Recent Posts

Pages: 1 [2] 3 4 ... 10
11
The Hunger Games / May the Odds be Ever in Your Favor
« Last post by Puri on August 31, 2025, 04:24:07 PM »
Los sexagésimos juegos del hambre.

El cuadragésimo quinto desde que había asumido el poder en todo Panem a los 23 años.


No pudo evitar sonreír con cierta mofa en medio de la reunión con el director de los juegos y su comité. Mientras estos hablaban y mostraban sus planes para la arena—un reloj de arena, interesante—, él rememoraba años pasados y a enemigos aniquilados. Todos aquellos que pensaron que jamás lo lograría, que no se elevaría por encima de todos y de todo.

Inclusive ella.

Pero la nieve, cuando cae, siempre lo cubre todo.


Se preguntó mentalmente si es que los diseñadores de los juegos de este año habían tomado su apellido en consideración para la idea central de la arena, la cual era depositar más y más arena cada día e ir matando a los tributos de a poco. Seguramente el director de este año quería quedar bien con él para luego pedir algún tipo de favor… No había nada en el mundo que detestara más que aquellos que creían que podían adularlo.


“Estimados,” habló, interrumpiedo a la joven que estaba mostrando videos con los nuevos híbridos en los que estaban trabajando para soltar en la arena este año. “Hasta ahora, muy buenas ideas todas. Los felicito a cada uno por su aporte.”

Todos a su alrededor comenzaron a sonreír entre ellos y a agradecerle, a la par que se miraban entre ellos con cierto alivio.

“Sin embargo…”

Sus palabras inmediatamente cortaron el buen ánimo de tajo, dejando a todos congelados.

“No puedo evitar sentir cierta curiosidad. ¿Cómo fue que surgió la idea del reloj de arena?”

“Señor presidente,” comenzó el director, quien se veía más animado al darse cuenta de que sólo se trataba de una simple pregunta. “Al tratarse de los sexagésimos juegos del hambre, con el equipo queríamos crear algo especial, y como todos bien sabemos, no hay nada más especial que el hombre que ha otorgado tantos años de paz y estabilidad a la nación.” Dijo todo esto con una sonrisa brillante.

Snow alzó levemente la comisura de sus labios en su dirección, lo cual animó al hombre a seguir hablando.

“No queríamos que fuera algo tan literal, además de que usamos nieve hace un par de años atrás. Por otro lado, el reloj de arena evoca a los años oscuros y al pasado, en donde los distritos se encuentran atrapados de por vida. Un recordatorio de sus crímenes, y la arena cayendo de a pocos, su justicia contra ellos.”

“Qué elocuente.” No pudo evitar soltar una risita, lo cual hizo que todos se unieran a él. “Gran idea, jóvenes.” Todos asintieron y les regaló una sonrisa. El director de los juegos brillaba, parecía no caber dentro de sí con la emoción de tantos elogios por su parte. “Lamento mucho tener que acortar la reunión debido a mi agenda, pero todo lo que he visto me ha dejado muy satisfecho. Les doy permiso de seguir en el camino en el que van y por favor, reunámonos de aquí a dos semanas para ver el producto final. Estimados.”

Se levantó de la mesa y todos le siguieron, asintiendo con sus cabezas y agradeciéndole por su tiempo y esfuerzo.

Antes de que todos terminaran de salir de la sala de conferencias, le llamó.

“Director. ¿Un momento?”

“Por supuesto, presidente.”


No por nada conocía mejor que nadie la importancia del simbolismo en los juegos. La importancia del ritual fundamental de la nación: recordarle a los distritos su pena por su rebelión, pero también darles una esperanza de mejor vida.

No se le había pasado por alto el simbolismo de un reloj de arena. Anticuado, del pasado. Obsoleto. Y el simbolismo de la arena también: áspera, seca Residuos de aquello que en tiempo atrás tuvo vida.

No era un favor lo que quería el director de los juegos. Era un claro mensaje sobre lo que pensaba él (o quienquiera que estuviera detrás, manipulándolo) sobre lo que pensaba de su mandato.

Pero él también sabía mandar mensajes llenos de símbolos a aquellos que sabían leer entre líneas.


Se acercó al rincón de la estancia, donde se encontraba el estante en el que guardaba sus mejores licores.

“¿Una copa?” Le ofreció.





Fic inaugural~
12
The Hunger Games / Re: I Volunteer as Tribute! | Hunger Games Kickstarter
« Last post by Neko on August 31, 2025, 01:36:24 PM »


Yooooooooooooooo!! Cuenten conmigo uwu
Estaba pensando que sería interesante si dicen qué se tiene que escribir para el siguiente capitulo (kinda como la lista de arriba?) e igual dar un par de meses como mucho para escribir sobre ese tema desde el punto de vista de nuestros personajes, así vamos avanzando la trama y vamos todas al mismo ritmo.
Si le interesa a más gente se podría hacer un segundo tema para postear comentarios o fics complementarios (o tal vez esos fics podrían ir al patio, no sé).

Bueno, eso ovo que me apunto.
13
SeeDs in the Garden / Re: SeeDs in the Garden – revival
« Last post by Kora on August 31, 2025, 12:43:05 PM »
Más flashback y lore de hace 150 años... estoy llegando a alguna parte, aunque sea solo emocionarme yo sóla con mis yaois.



Cassian desplegó un mapa guardado en su bolsillo lateral y lo estudió, tomando el risco como referencia. No mostró molestia por la interrupción y miró a Lievran, como esperando su opinión sin pedirla.

El elogio lo había sorprendido; Lievran se permitió sentirse halagado apenas un instante antes de ocultarlo. Se limitó a inclinar la cabeza. –Gracias, mi señor –respondió. Intuyó que la sorpresa de Lord Solane había sido genuina, quizá aliviado de no depender de un inútil.

Lievran sabía que cualquier duda sobre la misión debía guardársela para sí. Ya había revelado demasiado, y su señor no parecía dispuesto a hablar. Así que mantuvo silencio, siguiendo a Lord Solane con atención a su entorno. Estaba acostumbrado a no llenar los silencios, y los sonidos del bosque le resultaban incluso reconfortantes.

El derrumbe no lo sorprendió; solo buscó una alternativa. Dejó que Lord Solane evaluara la situación, aunque se extrañó al ver que lo miraba. –Si me permite, mi señor, exploraré los alrededores. –Se mantuvo a la vista en todo momento, inspeccionando la nieve cerca del bosque.

–Mi señor, la nieve está removida entre estos árboles. –Apartó ramas con cuidado, revelando un paso estrecho. No era del todo seguro: había huellas de animales. –No distingo exactamente el qué, pero alguien o algo ha cruzado por aquí. Esto nos retrasará. Pasaríamos por aquí –volviendo al mapa, Lievran señaló el desvío–. Es más largo, pero parece firme. Y la criatura ya debe de haberse marchado. –se incorporó de nuevo.– Pero es solo mi opinión, mi señor.

–Hmm. –asintió Cassian, dejándole explorar mientras él revisaba mapa y brújula. Si una criatura había pasado por allí, debía de haber considerado el camino lo bastante seguro para atravesarlo. Sus sentidos le habrían asegurado que los árboles resistirían y que la nieve no lo sepultaría. Y Lievran mismo estaba convencido de que ya se habría marchado.– Mmn. Tienes razón. Sigamos esta ruta. Quiero que vayas al frente –dijo Lord Solane. Tenía sentido que fuese él, con el oído más agudo.– ¿Serías capaz de escuchar la tensión en los troncos si estuvieran a punto de quebrarse? –preguntó.

Puede que fuese una suposición algo torpe, pero lo cierto era que las orejas de Lievran le daban una ventaja. La única duda era hasta qué punto.

Lievran asintió en silencio y tomó la delantera, como se le había ordenado, sin inmutarse ante la pregunta sobre su oído. No era la primera vez que Lord Solane le hacía una pregunta similar; antaño había sido más curiosidad que otra cosa, aunque siempre con perspicacia y cálculo. Entonces Lievran no había sabido cómo responder: aunque a menudo captaba sonidos antes que otros galbadienses, temía que admitirlo sonase arrogante, como si quisiera demostrar que era mejor. Solo había negado con la cabeza, murmurando una respuesta evasiva.

Ahora, sin embargo, Lord Solane ya asumía que debía de ser él quien oyese mejor de los dos. Y no era una suposición ofensiva; en Galbadia había tenido que aguantar mucho peor: burlas, humillaciones, ruidos fuertes junto a sus orejas. Nunca de Lord Solane, ni siquiera cuando era niño.

–Sí, debería poder oírlos –respondió para tranquilizarlo–. El dosel es denso, en cualquier caso, y lo que cruzó por aquí no era pequeño, y aun así pasó sin que se derrumbase nada. Mientras no hagamos movimientos bruscos, deberíamos estar a salvo. Sin embargo... –se agachó y giró hacia Lord Solane con un asentimiento, indicándole que lo imitara–. Deberíamos ser cuidadosos.

El crujido de la nieve cubría incluso su respiración mientras avanzaban bajo los árboles. Lievran guiaba con pasos medidos, toda su atención puesta en el bosque, escuchando el rumor de las ramas sobre sus cabezas. Ningún sonido de tensión, ningún chasquido, solo el eco de sus propios pasos. No tardaron en alcanzar el claro, y Lievran dio unos pasos más adelante para asegurarse de que estuviera despejado. Nada alrededor, aunque la nevada empezaba a arreciar; aún no era una ventisca.

–Has cambiado. –sus orejas se agitaron con un leve sobresalto, sorprendido por las palabras de Lord Solane. Aunque había hablado en voz baja, su oído era lo bastante fino para captar cada matiz en su voz. Lievran se volvió a medias, casi conmovido de que el Lord lo recordara, y bajó la cabeza con modestia.

–A la Casa Domine se lo debo. Me dieron un propósito y la oportunidad de elevarme por encima de mi especie –dijo. Eran palabras pulidas, gastadas por la repetición, no falsas del todo. Había cambiado, sí, pero porque no había tenido otra elección.

Había sido entrenado, moldeado en un sirviente y en algo más, algo que jamás podría mencionar a Lord Solane, pues solo mancharía a su señor con semejante revelación. En lugar de eso, buscó devolverle un poco de calidez, sin limitarse a ofrecer una respuesta fría y distante. Se volvió del todo hacia él, aunque conservando cierta distancia entre ambos.

–Espero que a mi lord le complaciera saber que al fin aprendí a blandir una espada –admitió, permitiéndose apenas un leve tirón en la comisura de los labios a modo de sonrisa. De niño, el lord había insistido en que entrenaran juntos, pero Lievran había temido que alguien pensara que estaba atacándolo. Además, en aquel entonces no tenía idea de cómo manejar un sable-espada–. Sé que le decepcioné... pero no fue cruel conmigo. Se lo agradecí, mi lord.

No añadió nada más. Sus palabras bastaban para dejar claro que él también lo recordaba. Y no sería propio de su posición cargar a su superior con sentimentalismos.

–Quería medir tus habilidades –recordó Cassian–. Pero no a tu costa.

Lievran lo escuchó sin sorprenderse. Aquel día, el joven Lord no montó ningún escándalo cuando Lievran rechazó su propuesta de un duelo. Se le notaba decepcionado y lo había expresado, pero no estaba enfadado con él. Lo que Lievran había dicho había tenido sentido, y coincidía con la manera en que había visto a sus contemporáneos tratar a otros esclavos. No había razón para dudar de él.

–Fue una petición poco acertada –dijo Cassian con cuidado. Lievran no iba a querer coincidir con él y que eso se interpretara como una crítica hacia un superior. Era una afirmación; el silencio era la respuesta más segura.– Creí que pocas formas había de comprender a otro que enfrentándose a él en combate –agregó Cassian–.

Lievran negó con la cabeza ante la calificación de "poco acertada". No sabía bien qué sentir al respecto: que el otro no solo recordara su encuentro, sino que además se tomara el tiempo de reconsiderar sus acciones, era algo a lo que no estaba acostumbrado y casi lo abrumaba. Al menos no era tan ingenuo como para confundirlo con simpatía, y mucho menos con una oportunidad de libertad.

