Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 250702 times)


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #195: September 08, 2016, 11:51:25 PM »
Primero del mes. Inaugurando página.
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—#27

El cántico de las aves se escuchaba como una armoniosa melodía a esa hora de la tarde. En aquel jardín, los pájaros solían hacer visitas todos los días no sólo con el fin de establecer sus nidales en los árboles del lugar sino también de mendigar migajas de galletas y pan que pudieran recoger.
En una pequeña mesa de mármol blanco, una pareja de personas se encontraban sentadas apreciando la belleza de aquella tarde. Debían aprovechar que el día era maravilloso para beber un poco de té a la intemperie. Los días previos Londres había amanecido con una neblina deprimente por lo que era un buen motivo aprovechar la agradable tarde que ese día había.

Una de esas dos personas que placía de beber té al aire libre era una refinada mujer de rubios cabellos perfectamente adornado en un tocado, sus rasgos faciales eran finos dignos de una mujer de alta aristocracia y sus ojos verdes resplandecían con el brillo propio de los ojos de una niña. Su rostro juvenil no podía delatar su edad. Jugueteaba girando el mango de su elegante sombrilla de encaje. En ocasiones, acercaba la taza de porcelana a sus labios y bebía té de modo tan elegante que le daba el estatus simbólico de reina del lugar.
La persona que le acompañaba era un joven de cabello oscuro que tenía los mismos ojos de aquella mujer,  un verde bastante peculiar que los hacía indudablemente  escasos. Por el mismo motivo, se distinguían como herencia genética.

—Balbina volvió a casarse, ¿Puedes creerlo? Es insoportable el hecho de que se menosprecie de ese modo. El matrimonio debe ser uno para toda la vida… Además…— Ella arrugó la nariz. —Está vieja y se le nota la edad, una mujer arruinada estéticamente no debería salir de su hogar en busca de matrimonios ventajosos. En su calidad, debería dedicarse a criar a sus sobrinos. —
—¿Cómo te enteraste de eso? — Cain mantuvo su mirada enfocada hacia la copa de los árboles, atento al movimiento de un ave de rojo plumaje que se entretenía limpiando de sus  plumas.
—Las noticias vuelan tan rápido, querido hijo. Uno podría decir que las avecillas nos comunican de muchas cosas aquí, ¿Sabes?. —
—Hm…—
—Entiendo. — Ella embozó una sonrisa astuta. —Te preocupa el hecho de cómo me entero de estas cosas. —
—N-no… No es eso…— Pensó en algo rápido. —Sólo pienso… Que el matrimonio es una pérdida de tiempo. No comprendo por qué esa persona está orientada hacia esa meta. —
—Oh…— La rubia volvió a girar traviesamente su sombrilla. —Escucharte así me hace pensar que le haces el quite al tema del matrimonio. —
—Eh, no está dentro de mis planes ni mis motivaciones más encarnadas. — Tornó la vista hacia la superficie de la mesa, fijándose esta vez en el líquido de su taza. Frunció el entrecejo. —Escapa de mis expectativas actuales. —
—Pero el matrimonio no es malo, cariño. Sólo debes saber escoger bien pues será la persona que te acompañe toda la vida. Así como tu padre y yo…—
—…— De pronto prefirió observar el rostro de su madre, incómodo por lo que ella decía.
“Hasta que la muerte nos separe” — Pronunció, notando que su hijo prefirió evadirla nuevamente la mirar hacia esas aves. —No es bien visto casarse muchas veces o estar soltero por tanto tiempo… Sé que vivimos en otros tiempos pero tenemos un apellido que respetar. —
—Madre… Si bien no me aprecio como el prototipo emblemático de “juventud” siento que aún soy joven como para estar pensando en esos temas. Prefiero que platiquemos de otra cosa, con tu permiso. — Y es que no quería hablar de nada relacionado con ello o con el matrimonio de sus padres.
—Hehe…— La mujer se cubrió traviesamente la boca con el perfil de su mano cuando dejó escapar una risita. —Perdóname, es que es el sueño de toda madre ver a su hijo mayor bien casado y feliz. ¡No pretendo que me hagas abuela tan pronto! Pero sí quiero vivir para ver que has escogido a una buena chica de una familia de elite. —
—…—
—Los Lancaster deben cuidar su status. No quiero que termines como el descarriado de tu tío siendo un enfado para tu abuelo. —
—Ah. — Giró los ojos.
—Ya, ya, cariño. No insistiré en el tema porque sé que te complica.. — Meneó la mano en el aire para despejarse del tema. Su gélida mirada no denotaba ningún indicio de emocionalidad pero el otro conocía el poco aprecio que su madre profesaba por Vincent Lancaster. La rubia alzó las cejas. —Adoptar a una niña cuanto él tenía quince años… No estar casado hoy en día… Ser hereje de su religión… Pobre de mi querido suegro— Negó con su cabeza, apenada. —Tu padre siempre intentó llevarlo por el buen camino, pero Vincent vivía en otro mundo. Espero que tus hermanos no tomen su ejemplo… Henry siempre tuvo un afecto especial por él. Por cierto, ¿cómo está tu hermano? — Embozó una juvenil sonrisa, con curiosidad. —Debe ser todo un joven buen mozo y tener a muchas muchachitas suspirando por él. —
—Allí está. — Le respondió indiferente. Notó que su madre le reprochó con la mirada lo parco de su respuesta. Ladeó su cabeza —La verdad no tiene mucho tiempo para una novia…— Ni se lo imaginaba nunca con una… Henry era… Algo especial. Cain pronosticaba de él al típico adinerado cuarentón solterón que asiste a la iglesia y aún a esa edad no sabe que significado tiene su propia vida… A menos que “se la manejaran” —Terminó el servicio militar y los viajes de buenas acciones… Ahora estudia, como lo solicitó el abuelo. —
—Una madre como yo no puede estar más orgullosa de sus niñitos. — Lo miró con amor.  Extendió su fina mano hasta alcanzar la mejilla de su hijo la cual acarició con dulzura. —Mi bello hijo, tienes mis ojos, pero ver tu rostro es como ver el de tu amado padre. Eres la viva imagen de él solo que con más dulzura. Richard tenía la quijada más marcada y los ojos más fieros, tú eres su versión más delicada. —
—…— La caricia de su madre la percibía cálida y afectiva. Incluso a él le nacía la necesidad de permanecer así mucho más tiempo sintiendo la muestra de cariño de su progenitora pese a la punzante advertencia en su pecho.
—Es comprensible que siempre prefirieras a tu insensible padre por sobre tu sufrida madre. — Continúo acariciando el rostro de su hijo. Ahora con sus dos manos. —Aún siento tu indiferencia como una cuchilla clavada en mi corazón... ¿Cómo has podido hacerme esto? Confinada a esta vida... ¡Alejada de tus hermanos!—
—…Madre. — Trató de llevar la mirada hacia un costado. La punzada en el pecho se intensificó y la angustia comenzaba a apoderarse de él… porque sabía que el trato afectivo era insultantemente una manipulación emocional de ella. Antes de que pudiera decir nada, la mujer le dio una bofetada fuerte que se escuchó por todo el jardín. Sintió como con la bofetada ella clavó sus uñas en su mejilla haciendo tres lineas marcadas donde pronto el color carmesí de su sangre destacó en su tez pálida. Él frunció el ceño echándose hacia atrás. —¿Ya vas a empezar de nuevo? — La miró molesto. —Es justamente por tu comportamiento y reacción que te mantengo lejos de tus hijos, Margareth. — Le habló con tono serio, superior, insufrible. Con ese tono de voz y esa expresión fría en el rostro, lucia exactamente como su padre cuando encaraba a su esposa. Esto irritó más a la mujer.
—¡Testificaste en mi contra, bastardo malcriado! ¿¡Cómo quieres que reaccione cuando me acusas de la muerte de tu propio padre ante un tribunal y me mantienes encerrada en este circo!? — Agarró su taza de té y se la lanzó al otro quien no pudo esquivar el ataque. —¡Lo que haces es enfermo! —
—…— Se extendió por sobre la mesa para agarrar de las muñecas a Margareth intuyendo que comenzaría a dañarse ella misma.
—¡¡Sueltame!! — Forcejeó
—¡Señora Margareth, por favor cálmese! — Un par de enfermeros llegaron al lugar para realizar contención física en la mujer. El enfermero agarró sus brazos y los colocó detrás de su espalda hasta que el otro enfermero la levantó de la cintura para llevársela.
—¡Tienes que sacarme de aquí! ¡Soy tu madre, Cain! ¡Te necesito! ¡Te extraño! — Grito mientras se la llevaban al interior del edificio donde seguramente le aplicarían un SOS sedante.
Cain volvió a sentarse en la silla, soltó un suspiro serenándose mientras frotaba con un par de dedos su sien. Cerró sus ojos por unos instantes hasta escuchar la voz de una enfermera hablarle.
—Joven Lancaster—
—¿Qué? — Al alzar la vista, notó que la chica lo observaba con melancolía. Una joven muchacha con uniforme color rosa de enfermera.
—Es admirable que siga visitando a su madre cuando ésta siempre le termine atacando. —
—Es borderline, ¿qué esperas de ella? — Le respondió en tono frío, observándola a los ojos.
—L-l-lo siento. — Sus mejillas se sonrojaron y miró hacia otro lado, apenada. —Sólo que nos preocupa el desgaste emocional que usted está teniendo. — Expresó con timidez.
—…— Por unos instantes se quedó pensativo sin comprender el estilo de preocupación que ajenos podían tener hacia él. Finalmente, se puso de pie y colocó una mano en el hombro de la chica. —Gracias por su preocupación, Nancy. ¿Podemos ir hacia adentro para que me facilite un paño? — Se apuntó la camisa blanca que yacía con una mancha café de té en el centro. —Me facilitaría la vida con eso. —
—¡Sí! ¡Por supuesto! — Ella asintió con una sonrisa determinada en su rostro. Guió al otro hacia el interior para asistir a su pedido.




El día antes de volver a Japón, le gustaba pasarlo en su área de confort: Yorkshire. En la mansión en el campo donde solo él era el dueño y a nadie admitía. Los pocos empleados que allí tenía solían llamarlo a su espalda “El señor de Yorkshire” ya que desde muy joven había comprado tantos terrenos en ese lugar que podía ser perfectamente el dueño de casi la mitad de Yorkshire. Su padre había comenzado por comprar tierras allí, más ante su abuelo, pero fue a Cain a quien llamó más el lugar teniéndole un afecto especial al sitio incluso por sobre Londres. En Yorkshire estaba todo lo que él necesita. Ambiente campestre, alejado de todo, jardines armoniosos, pocos intrusos. Allí encontraba calma para sus días de más confusión, incluso.
Pero el documento en sus manos lo tenían lejos de toda calma incluso en el lugar que más apreciaba. Apretó las hojas arrugando el documento. Eran papeles de apelación de su madre para conseguir la libertad.
Para sus hermanos, Margareth Lancaster había muerto el día en que el incendio consumó la mansión llevándose la vida de Richard Lancaster, su señor padre, con él. Pero lo cierto era que esa noche el incendió había sido más que intencional.
Su padre siempre fue un hombre admirable e intachable, sin ningún error en su vida y sobre exigente en todos los sentidos. Un hombre distante afectivamente y que preparaba bien a sus hijos para ser los líderes del futuro. Si bien Cain jamás había recibido una aprobación de su parte, él siempre se esforzaba por demostrarle a su padre lo bueno que podía ser. No es que Richard fuera un tirano, sino que era frío emocionalmente.
Pero incluso la familia más perfecta de la aristocracia guardaba secretos y es que su propia familia sólo era una imagen fingida de perfección. Con una madre histérica que buscaba siempre demostrar la imagen de familia feliz y un padre que siempre exigía lo más altos resultados en sí mismo y los suyos, la situación estaba lejos de ser armoniosa en el hogar y más bien era bastante estresante. En ocasiones, su madre era cariñosa y llena de amor, pero en otros momentos él y Henry especialmente recibían violencia psicológica y física de parte de ella. Richand tampoco se eximía de los arranques de Margareth. Por suerte, los otros hermanos eran demasiado menores para eso.
Richard, el intachable Richad, en cierto punto se hartó de los reclamos de su esposa y pese a las normas religiosas que la fe le imponía en algún parámetro de su vida se había fijado en otra mujer. Cain se había enterado de eso muchos meses atrás antes de su muerte y aunque Cain le dijese que eso estaba mal (y le dolía profundamente el hecho de saber que su padre, imagen de respeto, tenía una amante) Richard siempre lo miraba de reojo sin saber que decirle. Posiblemente, sintiéndose avergonzado de darle el mal ejemplo a su hijo o… Simplemente la opinión de un niño no significaba mucho para él. Cain pensaba que era eso último. Lejos de que su padre terminara la relación, planeaba divorciarse legalmente de Margareth y casarse con la otra chica, desafiando las normas internas de La Casa Lancaster.
Pero cuando Margareth lo descubrió, Richard ya se había propuesto abandonar la mansión con una chiquilla mucho más joven que ella. La situación se extendió por semanas infernales donde sus padres discutían el tema no llegando a buenos términos.
Una noche los tres discutían en un cuarto: Margareth, Richard y aquella joven. Su madre le decía que no los podía abandonar de ese modo, pero Richard decía que la situación era insostenible y tóxica. Margareth, increíblemente, les dijo a esos dos con serenidad que “comprendía la situación” y los dejaría en paz.
Cain había estado presente en ese momento sólo que nadie conocía su presencia hasta entonces. Si bien no había estado dentro de la sala, escuchaba desde el otro lado. Vio a su madre salir y como a los pocos minutos volvió con un bidón en una mano y un chispero en la otra. Al entrar, escuchó que su padre le decía que se calmara y pensara en lo que iba a hacer pero Margareth les roció con gasolina, prendiéndoles fuego. Rápidamente, ella salió del cuarto y cerró la puerta por fuera, sabiendo que el único escape eran los ventanales de aquel quinto piso.
Margareth se plantó fuera de la puerta, tan tranquila y fresca como si lo que acababa de hacer fuera un acto normal. Se acomodó un mechón de cabello rubio que cayó desordenado sobre su frente y tarareó una canción de niños para calmar sus propios nervios. Fue en eso que notó a su pequeño hijo mayor mirándola con ojos enormes. Éste corrió y trató de forjar la traba pero era imposible.
“¡Ella encerró a tu padre y ha prendido fuego!” Recordaba lo dicho por Margareth en ese instante, quien le miraba con ojos lleno de lágrimas. “¡Ayudame a salvarlo! ¡Oh! ¡Tus hermanos! ¡Ve por tus hermanos y sácalos de aquí!” Gritó.

Pero Cain golpeaba frenéticamente la puerta llamando a su padre y Richard le gritaba del otro lado, a duras penas por el humo, que se alejara lo más que pudiera del lugar. Había insistido en decirle a su hijo “Ayúdame” y que llamara al mayordomo o que él mismo llamara a los bomberos pero al verse realmente atrapado y sin salida le gritó que saliera de la mansión. Además de la toz de su padre, escuchaba los gritos desesperados de la mujer joven al otro lado de la puerta. El calor se sintió más fuerte anunciando que estaba pronto a pasar a otras habitaciones.

Margareth fue por sus otros hijos pero en el camino había prendido fuego en otros puntos para hacer entender a todos que fue un accidente y no homicidio.  Volvió corriendo hacia donde estaba Cain, lo tomó de la muñeca y lo cubrió con su capa humeda para sacarlo de allí. El otro por inercia se dejo guiar por su madre cuando ya no escuchaba los gritos de la amante de su padre ni la tos asfixiada de Richard.
El fuego les obstaculizó el paso en el pasillo. Margareth abrazó a su hijo y rompió una vitrial de delgado vidrio con su propia mano después de unos cuantos golpes. Se lanzó con él por esa abertura usando la mujer su propio cuerpo para amortiguar la caída de su hijo.

“Volví a la habitación para convencer a tu padre de que no nos dejara. Amenacé con prenderme fuego a mi misma para que cargara con mi muerte… Él se compadeció y cambió de opinión, entendió que lo mejor era quedarse con nosotros… Ella enloqueció y me arrebató la gasolina y el fuego. Quería matarme… Pero tu padre me protegió. Ella estaba loca, quería atacarnos con un cuchillo que portaba. Richard entonces se encerró con ella sacrificándose.”

Eso le había dicho su madre y ese mismo discurso le insistía que lo repitiera cuando los fiscales le preguntaran sobre los hechos. El juicio se llevó de manera privada, Margareth supuestamente aparecía fallecida en el mismo incendio pero lo cierto era que la realeza a la que pertenecían preferían mantener este dato así antes de que se hiciera público un caso de homicidio por algún miembro de la familia Lancaster.
Si todo salía bien y el delito era encubierto. Margareth permanecería un tiempo en un hospital mental hasta su alta donde se integraría en su familia con otra identidad y podría estar con sus hijos de este modo. Todo quedaría como un acto de venganza de parte de la amante de su padre.
Pero Cain había dicho otra versión cuando el Psicólogo Forense le interrogó en privado. Por más que amara a su madre… Ella mató a su padre y ella no tenía ningún derecho de haberlo hecho por más torcido que fuese Richard.
Había acusado a su madre de homicidio. Esta se había echado a llorar desde su posición exclamando que su hijo estaba confundido por su amor incondicional hacia su padre. Ella había sido llevada al hospital mental de todos modos y sus papeles seguirían figurando como fallecida pero al menos no la soltarían por un buen tiempo…. O al menos eso pensaba.

El papel que sostenía en su mano dictaba justo lo contrario. La apelación a libertad estaba siendo llevada por muy buenos abogados. Rizembool por su parte estaba haciendo una buena labor por mantenerla allí un buen tiempo más gracias al acuerdo que Cain había llegado con la institución… Pero sabía que este acuerdo sólo duraría cuanto Cain fuese necesario para Rizembool pero para cuando todo terminara se desentenderían del asunto, su madre saldría libre y sus hermanos se enterarían de que no estaba muerta.
Entendía que Rizembool hacía milagros, pero quería asegurar por todos los medios que todo estaría en paz. Después de meditarlo largos minutos, fue hasta su escritorio y aproximó el teléfono fijo de allí, marcó un número y esperó a que del otro lado le contestaran. Sabía que estaba tratando con el diablo y que estaba a su merced. Para colmo la deuda iba en aumento pero era lo único seguro.
Observó atentamente por la ventana de su oficina. Afuera, en la oscura noche, caía una ligera llovizna. No le contestaron. Volvió a marcar y después de largos minutos tuvo mejor suerte.

Gute Nacht…— La voz del otro lado parecía desanimada. A Cain le extrañó este ánimo en Liebert especialmente. También le confundió que le hablara en alemán. —Hallo…?
— Liebert, le habla Lancaster…—
Eh…— Se mantuvo exceptivo por unos momentos hasta que verificó de donde venía el llamado. —¿Qué hace en Yorkshire?
—Asuntos familiares. — Si pudiera rastrear el llamado desde su teléfono no haría la pregunta. —¿No está en Rizembool? — Se despreció a sí mismo al no considerar implemento tecnológicos en su hogar.
No. Estoy en Alemania.
—Ah…— Cain entrecerró los ojos, sintiéndose un poco idiota. El otro tendría madrugada a ese horario. —Disculpe lo tarde. —
…Descuide.
—Necesito que me haga otro favor. — Dijo directamente, sin dar más vuelta al asunto pues terminaría por arrepentirse y colgarle. —Un informe psiquiátrico. —
¿Para quién?
—…Mi…Madre. —
Oh, pero Rizembool ha hecho un buen informe el cual fue aceptado en la corte como evidencia forense.
—Lo sé. Pero quiero uno que hagas usted mismo, sin que tenga relación con Rizembool. Que me de la seguridad que cuando termine todo no tenga que correr riesgos innecesarios... He sabido que su apellido tiene bastante peso en el mundo médico psiquiátrico por el Hospital Mental de su padre... —
Creo que comprendo su punto, me parece asertivo. — Reflexionó por unos momentos donde el silencio se hizo eterno. —Podría basarme en informes previos para hacer este nuevo informe psicoforense… Aunque no sería lo ideal.
—No. Necesito que viaje y lo haga personalmente, que sea algo muy seguro. —
Señor Lancaster, estoy dispuesto a hacer los sacrificios necesarios por su persona… Pero primero debo saber, ¿Qué es lo que realmente espera de mi? Porque presiento que no desea un simple informe que hable de la patología de su madre que ya ambos conocemos.
—Yo…— Ahora él dejaba pasar unos momentos de silencio. —Quiero que haga un informe que… Sentencie de por vida la estadía de mi madre en el hospital mental. —
¿…Quiere que… Ella no salga jamás? — Su tono de voz trasmitía mucha paz pese al tema que se hablaba.
—Pues… Sí. — La voz de Liebert de algún modo perturbador le serenaba. Frunció el entrecejo por esta situación ya que sabía que no debía bajar la guardia con él.
Podría rehusarme al considerarlo una negligencia profesional y una falta al código ético deontológico al cual he jurado…
—…—
Sin embargo, conozco el caso a profundidad y si bien un Trastorno de la Personalidad Limítrofe es tratable fuera de la hospitalización con farmacología ajustada… Los detalles de la vida de su madre… Su delito, la convierten en un peligro de alto riesgo incluso para sus familiares. Personalmente, le debo bastante a usted y me siento con un compromiso hacia su persona. Se puede trabajar sobre ello pero… A modo personal, estimo que no podrá guardar el secreto de su madre por siempre, estimado joven Lancaster.
—Lo sé. Pero al menos pretendo que el día en que llegue el momento de la verdad sea mucho más adelante, ¿no sé si me comprende? —

Cain extendió su mano libre hacia la ventana apoyando sus dedos en el cristal. Mientras acordaba detalles con Johan al otro lado de la línea, él observaba su anillo familiar en uno de sus dedos el cual lo indicaban como el líder de los Lancaster (después de su abuelo), poco después  llevó esta mano libre hasta su cuello donde tomó la gargantilla de plata que usaba. De ella, colgaba un anillo de plata que conservaba religiosamente. Si bien el anillo de los Lancaster era importante para él, el que llevaba en la gargantilla tenía un significado mucho más especial.
« Last Edit: September 09, 2016, 11:03:24 AM by Kana »


Kora

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #196: September 09, 2016, 08:15:41 PM »
o9.


- ¡Kora! ¡Koooora!

Gruñendo, Kora se revolvió en la cama, girándose hacia la pared y cubriéndose la cabeza con la almohada. Pero aquello no detuvo a Madoka en absoluto, de hecho, sólo la animó más. Apoyando las rodillas en el colchón, Madoka empujó la espalda y hombros de Kora hasta que finalmente ésta se levantó. Una nube de pelo blanco enmarañado rodeaba su rostro enfadado.

- ¿¡QUÉ!? - Rugió la chica, cruzándose de brazos.
- Ugh, ¡te has olvidado! ¡Me prometiste que me acompañarías hoy a la biblioteca de Tokyo!
- No me he olvidado, si hasta me he puesto el despertador… - Kora alargó el brazo para coger el móvil. - ¡¡Madoka!! ¡Son las siete de la madrugada!

Con un largo gruñido, Kora se tapó la cara con las manos y se dejó caer de espaldas sobre la cama. Madoka sólo levantó una ceja mientras Kora seguía emitiendo aquel quejido largo hasta vaciar sus pulmones.

- Primero, tienes que acostumbrarte a un horario adecuado durante todos los días para que puedas rendir al máximo.
- No. - La voz de Kora sonó ahogada por las palmas de sus manos.
- Sí. Y quiero que salgamos pronto. Todavía no sé muy bien como funciona el transporte público y no quiero llegar tarde.
- ¡Has quedado a media tarde! - Finalmente Kora se semi-incorporó, apoyándose en el brazo. - Y yo no me acuerdo bien del metro tampoco. Llevo viviendo los últimos tres años en París, no Tokyo, ¿te acuerdas?
- ¡Entonces las dos aprenderemos hoy! - Madoka saltó de la cama con una frescura que simplemente no era posible a las siete de la madrugada en fin de semana. - ¡Venga, vístete!

Kora sólo soltó un último suspiro en desacuerdo antes de sacar una pierna fuera de las sábanas. Recordaba bien que Madoka siempre había preferido madrugar, y sobretodo, lo inútil que era tratar de disuadirla en aquellas situaciones. Además, por mucho que dijera Madoka, sí que estaba acostumbrada a madrugar, ¿o no se acordaba de que llevaba toda la semana entrenando con ella una hora antes de clases?

Simplemente esperaba que un sábado pudiera dormir un poco más.

- ¿Estás bien? ¿Has soñado algo? - Preguntó Madoka desde el otro lado de la habitación, llenando su mochila de libros.
- No. Quiero decir, estoy bien, no he soñado… nada. - La cabeza le daba vueltas, pero era más por el despertar brusco que otra cosa.

Tras una rápida visita al baño y un lavado de cara, se empezó a vestir con languidez. Cuando sólo faltaba ponerse la parte superior, se sentó frente al escritorio para maquillarse, y no tardó en ver en el espejo a Madoka asomada sobre su hombro en silencio.

- ¿Qué pasa? - Dijo Kora, delineando el párpado inferior con un pincel fino.
- Nada. Me gusta mirar como te maquillas. Aunque sea una frivolidad, es relajante ver cómo va cambiando tu cara.
- ¿...Gracias? - Respondió Kora, resistiendo la tentación de poner los ojos en blanco. - ¿Nunca te has maquillado, Madoka?
- Oh, sí. Bueno, me maquillan, quiero decir. Pero es para ceremonias, y suele ser pintarme la cara de forma tradicional. No se parece mucho a la manera en que tú te maquillas.
- Uh. ¿No te maquillas de forma… normal?
- No sé como… - Madoka frunció el ceño. - Además, ya te he dicho que me parece una frivolidad. No necesito impresionar a nadie.
- No es una frivolidad, y no es para impresionar a nadie. Simplemente me gusta más verme así. - Kora dejó pasar unos momentos de silencio entre ellas, continuando con su rutina.
- ¿De verdad te sientes mejor cuando vas maquillada? - Insistió Madoka al poco.
- Hmmm, sí. Me sube la autoestima verme bien.
- Oh…

Viendo el rostro intrigado de Madoka en el espejo, Kora trató de contener una sonrisa. La chiquilla era demasiado orgullosa para pedir nada que pudiera admitir una posible mala imagen personal, por mucho que no hubiera nada malo en un tema tan superficial como el maquillaje.

- ¿Quieres que te pinte, Madoka?
- ¡Oh! - Los ojos oscuros de Madoka se iluminaron. - Bueno, si quieres… pero no quiero llevar tanto como tú.
- Vale… ven aquí. - Kora giró la silla para encarar a Madoka, quien se había sentado en el suelo a su lado. - Algo ligero… … ¡Listo!

Kora le tendió el espejo de mesa que estaba usando, sonriendo satisfecha al ver cómo Madoka se observaba el rostro. Tal y como le había asegurado, eran simples retoques. Tan sólo colorete, sombra de ojos clara, rímel y un brillo labial, pero el rostro de Madoka se veía más iluminado. O quizá era sólo la sonrisa satisfecha que asomaba en el borde de sus labios.

- Es… me gusta. ¡Gracias, Kora!
- De nada.

Disimulando una propia sonrisa de orgullo con un suspiro, Kora siguió pintando sus ojos. Tardó un poco más en terminar su rutina, acompañada por la música que había puesto con el móvil. Madoka parecía enfrascada en un juego de móvil, apretando las manos alrededor de la funda rosa de gatito, pero no se sobresaltó cuando al oír a Kora avisarle de que ya estaba lista para marcharse.

- ¡Por fin! - Se levantó de un saltito, cargándose la mochila a los hombros con un movimiento.

Tal y como suponía, aún con el tiempo que había pasado arreglándose, todavía no había muchas señales de vida en la mansión tan temprano en un sábado. Algunas chicas habían salido ya a sus actividades extraescolares o clases, y el resto, seguramente dormía plácidamente.

Observó que Madoka posó la mirada sobre una de las puertas de la habitación de otra HiME, pero no mencionó nada por el momento. Quizá fuera una compañera de clase, quizá la misma HiME con la que se iba a encontrar. Kora simplemente le metió más prisa para salir de la mansión.

--

Siguieron las direcciones de una aplicación de móvil, que las llevaron como primer destino a una parada de metro que al menos le era familiar a Kora.

Muchas de sus escapadas fuera de Hanasaki habían sido por la zona, y recordaba vagamente una cafetería aquí, una tienda de ropa allí. Destinos fáciles de ir un rato por la tarde sin gastar mucho tiempo o dinero, como la primera parada que habían tomado.

A diferencia del nuevo puesto de bubble tea que estaba causando furor entre los estudiantes, la biblioteca de Tokyo estaba algo más lejos, y les obligaba a tomar el transporte público.

- Hubiera sido mucho más fácil si pudiéramos ir en coche… ¿y si alquilo uno?
- ¿Para qué? El metro lleva a todas partes. - Madoka habló con decisión, y Kora esta vez sí puso los ojos en blanco, considerando que Madoka parecía no haber usado el metro en su vida.
- Era una broma, no sale rentable tener coche en Tokyo ciudad. - Replicó Kora inmediatamente, con algo de retintín en su voz. - Sabes, eres tan ascética que eres prácticamente anticapitalista, y sin embargo te encantan los juegos de gatitos y bandas de pop de chicos guapos, que he visto tu fondo de pantalla.
- ¿Y qué? ¿Por qué no me pueden gustar idols? - La chiquilla parecía poco impresionada con su conclusión. Kora se cruzó de brazos.
- Es contradictorio… No me lo esperaba. - Enfrentada con tal honestidad, Kora sólo pudo encogerse de hombros.

Parecía algo muy japonés, visto bien. Madoka se había abierto al mundo moderno después del primer bocado tres años atrás, pero sólo agregaba aquello que fuera parte de la cultura japonesa actual. Kora no sólo era una hafu que jamás se había sentido integrada del todo en la sociedad nipona, sino que acababa de pasar tres años en el mundo occidental.

Sentía que Madoka era muy diferente a ella, pero al fin y al cabo, ¿se había sentido en algún sitio como “en casa”?

No, su hogar estaba un plano completamente diferente: en el futuro, cuando tuviera dinero y control sobre su destino. Por mucho que su mente la traicionaba cuando pensaba en aquel concepto y veía por unas milésimas de segundo a una persona primero, Kora sabía lo que quería.

El metro aulló al pasar por delante de ella en un borrón de colores, agitándole el cabello con el aire que movía. Kora se giró hacia Madoka, que intentaba descrifrar el entramado del mapa de metro de Tokyo.

- ¿Así que tenemos que subir al… rosa y amarillo?
- Ajá. El que acaba de pasar es el verde. - Kora señaló donde estaban, siguiendo la línea con el dedo. - Nos llevaría al hospital.
- Tiene sentido. - Madoka ladeó la cabeza.
- Hmmm. - Kora dio un sorbo del bubble tea, intentando atrapar unas tapiocas, y siguió a Madoka hasta sentarse a su lado en una de los bancos de la parada. - Aquí atropellaron a dos chicos hace años.
- ¿En serio? - Madoka abrió los ojos.
- Sí, sí. Pasó cuando yo todavía iba al colegio. - Miró a las vías donde supuestamente había sucedido aquello. Al fin y al cabo, ella no había sido testigo, pero seguía siendo una historia mórbida, apropiada para compartir en susurros chismosos. - Había un mendigo en las vías, borracho como una cuba. Un chico de secundaria, de tu edad, bajó a subirlo antes de que pasara el metro.
- Oh, no…
- Oh, no. Como es difícil cargar un mendigo que no se puede levantar, en ese momento el chaval vio a un compañero de clase, y le pidió que le ayudara, quien bajó a regañadientes. Sacaron al mendigo a tiempo, pero los dos chicos…
- Uhhh… - Madoka frunció el ceño en una mueca de asco, imaginándose el terrible final de aquellos dos jóvenes. - ¿Y lo viste?
- No. Vivía lejos de aquí entonces, pero salió en las noticias. No sabía que era esta parada hasta que me lo dijo-- - Paró en seco antes de siquiera pronunciar el nombre. - Hasta que me lo dijeron.
- Qué… qué mal. Ugh, Kora, ¿por qué me cuentas esto siquiera?
- Ah, eras tú la que quería aprender sobre el transporte público. También tienes que aprender su historia. - Kora se estiró al hablar, sonriendo de lado ante la frustración de la chiquilla. - La lección: no ayudes a nadie.
- Pero era lo correcto… - Madoka se quedó en silencio al ver que Kora sólo arqueaba la ceja. - ¿No crees?
- Pues, no. La historia no acaba ahí. El mendigo murió una semana después, peleándose con mendigo por un banco en el parque. ¿No es injusto que dos chicos jóvenes murieran para eso?
- Hmmm. - Madoka se llevó un dedo al mentón, frunciendo el ceño. - No es aceptable convertirse en un parásito, pero la sociedad tampoco debería permitir que existieran mendigos en primer lugar.
- ¡Y deberían llover gummy bears en lugar de agua! - Bufó Kora. - Pero en esa situación no puedes cambiar la sociedad. La única opción es elegir si te arriesgas a ayudar al mendigo en las vías o no. Y yo creo que no es rentable.
- Hacer lo correcto no debería depender de si es rentable. - Respondió Madoka con solemnidad, y Kora sólo chasqueó la lengua. Aquel debate no valía la pena. - Mira, Kora, ¿es ese nuestro metro?
- Sí, todo nuestro.

El trayecto en metro fue poco remarcable. Madoka miraba con curiosidad al principio a su alrededor, pero se cansó pronto cuando se dio cuenta de que casi todo el mundo era más alto que ella y apenas podía ver una ventana que sólo mostraba la oscuridad del túnel.

Desgraciadamente, los viajes en metro sólo tenían encanto hasta que uno se daba cuenta de que los vagones eran latas para humanos.

Kora tenía el beneficio de ser algo más alta que la media, lo cual disuadía a los depravados por lo general, quienes buscaban presas más dóciles en apariencia. Para asegurarse del todo de que no habrían manos cortadas aquella mañana, se había situado justo detrás de Madoka.

Podía ver la desilusión en el rostro de la chiquilla cuando por fin recibieron el aire fresco de la calle.

- ¿A que ahora sí que querrías que alquilara un coche?
- No. - Madoka alzó el mentón con dignidad.
- Claro que no. - Kora arqueó una ceja, escéptica. - Oye, quiero almorzar. Según la aplicación aquí cerca hay una pastelería, podemos esperar allí.
- Bien.
- Y podríamos ir a comprar más tarde. - Añadió, como quien no quería la cosa. - Hay una tienda de ropa que me gusta, necesito leggings nuevos.
- Mientras no lleguemos tarde me parece bien. - Madoka la miró con los ojos entrecerrados. - Parece que te alegras de que te haya levantado tan temprano.
- Sólo estoy haciendo tiempo, Madokita. - Kora agitó una mano. - Oh, y también podríamos ir… 

--

La tarta arcoiris no había tardado en dejar de pesarles en la barriga después de recorrer un par de calles de tiendas de ropa, accesorios y zapatos. Kora no había podido comprar tanto como quería, aunque tuviera una tarjeta de crédito que le había proporcionado su jefa para el día a día, pero aún así consideraba que había obtenido un buen botín.

Aquello les había dado tiempo suficiente para ir a comer a un pequeño bar de ramen, que si bien hizo que Kora arrugara la nariz nada más entrar, a Madoka se le hacía casi mágico. A diferencia del metro, no se decepcionó tras probar el ramen. Hasta Kora tuvo que admitir que sabía mejor de lo que esperaba.

Y con el estómago lleno otra vez, se encaminaron hacia la biblioteca de Tokyo, el destino final de Madoka.

- ¿Y cómo dices que se llama esta HiME?
- Nino Okamura.
- Huh. No me suena. - Admitió Kora con un encogimiento de hombros. Por su acuerdo con el bufete, prefería no trabar amistad con más HiMEs de lo necesario, pues sólo complicaría las cosas.
- Claro que no. - Suspiró Madoka, callando unos momentos. - Hmm. ¿Tampoco te acuerdas de una HiME que se llama Azura Mizutani?
- Pues, no. - Respondió, tras vacilar unos segunods. - ¿La conoces?
- Sí.
- Oh. Qué bien. - Aquello hizo sentir incómoda a Kora. Cada recordatorio de que Madoka sabía más sobre las HiMEs que ella misma parecía una afrenta. - Y… eso es la biblioteca.

Agradeciendo el cambio de conversación, Kora señaló al edificio. No había estado allí nunca, pero podía reconocerlo por las fotos. Madoka enderezó su postura de repente, como impulsada por un resorte, y se colocó frente a ella con un salto, obligándola a detenerse en seco.

- Muy bien, Kora, gracias por acompañarme. - Dijo, con una falsa serenidad.
- Uhm, estamos a unos metros. - Kora trató de dar un paso, pero Madoka se interpuso. - ¿Madoka?
- No hace falta que me lleves hasta allí.
- ¿Y por qué no? - Cruzó los brazos, adivinando en momentos lo que ocurría con Madoka, e igualmente dando un paso adelante, haciendo que la chiquilla pusiera las manos en sus antebrazos para pararla. - ¿Es que quieres ir sola como una niña mayor?
- ¡Sí! Digo, no. Pero… no hace falta que me lleves.

Madoka parecía genuinamente ofuscada, y aquello entretenía e irritaba a Kora por partes iguales. Recordaba cómo Madoka apenas se había asomado tras de ella la primera vez que la había acompañado a una salida con sus amigos, cómo sencillamente parecía ignorar cualquier otra HiMe que no fuera Kora.

Y ahora conocía a otras HiMEs de las que Kora ni siquiera había oído hablar.

No era la hermana de Madoka, muchos menos su madre. Era ridículo que le molestara que de repente Madoka expandiera sus horizontes, más cuando sencillamente parecía que lo hacía porque quería ser HiME por extensión.

No te harás más HiME por acercarte a ellas.” pensó, pero tuvo el sentido común de guardarse el comentario.

- Bien, ve tú sola.
- Me alegra que lo entiendas. - La sonrisa de Madoka tocó sus ojos, y Kora se sintió culpable por el pensamiento tan oscuro que le había acechado. - No hace falta que me esperes, quizá Nino me pueda ayudar a volver a Hanasaki.
- ¿Y si te pierdes?
- Pues… ¡alquila un coche! ¡Adiós!

Madoka se separó de ella y trotó hacia la biblioteca, dejando a una Kora bastante contrariada. ¿De verdad le importaba tanto Madoka? ¿Estaba siendo celosa de las amistades de una niña?

Al observar cómo la figura menuda de Madoka entraba en el edificio, Kora se dio la vuelta y se encaminó de vuelta a Hanasaki. Se planteó revisar alguna de las tiendas en las que se había tenido que dar un poco más de prisa, pero antes de que pudiera poner más presión en la tarjeta de crédito, se dio cuenta de que podía precisar la sensación incómoda sobre ella.

Alguien la estaba mirando.

Giró sobre sí misma, pero ninguno de los viandantes parecía interesado en ella más allá de ojeadas pasajeras por la manera en que vestía o el hecho de parecer extranjera. No era el tipo de miradas que provocaban aquel siniestro picor en su nuca, aquel peso en su estómago.

Era algo más, de hecho. Algo que la acechaba.

Mierda, mierda, mierda.”. ¿Cómo podía haber cometido el mismo error después de tres años? Salir a la calle cuando su Rebel podía estar en cualquier parte, esperándola. Había tenido el sentido común de llevar la kodachi en lo hondo de su bolso, esperando que no la arrestaran por ello, pero no era menos insensato.

Su primer impulso fue empezar a caminar más rápido. Respirar hondo, bajar la cabeza, tratar de disimular su presencia.

Pero el aliento se le trababa en la garganta, sus pulmones se habían encogido hasta que no podía acumular aire, y se sentía tan mareada que temía que cada paso fuera el que la tirara al suelo. “Quiero irme a casa.”, pensó en un momento de debilidad.

Una mano en su hombro la detuvo antes de que tropezara.

- Señorita… No tienes buena cara.
« Last Edit: July 01, 2017, 04:39:19 PM by Kora »


Deidara

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #197: September 10, 2016, 12:49:41 PM »
escuché linkin park para escribir la primera escena


#quince

 

Al día siguiente, Deidara insistió en que le dejaran irse de la enfermería. Había pasado una noche horrible en la enfermería – las camas eran incómodas, y no había podido dejar de pensar en todas las HiMEs heridas que habrían pasado por aquel colchón. Los recuerdos del lugar no eran agradables, así que nada más apareció al día siguiente Candy, la enfermera, le informó sobre su inminente marcha. No les quedó más remedio que aceptar, después de asegurarse que la pelirroja prometiese que en caso de encontrarse mal, Deidara se pondría en contacto con Miranda para tratar de calmar su malestar.

Todavía no acababa de controlar su nuevo (o viejo, según como se viese) poder. Las voces, los pensamientos de aquellos que se encontraban en su alrededor, resonaban en su cabeza, ininteligibles. Una maraña de murmullos que apenas tenía sentido. La única forma que encontró de acallarlos fue escuchando música. Kurogane había venido a buscarle a Hanasaki con unos enormes auriculares y un iPod nano que sacó de su mochila. El muy idiota de su hermano se había querido hacer el gracioso al traerle dicho iPod lleno de Linkin Park. Fue así, como de camino a casa, apoyada contra la ventana del taxi, se sintió como su yo adolescente de tres años atrás. Aislada del mundo con todos aquellos gritos de Chester de los cuales se había cansado con el tiempo. Consideraba, al fin y al cabo, que sus gustos musicales habían madurado, y su época ’I’ve become so numb’ había pasado.

Uh. Había madurado. Observó su propio reflejo en la ventana del coche. No sólo físicamente – el cambio físico en aquellos tres años había sido obvio, Deidara ahora parecía más mayor, más acorde a su edad. Sus experiencias pasadas habían cobrado vida en su rostro. No es que su expresión fuese la más amigable de todas, pero sí que era al menos más seria que la que había llegado a tener. Sus facciones se habían vuelto más suaves y más femeninas, había cambiado ligeramente su peinado (el pelirrojo seguía ahí, por supuesto, aunque la tonalidad había cambiado con el tiempo) y había descubierto la magia del maquillaje, el cual ahora no le daba vergüenza aplicarse. Años atrás no hubiese sido capaz de ponerse un solo producto en su rostro, ahora no podía salir de casa sin mínimo su máscara de pestañas (en Barcelona había descubierto una muy buena impermeable, de la cual no se separaba, ya que la humedad en la ciudad era horrible).

Pero el cambio no quedaba sólo ahí. Su personalidad había cambiado, su forma de ver las cosas. Madura, sí. Deidara había aprendido a dejar hablar a la gente, a no ser tan cabezota, a respetar las opiniones de los demás al igual que sus sentimientos. El sarcasmo y los insultos habían quedado atrás, aunque no dudaba en sacar su mal carácter cuando la situación más lo meritaba.

Tan ensimismada se encontraba, que no se dio cuenta que habían llegado a su destino hasta que Kurogane golpeó la ventana del lado contrario. La pelirroja se giró repentinamente, encontrándose con su hermano observándole, la puerta trasera del taxi abierta, esperando a que Deidara se decidiese a salir.

Deidara se retiró los cascos, diciendo adiós a todos los ruidos y gritos de su amigo Chester y volviendo a la vida real.

“¿Vamos?” Preguntó su hermano, y Deidara asintió.

Para su sorpresa, no escuchaba nada de fondo.

*

La familia Genbaku poseía un apartamento situado en un ático en Tokio, en el que habían residido cuando no se encontraban en Barcelona. Cuando Deidara se convirtió en HiME, ésta dejó el apartamento en favor de la habitación que se le ofrecía en la mansión HiME, debido a su comodidad al encontrarse justo en la escuela. Allí fue donde Near se mudó cuando se matriculó en Hanasaki, al igual que Kurogane, quien se mudó cuando dejó Barcelona.

Durante esos tres últimos años, Near había sido el que había residido en aquella vivienda. Siendo Near algo descuidado en ciertos aspectos, dejarle solo en Tokio no era una buena idea…

“¿Near? ¿Ya has llegado?”

Kurogane abrió la puerta del apartamento, y una cabeza se asomó por el recibidor. A continuación, se escuchó un pequeño grito, y alguien salió corriendo a recibirles.

“¡Deidara! ¡Kurogane! ¡Cuánto tiempo, no esperaba veros! ¡Qué alegría veros!”



Unos brazos rodearon a Deidara, y a ésta le costó un poco devolver el abrazo. No es que la presencia de Sasha Blouse en la casa le hubiese sorprendido, pero sí tal efusivo recibimiento.

“Déjame que te ayude con las cosas… ¿así que las maletas que me encontré esta mañana en la sala de estar eran vuestras? Y yo pensando que Near estaba pensando en abandonarme… no es que me hubiese gustado, sólo que, me sorprendió. Pero, bueno – pasad, como en vuestra casa… o sea, es vuestra casa.”

Deidara observó con algo de curiosidad a su prima. Hacía mucho tiempo que no veía a Sasha – desde su última visita a Japón. La bienvenida había sido un tanto abrumadora, pero así era Sasha. Siempre alegre, excéntrica y directa, alguien quien no tenía miedo a hablar. Prima directa de los hermanos Kurogane y Deidara, ya que su madre era hermana del padre de estos. Aun así, nunca tuvo ningún problema en aceptar en la familia a Near, el hermanastro de ambos, llegando incluso al principio a tomarle afecto mucho antes que Deidara, a la cual le costó varios años apreciar al más joven de los cuatro, dejando así todos esos años más tarde de lado el término ‘hermanastro’. 

Durante esos tres años había sido ella la que se había quedado en la residencia Genbaku con Near, actuando de cuidadora tanto del chico como de la casa… a pesar de tener la edad de la pelirroja (siendo Deidara mayor por algunos meses) era algo más descuidada, por lo cual Deidara se llevó una grata sorpresa al encontrarse con que la casa se encontraba en muy buen estado.

Los tres se sentaron en la sala de estar, Kurogane y Deidara compartiendo el sofá más grande, mientras que Sasha optó por tomar el sillón de una de las esquinas.

“¿Dónde está Near entonces?” Preguntó Deidara. Pensaba que iba a, por fin, reencontrarse con su hermano. Al parecer el reencuentro no se iba a dar tan pronto.
“Creo que iba a una exposición de LEGO o algo así.” No le sorprendió. Era algo que el peliblanco haría. “Le llevaba uno de sus amigos. Creo que también es amigo tuyo – Mitsui.”
Así que al parecer todos sus amigos habían estado actuando de niñeros de Near. “Uh, suena… interesante.”
Su prima se encogió de hombros. “No sé, Near llevaba toda la semana hablando de esa exposición.”

¿Near hablando más de lo normal? Aquello sólo sucedía cuando se trataba de alguno de sus gustos raros o peculiares.

“Pero bueno, dejando a Near de lado. ¿Cómo estás? ¿Cómo va todo?” Preguntó Sasha, inclinándose un poco en el sillón para acercarse más a los hermanos.

A Deidara le costó un rato volver a la realidad, demasiado absorta en sus pensamientos. El apartamento seguía tal y como lo recordaba, lo cual era una alegría. Le traía tantos recuerdos, había pasado varios años viviendo allí, y estar de vuelta… era algo que no esperaba que pasaría. Mucho menos, estar de vuelta teniendo sus poderes de nuevo. Siendo una HiME.

“No va mal,” respondió por fin la pelirroja. “Un poco cansada… no importa cuánto lleve aquí, que todavía no me acostumbro. Japón nunca deja de sorprender.”
“Ah, ya,” Sasha suspiró, y en ese momento a Deidara le recordó a una persona mayor, que había vivido muchas experiencias. “Barcelona. Hace años que no voy por allí. Seguro que echas de menos el buen tiempo, el mediterráneo…”
“Tampoco es que se esté tan mal estos días por aquí.” El tiempo se había estado portando bien por ahora.

Se hizo un silencio, que no duró mucho rato.

“Así que… ¿has vuelto para quedarte, o estás de visita?”

Deidara se preguntó cuánto habría Kurogane hablado con Sasha – si ésta sabía algo de la situación, si sabía que Deidara había vuelto por Hanasaki. Aunque Sasha no había estado muy involucrada con las HiMEs (Deidara prefirió mantener al margen al mayor número de personas posible), Sasha sí que había estado al tanto de la situación, y supo que, cuando Deidara marchó a Barcelona, fue porque las cosas no habían acabado demasiado bien para la pelirroja. Sasha respetó la decisión de Deidara, e incluso ofreció su ayuda para cuidar de Near, cuando Kurogane decidió hacerse cargo de Deidara en Barcelona, para asegurarse que todo iba como debía. Así fue como Sasha se mudó al apartamento de los Genbaku y convivió con Near durante esos últimos tres años.

Incluso había empezado a estudiar su carrera universitaria en el campus de Hanasaki.

“Miranda se puso en contacto con todas nosotras, y… ayer pasé la prueba HiME.”
Sasha se llevó las manos a la boca. “¿Vuelves a ser una HiME?” Exclamó, sorprendida. La reacción no sorprendió en lo más mínimo a Deidara. Era de esperar, después de todo lo sucedido, y que volviese para aceptar ser HiME… era como volver al punto de partida.
“Eso parece. Mis poderes están volviendo poco a poco, pero… es lo que tenía que hacer. O eso creo.”
Su prima pareció pensárselo durante unos segundos, como si estuviera acabando de procesar la información. “Ya veo, bueno…  no te preocupes, seguro que has tomado la decisión correcta. ¡Siempre tendrás a la familia para cualquier cosa! No dudes en llamarme si necesitas que me meta con alguien,” dijo Sasha a la vez que flexionaba su brazo para sacar músculo, con una sonrisa. “Um… aunque te quedes no vas a echarme, ¿no? La verdad que aquí se vive muy bien… y no me gustaría volverme en una vagabunda…”
Kurogane soltó un suspiro, “pues aquí cuatro vamos a ser muchos… y creo que tú eres la que más ocupas.”
“¿¡Cómo dices?! ¡Si tú eres el más alto y grande de los cuatro!”
“Pero tú eres la que más come…” intervino Deidara, y a eso Sasha no pudo replicar porque sabía que era verdad.

Aunque a la que le sonaron las tripas en ese mismo instante fue a Deidara.

“Um… ¿alguien más tiene hambre?”

*

Sasha propuso hacer patatas al horno con algo de carne.

(Sasha no podía vivir sin las patatas).

Deidara se ofreció a pelar las patatas mientras Kurogane y Sasha discutían cuál era la mejor forma de cocinar la carne de pollo que había en la nevera.

Deidara lavó las patatas en un bol antes de pelarlas.

A Deidara se le fue la mano, no controló su nueva fuerza de HiME, y la mitad de patatas acabaron chafadas.

Sasha casi lloró ante tal genocidio.

(Acabaron pidiendo pizza).

*

Por suerte para los tres muertos de hambre, las pizzas no tardaron en llegar a la residencia Genbaku. Deidara tuvo que parar a Sasha para que no saliese a agradecer su presente al repartidor mientras Kurogane pagaba las pizzas con el dinero de Deidara (al fin y al cabo, por mucho que hubiese sido un accidente, se sentía culpable) ya que por peligro a que volviese a suceder algo similar con la comida recién llegada era mejor idea que la pelirroja no saliese.

No lo había hecho queriendo, y le había sorprendido que algo así hubiese pasado. Miranda ya le había dicho que sus poderes no iban a volver de la misma manera que antaño, pero no esperaba que fuesen a ser tan complicados de volver a controlar. Lo que más le preocupaba era su fuerza sobrehumana. La fuerza había sido, y volvía a ser, su elemento, y no poder controlar algo así era, cuanto menos, peligroso para los que se encontraban a su alrededor.

 

Pronto las pizzas estaban sobre la mesa, y el trío atacó sin piedad las cajas de pizza. Demasiado ocupados y hambrientos para hablar, el silencio se hizo en la mesa, hasta que se escuchó en el recibidor el ruido de una llave tratando de abrir la puerta. Near entró, y tras él, Mitsui.

No debería, considerando que vivía allí, pero fue algo de sorpresa encontrarse con su hermano. En tres años no se habían visto, a pesar de que habían mantenido el contacto, de forma escasa. Near había estado muy ocupado con sus estudios durante el curso escolar, y en vacaciones siempre tenía algún curso que hacer o se encontraba atareado. Deidara tampoco le había pedido a su hermano que visitase, es más, había agradecido tener su espacio durante ese tiempo. Ahora, reencontrándose con su hermanastro, veía que había sido una decisión un tanto egoísta y que debería haber tratado de mantener mejor el contacto con Near, o al menos haberle invitado a visitar.

“Oh… Deidara. No esperaba encontrarte aquí.”

Near no había cambiado. Seguía igual físicamente (aunque tal vez había crecido unos centímetros) y su forma de vestir y moverse continuaba siendo la misma. A veces, le recordaba a un robot.

(Hablando de robots, parecía llevar uno en la mano. Recordó la mención de la exposición LEGO).

“Bueno, parece que he vuelto,” respondió, y después miró a Mitsui, “hey, Michi,” saludó, levantando la cabeza. Su amigo devolvió el saludo con la mano. “Bueno, eh… me alegro de volver a verte.”

Near no era de contacto físico, mucho menos de abrazos. A Deidara tampoco se le daba bien darlos, así que decidió optar por removerle el cabello y despeinárselo con una mano.

(La acción hizo a Kurogane rodar los ojos, como preguntándose qué había hecho para merecer eso).

“Hay pizza para todos – pero ves a lavarte antes las manos, guarro.”
“¿Yo también puedo quedarme?”
“¡Pero lávate tú también las manos!”

