguro. Estuvo cerca de llegar al pasillo, cuando una voz muy conocida se le dirigió.

“¡Nio!” Ayesha se espantó y de inmediato corrió para quitarle unas cosas de encima. “¿Qué haces con todo eso? ¡Te vas a lastimar!”
“¡Onee-chan!” la pequeña dejó los objetos y abrazó a la mayor. “¡Hehe, te me esfumaste!”
“Tú eres la que se esfumó, te estuve buscando,” se soltó para fruncir el ceño. “Y no intentes desviar el tema de conversación. ¿Por qué trataste de cargarlo todo por tu cuenta? Ya hemos hablado de esto.”
“Buu…” la menor hizo un puchero.
“No puedes andar cargando tanto peso. Una respetable dama no se presta para esas cosas.”
“Sí, sí, pero si voy a ser una respetable dama, ¿no debería ser capaz de cargar una cesta enorme de ropa, a mis hijos y salvar al amor de mi vida de un precipicio en el atardecer al agarrar su mano en el último segundo?”
“¡N-no digas esas cosas!” Ayesha se escandalizó. “¡Eso no ocurriría!”
“Tranquila, onee-chan,” Nio sonrió. “Sí entiendo que me pasé, perdón. Es que limpiar sola se vuelve aburrido después de un rato y quería entretenerme y ahorrar viajes. Sé que hice mal.”
“Ahh…” la mayor dio un suspiro. “A veces tengo miedo por ti. No sé qué harías sin mí.”
“Estaré bien, no te preocupes,” la menor asintió con certeza. “¿Acaso ya te olvidaste quién preparó el desayuno?”
“Pues, sé que tú lo hiciste…”
“¿Y también quién lavó la ropa ayer en la noche?”
“Eh…”
“¿Y quién te hace tus meriendas cuando te vas a quedar hasta tarde en la universidad?”
“E-ehh…”
¿Y quién suele despertarte cuando estás tarde y ordena tu habitación y tiende tu cama antes de que regreses?”
“E-e-ehhh…”
“¿Y quién te vistió, te peinó y te cepilló los dientes en la mañana?”
“¡N-nunca has hecho eso!” exclamó Ayesha, ruborizada.
“Hehe~” la menor le dedicó una sonrisa gatuna.
“No digas esas cosas, Nio, me vas a hacer quedar mal…” se deprimió.
“Vamos, no te pongas así, sólo te tomaba el pelo. Pero quería demostrarte que sí sé hacer muy bien todo lo que esperabas de mí y estoy a cargo del hogar. Sé cuidarme bien,” la pelimarrón se llevó sus manos a la cadera. “Yo más bien soy la que me preocupo por ti. Necesitas ponerte las pilas de vez en cuando.”
“Lo sé, Nio…”
“Y en verdad quisiera que me dejaras divertirte más. Hago todo lo que me pides pero ni quieres dejarme participar en un club de deportes.”
“Eso es porque sé a cuál quieres meterte,” Ayesha se le dirigió con severidad. “Una hermosa y delicada damita como tú no puede repentinamente tomar clases de kendo.”
“¿Por qué no? Dakki-neechan es excelente peleando.”
“Dakki es una persona diferente, no puedes compararte con ella.”
“…” Nio hizo un puchero y desvió su mirada, para hablar en susurros. “Hmm… pues yo no debería compararme con tu ideal de hermanita…”
“¿Qué has dicho?”
“Ahhh… nada hermanita…” Nio se encogió de hombros y sonrió frustrada.
“Yo soy la hermana mayor, Nio…” Ayesha empezaba a desesperarse y se apenó bastante. “Uhh… en verdad me estás preocupando un montón…”
“Pues estoy en la edad, ¿no? ¡Cada día me siento más rebelde~!” Nio hizo una v con sus dedos que sólo deprimió más a su hermana mayor.
“Creo que eso es influencia de tus amigos de colegio…”
“Posiblemente, pero no les metas en esto…”



“¡Chicas!” Kibi se apareció en el balcón, sorprendiendo a las hermanas. “Con razón las escuché.”
“Oh, Kibi,” Ayesha sonrió. “¿De dónde saliste? Pensé que Nio estaba sola aquí.”
“Estamos en la habitación de al lado, simplemente salté por el balcón~☆”
“¡¿S-saltaste?!” la rubia se aterró.
“¡Ohh, a ver!” Nio corrió hacia el balcón, feliz de la vida.
“¡N-Nio, espera!” Ayesha le siguió, y felizmente su hermanita se contentó con darle el alcance a Kibi y mirar al balcón de al lado, donde vio a Dakki, Larsa y la señora pelirrosa.
“Hola, Nio-chan~♥” saludó Dakki. “¿Estás siendo una buena chica? Mi preciosa Ayesha se ve aterrorizada.”
“No te preocupes, Dakki-neechan,” Nio le dio un guiño. “Esa es su cara la mitad del tiempo.”
“¡Ohohohoho~♥!”
“¡N-N-Nio!” Ayesha le llamó la atención.
“Vamos, sólo bromeo,” la pequeña sacó la lengua y se agarró la nuca, fingiendo torpeza.
“Aw, qué lindas son las dos,” Yuyuko se agarró los cachetes. “Se nota que las dos hermanitas se quieren mucho y se tienen gran confianza.”
“Sí, ambas son inseparables y muy buenas personas,” comentó Larsa. “Hemos tenido el gusto de conocerlas desde hace muchos años.”
“Ojalá pudiera ser igual con mi Youmu pero ella insiste en ser formal. Ni quiso usar el traje de mucama que le conseguí para hoy~”
“Vaya, hubiera pagado una buena suma de dinero para verle sufrir así,” Dakki sonrió ampliamente.
“Y yo te hubiera apoyado para observarla tan hermosamente avergonzada~” Yuyuko sonrió. “Mi linda Youmu es perfecta para impacientar y apachurrar en contra de tu voluntad.”
“¡Ay, cómo te entiendo~♥! ¡A veces hago lo mismo con mi Kibi!”
“O-onee-sama…” Kibi se inquietó.
“¡Y yo hago lo mismo con mi onee-chan!” exclamó Nio, contenta.
“Uhh…” su hermana dio un pesado suspiro.
“Nio, querida, únete al grupo,” le pidió Dakki, agarrada de manos con Yuyuko.
“¡Okay!” y sin aviso, Nio se subió al barandal y saltó al balcón de enfrente.
“¡AHHH!” Ayesha se espantó y se cayó sentada al piso, casi sintiendo que había perdido la mitad de su vida en un segundo pese a que su hermanita logró el salto sin problemas. Los balcones estaban muy cerca entre sí, pero seguía siendo un salto aterrador para muchos.
“Ayesha, no te desamines, es fácil cruzar,” Kibi le alentó. “Ven, te ayudo.”
“¡N-no hay forma!” la mayor negó repetidamente, temiendo por su vida.
“¡Hay que hacer una carrera hasta el último balcón!” anunció Nio.
“¡N-N-NO!” exclamó Ayesha, pero no fue oída.
“¡Yay!” Kibi saltó donde Nio. “¡Acepto el desafío!”
“Qué lindas,” Dakki sonrió con gusto. “Alístense en sus posiciones.”
“Ehm… mejor no lo hagan…” Larsa dio un suspiro. Sabía que la pobre Ayesha se estaba muriendo por dentro, pero nadie le dedicaba atención. Nio y Kibi se pusieron en posición de comenzar a correr.
“En sus marchas… listos… ya~♥”

Así, las dos iniciaron la corrida para saltar por la serie de balcones en ese lado de la casa. Ayesha se puso a exclamar y temblar, pero no tuvo efecto en las participantes.

“Ya me dieron ganas de correr” dijo Dakki.
“¡Yo también! ¡Verlas me hace sentirme joven de nuevo!” Yuyuko se emocionó.
“¿Pero de qué hablas? Con tu look te ves casi como mi gemela.”
“¡Qué linda eres~!” Yuyuko le abrazó de costado. “Saltemos también.”
“¡Sí!” ellas dos siguieron a las competidoras a su ritmo, saltando. “¡Larsa, ven con nosotras!”
“…” este negó. No iba a seguirles el juego. Vio a la mortificada Ayesha levantarse e irse hacia el pasillo para darles el alcance a las otras.


Y desde la esquina del pasillo…

“Uhh…” Tomo hacía un esfuerzo incontenible para no ir detrás de Ayesha y arremeter contra ella por todas sus palabras sexistas.
“T-Tomo-chan, tenemos que llevar estas cestas a la azotea…” dijo Osaka, asustada. Sus pesadas cestas les esperaban en el piso.
“Maldita pisada, intentando inculcar a su hermanita su forma desilusionada de ver la vida…” comprimió sus puños. “Al menos esta se lo toma con desinterés y le trollea un poco, pero aun así. ¡Es imperdonable!”
“Debemos ser pacientes con otros, por favor…” le suplicó su amiga.
“Al menos ya se fue de mi visión, puedo calmarme…” Tomo bajó su mirada a su cesta. “Uhh, estas cosas son tan pesadas y pronto sale otra tanda que hay que subir. Esa vieja secadora escogió el día incorrecto para malograrse.”
“Pobre, realmente nunca habíamos lavado esas cortinas, no sabíamos qué esperar…” Osaka cargó su cesta. “Pero tenemos que seguir, nos queda mucho por hacer.”
“Ugh, realmente necesito un descanso. Tú recién me ayudas pero ya había hecho otros dos viajes… a este punto me lastimaré mi espalda de por vida…”
“Yo lo puedo llevar,” se ofreció Larsa.
“¡Ahh!” Tomo se asustó un poco. “O-oye, ¿no te fuiste con las demás?”
“Se encuentran paseándose y no están aportando con mucho,” le contestó, levemente frustrado. “Ve a tomar un descanso. Yo me encargo de esto.”
“Oh, cool, gracias~” Tomo sonrió y de inmediato se fue como quien se aseguraba de escapar antes de que el otro cambiara de opinión.
“Ayudándonos como siempre, muchas gracias,” Osaka sonrió. “Sígueme. Las escaleras hacia la azotea están por aquí.”


Tomaron un camino camuflado por una puerta semejante a la de un armario que les llevó a la azotea. Ahí, observaron varios alambres listos para sostener las pesadas cortinas mojadas. Youmu se encontraba tendiendo dichas cortinas, sacándolas de cestas que Tomo había subido previamente. A la HiME se le veía algo frustrada, pero cometida a realizar su labor.

“¡Youmu-chan, hemos traído más!” anunció Osaka, caminando hacia ella.
“Gracias, déjalos al costado de las otras cestas,” le contestó, terminando con una cortina. Al terminar con su labor, se volteó y se notó una ligera sorpresa al ver al exRebel presente. Larsa le miró con indiferencia y se dio media vuelta.
“Con permiso,” le dijo.
“Ehh…” Osaka se tensó y tocó sus dedos al tratar de pensar en qué hacer. Sin embargo, no tuvo por qué preocuparse.
“O-oye, un momento…” Youmu se impacientó.
“¿Qué sucede?” Larsa se detuvo y volvió a dirigírsele.
“Pues… estos días he hablado con varios de tus amigos, y… supongo te juzgué de forma muy premeditada…” ella desvió su mirada, incómoda. “Lo lamento…”
“Está bien, no es la primera vez que recibo un trato similar por mi afiliación con Rizembool,” Larsa le restó importancia. “Y comprendo que no te sientas cómoda con mi presencia.”
“…” Youmu no lo pudo negar. “Me cuesta conocer a otros… nunca he sido de abrirme a las personas y es más difícil en esta situación con la guerra…”
“Lo entiendo, no tienes que explicarte.”
“…” la HiME dio un suspiro y le miró fijamente. “Tengo una pregunta… Yuyuko-sama me ha ignorado, así que sé que no me responderá.”
“¿A qué te refieres?”
“¿Cómo así conoce a tu mayordomo? ¿Y a qué se debió esa conversación que tuvieron?” ella se mostró inconforme. “Supongo nunca me había preguntado cómo pareces tener cierta conexión con mi señora…”
“Es posible que Saigyouji-san no quiera mencionarlo,” Larsa asintió. “Pero yo lo puedo hacer. Lo mejor sería que no existieran secretos. Pero si ella no quiso decírtelo, respeta ese deseo de su parte de no hablar sobre ello.”
“C-claro…”
“Ella fue la HiME de un primo mayor,” él bajó su mirada. “Ya sabes el resto de la historia.”
“…” Youmu se sorprendió. Hubo una pausa que le hizo digerir las noticias y poco a poco comprender lo que ello significaba…
“No lo pienses demasiado, no te haría ningún bien,” Larsa miró a Osaka. “Quedan otras cestas que traer, si no me equivoco.”
“Eh, sí, ya debe haberse terminado de lavar otra tanda…” la exHiME asintió, algo triste. “Vamos a recogerlo…”
“¿Cómo puedes estar tan tranquilo, entonces…?” preguntó Youmu, confundida y contrariada.
“…” Larsa le observó.
“Si hubiera sido tu pariente quien hubiera acabado con Yuyuko-sama…” comprimió sus puños. “Yo no podría estarlo…”
“…” desvió su mirada. “No lo puedo explicar…”
“…”
“Y no creo que pueda culpar a tu señora por completo. Sólo es… como siempre ha sido, tanto en Hanasaki como en Rizembool…” negó, frustrado. “Prefiero no pensarlo demasiado… no quiero caer en el odio irracional de esta guerra… tampoco es mi propio asunto, eso le corresponde a Saigyouji-san y a mi pariente, no a mí…”
“No entiendo…”
“No tienes por qué verlo del mismo modo,” Larsa dio un suspiro. “Enseguida regresamos.”

Él caminó hacia las escaleras, seguido de una ansiosa Osaka. Youmu se quedó perpleja, no sabiendo por dónde analizarlo. A pesar de ser bastante observadora, la peliblanca no era la más rápida en captar las cosas, algo con lo cual su señora solía molestarle. Aquel exRebel también había probado confundirle bastante, y seguía sin creer del todo cómo podía presentarse tan receptivo en Hanasaki considerando sus antecedentes. Sus pensamientos se cortaron al notar que tenía mucho más que tender y no podía distraerse. Sólo esperaba que su señora no se encontrara causando problemas luego de escaparse de ella.

Continuó con su labor en aquella amplia azotea, rodeada de un gran espacio y brisas un tanto fuertes, sumergida en un tranquilo, aunque incierto, silencio…




“¡Aquí está!” exclamó Urashima, feliz de la vida. Llegaron frente a un portón amplio de madera en pleno complejo residencial. Él rubio tenía su Smartphone señalando que habían llegado a su destino. “¡Lo logré! ¡Ubiqué la residencia!”
“Pues, no es tanto logro si usaste el navegador todo el camino,” Horikawa sonrió.
“Sigue siendo un logro para mí, tú sabes que mi sentido de dirección es terrible.”
“Lo sé, lo sé, por eso accedí a acompañarte para vigilarte y evitar que te perdieras…” el pelinegro dio un suspiro y miró al otro severamente. “Pero eso no quiere decir que estoy de acuerdo con que hayamos venido. Ya te dije que no fuimos invitados. Roxas se negó a hacernos limpiar a pesar de que su prima quiso que viniéramos.”
“Pero cuando me comentaste que iba a haber una gran limpieza, supe que tenía que venir.”
“¿Por qué? Creo que nunca te he visto limpiar nada en tu vida.”
“Ehh…” Urashima se inquietó y se sentó sobre el piso, frustrado. “P-pues tú sabes… ahora que estamos aquí, quiero averiguar lo más que pueda sobre él… ya he perdido mucho tiempo…”
“Pero siendo un stalker no lograrás nada, Urashima.”
“Uhh, mira quién habla. Tú siempre has sido la estrella stalker entre los dos,” le reclamó el rubio. “Además si venía obviamente me ibas a acompañar así que mi aporte es prestarte para limpiar toda la casa de senpai por tus dotes inhumanos. Por eso he hecho una buena acción.”
“…” Horikawa se molestó por esas palabras y sacó su celular de su bolsillo. “Sabes que soy capaz de llamar a la seguridad de la zona para que te arresten por intento de invasión a una propiedad privada…”
“¡Ihh!” Urashima se levantó de un salto, asustado. Él sonrió incómodo y estiró sus manos. “V-vamos, sólo bromeaba, no te lo tomes tan en serio… además no creo que tengas el teléfono listo para marcar…”
“¿Estás dudando de mi habilidad de preparación?” Horikawa se confundió.
“N-no, verdad que eres escalofriantemente preparado…”
“Exacto, tienes todas las de perder.”
“No lo digas tan feliz…”
“Y de nuevo te recuerdo que mis dotes de espionaje y emboscada son estrictamente profesionales y nunca los utilizaría para algo aparte de competencias de kendo. Tú eres el verdadero irresponsable aquí,” recalcó el mayor. “Si fuéramos a tocar el timbre de la casa, ¿cómo vas a explicarles a los presentes sobre cómo conseguimos la dirección?”
“Hmm…” el rubio frunció el ceño y levantó su mirada al cielo. Era un vecindario lleno de árboles altos y frondosos que en ese momento les brindaban una cómoda sombra. Urashima no lo meditó mucho y sonrió con simpleza. “¡Vamos a saltar la puerta-AAHH!”
“¿Con eso te vienes luego de pensarlo?” le recriminó el pelinegro, jalándole de un cachete.
“¡B-bromeo! ¡Suéltame, duele!”
“…” el mayor dio un suspiro y le dejó ir. Vio a este sobarse su mejilla, aunque pese a eso, se notaba entretenido. “Con esto ya debes haberlo entendido. No podemos simplemente aparecernos dentro y pretender que la dirección de Roxas es public domain. Hemos llegado aquí, ahora nos tenemos que ir antes de que llamemos la atención. Aprende restricciones.”
“Pero…”
“Además…” Horikawa alzó su mirada hacia los árboles que les rodeaban. Urashima se sorprendió un poco al notar que el otro se notaba genuinamente aprehensivo. “Desde que entramos a este complejo… siento que hemos sido observados…”
“¿E-en serio?” el menor se alertó y le imitó. No había forma de que él mismo pudiera detectar algo, así que le quedaba confiar en la observación de su amigo. “Pues… estos árboles sí se prestan para esconder a personas… p-pero es imposible, ¿verdad? Sinceramente dudo mucho que alguien nos haya estado siguiendo todo el camino.”
“No creo que estén interesados en nosotros…” el pelinegro frunció el ceño. Podía jurar que debía tener algo que ver con la pelea entre las universidades y por ello mismo debían retirarse. “Regresemos a la entrada del complejo. Pediré un uber.”
“Pero si estamos a un paso de entrar, y si ellos están siendo observados, ¿no deberíamos advertirles?”
“Este no es nuestro tema, Urashima, y no puedo dejar que nada te pase.”
“Hmm…” el menor le miró con inconformidad. “¿Qué pasó con tu voluntad de ayudar a otras personas? ¿Qué está ocurriendo aquí? Claramente me estas ocultando algo.”
“Perdón, este no es el momento para explicarlo…”

Entonces, los dos escucharon movimiento acercarse entre los árboles y levantaron sus miradas. No llegaron a ver detalles por la densidad de los árboles, pero identificaron a una silueta negra saltar entre ramas y entrar a la residencia frente a ellos.

