Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 247008 times)


Deidara

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #255: February 28, 2017, 03:14:53 PM »
As usual todo a última hora así que esta semana volveré pronto a editar -3-


**

#21


Madrugar se había convertido en una rutina para Deidara. Despertarse pronto, cargarse con su ropa de deporte y su música e ir a correr, por mucho que siguiese sin pillarle el gusto. Pero era difícil para ella no empezar el día así.

Sólo que, aquel día, iba a ser diferente.

A pesar que el gimnasio quedaba a unos veinte minutos de casa, y que le hubiese sido más fácil coger el autobús para llegar hasta allí, decidió ir corriendo y así calentar por el camino. Así que se equipó con su ropa, una mochila con lo justo y necesario (toalla, botella de agua, camiseta de recambio) y salió de casa tratando de hacer el menor ruido posible.

Hacía frío, así que nada más salir de casa echó de menos el no haberse equipado con un par de guantes.

Pero empezó a correr para entrar en calor.

*

Tardó diez minutos en llegar al gimnasio. La mochila le pesaba, así que nada más llegar al vestuario la tiró en una de las taquillas que vio libre. Observó, mientras se sentaba en el banquillo, la tarjeta de socio del gimnasio que Sanji le había entregado unos pocos días atrás. Su nombre en el reverso, junto a una fotografía suya. Fotografía vieja, que se preguntó de dónde la habría sacado. Tal vez de los registros de Hanasaki.

Habían acordado en que Deidara empezaría con un entrenamiento en el gimnasio a manos de un entrenador personal, conocido cercano de Sanji. Deidara no tenía ni idea de quién era, pero si era amigo de Sanji, podía esperarse cualquier tipo de persona.

El plan era volver a tomar el control de su fuerza, a tener una buena base y lograr que su cuerpo fuese capaz de aguantar cualquier cosa que se le echase encima.

En Barcelona había estado asistiendo regularmente a un gimnasio. En tres años, y sus progresos habían sido nulos. Asistir al gimnasio le había hecho sentirse, en más de una ocasión, débil, y por supuesto, echar de menos la fuerza que antes poseía. Obviamente no había pretendido convertirse en una Arnold Schwarzenegger, pero al menos había querido sentirse mejor por no haber perdido por completo su fuerza.

Con ésta ahora de vuelta, y seguía sin sentirse tan bien como esperaba.

Tras una ojeada al reloj, se dio cuenta que habían pasado tres minutos de la hora acordada para encontrarse con su nuevo entrenador. Cogió su toalla y botella de agua, y corrió en su búsqueda.

*


Sanji le había dicho que su nuevo entrenador le esperaría junto a la entrada, así que imaginó que se trataba del alto rubio que observaba su reloj.

“Um… ¿eres Steve?”

El aludido giró hasta enfrentarse a Deidara. Parecía algo molesto. No empezaban con muy buen pie.

“Se suponía que deberías haber estado aquí cuatro minutos atrás.”
“Me distraje un poc—”
“No hay excusas que valgan.”

La rotundez con la que lo dijo dejó sin palabras a Deidara. Pero inmediatamente, su rostro se volvió en uno más amable.

“Mi nombre es Steve Rogers. Sanji me ha hablado muy bien de ti. Conozco a la perfección el asunto HiME, así que puedes sentirte completamente libre de hablar de lo que gustes conmigo.”

Oh. Bueno, ese Steve parecía más amable.

“Ah – sí, claro. Gracias.”

Apretó su mano, que se dio cuenta que llevaba tendida un rato. Torpe Deidara.

“Acompáñame, todo está listo para que empecemos.”

*

El gimnasio a que había estado Deidara asistiendo durante su estancia en Barcelona había sido uno comercial, bastante más pequeño y concurrido que en el que se encontraba ahora mismo. Mucho más espacioso e iluminado, la sala de pesas tenía mejor maquinaria a la que Deidara se aseguraría de sacarle provecho.

Steve colocó frente a Deidara una barra con dos discos grandes a cada lado. Deduzco que se trataban de platos de 15 quilos – así que sumándole el peso de la barra, se tratarían de 50 quilos en total.

“¿Conoces los básicos del peso muerto?” Le preguntó. Deidara asintió. “Bien. Me pondré a un lado para observar tu técnica. Quiero que hagas cinco repeticiones con ese peso, y que luego me cuentes tus sensaciones.”

Volvió a asentir, y Deidara se colocó frente a la barra. Abrió los pies a la altura correcta, se agachó, asegurándose de mantener la espalda recta. Una vez hubo encontrado la perfecta postura inicial, con sus manos fuertemente alrededor del hierro, Deidara se incorporó, levantando la barra consigo. El peso volvió a tocar el suelo cuatro veces, y a la quinta Deidara lo soltó, dejándolo caer.

Las sensaciones no habían sido malas.

“¿Qué tal? ¿Has notado dificultades?”
Deidara negó con la cabeza. “No, no ha estado mal. Creo que sería capaz de levantar más.”
“Veamos a ver.”

Steve instruyó a Deidara que descansara, y mientras él fue cambiando y colocando nuevos discos en la barra. Colocó los seguros por último, dejándole a Deidara la barra con tres discos a cada lado del mismo tamaño. Huh. Iba a levantar más del doble que la vez anterior.

“Adelante. A ver qué tal con estos.”

Volvió a repetir los mismos pasos. Colocación, postura. Manos alrededor de la barra, primer levantamiento con poco esfuerzo. Se sentía cómoda.

Hizo las cinco repeticiones sin problema.

Dejó caer la barra con una sonrisa.

“¿Qué tal?”
“Bien. Pensé que iba a costar, pero –”
“Error.”

Steve sacó uno de los platos, y sin problemas se lo lanzó a Deidara. La acción sorprendió a la chica – no sólo porque lo había hecho con una sola mano, sino porque podía ser peligroso – pero ella también lo atrapó al vuelo sin problemas… observó el disco. En el interior, un ‘5 KG’ estaba escrito.

“Has levantado el mismo peso la primera que la segunda vez. Te has dejado engañar por el hecho que había puesto más platos. Lo cual no hubiese sido problema si te hubieses dado cuenta… claramente no controlas tu fuerza, actúas sin dejarte llevar. Tu musculatura podría sufrir las consecuencias.” Agarró el brazo de Deidara. “Tenemos que poner músculo en ese cuerpo, hacerlo más resistente. Así como estás ahora, no me sorprendería si te rompieses.”
Eso molestó a Deidara. “Ey—” empezó a quejarse, pero fue interrumpida por Steve.
“No sé cómo aguantaría tu cuerpo tres años atrás, pero no queremos arriesgarnos esta vez. Desde hoy, empezaremos un duro entrenamiento. También será necesario cambiar tu dieta. Va a requerir de disciplina.”

Se acabaron los donuts.

Algo pareció notar Steve cambiar en el rostro de Deidara, porque sonrió. “Sanji me ha dado permiso para ser todo lo duro que sea necesario contigo. Siempre estás a tiempo de echarte atrás.”
Deidara bufó. “No pienso hacerlo.”
Eso pareció gustarle a Steve. “Vamos a llevarnos bien.”
« Last Edit: April 23, 2017, 06:51:20 AM by Deidara »


Isumi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #256: February 28, 2017, 03:48:17 PM »
Again, debo icons XDD (e imgur no me quiere subir el de Gin so fuck it)



08.Dos emociones tan fuertes y tan opuestas no pueden sentirse al mismo tiempo.

Hysa's POV



El segundo té ya se estaba enfriando. Me encontraba en el bar donde mi editor me dijo que nos reuniremos con Aoki Ko, pero al parecer llegué una hora antes por la emoción. Para no parecer descortés, pedí un té y esperé un rato antes de tomarlo para ver si llegaban… pero obviamente no había sido así.
Y ya al segundo té, empezaba a sentir que estaba ocupando el espacio de algún otro cliente, a pesar de que el bar no estuviese lleno.
Cada tanto una de las meseras pasaba por mi mesa pero no hacía contacto visual, se notaba que lo hacía a propósito para que no me sintiera incómoda ocupando el lugar, ya que cada tanto la veía de lejos mirarme con una expresión de lástima. Seguro pensó que tenía una cita con algún chico que me dejó colgada.

-Hm… debería anotarlo eso.- Abrí mi notepad para anotar la idea. Como aún no tenía nada de concreto en cuanto a historia, personajes o escenarios, cada tanto anotaba ideas random sobre posibles eventos en una historia romántica. -Me pregunto si debería hacer una historia trágica o cómica… aunque bueno las historias románticas suelen estar llenas de drama, y de hecho eso es lo que nunca me gustó.- Cuando me di cuenta que estaba expresando mis pensamientos en voz alta, me tapé la boca avergonzada esperando que nadie me hubiese escuchado. Pero desgraciadamente unas niñas de secundaria que no tienen nada mejor que hacer que ver lo que hacen los demás y reírse de ellos, me escucharon y procedieron a hacer exactamente eso. Reían entre ellas mientras me miraban de entre ojo como para hacerme entender que se reían de mí pero sin que pareciera totalmente ese el caso.
Me sorprendí de la diferencia entre chicas de secundaria de ahora y las de mis tiempos. Cuando yo iba a la preparatoria no era ni particularmente popular ni lo que los populares llamaban ‘losers’. Estaba ahí, hacía lo mío, no molestaba a nadie y nadie me molestaba.
Aunque bueno, esta era la primera vez que hablaba sola en público. Los nervios se hacían ver cada vez más.

Pasaron unos minutos más antes de que por fin llegaran mi editor, Aoki Ko, y un inesperado intruso.

-Gin…- Dije casi con tono amenazador.
-Heeeyy guuuurl- Decía él con  la voz más alegra que le haya escuchado en mi vida. -¿¡Cómo no me dijiste que conocías a la famosa (y hermosa) Aoki Ko!?-
-...- En ese momento habían muchas cosas que podría haberle dicho, pero sabía que cualquier palabra habría sido el inicio de una discusión infinita que habría espantado a las personas con las cuales me tenía que reunir en primer lugar, así que decidí ignorarlo. -¡Aoki-san! Me llamo Hysa, es un placer y un honor conocerte.- Dije levantándome del sitio e inclinándome hacia adelante por respeto. -Hola SoonToBeNamed editor. Por favor siéntense.- Les indiqué el lado opuesto a donde yo me había sentado. Al ser una mesa pegada a la pared, me senté en el borde para impedir que Gin se sentara al lado mio.
Aoki y el editor se sentaron mirando con caras confundidas a Gin y no muy seguros de que lo que estaban haciendo era correcto. Pero aun así siguieron el flujo de la situación.
Gin se quedó parado a mi lado esperando a que me moviera hacia la pared, pero sin siquiera hacer contacto visual, me quedé donde estaba hasta que Aoki finalmente habló.
-Ehm…- Su mirada se turnaba de Gin hacia mi y viceversa hasta que finalmente cedió a mirarme e ignorarlo también. -El placer es todo mío Hysa.- Dijo con una sonrisa. -Y ¿un honor? me halagas, no soy nadie tan importante.-
-Para mi lo eres. Desde que leí F.A.L. te convertiste en una inspiración para mi.-
-¡Lo mismo digo yo! “The Flow” me capturó totalmente y me inspiró a intentar escribir historias shounen, pero no me fue muy bien…-
-H-hysa, ¿enserio me vas a ignorar?- Gin replicaba pero no le hice caso.
-¡Justamente por eso las llamé a ambas hoy!- Interrumpió entonces mi editor también ignorando a Gin. -Sé que Hysa estás intentando agregar romance a tus historias, y Aoki tú intentas hacer tus historias con un estilo más para chicos. ¡Sería lo ideal que trabajaran juntas! Realmente algo que le falta a Shounen Jump es un manga que contenga romance sin que sea muy shoujo o salido de un harem o completamente offscreen, ya saben, todo eso de ‘y entonces se casaron’ sin que nada pase antes. Necesitamos algo que apunte a un público sea femenino que masculino. Y yo estoy seguro que de sus cabezas puede salir algo así, si trabajan juntas.-

-¿QUÉ? ¿VAS A TRABAJAR CON AOKI KO?- Gin seguía reclamando pero al ignorarlo yo, los demás siguieron mi ejemplo.

-Pues… para mi sería realmente un honor, además de que una gran ayuda. Como escritora quiero explorar todos los géneros, y entre ellos, el romance es el que más me cuesta. Ser ayudada por la persona que me hizo interesar a éste, es un sueño hecho realidad. Así que por mi lado, con gusto trabajaría contigo.-
Aoki sonrió y respondió. -Pienso exactamente lo mismo. Fuiste tu quien me inspiró a escribir shounen, y me gustaría que me enseñaras tus métodos. Así que yo también estoy completamente de acuerdo a esta colaboración.-
-¡Perfecto!- Exclamó el editor. -... aunque hay algo que debo decirles.- Ambas nos giramos hacia él con una expresión confusa y preocupada. -Como Hysa no sabe dibujar, claramente la parte de los dibujos deberá ser hecha por Aoki, el problema es que sus dibujos tienen claramente una influencia shoujo, y para este manga estaba buscando algo un poco más fuerte. Es por eso que…-
-¡YO PUEDO DIBUJAR MANGA!- Gritó Gin y esta vez no pudimos ignorarlo. -¡Déjenme hacerlo! ¡Yo sé hacerlo! ¡Quiero trabajar con Aoki Kooooo!- Parecía un niño rogándonos que lo dejáramos entrar en el grupo.
Sea Aoki que el director me miraron con una cara expectante. Parecía que en cuanto a Gin, esperaban siempre que yo les dijera lo que debían hacer.
-Ejem…- Me aclaré la garganta y me dirigí hacia la mesera que estaba por pasar por nuestra mesa. -Disculpa, este hombre está molestando nuestra reunión. ¿Puede pedirle que se vaya?-
Aoki y el director me miraron incrédulos, mientras que a Gin le subía cada vez más el enojo. -¡No puedes hacerme esto! ¡Soy tu maestro!- Aoki y el director me miraron incluso más incrédulos.
-Señor, por favor venga conmigo.- Dijo la mesera indicándole a Gin la salida.
-¡NO, YO QUIERO TRABAJAR CON AOKI K--
Pero antes de que pudiera terminar de gritar su nombre, le di un buen golpe de gancho debajo del mentón, dejándolo inconsciente en el piso. Sería un problema si algún fan de Aoki se acercara a nosotros ahora.
La incredulidad de los presentes se hizo aún más intensa y la mesera procedió a agarrar a Gin de los brazos y arrastrarlo fuera del lugar.

-Supongo que la solución mejor sería que Aoki practicara otro estilo mientras pensamos en la historia y nos ayudamos damos consejos sobre lo que nos falta a cada una, y cuando se sienta lista, le mandaremos un manuscrito. ¿Está bien?-
-Eh… eh…- mi editor aun estaba algo perplejo por aquel puñetazo, pero al final logró hablar. -¡Con un name es suficiente! Quiero leer rápido lo que hayan producido.-
-Perfecto entonces. Aoki, aquí tienes mi número de teléfono.- Dije mientras escribía en una hoja mi numero. -Puedes contactarme cuando quieras. Si no respondo es porque estoy en clases o entrena-- ejem, es porque estoy en clases.- Evité decir lo último para no seguir alarmandola. Seguro me haría muchas preguntas luego. -Fue un placer hablar contigo, si me disculpas, tengo cosas que atender..- Enseguida me levanté e hice nuevamente una reverencia antes de irme. -Hasta la próxima.-

Y así como de larga fue la espera, extremadamente corta fue la reunión. Aoki y el editor aún no habían ni pedido su orden y yo ya me estaba yendo.
Puedo decir que nunca en mi vida me he sentido tan feliz y tan enojada al mismo tiempo. Alguien iría a pagar muy pronto por ese segundo sentimiento innecesario.
« Last Edit: March 05, 2017, 02:48:49 PM by Isumi »


With the kids sing out the future
Maybe, kids don't need the masters
Just waiting for the little Busters



Sayi

Hello gals <3

A pedido popular, a partir del próximo mes el top pasará a ser Top 4. Y aprovechando el cambio voy a actualizar los grafiquitos, por si a alguna le anima escribir para ver a su hime en el top. ;)

También aviso que estamos trabajando en un evento que dejaremos muy pronto. Esperamos que les agrade -3-
Como siempre, para cualquier duda y/o consulta las invito al tema en el foro de planeación <3

Y sin más preámbulos~



Sayi :: 1576 palabras
Shura :: 0 palabras
Kora :: 0 palabras
Deidara :: 1108 palabras
Nite :: 0 palabras
Isumi :: 1363 palabras
Cho :: 9076 palabras
Kana :: 2674 palabras
Eureka :: 1176 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 1037 palabras
Haruhin :: 0 palabras
Mery :: 0 palabras
Ekha :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras
Arence :: 0 palabras

Now, let's carry on with those big HiME dreams...
« Last Edit: August 13, 2017, 02:40:43 PM by Sayi »

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Cho

Primer fic del mes. Vengo con la segunda parte. Muchas gracias a Sayi por los icons~

31.2.



Había pasado un rato y sólo faltaba Osaka quien había tomado el último turno para donar. Como la sala de espera estaba más llena, las chicas habían salido luego de terminar y estaban en un grupo esperándola.

“Ahh, esto tomó una eternidad,” reclamó Tomo, frustrada. “Además no es como una prueba de sangre. En serio te quitan tu vitalidad.”
“Es de esperarse,” Reimu se encogió de hombros y sonrió tranquilamente. “Lo importante aquí es que hemos hecho un acto de caridad. No te enfoques en lo negativo o nunca te superarás.”
“¿Qué quieres decir con superarme?”
“No le des más cuerda, Tomo,” le aconsejó Marisa, entretenida. “Sí me alegro de ayudar, pero ahora mi mente está más que nada en las hamburguesas que estamos por ir a comer.”
“¡Buen punto!” la exPrincess se animó.
“Nuevamente les agradezco haber aceptado,” dijo Hotaru.
“No tienes que hacerlo, está muy bien,” le respondió la rubia. “Además nosotras vamos a comer rico para variar. Te agradecemos por eso.”
“N-no tienen que, está bien,” sonrió torpemente. “También ha sido un paseo tranquilo y una buena excusa para salir y despejarse. ¿No les parece?”
“Es cierto,” Youmu asintió. “Existe algo muy reconfortante cuando uno se rodea de la naturaleza, me parece un excelente lugar para tener un momento de tranquilidad, aunque quizás sea mejor en un día menos concurrido.”
“Si, opino lo mismo,” Cho sonrió un poco y desvió la mirada. “Me ha venido bien salir, además que algo me dice que no debo estar a la merced de Lince todo el tiempo.”
“Sí, esa tipa es una chiflada,” Tomo rodó los ojos.
“Eh, Cho…” Hotaru miró a su amiga HiME de cerca, con leve preocupación. “Aun así, te notó un poco triste. Ehm, entiendo que te aflija lo que ha ocurrido con tu hermano, pero si en algún momento quieres hablar, por favor no te reserves…”
“Gracias, Hotaru,” Cho asintió. “Supongo no pude ocultarlo, pero ahora sólo debo dejar que un poco de tiempo pase…”
“Será cierto, pero tampoco te aísles mucho,” le aconsejó Reimu. “Imagino que tu hermano estará ofuscado y preocupado. Sería bueno que lo conversen en algún momento, es más saludable.”
“Lo sé…”
“Hm, seguro que no quieres involucrarle,” Marisa sonrió. “Hehe, lo entiendo. Cuando fui HiME, felizmente no tuve que involucrar a ninguno de mis parientes y no hubiera querido hacerlo, así que comprendo tu dilema. Pero intenta que él al menos esté informado y en contacto contigo. Si no se comunican, es más difícil estar al tanto y en control de la situación, ¿no lo crees?”
“Tiene mucho sentido…” Cho se impresionó levemente, al igual que las demás. “Puedes ser bastante meditativa…”
“Oigan, no me miren como si eso fuera muy sorprendente,” ella hizo un puchero.
“Hm, lo que has dicho es cierto, aparte que Cho no tiene mucho que temer con su hermano, ¿no?” preguntó Tomo. “Ya fue dejado en claro que él no debe inmiscuirse luego de la pelea con Komaeda, además él no es quien tiene los poderes mágicos como para atacar al Rebel.”
“Eh…” Cho se vio muy incómoda por esa observación, y llamó la atención de todas.
“Pareciera que Tomo dio el clavo en algún lado,” dijo Reimu. “¿Qué sucede?”
“Pues… ayer, luego de mi entrenamiento con Viera-sensei, conversé un poco con ella y surgió el tema de la discusión con Roxas…” la HiME dio un pesado suspiro. “Ella me aconsejó que resolviera el asunto porque el Key es muy importante para la HiME.”
“Sí, eso desde siempre,” dijo Marisa.
“Es que…” Cho sintió escalofríos. “Viera-sensei me ha comentado que ha estado detectando un surgimiento de energía en los Keys últimamente… y sospecha que los Keys van a poder manifestar sus propios poderes.”
“¿E-en serio?” Hotaru se sorprendió, al igual que las demás.
“Ello sería muy conveniente en términos de pelea,” dijo Youmu. “Tu hermano pertenece al equipo de kendo de la universidad y dicen que es muy bueno…”
“¡AHHH!” Tomo exclamó con rabia. “¡¿Ahora los Keys van a ser HiMEs también?! ¡¿Por qué demonios yo no lo soy?! ¡Soy una chica, maldición!”
“N-no tan fuerte, Tomo,” le pidió Cho, inquieta.
“¿Ehh? ¿También vas a unirte al grupo que mi fastidia por no ser HiME?”
“N-no quiero que Osaka se entere, por favor…” le suplicó.
“¿Por qué no?” preguntó Hotaru.
“Hm…” Youmu asintió. “Ella fue quien les dijo a los amigos de Roxas sobre la visita a Rizembool.
“Exacto…” la peliceleste bajó su mirada. “No me gusta excluir a Osaka, pero… creo que es evidente que no le puedo confiar información sensible. Ella nunca tendría malas intenciones, pero está en contacto con todos, incluso con mi Rebel. Quizás no es seguro decirle nada muy sensible a partir de ahora…”
“Cho…” Hotaru se preocupó, aunque lamentablemente no podía refutarla.
“Perdonen por estarles diciendo esto, pero necesitaba compartirlo con alguien. Lo que Viera-sensei me dijo me ha tenido inquieta…”
“Está bien, no es justo que tengas que cargar con tanto por tu cuenta,” Reimu asintió. “Ojalá que Osaka también se dé cuenta de sus acciones, y si bien me sabe mal decirlo, si sigue recibiendo tanta paciencia de parte de todos, nunca lo hará.”
“Osaka es adorable y no dan ganas de ser dura con ella, pero tiene sentido,” dijo Marisa.
“Gracias por la comprensión, chicas,” dijo Cho.
“No hay de qué,” respondió Youmu. “Es mejor no tocar más el tema.”
“Cierto, mejor cambiemos la conversación, por favor.”
“Tú tranquila, no seas tan paranoica,” Tomo negó, frustrada. “Sé que te angustias fácilmente, pero estamos en confianza. Además, sabes que no soy yo quien le diría a Roxas que puede desarrollar poderes en cualquier momento. Puedes confiar en mí…”




“¿Ehh?” Osaka acababa de llegar al grupo y se quedó en shock. Su exclamación dejó a todas frías. “¡Tomo-chan! ¡¿Dices que es posible que Roxas desarrolle poderes?! ¡OHMAIGAH!”
“Shit…” ella se congeló y sintió la mirada severa de Cho encima.
“Cat’s out of the bag~” canturreó Marisa con una pizca de incomodidad.
“…” Cho comprimió sus puños.
“¡Woah, espera!” Tomo se inquietó. “¡F-fue completamente accidental!” miró a la recién llegada. “¡Maldición Osaka, tú siempre te resaltas y te anuncias al llegar! ¡¿Por qué has sido tan sigilosa esta vez?!”
“Aw, no te pongas así, Tomo-chan,” la exHiME le miró confundida. “Me pareció que estaban teniendo una conversación seria así que no quise interrumpirles. Pero escuchándoles hablar me da a entender que me perdí de algo…”
“M-más que nada eso,” dijo Reimu. “Como te puedes imaginar, es un tema delicado.”
“¡Ohh!” los ojos de Osaka brillaron. “¡Pero pienso que es genial! Si Roxas tiene poderes, podrá pelear junto a Cho y ya no estar vulnerable. Hehe, mis primos colaborarán juntos y se apoyarán tal y como debe ser…”
“Osaka,” Cho le cortó y le agarró de los hombros, para agachar su cabeza con visible estrés. “Por favor, no le digas nada a Roxas…”
“¿Eh?” ella se quedó en blanco. “¿Por qué no?”
“Para empezar, es sólo una sospecha que Viera-sensei tiene, y no ha sido confirmado. Roxas también podría actuar muy impulsivamente si se entera repentinamente y no es preparado…” Cho le soltó y desvió su mirada. “Pienso que esto tiene que tratarse con delicadeza y preferiría dejárselo a mis superiores antes de decir cualquier cosa…”
“Cho, pero…”
“También…” Cho comprimió sus puños. Se contuvo de llamarle la atención. “Entiende que Roxas se enteró de que estaba en Rizembool porque le dijiste de nuestros planes a sus amigos. Quiero poder confiar en ti, pero ten mucho cuidado con lo que dices, por favor…”
“S-sí, está bien…” Osaka bajó su mirada. “Sólo… ten mucho cuidado tú también, por favor. No quiero que te pase nada.”
“Tú no te preocupes por mí. Para eso estoy entrenando,” Cho le quiso tranquilizar y le sonrió un poco. Seguía temiendo que fuera a decírselo a Roxas, pero sólo le quedaba confiar en ella.
“Me alegra que hayan podido conversarlo un poco,” Marisa sonrió ampliamente. “¿Qué tal si seguimos con nuestro paseo?”
“¡Hamburguesas!” exclamó Tomo.
“Eh, hemos estado aquí como por una hora y media y antes de eso desayunamos,” Reimu negó. “¿No podemos pasear antes del almuerzo?”
“O-opino lo mismo…” Hotaru se avergonzó.
“Está bien, Hotaru-chan,” Osaka le sonrió. “Estamos frente a una feria. Podemos darnos una vuelta antes de salir del parque, ¿qué les parece?”
“¡Me apunto!” Marisa alzó un puño. “Las ferias me dan mucha nostalgia~”
“B-bueno,” Tomo se cruzó de brazos. “Me compraré una manzana acaramelada o algo…”
“Hay muchos niños…” Youmu se incomodó.
“Lo sé…” dijo Cho, incómoda. “Aunque es inevitable…”
“Haha, ignórenlos, están en sus propios mundos~” Marisa les dio un guiño. “Y no está tan lleno de gente, no se estresen. Vamos de una vez~”







“Gracias por el interés~” Namazuo se despidió de una señora quien tomó un volante y caminó en dirección hacia el kiosco esperando realizar más preguntas. El pelinegro sonrió con gusto por haber podido conectar con otra persona. “¿Ves que no es muy difícil? ¿Eh? ¿Honebami?”
“¿Hm?” el peliblanco le miró luego de haber tenido su vista perdida en un enorme manojo de globos de helio que un vendedor ambulante se encontraba ofreciendo a los transeúntes. “No te escuché. Tendrás que volver a repetirte.”
“Ahh, olvídalo…” sonrió y se encogió de hombros. “¿Quisieras que te compre uno de esos globos?”
“No.”
“Estabas muy prendido. Es evidente que te llamaron.”
“No es importante. Mi visión sólo se movió hacia ellos,” se mantuvo inmutado. “Son un punto cómodo en el cual perder la atención de lo demás…”
“No puedes andar diciendo esas cosas,” negó repetidamente y le agarró de un brazo, lo cual le sacó más de su ensimismamiento. “Ven, tenemos que seguir con nuestro trabajo.”
“Debería estar regresando al almacén pronto…”
“Sólo un poco más, te viene bien estar fuera~” Namazuo comenzó a caminar, cuando entonces divisó a las chicas de Hanasaki caminar hacia la feria. “¡Ohh! Mira, esas son las chicas de las que te hablé.”
“…” Honebami se mostró mínimamente sorprendido.
“Vamos a hablar con ellas. Son muy simpáticas. ¿Qué te parece?”
“…” negó.
“¿Por qué no? No es como si fuéramos Rebels y temiéramos por nuestras vidas,” sonrió a su ocurrencia. “Y sé que Ichi-nii nos desheredaría si nos apuntamos a la causa.”
“Son HiMEs…”
“¿Eh?” ladeó su cabeza, aunque de inmediato restó importancia al comentario. “Vamos, no todas las chicas de Hanasaki son HiMEs. Sé que hay unas exHiMEs en ese grupo, pero no han venido para pelear.”
“…”
“Al menos estate cerca~” Namazuo no se reservó las ganas y jaló a su mellizo consigo quien, pese a no estar de acuerdo con su idea, no opuso resistencia. Recorrieron la corta distancia y el pelinegro saludó a las chicas con toda alegría y confianza. “¡Hola chicas! Veo que ya salieron.”

“¡Ohh!” Osaka se emocionó. “¡Hola de nuevo, Nama…! Hm…”
“Namazuo, ¿no es así?” preguntó Reimu, sonriendo.
“¡Exacto!” él hizo una v con sus dedos, lo cual resultó en que soltara a su hermano, pero de inmediato tuvo que volver a apresarlo ya que este tuvo toda la intención de irse. “O-oye, no seas descortés y preséntate.”
“…” el peliblanco asintió mínimamente con leve pesadez, y llevó su mano derecha a su pecho para dar su nombre. “Honebami Toushirou…”
“Ah, mucho gusto…” dijo Hotaru, sonriendo incómoda ya que era evidente que él no quería estar ahí. “Mi nombre es Hotaru Tomoe.”
“…” le miró fijamente por unos segundos antes de asentir.
“Ehh…”
“Pues…” Tomo alzó una ceja. “Por su nombre, son hermanos, ¿no?”
“Sí, precisamente. Es más, somos mellizos,” Namazuo les dio un guiño. “Discúlpenlo. No es el mejor comunicándose con otros.”
“¡Ohh! Son de esos gemelos opuestos,” Marisa levantó un pulgar. “Eso es genial. Lo apruebo.”
“Entonces los dos deben estar ayudando en el evento,” dijo Cho, pensativa.
“Sí,” el pelinegro asintió. “Es en cierta forma un favor familiar, para ser sinceros~ ¡AHH!” él se vio cortado porque su mellizo le dio un codazo para que parara.
“Nnn…” Honebami le miró de reojo con cierto hastío.
“Ihh, vamos, no reacciones así,” pese a la agresión, Namazuo le sonrió torpemente, lo cual no mejoró el humor del otro. “Es un dato curioso. No duele compartirlo.”
“…”
“Hehe, quizás estoy siendo muy directo. ¡Oh! ¿Están yendo hacia la feria?”
“Sí, justo vamos a visitarla,” contestó Reimu.
“¡Ah! No he tenido la oportunidad de verlo bien, pero me han dado recomendaciones…”

Mientras el pelinegro les informaba sobre detalles del lugar, Youmu estaba cruzada de brazos y con el ceño fruncido. No se sentía cómoda por seguir teniendo contacto con personas de Rizembool, además que seguía meditando sobre aquella familia de la cual no había oído mucho pese a pertenecer a su ‘círculo’. Seguía intentando recordar lo poco que sabía.

En eso, ella miró a aquel retraído peliblanco, y ni bien lo hizo, él también le miró de soslayo, sin expresión. Fue un reflejo impresionante que dejó a Youmu un tanto nerviosa. También sintió una gran inquietud por observar aquellos profundos ojos violetas del chico. Su mellizo tenía los mismos ojos, pero estos carecían del aura que el peliblanco le transmitía. Había algo no natural en ese chico, y su fija mirada le invocaba cierta opresión, como si se asegurara que no intentara hacer nada en ese instante. Extrañamente, no pudo evitar pensar en su Rebel, ya que él le transmitía ese mismo sentimiento de peligro…

“Youmu-chan…” Osaka le llamó.
“Eh…” la HiME le miró un tanto aturdida, y le vio sonreír.
“No tienes por qué inquietarte de personas de Rizembool de nuevo,” le aconsejó con buenos ánimos. “Te aseguro que son buenas personas.”
“C-claro…” dio un suspiro. Quizás era la única que lo había detectado.
“Está bien, mi hermano también está incómodo con personas de Hanasaki,” dijo Namazuo. “Pero no hay que darle mucha importancia al tema.”
“No sé cuánta importancia tendría que dársele o no, pero realmente no me importa,” Tomo se encogió de hombros. “Pero gente a mi alrededor tiene récords de ignorar el peligro y todo ha ido bien hasta ahora.”
“En serio me incomoda grandemente que tengan es actitud,” Youmu se impacientó. “Yo nunca confiaría en mi Rebel del modo en el cual ustedes lo hacen ni me tomaría el asunto sin las precauciones necesarias. Prefiero velar por mi bienestar.”
“¡Oh, así que eres una HiME!” exclamó Namazuo, impresionado. “Te deseo mucha suerte… eh…” él se incomodó porque la HiME le miró con molestia al sentirse ignorada. De inmediato supo que Honebami le estaba mirando de la misma manera. “V-vamos, no somos enemigos ni nada ni estamos hablando con seriedad. Está bien que se preocupen un poco, pero aprendan a relajarse. Deben entender por qué el tema es divertido fuera del drama. Dan ganas de apuntarse a ser un Rebel por la posibilidad de poderes tecnológicos o mágicos, pero tampoco lo haría porque sé que mi familia me haría una intervención y quién sabe qué más.”
“Te entiendo tan bien, si volviera a ser HiME, me pasaría eso,” Marisa asintió, entretenida. “Aunque otra buena razón para no ser Rebel es por la moral.”
“Eh, claro. No que no lo haya pensado, pero pues…” sonrió con torpeza. “Parece que nadie se pone a pensar en el bien o el mal con este tema, ¿cierto?”
“¡Haha, muy cierto!”
“Ehh…” Hotaru se confundió, aunque le era reconfortante notar que los ánimos se mantenían en alto en su grupo. Entonces, se sorprendió al ver a aquel doctor de antes acercarse a ellos, y él fue directamente hacia Namazuo.





“¿Se puede saber qué estás haciendo?” le preguntó, con cierta frustración.
“Yagen…” Honebami le miró, reconociendo su presencia.
“Oh, hermanito,” Namazuo sonrió. “Nice timing. Justo hablábamos con unas chicas de Hanasaki.”
“Espero que no te encuentres siendo acaparador, y no te olvides que tienes una labor que cumplir,” el doctor se dirigió al grupo de chicas con una cordial sonrisa. “Lamento mucho si mi hermano mayor se encuentra causándoles incomodidades.”
“Está bien, ha sido divertido hablar con él,” le contestó Reimu.
“¿Ustedes son hermanos?” Tomo alzó una ceja. “Tienen actitudes completamente diferentes.”
“Supongo es de esperarse con frecuencia, no le daría mucha importancia,” el doctor sonrió con una pizca de frustración. “Veo que me toca introducirme ante ustedes. Mi nombre es Yagen Toushirou. Les agradezco por haber venido el día de hoy.”
“No es nada,” contestó Hotaru. “Es un gusto conocerle.”
“¡Oh!” Namazuo se acordó de un detalle. “¡La peliblanca es una HiME!”
“Ehh, el tema es delicado…” Cho dio un pesado suspiro ya que imaginaba que Youmu no estaba nada contenta con la presente situación.
“Ya veo,” Yagen asintió y se reservó comentarios al respecto. Entonces, él se puso a pensar. “Ahora que lo mencionan, no recomendaría que HiMEs o Rebels donen sangre.”
“…” Youmu se tensó. “¿Por qué lo dice?”
“La condición física de un individuo se debilita tras la donación durante el resto del día y requiere de recuperación,” lo comentó pensativo.
“O-oye Yagen…” Namazuo sonrió incómodo. Su hermanito con mucha frecuencia hacía observaciones de ese tipo sin ponerse a pensar en cómo otros lo tomarían.
“Ah, pero lo más probable es que no tengas de qué preocuparte,” él se dio cuenta y sonrió un tanto avergonzado. “No es como si tu Rebel supiera de tus planes.”
“Ehhh…” Osaka se tensó y tembló ligeramente.
“Osaka…” Cho le miró con nervios. “¿Acaso le has dicho a Komaeda?”
“L-le envié fotos…”
“Debes estar bromeando,” Tomo miró a su amiga con reproche.
“S-seguro que no va a pasar nada. Creo que esas peleas entre HiMEs y Rebels no pasan con frecuencia,” comentó Namazuo, esperando aliviar los nervios. “Sólo háganse la nota mental de mantenerse juntas el resto del día. De estar en su lugar, me rodearía de mis hermanitos.”
“Buen consejo,” Reimu asintió.
“Oh, ¿tienes más hermanos?” preguntó Marisa, intrigada.
“¡Claro! Mi familia es numerosa. Y somos tan variados como abundantes…”
“Namazuo…” Yagen le miró de reojo. “No es apropiado ni aconsejable hablar sobre tu familia con personas a quienes acabas de conocer.”
“¿Por qué no?”
“Haha, yo lo haría,” la rubia sonrió. “Es más, te cuento todo sobre mi hermano mayor si tú me hablas de tus hermanos.”
“¡Trato hecho!”
“He dicho que no…” el doctor frunció el ceño. “Tenemos que regresar a nuestros deberes.”
“Sí, nosotros deberíamos irnos,” Youmu desvió su mirada.
“Sentimos retenerlos por tanto tiempo,” Hotaru hizo una pequeña reverencia. “Me sorprende que sea un doctor a su edad. Yo espero ser una doctora en unos años y los estudios son muy intensivos y demandantes, así que le tengo respeto.”
“Ah, qué interesante,” Yagen se animó. “Siempre es agradable conocer a un futuro doctor.”
“Igualmente. Espero poder ayudar a personas del modo en que usted lo hace.”
“Estoy seguro que desempeñarás bien tu rol. Admiro la voluntad de ayudar a otras personas necesitadas y por ello siento gran aprecio a quienes se desviven por el bien común. Ser un doctor es lo menos que puedo hacer por otros y por la sociedad.”
“Pienso lo mismo,” Hotaru sonrió gustosamente. Empezaba a llevarse una gran impresión de aquel joven doctor.

Entonces, hubo una pausa que les dejó oír una conversación secundaria.

“Ohh, ese hermanito tuyo suena tan adorable~” dijo Marisa, conmovida, luego que Namazuo le haya dado detalles. “Dime más anécdotas~”
“¡Claro!” este asintió con energías.
“…” y Yagen cortó muy brevemente su pulcra apariencia para agarrar a su hermano de su cola de caballo y jalarle con tanta fuerza que le hizo caerse al piso.
“¡Ahh!” este se afligió por la caída de espaldas.
“Honebami…” dijo Yagen.
“Sí,” el peliblanco despertó y le contestó con rapidez.
“Llévate a nuestro hermano y retírense inmediatamente.”
“Entendido,” él levantó a Namazuo al jalarle de un brazo, y luego de asentir a las chicas en señal de despedida, se retiró. Al jalado sólo le quedó despedirse con su mano.
“Nuevamente, lamento las incomodidades,” el doctor ajustó sus gafas y les dedicó una última sonrisa. “Les deseo un buen día. Con permiso.”
“¡Igualmente, gracias!” Osaka se despidió efusivamente y el doctor se dio media vuelta para irse caminando.
“Este ha sido un encuentro interesante, ¿no lo creen?” preguntó Reimu.
“Si, definitivamente,” Cho asintió.
“Curiosa dinámica familiar, y ahora resulta que hay más de ellos,” Tomo se encogió de hombros. “Sólo me alegro de no tener un ‘hermanito’ así. Parece explosivo.”
“Se me hacen muy divertidos. Espero que los volvamos a ver,” dijo Marisa, sonriendo.
“Sí,” Hotaru asintió. “Me gustaría poder hablar con ese doctor en algún momento. Tengo muchas cosas que preguntarle.”
“…” por su parte, Youmu seguía pensativa. Cada vez tenía peores presentimientos con respecto a aquella familia…

Ellas continuaron con el camino hacia la feria con las recomendaciones que habían recibido en mente. Les tocaba relajarse y divertirse luego de terminar con la donación para disfrutar del presente día antes de ir de regreso.



Luego de terminar con las últimas formalidades del voluntariado en la playa, el grupo se encaminó por un sendero elevado al costado de la orilla del mar, en dirección a los restaurantes. Monaca no tenía mayores complicaciones avanzando ya que su silla de ruedas contaba con un motor que le ahorraba la labor de impulsar sus ruedas a los costados. Ella se encontraba hablando gustosamente con los chicos, enfocándose en lo bonita que era esa zona y lo hermoso del día. Tsurumaru le contestaba con los mismos ánimos mientras que Hotarumaru se veía más pensativo y observador, como sería de esperarse de él.

Yukko les escuchaba con una sonrisa en su rostro y de tanto en tanto miraba al tranquilo y resplandeciente mar. Quizás no debía sorprenderse de lo adorable que era esa niña ya que era amiga del pequeño, y seguramente igual de inteligente y disciplinada…

“Te ves extrañamente ingenua para variar, Hanasaki-chan,” comentó Mai, inmutada.
“¿Eh?” Yukko le miró con incomprensión. “N-ni sé qué comentar sobre ello, Mai…”
“Es de esperarse,” Mai miró hacia delante, donde los tres hablaban sobre cómo se comparaba esa playa de otras cercanas, ya que la peliverde no estaba muy familiarizada con la zona. “Debes estar maravillada con la aparición repentina de esa niña.”
“Monaca se nota muy adorable,” Yukko sonrió gustosamente. “Es un encuentro extraño así que me alegro de conocer a una amiga de Hotarumaru en persona.”
“Tienes razón con eso de ser un encuentro extraño…”
“Pensé que también te simpatizaban las cosas adorables.”
“…” Mai asintió y desvió su mirada. “Pese a ser Hanasaki-chan, estás consciente de una de mis más graves fallas. Debería avergonzarme.”
“O-oye…”
“Pero es por eso que esa niña se me es indiferente,” concluyó. “No es adorable.”
“Ehh… a mí me parece que sí.”
“Tengo experiencia. Una prima menor que yo tiene cabello y ojos rosados y una apariencia muy adorable, pero su comportamiento no lo es en lo absoluto. Por ello, soy buena en discernir.”
“Mai,” Yukko sonrió confundida. “¿C-cuántas primas tienes?”
“No es importante,” Mai miró fijamente a Hotarumaru. “¿No detectaste la reacción de nuestro pequeño pelicenizo al ver a su amiga? Para ser alguien como él quien se lleva bien con otras personas, no estuvo realmente contento. Su reacción fue muy neutral.”
“Pues…” tenía razón. Ello había sido extraño y no se había dado cuenta.
“También es normal que sospeche de Monaca porque se refiere a Tsurumaru como ‘niichan’.”
“C-claro. Hotarumaru te llama su neechan. No entiendo el punto.”
“…” Mai negó luego de oír esas palabras inocentes de Hanasaki-chan. “Por el hecho de tratarse de Tsurumaru, la implicación de tener a una niña que estudia en Rizembool ser tan cercana a él como para llamarle así te deja comprender que ella también posee una fuerte aura de Rizembool. Lamentablemente, leer auras no es algo que te puedo enseñar.”
“Mai…” Yukko no estaba convencida.
“Sin embargo…” Mai levantó su mirada al cielo. “No me quejo de conocerla. Se ve como una persona interesante. Y es bueno saber que la invención de esta limpieza en la playa no fue únicamente con la intención de hacer que te conviertas en una pokeparada y realmente tuvo algo que ofrecer, como la introducción de este personaje.”
“Ehm, Mai, ¿por qué hablas como si fuéramos ficción?”
“Es divertido,” le contestó, indiferente.