*

La comida transcurrió animada después de la unión de Mitsui y Near a la mesa. Deidara descubrió entonces que Sasha y Mitsui se conocían, y que al parecer no se llevaban nada mal. Lo cual, a decir verdad, le dio algo de envidia a Deidara. Había echado en todo este tiempo de menos a su mejor amigo, y sólo esperaba que con ella ahora de vuelta, las cosas pudiesen ser fácilmente como lo eran antes y que la amistad no fuese a cambiar. Sasha se había convertido en una más, y a Near no se le había dado nada mal mantener el contacto y las amistades conseguidas. Prueba de ello era que Mitsui había seguido preocupándose por el chico, y fue gracioso saber que se había convertido en algo parecido al chófer personal de Near. Deidara apuntó mentalmente ese dato – siempre era bueno tener a un conocido con coche propio.

Near habló (algo) de sus estudios, Sasha habló (mucho) de los suyos. Su prima no sólo pertenecía al club de equitación de Hanasaki, sino que le gustaban tanto los animales que había decidido tratar de hacer de ello una profesión, enrolándose a la carrera de veterinaria.  A ella siempre le había gustado todo lo relacionado con la naturaleza, el campo y la montaña, por lo cual no fue una sorpresa descubrir su elección de carrera.

Una vez las pizzas desaparecieron de las cajas (por suerte habían pedido suficiente para cinco), Near desapareció para irse a su habitación, Sasha se marchó a la biblioteca a buscar algunos libros para hacer unos trabajos, y Kurogane fue a su habitación a desmontar su maleta y ordenar sus cosas, para volver a hacerla habitable.

Kurogane se había traído lo justo y necesario de Barcelona para sobrevivir en el país durante un tiempo largo – Deidara sabía que Kurogane no era de encariñarse con ningún tipo de objeto ni vestimenta, por lo cual le sería fácil volver a montar su nueva vida en Japón con lo que había traído y las pertinencias que quedaban en su armario de sus últimas visitas. Eso sí, la pelirroja no podía evitar sentirse culpable de haber provocado que su hermano se hubiese mudado infinidad de veces en los últimos años… En primer lugar, le hizo volverse de Barcelona, lugar en el que residía, para pedirle que fuese su Knight. Kurogane era en los pocos a los que podía confiarle semejante tarea, porque sabía que tenía la capacidad, fuerza y conocimiento necesario en combate para triunfar. Poco más tarde, Kurogane le siguió a Barcelona cuando Deidara huyó… y allí volvía a estar, en Tokio, tras haber seguido de nuevo a su hermana. Aunque de pequeños no hubiesen tenido la mejor de las relaciones, ésta había mejorado considerablemente, y ahora a Deidara le costaba creer que se mereciese a un hermano así. En el fondo, Kurogane se preocupaba mucho por ella, y aunque nunca lo admitiría, lo necesitaba.

Así, eso dejó a Deidara y a Mitsui, solos, en la sala de estar del apartamento, sentados frente al televisor en los amplios sillones. Deidara dejó para más tarde ordenar sus pertinencias, y si fuese necesario, ya se encargaría de, alguna forma, hacer que le trajesen lo poco tenía en Barcelona.

A pesar de que la televisión estaba prendida, Deidara no estaba escuchando, y lo único que veía eran borrones. Su cabeza estaba en otro lugar.

“Ey, ¿me escuchas?”
“¿Eh?”

La pelirroja se giró de golpe, encontrándose con los ojos de Mitsui. Al parecer, le había estado llamando.

“Te preguntaba que… sé que seguramente no quieras hablar mucho de ello, pero… entonces, ¿has aceptado volver a ser HiME?”
Deidara se mordió el labio. No lo había mencionado durante la comida, ni a Mitsui ni a Near, pero supuso que ambos se lo habían imaginado cuando Deidara mencionó sus maletas y volver a quedarse en Tokio. “Ayer hice la prueba. Ya tengo mis poderes de vuelta.”
“¿No ha sido un poco precipitado?”
“Precipitado es una forma suave de llamarlo,” dijo Deidara, encogiéndose de hombros. Había sido una decisión que debería haber meditado más, pero en el momento había parecido la más buena. Tal vez demasiado precipitada.
“La verdad que no me sorprende. Te conozco, y me imaginé nada más verte que si habías vuelto era para quedarte.”
“¿Tan predecible soy?”
“Ey, no es eso. Pero sé que en el fondo me echabas tanto de menos que no ibas a poder volver a Barcelona después de ver mi bello rostro.”

Deidara le lanzó un cojín a dicho bello rostro.

“¡Pero no me lo estropees!” Se quejó Mitsui, riendo.
“Eres idiota.” En ocasiones todavía le sorprendía que pudieran llegar a ser tan buenos amigos.
“Pero me adoras.”

Y eso Deidara no iba a negarlo.

Mitsui volvió a ponerse serio. “Entonces… HiME.”
Deidara asintió. “Ajá, HiME.” Se hizo un corto silencio. “Venga, va, dilo. Ha sido una gilipollez, no debería haber aceptado tan rápidamente.”
“No creo que haya sido una gilipollez.” La respuesta le sorprendió. “Vale, no – no una gilipollez. Tal vez una locura, porque deberías haberlo pensado más, pero… creo que era lo que deberías haber hecho. Te hubieses comido la cabeza por el resto de tu vida de no haber aceptado. Te hubieses arrepentido, y no te habría gustado tener que ver como Miranda llamaba a otra persona para ocupar tu puesto y tu responsabilidad.” Mitsui le conocía demasiado bien. “Y… al menos así puedes defenderte si es necesario.”

Eso era verdad. Con sus poderes, no corría peligro. En Barcelona le había sucedido años atrás: su Rebel de aquel entonces, Hiei, se presentó en la ciudad para atacarle. ¿Quién decía que no podía presentarse nadie ahora, allá donde estuviese?

“No sé si a Kurogane le ha hecho mucha gracia.”
“Tu hermano es un poco raro, pero seguro que es porque se preocupa por ti. Él ha sido el que ha estado conviviendo estos tres años contigo. Supongo que sabe mejor que todos nosotros por lo que has pasado.”

Eso era lo que le preocupaba. Que Kurogane era el que estaba más capacitado para dar una opinión del tema, y…

¿Era Deidara inestable?

“Lo harás bien.” Era mucho más que eso lo que a Deidara le preocupaba.
“Mis poderes no han vuelto al 100%.”
“Es bueno entonces que todavía tengas tiempo para entrenar. Deberías llamar a Sanji, seguro que él podría echarte una mano.”

Sanji. Todavía no se había puesto en contacto con él, y eso que él había sido el primero en avisarle de la situación. Sí que le debería una llamada, como mínimo. Seguro que el profesor de anatomía de Hanasaki, y su exentrenador personal, tendría idea de qué hacer para ayudarle.

“Y… bueno, cambiando de tema. Así que, Near y tú. ¿Tan rápido me has sustituido?”
Mitsui rodó los ojos con una sonrisa. “Nah, no te creas. Tu hermanastro no tiene el mismo encanto que tú.”
“Pero Sasha…”
“No seas tonta. ¿Estás celosa o qué?” Bromeó. “Tampoco la conozco tan bien, nunca nos presentaste cuando estabas aquí.”
“Supongo que… no le daba a la familia la importancia que merecía.”
“Aw,” murmuró, “¿es esta la Dei que yo conozco?” La pelirroja le golpeó con el puño. “Ouch – vale, esa es la Deidara que yo conozco.”
“Idiota. Entonces, ¿ahora tú también eres un loco de los LEGOs?”
“No, por dios. Creo que me llega un poco tarde. Además, mi nivel económico no es tan bueno como para permitirme semejantes hobbies.”
“Siempre puedes robarle piezas a Near. Seguro que le sobran. O si no, puedes pedírsela como pago por tus servicios.”
“Mis serv — me haces sonar como un prostituto. Pero no, que no. no ha estado mal, pero no era para tanto. Ha sido interesante. Aunque…”

Deidara pudo ver como algo pasaba por la cabeza de Mitsui. No pudo descifrar de qué se trataba, ya que su amigo inmediatamente sacudió la cabeza de lado a lado, como dejándolo pasar.

“¿Qué pasa?”
“No, no es nada. Nada que importe.” Mitsui alcanzó la mano para coger el mando del televisor. “¿Por qué no vemos algo en Netflix? ¿Has visto Narcos? Estoy enganchadísimo, trata sobre – ¿conoces a Pablo Escobar? Joder, pues claro, quien no… pues trata sobre su vida, y…”

Deidara no estaba segura qué había pasado en esos segundos, pero lo dejó de lado. Por primera vez en mucho tiempo, podía disfrutar de la compañía de su mejor amigo, y no iba a dejar pasar la oportunidad. Se recostó sobre su amigo, sus palabras pasando de largo mientras rebuscaba entre la interminable lista de Netflix.
« Last Edit: September 11, 2016, 09:36:19 AM by Deidara »


Haruhin

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #198: September 18, 2016, 03:34:43 PM »
Estoy atrasadísima con los fics de las demás y con avanzar en el mío, pero a ver si la inspiración (y la Uni) me dejan ponerme al día @_@

A lo mejor después edito para arreglar unos detalles de los topes, oops.


#8

Koujaku dio un gran bostezo al asomarse de su cuarto. Claramente para variar, en su cansancio había apagado involuntariamente la alarma de su celular para ir al primer período de clases y ahora se dirigía hacia su facultad con un muy elegante retraso.
Cruzó la sala para ir hacia el refrigerador del cual sacó una naranja para llevarse en su bolso, hasta que repentinamente escuchó un ruido seco tal como si algo hubiese caído del sofá. 

“Oh, así que ahí estabas.” Koujaku se asomó hasta el mueble para notar que el ruido provenía de la figura de su hermana que estaba piernas arriba tras caer del sillón estando dormida. “Voy a asumir de que al menos la pasaste bien.”
“Shh, no hables tan fuerte.” Gruñó la menor pasándose una mano por la sien con pesadez.  “¿Qué hora es?”
“Las once y media.  ¿Sabes? Ni siquiera te sentí cuando llegaste.”
“Ni yo me acuerdo de cuándo fue eso.” Kashima se incorporó en el piso y con lentitud se quedó sentada. Koujaku soltó una risa seca ante la deplorable imagen de su hermana y dio un viaje breve hasta la cocina para traerle un vaso con agua.
“Gracias.”
“¿Otra vez confundiste las bebidas en un evento? Sabes que los tragos se te suben demasiado rápido.”
“Creí que era algo superado, pero me equivoqué.” Se quejó, dándole otro lánguido sorbo al vaso de agua. “En mi defensa, todo lo que tenían servido en esa boda tenía muy buena pinta como para decirle que no.”
“Una respuesta muy propia de ti. Al menos llegaste en una pieza a casa, pero si te sentías tan mal por último me podrías haber llamado para ir a buscarte o algo. Anoche no estuve ocupado.”
“Ya fue hermanito, no importa.” Kashima le restó importancia y centró su mirada en el bolso sobre el hombro que llevaba el mayor. “¿Te vas a clases?”
“Sí, en eso estaba hasta que me diste una sorpresa apareciendo aquí tirada como un bulto.”
“Ouh, lamento eso. No te quito más tiempo entonces, suerte.”
Koujaku se acomodó sus pertenencias y se dirigió hacia la puerta.  “Por cierto, hoy no creo que llegue temprano. Ya sabes, tengo ensayo con los demás en el estudio, puedes llamar a un delivery por último si no tienes ánimos de cocinar algo para la cena.”
“Me parece que eso es lo que haré.” Kashima entrecerró los ojos e hizo una mueca. “Cualquier cosa me llamas, byebye~”
“Nos vemos.”
El apartamento quedó en un momentáneo silencio cuando Koujaku cerró la puerta y dejó sentir sus pasos hasta perderse en el pasillo del edificio. Kashima rendida dejó el vaso –ahora vacío- de agua sobre la mesa cercana al sofá y recargó vagamente su espalda contra parte del cuerpo del mueble. Su vista apenas y podía perderse vagamente en el techo.
“Ugh… maldita resaca.” Bufó antes de darse unos golpecitos con las manos sobre la cara, para despertarse un poco más. “Ni modo, no creo que pueda a ir a clases de esta manera. Me preguntó si Haru estará igual que yo.” A cuatro patas se trepó sobre el sillón para alcanzar su pequeño bolso de pertenencias que había llevado la noche anterior a la celebración de la boda, con la intención de pillar probablemente su teléfono en el interior. “¿Mm?”

Al hacerlo , poco grata fue su sorpresa al notar que la pantalla del móvil –dejando en silencio en algún momento de la noche- tenía marcadas unas cuatro llamadas perdidas y varios mensajes en el whatsapp. Extrañada, no tardó en revisar los remitentes de los mensajes: un par de ellos por cortesía de su amiga Haruhi preguntándole por su estado y agradeciéndole por haberla acompañado al evento; cuando tenía toda la intención de responderle cayó en cuenta en el contacto que estaba por debajo de su rubia amiga y que tenía unas cuantas notificaciones más…

Hori Masayuki.

“¡¿HORI-SENPAI TAMBIÉN-?!” Kashima estrujó el teléfono en su mano y se lo acercó a la cara para poder comprobar el remitente de los mensajes.
 
“Hey, llegaré un poco más tarde hoy a abrir el laboratorio.”
 “No te olvides de llevarme los moldes del pantalón del  traje que te facilité el otro día. El profesor quiere que tengamos avances hoy”
“Vienes??”
“Oi”
“KASHIMA NO ME DEJES EN VISTO PTM.
“TRAE TU TRASERO AQUÍ
“AHORA ajsdG-”

Kashima tragó saliva y torpemente trató de tipear una respuesta mientras se dirigía hacia el cuarto de baño dando algunos tumbos en el proceso. Toda intención de faltar a clases se había esfumado al notar la urgencia del mensaje y porque además si no se movía, el profesor también la reprobaría a ella.
 
“NOoO, sENpai espra”
“*espera”
“Ya v-“


Batería baja.  El equipo se apagó antes de poder terminar de escribir otro par de mensajes. Kashima estuvo a punto de estrellar el teléfono contra el suelo, pero recordó a último momento que sería algo inútil. Necesitaba arreglarse y salir a la facultad cuanto antes.


Faltaba poco para comenzar la hora del almuerzo, lo que significaba que el laboratorio estaría cerrado al menos por una hora y media antes de que las clases de confección empezaran.  Hori soltó un suspiro mientras peleaba con uno de los maniquíes de la sala para colocarle las piezas de un vestido por encima.
“Yo, senpai~ ¡Ya volví!” Canturreó una animada voz al cruzar la estancia del laboratorio de patronaje.
“Ah, eras tú.” Hori alzó una ceja y se esmeró en quitarse unos alfileres de una pulsera que llevaba sobre su muñeca para comenzar a acomodar los moldes de su trabajo. “¿Qué tal te fue?”
“Las señoras de afuera todavía no han llegado así que no pude comprar nada para el almuerzo, buu.” La chica de aniñadas facciones y cabello anaranjado sujetado en un costado con un moño se resignó a tomar asiento sobre una de las mesas vacías del laboratorio, dejando que sus pies se balancearan levemente en el proceso. “Pero no te preocupes, tengo en cuenta lo que querías comprar para almorzar.”
“Gracias, te debo una. Estoy un poco… atrasado por aquí.” El castaño frunció el ceño y comenzó a ajustar la zona de la cintura del traje con otro par de alfileres. “¿Tú no vas a aprovechar de arreglar algunos detalles o algo así?”
“Nah, hice unas revisiones la semana pasada y supuestamente estaba todo en orden. Cuando empiece la clase nada más necesitaré pasarle la máquina de coser a unos detalles de las mangas que no alcancé a terminar. ” Gudako observó con detenido interés al concentrado Hori antes de volver a hablar. “¿Kashima no va a venir?”
“…No tengo la menor idea.” El ceño fruncido se manifestó un poco más en el rostro de Hori. “Y si es que viene, espero que lo haga con las cosas que le pedí.”
“¡Oh! Lo de los patrones para el encargo de vestuario experimental, ¿no? Tus moldes eran los que estaban con las medidas más exactas de toda la clase.”
“Lo sé. Kashima me los pidió para arreglar los suyos, pero como siempre anda con la cabeza en cualquier otro lado empezó a  olvidar el pasármelos de vuelta y ya estamos prontos a la entrega de ese trabajo.”
“Quizás deberías ir a su casa un día a buscarlos, en el peor caso digo yo.”
“Parece lo más apropiado, pero no sé…  ya veré que hago con eso.” Hori cogió un par de alfileres con la boca para poder utilizar ambas manos con tal de ajustar la caída del vestido. “¿Qué tal se ve?”
“Mm… si tu intención era hacer un traje ceñido al cuerpo de la modelo pues lo lograste bastante bien a mi parecer. Aunque yo le arreglaría un poco la parte del busto, se ve algo-“
“¡MAGNÍFICA!” Interrumpió con un estruendo Kashima al abrir de golpe la puerta del laboratorio. Su cabello despeinado y su tono de voz ahogado le dieron a entender tanto a Gudako como a Hori que la HiME probablemente se había venido corriendo desde su casa.
“Wow, Kashima luces terrible.” Exclamó Gudako al ver a su compañera apoyarse levemente contra el umbral de la puerta. “¿Seguro que te sientes bien?”
“No, porque tengo una resaca del infierno pero es un detalle. ¡En fin!-“ La peliazul dio unas zancadas para llegar hasta Hori, quien mantuvo una expresión de disgusto en el rostro en todo momento. “N-NO ME MIRES ASÍ.”
“¿Y de qué forma quieres que te mire si no respondes los mensajes?” Gruñó. “¿Y qué es eso de la resaca? Estamos a Lunes.”
“Es que me quedé sin batería y erh, bueno- es que ayer el tío de Haru se casó y ella me invitó al compromiso. Y tuve un percance con las coloridas bebidas que servían y de ahí ya no me acuerdo de mucho.” Nerviosa, acercó una bolsa de papel sobre otra de las mesas de trabajo del laboratorio y comenzó a hurguetear en ella.
“Así que por eso Lee-san vino a preguntar por ti en la mañana.” Acotó Gudako fugazmente.
“Cierto, ahora su visita tiene algo más de sentido.” Agregó Hori que desvió momentáneamente su atención del trabajo hacia la peliazul que sacaba montones de papeles de la bolsa.
“¿Eh? ¿Haru vino para acá también?”
“Sí, aunque se fue casi de inmediato cuando le dijimos que no estabas.”

“Mm, seguramente tenía que ver con los mensajes que me dejó en la mañana por el teléfono y no alcancé a mirar. Oh, aquí están…” En un instante, Kashima sacó un montón de trozos de papel mantequilla sujetos por un par de alfileres que no tardó en tender al castaño amablemente. “Perdón por el atraso, pero ahí están todos tus moldes. Te aseguro que no perdí ninguno.”
“Em… déjalos sobre la mesa.” Hori desvió la vista hacia el maniquí haciendo notar que sus manos estaban preocupadas de sostener la tela. “Manos ocupadas.”
“Oh sí, cierto. Qué torpe haha-“ La HiME asintió y colocó los moldes de igual forma sobre la mesa.

“Hey, son la una y media. Iré a darme una vuelta afuera de nuevo para ver lo del almuerzo.” Gudako dio un brinco de la mesa para bajarse. “Kashima, imagino que vas a almorzar aquí también en vez de ir al casino ¿no?”
“Um, resulta que también me atrasé un poco con lo de la revisión de hoy así que me tendré que acaparar una máquina de coser al rato.”
“¿Te compro un roll y algo de beber afuera también?”
“¡Sí, eso estaría estupendo!” Kashima colocó su mochila sobre la mesa para poder sacar su billetera con tal de entregarle un par de billetes a Gudako. “Y si es que puedes, ¿me traes unos dulces de menta también?”
“Claro. Vengo en un rato.”
“Suerte.” Agregó Hori, al ver como la figura de la pelinaranja se desaparecía del laboratorio.
“Es curioso verla de nuevo por aquí,  ¿eh?... pensé que Guda-chin había botado el ramo al final.”
“No, me estuvo contando que en realidad luego de unas vacaciones con su familia se pescó un virus en el extranjero y pasó un período medio complicado para cuidarse.”
“Ouh, no tenía idea.”
“Al menos ahora dijo estar bien y tiene al menos toda la intención de ponerse al día con las materias.“
“Y si algo se le llega a complicar por aquí, estoy segura de que de igual forma le prestarías algo de ayuda. Es propio de ti, Hori-senpai.” Kashima sonrió.
“Tonta, eso es como decir que estoy dispuesto a hacer todo su trabajo.” Carraspeó, sin terminar nunca de acostumbrarse a los cumplidos por su buena voluntad con sus compañeros, algo que nada más hizo acrecentar la sonrisa gustosa de la peliazul que se agachaba en el piso a enchufar una de las máquinas de coser de la sala. 
“Tómalo como quieras~” Canturreó despreocupada.

Llevaban conociéndose desde hace un buen tiempo. Hori Masayuki era uno de los pocos chicos que formaban parte de la clase de diseño textil de Hanasaki U y quien trabajaba además como ayudante del profesor dado su familiaridad con los implementos y sus conocimientos técnicos.
Para Kashima, Hori era un muy buen amigo. Alguien en quien podía confiar incondicionalmente a pesar de que sus personalidades fueran lo suficientemente opuestas. Mientras ella tendía a ser un tanto irresponsable y despreocupada, el castaño tendía a ser centrado y responsable, quien generalmente además se encargaba recordarle los trabajos que a veces se le pasaban por alto o le facilitaba una mano para cualquier consulta.
“Oye Kashima.”
“¿Mm? ¿Qué pasa?” Una vez enchufada la máquina a corriente, Kashima tomó asiento frente a la mesa de trabajo y comenzó a acomodar los moldes de tela que necesitaba coser.
“Es una pregunta algo repentina pero, la verdad es que me hiciste recordar el tema después de ver los moldes.” Hori se quitó los alfileres de la boca y los regresó a la pulsera alfiletero de su muñeca.  “Ese mismo día que me los pediste, me acuerdo que mencionaste que la directora te había llamado a su despacho después de clases y no tenías la menor idea de la razón. ¿Al final que pasó con eso?”
Kashima pegó un ligero brinco en su asiento ante la pregunta. La verdad es que nunca se había cuestionado si realmente su senpai tenía idea acerca del asunto de las HiMES y los rebels, un tema que hasta hace mucho ella también desconocía pero que al acceder ante la persuasión de Miranda, había empezado a familiarizarse lentamente con los términos.
“Ah bueno, sobre ese tema pues…” Kashima miró hacia los lados antes de concentrarse en acomodar el pliegue de tela bajo el pasador de la máquina de coser. Su pie se mantuvo fijo sobre el pedal, sin presionar para evitar generar más bullicio dentro del espacio. “Miranda-san me citó por un asunto de una beca especial.” Soltó, apresuradamente.
“¿Una beca?”
“Sí, algo así. Por ciertas aptitudes digamos que podía apelar a ciertos beneficios y me citó para hablar de los papeleos que debía realizar en secretaría académica para hacerlos válid—“
“Me estás mintiendo, ¿cierto?”
“EH, ¿N-No?” Kashima maldijo que su amigo pudiese leerla con tanta facilidad. “¿Por qué crees que te estoy tomando el pelo, Hori-senpai?”
“Pues porque ya empezamos el semestre hace un tiempo y sería algo absurdo que te hicieran activar una beca a mitad del período, ¿no?”
“Pues… ¿podría ser para el siguiente semestre?”
“Si fuera el caso, la directora te habría llamado a finales de este.”
“¡P-Pero el papeleo académico siempre se demora montones!” Asintió convencida. “Mejor hacerlo todo con anticipación.”
“…Mm”
“Ha, ¡gané!”

Hori volvió a pelear con el maniquí por otro rato antes de volver a responder, aunque su ceño fruncido podía hablar por sí solo.
“¿Y por qué razón te esmerarías tanto en darme la contraria? Es la actitud más clásica que adoptas para querer ocultar algo.”
“GEH-“ Kashima se congeló en su sitio.
“Ya escúpelo.  ¿Tuviste problemas con la directora?”
“Pues-” Kashima tragó saliva y se pasó la mano por el cabello. No, aparentemente no iba a poder seguir omitiendo del tema a su amigo si éste podía presionar en los puntos correctos para sacarle información.  Suspiró.  “Senpai, te voy a preguntar algo que a lo mejor te va a sonar extraño: ¿sabes lo que es una HiME?” Optó por ser completamente sincera.
La respuesta del castaño se hizo de esperar, pero tras unos instantes en silencio mientras se preocupaba de un par de alfileres en su molde, respondió.
“Sí, lo sé.” 
“¡¿L-Lo sabes?!”
“Sí, pero solamente lo más general que se murmura entre algunos estudiantes que están en el campus desde hace años.  ¿La directora te citó para hablar de eso aunque tú llegaste el año pasado a Hanasaki?”
“Ah sí, porque en realidad me propus-“

“Waaaah, me costó montones poder comprar. ¡Pero tachán! Les traigo lo que me pidieron.” Irrumpió Gudako que cruzó por el laboratorio con la comida entre los brazos junto con un par de botellas de jugo. “Ten, senpai.”
“Gracias.” Hori hizo un gesto con la cabeza para que Gudako pudiese dejarlo cerca de la mesa de trabajo.
“Kashima, aquí está lo tuyo también.”
“Oh, thank you Gudako-chan~” Rió la peliazul con cierto nerviosismo al recibir su anterior encargo.
“No es nada.”
“Oi.” Soltó Hori repentinamente.
“¿Uh?”
“Me hablarás mejor del tema después de clases.”
“...” Kashima soltó un suspiró resignado en su fuero interno. Claramente librarse de su senpai no era cosa sencilla. “Sí, ahí te explico mejor.”
“¿Eh? ¿De qué cosa están hablando?” Gudako hizo una mueca y desvió su vista hacia sus compañeros un par de veces con curiosidad. “Ah, no me digan. ¿Van a tener una cita? No se molesten, si quieren ponerse de acuerdo me pueden ignorar sin problema, yo ya tengo novio más que mal haha.”
“¡No, no se trata de ninguna ci- ¡ESPERA! ¿En qué momento saliste con novio? ¡De eso no me había enterado!” Balbuceó la peliazul. “¿Lo sabías?” Preguntó Kashima hacia su compañero.
“No, estoy igual de sorprendido que tú.”
“Ahh, mi culpa. No tuve oportunidad para mencionarlo. “ Gudako hizo un ademán con la mano para restarle importancia al asunto. “Fue en mis vacaciones con mi familia. Fin de la historia.”


Ya habiendo terminado sus clases del día en la universidad, Simon se apresuró en ir a por una ducha apenas llegó a su casa. Hoy, para su mala suerte no había podido ceder su turno en la cafetería con uno de sus compañeros y debía salir a la brevedad para cumplir con el horario.
Colocó en una mochila más pequeña su móvil, sus llaves y su cartera antes de comenzar a buscar por su cuarto el mandil y la camiseta que formaba parte de su uniforme, cosas que no pudo encontrar por ningún lado por más que revisó entre sus cajones y el armario. Con el tiempo en contra, se apresuró en bajar en zancadas por la escalera hasta el primer piso. A esa hora quien solía estar en el comedor viendo la tele o en ocasiones haciendo algunos deberes era Illya, no perdía nada con preguntarle si había visto las prendas.

“Illya, de casualidad no has visto mis—“ Antes de poder terminar de preguntarle a la menor, Simon se petrificó en el umbral de la sala con sorpresa. 
“¿Tus qué? Si vas a preguntar por algo estaría bueno que especificaras del tema, ¿no?” Illya se giró en su silla para quitarle su atención momentáneamente al invitado de la casa: el hombre de largo cabello blanco y un parche en el ojo que Simon había tenido como cliente hace unos cuantos días en el trabajo.  La cara de pocos amigos del sujeto no había cambiado en lo más mínimo desde entonces.
“Uh… ¿Por qué está él aquí?” Simon arqueó las cejas confundido e intentó sonar lo más relajado posible. El aludido Rai en tanto, no se inmutó por la pregunta, limitándose a darle un sorbo al vaso de jugo que tenía frente a él en la mesa.
“Oh, ¿también conoces a Rai?” Soltó la niña. “El mundo sí que es un pañuelo~” Illya meció los pies en su asiento por un par de veces mientras continuaba observando al peliazul. “Digamos que es un amigo.”
“No soy tu amigo.” Acotó instantáneamente el albino.
“Bueno, no lo es, pero digamos que es uno de los contactos mágicos de Illya-chan~” Agregó inmediatamente la rubia.
“Eh… eso no me lo esperaba.” Simon quedó todavía más confundido.
“Pst, mejor te vas al grano.  Simon igual conoce del asunto así que se lo puedes decir de la manera más resumida posible.” Murmuró Illya inmediatamente a su invitado.

Rai se acomodó en su silla y entonces se cruzó de brazos dedicándole una afilada mirada de color azul al otro chico. “Mi nombre es Rai, soy uno de los rebels preparados por Rizembool-“
“¡¿Qué?!” Simon miró con estupefacción a Illya, que no parecía inmutarse por la confesión. “Illya, éste sujeto no debería estar aquí. Sabes bien que tu hermana es—“
“Una HiME. Lo sé.” Interrumpió Rai con el ceño fruncido, en parte porque anteriormente Simon no le había dejado terminar de hablar. “Fui asignado a ella durante un período en el pasado luego de que Nanaya, su primer Rebel, se borrase del mapa. Hoy estoy retirado, por si es que te interesaba saberlo. “
“Ah,  disculpa...” De a poco el color comenzó a regresar al semblante de Simon. “Aunque no termina por dejarme clara la razón por la que te encuentres aquí.”
“Sí que eres lento, Simoooon.” Illya infló las mejillas levemente.
“¡Hey! Que esté retirado no quiere decir que no pueda representar algún tipo de peligro para Haru, ¿ya?” Simon se masajeó el puente de la nariz con pesadez. “Por dios Illya, estamos hablando de tu hermana, ¿no tienes un poco de preocupación por ella?”
“Claro que sí, soy su incondicional partner por lo mismo hehe. De hecho, lo de Rai es un favor que le estoy haciendo.”
“¿Un… favor?”
“Illya me comentó que su hermana había vuelto a ser HiME recientemente, pero que a pesar de ello su condición física era sumamente deplorable al punto en el que incluso tras su prueba se había desmayado.” Comentó Rai.
“Y considerando que si la directora la reclutó otra vez es porque las cosas quizás vayan a ponerse feas, no puedo dejar que mi hermana sea un fideo por ahí enfrentándose a su rebel, así que digamos que por un par de coincidencias le pedí a Rai que le diese una mano para ello.” Agregó Illya asintiendo orgullosa por su labor.
“¿Al menos Haru sabe de esto?” Preguntó Simon con preocupación.
“Mm… ¿algo?, pero no te preocupes. No creo que se lo tome mal, además que lo estamos haciendo por su bien. ¿Cierto, Rai?”
El aludido rodó su único su ojo y soltó un bufido. “Hago esto meramente por querer cumplir con mi palabra, no por otra cosa.”
“No quita que de todas maneras esté preocupado por su reacción…” Simon se distrajo por un instante para mirar el reloj de la sala, lo que le recordó que debía irse volando al trabajo cuanto antes. “¡A-Ah! Lo siento, tengo que irme- hablaremos después.” Dio un par de reverencias con la cabeza antes de coger sus cosas y salir a prisa de la casa. Ya vería la manera de arreglar el asunto de la misteriosa desaparición de sus implementos del uniforme del trabajo. 
Aunque justo al voltear y  encaminarse hasta la puerta de calle para salir,  esta se abrió para darle en toda la cara. “¡Ouch!”
“¿Simon?” Exclamaron desde el otro lado. La cabeza de Haruhi se asomó con unas bolsas en mano mientras las llaves seguían puestas en la puerta. “¡Lo siento mucho, no tenía idea que ibas saliendo!”
“N-No pasa nada.” Simon se sobó la frente con una mano y dejó que la chica pudiera entrar a la casa. “Nos vemos en la noche, voy al trabajo.”
“Que te vaya bien.”
“Por cierto Haru.” Simon volteó una última vez antes de que la HiME cerrase la puerta. “Te están esperando en el comedor con una sorpresa, no te lo tomes a mal. ¡Nos vemos!”
“…¿Ok? Nos vemos.” Haru despidió con una mano a la silueta de Simon que se perdía en la calle antes de cerrar. Cargó las bolsas de compras que había hecho luego de salir de clases y se encaminó en primer lugar hasta el comedor. “Ya estoy en casa.”

“¡Yo, Haru!” Illya saludó sin moverse de su asiento.  “Mira, te tengo un regalo~”
La rubia arqueó la ceja y notó la figura de Rai sobre el asiento contiguo en el comedor. Oh god, no… así que lo del papel y el contacto misterioso que Ryougi le había dado en la boda tenía por responsable a su hermana.
“Rai.”
“Haruhi Lee, veo que no has cambiado nada.” Rai sonrió por lo bajo.
“Veo que tú tampoco.” Haruhi trató de mantener la sonrisa de igual manera a su antiguo rebel, por muy incómodo que fuera. “Okay, todo esto es más que raro pero lo es más que la nota, que imagino que tú me mandaste, decía otra fecha y otro punto de encuentro. ¿Qué pasó con eso?”
“Sobre ese detalle—“
“¡Yo puedo responder eso hermanita!” Interrumpió rápidamente Illya. “Venía saliendo de la escuela y me topé con que Rai justo venía saliendo de la tienda esa de antigüedades que está en la avenida. Como ya sabía que tenían que encontrarse más pronto que tarde, al final decidí invitarlo a tomar algo en casa para esperarte y por eso está aquí.” Hizo una pausa. “Y porque le pedí ayuda con mi tarea de biología.”
Haruhi desvío la vista al rebel que separó los brazos para coger nuevamente su vaso de jugo. Con su silencio, supo que su hermana estaba diciendo la verdad.
“…¿Y? ¿Para qué es todo esto de la junta?”
“Has vuelto a ser HiME, necesitas mejorar tu condición física o no serás capaz de hacerle frente a tu rebel.”
La chica arqueó otro poco las cejas y apuntó con el índice al albino en silencio.
“No, no soy yo. Estoy retirado, por eso es que también estoy aquí.”
“O sea que… ¿quieres ayudar a la que anteriormente fue tu rival?”
“Por temas profesionales, no te imagines otras cosas. Pero sí, estás en lo correcto.”
“¿Y cómo sé que no me estás mintiendo?” Pregunto Haruhi con cierta desconfianza.
“Porque él no ganaría nada haciendo eso.” Acotó su hermana. “Además, lo único que disfruta Rai es pelear y si tiene oportunidad para hacerlo sin interrupciones, va a acceder a cualquier cosa o eso fue lo que dijo Touko-nee.”
Antes de poder decirle a su hermana su opinión sobre sus visitas a la tienda de Aozaki Touko, Haruhi se limitó a hacer una mueca. Era cierto que había vuelto a las filas de las HiMES de Hanasaki y que en general su destreza física nunca había sido de las mejores, pero ahora con en sus años de inactividad había empeorado todavía más y si es que llegaba a toparse con su rebel, quizás… quizás Rai tenía razón en que tal vez no sería capaz de hacerle frente en un combate.
No tenía de otra más que resignarse a aceptar su ofrecimiento si no quería fallarle a los demás.
“Está bien, te creo. Voy a practicar contigo.”
“Bien.” Rai volvió a juzgarla con la mirada. “¿En qué arma te especializabas?”
“Erh- ¿en ninguna? Digo, hace tres años utilicé cadenas y eso, pero nunca me perfeccioné así que debo ser fatal.”
“Entonces empezarás de cero.” Sentenció el ex rebel.
“Uy, se siente el tono autoritario hasta acá~” Siseó Illya, deslizando su mirada de su hermana al albino a medida que dialogaban.
“¿De cero? Espera… ¿y en qué momento quieres—“
“Utilizarás una espada.” Rai hizo la silla para atrás para ponerse de pie. Perdiendo el interés momentáneamente en las dos hermanas, caminó hasta una esquina del comedor donde había un portaplanos de gran grosor apoyado contra la pared. Haruhi no lo podía creer, una wakizashi voló por encima de la mesa y la cabeza de Illya hasta que ella pudo ser capaz de atajarla antes de que golpeara el piso. Mientras lo hacía, Rai sostuvo en su mano una impecable katana negra.

“Wow, ¿no trajiste algo más por ahí?” Illya se levantó de su silla para ir a curiosear el improvisado contenedor de las armas del albino. 
“¡¿Te trajiste unas katanas dentro de un portaplanos?! ¿Quién rayos hace eso?”
“¿Qué? ¿Querías que me detuviesen en la calle por portar armas blancas? Era eso o el estuche de guitarra.” Rai se amarró la funda de la katana sobre su pantalón. “Como sea, empezaremos ahora mismo.”
“Oh sí, buena idea. ¿Te muestro el jardín de la casa? Ahí pueden practicar un rato antes de que la vecina empiece a reclamar por ruidos raros.” Illya fue la primera en retirarse del comedor, seguida en silencio por el ex rebel. Haruhi en tanto miró la wakizashi por un instante en su mano antes de hablar nuevamente.
“Pero acabo de llegar de mis clases y no he almorza—“
“Al jardín, ahora.” Rai le dedicó una afilada mirada a la HiME que esta no pudo pasar por alto. Ah, había olvidado lo mucho que le intimidaba ese sujeto cuando se ponía de malas. Al menos por ahora, podía darse el lujo de decir que estaba de “su lado”… por ahora.
“Ya, ya voy senpai. No te desesperes.”
Juntos caminaron hacia el jardín.


Illya fue la primera en retirarse de los rosales de la mansión de los Vi Britannia luego de la primera hora en la que Haruhi y Rai intercambiaron el choque de ambas espadas durante varias oportunidades. Aunque era divertido reírse de las reacciones tardías de su hermana para bloquear algunos ataques, con el rato se había vuelto algo monótono y además ya estaban a punto de pasar un nuevo capítulo de uno de sus programas favoritos por la tele.

“Honestamente creí que estarías peor pero veo que al menos todavía sabes cómo contraatacar.” Rai bajó el brazo que sostenía su katana para dejar un pequeño receso para la lección. “Aunque si fuera un combate real, al menos ya habrías recibido unos cuantos cortes si es que no al menos una estocada.”
“¿Así es como alientas a los que practican contigo?” Haruhi tomó una bocanada de aire con pesadez. A diferencia de Rai, era indudable que a ella le faltaba más que práctica con el arma. “Sólo tengo una queja, ¿por qué yo tengo una wakizashi y tú una katana?”
“Lo vi más por tema de aptitud.  Una wakizashi es más ligera y manipulable para personas delgadas como tú, aunque por su tamaño y por su filo más pequeño implica que tendrás que mejorar tu combate cuerpo a cuerpo si al menos quieres lastimar a tu oponente sin depender solamente de tus poderes.”
“Así que hasta habías considerado eso también… vaya.”
“Era lo debía tener principalmente en cuenta si necesitaba refrescarte la memoria sobre el combate.”
“Lo aprecio Rai… y espero que sepas que decir eso no es sencillo, en especial porque tú sabes que años atrás tratamos de matarnos mutuamente.”
“¿Nos dejamos sin rencores y así nos facilitamos el trabajo mutuamente?” Preguntó el albino.
“Hecho, al menos ahora sí puedo decir que tienes algo de mi confianza.”
“Es más que suficiente.” Rai meció el brazo que sostenía la katana antes de subirla por sobre su hombro. “Y ya que estamos en plena confianza, déjame decirte que todavía estás fatal para defenderte, tenías muchos puntos descubiertos para ser víctima fácil de cualquiera. Nos veremos mínimo unas dos veces por semana para mejorar eso.”
 “Ouch, tu honestidad duele.”
“Me lo agradecerás si al menos después evito que termines convertida en un colador.” Rai adoptó una pose de combate frente a la HiME y le hizo una seña con una mano. “Ponte en guardia.”
“Oye, ¿puedo preguntarte algo?” Haruhi accedió y desenvainó nuevamente la Wakizashi esperando por el momento en el que un nuevo asalto con el albino diera inicio. “Si tú no eres mi rebel, ¿al menos sabes quién me fue asignado? Porque o sea, podrás estar retirado y todo, pero sigues estudiando en Rizembool, ¿no?”
Rai desvió la mirada por un instante. El inicio del asalto podría esperar por unos instantes más. “No tengo idea, solamente voy a mis clases en la facultad de medicina y ya. Lo único que te puedo confirmar es que al menos no se trata de Nanaya.”
“¿Ah no?”
“Así es. Se ganó una beca para estudiar en el extranjero y lleva allá hace un año.”
“Wow. Al menos es algo menos de lo que debo preocuparme.”
“En efecto, pero tienes algo más importante con lo que tratar ahora.” Los dedos de Rai apretaron el mango de la katana. “¿Estás lista?”
Haruhi inspiró con fuerza para calmarse y sostuvo con mayor firmeza el mango de la Wakizashi. Con esto tal vez podría dar por terminada la jornada de hoy, lentamente comenzaba a oscurecer y temía por su integridad si permitía que Rai se dignase a darle más lecciones a oscuras en el jardín… por no mencionar que tampoco quería estropear las flores que con tanto esmero el pobre Yoite se esmeraba en cuidar.

“Sí, lo estoy. Sigamos por favor.” 

Y nuevamente los filos de ambas armas volvieron a desprender un brillo al chocar.
« Last Edit: September 18, 2016, 03:43:40 PM by Haruhin »


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #199: September 23, 2016, 01:08:49 AM »
Después los iconos.
A un personaje tuve que ponerle por ¨apodo¨ pero necesitaba gente metida allí.

— Chapter  28

La inversión económica para la remodelación tocó cifras de muchos ceros, pero fue completamente necesario hacer ese gasto. Primero, porque la mansión Lancaster necesita lucir como la propiedad de los miembros de dicho apellido y segundo, motivo que tenía mucho más peso que lo primero, su padre lo había llamado para imponerle la remodelación.
A Vincent su padre jamás lo llamaba, ni siquiera para saber si estaba vivo. Así mismo, él tampoco llamaba a Lord Lancaster, pero el hecho de que estuvieran los nietos del señor viviendo en esa mansión hizo que el abuelo se resignara a llamar al tío de los chicos para ordenarle que remodelara la mansión. Así sus queridos nietos (hijos de su difunto hijo el cual era su favorito) podrían vivir cómodamente en el país asiático.
Lord Lancaster despreciaba a los asiáticos porque no veía nada bueno de ellos ni tampoco le interesaba hacer presencia en sus negocios en dicho país. Para el viejo debía ser chocante ver a un montón de jóvenes visual kei y programas de japoneses muy gritones “Ridículos” era como los tildaba. Mismo aprecio y visión que su hijo Richard y su nieto Edward tenían por los orientales.
Y el hecho de que sus nietos estuvieran en Japón le causaba rechazo pero si no había más opción los dejaría vivir una temporada allá pero, por supuesto, con todos los lujos que los chicos necesitasen. Por eso había llamado a Vincent, su hijo menor, para imponerle que hiciera esos cambios en la mansión.

Como era de esperar, Lord Lancaster envió a toda una comitiva de trabajadores para que hicieran la remodelación. Eran tantos y con tanto presupuesto y maquinarias modernas que no tardaron nada en terminar el trabajo.

Ciel se quedó contemplando su “hogar” desde el jardín delantero, sentado en el murillo de la pileta. Se sentía incómodo de haber llegado con sus hermanos y meter en tantos líos a su tío. No era necesario indagar para saber que su abuelo y su tío no se llevaban. Él mismo trataba de evitar a su abuelo. Al mirar hacia la mansión no pudo evitar maravillarse por lo majestuosa de esta y lo imperial que lucía. Todo un edificio que brindaba la palabra Inglaterra en cada piedra de su construcción.

—Ahora si parece un lugar habitable. —
—…— No fue necesario que Ciel se girara para saber quien hablaba. Era su hermano Edward. Había aparecido cerca suyo.
—El establo de cerdos que era antes… Que horror. Suerte que ahora parece digno de humanos. — Lucía indiferente, pero Ciel sentía que sus palabras tenían cierto rencor.
—Deberías ser más agradecido con nuestro tío. —
—¿Y acaso no lo soy? — Lo miró seriamente.
—…— Esta vez, Ciel se le quedó mirando, serio y con desaprobación. Se fijó bien en su, por desgracia, hermano. Edward era alto, de piernas largas, cabellera bien rubia, postura regia. Todo un príncipe de novelas de caballería. La misma imagen de su abuelo en su juventud, la misma imagen de su padre. Si a Ciel le pidieran que describiera a su familia, simplemente apuntaría a su hermano Edward porque todo en él dictaba “Lancaster” prepotencia, hipocresía, falsa humildad, imperialista, clasismo, rubio rubio rubio, ojos azules y gallardo. Ciel, en cambio, se parecía más su tío Vincent, que a la vez se parecía a su abuela… También una Lancaster de apellido pero la dama había recibido la belleza de parte de su línea materna, a la vez. Y es que era cierto, los Lancaster se casan entre Lancaster. —Un poco…— No quería enfrascarse en una discusión con Edward, el rubio era competitivo y jamás gustaba perder. Lo vio tranquilo así que supuso que se dio por vencedor. —A todo esto… Es sorprendente que aún estés aquí. —
—Nuestro abuelo quiere que estemos juntos para fraternizar… — Soltó un suspiro, frustrado. —Si lo dice él, nada puedo hacer. —
—Hn. — Ciel veía eso un poco difícil. Sus hermanos eran muy distintos entre sí. Él mismo no se llevaba muy bien con sus hermanos, siendo el menor de todos. Con Edward eran de los menores y el rubio siempre había sido un molestoso con él, con Henry era un poco más agradable pero de todos modos el modo de ser del, también, rubio le exasperaba. Su hermano mayor, Cain, a veces lo tonteaba con cosas absurdas que hacían rabiar a Ciel (y el mismo Ciel se sentía patético al enojarse por cosas tan tontas) pero después el mayor lo ignoraba y lo hacía sentir inexistente. Sus otros hermanos en Inglaterra no eran muy distintos. A Ciel le había tocado la desgracia de ser el menor y eso lo irritaba.
—Ah. Por cierto. — Edward le revolvió el cabello, sorpresivamente. De pronto pareció… ¿Afectuoso? —Feliz cumpleaños. —
—D-dejame. — Lo miró con reproche cuando se distanció de él —Y todavía no estoy de cumpleaños. Es mañana. —
—¡Pero estuve cerca! —
—Ya. Mejor llévame a clases de una vez. —
—¿Clases? — Edward lo observó confundido, luego recordó. —Ah… Cierto, quedé con nuestro tío en acuerdo de dejarte en las mañanas hasta allá. —
—Acuerdo que no has cumplido ni un solo día. —


Esa mañana los estudiantes de Ingeniería Genética Humana tenían examen y de aquellas cátedras que parecían ser una sentencia a muerte.
Kaneki comenzó respondiendo desde atrás hacia delante y no parecía ver el examen tan complicado pero de todos modos comprendía que las preguntas podían ser capciosas así que las volvía a leer. Ya habían empezado hace un buen rato y no podía evitar fijarse en sus compañeros. No por querer copiar sino más bien porque trataba de encontrar a alguien fantasmal. Su “protegido”, como era de esperar, estaba faltando a otro examen más. Ya tenía pésimas notas por no presentarse a los exámenes y trabajos en clases, a lo más asistía a una que otra clase en el laboratorio. Fuera de que los profesores lo regañaran directamente a él por no ser un buen encargado, Kaneki de verdad que se preocupaba por ése chico.
—No te preocupes, seguro que ahora sí llega. Tengo un buen presentimiento. — Le susurró Kaworu desde adelante. Ken asintió aunque este no pudiera notarlo.
En ese instante, el pelinegro recibió un papel de un compañero sentado cerca suyo. Éste le pedía que le pasara las respuesta. Kaneki pensó en el modo más adecuado de poder ayudarlo ya que el profesor era como Terminator y si lo pillaba…
El chico desesperado que necesita las respuestas hizo el ademán de volver a insistirle pero Kyouya Sata, quien estaba justo detrás de él, le dio una pateadura tan brutal que lo hizo saltar en su sitio.
—¡AHHH! — Gritó urgido.
—¡¿Qué está pasando allí?! — El maestro observó hacia esa dirección con suspicacia.
—N-nada. — Dijo ese alumno, sabiendo que no podía hacerle nada a Kyouya porque era “el puto amo” —Me picó un bicho. —
—Vuelva a distraer a la clase y le bajaré décimas. — Y estuvo a punto de quitarle el examen pero escuchó que alguien golpeó suavemente la puerta. El hombre miró una última vez a sus alumnos amenazándolos con la mirada antes de atender. —Hm… El examen empezó hace mucho… Dudo que logres hacer algo. Te puedo dejar pasar pero… Es imposible que termines todo. Mejor lo rindes la semana que viene, claro que tendrás que hacerlo con otro curso con que tengo clases. — Intercambió comentarios con esa persona y aunque no estuviera convencido. —Ok, pasa. —
—¿Ves? Finalmente si vino. — Susurró Kaworu.
—Oh, Kaworu-san tus presentimientos siempre son precisos. — Le respondió Kaneki desde atrás. 
—Hmm…— Kyouya alzó la vista mostrándose desinteresado con el tema pero al ver que el profesor hablaba con un alumno adelante mientras le pasaba el examen, quedó desconcertado de ver a ese alumno sonreír carismáticamente a ese profesor. No parecía ser el mismo Cain Lancaster que había pulverizado hace unas semanas en la cancha de tenis. El profesor le indicó que se sentirá cerca de Kyouya ya que había un puesto vacío. —…— El rubio se quedó perplejo al notarlo incluso hacer una reverencia al profesor lo cual el maestro aceptó como un acto muy educado y cordial de su alumno. Era demasiado choqueante comparar al tipo mudo, casi depresivo, casi muerto, que despreciaba a los demás seres humanos, con la imagen de chico perfecto y esperanzado que hoy veía. Pero Kyouya notó algo que lo tomó directamente como una señal. Vio que no llevaba ropa casual sino más bien… uniforme de tenis y equipo. Esto era una provocación hacia él, así lo tomó.
Cain se sentó a su lado y, sí, directamente lo miró a él de un modo presumido. Parecía hasta menospreciarlo con la mirada.
—Tsk... Guerra de ricos. — Susurró Yuusuke, que estaba detrás de Kaneki. Kaneki, quien parecía igualmente sorprendido, río disimuladamente ante el comentario de Yuusuke. Él y Yuusuke eran como la prole en un mundo de ricachones y era divertido de todos modos ver como entre ellos había rivalidad.
Tras la distracción, todos volvieron a centrarse en sus exámenes. Pasaban los minutos y mientras iban terminando entregaban sus exámenes y podían salir del salón. Kaworu, Yuusuke y Ken ya se encontraban afuera esperando a los otros.
—Deberían animarse a ir a la fiesta, creo que algo de distracción les haría bien para aliviar el estrés. — Comentó Kaworu a los otros dos.
—No iré. — Dijo directamente Yuusuke. —Ese tipo de eventos no son de mi agrado… Tanta gente en un solo sitio me perturba. — El pelinegro de largas pestañas bajó la mirada, recordando. —Y esa noche iré al monte Fuji a contemplar a acampar. —
—¿Solo? — Preguntó el peligris.
—Sí. Necesito desconectarme de todo. —
—Oh, es una admirable forma de hacerlo. — Kaworu asintió, encantado. Luego miró al otro pelinegro. —¿Y tú, Ken? —
—Eh…— Tampoco era de gustarle las fiestas. Pese a que era muy amable y todo, no era sociable. —No sé. He dejado lectura de mis libros de lado por estudiar así que quería retomar los capítulos que deje pendiente. —
—Minazuki-san no te dejará descansar en paz hasta que lo acompañes. — Kaworu rio divertido.
—Uh… Supongo. — Vio que en ese momento salió Kyouya de la sala. —¿Cómo te fue, Sata-san? —
—A mi siempre me va bien en la vida, Kaneki. — Le dio un golpecito en la frente con un par de dedos. —Por eso te conviene juntarte conmigo. —
—Sí. Soy afortunado por eso. — Sonrió, convencido.
—¿Vamos a Starbucks? — El peligris de ojos rojos miró distraídamente hacia el pasillo, donde un grupo de estudiantes circulaba. Saludó alzando la mano a algunos conocidos.
—Donde sea… Pero necesito cafeína. — Yuusuke se frotó el cuello, sintiendo que toda la carga del estrés le punzaba en esa zona. 
—Yo esperaré a Lancaster-san. — Dijo Kaneki. —Vayan sin mi. —
—Yo también lo estoy esperando, Kaneki. — Kyouya le apretó el hombro. —Te acompañaré. —
—¿Y para qué lo estas esperando tú, Kyouya? — A Kaworu le parecía sospechosa la conducta de su amigo.
—¿Por qué siempre te parece tan extraño que intente ser buena persona? — El rubio lo miró enfadado. No era normal que se molestara con su mejor amigo pero ya de hace un tiempo Kaworu lo venía fastidiando cuando él intentaba de acercarse a este extranjero.
—Precisamente por eso, porque cuando aparentas ser buena gente resulta que terminas haciendo algo maligno. —
—No es verdad. —
—La ultima vez, terminaste por descompensarlo y acabó en la enfermería.
—No era mi culpa que estuviera tan mal cuidado. Es su responsabilidad. Si fuera él, me haría un escáner y exámenes para descartar cáncer. Con lo pálido que es… Mínimo una anemia.—
—¡Sata-san, no digas cosas tan fatales!— Le recriminó Kaneki, preocupado.
—Tranquilo, compañero, sólo son bromas. — El rubio le sonrió dulcemente. A Kaneki era fácil de convencerlo pues ya se veía más relajado. —Esperemos los dos para después irnos juntos a reunirnos con los demás.
—En ese caso, también me quedo. — Sentenció Kaworu, aunque sintiera que Kyouya se fuera a molestar. Era mejor tenerlo vigilado. Vio que un par de chicos se acercaron a ellos. Eran Hibiki y Eishi de Ingenieria Mecatrónica Robótica. Estaban lejos de su departamento y era raro verlos de nuevo dando señales de vida ya que habían estado encerrados en los laboratorios de su facultada. —Hola chicos, tanto tiempo. —


—Hola— Saludó Hibiki. Tuvo que cubrirse la boca cuando soltó un bostezo.
—Lucen cansados. — Observó Yuusuke. No conocía mucho a esos dos pero más de alguna vez estuvieron juntos porque eran amigos del grupo de Kaworu. Yuusuke era el último que se había integrado al grupo de Kaworu.
—Es por el proyecto. — Respondió Eishi, el chico de los cabellos platinados.
—El profesor nos exige mucho últimamente y aunque eso es bueno parece que quiere que acampemos dentro de los laboratorios. — Dijo Hibiki. —Necesitamos café así que vinimos a ver si van a Starbucks ahora para ir todos juntos. —
—Parecen un grupo de nenas. — Kyouya giró los ojos. —¿También van al baño todos juntos? —
—Está de mal humor porque se siente desafiado por Lancaster-san y como estoy arruinando sus planes… Así que lo está esperando quizá para qué cosa.— Apuntó Kaworu, dejando incomodo a su amigo. —Discúlpenlo. —
—¿Lancaster? ¿El chico aquel de apariencia frágil que jugó tenis con Sata? — Hibiki abrió sus ojos mostrando sus orbes azules después de desperezarse.
—ÉSE mismo. El que PERDIÓ. — Destacó el rubio, sonriente.
—Pero jugaba bien…— Comentó Eishi, cuando sintió que Sata lo observaba con una sonrisa maligna. —…—
—Okay, luego nos cuentan como les fue. — Hibiki rio divertido por lo que estaba pasando. Era raro ver a Kyouya en esa postura. —Nosotros nos vamos por café antes que el profesor Tsukiyama nos cace aquí y nos obligue a encerrarnos de nuevo. Suerte que se quedaron unos compañeros en el taller del laboratorio pero de todos modos no tenemos mucho tiempo.—
—Voy con ustedes. — Se apuntó Yuusuke. Al poco tiempo, él, Eishi y Hibiki se habían marchado a por café.
Pasaron varios minutos antes de que saliera Cain del salón, que por lo demás fue el último en entregar el examen. Al salir, notó que esos tres le esperaban. —…— Casi ni los miró cuando pasó por entre ellos ignorándolos.
—Un momento, señor dos caras.— Kyouya le sujetó del brazo impidiendo que diera un paso más. —¿A qué estás jugando? —
—¿Qué? —
—No esperé todo este tiempo aquí para que volvieras a ser la persona desagradable que eres siempre. Mira que sé que lo de antes ha sido una actuación para quedar bien con el profesor. — Le apuntó el atuendo. —¿A poco quieres retarme a un duelo? —
—¿Un duelo? — Cain lo miró de arriba abajo, alzando una ceja. Luego se sonrió extrañamente. —De hecho, pensaba que pdríamos practicar un poco, el día está agradable… Creo que eres el mejor tenista que conozco.—
—…— Kaneki y Kaworu intercambiaron miradas entre ellos.
—Okay. Estás bastante extraño pero no está mal aprovechar el día. — Kyouya le soltó. —Vamos. — Le dijo al inglés, luego miró a Kaworu. —Ves que no hay nada de MALO en esto.  Ahora, largo. —
—Lancaster-san tiene razón, el día está ideal para aprovecharlo y me parece jubiloso que los contemplemos mientras practican. —El chico de ojos carmesí le sonrió a su mejor amigo. No lo iba a soltar tan fácilmente para que estuviera molestando al chico inglés.