“¿Q-qué fue eso?” Urashima se quedó en shock y agarró a su tortuga, la cual estuvo cómodamente apoyada en su hombro. “Kamekichi, ¿lo viste también? ¿No lo imaginé?”
“…” Horikawa sabía que las cosas sólo iban a seguir complicándose…


“Sentidos tan agudos como siempre. Rizembool habría gustado tenerte como estudiante…” comentó Shinkouhyou al pelinegro, sonriendo malignamente.
“¡AAAHHH!” Urashima se asustó al notarle. Eso le hizo lanzar a su tortuga, la cual aterrizó en su cabeza, dándole un golpe. “Ow…”
“Shinkouhyou…” Horikawa le miró perplejo. “Eso quiere decir… ¿que eres un Rebel?”
“Mi estatus es un poco más complicado, pero buena deducción,” el peliblanco se encogió de hombros. “Ahora podrás entender por qué siempre supe burlar tu vigilia…”
“¿Q-qué está ocurriendo aquí? ¿De qué hablan? ¿De qué me pierdo?” preguntó Urashima a su amigo, inquieto. “¿Y qué hace el amigo excéntrico de mi papá aquí?”
“Aquella silueta me dio unas extrañas vibras…” Horikawa se puso a pensar. “Y por su habilidad y llegada a este sitio… una batalla debe estar por iniciar.”
“¿Ehhh?”
“Precisamente, han hecho bien por venir, por más que haya sido sin querer…” el exRebel miró hacia el portón a su costado. “Si deciden quedarse, estarían por presenciar un buen show.”
“¿Pero cómo esto puede ser un show si la gente adentro está en peligro?” reclamó Urashima, asustado. Él dio unas palmaditas a su tortuga. “¡Kamekichi, prepárate!”
“¡Oye, Urashima!” Horikawa vio a su amigo saltar y entrar a la residencia. Ello le llenó de frustración.
“Ah, y como me siento caritativo,” Shinkouhyou sonrió con ironía. “La persona que les ha estado observando y el recién llegado no son los mismos. A ti que te gustan resolver misterios…”
“…” el pelinegro le miró con leve inquietud. “Me pregunto qué tiene que decir tu identidad sobre el señor Kotetsu…”
“Fufufu, no es una mala pregunta. Pero ve detrás de tu torpe amigo. Es muy probable que quiera saltar en medio de la pelea si tiene oportunidad, tal y como otro descerebrado presente lo hizo…” Shinkouhyou se encogió de hombros. “Nos vemos adentro.”

Entonces, desapareció frente a los ojos del estudiante. Horikawa se sorprendió al ser la primera vez que veía a esa misteriosa persona usar sus poderes frente a él, pero estuvo preparado para digerirlo. No lo pensó dos veces y saltó para seguir y ubicar a su amigo.




Mientras tanto, Tomo estaba en la cocina degustando del buffet de comida disponible para todos los presentes. Llevaba ahí varios minutos y todavía tenía la suficiente hambre para comer indiscriminadamente. En su mayoría, la comida era chatarra y de sabores fuertes, lo cual hacía una mayor trampa para ella, pero no era como si fuera a quejarse.

Y en medio de su cuatro rollo primavera, una recién llegada se le dirigió.

“No me sorprende que huyas de la responsabilidad, Tomo,” observó Reimu, indiferente.
“O-oye, para tu información, me merezco este descanso,” la dirigida se sobresaltó y miró a la miko con cara de pocos amigos. “Este es mi espacio, ahora fuchi.”
“Incorrecto, es casa de los hermanos Tanaka, y tú la freeloader,” la otra sonrió.
“¡No lo soy! Además si tú estás aquí tampoco eres una santa paloma.”
“Vine por más limpiadores, se nos acabaron,” Reimu abrió los cajones para buscar. “Hm, habían comprado bastante, pero empiezo a temer que no será suficiente…”
“Bueno, no es mi problema.”
“Obviamente no sería el problema de una freeloader.”
“¡Que la pares!”
“¿Tomo?” una tercera persona llegó, lo que causó que la exPrincess se girara.
“¿Hm? ¿Qué haces por aquí, Hotaru?” Tomo se confundió al ver a su amiga petite aparecerse.
“Ehm, vine por más jabón para la siguiente lavada, como ni tú ni Osaka regresaban…” esta miró al buffet. “Wow, Osaka compró mucha comida.”
“¿Eh? ¿No habías estado por aquí antes?” preguntó Reimu.
“N-no,” Hotaru negó. “Llevo toda la mañana lavando, también fregando las manchas que no saldrían con sólo una lavada a máquina…”
“Vaya…” Tomo se frustró. “Cho te dio el puesto fácil porque sabe que estás agotada con tus estudios de medicina y aun así lo conviertes en un trabajo pesado más allá de meter las cosas a la máquina por ser tan diligente. Pues muy mal, quédate aquí un rato y come algo.”
“Ehh, estoy bien…”
“Estoy de acuerdo con Tomo, para variar,” Reimu sonrió. “Toma asiento, te ves cansada.”
“B-bueno…” Hotaru se sentó en una de las sillas en la cocina. La miko le sirvió algo para tomar y Tomo agarró un plato de cartón para prepararle una merienda.
“A ver… vaya, pero si todo es tan rico…” Tomo se puso a agarrar distintos bocadillos. “Estos están deliciosos, y los sánguches de pollo deshilachado con un must. Y qué más…”

En eso, Hotaru y Reimu vieron por la ventana a una silueta oscura aterrizar luego de saltar de un árbol cercano. Era una persona vestida en un traje formal, con un terno y corbata, pero tenía unos cabellos oscuros largos y abundantes, casi de su propio tamaño. Las dos se quedaron confundidas, y se sorprendieron cuando este individuo les observó fijamente. Tenía unos ojos rojos penetrantes que parecían brillar con gran intensidad.

“¿Q-qué… qué es esto…?” Hotaru se estremeció.
“¿Eh?” Tomo le miró confundida y luego se giró para ver, pero la figura desconocida saltó y se salió del campo de visión antes de que pudiera observarla. “¿Hay algo afuera?”
“Tengo un mal presentimiento…” la pelinegra bajó su mirada, todavía temerosa.
“¿De qué?”
“Tenemos que avisarles a los demás. Se veía muy peligroso…” Reimu sacó su celular.
“¡Oigan, ¿de qué hablan?!” Tomo se impacientó.





“Listo…” dijo Sora, luego de terminar de limpiar los vidrios que le correspondían. Él se dio una pausa y miró prácticamente al pasillo.
“Vamos, no te duermas, todavía hay mucho por hacer,” Tomaj se impacientó. “Increíble, una de las pocas cosas buenas que tienes es que eres despierto, ¿y ahora te has puesto ido?”
“Ehh…”
“¿Y no me vas a chillar iracundo como siempre?”
“N-no le alteres, por favor,” Kytes se inquietó, preocupado. “Ya sabes que Sora está preocupado y asustado por el mayordomo de Larsa.”
“Entiendo eso, pero no es que ahora se vaya a hacer algo con el estudio, y necesita ayudarnos,” el exRebel se encogió de hombros. “Además, luego de todos los malestares que le has causado a Larsa, que te asusten a cambio es casi una bendición para ti.”
“O-oye…” Sora le miró con leve molestia.
“Bien, ahora sigue despertándote.”
“No peleen, no es momento para eso…” pidió Kytes, incómodo. Él dio un suspiro. Sus dos amigos sólo parecían llevarse peor con el paso del tiempo. “Sólo hay que seguir trabajando. Ya casi terminamos en este lugar.”
“Entiendo que te fastidie, pero por favor entiende que senpai sigue asustado,” dijo Shoyo a Tomaj.
“Y tú tranquilo, que ahora sabes que no te espera una muerte segura,” Ryo agarró a Sora de un hombro, sonriéndole.
“No me haces sentir mejor…” Sora se lamentó.

“Les recomendaría que dejen de limpiar, de inmediato,” observó Shinkouhyou, apareciendo repentinamente cerca de ellos.
“¡E-es el tipo raro!” exclamó el pelinaranja, sorprendido.
“N-no le llames de formas extrañas, se puede molestar,” le aconsejó Kytes.
“¿Hm?” Tomaj alzó una ceja. “No me digas… ¿está por ocurrir una pelea?”
“Por supuesto, ¿para qué más me aparecería?” el peliblanco sonrió con ironía. “Espero que nunca me hayas imaginado sosteniendo una escoba. Ah, y evacúen cuanto antes. El Rebel en cuestión es completamente impredecible.”
“¿Hay un Rebel aquí?” preguntó Sora, asustado. “B-bueno, ¿aparte del de Cho?”
“Así parece, así que retirémonos,” observó Ryo, tranquilo.
“Pero no podemos simplemente huir, tenemos que buscar a las HiMEs. Ellas se encuentran en el mayor peligro,” observó Shoyo.
“Oh no, tú vienes conmigo,” Tomaj le agarró de un hombro. “Como exRebel, te aseguro que no quieres involucrarte. Además imagino que Sora no te llega ni a los talones en vóley y si algo te pasa, no podrá suplantarte.”
“¡No es momento para bromas, Tomaj!” reclamó Sora.
“Bien, más despierto aún,” Tomaj se animó. “Úsalo para huir.”




Después de la inevitable llamada de atención de parte de Ayesha, Nio había continuado con su labor mientras las otras chicas continuaron hablando y paseándose por la casa, como quienes eran invitadas de honor. La pequeña decidió que no les seguiría el juego, aparte que prefería esperar a que su hermana se tranquilizara antes de pasar mucho tiempo con ella.

Empezó con la limpieza del piso, la cual había sido completada en su mayoría, pero había una persistente mancha en el centro de la habitación que no quería borrarse. Se encontraba arrodillada y limpiándola con una gran escobilla, esperando poder removerla.

Cuando entonces, notó por su vista periférica que una persona aterrizo en el balcón. Nio le miró, y se sorprendió por ver a un chico mayor y desconocido, vestido de ropas formales, pero con un cabello largo que desentonaba. Le miraba con unos ojos rojos intensos que parecían brillar. La pequeña ladeó su cabeza. Entre los dos estaban las puertas de vidrio cerradas puesto a que había esperado limpiarlas por dentro a continuación…

Pero esa persona extendió una palma, y al impactar la unión de las puertas, el vidrio estalló en mil pedazos y las puertas se abrieron de golpe por esa fuerza inexplicablemente descomunal.

“…” la pequeña se impresionó y se sentó en el piso, inclinándose en dirección opuesta a la persona que caminaba hacia ella. El vidrio estuvo cerca de hacerle daño, aunque su mente estaba concentrada en esa extraña figura que se acercaba lentamente, sin despegar sus ojos de ella. Por verle tan cerca, pudo comprobar que era más que un parecido. Los ojos de aquel intruso realmente brillaban de rojo.

Este se detuvo frente a ella, y le miró intensamente por al menos unos veinte segundos. Nio sentía tensión, y una muy extraña calma al mismo tiempo. Era una persona inquietante, pero no parecía dirigirlo hacia ella necesariamente. Y aquel frente a ella terminó por decir una sola palabra que con el tiempo aclamaría gran significado…

“Todavía…”
“…” Nio ladeó su cabeza. “¿Todavía?”

El incógnito se fue corriendo a gran velocidad, internándose dentro de la casa. Nio se sintió perdida, y pocos segundos después, escuchó pasos que llegaron donde ella.

“Señorita,” Jakob se agachó donde ella. “¿Se encuentra bien? ¿Ha recibido algún daño?”
“Eh…” ella negó. “¿Quién fue ese, Jakob?”
“…parece haber un intruso, sólo me alegro de que esté bien,” este le ayudó a levantarse, y justo llegaron las otras chicas.
“De aquí vino el estruendo…” observó Dakki. Ayesha y Kibi pasaron por sus costados y fueron donde la pequeña.
“¡Nio!” Ayesha se vio mortificada y le abrazó. “¿Estás bien?”
“Sí, estoy bien…” Nio frunció el ceño. “¿Pero qué ocurre? Siento que me ocultan algo.”
“Lo primero es que estés bien,” le dijo Kibi. “Y pues… quizás vaya a haber alguna pelea aquí.”
“Hm, es muy posible,” Yuyuko sonrió. “Estos Rebels destruye-ventanas.”
“Ohoho~♥ ¿verdad?” Dakki encontró gracia al asunto. “Apuesto a que ninguno es arquitecto.”
“Uhh, por favor tómenselo seriamente. Mi Nio pudo haber sido lastimada,” reclamó Ayesha, con lágrimas en los ojos.
“Descuide, iré a investigar inmediatamente,” Jakob hizo una reverencia y se retiró con rapidez.




“Siento que los limpiadores que hemos estado usando no son los más efectivos, así que espero poder encontrar gran variedad en la cocina,” comentó Komaeda, caminando con Cho por un pasillo en el segundo piso.
“…” y esta se encontraba increíblemente frustrada. Luego de que Reimu se fuera, notó que faltaban otras cosas, así que le tocó ir también, y en pleno camino, Komaeda había decidido seguirle. Roxas seguramente no estaba nada feliz por ello.
“Bueno, siempre podemos realizar mezclas, ¿no te parece?” él le sonrió.
“Uhh…” Cho dio un pesado suspiro. “No me gusta mezclar… podría salir algo peligroso, como gas de cloro.”
“Vamos, eres una estudiante de química, sabes muy bien qué cosas no mezclar para prevenirlo,” él encontró gracia al temor de su HiME. “Deberías sentirte más segura de tus capacidades.”
“Pues…”
“Aunque en lo preferible, evita mencionarlo. No queremos que nadie lo intente en casa, ¿o sí?”
“¿De qué hablas?” Cho le miró con incomprensión.

Los dos estaban por llegar a una intersección, cuando observaron a una figura sospechosa pasar corriendo. Este miró de reojo a Cho con sus ojos rojos en las centésimas de segundos que pasó frente a ella. La HiME se congeló y le vio esfumarse.

“¿Qué… fue eso?”
“Parecía un Rebel…” Komaeda lo pensó. Entonces, llegó otra persona.
“Buenas tardes,” Jakob se dirigió a la peliceleste. “Lamento informar que hay un intruso en su hogar. ¿Sería tan amable de decirme si lo ha visto?”
“E-ehh…” Cho se quedó en blanco. “Acabamos de ver a alguien… se fue para allá.”
“Hm…” el peliplateado lo meditó. “¿Algo de interés en esa dirección?”
“Ehm… lleva a la entrada a la azotea. Y-Youmu debe estar tendiendo cortinas…”
“Gracias por el reporte. Les pido a ambos que evacúen cuanto antes. Este individuo da la impresión de ser extremadamente peligroso.”
“¿E-e-en serio?” la HiME se asustó.
“Iré a investigarle. Ustedes pasen la voz.”
“Esas son buenas noticias,” Komaeda sonrió y miró a Cho. “Jakob es muy confiable y extremadamente hábil. Te aseguro que no hay de qué preocuparse.”
“Ehh…”
“Tan excéntrico como siempre, joven Komaeda…” Jakob sonrió con simpleza. “Siendo amigos con su HiME…”

Él continuó con su labor y el Rebel jaló a su HiME del brazo.

“Tenemos que huir,” dijo el peliblanco, empezando a correr.




Había avanzado bastante con su labor, y sólo le quedaban pocas cortinas por tender. Youmu había avanzado por necesidad de espacio y se encontraba un tanto lejos de la puerta, pero también estaba animada por no tener mucho más por hacer. Pronto debían estar llegando con otro grupo así que tenía que estar listo para recibirlo.

Cuando oyó la puerta de las escaleras detrás de ella abrirse…

Youmu siguió con la cortina de turno, esperando a que le alcanzaran con las nuevas cestas, pero eso no pasó. No oyó los pasos, aunque se tomó su tiempo acomodando la cortina y fijándola con ganchos de ropa antes de voltearse… y frente a ella había un individuo que parecía sacado desde afuera de su realidad…

Unos cabellos inhumanamente largos que cubrían parte de su rostro, unas ropas extrañamente impecables, una tez muy pálida y unos ojos rojos y brillantes que casi le hacían entrecerrar sus propios ojos. Era un ser que emanaba rechazo, desconcierto y peligro. Mucho peligro…

“Tú…” la HiME de inmediato reconoció su presencia y le encaró en una posición defensiva.
“Finalmente te encuentro…” observó el Rebel, con una voz muerta.


« Last Edit: July 08, 2017, 11:32:46 PM by Cho »


Kora

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o7.


El bosque de Hanasaki le traía paz. Al terminar el conflicto entre Hanasaki y Rizembool, una a una las HiMEs fueron abandonando la mansión hasta dejarla vacía, y la zona había quedado completamente despejada ya que quienes sabían navegar por ésta habían sido las HiMEs o sus allegados. La maleza había crecido, obligando a Madoka a apartar ramas y esquivar charcos de musgo resbaladizo, pero era igualmente un paseo agradable después de las agobiantes clases.

