Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 250649 times)


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #240: January 06, 2017, 10:48:06 PM »
Vengo con la segunda parte del fic. Finalmente en vacaciones~

29.2.


Su última clase terminó y Yukko caminó deprisa hacia la salida de su universidad. Era evidente que su ‘fama’ como una pokeparada sólo continuaba creciendo, y no quería tener que lidiar con ese asunto.

Como siempre, Mai se quedaba más tiempo por sus actividades extracurriculares en su club de armas o por otros intereses, y Hotarumaru también tenía trabajo que hacer en la oficina de aquel enigmático Ikari-sensei que era su supervisor. En verdad que tenía mucha curiosidad de qué se trataba, en parte porque Tsurumaru era parte del mismo grupo… además de ser muy capaz de volverle en una pokeparada de Pokemon GO contra su voluntad. Olvidándose de las idiosincrasias, Yukko reconocía que sus amigos estaban muy envueltos con quehaceres y enfocados en desarrollarse cada uno a su manera. Ello en cierto modo le recriminaba por dentro, pero ella todavía no sabía qué iba a hacer con su vida.

Y luego de despedirse de Hajime en el punto del camino en el cual él tomó un desvío hacia los dorms de la universidad, Hanasaki-chan se marchó a una velocidad casi se trote para esfumarse lo antes posible.

Llegó al paradero de buses el cual tenía la cantidad habitual de personas y esperó al bus que iba por su vecindario. No debía tardar mucho en llegar, y por ser un poco más temprano en comparación con los demás días, tampoco debía tener problemas encontrando un asiento disponible. Al menos el transporte público le serviría de descanso y al llegar a su casa se encerraría por el resto del día.

Sin embargo, lo cual solía ser una monótona y tranquila espera de aquel bus que pasaba con frecuencia no lo sería en esa ocasión…

“…” Yukko sintió un tic en la ceja por cómo todos le miraron demasiado disimuladamente y de inmediato sacaron sus celulares. Ella miró a todos como quien se aseguraba que aquel ‘encuentro’ no trascendía a más, y encontró su lugar en la parada donde mirar a los buses venir. Se quedó en silencio y pretendiendo que confiaba en la decencia de la humanidad mientras los segundos de espera se le hacían horas. Vio a un bus llegar, pero no era el suyo, y dio un suspiro para esperar al siguiente.

Cuando empezaba a encontrarle cierto gusto al silencio, comenzó a escuchar a personas mencionar ciertas palabras clave. Escuchaba sobre Pokemon GO, atrapar Pokemon… pokeparada… Hanasaki-chan…

“…” ella se tuvo que contener para no hacer nada porque no quería alimentar a su mundo troll, cuando en eso, escuchó a un par de amigos no muy lejos de ella.
“Ponle cebo…”
“No, ponle tú…”
“…” Yukko comprimió sus puños. No sabía si debía reclamarles o algo, pero…
“Ah, no, mira. Alguien más lo puso.”
“Ah, sí, ¿verdad? Cool…”
“…” la pequeña torturada no se contuvo y se giró… para notar que la cantidad de personas en el paradero había triplicado. Se mostró visiblemente en shock y mortificada, pero se tuvo que recordar tranquilamente que un horario de clases había terminado no hace mucho y, a diferencia de ella, los otros estudiantes habían llegado al paradero a un ritmo cristiano. Aun así, casi sentía que se había apurado por gusto, al ver que no había rastros de su bus.

Llegó otro bus que no era el suyo que se llevó a unas cuantas personas, pero por los estudiantes que salían de clase, la cantidad de personas siguió incrementando. Ella se concentró en lo posible en la calle frente a sus ojos para escapar de su realidad.

En el ínterin, volvió a escuchar a personas hablar entusiasmadas sobre la aparición de un Seadra por el cebo y distintos comentarios al respecto, como algunos que lo atraparon, otros que se les escapó, unas cuantas personas reiniciando el juego por falta de señal, entre otros. Hubo un breve silencio luego de aquel Seadra pasado a la historia, y luego hablaron sobre Dodrio de una manera similar, y cómo al parecer ‘Hanasaki-chan’ hacía aparecer a pokemon raros con el cebo puesto. Algunos comentaron sobre llamar a sus amigos para que aprovecharan la buena racha. La Pokestop tembló de ira y miseria por dentro.

Y mientras tanto, ella observó a un bus con ruta rara detenerse que juraba que a lo mucho pasaba dos veces al día por ahí, y cómo una sola persona se subió con un maletín con pinta de irse al aeropuerto. Ya no podía con su suerte.

No sabía ni cuántos minutos habían pasado, pero en sus alrededores hacía eco el nombre ‘Chansey’ y cada vez más se sentía el bochorno por la sobresaturación en el paradero. Estaba casi completamente segura que a lo mucho un tercio de todos verdaderamente se encontraba esperando a un bus, por cómo varios de los buses que pasaron solían ser muy populares…

“Eh, hola…” el saludo de una chica la sacó de su ensimismamiento y la dejó en blanco. Era otra estudiante de Rizembool junto con sus dos amigas. Las tres la saludaban algo incómodas, pero trataban de ser cordiales. “Ehm… eres ‘Hanasaki-chan’, ¿cierto?”
“Sí, soy yo…” no había forma de negarlo y Yukko se vio con mucho pesar.
“Un gusto conocerte, pues…” juntó sus palmas. “Perdón por pedirte esto, ¿pero crees que podríamos tomarnos una foto juntas?”
“Eh, ¿eh?” ladeó su cabeza. Le sorprendió y no había esperado que alguien se le dirigiera, aunque pensándolo bien, quizás debía encontrarlo un insulto que todos la trataran de pokeparada sin dignarse a hablar con ella.
“Por favor, un selfie rápido con las tres. ¿Podrías?”
“B-b-bueno…” la tocó tragarse el ínfimo orgullo que tenía porque no parecían malas personas.
“¡Gracias! ¡Lo haremos rápido para no fastidiarte!” esa chica preparó su cámara y Yukko vio a las otras dos sacar sus celulares. La que pidió el favor tomó el selfie de las cuatro, y Hanasaki-chan notó con pesar que las otras dos posaron con sus celulares visibles donde salía la imagen de su pokeparada en el juego. Hizo lo posible para no desmoronarse en desdicha y felizmente sólo bastaron dos tomas inmediatas para que esa chica estuviera satisfecha. “¡Muchas gracias, un gusto!”
“¡Sí, gracias!”
“¡Eres genial!”

Ellas tres se fueron gustosas y abandonaron la parada. Durante la toma de la foto, Yukko observó a un segundo bus de la primera ruta que vio pasar al mero inicio. ¿Dónde demonios estaba el suyo?

Aunque su atención en los buses volvió a desmoronarse cuando descubrió una horrible realización ni bien unos chicos se le acercaron: acababa de comenzar a alimentar a los cuervos.

“¡Hanasaki-chan, mucho gusto!” dijo un chico con toda la apariencia de un skater boy, acompañado de cuatro amigos. “¿Nos podemos tomar una foto contigo?”
“¿Ehhh?”

Se sintió casi depredada y sólo le quedó aceptar tanto a ellos como a las demás personas. Todos terminaron tomándose fotos con la pobre Hanasaki-chan que se mantuvo catatónica en su sitio. Ya ni prestaba atención a los favores de todos, simplemente asentía o murmuraba el más mínimo consentimiento para acabar con cada caso lo antes posible.

Y cuando estaba perdida en el mar de gente, miró débilmente hacia la calle y notó que su bus se acercaba…

“¡Ahhhh!” por primera vez en toda la tarde, Yukko sonrió y sus ojos brillaron, pero supo que algo andaba mal cuando vio que ese bus venía a toda velocidad y no daba indicios de detenerse. Ella entró en pánico y estiró su mano efusivamente. Finalmente vio un letrero posicionado en el parabrisas del bus que decía ‘Fuera de Servicio’. “¡¿EHHH?!”

El conductor le miró con hastío y apuntando a dicho letrero mientras pasó por ahí a toda velocidad y continuó con su trayecto. Yukko quería o morir o matar a alguien. ¿Fuera de servicio? ¿Sólo ese bus o el mundo había conspirado en su contra y esa línea había sido vetada desde ese día a esa hora en ese lugar? ¿Por qué un bus fuera de servicio debía permanecer en la misma vía? Empezaba a sentir que lo mejor era irse corriendo cuanto antes.

Justo detrás de ese bus no disponible llegó otro segundo bus de otra de las líneas que ya habían pasado, y observó cómo los tres interesados en tomarlo tuvieron que sortear su camino entre los ‘turistas’ para poder abordarlo. También notó que la cantidad presente en el paradero superaba hasta el mayor récord humano de una atracción popular de Disney World en temporada de verano. Hasta había estudiantes sentados en el muro de la universidad, conversando y con sus celulares prendidos…

Y fue ahí cuando la avalancha comenzó.

“¡Un Lapras!” exclamó un chico.
“¡¿En serio?!”
“¡Sí es un Lapras!”
“¡Un Lapras apareció gracias al cebo!”
“¡Alerten a todos a la redonda! ¡Un Lapras ha aparecido!”

Las voces incrementaron y todos regresaron a sus pantallas del celular. Yukko entonces sintió empujones por todos los lados por cómo más gente intentaba acomodarse a su alrededor. Un poco más y la mandaban volando al medio de la calle.

Ella tuvo el impulso de correr al otro lado de la avenida, pero ese camino tranquilo justo se vio congestionado de tránsito rápido. Le quedó ver a la gente empujándose entre sí, a algunos maldiciendo a quienes ya habían atrapado al Pokemon y seguían plantados, y hasta notó grupos grandes de colegiales y gente fuera de Rizembool caminar a toda velocidad por las veredas. No iban a tardar en inundar ese lugar y hacerlo intransitable.

Entonces, Yukko vio que los carros dejaron de venir y estuvo por cruzar desesperadamente… cuando en eso vio a su tan esperado bus y libre del letrero de fuera de servicio. Estaba a lo lejos y esperando una muy rara luz roja que sólo se activaba cuando había muchos carros salientes de Rizembool U. Ella zapateó histérica y casi se come sus uñas mientras resistía los empujones y la euforia de los demás. Vio al bus acercarse y estuvo por correr donde él, pero justo otro se adelantó y se puso primero en el paradero. Su bus lamentablemente tuvo la cortesía de esperar a que este terminara para recién abrir sus puertas.

“¡Ah! ¡Ah! ¡AHHH!” Yukko gritaba y daba pequeños saltitos que pasaban desapercibidos por la multitud de personas. Vio a una ancianita cargando consigo una jaula con un canario y bajar muy apesadumbrada y lentamente. Una vez más, Yukko maldijo a su suerte porque todavía no podía huir, además que no entendía qué hacía una ancianita con su canario bajándose en la estación de Rizembool U a esas horas, pero en fin… un par de estudiantes subieron, y ni bien ese bus partió, estuvo lista para saltar a su bus.


La mala suerte le había plagado lo suficiente y no tuvo ningún inconveniente. Yukko entró de un salto y estuvo por correr al fondo del bus, pero…

“Señorita, pasaje,” le recordó el conductor de inmediato.
“¡A-ah, cierto, perdón!” Yukko buscó su monedero en su mochila, el cual no quería aparecerse muy probablemente porque ella seguía con los nervios de punta, pero terminó desistiendo porque la segunda persona en subir se dirigió al conductor.
“Está bien, yo pago por ella,” dijo un pelirrojo de cabellos puntiagudos. Él introdujo las monedas que cubrían dos pasajes. Yukko se quedó en blanco, pero por su estado de ánimo no atinó a hacer más que asentir y agradecer débilmente, y siguió corriendo hacia el fondo del bus.
“…” tomó un asiento pegado a la ventana y felizmente libre donde dio un pesado suspiro. Se alivió de ver que las personas de afuera no le siguieron y el bus se marchó. Yukko observó a la multitud deshacerse con calma y con todos hablando de buen humor como si una anécdota divertida y graciosa les acabara de ocurrir. Ella enterró su cabeza en sus brazos para resistir las ganas de estallar y se calmó poco a poco debido al silencio en su espacioso y casi vacío bus.

Sin embargo, notó que alguien cambió de asientos en plena movida y se sentó a su costado pese a tener muchos disponibles. Levantó su mirada y vio a ese pelirrojo que le había pagado su pasaje. Este le sonrió de manera amena, aunque perspicaz, y Yukko de inmediato entendió que su ‘favor’ podría haber tenido segundas intenciones…

“Hola Hanasaki-chan, lamento que haya habido todo este loquerío,” él sonrió con ironía y negó. “Pero no se puede evitar con las personas a veces. Al menos te pudiste salir de eso. La última vez que apareció un Lapras en un lugar público, hubo un gran caos.”
“Eh…” Yukko frunció el ceño con tortura. Pese a que ese chico la estaba tratando con relativa consideración, realmente necesitaba ser dejada en paz.
“Por cierto, mi nombre es Axel, got it memorized?” le saludó sacudiendo un par de dedos desde su sien. “He sido estudiante de Rizembool por varios años y en el presente me dedico a escribir un blog lleno de curiosidades en mis tiempos libres. ¿Podrías hacerme el favor de contestar unas pocas preguntas? No tomará mucho de tu tiempo.”
“¿P-preguntas?” Yukko negó compulsivamente, aterrada. “Ehh, ehhh… ¡l-lo siento, no quiero ser descortés, pero he tenido bastante por hoy… eh…!”
“Me harías un gran favor si pudieras compartir algunas cosas conmigo. Si te pregunto algo que no quieres contestar, sólo me dices. Es un pequeño cuestionario. ¿Qué te parece?”
“Uhh…” en verdad se quería negar, o quizás saltar de la ventana si la suya fuera una de las de emergencia, pero Yukko se sintió en gran deuda con él por cómo le había pagado su pasaje. “B-bueno… que sea corto, por favor…”
“Lo será, y cosas muy generales y puntuales de ti,” él sacó un bloq de notas de su bolsillo donde tenía algunas cosas apuntadas. “Veamos… ¿eres de esta ciudad o has venido de otro lado?”
“Uhhh…” comenzaba a arrepentirse, pero ya era un poco tarde para eso.

Ese tal Axel fue considerado con ella y no le preguntó demasiadas cosas, además de mantenerse muy neutral con los datos y concentrarse más en ella que en toda la cosa de Pokemon GO. La entrevista duró poco y ese chico se despidió y se bajó en la primera parada disponible. Una vez sola, Hanasaki-chan pudo disfrutar un poco mejor de su travesía por el bus, salvo por un par de personas que jugaban en sus asientos y disfrutaban del hecho de tener una pokeparada sin importar cuán rápido fueran. Al menos fueron discretos.

Yukko llegó a su pequeño apartamento estudio y bajó todas las cortinas para olvidarse del mundo. Ni quería leer lo que sea que otros habían publicado sobre ella por internet. Tuvo una noche mayormente tranquila, salvo una corta llamada de sus padres quienes estaban maravillados de que su hija hiciera las noticias de la noche como una nota trivial justo al final del noticiero. Yukko se tragó sus quejas y sólo contestó positivamente para no preocuparles. Y así, fue a dormir para sobrevivir otro día más.





Se levantó algo cansada, aunque despejada por haber podido dormir de corrido pese al cansancio. Ganas no le faltaron de ausentarse, pero ya tenía suficientes problemas manteniendo el ritmo de estudio y no quería quedarse atrás. Quizás por iniciar clases ese día a las ocho, no notó a nadie dándole inusual atención en el camino a Rizembool U. Esperaba tener para variar una clase más tranquila y normal al menos para esa de horario prohibitivo para muchos. Fue así que se encaminó al enorme auditorio de ese curso introductorio diez minutos antes de la hora…

…para ver que había un grupo de estudiantes aglomerado en la entrada. La mayoría estaba sentada en el pasillo y jugando el juego, y de inmediato la notaron. Muchos se contentaron con mirarla, aunque algunos le tomaron disimuladas fotos o rumorearon entre sí. Yukko se estremeció y entró a su salón de clase…

…para nuevamente ver que había sido esperada, y ese gigantesco auditorio de dos pisos y varios asientos que normalmente estaban dos tercios vacíos se encontraba completamente colmado de estudiantes.

“¡¿EHHH?!” ella se agarró su cabeza con ambas manos horrorizada. El salón estaba saturado y algunos estudiantes en el segundo piso estaban sentados en las escaleras entre hileras de asientos.
“¡Es Hanasaki-chan!” exclamó una chica. El bullicio incrementó exponencialmente y varios de inmediato le tomaron fotos.
“¡AHH! ¡Por favor, piedad!” gritó torturada y cubriéndose con sus manos de las despiadadas fotos. En eso, vio a algunas personas saludarles desde un punto conocido para ella. Vio a su grupo usual… más Komaeda y el causante de toda su desdicha. Este mismo fue quien levantó su voz para dejarse oír entre la muchedumbre.
“¡Hanasaki-chan!” exclamó Tsurumaru con una sonrisa. “¡Te hemos guardado tu asiento!”
“…” ella le miró con ojos llorosos, pero no le quedó de otra que ir donde ellos. Al menos la atención que recibió se disipó rápidamente y unas pocas personas se marcharon ni bien pudieron tomarle foto a la rumoreada Hanasaki-chan, aunque la mayoría se mantuvo en sus sitios.

Yukko tomó su asiento al costado de Hotarumaru, quien le dio un muy solemne y empático pésame, y recibió los saludos de los demás.

“Lamento mucho que esto te esté ocurriendo…” dijo el menor, cabizbajo.
“G-gracias, necesitaba oírlo…” Yukko casi siente que se le escapa una lágrima, pero tenía que ser fuerte. No le gustaba que, para los demás, su situación era para celebrar.
“Estas personas son indignantes…” Hajime se dio un facepalm, y pasó a mirar a los dos peliblancos. “¿Y qué se supone que hacen por aquí? ¿Acaso ustedes no están más avanzados en sus estudios como para asistir a esta clase?”
“No podíamos perdernos de las novedades,” explicó Tsurumaru, alegremente. “Y seré yo quien lo hizo posible, pero mi obligado horario de trabajo me ha privado de encontrarme con mi muy querida Hanasaki-chan.”
“¡Tsurumaru, ¿por qué?!” le lloriqueó Yukko, desesperadamente, lo cual sorprendió un poco al otro. “¡No sé qué posible daño pude haberte hecho en esta vida o en la pasada, pero esto es demasiado cruel! ¡Ya no lo puedo soportar! ¡Libérame, por favor!”
“T-tranquila, Hanasaki-chan,” el mayor levantó sus palmas y sonrió incómodo. “Sé un poco más paciente y todo estará bien.”
“¡¿Q-qué quieres decir con eso?! ¡No quiero quedarme como pokeparada y Hanasaki-chan toda mi vida!”
“…” Mai dio un suspiro. “Yukko… se nota que andas en las nubes.”
“¿Eh?”
“Ahora eres un gimnasio.”
“¡¿QUÉ?!”
“…” Hotarumaru dio un pesado suspiro y le mostró la pantalla de su celular. Yukko vio una edificación más grande que la vista del jugador, de color azul.
“¡¿Qué es esto?!”
“Es sin duda impresionante,” opinó Komaeda. “Y pensar que Kuninaga-kun tenía contacto directo con Niantic todo este tiempo.”
“No es la gran cosa, fui más que nada un beta tester,” le restó importancia. “Aunque por trabajar para Rizembool y mi historial, sí me preguntaron posibles ideas para implementar. Heh, al menos esta afiliación me dejó jugar el juego antes que la mayoría por aquí. No es verdad, ¿Hotarumaru?”
“…” este le miró con leve reproche. “Sí recuerdo ver tu partida y querer jugar el juego.”
“Pero ahora tú estás en un nivel más alto que yo y tienes varios Pokemon raros. Pero los dos somos grandes potencias para el Team Instinct,” levantó su mano para chocarla con la del pequeño, pero este negó.
“¿Por qué haces esto? ¿Quisieras que se lo comente a Ikari-sensei?”
“Ehm, él tiene cierta idea, aunque… no sabe bien la magnitud…” Tsurumaru se mostró algo aprehensivo pese a mantener su sonrisa. “Por favor no lo hagas más problemático para mí.”
“Uhh… siento que se olvidan de mí…” Yukko se lamentó.
“Al menos deberías disfrutar en la gloria de ser viral,” comentó Mai, inmutada.
“¡Mai! ¡Por favor apóyame y libérame de esto!”
“Ya te lo he dicho. No hay nada que pueda hacer a estas alturas.”
“Pero…”
“Aioi-san, piensa que es algo muy importante,” Komaeda sonrió inspirado. “Tu sacrificio ha causado una gran alegría y comunicación entre muchas personas pertenecientes a esta universidad. La gran aptitud de Rizembool ha sido utilizada para lograrlo, pero también estás tú como quien siembra la armonía y fuerte esperanzas y sueños de tus compañeros,” sus ojos brillaron. “¡Simplemente es increíble que lo hayas podido hacer! ¡Llegar a este punto de ser public domain y parte de un juego por el bien de otros! Sin lugar a dudas, tengo tanto que aprender de ti… alguien desdichado como yo nunca podría hacer lo que tú haces…”
“Eh…” Yukko le miró con suma incomprensión.
“Ignóralo, no sé cómo demonios Komaeda ve esperanza de esta broma cruel…” Hinata se exasperó y miró a Tsurumaru. “¿Y por qué andas haciendo todo esto? ¿Qué clase de recursos tienes como para volver a una persona un punto reconocible del GPS?”
“No toma mucha imaginación, son los recursos que tengo,” este le contestó con simpleza, casi algo confundido de ser preguntado algo tan obvio. “Es por mi trabajo con Ikari-sensei.”
“¿Y quién es ese?”
“¿Hm?” Tsurumaru ladeó su cabeza con confusión, y finalmente pareció entender. “¡Ahh! ¿Será que no me he introducido a ti debidamente? Mis disculpas. Soy el estudiante asesor de tus tres compañeros de clases y me especializo en la informática al igual que mi profesor,” sonrió traviesamente. “También me puedes conocer como el enemigo de Yagen. Mucho gusto.”
“¿Ahh?” Hajime se confundió por la introducción, especialmente por eso último. “Entonces, ¿eres ese que trabaja en proyectos de investigación con el Dr. Toushirou?”
“Ehm, sí, pero en lo más posible no me lo recuerdes, por favor…” sonrió con leve pesar.
“Tú eres quien anda alegre de no llevarte bien con él…”
“Normalmente es Tsurumaru quien causa los problemas, después de todo,” explicó Hotarumaru.
“Sí, me dio la impresión,” Mai asintió.
“Uhh…” Yukko lloriqueó por entender que había pasado a segundo plano, aunque fue nuevamente atendida por su torturador.
“No te veas tan desdichada, Hanasaki-chan,” Tsurumaru le sonrió ampliamente. “Te aseguro que todos tus sacrificios valdrán la pena.”
“¿De qué ‘sacrificios valdrán la pena’ estás hablando…?”
“Tú sólo sé paciente. Y como nuestra estimada Mai dijo, aprovecha tu fama flash. Hasta vi que te entrevistaron ayer, ¿no es genial?”
“¿Q-qué?” Yukko se sorprendió. “¿Cómo lo sabes?”
“Sigo el blog de un exRebel aquí en Rizembool que dice haber hablado contigo en tu bus de regreso de clases,” sacó su Tablet mientras Yukko volvía a frustrarse, y le mostró el artículo. “Es corto, pero el título lo abrevia muy bien.”

Los demás se asomaron a ver la Tablet, y leyeron aquel título: ‘De pueblerina a pokeparada: la inspiradora historia de Hanasaki-chan’.

“Pfft-” Mai se cubrió la boca para ahogar su risa.
“¡¿Por qué ese título?! ¡¿Por qué?!” Yukko volvió a agarrar su cabeza.
“Yukko…” Hotarumaru negó, frustrado y apenado.
“¿Cómo se atreven…?” Hajime frunció el ceño.
“Tienes que verlo por el lado positivo, Hinata-kun,” comentó Komaeda, sonriente.
“¡No existe lado positivo a esto, Komaeda!”
“Bajen la voz, el profesor acaba de llegar,” les avisó Tsurumaru. El profesor se había quedado mirando a su público perdidamente, y luego de negar con frustración, procedió a desempacar su material. El bullicioso auditorio empezaba a bajar el volumen, pero tomaría su tiempo en llegar a un silencio adecuado. El informático sacó su celular y sonrió. “Esta promete ser una clase muy interesante. En los diez minutos que llevamos conversando, he visto a Hanasaki-chan cambiar a los tres colores del juego y ahora mismo hay una batalla para derrocar al presente color. Gran dicha a quien llegue a ocupar el gimnasio por más de un minuto, ¿no les parece?”
“Si no vas a ser respetuoso, no deberías estar aquí…” Hotarumaru entrecerró los ojos y sonó un poco más cortante de lo usual, algo que alertó al otro.
“Ya, ya, perdón, Hotaru-bou. Les dejaré en paz durante la clase,” dijo agitando sus manos.

Iba a ser una clase complicada y Yukko ya no sabía qué hacer sobre su situación, pero intentaría ignorarlo lo más posible. Al menos dentro de su grupo recibía empatía de como la mitad de personas… y, una vez más, maldecía a su propia suerte.


Era alrededor de las diez de la mañana y Cho caminaba hacia la facultad de química donde tendría sus siguientes clases del día. Se encontraba despejada y animada por el hermoso día que hacía. Para variar, sus preocupaciones con su rol de HiME y otros deberes no se encontraban martillándole la cabeza, y sólo esperaba tener unas clases interesantes.

Estuvo por llegar al edificio y cruzó un pequeño puesto de comida un tanto privado para esa facultad ya que pasaba desapercibido a distancia, y ahí vio a Ayesha tomarse un té y ocupando una mesa para dos.

“¡Oh, Cho, buenos días!” le saludó efusivamente.
“Buenos días, Ayesha,” la HiME le sonrió y se acercó donde ella. “¿Esperando a la clase?”
“Sí, aunque ya debería terminar mi té para entrar,” sonrió con torpeza. “Está muy caliente, debí haberlo pensado mejor.”
“Ofrecen tapas para bebidas calientes en la parte de servilletas y cubiertos descartables. Si quieres, te traigo una.”
“Está bien, está bien, yo lo haré cuando me levante,” Ayesha se mostró agradecida, pero sacudió sus palmas para impedir que su compañera se importunara por ello. “Gracias, aunque tengo que atenderme yo también. Eh… mi pequeña Nio me dice que a veces soy muy comodona y no debo aprovecharme de la buena fe de otros, especialmente porque estoy hablando con una amiga y damita como tú. Sería más aceptable si fuera un chico, ¿no es verdad?”
“P-posiblemente…” Cho sonrió incómoda y dio un suspiro. Se alegraba de que Tomo no les acompañara. “Aun así, no te estás aprovechando. Es normal que amigos se ayuden entre sí.”
“Muchas gracias por tus palabras, Cho,” la rubia se alertó. “Verdad, antes que se me olvide. Revisé mi horario y Nio también me comentó que esta semana estará más libre de tareas escolares, así que creo que el mejor día para ir a Rizembool con mi hermanita es mañana después de nuestras clases. ¿Te parece bien?”
“¿Mañana?” la HiME se impresionó levemente.
“Sé que es un aviso con poca anticipación, pero no pude pensar en un día mejor. Aunque el viernes en la mañana tenemos un pequeño paso sobre las normas de seguridad del laboratorio…”
“No te preocupes por eso, es una prueba fácil que no vale mucho,” Cho sonrió. “No es que haya querido negarme. Supongo no soy la mejor con planes de poca anticipación, pero me gusta la idea. De inmediato le avisaré a Osaka y Tomo para que nos acompañen. Estarán encantadas.”
“¡Perfecto! ¡Muchas gracias!” Ayesha se alegró bastante. “Finalmente Nio conocerá a Hajime, después de tantos años. Estoy segura que se van a llevar muy bien,” ella se sonrojó y agarró sus cachetes. “¡Ahh, qué alegría! ¡Mis amigos están cada vez más cercanos!”
“Me alegra mucho…” la peliceleste le vio disfrutar del momento. Era evidente que Ayesha era ese tipo de personas que apreciaban de todo y también que sentían muy profundamente y eran sensibles, y en verdad le caía bien. También le venía bien tener a una compañera tan cercana en su facultad. Sólo esperaba que su estatus como HiME y su rivalidad con su Rebel no la involucrara a ella en lo absoluto.
“Le diré a Nio para que sea oficial,” Ayesha sacó su celular. “Ella me acompañó una vez aquí así que le diré que venga cuando salga de sus clases, y luego todas vamos juntas a Rizembool. Me parece el mejor plan.”
“Podemos ir a recogerla también.”
“Lo pensé, pero ella termina sus clases antes que nosotras. De lo contrario, iría sin pensarlo dos veces.”
“Ah, ehh…” Cho desvió su mirada al acordarse de un pequeño detalle.
“¿Cho? ¿Todo bien?”
“Sí, sólo pues… recuerda que mi hermano no puede saber que estamos yendo a Rizembool, nada más. Dudo mucho que el tema surja o que te vayas a olvidar… s-sólo me aseguro…”
“Descuida, Cho. Tu secreto está a salvo conmigo. Es lo menos que puedo hacer por ti por acompañarme tanto, en serio,” Ayesha sonrió comprensivamente.
“Gracias por tu apoyo.”
“Todo está bien, es un secreto entre amigas,” ella se levantó y alzó su té el cual apenas había sido probado. “Creo que mejor me lo llevo. Espero que no haya problemas con que lo tome durante la clase.”
“Supongo que no, he visto a muchos hacerlo.”

Las dos se acompañaron a su siguiente clase. El próximo paseo ya estaba decidido y prometía ser tan agradable como el anterior, siempre y cuando la actividad se mantuviera confidencial.


Luego de subir por unas oscuras escaleras a paso rápido, Yukko fue dirigida por Hotarumaru a una azotea de un pequeño edificio entre dos cafeterías. La mayor cayó de rodillas al piso para recuperarse de una intensa corrida por el campus mientras el menor cerró la puerta y la trabó con unas piezas de madera que yacían entre pequeños escombros y materiales de construcción viejos.

“Ya no creo que nos sigan…” dijo Hotarumaru, acercándose donde su amiga. Se arrodilló frente a ella. “¿Estás bien, Yukko?”
“Sí… gracias a ti…” la pobre Hanasaki-chan estaba consternada y temblaba ligeramente.
“No es nada…” desvió su mirada, apenado. “Es una lástima que esto esté sucediendo.”

Ni bien la clase en el enorme auditorio terminó y Yukko salió de dicho lugar camino a su siguiente clase, se topó con una avalancha de personas que la habían estado esperando para tomarle fotos y hablar con ella. Fue un enorme ajetreo y sabía que no iba a poder llegar a su clase ni atenderla tranquila, además que esta no contaba con un auditorio tan grande como para poder encontrar un buen sitio. La saturación fue tan grande que Hotarumaru tuvo que jalarle de la muñeca para huir con ella en el menor descuido de la muchedumbre. Fueron seguidos por algunas personas con sus juegos prendidos, y tuvieron que correr entre esa área tan concurrida de gente donde el pequeño supo de un camino disponible que sólo estaba destinado al personal de limpieza. Ello les permitió huir fuera del alcance de los demás.

“…” Yukko se asomó tímidamente hacia abajo, y felizmente comprobó que nadie la había ubicado. “Estuvo cerca…”
“Los jugadores saben que estás por aquí por el GPS, pero no podrán dar contigo,” explicó el pequeño. “Aunque al estar en un sitio concurrido y espacioso, dudo que quieran dar con tu presencia para hacer uso del gimnasio.”
“Sí, tiene sentido…” dio un pesado suspiro. “Pero, ¿y la clase?”
“No hay punto de pensar en ello,” él caminó a una pequeña sombra dada por el techo de la salida de la escalera y se sentó, para sonreír un poco. “Sólo nos queda esperar un par de horas hasta el mediodía. Cuando salgamos, el panorama será distinto.”
“Eso espero…” ver al pequeño animado y apoyándole le había hecho recuperar energías, aunque seguía sintiéndose culpable. Fue donde la sombra y se sentó al costado de él. “Perdón… por mi culpa vas a perder clase.”
“Hinata-kun tomará notas por nosotros, y no me incomoda en lo absoluto,” él negó. “En verdad, sé casi todo el material de todas de mis clases del semestre. Yo atiendo a mis cursos más por disciplina que por conocimiento.”
“Wow, impresionante,” Yukko se quedó sin palabras. Ella sonrió un poco. Ese pequeño realmente parecía fuera de ese mundo por diversas razones, y no dejaba de hacérsele adorable. “¿No consideraste tomar cursos más avanzados para inscribirte?”
“Es una larga historia,” se puso a pensar. “Pero Ikari-sensei me dijo que tomara un currículo normal y ‘simbólico’, ya que está más interesado en que colabore con sus diversos proyectos. También es lo mejor para acostumbrarme de a pocos a la universidad y no ocuparme mucho por otras obligaciones todavía.”
“Qué curioso, ya casi suena a que vas a trabajar en grandes investigaciones o en tu tesis. ¿Y de qué se trata lo que haces?”
“Mayormente programación. Apoyo un poco a Tsurumaru con algunos de sus trabajos, pero todavía tengo mucho por aprender,” desvió su mirada. “Aunque antes de pasar a la universidad, solía estudiar todo tipo de temas intensivamente a pesar de estar en Middle School. Decidí especializarme en informática en parte para bajar un poco mis obligaciones…”
“Vaya…” le notó algo incómodo. “Suena muy intenso. Tampoco me parece muy justo que anden obligando a un niño como tú a estudiar tanto.”
“No es eso, en verdad me gusta estudiar,” sonrió. “Es sólo que a veces no sé hacia dónde me estoy encaminando,” bajó su mirada, apenado. “También debo admitir que extraño a mis amigos de colegio. Este ha sido un gran cambio para mí.”
“Ya veo…” sonrió comprensivamente. Le daba ganas de abrazar fuertemente al pequeño por lo lindo que se le hacía, pero no sabía si este lo apreciaría mucho. “Yo pienso que eres un pequeño muy impresionante y una gran persona, en verdad me alegro mucho por ti. Y siempre puedes ir a visitar a tus amigos al colegio. Oh, también podrías invitarles, aunque no sé si es muy posible.”
“Sí lo es, varios de ellos tienen hermanos o conocidos inscritos aquí,” él asintió. “Hemos venido una vez el año pasado y jugamos a las escondidas. Por eso sé de este escondite.”
“¡Ah, qué genial!” Yukko se animó. “Ojalá un día podamos jugar a las escondidas entre nosotros.”
“Me gustaría mucho también,” el pequeño sonrió ampliamente.
“Ehh, aunque si este es uno de los escondites… no sé si sería capaz de encontrarlos a todos.”
“Lo entiendo,” él se avergonzó. “A decir verdad… yo me escondí aquí y no me pudieron encontrar. Me llamaron por teléfono para decirme que se rendían…”
“Haha, no te apenes. Pienso que es genial que te puedas esconder tan bien.”
“No es la gran cosa, a mi parecer. No fui el único no encontrado. Una amiga fue ayudada por Tsurumaru así que tampoco pudieron con ella.”
“Verdad, seguro que él se conoce todos los rincones de la universidad,” Yukko se confundió un poco por cómo él saltó en la imagen, aunque pese a ser tan shady a veces sí parecía del tipo ameno y entusiasta que se llevaría bien con los pequeños. “Qué lindo que Tsurumaru también conozca a tus amigos. ¿Acaso todos están vinculados con tu profesor?”
“No todos, supongo que es una larga historia, pero fue natural se familiarizara con todos,” sonrió. “Espero que tarde o temprano los conozcas también, Yukko. Son en su mayoría muy buenos y agradables. Te llevarás bien con ellos.”
“Eso espero,” Yukko sonrió, aunque se confundió por el detalle de ‘en su mayoría’. Tal vez alguno podría ser difícil, pero decidió no darle mucha importancia. Pasó un cortó momento de silencio, y terminó por apoyar sus brazos sobre sus rodillas y recostar su cabeza en estos. “Uhh… quisiera que este martirio termine pronto… no sé por cuánto lo van a prolongar…”
“¿Hm?” Hotarumaru le miró y ladeó su cabeza. “¿No has leído noticias relacionadas a tu implementación en el juego?”
“Ihhh, no, definitivamente no,” negó repetidamente y se sintió algo dolida por el término que usó el pequeño, por más que no haya sido adrede. “He intentado evadir el tema lo más posible…”
“Eh, lo comprendo,” él asintió, algo apenado. “Pero al parecer, Niantic declaró en su cuenta de Twitter que sólo será efectivo hasta las doce y cuarto del mediodía. Ya no vas a figurar desde ese punto.”
“¿Ehh? ¿En serio?” Yukko se quedó en shock.
“Sí, supuse que lo sabías…”
“N-no… ahora me arrepiento no revisarlo, pero gracias por decírmelo…” miró al cielo, llena de esperanzas. “Ahhh, todavía hay esperanzas en este mundo… puedo morir…”
“N-no mueras, por favor…” el menor se alarmó.
“Hehe, perdón, es sólo una expresión. Pero sí me anima saber que esto no va a durar mucho.”
“Envolver a una persona a tan gran escala debe tener sus complicaciones, y según otros tweets, esta fue una prueba para observar la respuesta de los jugadores y estudiar el efecto de la implementación de artefactos móviles en el juego. Al menos espero que lo mediten un poco antes de pensar en apuntar a otras personas…”
“Uhh, en verdad…” no le parecía muy bien que hayan hecho la prueba en un humano antes que en un objeto sin vida, pero así era su suerte. “Ya estoy pensando en que debería hacer algún esfuerzo sobrehumano y encontrar otro lugar para vivir… ya no me siento segura…”
“Espero que no haya problemas con ello…”
“Aun así, ¿cómo Mai pudo haberme hecho esto? Tsurumaru también, pensé que tendrían más ética o algo así…” Yukko dio un suspiro.
“…” Hotarumaru levantó su mirada al cielo, meditativo. “…puede que haya varias formas de funcionamiento… pero la duda que más está en mi cabeza es cómo Niantic ha podido realizar esta prueba contigo sin estar expuesto a críticas o posibles consecuencias legales…”
“Ihh, no creo que vaya a demandar a nadie, Hotarumaru…”
“No es precisamente eso. Es que sería ilegal realizar este evento y usar datos de una persona sin al menos su autorización… temo que, de algún modo, hayan suplantado tu identidad.”
“…” Yukko miró al pequeño, alarmada. “N-no lo había pensado para nada…”
“Obviando posibles métodos poco éticos, ya que dudo mucho que compañías se presten para eso…” el pelicenizo le miró de reojo. “¿En algún momento firmaste algún documento para Mai o Tsurumaru?”
“¿Eh? Pues no, realmente no… o sea, sí firmé esa carta notarial para el voluntariado del sábado y Mai me hizo el favor de entregarla, pero…”
“¿Perdón?” Hotarumaru se alertó y le miró fijamente, con sus ojos sumamente abiertos.
“P-pero no puede ser eso, ¿verdad? Sin esa carta, no hubiera podido entregar mi solicitud… y dudo que Mai le hubiera sacado fotocopia a mi firma… eso no vale, ¿verdad?”
“Yukko…” el pequeño hizo un puño y se lo llevó a la boca, como quien buscaba las palabras para tratar el tema con la mayor delicadeza posible. Luego de armar los puntos que iba a hacer, se le volvió a dirigir. “Tú no necesitas una carta notarial para el evento. Las inscripciones son para facilitar el sistema de transporte y realizar posibles cálculos y organizaciones, pero no tienen ninguna necesidad legal.”
“¡¿En serio?!” Hanasaki-chan sintió que se le heló la sangre. “P-pero recuerdo que tú dijiste que necesitabas una carta notarial y Mai me comentó que era necesaria en la ciudad…”
“Pero Yukko…” Hotarumaru ladeó su cabeza. “Yo tengo doce años de edad. La universidad necesita una autorización de un guardián y la verificación por un notario. Para una persona con mayoría de edad, esto ya no se aplica. Mai debió aprovecharse del momento para conseguir tu firma y permitir este suceso.”
“¡¿EHHH?!”
“A-además…” bajó su mirada. No le gustaba agregar detalles al asunto, pero supuso que mejor lo dejaba en claro. “Una carta notarial requiere acudir a un notario que dé su aprobación en persona. No es algo que se llena en el momento…”
“¡AAHHHH! ¡Perdón por esto! ¡Tú eres un pequeño tan brillante y yo soy una tonta!” Yukko se tapó el rostro, sumamente torturada y avergonzada.
“T-tranquila, no te lo tomes personal…” él le dio unas palmaditas en un hombro. “De todos modos, ya está por terminar. No hay que darle mucha atención.”
“Uhhh… soy un desastre…” Yukko se calmó un poco y dejó de cubrirse el rostro. “Aunque… ¿acaso eso significa que todos los seres humanos estamos a una firma de distancia de ser rastreados por el GPS?”
“N-no precisamente,” Hotarumaru negó. “Hay formas. Puede que uno sea rastreado por medio de sus dispositivos electrónicos como sus celulares o laptops, pero no creo que sea tu caso.”
“¿C-cómo así?” eso sonó extrañamente aterrador, pese a que el pequeño se expresó con su característica e inocente curiosidad.
“Ayer, cuando saliste durante el descanso de nuestra clase, tu ícono en el juego se movió pese a que dejaste todas tus pertenencias en tu sitio. Ningún organismo vivo puede ser reconocido por los satélites sin la necesidad de algún tipo de rastreador.”
“…” y el terror incrementó. Yukko tembló por unos muy oportunos escalofríos.
“¿Mai te habrá dado algún objeto que portar luego de que le dieras tu firma?”
“N-no, nada en lo absoluto…” negó. “Esto sí lo puedo asegurar. En ningún momento me dio nada. Ni siquiera me quiso prestar su borrador cuando se lo pedí durante clases…”
“…” Hotarumaru se puso a pensar. “Pudo haber sido antes… o justo cuando comenzó el evento en Pokemon GO… pero no recuerdas que te haya dado algo…” él entonces abrió un poco más sus ojos. “Recuerdo que las dos hablaban sobre los brazaletes, y creo que te vi atar el tuyo a lo lejos cuando regresé con mi comida…”
“¿Eh? Sí, pero no fue nada importante,” Yukko sonrió un poco. “Mai me quiso acusar de que me había escogido el mejor brazalete y quiso compararlo con el suyo…” se detuvo, mientras consideraba aquella remota posibilidad. “…e-espera… no pudo intercambiarlos, ¿cierto? S-son nuestros brazaletes de la amistad…”
“…” Hotarumaru desvió su mirada, con pena. “No que quiera quitar validez a tus palabras, pero no sabemos de lo que ella es capaz…”
“P-pero es imposible…” aun así, Yukko se sacó su brazalete. Era precisamente el que había comprado hace dos días, con todos los tejidos. Este tenía unos tejidos circulares más densos y amplios hacia el frente como un adorno extra, pero nada más. “Mira, es el brazalete de siempre.”
“…” el pequeño lo tomó y lo palpó, hasta que se topó con algo. “El tejido central no es flexible, y parece más pesado que los otros…”
“Eh, ¿eh?”

Ambos intercambiaron miradas y movieron los tejidos para intentar descubrir algo. No les tomó mucho y vieron un brillo metálico. Había como una minúscula lámina circular semejante a una batería de reloj, pero más delgada, y luego de un cuidadoso movimiento para no romper las hebras, leyeron una palabra muy emblemática: Niantic.

“…” Yukko dejó su cabeza caer a un costado, bastante indignada.
“Y-Yukko…” el pelicenizo le miró preocupado y dio un pesado suspiro.

El mediodía no podía llegar más rápido para finalmente demandar explicaciones.


Reimu salió acompañada de Marisa y Youmu luego de terminar una clase. Esta terminó un tanto temprano, por lo cual aprovecharon para marcharse de la universidad antes de que se llenara por todos los estudiantes que salían para la hora del almuerzo. Si bien la miko se notaba contenta y animada, Marisa estaba muy frustrada y todavía recobrándose por la aburrida clase.

“Oye, la mayoría de grupos de chicas se van a almorzar y a comprar cupcakes y a tomarles fotos y subirlas a Instagram…” dijo la rubia, cansada. “¿Por qué tienes que ocupar nuestro descanso del mediodía para ir a comprar utensilios de limpieza?”
“Es el mejor momento para nosotras. Así de regreso al templo no tenemos que pasar por el supermercado a hora punta,” dijo Reimu, contenta. “Y nuevamente gracias por venir con nosotras, Youmu.”
“No tienes que agradecerme…” la HiME negó y mantuvo su inexpresión. “Es un gusto para mí poder ayudar a limpiar un lugar sagrado. Además, tengo que practicar mi paz interior e introspección y el ejercicio me servirá para ello.”
“Sí, definitivamente,” Reimu sonrió con muchos ánimos. “Verás que, si vienes seguido y pasas mucho tiempo en el templo para ayudarnos, sentirás la paz interna que tanto buscas.”
“Espero que sí.”
“O-oye, ¿no crees que quizás Reimu te está manipulando?” Marisa entrecerró los ojos con desconfianza.
“Soy una miko. Todas mis intenciones son buenas,” la pelimarrón continuó caminando y tarareando una canción que delataba su buen estado de ánimo. La exHIME sólo le tocó mirarle con desconfianza y lamentarse de que Youmu fuera tan ingenua. Ojalá sí pudiera sacar algo de ayudarles con el templo.

Ellas llegaron a la salida de la universidad y Marisa se asomó a la calle, para ver que un bus que pasaba por el supermercado se acercaba.

“¡Oh, qué suerte!” exclamó, sonriente. “No tenemos que esperar por el bus.”
“No, no,” Reimu negó con su índice. “Vamos a ir caminando.”
“¿Caminando?” preguntó Youmu, neutralmente.
“¡¿Qué?!” pero Marisa se escandalizó. “¡Pero si está muy lejos!”
“¿De que hablas?” la miko sonrió como si le hubiera dicho algo ridículo. “Pero si está sólo a quince cuadras de aquí.”
“¡¿Te has oído hablar?! ¡Quince cuadras es demasiado!”
“Pero así ahorramos pasaje~”
“¡No seas tacaña!” Marisa extendió su mano hacia el bus, pero Reimu inmediatamente le jaló hacia atrás. “¡Suéltame! ¡No quiero caminar tanto en pleno sol! ¡Y son quince cuadras en subida, voy a terminar muerta!”
“Pero eso significa que son quince cuadras en bajada de regreso con nuestras compras,” los ojos de la miko se iluminaron. “Nos ahorraremos bastante.”
“¡No puedes hablar en serio! ¡Dos pasajes ni cuestan un paño para limpiar!” Marisa intentó librarse de la miko pero esta le agarraba muy fuertemente y con su sonrisa intacta. La rubia extendió su mano al bus en el momento en que los últimos pasajeros lo estaban tomando. “¡No me abandones! ¡Quiero subir! ¡No puedo vivir en este mundo! ¡Por favooor!”
“Tranquila~” Reimu le soltó, pero ya era demasiado tarde porque el bus había partido.
“¡NOOO!” Marisa se arrodilló en el piso y exclamó a los cielos con sus manos extendidas. “¡¿Por qué me pasa esto?! ¡No me gusta ser pobre! ¡Ayuda!”
“Eh…” y Youmu se había quedado sin palabras por todo el show. Con las justas había ladeado un poco su cabeza. Realmente no entendía la necesidad de Reimu de ahorrar tanto ni la urgencia de Marisa de tomar el bus, así que no le importaba mucho qué lado saliera ganando.
“Ahora no tenemos de otra que caminar. Vamos chicas.”
“¡Me niego!” exclamó Marisa y se puso en posición fetal en el piso.
“Oye, no te pongas terca.”
“¡No! ¡Ya me haces limpiar todos los días desde temprano y seguirte para este tipo de quehaceres, pero obligarme a caminar por tanto sin tomar el bus es la gota que derramó el vaso! ¡Esperaré al siguiente!”
“¿Qué dices? Los buses vienen cada cuarto de hora. No te vas a quedar aquí todo el rato.”
“¡Sé que aun así llegaré antes que tú!”
“No lo puedes asegurar, además tu dinero es en verdad el mío porque soy la que aporta monetariamente de las dos. No voy a gastar en esto,” Reimu se impacientó y le agarró de un brazo para jalarla, pero Marisa se resistió. “¡Levántate!”
“¡No!”
“¡No actúes así y hazme caso!”
“¡Nunca!”
“¡Hay que aprovechar el tiempo! ¡No seas engreída!”
“¡Tú no seas tacaña!”
“¡Tú no seas freeloader!”
“¡Tú no seas esclavizadora!”
“…” Youmu sintió un tic en la ceja por el show que las dos se encontraban haciendo. Sentía la mirada de muchos encima de ellas y terminó por perder la paciencia. “¡Ya! ¡Dejen de actuar como imbéciles! ¡Esta pelea no les llevará a nada!” negó exasperada. “Son increíbles. Pienso que no podemos quedarnos aquí a esperar el próximo bus, pero si quieren yo pago el pasaje de regreso. Ya, ¿felices?”
“¡Ohhh!” tanto Reimu como Marisa le miraron conmovidas y con los ojos brillantes, al punto en que Youmu retrocedió.
“N-no se pongan así…” dio un suspiro. “Vamos antes que se nos haga más tarde.”