—¿En serio no puedes lograr encontrarlo? —
—Si lo busque. Por curiosidad… Y no lo hallé. —
—Hh…—Hiyori soltó un suspiro en resignación.
—Aunque eso fue de hace tiempo. Quizá si me pagas para buscarlo…— Mihael dio un sorbo a su café después de hablar.
—¿Y por qué alguien como tú aceptaría dinero para buscarlo? — Hiyori quedó boquiabierta por esa sugerencia del rubio. —Vi que eres jugador de fútbol en la liga inglesa. Debes ganas bien. —
—Tsk…— El rubio giró los ojos. —Resulta que tengo deudas y no me alcanza. —
—¿¡Tanto así!? — La chica se consternó. Como podía estar tan endeudado si vivía con lo mínimo. Sólo cargaba consigo una única maleta y entendía que los hombres viajaban con poco pero el inglés no tenía ningún lujo.
—¿¡Tanto te importa!? — La amenazó. Parecía ofendido por eso. Se serenó. —Ya. No soy organizado con el dinero, ¿vale? —
—Se nota. — Giró los ojos. Ahora, ella tomó un sorbo de café.

Mihael había llegado el día anterior y por lo visto se había quedado ¨alojando¨ en el mismo aeropuerto. Después de llamarlo unas cuantas veces, al fin le había contestado y como era de esperar el rubio se había hecho de rogar para acceder a juntarse con ella. De este modo, ahora estaban en un Starbucks que no quedaba ni cerca de Rizembool ni cerca de Hanasaki para no verse contaminados por estudiantes de esas universidades.

—Okay… Podría darte algo de dinero, no mucho porque tengo que pagar una deuda. — Y es que parecía que la deuda le aumentaba en vez de disminuir con Yato. La semana pasada, Hiyori había roto un telar sagrado pensando que era un estropajo para limpiar.
—¿Por qué no te consigues otro key? — Se tomó una pausa larga de silencio. La miró seriamente a través de las gafas de sol negras. —Me dijiste que recordaste toda tu vida hace unos días. Deberías recordar que no era la persona más apta para ser tu key. Sí, lo acepto, era inteligente y eso compensaba que no fuera un gran luchador pero  a lo que voy es que era súper poco comprometido. Nunca estaba cuando lo necesitabas…—
—Pero era mi key. — Ella miró a Mihael para luego observar su propio café.
—Pero puede cambiar con el tiempo. A otras de tu especie les paso y no significa que se convierten en mujerzuelas por eso si es que te preocupa el prestigio. —
—¿Siempre dices lo primero que se te viene a la mente o simplemente no eres una persona con tacto? — Frunció el ceño, intrigada por esta reflexión. —Y no es por prestigio ni nada de eso… Sólo que no creo que yo pueda tener otro key. Si no me equivoco, los dos éramos un poco torpes con las relaciones sociales así que comprenderás que para mi no es lo más sencillo del mundo ir seleccionando keys. —
—Ah, verdad. —
—Por cierto, ¿Viajaste a Japón sólo porque te pedí ayuda? —
—No te creas especial. Aquí la vieja esa me paga a veces por servicios así que vengo de ves en cuando—
—¿Vieja? ¿Servicios? — Hiyori alzó las cejas
—La Miranda Lot. —
—Haha— No pudo evitar reir. —No puedo creer que tú…— Se cubrió la boca, pícara. —Seas de aquellos chicos que hacen ¨servicios¨—
—¿Qué mierda pasa por tu cabeza… Depravada? — Puso los ojos en blanco, asqueado. —A servicios me refiero a que Lot me paga por encontrar gente y ella si paga bien. —
—Lo sé, lo sé. Sólo quería ver tu reacción. —
—Ni enfermo me meto con ella. —
—Hey, la directora es todo un icono de feminismo. Además, pese a sus ojeras por exceso de trabajo, es una mujer joven y atractiva. —
—¿Si? Entonces es como la vieja de Scream Queens. Ni te enteras y te apuñala el miembro gracias a su feminismo.—
—…— Ahora, Hiyori colocaba los ojos en blanco por las palabras shockeantes de Mihael. —No es feminazi. Ninguna lo somos. — Negó con la cabeza.
—Oye. Es raro que hayas recobrado tus recuerdos pero no recuerdes que yo era tu Knight. —
—Pareces ofendido por eso. — Lo miró con curiosidad.
—No es como si me importara. — Se cruzó de brazos. —Me da lo mismo. Sólo que es increíble que recuerdes a esa escoria ahora y le des tanta importancia. —
—Como que siempre se llevaron mal? —
—Me tenía envidia…—
—Eh, en fin…— Hiyori se alzó de hombros. —Yo pago hoy. — Sacó su billetera para asegurarse de tener el dinero físico disponible. —Y te iré pagando de a poco por la búsqueda. —
—Okay. — Le clavó el tenedor al pastel de chocolate.
—A todo esto… Lilina se pondrá feliz de saber que estás de regreso. — Le bromeó, sabiendo que Lilina sentía una especie de cariño especial por ése loco.
—Ni loca le digas que estoy aquí. Esa mocosa cree que soy su chofer personal. — Colocó una expresión de asco.
—Que malo con ella. Yo debería preocuparme porque de pronto cruzas por media ciudad con una menor de edad. —
—Ya basta. — Giró los ojos.

...

Esa misma tarde en los laboratorios de Ingeniería Genética Humana, un grupo de chicos se encontraban reunidos en esa zona. Algunos se veían cautivados de estar allí y otros parecían querer irse pronto a sus hogares.
La primera que había llegado era una chica delgada, de cabellos cortos y blancos, que usaba gafas. Ella, como los demás, estaban usando batas médicas. La chica tenía una expresión estoica y no había dicho palabra alguna. Esperó que el último integrante llegara para finalmente romper el misticismo.

—Bienvenidos, todos. — Dijo sin mirar a nadie en específico. Su mirada era fría y poco empática. —Ya saben que estamos aquí porque fuimos escogidos por el Dr. Liebert para conformar el grupo de estudiantes que estarán a cargo de una investigación destinada para los proyectos de los estudiantes de Ingeniería Mecatrónica Robótica. Mi nombre es Phi y soy la representante del Dr. Liebert aquí y por el resto del ciclo. — Phi se acomodó sus gafas, se tomó su tiempo. —El señor Liebert está en estos momentos en su país natal visitando a su hermana por lo que cualquier duda que tengan sobre el proyecto tendrán que hacérmelas directamente a mi. Cuando vuelva, podrán consultarle directamente a él pero en su laboratorio en Rizembool. Ni sueñen con encontrarlo en la universidad porque él no pasa tiempo allí. Tampoco se atrevan a hacer preguntas absurdas porque el tiempo del Dr. Liebert es sagrado. Cualquier pregunta debe ser procesada antes por mi. Si considero que es una pregunta sin futuro, la desecharé. —
—…— Todos guardaron silencio. Esa chica era pequeña en porte pero parecía intimidante. Los integrantes del grupo estaban sentados alrededor de una mesa grande en forma de media luna. Las luces alrededor de esta iluminaban de un color azulino. Phi comenzó a pasar unos folder llenos de documentos.
—Hice un recopilado de la investigación del doctor Liebert y lo que el profesor Tsukiyama tiene por expectativa. En el interior de sus carpetas además encontraran tesis de ambos que serán de interés para ustedes. Agregué también el proyecto de los estudiantes de Mecatrónica y todo lo que pude acceder. Imagino que ellos tienen alcance a más información así que agradecería que la compartieran con nosotros pronto. — Ella observó a un grupo de chicos de esa carrera. Ellos fueron los últimos en llegar. Terminó de entregar todos los folders. —Como verán en su contexto. Aquí todo lo que necesitan encontrarán. No es necesario traer materiales o tecnologías de sus hogares. Sus credenciales no deben perderla porque este laboratorio es restringido para el uso de estudiantes, por tanto en su propiedad tienen una credencial VIP. El que la pierda, no podrá optar a tener otra y por lógica será descartado del proyecto. — La peliblanca entrecerró los ojos. Tocaba la parte aburrida –y absurda- a su juicio. Para ella, era más sencillo quedarse sólo con los número. —Cinco, Éponine, estudiante de Ingeniería Genética Humana. — Phi apuntó a una chica que se había sobresaltado al ser nombrada de pronto. Esta chica tenía el cabello color escandinavo y lo llevaba en dos trenzas largas. —Diez, Marth, de la misma carrera. Trece, Cain de la misma carrera. Los tres de intercambio. —  Fue señalándolos cuando los nombró. Marth era un chico de cabello azulino y ojos del mismo tono.—Conmigo, Zero, serán los encargados de todo lo que tenga que ver con la genética y los procesos mentales que tengan relación con el proyecto de los alumnos del profesor Tsukiyama. — Esos estaban dispersos en la mesa así que tuvo que ir señalando a distintos puntos. Luego se encaminó a un grupo que sí estaban unidos. —Cuatro, Thorn— Indicó a una chica que se encontraba con la mitad del rostro escondido detrás de un mecho de cabello. Ella tenía el cabello negro y el ojo que se le veía era de color rojo. Parecía muy asocial. —Dieciocho, Eishi. Veintiuno Hibiki.  Los tres conforman el grupo de Ingeniería Mecatrónica Robótica y por ende son los encargados de analizar si los procesos de investigación del primer grupo coinciden con su proyecto para probarlo a nivel mecánico luego. — Finalmente, fue hasta el par de chicos que le quedaban. Phi era la chica de confianza de Liebert por su gran inteligencia pero ella no se sentía la más adecuada para ser coordinadora de un grupo de gente. —Tres, Izuru. Veintidós, Hero. Ellos…— La muchacha se tomó un par de segundos. —Son estudiantes del profesor Tsukiyama y el académico ha considerado que estudiantes de Ingeniería Astronáutica pueden ser un gran aporte para este proyecto. — Ella alzó sus hombros, notoriamente no comprendiendo que aporte podrían hacer esos dos. —Tengo entendido que vendrán un par de personas más pero serán accesorios auxiliares para el proyecto.—
—…— Izuru y Hero notaron la actitud de la chica pero no comentaron nada. El primero era un peligris de ojos del mismo tono, aunque estuviera sentado se notaba que era alto. El otro, era un chico de cabello negro y ojos grises, parecía analizar todo con su mirada.
—A continuación, expondré unas diapositivas como introducción a la teoría en la que trabaja el Dr. Liebert. Hipótesis que está mayor detallada en los documentos que les entregué. —
 
« Last Edit: January 19, 2017, 08:37:07 PM by Kana »


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #200: September 28, 2016, 08:05:42 PM »
Vengo en un sec con topes >_ó

17.2


      


Dime que Oikawa está contigo,” habló Souji, ni bien Adachi le contestó.
“Uh… ¿Yo soy tu pareja? ¿Por qué no preguntas por mí primero?”
Tohru, este no es el momento más indicado para tus celos,” su voz sonaba igual de calmada y suave que siempre, pero Adachi lo conocía lo suficiente como para darse cuenta de que Souji aparentaba estar tranquilo en esos momentos. “Necesito hablar con Oikawa.
“¿Estás viniendo para acá?”
Así quedamos en la mañana,” le recordó Souji. “¿Estás con él o no?
“Sí, pero—”
Prende el televisor, ponlo en el 13.

Adachi rodó los ojos, gruñendo por lo bajo pero obedeciéndole al caminar hacia la mesa central de la sala y tomar el control remoto entre sus manos. Presionó el botón de encendido, y la pantalla se iluminó, mostrando un programa de concursos muy estúpido y de pruebas desagradables. Adachi hizo una mueca de asco, y cambió al canal que le había indicado Souji.

Era un noticiero de fama media, haciendo un pequeño reporte sobre un secuestro. Era una nota adicional a las noticias del día, de seguro iba a durar solo unos minutos más. Entre las fotos de los culpables… estaba Oikawa, sin duda era él.

“¿En qué cojudez se ha metido tu amigo ahora?”
Me contó todo en la mañana, pero me dijo que se había solucionado,” dijo Souji. “Conozco a los otros dos chicos, son también mis amigos… estoy intentando contactarlos para ver qué se puede hacer pero quiero que Oikawa se entere primero.
“Carajo, por qué no me sorprende…” Adachi soltó un suspiro. “Espera, voy a levantarlo. Se durmió en mi sofá.”
Corre, por favor.

Adachi se agachó para mover levemente a Oikawa, con el fin de despertarlo.

“Oye, levántate, Souji quiere que veas las noticias,” y lo movió con más fuerza. Oikawa, al abrir los ojos, rodó hacia la izquierda, y terminó cayendo de bruces al suelo. El golpe lo despertó totalmente, y se alzó tambaleando hasta que, finalmente, pudo mantener el equilibrio.
“¿Qué pasó, Adachi-san~?” preguntó, a la vez que se sobaba la cabeza.

Adachi sólo señaló en silencio a la pantalla.

“Oh,” Oikawa se quedó atónito. Su foto de la tarjeta de identificación de Rizembool estaba en el programa, al lado de la foto de su HiME y de Hizumi.
“Mira, estoy seguro de que es como esas notas de perros perdidos que ponen al final de los noticieros,” comentó Adachi. Oikawa le iba a refutar cuando se dio cuenta de que no le hablaba a él, sino al celular que tenía al lado de su oreja.
Yo sé. Pero ya llevan unos cinco minutos hablando de eso, desde que salí de casa… hasta ahora, porque según lo que me dices, sigue al aire. Ábreme, estoy en la puerta.

Adachi colgó el celular, lo lanzó al sofá y caminó hacia la puerta. Al abrirla, Souji le sonrió, y se le acercó y le dio un beso corto de saludo. Lo empujó sutilmente a un lado para ingresar al departamento, y Adachi cerró la puerta tras de él.

“Tooru,” habló Souji, una vez en la sala. Su amigo le estaba dando la espalda, al estar pendiente de lo que transcurría en la pantalla.

Oikawa se giró, y su cara de preocupación y llanto inminente le causó revoltijones en el estómago a Souji. No podía culpar a su amigo por aquella reacción: la situación lo ameritaba. Su puesto de rebel podía estar en juego por la reputación que le daría esta situación a la universidad, y más allá de eso, su beca también estaba en peligro.

“¡S-S-SOU-CHAAAAN! ¡NO SOY UN ASESINO!” gritó, con los ojos vidriosos.
“Eh, las noticias dicen que eres un secuestrad—” corrigió Adachi.
“¡LO MISMO DA! ¡ESO TAMBIÉN ME MANDA A LA CÁRCEL!” lloró Oikawa.
“Tooru, tranquilo,” le dijo Souji, tomando su hombro. “Voy a hablar con Hizumi para ver qué podemos hacer. Le mandé un mensaje, pero como no me ha contestado aún, lo voy a llamar.”
“¿No secuestraste al niño, no?” preguntó Adachi.
“No, el niño quería venirse con nosotros…” dijo Oikawa. “Por eso no entiendo cómo están tegiversando todo.”
“Bueno, la prensa es así. De seguro vieron al tutor llorando y pensaron lo peor: terminaron creyéndole cada palabra.”
“Sou-chan,” Oikawa miró a Souji. “Iwa-chan no puede enterarse de esto.”
“Si ya vio el noticiero, será imposible borrarle la mente. Si no lo hizo, tienes suerte.”
“¡Waaaah!” le lloró Oikawa.
“Voy a llamar a Hizumi,” anunció Souji, y se dispuso a manipular su celular.
“Dudo que ese chico tenga la solución a este problema, Souji.”
“Yo sé, pero aunque no se le haya ocurrido nada, Oikawa, Eureka y él deben discutir sobre esto.”
“¡Ajá!” Oikawa apoyó la moción.
Adachi sólo rodó los ojos como respuesta.

Souji se dispuso a llamar a Hizumi, con esperas de discutir juntos sobre el asunto y buscar soluciones, de ser posible. Encontró el número con facilidad, y luego de marcarlo, esperó unos cuantos segundos a que el exRebel conteste.




¿Aló? ¿Souji?
“Hola, Hizumi. Estoy con Oikawa, acabamos de ver el reportaje.”
Ah… mil disculpas por eso,” Hizumi sonaba frustrado con toda la situación. “Mi amigo prometió que arreglaría todo con el tutor, pero parece que este se zurró en el acuerdo que hicieron. Ahorita está yendo a verlo, para hablar las cosas en persona.
“¿Tú crees que eso será suficiente?”
Espero. No nos quedan otras opciones… tengo unos amigos que se han ofrecido a contactar gente de aquel canal para ver si pueden hacer algo… pero más allá de eso, no veo nada que nos pueda ayudar.
“Qué frustrante, me gustaría poder ayudarlos…”
Gracias, Souji. Por mientras, haz que Oikawa se distraiga un poco. Los llamaré si tengo noticias, ¿sí?
“Okay.”
Cuídate.
“Tú también, mucha suerte.” Hizumi colgó primero. Luego de bloquear su celular, Souji lo guardó en su bolsillo.
“¿Qué te dijo, Sou-chan?”
“Que tiene unos amigos revisando si tienen contactos en el canal del reportaje, pero aparte de eso, nada. Lo único que están esperando es la charla entre el tutor y el hermano mayor, para ver si retira la demanda y si llegan a un nuevo acuerdo.”
“Ojalá,” dijo Oikawa.
“Sí,” Souji se fijó en la pantalla del televisor de la sala, que aún emitía el mismo reporte. “Ojalá.”






 
Kanone le había prometido encargarse del tema.

Y aunque eso debía tranquilizarla, sentía que su ansiedad estaba al límite. La necesidad de estar haciendo algo para ayudar era lo único que corría por su cabeza. Sin embargo, Eureka tenía que aceptar que la situación escapaba completamente de sus manos. Hizumi y ella (junto con Oikawa) dependían enteramente de la decisión final del tutor de Zushi, quien había aceptado hablar con Kanone frente a frente. En esos momentos, Yoite estaba llevando a los hermanos a la casa del tutor.

Quedar a la merced de Leorio se le hacía muy injusto, porque al final, no había sido un secuestro, pero era poner esa versión de los hechos contra la que ya había salido a la luz, y Eureka veía difícil convencer a los medios de que todo había sido tegiversado.

Había sido una nota pequeña de unos diez minutos en total, pero había logrado captar público, porque gran parte de sus amistades le había mandado mensajes por Facebook y Whatsapp preguntando por el tema. En los primeros casos, se había dedicado a explicar la situación, pero poco a poco dejó de revisar su celular y responderles, hostigada con los mensajes.

Jinpachi y Maka la habían llamado, mostrándose sumamente preocupados por Hizumi y ella. Se ofrecieron a ayudar en lo que podían, y Eureka tuvo que contarles, derrotada y angustiada, que ni ella misma sabía bien qué debía hacer. Se sentía atada de manos: en esos momentos, todo dependía de la charla entre Kanone y Leorio y el veredicto final de este último. Estaba segura de que, al final, el tutor demandaría que Zushi regrese con él, y la idea le frustraba. Habían pasado por tanto: entregarle al niño así no más se le hacía demasiado injusto. Pero dejando de lado sus esfuerzos y las peripecias ocurridas, lo que más le indignaba era la idea de ver separados de nuevo a ese par de hermanos: Zushi de seguro estaba muy feliz por encontrarse con Kanone una vez más, y negarle ese derecho de nuevo iba a ser doloroso para ambos.

Se desplomó de nuevo en la cama, sintiéndose peor que antes. Por un instante, extrañó la compañía de todos los inquilinos de la casa: estar junto a sus amigos era mucho mejor que encerrarse a reflexionar sobre el tema y darle mil vueltas al asunto. Todos se habían dispersado a buscar formas de solucionar el problema o de ayudar: Lelouch había ido a revisar si es que tenían algún contacto en aquel medio, Miharu y Ryoji habían ofrecido encargarse de hacerles té, para ayudarlos a calmarse un poco, entre otros.

Soul había insistido en acompañarla, pero ella se había negado, sugiriéndole que en vez de eso, estuviera al lado de Hizumi. Al final, él había accedido con la condición de luego venir a chequearla, y Eureka le agradecía inmensamente por eso: necesitaba tiempo a solas. Su intención había sido descansar un rato más –el cansancio de la trasnochada y la persecusión aún estaba latente— pero sin querer, se había quedado analizando todo.

Un suspiro resignado se escapó de sus labios, a la vez que observaba desganada el panorama de su cuarto. Se incorporó de golpe al escuchar su estruendoso ringtone, y sin pensarlo dos veces, se llevó el iphone al oído luego de deslizar el botón sin prestarle atención a la pantalla.




“¿Aló?”
¿Oikawa?” una voz masculina habló.
“…Eh, ¿no?” Eureka arqueó una ceja.
¡Ack! ¡Soy una bestia!” se quejó el desconocido.
“El celular de él empieza con otro prefijo…”

Eureka no le había prestado mucha atención a su número, pero al menos sabía que sus celulares pertenecían a compañías rivales. En Japón, el prefijo de los celulares indicaba a qué compañía pertenecía la línea, al menos eso había aprendido. Y aunque pagar un poco más por llamar a un número de otra empresa no era un problema serio para ella, prefería ahorrarse ese dinero para cosas más relevantes… como tintes, figuritas y dulces.

Lo sé, estoy revisándolo ahorita y tienes razón,” el chico suspiró. “No sé por qué me confundí y marqué el tuyo, jaja. Eureka Suoh, ¿no?
“…” Okay, eso era muy raro. Su paranoia le llevó a pensar lo peor. “¿Eres de la prensa?”
Ah, no,” Eureka se permitió un pequeño suspiro de alivio. “No tengo nada que ver con los medios… aunque quería hablar con Oikawa en relación al reportaje pequeño en el que aparecieron.
“¿Quién eres?”
No te puedo decir,” el desconocido rio. “Si lo hago, me meto en problemas~
“…Ya, okay. Bueno, es tema de Oikawa, así que adió—”
¡ESPERA! ¡NO CUELGUES!” le rogó. 
“No tengo nada que hablar contigo y me da miedo seguir con esta conversación—”
Te tengo una propuesta.
“No voy a aceptar nada de extraños.”
¿Te haría sentir mejor que te de mi nombre?
“¿…Supongo? ¿Igual no pienso hacerte caso?”
¡Qué cruel~~!
“Uh… ¿Tú le harías caso a algún extraño?”
Depende de lo que me proponga. Más aún si estoy desesperado… y creo que tú sí lo estás.
“¡Eeek!” Eureka chilló, y el extraño soltó una risa.
Le di en el blanco~~ Yay~~
“Pero no entiendo. ¿No querías hablar con Oikawa?”
Pues sí, pero tú tienes dinero, y él no… así que mejor es hablar contigo.
“¿Quieres dinero?” Eureka se quedó boquiabierta, al unir las piezas del rompecabezas. “¡Ahhh! ¡E-Eres un extorsionador!”
¡NO!
“Ya tengo suficiente con la posibilidad de irme a la cárcel, ¿por qué todo está en mi contra?”
¡Hey, no! ¡No es así! ¡Cálmate!” sus palabras, sin embargo, fallaban súbitamente y no conseguían lograr su cometido.
“¡¿QUÉ HICE MAL?!”
NADA—
“AHHHH”
Escucha, quiero ayudarte con eso.
“¿Con mi sentencia? ¿Ahora eres un abogado?”
No vas a ir a la cárcel, Eureka,” la voz firme y segura del extraño, contra todo pronóstico, la relajó un poco. “Bueno, no si aceptas que te ayude, jeje,” el chico rio. “Y no, no soy un abogado.
“¿Qué eres? No… ¿Quién eres?”
Mm… soy Dios. Bueno, no el original, decir eso sería pecado.
“…”

“…”
Okay, no lo soy. Bueno, un poco, creo…
“Voy a colgar, ahora sí. Un gusto, Di—”
¡ESPERA!” gritó el chico, deteniéndola justo antes de presionar el botón para terminar la llamada. “Tengo los recursos como para probar que Hizumi, Oikawa y tú no secuestraron a nadie.
“¿Eres un detecti—? ¿Sabes qué? No me respondas. Ya no quiero nada, de seguro esto es una broma de muy mal gusto y al final todo va a ser por las puras—”
¿Cómo sé sus nombres, entonces?
“Estuvimos en las noticias por diez minutos.”
¿Tú número?
“…No sé, ¿suerte? Probaste varias combinaciones y le chuntaste.”
Tengo el número de Oikawa y también el de Hizumi,” el chico hizo una pausa, y Eureka escuchó un tecleo veloz del otro lado de la línea. “Acabo de mandártelos en un mensaje.

Eureka alejó el celular de su oído para revisar lo que le decía el desconocido. En esos instantes, una notificación apareció en la parte superior de su pantalla: era un mensaje de texto con un par de números. De pura curiosidad, revisó el primero en la lista de contactos y lo comparó con el de Hizumi (el que más se acordaba). Efectivamente, se trataba de su celular.

Se todo sobre ustedes tres. Todo de todo. Sobre tu puesto de HiME, el divorcio de tus padres. Sobre Lelouch, tu pareja, el hijo de un funcionario inglés. Sobre Hizumi y el tema de su hermano mayor, Oikawa y—
“¿No que no eras un extorsionador?” Cualquier otra persona se enfocaría en lo escalofriante que era escuchar detalles muy específicos sobre su vida pero, por algún motivo que no podía descifrar, prefirió prestarle atención a un tema muy curioso. Hizumi nunca había mencionado a su familia, más allá de Kiyotaka como su apoderado. “No, espera… ¿Qué pasó con Hizumi y su hermano?”
Eso lo iba a discutir con él, pero como no tiene dinero ni el contacto que necesito, no lo llamé.
“Cada vez te entiendo menos. ¿Qué es lo que quieres exactamente, ‘Dios’?”
Awn, me llamaste ‘Dios’, qué linda~
“Prefiero eso a no tener ningún nombre con el que llamarte.”
Seven.
“¿Seven?”
Mi nombre. Seven. Zero. Seven.
“Okay… Seven, entonces,” Eureka soltó un suspiro. Esta conversación estaba quitándole varios años de vida. “¿Qué se te ofrece?”
Puedo encargarme de limpiar sus nombres, a cambio de una suma de dinero determinada y un poco de tu ayuda con… otra cosa.
“¿Cuánto dinero?”
Mm… ¿Dos mil dólares? Estoy de buen humor.
“…” Pedirle tal suma a su mamá la delataría, y en la vida le pediría un centavo a Cross.
Te garantizo al cien por ciento que quedarán libres, con disculpas públicas, y que encima, Zushi podrá vivir con Kanone.
“Wow, estás enterado de todo.”
Tenía que informarme bien antes de llamar, ¿no?
“Cierto,” Seven tenía razón. “¿Y… quieres la suma de golpe? ¿Osea, asap?”
Ah… puedes dármela en partes, si te sirve como otro garante de que no te voy a estafar. ¿Cuánto podrías darme ahorita?
“…Uh… tengo como mil y tantos en mi cuenta, pero debe durarme hasta fin de mes,” Eureka hizo un esfuerzo de recordar la última vez que había revisado el estado de cuenta de su tarjeta de débito… había sido hace una semana y media, o al menos eso creía. Esperaba no equivocarse, porque usualmente le pasaba que tenía un número en mente y a la hora de comprobar, su balance era mucho menor de lo que esperaba.
¿Quinientos? Y me ayudas más con el otro tema.
“…La última vez que ayudé a alguien terminé en las noticias como secuestradora.”
Oh, no, no voy a pedirte algo tan arriesgado como eso,” le aseguró. “Es simple: necesito conocer a alguien.
“¿Alguien?”
Una persona en especial. Oikawa es su amigo, y por eso quería llamarlo a él, pero me conviene matar dos pájaros de un solo tiro contigo.
“…A él no le ibas a pedir ni un centavo.”
Ajá~ A diferencia de ti, su familia es de clase media— bueno, por el lado de su papá, su mamá gana bien… ¡Ah! ¿Crees que le puedas pedir un autógrafo?
“¿Eh?”
Dile a Oikawa que quieres un autógrafo de su mamá. Ella es escritora, así que ese autógrafo debe valer oro. No estoy al tanto de quiénes son los escritores más vendidos últimamente, pero estoy seguro de que sacaré algo de ese autógrafo pase lo que pase, de eso no hay duda~
“…” Eureka se demoró en darse cuenta de la solución rápida al tema del dinero. “Seven.”
Dime.
“¿Te puedo dar el autógrafo como parte del pago?”
Sí, supongo. Buena idea,” Seven rio. “Te aviso si es que completa los dos mil. Peeeero, eso no quita que necesite tu apoyo con lo otro.
“…Ya.”
Quiero que te hagas amiga de cierta persona, y me la presentes…
“¿Por qué no la conoces tú por tu cuenta?”
Porque hay algo muy delicado que quiero discutir con esa persona. Tengo que darle una noticia, y si yo me hago su amigo por mi cuenta, puede que lo tome como que sólo lo hice para hablar sobre eso. En cambio, si me presentas como tu amigo, es otra cosa. Puedo decir que fue una coincidencia, que yo no le buscaba.
“…Huh, mira tú,” Eureka hizo como que le entendía.
Es muy, muy importante para mí,” le confesó. “No diría que es de vida o muerte porque no lo es… pero me serviría de mucho.
“Mm-hmm, okay,” Eureka asintió, por más de que Seven no la veía. “Te ayudo. Suenas desesperado como yo, Seven.”
Jaaaa~ ¿tal vez sí? ¿tal vez no? Quién sabe~
“Pero… para eso voy a tener que verte cara a cara.”
Ah, no hay problema.
“¿En serio?”
Sí.
“Wow. No sé por qué pensé que no reaccionarías así,” dijo Eureka. “Supuse que te negarías a mostrar tu cara.”
Tiene sentido, pero… nadie me reconoce, no me hago bolas,” contó Seven. “Bueno, Eureka, debo colgar. Si fuera tú, llamaría a Kanone ahorita, para pedirle que se de media vuelta y no hable con Leorio. Ya está llegando a su destino.
“¿Cómo sabes…?”
Soy omnipresente, como Dios Padre Todopoderoso que está en los cielos, Amén.
“…”
De hecho, gracias a eso, te sacaré de apuros,” Seven sonaba muy confiado de sus habilidades. “Este es mi número, así que guárdame en tus contactos. Tú misma te darás cuenta del momento en que arregle todo, pero… cualquier cosa, llámame.
“¿Cómo hago con lo del amigo de Oikawa?”
Mm, no hay chiste en que te diga quién es. Sé que Oikawa es tu rebel, y desde ya, va a ser difícil que conozcas a su grupo por ese simple hecho, pero creo que cuando lo veas… te darás cuenta de quién hablo.
“¡No me dejes más misterios!”
Hagamos una apuesta. Si lo adivinas en menos de una semana, ya no me pagas. Ni autógrafo, ni nada… aunque conste que ese autógrafo te puede sacar de apuros.
“Ajá.”
Si no adivinas… mm… no se me ocurre ningún castigo— No sé, ¿me pagas el doble? Pero eso es muy estúpido… quería algo más feo.
“Eso es horrible, Seven.”
¡No! ¡Debes sufrir más! ¡No pain no gain!” se quejó Seven. Hizo una pausa, en la que se quedó meditando en voz alta con onomatopeyas muy curiosas. “Mm, no, estoy completamente en blanco. Si se me ocurre algo luego te diré.
“No pretendo hacerlo.”
¡Pero que adivines es más divertido que yo te diga!
“…Sí, pero me estresa.”
¡La vida es así!
“¿…En serio no me puedes decir? Tengo la cabeza en otro lado y dudo que logre adivinar antes de la fecha límite.”
Mira, buscaré un castigo que no sea monetario. Creo que eso te da menos problemas.
“Cualquier cosa es mejor,” admitió. Y aunque no comprendía por qué le estaba siguiendo el juego a este extraño, optó por restarle importancia: otra preocupación más en su vida ya estaba de más.
Eso es debatible,” dijo Seven. “Bueno, estate atenta al canal en el que pasaron tu reportaje, ahora sí debo irme.
“Gracias, Seven.”
¡De nada! Más tarde hablamos— ah, no, espera. Falta algo muy importante.
“¿Qué cosa?”
No puedes mencionarme. Si tus amigos te preguntan, di que tú misma solucionaste todo. No digas nada sobre mí, ¿sí?
“¿…O…kay?”
Sólo por seguridad.
“Bueno,” iba a ser difícil explicarlo de cualquier forma. ‘Hey, un extraño me llamó y ofreció sus servicios de… ni sé de qué son, para ayudarme, por eso todo está solucionado ahora,’ sonaba igual de bizarro que decir que ella misma había arreglado el problema.
Gracias, en serio. Me encantaría contarte todo, pero estoy con las manos atadas. Tal vez en un futuro…
“No hay necesidad, no te preocupes,” le dijo Eureka.
Mm-hmm. Hablamos luego, cuídate.
“Sí, tú también.”

Lo primero que hizo luego de colgar fue abrir su lista de contactos y llamar a Kanone. Cruzó los dedos, esperando el mejor de los escenarios: Kanone aún no llegaba a la casa de Leorio, y por ende, aún podía detenerlo.
La llamada se cortó, llevándola a la casilla de voz, y Eureka soltó un chillido de frustración. Abrió el Whatsapp y tecleó lo más rápido que pudo: tal vez Kanone ya estaba discutiendo las cosas con el tutor pero aún no habían llegado a un acuerdo.

¯\_(ツ)_/¯: Kanone, no le hagas caso a Leorio
¯\_(ツ)_/¯: ya arreglé todo

La espera, por más corta que fue, se le hizo interminable. Dejó el celular en la mesa de noche, y se echó en la cama, intranquila y llena de ansiedad. No le sorprendía la posibilidad de tener un ataque de pánico en esos momentos: al contrario, era muy probable que pasara de un momento a otro.

Su celular sonó una vez más, y Eureka se lanzó a revisar: eran las respuestas de Kanone.

Kanone Σ(;Φ ω Φ): lo siento! No escuché tu llamada
Kanone Σ(;Φ ω Φ): qué hiciste?
¯\_(ツ)_/¯: uh… ya lo solucioné.
Kanone Σ(;Φ ω Φ): qué?
¯\_(ツ)_/¯: no vayas a hablar con leorio,,
¯\_(ツ)_/¯: todo va a salir a la luz en un rato
Kanone Σ(;Φ ω Φ): no entiendo nada
¯\_(ツ)_/¯: confía en mí
¯\_(ツ)_/¯: por favor

No sabía si, en el caso de encontrarse en los zapatos del exRebel, aceptaría y confiaría en ella, pero esperaba que Kanone fuera contracorriente y le hiciera caso. Era pedir demasiado, pero necesitaba que lo conversado con Seven sea certero. Que funcionara, y que lo hiciera ya, para detener a Kanone.

Kanone Σ(;Φ ω Φ): okay
¯\_(ツ)_/¯: gracias!

Bloqueó su celular y lo dejó a un lado.





   

   
     

“¡Eu!”
“¡Eureka, despierta!”

Parpadeó unas cuantas veces, un poco desorientada y aún con el peso del cansancio de todo el día. Se incorporó en la cama, y observó que Hizumi y Soul estaban parados a su lado: todo indicaba que ellos habían sido los que la estaban moviendo para despertarla.

No recordaba haberse dormido: en un momento estaba convenciendo a Kanone de que no hablara con el tutor, al otro, revisaba sin parar el canal del reportaje en busca de alguna pista relacionada a lo que Seven le había prometido.

“No vas a creerlo, pero…”
“Mejor es que lo vea. Enséñale, Hizumi,” habló Soul.

Hizumi cogió el control remoto que estaba en la mesa de noche, y lo alzó, apuntándolo al televisor para encenderlo. Buscó rápidamente el canal del noticiero.

Eureka se quedó fría, observando anonadada lo que se mostraba en la pantalla.

Era un fragmento grabado del CCTV del local de la boda, específicamente, el momento en que ella y Oikawa habían ingresado a la cocina y Zushi había corrido a saludarla. Mostraba unos cuantos minutos de ello, y luego, cambiaba a otra grabación: esta vez, del momento en que todos corrían al taxi, incluido el niño. Ambas filmaciones se repetían, sin dejar paso a la parrilla normal de programas de aquel sábado.

“Está así desde hace diez minutos,” comentó Hizumi. “No muestra nada más que eso. En las redes sociales hay un debate sobre esos videos, preguntándole al canal si sabían de la existencia de estos antes de mostrar el reportaje.”
“Hay gente que cree que han sido manipulados pero… según lo que me dice Hizumi, eso es lo que pasó.”
“Sí,” la escena aún estaba fresca en su memoria, considerando que había ocurrido hacía menos de un día. “Wow…”
“¿Quién fue? ¿Quién está haciendo esto?” se preguntó Hizumi, en voz alta. “No es que no esté de acuerdo, de hecho, le agradezco, pero…”
“¿Alguien le ha avisado a Kanone?” preguntó Eureka.
“Oh, sí, lo llamé hace un rato,” dijo Hizumi. “Está viniendo para acá.”
“¿Sabes si llegó a hablar con Leorio?”
“Creo que no— bueno, nos dirá todo cuando regrese.”

Era un alivio saber que no había sido estafada. Al menos esos dos mil dólares no se irían al tacho, puesto que con estas grabaciones, la duda ya estaría implantada en los medios, las autoridades y la opinión pública.

Ahora faltaba el asunto del tutor: aún no tenía noticias de ello, así que imaginaba que en el transcurso del día, Seven resolvería eso también.

“Eu, ¿sabes quién hizo esto?”
“…Uh…” Las palabras de Seven se repitieron en su mente y, de repente, se encontró a sí misma negando con la cabeza a una velocidad que de seguro le daría torticolis. “¿No?” dijo y su voz se quebró de los nervios. Eureka carraspeó, mirándolo a los ojos. “Eh, n-no,” dijo, más calmada.
“¿No?” Soul arqueó una ceja.

Hizumi la observó por un buen rato. Le esbozó una sonrisa muy misteriosa, y Eureka tragó saliva.

“Aquí hay gato encerrado~”
“¿De qué hablas?” Eureka intentó hacerle la loca.
“Eu,” Soul rodó los ojos. “Estás escondiendo algo. Creo que nadie más te conoce mejor que nosotros dos… bueno, excepto Haruhi.”
“Sí, Haruhi creo que nos gana por un poquito.”
“¿Y Lelouch?”
“Nah,” Hizumi rio. “Y no te hagas la viva, ya sé que quieres cambiar el tema,” el exKnight se cruzó de brazos, con el ceño fruncido.
“Alguien me ayudó,” admitió Eureka. “No tiene sentido que lo siga negando.”
“¿Quién?”
“No puedo decirlo,” Eureka suspiró. “La persona me pidió que mantuviera su identidad en secreto.”
“¿Es algún amigo tuyo?”
“No. No lo conocen.”

‘Ni yo lo conozco’, pensó.

“Mm… ¿un pariente?” dijo Soul.
“No intenten adivinar, no les voy a decir.”
“¿Desde cuándo hay secretos entre nosotros?”
“Hizumi,” Eureka le sonrió. “Intentaste esconder lo de Kanone y Ryoji, ¿te olvidas?”
“¡Eeek!” Hizumi saltó del miedo. “¡Okay! Okay, tú ganas. Tienes derecho a tener tus propios secretos.”
La HiME sintió un inmenso alivio al escuchar aquellas palabras. Eureka siempre había sido de compartir todo con sus amigos, hasta el más mínimo detalle de su vida. Pero por algún motivo, por más de que no había sentido miedo hacia Seven, si estaba segura de que el simple hecho de mencionarlo sería peligroso. No confiaba para nada en el extraño, y suponía que sólo actuaba con su pago en mente, así que tal vez parte de su trabajo implicaba el anonimato.

“¡…Ha…! ¡Ha…!
“¿Ha?” Hizumi la imitó, confundido.
“¡HA-HACKER!” gritó Eureka.

Se sentía sumamente idiota al haberse demorado tanto en cuadrar todos los datos que tenía sobre Seven, pero al parecer, finalmente le había dado en el blanco. Ese oficio –si podía llamarlo así— explicaba desde las grabaciones, hasta la gran cantidad de datos que Seven tenía sobre Hizumi, Oikawa y ella. Todo encajaba.

Eureka se hizo una nota mental de que, cuando volvieran a conversar, le preguntaría de todas maneras acerca del tema. Tal vez no sólo era un hacker, sino también un espía o un agente.

…Después de todo, luego de conocer a Kanone y a Ryoji e interactuar con sus colegas de trabajo, ya nada le parecía raro.

“…Sí, es obvio que un hacker fue el que publicó esos videos,” dijo Hizumi.
“¡Soy una estúpida!” Eureka golpeó su frente con la palma de su mano, frustrada consigo misma.
“…Eso no te lo niego, pero… ¿por qué dices eso ahora?” Soul estaba igual de confundido que su mejor amigo.
“¡P-Porque—!” 

La interrumpió el estruendoso sonido que emitió su puerta al ser abierta de golpe. Saltó de la cama por acto reflejo, quedándose parada al borde de esta y al lado de sus amigos.

Kanone y Ryoji ingresaron a la estancia, visiblemente preocupados.

“¡¿Alguien me explica qué está pasando?!” Kanone alzó las manos en el aire, demandando respuestas. A su lado, Ryoji saludó en silencio a Hizumi y al resto.
“¿Dónde está Zushi?” preguntó Hizumi.
“Está con Yoite, en la sala,” contó Ryoji. “No queríamos traerlo acá, porque… Kanone—”
“Quiero hablar contigo, Eu,” Kanone lo interrumpió.
“¿Conmigo?”
“El tutor no quiere ir a juicio por la custodia de Zushi, y ya retiró la demanda,” contó Kanone. “Y aunque te estoy muy agradecido… siento que hay algo muy extraño aquí.”
“Justo hablábamos de eso con Eu,” dijo Hizumi. “No hay forma de que ella sola se haya encargado de esto.”
“Es lo mismo que yo pienso,” dijo Kanone.
“¿Tanto les preocupa la manera en que lo hice?” se quejó Eureka.
“Sí,” Kanone la miró directamente. “Nos preocupa. Porque por pensar en nosotros puede que te hayas metido en un lío peor, y como te gusta cargar todo el peso sola, no me sorprendería que lo quieras esconder a toda costa.”
“Kanone, no es así…”
“Eu,” la voz suave de Ryoji le brindó parte de la calma que necesitaba. “Estamos preocupados por ti, eso es todo.”

Y estaba claro para ella: se veía en los ojos de sus amigos y en sus intentos de ayudarla de cualquier manera. Pero no podía arriesgarse.

“En serio no puedo hablar sobre esto,” dijo Eureka. “Aprecio mucho que se preocupen, y me alegra haberles ayudado, pero… tengo un poco de temor de lo que pueda pasar si les cuento siquiera un detalle al respecto.”
“¿Estás en peligro?” Habló Kanone.
“…No lo sé,” confesó.

Hasta ese entonces, no había tomado en cuenta la gravedad de las palabras de Seven. Quizá se estaba equivocando y no había necesidad de ser tan precavida, pero prefería hacerlo de todas formas en caso de que si fuera necesario. Seven, por más de que haya sonado amigable y confiable, seguía siendo un completo extraño para ella, y no sabía hasta qué punto podía pasarse de lista con él. Existía la probabilidad de que mencionarlo ante Kanone y el resto no tuviera consecuencias, pero no se arriesgaría de ninguna manera. Lo que Seven había mostrado en el canal era suficiente como para intuir de que él tenía a su disposición grandes flujos de información y no le costaría nada enterarse de que ella había abierto la bocota.

Recién allí, horas después de la conversación, la preocupación la empezaba a carcomer. Seven era un desconocido y aunque había cumplido con su parte, no tenía idea de qué demandaría a cambio. Era cierto que había pedido dinero y un favor, pero podían ser simples mentiras.

Quería meterse un puñete. Lo merecía, por su actitud despreocupada e impulsiva, por su idiota manera de solucionar el problema sin detenerse a reflexionar un poco y pensarla dos veces. Al final, se había metido en más apuros.

Y no podía pedirle ayuda a nadie, porque implicaba ponerse a sí misma y al resto en peligro.

“Lo siento, pero necesito un tiempo a solas, por favor,”
“Pero—”
“Prometo que luego les contaré todo.”

Hizumi fue el primero en reaccionar, asintiendo con una sonrisa y retirándose del cuarto en silencio.

“Acá nos tienes para cualquier cosa, Eu,” le dijo Ryoji, antes de irse junto con Soul.

Kanone fue el único que no tenía indicios de querer moverse de su sitio.

“Kanone…”
“No pienso irme hasta que me digas qué hiciste.”
“¿Qué más da? Ya se arregló todo—”
“No sirve de nada si tú te has metido en más problemas por eso.”
Eureka ródo los ojos. “En serio no puedo contarte nada. Hacerlo me pone en más peligro, de hecho.”
“¿Estás segura de eso?”
“Sí, y me encantaría explicártelo más a fondo, pero me temo que no puedo. No sé que pueda pasar si lo hago.”

El exRebel la observó sólo por unos instantes, pero la intensidad de su mirada le hizo pensar que el momento fue eterno, y Eureka no pudo evitar la incomodidad que la invadió. Era muy posible que su amigo estuviera leyendo cada uno de sus pensamientos, con lo fácil que le era descifrar lo que corría por su mente.

“…Okay. Pero ni bien te asegures de que no corres peligro, por favor, cuenta conmigo,” Kanone colocó su mano en su hombro, intentando demostrarle su apoyo.
Eureka mostró sorprendida, pero asintió, posando su mano encima de la de él. “Gracias,” le dijo, con una sonrisa.

Él meneó la cabeza, y se retiró en silencio, cerrando la puerta tras de sí.

Eureka volvió a recostarse en la cama.

Su mente no dejaba de trabajar a mil por hora, dándole vueltas al asunto del hacker y de lo que debería hacer de ahora en adelante. Su consuelo era que, en el caso de que estuviera en apuros, sus poderes la ayudarían… por más de que sentía que no era correcto usarlos en personas normales. Sin embargo, su vida estaba antes que eso, así que sus acciones se verían justificadas de alguna forma.

Su celular volvió a sonar, causándole pánico de sólo pensar en la posibilidad de que fuera Seven quien la estaba llamando. Llena de miedo, tomó el celular entre sus manos para revisar la pantalla. Estuvo a punto de soltarlo del temor y de la frustración de tener mala suerte, pero presionó el botón para contestar y se lo llevó al oído.
 
“¿Aló?” El temblor de su voz fue más notorio de lo que esperaba: Eureka se mordió el labio inferior, enojada con esa muestra de debilidad y miedo. Era imposible que la persona al otro lado de la línea no se percatara del temor que sentía, pero esperaba que no fuera así.

Tal vez Seven era despistado.
Tal vez.




¿Estás bien?” Seven sonaba preocupado, lo que la sorprendió de gran manera. “Disculpa si no es el momento correcto. Ví que estabas sola así que pensé que no habría problemas en llamarte.
“…” Eureka demoró un tanto en procesar sus palabras. “¿‘Viste’?”
Sí, hay una cámara de vigilancia en el techo, ¿nunca la habías notado?

La cámara en forma de domo había estado delante de sus narices y nunca, nunca la había visto.

“¿Me estás viendo ahorita?”
Sí.
“Woah, ¡hola!” Eureka le saludó con la mano, sacándole la lengua en un gesto infantil. Sin embargo, su expresión se agrio al darse cuenta de un pequeño detalle. “…No me observas en todo momento, ¿no? Cuando me cambio y eso—”
Sólo lo hice para ver si estabas sola, no te preocupes,” Seven le aseguró.
“Okay, genial. Pero no entiendo… ¿Para qué pondrían cámaras de vigilancia en esta casa?”
Supongo que es por seguridad, considerando que es la casa de los hijos de un funcionario inglés y todo eso.
“Mm, tiene sentid— ¡WAH!”

Otra vez había caído en su juego.

“Seven, tengo una pregunta muy estúpida que hacerte, pero podría calmarme un poco así que la hago igual,” empezó, luego de una corta pausa. Felizmente, el chico le había dado un tiempo para ordenar sus pensamientos.
Okay.
“¿Puedo… confiar en tí?”

Era, como ella misma había dicho, la pregunta más idiota que había formulado en mucho tiempo. Uno simplemente no va y le dice ese tipo de cosas a desconocidos, más aún si se trata de gente tan poderosa como Seven lo era. Pero en esos momentos de incertidumbre y de pánico total, era la única forma que había encontrado de otorgarse algo de paz a sí misma. Y la respuesta de seguro no le iba a servir de nada: Seven podía mentir, después de todo. Pero un ‘sí’ le daría al menos un poco de tranquilidad, por más momentánea que sea.