Ellas cortaron con la conversación porque los tres se habían detenido justo en un cruce. Frente al grupo, había un diner al estilo de los años cincuenta, donde se especializaban en hamburguesas.

“¿Qué les parece?” preguntó Tsurumaru, con una sonrisa. “Es un ambiente muy iluminado por la cantidad de ventanas y colores llamativos, y pese a tener un tema de décadas atrás, está modernizado. Cuenta con una rampa para que Monaca-chan no tenga que esperarnos afuera.”
“Tsuru-niichan, no seas cruel,” Monaca hizo un puchero.
“¡Haha, tú sabes que bromeo! Si te hago mucho bullying me metería en problemas.”
“Sí,” ella asintió. “Le diré a Ikari-sensei y Yagen-niichan que te corrijan.”
“Y no es bueno meterse con esos dos, haha,” el peliblanco se entretuvo con la idea, mientras que Mai miró a Yukko para probar nuevamente su punto de a quién la pequeña llamaba así. Hanasaki-chan no tenía comentarios al respecto. “Pero suficiente suspenso. Vamos a entrar. ¿Alguien tiene alguna preferencia escogiendo asientos?”
“Yo escogeré la mejor mesa para todos,” se apuntó Monaca, alegremente.
“Seré sincera. Tengo que agarrarme mi puesto favorito de una mesa o de lo contrario estaré incómoda y de mal humor,” explicó Mai, con seriedad.
“Pero todos estos asientos se ven muy cómodos desde aquí,” opinó Yukko.
“No lo entiendes,” le contestó su amiga.
“Oh, estoy de acuerdo con Mai-san, los gustos son muy importantes,” dijo Monaca, de buen humor. “Pero también es genial vivir en un mundo con personas dispuestas a ceder como tú… eh… oh, perdón, ya se me olvidó tu nombre.”
“¿Eh?” Yukko se confundió. Notó a Mai cubrir su boca con su mano para ahogar su risa.
“…” y Hotarumaru dio un pesado suspiro, apenado. Monaca movió su silla de ruedas para cruzar la calle entre los peatones y Mai le acompañó a su costado.
“Haha, tenemos amigas muy especiales. No es así, ¿Hotaru-bou?”
“No hay ningún problema con ello,” el pequeño ladeó su cabeza.
“Sigámosles, o nos quedaremos atrás,” el peliblanco se volteó para dirigirse a Yukko. “Tú también, Hanasaki-chan.”
“Sí,” Yukko les acompañó, y luego de unos segundos de silencio, decidió hacer la pregunta. “Ehm, tengo una duda sobre la pequeña.”
“Claro, pregunta lo que quieras,” Tsurumaru le sonrió, aunque no tardó en confundirse por ver a su Hanasaki-chan preocupada. “¿Qué sucede? ¿Todo bien?”
“Pues… sólo espero que no tenga ninguna condición física muy riesgosa…” dijo Yukko, cabizbaja. “Suena a que es cercana a ese amigo doctor de ustedes, y también está en una silla de ruedas pese a su edad… también se olvidó de mi nombre pese a que es común tan rápidamente… ojalá que ella esté bien…”
“¡Hahahaha!” Tsurumaru se rió a carcajadas pese a oír la sincera preocupación de parte de Hanasaki-chan. A su costado, Hotarumaru se notaba torturado.
“Ehh…” y Yukko se avergonzó instintivamente. “S-siento que no debí haber dicho nada.”
“Está muy bien,” el peliblanco le revolvió los cabellos efusivamente mientras terminaba de reírse. “Siempre con un corazón tan puro, Hanasaki-chan.”
“Uhh, ¿qué fue lo que dije?”
“S-siento decirlo, pero la tendencia de Monaca de olvidarse los nombres de otras personas es parte de su sentido del humor, o al menos estoy muy seguro de ello…” Hotarumaru desvió su mirada.
“Estate más que seguro, si siempre se olvida el nombre de alguien muy cercano a ti, Hotaru-bou.”
“Supongo…”
“Entonces…” Yukko les miró confundida.
“A Monaca le gusta tomar el pelo a otros. Sólo no te lo tomes personal,” resumió Tsurumaru, de buenos ánimos.
“P-pues, no sería la única que me lo hace…”
“Yukko…” Hotarumaru decidió ser sincero y miró a su amiga con un leve dejo de seriedad. “No creo que esto sea algo que deba decírselo a Mai-neechan, pero te puede servir. Monaca no es lo que aparenta ser. Tampoco quiero preocuparte ni nada, pero es bueno que lo tengas en mente.”
“C-claro, g-gracias…” su agradecimiento le salió muy incómodo al estar perdida en el tema.
“Pero no te asustes. La pequeña es astuta y un tanto traviesa, para dejarlo simple,” Tsurumaru le sonrió. “No es que tú tengas que preocuparte por más…”
“Ehh…” eso sonó extrañamente siniestro y sintió escalofríos.

La conversación les llevó al otro lado de la calle y frente al restaurante, donde las dos chicas les miraban desde la puerta. Mai les llamó con un gesto de su mano, mientras que Monaca ya se había ganado el amor de todas las camareras, quienes le conversaban y le daban cumplidos. Ellos fueron dirigidos a una mesa redonda donde fácilmente entraba una docena de personas para acomodar la silla de ruedas de Monaca, y recibieron los menús.

“El club sándwich se ve delicioso,” la peliverde sonrió ampliamente. “Estoy bien con eso. Rai-kun, ¿qué te apetece?”
“Ohh…” Hotarumaru miraba a las páginas de los postres con los ojos brillantes.
“¡Hahaha! Hotaru-bou, tienes que comer algo más nutritivo,” comentó Tsurumaru, riéndose y agarrándole de un hombro. “Sólo así podrás ser más alto algún día.”
“Tsurumaru, tus palabras son heladas…” el pequeño se estremeció, deprimido.
“¡V-vas a ser más alto! ¡Estoy segura!” exclamó Yukko, esperando disipar la gran tristeza que había caído encima de su adorable amigo. “¡Tú sólo come lo que tu corazón te dice!”
“Dices algo muy cierto para variar,” observó Mai. “Yo me iré por la hamburguesa. Hotarumaru, debes saber mejor que yo que necesitas ignorar a nuestro troll asesor.”
“Haha, se nota que conocen a Tsuru-niichan muy bien,” Monaca sonrió entretenida.
“No era mi interés causar incomodidades, pequeño,” el peliblanco revolvió los cabellos del pequeño. “Aprovecha a que tu guardián no está aquí para comer lo que quieras. Tienes nuestras bendiciones.”
“Está bien,” el menor asintió y miró al otro. “Oh, ahora que recuerdo, el otro día querías que te llamara niichan, ¿cierto? Es una buena oportunidad para ello.”
“¡Ohh!” la pequeña se emocionó. “Hehe, me gusta la idea, Rai-kun. Así los dos lo llamamos Tsuru-niichan a partir de ahora. Seremos sus hermanitos y por ende hermanos entre sí.”
“Claro, si te parece bien.”
“Ehh…” curiosamente, Tsurumaru se mostró un tanto inquieto y sonrió nervioso. “¿S-sabes? No sé si me sigue convenciendo…”
“Está bien, si me lo pediste, debe ser importante para ti, Tsuru-niichan…”
“Ehm…”
“No te resistas, Tsuru-niichan,” le pidió Monaca, con un tono juguetón y una amplia sonrisa. “Sólo déjate querer por nosotros~”
“Ihh…” curiosamente, el peliblanco sintió escalofríos muy evidentes para las otras chicas, quienes intercambiaron miradas. Esa había sido una reacción poco característica del normalmente relajado estudiante asesor.
“Tsuru-niichan, ¿estás bien?” le preguntó Hotarumaru.
“Hotaru-bou, detente por favor. Lamento grandemente habértelo pedido,” le dijo con pesar. “No quiero tener que asociarte con Monaca-chan de ninguna forma, por eso me inquieta que me llames de ese modo…”
“Entendido…” ladeó su cabeza.
“Bueno, si esa es la forma en la que Tsuru-niichan me deja entender que soy única para él, estoy muy contenta con ello~” la pequeña juntó sus manos con alegría y dicha. “Aun así, siempre he pensado en ti como mi hermanito, Rai-kun.”
“Oh, ¿Hotarumaru es menor que tú?” preguntó Yukko.
“Sí lo parece ser,” opinó Mai.
“Rai-kun es un año menor que la mayoría de nuestros amigos en middle school, pero por ser inteligente y disciplinado, fue puesto en nuestro año,” explicó Monaca, manteniendo su sonrisa. “Aunque no tardó en tomar varias clases avanzadas e Ikari-sensei le internó en un programa de estudios intensivos que eventualmente le permitió su transferencia a la universidad.”
“Sin lugar a dudas, es el pequeño prodigio de nuestro círculo,” dijo Tsurumaru.
“No soy el único,” Hotarumaru negó incómodo. “Un amigo es igual que yo y está tomando los cursos avanzados, y diría que Yagen también califica.”
“Este último ya no es considerado como pequeño, y si bien tu amigo también es un prodigio, tu genialidad no está tan limitada a únicamente la computación y ciertos estudios.”
“¡Muy cierto!” Monaca asintió, convencida. “Seguro que tus amigas estarían de acuerdo.”
“…” Mai asintió. “Dudo altamente encontrar a otro niño de doce años admitido a Rizembool U que es excelente en temas académicos y pelea con espadas.”
“Sí… ¿eh? ¿Espadas?” Yukko se sorprendió. “Hotarumaru, ¿tú peleas?”
“Sí,” él le miró. “¿No lo sabías?”
“N-no, nunca se me hubiera ocurrido…” ella sentía que no lo podría creer con facilidad. “No tienes la pinta para nada…”
“Sí… no me sorprendería…” él desvió su mirada.
“¡Eh! ¡Ah! ¡No es que sea malo! ¡Es que eres muy lindo y adorable y fue inesperado!”
“Tsurumaru nos dio un hint cuando lo conocimos, y por tener una pizca del aura de Rizembool, sabía que Hotarumaru tenía un trasfondo,” comentó Mai, inmutada. “Y en caso de que ello no fuera suficiente, le pregunté. Es bueno que lo hagas de vez en cuando, Hanasaki-chan.”
“¿P-preguntar?” se extrañó. “¿Acaso le preguntaste si él es un espadachín?” le vio asentir. “¿C-cómo se supone que voy a preguntar algo de ese tipo tan espontáneamente?”
“Está bien, Yukko, no es para inquietarse,” observó el pelicenizo, intentando apaciguarla. “Supongo te debo explicaciones también. Al igual que Tsurumaru, soy adepto a la pelea con espadas. Mi arma es un oodachi.”
“Ohh…” se impresionó por aquella descripción, y luego miró a los demás. “Esa es una katana, ¿verdad?”
“Cualquiera diría que eres japonesa, amiga de Rai-kun cuyo nombre no recuerdo~” canturreó Monaca. “No hagas que él se deprima más.”
“¡Ahh, perdón!”
“E-está bien,” Hotarumaru alzó una palma para pedirle que se calmara. “No tienes que saber los distintos tipos de espadas. La mayor diferencia de una oodachi con otras katanas es que es un arma larga. La mía tiene alrededor de un metro de largo…”
“¡¿En serio?!”
“Haha, puede que Hotaru-bou intente no llamar mucho la atención, pero no cualquiera puede maniobrar una oodachi y menos a su edad y estatura,” comentó Tsurumaru.
“No es el único de mis amigos con afinidad a las espadas, pero Rai-kun podría fácilmente barrer el piso con ellos sin esfuerzo alguno~” comentó Monaca, extrañamente entretenida. “Es más, en el presente se encuentra sin tutelaje porque ha sobrepasado a los maestros que su familia le pudo conseguir estos últimos años.”
“Interesante…” Mai se impresionó muy ligeramente.
“Suficiente…” el pequeño bajó su mirada, avergonzado. “No es la gran cosa… mis maestros tampoco estaban especializados en oodachis y sólo tenían poco conocimiento… por eso me ayudaron a corto plazo…”
“Wow, aun así…” Yukko miraba al pequeño con una nueva admiración. “Y encima de todo eso eres tan lindo. Aw, tu familia te debe querer un montón. Ellos también deben ser como tú.”
“Hahaha, lamentablemente Hotaru-bou ha acaparado la funcionalidad de su familia, así que te aseguro que no te pierdes de mucho.”
“Ya es suficiente…” con esa mención, Hotarumaru se impacientó. “Cambiemos de tema. De todos modos…” él se vio algo apenado. “No es que me esté dedicando a entrenar últimamente…”
“Ikari-sensei te dijo que conseguirá a un nuevo profesor para ti, y pese a que él sería el último de saber de espadas, sé que puedes confiar en él, Rai-kun~”
“Cambiando de tema,” Mai decidió traer a flote su propia curiosidad. “Tsurumaru, nunca nos dijiste que habías adoptado a una hija.”
“¿Perdón?” este se sorprendió por la mención momentáneamente. “¿Te refieres a Monaca-chan? ¡Hahaha, no es nada así! La pequeña fue recogida hace varios años por un antiguo científico de Rizembool y ahora se encuentra bajo el cuidado de Ikari-sensei, aunque como él no quiere encargarse de ella, soy yo quien normalmente debe mantenerle un ojo encima.”
“Aun así, comprendo que no debo acaparar tu tiempo e intento arreglármelas por mi cuenta,” dijo la niña. “Y no sólo eres tú. Yagen-niichan también cuida de mí cuando no está ocupado con deberes o con su acaparadora familia de verdad.”
“Monaca tiene un apartamento dentro de Rizembool U. Es una excepción especial debido a estar bajo el cuidado de mi profesor,” explicó Hotarumaru.
“Oh, entiendo,” Yukko asintió. “Qué genial, me alegro mucho por ti, Monaca.”
“Muchas gracias,” ella asintió. “Aw, es una lástima que se me olvidó tu nombre o te agradecería más bonito…”
“E-es Yukko…”
“Quizás deberíamos ordenar de una vez, o se tardarán un millón de años con nuestra comida,” sugirió Mai.

Ellos llamaron a una camarera para pedir sus platos antes de continuar con más conversaciones casuales y seguir familiarizándose mutuamente.


Yuyuko había tenido un muy tranquilo y agradable almuerzo con sus invitados del día. La mayoría de su atención se había enfocado en la muy simpática y ocurrente Dakki, con quien congeniaba de maravilla, y ni bien ella se retiró para atender su tratamiento en el spa, la pelirrosa pidió que se prepararan té y bocadillos para tener una tranquila conversación en una sala de estar dentro de la mansión. Ahí pudo hablar con Larsa sobre temas más tranquilos y cotidianos.

“Esa es una carrera interesante, pero debo admitir que me aterraría estar en tu lugar,” comentó la mayor, sonriendo. “Es una de las áreas que no sabía que existían.”
“Las ciencias se están desarrollando progresivamente. Poco a poco, se generan más especialidades y aplicaciones,” comentó Larsa.
“Es también una carrera digna de su familia,” explicó Jakob. “Mi señorito debe desempeñarse en las ciencias y al mismo tiempo saber sobre negocios y economía para encargarse de todas sus obligaciones. Sin lugar a dudas, contrasta enormemente con la manera en que usted es.”
“No hay necesidad de hacer esos comentarios, Jakob,” el señorito negó, impaciente.
“Oh, está bien, Jakob tiene toda la razón,” Yuyuko se lo tomó con humor. “Nos considero personas completamente distintas, Larsa. Debe ser por eso que me gusta hablar contigo.”
“Sí, digo lo mismo.”
“Mi modo de vida es bastante cómodo y aburrido en algunos momentos. Es inevitable, aunque mi rol siempre ha sido el de la señorita delicada y de clase alta. Me considero una figura social y presentable en mi entorno,” confesó Yuyuko, sonriendo con torpeza. “Y si bien estoy segura que tus obligaciones también te pintarán con una cierta perfecta apariencia, pienso que tienes más maleabilidad en tu propia vida, y lo considero afortunado…”
“Saigyouji-san…” Larsa se impresionó por aquella observación. “No es como si debieras mantener aquella posición únicamente. Uno realmente está limitado cuando decide sentirse así.”
“Tienes razón,” ella le restó importancia al agarrar un tercer dango de una fuente y comer un pedazo con rapidez. “Hmm~ están deliciosos. ¿Seguro que no quisieran unos cuantos?”
“Gracias, pero hemos comido hace poco, estamos satisfechos…” el más joven estaba sorprendido por el voraz apetito de la pelirrosa. “Saigyouji-san, si no es mucha molestia…”
“¡Oh, dime!” ella se emocionó de notar que el otro quería hacerle una pregunta. “No tienes por qué ser tan respetuoso ni reservado ante mí, estamos en confianza.”
“Entiendo, es sólo que puede ser un tanto incómodo…”
“No te preocupes, te debo un poco luego de que tuvieras que oírme hablar con Dakki sobre tantos temas bizarros durante más de una hora~”
“C-claro…” Larsa sintió un tic en la ceja, y siguió con su pregunta. “No tienes que contestarme si no quieres, pero… me anduve preguntando cómo así decidiste ser una HiME durante la secundaria…”
“Hm, es una buena pregunta,” Yuyuko sonrió entretenida. “¿Qué puedo decir? Tal y como lo comenté una vez, mis razones fueron demasiado simples, si me pongo a pensar, pese a que en ese entonces lo sentí como mi vocación de ser. Es interesante, ¿no lo crees?”
“Suena a un caso común…”
“Seguramente lo es. Compartí mi motivo con muchas de mis amigas HiME en ese entonces,” Yuyuko agarró su taza de té y miró la superficie que despedía vapor. Su sonrisa se había contagiado de nostalgia. “Hanasaki ha estado defendiéndose del ataque de Rizembool desde hace muchos años. Cuando Miranda-san me informó que tenía el potencial de ser una HiME, me apunté sin pensarlo dos veces. Las admiraba, ellas daban todo de sí con tal de proteger a los demás estudiantes y detener el avance de Rizembool. También me gustaba que una HiME fuera capaz de valerse por sí misma y tomar sus propias decisiones. Fue más que una pelea para mí… fue casi una oportunidad para realmente salir de mi capullo y vivir…”
“…”
“Claro, la realidad es más que ello. Ya sabes el resto de la historia…”
“Entiendo…” Larsa asintió. “Gracias.”
“No hay de qué. Y si no es mucho pedir, quisiera saber por qué tú fuiste Rebel.”
“Mi señorito no tiene por qué responderle esa pregunta,” declaró Jakob con rapidez.
“Está bien, no tienes que ser tan huraño,” le pidió Larsa y volvió a dirigirse a la pelirrosa. “Es una larga historia. Hay algunos detalles difíciles de explicar, pero para resumirlo…” dio un pesado suspiro. “Fui un Rebel para permanecer en Japón y vigilar de lejos a mis amigos durante la batalla final de hace tres años.”
“Ohh…” Yuyuko le miró sorprendida. “¿Hablas en serio?”
“¿Se atreve a juzgar la verídica respuesta de mi señor-?”
“Jakob, por favor…” Larsa negó y continuó. “Sí. En ese tiempo, estuve expuesto a un ataque, y la única forma en que mi hermano accediera a que siguiera en Japón era convirtiéndome en un Rebel. Nadie en mi familia estaba contento de que estuviera en Hanasaki para empezar, y temían que algo fuera a ocurrirme.”
“Tiene sentido,” Yuyuko sonrió intrigada. “Suena a que tú nunca tuviste un dilema sobre tu rol, al menos no del modo en el cual yo lo tuve.”
“Crecer rodeado del habla de las escuelas y de oír a personas matando a sus oponentes o muriendo, uno se hace una idea. También no es que haya eliminado a mi HiME. Tuve suerte de que la batalla acabara antes de haberme visto envuelto en algo fuera de mi control, lo cual siento que era muy probable. Nadie nunca estará libre.”
“Es verdad…” Yuyuko mostró tristeza en sus ojos por algún recuerdo personal.
“Tal vez hemos alargado esta conversación demasiado…” Larsa lo notó y pretendió cambiar el tema inmediatamente. “Es mejor que lo dejemos de lado…”





“Un momento…”

Los tres fueron interrumpidos por una voz inexpresiva y extremadamente apagada. El ominoso Rebel de Youmu se había aparecido ante ellos.

“…” Larsa se tensó y miró al Rebel intensamente, hasta que notó que su mayordomo extendió su brazo frente a él.
“Espero que sepa mejor que envolverse en este asunto, señorito…”
“…” el menor sonrió con ironía. “No me subestimes,” negó y suavemente empujó el brazo de su mayordomo. Se levantó mirando al Rebel, pero mantuvo su posición. “¿Qué haces aquí? Tu HiME no se encuentra presente.”
“Vengo por información…” se explicó Izuru, quien miró a Yuyuko y caminó lentamente hacia ella. “Información que sospecho que tú puedes darme…”
“Hm…” Yuyuko miró al Rebel frente a ella meditativa, aunque un tanto nerviosa, y terminó por sonreír para expresar su incomodidad. “Vaya, espero que mi vida no se encuentre en peligro…”
“No eres mi HiME. Mis instrucciones fueron pelear únicamente contra mi HiME. He venido con la misión de comprender.”
“¿Comprender?”
“Qué es lo que significa ser una HiME o un Rebel, más allá de una orden o un rol…”
“Suena como sí tú mismo no hubieras tomado la decisión de ser un Rebel.”
“…” Izuru le miró inmutado.
“…” y Yuyuko le sonrió ampliamente, como si le diera una cálida bienvenida. “¿Te estás preguntando sobre tu rol más allá de intentar derrotar a Youmu? Me alegra. Es reconfortante saber que vendrías para preguntar algo así.”
“…”
“Y siendo sincera, todos siempre nos lo preguntaremos y nadie nunca tendrá una respuesta definitiva. Pareces una persona racional. No es necesario meditar sobre si es lo correcto o no. Estoy segura que eso lo comprendes…” Yuyuko se sintió lo suficientemente cómoda como para caminar hacia la ventana, de donde el Rebel se había aparecido, y mirar hacia fuera. Su distancia con el Rebel fue reducida, pero aquella figura se mantuvo inmutada. “Es irracional y es incorrecto. Incluso para alguien que pelea por alguna recompensa o promesa, sigue estando equivocado…”
“…”
“Pero es más que eso. Es una experiencia personal, y en medio de todo lo incorrecto, existe tanto valioso e importante…” Yuyuko bajó su mirada, formando una sonrisa triste. “Yo recuerdo mi etapa como HiME con mucha añoranza. Conocí a tantas personas, experimenté todo tipo de momentos, y sé que me formó en la persona que soy hoy en día. Siento que sería una persona incompleta de no haber experimentado algo tan real como haber sido HiME. No que lo justifique, sólo que… algo tan simple se puede prestar a tantas cosas importantes…”
“…”
“Y yo realmente me sentí más viva siendo HiME en comparación con otros momentos de mi vida. Seguramente… porque sentí la muerte pasar muy cerca de mí… porque todo lo que se decía, se intentaba y se sentía era muy importante… y porque vi la muerte reflejada en el rostro de una de mis más queridas amigas…”
“…”
“Dime, señor Rebel,” se le dirigió con amabilidad. “¿Le has preguntado qué significa todo esto a mi Youmu?”
“Lo he hecho,” le respondió inmutado.
“¿Y qué te dijo? ¿Ella habrá recalcado el deber de las HiMEs de proteger a las personas de los malvados Rebels, o algo por el estilo?”
“Recalcó un rol de protección, y de justicia…” asintió.
“Así es como la mayoría de HiMEs empezamos, pero siendo sincera, mi Youmu todavía no lo ha intentado comprender del modo en el cual tú intentas hacerlo. Siento que, pese a ser tú quien realiza las preguntas, lo entiendes mejor que mi Youmu, y eso es porque te lo estás cuestionando.”
“…”
“Fue por la experiencia tan cercana con la muerte y la desdicha que algunas HiMEs a mi alrededor sufrieron que comprendí que esta no es una historia principalmente de buenos ni malos…” regresó su mirada hacia fuera, al cielo despejado y azul que le contagiaba un familiar vacío interno. “…comprendí, gracias a una persona del pasado, que todos somos seres humanos. Nada más.”
“…”
“Pero está bien porque así todos somos iguales, y todos tenemos el mismo derecho de definir qué es lo que pensamos y qué es importante para nosotros,” Yuyuko volvió a dirigirse al Rebel. “Espero que mi experiencia propia te haya parecido interesante. Y espero que, con mi historia, la de otros y con tu propia vida generes un significado particular. Quisiera abogar por el bienestar de Youmu, pero eres tú quien tarde o temprano tendrá que encontrarle un verdadero sentido personal a tu rol, uno que la racionalidad no definirá por completo. Por más difícil e incomprensible que te parezca, tienes que buscar qué pensar. Es justo para ti.”
“…” Izuru miró hacia fuera también. “Tu respuesta es ambigua.”
“No te puedo dar una respuesta correcta.”
“…” cerró sus ojos un momento y meditó silenciosamente. “…qué aburrido.”

Ni bien lo dijo, él saltó con una agilidad sobrehumana y aterrizó en un árbol frente a la mansión, para seguir movilizándose y perderse de vista. La conversación había terminado, y pese a que el Rebel se había ido, Yuyuko continuó mirando perdidamente hacia fuera.

“…” Larsa sabía que la mayor cargaba con algún peso por dentro, pero no sabía cómo dirigírsele. Sin embargo, no tuvo que hacerlo, porque ella se dio media vuelta y tomó la palabra.
“Jakob, esta charla me hizo recordar a aquella persona del pasado… ¿le recuerdas?”
“Tendrá que ser más específica,” el peliplateado alzó una ceja.
“Aquel Rebel… aquel quien se llevó la vida de mi querida amiga…” bajó su mirada, manteniendo su sonrisa. “Aquel a quien odié tanto durante mi rol como HiME…”
“Hm, creo saber de quién habla,” Jakob se notó particularmente animado y sonrió. “El Rebel al que usted intentó contraatacar, ¿no es así?”
“Supongo es un poco vergonzoso hablar al respecto a estas alturas,” ella sonrió con torpeza. “Pero me preguntaba qué habría sido de él.”
“Fue un Rebel extraordinario pese a su corto envolvimiento en la pelea. Sí me acuerdo de él, y tuve el privilegio de conocerle en aquel entonces,” el mayordomo asintió. “Pero hace tiempo que no le he visto. No sabría qué contestar.”
“Entiendo.”
“Sin embargo, sé que un hermano menor de él siguió sus pasos. Si no me equivoco, se encuentra en la universidad de Rizembool en el presente. Él incluso fue contra tres HiMEs durante sus años de secundaria, y espléndidamente cumplió con su deber las tres veces.”
“Enterarme de eso… es incómodo…”
“…” Larsa se extrañó por aquel comentario de la pelirrosa y notó a Jakob sonreír comprensivamente. Era evidente que se perdía de algo, pero respetaría la privacidad.
“Aunque, si tiene un hermano en Rizembool, puede que no se encuentre muy lejos de él,” Yuyuko se animó. “Tal y como pude reconectarme con los Solidor, quisiera tener la oportunidad de hablar con él algún día.”
“Incluso de ser el caso, lo cual posiblemente lo sea, le aconsejaría que no lo hiciera. Quién sabe cómo podrían reaccionar al verle.”
“Es cierto,” Yuyuko asintió. “En verdad… me pregunto cómo ese Rebel que nos ha visitado tiene tantas incógnitas. Tampoco parecía una persona promedio, aun considerando su única apariencia.”
“Hay muchas cosas que no se conocen abiertamente de Rizembool,” explicó Larsa, desviando la mirada. Tenía sus sospechas, luego del envolvimiento de la rama científica de aquel instituto tres años atrás, pero no sentía el punto de comentarlo. “Lo mejor es que no lo pienses demasiado.”
“Me dan ganas de preguntar, pero siento que no debería,” sonrió con torpeza.
“Lo mejor sería retomar la casual conversación, y en lo posible apurarla,” comentó Jakob. “Mi señorito tiene asuntos que atender. No podemos alargar nuestra estadía.”

Ellos continuaron acompañándose sólo un poco más antes de despedirse, y el tema de la guerra entre las escuelas se mantuvo apartado, pero latente, como era de esperarse, ya que para quienes estuvieron envueltos sería una historia sin final indefinidamente…

...
« Last Edit: July 09, 2017, 11:22:31 AM by Cho »


Eureka

Traigo aporte compartido con Cho u w u <33

DISCULPEN POR LOS ÍCONOS...... son demasiados personajes omg


                                 


Sugawara observó de reojo a Kageyama y Hinata, quienes, por enésima vez, se encontraban a minutos de asesinarse, al parecer por un detalle trivial que no merecía la atención de ambos. Soltó un suspiro, recordando los entrenamientos que tuvieron luego de que ellos dos se unieron al equipo de vóley de Hanasaki: demostraban que contaban con un increíble potencial, pero sus diferencias les cegaban tanto que no les permitían ver un poco más allá del conflicto que tenían entre ellos, de tal forma que no se daban cuenta de que, aquellas pocas veces en las que se enfocaban más en las prácticas, conectaban y lograban hacer unos mates veloces.

Sin embargo, Sugawara sabía que Kageyama era un mejor armador que él, fuera de todo. Su control, su resistencia y agilidad eran dignos de admirar, así como su habilidad de adaptarse al equipo que se unía. Por ello, no había sido difícil para él entrenar con el resto (a excepción de Tsukishima, aunque poco a poco se andaba llevando mejor con él).

Hinata, a su vez, también era un jugador de primera. Tenía igual resistencia que Kageyama y hasta incluso un poco más, porque el pelirrojo no se cansaba nunca.  Su baja estatura parecía ser una desventaja, pero la compensaba con su velocidad y sus saltos muy altos. Sugawara se sentía augusto jugando con él: su actitud alegre era contagiosa y su habilidad resaltaba muchísimo.

Los otros nuevos (Soul, Sora y Hizumi), también tenían lo suyo. Las ganas que le ponían al deporte eran admirables, considerando que aún se estaban acostumbrando a las dinámicas de juego. Y aunque era medio arriesgado llevarlos al partido amistoso con Rizembool junto al resto, pensaba que era necesario para poder fomentar el trabajo en equipo entre todos y hacerlos sentir parte del grupo.

Llegaron a la puerta de ingreso de la universidad rival, y se detuvieron en seco.

“Buenas tardes,” empezó el entrenador, dirigiéndose hacia los guardias. “Soy el entrenador del equipo de vóley de Hanasaki. Tenemos un partido amistoso en el gimnasio “A”.”
Les presentó su identificación, y los guardias asintieron. Con un gesto, les permitieron ingresar al campus.

Uno de ellos les pidió que lo siguieran hacia el lugar del partido.



El campus de Rizembool era un poco más pequeño que el de Hanasaki, pero parecía enmendar esa falta con sus grandes edificios y facultades de varios pisos. Sin embargo, otras edificaciones eran muy similares a las de su rival, como el gimnasio en el que les había tocado jugar, que era muy parecido en cuanto a tamaño y distribución al que utilizaban en Hanasaki para sus propios entrenamientos.

Estos detalles eran de mínima importancia para gran parte del equipo de Hanasaki, en especial para los nuevos, quienes iniciaban la temporada con su primer partido amistoso y no cabían en sus nervios, así como su emoción.

Sugawara estaba muy seguro de que les iría bien: habían practicado lo suficiente como para lograr un muy buen rendimiento. Sin embargo, no podía negar lo mucho que le preocupaba el equipo rival. Desde ya, su capitán, Oikawa, era uno de los mejores armadores que conocía, tanto que hasta se sentía un poco intimidado por su habilidad y su control. Pero este año, con la adición de los nuevos (en especial de Hinata y Kageyama), tenían un as bajo la manga que dejaría boquiabierto al otro equipo.

Al ingresar, encontraron al equipo de Rizembool en pleno calentamiento. Estos se detuvieron y se reunieron junto con los recién llegados.

Sugawara y Nishinoya no demoraron en reconocer a la nueva adquisición del equipo de Rizembool, cierto matador que daba mucho que hablar por su antigua posición en el equipo nacional de vóley. No tuvieron tiempo para discutir al respecto, porque ni bien hicieron un ademan de intentar hablar, fueron interrumpidos por Oikawa.

“¡Yahoo~~!” el capitán se veía muy estresado, por más de que intentara esconderlo con una gran sonrisa. “Es un gusto verte de nuevo, Sugawara-chan,” saludó Oikawa.
Sugawara le devolvió la sonrisa, aún a pesar de andar un poco perturbado por la presencia de Ushijima. “Igualmente,” y le extendió la mano. Oikawa la estrujó. “Buena suerte.”
“Lo mismo para ustedes,”

Los equipos se separaron, esta vez para prepararse para el partido amistoso. Pero antes de romper totalmente con el círculo que se había formado, Hinata señaló a Ushijima, y se quedó estupefacto.

“¡Ja---JAPAN!” gritó a todo pulmón.



“Hinata, ¿qué fue eso?” le preguntó Kenma, curioso.
“Ah, es que… ¿Ese no era Ushiwaka?”
“Sí,” asintió el rubio. “Estaba en el equipo nacional de vóley… pero parece que se está tomando un descanso. No creo que lo haya dejado por unirse al equipo de su universidad.”
“Yo no sabía que estudiaba en la universidad,” confesó Midoriya. “Pensé que ya tenía la carrera entera, al pertenecer tan joven al equipo nacional…”
“Se ve intimidante,” comentó Sora.
“Lo es,” admitió Nishinoya. “Pero he recibido sus mates en anteriores ocasiones… así que no se preocupen por ello.”
“¡Woah! Noya-san, ¿has jugado contra Ushijima?” Hinata se veía muy emocionado.
“Sí,” Nishinoya infló su pecho, muy orgulloso de sí mismo. “En highschool. Pero…” su expresión se agrió rápidamente. “Su equipo le ganó al mío.”
“Igual con el mío, y con el de Oikawa-san…” comentó Kageyama, que hasta ese entonces había estado callado.
“Oh, cierto, tú conoces a Oikawa, ¿No, Kageyama?” comentó Sugawara.
“Sí,” respondió él. “No entiendo cómo aceptó que Ushiwaka-san se uniera a su equipo. Oikawa-san es muy orgulloso…”
“Pero supongo que si Ushiwaka es tan bueno en el deporte, no le negaría la oportunidad a unirse, ¿no?” dijo Hizumi.
“Claro, no le conviene,” habló Soul.
“No, aun así, es muy orgulloso…” Kageyama tomó su mentón, pensativo. “Creo que eso afectará sus jugadas.”
“Bueno, no queda de otra que esperar que sea así. Ya tenemos suficiente con sus wing spikers…” comentó Sugawara.
Noya se golpeó las mejillas. “Okay, tenemos que dejar a un lado nuestras dudas. No se preocupen, que voy a hacer lo imposible por recibir esos mates.”
“Gracias, Noya,” Sugawara le sonrió, y se giró hacia el resto. “Okay, equipo. Tenemos tácticas, tenemos buenos jugadores. Todos debemos cooperar… aún a pesar de nuestras diferencias,” y miró sutilmente a Kageyama y a Hinata.
“¡Entendido!”



“¡Oikawaaa! ¡Es injusto!”
“¡Exacto!”

Oikawa rodó los ojos ante tal extraña escena: Bokuto y Lev, por primera vez en varios entrenamientos, se habían aliado para quejarse con él acerca de la formación del equipo que jugaría en aquel partido amistoso. Día y noche se la pasaban discutiendo acerca de cuál de los dos iba a ser el verdadero ace (aún a pesar de la existencia de Ushiwaka e Iwaizumi, que siempre estaban a pocos metros de aquella conversación), pero ese día, habían unido sus fuerzas para traerse abajo al capitán.

Oikawa no era tonto: ambos eran jugadores excelentes, pero luego de haber pensado tanto en la formación, se dio cuenta de que la única manera de que esta funcione era con Ushiwaka, Tendou e Iwaizumi sí o sí. Para que Bokuto rindiera, Akaashi tenía que ser líbero para poder ayudarlo si es que le daba algún bajón, pero Jang tenía mucha experiencia en el puesto. Por otro lado, meter a Lev significaba sacar o a Ushijima o a Arakita… y aunque la idea de cooperar con Ushiwaka se le hacía sumamente indignante, no quería perder por nada del mundo el primer partido de la temporada.

“Lo siento~ ya habíamos quedado así desde antes, no puedo cambiarlos a último momento. Peeero, les prometo que si alguno se lesiona o algo, ustedes entran sí o sí,” dijo, y les sonrió.
Bokuto lo miró fijamente por unos segundos, hasta que asintió. “Mm… okay. ¡Pero yo debo entrar antes que Lev!”
“¡No, yo debo ir antes!”
Tetsurou se apareció al lado de Oikawa. “El partido va a empezar en unos cinco minutos. El entrenador pidió que nos reuniéramos para coordinar los últimos puntos.”
“Okay, ahí voy, Kuroo-chan~” Oikawa se giró hacia Bokuto y Lev. “En serio, no estoy bromeando. Entrarán si es que alguien se lesiona o se cansa mucho.”
Bokuto y Lev asintieron. “Estaremos en las bancas, entonces,” dijo Lev, muy animado.
Oikawa les sonrió por última vez antes de dirigirse hacia el círculo donde el equipo se había reunido.

Dio una última revisada rápida al equipo de Kageyama, un poco preocupado por sus nuevos integrantes, y luego, se juntó con sus compañeros.



El primer set se vio lleno de errores por ambas partes.

Por el lado de Rizembool, se notaba a leguas que la falta de cooperación entre Oikawa y Ushiwaka impedía que ambos rindieran al cien por ciento: los mates de Ushiwaka carecían de la altura necesaria porque Oikawa se negaba a cambiar su técnica de juego por él. Con el resto de spikers sí le iba de mil maravillas, pero cada vez que Ushiwaka estaba en una zona de la cancha libre de bloqueadores, perdían ese punto por el mate fallido del pelicastaño. Conforme avanzó el set, Oikawa tuvo que sacrificar su orgullo para recuperar puntos, y les fue mucho mejor.

Todo se debía, más que nada, a los bloqueos de Tsukishima junto con Kageyama, además de la estupenda labor del líbero, Nishinoya, que recibía varios mates. Pero, principalmente, a la combinación de Kageyama y Hinata, quienes conseguían puntos gracias a sus mates veloces.

Sin embargo, para el lado de Hanasaki, la cooperación de Kageyama y Hinata también fallaba en varias ocasiones. Habían dejado su pelea de lado, pero sus diferencias a veces resurgían, las pocas veces que falló. Además, la falta de otros spikers a parte de Tsukishima, Midoriya y Hinata se hacía notar: Sora aún no estaba del todo cómodo con los mates, y lo mismo pasaba con los dos reemplazos (Hizumi y Soul). Los tres nuevos habían conseguido mejorar notablemente en el campo de recibir, pero aún les faltaba mucho para perfeccionar sus ataques.

Hanasaki tenía un par de jugadas muy buenas aparte del dúo de Hinata y Kageyama: una con los dos armadores, y un ataque sincronizado. Por su parte, Rizembool contaba con un bloqueador tremendo que lograba adivinar para qué lado serían los mates, por lo que varias jugadas no funcionaron del todo. Eso, sumado a la habilidad de los spikers más antiguos, hicieron que Rizembool tomara el primer set, aunque la diferencia era muy corta (habían quedado 29 a 27).

“No se desanimen,” habló Sugawara. “Rizembool tiene varias fallas. Como habrán notado, hay un tremendo problema de comunicación entre Ushiwaka y Oikawa. Eso les va a costar más errores en los siguientes sets. Mientras, nosotros tenemos que pulir nuestras jugadas. Kageyama, Hinata, el quick se va a desgastar mientras más lo usemos, así que por favor, no se descarguen entre ustedes si es que vuelve a fallar.”
“Osu,” le respondieron ambos al unísono.
“Sora, Hizumi, Soul, deben de dejar de tenerle miedo a la pelota,” dijo Sugawara. “Soul, Sora, sus mates son muy buenos, pero les falta confianza. Hizumi, igual contigo.”
“Okay,” los tres respondieron.
“Noya… gracias por salvarnos tantas veces.”
“Bah, no es problema~” Noya sonrió ampliamente. “Vamos a recuperar este set, ¿okay?”
“¡Claro!” dijo el resto del equipo.



Después de un corto momento de planeamiento y refrigerios, comenzó el segundo set. Debido al funcionamiento aceptable de ambos equipos, se optó por no cambiar las formaciones de los jugadores en la cancha (para el gran pesar de Bokuto y Lev, quienes deseaban tener protagonismo en algún momento del juego) y el set inició de manera semejante al anterior.

Las mismas fortalezas y debilidades se observaron de parte de cada equipo, con Oikawa exasperándose por Ushijima y no manteniendo su cabeza fría, y la falta de ofensiva y de coordinación en el equipo de Hanasaki. Poco a poco, los jugadores de Rizembool empezaron a hacerse con una ventaja y el marcador llegó a 16-12 a su favor. Visto ello, Sugawara pidió un tiempo para conversar con la gente de su equipo.

“Antes que nada, necesitan mantenerse calmados,” les pidió el peligris ante sus compañeros, quienes andaban un tanto bajos de energías. “No pueden dejarse intimidar por sus oponentes, y deben concentrar su atención también dentro de nuestro lado.”
“No necesitas decírmelo,” Kageyama miró de reojo a cierto ‘insecto’ a su costado.
“¡O-oye! ¡¿Qué tienes con esa actitud?!” le reclamó Hinata, saltando en su puesto. “¡Si tienes algo que decir, al menos hazlo!”
“Ya, no peleen…” les pidió Sora, levemente frustrado.
“Bueno, admito que ese tal ‘Japan’ me intimida a mí también, pero no hay que enfocarnos en eso,” comentó Hizumi. “Si nos esforzamos, podemos ser intimidantes también.”
“¡Hehe! ¡Ese es el espíritu!” Nishinoya sonrió con ánimos. “Y si es la estatura, nosotros también tenemos a un gigante en nuestro equipo, ¿no?”
“Hm…” Tsukishima se encogió de hombros, con leve hastío.
“No podemos concentrarnos solamente en la altura,” opinó Soul.
“Recuerden que tenemos un arma que depende más del elemento de sorpresa que la altura, y que nos ha sido efectiva varias veces,” dijo Kenma, mirando a Hinata. “Tus mates han sido muy efectivos varias veces. Tú y Kageyama hacen una buena dupla.”
“Eh…” el pelinaranja se había animado hasta que escuchó la mención del otro.
“Es en serio,” Midoriya les sonrió. “Y lo que logran es tanto para ustedes como para todo nuestro equipo.”
“Muy bien dicho,” Suga se acercó a Kageyama y le dio un par de palmadas en el hombro que le sacudieron el esqueleto. El reservado y un tanto malhumorado setter se vio inquieto por ello y la acción sirvió para espabilarlo un poco. “Cuento bastante contigo, Kageyama. Como un armador, sé que tienes talento, así que enséñame lo que puedes hacer.”
“¡S-sí!” exclamó él, poniéndose rígido.

El break terminó y el juego continuó. En un principio, todo parecía indicar que el break no había causado ningún cambio al ritmo, aunque la moral de los jugadores de Hanasaki se había levantado, y Hinata y Kageyama habían dejado de lado un poco sus asperezas para ponerse a trabajar en conjunto y con seriedad. Sus mates salieron con mayor confianza, y aunque Tendou era excelente para dar ciertos pronósticos, la mayoría se salían de su control. Suga observó con gusto a todos tratar lo mejor de sí, e incluso los nuevos se habían animado a jugar con mayor confianza y colaborar con menos miedo en las jugadas. El set se volteó y terminó con un marcador de 25-23 a favor de Hanasaki, lo que trajo el partido a un empate.