No tenía muchos sitios donde entrenar sola en Hanasaki, y Kora aquel día no terminaría con sus propias responsabilidades académicas hasta casi la noche.

Madoka buscaba el claro en el que solía practicar con la susodicha HiME tres años atrás, tal y como llevaba haciendo cuando tenía una oportunidad desde que había vuelto a Hanasaki. Como asistente HiME, se le permitía llevar una wakizashi en su mochila por si había una emergencia, aunque afortunadamente sólo había tenido que sacarla de la bolsa en aquellos entrenamientos íntimos.

Detuvo sus pasos en seco cuando escuchó una voz cantando en la distancia. Por unos momentos su cuerpo se tensó como la cuerda de un arco, sacando la Wakizashi de la mochila con un movimiento limpio antes de avanzar con cautela, siguiendo la voz. Era claramente femenina, proviniendo del pequeño lago en el bosque.

Cualquier precaución era poca, pues recordaba que aquel bosque conectaba con Rizembool, y muchas Princess lo atravesaban sigilosamente para reunirse con sus Rebels.

Madoka se asomó detrás de un árbol para ver finalmente a una joven cantando en la orilla del lago, con los pies descalzos en el agua y una naginata cerca de ella. Era alta y esbelta, con un largo cabello azul claro que ondeaba con el viento, pero lo que más le llamó la atención era que alrededor de sus brazos extendidos se formaba un arco de agua, fluyendo alrededor de la chica.

El líquido en movimiento reflejaba la luz con una miríada de destellos que se le hacían hipnóticos, y la delicada melodía no sólo era preciosa, sino que parecía relajarla. Aunque aún no sabía si aquella chica era una Princess o una HiME, su presencia había atrapado completamente su atención.

La melodía tomó tempo, y la chica empezó a moverse con movimientos elegantes, describiendo arcos con sus brazos y piernas que eran seguidos por las corrientes de agua, hasta que se giró y vio a Madoka. Un suspiro ahogado interrumpió la canción, y el agua alrededor de ella cayó a la superficie del lago con un chapoteo. Con un movimiento ágil, recogió su arma del suelo, apuntando a Madoka con ella.

- Lo siento, no quería espiarte. - Madoka no relajó su agarre en la wakizashi, pero alzó una mano. - Te he oído cantar y… no suele venir mucha gente aquí.
- ¿Quién eres? - La sorpresa en el rostro de la chica desapareció, dejando una máscara que se le hizo difícil de descifrar a Madoka. ¿Desconfianza? ¿Vergüenza?
- Me llamo Madoka Mawari, heredera de la casa Mawari y estudiante de Hanasaki. También soy ayudante de las HiMEs. - Inclinó la cabeza ligeramente al presentarse, habiendo añadido lo último rápidamente, muestra de amistad por una parte y amenaza velada por la otra.
- Oh… Cierto. - La posición de la chica pareció relajarse, bajando la naginata. Aquello sorprendió a Madoka.
- ¿Me conoces?
- No sabía aún tu nombre, pero te recuerdo… Mawari. - Madoka se quedó unos momentos en silencio, buscando en su memoria a aquella chica, pero lo único que atinaba a encontrar eran vagos recuerdos que no sabía si se estaba inventando. - No te preocupes, entiendo que tú a mí no. No era la más sociable de las HiMEs, precisamente.
- ¿Eras una HiME?
- Sí. - La misteriosa chica asintió con solemnidad. - Vivía en la mansión, aunque no hice demasiadas amigas. Sé que te he visto alguna vez… ¿entrenando con una HiME de pelo claro, quizás?
- Sí, tenía que ser yo. - Aunque aún no podía bajar la guardia, Madoka se sintió más relajada, pero también algo azorada por no recordar a la otra HiME. - Perdón por no acordarme de ti… en aquella época mi círculo social se limitaba a los amigos de Kora-- la HiME a la que entrenaba.
- No importa. Me alivia más saber que no eres una… - La chica se detuvo unos momentos, cerrando los ojos al suspirar. - No me gustaría volver a luchar tan pronto.
- Oh… imagino que has vuelto a ser una HiME. Me alegra saberlo… ¿Cómo te llamas?
- Azura… Azura Mizutani. - A diferencia de ella, Azura no añadió nada más al presentarse. - Disculpa si te he sobresaltado. Sólo quería probar mis poderes, así que te dejaré en paz.
- Oh, no, no. - Madoka agitó la mano libre. - No hace falta que te vayas. Soy yo quien debería disculparse por interrumpirte… y por espiar, pero tienes una voz muy bonita, Mizutani.
- Gracias. - Respondió Azura, esbozando una leve sonrisa. - Pero debería irme, igualmente. Ha sido un placer conocerte, Mawari. - Madoka observó cómo Azura se colocaba los zapatos y recogía su bolsa así como su naginata.
- ¡Igualmente! - Madoka se levantó de un salto. - Um, Mizutani, ¿vives en la mansión HiME? La nueva, quiero decir.
- Sí. - Asintió la chica. - Espero que nos volvamos a ver.
- Yo también. - Madoka sonrió. - Oh, y, ¿te importa si vengo aquí a entrenar alguna vez?

La risa de Azura sonaba como pequeñas, delicadas campanas.

- Claro, Mawari. Este sitio no me pertenece… además, me gustaría verte practicar con la espada algún día.
- ¡Sí! Entonces… nos vemos, Mizutani.
- Hasta pronto, Mawari.

La chica desapareció entre los árboles, con pasos tan ligeros y silenciosos que parecía que se hubiera evaporado. Madoka se sintió un poco azorada al ser consciente de que quizá la habría molestado, aunque Azura le había parecido la HiME ideal: grácil al moverse y usar sus poderes, educada aún siendo reservada, irradiando belleza con una mirada o sonrisa.

Inspirada por la presencia de la HiME, se alisó la falda y empezó a practicar con la wakizashi hasta entrada la noche.

--

Madoka mentiría si dijera que no estaba yendo al bosque por volverse a encontrar con la HiME del agua. Tal y como le había contado el día anterior, Azura era imposible de encontrar en la mansión. Kora no recordaba a nadie con aquella descripción, y las asistentes de la mansión sólo podían confirmar que Azura existía por la habitación que ocupaba.

Parecía un espectro, pero podía confirmar que era real. Al volver al bosque intentó rastrear sus pasos hasta el lago, y de nuevo escuchó la melodiosa voz de Azura. Tal y como la había visto el día anterior, danzaba descalza sobre la orilla del lago, haciendo que el agua se moviera con sus movimientos tan fluidos como el mismo líquido.

Se escondió detrás del árbol. Quizá Azura pensaría que estaba siendo una rarita, o simplemente no quería que le molestara. Al apoyarse sobre la corteza, cerró los ojos escuchando la melodía. De nuevo sintió aquella sensación que aligeraba su corazón, y todo el agobio del día en las clases se evaporó por unos momentos.

Azura terminó la canción, quedándose en silencio unos momentos.

- Mawari, puedes salir.

Los colores se subieron al rostro de Madoka, quien asomó sólo la cabeza por detrás del tronco. Azura sólo estaba medio girada, mirando de lado hacia donde estaba ella. No parecía enfadada, aunque la expresión de la chica parecía siempre difícil de descrifrar.

Con pasos inseguros, Madoka se acercó a ella.

-Um, disculpa, Mizutani… No quería espiarte, pero-- ¿desde cuándo sabes que estoy aquí?
- Más o menos desde que has llegado. - La HiME se llevó una mano al lado del rostro. - Tengo un oído entrenado.
- Ya me lo imagino… ¿eres cantante?
- Estudio música y danza. Una carrera inútil, según muchos. - Azura dejó ir un largo suspiro.
- El desprecio a las artes es un símbolo de una sociedad decadente. - Añadió Madoka, acercándose lentamente a la otra. - Muchos de tus movimientos me recuerdan a danza tradicional. Eso es bueno, no debería olvidarse.
- Tienes razón. Y sí, trato de buscar inspiración en ella a la hora de bailar… Si no me equivoco, tiene mucho en común con los movimientos de esgrima.
- ¡Sí! - Asintió Madoka, entusiasmada por encontrar con quien hablar del tema. - Muchas de las danzas que practico como demostración en esgrima tienen raíces en la danza tradicional. Pero nunca había pensado que podría aplicarse a poderes como los de las HiMEs…
- No creo que haya mucha práctica en el tema. - Una sonrisa se dibujó en los labios de Azura. - Simplemente encuentro que me es fácil controlar y mantener una conexión con mi elemento con movimientos de danza.
- Sí que tienes dedicación, Mizutani… ¿tienes un patrón de movimientos establecidos? Podrías enseñárselos a otras HiMEs que controlen el agua.
- No realmente… simplemente me dejo llevar. - La mirada de Azura se posó en la superfície del agua. - Y me temo que no sería buena maestra, igualmente.
- Oh… Aún así, es admirable. ¿Vas a seguir entrenando tus poderes? - Le preguntó, con la esperanza de que retomara su canto. Pedirle directamente que cantara le parecía abusar de su confianza. - Si necesitas privacidad, lo entiendo. Yo también he venido a practicar… no sólo a espiarte.
- Prefiero entrenar a solas, pero no me molestaría que estés. - Le sorprendió la honestidad de Azura, aunque al mismo tiempo, agradecía que fuera transparente con ella. - ¿No vas a practicar con tu HiME?
- Todavía está en clases. Había venido al bosque a practicar sola.
- Y yo ya estaba ocupando el lago… - Azura suspiró. - Lo siento.
- Um, realmente he… venido en parte a buscarte también. - Las mejillas de Madoka ardieron, y tuvo que apartar la vista cuando Azura la miró con curiosidad. - Oírte cantar me ha relajado… lo digo de verdad. Me siento mejor ahora.
- ¿En serio? Me alegra que digas eso. Mis poderes no han cambiado, entonces. - Azura se apartó un mechón del rostro, con expresión pensativa. - Miranda y Fran me habían advertido de que era posible que mis poderes cambiaran… pero así será más fácil.
- ¿Este era tu poder antes, Mizutani? ¿Calmar…? - Tragó saliva antes de ofrecer su siguiente teoría, no siendo capaz de asociar a la HiME con un poder así. - ¿...Control mental?
- No, no exactamente. Con el tiempo lo he definido como purificar. Es… eliminar las energías negativas. No controlo nada directamente, sólo aparto cualidades negativas del estado espiritual de alguien o algo. - Claramente Azura había analizado sus poderes, dando una explicación tan clara como si estuviera anunciando el color del cielo.
- Entiendo… eso explica por qué me siento relajada. - Suspiró Madoka.
- ¿Has tenido un mal día, Mawari?
- Oh, no. No exactamente… - Madoka se sonrojó. La idea de cargar a alguien con sus preocupaciones, las cuales le parecían banales, le era incómoda. Pero Azura parecía ser honesta con ella, y merecía que le respondiera con algo más que una evasiva. O quizá era que simplemente le era sencillo confiar en aquella misteriosa HiME. - Todavía estoy acostumbrándome a las clases. Hay cosas que no entiendo, o entiendo de más, y no suelo estar rodeada de tanta gente… es difícil.

Tres años atrás, Madoka salía con Kora y sus amigos de vez en cuando, pero aparte de aquellas tardes en las que socializaba prefería quedarse sola. Al no ser estudiante de Hanasaki, no tenía ninguna obligación de atender clases o participar en actividades extra escolares.

Fuera practicando para no oxidar sus propias habilidades o cuidando del Child de Kora, Madoka pasó la mayor parte de su tiempo como asistente HiMe sola. Nunca le había molestado ya que estaba acostumbrada por su estilo de vida en su hogar, pero ahora que había aceptado unirse a la vida estudiantil de Hanasaki, se daba cuenta de lo difícil que era vivir en sociedad.

Estaba dispuesta a ayudar en la lucha contra Rizembool, aunque preferiría tener más espacio para ella misma.

- Ya veo. - Asintió Azura. - Yo también me siento agobiada cuando estoy rodeada de gente que no conozco. Prefiero un círculo íntimo. ¿Es tu primer año en Hanasaki?
- Es mi primer año en un colegio en sí. - Especificó Madoka, hundiendo un poco la cabeza entre los hombros.
- Debe ser duro. Lo siento, no sé en qué podría ayudarte…
- No importa, puedo apañármelas yo sola. Me acostumbraré.
- Seguro que sí. - La HiME le dedicó una media sonrisa, y por unos momentos, Madoka estuvo segura de que quizá sí podría hacerlo.

--

Después de dos días ocupada con las clases y entrenando con Kora, Madoka por fin encontró la tarde libre para volver al bosque. Como siempre, Azura estaba ausente de la mansión, y Madoka sólo pudo dejar una nota para avisarle de que aquella tarde iría a entrenar al lago.

Cuando oyó la voz de Azura en la distancia, no pudo contener una sonrisa, acelerando a un trote hasta llegar al lago.

- ¡Mizutani! ¿Has leído mi nota?
- Hola, Mawari. - Sonrió la HiME. - Y sí, la he leído. Tienes una caligrafía muy bonita, Mawari. Parece que manejas el pincel tan bien como la espada.
- Oh, gracias, Mizutani. - Madoka se sonrojó ante el cumplido. - Practicar kanjis es parte esencial de mi educación…
- Ya veo. Por cierto, puedes llamarme Azura, si lo prefieres. No hay necesidad de que seamos tan formales si vamos a seguir encontrándonos aquí. - Dijo Azura, algo más rápido de lo normal.
- Vale, si me llamas Madoka a mí también.
- Muy bien… Madoka.

Al asentir, la tímida sonrisa de Azura pareció alcanzar sus ojos al fin, y Madoka aprovechó para acercarse, sentándose cerca de la orilla donde la piedra era plana, cubierta por musgo seco. Cerró los ojos un momento, disfrutando de los rayos de sol que caían sobre ella y el suave ruido del agua.

Azura tenía buen gusto al elegir aquel sitio.

No sólo era bonito, sino que estaba apartado incluso en el mismo bosque, y por tanto muy lejos de cualquier estudiante que no conociera el lugar. De hecho, Madoka no hubiera encontrado el sitio si no hubiera seguido la voz de la HiME.

Pero aquel día, Azura no había seguido practicando con su elemento, sino que se había sentado en la orilla del lago, cerca de Madoka pero manteniendo una distancia prudencial, quizá para no invadir su espacio personal.

- Madoka, estaba pensando… - Empezó Azura. - Ya que me has visto practicar, lo justo sería que yo fuera ahora tu espectadora.
- ¿En… en serio?
- Ajá. He estado pensando en lo que me dijiste el otro día sobre la danza, y creo que quizá podría inspirarme en tus movimientos de esgrima también.
- ¡De acuerdo! - Madoka se levantó de un saltito, y rebuscó en su mochila hasta sacar la wakizashi que siempre llevaba. - Hmm, ¿qué podría hacer?

Repasó mentalmente varias danzas con la espada que pudieran servirle a Azura hasta que encontró una serie de movimientos que se asemejaban al estilo que había mostrado la HiME.

Al sostener su wakizashi, miró su propio reflejo en la superfície del lago. Sin que le influyera la voz de Azura, volvió a sentir una mano oprimir su pecho. La chica le había mostrado todo lo que ella anhelaba ser, y sin embargo, parecía fuera de su alcance.

Siempre se había sentido orgullosa de su posición como heredera de la casa Mawari y sabía que sus refinadas habilidades mantenían el honor de sus antepasados. Incluso había conseguido que una iletrada en el arte de la espada como Kora supiera manejar una kodachi. Era alguien. Y sin embargo, no podía ser HiME.

Azura había hecho bailar el agua con sus manos, había calmado su espíritu con su voz; era especial. Única.

Al verse reflejada en el agua, Madoka sólo veía una chica con una espada corta.

¿Cómo podría marcar la más mínima diferencia a la hora de detener a Rizembool? Sólo podía aferrarse a la esperanza de que algún día despertaran aquellos poderes que la señorita Lot le había dicho que dormían dentro de ella.

- ¿Madoka? - La voz de Azura la sacó de su ensimismamiento. - Te has quedado quieta de repente… no tienes por qué hacerlo si no quieres.
- Oh, no. Sólo me he distraído…

Hasta entonces, sólo tenía una opción.

Tomando la primera posición, empezó la serie de movimientos básicos con la wakizashi. Con cada paso se movía más rápido, girando sobre sí misma, manteniendo el equilibrio, extendiendo los brazos; a su manera, danzando en el borde del lago tal y como Azura había hecho anteriormente.
« Last Edit: July 01, 2017, 04:23:38 PM by Kora »


Apple

Agrego topes, titulo y pimpeo el post cuando la universidad y la vida dejen de atacarme sin benevolencia alguna ;-;

#10: Onii-san/onee-san


-¡eh Kallen!-

Al salir de su entrevista con Miranda, Kallen se encontró a Athos. El chico le explicó que estaba esperando a su hermana, que era estudiante en Hanasaki, para ir a almorzar. También le pregunto si no quería que la llevara a la casa de algún familiar o a su hotel.

-Es que... a decir verdad, no tengo donde quedarme. Me escape de mi casa- le explicó ella como queriéndole restar importancia al asunto. A decir verdad todavía estaba enojada con su mamá y además que no tenía ganas de mentirle.

A el le confundió un poco la brutal sinceridad de la chica y su tranquilidad pero supuso que era mas conveniente dejar las cosas así -Oh... en ese caso, ¿te gustaría ir a almorzar con nosotros?-

Kallen por supuesto aceptó. Había algo muy reconfortante en la presencia de Athos; tal vez era su gentileza o sus perfectos modales franceses pero la chica sentía que había encontrado un amigo ¡su primer amigo en Toyko!
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-Ya. Si vamos a vivir juntos lo mejor sería intentar llevarnos bien-

Las palabras de Souji detuvieron a Sheryl de huir a su habitación. No pudo moverse y varias emociones la invadieron al mismo tiempo ya que Souji no le había dirigido la palabra en muchos años. La voz de su hermana la devolvió a la realidad:

-No te quedes ahí como una tonta. Ven a almorzar-

Rogando no estar sonrojada Sheryl se sentó a la mesa frente a su hermana y abrió una lata de coca-cola fría. Hijikata le sirvió un pedazo de carne asada antes de servirse una el y se sentó junto a ella.