–No tenía razones para saber por qué tuve que negarme, mi lord –dijo con voz baja, mirando hacia otro lado–. Su propuesta no carecía de mérito. Evaluar a un hombre por la manera en que lucha demuestra que su perspicacia como soldado ya estaba presente entonces.

Hablaba sin resentimiento. No le correspondía corregir a su superior ni insinuar que se había equivocado.

–Debí haberlo sabido –la severidad volvió a la voz de Cassian.–. Si llega a surgir la necesidad, espero poder ver sus habilidades en práctica. ¿Tu señor se ha encargado de que te enseñen a usar magia?

Lievran guardó silencio un momento antes de responder.

–No, mi lord. Lord Domine no consideró oportuno entrenarme en las artes etéricas.

Observó el bosque que los rodeaba y luego el cielo.

–Y, en cualquier caso, me habría resultado difícil seguir tales enseñanzas. No puedo sentir el éter como mi gente.

El viera recordaba la "niebla" que debería haber sentido en aquel bosque. Pero hablar de ello como si pudiera experimentarlo como otro viera le producía incomodidad. Había sido arrebatado demasiado joven para ser parte de ellos; todo lo que sabía de su especie lo había aprendido en libros. Ni siquiera había conocido a otro de los suyos en persona, no desde que se lo llevaron de su bosque.

No había amargura en su voz, ni arrepentimiento. Solo hechos que permanecían, sin importar cuánto los meditara. Se lo había repetido a sí mismo hacía ya casi diez años: el precio de sobrevivir a su captura en el bosque había sido elevado, y cuanto más se alejaba, más se desvanecían las viejas formas con él. A veces se preguntaba cómo sería oír el bosque, no solo con sus sentidos, sino con toda su alma.

Quizá el imperio se lo arrebató, quizá lo perdió en el momento en que decidió sobrevivir fuera del Bosque. De cualquier modo, ahora era otra cosa, moldeado para un propósito diferente. Nunca más sería viera.

–Qué pena. Es un recurso versátil –dijo Cassian–. ¿Es necesario sentirlo para poder usarlo?

Lievran apenas reaccionó. Sabía que los viera poseían una afinidad única con el éter, pero los humanos y otros podían lanzar conjuros sin sentirlo.

–¿Cómo debería sentirse, si pudieras percibir el éter como otros viera? –insistió Cassian.

Lievran notó cierta curiosidad en su lord, incluso si eso le incomodaba. Sabía que todo lo que vivía estaba compuesto de éter; sentirlo a su alrededor debía de ser abrumador, y también increíblemente útil.

–No… no lo sé. Solo puedo confiar en mis sentidos físicos, pero me han servido bastante –terminó Lievran.

Las preguntas del lord no lo habían ofendido, pero no tenía una respuesta con la que satisfacer aquella curiosidad. Lord Solane buscaba comprender el mundo con un hambre casi voraz, mientras que a Lievran le habían enseñado durante la última década que no había nada digno de ser comprendido sobre él. Era difícil olvidarlo.

Intentando cambiar de tema, añadió:

–Aunque espero que no surja la necesidad de usar mis habilidades, con gusto le ofrecería el combate que le negué hace años –dijo, esbozando una leve sonrisa, cortés y educada, aunque el gesto le resultaba extraño y le hacía sentirse cohibido–. Dudo que ahora pueda ser mucho más formidable para vos más de lo que podía entonces. La formación y experiencia de un sirviente no puede compararse con alguien del estatus de mi lord.

Y aunque pudiera, tendría que ceder, pero se lo guardó para sí mismo.

–Tus sentidos e instintos mundanos deberían ser más que suficientes –asintió Cassian–. Y, por supuesto, acepto –dijo sin dudar–. Pero no aquí. No ahora. Cuando caiga la noche y tengamos que esperar hasta el amanecer para continuar.

Lievran siguió a Lord Solane en silencio, sus pasos cuidadosos sobre la nieve que cubría el hielo, probando la resistencia antes de apoyar su peso. Una vez que el lord aceptó su ofrecimiento para el combate, con un entusiasmo casi entrañable, Lievran asintió.

–Por supuesto, mi señor. Estaré listo al caer la noche. Será un honor enfrentarme a usted –dijo, manteniendo sus sentidos atentos al suelo helado bajo ellos, sin niebla, solo su oído y equilibrio. El hielo aguantaba, al menos por ahora–.

Tras unos minutos de precaución, se atrevió a retomar un tema previo.

–Antes me preguntó cómo se siente percibir el éter como lo hace mi gente –exhaló tras una pausa–. Solo he leído un poco. Por lo que entendí y lo poco que recuerdo, es como… poder oír la voz del bosque mismo. Un guía que permite saber dónde se encuentra todo en el bosque, así como… bueno, percibir el éter.

Se sintió incómodo, como si le faltaran palabras para describir algo tan abstracto, habiendo solo leído sobre ello una vez. También se preguntó si a Lord Solane no le parecería una tontería de criaturas bestiales.

–En cualquier caso, Lord Livius no permitió que entrenara en algo así. Lo consideraba peligroso –terminó–. Lamento no poder ofrecerle una mejor respuesta.

Inclinando la cabeza para que los vientos nevados no le azotaran los oídos, indicó que seguía escuchando a Cassian.

–¿La voz del bosque? –Cassian reflexionó sobre la idea. No pudo evitar un pequeño bufido al escuchar la razón de Lievran para no haber recibido aquella educación–. Ja. ¿Peligroso para quién? –murmuró con desprecio, para sí.

Lievran no podía desdeñar a su amo, pero sabía que Cassian sí podía.

–Has respondido más que suficientemente bien –continuó Cassian–. Una lástima. Habría complementado muy bien tus otras habilidades. Y qué manera tan única de percibir el mundo natural.

Un temblor súbito recorrió el suelo bajo sus pies. Lievran notó la reacción de Cassian, que se detuvo y observó, intentando leer alguna señal sobre lo que podría haber oído.

El hielo no se estaba rompiendo. Sonaba y se sentía firme. Cassian se arrodilló y presionó la palma enguantada contra la nieve para sentir el hielo debajo. Lievran observaba en silencio, atento a cada movimiento, midiendo la firmeza del terreno y el comportamiento del lord mientras retiraba la nieve para exponer el hielo.
14
Hoi hoi vengo con unos cambios:

Bishounen Oficial: Leo Tsukinaga (Ensemble Stars)
Amante: Yuuta Aoi (Ensemble Stars)
Rebel: Shimotsuki Shun (Tsukiuta)
Acosador: Rei Sakuma (Ensemble Stars)
Boy Next Door: Otoya Ittoki (Uta no prince sama maji love 100%)
Dama de honor: Sakura Kinomoto (Card captor Sakura)
Dolly polly: Jeanne d'Arc (Fate/Apocrypha/Go)
Book Boy: Hajime Shino (Ensemble Stars!)
Flower girl: Kobato Hanato (Kobato)
Aniki: Sugawara Koushi (Haikyuu!)
Senpai:Makoto Tachibana (Free!)
Kouhai:Tsubasa Amaha (Starry Sky)
Femme Fatale: Ai Kisaragi (Tsukiuta)
Friki spot: Syaoran Li (Card Captor Sakura)
Ace: Will Sprout (Helios Rising Heroes)
Gameboy: Seto Kaiba (Yugioh)
Soulmate: Kaito Kuroba (Magic Kaito)
Joker:Yamato Ishida (Digimon Adventure)
Peacemaker: Mafuyu Sato (Given)
Voyager: Tsumugi Tsukioka (A3!)
Nemesis: Tsubasa Kazanari (Seki Zesshou Symphogear)
Bitchy Sidekick: Queen Medb (Fate/Grand Order)
20k: Yamanbagiri Kunihiro (Touken Ranbu)
40k: Hajime Mutsuki (Tsukiuta)
Reto 2k15: Belldandy (Ah! Megamisama)
30k 2016: Gilgamesh (Fate/Stay Night/Go)
Reto2K16: Nazuna Nito (Ensemble Stars!)
Reto2K17: Ichiro Miyauchi (Kashikorimashita Destiny-Answer)
Reto2K18: Mutsuki Kururugi (I-chu)
Reto2K19: Ryunosuke Tsunashi (Idolish 7)
Reto2k20: Senji Muramasa (Fate Grand Order Cosmos in the Lostbelt)
Bastard Sidekick: Chiaki Morisawa (Ensemble Stars!)
Bishoujo Bitch:Junko Enoshima (Danganronpa)
Bastard:Dio Brando (Jojo´s Bizarre Adventure)

Dejo a Arjuna (Fate Go) y entra Will Sprout (Helios Rising Heroes)

matta ne!!
15
The Hunger Games / I Volunteer as Tribute! | Hunger Games Kickstarter
« Last post by Sayi on August 28, 2025, 09:27:34 PM »

¡Saludos, tributos! 🌑🏹

Abrimos este tema para reclutar a quienes quieran unirse a Puri y a mí en un nuevo proyecto inspirado en The Hunger Games / Los Juegos del Hambre. Nos enfocaremos en el 60º Hunger Games, situado después de la edición 50 (la de Haymitch) y antes de la rebelión que inicia con Katniss.

La historia seguirá los hitos que conocemos del proceso:

  • Introducción a cada Distrito
  • El Reaping (la Cosecha) [Random Generator]
  • El viaje al Capitolio y la preparación
  • El Chariot Ride (desfile de tributos)
  • El período de entrenamiento
  • La prueba privada ante los Vigilantes
  • La entrevista con Caesar Flickerman
  • La última noche y el traslado a la arena
  • Los Juegos del Hambre [Random Generator]
  • El anuncio del ganador



• Cada participante podrá crear un tributo femenino y un tributo masculino como máximo.
• Además, podrá añadir hasta dos personajes secundarios (mentores, estilistas, agentes del Capitolio, etc.).
• Cada distrito tendrá un límite máximo de:
         • 1 mentor
         • 1 miembro del equipo de arreglo (wardrobe)
         • 1 estilista
         • 1 agente del Capitolio
Esto se mantendrá incluso si hay dos escritoras compartiendo distrito, con el fin de asegurar que el número de personajes sea manejable y que la atención se centre en la calidad narrativa, no en la cantidad.
• Los distritos serán asignados aleatoriamente.
• El desarrollo de los Juegos y el orden de las muertes también se decidirán al azar (random generator), para mantener el espíritu impredecible y cruel que caracteriza a Panem. Los resultados del random generator serán grabados y enviado a las participantes y entre ellas se coordinara como ejecutar.




Queremos fomentar la escritura compartida de fics en un universo que combine la tensión del Capitolio, la desesperación de los tributos y la crudeza de la arena.

El fic inaugural será publicado antes de estas probaciones y mantendremos el reclutamiento abierto hasta finales de septiembre/octubre.



  • Puri
  • Sayi



¿Preguntas, ideas, voluntarias? ¡Disparen, y que la suerte esté siempre de su lado! ✨
16
HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Eureka on August 28, 2025, 10:40:31 AM »
Escribí esto en media hora denme un premio




“¡Ah!” Gojo le sonrió, muy alegre. “¡Ya sabía!”
“¡¿Qué?!” Eureka lo observó, indignada.

Habría gritado más fuerte, pero estaban en el food court de aquel centro comercial…y no podía permitir que otras personas llegaran a escuchar su conversación por un descuido que llamara su atención. De por sí había sido difícil contar los sucesos de aquel fatídico fin de semana sin tener que alzar mucho la voz… y no quería meter la pata luego de haberse esforzado tanto en ser lo más silenciosa posible.

Había sido toda una hazaña.

“Sigo preguntándome por qué no fuimos a otro lugar para hablar de esto.”
“Porque no era práctico,” le explicó Gojo, luego de darle un sorbo a su smoothie. “¿No tienes que comprarle ropa a Neuvillette-chan? Vinimos a este lugar para eso.”
“Bueno, sí…” Eureka desvió la mirada. “Pero creo que estos temas son un poco delicados como para conversarlos en el food court de un centro comercial…”
“Te daría la razón, pero tampoco tengo mucho tiempo para eso.” Gojo sonrió. “Tengo que dictar clase más tarde.”
“¡¿Y por qué no me dijiste antes?!”
“Porque me olvidé.” Gojo sacó la lengua.