Ese descanso se invirtió en términos de energías en los dos equipos, y Hanasaki lo celebró con grandes ánimos y esperanzas de que sí tenían una gran oportunidad. Los jugadores de Rizembool fueron a instalarse en la banca después del cambio de cancha, y entre ellos hablaban sobre lo que podían hacer para mejorar el desempeño en el tercer set,

Por su lado, Oikawa estaba a un costado tratando de abrir su botella de agua, la cual muy oportunamente estaba más dura de lo usual. Él sentía un tic en la ceja mientras empujaba la tapa hacia arriba, cuando otro jugador se le acercó.

“Shittykawa,” Iwaizumi le miró con frustración, y su aparición fue una sorpresa para el otro, quien abrió su botella y derramó un poco del agua.
“¡Iwa-chan! ¡No me sorprendas así!”
“¿Se puede saber qué estás haciendo?”
“No me digas que no puedo refrescarme luego del set…”
“No, me refiero al juego,” el spiker negó exasperado para evitar llamarle por otro nombre. “Andas de un pésimo humor, y lo estás transmitiendo a todos. Por algo hemos perdido el set.”
“Uhh, no me vas a decir que ya te olvidaste del pasado,” Oikawa hizo un puchero. “Tengo mis razones para seguir molesto, ¿no es cierto?”
“Eres el peor de todos,” lo comentó con tanta naturalidad y neutralidad como si mencionara lo hermoso que estaba el día. Dicho esto, miró con severidad a su tan caprichoso amigo. “Esto es serio. Ahórrate los lloriqueos para después. Sólo concéntrate en ganar. Es lo que sí importa.”
“Tan cruel como siempre, Iwa-chan…” el capitán negó mientras se encogía de hombros. Continuaba dando una actitud dejada, pero él sabía que el otro tenía toda la razón.

Y así inició el tercer set. Luego del descanso, Hanasaki había perdido el momento de antes, aunque prometía en retomarlo. Sin embargo, Rizembool se había alistado con distintas estrategias con tal de no quedarse muy atrás. Oikawa optó por concentrarse en el juego lo más posible y luego de una racha de puntos ganados por su saque, la moral de Rizembool empezaba a levantarse. En cambio, los de Hanasaki supieron que aquel capitán era un mayor contendor del que habían esperado, y los nuevos fueron quienes se intimidaron más por aquellos potentes e impredecibles saques del oponente.

Lamentablemente, el aumento del estrés del partido causó nuevos roces entre Kageyama y Hinata después de intentos fallidos de su mate, sea por falta de coordinación o por el muy habilidoso blocker del equipo de Rizembool. Después del esperanzador y milagroso segundo set, el tercero sirvió como una llamada de atención para los jugadores de Hanasaki de que había demasiado que mejorar en su juego, ya que Rizembool, por más fuerte que fuera, tampoco se encontraba en su mejor momento, y terminaron dándoles la fuerte lección al ganar el tercer set 15-8.

“¡Ga-na-mos~!” canturreó Tendou después de marcar el último punto por una bloqueada magistral de otro fallido mate de Hinata. “Hemos triunfado~ Quebramos sus espíritus~”
“Ya, suficiente,” Arakita le miró con hastío. “Estamos en un partido amistoso.”
“Será un partido amistoso, pero no por ello se debe de tomar con poca seriedad…” Ushijima miró de reojo hacia el equipo perdedor, inmutado. “Ni tampoco se debe considerar a los perdedores en lo absoluto…”

Él continuó su camino a su sitio para tomar un poco de agua, y a distancia Oikawa quiso arremeter contra él por esa frase tan odiosa de su parte, pero Iwaizumi le contuvo. Los otros jugadores también optaron a descansar después de ese entretenido partido, mientras el par frustrado que estuvo esperando su momento en la gloria se marchó con ambos con un brazo encima de los hombros del otro, mostrando hermandad mutua ante tal ‘injusticia’.

“Chicos, reúnanse, por favor,” Suga les llamó. Él notó con lamento cómo todos se tomaban la derrota con molestia y pena, y por ello le tocaba animarles. “Pienso que ha sido un buen partido. Rizembool es un contendor difícil con varios jugadores reconocidos y un equipo bien armado. Hace poco que nos hemos puesto a entrenar y todavía nos toca familiarizarnos mutuamente, pero el segundo set que ganamos es un buen indicativo de que andamos en la dirección correcta.”
“Maldición…” Kageyama comprimió sus puños, con cólera. “No es suficiente… hemos perdido el tercer set desastrosamente…”
“…” Hinata desvió su mirada.
“Vamos, lo que nuestro capitán dice tiene mucho sentido,” Midoriya intentó apaciguarlos. “No se rindan, tenemos que seguir trabajando en conjunto…”
“¿Trabajar en conjunto dices?” le reclamó el pelinegro.
“¡Parece que todavía no aprendes a hacerlo, Kageyama!” exclamó Hinata.
“¡Es imposible trabajar con alguien como tú!”
“¡Dejen de pelear!” les reclamó Nishinoya. “¡Si van a continuar así, no podrán ser buena parte de nuestro equipo! ¡Tenemos que comprometernos mutuamente! ¡Además, los dos han demostrado que pueden trabajar muy bien! También…” él bajó su mirada y negó exasperado. “Podré contestar algunos de los tiros más complicados, pero no soy yo quien debe atacar a los oponentes. Necesito su ayuda para responder, no lo olviden…”
“…” los dos se incomodaron al oír al líbero estrella de su equipo frustrarse ante ellos, habiendo sido él quien había rescatado la mayoría de puntos del tercer set. Ellos desviaron sus miradas y se ahorraron más reclamos.
“Suficiente,” pidió Kenma. “Debemos irnos y relajarnos un poco. Mantener la presente tensión no nos va a ayudar en nada.”
“Sí, pueden ir adelantándose,” dijo Suga. “Iré a despedirme del capitán y agradecerle nuevamente.”

Los del equipo de Hanasaki recogieron sus cosas y comenzaron a caminar para irse. Se esparcieron un poco ya que la mayoría seguía algo frustrada por el resultado. Los nuevos caminaban hacia el final y podían notar los bajos ánimos de todos. Ellos no tenían la misma pasión por el deporte y por lo tanto no estaban tan agobiados, aunque sin duda simpatizaban con la presente situación.

“Hinata cambia cada vez que tiene que enfrentarse a Kageyama,” Sora negó. “Si normalmente es más amable con todos.”
“El vóley significa mucho para él,” Hizumi se encogió de hombros. “Él tiende a hablar con nosotros, pero ahora no lo haría. Es evidente que tiene mucho en su cabeza.”
“Y ya daba la impresión que ese par se llevarían mejor durante el partido,” Soul negó. “Quizás sea mucho pedir.”
“No lo sé…” Sora frunció el ceño. “Los dos son muy apasionados por el deporte y se esmeran lo más posible. Pienso que podrían realmente entrar en sintonía justamente por ello. Aunque supongo tomará tiempo.”
“Hm, buen punto,” Hizumi sonrió. “Mientras no suceda, no se lo mencionamos, ¿sí?”
“Por supuesto,” dijo Soul.

El equipo continuó con el camino para salir de Rizembool e ir a comer algo en Hanasaki U y poder disipar las frustraciones del partido. Les quedaba mucho por hacer antes de poder ser un justificado rival de Rizembool, pero amargos como aquel serían inevitables, y necesarios, antes de lograrlo.


Cho

Vengo con la tercera parte, finalmente *dead*

31.3.


Luego del rápido paseo por el parque, las chicas decidieron ir a Chili’s con tal de dar distintas opciones a cada una para el almuerzo. Se distrajeron un buen rato en compañía mientras Tomo finalmente disfrutaba su ansiada comida, y luego tomaron un bus que les llevaría de regreso a Hanasaki U. Desde ese punto, las chicas se dividirían en distintos caminos para regresar a sus hogares.

Tomo y Osaka se sentaron juntas y se entretuvieron con comentarios de la comida, con la exPrincess abrazando un envase de plástico donde se llevaba un postre para más tarde. Cerca de ellas Reimu y Marisa compartían otro asiento y la miko se encontraba preparando una lista con las cosas inmediatas de las cuales encargarse en su templo, mientras su ‘inquilina’ se quejaba del horario esclavizador que la otra quería impartir.

Cho fue acompañada por Hotaru y Youmu hacia la parte de atrás del bus y las tres se sentaron en el asiento largo hacia el final al haber sido el único disponible.

“…” Youmu revisaba su celular y dio un suspiro. “Yuyuko-sama no ha querido contestar mis llamadas…”
“V-vaya…” Cho se inquietó un poco. “Espero que todo esté bien.”
“Sí, ese no es el problema. Yuyuko-sama no tenía ningún plan o evento importante hoy y si sale siempre me avisa. También hay buena seguridad en mi hogar y todos los empleados están al tanto de ella…” frunció el ceño. “Cuando no me contesta es que está haciendo alguna travesura y no quiere que me entere. Se emocionó de sobremanera cuando se enteró de esta actividad así que no puedo evitar que planeaba algo…”
“Y-ya veo…” la peliceleste sonrió. “De lo que sé de tu señora, supongo no me sorprende…”
“En fin. Pronto regresaré,” le miró de reojo. “¿Tienes planes de entrenar ahora que regreses?”
“Ehh no en verdad,” Cho negó. “Tengo algunas tareas de las cuales encargarme. Mejor hoy, así descanso de la donación de sangre…”
“Cierto, tiene sentido.”
“Aun así, pienso tomármelo más en serio a partir de ahora. Espero que mañana pueda entrenar. Tendré que contactar a Viera-sensei.”
“Puedo ir a la universidad para apoyarte… siempre y cuando Yuyuko-sama no haya hecho algo que requiera mi inmediata atención.”
“Ehh, gracias,” Cho sonrió incómoda. Miró a su otro costado y notó que Hotaru revisaba algo en su celular ensimismada. Lo que sea que había llamado su atención, parecía maravillarle. “¿Qué estás revisando, Hotaru?”
“Oh,” ella se despertó y sonrió un poco. “Perdón, creo que me distraje mucho.”
“No, está bien.”
“Estuve buscando el nombre de aquel joven doctor que conocimos en el lugar de donación de sangre, y me he topado con la sorpresa que es todo un prodigio,” contestó Hotaru. “Sacó su doctorado a los doce años y ha realizado estudios y desempeñado su rol de doctor en distintos países. Siempre se oye de genios, pero uno nunca cree que va a conocer a uno.”
“Vaya, qué sorpresa.”
“Además de ello, algunos de sus trabajos han envuelto voluntariado a trabajos de caridad en zonas necesitadas. Tiene sentido. De lo contrario, no le habríamos visto hoy,” sonrió gustosamente. “Espero poder ser como él uno de estos días. Me encuentro estudiando intensamente con tal de ser una buena doctora.”
“Sé que lo serás, Hotaru,” Cho asintió, convencida. “Siempre has sido una persona tan desvivida por otros y enfocada en ayudar sin importar las circunstancias, además que eres muy inteligente y disciplinada. Tienes todo lo necesario.”
“Hehe, gracias…”
“…” Youmu dio un pesado suspiro y negó. No le gustaba romper los buenos ánimos de las chicas a su costado, pero debía mencionar lo que estaba en su cabeza. “No dudo lo que has encontrado, pero siendo sincera no me convenzo de aquel doctor. Había algo misterioso y extraño en él… no puedo explicarlo.”
“…” Cho se le dirigió. “No me considero la mejor juzgando a otras personas. Creo que sería de las últimas en detectar algo del modo en que tú lo haces, aunque sólo el hecho que ese doctor se encuentre afiliado a Rizembool me da cierta mala espina.”
“A mí también…” dijo la peliblanca.
“De todos modos, no podemos juzgarle por su presente afiliación,” recalcó la peliceleste. “Puede que no tenga nada que ver con los Rebels aun si un rol como el de un doctor o científico tiende a estar involucrado…”
“No sólo lo digo por ser un doctor,” Youmu tensó su expresión. “Su familia tiene un linaje reconocido como luchadores y kendokas, y si bien no tengo mayores detalles, son varios hermanos. El hecho que haya uno afiliado y posiblemente varios de ellos como estudiantes de Rizembool es preocupante. Cualquiera de ellos podría convertirse en un Rebel formidable.”
“Hm…” Cho asintió. Se le notaba pensativa. “Es un poco inquietante, aunque es difícil juzgarlo. No sé qué tan capaz podría ser una persona con habilidad de pelear de unirse a Rizembool.”
“También recuerdo vagamente otro detalle…” Youmu entrecerró sus ojos, intentando recordar. “Creo que hubo cierto escándalo hace ya varios años en el círculo infantil de competidores de kendokas. Si no me equivoco, corrió el rumor que uno de aquella familia había atacado deliberadamente a otro chico fuera de cualquier competencia. Desde ese entonces, parece que han sido una familia bastante reservada. No sé tanto de ellos como de otras familias, y ello incrementa mis sospechas.”
“…” Hotaru bajó su mirada. “No puedo decir que no encontré al doctor al menos un poco sospechoso. Luego de todo lo ocurrido tres años atrás, no hay nada a lo que temo más que a un científico de Rizembool, muy por encima de los Rebels…”
“…” Cho se inquietó por esas palabras y desvió su mirada. De inmediato recordó a la amiga que ellas dos habían tenido, quien había sido presa de una de esas entidades del pasado. Seguía siendo un tema incómodo para ambas, pero lo era más para la futura doctora al haber sido tan cercana a la fallecida…
“Sin embargo, extrañamente, no me pareció una mala persona. Ninguno de los tres lo parecía ser,” Hotaru se estremeció. “Sólo espero que nunca más tengamos que lidiar con otra persona semejante a aquel maligno doctor de hace tres años…”
“…” Youmu se notó incómoda y asintió. “Comprendo…”
“Aquel científico del cual nos habló Tomaj pereció durante la batalla final,” le recordó Cho, con tranquilidad. “No lo volveremos a ver. Todo lo relacionado a él ha terminado.”
“…” la pelinegra asintió, incómoda. “Sí, perdón por mencionarlo, Cho.”
“No te disculpes,” ella sonrió levemente. Aun así, con ese doctor fuera del camino, no sabía qué esperar para el futuro, ya que siempre habría algo asechándoles, pero no iba a inquietar a Hotaru con ese pensamiento.
“…” Youmu se cruzó de brazos. “Tiene sentido… mientras en Hanasaki la magia se origina desde el interior de una HiME, en Rizembool se requieren hacer avances tecnológicos para estar a la par de Hanasaki y permitir que los Rebels ataquen eficientemente. Es… perturbador pensar en lo que Rizembool puede estar ocultando…”
“…”
“Con más razón las HiMEs tenemos que derrotar a los Rebels…” la nueva HiME comprimió un puño y se mostró determinada.
“Esta información no puede alterarte tanto, Youmu,” le aconsejó Cho. “Es como siempre ha sido. Sólo recuerda mantenerte firme y tranquila. No hay punto de prestar mucha atención a lo que está fuera de nuestro control.”
“Lo comprendo, Cho…”
“Aun con todo esto…” Hotaru miró a las HiMEs con una sonrisa. “Me gusta pensar que esta vez todo será diferente. Sé que nos podremos mantener unidas, también que conocemos mejor al mundo y somos más maduras con respecto a la situación. Y ojalá Rizembool también haya cambiado para bien, por más que sigan con su búsqueda por el poder y sean quienes empiezan con la guerra. Hay que esperar lo mejor, lo más reconfortante, lo más saludable…”
“Cierto,” la peliceleste sonrió. “Estoy de acuerdo contigo.”

El bus continuó con su trayecto y el sábado comenzaba a contagiarse con los colores cálidos de la tarde. A las HiMEs les tocaba desear por lo mejor y al mismo tiempo seguir preparándose a ciegas para lo que les esperaba en su camino.


Después del almuerzo entre todos y de tener una superficial y amena conversación, Monaca le había pedido a Tsurumaru que quería ver la playa de cerca y también quiso que Hotarumaru le acompañara, ya que no se habían visto desde hace varias semanas y lo echaba de menos. Así, el peliblanco cargó a la pequeña y la dejó sentada encima de una gran toalla de playa que habían traído, la cual compartió con su amigo pelicenizo para mirar al océano.

Mientras tanto, las chicas y el estudiante asesor habían ido a un puesto de helados a comerse unas raspadillas. No quedaba mucho tiempo antes de que tomaran el bus de retorno a Rizembool U, por lo cual se habían apresurado en comer sus postres.

“¡IHHHH!” Yukko se agarró la cabeza con gran tortura.
“Hahaha, es la tercera vez que te pasa,” Tsurumaru sonrió. “No tienes mucha tolerancia al frío, Hanasaki-chan. Mejor cómelo despacio.”
“S-sí…”
“Pareces tener múltiples debilidades, Hanasaki-chan,” observó Mai. “Se te hará difícil sobrevivir al ambiente de Rizembool de aquella forma.”
“Ehh… p-párala con eso, por favor.”
“Hahaha, ignora a nuestra estimada Mai,” dijo Tsurumaru, entretenido. “No hay nada de malo en que no puedas comer helados rápidamente. Aprovecha para disfrutarlo.”
“Sí, sólo espero que lo termine para cuando haya que subir al bus.”
“Tenemos el tiempo suficiente, tampoco hemos pedido los tamaños más grandes,” comentó Mai, inmutada. “En el remoto caso que aun así no termines, ahí sí tendríamos que preocuparnos de tus posibilidades de sobrevivir como Hanasaki-chan.”
“¡M-Mai!”
“¡Hahahaha! Son tan entretenidas,” el mayor alzó su mirada al cielo despejado. “Sí fue una buena idea salir y tomar un poco de aire, aparte que ustedes siempre me animan.”
“Pues, admito que tú también me animas, pese a que a veces eres cruel conmigo…”
“Haha, me haces muy feliz, Hanasaki-chan,” le revolvió los cabellos.
“Suena a que te aburriste de pasar el día únicamente con tu hija adoptada.”
“Mai, no es mi hija,” Tsurumaru negó, sonriendo incómodo. “Soy más como un hermanastro para ella.”
“Parece que ella te admira bastante, por eso lo digo.”
“Hm, es posible. Nunca se sabe lo que Monaca-chan tiene en su cabeza. Incluso si yo soy fácilmente la persona más cercana a ella, no termina de sorprenderme,” se encogió de hombros. “No que me incomode. La vida sería muy aburrida sin sorpresas.”
“Hotarumaru no se vio precisamente feliz de verle hoy.”
“Si Monaca-chan me hubiera sorprendido con una visita así, yo tampoco lo estaría,” Tsurumaru rió, restándole importancia. “La pequeña es una persona complicada. No lo entenderían.”
“S-suena inquietante…” admitió Yukko, incómoda.
“Aun así, ellos son amigos fuera de las formalidades de ser estudiantes bajo la sombrilla del mismo profesor,” sonrió con ironía. “Sólo que es curioso que tengan que conocer a su amiga más controversial antes que los demás pollitos adorables.”
“Ehh…” y la inquietud continuaba incrementando. Yukko nunca pensó que encontraría a una pequeña de la edad de Monaca extrañamente temible, y eso sólo era basado en los comentarios que recibía sobre ella…
“Quizás Hotarumaru todavía no está acostumbrado a la idea que está creciendo y es cercano a una niña,” comentó Mai. “Los dos se ven bastante compatibles. Podría ser su enamorada.”
“¡Hahahaha!” el mayor se rió a carcajadas. “Ahh, sé que lo dices de broma, pero a Hotaru-bou no le haría nada de gracia. Te entiendo, es divertido molestarle, aunque no lo hagas mucho o te podría resentir.”
“Hm…” Mai se puso a pensar, como quien planeaba hacerlo de todos modos. Yukko le miró frustrada y sintiendo pena por el pequeño.
“Sigamos comiendo nuestro postre,” Tsurumaru miró hacia la alameda encima de la playa. Sabía que los dos pequeños estaban en esa dirección, aunque por la elevación de la ciudad no los veía. “Tengo que ir a recoger a Monaca-chan dentro de poco.”





Los dos habían pasado el tiempo conversando sobre sus amigos, con Monaca hablando en su gran mayoría ya que era ella quien los veía todos los días.

“Hehe, los días en compañía son tan divertidos como siempre,” la pequeña sonrió gustosamente. “A veces me preguntan por ti, aunque tampoco he estado yendo a Rizembool U mucho. Sería bueno que nos dieras una visita en el middle school, ¿no te parece?”
“Me gustaría,” Hotarumaru asintió. Luego de aquella conversación sobre sus amigos, se le notaba animado. “He estado más libre y me he acostumbrado bastante a la universidad. También espero ver a Nagisa. Espero que esté bien.”
“Siempre preocupándote por tu especial amigo. Él también trabaja con Ikari-sensei, no me sorprendería que lo veas en la universidad uno de estos días,” Monaca sonrió ampliamente. “Cualquiera se preocuparía más por alguien que no pisa la universidad, no sé… quizás ese pelirrojo ruidoso, brusco y nada refinado cuyo nombre no recuerdo…”
“…” Hotarumaru frunció el ceño, con leve molestia.
“¡Ohohoho! Tan sensible a que alguien hable mal de tus allegados como siempre. Sabes que bromeo~” el buen humor de la peliverde se vio perturbado por frustración. “Igual que Yagen-niichan. Si tan sólo pudiera cambiar eso en ustedes… aunque mi punto sigue en pie. Cualquier persona normal preguntaría por ese incógnito pelirrojo primero de estar en tu lugar.”
“A él lo veo todos los días en casa. De lo contrario sí intentaría visitarlo seguido…”
“Ah, por supuesto, se me olvidó el detalle que viven juntos. No sé por qué me cuesta pensar en él como alguien remotamente cercano a ti. Será porque siempre me olvido de hasta su nombre.”
“…”
“Está bien, no quiero fastidiarte tanto. Perdón~”
“Deberías ser más amable con otros, Monaca.”
“Hago lo que puedo,” ella asintió. “Oh, antes que se me olvide,” abrió su pequeña cartera y sacó un envase de plástico con galletas. “Preparé estas para ti. Sé que te gustan mucho los dulces y mi repostería, y me encanta preparar bocadillos para todos mis amigos~”
“¡Ohh~!” el pelicenizo se sorprendió y miró las galletas con los ojos brillantes. “¿En serio?”
“Claro. Buen provecho.”
“Hehe, gracias~” él las tomó. “Tengo un bocadillo para el camino de regreso.”
“Sí, mejor termínatelo en el trayecto. Quién sabe lo que ese barbárico pelirrojo haría si ve las galletas~”
“…” Hotarumaru le miró con reproche.
“Haha, perdón de nuevo, no me pude contener,” ella llevó una palma a sus labios, con un gesto travieso y entretenido.
“Monaca…” él le miró con su característico semblante neutro y sus ojos curiosos. “¿Por qué has decidido visitarme hoy?”
“En verdad quería verte, tal y como lo dije antes. No tengo otro motivo.”
“Hm,” él asintió. “Ese puede sí ser tu motivo, pero siento que querías verme para algo. De lo contrario, no te habrías tomado la molestia.”
“El mar también es muy bonito, y no me acuses de stalker,” ella hizo un puchero.
“Serías stalker si no te pudiera ver…”
“Hehe, pero es cierto. Quería verte para hablar contigo. Hay algo que quiero comentarte, y algunas preguntas que quisiera hacerte, pero todo es puramente por curiosidad,” ella sonrió entretenida. “Sabes que Rizembool ha vuelto a soltar a los Rebels para que torturen a la gente de Hanasaki, y para quienes no somos Rebels, se abren bastantes oportunidades debido a esta guerra. Yo pienso tomar una de ellas.”
“¿De que ‘oportunidad’ hablas?”
“Desarrollar tecnología que pueda aplicarse para ayudar en la pelea entre las universidades, por supuesto. Tú sabes que soy muy adepta a la robótica, y no existe nada más divertido y emocionante que esta guerra que se sale de todos los parámetros. Por ello, quería informarte que nos comenzaremos a ver más seguido en la oficina de Ikari-sensei.”
“…” Hotarumaru asintió. “No me sorprende que me lo digas. Debes estar muy feliz por la oportunidad. Siempre has querido ser más cercana a Tsurumaru y Yagen.”
“¡Exacto!” Monaca juntó sus manos y sus ojos brillaron. “Mis queridos hermanos de cariño van a estar más accesibles y me van a supervisar con frecuencia. También haré algo que sí es divertido para variar. Pasear con nuestros amigos no siempre me entretiene, después de todo.”
“…”
“Y esto me lleva a las preguntas que quería hacerte,” la emoción en los ojos de la pequeña se apagó y sonrió con cierto misterio en sus labios. “Rai-kun, ¿en algún momento no te ha parecido raro que Ikari-sensei haya tomado tanto interés en ti como para que seas su alumno?”
“Sí…” él asintió y desvió su mirada. “Sabes la situación en la que estoy, Monaca. Mi padre tiene vínculos fuertes con Rizembool, y por ser el heredero, estoy forzado a envolverme con la universidad, de algún modo u otro.”
“Sí, eso lo sé.”
“Sin embargo, alguien como Ikari-sensei que mira con ojos severos a los luchadores y exalta el conocimiento e intelecto por encima de los Rebels ha estado interesado en mí desde que era pequeño y ha hecho lo posible para que me desarrolle en todas las áreas.”
“Es raro, ¿no lo crees?” Monaca le vio asentir. “Resultaste competente para él, lo cual sólo te ha cargado de más y más exigencias, pero no pareces tener muchos problemas cumpliendo con sus expectativas. Pero no hace mucho me enteré que Ikari-sensei te conseguirá un instructor adepto a manejar oodachis, por más que no tenga nada que ver con lo que él se encuentra investigando. Eso me puso a pensar mucho sobre ti… dime, Rai-kun, ¿en algún momento no te has puesto a pensar qué puede tener Ikari-sensei planeado para ti?”
“…intento no pensarlo demasiado…” Hotarumaru bajó su mirada hacia la arena. “Comprendo que no hay mucho que pueda hacer u opinar al respecto. Tampoco quisiera hacerlo… no sé qué ocurriría si me niego a seguir con lo que mi padre me instruye, aunque lo que temo más es que obliguen a uno de mis hermanos a tomar mi lugar. Sé que yo lo puedo llevar mejor que ellos…”
“También lo pienso así. Eres simplemente capaz y funcional,” Monaca asintió convencida. “Y no sólo por haber tenido tantos años de intensos estudios y entrenamiento. Uno se da cuenta de un prodigio tan solo viéndolo.”
“Me pregunto si él quiere que sea un Rebel…”
“No creo que sea eso precisamente. Ikari-sensei es muy impredecible…” Monaca ahogó una risita. “Aunque puede que sea algo igual de interesante.”
“Es posible…” se desanimó.
“¡Aw! Pero por eso me caes tan bien, Rai-kun. Eres tan inteligente e interesante. Y por más que me gustaría saber qué puede tener Ikari-sensei guardado para ti, espero con gran sinceridad que no sea nada que pueda ponerte en riesgo. Después de todo, somos amigos,” ella se tomó la libertad de reclinarse en él y abrazarle del cuello.
“Monaca…” Hotarumaru se notó incómodo.
“Tú sabes que eres como un hermanito para mí. Eres muy lindo y adorable. Tu falla es que te preocupas demasiado por otros. En Rizembool, y sobre todo en nuestro círculo, no es muy bueno hacerlo, tienes que entenderlo. Aunque no me molesta, porque por ello siempre has sido tan considerado conmigo. También eres tan inteligente, mucho más de lo que aparentas. Después de todo, eres mi único amigo a quien no tengo que andar mintiendo, ¿no? Tú me descubriste cómo soy realmente sin tener que romper mi acto. Los otros que me conocieron de igual forma fueron Tsuru-niichan y Yagen-niichan. Por eso te soy sincera al decirte que me importas.”
“…” desvió su mirada y sintió que Monaca se apoyó en él para soltarle y retomar su posición sentada en la toalla.
“Mientras nada ocurra, asegúrate de divertirte tanto como todos los demás. La diversión es muy importante,” le aconsejó, sonriente. “Y aun cuando algo ocurra, me aseguraré de entretenerte, de algún modo u otro.”
“Tsurumaru tiene la misma mentalidad. No la considero muy saludable.”
“Hehe, él fue quien me la enseñó~ y pienso que es lo más saludable en nuestra posición. Tú también eres una persona muy relajada, Rai-kun, por algo eres uno de los pocos que pueden cumplir con lo esperado por Ikari-sensei, pero necesitas serlo más si quieres lidiar con todo el estrés que tienes sobre tus hombros. Es una recomendación.”
“…” él dio un pesado suspiro.
“Eso realmente era lo que quería conversar contigo. Ha sido agradable,” sonrió contenta. “Ahora sólo me queda disfrutar del mar. No vengo muy seguido, y me alegro tanto de estar en una playa prácticamente vacía para variar. Así sí es relajante…” miró de reojo a su amigo, quien miraba el mar con su clásica curiosidad. “Rai-kun, ¿a ti te gusta el mar?”
“Hm,” asintió. “Tranquiliza, refresca, entretiene y posee un aroma que no detectas en otros lugares. No soy tanto de nadar en el mar, prefiero contemplarlo.”
“Sí, lo imaginaba, esperaría que aquel barbá-”
“Suficiente.”
“Hehe, que él sí sea más de meterse al mar,” completó lo que iba a decir con una pequeña corrección. “Sí, es bonito. Nunca me metería, pero es tranquilo. Claro, sólo al inicio. Después se vuelve aburrido con facilidad.”
“Tenemos observaciones distintas, Monaca.”
“Lo sé, tú serías de mirarlo todo el día y disfrutar de la tranquilidad. Eres como un anciano, y lo digo como un cumplido,” le sonrió. “Hoy te daré la razón porque no recuerdo la última vez que vi al borroso horizonte como lo estoy viendo ahora.”
“Es refrescante salir, incluso para alguien que no lo hace muy seguido,” comentó. “Te recomendaría que lo hagas más. Es bueno para ti.”
“Gracias~” asintió. “Ahora que estaré más metida en la oficina de Ikari-sensei, tendré que salir con frecuencia para despejarme. Ustedes tres entrenan para disipar el estrés luego de horas de trabajo, así que yo tendré que encontrar un pasatiempo. Sin embargo, no hay mucho que una niña como yo en silla de ruedas pueda hacer por su cuenta.”
“Es verdad,” Hotarumaru asintió, apenado. “Aunque puedo llevarte a pasear de vez en cuando. Sé que Nagisa también estaría encantado de acompañarte,” sonrió un poco. “Sería una buena oportunidad para que él se relaje.”
“Hehe, es muy cierto, ustedes dos han sido siempre tan lindos conmigo, y Shingetsu-kun no cuida muy bien su salud por estar tan enfocado en sus estudios. Buena idea, Rai-kun. Lo esperaré con muchas ansias.”
“Claro,” él se acordó de un detalle, y abrió un pequeño saco que traía consigo y lo vació para revelar su botín del día. “He recolectado varias conchitas de mar durante mi trabajo. Te puedes quedar con algunas si quieres.”
“Ohh, qué considerado de tu parte,” Monaca agarró las tres más cercanas y su amigo guardó las demás luego de que escogiera algunas. “Has recolectado varias.”
“Son bonitas~”
“Pese a tus habilidades, tienes un alma sensible. Es admirable, aunque no quisiera que mi querido amigo fuera considerado afeminado.”
“¿Tú crees que lo soy? Hm, bueno, no me importa mucho en verdad…”
“Haha, lo digo por tus gustos. Aunque a mí no me gustan las personas aburridas y predecibles, y por eso me encanta cómo eres. No eres tan simple como nuestros amigos.”
“Suenas a un poco juiciosa,” negó, frustrado.
“Oh, no es mi intención en lo absoluto~” sonrió gustosa y tomó las conchitas. “Son tan bonitas y tienen lindos colores. Gracias por dármelas.”
“No me lo agradezcas. En parte no debería llevarme tantos souvenirs a casa.”
“¿Hm?” le miró intrigada.
“No agarré las conchitas de mar sólo porque son bonitas. Son recordatorios. Siempre que los vea en mi habitación, los asociaré con mi visita el día de hoy y con lo que viví aquí,” él sonrió tranquilamente. “Conforme vivo el día a día, colecciono recuerdos y objetos significativos. Es una manera divertida de hacerlo.”
“Ya veo,” sonrió comprensivamente. “Hehe, tiene sentido.”

Hubo una pequeña pausa entre los dos, y Hotarumaru miró hacia el mar. Monaca se había mostrado ligeramente más meditativa luego su comentario sobre los souvenirs. La conocía bien, y sabía que era una señal de que tenía algo especial en su mente. Le tocaba oírle… algo que, en esas circunstancias, no era muy agradable, pero como su ‘amigo especial’, la peliverde se reservaba apariencias con él con frecuencia…

“No me gustan los recuerdos, para nada. ¿Lo sabías, Rai-kun?”
“…no me sorprende.”
“Hmhmhm~ no creo que sepas muchos detalles sobre mí, pero eres muy listo. La memoria es útil, pero cuando no lo es, realmente la odio. Todos venimos de algún lado y se puede decir que son nuestros pasados quienes nos han formado en quienes somos, pero no hay punto en pensar y obsesionarse sobre algo que no existe,” Monaca alzó su mirada al cielo. “Una vez uno es, no importa mucho cómo uno llegó a ese punto ni aquello que ya no existe.”
“…”
“Es por eso que vivo en el presente,” regresó a sus ánimos y entusiasmo de siempre. “La vida es tan divertida, y se vuelve mucho más entretenida cuando dejas de prestar atención a lo que no es importante. Eso es lo que Tsuru-niichan me enseñó cuando era pequeña. Estoy completamente de acuerdo con él y por ello me divierto tanto todo el tiempo…” sonrió ampliamente. “…él también odia a los recuerdos, al igual que yo.”
“…” Hotarumaru bajó su mirada a la arena.
“Sin embargo… Yagen-niichan está obsesionado con los recuerdos… y ni siquiera con sus propios recuerdos…” Monaca hizo un puchero, inconforme, y miró a su amigo. “Lo que él está intentando hacer… ¿lo sabes? Es imposible. Es inútil. Él lo sabe bien, es muy inteligente, y no me hace falta preguntarle. Pero no deja de tener un lado preocupado. Por eso debe dejar de preocuparse tanto. Él debería odiar el pasado tanto como nosotros.”
“…”
“Pero está bien… funcionará, tarde o temprano,” su sonrisa se tornó inquietante y abrió sus ojos de sobremanera. Había una fascinación incomprensible que le poseía, una ya familiar para quien se encontraba oyéndole. “Para que a él le importe tanto algo que sabe que ya se perdió, que ya no existe… lo enloquecerá en algún momento, y será ahí que comprenderá que nunca importó para nada. Es agradable… pensar que mi niichan será igual que yo uno de estos días. Se ha vuelto demasiado suave últimamente. Está pasando mucho tiempo con su familia… pero no importa, porque su cercanía a ellos terminará pronto…” en medio de su emoción, Monaca agarró dos de las conchitas y las juntó agarrándolas entre dos dedos. Comenzó a poner una fuerza que incrementaba lentamente, probando cuánto podrían resistir. “Nada es permanente, ni siquiera estas hermosas conchitas de mar que has recolectado. Es una lástima, porque podrían haber durado más que nuestras propias vidas de ser dejadas en la orilla.”
“…” luego de esas palabras, Hotarumaru vio que Monaca logró quebrarlas y romperlas juntas al haber aplicado la suficiente presión. Él sólo negó con leve frustración.
“Mis niichans me entienden, y soy la única que los entiende también… Pero ellos son tan amables que se están olvidando a sí mismos,” Monaca bajó su intensidad y volvió a sonreír con cordialidad, pero su pequeño monólogo no había acabado aún. “Por eso, tomaré esta oportunidad para ser más cercana a ellos… y recordarles… recordarles lo increíble y cautivador que es este sentimiento mutuo que llevamos por dentro… que otros temen grandemente… el que nos hace una familia y más cercanos que los demás… se los recordaré.”
“Mo…” Hotarumaru se sorprendió un poco cuando Monaca agarró una de sus manos con las suyas, y la alzó. Ella le sonrió simpáticamente.
“Y espero que pueda enseñártelo a ti también algún día, tú que eres similar a nosotros, pero que te falta mucho todavía por comprendernos… mi querido amigo que en verdad me importa,” ella cerró sus ojos con una extraña paz y dicha interna. “Lo tan sincero y valioso que es este sentimiento que todos temen, pero que es lo más humano y absoluto que se puede sentir…” susurró suavemente. “Despair…”
“…”
“Sé que, tarde o temprano, luego de muchas cosas… será este sentimiento el que te mantendrá dichoso, y con vida…”
“…” él se soltó. “Es suficiente, Monaca.”
“Hehe,” ella sonrió traviesamente. “No eres fácil de inquietar, ¿no es así, Rai-kun?”
“…”
“Fui sincera,” ella tomó la conchita que le quedaba y sonrió. “No me gustarán los recuerdos, pero es una dedicación de mi querido amigo que es parte del presente. En tu honor, me aseguraré de cuidarla muy bien. Pensaré en ella como si fueras tú.”
“No tienes que hacerlo si no quieres.”
“Está bien, ya lo he decidido,” ella guardó el recuerdo en su carterita. “Sólo no olvides lo que te he dicho. Apenas te encuentras aprendiendo más de nuestro entorno. Tsuru-niichan me dijo que ha empezado a confiarte algunas cosas. Por ello, conforme nos vayas conociendo mejor, sé que entenderás mis palabras, y por qué este sentimiento es tan importante para nosotros.”
“…”
“Parece que nuestra conversación terminó,” ella se volteó para ver a los tres mayores caminar por la arena hacia ellos, y saludó con la mano a Tsurumaru luego de que él lo hiciera.
“Dale mis saludos a los demás, por favor.”
“¡Por supuesto! Tú sabes que tengo muy buenos modales. Y haz el intento de visitarnos en vez de estar prendido en la universidad. No te olvides que sigues siendo un niño.”



“Bueno, pequeños, hora de irnos,” anunció Tsurumaru, con una sonrisa. “Monaca-chan, espero que no hayas fastidiado demasiado a Hotaru-bou.”
“No digas esas cosas, Tsuru-niichan. Mis momentos con Rai-kun siempre son tranquilos y agradables. ¿No es así, Rai-kun?”
“Son momentos interesantes,” él le miró de reojo con cansancio. Tanto Monaca como Tsurumaru rieron un poco.
“Bueno, tienen que retirarse de la toalla que debo guardarla,” dijo Tsurumaru.
“Eh, sí,” el pelicenizo se levantó.
“Tsuru-niichan, tú sabes que no puedo caminar…” reclamó Monaca.
“Tienes razón,” el mayor se agachó y agarró la toalla de uno de los lados angostos. “Pero no te preocupes que la jalaré con fuerza y haré que aterrices espléndidamente en la arena.”
“¿Ehhh? ¡Tsuru-niichan no seas malo!” lloriqueó, haciendo un puchero.
“¡Vamos, será divertido!”
“¡No!” ella se aferró a la toalla. “¡Vas a ensuciar mis ropas! ¡No me gusta la arena!”
“Empecemos el conteo. Uno, dos…”
“¡He dicho que no! ¡Detente! ¡Le diré a Yagen-niichan que te castigue! ¡Noo!”
“¡Hahahaha!” él soltó la toalla y se puso a reír. “¿Me crees capaz?”
“Sí eres capaz de hacerlo,” Hotarumaru dio un suspiro. “Pero dejen de jugar, no es el momento.”
“Si Monaca-chan detesta tanto la arena, entonces me puedes ayudar, Hotaru-bou,” comentó mientras levantaba a la pequeña.
“¿Qué quieres decir?” él ladeó su cabeza y vio al mayor acercarse.
“Levanta a tu amiguita en tu espalda mientras empaco la toalla, ¿me haces el favor?”
“¿Eh? P-pero…” él no se pudo negar porque ni bien Tsurumaru estuvo cerca de él, Monaca le abrazó del cuello para prevenir que se escape.
“Esta es tu primera vez cargándome, ¿no? ¡Qué alegría!”
“…” a Hotarumaru sólo le quedó levantarle mientras esperaba al otro. Él sintió un tic en la ceja y el peso encima le hacía hundirse en la arena. “No puedo…”
“T-te puedo ayudar,” se ofreció Yukko, quien de todos modos estaba impresionada de la fuerza del menor.
“Estoy bien, gracias,” le contestó Monaca el lugar del pequeño. “Rai-kun está haciendo un excelente trabajo. No queremos estropearlo.”
“…” este se reservó comentarios, aunque se notaba incómodo.
“Es evidente que Hotarumaru puede hacerlo,” dijo Mai. “Digno de una persona que maniobra una oodachi y que en su canon debería tener forma de un adulto de impresionante altura, pero que por algún moe motivo no lo es.”
“Mai-neechan,” él le miró con incomprensión.
“Hahaha me encantan tus comentarios extraños y espontáneos,” Tsurumaru sonrió gustosamente mientras terminaba de doblar la toalla y guardarla en una bolsa de tela. “Okay, Hotaru-bou, déjame quitarte la pesada carga de encima.”
“Tsuru-niichan,” Monaca hizo un puchero y cambió de espaldas al colgarse del mayor.
“Ya estamos,” ni bien recogió a su protegida, Tsurumaru se dirigió a los demás con sus ánimos de siempre. “Aquí nos despedimos. No regresen muy tarde al bus, ¿sí?”
“Tenemos algo de tiempo,” comentó Mai.
“Nos vemos el lunes,” dijo el pequeño.
“Y nos veremos posiblemente dentro de poco,” dijo Monaca a los tres. “Hehe, ha sido un gusto conocerlas, chicas~”
“Igualmente,” Yukko asintió. Ello terminó con las despedidas y el peliblanco cargó a la pequeña hasta las escaleras, donde la hizo sentarse en su silla de ruedas para ir de regreso.
“Vamos,” les dijo Mai, quien también caminó hacia la salida. “Ha sido suficiente playa por hoy.”
“Eh, sí,” Yukko sonrió y miró al pequeño. “Ohh, ¿de dónde sacaste esas galletas?”
“Monaca me las invitó. Es muy buena repostera,” dijo el pequeño, sonriendo un poco. “Tengo un bocadillo para comer de regreso.”
“Hehe, no sé si se permitirá comer postres en el bus, pero espero que sí. Aunque qué lindo que tu amiga sepa hacer galletas e invite a otros.”
“Podría invitarte una…” él desvió su mirada, un tanto incómodo.
“Hahaha, no te preocupes por mí, lo comprendo. Tú disfruta de tu botín. Oh, Mai se nos está adelantando mucho. Tenemos que seguirla.”

Ellos llegaron a la alameda y caminaron en el sentido opuesto hacia el punto de encuentro con los demás estudiantes que participaron en la limpieza. A lo lejos, pudieron ver el bus ya estacionado a un lado de la calle y algunos estudiantes esperando a que lo abrieran, pero todavía faltaban unas personas más. Yukko sonrió gustosamente por haber tenido otro día divertido y variado con su nuevo grupo de amigos que no dejaban de serle interesantes. Sentía que recién estaba conociendo bien su entorno, pero no paraba de llevarse interesantes sorpresas y tenía un buen presentimiento al respecto. Para variar, comprendía las insistencias de Tsurumaru de divertirse y buscar las sorpresas presentes en la vida.

Pero ella se extrañó cuando miró a Hotarumaru caminar cabizbajo a su costado. Le inspiraba una tenue pizca de tristeza, lo cual se le hacía raro, ya que el pequeño siempre era o muy tranquilo o un tanto positivo.

