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Listas y Probaciones / Re: New Probation Time!
« Last post by Cho on October 31, 2025, 11:00:00 PM »
Probaciones pronto.
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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Mimi Tachikawa on October 31, 2025, 10:46:33 PM »hoi hoi minn, a pocos minutos del final, vengo a decir un post xDD
Los días transcurrieron con una calma inusual para Midori. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que alguien lo arrastró, casi literalmente, a un día de compras tan caótico y alegre como el que Yuki le había hecho vivir. Cada vez que miraba la pequeña mascota rosada que había colgado en su mochila, no podía evitar sonreír con cierta calidez que no entendía del todo.
Aquel pingüino con moño fucsia se había convertido en un recordatorio de que, por más difíciles que fueran las cosas, siempre podía haber alguien que lo sacara de su mundo gris sin pedir permiso.
Pero el verdadero problema llegó cuando su teléfono comenzó a vibrar sin para.
- ¿Qué pasa…? - murmuró Midori mirando la pantalla.
Una notificación tras otra de mensajes de Yuki llenaba la pantalla. Desde fotos de telas nuevas, hasta largos textos en los que describía con entusiasmo los nuevos diseños que estaba haciendo para su línea de ropa.
"Midori, mira esta tela con acabado satinado, quedaría genial contigo."
"Estoy diseñando una chaqueta basada en el concepto de un héroe urbano. Necesito tus medidas otra vez, ¡no me ignores!"
"Hoy vi a Chiaki-san, y me dijo que quizás podrías modelar en un evento del grupo. ¡Me muero de emoción!"
Midori soltó un largo suspiro, dejando el celular sobre la cama antes de cubrirse el rostro con una almohada.
-No puedo con su desbordante energía… -murmuró-
Su sonrisa se desvaneció un poco al recordar el motivo por el cual se había sentido tan decaído aquella vez. El futuro. El miedo constante a no ser suficiente. El sentimiento de estar atrapado en un rol de idol que no sabía si realmente deseaba.
Mientras reflexionaba, su teléfono volvió a sonar.
"Estoy afuera de tu casa, abre la puerta o sino treparé a tu habitación."
Midori se levantó de golpe.
- ¡¿Qué?!-
Corrió hacia la ventana y, efectivamente, allí estaba Yuki, de pie frente a su puerta, sosteniendo una bolsa en cada mano y moviendo la mano enérgicamente al verlo.
-¡Lo decía en serio! -gritó el peliverde con una sonrisa.
Midori no sabía si reír o desesperarse, pero terminó bajando resignado.
-Yuki-kun… ¿en serio vienes sin avisar? -le dijo abriendo la puerta.
-Te dije que vendría iba a treparme hacia tu habitación aunque por suerte no fue necesario. -Entró sin pedir permiso y dejó las bolsas sobre la mesa-Te traje algo.
- No tenías que…
-Calla, es un regalo de diseñador- Sacó de una de las bolsas una sudadera negra con detalles en verde esmeralda y un bordado discreto en el pecho que decía "Hero’s Rest".
Midori la tocó con cuidado, asombrado por la textura.
-¿La hiciste tú?-
-Obvio que si -Yuki se cruzó de brazos, orgulloso-No está completamente terminada, pero quería que la probaras. Es parte de mi línea de ropa inspirada en los idols con estética heroica. Pensé que sería perfecto para ti.
Midori no sabía qué decir. Se quedó en silencio por unos segundos, hasta que finalmente se la puso frente al espejo. La tela se ajustaba suavemente a su cuerpo, y los colores parecían resaltar su tono de piel y el brillo natural de sus ojos.
-Me queda bien-mirándose de reojo.
-¿Ves? Te lo dije,tienes porte de modelo.
-No empieces otra vez…-
-Solo digo la verdad…-Yuki rio suavemente-
Midori bajó la mirada, sintiendo el calor subirle al rostro.