El almuerzo transcurrió con relativa normalidad. Rangiku y Hijikata conversaban animadamente mientras Souji y Sheryl aparentaban escuchar con interés. El no la vio ni una vez. Tenía un aire tranquilo y sereno, y estaba ligeramente bronceado de su viaje. Sus rasgos habían madurado y se habían afinado dejando atrás al muchacho descuidado. Aún así su cabello y sus brillantes ojos verdes le daban un aire travieso y rebelde.

"Creo que ya tenía cuatro años de no verlo tan de cerca..."

Sheryl estaba tan perdida en sus cavilaciones que bajo la guardia y no se percato del cosquilleo en sus manos hasta que la servilleta de papel que tenia en sus manos se prendió en fuego. De un salto, Sheryl se levanto y su asiento y dejo cae la servilleta a la mesa donde esta empezó a quemar el mantel. Los demás también se levantaron de sus asientos y Souji tomo la jarra de limonada que estaba frente a el para apagar el fuego salpicando a Sheryl y a Hijikata.

Cuando terminaron de verificar que los únicos daños fueron el mantel y la mesa de jardín, Rangiku regañó a Hijikata.

-Ya te he dicho que tengas cuidado con tus cigarrillos...-

-¡Eh! yo no estaba fumando. ¡Souji! tu ni siquiera deberías de estar fumando-

-Yo tampoco estaba fumando...- dijo Souji mientras tomaba el mantel y miraba a través el agujero que había quedado en el.

-Uumm... ¿tal vez una chispa del carbón de la parrilla llegó hasta la mesa?-

Los tres; Hijikata, Rangiku y Souji se le quedaron viendo a Sheryl con una expresión difícil de descifrar

-... La parrilla es de gas...- explicó pacientemente Hijikata.

En ese momento Sheryl sintió como sus mejillas se enrojecían con fuerza y pensó "he quedado como una tonta". Rápidamente se excusó y huyó a su habitación.

Al rato, después de haber ayudado a limpiar el desastre de la mesa, Souji hizo lo mismo y se fue a su habitación... que quedaba justo frente a la de ella. Sin duda Rangiku lo hizo intencionalmente. La puerta estaba entre abierta y de espaldas se veía a Sheryl que estaba hurgando su bolso. Desde niña ella tenía la costumbre de no cerrar la puerta de su cuarto y parecía que no había cambiado mucho...

Resignado a que tendría que verla todos días pensó en escaparse un rato. Tomo su billetera y su chaqueta de cuero y fue a buscar a su hermano.

-Necesito las llaves de mi moto- dijo entrando sin tocar a la oficina/biblioteca que Hijikata tenia en casa.

Su hermano solo levantado la mirada de los papeles que leía y respondió con un cortante -No-

-Vamos. No tienes derecho de secuestrar a mi bebé de esa manera. Y quiero salir...-

-mjm- el mayor ni siquiera se molestó en verlo esta vez y siguió con su trabajo

Souji se acerco al escritorio y puso la mano sobre el papel que su hermano mayor leía.

-Sabes que conseguiré esas llaves de una manera u otra-

Hijikata se quito los lentes y se acaricio las sienes. El entendía muy bien el mensaje oculto tras esas palabras: "te voy a fastidiar hasta que no me des las llaves". En lugar de ceder, trato de negociar.

-No te daré las llaves de ese jodido traste. Si quieres salir te puedo prestar el Audi o puedes irte en metro- A Souji no le gustaba el metro. Y a Hijikata no le gustaba dejarle a Souji un Audi ultimo modelo pero tampoco quería dejarlo usar la moto por ahora. A pesar de que no era para nada un traste y era una BMW muy costosa a Hijikata no le agradaba la idea de que su hermanito andará por la ciudad como delincuente juvenil. Su padre había sido muy indulgente con el ojiverde, pero ahora el estaba en control y no dejaría que Souji anduviera haciendo desmadres por todo Tokyo.

-Si me prestas el Bentley dejaré de insistir con la moto- Ahora Souji estaba jugando sucio. El Bentley Continental era una de las extravagancias de Rangiku y Hijikata, y lo usaban únicamente cuando salían juntos a cenar a lujosos restaurantes o a eventos importantes. El chico sabía bien que nunca estaría tras el volante de semejante obra de arte pero quería irritar a su hermano para vengarse por no darle las llaves de la moto.

-¿Crees que estoy loco? Es el Audi o te vas caminando de donde sea que vayas-

Souji levanto los brazos rindiéndose -Esta bien, esta bien. Dame las llaves del Audi-

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Condujo a donde su hermana. No tenía otro lugar a donde ir. Ella vivía en un vecindario muy bonito y su edificio de apartamentos estaba frente a un parque. Como no había estacionamiento frente al edificio de su hermana tuvo que dejar el carro en el otro extremo y atravesar el parque. Estaba lloviznando un poco y el olor de los arboles y tierra mojada lo envolvieron con todo su frescor. El apartamento de Megumi estaba en el piso 10.

Cuando su hermana mayor lo recibió estaba maquillándose. Megumi pasaba la mayoría de sus días libres en su apartamento leyendo y cuidando de sus plantas por eso a Souji le extrañó un poco que se estuviera arreglando. El departamento no era un lugar grande, pero a Souji le gustaba mucho. Era un lugar muy acogedor, y lo primero que llamaba la atención al entrar era el gran sillón blanco que dominaba la sala junto a la cocina y la hacia parecer como una fotografía de publicidad en una revista. A través de un gran ventanal se veía el balcón tan lleno de plantas en macetas y jardineras que parecía una gran jungla. Todo el departamento estaba lleno de flores. Por todas partes había jarrones, todos diferentes llenos de flores.

Después de ser recibido con un abrazo y miles de preguntas sobre su salud Souji tomo asiento en el gran sofá. Megumi le ofreció comida pero el solo acepto un tazón de arroz. Ella era muy buena cocinera, pero el arroz era lo que mejor le salía. Ni en los restaurantes más caros y exclusivos con los mejores chefs Souji había probado un arroz tan bueno. Después de servirle a su hermanito, Megumi se sentó junto a el a terminar de maquillarse.

-Quiero mudarme contigo- anunció el chico de repente-

-De ninguna manera- cuando Souji le decía que se quería mudar con ella era por algún berrinche -a tu hermano le daría un derrame cerebral si sabe que vives con una hostess-

-Eres mi hermana también-

A Megumi no le gustaba discutir sobre ese asunto con Souji. Lo hizo una vez y no pensaba hacerlo nunca mas. Cuando Souji le insinuó por primera vez que se quería mudar a su departamento ella le explicó que sería un escándalo si el resto del mundo se enteraba de que alguien de la familia Hijikata, aunque fuera el hijo adoptado, estaba relacionado con una hostess.

"Podría dañar tu reputación Souji... si se enteran del trabajo que tengo. Incluso puede afectar de alguna manera a los Hijikata. Sería mejor que nadie se entere de que somos hermanos"

-Ya hemos hablado de esto antes. Puedes quedarte un rato aquí... pero no mudarte definitivamente-
Souji no insistió más y Megumi suspiro aliviada. Sin decir más se levanto y fue a su habitación a ponerse un kimono. La pieza era muy elegante, de color marfil con flores rojas y bordado con hilos dorados. La habían invitado a tomar el té a una casa de té muy elegante y después iría a cenar.

El se quedó en la sala comiéndose su arroz bastante molesto. Megumi tenia razón pero...

-Sheryl regresó-

Megumi asomó la cabeza desde su habitación mientras se ponía unos aretes -¡Que bien! ¿Que piensas hacer con respecto a eso?-

Souji dejo el tazón de arroz ahora vacio en la mesa y se hecho hacia atrás en el sofá cubriéndose los ojos con las manos -¿eh? ¿Qué clase de pregunta es esa?-

-Tu ya lo sabes muy bien...- dijo ella corriendo de un lado a otro buscando su bolso -Cuando te vallas cierra la puerta con llave-

-¿Vas a salir con un cliente?-

-eh... algo así...- dijo ella. Después de despidió efusivamente y salió.

« Last Edit: April 05, 2017, 10:52:17 PM by Apple »


Sayi



Episode 17 — This Knife

Sayi tenía lección de espada en dos días, pero antes de ello tenía que cumplir con una condición de su tutor. Y es que Kenshin le había pedido que se cercioraba que su katana era, en efecto, igual a la que su ex-Rebel había empuñado contra ella.

La pelirrosa había invocado el arma varias veces y, según recordaba, se trataba de la misma espada. No obstante, no estaba del todo segura, y para poder cerciorarse solo había una cosa que podía hacerse.

“¿Estás segura de esto?” le preguntó Kaien cerrando la puerta del coche.
“Segurísima” respondió la pelirrosa. En el parque frente a ellos había algo de gente, pero al fondo se podía ver una pérgola un tanto más recluida donde habían encontrado reunirse.
“Mami, ¿no podías haberle pedido una foto y ya?” agregó Hige “Si solo se trata de confirmar, no hay necesidad de que se vean las caras”
“Quiero asegurarme por completo, y para eso necesito verla con mis propios ojos” dijo la pelirrosa “Además, Soujirou no tiene interés en volver a ser mi Rebel. Y te sorprenderías si vieras lo relajado que es”
“Ver para creer, mami”
“¿Hige?”
“¿Ajá?”
“Creo que podrías dejar el bate de béisbol en el carro”

En anticipación a la reunión HiME versus ex-Rebel, Hige se había armado con un bate, dos pistolas de balines, tres bombas de gas y una lacrimógena, y como cereza de pastel… tres ligas en cada muñeca y una bolsa reventando de chunchos de papel.

Tanto a Sayi como a Kaien le hacían gracia el armamento del que Hige se había hecho, y aunque la Hime le pedía que no fuera tan desconfiado, el pelinegro entendía de donde venía la aprensión del Child. Y es que Kaien, por su parte, también había traído su espada consigo, aunque envuelta en un tubo de cartón para no generar sospechas.

Mientras cruzaban el parque hacia el punto de encuentro, Sayi intentó hacer lo posible por relajar a sus amigos. Sabía que la última vez que habían visto a Soujirou fue en la batalla final hace tres años, y no quería que la reunión terminara con ellos sacándose los ojos.

“Soujirou es muy bueno en Preguntados, y en Soda Crush. De hecho siempre me manda vidas cuando se las pido”
Kaien esbozó una pequeña “¿Un poco irónico cierto?”
“…Ehh, oh y toma excelentes fotos en Instagram. Es una pena que esté estudiando administración, creo que tiene un excelente ojo para composición”
“…”
“Y…”
“Sayi”

Su hermanastro se detuvo, se dio media vuelta y la tomó de los hombros. Hige intercambio miradas entre ambos rostros.

“Sé que quieres, no, necesitas llevar las cosas en paz. Hige y yo lo respetamos. Es más, estamos sorprendidos de lo mucho que has sido capaz de perdonar, o hacerte la de la vista gorda”
“¡Así es!” agregó el Child “¡Más de lo que deberías!”
“Después de todo, creo que mantener la paz lo más que puedas, ahora que decidiste volver a pelear, es lo más sano que puedes hacer” le pidió “Pero tampoco esperes que nos olvidemos de lo que Soujirou te hizo pasar a ti, y por ende a todos”
“Lo sé. Y tú sabes lo mucho que me afectó que te hiciera daño. O todas las veces que lastimó a Hige en batalla. Eso no lo olvido” respondió la pelirrosa “Pero ya no quiero ahondar en ello, o no podré seguir con mi vida. No les pido que sean amigos, pero…”
“Ya, está bien” dijo Kaien “Si es tu manera de lidiar con las cosas lo respeto. Pero no todos somos capaces de dejar ir las cosas como tú. Y si así lo fuéramos, entonces no habría nadie que te recordara que a veces hay que tomar distancia”
“Gracias” respondió la peligrosa, y Kaien le sonrió.
“Te prometo que no lo morderé, pero gruñiré todo el rato” dijo Hige, cruzado de brazos.
Sayi le sonrió a su Child y le despeinó la cabeza con una mano “Gracias… y a todo esto, ¿donde esta Ichigo?”

Y dicho y hecho, apenas alzó la mirada vio al rubio venir corriendo desde el estacionamiento… trayendo un bate de béisbol en mano.

“YA ESTOY AQUI. VAMOS A CARGARNOSLO HOY, ¿CIERTO?”
“¿MAMI, Y COMO EL SI PUDO TRAER UN BATE?”
“¡No hagan tanto escándalo o espantarán a la gente!”
“Ya es algo tarde para todo esto, me temo” les dijo Kaien, señalando hacia la pérgola. Ichigo, Hige y Sayi cayeron en silencio “Soujirou ya está aquí”


Sentado sobre la mesa, Sayi reconoció a su ex Rebel observándolos con una sonrisa. A Sayi le sorprendió no verlo con su usual kimono celeste, pues en esta ocasión vestía un terno casual.

“¿Vienes de la universidad?” fue lo primero que le preguntó Sayi. Atrás de ella le hacían cola Kaien, Ichigo y Hige.
“De una disertación para ser exactos” respondió el ex Rebel “Es bueno verte Sayi” dijo, y entonces estiró el cuello para poder ver mejor a los demás “¿Cómo estás Ichigo?”
“Hola”
“Kaien, tanto tiempo. ¿Cómo te va en Australia?”
“Bien, gracias”
“Hige, ¿no? ¿Cómo se siente estar de vuelta?”
“Grrr”
“…Bueno, gracias por aceptar reunirte conmigo” le dijo Sayi y Soujirou asintió con la cabeza.
“¿Cómo te está yendo con tu entrenamiento de espada?” le preguntó el castaño. Sayi esbozó una pequeña sonrisa “Al parecer ya no tan mal como el inicio”
“He estado entrenando con espadas de madera, y mi tutor ya quiere que pase a usar mi verdadera arma” le explicó “Pero antes de eso quiere cerciorarse si mi espada es igual a la tuya, o solo fue mi impresión. Y si no lo fuera…”
“Sería una alivio para ti, lo entiendo. Aun así, consideraría un halago si en verdad tuviéramos la misma espada”
“¿Halago? ¿HALAGO?” preguntó Hige, y estuvo por lanzarse sobre el ex-Rebel pero los gemelos lo detuvieron.
“Hige, cálmate por favor” le pidió Sayi
“Bueno, halago no sería la palabra correcta supongo” se corrigió Soujirou “Pero lo consideraría… ¿dulce?”
Sayi se limpió la garganta “Yo no, si te soy honesta” le respondió “Pero si sería un alivio que no lo fuera, como dices”

Soujirou sonrió, y entonces su mirada pasó por los rostros de cada uno. Todos tenían sus motivos para desconfiar de él, todos relacionados a Sayi, pero curiosamente era ella la más amable con él en ese momento.

“Ya se lo había dicho a Ichigo pero se los digo a ustedes también: No pienso volver a ser un Rebel. Ni de Sayi, ni de nadie” Kaien, Ichigo y Hige no dijeron nada, por lo que el castaño siguió “Tengo mis estudios como prioridad, y todas las responsabilidades que se me vienen una vez me gradúe”
Hige se cruzó de brazos “¿No sigues entrenando, acaso?”
“Sigo entrenando, y sigo mejorando mi nivel, pero no es con fines de luchar” le respondió “Simplemente entreno porque quiero hacerme más fuerte. Tú me entiendes, ¿verdad Kaien?”
El pelinegro se limitó a asentir con un ‘Hm’ y entonces agregó “¿Rizembool no te pidió que fueras Rebel de nuevo?”
“Sí, me llego la invitación. Pero les dije que no, y les pedí que no me preguntaran más. Y no lo hicieron”
“¿Por qué crees que fue eso?” esta vez preguntó Sayi “Eras un Rebel bastante bueno”
Soujirou sonrió “Me alegra que digas eso” le respondió “Pero creo que no reincidieron porque no necesitan hacerlo. Lo que he visto desde que reanudó la guerra es que Rizembool se ha potenciado, y tienen para elegir entre varios Rebels, muy poderosos todos. Pueden escatimar que uno o dos opten por no regresar”

Sayi bajó la mirada y Kaien percibió la duda en su hermanastra.

“¿Estás intentando asustarla, acaso?”

Pero esta vez Soujirou borró la sonrisa de su rostro antes de responder.

“En lo absoluto” le respondió “Puedes preguntarle a Sayi, o a tu hermano. Cuando ella pensaba si volver a ser HiME o no, le aconsejé que mejor sería que se quedara al margen. Le advertí del peligro que correría.”

Kaien dirigió la mirada a Ichigo. El rubio asintió con la cabeza.

“Pero ahora que optó por ser una de nuevo pues… digo lo que sé” se encogió de hombros “Al no ser parte de la cúpula Rebel, ya no me entero de detalles como antes. Mi conocimiento al respecto es tanto como el de un estudiante de Rizembool promedio”
Hige entrecerró los ojos “Eso no te lo creo”
“Me crean con respecto a esto o a lo demás, ya depende de ustedes” respondió Soujirou, de nuevo con su sonrisa “Te doy mi palabra, y es lo único que tengo para ofrecerles”

Sayi pensaba que el ambiente de la reunión se había aligerado un poco. Todavía se sentía la tensión en el aire, pero era una tensión que podía conversarse, y eso era más tolerable que respuestas frías que no daban cabida a un intercambio.

Aun así, probablemente lo mejor sería no alargar el encuentro. Las rencillas entre todos tenían varios años, y no había manera que las cosas se apaciguarían en esos minutos.

La pelirrosa se aseguró que no hubieran ajenos cerca, y una vez estuvo segura estiró su mano derecha. Su katana se materializó de inmediato y entonces la sostuvo frente a ella.