“Eh, ¿estás bien?”
“Mo…” él reaccionó y le miró algo avergonzado. “Todo bien, Yukko. Gracias por preguntar.”
“¿Seguro? Si necesitas algo, sabes que puedes contar conmigo.”
“Sí, muchas gracias, él asintió y le sonrió un poco. “Supongo… es sólo un poco de lo mismo.”
“¿Hm?” no sabía cómo interpretar esas palabras. Sólo esperaba que no fuera un tipo de inquietud reincidente en su amigo.

No tardaron en llegar al punto de encuentro, y les tocó esperar a los estudiantes que faltaban antes de partir en dirección a la universidad. Luego de aquella actividad e inesperado encuentro, les tocaría un fin de semana más tranquilo.


Unas tres horas después, el atardecer comenzaba a presenciarse en el cielo, para dar inicio a la noche. La donación de sangre en el parque de la ciudad había terminado hace ya más de dos horas, y luego de ayudar con la organización, los encargados de la cruz roja insistieron que se encargarían de los últimos detalles y permitieron a todos los voluntarios retirarse prematuramente. Debido a ello, los hermanos fueron camino a su hogar, sin antes detenerse por una pastelería para comprar un postre.

Luego de tomar un par de buses y caminar varias cuadras, finalmente llegaron al complejo residencial donde vivían. Era una zona exclusiva y altamente vigilada al haber residencias de familias de clase alta y en muchos casos reconocidas. Por ello, había un buen mantenimiento a las plantas, las pistas y las veredas, aunque a esas horas del sábado, ese seguro y hermoso lugar se encontraba particularmente desolado.

“Haha, a veces me pongo a pensar que somos los únicos que venimos caminando de paseos,” comentó Namazuo, entretenido. Él traía el pastel que habían escogido de la pastelería y una bolsa con distintos souvenirs de la feria que hubo frente al puesto de la cruz roja.
“Es un buen ejercicio,” comentó Yagen, quien leía hojas de un fólder manila mientras caminaba.
“Y eso que les ofrecí conducir al parque en la mañana. Te hubiera recogido de Rizembool.”
“No fue necesario,” el doctor le miró con cansancio. “Además se te ocurrió comprarte un auto deportivo. No es el apropiado para más de dos pasajeros.”
“No seas aguafiestas,” sonrió traviesamente. “Y tú eres bastante pequeño para ir cómodamente en la parte de atrás, hermanito~”
“No exageres,” frunció el ceño. “Tampoco simpatizo con tu estilo de manejo.”
“¿Ehh? Pero estoy seguro que soy el más rápido conduciendo de todos en casa.”
“Ese no es el punto…”
“Eres imprudente…” resumió Honebami, inmutado. El peliblanco seguía de atrás a sus hermanos, aunque su visión estaba enfocada en el nudo atado a su índice, el cual provenía de un globo de helio que Namazuo le había regalado al salir del parque.
“Pues…” su mellizo sonrió frustrado. No podía negar mucho esa observación, aunque ver a su retraído hermano todavía distraído con el globo le hizo ignorar esa indirecta llamada de atención. “Hehe, me alegro que sigas disfrutando de tu obsequio~”
“Nn…” el mayor alzó su mirada con inquietud. “No era necesario…”
“Hay muchas cosas que no son necesarias, ese no es el punto,” le dio un guiño y luego le agarró de un brazo para jalarle. “Te estás volviendo a quedar atrás. Ven, camina a mi altura.”
“…estaba manteniendo vigilia. Sirve mantener una posición distante en caso de emergencia,” comentó mientras era jalado. Él no opuso resistencia.
“Los tres seríamos igual de responsables en esos casos extremistas. Relájate un poco,” Namazuo le sonrió animado. “Y ten un poco de fe en mí. Habré descuidado mi entrenamiento últimamente, pero sabes que soy un guerrero innato. ¡Hasta podría hacerle competencia a Ichi-nii~!”
“…” Honebami le miró con impaciencia y leve molestia.
“Ehh…”
“Te atreves a compararte a Ichi-nii…” le miró de soslayo. “Imperdonable…”
“¡B-bromeo, por supuesto! ¡Vamos, Honebami, no te pongas así! ¡Ichi-nii es nuestro hermano inalcanzable, todos lo sabemos!”
“…”
“N-no me mires así, lo siento…”
“…” Yagen les observaba conversar de reojo y sonrió tranquilamente. Por más que Namazuo pudiera ser caótico y un poco incontenible, sin duda sabía cómo encargarse de Honebami, al punto en que le hacía expresarse más de lo usual. Para variar, le hacía bien darse un descanso y pasar tiempo con sus hermanos, ya que para él cada uno era único y especial a su manera.
“¡Yagen!” Namazuo se dirigió a su hermanito con muchos ánimos. “Sí te vas a quedar hoy en casa, ¿cierto?”
“Sí, ya le prometí a Ichi-nii…” contestó, rendido.
“Bien. Si intentas escaparte, te apresaré~ sería divertido organizar una cacería con nuestros hermanitos.”
“No lo harás…” sentenció Honebami.
“Haha, no lo haría, tú tranquilo. La idea de hoy es tener una muy agradable hora de té para variar y compartir en familia,” alzó el postre. “Por eso tuve que comprar esta exquisitez.”
“Los precios de esa pastelería eran exorbitantes. No lo considero necesario,” Yagen negó. “Necesitas aprender el valor de las cosas.”
“Hay muchas cosas que valen el costo. Además, tendrías que ver a nuestros hermanitos. Todos se están volviendo muy elegantes y refinados con sus gustos,” asintió convencido y animado. “Sé que se maravillarán cuando vean la gran calidad de la tarta.”
“¿En serio? He visto semejantes en el área de postres de diversas cafeterías de Rizembool…”
“¡Debes estar bromeando!” Namazuo se escandalizó y negó frustrado. “Hay una diferencia abismal, no lo compares con los postres de cortesía del menú básico. El majestuoso Dr. Toushirou debería ser más refinado…”
“Hmhm,” Yagen rió para sus adentros. “No lo soy, para nada. Ser doctor me ha forzado a ser una persona extremadamente práctica, organizada y pulcra, pero no me considero elegante en lo más mínimo,” cerró el fólder manila y lo tomó con su zurda para sacar su daga con la diestra.
“¡Ehh!” Namazuo se asustó por esa repentina acción, aunque no tardó en notar que el otro lo hizo con completa comodidad y sólo alzó la daga encima de su rostro para mirar al filo.
“No soy especial en mis gustos ni demando comodidades. Si no hubiera sido un doctor, muy probablemente me habría enlistado en el ejército,” el menor vio sus ojos reflejados en su arma y sonrió satisfecho. “Es lo que se esperaría de nuestro linaje. Muy por encima de nuestras preferencias, los Toushirou siempre hemos sido extremadamente aguerridos, y eso es algo que he heredado de nuestros antepasados.”
“Tiene sentido…” Honebami asintió, mirando con unos ojos casi idos a la cuerda del globo tensarse repetidamente por un movimiento constante de su índice.
“Te ves extrañamente cómodo hablando de cosas así, Yagen,” Namazuo negó.
“Es agradable admitir lo que soy,” el menor le miró de reojo, entretenido. “Por mi ambiente de trabajo, no siempre tengo la oportunidad.”
“Bueno, al menos me has dado otra razón para que no andes esclavizado con tus investigaciones en Rizembool~ Nuestros hermanitos no dejan de preguntarme por ti, y también sería bueno para ti que te relajes y despejes un poco más. Como un académico, tu horario de trabajo debe ser un poco más flexible, ¿cierto?”
“No entenderías todo lo que tengo que hacer, Namazuo…”
“Ya varias veces te he ofrecido mi ayuda al menos ayudándote a ordenar tus archivos, pero no te gusta que te visite en tu oficina. Y eso que sí dejas que Honebami te asista.”
“Honebami es una gran ayuda porque sí tiene toda la habilidad e intenciones de hacerlo,” Yagen dio un pesado suspiro y miró a su hermano mayor con reproche. “Tú te pondrías a jugar con mis instrumentos y probablemente extraviarías y ensuciarías todos mis fólderes.”
“Aw, resiento que no confíes en mí,” negó y le sonrió ampliamente. “Vamos, dame ese fólder que traes contigo.”
“No…” por instinto, lo alejó del otro y guardó su daga en caso que necesitara su mano libre para empujarle a un costado. “Si bien sólo contiene una copia de un archivo científico referente a un estudio que ha llamado mi atención, es la única tarea que me he dado para esta noche, y no permitiré que lo extravíes.”
“Hehe, para variar no sería malo porque necesitas relajarte hoy. ¿No te parece, Honebami?”
“No tengo comentarios al respecto…” respondió monótonamente, todavía mirando a la cuerda.
“Ehhh…” su mellizo le miró con una sonrisa frustrada en su rostro. Verdad que él nunca se metía en lo que categorizaba como ‘discusiones familiares’. “Está bien. Quizás nuestro hermanito sea de esos workaholics que si los dejas sin trabajo les da un breakdown… pero insisto. Tenemos que salir a pasear a algún lado. Vamos a ese parque de diversiones que nuestros hermanitos quieren visitar con tantas ganas. ¡Oh, podría ser mañana!”
“No gracias, ustedes disfrútenlo sin mí…” Yagen negó.
“Los domingos son el peor día…” comentó Honebami.
“Y no recomendaría que lleven a Honebami tampoco,” concluyó el doctor. “Esos lugares tienden a estar mucho más llenos de personas que el parque de donde venimos.”
“Está comenzando a volverse difícil sacarlos de Rizembool…” Namazuo hizo un puchero. “Y con Ichi-nii también muy ocupado con sus estudios y nuestros otros hermanos contemporáneos ausentes soy el único mayor presente en casa. ¡Oh, no me quejo del todo! Me gusta acaparar la atención de nuestros pollitos, pero en serio les echo de menos.”
“…” Yagen dio un suspiro. “No te andes desanimando, Namazuo. Tu buen humor es una de tus fortalezas. Además, dentro de poco nuestros hermanos regresarán,” sonrió con nostalgia. “Será como los viejos tiempos…”
“Hehe, es muy cierto…” asintió entusiasmado. “La casa volverá a estar llena de vida, y seguro tendrán muchas cosas interesantes que contarnos. Nosotros también tendremos tanto que decirles de la universidad y lo nuevo por la zona. ¿No es emocionante, Honebami?”
“…”
“¿Honebami?”
“Hm…” este se había quedado mirando al globo, y reaccionó para mirar a su hermano con mínima desorientación. “Perdón, perdí el hilo a la conversación…”
“Y luego dices que mantienes vigilia…” dejó caer sus hombros, rendido.
“Namazuo comentaba lo animado que se encontraba por el retorno de nuestros hermanos,” reportó Yagen, con paciencia.
“…” Honebami asintió, inmutado. “Será agradable…”
“¿Verdad?” Namazuo sonrió. “Tenemos que planear alguna salida. Y tendré especial consideración con los dos. Sé que no les simpatizan lugares concurridos, así que intentaré pensar en algo especial. Mientras los Toushirou estemos juntos, es todo lo que importa~ ¡Ah, podríamos ir a una zona bohemia que conozco en el centro de la ciudad!”
“¿De qué hablas?” Yagen le miró con reproche. “Nunca expondría a nuestros hermanos menores a un ambiente que puede ser descrito como bohemio.”
“Haha, eso es sólo de noche, y pertenece a un distrito muy seguro. Y ya fui con ellos una vez después del colegio,” el pelinegro mayor sonrió gustosamente. “Encontramos una tienda con fachada occidental de crepes escondida demasiado deliciosa y cerca de una pileta antigua que da toda la impresión de que uno se encuentra en algún rincón de Europa. Debiste haberles visto comer sus crepes. Nutella fue el ingrediente favorito ese día~”
“Me alegro que lo disfrutaran…”
“Suena a que le restas importancia. Debes saber lo rico que los crepes quedan con nutella.”
“No. Si mal no recuerdo, la única vez que comí un crepe en mi vida era salado,” Yagen negó. “Y no sé qué es aquello a lo que llamas nutella.”
“¿Qué?” Namazuo se sorprendió y miró al otro en shock. “¿Qué has dicho?”
“¿Por qué pones esa expresión?”
“¡No puedo creer que no hayas probado nutella en tu vida y ni sepas qué es! ¿Bajo qué roca te encuentras viviendo en Rizembool?”
“No hagas un escándalo…”
“¡Tengo que hacerlo! ¡Es extremadamente increíble! ¡Tienes que aprender las exquisiteces de la vida y probar de todo un poco!”
“Te he dicho que no me presto para cosas refinadas.”
“¡Pero si nutella no es refinado! ¡Es un ingrediente demasiado común que encuentras en cualquier supermercado!” miró a su mellizo. “¡Honebami, Yagen no ha probado nutella! ¡¿Has oído?!”
“…” este ladeó su cabeza. “Namazuo, ¿te encuentras bien?”
“No me digas que tú tampoco. Nos acompañaste esa vez.”
“…” asintió. “Es delicioso. Sin embargo, no comprendo la importancia que le das.”
“No te molestes en comprender…” negó Yagen, frustrado.
“Esa es una tercera razón para que nos acompañes más seguido, hermanito…” Namazuo le dio el pésame. “Vives sinceramente en un cruel y gélido mundo, pero no tienes que preocuparte más.”
“No me preocupo…” el doctor sintió un tic en la ceja.
“Tu hermano mayor te sacará uno de estos días y te comprará un crepé especial con extra nutella~” le sonrió. “Y te dará tu postre, te tomará una foto, lo posteará en Facebook y te taggeará. ¡Oh! ¡Le pediré a Tsurumaru que me ayude a difundirlo! A él le encantan estas cosas.”
“No te atrevas, Namazuo…” le miró con cólera y golpeó su brazo para que le soltara. Siguió con el camino a un paso más acelerado. “No pierdas el tiempo con tonterías y sigue caminando.”
“No me tomes tan en serio, hermanito…”
“…” Honebami miró a su mellizo de reojo. “Yagen ha estado particularmente molesto con Tsurumaru-san estos últimos días…”
“Hehe, no sería la primera vez,” asintió ante el update y fue a alcanzar al menor. “Pero olvidando todo lo de difundir una foto tuya comiendo un crepe con nutella, realmente quisiera invitarte el postre. Rara vez puedo actuar como tu hermano mayor, así que me haría mucha ilusión.”
“No es necesario que lo hagas, y deja de colmar mi paciencia.”
“De todos modos ocurrirá tarde o temprano. Puedo pedir a los pequeños que me ayuden. A ellos te es más difícil decirles que no.”
“¿Qué clase de obsesión tienes con la nutella?” le miró con incomprensión.
“Sólo quiero pasar más tiempo en compañía,” sonrió con simpleza.

La conversación les llevó a la entrada de su casa. La residencia era gigantesca y los propietarios contaban con un largo trayecto que terminaba en la entrada de la impresionante mansión de los Toushirou, donde ellos vivían con todas las comodidades y facilidades imaginables.

“Listo, estamos aquí~” canturreó Namazuo mientras sacaba una tarjeta con la que abrió la pequeña puerta para personas. “Y justo a tiempo para preparar el lonche, ¿no les parece?”
“…” Honebami cerró sus ojos y jaló de la cuerda del nudo para deshacer el amarre. Lo tomó y lo extendió hacia su mellizo.
“¿Eh? ¿Qué sucede?”
“Iré por un corto paseo. No demoraré.”
“¿Qué? ¿Luego de toda esta caminata?” frunció el ceño. “Te acompaño.”
“No será necesario…” respondió girándose para irse por donde habían llegado. Él soltó la cuerda, esperando que el otro la tomara.
“¡O-oye!” Namazuo tuvo que saltar para detener al globo antes que se fuera volando hacia el cénit, y miró incomprensivamente al otro alejarse. “¿Por qué está haciendo eso?”
“Por qué será…” Yagen se encogió de hombros. “Namazuo, ve llevando el postre a la cocina. Le seguiré de lejos para vigilar que no se aleje demasiado.”




Luego de retirarse y alejarse una prudente distancia para no ser visto, el peliblanco empezó a correr y no tardó en aterrizar sobre un muro de un salto para alcanzar las ramas de un árbol y continuar con su trayecto. Su movilidad era envidiable y un tanto inconcebible para la persona común, y luego de cubrir una corta distancia, llegó a un árbol grande y frondoso donde se detuvo y se mantuvo vigilante de sus alrededores.

“Revélate…” ordenó con su voz inexpresiva, pero con una frialdad adicional en su tono. Ante él, no tardó en aparecer la persona que había detectado.
“…” Izuru aterrizó en una rama frente a la suya y le miró intensamente.
“¿A qué se debe tu venida?” le preguntó, inmutado. “Yagen estableció los límites de tu presencia con claridad.”
“He venido a hablar contigo,” se explicó, con la misma inexpresión de su oyente. “No he roto los límites que mencionas. Supe que mi presencia sería lo suficiente para invocarte, sin resultar en ser visto por los otros miembros de tu familia.”
“De todos modos, no comprendo tu insistencia en venir para hablar durante el fin de semana,” cerró sus ojos. “No detecto que hayas venido bajo ninguna urgencia…”
“Es más fácil para mí manifestarme durante los fines de semana. Tú comprendes mi situación.”
“…” asintió. “Dime…”
“Mis motivos te parecen irracionales. Sin embargo, me encuentro en la presente misión de encontrar un sentido a mi rol como Rebel y encapsular todo conocimiento relacionado.”
“…continúas persistiendo en tu búsqueda de razones…” observó, inafectado.
“No…” negó. “Mi motivo por ser Rebel es obedecer órdenes de mi superior. Lo que busco es el sentido, lo que llevó a todo aquello más allá de mi persona a que existiera el rol de Rebel, la guerra de Rizembool contra Hanasaki, y, por extensión, mi propia existencia. No existe ninguna respuesta que satisface mi búsqueda. Estoy encontrando únicamente pensamientos encontrados y ambigüedades que no me brindan respuestas.”
“…” Honebami desvió su mirada. “No lo entiendo…”
“…”
“Lo que buscas no te será útil en llevar a cabo tu rol. Y al final, no importa aquello que buscas. No tienes opción alguna en tu presente posición. La vida de tu HiME es también un concepto que no te importa en lo absoluto…”
“…” Izuru alzó una ceja. “No estamos hablando sobre mi enemiga. Tienes razón en decir que no me importa en lo absoluto. No me importan las personas en general. Pero ello no tiene nada que ver con lo que estamos hablando.”
“…” volvió a mirarle.
“Ya me he explicado. Deseo comprender aquello que los humanos consideran tan importante del conflicto y encontrarle una explicación. Considero que lo que realizo, por más que sean órdenes es ineficiente. Mi propia orden también. Fui explícitamente indicado que peleara contra mi HiME, mas que no la eliminara. De lo contrario, ya lo habría hecho.”
“…es una orden bizarra, y contradictoria,” Honebami asintió. “Sin embargo, no tenemos opción de cuestionarla.”
“…”
“Estás en el deber de cumplir con lo que se pide…” le apuntó para marcar su punto. “Yagen ha sido quien te asignó como un Rebel y quien te dio todas las pautas a seguir. Tu deber es adherirte a lo que se te pide, por más ilógico que parezca.”
“¿Qué es lo que piensas sobre mi situación?”
“No tengo comentarios al respecto…”
“…”
“Sólo sé que es mi deber supervisarte y limitarte en caso que salgas de los parámetros establecidos,” recalcó, con leve severidad. “Si no obedeces e importunas a Yagen de algún modo, me veré obligado a herirte nuevamente. Es aquel el rol que debo cumplir, lo sabes.”
“…”
“Entonces…” bajó su brazo y regresó a su inmutabilidad. “¿Cómo tu búsqueda por el sentido me envuelve? ¿A qué se debe tu interés en hablar conmigo?”
“Por más que unas de mis habilidades sean la adaptabilidad y el rápido aprendizaje, continúo siendo un Rebel con poca experiencia de pelea y puede que aquello ayude en mi comprensión. He venido para solicitar más entrenamiento.”
“No soy yo a quien debes solicitar…” le contestó pausadamente. “Ello debe ser dirigido directamente a nuestro superior.”
“Lo sé…” dicho esto, Izuru miró más allá del peliblanco, quien se volteó para observar al recién llegado.


“Ciertamente…” Yagen respiró profundamente, visiblemente cansado. Él miró a los dos y sonrió con ironía. “Sus habilidades me sobrepasan… venir ha sido un buen ejercicio…”
“Yagen…” Honebami le miró.
“Izuru, para responder tu pregunta…” el doctor no perdió tiempo. “Honebami va a estar ocupado con el inicio de un proyecto y contará con menos tiempo para asistirte al menos por un par de semanas. Tendrás que esperar hasta entonces.”
“…” Izuru se mantuvo inmóvil, aunque aquel prolongado silencio podía leerse como una respuesta afirmativa de su parte.
“Oí parcialmente de lo que hablaban. Intentas encontrarle sentido a tu situación. Me parece bien,” sonrió comprensivamente. “Pero no lo confundas con lo que realmente tratas de encontrar.”
“…”
“A mi parecer, la existencia de la rivalidad entre Rizembool y Hanasaki es uno de los eventos más irracionales e ilógicos. Lo comprendes bien, eres altamente racional. Por ello mismo, nunca encontrarás una justificación válida,” se encogió de hombros con una pizca de entretenimiento. “El sentido que intentas encontrar no es lo que explica la realidad, más bien es tu intento de formar un parecer personal, algo que pueda explicar tu punto de vista únicamente. Es una característica muy humana.”
“…” Izuru le miró con leve incomprensión. “Eres impráctico.”
“¿A qué te refieres?”
“¿Por qué debo alargar mi estatus como Rebel? Has sido claro en decirme que posponga el asesinato de mi HiME y que únicamente pelee contra ella, pese a que poseo las habilidades para acabar con mi oponente de inmediato... Para ser una guerra que demande la derrota de Hanasaki, estás perdiendo tiempo valioso. Cuestiono tus motivos y ello ha resultado en mi presente dilema. Tampoco comprendo por qué decidiste que tomara más decisiones de las que debería.”
“Si quieres una respuesta honesta, tampoco estoy completamente seguro.”
“…”
“Si esta fuera una batalla tan simple como la exterminación del enemigo, entonces no estaríamos orquestando nada distinto de una guerra. Nunca ha sido tan simple. Creo con toda sinceridad…” sus lentes brillaron. “…que la razón por la cual somos tan tecnológicamente superiores es por alargar esta batalla sin sentido. Nosotros los humanos tendemos a hacer nuestras vidas más complicadas, y, en consecuencia, ajustamos nuestras circunstancias y arsenal para potenciarnos con el paso del tiempo. Mi maestro logró bastante bajo este imperfecto status quo.”
“…”
“Sin embargo, no declararé que este punto de vista es correcto y absoluto. Pero te ordeno que continúes peleando sin desencadenantes. Como un Rebel y un individuo, juzgo que tienes mucho por aprender y comprender, y por ello, espero que continúes creciendo con la búsqueda por tus propias respuestas. No vencer a tu HiME es precisamente lo que lo permitirá.”
“…”
“Te ves insatisfecho. La falta de una respuesta coherente te inquieta.”
“Te reservas. Lo puedo sentir…”
“Heh, es porque no soy tu propia mente,” sonrió con ironía. “No pensaré en tu lugar. Sólo continúa con tu propia rutina.”
“…como nuestro superior. Suenas irresponsable.”
“Podrías decir que mi reserva y ambigüedad es un intento de librarme de responsabilidad,” se encogió de hombros. “Aunque no intentes juzgarme. Yo simplemente no te controlo completamente. En mi punto de vista, un Rebel necesita tomar sus propias decisiones, y tu presente situación es una ventana al aprendizaje. Nada más.”
“…”
“Continúa con tu entrenamiento solitario. Estoy al tanto de tus avances constantemente. Te mantendré al tanto de cuándo podrás retomar tu entrenamiento con mi hermano, ahora…” le miró severamente. “Te he dicho que no acudas a este lugar sin una real emergencia. No tenemos más que conversar. Retírate cuanto antes.”
“…” Izuru rápidamente saltó y desapareció de la vista.

Con el Rebel fuera del mapa, Yagen dio un suspiro. Era su día libre y uno de los pocos recientes en el cual iba a visitar a su familia, y aquel elusivo Rebel había decidido aparecerse con tal de llamar su atención y realizarle preguntas. Fue inconveniente, aunque el doctor Toushirou lo consideraba muy apropiado. Su rol como científico de Rizembool nunca se detenía, y aquel recordatorio le pareció casi cómico.

“Honebami…” se giró a su hermano mayor.
“…”
“Tan atento como siempre. Agradezco tu vigilia,” Yagen sonrió complacido. “Una desventaja de no poder controlar a Izuru es que podría aparecerse incluso entre nuestros hermanos de considerarlo necesario. Ellos no deben verse envueltos.”
“No necesitas agradecerme,” le contestó inmutado y haciendo una venia. “Cumplía con mi función. Izuru nos ha seguido gran parte de nuestro trayecto a pie.”
“No me sorprende,” habiendo terminado con esa formalidad, Yagen finalmente se quitó sus lentes de lectura y los guardó en el bolsillo de su bata de laboratorio. Sonrió tranquilamente. “Hemos alargado nuestra ausencia. Debemos regresar o nuestros hermanos se preocuparán por nosotros.”
“Entendido,” asintió. “Este árbol no es confiable. Puedo ayudarte a bajar.”
“No te molestes,” sonrió con desafío. “Sería un insulto a mi familia si no tengo la habilidad.”

Después de la labor del día, tocaba pasar un momento más tranquilo en la comodidad de su hogar y con su estimada familia, de la cual eventualmente se tornaría más y más distante.
« Last Edit: July 09, 2017, 11:30:02 AM by Cho »


Kana

borrar pls @Sayi  u_u
« Last Edit: April 05, 2017, 03:27:24 PM by Kana »


Isumi



09.New World Order; part 3.

Saiko's POV


Cuando atravesamos el portal que nos llevaría a la base secreta de la organización a la cual Junko y Aigis pertenecían, tuve la enésima sorpresa de esos dos días.

-¡WHOA, VUELO!- Exclamó Shuujin al notar que sus pies se elevaban del piso, al igual que los míos y los de todos los demás.
-Aigis…- Isumi miró a la nombrada con una expresión incrédula. -¿Estamos en el espacio?-
-Así es.-
-............- Isumi mantuvo la misma cara incrédula por unos segundos, hasta que se convirtió gradualmente en la expresión más sincera de emoción y felicidad que haya visto en mi vida, explotando finalmente en un grito. -AAAAAHHHH VUELOOOOO.- Que no era diferente de lo que dijo Shuujin antes.

Efectivamente, era una experiencia que nunca pensé que viviría. No tenía idea de por qué estábamos en el espacio, pero de seguro era lo mejor que me había pasado hasta el momento.

Sin darle importancia a todo lo que había sucedido antes, Shuujin, Isumi y yo nos pusimos a flotar como idiotas, haciendo poses ridículas, girando en círculos, quedándonos atrapados en el largo pelo de Isumi que eventualmente se recogió porque si no se le hacía imposible ver con tanta melena flotando.
Seguimos así por una cantidad de tiempo que no supe medir, hasta que Aigis llamó nuestra atención aclarándose la garganta.

-Si ya terminaron, ¿pueden dirigirse hacia aquí por favor?-
En el momento que habló, comenzamos a movernos hacia ella y finalmente pude apreciar el lugar donde estábamos. Era sin duda una especie de nave espacial, pero la sala en donde nos encontrábamos, era especialmente acogedora, casi como el lobby de un hotel, pero sin ningún recepcionista. En cambio, habían muchas puertas que probablemente dirigían a varios lados de la nave.
La sala era circular, blanca y roja. El techo era transparente y te dejaba ver las estrellas y el universo sin filtros de atmósfera. En el fondo se encontraba un piano, lo cual me hizo preguntar quién podría tocarlo y como se mantenía en el piso firme si no había gravedad. Al lado del piano, dos muebles blancos que, por lo que había logrado ver antes, contenían los dispositivos de teletransportación que Junko había usado para traernos aquí.
Y por encima del piano, colgado en la pared (o tal vez pegado supongo), un cuadro lo suficientemente grande como para lograr apreciar ciertos detalles incluso desde la distancia en la que me encontraba. Sin darme cuenta, me detuve a verlo. La pintura del cuadro representaba un grupo de mujeres luchando con armas, supuse serían HiMEs porque algunas de ellas estaban lanzando ataques mágicos desde sus manos. Quedé impactado en el mismo momento que mis ojos lo encontraron. En cada HiME se podía ver una expresión distinta, pero un sentimiento que las unía: el sentimiento de nunca rendirse. Muchas se encontraban arrodilladas intentando levantarse a pesar de todas las heridas que tenían en el cuerpo. Algunas seguían peleando a pesar de tener lágrimas en los ojos. Pero por sobre todas las cosas, lo más llamativo de esta pieza, era que no había líder.
Muchas veces en este tipo de pinturas, uno suele ver a alguien en el centro, dirigiendo a las demás personas, pero en este cuadro no había centro, no había una persona en particular que te cautivara más que otra, porque este cuadro no representaba a las HiMEs como personas, las representaba como guerreras. Cada una luchando su batalla.

-Saiko, Isumi.- Shuujin nos llamó a los dos y me di cuenta que ella se había quedado igual de atrapada por el cuadro que yo. -¿Vamos?-

Fuimos a una de las tantas puertas, también circulares, donde nos esperaban Aigis y Junko, ésta última impacientada.
Cuando pensé que diría algo por nuestro comportamiento infantil, ella simplemente tocó un botón para abrir la puerta corrediza y avanzar al pasillo.
Estaba interesado en el autor del cuadro, pero probablemente sería alguien que no conocía y  por eso no pregunté.
Además que en ese momento habían muchas otras preguntas que hacer.

-Supongo que tendrán muchas preguntas.- Dijo Aigis antes de que Isumi pudiera abrir la boca. -Les pido que esperen a que lleguemos a donde se encuentra el capitán, él les explicará todo.-

Un silencio muy incómodo llenó el ambiente que solo podía ser soportado gracias al hecho de que en vez de caminar, estábamos flotando hacia nuestra destinación.
Los pasillos de la nave, además de ser circulares como un túnel, sentía que tampoco iban derechos, más bien, era como si estuviéramos recorriendo la circunferencia de un círculo, haciéndome pensar que más que una nave, fuese una estación espacial.

Llegamos a la habitación, y luego de abrir la puerta, Aigis y Junko entraron y se quedaron paradas a los costados de la puerta.
Una voz que provenía de adentro nos invitó a entrar, y eso hicimos.
La habitación parecía como una oficina, pero a los costados había máquinas como computadoras y ese tipo de monitores que solo vi en películas y animes mecha. El que parecía ser el capitán, se encontraba lleno de papeles y tuvo que mover algunos para poder vernos.
-Ah, tomen asiento por favor.- Decía algo nervioso y torpemente. -Disculpen el desorden, no hay día que no esté lleno de papeles, ¿para qué tenemos tanta tecnología si seguimos cortando árboles, verdad? haha... ehm…-
Sinceramente no pensé que podría sentarme en el espacio, pero resulta que si te acomodas o paras en un lugar, no vas a salir flotando. Así que una vez que tomamos asiento, el hombre comenzó a hablar de nuevo.
-Tú debes ser Isumi Kanzaki, y ustedes los dos chicos que la encontraron. Mi nombre es Shiroe, soy el encargado de esta estación espacial.- Se me hizo curioso que no usara la palabra ‘Capitán’ como lo hizo Aigis.
Shuujin me miró, al parecer él también había estado pensando lo mismo que yo, era una estación y no una nave.
-Hay bastantes cosas que debo contarles, pero empezaré por la primera y principal que tiene que ver contigo, Isumi.- La nombrada abrió los ojos y se concentró en lo que estaba por decir Shiroe. -En este momento te encuentras en una línea temporal completamente diferente a la que originalmente pertenecías.-
-...¿Que?-

Como primera información, ésta creo era realmente la más pesada e inesperada sea para Isumi que para nosotros dos.
« Last Edit: April 24, 2017, 02:56:26 PM by Isumi »


With the kids sing out the future
Maybe, kids don't need the masters
Just waiting for the little Busters



Puri

EDITANDO SOLO PARA ARREGLAR Y CENTRAR LAS IMÁGENES, NADA MÁS

sin iconos porque la vida es dura

HOLA HACE MÁS DE UN AÑO QUE NO POSTEABA CÓMO ESTÁN
Este aporte continua directamente de donde me quedé, pero como uso a Sayi al final, va justo un par de días después que Sayi vuelva de China de cortar con Taikoubou, para que nadie se confunda desu

***

“Wow, ¿dónde conseguiste algo así?”
“Eh… Internet~desu”
“¿Es para un cosplay?”
“… OBVIO~DESU”

En su defensa, Suiseiseki había pagado un dineral por aquella clase de yoga y armado de tambores de la paz, así que no podía perderla. En su contra, llegar a la clase corriendo con tremenda espada de luz como si fuera cosa de cualquier jueves, bueno, esa era otra historia.

Claramente, todo esto era culpa de Duo y de Hikaru. Es decir, si Suiseiseki no hubiese tenido que encontrarse con el pelirrojo o llamar al otro desgraciado, no habría tenido que desvelarse toda la noche matándose con pensamiento tras pensamientos sobre “qué habría pasado si…”; para luego aparecerse primera cosa en la mañana en la dirección y pedir como loca que le dejaran dar la prueba HiME. Y bueno, tal vez si hubiese corroborado su agenda, habría visto lo estúpido que era ir a un funeral, encontrarse con su ex, llamar a su otro ex, dar una prueba emocional y físicamente agotadora, juuuusto antes de la clase de yoga con armado de tambores de la paz. Y llegar con una pinche espada enorme, brillante y que no tenía sentido alguno en el lugar.

En fin, lo hecho, hecho estaba, así que simplemente le quedaba inventarse algún tipo de cosplay para justificarle la espada a Mila, su compañera en esta clase. Mila era una pelirroja de ojos celestes que había conocido en una clase de dibujo de mandalas para el manejo de ira y con la que congenió al instante, inscribiéndose luego con ella en clases de cocina aguaruna y la clase de clarividencia donde aprendieron a plantar chía y lechuga hidropónica. Sin embargo, a pesar de todas las sesiones de ayahuasca compartidas y de estar 100% seguras de la teoría del multiverso después de haber experimentado vidas pasadas en el taller intensivo de viajes astrales, tanto Mila como Suiseiseki no podían dejar de mirarse de reojo conforme la clase pasaba y los instructores hablaban sobre la importancia de hacer los tambores en luna nueva, que los ritmos de estos se acompasaran a los ritmos internos del alma y que estaban hechos para tocarse durante la paz y que no, que los plantones pacíficos, querida Suiseiseki, por más pacíficos que digan ser en realidad son llamados a la guerra…

Ok, seamos honestos. Suiseiseki se creía todo ese rollo. Pero hubo una cosa que dijo uno de los instructores y que luego varios chicos de la clase dijeron haber hecho, que ya no. Simplemente no. Suiseiseki se rehusaba categóricamente a aceptar ese tipo de conductas y mucho menos deseaba juntarse con gente de ese tipo. Lo bueno era justamente que Mila compartía con ella esa mirada llena de duda y asco.

“Llámame loca~desu”, le dijo susurrando mientras jalaba fuertemente la soguilla para ajustar los costados del tambor.
“Loca”, respondió Mila riéndose.
“Peeeero”, dicho esto miró a ambos lados para corroborar que nadie les prestaba atención. “Creo que esta era la clase que necesitaba para sentar cabeza~desu”.
“O sea que ese bad trip de ayahuasca en que terminaste escapándote de un demonio que usaba patines de hielo, al entregar el alma de tu gemela por una caja de té, no fue tu wake up call”. La pelirroja tomó la soguilla y comenzó a hacer un nudo para que Suiseiseki pudiera seguir usando el resto. “Pero rayas la línea cuando descubres que el olor horrible que hemos venido sintiendo todo el día era porque aparentemente dejar de usar desodorante para atacar el capitalismo es la nueva moda.”
“Si van a comenzar a protestar así, yo misma me enrolo mañana en la policía dispersa marchas y hago una donación a los negocios de Trump~desu” Mila volvió a reírse. “Entiendo de demonios y los acepto como parte del multiverso (?)~desu, no me cuadra eso de alinear la construcción de un tambor al calendario lunar, ok, pero lo acepto también~desu. Puedo tolerar que me digan que un tambor de paz no sirve para la paz~desu… Pero a mí nadie me va a venir a hablar de socialismo apestando de esta manera~desu”. La pelirroja esta vez se mordió la boca y se la tapó con una mano para evitar reírse a carcajadas. “…Mila, tenemos que dejar de hacer estas pendejadas~desu”.
“Lo más rápido posible”, asintió con los ojos bien abiertos y con la boca en un gesto serio, haciendo reír a la ojicolor.

Esa conversación, relajada pero divertida, era algo que Suiseiseki había extrañado a horrores durante mucho tiempo. No es que no tuviera amigas, es decir, si bien muchas se habían ido de Japón, todavía varias seguían ahí o en el campus y se reunía con ellas a menudo… Aunque era distinto conversar en un plano de amiga que uno de conocidas volviéndose amigas. Eso era lo mejor que tenía con Mila, poder conversar con alguien que no era tan cercano, pero que a la vez tampoco era un desconocido total. Poder hablar sin tener que sentir el peso de una mirada que, si bien te ve con cariño, te juzga también porque sabe de lo que eres capaz. Y claro, de bonus, estaba el hecho que Mila era una estudiante de Rizembool. ¿Quién diría que en solo un par de años la academia de ballet de Rizembool se volvería una de las mejores en Japón? Ironías de la vida. Y sí, por eso mismo, sentía que su amistad con Mila le hacía bien, le hacía sanar en cierto sentido, como sus reuniones con Yzak.

Aunque tal vez no había sido una idea inteligente hacerse amiga de una chica de Rizembool y haber aceptado volver a ser una HiME, tomando también en cuenta que la pelirroja desconocía por completo su papel en la guerra anterior. No, definitivamente no era una de sus ideas más brillantes. ¿O sí? Mila no parecía ser el tipo de persona que se pusiera la camiseta por una institución que no era más que una institución, era mucho más inteligente que eso. Podría ser que…

Ugh. Suiseiseki detuvo rápidamente ese tren de pensamiento. Debía de dejar de pensar como HiME, sobre todo con lo que le había costado hacerse de una amiga normal en tanto tiempo.

“Pero”, prosiguió Mila. “No hay que dejar de hacer algo juntas ahora que la universidad ha comenzado de vuelta y no nos veremos. ¿Qué te parece hacer yoga? Como que seguimos con la trama mística para no quedar mal frente a las amistades ahora que nos hemos rendido”, miró a ambos lados. “Pero no como el de aquí. Si vuelven a hacerme escuchar canciones peruanas con remixes hindúes voy a matar a alguien”.
“Definitivamente~desu”, dijo con un tono lúgubre que hizo reír a su amiga. Antes de seguir, le volvió a dar la soguilla y Mila ató el nudo final del tambor. Suiseiseki aprovechó de sacar su teléfono del bolsillo. “Te voy a mandar mi horario—”
“QUÉ ES ESO OH POR DIOS, TIENES UN TELÉFONO?!!??!!?!”

Toda la clase volteó a mirarlas en ese instante y el instructor frunció el ceño; la instructora, que se encontraba sirviendo el almuerzo de papa hervida con sal, pimienta, quinua roja orgánica y chía, las miró también con fastidio. Mila pidió perdón en voz baja y levantó el tambor para que el instructor lo inspeccionara y así dejaran de mirarlas mal, surtiendo efecto. Una vez revisado el tambor y dado el visto bueno, el instructor les ofreció amablemente que se sentaran a un lado a conversar para que no interrumpieran la concentración de las demás personas en el taller, ya que todavía tenían que esperar a la ceremonia de ofrecimiento de los tambores a la vida (¿?) para poder usarlos e irse a sus casas. Ya lejos del grupo, Mila se volteó a susurrarle con fuerza la misma pregunta.

“Sí, sí, tengo un teléfono~desu”, rodó los ojos. “Surgieron algunos imprevistos y digamos que ya no puedo vivir sin él~desu”.
“¿Pero y qué vas a hacer con tu ex obsesivo? ¿Ya lo bloqueaste?”, la ojicolor se encogió de hombros. “¿Y tu otro ex? ¿Ese que te tiene cólera, pero no te supera? ¿No te va a ver conectada?”, nuevamente se encogió de hombros.
“O sea, sí~desu, pero hay cosas más importantes que ellos por las que tengo que tener línea, como para hablar con mi abogado~desu (!)”, la pelirroja rió.
“Sólo tú podrías tener un abogado a tu edad. A ver, dame tu teléfono”. Su amiga agarró el aparato y comenzó a introducir todos sus datos como contacto, además de entrar al resto de redes sociales de Suiseiseki para añadirse a sí misma. “Duuude, ¿no tienes Instagram?”, preguntó frunciendo el ceño.
“Nope~desu, con qué se come~desu”.
“Wow, sí que necesitas una intervención. Tampoco tienes Snapchat, déjame que te los descargo…”
“¡Chicas!”, les interrumpió el instructor. “Ya estamos listos para que podamos ofrecer los tambores a la vida”, dijo con una sonrisa para dirigirse ahora a todo el grupo. “Vamos a ponernos todos en círculo, fumar por la paz y luego les enseñaré los ritmos de los tambores que justamente les ayudarán para que luego, estando solos en su habitación, encuentren el ritmo de su alma”.

Las dos se miraron entre sí, con los ojos bien abiertos mostrando el miedo de tener que sentarse junto a tanto socialista apestoso, pero no pudieron hacer más que levantarse e ir a con ellos. Suiseiseki aprovechó el momento en que les pidieron que cerraran los ojos para llamar rápidamente un Uber (porque será bestia y no habrá usado teléfono en diez mil años, pero hasta un niño de cinco sabe pedir Uber) y siguió con las indicaciones. Luego de haber fumado todos en círculo, su teléfono comenzó a vibrar y tuvo que excusarse rápidamente de aprender los ritmos del alma porque la abuelita se puso mal y ay no que mi mamá me va a gritar y tengo que ir a la farmacia~desu. Mila la miró extrañada, pero Suiseiseki se despidió rápidamente para sacar de ahí su espada sin tener que dar mayores explicaciones. Además, ya tenía a Mila agregada en sus contactos, así que ya no había problema con que se comunicaran en el futuro.

En serio que tenía que dejar de hacer tantas himedeces si quería tener amigos más normales.

***





***

Hablando de evitar himedeces, Suiseiseki en serio tenía que detenerse a pensar mejor las cosas. Y es que el uber la dejó en la entrada de la mansión HiME, y como aún tenía miedo y no terminaba de aceptar que de la noche a la mañana se había vuelto una HiME (a pesar que le había dicho a todo el mundo que no lo haría), no pensó detenidamente y había tocado la puerta de la habitación de Sayi con la gigante espadota en mano.

BESTIA, eso era lo que Suiseiseki era.

Por eso, apenas abrió la puerta, la amplia sonrisa de Sayi desaparecio cuando sus ojos se posaron en la susodicha espada.