Terminada la discusión, las tres se pusieron a caminar. Hubo silencio debido a la tensión de la previa discusión, aunque Reimu eventualmente retomó la conversación entre todas al acordarse de un mensaje que había recibido.

“Ah, chicas, antes que se me olvide. El sábado va a haber un evento de donación de sangre en un parque en la ciudad. Osaka me extendió la invitación. ¿Qué tal si vamos?”
“¿Ehhh?” Marisa le miró con reproche. “¿Primero me haces trabajar y ahora quieres sacarme sangre? Pronto me vas a cortar el cabello también… eres una miko espeluznante.”
“Donación de sangre…” Youmu lo meditó y se cruzó de brazos. “He oído de eso, pero nunca he ido a uno. Pues, si bien no tengo nada que hacer el sábado, no sé si me apuntaría.”
“Pienso que es una buena oportunidad para ayudar al prójimo y acompañar a Cho, Osaka, Hotaru y Tomo como amigas que somos…” Reimu sonrió.
“Okay, si incluyes a Tomo en tu lista de amigas, me deja entender que te han ofrecido algo,” opinó la rubia.
“Ya, está bien. Me han ofrecido desayuno y almuerzo y extienden el ofrecimiento también.”
“Bueno, no puedo negarme a un buen desayuno para variar,” Marisa sonrió. “¿Te animas, Youmu?”
“Lo pensaré…” Youmu frunció el ceño y se mostró frustrada. “Aunque ni bien Yuyuko-sama se entere, sé que me obligará. Ella quiere que pase más tiempo con todos en Hanasaki.”
“Sé que será un bonito paseo, y nos viene bien salir un poco,” Reimu sonrió, y pasó a levantar un pulgar. “También piénsalo como una oportunidad para enriquecer tu alma por la caridad.”
“Pierdes convicción cuando te vuelves tan técnica…” Marisa le miró con reproche.

Ellas continuaron caminando y comentando sobre ese evento el fin de semana mientras caminaban. Si bien les faltaba bastante antes de llegar a la tienda, la compañía y el tema les mantendría entretenidas y de buenos ánimos.



No hace mucho que había pasado las doce y cuarto del mediodía, y todos ya sabían que la existencia de Hanasaki-chan en Pokemon GO se había esfumado. Tsurumaru se animó a invitar al grupo a una salida para que todos almorzaran juntos fuera de la universidad, y les mandó el punto de encuentro en uno de los estacionamientos de Rizembool U.

El anfitrión y Komaeda se encontraron con Mai y Hajime quienes salieron de la clase frustrada de Hanasaki-chan, y todos esperaron alrededor de diez minutos hasta que ella se apareció junto con Hotarumaru.

“Finalmente llegaron, bienvenidos,” Tsurumaru les dio una cálida bienvenida con la mejor de sus sonrisas, pero Yukko se encontraba demasiado ofuscada como para responderle. “¿Todo anda bien? Se les ve muy apagados. Deberían comprender el gusto y sentimientos de libertad asociados con faltar a clases.”
“¡AHHH! ¡Párala por favor!” exclamó la pobre víctima, quien perdió toda su acumulada calma. “¡No es que haya querido faltar y esta ha sido una trampa muy cruel de su parte! ¡Mai!” ella extendió su brazalete a la chica, quien lo miró inmutada. “¡¿Qué significa esto para ti?!”
“Es un brazalete que compraste de un kiosco en un parque de la ciudad…” comentó ella, monótonamente e inafectada por la histeria de la otra.
“¡Pero ese no es su significado! ¡Esto simboliza nuestra amistad y los compré para conmemorar nuestro vínculo!”
“Yukko…” Mai negó con toda paciencia. “La amistad no se compra…”
“¡AAHHHH! ¡Tú sabes que no me refiero a eso!” Hanasaki-chan se estremeció de pies a cabeza.
“Y-Yukko, calma, por favor…” le pidió Hotarumaru, en voz baja.
“¿Qué está pasando?” preguntó Hajime. Él estaba sorprendido por ver a Yukko tan alterada.
“¡Resulta que Mai puso un rastreador en su brazalete y lo intercambió con el mío para así hacer que fuera una pokeparada en el juego! ¡Me traicionó!”
“¿E-en serio te hizo eso?”
“Vaya…” Komaeda sonrió. “Es una gran estrategia.”
“No lo celebres, Komaeda,” Hajime se frustró. “Es una gran falta de respeto.”
“Ahh, con que ya lo sabes,” Tsurumaru sonrió pícaramente. “¿Lo descubriste por tu cuenta o Hotaru-bou te ayudó a descubrirlo?”
“¡No te enfoques en eso!”
“Tsurumaru…” Hotarumaru miró al mayor con reproche. “No lo hagas peor, por favor…”
“¡Lo que quiero saber es por qué! ¡¿Por qué me han hecho esto?! ¡Quiero explicaciones!” Yukko estaba entre iracunda, desesperada y al borde de las lágrimas. “¡¿Qué tienen conmigo?! ¡¿Qué?!”
“Yukko…” Mai levantó una palma para pedirle que se calmara y pasó un momento de silencio, hasta que se expresó. “Estábamos pensando en ir a Chili’s. ¿Tú qué opinas?”
“¡AHHH maldición!”
“Oookay, yo daré las explicaciones…” Tsurumaru dio un paso adelante. Esa actitud troll de Mai le entretenía bastante, pero sabía que ya se estaban pasando de la raya. “Hace tiempo sugerí a Niantic la posibilidad de establecer Pokestops y gimnasios movibles dentro del juego y ellos mostraron interés, pero me pidieron que intentara hacer una prueba a menor escala para ponerlo en evaluación. Me quedé desarrollando el pequeño tracer en tu pulsera y el código necesario para hacerlo viable en el juego. El primero fue lo más sencillo y ya estuvo implementado desde hace varias actualizaciones en el pasado, pero, en fin. Pensé en el tracer como un objeto que llevaría una persona para así evitar problemas con derechos de autor y de propietarios que ocurriría en caso de instalarlo en un vehículo, y que sea un transeúnte también va con el juego, ya que este no apoya a que se juegue en medios de transporte. Sin embargo, me quedé en blanco sobre a quién aplicárselo, y cuando se lo comenté a Mai, ella de inmediato dijo tu nombre.”
“¿Mi nombre?” Yukko estaba casi perdida por toda la explicación.
“Bueno, Hanasaki-chan, pero tú entiendes,” le vio estremecerse de cólera, pero continuó. “Los dos lo conversamos, y pese a que supimos que no te animaría la idea, pensamos que sería por tu propio bien a largo plazo, así que lo hicimos a tus espaldas. Niantic de inmediato me respondió y por ello la prueba de un día entero inició ni bien Mai intercambió brazaletes y me avisó que logró su misión.”
“U-ustedes…” Hajime se puso nervioso. ¿Qué tanto se podía hacer dentro de Rizembool? Acababa de observar que no sólo se limitaba a los Rebels todo el tiempo.
“P-p-pero… ¿cómo demonios es esto por mi propio bien? ¡No tiene sentido alguno!”
“¿Acaso no has leído los artículos referentes a tu implementación en el juego?” preguntó Mai, inmutada.
“N-no… lo he estado evadiendo…” de nuevo esa palabra que encontraba hiriente, y con Mai no sabía si había sido adrede o accidental.
“Nadie sería una pokeparada y gimnasio de medio tiempo cada uno sin una recompensa. Y tal y como le dije a Tsurumaru, tú vienes de una familia de menos recursos, por lo cual te caería mucho mejor.”
“¿Pero de qué hablas?”
“¡De esto!” Tsurumaru le extendió una bolsa voluminosa. “Son premios de parte de la compañía,” vio cómo Hanasaki-chan le miraba como quien le extendía una cesta llena de cobras. “O-oye, tranquila. Ya se acabaron los trucos.”
“Uhh…” ella miró de reojo a Hotarumaru, quien asintió, así que procedió a recibirlo. Lo que primero le llamó la atención fue un plushie de Squirtle, el cual ocupaba la gran mayoría del espacio. Le pareció lindo, pero vio que tenía una especie de collar de papel, con el mensaje de ‘Vamo a calmarno’. “…”
“Ehh, el collar es de parte de Mai. Lo demás sí son los regalos…” Tsurumaru sonrió nerviosamente. “Vamos, no te quedes ahí.”
“Okay…” le dio el plushie a Hotarumaru para seguir investigando. Había dos cajitas al fondo de la bolsa y agarró la primera que le llamó más la atención. Sus ojos brillaron ya que era nada más y nada menos que un iPhone7 sellado.
“¡Ohh!” el pequeño se sorprendió y sonrió ampliamente. “Felicitaciones, Yukko. Ahora sí tienes un Smartphone de último modelo.”
“Es un iPhone con el juego ya instalado que viene con una muy generosa cantidad de pokecoins,” explicó Tsurumaru. “Ahora te puedes unir a todos nosotros a Pokemon GO.”
“Ihh…” Yukko puso una mueca de tortura por la mención de ese app maligno.
“Poco a poco…” le dijo Mai.
“Voy a necesitar un largo descanso de eso…” Yukko negó y alcanzó la última cajita larga. Era pequeña, pero pesaba aún menos de lo que pensó. Lo abrió y se llevó la sorpresa de ver un cheque. “¡¿EHHH?!”
“Vaya, te recompensaron monetariamente,” Hajime te impresionó y dio un suspiro. “Verdad, tengo que recordar que los maquiavélicos y culpables no son tanto los del app sino el par que tenemos aquí…”
“Me alegro mucho por ti, Hanasaki-chan,” dijo Komaeda, animado. “Felizmente han atinado a tus deseos.”
“P-pues… ahora no sé qué decir…” Yukko estaba extrañamente conmovida pese a que todavía se sentía algo resentida por lo que le hicieron. Pero realmente le iba muy bien esa suma de dinero. No era ninguna riqueza, pero sí más que el dinero que sus padres le dejaron para sus gastos personales durante el presente semestre. En verdad le haría su vida más cómoda. Se sobresaltó y dejó de mirar al cheque cuando Tsurumaru le revolvió los cabellos de manera afectuosa.
“Me toca disculparme. Por lo que he podido ver por Internet, la tuviste muy difícil, pero dudo altamente que te haga pasar por algo así otra vez,” le dijo tranquilamente, sonriendo.
“Preferiría que dijeras que nunca volverá a ocurrir…” ella le miró con leve reproche.
“¡Hahaha! Nadie sabe el futuro, aunque definitivamente no me esforzaré a darte otros malos ratos de este tipo,” le guiñó un ojo. “Y para pagártelo, te invito hoy el almuerzo. Puedes pedirte lo que gustes, hasta repetir el postre. ¿Qué dices?”
“B-bueno está bien…” no iba a alargar su molestia luego de ese inesperado desarrollo.
“Perfecto. ¡Vamos todos! Si se arriman en la parte de atrás, todos entramos en mi auto.”

Todos terminaron caminando entre los autos. Y un poco después, Yukko se acordó de un último detalle.

“Ehh, ahora mi brazalete tiene un rastreador,” les recordó. “¿Es seguro que lo siga portando?”
“Es justo y necesario,” dijo Mai, inmutada. “Si en algún momento te pierdes en medio de la guerra de Rizembool y Hanasaki, sabremos cómo encontrarte.”
“¡N-no digas eso!” se asustó por la idea.
“Hahaha, descuida,” Tsurumaru le restó importancia. “Si bien puede ser rastreado indefinidamente, fue un rastreador limitado para esta prueba y Niantic ya no tiene más planes con él. También te aseguro que es sumamente confidencial y obsoleto a estas alturas. Yo que tú más me preocuparía que el gobierno te espíe por tu teléfono o laptop.”
“Uhh…”
“Ya, no la fastidien más,” Hajime dio un suspiro.

Luego de esa pequeña duda, el grupo continuó el camino hacia el auto del mayor para ir a disfrutar de un agradable almuerzo después de la tormenta. Yukko se encontraba mucho más aliviada y también animada de que sus torturadores no fueron completamente malvados y al menos le tuvieron en cierta consideración desde el inicio, pero en ese mismo instante juró que se mantendría lejos de Pokemon GO por un buen tiempo hasta sanar sus heridas…



Alrededor de dos horas después, todos regresaron a Rizembool U a tiempo para las clases de la tarde. Los mayores se despidieron y Hajime tuvo que excusarse ya que la salida pareció no haberle sentado muy bien, y trataría de regresar para atender lo más posible de los cursos. Y con Mai misteriosamente ida antes de una clase que dijo que iba a asistir, Hotarumaru se encontraba explicándole lo último con respecto al nuevo celular de Yukko. Específicamente, lo último referente a cierta app.

“Listo, tu starter es el Charmander,” dijo el pequeño con una sonrisa luego de que Yukko le lanzara una pokebola al pokemon de fuego.
“Ohh, ya veo…” ella asintió. “Hehe, está lindo.”
“Y tienes más pokemon disponibles en el juego. Verás que es divertido.”
“Ehh…” ella bajó su mirada.
“¿Hm? ¿Te sientes bien?”
“S-sí, supongo, es sólo…” ella dio un pesado suspiro. “Ahh, seguro que piensas que soy muy contradictoria e ilógica por jugar el juego tan pronto luego de lo que me pasó…”
“No lo pienso, es importante no aferrarse a las cosas, y uno es libre de hacer lo que gusta. Todo está bien, Yukko.”
“Okay… quisiera no sentirme tan mal…” notó que Mai regresó al salón y fue donde ellos.
“Veo que el profesor está tarde,” observó con indiferencia.
“¿A dónde fuiste, Mai-neechan?”
“Me acordé que todavía no había entregado las formas de Yukko y mía para la limpieza en la playa este sábado,” tomó su asiento.
“¡¿Ehhh?!” Yukko se quedó en shock. “¡¿Todavía no las habías entregado?!”
“Luego de todo lo ocurrido, es normal que uno se olvidara, especialmente con mi urgencia de darle tu firma a Tsurumaru. Pero teníamos hasta pasado mañana. No te hagas mala sangre.”
“Uhh…” tembló ligeramente.
“Pero ahora te has unido a la modernidad con todos, estate más alegre,” se encogió de hombros. “Hm… me dan ganas de dormir en esta clase. En caso que ocurra, les pediré que me presten sus notas más tarde.”

Y con ello, todo había regresado casi a la normalidad.
« Last Edit: July 09, 2017, 12:11:09 AM by Cho »


Deidara

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #241: January 07, 2017, 11:36:52 AM »
Empezando el año con buen pie! Ojalá siga así ;_;

#20



El día que Ema aceptó volver a ser HiME y tomó la correspondiente prueba, Apollo Justice recibió un mensaje en su teléfono móvil a las siete y treinta y siete de la noche. No lo olvidará, porque le interrumpió su religioso momento en el que veía el nuevo capítulo semanal de Steel Samurai, serie a la que uno de sus compañeros de clase le había enganchado. En el capítulo de aquella semana se revelaba quién era el falso samurái que había estado imitando al original y causando maldades en toda la ciudad de Olde Tokyo – lo cual había estado esperando mucho tiempo por descubrir. Pero el mensaje de Ema le interrumpió, y después de eso fue difícil concentrarse.

Una simple imagen, con la mano de Ema y humo brotando de sus manos. Abajo, una simple palabra: ‘Ooops’.

Y aquello fue suficiente como para deducir que Ema había aceptado volver a ser HiME, pasado la prueba, y tenía sus poderes de vuelta. Un cúmulo de información que fue todo un shock para el chico. 

No había tenido la oportunidad de ver a Ema desde entonces, pero a Apollo le había costado no pensar en aquello. En su amiga, volviendo a tener sus poderes, y en el hecho de que él anteriormente había sido su Key.

Una mano se agitó delante de su rostro, sacándole de su ensimismamiento.

“¡Tierra llamando a Apollo!” Gritó una voz, y el susodicho tuvo que agitar la cabeza de lado a lado para volver en sí. “¿Sigues ahí?”
“Eh – sí, sí.”
“Estás algo despistado… y este trabajo no va a escribirse solo.”
“Ya lo sé, Kay…”

Kay Faraday, compañera de su carrera de derecho, rechistó.

“Tenemos que entregar este trabajo la semana que viene, y creo que vamos un poco retrasado. Tal vez deberíamos pedirle los apuntes a alguien… ¿crees que Miles compartiría con nosotros los suyos? Siempre parece atento en clase…”
“No creo que Miles sea de los que comparten sus apuntes.” Miles Edgeworth, un chico algo extraño, callado y serio de clase, siempre parecía estar aislado del resto de compañeros, y algo le decía que sería difícil pedirle apuntes.
“Siempre podría robárselos…”
“¡Nada de robar!”

En ocasiones, Apollo no estaba seguro si Kay bromeaba o no, cada vez que mencionaba la simple idea de robar algo. Por ahorrarse cualquier tipo de disgusto, prefería no saberlo.

Se habían conocido el primer día de carrera. Cuando Apollo estaba demasiado preocupado en encontrar un buen sitio en clase que tuviese buena sonoridad, la chica se le acercó y se sentó a su lado sin más, para inmediatamente después ponerse a hablar con él sobre ninjas y samuráis y series de televisión. Había tardado en descubrir cuál era el nombre de la chica, pues hablaba sin parar, y cuando ya lo aprendió había pasado la primera clase entera.

“¿Va todo bien?” Preguntó la chica, apoyando su rostro sobre su mano. “Últimamente estás… raro. Tampoco es que nos conozcamos de hace mucho, pero estos últimos días…”
“Bueno… es una larga historia, así que mejor dejémoslo estar,” dijo Apollo, sacudiendo una mano, tratando de restarle importancia.
“¿Qué? No voy a dejarlo pasar si ese algo te tiene así. Venga, ¿qué es? ¿Va todo bien? ¿Te ha dejado la novia? ¿Has tenido algún problema familiar? ¡Ah! ¿No se te habrá muerto el pez, verdad…?”
Apollo suspiró. “No, primero – no tengo novia. Mi familia está bien, gracias por preguntar, no vayamos a gafarlo… y tampoco tengo ningún pez. Pero sí que tengo un pájaro, que se llama Polly – y antes que preguntes, se encuentra en perfecta condiciones.”
“¿Polly?” A Kay pareció resultarle gracioso, y es que según Apollo le había contado, su mejor amiga, Ema, había tomado por costumbre llamarle así. “¿Entonces qué es lo que sucede?”
“Ya te digo, es una larga historia… créeme, ni sabría por dónde empezar. Será mejor que no lo sepas.”
“No puedes decir eso y luego no contármelo,” respondió Kay, cruzándose de brazos, encontrando injusta la decisión de Apollo.

Aunque quisiese (o pudiese) contárselo, Apollo no sabría ni por dónde empezar. Y es que, el asunto HiME se trataba de uno tan complicado… ni él mismo sabía cuáles eran sus sentimientos al respecto. Se había imagino que cuando Ema le contó sobre el regreso de las chicas, ella acabaría por aceptar. Era algo que no le había quedado más remedio que asimilar, pero aun así la definitiva afirmación le tomó por sorpresa, desprevenido. 

¿En qué lugar dejaba eso a Apollo? Si bien había sido su Key anteriormente, según tenía entendido, eso no significaba que él podría volver a serlo. Sí, cabía esa posibilidad, pero… aunque las cosas seguían igual entre ambos, había habido cambios en las vidas de ambos, empezando por el hecho de que Ema había empezado a salir con Luffy. Lo cual podría significar que éste podría ser su nuevo Key. Apollo no sabía cómo sentirse al respecto… en parte, se sentía aliviado, al tener la posibilidad de sacarse una responsabilidad de encima.

Por otra parte… quería ayudar a su amiga, y sabía que siendo su Key podría hacerlo, echarle una mano en cierto sentido. Pero Apollo no era tan valiente como Ema, ser Key había sido algo que le había traído demasiados dolores de cabeza, y eso que él había tenido que hacer poco.

Envidiaba el valor de su amiga, le gustaría poder ser como ella en ese sentido. Ema había pasado por muchas cosas durante su infancia, y sin duda aquello se veía reflejado en su personalidad.

En resumidas cuentas, su cabeza era un revoltijo de pensamientos que ni él mismo sabía (ni podía) ordenar.

“Sigamos con este trabajo… a ver si lo acabamos hoy,” insistió Apollo, queriendo cambiar de tema.
A Kay no le quedó más remedio que darse por vencida. “Eres un aburrido, Polly.”

Aunque apreciaba la preocupación de su nueva amiga, creía que lo mejor iba a ser mantenerla, por ahora, en la ignorancia.

#


Sólo había tenido una única visita con el doctor Bruce Banner, y Deidara supuso que se merecía una actualización sobre su situación. Imaginó que debía contarle que sus poderes estaban de vuelta, y que necesitaba confirmación profesional de que seguía estando cuerda.

Tras lo que pareció un eterno viaje en autobús, la pelirroja llegaba a su destino con sus auriculares puestos, música  alto volumen, para así evitar cualquier distracción posible por culpa de sus poderes.

La secretaria de la pequeña consulta de Banner le hizo esperar fuera en la sala de espera, y Deidara aprovechó para ojear alguna de las revistas que estaban perfectamente apiladas junto a los sillones. Le sirvió para darse cuenta que en el tiempo que había estado fuera las cosas no habían cambiado tanto como pensaba, ya que la sociedad japonesa seguía siendo tan chismosa como de costumbre. Decenas de cotilleos adornaban las revistas, cuyos protagonistas Deidara apenas reconocía. Mucho se había perdido en ese tiempo.

Apenas diez minutos pasaron cuando la puerta de la consulta de Banner se abrió, y de ella emergió el doctor con una paciente.

“No te preocupes,” le estaba diciendo, “todo irá bien. Recuerda tomar descansos siempre que te vas muy estresada, no intentes cargarte con lo imposible. Nos vemos en nuestra próxima visita.”
“Muchas gracias, Bruce… que pases un buen fin de semana.”

Bruce sonrió, y su mirada no se retiró de la paciente hasta que esta hubo salido del pequeño piso.

“Deidara. Me alegra volver a verte por aquí. Pasa,” dijo, mientras mantenía la puerta abierta para ella.
“Sí.”

Apagó su música, y se adentró en la que de repente se le hizo enorme consulta.

#

Había estado allí antes una vez pero el sillón seguía siendo tan cómodo como lo recordaba.

El silencio sepulcral de la sala no se le hizo tan cómodo.

“Y bien… ¿cómo va todo? ¿De qué te apetece hablar hoy?”

Allí, en la pequeña consulta, todo estaba tan tranquilo en comparación con el exterior, donde sólo escuchaba ruido. Pero apenas podía sentir ni un atisbo de lo que pensaba Banner. ¿Empezaba a dominar sus poderes, o sus pensamientos se encontraban de alguna forma acallados?

“Bueno… volví a hacer la prueba HiME. Tengo mis poderes de vuelta.”
“Alguna noticia me ha llegado al respecto,” informó Bruce, mientras ojeaba algo en su cuaderno. “Miranda contactó conmigo, preguntándome por cómo había ido nuestro encuentro. Aunque poco tuve que contarle de tu única visita.”
Banner no parecía recriminarle el hecho de que sólo se hubiese visitado con él una sola vez, pero sí que dejaba la cuestión abierta. “Bueno…” Excusarse no iba a valer la pena. “Es verdad que he estado ocupada, pero… no sabía si realmente iba a valer la pena volver.”
“¿Por qué dices eso?”
“Tengo mis poderes de vuelta. Vuelvo a ser HiME. Estaba bajo la impresión que eso era lo único que le importa a Hanasaki de nosotras, por lo cual no sabía si realmente les sigo preocupando.”
“Mh.” Bruce anotó algo. “No se trata de si sigues preocupando o no a Hanasaki – aunque puedo asegurarte que Miranda y todo su equipo se preocupa de todas vosotras por igual, sin importar vuestras condiciones.” Tomó una pausa. “Si lo que te preocupa es si Hanasaki va a seguir pagando por tus visitas, créeme que Miranda correrá con los gastos de todas ellas.”

Deidara se sonrojó. No era eso lo que quería decir, pero tal vez era para Bruce una forma de dejar pasar el tema.

“Pero sigamos hablando de lo que más te preocupa… tus poderes, como dices, están de vuelta.” Deidara asintió. “¿Cómo te sientes?”
“Decepcionada. Pensé que volverían y que todo sería como antes, pero… no logro controlarlos. Oigo voces a todas horas, pensamientos de cualquiera que se cruza conmigo. En ocasiones tengo que ir con cuidado con cualquier tarea normal que realice, por miedo a no controlar mi fuerza…  es un poco cansado. Ya no sé qué hacer.”
Bruce tenía poca ayuda que ofrecer en esa faceta. “¿Has pedido ayuda al respecto?”
Volvió a asentir. “Sí, a mi antiguo entrenador – Sanji Vinsmoke, es también profesor en Hanasaki. Ha ofrecido ayuda con volver a controlar mis poderes mentales, y pronto me enviará el contacto de otro especialista que podrá ayudarme con controlar mi fuerza.” A decir verdad, cuando Sanji empezó a soltar toda aquella información desconectó, así que no recordaba todos los detalles.
“Eso está bien. Deberías aceptar toda la ayuda que se te ofrezca. Con lo poco que te conozco, puedo ver que claramente eres una persona a la cual no le gusta preguntar por ella… en ocasiones, la mejor opción es apoyarse en tus conocidos.”

Que ya hubiese descubierto detalles tan mínimos sobre ella le hacía sentir ligeramente incómoda.

“Va a tomar tiempo controlar tus poderes de nuevo. Tal vez no vuelvan a ser lo mismo que eran en su mejor época. Los años han pasado, eres una persona diferente, y quién sabe cómo van a volver. Cambiados, a mejor o a peor, o igual. Hay una ventana de posibilidades abierta enorme.”

Sabía que el doctor Banner tenía razón, pero todo hubiese sido más sencillo así…

“¿Cómo te ha hecho sentir volver a ser HiME?”

Ah.

La pregunta que sabía que iba a llegar en algún momento, pero que no quería responder. Había tantas respuestas, tantos enfoques y ángulos que podía tomar.

¿Que cómo se sentía? Era difícil poner con palabras. Al principio, había sentido una satisfacción enorme – se había, al fin y al cabo, sacado un peso de encima al decidir que esa era la decisión que iba a tomar. Eso marcaba su futuro más cercano, que era volver a instalarse en Tokyo, y decir adiós de nuevo a Barcelona por un tiempo. No sólo le ayudaba eso a tomar algunas decisiones sobre su futuro, sino que el tener de vuelta sus poderes le hizo sentir que tenía algún propósito.

Y aunque le había costado tiempo admitirlo, había echado de menos sus poderes, como bien se había dado cuenta tras su primera visita con Bruce. Era un motivo egoísta, lo sabía, y eso no iba a admitirlo en voz alta. Sabía que el poder era peligroso, que era adictivo. Que iba a tener que hacer algo al respecto, ir con cuidado a no emborracharse con él.

Pero tenía tantas preocupaciones, que esa era de las menores.

Porque sí, volvía a ser HiME, volvía a tener metas – entrenar, volver a ser mejor en su trabajo. Pero ahí quedaba todo. ¿Y su futuro a más largo plazo? No podía quedarse en Tokyo sin hacer nada. Pensar en su futuro era un gran dolor de cabeza, pero tenía que decidir, entre otras cosas, qué hacer respecto a sus estudios.

¿Y qué había de su vida personal? Sus amigos habían avanzado durante esos tres años, pero ella se había quedado estancada. Sentía que no había hecho nada con su vida, que había perdido el tiempo. Quería volver a ser aceptada por ellos, a sentirse una más, pero parte de ella sentía que no lo merecía.

Era tanto, que la cabeza le daba vueltas.

Así que… ¿Que cómo le había hecho sentir?

“No quiero que mi único propósito en la vida sea ser HiME. Quiero aspirar a más. No sé si en algún momento esta guerra entre escuelas seguirá, si saldremos victoriosos o perdedores… pero si algún día acaba, y logro salir viva una vez más de ésta, me gustaría esta vez tener algo decidido. Tengo que empezar a construir mi futuro, imaginando, y esperando, que existe a largo plazo. Quiero retomar el control de mi vida.”

Wow. ¿De dónde había salido todo aquello? Hasta sus palabras le sorprendieron a ella misma.

Pero Banner parecía orgulloso de haber escuchado algo así salir de la boca de Deidara.

“Bien. Tal vez no pueda ayudarte mucho con el asunto de tus poderes, pero me temo que ahí sí que puedo echarte una mano. Va a requerir de esfuerzo por tu parte, será difícil, pero no imposible, volver a encarrilarte en tu camino.”

Deidara asintió. Estaba dispuesta a hacerlo.

Por esta vez, iba a dejar que le echasen una mano.

*

Cuando se marchó, recordó cómo Banner le había contado en su primera visita que él había sido estudiante de Rizembool, y que le había sido ofrecido el puesto de Rebel. Nunca llegó a contarle el desenlace, y aunque a Deidara le había parecido un hecho interesante, se la había olvidado volver a preguntarle al respecto.

Al final iba a tener que volver para otra visita, si bien por saciar su curiosidad.




Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #242: January 25, 2017, 10:02:02 PM »
Mi primer fic del año :3

— # 31

—Es interesante la evolución positiva que has tenido. Si fuera más intachable, hasta podría decir que es admirable. — El rubio escribió algunos datos en la tablet digital que llevaba consigo. Si bien intercambiaba palabras con el otro chico, no se molestaba en dirigirle la mirada. 
—Eh, supongo que está bien. —
—…— Sus ojos plateados se fijaron fugazmente en el otro analizándolo de pronto. Su expresión era indescifrable e inquebrantable pero algo le decía al otro, o al menos le hacía sentir a través de su mirada, que esperaba algo más de él. Como la sensación de que en realidad su espontanea adulación no era tan sincera y en realidad estimaba que podía dar más de sí.
—¿Todo está bien, Minesawa-san? — Preguntó intranquilido, con ese deje de timidez que no lograba dejar de lado del todo y que le delataba como alguien inseguro después de todo.
—Procura no arruinarlo, Kaneki Ken. — Dicho esto, Minesawa Izuru se despejó hacia un lado retirándose con su paso elegante y esfumándose de su vista en poco tiempo tras perderse en un pasillo más transitado.

Kaneki se quedó estático unos momentos, pensando o más bien tratando de encontrar una respuesta lógica a las palabras de Misenawa. No lo conocía de casi nada, sólo en una ocasión habían coincidido en un seminario de ciencias y apenas habrían cursado dos palabras durante todo el evento. No obstante, ese día se lo encontró en el pasillo del hospital de Rizembool y Kaneki, en su naturaleza evitativa, había preferido no saludarlo si quiera con tal de no interrumpirlo (entendía que ese estudiante estaba cursando la pasantía en el hospital) pero para su sorpresa, había sido el mismo Minesawa el que se le había acercado y le había pronunciado ese comentario.

“Es interesante la evolución positiva que has tenido. Si fuera más intachable…”


Esas palabras le daban vuelta en la cabeza y no terminaba de entender a qué venían. ¿Era por su rol de Rebel? De todos modos le parecía demasiado incierto que alguien tan intachable, inteligente y admirable como el estudiante destacado de Neurocirugía se viniera de la nada diciendo algo así a alguien como él simplemente por ser un Rebel.
Prefirió dejar el tema de lado y centrarse en lo suyo. Continuó con el pasillo hasta el fondo de este, hasta dar con los ventanales que le otorgaban una maravillosa vista a los jardines artificiales, uno de los cuantos, que deslumbraban entre los bloques del hospital. Por un momento se despistó mirando la fantasía futurista de aquel jardín que mezclaba el verde intenso de sus plantas, el azul turquesa de las fuentes y el pálido mármol de las figuras, bancas y pileta. Siguió, dobló hacia el otro pasillo y llegó al punto donde debía llegar.

Casi se cumplían las ocho de la mañana, aún era muy temprano para iniciar el día estando a esas horas en el edificio médico de Rizembool pero ya había postergado por muchos días la visita médica de rutina.
A esas horas los pasillos tan blancos como la misma pureza de la nieve comenzaba a poblarse de individuos quienes transitaban con la prudencia que se solicita en el hospital. A excepción de los que debía moverse rápido hacia pabellón por alguna urgencia.

Kaneki subió el volumen de su ipod olvidándose por un momento de la charla médica que estaban teniendo un par de doctores cerca suyo. No es que la materia le mareara o que le desagradaba, mucho del lenguaje médico que estaban utilizando lo comprendía bien y hasta se vio interesado en prestar discretamente atención pero sería muy poco ético involucrarse del proceso de otro individuo, si bien los médicos reservaban el nombre por protocolo, estando de oyente no autorizado, por más simple que fuera la conversación.
Sólo cuando vio que la enfermera recepcionista lo miraba con insistencia, el pelinegro pausó la canción y se aproximó hacia el hall de recepción comprendiendo que lo estaban llamando a él. Le entregó su cédula de identidad, la joven registró en el programa de la computadora los dígitos y apareció todo lo necesario respecto a ese paciente. Ella registró en la ficha/carnet de salud de Kaneki la cita pendiente correspondiente al día de hoy tachando la anterior y agregando “NSP” correspondiente a un “No se presentó”

—No vuelva a faltar a una cita médica, debe tener compromiso con su salud. Veo que es la primera vez que falta a una pero de todos modos no es adecuado que vuelva a suceder, su caso médico aún está en observación evolutiva. — Le dijo la joven, vio como el otro asintió. Notó que Kaneki se veía particularmente ofendido con lo que leía en el documento que se le entregó. —¿Sucede algo? —
—Creo que hay un error, este no es mi doctor. —
—El doctor Liebheart se encuentra en Alemania, cuando retorne se le volverá a agendar hora médica con él. — Ella lo miró con serenidad. —Aquel médico que le han dejado es una gran eminencia en el campo de la medicina, no te expreses como que te hemos dejado en manos de un cualquiera.
—Ahh, ok. — Alzó los hombros y se fue.

Liebheart no llevaba mucho tiempo ausente, por orden de Rizembool había aceptado ir al congreso de neurociencia psiquiátrica en Alemania llevando consigo a dos alumnos de la facultad de medicina de la universidad. Soltó un suspiro, sentía envidia sana de esos dos alumnos. Releyó el nombre del médico que le atendería mientras el rubio estaba ausente. Tuvo que leerlo otra vez para enterarse de que no era una broma o algo por el estilo.
Para ir hasta la sala médica de atención de ese doctor tuvo que dirigirse a otra área del hospital bastante lejana a la sala médica que ocupaba Liebheart. Por lo visto, en su ausencia no se le ofrecía su sala a otro colega. Tras un par de veces de consultar el mapa digitalizado en un cristal con información cibernética en cada punto clave del hospital, al fin dio con la oficina de aquel nuevo médico.
Golpeó sutilmente para no incomodar. Nadie abrió. Golpeó otra vez, más decidido. Nadie abrió. Trato de escuchar si había alguien adentro pero justo cuando aproximaba su odio a la puerta para escuchar mejor la puerta se entreabrió emitiendo un perturbador sonido de ultratumba. Un sujeto se asomó por la franja entreabierta. Kaneki no lo había escuchado para nada llegar hasta la puerta.

—¿Qué sucede? —
—Ah…Eh. — El pelinegro salió de su estado atónito. —Busco al doctor…— ¿En serio se llamaba así? —Love Taklamakan Strange—
—¿Tienes hora con él? —
—Sí. La enfermera la registró, le debe aparecer en su programa de computadora. —
—Hm…— Cerró la puerta sin previo aviso, dejando desconcertado al otro. Al poco, volvió a abrirla pero no del todo. —¿Ken Kaneki? —
—Ahá. —
—Pasa. — Abrió la puerta y se hizo a un lado. Kaneki ingresó en la oficina de atención notando que no había ningún médico adentro.
—¿No está el doctor Love Taklamakan Strange—
—Con doctor Strange está bien, no es necesario decir todo el nombre. —
—Lo siento. —
—¿Por qué te disculpas? Suele pasar que pronuncien todo el nombre…— Se alzó de hombros. —Y yo soy Strange. —
—…— Kaneki no pudo evitar abrir sus ojos enormemente, como un niño demasiado confundido. No entendía si ese chico se refería así mismo como el médico o se llamaba así Strange por lo extraño que era.
Lo observó discretamente con mayor atención… El tipo tenía la cabellera de un tono celeste claro, cual tono compartía las orbes de sus ojos. Su piel era pálida, mantenía las manos dentro de los bolsillos de su bata blanca en actitud pedante y desinteresado. Usaba collares de diseños joviales con pinta de visual kei, tenía una oreja con varias perforaciones con aretes. No parecía un médico, sino un alumno de escuela. Este supuesto “Strange” observaba con curiosidad a Kaneki, al mismo tiempo.
—Luces confundido. —
—Eh, es que… — Y sí, le daba algo de reparo que su salud quedara en manos de un practicante. —¿Eres alumno de Rizembool? —
—¿Rizembool? — Ahora, él parecía fugazmente confundido. Luego miró hacia el techo y giró los ojos. —Ah, Rizembool, la institución médica, la universidad, la escuela… Todo eso y más. —
—Ahá. —
—No. No soy estudiante. ¿Qué te hace pensar que soy estudiante de Rizembool? —
—Es que…— Bajó la mirada, un poco apenado. —Luces muy joven para ser médico. —
—Las apariencias engañan. — Alzó los hombros. —¿No eres tú el paciente de Liebheart? ¿También te muestras desconcertado con él? Porque él es joven… De hecho, más de lo que podrías creer. —
—Eh, él es encantador? — Se sintió estúpido por decir algo tan incoherente. —Ah, no digo que sean viejos o algo. Es que son demasiado jóvenes y tienen tantos logros. — Kaneki soltó una sonrisa nerviosa.  Liebheart y, por lo visto, Strange le llevaban un poco de años de edad más que él y ya eran eminencias en el mundo médico y científico.
—Es un sujeto carismático, sí. — Asintió. Seguidamente, apuntó a la camilla. —Hm… ¿Dónde es que guardan ese medicamente? — Strange se colocó un dedo en el mentón, pensativo. —Ah, sí.  Espérame aquí. —

Tuvo que salir de la oficina e ir a la farmacia que quedaba más cercana, allí le indicaron que ese medicamento se encontraba en los laboratorios de Rizembool los cuales quedaban en el edificio de al frente, cruzando la gran avenida.
Strange fue hasta ese edificio donde, por lo visto, no tenían pacientes en su interior sino más bien estaba destinado para experimentación médica de creación de fármacos y soluciones a los problemas médicos de las personas. Supuso que tendrían un área de epidemia donde almacenaban virus y bacterias, por lo que apuntó mentalmente pasar por esa zona cuando estuviera libre. Al ingresar, buscó en el mapa digital que se expresaba en su reloj cibernético de muñeca, se sorprendió de ver que un área de laboratorios estaba completamente a cargo de Liebheart, otra de otro científico con nombre japonés, otra área de investigación estaba destinada a una mujer de un apellido extraño del cual no se acordaría por lo difícil que era, y se pondría a ver quien más tenía todo un departamento para sí mismo pero no tenía tiempo.

Llegó hasta la farmacia y bodega especializada de medicación altamente calificada. Allá tuvo que pasar la prueba táctil de ingreso y la segunda prueba óptica como examen de verificación. Tuvo un inconveniente que le tardo ya que, al ser nuevo en el estamento médico del hospital, sus datos no estaban todos actualizados y la mente cibernética de la máquina tardó unos instantes en dejar todo confirmado.  Buscó entre los estantes de cristales el medicamente recetado para aquel joven. Era un medicamento nuevo y al parecer de generación más pronta, no lo había escuchado antes por lo que sospechó que era una inversión médica y científica de la propia marca de Rizembool. Lo encontró en el área de restringidos, justo cuando lo iba a sacar la máquina de aquella área emitió una alarma de seguridad donde le indicaba que no estaba autorizado a sacar ese medicamento. El peliceleste frunció el ceño, intentó una vez más pero la misma amenaza volvió a emitirse.

—Tal parece que estos niños de Rizembool no quieren compartir sus juguetes. — Soltó un suspiro, y retornó en sus pasos. Justo cuando transitando por los estantes un guardia calificado apareció a encontrarlo. El guardia, al ver que era el nuevo médico el que estaba en la farmacia, relajó su expresión de verdugo.
—Doctor Strange, era usted. Por un momento pensé que un intruso se había adentrado en esta área. —
—Era yo. — Dijo, como si irónicamente lamentara defraudarlo. —Vine por un medicamento que debo administrarle a un paciente pero no he podido sacarlo de su reserva. — Señaló hacia la bóveda donde estaba dicho medicamento.
—Oh, los medicamentos de esa área están restringido, únicamente los puede manipular el doctor Liebheart o quien él autorice. —
—Supuestamente estoy autorizado. —
—¿Por él? —
—Por Rizembool…—
—Hm, no debería haber problema… Sin embargo, ¿tiene una autorización digital de parte del doctor Liebheart en su credencial digital? Eso facilitaría mucho las cosas. —
—Pues, no. — Alzó los hombros.
—Lo siento, no tengo mucho que hacer. — Dijo el hombre, un poco inquieto. Seguramente no quería desobedecer al otro doctor quien estaba ausente.
—Ah, supongo. — Quizá hasta era intencional dejar al chico sin esa dosis. Tal vez quisieran experimentar algún cambio en él. Volvió a alzar los hombros. Retornó en sus pasos y volvió a la oficina donde el chico de cabello negro aún esperaba. —Te tienes que ir. No está disponible la medicación. —
—Ah…— Miró hacia un costado. —¿Qué deberé hacer entonces? —
—Esta era inyectable  pero, ¿no te dejo píldoras compensadoras de reserva mientras él no estaba? —
—S-sí… pero, las perdí. — Se excuso pues lo cierto era que las había consumido en dosis doble los últimos días para sentirse más “sereno” en sus días de exámenes.
—Hmm…No te puedo cambiar la receta médica sin conocer de fondo tu patología… Trataré de ponerme en contacto con tu doctor y pedirle que traspase la autorización médica. Tardaré un día, a lo más. Te contactaré. —

Después de su fallida visita al hospital, Kaneki prefirió volver a la universidad y avanzar en los proyectos de trabajo de grupo que tenía. Estaba algo defraudado con la situación ya que esperaba conseguir un alta médica para así no tener que volver cada tiempo a una supervisión en el hospital, pero por lo visto eso no llegaría aún.
En cuanto a sus estudios, el trabajo en grupo básicamente contaba con la participación de un solo miembro: él. Pues los otros integrantes le habían dejado todo el trabajo siempre excusándose con algo. Aunque el pelinegro tratara de convencerse y tragarse las excusas de sus compañeros, inconscientemente entendía que eran solo pretextos para ellos alivianarse la carga. Lamentaba que ese trabajo los grupos fuesen compuesto al azar, pues si le hubiera tocado Kaworu, o Sata o Nisaka, la situación sería equitativa. Por lo que entendía, Nisaka tenía los mismos problemas en su grupo pero éste era menos desinteresado en su nota y no le interesaba hacer el trabajo de los demás. Kaworu avanzaba bien con el grupo de chicas que lo tocó y en el grupo de Sata todos le obedecían a él.
Frente de sí, tenía una pila de libros. La mayoría con excelente contenido de genética humana avanzada, y si bien en un comienzo se había animado a terminar con la lectura de la mayoría de ellos durante todo ese día, a esas horas de la tarde sus fuerzas comenzaban a escasear. Como consuelo tenía la satisfacción de no tener que trabajar ese día en el Anteiku Coffee pues había intercambiado turno con Eren para tener ese día libre. Mañana le tocaba cumplir su turno más el de Eren pero suponía que para ese entonces ya no se sentiría tan cansado.
Sin embargo, letras tras letras no hacían más que hacerlo sentir adormecido y con una especial jaqueca que comenzaba a obstaculizar su progreso.

Se rindió. Era inútil que siguiera intentando de convencerse de que podría terminar sus deberes entudiantiles de ese día. Palpó con la punta de sus dedos su entrecejo, seguido de sus sienes para tratar de desplazar el malestar.
Tal vez lo mejor sería dejar la investigación por ese día y dar un paseo por la ciudad. El clima estaba frío por esas  fechas pero aquello jamás lo había desalentado. Tomó cada uno de los libros formando una pila perfecta, fue hasta donde la bibliotecaria para que marcara en su credencial de biblioteca que se llevaría esos libros por unos días. Después se dirigió a su casillero donde los guardó para irlos a buscar más tarde cuando pasara por Sho.
Sho estaba llegando tarde esos días porque, ¿Por qué? Kaneki se detuvo unos instantes en su caminar para reflexionar en que, insólitamente, le estaba prestando menos atención a su hermano adoptivo y no se estaba enterando de lo que hacía. Bueno, sabía que estaba asistiendo a observar o participar en una practica deportiva, pero ni idea de qué era y con quien.
Kaneki se sorprendió de verse a sí mismo tan ajeno de la vida de Sho o, más bien, él mismo se estaba apartando de Sho y sus conocidos de hace unos días. Sin duda, por los estudios.

“Cuando pase este semestre, todo volverá a la normalidad” Se dijo a sí mismo.

Caminó sin prisa hacia la estación de metro más cercana, la cual quedaba considerablemente lejos de Rizembool, y se subió al primer tren de metro que pasó por el subterraneo. Cuando subió, estaba lleno de gente así que le tocó ir de pie por un par de estaciones. Sentía como la persona de atrás le apretaba contra el soporte y la chica colegiala de adelante chocaba su teléfono móvil cada vez que el tren frenaba. Cuando la chica despegó la mirada de su pantalla y le notó, él también le observó de reojo, tenía el cabello pelirrojo en una melena un poco más arriba de los hombros. Era bonita.
Su reacción era la típica que se podía esperar en él, desvió la mirada hacia un costado, fingiendo que nada pasaba. La chica le dedicó una sonrisita pícara, y ahora en adelante cada que el tren se detenía ya no chocaba su teléfono móvil contra el pecho de Kaneki sino que ella se aferraba “de casualidad” a él.
En un principio, Kaneki se sintió bien con aquel juego de la colegiala y si fueran unos meses atrás se sentiría incluso agradecido y casi “bendecido” de aquella atención femenina. Sin embargo, al cabo de unos minutos se sintió muy irritado y nauseabundo.

La chica le comenzaba a molestar.

El tipo de atrás, aquel ejecutivo, comenzaba a irritarle también.

Al igual que el grupo de muchachos punk de más al fondo.

¿Por qué mejor no se estrella el tren y desaparecen todos?

Abrió los ojos bien grande, antes de entran en el túnel que dejo a oscuras el vagón del tren, el brillo de las luces de emergencia en las paredes del túnel brillaron en sus ojos enormes. Se sintió fatal.
Saliendo de la oscuridad del túnel vino otra parada de estación, la chica volvió a aferrarse de casualidad a él, el ejecutivo de atrás chocó su maletín en sus piernas. Los punks intercambiaban flayers de una tocata en vivo que tendrían.
Kaneki volvió a pensar en aquel pensamiento fatal que había deseado para todos ellos. No pudo más que sentirse culpable y despreciable.
En esa estación, algunas personas se bajaron y el vagón se descongestionó pero no lo suficiente.

—¡Alguien tomó mi billetera! — Gritó el ejecutivo, amenazó a los de su alrededor, especialmente a la mujer detrás de él que traía mala pinta. Esta le gruñó dominante y él se acobardó, luego sacudió de los hombros a Kaneki. —¡¿Tú tomaste mi billetera?! — Le interrogó como buscando a quien echarle la culpa, Kaneki negó con la cabeza. El tipo siguió culpando a todos a su alrededor y luego en la siguiente estación se bajó y pidió a un guardia que lo ayudara pero antes de que pudieran hacer algo el tren continuó dejando furibundo al ejecutivo.

Uno menos…

El tren no se detuvo en la siguiente estación, por lo que la colegiala se frustró de no poder usar la táctica que estaba utilizando. Sacó discretamente una fotografía a Kaneki y se las mandó a sus compañeras. Cuando la animaron a que le pidiera su número, la chica agarró valor y estuvo apunto de hacerlo pero al comenzar a pronunciar la primera palabra notó que Kaneki se apartó de ella y se fue a sentar en un sitio libre al fondo del vagón, cerca de los punk.