-Tú siempre dices cosas así sin pensar, ¿verdad?-
-No, las digo porque las pienso- respondió Yuki con simpleza, y esa sinceridad lo desarmó por completo.
El resto del día lo pasaron entre risas y bromas, mientras Yuki revolvía los libros de diseño que Midori tenía en su escritorio y le mostraba nuevas ideas en su tablet. Entre ellos comenzó a surgir una dinámica más natural, una complicidad que mezclaba el caos de Yuki con la calma de Midori.
Cuando cayó la tarde, salieron a caminar hasta una cafetería cercana. El aire fresco les rozaba el rostro mientras el cielo se teñía de tonos rosados.
-Yuki-kun, ¿por qué haces tantas cosas a la vez? Diseñas, actúas, estudias, te involucras con el grupo… parece que siempre estás corriendo hacia algo-
Yuki tomó un sorbo de su bebida antes de responder.
-Supongo que porque tengo miedo de no llegar a ser nada si me detengo-admitió con una sonrisa suave- Si me mantengo ocupado, no tengo tiempo de pensar en mis fallos o en si soy suficiente.
Midori lo observó en silencio, sorprendido. Era la primera vez que escuchaba algo tan honesto de su parte.
-Pensé que eras del tipo de persona que no se preocupa por nada-
-¿Y quién te dijo eso? - rió un poco, pero sus ojos reflejaban un brillo distinto- La verdad, me esfuerzo tanto porque quiero demostrar que valgo algo, ¿sabes? No solo ser “el chico bonito que se viste de mujer”. Quiero dejar algo mío en este mundo, aunque sea a través de la ropa que creo.
Midori bajó la mirada a su taza de café.
-Entonces no somos tan diferentes-
-¿Qué dices?-
-Tú diseñas porque quieres dejar algo tuyo en el mundo. Yo canto porque me obligaron, pero no es que no quiera hacerlo de mala gana sino es que me esfuerzo a mi modo.
El silencio se extendió entre ambos, solo roto por el murmullo del lugar. Luego, Yuki apoyó el codo en la mesa y le sonrió con calidez.
-Entonces supongo que tenemos algo más en común, que queremos que nos vean por lo que realmente somos.
Midori levantó la vista, encontrándose con esa sonrisa que irradiaba una luz honesta y contagiosa.
-Eres muy raro, Yuki-kun-
-Gracias, lo tomaré como un cumplido-
Ambos rieron, y por un momento el peso del mundo pareció desvanecerse.
Cuando salieron del café, el cielo ya se había oscurecido por completo. Caminaban despacio, lado a lado
-¿Sabes? -dijo Yuki de repente-estaba pensando que podríamos hacer una sesión de fotos con la sudadera. Solo algo pequeño, para mis redes sociales-
-¿Otra vez con eso? -Midori suspiró- ¿Y si no me veo bien?
-Confía en mí, te verás increíble -sacó su celular con una sonrisa traviesa- De hecho… podríamos hacerla ahora mismo.
-¡¿Qué?! ¡Aquí no! -Midori se sonrojó-
-Solo una foto, prometo que no haré caras raras-
Al final, después de insistir, Yuki logró tomar algunas fotos improvisadas. Midori, con la sudadera puesta, el viento agitando su cabello castaño. Yuki revisó las imágenes y se quedó mirándolas un buen rato.
-¿Vez que luces tan bien en cámaras?
Midori observó las fotos desde su hombro, en silencio.
-No me reconozco… -susurró-No me veo tan mal…
-Entonces puedo decir que es una misión cumplida- Yuki guardó el teléfono- Prometí que te haría resaltar- Le guiño el ojos pícaramente-
Midori acomapañó a Yuki hacia su casa, las personas murmuraban al ver a la pareja, se veían tan bien juntos.
Midori se despidió de Yuki, y cuando el joven entró a su casa, Midori regreso a la suya.