“Entooooonces…”, comenzó la pelirrosa. “¿Ya eres una HiME?”
“No~desu”, respondió sin inmutarse y haciéndose paso dentro de la habitación de la chica. Sayi cerró la puerta tras suyo y la miró con los brazos cruzados y una ceja alzada. “…Es complicado~desu”.
“Dímelo a mí”, se encogió de hombros y le sonrió, acercándose a la cama para sentarse. Suiseiseki la siguió. “Sí has visto a Shige por el campus, ¿no?”
“QUÉEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE~DESUUUUUUUU???”, gritó soltando la espada en dirección al piso y llevándose la mano a la boca. “PERO SI TÚ Y BOU…”
“Ya no estamos ya”. Dijo esto sin mirarla, al parecer había sido algo reciente.
“Espera~desu… Entonces la última vez que volviste a China terminaste con Bou, ¿pero Shigue está aquí~desu?”
“Miranda me dijo que en realidad esta cuestión de los childs y keys se basa puramente en el amor. Es decir, no importa que el amor sea correspondido o no… Simplemente tienes que amar”.
“wtf~desu”
“ikr”
“BUENO…”, Suiseiseki decidió cambiar rápidamente el tema de conversación porque ni Sayi ni ella parecían a gusto con este. “La verdad es que nadie sabe que me he vuelto HiME~desu. Eres la primera en saberlo~desu. Bueno, después de la estúpida de Shiemi que no me responde el whatsapp~desu >( Pero sí, di mi prueba HiME en la mañana, pero no pude contarte antes porque tenía yoga y tambores de la paz~desu (!)”
“Voy a meterme a una de tus clases a ver si a mí también me funciona el escapismo (!!)”
“ANYWAY~DESU… No se lo menciones a Bou~desu. Bueno, si es que aún le hablas desu >_> asumo que por Shige hablarás MIRA NO SÉ~DESU PERDÓN POR INCOMODARTE~DESU”, dijo jalándose de los pelos. “Pero no quiero que nadie se entere aún~desu”.
“¿Y eso por qué?”

Vio los ojos de Sayi y pensó en Aki. Fue finalmente en ese momento que al fin se sintió irresponsable como no se había sentido nunca en su vida. Ni siquiera después de haber hablado con Hikaru o Duo. Ni siquiera pensando en cómo la pelea HiME había acabado para con su propia madre.

Era en los ojos de Sayi que finalmente podía verse reflejada a sí misma.

(Y a pesar de lo horrible, horrible, terriblemente horrible de su decisión… Dejó de sentirse tan sola y perdida en muchísimo tiempo al tener a la pelirrosa ahí con ella, en la misma situación)

“PUES PORQUE SÍ~DESU”, no, no estaba preparada para contarle lo de Aki todavía. “Además, no he venido a malgastar mi valiosísimo tiempo en hablar de HiMEs y Rebels~desu”, tomó su saco de tela de vicuñas felices alimentadas con ichu orgánico, y de él sacó su iPhone. Apenas se lo mostró a Sayi, esta se emocionó y comenzó a chillar.

“SABÍA QUE SENTARÍAS CABEZA Y VOLVERÍAS AL REBAÑO MILLENNIAL T_T”, le quitó el teléfono y comenzó a operarlo, entrando a las redes sociales de la ojicolor y agregando todas sus cuentas. “CÓMO QUE TIENES INSTAGRAM Y NO ME HABÍAS DICHO”
“En mi defensa, me lo descargaron hace una hora~desu 8(“
“Tienes que tomarte una foto ASAP. Ven, ven, párate.” La HiME del agua la jaló de la muñeca y rápidamente le tomó una foto, sabiendo de antemano que Suiseiseki ya tendría una pose lista con lo pinche attention whore que era.


“LISTO, estás bellísima omg te odio”
“Siempre lista para la pasarela~desu”, dijo esta riéndose. “Ok, entonces Instagram es para las fotos~desu…”
“Sí, mira”, Sayi comenzó a escribir tags y a mostrarle sobre los filtros y demás cosas que podía hacer en Instagram. Una vez posteada la foto le dijo que comenzaría a enseñarle cómo usar el Snapchat, pero…


“SJDHLSKFNSLKDNSD”
“DJKDLSKDMSLDMSLD~DESU”
“PINCHE STALKER”
“QUÍTALE LA CONEXIÓN MALDITA ESA~DESUUUUU”
“AHORITA DAME UN SEGUNDO OMG QUÉ GENTE PARA MÁS CHISMOSA”, Sayi comenzó rápidamente a buscar las opciones de whatsapp hasta que pudo quitarle la conexión a su amiga. “LISTO”
“ALABADO SEA EL SEÑOR~DESU”, ambas se lanzaron a la cama y se quedaron viendo el techo. “¿Entonces ya no podrá verme~desu?”
“Podrá seguirte viendo, solo que ya no sabrá si estás conectada o no”.
“Mejor que nada~desu”. Y volvió a sonar el timbre.


“SJKDHSJKLDNSD”
“PINCHE PENDEJO~DESU”
“ACASO NO TIENE QUE ESTUDIAR O QUÉ JFC”
“AHORITA SE LO VOY A DEJAR BIEN EN CLARO VAS A VER~DESU”
“NO, ESPERA, PRIMERO HAGAMOS LO QUE DICE”, Sayi volvió a quitarle el teléfono e hizo lo que Duo les dijo. “LISTO. Ok, pero también podríamos bloquearlo”.
“¿QUÉ? ¿Y QUE SE CREA EL SUPERADO~DESU? AH NO NO NO~DESU AQUÍ LA ROMPECORAZONES SOY YO~DESU, A MÍ NADIE ME VIENE CON ESAS PENDEJADITAS~DESU”
“Bueno, si tú insistes...”, Suiseiseki asintió enfáticamente y le quitó el teléfono, saliendo lo más rápido posible de la conversación con Duo.
“No dejemos que chinos imbéciles nos arruinen la tarde~desu”, Sayi la miró con una sonrisa. “Tenemos cosas más importantes en la agenda~desu”
“¿Tenemos una agenda?”
“Obvio~desu. El primer punto en la agenda es enseñarme a usar snapchat~desu, el siguiente es sobre las posibilidades de emparejarte con Kaien ahora que eres una libre mariposa~desu y finalmente—”
“KAIEN QUÉ?”, gritó la pelirrosa sonrojada.
“Cállate, tú sabes que ustedes eran mi endgame en el fic pasado~desu (!)”. La pelirrosa rodó los ojos y le golpeó con una almohada a la otra.
“Entonces yo estoy en mi derecho de agregar el punto a la agenda de por qué rayos no vuelves con Hikaru si es que ya no estás con Duo”.
“Te juro por la virgencita que soy capaz de llamar a Hikaru para que nos responda eso mismo~desu”
“¿En serio? ¿Pero no que tú le cortaste a Hikaru?”
“Ah no, te mentí para no tener que aceptar que el chico que estuvo enamorado de mí por años terminó cortándome a pesar que ahora yo estoy enamorada de él~desu (:”
“Ah, mira tú (:”
“Jeje (:”
“BUENO”, Sayi tomó el teléfono de la ojicolor. “Snapchat. A ver, ¿cómo explicar Snapchat? Básicamente es un servicio donde puedes mandar fotos y videos que se guardan solo por un día… ¿Y hay noticias? Mira, entenderás mejor si te muestro el mío…”

Pero antes que Sayi pudiera sacar su teléfono, volvió a vibrar en su mano el de la ojicolor.


“…”
“…”
“Un momento~desu”, la ojicolor tomó el teléfono, se sentó en el piso y comenzó a tipear una respuesta… Que luego comenzó a borrar. Siguió tipeando… Y borrando. Una y otra vez. Estuvo a punto de decirle algo, pero volvió a vibrar con una nueva notificación y ahora la ojicolor parecía lista a llevar ella misma personalmente a Duo al mismísimo infierno. Discretamente, Sayi puso la cámara frontal y se tomó una foto.


“SAYI~DESU”, la ojicolor se levantó de golpe y lanzó el teléfono con furia a la cama. “LLAMA REFUERZOS~DESU, NOS VAMOS~DESU”
“Suiseiseki yo sé que tú no haces esto a menudo, pero el resto de la población asiste a algo llamado clases en esta institución llamada universidad—”
“AL DIABLO CON LA EDUCACIÓN CAPITALISTA~DESU. HOY MISMO ME MUDO A LA MANSIÓN HIME~DESU”

Sayi no mencionó haberle escuchado murmurar “A ver si ahora te preocupo pues, a ver si ahora sí se te da la gana pensar en mí también~desu”. Nope. Acababa de ver cómo casi rompía brutalmente su teléfono, de ninguna manera iba a preguntarle nada al respecto.

***
« Last Edit: March 31, 2017, 04:01:48 PM by Puri »

Forget all the shooting stars and all the silver moons
We've been making shades of purple out of red and blue


Eureka

FIC MUY RAPIDO queria hacer una escena mas pero no me alcanzó por la universidad u_u


24.


   


La mansión, en su mayoría, yacía sumida en la oscuridad, a excepción de una luz que iluminaba parte del pasillo principal del primer piso. Le pareció un poco raro, considerando que no era tan tarde como para que todos los huéspedes se fueran a dormir.

Sin embargo, su propio caso era distinto: estaba demasiado agotada como para andar despierta por un rato más. El partido de Hanasaki y Rizembool le había quitado varios años de vida, y ni que hablar de su trabajo de campo de foto, que había sido después de eso. La tentación de ir de frente a su cuarto y dormir por la eternidad era demasiado grande, pero su mente repitió las palabras de Seven de unas noches atrás como para torturarla, y se encontró a sí misma yendo hacia las escaleras.

Seven parecía ser un adivino, porque le había dado en el blanco a un conflicto interno que la carcomía completamente: le estaba escondiendo un montón de cosas a su enamorado.

Desde esa pequeña conversación que habían tenido en el carro del pelirrojo, Eureka le dio varias vueltas al asunto. En el conflicto pasado, siempre consideró pertinente esconderle ciertos detalles cruciales a Lelouch, y aunque la situación le demostró en muchas ocasiones que no era lo más adecuado, había continuado tercamente con ello.

A diferencia de Loki, Oikawa se veía mucho más tratable y menos peligroso, pero seguía siendo su rebel después de todo, y Lelouch merecía saber que habían entrado en contacto. No estaba tan segura de contarle sobre sus actividades como mánager del equipo de vóley, pero recordando aquella fiesta de Rizembool a la que había asistido con Kana, se dio cuenta de que no era lo más arriesgado que había hecho últimamente.

Lelouch tenía que enterarse de todo.

Tomó una gran bocanada de aire antes de tocar la puerta del cuarto de su key. Dio un par de toques, y el dueño le abrió.

“Hey,” le saludó ella. “No te levanté, ¿no?”
“No,” contestó Lelouch, a la vez que la dejaba pasar dentro de la habitación. “Tengo un control mañana, y…” desvió la mirada, con una sonrisa socarrona. “Puede que haya procrastinado de más esta semana,” contó, al cerrar la puerta y apoyar su espalda en ella.
Eureka sonrió. “Eso no me lo veía venir.”
“Bases romanísticas es y será por siempre mi mayor enemigo.”
“Curioso, porque esa es la parte más interesante de derecho, creo yo.”
“¿En serio?” Lelouch la observó, incrédulo. “Estoy seguro de que si te hago leer al menos una de las lecturas para mañana, no dirás lo mismo.”
“Try me,” Eureka lo miró desafiante por unos segundos y luego, sonrió melancólica. “…Es lo que habría dicho, si no tuviera que hablarte de algunas cosas importantes.”
“¿Pasó algo?”
“Uh… normalmente te diría que no, pero son un montón de cosas, haciendo a un lado lo del dizque secuestro y eso…”
“¿Debo sentarme para recibir mejor estas noticias?”
“Mm, precavido como siempre,” la HiME le sonrió, y acto seguido, tomó asiento en su cama. Lelouch la imitó, sentándose a su lado. “¿Te acuerdas de Oikawa? El amigo de Souji, que nos ayudó a Hizumi y a mí a encontrar al hermano de Kanone.”
“Claro, ¿qué pasa con él?”
“Okay, no hay mejor manera de decirlo,” Eureka se preparó mentalmente para la reacción que recibiría luego de la confesión que tenia preparada. “Él… es mi rebel.”
“¿…Qué?” Lelouch se quedó atónito.

Le tomó unos instantes procesar las noticias. Si era sincero consigo mismo, no esperaba que el rebel de Eureka se apareciera tan pronto. Había pasado un par de semanas desde su prueba HiME… y según lo que había conversado con ella, Eureka aún no se sentía con la capacidad de rendir formidablemente en una batalla. No había indicio de que ella quisiera un mentor, pero lo más probable es que la posibilidad de conseguirlo andaba rondando por su cabeza.

“¿Cómo te enteraste?” preocupado, tomó la mano de Eureka. “No te ha hecho nada, ¿no?”
“No, estoy bien,” le aseguró. “Oikawa es un novato, así que no tienes de qué preocuparte. Me enteré de que va a ser entrenado por un exrebel muy fuerte, pero aún falta para eso, así que me da una ventaja. Por su falta de experiencia, se demorará en planear el primer ataque. Eso, y que… se ve que es una buena persona. No había nada que lo obligara a ayudarnos a Hizumi y a mí, de hecho, cualquier otro rebel hubiera aprovechado el momento para atacar, pero no lo hizo.”
“No deberías agradecerle por etiqueta básica.”
“Lo sé, pero no estamos hablando de cualquier persona. Los rebels son otra cosa. Y de seguro recuerdas a los de la escuela antigua… todos salían de un mismo molde, listos para acabar con su HiME, sin importar los daños colaterales.”
“Parece que los tiempos han cambiado, entonces,” comentó Lelouch. “Pero igual, no te fíes, por favor. Por más de que sea amigo de Souji y todo… es tu rebel, se precavida.”
“Uh… respecto a eso…” Eureka hizo una pausa corta: no sabía por dónde empezar.

Abarcar el tema de su puesto como mánager era mucho más sencillo que tocar la fiesta de los rebels, pero ambos seguían siendo temas medio delicados, considerando que nunca hablaba de este tipo de cosas con Lelouch. De hecho, no se lo había comentado a nadie fuera de los involucrados, lo que le sorprendía… porque en otras ocasiones, ya lo habría estado discutiendo con sus amigos más cercanos.

“El día de la boda, cuando Hizumi me contó lo de Zushi, me sentí desesperada. Sabes que Kanone es uno de mis amigos más cercanos, aún a pesar de este último rollo que tuvimos con él y Ryoji…”
“Sí.”
“Y aunque no te molesta, igual debo disculparme por los problemas que ellos dos y Hizumi te han causado.”
“No, en serio, no te preocupes. No importa,” le aseguró. “Son tus amigos, y entiendo… o al menos quiero entender por lo que pasan.”
“Hizumi también es tu amigo, no te escapas,” Eureka le sonrió.
“Lamentablemente,” un suspiro se escapó de los labios de Lelouch. Y aunque se quejaba de Hizumi, por dentro, sin embargo, no podía negarlo: al igual que su enamorada, Hizumi y él se habían vuelto muy cercanos en los tres años que habían pasado del conflicto de Hanasaki. Cuando Kamina, Okita y Rolo decidieron regresar a Inglaterra, y surgió la idea de rentar cuartos, Hizumi fue uno de los primeros en los que pensó en ofrecerle uno. Y para qué, luego de la intervención, se veía que el exKnight estaba dando todo de sí para dejar de ser tan fresco con los huéspedes de la mansión Vi Britannia, incluyéndolo por supuesto a él.
“Hehe, eso dices, pero estoy segura de que aprecias su amistad~”
“Cuando no pide paquetes a mi nombre, o suma deudas a mi cuenta. Osea, casi nunca,” Lelouch rodó los ojos. “Pero, volviendo al tema… Me imagino lo mucho que sufrió Kanone por lo de su hermano.”
“Sí, es muy frustrante. Y no quería molestarte a ti con eso, estabas cansadísimo y por eso te habías quedado dormido… Haru también estaba en lo suyo, y por más que intenté, no encontré a Misaki. Por eso, ni bien vi a Oikawa, tuve que pedirle ese favor: que lo busque él también. Y accedió a cambio de que fuera la mánager de su equipo de vóley.”
“Eres… ¿qué? ¿Oikawa—?”
“Es el capitán del equipo de vóley de Rizembool.”
“¿Y hace cuánto eres su mánager…?”
“La semana pasada empecé,” contó Eureka, desviando la mirada hacia su regazo. “Hay otra cosa más. Uh… Hubo un fin de semana que regresé muy tarde, ¿no?”
“Sí,” Lelouch asintió. “No te pregunté porque bueno, me parece que estás de más.”
“La verdad es que… eh… ese día, había una fiesta organizada por una facultad de Rizembool. Me enteré un tiempo atrás, y lo conversé con Hiyori, uh… ¿Kana? De seguro la habrás visto en la mansión HiME, cuando me visitabas, durante el conflicto pasado.”
“He visto a la mayoría, pero nunca supe cómo se llamaba cada una. ¿Ella también ha vuelto a ser HiME?”
“Sí. Y con ella quedé en ir a investigar la fiesta. Podíamos averiguar sobre nuestros rebels, así que fuimos a revisar.”
“No te importó en lo absoluto que, de seguro, el lugar estaba repleto de rebels.”
“No.”

Entendía que Eureka siempre había sido muy de guardarse las cosas para ella misma, pero en esos momentos, en que se enteraba de eventos en los que su seguridad podía haber estado en peligro, no podía evitar sentir un poco de resentimiento por su actitud. Lo más probable es que, al igual que en el conflicto pasado, la HiME lo hiciera para protegerlo, pero por eso mismo –y por su propia falta de iniciativa— es que nunca pudo apoyarla, a diferencia de otros keys que sí buscaban la manera de participar en el conflicto.

Era un poco injusto culparla también por sus errores, pero dejando todo atrás, esta nueva oportunidad era perfecta para enmendar todo lo malo que había ocurrido la primera vez. Al abrirse y contarle estos sucesos, Eureka daba a entender que se había dado cuenta de la necesidad de no caer en malos hábitos. Eso, desde ya, era progreso, por más de que se había tomado un buen tiempo en acudir a él.

“Mira, no te voy a negar que me molesta un poco que no me hayas contado las cosas en su momento,” empezó Lelouch, estrujando su mano. “Pero ya lo estás haciendo, no tengo motivos para quejarme.”
“Lo siento,” dijo Eureka. “Sin notarlo, ya estaba repitiendo lo de la otra vez. No volverá a pasar, lo prometo.”
Lelouch sólo le sonrió. “¿Y cómo les fue?”
“¿Ah?”
“A ti y a Kana. Con la fiesta.”
“Bien, fue divertido… cosa que me sorprendió. No encontramos mucha información, y me topé con Oikawa, pero guardó mi secreto. Vimos una faceta de los rebels que en la vida hubiésemos imaginado que existía. Muchos son tan idiotas y corrientes como cualquier estudiante de universidad.”
“Bueno, pero esa es una de sus facetas.”
“Yo juraba que no tenían esa. No me podía imaginar a Nanaya o a Loki tomando, saliendo a bailar o cosas así… Pero ahora hay fiestas para rebels y chicos como Oikawa llegan a tener el puesto. Es muy raro.”
“De seguro siguen habiendo unos cuantos que son muy peligrosos, así que no te decepciones tanto de los nuevos.”
“No, al contrario. Estoy feliz con un rebel como Oikawa, gracias,” Eureka sonrió. “Más bien, ya me voy yendo. Me muero de sueño,” Eureka se levantó, y lo tomó de las mejillas, inclinándose para besarlo. Se detuvo en seco, arqueando una ceja, al notar que la temperatura de su enamorado estaba muy alta. “¿Estás bien?” le preguntó, y con el dorso de la mano, chequeó la de su frente. “¡Estás ardiendo en fiebre!”
“Pero me siento bien…” Lelouch la imitó, y también se sorprendió al sentir que estaba quemando. “Okay, no estoy bien.”

Eureka se apresuró en juntar las lecturas de derecho que andaban desperdigadas por la cama, para colocarlas en el escritorio y darle espacio a Lelouch para que se eche.

“Acuéstate, voy a pedirle a Yoite que me ayude a prepararte algo. ¿Aún estará despierto? Es temprano…”
“De seguro, sí,” Lelouch le obedeció, y se metió bajo las sábanas. Cuando Eureka se giró, extendió su mano para llegar a las lecturas en la mesa, pero la HiME fue rápida y lo golpeó en el brazo.
“¡Nada de leer! ¡Estás enfermo!”
“Igual debo ir al control mañana.”
“Que faltes a uno no creo que te arruine el promedio. Además, creo que hay algunos cursos que te permiten eliminar la nota menor, ¿no?”
“…” Lelouch rodó los ojos: Bases Romanísticas era uno de ellos. “Okay, tú ganas.”
“Ya vuelvo,” Eureka se acercó a darle un beso muy rápido, y corrió fuera del cuarto.

Lelouch se quedó observando la puerta por unos instantes, sólo por precaución. Sonrió, y aprovechó la ausencia de su enamorada para volver a leer.
« Last Edit: May 11, 2019, 02:44:52 AM by Eureka »


Sayi



Hello gals <3

No se olviden de participar en la actividad de prompts! Tienen hasta este Domingo 9 de Abril <3
Como siempre, para cualquier duda y/o consulta las invito al tema en el foro de planeación.

Y sin más preámbulos~





Sayi :: 1715 palabras
Shura :: 930 palabras
Kora :: 0 palabras
Deidara :: 870 palabras
Nite :: 0 palabras
Isumi :: 1042 palabras
Cho :: 25618 palabras
Kana :: 8513 palabras
Eureka :: 8728 palabras
Puri :: 6160 palabras
Mimi Tachikawa :: 1998 palabras
Haruhin :: 0 palabras
Mery :: 1677 palabras
Ekha :: 0 palabras
Apple :: 2022 palabras
Arence :: 0 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...
« Last Edit: August 13, 2017, 02:42:53 PM by Sayi »

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Cho

Vengo con otro fic. Siento que debo correr con mi historia, tengo tanto por hacer (...)

32


El fin de semana había llegado a su fin, pero pese a la distancia que Cho se tomó de su hermano ella continuaba sin comunicarse con él, lo cual comenzaba a incomodarle. Osaka acababa de llegar junto con su primo a Hanasaki U para sus clases del día, luego de haber ocupado el trayecto para hacerle unas cuantas observaciones recientes.

“¿En serio tenemos a otra prima en Rizembool?” preguntó Roxas, sorprendido.
“No entiendo por qué todos reaccionan así, pero sí,” Osaka asintió. “Estos días que he ido a Rizembool la he visto. Mai-chan es muy cool e inteligente. Puede ser un poco difícil, pero no es nada de lo normal. Espero que la puedas conocer pronto.”
“Si se presenta la oportunidad, claro,” frunció el ceño. “Aunque no por eso me apuntaría para ir a visitar a Rizembool.”
“Ehh, puedo preguntarle si quisiera venir a visitarnos, aunque no estoy segura si aceptaría,” se desanimó. “Mai-chan es muy independiente y huraña. El otro día tuve que tenderle una emboscada para encontrarme con ella.”
“Será tarde o temprano, no te incomodes por ello,” no le sorprendía mucho que fuera especial ya que Mariko también tenía su carácter y particularidades. Luego de esa breve conversación, él se quedó callado y desvió su mirada, mientras continuaba caminando con Osaka.
“…” ella se apenó debido al silencio de su primo. Era evidente que él estaba apenado por lo que había ocurrido y que todo el enojo de hace unos días ya había pasado a segundo plano. Sin embargo, Cho continuaba manteniendo la distancia y no parecía que iba a ceder con facilidad, además que ella había demostrado algunas veces en el pasado que no olvidaba fácilmente. Osaka quería solucionar la situación, pero no sabía cómo.

Ellos continuaron con su camino en silencio hasta que llegaron a un pequeño parque, donde Tomo les había estado esperando. Ella alzó su mirada y al reconocerles fue donde ellos.

“Hola, se tardaron una eternidad,” dijo Tomo.
“Estamos en hora, no exageres,” contestó Roxas, un tanto impaciente.
“Hehe, sí me tardé un poco en salir, no encontraba mi cuaderno,” Osaka sonrió torpemente. “Menos mal que intentamos siempre salir temprano de casa.”
“Bueno, al menos contigo presente no tengo motivos para faltar a nuestra clase de matemática. Que tú estés acá me indica que no me pierdo nada plot-relevant por asistir.”
“No entiendo por qué insistes tanto con ese punto,” el chico negó.
“¡Oye! ¡Al menos tú eres un Key que no tiene que buscar al plot porque el plot va hacia ti!” le reclamó. Tomo de inmediato notó que Roxas entrecerró sus ojos y desvió su mirada.
“Tomo-chan…” Osaka miró al piso.
“Okay, perdonen, no fue mi intención pisar la mina,” dio un suspiro. “Sólo ignórenme. Les prometo que prestaré más atención a esta clase en contra de mi voluntad para redimirme.”
“N-no, sé que no fue tu intención ni nada,” dijo el Key, frustrado. “Tal vez ya es hora que vayan entrando a su clase. Yo todavía tengo una hora que matar antes de mi práctica de kendo.”
“Aw, ojalá pudiera acompañarte a pasear y comer algo rico por ahí,” comentó Osaka. Ella sonrió a su primo. “Pero te deseo un lindo paseo y si te compras algo, le tomas una foto y me lo envías por Line, ¿sí?”
“Si sucede lo haré,” Roxas sonrió ante la ocurrencia de su prima. “Aunque no creo que tenga tiempo para hacerlo.”
“Una hora es más que suficiente para cosas tontas como esas,” observó Tomo.
“A decir verdad, pensaba ir a buscar a Cho a la mansión HiME para hablar con ella, o a su facultad de química en caso de que no la encuentre ahí. Sé que está en un hueco en su horario.”
“Ahh, entiendo,” Osaka asintió.
“Un momento, ¿ustedes creen que eso es una buena idea ahora?” preguntó Tomo, escéptica. “Cho no es nada accesible cuando está molesta con alguien. Y ya de por sí tú eres exactamente igual, Roxas. Deberías entenderlo.”
“Pero es importante. Quiero al menos disculparme con ella…” comprimió sus puños. “El otro día, Cho me hizo entender que sí me paso de la raya con ella en varias ocasiones, y que le he estado importunando demasiado. No apruebo sus acciones necesariamente, pero de todos modos no podemos mantener esta distancia…”
“Estoy de acuerdo,” Osaka asintió.
“Sí, eso tiene todo el sentido, pero si vas a hablar con tu hermana luego de lo ocurrido, al menos te recomiendo que vayas acompañado de alguien,” insistió Tomo. “Osaka es una buena opción. Ella pacifica con su forma estúpida de ser.”
“T-Tomo-chan…” la exHiME sintió que se le quebró el corazón.
“¿Qué? Sí eres media tontita.”
“Pienso que tendría que hacer un intento por mi cuenta, para variar…” Roxas desvió su mirada, incómodo. “Preferiría no hablar sobre esto…”
“Roxas, no tienes por qué sentirte mal. Está muy bien todo lo que dices,” le animó su prima. “Quisiera ir contigo, pero todo parece indicar que podríamos tener una prueba hoy y no puedo arriesgar mis notas más de lo que ya lo hago.”
“Sí, nadie quisiera que lo hagas, Osaka. Tú no te preocupes por mí,” Roxas asintió y dio un pesado suspiro. “Aunque no sé… quizás sí sea mejor esperar un poco más, o buscar otra oportunidad… sé que tengo historial de sólo empeorar las cosas…”
“Bien, no tuve que decirlo,” Tomo se encogió de hombros e ignoró la mirada molesta del Key.
“N-no, está bien que vayas a buscar a Cho,” dijo Osaka, preocupada “Por más que ella siga un tanto molesta, estoy muy segura que lo apreciaría.”
“Supongo, pero habría que ver en qué estado anímico se encuentra,” dijo la exPrincess.
“Tengo el presentimiento que sería lo mejor,” Osaka se confundió al ver que los otros dos no parecían estar particularmente convencidos por su fuerte corazonada. “Además los Keys son un gran apoyo a las HiMEs.”
“Sí, pero quisiera tener la posibilidad de pelear a su lado,” se lamentó Roxas. “Por más que mi presencia le ayude, no sé cuánto lo es en verdad. Yo sé que tú nunca necesitaste un Key definido, Osaka. Por ello mi rol puede que no sea importante como Key, aunque al menos quiero ser un buen hermano para ella…”
“Roxas…” Osaka estaba preocupada por notar el desaire en su primo. Ello le hizo notar que su plan de ir a buscarle le había costado bastante fuerza de voluntad, y los peros de Tomo habían terminado por quebrantar sus intenciones. Él parecía sentirse nuevamente abandonado e impotente ante la situación de su hermana al igual que tres años atrás, cuando Osaka sabía muy bien que aquello podría ser completamente diferente en el presente, si lo que Cho le había comentado era verdad. “R-Roxas, no te rindas fácilmente, tú eres muy importante. No sé si debería decirte eso, pero tú sí tienes el potencial de pelear esta vez junto a Cho.”
“¿Qué dices?” Roxas se sorprendió.
“¡O-oye, Osaka!” y Tomo se alarmó. “¡Se supone que no debes abrir tu boca!”
“¿D-dicen que los Keys pueden desarrollar magia? ¿En serio?”
“S-sí, y es por ello que tienes que estar más cerca de Cho que nunca,” Osaka se apenó. “No quería ocultártelo. Cho tenía miedo de decírtelo, pero pienso que es importante…”
“¿Cho sabía esto?” Roxas mostró cierta molestia.
“Ahh…” y Tomo se dio un facepalm. Con razón Cho había querido mantenerlo secreto de Osaka también. Pese a que no se consideraba apta para el trabajo, Tomo supuso que intentaría poner la presente situación en perspectiva. “Okay, antes que vayas corriendo donde Cho y le reclames su propia vida en un arrebato,” ella vio al Key mirarle con molestia, pero lo ignoró. “Ella fue clara cuando nos dijo que eran sospechas de parte de la directora y su asistente, y que no había evidencias ni garantía que ocurriría con todos los Keys. Obviamente Cho no te lo diría porque no quiere que te expongas como durante la pelea en el museo por algo tan pequeño como una teoría. Ya, pensé que debía dejarlo claro.”
“…” el rubio negó y dio un pesado suspiro. “Sí, tiene sentido…” él asintió. “Entonces iré a hablar primero con la directora. Sé que su asistente tiene excelentes sentidos y podría darme algunas observaciones.”
“Claro, me parece bien,” Osaka deseaba que acudiera donde Cho, aunque al menos eso estaba relacionado al tema.
“Okay, el auditorio de nuestra clase debe estarse llenando. Tenemos que agarrar nuestros sitios,” dijo Tomo. “Nos vemos en algún momento.”
“Sí, no lleguen tarde,” Roxas se despidió con un gesto en su mano y fue caminando hacia los edificios administrativos para buscar a Miranda. Las chicas se dirigieron en el sentido contrario para ir a su clase.

“Me alegro mucho que Roxas quiera solucionar la situación,” Osaka sonrió. “¿No te parece bien, Tomo-chan?”
“Osaka…” ella entrecerró sus ojos y le dio un zape.
“¡AHH!”
“¡Se supone que Roxas no debía enterarse! ¡Podrá haberse presentado maduro y reflexivo para variar, pero todos sabemos que él puede ser muy impulsivo para su propio bien! ¡Además Cho no quería que abrieras tu boca luego de haberle dicho a los amigos de Roxas que estábamos en Rizembool ese día! ¡¿Cuál es tu problema?!”
“¡S-sólo quiero ayudar a mis primos!” Osaka se cubrió su cabeza. “¡Tomo-chan, piedad!”
“Pues, si algo ocurre por esto, no me envuelvas, ¿sí?” rodó los ojos, hastiada. “Tremendo drama que tu familia se trae.”
“Pero…” Osaka se puso a meditar sobre la situación. “Que Roxas haya querido buscar a Cho para hablar con ella en vez de huir y evitar el asunto por completo… pienso que poco a poco está madurando más. Siento mucho que esté tan desanimado, aunque me alegra saber que está haciendo lo posible para encontrar una solución.”
“Hm, pues sí, será un tipo de crecimiento personal,” Tomo se encogió de hombros. “Aunque despiértate. Puede que tengamos una prueba sorpresa hoy, tú lo dijiste.”
“Sí, cierto,” ella asintió.

Las chicas llegaron donde su clase y fueron a sentarse hacia atrás, donde Tomo siempre insistía para poder revisar su Smartphone libremente. Mientras Osaka sacaba sus útiles para iniciar con sus apuntes del día, Tomo no evitó preguntarse si esa nueva imprudencia de Osaka tendría consecuencias, aunque aquel curioso pensamiento rápidamente desapareció de sus pensamientos. Ella se distrajo con su celular y luego intentó prestar algo de atención a la lección del día en caso que sí hubiera alguna prueba.

Las consecuencias no tardarían en venir…


Era otra mañana en Rizembool U y Yukko acababa de llegar a su siguiente clase del día junto a sus dos leales amigos. Ellos acababan de ocupar sus asientos usuales mientras esperaban a que el profesor y los demás estudiantes se aparecieran.

“Hm,” Mai pareció recordar algo. “El hospitalizado no ha venido.”
“Eh, sí, justo me preguntaba por qué no apareció para la primera clase,” comentó Yukko, quien se avergonzaba de haberse acostumbrado a la forma en que Mai llamaba a Hajime.
“Sé que tuvo una recaída el viernes y no se ha estado sintiendo bien,” comentó Hotarumaru, quien buscaba algo en su mochila. “Es una pena. Ojalá se recupere pronto. Él que tiene muchos ánimos de estudiar con nosotros…”
“En verdad…” Yukko asintió.
“Querrás decir estudiar como Yukko,” observó Mai, inmutada. “Yo no me lo tomo con tanto entusiasmo y estoy notando que tú cada vez más te quedas dormido durante clase.”
“Cierto,” dijo Yukko, un tanto sorprendida.
“N-no puedo evitarlo…” Hotarumaru se avergonzó. “El hecho que me quede dormido significa que estoy más cómodo en la universidad. Ya no es tan nuevo para mí.”
“Entonces supongo que era normal para ti dormirte en tu colegio,” dijo la cuatro ojos.
“Sí, a decir verdad. Yo soy de dormir un montón y fácilmente,” dijo el pequeño, tranquilamente. “Sea en el jardín, en una silla, en un avión o tren, etc. Me es muy normal.”
“Aw, qué bien por ti,” Hanasaki-chan casi se sintió celosa.
“En middle school a mis profesores nunca les importó,” sonrió un poco. “Ya me conocían. Sin importar cuánto durmiera, siempre me sacaba el segundo puesto en mi promoción.”
“Supongo nunca te interesó ser primero,” Mai alzó una ceja.
“Ehh, no intentes molestarle, Mai…”
“Está bien, porque el primer puesto es muy bien merecido por un amigo que es un genio,” Hotarumaru sonrió con alegría. “Es mi mejor amigo. Espero que lo conozcan algún día.”
“Espero que sí,” Yukko se animó. Hotarumaru se le hacía como la cosa más adorable.
“Si es otro de tus amigos superdotados que vienen a la universidad, sé que es sólo cuestión de tiempo,” Mai se encogió de hombros. “Recuérdame robarte tu habilidad de dormir en aviones uno de estos días. Me sería muy útil.”
“Hm, sé que no debería dormir tan fácilmente, por ello he traído una merienda,” él finalmente encontró lo que estaba buscando y lo sacó y alzó encima de su cabeza como quien promocionaba algo muy llamativo. “¡Chaan~! ¡Una deliciosa crema volteada~! Con esto debo aguantar hasta el almuerzo~”
“Ehehe, provecho~” Yukko volvió a alegrarse por ver lo adorable que el pequeño siempre era. “Debo admitir que verte comer me ha dado mucha hambre.”
“No lo hagas, Yukko,” Mai negó pausadamente y con una extraña solemnidad. “Si te dejas tentar por dulces de este tipo, subirás de peso radicalmente.”
“Uhhh…” ese comentario le dolió mucho. “M-Mai…”
“El pequeño Hotarumaru puede porque es atlético, bastante activo por su edad, y también por la habilidad de procesar la comida que el género masculino da por sentado mientras es joven,” asintió convencida. “También es importante para él mantener una apariencia adorable, y es evidente que su novia gusta de alimentarle con galletas y dulces, por lo cual es aceptable que desarrolle su gusto por estas comidas…”
“¿Novia?” Yukko ladeó su cabeza al tardarse en entender a qué se refería.
“…” Hotarumaru sí lo captó de inmediato y frenó su comida al seco al verse torturado. “Mai-neechan… Monaca no es mi novia. Por favor no lo vuelvas a decir…”
“Ahh…” Hanasaki-chan se dio cuenta, y su expresión sólo causó más incomodidad en el menor. “Ehh, perdón Hotarumaru. Si tú lo dices, te doy toda la razón.”
“Sí, por ahora,” Mai se mostró meditativa. “Puede que nuestro querido y lindo amigo todavía no comprenda aquello que se llama amor, así que hay que darle tiempo…”
“Mai-neechan…” el pelicenizo frunció el ceño e hizo un puchero.
“P-perdón…” Yukko volvió a compadecerse por el otro. Era evidente que a él no le hacía nada de gracia, quién sabía por qué motivo.
“Está bien…” para variar, Mai sonrió comprensivamente al menor y le agarró de un hombro. “Tú sabes que soy de bromear con otras personas. No me tomes con seriedad.”
“…” él desvió su mirada. “¿Entonces lo dejarás de decir?”
“Veremos…” le soltó y regresó a su inexpresión. “Hm, el profesor acaba de entrar. Te recomiendo que termines con tu postre cuanto antes.”
“…” Hotarumaru dio un suspiro y continuó con su gusto, aunque con menos energías que antes.

La clase no tardó en empezar y esa pequeña e inocente broma pasó a segundo plano, al menos de momento, ya que Yukko temía que Mai siguiera esa ‘recomendación’ de Tsurumaru de incomodar ocasionalmente al pequeño.


Cho había salido de una clase de química hace poco en compañía de Ayesha, y las dos caminaban juntas fuera de la facultad de química hacia un área de comidas cercana. Después de aquella clase intensiva, las dos finalmente habían podido despejarse y hablar entre ellas con respecto a sus fines de semana pasados.

“Realmente son geniales por haber ido a esa donación de sangre,” comentó la rubia, maravillada. “Nio y yo fuimos de paseo con Nagito por la ciudad, donde él nos mostró varias tiendas interesantes y cosas que hacer. Fue muy divertido.”
“Me alegro por ustedes…” Cho sonrió con cortesía, pero se le hacía extraño oír sobre su Rebel como una persona funcional. Le tocaba acostumbrarse a que Ayesha era cercano a él. “Imagino que tu hermanita estuvo muy contenta.”
“Ay sí, ella que siempre me reclama que no la saco a pasear lo suficiente,” asintió, y luego desvió su mirada. “Lamentablemente, Hajime no se había estado sintiendo muy bien así que tuvo que ausentarse al paseo.”
“Vaya, es una lástima. Espero que se esté recuperando.”
“Sí, felizmente lo está. Hoy me envió un mensaje diciéndome que está por retomar su horario, así que no fue una recaída de la cual preocuparse mucho. La próxima me tocará ser la guía luego del paseo que Nagito muy amablemente nos concedió.”
“Eh, sí, sé que lo apreciaría mucho.”
“Cho, pues…” Ayesha dejó la charla animada a un lado. “Tu prima me dijo que habías tenido una pequeña discusión con tu hermano. ¿Todo bien?”
“¿Eh?” eso le agarró sorpresivamente, aunque la HiME asintió con leve pesadez y no le dio demasiada atención. “Sí, está bien, gracias por preguntar.”
“¿Seguro?”
“En verdad…” dio un suspiro. “Creo que también reaccioné un poco fuerte con mi hermano, ahora que me pongo a pensar. Ya lo conozco y sé que no tuvo intenciones de incomodarme o enojarme. Aunque, aun así…” Cho se apenó. “A veces temo mucho que él se esté viendo muy envuelto en mis asuntos HiMEs. No tanto por el hecho que me corresponde a mí, más bien… temo que todo esto le termine haciendo más daño a él que a mí, y fue evidente que sí tiene varios amargos de la vez pasada, por algo esta discusión ocurrió…”
“Cho…” Ayesha se notó preocupada.
“Sigo preocupada por él, y parte de mí quisiera dejarle detrás en este asunto para impedirle envolverse en todo esto, pero tampoco es lo correcto de hacer.”
“Sí, pienso que no lo es, Cho,” su compañera asintió convencida y determinada. “Comprendo cómo te sientes y lo mucho que quisieras garantizar que tu hermano no sufra desencadenantes, pero precisamente por ser tu hermano es que el asunto de HiMEs le incomoda. Espero que los dos lleguen a entenderse bien en algún momento, porque son familia y se cuidan mutuamente, y lo mejor es no estar solo ante la adversidad.”
“Tienes razón, Ayesha,” Cho asintió seriamente. El punto de su amiga era muy cierto, pero no se sentía muy cómoda con la idea. De todos modos, se sentía agradecida por la dedicación de su compañera al intentar aconsejarle.

Ellas llegaron a esa área de restaurantes y Cho se dirigió a una enorme maceta en el medio de los puestos de comida, el cual fue un punto de encuentro ya que Youmu se encontraba ahí revisando su celular y claramente esperándole.

“Oh, es tu amiga HiME,” Ayesha se animó.
“Sí, justo la llamé porque quería pedirle un favor,” explicó Cho, quien aceleró un poco el paso. “Youmu, buenos días, gracias por venir.”
“Buenos días, Cho, ehh… Ayesha, si no me equivoco…” dijo la peliblanca con leve torpeza.
“Sí, buenos días, Youmu,” la rubia le sonrió animada. “Es tan grato verte desde hace más de una semana. ¿Cómo estás?”
“He estado bien, espero que haya sido lo mismo para ti,” Youmu guardó su celular. “Lo lamento, quisiera quedarme a dialogar con ustedes, pero tengo un entrenamiento que está por comenzar,” miró a su compañera HiME fijamente. “Comprendo que necesitabas mi ayuda con algo, Cho.”
“Sí, desde ya te agradezco, aun si lo más probable es que no me puedas ayudar, pero de todos los que conozco, tú puedes ser la que posee más información.”
“Información…” alzó una ceja. “Suena a un pedido inusual…” bajó su mirada. “No es una fortaleza mía, pero haré un intento. ¿Qué tipo de información necesitas?”
“Pues…” Cho se mostró retraída. No daba la impresión de querer pedir el favor en primer lugar, pero se decidió a hacerlo. “Sé que provienes de una familia que practica la pelea con katanas, y el fin de semana demostraste que tenías información sobre otra familia como la tuya.”
“Sí…”
“Por ello… me sabe mal pedírtelo, pero quisiera que me dijeras lo que sabes con respecto a los nuevos compañeros de kendo de Roxas.”
“Hm…” Youmu se impresionó mínimamente.
“¿Cómo así?” preguntó Ayesha, confundida.
“Verás…” Cho dio un suspiro. “Conocí a Komaeda como un amigo tanto de Osaka como de Roxas y él se presentó muy amable y servicial hasta nuestra primera pelea, donde puso en riesgo a mi hermano. Debido a ello, debo admitir que he agarrado cierto recelo a personas que se aparecen tan repentinamente como él lo hizo, y esos dos nuevos chicos lo han hecho.”
“Ya veo…” su compañera de química se afligió. Le era difícil oír esa apreciación ya que se trataba de su amigo de la infancia.
“En verdad pienso que los dos son buenas personas y no me han dado ninguna razón para desconfiar de ellos, pero sí pienso que se mantienen muy cercanos a mi hermano y por ello quisiera al menos darme la idea de quiénes son,” explicó Cho, desviando la mirada. “Sé que ya tengo a mi Rebel asignado y de por sí están en Hanasaki y sus familias parecen ser célebres y la razón por la cual ambos han tenido tan buena acogida… sólo que…”
“Entiendo bien tu posición, Cho. No necesitas decir más,” Youmu asintió. “A decir verdad, estaría en tu mismo dilema en caso que alguna persona haya aparecido así ante Yuyuko-sama. Sería muy inquietante y también me aseguraría de tenerlo todo bajo control.”
“Gracias por tu comprensión.”
“Como dices, ellos vienen de buenas familias, y a diferencia de los Toushirou, no han mostrado ser tan reservados. Bueno, los Kotetsu han sido un tanto cerrados con la mayoría, pero sí se han hecho de amigos con familias de mi círculo,” ella alzó su mirada con cierto esfuerzo. “Sin embargo, no tengo nada de interés que pueda decirte inmediatamente. Cuando regrese a casa, veré si te puedo encontrar información y te lo reportaré mañana. Lo prometo.”
“Sí, muchas gracias,” la peliceleste asintió, sonriendo agradecida. “Oírlo me alivia.”
“No hay de qué. Nos vemos pronto, tengo que irme.”
“Sí, que te vaya bien.”
“Que tengas un buen día,” se despidió Ayesha con una reverencia.