—…— La chica lo observó por ultima vez, aferrando fuertemente su teléfono móvil, curvó las cejas expresándose entristecida por no lograr su propósito. Se bajo en la siguiente estación.
Uno de los punks hizo un gesto exagerado y de casualidad le dio con una pila de flayers en el rostro a Kaneki.
—Lo sien…— Y el punk recibió la mirada desaprobadora de los de su grupo. —Te pasa por estar allí de tarado. — Soltó una carcajada burlesca a los cuales los demás se sumaron.

Kaneki se puso los audífonos y se desconectó del mundo. Una estación más allá, ese grupo de chicos se bajo junto a un montón de gente más. Al final, estaba quedando él y personas que se notaban que se dirigían una zona más apartada o directamente vivían dentro del vagón.
Después de unas cinco estaciones más, el pelinegro se animó a bajarse cuando se dio cuenta como había dejado pasar el tiempo sin reaccionar. Al salir a la estación subterránea, subió a la superficie y se encontró con un agradable viento frío que le purificó los pulmones.
Estaba en un sitio menos aglomerado de edificios y muchedumbre, donde las luces de colores deslumbraban a esa hora del a noche. Como era una zona pintoresca de Tokyo, en el centro de esa zona había una enorme plaza de centro urbano inspirada en la plaza de luces de Corea del Sur. Aquí, habían imitado muchas cosas de aquel centro urbano pues también habían diseñado unas fuentes cuyos chorros de agua que atravesaban el puente hacia el otro lado eran iluminados por estas luces de colores que entregaban un atractivo espectáculo para observar. La diferencia recaía en un lago artificial que quedaba un poco más allá de este escenario de luces. Al estar en fechas invernales en Japón, ese lago se había congelado y se podría caminar por él pero el clima no era lo suficientemente frío para tener una superficie solida del todo, por lo que una advertencia sobre el terreno frágil lucía al borde de éste.
El muchacho pelinegro se apoyó en las barreras de hierro del puente. El agua de las luces estaba detenida por el frío y las luces estaban apagadas por la hora. Sólo brillaba la luz blanca artificial, y la iluminación natural de la luna. ¿Tan tarde era?

Abrió los ojos lentamente, lo primero que vio fue su reflejo taciturno en el vidrio del frente del mismo vagón del metro donde viajaba. Kaneki permaneció unos instantes sin reacción, un tanto confundido por lo que acababa de suceder. ¿Había alucinado con que estaba en el parque temático de Tokyo?

“…Pero… Si parecía tan real…”

El metro se detuvo en la próxima estación, donde un grupo de chicos con pinta de vándalos juveniles subió al metro. Antes de que se cerraran las puertas, una mujer y su esposo prefirieron bajarse allí mismo, temerosos de continuar el recorrido con esas personas.
Los jóvenes que acababan de subir usaban todos unas camisetas del equipo de futbol local. Ni sabría reconocer que equipo era porque Kaneki ni se enteraba del futbol de su país (¿existía?) ni del futbol mundial. Pronto, apoderándose del vagón, estos tipos comenzaron a cantar los cánticos del equipo, saltar en sus sitios y lanzar cerveza por doquier.
El pelinegro pensó que tal vez lo mejor habría sido imitar a aquella pareja que se había bajado en la estación que ya habían dejado atrás.
Se sintió cansado, aburrido. Volvió a subir más el volumen de su ipod. No reconoció la canción, ni siquiera parecía el tipo de música que le gustaba. Era extraña…
Cerró los ojos. Otra vez estaba en el parque temático. Se había dejado seducir por el lago congelado.

“Es como estar en Rusia, si lo imagino…”

Corrió el cierre de su bolso abriéndolo. A ciegas, buscaba en él su teléfono móvil para sacar una fotografía del lugar. Kaneki no tenía ni siquiera una sola selfie en su galería, mucho menos otra imagen de sí mismo, ni de nadie más, pero sí tenía imágenes de paisajes y animales los cuales captaba cuando salía a recorrer la ciudad. Una de sus pasiones ocultas había sido la fotografía, pero le habían dicho que no estudiara eso o se moriría de  hambre como su difunta madre.
Sintió una textura suave y atrayente, la acarició antes de sacarla como si estuviera tocando un tesoro bendito. Cuando sacó lo que tocaba, abrió los ojos al mismo tiempo que armaba una sonrisa jubilosa en el rostro. Sonrisa que se borró dentro de poco y dio paso al desconcierto. Frente a sus ojos encontró una especie de máscara o casco o algo por el estilo, era negro por completo y tenía más pinta de ser un casco con un bozal. Kaneki torció la cabeza hacia un costado, pensando en ¿y esto? Pero más que mostrarse ajeno se sentía familiarizado a ese artículo. Sintió dentro suyo que debía deshacerse de esto como si fuera un antiguo cáliz poseído por una deidad maligna, alzó la mano sosteniendo la especie de bozal y lo dejo caer hacia el lago congelado.

..

—¿Qué traes puesto abajo? —
Esa voz ronca y molesta le trajo al presente nuevamente. Otra vez dentro del vagón del metro. Kaneki se frotó las sienes entendiendo que estaba demasiado cansado después de tanta sobre carga y a cada instante se dormía donde fuera. Al alzar la vista notó que quedaban como tres de esos tipos con camiseta de futbol. Una desafortunada muchacha se había subido a ese vagon y ahora entre esos tres chicos la acosaban.
—Creo que la zorra quiere divertirse…— Dijo uno de ellos, levantándole la falda.
—¡P-P-Por favor, déjenme ir! — Suplicó la muchacha, desafiante. Esta de pronto cruzó su mirada con la del pelinegro como pidiendo socorro.

Kaneki no comprendía lo que estaba pasando. “¿Una alucinación?” subió más el volumen de su ipod, los oídos le estallarían. Cuando comúnmente, si Kaneki veía a alguien en problemas, él se ofrecía como "saco de box" con tal de ayudar a esa persona a escapar... Pero ni siquiera estaba seguro de que si lo que estaba viendo era de verdad o era producto de su cansancio.
Seguidamente vio como la muchacha le daba una patada en la entrepiernas al tipo que tenía por detrás y que la sostenía. Con ello, la chica se había liberado y corrió hasta el fondo, justo cuando se abrió la puerta ella salió despavorida del vagón y dos de los tipos la siguieron. El que se quedó en el metro se quedó mirando a sus compañeros, indeciso de si seguirlos o no. Finalmente, posó su mirada en el pelinegro, sonrió socarronamente y se sentó a su lado.

—¿Quieres compañía? — Le dijo cuando estuvo cerca, susurrándole muy aproximadamente a él.

Entrecerró los ojos, los cerró luego por completo, los abrió… y vio sus manos restregando el hielo del lago congelado. Se notó a sí mismo aferrándose a la cosa que acababa de expulsar y ahora abrazaba con cariño. Volvió en sus pasos y fue hasta su bolso, ¿desde cuándo llevaba un bolso tan grande y con tanto peso? Ah, sí… era necesario para cargarlo todo, le decían sus superiores.
Sacó todo de su interior, en completo todos los complementos contribuían a la formación de un genial traje. Negro, flexible, sin mucho peso, equipado cibernéticamente con alta tecnología y con un diseño demasiado peculiar y macabro como para despreciar. Se le asemejaba, en su mente, a una especie de hijo de la reina alien.
Armo la forma humanizada sobre el lago congelado, lo contempló, lo idealizó. Poco después, se armó de ese uniforme.

Perfecto…

Lo hacía sentir perfecto, como una deidad entre los humanos. Cada parte era perfecta. Pero, ¿y para qué rayos servía?
Sin embargo sintió un instinto antes de seguir cuestionándoselo. Una especie de rastro, como Gallĭcus canis rastrea por su aroma a una presa. Estaba cerca del perímetro, quizá al extremo opuesto del mismo lago. Por inercia se dirigió hasta ese rastro y… le encontró.

—¿Estas aquí?  Porque podríamos ir a por allí a pasarlo bien… Se donde venden unas píldoras que hacen sentir muy bien.—
El tipo le acorralaba indirectamente. No se había percatado de lo cercano que estaba de pronto. Ese perfecto extraño se había acercado cada vez más a él para susurrarle al oído. Ni siquiera le entendía. Se hizo a un lado moviéndose a un espacio en el asiento, notó que el otro lo observó con ofensa destellando en los ojos. Poco tiempo después, se le volvió a acercar.
—¿Te crees importante, pedazo de mierda? — Gruñó el sujeto, agarrándolo del cuello de la camisa. —¿Te crees mejor que yo acaso? —

Kaneki no le respondió. Ni sabía que decir. No era del tipo de personas confrontacionales… siempre que alguien le amenazaba aparecía Sho de la nada para defenderlo. Pero Sho no estaba allí, no había estado esos últimos días y era el mismo pelinegro el que inconscientemente estaba evadiéndolo. Recién reparada en ese detalle. El tipo lo sacudió exigiéndole una respuesta.
El pelinegro bajo la mirada, soltó un suspiro y prefirió volver a su área de confort… a ese ensueño que de pronto lo invadía y lo despistaba de la realidad y el presente.
Con aquel traje ultra tecnológico sentía que era capaz de hacer cualquier cosa. No era nulo en actividad física pero tampoco era del tipo de personas muy atléticas y no obstante al llevar el traje puesto se sentía lleno de adrenalina y capaz de saltar de un edifico a otro si se le apetecía. Con la genialidad de aquel descubrimiento, podría llevarlo a realizar distintos fines altruista. Podría ayudar a la policía a atrapar criminales, podría ayudar a las personas que estuvieran atrapadas en un incendio, podría ir donde quisiera y salir airoso. Podría ser un héroe.

—Eres un monstruo. —

Una voz femenina se dirigía a él. Por el tono de su voz y la velocidad de pronunciación, parecía serena pero de todos modos detectaba que estaba molesta. ¿Se estaba refiriendo a él? Trató de buscar a la dueña de esa voz pero no le encontró por ninguna parte. Todo lo que parecía hielo y nieve en aquel escenario que le hacía sentirse dentro de la mismísima Siberia de pronto se volvió oscuro y conservó el frío del clima hostil.

—Eres un monstruo. —
Volvió a repetir la chica, irritando un tanto al muchacho quien no le hallaba y quien no entendía el por qué lo llamaba así. Porque, sí, ahora sentía que directamente le estaba hablando a él.
—Tú… perfecto hipócrita. —
—Cállate… — Buscaba a ciegas de donde podía provenir esa voz… pero no veía nada. ¡No era capaz de poder ver ni sus propias manos frente de sí en esa oscuridad! Comenzaba a irritarse, cosa que le sorprendía pues por sobre todas las cosas Kaneki tenía una paciencia divina.
—Te excusas en que lo haces para cuidar de otros… Incluso te sitúas como un mártir  que se sacrifica por el bien de los demás… Pero sólo lo haces porque no quieres sentirte solo, porque sabes que lo que más temes es la soledad. Estas solo. Estamos solos… pero tú eres un monstruo, y estás siendo hipócrita. —
—Cállate…—
—Vas a perder el control…—
—¡¿Quién demonios eres?! ¡Sal de la maldita oscuridad y revélate! —
Le gritó a la nada, a esa oscuridad asfixiante.
De pronto, un par de focos de luz iluminó dos círculos en el escenario. Uno de los focos lo iluminaba a él revelándose ante la otra presencia. El segundo foco, se prendió iluminando la figura de una chica que no conocía pero que extrañamente se le hacía familiar. No la conocía; sin embargo…
—¿Tú…?—

El cabello de la muchacha se mecía con una misteriosa brisa de viento que había nacido de la nada. Sus ojos le observaban con paz pero con juzgo por lo que le entregaban una sensación ambivalente al pelinegro. Tras dudar unos momentos, decidió acercarse a ella. Al comienzo, con recelo y cierta perspicacia, pero al no ver un rechazo de parte de ella terminó por restar los pasos que los separaban.
Cuando la tuvo a poca distancia, vio que la chica extendió su mano hacia él, como gesto de redención para ambos. Kaneki extendió su mano y palpó con la punta de sus delos la punta de los dedos de la chica. El tacto era frío, distante, melancólico y curiosamente fraternal.
Y tras unos pequeños instante de confusa paz, sintió como si en todo su alrededor unos cristales se hicieran pedazos. El sonido estridente hizo que cerrara fuertemente de golpe los ojos y que al abrirlos ya no se encontrara con aquella chica adelante suyo sino que tumbada hacia delante, sosteniendo el peso de su cuerpo contra el del pelinegro. Cuando él la separó para percatarse de que estuviera bien, notó que la muchacha yacía inerte e impregnada en sangre.
Tal imagen sangrienta hizo que entrara en un shock temporal. Espasmo que le duró apenas unos segundos.
Despertó de golpe, aún en el metro. Estaba solo, absolutamente solo. Y la desesperación se agolpó en su corazón. Inesperadamente, de un segundo a otro todas las imágenes se agolparon en su cabeza, desde el encuentro con Minesawa, la visita con el doctor Strange, todas esas personas desconocidas del metro, la chica de la nieve y el sujeto del traje excepcional.
Abrió los ojos tan grande que parecía un loco desbordado en demencia. Posteriormente, buscó su reflejo en el vidrio de la ventana del metro. Increíblemente, no encontró su mirada aterrada en su reflejo, sino que se encontró con una mirada serena y sarcástica. Era aquel “héroe” usando el traje uniforme de otro mundo.  De pie, sosteniendo las manillas de seguridad que colgaban del techo del vagón del metro. Tan seguro de sí mismo, tan perfecto.

Era…¿Era él mismo con aquel traje?

“¿Qué… está pasando?”

Y de pronto, una sirena comenzó a sonar. El vagón del metro comenzó a bañarse de sangre y se sentía asechado por una extraña presencia.
Más bien, era un “¿Qué me está pasando?”
El ruido de la sirena se intensifico, y el arrastrar de una criatura metálica aproximársele le perturbó fuertemente. Se sujetó la cabeza y se dejo caer de rodillas al suelo.

—¡AH! —
Volvió a despertar de golpe. El corazón le golpeaba violentamente en el pecho, sentía como su pecho subía y bajaba agitadamente y como la respiración era entrecortada. Todo estaba en absoluto silencio.
Su primer instinto fue cuestionarse donde estaba. Para su máxima dicha el sitio le era demasiado familiar; era el departamento donde vivía con Sho. Todo estaba tal cual como recordaba que estaba desde la mañana cuando había salido muy temprano. El único sonido audible era el de las manecillas del reloj que se encontraban en marcha.
—Vaya pesadilla… — Entrecerró sus ojos, ya serenado. Sentía una construcción muscular en su cuerpo como si hubiera estado corriendo durante todo el día. Kaneki se hizo tronar los huesos del cuello.

Decidió ir al baño a lavarse el rostro y despejarse. Todo estaba en normalidad otra vez y sólo se había tratado de una extraña pesadilla. Prendió la luz del baño, fue hasta el lava manos y abrió el grifo de agua. Pero al meter las manos debajo del agua que fluida de la canilla, notó como el carmesí se mezclaba con el incoloro del agua cristalina. Al alzar la vista, vio su reflejo en el espejo.

Su rostro tenía manchas de sangre, y, para su fortuna o su propia desgracia, sentía que no era su sangre. Subió lentamente sus manos y tocó con las frías puntas de sus dedos su rostro. No había dolor. Sí había sangre.
El color rojo impregnado en su rostro pálido le cautivó extrañamente, incluso apreciando el detalle de que su camisa blanca se tintaba del mismo carmesí. Articuló una sonrisa aniñada, relajado, sereno. No había de qué preocuparse.

Nada malo estaba pasando.

..

—¡Ken! ¿Estás despierto?  ¿¡Ken!? —
—Ah, sí… ¿Cómo me iba a dormir si ibas a llegar? — Kaneki alzó la mirada por sobre el sofá. Estaba viendo la televisión para cuando Sho llegó. —Sería imposible… dado el escándalo que realizas cuando llegas. — Bromeó, sonriéndole al recién llegado.
—Uh, que pesado. — Sho le hizo una mueca burlona. Seguidamente le observó con atención.  —¿Qué hacías? —
—Veía la televisión… Para distraerme de los deberes de la universidad. —
—Que raro es encontrarte viendo televisión… Siendo un ñoño como tú, lo más usual es pillarte detrás de una fila de libros.— En ese momento el pelirrojo se percató de la pulcritud del departamento. Cuando había salido por la mañana había dejado cierto desorden “cómodo” y ese día le tocaba la limpieza a él. —Ah, ¿estuviste limpiando? — Sho soltó un suspiro. —Si lo iba a hacer cuando llegara. — Giró los ojos cuando notó el impecable piso recién fregado, las paredes incluso lucían demasiado limpias también, los muebles relucían en brillo, ¡Todo! Es como si el departamento hubiese sido limpiado por profesionales del aseo.
—Lo sé, pero tenía tiempo libre y quise cooperar… Además después de una siesta desperté con energías renovadas. Tuve una pesadilla así que ni ganas de dormirme pronto. — Confesó, sonriendo torpemente, apretándose el brazo disimuladamente.
—Haha, Keeen, que cobarde eres a veces.  Así que estas evitando dormirte para no tener pesadillas de nuevo, ya veo... — Sho apareció al frente de él y le sacudió el cabello como solía hacerlo cuando lo fastidiaba. Pero detuvo su acción, se quedó un poco confundido por ver a Ken un poco distinto. —…—
—¿Qué pasa? — Preguntó el pelinegro. El brillo de la luz de la tv le daba en el rostro haciendo que su ya blanca piel luciera más pálida e iluminada. Los ojos los mantenía abiertos de par en par, algo común en él cuando no comprendía las cosas. Su rostro lucía aniñado pese a que ya no era un pequeño niño.
—No, nada. — Sho negó con la cabeza pues no supo que decirle exactamente. Pues veía al mismo Ken Kaneki de siempre pero, de algún modo, lo sentía un poco distinto. Supuso que se debía a que los últimos días apenas se habían visto por temas de universidad, trabajo y compromisos otros.
—Bueno, iré a mi cuarto y retomaré los estudios para los exámenes. Ahm, te deje la cena preparada en la cocina. Sólo debes calentarla… te iba a esperar pero llegaste súper tarde. — Le reclamó la hora. —¿Por qué tardaste tanto hoy? Espero que no te hayas metido en problemas… Sho, dime que no estas en problemas. —
—¿Ah? ¿Qué? — El joven parpadeó un par de veces procesando la información que de pronto le pareció trasmitida de un modo demasiado acelerada por su hermano adoptivo. —¡Claro que no estoy en problemas! — gruñó. —¿Y qué hay de ti? Apenas te he visto estos días.— Frunció el entrecejo, molesto.
—He estado ocupado. — Kaneki se puso de pie cortando el tema abruptamente, pasó por un lado de Sho. —Nos vemos mañana, buenas noches. — Se despidió del pelirrojo dedicándole una sonrisa amable y afectuosa.
—…Buenas noches. — Sho se quedó un poco confundido por la pronta despedida de Kaneki. Generalmente, solía acompañarlo por la noche aunque éste se amaneciera perdiendo el tiempo. Pensó otra vez en la carga académica del otro y con esto justificó en parte su personalidad.

A la mañana siguiente, Ken Kaneki se despertó como de rutina muy temprano, preparó sus cosas y dejo todo en orden en el departamento antes de salir de él.  Se fue a clases como de costumbre muy temprano realizando la rutina cotidiana de siempre con aquella cuota de responsabilidad que le caracterizaba.
« Last Edit: April 05, 2017, 03:18:15 PM by Kana »


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #243: January 29, 2017, 11:02:43 PM »
Primera mitad...

30.1.


Era el inicio de un nuevo día, y luego de aquel pequeño experimento de Pokemon GO que hasta llegó como rumores a Hanasaki, todos procedieron a continuar con lo que ese nuevo día les deparaba.

Luego de acompañar a su primo a su práctica de kendo temprano en la mañana, Osaka se había quedado esperando fuera del dojo ya que había quedado en encontrarse un momento con Horikawa. Si bien su primera clase comenzaba recién en otro par de horas más, sabía lo ocupado que solía estar el chico y por eso accedió a ir a la universidad más temprano. Su espera no tomó mucho tiempo porque no tardó en verle llegar junto con su amigo.

"¡Ohh!" ella sonrió y les saludó de lejos. "¡Horikawa! ¡Kotatsu! ¡Buenos días!"
"Buenos días, Osaka," Horikawa se apresuró a darle el alcance junto con Urashima, quien sólo atinó a sonreírle un tanto incómodo. "Es bueno verte. Siento que hayas tenido que levantarte tan temprano."
"Estoy bien, yo feliz con verles," asintió con energías. "Además Roxas me acompañó todo el camino de ida. Cuando vengo con uno de mis primos, siempre estoy segura que no me perderé y llegaré a mi destino, así que es más relajante."
"Eh..."
"¡Hahaha, te entiendo tanto!" Urashima se puso a reír. "Lo mismo digo con respecto a Horikawa o a mi hermano mayor."
"¡Yay, me entiendes~!"
"E-es agradable que se entiendan, pero creo que no deberían andar alegrándose mucho..." el pelinegro dio un suspiro. No dejaba de preocuparse por su amigo al tener la cabeza en las nubes todo el tiempo, y se notaba que su nueva amiga era igual. "Bueno, lo prometido es deuda."
"¡¿Lo trajiste?!" los ojos de la chica brillaron de entusiasmo.
"Por supuesto," Horikawa sacó un obento tradicional envuelto en una tela y se lo extendió. "Te he preparado un almuerzo delicioso y balanceado. Espero que sea de tu agrado."
"¡Ohh, muchas gracias!" Osaka lo recibió con grandes ánimos y dio un par de saltitos. "Ahh~ huele genial~ será difícil esperar al mediodía. ¡Y también es un envase de madera y cubierto con una tela muy hermosa y tradicional! ¡Casi no quiero desempacarlo!"
"Pero lo tienes que hacer, valdrá la pena," le alentó Urashima. "Horikawa es un excelente chef."
"¡En verdad que sí!" la exHiME asintió y volvió a mirar al pelinegro. "¡En serio que muchas gracias! ¡Te lo tengo que pagar de algún modo!"
"No es nada," Horikawa movió sus manos. "Estoy muy contento de ayudar a mis amigos."
"¿Seguro que no nos pueden acompañar al paseo que vamos a tener hoy?"
"Sí, lo siento mucho, pero varios de nuestros compañeros de kendo han organizado un entrenamiento adicional en la tarde. Tendrá que ser en otra oportunidad."
 "¿Eh? ¿De qué hablan?" Urashima se confundió.
"Vamos a ir a Rizembool en la tarde con Cho y Tomo-chan para encontrarnos con unos amigos," explicó Osaka.
"¡Wow!" Se emocionó y miró al mayor del grupo. "¿En serio no podemos acompañarles? ¡Suena muy divertido!"
"Urashima, lo acabo de decir," el pelinegro se frustró. "Además no quiero exponerte a Rizembool, luego de lo que hemos visto el sábado."
"¿Por qué no? En el fondo, sigue siendo una universidad más. Y hay HiMEs en Hanasaki pero no ponen en peligro a nadie."
"Me da la impresión que no son casos comparables," Horikawa se puso a pensar, hasta que se alertó un poco. "Osaka, dijiste que la hermana de Roxas va a ir, ¿no es así?"
"Sí, ¿por qué?"
"¿No sería peligroso para una HiME entrar a Rizembool?"
"No te preocupes por eso," sonrió ampliamente. "Según mi experiencia personal, uno de los lugares más seguros para una HiME es dentro de Rizembool."
"¿En serio?" los chicos intercambiaron miradas.
"¡Sí! En mis tiempos de HiME, visitaba a mis amigos de Rizembool interdiario y nunca me encontré con mi Rebel con intenciones bélicas hacia mí. También tenía una amiga HiME que me acompañaba y que tenía un Rebel más eh... vicioso que el mío," mantuvo una sonrisa tan feliz y despreocupada que los otros dos se confundieron notoriamente e intercambiaron miradas inquietas. "Pero ella tampoco fue atacada en Rizembool, y eso que sí tuvo que lidiar con muchos ataques en todo tipo de lugares."
"Bueno, confío en tu voz de experiencia," Horikawa sonrió incómodo. "Y pensándolo bien, tiene sentido que Rizembool quiera evadir posibles destrozos dentro de su campus, además que ellos parecen ser los que ocasionan los ataques."
"Hm, claro, puede ser..." Osaka bajó su mirada como quien recién lo consideraba. "Hehe, además vamos a ir con Ayesha y su hermanita y las dos son amigas del Rebel de Cho. Estoy convencida que estará bien."
"Suena a que sí," Urashima sonrió y miró a su amigo. "¿Ves? Podemos ir a pasear nosotros algún día. Va a estar bien, en serio."
"Quizás terminemos visitando en algún momento, pero por ahora mantente arraigado a Hanasaki, por favor. Estoy a cargo de vigilarte."
"Uhh, bueno," él hizo un puchero. "Pero tenemos que ir uno de estos días y de paso vamos con senpai que tampoco podrá ir esta tarde."
"¡Ihh!" Osaka se sobresaltó levemente y fue evidente que Horikawa también se puso un tanto incómodo ante la mención del 'senpai'.
"¿Qué pasó?" preguntó el rubio. "¿Me perdí de algo?"
"Kotatsu, antes que se me olvide," Osaka sonrió inquieta. "Roxas no sabe sobre esta salida, y en general, por favor trata de no mencionar a Rizembool. Ehh, es un tema muy sensible y no estaría muy contento si se entera que estamos yendo, menos con Cho. Por favor."
"Eh..." recordó la conversación que había tenido con él hace un par de días. Verdad que le era un tema incómodo.
"Por eso, tienes que mantenerlo en secreto," le instruyó Horikawa. "Esto es entre nos, ¿has comprendido?"
"S-sí," se tensó con sus brazos a los costados como quien recibía una orden militar.
"Más te vale que lo cumplas, sé que este es un desafío para ti."
"Uhh, en verdad haré mi mejor esfuerzo..."



"¿Eh? ¿Qué hacen aquí?" preguntó Roxas quien acababa de salir del dojo, sorprendiendo a los tres. "Pensé que te habías ido, Osaka."
"Ehh estaba esperando a Horikawa y Kotatsu," sonrió nerviosamente.
"¡S-s-senpai, buenos días!" exclamó Urashima con energías, aunque el saludo salió con una pizca de terror debido a la repentina aparición.
"¿Estás bien?" el dirigido alzó una ceja. Se encontraba un tanto escéptico por aquella inesperada reunión. "¿Me he perdido de algo?"
"¡Roxas, mira!" Osaka le mostró su obento. "¡Horikawa lo ha preparado para mí! ¿No se ve genial? ¡Y seguro que está delicioso también!"
"¿Eh? ¿Un obento? Osaka, trata de no aprovecharte de él, por favor."
"No es ninguna molestia," Horikawa sonrió. "Si en algún momento necesitas que te prepare el almuerzo, siéntete libre de avisarme."
"C-claro..." Roxas mostró incomodidad. Lo apreciaba, aunque todavía no terminaba de sentirse muy cómodo con ellos, especialmente porque sentía que los acababa de conocer. "Ehh el instructor me pidió que revisara si había personas fuera. Dice que quiere comenzar temprano ya que tiene que ir a una reunión de maestros al término de la práctica."
"¡Entendido!" pasado el susto, Urashima sí se expresó con la sonrisa y ánimos de siempre. Miró a su mascota sobre sus hombros y apuntó a la entrada de su dojo de práctica. "¡En marcha, Kamekichi!"
"Bueno, nos despedimos aquí," Horikawa sonrió a Osaka. "Que tengas un buen día."
"Igualmente chicos," Osaka sonrió con determinación y comprimió uno de sus puños. "Knock 'em dead."
"Hehe, todavía no andamos peleando en serio, pero gracias," dijo Urashima.
"Nos vemos más tarde en casa," dijo Roxas. "Y cuida de no quedarte dormida en un jardín y perder tu primera clase."
"Te prometo que eso no volverá a ocurrir~" la exHiME sonrió.

Luego de ver a los tres ingresar a su práctica, Osaka sonrió ampliamente y se dio media vuelta para ir a matar el tiempo antes de su primera clase. Le gustaba cómo su primo se había hecho amigo con ese par tan amable y peculiar, y esperaba que con el tiempo todos fueran a hacerse más cercanos.

Pasaría el resto de sus clases pensando en lo delicioso del obento que había recibido y en el paseo que tenía en Rizembool en la tarde.


Pasaron las horas y, luego de un ocupado horario, Cho se encontraba finalmente en su última clase del día junto con Ayesha. No faltaba mucho para terminar y la profesora Astrid Zxes había terminado con el tema del día. Sólo le quedaba exponer los detalles con respecto a un proyecto de investigación que iba a asignar en parejas. Ella había salido un momento ya que habían tocado la puerta del auditorio, y regresó para dar la explicación.

"Como iba diciendo, voy a comentarles lo que espero que desarrollen para este estudio, pero antes," ella miró hacia Cho de manera neutral. La peliceleste se hizo hacia atrás por la mirada. Le sorprendía la presencia que esa profesora podía tener a veces pese a mantener una actitud muy indiferente a las cosas. "Cho, hay una chiflada afuera que quiere hablar contigo. Deja que Ayesha tome notas por ti."
"..." Cho intercambió miradas con Ayesha, al igual que varios alumnos entre ellos. Terminó por regresar su atención a la superior con un dejo de confusión. "¿...perdón?"
"Lo que oíste. Ve de una vez o la chiflada nos fastidiará a todos," Astrid hizo un gesto con su mano como quien quería dejar ese tema a un lado y regresó su atención al proyector de diapositivas.

A Cho no le quedó de otra que bajar de su asiento y salir del auditorio mientras se preguntaba quién se encontraba esperándole al otro lado de la puerta. Poco a poco se acostumbraba a la forma un tanto directa y posiblemente irreverente que su maestra tenía con otros, pero no supo a quién podría estarse refiriendo. ¿Quizás otra profesora? Pese a su forma de ser, Astrid se portaba bien con sus semejantes. Tal vez fue Osaka o Tomo quienes le pidieron el favor a la profesora, pero algo así sólo ocurriría si una emergencia estaba ocurriendo, y estaba segura que ellas no se aguantarían a arremeter contra la puerta y seguridad de ser necesario. Negó y decidió no hacerse más líos para ver de quién se trataba aquella 'chiflada'.

Y al salir y encontrársela frente a frente, Cho casi sintió una ligera culpa por dudar de la educación de Astrid al referirse a esa mismísima persona como chiflada, ya que muy en el fondo estaba de acuerdo con ella.

"¡Cho-sama!" exclamó Lince con una sonrisa de oreja a oreja y de manera juguetona. "¡Vine a revisar cómo iban sus planes de mudanza a la mansión HiME!"
"Eh, ¿eh?" la HiME se confundió de sobremanera y ladeó su cabeza.
"No reacciones así, pequeña. ¡Yo me alegro de verte y comprendo que andas muy ocupada con tu familia y labores de la universidad, así que pensé en venir a ti! ¡Qué alegría verte después de una eternidad!"
"N-no hace mucho que fui a reservar una habitación en la mansión HiME," Cho comenzaba a incomodarse por lo ruidosa de la voz de la empleada HiME. "Habrá sido hace dos semanas a lo mucho..."
"¡Pero eso es una eternidad en tiempo HiME! ¡No puedes darle tanta delantera a tu Rebel ni quedarte tan vulnerable! ¡Debes vivir la vida antes que la vida te viva!" y ni bien terminó de decir eso, oyeron a un objeto golpear la puerta al costado de ellas desde adentro. Cho se inquietó ya que claramente había sido obra de su profesora y por el ruido había sido un proyectil más contundente que una tiza. Lince sonrió incómoda. "Hehe, Astrid siempre ha sido tan especial, ¿no? Mejor caminemos lejos del aula."
"M-mejor..." Cho asintió y siguió a la peliazul, mientras se preguntaba cómo así ellas dos se conocían.
"Vine a buscarte porque Fran misma me preguntó si ya habías hecho la mudanza para comenzar con tu entrenamiento," se explicó sin dar más rodeos.
"¿Fran?" Cho se quedó en blanco. La mención de la peliblanca fue casi una sutil llamada de atención para ella, porque sabía lo estricta que era la asistente de Miranda y ella le había recalcado que necesitaba entrenar.
"Sí, si no me equivoco, te iba a enviar un correo con los datos para un entrenamiento mañana temprano. Es una hora un poquito no cristiana para venir desde fuera de la universidad, así que como tu asistenta vengo a extenderte mis brazos para acomodarte a la casa HiME en la brevedad posible," sonrió ampliamente. "Le puedo proveer de la ropa de cama y otras comodidades básicas que pueda necesitar. ¡También de mi deliciosa comida casera y un apetitoso desayuno continental desde las seis de la madrugada! ¡Sólo tienes que decírmelo y lo haré!"
"Ehh..." Cho sonrió incómoda, principalmente por pensar en la cocina letal de la peliazul. "Es un tanto súbito, pero si mañana hay entrenamiento será motivo para quedarme la primera noche..."
"¡Banzai! ¡Finalmente! ¡Hay tan pocas HiMEs bajo mi cuidado por ahora que casi me pongo a pensar que hay algo malo conmigo pero me alegro que no sea el caso!" exclamó Lince a los cielos mientras extendía sus brazos hacia arriba. Cho desvió su mirada y se ahorró comentarios. "¡Entonces vamos inmediatamente para que escojas tu color favorito de sábana!"
"T-todavía, eh, tengo una salida con una amiga al terminar esta clase, y también les avisaré a mi hermano y mi prima para que no les caiga de sorpresa..." se ahorró los detalles de la visita a Rizembool porque sabía que a Lince no le parecería nada bien que se expusiera a ese instituto y no quería complicaciones con ella.
"Hmm, bueno, pero te estaré esperando para la cena," la ama de casa se mostró un tanto apenada y ligeramente disgustada por no poder llevarse a la HiME de una vez, pero desistió de hacer más líos. "A mi parecer, deberías buscar refugio cuanto antes, pero no negaré tus placeres de vida. Nuestra encantadora secretaria me ha dicho que tenga ciertos... 'límites', así que respetaré tus planes del día. Eso sí, no llegues tarde."
"No lo haré, muchas gracias por el ofrecimiento," Cho le sonrió y notó cómo eso animó a la peliazul.
"De nada, nos vemos~" se marchó saltando de un pie camino hacia la salida principal del edificio.

Cho dio un suspiro. Había estado evitando el tema de mudarse, pero sabía que no podía seguir alargándola más. Tener a Lince presionándole en parte le caía bien porque se le haría un poco más fácil de argumentar en caso que su hermano fuera a ponerse difícil. No sabía cómo este reaccionaría, pero le tenía un cierto miedo al respecto. Era en general un tema estresante de tocar, pero pese a lo incómodo, sabía que le tocaba ponerse firme de una buena vez.

Dio media vuelta para regresar a su salón y vio a los otros estudiantes salir por ambas puertas del auditorio. La clase se acababa de terminar y se apresuró para recoger sus útiles, cuando en eso, vio a Ayesha salir. Ella se dio el trabajo de recoger todas las pertenencias de ambas, y se le veía muy angustiada por algún motivo.

"¡Cho!" le llamó ni bien la divisó.
"¿Qué sucede?" le preguntó la HiME.
"¡Es terrible! ¡Tenemos que apurarnos! ¿Dónde estarán Osaka y Tomo?"
"Dijeron que nos iban a esperar en un kiosco cerca de la salida..."
"¡Vamos!" la rubia no se hizo esperar y salió corriendo, con Cho siguiéndole de cerca sin saber qué ocurría.





Lo que iba a ser otra tranquila caminata a Rizembool U terminó convirtiéndose en una carrera en Uber con una mortificada Ayesha suplicando al conductor que fuera lo más rápido posible. No había mucha distancia entre ambos institutos, por lo cual llegaron casi inmediatamente.

"Gracias, muchas gracias, me ha ayudado un montón, que tenga buen día," le dijo Ayesha al conductor desde afuera del vehículo una vez llegaron a las puertas de esa imponente universidad, dando varias leves reverencias. El conductor se despidió con paciencia y se marchó.
"A ver..." Tomo no había podido comprender qué ocurría ya que la rubia apenas había podido balbucear cortas palabras ni bien todas se encontraron, pero sí había podido captar algo. "Entonces, si mal no entendí, Nio ya está en Rizembool, ¿cierto?"
"¡Sí!" exclamó la preocupada hermana mayor, al borde de las lágrimas. "L-le dije en la mañana que nos diera el alcance en Hanasaki y ella estuvo de acuerdo, pero... al terminar mi clase revisé mi celular y me dijo que se fue de frente de su colegio a Rizembool y que nos estaba esperando... ¡Eso quiere decir que ya lleva más de dos horas ahí! ¡Y he intentado llamarle pero no me responde! ¡No quiero imaginar qué podría ocurrirle a una tan delicada y preciosa damita como Nio!"
"C-calma..." Cho le agarró de un hombro para apaciguarle. "Esta universidad es enorme y hay todo tipo de personas, y, como vimos la vez anterior, es un lugar muy pacífico. Nio va a estar bien."
"Sí, de todos modos," Tomo se encogió de hombros. "Se nota que tu hermanita es muy inteligente y despierta. No te andes preocupando tanto por ella."
"S-sé que Nio es muy lista, pero no por eso puedo dejar de estar con nervios. Tenemos que apurarnos."
"Por supuesto, además puedes contar con nuestro veteran squad en HiME/Rebel matters," Osaka le dio un saludo militar. "Hay que buscar en lugares donde ella podría estar."
"S-sí, al menos podemos empezar por las cafeterías más cercanas..."

Las chicas se internaron en Rizembool mientras buscaban por los alrededores. Llegaron a la cafetería donde se habían encontrado con los amigos de Ayesha al inicio de la semana, pero no vieron a la pequeña, así que siguieron avanzando. La búsqueda les llevó a otro centro de restaurantes un poco más adentrado en la universidad, y en medio de la angustia de la hermana mayor, oyeron a una voz familiar.



“¡Onee-chan!”
“¡Nio!” Ayesha corrió donde su hermanita y le dio un fuerte abrazo. “¡Ahhh estás bien!”
“Por supuesto que sí, ¿por qué te ves tan angustiada?” le preguntó la menor con una sonrisa, soltándose del abrazo. “Ya lo hemos hablado. Preocuparse mucho es malo para la salud.”
“P-pero, ¿cómo esperarías que reaccione si me dices que te aventuraste sola a Rizembool? Y luego que no me contestaste cuando te llamé.”
“Ehh, perdón, mi teléfono se murió poco después de que llegué. Con las justas me alcanzó a enviarte ese mensaje,” ella sonrió. “Pero por eso me quedé cerca de la salida para encontrarnos fácilmente y sí nos encontramos. Todo está bien.”
“Pero no es tan simple, ahhh…” Ayesha descargó bastante tensión y bajó sus hombros expresando su cansancio. “Simplemente no quiero que te pase nada. Eres una hermosa y delicada damita y Rizembool es tan incierto…”
“Ehh, si bien no le veo mucho problema a que vinieras, sería bueno que pienses en tu hermana mayor la próxima vez, Nio-chan,” opinó Osaka, sonriendo comprensivamente. “Y si bien parece que no estás muy lejos de la entrada, a veces no es tan fácil ubicar a una sola persona entre tantas. Te lo digo por experiencia porque me pierdo a cada rato.”
“Sí, lo entiendo,” Nio sonrió con paciencia y asintió marcadamente. “Gracias por el consejo, Osaka.”
“Bueno… mientras hayas entendido…” Ayesha se apenó, pero sí parecía que su hermanita se iba a portar mejor a partir de ese momento. Tener a alguien de su lado felizmente sirvió para hablar con ella. “Al menos sólo fue una visita antes de que nos viéramos, y te mantuviste un poco cerca de la entrada…”
“Eh…” Nio sonrió nerviosamente.
“Tranquila,” Tomo negó, exasperada. “Tu hermanita fue a un lugar público y cerrado y con vigilancia, y ahora se encontró con nosotras. No es como si hubiera desaparecido recolectando flores un día, haya sido asimilada por la naturaleza y desaparecido por quién sabe cuántos años con el riesgo de esfumarse de la faz de la tierra.”
“¡Eso sería terrible!” Ayesha se sobresaltó y se puso a temblar.
“¿Yo?” y Nio ladeó su cabeza sin comprender el comentario.
“E-encontrémonos con los demás. Todavía no nos hemos puesto en contacto con ellos,” sugirió Cho para cortar con esa conversación.
“Sí, le avisaré a Koma-chan,” Osaka sacó su celular.
“Ohh, pero, ¿puedes decirle que nos venga a buscar?” preguntó Tomo con sus ojos fijos en un puesto muy hermoso y llamativo de crepes. “Creo que me iré a comprar un dulce.”
“¡Ahh, también quiero!” Ayesha sonrió gustosamente y más animada. “¿No quisieras que te compre uno, Nio?”
“Ehhh…” curiosamente, la pequeña se tensó y se preocupó. “N-no gracias, estoy bien. ¡Ah! ¡Voy a reservarles una mesa, vayan sin mí!”
“¿Todo bien, Nio-chan?” preguntó Osaka.
“¡S-sí, sólo comí mucho en el almuerzo!” ella movía una mano, sonriendo con nerviosismo.
“¿Eh? Pero si nunca te has negado a un postre en ninguna situación…” Ayesha se puso a pensar.
“Estás joven, aprovéchalo para comer todo lo rico,” dijo Tomo.
“Pues…” Cho notaba la incomodidad en la menor. “Si Nio no quiere, tampoco hay que forzarla.”
“Es también cuestión de hermana mayor,” Ayesha se sonrojó. “He estado tan ocupada últimamente que no he podido engreír a mi pequeña Nio como lo merece. Verla con un crepé me derretirá el corazón~”
“Pero ya he dicho que no quiero, onee-chan,” la pequeña infló los cachetes, pero su hermana le dio un medio abrazo y la jaló consigo. “¡He dicho que no!”

Al final, la pequeña fue jalada en contra de su voluntad hacia el puesto de crepes. Conforme se acercaban, su fastidio se tradujo a nerviosismo y un ligero temor ya que uno de sus más ‘oscuros’ secretos estaba a punto de ser revelado…

“¡Buenas tardes!” saludó Osaka a la señora de crepes que se encontraba organizando ingredientes al no estar atendiendo a clientes por el momento. Ella se les dirigió con muchos ánimos y una sonrisa.
“Buenas tardes, jovencitas. ¿En qué les puedo ayudar?” ella miró a Nio y se sorprendió, para alegrarse visiblemente. “¡Oh, Nio-chan! ¡Qué gusto volverte a ver! ¿Vas a querer el de siempre?”
“¿Q-qué?” Ayesha se quedó en blanco.
“Ehhh…” la pequeña sonrió nerviosa y con un tic en la ceja. Cho y Osaka le miraron de reojo.
“Pfft- ¡Hahahahaha!” y Tomo no se ahorró las ganas de reírse a carcajadas. “¡Me caes bien, pequeña! ¡Así se vive la vida hahahaha!”
“…” Nio casi deseó que ese comentario de ser asimilada por la naturaleza ocurriera en ese preciso momento con tal de poder escaparse.

Todas pidieron sus crepes y fueron a comerlos a una mesa disponible no muy lejos del kiosco, donde la pequeña les debía explicaciones. Estas no tardaron en ser dadas.

“Uhh… supongo te ibas a enterar tarde o temprano…” Nio dio un pesado suspiro. Tanto ella como Ayesha no habían empezado sus crepes debido al ‘estrés’ de la situación. “Sí he venido a Rizembool algunas veces en el pasado, pero te aseguro que nunca he venido sola… n-no le tomes mucha importancia, por favor…”
“Pero… ¿en cuántas visitas uno va a tener un ‘el de siempre’ en una tienda de crepes…?” preguntó Ayesha, en un estado casi catatónico y mirando vacíamente hacia el frente.
“Pff y nosotras pensando en la pobrecita visitando sola por primera vez, haha…” comentó Tomo por lo bajo.
“…” Cho negó. Como era usual, Tomo no se encontraba ayudando el caso.
“Ehh, Tomo-chan…” Osaka sonreía incómoda. “Ya han sido más de diez minutos…”
“Vamos, no puedo ser la única que piensa que esto es gracioso.”
“¿Pero cómo así, Nio? Necesito saber, por favor…” le suplicó la mayor.
“He venido con Ima-chan. Tú sabes que él tiene parientes que estudian aquí, y los visita seguido,” Nio sonrió ampliamente. “Así que le he acompañado en varias ocasiones. Ellos también me han dado varios tours por Rizembool y son buenas personas. Hoy pensaba en ir a buscarte a Hanasaki, pero como Ima-chan tenía planes de venir, preferí acompañarlo. Hehe, él siempre me levanta los ánimos.”
“¡Ahhh, Nio!” Ayesha se frustró tremendamente. Por tratarse de ese amigo de su hermanita, imaginaba que Nio había estado expuesta a Rizembool alrededor de una vez a la semana y desde el previo año escolar. Sólo pensar en ello le daba mareos. “No puedes exponerte así. Además, los parientes de tu amigo son mucho mayores que tú. ¡Sólo imagina lo que otros dirían si ven a una jovencita inocente como tú pasar el tiempo con hombres de mayor edad por más que ellos también sean de clase alta! ¡Podrías hacerte una injusta mala fama!”
“¡Carajo, ¿esta tipa va en serio?!” Tomo dejó sus risitas a un lado y se mostró con una gran ira que causó que Cho y Osaka le agarraran de los costados. Su reacción sobresaltó a Ayesha, quien no entendía la molestia de la otra chica.
“Ay, onee-chan,” Nio rodó los ojos y negó repetidamente. “Paso mucho tiempo con Larsa y Nagito durante nuestras vacaciones en Inglaterra y los trato como hermanos mayores. ¿Por qué esto tiene que ser diferente? Deberías intentar conocerlos. Todos son buenas personas. Si intentamos quedar para un paseo, lo comprenderás.”
“Nio, siempre te tomas demasiadas libertades…”
“Pero realmente suenan a buenos amigos…” opinó Osaka, pensativa.
“Eh, seguro que lo son, aunque no es nuestro tema, Osaka…” Cho dio un suspiro. “Es normal que Ayesha se preocupe como la hermana mayor…”
“Sé eso, pero sigue siendo injusto,” Nio bajó su mirada y entrecerró los ojos. “Yo sé que onee-chan sólo tiene problemas con mis amigos porque están relacionados conmigo. Ya me parece que todo lo que hago y todo a lo que conozco está mal para ella… no me parece…”
“Nio,” Ayesha se preocupó. “Pero eso no es verdad…”
“¿Entonces qué debo creer, onee-chan? Tengo tiempo libre en la tarde aun con los quehaceres de la casa y mis tareas, y si sólo me regreso, terminaré aburrida el resto del día. Tú andas muy ocupada por los estudios de la universidad y por eso me gusta salir con mis amigos cuando tengo la oportunidad. Es razonable.”
“Lo es, perfectamente,” Tomo asintió, cruzada de brazos. “Ya conoces a tu hermana, no dejes que su forma de ser te desanime tanto. Además, has estado viniendo varias veces en el pasado acompañada y todo está bien. No te frustres.”
“…” Ayesha bajó su mirada, apenada. “Perdón, Nio. No quiero hacerte sentir mal ni recriminarte por todo. Te he cuidado desde una bebé así que a veces me cuesta pensar en ti como una jovencita. Sólo no quiero que te pase nada y por favor ten mucho cuidado.”
“Uhh, ya hemos tenido la conversación de no aceptar invitaciones de extraños ni de beber algo que no haya abierto o que haya dejado descuidado repetidamente. Créeme que sé cuidarme, sólo ten un poco de fe en mí.”
“Y por favor no andes dándome este tipo de sorpresas.”
“Mientras no reacciones de forma exagerada, no tengo por qué ocultarte nada, onee-chan…”
“Hm…” Ayesha se mostró levemente contrariada. Entendía el punto, pero sabía que le costaría tener la mente abierta a algunos temas. Dio un pesado suspiro. “Haré lo que pueda.”
“Veremos…” Nio le miró con reproche y sonrió. “Ahora que lo saben, les puedo dar un tour por Rizembool, si quieren.”
“Hehe, no será necesario, Nio-chan,” Osaka alzó su mirada. “Ahí vienen.”