Esa noche, cuando Midori regresó a casa, se tumbó en la cama con una sensación extraña, cálida y ligera al mismo tiempo. Revisó su teléfono y vio que Yuki ya le había enviado las fotos con un mensaje corto:
"Para que recuerdes que eres más brillante de lo que crees."
Midori sonrió suavemente.
Desde aquel día, las conversaciones entre ambos se volvieron parte de la rutina. Mensajes a toda hora, llamadas improvisadas, visitas inesperadas. Yuki era un torbellino constante que había irrumpido en su vida sin pedir permiso, pero Midori descubría que no quería que se fuera.
Había algo en esa presencia tan viva que lo mantenía a flote, recordándole que el mundo todavía tenía colores.
Yuki, por su parte, también lo notaba. Cada vez que veía a Midori sonreír, sentía que su esfuerzo valía la pena. Ya no se trataba solo de diseñar ropa, sino de lograr que alguien del cual empezaba a sentir algo más que una simple amistad, encontrara un poco de luz en medio la oscuridad.
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matta ne!!
Los días transcurrieron con una calma inusual para Midori. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que alguien lo arrastró, casi literalmente, a un día de compras tan caótico y alegre como el que Yuki le había hecho vivir. Cada vez que miraba la pequeña mascota rosada que había colgado en su mochila, no podía evitar sonreír con cierta calidez que no entendía del todo.
Aquel pingüino con moño fucsia se había convertido en un recordatorio de que, por más difíciles que fueran las cosas, siempre podía haber alguien que lo sacara de su mundo gris sin pedir permiso.
Pero el verdadero problema llegó cuando su teléfono comenzó a vibrar sin para.
- ¿Qué pasa…? - murmuró Midori mirando la pantalla.
Una notificación tras otra de mensajes de Yuki llenaba la pantalla. Desde fotos de telas nuevas, hasta largos textos en los que describía con entusiasmo los nuevos diseños que estaba haciendo para su línea de ropa.
"Midori, mira esta tela con acabado satinado, quedaría genial contigo."
"Estoy diseñando una chaqueta basada en el concepto de un héroe urbano. Necesito tus medidas otra vez, ¡no me ignores!"
"Hoy vi a Chiaki-san, y me dijo que quizás podrías modelar en un evento del grupo. ¡Me muero de emoción!"
Midori soltó un largo suspiro, dejando el celular sobre la cama antes de cubrirse el rostro con una almohada.
-No puedo con su desbordante energía… -murmuró-
Su sonrisa se desvaneció un poco al recordar el motivo por el cual se había sentido tan decaído aquella vez. El futuro. El miedo constante a no ser suficiente. El sentimiento de estar atrapado en un rol de idol que no sabía si realmente deseaba.
Mientras reflexionaba, su teléfono volvió a sonar.
"Estoy afuera de tu casa, abre la puerta o sino treparé a tu habitación."
Midori se levantó de golpe.
- ¡¿Qué?!-
Corrió hacia la ventana y, efectivamente, allí estaba Yuki, de pie frente a su puerta, sosteniendo una bolsa en cada mano y moviendo la mano enérgicamente al verlo.
-¡Lo decía en serio! -gritó el peliverde con una sonrisa.
Midori no sabía si reír o desesperarse, pero terminó bajando resignado.
-Yuki-kun… ¿en serio vienes sin avisar? -le dijo abriendo la puerta.
-Te dije que vendría iba a treparme hacia tu habitación aunque por suerte no fue necesario. -Entró sin pedir permiso y dejó las bolsas sobre la mesa-Te traje algo.
- No tenías que…
-Calla, es un regalo de diseñador- Sacó de una de las bolsas una sudadera negra con detalles en verde esmeralda y un bordado discreto en el pecho que decía "Hero’s Rest".
Midori la tocó con cuidado, asombrado por la textura.
-¿La hiciste tú?-
-Obvio que si -Yuki se cruzó de brazos, orgulloso-No está completamente terminada, pero quería que la probaras. Es parte de mi línea de ropa inspirada en los idols con estética heroica. Pensé que sería perfecto para ti.