Apenas Soujirou posó su mirada en ella su expresión palideció. El castaño se quedó unos segundos estudiándola, y entonces tomó su propia espada para compararla.

Sayi no pudo evitar sonreír al tenerlas lado a lado. Eran iguales en tamaño, y la trenza de la empuñadura también era blanca… pero no era la misma espada. El ornamento y el collar eran dorados en la suya, pero plata en la katana de Soujirou. Asimismo, si bien ambas tenían la funda hecha de bamboo, la suya era ligeramente más clara a comparación de su ex Rebel.

Habían otros detalles que se diferenciaban, y otros iguales, pero con la memoria ahora fresca como el agua podía estar segura ahora: Su espada no era la misma que su ex Rebel. Era similar, pero suya propia. Y sentía que se le había quitado un enorme peso de encima.

Kaien, sin embargo, no pudo evitar notar algo diferente en Soujirou desde el momento en que Sayi sacó su arma.

“Gracias Soujirou” respondió “Me siento más tranquila ahora que sé que no es la misma espada”

El castaño demoró en responder, pero lo hizo con una leve sonrisa.

“Me alegro que te haya sido de ayuda” respondió, y entonces el arma de la HiME volvió a desaparecer.
“Espero que con esto ya no tengas problemas con Kenshin” dijo Ichigo, y Sayi asintió con la cabeza.
“Me siento mucho más tranquila” suspiró la pelirrosa. Entonces se fijó en su teléfono “Perdón Soujirou, creo que tenías otro compromiso, ¿verdad?”
“Así es, debo marcharme” respondió, ajustándose el blázer “Fue bueno verlos a todos. Y Sayi…”
“¿Si?”
“Te avisaré si me entero de algo que pueda serte útil”
La pelirrosa le sonrió “Te lo agradezco”

Una pequeña reverencia y el castaño empezó a caminar en otra dirección. Pudo escuchar a Hige celebrar el que la espada no fuera la misma, así como Ichigo enumerando lugares a los que podrían ir a comer ahora. No escucho la voz de Kaien, y sonrió para sí mismo al estar seguro que el pelinegro no le iba a quitar la mirada de encima hasta que desapareciera de vista.

Soujirou retiró su teléfono, revisó sus pendientes, y anotó el nombre de ‘Kenshin’ antes de guardar el móvil.

« Last Edit: August 13, 2017, 02:23:27 PM by Sayi »

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Mimi Tachikawa

Hoi hoi minna vengo a dejar aporte es corto y medio chafa,pero me nivelare en septiembre lo prometo TwT

Capitulo 22:

Que sorpresa encontrarme en este lugar con la bella Mayura-chan…- dijo el pelicenizo para lanzarle una mirada afilada a Kuro y Mahiru-

Mayura volteo a ver a sus nuevos amigos y se encontraban profundamente dormidos, pero no solamente ellos, todas las personas que estaban en el restaurant también se habían quedado dormidos, es entonces que Mayura se aleja unos centímetros lejos de Shun mientras que flaffy delante de ella

No tienes que ponerte a la defensiva…solo quiero hablar contigo sin interrupciones…- le dijo mientras sonreía suavemente- no se te ve bien con el ceño fruncido-

Que es lo que quieres de mi??...-

Creo que a estas alturas del partido debes de saber quien soy realmente no es cierto? Si no Hajime no te habría advertido no??

Entonces no era una broma…-dijo temblando un poco asustada- tu debes de ser mi nuevo rebel no??-

Estas en lo correcto…yo soy la persona con la cual tendras que pelear para proteger a lo que mas amas en este mundo…o quieres que todo termine como después de tu ultima batalla??-

Eso no va a suceder...soy mas fuerte ahora y no podras lastimar a los que amo..-

Me gusta esa mirada de determinación…-camino lentamente hacia la pelirosa y alzo uno de sus brazos para acariciar suavemente las mejillas de una sorprendida Mayura- es una mirada de una persona que ha sufrido mucho en la vida…- se separo- me parece muy divertido…asi no tendre remordimientos cuando te derrote..aunque me hubiese gustado poder haber intimado un poco mas contigo

Mayura estaba preocupada ahora que sabia quien era su nuevo rebel, ya que ahora Shun representaba un gran peligro para ella

Me pregunto si aquella persona aun sigue pensando en ti…es una tristeza que después de haberlo dado todo por ti, lo dejaste irte de tu lado para que después te encuentres con otro pobre iluso…

No hables asi de Choutaroh-kun!!! No sabes lo que sucedió en realidad para que me digas estas cosas…- dijo visiblemente afectada recordando a su exnovio-te prohíbo que le hagas algo a él que ya no tiene nada que ver conmigo…-

No te preocupes que aun no le hare daño, ya que parece que ha desaparecido de la faz de la tierra después de haber terminado contigo…-

Eso no es cierto…el esta bien…nada malo podría haberle sucedido-

Según oi rumores parece que el avión que habia tomado para irse al extranjero después de terminar contigo…-

No te creo nada… todo lo haces para confundirme y poder atacarme…no voy a permitir que me vuelva a suceder lo que me paso hace 1 año, ahora tengo a Otoya-kun, y se que Choutaroh-kun esta bien!!-

Me gusta ese optimismo pese a la situación en la que te encuentras mi querida Mayura…-rio suavemente- bueno tengo muchas cosas que hacer, asi que por ahora me retirare…nos vemos…- ondeo las manos para dar una media vuelta y retirarse, dejando a la pelirosa visiblemente afectada-

Cuando Shun se fue todos los que se encontraban en el restaurant empezaron a despertar, incluso Mahiru y Kuro

Que fue lo que paso???-dijo el castaño bostezando ligeramente-

Que paso de que??-dijo sonriendo nerviosamente- solamente te has quedado dormido-

Flaffy se acerco a su dueña y empezo a jalar suavemente de su pierna, la pelirosa se acerco a ella y le acaricio la melena- por el momento lo mantendremos en secreto deacuerdo??

La ovejita comprendio las palabras de su dueña y movio la cola de un lado a otro, el único que se dio cuenta de esta situación fue Kuro pero como tenia flojera de explicarle a Mahiru también se quedaría callado

Bueno entonces dejemos de comer y vayamos a Hanasaki….-le dijo el pelicastaño animando a su amiga-

Si vamos!!- dijo con una inusual sonrisa fingida, estaba aun visiblemente afectada, pero tenia que controlarse para que su yo de ahora no desfallezca, después de todo habia cambiado, Flaffy volvió a despertar por su determinación, ahora no pensaría en las palabras de Shun, esperaría libresarse un poco de Mahiru y Kuro para luego llamas a Suga y conversar con él ya que necesitaba de sus consejos urgentemente y claro que estaba prohibida de llamar a Otoya , no queria distraerlo con sus cosas y mucho menos preocuparlo

En serio te encuentras bien Mayura-chan??- le dijo Mahiru visiblemente preocupado-

Me siento un poco cansada, eso es todo…- dijo sonriéndole suavemente-

Esta bien te creeré…ahora que ya te conozco mejor tengo planeado un buen régimen de entrenamiento que podemos comenzar el dia de mañana a primera hora te parece??

El dia de mañana?? No es demasiado pronto?? Con una gota en la cabeza-

Cuanto mas temprano mejor…- dijo Mahiru para cargar a Mayura entre sus brazos-

Que haces Mahiru-kun??- dijo visiblemente apenada- yo puedo caminar sola-

Mejor es no arriesgarnos, se ve muy cansada , asi que de esta forma no se cansara al caminar, no creo que haya algún inconveniente no es cierto??

La pelirosa suspiro pesadamente- no no lo hay…- cerrando los ojos-gracias Mahiru-kun…-al instante se quedo dormida-
Kuro…esa persona fue la que estuvo en el restaurant no??-

Si, esa persona fue directamente sobre Mayura…-bostezando pesadamente-ahora no tengo ganas de conversar, es muy fastidioso- volvió a su forma de gato y se coloco sobre la pelirosa para dormitar-

Sera mejor que informemos de esto a Hajime-san y a Madoka-san, por el momento lo mejor para ella es permanecer en Hanasaki,ya que todos están empezando a moverse

Que fastidio…y yo no queria involucrarme para nada en este asunto

Eres mi compañero Kuro, asi que debemos de estar siempre juntos…-

Dices unas cosas tan aburridas Mahiru, pero igual debo de confiar en tu supongo

Como que supones?-
-----------------

continuara...

matta ne!!

Mimi-chan


Eureka

Mas tarde vengo con íconos quiero morir omg
[no lo terminé u_u luego vendré con el resto i guess]

17.1
     

      
 
   


La puerta principal de la casa se abrió, y Eureka escuchó una conversación a medias, entre Illya, Haruhi y Lelouch. Ella se levantó de su asiento, y junto a Kanone (que estaba apoyado en la pared), salieron al recibidor. Lelouch arqueó una ceja, mientras que Haruhi e Illya los saludaron entre bostezos.

“¿Qué tal el secuestro?” preguntó Illya, con una gran sonrisa. “Dicen que fue armado, ¿no?”
“¡¿QUÉ?!” exclamó Eureka, observando a los recién llegados. Se giró hacia Kanone, quien solo se encogió de hombros, igual de confundido que ella. “¿Quién les dijo eso?” preguntó, preocupada. ¿De dónde habían salido tales rumores? Admiraba la habilidad de la gente de exagerar tanto las cosas.
“Oh, una chica llamada Rose se ofreció a traernos, lo hizo con varios invitados, incluso dejó a Kashima en su casa,” comentó Haruhi. “En su van, su amiga contó lo que había ocurrido, y entre todos completamos la historia con lo que sabíamos… pero estoy segura de que no hubo armas. Tú no eres así, ¿no?” Haruhi la observó, medio preocupada. En el fondo, Eureka sabía que Haruhi confiaba en ella y le era imposible dejarse llevar por rumores, pero de todas formas le era un poco difícil estar ahí en frente de su amiga escuchando exageraciones sobre los sucesos que habían ocurrido. Suspiró, y negó con la cabeza.
“No, claro que no.”
“¿Va a venir la policía?” preguntó Illya.
“No, te aseguro que no—”
“¿A quién secuestraron?” preguntó Lelouch.
“Mi hermano,” intervino Kanone. “Pero no fue un secuestro, Zushi quería venir a verme…”
“¡Eso! No fue un secuestro, Zushi quiso venirse con nosotros pero su tutor nos persiguió.”
“¡Wow! ¡Hasta hubo persecución como en las películas de acción!” dijo Illya, y luego rio. “Tú la has pasado mejor que nosotras, Eu— Oh, no, no. Haruhi la pasó mejor, ahora que lo pienso…” y sonrió maliciosamente.
“¡Illya!” se quejó su hermana. Eureka arqueó una ceja, y Haruhi soltó un suspiro. “…De ahí te cuento.”
“Bueno, ya de ahí me cuentan bien todo, ahorita—” Illya bostezó, interrumpiéndose a sí misma— “Ahorita necesito dormir. Los veo más tarde~”
“Descansa, Illya,” le dijo su hermana. El resto se despidió ondeándole la mano. “Si me disculpan, yo también estoy muerta. Hablamos más tarde, descansen,” se excusó Haruhi. Kanone, Eureka y Lelouch se despidieron de ella, observando cómo se iba en dirección al pasillo principal junto a su hermana menor.

Ni bien se encontraron solos los tres, Lelouch se giró hacia Eureka y Kanone.

“¿Qué pasó?”
“Eh… varias cosas,” dijo Eureka.
“Por lo de la policía no te preocupes. Ya hablé con el tutor de mi hermano y llegamos a un acuerdo,” comentó Kanone.
“Una preocupación menos,” Lelouch suspiró. “¿Por eso me dejaste solo, no?” le preguntó a la HiME, y esta asintió.
“Todo pasó muy rápido, cuando me di cuenta, ya estaba dentro del taxi rumbo a la casa…” Lelouch intentó que su molestia no se notara, pero falló: su expresión lo delató. “Lo siento, en serio,” se disculpó Eureka.
“Bueno, no podías hacer otra cosa, se entiende,” dijo Lelouch.
“Debería… dejarlos solos para que hablen, ¿no?” Kanone se veía un poco incómodo ahí.
“No, de hecho, yo ya me iba a dormir,” habló Lelouch. “Los veo luego. Apaguen las luces, por favor.” Y se excusó, caminando hacia el pasillo principal.
“Wow, parece que está molesto,” comentó Kanone, observando la silueta de Lelouch al final del pasillo.
“Se entiende… me olvidé por completo de él, realmente,” dijo Eureka. “Hablamos después, Kanone. Me voy a dormir.”
“Yo igual, y… gracias de nuevo, Eu.”
“¡No prob! El MVP aquí fue Hizumi,” dijo, mientras caminaban hacia sus cuartos.
“¿En serio?”
“No tienes idea de lo decidido que se veía. Hace tiempo que no lo veía tan empeñado en hacer algo. Fue… raro,” Eureka rio. “Fuera de bromas, creo que esa intervención que le hicimos está dando sus frutos,” Eureka se detuvo frente a la puerta de su cuarto.
“Creo que sí,” Kanone sonrió, y le revolvió los cabellos. “Descansa, Eu.”
“¡Tú también!”

Kanone asintió, y luego de ondearle la mano, siguió su rumbo hacia las escaleras. Eureka abrió la puerta de su cuarto y corrió a la cama, lanzándose encima de esta. Ni tuvo tiempo de hacer a un lado las sábanas, porque el sueño la tumbó en unos pocos minutos.





      


“Souji esta es la cuarta vez en la semana que nos levanta ese maldito ringtone estoy dispuesto a lanzar tu celular por la ventana si no lo apagas—” empezó Adachi, pero Souji ni le dejó terminar su oración.
“Shh,” Souji se separó de él, alzándose levemente en la cama para agarrar su celular, que vibraba y emitía una canción pop pegajosa desde la mesa de noche. Souji deslizó el dedo por la pantalla para contestar la llamada, y luego, se recostó en la cama, apoyando su cabeza en su almohada. Acercó el celular a su oreja, mirando al techo. “¿Aló?”
“¿Souji-chan?”
“Dime, Tooru. ¿Estás bien? ¿Pasó algo?”
“Pasaron muchas cosas, haha~ pero estoy bien. Ah…” Oikawa hizo una pausa. “¿Tú crees… que me puedas albergar en tu humilde morada?”
“Adachi sigue aquí, pero si no te incomoda lidiar con sus celos—”
“¡Hey!” se quejó su pareja, frunciéndole el ceño e incorporándose en la cama.
“—no tengo problemas,” terminó su oración, sin darle importancia a la expresión enojada de Adachi.
“No, claro que no~ Yo solo quiero un sofá donde dormir.”
“Son las…” Souji revisó la hora en su celular. “Las 6.”
“Sí, lo sé, pero no he dormido nada… y eh… no puedo entrar a mi departamento.”
“…Okay. Acá me cuentas. ¿Ya estás en camino?”
“Estoy en tu puerta, de hecho~” Oikawa soltó una risa. “Pero no quería tocar el timbre, puede que levante a tu familia y es lo último que quiero.”
“…Ahí voy,” dijo, y colgó la llamada. “Tohru, quédate aquí, ¿sí?”
“¿En serio vas a dejar que entre?” le dijo, un tanto hastiado, pero Souji solo atinó a arquear una ceja, confundido.
“¿Por qué no?”
“Eh… olvídalo.”
Souji le dio un beso corto en los labios, y se separó, sonriéndole. “¿No hagas berrinche, sí?”
Adachi rodó los ojos, y se dejó caer encima de la cama.

Souji se levantó de la cama, haciendo a un lado las sábanas. Arqueó su espalda, estirándose para sacarse unos cuantos conejos: le dolía un poco el cuerpo por la mala posición en la que había dormido por un par de horas. No era nada difícil notar el sueño que sentía: sus ojeras eran inmensas, y sus ojos se entrecerraban a cada rato. A diferencia de Adachi, quien había podido descansar toda la madrugada, Souji recién logró conciliar el sueño a las cuatro de la mañana, al cabo de una hora de haber hablado con Oikawa por WhatsApp. Se sentía terriblemente cansado y lo último que deseaba era lidiar con su amigo tan temprano, pero debía hacerlo: estaba seguro de que después se arrepentiría de ignorar el pedido del rebel.

Se revolvió un poco los cabellos en un intento fallido de peinarse, mientras caminaba despacio y sigilosamente hacia la puerta de su cuarto. Al salir, la juntó con cuidado, y continuó su camino hacia la puerta principal con pasos silenciosos. El corazón le latía a mil por hora del miedo de encontrarse con algún familiar suyo –su sobrina era de levantarse muy temprano y rondar por la casa—, pero luego de bajar las escaleras y llegar a su destino, soltó un pequeño suspiro aliviado: había logrado su cometido. Giró el pestillo de la puerta y la abrió, encontrándose con Oikawa quien, juzgando por su mirada, estaba cansado y lleno de sueño al igual que él. Su amigo abrió los ojos un poco al notar la puerta abierta en frente de sí, y le dio un abrazo a Souji. Este le devolvió el gesto con unas palmadas en su hombro, y cuando se separaron, lo invitó a pasar. Oikawa se sacó los zapatos en silencio, y junto a Souji, subió las escaleras hacia su cuarto.

Cuando entraron, encontraron a Adachi sentado en la cama, revisando su celular.