“Hola, lamentamos la demora,” saludó Komaeda, con una sonrisa. Ayesha inmediatamente se levantó, con muchos ánimos.
“¡Buenas tardes!” ella juntó sus manos y de inmediato miró a su hermanita, quien cumplió también con la cortesía de levantarse y dar una elegante reverencia. “Hajime, te presento a mi pequeña Nio. Me alegro de que finalmente se conozcan.”
“Es un placer, Hajime. He oído hablar mucho de ti,” Nio terminó su pronunciada reverencia y sonrió ampliamente. “Espero que nos llevemos muy bien.”
“Eh, sí, de todas formas,” Hajime se impresionó por aquella apariencia tan presentable de la menor, y sonrió. “Definitivamente eres la hermana de Ayesha. Has crecido un montón desde la última vez que te vi. Ya eres toda una señorita.”
“Ugh, ¿otro?” Tomo entrecerró los ojos.
“Tomo…” Cho negó, frustrada.
“Sí, mi pequeña Nio es una damita muy prometedora. Estoy muy orgullosa de ella,” Ayesha se sonrojó un poco con suma alegría. “Y estoy tan feliz de que nos encontremos todos juntos. Vas a ser como un responsable hermano mayor para ella.”
“Claro, me alegro mucho de oírlo,” Hajime asintió. Se le hacía un tanto curioso ser parte de tanta familiaridad, aunque le era agradable. Como un hijo único y luego de años de no ver a su propia familia, sabía lo afortunado que era por tener a sus amigos.
“Otro hermano mayor, suena divertido,” Nio dibujó una sonrisa gatuna en sus labios. “Además él se parece mucho a mí físicamente, al igual que Larsa. Hehe, mucho más de lo que me parezco a ti, onee-chan~”
“¿E-ehh?” Ayesha tembló ligeramente y se vio un tanto triste por el comentario.
“Haha, sabes que a Nio le gusta bromear mucho, Altugle-san,” comentó Komaeda, entretenido. Él miró a su amigo. “Y que ya se encuentre bromeando frente a ti es una buena señal, Hinata-kun. Aunque no debería sorprenderme porque eres una persona muy deslumbrante.”
“P-párala, Komaeda…” Hajime negó. Ese comentario de la pequeña le hizo comprender que ella, por más elegante que se pudiera presentar, no era precisamente tan ‘damita’ como su propia hermana mayor. No le parecía nada malo, aparte que así le sería más fácil tratar con ella.
“Los dos sí se llevan bien. Nagito me ha hablado bastante sobre ti,” Nio asintió, y se dirigió a su hermana. “Aw, no te pongas tan triste, onee-chan. Es sólo que tú eres muy bonita y rubia y con ojos caramelos. A veces no puedo evitar preguntarme si soy adoptada o algo.”
“¡N-no! ¡Definitivamente somos hermanas!” Ayesha se escandalizó. “¡Eres mi hermanita muy especial a quien quiero un montón!”
“Hehe, perdón, sé que no debería decirlo,” agarró su nuca y sacó la lengua como quien se había pasado de la raya.
“Ahora que hemos cubierto las introducciones, ¿qué tal si vamos a caminar por la universidad?” preguntó el peliblanco.
“¡Por supuesto!” Osaka se emocionó. “¿Y pudieron hacer lo que les pedí?”
“No te preocupes, en un rato nos vamos a encontrar con nuestros amigos de esta universidad,” Komaeda asintió. “Incluyendo a tu prima.”
“¡Yay! ¡Muchas gracias, Koma-chan!”
“Tu prima me cae media chinche. Eres demasiado amable, Osaka,” Tomo se encogió de hombros. “Pero en fin, movámonos que ya me ando aburriendo por aquí.”

Las chicas dejaron sus asientos y fueron en compañía de los chicos para pasear por Rizembool U. Cho no dejaba de pensar que se encontraba en el lugar equivocado, pero ya estaba comprometida a acompañarles. Sólo esperaba que no tomara demasiado.



Pasaron alrededor de tres cuartos de hora, y Yukko y sus amigos salieron de su clase para tener un respiro de una hora antes de la siguiente. Ni bien salieron, se encontraron con Tsurumaru quien les había estado esperando.

“¡Yo!” les saludó al levantar una palma. “¿Cómo están? ¿Se sienten más inteligentes?”
“Así no es como la inteligencia funciona,” Hotarumaru negó con calma.
“¡Hahaha! Obviamente no me refería a ti, pequeño,” el peliblanco se puso a reír. “Pero me alegro que anden atendiendo a sus cursos como miembros funcionales de la sociedad. Parece que sí hay esperanzas para ustedes.”
“Sí…” Mai desvió su mirada con una muy tenue autodecepción. “Tienes razón. Mejor falto a mi siguiente clase. He estado demasiado cumplida.”
“M-Mai, no deberías tomártelo así,” Yukko se alarmó y notó al asesor volver a reírse.
“Es normal que tengas un espíritu rebelde, estás en la edad,” Tsurumaru le dio un guiño. “Sin embargo, me siento generoso y he decidido premiar la buena disciplina de ustedes con unos helados. ¿Qué les parece?”
“¡Ohh!” los ojos de Hotarumaru se iluminaron. “¿En serio? ¿En serio?”
“Por supuesto. Nunca te subiría las esperanzas si no fuera verdad.”
“Hehe~ me alegro~” el menor sonrió.
“Eh, muchas gracias,” Yukko asintió.
“¿A qué se debe la ocasión?” Mai se mostró escéptica. “Siempre asumí que nuestra relación contigo sería de negligencia y bromas crueles. ¿Acaso has asesinado a ese doctor que se lleva mal contigo?”
“¡Hahaha!” el mayor se rió con ganas. “Me caes muy bien, Mai. Con toda honestidad, me encuentro con la tarde libre y estoy aburrido. Pasar un rato con ustedes puede aliviar mi crónico aburrimiento al menos un poco.”
“Hm…” Hotarumaru frunció el ceño. “Te encuentras con la tarde libre porque debes haber huido de tu presente proyecto. Si lo haces mucho, Ikari-sensei volverá a molestarse contigo.”
“Vamos, Hotaru-bou, al menos les voy a comprar helados a todos,” sonrió al ver al menor en conflicto. “Pero te prometo que regresaré a mis labores en un rato. Tampoco quiero hacer mi ambiente de trabajo muy hostil.”
“Pese a tu extraño acto de buena fe, sí te encuentras incumpliendo uno de tus roles,” Mai asintió, convencida. “Me parece bien.”
“¿Eh?” Yukko ladeó su cabeza, sin comprender el punto de su rara amiga.
“Bien, con la bendición de nuestra querida Mai, vamos al puesto de helados,” declaró el mayor, con muchas energías.

El grupo fue al puesto más cercano donde tuvo que hacer una fila corta antes de ser atendidos. Cada uno terminó con un barquillo y todos caminaron en conjunto fuera de ese lugar de comidas, siguiendo al mayor.

“Este es uno de mis puestos favoritos en el campus,” les comentó. “Los helados tienen un sabor especial aquí, ¿no les parece?”
“Sí, está delicioso,” Yukko miraba a su barquillo con admiración y algo de tristeza porque sabía que debía acabárselo rápido antes de que se derritiera.
“Me sorprende la cantidad de puestos en la universidad,” Hotarumaru sonrió. “En el colegio, estaba limitado a la cafetería y las pocas máquinas. Qué alegría~”
“Está bien. Aprecio recibir un postre gratis,” comentó Mai, con indiferencia. “Pero ya que estamos con los favores, cuando termine mi helado, tendré muchas ganas de tomar algo para pasar el sabor, así que no me decepciones, Tsurumaru.”
“El helado es la suficiente caridad que puedes esperar de mí,” él le miró de reojo, sonriendo entretenido. “Tal vez para la próxima vez nos podemos turnar a ver quién le hace el siguiente favor al grupo. ¿Quisieras ofrecerte con las bebidas?”
“Lo podemos posponer,” se encogió de hombros. “Pero si hablamos de turnarnos, podría intentar incentivar a que otras personas falten clases más seguido. El hospitalizado se ausentó a la más reciente y yo ya llevo varias.”
“Pero no es bueno faltar mucho, Mai-neechan,” opinó el pequeño.
“Tú eres muy inteligente. Te vendría bien más aire libre,” le argumentó. “Incluso Hanasaki-chan podría aventurarse…”
“No, no creo que luego pueda ponerme al día…” Yukko se mostró inconforme e incómoda.
“Ah, verdad, ambos faltaron ayer por la estampida de jugadores de Pokemon GO,” Mai asintió con un mínimo dejo de gusto. “Eso quiere decir que mi grupo con potencial a ser disfuncional está yendo por un buen camino.”
“Uhh…” Yukko se vio torturada.
“Es un tema un poco reciente como para comentarlo, Mai-neechan…” Hotarumaru se apenó.
“Haha, no se desanimen tanto. Mantengan sus admirables energías como los jóvenes esperanzados que son,” comentó el peliblanco.
“Siempre me has parecido el más energético y animado de los cuatro,” dijo Mai, inmutada.
“Lo parezco, ¿verdad?” Tsurumaru le sonrió. Hizo una breve pausa que causó que los tres le miraran con cierto escepticismo, y algo de inquietud de parte de Yukko. “¡Hahaha! ¿Acaso les estoy preocupando? No anden tomándome muy en serio. Sólo sé que un buen modo de mantener los buenos ánimos es actuándolo lo más posible. Sonreír también es especialmente útil.”
“…” Yukko frunció el ceño. Pese al tono juguetón usual que Tsurumaru se traía, admitió que sí le había preocupado un poco oír esas palabras. Él siempre andaba animado, despreocupado y sonriente, aparte de dar pequeños indicios indiferentes y crueles, especialmente con sus bromas. Dio un pesado suspiro para despejar sus preocupaciones.
“Ya casi llegamos,” anunció Tsurumaru. Los tres intercambiaron miradas.
“¿A dónde?” el pequeño ladeó su cabeza, y cuando hicieron un giro en la esquina de un edificio, observaron un pequeño parque donde había unas cuantas caras familiares, quienes claramente les habían estado esperando.





“¡Mai-chan!” exclamó Osaka a todo pulmón.
“…” la dirigida se quedó inmóvil y nuevamente tuvo que quedarse quieta a recibir el abrazo de su acosadora prima ya que si no podría haber mayores consecuencias.
“¡Hace toda una vida que no nos vemos! ¡Has crecido un montón!”
“Nos vimos el lunes, Ayumu…” le contestó, inmutada.
“¡Woah, qué sorpresa!” dijo Yukko al ver al grupo de Hanasaki acercarse detrás de Osaka.
“Komaeda me dijo que la prima de Mai quería vernos, pero si lo anunciaba, era probable que Mai se escapara,” explicó Tsurumaru entretenido. “Por ello me tomé la labor de invitarles helados y caminar para dirigirles a este sitio.”
“…” Mai le miró de soslayo. “Bajé mi guardia ante ti…”
“¡Hahaha! Sabía que Hotaru-bou era adorable, pero ustedes también lo son por seguirme luego de darles un dulce,” él se cruzó de brazos, sonriente. “Pero no te desanimes. Las sorpresas son muy importantes para la vida.”
“¡En verdad que sí!” Osaka soltó a Mai y miró al peliblanco. “Ohh, te ves muy cool. ¿Eres ese asesor del que me comentó Koma-chan? ¡Yo soy Osaka! ¡Mucho gusto!”
“Un gusto también, Osaka. Mi nombre es Tsurumaru Kuninaga,” le saludó con una mano, contento. “Tengo el presentimiento que nos vamos a llevar muy bien.”
“Definitivamente,” dijo Komaeda, llegando donde ellos junto con su grupo. “Osaka es la mejor. Va a ser tu amiga sin importar tu rol en la vida. Estoy muy agradecido con ella por darme la oportunidad de llevarme bien con mi HiME y sus amigos.”
“¿Y qué haces tú acercándote a los conocidos de tu HiME?” Hajime se mostró un tanto aprehensivo, aunque mayormente frustrado.
“Es bueno que alguien cuestione a este demente Rebel para variar,” dijo Tomo.
“…créeme que yo lo hago bastante…” Cho dio un suspiro. Su frustración pasó a segundo plano ya que se encontraba ante ese peliblanco que no había dicho antes. La descripción de ‘cool’ que había hecho Osaka también le vino a la mente, aunque su enfoque era un tanto más ‘peligroso’. Ese chico tenía todo el perfil de un Rebel en su cabeza. Sin embargo, no parecía ser hostil en ese instante y les miraba con una amena sonrisa. “Ehh… p-perdón, divagué un poco. Mi nombre es Cho Tanaka, un gusto.”
“Descuida, comprendo la fama que Rizembool tiene para los visitantes,” Tsurumaru sonrió. “Pero en verdad somos muy buenos anfitriones y tenemos bastante que ofrecer a los turistas. Siéntete como en casa.”
“C-claro…” se confundió un poco.
“Gracias por la bienvenida,” Ayesha sonrió gustosamente. “Yo soy Ayesha Altugle y ella es mi hermanita Nio Altugle.”
“¡Gusto en conocerles!” exclamó Nio, agitando una mano efusivamente.
“¡Nio! ¡Debes comportarte!”
“¿Eh? ¿Por qué? Todos están siendo informales por aquí.”
“Y ya, yo soy Tomo Takino, parte del grupo visitante,” dijo esta con leve hastío e impaciencia. “Hemos terminado con las introducciones. ¿Podemos hacer algo más?”
“Por favor, odio las formalidades,” dijo Mai, inmutada.
“Ehh…” Hotarumaru bajó su mirada, avergonzado. “S-sólo quiero decir… lo siento mucho por la vez pasada. Estuvo mal retraerme de aquel modo. Espero que nos podamos llevar bien…”
“¿Eh? ¿Por qué te disculpas?” Osaka sonrió ampliamente. “Es normal reservarse cuando uno conoce a nuevas personas. Además, eres muy lindo para llamarnos tus neechans. Ya no te preocupes más por eso, ¿sí?”
“Hm…”
“Es como Osaka dice,” Cho asintió. “Comprendo que mi rol puede ser un tanto sorpresivo e intimidante.”
“No, está bien, no es que quiera hacerte sentir mal por ello…” el pequeño negó. “Te ves como una buena persona y espero que te vaya bien… eh…” él se acordó de que no sólo la HiME estaba presente y miró a Komaeda con incomodidad. “Esto es complicado… no quisiera desearle la derrota a ninguno de los dos…”
“Entiendo muy bien tu posición, Rai-kun,” Komaeda asintió. “Nuestra batalla se trata de una competencia saludable e intensa sobre quién realmente representará la esperanza para la sociedad. Aprecio tu sentimiento de desearnos lo mejor.”
“¿Cómo puedes decir esas cosas con tanta convicción, Komaeda? Maldito demente…” Hajime negó muy frustrado.
“¿Ahora podemos ir a otro lado?” volvió a insistir Tomo. “Veo que tienen helados. Se me ha antojado, ¿dónde los compraron?”
“Acabamos de terminar nuestros crepes. ¿Segura?” preguntó Ayesha.
“Siempre hay lugar para el postre,” argumentó Nio, de manera suplicante. “Por favor, además tú también gustas de comer cosas dulces.”
“L-lo sé, sólo no quiero ser descortés.”
“Está bien, Ayesha-neechan,” Hotarumaru sonrió. “También tengo ganas de otro helado. El puesto está cerca de aquí. Podemos ir todos.”
“B-bueno, si lo insistes…” Ayesha se ruborizó con mucho gusto. “Si mis hermanitos lo piden, entonces no puedo fallarles…”
“¿Ehhh?” Nio hizo un puchero. “Yo soy tu hermanita, onee-chan.”
“Aww, mi Nio, no te pongas celosa~”
“Uhhh…”
“…” el pelicenizo se incomodó al ver ese intercambio entre las hermanas. “P-perdón… puedo dejar de decirlo…”
“Para esa chica con una hermanita sí, pero para el resto debes seguir diciéndolo,” decretó Mai, inmutada. “Es necesario.”
“Mai-neechan…”
“Vamos entonces por más helados,” Tsurumaru sonrió entretenido. “Les convendrá saber la ubicación de ese puesto. Se los recomiendo.”

El grupo se puso a caminar y se generaron distintas conversaciones. Osaka le hizo preguntas a Mai quien le contestó en monosílabos y también le empezó a dar mensajes que sus padres le habían trasmitido ya que ella no contestaba sus llamadas. Komaeda comentó sobre dicho puesto de helados que le era conocido y empezaba a recitarle casi todas las opciones de memoria a Hajime con tal de apoyarle con la elección, quien le miraba con algo de sorpresa y cansancio. Tomo había iniciado a idearse su barquillo predilecto, y al ver a Cho incómoda por la elección del postre, se puso a quejarse de la particularidad de la HiME a la hora de los helados. Y luego de la pequeña reacción adversa de Nio, ella y Hotarumaru se pusieron a dialogar amenamente al ser casi de la misma edad, con Ayesha impresionándose de que el pequeño ya se encuentre inscrito en Rizembool U pese a ser un año menor que su hermanita.

Tsurumaru caminaba detrás de los demás y miraba con una pizca de curiosidad a la clásica interacción que se esperaría de todos esos jóvenes frente a él. No se encontraba con gran interés de participar de conversaciones ya que, pese a su forma extrovertida de ser, era bastante reservado con respecto a sí mismo. Entonces él notó que Hanasaki-chan caminaba a su costado, cabizbaja como a quien le carcomía una duda existencial por dentro. Le miró de reojo con un leve dejo de sorpresa, ya que ella sin duda no tendría problemas amenizando con los demás bajo circunstancias normales.

“¿Te encuentras bien, Hanasaki-chan?” le preguntó. “Te notó consternada.”
“Ehh…” Yukko dio un pesado suspiro y negó apesadumbrada. “No es nada…”
“No puede no ser nada para que estés así,” sonrió con gracia. “Vamos, sabes que puedes confiar en tu experimentado y voluntarioso asesor.”
“Uhh…” ni bien dijo eso, recordó toda su odisea con el Pokemon GO como si fuera su vida corriendo por sus ojos y sintió escalofríos. Aun así, entendía su punto. “No, está bien…”
“¿Será que te sientes demasiado a gusto con los Hanasakienses que dudas tu permanencia en Rizembool U?”
“¿Eh?”
“Porque me apenaría mucho que te fueras, y si te vas a Hanasaki, ya no serías Hanasaki-chan.”
“N-no es eso…” frunció el ceño. Mejor lo decía antes que siguiera burlándose de ella. Al menos nadie les prestaba atención. “Es sólo que… creo ser la única chica mayor a la que Hotarumaru no llama neechan… y pues…”
“¡Ohh! Hahaha, ¿es eso?” él se río, causando cierta incomodidad en la otra, y de inmediato le sonrió comprensivamente. “No significa nada en lo absoluto, sólo que no se lo has pedido.”
“Ehh…”
“Ya has visto cómo él ha accedido a los pedidos de Mai y las chicas de Hanasaki, y estoy muy seguro que no sería nada diferente contigo,” le guiñó un ojo. “Es más, realmente pienso que Hotarumaru te ha agarrado un cariño especial en este corto tiempo.”
“¿T-tú crees?”
“Es muy evidente, lo conozco bien,” Tsurumaru alzó su mirada al cielo. “Por cómo te apoya con los cursos, intenta animarte cuando andas torturada, y también por cómo te protegió de la avalancha de jugadores ayer y te llevó a un escondite. Ese pequeño es muy dedicado a su manera, y pese a su edad, también siente gran responsabilidad con otros. Y de inmediato desarrolla un instinto protector hacia quienes son más cercanos a él.”
“Ohh…” Yukko se sintió conmovida y llevó una mano a su pecho. Esas quizás eran las mejores noticias que había recibido desde que la habían aceptado a Rizembool.
“Haha, si te pones a pensar, tú deberías ser quien le llame niichan, ¿no lo crees?”
“Ihh, n-no, hay mucha diferencia de edad…”
“¡Hahaha! Bromeo, bromeo,” el peliblanco se puso a reír. “Pero si quieres ser una neechan más, sólo pídele.”
“P-pues… ya lo conozco desde hace unas semanas… es tarde… y vergonzoso…”
“Sólo lo será si te haces líos, tienes que tratarlo de forma natural. Observa,” el peliblanco se acercó al pequeño, quien le miró al notar su presencia. “Hotaru-bou, con todas estas lindas chicas siendo tus neechans, ¿me podrías llamar niichan?”
“Mo…” Hotarumaru se sorprendió e inquietó levemente, lo cual confundió al mayor. “Hmm…”
“¿Qué sucede? ¿No te gustó la idea?”
“Es que es peligroso,” terminó diciéndole con su clásica actitud curiosa y observadora, aunque sus palabras llamaron la atención de los que le rodeaban.
“¿Peligroso?” Ayesha se preocupó un poco.
“¿Por qué?” preguntó Nio, confundida.
“Él podría oírme…”
“¿Él? ¡Ahhh!” Tsurumaru se acordó de aquel detalle y rió un poco. “Hahaha, no me asustes así, pequeño. Por un momento pensé que sí te referías a un peligro.”
“P-puede que lo sea…” el pelicenizo sí se notaba algo preocupado. “No lo conoces molesto…”
“Ehh, Hotarumaru, ¿de quién hablas?” preguntó Yukko con cierta aprehensión, pero Tsurumaru fue quien contestó de inmediato.
“Su guardián legal. También es un estudiante aquí y tiene cierta ‘fijación’ con Hotaru-bou,” lo comentó como si fuera un dato curioso y trivial. “No me sorprende que no lo conozcas aún. Es muy raro y perezoso, como un rare drop en un juego que se niega a aparecer.”
“Eso se podría aplicar a nosotros también,” objetó Hotarumaru, levantando su índice.
“¡Hahaha! Sí, ¿verdad?”
“¿Eh? ¿Qué quieren decir con ello?” Ayesha ladeó su cabeza.
“Pero Hotaru-bou, si andas temiendo que él te oiga llamándome así, ¿no deberías tener cuidado con tus neechans también?”
“Dudo mucho que se moleste si se trata de una chica,” el menor se puso a pensar. “También me ha dado ciertas vibras de que te cela un poco a veces, por eso lo digo… pero supongo podría hacer el intento de llamarte como quieres en momentos en que sepa que no nos va a oír. Él tiene poca presencia.”
“Sí suena peligroso…” Yukko tragó saliva. Acababa de encontrar otra razón para no pedir ese favor al pequeño. Por más que fuera una chica, no confiaba en su propia suerte.
“No temas, Hanasaki-chan,” Tsurumaru le sonrió. “Tampoco dejes que ello te desanime.”
“¿Hm?” el pelicenizo ladeó la cabeza. “¿Sucede algo, Yukko?”
“N-nada, está bien…” ella dio un suspiro, y vio a Osaka acercarse con Mai.
“¡Ahh, antes que se me olvide!” la exHiME sonrió ampliamente. “Déjame felicitarte en persona por haber sido una pokeparada y un gimnasio durante un día. ¡Cuando me lo contaste me emocioné bastante! Hehe, Mai-chan es una buena amiga.”
“Hago lo que puedo,” dijo ella, con su inmutabilidad de siempre.
“Debes estar bromeando…” Hajime le miró con reproche.
“¡¿Tú fuiste la pokeparada?!” exclamó Tomo con cierta cólera. “¡¿Por qué no me dijeron nada?! ¡Maldición, me lo perdí!”
“¡Ahh, no toquen más el tema, por favor!” Yukko se inquietó bastante.
“¿Eh?” Osaka ladeó su cabeza. “¿Pero acaso no es muy genial que lo hayas sido?”
“No creo que lo haya sido para ella,” Cho dio un suspiro. No era muy difícil ponerse en su lugar, aunque por la popularidad del juego, podría no recibir mucha empatía de otros.
“Ehh, es un juego bonito y tener una pokeparada cerca siempre es útil, pero realmente nunca me gustaría ser una…” Nio sonrió incómoda. “Comprendo tu incomodidad. Siento que te haya pasado.”
“¡Gracias por comprenderme!” Hanasaki-chan miró a las dos con ojos llorosos. “Encontrarme con más gente que se dedica a entenderme me regresa las esperanzas en la humanidad…”
“Es de esperarse de la calidez presente en los Hanasakienses, ¿no es así?” preguntó Tsurumaru, entretenido. “Aunque Niantic te recompensó con premios muy especiales. No fue una completa mala experiencia.”
“¡¿Hasta te recompensaron?!” Tomo se amargó. “¡¿Y dónde estuve yo en todo esto?!”
“M-mejor dejemos de tocar el tema,” pidió Ayesha. “Se nota que sigue siendo un tanto sensible…”
“Sí, gracias por la comprensión,” Hotarumaru asintió. “Hay que concentrarnos en los helados que nos esperan.”
“Tan apasionado a los dulces como siempre, Hotaru-bou,” Tsurumaru le sonrió. “Oh, ya nos acercamos a nuestro destino.”

El grupo llegó a aquel puesto de helado, y mientras unos fueron inmediatamente a realizar su pedido, otros se quedaron mirando los sabores disponibles. Sería un encuentro breve entre todos por el corto descanso de los estudiantes menores de Rizembool, aunque una buena oportunidad de que ambos grupos pudieran familiarizarse un poco entre ellos.


Luego de intenso entrenamiento en el dojo, los integrantes se concedieron un descanso. Botellas de agua fueron repartidas y cada uno fue a descansar dentro y fuera de ese ambiente. Urashima estaba sentado al borde de un pasillo que daba a un pequeño jardín interno en el dojo. Pese al reducido tamaño, tenía una ambientación muy ordenada y tradicional, incluso con una pequeña fuente donde corría un chorro de agua que llenaba un tubo de bamboo y este producía un choque cada vez que se vertía y vaciaba el agua.

El joven miraba hacia el cielo acompañado de su fiel tortuga en su hombro con una pizca de curiosidad en su expresión al internarse en la vista. Su tranquilidad se vio interrumpida cuando oyó pasos cercanos.

“Te ves muy tranquilo.”
“¡Ohh, Horikawa!” le saludó efusivamente, para entonces confundirse. “¿Ehh? ¿Qué haces trayendo utensilios de limpieza? No me digas que te vas a poner a limpiar.”
“Supuse que sería lo mejor ahora que todos han salido,” el pelinegro sonrió. “Hemos entrenado por bastante tiempo. Es importante realizar mantenimiento antes de continuar, ¿no lo crees?”
“Hmm, tiene sentido, pero no andes haciéndolo todo solo,” Urashima le miró con reproche. “Al menos espera a que los demás regresen para limpiar juntos.”
“Es también mi modo de descansar. Realizar labores del hogar me da cierta sensación de orden y tranquilidad. Supongo me gusta tenerlo todo bajo control.”
“Definitivamente…” el menor negó.
“Vi a los demás salir, me sorprende que te hayas quedado.”
“Sí, iban a comprarse gaseosas y algunos bocadillos, pero no me apetece mucho,” sonrió y miró hacia la fuente. “Luego de un intenso y divertido entrenamiento, sólo quiero relajarme, y este ambiente es perfecto. También me da un poco la impresión que esta ciudad es muy caótica, así que me viene bien un respiro.”
“Vaya, me sorprende oírte decir eso.”
“¿Por qué? Tengo un jardín así en mi casa, y todo es más tranquilo por allá,” Urashima le miró con cierto reproche. “No quiero que pienses de mí sólo como un revoltoso.”
“Haha, perdón, tienes razón. ¿No has considerado en dejar a Kamekichi en la fuente mientras entrenamos?”
“¡Ohh, verdad!” Urashima saltó para ponerse de pie y fue donde la fuente. Su amigo le siguió de cerca y observó cómo apoyó a su tortuga sobre una de las rocas que delimitaban la fuente. “Hehe, perdón Kamekichi, seguramente has estado mirando a la fuente un buen rato. Sólo no te escapes, ¿sí?”
“No lo hará. Pese a que puede ser escurridizo, sigue siendo tu leal mascota. Tú sigue descansando, iré a avanzar con la limpieza.”
“Horikawa…” Urashima le detuvo mientras miraba a la fuente, pensativo. “¿Podríamos ir a Rizembool uno de estos días para conocer?”
“¿Eh? ¿De dónde salió eso?”
“Tanto dices que no debería exponerme, pero no me sorprendería que tú sí lo quieres hacer aun por tu cuenta,” hizo un puchero. “Y eso no es justo. También tengo el derecho de ir y conocerlo, en caso de que fuera importante.”
“Suena a que intentas robarte mis palabras, Urashima.”
“Sé que así piensas. Tú siempre andas preparado para todo.”
“Pero tú no, y temo que seas imprudente.”
“Pero Rizembool es una universidad más.”
“Lo es, pero dudo que lo trates así. Temes mucho por Roxas y su familia, y si pierdes la calma y no te mantienes neutral, puedes causar problemas. También tengo que recordarte que debes guardar el secreto de tu familia un poco más. Hasta ese entonces, no quiero que lidies con más que eso. Ya es demasiado.”
“Suena a que no confías en mí.”
“Tampoco hables sobre ello. Nunca se sabe quién nos puede escuchar.”
“¿Eh? Pero Roxas salió con los demás. Bueno, entiendo que él ande con temor y que recele mucho a Rizembool como para poder tolerar que sus parientes vayan a visitarlo hoy, pero-”

“¿…qué dijiste?”

Los dos se sobresaltaron al oír que Roxas habló detrás de ellos. Él se encontraba en el pasillo donde ellos habían estado hace un rato y les miraba en shock. Por portar una katana de madera, concluyeron que había regresado rápidamente para entrenar un poco por su cuenta antes de reanudar el entrenamiento.

“S-senpai…”
“¿Cho está en Rizembool en este momento?” Roxas tensó su expresión.
“Ehh, espera…”
“Respóndeme.”
“…” Horikawa dio un suspiro. “Sí, lo está. No hay punto de ocultarlo ahora.”
“…” el key comprimió sus puños y miró al piso, indignado. “¿Qué demonios…? ¿Por qué…? Incluso me había enviado un mensaje para decirme que se quedaría en Hanasaki para entrenar… ¿y ahora se viene con esto…?”
“Por favor, tranquilízate,” le pidió el pelinegro. “Nada se resolverá si pierdes la calma.”
“Pero, ¿cómo ustedes lo pueden saber y yo no? Osaka se los dijo, ¿no es verdad?”
“Senpai…” Urashima se preocupó, y repentinamente, vieron que él tiró la katana a un lado y se fue corriendo. “¡Ahh! ¡No! ¡Espera!”
“¡Roxas!”
“¡No me sigan!” les gritó mientras se iba.

No quisieron hacerle caso, pero tampoco pudieron detener al key de marcharse, y justo regresaron los demás miembros del equipo, quienes esperaban nuevamente poder participar con los nuevos. A Horikawa no le quedó de otra que enviar un mensaje a Osaka para mantenerle informada al respecto.
...
« Last Edit: July 09, 2017, 10:51:09 AM by Cho »


Mimi Tachikawa

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #244: January 29, 2017, 11:32:20 PM »
Hoi hoi minna por fin un fic que supera las 1000 palabras xDDDD

Capitulo 27:


Mayura se encontraba en la habitacion de un hospital, aunque habia dormido plácidamente en brazos de su novio, igual tuvo que ir al hospital para que la revisaran,Suga se encontraba a su lado debido a que Otoya tenia que ir a cumplir con sus deberes de idol, minutos después llegaba Belldandy un poco mas tranquila al ver a su hija sin ninguna herida de consideración..

En serio no es nada de consideración me encuentro bien…-dijo la pelirosa observando el rostro de preocupación de sus seres queridos-

De todas maneras Mayura que hacias en un edificio baldio?? –dijo su madre acariciándole la cabeza suavemente-

No lo recuerdo…solo recuerdo estar en la habitacion de Otoya-kun…- dijo tratando de hacer memoria-

No te esfuerces mucho Mayura…ya recordaras con el transcurso de los días…- le animo su amigo el peliplateado-

Suga-san perdona por las molestias…Flaffy se encuentra bien??-

Si, se encuentra bien..ahora la deje en casa, pero cuando vuelvas a la universidad la llevare para que este contigo-

Muchas gracias…-

Ahora lo importante es que hoy Mayura te quedaras en casa…necesitas recuperarte para volver con ganas de estudiar a Hanasaki deacuerdo??

Pero mamá…-observo a su madre y al ver su rostro suspiro pesadamente- deacuerdo me quedare contigo, porque no quiero que te sigas preocupando…-

Asi me gusta…- dijo con una amplia sonrisa- ahora saldré a buscar al doctor para que te pueda dejar salir deacuerdo?

Está bien…-

Fuera de la habitación se encontraba el doctor esperando a Belldandy

Su hija debe de estar lo menos tensa posible al menos por una semana, su bloqueo de memoria se debe a que recibió una fuerte impresión que inconscientemente quiso olvidarlo rápidamente, si le sumamos el mensaje de texto que recibió en su celular y que afortunadamente elimino, definitivamente no puede volver a caer en la misma depresión

Lo se…ya contacté con el psiquiatra que la atendió hace 3 años…mañana estará en Hanasaki y comenzara su tratamiento…-

Eso es lo mejor…-

--------------------------------------------------------------


Afuera del  auditorio de Hanasaki se encontraba Ai suspirando pesadamente, no había entrado a tomar la prueba para ser Hime, al final se había arrepentido porque según ella aún no estaba preparada

Si sigo de esta manera no sere capaz de llegar a ser como Mayura-senpai…-dijo suspirando pesadamente-

Ai-chan??-

La pelirosa se exuberante cuerpo volteo ligeramente para ver quien le hablaba y era un joven de cabellos claros castaños que parecían naranja que contrastaban con la piel palida del joven y sus ojos color celeste claro

Aru-kun!!! –sonrio ampliamente para correr a abrazar a su amigo-

Aru y Ai eran amigos de la infancia,al ser gemelos se llevaban muy bien, Ai era la hermana menor de Koi mientras que Aru era el hermano mayor de Eru, por la personalidad similar de los dos se hiceron muy buenos amigos rápidamente

Quien iba a pensar que nos íbamos a volver a ver en esta escuela…-

Es cierto….desde que te mudaste junto con Eru pensé que ya no los volveríamos a ver, me alegra mucho que ahora volvamos a vernos nuevamente-

A mi también me alegra mucho verte…-

Y a todo esto…donde esta Eru?? Ahora estaría detrás de ti abrazandote posesivamente-

Eru no se inscribió en la misma escuela que yo…- dijo un poco deprimido- dijo que seria lo mejor para que nos extrañemos mas…-

Tipido de Eru…en verdad tiene un gran complejo de hermano…-rio suavemente-

No te burles de Eru…-dijo apenado- seguro debe de estar sufriendo mucho porque no estamos juntos…-

Eso si lo creo…-dijo sonriéndole- pero bueno fue su decisión no?? Ademas igual cuando lleguen a casa estarán juntos, por lo cual no le veo problema alguno…-

Bueno eso es cierto…-dijo riendo suavemente- y dime Ai-chan y conseguiste el novio que querias tener cuando eras pequeña??

Eh??...-dijo sonrojándose- si…tengo un novio,mejor dicho recién estoy saliendo con alguien…-

Me alegra saber eso, aunque estoy seguro que Koi-kun y Ryuu-san no saben de tu relación verdad?? Ya me imagino como se pondrán, aunque igualmente debes de decirles para que no se preocupen deacuerdo?

Claro que lo hare no te preocupes…-dijo avergonzada- sabes que no soy de las personas que ocultan secretos a mis seres queridos, cuando regrese a casa les dire que tengo novio-

Asi me gusta…luego le dire a Eru para que vayamos juntos a visitarlos….-

Eso seria muy divertido…-dijo sonriendo ampliamente- y tu Eru?? Ya tienes novia??novio??

No…por el momento no…aunque no me preocupo mucho porque ahora tengo a Eru conmigo…-

Ya veo…bueno también aun somos jóvenes no?? Ya llegara el amor a tu puerta y cuando lo haga me tienes que contar deacuerdo??

Claro, seras la primera persona a la cual le dire…-

Bueno entonces para celebrar nuestro reencuentro que te parece si vamos a comer dulces en el centro de la ciudad??

Pero no tenias que entrar al auditorio?? Te vi muy interesada en ese lugar…-

Eh?? No nada que ver, ni que fuera tan interesante, luego puedo volver…-le tomo del brazo- vamos a comer algo dulce mientras nos ponemos al dia este tiempo que no nos hemos visto deacuerdo??

Deacuerdo…le mandare un mensaje a Eru para decirle que venga a buscarnos cuando salga de clases-

Es una buena idea…-

Mientras que en Rizembool…

Un joven de cabellos verduscos de piel palida y ojos de color celeste se encontraba observando su celular donde en todas las imágenes solo estaba Aru

Te extraño mucho Aru…-suspiro pesadamente- si hubiese sabido que estaría asi de impaciente hubiese ido a la misma escuela que él-luego observo el mensaje que su hermano le habia dejado para encontrarse en una dulcería después de clases y le comento que se encontró con Ai-

Uhm…no me gusta que Aru este acompañado …-

Eres muy celoso con tu hermano, ese tipo de fijación no es muy sana…-

Unos metros mas alejados se encontraba Yamato que estaba observando a la nada-

No tiene nada de malo querer proteger  tu hermano no?? Sobretodo si es demasiado inocente…-

Pues si es asi todo esta bien…-tomo una larga pausa y volvió a hablar-solo que no permitas que se direccione a algo torcido y que no puedas ser capaz de volver a la normalidad…-

Yamato-senpai no me gusta como estas hablando… será mejor que regrese a clases…- se alejo del rubio que se habia quedado nuevamente sumergido en sus pensamientos-

Eru cerro la puerta de la azotea y sus mejillas se habia sonrojado

Es imposible que vea a mi hermano de otra manera…lo que quiere hacer senpai es confundirme…-

No le veo nada de malo que te guste tu hermano, después de todo es tu otra mitad no??-

Frente a Eru apareció Shun que le observaba muy interesado

No me gusta Aru!!...-

Uhmm…aun estas confundido en tus sentimientos…yo tengo una solución practica para que puedas lograr lo que tanto ansias…cuando estes preparado puedes verme cuando lo desees…- abrió la puerta y la cerro luego detrás de él

No logro entender para nada a Shun-senpai…-suspiro pesadamente- en realidad no se que es lo que siento por Aru, por eso le dije que fueramos a distintas escuelas…es mi querido hermano… yo lo quiero mucho pero no de esa manera…- se alejó del lugar-

Eru Nomura…es un buen candidato…-

Ya me imaginaba que tendrías un intereses por él ya que ese chico es muy transparente…-

Lo sé, por eso es más fácil de que caiga en la tentación y se una a nosotros después de todo…-

No me gusta que estes involucrando a personas inocentes en este tipo de cosas…-

Tan serio como siempre Yamato…-rio suavemente- por eso me agradas mucho…y ahora entiendo porque amas tanto a Riku, pude hablar con él y es una muy buena persona…

Te pediría que no te acerques mucho a él, mantenlo alejado de tus asuntos…-

Lo se, no tienes porque decírmelo…-

En verdad no logro aun entenderte Shun…-

No tienes el porque hacerlo…-

El chico albino se acerco mas al rubio y alzo sus brazos

Bueno es hora de que liberemos nuestras necesidades corporales no crees?...-

Estamos en la escuela…-

Eso no importa…hasta lo hemos hecho en el hospital donde esta tu …- vio el rostro del rubio- bueno no dire nada…-

En realidad no te entiendo…pero si es para satisfacer nuestras necesidades, no me queda de otra de continuar haciéndolo…por que al igual que Nomura yo también tengo mis pensamientos oscuros…-tiro al albino al suelo y se coloco sobre él-

Por eso nos llevamos tan bien…-

Ambos jóvenes empezaron a besarse y desprenderse de sus ropas

Debido a la enfermedad de Riku, Yamato jamas se atrevio a poner un dedo sobre él, eso aprovecho Shun para invitarlo a unirse a él, asi que mientras conseguia pagar su tratamiento, al mismo tiempo descargaba toda esa ansiedad con el albino, se podría decir que eran como amigos con derechos, pero cada uno enfocado en su deseo de poseer a las personas que aman.

------------------------------------------------


Mayura salía del hospital junto a su madre, Suga se habia ido antes porque tenia que asistir a clases

Uhmm mamá podemos ir a comprar algunas cosas para preparar pastelillos en casa?-

Claro hija todo lo que quieras…-

Entonces me voy adelantando!!...- empezo a correr sin mirar a la gente a su alrededor-

Cuidado Mayura!!!-

Eh??- la pelirosa se habia tropezado con una persona-lo siento mu…-

Ouch!! Eso dolio mucho has causado que pierda mi inspira…-

Leo!!

Mayura!!!

Frente a la peliroja estaba un pelicastaño de cabellos largos amarrados en una coleta con ojos de color verdusco

Lo puedo oir!!! Es un encuentro que los extraterrestres han planeado para nosotros!!-

Los extraterrestres?-Dijo emocionada- eso es muy misterioso!!

Los dos empezaron a hablar emocionados

Es una bendición del cielo que Leo-kun haya llegado en el momento menos pensado…-suspiro suavemente- esto debe de ser obra de Madoka-san…-

La llegada de Leo Tsukinaga y el psiquiatra cambiaran nuevamente el destino de la joven pelirosa

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Matte ne!!!

Mimi-chan
« Last Edit: February 05, 2017, 09:46:48 PM by Mimi Tachikawa »


Sayi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #245: January 30, 2017, 01:10:59 AM »

Episode 21 — Embers

Esta vez se había demorado más que de costumbre, por lo que el camerino se encontraba vacío a excepción de ella.

Termino de abrochar su uniforme y se puso de pie. En su mochila en forma de conejo había guardado su do-gi, y dentro de su estuche ya estaba su espada de bambú, afianzada a un lado de su maletín. Observó los demás lockers, y recordó el grupo de chicas que habían hecho planes para verse el fin de semana antes de marcharse, hacia menos de diez minutos.

A diferencia del resto de estudiantes en la clase de kendo, ella era la única que no había entablado amistad con alguien. La mayoría de alumnos llevaban practicando menos tiempo, pero parecían ser menos reacios a acercarse a conversar o formar amistades. Siendo una clase extracurricular, probablemente ese era el motivo principal para el que los mandaban al dojo… pero en su caso sentía que era diferente.

Revisó su teléfono y leyó el mensaje de su chofer: Llegaría en menos de cinco minutos. Entonces guardó su celular, se llevó la mochila al hombro y salió del vestidor.

Mientras caminaba por el pasillo se cruzó con la encargada del dojo, de quien se despidió con una amplia sonrisa la cual le fue devuelta. Por alguna razón solía llevarse mejor con los adultos que con gente de su edad, pues solía aburrirse al escuchar los pasatiempos de sus compañeras del colegio. Su madre solía llamarle la atención y pedirle que hiciera un esfuerzo por tratar con los demás niños, pero no le veía sentido a conformarse con conversaciones mediocres.

El dojo tenía la puerta cerrada, por lo que la pequeña supuso que su profesor ya se había marchado. Torció los labios, apenada por no haber alcanzado a despedirse de el, pero fue cuando pasó junto a la puerta que escuchó el chocar del metal y se dio cuenta que no estaba vacío.

Era extraño, pues las puertas estaban abiertas de par en par cuando las clases estaban activas. La curiosidad pudo más que ella y, con cuidado, ubicó un par de baldes y se trepó sobre ellos para poder asomarse por la ventana.


Kenshin sonrió al tener que contra arrestar dos ataques seguidos. Su estudiante empezaba a ganar destreza, y era evidente en la velocidad en que empezaba a adaptarse a los contratiempos y los asaltos que caían en su dirección. La espada comenzaba a moverse como una extremidad adicional, tal y como debía ser. Y aunque aún torpe en algunas posiciones, no eran desperfectos que no pudieran terminar de pulirse con el tiempo.

Las dinámica de las primeras clases, aquella en las que a duras penas emprendía carrera, empezaban a quedar atrás. Sayi había superado las bases de posicionamiento y movimiento, y ahora empezaba a requerir de un contrincante que se moviera con ella. Que la bloqueara y contra atacara. Que la retara a dejar su zona de comfort y lanzarse a hacer piruetas, y la animara a probar nuevas destrezas para acoplarse a cualquier situación.

Su golpe con la espada también había mejorado, pero lo que más resaltaba para él, era la velocidad con la que ahora ella movía sus piernas.

Sayi se detuvo por un momento y observó a su maestro con una sonrisa desafiante. Entonces cogió impulso y tomó carrera hacia él.

“¡Una vez más!” le pidió la Hime, y Kenshin también se agazapó, en señal de preparación.

Aquello alertó a la pelirrosa y con buena razón, pues en ese instante el pelirrojo corrió a darle encuentro.

¡CLANG!

Las espadas chocaron una contra otra. Sayi apenas había tenido tiempo de darse media vuelta y poder bloquear le embestida con la parte posterior de la hoja. El pelirrojo había corrido hasta sobrepasarla y entonces, con toda la destreza del mundo, había girado e intentado golpearla por atrás. Y ella a duras penas había tenido tiempo a reaccionar.

Kenshin era demasiado rápido. Inhumanamente rápido. Ella podía ser la que tenía poderes HiME, pero la habilidad física de ese hombre no era nada menos que un milagro.

“¡No hay forma en que pueda golpearte!” se quejó la pelirrosa, tras otros intentos de arremeter contra él. Bloqueo aquí o esquivada allá, cuando el pelirrojo se lo proponía podía ser intocable… y aquellas practicas de velocidad solían ser las más irritables para ella. “¡Eres demasiado rápido!”
“Haz mejorado mucho desde que empezaste, con más práctica no te será difícil alcanzarme” le respondió Kenshin.

Al llegar a estar con la espada contra la pared, el pelirrojo saltó y se empujó con la madera. Sayi miró hacia arriba y se encontró con la imagen de su profesor, haciendo un volantín en el aire.

Sayi negó con la cabeza, frustrada, y bajó la espada con una sonrisa burlona. Había solo una manera de detenerlo.



Pero en ese momento, la mirada de Kenshin se cruzó con los ojos de una tercera persona. Una pequeña que a deshoras se había distraído observando el entrenamiento dentro del dojo.

“¡Pero te olvidas que soy una Hime!” exclamó Sayi

El entrenamiento secreto dentro de ese dojo.

“¡Sayi espera! ¡NO!”

Pero fue muy tarde. La pelirrosa invocó su elemento, y el agua que emergió de su mano libre salió disparada hacia él, envolviéndolo en el aire y dejándolo suspendido ahí.

La pelirrosa suspiró molesta.

“No me gustan los entrenamientos en los que huyes de mí. Se que dices que me hace bien esforzarme y que así me haré más veloz, pero siento que no aprendo técnica que es lo que más necesito y…”

Pero su tutor no le respondió, por lo que Sayi frunció el ceño, confundida. Su profesor se encontraba en el aire, envuelto totalmente en una burbuja de agua a excepción de su cabeza, y su mirada estaba fija en una ventana atrás de ella.

Sayi siguió la línea de visión de su profesor y entonces entendió por qué su profesor se había quedado callado. Había una niña observándolos con los ojos como platos.

“¿¡QUE CREES QUE ESTAS HACIENDO!?” gritó Sayi, dejando caer la espada, el agua, y por ende a su profesor.
“Orooooo @@“

Pero el grito pareció también asustar a la pequeña, pues se escuchó un estruendo al otro lado de la ventana, y entonces la niña desapareció de vista.



Cuando Kenshin y Sayi salieron del dojo, se encontraron con una pequeña pelirrosa sobándose la cabeza; adolorida por la mala caída que había sufrido. Portaba una mochila de conejo con una espada de madera atada a ella, y vestía un uniforme de primaria, con su cabello rosado atado en dos moños altos.

Kenshin la reconoció como una de sus estudiantes, mientras Sayi demoró un poco más en recordarla como la niña que había tirado de su cabello tras haber chocado contra ella la primera vez que había ido al dojo.

“¡¡Tú!!” la señalo Sayi. Kenshin por su lado se arrodilló junto a la pequeña, quien se había sentado y seguía sobándose la cabeza.
“¿Te encuentras bien Usagi?” le preguntó el pelirrojo preocupado. La pequeña asintió pesadamente, pero cuando su mirada se posó en la Hime, le devolvió el gesto a la muchacha.
“¡¡TU!!” le respondió, también señalándola “¡¡ERES UNA BRUJA!!”
“¿¡Q-qué cosa!?” le respondió, pero entonces cayó en cuenta que esa niña acababa de verla usar sus poderes, y se quedó en blanco.

Era sencillo explicar el asunto de las habilidades a alguien de Hanasaki o Rizembool, o bien familia o amigos, quienes estaban al tanto del conflicto entre las escuelas. Pero esta era la primera vez que era descubierta por un tercero lejano, sin previo entendimiento de la situación. Estaba tan acostumbrada a su pequeño círculo de conocidos que no había considerado cómo explicarle el asunto a alguien ajeno.

“Eh, pues…” Sayi juntó sus dedos índices “Pues… bruja no soy…”
“¡Salió agua de tus manos! ¡Yo lo ví!” Usagi se había puesto de pie y ahora caminó desafiante hacia la HiME. Entonces tiró de sus manos y empezó a estudiar su palmas de cerca “¡Agua mágica que envolvió al profesor!”
“¿DE QUE ESTAS HABLANDO? HAHAHA”
“¡¡No mientas!!”