Midori no sabía qué decir. Se quedó en silencio por unos segundos, hasta que finalmente se la puso frente al espejo. La tela se ajustaba suavemente a su cuerpo, y los colores parecían resaltar su tono de piel y el brillo natural de sus ojos.
-Me queda bien-mirándose de reojo.
-¿Ves? Te lo dije,tienes porte de modelo.
-No empieces otra vez…-
-Solo digo la verdad…-Yuki rio suavemente-
Midori bajó la mirada, sintiendo el calor subirle al rostro.
-Tú siempre dices cosas así sin pensar, ¿verdad?-
-No, las digo porque las pienso- respondió Yuki con simpleza, y esa sinceridad lo desarmó por completo.
El resto del día lo pasaron entre risas y bromas, mientras Yuki revolvía los libros de diseño que Midori tenía en su escritorio y le mostraba nuevas ideas en su tablet. Entre ellos comenzó a surgir una dinámica más natural, una complicidad que mezclaba el caos de Yuki con la calma de Midori.
Cuando cayó la tarde, salieron a caminar hasta una cafetería cercana. El aire fresco les rozaba el rostro mientras el cielo se teñía de tonos rosados.
-Yuki-kun, ¿por qué haces tantas cosas a la vez? Diseñas, actúas, estudias, te involucras con el grupo… parece que siempre estás corriendo hacia algo-
Yuki tomó un sorbo de su bebida antes de responder.
-Supongo que porque tengo miedo de no llegar a ser nada si me detengo-admitió con una sonrisa suave- Si me mantengo ocupado, no tengo tiempo de pensar en mis fallos o en si soy suficiente.
Midori lo observó en silencio, sorprendido. Era la primera vez que escuchaba algo tan honesto de su parte.
-Pensé que eras del tipo de persona que no se preocupa por nada-
-¿Y quién te dijo eso? - rió un poco, pero sus ojos reflejaban un brillo distinto- La verdad, me esfuerzo tanto porque quiero demostrar que valgo algo, ¿sabes? No solo ser “el chico bonito que se viste de mujer”. Quiero dejar algo mío en este mundo, aunque sea a través de la ropa que creo.
Midori bajó la mirada a su taza de café.
-Entonces no somos tan diferentes-
-¿Qué dices?-
-Tú diseñas porque quieres dejar algo tuyo en el mundo. Yo canto porque me obligaron, pero no es que no quiera hacerlo de mala gana sino es que me esfuerzo a mi modo.
El silencio se extendió entre ambos, solo roto por el murmullo del lugar. Luego, Yuki apoyó el codo en la mesa y le sonrió con calidez.
-Entonces supongo que tenemos algo más en común, que queremos que nos vean por lo que realmente somos.
Midori levantó la vista, encontrándose con esa sonrisa que irradiaba una luz honesta y contagiosa.
-Eres muy raro, Yuki-kun-
-Gracias, lo tomaré como un cumplido-
Ambos rieron, y por un momento el peso del mundo pareció desvanecerse.
Cuando salieron del café, el cielo ya se había oscurecido por completo. Caminaban despacio, lado a lado
-¿Sabes? -dijo Yuki de repente-estaba pensando que podríamos hacer una sesión de fotos con la sudadera. Solo algo pequeño, para mis redes sociales-
-¿Otra vez con eso? -Midori suspiró- ¿Y si no me veo bien?
-Confía en mí, te verás increíble -sacó su celular con una sonrisa traviesa- De hecho… podríamos hacerla ahora mismo.
-¡¿Qué?! ¡Aquí no! -Midori se sonrojó-
-Solo una foto, prometo que no haré caras raras-
Al final, después de insistir, Yuki logró tomar algunas fotos improvisadas. Midori, con la sudadera puesta, el viento agitando su cabello castaño. Yuki revisó las imágenes y se quedó mirándolas un buen rato.