Eureka a veces se cuestionaba que él fuera el mayor. A veces parecía que Oikawa y ella eran mucho más maduros que su profesor.

“Osea, quise olvidarlo. Me da flojera dictar esa clase… Aunque es una práctica, tengo que estar presente porque no hay jefes de práctica.”
“¿Qué curso es?”
“¡Edición!” Gojo sonrió. “De seguro lo llevarás el siguiente ciclo.”
“Si vivo para contarla…”
“¿Eh? ¿Vas a jalar un curso o qué?” Gojo ladeó la cabeza, confundido.
“¡No! ¡Hablo del conflicto!”
“Ah…” Gojo sonrió. “Tiene sentido. Pero tu caso no es la gran cosa. Al contrario, siento que he aprendido un par de cosas gracias a lo que me contaste.”
“Por cierto, ¿cómo te enteraste?” Eureka se veía confundida… hasta que completó el rompecabezas en su mente. “…¡¿Fushiguro-kun?!”
“Sí.” Gojo asintió. “Me lo contó el otro día.”
“¡¿Y te contó algo sobre lo que me pasó?!”
“Dijo que no vio nada porque se encerró en un almacén con su primo. Pero, cuando salió para encontrarse con su guardián, el amigo de este y contigo… vio que ambos estaban muy preocupados por ti. Estabas desmayada en el suelo junto a ellos. Hasta que el amigo de su guardián perdió también el conocimiento.”
“Ah, Rinne… Ugh. Ese día sigue siendo un misterio.”
“No entiendo por qué no les preguntas de frente. Sé que les podría doler revivir lo que ocurrió, pero mereces saber la verdad.”
“Lo sé. Pero no soy tan insensible como para hacer algo así.”
“…” Neuvillette la observó en silencio.
“Ah, Neuvillette. Lo siento.” Eureka le sonrió, un poco triste. “Te dejamos de lado.”
“No, yo lo lamento. No tengo mucho que comentar al respecto. No sé nada de lo que ocurrió porque aún no había nacido en ese entonces… aunque debo aclarar que estoy de tu lado, Eureka-dono. Pienso que lo más pertinente es respetar a tus amigos.”
“Gracias.”
“¡Ack! ¡No seas así, Neuvillette-chan! Si vas a intervenir, ¡tienes que ponerte de mi lado!” Se quejó Gojo.
“Jaja~” Eureka se aventó a darle un par de palmaditas en la cabeza a su Child. “Buen chico.”
“…” Neuvillete solo asintió, complacido.
“¡JAJAJA!” Gojo intentó aguantarse las risas en vano. “¡Es tan gracioso verte interactuar con tu Child! Él parece más tu padre que tu hijo.”
“…No le hagas caso, Neuvillette.”
“…” Neuvillete asintió de nuevo.
“Pero bueno…” Eureka se cruzó de brazos en la mesa. “¿Qué aprendiste con lo que te conté?”
“Ese rebel que viste debe estar vinculado a los orphans que aparecen en los callejones de la zona por la noche. Aunque… es extraño que pueda cambiar de forma a su antojo. Pienso que tal vez han experimentado con él.”
“¿Eh? Recuerdo que algo así mencionaron Rinne y Madara, pero… ¿a qué te refieres?”
“Podía cambiar la forma de su cuerpo a su antojo. Si quería que su brazo se convirtiera en una estaca, lo materializaba sin problemas. No usó ningún tipo de arma más que su propio cuerpo, según lo que me contó Fushiguro. Debo suponer que eso también podrían afirmar tus amigos.”
“Pero si mal no estoy, los rebels también tienen capacidades y habilidades. ¿No podría ser una de ellas?”
“Sí, es cierto.” Gojo se tomó el mentón, pensativo. “Es solo que… hay algo que no me cuadra del todo. Debo investigar más al respecto antes de seguir especulando.”
“No me digas que irás al callejón en cuestión…”
“No.” Gojo sonrió. “Pero tal vez tendré que hacerlo más adelante. Descuida. Oikawa te contó que tengo poderes, ¿verdad?”
“Sí… porque eres un instructor HiME.”
“Ajá~”
“¿Pero no fuiste rebel? ¿Cómo confiaron en ti con tanta facilidad?”
“Yo también me pregunto lo mismo. Aun así, les conviene. Porque ahora Suguru está del lado de Rizembool. ¡Se invirtieron los roles!”
“Ese… ¿no es tu novio?” Eureka arqueó una ceja.
“Sip~” Gojo sonrió. “Y hablando de él, ¡le mandaré un mensaje! Llevo dos horas sin hacerlo. De seguro pensó que me morí.”
“O que al fin le estás dando un poco de espacio como de seguro quiere…” Murmuró.
“¿Qué dijiste?”
“Nada, nada.” Eureka sonrió. “Bueno, ¿podemos retomar las compras de Neuvillette? O empezarlas, porque nos desviamos del punto de esta salida para hablar de lo que me pasó.”
“Bueno.” Gojo se levantó, así como Neuvillette y la HiME. “Sé que no tienes presupuesto para ello, pero… tu Child me da las vibras de que deberíamos comprarle ropa en la zona más exclusiva de Ginza.”
“Aw, qué lindo hablas de él. Por qué no le pagas todo, ¿entonces?” Eureka le sonrió.
“No soy tan buena persona. Pero si me haces un par de favores, tal vez podría comprarle ropa a cambio. ¡O lo que quieras!”
“Dios, ya llevo haciendo demasiados pactos con el diablo.” Eureka suspiró, indignada con sus propias decisiones. “Supongo… que hablas de lo de Venti, ¿no?”
“Ajá~ Debes tener a una amiga HiME que necesite compañía. ¡Te juro que no se arrepentirá de ello!”
“…Siento que sí, pero bueno.” Eureka suspiró. “Como te dije, indagaré si hay alguien que esté dispuesta a ello… si bien dudo que alguna chica acceda.”
“¿Acaso todas tienen keys y están esperando que nazca su Child o qué?”
“¡Tal vez! ¡Quién sabe!”
“Tu generación es tan… rebelde y, al mismo tiempo, tan conservadora.”
“¿Eh? ¿Qué tiene que ver eso?”
“Bueno, quieren formar una familia tradicional a través de la magia HiME. Cuando puede ser más divertido: ¡El Child puede ser un equis! ¡Un donnadie! ¡Alguien a quien salvan de su miseria!”
“No sería… ¿como que lo adoptan?”
“¡Ajá!”
“Ya, eso no deja de ser una familia tradicional, si lo pones así.”
“…Supongo.”

Eureka soltó una risotada que retumbó por todo el food court mientras salían en dirección a las tiendas de ropa para hombres.
17
SeeDs in the Garden / Re: SeeDs in the Garden – revival
« Last post by Airin on August 25, 2025, 04:52:48 PM »
(cuidauconelpajarico :_D no es yo porque es mi hijo ahahahhah)    En casa de Neko robando su wifi \o/







Tan tarde que se le había hecho temprano, Prompto miró el reloj del móvil una vez más. Llevaba casi media hora en la parada y el bus que esperaba debería haber pasado en algún momento de los últimos quince minutos. Se removió sobre el asiento metálico y tamborileó con los dedos contra la tela áspera de su mochila. Tal vez debería haber molestado a Aranea para que lo llevase de vuelta a su barrio en vez de insistir en volver solo. No era paranoia si realmente iban a por él, pero a veces ser tan desconfiado le acababa resultando un inconveniente.

No era una figura especialmente llamativa, y no quería serlo, pero se cercioró por costumbre de que el táser siguiese en su sitio en la parte delantera de su pantalón, y agitó discretamente el pie para notar el peso reconfortante de la cartuchera escondida contra su pierna. Era su responsabilidad asegurarse de que las sorpresas desagradables siempre fueran en doble sentido, no iba a ser él el único que pringase.

Mordisqueó uno de los cordones de la capucha de su sudadera al tiempo que echaba una ojeada a su alrededor. El sitio estaba más muerto que sus ciclos de sueño. Por un lado tenía más lógica dar esa ruta por mala y caminar hasta la siguiente parada con correspondencia y transbordos; por otra le jodía la simple idea de que el bus pudiera decidir aparecerse en el momento que él ya se hubiera ido. Y eso era lo que hacían normalmente.

Miró el móvil de nuevo y entrecerró los ojos con gesto de desagrado. No iba a haber transporte decente que pasase por aquella zona de los polígonos industriales a esas horas sin dios. Y él no tenía intención de esperar hasta el infinito a que los clubs echasen el cierre y la juventud borracha o colocada de todo tipo de sustancias tóxicas se desparramase por las calles oscuras en busca de cualquier cosa rodante con dirección a la luz.

—Venga.

Prompto se llevó las manos a los laterales de sus muslos y palmeó con firmeza. A pata pues. Después de todo era corredor de fondo, no le tenía miedo a un día de piernas. Se echó la mochila al hombro, se puso los dos tirantes mientras miraba el mapa de la parada y después de ajustarlos a su altura empezó a caminar con rumbo a la zona residencial más próxima.

Tras más de veinte minutos de caminata escurriéndose entre las sombras a paso ligero, el horizonte multicolor no estaba más cerca, pero la forma de los callejones y los edificios que le rodeaban había ido cambiado de manera progresiva. El estruendo de una explosión repentina a su espalda hizo que se tirase al suelo y se cubriese la cabeza por instinto. La detonación había sido a un par de manzanas, pero Prompto había sentido cómo vibraba el asfalto bajo sus pies.

—No puedo morir tan pronto joder, que tengo negocios a medias. —murmuró el chico frotándose las rodillas de los pantalones al levantarse.

Al oír ruido de pasos a la carrera en su dirección miró a su alrededor con alarma, y se escabulló agazapándose tras un contenedor de escombros de donde agarró un pedazo largo de tubería de metal. Lo suyo eran las armas de fuego y de rango largo, pero con algo contundente también podía hacer los destrozos que fueran necesarios a cambio de salir con vida.

Un grupo abundante de tipos corriendo pasó de largo su escondite y Prompto se echó la capucha por encima no fuera a ser que a alguno de ellos se le ocurriese mirar hacia atrás y viese su pelo rubio asomando entre las sombras.

—Esto me pasa por hacerle caso a Aranea. No pienso volver a dejar que me engañe, si quiere algo de mí que venga ella, ya está bien. —refunfuñó una vez los hubo perdido de vista.

Oteó por encima del borde del contenedor sin soltar su garrote improvisado, haciéndolo dar vueltas entre sus manos como si fuera un tenista con su raqueta y encogió los hombros con el escándalo que se escuchaba en la distancia.

—¿Eso son disparos? Hijos de su pu… No sé qué fregao es este pero me da a mi que el periquito va a empezar a cobrar un plus de peligrosidad por adelantado. —renegó entre dientes comprobando de nuevo que no quedaba nadie cuestionable además de él por los alrededores.

El destello de lo que parecía una bengala a varias calles hizo que frenase en seco, mirase el móvil con fijeza y resignación y decidiera repensar su camino de vuelta a casa en ese mismo momento y lugar.

—Venga. Venga no. Venga ni de coña.

En vez de seguir en la dirección prevista, Prompto trazó una nueva ruta algo más larga pero que esquivaba casi por completo el barrio que no había esperado que fuese tan conflictivo. Cortaba su itinerario original casi en perpendicular para llegar hasta una conocida zona de copas, pero al menos eran bares que aspiraban pijos y no podían permitirse este tipo de follones. O eso quería creer.

Dejó la tubería de protección aparcada donde la había encontrado, se recolocó la mochila de nuevo, y echó a correr.




.
18
MMORPG: Neverland / Re: neverland 0.0: you can (not) remember
« Last post by Neko on August 25, 2025, 04:44:30 PM »
Blacksmith shennanigans



Anir + Xilonen 2



Refinar minerales era tedioso, pero a Neko no le asustaban los trabajos repetitivos, después de todo no necesitaba pensar para hacerlos. Lo que le dejaba espacio de procesamiento para tener ideas…
Mientras sus manos se movían a su antojo debido al uso de una habilidad, Neko levantó la cabeza de golpe.