Sayi miró a su profesor con incertidumbre, y Kenshin formó una línea con sus labios. Entonces se arrodilló a la altura de la pequeña y le sonrió ligeramente.

“Usagi, ¿me podrías hacer el favor de no decirle a nadie lo que acabas de ver?”

La pequeña y la HiME cruzaron miradas recelosas, pero ambas terminaron por centrarse en Kenshin. Ambas tenían dudas, y muchas, pero el puente de todas parecía ser el pelirrojo frente a ellas.

“Pero… era magia…”
“Si prometes mantener el secreto te explicaremos que fue lo que viste” le prometió el profesor con una sonrisa.
“¡Kenshin!” le reclamó Sayi, pero el pelirrojo extendió un dedo índice, pidiéndole que mantuviera silencio.

Sayi le hizo caso pero se cruzó de brazos. La niña la miraba con cara de pocos amigos, pero al menos si parecía confiar en la promesa de Kenshin.

“Si no le digo nada a nadie…”
“Te contaremos que paso. Pero no debes contarle lo sucedido a nadie” le recordó Kenshin “¿Que dices?”

En ese momento un automóvil negro con lunas polarizadas se detuvo frente a la entrada, y un anciano salió del asiento del piloto. Por como observó a la pequeña, era evidente que había venido a recogerla.

“¿Usagi?” le preguntó una vez más el pelirrojo.
“Esta bien. No le contaré a nadie” le prometió. Kenshin sonrió agradecido y Sayi sintió que podía respirar algo más tranquila “Pero aún quiero saber que fue lo que vi”

Y dicho esto fulminó a la Hime con la mirada. Sayi frunció el ceño, incómoda, pero no le respondió. Era frustrante como una pequeña tan insufrible tuviera una ventaja sobre ella.

“Gracias Usagi. La próxima que nos veamos te contaremos que fue lo que viste”

La pequeña pelirrosa asintió e hizo una reverencia a su tutor. Al salir corriendo hacia su chofer, Sayi pudo jurar que la niña se salió de su camino con tal de empujarla hacia un lado.

“Esa pequeña pendhjaksad”
“Es una buena niña” dijo el pelirrojo, despidiendo el coche con una mano. “Es diferente al resto, pero no es mala persona. Por eso puedo confiar en ella”

Entonces el carro emprendió camino, dejándolos a ellos solos de pie frente al dojo.

“Pero Kenshin… no vamos a decirle el asunto de Hanasaki y Rizembool, ¿verdad?” le preguntó la pelirrosa “Digo, pensándolo bien es una niña. Aún si le contara a alguien lo que vio, ¿quién iría a creerle?”
“No subestimes tanto a los niños” le respondió Kenshin con una sonrisa amable “Y no veo problema en responder su curiosidad si nos hace el favor de no decirle nada a nadie”
“Pero…”
“Además, todo este asunto es tu culpa” añadió su profesor, caminando de regreso al dojo con una sonrisa “¿Quién dijo que podías usar tu elemento en este entrenamiento?”
“¡PERO!”
“Te tengo un pequeño entrenamiento de castigo preparado antes de terminar la clase~”

Entre quejas y maldiciones Sayi le siguió el paso a su tutor. Se detuvo antes de ingresar, sin embargo, y observó la entrada por donde hacia un par de minutos Usagi se había marchado.

No le agradaba tener que darle el gusto a una niña, pero Kenshin debía estar en lo cierto. Después de todo, ¿que tanto mal podría salir de ello?
« Last Edit: August 13, 2017, 02:37:36 PM by Sayi »

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #246: January 31, 2017, 03:45:19 PM »
NYOOMS

Al fin me regresó la inspiración, luego de 9283049234 años. Igual no me gusta como quedó, pero peor es nada.

22.



Allura había dejado el tiro con arco ni bien terminó la secundaria alta. Nunca dio ninguna explicación, y felizmente, sus padres nunca se la pidieron, asumiendo que se trataba de una lesión o tal vez, las ganas de concentrarse en sus estudios al ingresar a la universidad. Sin embargo, esto levantó las sospechas de Hunk, quien sabía de la pasión que Allura había sentido por el deporte toda su vida.

Aprovechó que un viernes por la tarde Allura había salido, su hermana menor estaba en la casa de su amiga y sus papás andaban en el trabajo para poder revisar el cuarto de la mayor sin ningún percance. Hunk tuvo muchísimo cuidado en chequear cada rincón del lugar, dejando todo como lo había encontrado ni bien movía algo de su sitio.

Y aunque se sentía muy mal consigo mismo, no le importaba si es que lograban ayudarla gracias a esto. A partir de ese domingo en el que Allura se puso tensa, se había cerrado en sí misma, interactuando poco con su grupo de amistades y con Pidge, Lance, Keith y él. Y no culpaba a sus amigos de creer que era algo relacionado con un asunto tan riesgoso como el del conflicto con Rizembool. De ser cierto, explicaría mucho acerca de la actitud de su hermana   

Su búsqueda fue en vano. Allura sólo tenía revistas, ropa, textos de la universidad, maquillaje y más ropa. Estuvo a punto de dar todo por perdido cuando en el clóset encontró su equipo de arquería: la vestimenta, protección, el arco y unas cuantas flechas. No parecían contar con ningún indicio de uso desde que ella había abandonado el deporte, puesto que Hunk recordaba haber visto antes los rasguños que observaba ahora bajo la luz de la lámpara del cuarto de su hermana.

Pidge y Keith habían dicho que las HiMEs tenían armas, pero todo indicaba que Allura, de haber sido una, no había utilizado su arco.






“¿Encontraron algo en redes sociales?” preguntó Keith, y se desparramó en el sofá del cuarto de Hunk. Pidge lo imitó, haciendo lo mismo en la cama de su amigo.
“Nope,” dijo Lance, sin despegar la vista del celular. Echado en el piso, revisaba el perfil de Allura en facebook sin una pizca de interés. Todos los posts de la chica eran sobre su universidad o salidas con sus amigas.

Hacía años que había salido de Highschool, así que no tenía mucho sentido hallar algo de esa época en sus posts más recientes, pero a veces facebook permitía compartir posts de años anteriores por lo que Lance sentía que había esperanzas. Había llegado a posts de 4 años antes y nada, por lo que se rindió finalmente.

“No, nada. Ahora sí 100% confirmado. He llegado al 2013, y no hay ni rastro. El app no me permite ir más atrás de eso así que me rindo.”
“¿Qué tal twitter?” preguntó Keith.
“No usa twitter desde hace años,” comentó Pidge. “Igual… a menos de que lo tenga en privado, dudo que comparta cosas tan importantes.”
“Lo mismo con facebook,” admitió Hunk.
“Ahora me siento estúpido,” dijo Lance, y suspiró.
“Okay, okay, no hay que desanimarnos,” habló Hunk, y le sonrió a todos, desde su lugar en el suelo. Sacó su tablet, y luego de manipularla por unos instantes, proyectó en la pared opuesta las fotos que había sacado del arco de su hermana. “¿Ven algo que les llame la atención?”
“Tiene rasguños, ¿pero imagino que son por el contacto con las flechas?”
“Sí, es lo mismo que yo pienso.”
“Mm,” Lance se quedó meditabundo. Al cabo de unos instantes, soltó un largo suspiro. “Creo que nos equivocamos.”
“Yo también pienso lo mismo,” dijo Hunk. “Ahora me siento mal por revisar su cuarto sin su permiso, y todo por gusto…”
“No, no, siento que hay algo muy obvio que estamos pasando por alto,” dijo Keith.
“Sí, Keith tiene razón… Hay algo que no cuadra,” comentó Pidge, y se cruzó de brazos.

En su mente, intentó dar con una explicación lógica a toda la información que habían recolectado sobre Allura y sus años en highschool. Más que nada, se resumía a lo que Hunk y Keith les habían contado acerca de su actitud en secundaria alta, así como pequeños datos sobre sus hobbies y estilo de vida. La arquería había sido algo trascendental hasta que la dejó de un día para otro, y lo normal era creer que se debía a su vínculo con el conflicto, pero si sólo había utilizado el arco para el deporte y nada más, no entendía por qué lo había dejado.

Y ahí le vino de golpe una idea, un dato que había estado bajo sus narices todo ese tiempo.

“Su amigo, el que murió,” dijo Pidge, para sí misma. “Fácil él está relacionado a su asunto con la arquería.”
“¿Eh? ¿Qué dijiste?”
“¿Cómo es posible que no hayamos buscado información sobre el amigo que perdió?” preguntó Pidge, sin entender cómo se les había pasado un detalle tan crucial.
“Uhhh… se me pasó por completo,” dijo Hunk.
“Sí, ok, bueno, culpo a Keith por eso.”
“¡LANCE!”
“Pero igual, como te dije, la única forma de hacer eso era hablarlo con sus amigos de secundaria, y no ha mantenido ninguna amistad con los chicos de su promoción del colegio.”
“¿Pero qué tal si ese chico no era de Hanasaki? ¿Qué tál si era de Rizembool?”               
« Last Edit: September 03, 2017, 12:53:16 AM by Eureka »


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #247: January 31, 2017, 03:57:25 PM »
Segunda mitad...

30.2.




Luego de pasar el descanso con los de Rizembool, ellos terminaron por irse y dejaron a las visitantes junto con Hajime y Komaeda. El grupo caminó en plan de paseo y diálogo por un poco más, pero Cho decidió interrumpirles un momento ya que se le hacía tarde.

“Perdón, pero tengo algunos asuntos que atender,” se disculpó la HiME con una reverencia. “Ehh, ha sido un gusto verles hoy y espero que la sigan pasando bien.”
“Aw, gracias,” Nio asintió, animada. “Lo mismo digo. Espero que nos volvamos a ver.”
“Por eso ven donde nosotras, Nio. En vez de ir a Rizembool U cuando no tienes nada que hacer, sabes que eres más que bienvenida en Hanasaki…” se lamentó Ayesha.
“Descuida, aun de venir por aquí, puedo mantener vigilada a la pequeña y pasar tiempo con ella,” se ofreció Komaeda. “Sería un honor realizarlo, siempre y cuando sea digno de llevar a cabo este rol.”
“Eres como un hermano para mí, por supuesto que sí,” le insistió la menor, llevando sus manos a sus caderas. “No andes bajándote la moral así, Nagito.”
“Vaya, me alegro mucho de oírlo.”
“Seguro tendrás varias cosas que hacer, pero no creo que nos quedemos más tiempo aquí,” Tomo se encogió de hombros. “¿Será que ya te agarró la paranoia de pasar tiempo con tu Rebel?”
“N-no precisamente,” pero ni bien lo escuchó, Cho lo sintió muy cierto. “Sólo tengo cosas de qué encargarme. No se preocupen por mí.”
“¡Ahh, claro!” Osaka exclamó al acordarse del detalle y sonrió ampliamente. “Como te mudas a la mansión HiME para recibir mejor entrenamiento, necesitas pasar por nuestra casa y recoger algunas pertenencias. Tiene sentido, habría mucho tráfico más tarde.”
“O-Osaka…” Cho se tensó bastante por el hecho que su prima lo había dicho en voz alta frente a su Rebel. Y, precisamente, el detalle no pasó desapercibido.
“¡Ahh! ¡Muchas felicidades!” Komaeda se entusiasmó al punto en que sus ojos brillaron de alegría. “¡Eso indica que tomarás tu rol como un símbolo de esperanza de Hanasaki con más seriedad y determinación! ¡Definitivamente no puedo quedarme atrás, honoraré tu dedicación esforzándome yo también! A este ritmo… podremos tener nuestra primera pelea real…”
“Detente, Komaeda, nos estás inquietando a todos,” Hajime le llamó la atención con una mezcla de fastidio y leve incomodidad. Dio un pesado suspiro y miró a Cho. “Siento mucho que tengas que lidiar con este demente…”
“Ehh, gracias por la simpatía, n-no te preocupes…” la peliceleste asintió. “Bueno, me despido. Nos vemos otro día.”

Fue una despedida breve y la peliceleste caminó hacia la salida, la cual no estaba cerca, pero la universidad tenía buena señalización y confiaba en que no se perdería. Los demás siguieron por el sendero por el cual caminaban con toda calma.

Una vez sola, Cho pudo observar con más detalle la sorprendente infraestructura y modernidad presentes en Rizembool, y las múltiples diferencias con su propio centro de estudios. Los estudiantes a su alrededor eran abundantes y caminaban despreocupados como sería de esperarse de cualquier universidad. Pero seguía sintiéndose como otro mundo y su mente nunca dejaría los nervios y la paranoia de lado. Era perfectamente entendible, y continuó apurándose para salir como quien temía quedarse atrapada en aquel sitio.

Pero al estar por llegar a la salida de la universidad, se encontró frente a frente con una persona muy conocida para ella. Alguien a quien no había esperado ver y que se había desaparecido de sus pensamientos por sus presentes obligaciones… pero que siempre sería un ícono muy característico de todo lo que su experiencia HiME significaba para ella.

“Oh, una sorpresa verte por aquí. ¿Será que Osaka te está inculcando su modo de ser?” Axel mostró un dejo de impresión al ver a su tan reservada y arisca HiME en aquella ‘tierra de nadie’ completamente sola.
“Axel…” Cho se quedó fría. Podía ver la entrada de la universidad desde ese punto, pero no se sentía con la voluntad de simplemente irse de ahí.
“Tranquila, ya te lo dije el otro día. No somos enemigos y no pienso reabrir ese previo capítulo de mi vida,” el mayor se encogió de hombros y restó importancia al asunto. “Asumo que habré hecho un buen trabajo en el pasado para todavía inspirarte aprehensión, pero preferiría que lo dejaras ir. Te aseguro que es incómodo para mí también.”
“Hm…” ella asintió lentamente, inquieta. Desvió su mirada con cierta vergüenza. “Lo sé… es algo que también quisiera hacer. Supongo me seguirá tomando un tiempo…”
“Sí, quizás te estoy pidiendo mucho. No es mi intención sonar demandante ni nada así,” él negó. “Pero ya que estás por aquí y no tengo nada que hacer, podríamos conversar un poco. Te puedo invitar algo de tomar. ¿Qué te parece?”



“Ahh, esperas seguir una carrera de ciencias,” dijo Nio a su nuevo hermano menor. Los dos se encontraban conversando y poniéndose al día mutuamente. “Hehe, al igual que mi onee-chan, voy a seguir estudios en química. Estoy avanzada en ese tema y me apasiona mucho.”
“Eso es admirable,” Hajime sonrió. “Una de las cosas más difíciles es decidirse qué estudiar, por eso me alegra que ya andes encaminada.”
“Hehe, gracias~”
“Sin duda mi Nio es una jovencita muy inteligente y prometedora. Estoy orgullosa de ella,” comentó Ayesha, sonriendo embobada por lo linda que era su hermanita. A su costado, Tomo le había estado mirando con una molestia preventiva en caso que volviera a decir algo contra los derechos de la mujer (?) pero como no ocurrió, se encogió de hombros y contribuyó con la conversación.
“Sí, debo admitir que yo todavía no sé qué hacer con mis estudios,” confesó, llevándose sus brazos detrás de su nuca. “No me ando preocupando mucho, pero a veces me molesta.”
“Está bien, Tomo-chan, no eres la única,” le alentó Osaka, sonriendo.
“Hm, si tú dices que está bien y eres la que me alienta, quizás sí debería preocuparme.”
“Uhh…”
“Sean pacientes,” dijo el Rebel, con buenos ánimos. “Estoy convencido que personas pertenecientes a una institución de tanto renombre y logros terminarán aportando grandemente a la sociedad sin importar qué camino tomen.”
“Creo que suenas demasiado optimista…” Hajime frunció el ceño, no convencido.
“Hehe,” Ayesha rió un poco, levándose una mano frente a su boca para disimularlo. “Vaya, sí que ha sido una tarde muy divertida. Qué alegría habernos encontrado con tantas buenas personas, y en Rizembool también. Tal vez mi miedo a esta institución era infundado.”
“¡Definitivamente!” exclamó su hermanita con muchas energías. “¡Ya no sé cuántas veces he venido y siempre me divierto un montón!”
“Ehhh…” y su ‘infundado miedo’ regresó por inquietarse. “Nio, t-ten cuidado, por favor…”
“No te pongas así, onee-chan…” la pequeña hizo un puchero.
“Ojalá hubiera sabido sobre la pokeparada de ayer,” Tomo se cruzó de hombros con un gesto de molestia. “Hubiera venido a jugar…”
“Te habría recomendado anteayer, porque ayer hasta el mediodía había bastante invasión por el campus,” comentó Komaeda.
“Y ese no es el punto, demonios…” Hajime se impacientó. “No saben todo lo que Yukko sufrió por ese cruel juego. La gente no le dejaba en paz.”
“S-sí, me lo imaginaba…” Nio sonrió incómoda.
“Pobre Yukko, sí se veía torturada cuando se lo mencionaron,” Osaka dio un suspiro. “Y yo que me alegré cuando me dio las noticias…”
“No es que hayas tenido malas intenciones, Osaka, está bien,” le animó Ayesha. “Además el evento ya pasó y pese a lo ocurrido tiene a varios amigos que la quieren y se preocupan por ella.”
“Espero que sí…” Hajime no estaba del todo convencido con cierto par. “¿Tienen alguna idea sobre a dónde podemos ir ahora?”
“Ehh, no conozco el campus todavía…” Osaka se puso a pensar.
“Mientras no nos metan a una clase, me apunto a lo que quieran,” comentó Tomo.
“¡Ya sé!” Nio miró a los demás y extendió un puño hacia el cielo con muchas energías. “Hehe, estamos muy cerca de la facultad de geología. En el primer piso, tienen diversos dioramas. Hay uno donde presionas un botón para que mucho caudal de agua fluya y se ve cómo se forman los sedimentos en el fondo. También tienen un sismógrafo siempre corriendo y un mini museo de piedras preciosas con reseñas. Está abierto al público general.”
“¡Suena precioso!” Ayesha juntó sus manos, emocionada. “Deben tener tantos displays hermosos y espero que las reseñas de las piedras hablen sobre sus propiedades, compatibilidades, lugares de extracción y composiciones elementales y cristalográficas.”
“Sí lo hacen, onee-chan,” asintió dos veces.
“Vaya, me desconozco por nunca ir a visitar. También amaría informarme al respecto,” opinó el Rebel.
“Ugh, quédense con sus reseñas, aunque al menos me apunto a lo demás,” Tomo sintió escalofríos.
“Hehe, espero que ese botón que libera caudal se pueda usar con frecuencia,” dijo Osaka. “Entonces ya tenemos un destino. Nio-chan, guíanos, por favor~”
“¡Entendido!” ella le dio un saludo militar y se puso a caminar a un ritmo juguetón de marcha. No tardó en retomar su conversación con Hajime. “Es genial que hayas podido inscribirte en la misma universidad de Komaeda. ¿Ya lo habían planeado previamente?”
“Hinata-kun nos escuchó a Solidor-kun y a mí hablar al respecto hace varios años, pero nunca nos había dado una respuesta definitiva,” comentó Komaeda. “Pero estoy muy contento de que se dé el caso. Han pasado muchos años desde que nos vimos por última vez.”
“Pese a oír sobre los Rebels, en verdad me animé a aplicar a Rizembool porque sé lo renombrados que son, y también porque esperaba volver a verlos a todos,” Hajime sonrió con nostalgia. “Nos conocimos en la primaria durante mi año de intercambio, y me dijeron que tenían planes para estudiar en la secundaria en Rizembool. Por ello decidí apuntar a este lugar.”
“Recuerdo muy bien esa conversación que tuvimos en ese entonces,” dijo Ayesha. “Tú eras apenas una pequeña de dos años, Nio. Hajime quería reencontrarse con nosotros con muchas ansias, y por ello estamos todos aquí ahora.”
“Ohh, estoy muy feliz por todos ustedes,” Osaka sonrió ampliamente. “Me alegra oír más sobre ustedes.”
“Pero los planes fueron para la secundaria, ¿no?” preguntó Tomo. “Imagino que simplemente no pudieron venir para ese entonces y tuvieron que postergarlo para la universidad.”
“Ehh…” Hajime se quedó en blanco.
“Mi salud no era la mejor hace unos años,” dijo Komaeda. “Siempre he sido enfermizo y supe que no hubiera rendido como un Rebel en ese entonces. Mis doctores también me recomendaron que no me exigiera.”
“Nio y yo estábamos viviendo hace tres años en Alemania,” comentó Ayesha. “Estaba en un programa especial de química orgánica en un instituto privado, y tampoco quería precipitarme a venir sin que Nio creciera un poco más.”
“Uhh, suena a que me usas de excusa, onee-chan…”
“Pero, aun así, se encontraron aquí y en circunstancias muy similares,” la exHiME asintió convencida. “Pienso que es el destino. Iba a ocurrir tarde o temprano.”
“¡En verdad que sí!” la rubia se emocionó.
“Hinata-kun sin lugar a dudas aplicó a Rizembool U, y pese al accidente de tránsito que tuvo, se encuentra estudiando y ha recibido toda la ayuda que merece de parte de la universidad,” el Rebel asintió. “Ciertamente, Rizembool es un gran lugar, y saben reconocer el imprescindible talento de mi estimado Hinata-kun…” él se detuvo al notar a su amigo ensimismado, mirando prendidamente al suelo. “¿Hinata-kun? ¿Te sientes bien?”
“Yo…” la observación de aquella chica de Hanasaki sobre cómo el encuentro debió haber sido en la secundaria, y también cómo Komaeda había asumido su aplicación a Rizembool U le quitaron metafóricamente el soporte que tenía sobre el suelo. Sí recordaba haber aplicado a Rizembool, pero por aquel accidente que no recordaba llevaba unos meses internado en el hospital de dicha universidad. Aunque… su aplicación… había sido a la universidad, ¿cierto? Pero no recordaba llegar a la universidad para aquella entrevista que tuvo. No, había ido a la secundaria… ¿eso había sido hace unos pocos meses? Repentinamente, sintió que perdió completa noción del tiempo y del espacio…
“Hajime…” Ayesha le notó mareado y extremadamente pálido. Fue entonces que todos se sorprendieron al ver al chico perder el balance y el conocimiento, y desplomarse. “¡AHHH!”
“¡H-Hinata-kun!” Komaeda llegó a agarrarlo para evitar que impacte con el piso.
“¿Q-qué pasó?” Nio se asustó. “Onee-chan, ¿qué podemos hacer? ¡Tenemos que ayudarle!”
“Uhh, verdad que ese chico ha estado internado un tiempo, pero vaya recaída…” Tomo se incomodó.
“Espero que esté bien…” Osaka se afligió.
“Llamaré por ayuda de inmediato,” Komaeda apoyó a Hajime sobre el piso y sacó su celular. El peliblanco se notaba preocupado. “Hinata-kun puede que no se haya estado sintiendo muy bien… todavía no recupera sus energías del todo.”
“Ihhh, necesita descansar cuanto antes,” dijo la rubia, estresada. “Hajime…”

El Rebel llamó al contacto de emergencias de la universidad, quienes les aseguraron que enviarían unos paramédicos inmediatamente. De esa manera, el paseo terminaría de un modo un tanto inesperado.


Había pasado un rato en el cual el pelirrojo le invitó un bubble tea a su previa HiME. Seguían cerca de la salida de la universidad y la HiME podía ver el muro que daba a la calle entre un par de edificios que encapsulaban ese pequeño patio con puestos de comida. A diferencia de los otros lugares en los que había estado, Cho encontró ese lugar mucho más agradable por la menor cantidad de personas y por ser un ambiente espacioso y extrañamente acogedor… el cual de todos modos no era muy cómodo por tener a su exRebel sentado frente a ella.

“No te quedes tan quieta y huraña…” Axel desvió su mirada. “Te diría que tu bebida se enfría, pero ambos sabemos que ese no es el caso…”
“P-perdón…” comprendió que ese comentario fue hecho en un intento de alivianar la conversación, aunque a Cho le tomaría un poco más que ello. Tampoco era la mejor en iniciar conversaciones, y por ello esperaba que el otro tomara la palabra, siendo él quien le había pedido ese repentino encuentro.
“No te disculpes,” él tomó un sorbo de su propio té y decidió iniciar con el tema más ‘fácil’ para ambos, considerando lo que tenían en común. “Si no es mucho preguntar, debo admitir que quisiera saber qué te animó a volver a ser una HiME.”
“Ehh…”
“A diferencia de Osaka, dudo que muchas HiMEs se inscriban por el hecho de la novedad o diversión atada al rol. Ciertamente tú no lo hiciste, recordando el pasado…” él se encogió de hombros. “Por eso no puedo comprender muy bien tus motivos. Ah, no que te critique ni nada. Es más por curiosidad.”
“Pues…” Cho dio un suspiro. “Seguramente causo esta reacción en otras personas. En verdad… mis motivos no son muy profundos que digamos. Siento que es algo que tengo que hacer. También es algo que ‘quiero’ hacer, en alguna medida, pese a que nunca me he considerado una buena HiME.”
“Hablas como si fuera una obligación,” mostró un ligero interés. “No sé de dónde viene eso. O sea, para nosotros los Rebels, la decisión en varios casos es más… ‘saludable’, por ponerlo de algún modo…” notó cómo ello había causado cierta pizca de molestia en la otra. “Heh, saludable en el sentido que nunca nos hemos hecho problemas con la decisión, y que lo vemos de un modo más deportivo o entretenido. Siempre me ha dado la impresión que las HiMEs son las más cometidas a la causa de defender Hanasaki que los Rebels a velar por la supremacía de Rizembool, o como quieras llamarle.”
“También me parece el caso…” asintió. “Creo que sí… lo veo casi como una obligación o identidad… como que es mi rol, y quiero colaborar con Hanasaki para lidiar con los ataques causados por los Rebels…”
“Tus palabras carecen de convicción, veo que no has cambiado,” volvió a tomar otro sorbo, y vio de reojo que su HiME bajó la mirada con un gesto de incomodidad. “No te diré si está bien o no. Aquí nadie tiene las respuestas. Sólo nos encontramos tomando las decisiones que nos parecen en este ambiente. Lo mismo ocurrió la vez pasada.”
“…” la HiME le miró. “Ya que estás en el tema, también tengo curiosidad de saber por qué te volviste un Rebel hace tres años.”
“Una buena pregunta,” Axel se animó y sonrió con perspicacia. “Sí, a estas alturas te debo unas cuantas explicaciones, ¿no es así? Pero realmente es más simple que tu razón. Ser Rebel fue una aventura, y un desafío sin precedentes. Dejémoslo así.”
“…” Cho frunció el ceño.
“Pero, considerando cómo no te lo dejé nada fácil y cómo te hice tantos líos, es entendible esa expresión que tienes justo ahora,” él agarró su vaso con el té y lo alzó, reclinándose cómodamente en su silla. Se encogió de hombros. “Admito que mis años de rebeldía fueron desmedidos, pero no puedo decir que me arrepiento necesariamente. Como exroommate de Billy, sé que tú también fuiste bastante dura con él en ocasiones.”
“…” fue una mención bastante informal y casual a su primer Rebel. Cho no evitó inquietarse un poco. Recordar a aquel Rebel caído, por más que ella no haya tenido que ver con su muerte, seguía siendo muy incómodo, pero el pelirrojo no le daba tanto misticismo al caso.
“Bueno, no es sólo por tus peleas con Billy. La batalla entre HiMEs y Rebels siempre ha sido un tanto exagerada, y nunca consideré que mi trato hacia ti pudiera ser excesivo, aunque con la cabeza más fría en el presente, tal vez algunas cosas podrían ‘revisarse’ un poco. Todos tenemos leves cambios de pareceres, incluso alguien como yo, por más que te cueste creerlo…”
“…” Cho miró al pelirrojo un tanto perpleja. Por primera vez, notaba algo remotamente semejante a un dejo de culpa en su previo enemigo. “Es normal que todos nos cuestionemos algunas cosas, pero… ¿a qué te refieres?”
“No sé si serán los años que pasan, o un extraño character development luego de varios juegos en una franquicia, pero ando meditando mis acciones más profundamente,” él sonrió con ironía. “Te pedí este momento porque pienso que es lo mejor sincerarme ante ti con respecto a un tema importante que ocurrió la vez pasada.”
“…”
“Seguramente ya sabes esto, pero además de llevarme bien con Osaka, fui un amigo de tu hermano antes de convertirme en tu Rebel.”
“Pues… me había dado la impresión que se conocían, pero…”
“Entonces no te lo habrá dicho, no me sorprende,” pareció encontrarlo gracioso y un tanto nostálgico. “Lo conocí fuera de Hanasaki, en tu primer año de secundaria. En ese entonces, él no se encontraba estudiando en la escuela y me resultó simple dar con él.”
“Tú… ¿tú fuiste a buscarle específicamente?” Cho se sorprendió.
“Cho, tengo que confesar que había planeado ser un Rebel desde el inicio de tu generación de HiMEs, y estuve mirando el desempeño de Billy con tal de aprender. También fue evidente para mí que él tarde o temprano no podría cumplir con su rol por cómo no hacía un buen trabajo, aparte que su superior ya se encontraba muy decepcionado de él. En pocas palabras, supe que terminaría siendo tu Rebel, y aproveché el tiempo de tu primer Rebel para estudiarte y llegar a conocer a aquellos cercanos a ti.”
“…” la peliceleste se tensó y desvió su mirada. “Suena a algo que harías… no es tan sorprendente… pero… ¿acaso tenías algo en mente con Roxas?”
“No en el sentido de hacerle daño. Más que nada, quería conocerte a ti, y hacerlo por medio de tu hermano iba a resultar muy sencillo,” Axel hizo una pausa. Sonreía, pero negó un par de veces y dejó su vaso sobre la mesa, para mirar de nuevo a su HiME. “Obviamente… nada es sencillo en esta guerra, y sé que terminé lastimando a tu hermano por mis acciones. Ese es mi mayor arrepentimiento. Roxas no será muy inteligente, pero es un buen chico, y me hubiera gustado ser amigo de él de haber estado en otra situación.”
“¿Qué fue lo que le hiciste?” Cho se preocupó. Ella apretó su vaso de bubble tea, sin saber cómo reaccionar ante esas noticias.
“Luego de familiarizarme con él, y al ver el deterioro en el trabajo de Billy, consideré en la mayor fortaleza de todas las HiMEs en general. Él es tu Key, y un combate contra ti sin recibir su apoyo iba a ponerme en ventaja…” dio un suspiro. “En ese entonces, Roxas ya tenía varios arrepentimientos con respecto a no estar estudiando, y también desarrolló remordimientos hacia ti por ocultarle todo lo que pasabas, y también por vivir en la casa HiME y dejarle atrás. Se sentía como un niño abandonado…”
“…”
“Le terminé dando la razón. Él me oyó, y sé que contribuí a que optara por alejarse de ti durante la segunda mitad de tu pelea. Habrá sido beneficioso para mí, pero también le causé bastante estrés y confusión sobre todo el asunto…” desvió su mirada. “No es necesario decir que, cuando me convertí en tu Rebel, él se molestó conmigo, aunque ello tampoco cambió su parecer sobre ti y sobre las HiMEs. Estoy convencido que sus problemas del pasado siguen arraigados en parte por mi culpa, y pienso que lo mejor es que lo sepas. Es posible que, por lo que hice, le causé más daño que un Rebel interesado en hacer al key de blanco o de rehén.”
“Roxas…” la HiME bajó su mirada a la mesa con tristeza.
“Ahora tienes todo el derecho de reclamarme. Iba a venir tarde o temprano…” él se encogió de hombros en un intento de bajar la tensión que sentía.
“No estoy contenta con lo que has hecho, eso es definitivo…” Cho frunció el ceño. “Que apuntes a mi hermano y le causes este conflicto con tal de envenenarlo en mi contra… hubiera preferido que apuntaras hacia mí de cualquier otra forma. Era mi pelea. Por algo había estado evadiendo conversar con mi hermano… no es que tenga que decírtelo. Sé que lo entiendes.”
“…”
“Pero… más que nada… es injusto…” ella comprimió sus puños encima de la mesa. “Es tan injusto… ¿por qué Roxas siempre tiene que ser el que sufre más en esto pese a que él no fue ni el Rebel ni la HiME? Axel… no somos muy distintos…” cerró sus ojos con fuerza, en un intento de contener sus ganas de llorar. “Puedo haberme apuntado nuevamente a ser una HiME y en verdad creo que es lo que debo hacer… pero mi mayor arrepentimiento siempre ha sido tener que involucrar a mi hermano en esto… quisiera poder ser HiME sin que a Roxas le afecte en lo más mínimo… quisiera que esté lejos de todo esto… aparte de eso, yo tampoco me arrepiento del pasado. Lo volvería a vivir si tuviera que hacerlo…”
“…”
“Que admitas lo que le hiciste… eso me deja entender que realmente te importa. De lo contrario no veo por qué lo harías…” Cho abrió sus ojos. Estos estaban llorosos, y la HiME intentaba contener su tristeza con tal de no ponerse a llorar. “Siempre fuiste un buen amigo de Osaka, y por más que hayas esperado a que Riku deje de ser mi Rebel, también fuiste amigo de él y de Tomaj. No es que hayas sido una mala persona, pero sí te tuve miedo y aprehensión porque eres calculador y práctico… Pero tampoco pienso responsabilizarte de mi hermano por completo. Él también es responsable por ser quien es, y yo pude haber hecho muchas cosas de otra forma.”
“Por cómo hablas…” Axel se le dirigió con un dejo de frustración. “Suena a que eres tú quien quiere hacerse responsable de él, pese a tus palabras…”
“Soy responsable de mis decisiones, y cómo éstas le afectaron…”
“No, sólo de lo primero,” él negó. “Ya te dije que Roxas no es muy inteligente. No te andes responsabilizando por el nido que él mismo se ha hecho. Sé que lo último prudente que puedes hacerle a alguien es decirle qué hacer, pero viéndote cómo andas, te aconsejo que dejes de tratar a tu hermanito como un niño. No es justo ni para ti, ni para él. Además, por su forma de ser, no me sorprendería que se encuentre causándote problemas e incomodándote a pesar de tu situación como HiME y de tener a ese Rebel raro que te tocó.”
“…”
“Estoy en lo correcto, ¿cierto? Tu silencio me lo confirma. Si sigues sintiéndote tan responsable de él, no serás capaz de tomar decisiones por tu cuenta, y este es tu propio asunto. Y no querrás involucrarle, pero él sigue siendo tu Key, y tienes que aceptar que es inevitable que al menos estará expuesto al peligro en ocasiones. Me parece que te has puesto ideales irrealistas con respecto a cómo quieres que todo funcione a tu alrededor. Debes deshacerte de ello y aceptar que la realidad es otra. Sólo así podrás estar en paz.”
“Tiene sentido…” Cho asintió con pocas energías y bajó su mirada. “Tendré que ver el modo de hacerlo… gracias por el consejo.”
“Siempre has sido así, me parece,” Axel tomó otro sorbo de su té antes de continuar. “Podrás tener a un recuerdo ‘tenebroso’ del pasado como yo, otra nueva amenaza que te hace falta conocer mejor y a un par de parientes problemáticos de distintas formas, pero pienso que tu mayor enemigo eres tú misma. Ten cuidado.”
“Sí… lo tendré en cuenta…”
“Puedes comenzar relajándote un poco y aceptar mi invitación,” miró hacia el bubble tea que yacía frente a la peliceleste. “Este puesto es muy popular al mediodía pese a ser recóndito de la mayoría de facultades. Sería productivo que descubrieras el porqué.”

La HiME terminó por hacerle caso y probar aquel delicioso té que le caía bien luego de los dulces que había consumido con los demás. Hablar con su previo Rebel de aquel modo le había dejado un tanto perpleja y reservada, pero finalmente había tenido una oportunidad para conocer a aquella persona detrás del rol, y como un individuo razonable. Esa conversación se le hizo reconfortante, y decidió quedarse un poco más de tiempo para aprovechar ese muy raro encuentro. Tendría que dejar la recolección de sus artículos personales en su casa para el día siguiente ya que se le hacía tarde.




Los paramédicos actuaron con suma rapidez y llevaron al inconsciente estudiante a emergencias. Ellos llegaron a una habitación personal de reposo en el hospital dentro de Rizembool. Felizmente, poco después de que Hajime fuera apoyado sobre la cama, él recuperó la consciencia.

“…” se sintió entumecido y le tomó un tiempo en notar que estaba recostado. Abrió sus ojos con pesar al notar una iluminación artificial ya muy familiar para él, y su visión se ajustó para observar a quienes estaban frente a él.
“¡Hajime!” exclamó Ayesha, mortificada. “¡Has despertado! ¡Wahh qué alegría!”
“A-Ayesha…” él se alarmó por notar a su amiga al borde de las lágrimas e intentó levantarse, pero al impulsarse con sus brazos sintió unos mareos que le hicieron perder el balance. A su costado, Komaeda inmediatamente le sostuvo.
“No te esfuerces, Hinata-kun,” le pidió Komaeda, quien volvió a recostarle.
“Komaeda… ¿qué pasó?” el pelimarrón miró a todos, quienes tenían sus ojos fijos en él y se encontraban un tanto inquietos. “Yo… ¿me desmayé?”
“Sí, pero parece que estás bien…” Nio caminó al otro costado de la cama para mirarle de cerca. “Recién nos conocemos, Hajime… por favor, ten mucho cuidado…”
“Nio…”
“No es que Hajime haya querido perder el conocimiento, Nio,” observó su hermana mayor. “No le hagas sentir responsable…”
“P-perdón…” la pequeña bajó su mirada.
“No, en verdad no hubiera querido asustarles, y menos a ti…” él sonrió a la menor y le dio un par de palmaditas en la cabeza. “Lo siento mucho, te prometo que no volverá a ocurrir…”
“Sí…” ella asintió.
“Menos mal que sólo ha sido un susto,” Osaka sonrió. Ella estaba parada al pie de la cama. “Las enfermeras revisaron tu pulso, y nos dijeron que no te encuentras débil. Seguro que no debemos preocuparnos.”
“Espero que no…” Hajime desvió la mirada, incómodo. “No quiero pasar más tiempo dentro de un hospital…”
“Sin embargo, Hinata-kun…” Komaeda le miró con leve reproche. “Estoy a cargo de vigilarte y prevenir que este tipo de sucesos ocurran. Entiendo que no te gusta incomodar, pero si en algún momento te sientes un poco decaído, tienes que avisarnos. Sigues todavía delicado y no puedes descuidarte…”
“Estoy de acuerdo con Nagito,” Ayesha asintió con urgencia. “Por favor, ayúdanos a entender cómo te sientes. Nosotros sólo podemos adivinar.”
“T-tranquilos,” Hajime se sintió culpable por andar preocupándoles así. “Disculpen…”
“No te disculpes, es normal que otras personas se preocupen,” dijo Tomo con leve impaciencia. Ella se encontraba un poco más lejos del ‘punto’ de interés, al sentirse un tanto fuera de lugar por apenas conocer al chico, pero como Osaka estaba cometida a acompañarles, supuso se quedaría a esperar un poco más. “Esto le puede suceder a cualquiera, de todos modos…”
“…” asintió, y se puso a meditar. “Realmente me sentía bien hoy. No tuve ningún malestar. De la nada, sentí confusión y mareos, y ahora he despertado aquí…” entrecerró los ojos. “No sé… estaba pensando en algo, creo, pero no recuerdo…”
“Hajime…” Ayesha estaba consternada.
“Pero no te preocupes por mí, Ayesha,” le sonrió suavemente. “He tenido este tipo de recaídas anteriormente. Es más, creo que me ando recuperando. Ya no parece ocurrirme con tanta frecuencia. Estoy seguro que sólo debo mejorarme…” mantuvo su sonrisa, aunque ello no era algo que él mismo creía. Le inquietaba mucho tener esos episodios, pero no iba a compartir sus preocupaciones con los demás.
“Siempre y cuando te cuides, sé que estarás bien, Hinata-kun,” Komaeda asintió, convencido. “Tengo grandes esperanzas en ti.”
“Como mi nuevo onii-chan, yo también,” Nio sonrió.
“Hehe, con tantas personas apoyándote, no va a haber ningún problema,” dijo Osaka. “También puedes contar conmigo para lo que necesites, Hinata-kun~”
“Sí… gracias a todos…” asintió. Los ánimos a su alrededor se habían incrementado, y a pesar de encontrarse en una cama dentro de un hospital, se sentía a gusto de tener a amigos presentes con él y brindándole apoyo. Los monótonos meses internado en el hospital y en completa soledad parecían haber llegado a su fin, o al menos eso esperaba. “Tengo que ponerme en contacto con uno de mis supervisores. No me sorprendería que necesite su autorización para salir de alta.”
“Le pedí a una de las enfermeras que les avisara,” dijo Komaeda. “Me he dado cuenta que no tengo el contacto de ninguno de los dos a la mano. Tendré que pedírselos la próxima vez.”
“Ya es hora que alguien llegue,” Tomo se encogió de hombros. “O sea, aparte de recostarte, observar tu rostro y tomar tu pulso, no te han dado más atenciones. Uno esperaría que los de Rizembool fueran un poco más atentos…”

“Tenemos a una pequeña impaciente entre nosotros…” Tsurumaru sonrió. Él se encontraba apoyado en la pared detrás de la exPrincess y terminó por sorprender a todos los presentes a pesar de haber ingresado por la puerta entreabierta de la habitación. “Hahaha, ¿será que tengo poca presencia? Pero alégrense, porque las sorpresas son importantes para la existencia.”
“¿D-de dónde saliste, raro?” Tomo le miró casi como una chusma (?) lo cual sólo hizo al otro reír más. “¿Y cuánto tiempo llevas aquí?”
“No mucho, sólo no quise entrometerme en la conversación de confraternidad de todos…” sonrió tranquilamente. “Oí sobre tu percance, Hinata-bou. Lamento que te haya ocurrido. Vine para ver si estabas bien.”
“¿Tú viniste?” Hajime ladeó la cabeza. “Eh, nada en contra de ti, pero no eres uno de mis asesores…”
“No lo soy, pero ambos se encuentran muy ocupados en este momento y me pidieron el favor. Tengo bastante contacto con los dos, después de todo,” movió una mano a un costado como quien le restaba importancia, manteniendo una sonrisa relajada e indiferente. “Puedes alegrarte. No hay motivos para que te quedes internado en el hospital. Las enfermeras te están preparando una merienda, y luego de un breve reposo, serás libre de regresar a tu habitación.”
“¿En serio?” Ayesha le miró con sus manos juntas, esperanzada.
“Por supuesto, no tienes de qué preocuparte,” asintió con energías.
“¡Ahh, qué felicidad!”
“Sí es un gran alivio,” Nio dio un suspiro. “Estoy muy joven como para que mis mayores estén en peligro de muerte…”
“Ehh…” Hajime le miró con leve aprehensión.
“¡N-Nio!” Ayesha se escandalizó. “¡Eso no es verdad!”
“Pues, siempre he sido enfermizo, así que la idea de morir no es muy ajena a mí,” comentó Komaeda, sonriendo incómodo como quien comentaba una idea graciosa.
“¡Ahhh no digas eso!” la rubia se torturó.
“¡Hahaha!” Tsurumaru se puso a reír con ganas. “Me caen muy bien. Con esos ánimos, les aseguro que se encuentran lejos de lo inevitable.”
“¡Sí, lo mejor es vivir todos los días con buen humor y entretenimiento!” exclamó Osaka. “Hehe, esto fue divertido.”
“Ehh, sí, pero no mucho para mi onee-chan…” Nio sonrió un tanto incómoda.
“No que no lo hayas visto venir,” comentó Tomo.
“Hehe, muy cierto~”
“Nio…” Ayesha se lamentó.
“Ese es todo el mensaje que tenía para darles. Disfruten del resto de la tarde,” Tsurumaru alzó su mano en señal de despedida. “Descansa bien hoy, Hinata-bou. No quisieras perder clases.”
“Sí, lo sé.”
“Gracias por la visita,” dijo la rubia.
“¡Espero que nos volvamos a ver pronto!” Osaka sonrió ampliamente.

El grupo rodeando a Hajime se internó en una conversación más animada. Tsurumaru les miró de reojo con una sonrisa y procedió a caminar hacia la puerta, cuando en eso vio a Tomo levemente inconforme con la situación.

“Parece que tienes algo en mente, ¿no es así?”
“Esperaría que Rizembool no diera de alta sin realmente probar que esté bien,” frunció el ceño. “O sea, obvio que Rizembool a lo mucho tendrá una excusa de un departamento de recursos humanos, pero si se molestan a atender al chico cada vez que le pasa algo, deberían preocuparse un poco más.”
“Estás completamente en lo cierto con el detalle de recursos humanos, hahaha. Pero te aseguro que Rizembool sabe lo que hace.”
“No parece que te importa mucho. Bueno, a mí tampoco.”
“…” él le miró directamente, sin inmutar su sonrisa. “Me importe o no, lo sé con certeza. Rizembool tiene sus asuntos bajo control, mucho más lo que otros lo esperarían… ¿no se supone que tú, de entre todas estas personas, deberías saberlo bien?”
“¿Eh?” no podía creer que ese ruidoso wannabe Rebel le acababa de dar leves escalofríos sin siquiera cambiar su expresión.
“Eres la exPrincess de Shinkouhyou. Incluso con tu poca participación en la guerra, pudiste familiarizarte con cómo las cosas funcionan por aquí gracias a tu Rebel. Estoy seguro de ello.”
“…”
“Pero sé que andas jubilada, así que no pienso inquietarte más,” se despidió agitando un par de dedos. “Nos veremos en otra ocasión.”

Él se marchó a un paso tranquilo mientras Tomo le miraba con ligera desconfianza y frustración. Sí, Rizembool nunca iba a cambiar…




Osaka y Tomo no tardaron en despedirse de Ayesha y los demás, quienes se quedaron en esa habitación para acompañar a Hajime. Las dos provenientes de Hanasaki caminaron por el pasillo del hospital hacia la salida para regresar a su centro de estudio.

“Es muy genial, Tomo-chan,” Osaka sonrió. “Hace muy poco no conocíamos a toda la gente que conocemos ahora. Hanasaki y Rizembool sí pueden crear unas oportunidades únicas para todos, pese a ser una guerra, ¿no lo crees?”
“No lo sé, parece muy raro,” se encogió de hombros, con indiferencia. “Hasta nos juntamos con gente de Rizembool y el mismo Rebel de Cho.”
“Hehe, pienso que es muy divertido. También fuimos amigas de Rebels hace tres años, no es que sea muy raro. Es más,” se mostró determinada y con sus ojos brillantes. “Me da la impresión que las tensiones entre los estudiantes han bajado. Para poder venir de paseo y tener a varios amigos que tienen y no tienen que ver en el asunto, se nota que todos tenemos la mente muy abierta.”
“Será. En verdad no me pongo a pensar con tanto entusiasmo como tú, Osaka.”
“Aw, pero sería bueno que lo hicieras, Tomo-chan.”
“Sí, sí, tampoco quiero quedarme como aburrida…” Tomo se puso a pensar. “Y a todo esto, ¿dónde estará el Rebel de Youmu? Sé que Rizembool es enorme, pero alguien con una apariencia tan rara como ese chico resaltaría hasta en una multitud.”
“Hm, tienes razón… supongo lo veremos tarde o temprano. Esta definitivamente no será nuestra única visita por aquí.”
“Sí, esa amiga de Cho nos está dando buenas excusas para venir.”
“Aunque, si hablamos de Rebels, ¿no te da la impresión que ese chico peliblanco que nos vino a visitar tiene un gran potencial?”
“¿Eh?” Tomo le miró como si la desconociera. “Eres una exHiME apasionada a Hanasaki. ¿Qué haces scouting Rebels?”
“Sólo lo digo porque me pareció muy cool~” sonrió con alegría. “Por su forma de ser me recuerda a Axel y él siempre ha sido awesome. Además, Tsu…eh… no recuerdo su nombre, pero ese chico viste con un kimono blanco con toda la pinta de un kendoka. Quizás lo sea.”
“Puede ser…” Tomo frunció el ceño. “No lo sé. Ese chico me da malas vibras.”
“¿Eh? Pero si es el asesor de Yukko.”
“No sé si eso significa mayor credibilidad, pero, en fin. Tal vez él ya fue un Rebel en el pasado. Me sorprendería que su tipo haya dejado pasar la oportunidad.”
“Hm, tiene sentido… pero Tomo-chan, ¿por qué él te parecería raro?”
“Intuición, creo…” negó frustrada. “Meh, sólo olvídalo. Verte relajada me deja entender que debería estar igual. De todos modos, yo no soy la que tiene que preocuparse aquí, ¿cierto?”
“¿Eh?”