-¿Vez que luces tan bien en cámaras?
Midori observó las fotos desde su hombro, en silencio.
-No me reconozco… -susurró-No me veo tan mal…
-Entonces puedo decir que es una misión cumplida- Yuki guardó el teléfono- Prometí que te haría resaltar- Le guiño el ojos pícaramente-
Midori acomapañó a Yuki hacia su casa, las personas murmuraban al ver a la pareja, se veían tan bien juntos.
Midori se despidió de Yuki, y cuando el joven entró a su casa, Midori regreso a la suya.
Esa noche, cuando Midori regresó a casa, se tumbó en la cama con una sensación extraña, cálida y ligera al mismo tiempo. Revisó su teléfono y vio que Yuki ya le había enviado las fotos con un mensaje corto:
"Para que recuerdes que eres más brillante de lo que crees."
Midori sonrió suavemente.
Desde aquel día, las conversaciones entre ambos se volvieron parte de la rutina. Mensajes a toda hora, llamadas improvisadas, visitas inesperadas. Yuki era un torbellino constante que había irrumpido en su vida sin pedir permiso, pero Midori descubría que no quería que se fuera.
Había algo en esa presencia tan viva que lo mantenía a flote, recordándole que el mundo todavía tenía colores.
Yuki, por su parte, también lo notaba. Cada vez que veía a Midori sonreír, sentía que su esfuerzo valía la pena. Ya no se trataba solo de diseñar ropa, sino de lograr que alguien del cual empezaba a sentir algo más que una simple amistad, encontrara un poco de luz en medio la oscuridad.
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matta ne!!
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Downtown District / Re: Act 1: Overture
« Last post by Eureka on October 31, 2025, 09:46:55 PM »Track #3
Ayato Kamisato era un actor muy conocido. Había adquirido muchísima fama después de interpretar al protagonista de “El vacío”, la antepenúltima película del director Gundam Tanaka, un excéntrico hombre de visión innovadora y talento indiscutible. Se sabía que todo actor principal de las películas de Tanaka se convertía en una superestrella en poco tiempo, pero Ayato Kamisato había impactado a la opinión pública con su desempeño al punto de que no tardó ni un mes en ser convocado para participar en películas y series de otros directores de renombre.
Eureka debía admitir que no había visto ninguno de sus trabajos. A excepción de su reciente obsesión con Peruere, nunca había desarrollado algún interés por las artes cinematográficas y dudaba que eso cambiara en un futuro. Claro, sí veía películas de vez en cuando, pero no se sabía los nombres de los actores o del equipo de producción… ni conocía cuáles eran las clásicas o las más aclamadas.
La premiación de los Óscar se había convertido en un festival de despilfarro y de favoritismo desde hacía mucho tiempo y Eureka había perdido el interés en ver una que otra de las nominadas porque hasta la persona más bruta podía identificar que ninguna se merecía algún premio. Entonces… era difícil encontrar alguna cinta que le llamara la atención.
Mucho menos guardaba vínculos con la industria. No conocía muchos actores aparte de Akechi, su ex, y de Ryoji, su amigo de la secundaria. Claro, también estaban los idols de su entorno que habían incursionado en el mundo de la actuación… pero no sabía si era atinado llamarlos “actores”. Muchos de ellos eran mejores cantantes, no cabía duda de ello.
Es por ello que Eureka conoció a Kamisato gracias a su hermana menor, Ayaka, con quien había comenzado a trabajar hacía poco tiempo. Ayaka formaba parte de un girl group que estaba a pocas semanas de su debut: Cassiopeia. Su concepto Y2K y de nostalgia era muy carismático y Eureka agradecía haber contado con la oportunidad de formar parte del equipo detrás del proyecto. La habían invitado a escribir algunos de sus primeros singles. De hecho, el primero de su debut era una canción que había escrito junto con Ayaka, llamada “OMG”. La compositora sabía que sería un éxito en todos lados ya que era una canción demasiado pegajosa, con una letra linda y una melodía grandiosa. Además, de lo que le habían comentado, sonaba a que el videoclip contaba con elementos que conectarían con las generaciones más jóvenes.