Esa pequeña conversación había llegado a su fin y luego de ver a Youmu abandonar el ambiente, las otras dos fueron a buscar algún pequeño aperitivo antes de su siguiente clase. Cho no tendría que esperar mucho para recibir su reporte, aunque le quedaba un ajetreado día de por medio.


Pasaron unas horas y se acercaba el almuerzo. Roxas se encontraba descansando, sentado frente al pequeño patio tradicional en el complejo de dojos. La mayoría de estudiantes habían aprovechado el descanso para salir e ir a comer en algún lugar cercano, mientras que él apenas había traído un pequeño refrigerio y prefería disfrutar de la tranquilidad.

Pese a tener poco que consumir, se había tardado bastante tiempo en hacerlo ya que su mente no dejaba de meditar sobre la breve reunión que había tenido con la directora. Ello le inquietaba bastante, y sabía que lo haría por mucho tiempo…

“¡Senpai!” Urashima llegó corriendo donde él con los ánimos de siempre y se sentó a su costado. “¿Cómo estás? Hm, se ve que no has traído mucho de comer, así que podemos compartir mi obento. Hehe, y descuida que lo cocinó Horikawa, no yo. ¡Va a estar delicioso!”
“E-estoy bien, gracias,” Roxas dio un suspiro. Ese pequeño siempre era toda una avalancha cuando se aparecía. “Si como más que esto, puede que me caiga un poco mal cuando volvamos a practicar. Por eso no me parece que la mayoría vaya a comer comida chatarra en nuestro descanso.”
“Vamos a volver a practicar con estiramientos y ejercicios de calentamiento. Sé que va a estar bien.”
“Pensé por un momento que ibas a comer con todos.”
“Nunca echaría este delicioso obento a perder. Sólo fui a comprar otra botella de agua.”
“¿Y dónde está Horikawa?”
“Tenía que encontrarse con uno de sus profesores para recibir material suplementario que le ayudaría a ponerse al día,” Urashima levantó la tortuga en su hombro y la alzó frente a su rostro para mirarla con cariño. “Nuestro amigo siempre tan disciplinado, Kamekichi. Esperemos que esté bien tomando un semestre sobrecargado además de nuestras prácticas de kendo. Pero lo va a poder hacer, ¿no? ¡Hehe, pienso que sí!”
“…” Roxas le miró sonriendo y dio un suspiro. Ese chico realmente representaba bien a alguien que vivía la vida a todo dar por disfrutar de cada momento. Ojalá pudiera compartir sus energías de vez en cuando.
“Hm, pero senpai…” luego de regresar a Kamekichi a su hombro, Urashima le miró de cerca con curiosidad. “Siento que has estado muy reservado últimamente. Toda esta clase me has parecido distraído y fuera de foco. ¿Estás bien?”
“Ehh, sí, no te preocupes…” intentó ignorarlo, esperando que cambiara de tema.
“Uhh, pero si Osaka me dijo que tuviste una discusión con tu hermana el jueves pasado y las cosas no han estado yendo bien.”
“¡Eck!” el Key se sobresaltó por el hecho que el otro supiera esa información, y se frustró de sobremanera. “¿Acaso Osaka no tiene filtro alguno…?”
“Sólo quiero ofrecerme de apoyo por si necesitas de algo,” le dijo de manera casi suplicante. “Sé que tu situación es difícil y pienso que ustedes deben estar unidos como familia que son.”
“Gracias…” sólo le quedó apreciar las intenciones. Roxas desvió su mirada. No estaba del todo convencido confiar en un nuevo a Hanasaki, especialmente alguien tan inocente y entusiasta como él, pero realmente necesitaba conversar con respecto a su reunión con la directora. “Pues, Urashima, me acabo de enterar que los Keys tienen la posibilidad de desarrollar poderes y ayudar a las HiMEs en la batalla…”
“¡WOAH!” Urashima se sobresaltó. “¡¿E-en serio?! ¡Es increíble! ¡¿Lo oíste, Kamekichi?! ¡Senpai va a ser un guerrero mágico!”
“…” Roxas casi se arrepintió en un segundo.
“¿C-cómo así, senpai? Creo que oí que las HiMEs dan una prueba para tener poderes. ¿Tendrías que dar una también?”
“N-no…” pese a ser él quien estaba dando las explicaciones, casi se sentía mareado por las energías del otro. “Da la impresión que es un proceso espontáneo simplemente por ser un Key… pero… no sé si realmente ocurrirá para mí…”
“¿Eh? ¿Por qué no?”
“Verás…”

Flashback

Roxas había acudido donde la directora, quien al no encontrarse atendiendo a nadie, le concedió la conversación que había estado esperando. Ahí Roxas le dijo lo que acababa de oír de su prima, pero lamentablemente no iba a recibir una respuesta muy favorable.

“Quisiera calmar tus preocupaciones, joven Tanaka, pero no puedo darte ninguna garantía que nuestro pronóstico realmente te pueda dar poderes o que sea garantizado para los Keys en general,” le contestó Miranda, yendo al punto.
“Esa no es realmente una respuesta de ningún tipo,” Roxas se impacientó.
“Es porque nosotras tampoco lo sabemos con certeza. Fran ha podido sentir un surgimiento de poder en los Keys, pero como no tiene precedente alguno ni se ha podido observar aún, sólo podemos venirnos con teorías. Mientras tanto, te aconsejo que continúes actuando con prudencia ante el Rebel de tu hermana, y que veles por tu propio bienestar.”
“…” el chico comprimió sus puños, inquieto. “Pero debería hacer algo, si es que dicen que han detectado este poder… por favor, sé que soy más fuerte que Cho y de tener poderes mágicos sería un gran aliado para ella.”
“Eso que dices es evidente,” observó Fran, mirándole con su característica frialdad. “Sin embargo, no puedes arriesgarte por una simple teoría. Es más…” se cruzó de brazos. Ella no iba a ahorrarse ningún comentario. “Siendo perfectamente sincera, aquel surgimiento de poder que siento en los Keys no ha sido en todos en general, y de momento no siento dicho surgimiento en ti. Puede que algunos Keys tengan el potencial, pero en estos instantes tú no lo posees.”
“…” ello sentó muy mal en Roxas, quien bajó su mirada en shock. “¿Por qué…?”
“No tenemos respuestas, pero no consideres esta observación como un limitante o como que hay un problema contigo,” Miranda quiso aliviarle un poco. Ella comprendía que el joven se tomaba el tema con bastante seriedad. “Seguimos investigando el porqué, pero al igual que los poderes de una HiME, puede que este poder se desarrolle con la misma incertidumbre y relatividad. Sabes que no todas las HiMEs despiertan sus poderes al mismo tiempo y muchas tardan en sacarlos a flote. Podría ser eso.”
“Tal y como podría no serlo…” declaró Fran para dejar las cosas en claro.
“…”
“Sólo te pido que te mantengas calmado y paciente,” le instruyó Miranda. “Lo último que querríamos, tanto nosotras como tu hermana, es que te pongas en riesgo sin motivos.”

Fin del Flashback

“…entiendo,” Urashima asintió.
“No comprendo por qué no podría desarrollar poderes, si es que la asistente de la directora ha detectado aquel potencial en otros Keys…” Roxas bajó su mirada, inquieto. “¿Es que acaso… hay algo malo conmigo…?”
“N-no lo veas así, senpai. Ellas te dijeron que todavía no saben las cosas bien. Puede que no sea nada así.”
“Pero, ¿cómo se supone que debo tomarlo?”
“No lo sé…” Urashima miró hacia la pequeña fuente de ese patio por un momento. “Si te pones a pensarlo, si la HiME es la persona mágica aquí y tu poder se deriva de ella…” se dirigió a su mayor, ladeando la cabeza. “¿Entones no sería lógico que cualquier problema con tus poderes viene de tu hermana y no de ti?”
“¿Eh?” Roxas se confundió, aunque encontró mucho sentido a lo que decía. “E-entiendo, pero…”
“Aunque, las personas somos complicadas en general. No podremos entenderlo ni aunque lo intentemos. Sólo nos toca esperar que todo esté bien,” le sonrió. “Y sé que lo estará. Sé que tu hermana te quiere mucho y tú a ella, y tengo entendido que esta unión es una de las cosas más importantes para las HiMEs, ¿no es así? Quizás sólo sea cuestión de darle un poco de tiempo.”
“…” le había sorprendido levemente esa observación de Urashima. Al parecer él también tenía sus momentos reflexivos pese a su comportamiento usual. Sonrió un poco, encontrándole gracia. “Heh, gracias, espero que tengas razón.”
“¡No hay de qué! ¡Por algo me he ofrecido como un apoyo!” él sonrió ampliamente y le dio un saludo militar. “Sé que situaciones así pueden causar problemas entre personas a veces, pero sé que ustedes dos son familia, y la familia es lo más importante, por encima de todo lo demás. Sólo tienes que recordarlo.”
“Estoy de acuerdo,” asintió. “Suena a que también eres cercano a tu familia.”
“¡Por supuesto! Con el tiempo me he distanciado un poco de mis padres porque siempre andan ocupados, pero aun con la distancia seguimos siendo cercanos. Y mi hermano siempre ha sido un mentor para mí y me ha apoyado en mucho. Crecí junto a él y también he tenido mis problemas con él, sobre todo porque no siempre soy tan dedicado y disciplinado como debería, hehe.”
“…” sonrió un poco. “Lo mismo me pasaba con Cho.”
“Pero pese a todo, sé que siempre vamos a estar juntos y en el mismo lado,” asintió completamente convencido. “¿Y tú, senpai? Imagino que has sido cercano a tu hermana durante toda tu vida, ¿no es así?”
“Sí, pese a que siempre fuimos personas muy distintas, nos hemos llevado muy bien y nos hemos apoyado mutuamente…” él bajó su mirada, algo desanimado. “Aunque recientemente me he puesto a pensar, y creo que Cho siempre me ha apoyado más a mí que yo a ella…”
“Senpai…” Urashima se preocupó un poco.
“Nosotros hemos estado juntos desde siempre, por más que no seamos hermanos por sangre. Hemos sido cuidados por distintas personas hasta que llegamos a la casa de nuestros padres adoptivos, a quienes no conocimos por mucho tiempo porque fallecieron en un accidente automovilístico. Todo ese tiempo, Cho tomó el rol de hermana mayor y cuidó de mí. Me protegió de varias cosas difíciles que ocurrieron en aquel entonces…”
“…”
“…” Roxas comprimió sus puños. “Siento que lo tomé por sentado y no lo he evaluado profundamente hasta sólo recientemente. Por eso quisiera apoyar a Cho, pero lo veo complicado. A veces siento que todo está en mi contra…”
“No digas eso, senpai…”
“Ojalá que tengas razón, Urashima, y que sólo necesite un poco de tiempo…” sonrió rendido y frustrado. “No sé cuánto tiempo más necesitaré, sólo deseo que sí pueda hacer algo, y que no sea muy tarde…”
“No lo va a ser, y pase lo que pase, tú sigues siendo su hermano. La estás apoyando de todos modos, tienes que comprenderlo.”
“…” Roxas quiso decirle algo o mostrar su apreciación por intentar animarle, pero no se sentía muy cómodo. Realmente sentía que necesitaba hacer mucho más que ‘ser su hermano’.
“…” al notarle todavía meditativo, Urashima abrió su obento y se lo extendió. “¿No quisieras un poco de comida? Tengo un montón, y te hará sentir bien.”
“Está bien, gracias. Tú cómelo, sé que tienes más apetito que yo.”
“Uhh, pero prométeme que eventualmente comerás algo de la comida casera de Horikawa. En serio te estás perdiendo de mucho.”
“S-sí, Osaka ya me lo dijo…”
“Hehe~” eso le animó y separó sus palitos chinos para iniciar con su merienda. “Lo esperaré. ¡Gracias por la comida!”

Él se puso a comer con mucho gusto y Roxas se excusó un momento para ir por algo de beber a una máquina dispensadora cercana. Pese a que la conversación no le había aliviado sus inquietudes del todo, compartirlo con Urashima sí le había servido, y también le ayudó a poner las cosas en perspectiva. No podía andar inquietándose por incertidumbres de manera inútil y le tocaba mantener los ánimos en alto.

Esa conversación había sido refrescante porque sentía que hace mucho tiempo no conversaba con alguien así. Ya no era el chico amiguero y extrovertido del pasado, y curiosamente lo había extrañado un poco. Su autoproclamado kouhai realmente le caía bien por más hiperactivo que fuese, y empezaba a sentir que podía confiar en él.

Roxas llegó a la máquina de bebidas donde compró una botella de agua, y al recogerla y darse media vuelta para ir de regreso, vio a gran distancia algo que le inquietó. No había duda. Era el Rebel de Cho por aquellos cabellos blancos disparatados que sólo él tenía.

“…” no sabía qué hacer. Comprendía que él paseaba por Hanasaki con frecuencia y tenía varios amigos en la universidad. También sabía que no debía precipitarse a nada al no tener los medios de apoyar a su hermana. Él no llegó a hacer nada ya que divisó a unos compañeros de kendo acercarse a él.

“Roxas, vamos, estamos por reanudar el entrenamiento,” le dijo uno.
“No te quedes atrás o el entrenador te hará correr extra,” dijo otro en son de broma.
“Eh…” él asintió algo perplejo y se rindió a acompañarles hacia el dojo. Sólo le quedaba desear que todo fuera a estar bien…



Llegó la hora del almuerzo y el grupo de Rizembool se juntó para ir a almorzar juntos en una cafetería cercana a su siguiente clase. Ni bien los tres consiguieron sus platos y caminaron para buscar un sitio disponible, se encontraron con Hajime y Tsurumaru ocupando una mesa amplia y el peliblanco les llamó con un gesto para que se acercaran.

“Yo!” les saludó con una sonrisa. “Verlos almorzar juntos me deja saber que han ido a clase. Mis protegidos son más disciplinados que yo, y eso me gusta.”
“Dudo que compararnos contigo en disciplina sea realmente un logro,” comentó Hotarumaru, pensativo. “Oh, Hinata-kun, es un alivio verte.”
“Sí, en verdad,” Yukko se acercó al pelimarrón. “¿Te sientes bien? ¿No te pasó nada serio?”
“Estoy bien, no se preocupen por mí,” respondió Hajime, un tanto incómodo. “Sólo fue una recaída y descansé el fin de semana para reponerme. Me alegro de estar de regreso por aquí.”
“Yo también,” Mai asintió, inmutada. “Si te fuera a ocurrir cualquier cosa, temería la reacción de tu Rebel novio.”
“¡Él no es mi novio!” exclamó Hajime, harto. “¡Deja de molestarme con él!”
“…” Mai le levantó un pulgar para darle el visto bueno. “Te sobresaltaste y no te afectó la salud. Estás sano.”
“Q-qué rara eres…” le miró con desapruebo.
“¡Hahaha! Es evidente que ustedes nunca se van a aburrir,” Tsurumaru rió con ganas. “En fin, vine para traerles a su compañero. Hajime va a necesitar de sus apuntes y conocimiento de clases por las que faltó el viernes y hoy en la mañana. Luego de eso, imagino que todo regresará a la normalidad para él. Hotaru-bou, tú eres el experto para asistirlo.”
“No hay problema,” el pequeño asintió. “Pero debo admitir que me sorprende que seas tú quien haya acompañado a Hinata-kun, Tsurumaru. Imaginé que Komaeda sería quien vendría con él.”
“Ese chiflado…” por la mención del Rebel, Hajime desvió su mirada con disgusto y frustración. Eso les dejó saber que algo había pasado, y Tsurumaru se encargó de explicarlo.
“Su amigo sí lo acompañó un rato en la mañana para desayunar y todo, pero luego me avisó ya que recordó una de sus obligaciones más importantes,” el peliblanco se encogió de hombros y sonrió con simpleza. “Es inevitable, al ser un Rebel…”
“…” Hotarumaru asintió, desviando la mirada. Hubo un pequeño momento de silencio, en el cual Yukko miró a todos como quien se perdía de algo.
“¿De qué obligación están hablando?” preguntó ella, y notó de inmediato cómo la mayoría mostró distintos indicios de frustración. “¿Q-qué dije…?”
“¡Hanasaki-chan~!” y Tsurumaru se alegró de sobremanera y le abrazó del cuello como a una niña sumamente adorable. “¡Hahaha! ¡Sabía que podía contar contigo! ¡Hasta te lo tenemos que explicar!”
“S-siento que no debí haber preguntado…” ella se torturó al ser molestada afectuosamente por su ingenuidad una vez más.
“Sí, no debiste, pero como Hanasaki-chan es normal que recién estés aprendiendo,” dijo Mai, ajustándose las gafas. “Komaeda se encuentra en su labor de ser un Rebel al ir a atacar Hanasaki. A su HiME, específicamente.”
“Eh…”


Cho se encontraba en su descanso y se había separado de Ayesha para ir a revisar los huertos de su electivo, ya que le tocaba regarlos ese día. Había terminado con su labor y caminaba de regreso hacia el centro de la universidad luego de salir de las zonas de cultivo.

Su caminata le había hecho llegar por el área de deportes, la cual intentaba pasar rápidamente en un intento de no encontrarse con su hermano. Roxas debía estar en plena práctica, así que consideraba que no se verían, pero el simple hecho de pasar por ahí le resultaba incómodo. Decidió enfocar su mente en qué iba a almorzar ese día, ya que por su labor no iba a tener mucho tiempo de hacerlo antes de su próxima clase.

Pero aquello que había estado olvidando, a pesar de ser una HiME, estaba por ocurrir…

“Hola,” Komaeda se apareció a un costado repentinamente. Él levantaba una palma en señal de saludo y sonreía tranquilamente.
“…” y Cho se asustó comprensivamente y se giró para encararle. Por su repentina aparición y por no estar rodeada por nadie y entre gimnasios vacíos, sabía lo que la aparición de su Rebel significaba en ese momento.
“Da la impresión que nunca dejarás esa alarma, ¿no es así?” el peliblanco sonrió con torpeza. “Pese a que he dejado en claro repetidamente que no te veo como una enemiga ni guardo sentimientos negativos hacia ti. En verdad me siento afortunado, y un tanto desmerecedor, ser el Rebel de una excepcional HiME que peleó en la batalla final hace tres años…”
“…”
“Aunque… si esa tensión es tu forma de prepararte para una pelea…” él asintió, dando el visto bueno. “Está bien. Eso quiere decir que apruebas la pelea.”
“…” la HiME miró de un lado a otro para asegurarse de que nadie estaba presente aparte de ellos. Ese era el caso, pero sabía que, si una batalla ocurría ahí, Roxas estaba lo suficientemente cerca como para enterarse. “¿N-no podemos ir a otro sitio?”
“¿Perdón?” el Rebel ladeó su cabeza. “Pero si pienso que es un buen lugar. No hay personas rodeándonos, y varios me dejaron saber que me sobrepasé en nuestra batalla anterior. Tampoco desearía que pongas las condiciones siendo yo quien tiene la iniciativa, además que te estuve esperando y agradezco de todo corazón que Altugle-san no se encuentre contigo. He sido afortunado de coincidir con tu soledad.”
“…” empezaba a estresarse. Cho estaba decidida a comenzar una carrera con tal de salir de ese lugar. Estaba de acuerdo en no involucrar a otros, pero no quería invocar a su hermano por nada del mundo.
“Tal vez no deberíamos hacer más preámbulos, ¿no te parece?” preguntó el Rebel como quien dialogaba con un gran gusto y tranquilidad. “¿Recuerdas el proyecto que me encuentro haciendo con tu prima de Rizembool?”
“¿Acaso…?” Cho se alarmó y no pudo continuar con su pregunta porque vio a su Rebel sacar un detonador de su bolsillo, y apretarlo.



“¿Eh?” Urashima se asustó al oír una explosión cercana que causó temblores en la estructura del dojo. Todos los presentes se detuvieron al instante en el entrenamiento y levantaron sus miradas al techo.
“Una batalla HiME…” dijo un chico.
“¿Tú crees?” otro se alarmó.
“Tranquilos,” dijo el instructor con severidad. “Ustedes no tienen por qué inquietarse, no es su tema. Me pondré en contacto con la seguridad de la universidad para mantenernos informados.”
“…” Roxas bajó su mirada y comprimió sus puños con impotencia y grandes nervios. ¿Sería Komaeda? ¿Se encontraría atacando a Cho en esos instantes? No lo pensó más y salió corriendo, recogiendo sus zapatos a la salida del dojo.
“¡Roxas!” Horikawa se alarmó, y su inquietud sólo creció al ver a Urashima decidir seguir al Key de cerca. “¡O-oye!”



La explosión había sido bastante intensa para Cho por la cercanía de la bomba plantada, pero esta no le causó daños físicos, aunque la derribó al piso y la cubrió de una nube de polvo. Ella se levantó a duras penas con sus extremidades temblorosas y sus oídos silbantes mientras el aire se disipaba. Vio la silueta de su Rebel parada en su punto de inicio, inmutado y claramente esperándole.

La HiME pensó en aprovechar la nube de polvo para huir, pero notó cómo el Rebel precisamente había plantado la bomba detrás de ella, y había un cráter donde previamente fue una intersección entre dos caminos y cuatro gimnasios. No había forma de que ella fuera capaz de saltarlo ni trepar las paredes a sus lados por su cuenta. No, lo único que podía pensar era cómo en el pasado habría usado su péndulo para colgarse de algún poste de luz y saltar encima del obstáculo, pero eso era historia. Su arma había cambiado, y para mal, al no poder maniobrarla.

“…” no podía huir, y sabía que Komaeda no le dejaría simplemente pasar a su costado. Él sin duda había previsto que trataría de escapar.
“Sé que esta fue una sorpresa para ti, pero había esperado que al menos pudieras resguardarte un poco mejor,” observó el Rebel. “Había decidido dejarte descansar este fin de semana luego de tu muy generosa donación de sangre para que estés en óptimas condiciones. Osaka me ha dejado saber que te encuentras entrenando, y por ello vengo a medir tu progreso como HiME. Sin lugar a dudas…” él sonrió inspirado. “Me siento dichoso de que me dediques entrenamiento…”
“…” ella comprimió sus puños. No tenía de otra, así que invocó llamas en sus manos para prepararse para cualquier ataque de su oponente.
“Pese a que no dudo que tu elemento es de temer…” Komaeda movió una de sus manos en el aire, dejando minúsculos condensados de nitrógeno detrás que desaparecían en el acto. “Espero que hayas incrementado tu fuerza, o mi habilidad de licuefacción del aire volverá a servirme de escudo, como la vez pasada…”
“Tsk…” Cho sentía que tenía todas las de perder. Recordó que Komaeda era supuestamente débil en combate cercano, incluso más que ella, pero en las presentes circunstancias consideraba que estaba en una gran desventaja. Recién se encontraba reanudando su entrenamiento.
“¿Acaso siempre has sido pasiva, y esperado a que los Rebels ataquen?” Komaeda sacó su arma, y notó el estrés crecer en su HiME. “No parece ser una estrategia. Espero sinceramente que madures más, como la HiME que eres…”

Cho se vio apuntada por la pistola de Komaeda, e instintivamente invocó su naginata. Esta nuevamente probó ser muy pesada y sería inútil como escudo, pero necesitaba sacar todo su limitado arsenal en caso le fuera útil. Al menos la previa explosión no le había debilitado.

El Rebel disparó, lo cual resultó en un shock que estuvo por impulsar a la HiME hacia el cráter. Ella resistió como pudo y le tocó clavar la base de su naginata, lo cual le sirvió como apoyo. Cho no tendría que preocuparse de balas estándares, pero con su Rebel, alargar la situación no necesariamente resultaría más ‘placentero’.

La HiME extendió una mano para lanzar ráfagas de fuego a su Rebel, quien se protegió con su mano libre al generar más nitrógeno líquido. Si bien eso nubló la vista del Rebel, Cho tampoco pudo predecir que él volvió a disparar otro proyectil de shock y este le lanzó al piso y soltó su naginata con torpeza. Le tocó volver a levantarse y continuar con su ataque de fuego. Intentó de inmediato correr hacia su Rebel, aunque otra bala de shock le volvió a impulsar hacia atrás. Cada una de esas caídas causaban raspones y moretones en la HiME, y ella se levantaba con creciente dificultad. Cho trataba como podía de invocar llamaradas de diversas direcciones y avanzar en cuanto podía, pero su Rebel la tenía completamente limitada.

Ella entró en pánico, y usó bastantes energías para englobar a su Rebel en su elemento, pero ni aun así pudo derrotarle. Komaeda terminó mostrando una leve quemadura en la mano que extendía para licuar el aire, además de cierto cansancio, pero nada comparado con lo que ella experimentaba.

“…” Cho cayó de rodillas al piso y miró impotente al suelo frente a ella. Era una broma, una excusa de HiME, un insulto para Miranda y sus compañeras HiMEs. Se sentía como una rata enjaulada y a la merced del niño que sacudía su prisión y la torturaba sin posibilidad de escape. Sin siquiera poder darle una mísera mordida en medio de aquel abuso de su parte. Sus ojos se nublaron de lágrimas y golpeó sus rodillas con ambos puños para descargar su frustración. ¿Tan inútil era? Bien podía morir ahí de no ser porque su Rebel no se veía interesado en pelear sin que ella ‘alcanzara su potencial’. ¿Es que acaso ello era siquiera posible para ella?
“¿Qué ocurre? ¿Estás frustrada?” Komaeda se quedó sin palabras y observó con desconcierto a su HiME quien la miró con impaciencia y odio. “¿Es que acaso un símbolo de la esperanza de Hanasaki se rendirá sin más en una situación como esta?”
“¿Te…te burlas de mí…?” le dijo, con la voz quebradiza. “¿No ves… que ya he perdido?”
“…” él dio un pesado suspiro y negó repetidamente. “¿Habré venido muy pronto? ¿Por qué no puedes hacerme frente? Aunque… no estoy tan preocupado por tu falta de fuerza…” él entrecerró sus ojos. “…es tu actitud derrotada lo que me enferma, lo que me hace dudar que merezcas pertenecer a Hanasaki, y ser confiada con su protección…”
“…” Cho se inquietó, aunque aquel sentimiento se transformó en terror al ver a su hermano correr hacia ellos desde detrás de su Rebel.



“¡Déjala en paz!” exclamó, corriendo con su espada de práctica. Él pretendió alistarse para atacar al Rebel, pero este le disparó con un shock. “¡AAHHHH!”
“¡…!” Cho tembló y se levantó como resorte, pero Roxas no resultó muy afectado por el ataque. Él se estrelló de espaldas contra una de las paredes de los gimnasios y se levantó con cierta dificultad.
“Sabes que no debes involucrarte en nuestra pelea,” le explicó Komaeda con leve frustración. “No es que desee lastimarte, sabiendo lo importante que eres para el desempeño de mi HiME.”
“¡Cállate!” Roxas le gritó, y desvió su mirada. “Maldición… te vi de lejos… debí haber sospechado que estabas aquí para pelear…”
“R-Roxas, esta no es tu pelea…” dijo Cho, alarmada.
“¡Eso no es verdad!” él le contestó con cólera. “¡Sé que tengo el potencial de desarrollar poderes! ¡No pienso quedarme con los brazos cruzados, Cho!”
“…” la HiME palideció. “¿Cómo lo sabes…?”
“¡Deja de ocultarme las cosas!” él pasó a encarar al Rebel. “Tampoco pienso dejar que todo siga sin represalias para ti, luego de lo que me hiciste y de lo que hiciste a Cho. Soy también tu enemigo y pretendo desarrollarme como tal desde ahora.”
“¿Acaso los Keys puede que peleen con las HiMEs?” Komaeda se impresionó y sonrió como si fueran las mejores noticias del mundo. “¡Qué maravilla! En verdad me alegro mucho por ti, créeme. Comprendo que estás muy involucrado en el bienestar de tu HiME.”
“Tsk…” Roxas mostró ciertos nervios por aquella reacción tan impredecible del peliblanco. Era un completo chiflado.
“Aunque, por tus palabras, creo entender que todavía no desarrollas dichos poderes que te harían un igual a nosotros, y una verdadera esperanza para todos en vez de ser un completo estorbo para tu hermana…”
“No te atrevas…” el Key se tensó y le miró con furia.
“Entonces… por más que pueda haber dicho improbable pronóstico en tu cabeza… ¿no crees que te sobrepasas por estar aquí?” le preguntó, meditativo. “Admiro tu necedad y clara visión de pelear y no rendirte. Podrías contagiar esas vibras y esperanzas a tu hermana… pero ello no cambia que seas absolutamente inservible frente a mí. Aprende tu lugar, Key.”
“¡Miserable!”
“¡S-senpai!” Urashima llegó y de inmediato agarró a Roxas para prevenir que lance donde el Rebel.
“¡Suéltame!” Roxas forcejeó, pero no pudo liberarse. “¡No puedo quedarme con los brazos cruzados!”
“¡Pero es peligroso! ¡Sé paciente! ¡No olvides de lo que hablamos, por favor!”
“…” Komaeda se quedó en blanco al ver a aquel otro chico, y miró de reojo hacia uno más que acababa de alcanzarles.
“R-Rebel…” Horikawa se le dirigió y dio una reverencia con ciertos nervios. “Siento mucho el pedido, pero quisiera que parara con este ataque. N-no los involucre a ellos, por favor…”
“Suena a que no tengo opción,” el Rebel sonrió frustrado y se dirigió a Cho. “No pretendía continuar por mucho más, pero con inocentes presentes, presiento que nuestra gloriosa competencia por la esperanza de nuestras instituciones pasaría a segundo plano.”
“…” Cho se molestaba cada vez que le oía hablar así.
“Espero que continúes con tu entrenamiento. Quiero realmente conocer a la poderosa HiME a la cual tengo que vencer… pero tampoco puedo esperar a que te desarrolles para siempre…” él guardó su pistola y, al igual que durante su aparición, levantó una palma para despedirse. “Nos estamos viendo pronto.”



El Rebel desapareció en el acto y Cho dio un pesado suspiro para desaparecer su arma. Ello había estado cerca, y además de su enorme frustración por su gran debilidad, todavía estaba impactada por la aparición de su hermano. Y temía por su seguridad más que antes. Luego de la primera pelea, él se había en cierto modo resignado a apoyarle fuera de la batalla… aunque ahora que sabía del potencial de los Keys, muy probablemente no dejaría de exponerse al peligro.

“…” ella comprimió sus puños. No podía ser. Tenía que evitarlo a todo costo…
“Senpai,” Urashima finalmente soltó a Roxas y retrocedió un par de pasos para darle espacio. “¿Estás bien? Vi que fuiste impactado por el Rebel…”
“Sí, estoy bien, no me hizo nada…” él se vio disgustado. “Pero no debiste seguirme, Urashima. No debes involucrarte en esto.”
“T-tú tampoco, senpai,” el menor se incomodó. “Algo te pudo haber sucedido.”
“Urashima tiene razón,” declaró Horikawa, con urgencia en su voz. “Por más que desees ser un apoyo en esta pelea, no te encuentras con las habilidades de ayudar a tu hermana. Esta no es tu pelea, y debes comprenderlo.”
“Tsk…” el Key se amargó. “¡No hables como si entendieras!”
“…Horikawa tiene razón,” Cho cortó con su silencio y caminó hacia la altura de los chicos, para retirarse de esa área e ir por asistencia médica. Ella miraba fijamente a su hermano, con una intensidad que le había dejado sin palabras. “Aquí eres tú quien no lo comprende, Roxas. No puedes pretender que lanzándote intempestivamente al peligro es la forma de solucionar tus problemas. Soy una HiME y tengo el potencial de luchar precisamente para evitar este peligro. Así como estás no vas a ayudarme, así que deja de meterte en mis asuntos.”
“¿Q-qué dices?” él se quedó en blanco, y no tardó en enfadarse. “¿Entonces qué estaba haciendo Komaeda ahora? ¿Acaso no te había derrotado para cuando llegué? ¡¿Acaso no vine justo en el momento en el cual necesitabas ayuda?!” comprimió sus puños. “¡No te entiendo, Cho! ¡Estás hablando de que las HiMEs pelean para evitar daños en otras personas y que no debo ser impulsivo, pero, ¿acaso tú no fuiste más impulsiva que yo al aceptar ser HiME de nuevo y sin pensarlo dos veces?!”
“…”
“¡Tú no tienes facilidades para pelear como yo las tengo y tus poderes se han debilitado en comparación con hace tres años! ¡Este sería el momento en el cual necesitarías más ayuda y Osaka me dijo que los Keys pueden desarrollar poderes esta vez! ¡Por eso este tema me incumbe y soy más compatible con la pelea que tú!”
“…” Cho desvió su mirada, angustiada. Por supuesto que fue Osaka quien se lo dijo, pese a que le había pedido insistentemente que no lo hiciera… no podía dejar que las cosas siguieran así.
“¡Realmente puedo ayudarte!” exclamó Roxas, impaciente y un tanto desesperado. “¡Por eso vine! ¡Por eso me lancé a tu Rebel! ¡No creas que lo puedes hacer todo y que yo voy a simplemente darte la espalda! ¡Sé de tus limitaciones y que esta batalla es muy peligrosa! ¡No estoy de acuerdo con tu decisión de envolverte, pero pretendo estar ahí por ti!”
“Roxas…” la HiME le miró. Sus ojos transmitieron incomodidad, molestia y rechazo. “Si tengo que ser honesta… no quiero tu ayuda.”
“¿Q-qué dices…?”
“Incluso si fueras a desarrollar poderes mágicos, por más fuerte que seas… dudo mucho que pudieras ayudarme como crees que lo harías…” ella empezó a retroceder, con lágrimas en los ojos. “Eres mi hermano y no quiero verte en riesgo… pero no es sólo eso. Sé que nunca me sentiría cómoda si fuera a pelear a tu lado…”
“¿Qué quieres decir con eso…?”
“¿Cómo se supone que puedo confiar en un Key que no hace más que recriminarme y que está en completo rechazo de todo lo que hago?” comprimió sus puños y se aguantó las ganas de levantar su voz. Ya estaban haciendo suficiente show frente a esos chicos. “Por más que seas mi hermano, ¿esperas que confíe en ti con esa actitud… y luego de que… me abandonaras hace tres años, cuando yo más te necesitaba…?”
“…” eso dejó a Roxas helado.
“…” Cho derramó una lágrima. Le costaba tener que decirlo, tanto por el impacto que podría tener en su hermano, como por el hecho que le traía recuerdos amargos, pero era la verdad. Diciendo todas esas verdades sólo le hacía darse cuenta de cómo se sentía. Sí, simplemente no se sentía capaz de aceptar la ayuda de su hermano, y deseaba que él se alejara de ella y del conflicto lo más posible. “Nunca me sentiré cómoda contigo. No pretendas que estás reparando el pasado o que olvidaré lo ya ocurrido… también sé que somos muy distintos, y no somos compatibles en varias cosas… por eso no quiero tu ayuda. S-sólo… nos vas a lastimar…”
“…”

La HiME comenzó a correr. Por su breve encuentro con su Rebel, su cuerpo le dolía, pero hizo un esfuerzo para mantener su ritmo e impedir que su hermano fuera tras ella.

“¡E-espera!” Urashima le llamó, asustado, pero la HiME hizo caso omiso y giró una esquina para perderse entre los gimnasios.
“¿Qué demonios…?” Roxas bajó su cabeza y comprimió sus puños al punto de hacer sus extremidades temblar.
“S-senpai, por favor, no te lo tomes a mal…”
“¿Por qué Cho traería todo esto cuando necesita ayuda…? ¿Por qué me rechaza…? ¿Por qué quiere hacerlo todo ella sola…?” se sentía muy incómodo, y también le dolía saber lo presente que el pasado estaba en la mente de su hermana. Sabía que ella no era de dejar las cosas ir con facilidad, pero no había querido pensar en que guardaba rencores en su contra… por más sentido que ello tuviese…
“Deberíamos regresar al dojo,” dijo Horikawa, meditativo. “Deben haberse preocupado por nosotros por nuestra repentina salida…”
“Vayan ustedes… no creo que pueda concentrarme ahora…”
“Senpai…”
“Por favor, necesito estar solo…”

Roxas se marchó en otra dirección, sin un rumbo en mente. Los dos chicos le miraron preocupados, pero sabían que mejor no le inquietaban más. Se asegurarían de hablar con él más tarde, cuando fuera a recoger sus pertenencias del dojo.

La situación se complicaba y sería una semana de aun mayores complicaciones que nadie iba a ser capaz de predecir.
« Last Edit: July 09, 2017, 11:29:11 PM by Cho »


Kana

Lo siiiiento. Me quedó eterno y enredado pero ya tenía que llegar a este punto de una buena vez. Este mes me voy de vacaciones así que tenía que dejarlo ahora porque o sino no dejaba nada.

Por fin, después de como dos años, el reencuentro de muchos personajes (?)
Me quedó super #dramaqueen #marysue #kk #personajesqueseranmuyodiados pero ya está u_u

#Distorted + Happiness
— #32.1

Ken Kaneki dejó escapar disimuladamente un suspiro de aburrimiento. El pelinegro sentía el cuerpo entumecido y las extremidades dormidas al permanecer por tanto tiempo en la misma posición. Estar sin hacer nada era algo demasiado tedioso donde sentía que cada minuto equivalía a una hora.
Pensó en la relatividad de los minutos en horas en otra realidad donde un minuto terrano equivalía a unas horas en otra dimensión incognita-adyacente e inexplorada. Si fuera raptado por una inteligencia superior en esos momentos, podría semejarse a lo que estaba viviendo actualmente.
Alzó el mentón y miró pensativo hacia el cielo de la enorme alcoba donde estaba, aquel cielo era tan blanco y perfecto que él podía sentirse como un señor de importante apellido dentro de una suite privada. La habitación era tan ridiculamente grande que le causaba gracia comparar ese cuarto que acaparaba unas tres majestuosas alcobas en una e imaginar su propio cuarto de departamento, tan a las justas que minimalista daba cabida a su cama, un escritorio, una mesa auxiliar y unas pocas cosas más.
El silencio era otro factor agradable pero gusto a amargo. Sólo escuchaba a las aves cantar desde algún jardín y el teclear a velocidad de la luz de la otra persona en el cuarto.
El pelinegro observó a esa persona, quien estaba en el escritorio escribiendo y dándole la espalda. Kaneki se tomó el codo con la mano y dudó en interrumpirlo pero… ¡Ya llevaba horas y horas ignorándolo!

—Ehm, ¿puedo hacer algo?— Dijo, cohibido. El otro no le dio respuesta. —¿Hola?
—¿Qué?—Respondió el otro chico después de prolongado silencio. No dejo de teclear.
—Que si puedo hacer algo… No sé, por último volver a revisar mi parte.—
Pero no le prestó atención. Kaneki infló las mejillas en un gesto molesto. No es que Cain Lancaster le cayera mal como una patada en el estómago como a todos los demás de la clase… Pero su extraña forma de ser y esa actitud tan pedante que le sobraba lo alejaba mucho de poder comprenderlo y apoyarlo.

¿Cómo era que Ken Kaneki se encontraba en una habitación de cinco estrellas del hotel más lujoso del país junto al alumno de intercambio Cain Lancaster? Obviamente, por Ken Kaneki no estaban allí. Su pobre salario y su vida de gastos de alumno universitario no le daban ni para rentar cinco minutos en el lugar y tomarse una fotografía. Era el Lancaster el que había reservado el lugar por el fin de semana y todos los gastos corrían por parte del inglés.

La situación era simple como para tanto gesto estrafalario: No llevaban ni el 10% del proyecto listo y se entregaba todo finalizado el día lunes por la mañana sin derecho a segunda entrega. A Cain ni le había interesado el proyecto, al igual que los otros dos integrantes del grupo, pero ese 10% de lo que se llevaba era gracias a Kaneki quien era el único que se había puesto a investigar, hacer las fórmulas, teorizar, y crear una propuesta de investigación científica.

+ Flash Back +

Cuando era viernes por la mañana, a Kaneki le había bajado la ansiedad de modo estrangulador porque ya sólo le quedaban dos días para terminar todo y si se sacaba una mala calificación significaba, por muy buenas notas que tuviera de antes y después, que reprobaba automáticamente la asignatura. Y eso para el pelinegro era pecado.
Llamó a sus dos compañeros, Hitoshi y Yamaka, para poder ver que hacer pero ambos le habían dicho que tenían muchas cosas que hacer y que por favor él hiciera el trabajo y les incluyera, que en un futuro le iban a compensar… Bueno, sabía que tenían esa fiesta de la hermandad pero Kaneki no los aborrecía de todos modos. Eran jóvenes y merecían divertirse. Como último recurso había llamado al británico, quien era su protegido y para su desgracia estaba teniendo muy mal desempeño y asistencia aún, incluso teniendo un encontrón con un maestro, pero no le contestó las llamadas ni los mensajes ni los correos y para colmo no lo había visto en Rizembool porque estaba faltando desde la semana pasada por completo (…) que raro.
Y recordó que ese día Lancaster tenía práctica de tenis en la tarde. Fue a Rizembool y le encontró practicando. Ah, a los clubes no faltaba tanto como a las clases.
Le pidió a Hibiki que lo llamara y cuando Hibiki se le acercó al inglés para decirle que Kaneki lo llamaba, éste ingratamente preguntó con una ceja alzada “¿Quién es Kaneki?” mientras también miraba soberbiamente a Hibiki como diciéndole con la mirada ¿por qué él también se le acercaba? Obvio, Hibiki Kuze tomó su actitud como la de un sobrado ególatra y no lo pasaba de ahora en adelante… Kaneki como que se acostumbró a que ni recordara su apellido.

En fin, justo había aparecido el profesor de la asignatura quien a esas horas se encontraba todavía por el campus haciendo unos deberes pendientes. Al divisar a Kaneki el maestro se acercó a él.