—¿Y un robot con control remoto? —musitó para sí misma, apenas enunciando sus palabras— ¿Podría usar mis habilidades pero con stats amplificados por el robot? Tengo que apuntar eso en algún lado.

Neko agarró otro mineral y lo puso en la alfombrilla de trabajo, buscándole imperfecciones que eliminar mientras en su mente el robot ya estaba tomando forma y color. Lo que necesitaba era encontrar las habilidades con las que hacer lo que su imaginación le pedía y creía que DJ_X podía ser la clave para hacerlo.

La chica dejó salir un suspiro al tiempo que sacaba otra esquirla limpia del mineral. Lo levantó para mirarlo bien y decidió dejarlo en la caja donde había ido amontonando el resto de los que necesitaban ser pulidos.
Después, se fijó en los minutos que le quedaban al contador sobre el horno de la forja. Dos minutos. Neko miró el montón de minerales para pulir y parpadeó. ¿Cómo que ya había pasado casi toda la hora y técnicamente no había terminado ni un sólo refinamiento?

—Ah, mierda.

La chica sacó a todo correr una máquina de pulido automático de su inventario y echó todos los minerales de golpe dentro, aplicando todos los puntos de maná que le quedaban para acelerar el proceso. Una voz robótica se dejó oír después de que la máquina pitase para anunciar al mundo:

—El proceso terminará en… Tres…

—¿Minutos? —preguntó Neko con esperanzas antes de darle un golpe suave a la pulidora automática.

—¡Horas! —le respondió la máquina que se llevó un golpe mucho más fuerte esta vez.

—¡Demonios! ¡Vuelves a estar estropeada!

Neko sacó un montón de pociones de maná del inventario y empezó a tragarlas una seguida de otra, aún siendo consciente de los posibles efectos adversos de consumir demasiado maná de golpe.

—¡Cuatro días! —anunció la máquina y Neko frunció el ceño, dándole un tercer golpe aún más fuerte—. ¡Auch!

—Si hicieras tu trabajo no tendría que darte golpes.

—¡Eso es…! ¡Verdad! —analizó la máquina antes de recalcular el tiempo necesario para terminar de pulir todos los minerales que le habían metido dentro—. ¡Ocho segundos!

Neko respiró un poco más tranquila y dejó de aplicar maná en la máquina.

—¡Siete años!

La chica levantó un pie, dispuesta a patear a la pulidora.

—¡Seis segundos!

Y lo bajó despacio mientras no dejaba de hacer contacto visual con aquel cacharro tembloroso.

—¡Cinco!

El contador de DJ_X empezó a pitar y Neko se giró a mirar el reloj con una gota de sudor recorriéndole la espalda. Incluso la pulidora se puso nerviosa y contó el resto de números de carrerilla.

—¡Cuatro tres dos uno! —exclamó con alegría—. ¡Cero!

Y empezó a pitar ella también. Lo malo es que no iba al mismo ritmo que el cronómetro y Neko se estaba volviendo un poco loca. Y de todas formas, la pulidora de minerales seguía sin sacar el producto.

—Mentirosa. —le dijo, con los puños en la cintura.

La pulidora dejó de pitar casi que por vergüenza. Pitó una sola y lánguida vez más y abrió la tapa. Por algún milagro todos los artículos estaban perfectamente refinados y Neko no tenía un empacho de maná.
Al final todo había salido perfecto.

—Si le hablas así a tu equipo es normal que no quiera trabajar contigo.

Neko levantó la cabeza y vio como DJ_X apagaba el cronómetro y abría la puerta del horno para ver si las piezas que había dejado haciéndose estaban acabadas del todo. Torció el morro, pero acabó sonriendo al ver los stats de los materiales.

Neko miró a la pulidora y luego a DJ_X. Después palmeó a la pulidora antes de preparar las cajas donde pondría el mineral refinado cuando lo sacase de las profundidades eternas de aquel aparato de apariencia inocente y diminuta.

—Es mi culpa, lleva fallando unos días, tengo que hacerle un mantenimiento, pero estoy farmeando esporas venenosas y caen tan pocas que no me da tiempo a hacer otra cosa.

—¿Y por qué no las compras? —le preguntó DJ_X aún examinando las piezas, sacándolas de una en una del horno.

Neko le miró como si le hubiera pedido cometer blasfemia contra lo más sagrado que conocía.

—Porque puedo conseguirlas. ¿Por qué querría comprarlas?

—Para ahorrarte tiempo y poder mantener tu equipo en vez de estar pegándote con monstruos por ahí.

Neko apretó los labios. Ahí la había cazado.

—No pensaba refinar materiales hasta el mes que viene.

Y esta vez fue DJ_X quien la miró extrañada.

—Siempre hacen falta minerales refinados. Un blacksmith los usa para todo. Esa es tu primera lección.

Neko se encogió de hombros y le aseguró que tenía de sobra. DJ_X le aseguró que nunca había suficientes.
Y Neko empezó a ordenar todos los minerales refinados que había estado haciendo durante la última hora. Después de la tercera caja DJ_X abrió la boca, frunció el ceño y cada vez la abrió más, levantando las cejas poco a poco.

Cinco cajas. Siete, once, ¡quince!

—¿Cómo? —le pregunto DJ_X, que estaba cogiendo muestras al azar de una caja y otra, sorprendida de que todos los minerales estuvieran perfectamente refinados—. Has refinado todos los minerales que tenía en el taller… en una hora.

Cualquier otro blacksmith habría tardado al menos unas nueve horas y las dos eran plenamente conscientes de ello.
Neko dejó caer los últimos cristalitos en la décimo sexta caja y se apoyó contra el horno antes de sonreír con muchos, muchos dientes.

—No eres la única que se pone creativa en este juego. Ya te lo había dicho.

Neko vio como la expresión de DJ_X pasaba de atónita a pensativa. Vio como las ruedas de su cerebro rodaban con planes y posibilidades.

—¿Y bien, podemos hablar ya de esa lista?
19
Listas y Probaciones / Re: New Probation Time!
« Last post by Cho on August 25, 2025, 12:11:22 AM »
Hola chicas, vengo a anunciar que el stop sign será dejado el domingo 31 de agosto a las 10:00pm hora México d.f.

Countdown
20
HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Cho on August 16, 2025, 04:07:57 PM »
Estoy por ocuparme pronto así que mejor posteo de una vez. Verdad que también tengo que hacer icons...

16.2.





Por otra área de Hanasaki, en una mesa exterior de un muy elegante y presentable puesto de café y pasteles, las hermanas Altugle estaban acompañadas por Larsa y Jakob. Ellas compartieron los sucesos del día anterior, lo cual había arruinado el gusto de ambas de compartir el ambiente con un viejo amigo.

“¿Entiendes lo que pasó? Mi Nio me abandonó de la manera más intempestiva y se expuso a un gran peligro anoche,” Ayesha continuaba mortificada.
“Uhh, pero onee-chan, tú eres la que me negó a acompañar a las HiMEs a dar un paseo y seguías hablando por encima de mí todo el rato. No fue justo,” la pequeña infló sus cachetes. “¿Cómo se supone que me convertiré en una buena HiME si continúas sobreprotegiéndome?”
“Pero esa no fue manera de actuar, y hasta llevaste a uno de tus amigos a unirte a tu travesura,” recalcó. “¿No sabes lo peligroso que fue?”
“Uhh, pero…” definitivamente no quería culpar a Luso por más que este había sido quien la había alentado a revelarse. “¿Cómo se supone que me comportaré bien si ni me dejas hacer nada?”
“Pero eso no es verdad, además tenías que hacer tu tarea ayer, ¿recuerdas? No es que hayas estado libre para acompañar a nuestras amigas tampoco.”
“¡Sí, pero la tarea es para el final de las olimpiadas! ¡Todavía tengo mucho tiempo!”
“Señoritas, les suplico, no se aflijan más que veo que no llegarán a ningún acuerdo,” intervino Jakob, atentamente y con ligera firmeza, por más frustrado y preocupado que se encontraba de verlas a las dos discutir. “Presumo que han compartido lo suficiente para dejar a mi señorito y a mí entender la situación.”
“Sí…” Larsa concluyó dando un suspiro. Su leve acción fue señal suficiente para que las hermanas se detuvieran y le miraran atentamente. Él hizo lo mismo. “Lamento que ustedes hayan tenido esta experiencia. Sin embargo, entiendo que era algo que iba a suceder por el hecho que las dos tienen puntos de vista muy distintos que todavía no han llegado a conciliar.”
“Eh…” Ayesha asintió, algo incómoda.
“Las dos han tomado acciones que las han incomodado mutuamente, y puede que en cierta forma se hayan visto forzadas a actuar de esa manera, pero quisiera que acepten sus errores y reconozcan que sí cometieron un error, y que necesitan considerarse a las dos de aquí en adelante,” él pasó a mirar a Nio. “Sé que te sentías frustrada de que Ayesha haya tomado decisiones por ti, por lo cual optaste por retirarte sin decirle nada. Entiendo que te sentiste frustrada y molesta con ella, pero espero que puedas ponerte en su lugar y saber que tus acciones la han hecho sentirse muy preocupada.”
“P-pues sí, pero…” Nio frunció el ceño, inconforme.
“Larsa tiene mucha razón, eres mi hermanita, por supuesto que me preocupo por ti,” recalcó Ayesha.
“Pero tú también tuviste tus propios errores,” recalcó el chico a la hermana mayor, manteniéndose recatado e inmutado y le miró fijamente. “Siempre has tenido la obligación de velar por Nio como su hermana mayor y en lugar de sus padres, y por aquel rol y la diferencia de edad entre las dos, te resulta difícil pensar en Nio como una igual para ti,” se apenó un poco. “Porque sin duda no han estado al mismo nivel, pero ahora que Nio es una HiME y tú eres su Key, es importante que lo sean y que realmente se conviertan en una unidad, para que así ya no trates a tu hermana de una manera que le haga sentirse incomprendida.”
“Eh, es que yo…” la rubia se mostró en aprietos y desvió su mirada un par de veces, sin saber qué contestar.
“No puedo culpar a ninguna de las dos del todo por lo sucedido, ambas requieren más que práctica y experiencia en la guerra entre Rizembool y Hanasaki. Pienso que ustedes necesitan conectarse y comunicarse mejor para prevenir que este tipo de riñas continúen dificultando la situación en la cual viven en el presente,” afirmó tranquilamente, sin perder su seriedad. “Las conozco lo suficiente para saber lo cercanas que son y lo mucho que se estiman. Ustedes esperan poder ayudarse mutuamente y pretenden ser sus mejores aliadas. Por ello mismo, espero que puedan comprender que ustedes no están solas en sus intenciones de velar por las dos. Son un equipo en cada momento, asegúrense de nunca olvidarlo, y como tal, tienen que conversar si sienten que no han sido oídas.”

Siguió un leve silencio. Ayesha agachó su cabeza. Comprendía que no había oído a su hermana menor, pero como Larsa había observado, parte de ella sí había sentido que ‘no había tenido opción’ al momento de tomar decisiones por ella.