¿Por qué preguntas?
“Primero respóndeme, luego te explico.”
Uh… pues supongo que sí. Voy en serio con lo que te he pedido como pago, no pienso pedirte más que eso.
“Mm…”
Hablo en serio. Sé lo raro que debe ser para ti haber sido contactada de esta manera, y me hubiera gustado que nos conociéramos en otro tipo de situación, pero como verás… mi trabajo no es normal. Y tu problema tampoco lo era,” Seven sonaba muy sincero, lo que la ayudo a tranquilizarse. Respiró hondamente, haciendo un esfuerzo por dejar de lado su paranoia y aquel inminente ataque de ansiedad que se avecinaba.
“Eso es cierto,” admitió. “Más bien, tengo dos cosas que decirte, antes de que tú empieces… Eh, mencioné que alguien me había ayudado. No dije quién, ni cómo, pero eso. Lo siento, no sé qué es lo que tienes en ment—”
Bueno, esperaba que no dijeras nada, pero con tal de que no menciones mi nombre, normal. De todas formas, creo que no cuesta nada imaginarse qué pude haber hecho,” Seven rio. “Esos videos lo dicen todo.
“Eres un hacker, ¿no?”
¡Ajá~~! Al fin adivinaste.
“Soy un poco lenta…”
Lo eres~
“Bueno, ese era el otro tema.”
Cool. Ahora, me toca. Ya lo discutimos, pero no está de más decirte que ya resolví el problema. El tutor debió hablar con Kanone hace una media hora, más o menos. Ya no hay demanda, y los medios se disculparán en breve, supongo.
“Sí, me contó. Gracias por todo.”
Además, no sé si revisaste las redes sociales, pero hay un video circulando del amigo de Zushi contando que él vio todo y que es cierto lo que salió en el video del CCTV. Lo impulsé, y se volvió viral, por más de que la noticia no es así de conocida.
“A veces siento que todo esto es exagerado, pero luego recuerdo que no sé cuánta gente se ha enterado de esa nota…”
Pues sí tuvo audiencia. Pero tampoco fue un escándalo de magnitud nacional, porque el canal es de fama media, así que tranquila. Igual, aún si hubiera sido el caso, ya está todo solucionado. El lunes podrás ir a clases con toda la tranquilidad del universo.
“Sólo espero que la rectora de mi universidad no me cite por eso o algo…”
Bueno, dejé en claro que tú no tuviste culpa de nada, al igual que Hizumi y Oikawa, así que lo dudo.
“Tienes razón, mejor no me preocupo por eso.”
¡Exacto!
“Gracias de nuevo, Seven.”
No hay de qué~ Ahora… enfócate en lo del amigo de Oikawa, por favor. Eso me importa más que el dinero, realmente.
“¿Quieres resolver eso antes?”
Sí. Osea, creo que ya habíamos quedado en un adelanto pero no me molesta si te toma más tiempo mandármelo. Lo que sí, dale prioridad a lo otro.
“Eso avanzaría más rápido si me dieras una pista.”
¡Gah! ¡Pero no es divertido!
“Si estás apurado, no debería importarte la diversión.”
Ehhh~ no seas tan aburrida,” se quejó Seven. Y aunque no tenía idea de cómo era su apariencia, imaginó que estaba haciendo un puchero en esos instantes. “No, no estoy apurado, realmente.
“…Estuve a punto de sacártelo,” Eureka fingió un llanto, que le sacó una carcajada a Seven.
¡A punto! Pero por nada del mundo me pierdo esa apuesta. Aún no he pensado en tu castigo… debo recordarlo luego. A todo esto, ¿tienes un plan?
“Voy a ser la mánager temporal del equipo de vóley de Rizembool, así que ahí conoceré a parte de sus amigos.”
¡Oh! Eso suena muy conveniente. Veremos qué tal te va.
“Veremos.”
Hey, espera. ¿Cómo vas a entrar a Rizembool?
“Oikawa me dijo que podía meterme y hacerme pasar como estudiante de allí… pero eso fue antes del reportaje.”
…En el que salió que eras de Hanasaki.
“¡Mierda!” Recién se daba cuenta de ese pequeñísimo detalle. “¿Qué hago? Podría… usar una peluca y algo…”
Pensé en hacerte una ID falsa, pero la excusa de que te hayas cambiado de universidad por este asunto no tiene sentido. Rizembool también se vio involucrado por Oikawa.
“Exacto… Pero dudo que él se rinda tan fácil cuando ya encontró a alguien para que haga de mánager. Luego te cuento cómo le hicimos.”
Suerte. Más bien, ya que ahora tienes trabas, tendré un poco de misericordia. Te mando una foto mía, estoy seguro de que con eso ya te soplé quién es.
“¿Cómo voy a sacar quién es la persona que buscas a partir de tu foto?”
Piénsalo un poco y te darás cuenta.
“¿…Okay?”
Te la estoy enviando por mensaje de texto.

Eureka apartó el celular de su oído para observar la foto que le había enviado. Era el selfie de un chico pelirrojo de ojos miel y lentes a rayas, que parecía ser de la misma edad que ella y portaba una sonrisa muy despreocupada.

“Wow. No sé cómo te imaginaba, pero no te imaginaba así.”
¿Eso es bueno? ¿Malo?
“No sé, aún lo estoy procesando,” Eureka rio, y Seven no demoró en sumársele.
Bueno, más que eso no puedo hacer.
“…” La HiME aún no entendía como esa foto la ayudaría a descifrar quién era la persona que buscaba Seven, pero asintió en silencio.
Ni bien veas a los amigos de Oikawa, me cuentas que tál te fue,” le pidió.
“Okay, entonces… hablamos luego.”
¡Cuídate!
“Gracias, Seven.”
No prob~

Y aunque se quedó un poco más tranquila con esa conversación, Eureka pretendía no dejar de lado sus sospechas. Se le hacía más pertinente estar alerta que dejarse llevar y confiarse, por más de que Seven no parecía peligroso.

Pero le era más fácil decirlo que hacerlo. Era la segunda vez que le seguía la corriente sin querer: el chico tenía una increíble habilidad de persuasión; y sea o no sea a propósito, lograba ganarse su confianza sin que ella misma se diera cuenta.

No dejaba de sorprenderle lo fácil que se le hacía olvidarse por unos instantes de que eran desconocidos.

Debía ser muchísimo más cuidadosa.

   
         


El café, a simple vista, se veía repleto, y Allura consideró enviarle un mensaje a Garnet preguntándole si podían cambiar de punto de encuentro. Para cuando reaccionó, ya había ingresado, y supo que no tenía de otra cuando intercambió miradas con uno de los mozos.

“Bienvenida a Anteiku,” le dijo. “¿Mesa para…?”
“Cuatro,” le respondió Allura.
“Okay. Dame un segundo, llamaré a un mozo libre,” el mozo de cabellos castaños se perdió entre las mesas. A lo lejos, lo vio hablando con otro mozo, quien asintió y corrió hacia ella.
“Sígueme, por favor,” el chico le sonrió tímidamente. Se giró, y empezó a caminar, Allura yendo detrás de él.

El mozo la llevó a una mesa libre en el fondo del café. Mientras tomaba asiento, Allura le agradeció, y le contó que el resto de personas de su grupo tardaría en llegar unos minutos. Le prometió llamarlo cuando estuvieran completas, y él asintió, para luego irse a atender a otra mesa.

Se cruzó de brazos, apoyándose en la mesa y alternando su mirada entre el ambiente del local y la puerta. Su espera terminó siendo muy corta, porque al cabo de unos minutos, la campanilla de la entrada empezó a sonar, y su amiga entró junto a dos jóvenes, quienes suponía eran Rose y Pearl. Las tres atrajeron la atención de los comensales, a quienes de seguro se les hacían llamativas por sus razas y sus características. Allura sabía muy bien lo difícil que era vivir en Japón: las actitudes discriminatorias hacia los extranjeros eran nimiedades, pero igual se notaban y no dudaba de que Garnet y su grupo habían pasado por lo mismo que ella.

Garnet la divisó a lo lejos, y le sonrió, caminando hacia ella junto a sus amigas. Una vez cerca, Allura se levantó para saludarlas. Intercambió un abrazo con Garnet, que duró unos cuantos instantes.   

“Pearl, Allura,” las presentó Garnet.
“Gracias por tu disponibilidad,” le dijo Pearl, ni bien Allura y Garnet se separaron. Pearl le extendió la mano, y Allura la aceptó, estrujándola amablemente.
“¡No hay problema!” le aseguró, muy alegre. Y la verdad es que era cierto: justo andaba libre, y no le molestaba en lo absoluto ayudar a las amigas de Garnet. Si existía la posibilidad de salvar a alguien del destino que le deparaba, gustosa pondría de su parte para hacer un cambio.
No deseaba que alguien más pasara por lo mismo que ella había vivido.

“Rose, Allura,.
“Allura, es todo un placer conocerte,” Rose le esbozó una sonrisa honesta, luego de estrujar su mano. “Disculpa las molestias.”
“No te preocupes,” dijo, mientras todas tomaban asiento. “Garnet me contó… sobre tu problema.”
“Sí, aunque ya he tomado una decisión, si te soy sincera,” le confesó Rose.
“Rose—”
“Déjala hablar, Pearl,” interrumpió Garnet. Pearl se veía conflictuada, pero al final, decidió ceder, luego de suspirar y cruzarse de brazos.
“¿Quieres hacerlo, no? ¿Quieres ser HiME?” le preguntó Allura a Rose.
“Sí.”
Allura asintió. “Okay. No vine aquí para disuadirte… la verdad es que si lo consigo, sería genial, pero sé que lo más probable es que salgas de aquí con las mismas ganas de hacerlo, o incluso más. Sólo quiero contarte un poco de mi experiencia, para que tengas una mejor idea de lo que sucedió en el conflicto pasado y como, de seguro, será este.”

El mozo –Kaneki, se llamaba— se les acercó justo en esos instantes para tomar el pedido. Luego de indicarle lo que deseaban pedir –la mayoría optó por pedir un espresso cargado junto a un postre de su elección—, el chico se retiró, dejándolas solas de nuevo.

Allura tomó aire, aprovechando para despejar su mente de los malos recuerdos que habían resurgido sin previo aviso. Felizmente, ya había pasado tiempo, y la terapia que Hanasaki le había otorgado le sirvió de mil maravillas… pero a veces se le venían imágenes de momentos exactos que prefería olvidar.

Al exhalar, decidió que lo mejor sería empezar de cero y contar todo, no sin antes prepararlas un poco para lo que se venía.


« Last Edit: May 29, 2017, 12:57:35 AM by Eureka »


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #201: September 29, 2016, 08:07:31 PM »
Muero... worst month ever... sólo una parte más... *corre a estudiar*

27.3.


"..."
"..."

Pasó más de un minuto en completo silencio, con la HiME y el Rebel mirándose fijamente. Youmu se notaba inquieta y lista para pelear de ser necesario, pero ella no evitaba sentirse fuera de lugar porque aquella rara presencia se mantuvo completamente inmutada. No mostraba emociones, ni tenía intenciones visibles de comenzar una pelea. Sin embargo, estaba ahí, en plena propiedad privada, luego de haberle buscado. Y por ser su Rebel, no podía bajar la guardia.

"..." Youmu frunció el ceño. No podía mantenerse tranquila en ese incierto silencio. Necesitaba respuestas. "¿Qué haces aquí? ¿Cómo has venido desde dentro del hogar?" tensó su expresión. "Vienes para pelear, ¿no es así?"
"..." Él siguió mirándole, inmutado.
"¡Oye-!"
"Vengo para analizar, y entender," finalmente contestó. Mantuvo su inexpresión y monotonía, sin demostrar cualquier intención de iniciar un ataque. Aquella respuesta sólo sirvió para confundir más a la HiME.
"¿Ah?"
"Tú eres mi HiME, y tengo entendido que eres a quien debo vencer en una batalla. Por ello mismo, he decidido presentarme ante ti, para comprender precisamente qué se espera de mi rol, y cuál es el significado del conflicto en las escuelas. Así de simple. Comprendo que mi intrusión a una residencia no es tolerable bajo condiciones normales, aunque he sido explicado que ello es irrelevante en mi situación."
"..." Youmu le miró con incomprensión. "¿Me estás preguntando a mí? ¿Es que acaso no te han explicado tu misión en Rizembool?"
"Vine para escuchar el otro lado del asunto, y para analizarlo de manera más profunda. Me han dicho sobre los avances y la supremacía de Rizembool, sin embargo, aquello no parece justificar las acciones en contra de Hanasaki. Presiento que existe una gran falla de lógica," él alzó su mirada a los árboles cercanos. "Pude haber llegado hacia ti sin necesidad de entrar al edificio, ahora que lo analizo... Como no eres la única HiME presente, mis sentidos se distorsionaron."
"¿T-tú puedes sentir a las HiMEs...?" Youmu se alarmó. Ello sonaba extremadamente inconveniente, pero se tuvo que recordar que ese Rebel sólo iba a arremeter contra ella... aunque sin duda seguían siendo malas noticias.
"..." el Rebel mantuvo su mirada a los árboles, inmutado.
"Tsk..." la HiME se molestó. Ese Rebel estaba actuando con demasiada indiferencia. Tampoco podía creer cómo meditaba sobre la pelea como un completo tercero, sin tener responsabilidad alguna. "Debes estar bromeando."
"..." el pelinegro regresó a mirarle.
"¿Entender la situación? ¿Sacar lógica? Eres un Rebel, y como tal, es casi un insulto oírte decir ello."
"..." esperó a que se explicara.

Mientras tanto, Jakob se encontraba escuchando la conversación desde las escaleras, usando la puerta entreabierta como escudo para no interrumpirles. Hasta el momento, había podido notar que ese Rebel no había llegado con intenciones bélicas, pero no por ello se quedaría así, sobre todo por la HiME que le había tocado...

"Este ataque de Rizembool no tiene sentido alguno. Si bien muchas guerras transcurren principalmente por la falta de fundamentos lógicos, esta rivalidad es el extremo. No hay punto de los Rebels de atacar, y a las HiMEs sólo nos toca frenarlos antes de que lastimen a otras personas. Pero no debería estar diciéndote todo esto," comprimió sus puños. "Si escogiste ser un Rebel es porque no te importó la lógica y decidiste obviar todo por tus propios caprichos."
"..."
"Y es por eso que no te dejaré llevar a cabo tu rol," Youmu invocó sus espadas y se puso en posición de ataque. "No te saldrás con la tuya. Es mi deber detenerte."
"...ya veo."
"..."
"Sea un evento ilógico, continúa siendo un tema muy importante para los involucrados.  No tenía previsto pelear, aunque ahora comprendo que no tengo otra opción."
"..." Youmu se tensó. El Rebel mantenía su inmutabilidad, pero sus brillantes ojos rojos empezaban a desconcertarle.
"Pero, pese a la falta de lógica, comprendo lo más importante. Tu misión es derrotarme. Mi misión es pelear contra ti. Al final, lo primordial es seguir nuestras respectivas órdenes. Y con respecto a tu observación sobre mi 'decisión' de ser un Rebel..." él empezó a caminar lentamente hacia la HiME. "Yo no tengo la elección. Ser un Rebel es la propia definición de mi existencia."
"¿Q-qué dices...?" Youmu se confundió. ¿Qué podían significar esas palabras?
"Y revelarme ante mi existencia acarrearía mi final. Mi muerte. Sería un completo desperdicio..."

Repentinamente, esa figura corrió con una extrema rapidez hacia la HiME. Youmu se sorprendió porque su oponente le enseñó una velocidad sobrehumana que ella tuvo que evadir con un salto. Aquel frente a ella no tenía armas, pero se notaba que poseía grandes habilidades físicas. No podía tener consideraciones ni bajar su guardia. Esos ojos fulminantes y aura peligrosa le indicaban que era un enemigo formidable.

La HiME preparó sus armas y corrió para atacarle. Contó con su capacidad de agilidad para tratar de sorprenderle del mismo modo que este le había sorprendido a ella, pero se extrañó al ver que el Rebel le esperó de pie y mirándole con indiferencia. Estaba completamente desprotegido, lo cual le dio nervios a Youmu, pero ella continuó con su ataque. Entonces, cuando sus espadas estuvieron por alcanzar a su oponente, este realizó un movimiento muy veloz con una mano para agarrarle de una muñeca, levantarla y lanzarla a metros de distancia. La peliblanca se quedó congelada porque el otro supo precisamente qué movimiento hacer para neutralizarla e impedirle que le llegue a alcanzar con sus katanas.

Con la lanzada, Youmu terminó estrellándose contra varias de las cortinas. Los rieles de metal no le sirvieron de buenos amortiguadores y terminó cubierta con telas encima. Sintió temor y se sacó las cortinas para ver que el Rebel había dado un salto y estaba por aterrizar encima de ella para propinarle una patada. Los rieles caídos y sus cortinas le impidieron recoger sus espadas y con las justas pudo saltar para esquivar el ataque desde arriba.

Ella miró con shock cómo el impulso y fuerza de su Rebel bastaron para que este atravesara el piso y causara una gran destrucción acompañada de una densa nube de polvo.

...




“¡AHHH!” Shoyo gritó al oír el estruendo. Toda la enorme casa se estremeció considerablemente. Justo estaba por tomar las escaleras junto con su equipo de limpieza. “¿Q-qué fue eso?”
“No… no puede ser…” Sora se torturó. “Sí es un Rebel…”
“Tenemos que huir de inmediato,” dijo Kytes, preocupado. “Aunque hay que avisar a todos.”
“No te preocupes por el resto,” Tomaj se encogió de hombros. Claramente era el menos alterado del grupo. “Nadie se queda inmóvil luego de un ataque de este tipo. Todos van a huir. Más bien hay que apurarnos para no bloquear las escaleras.”
“Hm, buen punto,” Ryo sonrió.
“¡AAHHH, no estén tan relajados, es raro!” reclamó Sora. “¡Estamos en una situación de emergencia!”
“Pues algunos de nosotros tenemos las intenciones de no morir de un infarto antes de la tercera edad,” Tomaj sonrió con ironía.
“¡Oye!”
“Además, hace tres años éramos Ryo y yo los terroristas que atormentaban a otros, ¿o lo has olvidado?”
“E-eso no cambia la situación…” justo entonces, los dos vieron a Larsa y Osaka correr hacia ellos.
“Ah, Solidor, justo estábamos recordando cómo causábamos desastres de este tipo,” dijo Tomaj, entretenido. Larsa le miró con leve cansancio antes de dirigirse a todos.
“No se queden quietos, tenemos que huir,” les reclamó.
“Ihh, sí, vimos a un Rebel saltar por balcones que me miró brevemente,” Osaka se sobó los brazos. “Me dio escalofríos. Se veía feroz.”
“¿E-en serio?” Sora palideció. Para que Osaka tuviera miedo de un Rebel…
“Pero, ¿y Youmu?” preguntó el pelinaranja.
“Entiendo que estés preocupado por ella, pero no vas a poder ayudarle,” dijo Kytes. “No sabemos de lo que este Rebel es capaz. Primero hay que ponernos a salvo.”




“…” Youmu se impresionó por la enorme fuerza que aquel Rebel. Si era capaz de atravesar un techo hecho de cemento con tanta facilidad, ¿qué podría hacerle si siquiera le alcanzaba? Ella bajó su guardia muy brevemente mientras la nube de escombros le cegaba, y estuvo a punto de pagarlo muy caro.

Una de sus espadas fue lanzada desde el centro de la nube de polvo hacia ella. La peliblanca se asustó y apenas la pudo evadir, pero recibió un corte en su brazo derecho. De inmediato, su otra espada también fue hacia ella a gran velocidad, y por recién encontrarse aterrizando, no tuvo inercia para evadirla y esta estuvo por clavarse en su propio rostro. Pudo reaccionar y de inmediato se concentró en invocar sus dos armas de regreso a sus manos. Aquello funcionó para impedir que su propia arma le fuera a lastimar, y se hizo la nota mental de nunca volver a dejarlas descuidadas.

Izuru caminó fuera de la nube que empezaba a deshacerse. Seguía inmutado, y aparte de una leve suciedad en sus ropas, estaba completamente inmutado luego de aquel ataque.

“…” este le miró fijamente. “¿No deseabas atacarme?”
“…” Youmu frunció el ceño. No era que no tuviera ganas, pero ni sabía cómo podía hacerlo. Su oponente había demostrado saber precisamente qué hacer para contrarrestar cada una de sus acciones.

Ella no pudo formular alguna estrategia porque el pelinegro nuevamente se impulsó a gran velocidad para atacarle. Youmu sabía que sólo le tocaba evadirle hasta encontrar una apertura.






“Por aquí,” dirigió Cho a todo el grupo. Corrían hacia las escaleras ya que no dejaban de sentir temblores venir desde arriba. Para que eso estuviera ocurriendo debía significar que ese Rebel tenía un gran poder físico, o empleaba explosivos. Sólo esperaba que Youmu estuviera bien.
“Temimos que alguien hubiera sido afectado por el leve derrumbe. Menos mal que ocurrió en un pasillo abandonado,” comentó Komaeda, animado.
“Me cuesta creer que estás de nuestro lado…” dijo Roxas, inconforme.
“Vete acostumbrando, él es raro,” Kibi se encogió de hombros.
“¿E-eh?” el Rebel se inquietó.
“No les hagas caso, yo estoy feliz de verte,” Nio le sonrió. “Ha sido mucho tiempo.”
“Ahh, me alegro oírlo de ti, pequeña.”
“Wow, sí que este grupo es variado,” Marisa se vio sorprendida.
“Mientras más variado, mejor,” Yuyuko se alegró. “Hmm, pero ese mayordomo nunca regresó… me pregunto si estará bien.”
“No te preocupes por él, seguro que sería el último de nosotros en caer,” Dakki sonrió y movió una mano para restarle importancia. “Y no es que quiera que sea el caso, pero deberías preocuparte un poco por tu desabrida HiME.”
“Ah, mi Youmu estará bien, es muy fuerte,” la pelirrosa sonrió. “Y si su Rebel termina siendo aún más fuerte, pues… ¿quién se muere en la primera batalla? Sé que no debo preocuparme.”
“¡Ohohoho~♥!”
“E-ese fue un comentario muy optimista…” Alexei se extrañó.
“Uhhh, yo estoy muerta de miedo…” comentó Ayesha, torturada.

Todos terminaron llegando al primer piso, y luego de cruzar la entrada a la casa, salieron por las puertas principales hacia el patio frontal. Ahí pudieron observar a todos los demás mirando hacia el techo desde una prudente distancia a la casa.









“Ah, ya todos han salido,” Hotaru se vio aliviada y junto con Reimu y Tomo se acercó al grupo de la HiME y el Rebel. “¿Se encuentran bien?”
“Sí,” Cho asintió y sonrió un poco. Su amiga siempre había sido tan dedicada por el bienestar de todos. “Me alivia verte bien. Temía que no fueras a oír nada desde la lavandería.”
“Estaba en el primer piso con Tomo y Reimu, eh…” ella se incomodó. “Vimos a un ser extraño saltar de un árbol… al parecer sí resultó ser un Rebel.”
“Tranquila, todos terminamos viendo algo, pero ocurrió tan rápido que no nos pudimos comunicar,” le dijo Komaeda, sonriéndole amablemente.
“Ehh…” Hotaru asintió incómoda. Le costaba acostumbrarse a la presencia del Rebel. No lo pudo creer cuando Tomo y Osaka se lo habían comentado en plena limpieza.
“¡Pero yo no lo vi! ¡Eso es injusto!” exclamó Tomo, furiosa. “¡Ni que Hotaru y Reimu fueran HiMEs para que me excluyan! ¡Y ni quiero ser excluida, maldición!”
“¡Yo también lo vi!” exclamó Nio, levantando una mano con entusiasmo.
“¡AAHHH, y tú recién has sido introducida en este capítulo! ¡Demando justicia!” Tomo vio cómo Ayesha abrazó a Nio de un lado como quien quería protegerla de la ira de Tomo. “¡Y deja de pretender que tu hermanita es más frágil que el vidrio y que las mujeres no podemos hacer nada en la vida!”
“Tomo querida, tranquila, te estás desviando del tema~♥” Dakki sonrió entretenida.
“Si te hace sentir mejor, nosotras también llegamos tarde y no vimos al Rebel,” Kibi se encogió de hombros. “Pero en verdad espero que esto no sea un complot de gente de Hanasaki.”
“No lo sería porque yo no lo vi en ningún momento,” Alexei sonrió incómodo. No entendía toda la charla, pero simplemente les seguiría el juego.
“Huhuhu, quizás es porque no eres tan protagonista, Tomo…” Reimu rió por lo bajo.
“Hehe,” Marisa lo encontró gracioso.
“¡Déjame en paz!” reclamó la exPrincess iracunda, quien miró a Marisa. “¡Y tú no la acompañes que todavía me caes bien…!”

Entonces…

“¡Cuidado!” exclamó Osaka, aterrada, desde el grupo a más distancia de la casa. Todo el grupo se quedó congelado y se voltearon, para ver que un golpe del Rebel en la azotea causó severo daño a la fachada de la casa, y no tardó en desplomarse encima de ellos.

Si bien el derrumbe fue una sorpresa, la mayoría actuó lo suficientemente rápido como para salirse del camino. Dakki y Kibi fueron rápidas en saltar fuera del área y Reimu y Marisa las siguieron de inmediato. Tomo se quedó sorprendida y necesitó que Alexei la jalara para correr. Las hermanas Altugle miraron impotentes a los escombros, pero Jakob apareció para agarrarlas a las dos y salvarlas con rapidez. Yuyuko tomó un poco en moverse al no ser muy atlética, pero sus nervios de hierro le permitieron mantener la calma para decidir qué hacer. Cho se estremeció y Komaeda la agarró de un hombro para usar la teletransportación y salir ambos del peligro.

“…” Roxas se había quedado quieto para observar por si alguien necesitaba de su ayuda, cuando entonces notó que Hotaru se cayó al intentar correr. Unos escombros iban hacia ella y fue para darle el alcance pese a que ello podría ponerle en peligro también. “¡Hotaru!” le extendió su mano para tratar de jalarla y de ganarle al derrumbe.
“…” ella se asustó y tardó en responderle. Para cuando agarró la mano del rubio, iba a ser muy difícil para Roxas poder jalarla y salir ileso, pero felizmente alguien llegó a darle una mano.
“¡Senpai!” Urashima jaló de un brazo de Roxas con todas sus fuerzas ni bien Hotaru se aferró. El recién llegado demostró tener bastante fuerza para poner sacarlos a ambos, y los tres se cayeron hacia atrás con las justas evadiendo el derrumbe.

“…” Cho se quedó en blanco. De un momento a otro, había aparecido de pie en una rama de un árbol cercano, donde tenía una vista sobre todo lo que ocurría. Notó que su hermano estuvo a punto de ser impactado, pero justo llegó un desconocido a auxiliarle. Verle a él y a Hotaru fuera de peligro le hizo respirar profundamente.
“Yo también me alegro, hubiera sido terrible si algo les fuera a ocurrir por un evento tan desafortunado e inconveniente…” comentó Komaeda al costado de ella.
“…” la HiME se estremeció un poco. El susto le hizo olvidarse momentáneamente del Rebel. “Ehh… ¿q-qué ha pasado? ¿Esto es teletransportación? ¿T-te puedes teletransportar?”
“Ah sí, lo descubrí ayer en la noche, ¿no es simplemente una gran fortuna?” Komaeda sonrió y sus ojos brillaron. “Es muy útil, y ahora lo sabes así que este conocimiento te puede servir mucho en nuestra próxima pelea.”
“O-oye…” Cho no sabía cómo tomarse las palabras de su supuesto némesis. Tenía ganas de reclamarle por tomarse las cosas con tanta libertad, pero al mismo tiempo, le acababa de hacer un favor al sacarla del peligro. “Eh… g-g-gracias… no pude reaccionar bien, y me salvaste…”
“Como te lo dije, somos compañeros, y un accidente de este tipo hubiera sido muy lamentable para nuestros crecimientos personales.”

El Rebel le sonrió y la HiME dio un pesado suspiro. ¿Cómo podía esa persona ser tan multifacético sin hacer esfuerzo?

“…” por su lado, Osaka se había quedado en shock. La casi tragedia la dejó congelada mientras los demás habían optado por acercarse a los otros. Tampoco entendía cómo así ese chico apareció justo en el momento preciso. “¿Ko…Kotatsu?”
“Osaka…” Horikawa se apareció a su lado, con una sonrisa amigable.
“¡Ahh!” ella dejó escapar un corto grito al verse sorprendida. “¿Eh? ¿Tú también, Hori…Hori…?”
“Horikawa,” él asintió y junto sus palmas en señal de súplica. “¿Podría pedirte un favor?”

“Uh…” Hotaru se levantó adolorida del piso, y entonces, Tomo se acercó para agarrarle de los hombros y sacudirle. “¿E-Ehh?”
“¡Maldición, no me asustes así!” reclamó Tomo. “¡Despiértate, no dejes tus días de Meister de lado y ten cuidado!”
“T-Tomo… ehh, perdón…”
“Oye, no seas dura con Hotaru,” dijo Kibi, haciendo un puchero.
“Además tú necesitaste que alguien te jalara, ohoho~♥” Dakki se cubrió la boca.
“¡Cállate! ¡Y sé que hubiera podido escapar de todas formas!”
“Pero dejando eso de lado…” la pelirroja miró a cierto desconocido. “¿Quién es este chico?”

Las miradas de todos se posaron en Urashima, quien repentinamente se sintió incómodo. Notó a Roxas mirarle luego de comprobar que todos se encontraban bien.

“Eh, ehhh…”
“¿Qué estás haciendo aquí?” preguntó Roxas, todavía sorprendido. Él frunció el ceño. Sabía que había algo muy raro en su repentina aparición. “¿Cómo así has venido?”
“¡E-Eso no es importante ahora!” Urashima exclamó con tanta intensidad que hizo al otro retroceder un paso al no haberlo esperado. “¡Vi que ingresó una persona muy peligrosa a este lugar y la seguí! ¡Es obvio que algo ocurre! ¡Dime qué es y les ayudaré! ¡Puedo pelear si es necesario! ¡Casi te ocurre algo malo y no puedo dejarlo así!”
“U-Urashima…”
“Un momento, tranquilízate por favor,” le pidió Alexei. “Es evidente que hay un peligro, pero no puedes lanzarte a este por más que sepas pelear.”
“¡Pero-!”
“Para que llames a este Key ‘senpai’, debes ser de Hanasaki…” observó Tomaj, acercándose con su grupo. “Pero no pareces tener idea sobre qué ocurre. Una persona común y corriente no puede inmiscuirse en esta pelea. Por algo todos estamos de espectadores.”
“¿Q-qué quieres decir con eso?” Urashima se notó preocupado.
“Hm, debes ser nuevo para no saber qué está pasando aquí…” observó Ryo, pensativo. “Pues, es una larga historia…”
“¡Oh, creo que te recuerdo!” Shoyo se acercó al recién llegado y miró a la tortuga. “¡Sí te he visto en uno de mis horarios, recuerdo a tu mascota!”
“Eh, ah…” estaba ocurriendo tanto que no sabía qué decir, pero sacudió su cabeza para intentar concentrarse. “Vamos, no se distraigan, está sucediendo algo y al menos deberían huir.”
“No podemos simplemente irnos,” explicó Yuyuko, sonriendo pacientemente. “Una persona cercana a mí está batallando en este instante y no puedo abandonarla.”
“¿Eh? ¿C-cómo así?”
“…” Larsa dio un suspiro. “Te aconsejo que te mantengas al margen. Poco a poco te explicaremos sobre el asunto.”
“Pues, siento decirlo, pero… ¿no deberíamos ser más cuidadosos con este chico?” preguntó Reimu. “Para que entre en la casa de su ‘senpai’ y no sepa nada del tema… ya deberíamos saber que hay que ser cuidadosos con los Rebels amables o los invasores freeloaders y perezosos que no quieren ayudar con la limpieza del templo.”
“¡No tenías que decir eso!” reclamó Marisa.
“Es un buen punto, nunca se puede estar lo suficientemente seguro en estas circunstancias,” observó Jakob, pensativo.
“¿Acaso… puede ser alguien peligroso?” preguntó Ayesha, levemente asustada.
“Hmm, me parece un buen chico, pero ¿qué sabré yo?” Nio sonrió con simpleza.
“U-un momento, esperen…” Urashima tenía miedo y miró de un lado al otro, pero no tuvo que decir nada más.
“Buenas tardes a todos,” Horikawa se presentó ante todos, llegando acompañado de Osaka. “Ya veo que han conocido a mi amigo. Perdónenle, a veces no es el mejor expresándose, pero tenía muchas ganas de conocerles.”
“¿Eh?” Sora alzó una ceja. La actitud de ese pelinegro se le hacía demasiado tranquila y cómoda. “¿Y quién eres tú?”
“Mi nombre es Horikawa Kunihiro, y soy un compañero del club de kendo de Roxas,” dio una leve reverencia. “Mi amigo y yo fuimos invitados por Osaka para el evento, pero como teníamos cosas que hacer, hemos venido un poco tarde.”
“Ehh, de todos modos, me alegra verlos a los dos…” Osaka sonrió con una ligera incomodidad. “Sé que Roxas se alegra mucho de que estén aquí.”
“O-Osaka, ¿también les invitaste?” Roxas se quedó en blanco.
“¡Claro! Perdón por no decírtelo, pero quería sorprenderte. ¡Y no podía pasar todo un fin de semana sin ver a Kotatsu en persona!”
“Ehh…” Urashima estaba más perdido que todos los demás juntos. ¿Desde cuándo habían pasado a ser invitados por Osaka? Y también… ella seguía llamándole así…
“Pfft-” Tomo cubrió su boca. “Haha, ¿en verdad te llamas Kotatsu?”
“S-soy Urashima Kotetsu…” su usualmente entusiasta presentación salió algo frustrada y confundida. Él miró a su amigo sonreír con toda la tranquilidad del mundo y frunció el ceño. ¿Cómo había podido convencer a Osaka? Ya casi le daba miedo preguntar.
“Ehh, un gusto, perdón si te incomodamos,” le contestó Kytes. “Pero realmente no puedes involucrarte en lo que está ocurriendo. Es mejor que te quedes con nosotros. Ehm, lo mismo va para ti, Horikawa.”
“Lo entiendo perfectamente,” el pelinegro asintió. “Y si me ayudan a mantenerle un ojo encima a mi amigo, se los agradecería para siempre.”
“¡P-pero, esta es la casa de senpai!” dijo Urashima, preocupado. “Si hay una persona peligrosa, hay que detenerle y prevenir que más daños ocurran.”
“Es que no sabes qué está sucediendo,” dijo el pelinegro.
“¿Pero entonces qué ocurre?”
“Te lo tendremos que explicar, así que, por mientras, tranquilízate,” Horikawa sonrió y alzó una wakizashi muy familiar con funda y todo a la altura de su rostro. “Y de momento me quedaré con tu arma para que no hagas nada.”
“¡¿EHH?!” se impresionó y miró a su cinturón, para comprobar que ya no la tenía. “¿C-cuándo me la quitaste?”
“Eso no es importante.”
“Urashima, mantente calmado, por favor…” dijo Roxas, levemente frustrado. “En verdad sería terrible si te fuera a ocurrir algo.”
“Eh… está bien…” no pudo contradecir a su senpai y tuvo que conformarse con la inacción de todos los presentes. Todos se encontraban lo suficientemente lejos de la casa para prevenir que lo mismo volviera a ocurrir, y prestaron atención a la pelea en la azotea. No se podía ver mucho por el ángulo, pero seguían los ruidos de golpes fuertes e indicios de ambos luchadores movilizándose con gran rapidez.

Cho sí tenía una mejor vista desde donde estaba, y estuvo alternando entre observar a Youmu esquivar el asedio de su Rebel y tratar de ponerse al tanto de esos dos inesperados recién llegados. No llegó a escuchar la conversación, aunque parecía que eran conocidos de Roxas y Osaka. Aquello le aliviaba… quizás no tanto considerando cómo conoció originalmente a Komaeda, pero dudaba mucho que la historia volviera a repetirse.

Su mayor preocupación de momento era su compañera HiME. En todo ese rato, Youmu había necesitado usar todas sus facultades tanto en velocidad como reflejo y dominio de su cuerpo y espadas para evadir a su insistente Rebel, quien no parecía ni mostrar una gota de sudor por todo su esfuerzo. Este también había demostrado tener la suficiente fuerza para causar ese derrumbe y múltiples cráteres en la azotea, y arrancar los rieles con sus postes para usarlos de veloces y masivos proyectiles contra su HiME. Era en verdad un atacante que representaba un extremo inhumano y que sabía exactamente qué hacer y cómo hacerlo. Youmu estaba teniendo grandes dificultades solamente manteniéndose fuera de su alcance. Sin lugar a dudas, en su lugar, la peliceleste habría sido masacrada de inmediato.

En ese instante, Youmu pisó un suelo desnivelado por los previos golpes y perdió el balance. No pudo impulsarse lejos de su oponente, y usó sus espadas para intentar lastimarle antes de que este le golpeara. Grande fue la sorpresa de la HiME cuando vio a su Rebel agarrar sus espadas con sus dos manos y arrancárselas. Este procedió a impactarle el abdomen con una palma, y la HiME salió disparada y se estrelló contra la caseta de las escaleras. El Rebel se limitó a mirarle inmutado. Agarrar las espadas le causó unas heridas sorprendentemente superficiales que se esfumaron en segundos por autoregeneración. Cho alzó una mano a su pecho, como quien quería auxiliar a la HiME de algún modo…

“Cho, lamento decírtelo…” Komaeda le miraba de reojo, con una sonrisa tranquila. “No he venido con la intención de pelear, pero si decides usar tus poderes de forma bélica, tendré que hacer lo mismo.”
“…” ella se alertó y le miró de reojo.
“Recuerda, esa no es tu pelea.”

Al menos, la peliceleste pudo respirar tranquila al notar que Youmu se levantó. Se notaba afectada, pero ese impacto no le hizo mucho daño y siguió siendo capaz de esquivar a su Rebel. Fue interesante notar cómo aquella ominosa persona midió su poder para no propinar un golpe tan fuerte a su HiME, y hasta en distintos momentos había tomado cortas pausas como quien esperaba a que su contrincante retomara el ritmo.

“Es casi como…” Cho se mostró perpleja. Su Rebel le miró de reojo. “…si la misión de este Rebel fuera únicamente pelear, sin llegar a un desencadenante…”
“Ciertamente, sabía que como una honorable HiME del pasado, lo podrías deducir,” Komaeda se alegró. “Aquel Rebel no está yendo en serio. De lo contrario, la batalla ya habría terminado.”
“…” la HiME sintió escalofríos.
“En verdad quisiera saber el punto de vista de este colega mío, y qué significa esta gran rivalidad entre las instituciones para él…”



“Rebel…” Urashima repitió el término que le acababan de explicar. “¿Entonces ese raro atacante es un Rebel que fue a buscar a su ‘HiME’? ¿En serio?”
“Suena muy extraño, pero así es,” Ryo asintió. “Hay varias chicas HiME en Hanasaki y tienen a sus Rebels en Rizembool que son sus rivales. Peleas así ocurren todo el tiempo.”
“Y no te olvides del detalle que cuentan con habilidades sobrenaturales,” recalcó Tomaj. “Por ello te dije que no te metieras. Te ves cabeza hueca, así que lo repito.”
“Ehh…” este se incomodó. “Pues, me está costando creerlo…”
“Lo creas o no, entiende que no puedes involucrarte, por favor,” dijo Horikawa. “No puedo dejar que nada te pase.”
“Parece ser usted muy leal a su amigo,” observó Jakob. “¿Acaso tendrá una relación de servicio hacia él?”
“¿Qué?” Urashima se confundió.
“No es eso, simplemente me gusta ayudar a otros,” Horikawa sonrió. “Urashima es un amigo de la infancia, y ha necesitado mi ayuda en varias ocasiones. Sólo hago lo que debo hacer.”
“Oh, sinceramente no es lo que debes hacer, si la mayoría ni se molestaría,” Dakki se encogió de hombros. “Ustedes del tipo leal terminan sufriendo tanto por otros que no valen la pena.”
“Ehm, n-no es que le pida que lo haga…” el rubio se sentía muy incómodo.
“Me gustaría que cambiemos de tema, por favor,” dijo Horikawa, comprendiendo que su amigo no la estaba pasando muy bien. “No hay necesidad de inquietar a Urashima.”
“Sí, sé que Kotatsu es una buena persona,” dijo Osaka, convencida.
“Se va a quedar con Kotatsu para siempre, ¿no es así?” preguntó Marisa.
“Es inevitable. La mente de Osaka está asediada por kotatsus,” comentó Tomo.
“A todo esto, ¿cómo se va a cubrir lo que está ocurriendo?” preguntó Ayesha. “Dudo mucho que otras personas no se hayan dado cuenta del ataque con todo el ruido.”
“Normalmente Hanasaki o Rizembool toman cartas en el asunto. Es muy probable que ya estén haciendo algo,” contestó Larsa.
“Sería bueno que hubiera alguien que cortara con la pelea como la vez pasada,” dijo Reimu. “Estamos en un lugar más privado, pero sigue siendo peligroso que algo suceda aquí.”
“Nunca se sabe, lamentablemente…” Kytes dio un suspiro. “Sólo podemos alegrarnos de que, hasta el momento, todos estamos a salvo, y hay que esperar lo mismo por Youmu.”
“Uhh, ojalá pudiéramos hacer algo…” dijo Shoyo, inquieto.
“¿Eh?” de repente, Ayesha miró de un lado al otro. “¿Nio? ¿Dónde está Nio?”
“¡Oh, está encima de nosotros!” observó Yuyuko, impresionada. Todos alzaron sus miradas y vieron que tanto Kibi como Nio habían trepado un árbol cerca del grupo.
“Komaeda tuvo mucha razón al subirse al árbol, se ve todo,” Kibi asintió, satisfecha.
“Sí, ¡y la pelea está emocionante!” exclamó Nio.
“¡AHHH, Nio! ¡Bájate de ahí!” Ayesha casi se desmaya en el acto. “¡Es muy peligroso!”
“Pero si siempre trepo árboles, onee-chan.”
“¡Pero ahora hay una batalla ocurriendo! ¡No te pongas al mismo nivel! ¡Y es más probable que te caigas!”
“No te preocupes.”
“¡No, sí me preocupo! ¡Si te caes, te puedes quedar parapléjica y perder la memoria!”
“Ay onee-chan,” Nio frunció el ceño y sonrió intentando no reírse. “Esto no es Game of Thrones.”
“¡T-te he dicho que no veas ese show, eres muy joven!”

Las dos hermanas continuaron con su intercambio mientras varios les miraron con distintos niveles de frustración. Urashima aprovechó la distracción para acercarse a Horikawa y hablarle en susurros.

“O-oye…”
“¿Hm? ¿Qué sucede?”
“¿Cómo así convencis-?”
“Hablamos de eso después, ¿te parece?” Horikawa sonrió ampliamente.
“Ihh, me das miedo a veces…”
“No es que haya hecho algo malo, tú tranquilo. Además, tuve que hacerlo por tu imprudencia, no me gusta presentarme así ante otros,” Horikawa negó. “Pero dejémoslo así. Podemos hablar sobre esto más tarde.”
“Uh…” Urashima seguía insatisfecho. “Al menos dame mi waki de vuelta.”
“¿Eh?” este le miró con una expresión confundida y extrañamente sombría. “¿Quisieras que ahora te quite a Kamekichi?”
“¡Ihh, no!” agarró su tortuga y la abrazó de manera protectora. “E-está bien, no insisto más…”



Youmu empezaba a tener grandes problemas evadiendo a su Rebel. Conforme continuaba, su oponente era capaz de lograr impactarle, y si bien no le había dado ningún golpe contundente, los ataques empezarían a apilarse. Se sentía frustrada. Era el recuerdo de su prueba HiME, donde la marioneta había probado tener una fuerza y resistencia que hicieron sus ataques inútiles, y sólo pudo ganar al invocar a sus armas. ¿Acaso le tocaba esperar a que sus otros poderes HiME hicieran aparición para tener una mejor oportunidad?

Fue como si el inicio de la pelea hubiera servido de calentamiento. El ritmo incrementaba, y si bien la HiME comenzaba a cansarse, también percibía un extraño incremento de energías. Estaba más despierta y alerta que nunca. Empezaba a ser menos vulnerable a los ataques de su Rebel y se encontraba en un estado calmado y muy calculador pese a reconocer que su oponente tenía habilidades físicas muy por encima de las suyas. Simplemente, se desconectó de un sentimiento de dificultad e impotencia, y dentro de sí misma no creía que la batalla estaba definida.

Luego de evadir otro golpe, Youmu saltó a gran distancia de su Rebel, y al aterrizar, notó que él había golpeado el piso y este se agrietaba en dirección hacia ella. La HiME se movió hacia un lado, pero su enemigo lo predijo y lanzó varios de los postes de colgar ropa como jabalinas hacia ella. Como siempre, fue muy eficaz prediciendo dónde la peliblanca iba a estar de antemano, por lo cual ella tuvo inconvenientes, pero Youmu se concentró en esquivarlo sin necesidad de pensar en su situación. Ella sentía que la pelea extrañamente ‘fluía’ y, por algún motivo, su velocidad, capacidad y energías no dejaban de crecer. Entonces, al esquivar el último proyectil, vio que su Rebel se había impulsado hacia ella, y fue cuando ocurrió algo inesperado.

“…” Izuru abrió un poco más sus ojos en una muy leve sorpresa al ver una brillante aura de gran poder rodear a su HiME. Ella ni se molestó en notarlo y se alistó para arremeter.
“¡AAAAHHHH!” Youmu se puso en posición de ataque y blandeó su espada hacia su Rebel. Este pudo moverse hacia atrás para evitar el corte, pero la katana se rodeó de la misma energía, y con el movimiento, la disparó en todas direcciones. Debido a ello, el Rebel recibió el impacto de esos haces que le causaron heridas en el torso y le forzaron a retroceder por primera vez.
“…” este miró a sus heridas, inafectado, y notó que su HiME corrió hacia él. “Puede que… no seas tan aburrida como pensé…”

La pelea entre los dos continuó, y mientras el Rebel intentaba analizar y predecir los ataques de esa caótica energía de su HiME, oyó una voz interna, una que no venía de él, pero que representaba una autoridad en esas circunstancias…

“Detente…”
“…”
“Ha sido suficiente por hoy. Retírate…”
“…”

Izuru juzgaba que la pelea recién había comenzado, así que optó por ignorar aquella voz.



“¡Oigan, se están perdiendo de una pelea increíble!” reportó Kibi desde la rama del árbol.
“¡Intenten acompañarnos!” dijo Nio, contenta. “La HiME acaba de sacar un nuevo poder y puede que voltee las cartas a su favor.”
“¿En serio?” preguntó Shoyo. Este se animó a treparse al árbol inmediatamente.
“¿No están bromeando con esto de poderes?” Urashima se extrañó, y terminó por seguir al pelinaranja.
“¿Acaso el Rebel será más débil que su HiME?” preguntó Dakki. “Vaya, vaya, espero que no sea así, tengo que verlo en primera fila.”
“Estoy segura que mi Youmu no la tendrá tan fácil,” Yuyuko sonrió. “Tiene mucho que crecer y Rizembool siempre ha sido un gran contendor.”
“Ehh, ¿no deberías desear que sí tuviera suerte?” preguntó Reimu, confundida.
“Nah, así uno no experimenta el HiME rush y las cosas se ponen aburridas,” Marisa sonrió.
“Precisamente,” Tomo asintió, animada. “Hay que subirnos también. Ojalá este árbol nos aguante a todos.”

“…” por su lado, Roxas dio un pesado suspiro. Bien por los demás que se encontraban gozando del suceso a su manera, pero parecía que todos se habían olvidado de que su casa estaba siendo destruida en el proceso.
“Roxas…” Osaka se le dirigió, preocupada.
“No sé ni qué decir… esto se nos hará un gran problema…” dijo, incómodo. Y para empeorar las cosas…
“¡Senpai!” exclamó Urashima desde su rama del árbol. A su costado, Shoyo estaba en shock y tomando fotografías con su celular. “¡Sí es cierto lo de la magia! ¡Es increíble! ¡Tienes que subir y verlo, senpai! ¡Nunca había visto algo así! ¡Senpai!”
“…” Roxas comprimió sus puños. Se tuvo que recordar un millón de veces que estaba a cargo de guiar a ese chico por la universidad para tragarse las ganas de darle un golpe.
“Vaya, qué tú seas senpai me deja entender que todos en este mundo tienen la posibilidad de serlo,” Tomaj sonrió con ironía.
“T-Tomaj, no le incomodes, por favor…” Kytes tenía miedo que Roxas fuera a responderle.
“Ehh, sé paciente con ese chico, es obvio que es su primera vez en un suceso así,” le aconsejó Ryo al dueño de casa, sonriendo incómodo.
“Intento… pero es demasiado hiperactivo…” Roxas dio un suspiro, tratando de calmarse. Normalmente, Horikawa se aparecía en esos momentos para ponerle en su lugar, así que le parecía extraño que no lo hiciera… ¿se habría ido a algún lado?
“Oye,” Sora le dio el pésame, frustrado. “Siento que esto te esté pasando…”
“Vaya, mostrando interés en tus allegados,” Jakob sonrió. “Puede que sí tengas cierto remedio.”
“Ehh…” este se volteó para ver al mayordomo terminar de cortar una manzana en un plato pequeño de porcelana. “M-me vas a dar un infarto uno de estos días…”
“Esperemos que ello no ocurra,” el mayordomo mantuvo su sonrisa inmutada y extendió la fruta preparada a su señorito, quien recibió el plato alzando una ceja. “Aunque sin duda, los ánimos de todos son casi los de una celebración. Me pregunto si la gente en Hanasaki es así…”
“Ehm… no sólo son los de Hanasaki…” dijo Hotaru, incómoda, mirando al piso. “No me parece bien que estén tan relajados…”
“P-pienso lo mismo, pero tampoco hay que estar muy aterrados en momentos difíciles, ¿cierto?” preguntó Ayesha, quien, pese a sus palabras, estaba muy temerosa.
“Se podría decir que hay maneras de tomarse las cosas,” opinó Alexei, meditativo. “Y hay una gran diferencia entre mantener la calma y restar importancia al asunto.”
“Sí, lamentablemente no muchos entienden la severidad de la situación,” dijo Larsa, quien miraba al plato con trozos de manzana en sus manos con leve frustración. “Estas circunstancias siguen siendo peligrosas y no sabemos qué esperar. Jakob, tu reporte del Rebel fue inquietante.”
“Sin lugar a dudas, se trata de un enemigo formidable para su HiME,” el peliplateado respondió con una leve venia.
“Si tú lo dices, realmente puede ser un problema.”



Con la aparición de aquella energía, Youmu se sintió renovada e imparable, casi al punto en que su cuerpo se movía y atacaba con inercia propia. La batalla fluía con más rapidez, y ella no solamente evitaba los ataques de su Rebel. En momentos, le obligaba a retroceder a él también por la energía que emanaba de ella. Sin embargo, no tenía control sobre la misma, y esta simplemente se manifestaba espontáneamente. Sus descargas de poder también causaban ligeros daños en el piso de la azotea y en las múltiples cortinas ya destruidas y regadas por el suelo.

Izuru no pudo ver un orden lógico en la invocación de ese poder de su HiME. Era energético, y funcionaba por medio de una sobresaturación de poder que causaba destrucción y desbalance en lo que alcanzaba. Entendió que su HiME no se encontraba midiendo su poder y se dejaba llevar. Debido a ello, no podía predecirlo y debía mantenerse a una prudente distancia en medio de sus ataques para evadir la energía.

Durante su meditación en plena batalla, volvió a oír aquella monótona voz que le supervisaba…

“Detente…”
“…”

Youmu volvió a atacar al Rebel, quien le esquivó, pero a diferencia de otros encuentros, no se alejó, y le agarró de un brazo. El poder de la HiME no ese manifestó, así que el Rebel fue capaz de entrar en contacto con ella. Lo aprovechó para levantarle y lanzarle con fuerza contra el piso. Esta vez, fue un impacto más fuerte del usual y Youmu se quedó sin aire cuando su espalda alcanzó el concreto. El golpe le hizo soltar sus armas y antes de poder levantarse, Izuru le agarró del cuello de su blusa con ambas manos para levantarla.

“…” este le miró inmutado, y pese a no mostrar interés en hacerle más daño, la HiME se estresó y se sacudió para soltarse.
“…” ella terminó por irradiar bastante de aquella energía en todas direcciones. El Rebel le soltó y saltó hacia atrás mientras miraba los haces de luz causar daños en la estructura cercana a la HiME. Le vio tambalear un poco. Su debilidad incrementaba… empezaba a comprender la naturaleza de aquel inesperado poder…

“Detente…”

Izuru esperó a que su oponente empuñara sus armas y volvió al asedio.



Al haber resuelto el problema causado por la impulsividad de Urashima, Horikawa esperó a un descuido de los demás para ir en búsqueda de cierto incógnito en el ambiente. Ya había escuchado que la batalla se realizaba por la aparición del Rebel, pero la identidad de aquel que los había estado observando seguía sin determinarse, y Shinkouhyou le comunicó que se trataba de una entidad aparte. Su decisión a investigarlo podría ser imprudente, pero necesitaba resolver el misterio y asegurarse de que no había un peligro adicional.

Él saltó de rama en rama y llegó a la suficiente altura para ver un poco de la batalla entre los frondosos árboles hacia la parte de atrás de la casa. Era sin duda el mejor lugar para esconderse y pasar desapercibido. El pelinegro miró con leve inquietud a aquella pelea mágica ocurrir frente a sus ojos, y entonces desvió su mirada con brusquedad al notar una repentina presencia aparecerse muy cerca.

“…” Shinkouhyou le sonrió con entretenimiento, y apuntó en una dirección como quien le daba direcciones. Le tocaba subir un poco más para dar con la persona escondida. Horikawa asintió y continuó con su camino.

Llegó a una altura bastante alta y agarró el tronco para darse cierto balance en esas ramas más delgadas. Y fue ahí que lo vio. Había varias ramas entre ambos, pero llegó a ver su rostro. Era un peliblanco de tez pálida, quien miraba la batalla debajo de él con sus profundos ojos violetas. Se encontraba inmóvil, inmutado, inafectado, ausente. Ni parecía parpadear.

De inmediato se confundió. No era alguien a quien conocía, pero sí sabía sobre él. ¿Qué hacía presente como un incógnito espectador de la batalla?



Cho continuaba viendo la batalla de Youmu. Se había impresionado al notar a su compañera HiME desarrollar un poder tan inesperado y destructivo, y así, la batalla se había vuelto más pareja, pero conforme esta continuaba, el enfoque de la peliceleste había cambiado.