“Fufufu, muy cierto,” comentó Shinkouhyou, quien se había aparecido caminando al compás de las dos chicas con completa naturalidad.
“¡AHH!” Osaka dejó escapar un breve grito que le costó una mirada severa de una enfermera a distancia. La HiME se alegró ni bien la sorpresa había pasado. “¡Shin-kun! ¡Tanto tiempo sin vernos! ¡Qué alegría! ¡Veo que no has cambiado en lo absoluto!”
“Lo mismo digo…”
“Ehh…” Tomo hizo una mueca de incomodidad y disgusto por ver a aquel peliblanco. Hace un corto rato que había sido recordado de él, y se aparecía tan oportunamente. “¿Qué quieres de nosotras?”
“No pareces recordarme con tanto aprecio,” sonrió entretenido. “Pero como mis previas ‘afiliadas’, supuse que les honraría con mi presencia para variar.”
“Hehe, siempre es un honor~” dijo la previa HiME. “Soy amiga de muchos Rebels de otras HiMEs, y precisamente por ello no quiero perder el contacto con mi propio Rebel.”
“Ugh, pero siempre has sido un mal augurio…” la exPrincess entrecerró sus ojos. “¿Qué pasó? ¿Hemos pisado una mina de la trama? ¿Estamos a punto de encontrarnos con el final boss prematuramente? ¿Vas a volver a falsificar la muerte de Osaka o algo?”
“Fufufu…” el mayor sonrió con ironía. “Tienes una buena visión para saber que mis visitas suelen no ser completos caprichos, aunque mi aparición ahora es mucho más ‘inofensiva’ que tu fatalista imaginación.”
“Deberías dejar de sospechar tanto de otros, Tomo-chan…” Osaka negó con una expresión desanimada y un tanto recriminatoria.
“Tú deberías prestar más atención a las cosas, Osaka.”
“Estas visitas que tienen a Rizembool sí les permitirán conocer más de cerca a ciertos individuos interesantes. Después de todo, si bien Rizembool (y yo, a cierta medida) es constante en la historia de este conflicto, las ambiciones del lado de los Rebels han pasado de generación en generación…” se encogió de hombros. “Y, a diferencia de Hanasaki, ni la cúpula de poder ni las ramificaciones de la misma han sido fáciles de deducir. Vine en parte porque esta tan inocente visita les ha hecho hincapié a diversos ‘detalles’ que, en mi punto de vista, les proveerán de bastante entretenimiento.”
“Esa diversión siempre ha sido tu meta en la vida, ¿no es verdad?” le preguntó Tomo, frustrada.
“Indudablemente.”
“¿Y qué mina hemos pisado entonces? ¿Es ese wannabe Rebel? ¿Es el grupo de amigos? ¿Acaso será el hecho que uno se desmayó?”
“Fufufu, ¿qué será?” le miró de reojo. “Pero siempre he encontrado muy entretenida tu habilidad de dar ciertas precisas observaciones…”
“¿Eh?” Osaka ladeó su cabeza y miró a cada uno, como quien demandaba explicaciones. Ella no llegó a comprender bien las palabras de su Rebel, como era usual.
“…” mientras que Tomo las interpretó como una afirmación redundante a sus hipótesis. “Qué pesado. Nunca vas a ser explícito con las cosas.”
“Entonces te invito a hacer más visitas y conocer mejor a los habitantes aquí. Como tú dijiste, tú no eres quien debería preocuparse…” Shinkouhyou pasó a dirigirse a su HiME. “Mi segunda razón para aparecerme tiene que ver contigo.”
“¿Cómo así?”
“Estos días que te esperan van a estar cargados de bastante tensión y conflictos en tu entorno cercano, además de cambios radicales en la forma en la que vives presentemente. No duele al menos darte la advertencia. Puede que termines aprendiendo algo para variar.”
“Eh…”
“…” Shinkouhyou rió para sus adentros y fue al grano. “Ya ha comenzado. ¿Cuándo fue la última vez que revisaste tu celular por mensajes…?”
“Ah, eh, verdad. Por conversar con todos, lo puse en silencio…” Osaka buscó su dispositivo en su mochila.
“¿Acaso ha habido una emergencia?” Tomo se mostró escéptica. “El Rebel de Cho está distraído con su amigo y ella no es tan descuidada como para que le atropelle un carro afuera…”
“¡AHH!” Osaka se asustó al ver el mensaje que Horikawa le había enviado, hace ya casi una hora. “¡Roxas está viniendo para acá!”
“¿E-en serio? ¿Cómo se enteró?” dio un pesado suspiro. “Pero no te alteres. Cho se fue hace un rato, se le pasará el fastidio para cuando la vea.”
“No… ella sigue en Rizembool, se encontró con otra persona,” explicó el exRebel, con paciencia y su clásica sonrisa. “Les aconsejo que vayan hacia la salida inmediatamente…”


Había pasado un rato y la estresante conversación de la rivalidad entre las universidades había pasado a segundo plano. Los previos enemigos tuvieron una corta conversación para ponerse al día mutuamente, aunque por cómo habían acabado sus bebidas, estaba por terminar. Si bien los dos iban a estar en mejores términos desde ese punto, tampoco serían cercanos, y era algo entendible que ellos habían aceptado tácitamente. Lo importante fue dejar el conflicto mayormente en el pasado.

“Química, no me sorprende que te busques una carrera que cause tantos dolores de cabeza,” Axel negó con una sonrisa frustrada. “Pero lo que te parezca mejor, no juzgaré tus decisiones en la vida.”
“Es una reacción normal, no a muchos les gusta el tema,” Cho asintió y se mostró algo inconforme. Esa actitud del pelirrojo era prácticamente un juicio de su parte.
“Haha, no me tomes en serio. En parte te viene bien. Oí que tu Rebel también la sigue, así que puedes premeditarte a algunas de sus estrategias.”
“Uhh… no es tan fácil como lo creerías. Es una rama muy versátil de la ciencia…”
“No te andes bajando sola la moral. Después de todo, tú eres la que tiene más experiencia en el campo de batalla. Es cuando piensas demasiado las cosas que comienzas a ver todo lo negativo, así que no lo reflexiones tanto.”
“Tienes mucha razón…” su exRebel parecía poder leerla como un libro abierto y le daba escalofríos. Por algo siempre pudo hacerle muy difícil la batalla hace tres años. Cho se levantó recogiendo su vaso del té vacío. “Eh, gracias por el té…” desvió su mirada. “Supongo esto fue más agradable de lo que pensé…”
“Me alegra, eso quiere decir que tengo menos asuntos pendientes del pasado,” sonrió e imitó su acción. “También debería buscar algo que hacer. Debo dejar de faltar a todas mis clases en un día.”
“Ehh…”
“Soy listo, me las puedo arreglar,” le restó importancia.
“Ehm, ya que estamos en el tema del pasado…” Cho dio un suspiro. “Si no es mucho pedir, quisiera que también pudieras conversar con Roxas. Sin duda… yo no fui quien dio el primer paso para esta conversación, y sé que él tampoco lo haría, pero pienso que él tiene mucho más pendiente que yo… s-sí no es mucha molestia…”
“Cho, no es por minimizar mis acciones en el pasado, pero…” él negó. “…quizás no sea lo más prudente de momento. Tu hermano no tiene voluntad alguna de oírme y ni pudo tolerar mi presencia durante la visita al museo. Prefiero esperar a que él resuelva sus asuntos internos y tenga una mejor disposición. De lo contrario, tengo el presentimiento que lo empeoraría todo.”
“…” se vio desanimada. “Comprendo…”
“Lo mejor es no intentar decirle qué debe hacer. Él tiene que resolver sus ideas por su cuenta,” negó con leve frustración. “Con lo cabeza dura que es, ojalá no se tarde demasiado.”
“…” asintió. “Bueno, gracias. Con permiso…”
“Ah, antes que te vayas…” le detuvo. “Si bien hablamos de tu hermano, él es tu Key. Mejor no intentes alienarlo del conflicto otra vez. En parte es porque te seguirá resintiendo, y también es porque él es prácticamente el único que te puede ayudar.”
“…” Cho se mostró inconforme.
“Sólo considéralo, es mi parecer. No te sientas obligada.”
“Sí… gracias por el consejo…” hizo una pequeña reverencia. Nunca pensó que estaría en una situación en la cual aquel exRebel se molestaría en darle consejos y dialogar tranquilamente con ella. Sin duda lo apreciaba mucho, pero la idea de involucrar a su hermano le daba escalofríos. “Sería difícil… no es algo que me veo hacer… aunque entiendo tu punto…”

Ella iba a despedirse, cuando en eso, oyó una voz detrás de ella que le llamó… y que le dejó petrificada. Vio a Axel frustrarse de sobremanera y llevarse una mano a su frente.


“¡Cho!”
“…” ella tomó un corto tiempo en darse media vuelta para dirigirse a su hermano. Vio a Roxas alterado, en shock, y con una molestia e indignación características en su rostro. No podía ni explicarse cómo él pudo haberse enterado del paseo, pero lo más importante era que, por las presentes condiciones, completamente malinterpretaría su motivo de estar en Rizembool. “R-Roxas, ¿qué haces aquí?”
“¡Debes estar bromeando!” él no se hizo rodeos e inmediatamente procedió a reclamarle. “¿Que qué hago yo aquí? ¡Tú eres la HiME! ¡Tú deberías ser quien me lo responda!”
“Vine acompañando a Ayesha y a su hermanita a encontrarse con unos amigos que estudian aquí. Ella tenía miedo de venir sola y-”
“¡No puede ser que te andes exponiendo a Rizembool así nada más! ¡Además sé que ella es amiga de Komaeda!” Roxas bajó su mirada en shock, desconociendo a su hermana. “¿Qué estás haciendo, Cho? Tú no eres así. No puedes andar haciendo favores a otros cuando tú eres quien tiene todas las de perder…”
“Entiendo, pero…”
“¡Y para colmo lo ocultaron completamente de mí!” comprimió sus puños y volvió a alzar su voz. “¡Tuve que enterarme al escuchar una conversación entre Horikawa y Urashima!”
“¿E-eh?” la peliceleste se sorprendió. Pero, ¿ellos cómo lo sabían? Comprendió inmediatamente que Osaka debió habérselos dicho, por más que no debió decírselo a nadie.
“¡Tenía entendido que debíamos estar del mismo lado! ¡Al menos debiste decirme lo que tenías planeado! ¡Esto es injustificable!”
“Oye, para tu coche…” Axel se encogió de hombros. “Si te pones así, ¿cómo esperas que otros te digan sobre sus planes? ¿No crees que tu hermana ya tiene suficiente?”
“¿Y qué haces tú con ella?” le reclamó el Key. Este miraba al Rebel con mucho fastidio, aunque cierta incomodidad y temor al reconocer a ese exRebel como demasiado peligroso.
“Me la encontré caminando a toda velocidad hacia la salida y le pedí una conversación breve, como los conocidos que somos,” contestó con toda confianza y comodidad. “Es algo perfectamente normal y razonable. Además, tu hermana estaba por irse, como tú mismo debes haberte dado cuenta.”
“Tú no tienes derecho alguno de acercarte a Cho, mantente alejado…” el rubio entrecerró sus ojos luego de dar esa amenaza.
“Ella accedió. No andes decidiendo qué es lo que ella debería hacer o no. ¿No crees que es injusto para ella que se aferre a tus condiciones?”
“¡No te escucharé! ¡Tú no tienes nada que decir aquí! ¡Además, Cho no debería hablarte por cuestiones de principios!” él regresó su mirada a su hermana. “¡Tú sabes bien cómo son las cosas, no actúes como Osaka, por favor! Recibí tu mensaje de que necesitas entrenar y debes quedarte en Hanasaki, ¿entonces por qué estás aquí? ¿Acaso es una broma para ti?”
“R-Roxas…”
“¡Y definitivamente mantente alejado de tus enemigos! ¡Tampoco pienso dejar que actúes tan irresponsablemente o seas tan pasiva!” él empezó a temblar de cólera y frustración.
“Entiendo que es imprudente, Roxas, pero…”
“¡No hay ningún pero que valga! ¡Si vas a ser así, tendré que prohibirte que salgas de Hanasaki! ¡Ese es el lugar donde puedes estar más segura! ¡Estás teniendo muchos problemas con tu Rebel y entrenando que debes dejar de ponerte vulnerable!”
“…” Cho sintió un tic en la ceja. En verdad no quería causar incomodidades a su hermano, pero recordaba la conversación que acababa de tener con Axel, especialmente algunos detalles importantes… Roxas sin duda siempre había sido tratado como un niño por ella, y luego de oírle atentamente, él ya daba muchos indicios de estarle demandando demasiado y de controlar sus propias decisiones. En un intento de protegerle… seguramente les estaba haciendo daño a ambos, y la HiME decidió que ello no podía continuar. “Roxas, tú… ¿me estás prohibiendo salir de Hanasaki?”
“T-tienes que comprender el peligro, Cho…” Roxas se quedó helado. En su molestia, se había vuelto a expresar sin pensar bien en lo que decía.
“Sé que es peligroso…” la HiME cerró sus ojos y comprimió sus puños para reunir fortaleza. Se decidió, y miró fijamente a su hermano. “No es la primera vez que soy una HiME y he pasado por varias cosas. No por eso me descuidaré, pero tampoco puedo dejar que mi vida se vea arruinada por ser HiME.”
“Pero eso…”
“Y mucho menos voy a escuchar a alguien que no estuvo en mi lugar,” ella se amargó. “¿Por qué dices que me estás prohibiendo algo? ¿Por qué tratas de demandarme tanto y de esperar que cumpla con todo lo que dices? ¿Es que acaso siempre te he dado demasiado caso en mis decisiones? ¿No crees que eso está mal?”
“E-espera…” él se inquietó. No había esperado ver a su hermana reaccionar así con él. Sentía con pesar y casi dolor físico la mirada del exRebel sobre ambos. “¡U-un momento! ¿Qué es lo que Axel te acaba de decir? ¿Esto es obra de él, no es así?”
“Él no me ha dicho nada, deja de hacer conflictos en su nombre. También te lo dije antes, Roxas. Él fue mi enemigo. No sé qué problemas tengas con él, pero tu situación es diferente a la mía, y él no fue tu Rebel. No actúes como si tú estuvieras en mis zapatos.”
“¡Sigo siendo tu Key y por supuesto que me preocupo por ti!”
“Pero, nuevamente, tú no peleaste contra él. Él no fue tu Rebel.”
“¡Ese no es el punto!”
“¡Shinkouhyou fue tu Rebel!” exclamó Cho, perdiendo la paciencia. La mención del peliblanco dejó frío a Roxas. “Tú fuiste el Knight de Osaka la vez pasada y peleaste a su lado. También aceptaste a ser el Meister de Mariko cuando ella te lo pidió. Y todo esto lo decidiste por tu cuenta, sin consultarme, sin pensar en qué podría decir. ¿Entonces por qué pretendes que ahora tengo que seguir todo lo que tú tienes que decir sobre mis asuntos? Roxas, sinceramente, ¿cómo es que tú me ves?”
“Ch-Cho…”
“Entiendo que estés preocupado por mí, es normal, pero sé que siempre temiste por Osaka y por nuestras amigas HiMEs, y a ninguna de ellas les causaste tantos líos. Nunca te quejaste de las decisiones de Osaka de ser amiga de Rebels aparte de esperar que no se metiera en problemas. No es justo que sí lo hagas conmigo, al punto de hacerme sentir responsable y en constante falta con tus demandas. Siento preocuparte, pero por favor, deja de causarme tantos malestares. Esta es mi pelea… y es algo que debo hacer por mí misma. No te metas en mi camino.”

Cho dejó sus hombros caer al soltar la tensión de la cual se había armado, y miró brevemente a Axel como quien se despedía. Este se encogió de hombros, esperando volver a pasar desapercibido y lo más alejado del conflicto.

“¡Cho, espera!” reclamó Roxas.
“¡Necesito estar sola!” le contestó con fuerza y sin voltearse. La peliceleste caminó fuera de ese ambiente y en dirección a la salida. No tardó en salir del campo de visión de ambos.



Roxas pensó en seguirle, pero simplemente no pudo ignorar la presencia del pelirrojo, a quien se le dirigió con amargura.

“¿Qué fue lo que le dijiste…?”
“¿Acaso siempre tengo que decir algo para amargarte la vida?” vio al Key tensarse, como era usual. “No te veas así. Dije la verdad, me encontré de casualidad con tu hermana y esperaba hablar para dejar más atrás lo ocurrido hace tres años. También fui honesto con mis intenciones la vez anterior en el museo…”
“¡No! ¡Eso no te lo creo! ¡Debes tener segundas intenciones!”
“Ya no soy el Rebel, para con tu actitud…” negó frustrado y terminó mirándole con leve severidad. “Y también, como dijo tu hermana, deja de usarme como excusa para tus conflictos. A eso le agregaré que dejes de culparme por todas tus faltas,” notó cómo le estaba molestando más, pero no iba a quedarse con las ganas de decírselo. “Te sabrá bien que termines admitiéndolo, pero hay un punto en el cual uno debe dejar de culpar a otros. Tú eres con quien tu hermana está molesta, así que, ¿por qué no asumes responsabilidad para variar?”
“Cállate…” Roxas comprimió sus puños y estuvo tentado a darle un puñete, pero entonces oyó a Osaka acercarse donde ellos.
“¡Deténganse!” exclamó la preocupada exHiME, seguida de Tomo. “¡No se peleen, por favor!”
“Ah, good,” Axel sonrió con ironía. “Hey lovely ladies, ¿me harían el favor de apresar a este rubio temperamental?”
“¡Cómo te atreves!” el Key perdió la paciencia, pero justo llegó Tomo para agarrarle de atrás. “¡S-suéltame! ¡No le hagas caso!”
“¡N-no te molestes en responderle! Cálmate…” le dijo Tomo, con dificultad.
“Shin-kun me dijo que Cho estaba por aquí,” dijo Osaka al pelirrojo, consternada. “¿A-acaso…?”
“Ella se acaba de ir,” contestó, negando. “Tuvo una breve discusión con Roxas.”
“N-no…”
“Lo lamento, nunca pensé que causaría tantos problemas con una inocente conversación,” confesó el exRebel. Él sonrió a sus amigas. “Lo mejor será que me vaya de una vez. Les aconsejo lo mismo.”
“…” Roxas le miraba con cólera. Ya se había calmado, pero seguía agarrado por Tomo en caso que fuera a molestarse de nuevo.
“Niño…” el mayor le miró con reproche. “Puedes estar molesto conmigo todo lo que quieras, pero no te olvides de prestar atención a lo que más lo necesita.”
“…”

Luego de que el exRebel se retirara, el ambiente perdió el estrés sobrecargado lentamente. El Key fue soltado y este bajó su mirada mientras pensaba en la molestia con la cual su hermana se había expresado. Entrecerró sus ojos y mostró gran inquietud… temía bastante lo que ese cambio tan radical fuera a significar… especialmente si ese pelirrojo sí tuvo algo que ver en eso.

Tenía un mal presentimiento…




Habían pasado poco más de un par de horas, y ya había caído la noche. Cho estaba ocupando su vacía habitación HiME, la cual sólo tenía lo más básico y carecía de artículos personales. Felizmente, Lince le pudo proveer de una pijama rudimentaria y utensilios para el aseo.

Estaba sentada en su cama mientras terminaba de hablar con Osaka por medio de mensajes en su celular. Le había pedido que le llevara una mochila con sus ropas y artículos más importantes al día siguiente. No quería tener que ir a su casa y correr el riesgo de encontrarse con su hermano. No se sentía con la voluntad de verle. Reclamarle como le había hecho se sentía extraño y algo amargo, pero también había sentido una fuerte liberación de un gran peso de encima… fue algo que había querido hacer desde hace mucho.

Siempre se había sentido con el interés de decidir qué hacer y cómo lidiar con la situación. Preocuparse por cómo su hermano se lo tomaba muy personal y cómo le afectaba de sobremanera siempre fue limitante para ella, sobre todo porque la actitud de él nunca le había ayudado… también se sintió extrañamente bien haberle sacado algunos asuntos del pasado encima, por más que hubiera esperado nunca hacerlo…

Se iba a quedar algunos días meditativa al respecto, pero iba a concentrar sus fuerzas en entrenar y volverse una mejor HiME que finalmente pudiera arreglárselas sin ayuda de nadie.

Oyó a Lince llamarle del otro lado de la puerta para anunciar que la cena estaba servida, así que se levantó. Si bien no estaba animada por la comida experimental de la ama de casa, esa noche iba a recibir el cambio de rutina con los brazos abiertos.

Sabía que todo iba a cambiar a partir de ese momento, aun sin tener idea sobre cómo sucedería…
« Last Edit: July 09, 2017, 10:57:26 AM by Cho »


Isumi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #248: January 31, 2017, 04:55:05 PM »
GIRI GIRI

de nuevo, me faltan icons los haré otro día XDD



07.New World Order; part 2.

Saiko's POV

Me pregunté si en algún momento me despertaría de nuevo para volver a revivir la escena de Isumi llorando por el final de One Piece, pero ese no fue el caso.

Frente nuestro se encontraba una chica arrodillada con su cabeza en el suelo, rogandonos que la ayudaramos por cuestiones de seguridad nacional. La misma chica que hacía unos instantes nos amenazaba con un hacha.
Detrás de ella una cyborg de últimisima tecnología, capaz de expresar emociones y con personalidad propia.

Shuujin y yo nos quedamos sin palabras ante tan loca situación, por lo tanto la primera en hablar fue Isumi.

-Espera… ¿Aigis?- Quien al parecer reconoció a la cyborg.
-Hola Isumi, ha pasado tiempo. Bueno, no para ti.- La tal Aigis la saludó con una cálida y nostálgica sonrisa. -Veo que aun me recuerdas.-
-Bueno… recuerdo tu nombre, recuerdo que eres una cyborg y que fuiste una HiME.- Eso último me dejó perplejo. ¿Una HiME cyborg? ¿En el pasado de donde vino Isumi? Eso podía solo significar que o viajó también por el tiempo, o vivió todos esos años hasta el día de hoy. Y estaba convencido de que se tratara de la segunda opción, considerando su saludo. -Pero más allá de eso, mi memoria está un poco borrosa…-
-Es entendible, después de lo que pasó. Tsubasa me contó todo. -Ah, la chica de la carta. -Es ya un milagro que hayas logrado recordarme.-
-Haha, supongo…- Isumi reía algo desconcertada. -Oye pero, ¿qué es esto de seguridad nacional? ¿Qué tengo que ver yo?-
-Pues…-
-No, espera.- La interrumpió Isumi tomando un tono más agresivo. -Antes que nada ¿quién carajo es esta loca que trató de matarnos y destruyó la puerta del apartamento? No piensen que vamos a dejarla ir sin que pague las reparaciones.-
A responder la pregunta de Isumi, fue Junko quien aun en la misma posición, con sus brazos deslizó hacia adelante unos cuantos billetes y dijo. -Espero que esto sea suficiente para las reparaciones.-
-WOW- El primero en exclamar la sorpresa de ver tanto dinero en una vez fue Shuujin. -Saiko, ¡con esto no tendremos que trabajar nunca más en la vida!- Me susurraba sin quitar la mirada del dinero.
-Como si te hiciera feliz dejar de escribir.- Le hice notar.
-Bueno pero… podemos tomarnos unas vacaciones.-
-Eso no estaría mal…-
-Yo no contaría con eso. -Nos interrumpió Aigis. -Ustedes fueron quienes rescataron a Isumi, y ya se han visto envueltos en demasiadas cosas como para dejarlos ir.- Espera. ¿Acaba de decir ‘dejarlos ir’? -Especialmente tú.- Dirigió su mirada hacia mi. -Nuestros sensores indican que has tenido ‘el sueño’.-
-El sueño… ¿Te refieres al sueño del terremoto?-
-Exactamente. No es una coincidencia que Junko llegara en el momento que te despertaste.- No entendí lo que quiso decir con eso, pero tampoco quise preguntar. -Les explicaría mejor, pero es preferible hacerlo en un lugar más privado.-

Me pregunté qué tanta más privacidad necesitaban cuando Aigis volteó su cabeza hacia afuera como indicando que alguien podría estar escuchándonos.
Así de importante era la cuestión.

Junko entonces se puso de pié y le entregó el dinero a Isumi quien instintivamente se volteó a pasarselo a Shuujin.
Y con una expresión sombría dijo en voz baja. -Lo siento chicos… han sido arrastrados a todo esto por mi culpa…-
Shuujin entonces tomó las manos de Isumi en las suyas haciendo que la chica mirara hacia arriba. -No te preocupes, no es como si fuera tu culpa.- Le dijo con un tono tranquilizador. -Además no todos los días nos encontramos con HiMEs desmayadas en la calle que vienen del pasado, ¡esta es una grandiosa historia para un escritor!- Los ojos de Shuujin brillaban como si hubiese encontrado la tumba del faraón llena de oro.
Isumi sonrió aliviada. -Gracias Shuujin.-
Y por alguna razón sentí que debía intervenir yo también. -¡E-exacto! ¡Siempre quise conocer a alguien con poderes aunque lo considerera imposible! Aunque todo esto sea demasiado loco, no puedo evitar sentirme emocionado por lo que podría llegar a pasar.- Así sin más expresé mis emociones exactamente como las sentía.
Shuujin se quedó asombrado por un momento, pero luego compartió mi sonrisa y mi emoción. -¿Verdad?- Dijo entusiasmado acercándose a mi. -Son este tipo de cosas que hacen latir el corazón de los jóvenes.-
-Aventuras y fenómenos paranormales…-
-Personas con poderes y la lucha por la justicia…-
-Ejem.- Aigis se aclaró la garganta para interrumpir nuestro momento. -Es hora de irnos.- Dijo así sin más preámbulos. 
-Esperen.- Isumi habló dirigiéndose a Aigis. -Necesito ir a un lugar antes.-
-Si se trata de tu one way casilla postal, no te preocupes que nos hemos encargado de poner el usb en un lugar seguro.-
-Oh… gracias.- Isumi estaba incrédula, se notaba que esta gente sabía más de lo que uno se imaginaba.
-¿Podemos irnos ya?- Junko quien había estado bastante callada a comparación de lo que había sido hacía solo unos momentos atrás, hablaba con un tono irritado. Al parecer eso de cambiar personalidad constantemente hacía parte de su persona. -Pues bien, pasen por aquí.- Al decir eso, colocó un dispositivo en el suelo, el cual comenzó a emanar una luz u holograma a forma de puerta. No era algo imposible en esta época, pero un aparato de teletransportación como ese era lo suficientemente caro como para no ser algo accesible a todo el mundo.
Ahora sí que estaba seguro que no eran gente cualquiera, detrás de esta chica con múltiples personalidades y esta cyborg, se encontraba una organización de la cual probablemente nadie sabía nada.
Y dos personas comunes y corrientes como Shuujin y yo estábamos a punto de poner pié en dicho lugar.



With the kids sing out the future
Maybe, kids don't need the masters
Just waiting for the little Busters



Sayi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #249: February 03, 2017, 01:17:35 AM »
Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito al tema en el foro de planeación <3

Y sin más preámbulos~



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Now, let's carry on with those big HiME dreams...
« Last Edit: August 13, 2017, 02:38:44 PM by Sayi »

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Mimi Tachikawa

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #250: February 27, 2017, 11:47:46 PM »
Aqui dejo ficku <3 <3

Capitulo 28:



En la casa de Mayura…

Belldandy estaba preparando la cena tranquilamente, era de noche y en el techo se encontraban Mayura y Leo mirando las estrellas, la pelicastaña se encontraba aliviada que el joven estuviese cerca de su hija porque con la aparición de Tsubaki no sabría cuando el padre de la pelirosa podría venir por ella

Ya me siento mas tranquila…ahora estoy segura que Tsubaki no se acercara a nosotros, con la llegada de Leo,Hajime y Madoka se que nada malo le pasara a mi hija…- cerro los ojos-espero que mi hija siga mostrando esa fortaleza para soportar todas las cosas que podrían venir en el futuro…-

Sobre el tejado…

El viento soplaba suavemente jugando con el cabello largo de la pelirosa que escuchaba atentamente todas las anécdotas que su amigo Leo le contaba en el tiempo que no se habían visto

Como llegaron a ser amigos?? Pues desde que la pelirosa estaba en la secundaria de Hanasaki eran amigos por correspondencia ya que ambos compartían el gusto por los misterios del universo, el joven siempre mantenía informada a Mayura, mientras que la pelirosa le contaba todos los casos que habia averiguado de su escuela y fuera de ella para compartir información, dejaron de escribirse cuando Mayura se habia vuelto Hime y todas las cosas que tuvo que pasar, se conocieron en persona cuando Mayura estuvo en el hospital y pasaba por su depresión, antes de que conociera a Otoya, ademas de Suga, Leo también fue un apoyo para ella, cuando venia a visitarla la apartaba un poco de su realidad y la adentraba al mundo de lo misterioso,volvieron a dejar de verse cuando Mayura conocio a Otoya y luego salio del hospital
Ahora nuevamente lo tenia frente a frente, en el momento en que no recordaba lo que le habia pasado, en el momento en el que esta dudando de si misma, en el momento en el que necesitaba apoyo de las personas que queria, si la pelirosa se encontraba muy mal emocionalmente

Mayura-chan no me gusta ver tu cara triste….no es nada interesante…-hablo el joven mientras se levantaba de su lugar-tu eres igual de brillante como las estrellas que se funden con la noche…-se volvió a sentar y empezo a escribir- tengo una buena canción en mente…-empezo a escribir-

Parece que no has cambiado en nada…-rio suavemente- aunque no lo parezca siempre te fijas en las personas que están alrededor tuyo, aunque siempre terminas escribiendo y entrando en tu mundo-

Es lo que me gusta hacer…después de todo debo de seguir los pasos que el universo me ha comunicado…-mientras seguía escribiendo-

El dia de hoy me he divertido mucho contigo Leo, nunca pensé que volveríamos a vernos después de que me fui sin decir nada

Eso también fue obra del universo por eso no tengo nada de que culparte…-se levanto nuevamente y tomo de las manos a la pelirosa-Y ahora que estoy de vuelta no permitiré que vuelvas a sentirte triste y sola, ya que hay muchas personas que están a tu lado, solamente falta que tu misma te des cuenta en que momento puedes confiar en todos, y yo estare aquí para lograr que eso suceda…-

Ni que fuera una persona poco confiable…- dijo avergonzada cuando su amigo le tomo de las manos-

Esa mirada me gusta…-sonrio emocionado el joven- asi debes de estar todos los días...- le jalo hacia él para que cayeran juntos, la joven sobre el otro chico-ahora si estas mas interesante-

Eres muy ocurrente Leo…-rio divertida mientras observaba a su amigo, luego recordó a Otoya y se separo de él para mirar avergonzada- esto yo…-

Eh?? No entendí nada…- dijo rascándose la cabeza- pero también es otro misterio del universo…- se cruzo de brazos- uhmm hay tantas cosas que debo de hacer…-

Ahora yo soy la que no entiende…- dijo mientras observaba su teléfono celular- espero que Otoya-kun no se este
sobreesforzando mucho…-

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Mientras que en otro lado…

Ikku estaba llevando compresas frias para colocarlas en la frente de Rui que estaba con la fiebre alta, Mika habia llamado al doctor, mientras que Yuu se encontraba preparando algo para comer ya que los tres se fueron de sus respectivos lugares sin comer nada para ir a ver a Rui que en la escuela habia caído enfermo

Parece que el doctor se confundio de casa, asi que ire a buscarlo, Ikku cuida de Rui en mi ausencia, cualquier cosa avisale a Yuu-kun deacuerdo?...-

Esta bien …-

No te preocupes…seguro es un simple resfriado…-

La vez pasado que sucedió lo mismo no fue solo un resfriado…-

Si sigues pensando asi..volvera a suceder, asi que tranquilo, se que lo quieres mucho, pero tu malas vibras harán que se ponga peor…-

Lo siento Mika…-

Ya regreso…-se retiro del lugar-

Tengo sed…-dijo Rui que apenas respiraba –Ikkun puedes darme agua??...-

Si ahora lo hago…-se acerco para alcanzarle un vaso con agua, pero vio que estaba muy débil-

Ikkun…tengo sed…por favor..dame agua…-

A Ikku no le quedo de otra que tomar un sorbo del agua y pasarle a Rui entre los labios, estaba avergonzado, pero no podía dejar de ayudar a su amigo, probó los ahora calientes labios del peliverde y sintió como el otro joven succionaba el agua con sus labios, Ikku se sonrojo mucho, pero no pudo evitarlo y empezo a besar esos labios cuando el agua ya no era impedimento, lo que mas le sorprendio fue que Rui le estaba correspondiendo, quizás era por la fiebre, pero se sentía tan bien que queria mas…cuando sintió que a Rui le faltaba el aire se separo de él y siguió con las compresas

Pero que es lo que he estado haciendo??

No pensé que te aprovecharías de Rui estando enfermo…en serio que estas con los calores Ikku…-
Yuu-san?¡¡ lo vio todo????- dijo visiblemente sorprendido-

Claro…estaba trayendo la comida y te veo todo calenturiento aprovechándote del pobre Rui…-
No es lo que parece…yo …yo…-

Seguro que has aprendido las malas mañas de Mika…-suspirando pesadamente- traje algo de comer para que le des a Rui…aunque creo que será mejor que tome liquido…vamos a comer…-

Deacuerdo…-
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Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #251: February 28, 2017, 12:38:21 AM »
Another saturday event... when will I learn...? (...)

Vengo con una parte de un fic. Muchas gracias a Sayi por los icons~

31.1.




Después de aquel accidentado paseo a Rizembool, siguió un día más tranquilo, aunque ocupado para Cho. Ella se mantuvo alejada de su hermano al todavía dar vueltas al asunto, y se concentró en entrenar con su arma para poder maniobrarla mejor. Se estaría quedando en la casa HiME esos días con la intención de entrenar en lo posible, pese a que sentía que estaba muy lejos de mejorarse a sí misma considerablemente.

Y llegó el sábado en la mañana. Era el día en el cual iba a haber un evento de donación de sangre en un parque de la ciudad. Cho se encontró con las chicas apuntadas al evento en la salida de Hanasaki y tomaron el bus juntas hacia dicho lugar. Fueron un poco temprano para detenerse a desayunar en un restaurante cerca, tal y como había sido prometido para algunas invitadas. Con ello fuera del camino, las chicas caminaban entre las calles de la ciudad cercanas al parque.

“Muchas gracias por el desayuno,” dijo Reimu, gustosa.
“Sí, gracias chicas,” Marisa sonrió ampliamente.
“De nada,” Hotaru asintió. “Más bien les agradezco por apuntarse a esta noble causa.”
“Sí, sí, pero había esperado comer una torre de panqueques en ese diner,” Tomo hizo un puchero. “Toda esa familia con sobrepeso sentada a nuestro costado sí se dieron muchos gustos.”
“Tomo-chan, no olvides que Hotaru-chan nos dijo explícitamente que antes de donar sangre no se debe comer nada alto en grasas,” le recordó Osaka, levantando su índice.
“Sí, es importante…” la pelinegra sonrió incómoda. “Pero podemos comer algo que te guste más para el almuerzo.”
“Oh, no te preocupes por la pagana~” Reimu sonrió con gracia.
“¡Tú cállate, miko glorificada!”
“Hehe, yo también me siento muy pagana así que quiero algo subido de grasas para más tarde,” confesó Marisa, de buenos ánimos. Tomo le miró con incomprensión por seguirle el juego a la otra, pero al menos estaba de su lado.
“Está bien, mientras tengamos un delicioso almuerzo en compañía, no importa qué comamos,” opinó Osaka. “Y estoy muy feliz de estar saliendo con Hotaru-chan para variar.”
“Yo también lo estoy,” la petite del grupo sonrió con modestia. Se inició una conversación para definir a dónde podrían ir más tarde con diversas sugerencias.
“…” Cho miraba al grupo frente a ella y dio un suspiro. Estaba acostumbrada a decir poco y escuchar, pero en verdad no tenía muchas ganas de estar ahí, aunque quedarse en la mansión HiME y seguir dándole vueltas al lío con su hermano sería menos saludable. Esperaba llegar pronto al lugar ya que las áreas verdes siempre probaban despejar sus pensamientos.
“Ehm… Cho…”
“¿Hm?” se despertó al oír su nombre y vio a Youmu caminando a su costado. La kendoka le miraba de reojo con cierta incomodidad. Ella parecía haber querido decirle algo desde hace un rato por su expresión. “Oh, Youmu. Perdón, estoy un poco distraída…”
“Lo imagino…” la peliblanca miró hacia las demás. “Tu prima nos comentó sobre la discusión que tuviste con tu hermano. Por ello te había llevado un maletín con artículos personales en la mañana…”
“Sí, me estoy quedando en la casa HiME de momento. Era algo que pensaba hacer de todos modos. Tengo mucho que practicar.”
“…” asintió. “Aun así. Tu hermano es tu key. Entiendo que será incómodo para ti envolverle, pero tampoco mantengas mucha distancia de él…” ella bajó su mirada con inquietud y frustración, y no continuó con el tema.
“…” Cho sonrió. Podía comprender bien lo que intentaba decirle al ser similar a ella en tener dificultades expresándose. “Lo sé bien. Gracias, pero no tienes que preocuparte por mí.”
“Tampoco te descuides. Sé que fuiste HiME en el pasado, pero, aun así.”
“Sí, lo mismo va para ti.”
“…” Youmu se cruzó de brazos con una expresión extrañada. “Yuyuko-sama me obligó a venir a este evento ni bien se enteró. No es algo que me sorprenda, conociéndole, pero no sé si se puede considerar una donación de sangre como un evento social y necesario para mí.”
“Ehh…” Cho se frustró. “No es precisamente… común una salida así, aunque sigue siendo un paseo en grupo y con amigos…”
“Este paseo es definitivamente raro…” Tomo terminó oyéndolas ya que las otras chicas terminaron por ponerse de acuerdo en un restaurante y bajaron el volumen de la conversación. “Y sí, no es social. O sea, sé que tampoco lo eres si es que andas preguntando cosas así…”
“…” Youmu le miró fijamente.
“Ehh, las salidas entre amigos pueden variar enormemente,” explicó Reimu, con un dejo un tanto frustrado por la actitud de la conflictiva del grupo. “No se puede dictar si algo es convencional o no ya que varía mucho, así que no te sientas mal por lo que esta de acá dice.”
“Es muy cierto lo de los tipos de paseos,” agregó Marisa. “Por algo está esa película de terror con un grupo de amigos que mataron a una persona y ocultaron su cadáver, hehe.”
“…” Youmu entrecerró sus ojos. “Siento que se están burlando de mí.”
“Youmu-chan, lo importante es que estemos todas juntas y nos conozcamos mejor,” Osaka asintió. “Además es por una buena causa. No lo pienses demasiado.”
“Pienso lo mismo,” Cho asintió.
“En fin…” Tomo se encogió de hombros. “Las HiMEs que he conocido siempre han sido muy quirky y socially-awkward, así que tiene sentido que estemos aquí.”
“¿Sabes? Para andar criticando tanto a las HiMEs, me parece muy extraño que resientas nunca haber sido una,” Reimu se encogió de hombros y sonrió con ironía. “Así que no te quejes por no serlo, por algo siempre eres excluida~”
“¡C-cállate!” Tomo se amargó y las demás encontraron el comentario de la miko humorístico.

Esa conversación les llevó el inicio del parque luego de cruzar una de las avenidas que lo delimitaba. El lugar era más grande de lo que habían esperado, con árboles muy altos y frondosos, varios senderos, diversas piletas y atractivos, y una buena cantidad de gente espaciada en el gran terreno. Lo primero que las chicas observaron fue que el evento al cual se dirigían no era el único ocurriendo, ya que había varios simultáneos. Había una clase de tai-chi para mayores de edad, una enorme feria naturista, una exhibición de obras de arte de artistas de la zona, y seguramente verían más conforme avanzaran por el sendero en el cual estaban.

“Hm, bonito parque,” Marisa asintió al darle el visto bueno. “Sería ideal venir en un día de semana, así se puede correr y trepar árboles libremente.”
“Claro, ni bien terminemos toda mi lista de reparaciones del templo con gusto te dejaré,” Reimu sonrió.
“Uhh, entonces puede que nunca ocurra…” la rubia dejó caer su torso hacia delante, desanimada.
“¿Tienes alguna dirección sobre dónde se encuentra la colecta?” preguntó Youmu a Hotaru.
“N-no en verdad…” ella negó, incómoda. “Sé que es aquí, pero no pensé que encontrarlo sería tan complicado.”
“Está bien, just keep swimming~” Osaka sonrió. “Lo veremos eventualmente…”

Caminaron a través del parque mirando de un lado al otro. Había varios grupos de personas que se cruzaban con frecuencia o pasaban a sus costados. Cho observó a unos niños jugando Pokemon GO, varias personas sacando a pasear a sus mascotas, y unos padres de familia caminando junto con sus hijos pequeños, quienes patinaban o montaban triciclos, o eran llevados de la mano. Pese a la cantidad de personas, se le hacía un lugar muy acogedor, y los árboles encima de ella en más de una ocasión le robaban su atención. Sentía que podía respirar profundamente y ese ambiente le estaba despejando sus más recientes preocupaciones al menos un poco.

Habían avanzado una cantidad considerable de tiempo hasta que vieron a un chico más adelante repartiendo volantes a los transeúntes. Hotaru se acercó rápidamente al reconocer el emblema de la cruz roja en los volantes que traía.




“¡Donación de sangre!” anunció ese chico con una sonrisa y muchas energías. Era un chico un poco mayor que las chicas provenientes de Hanasaki, aunque poseía un aura muy amena y un tanto infantil. Tenía cabellos negros atados en una cola de caballo que llegaba a sus caderas. Él ofreció volantes a una pareja que paseaba por el parque, quienes tomaron dicha propaganda por cortesía y siguieron caminando.
“Ehh, disculpe…” Hotaru se le dirigió con algo de reserva.
“¡Oh, hola!” y el mayor le sonrió ampliamente con toda disposición de ayudarle. “¿Estás interesada en la donación de sangre?”
“S-sí,” desvió su mirada. “Sólo que no sé dónde es el lugar…”
“Está bien, te puedo llevar ahí,” asintió con energías y miró a las demás. “Ohh, ¿acaso todas están aquí por lo mismo?”
“Eh, supongo…” Tomo se encogió de hombros. “Será peer pressure o algo así…”
“Haha, me parece bien, su ayuda es muy apreciada. Síganme.”
“Muchas gracias,” dijo Osaka, animada. Así, todas siguieron al chico, quien con toda naturalidad se integró al grupo y las acompañó al mismo nivel.
“Debo decir que he visto bastantes personas de nuestra edad donar sangre,” lo comentó como un dato curioso. “Nunca pensé que sería un evento tan popular.”
“Sí ha tenido propaganda en universidades, si bien tengo entendido. Al menos en la nuestra sí,” comentó Hotaru. “Es por eso que venimos.”
“Ohh, ya veo,” sonrió. “¿Y dónde estudian?”
“Somos de Hanasaki,” respondió Reimu.
“¡Ahh, qué genial!” el chico se animó. “Haha, es un gusto conocer a chicas de esa universidad. Qué pequeño es el mundo.”
“¿Eh?” Cho ladeó su cabeza, confundida. “¿Cómo así?”
“Yo estudio en Rizembool U, así que he oído bastante de Hanasaki,” le contestó alegremente y formando una v con sus dedos. Si bien la mayoría tomó el dato con toda naturalidad, Youmu se tensó, tal y como sus amigas lo esperaron. “Sé que son instituciones rivales y casi como dos mundos distintos.”
“Oh, sin duda alguna,” Marisa asintió. “No he ido a conocer tu universidad, pero en mis tiempos de HiME me escabullí varias veces en Rizembool High.”
“¡¿En serio?!” Osaka se emocionó y sus ojos brillaron. “¡Chócala!”
“¡Yay!” las dos chocaron manos.
“Con razón me caes tan bien,” Tomo sonrió.
“¿HiMEs?” el pelinegro se impresionó. “¿Ustedes dos fueron HiMEs en el pasado?”
“¡Sí!” dijo Osaka, entusiasmada. “Ahh, fue tan divertido. Those were the days~”
“Wow, quisiera que me contaran todos los detalles. Y sí se oye muy divertido. Haha, seguro que ser un Rebel también lo será.”
“…” Youmu se sobresaltó ligeramente.
“T-tranquila,” le susurró Cho. “No lo está diciendo con seriedad…”
“Ahh, pero, ¿dónde están mis modales?” el chico negó y sonrió para apuntarse a sí mismo. “Mi nombre es Namazuo Toushirou. Es un gusto conocerles.”
“¿Toushirou…?” Youmu susurró aquel nombre para sí misma mientras veía a las demás presentarse ante el chico. Ella frunció el ceño.
“Youmu…” la miko le agarró de un hombro con paciencia para que se despertara y se presentara.
“Eh…” la HiME se sintió desubicada, pero sólo le quedó dar un pesado suspiro y cumplir con ese protocolo social. “Mi nombre es Youmu Konpaku.”
“Oh, he oído de ti,” Namazuo sonrió. “Eres una campeona en kendo con un reconocido linaje. Yo también vengo de una familia como la tuya.”
“Lo sé, he oído sobre ustedes…”
“¡Ah, me siento halagado!” el chico se animó.
“…” pero Youmu no olvidaba la mención sobre Rizembool. “¿Ustedes tienen alguna afiliación con Rizembool?”
“¿Eh?” esa repentina pregunta confundió al chico, al no entender aquella actitud de la chica, pero no le rindió mucha importancia. “Hm, no realmente. Varios de mis hermanos estudian conmigo en mi universidad. Tengo un pariente que trabaja ahí, pero no debe ser nada relacionado a los Rebels.”
“Hm…”
“Vamos, Youmu,” Marisa le miró con cierto reproche. “No te pongas así cada vez que alguien menciona a esa institución.”
“Está bien,” Namazuo sacudió sus palmas. “Entiendo esa aprehensión ya que son parte de un grupo de HiMEs. Pero, si se ponen a pensar, yo soy quien debería correr por su vida.”
“Haha, exacto,” la rubia asintió, entretenida.
“Ehh, n-no es que le vayamos a poner en peligro…” Hotaru se alarmó por el comentario.
“Haha, perdón, lo decía en broma,” él se detuvo frente a la estación de la cruz roja. Ahí, se observaron varios portables que funcionaban como las salas de espera, consultorios y almacenes. Aledaño al puesto había una pequeña posta médica que estaba ofreciendo vacunas gratuitas y consultas al paso. Era un lugar un tanto oculto porque no muy lejos había una pequeña feria de juegos infantiles que se llevaba la mayoría de la atención. “Ya llegamos. Acérquense a ese kiosco para inscribirse y ahí les darán las indicaciones.”
“Muchas gracias,” Reimu asintió.
“De nada. Avísenme en caso que necesiten algo más,” el chico asintió y partió camino. Él fue a ofrecer volantes a personas en la feria mientras las chicas fueron a la fila de donantes.




La fila que tenían que esperar avanzaba rápido ya que los interesados en donar sólo estaban recibiendo una forma para llenar con sus datos, pero detectaron que la sala portable a un costado era una sala de espera, por lo cual no sería un proceso tan simple. Tomo se mostró impaciente, pero intentó animarse con la idea de que no veía a muchas personas.

Vieron a la persona antes de ellas retirarse, así que se acercaron a los jóvenes que atendían en la recepción. Ellos se notaban animados y muy activos, pero un tanto perdidos y daban la impresión de ser nuevos en aquel evento.

“Oh, hola, buenos días a todos,” dijo una chica con una sonrisa. “Gracias por venir a apoyar el evento. Son siete, ¿cierto?”
“Sí,” Osaka sonrió. Ella empezó a buscar dentro de su bolso. “Ehh, ¿necesitan nuestros IDs? Un momento…”
“No es necesario, sólo tienen que llenar las formas que les vamos a dar,” explicó un chico, quien se encontraba armando unos clipboards con la hoja de aplicación y lapiceros. “Van a llevar estas formas a la sala de espera hacia su derecha y cuando los llenen, esperan a que les llamen para una breve evaluación.”
“Entendido,” Marisa sonrió. Ellos se vieron interrumpidos porque otro ayudante entró al puesto para sacar unas cajas.
“Vaya, no pensé que tendría que repartir tantos refrescos complementarios,” el chico sonrió un tanto impresionado. Él llamó la atención ya que estaba usando una polera holgada con el emblema de Rizembool U. Todas las chicas de Hanasaki miraron hacia Youmu, quien estaba incómoda y sorprendida.
“E-esperen…” la peliblanca sintió un tic en la ceja. “¿Esta donación de sangre está organizada por Rizembool?”
“Ah, no en verdad,” el tercer chico le contestó con toda normalidad. “Hay algunos estudiantes de nuestra universidad porque nuestro asesor es un doctor que nos consiguió la oportunidad de ayudar como voluntarios. Yo espero desarrollarme como un doctor a futuro.”
“Yo también,” la chica asintió.
“Yo voy a ser un terapista ocupacional, y como tal tengo que envolverme más con las personas,” dijo el otro chico, quien les entregó las formas en los clipboards. “Aquí tienen.”
“Muchas gracias,” Hotaru sonrió maravillada. “Esto es fantástico. Yo pienso ser una doctora a futuro al igual que ustedes.”
“¡Oh, qué alegría!” la chica le extendió una palma, y Hotaru le reciprocó un choque de manos con cierta torpeza y sonriendo tímidamente.
“¿Lo ves?” Reimu miró a Youmu. “Todos aquí están cometidos a ayudar y no hay segundas intenciones de nada. Tranquilízate.”
“Está bien…” la HiME dio un pesado suspiro.
“Pues me alegro por quienes quieren estar aquí, y tiene sentido que futuros profesionales médicos ayuden, pero…” Tomo desvió su mirada. “Por más que ese chico ruidoso repartidor de volantes me haya caído bien, espero que nunca me toque como doctor.”
“Haha, qué mala,” Marisa rió un poco. Las chicas vieron a los ayudantes de Rizembool también reírse con cierta incomodidad.
“Hehe, eh no se preocupen por él… no es que vaya a ser doctor…” dijo la chica.