“Pero, ¿qué se supone que debo hacer si onee-chan no me da espacio para decir nada?” preguntó Nio, bajando la mirada.
“No puedo decir que ustedes siempre van a poder comunicarse con completa transparencia, eso se aplica a todos nosotros, pero si ustedes se esmeran en comunicarse mejor, estas diferencias se volverán más llevaderas, y la próxima vez sabrán cómo conciliar sus pareceres mejor,” Larsa asintió y sonrió un poco. Pasó a mirar a Ayesha. “Como la mayor, tienes la responsabilidad de velar por Nio, y es por ello que gran parte de la comunicación va a depender de cómo la trates y cuánto puedas confiar en ella. Nio responderá si se siente validada y respetada, y si percibe que tú misma estás segura de la situación. Tenlo en mente. Si en algún momento tienes alguna duda o inquietud, tampoco sientas que es sólo tu responsabilidad. Cuentas conmigo y con las demás HiMEs para evaluar lo que puedas hacer, no lo olvides.”
“Eh, sí, así será,” Ayesha asintió un par de veces, impresionada.
“Y Nio…” se dirigió a la menor. “Eres una joven sensata y sé que entiendes que Ayesha conlleva un deber especial contigo, pero incluso si lo sabes, es difícil que lo comprendas a plenitud. Yo pienso que la relación entre las dos debe de ajustarse a sus presentes circunstancias, y sí considero que Ayesha necesita ponerse más en tu lugar, pero también ten en cuenta lo difícil que es para tu hermana mayor saber qué es lo que debe hacer en cada momento.”
“Sí, supongo que sí…” Nio se apenó. Ella se sorprendió cuando Larsa apoyó una mano en su hombro, para hablarle con atención y dedicación.
“Si tu hermana se comete a hacer todo lo posible para comprenderte mejor y estar más dispuesta a hablar las cosas contigo, ¿tú también tendrás su misma disposición de poner de tu parte?”
“…” Nio asintió. “Sí, lo haré, lo prometo.”
“Nio…” Ayesha se conmovió. Llevó sus manos a su pecho. “Lo siento, perdón si te hice sentir mal ayer… confieso que pensé en lo sucedido en aquel puerto en la ciudad, y temí que fueras a enfrentarte a un peligro como tal. Creo que quise evadirlo de todas maneras, cuando en verdad debí haber compartido mis temores con todas.”
“Sí, supuse que era algo así, onee-chan,” la menor pasó de mirarle frustrada a sonreír cansada. “Pero oírte admitir que buscaste una excusa como mi tarea por tus propios temores me alivia un poco. Espero que sigas siendo honesta conmigo y que podamos hablar, por favor.”
“Sí, mi Nio, tienes toda la razón,” así, Ayesha terminó por acercarse a su pequeña y le dio un fuerte abrazo. “Sigo intentando ver cómo hacer las cosas, todavía hay tanto que me aterra.”
“A mí también, onee-chan, pero hay que verlo juntas, ¿de acuerdo?”
“Sí, yo también quiero oírte, ¿de acuerdo?”
“Está bien, prométeme que lo harás.”
“Sí, en serio que sí…”
“…” Nio desvió su mirada en lo que era abrazada por su hermana. “Perdón por preocuparte tanto, onee-chan…”

Al ver a las dos dejar sus diferencias de lado, Larsa sonrió con cierto alivio.

“Muchas gracias tu apoyo como siempre, Larsa,” dijo Ayesha, luego de terminar su abrazo. El alivio también había llegado a su rostro, el cual sonreía con torpeza. “En verdad no sé qué haríamos sin ti.”
“No lo menciones, Ayesha. En verdad he andado muy ocupado últimamente como para estar al pendiente de ustedes, y tengo la noción que me pierdo de bastante con los últimos sucesos,” asintió. “Lamento estar ausente pese a ofrecerles de mi ayuda.”
“Oh, no, sé que tienes demasiadas responsabilidades, realmente Nio y yo somos afortunadas que podemos quedar contigo de tanto en tanto,” Ayesha asintió un par de veces. “Espero que estas olimpiadas te hayan brindado de un poco de descanso.”
“Dime, Larsa, ¿vas a participar en alguna competencia?” preguntó Nio, curiosamente.
“Pues, sinceramente me he excusado de la mayoría de actividades, siento decirlo,” le contesto, sonriendo apenado. “Sólo opté por algunas pruebas de rendimiento académico.”
“Es sinceramente una lástima que el resto del cuerpo estudiantil no esté consciente de sus múltiples habilidades, aunque su tiempo continúa siendo muy preciado para actividades entre personas con menores calificaciones que usted,” observó Jakob, atentamente.
“Personalmente pienso que incluso actividades sin mayor propósito continúan siendo producentes para mi persona, nunca restaría la importancia de eventos de confraternidad, incluso entre Rizembool y Hanasaki,” Larsa negó. Realmente había optado por participar lo más mínimo precisamente porque no quería más atención a su persona. Vivía bajo el suficiente estigma social de ser el heredero de los Solidor en pleno Hanasaki. A pesar de sus frustraciones, él sonrió con perspicacia. “De todos modos, aprovechar el tiempo de clases para estar presente para ver las actividades de otros me servirá de suficiente distracción. Romper la rutina es justo lo que necesitaba.”
“Por supuesto, señorito,” Jakob hizo una reverencia. “Considero que su eficiencia y dedicación a sus deberes le hace más que merecedor de disfrutar de este evento social a su manera.”
“Oh, pero se está haciendo tarde,” Ayesha recién se percató de la hora en su celular. “Eh, lo siento, pero iba a atender unas charlas sobre productos naturales que van a dar en Rizembool como una demostración,” ella sacó su billetera.
“No, adelante, vayan antes que lleguen tarde, yo pagaré la cuenta,” observó el chico.
“Ohh, muchas gracias, Larsa,” Nio se animó. “La próxima te invitamos algo a cambio. Y a ti también, Jakob.”
“No es necesario, señorita, pero aprecio el gesto,” el mayordomo se impresionó, aunque de inmediato sonrió cordialmente e hizo una respetuosa venia.
“Ha sido un gran gusto tener este momento con los dos. ¡Que tengan un buen día!” Ayesha terminó por despedirse con apuro y se marchó cuando con la menor.

El par de chicas avanzó al punto de dar la vuelta al local, y dejaron de ser vistas.

“Ah…” Jakob dio un pesado suspiro y frunció el ceño. “En ningún momento hubiera pensado en la mera posibilidad de las señoritas Altugle estando involucradas en el conflicto. No puede ser una asignación más pobremente pensada por Hanasaki.”
“Es preocupante, ciertamente,” Larsa se puso a pensar. “Las dos todavía no han podido adaptarse en hábitos y comportamiento, y aún menos en el aspecto bélico. Me dificulta siquiera meditarlo.”
“Usted ha sido tan benévolamente reconfortante y auxiliador como de costumbre, señorito, pero si me permite, percibo que ha sido muy paciente y permisivo con las señoritas,” Jakob llevó una mano a su mentón. “Son dos personas en desventaja en la guerra, y con más razón deberían ser fríamente enseñadas sobre sus debilidades y carencias.”
“Comprendo lo que dices, Jakob, pero es por tratarse de ellas dos que no podría exigirles tanto. Ellas todavía no están listas para aquella presión, por eso sólo quise velar por que establecieran los cimientos de sus roles, los cuales son el vínculo como hermanas que poseen…” ni bien se explicó, Larsa se sorprendió un poco al notar a Nio regresar corriendo donde él. “Nio, ¿todo está bien?”
“No veo que se haya olvidado de algo, joven Nio…” comenzó Jakob.
“¡Todo bien, sólo hay alguien quien quiero que conozcas!” dijo la menor, quien se tomó la libertad de agarrar una muñeca de Larsa, para jalarle. “¡Ven!”
“Espera…” este se puso de pie.
“Descuide, señorito, yo me encargaré de pagar la cuenta,” Jakob asintiendo, comprendiendo a la perfección la inquietud de su superior. Ni bien pudo darle esa certeza, le vio aceptando la invitación de la pequeña HiME.

En ese instante…



“Ay, ¿cómo puede ser que se haya ido?” preguntó Ayesha, torturada. Estaba al costado del bus que se llenaba de pasajeros justo antes de partir a Rizembool. “Acabamos de hablar sobre ello.”
“Esa hermanita tuya es todo un caso, ¿no?” observó Mamizou, quien estaba instalada en ese punto para servir de guía a los múltiples asistentes al evento. “¿Cuándo fue que la dejaste de ver?”
“¡Justo ahora! Estábamos por llegar al paradero y ni bien iba a saludarte, noté que ya no estaba a mi lado…” Ayesha miró a distintas direcciones. “¿Dónde estará…?” y justo en ese momento, vio a la pequeña trayendo a Larsa consigo. “¡Ah! ¡Ahí está!”
“Oh, ¿apareció tan rápido esta vez?” la encargada sonrió con ironía y se giró para verla… para entonces quedarse en shock. “Eh…”
“Nio, ¿qué pasó?” le cuestionó su hermana, preocupada. “¿Y por qué has traído a Larsa?”
“Perdón, onee-chan, pero ya que Larsa justo nos decía que lamentaba perderse de lo último, pensé que sería un buen momento para que conozca a una de las muchas personas que nos están ayudando en Hanasaki,” Nio sonrió y pasó a dirigirse a Mamizou. “Larsa, ella es Mamizou Futatsuiwa, y trabaja para el departamento de inteligencia aquí.”
“Oh, ya veo,” Larsa asintió y se dirigió a la mayor con una leve venia. “Mi nombre es Larsa Solidor, le agradezco por ayudar a las hermanas Altugle.”
“Eh, pues… ah, no, no es que haya hecho mucho por ellas, a decir verdad,” luego de ese leve shock, no le quedó de otra que regresar la misma cordialidad, y a su vez sonreír y quitarle importancia y seriedad al asunto como sería de esperarse de ella. “Ah, pero apresúrense a subir al bus que está por llenarse.”
“Es verdad, vamos Nio,” dijo Ayesha.
“Sí, nos vemos más tarde,” la pequeña se despidió y así las dos pudieron ingresar al vehículo. Este no tardó en arrancar a su próximo destino, y desde ya se comenzó a formar una pequeña fila de personas al pendiente del siguiente bus.



“…” se podía sentir un silencio y tensión palpables. Mamizou notó a un par de personas revisar el mapa de Hanasaki y verse claramente perdidos, y tuvo la intención de continuar con su voluntariado. Sin embargo…
“…” Larsa cerró sus ojos brevemente y los abrió con firmeza y ligera severidad. “Siento si me entrometo en tu presente labor. Sin embargo… puedes entender si te pido que dialoguemos un poco, ¿no es así?”
“Ahh… sí, lo entiendo…” ella se dio un facepalm y negó un par de veces con gran frustración, por más que no dejaba de sonreír con una burla dirigida hacia sus adentros. “Y pensé que sería un día sin complicaciones…”
“Lo mismo digo,” desvió su mirada. “No pensé que fuera a encontrarme con una persona tan infame como alguien de mi apellido…” volvió a mirarle. “Han sido varios años, Mamizou. ¿Qué te trae a Hanasaki?”
“Hay mucha gente aquí, ¿no lo crees, joven Solidor?” no le quedaba de otra, por más que no tenía ánimos de entretenerle. “Vamos a otro lugar.”





Eran las fechas de las tan esperadas olimpiadas y el momento en el cual todos los estudiantes de secundaria y universidad irían a competir a la par con otros jóvenes de distintas instituciones en el país… en teoría, pero Natsume estaba entre un pequeño grupo de personas que realmente no irían a participar como lo indicaría su edad. Visto que su único rol en todos esos días sería ser parte de una demostración de su presente investigación semejante a un estudiante de posgrado en un día posterior al presente, decidió ir a visitar a ver lo que uno de sus senpais se encontraba haciendo.

A diferencia de Wataru quien iría a estar permanentemente ocupado con el club de drama además de guiar a personas en su tiempo libre, Shu se encontraba en un estado similar a Natsume de no inmiscuirse con el resto de la sociedad, y en vez continuar apartado en lo posible de las actividades. Este le confirmó que estaba con una presente labor en su estudio, pero que podía ir a visitarle, motivo por el cual se animó a hacerlo.

Decidió tomarle la palabra. El hecho que Shu le hubiera dado la frustrante, aunque sorprendentemente directa invitación le dejaba saber que no era ningún trabajo importante, o al menos, que no estaba inmerso en uno de sus momentos de crisis artística donde sería propenso a destruir su propio estudio, por lo cual sonaba a una buena oportunidad de pasar el tiempo.