Ella y Komaeda observaron cómo Youmu se defendió de un impacto que su Rebel estuvo por darle al invocar más de ese poder, y la energía causó fuertes vibraciones que generaron dos huecos más en la azotea y resultaron en que algunas lunas del segundo piso estallaran. Hasta otra parte de la fachada central se derrumbó. Cho se frustró tremendamente y su pesar incrementó aún más cuando oyó a la gente en el otro árbol exclamar y casi celebrar por la destrucción.

“Es simplemente increíble…” Komaeda miraba la batalla anonadado. “Tanta fuerza… tanta lealtad a este enfrentamiento… ¡ambos son sin duda lo que Rizembool y Hanasaki esperan! Si tan sólo algún día nosotros pudiéramos tener una batalla semejante… aun para un desdichado como yo… sería un tremendo honor…”
“T-tenemos que detenerles…” dijo Cho, en voz baja.
“¿Detenerles?” el peliblanco se confundió y le miró. “Pero… ¿no recuerdas lo que te dije sobre envolverte en la pelea?”
“¡N-n-no lo digo por la pelea, maldición!” la peliceleste no lo soportó más y levantó su voz, para mirar a su Rebel con desesperación y súplica. “¡Están destruyendo mi hogar! ¡Tengo muchas pertenencias ahí y estoy por vender la casa! ¡¿Qué se supone que debo hacer ahora?!”
“T-tranquila…” Komaeda se notó ligeramente sorprendido al no haberlo considerado, y sonrió incómodo. “Vas a ver que no necesitarás preocuparte por eso, es secundario en comparación con la pelea…”
“¡No, la pelea es secundaria aquí! ¡Elegir mi azotea para una pelea es un maldito capricho!”
“Cálmate un poco, por favor…” el Rebel levantó sus palmas. Debía recordarse que su HiME sí tenía un lado más ‘desesperado’, por ponerlo de algún modo. Él dio un suspiro y sonrió pacientemente. “Pero, no tienes que preocuparte más. La pelea está por terminar dentro de muy poco, te lo aseguro.”
“¿Eh?”
“¿Es que acaso no te has dado cuenta del desgaste en tu compañera HiME…?”



Youmu vio a su Rebel acercarse, y por estar rodeada de su poder, supo que, con blandear su espada, podría canalizar su poder para atacarle. Lo hizo, pero, a diferencia de las veces anteriores, el Rebel no huyó y esperó a que el haz de energía le alcanzara. Este extendió su mano y agarró el haz, y, al cerrar el puño, el haz se deshizo y toda la energía de Youmu desapareció en un instante.

“Estás débil…” sentenció Izuru a su HiME, inmutado. “Has derrochado toda tu energía vital.”
“¿Q-qué?” Youmu le miró confundida. ¿Cómo así él pudo parar su ataque simplemente con su mano? Y fue entonces que sintió una descompensación y perdió fuerza en sus piernas, lo que le hizo arrodillarse en el piso y apoyarse con sus manos. De la nada, toda la pesadez y el cansancio que se había esfumado al sacar su poder a flote regresó a la vez, y se sintió fatal y con necesidad de respirar profundamente. Ni sabía si sus brazos podrían sostener su peso.
“¿Acaso no sabes de dónde viene tu poder y cómo pude pararlo en el momento preciso?” el pelinegro le preguntó, mirándole fijamente. “Eres la HiME, deberías saberlo.”
“…”
“…” el Rebel le miró por un instante, inmutado.
“¿Qué haces…?”
“¿Hm?”
“¿A-acaso… ya no vas a pelear contra mí…?” Youmu intentó levantarse, pero tuvo que quedarse de rodillas debido a su agotamiento.
“No estás peleando. No tengo a qué responder. Tampoco te encuentras con la capacidad de pelear. No puedo llevar a cabo mi misión.”
“…”
“Sólo puedo observarte, analizarte…”
“Tsk…” Youmu volvió a hacer el intento, y llegó a levantarse con mucho pesar, pero su cuerpo temblaba. Ella miró a su Rebel desafiantemente. “No te comprendo…”
“…”
“Eres un Rebel… actúas de un modo demasiado desconectado… siento… que tomas a este conflicto como una broma… que me tomas como una broma…”
“…”
“Tu propia existencia va a poner en peligro la vida de personas inocentes, tarde o temprano… no parece importarte nada…” ella volvió a invocar sus espadas de regreso a sus manos, pero su cuerpo no se encontraba en condiciones de responderle.
“Insistes en que los Rebels lastiman a otros y en que las HiMEs los protegen…”
“…”
“No entiendo de dónde viene esa creencia. Tú eres mi oponente, es mi deber enfrentarme ante ti. Aparte de ello, no tengo intenciones de involucrarme con otras personas,” él miró hacia un lado y Youmu le imitó. Por primera vez, ella notó a las personas que les miraban de los árboles y se sintió incómoda por saber que ellos le estaban viendo en ese estado tan deplorable. También notó el daño severo que se había producido a esa área del edificio por la pelea. “Lo ocurrido a nuestro alrededor es producto del envolvimiento de ambos en esta pelea, y fuiste tú quien la comenzó.”
“…” ella le miró inconforme.
“Si hablas de proteger a otras personas, no hubieras elegido ser una HiME. Seres con un poder mayor al de la mayoría no son capaces de proteger a nadie,” regresó su mirada a la peliblanca. “Somos iguales, neutrales, hechos para pelear. Y eso es todo lo que deberíamos hacer.”
“Cállate…” Youmu apretó el agarre de sus armas. Estaba decidida a seguir peleando. Al ver que los demás le miraban, sabía que debía esforzarse y dar lo mejor de sí. Esas decisiones le dieron unas energías súbitas, y notó que el aura de energía regresó a rodearle. Su cansancio comenzaba a desaparecerse.
“Si sigues, podrías hacerte mucho daño…” observó Izuru, inmutado. “A estas alturas, no me puedes derrotar…”
“Eso lo veremos,” Youmu se alistó para atacarle.

La HiME corrió hacia su enemigo y le envió más rayos de energía. El Rebel lo esquivó y aterrizó a distancia. Él nuevamente escuchó aquella monótona voz, ahora más impaciente.

“Detente de una vez…”
“…” lo meditó, pero tenía la intención de observar a su HiME un poco más antes de irse.



Horikawa miraba atentamente la batalla, intentando analizar qué estaba sucediendo. Le había dado la impresión que la HiME se encontraba herida, aunque tampoco podía concluir nada al no saber sobre el caso. Sabía que tendría que estudiar más sus alrededores para entenderlo.

De repente, se sintió observado y regresó su mirada a aquel otro espectador. Notó cómo el misterioso peliblanco le miraba de reojo inexpresivamente, y el pelinegro se inquietó al temer que el otro fuera a tener intenciones bélicas, pero el incógnito no tardó en regresar su mirada hacia la pelea con toda calma. Sin embargo, Horikawa se sorprendió cuando vio a aquella persona sacar una pistola y apuntarla hacia la batalla entre la HiME y el Rebel.

“…” por tratarse de una persona que investigó a todos desde las sombras, el pelinegro temió que su blanco fuera la HiME, pero fue una gran sorpresa cuando ese peliblanco disparó al Rebel, y llegó a herirle en un hombro con la bala. Horikawa miró a aquel Rebel detenerse, al igual que la HiME, quien se notó sorprendida. Y en ese pequeño instante, aquel misterioso peliblanco se esfumó y escapó de la escena.



“…” Izuru mostró un muy mínimo dolor en su expresión y agarró aquella herida en su hombro derecho con los dedos de su mano opuesta. Posteriormente los miró, notando que sangraba.
“¿Q-qué… ocurre…?” Youmu miró a su oponente en shock y alzó su mirada a los frondosos árboles de donde había venido el proyectil. El Rebel no era el único invasor presente, y temió que su situación fuera más peligrosa de lo que había esperado. Percibió que varios en los árboles tuvieron temores similares.
“Excedí mi estadía…” el Rebel susurró al comprender el ‘mensaje’ recibido. Acto seguido, saltó con gran agilidad fuera de la azotea y se perdió en los árboles.
“¡E-espera!” la HiME quiso seguirle, pero al dar dos pasos, sintió una bajada grande de energías y su poder energético volvió a desaparecer, lo cual le forzó a volver a arrodillarse en el piso. Sabía que no estaba en condiciones de pretender seguirle.

La batalla había terminado de un modo muy abrupto y misterioso, y si bien Youmu detestaba admitirlo, le convino bastante ya que no se encontraba en la mejor forma en comparación con su Rebel. Le había tocado un gran oponente que no necesitaba esforzarse para hacerle pelea, y que incluso se tomaba el enfrentamiento con poca seriedad, a diferencia de ella. Iba a ser un gran desafío a futuro y podría estar bajo un gran riesgo porque su enemigo no había demostrado todo su potencial…

“Youmu, ¿estás bien?” le preguntó Cho, quien había aparecido en la azotea junto con Komaeda.
“…” ella miró a su compañera y no tardó en fruncir el ceño por notar al Rebel presente.
“Vamos, no soy tu enemigo,” Komaeda sonrió incómodo. “Más bien, reconozco que tienes un enorme potencial como HiME y te considero muy superior a mí. Esta batalla ha sido altamente inspiradora.”
“Ehh…” Cho sintió leves nervios, pero sacudió su cabeza y se concentró en atender a la peliblanca. “Parece que ha aparecido tu elemento, sea cual sea. Pero por tu cansancio comprendo que te debes haber excedido. Necesitas reponer tus energías.”
“Lo sé…” Youmu desvió su mirada. Era evidente que se encontraba decepcionada de sí misma.

“Podemos dejar las cordialidades para después…”

Una voz severa se dejó oír y los tres miraron hacia otro lado en la azotea. Ahí vieron a Fran, quien acababa de llegar. Ella estaba cruzada de brazos y observaba inmutada a los presentes.

“Tremendo desastre que has causado aquí,” observó la asistente de Miranda. “Sentí la batalla y he dirigido a un grupo de apoyo a que camuflen el suceso. Felizmente los vecinos inmediatos no se encontraban en casa. Konpaku-san, viendo que desconoces tu elemento y que esta ha sido una primera experiencia, es importante que la analicemos profundamente. Por ello estoy aquí.”
“Entiendo…” respondió Youmu.
“S-sensei…” Cho asintió en gesto de saludo. Le había sorprendido verle aparecerse, aunque siendo Fran, tenía mucho sentido. Ella tenía una sensibilidad muy aguda y gran capacidad física.
“Vaya, es un gran honor encontrarme en su presencia. Sin lugar a dudas, he oído mucho sobre usted,” Komaeda sonrió amenamente. Este recibió una mirada de leve hastío de la superior, como quien esperaba esfumarlo con su antipatía. “Supongo que… luego de lo ocurrido, tiene sentido que este no es mi lugar. Ha sido un gusto encontrarme contigo hoy, Cho, con permiso.”

El Rebel sonrió a su HiME una vez más y desapareció en el acto.

“Sé que no debo decírtelo a ti, pero trata de evitar a tu Rebel lo más posible,” comentó Fran a Cho, mirándole de reojo.
“No ha sido mi intención, se lo aseguro…” la peliceleste se frustró.
“Lo comprendo, pero, de todos modos,” Fran negó y regresó su atención a la otra HiME. “Vayamos a hablar. Los demás chismosos observándonos puede que también tengan preguntas.”

El ambiente regresó mayormente a la normalidad, y con la experta presente, se atenderían los últimos detalles relacionados con el suceso.
...
« Last Edit: July 08, 2017, 11:42:58 PM by Cho »


Sayi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #202: September 30, 2016, 01:51:05 AM »
Pasada flashhhh


Episode 18 — Fresh Feeling

Las espadas chocaron y Sayi fue empujada hacia atrás. Su rostro se iluminó con una sonrisa, pues finalmente había interceptado a su maestro.

Apenas se estabilizó, la joven buscó el rostro del pelirrojo y su orgullo creció al percibir una sonrisa en él.

“¿Podríamos tener una práctica más?” preguntó la pelirrosa. Sus dos horas habían terminado, pero no quería cortar la lección ahora que había alcanzado una buena racha.
Kenshin asintió “Pero será corta” le indicó, y en respuesta Sayi volvió a posicionarse “Mañana tienes otra lección y no te conviene sobre esforzarte”
“De acuerdo” respondió la joven. Entonces, una vez Kenshin le indicó que podía ir hacia él, Sayi comenzó la partida.

Era la primera clase en la que usaba su propia arma —no una de madera, o una katana de práctica. Hace dos días había visto a Soujirou, y tras cerciorarse que su espada no era una réplica a la que portaba su ex Rebel, había alcanzado la seguridad para contar con su katana en combate.

Kenshin no había hecho mención de su recién descubierta confianza, pero Sayi percibía el empuje en cada movimiento y ello la entusiasmaba para practicar. La teoría que había recibido de su tutor dejaba de caer en oídos sordos, y con la incertidumbre hecha a un lado, la pelirrosa sentía que había recuperado el momentum de entrenar y hacerse más fuerte.

No sabía cuando su Rebel iría a atacar, pero aunado a eso, había recordado lo ambiciosa que podía volverse por mejorar cada vez más.

Kenshin saltó hacia ella y Sayi interceptó su espada perpendicularmente. Se cercioro de recibir el ataque en la posición que le había enseñado —pie izquierdo por delante— para así recuperar el impulso con su pie más diestro. Su tutor era un hombre ligero pero tenía mucha más fuerza de la que aparentaba… considerando incluso que lo más probable fuera que estuviera midiendo su fuerza con ella.

“Te veo pensar” le dijo su maestro antes de retroceder. Sayi corrió hacia él, pero el fue rápido en hacerse a un lado y esquivarla “Cosas como postura deben volverse inherentes”
“¡Dame un tiempo y ya verás!”

Kenshin sonrió y Sayi volvió a contra atacar. Era frustrante lo habilidoso que era su tutor para esquivarla, a veces con lo que pareciera ser mili segundos de diferencia, y aún hacerlo de manera tan galante.

Entonces tuvo una idea: Hizo la hoja a la izquierda y se agachó. Con un golpe bajo, arrasando de un extremo a otro, no habría manera de que su maestro pudiera hacerse a un lado, ¿verdad?

Pero al barrer como lo tenía planeado se sorprendió al ver las piernas de Kenshin desaparecer. Se detuvo en el acto y al buscarlo no lo vio por ningún lado. Solo cuando se le ocurrió mirar hacia arriba fue que entendió que este había saltado… pero había alcanzado al menos un metro por encima de su cabeza; con la espada desenfundada y lista para terminar la lección.

Kenshin apenas y la golpeó -un leve toque con el dorso de la katana- y entonces se dio un volantín en el aire antes de caer detrás de ella, dándole la espalda. Sayi se puso de pie y, con la espada colgándole en la mano, no pudo más que elogiarlo por esa muestra de destreza.

“¡¿Cómo hiciste eso?! ¡Pensé que ya te tenía, eres demasiado rápido!” le dijo la joven “¡Tienes que enseñarme!”
Kenshin rió mientras guardaba la espada en su funda “Todo a su tiempo” le respondió “Pero me alegra que tomaras la iniciativa y planearas un ataque de manera rápida. Hay mucha más técnica que blandir la espada a diestra y siniestra”
“Eso fue demasiado genial…” contemplaba la pelirrosa “Me pregunto cuánto demorare en lograr una maniobra como esa”
“Al ritmo al que vas, no creo que mucho” le respondió el pelirrojo.

Una tercera voz se coló en el dojo.


“Además, cuentas con tu entrenamiento previo bajo la manga. Aunque aún te falta recuperar el nivel en el que estabas hace tres años”

Sayi se giró hacia la entrada y vio a Kaien apoyado contra el borde de la puerta. La pelirrosa sonrió y corrió hacia el… aunque le golpeó el brazo cuando estuvo a su lado.

“Me volveré más fuerte que tu >(”
“Fue entretenido verte usar una katana, para variar” le dijo, y entonces le pellizcó la mejilla “Te veías tan adorable”
La joven torció su rostro “Gracioso” respondió, y entonces se giró hacia su tutor “Kenshin, el es Kaien. Es mi hermano, el gemelo de Ichigo”
“Puedo notar cierto parecido” dijo Kenshin, y estrechó manos con el pelinegro “Kenshin Himura. Soy profesor de espada”
“Kaien Kurosaki” le respondió, y al soltar su mano, agregó “También fui el Knight y Meister de Sayi hace tres años”

Kenshin alzó las cejas interesado, pero antes de decir algo la pelirrosa se excusó.

“Gracias por la clase” le dijo a su maestro, e hizo una pequeña reverencia. Kaoru le había enseñado que era importante mantener una clásica cortesía en un dojo. Kaien sonrió al verla hacer ello “Me iré a cambiar”
“Apúrate que tenemos una reservación” le dijo el pelinegro. Entonces Sayi corrió hacia los vestuarios.
“¿Se te ofrece tomar algo mientras la esperas?” le ofreció el pelirrojo, pero Kaien desistió de la invitación.

En cambio, el pelinegro se quedo observando el dojo, vacío a excepción de ellos dos. “Me hubiera gustado saber de este lugar cuando aún estaba aquí. No había estado en este barrio antes, y me sorprendió ver un edificio tan clásico”
“Solemos escuchar eso a menudo” rio Kenshin. Y entonces le pregunto “¿Practicas espada?”
“Desde los cuatro años” respondió Kaien, mientras veía las espadas de madera “Aunque una técnica diferente. Pero nunca había visto tanta agilidad como la suya, debo decir. Fue impresionante.”
“Eres muy amable”
“Me alegra que Miranda haya encontrado un tutor tan bueno para Sayi”

El lugar cayó en silencio y Kenshin tomó asiento en uno de los cojines en el suelo. Le alegraba que tanto la pelirrosa como sus amigos le hubieran tomado tanta confianza en tan poco tiempo.

Mientras se servía una taza de té, el pelirrojo observó a Kaien caminar por el lugar. A juzgar por su físico, era fácil saber que se mantenía bastante activo. Y no solo eso, sino que el aura que cargaba a su alrededor denotaba un tipo de seguridad que solo solía lograrse practicando un arte marcial.

“¿Le puedo pedir un favor?” preguntó Kaien.

Kenshin dejó su taza a un lado cuando el pelinegro comenzó a caminar hacia él.

“Lo que gustes”
“Sayi confía mucho en usted. Y creo que amerita la confianza que le tiene, digo, aún sin conocerlo mucho” Kaien se llevó una mano a la nuca. “Además, Miranda no recomendaría a alguien sin haber estudiado su pasado y…”
Kenshin sonrió “Puedes confiar en mi también. Miranda me contactó para entrenar a Sayi, pero aparte de eso también me interesa su bienestar”

Kaien suspiró.

Desde ya, el jamás había sido rápido en entrar en confianza con nadie… era algo que había adoptado desde pequeño, quizás con tal de contra arrestar la naturaleza tan relajada de su gemelo. Y, agregándole a ello, había aprendido a no confiar muy rápido en ninguna persona relacionada con Hanasaki y Rizembool… por más que estuvieran jugando a su favor.

Pero habían pocas personas con las que podía contar en Japón en ese momento -personas que no fueran otras HiMEs, quienes ya estaban lidiando con sus propios asuntos. Necesitaba tener más seguros y no tenía muchas opciones, por lo que esperaba poder contar con una persona recomendada por la propia Miranda.

“Por favor, esté al tanto de Sayi” le pidió. Kenshin portaba una expresión solemne “Hace dos días nos encontramos con su ex Rebel. Supongo que ella ya le habló de él”
“Si, me dijo que tienen una relación cordial, aunque no son cercanos” agregó el tutor “Y sé que su espada no es la misma a la suya”
“Así es, y si, sus espadas son diferentes pero…” Kaien se detuvo antes de continuar “Noté una reacción ajena a él cuando vio la espada de Sayi, y eso me preocupó. Conozco a ese sujeto desde la secundaria, y no es de confiar, no me importa que tan relajado aparente ser o que tan amigable sea ahora. Yo no confiaría en él ni aunque me pagaran”
“¿Crees que tenga planeado algo con Sayi?” preguntó Kenshin y el pelinegro juntó los labios en una línea.
“No lo sé. El dice que no piensa volver a ser Rebel. Y no lo es, me cercioré en averiguarlo ayer” continuó el pelinegro “Soujirou es un sujeto impredecible, y peligroso. No encuentro un motivo para que atente contra ella sin ser su Rebel… pero el cómo reaccionó en el parque… llamó mi atención de mala manera”

La conversación se vio interrumpida cuando Sayi regresó al dojo. Kaien le dirigió una mirada rápida al pelirrojo y Kenshin asintió con la cabeza.

“Me muero de hambreeee” se quejó la pelirrosa con su hermanastro “Vamos ya antes que empiece a comer golosinas”
“Estás en régimen de entrenamiento, ¿qué clase de dieta es esa?” le reclamó Kaien y Sayi hizo un puchero “Debes comer mejor o no te harás más fuerte”
“Hoy hiciste un excelente trabajo” le elogió Kenshin. El tutor miró a la pelirrosa, y entonces se dirigió a Kaien “No te preocupes, estará bien”

Mientras Sayi le agradecía a su tutor, el pelinegro sonrió para si mismo al entender a qué se refería. Quizás y había estado en lo cierto al confiar en él.

“Vayan a comer que se les hace tarde. Sayi, te veo mañana” se despidió el pelirrojo “Un gusto conocerte, Kaien”


Una vez ambos se marcharon, Kenshin sintió nostalgia al recordar la genuina preocupación en el rostro del pelinegro. Había sido curioso haber conocido a quien hubiese sido el Knight de Sayi, pero lo que menos se espero fue haberse sentido tan identificado con él. La inquietud, la desconfianza, y el vínculo tan cercano con su exHiME… eran varios de los mismos ingredientes en la relación con su propia exHiME

“Kyoko, tu hija se parece mucho a ti. Pero si te soy honesto, no esperé que yo también sería parte de las similitudes”

Mientras cerraba la puerta del dojo, Kenshin meditó sobre las palabras de Kaien. No sabía mucho del pasado de Soujirou más allá que su rol como Rebel… pero con la advertencia que había recibido, él también había sentido una alarma dispararse en su cabeza. Aunque por un motivo diferente. Uno que no podía compartir.

El también se había sorprendido la primera vez que vio el arma de Sayi, pero no por los motivos que habían preocupado a la pelirrosa. Y que el propio exRebel se haya sorprendido y hubiera actuado raro, aún si ya sabía que la espada podía ser igual a la suya…

Solo podía esperar que las coincidencias terminaran ahí.


El cielo ya estaba bastante naranja cuando los postes de luz empezaron a prenderse. Sayi miró su reloj y se lamentó al ver la hora.

“Siento haberme demorado tanto. Debí haber sacado cuenta que no íbamos a hacer la reservación” se lamentó Sayi “Hige va a estar molesto”
“No te preocupes” le respondió Kaien, quitándole el bolso a la pelirrosa y llevándoselo al hombro “Hay muchos restaurantes en el centro, busquemos alguno que quieras”
“Voy a avisarles a Ichigo y Hige entonces” Sayi sacó su celular y abrió la aplicación de mensajería “¿A dónde se te—“

Pero Kaien le quitó el celular de la mano y lo apagó. Entonces se lo guardó en un bolsillo.

“¿Que haces?” le preguntó Sayi. La pelirrosa intentó recuperar su teléfono, pero Kaien solo la esquivó y apuró el paso “¿Kaien?”
“No quiero que te distraigas” le dijo Kaien “Anda, ¿a dónde quieres ir a comer?”

Pero Sayi seguía intentando recuperar su teléfono. Sin explicarle el por qué, el pelinegro continuó haciéndose a un lado, o empujándola con su propia mochila.

Tras unos segundos de esquiva, tira, jala y empuja, Kaien la plantó tomándola de los hombros.

“Sayi, ¿a dónde quieres ir a comer?”
“MI. TELEFONO. AHORA.”
“No. Se queda conmigo hasta que terminemos de cenar” le dijo “Así que elige a donde quieres ir”

Sayi lo miraba extrañada. Sabía que eventualmente Kaien le diría en que estaba pensando, pero también sabía lo obstinado que podía ser, por lo que lo más rápido sería seguirle el juego, al menos de momento.

“Hay un restaurante en el centro que tiene una vista muy linda. Esta a dos trenes” el pelinegro asintió y entonces empezó a dirigirse hacia el metro “¿Al menos podrías decirle a Ichigo y Hige donde nos deben encontrar?”
“Te mentí” le dijo Kaien
“¿A que te refieres?” le pregunto Sayi “Tacha eso, mejor dicho, ¿qué está pasando contigo?”

Kaien continuó caminando y la pelirrosa junto a él, con los ojos fijos en su rostro. El estaba sonriendo.

“Les pedí que hicieran otra cosa y me dejaran contigo por hoy” le dijo “Me debías una cita desde hace mucho tiempo”
« Last Edit: August 13, 2017, 02:27:23 PM by Sayi »

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Mimi Tachikawa

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #203: September 30, 2016, 02:12:21 AM »
Bueno vengo a dejar ficku, en serio estoy nula de inspiracion y no me gusta ;_;

Capitulo 22:

En la mansión Kaiba, ya se encontraba instalado Hajime en una de las habitaciones, específicamente al lado de la habitacion de Seto, hablando de él dio instrucciones a sus sirvientes de estar pendientes en todo momento del joven al igual de que eviten que salga de su habitacion ya que el doctor le habia indicado reposo absoluto, el joven de cabellos peliazules se habia puesto a limpiar su nueva habitacion

Una de las sirvientas abrió la puerta de la habitacion para traerle algo de comer, cuando vio que el joven estaba limpiando

No lo haga Hajime-sama!!! Debe de descansar!!-

Ah…lo siento…-dijo tímidamente mientras dejaba el plomero que habia hecho con un par de telas que habia encontrado ahí- es que no me gusta estar en una habitacion sin hacer nada…a mi me gusta hacer los quehaceres de la casa…o mejor dicho es lo que yo siento…-dijo sonriéndole dulcemente-

Pero ahora esta viviendo con Seto-sama y nosotros estamos aquí para hacer esos deberes…-

Hablando de Seto-kun…-mirando a otro lado sonrojado- se puede saber que relación tengo yo con él?-

Uhmm…- la sirvienta empezo a recordar las palabras que Seto les habia dicho si por alguna razón Hajime preguntaba acerca de su relación-pues son prometidos desde pequeños y ahora conviven como una pareja feliz…-

Eh?...-dijo visiblemente sorprendido- es por eso que Seto-kun me trajo aquí??...asi que vivimos juntos…mirando a otro lado…entonces quiero hacer algo por él me puedes ayudar??

En que desea que lo ayude?

Ayudame a preparar algo rico para él deacuerdo?...-

Deacuerdo!! Le ayudare!!!

Un par de horas mas tarde Seto Kaiba hacia su entrada en la mansión y en el recibidor se encontraba un sonriente Hajime

Bienvenido Seto-kun, espero que hayas tenido un buen dia en el trabajo

Que haces aquí parado?? Te dije que fueras a descansar….-

No podía estar tranquilo y no me gusta no poder hacer nada en la casa- le tomo de las manos- ademas como tu prometido debo de hacer algo productivo aunque no recuerde mucho no lo crees??-

Seto sintió la calidez de las manos de su amigo y las apretó fuertemente, para caminar junto a él hacia el comedor donde le estaba esperando diversos platillos

Espero que no te importe…me emocione mucho y me puse a cocinar de todo con la ayuda de los cocineros…no he sido una molestia no??-

Tu lo preparaste todo?...- se solto del otro joven y se cruzo de brazos- no tendría porque molestarme si lo has preparado para mi…-

En serio?? Eso me hace muy feliz…-

Al menos menos Hajime parecía mas relajado que desde que lo habia visto en el hospital, aun estaba buscando el paradero de los malditos que le habían hecho sufrir, ya los encontraría a todos y los destruiría aunque aparte  de esa preocupación tenia otra que era el investigar a la misteriosa familia Daidouji y saber cual era su relación con la muerte de sus padres adoptivos, ademas también tenia pendiente el mandar a investigar a Hanasaki por que tenia que hacerlo? Pues tenia vínculos con varios políticos que querían investigar desde hace tiempo aquella prestigiosa escuela y resolver los misterios que encerraban

Te sientes bien Seto-kun?? Te veo muy palido…-

No pasa nada…- dijo alejando un poco sus preocupaciones- por lo que veo ya te sientes mejor…-

Si me siento muy bien asi que apartir de mañana ayudare con los quehaceres en la casa, claro que puedo hacerlo no??-

Claro que no puedes hacerlo Hajime…-le dijo mirándole fijamente con el ceño fruncido- pero lo que haremos es ir a inscribirte a Hanasaki…es la escuela donde estoy asistiendo y como no hace mucho que ambos vivimos juntos y somos de escuelas distintas, creo que ahora seria el mejor momento para estudiar juntos no crees?-

Si piensas que es una buena alternativa para nuestros estudios, entonces ya no me opondré….-le dijo sentándose a su lado-

Entonces apartir de mañana iremos juntos a Hanasaki…-

Bueno entonces vamos a comer!!...-

Antes de empezar a comer Seto recibió una llamada telefónica

Disculpame un momento Hajime, debo de contestar una llamada…-

Adelante…-

El pelicastaño se alejo del comedor y contesto- Que sucede??

Tsubaki ha empezado a hacer sus movimientos…según la investigación que estamos realizando es posible que sea el responsable del accidente de sus padres…no lo podemos confirmar…pero lo único que podemos estar seguros es que tiene una hija estudiando en Hanasaki y que estuvo involucrada en los accidentes que sucedieron hace 3 años

Parece que es un de tal palo tal astilla…y ya conocen el nombre de la estudiante ¿?

El nombre de aquella estudiante es Mayura Daidouji…-

Asi que se llama Mayura Daidouji…no den ni un paso en falso hasta confirmar si su padre estaba involucrado o no con eso…cualquier otra información házmela saber…- colgó y se acerco hacia el comedor nuevamente
………………………………………………………………………………………………………

Belldandy se encontraba en su habitacion mientras observaba las fotos que tenia con sus dos queridos amigos, luego la foto de su matrimonio con Keichi y por ultimo su foto con Mayura

Por fin habia logrado tener un lazo con mi hija…porque tuviste que aparecer ahora Tsubaki??...-

Parece que mi querida amiga la esta pasando mal…-

Belldandy  se quedo en silencio y giro lentamente para mirar a la persona que habia entrado a su habitacion
Ha pasado mucho tiempo…-

No puede ser…eres tu Madoka?

He venido para proteger a mi princesa en peligro y bueno para ver a mis sobrinos…-

No puedo creerlo…estas aquí!!

Se acerco corriendo hacia a el y lo abrazo fuertemente-

-------continuara

matta ne!!!

Mimi-chan


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #204: September 30, 2016, 05:42:39 AM »
*se esconde (?)*

Este es un fic compartido entre Kana y yo! Lo empezamos hace eones pero al fin (AL FIN) lo terminamos t_t
edit: topes agregados B)





 


No había un día en que es haya quedado en ese lugar porque no sentía necesidad de estar allí y tampoco se sentía preparada para ver a las demás HiMEs (las cuales posiblemente habría perdido registro de recuerdos debido a su amnesia y no quería ponerlas ni estar en la incómoda situación de no recordarles y forzar las cosas) pero sí se había aventurado a quedarse una noche hace una semana. Noche la cual llegó a eso de las dos de la madrugada cuando no había tanto movimiento, entró por la ventana (si bien aún la mansión estaba algo vacía) y se quedó en ese supuesto cuarto que le correspondía para amanecerse estudiando conceptos de física cuántica que debía aprender para la siguiente exposición. ¿Por qué hacía algo tan extremo si podía quedarse a estudiar en el templo disfrutando del silencio del lugar? Irónicamente, porque en el templo no había paz con Yato. La interrumpía constantemente en los estudios con preguntas o comentarios absurdos de la vida. Incluso, si no estaba distrayéndola directamente, lo hacía de modo indirecto cuando conversaba por celular con sus amigos o exageraba su situación en un acto dramático. Por este motivo, la pelicastaña estaba en su cuarto, con la luz apagaba, estudiando bajo un cobertor y sólo iluminándose con la luz suave de una pequeña linterna.
Esta era la segunda vez que Hiyori invadía la mansión HiME sin hacer notar su presencia. Pero sería la primera vez que bajaría a la cocina ya que, esta vez, no había preparado un termo de café como sí lo hizo la vez pasada. Apagó la linterna y salió de su cuarto a oscuras, sin emitir ningún sonido que delatara su existencia. A Hiyori le gustaba pensar, en ese punto, que estaba haciendo un magistral trabajo digno de una valorada espía.
Cuando llegó a la cocina encontró la luz prendida pero eso no era novedad ya que todo el primer piso permanecía con la iluminación intacta toda la noche demostrando la majestuosidad de la mansión. Lo que sí la advirtió, fue notar que alguien estaba en la cocina a esas horas de la madrugada lo cual la tensó un poco. Al asomarse sigilosamente notó a una chica de cabellera lavanda que reconoció pues la primera vez que ella estuvo en la mansión fue la única chica que… ¡Descubrió que Hiyori estaba allí!

Felizmente, aquella joven era una persona excepcionalmente agradable y tras una pequeña plática ella e Hiyori comenzaron a llevarse muy bien. La pelicastaña de paso le había pedido que mantuviera en secreto que estaba allí y la otra joven había aceptado con admirable amabilidad.
Hiyori se serenó entonces, y entró en la cocina. La muchacha de larga cabellera que caía glacialmente por sus hombros la notó también a esas alturas y embozó una sonrisa en señal de saludo. Hiyori le devolvió el gesto, sonriéndole.

“Buenas noches, Eureka” La saludó meneando la mano taciturnamente. “Otra vez coincidimos” Rio dócilmente por la situación. “Y veo que también ha sido por una de las necesidades primarias de los seres humanos” Hiyori se acercó a Eureka inspeccionando el lugar. “Necesito encontrar el café o moriré en el intento de estudiar…”

A Eureka se le había hecho costumbre quedarse un par de noches en la mansión HiME, en especial los días que tenía prácticas de fotografía: las cuatro hora seguidas, de seis a diez de la noche, las dejaban demasiado agotada como para poder soportar el viaje de regreso a la mansión de los Vi Britannia, por lo que prefería quedarse a dormir allí, en el campus. La verdad era que la mansión HiME la sacaba de apuros: había trasladado un poco de ropa y algunas otras pertenencias suyas para poder tener un lugar donde descansar y avanzar con trabajos en el caso de que se hiciera muy tarde o estuviera demasiado cansada.

La interacción de las HiMEs en la mansión era muy escasa: era un poco difícil coincidir con ellas (casi nadie se había mudado aun, a excepción de unas cuantas), por lo que probaba ser un lugar muy tranquilo como para avanzar con deberes o descansar. Más aun, ahora que Kanone y Ryoji ya podían andar sin ninguna preocupación por la casa de los Vi Britannia, la algarabía y el desorden se habían hecho aún más comunes. Le sorprendía cómo Hizumi, Lelouch y Haruhi podían trabajar con tranquilidad en sus tareas en aquel ambiente.

Sin embargo, aun así, extrañaba su hogar. Esos tres años que habían pasado habían sido suficientes como para que se acostumbrase al lugar, que, en un inicio, había sido muy ajeno para ella e incluso para el mismo Lelouch, que no recordaba las vacaciones que había pasado allí durante su infancia.
Las únicas HiMEs con las que había interactuado eran Cho, una joven callada a quien recordaba del conflicto pasado, y Hiyori, con quien se había encontrado una noche, y de la que se había vuelto cómplice en esconder su presencia esporádica en la mansión. Le había sido muy fácil entablar conversación con ellas y se llevaban muy bien. Ambas le habían facilitado un poco la estadía en la mansión ese par de días que había pasado la noche allí.

Esta noche, por algún motivo, no podía dormir. Había intentado, y por una hora, logró conciliar el sueño, pero algo le impidió seguir durmiendo y se despertó de golpe. Eran ya casi las dos de la mañana y aún no podía volver a dormir. Resignada, había bajado a buscar algo de comer o tomar: sabía que ya no lograría descansar, así que, con el estómago lleno, estaba dispuesta a revisar alguno de los temas de sus cursos. Tal vez avanzaría con algún proyecto que debía entregar la semana siguiente. Revisando el refrigerador en la cocina, sintió la presencia de alguien y al girarse, divisó a lo lejos a Hiyori, que se espantó levemente, de seguro pensando que era otra HiME la que hurgaba la cocina en busca de comida. Al notar que era Eureka, su expresión se relajó, y se sonrieron mutuamente.

Hiyori la saludó, y luego de compartir unas risas por lo curioso que era volver a coincidir juntas en el mismo lugar, Eureka cerró la puerta del refrigerador para hacerse a un lado y darle espacio para que Hiyori pudiera cruzar y revisar las alacenas, en busca del café.

“¿Hoy te amaneces?” Le preguntó, curiosa. Era algo propio de gente de su edad que estudiaba en la universidad, pero Eureka aborrecía las amanecidas. Al día siguiente, no funcionaba muy bien, andaba más distraída de lo común y siempre tenía ganas de dormir. Admiraba a la gente que era capaz de hacerlo y no morir en el intento.
“Posiblemente…” Hiyori alcanzó la alacena alta para inspeccionar los productos que allí guardaban. Encontró el café que buscaba y lo sacó con cuidado, evitando mover las cosas de su lugar. “No es lo mío, objetivamente… No suelo estudiar. Pero, hace poco me incorporé a la universidad y estoy atrasada. El examen de mañana me tomó por sorpresa y ni tenía apuntes así que me toca buscar en libros.” Agregó dos cucharas de café en la ridícula taza con diseño de gatitos que Mio le había dejado en su cuarto como regalo. No encontró azúcar, así que prefirió dejarlo tal cual. Encendió el hervidor de agua.
Mientras el hervidor se tomaba su tiempo en calentar el agua, Hiyori aguardó pacientemente en el lugar. No encontró necesario ocultarse ya que no vislumbraba a algún otra alma por el sector. Por otro lado, charlar con Eureka era una situación agradable, no se le hacía inflexible ni forzado, más bien, algo que podía surgir con naturalidad. La castaña entrecerró los ojos cavilando en ese punto, pensando que posiblemente se presentaban las interacciones normales entre estudiantes.
“Donde me estoy quedando eh… La persona que también vive allí no me deja estudiar” se dio la vuelta para no darle la espalda a Eureka y poder verla de frente. “No deja de hablar por teléfono con sus compañeros sobre una fiesta de su universidad o algo por el estilo.” Hiyori parpadeó confundida, notando cierto detalle. Posó una mano sobre su mentón en actitud reflexiva “Ahora que lo pienso… No puedo evitar notar que, aunque él suele ser muy comunicativo con sus asuntos, hay cierto grado de misterio y secretismo con ese evento.” Elevó las cejas. “Justamente antes de venir, tomé su teléfono móvil para quitarlo de la mesa que yo ocupo y tenía su Facebook abierto. Noté que mucha gente de su universidad estaba unida a un evento de Facebook sobre la fiesta, casi se comunicaban en códigos cuando publicaban comentarios.” Ella alzó la mirada hacia el techo pensativa. Quizá en qué tipo de fiestas estaba metido Yato y sus compañeros de universidad. Todo ese misticismo le despertaba la curiosidad.


“¡Ah! ¡Mucha suerte con eso!” Le deseó Eureka, mientras se apoyaba en el filo de la mesa de la cocina. Estudiar sin material sonaba complicadísimo, y aunque aún no le había sucedido, estaba segura de que pronto ocurriría. Ella había tenido suerte con Fotografía y Biohuertos, porque no se había perdido de mucho en las dos semanas que no había asistido a clases. Además, los profesores le habían facilitado todo al enterarse de su situación: Miranda había tenido que conversar con ambos. En esos momentos, agradecía un poco ser HiME.

Esperaron unos cuantos segundos en silencio a que el hervidor calentara el agua, y Eureka reflexionó en lo cómoda que se sentía alrededor de Hiyori. A decir verdad, no creía haberla visto antes, ya sea en el conflicto pasado o en secundaria alta, pero no estaba segura, porque muchos de esos recuerdos habían sido bloqueados por ella inconscientemente. Por unos instantes, quiso darle unas vueltas más al asunto, pero optó por centrarse en lo que la pelicastaña le contaba.

El comentario de la fiesta la preocupó y le dio muchísima curiosidad al mismo tiempo. Hacía unos días, había visto un evento en facebook sobre una fiesta de inclusión para rebels y alumnado de Rizembool, pero, así como lo vio, desapareció al cabo de unos segundos. Lo más probable era que lo habían hecho un evento privado.

“Qué raro, porque si se trata de una fiesta, imagino que lo común sería conseguir que más gente vaya… ¿De qué universidad es tu amigo?” Le preguntó. Tal vez era una fiesta de una universidad muy cerrada, que quería ser exclusivamente para su alumnado.
“Gracias” Hiyori le sonrió gradualmente. Posteriormente escuchó con atención lo que Eureka le comentaba al respecto de la fiesta. Parecía que ella también conocía algo referente a dicho evento y por lo visto el manto de desconcierto también la envolvía sutilmente. “Exacto, es muy raro todo este asunto.”
El hervidor indicó que el agua estaba lo suficientemente caliente para preparar el café. La chica apagó el electrodoméstico, lo tomó con ambas manos y vertió el líquido incoloro en su taza con delicadeza. No llenó toda la taza dejando un espacio el cual llenó con agua fría de la llave. Había escuchado la pregunta de Eureka pero prefirió otorgar unos minutos con la excusa perfecta del hervidor pero percibió la curiosidad que aún permanecía en la otra chica. Hiyorí no supo si contarle precisamente en donde estudiaba Yato por el origen casi satanizado de su institución pero, pensó, que de todos modos no era como si nadie se hablara con gente de Rizembool. Seguramente, muchas personas en Hanasaki tenían conocidos en Rizembool y viceversa. De todos modos, no sentía que Eureka se fuese a espantar si le confesaba con sinceridad la respuesta a esa pregunta, tampoco que la fuera a enjuiciar. Si bien no se conocían mucho, no la veía como ese tipo de personas estrictas en cuanto a la relación extrema Hanasaki-Rizembool que hacían una inquisición con quienes pasaban la línea
“Eh… Bueno” Levemente caviló de todos modos en responder, bajo un poco la mirada por unos instantes antes de volverla a mirar. “Él va a Rizembool” Le contestó finalmente, optando por decir la verdad. Esperó que la chica expresara una reacción sorprendida o adversa pero no se demostró aterrada por lo que aquello llevó a pensar que quizá ella no tenía dramas con esos temas o, tal vez, también tenía conocidos por allá. De todos modos, la castaña estimó prudente adelantar lo siguiente. “No es Rebel, creo que ni siquiera se involucra en esos temas…” Tornó su mirada en el líquido oscuro del café el cual soltaba una encantadora fragancia del grano oscuro. Probó un poco del café antes de continuar. “Pero de todos modos esa fiesta me parece sospechosa… Hasta dan ganas de saber un poco más al respecto.”

Al escuchar las palabras de Hiyori, confirmó inmediatamente sus sospechas: se trataba de la fiesta de Rizembool que había visto unos días atrás. Por un lado, estaba la idea estereotipada de que las actividades del alumnado de aquel institución siempre estaban relacionadas a la guerra con Hanasaki, y por otro, el sentido común que le decía que podía ser una simple fiesta, por más de que la presencia de rebels en ese lugar fuera algo muy probable.

Y aunque quería hacerle caso al punto de vista más racional, era difícil dejar de lado los estereotipos cuando se trataba de algo tan peligroso como este asunto.

“Mm, Rizembool…” Eureka se tomó el mentón, pensativa. “Es muy probable que sea la misma fiesta que vi el otro día en facebook… y tienes toda la razón, suena muy sospechosa. Tengo un contacto en Rizembool, es un amigo de tiempo… bueno, no es tan amigo mío, es más amigo de mi mejor amigo,” Eureka pensó en Hizumi, y rodó los ojos por esto. “Ambos fueron rebels… durante el conflicto pasado, y compartieron cuarto. Bueno, este chico es muy popular, y me ofreció ayudarme a buscar quién era mi rebel… aunque terminé enterándome por mi cuenta,” Eureka sacó su celular del bolsillo. “Sé que será muy inoportuno, porque es tardísimo, pero podría probar contactándole. Es de confianza, pero… ¿no sé si te parezca correcto hacerlo? Siento que no debería dudar, pero como es algo tan delicado… me es inevitable.”
Souji siempre le había parecido alguien en quien se podía confiar. Hizumi le había contado sobre la fuerte amistad que él había tenido con su HiME, lo que indicaba que era una persona muy fácil de tratar y distinta al rebel promedio. Sin embargo, en esos momentos, no había forma de no dudar. Nunca había sido muy estricta con los temas de la guerra: siempre había tenido amigos en ambos bandos, pero esta situación era especial.

Escuchar que Eureka tenía un conocido en Rizembool le hizo sentirse mayormente templada. Hiyori se maravilló por la divertida coincidencia de que las dos hablaban de la misma fiesta y como a ambas le había cautivado el misterio en torno a la susodicha. Le escuchó con atención mientras bebía su café, concentrándose en cada palabra que la otra muchacha decía. Eureka había ofrecido llamar a su contacto para preguntar y por un segundo la curiosidad sobre Hiyori pudo ser demasiado poderosa como para tentarse a decirle que probaran preguntándole a esa persona de Rizembool pero instantes después pensó que tal vez estaban tanteando terreno minado.
Hiyori tenía de conocido a Yato en Rizembool y no parecía mala persona. Eureka le contaba que tenía también un conocido allá y por sus palabras no sonaba al villano típico de Rizembool. Tal vez ellos no realizarían una acción perjudicial si se enteraban que ellas sabían de la fiesta y querían respuestas a sus dudas… Pero daba la posibilidad de que alguien más se enterada del interés de ambas y moviera piezas del ajedrez.
“En vista de la hora tal vez no sea bueno importunar” Lo había dicho como primera excusa. “Confieso que estuve tentada de que realizaras esa llamada, porque me intriga el propósito que pueda tener esa supuesta fiesta ya que es muy extraño que no deseen gente que no es de Rizembool en el lugar. Hmm… Quizá podríamos averiguar un poco por nuestra parte antes de tomar esa opción.” La pelicastaña alejó un poco la taza de café de sus labios. Acarició esta misma con sus finos dedos. “Quizá suene demasiado demente… Pero sería genial poder contratar un servicio de espionaje” Sintió una punzada en la cabeza. Pensar en el costo de ese servicio le tocaba la fibra sensible, no por ser tacaña sino más bien por lo endeudada que estaba. “O espiar por nuestra parte. Digo, quizá observar de lejos, nada riesgoso.” Rio un poco. “Aunque creo que estoy diciendo locuras.” Meneó una mano en el aire restándole importancia a lo último dicho por ella.
El tema de la hora no le preocupaba tanto porque se trataba de Souji, quien, de seguro, seguía despierto por sus trabajos de programación y estaría en eso hasta muy tarde en la madrugada. Además, Souji se tomaba muy a pecho el estar siempre disponible para sus amigos, así que dudaba que no contestara esa llamada. Sin embargo, Hiyori tenía un punto muy válido: mejor era recolectar toda la información posible antes de mandarse con la llamada que podía perjudicarlas de alguna manera. Le costaba dudar de Souji, pero mejor era prevenir que lamentar. Y en el caso de que necesitaran enterarse de otras cosas, bien podían sacárselo a las personas indicadas sin preguntar directamente. Podía preguntarle a Hizumi y correr menos riesgos, o incluso revisar su celular: por más de que ya no estuviera en Rizembool, existía la pequeña probabilidad de que lo invitaran, así como hicieron cuando lo intentaron reclutar para ser rebel de nuevo.

“¿Tú crees que puedas investigar un poco más desde el celular de tu amigo? Claro, en los momentos en que esté distraído y no lo note… Cosas como la dirección, la fecha, eso.”

Ante la proposición de Hiyori de observar la fiesta desde lejos, confirmó que habían estado pensando en algo muy parecido, y rio, puesto que, si Hiyori sentía que decía locuras, entonces ambas estaban locas de remate. La idea de espiar se le hacía muy buena. Era un increíble cambio de rutina y la hacía sentirse más útil que la vez anterior, en la que siempre esperó a que su rebel fuera por ella, en vez de tener iniciativa propia. “No siento que digas locuras, porque si es así, entonces lo que te voy a decir implica que estoy muy muy loca,” Eureka la miró, seria. “¿Qué tal si nos arriesgamos un poco más… y vamos a la fiesta? Sé que suena como meternos en la jaula de los leones, pero pienso que oportunidades como esta son una en un millón… ¿sabes algo de tu rebel? Sería genial para recolectar algo de información.” 
Hiyori pensó en las posibilidades que podría tener de acceder al teléfono celular de Yato y espiar su actividad allí. No le costó nada llegar a la conclusión más exacta: Yato era sumamente despistado y por sobre todo descuidado con sus cosas, (y su vida, en sí). En más de una ocasión la pelicastaña había encontrado el teléfono móvil del chico de ojos azules eléctricos en cualquier lugar que no fuera el adecuado. Ya sea en el jardín del templo, o cerca sobre los monolitos del lugar, en el altar sin respetar las normas sagradas o incluso en la entrada sagrada lanzado como cualquier objeto. Por otro lado, el chico no tenía precauciones por su privacidad, siempre tenía su Facebook abierto y las demás cuentas sociales también. El mismo Yato le había sugerido hacerse un Facebook para que le pusiera like a su página pero Hiyori no gustaba de las redes sociales y se crearía una.
“No creo tener problemas con eso” comentó la muchacha de larga cabellera castaña, antes de dar un corto sorbo a su café. “Mañana podría comenzar a averiguar ese dato por medio de su teléfono móvil, es algo bastante natural… A decir verdad” Embozó una pequeña sonrisa, alzando los hombros. Seguidamente, escuchó con atención lo que Eureka diría.
Le pareció un alivio que Eureka no estimara que lo que decía eran locuras. De hecho, por su expresión parecía incluso consolidar la curiosidad y los designios propuestos. Se veía bastante animada con la idea de espiar de lejos; sin embargo, lo que la joven de cabello color lavanda planteó sorprendió extraordinariamente a Hiyori.
“¿Entrar directamente a la fiesta?” Hiyori pensó en esa opción, la consideraba extrema y altamente peligrosa si se reflexionaba en la posibilidad de ingresar en un lugar donde la cantidad de Rebels reunido superaría un grupo pequeño pero la pelicastaña también pensó que, esta vez, deberían ser las HiMEs las que abordaran con el asecho. No recordaba nada de la época de las HiMEs hace tres años atrás pero, por lo que le conversaban, entendía que siempre actuaron como las ovejas a la espera de que el lobo las acechara para atacarlas. Dejo la taza de café sobre la cubierta impecable del mueble, dando por sentado de que la propuesta de Eureka podía ser arriesgada pero esa situación peligrosa podría traer beneficios informativos si se actuaba mediante una planificación apropiada. “Sí, podríamos intentar una actividad de espionaje en esa fiesta. Tendríamos que planear bien cada paso y tener cuidado de que la directora Miranda Lot o su asistente se enteren, además de todos los involucrados. Debemos tener precaución especialmente con las personas que conocemos de Rizembool y se encuentren en la fiesta” Pensó en un punto en especial que Eureka le planteó y no lo había considerado hasta ahora “De momento no sé nada de mi Rebel, no sé a quien me han asignado ni nada respecto a su persona. Inmiscuirnos en la celebración podrá aportar con información extra.” ¿Por qué las HiMEs debían ser la que esperan? Sería una buena opción en esta oportunidad ser ellas primero las que tanteen el territorio enemigo.

“¡Perfecto! Suena muy bien, tenemos que recolectar toda la información existente respecto a la fiesta antes de lanzarnos a la piscina… por así decirlo,” Eureka soltó una risa pequeña.

Escuchó atentamente a las precauciones y comentarios de Hiyori y asintió, totalmente de acuerdo. Todo lo que decía la pelicastaña tenía muchísimo sentido: era necesario prevenir antes que lamentar, sobretodo en el caso de que algún rebel o alumno de Rizembool las reconociera, y, por ende, las delatara. Además, como había mencionado, estaba el riesgo de que el asunto llegara a los oídos de Miranda, y de su asistenta, Fran. No tenían idea de cómo reaccionarían ambas, pero lo más probable es que no estuvieran a favor de las acciones de Hiyori y Eureka. De todas maneras, era mejor cuidar no mencionarles el asunto, para no complicarse más.

“Claro, tienes razón… si lo llevamos a cabo, debemos ser muy cuidadosas…” Eureka asintió. Luego, prestó atención a la respuesta de Hiyori sobre la información que tenía de su rebel. De no ser por la boda de hacía unos días, Eureka estaría en las mismas. “Sí, pienso que te serviría de mucho. Aun en el caso de que no llegues a encontrar quién es, podrás hacerte una idea de las actividades y las personalidades de los rebels actuales. Yo conocí a mi rebel el fin de semana pasado… y aunque no fue la mejor situación posible, ya sé quién es y eso me ayudará a sacar información en la fiesta. No tenemos nada que perder, creo yo…” Okay, tal vez si había un par de cosas que podían perder… pero si planeaban todo con cuidado, era difícil que les fuera mal.