Entonces, una persona llegó donde el grupo y los ayudantes de inmediato le dirigieron toda su atención. Las chicas de Hanasaki notaron que era un joven un poco menor que ellas y de baja estatura, pero vestía con una bata de laboratorio y poseía un aura de seriedad y autoridad a pesar de sonreír tranquilamente.

“Hola doctor, ¿qué le trae por aquí?” preguntó uno de los chicos.
“No es nada, sólo pasaba para revisar cómo les iba,” Yagen les dio el visto bueno con su mirada. “Ciertamente, sabía que podía contar con ustedes para este puesto. Buen trabajo.”
“Muchas gracias,” la chica se animó.
“Sin embargo, tienen que agilizar su atención. No es por ser descortés, pero la cantidad de donantes sólo continúa incrementando por la hora.”
“Ah, cierto,” el chico que cargaba las cajas decidió apurarse. “Me tengo que ir. Nos vemos adentro, chicas.”
“Eh, sentimos retener la fila,” Reimu sonrió incómoda.
“Descuiden. Más bien, lamento las incomodidades,” dijo el doctor.
“Gracias nuevamente por participar en la donación,” se despidió el chico del counter. “Al terminar, no olviden de pedir sus refrescos.”

Las chicas de Hanasaki salieron de la fila e iban a dirigirse hacia la sala de espera, pero Hotaru se detuvo un momento y se dirigió a aquel doctor antes que él continuara con su ronda.

“Eh, disculpe…”
“¿Hm?” Yagen se giró para dirigírsele. “¿Se le ofrece algo?”
“P-perdón, sólo que oí a aquel chico llamarle doctor,” Hotaru bajó su mirada. “Y que tenían un doctor asesor…”
“Sí, soy el doctor asesor de aquellos estudiantes,” le sonrió cordialmente.
“Ohh…” la pequeña se impresionó.
“Wow, ¿un doctor?” Osaka sonrió ampliamente. “Debes ser muy inteligente.”
“No, no es la gran cosa.”
“Sí lo es,” dijo Marisa. “Eres de ese tipo de persona que hace a uno preguntarse qué ha hecho con su vida, haha.”
“Bueno, no todos. Yo soy una miko muy hábil y espiritual,” Reimu sonrió con autosuficiencia. “Aunque entiendo por qué una freeloader y una amarga wanna-be-HiME lo pensarían.”
“¡Oye!” le reclamaron Marisa y Tomo a la vez.
“Ehh, disculpe por interrumpirle,” dijo Cho, incómoda. “Seguramente tiene muchas cosas que atender.”
“No precisamente, estoy de supervisor y no necesitan mucha ayuda en la posta médica,” él les sonrió con cortesía. “Si tienen alguna pregunta sobre el procedimiento de la donación, siéntanse libres de preguntarme.”
“Hm, creo que Hotaru-chan nos lo explicó bien antes de llegar…” Osaka se puso a pensar.
“Yo tengo una pregunta,” Tomo frunció el ceño. “¿Cuánto tiempo toma?”
“Con la evaluación de sangre y la consulta médica antes de la donación…” él miró hacia la sala de futuros donantes. “Y considerando a las personas esperando, no tomará más de una hora y media.”
“What?!” Tomo se escandalizó. “¡N-nadie me dijo que tomaría tanto!”
“P-pues, sigue siendo rápido para todo lo que envuelve…” Hotaru desvió su mirada.
“Ugh, aun así…” negó impaciente.
“Comprendo que puede resultar largo e incómodo, y es justamente por ello que aprecio la voluntad de ayudar a otras personas,” Yagen sonrió. “Por más que uno pueda encontrarse inconforme, la dedicación de venir es lo que importa, y de parte de todos aquí estoy agradecido por la presencia de ustedes.”
“Ehh…” Tomo frunció el ceño. Aquella apreciación del doctor le había dejado sin palabras y se resignó a seguir con la donación por más aburrida que fuera a ser. Sólo tendría que recordarse el almuerzo que tendría más tarde.
“Hehe, sólo estamos de pasada, ustedes son los que merecen más apreciación,” dijo Marisa.
“Deberíamos irnos…” Youmu miró hacia la sala de espera. “Más gente está viniendo.”
“Sí, eh, con permiso, doctor,” Cho asintió.
“Adelante.”

El grupo de Hanasaki caminó hacia el ambiente donde les tocaba esperar, pero no avanzaron muchos pasos ya que tanto ellas como todos los presentes alrededor oyeron al chico repartidor de volantes promocionar la donación de sangre a un grupo que salía de la feria aledaña a todo volumen y con ademanes. Fue evidente que lo hacía en modo de diversión y para llamar la atención, aunque tal vez le estaba funcionando demasiado. La mayoría que le miraba se rió y volvió a ignorarle, como las chicas quienes fueron a la sala antes de quedarse más atrás.


“…” pero Yagen se impacientó y fue donde él. Al darle el alcance, le agarró del cuello de su camisa y lo arrastró consigo sin piedad.
“Eh, eh…” Namazuo se dejó ser arrastrado con torpeza y haciendo un esfuerzo en no perder el balance. Él fue conducido fuera del ojo de los demás hacia un espacio entre los portables instalados, donde sabía que le esperaba una llamada de atención. Desde el kiosco, los estudiantes de Rizembool les miraron con sonrisas incómodas ya que a esas alturas aquella vista les era demasiado familiar.

Ni bien los dos llegaron a aquel ambiente más privado, Yagen le soltó con brusquedad y miró al otro frente a él de soslayo.

“¿Qué tonterías te encuentras haciendo, Namazuo? ¿Nos quieres causar problemas?”
“Ehh… ¿me pasé?” el mayor sonrió incómodo. “Sólo saludaba a la gente de la feria. Ahí tienen muchas cosas divertidas que hacer, así que sólo competía un poco para llamar la atención.”
“Tus palabras no tienen sentido. Insinúas que este evento se compara a una feria.”
“Vamos, tú sabes a lo que me refiero.”
“Si tanto prefieres divertirte, entonces te relevo de tu puesto. Sólo quédate jugando en la feria y nos vemos cuando termine con mis obligaciones. ¿Has entendido?”
“No puedo hacer eso,” Namazuo le dio un saludo militar con un dejo de diversión y broma. “Le prometí a Ichi-nii que te ayudaría en esta actividad como fuera posible. Es un poco injusto que siempre andes ocupado con trabajos en Rizembool y que en tu día libre te ofrezcas a participar en un voluntariado con tus estudiantes asignados. Ya te echamos de menos en casa.”
“…” Yagen dio un suspiro y calmó sus nervios. “Entiendo el punto. Supongo les debo un poco más de mi tiempo. Sin embargo, ello no es excusa para que actúes de manera irreverente.”
“Pero no actué así.”
“Hm, será porque lo consideras normal. Siempre eres irreverente ante todo.”
“Uhh, oye. Yo creo que eres tú quien lo toma todo con mucha seriedad.”
“Además el grupo al que te dirigías estaba en su mayoría conformado por niños.”
“¿Cuál es el problema?” Namazuo sonrió. “Los niños son muy adorables y activos y bastante saludables. Les viene bien recolectar sangre fresca, ¿no?”
“Debes estar bromeando…” Yagen entrecerró sus ojos y llevó su mano derecha detrás de su espalda dentro de su bata de laboratorio, como quien agarraba algo oculto en su persona. Aquella acción puso a Namazuo con los nervios de punta, quien se inclinó hacia atrás con una sonrisa nerviosa.
“Eh…” sabía muy bien que el otro, por más que fuera un doctor y científico, siempre traía su daga consigo a todos lados y, por la familiaridad que tenían entre ellos, no se reservaba a amenazarle con la misma cuando le colmaba la paciencia. Felizmente, no notaba el interés en el otro de desenvainar su arma.
“Uno debe tener al menos diecisiete años de edad para donar sangre. Invitar a niños a hacerlo podría considerarse un crimen y negligencia médica. Fuimos sobre todos los detalles del evento ayer en la noche y lo dejé perfectamente claro. ¿Por qué te encuentras actuando de esta forma?”
“Ehh, okay…” Namazuo extendió sus palmas, sonriendo. “Ya me estás asustando, hermanito…”
“Sólo intenta actuar más responsablemente. La medicina no se presta para bromas, necesitas entenderlo bien,” el doctor soltó el mango de su daga y recuperó su compostura, aunque con cierto cansancio. “No pretendo actuar de manera irracional,” desvió su mirada. “Ando con bastante estrés últimamente.”
“Lo entiendo,” el mayor le sonrió con comprensión. “Sé que andas ocupado. No me sorprendería que Tsurumaru te ande haciendo la vida imposible como siempre. Haha, él nunca va a cambiar.”
“…” le miró con reproche.
“Por eso estoy aquí. No hay mucho que pueda hacer por mi hermanito con doctorado, pero al menos te ofreceré ayuda en momentos como este. Sé que Ichi-nii hubiera venido también de no ser porque tiene mucho en su agenda.”
“Lo aprecio, pero no necesito que mis hermanos me anden supervisando…” dio un suspiro.
“Haha, es completamente normal. Para eso están los hermanos, ¿no es así? Además, me gusta ayudar a las personas y este tipo de eventos sociales es divertido. Siento que ando aprendiendo mucho, como que los niños no donan sangre.”
“…” Yagen le miró con cansancio. “Nunca vas a cambiar. Por algo te envié a que repartieras volantes.”
“Ehh…”
“Regresa a desempeñarte. Iré a ver si necesitan mi ayuda en la posta médica.”
“O-kay~” Namazuo volvió a hacer el saludo militar, pero en vez de ir de regreso hacia fuera, fue en dirección contraria hacia otros portables.
“¿A dónde vas?”
“Voy a revisar cómo anda nuestro hermano,” el mayor sonrió. “Mi sexto sentido me dice que le dé una visita.”
“Ah…” y para variar, Yagen sonrió un poco. “Gracias, te lo encargo.”

Los dos fueron en direcciones opuestas. Namazuo caminó a largas zancadas y con una sonrisa distraída mientras miraba a los portables instalados a su alrededor con curiosidad. Él sin duda era uno de los animados y optimistas a donde sea que fuera e inspiraba familiaridad en otras personas, a diferencia de algunos de sus hermanos.

Se detuvo en uno de los portables con la función de almacenes, el cual tenía la puerta abierta, aunque todas las ventanas cerradas con los cobertores de metal. Ese ambiente estaba cubierto de tinieblas y transmitía un aura tétrica y misteriosa… una que Namazuo consideraba particularmente querida y cercana.


“¡Honebami!” Namazuo entró a la penumbra buscando a una persona que sabía que se encontraba ahí. La luz entrante de la puerta le permitió ver la silueta de otro chico de su misma estatura, pero de cabellos blancos y cortos que le llegaban al mentón. Él se encontraba tomando inventario ensimismado pese a la ausencia de luz tanto natural como artificial. El pelinegro caminó al otro, quien terminó de tomar apuntes y le dirigió una inexpresiva mirada.
“…”
“Haciendo tu trabajo con tanta diligencia, como siempre,” sonrió gatunamente. “Pero tan caprichoso como para mantener la luz apagada. Seguro que más de una enfermera ha salido espantada de aquí~”
“…” ladeó su cabeza.
“Supongo no quieres que te prenda la luz, pese a que es lo mejor para tu vista,” le vio negar, a lo cual asintió con energías. “Está bien, está bien. Sólo no me puedo explicar por qué insistes tanto en mantenerte enclaustrado a donde vayas.”
“…es cómodo…” le contestó pausadamente y con simpleza, mostrando una inexpresión y muy tenue curiosidad en sus ojos características en él. “¿Qué te trae por aquí, Namazuo?”
“Somos los mellizos denpa, ¿no es así? Tenemos un cierto sexto sentido~” el pelinegro tocó su ahoge con un dedo. “Mi antena me transmitió que posiblemente necesitabas mi ayuda. Además, hace un día hermoso afuera y me sabe mal que te encuentres aquí perdiéndolo.”
“…” Honebami regresó su atención al inventario que llevaba.
“V-vamos, no te aísles así. A nuestros hermanos les gustaría que seas abierto con otros. Y te sorprenderías si hablaras con otras personas en tu entorno. Hay todo tipo de donantes afuera, incluso conocí a unas chicas de Hanasaki.”
“…no deberías distraerte de tu misión,” el peliblanco volvió a tomar notas. “Yagen se molestará contigo.”
“No hay nada de malo en conocer a otras personas, y mientras me porte bien no debo preocuparme de nuestro hermanito,” sonrió ampliamente. “Te toca reabastecer a las enfermeras con instrumentos o algo así, ¿cierto?”
“…” asintió mientras continuaba con el inventario. “Terminé con una ronda hace diez minutos. Según mis cálculos, no necesitarán más dentro de otra hora… es difícil predecir la demanda y densidad de donantes y pacientes, pero asumo un alza considerando la hora… puede que necesite realizar una inspección en treinta minutos en caso que requiera reajustar mis expectativas…”
“O-okay Honebami, no te lo tomes con tanta seriedad,” Namazuo sonrió con leve nerviosismo. “Eres demasiado eficiente…”
“¿Hm?” le miró fijamente. “…lo dices como si estuviera mal…”
“N-no precisamente. Al menos nuestro hermanito debería remunerarte por toda la ayuda que le das.”
“Eso no es necesario…” continuó con sus notas.
“Hasta esto del inventario se debe realizar entre todos y al final del día, ¿cierto?” le sonrió. “Me puedes ayudar a repartir volantes para despejarte.”
“…no…” por primera vez, Honebami mostró expresiones al verse en conflicto. “Ello puede requerir contacto físico con otras personas…”
“Por eso te acompañaré. Sólo tendrás que observarme trabajar. Es un parque, ni bien salgas a la naturaleza, te sentirás mucho mejor~”
“…” negó y terminó por rendirse al ajustar el lapicero en el clipboard y dejarlo a un costado. Él se internó un poco más en la oscuridad a lo cual su mellizo se notó desanimado, pero regresó con dos canastas llenas de dulces redondos de salvavidas con los colores blanco y rojo. “…una enfermera vino y comentó que junto con los volantes se suelen repartir estos dulces… me pidió que los buscara y que los repartiera… lo he preparado, aunque no me considero el mejor repartidor…”
“Hm~ perfecto~” Namazuo sonrió satisfecho y formó una v con sus dedos. Como había esperado, su presentimiento de acudir donde su mellizo mayor estuvo en lo cierto. Él incluso había preparado dos canastas. “Ahora tienes un pedido directo de salir a repartir, ya no tienes excusa.”
“…” le miró, inmutado.
“Se ven ricos, a ver…” intentó tomar un dulce, pero su hermano alejó la canasta y le miró con reproche.
“No son para ti.”
“Ihh, al menos me merezco uno por ayudar, ¿no lo crees?”
“…” lo meditó. “No me considero con la autoridad para definirlo…”
“Vaya, no seas tan formal,” Namazuo negó. Decidió dejar su interés en el dulce, al menos de momento, para sonreír al otro. “Pero ahora que salimos, no pongas un rostro muy serio. Tiendes a inspirar miedo en quienes no te conocen, por algún motivo.”
“…no entiendo eso de ‘poner rostro’…”
“Sí, quizás ese sea el problema. Contigo sólo se pueden leer tus ojos y eso puede ser intimidante para uno. No que a mí me intimides~” le agarró de una muñeca para jalarle hacia fuera. Esa acción de contacto físico con él era algo reservado para pocas personas y sin duda Namazuo aprovechaba su privilegio. Lo mismo iba con su hermano menor. “Vamos hermanito, hora que mires el exterior.”
“Soy categorizado como mayor que tú…”
“Entre mellizos, eso es sólo una formalidad~”

Ellos siguieron con la labor de repartir los volantes y los dulces, con el plan de que Namazuo se encargaría de la mayoría del contacto con otras personas. El día tenía mucho por delante.


Era alrededor de las once de la mañana y el voluntariado de limpieza en la playa cumplía su segunda hora de intenso trabajo. Después de haber limpiado los pocos residuos en la playa, los estudiantes ayudaban a limpiar las múltiples algas en la orilla o en los senderos y pequeños parques frente a dicho lugar. En general, esa zona no había necesitado de gran mantenimiento, por lo cual no les faltaba mucho para terminar.

Yukko terminó de barrer otro grupo de algas que con ciertos nervios introdujo en la bolsa de desechos que traía consigo. El trabajo no era muy pesado en sí, pero por haber estado ahí desde las nueve de la mañana y bajo un intenso sol, ya se sentía extenuada. Tampoco ayudaba que la hora de encuentro en Rizembool para tomar el bus de transporte había sido a las ocho de la mañana en su sagrado sábado. Pero bueno, debía esforzarse al igual que los demás. Al menos luego de terminar al mediodía, les darían dos horas libres para pasearse por esa zona que tenía tiendas y restaurantes llamativos antes de regresar. Eso la mantenía animada.

Caminó hacia otro grupo de algas un poco más alejado de la orilla para recogerlo. En pleno trabajo, miró de regreso a la orilla y vio a Hotarumaru cargar un par de bolsas llenas en su espalda, pero pese a eso se agachó y agarró lo que parecía ser una concha de mar. Él la miró cautivado al extenderla hacia el cielo, y se la guardó en un pequeño saco que tenía atado a su cintura donde probablemente guardaba más. Yukko sonrió al ver a ese niño tan adorable como siempre, y estaba sorprendida por haberle visto trabajar sin parar y con buenos ánimos. Los niños podrían estar llenos de vitalidad, pero también carecían de disciplina para esas cosas. Se sentía extrañamente como una madre orgullosa al verle colaborar.

Terminó con ese sector y caminó hacia la playa al ver que unas algas que habían estado flotando en el mar llegaron a la orilla. Esperó a que una ola se disipara con tal de poder acercarse y recoger ese bulto. Sabía que con el mar expulsando algas no había mucho punto de esforzarse tanto ya que la actividad no duraría mucho más y la naturaleza seguiría con su curso, pero, en fin, seguiría el ejemplo de los demás.

En plena limpieza, levantó su mirada al despiadado sol encima. Llevaba tiempo desde que había ido por una botella de agua y su garganta estaba seca. No sabía si seguir empujándose o finalmente darse un descanso.

“Ahh, qué calor…”
“Me sorprende que Hanasaki-chan trabaje sin descanso,” comentó Mai detrás de ella, quien probó asustarle al haber pasado desapercibida. “Hm, debe ser esta dedicación y amor a la humanidad características de tu especie.”
“M-Mai, no me asustes así, por favor… suficiente con Tsurumaru…” Yukko respiró profundamente. Vio a su rara amiga terminar un helado y cargar una bolsa de basura casi completamente vacía. “Ehh, veo que no has incrementado tu ritmo de trabajo.”
“No nos están pagando ni nos dijeron cuán diligentes debemos ser. Hace calor.”
“A-aun así, los demás se ven activos…”
“Los demás no están en la playa. La mayoría se fugó a los parques con sombras o alamedas con todo tipo de comida chatarra para nutrirse. Pero no quebrantaré tu fe en los humanos.”
“Ehh…” casi sentía que ya lo había hecho.
“En verdad, estos lugares son de alta categoría que cuentan con un buen equipo de limpieza. Seguramente se pasarán por aquí durante la noche en preparación para el domingo, que es el día popular para la playa,” se encogió de hombros, indiferente. “Rizembool sabe cuidar a sus estudiantes, incluso en un voluntariado.”
“B-bueno, no hay que verlo así…”
“Seguro que incluso el hospitalizado hubiera estado bien de quedarse en el parque.”
“No lo sé…” Yukko se mostró preocupada. “Iba a salir con Komaeda y su amiga de Hanasaki, pero creo que todavía no se recupera de la recaída que tuvo. Espero que esté bien.”
“Si es un personaje significante, lo estará,” le restó importancia.
“M-Mai…”
“Pero como Hanasaki-chan, necesitas recordar que hasta el más tranquilo mar es traicionero. Y esta playa no es una bahía, así que ten cuidado con la corriente.”
“Claro, pero estará bien,” Yukko sonrió. “Ya llevo un rato aquí y las olas son pequeñas…” y ni bien lo dijo y miró al mar, vio a una ola al menos tres veces del tamaño que las anteriores. “¡AAHH!”

Corrió hacia la playa, notando que Mai muy oportunamente ya se había movido a más de diez metros de distancia. Se apresuró y felizmente la ola reventó detrás de ella, pero ni bien ocurrió, el movimiento del agua se agilizó y la fuerte corriente de la ola cubrió sus piernas hasta sus rodillas. Yukko fue preparada con sandalias para agua que no se saldrían fácilmente, pero su short y camisa no eran para vacacionar, y por la bolsa de basura y rastrillo que cargaba, sentía que iba a perder el equilibrio.

La ola dejó de avanzar a pocos centímetros de los pies de Mai e inició la contracorriente. Hanasaki-chan intentó caminar fuera del agua, pero la arena bajo sus pies se retiraba y empezaba a hundirse e inclinarse hacia atrás.

“¡A-ayuda!” dijo con torpeza por no poder resistir al mar. Estuvo por caerse hacia atrás, pero justo llegó Hotarumaru y la agarró de una muñeca.
“Yukko…” él le sostuvo firmemente, y sorprendentemente tuvo la suficiente fuerza para mantenerlos a ambos estables sin realizar mayor esfuerzo. La ola caprichosa se retiró del todo y el pequeño esperó a que su amiga desenterrara sus pies para soltarle. “¿Estás bien?”
“Sí, gracias a ti…” Yukko respiró profundamente.
“Fue sólo un poco de corriente, Yukko,” observó Mai, inmutada y acercándose a los dos.
“Uhh, pero me asusté, y no podía balancear todo lo que cargaba…”
“Pudiste haber usado el rastrillo de soporte.”
“Eh…” Hanasaki-chan cayó en cuenta de su falta y se avergonzó. “V-verdad…”
“Está bien, no siempre se anda preparado, no te desanimes,” Hotarumaru le sonrió.
“Pero tú eres extremadamente fuerte,” comentó Yukko, impresionada. “Estás cargando dos bolsas en tu espalda y tu rastrillo y aun así me sostuviste.”
“No es nada, me alegro haberte ayudado. Eso es todo.”
“Aww, qué lindo~”
“En verdad no es nada,” Mai asintió. “La gente con aura de Rizembool te puede sorprender.”
“Mai, no le des poca importancia,” Yukko se confundió. “Sé que nuestro pequeño es capaz de muchas cosas que nosotras no podemos hacer.”
“…” se encogió de hombros. “Mis habilidades son distintas, Yukko.”
“Sí, seguro…” la Hanasakiense dio un suspiro. Sí, estaba convencida que toda la gente a su alrededor era muy genial en distintas formas, y excepción de ella misma.
“Parece que no tenemos más que hacer por aquí,” observó Hotarumaru. “Podemos ir al parque a ver si hay algo con lo que podamos ayudar.”
“Estoy de acuerdo,” Mai desechó el palito de su helado en su bolsa. “Necesito un refrigerio.”

Ellos caminaron alejándose de la orilla camino a las escaleras que les llevaban a la zona de atracciones del mar, la cual estaba unos metros más elevada. Empezaron a pasar entre las sombrillas y asientos reclinables arrimados cuando entonces Hotarumaru se detuvo con la mirada fija hacia arriba.

“¿Sucede algo?” Mai le imitó y vio que el pelicenizo miraba a una niña posicionada en un pequeño balcón a un costado de las escaleras que iban a tomar. Era una peliverde de cabellos cortos con un moño rojo encima de su cabeza y que vestía un vestido negro y ligero. La niña yacía en una silla de ruedas y miraba perdidamente al mar con una sonrisa tranquila. Por la edad que ella parecía tener, Mai dedujo que posiblemente los dos se conocían.
“¿Eh?” Yukko levantó su mirada para ver a la misma pequeña. Ella terminó por dirigirse hacia Hotarumaru y le dedicó una simpática sonrisa, cuando entonces…



“¡Wah!” Tsurumaru saltó desde detrás de una sombrilla para asustar a sus protegidos.
“¡AAHHH!” como siempre, Yukko fue aterrada y terminó cayéndose sentada por la sorpresa. Mai sólo dio un suspiro con leve fastidio por la forma de ser del peliblanco.
“Mo…” y Hotarumaru se recuperó de unos leves escalofríos y miró al mayor con reproche. “¿Por qué nos asustas así…?”
“¡Hahahaha!” el mayor rió con gusto y de manera triunfal. “No te aflijas, Hotaru-bou. Es importante una dosis de sorpresa para la vida,” y agachó y agitó una palma a su Hanasakiense favorita. “Hola Hanasaki-chan. Tan impresionable como siempre.”
“Uhhh…” Yukko se lamentó.
“Vamos, no te quedes ahí,” Tsurumaru le ayudó a levantarse. “Les sorprendí, ¿no?”
“Más me sorprende que andes aquí inmiscuyéndote en una actividad de solidaridad,” comentó Mai, inmutada.
“He venido de paseo. Como deben imaginar, no estoy aquí como voluntario.”
“No me sorprende verte, sólo tu modo de aparición,” Hotarumaru desvió su mirada, pensativo. “…ni bien detecté a Monaca, supe que estabas muy cerca…”
“Precisamente…”
“¿Eh?” Yukko se confundió. “¿De quién hablan?”
“…” Mai volvió a alzar su mirada a aquella niña, y vio que había movido su silla de ruedas hasta la cima de las escaleras, como quien les esperaba.
“¿Oh?” ella tomó la palabra y sonrió cordialmente. “Comprendo que son amigas de Rai-kun, ¿cierto? Es un gusto conocerlas.”
“Eh…” Yukko se le dirigió y no evitó sonreírle. Era sin duda una niña educada y muy adorable. “Ah, ¿serás una amiga de Hotarumaru también?”
“Correcto. Mi nombre es Monaca. ¿Y ustedes?”
“Yo soy Yukko Aioi. Mucho gusto.”
“Llámame Mai,” ella se encogió de hombros, indiferente.
“O-oye Mai, sé un poco más cortés. Es una pequeña…”
“No tengo ánimos de formalidad.”
“Ehh…”
“Está bien,” la niña sonrió gustosamente. “Lo más probable es que no pueda recordar sus nombres dentro de un rato, así que no importa mucho.”
“¿Qué?” Yukko se confundió. Ese comentario había roto un poco la imagen de niña buena y disciplinada que proyectaba a otros.
“Bueno, me alegro que ya se hayan presentado,” Tsurumaru se notó entretenido, mientras que el pelicenizo estaba un tanto frustrado por algún motivo. “Ya que están por terminar, podemos ir a pasear cerca.”
“No me niego a escaparme del resto del voluntariado,” dijo Mai. “Aunque sé que no puedo hablar en lugar de Hanasaki-chan.”
“M-Mai…” la mencionada se frustró. A ese paso, todos le conocerían por ese apodo.
“Oh, no te preocupes. Monaca-chan y yo estuvimos paseando alrededor de los otros estudiantes de la actividad, y hace unos minutos oímos a los organizadores pedirles que terminen. Creo que pueden ir a entregar sus utensilios de una vez.”
“Hm, todavía no han pasado por aquí,” Hotarumaru no se veía convencido.
“Hahaha, entiendo muy bien por qué no confiarías en Tsuru-niichan~” Monaca rió con modestia. “Pero puedes tomar mi palabra, Rai-kun.”
“Bueno, tienes razón…”
“Vaya, se olvidaron de nosotros…” Yukko volvía a lamentarse por su mala suerte.
“Está bien, mientras estemos libres,” concluyó Mai.
“Exacto, ese es el espíritu,” Tsurumaru se alegró. “He paseado por aquí en el pasado, así que les puedo dirigir y dar recomendaciones.”
“Hm…” Hotarumaru le miró fijamente. “No entiendo por qué nos vendrías a buscar hoy.”
“Quería salir a pasear,” contestó Monaca. “Tú sabes que no salgo muy seguido. Tsuru-niichan me dijo sobre esta actividad, así que pensé en que sería divertido encontrarnos aquí,” ella sonrió con alegría. “Personalmente, me alegro mucho de verte luego de un tiempo. Espero que la universidad no te haga olvidar a tus previos amigos~”
“N-no lo haría,” él se incomodó.
“Hmhm~ lo sé, sólo bromeo. Pero suban, por favor. Lamentablemente, mi silla de ruedas no puede bajar gradas ni andar por arena.”
“Cierto, lo siento mucho,” dijo Yukko, quien como resorte empezó a subir.
“Tan amable como siempre,” comentó Mai, inmutada.
“Esa es nuestra pura e ingenua Hanasaki-chan~” canturreó Tsurumaru, entretenido.
“Ehh…” Yukko se detuvo y les miró sin saber qué decirles.
“Yukko, no les tomes muy en serio,” le aconsejó Hotarumaru, quien le había seguido. El pequeño parecía mínimamente frustrado por la presente situación, aunque no tenía intenciones de explicarse.

El grupo salió de la playa para primero deshacerse de los objetos relacionados con la limpieza de la zona, y luego poder pasear y conversar entre ellos. Les esperaba un relajado, aunque interesante, encuentro.



Era un poco antes del mediodía, y luego de haber planeado detalles a espaldas de su guardiana, Yuyuko muy gustosamente iba a recibir a sus invitados del día en su hogar. La actividad de las compañeras de Youmu le vino de maravilla ya que había esperado compartir un tranquilo momento con aquellos a quienes había invitado.

Y ellos llegaron puntuales, e incluso un poco antes de la hora. Ni bien observó un auto detenerse frente a la entrada de su mansión, la pelirrosa se entusiasmó y bajó corriendo por las escaleras para darles la bienvenida.

“¡S-señorita, tenga cuidado, por favor!” le suplicó una de las mucamas en el camino.
“¡Estoy bien! ¡Finalmente han llegado!” Yuyuko continuó con su carrera. Ella causaba constantes preocupaciones a todos sus subordinados, especialmente a Youmu, por su forma de ser, aunque aquel comportamiento también estaba relacionado con su manera cálida y bondadosa de tratar a otras personas, y era apreciada y querida por todos en su hogar debido a ello. La heredera llegó al ambiente de entrada de su casa justo cuando sus invitados eran dirigidos por uno de sus mayordomos.
“¡Yuyuko!” Dakki la reconoció y se aventuró a correr donde ella. Las dos se encontraron y juntaron sus manos.
“¡Mi querida! ¡Bienvenida!”
“¡Preciosa casa que tienes! ¡Tus sirvientes son muy acogedores y el jardín es envidiable! ¡Tus flores de estación son muy selectas y amo la cantidad de árboles de cerezos que posees~♥!”
“Ay, muchas gracias. Soy sinceramente afortunada,” Yukko sonrió gustosamente. “Las flores de estación y otros arbustos perennes son obra y gracia de Youmu~ la jardinería es su único pasatiempo de su entrenamiento.”
“¡Pero qué interesante!” Dakki se impresionó ligeramente. “Quizás tu protegida es una jovencita más perdonable de lo que parece.”
“Entiendo que sea difícil, pero mi Youmu es muy especial. Espero que se pueda comportar mejor ante ustedes algún día.”
“No te responsabilices por ella,” la pelirroja soltó a la anfitriona. “Pero ahora que sé que es una buena jardinera, quisiera que realice el trabajo de jardinería en mi nueva terraza. Imagino que me darías un descuento como amiga~♥”
 “Lo siento, Dakki,” Yuyuko sonrió. “Youmu es mi sirvienta y sólo yo la puedo explotar~”
“¡Ohohoho~♥! ¡Te comprendo tanto! Yo soy la única que puede hacerle bullying a mi Kibi.”
“¿No es genial la exclusividad?”
“¡Definitivamente!” las dos se emocionaron y se miraron como las mejores amigas.

“…” y en segundo plano, Larsa las miraba frustrado. Sentía que quizás no debió haber ido a esa reunión. Tampoco estaba tan cómodo de verse acompañado por Jakob en la residencia de la exHiME, pero sabía que no podía excluirlo o él se inquietaría por su elección de ir por su cuenta.
“¡Oh! ¡Oh!” Yuyuko se despertó luego de aquella conexión espiritual (?) con Dakki y se acercó al chico de buenos ánimos. “¡Es también un gran gusto el verte, Larsa! No te asustes por nuestras ocurrencias maternales~”
“¡Ohohoho! Excelente nombre~♥” Dakki sonrió.
“Es grato verle también, Saigyouji-san,” asintió.
“Y lo mismo para ti, Jakob.”
“Hm…” este se vio despertado luego de haber pasado aquel rato revisando algunos mensajes importantes en su Smartphone. “Ah, sin duda alguna. No le retorno la calidez por completo, pero me veo obligado a expresar amabilidad a personas que reciben consideración de mi señorito.”
“Jakob…” el ‘señorito’ se frustró.
“Ohh, lo entiendo muy bien, además que tenemos nuestro pasado de estar en bandos contrarios y todo,” Yuyuko asintió. “¡Pero síganme! Hay que dar un pequeño tour antes de nuestro almuerzo. Les enseñaré mis humildes aposentos.”
“La señorita Sou compró una tarta de frutas para el postre,” observó Jakob, levantando un paquete con apariencia muy elegante.
“Ahh, te lo agradezco de todo corazón,” Yuyuko tomó la mano de la pelirrosa.
“Aw, qué linda, pero es lo menos que puedo hacer como invitada~♥”
“Avancemos. Ni bien nos crucemos con una de mis ayudantes, le pediré el favor que lo lleve a la cocina y preparen porciones para cada uno.”

Los invitados siguieron a la dueña de casa, quien no se reservó de guiarles directamente al segundo piso con completa confianza.

“No suelo recibir muchas visitas, así que estoy muy contenta de verlos aquí,” comentó. “Mi hogar es extenso, aunque sólo cuenta con dos pisos y una pequeña terraza como tercero. Sin embargo, hay más que suficiente espacio,” se detuvo ante una puerta cerrada. “Esta es la habitación de mi Youmu. Sé que se enojaría conmigo si les dejo verla, aunque como su señora curiosa, me encanta entrar e indagar entre sus cosas.”
“Ohoho~♥ ¿Acaso lees su diario?”
“Su diario es uno de mis proyectos, lamentablemente,” la mayor expresó cierto lamento en medio de su rebosante alegría. “Le he estado regalando los más hermosos diarios e inculcándole para que escriba de su día a día, pero casi no los ha usado y cuando lo hace, los emplea de agenda o recordatorios…” dio un suspiro. “A ese ritmo, nunca podré ser de esas hermanas mayores que se escabullen y acosan a sus menores por saber todos sus secretos…”
“Me dan ganas de hacer lo mismo con Kibi ahora~♥”
“Aww, seguro que tendrás mucha mejor suerte que yo. Tu hermanita de cariño es mucho más adorable y afín a esas cosas.”
“No tanto. Kibi puede ser muy tomboyish en ocasiones, pero bueno…”
“Les pido que terminen con estas conversaciones,” opinó Larsa, con una muy leve impaciencia en su tono de voz. “Pienso que les están faltando el respeto.”
“No nos tomes así. Es un modo de cariño,” explicó la anfitriona.
“Es que siempre has sido tan serio y formal, Larsa,” Dakki negó. “Eso no está bien. Para variar tienes que ser más familiar con otros, y qué mejor manera de hacerlo que pensar en torturar a nuestra hermanita de cariño~♥”
“¡Exacto!”
“…” el chico dio un suspiro.
“Señorito, comprendo por su cansada expresión que no se encuentra teniendo un momento muy agradable,” comentó Jakob. “Sea cual sea el motivo, le aconsejaría retirarse.”
“No has estado prestando atención, ¿no es así?” su superior le miró de reojo.
“Usted sabe muy bien que poseo la extremadamente útil habilidad de hacer caso nulo a idioteces y palabras de personas que no considero importantes,” el mayordomo contestó con la mejor y más gustosa de las sonrisas.
“Eres una navaja tan filuda como siempre,” Yuyuko sonrió animada. “No has cambiado.”
“Su ademán de poca seriedad y su fijación de hablar con absolutamente todos y sin prudencia tampoco se han visto afectados con el tiempo.”
“Por favor, no discutan,” les pidió Larsa. Podía percibir que Yuyuko no tenía intención alguna de causar líos, y como siempre era Jakob quien traía la pelea.
“No te tenses,” Dakki sonrió indiferente. “Yuyuko claramente conoce a nuestro contrariado amigo mayordomo.”
“Sí, estamos en confianza,” ella asintió. “Pero sigamos caminando. Nuestra mesa de almuerzo está en la terraza, así que tenemos bastante que caminar hasta llegar a ese ambiente.”
“Presiento que está hermosamente adornada~♥” la pelirroja caminó cerca de la mayor y ambas continuaron conversando animadamente con toda alegría. “Ya de por sí, tengo que felicitarte por el acabado de interiores que el pasillo tiene. Le has dado un gran vida y frescura.”
“Significa mucho para mí que lo digas. Remodelar este hogar no fue nada fácil y varios de mis parientes se opusieron. Hasta la pobre Youmu no quiso que lo hiciera,” rió con discreción, llevando una mano a sus labios. “Pero ahora que todo está en su lugar, se ve mucho mejor y es un ambiente más acogedor y relajante.”
“Sin lugar a dudas. Y dime, mi querida Yuyuko…” Dakki formó una sonrisa gatuna. “¿Cómo andas con tus pretendientes? Una dama heredera como tú debe tener varios.”
“Hoho~ es curioso que lo preguntes,” la exHiME rió por lo bajo. “Soy una señorita reconocida por su belleza y buenos modales cuando se lo propone, pero nunca me he prestado a acercarme tanto a pretendientes de este modo. Me gusta más tener amigos y allegados que andar pensando en romances. A veces ando preocupando a mis familiares por no tener intenciones de atar mi destino con una persona, pero me encanta mi libertad.”
“¡Y es por esas cosas de ti que cada vez te siento más como mi soul sister!” comentó la pelirroja, emocionada. “Estoy en el mismo plan que tú. Quizás todavía me falten unos años antes que empiecen a renegarme con compromisos, pero no me veo buscar a un prometido. Aunque no me preocupo. Si en algún momento se me apetece buscar a un galán, sé que soy del tipo de mujer que puede tener a cualquier hombre que quiera, ohohoho~♥” muy oportunamente, Dakki sacó su abanico para reírse con dicho instrumento cubriendo su faz.
“¡Esa es otra similitud que tenemos!” Yuyuko sacó un abanico debajo de su manga. “Y estoy de acuerdo contigo. Eres una mujer que puede conquistar a quien sea.”
“Tú también lo eres~♥” le dio un guiño. “Aunque a menos que realmente quiera algo muy importante de alguien, preferiría no cazar a cualquier hombre. Y si al final me quedo indecisa y pasan muchos años, siempre puedo irme por mi plan B.”
“¿Plan B?”
“Prometí a Larsa que nos casaríamos si pasa mucho tiempo sin que tengamos compromisos~” canturreó Dakki, gustosamente. “¿No es así, Larsa?”
“Habla por ti, nunca estuve de acuerdo con la idea,” él le miró cansado.
“Aww, me encanta cómo te enojas~♥ Es como una señal del destino~♥”
“Hm, creo que debería buscarme un plan B también,” comentó Yuyuko, pensativa.
“Definitivamente,” juntó sus manos. “No es difícil atraer a hombres y mantener tu reservada distancia al mismo tiempo. Te puedo dar tips, y también podemos aumentar tu sex appeal con un pequeño cambio de vestimentas~♥ La próxima puedo traer todo tipo de revistas y material para divertirnos con ello.”
“¡Suena divino!”
“Nuevamente me disculpo por tener que irme tan temprano hoy,” dijo Dakki. “Estoy siguiendo un programa estricto de rejuvenecimiento del spa al que voy y no puedo faltar.”
“Lo entiendo bien. La próxima podría ir contigo.”
“Excelente idea, no te arrepentirás. Mi spa es sinceramente único, te vas a sorprender al verlo.”
“¿En serio?”

Ellas continuaron hablando sobre dicho spa y diversos comentarios en los cuales parecían estar en gran sintonía. Detrás de ellas, Larsa les seguía a cierta distancia y distrayendo su mirada con el ambiente o las ventanas cada vez que pasaban cerca de una.

“Señorito,” Jakob se le dirigió con un semblante serio. “Espero con toda sinceridad que no siga los deseos de la señorita Sou de casarse con usted.”
“Eso nunca ocurriría. Seremos amigos de hace muchos años, pero no somos compatibles de aquel modo…” Larsa dio un suspiro. “Pensé que no prestabas atención a palabras soeces.”
“Cuando oigo algo que puede afectar su tranquilidad e integridad, no puedo evitar preocuparme grandemente. Y no le veo más a gusto en este ambiente que antes, si me permite opinar.”
“Es de esperarse,” Larsa miró a las dos hablar maravilladas sobre el spa. “Ellas están muy a gusto en compañía mutua y con temas que no nos conciernen a nosotros. Me alegro por ambas, y sería descortés demandar atención.”
“Es demasiado bondadoso, señorito,” el mayordomo se lamentó. “Le sugeriría que se retire, o que la próxima vez no se presente ante esta invitación.”
“Saigyouji-san es una persona muy amable y meditativa, pese a que lo segundo no sea aparente, y me agrada conversar con ella,” el exRebel sonrió un poco. “Debo admitir que me intriga saber de ella, por más irracional que lo puedas encontrar.”
“Estoy acostumbrado a sus idiosincrasias, señorito,” Jakob negó. “Por ello estoy aquí, para balancear aquella imprudencia que puede cometer con solo venir.”
“No me sorprende que lo veas de aquel modo…”

El grupo iba a disfrutar de un agradable almuerzo en compañía de la animada dueña de casa, con quien con el tiempo se volverían más familiares.

...
« Last Edit: July 09, 2017, 11:29:51 AM by Cho »


Sayi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #252: February 28, 2017, 02:25:10 AM »
Fic flashhhhh


Episode 22 — Thirteen

“¿Y no has hablado con Taikoubou desde que regresaste de Beijing?”

Sayi recogió un poco de óleo de la paleta y jugó con la pintura entre sus dedos. Estiró su sonrisa de lado a lado y asintió.

“Nos hemos mandado algunos mensajes, fotos de Hige sobretodo” continuó Sayi “Pero las cosas son algo raras aún, así que la conversación no sale con naturalidad”
“Hm, ya veo”
“Y hace una semana que no me responde, así que he dejado de escribirle”

Mientras Hagu avanzaba con un proyecto que le cuadruplicaba el tamaño, Sayi la ponía al día con los eventos de las últimas semanas. Entre la visita de Kaien, los entrenamientos y mantenerse al día con las clases, la pelirrosa no había tenido tiempo de visitarla. Tal y como habían sido desde la preparatoria, Hagu siempre había sido pronta a escucharla, de la misma manera que Sayi buscaba acompañarla siempre que tenía chance.

“¿Y como te va con el entrenamiento HiME?” le preguntó la rubia mientras comenzaba a pintar la sección más grande del canvas. Se detuvo un momento y miró a la pelirrosa con pena “Aún no ha aparecido tu Rebel… ¿verdad?”

En respuesta, Sayi golpeteó el caballete de madera con su puño.

“Mis entrenamientos van muy bien. Ahora que le he tomado el truco a la espada me siento mucho más cómoda con ella que con mi arma anterior, si tengo que ser honesta” le explicó la pelirrosa “Siento que la telequinesia junto a un arma de rango me dejaba muy desprotegida, y con la katana tengo cómo defenderme cuerpo a cuerpo”

Hagu sonrió para si misma. El escucharla tan cómoda con sus habilidades HiME le daba tranquilidad.

“Y del Rebel ni la sombra, lo cual es muy raro” continuó Sayi “La primera vez que fui HiME, Soujirou se apareció incluso antes que diera mi prueba, y ahora…”
“¿Nada de nada? ¿Ni una mención o algún suceso extraño?”
“Nada” asintió la pelirrosa “Aunque le he sacado provecho a que no haya aparecido aún. Si mi nuevo Rebel se hubiera aparecido apenas hubiera recuperado mis poderes hubiera estado en muchos problemas”

Ambas quedaron en silencio un momento, pero Sayi rompió con la incertidumbre con una risa.

“Las cosas están yendo muy bien” dijo “Considerando que de momento no tengo Key, claro esta”
“¿Entonces los rumores son ciertos?” intercedió alguien más en la conversación “¿Mi OTP ya no es más?”


Holden se detuvo al lado de Sayi y tomó un sorbo largo a su Starbucks. La pelirrosa se llevó una mano al pecho y fingió emocionarse.

“¿Y se puede saber desde cuando Bou y yo éramos tu OTP?”
“Estaba bromeando. Nunca me ha interesado tu pequeño melodrama” le respondió el castaño, haciéndose las manos de un lado a otro “Oh, que están juntos. Oh, que ya no. Oh, que ahora sí. Oh, que se va a Beijing. Oh mi dios, es HiME de nuevo. Oh no, terminaron. Lo único que les falto fue la llegada del bebe bastardo. Aunque bueno, tienen al niño lobo ese que te llama Mami y te sigue a todos lados…”

En respuesta, Sayi puso los ojos en blanco. Hagu, por su lado, pokeó a su amigo con el mango de su pincel.

“¡Au, ya!” se quejó el castaño, sobándose el brazo. La rubia le lanzó una mirada molesta y se giró a seguir pintando “Tsk, no puedo molestarte cuando están las dos juntas”
“Eso es porque Hagu sabe por toooodo lo que he pasado, y es muy linda y me entiende ♥”
“Hagu, deja de juntarte con la dramática de tu amiga, por favor”

En respuesta Sayi le sacó la lengua y Holden le devolvió el gesto. Acto seguido le sonrió ligeramente, y Sayi lo empujó con una mano.

Llevaban conociéndose más de cinco años, y habían pasado por más eventos que una amistad normal… pero si habían personas que la hacían sentir como si nada hubiera cambiado aún con el paso de los años, ellas eran Holden y Hagu. Los tres tenían personalidades muy distintas entre si, pero parecía que algo funcionaba bien para seguir juntándose con tanta familiaridad.

“¿Miranda te ha aconsejado algo con respecto al no tener Key?” continuó Hagu
“Pues sí, en un inicio… pero creo que ya le confié mucho a Miranda sobre el asunto. No me cuadra esto de que mi vida sentimental este tan ligada a las cosas HiME y Rebel. Y esta es la primera vez en varios años que no estoy en una relación. La verdad es que no se que hac—QUE CHUCHA HACES?!?!”

La pelirrosa se levantó de un brinco al sentir algo frío caerle encima. Y es que Holden había vertido su café helado en la cabeza de su amiga.

“¿QUE MI OTP ACABA DE MORIR Y YA ESTAS EN BUSQUEDA DE OTRO ILUSO?” se quejó el castaño “Estoy harto de estos dramas, ¡HARTO!”
“¡¿Pero porqUE DEMONIOS ME BANAS EN CAFE!?”
“Considéralo tu bautizo a la vida amarga de soltería. Una que me ha caído muy bien desde que tengo uso de razón” se explicó con una exagerada reverencia “Amarga vida, ¿get it?”
“Eres un imbécil” suspiró Sayi estirando ropa para evaluar el daño “Ay, y acababa de comprarme esta blusa en el Primark”
“Sayi, hazme un favor y bájate Tinder. Bájate Tinder y úsalo como si fuera Pokemon Go” le aconsejó Holden “Tanto tiempo has estado con el Bob Patiño chino ese que te has vuelto aburrida y predecible. Anda ve, y no te tomes las relaciones tan en serio, sólo diviértete”

Sayi lo miró extrañado y seguidamente se giró hacia Hagu. La pequeña se encogió de hombros.