“Buenos días, Shu-niisan, te veo… normal,” concluyó Natsume amenamente y con una pizca de ironía ni bien su mayor le abrió la puerta. Efectivamente, el pelirrosa mantenía su serio semblante sin ningún indicio de fastidio. “Es bueno saber que las presentes actividades de confraternidad no han invadido tu espacio ni tu paz interna.”
“No es del todo cierto, pero no me puedo quejar,” este se encogió de hombros y dio un suspiro. Se hizo a un costado para que el otro ingresara y pudiera cerrar la puerta. “Es por tratarse de días de eventos que tengo un trabajo que realizar, pero no es nada nuevo para mí.”
“Hm,” lo pensó un poco con un puño en su mentón. “¿Acaso debes hacer un traje a pedido?”
“Supongo que eso saldrá al final de este arreglo, pero ello sería lo más simple,” contestó, en lo que caminaban hacia uno de los espacios del estudio usualmente dedicados a la confección. “Kagehira me está ayudando a entretener a una persona que me ha sido encomendada,” miró a su kouhai de reojo. “Supongo que tú también podrás serle de entretenimiento.”
“¿Eh?” ello borró la sonrisa de Natsume, a la vez que alzaba una ceja. “Shu-niisan, si pretendes que trabaje para ti gratuitamente, asumo que sabes que estás completamente equivocado.”
“Tú también debes saber que no soy tan desvergonzado como Wataru. Lidio con una persona que usualmente no trata con otros,” se encogió de hombros, con cansancio. “Si tu curiosidad innata y ánimos de vivir propios de tu carácter le resultan meramente bienvenidos al verte presente, es lo más que podría pedir.”
“Hmm…” ello sin duda pintaba una imagen rara de dicho ‘presente trabajo’. Shu sin duda había tratado con una cantidad grande de clientes que ni podía imaginar, pero para que aceptara servir de compañía a alguno de ellos… “Asumo que te han remunerado generosamente, Shu-niisan.”
“No realmente…” finalmente llegaron a una puerta cerrada, donde podían oír a Mika hablar animadamente. Shu agarró la perilla. “Sólo no le fastidies, ni le hagas sentirse extraño, él tiene una pobre autoestima.”

Fue así que ingresaron al ambiente. Mika se encontraba mostrando una serie de llaveros que eran parte de su colección a aquel cliente, un hombre mayor a los presentes con cabellos largos grises, una tez sumamente pálida y ojos penetrantes con esclera negra. Dicha persona miraba dichos llaveros con una muy recatada curiosidad.

“Y este…” comenzó a decir, con una mano extendida hasta uno de los llaveros, casi como si temiera romper al mismo con su mero toque.
“Hehe, ¡puedes agarrarlo, Kokin! ¡Te darás cuenta que es un plushie muy suave, sería muy difícil que lo puedas dañar!” Mika se lo extendió.
“…” ya en sus manos, Kokin agarró aquel llavero de gashapon entre sus dedos y lo miró ensimismado.
“¿Sabes? En su mayoría, los gashapon son todos igual de raros, pero justo ese es más raro que los demás de su colección,” el pelinegro asintió con alegra. “Oshi-san me lo consiguió el otro día, así que lo aprecio mucho.”
“Hmm…” ladeó mínimamente su cabeza mientras continuaba inspeccionándolo.
“Kagehira, resérvate tus baratijas, no le enseñes nada inútil o inservible,” le recriminó Shu, con frustración.
“Hehe, perdón Oshi-san, es que él tiene justo una misma estética que mis llaveros,” admitió Mika, entretenido y se asomó a Kokin para también mirar dicho llavero. “Es muy lindo, y también tiene un toque tenebroso. Yo pienso que es la mejor combinación que existe.”
“…entiendo que tú no me tienes miedo…” musitó Kokin. Este asintió y le devolvió el llavero. “No pienso que sea tan compatible a tu posesión, pero sobre la estética… quizás haya ciertos pareceres, como lo has dicho…”
“Veo que he llegado tarde para reparar el daño,” Shu miró a Kokin con seriedad y su usual demanda. “Acaba de llegar la persona que estábamos esperando.”
“…” este miró a Natsume y asintió. “Puedes llamarme Kokin…”
“Eh sí, soy Natsume Sakasaki…” alzó una ceja. Tenía un montón de preguntas sobre el trabajo, la rara presencia de alguien que acompañaba a su senpai y hasta su apariencia y general comportamiento, pero viendo como la invariabilidad del trato de su senpai no cambiaba ni para esa persona le daba al menos algo de certeza que no era nada alarmante. “Comprendo que acompañarás a Shu-niisan los próximos días.”
“Aquel es el destino que ha sido escogido para mí…” contestó, casi con un ligero cargo de consciencia. Kokin observó a Natsume con ligera curiosidad. “Sé que no hay relación biológica, ¿pero acaso Shu es como un hermano mayor para ti?”
“Ciertamente puedes decirlo…” continuaba sintiéndose más inconforme. Definitivamente había algo raro ahí, no tanto por esa manera de ser del otro, sino por el hecho que su senpai se vea importunado por alguien como él.
“Pienso que has mostrado suficiente curiosidad al respecto, niño…” comentó Shu a Natsume. “Kokin es como un antiguo allegado y viene en ocasiones. No necesitas saber más,” dicho esto, el pelirrosa caminó hacia su cliente. “Habías comentado que querías salir a dar una vuelta. ¿Tienes algo en mente?”
“…no realmente… sólo pensé en salir a tomar un respiro… pero un respiro puede que no sea suficiente, no encuentro el sentido de estar aquí aún…” lo meditó cabizbajo.
“¡Oh, yo te puedo dar muchas sugerencias!” exclamó Mika.
“Kagehira, déjale pensar,” espetó Shu. “Y guarda tus cachivaches que no son bienvenidos en mi espacio.”
“Eh, sí, un momento,” de inmediato recogió sus llaveros y pretendió irse en lo que Shu esperaba a que Kokin se decidiera.

“Oye tú,” Natsume terminó por dirigirse a Mika antes que saliera de esa habitación.
“Eh, sí…” por primera vez, el pelinegro se mostró confundido al verse hablado.
“¿Qué es lo que está pasando aquí?” le cuestionó impaciente.
“Ah, es que nunca habías visto a Kokin antes, ¿verdad?” Mika sonrió y asintió. “Oshi-san no es de avisarme, pero sí nos ha visitado algunas veces.”
“Entiendo eso. Me pregunto quién se supone que es.”
“Heh, no lo sé bien, sólo que trabaja para un cliente de Oshi-san, y es esa persona quien le pide el favor a Oshi-san de cuidar de Kokin de vez en cuando.”
“Hm…”
“Y sé que ese cliente es una persona muy adinerada, pero a ese nunca lo he conocido,” admitió. “Kokin suele andar triste y apagado, pero es una buena persona. Parece que siempre busca poder hablar con alguien, así que me gusta acompañarlo.”
“…pues bien…” se rindió a aceptarlo. “No has contestado mis dudas, pero comprendo que aquel es el nivel de tu propio conocimiento. Ya, ve antes que Shu-niisan se moleste de que no has desaparecido tus llaveros de su campo de visión.”
“Uhh, si tú eres quien me detuvo,” hizo un leve puchero y procedió a retirarse del ambiente.

En fin, Natsume decidió que los acompañaría, no tanto por hacerle el favor a Shu, más bien para saciar su propia curiosidad.


Por la universidad de Hanasaki, Elise era acompañada por Imanotsurugi y Luso. Los tres se encontraban en una de las bibliotecas compartiendo una mesa.

“Oigan…” a diferencia de los otros dos, Luso no podía concentrarse en su tarea y no dejaba de golpear la mesa con sus dedos a manera de reflejar su impaciencia. “Estamos en plenas olimpiadas sin clases, ¿no podemos hacer algo más divertido?”
“Hehe, entiendo lo que dices, Luso, pero como tenemos la tarea de anotar nuestras observaciones sobre la ceremonia de inauguración, lo mejor es acabar con ello mientras sigue presente en nuestras cabezas,” dijo el pelicenizo, amenamente. “Y ni bien lo hagamos te prometo que iremos a pasear y a comer y a hacer todo lo que queramos. Sólo sé un poco paciente.”
“Sí, estoy totalmente de acuerdo,” se sumó Elise.
“Uhh…” Luso se recostó encima de su papel en blanco. “Entiendo la lógica, pero…”
“Además si lo dejas para después se te hará más difícil recordarlo y anotarlo,” agregó la chica.
“Precisamente entiendo lo que dicen… pero…” hizo un puchero. “Casi siento que me castigan.”
“Pues a mí me dan ganas de castigarte por impulsar a que Nio-chan se metiera en problemas con Ayesha-dono,” Imanotsurugi dio un suspiro. “Ni yo lo puedo entender tan bien por más que estoy más familiarizado con el asunto, pero como Nio-chan es una HiME, debe tener más sobre sus hombros al momento de hacer alguna travesura.”
“Sí, lo sé, no lo pensé tan bien…” Luso desvió su mirada.
“…” por su parte, Elise se incomodó.
“Pero puedo ver que también te sientes mal por todo lo de ayer, así que está bien,” Imanotsurugi decidió dejar el asunto de lado y le sonrió. “Aprovecha para narrar todo lo que vimos de la inauguración. Al final medio que tuvimos una pequeña aventura con esos raros orphans y hasta junto con Megumi-chan.”
“Me cuesta pensar que eres amigo con ese Rebel…” Luso alzó una ceja.
“Megumi-chan es muy buena gente, es sólo cuestión que realmente lo conozcas.”
“No lo sé, me da la impresión que no para de burlarse de mí.”
“Haha…” sí, Imanotsurugi sin duda se había dado cuenta de eso. Miró a Elise. “Es una pena que no te nos hayas unido, ¿pero qué tal la pasaste ayer? Veo que ya tienes algunas cosas escritas.”
“Chicos…” la rubia apoyó su lápiz sobre su cuaderno con cierta pesadez. “No había querido decir nada, pero…”
“…” los otros dos intercambiaron miradas. Parecía ser algo serio.
“Pues…” pese a su decisión de compartirlo, se notó cohibida.
“Vamos, ¿qué sucede?” preguntó Luso.
“Sí, siéntete de decirnos lo que te incomoda, Elise-chan,” agregó Imanotsurugi.
“Yo… esta mañana ocurrió algo extraño…”

Flashback



“¿Eh?”

Un silencio ensordecedor inundó sus oídos por una fracción de segundo en lo que las últimas palabras tomaban posesión de su realidad.

Y seguido del silencio, pudo oír la esperada reacción de su hermano.

“Tsk, ustedes, ¿cómo se atreven?” preguntó Leo, colérico. “Elise es sólo una niña. ¡No se les ocurra meterla en este conflicto!”
“Eso es algo que realmente no queremos hacer, joven Benoit, y por más que en ocasiones encontramos el potencial HiME en niñas, sólo extendemos la invitación a las personas que realmente podrían desempeñarse bien a pesar de sus circunstancias,” contestó Miranda, con firmeza, aunque leve incomodidad y pesadez en su expresión.
“Se atreve a decirme eso a pesar de que la compañera de clases de Elise es una HiME y pareciera que ustedes la han dejado a la deriva. Esto es injustificable, no hay forma que aceptemos.”
“No deben verse forzados a hacerlo,” dijo Fran, sin perder su inmutabilidad. “Esta reunión servirá únicamente para dejarles saber sobre el potencial de su hermana, y el hecho que ella puede elegir participar en nuestro conflicto en caso desee hacerlo. Eso es todo.”
“…” era como si hablara con la pared. Leo de inmediato se puso de bien. “Está bien, entonces no hay nada más de qué hablar. Elise, retirémonos.”
“…” ella se puso de pie, aunque se mantuvo cabizbaja.
“¿Qué estás esperando?” le insistió su hermano.
“Directora…” la pequeña habló en voz baja. “¿Esta oferta tiene que ver con mi hermana mayor?”
“¡¿Qué?!” el otro se impacientó y a su vez se preocupó ligeramente por esa inesperada pregunta.
“La hermana mayor de ustedes fue una HiME en su momento, y una muy fuerte. Hemos detectado que el potencial de HiMEs corre a través de los lazos familiares con mayor probabilidad, aunque cada caso es único,” informó Miranda. “Nuestra oferta no es esperando que usted pueda desempeñarse al igual que su hermana mayor. Sólo significa que su potencial personal, a pesar de su edad, está listo para desarrollarse como el de otras HiMEs mayores.”
“…”
“Elise, vámonos,” Leo le agarró de un brazo. Sus nervios incrementaban. ¿Tan fácil había sido para ese par de conspiradoras meterle ideas a la cabeza de su hermana? “Tú sabes bien que no podemos involucrarnos en esto, de ninguna manera.”
“…” Elise asintió y miró a la directora. “Déjenme pensarlo, por favor…”
“!!!” tal parecía que sí había sido tan fácil.
“Descuide, ustedes no nos deben ningún compromiso, les deseo un buen día,” concluyó Miranda.