“Por cierto, cuando hallemos algo, ¿cómo te contacto?” le preguntó, curiosa. “Creo que no tienes celular, ¿o sí?” Algo así había entendido al inicio de la conversación, cuando Hiyori mencionó el celular de su amigo Yato. De ahí, recordó un detalle. “Podríamos hablar mediante el facebook de tu amigo, y eliminar las conversaciones, pero… puede que se entere de algo…” Contempló la idea, y aunque sonaba viable, la invadía la misma duda que tenía al considerar preguntarle a Souji sobre la fiesta. “Lo dejo a tu criterio, podríamos juntarnos acá de nuevo en el transcurso de la semana,” le ofreció, con una sonrisa.
“Oh, buen punto” Hiyori chasqueó los dedos ante la interrogante de Eureka.
¿Cómo podían contactarse si la castaña no tenía en su poder artefacto de comunicación alguno? Pensó en la idea propuesta de utilizar el de Yato pero, aunque este fuese muy distraído, pensó en eso mismo: Era muy distraído. Así como ella le sacaba su teléfono para instruirse de cosas, podía tener amigos que también espiaban sus asuntos por Facebook y podían tener más pericia en el tema. Si no mal recordaba, una vez Yato le había hablado que tenía amigos en Ingeniería Mecatrónica e Ingeniería Informática y esos siempre eran muy astutos para entrar sin problemas a conversaciones borradas o, incluso, hackear. Tal vez hasta ya habían hackeado a Yato un par de veces… Ahora que lo pensaba, le daba sentido el recordar unas cuantas veces que curioseo con el Facebook de Yato y encontró que el chico de ojos azules tenía por estado ¨Soy gay¨ y un rimero de gente de su universidad y otros lados le posteaban burlándose de él. Hiyori pensó que la mejor opción era adquirir un teléfono celular básico, al menos.
“Creo que compraré un teléfono móvil desechable. Así lo ocupo para estos casos. Son económicos y básicos, pero creo que son efectivos para comunicarnos.” La joven sacó un papel de su bolsillo y un lapicero de tinta morada, se los entregó a Eureka. “Puedes anotarme tu número y así, apenas tenga un teléfono celular, te mando un mensaje con el número y así ya no tendríamos problemas para contactar.” Embozó una sonrisa sencilla. Todo el asunto de espionaje le estaba llenando de emoción. Meditó en silencio por unos segundos. No albergaba muchos recuerdos de su etapa anterior con su otra identidad pero seguramente no hizo grandes cosas como HiME pues nadie la recordaba. No era que quisiera ser recordada, tampoco, pero esa manía de pesimismo sobre sí misma le llevó a pensar de que había sido una de las más inhábiles. “Tengo entendido que la mayoría de las HiMEs esperaban que los Rebels dieran la primera iniciativa. Me parece justo que seamos ahora nosotras las que marchemos un paso por delante que ellos. Como dices, esto me puede ayudar a conocer más sobre mi Rebel y, al mismo tiempo, puedes tener más información del tuyo y como actúan este grupo en conjunto.” Ir con cuidado y cubriendo la identidad de ambas sería crucial para la investigación. “Podríamos usar una táctica de ¨camuflaje¨, tipo, usar pelucas, lentes de contacto y ese tipo de cosas que oculten nuestra identidad. Quizá deberíamos acordar un día para comprar equipo de vestuario o bien el mismo día de la fiesta pasar por una tienda y salir de allí con el vestuario puesto.”
“¡Perfecto!” Eureka asintió, y tomó el papel y el lapicero. Se giró un poco y apoyó ambas cosas en el repostero, luego tomó el lapicero y apuntó su número de celular. Una vez terminado, sonrió satisfecha y le extendió el papel junto con el lapicero, los que Hiyori tomó y guardó de nuevo en su bolsillo. “Me mandas un mensaje y te anoto en mi lista de contactos. ¡Puedes llamarme cuando quieras! Pero sería genial compartir la información que encontremos lo más pronto posible para coordinar qué haremos,” le dijo.

Las palabras de Hiyori eran muy ciertas: la actitud de las HiMEs en el conflicto pasado había sido, en su mayoría, pasiva. Eureka recordaba que todas esperaban a que el rebel fuera por ellas, en vez de que actuaran con iniciativa. En su caso, nunca se le ocurrió hacer lo contrario, y de lo que sabía, el resto también estuvo en las mismas. No pudo evitar sentir vergüenza por eso: después de todo, su desempeño había sido pésimo. Parte de sus ganas de volver a ser HiME era reivindicarse un poco con eso, y la fiesta probaba ser la oportunidad perfecta para ello.

La idea del camuflaje sonaba perfecta. Aunque era algo que había visto muy a menudo en películas y series de televisión, nunca se le había ocurrido que en algún momento de su vida necesitaría hacerlo. Asintió, emocionada, imaginándose una infinidad de posibles identidades y atuendos distintos a los que usaba.

“Me parece genial, de hecho, tiene sentido… creo que es la única forma de que no nos reconozcan,” dijo, confiada en que ese plan funcionaría.

Acordaron en comprar los materiales el mismo día de la fiesta, para no arriesgarse a ser vistas por otras HiMEs, el personal de la casa HiME u otras personas. Los últimos detalles los verían en el transcurso de la semana, y luego de despedirse con una sonrisa en el rostro –y de que Eureka robara una caja de jugo de naranja del refrigerador—, regresaron a sus cuartos: Hiyori a seguir estudiando, Eureka a intentar conciliar el sueño… actividades que les serían difíciles de realizar. La emoción que sentían por lo que llevarían a cabo dentro de poco no las dejaría concentrarse en nada.
Tal como lo habían planeado aquella noche en la mansión, la HiME de la electricidad y la HiME del hielo se mantuvieron en contacto por medio de mensajes de textos vía teléfono celular. Durante los días posteriores al nacimiento del plan, las dos chicas habían estado averiguando por sus partes toda la pesquisa de importancia que pudieran conseguir respecto a la dichosa fiesta. Eureka había logrado sonsacarle habilidosamente información a Hizumi. Su amigo que, alguna vez, fue un Rebel de Rizembool, fue invitado por Souji a la fiesta pero por claros motivos sensatos el de ojos ámbar no asistiría por la cantidad de partidarios patrióticos de Rizembool que se acumularían en un solo sitio. Considerando que Hizumi había traicionado a Rizembool, no sería muy cuerdo que fuera directo a la horda enfurecida. De ese modo Eureka había conseguido los datos sobre el evento que los estudiantes de Rizembool estaban organizando consiguiendo la dirección del lugar exacto donde se llevaría a cabo la reunión. Por su parte, Hiyori había espiado por medio del teléfono celular de Yato la cuenta de Facebook de éste logrando entrar al evento de Facebook donde vio que apuntaban una fecha la cual la cambiaban seguido por desacuerdos o para que pudiese coincidir con disponibilidad de más gente. Al final los miembros del evento llegaron a un consenso e Hiyori anotó la fecha y hora de la fiesta.
Ambas habían acordado reunirse esa tarde fuera de un negocio comercial donde vendían productos y vestuario a buen precio y de toda categoría. La idea era encontrar la prenda y accesorios exactos que pudieran ocultar su identidad durante la noche. Hiyori esperaba cerca del negocio pero no exactamente fuera de este. Con la paranoia que alguien podía verla ¨entrar de un modo¨ y ¨salir de otro¨ lo cual sería algo sospechoso. O quizá estaba siendo muy extrema. Se fijaba en las personas que circulaban por el lugar, a esa hora había mucho movimiento lo cual de todos modos era bueno porque siempre muchas personas por todos lados sirve de distracción. Justo cuando se fijaba en un grupo de personas, notó a un rostro familiar. La pelicastaña salió de su sitio y se acercó a Eureka al reconocerla.
“Ha llegado el día.” Dijo la chica después de saludar a Eureka. “Es increíble que estemos realizando esto. Me parece tan ameno y realizable aunque estemos desafiando muchas reglas y tentando la seguridad.” No quería admitirlo, pero todo aquello le llenaba de adrenalina que la hacía sentir, en cierto modo, llena de ilusión. Estaba determinada a ser otra versión de sí misma y no la floja y sonsa HiME que alguna vez fue.

Luego de una investigación exhaustiva por ambas HiMEs, finalmente lograron dar con todos los datos importantes acerca de la fiesta y ya se encontraban juntas para llevar a cabo el plan de infiltrarse. Aún tenían unas cuantas horas para alistarse e ir a la fiesta: no tenían idea de si empezaría a la hora exacta que salía en el evento en facebook, pero por sea caso, tenían pensado llegar solo un poco después. En el caso de que encontraran que aún no había mucha gente, esperarían por los alrededores a que se conglomeraran más invitados. Estar con poca gente era riesgoso: había más posibilidades de resaltar… y no querían pasar por eso.

El peligro y la angustia habían sido dejados atrás para dar paso a la emoción que sentían por ser las de la iniciativa, todo para obtener la delantera. Los rebels eran capaces de conseguir sus horarios y ubicaciones, ¿por qué no podían hacer ellas algo al respecto y conseguir esos datos a su manera?

Eureka le sonrió a Hiyori al verla en el lugar acordado. Estaban a una cuadra y media de la tienda por departamento a la que irían, que era parte de una franquicie conocida por tener todo tipo de materiales y a precios accesibles. Gracias a esto, les iba a ser muy sencillo conseguir los elementos que requerían para camuflarse.
Eureka rio: Hiyori tenía razón. Pero estaba segura de que ambas no se arrepentían de nada. Era algo necesario para cambiar la actitud pasiva que habían tenido en el conflicto pasado, así como también para beneficiarse con la información sobre sus rebels que esperaban recolectar allí.

“Yo también no me lo creo… suena un poco surreal,” admitió, y luego rio. “Pero ya estamos aquí,” le dijo, y empezó a caminar hacia la tienda. Hiyori la siguió hasta quedar a su lado. “Más bien, hay que intentar conseguir ropa, pelucas y lentillas de colores que no sean muy llamativos…” tomó un mechón de su cabello lavanda, disgustada. “no como el color de mi cabello actualmente. Si entrara a la fiesta así, sería muy fácil de notar.”

Hiyori observó detenidamente el cabello color lavanda de Eureka. Era la primera vez que conocía a una persona que tenía aquel tono de cabello o al menos no conmemoraba a nadie con esa particular cabellera. A la pelicastaña se le hacía un tipo de cabello encantador y atractivo, no como el suyo que era bastante común. Pensó que de todos modos no tenía las agallas de Eureka para teñirlo de ese tono estilo pastel goth. No pudo evitar soltar una pequeña y encubierta sonrisa inocente; sin duda, la que tendría mayor trabajo para ocultar su identidad sería Eureka.
Caminaron un poco más hasta entrar en el local. Inmediatamente quedaron sorprendidas porque, si bien desde afuera ya se veía que el lugar contenía una gran cantidad de productos diversos donde escoger, adentro era un mundo totalmente distinto. Un sin fin de pelucas de kanekalon que daban un aire muy natural a la cabellera se lucían en las vitrinas demostrando la variable muestra de colores, tamaños y diseños de pelucas con el que el negocio contaba.
Y nada más mirar a un costado se encontraban con mostradores y más mostradores donde los set de lentillas de colores y diseños se postulaban atractivamente para capturar el interés de los futuros compradores. Para mayor felicidad, el negocio también contaba con vestuarios interesantes disponibles y a buen precio. En su interior había un número menudo de clientes que se tomaba su tiempo en escoger algo para llevar, nuevamente eso contaba como una ventaja positiva para las chicas ya que no serían centro de atención y podrían revisar los productos libremente sin que un vendedor se desesperara con intentar venderles algo pronto.
“Vaya. Aquí hay de todo. Tenías razón cuando hablabas de este negocio.” Expresó Hiyori anonadada con tantos estímulos visuales que se plasmaban en frente de sus ojos. Se tardó un poco percibiendo cada producto viendo de un lugar a otro “Creo que nos tardaremos un buen tiempo en decidirnos que usar pero al menos de aquí saldremos con todo lo que necesitamos para ir a esa fiesta.” Extendió una mano para acariciar los largos cabellos de una peluca color caoba rizada. “Hm… ¿Por donde empezar? Creo que en mi caso tendré que buscar un tono más claro o directamente rojo para que sea el opuesto a mi cabello natural.”
Pensar en su cabello la deprimía un poco por lo difícil que sería ocultarlo: además del color, tenía un montón de volumen y dudaba que entrara todo en la malla que usaría para amarrárselo. Sin embargo, cuando ingresó junto con Hiyori a la tienda, dejó a un lado su preocupación para enfocarse en la variedad de productos a su disposición: no mentían cuando decían que tenían de todo y a precios cómodos.

Se acercó a los mostradores y, como Hiyori, empezó a revisar las pelucas, objetos que estaban a la mano de ambas. Tenía una idea en mente de cómo quería salir de allí: con cabello negro medio ondeado un poco debajo de los hombros, tal vez unas lentillas cafés, una chompa cerrada y holgada y unos jeans. Escoger la peluca y los lentes de contacto iban a ser su prioridad, ante todo. 

“¡Puede ser! ¿Tal vez un rojo medio marrón? Ja, no sé si se nota, pero ese es mi color de cabello original,” y señaló a sus pequeñas raíces rojizas. Era necesario acercarse para notarlas, porque se había aplicado el tinte hace poco y aún no le crecía mucho el cabello. “Yo iré con negro porque siento que pasará desapercibido… espero,” suspiró, rogando en su mente que nadie la notara. De haber muchos invitados, sería más sencillo, pero no podía confiarse de eso.
“Increíble.” Hiyori parpadeó un par de veces entre incrédula y sorprendida por la confesión de Eureka. Había tenido dudas sobre el color de cabello de la otra muchacha pero no se atrevía a preguntar si en realidad era su color natural ya que consideraba que sería imprudente o de mala educación “Si no me lo dices tú, yo creería que el lila es tu color natural” La pelicastaña detuvo sus pasos para observar detenidamente las secciones de la tienda para determinar por donde comenzar. Curvó las cejas para cuando metió sus manos en los bolsillos de su chaleco, pensó que le costaría trabajo decidir que comprar entre tantos estímulos visuales. Comprendió, en vista de la hora la cual se acercaba a la estipulada para el evento social que los de Rizembool llevarían a cabo, que no tenía tiempo para ser indecisa. “Hm, creo que comenzaré por escoger una peluca” Dejo escapar su determinación mediante palabras escuetas. Si bien había decidido comenzar por allí, tampoco tenía una idea de cuál peluca llevar exactamente. Fila tras fila de pelucas desfilaban ostentosamente ante sus ojos. Se tardó poco en agarrar una y probársela frente a un espejo. Era una peluca hecha de kanekalon cuyos cabellos eran de gran longitud y terminaba en ondulaciones. Su color era rubio escandinavo. La había escogido por su color claro que se contraponía al suyo. Terminó de acomodar los cabellos, sin usar la malla, y dejo caer el flequillo escandinavo. “Creo que me quedaré con esta. ¿Qué opinas?”
Eureka sonrió al ver a Hiyori con su peluca; el tono era precioso y le quedaba muy bien. Le sorprendía la increíble calidad de los productos de la tienda: la peluca que Hiyori portaba se veía muy realista, por más de que estuviese hecha de kanekalon. El toque de las ondas en las puntas era muy refinado y le daba una vibra distinta a la joven, cumpliendo con su fin de hacerla pasar por otra persona. Con la malla, los lentes de contacto y otros accesorios adicionales, dudaba que la reconocieran.

Asintió. “¡Te queda perfecta!” Exclamó, observando cómo Hiyori pasaba sus dedos entre las hebras de cabello de la peluca. “El color es muy lindo,” dijo, y luego cogió una peluca negra de longitud media del rack. Era un poco ondeada y le llegaba por debajo del hombro. Además, tenía un cerquillo pequeño.

Se desató la media cola con trenza que tenía puesta, para luego hacerse un moño alto, de tal manera que le fuera más sencillo probarse la peluca. La colocó de atrás para adelante, y luego de ajustársela frente al espejo, asintió, satisfecha con su nuevo ‘look’. Sabía que en algún momento de la noche se le haría insoportable seguir con la peluca –después de todo, daba calor tenerla puesta—, y ya se veía quejándose en un futuro cercano, pero tuvo que hacer a un lado esos pensamientos para concentrarse en la tarea actual. “Mm, yo creo que quedo con esta,” dijo, observando su reflejo en el espejo.

La HiME del hielo observó como Eureka se acomodaba las hebras finas y oscuras de la peluca de modo que se moldeara bien. Sin duda alguna, el color negro contrarrestaba completamente con el color que Eureka usaba originalmente lo cual ocultaría con gran astucia su identidad. No pudo haber escogido un mejor color porque era el ideal. Además, el largo moderado de esa peluca era otro punto a favor ya que era totalmente distinto al largo abundante de la cabellera de la joven.
“Me parece que haz hecho una selección bastante inteligente.” Hiyori colocó la punta de su índice haciendo contacto con su pulgar haciendo una señal de ¨Ok¨ “Lo único que temo es que en cierto punto de la reunión nos sentiremos verdaderamente incómodas y paranoicas cuando tengamos temor de que nuestras pelucas se muevan de su lugar…” Hizo una reflexión colocando una mano en su mentón. “Atentaré contra toda norma de la estética pero iré con hoodie con capucha para así cubrir mi cabeza en caso de que sienta que la peluca se me descontrola.” Se quedó estática pensando en esa posibilidad que, espera que por ningún motivo, pudiera ocurrir. La castaña lentamente salió de su espasmo prefiriendo pensar en el siguiente paso: las lentillas.
Los ojos de Hiyori tenían un particular color de iris que no era muy común entre las personas. No es que fueran únicos, pero sí muy escasos. El tono magenta la podría delatar allí o en cualquier lado que alguien la viera. Para ocultar este detalle debía decidir entre las dos opciones que se le hicieron más razonables: lentillas de color castañas claras o lentillas de color azules para que fuera el típico color de ojos que acompaña a la gente de cabellera rubia. Cuando se ubicó en frente del mostrador de lentillas, se dejó encantar por unas de color castaño claro de tipo lens circle de esfera grandes como las que usan las ulzzang. En el camino se había hecho de un canasto para dejar allí los productos que compraría. Había buscado en número de modelo de la peluca que escogió, encontró una sellada y la metió dentro del canasto, momentos previos de iniciar la selección de las lentillas.
“Compraré estas.” Se las enseñó a Eureka antes de dejarlas dentro del canasto. Ahora esperaría a que Eureka escogiera una de su gusto. Iban bien hasta ahora y si seguían así dentro de poco darían inicio al paso más complicado del plan.
Al ver a Hiyori tomando un canasto y escogiendo una versión de su peluca empaquetada, Eureka la imitó, corriendo al lado izquierdo del rack a sacar un canasto igual para ella y de ahí, buscando entre los paquetes de pelucas el que había escogido hacía unos instantes. Demoró unos cuantos minutos, pero al hallarlo, lo alzó con una sonrisa triunfante y lo colocó en el canasto.

“Mm, tienes razón, de hecho, no importa tanto el lado estético, más el camuflaje, así que tu idea tiene mucho sentido…” Pensó en ello, preocupada por sí misma. La idea de Hiyori era perfecta: ir con una polera con capucha escondería las hebras de su color de cabello original en el caso de que la peluca se moviera de lugar, pero también contaba con el riesgo de causarle más calor. Al menos en su caso, estaba segura de que no sería capaz de llevar a cabo ese plan, por su tendencia a sentir calor incluso en las situaciones más friolentas. Por algo siempre portaba con una polera simple o un polo manga larga, en vez de usar un saco o una casaca. En invierno, era genial porque llevaba menos capas de ropa y podía estar muy tranquila con las fuertes temperaturas. Sin embargo, en este caso, era muy problemático. “Creo que confiaré en mis habilidades con la malla, porque no creo poder ir con polera, puede que me dé más calor que la misma peluca, y las ganas de sacármela aumentarán… eso podría terminar en desastre. La llevaré por sea caso, aun así,” dijo, y luego, se enfocó en los mostradores de lentillas.

No le fue difícil decidirse por un par: unas de color azul llamaron su atención al ser sencillas y baratas. Contaba con presupuesto, pero si podía ahorrar, mejor, así que las sacó y colocó en su canasta. “No sé qué tan bien caiga el azul con la peluca negra, pero me arriesgaré,” rio, pensando en su combinación.

Sólo faltaba la ropa, y pronto estarían listas.

“Yo creo que hacen juego” Hiyori sonrió animadamente al pensar en la combinación de la peluca y las lentillas de Eureka. “El color azul resaltada y hará juego con el negro del cabello. Será como los ojos y el cabello de Blanca Nieves, por lo demás.” Pero su sonrisa inocente la borró rápidamente al escucharse a si misma “Ok, eso fue muy estúpido… Eh, lo de Blanca Nieves… No era lo que quería… Decir” Desvió la mirada fingiendo que miraba ropas de estilo sencilla que el negocio ofrecía. A veces Disney no era la mejor referencia si se pensaba bien en el trasfondo real de los cuentos infantiles. Y también, justamente eso, una persona adulta hablando de cuentos infantiles no era muy maduro. “¿Qué tal si vamos hacia allá?” Señaló hacia los colgadores de ropa. Al caminar hacia esa dirección, Eureka lo hizo también.
Hiyori comenzó a mirar sin muchos ánimos la variedad de ropa que allí había. Toda su vida había tenido gustos muy quisquillosos y nunca se dejaba convencer, especialmente cuando de vestuario se trataba, de manera rápida. Pero tenía que considerar que no llevaba mucho dinero, por lo que tenía que comprar algo sencillo como también económico, al mismo tiempo debía escoger algo cómodo debido a toda la incomodidad de la peluca que tendría que soportar y que, esperaba que no se diera el caso, en una situación de ser descubiertas un vestuario liviano sería lo más ideal. Llevaba puesta una falda tableada de color negra, calzas largas que le llegaban un poco más arriba de la rodilla y que eran del mismo color que la falda, entonces pensó en comprarse un hoodie con capucha de color pastel que estaba de oferta. Lo agregó al canasto y con ello ya tenía las compras listas.

Eureka soltó una risita pequeña ante el comentario de Hiyori, y asintió. “¡Me olvidé por completo de eso! Te juro que no hice la conexión hasta que lo mencionaste. Y hey, no fue estúpido, al contrario, se me hace muy normal y genial, es un buen ejemplo… A ella le quedaba bien esa combinación,” le sonrió. Era una referencia muy clara y Eureka no lo había notado, cosa que le causaba mucha gracia. Hiyori era muy observadora, y eso le parecía admirable. Su repertorio de referencias también era digno de notar.

Eureka corrió a los racks de ropa y, luego de chequear rápidamente la hora, se dio cuenta de que su outfit ideal tendría que ser sacrificado por ropa de su talla, y principalmente, que fuera sencilla de conseguir en esos instantes. Revisó los racks de ropa en busca de prendas que le quedaran y escogió una blusa, una falda campana, y una chompa, metiéndolas todas en el canasto con visible apuro. Asimismo, agarró una red para cabello, y Hiyori la imitó, recordando que la necesitarían para amarrarse y poder colocarse la peluca con precisión.

Al confirmar que los productos que tenían eran los que necesitaban y de que no se les olvidaba nada, Hiyori y Eureka corrieron a las cajas a pagarlos y luego solicitaron entrar de nuevo a la tienda para usar los cambiadores.

Cuando estuvieron listas y se encontraron fuera de los cambiadores, se sorprendieron al ver lo distintas que se veían. Sonrieron, satisfechas con sus decisiones y el camuflaje escogido, y salieron de la tienda, rumbo a la fiesta.
« Last Edit: October 13, 2016, 07:22:22 PM by Eureka »


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #205: September 30, 2016, 07:59:40 AM »
Yay! Mi primer fic compartido. Después de 29392 años en el BT es genial poder por fin tener la oportunidad de haber hecho un fic compartido de este modo. Gracias, Eureka :3
Después de varios meses, se pudo al fin haha.

Esta parte subo. Luego viene la final de Eureka.
Luego edito para iconos y esas cosas.

El viaje en tren pasó sin mayor percance, por más de que estuvieron a punto de perderse –felizmente localizaron un mapa de las estaciones cerca del andén en el que se habían bajado, y pudieron ubicarse y continuar con su ruta—. Llegaron al destino y, si bien la fachada de la mansión les hacía dudar de que era el lugar correcto debido a lo ostentosa que se veía, las luces y la música a todo volumen eran indicadores de que habían dado con la dirección del evento.

La puerta principal permanecía abierta en todo momento, con gente que entraba y salía a cada segundo. A lo lejos, pudieron divisar que el lugar era excesivamente amplio, y se sorprendieron con todo el espacio disponible. Se acercaron a la entrada y las saludó un joven con cabellos bicolores, quien las invitó a pasar con un gesto cordial y una sonrisa amable. Eureka y Hiyori intercambiaron miradas y luego le devolvieron el gesto, ingresando a la fiesta e, inmediatamente, sintiéndose muy ajenas a todo.

El lugar estaba repleto de gente: desde el rincón más remoto del jardín, hasta la entrada: en todos lados se habían formado pequeños grupos de jóvenes que hablaban y tomaban. Parte del jardín había sido tableado para crear una pista de baile, llena de gente como el resto de la casa.  En frente de esta, yacía una piscina que permanecía intacta.

La fiesta estaba llena de vida y parecía un encuentro común de gente de su edad. Sin embargo, sabían que no podían confiarse de lo que veían, puesto que, de todas formas, muchos de esos chicos que tenían en frente eran parte del bando de los rebels.
Todo parecía normal hasta el momento. La fiesta parecía llevar el típico ritmo de una celebración universitaria. La música estaba tan fuerte que las chicas veían como los demás debían gritarse de cerca para que el otro les escuchara, el alcohol abundaba generosamente como si el mismo Dios Dionisio fuera el auspiciador de la fiesta, el juego de luces entonaba a momentos ciertos sectores del lugar apagándose y encendiéndose dando una sensación de “éxtasis” sin necesidad del uso de alucinógenos. En pocas palabras, parecía la clásica fiesta de hermandad norteamericana. Sólo faltaba que la mascota del equipo de fútbol americano se paseara entre medio de los invitados gastando bromas mientras el borracho de turno se lanzaba desnudo a la piscina. En cierto punto, cuando ambas HiMEs ya estaban de lleno recorriendo libremente el lugar de la fiesta, sintieron que el ambiente no era tenso sino más bien algo muy sencillo de involucrarse. No parecía para nada a aquella imagen que se formaban desde siempre donde los Rebels y todo ser viviente de Rizembool expirara radiación o gases tóxicos que desintegraban a quien no fuera de Rizembool. Sorpresivamente, parecían ser personas normales, comunes y corrientes. Algunos incluso las saludaban con la mirada con notoria amabilidad. Hasta el momento, ninguna persona las había observado como alimento para carroña ni suspicacia ante la sospecha de sus presencias. Eureka e Hiyori sabían que, de todos modos y aunque el ambiente pareciera ser encantador, debían tener la guardia en alto. No sólo porque eran HiMEs que estaban en medio del panteón de los Rebels, sino también porque el número de chicas en general asistentes a la fiesta era diminuto al lado de la cantidad de chicos por lo que de una u otra manera podrían llamar la atención y sentenciar su condena. Se detuvieron en un punto cercano a la piscina pero conservando la distancia prudente entre esta y la gente, por unos instantes se quedaron pensativas observando a su alrededor pensando a cual punto deberían introducirse primeramente considerando que el lugar era enorme y la cantidad de invitados exagerado (y considerando que, por lo visto, las personas seguirían llegando en masas).

Eureka se giró hacia Hiyori, acercándosele un poco para poder comentarle que lo mejor sería separarse unos minutos para poder recorrer todos los espacios disponibles y, posteriormente, juntarse para comentar si habían encontrado algo. Era cuestión de intentar acoplarse a alguno de los grupos y sacar información, o sino, observar a la gente desde lejos, pero primero se necesitaba tener una idea de la distribución del espacio y los invitados. Eureka comentó, además, de que quería buscar con la mirada a su rebel para poder tener su presencia en mente y evitar los lugares a los que él iría. Era riesgoso toparse con Oikawa por la posibilidad de ser reconocida por él.

Alentó a Hiyori a que buscara información sobre su rebel o sobre los rebels en general, y afirmó que ella haría lo mismo. Hiyori le propuso encontrarse allí mismo, a unos metros de la piscina, una vez que terminaran de inspeccionar la fiesta por sus cuentas.

Asintieron, y luego de dividirse los pisos (Hiyori tomaría el primero, Eureka el segundo), se fueron en sentidos contrarios a investigar.
Hiyori Arima permaneció pensativa después de la resolución en cuanto a que hacer desde ese punto. A ella le había tocado el primer nivel de la mansión por lo que tenía que recorrer todos los ambientes de la primera plana en busca de información. Dudativa, no determinaba por donde empezar siendo su exploración en un lugar tan grande. Dejo escapar un suspiro y relajó sus hombros, si se quedaba en pie por más tiempo parada en ese lugar sirviendo de obstáculo no sólo llamaría la atención negativamente sino también atraería a intrusos indeseados. Comenzó a desplazarse por el sector del jardín donde la música estaba a tan alto volumen que veía como muchos de los invitados debían gritarse entre ellos para escucharse. En esa zona el grupo de personas era poblado mayormente por jóvenes universitarios varones, pero no faltaban muchachas entre los rostros presentes. La pelicastaña se acercó a una mesa donde sacó un vaso con limonada rosada y una pajita color fucsia que le daba la excusa perfecta de tener la boca ocupada en la succión de la limonada y así evitar que le conversaran. Hiyori siempre había sido torpe socialmente y prefería no dialogar con nadie.
Tuvo cuidado de acercarse mucho al borde de la piscina cuando se habría paso entre los jóvenes, la luz azul y amarilla a rato le mareaba y prefería evitar espectáculos patéticos cayendo a la piscina y dando de qué hablar (Porque, claro, se le saldría la peluca y pensarían que era una chica con problemas de personalidad o bien era un travesti muy bien disfrazado) Fue en una focalización de luz que vio un rostro conocido entre los invitados y la sangre se le heló al darse cuenta que lo tenía tan cerca. Era Yato Kurogami quien conversaba con una chica de cabello rizado y rosa. Tan amenamente en su conversación estaba que felizmente no se percató de su presencia. Hiyori se dio la vuelta y volvió por el costado de la piscina dándole la espalda a su conocido. Notó que una chica estaba en traje de baño de dos piezas en el centro de la piscina flotando en aquellos juguetes playeros que simulan camas inflables. Parecía una chica llena de glamour bebiendo una fina copa de Martini. Por la mirada maliciosa de algunos, supuso que pronto la tumbarían de la cama inflable para que se mojara de una vez. Siguió caminando y un poco más allá en una pérgola se percató de un grupo de jóvenes que conversaba entre ellos. Vio que algunos se sacaban selfies en ese momento. Simuló acercarse a contemplar la pérgola e imitar a los chicos sacándose selfies pero en solitario. Prestó atención a lo que conversaban a ver si pillaba alguna clase de información que sirviera de ayuda. Los chicos parecían ser de la misma carrera por lo que hablaban en su momento sobre un mismo lenguaje universitario y lo que debían en las clases. En cierto punto, entendió que hablaban de código romano por lo que se dedujo que eran estudiantes de Derecho. Si eran estudiantes de Derecho, eran compañeros de Yato quien estudiaba esa carrera en Rizembool. Quizá eran de la misma generación por lo que observaba. ¿Yato tendría Rebels entre sus compañeros?
Con notable habilidad, Hiyori les observó de reojo mientras fingía leer un mensaje de texto en su celular.
Uno de ellos tenía el cabello castaño, ojos verdes con felina mirada, sus cejas eran pobladas y su atuendo era un poco más “económico” que el del resto de sus compañeros. Parecía confundido de estar allí, porque a diferencia de sus compañeros él se notaba perteneciente a un estatus social medio bajo. Se veía que él se sentía fuera de lugar allí.

—Tanto lujo me pone incómodo… — Dijo aquel joven como si Hiyori le hubiera leído como un libro abierto. Torció el labio y observó hacia la mansión. Su gesto de molestia cambió levemente por uno de admiración y asombro. —Es primera vez que estoy en un lugar así. Lleno de riquezas. — Alzó sus cejas, maravillado por la arquitectura del lugar. —El único lugar lujoso que conozco hasta ahora es Rizembool. — Se sintió un poco avergonzado de su confesión cuando sus compañeros soltaron una risa.
—¿Cómo así Rizembool es lo más ostentoso que has visto? ¿Nunca te habían invitado algún compañero a sus casas para estudiar, Eren? —
—Eh, no es que no me invitaran… Es que suelo decir que tengo cosas que hacer para así evitar venir a lugares así. Siento que no encajo mucho. — Ladeó el rostro.
—¡Ahá! Así que es por eso que nunca vienes cuando te invitamos. Ya no tendrás excusa. Pero es entendible que ahora nos digas que no puedes venir a las próximas reuniones de estudio y de los estudiantes de Derecho para discutir temas de la carrera… Ya que tienes un deber mayor con Rizembool y eso te quitará mucho tiempo. Te salvas, por esta. 
—Cierto, con tu rol quizá hasta te mueras. — Bromeó otro compañero. —¡Así que tomemos selfies para conservarte en recuerdo! —
—…Eso es macabro. — El chico que respondía al nombre de Eren soltó un suspiro pero rápidamente articuló una sonrisa cuando los otros dos estudiantes se acoplaron a él para la selfie. Detrás de ellos salía la mansión de fondo. Vio la fotografía en la pantalla del iphone de su compañero de Derecho. —Ok, nadie me creerá que estoy aquí. —
—Ya. Te mandaré la fotografía para que le digas a tus conocidos que tienes estos amigos ricachones con mansiones enormes y son los líderes de la carrera de Derecho. —
El resto de la charla se trató del partido de fútbol de la Champion League por la copa por lo que era material irrelevante. Lo que llamó la atención de Hiyori era que esos chicos dijeran que el tal Eren tenía un compromiso importante con Rizembool. Eso podría significar ser un Rebel. La chica sacó una selfie a sí misma, pero con la intención de que esos chicos aparecieran detrás para reconocer sus rostros más adelantes. Un par de tomas y lo tuvo. Tal vez no era un Rebel o si lo era tal vez no era el suyo pero no estaba demás llevarse esa información. Ya que lo pensaba, si Miranda se enteraba de las acciones de Eureka y Hiyori seguro las regañaría, pero si fuera más truculenta las aplaudiría por la información brindada.
Decidió volver al lugar donde se encontraba la piscina para tomar el camino que la llevaba dentro de la mansión. Encontró en esa parte a jóvenes que ya no se encontraban en sus cinco sentidos y comenzaban a hacer estupideces. Quizá si prestaba oído alguno de ellos soltaría libremente información crucial.
Como le tocaba investigar el segundo piso, Eureka se giró hacia las escaleras y se hizo paso entre la multitud para llegar a estas. La tarea le fue muy difícil, considerando que la mayoría de gente eran muchachos, muchos de ellos fornidos e intoxicados, por lo que recibió varios codazos y empujones en el proceso. Terminó demorando unos cuantos minutos en llegar a su destino, y cuando lo hizo, sintió cómo el cansancio le bajaba con fuerza y tuvo que apoyarse en las barandas de las escaleras por unos instantes para poder recobrar el aliento.
Subió las escaleras con parsimonia, aun medio cansada por el trajín de cruzar varios espacios de la casa reventando de gente, y notó por el rabillo del ojo que unas cuantas personas se habían sentado en el borde de estas al inicio del segundo piso. Pidió permiso con cuidado, y luego, siguió su curso.
El segundo piso era un reflejo del primero: lujos por doquier, algunos estantes sin la presencia de adornos (de seguro el dueño de la casa había previsto que muchos terminarían intoxicados y podrían romperlos, por los que los había escondido en otro lugar). El espacio era igual de amplio que en el primero, y la planta estaba dividida en un inmenso pasillo al fondo, que daba a varios cuartos y a un balcón; y dos salas de estar al pie de las escaleras, una de estas sin muebles y la otra con sofás. Al igual que el primer piso, había gente por doquier, ya sea en pequeños o grandes grupos, sentados en los sofás o parados y apoyándose en las paredes. La música del primer piso se escuchaba un poco lejana, opacada por la que se oía en el segundo piso, que contaba con otro tipo de atmósfera, una un poco más tranquila y acogedora.
Era inevitable notar la multitud reunida al centro de la sala del fondo: al parecer, se encontraban alrededor de algo muy llamativo como para captar la atención de tanta gente. Eureka cruzó la primera sala de estar con un poco de dificultad, y al llegar al otro lado, pidió permiso para escabullirse entre la gente y llegar a la primera fila, para poder observar a qué le prestaba atención el resto.
Se sorprendió un poco al ver que se trataba de Souji y una chica, quienes bailaban al ritmo de una canción pegajosa y cuyos pasos de baile parecían de profesionales. La chica, en especial, tenía una habilidad increíble para alzarse por los aires y cuadrar sus tiempos con los de Souji, sin tropezar ni caer en ningún momento. Su agilidad y movimientos gráciles eran motivos por los que muchos chicos se habían quedado boquiabiertos ante lo que veían. Aun así, su expresión de sorna en todo momento no encajaba muy bien, pero su habilidad excepcional hacía pasar por desapercibido ese detalle.
Allí fue recién que Eureka se dio cuenta de por qué gran parte de los invitados que estaban en el segundo piso se habían quedado observando la escena con detenimiento. La chica, además, era bellísima: de unos ojos azules y cabello azabache que, luego de pensarlo unos instantes, notó que eran atributos muy parecidos a cómo ella misma se veía en esos momentos. No dudaba que muchos de los espectadores se habían quedado por ella y no tanto por el baile.
“Es una show off, la verdad,” escuchó Eureka, entre la multitud. Discretamente, se giró para localizar la fuente del comentario, y la encontró en un muchacho de cabellos oscuros y lentes. Volvió a girarse para no mirar en aquella dirección, prefiriendo enfocarse en el baile. Sin embargo, la voz del chico resaltaba sobre la música por tratarse de gritos, al parecer para poder hacerse escuchar entre el bullicio.
“Lo que pasa es que estás celoso,” le respondió alguien. “Tu prima es una increíble bailarina. También fue una buena princess, ¿no?”
“…Supongo,” contestó el chico de lentes, un poco hastiado. “Me voy al balcón, todo esto me está agotando.”
“¡Te acompaño!”
Cuando se volteó de nuevo, Eureka notó que el chico de lentes y su acompañante se habían esfumado entre el resto de filas de personas que rodeaban la improvisada pista de baile.
La música llegó a su fin y la pareja dio por finalizado su baile. El público aplaudió, y luego, Souji hizo unas señas para llamarlos a todos a bailar. El grupo alrededor de ellos se dispersó, y se formaron parejas y grupos que empezaron a moverse al ritmo de la siguiente tonada, que ya había empezado hacía unos segundos.
Le apenó no escuchar nada sobre rebels –saber que la bailarina era princess era poca información—, y dio por finalizada su pequeña investigación. Volteó una vez más hacia las escaleras, y caminó mientras bailaba para pasar desapercibida entre la multitud… hasta que alguien tiró de su brazo y la jaló contra sí.
Eureka maldijo su suerte y se aguantó las ganas de gritar al notar que era su rebel quien la había sacado a bailar.
“…”
“…¿Qué pasa? ¿No bailas?” Le dijo Oikawa, alzando la voz para poder ser escuchado.
“Me están llamando del primer piso, lo siento,” le dijo Eureka, y con una sonrisa pequeña y una reverencia, intentó escapar de la situación. Oikawa no la dejó, porque tomó su brazo de nuevo.
“Espera, tú no eres…”
Eureka tiró de su brazo y corrió hacia las escaleras, no sin antes chocarse varias veces y recibir, como en el primer piso, varios codazos y empujones. Al girarse, notó que Oikawa iba detrás de ella, y siguió corriendo hacia las escaleras. Llegó allí y tuvo que bajarlas de dos en dos, para luego continuar con su escape.
Se perdió entre la multitud, soltando un suspiro aliviado cuando llegó al jardín y al revisar sobre el hombro, notó que Oikawa ya no estaba detrás de ella. Su alivio aumentó en grandes cantidades al notar la cara conocida –aunque camuflada— de Hiyori a unos metros de ella.
Se le acercó, agitada, y se apoyó unos instantes en sus rodillas para recuperar el aliento, por segunda vez en la noche.
“Tengo malas noticias,” anunció. Sacó su celular y tipeó rápidamente el mensaje. Luego, lo alzó de tal manera que sólo Hiyori podía leerlo.
“Me encontré con mi rebel”
Al leer el mensaje en la pantalla del teléfono celular de Eureka, la pelicastaña trató de permanecer lo más indiferente posible para lo levantar sospechas. Seguidamente, observó a su alrededor si encontraba algún rostro sospechoso que estuviera asechando a Eureka en una simulada cazaría dentro de la fiesta; felizmente, no se encontró con nadie que pudiere denotar esas características. Por un lado, el hecho de que el Rebel de Eureka hubiese aparecido en ese momento le había tensado, pero por otro lado también significaba mayor conocimiento sobre el enemigo. Sólo esperaba que por sus acciones, ninguna de las dos se encontrara en problemas. En ese instante, la que se encontraba en una situación más vulnerable era Eureka. Hiyori sacó su teléfono celular desechable y escribió el siguiente mensaje
“¿Te reconoció? Eh, mejor busquemos un lugar apartado para conversar.”

Eureka asintió en silencio. Iba a ser difícil encontrar un lugar medio solitario en tremendo fiestón, pero esperaba que existiera, puesto que la situación había cambiado y necesitaban discutir al respecto. Caminaron entre la multitud hasta cruzar el inmenso jardín, encontrando un rincón poco concurrido, a donde el volumen de la música no llegaba con tanta potencia. Aprovecharon que justo un grupo de chicas se levantó con dirección a la pista para ocupar un par de las sillas que habían quedado libres.
“Parece que sí me reconoció,” empezó Eureka, recordando la expresión de sorpresa de su rebel y sus intentos fallidos de alcanzarla cuando la persiguió hasta el primer piso. “Pero no estoy segura. En todo caso, hay que tener cuidado con él… Si lo vuelvo a encontrar entre la multitud, te aviso,” Le aseguró.
Le preocupaba un poco la presencia de su rebel, no podía negarlo, pero era un riesgo que siempre supo que correría, así que tenía que buscar la manera de adaptarse. Si se lo encontraba de nuevo, hallaría la forma de escabullirse o evitarlo.
“¿Qué tal te fue a ti? ¿Encontraste algo?”
“Hm…” Hiyori se mordió el labio inferior al terminar de escuchar el comunicado de Eureka. Al parecer, las cosas se habían complicado tempranamente en la misión y tendrían que observar un plan de escape en caso de que empeoraran. Pensó en varias opciones a realizar pero sabía que últimamente la impulsividad predominaba en su persona por lo que no sería prudente escucharse a sí misma en ese momento. “… Si las cosas se complican deberíamos hacer que nos siga a un lugar solitario para acabar con él.” Lo había dicho tan fríamente e inexpresiva que supuso que causaría malestar en Eureka. No quería que se llevara una mala imagen de su persona tan siquiera conocerla. La pelicastaña bajo la mirada, incómoda por su pensamiento tan extremo. “Eh… O-olvida lo que dije sobre aniquilarlo.” No alzó la vista aún “Pero tal vez nos veamos en la necesidad de ser nosotras quienes ataquen primero esta vez. Sólo si la situación lo requiere.”

Ahora sí, había ocupado un poco más de recursos diplomáticos. Subió la mirada para observar a Eureka y analizar la pregunta que ella le había hecho.

“No muy bien.” Soltó un suspiro, defraudada. “Escuché a unos chicos charlar sobre un tema sospechoso que podía referirse a una conducta Rebel.” Hizo una pausa cuando una pista de música pasó a otra y la bulla bajo un poco, esperó a que la siguiente canción aturdiera audiblemente a todos otra vez para sólo así continuar. “Por lo que escuché son estudiantes de Derecho, el posible Rebel también lo es y creo que tienen relación con los productores de este evento por lo que me pone suspicaz al respecto.” Analizó un poco eso último. Si fuera más paranoica, podría llegar a pensar que era una fiesta para los Rebels y celebrar el rol de estos en Rizembool. En ese preciso momento, notó que aquel estudiante del que sospechaba estaba en un perímetro cercano a ellas. Hiyori le señaló con la vista subrepticiamente. “Sospecho de él. No estoy cien por ciento segura de que sea Rebel ni mucho menos que sea precisamente el mío, pero creo que la información nos servirá para prevenir a otra HiME en caso de que sea su Rebel. Le he sacado una fotografía, no de muy buena calidad, pero sirve de todos modos.” Hiyori lo observó unos segundos más hasta sentir cierto grado de escalofríos cuando notó que este le miró por unos instantes. Sugirió a Eureka que caminasen un poco para fingir normalidad. “¿Qué deberíamos hacer ahora? ¿Seguir investigando o deberíamos retirarnos?”
Eureka se quedó en silencio al escuchar el comentario de Hiyori. Por unos instantes, permaneció muda y sorprendida, procesando las palabras de la pelicastaña. Todo indicaba que debía causarle extrañeza la falta de expresión y la frialdad de la frase de su compañera, pero en vez de ello, le causó gracia lo directa que era. No pudo evitar soltar una carcajada, y asintió, calmándose para esbozar una sonrisa. “¡No te preocupes! Tus palabras son ciertas, y no tengo problemas en iniciar el ataque, al contrario, sería genial hacerlo… Pero esperemos que no sea necesario. De ser el caso, somos dos contra uno, así que dudo que tengamos problemas con ello.”

Sin embargo, existía la posibilidad de que Oikawa fuera amigo de otros rebels… y desde ya, sabía que Souji, a quien sí conocía, había estado en el puesto en la anterior batalla, por lo que al ser su contacto, podía jalar más gente. Lo dudaba del peligris (considerando su actitud bonachona, lo veía incapaz de ello), pero más valía prevenir que lamentar. Si era posible evitar un enfrentamiento, mejor para ambas.

Escuchó con interés sobre la investigación de Hiyori. Durante la conversación, sus ojos terminaron posándose por un par de segundos en el presunto sospechoso. No se veía peligroso: pero sabía que, en muchos casos, las apariencias engañaban, así que optó por no confiarse.

“Creo que deberíamos seguir investigando, ya estamos aquí, no podemos perder esta oportunidad. Estoy segura que dentro de una media hora o un poco más, muchos invitados andarán un poco más mareados por el alcohol que han tomado. Hay que esperar, puede que alguno nos suelte información… espero.”
“Cierto” Hiyori asintió suavemente. “A estas horas el efecto del alcohol debe comenzar a hacer efecto en algunos de los invitados. Debemos estar atentas a lo que podamos escuchar de ellos. Tal vez sea necesario socializar un poco con algo sencillo… Hm” La joven observó de un lado a otro buscando a alguna persona que le produjera sospecha. Aparte del chico que supuestamente estudiaba Derecho y del cual sospechaba sobre su actividad, los otros muchachos alrededor no parecían encajar con el perfil acostumbrado de Rebel con las características de personalidad a las cuales las HiMEs estaban condicionadas.
“Quizá sea mejor empezar a circular.” Sugirió Eureka. Ella notó que, al permanecer mucho tiempo en un solo lugar, acaparó la atención de un grupo de chicos y en vista que las mujeres se presentaban en cifra reducida en la fiesta seguramente encontraban la oportunidad propicia para hacerle los lindos. Hiyori asintió y comenzó a seguir a Eureka. Para ambas fue un poco complicado abrirse paso entre la gente ya que a esa hora había muchos más invitados.
“¿Ves a tu Rebel por aquí, de nuevo?” Le preguntó a la chica de cabellos color lila. Lo más adecuado era estar en alerta en todo momento por si el Rebel de Eureka volvía a pronunciarse.
“Creo que no, por ahora” Contestó Eureka, mirando hacia todas las direcciones posibles tratando de ver si Oikawa estaba merodeando por los alrededores.

Hiyori en tanto fijó la mirada en un grupo de chicos que conversaban entre ellos. Era un conjunto de muchachos que parecían conocerse muy bien, lo más probable era que fueran compañeros de carrera. Parecían sospechosos en cierto punto pero Hiyori prefirió dejar la paranoia de lado o sino terminaría fulminando a todo aquel que pareciera meramente un Rebel. Prestó atención especialmente a un integrante de ese grupo de jóvenes, un chico de cabellos grises y ojos rojizos que sonreía amablemente. Él estaba acompañado por un chico rubio con ojos carmesí y un par más de muchachos. Aquel peligris parecía muy sereno y amigable, aun así, los psicópatas eran los mejores en ocultar su verdadera identidad y demostrar una más caritativa. Justo cuando Hiyori le iba a sugerir a Eureka escuchar la conversación de esos chicos, aquel peligris la observó e intercambiaron miradas. Sintió que él le sonrió en un gesto educado, Hiyori se sintió incómoda al parecerle que su sonrisa era muy cálida y perfecta. Optó por desviar la mirada y comenzar a caminar.
“¿Sucede algo?” Eureka había percibido la necesidad de Hiyori de circular de la vista de ese grupo de chicos. La siguió.
“Nada, sólo pensaba que uno de ellos podía ser Rebel… Pero se ven muy… Débiles” En realidad, no sabía que decir para justificarse.
“Aquí vienen de nuevo.” La otra chica frunció levemente el ceño al notar que el grupo de odiosos jóvenes que hace un momento atrás parecían asecharlas volvían a manifestarse. Esta vez, parecían tener las claras intenciones de interactuar con ellas. “Si siguen presentándose así nos complicaran toda la misión.”
“…” Hiyori observó de reojo a esos muchachos. Eureka tenía mucha razón en cuanto a que su presencia les complicaría las cosas pero no sabía que sugerir para deshacerse de ellos.

Hiyori y Eureka se vieron imposibilitadas de escapar al ser acorraladas por las masas de gente que se movían en distintas direcciones: no tuvieron forma de hacerse paso entre los invitados por el ambiente que las rodeaba y ambas intercambiaron miradas llenas de angustia unos segundos antes de que el grupo de muchachos se colocara en frente de ellas, luego de haber empujado a varias personas para alcanzarlas.
Ambas intentaron dar con alguna forma de zafarse de la situación incómoda que iban a vivir, pero decir que ya se iban, que necesitaban retocarse el maquillaje, o cualquier otra excusa tonta no iba a funcionar si no encontraban un atajo para irse de allí. Para su mala suerte, una canción movida inundó en esos momentos el lugar y, aunque no estaban en la pista de baile, los invitados que las rodeaban empezaron a moverse al ritmo de la música y les cerraron aún más el paso.

El que parecía el líder se les acercó, y mientras Hiyori se veía completamente indiferente ante el extraño, Eureka se sintió un poco intimidada por su altura.
“Hola, ¿están solas?” Les preguntó, sonriendo de lado. Ambas tuvieron el impulso de rodas los ojos, pero se aguantaron las ganas y en vez de ello, fingieron sonrisas apenadas. Eureka miró a Hiyori y esta le devolvió la mirada, asintieron, y luego, se volvieron hacia el grupo de chicos.
“No, de hecho, nos hemos separado de nuestro grupo—” dijo Hiyori.
“¿Solo de chicas? ¡Oh, nosotros podríamos hacerles compañía!” La interrumpió un chico detrás del ‘líder’.
“No, también hay—” intentó hablar Eureka, pero fue interrumpida por el primer chico que les había hablado.
“No tienen por qué mentirnos, realmente. ¿Qué tal si vamos a tomar algo a la barra?”
“No, gracias,” le dijo Hiyori.

El chico, sin embargo, frunció el ceño ante la reacción de la HiME, y extendió su mano, tomando con fuerza el brazo de Hiyori. Esta lo retó con la mirada.
Eureka, a su lado, se quería jalar los pelos de la frustración: la situación había empeorado drásticamente en pocos segundos. Sabía que Hiyori era capaz de defenderse sola –y, de ser necesario, ella estaba dispuesta a apoyarla de cualquier forma— pero si causaban un alboroto en pleno lugar concurrido, no estaba segura de que saldrían vivas de aquella fiesta. Llamar la atención de los rebels sería muy peligroso.



“Oh~ ¿Qué pasa aquí?” Eureka reconoció la voz entre la música y la cacofonía de conversaciones de los invitados, y un escalofrío recorrió su cuerpo. Al girarse, vio cómo su rebel se acercaba a la discusión y empujaba sutilmente al líder a un lado. “Ellas están conmigo, lo siento~”
“¡Oh, Oikawa-san! Disculpe, es que las vimos solas y…”
“De hecho se han separado del resto de su grupo, pero yo me encargo de juntarlas, nos vemos~” y les sonrió a los chicos. Luego, les dio unos pequeños empujones en las espaldas a ambas HiMEs, indicándoles que caminaran por el atajo que él había encontrado entre los invitados.

A juzgar por la cara de Eureka, Hiyori suponía que el chico que las había sacado de allí era su rebel, y que bueno, esto no iba a terminar muy bien. Estuvo dispuesta a detenerse y encararlo, pero Eureka la vio y le pidió con la mirada que no actuara aún.

Oikawa parecía saber manejarse con multitudes como esta, porque el atajo que había encontrado funcionaba de mil maravillas, y rápidamente llegaron a una zona del primer piso en la que no había tumultos de invitados bailando o conversando en voces muy altas. La música aún se escuchaba, era cierto, pero el volumen era más bajo y se podía hablar decentemente.

Por el rabillo del ojo, Hiyori vio que Eureka empezó a convocar corrientes eléctricas en la palma de sus dedos, y recordando el pedido que esta le había hecho hace un rato, vio conveniente tranquilizarla un poco al colocar su mano sobre su hombro. No entendía qué había pasado en esos breves instantes, pero intuía que la reacción de Eureka era por pura adrenalina e impulso.

Oikawa, al parecer, tampoco había pasado por alto aquel acto. Lanzó un suspiro lleno de dolor fingido, y se llevó el dorso de la mano a la frente, en un gesto muy dramático. Hiyori arqueó una ceja.