—Kaneki-kun, ¿tienen listo el proyecto? Recuerda que el lunes se entrega y tu grupo no se me ha acercado ni una sola vez para consultarme dudas durante las clases y que al momento de las revisiones semanales no han pasado bien…—
—Maestro, eh…— El pelinegro se llevó una mano a la mejilla. —Nos falta, pero… vamos bien. Los chicos están comprometidos con el proyecto. — No le sabía, ni le salía, mentir. El profesor lo miró con desaprobación.
—Entiendo que Hitoshi-kun y Yamaka-kun se acoplaron al grupo porque dependen mucho de ti y no es bueno que consuman tu energía. Todos tienen que aportar…— Soltó un suspiro, aquello no había pasado desapercibido por el maestro. —¿Cómo estás trabajando con el alumno de intercambio? ¿Tiene muchos problemas con el idioma japonés?—
—Ahh… Trabaja bien. Habla poco pero sabe el idioma japonés… Él se encarga de hacer la versión en inglés.—
—Hm…— Se ajustó las gafas. Notó que Kaneki miraba hacia la cancha de tenis esperando a alguien… y ese alguien justo era el estudiante de intercambio. —Eres un buen chico, Kaneki… acompañas a este muchacho de intercambio para que no se sienta solo.— El hombre sonrió con un poco de tristeza. —Se podría decir que no eres como el perfil de alumno de Rizembool.
—¿Usted cree?—
—¿Nunca pensaste ir a Hanasaki?—
—Eh, creo que no.— Miró hacia otro lado. —Sólo conocía Rizembool porque me becaron desde la escuela. Luego pensé en la universidad de Tokyo pero Rizembool tiene más prestigio en cuanto a investigaciones científicas y tecnología calificada.—
—Ya veo.— Encontró que el otro era demasiado inocente, y disperso, para ser estudiante de Rizembool pero no podía poner en duda su inteligencia pues Kaneki era uno de los alumnos más destacados. El maestro alzó la mano para llamar la atención del estudiante de intercambio. Éste le ignoró. Fueron otros estudiantes quienes le advirtieron que lo llamaban —Vaya, si que es despistado.—
—Hehe… Sí.— Kaneki alzó los hombros, siguiéndole la corriente. Vio que Lancaster llegó a ellos.
—Hola, ¿todo bien?— preguntó el profesor. El otro asintió. —Estoy aquí con Kaneki-kun hablando sobre el proyecto que deben entregar el lunes…— Vio que Lancaster no le prestaba mucha atención a sus palabras, estaba más interesado en jugar con las cuerdas de su raqueta. Esto molestó al profesor. —¿Estás escuchando?— Volvió a asentir, desganado. —Mira, el proyecto se entrega el lunes y sería bueno que trabajen en grupo y no se lleve la carga sólo uno de ustedes. Quien no trabaja no merece estar en el grupo.— Frunció más el ceño cuando vio que seguía jugando con las cuerdas, mirando con anhelo hacia la cancha de tenis. —¿Acaso no te importa la nota? Tu grupo es uno de los más atrasados.
—No me interesa.— Le respondió finalmente. —¿Puedo volver a la cancha?—
—¿QUE DIJISTE?—
—Maestro, ¡no es así!— Intervino Kaneki, alzando ambas manos tratando de contener al profesor al notarlo molesto. —Lancaster sólo bromea… es su… humor inglés, hehe…— Dijo nervioso.
—Dije que no me interesa. ¿Puedo volver al juego?— Repitió, desafiante.
—¿¡Así perjudicas a tu grupo!?—
—Sáquenme.— Alzó los hombros, indiferente. No había pedido estar en un grupo.
—Escucha, no sé que problemas familiares tienes o si te fuiste de tu hogar o algo por el estilo.— Porque esa actitud tan desalineada, rebelde y adolescente sólo se podía justificar con un problema emocional psicológico o de vulneraciones en su infancia. —Pero esta nota es MUY importante, si no sales bien repruebas la asignatura la cual va sujeta a la siguiente del próximo semestre por tanto SI NO LA PASAS NO PASAS A LA SIGUIENTE LO QUE SIGNIFICA QUE REPRUEBAS EL AÑO.
—¿Por qué me alza la voz…?—
—Lancaster, por favor.— Kaneki le sujetó de los hombros implorando misericordia… para él mismo pero Lancaster era tan suicida que parecía querer seguir llevándole la contra al profesor.
—Que actitud tienes, muchacho.— Lo miró con odio. —Así no llegaras a ningún lado. ¿Acaso no quieres ser alguien destacado y en cambio sólo te aprovechas de la manutención que te da tu familia?—
—Puedo vivir toda la vida así.—
—¿Cómo un parásito?—
—Ay…— Ken se mordió el labio inferior. Esto se ponía grave.
—Bien, Lancaster. No soy un hombre rencoroso y siempre creo que los alumnos tienen otros problemas además de la universidad. Pese a tu falta de respeto creo que de todos modos mereces una segunda oportunidad. Estos días soluciona tus asuntos emocionales y problemas personales, después de eso te pones a trabajar… No defraudes, la evaluación corre por dos profesores y no quiero que dos de nosotros se lleven una mala imagen de ti.—
—…— Siguió indiferente.
—Robert Lùtece no es como yo. Si le das una mala imagen te ganas su desprecio infinito y—
—¿El maestro Lùtece evalúa una parte del trabajo?— El inglés le miró como quien no quiere la cosa.
—Sí, la parte de las fórmulas. Si bien equivale al 10% estoy pensando subir su porcentaje dada su cooperación en un proyecto que yo le he pedido ayuda.—

+ Fin del Flash Back +

Y sólo por ese 10% el Lancaster se había puesto a colaborar en el proyecto. A Ken le causaba curiosidad percatarse de que alguien tan apático como Lancaster sentía una cierta admiración por otro ser apático, el señor Lùtece.

Kaneki le preguntó a Lancaster si podían juntarse en su casa ya que en el departamento… Sho podría distraerlo o el mismo peligroso terminaría lanzando a Cain fuera del lugar ante su actitud hacia Kaneki sabiendo que Sho era muy sobreprotector con él. Cain le dijo que no, al principio no le dio una respuesta pero después, cuando ya estaban en el hotel le dijo que su familia era muy intrusa.
Por eso Cain había pagado por la Capitol suite privada y de lujo en el The Capitol Hotel Tokyu, el mejor y más caro hotel de la capital.
Allí estaban, desde las cinco de la tarde y ya eran las ocho.

—Ehm, ¿Lancaster?— Insistió. —¿Qué puedo hacer?—
—…— Cain se giró en la silla y le observó unos momentos mirándole fijamente a los ojos. A Kaneki le incomodó un poco el modo indiferente en que lo miraba pero no dijo nada. Parece que planeaba algo para él y eso le ilusionó. El inglés reflexionó un poco, se quitó los lentes y miró el escritorio. —Trae café.
—…—

Ni idea de como se pedía servicio al cuarto, ¿y si salía y le compraba un café de máquina en la calle? seguro se lo lanzaba por la cabeza. Así que prefirió ir al piso de Restaurant & Bar. Se acercó a un camarero y le preguntó si le podía servir café para llevar (…) este lo miró extrañado y le preguntó si no prefería mejor que se lo llevase al cuarto “deluxe” donde estaba. Kaneki le dio el número de la suite y el chico le miró perplejo sin creer que un muchacho como Kaneki, que dentro del hotel estaba tan desorientado como un ser humilde y de precario ingreso, estuviera pagando por una de las suites más caras e inaccesibles. “Señor, yo mismo le llevaré el café a la suite.”

Kaneki volvió en sus pasos yendo al pasillo para subir por el ascensor. Fue en eso que notó a una muchachita rubia de ojos azules que buscaba con la mirada de un lado a otro. El pelinegro la reconoció y ella al verlo corrió hacia Kaneki y le dio un abrazo aferrando el rostro al cuerpo del chico más alto.
—¡Ken!— Ella le sonrió con afecto. —¿Qué haces aquí?— Le preguntó cuando se separó.
—Tal vez yo debería preguntarte eso, Marnie.— Le acarició los cabellos rubios, mirándola con cariño.
Marnie, la hermosa niña rubia y de espíritu tan puro y gentil, era inexplicablemente familiar lejana de Cain. Estaba en la casa del chico desde hace una semana cuando el abuelo la había mandado a encantar con su esencia de dama el lugar donde su descarriado tío Vincent estaba con el resto de los hermanos Lancaster. Era la primera vez que ella estaba en Japón y se había sentido desorientada por completo.
¿Cómo era que Ken y Marnie tenían una relación tan afectuosa y cálida siendo dos extraños de mundos demasiado opuestos? Pues, cada que Kaneki trataba de contactarse con Cain las llamadas nunca llegaban a buen puerto hasta que Marnie había llegado a la casa y como toda familiar menor que se inmiscuye sigilosamente en la vida de los familiares mayores, ella contestaba las llamadas.
En un comienzo la charla fue trato formal y tímida, pero poco a poco la chica le hacía más preguntas al oriental para conocer más de la cultura del chico. Así, incluso una vez se habían visto en la calle cuando Marnie visitaba un templo turístico. No sabía como demonios la niña lo había reconocido, según ella por la voz. Pasaron una buena tarde ese día.

—Busco a Cain.— Dijo la niña. —¿Tú estás aquí con él?—
—Eh, ¿algo así?— Él se agachó para quedar a la altura de Marnie. —¿Puedes guardarlo en secreto? Creo que no quiere que nadie se entere.
—Te prometo que no se lo diré a nadie.— Ella asintió.
—¿Sabes por qué él está aquí?— Preguntó, para no meterlo en problemas.
—Hmm..— Se llevó un dedo al mentón. —Dijo que estaba harto de todos nosotros y no quería vernos, así que se iba por el fin de semana a un hotel a Kyoto. Sin embargo, el señor Strange averiguó donde estaba y dio con esta dirección. Él me trajo aquí.
—Ya veo…— Ken se sintió un poco mal por Cain. Comenzaba a entender lo de que su familia era muy intrusa. —¿Quieres que lo llame para que te venga a ver?—
—Mejor, tú se mi intermedio. No creo que quiera verme.— Sonrió, juguetona. Ella buscó en su elegante cartera y sacó una caja mediana y otra más pequeña. —¿Puedes entregarle esto? Oh, y le dices que vine y me fui, que no se enoje.—
—¿Eh?—
—La caja pequeña es algo de él que se le quedó en la mansión. El señor Strange dice que, como primogénito de nosotros, no debe estar sin él. La otra caja es un regalo mío, ¡dile que te comparta!—
—Okay…—
—¿Qué haces tú con él aquí? ¡¿Ya son amigos?!— Marnie juntó sus manos emocionada.
—No… tan así.— Kaneki sonrió incómodo. —Estamos terminando un trabajo. Pero recuerda que me prometiste que no le dirás nada a nadie. Todos deben seguir creyendo que está solo y que se quedará aquí para despejarse.
—Lo juro.— Asintió. —Ya me tengo que ir, el señor Strange me espera afuera.
—Cuídate, Marnie.—
—¡Charlamos luego!— Ella agitó su mano en señal de despedida mientras se iba.
—Adiós.— Ken se despidió con el mismo gesto de ella. Luego pasó esa misma mano por su nuca. —Qué extraña familia.— río incómodo. Tocó el botón del ascensor, subió y cuando llegó a la suite notó que el joven que estaba en el piso de Restaurant & Bar estaba ofreciéndole diversas variedades de café a Cain. Este parecía analizarlos.
—¿Usted de cuál desea, joven?— Dijo el chico, apresurándose en preparar una segunda taza del carrito que traía consigo.
—Ehhh, ¿cuales quiera?— Ni sabía que pedir. Conocía cafés del mundo por su trabajo pero tampoco era que tuviera un paladar tan exigente… estaba acostumbrado al café básico.
—Le serviré la especialidad de la casa. El Kopi Luwak tiene gran prestigio en este hotel.— Comenzó a servirle. Luego miró a Cain. —¿Y usted, señor?—
—…— Cain miró a Ken extrañado.
—¿Q-qué suce…? Oh, no te preocupes, yo pagaré mi parte.—Dijo angustiado. Notó que el otro seguía mirándolo meticulosamente. —E-en serio.—
—Es el más caro, pero el más cotizado.— Informó el camarero.
—¿Estás seguro que quieres un café que contenga excremento de marsupial?— Preguntó Lancaster, con los ojos entrecerrados mirándolo con incomprensión.
—¿¡QUÉ!?— Ken se puso pálido al conocer ese detalle. Se colapsó aún más cuando notó que el camarero ya llevaba un por ciento de café servido. ¿¡Tendría que pagar una fortuna por beber mierda?!
—Descártalo.— Susurró Cain, tranquilo.
—Pero señor, ya lo he servido.— El camarero lo miró con súplica, pues le aterraba tener que pagarlo de su bolsillo como “error” suyo.
—Lo pagaré, ¿Qué crees?— Giró los ojos.
—Lo siento.— Asintió el empleado. Era sorprendente como personas tan jóvenes como esos dos tenían tanto poder y dinero.
—Illy, muy cargado y sin agregados de caramelos.— Miró a Kaneki, inferiorizandolo. —Tal vez alguien como tú prefiera Lavazza Qualitá Oro endulzado con esencias florales. O no sé—
—¿No tiene nada raro?—
—No.—
—Bueno—
—Entonces un Illy y un Lavazza Qualitá de Oro.— El chico sirvió en dos tazas nuevas. Comprendió entonces, ante el desconcierto de Kaneki, que el pudiente allí era el otro chico. Por si al caso dejó de todos modos el Kopi Luwak en la suite, total, el de acento británico había pagado por todo y le había dado una interesante propina. Terminada su labor se retiró.

Kaneki probó el café recomendado que sin duda por su sabor era de otro mundo y destinado a paladares de enriquecidas arcas. Aunque por los toques dulces y suaves, pese al cuerpo grueso del café, le daba la sensación de estar bebiendo un café de dama. Aunque… no le disgustaba.
Tras la breve pausa, Cain siguió tecleando avanzando en el proyecto y Kaneki… tuvo que conformarse con leer un libro mientras tanto. Tenía ganas de retirarse si no iba a cooperar en nada, se sentía mal que el otro tuviera que pagar por él. Tampoco le conversaba pues no tenían temas en común ni se tenían confianza de amigos. A duras penas eran algo así como conocidos.
Eran ya las diez de la noche cuando el sonido de una video llamada despertó a Ken de quedarse dormido sentado en la cama. Notó que Cain rechazó la llamada pero ante una segunda insistencia aceptó. Que raro, pensaba que ese chico no aceptaba llamadas de nadie.
Vio que en la pantalla del MacBook apareció la imagen de un muchacho joven, de cabellera albina. Ellos hablaban en inglés.

—¿Qué?—
—¿Todavía estas en Japón?—
—Sí.—
—¿Laconismo de nuevo?—
—Ah, es que estoy ocupado.—
—Si estás aquí todavía… Podríamos salir cuando dejes de estar ocupado.—
—No sé.—
Ladeó el rostro. —Eres como muy ridículo…—
—¡Hey!—
—Pero si siempre pasan cosas imbéciles a tu lado.—
Apoyó el codo en el escritorio y el rostro en la palma de su mano. Sonrió de pronto, un tanto burlesco y en confianza.
—Tks, yo podría decir que a tu lado es aburrimiento garantizado. Estamos a la par, entonces, ¿por qué te rehusas a salir?—
—Si fueras más interesante… Pero los lugares a los que me llevas son un hastío… Lleno de gente despreciable.
—…—
Kaneki se quedó un poco extrañado por como esos dos charlaban tan cercanos. No pensaba que Cain tuviera un amigo. Se notaba que se conocían de tiempo y se sintió un poco ajeno e incómodo al pensar en la relación distante y fría que él mismo tenía con el estudiante de intercambio.
—¿Y qué haces?—
—Una investigación…—
—Ah, verdad que te graduaste y comenzaste a estudiar otra carrera. Eh, genio.—
—Cuando tienes tanto dinero y tiempo libre, ¿qué más se puede hacer? Supongo que terminaré como con quince títulos profesionales universitarios… y después me iré a vivir de ermitaño en una mansión de mi propia isla, sin ejercer nada de lo estudiado.
—No me parece tan insólito viniendo de ti.
—¿Qué haces tú?—
—Acá, en lo mismo. Tengo que entregar un informe el lunes.—
—¿Vas a la universidad?—
—Que va, ni que fuera un fracasado.—
—…—
—Ya, deja de ver a todos como perdedores.—
Puso los ojos en blanco.
—Eh.—
—El fin de semana pasado estuve en Inglaterra, y cuando caminaba por la ciudad vi a esa chica… ¿Elisa era su nombre? A la que invitaste al baile de fin de año de la escuela cuando teníamos catorce. Preguntó por ti, dice que todavía espera que la invites a una cita como le ofreciste esa vez.
—Ahá.— tecleó algo en el mac mientras asentía.
—Oye, el otro día comencé a explorar la zona oeste de Tokyo y encontré lugares interesante. También cerca del monte Fuji vi líquenes geniales, quizá te gustaría analizarlos y…—
vio que el otro mantenía la vista baja, leyendo algo, tecleando luego. —¿¡Estás escuchando!?
—No.  Ah, espera, lo de líquenes es relevante.—
Dejo de leer y le miró a través de la cámara.
—¿Salimos de excursión la próxima semana?—
—No sé. Quizá.—
—Vamos, viejo amargado, sal a distraerte un poco.—

Justo en ese momento Kaneki sintió la imperiosa necesidad de estornudar. Aunque intentó gobernarse, no pudo evitar soltar un estornudo. Se cubrió el rostro, avergonzado.
—Oh, ¿estás con alguien?— El albino intentó mirar hacia atrás de la silueta de Cain aunque este último no se movía para permitirle, vio a un chico de cabello negro y piel clara, sentado en la cama. —Wow, no sabía que ya tenías un amigo.
—No es un amigo. Es un compañero de trabajo.—
—Para ser un señorito inglés eres bastante déspota.—
Rio un poco. —Hola~— Saludó a través de la cámara.
—Walker, hablamos luego.— Y le cortó la video llamada. Se quedó mirando hacia el frente y unos incómodos segundos largos de silencio se dejaron vivir entre Kaneki y él. Por unos minutos se había olvidado de la existencia de aquel chico. Que incómodo fue volver a la realidad.
—…— Kaneki se había dado cuenta de ese detalle y por lo demás también se sentía incómodo con la situación. El silencio volvió a sentarse molesto entre dos personas que apenas se conocen y se hablan. —¿Qué tal si vamos a dar un paseo?— Propuso para salir del mal momento.

Tiempo después ambos estaban dando un paseo por los alrededores del hotel. Al estar ubicado en una zona con jardines pero a la vez no alejado de la urbanización podían distraerse con el panorama turístico que esa zona bien laborada ofrecía. Ya era de noche y las luces brillaban en la ciudad.
Cruzaron un puente que atravesaba el lago y se quedaron unos instantes en medio de este, apoyados en las barras de seguridad, observando el agua. Kaneki recordó el encargo de Marnie.

—Ah, esto… Marnie-chan fue al hotel. Te dejo esto.— Sacó las cajas pequeñas que guardaba en el bolsillo de su chaqueta y se las entregó. —Dijo que la pequeña es algo que se te quedó y la otra es por parte de ella.—
Cain tomó ambas, abrió la pequeña y encontró el anillo de los Lancaster el cual el primogénito siempre debe llevar. Era de su padre, así también fue de su abuelo y así por generaciones. Se lo colocó en el dedo sin muchos ánimos, sólo por “obedecer” después abrió la segunda y vio que se trataban de chocolates. —Ella cree que tengo su edad.— Giró los ojos. Sacó uno de los chocolates envueltos.
—Están bonitos.— Notó que tenían forma de criaturas mágicas, como si fueran una edición de chocolatería de Harry Potter. —Marnie-chan es muy atenta.—
—Hm.— Lanzó el que había tomado al lago.
—¡Por qué hiciste e…!— Notó que el otro lo miró con severidad. —Ok, sé que haces lo que quieras pero… Marnie-chan… ella parecía muy afectuosa con su gesto.
—No me gustan. Ella lo sabe.—
—…Uh—
—Quédatelos.— Le dio la caja y siguió mirando hacia el frente.
—…— Kaneki la recibió y no quiso decir nada más. Pensó un poco en ese compañero que tenía, realmente parecía alguien ruin y sin sentimientos cuando se comportaba de ese modo pero… recordar la charla que tuvo con aquel chico, el tal Walker, le hacía pensar que alguna vez fue un muchacho sociable y amigable, que incluso invitaba a una linda chica a un baile y esta todavía lo recordaba con afecto desde hace años. ¿Qué le había pasado? No era de su incumbencia pero le dolía a él el hecho de que Marnie-chan siendo una niña tan dulce y bondadosa quisiera todo el tiempo ganarse el afecto de alguien tan frívolo como Cain. Kaneki se sintió melancólico en ese momento. —Me hubiera gustado tener a alguien como Marnie-chan como familia.—
—…— Cain se mantuvo estoico. Pensó en decirle algo para provocarlo y sacarlo de ese estado de sumisión que siempre demostraba con él. Quien sabe, quizá que se volviera violento incluso. Su actitud sumisa, de quien todos abusaban, le causaba repulsión. —Quédatela.—
El pelinegro abrió los ojos en sorpresa ante esa respuesta. Tal aplanamiento afectivo le causaba escalofríos. —¿Por… qué eres así?— Le preguntó entonces como si estuviera ante un monstruo.
—¿Qué?— Esto dejo desconcertado a Cain.
—¿Por qué… eres tan cruel con alguien tan puro? Marnie-chan… Si ella te hubiera escuchado le habrías destrozado el corazón.— Era primera vez que le hablaba tanto a esa persona. —No puedes ser tan insensible.
—Sólo bromeaba.— Alzó los hombros. —Volvamos al hotel.—
Al volver al hotel fueron directo al piso de Restaurant & Bar. Kaneki quería irse a la habitación para así evitar comprar algo y endeudarse de por vida pero el otro le gobernó y le indicó que pagaba. Si bien Cain parecía alguien austero y tacaño (y lo era) discrepaba de todos modos del trato de emperador que imponía Kyouya Sata cuando invitaba a sus “súbditos” a lugares como esos a comer o beber. Pidió una cena liguera igual que Cain.
Después de cenar en completo silencio, volvieron a la suite. Cain volvió al escritorio a escribir. Así pasaron las horas hasta que dieron las dos de la madrugada y detuvo el tecleo. Kaneki había hecho algunos resúmenes de los libros que había leído mientras tanto. Su condición de “Nadie” y “Cero aporte” no le iba a impedir de todos modos hacer algo por él.
Vio que Lancaster se recostó sobre el escritorio, frustrado.

—¿Pasa algo?—
—No le va a gustar al profesor Lùtece.—
—Ehh…—
—Quizá debería desertar.—
—No pareces del perfil de personas que se rinden así de fácil.—
—Ah, estoy cansado y frustrado.— Se puso de pie, fastidiado. —Relevo.—
—¿Eh?—
—Sigue tú. No sé, si quieres borras todo. Ya no quiero nada.—
—…Okay.— Kaneki se puso en pie y se sentó receloso en el escritorio. Vio que Cain se fue a lanzar a la cama a mirar el techo. —Eh, no borraré nada. Avanzaré en lo que queda y tú por mientras descansa un poco. Has hecho mucho.— Leyó en la pantalla lo que había avanzado lo cual era un montón y demasiado bien hecho. —Oh, esto parece de un profesio… oh, verdad que ya eres graduado.—
El pelinegro comenzó a avanzar en su parte y el silencio volvió a invadir la suite. De vez  en cuando miraba por el reflejo del ventanal que hacía su compañero pensando que se había dormido al no escucharlo pero estaba allí mirando el techo, revisando su Iphone y relajándose. En una notó que se puso de pie y fue a saciar su curiosidad cuando exploró la suite. Estaba en un mini bar donde comenzó a ver los licores, ¿era del tipo de gente que bebe? No se lo imaginaba borracho, pero sí un poco del estilo de chicos que bebe de vez en cuando para olvidar sus problemas. Dejo las botellas tranquilas y volvió a echarse en la cama.
—¿Qué hay con tu familia?—
—¿Ah?— Kaneki salió de su ensimismamiento.
—¿Qué pasa con tu familia?—
—¿Por qué preguntas eso?
—Como anhelas tener a una persona como Marnie en tu familia… Pienso que careces de una.—
—…Uh.— Se giró en el escritorio para mirarlo. El otro estaba recostado boca abajo con los codos apoyados en la cama y lo observaba como un felino que está al asecho. Le dio un poco de miedo. —Es un poco complicado. Tengo una familia, si bien no es mi hermano de sangre para mi lo es.—
—¿Está muerto?—
—No.— Que macabro. —Vivo con él incluso. Sho es mi hermano adoptivo.
—¿Tú familia biológica está muerta?—
—…—
—Soy insensible, ¿te acuerdas?— Entrecerró los ojos.
—Están muertos…— Kaneki bajó la mirada, un poco incómodo. —Vivía con mi madre. Ella murió. A mi padre jamás lo conocí… Más bien, él nunca me reconoció.
—Hm.— Se quedó pensativo.
—¿Q-que pasa con tu familia?— Se atrevió a preguntar, en un arrebato de valentía. Sin embargo, se arrepintió instantáneamente. Quizá a Lancaster no le gustaba hablar de esas cosas, menos con un extraño.
—Allí están…— Suspiró. —Fingiendo que  todo es perfecto. Madre, padre, todos…— Miró el mini bar. —¿Quieres beber algo?
—Ehhh, n-no. Estoy bien. No consumo alcohol.—
—Ah.—
—¿T-tu sí?— Preguntó curioso y un poco cohibido.
—Mi tío no me deja beber.— Bajo levemente los párpados superiores, mostrándose fastidiado por la conducta de su tío. Odiaba que supervisaran cada cosa que hacía. Su tío, su abuelo, Strange, todos, sentía que no lo dejaban respirar. —Esto es aburrido…— Se puso de pie y fue hasta el escritorio. Miró lo que había avanzado Kaneki, bastante y material de buena calidad. —Voy a continuar.—
—¿Qué tal si somos dos? Digo, ya ves que estar sin hacer nada es aburrido.—
—…— Se tomó un par de segundos antes de proceder. —Ok…— se sentó en el otro lado del escritorio.
—¿Podrías argumentar la hipótesis con los estudios de ese manuscrito?—
—Ok…—
—Yo seguiré con esta parte.—
—Ok.—
Kaneki y Lancaster continuaron haciendo sus deberes. Pasado una hora, Kaneki revisó todo desde el principio portada incluida y se percató de un detalle.
—Ará, eh, Lancaster… Ehm, noté que borraste a los otros integrantes del grupo.—
—Sí.— Le clavó la mirada. —“Quien no trabaja no merece estar en el grupo”— Repitió exactamente las mismas palabras con que el maestro lo había amenazado a él. —Con eso, el profesor me ha autorizado a desterrar a los incompetentes.
—P-pero quizá tenían algunos problemas.
—No.—
—Y-y les mandé a hacer el índice.
—…— Cain lo miró con una expresión de teatro notoriamente no comprendiendo la caridad de Kaneki. —Espera, ¿Qué? ¿El índice? ¿Es en serio?— Frunció un poco el ceño. ¿Estaba hablando en serio o lo estaba jodiendo? Una investigación de más de mil páginas y a esos dos los mandó a hacer el índice para ya así ser parte del todo.
—S-sí…Es que… No sabían hacer nada más.— Justo en eso revisa su correo y encuentra un archivo que esos dos le habían enviado hace unos treinta minutos. —Oh, mira, justo enviaron el índice hace rato.— Abrió el archivo y en la pantalla se ve un índice todo descolocado y desfasado, los números no coincidían ni los títulos, todo estaba muy desordenado y a lo tonto.
—…— Cain le miró fríamente a los ojos.
—O-kay… hehe, está todo feo pero se puede arreglar.—
—No.—
—P-pero los chicos.—
—No permitiré que esa falta de respeto aparezca en la investigación. Tal vez a ti te puedan pisotear… Pero yo no tolero la ignorancia ni que cuestionen mi inteligencia. Ellos permanecerán expulsados del grupo.—
—P-pero reprobaran.—
—Podré vivir con ello. Tú también podrás.—
—…— Bajo la mirada, apenado. —Me complicará llegar el lunes y comunicarles estos.—
—Yo les comunicaré eso ya que ha sido mi decisión. No te preocupes. No te pasará nada.—
—…Okay.— Al bajar la mirada notó las manos del otro chico, llevaba el anillo que lo indicaba como primogénito Lancaster, un anillo de oro lujoso. Pero en la otra mano llevaba un anillo que más parecía un artilugio que el mismo Kaneki podía comprar en una feria cualquiera. —¿Es de plata?—
—¿Qué?—
—Ese anillo.—
—S-sí.— Como que estuvo un poco incómodo con eso, disimuladamente se cubrió la sortija. —De la barata, eh.—
—Parece algo especial para ti.— mantuvo la mirada baja, ladeó el rostro reflexivo.—Incluso más que el anillo que te ha traído Marnie-chan, disculpa la imprudencia.
—Es una baratija… Pero, hm..— Desvió la mirada hacia los ventanales.
—No tienes que hablar de ello si no quieres.— Le sonrió al mirarlo.
—Tenía uno igual, la otra persona. Lo usábamos cuando éramos compañeros de escuela. Me lo dio porque decía que “la plata repele al demonio” y esa persona juraba que yo era blanco de ellos.— Giró los ojos. —Es una estupidez.—
—Es un bonito detalle.—

+Flash Back +
Caminaban por un callejón de las calles más tradicionales de Tokyo, de esas que están muy juntas y donde los dojos parecen más un ocultismo que un lugar a la vista simple. Cain caminaba por la vereda mientras leía su libro de química, absorto en sus propias conclusiones. Estaba de intercambio en Japón y estudiaba en ese entonces en Hanasaki. Por esos tiempos era un chico lleno de sueños, empoderado y nerd. Había escogido Japón porque le parecía un país fascinante y enigmático. Muy por lo contrario de lo que opinaba su familia quienes solían desaprobar a los asiáticos. Su decisión de estudiar ese año en Japón no había agradado a sus familiares, quienes lo habrían preferido ver estudiando en Finlandia o Alemania.
Podía pasarse el resto del trayecto leyendo despreocupadamente aunque no conociera las calles ni sabía para donde iba pero la lectura estaba tan interesante que en ese momento podría caerle un meteorito encima y ni se enteraba. Salvo que de pronto sintió que muchos pétalos de flores de cerezo se habían juntado sobre sus cabellos. Soltó un suspiro.
—Deja de hacer eso…—
—¿Por qué?—
—Es que… Luego me dirán que soy.—
—¿Que eres?—
—¿Medio afeminado?—
—Awww, pero si te ves cute.—
La persona con la que hablaba era una chica de cabello largo y oscuro. Ella camina por sobre las maderas de las rejas con tanta agilidad y destreza como la de un gato. Justamente, ella se encontraba persiguiendo por las cercas altas a un gato negro.
—¿Por qué se escapa de mi?— Ella hizo un puchero.
—Quizá quiere estar solo.— Cain alzó la mirada para verla. —…— Se encontró con la imagen de la chica, sus piernas y… Desvió la mirada, avergonzado. —Mejor baja, Kana.—
—No hasta que logre acariciarlo… ¡Allí está!— Ella corrió por las tablas y bordes de concreto de las cercas tratando de pillarlo. —¡Bajo! ¡Cain atrápalo!—
—¿Ah?— Por inercia le hizo caso a su compañera de clases y quien se había vuelto una gran amiga para él. Fue hasta el gato y trató de alcanzarlo, en serio, pero se resbaló en el camino, cayó sentado sobre un charco de lodo de la llovizna y el libro que leía voló por los aires cayéndole poco después en el rostro.
—…— Kana bajó de un salto a la vereda donde había caído su compañero. Ella era muy atlética. —Estuvo cerca pero…— Le quitó el libro del rostro y le observó.
—Disculpa, fue más rápido.—
—Más bien, creo que estás maldecido por los demonios.—
—Espera, ¿qué?—
—Sí.— Soltó una risita. —Porque en la mañana en clases chocaste con la puerta de vidrio del casino.
—¿A-alguien más notó eso?— Porque odiaría hacer ver su perfecta imagen embarrada por la de un tonto.
—Creo que no. De todos modos,— Le tomó de las manos y le ayudó a ponerse de pie de un jalón. —Este día necesitas estar protegido. Por eso vamos en camino al festival.
—¿No es en la noche?— Se miró su uniforme, la playera blanca de pique estaba manchada al igual que su pantalón.
—Mejor si llegamos cuando recién lo están montando porque así no hay tanta gente.— Le tomó de las muñecas y le hizo correr siguiéndola.
—…— Kana siempre era tan impredecible.
En poco tiempo llegaron a la zona donde el festival de primavera comenzaba a montarse. A la rápida Kana le enseñó cada lugar y su mitología e historia, le explicó algunas cosas pocas a Cain y finalmente lo llevó donde las Miko. Ellas le saludaron y ella les hizo una reverencia, Cain mejor no hizo nada porque era extranjero y ni sabía si le correspondía hacer algo. Kana habló con ellas y les contó la situación de su amigo. Ellas le entregaron un par de anillos, Kana tomó las manos de Cain y le colocó una de las sortijas, ella se puso la otra. Después les dio unos yenes en ofrenda.

—Listo.—
—¿Para qué es esto?—
—Son sortijas de plata, de la barata…— Sonrió. —Pero no las subestimes. Son para repeler a los demonios y malas vibras. Ideal para alguien como tú.— Ella alzó su mano. —De todos modos pedí una para mi, porque como paso al lado tuyo temo que se me pegue la mala suerte. Uno para ti y otro para mi, suena cursi, pero podría simbolizar la unión de nuestra amistad.
—Pero si no tengo mala suerte.— Y podría decirle todo lo exitoso que era pero ella giró los ojos y se lo llevó a otra parte, para enseñarle más puestos.

+ Fin de Flash Back +

Kaneki y Lancaster volvieron a centrar toda la atención en el proyecto y así pasaron las horas y horas donde ninguno de los dos paraba de investigar, formular hipótesis, crear nuevas formulas argumentativas que fueran acertadas con la propuesta a investigar y completamente comparables, entre otras muchas cosas que faltaban. Pese a que no habían pasado por ninguna revisión previa (ya que no tenían nada avanzado) la investigación tenía lindes completamente interesantes y verificables como una excelente propuesta de investigación que traería aportes científicos y mejorías a la genética humana entre otros. Tanto Kaneki como Lancaster eran genios y una investigación monumental como esa, pese a ser realizada por dos personas, no necesitaba de más si dos intelectos potenciales la protagonizaban.

—¿Irás el martes al laboratorio para la investigación del señor Liebheart y el señor Tsukiyama?
—Supongo que no me queda de otra.— Cain alzó los hombros. —…No te he visto por allí.—
—Haha, he sido medio irresponsable.— Le causó gracia que Lancaster haya notado su ausencia. —Pero ya no faltaré… No quisiera que me expulsen.— Se acomodó un poco en la silla, cubrió su boca al soltar un prolongado bostezo. —Como ha pasado la hora.—
—Si estás cansado, haz una pausa, descansa y luego te integras.—
—No. Si puedo continuar.—
—No sirves a media. Mejor haz lo que te digo…—
—Pero ni estoy tan cansado.—
—…—
—Okay…— Kaneki se puso de pie lentamente. Fue hasta la cama de la suite, era de dos plazas y con cubres de seda color perlado, todo de lujo sacado como para la atención destinada a un Rey. Se sintió un poco molesto por ser mandado como un niño por el otro. Ni tenía tanto sueño. Se colocó en posición fetal y pensó un poco en lo que quedaba del trabajo, lo mínimo, capaz que el otro lo terminaba sin necesidad de esperarlo. Revisó su teléfono celular notando unos mensajes de Sho, le respondería en la mañana porque quizá a esa hora Sho incluso estaba de salida de madrugada con amigos o bien muy cansado por los entrenamientos con Souji. Por último, pensó en la pesadilla que había tenido hace unos días… Aquella donde soñaba que batallaba convertido en una bestia y atacaba a una chica que le sacaba de quicio… El metro… La gente… La sangre…
Cerró fuertemente sus ojos y se abrazó a su mismo. En pocos minutos el sueño le venció y se durmió.

—Oye…— 
—Mmg.—
—Hey—
—¿Hm?— Kaneki entre abrió los ojos encontrándose con los ojos claros de Cain mirándolo directamente. —Ahhh.— Se empequeñeció en su posición. Notó que la habitación estaba clara, ya era de mañana. —Diablos, ¿me dormí tanto?—
—Algo.— Miró hacia el techo, estaba recostado en la cama. —Pero te deje una parte de todos modos. Igual y trabajas bien.
—Eh, g-gracias.— “Quizá esta bestia está aprendiendo a ser humano” y el pelinegro se dio un golpecito en la boca  con la mano al tener ese pensamiento tan imprudente y de la nada.
—¿Qué pasa?—
—N-no, nada.— Se escondió entre las cubres.
—Voy a desayunar. Nos vemos.— Cain se puso de pie y salió de la suite. Por lo visto, se había amanecido y estaba totalmente pulcro y perfecto para iniciar el día.
—…— Kaneki se sintió avergonzado por ser el débil de entre los dos y dormirse primero. “Tonto, tonto…” se repetía. Cuando se torturó psicológicamente todo lo necesario, se puso de pie, fue al baño, se alistó y terminó su parte. Revisó lo que quedaba, todo estaba a su juicio excelente. Sólo quedaba rezar por que fueran aprobados y tener una buena calificación aún después del encontrón entre Lancaster y el maestro.
Notó que Cain olvidó, quizá a propósito, el anillo de Lancaster el cual estaba tirado en la alfombra como si fuera basura. Kaneki lo recogió.

Fue al piso de Restauran & Bar y buscó a su compañero. Este estaba solo, alejado, con una taza de café y unas tostadas. Cain miraba por la ventana hacia la nada. Se sentó con él.

—¿Te amaneciste?—
—Ahám.—
—¿No estás cansado?—
—Estoy acostumbrado.— Seguía medio ido.
—Oh…— Al parecer, Lancaster volvía a ser el mismo de antes. Llegó una camarera y Kaneki pidió lo mismo que su compañero. Al poco le trajeron lo ordenado.  Le extendió el anillo de los Lancaster. —Creo que se te cayó en la suite.—
—…— Se lo puso de mala gana.
—…— Kaneki notó que, si bien había olvidado esa cara sortija, Cain sí llevaba la “baratija” de plata. —Bueno, ya estamos libres.—
—Ahá…—
—Eh, ¿Quieres pasear por la ciudad?— El pelinegro se sintió tonto de preguntarle algo así si sabía que le diría que no. Pero era un domingo libre y el día pintaba bonito. —Quizá nos haga bien…—

Hiyori había preferido apartarse del templo de Yato por ese día especialmente porque las cosas estaban un poco tensas desde lo sucedido en cuanto a los acontecimientos con su supuesto Rebel, la situación crítica de Yato, la aparición problemática de Mello y que este le haya contado a medias lo que había descubierto en Rizembool. Yato y Mello más que aconsejarla y hacerla sentir bien la habían frustrado y dejado bastante molesta.
No. No se sentía egoísta ni injusta con ellos dos por tratarlos de ese modo y decirles que no se metieran en su vida. Pues sentía que ellos mismos estaban siendo egoísta e injustos con ella al ocultarse cada quien cosas por sus partes e intentar hacer que ella realizara las voluntades de ellos y no de su propia convicción.
La rabia estaba fresca, por lo que se permitía estar enojada con los dos. Seguramente en los días posteriores se sentiría media tonta, reflexionaría más razonablemente y encontraría que cada uno de ellos hizo de todos modos algo por ella. Le tocaría conversar con ambos. Pero hoy, no.
Se encontraba en el centro de Tokyo visitando la ciudad y distrayéndose con lo que la ciudad ofrecía. Por esas fechas había un mini desfile de gente que transitaba con trajes tradicionales celebrando una fecha importante porque los flores de cerezo estaban próximo a pronunciarse por lo que la pelicastaña estimaba que la próxima semana se iniciaría un festival en la ciudad.
En tiempos pasados, cuando era una estudiante de escuela, cuando era “Kana” no faltaba a esas festividades si bien solía asistir sola. Se colocaba un kimono y llegaba hasta el sitio donde realizaban las ceremonias y los festivales de cada estación, de cada festividad, de cada instancia. Últimamente, después de su accidente y tras su recuperación había asistido muy poco a esos eventos y los extrañaba todo el tiempo pero no se daba el ánimo para asistir…Tal vez la próxima semana se echara ánimos para ir aunque terminara desertando al final.

Se quedó mirando a las “criaturas” del desfile, maquetas de animales míticos que desfilaban con las personas. Fue en eso que sintió una mirada penetrante desde el otro lado de la calle. Hiyori se incomodó y más al tratar de encontrar a la persona que sentía que la observaba más no se encontró con nadie conocido o tan siquiera mirándola. Transitó un poco para evitar esa sensación pero nada más pararse en otra parada sintió lo mismo. No obstante, al buscar esa mirada se encontró con el rostro muy pálido y ojos carmesí de alguien que sí conocía.

“Oh, no” Pensó mentalmente.

Era Kaworu Nagisa, el chico de Rizembool y ex Rebel que había conocido junto a Eureka en esa fiesta de alumnos de Rizembool donde ambas HiMEs se habían infiltrado. El chico le sonrió reconociéndola sin disfraz lo que le preocupó. Se colocó aún más tensa cuando notó que Kaworu cruzó la calle y se detuvo delante de ella.