“…Yo no usaría esas palabras, pero si creo que deberías estar por tu cuenta un rato” agregó Hagu “Y conocer gente nueva te daría más opciones...”
“¡Exacto!”
La pelirrosa rió ante la ironía del asunto “Me encanta que ustedes, las personas más asociales que conozco, me vengan a decir que necesito conocer gente”
“Nosotros funcionamos diferente” le respondió Holden “Somos seres intelectuales que no necesitamos muchas relaciones para sentirnos satisfechos. Tú, en cambio…”

Hagu cubrió la risa con una mano, pero se detuvo cuando Sayi fulminó a Holden con la mirada. Pero Holden también se rió, y Sayi suspiró rendida.

“Sayi, además, ahora que estás soltera seguramente te van a invitar a salir muchos chicos” le animó Hagu “Siempre has estado con Taikoubou, así que nadie se te ha acercado más que cómo un amigo, aún siendo tan bonita”
“Aw Hagu ;_;” la pelirrosa sonrió conmovida “Eso es lo más lindo que me han dicho en mucho tiempo”
“Hagu, entiendo que seas artista, pero ¿Sayi?” agregó Holden “Su supuesta belleza será Avant-Garde, ¿cierto?”
“Cállate ♥ que la prodigio artística ha dicho que soy bonita” celebró Sayi, dirigiéndose hacia el lavabo “Si me disculpas, voy a intentar quitarme algo de tu café de encima”

El ruido del agua correr cubría la conversación de Holden y Hagu, mientras Sayi estiraba su blusa lo suficiente para llegar al hilo de agua. Le echó un poco de detergente e intento sobar una de las manchas… pero bastaron unos segundos para darse cuenta que era en vano. Necesitaba quitarse la blusa para poder hacer una diferencia.

“Estúpido Holden…”

Fue cuando cerró el caño que se percató que había alguien a su costado, y la sorpresa la hizo retroceder un par de pasos.

“Hey Sayi, te andaba buscando” le saludó Asaba, y Sayi le sonrió.
“Hey, ¿cómo estás?” le saludó la pelirrosa, dándole un rápido abrazo “¿Necesitas algo?”

Hideaki Asaba le llevaba dos cursos en la carrera de pintura y, así como ella, había sido parte del programa de arte desde la preparatoria Hanasaki. Asaba había sido una de las primeras personas en hablarle cuando ingresó al instituto, y había compartido mesa junto a ella, Taikoubou, y Hagu. El rubio también había sido testigo de todo el asunto HiME/Rebel desde un inicio, y su buen humor había logrado traerle una sonrisa en más de una ocasión.

Ahora solían llevar al menos una clase juntos cada semestre, por lo que aún se veían a menudo y hasta habían hecho un par de proyectos en pareja. No solían andar mucho afuera de la facultad, sin embargo, dado que ambos estaban ocupados con sus respectivos trabajos y amigos.

Y fue por eso que Sayi no se esperó lo que vino a continuación.

“Desde que me enteré que ya no andas con Taikoubou me han dado ganas de preguntarte…” Asaba era muy extrovertido y elocuente, pero aún con la asertividad de siempre su nerviosismo era notable “…si te gustaría salir en una cita, conmigo.”
Sayi parpadeó un par de veces, sorprendida “Vaya…”
“Si es muy pronto entiendo, pero quería probar mi suerte” continuó sonriente “¿Que dices?”

No estuvo segura si era la conversación que acababa de tener con Hagu y Holden, o el eco de Kaien, o el cafe que la cubría de pies a cabeza… pero decidió tomar la oportunidad y finalmente dar un paso adelante.

“Claro que me gustaría” le respondió con una pequeña sonrisa, y el rostro de Asaba se iluminó ante la respuesta.

A unos metros de distancia, tanto Holden como Hagu no había dejado pasar el suceso como desapercibido. La rubia se giró hacia Holden, quien tenía el ceño fruncido, como si acabara de ver algo científicamente inexplicable.

“¿Ves que tenía razón?” celebró Hagu “Y tu decías que Sayi era Avant-Garde…”
 
Holden negó con la cabeza y suspiró rendido.

“Pues la verdad es que nunca he entendido el arte”
« Last Edit: August 13, 2017, 02:39:52 PM by Sayi »

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #253: February 28, 2017, 05:56:40 AM »
Llevo meses estando seca como una pasa y sigo igual, me preocupa ;__;




23.




Seven posó su mirada en el camino, una calle medio concurrida que desembocaba justo en el desvío hacia la mansión de los Vi Britannia. Para sorpresa de Eureka, el pelirrojo se había quedado en completo silencio, sin despegar la vista del tráfico. Habían pasado unos minutos desde la última palabra que habían intercambiado, y Eureka no podía evitar sentirse incómoda por la falta de conversación.

“¿Estás bien?” le preguntó, mirándolo de reojo. “Si ya no quieres hablar, no hay problema,” le aseguró, con mucha sinceridad.

La luz cambió a verde, y los carros avanzaron lentamente, hasta despejar completamente la pista. A juzgar por el poco tránsito que había, Eureka imaginaba que ya se estaba haciendo muy tarde. Agradeció, sin embargo, estar en un carro y no haber tenido que tomar el tren, porque hacerlo a altas horas de la noche le daba muchísimo miedo, por más engreída y sobreprotegida que la pintaba este pequeño detalle.

Aunque, siendo sincera consigo misma, no sabía qué tan segura se podía sentir a solas en un carro con Seven al volante: en la semana de sus conversaciones, se había enterado de que este trabajaba para una agencia igual o más peligrosa que la de Ryoji y Kanone. Nunca había sabido a ciencia cierta que era lo que hacían en la de sus amigos, y también le pasaba lo mismo con la de Seven, pero imaginaba que no eran cosas bonitas.

Eso, junto a su actitud misteriosa, le daban muchísimas razones para tenerle un poco de recelo. Pero luego recordaba todos los favores que le debía, su carisma y su carácter amigable, y dudaba que el pelirrojo se mereciera esa falta de confianza.

“Sólo estoy un poco preocupado,” admitió Seven, luego de unos instantes. Frunció el ceño, demorándose unos segundos en responder por su poca habilidad para expresar cómo se sentía realmente. “Creo que no estoy seguro de que esta sea la forma correcta de reencontrarme con Saeran…”
“¿Estás dudando?”
“Eh, un poco,” y giró el timón para doblar en una esquina. “No pensé mucho en su reacción, para serte sincero.”
“No necesitas contarme lo que pasó,” empezó Eureka. “Pero quiero saber algo. Cuando se separaron, ¿lo hicieron en malos términos?”
“Uhhh, fue hace tanto tiempo… pero si hubiera sido así, lo recordaría, así que no, no fue en malos términos.”
“¿Tú lo dejaste?”
“S— ¡AH!” Seven volteó a fruncirle el ceño. De haber podido, le habría señalado con el dedo. “¡Lo estabas haciendo a propósito!”
“Puede que sí~” Eureka le sacó la lengua. Ya era hora de que Seven cayera en sus juegos, así como ella lo hacía a cada rato. “Lo siento.”
“Nah, no te preocupes. Algún día podrás desbloquear mi tragic backstory.”
“Creo que podría ayudarte más si me la contaras… pero no hay apuros,” le sonrió. “Total, estoy segura de que me va a tomar tiempo regular acercarme a tu hermano.”
“¿Has interactuado con él?”
“Casi nada, pero se ve que es… medio difícil de tratar.”
“Lo es,” Seven soltó una pequeña risa. “Aunque antes era mucho menos arisco.”
“Tu ausencia le ha afectado, de seguro.”
“Sí,” Seven sonrió, apenado. “Pero voy a arreglar todo esto.”
“¿Cómo?”
“Voy a dejar mi trabajo, para poder vivir de nuevo con él.”
“¿En serio? ¿Pero no que trabajas para una agencia y tu situación es medio arriesgada?”
“Va a ser un poco difícil, pero veré cómo me las puedo arreglar.”
“Estoy segura de que podrías trabajar para una entidad menos peligrosa, como… ¿no sé?” Eureka se hizo la pensativa. “¿Hanasaki?”
“¿Para hackear a su competencia?”
“Suena mucho más tranquilo que seguir con tu agencia.”
“¿Y si me mandan rebels o algo?” y rio, muy despreocupado. “…Pues no habría mucha diferencia, ahora que lo pienso. Excepto por la paga, apuesto a que la de Hanasaki es menor.”
“No has aplicado aún.”
“Pero no tienen presupuesto para nada.”
“¿Por qué lo dices?”
“Estaba pensando… las HiMEs se sacrifican por su institución, pero no les dan nada a cambio, ¿no? ¿No tienes beneficios por ser HiME?”
“Nope, no que yo sepa,” Eureka recordó una conversación con Oikawa que había girado alrededor de su cartilla de beneficios, y rodó los ojos, sintiendo un poco de envidia de su rebel. “…Pero los rebels si tienen, creo.”
“…Tentador.”
“No trabajarías para los enemigos, ¿no?”
“Es dinero, Eureka,” Seven se giró para sonreírle de lado, aprovechando que estaban en una luz roja. “No, te estoy jodiendo. Lo pensaré. Aún no sé muy bien qué haré cuando renuncie… si es que puedo renunciar.”
“¿Ni eso sabes?”
“Jeje~ tengo mucho por averiguar.”

Un ringtone muy suave los interrumpió, y Eureka se disculpó con la mirada, sacando su celular. Justo en esos instantes, la luz cambió a verde y Seven, una vez más, volvió a enfocar su mirada en el camino.

Al ver la pantalla, no le sorprendió reconocer el nombre de su enamorado en esta. Lo más probable era que Lelouch anduviera preocupado por lo tarde que era, y por su ausencia en la casa.

“¿Aló?”
Hey, ¿todo bien?
“Sí, sí, en menos de diez,” revisando sus alrededores, notó que ya estaba muy cerca de la mansión. “Cinco minutos, estaré allí.”
Oh, okay.
“¡Disculpa por preocuparte!”
No, no hay problema. Acá hablamos, mejor.
“Sí,” Eureka sonrió. “Te veo.”
Cuídate.

Eureka colgó, y volvió a guardar su celular en su bolso.

“Ese era Lelouch, ¿no?”
“¡¿C-cómo?!”
“Eres muy obvia,” Seven soltó una risotada. “Volteé un segundo durante tu conversación y te he visto con la sonrisa más grande del mundo.”
“Ah,” Eureka se sonrojó. “Bueno…”
“Que caballero de él llamarte y todo~”
“Sí, vive preocupado día y noche por mí, más que nada por el conflicto con Rizembool. Y como he vuelto a ser HiME…”
“Bueno, eso es más que suficiente como para preocuparse…”
“Es cierto.”
“Pero no deberías esconderle tantas cosas, creo que es peor si lo haces.”
“…” Eureka lo observó, intrigada. “¿Hay algo que no sepas?”
“Mm, buena pregunta~”

Seven estacionó el auto cerca de las rejas de la mansión, para el lado en el que el muro lo escondía de la vista principal del jardín y la rotonda. 

“Ahhh, perfecto,” dijo Eureka. “Lelouch no sabe nada de ti… aunque esto se lo oculté porque tú me lo pediste.”
“Y eso sí debes seguir ocultándolo~ Pero deberías hablarle sobre Oikawa. De seguro vive con el miedo latente de que te encuentres con tu rebel y sea de lo peor.”
“…No sé cómo se tome que somos… algo como amigos.”
“Tal vez mejor de lo que tú esperas.”
“Nunca he pensado en su reacción…”
“Tendrás que hacerlo, de alguna manera.”
“Sí,” Eureka le sonrió. “Así como tú y tu hermano.”
“Estamos… en situaciones parecidas.”
“La tuya es mucho más complicada.”
“Un poco,” Seven rio. “Suerte y… gracias por escucharme.”
“No te preocupes,” Eureka se aseguró de que todas sus pertenencias se encontraran dentro de su bolso, y abrió la puerta, para luego cerrarla. Le ondeó la mano. “Cuídate, Seven.”
“Hablamos, Eureka~”

Eureka caminó hacia la reja de la entrada, con el cansancio de un día interminable en sus hombros.
« Last Edit: September 03, 2017, 12:53:59 AM by Eureka »


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #254: February 28, 2017, 10:18:33 AM »
Junté este fic con el que deje en la pagina siguiente para que no quedara partido. Ya estuvieron contabilizados para cada respectivo mes.

— #31.2 overside
La muchacha apoyó el rostro sobre sus brazos los cuales descansaban sobre la baranda de seguridad. Estaba concentrada en los copos de nieve que descendían frágilmente frente a sus ojos. La visión le hacía recordar la puesta en escena de ballet de “Swan Lake” cuando dejaban caer blancas plumas sintéticas de cisne mientras las bailarinas simulaban ser aquellas aves en medio del escenario.

Hiyori se encontraba en esos momentos perdida en sus propios pensamientos, en un letargo agradable que le despejaba de la preocupación de los deberes diarios. Por la temporada del año en que se encontraban, Tokyo de vez en cuando se cubría con una pequeña capa de nieve al estar en una estación más invernal. 
Eran ya casi las ocho de la noche y había acompañado a Yato en una de aquellas extrañas ocurrencias donde al peliazul se le había ocurrido salir en busca de espíritus negativos para “exorcizarlos”. Aunque, el problema para el chico siempre era el mismo según él: No encontraba un arma digna para utilizar. Después de recorrer diversas tiendas de antigüedades, Yato había llegado a la conclusión de que ninguna era adecuada para un “Dios” como él. La pelicastaña había entornado los ojos cuando el otro le comunicó que era mejor desertar. Todas esas horas recorriendo tiendas para que después abandonara la idea. No es que ella creyera que Yato de verdad tenía dones y era mejor apoyarlo en la “purificación de Tokyo” ni siquiera le gustaba seguirle el juego, pero ya era la cuarta vez que Yato la arrastraba a la misma actividad de buscar un arma y volvían al templo con las manos vacías. 
Así que ese día le había seguido el juego con tal de que encontrara el arma y dejara de insistir con sus excursiones fallidas. Pero todo terminó en lo mismo: otro aplazamiento de una actividad infructífera que no aportaba en nada para nadie.

Yato había notado el hastío de Hiyori después de hacerla caminar por horas, por lo que la dejo en el parque mientras él iba a comprar un par de cafés para pasar el rato en el lugar. Ella soltó un prolongado pero sereno suspiro, de algún modo se sentía bastante relajada al estar allí.
Era un parque amplio, cuyo lago yacía congelado y las copas de los árboles estaban cubiertas de nieve. No había mucha gente a esa hora por lo lejano del lugar y porque estaban en día de semana por lo que la mayoría de las personas volvían relativamente temprano a sus hogares.
Mientras la pelicastaña esperaba a Yato, se dejaba encantar por la arquitectura del lugar. Si bien era partidaria de los ambientes más naturales, admitía que los detalles más artificiales del parte, tales como las luces y ciertas esculturas de mármol blanco, le daban un detalle muy bonito al sitio.
Estaba completamente hechizada por aquella visión, llegándose incluso a sentirse parte  de un lugar fantástico esperable de los relatos de las historias de Tolkien, cuando de pronto algo, o más bien alguien, que visualizó desencajaba con todo el encanto del lugar.

La curiosidad de Hiyori siempre le había metido en problemas, y más que recapacitar y aprender de esta torpeza seguía persistiendo en el mismo error. Agudizó la mirada para prestar mayor atención a ese alguien que de pronto había llamado su atención pero por la distancia no podía divisarlo bien. Ella se mordió el labio inferior y curvó sus cejas, ¿y si se acercaba más sólo para asegurarse que todo estaba bien?
Con ese convencimiento mental, la chica abandonó la zona de seguridad y disimuladamente comenzó a aproximarse hasta esa silueta quien se encontraba de pie en la superficie sólida del congelado lago. Esa persona era extraña, incluso parecía más un humanoide que un propio ser humano.
Notó que se dirigió hacia debajo del puente y allí permaneció más tiempo. Por lo que visualizaba, no había notado su presencia pero de todos modos ella prefirió quedarse detrás de un árbol. Hiyori titubeo un par de segundos cuestionando si debía permitir que su curiosidad y morbo dominara por sobre su razonamiento interno que colocaba todo su organismo en alerta y que le sugería inconscientemente que huyera.
Mihael era el rey de los vagos y aunque el mundo estuviera colapsado ante sus ojos él no se dignaría a hacer acción alguna. Pero tenía tanto tiempo libre que se estaba hartando de su propia ociosidad. Entre la suspensión por conducta anti deportiva y el no tener estudios, no había nada más en su lista más que hacer el vago y esperar a que algo le motivara.
¿Pero qué más podía hacer? Ni siquiera tenía un empleo como carta debajo de la manga o amigos con los que pasar el rato.
Estar echado todo el día mirando el techo le gustaba, pero ya iba a cumplir una semana y algo así.
El rubio dejo caer su cabeza por el borde de la cama permitiendo que la sangre se le subiera a la cabeza. Su cabello rubio descendía como rayos del sol.
¿Y si iba a un antro a beber y mirar a las stripers? Ya lo había hecho los últimos días de la semana pasada y después de unas cuantas veces se había aburrido del ambiente.
Mihael clavo sus ojos celestes en una pila de botellas de destilados que yacían vacías en el suelo. Pese a que les había dado “el bajo” a todas, su organismo era fuerte y no era del tipo de personas que tan siquiera se sintieran mareadas por  el grado de alcohol en su sangre. Beber precozmente le había convertido en un buen tolerante al alcohol.
Frunció el entre cejo, fastidiado. Odiaba esa maldita ciudad oriental, odiaba Japón y el resto de países asiáticos. No todos eran unos otakus desesperados, pero la personalidad de la mayoría de los japoneses le caía mal. Bueno, a Mihael le caían mal todos los humanos de todas partes del mundo.
La única persona que conocía un poco más y, aunque terminaran hartandose el uno del otro llevándolos a enojarse y distanciarse, siempre terminaba de algún modo ridículo buscándola era Hiyori. Pero esa tipa ridícula estaba demasiado ocupada pensando en su sueño de princesita salvadora del mundo como para tener tiempo de prestarle atención.
Meditó un segundo en ese punto. No solo Hiyori tenía esa relación tóxica enfermiza con Hanasaki, entendía que las demás HiMEs tenían el mismo vinculo torcido con la institución.
Parecía que todo giraba en torno a Hanasaki y Rizembool. Las HiMes y los Rebels. ¿Qué tenía de interesante esa guerra? Nada. Nada. Absolutamente nada.
—Todas son unas idiotas masoquistas... —
Pero esas tontas tenían algo que él no: algo que hacer.
Tal vez era hora de indagar un poco…
El chico se desperezó para posteriormente levantarse de la cama. Al estar tanto tiempo entumecido, le había venido mal reincorporarse de pronto. Se sujetó la frente al sentir un dolor punzante en esa parte.
—… —
Unas cuatro hora después, por fin salió del antro donde se alojaba. Cualquiera diría que un jugador del Arsenal podría darse una buena vida con el suelo que recibía… Pero Mihael era un fracasado y estaba perdido en todo el sentido de la palabra. Dinero que tenía, dinero que apostaba, gastaba desconsiderablemente, o simplemente perdía.
Fue hasta el aparcamiento, llegó hasta su motocicleta (que con suerte, era la única posesión que tenía consigo) la encendió y se dirigió rumbo a Rizembool.
Al principio le costó recordar el camino hacia esa institución y luego a medio camino recordó que ya no estaban en la escuela sino en la universidad… Pero después pensó que seguramente no debía estar muy lejos la universidad de la escuela. Si no se equivocaba, el camino quedaba por ese cruce.
Después de un camino considerable, llegó hasta la escuela de Rizembool y como lo había supuesto, la universidad no se encontraba tan lejos. Claro, otro trecho largo de kilómetros que recorrer desde la escuela al a univesidad pero, ¿qué esperaba? Era Rizembool, el maldito y rico amo del mundo. Todo le pertenecía a Rizembool… Por lo que no les costó nada comprar todas esas hectáreas y hectáreas para alojar allí los edificios que fuesen necesarios.
—Rizembool es como Negan —
Finalmente, divisó la universidad… Pero ese no era su objetivo. Tuvo que ir más lejos hasta hayar el departamento de investigación de Rizembool. Aquel edificio con aires futuristas y de conspiradores que cualquier científico loco aspiraba ingresar.
Comprendió que la silueta frente sí se encontraba hablando sola y por el tono de voz parecía ser un chico de joven edad. Por un instante, Hiyori llegó a pensar que era un drogadicto que peleaba consigo mismo y lo más sensato era dejarlo allí solo con su lucha interna pero algo la retenía en el lugar como si el mismo destino estuviera escribiendo para ellos en ese mismo instante.
Escondida detrás del tronco del árbol, vio que el sujeto llevaba puesto un extraño traje que tenía pinta de ser demasiado cibernético, tecnológico y futurista para esas épocas, ¿era un cosplayer o algo por el estilo?
Notó que el chico caminó hacia la pared de piedras de debajo del puente, por unos segundos largos se mantuvo en silencio mirando la pared como si intentase encontrar la respuesta de su dilema interno en esas piedras. Luego, se aproximó más a ellas y comenzó a arañarlas sin sentido alguno. Acto seguido, esa persona apoyó la frente en las rocas y se mantuvo estática por varios segundos de suspenso. Luego se dio un golpe en la frente al chocarla contra las piedras, suave y casi explorativo, luego otro golpe más, con más intensidad, y luego otro y otro que evidenciaba que estaba haciéndose daño.
La pelicastaña parpadeó confundida, temiendo que estaba frente a una persona que no estaba en sus cabales y necesitaba ayuda.  Justo cuando iba a salir de su escondite para prestarle ayuda, notó que él dejo de hacer ese acto repetitivo, violento, dañino y sin sentido.
Lentamente, el otro comenzó a girar el rostro y observar por el rabillo del ojo hacia la dirección en donde ella se encontraba. La había descubierto.
La HiME, permaneció inmóvil por un par de segundos pensando qué era exactamente lo que debía hacer… No había caso fingir que no estaba espiándole porque ya la había notado y era evidente. Ella apareció desde atrás del tronco y se asomó dudativa.
—…—
—…—
Los dos se mantuvieron en un silencio incómodo. Finalmente, ella preguntó, —¿Estás…Bien? —
La seguridad del lugar sin duda alguna era alta y exigente. No cualquiera podía entrar en el edificio, pero Mihael no era un cualquiera. Años y años de allanamientos a las moradas, trabajos de espionaje, robo de datos, alteración de las escenas y otros encargos que realizaba por dinero lo habían adiestrado para ser una perfecta sabandija que podía ingresar hasta la alcoba de la Reina Isabel y burlar a la guardia real si lo deseaba –y lo había hecho en una ocasión-
No iba a perder el tiempo recopilando la información que podía sacar de los estudiantes más ilusos en el camino. Iría directamente al grano al área de los laboratorios de experimentación.
Tras colarse por los conductos de ventilación, entrar por una ventana semi abierta, aturdir a un guardia y usar su huella digital para entrar en la zona restringida y hackear un sistema de seguridad más inteligente, el rubio había llegado hasta una de las áreas más restringidas de todo el departamento de investigación científica de Rizembool.
Estando frente una gran puerta de vidrio anti balas… ¿Qué hacia una puerta de ese material en esa zona, a todo esto? Se quedó unos segundos pensando como abrirla ya que por lo visto era dueña de un sistema aún más completo. Después de intentar usar la cinta adhesiva con la huella digital del guardia, fallar, usar la credencial de otro guardia al que le robó en el camino, fallar, ingresar un código hackeado, fallar. Mihael comenzó a irritarse. Le dio una patada a la puerta como último recurso pero tal como era esperable; falló.
Entonces, a través del cristal, divisó un par de personas usando batas blancas que se aproximaban desde el otro lado hacia la puerta. Mihael se escondió detrás de un pilar y esperó a que esos dos sujetos digitalizaran los códigos, usaran sus credenciales e hicieran el reconocimiento óptico lo cual abrió la puerta. Cuando estos, al parecer dos estudiantes, salieron, Mihael se escabulló sigilosamente y entró antes de que la puerta se cerrara.
El tipo se aproximó hacia la pelicastaña. Ella no podía medir sus intenciones ya que mantenía el rostro oculto detrás de una extraña máscara o casco, o algo por el estilo.
Hiyori dio unos cuantos pasos hacia atrás para ganar distancia pero el otro se impulsó rápidamente hacia ella como un proyectil y le tomó del cuello en un movimiento tan limpio y discreto que ella apenas había alcanzado a reaccionar y en un abrir y cerrar de ojos tenía al tipo sujetándola del cuello –sin necesidad de violencia- dominando la situación.
“Suéltame” quizo pronunciar, pero estaba con los ojos tan abiertos que demostraba sin dificultad su desconcierto. Pasmada ante la maestría del otro.
—¿Qué haces aquí? — Le dijo aquel tipo, deslizando casi de una manera seductora su dedo pulgar por la quijada de Hiyori, mismo dedo que deslizaba hacia abajo para apretar la yugular en un juego satírico y perverso.
—Observar el…lago. —
—Me parece… Que llevas tiempo observándome. —
—N-No. — Musitó. Sin embargo, la dominancia del otro la imposibilitaba de mentir por algún extraño motivo. —No.. pude evitarlo. —
—¿Qué es lo que viste? —
—Pensé que tenías problemas. —
—¿Qué es lo que viste? — Repitió
—A ti… Usando ese uniforme.—
—…— Torció la cabeza dejándola caer a un costado. Que alguien lo viera con ese traje significaba problemas pues nadie debía conocerle así. —…— Notó el bolso entre abierto de la chica, él introdujo su mano libre en el bolso y sacó un libro con el emblema de Hanasaki. —…¿Hanasaki? —
—…— Ella se quedó en silencio, sin saber que responder. Supuso que lo que tenía en frente no era un drogata o un cosplayer sino un Rebel.
—Es cierto lo que dicen, las HiMEs se delatan solas. — Dejo escapar una risita maligna. —Bien… Creo que no queda de otra. — Le acarició la mejilla, suavemente. —Tendremos que volvernos un olvido. Un lugar público con civiles inocentes, no merecen involucrarse en una tragedia que desconocer. —Aflojó el agarre, mostrándose empático con la situación.
—Creo que es lo más sen— Justo cuando pensaba que el otro quería evitar un conflicto en un lugar público, justo cuando pensaba que la situación podía tornarse clara y a favor de ambos, él le dio un violento empujón azotando la espalda de la chica contra el tronco.
El dolor fue instantáneo y había sentido remecer sus pulmones pero no le quedó tiempo para meditar sobre lo que estaba pasando pues vio que el otro se dirigía hacia ella para arremeter. Hiyori se lanzó hacia un costado y rodó por el piso tratando de ganar distancia. El personaje enigmático terminó dando un puñetazo al tronco del árbol errando en su ataque.
Casi no tuvo tiempo de detenerse, pero se dio cuenta de que el otro había dejado una gran hendidura en el tronco del árbol y de no ser porque ella se movió esa hendidura estaría en su rostro.
Se reincorporó de un salto y corrió para darse distancia pero su enemigo rápidamente le alcanzó el ritmo, en el trayecto cruzó sus brazos en una equis sobre el pecho y al deshacerla en uno de sus brazos apareció una especie de espada negra formada de una extraña energía que emanaba un brillo magenta. Aquel arma parecía ser una extensión unida a su brazo.

La chica dio un salgo en 360 grados hacia atrás y cuando sus rodillas chocaron contra el suelo vio que la espada negra se había clavado delante de ella pasando por centímetros de su rostro y quedando la punta de esta enterrada entre la separación que dejaba de una rodilla a la otra apoyadas en la tierra.


Todo lo sucedido le daba la sensación de estar dentro de un cuarto oscuro donde cuyo único foco de luz se apagaba y se prendía incontable veces dejándole dentro de un juego mental donde se le da el beneficio de poder ver pero a la vez de quedar a oscuras al asecho de quien observaba desde lo oculto.

¿Cómo había sucedido? No podía explicarlo y a la vez sí.
Era tan lógico.

Pero en ese instante no tenía nada claro en su mente más que la única idea y objetivo de llegar a un centro de salud donde pudieran auxiliarles.
Se sentía corriendo en terreno minado, inestable y donde el cuerpo no le respondía como ella desearía que fuera. Como si estuviera corriendo en un sitio lleno de escombros en pleno terremoto.
Tenía el brazo de Yato por sobre su hombro mientras ella lo sujetaba del costado para ayudarle a caminar. La playera blanca de este estaba empapada en su propia sangre y la situación del peliazul era crítica.

Una situación que inicialmente le correspondía llegar a ella…

Los momentos previos vividos se agolpaban en su mente como recuerdos y piezas de un puzzle que apenas podía lograr armar a contra tiempo. Sólo conciliaba el hecho de recordarse a sí misma en aquel parque invernal, teniendo a su Rebel frente a ella y manteniéndola dentro de un juego mental  (y físico) que no sabía si tomarlo como, eso, un juego o realmente no estaba bromeando.

¿Él era su Rebel? no sabía como juzgarlo dado la brevedad del momento. Tampoco estaba segura si decir que se trataba de un sadico o un demente a quien nadie comprendía, o un bufón burlesco que no deseaba su rol de Rebel y sólo quería desertar.

Pero de un momento a otro él empezó a “jugar” con ella, como un gato que mantiene a una rata en su trampa. Cansándola, acorralándola, lastimándola, soltando carcajadas infantiles y comentarios incoherentes tratando de parecer amigable. Pero, eso era, un gato divirtiéndose con su presa, fatigando y malogrando pero no sentenciando a muerte.

Hasta que hubo un punto en donde el Rebel no medía su potencial y la HiME por más que lo intentara no lograba controlar sus poderes. Entonces vio esa macabra sonrisa dibujada en sus labios demostrando su dentadura maniaca. El Rebel agilizó y proyectó su arma corto punzante en dirección a ella cuando la tuvo acorralada en un rincón.
No iba a justificarlo ni disminuir su violencia pero ella sintió que ese proyectil no iba destinada a atravesarla y matarla sino que el Rebel estaba confiado en que ella usaría un poder, o una capacidad o tan siquiera su arma.

El inconveniente es que ella no había podido invocar nada más que su arma y la sentía más pesada que de costumbre y sorpresivamente menos agil. Y estaba segura de que, dado su nivel básico de dominio con el arma, en mil años lograría desviar el arma que el Rebel le lanzaba.

Pero lo hizo. Increíblemente lo hizo.

Como si fuera una entrenada samurai, blandió su Nodachi y con el perfil del acero blandido de esta desvió la especie de espada magnética y de energía que el otro le había lanzado. El sonido metálico le alertó de su triunfo y cuando volvió a buscar a su Rebel con la mirada sintió que la espina dorsal se le congelaba al ver que éste estaba a de pie a su lado.

¿Cómo había llegado allí? Como si dominara la velocidad de la luz.

Este le dedicó una risa que a Hiyori a estas alturas le irritaba. Ella no iba a ser tan paciente y giró su arma con intención de dañarlo pero éste otro se hincó haciendo que la Nodachi se clavara en el tronco del árbol provocando que la nieve cayera sobre ellos ante el impacto.

La pelicastaña dio un par de tirones tratando de destrabarla pero no pudo hacerlo a tiempo pues cuando vio que su Rebel invocaba nuevamente una especie de arma que salía de él mismo la HiME prefirió retroceder para ganar distancia.

Esta vez, el Rebel otra vez confió que la HiME sacaría algo debajo de la manga y arremetió contra ella en un impulso sin razonamiento alguno. Ella retrocedió unos pasos más pero dio su espalda contra la muralla del puente y cuando se lanzó hacia un costado gano inexplicablemente más tiempo del pronosticado.

Gateó un poco por el piso deslizando sus rodillas desnudas sobre el hielo del lago congelado cuando notó que Yato estaba en medio de ella y su Rebel y la causa del porque había ganado misteriosamente mucho más tiempo del destinado es porque él había intercedido haciendo de escudo.

Vio que la espada del Rebel atravesaba el torso de Yato pero aún así el peliazul tuvo la fuerza de darle un empujón al Rebel, quitarse la espada que le atravesaba el estomago, lanzársela al Rebel e invitarlo de que se enfrentara a él.

El Rebel pareció confundido pero al mismo tiempo torcidamente excitado al ver que la sangre del otro lo manchaba a él mismo. Hizo oídos sordos de lo que Yato decía y al parecer consideró más grato hablar consigo mismo.

Hiyori se sintió invadida por un gran cólera en ese instantes, se puso de pie y caminó en medio de ambos. Estaba tan enojada con el Rebel como también con el mismo Yato. Molesta porque este último había sido tan cabeza hueca de meterse en donde no lo llamaban. Los copos de nieve comenzaron a caer más frecuente, ella apretó sus puños por lo bajo y en ese momento una fuerte energía le rodeó por completo.

Miró iracunda a su Rebel y cuando este pensó en darle un nuevo acertijo ella le gritó.

—¡Largo!—

Y al expresar este deseo, la energía que vibraba en cada centímetro de su cuerpo se manifestó de un particular modo. Algunas cosas en el escenario comenzaron a quedar suspendidas en el aire inexplicablemente y siendo una de estas el arma del Rebel la cual se disparó violentamente hacia su dueño en vertical, sin que el filo lo dañara pero sirviendo de conducto para que el magnetismo lo mandara literalmente a volver varios metros de distancia.

Después de eso, salió de su trance temporal, fue hasta donde Yato y habían terminado caminando por Tokyo buscando asistencia medica ante algunos transeúntes que se apartaban hacia un lado horrorizados al percatarse de que el joven sangraba.

Era curioso como el primer lugar que ella consideraba que le entregaría protección a Yato en ese momento era Hanasaki. Siempre la mayoría de las HiMEs terminaban llegando al mismo sitio pidiendo socorro por muy en desacuerdo que estuvieran algunas de ellas con todo lo que Hanasaki las había involucrado a lo largo de los años.

Fueron hasta la enfermería donde, para desgracia, estaba desolada. En el escritorio de Candy yacía un mensaje donde se explicaba que ella estaba en reunión técnica en esos momentos, ¿y la persona que la suplir mientras tanto en el turno?


—¿Hiyori-chan?—La pelirroja se asomó desde detrás de las cortinas que separaban las camillas. —¿Qué hace….? ¡Oh!— La muchacha se llevó las manos al rostro cuando notó que la hermana de su amigo Ryouta venía acompañada de un chico en malas condiciones. Luego reconoció al otro chico. —¡Kurogami-kun!—
—¡Kikuchi!— Hiyori miró en varias direcciones. —¿Quién está haciendo el turno?
—Yo… O algo así.—
—¿Algo así?—
—El profesor me envió a quedarme aquí para curaciones leves o inyecciones contra la gripe mientras Candy está en reunión.—
—¿Puedes ayudarnos?—
—¿Q-qué le sucedió?— Pero no era momento para entrar en detalles. —Yo, no… no podría hacer mucho. Soy recién estudiante de medicina.— ella bajo la mirada.
—Pero… ¿puedes hacer algo mientras busco al médico de Hanasaki?—
—S-sí.— Asintió aunque no estaba segura de que haría un buen trabajo. Aunque Naho fuera una alumna destacada en la carrera de medicina ella misma no se tenía mucha fe. Subieron a Yato a la camilla y Naho puso inmediatamente manos a la obra mientras Hiyori salía en busca del médico o de Candy. Para cuando llegó con el médico, Naho ya tenía todo bajo control y Yato lucía cansado pero estable.

Al día siguiente, temprano por la mañana, el mismo Yato había decidido fugarse de la enfermería de Hanasaki antes de que alguien indagara en sus datos personales pues suponía que ser alumno de Rizembool y ex Rebel no era alentador para la gente de Hanasaki.

Llegó al templo y tras recibir un mensaje amenazante en la bandeja de su celular de parte de Hiyori quien no le encontró en Hanasaki, éste le dijo donde estaba. Como el tramo desde Hanasaki hasta el templo de Yato era largo, la chica tardó en llegar.

Para cuando por fin lo hizo, después de recibir un reto magistral de parte de la HiME, Yato le pidió que ambos se tomaran el día libre (cosa que a Hiyori ni hay que decirle porque cualquier mínima señal para faltar a clases ella la aprovechaba y así mismo Yato) tras servir el té ambos se sentaron en cada extremo de la mesita del té y se mantuvieron en silencio por un buen periodo de tiempo. Hasta que la chica rompió con este.

—¿Por qué demonios te entrometes en mis asuntos?— Dijo ella, mirándole con reproche.
—Ahhh, te pareces a Ryouta-kun cuando te expresas así.—Yato negó con la cabeza.
—No estoy bromeando, mira como terminaste.—
—Haha, diras que tenías la situación bajo control.—
—No,— Ella no bajó la mirada —Pero tampoco estaba perdida. Este no es tu asunto.—
—Lo sé, lo sé.— El peliazul meneo su mano diestra en el aire restándole importancia. —Y la verdad es que no pensé nada en ese momento pero sentí que debí darte un tiempo para que pusieras orden con tus poderes.
—Bien.— Giró los ojos. —A la próxima procura no usarte de escudo humano, por favor.—
—¿Próxima? Mandaste a ese Rebel al infinito y más allá junto con el equipo Rocket. Capaz y no quiera volver.—
—…— Soltó un suspiro, hastiada. —Volverá, todos los Rebels lo hacen.—

Yato iba a decir algo más al respecto pero ambos quedaron paralizados cuando la puerta corrediza se abrió de golpe tan violentamente que casi se destruye. Hiyori se llevó una mano al pecho ante el susto y Yato se había caido hacia atrás. Cuando la pelicastaña notó quien era bajo la guardia, no así Yato hasta que reconoció a ese tipo de cabellera rubia y expresión desganada.


—Ahh, el chico misterio.—
—¿Qué haces aquí?— Le preguntó Hiyori, luego notó que el rostro de Mihael tenía marcas frescas de una golpiza. Tenía la ceja abierta e hinchazón en el rostro. —¿Q-que te pasó?— Lo señaló.
—Nada.— Entró y se sentó cerca de la mesa. Dijo un par de palabras para sí mismo y se frotó la frente con un par de dedos. Luego, los miró. —¿Qué no hay de beber en esta trinchera?
—…— Los otros dos intercambiaron miradas entre ellos. Yato iba a ponerse de pie para servirle sabiendo que Hiyori le diría algo como que ella no estaba allí para servir pero una punzada en la herida de su estomago lo turbó. Fue la misma Hiyori la que se puso de pie y le sirvió té a Mihael.
—¿Nada de cerveza? Hm…—
—Es lo que hay.—
—Ok.— El rubio alzó la vista y la fijó unos momentos en el techo. —¿Qué les pasó a ustedes?— Preguntó sin quitar la mirada del techo.
—Ehhh.— La pelicastaña curvó sus cejas. —Apareció mi Rebel, cuando menos lo esperaba y en el lugar menos planeado.—
—Ay, que raro… No me lo esperaba en la historia de las HiMEs luchonas y sus Rebels malos…— Dijo el rubio, con sarcasmo y frunciendo el ceño. —…— Miró de reojo al otro que ni recordaba el nombre. —Bueno, parece que tienes nuevo Key.—
—Ese no es mi Key.— Ella puso cara de pokerface. —Please, no.—
—¡Oye!—
—Seh, no le veo futuro…— Dijo Mihael.
—¡Hey! Para que sepas estas menospreciando al dueño de casa.—
—Hey, tú.— El rubio miró a Hiyori. —Pienso que debes encontrar un Key, ahora YA y nuevo.—
—Ehhh, agradezco tu preocupación… pero creo que llevará tiempo.— Dijo ella, tranquila y sin tomarle el peso a la situación.
—Siempre tan despistada y taciturna.—
—¿Desde cuando tan preocupado?— Dejo caer su cabeza hacia un lado. —¿Y por qué llegas así de improvisto y… con golpes en el rostro?— Entendía que Mihael era del tipo de gente que se busca problemas o que está involucrado en cosas turbias y había dejado de preguntarle en los años de escuela ante la negativa de éste pero realmente sentía curiosidad.
—…— Mihael se puso de pie lentamente, meditativo, caminó hasta una pared y se acercó al marco de la puerta que momentos atrás había abierto bruscamente. Por unos instantes, se quedó en silencio, pensativo, mirando hacia el hermoso jardín japonés tradicional. Se serenó con el sonido del agua y el bambú, con las aves cantando entre los árboles. Buscó en el bolsillo de su chaqueta hasta encontrar un cigarrillo, al sacarlo vio que este estaba quebrado por la mitad. —Tsk…— Lo quebró y se quedó con la parte buena. Sacó su encendedor y prendió el cigarrillo dandole una aspirada.
Yato estuvo a punto de recriminarle que en el templo no se fumaba pero se detuvo cuando Hiyori le puso una mano al hombro al pasar por su lado.
La joven salió por la puerta abierta donde Mihael se encontraba, ella siguió hasta el pasillo de madera y se sentó en el borde de este que daba, también observó el absorbente jardín.

—¿Entonces?—
—…— Pasaron un par de minutos más antes de que él contestara. —Fui hasta Rizembool.—
—…— La chica entrecerró los ojos, sin juzgar. —¿Viste algo en especial?—
—Hm, hace años que no circulaba por ese lugar… Está cambiado. De hecho, fui a otro sitio que no se encuentra en las manzanas de la universidad. Más bien, fui a un “centro de investigación” focalizado a hallar nuevos avances con objetivo de dar bienestar a ciertas patologías o discapacidades humanas.—
—¿De verdad tienen algo así?— Luego negó con la cabeza. —Ok, hablamos de Rizembool. Ahhh, sigo más atrás de ti con esto. Siendo que llegaste hace poco y ya sabes más de Rizembool que yo.—
—Soy superior a varios por este continente. Pero, además, eso pasa porque eres floja y desactualizada, no te esfuerzas por ir más lejos.—
—¡…!— Le iba a mencionar la vez en que había ido con Eureka a la fiesta de los alumnos de Rizembool pero prefirió omitirlo porque seguramente el rubio le sacaría en cara que era descuidada y no logró nada.
—En fin, me enteré de algunas cosas en ese lugar…

Se había escabullido dentro de un área bastante restringida al parecer. Por lo que podía observar, eran laboratorios donde las investigaciones y las experimentaciones llegaban a índoles más profundos. Mihael supuso que Rizembool estaba a años luz de Hanasaki en cuanto a investigación y por lo visto incluso la tecnología del lugar era mucho más avanzada que algunos laboratorios de Europa y Estados Unidos.

Llegó hasta un departamento de genética humana donde pudo observar que las investigaciones sin duda vulneraban los derechos humanos. Era anti ético… pero perfectamente producente. Pensó en aquello de “Cum finis est licitus, etiam media sunt licita” pues el “Cuando el fin es lícito, también lo son los medios” parecía un emblema digno para Rizembool. Sacó su movil e intentó sacar fotografías pero soltó unas groserías al ver que este se había bloqueado sorprendentemente y parecía muerto.

¿Tanta tecnología había en ese lugar como para que apenas entrar un campo especializado inutilizara su celular?

Los estudiantes debían desangrarse allí adentro al no poder entrar a Facebook e Intagram o sacar fotografías de ellos mismos con batas médicas y colocando expresión de pensantes.

Posteriormente, entró en la sesión de archivos y comenzó a utilizar sus talentos para abrir las compuertas que le interesaba. Leyó unos cuantos documentos que desertó rapidamente porque no era sustancial para lo que buscaba y luego, finalmente, se encontró con uno que le causó bastante ruido.

“Archivo 141”

—¡Hey tú! ¿Qué haces aquí?— Gritó un guardia cuando lo notó. Este llegó prontamente acompañado de otro guardia.
—Nada.— Guardó las cosas y fingió estupidez. —Me perdí de mi grupo—
—¿Grupo?— Lo miró incrédulo. —¿Bajo qué investigador estás a cargo?—
—Ahhh, mira, soy malo para los nombres… Pero investigamos sobre la neuroquímica necesaria para producir una reacción esperada.—
—¿Y donde está tu sección?—
—¿Sección?—
—Sí. El laboratorio, ¿dónde trabajas?—
—Por allá— Señaló hacia la izquierda.
—¿Cuál es tu nombre?—
—Smith,— Cuando entró, había escuchado a escondidas a dos estudiantes hablar y uno de ellos era un tal Smith. —Ok, mejor vuelvo a lo mío. Me esperan en el laboratorio.— Dicho esto, comenzó a caminar hacia la dirección apuntada.
—Señor Smith, se nota que es un colaborador muy ocupado… Tanto que seguro que tantos cálculos en la cabeza le han hecho olvidar la dirección del laboratorio especializado en esa área.— Señaló. —Hacia allá, sólo hay salones destinados a reuniones técnicas de los científicos.—
—Ahhh…— Rio fingidamente, luego hecho a correr escuchando que detrás de él le perseguían.

Subió las escaleras y entró por una puerta donde salía una chica y antes que se cerrara se escabulló. Entró a un área de laboratorios de muestras donde mantenían formulas preparadas y especializadas, como detrás aún le seguían botó un montón de tuvo de ensayos y demás herramientas por el camino.
Subió una enorme escalera en forma de caracol cuyo centro deslumbraba un holograma de un árbol con ramificaciones que daba la impresión de ser una madre   o bien conexiones mentales. Más que el árbol de la vida, a él le daba la impresión de que ese logo era de algo bien torcido por detrás. Mientras subía vio que los pisos eran en total divididos solamente por cristales, la gente llevaban batas de médicos y guantes, otros incluso gafas antiparras.
Entró en otro lugar, ¿otro laboratorio? ya no había tiempo para memorizar todo. Empujó a unos cuantos tipos de blanco que le obstruían el paso, circuló por una parte donde vio que… al parecer, estudiaban las conexiones mentales a través de una operación en directo. Poco tiempo tuvo de ver quienes comprendían ese grupo de personas cuando escuchó los pasos detrás de él. Ahora era un grupo grande de guardias.
Corrió otra vez hacia otra unidad, abrió la puerta y se encontró con un área aislada. Silencio, era lo que más abundaba. Silencio y un ambiente puramente blanco. Como si allí realizaran pruebas de simulación o algo. Se sentía dentro de una película futurista.
Entonces vio lo que allí adentro tenían… y supuso inmediatamente por qué era una zona de aislamiento.

—¡Allí está!—

Antes de que pudiera correr otra vez, el guardia líder le dio en el rostro con el bastón de seguridad hecha de metal, perdió el equilibrio y cayó al piso. Los guardias se le lanzaron encima, lo reducieron y en venganza le habían propinado golpes de patadas y puños. Cuando todo se ponía muy negro, encontró un hueco entre tantas piernas y se escabulló, corrió y entró en otra sala buscando el conducto de ventilación. Le siguieron buscando pero Mihael escapó al exterior con el talento que le distinguía en esos casos.

—¿Qué tenían allí?—
—Era una especie de cámaras… Como cápsulas gigantes… Tenían gente allí dentro, suspendidas en líquido traslúcido.
—…— La HiME parpadeó para salir de su asombro. —Quizá estaban muertos…—
—No.— Él negó. —La inteligencia artificial monitoreaba los signos vitales. Seguramente experimentaban en ellos… O les hacían compatible con algún gen descubierto. Sea lo que sea…—
—Experimentan con humanos.— Terminó Hiyori. —Algo que no es nuevo en Rizembool.—
—Ni en Hanasaki.— Agregó.
—…—
—Como sea… Lo que importa, es esto: Debes conseguirte un nuevo Key cuanto antes.—
—Pero… Ya tengo uno. Aunque todavía no sé donde está. Tengo que encontrarlo.
—Ese no vale la pena. Era débil e inútil. Lo más seguro es que está en su cómoda casa rodeado de sirvientes dedicándose a… nada.
—Ya saldrás con tus historias…— Ella giró los ojos.
—No.— Soltó un suspiro. —Pero lo que te digo es serio. Llevas todo este tiempo sin poder desarrollar bien tus poderes, capacidades y el bicho ese que tienen todas las HiMEs por animalejo y esto porque no tienes a ningún Key. Ahora YA tienes que hacerte de uno.—
—…No es tan fácil.— Era lo mismo que Yato le había pedido un tiempo atrás, tener un nuevo Key. —Y si bien no veo a Cain hace años, al menos debería intentar conversar con él.
—Tonta y testaruda.—Negó. —Haz caso a lo que te digo.—
—No.— Fue firme. —No es como si las HiMEs apuntemos a alguien y lo volvamos automáticamente en un Key. Buscaré a Cain.—
—Sólo haces perder el tiempo a todos los demás.— Le dio una patada al pasillo y comenzó a caminar dándole la espalda.
—Son los demás lo que se meten donde no los llaman.— Y esto lo dijo consciente de que Yato estaba escuchando la conversación. Mihael se detuvo sin voltearse.
—Bien, hazlo. Busca a ese tipo…— Dijo indiferente. —Pero te advierto que no te encontrarás con la misma persona que conocías años atrás.
« Last Edit: April 05, 2017, 03:26:39 PM by Kana »