“Ah, ¡Cómo es posible que pienses así de mí, Eureka-chan!” se quejó, y luego, sonrió ante la expresión de sorpresa de su HiME. “Ah… será porque eres mi HiME, pero si te reconocí,” le dijo.
“…” Eureka se quedó en silencio.
Oikawa aprovechó su falta de respuesta para girarse hacia Hiyori. “Oh, no nos hemos presentado, soy Tooru Oikawa, un placer~”
Hiyori lo miró por unos breves segundos, y luego, se volteó a ver a Eureka. “¿Crees que nos de problemas?”
“Pues eso pensaba, pero parece que está en plan de divertirse y joder…”
“¡H-HEY! ¡ESTOY AQUÍ! ¡NO ME IGNOREN!”
“¿Nos vas a atacar?” le preguntó Hiyori, y Oikawa negó con la cabeza.
“No. Más bien, discúlpenme… pero creo que necesitaban un poco de ayuda con esos chicos, así que me metí. Eso, y quería comprobar que eras tú, y bueno, ya lo hice.”
“¿Y ahora?” preguntó Eureka.
“Mm, pues nada. Quiero saber que hacen aquí~”
“¿Eso no te incumbe?” le dijo Hiyori.

Oikawa curvó sus cejas momentáneamente, no era difícil notar que ambas chicas estaban muy a la defensiva hacia su persona. En cierto punto era fácil comprender la reacción de ambas muchachas ya que estaban no solo en precensia de él quien era un Rebel sino también estaban inmersas en un ambiente repleto de chicos que eran Rebels y otros tantos potenciales candidatos al puesto. Aún así, el pelicastaño no iba a dar su brazo a torcer.
Noto que el par de HiMEs lo observaban con los ojos entrecerrados como si fuera él quien no debería estar en la fiesta.

“Un momento” El chico alzó ambas manos pidiendo calma. Con la mirada de esas chicas sentía como si una espada le atravesara el cuello. “El que debería estar enfadado por la presencia de ustedes debería ser yo… Pero como ven me tomo las cosas con serenidad y hasta me parece adorable que dos HiMEs estén aquí en este preciso momento.”
“Cállate” Le dijo Hiyori en tono indiferente pero sin dejar de mirarlo con suspicacia. Ese tal Oikawa le daba mala espina pese a su personalidad amigable. No se fiaba de ese tipo de chicos ya que Rebels con esas características habían demostrado ser los más crueles.
“¿Podrías apartarte un par de pasos mientras discutimos este tema entre las dos?” Eureka frunció el ceño mirando desafiante a su Rebel. La HiME de la electricidad parecía transmitir descargas eléctricas con su mirada. Si pudiera atacar con su mirada, Oikawa habría caído en ese momento electrocutado al suelo.
“Hey, no se olviden que hace un momento las liberé de esos chicos. En serio que quise hacer un acto de bondad auténtica… No sé como ganarme su confianza en estos momentos. Puedo jurar que lo hago de buena fe y no tengo malas intenciones ocultas.” Oikawa fingió tristeza profunda siendo muy melodramático en su actuación.
“…” Eureka e Hiyori lo miraron en silencio por unos momentos. “Ignoralo” Dijo finalmente Eureka. Acto seguido se apartó unos pasos y sugirió lo mismo a Hiyori quien la imitó. Ella soltó un largo suspiro “Si bien no puedo poner cien por ciento las manos al fuego por mi Rebel, puedo darte la seguridad de que no hará nada complicado en estos momentos… ¿Creo que no es del tipo de Rebels que se toman su rol muy en serio? Pero confío en que no nos atacará.”
“Si tú lo dices…” Hiyori miró hacia el suelo pateando un vaso de plástico vacío distraídamente. Le confiaba mucho confiar en las personas y ese Rebel se le hacía sospechoso pero Eureka parecía muy segura de lo que decía. “Lo conoces más que yo así que confío en lo que dices. Pero de todos modos…” Ella alzó la mirada y observó a su alrededor. “Creo que estamos perdiendo un poco el control de la situación. Él ya se dio cuenta de que somos HiMEs, presiento que otros Rebels también deben tener el sentido agudizado en este plano y ya deben estar sospechando.”
“Cierto.” Eureka asintió. Comenzó a analizar los rostros de las personas a su alrededor. “Creo que debemos apresurarnos en buscar supuestos Rebels… Aún no encontramos quien pueda ser el tuyo. ¿Alguien te da alguna corazonada?”
“Eh… Había un chico… Pero no sé si la ¨corazonada¨ que me daba al verlo era por sentir que era mi Rebel u otra cosa” Hiyori se avergonzó de sí misma por presentarse confundida, desvió la mirada hacia otro lado. “No comprendo esta situación… Quizá lo conozca de antes y se me hace familiar o simplemente me llamó la atención.” Soltó finalmente.
“Tal vez es un rostro que antes hayas visto en otro lugar” Eureka sonrió levemente.
“En fin. ¿Qué hacemos con él?” La pelicastaña señaló con la mirada hacia el Rebel de Eureka. Esta vez, habló en un tono intencional para que el otro se enterara de que estaban discutiendo sobre él.
“No es un peligro pero sí un estorbo.”
“…” Oikawa se sintió levemente ofendido por la actitud de esas chicas.
“¿Tal vez deberíamos encerrarlo en un lugar?” Pensó Eureka en una divagación comprendiendo que no era la mejor opción. “No. Creo que no es buena idea. Como es seguro que hace algo ridículo.”
“Hm, seguramente se pondría a gritar o algo y llama la atención de otros.”
“¿A alguna de ustedes les hace sentido la palabra tacto empático?”
“Cállate” esta vez, fue Eureka quien lo mandó a silenciar.
“Hm, dejemos que vaya libre.” Hiyori esta vez pareció suavizarse un poco. Oikawa se mostró más complacido. “Pero no creas que estas absuelto. Al primer error que cometas…” Le habló directamente a Oikawa
“Lo lamentarás” Concluyó Eureka, mirando determinada a su Rebel.
“Ok, ok. Comprendo” Oikawa mostró las palmas de sus manos en son de paz. “Nada de errores” Soltó un suspiro. “Ahora que nos entendemos un poco, ¿Puedo saber por qué están aquí?”
“Hacer ese tipo de preguntas se considera un error” Anunció Eureka.
“¿Una segunda oportunidad?”
“Pero la última, será.” Ella se cruzó de brazos frustrada de tener que lidiar con su Rebel en ese preciso momento. “Empiezo a creer que nos serás un gran dolor de cabeza”
“Podría sernos útil y usarlo de rehén.” Hiyori se llevó una mano.
“¿…Qué?” El jugador de voleibol reaccionó desconcertado. No porque sintiera temor de ser un rehén sino por el hecho de que la idea de que dos HiMEs lo tomaran de rehén en una fiesta repleta de Rebels se le hacía por lo demás muy demente y absurda. “¿Acaso no miden la dimensión en la que se encuentran?”
“Hm… Y que nos enseñe quienes son los Rebels. Si no accede, lo electrocuto.” Si bien era difícil entender cuando Hiyori decía las cosas en serio o cuando estaba bromenado, Eureka descifró que quería causarle una angustia mental a su Rebel y le siguió el juego.
“Buena idea.”
“Si su objetivo era averiguar sobre los Rebel, cosa que claramente no participaré porque no delataría a ninguno, me pregunto… ¿En qué momento tomaron esa decisión?” Porque comenzaba a pensar que no estaban lúcidas cuando lo planificaron. “Entiendo que quieran ser mártires de Hanasaki pero esto es un suicidio…” Oikawa soltó un suspiro. “Miren, yo no les diré información sobre los Rebels pero sí les diré a quienes no deben acercarse por ningún motivo.” El chico se puso entre las dos muchachas, ellas se hicieron a un lado permitiéndole el paso y espacio para que pudiera desplazarse con facilidad. Ellas lo observaron con expectación. “Aquel de allí, el peliazul con gafas…” Notó que las dos chicas miraban a esa dirección. “No deben acercarse a él por ningún motivo, ¿vale?”
“Parece un nerd fracasado” Comentó Eureka al observarlo. Era un chico de cabello oscuro y gafas, si bien estaba en la fiesta tenía una expresión fácil de no querer estar allí. Además, estaba en un rincón aislado.
“Sí, puede que parezca un ñoño sin vida y todo eso pero estoy hablando en serio.” Dijo sin bromas. No conocía del todo a Saruhiko pero había escuchado algunos rumores sobre su persona. Seguidamente comenzó a buscar con la mirada a otra persona que debía indicarles. “Ése” apuntó a un tipo peliblanco de ojos rojos. Las chicas miraron hacia esa dirección. “Aléjense lo más que puedan de él… No sólo es peligro para las HiMEs… Es para todos aquí” No lo conocía de nada al tal Rammsteiner pero sí sabía que fue Rebel en tres oportunidades y según lo asegurado por otros había acabado con sus HiMEs.
“Parece un drogata…” Musitó Hiyori. “Bueno, tiene sentido tu advertencia… Tal vez esté paranoico o algo.”
“Eh… Les recomiendo que no se acerquen a esos dos especialmente” Oikawa volvió a reforzar la idea. “Ustedes podrán tener sus fortalezas pero son dos chicas dentro de un zoológico de tipos… Por eso mejor guarden distancias.”
“¿Cómo podemos confiar en lo que dices? Tal vez pretendes distraernos.” La HiME de la electricidad se manifestó exceptiva por lo que decía su Rebel. Tal vez estaba inventando cosas para agradarles.
“Oh, Oikawa-san es como un caballero de novelas. Un digno héroe a quien podría admirar. Pueden confiar que no planea nada malo y mucho de cierto hay en su consejería.”
“¡HH!” Las dos chicas se pusieron en alerta inmediatamente cuando escucharon a esa persona hablar. Incluso Oikawa parecía sorprendido de la presencia de ese sujeto allí. Ese detalle no pasó desapercibido por las HiMEs quienes instintivamente guardaron distancia. No lo habían escuchado llegar y su presencia era casi inexistente. Era un chico peligris de ojos carmesí, su piel era bastante pálida y su figura era muy refinada.


“Buenas noches” Les saludó educadamente.
“…” Las dos chicas observaron inmediatamente a Oikawa como pidiendo inconscientemente guía de éste.
“N-Nagisa.” Oikawa se sintió un tanto avergonzado de no haber notado su presencia. Era Kaworu Nagisa, lo conocía de una que otra fiesta de la universidad y unas cuantas veces se veían en Rizembool ya que el chico era muy destacado en la universidad. No eran compañeros de carrera pero sí habían charlado en algunas ocasiones. “¿Cuánto alcanzaste a escuchar de la conversación?”
“Todo.” Sonrió con carisma digna de un ser angelical. Puso un dedo en sus labios. “Mantendré el secreto” Se apresuró en decir para que nadie se alarmara.
“…” Eureka e Hiyori intercambiaron miradas, suspicaces. Para Eureka ese nuevo chico le provocaba confusión porque no sabía determinar si era un ser malo o estaba siendo auténtico en su simpatía. En tanto Hiyori, desvió la mirada hacia un costado un poco incómoda, justamente antes se había fijado en él y cuando Eureka le había preguntado sobre ¨corazonadas¨ la pelicastaña pensó en ese chico pero no especialmente porque sintiera sentimientos de que era un Rebel… Sino porque le había llamado la atención. Eureka notó el gesto de Hiyori.
“Disculpen si les interrumpí. Sólo noté que no confiaban en el buen Oikawa y quise respaldarlo.” Refirió Kaworu, serenamente. Metió las manos en los bolsillos de su chaqueta despreocupadamente.
“Si viniste a ¨ayudarme¨… ¿Por qué no lo hiciste en un comienzo cuando amenazaron por electrocutarme? Porque dijiste que oíste todo desde el principio por tanto eso también debiste enterarte.”
“Oh, no fue por maldad… Simplemente quería escuchar que más iban a planificar.” Kaworu le sonrió con honestidad.
“Eres malo.” Oikawa curvó las cejas, fingiendo sentirse abatido por el poco compromiso solidario de su compañero de universidad.
“¿Por qué no nos delatarías?”
“¿Por qué las delataría?” Les ofreció “Esto es una fiesta y un lugar de diversión, no pretendo involucrarme en su acción ni interrumpirlas. No quiero que haya problemas.”
“Eres de Rizembool… Seguramente sentirás un compromiso hacia tus compañeros Rebels.” Hiyori por fin habló.
“Me declaro neutral.” Aseguró. “Es cierto, tengo muchos amigos en Rizembool con quienes tengo un gran compromiso social y afectivo… Pero así mismo tengo amigos en Hanasaki a los que les profeso el mismo sentido.”
“Por cierto. Él es Kaworu Nagisa, un compañero de universidad.” Oikawa lo presentó.
“Mucho gusto.” Él hizo una reverencia.
“Ella es Eureka-chan, mi HiME.” Oikawa la presentó con naturalidad como si fuera lo más normal del mundo. “Y ella su amiga HiME”
“Ihh!” Eureka se engrifó por la confianza de su Rebel. “¡No lo digas así como tan a la ligera.”
“Tranquila. Como dije, soy neutral.” Aseguró el peligris.
“Kaworu fue Rebel un tiempo pero según entiendo siempre fue educado y empático con su HiME.” Dijo Oikawa
“Pretendí que nos lleváramos bien y terminamos en un acuerdo benefactor para ambas partes.”
“Pareces ser confiable.” Comentó Eureka.
“No pareces querer interferir en este tema.”
“Un momento…” Oikawa alzó una ceja. “A mi me amenazan con electrocutarme, tenerme de rehén o quizá que cosas pero a él… ¿Nada? No pretendo que le empleen un juicio cruel como sí lo hicieron conmigo… Pero consideran que fueron y siguen siendo muy injustas conmigo?.”
“Es que eres otro tema.” Eureka soltó un suspiro.
“Haha” Kaworu rió con naturalidad, divertido. “Oikawa-san, no te preocupes. Seguramente yo luzco débil, inútil y poco característico de ser un Rebel. Si te tienen en la mira es porque eres muy talentoso y atlético” Asintió.
“Eh, gracias.” El otro sonrió levemente.
“Lo tenemos el la mira porque puede ocasionar algo torpe.” La HiME de la electricidad volvió a cruzarse de brazos.
“Tú apareciste sin que nos diéramos cuenta… Creo que habla de alguien que tiene mucha habilidad.” Dijo Hiyori, mirándolo pensativa.
“Es algo que no puedo evitar. Pero, reitero, no deben temer de mi.”
“…” Las chicas asintieron en silencio.
“…” Oikawa se retorció en su sitio notando lo fácil que el otro las convenció y él no podía lograrlo. En eso notó que alguien conocido se les aproximaba. “Sho viene hacia aquí.” Advirtió. Según Marie, Sho no sabía guardar secretos.
“…” Las HiMes se mantuvieron serenas pero preparadas de todos modos. Actuaron con naturalidad. Notaron que un chico de cabellos rojos y ojos azules se aproximaba al grupo.


“Oikawa, ¿Has visto a Souji? Creo que lo perdí.” Dijo el recién llegado. Este miró a las dos chicas y las saludó con un gesto flojo de mano. Saludó de reojo a Kaworu, lo conocía porque Ken siempre andaba con él para todos lados.
“Creo que no lo he visto hace rato.” Dijo el jugador de vóley
“¿Tú has visto a Kaneki?” Preguntó Kaworu cuando notó que el pelirrojo comenzó a prestar atención a las chicas.
“Se ofreció a ayudarle a Torodoki, el dueño de la mansión, con el cuidado de la mansión y lo que hiciera falta. Ahora andan los dos cuidando que no destruyan nada.” Sho soltó un suspiro. “Ese Ken no cambia. Dalo por perdido si pretendes que celebre en la fiesta.”
“Vaya, con lo que costó que Kaneki viniera.” Lamentó el peligris.
“Ya, no es como si lo fuéramos a ver bailar o coquetear con una chica.” Sho soltó una carcajada. “Pero sí tenía la esperanza de que se divirtiera un poco. Al menos no se pasará el sábado entre sus libros.” Sho mostró horror en su rostro al recordar los ¨entretenidos¨ panoramas de fin de semana de Kaneki. Vio a las dos chicas. “¿Son conocidas suyas?”
“…” Oikawa y Kaworu intercambiaron miradas.
“Eh, ella es mi prima. Está de visita…” Kaworu señaló sutilmente a Hiyori y luego apuntó a Eureka. “y ella es su amiga.”
“Así que no pretendas coquetear.” Amenazó Oikawa al pelirrojo, siguiendo el juego del otro.
“Eh… No pretendía nada.” Sho alzó la vista hacia el cielo.
“Tal vez porque ya está interesado en alguien más,” sugirió Kaworu.
“¿Eh?” Sho frunció el ceño. “¡Claro que no!” negó, haciendo gestos exagerados con las manos. Sin embargo, sus acciones hablaban por sí solas y lo delataban enteramente.
Oikawa, quien se encontraba a su lado, rio suavemente, y le dio unas palmaditas en el hombro.
“¿Quién es la afortunada?” le preguntó, y Sho desvió la mirada hacia el piso, un poco avergonzado. “Si necesitas ayuda, yo te puedo dar tips, Sho-chan~” le ofreció, con una sonrisa.
Eureka y Hiyori hicieron muecas de asco al mismo tiempo.
“Yo que tú, no me fiaría de él,” dijo Hiyori. Kaworu soltó una pequeña risa, mientras que Oikawa bufó, indignadísimo con el comentario de la HiME.
“¿No pensaba hacerlo?” dijo Sho, muy confundido. “Sé que Oikawa es muy popular, pero dudo que sus consejos sirvan de algo. No ha tenido enamorada en mucho tiem—” Sho fue interrumpido por Oikawa, quien le tapó la boca rápidamente.
“JAJA~ A Sho-chan le encanta hablar de más a veces~”
“¿Pero sólo digo la verdad—?”
“JAJA~”
“Minazuki, ¿qué estudias?” preguntó Eureka.
El semblante de Sho se iluminó por completo, y se soltó del agarre de Oikawa.
“¡Diseño gráfico!” contó el pelirrojo, visiblemente emocionado. “Estoy en segundo año. Es un poco tediosa la carrera, pero como me gusta, casi ya no siento las amanecidas.”
“Qué, ¿se amanecen a cada rato?” dijo Hiyori, con un pequeño tinte de curiosidad en su voz.
“Sí,” Sho rio. “Es pan de cada día. Nunca tanto como los de arquitectura, pero si nos amanecemos de vez en cuando.”
“Suerte con eso~”
“¿Ustedes que estudian?” preguntó Sho. “Ah, no sé cómo se llaman, cierto.”
“Soy… Shinoa,” dijo Eureka. “Y… estudio…” Tuvo un par de segundos para imaginar una carrera cualquiera. “…Gastronomía (?)”
“¿En qué universidad?”
“…” Eureka intercambió miradas con Hiyori. “En la de Tokyo.”
“Yo soy de allí también,” dijo Hiyori, siendo ella más capaz de mantener la calma: su voz no vaciló en ningún momento.
“¿Cómo te llamabas?”
“…Shizuru.”
“Mm, ya veo,” asintió Sho. “¿Tú también estudias gastronomía?”
“Oh, sí.”
“Ahí nos conocimos, de hecho,” Eureka rio.

Sho les sonrió levemente, pero su mirada se posó en alguien que se encontraba detrás de ambas. Por inercia, empezó a moverse sin darse cuenta, en dirección de la persona a la que observaba. Eureka y Hiyori se abrieron paso para permitirle pasar, un poco confundidas ante su reacción.

“¿Qué fue eso?”
“De seguro vio a alquien que le importa,” sugirió Kaworu.
“¡Fácil a Souji-chan! Lo estaba buscando hace un rato, así que no me sorprendería,” dijo Oikawa, observando de lejos a su amigo. “Sho-chan está empilado con el entrenamiento que Sou-chan le está dando.”
“Oh, eso suena relevante,” Eureka le sonrió. “Suelta la sopa, por favor.”
“Yo no deb—” una mirada fulminante por parte de Hiyori lo calló súbitamente. “Weh, okay,” suspiró el rebel. “Sho falló la prueba rebel, y Souji-chan lo está entrenando para que pueda tomarla de nuevo.”
“¿Prueba? ¿Quería ser rebel?”
“Sí, era el plan,” contó Oikawa. “El sistema para lograr el puesto es distinto que en Hanasaki, de seguro saben eso.”
“Por lo que sé, parte de ellos son convocados. El otro resto de alumnos lo solicita,” dijo Hiyori, llevándose una mano al mentón.
“Exacto,” Oikawa volvió su mirada hacia ellas y a Kaworu. “Sho-chan lo pidió, y en vista de que no tenía ningún récord que avalara sus habilidades, le pusieron como reto competir contra otro prospecto de rebel.”
“Y… supongo que el otro ganó,” dijo Eureka.
“Ajá,” Oikawa suspiró. “Pero no hay un límite de posibles solicitudes, así que piensa volver a pedirle al comité que lo dejen ser rebel. Creo que por ahí tiene gente que puede recomendarlo, o algo así.”
“¿Hay beneficios?”
“Muchos, pero creo que no todos lo hacen por eso,” explicó Kaworu.
“Yo… lo estoy haciendo por mi equipo. Pero algunos lo hacen por familiares, u dinero. Otros, como Sho-chan, sólo para divertirse…”
“Woah, no pensé que serías tan aporte,” admitió Hiyori. A su lado, Eureka rio.
“De nada,” Oikawa rodó los ojos.
« Last Edit: October 11, 2016, 09:51:51 PM by Kana »


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #206: September 30, 2016, 08:21:39 AM »
La parte final!!
Disculpen las molestias t_t estamos trabajando para ustedes (?)
(gracias a ti, Kana <333)






       

   


Un grito lleno de emoción se alzó por encima de la música y la halgarabía, llamando la atención de la mayoría de los invitados. Kaworu, Oikawa y las HiMEs observaron como una llamarada de fuego se alzaba hacia los cielos, y no demoraron en notar que esta emanaba de la palma de un chico. Al parecer, se trataba de un rebel que intentaba llamar la atención del grupo de chicas que se encontraba junto a él y a sus amigos.

Hiyori y Eureka se llevaron una mano a la cara, mientras que Oikawa soltó una risotada.

“Mira, la verdad es que agradezco que haya gente medio decente en los puestos de rebels: chicos mucho más tranquilos, como ustedes dos. Ah, por más de que tú ya no lo seas, Kaworu-san,” dijo Eureka. “Me sorprende, considerando que hasta hace unos años creo que todos los rebels sólo pensaban en destrucción y muerte, pero esos…” y señaló sutilmente en la dirección del fuego. “Esos me parecen ridículos.”
“Supongo que hay de todo en la viña del señor,” sonrió Kaworu.
“¿No sería más fácil lidiar con uno así de estúpido?” se preguntó Hiyori, en voz alta.
“Bueno, son una espada de doble filo,” comentó Oikawa. “Imagino que algunos, por ser tan… irresponsables, no son nada competitivos, mientras que el resto son impredescibles.”
“Ahí viene Sho de nuevo, por sea caso,” advirtió Kaworu.

Sho volvió a entrar al grupo, esta vez junto a un par de chicos. Hiyori notó por el rabillo del ojo que Eureka se tensó levemente, algo que de seguro había pasado desapercibido para el resto, pero que ella si logró observar en aquel segundo que pasó. A juzgar por eso, supuso que ella reconocía a alguno de los recién llegados. La miró, y Eureka se mostró serena, lo que la tranquilizó. Eureka negó levemente con la cabeza, y con un gesto le dio a entender de que no había de qué preocuparse.

“¡Maté dos pájaros de un solo tiro!” contó Sho, muy sonriente.
“Hola, Sou-chan, Kaneki-chan,” dijo Oikawa. Los dos chicos le ondearon la mano.
“Hola, Ken,” saludó Kaworu, y Ken le sonrió levemente. “Souji, ¿no?” dijo, refiriéndose al otro chico, y este asintió.
“Sí, ese soy yo. ¿Tú…?”
“Kaworu Nagisa,” se presentó. “Esta es mi prima Shizuru, y su amiga Shinoa.”
“Un gusto,” dijo Hiyori, con una reverencia pequeña. Eureka la imitó.
“El placer es mío,” sonrió Souji.
“¡Preséntate!” Sho codeó a Kaneki.
“¡A-Ah!” Kaneki se sobó el brazo, un tanto adolorido. Se giró hacia las chicas. “Mi nombre es Ken, Ken Kaneki,” se presentó, algo nervioso.
“Sho-chan y Kaneki-chan son como hermanos~” comentó Oikawa. 
“Oikawa-san, sí somos hermanos…”
“¡Wah! ¿En serio? Pensé que era de mentiritas, como tienen apellidos distintos…”
“Aún así, somos hermanos,” Sho rodó los ojos. “¿De qué hablaban?”
“Ah, sobre esos chicos con poderes,” dijo Hiyori.
“¿Cómo es que tienen poderes? ¡Es como magia!” dijo Eureka, fingiendo asombro.
“Esos chicos son rebels…” dijo Sho. “Les explicaría todo el rollo, pero es muy aburrido y no creo que tenga sentido hablar de eso en una fiesta.”
“¿Cómo así?”
“Es un poco complicado, y puede que les haga sentirse poco seguras en este ambiente,” dijo Kaworu.
“¿Todos tienen poderes?” comentó Hiyori.
“Oh, no, sólo algunos,” dijo Kaneki.

Antes de que pudiera alguno de los integrantes del grupo expresar cualquier comentario, todos se quedaron desorientados cuando escucharon unos gritos provenientes de más allá. El grupo de personas fijó la mirada hacia ese punto notando que un par de chicos se estaban  agrediendo físicamente en esos momentos y la que parecía ser la novia de uno de ellos (¿o de los dos?) gritaba como una histérica que dejaran de pelearse pero el par de púgiles dictaban muy distinto de lo que la chica les pedía. En ese momento, ambos invocaron una especie de energía especial y comenzaron a lanzarse llamaradas de fuego, por un lado, y viento por el otro. Por lo que las cosas pequeñas como vasos de plásticos que volaron con el viento por lógica se prendieron cuando el fuego las envolvió.

“¿Y los ¨Rebels¨ tienen que pelear entre ellos?” Eureka fingió incertidumbre alzando sus cejas demostrando consternación aunque lo cierto es que ella sentía vergüenza ajena por ese par de Rebels idiotas peleándose de la nada.
“…” Hiyori se quedó mirando en esa dirección. Esperaba que uno de esos dos fuese su Rebel para que se auto aniquilara de paso.
“Eh, se supone que deben combatir contra rivales de otra universidad” Sho alzó los hombros,  contrariado. Si bien era del tipo de personas muy impulsivas que dicen más de la cuenta… Esta vez prefirió ocultar el hecho de que los Rebels luchan contra chicas con el fin de no perturbar a las dos presentes.  “Quizá debería advertirles que paren su espectáculo…”
“Hm…” Kaworu se llevó una mano al mentón, pensativo. Ladeó su cabeza. “Podríamos ir a otro sitio, ¿les parece? La fiesta está bien y todo pero no quiero que mi prima y su amiga se traumen.” Sonrió encantadoramente al par de muchachas.
“¡Me parece una genial idea! La fiesta ya se estaba viciando y creo que nos haría bien caminar al aire libre. Podríamos ir hacia el bosque” Oikawa fue el primero en secundarlo entendiendo la idea de Kaworu de sacar a las dos HiMEs de ese núcleo. Una, porque corrían riesgo y otra… Por fidelidad a los mismos Rebels. Como había dicho Kaworu al principio, era mejor ser neutrales. Justo había sonreído amablemente cuando notó la mirada de las dos HiMEs posada sobre su persona, éstas lo miraban con sospecha. “P-Pero… ¿Qué hice ahora?”
“No me fio de tus intenciones.” Hiyori le sentenció. “Capaz tengas algo maligno en mente… Ya suficiente he visto en este lugar.”
“Exacto… Todo esto nos confunde” Eureka añadió, bajando un poco la mirada cuando notó que Souji le observó.
“Creo que Oikawa-san ha demostrado ser una noble persona a lo largo de este evento.” Kaworu asintió “Estoy seguro de que no tiene malas intenciones”
“Oikawa puede ser torpe pero no es de ese tipo de gente.” Sho apuntó a los dos Rebels que aún se amenazan. En ese instante, una tercera persona apareció entre ellos y los noqueó terminando con el show patético.
“G-gracias…” Oikawa no sabía si agradecerle especialmente a Sho ya que lo había llamado torpe.
“Creo que estaría bien despejarnos un momento de este ambiente.” Souji comentó de pronto, los demás lo observaron. “Todo pinta a que habrá más rencillas y no quiero que Sho termine involucrándose en peleas que no le conciernen.”
“¡¿Eh?! ¿Y por qué yo?” Sho lo miró ofendido,  cruzándose de brazos y expresándose un tanto molesto. “Yo no soy del tipo de gente que va y se mete en dificultades.”
“…” Los presentes se le quedaron viendo como si lo analizaran.
“¡Que no lo soy!” Indignado, giró el rostro hacia otro lado. No podía creer que lo pusieran en duda.
“Ya, ya. Sólo bromeaba” Souji colocó una mano sobre el hombro del pelirrojo a modo conciliador. Sho, como seguía molesto, no quiso mirarlo hasta que el peligris le insistió con su presencia. “¿No es para tanto?”
“Sho… No te enojes con Souji-san.” Ken intervino tratando de actuar de conciliador. “Sólo bromeada al respecto.”
“Hm. Igual fue molesto.” Sho soltó un suspiro y miró a los otros dos. “Ya está…”
“Ahora que estamos en paz, ¿Nos vamos?” Dijo Souji, observando por instantes a Sho y luego tornando finalmente la vista hacia el grupo.
“¡No!” Sho insistió en estar en desacuerdo. Los otros lo miraron como pidiendo saber que pasaba por su mente, el pelirrojo apuntó a Kaneki. “Ken no ha bailado ni una sola vez con alguna chica aquí. ¡Menos ha sacado sus dotes de galán! No podemos irnos hasta que Ken saque a bailar a una chica… O de su primer beso aquí.”
“¿…Q-q-qué?” Kaneki pareció paralizarse por las palabras de Sho. “Nnn…”
“¿Dotes de galán?” Souji alzó una ceja, sonriendo encantado. Observó al Rebel. “No sabía que Kaneki tuviera esas características...”
“…” El pelinegro meneó la cabeza en una negación, conteniendo los nervios.  Bajó la mirada avergonzado. Ni quería mirar a las dos chicas presentes para que no se sintieran presionadas a participar del plan de Sho porque sabía que él podría insistir con el tema.
“Aw, ¿En serio sería tu primer beso?” Kaworu le revolvió el cabello al pelinegro, encontrando adorable el estado del otro.
“…” Las HIMEs se quedaron viendo a aquel chico, sintiendo misericordia por él y algo de ternura. Intercambiaron miradas entre ellas y de modo discreto comentaron al unísono sólo para ellas “No lo es” en cuanto a ficharlo como Rebel.
“Aw, Kaneki-chan es todo kawaii.” Oikawa rompió el momento tenso del chico. Le brindó apoyo apretando su hombro. “Pero no debe estar en sus planes ser un buitre.” El pelicastaño le guiñó un ojo a las chicas. “No piensen mal de él.”
“No lo hicimos.” Dijo Eureka, sonriendo un poco.
“No se ve de ese tipo de gente.” Comentó Hiyori.
“Pero…” Sho buscó entre los presentes a alguien que lo apoyara pero todos parecían estar ajenos a la situación penosa de Kaneki, ¿Acaso nadie quería ayudar a su pobre hermano a salir del sitio de fracasados de las fiestas? Primero, le había costado un mundo convencerlo para que lo acompañara a la fiesta, segundo… Kaneki no había hecho más que estar cuidándolo o viendo a quien ayudar. Kaneki era un fiasco en cuanto a divertirse… Era como esos Sims que se quedan en un rincón pensando algo totalmente ajeno al evento del que participan los demás Sims… Sólo que Ken no era una Sims y eso lo volvía más crítico.  “Ok… Será para otra” Soltó, resignado.
“Todos de acuerdo, entonces.” Souji sonrió. “¿Cómo nos vamos?”
“Podemos irnos en la camioneta de Kyouya.” Sugirió Kaworu. “No tendrá problemas en facilitármela. Todos cabemos allí.”
“¿Todos?” Eureka miró a los presentes, al parecer todos tenían intenciones de ir.
“Eh…” Hiyori no sabía que decir para evadirlos. “¿Seguro que se quieren perder la fiesta?”
“Ya estuvimos lo suficiente aquí.” Souji meneó una mano en el aire. “Y tengo el dato de otra fiesta para más tarde… Si gustan, podemos ir después.”
“Me encantaría.” Dijo Kaworu. “Pero me comprometí a llevar a mi prima y a su amiga temprano. Por lo que podríamos ir al bosque, luego dejarlas cerca de casa y al final nosotros podemos irnos todos a la fiesta.” Porque no iba a dejar que las HiMEs supieran más de la cuenta ni se arriesgaran más de la cuenta. Neutral a los dos bandos, como era clásico a su estilo.
“Ok. Entonces al bosque y luego todo lo que dijo Kaworu-chan” Secundó Oikawa. “Para que las princesas no corran riesgos con los lobos.” Río divertido sabiendo que podía bromear más libre al estar rodeado de más gente.
“Ya te voy a hacer…” Susurró Eureka. Esta vez, Hiyori tuvo que apoyar una mano en el hombro de la otra HiME.

Minutos después, el grupo de personas fue hasta el estacionamiento y se subieron a una gran camioneta que a simple vista se notaba que era carísima. Kaworu les contó que era la camioneta de Kyouya Sata, un compañero de carrera suyo y de Kaneki así que les pidió a los presentes que no dejaran basura dentro y cuidaran el orden.  La mansión quedaba apartada del área urbana así que en poco se vieron dentro de una carretera larga y despoblada. Al ser de noche, lo único que se visualizaba hacia delante era lo que los focos de la camioneta alumbraran.

“Cambia la canción.” Sugirió Sho desde atrás, aburrido de la melodía pop que alguien había sintonizado en la radio.
“Pero es una bonita canción…” Dijo Souji.
“ES UN ASCO” Sho se agarró la cabeza, desesperado.

Hiyori y Eureka rieron un poco al ver como Souji hacía rabiar al pelirrojo cambiando la canción pero volviendo a ponerla de nuevo. Ya cuando se cansó de molestar a su amigo, Souji, quien iba de copiloto, miró hacia atrás al grupo.

“¿Te puedo cambiar de asiento?” Le sugirió a Hiyori. Esta iba sentada entre medio de Eureka y de Sho.
“…” Hiyori se sorprendió con la petición y miró a Eureka buscando respuesta. No quería dejarla sola atrás. Eureka asintió, con calma. “Ok.”
“Gracias.” El peligris le sonrió amablemente. Sin que la camioneta se detuviera, él comenzó a traspasarse hacia atrás llegando a los asientos de ese grupo. “¿Te ayudo?” Le sugirió a la chica.
“No te preocupes” Hiyori meneó una mano, sonriendo torpemente. Se pasó como pudo al sitio de copiloto con algo de dificultad pero era demasiado orgullosa para admitir que no tenía el mismo talento que Souji. Al poco, se acomodó en el asiento del copiloto. Kaworu, quien iba manejando, le sonrió al recibirla.
“Woah, Souji-chan, sí que eres bien flexible. No tardaste nada, tienes mucha habilidad.” Dijo Oikawa quien iba sentado en el último asiento junto a Kaneki. El pelicastaño notó que la HiME que iba de copiloto lo miró a través del espejo retrovisor con rencor pero el Rebel se sintió seguro estando tan lejos… Hasta que una descarga eléctrica le llegó de pronto, cortesía de Eureka. Había sido fina y para nada dañina pero le hizo dar un salto en su sitio y cubrirse la boca para no delatarse.
“¿Pasa algo, Oikawa-san?” Le preguntó Kaneki, quien en todo momento había estado mirando por la ventana llevando audífonos escuchando música de su celular. Lo miró un poco preocupado.
“No. Nada.” Negó el capitán de volley, tranquilizando al pelinegro.

En los asientos de más adelante, Sho bromeaba con Souji sobre distintas cosas hasta que el pelirrojo se dispersó y comenzó a molestar a los chicos que estaban más atrás. En ese momento, Eureka se tensó al ver que Souji fijó la mirada en ella. Sentía que el chico quería preguntarle algo y temía que él haya descubierto su identidad.

“Me pregunto…”

Pero justo cuando Souji iba a entablar comunicación con ella, la camioneta frenó violentamente tensando a todos los presentes. Algunos sintieron directamente que el alma se les salía del cuerpo.

“¿Pero qué demonios pasó?” Preguntó Sho.
“Es que… Hay alguien adelante.” Dijo Hiyori, asomándose entre el asiento del copiloto y el conductor.
“Veré que pasa con él” Kaworu esperó unos momentos antes de bajarse.
“Tal vez sea un borracho que se perdió.” Dijo Oikawa al ver parte de una silueta a lo lejos.
“Mh…” Kaneki se asomó por la ventana para ver si su compañero necesitaba ayuda allá afuera. Fue en eso que notó a la otra persona. “¡Jaeger-san!” Lo llamó el Rebel animadamente, agitando una mano para saludarlo. Cuando se iba a bajar por la ventana abierta, fue jalado de pronto hacia adentro.
“¡Un momento!” Sho lo detuvo. A modo sobreprotector, no lo dejo bajar así nada más. “¿Conoces a ese tipo?”
“Eh… No de hace mucho, pero le conseguí trabajo en el café donde laburo.” Vio que el pelirrojo seguía desconfiado. “No es mala persona.”
“De todos modos, no te bajes. Si anda por allí de noche puede que sea un psicópata nocturno.” Insistió Sho.
“…N-no creo.” Dijo Kaneki.
“Espero que todo esté bien.” Dijo Souji, mirando hacia adelante.
“¿Qué está pasando?” Preguntó con curiosidad Oikawa.
“Uh…” Eureka se asomó por el espacio de entre los asientos de adelante. Notó con más claridad al chico adelante conversando con Kaworu. Era el que antes Hiyori en la fiesta había sospechado de que era un Rebel. Usaba una capucha de la chaqueta y tenía las manos en los bolsillos dando mala pinta.
“¿Crees que… sea peligroso?” Susurró Hiyori a su compañera.
“…Creo que están preocupados por algo más.” Eureka miró con preocupación a un bulto sobre el pavimento. “¡Ay, no!” Exclamó, cubriéndose un poco el rostro.
“¡¿Qué pasa?!” Saltó Oikawa desde atrás, preocupado.
“Creo que es un pequeño ciervo, parece lastimado.” Le informó la HiME de la electricidad. Justo cuando todos iban a curiosear, Kaworu volvió y se subió a la camioneta prendiendo el motor.
“Esquinaré la camioneta y le ayudaré a llevarlo al bosque. Parece que el ciervo se ha lastimado una pata, nada grave.” Dicho esto, comenzó a esquinar la camioneta.
“Gracias al cielo.” Suspiró la pelilila.


       

     


Cuando Kaworu hubo esquinado el vehículo, se volvió a bajar para ir donde estaba el otro chico custodiando al animal. Los demás integrantes del grupo prefirieron bajarse también, algunos por curiosos, otros para ver si podían ayudar y otros sólo para tomar aire.

“¿Has estado cuidándolo todo este tiempo?” Preguntó Kaneki a Eren cuando llegó a su lado.
“Eh… Algo así.” Eren se fijó en el gran grupo de gente que había llegado. “Lo iba a sacar de la calle pero siento que lo lastimaré más.”
“Mejor lo movemos luego antes de que pase otro vehículo y hayan dos víctimas” Dijo Eureka, observando al animalito con compasión. Era pequeño y lucía asustado. Más allá, algo lejos, estaba la mansión de la fiesta y temía que algún conductor ebrio no tuviera los mismos reflejos que Kaworu. Notó que el ciervo miraba asustado a los presentes, ella se arrodilló y lo acarició para calmarlo. El animal comenzó a tranquilizarse.
“Le agradas, Shinoa-chan.” Kaworu sonrió al ver el efecto en el animal.
“¿Shinoa? ¿Así te llamas?” Souji apareció de pronto consternando a Eureka. Su tono de voz era calmo pero la HiME comenzaba a sospechar que Souji podría descubrirla.
“S-sí” Eureka asintió desde abajo. Vio que Souji la miraba con curiosidad. “…”
“Será mejor cargarlo con cuidado. Evitar levantarlo del estómago por si tiene una lesión interna.” Kaworu observó el modo de trasladarlo.
“Lo mejor será cargarlo por los costado de las patas y llevarlo con cuidado.” Agregó Kaneki. Observó luego a los presentes, analizándolos. “Hm… Creo que los más idóneos para ello son Kaworu-san  o Souji-san porque son más delicados en cuanto a movimientos psicomotores finos. Shinoa-san puede ir al lado de quien lo cargue para calmar al animal.” Porque, pese a que el ciervo era pequeño de todos modos podía pesar mucho para que la chica lo cargue. Miró a Kaworu “¿Tiene Sata-san algún botiquín en su vehiculo? Mientras tanto podría buscar algún vendaje para la pata lastimada”
“Sí. En la parte trasera está” Le indicó su compañero de carrera.
“Voy.” Dicho esto, Kaneki retornó al vehículo.
“…” Kaworu y Souji se miraron entre ellos como esperando a quien le tocaba la misión de cargar el ciervo.
“…” Eren los miró de reojo y dejo escapar un suspiro. Como era el Descartado por excelencia en la tarea (sin sentirse ofendido por ser calificado indirectamente como torpe por Kaneki pues se reconocía como tal) prefirió marginarse un poco. Incómodo porque no conocía a nadie allí más que un poco a Kaneki. “Eh, estaré por allí” Eren se apartó entonces, buscando un espacio de soledad pero lo suficientemente cerca para ver que todo fuera bien con el ciervo.
“Souji, ¿Lo podrías cargar tú? Creo que tendrías más éxito que yo en esto, si no es inconveniente” Preguntó el ex Rebel al otro ex Rebel (¿)
“Claro, no hay problema.” Souji sonrió amablemente. Acto seguido se inclinó y cargó con cuidado al ciervo.  Comenzaron a trasladarlo hacia el bosque.

Cerca del vehículo, Sho, Hiyori y Oikawa intercambiaban comentarios pocos mientras Kaneki sacaba el botiquín. Notaron que Eren pasó cerca de ellos pero siguió de largo hacia el bosque. Sho en tanto les mostraba fotografías de la fiesta a los otros dos chicos por medio de la pantalla de su teléfono.

“Hubieron varios caídos esta vez.” Apuntó el pelirrojo a la pantalla de su móvil donde se veían las imágenes de más de un chico en coma en el piso producto del alcohol en la fiesta. “Esto quedará para el Facebook de Rizembool”
“¿No tendrás represalias?”  Hiyori no apartó la mirada de la pantalla.
“Aprendí a ocultar mi ID” Dijo orgulloso de sí mismo el pelirrojo.
“Ya está” Kaneki bajo del vehículo portando el botiquín. “Voy con los chicos”
“Vamos contigo.” Dijo Sho, no dejando solo al otro. Cerraron bien el vehículo y se sumaron a los otros. Sho vio a Souji cargar un ciervo lo que le pareció bastante fuera de lo común así que se puso delante de él y comenzó a tomarle fotografías “Esto no se ve todos los días… Apuesto que gente pagaría por tener esta fotografía de su héroe. Aww”
“Sho, me entorpeces el camino…” Dijo Souji, con paciencia.

Poco tiempo después el grupo se había adentrado bastante en el bosque. Encontraron un lugar seguro y apartado donde Souji dejo con cuidado al animalito sobre el césped. Era un sitio adecuado donde el claro de luna iluminaba a través de las copas de los árboles. Kaneki se acercó a éste y le vendó exitosamente la pata. Esperaron un poco de tiempo más y el grupo de chicos sonrieron jubilosos al ver que el ciervo se ponía de pie y caminaba por su cuenta. Cojeando, pero caminaba al fin y al cabo. Al poco tiempo el ciervo se perdió entre los arbustos.

“¡Qué bien!” Celebró Oikawa, feliz.
“Me emociona que se vea mejor” Eureka no pudo evitar contagiarse con la felicidad del otro.

Naturalmente, el gran grupo se dividió en subunidades para discutir acerca de varias temáticas. Eren se veía sumamente incómodo, pero Kaworu, Hiyori y Oikawa lograron hacerle sentir un poco más en confianza, al contarle que habían salido de la fiesta por necesidad de un poco de aire. En eso justo coincidían, porque Eren también había escapado del ambiente festivo por los mismos motivos: la gente, junto con la música a todo volumen y la halgarabía, le habían hostigado tanto que se había visto obligado a salir de la mansión. Oikawa narró que la cereza del pastel, en el caso del grupo, había sido una pelea entre rebels que había escalado hasta comprometer a parte de los invitados. Imaginaban que la situación ya estaba controlada para ese entonces, pero había sido una vergüenza ajena tremenda y encima, un posible peligro, sobretodo para las dos chicas que no pertenecían a Rizembool.

El resto se habían puesto a hablar de lo mal que se había visto el espectáculo que hicieron esos rebels en la fiesta. Al darse cuenta de que el no haberse mostrado tan sorprendida por la existencia de poderes podía delatarla, Eureka preguntó más acerca de estos, y Sho, sin darse cuenta, contó un poco sobre el conflicto.

Para cambiar de tema, Sho anunció en voz alta que subiría las fotos de Souji a su página en facebook, lo que había captado la atención de su hermano y del agraviado. Lo curioso era que Souji no se mostraba en contra de lo que Sho proclamaba que haría, sino que Kaneki era el que intentaba ser su voz de consciencia y le pedía que recapacitara. Esto llamó la atención del resto del grupo, que se volvió a juntar con ellos.

“Shinoa, Shizuru, miren,” Eureka y Hiyori se le acercaron, y Sho le mostró las fotos. “¿Son reveladoras? ¿Comprometedoras?”
“Pues no,” comentó Eureka.
“No,” dijo Hiyori, negando con la cabeza.
“¿Ves, Ken? Han posteado cosas más raras en ese grupo, así que no le veo problema,” dijo Sho. “Y Souji no se queja…”
“Pues no me molesta, realmente,” Souji esbozó una sonrisa brillante. “Aunque sé de alguien a quien sí le—” El peligris se cortó abruptamente, llevándose una mano a la cara. “Me olvidé… de una persona en la fiesta,” dijo, su voz un poco temblorosa.
“¿Eh?” Sho arqueó una ceja. “¿De quién?”
“¿Un amigo?” sugirió Hiyori.
“No, mi pareja,” Souji suspiró. “Se me pasó por completo, pero habíamos quedado en regresarnos juntos… y me olvidé, con todo lo que acaba de pasar…” Souji soltó un suspiro, haciéndose una idea de lo que iba a venir.
“Pues parece que desde antes, porque no lo mencionaste ni cuando salimos de la fiesta.”
“Tienes razón, Kaworu-san,” Souji rio, aunque se notaba un poco nervioso.
“¡¿Eh?!” Oikawa recién caía en cuenta de todo. “¡Claro! Adachi-san estaba en la fiesta…” comentó.
“¿Deberíamos regresar por el?” preguntó Kaneki.
Sho chasqueó la lengua. “Supongo que sí, sino luego no dejará a Souji en paz,” dijo, sonando un poco enojado.
“Ah…” Eureka colocó su mano en el brazo de Souji –por su estatura baja, y la altura tremenda del exRebel, no podía llegar a su hombro—, intentando consolarlo. “¿No creo que haya problema si nos apuramos?”
“¿Honestamente? No sé ni cómo reaccione…” dijo Souji. “Discúlpenme, he arruinado todo. Si gustan, puedo tomar un taxi—”
Kaworu negó con la cabeza. “No te preocupes, Souji, podemos regresar por él,” le sonrió. “El único detalle es que no sé donde entraría, porque en esa camioneta ya no entra ni una alma.”
“…” Eren se veía incómodo, sintiéndose un poco culpable por ello.
“No hay problema,” aseguró Souji. “Igual… dudo que me deje ir con ustedes luego. Lo más probable es que ahí nos separemos.”
Oikawa frunció el ceño. “No me gusta cómo te monopoliza, Sou-chan.”
“Yo sé…” Souji suspiró. “Bueno, ¿vamos yendo?”

Todos asintieron en silencio, regresando a paso apurado al carro. Se acomodaron de nuevo de la misma forma: Hiyori de copiloto; Souji, Sho y Eureka atrás; y en la última fila, Eren, Kaneki y Oikawa. Ni bien el carro arrancó, Souji sacó su celular y marcó un número. Lamentablemente, la llamada lo llevó a la casilla de voz, y cuando volvió a intentar, sucedió lo mismo. Frustrado, guardó el celular en su gabardina y soltó un suspiro.

“¿Preocupado?” le preguntó Sho.
“Un poco,” admitió Souji. “Pero no es la primera vez que lo he hecho—”
“¿¡Ehhhh!? ¿Lo has abandonado antes?” Oikawa le preguntó, desde el asiento de atrás.
“Oikawa-san, no debería ser tan entrometido…” dijo Ken.
“Ah, no te preocupes, Kaneki,” habló Souji. “Igual ya lo dije. Sí, lo he hecho un par de veces. Pero siempre ha sido sin querer… Y no es porque me haya pasado de copas o algo, sino que me olvido y ya.”
“No te imagino de la gente que olvidaría a su pareja a propósito,” dijo Eureka.
“Gracias, Shinoa-san,” le sonrió Souji.
“¿Hablemos de cosas menos deprimentes?” sugirió Eren.
“Sí, de seguro estamos incomodando a Souji…” dijo Hiyori.
“No se preocupen,” comentó Souji.
“¡Yo tengo un genial tema de conversación!” anunció Oikawa. La mayoría se giró a mirarlo, sumamente curiosos. “¿Conocen chicas que estudien en Rizembo—?” Souji lo interrumpió, al girarse y golpearlo en la cabeza. “¡Ey! ¡Sou-chan! ¡No lo decía con malas intenciones!”
Eureka imitó a Souji y también se giró. “¿Y vas a hacernos creer de que eran buenas?”
“¡Pues sí!” Oikawa la miró por unos instantes, moviendo la cabeza levemente para indicarle de que era conveniente para ella. “Necesito una chica con tiempo libre para el puesto de mánager en el equipo de vóley…”
“¿No habías conseguido a alguien?” Sho arqueó una ceja, y también se giró a mirarlo. “Algo así escuché que comentaba tu equipo.”
“Pues sí, pero siempre dos son mejor que una~”
A su lado, Eren negó con la cabeza. “Lo siento, yo no.”
“Yo tampoco,” dijo Kaneki.
Hasta Kaworu se había girado un poco en el asiento. “Ni y—”
“¡Kaworu, cuidado!”

Pero ya era muy tarde. Kaworu no pudo hacer más que bajar un poco la velocidad antes de impactar contra el carro frente de ellos. Felizmente, el remezón fue leve, y al parecer, el golpe también, porque al retroceder un poco, notaron que no habían muchos daños en el parachoque trasero del otro carro. La sensación de alivio duró muy poco, porque las luces rojas y azules que iluminaban sus caras les hicieron caer en cuenta de que se habían metido en graves problemas.

Kaworu no había chocado con cualquier carro, sino con una patrulla.

“Uh-oh,” Kaworu sonrió. Hiyori seguía impactada con los sucesos, fría en su asiento como el resto del grupo. Se habían quedado como estatuas frente a la situación.

La reacción inmediata del conductor fue… esquivar al patrullero y acelerar.

“¡KAWORU! ¡ESTÁS EVADIENDO A LA AUTORIDAD!” exclamó Eren.
“LO SÉ”
“¡VAMOS A TERMINAR EN LA CÁRCEL!” gritó Eureka.
“TAMBIÉN ESTOY AL TANTO DE ESO”
“Kaworu-chan, no entiendes, Shinoa-chan y yo estuvimos en un pseudo-secuestro slash persecusión y salimos en las noticias. Ya tuvimos suficiente adrenalina por una vida entera,” contó Oikawa.
“No de nuevo, por favor,” lloró Eureka.
“¿Shinoa y tú? ¿No eran tú y Eurek—?” comentó Souji, pero Oikawa le tapó la boca desde atrás.
“SHINOA-CHAN Y YO, NO SÉ QUE NOTICIAS VISTE SOU-CHAN”
Souji se giró levemente a mirarlo, con una ceja arqueada. “…Okay.”

El peligris observó por unos instantes a Eureka, tomando en cuenta toda su apariencia. No hizo comentario alguno, prefiriendo esbozarle una pequeña sonrisa.

“Esperen, tranquilos,” comentó Sho. “El tío de Souji es policía, de seguro nos saca de apuros.”
“No,” negó Souji, muy tranquilo. “Se salió de la fuerza policial hace un año.”
“…”
“…”
“¡AAAAHHHH!”
“No entres en pánico, Sho. Podría ser peor…” dijo Souji, aunque no sonaba tan convencido de sus palabras.
“¿Recuerdan que este no es mi carro?” comentó Kaworu. “Si nos detenemos y hablamos con los policías, eso nos metería en más problemas, por eso estoy escapando.”
“¡PEOR AÚN!” exclamó Eren.
“Y si Kaworu-chan ha tomado aunque sea un sorbito de alcohol, eso saldrá en la prueba de alcoholemia… así que sería un carro robado y encima con conductor ebrio,” dijo Oikawa.
“El dueño ha recibido papeletas por ello…” contó Kaworu.
“Pero hay un grado específico de alcohol en la sangre que los polícias consideran que denota ebriedad… y para eso debes beber un montón. ¿Kaworu, has tomado mucho?” preguntó Hiyori.
“Casi nada.”
“¿Ven?”
“Igual el carro sigue siendo de mi amigo.”
“¡AAAAAAAH!”