“He escuchado ruidos en el cuarto de al lado, así que hablen en voz baja,” comentó Adachi en un tono muy bajo, sin despegar la vista de la pantalla de su iphone.
“Gracias, Tohru.”
“Sí, lo que sea,” Adachi rodó los ojos.
Souji se giró hacia Oikawa. “Antes de dejarte dormir, necesito que me cuentes qué pasó. ¿Todo bien?”
“Sí, bueno…” Oikawa se lanzó al sofá grande de la esquina, y luego de ponerse cómodo, terminó chorreándose en su asiento. “Fue una noche larguísima.”
Souji tomó asiento en su cama, quedando en frente de él. “¿Le dijiste a Eureka que eras su rebel?”
“Sí… y ahí empezaron los problemas,” Oikawa desvió la mirada al techo. “Ella estaba buscando a un niño, y me pidió que la ayudara… pero como estaba frustrada, me amenazó, y la única forma de salirme de eso fue proponiéndole un trueque de favores.”
“Espera, ¿qué?”
“Ah, lo siento. Estaba buscando al hermano de su amigo porque se enteró gracias a Hizumi de que el niño estaba en la boda. No sé, todo eso se me ha hecho muy confuso,” Oikawa se masajeó las sienes. “Cuando me amenazó, le propuse que la ayudaría a buscar al niño si a cambio me daba una mano con el equipo de vóley.”
“¿Será la mánager?”
“Ese es el plan~” canturreó Oikawa. “Aunque sé que me juzgarás por esa ‘grandiosa’ idea,” y suspiró.
“Pues… es muy mala, y lo sabes.”
“¡Lo sé! Créeme que lo sé, pero— pero yo… no sé, no me detuve a pensarlo. Estoy desesperado, Souji— ¡Hey!” A Oikawa se le iluminaron los ojos.
“¿Qué” Souji lo miró, arqueando una ceja.
“¡Tú puedes ser nuestro mánager! No hay necesidad de que sea una chica, después de t—”
“Te juro que te destruyo si sigues hablando, Oikawa,” se escuchó la amable voz de Adachi, quien seguía prestándole atención a su celular. Al parecer, aun así, había estado escuchando toda la conversación.
“Jaja, clásicas amenazas de Adachi-san~” Oikawa rio.
“Tooru, lo siento, pero no hay forma de que sea mánager,” se disculpó Souji. “Sería muchísimo más fácil para ti y para el equipo, pero no tengo tiempo y…” Souji se giró un poco para mirar a Adachi. “Ya viste su reacción.”
Oikawa se inclinó hacia Souji para que sólo pudiera escucharlo él. “No deberías dejar que te monopolice de esa forma,” le susurró.
“…Supongo, pero igual sé que Adachi tiene un motivo bueno para no estar de acuerdo con la idea,” le respondió Souji. Oikawa se chorreó de nuevo en el sofá: por su mirada, Souji intuía que no lo había convencido con esa respuesta. Prefirió hacer a un lado el tema, priorizando el relato de su amigo. “¿Y?”
“Ah, bueno, encontramos al niño pero por un tema con su hermano, había sido dejado a cargo de un tutor, y bueno, teníamos que sacarlo de ahí sin que el tutor se diera cuenta.”
“Pero no había necesitad de que te involucraras en eso, Tooru.”
“¡Sí! No la pensé, sólo me metí al taxi con ellos~”
“Esto no me está gustando para nada…” comentó Souji, un poco preocupado.
“Y hubo una persecución en la ciudad. Estuvimos como hora y media esquivando al tutor, pero al final lo perdimos y llegamos a la casa de Eureka-chan, donde vive también Hizumi-chan, el hermano del niño y medio mundo.”
“¿Y el niño y su hermano se reencontraron?”
“Sí,” Oikawa sonrió. “Me sentí muy satisfecho luego de ver eso. El chico prometió que hablaría con el tutor para solucionar todo: más que nada, para que no nos denunciara… porque bueno, parecía que lo habíamos secuestrado. De hecho, gritó en plena fiesta que estábamos llevándonos a su niño, así que…”
“Qué noche, huh,” Souji sonrió. “¿Seguro que no hay riesgos con lo del tutor? No sería bueno que te denunciaran.”
“Mm, espero. Sería muy cómico que saliera en las noticias cómo secuestrador prófugo~”
Souji soltó una risa. “Esperemos que no.”
“…Esperemos,” Oikawa tragó saliva.
“¿Y? ¿Por qué no regresaste a tu casa?”
“Ah. Pues… de ahí tomé un taxi, pero al llegar al complejo chequeé mi ropa y solo tenía un sencillo, con el que pagué por el taxi. Mis llaves no estaban, de seguro se me cayeron en el carro que tomamos hacia la mansión esa de Eureka y el resto.”
“…Oh, pero, y ¿Hajime?”
“Sigue molesto conmigo, no me quiso abrir por más de que le lloré un buen rato,” contó, y luego soltó una risa. “Pensé incluso en ir donde mi mamá pero no sé si ya se regresó a su casa y quedaba más lejos que la tuya.”
“Mm,” Souji se cruzó de brazos. “Igual vas a tener que buscar la forma de que Hajime te abra.”
“Lo séeee” le lloró Oikawa. “Pero… ahorita sólo quiero dormir, estoy demasiado cansado…”
“Ah, lo siento,” Souji se levantó, y fue a su clóset a sacarle una manta. Se acercó hacia Oikawa, quien tomó la manta y la extendió para taparse. Souji se agachó a su lado para mover una palanca que permitió que el sofá se reclinara de tal forma que funcionaba como una cama improvisada.
“Gracias, Souji-chan~ Ahora eres libre de hacer tus cochinadas con Adachi—”
“¿Quieres que te mate, no?” le dijo Adachi, y Oikawa no necesitó mirar en su dirección para darse cuenta de que el enamorado de su amigo lo estaba fulminando con la mirada.
“Jaja~” Oikawa solo rió, y se acomodó para conciliar el sueño con más rapidez. Souji se alzó, y caminó hacia la puerta para cerrarla con llave.
“Uh… tu familia va a pensar mil cosas, cada una peor que la otra, si intentan abrir tu puerta.”
“No hemos hecho bulla, así que lo dudo~” le dijo Souji, y Adachi rodó sus ojos como respuesta. “Siempre puedes escaparte por mi ventana, si quieres.”
“Eh, no, gracias,” le dijo.

El cansancio le vino de golpe, y Souji caminó hacia su cama. Hizo a un lado las sábanas, y se echó junto a Adachi. El sueño no demoró en ganarle, y cayó rendido en los brazos de Morfeo.





         


Pidge parpadeó unas cuantas veces hasta acostumbrarse a la poca luz de la estancia: unos murmullos le habían despertado. Al mover levemente la cabeza, vio gracias a la luz que se filtraba por las persianas del cuarto, que Keith y Lance habían hecho a un lado sus sleeping bags y revisaban sus celulares, mostrándose algo en las pantallas de vez en cuando y comentando sobre eso. No había necesidad de adivinar: era obvio que se trataba de pokémon go. Por más de que Keith se negara a aceptarlo, para ese par no había cosa que no fuera competencia: Keith caía en todos los juegos tontos de Lance, y la nueva aplicación no había sido la excepción. Lo jocoso de eso era que ambos estaban en el mismo equipo, pero aun así, habían conseguido varias formas de competir.

“Oye, ¿dónde conseguiste ese flareon?” le preguntó Lance, muy curioso.
“Creí que no te gustaba ese pokémon, Lance,” le dijo Keith, entre enojado y confundido.
“Pues no,” admitió Lance. “De las evoluciones de eevee, mi favorita es vaporeon.”
“¿Entonces…?”
“Igual quiero un flareon, me sirve para el pokédex.”
“…Me apareció cerca del comedor de la facultad de comunicaciones.”
“¿Tú qué hacías por ahí?” preguntó Lance, confundido.

Pidge sintió una leve curiosidad por el asunto: los únicos amigos de Keith eran ellos tres (y Allura, aunque la consideraban la mamá del grupo), y no era como que necesitara irse a la facultad de comunicaciones a comer o sacar copias cuando podía hacerlo en la de ellos (y ni necesitaban sacar copias, considerando la carrera que estudiaban). Era misterioso, pero más tarde de seguro Keith se abriría y les contaría sus motivos. Ahorita la prioridad era evitar que Hunk se despertara. No le parecía correcto despertarlo tan temprano, considerando lo poco que habían dormido y el favor que les había hecho de dejarlos quedarse a dormir luego de la amanecida.

“Bajen la voz, van a levantar a Hunk,” intervino Pidge. Lance y Keith alzaron la mirada hacia el sofá donde Pidge se encontraba echado, asustados. Ante la mención de Hunk, se giraron hacia la cama de su amigo, y suspiraron aliviados al ver que este aún dormía.
“¿Hace cuánto tiempo estás despierto, Pidge?” preguntó Lance.
“Uh… unos minutos.”
“¿Te despertamos nosotros, no? Lo siento,” se disculpó Keith.
“No prob, dude,” le aseguró Pidge.
“Es la culpa de Keith, que habla muy fuerte,” lo acusó Lance.
“¿¡Yo!? ¡Tú eres el que grita cada vez que te muestro mis pokémon con CP alto!” le dijo Keith, y sin querer, alzó la voz.
“¡Es obvio que voy a gritar! ¡Tienes un Lapras con CP 1800! ¡Te odio!” le gritó Lance.
“¡Van a despertar a Hunk!” les advirtió Pidge de nuevo, pero ya era muy tarde: los tres se giraron hacia la cama de Hunk, viendo con horror cómo el dueño de la casa se levantaba, restregándose los ojos y bostezando en el proceso.
“¿Van a despertar a quién?” dijo Hunk, aún medio dormido.
“¡Es tu culpa, Keith!”
“¡No, es la tuya!”
“Cállense, ahora van a despertar al resto de su familia, dios mío,” dijo Pidge, rodando los ojos. Hunk solo rio.
“¿Qué hora es?”
“Las… 8 y algo,” dijo Keith, revisando su celular. Hunk volvió a bostezar, Lance y Pidge sumándosele inmediatamente. Keith fue el único que logro aguantarse el reflejo de imitarlo.
“¿Quieren ir a desayunar? Se me antojan unos wafles,” dijo Hunk, y se paró de un salto.
“No, Hunk, no te preocupes, podemos regresarnos ya a nuestras casas—”
“Sí, Keith tiene razón, ya has hecho suficiente con dejar que nos quedemos a dormir acá—”
“¡No sean modestos!”
“¡Pero todos pensamos igual!” Al notar que Lance no había hecho ningún comentario, Pidge y Keith lo miraron. Lance se encogió de hombros.
“¿Qué? Yo si quiero wafles.”
“¡Lance!”
“Party poopers,” se quejó, pero se levantó. Arregló un poco su ropa, y se dirigió hacia la puerta del cuarto de Hunk. “Vamos, yo te ayudo, Hunk,” le dijo.
Hunk asintió con una sonrisa en el rostro. “¡Genial!”

Pidge y Keith intercambiaron miradas. Resignados, se pararon, haciendo a un lado las mantas, y siguieron a Hunk y a Lance fuera del cuarto.






      

      


Allura se despertó por el olor a wafles: era tan intenso que llegaba hasta el rincón más recóndito de la casa, aka, su cuarto. Saltó de la cama y corrió al baño a echarse agua a la cara, para despertarse totalmente. Aprovechó en coger una liga para el pelo y se amarró el cabello en una cola alta. Al salir del baño, se miró en el espejo al lado de su armario y notó que se veía cansada, ojerosa y con cara de pocos amigos, pero le dio poca importancia, puesto que su prioridad en esos momentos era desayunar. Sobre su tumba se comerían todos los wafles que Hunk había preparado.

Sus pasos hacia la cocina fueron lentos, aun así. Una semana de trabajo intenso con pacientes muy problemáticos la había dejado sin energías, sumándole a eso las clases que tenía del último ciclo de la carrera, y aunque el desayuno olía delicioso y estaba feliz de haberse levantado a esas horas para poder disfrutar una de las especialidades de su hermano –que, por cierto, no entendía por qué no era chef, si cocinaba tan rico—, igual le costaba estar despierta a tempranas horas un sábado, cuando podía haber dormido un poco más.

Decidió hacer a un lado esos pensamientos: tal vez había la pequeña posibilidad de que luego de desayunar, pudiese dormir el resto de la mañana… si tenía suerte y sus papás no le daban algún encargo.

Llegó a la cocina, y no se sorprendió en ver a su hermano cocinando junto a Pidge y a Keith, mientras que Lance estaba sentado en la barra de la cocina revisando su celular. Su hermana menor, Connie, yacía pululando por ahí, al parecer ayudando también a Hunk.

“Oye Lance, ¿no se supone que tú ibas a ayudar?”
“Sí, pero—” Allura tiró de su cachete, y Lance no pudo terminar su oración. “¿Quién ch—? ¡Allura!” Lance le frunció el ceño, observando cómo cruzaba la cocina para saludar al resto del grupo y a su hermana menor. Allura les revolvió los cabellos a todos (despeinándolos más de lo que ya estaban).

Pidge parecía que había metido el dedo en el enchufe. Al notar esto, Hunk, Lance, Keith y Connie se rieron a mandíbula suelta.

“Jaja, muy gracioso,” dijo Pidge, pero luego, se unió al coro de risas.
“Allura, disculpa, se nos hizo tarde y nos quedamos a dormir,” dijo Keith, luego de calmarse. 
“Sheesh, cualquiera que te oye pensaría que no conoces a Hunk desde el kinder,” Allura rio. “Pero en serio, no nos incomoda tenerte por acá, Keith.” Se giró hacia Pidge. “Igual contigo, Pidge.”
“¿Y yo?” preguntó Lance, esperanzado.
“Uh… no sabría decirte, Lance,” y le sonrió de lado. Lance intentó enojarse con ella, pero falló, soltando un suspiro resignado en medio de las risillas burlonas del resto.
“¡Ya están los wafles que faltaban!” anunció Hunk.
“Estás con muchas energías, por lo que veo,” dijo Allura.
“Sí. Como nunca, dormí tres horas,” mencionó Hunk, emocionado.
“¡Es un récord!” dijo Lance.
“Considerando que dormimos peor durante la semana…” Pidge rio.

Keith y Hunk se encargaron de dividir los wafles recién salidos de la plancha, y separaron una torre de unos cuantos, haciéndolos a un lado.

“Esos son para papá y mamá, ¿no?”
“¡Sí!”
“Por cierto, ¿dónde están?” preguntó Pidge.
“Ah, de seguro siguen durmiendo. Los sábados y domingos se levantan un poco tarde,” comentó Allura.

Pidge y Keith llevaron los platos a la barra, donde Lance y Connie ya estaban sentados. Hunk se encargó de servir el jugo de naranja y Allura sacó la leche y el café. Una vez lista la mesa, se pusieron a desayunar, algunos preparándose primero una taza de café, otros devorando los wafles de frente. La conversación no se hizo esperar y tocaron varios temas, desde la universidad hasta las tareas de Connie.

El ringtone de un celular irrumpió en plena sobremesa, y Allura se disculpó a la vez que lo sacaba del bolsillo de su polera.

“¿Aló? ¡Oh, hola, Garnet—! ¿Qué t—? ¿¡QUÉ!?” Pidge miró a Hunk, preguntándole acerca de la actitud de su hermana con su mirada. Hunk se encogió de hombros. “Pero terminó hace tres años… Okay, te veo luego. Dile que okay, no nos conocemos, pero que necesito hablar con ella urgentemente. No puede arruinar su vida con esa sonsera. Osea, yo no me la arruiné… sigo aquí, y estoy bien, pero— pero es muy peligroso y—” Allura cayó en cuenta de que la mesa se había quedado en silencio y la observaba, por lo que se calló. “De ahí hablamos. Sólo… no dejes que acceda. Que no de la prueba. Okay, cuídate.”
“¿Todo bien, Allura?” preguntó Hunk.
“¿Eh? Sí, sí,” Allura desvió la mirada hacia su celular, preocupada. “Todo bien.”





      


“No me mientes,” le repitió, y Souji se aguantó las ganas de rodar los ojos.

Adachi era demasiado pegajoso con él: desde que empezaron a salir juntos, hasta ahora, casi tres años después. Y aunque en un inicio se le había hecho tierno, ahora le estresaba.

Sí, era cierto, se había acostumbrado a esa actitud de su pareja, pero no dejaba de exasperarlo de vez en cuando. Y ahora, cuando necesitaba que Adachi lo dejara a solas y se regresara a su departamento (sus papás habían aprobado que Adachi se quedara a dormir pero Souji no quería abusar de su confianza), para que al menos tuviera lo que quedaba de la mañana para sí mismo, le molestaba que el mayor le insistiera en quedarse un rato más.

“No te miento,” le dijo Souji. “En serio, lo prometo. Iré a verte en la tarde, pero necesito que los dos se vayan ya,” Souji enfocó su mirada en la puerta, preocupado. “Si mis papás vinieran…”
“Okay, okay~” Oikawa se dirigió hacia la ventana. “Espero sobrevivir esto,” comentó, mirando fuera de esta— “¡OH!” soltó, sorprendido. “El techo del estacionamiento de tu casa da justo para este lado… y hay un escalón donde podemos caer sin problemas.”
“Sí, por eso es que pueden bajar por ahí,” dijo Souji. Su expresión se tornó preocupada. “Igual, tengan cuidado,” les pidió.
“Okay~” Oikawa fue el primero en salir por la ventana. “De ahí te veo, Souji-chan~,” le canturreó, una vez pisó las tejas del techo. Su balance no fue muy estable, pero logró caer en el escalón sin romperse nada. Oikawa empezó a halagarse a sí mismo por su hazaña, su voz era tan fuerte que se escuchaba aún a unos cuantos metros del cuarto de Souji.
“Me llamas, ¿sí?” le dijo Adachi, y colocó una pierna fuera de la ventana. Ya estaba moviendo el resto de su cuerpo para salir del cuarto cuando Souji lo detuvo al tomarlo de la mano. “¿Qué—?”
Souji le dio un beso rápido. “Te llamo.”
Adachi rodó los ojos y salió por la ventana: a diferencia de Oikawa, no le costó mantener su balance en las tejas, y cayó en el escalón sin problemas. Souji los vio alejarse desde la ventana, poco a poco, hasta que desaparecieron al doblar en la esquina de la cuadra.

   



      


“Listo,” anunció Garnet luego de colgar, y colocó su celular en la mesita de cristal.

Pearl dejó de caminar de un extremo de la sala al otro, deteniéndose cerca de Rose y Steven, y se quedó observando a Garnet. Esta se mostró un poco sorprendida por la energía de su amiga: las tres habían pasado mala noche por la boda, pero al parecer, a Pearl no le había afectado, porque ni bien salió el tema de las HiMEs, se alteró de tal forma que no podía quedarse quieta ni por un par de minutos.