Fin del Flashback


“Woah…” Luso estaba en shock, y entonces pasó a emocionarse. “¡Espera, entonces tú vas a ser una HiME a la par con Nio! ¡Qué emocionante!”
“¡No, time out, Luso!” Imanotsurugi hizo una T con sus manos. “¿No ves que Elise-chan no está contenta ni animada con lo que nos acaba de decir?”
“Eh, sí, verdad… perdón…” el otro se rascó la nuca, incómodo.
“No, está bien, sé que no entiendes mi situación del todo, pero gracias por la atención que me estás dando,” Elise asintió y sonrió apenada. “Gracias a los dos, en verdad. Me ha estado pesando todo el día, pero es un alivio poder compartirlo con alguien. Hubiera también querido decírselo a Nio, pero creo que es de esas cosas que hay que decirlo en persona y…” bajó su mirada. “Quizás tampoco debería tocarle el tema, ella tiene su propio punto de vista…”
“Pues sí…” Imanotsurugi se cruzó de brazos y lo pensó mientras divagaba con sus ojos. “Nio-chan aceptó a ser HiME bajo circunstancias distintas.”
“Suena a que tu hermano estaba muy opuesto a que seas HiME. Sobre tu hermana mayor, ¿ella se encuentra bien?” preguntó Luso.
“Sí, eh, ella pudo afrontar el pasado y sí fue una HiME fuerte. Aun así…” Elise desvió su mirada. No iría a ser completamente honesta con los dos. “…pasó por tiempos muy duros, y todos nosotros, a decir verdad, luego de que ella fue HiME. Yo en algún momento hasta le prometí que no iba a seguir sus pasos incluso si me fueran a ofrecer la oportunidad, y Leo ha sido testigo de mi palabra. Es… sólo que…” apretó sus manos en puños encima de la mesa. “Saber que quizás yo puedo hacer una diferencia por tener el potencial… casi siento que no debería ignorarlo…”
“…” Luso se apenó. “Es verdad que no lo entiendo, pero me suena a que te estás poniendo mucho sobre tus hombros, Elise, y eso no es justo. No pienses que todo el mundo ha caído encima de sus hombros de la nada.”
“Sí, estoy completamente de acuerdo,” Imanotsurugi asintió. “No he estado ahí para escuchar toda la conversación, pero casi me parece que la directora ha fallado en hacerte entender ello. Ni tú ni ninguna HiME tiene por qué cargar con el deber y responsabilidad de otros.”
“Pues, entre yo no diciendo nada y mi hermano dispuesto a irse lo antes posible, no es que le hayamos dado mucha oportunidad a decirnos mucho…”
“Elise-chan…” Imanotsurugi le sonrió y agarró sus manos con las suyas. Le sonrió simpáticamente. “No tienes que decirme más de lo que tienes en mente para comprenderte. Si tienes dudas sobre ser HiME o no, sé que se debe a que estás pensando en otras personas. No es algo que decidirías sólo por ti misma, ¿no es verdad?”
“Eh, sí…” la rubia se sorprendió.
“Ese día del festival, luego del cual Nio-chan decidió convertirse en una HiME, me hubiera gustado poder hablar al respecto con ella, porque, por más diferentes que hayan sido sus circunstancias, Nio-chan también optó por tomar ese camino en nombre de otros,” Imanotsurugi se apenó y bajó su mirada. “Ella se aterró luego de lo que le pasó a su hermana y fue ahí que decidió que no se quedaría impotente y que sería una HiME y pelearía para que nada de eso volviera a ocurrir. Sin embargo, en medio de su temor y su gran decisión, por más que tuvo sus motivos de preocuparse por Ayesha-dono, nunca llegó a realmente hablarlo con ella. Ahora temo que las dos continúen sufriendo por cómo las cosas han resultado para ellas.”
“…”
“Así que, lo que quiero decirte, Elise-chan, es que tomes está decisión que también es para otros a la par con ellos mismos, y sea lo que sea que fuera a ocurrir, nunca pienses que estás sola en eso,” apretó un poco el agarre de sus manos y ensanchó su sonrisa. “¿Me lo prometes?”
“…sí,” Elise terminó por sonreír. Sus ojos se llenaron de lágrimas. “Muchas gracias, Imanotsurugi, tienes mucha razón. No estoy sola, y me aseguraré de escuchar, y de ser escuchada,” ella se soltó para secarse las lágrimas. “No dejaré que mis mejores intenciones resulten dañinas para los que son más importantes para mí.”
“Hehe…” el pelicenizo se alegró.
“Y si hay algo que podemos hacer por ti, no dudes en decirnos,” agregó Luso.
“Por supuesto,” Elise asintió. “Eh… siento decirlo, pero… podría usar un tiempo fuera de la biblioteca. No tengo mi cabeza en su lugar para continuar con la tarea.”
“¡Claro! ¡Hace calor hoy así que vamos por helados!” por más que tuvo toda la decisión de terminar con la tarea, Imanotsurugi guardó tan rápido sus cosas que invirtió su dedicada apariencia de inmediato. “¿Alguno de ustedes conoce a dónde ir? Casi no he venido a esta universidad antes.”
“Yo sé, hay una heladería cercana que me gusta mucho, vamos de una vez,” dijo Luso.




Estaba en las primeras rondas de atletismo, y era el momento en el cual Dash comenzaría con su participación en las olimpiadas. Ella se posicionó en una posición de ocho participantes, y los cuatro primeros irían a clasificar para la siguiente ronda, por lo cual sería una competencia decisiva desde el mero inicio.

Era una carrera de cuatrocientos metros, o la vuelta entera de la pista de atletismo, por lo cual las tribunas estaban posicionadas en el inicio y final. Entre los casuales testigos presentes para observar el resultado, Rin y Len estaban sentados y al pendiente de su amiga.

“¡Mucha suerte!” Rin le saludó sacudiendo una palma, a lo cual Dash contestó con entusiasmo, para regresar a concentrarse antes de que anunciaran la salida. “Ah, qué linda se ve.”
“Se le ve muy seria para variar, eso quiere decir que dará lo mejor,” Len asintió y sonrió. “Sé que llegará entre las primeras.”
“Ay, espero que sí, ella que estaba tan ilusionada,” Rin asintió. “Ya no me des nervios, Len.”
“¿Cómo te estoy dando nervios?” preguntó con curiosidad, para entonces verse alertados. “Oh, están justo por empezar.”

El referee alzó una pistola y con el disparo todas las participantes se pusieron a correr. Por comenzar al inicio de la curva, los puntos de inicio fueron disparejos, pero conforme la corrida fue avanzando, las participantes se igualaron en su mayoría. Sin embargo, fue alrededor de la mitad de la distancia que Dash empezó a sobresalir del grupo y a ganar ventaja.

“¡Oh! ¡Es increíble!” Rin se emocionó y llevó sus manos a sus cachetes. Entonces abrazó a su gemelo de costado. “¡Sí va a clasificar!”
“S-sí, supe que podría,” dijo este, algo desbalanceado por las energías de su hermana.

Finalmente llegaron a la recta final, con el listón ya puesto para dar la bienvenida al primer lugar. El grupo de participantes empezaba a separarse un poco más, con otras corredoras también ganando ventaja, pero Dash continuaba con su liderazgo, uno que parecía indisputable a esas alturas.

“¡Tú puedes! ¡Ya casi llegas!” exclamó Rin, poniéndose de pie en las gradas.
“¡Sólo un poco más!” Len se le unió.

Y entonces, en aquellos últimos metros, Dash se sorprendió al notar que otra corredora le pasó a una alarmante velocidad. Fue muy cerca, pero al final Dash llegó segundo con menos de un segundo de diferencia.

Lo más curioso del caso fue que, la que terminó primero no se detuvo a descansar o recuperar su aliento como las demás. Más bien, esa persona corrió donde los gemelos Kagamine con ojos de estrellas y una emoción rebosante.

“¡Son Rin y Len Kagamine, no puedo creerlo!” exclamó esa chica.
“¿Eh?” Rin ladeó su cabeza.
“Eh…” Len ladeó en la otra dirección.
“¡Ay definitivamente que lo son, muchas gracias por alentarme!” exclamó esa chica, en quizás uno de los momentos más inolvidables de su joven vida. “¡Soy una superfan de ustedes! ¡Siempre practico mi corrida matutina escuchando sus canciones y ahora juro que lo haré siempre, ya que ustedes siempre me han dado muchas fuerzas! ¡Como ahora!”
“Eh… haha, ¡pero qué linda eres, muchas gracias por ser una fan!” celebró Rin, a quien no le quedó de otra que apoyar ese inesperado desarrollo.
“¡Felicidades por terminar primero, buen trabajo!” Len sonrió y levantó un pulgar.
“¡Ahh, muchas gracias a los dos, esto es increíble!” la chica daba saltitos y continuaba sin comprender su suerte. Ella llamó a otras personas de las gradas. “¡¿Podría tomarme un selfie con ustedes?! ¡Y mis amigas también quieren unírsenos!”
“¡Mira tú que los Kagamine vinieron a alentarte!” dijo otra chica.
“¡Yo también soy superfan! ¡Quisiera su autógrafo si es posible!” dijo una tercera.
“¡C-claro que sí, luego de la foto!” dijo Rin. Ella y Len se vieron rodeados de las tres quienes sacaron sus celulares para los selfies. Por su parte, Dash junto con las otras corredoras observaron ese desarrollo con curiosidad y leve gracia, y procedieron a otro ambiente a refrescarse en lo que esperaban los resultados oficiales de todos los participantes de la primera ronda. Mientras tanto, los gemelos intercambiaron miradas, viéndose atrapados y sin poder ir detrás de la amiga a la cual sí habían buscado apoyar en esa carrera.