Para la mala suerte del grupo, la carretera solo iba en un sentido, y era imposible zafarse de la patrulla. Sin embargo, como era ya muy tarde, la escasez de carros jugaba a su favor, teniendo la pista sólo para ellos.

“Kaworu, nos están alcanzando…” advirtió Hiyori, mientras observaba el reflejo de la patrulla en el  retrovisor.
“Estoy en eso,” Kaworu pisó el acelerador al tope, y todos se agarraron de sus sitios en un intento de salvarse el pellejo.

El bosque que rodeaba la carretera parecía una película que se proyectaba a ambos lados, sin permitirles discernir detalles por la oscuridad de la noche y la velocidad a la que iban. Lo único que podían observar eran los bordes de sus propias caras, iluminadas por las luces de la patrulla que iba detrás de ellos.

“Si entramos a la ciudad, podríamos perderlos,” sugirió Kaneki.
“Pero estamos medio lejos de allí, ¿no?” preguntó Eren.
“Es cierto, pero creo que es la única forma de esquivarlos…” dijo Hiyori.

Kaworu asintió en silencio, y movió la palanca de cambios para luego tomar un desvio hacia la derecha. La velocidad a la que iban era tanta que Kaworu perdió el control por unos instantes: el carro se deslizó por la carretera, emitiendo un chirrido sumamente desagradable. Felizmente, el auto retomó su rumbo en una cuestión de segundos, y continuó con su trayecto. El grupo soltó un suspiro de alivio al unísono.

“¡KAWORU, CASI NOS MATAS!” gritó Eren, agarrándose de una de las cabeceras del asiento posterior al suyo.
“¿Uh… lo siento?” le respondió, y luego soltó una risa despreocupada. Hiyori lo miró con una ceja arqueada, muy consternada con la actitud del joven en aquella situación.
“NO, NO LO SIENTES” se quejó Sho.
“Seguimos lejos de la ciudad…” comentó Kaneki, observando sus alrededores.

Al parecer, en vez de acercarse de nuevo a la ciudad, Kaworu había tomado el desvío incorrecto, que lo llevaba en el sentido contrario.

“Creo que… estamos yendo en el sentido opuesto,” dijo Kaneki. El bosque parecía hacerse más frondoso conforme avanzaban, y en vez de pasar por el grifo que habían visto cuando salieron de la fiesta, no había ni rastro de algún establecimiento como ese en la ruta que tomaban. Hacia el horizonte, sólo veían una interminable hilera de árboles y oscuridad, además de las luces tenues de algunos postes.
“Yo también pienso lo mismo…” dijo Eren.
“¿Estás seguro de que ese desvío era el correcto?” preguntó Hiyori. Kaworu le negó con la cabeza, sin despegar su vista de la carretera.
“¿No?” ofreció, inseguro. Muchos soltaron bufidos de enojo por la actitud descuidada del conductor.
“¡Se están acercando!” Eren se había girado a mirar por la luna trasera.
“El gas se va a acabar si seguimos así… necesitamos urgente voltear e ir al grifo…” comentó Kaworu.
“¡No te lo puedo creer!” soltó Eureka. “¡Todo está en nuestra contra!”
“Shinoa-chan, creo que la mala suerte te persigue. Y encima, nos la contagias,” se quejó Oikawa.
“¿Por qué lo dices?” preguntó Sho.
“¿No les conté que ya estuvimos en una persecusión parecida? ¡Terminamos en las noticias! Y todo esto ocurre sólo cuando estoy junto a ella.”
“De nada sirve quejarnos de ella, Oikawa,” comentó Souji. “Ahorita deberíamos enfocarnos en soluciones.”

Kaworu observó que muy pronto llegarían a una curva en la carretera. Una idea muy alocada afloró en su mente, y se giró por unos instantes a observar al grupo.

“Encontré una solución, pero no va a ser placentera.” 
“¿Qué vas a hacer, Kawo—?”
 
La pregunta de Eren fue interrumpida por el repentino aumento de velocidad, que le impidió terminar de formular su frase por el impulso brusco que tomó el automóvil. Sin embargo, nadie preparó al grupo para la verdadera sorpresa: en plena curva, Kaworu giró el timón hasta el tope, y estrelló el carro contra los arbustos al lado de la carretera. Avanzó, hasta llegar a una zona un tanto escondida, sin chocar con los árboles que los rodeaban. 

Por la luna trasera, Oikawa, Eren y Kaneki divisaron a la patrulla continuando con el recorrido de la carretera. Una vez las luces de tonalidades rojas y azules se perdieron en la oscuridad de la noche, todos soltaron un suspiro muy hondo.

“Eh… Souji, me estás ahorcando,” comentó Sho, al notar que Souji lo estaba abrazando por el cuello.
“¡Ah!” Souji lo soltó inmediatamente. “Lo siento, no fue a propósito…” El peligris se giró hacia Eureka. “Shinoa, lo mismo digo.”
“¡Disculpa!” Eureka soltó su agarre: sin darse cuenta, había tomado del brazo al chico en el transcurso de los hechos.

La situación en los asientos traseros era muy parecida: Eren había tomado del brazo a Kaneki, quien estaba siendo estrujado por Oikawa.

“Wah, lo siento, Kaneki-chan~” Oikawa lo soltó, y Eren también hizo lo mismo.
“Disculpa…”
“No hay problema,” aseguró el chico.
“¿Estás bien, Ken?” Sho se había girado a verlo.
“Sí, no te preocupes,” Kaneki le sonrió a su hermano.
“La más fuerte aquí ha sido Shizuru,” comentó Kaworu, observando a Hiyori. Esta sólo había agarrado con fuerza su cinturón de seguridad, a diferencia del resto.
“Casi nos matas del susto,” comentó Hiyori. 
“¡Sí! ¿¡Qué fue eso!?” preguntó Sho.
“Pero nos salvó, no pueden dejar de lado eso…” dijo Oikawa.
“¡PERO CASI MORIMOS DE UN INFARTO!” exclamó Eureka.
“…Mm, buen punto.”
“Hay una pregunta más importante que esta discusión, creo yo…” comentó Kaworu.
“¿Qué cosa?”
“¿Cómo vamos a hacer con el carro?”
“…”
“…”
“…”

El trayecto de regreso a la fiesta fue silencioso.



“Si te dice algo, podemos hacer chanchita entre todos y pagarle lo que cueste el mantenimiento,” propuso Eureka. “Aunque no sé de donde sacaría el dinero… pero como somos 8, supongo que no será muy caro por cabeza.”
“Sólo necesita un poco de pintura para los raspones…”
“Son un montón de raspones, Eren,” comentó Kaneki, observando la camioneta. 
“…Okay, en eso tienes razón.”
“Les avisaré, cualquier cosa,” les aseguró Kaworu. “Sólo espero que no me abandonen.”
“Nah, sería muy desalmado de nuestra parte dejarte el pago sólo a ti,” dijo Sho. “Aunque Ken y yo podemos contar como uno, como somos hermanos…”
“¡Sho! ¡No seas así!” se quejó Kaneki, indignado con su actitud.
“¡Pero es cierto!”
“Sí, pero debemos de pagar cada uno nuestra parte.”
“¡No quiero trabajar para eso!”
“Qué pena, Sho,” Souji lo miró con tristeza fingida. “Pero así es la vida.”
“Si fuera por cuestiones de familia, Shizuru y Kaworu pagarían también una sola parte…” comentó Eureka.
“Ah, no, yo pago la mía,” dijo Hiyori. “Ya veo cómo me las arreglo.”
“¡…Traidora!” Sho la señaló. “¡Nos podíamos librar de esto los dos!”
“Nadie es igual de tramposo que tú, Sho,” rio Souji.

El grupo caminó hacia la entrada de la fiesta, entre comentarios burlones y risas despreocupadas. Al ingresar a la mansión de nuevo, notaron que el número de invitados había decrecido, aunque igual habían tumultos de gente por doquier. La pista de baile y el jardín se veían un poco más despejados, y las sillas y sofás aledaños estaban repletos de estudiantes que habían caído bajo los efectos del alcohol y ya no podían pararse. Era una vista muy peculiar, pero a la vez, muy usual de ese tipo de fiestas.

No les sorprendió en lo absoluto ver que incluso unos cuantos invitados se habían lanzado a la piscina. Imaginaban que el dueño de la casa estaría botando humo por las orejas, pero todo indicaba que eso era lo último que les preocupaba.

“Necesito un trago muy muy fuerte para pasar el mal rato,” comentó Oikawa.
“Antes de que te emborraches, ¿qué tal si bailamos todos?” sugirió Eureka, observando al grupo. Ni bien soltó su propuesta, Eren miró a todos y escapó, escabulléndose entre la gente y desapareciendo entre el tumulto. “Wow, eso fue muy rápido.”
“Eren es más tímido que Ken, no lo puedo creer…” comentó Sho, anonadado.
“P-Pero yo tampoco quiero bailar…”
“No te preocupes, Ken,” Sho le sonrió de oreja a oreja. “Sé que sólo hay dos chicas, así que me sacrificaré por ti para que bailes con una,” le dijo, muy orgulloso de sí mismo. “¡No pienso irme de aquí hasta que hayas bailado con alguien!”
“¡Pero—!”
“¡Nada! ¡Hoy bailas sí o sí!”
“Esperen, yo me tengo que ir,” Souji comentó. “Debo buscar a Adachi. Disculpen, de nuevo vuelvo a aguar la fiesta.”   
“Awn, qué pena,” comentó Kaworu. “Te veré en Rizembool, Souji,” le dijo, esbozando una sonrisa.
Souji le sonrió de vuelta. “Un gusto, Kaworu. Al igual que…” Se giró hacia las chicas. “Shizuru, Shinoa, me alegra haberlas conocido. Suerte con sus carreras y sus proyectos, y espero que nos volvamos a encontrar pronto.”
“Gracias, Souji, igualmente,” le dijo Hiyori, permitiéndose sonreír un poco.
“¡Cuídate!”
“Nos vemos luego, Sou-chan~” canturreó Oikawa.
“¡Hasta luego, Souji-san!”
“Te veo en la semana,” le dijo Sho. Souji asintió, y al igual que Eren, desapareció al sumergirse en el mar de gente.
“Mm… ¿Cómo podríamos distribuirnos?” se preguntó en voz alta Kaworu.
“¡Sho! ¡Oikawa!”

Ambos se giraron al escuchar sus nombres, topándose con una joven de cabellos azabache y ojos azules. Eureka la reconoció como la chica que había bailado junto a Souji cuando indagó la fiesta por su cuenta.

“¡Marie-chan!” Oikawa la saludó.
“¿Marie?” Sho arqueó una ceja.
“Hola,” saludó, y luego, ondeó levemente la mano al resto del grupo, a quienes no conocía. “Parece que han visto un fantasma.”
“Si supieras lo que nos pasó…” comentó Sho. “Ya luego te contaremos.”
“¿Han visto a Souji?” preguntó la chica. “Quería hablar con él. Adachi…”
“Justo Souji se acaba de ir a buscarlo,” dijo Kaworu.
“¿En serio? Voy por él. No quiero más espectáculos en esta fiesta…”
“¿Espectáculos?” Kaneki se veía muy confundido. “¿Lo dices por la pelea de los rebels?” dijo, recordando la pelea que habían presenciado poco antes de irse de la fiesta.
“Ah, ¿lo del fuego y eso? Pues en parte. No se si vieron el resto de peleas… hubo de todo, realmente.” Marie suspiró. “Ya perdí la cuenta. Ha sido una noche larguísima.”
“Qué manera de dejar el nombre de nuestra institución en alto…” dijo Oikawa.
“No creo que sólo hayan sido de Rizembool,” comentó Kaworu. “Mucha gente se ha colado.”
“Es cierto,” dijo Marie. “Bueno, me vo—”
“Marie, voy contigo,” dijo Sho, y comenzó a caminar, pero Marie lo detuvo al colocar su palma en el pecho del pelirrojo.
“Lo siento, fosforito, pero va a ser peor si tú vas.”
“¡Pero—!”
“Tienes una bronca tremenda con el otro, no sé—”
“¿De quién hablan?”


       

   


Souji se había aparecido de vuelta en el grupo. Todos lo observaron, sumamente confundidos con su repentina presencia.

“¡Sou-chan~! ¡Eso fue rápido!” comentó Oikawa.
“Uh… no encontré a Adachi, así que pensé que mejor sería regresar con ustedes.”
“¡Perfecto! Ahora sí podemos bailar todos,” a Sho se le iluminó el semblante. Todos sabían, sin embargo, que su felicidad se debía al inminente baile de su hermano con alguna de las chicas presentes. “Ah, al fin…” soltó, fingiendo un llanto.
“¿Al fin?” Hiyori arqueó una ceja.
“¡Al fin Ken bailará! ¡Y con una chica! ¡Es una noche especial!” Sho alzó su puño en señal de victoria.
“¡S-Sho!” se quejó Kaneki a su lado, sumamente nervioso. La idea se le hacía demasiado vergonzosa, tanto que se había quedado medio estupefacto ante los gritos de victoria de su hermano.
“I want to thank not only God, but Jesus…”
“Sho, deja de molestar a Ken, por favor,” le pidió Souji.
“¡No puedo evitarlo! ¡Me siento muy orgulloso!”
Marie soltó una risa burlona. “Pero si Kaneki va a bailar con una chica… tú y el resto se pelean por las dos restantes.”
“Oh, Marie-san, ¿también bailarás?” preguntó Eureka.
“Sí,” respondió. “Me dan un poco de pena, porque todos siguen pálidos. Ni sé qué les pasó, pero imagino que tuvo un impacto muy fuerte en todos ustedes.”
“No hablemos de eso, por favor…” rogó Sho. “Hablemos de cosas bonitas. Como Kaneki bailando con una chica.”
“¡Sho!” Kaneki quería que la tierra lo tragase.
“Dejémoslo a la suerte,” propuso Marie. “Denme un segundo.”

La chica desapareció entre el tumulto de invitados, para retornar al cabo de unos minutos con unos cuantos palillos en su mano.

“¿Esos palitos… son de la mesa de fondue?” preguntó Oikawa.
“Sí,” admitió Marie. “Y sí, Oikawa, nadie los ha usado, no preguntes.”
“¡Eek! ¡Eres una esper!”
“Los he cortado en distintos tamaños. Los pequeños indican que bailarás con una chica. Mientras más pequeño, más pequeña la pareja.” Comentó, mirando a Hiyori y a Eureka.
“¿Me has dicho pequeña?” preguntó Eureka.
“No te alteres, yo también soy pequeña.” Admitió Marie. “Aquí la única medio alta es ella…” Y señaló a Hiyori, sutilmente. “Bueno, sigo con mi explicación. Los palitos grandes significan lo opuesto. O te quedas sentado o bailas con quien sobre.”
“¡No!” Sho se cruzó de brazos. “No pienso jugar a esto. Kaneki tampoco.”
“De hecho yo—”
“¡Yo sé que vas a querer jugar porque hay oportunidad de que no bailes!” lloró Sho. “¡Lo sé!”
“Pues tienes razón, Sho,” admitió Kaneki. “No quiero bailar,” admitió, avergonzado.
“¡Pero no es justo!”
“Por eso queda a la suerte,” dijo Marie.
“A mi me parece justo,” ofreció Kaworu. “¿Tú que opinas, Souji?”
“¿Ah?” Souji salió de su trance, y luego, asintió. “Sí, es justo.”
“La mayoría gana, Sho-chan~”

Sho soltó un bufido, y luego de unos cuantos momentos de tensión, asintió con la cabeza y rodó los ojos, hastiado.

“Okay,” le dijo a su amiga, y esta sonrió de lado.
“Aquí va,” dijo Marie. “Acérquense, por favor.”

Los chicos se acercaron a Marie, quien extendió una mano mostrando parte de los palillos y escondió sus tamaños con la otra.

“Haha, si fuera Shinoa-chan, te apuesto que me tocaría algo malo,” se burló Oikawa, hasta notar la extensión del palo que había sacado. “¡Ack! ¿Creo que me toca sentarme?”
“Oh, no. Ese es el más grande de los chiquitos, pero sigue siendo chiquito.”
“¿Tengo que bailar… con Shizuru-chan?” Hiyori lo fulminó con la mirada, sin mencionar palabra alguna. Oikawa sentía que moriría en pleno baile. “¡NO! ¡Quiero sentarme! ¡Por favor!”
“Lo siento, pero si ya te salió eso… Con eso te quedas,” Marie rio.
“¡Shinoa-chan! ¡Baila conmigo!”
“Eso no puede ser, Oikawa,” se lamentó Eureka, con una sonrisa apenada y muy fingida. “Soy muy chiquita como para bailar contigo.”
“¡NOOO!”
“Ahora, te toca a ti,” Marie señaló a Kaneki.

Él se demoró en elegir, hasta que al final sacó uno del montón y cerró los ojos. Los nervios lo carcomían, pero esperaba tener una suerte decente como para librarse de esa situación.

“¡Wooooohoo! ¡Ken, hoy bailas!”
“¡No!” Kaneki no pudo evitar el grito que se escapó de sus labios. Si la charla sobre la suerte de Shinoa era cierta, no dudaba que ella le había contagiado la suya. “¿Con quién me toca bailar?” preguntó, sintiéndose muy derrotado.
“Es la más chiquita, así que con ella,” y señaló a Eureka.
“¡Hey!” se quejó Eureka.
“Desde ya, lo siento, Shinoa-san,” se disculpó Kaneki. “ Voy a pisarte mil veces, estoy seguro de eso…”
“Tranquilo, no soy una bailarina experta, así que te entiendo,” Eureka le sonrió. “Lo importante es que te diviertas y de paso, nos saquemos ese susto horrible de encima.”
“¡Tienes razón!” admitió Kaneki.
“Sólo queda uno pequeño,” Marie se giró hacia Kaworu, Souji y Sho. “Así que ustedes tren escogerán al mismo tiempo.”

Los tres asintieron al unísono, y eligieron al azar entre los que quedaban.

“MarieMarieMarieMarie,” repitió Sho como mantra, esperando que le tocara el más chiquito para poder bailar con su amiga.

…Pero, lamentablemente, su suerte fue distinta… y le tocó uno de los grandes. Cuando compararon, Souji también había sacado uno así: el ‘afortunado’ había sido Kaworu, con otro de los pequeños.

“¡Wow! ¡Mi suerte está intacta!” celebró Kaworu, muy alegre.
Souji rio. “Parece que el más empilado es a quien le toca sentarse,” comentó, mirando de reojo a Sho.
“¡No importa! Yo no pierdo en esto. Voy a ver a Ken bailando, es… ¡Es como sacarme la lotería!”
“Podrías bailar con Souji, Sho,” dijo Marie, mirándolo con malicia.
“¿¡Eh!? ¡No! ¡Eso es muy…!”
“Muy qué, ¿Sho?” preguntó Souji, entre risas.
“¡Muy… Muy raro!”
“Es sólo un baile,” comentó Kaworu.
“Nadie te dice que bailes con él por el resto de la fiesta,” dijo Eureka.
“Pero… tiene pareja,” dijo Sho.
“¡Excusas!” Oikawa rio. “Adachi-chan no está por acá, y no creo que un baile sea razón para celar a alguien…”
“Uh, ¿es Adachi de quién hablamos? ¿Él va en contra de toda lógica existente?”
“Sho, si gustas, podemos sentarnos,” ofreció Souji, luego de darle un pequeño toque en el hombro a manera de apoyo. “Yo no tengo problemas.”
“Yo—”
“Bueno, ustedes deciden eso, que a este paso, la fiesta se va a terminar,” comentó Marie, hastiada. “Vamos… uh…” Marie se cortó al darse cuenta de que no sabía su nombre.
“Kaworu.”
“Okay, Kaworu. Lo siento, soy Marie…”
“Un gusto, Marie-san,” le dijo, con una sonrisa, y seguidamente, se fueron por su lado a bailar.
“Uh… Shizuru-chan…”
“Sí, vamos,” Hiyori no se veía del todo enojada, por lo que Oikawa pudo respirar tranquilo a la vez que se separaban del grupo.
“¿Vamos, Kaneki?” preguntó Eureka suavemente, y Kaneki asintió.
“¡Sí!” y la siguió, dejando a Sho y a Souji solos.


 


Souji caminó hacia las escaleras que conectaban el jardín y la piscina con la parte interior de la mansión, y Sho lo siguió. Juntos, tomaron asiento en una de las gradas, observando el panorama de la fiesta e identificando a todos los miembros del grupo con el que habían pasado aquella noche.

En un determinado momento, los dos intercambiaron miradas, hasta que Souji no pudo más y soltó una risotada grande.

“¿De qué te ríes?”
“¿No sé?” Souji se veía confundido con sus propias acciones. “Creo que de todo lo que ha pasado. Ha sido un día muy surreal.”
“Sí.”
“¿Quieres bailar?”
“…Bueno.”
“Eso fue mucho más rápido y fácil de lo que esperaba. Pensé que te negarías.”
“No hay presión de grupo ahora que estamos solos,” admitió Sho.
“Pero tú si puedes joder a Kaneki cuanto te plazca, ¿no?” dijo el peligris, entre risas. Sho lo golpeó en el hombro, pero Souji no se detuvo, al contrario, empezó a reírse con más fuerza.
“¡Sabes que es con buenas intenciones!” le reclamó Sho.
“Lo sé,” le dijo Souji, cuando se calmó. “Sé lo mucho que te importa, y cuánto te preocupas por él,” su mirada se posó en Ken bailando con Eureka, a unos metros de donde se encontraban. Parecía que el chico se divertía, por más de que a cada rato se equivocaba y perdía el ritmo de la canción. Eureka, sin embargo, era muy paciente, y lo animaba a seguir intentando. A veces, sin embargo, ambos se quedaban estáticos, igual de perdidos.
“¿Entonces?”
“Igual me encanta joderte de vez en cuando.”
“…” Sho soltó un suspiro. “Si fueras cualquier otra persona, te mandaría a la mierda.”
“Pero soy VIP, ¿supongo?”
“Eh, algo así,” Sho rodó los ojos. “Mira a Oikawa con Shizuru,” los señaló.
Oikawa parecía temeroso de sus movimientos, mientras que Hiyori sí se veía pasando un buen rato.
“Parece que alguien no va a vivir para contarla,” rio Souji. “Aunque… Shizuru-san se ve muy calmada, creo yo.”
“Igual siento que lo va a partir en dos en cualquier momento,” comentó Sho.
“Marie y Kaworu-san congenian muy bien,” Souji los señaló.
“Wow, quién diría que Kaworu bailaría así…”
“En fin,” Souji se levantó, y le extendió una mano. “Creo que ya observamos lo suficiente.”
“Adachi me va a matar.”
“Es sólo un baile, Sho,” le aseguró Souji. “Tanto te quejabas de Ken y tú tienes la misma actitud.”
“Tú no eres una chica.”
“No.”
“Además, esa chica,” señaló a Eureka. “No tiene enamorado.”
“Oh, creo que sí.”
“¿Qué? ¿En serio?”
“¿Tal vez? Quién sabe~”
Sho dudó por unos momentos. Se quedó observando la mano en frente de él, hasta que soltó un suspiro lleno de resignación. “…Ya te había dicho que sí,” Se rindió, levantándose de su sitio y tomando la mano de Souji. La soltó ni bien empezaron a caminar hacia el jardín, cosa que le sacó una carcajada a su amigo.
“Y con eso cavaste tu tumba.”
“…Exacto.”
« Last Edit: June 05, 2017, 12:45:10 AM by Eureka »


Isumi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #207: September 30, 2016, 02:17:12 PM »
Inicialmente iba a ser más largo, pero necesito ordenar bien mis ideas antes de ponerme a escribir porque sino no sale la inspo u_u




04.Back to the future; part 2.

Saiko's POV

“Hola… soy Isumi, vengo del pasado.”

El hecho de que aquella hubiese sido su primera frase al despertar, daba a entender ya muchas cosas: por empezar sabía que había viajado por el tiempo y por lo tanto recordaba los últimos momentos en el pasado, lo que significaba que sabía de sus poderes, de la historia de las HiMEs y demás detalles importantes. Al mismo tiempo estaba lo suficientemente lúcida y calmada como para explicar su situación en una sola frase apenas despierta. Pero también me hacía preguntar por qué lo primero que se le ocurrió decir fue esa frase. ¿Tal vez era su catchphrase? ¿o tal vez era su modo de hacerme saber que recordaba lo que había sucedido? Al decir eso me hacía entender enseguida que sabía que su amiga Tsubasa había escrito una nota explicando su situación.

-Ah… sí, he leído la nota.- Le respondí entonces después de unos segundos.
Isumi se sentó en el futon, me miró confundida y entonces preguntó. -¿Qué nota?-

Era su catchphrase.

-Ehm…- ya me había confundido. -Tu amiga Tsubasa… escribió una nota…-
-¡Ah cierto!- Dijo y enseguida se puso a revisar su cuerpo en busca de dicho papel.
-Lo tengo yo.- Le dije nerviosamente para evitar que siguiera tocándose en vano.
Y se sonrojó de la vergüenza. -C-cierto…- Dijo nerviosa. -Obvio que si la has leído la tendrías tú…-

Al parecer no estaba del todo lúcida y calmada. Me pregunté qué tipo de trauma había vivido.
Pero por el momento lo mejor era hacerla tranquilizar.

-En todo caso no te preocupes, estamos en—
-¡SAIKO!- Salió gritando Shuujin por detrás nuestro volviendo vanos mis esfuerzos por tranquilizarla.
Isumi, cuyos nervios estaban siendo sostenidos por un hilo, gritó al escuchar al idiota de Shuujin y se cubrió con la sabana.
-¡Shuujin!- Le regañé en voz baja y él se tapó la boca un poco tarde. -¿Isumi?- La llamé con un tono más tranquilo y ella descubrió su cara nuevamente como si de un cachorro asustado se tratase. -Está todo bien, es solo mi amigo, Shuujin.-
-Takagi Akito.- Me corrigió él acercándose a nosotros y con una mano en la cabeza. -Ambos hemos leído la nota y sabemos de tu situación. Puedes quedarte tranquila que aquí estás al seguro y no somos personas sospechosas. Ah, y perdón por haber gritado antes hehe…- Shuujin se rio nerviosamente. -Así que eres una HiME ¿eh? ¿Qué poderes tienes?- Me giré hacia Shuujin con expresión sorprendida. Era demasiado pronto como para preguntarle eso, pero no podía culparlo, la curiosidad me estaba matando a mí también y por lo tanto no dije nada.

Isumi entonces se destapó y preguntó con cautela. -¿No los mencionaba la nota?- Aparentemente ella no sabía nada de su contenido, era entendible.
-No.- Respondió Shuujin. -Hablaba solo de tu habilidad de viajar por el tiempo y eso.-
-Oh, claro.- La chica parecía estar pensativa, como calculando qué iría a decir. Nos miró por un momento, pasando su mirada de Shuujin a mí y viceversa. Creo que nos estaba analizando y preguntándose si estaba bien confiar en nosotros. -Bueno…- habló finalmente. -Si ya saben que viajo por el tiempo, no sería tan grave decirles mi elemento.-
-¡!- Shuujin y yo abrimos los ojos y nos llenamos de expectativas al escuchar esa palabra.
Entonces descubrió su mano de las cobijas y, con el dedo índice levantado, hizo salir un pequeño y débil chorro de agua.
-Lo sabía! ¡Era agua!- Grité y cerré los puños por la emoción mientras Shuujin se agarraba la cabeza en decepción y producía sonidos frustrados.
-No, es vodka.- Dijo ella callándonos a ambos. Pero luego de ver nuestras caras decepcionadas, comenzó a reírse y dijo. -Hahaha, sí sí, es agua hahaha.-
Pero Shuujin no perdió tiempo en retomar la compostura. -¿Te imaginas? ¿Vodka como elemento?-
-¿En qué estás pensando?- Le pregunté con curiosidad.
-Pues, ¿te imaginas si por ejemplo en One Piece hubiese una “vodka vodka no mi” o algo así? Sería interesante si ese personaje tuviera la capacidad de convertirse en vodka. ¿Estaría siempre borracho no?-
-La idea es bastante interesante de hecho.- Le respondí pensativo. -¿Aunque no sería fácil derrotarlo? Digo, se le prendería fuego y ya.-
-Pues no estoy seguro. Es como si dijeran que para matar a Ace era suficiente tirarle un balde de agua porque era de fuego.-
-Y o sea en todo caso al final ellos tienen su cuerpo humano también, no es como si todo el tiempo tuviesen la forma o el elemento de la fruta que comieron… supongo ¿no?- Dijo Isumi uniéndose a la conversación.
-…- Ambos nos quedamos callados. Por una parte, porque nos habíamos desviado del tema como siempre y la habíamos dejado de lado, y por otra porque no nos esperábamos que ella también participara en la conversación.
-¿Te… gusta One Piece?- Le pregunté incrédulo.
-¡Claro! Es de mis mangas preferidos, pero no spoilers porque no estoy al día.- Respondió ella entusiasmada.
-¿Al día? Pero si One Piece ya terminó.- Le dijo Shuujin.
Isumi abrió los ojos como si hubiese visto una araña gigante en la cabeza de Shuujin y exclamó. -¡Claro! ¡Obvio! ¡Si lo empecé a leer en el pasado es obvio que a este punto del futuro ya hubiese terminado! ¡AAAAHHHH!- Y entonces se levantó y salió corriendo de la habitación. Nosotros la seguimos desesperados. -PC. DONDE. SHONEN JUMP. DONDE. VOLUMENES. DONDE.- Mientras iba revisando todo lo que había en la habitación iba notando la cantidad de mangas y revistas de la Jump que había y se daba cuenta que cada vez tenía más material de donde leer.
-¡Espera espera!- La agarré de los brazos para intentar calmarla, parecía un mono desenjaulado. -Antes que nada tranquilízate… nadie te va a spoilear nada aquí adentro.- Se me hacía raro que antes la estaba calmando por razones más serias y ahora… bueno, supongo eran iguales de serias.
Isumi se tranquilizó y me miró fijamente. -Ah… o-ok.- Y bajó la mirada avergonzada por lo que había apenas hecho.
-Antes que nada ¿en qué capítulo te quedaste?-
-Hmm… tengo que revisar mi MyAnimeList… oh aunque también la hice en el pasado, me pregunto si siguen vivos…-

Y fue así que pasamos todo el día con Isumi leyendo One Piece hasta el final.

---

-Mi vida ya no tiene sentido.- Dijo la HiME después de muchas risas, llantos y sorpresas que se llevó leyendo One Piece hasta el último capítulo.
-Inesperado ¿verdad?- Le dije con la emoción de alguien que se muere por comentar su manga preferido. -Quien iba a pensar que el One Piece era—
-Oye Saiko.- Me interrumpió Shuujin. -Algo no está bien…-

Me di cuenta a lo que se refería unos momentos después, cuando comencé a sentir un leve tremor en mis pies.

-¿Un terremoto?- Preguntó Isumi con una expresión más calmada que la nuestra.
-Sí, pero no es ese el problema.- Le respondí y ella me miró confundida. -Recuerda que no estás más en el pasado.-
-…- La expresión de la chica cambió y cuando se dio cuenta a lo que me refería no pudo evitar ahogar un grito. -¡Tenemos que salir ya de aquí!-
-Concuerdo.- Dijo Shuujin levantándose del sofá. -Tengo un mal presentimiento.-

Por supuesto, tal vez en el pasado un leve tremor no habría asustado a nadie en Japón, después de todo casi todos los edificios eran antisísmicos. Pero en la época en la que vivíamos nosotros, la tecnología era tan avanzada que hacía décadas que los terremotos no se sentían en absoluto en ninguna parte del mundo.
Mientras salíamos del edificio, eligiendo por supuesto las escaleras sobre el ascensor, sentíamos el tremor que se hacía cada vez más fuerte.
-¡Esto no puede ser, no puede ser!- Gritaba Isumi en desesperación mientras bajaba siguiendo a Shuujin, quien se giró un momento hacia atrás y le dijo:
-¡Ya casi llegamos! ¡No te desesperes!-
-¡SHUUJIN!- Grité al ver unos escombros que estaban a punto de caerle encima.
-¡AAHH!- Isumi gritó y en ese instante el escombro se detuvo. ¿Eh?
-…- El tremor se había detenido también y ninguno de los dos podíamos creer lo que había pasado.
-¡RÁPIDO QUE NO SÉ CUANTO DURARÁ ESTA COSA!- Gritó la HiME del tiempo y empujó a Shuujin para que siguiera bajando.
Unos segundos después el escombro terminó de caerse y el tremor continuó, pero nosotros, gracias a la chica con poderes, nos habíamos salvado de su impacto.

Nadie dijo nada más hasta que salimos afuera. Y fue en ese momento, cuando vimos lo que estaba sucediendo, que nuestro mundo se vino abajo, literalmente.
« Last Edit: December 29, 2016, 04:35:52 PM by Isumi »


With the kids sing out the future
Maybe, kids don't need the masters
Just waiting for the little Busters



Shura

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #208: September 30, 2016, 03:45:17 PM »
Aporte rápido :) *Toni me llama para cenar xD luego edito



Shura meditaba sobre las palabras de Sol, sobre que Miranda intentará convencerla para volver a convertirse en Hime. Si era sincera con ella misma, por más duro que hubieran sido aquellos años, los recordaba brillantes, deslumbrantes frente a los momentos oscuros, que no fueron pocos.
Sería divertido volver a ellos, sencillo y sin remordimientos, tener una causa noble como lo era “luchar contra el mal”. Luchar por la victoria, quizás en un año se acabaría todo, o tener una muerte heroica… pero ahora vivía en un mundo diferente, tenía que mirar por su vida, pensar en el futuro.
No pudo evitar soltar un suspiro de desasosiego, intentó no pensar más en todo aquello y centrarse en su objetivo. Pero fue prácticamente imposible cuando otro sonido la sorprendió en aquel silencio a causa de que los alumnos estaban en las clases, pudiendo ver de qué se trataba cuando giró al pasillo.

Un chico de pelo blanco estaba agachado recogiendo del suelo lo que parecía material de oficina, sin duda era lo que había causado aquel escándalo. La chica no le hubiera prestado atención de no ser porque conocía a aquel chico de pelo blanco.
Lo observo durante unos segundos en silencio, como si el tiempo nunca hubiera pasado desde que se marchó de la escuela.
-¿Eres Nero?
El mencionado se puso en pie como un resorte, abriendo la boca cuando reconoció a Shura, pero volviéndola a cerrar adoptando una aptitud más reservada.
-¿Shura? –Preguntó sin mucha seguridad.
-¿Y quién iba a ser si no? –Sonrió acercándose a este, el sonido de sus tacones resonaban por el pasillo, avanzando tan firmemente que Nero pensaba que iba a abrazarle, pero esta se detuvo alargándole la mano.- ¿Cómo te va todo?
-Cuanto tiempo –le correspondió el saludo estrechándole la mano, bastante sorprendido por el encuentro como para pensar en decir algo mejor.
Shura sonrió con melancolía.
-Demasiado… pero me alegra ver que tu apenas has cambiado.
Nero no pudo evitar fijarse en el desorden que había organizado, esperaba que Shura no se refiriese a aquello. Avergonzado, se agachó para retomar la tarea de recoger, la chica se agachó a su lado para ayudarle.
-No es necesario que me ayudes…
-¿Trabajas en la secretaria? –Lo ignoró apilando lo que debían ser unas cajas de tóner sobre las carpetas que Nero había comenzado a cargar.
-No... sólo en ocasiones especiales echó una mano. Aún estoy estudiando y ayudándoles me saco un dinerillo.
-¿Dinero?
Nero se mordió la lengua al darse cuenta de que había hablado de más.
-¿No te concedieron a ti también una beca Nero?
-Es para mis gastos –contestó casi de manera automática, arrepintiéndose de haber sonado tan desagradable con una vieja amiga.- Además… mi madre me administra la beca.
A Shura se le escapó una risotada de entre sus labios, llevándose una mano a los labios para moderarse pese a lo entrañable que le resultaba Nero.
-Es genial volver a verte Nero.
-Yo también me alegro de verte Shura –el chico se sintió relajado al verla más natural y animada, incorporándose habiendo vuelto a ordenar todo el material entre sus brazos.- ¿Estás aquí por el tema Hime?
-Eso creo… pero sólo he venido para hablar con Miranda, ¿es por eso que en la secretaria están tan ocupados?
-Precisamente, oye, ¿qué has estado haciendo estos tres años?
-Lo mismo que tú –Shura sonrió de manera enigmática- estudiar y trabajar.
-Ya… y oye… ¿y sabes algo sobre Kora?
-¿Kora? –Aquello sí que la pilló desprevenida, no recordaba que Nero tuviera una especial amistad con la chica, más bien con quien el chico se llevaba bien era con otra persona cercana a Kora.- Llevo años sin saber de ella… pero si te refieres a Madoka…
Nero mostró interés por lo que iba a decir, haciendo ver a Shura claramente a donde quería llegar con aquellas preguntas.
-Tampoco sé nada de ella, todos tomamos rumbos distintos cuando la batalla termino.
-Muchas han regresado… igual que tú.
-¿Nero? –Una voz inesperada surgió acompañada de Kyrie, otra ex Hime que, a decir por las carpetas llenas de documentos que cargaba, seguía estudiando en Hanasaki.- ¿Va todo bien?
-Sí, sí, sólo estaba hablando con una compañera.
-Soy Shura, ¿te acuerdas de mí, Kyrie?
-Por supuesto,- le correspondió con una sonrisa cándida y un gesto de reverencia con la cabeza, Kyrie había llegado nueva al país hace años, sin apenas conocer nada de la cultura oriental y mucho menos sin saber hablar una palabra. Y aun tan perdida como se sentía, había participado en la guerra Hime de hace años.- ¿Cómo te encuentras?
-Muy bien, feliz de haber regresado… pero debo disculparme con vosotros, tengo una cita con la directora Miranda, y creo que a vosotros ya os he distraído bastante.
-No te disculpes, ¿te dejarás caer más a menudo por Hanasaki?
Shura se encogió de hombros.
-No lo sé...
-Espera, que te dejo mi teléfono.- Comenzó a hacer malabarismos con el material de oficina que apunto estuvo de volver a caer al suelo, justo el instante antes de que esto sucediera, Shura le dejo una tarjeta encima de todo lo que llevaba.
-Puedes llamarme cuando quieras o escribirme al e-mail... pero, Kyrie, si no es osado preguntarte, ¿te has planteado volver a ser Hime?
-Para nada. ¿Y tú?
Shura volvió a encogerse de hombros, esta vez sin contestar.
-Hasta pronto Shura, tenemos que irnos Kyrie, o nos meteremos en un follón.
La mencionada se detuvo de golpe como si una corriente electrica la hubiera atravesado, comenzando a ponerse roja.
-¿Qué es un... follón? Nno... no esta bien decir esas cosas...

Nero se quedo intentando explicar a que se refería mientras Shura ponía rumbo a la oficina de la directora.


Deidara

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #209: September 30, 2016, 03:53:56 PM »
ffff juro no volver a quedarme apalancada en el sofá de nuevo a estas horas, casi no me levanto
edito mañana con icons


#16


Habían pasado unos días desde la vuelta de sus poderes, y estos seguían sin querer comportarse. Su fuerza tenía idas y venidas, y era solo controlada a ratos. Al igual que las voces que escuchaba en su cabeza. Tenía momentos de silencio, pero en otros, éstas eran imposibles de controlar, y lo único que Deidara podía hacer era desear que acabase el momento. Escuchaba los pensamientos de otros sin cesar. Había descubierto que la música ayudaba a calmarla, al igual que salir a hacer carreras matutinas. Así que cada mañana se levantaba, tomaba una taza de café, y salía a correr.

(Aunque correr nunca había sido lo suyo, pero había descubierto en Barcelona lo mucho que le ayudaba a despejarse y a no pensar. Algo que había necesitado en más de una ocasión. Correr, sin importar si llovía o hacía calor. La cuestión era salir de casa, no encerrarse, moverse.)

Corría y corría, el podómetro avanzando sin parar. Equipada con sus deportivas viejas y el iPod nano que Kurogane le había regalado días atrás. Sólo que, ahora, Deidara se había dignado a equiparlo con mejor música.

La noche anterior había estado, por fin, deshaciendo su maleta para así poder ordenar su habitación. Sacó de los armarios la ropa vieja, encontrándose con varias joyas, y es que cuando marchó a Barcelona, lo hizo a prisa corriendo, dejando atrás la mayoría de sus pertinencias, huyendo sólo con lo básico. Fue así como encontró, entre otras cosas, varias camisetas de su equipo de fútbol favorito, el Barça, arrinconadas en uno de los cajones. Se topó con un disco de Linkin Park, que recordó que Near le había regalado años atrás, un día que pidió a Sayi que le acompañara a la tienda de música. Una medalla de las olimpiadas de Hanasaki para el equipo Black Team. Carpetas con apuntes del instituto, libros de diversas materias, alguna agenda escolar.

Una caja con varias fotografías.

Olvidaba cuándo había impreso esas fotos (tal vez ni las había impreso ella, no era algo que Deidara hubiese hecho) pero sí que recordaba en qué momentos se había tomado cada una de aquellas fotografías. Había varias fotografías de su cuarto en Hanasaki, antes de que se fundase la mansión HiME, con sus compañeras de cuarto. Fotos de una vez se hubo mudado, con varias compañeras. Se llevó una grata sorpresa al ver una foto con Isumi, quien la agarraba en la imagen y le forzaba a mirar a la cámara. Deidara parecía estar demasiado ocupada con su MP3, algo típico de su yo asocial. Se preguntó qué habría sucedido con aquella loca de Isumi que, por surreal que sonase, había vuelto al futuro. Porque cosas así sucedían cuando estudiabas en Hanasaki.

Encontró más fotografías con sus compañeros de clase, con las HiMEs, incluso con Near y Kurogane.

Más fotografías con sus amigos, practicando deporte… una en la cafetería, en la que estaba sentada en una mesa con Mitsui, Luffy y Zoro.

El grupo que había sido casi inseparable durante toda su etapa en Hanasaki. Primero, fueron Luffy, Zoro y ella. Cuando Mitsui se matriculó en Hanasaki, no tardaron en adoptar al mejor amigo de Deidara en el grupo. Los cuatro habían pasado por muchas cosas, y Deidara sabía que su etapa como HiME no habría sido lo mismo sin el apoyo de sus amigos. Amigos de los que apenas había sabido nada en tres largos años…

Por último, al fondo de la caja, había una foto que claramente había sido editada. En ella, el rostro de Uchiha Sasuke, eterno enemigo (por llamarlo de alguna forma) había sido colocado sobre la persona que estaba junto a Deidara. Un corazón dibujado con rotulador rodeaba a los dos, con las letras ‘OTP!!!!’ a un lado. La fotografía le había hecho rodar los ojos, al recordar por fin de dónde salía esa caja. Había sido un regalo de Isumi (y ahora se preguntaba qué había sido de la viajera en el tiempo) en un amigo invisible que hicieron, y lo corroboró cuando encontró una nota enganchada tras la foto.

Code: [Select]
‘REMEMBER WHO YOU ARE.
y nunca te olvides de la etapa pasada en Hanasaki una vez vuelva al futuro :3
- ISUMI (luvs u).’

Aquella última foto había ido directa a la basura, pero del resto no había podido dejar de pensar durante toda la noche.

En concreto, de aquella en la que salía con sus amigos.

(Aquella fotografía la había guardado aparte.)

Sabía que Mitsui iba a estar allí para cualquier cosa, ¿pero qué había de Luffy y Zoro? Claro que había echado de menos a sus amigos. Con Luffy tal vez no habría tanto problema – probablemente se alegraría por la decisión que tomó Deidara, aunque también se hubiese alegrado en caso de haber negado la oferta de Miranda. Luffy siempre era positivo, apoyaba las decisiones de sus amigos por muy locas que fuesen. Y eso seguramente incluía volver a ser HiME. En cambio, Zoro… él era otro mundo. La relación entre los dos no era para nada como la que había tenido con los otros dos chicos. A veces se preguntaba qué hubiese pasado si Deidara no se hubiese marchado, si hubiese aceptado aquella propuesta de Zoro cuando acabó la batalla final. Zoro dejó la posibilidad abierta a que sucediese algo, pero Deidara la dejó escapar, y no estaba segura si Zoro de verdad le habría esperado aquellos tres años.

Tenía que volver a hablar con él. Debía hacer, quería hacerlo – verle la cara, saber cómo estaba, qué había sido de su vida en todo aquel tiempo. Pero tenía miedo a la respuesta que podría recibir.

¿Dónde había quedado aquella Deidara que no le decía que no a nada, que no tenía miedo a nada?

Tenía tantas cosas a hacer… decidió que, cuando llegase a casa, haría una lista con todas las tareas pendientes.

Pero antes, echó un vistazo a su FitBit. En apenas una hora había quemado poco más de 400 quilocalorías, y estaba muerta de hambre… lo cual significaba que merecía como recompensa al menos un donut, ¿no?

*

Un donut acabaron siendo dos (pero es que los donuts de la pastelería tenían demasiada buena pinta, especialmente aquel Boston Cream que le miraba con ojitos… para compensar, el segundo fue un simple donut glaseado, sin relleno) que aunque no le acabaron de llenar, le hicieron sentir mejor. Una ducha mejoró todo, y una vez más cómoda con su ropa de estar por casa, se sentó en el escritorio con un papel en blanco para hacer esa lista.

Observó al papel por unos largos minutos antes de coger el bolígrafo y empezar a escribir. Le costó formar las palabras al principio, hacía tanto tiempo que no escribía algo. Tanto tiempo sin necesidad de hacerlo, sin clases ni tomar apuntes.

Code: [Select]
1. Pedir una nueva visita con el Dr. Banner
2. Ponerme en contacto con Sanji

Sanji… desde que había llegado que no se había puesto en contacto con él. Mitsui le había recomendado pedirle ayuda con sus poderes, y sabía que era una buena idea. Pero le sabía mal depender del profesor de anatomía de Hanasaki, su exentrenador, para mejorar sus poderes. Aun así, fue él quien se había ofrecido a tomar ese puesto años atrás, ¿cierto? Seguro que no tendría problema en volver a echarle una mano. O eso era lo que ella al menos esperaba.

Volvió a observar el papel antes de retomar la escritura.

Code: [Select]
3. Decidir si mudarme a la mansión HiME o no
4. Acabar de ordenar mi habitación y los armarios
5. Hanasaki¿?¿?

Ahora que volvía a ser una HiME… le gustase o no, iba a pasar más tiempo por Hanasaki. Lo cual significaba que iba a estar cerca del Campus. En Barcelona había trabajado, dejando de lado sus estudios. Pero estaba segura que si pedía algún favor… Miranda lo había mencionado por encima, pero era libre a volver a Hanasaki y matricularse en la universidad. Lo cual significaba que debía decidir su futuro.

En Barcelona había estado trabajando en una agencia de detectives, enchufada de alguna forma u otra por Kurogane. Aunque había tenido un puesto bastante insignificante en la pequeña empresa, su estancia en ésta le había parecido un tanto interesante. Y seguro que en Hanasaki tendrían algún título de Investigación Privada o algo similar al cual podría matricularse. La idea le duró un rato en la cabeza antes de volver su atención a la lista.

Code: [Select]
6. Descubrir cuál era aquella pastelería con aquellos pasteles de queso tan buenos que comíamos después de clase de anatomía las tardes de los jueves
7. Hablar con Luffy y

Arrugó el papel entre sus manos. Por dios, ¿cómo podía darle tanta vergüenza tan sólo escribir el nombre de Zoro? Ni que hubiese vuelto a ser una adolescente de trece años.

Volvió a recuperar el papel, a doblarlo y guardarlo en su bolsillo después de decidir cuál sería el primer elemento que iría a tachar.

Pero siguió sin apuntar el nombre de Zoro.

*


Después de haberse cambiado de ropa y haber preparado una pequeña mochila con lo justo y necesario para llevarse en su aventura fuera de casa, Deidara estaba lista para salir, de no ser porque se topó con su hermano Kurogane en la sala de estar.

“¿No es muy pronto para irte?” Preguntó él.

Apoyado contra el marco de la puerta mientras bebía lo que parecía ser un té recién hecho, Kurogane vestía un yukata de color oscuro. Y esa simple imagen, la vestimenta con el té (que olía demasiado mal para su guso) hizo a Deidara olvidar por un pequeño instante lo que estaba dispuesta a hacer.

Kurogane y Deidara diferían mucho entre sí, algo obvio para aquellos que les conocían. Eran cientos las cosas en las que eran distintos, pero una de ellas se evidenciaba en ese momento frente a Deidara. A pesar de que Kurogane había vivido durante años en Barcelona, él siempre había tenido sus raíces en Japón. Prefería la cultura oriental, el modo de vida japonés. En otra época, Deidara estaba segura que su hermano hubiese sido un samurái. Ella, en cambio… de padre oriental y madre occidental, cada hermano se había llevado más una parte de uno que del otro.

Deidara ya echaba de menos la vida en occidente, pero podía ver cómo en casa se sentía Kurogane. En Barcelona, restringía sus vestimentas tradicionales a casa, donde nadie le molestaría ni le señalaría por ir diferente al resto. Aquí, se sentía cómodo y libre. Mientras que Deidara todavía volvía a acostumbrarse a los olores de las comidas japonesas, Kurogane los buscaba.

Le había hecho mantenerse al margen de su estilo de vida durante tres años – le había traído de vuelta de Barcelona cuando necesitaba un Knight, dándole la oportunidad de reavivar su relación de hermanos, para luego hacerle volver con el rabo entre las patas. Había cambiado a su hermano durante esa temporada, pero él en ningún momento se había quejado, ni había dicho una palabra más alta que otra. Y Deidara había sido muy dura con él, en muchas ocasiones.

“Gracias.”
“¿Eh?”
“Que… que bueno, que gracias, que nunca te lo digo, pero. Gracias por todo. Supongo.”
“¿A qué viene eso?”
“No… ¡no sé! ¡Pero no le busques pegas a todo!”

Algo ofuscada y avergonzada, por haber quedado en ridículo ante su hermano, Deidara rebuscó en su mochila para asegurarse que llevaba todo, tratando de disimular.

“Oye,” volvió a llamarla Kurogane.
“No te he dicho que—”
“¿Sabes que para cualquier cosa, me tienes aquí, no?”

Sorprendida, Deidara alzó la vista. Podía ver lo incómodo que se encontraba su hermano, quien no era de decir cosas tan… profundas, tampoco.

“Um. Sí, claro. Tú también, supongo.”
“Ya.”
“Eh… bueno, que… que me voy a ir, ¿vale? Nos… nos vemos luego.”
“Sí, claro… hasta luego.”

*


Esperaba que la suerte estuviese de su lado y que no hubiese hecho el viaje a Hanasaki en vano. Podría haber llamado con antelación, sí, pero en el momento no se le había ocurrido.

Se encontraba frente a su despacho. Le costó unos segundos armarse de valor para picar a la puerta. Una voz desde el interior le dio permiso para entrar, y así hizo.

No sabía qué esperarse, después de tres años, pero lo que pasó no se encontraba lejos de lo que podría haber imaginado.

“¡Deidara! ¡Oh, Deidara, cuánto tiempo!”

En dos zancadas, Sanji recorrió el espacio que les separaba, y rodeó con sus brazos a la pelirroja.

“Cuánto tiempo – y tan bella como siempre, Deidara,” canturreó, y la pelirroja no tardó en tratar de apartarle con un empujón.
“Pero – quita, ¡quita! No sobes tanto,” se quejó, y Sanji le soltó a los segundos.
“Cuánto tiempo, Deidara,” volvió a repetir. “Me alegra tanto volver a verte… no estaba seguro si recibirías nuestra llamada, pero… desde que Miranda me dijo que volviste de Barcelona, supe que acabarías volviendo a las HiMEs. Lo creas o no, te conozco demasiado bien.”
Esas palabras hicieron que un ligero escalofrío recorriese su cuerpo. “Wow – vale, mejor, mejor no pregunto.” Tomó aire. Sanji hablaba demasiado, y se sentía ligeramente agotada. Demasiada energía proveniente de su exentrenador y exprofesor. “Bueno, supongo que… ¿qué tal? ¿Cómo estás? ¿Todo bien?” Preguntó, suponiendo que era lo típico.
Pero Sanji sacudió la mano de lado a lado, quitándole importancia a aquello. “Ya dejaremos eso para más adelante. Ahora, Deidara.”

Sanji señaló a su escritorio, una silla para los invitados frente a la de Sanji. Deidara la tomó, y el profesor se sentó al otro lado.

“Aunque me duela… supongo que no has venido sólo de visita.”
“Bueno,” tampoco quería sonar irrespetuosa, “hubiese acabado viniendo de visita en un momento u otro. Sólo que, eh. Ya sabes. Necesito tu ayuda. Creo que de forma urgente.”
Sanji asintió. “Ya veo… de ser así…” Sanji juntó sus dos manos frente a su rostro. Una sonrisa apareció en él. “Venga, va. ¡Pídemelo por favor!”
“¡Sanji!” Pudo ver entonces que el rubio no había cambiado en absoluto. Resistió las ganas de golpearle. “No te pases—”
“Va… sólo eso…”
Deidara se cubrió el rostro con una mano. Sanji era irremediable… pero no le quedaba más remedio. Era tarde para cambiarle. “P-Por favor, Sanji… ¿podrías ser tan amable de, de hacerme el favor, de volver a ser mi entrenador?”

La sonrisa del rostro de Sanji desapareció. Un semblante serio la sustituyó.

“Entonces… creo que no nos queda más remedio que ponernos manos a la obra.”

Algo le decía que iba a ser duro.
« Last Edit: December 06, 2016, 01:29:06 PM by Deidara »