“Allura me dijo que no lo hagas… si es posible, que te esperes unos días. Quiere hablar contigo para persuadirte en el caso de que no quieras cambiar de decisión,” dijo Garnet. Rose se cruzó de brazos.
“¡Lo sabía!” Empezó Pearl, muy enojada. “¡Esta idea es absurda! Si esa es la opinión de una exHiME—espera, Garnet, ¿conocías a una exHiME?” preguntó, un tinte de confusión en sus palabras.
“Eso me da curiosidad,” comentó Rose, interesada.
“Era de una promoción menor a la nuestra, en highschool,” contó Garnet. “Estábamos en el club de arquería, y un día, cuando fui a practicar mi puntería en el bosque de Hanasaki, la encontré peleando contra su rebel.”
“¿¡Y qué pasó!?” Pearl se le acercó, sumamente preocupada e interesada en el tema.
“Nada. Logré debilitar a su rebel con un par de flechas, pero tuve que escapar antes de que su contraataque, porque yo estaba en desventaja. Felizmente, Allura me ayudó con eso,” Garnet sonrió para sí misma al recordar aquel pequeño enfrentamiento. “De vez en cuando la apoyé como pude, y nos volvimos amigas. Se desvinculó de todo lo relacionado a la batalla hace tres años, cuando terminó el conflicto.”
“Por eso no te inmutaste cuando te conté todo, ¿no?” dijo Rose, sonriendo de lado.
“Exacto.”
“Esto es cada vez más loco,” Pearl suspiró.
“Allura pidió encontrarse con nosotras más tarde,” habló Garnet. “¿Qué dices, Rose?”
“Dile que genial,” fue la respuesta de la pelirrosa.

Ya había tomado una decisión, pero no perdía nada con escuchar a alguien que había participado del conflicto antes.

Al menos para recibir precauciones y recomendaciones.



             
               

         

         


Verse a sí mismo en la pantalla del televisor de la cocina era algo muy bizarro, pero sí, ahí estaba, con sus ojos ámbar y su sonrisa gatuna: probablemente se trataba de la foto del anuario de Hanasaki, o algo así, porque no comprendía cómo los medios podían encontrar fotos de él con tanta rapidez. Su facebook estaba configurado de tal forma que la gente que no tenía amigos en común con él sólo podía ver su foto de perfil y la portada, pero ambas eran fotos de gatos, así que de ahí no podían haber sacado ninguna.

La pantalla mostró junto a su foto, las de Eureka y Oikawa. La persecusión había sido surreal –mucho más que poderes y HiMEs y muertos vivientes— pero, ¿esto? Esto se llevaba el premio. Nunca había imaginado que su primera aparición en los medios sería así. Esto de seguro llegaría a Miranda, peor aún: Kiyotaka se enteraría de esto y le quitaría la propina. Tal vez y lo desheredaría.

El resto de inquilinos observaba el noticiero en silencio, todos preocupados por su situación y la de Eureka.

“Esto no está pasando,” dijo Eureka, en completa negación.
“Lamentablemente, sí,” Hizumi suspiró. “Esa foto horrorosa es del anuario, no puedo creer lo rápido que son los medios cuando investigan estas cosas.”
“Y encima ponen al tutor llorando en televisión para que le de pena a la gente,” dijo Illya.
“Lo que no entiendo es cómo consiguieron sus nombres,” dijo Ryoji, mirando a Hizumi y a Eureka.
“Ah…” Todos se giraron hacia Kanone. “¿Pude haber sido yo? Me disculpé en nombre de ellos… je… je,” Kanone intentó reír.
“¡Kanone!”
“¡Lo siento, okay! No pensé que el tutor me mentiría.”
“Kanone, ¿tengo que volver con Leorio-san?” Zushi sonaba muy apenado.
“No, tranquilo. Yo voy a solucionar esto.”
“Y si es posible, nuestro tema también, please,” rogó Hizumi.
“Intentaré,” ofreció Kanone, lleno de inseguridad.   
« Last Edit: May 29, 2017, 12:56:49 AM by Eureka »


Deidara

#catorce

 

En ese mismo momento, Mitsui se preguntaba cuál era el momento en el que se había convertido en el chófer y canguro personal de Near. Sobre todo ahora, que Deidara había vuelto, y ésta podría ser perfectamente la que se encargase de cuidar de su hermano y de llevarle allá donde quisiera.

(Si al menos cobrase…)

Pero al fin y al cabo, Near no sólo era el hermano de su mejor amiga sino también su amigo, por más extraño que el chico fuese, y si Mitsui prometía algo, lo cumplía. Así que allí se encontraban, de camino a la exposición LEGO a la que Mitsui había prometido llevarle, al encontrarse un tanto lejos del centro de la ciudad. Near le había sorprendido – Mitsui pensaba que, una vez llegados a la exposición, Near le diría de pasar a recogerle más tarde, pero el futuro ingeniero trajo un par de entradas para que así ambos pudiesen entrar. Mitsui nunca había sido un gran aficionado de LEGO, al haber crecido en una familia bastante modesta que no podía permitirse juguetes tan caros,  pero podía comprender el interés que otros tenían en las piezas y figuras. Sería algo nuevo y que seguro podría gustarle.

Near se había sentado en el asiento de atrás, incluso teniendo el de copiloto libre, algo que no había extrañado a Mitsui debido a la rareza de su amigo, y llevaba consigo una especie de nave formada por piezas LEGO, algo que tampoco le había parecido raro viniendo de él.

“¿La has montado tú?” Preguntó Mitsui, mirando a Near a través del retrovisor.
El peliblanco apartó por un momento la mirada de la ventana, sus ojos encontrándose con los de Mitsui por escasos segundos. No tardó en volver la mirada al paisaje (edificios y más edficios). “Sí,” respondió simplemente, su mano acariciando la nave. Tardó unos segundos en volver a hablar. “Llevo meses diseñándola. Puede volar. Pensaba en presentarla en uno de los concursos.”
A Mitsui le sorprendió que algo así pudiese volar. No sabía que se podía hacer eso con LEGOs. “¿En serio? Deberías hacerlo. Seguro que ganas, es bastante buena.” A pesar de no entender mucho, podía apreciar el trabajo que Near le había dedicado, se notaba el esfuerzo.
Near se encogió de hombros. “Tal vez…”

Mitsui observó a Near por el retrovisor durante unos segundos más. Supuso que Near querría evitar a toda costa la interacción social.

*

Mitsui se sentía como pez fuera del agua rodeado de tanta figura LEGO. A la convención habían asistido tanto adultos como jóvenes, al igual que familias que llevaban a sus hijos – o más bien, hijos que llevaban a sus familias a rastras, como podía ver que un niño de apenas cuatro años hacía con su padre, agarrándole de la mano y arrastrándole de punta a punta del inmenso recinto.

“¡Mira, papá! ¡Ese tigre es enoooooorme!” Exclamó, entusiasmado, mientras señalaba a un leopardo y obligaba a su padre a seguirle. El padre, cansado, obedecía las órdenes del pequeño monarca.

Mitsui esperó que no tuviese que hacer algo así con Near.

Al menos Near había parecido bastante calmado al entrar, agarrando con fuerza su figura, como asegurándose que no fuese a escaparse. Near… fue entonces cuando Mitsui se giró, acordándose del chico y dándose cuenta que no se encontraba en su campo de visión.

Más le valía no perderlo, o…

“Mitsui,” llamó una voz, mientras alguien le estiraba de su camiseta. Se giró. Near había aparecido de la nada, como un fantasma, lo cual era ligeramente aterrador.
“No vuelvas a darme esos sustos… pensé que te había perdido.”
“No soy un niño pequeño.” No se podía creer que él le estuviese diciendo algo así. El tono de voz de Near era igual de monótono que siempre, lo cual lo hacía más gracioso. “He ido a buscar un plano del lugar. Al parecer hay un orden recomendado para seguir la visita y ver todas las figuras y exposiciones… deberíamos empezar por allá,” dijo, mientras señalaba a algún lugar a sus izquierdas.
“Vale, tú mandas…” Mitsui se dejaría guiar.
“Está bien. No te pierdas.”

Al final sí que iba a convertirse en aquel padre. Era demasiado joven para ello.

*

Mitsui no se había fijado qué hora era cuando llegaron al lugar, pero de seguro que llevaban un buen rato dando vueltas por el recinto. Y, sorprendentemente, todavía no se había cansado de ver figura tras figura. De hecho, le estaba agradando y todo, y podía entender por qué todos (o la mayoría) de los presentes sentían tanta pasión por LEGO. Era increíble ver las cosas que la gente era capaz de hacer con un puñado de piezas de colores que encajaban unas con las otras. Monumentos, obras maestras.

Si Mitsui lo estaba disfrutando, no podía ni imaginarse qué debería estar sucediendo en la cabeza de su amigo. Podía notar cómo, ligeramente, su expresión había cambiado, y lo que parecía ser una pequeña sonrisa se había materializado en su rostro. Se alegraba que Near lo estuviese pasando tan bien.

Mitsui se detuvo ante una enorme figura. Era una nave espacial, a gran escala, más alta que él, ocupando un gran espacio en el centro de aquella sala. Mitsui reconoció la nave, era la misma que la que Near llevaba consigo, sólo que ésta, era unas cuantas veces más grande. A pesar de ser impresionante, la de su amigo le gustaba más. Parecía estar hecha con más cariño y cuidado, y tener más detalle. Además, dudaba que aquella tan grande pudiese volar…

“Esta es tu nave, ¿verdad?” Preguntó Mitsui. El resto de la sala estaba llena de otros tipos de naves. Al parecer era la temática de aquella parte de la exposición.
Near asintió. “Sí. Es una de las temáticas del concurso, el espacio. Por eso la traje.”
“Entonces, ¿a qué esperas para presentarla? He leído que el premio es un viaje a LEGOLAND. Venga, vamos, vi antes los puestos de inscripción.”

Near pareció dudar durante unos segundos. Una vez tomada una decisión, Mitsui pudo ver en su rostro, le siguió decididamente.

*

El recinto era tan grande que les había costado unos instantes volver a encontrar el punto de inscripción al concurso. Mientras Near esperaba a Mitsui sentado en un banco (le había tenido que comprar un sándwich para comer, ambos tenían hambre), el más mayor fue a buscar el folleto necesario para la inscripción. Fue entonces cuando reparó en que una mujer se acercaba a Near, y, para su sorpresa, le habló.
   

“Vaya, vaya… mira quién tenemos por aquí. Aunque la verdad, no es extraño encontrarte en un lugar así, Near.”

La mujer parecía conocer a Near, lo que sorprendió a Mitsui, por las curiosas vestimentas de la mujer. Vestía unas medias rosas junto a una chaqueta blanca, con hombreras a juego con sus medias. Ojos cubiertos por unas enormes gafas de laboratorio, guantes negros a media manga. Su cabello, lila, estaba recogido en dos especies de moños con forma de cuerno, que apuntaban hacia arriba. Mitsui tardó en darse tiempo que, tras ella, había un extraño robot de color verde. ¿Le estaba siguiendo?

Near pareció no reaccionar, con excepción del leve arqueo de su ceja. Dejó de lado su sándwich por unos momentos cuando Mitsui se acercó a ambos.

“Um… ¿todo bien?” Preguntó, confuso.
“Oh, Mitsui… sí. La señorita Blackquill sólo me saludaba.”
La mencionada movió la mano de lado a lado. “Ya te dije que me llamases por mi nombre, Aura. Al fin y al cabo, somos amigos, ¿no?” Por la cara de Mitsui, éste lo dudaba. “Así que también eres un amigo de Near… ¿Mitsui, cierto? Mi nombre es Aura Blackquill.”
“S-Sí, Mitsui.” De cerca, no podía negarlo. A pesar de parecer extraña, la mujer tenía cierto atractivo. “Near nunca me había hablado de ust— de ti,” corrigió rápidamente, cuando ésta pareció ofenderse por tanta formalidad. Aunque, a decir verdad, no es como si Nea rhablase mucho de nada, en general.
“¿No? Vaya… una pena, pensaba que habría comentado con sus amigos mi oferta.”
“¿Oferta?” Preguntó, curioso y extrañado.
“Creo que ya dije que no tenía mucho interés en dicha oferta,” interrumpió Near, contundente.
Aura rió, a la vez que golpeaba al robot que tenía junto a ella. Éste se… ¿quejó? “Que no tiene interés… seguro que tu amigo coincide conmigo en lo suculenta que suena una beca para el programa de ingeniería robótica de Rizembool.”

¿Rizembool? ¿Near tenía ofertas de Rizembool? Aquello sí que era una total sorpresa. ¿Cómo era que Rizembool se había puesto en contacto con Near? ¿De dónde habían sacado interés, por qué él precisamente?

Por un pequeño instante, se preguntó cuál sería la reacción de Deidara si éste aceptase y se uniese al grupo de investigación… y si se enterase que no era el único que había hecho un cambio de escuelas.

Aura continuó, “serías ofrecido una incorporación inmediata al grupo de investigación de la escuela. Algo difícil de obtener, para aquellos que ni se han graduado todavía. Cualquiera puede ver lo buena que es esa oferta. Incluso alguien como Conco, ¿verdad, Conco?”

Aura volvió a golpear al robot, esperando una respuesta de éste. La cabeza del robot giró, y su pantalla se iluminó, mostrando una cara de dolor, que rápidamente se transformó en una de felicidad.

“¡Una muuuuuuy buena oferta!” Afirmó éste, alegre. La situación no podía volverse más extraña, pensó Mitsui.
“Si incluso él puede verlo… tu amigo parece alguien inteligente. ¿Tú no aceptarías en su lugar?”
Mitsui se quedó algo parado ante la pregunta, sin palabras. “Eh…”
“¡Vaya! Esa parece una interesante nave. ¿La hiciste tú, Near? ¿La presentarás en el concurso? Seguro que tendrás posibilidades… tiene un sistema de vuelo, ¿verdad? Ya decía yo que habíamos visto algo interesante en ti.”

Mitsui recordó el papel en su mano. Fue a ofrecérselo a Near, cuando éste se levantó.

“Lo siento, no me interesa la oferta. De hecho, ya nos íbamos. Un placer encontrarle por aquí, señorita Blackquill. Que disfrute de la exposición.”

Near inclinó levemente la cabeza, se giró, y se dirigió hacia la salida.

La repentina reacción de Near sorprendió a su amigo, que se quedó quieto en el mismo lugar durante unos segundos, tratando de descubrir qué era lo que tenía que hacer. Near no tenía modo de volver a casa, así que imaginó que su siguiente paso era seguirle.

“Eh… u-un placer, que vaya bien,” murmuró a la chica.

Aura tenía una misteriosa sonrisa en su rostro, y Mitsui se preguntó de nuevo qué clase de interés tenía Rizembool por su amigo.
« Last Edit: August 30, 2016, 02:45:56 PM by Deidara »


Shura

Buenas! *suena de fondo
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.
*
La vida de pseudo casada me tiene atrapada este año, y aunque me ha costado la vida ponerme a escribir... siento que he recuperado un cachito de lo que me gusta :) -y que esta historia es el colmo de lo sue, xD la magia de las himes.
Y así con ánimo de retomar...



El mercedes de color negro se detuvo en el camino cerca de la entrada a Hanasaki, abriéndose la puerta del copiloto y descendiendo del coche Shura, suspirando para recibir el aire fresco y familiar de la escuela.
-¿Estas segura de que no quieres que te deje más cerca? -Sol bajo del coche, quedando apoyado contra la puerta preparándose para echar un cigarro.
-Prefiero ir caminando -recorrió el camino con la mirada, era por la mañana y hora lectiva, así que no había alumnos por los alrededores -.Este lugar, me trae tantos recuerdos.
-Sí, claro... -Sol intentó hacer algún comentario cínico, algo sobre fuego y destrucción, pero su voz le había traicionado sonando más bien melancólico. Chasqueó la lengua para quitarse aquella sensación, girando la cabeza para que le escuchase claramente- tu procura que Miranda no intenté convencerte para ser Hime.
-Descuida, no estoy interesada para nada en convertirme en Hime -le devolvió la mirada con una sonrisa cómplice -,hay demasiado a lo que renunciar.
-¿Te refieres a lo de la otra noche? -Correspondió a su sonrisa con una fanfarrona -.Esa norma de las Himes siempre me pareció... un poco fría.
-Ogh -Shura ahogó un teatral juramento, sacudiendo la mano para quitar importancia al comentario de Sol- no lo decía por eso, es más, no sé ni a que te refieres.

Shura había encontrado en Sol no sólo un estupendo compañero de trabajo, también un apoyo en alguien que comprendía su pasado y compartía su visión de futuro. Habían tenido un esperado reencuentro después de aquellas semanas compartiendo el apartamento del hombre. Aunque las cosas no eran perfectas, Shura podía contar con que él, estaría a su lado en aquellos momentos.
-¿A no? -Sol no se permitió sentirse herido en el orgullo al reconocer el juego de la otra -.Procurare esforzarme más la próxima vez.
-No olvides lo que acabas de decir -se giró procurando mantenerse elegante y ocultar el ligero rubor de su cara.
-Y tu No olvides, no escuches a Miranda si intenta convencerte para ser Hime.

Sol la observo alejándose, haciendo un ademan de despedida con la mano pero sin mediar una palabra.
-Por favor...
Pero a medida que avanzaban los minutos iba inquietándose más. Apagó el último cigarrillo tirando la colilla en el cenicero transportable, el cilindro negro se cerro son un sonido de bacio preservando que salieran los olores, un inventillo de la compañía.
El hombre prefirió esperar antes de encender el siguiente cigarro, tomándose aquellos momentos para calmar su mente, algo que la nicotina no podía hacer. Aquellas habían sido unas semanas muy agradables, pero presentía que no todo era perfecto, que Shura le escondía algo. La había encontrado meditando largamente, con una mirada lejana cuando analizaba los informes llenos de cifras que recivia por e-mail, le había preguntado al respecto, no era de los que pudiera callarse esas cosas.
“Pienso en nosotros...”
Aquellas palabras salieron como miel de sus labios, y ella le permitió probarlas directamente de su boca.
No era tan torpe para no reconocer que esquivaba el tema, pero se había dejado enredar demasiado tiempo y de manera repentina, Shura había querido ver a Miranda.
Por supuesto que la seguiría si quería jugar a las Himes, o si quería bajar de cabeza al mismo infierno, sabía que algo se traía entre manos, y lo que le molestaba, es que no terminase de confiar en él.