—Hola, Hiyori-chan.—
—H-hola…— Hiyori se mordió internamente la mejilla.
—¿Te acuerdas de mi?—
—…— La chica se llevó las manos a la altura del rostro, sopló y se dio calor en las frías manos. Notó que el clima refrescaba mucho, vio que Kaworu metió sus manos en la gabardina que llevaba. —Sí.— Asintió bajando la mirada.
—Que bueno saber que me recuerdas.— Él le sonrió amablemente. La gente del desfile pasaba muy cerca de él sintiéndose incómoda porque el chico obstruía el paso, Hiyori notó que al parecer Kaworu no se percataba de que estaba siendo imprudente.
—Ah, esto…— Le tomó suavemente de la gabardina y lo movió hasta la vereda. —Para que no digan nada.—
—Haha, gracias, Hiyori-chan.—
—Uh.— Comenzaron a caminar por la calle. El ruido de pronto se escuchaba animoso pero poco a poco más lejano y ellos mismo inconscientemente buscaban refugio en un ambiente más apartado. Estaban cerca del puerto, por lo que dentro de poco llegaron al muelle.
—Es una linda vista desde aquí.— Dijo el peligris, apoyándose en el muro y mirando hacia el océano.
—…— Hiyori lo miró disimuladamente. De perfil y de frente, Kaworu era un chico muy atractivo. No le había comentado a Eureka esa vez (y no se atrevería nunca) pero en la fiesta ella se había quedado apagada porque Kaworu le había llamado mucho la atención. Éste notó que la HiMe lo mirada, ella miró nerviosa hacia otro lado al ser descubierta. Kaworu sonrió.
—¿Cómo está Eureka-chan?—
—No la he visto hace un tiempo… Como vamos en distintas carreras no coincidimos mucho en Hanasaki. Y como tampoco uso el beneficio de los dormitorios universitarios...— Mejor no nombraba “Mansión HiME” por si acaso. —Creo que ella tampoco... Así que no la he visto por estos días. Nos contactamos por mensajes con nuestros teléfonos, pero las últimas semanas han sido de exámenes. — Bajó los hombros.
—Si la ves, le mandas saludos de mi parte. Eureka-chan me pareció una chica muy adorable.—
—Okay.— Asintió. —Eh, ¿y qué hay de ese cretino de la fiesta? El Rebel de Eureka.— Preguntó sin entender por qué, tal vez inconscientemente para sostenerle conversación a Kaworu. Se sintió más tonta.
—¿Oikawa? Él está bien, lo he visto poco pero está bien. Bastante empeñado en su equipo de volley. ¿Quieres que le de saludos de tu parte?—
—N-no— Hiyori arrugó la nariz, rechazando.
—Haha, okay.— Kaworu volvió a sonreír. Lucía muy angelical cuando lo hacía. —¿Cómo has estado, Hiyori-chan?—
—Eh, bien.— Asintió. Se apoyó en el muro y miró hacia el mar. Pasaron unos momentos de silencio donde la chica y el chico contemplaron el mar juntos. No entendía por qué, pero Kaworu Nagisa le transmitía paz y una extraña confianza. —Nagisa-san…—
—Dime.—
—Tuve un enfrentamiento… Con una persona.—
—¿Crees que es tu Rebel?—
—Creo. Pero… Era extraño y perturbado. Ni siquiera parecía ser un Rebel sino más bien un enajenado que atacaba por atacar o más bien jugaba… Ni parecía venir por Rizembool.— Hiyori frunció el ceño, extrañada. —No apareció para atacarme. De hecho, yo encontré a ese tipo teniendo un dilema consigo mismo y batallando mentalmente con su propia persona. El ataque fue más bien un juego de un demente que no mide intensidad del daño.
—Vaya, suena como un lunático que probó Krokodil y que de pronto tuviste la mala suerte de encontrártelo.— Se giró un poco y la observó con serenidad. —Me alegro que estés bien.—
—…— La chica sintió que las mejillas se le prendían en un rubor intenso. ¿Podía sentirse más estúpida? Odiaba comportarse así frente a ese extraño. —Gracias.— Dijo escueta.
—¿Tienes alguna idea de quien es tu Rebel?—
—No.—
—Quizá sea tu antiguo Rebel.—
—Eh, imposible.— Se empequeñeció. No quería que la viera como una loca homicida si revelaba la identidad de su antiguo Rebel. Por lo demás, ni se acordaba de su nombre.
—Okay, no ahondaré allí.— Dijo al notarla incómoda.
—¿Tú sabes quien pueda ser?— Preguntó, intrigada. No perdía nada.
—Sí.— Kaworu notó que la mirada de la chica lo buscó inmediatamente. También se percató de que en sus ojos se veía la necesidad de que le dijera quien. —Pero no puedo decirte nada al respecto. Tengo lealtad hacia los Rebels y a Rizembool.
—Descuida… Lo comprendo.— Volvió a mirar hacia el océano, bajo la vista y un mechón de cabello cayó a su rostro. Lo sopló para apartarlo.
Kaworu analizó a la chica en su silencio, le parecía una joven curiosa e interesante. Después de la fiesta no la había visto más y se sentía bien poder coincidir de nuevo con ella. Vio que en sus finos dedos llevaba un anillo de plata.
—Oh, ¡recuerdo esos!— Celebró Kaworu. —Del festival de primavera de como hace tres años atrás. Las Mikos lo ofrecían bendecidos para la protección de las personas, que según, repelían los demonios ancestrales. ¿Creo que lo conseguías dándoles una donación para sus templos?
—¿Creo que sí?— Ella miró la sortija. —La verdad, no recuerdo como lo conseguí. Un día lo encontré en una caja donde guardaba mis recuerdos y me lo coloqué.  No recordaba esos detalles… tan importantes.— Su mirada se tornó melancólica. Que injusto se sentía no poder almacenar detalles tan bonitos de su pasado como sí en cambio lo hacía de cosas menos agradables.
—Te oyes como una persona que perdió algo muy importante en su pasado.—
—…— Ella lo miró tímida. ¿Desde cuando se comportaba así con alguien? —Creo que ese algo era yo.— Dijo avergonzada.
—Oh…— Kaworu posó su mano sobre la de la chica haciendo que esta se tensara. —Si algún día quieres conversar de ello con alguien, puedes contar conmigo. Soy alguien bien neutral.— Ofreció.
—G-gracias. Miró hacia otro lado.—
—¿Caminamos por el muelle?—
—Sí…—

Y otra vez a Hiyori le daba esa molesta sensación de sentirse observada intensamente por alguien. Cuando alzó la vista, se encontró con un chico que la miraba demasiado profundamente. Ella se le quedó mirando extrañada, ¿qué le pasaba a ese idiota? pero no tenía la apariencia de un Rebel. Más lucía como un afeminado  y débil que estaba allí para molestar. Entonces Hiyori abrió enormemente los ojos cuando una punzada intensa se apoderó de su pecho, la angustia le subió por la garganta y los ojos comenzaron a sentírsele húmedo.
El otro chico seguía viéndola como si se tratase de un fantasma, ¿cómo podía estar ella allí? ¿era ella? Porque se le parecía mucho. El joven dejo caer la lata de refresco que había comprado y apenas había abierto. Hiyori se quedó estupefacta, estática, paralizada. Era él.

—¿Lo conoces?— Susurró Kaworu a su lado. El joven se sorprendió de la reacción de Hiyori al ver a ese otro chico a quien Kaworu conocía bien.
—S-sí.— Se sintió demasiado débil de pronto. Kaworu notó la convalecencia de ella y le sujetó desde atrás por los hombros para que ella no desfallezca en ese mismo momento. Hiyori quería huir, desaparecer “Que no me vea!” “Que no se me acerque” “Kaworu, sácame de aquí” Le suplicaba mentalmente sin que las palabras salieran de su boca.

No se sentía capaz de poder enfrentar una gran mentira como esa. Una crueldad y un daño tan intenso. No podía hacerle eso a la persona que seguía mirándola tan intensamente.

Pero era demasiado irreal. Demasiado tarde para hacer algo. Ese joven comenzó a acercarse a ella, dudoso, pero sin retroceder.

—¿Quieres que te excuse con él y te lleve de aquí?—
—…— Oh, sí. Kaworu había leído su mente tan perfecto que sentía que lo admiraba. Pero… No podía hacerle eso al otro, no podía seguir huyendo tan cobarde como una rata. Negó con la cabeza.
—Esta bien. De todos modos, estaré cerca por si me necesitas.— Le soltó suavemente los hombros y le dio unas palmadas en los mismos como muestra de apoyo.

Hiyori comenzó a caminar hacia esa persona, sus piernas le flaqueaban y se sentía tan distorsionada que tenía ganas de desaparecer. En un momento cerró los ojos apretándolos fuertemente y deseando que esto fuera un sueño pero al abrirlos seguía aquel frente a ella.
Finalmente, restaron la distancia y se quedaron mirándose en silencio uno frente al otro.

—¿C-Cain?— Balbuceó ella. El otro asintió.
—¿K-Kana?— Preguntó lleno de dudas. ¿Cómo podía ser posible? Ella era idéntica, salvo por el color de ojos y el tono más claro de su cabello. La chica asintió. Se sintió dichozo, entonces, y a la vez destrozado, que mala mezcla de emociones. Finalmente, opto por la suspicacia. —Pero, ¿C-cómo? Tú… Tú moriste en la batalla final.—
—…— Negó con la cabeza, apretando los puños. Todos esos años Cain había vivido una cruel mentira.
—Yo vi tu tumba…—
—Es una farsa.—
—¿Pero por qué no me dijiste nada? Todos estos años… Todos estos años he vivido pensando que habías muerto. Y y-yo como tu Key, que no hice nada…Que por ese entonces… — Frunció el ceño, apretando los puños por lo bajo. Justo en la fecha de la batalla final Cain había retornado a Inglaterra para rendir el examen tan anhelado de ingreso a la universidad para entrar adelantado. —Yo te fallé y tú moriste.—
—N-no.— Ella alzó la mirada, con los ojos cristalizados. —No… No.— Repitió, conteniendo las lágrimas. No se permitía llorar frente a nadie.
—La chica con la que te juntabas en ese entonces… Me dijo en tu entierro que yo tenía la culpa por no estar allí.—
—¡Todo fue una farsa!— Exclamó. Ahogándose con sus palabras. —¡Pero te juro que jamás quise hacerte daño!—
—…— Él parpadeó un par de veces, muy confundido.
—¡Yo no morí!— Apretó los puños enterrándose las uñas en sus palmas. —Pero hicieron creer a todo el mundo que así fue. Y-yo estuve en rehabilitación.—
—¿Hanasaki creo esa mentira?—
—N-no.—
—¿¡Y por qué nunca me dijiste nada!?— Le encaró. Luego del arrebato la miró con friandad. —Oh, espera… Preferiste que viviera todos estos años torturándome mentalmente por tu supuesta muerte. Que buena amiga eres, Kana.—
—No me llamo Kana.—
—¿Qué?—
—Que no me llamo Kana.— Volvió a bajar la vista, avergonzada, sintiéndose cada vez más fatal por haberlo engañado tanto. —Y-yo… m-mi nombre real… Es… Hiyori Arima.—
—…—
—Yo te mentí en ello. Eso lo acepto… No quería que conocieras mi verdadera identidad porque temía que me rechazaras.—
—Sí, claro.—
—¡Cain te estoy hablando en serio!— Volvió a alzar la vista para encararlo. —¡Odio y me odio por hacerte pasar por todo lo que haz pasado! ¡Por todas las mentiras! Por permitir que te culpasen de todo.—
—Tres años, sea como sea que te apodes hoy. Tres años.—
—¡Lo sé! ¡Soy lo peor que te pudo pasar!— Y merecía las penas del infierno por hacer sufrir tanto a su mejor amigo, el único que la acompañaba en todas sus tonteras, en todos sus desafíos, el único que no la cuestionaba ni la criticaba. Ella le agarró de los brazos. —¡Pero jamás quise dañarte a ti!— Y cuando le vio a los ojos, cuando los abrió otra vez, bajo la mirada instantáneamente sintiéndose como el peor adefesio. La peor escoria. ¡Minerva deberían llamarla! En ese instante de silencio entre ambos, donde los dos parecían reflexionar sobre lo que estaba pasando, ella se percató de un folder que el otro cargaba en un bolso. Ese folder tenía el logo de Rizembool. Sólo se los daban a los estudiantes. —¿Ri…Rizembool?— Ella soltó una sonrisa socarrona. —¿Es en serio?—
—¿Qué quieres decir?—
—¿Viviste todos estos años ¨atormentándote¨ a ti mismo y no viste nada mejor que unirte a Rizembool?— Rio sarcástica. —¿Tan mal te deje que te uniste al enemigo?—
—¿Te estas escuchando?— Él se apartó, asqueado de la actitud de la supuesta Kana. —Me hiciste creer todo este tiempo que eras una persona que no existía. Peor aún, me convenciste de tu propia muerte, ¿Y me jodes porque llevo esta insignia?—
—Oh, sí. Estas tan jodidamente mal que vas y te involucras con los malos. ¿Sabes que hacen experimentos con genética humana, cierto? ¿Sabes que tienen que ver con muertes de personas? ¿Te suenan de algo?—
—Estas enferma.— Le dijo indiferente. —Esa secta de gente enferma mental de Hanasaki te han lavado el cerebro para que sólo veas que todo lo que no sea precisamente Hanasaki es maligno y hay que destruirlo antes de que hagan algo “muy malo” pero lo cierto es que es Hanasaki lo perverso en esa historia. Y ustedes, las HiMEs, sus pobres borregos manipulados.
—No puedo reconocerte. No puedes ser el mismo Cain de esos años el que ahora está a favor de Rizembool.—
—¡No estoy a favor de nadie!—Se sintió tan estúpido de vivir todos esos años engañado por Hanasaki, por toda esa basura. Hasta llegó a pensar que Rizembool, siendo la institución con las personas más torcidas mentalmente que conocían jamás se atreverían a armar una farsa como aquella. Se odio por ser tan estúpido, por vivir pensando que él aquí era el único villano cuando Kana, a la que tanto extrañaba, por la que tanto se culpaba, era tan o más torcida que Hanasaki y Rizembool juntos. Miró con desprecio la sortija en su mano. —Todos estos años conservando este pedazo de mierda…—
—¿Qué es eso…?— Preguntó casi con un hilo de voz. Ahora se arrepentía de lo que le había dicho a Cain en ese impulsivo arrebato… pero no podía sentirse del todo bien con él sabiendo que era parte de Rizembool. Ya no sabía que pensar; sólo sabía que lo único que deseaba es que Cain fuera feliz y que algún día la perdonara.
—¿No te acuerdas qué es?— Se sintió más asqueado aún. ¿Cómo esa baratija lo había unido a ella por tantos años dedicandole él tanto aprecio cuando ella ni la recordaba? —En fin, esto no puede ser más patético.— Se quitó con desprecio la sortija, fue hasta el muro del muelle y la lanzó con repudio hacia el mar. —Esa basura me la diste tú. Dijiste que ¨simbolizaba¨ nuestra amistad. Pues eso es lo que pienso de esa amistad, tan falsa como esa sortija de plata truculenta, algo que se puede desechar así de simple y sin que sientas remordimientos.
—…— Se lo merecía.
—…— Él la observó por una última vez. Se dio la vuelta y comenzó a caminar. —Fue grato verte, Hiyori, Kana o como te llames. Ahora que sé no tengo por qué sentirme involucrado en nada me has liberado de una carga.—
—Cain… Espera.— Pero no le hizo caso.
—…— ¿Para qué perder más el tiempo con escucharla? Al diablo. Vio que más allá su compañero de proyecto, Kaneki, había sido testigo de todo a lo lejos. Llegó hasta él. —Vámonos.—
—¿Estás bien? No se escuchaba nada así que no te preocupes… Pero parecían molestos.—
—No es nada.— Alzó los hombros, indiferente. —Sólo me encontré con una persona sin importancia.—Lo agarró del brazo para que se movilizara, no quería estar más en esa situación tan patética. Se volteó una vez más sólo para mirar a Hiyori con desprecio. —Por suerte ya me libero de lo tóxico.— Y comenzó a caminar. Kaneki le siguió el paso.


Hiyori se quedó en una pieza, empalideció y se sintió petrificada allí mismo. ¿Cómo un día domingo normal y tranquilo había terminado en eso? Lo peor fue ver esa mirada de repudio que Cain le dedicaba. Se la merecía, lo aceptaba. Pero le dolía. Lo vio marcharse con aquel chico que se le hacía familiar, no lo recordaba de donde por la conmoción del momento, luego de un chispazo recordó que era Ken Kaneki, amigo de Kaworu en la fiesta.

Todos estaban relacionados. Vinculados irónicamente en un circulo de toxicidad.

Bajo la mirada odiandose a sí misma por todo lo que estaba pasando. Culpandose a ella por la reacción de quien en años atrás fue su mejor amigo.

“Quiero desaparecer… Vivir otra vida”

Pensó mentalmente.

Había luchado por vivir su vida, por reconocerse, por sobrellevar. Pero se había convencido de algo que escapaba de sus manos.

Quería desaparecer.

« Last Edit: June 26, 2018, 03:48:15 PM by Kana »


Kana

Tuve que partirlo en dos D;

Continuación del anterior

— #32.2
En una librería cerca del muelle, dos gemelos pelirrojos debatían sobre quien era mejor autor, luego cual libro tenía mejor portada, seguidamente qué editorial era más calificada. La cuestión era discutir en discrepancia. De la discrepancia trivial llegaron a un punto más delicado.

—Rosalind, debes admitir que esta vez TÚ estas en desgracia.— Dijo Robert, mofándose de su hermana melliza quien era mayor que él por minutos. —Hahaha, ¿Hanasaki? llegaste a un basurero de la edad de la inquisición. Debes aceptar que Rizembool está años luz de ese convento de monjas.—
—Bah, Rizembool es como la artillería China. Tanques, metralletas y muchos armamentos que ostentan en los desfiles pero que en realidad son maquetas sintéticas que no funcionan y se desploman en el camino.—

Ella se cruzó de brazos, infló las mejillas molesta. Odiaba aceptar que, esta vez, Robert había acertado en su elección. Había escogido Rizembool en vez de quedarse con ella en Hanasaki y obedecerle. Ella estaba en Hanasaki, una universidad retrógrada en cuanto a ciencia y tecnología ¡Ni hablar de investigaciones de física cuántica! Todo el universo estaba conspirando contra ella. ¿Qué seguía? ¿Que Robert encontrada por fin una novia adecuada y acertara otra vez en algo en su patética vida mientras ella se quedaba solterona y amargada?
Justo esos días lo había estado pensando y dando vuelta a los asuntos. Hanasaki no tenía nada que le interesase para ofrecerle… Quizá era tiempo de armar malestar y marcharse con una gran derrota.

Justo cuando Rosalind se giró dando su mirada hacia la ventana de la librería, Robert le imitó. Ambos comenzaron a discutir nuevamente por una estupidez cuando notaron anonadados que literalmente es espacio/tiempo se partía en dos adelante de sus ojos.

En la calle, en el muelle, una ráfaga de luz blanca muy iluminaba abría una especie de portal donde una chica parecía ser succionada por este. Un chico de cabellos algunos la sujetaba de las manos y ambos luchaban contra la fuerza de aquel portal.

—No te sueltes Hiyori-chan— El albino había corrido hacia la chica cuando notó que ese raro efecto de luz se había creado detrás de ella sin que ésta se diera cuenta.
—¡No sé que pasa ahora!— Trató de aferrarse a Kaworu pero la fuerza de ese portal era demasiado fuerte. Y en un abrir y cerrar de ojos el portal, la luz e Hiyori desaparecieron dejando a todos los transeúntes desconcertados. Todo había desaparecido después de un ensordecedor sonido.

Kaneki y Lancaster, quienes todavía no se iban del todo se giraron a observar perplejos por lo que pasaba. Ken parecía sorprendido por lo que veía mientras que Cain se llegó a preocupar por Kana…Hiyori, pero seguramente no era más que un truco de mágica para volver a engañarlo.

—¿Una… HiME?— Balbuceó Kaneki, aún shockeado. Sintió que Cain volvía a sujetarlo del brazo —¿Eh?—
—Tengo hambre, vámonos de aquí.—
—¿Viste eso?—
—Sí, ¿y qué?— giró los ojos. —Esas personas hacen cosas así todo el tiempo. Déjalas en su fantasía… Sólo quieren llamar la atención... o manipular.
—¿Y si está en problemas?—
—Sabrá como solucionarlo sola.—

Más allá, Kaworu trataba de ver el modo de como hacer volver a Hiyori pero notoriamente era algo imposible. No podía luchar contra los poderes que expresaban las HiMEs y mucho menos colaborar ya que él, siendo ex Rebel, ya no contaba con nada útil con que poder auxiliar a Hiyori.

Abrió su mano y notó que en su palma se había quedado con el anillo de Hiyori. Se percató de que Lancaster y Kaneki estaban relativamente cerca.

—Lancaster.— Kaworu subió la voz para llamarlo. Cain se había volteado mirándole sin ánimos.
—…—
—Es el anillo de Hiyori-chan.— Se lo enseñó. Por la distancia que los separaba tenía que seguir gritándole si quería ser oído.
—¿Y qué?—
—¿Cómo?— No le escuchaba desde allí. Se notaba que Lancaster no era de subir mucho el tono de voz. Se acercó hasta él y Kaneki.
—¿Y qué con ese anillo?—
—¿No tenías uno recién?—
—Acá.— Cain le señaló el anillo Lancaster. Kaworu observó que era de oro con inscripciones y posiblemente el símbolo se trataba del emblema familiar. También poseía un símbolo católico. No se parecía en nada al anillo de Hiyori.
—Me pareció que tenías otro.
—Da igual.—
—¿No quieres conservarlo?— No notó reacción en él. Entonces Kaworu le agarró la mano y le entregó en anillo algo brusco para la fineza del albino. —Creo que era importante para ella. Tal vez quieras quedártelo.—
—…— Cain lo puso adelante de sus ojos, como analizándolo, como si no lo conociera. Inspeccionando como si él fuese un banquero o un dueño de casa de empeño.  —¿Para qué quiero quedarme con esta porquería? No tiene ni valor…
—Pero…
—Ah...— Lo lanzó lejos de todos, indiferente. —Allá está mejor.
—...—
—...—
—Esa chica… Debe estar batallando sola allí. Deberíamos ayudarla.— Dijo Kaneki, rompiendo con el momento tenso que se armó de pronto entre Kaworu y Cain quienes se miraban a los ojos desafiantes.
—Exacto. Podría estar corriendo peligro. Se le notaba que no dominaba en nada ese poder. Estaba demasiado confundida. Quizá, hasta corra riesgo vital.—
—Tenemos que hacer algo...—
—Tal vez se muera, quien sabe.— Dijo Cain, con un gran aplanamiento afectivo. —Ojalá se asegure de ello, esta vez.— Meneó una mano en el aire.
—¿Cómo puedes ser así?— Kaworu se le quedó mirándolo, confundido. Luego miró a Kaneki. Alguien tan inocente y puro como Ken no debería estar cerca de alguien tan raro como Lancaster. —Kaneki-kun, ¿tienes alguna idea de cómo hacerla volver?—
—N-no…— Negó con la cabeza. —Pero... ¿y si le avisamos a alguien de Hanasaki? Por último, escribimos en un papel...
—¿Acaso no son ustedes de Rizembool?— El inglés entrecerró los ojos, con un gesto de aburrido. —Rizembool no verá bien que dos alumnos se involucren a favor del rival.
—¿Acaso les informarías si hacemos algo al respecto?— Le preguntó Kaworu, sonriendo irónico. —Apenas vas a clases, pareces despreciar Rizembool y...—
—Les informaré. Me conviene. Tal vez hasta me premien.— Miró a Kaneki luego. —Vamos.— Le volvió a ordenar.
—Lancaster... Pero...
—Oye, ¿Estás conmigo o qué?— Cain no le soltó el agarre. —Mañana tenemos que entregar la investigación y planeas perder MI tiempo.—
—P-pero, ya está lista.—
—No es suficiente.—
—¿Qué te pasa?— Kaworu alzó una ceja y curvó la otra. Lancaster era demasiado raro y no parecía ser una persona completamente correcta viendo esa faceta. En clases le había parecido incluso adorable e interesante su actitud, pero ahora no sabía que opinar de él. Era demasiado extraño.
—No me hables...— Le respondió, en tono suave y pausado. —Ni siquiera nos conocemos como para que me trates con confianza. Con respeto, te pido que no te dirijas a mi con esa familiaridad molesta ni tan siquiera me dirijas la palabra.— Miró a Ken. —Como quieras.— Hizo un gesto de desinterés y se fue.
—…—
—Ve con él, pero ten cuidado.— Kaworu se había acercado a Ken para susurrrarle. —Nos veremos después, Kaneki-kun.— Dijo Kaworu más fuerte, sonriendo como era habitual.
—S-sí, Nagisa-san.—

...
—¡¿Pero qué demonios pasó!?— A Robert Lùtece casi se le caía la mandíbula del asombro. —¡Un campo! ¡No! ¡Un portal de tiempo y espacio frente a mis narices!— Corrió saliendo de la librería, dejando todos los libros que había seleccionado botados en la tienda. —¡Apuesto que lleva a una realidad paralela!— Exclamó, extasiado.
—Mi querido Robert.— Rosalind había salido con más calma. Apoyó una mano en el hombro de su alto hermano mellizo. —¿Por qué tan desconcertado?—
—¿Acaso estas ciega? ¿Acaso no viste eso?—
—Claro.— Asintió, serena. —Vi como MI alumna de HANASAKI abrió un portal a otra dimensión.
—…— Robert se puso pálido.

Punto para Hanasaki

Después de todo ese incómodo momento. Cain y Ken se encontraban en un restaurante de prestigio donde había poca gente. El pelinegro no había querido pedir nada pero el otro le había amenazado en silencio con la mirada, después Cain había dicho que también corría por su cuenta y que no hiciera drama. Kaneki pidió algo, lo más barato del menú, lo cual seguía siendo demasiado caro.
Pasaban los minutos y Cain aún no ordenada nada para almorzar.

—Pensé que tenías hambre.— Dijo un cohibido Ken, quien se empequeñecía en su sitio.
—…— Cain miró desganado el menú. —Sí.— Se acomodó en el sillón en una pose recta pero que a Kaneki le daba la sensación de verlo como si fuera el chico rico y poderoso que en realidad era
—¿Por qué no pides, entonces? ¿No te gusta nada?—
—…—
—Si quieres podemos pedir la sugerencia del chef.—
—Es que soy celiático…—
—Oh…Oh… Ya veo.— Sonrió un poco nervioso pero emocionado de que el otro le "contara" un poco de él. —Quizá el menú vegano.—
—Es patético.—
—No, no. A cualquiera le puede pasar.—
—El menú es patético. No yo.— Alzó una ceja, corrigiéndolo.
—…— Kaneki se sintió incómodo por haberlo indirectamente llamado patético. —Si quieres puedo pedir el menú vegano por ti.—
—…Okay.— Alzó los hombros.
—¿Estás bien?—
—Sí.—
—¿Pero en serio? Todo lo que pasó… Esa HiME, y tú no parecías ajeno a lo que pasaba… Como si conocieras lo que pasa a veces… Eh, las HiMEs y esos temas.
—He estudiado al respecto. En Rizembool lo piden. Sirve para las investigaciones.
—¿La conocías?—
—No.— Se tomó una pausa. —Pensaba que sí. De hace unos años, pero la verdad es que ni me acordaba bien.— Fingió normalidad. —A veces confundo a las personas.—
—¿Sufres de prosopagnosia? ¡Oh! Eso explicaría por que no te acuerdas de ninguno de nosotros. ¡Tiene sentido!—
—Espera, ¿Qué? No tengo prosopagnosia… Ni ninguna otra enfermedad. Si no me acuerdo de ustedes es porque… No me… importan. Uh—
—…—
—…—
—Perdón.— Dijo Kaneki. Aunque ni sabía porque le pedía perdón.
—….Eh— Cain soltó una risa disimulada, miró hacia otro lado.
—¿De qué te ríes?— Kaneki parpadeó, tímido.
—Es que la reacción en tu rostro me causó gracia.— Se llevó una mano a la altura de la boca.
—Ah, haha.— Asintió, aliviado. Llegó un camarero. Kaneki pidió el plato vegano para Cain como le había ofrecido. —No era tan difícil.—


Muy temprano por la mañana del día lunes. Rosalind Lùtece estaba en la oficina de Miranda Lot a quien le había relatado todo lo sucedido con la alumna Hiyori Arima. Si bien se lo había comunicado por teléfono, la directora le había pedido que se aproximara a su despacho para hablarlo todo detalladamente.

—Fran ideó toda una estrategia para que el acontecimiento se viera ese día como un número del desfile. Al parecer, la gente lo creyó. Por suerte, nadie alcanzó grabar.— Dijo la directora. Luego miró a la académica. —¿Sabe dónde podría encontrarse Arima en estos momentos?—
—Posiblemente, en uno de los multiuniverso donde incluso ella ya existe.— La pelirroja dio un sorbo elegante a su café. —Lo cual es complicado.—
—¿Por qué?—
—Solipsismo—
—“Solamente yo existo”— Dijo Rosalind. —No pueden existir dos tú en una misma realidad. Si se encuentra con su versión de sí misma, una colapsará o ambas.—
—¿Existe un modo de hacer volver a la alumna a su realidad?—
—Podría ser… Podría trabajar en la creación de un portal artificial… Pero necesitaría financiamiento para la investigación.— La profesora miró hacia las fotografías en la oficina de la directora. HiMEs, susurró. —Esa chica crea portales de manera natural. Nosotros, quienes carecemos del don, tendremos que crear un instrumento que genere un portal artificial el cual sólo durará una fracción de segundos.
—Hanasaki financiará el proyecto.—
—Será arriesgado, pero tiene probabilidades de tener un resultado adecuado.
« Last Edit: April 05, 2017, 04:03:14 PM by Kana »


Apple

Amé este escribir este capitulo, lo juro xD

#12: All work and no play makes us dull


-Buenos días señorita Kouzuki. No esperaba verla aquí hoy-

Kallen examino el escritorio de Miranda. A pesar de ser temprano la directora ya parecía estar atareada de trabajo con su laptop, por un lado, papeles regados y una humeante taza de café a su izquierda.

-Perdón por venir sin avisar… es que ya me he decidido. Tomare la prueba HiME hoy mismo-

La directora también se tomó un minuto para examinar a Kallen. Su semblante había mejorado mucho desde el día anterior.

-Eso es… inesperado ¿segura que no quieres pensarlo más? Tienes todo el fin de semana después de todo…-
La chica negó con la cabeza –No, ya no puedo esperar. Ayer me quede en casa de Athos y Minmay pero no puedo seguir molestando a los demás-

Kallen esperó a que Miranda le diera instrucciones para comenzar la famosa prueba HiME, pero en su lugar la directora se quitó las gafas y se quedó viéndola con una expresión que claramente exigía explicaciones.   

-Eh… vera… es que por el momento no tengo donde quedarme porque me escape de mi casa…- Kallen trato de darle poca importancia al asunto, así como lo había hecho con Athos y luego con Minmay; sin embargo, ambos hermanos la habían hecho llamar a su madre la noche anterior para al menos informarle de que estaba bien antes de que llamara a la policía para buscarla –pero no se preocupe, ya hablé con mi madre para avisarle que estoy aquí y ya tengo 18 así que no hay ningún problema, además estoy más que lista para hacer la prueba y le prometo que seré la mejor HiME que alguna vez haya tenido, haré todas mis tareas HiME Y además tendré buenas calificaciones…-

Miranda se masajeó las sienes mientras Kallen seguía con su lista de “razones por las cuales debe hacerme la prueba hoy”. Parecía que la chica había tenido unos días difíciles pero su humor parecía bueno y su determinación inquebrantable. Pero aun así tenía sus dudas sobre si Kallen estaba lista para hacer la prueba en ese momento.


El ambiente en Rizembool no había cambiado mucho. Souji y Saito estaban en una de las tantas salas de la universidad decoradas al estilo Oxford. Saito leía en su computadora mientras que Souji fijaba su atención en el humo que despedía su taza de chocolate. Tras de ellos un par de chicos de primer ingreso jugaban ping-pong.

-Siento que me vuelvo loco…- murmuró el ojiverde para sí mismo. Aun no se había decidido a regresar a clases, pero había pasado toda la mañana en Rizembool arreglando su inscripción y todos esos trámites. Por fortuna su hermano aún tenía un poco de influencia en ese lugar, así que no habría mucho problema con regresar solo así.

- ¿Qué dices? - Saito levanto la mirada de su laptop, estaba preparado para oír una de las quejas de Souji.

-Que me estoy volviendo loco-le respondió el otro antes de levantarse y volverse a los que estaban jugando ping-pong - ¡Ese estúpido sonido me vuelve loco! –

Saito suspiró el cerro su laptop. Desde que regresó de Okinawa, Souji parecía irritado y molesto como un bebé al que le estaban saliendo los dientes. Pidió disculpas a los chicos que jugaban y encogió los hombros ligeramente, luego tomó a Souji por el codo –Tenemos que sacarte de aquí-

Por un momento el tacto de Saito se sintió una ola de electricidad que recorrió su brazo y Souji sintió una furia incontrolable. Pensó en darle un puñetazo a su primo en la cara y gritarle un par de insultos por querer darle órdenes.

-Tenemos que sacarte de aquí- repitió Saito por segunda vez. Su voz plana y estoica lo regresaron a la realidad ¿Cómo podría golpear a Saito? Era su primo, su mejor amigo y el único ser cuya presencia no era molesta.

Calmándose Souji apartó a Saito con un ligero manotazo –No vuelvas a darme ordenes-

-Está bien…- Saito nunca perdio su cool, la calma que lo caracterizaba y lo hacia objeto de admiración entre las mujeres y un ejemplo entre los demás chicos.

Después de divagar por los bosques que colindaban con Hanasaki, los chicos llegaron a la propiedad su vieja universidad. Saito creía saber por qué Souji los había guiado hasta ahí, pero Souji solo seguía caminando haciéndose el tonto.

-No creo que sea bueno que estemos aquí…-

- ¿Qué más da? Solo nos expulsaron, no nos banearon de aquí-

“Si nos expulsaron es porque no nos quieren aquí…”

-Además… ¿Qué tu no eras de los alumnos favoritos de esa bruja de Miranda? -

Saito se encogió los hombros –Solo me apreciaba por mis buenas califi-

-Espera- lo interrumpió Souji. En un instante se puso tenso de nuevo, lo que hizo que Saito se pusiera tenso también.
El pelinegro que venía unos pasos tras Souji se acercó para ver mejor lo que su primo veía en los campos de futbol. A lo lejos se veía a la rubia que era el objeto de deseo de Souji sentada junto al quaterback pelirrojo del equipo de Hanasaki, un tipo que a Souji no le caía nada bien y con el que ya se había agarrado a golpes antes. Era como ver a Barbie con Ken; y juzgando por la sonrisa de la chica y la actitud del quaterback, se podría decir que se la estaban pasando muy bien. Demasiado como para el gusto de Souji.

Por un momento la adrenalina recorrió todo el cuerpo de Saito y se preparó para dejar su mochila en el suelo y tomar a Souji para evitar que fuera corriendo a asesinar Harada. Pero la reacción de su primo fue todo lo contrario.

-Préstame tu laptop-

- ¿Para qué? - interrogó Saito. Por un momento se le ocurrió que Souji iría a romperle la cabeza a Harada con su computadora, pero descartó la idea por ser demasiado absurda, aun tratándose de Souji.

-Para regresar a Hanasaki necesito presentar un ensayo a Miranda sobre las razones por las cuales debo regresar. Está en el reglamento. Así que venga, necesito tu laptop para escribir ese jodido ensayo-


Kallen nunca había estado tan ansiosa en su vida. Ni siquiera antes de los torneos de atletismo o los exámenes complicados. Sus manos sudaban así y sus piernas temblaban un poco. Miranda le había explicado todos los por menores de la prueba HiME, pero la cuestión era: ¿y si se encontraba con su padre? Cualquier persona que influyera de gran manera en su psiquis podría aparecer frente a ella. Y desde que Miranda le mencionó eso no había podido dejar de pensar en ello.

A los poco segundos de entrar al gimnasio de Hanasaki todo cambió, volviéndose literalmente la nada. Sin nada a la vista, solo neblina.

-Ya cálmate- se dijo a sí misma. Decidió que caminar un poco seria mejor que quedarse parada esperando a que pasara algo.

No caminó mucho hasta toparse con una silueta que caminaba hacia ella con paso seguro. Era fácil reconocerla.

-Kallen eres una niña mala ¿Por qué huiste de casa? -

-Ma… ¿mamá? –

-Has sido muy mala Kallen, muy mala. Causándole tantos problemas y angustias a tu madre… -
Pronto su madre estaba frente a ella, con la misma mirada cansada de siempre.

-Mamá, ¿Qué haces aquí? –

-Vine por ti Kallen. Tokyo no es un lugar para ti, vamos a casa- la marioneta la tomo por la muñeca y la jaló bruscamente.

La mente de Kallen corría a mil por hora procesando todo. Apenas y pudo apartar su brazo del agarre de su madre - ¡No!

- la chica dio un par de pasos atrás. Hubo un clic en su cabeza y se dio cuenta de que el ser que tenía enfrente no era su madre sino la marioneta de la cual le había hablado Miranda.
En seguida la actitud de la marioneta se volvió más defensiva y agresiva. Con una velocidad anormal tomo a Kallen del pelo y la tiro al suelo. La pelirroja intento levantarse, pero fue inútil, la marioneta había puesto un pie sobre su espalda aplastándola.

- ¡Eres una niña malcriada Kallen! ¿no te bastó con arruinarme la vida viniendo a este mundo? Yo lo tuve que dejar todo de lado para cuidarte –

Aunque fuera una marioneta las palabras dolían como dagas apuñalándole la espalda. Pero a Kallen siempre le había dado la impresión de que como su madre la tuvo muy joven probablemente se había quedado con algunos sueños truncados.

Pronto la marioneta dejo de aplastarla para empezar a patearla. La primera patada la hizo perder el aire, la segunda la hizo ver luces y para la tercera se dio cuenta de que tenía que encontrar la manera de levantarse. Trato de pensar en algo mientras las patadas y eventuales puñetazos seguían llegando.

"No... no puede ser. No voy a perder esta prueba HiME". La palabra 'rendirse' no podía estar en su cabeza en esos momentos, y hasta hace unos segundos ella estaba determinada a pasar la prueba como fuera. "Vamos Kallen, no puedes perder esta oportunidad, eres más fuerte que esto".

Con una agilidad que sorprendió a la misma Kallen rodó sobre sí misma y se puso de pie. Se sentía furiosa. Ya de por si estaba molesta con su madre, a esa dichosa marioneta se le había ocurrido tomar la forma de su madre, decirle cosas horribles y encima montarle una tremenda paliza. Vaya que si se sentía furiosa. Saboreo la sangre que brotaba de su labio y en ese mismo instante, de manera espontánea, su mano izquierda rodeó el mango de lo que parecía una lanza. A penas tuvo tiempo de admirar el arma; la marioneta de nuevo se lanzó al ataque esta vez de manera más veloz y agresiva.

Dudando un poco, Kallen tomo la lanza de manera defensiva apuntando hacia la marioneta. Esta se detuvo al instante y una sonrisa burlona se dibujó en sus labios.

- ¿Es que acaso te atreves a amenazar a tu madre con esa cosa? – la marioneta dio un par de pasos hacia ella –Entrégamela, hazle caso a tu madre-

- ¡Tú no eres mi madre! – Kallen se lanzó al ataque. Notó que su velocidad era extraordinaria a pesar de que le dolía todo el cuerpo.  “De alguna forma tengo que terminar con esto pronto”.

La marioneta trato de esquivar a la chica, pero con la rapidez con la que ella se lanzó al ataque apenas le dio tiempo de tomar el mango del arma. Se había vuelto una lucha de fuerzas. La marioneta tenía el filo de la punta de la lanza rozándole la cara y hacia su mayor esfuerzo para alejarla a la vez que Kallen empujaba con todas sus fuerzas. Si tan solo lograba conseguir que la marioneta aflojara el agarre de la lanza… por unos instantes ninguna cedió.

Era un momento electrificante. Literalmente, electrificante. Kallen noto como unas chispas de electricidad salieron de sus manos, y recorrieron todo el mango de su lanza. La marioneta en ese instante la soltó la lanza y miro a Kallen como que si un rayo la hubiera tocado.

Con un movimiento brusco la chica atravesó a la marioneta con la punta de su lanza. No pudo evitar sentir náuseas y llorar al ver caer a la marioneta, después de todo tenía la forma de su madre. Tras unas ligeras convulsiones la marioneta regreso a ser lo que era: un maniquí sin rostro. La neblina se disipó y las puertas del gimnasio se abrieron.


Miranda se dejó caer sobre la imponente silla de su escritorio. Ya había mandado a Kallen a la enfermería a atender sus heridas y le había dado instrucciones a Fran para ayudarla a instalarse en la mansión HiME. Por un momento creyó que la chica no pasaría la prueba HiME, pero lo logró.

“Eventualmente, todas lo logran” se recordó a sí misma.

Salió de sus cavilaciones cuando unas voces en la recepción llamaron su atención. La puerta de su oficina se abrió sin previo aviso y por ella entró uno de los alumnos históricamente más problemáticos de la una universidad junto a Ritsu que inútilmente lo jalaba del brazo para impedir que entrara a la oficina.

-Lo siento Miranda- dijo la secretaria mientras trataba de sacar al Okita Souji de la habitación –le dije que no estaba recibiendo a nadie, pero el insistió…-

Souji por su parte luchaba contra Ritsu, tratando de entrar a la oficina sin lastimar a nadie y truncar sus planes -Solo necesito hablar con la señorita Miranda por unos minutos-

-Déjalo Ritsu. Señor Okita, creí haberlo expulsado de esta institución hace más de un año-

Ritsu soltó a Souji que solo se volvió a verla con una sonrisa triunfadora y se acercó al escritorio de Miranda y se sentó sin que nadie se lo indicase. De su chaqueta sacó un sobre de papel manila medio arrugado.

-Lo sé, lo sé- dijo poniéndole poca importancia al asunto –primero que nada, me quiero disculpar con la señorita Ritsu por los inconvenientes- Ritsu lo miró molesta antes de salir de oficina y cerrar la puerta tras de sí- y con usted, señorita Miranda. Entiendo que le cause muchos problemas incendiando su laboratorio. Pero creo que merezco una segunda oportunidad debido a mi sobresaliente historial académico y al aporte que puedo realizarle a Hanasaki. Y de acuerdo al reglamento de la institución, podría regresar presentando un ensayo que enumere mis méritos y la razones por las cuales merezco mi lugar aquí- del sobre Souji sacó un dichoso ensayo de alrededor 10 hojas y se lo entregó orgulloso.

-Señor Okita, usted y yo sabemos que la regla del ensayo solo aplica para los estudiantes que fueron suspendidos y quieren regresar antes de que el periodo de suspensión acabe- aún así Miranda tomo el ensayo. Solo con verlo de reojo pudo ver que todas las páginas estaban llenas. No pudo evitar sorprenderse con la actitud tan civil de Souji- Los alumnos expulsados definitivamente no pueden regresar a Hanasaki bajo circunstancias normales-
Souji sonrió. Como lo supuso, Miranda no iba a leer el ensayo. Era hora de sacar el haz que llevaba bajo la manga.

-Y si… le dijera que no necesito estar aquí, sino que me necesitan aquí-

-Explíquese por favor- Miranda se preguntó se Souji ya sabía que Sheryl era una HiME y que lo más probable era que el fuera su Key. Esa era la única explicación lógica que ella encontraba para las palabras de Souji.  Sin embargo, prefirió no decir nada aún y dejar que el chico hablara.

-Vera, usted le dio una beca a mi um… amiga Sheryl. Sin ninguna razón aparente. Yo sé bien que ella no tiene ningún mérito académico o atlético como para que se le dé una beca completa. Pero… - Souji pauso un momento y se agacho al escritorio de Miranda como que si le fuera a decir un secreto. No tenía ni puta idea de lo que estaba haciendo, pero sabía que tenía toda la atención de la directora y lo estaba disfrutando–yo sé la razón- susurró finalmente.
Al otro lado del escritorio Miranda reconoció al Okita Souji de siempre; un poco salvaje y un poco manipulador. Sin duda era un chico muy inteligente, sus calificaciones y su actitud lo reflejaban.

- ¿Lo sabe? -

-Por supuesto- Souji enderezó su postura y la vio directamente a los ojos. Sentía que tenía a la directora donde la quería y podía regresar a su típico modo orgulloso y travieso –Nadie regala becas, así como así. Y con toda la presión que tiene ella en estos momentos me necesita cerca. A SU mejor amigo. Ella misma me lo pidió- se congratuló mentalmente por su habilidad para mentir- La ayudaré a llevar la carga académica y, de ser necesario, la carga emocional. Pero no solo eso, si me permite regresar tiene que dejar regresar a Hajime Saito- Souji finalizó exponiendo su tesis agregando el hecho de que Saito estaba en el ranking nacional de estudiantes y que sin duda sería beneficioso tenerlo de vuelta en Hanasaki.

Miranda sonrió. Se inclinaba a pensar que Souji no sabía nada aún del tema HiME, el chico estaba sacando todas sus armas en ese momento, y probablemente Sheryl ya le habría pedido ayuda. Y si no lo había hecho, pronto lo haría. La guerra apenas comenzaba para ella y no estaría nada mal darle los recursos, por más molestos que fuera, para ayudarla un poco. Además, la idea de tener un alumno tan sobresaliente como Saito Hajime de vuelta le parecía satisfactoria.

-Hecho- respondió Miranda por fin mientras se sobaba las sienes poco convencida –pero déjeme darle un ultimátum: si vuelve a causar algún problema como el de la última vez lo expulsaré definitivamente y no tendrá permitido acercarse al campus. Recuérdelo bien señor Okita. Ahora retírese y pídale ayuda a Ritsu para iniciar su reingreso y el del señor Saito. Y no lo olvide, las condiciones de su regreso son estrictamente confidenciales-

Souji se levantó de un salto de la silla e hizo una reverencia exagerada - ¡Gracias Miranda! Le aseguró que no la decepcionaré-

Cuando el chico por fin se retiró de su oficina Miranda se levantó y fue a cerrar con llave. Quería permitirse al menos 15 minutos de paz antes de que la próxima HiME o el próximo Key entraran a su oficina con alguna excentricidad. Pensó en servirse una taza de té, pero recordó el ensayo de Souji. Le tomó menos de un minuto darse cuenta que las 10 páginas del ensayo repetían la misma oración infinitamente.

"Mucho trabajo y poca diversión hacen de Souji un tipo aburrido".

No pudo evitar reírse. Ese Okita Souji era tan astuto como un zorro y tan ocurrente como un gato. Arrugó el “ensayo” y por fin se fue a servir esa deseada taza de té.