Luego de enjuagarse el rostro y secarse con una toalla, Dash agarró su botella de agua y caminó a la vuelta de la esquina. Era un ambiente abierto como sería de esperarse de la zona de deportes de la universidad de Hanasaki, pero al dar esa vuelta, se encontró en un pequeño pasillo entre dos edificios pequeños, el cual contaba con una sombra y la suficiente solitud para así poder encontrarse con aquel quien continuaba al pendiente de ella…



“Me da la impresión que te he malacostumbrado a buscarme…” concluyó Jinkougyou, sonriendo tranquilamente. “Me disculpo por ello.”
“¡Jin! ¡Justo quería verte!” Dash tuvo la intención de saltar donde él para darle un abrazo, pero esta vez se detuvo al recordar que se encontraba todavía mojada. Ella sonrió con torpeza. “Eh, perdón, no quiero ensuciarte. Pero por favor no digas cosas así. Yo siempre estoy feliz de verte.”
“Me he dado cuenta…” se mantuvo inmutado. “Felicidades por tu logro.”
“Hehe, ¡muchas gracias! Esto te lo dedico a ti, eh, hubiera sido una mejor dedicación si hubiera ganado, pero…”
“Los resultados son lo de menos. Lo único que espero es que te sientas a gusto con lo que haces por ti misma, Dash.”
“En verdad quisiera poder dedicarte algo más… ¡Ah!” Dash asintió decidida y emocionada. “¡Te prometo que voy a continuar clasificando y llegar a la final y al menos llegaré al tercer puesto para así ganarme una medalla! ¡Cuando eso ocurra, le diré a Rita y Horizon para que vayamos a comer algo en celebración! ¡Y también te invitaré a ti y a Rin y a Len, y todos celebraremos juntos! Dime, ¿qué te parece?”
“…” Jinkougyou cerró sus ojos.
“Hasta ahora todavía no conoces a mis guardianas, pero te prometo que son muy buenas personas,” Dash lo dijo con alegría, aunque pasó a desviar su mirada. “O sea, Horizon es un poco seria y Rita a veces intimida a otros, pero te prometo que te llevarás muy bien con ellas, y…”
“No.”
“¿Eh?” su lluvia de ideas y grandes energías fueron frenadas de inmediato. Dash vio que aquel peliblanco le miró, ahora con un semblante serio y meditabundo.
“Nunca fui honesto contigo, Dash, pero mi presencia iba a ser efímera desde el inicio,” afirmó él. “Decidí vigilarte para asegurarme que te encontraras bien, luego del incidente por el cual pasaste. Puedo percibir que lo estás y te has recuperado. Por ello mismo…” asintió. “Ya no hay necesidad de volvernos a ver.”
“Eh, p-pero…” ella se asustó.
“Y es lo mejor para ti.”
“Pero Jin…”

“¡Dash!” exclamó Rin, ni bien ella y Len pudieron dar con la pelinegra en el pasillo.
“Eh…” Dash les miró instintivamente. Entonces recordó al peliblanco, pero había bastado ese par de segundos en los cuales despegó sus ojos de él para desaparecer.
“Dash, sentimos haber saboteado tu victoria accidentalmente,” dijo Len, cabizbajo.
“¡Ahh, o sea me alegro mucho por nuestra fan y siempre es lindo recibir tanto amor, pero este iba a ser tu momento!” Rin se torturó a sí misma y revoloteó sus cabellos.
“Eh, no, ¿qué dicen, chicos?” Dash ladeó su cabeza y sonrió comprensivamente. “Hehe, a decir verdad, se me hizo muy gracioso.”
“¡Pero no lo fue!” exclamaron el par a la vez.
“Haha, ya, ya, ya pasó,” Dash terminó dándose la libertad de darles un rápido abrazo. “Gracias por haber venido para alentarme. Es apenas la primera ronda y aquí están, no saben cuánto significa para mí.”
“Por supuesto que sí, Dash,” Rin se separó de ella y le sonrió. “No es que Len y yo tendremos mucho que hacer en estos días de todos modos, así que teníamos que venir a verte cuando tuviéramos disponibilidad de hacerlo.”
“Pero por lo que vimos sabemos que vas a llegar muy lejos. Incluso si no estamos ahí en persona, cuenta con nosotros en espíritu,” Len asintió, decidido.
“Hehe, claro,” Dash sonrió, aunque una pequeña lágrima se escapó de uno de sus ojos.
“…” los gemelos se preocuparon e intercambiaron miradas.
“¡Ah, no, ¿qué me pasa?!” la pelinegra se escandalizó y de inmediato se la secó.
“Dash, ¿estás bien?” preguntó Rin.
“¡S-sí! ¡Es la hadita de la lágrima! ¡Tengo que espantarla!” exclamó casi en aprietos.
“Hm…” Len alzó una ceja. No era la primera vez que Dash se refería a dicha hadita. “Pues si te ha venido a visitar, es porque algo te ha hecho triste, ¿qué sucede?”
“Eh, pues… es que…” agachó su cabeza y se rindió a compartirlo. “…Jin me acaba de decir que ya no volveremos a vernos… no sé por qué…”
“Hmm…” Rin frunció el ceño e intercambió miradas con su gemelo. “O sea, es medio esquivo, ¿no? ¿Quién sabe lo que está pensando?”
“Es un poco extraño, pero es como un amigo para ti, ¿verdad? Es normal sentirse mal cuando alguien importante para uno dice algo así,” concluyó Len. “Lo siento Dash, habrá que preguntárselo la próxima vez que se aparezca.”
“Ahora temo que no vuelva a aparecerse…”
“Ay, olvídate de ese especial, ¡hay que celebrar tu clasificación!” Rin decidió agarrarle de los brazos y hacerle recordar los más recientes sucesos. “¡Hay una máquina de bebidas en esta dirección! ¡Son más divertidos que sólo tomar agua!”
“Eh, estoy bien con agua, en serio…”
“¡No, no, déjanos compensarte tu segundo puesto! ¡Ven!”

Así, los gemelos la acompañaron en otra dirección para así evitar al resto de participantes.


A diferencia de aquel cómodo restaurante, Larsa fue conducido por Mamizou a una azotea de un edificio no muy lejanos. Jakob fue capaz de darles el alcance, y así los tres contaron con esa privacidad en medio de una universidad repleta de estudiantes y visitantes.

No iba a ser una conversación muy larga, y luego de una rápida y concisa explicación de parte de la mayor, no quedaba mucho por decir.

“Ya veo…” sobre todo por el hecho que Larsa no decidió cuestionarle. “Dices que has decidido llegar a Hanasaki para ayudar a las HiMEs, aun si has decidido mantenerte alejada de los eventos en sí.”
“Ciertamente no soy de tu rubro, joven Solidor,” Mamizou se encogió de hombros, sonriendo con ironía. “Tú eres un chico que apenas estando en la secundaria optó por abiertamente apoyar a tus compañeras HiMEs con lo que necesitaran, por más que tu afiliación familiar es con Rizembool. Tu familia posee el suficiente poder y la reputación necesarias para que tu capricho personal le traiga sin cuidado a la gente en Rizembool. En su juicio, ellos tienen más que perder si fueran a antagonizarse que en dejar que tú ayudes a las HiMEs con nimiedades. Estoy segura que lo has podido entender.”
“Por supuesto, mi señorito posee más valor que HiMEs sin ninguna real significancia ni para el mismo Hanasaki,” observó Jakob, gustosamente.
“No hay por qué despreciar a otras personas, Jakob, te lo suplico,” Larsa se frustró.
“Mientras tanto, si bien mi propio pasado daría la impresión a cualquiera que yo soy alguien también importante para Rizembool, ellos pueden verse con la libertad de ‘ponerme en mi lugar’ si fueran a pensar que ahora soy aliada de Hanasaki,” concluyó Mamizou, con leve cansancio. “Y puedo declarar que no lo soy. Hanasaki y Rizembool pueden arder en llamas y no le daría a ninguno un mayor peso que el otro.”
“…porque a ti te importan las HiMEs, y no su institución,” Larsa asintió.
“Exacto. Viendo cómo optaste por ayudar a tus compañeras, piensas igual,” ella se vio gustosa. Felizmente, dialogar con ese chico había sido menos problemático de lo que había esperado. “Y por supuesto, me importan las HiMEs, pienso que ellas son las principales víctimas de este juego torcido, pero no lo suficiente como para poner mi propio pellejo en peligro.”
“Sería de esperarse que alguien como usted posea la lógica para apoyar su capricho de una manera sensata,” concluyó Jakob, sonriendo amablemente, aunque era evidente que no aprobaba el parecer de dicha persona. “Como bien ha dicho, usted no se compara a la reputación ni poderío de los Solidor, motivo por el cual usted estaría en muchos problemas con Rizembool si ellos la consideraran una traidora. Es bien que lo sepa claramente.”
“Ahh, sin duda eres un buen mayordomo bifacético,” Mamizou sonrió frustrada. “Más bien siento pena por ti. Tanto me juzgas por este ‘capricho’ mío, cuando tu ilustre señorito es más abiertamente partidario de las HiMEs que yo. Siento que vivas con esa angustia perpetua.”
“Rechazo su falta de respeto a mi superior, y le aseguro que servir y ser leal a mi señorito va por encima de cualquier detalle que se extiende más allá que su persona,” el peliplateado frunció el ceño. “Mi única preocupación es velar por su bienestar, y de ello no debo preocuparme.”
“Pienso que la guerra es incierta hasta para los que más se sienten en control, nunca pensaría en desestimar el peligro, y es algo que todos debemos tener presente,” objetó Larsa, sin perder su tranquila seriedad.
“Es por su gran atino que confío en la certeza de su bienestar,” Jakob hizo una leve reverencia.
“Mamizou… espero poder darte tranquilidad,” Larsa se le dirigió y sonrió un poco. “No voy a delatarte a las HiMEs o a nadie más. Yo vivo bajo el tul de ser un allegado a Rizembool todos los días, y he decidido confiar en tus palabras, así que no te daré el estigma que yo mismo padezco. Sin embargo, ruego que algún día seas honesta con todas las HiMEs, antes que la situación fuera a complicarse por este secreto.”
“Me sorprende que me des tanta credibilidad, estoy acostumbrada a que aquellos que saben sobre mí piensen lo peor de mi persona,” admitió la pelimarrón, dando un suspiro. “Por eso disfruto no ser más que una del montón en frente a las HiMEs, aunque entiendo que tienes razón.”
“Y con respecto a la directora, o a Viera-sensei…”
“Pues, nunca les he dicho la verdad, pero quizás sí saben todo de mí, y continúan con la charada de pretender que no soy un mal elemento, no lo sé…” se encogió de hombros.
“Presumo que con el deplorable cuidado que le dan a sus HiMEs, no se han percatado de usted,” opinó Jakob.
“Yo no estaría tan seguro,” observó Larsa. “Yo pienso que podemos darles más crédito, especialmente por tratarse de una persona con vínculos de Rizembool. Lo sé por experiencia.”
“Sí, no sé, intento no pensarlo demasiado, no creo que tocar el tema sea beneficioso para mí de una manera u otra, en especial si el presente status quo me sirve tan bien,” concluyó Mamizou. Ella se vio algo animada, y afiló un poco sus ojos. “De por sí, es iluminador saber que eres un amigo de aquellas dos hermanas, definitivamente son casi las más débiles de en medio del elenco de HiMEs bajo mi supervisión, así que me sentiré libre de contactarme contigo en caso ellas requieran de ayuda.”
“Eso es algo a lo que estaría dispuesto, Mamizou, y te agradeceré si puedes mantenerme al tanto de ellas,” Larsa asintió.
“Hoho~ lo aprecio, ya me estás quitando algo de peso de encima. En verdad me cuesta pensar que tienes tanta fe en mi persona.”
“He confiado en tus palabras, pero lo más importante será ver tus acciones. Estaré al pendiente de ello,” observó hacia el área de la universidad frente a dicho edificio un momento. “Yo personalmente cargo con lo cual podría definirse como los pecados de mis antecesores. Mis intenciones de ayudar a aquellas víctimas del conflicto son una manera de compensar por lo que mi nombre ha hecho en el pasado, y de asumir responsabilidad de todo ello… en cambio, tu redención está más vinculada a acciones que tú has hecho personalmente en el pasado, y al hecho que buscas reparar los daños.”
“…”
“Definitivamente no puedo comprender del todo tu propio punto de vista al intentar ayudar a las HiMEs en el presente, pero imagino que tu cruz es una más pesada que la mía.”
“Pues, no es que tengamos que compararnos mutuamente, ¿no es así? Pienso que seguimos siendo personas distintas, así que no pongas palabras en mi boca, joven Solidor,” Mamizou sonrió de costado. “Al menos me alegro que hayas sido tú el heredero de tu tenebrosa familia.”
“Sin duda somos distintos y mayormente extraños, siento si dije algo inapropiado,” Larsa negó. Miró a la otra de reojo. “Incluso con otra persona con mi mismo estigma, y hasta con un interés similar de velar por las HiMEs, continúo siendo conocido sólo por mi apellido.”
“Eh…” Mamizou se impresionó y vio a ese joven empezar a caminar para retirarse.
“Continúa con lo que tienes en mente, espero poder ver tus palabras reflejadas en tus acciones,” dijo, para finalmente tomar las escaleras de la azotea junto con su mayordomo.

Siguió un silencio mínimamente atenuado por el bullicio de los días de olimpiadas por debajo del edificio. Mamizou sonreía para sí. Realmente, cada caso era muy distinto y más complejo a lo que ella o cualquier otra persona podría anticiparse.

“Intentaste ser cortés conmigo, ya veo, lo lamento,” comentó para sí, con leve gracia. “…no sé si lo que dijiste es cierto, joven Solidor. Esa cruz que has escogido cargar te pesa demasiado…”


Pages: 1 [2] 3 4 ... 10