Cuando iba a encender el siguiente cigarrillo, apareció una inesperada sorpresa.
No reconocía el coche, pero si al conductor, saliendo de la zona de aparcamiento de Hanasaki, se trataba de cierto fiscal de pelo blanco y mas verde que una lechuga en el oficio. Sus miradas se cruzaron y Vergil detuvo el coche junto a Sol, bajando la ventanilla dirigiendo la mirada al interior del mercedes, aunque no pudiera ver nada del interior, no necesitaba más pistas.
-De modo que Shura ha venido -habló pausadamente, sin dirigirse a nadie aunque Sol estuviera presente.
-¿Querías verla? No sabía que eras de poner la otra mejilla.
Vergil alzó la mirada fría e impasible, Sol siguió hablando por su cuenta.
-Shura ya me contó lo del otro día y de que te arreo una buena bofetada -sonrió-, felicidades, el tiempo te ha seguido manteniendo tan capullo como de costumbre.
Al Sparda no le interesaba las tonterías que tuviera que decirle.
-Badguy, no te humilles más, déjalo, ya no somos niños.
Ninguno de los dos dijo nada más, provocando que el ambiente se tensará, Vergil puso en marcha el motor.
-Si la ves... dile que no se involucre. Hasta tu tendrías que darte cuenta de que es por su bien.
-Ya veremos si lo recuerdo, ahora estamos muy ocupados los dos, normalmente el uno con el otro.
-Callate -.Vergil suspiró exasperado acelerando para alejarse de Hanasaki y escuchando la despedida que le dio el otro.
-¡Dale recuerdos a tu hermanito de mi parte!


Sayi

Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito al tema en el foro de planeación <3

¡Se vienen un evento pronto así que a echarle ganas!

Y sin más preámbulos~



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Now, let's carry on with those big HiME dreams...
« Last Edit: August 13, 2017, 02:24:14 PM by Sayi »

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Kora

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #194: September 06, 2016, 04:04:40 PM »
o8.


- Eres tan buen chico, Ky. Nunca cambies.

Una de las monjas del orfanato le sostenía el rostro entre las manos, pellizcando con suavidad sus mejillas mientras Ky sonreía tímidamente. Había llevado una flor a una niña que llevaba días aislada tras volver de un hogar de acogida que no había terminado de funcionar, y a la sor no le había pasado el gesto desapercibido.

- ¡Qué educado y amable! ¡Tenemos tanta suerte de que estés con nosotros!

Ky siempre pedía las cosas con un “por favor” y añadiendo un “gracias” independientemente de si las conseguía o no. Aquello era la delicia de los adultos que lo rodeaban, quienes a menudo estaban frustrados con otros niños más impacientes, y sus altas figuras imponiendo una larga sombra sobre él al rodearlo, sonrientes.

- Oh, Ky, a veces creo que de verdad eres un angelito caído del cielo.

Las rodillas le dolían después de llevar casi toda la tarde rezando en la capilla del orfanato. Cuando había entrado era aún de día, pero la monja lo encontró después de que atardeciera. Pasó su mano por los mechones dorados del chico, arañando ligeramente su cuero cabelludo.

- Los chicos de tu edad son tan… ya sabes… menos mal que tú eres diferente.

Los otros niños se intentaban escapar, fuera por miedo o por insensatez. A veces respondían con desagravios, o simplemente no respondían. Algunos chicos empezaban a mostrar los primeros signos de sexualidad incipiente, lanzando comentarios groseros a las niñas, escondiendo revistas prohibidas entre su ropa. Ky se mantenía quieto en su sitio, sostenido por unas manos que se hundían con fuerza en sus hombros.

- Tan bueno, tan virtuoso, aún con todo lo que te ha pasado. Pobre niño…

Aquellas manos se movían hacia su cuello. Ky tuvo que respirar hondo para siquiera acumular el coraje necesario para levantar, apretando el rosario entre sus dedos hasta que las cuentas se ajustaban tanto sobre éstos que parecían cortarle la circulación, dejando de sentirlos poco a poco.

- Eres un buen chico. ¡Eres tan bueno! ¡No puedes cambiar, Ky!

Cuando sintió los pulgares hundirse en su frágil cuello, alzó la vista. La figura frente a él vestía ropajes de monja, pero su rostro era oscuro, y al abrir la boca, su mandíbula se desencajaba en unas fauces afiladas. El rosario cayó de sus manos.

- ¡¡Eres bueno!!

--

Ky levantó la cabeza con pesadez del escritorio. Le dolía la mejilla donde se había clavado la esquina de uno de sus gruesos libros de teoría, y todavía tenía los dedos alrededor del bolígrafo, entumecidos por la postura en que se había quedado dormido.

Sentía la boca pastosa, necesitando varios tragos de agua para deshacerse parcialmente de la sensación. Movió el ratón del ordenador, sacándolo de la suspensión automática, y tras cegarse unos segundos por el brillo de la pantalla, vio que eran las cinco de la madrugada.

Debía haber tenido un mal sueño, aunque no podía recordarlo.

En los últimos años de su adolescencia había empezado a desarrollar una tendencia al sueño profundo, a menudo plagado de pesadillas e imágenes perturbadoras que no podía recordar de forma concreta al despertar. No siempre era así, por supuesto, por lo que no le daba demasiada importancia al tema más allá de alguna oración cuando los escalofríos lo recorrían aún al despertarse y su corazón no parecía poder calmarse.

Al fin y al cabo, a partir de cierta edad, había problemas más serios que malos sueños.

Volviendo a la realidad y a aquellos problemas más serios, sabía que no era la primera vez que se quedaba dormido estudiando, pero realmente quería sacar el máximo partido a la oportunidad que se le había ofrecido. Su nota tenía que ser impecable, y el pasar el día un poco más cansado le parecía un sacrificio justo.

Sabiendo que no valdría la pena volver a quedarse dormido cuando se tendría que despertar en menos de una hora, simplemente comprobó su perfil de Facebook y mensajes antes de ponerse algo cómodo para salir a correr.

Aún no había amanecido del todo, pero ya podía verse que la mañana era gris y húmeda, con una tenue neblina sobre el pavimento que todavía no se evaporaba. A los pocos minutos empezó a chispear, nada lo suficientemente fuerte que no pudiera solucionarse subiéndose la capucha de la sudadera.

Ky tomó la ruta habitual, recordando que ya no era necesario que esperara a Kora en el desvío desde su apartamento. Se había sentido algo decepcionado al ver que ni siquiera tenía un aviso de chat por su parte. Estaba acostumbrado a sus recordatorios de que se acostara temprano, a pesar de que sabía que ella se quedaba hasta la madrugada muy a menudo, y más veces por ocio que estudiando.

Pero desde que se había marchado a Estados Unidos la comunicación había sido mucho más escasa. Ky lo entendía, debía estar ocupada y cansada por el cambio de escenario. Era egoísta que esperara atención por parte de Kora en aquellos momentos.

Y aunque quiso no pensar en su amiga durante el trote, parecía que no iba a ser tan fácil. Al terminar la carrera, vio a una chica de pelo azul llamando al timbre de su apartamento, cargada con una bolsa de tela.


- Buenos días, Maya. - La saludó, aprovechándose que se acercaba para apoyar las manos en sus muslos, estirando las piernas.
- Oh, menos mal. Pensaba que había venido en balde.
- Justo a tiempo. - Ky metió la llave en el portal, indicándole que entrara al abrir. La lluvia no era fuerte, pero mejor no quedarse más tiempo bajo ella del necesario. - ¿Qué necesitas? Si quieres subir…

Lo cierto era que la, ahora ex, compañera de piso de Kora le intimidaba ligeramente. Era a partes iguales su actitud directa, “suave como un cactus” como la había definido Kora una vez, y su apariencia rebelde, con el pelo corto tintado de azul y tatuaje azul que subía por su brazo y cuello, pero no iba a ser descortés con ella.

Había la suficiente confianza después de pasar varias tardes con las dos chicas cuando visitaba a Kora.

- Si otro chico me hubiera hecho esa pregunta… - Los labios pintados de azul eléctrico de la chica se curvaron en una media sonrisa. - Había salido a comprar desayuno y he aprovechado para a traerte unas cuantas cosas que Kora se ha dejado en casa. Por si le quieres enviar un paquete, o algo.
- Ah, gracias. - Ky tomó la bolsa de tela que le tendía.
- No la abras, es sobre todo ropa interior.
- Oh. - No pensaba rebuscar entre los objetos personales de Kora, pero agradecía la advertencia.
- ¿Tu oferta de subir sigue en pie? - Maya señaló con el pulgar al exterior, donde la lluvía había tomado más fuerza, y levantó un mechón azul. - Me lo he tintado ayer y no tengo paragüas.
- Claro. Sube conmigo.

Ky pulsó el botón del ascensor, entrando con la otra chica. La luz fluorescente parpadeaba un poco, haciendo que ambos entornaran los ojos unos momentos.

- ¿Ya tienes compañera de piso?
- Todavía no, pero puedo apañarme este mes. - Maya se encogió de hombros. - Espero que para finales de la semana que viene haya encontrado alguien, o que Kora haya vuelto.
- No creo que Kora vuelva tan pronto…
- ¿Tú crees? - Maya levantó una ceja. - Quiero a Kora como la compañera de piso vaga que nunca supe que quería tener, pero tengo la sensación de que se le va a quedar grande… no me mires así, ya se lo he dicho a ella. Con otras palabras, claro.
- ¿Por qué? - Ky alzó una ceja, conteniendo un comentario de que quizá Maya sólo tenía envidia de la oportunidad que se le había ofrecido a Kora.
- Pues porque Kora es ese tipo de persona que se llena la boca con sueños y ambiciones, y luego resulta que no sabría organizarse con la mitad de la responsabilidad que conllevan. - Soltó Maya en un suspiro. - Lo digo porque me preocupa.
- Es muy amable por tu parte que te preocupes, pero creo que no es necesario. - Dijo Ky al abrir la puerta del pequeño apartamento. - Pasa y coge lo que quieras de la nevera.
- No hace falta, ya tengo desayuno. - Maya balanceó una bolsa que aún olía a pan recién hecho. - Y no te preocupes, no me acercaré al baño.
- Uh… gracias.

No lo había pensado realmente al invitarla, pero era algo incómodo ducharse con una chica en casa. Aún así, Maya podía ser áspera, pero no había mostrado nunca maldad innecesaria.

Tras una ducha rápida y ponerse la ropa del día, Ky salió al comedor. Maya estaba comiendo todavía un panecillo, mirando entre las fotografías que tenía en el mueble. En particular sostenía una que Ky reconocía al instante: una que se había tomado con Kora, Madoka e Ishara tres años atrás, cuando todavía estaban en Hanasaki.

- Creo que ya lo he preguntado alguna vez, pero, ¿por qué hay un leopardo en esta foto?
- Fuimos a un zoo, y estaba domesticada. - Ky repitió la excusa que ya tenía preparada. No había tenido muchas ocasiones de usarla ya que tampoco recibía tantas visitas, pero fue convincente. - A Madoka le cayó bien.
- Huh. Qué guay. ¿Habían tigres? - Preguntó Maya, dejando el marco en su sitio. - Me encantan los tigres.
- Creo que sí. - Ky trató de recordar si alguna HiME tenía un tigre como Child.
- Oye, Ky, perdona si antes te ha molestado lo que he dicho de Kora. - Dijo Maya, su rostro cambiando a una expresión más seria. - Sé que la aprecias mucho, pero es que… todo esto me huele raro, ¿sabes?
- ¿Por qué?
- Porque el comité que organiza Elizabeth Straits… sabes como funciona, ¿no? Elige cinco estudiantes a principio de año para que la ayuden en el bufete, básicamente trabajar gratis, pero es caché y cuenta para el currículum, supongo. - Maya acompañó su explicación con unos gestos de mano, y Ky asintió. Sabía perfectamente la historia. - Todos han estado hasta arriba de trabajo, pero Kora es la única que ha recibido un billete de ida a Estados Unidos.
- Siempre ha dicho que es su objetivo. - Le recordó Ky, intentando que no le contagiara la paranoia de Maya. Probablemente sólo tenía envidia, como había deducido antes.
- Lo sé. Pero no sé, tengo la sensación de que puede haberse metido en un lío. Primero, creo que la tal “Lisa Lisa”...  - Maya exageró el gesto de comillas. - ...es un lobo disfrazado de cordero, y no tiene nada que se parezca a moral. Y segundo, es demasiado para una becaria glorificada, ¿no crees?
- No es una becaria glorificada… - Empezó Ky, pero Maya le interrumpió.
- ¿Y si enviarla a Estados Unidos es una manera que tiene Straits de quitársela de encima?

Ky se quedó en silencio unos momentos. Maya parecía completamente sincera en sus cavilaciones, y no podía negarle a la chica que tenía cierta coherencia.

- Es verdad que ha sido… una sorpresa, cuanto menos, el que le ofrecieran trabajar en el bufete de Estados Unidos de la noche a la mañana. Y tardó una semana en decírmelo.
- Porque le insistí. - Añadió Maya. - Estuvo a punto de irse sin decirte nada.
- Oh… Oh. - Aquello le había dolido más de lo que esperaba, no creía que Kora fuera capaz de tal cosa. Tal vez Maya estaba exagerando.
- ¿Y quien sabe qué mas ha estado ocultando en esa semana? No sé, Ky Kiske, saca tus instintos de detective… creo que hay algo que no termina de encajar en su historia.
- Lo único que podría…

Ky se detuvo a media frase. No sabía si Kora le había contado a Maya nada de su experiencia como HiME, pero si no lo había mencionado hasta entonces, era probable que no. Al fin y al cabo, Kora prefería no hablar de su época en Hanasaki.

- ¿Qué?
- Nada.

No tenía sentido, o quizá tenía demasiado sentido lo que acababa de imaginar. Pero Maya no debía saber nada de las HiMEs hasta que tuviera el visto bueno de Kora, y su teoría involucraba el repentino regreso de éstas.

Maya lo miró con los ojos entrecerrados, cruzándose de brazos. Estaba claro que la chica no se iba a ir sin respuestas.

- Sabes algo. - Afirmó Maya.
- Es posible. Pero no puedo decírtelo. - Sorprendentemente, a veces, ser casi completamente honesto desarmaba a la gente. - No hasta que no esté seguro de lo que es.
- ¿Por qué? ¿En qué está metida esta chica? - Maya empezó a dispararse sola. - Ay, dios, seguro que tiene familia yakuza, lo he estado pensando desde que vi que tiene una katana y--
- Nada grave, ni que involucre a mafiosos. - Ky hizo un gesto para calmarla con las manos. - Y es una kodachi.
- Sí, lo que digas. ¿Qué pasa con ésta chica?
- Lo siento, no puedo decirte nada hasta que no sepa si es verdad. - Insistió Ky. - Pero créeme, ahora estoy seguro de que está bien en Estados Unidos.
- ¿En serio? - Maya alzó una ceja. - Sabes, no sé siquiera si quiero meterme en éste fregado…
- En serio.
- Tienes suerte de que eres un buen chico y me fío de ti. - Suspiró Maya, más resignada que otra cosa. - Y una de mis reglas es nunca fiarme de un hombre.
- Gracias. - Respondió Ky. - Te avisaré en cuanto sepa algo, pero por ahora, no hace falta que te preocupes.
- Ya, ya. - Maya miró su móvil, todavía con la respiración agitada después de ponerse de los nervios ella sola unos segundos antes. - Me tengo que ir ya. Asegúrate de que le envías la ropa, ¿vale?
- Claro. Hay paraguas en la entrada, coge uno.
- Gracias, Ky. - Maya se pasó una mano por el pelo. - Perdona si te he molestado mucho… estaba preocupada, no me cuadraba nada. Sigo pensando que hay algo que no entiendo, pero bueno, me fío más de ti que de Kora.
- No pasa nada… Me alegra que te preocupes por ella. - Sonrió Ky.
- Nos vemos, si encuentro más braguitas suyas te las traeré. - Maya le devolvió la sonrisa.
- …Vale… 

Cuando oyó la puerta del apartamento cerrarse, Ky sintió como se desinflaba. Todo el aire de tranquilidad y seguridad que había acumulado para no decirle a Maya nada sobre las HiMEs le había agotado, y apenas había sido un par de minutos.

¿Cómo lo hacía Kora de forma constante? Estaba claro que ella era mucho mejor mintiendo. Ky tomó la fotografía que había sostenido Maya, todavía no queriendo creer en su hipótesis.

No había nada de vergüenza en que Kora no quisiera volver a ser una HiME. Ky sabía bien que aquella época le traía malos recuerdos a su amiga, y que la misteriosa llamada de Hanasaki para reunirlas había sido un suceso repentino, ¿pero escapar a Estados Unidos?

Pero no era sólo que le hiriera el hecho de que no le hubiera dicho nada sobre sus miedos. No era capaz de imaginar a qué clase de favores se podía haber comprometido para que un bufete de abogados la mandara a otro país, siendo una asistente a la que ni siquiera tenían en contrato.

¿A qué acuerdo había llegado con Elizabeth Straits?

Kora todavía podría echarse atrás. Quizás, simplemente, necesitaba que Ky le tendiera una mano. Había fallado complemamente en hacer que se sintiera lo suficientemente segura para quedarse en Francia, y Ky sabía que debía enmendarlo antes de que fuera demasiado tarde.

Y sólo había una manera de empezar a corregir aquel error.
« Last Edit: July 01, 2017, 04:30:44 PM by Kora »