En una de las reuniones, Ayaka había asistido con su hermano mayor. Eureka no había tenido intenciones de tratarlo más allá de aquella oportunidad, pero Ayato le había dicho que estaba interesado en sus habilidades, puesto que andaban buscando compositores para la canción principal de uno de sus proyectos cinematográficos. Así fue como pasó de trabajar con un solo Kamisato… a tratar con los dos.
Ayato era ocurrente y misterioso. Sabía cómo conectar con desconocidos y no le costaba ingeniárselas para sacar temas de conversación con personas que no pertenecían a su burbuja.
Eureka no sabía si estaba bien llamarlo “amigo” porque no eran tan cercanos, pero habían salido a comer un par de veces y se llevaban bien. Eso le bastaba para confiar en él. Y, de todo corazón… esperaba que eso fuera mutuo.
Ya le había contado cosas que nadie debía saber.
“¡Hola!” Ayato le ondeó la mano cuando la vio llegar junto a Akechi. Ambos se acercaron a la barra, de donde se paró el actor para saludarlos. “Un gusto, Akechi-san. Eureka me ha hablado mucho de ti.” Y le hizo una leve reverencia.
“…Igualmente.” Akechi lo imitó, aunque no sabía dónde meterse por culpa de la vergüenza. Él no podía decir lo mismo: recién se enteraba de que su amiga (y ex) era también amiga de uno de los hombres más famosos de la industria en la actualidad. Akechi no se quedaba muy atrás, pero sin duda su envidia y su imperiosa necesidad de compararse con todo el mundo le estaban jugando una mala pasada. “Aunque debo admitir que Eureka no te mencionó,” mencionó, mirando irritado de reojo a su amiga.
“Ah, lo siento.” Eureka sonrió, ignorando sus ganas de matarla. “Era una sorpresa.”
“Me avisó a última hora.” Ayato rio. “Pero no tenía planes, por suerte.”
“A mí también me hizo lo mismo.” Akechi suspiró.
“Bueno, bueno. Vamos al salón privado~” canturreó Eureka. Agradecía ser amiga de actores famosos porque ellos tenían acceso a lugares exclusivos incluso dentro de establecimientos tan lujosos como aquel bar karaoke donde se encontraban.
Akechi arqueó una ceja… pero en un instante entendió que Ayato había sido el que había reservado aquel salón.
“¿Y qué tal?” Le preguntó Ayato, en el breve trayecto. “Me enteré de que estabas participando en una película de espías.”
“Ah, sí. No puedo divulgar más detalles, pero es un proyecto muy interesante.” Akechi le sonrió. “¿Qué hay de ti? Sé que pronto empezará el rodaje de tu última película.”
“Así es. Es un proyecto del director Davis. Eureka nos ayudó con la composición de la canción principal.”
“Wow. Eso tampoco me contó.” Akechi la miró levemente irritado. “No sabía que habías contado con la oportunidad de trabajar con los dos Kamisato.”
“¿Te mencionó a mi hermana?” Dijo, mientras uno de los mozos del local le abría la puerta. Ayato ingresó al salón privado junto con sus acompañantes.
“Sí. Eureka está emocionada por el debut de Cassiopeia.” Akechi se sentó y el resto hizo lo mismo.
“No puedo negarlo.” Eureka sonrió. “Son chicas muy talentosas y carismáticas. Sé que les irá genial.”
“Yo también pienso lo mismo. Creo que no había visto nada como ellas en mucho tiempo. Vale la pena apostar por este tipo de proyectos.” Ante la mirada curiosa de Akechi, Ayato sonrió. “Ah, soy un inversionista de la agencia donde debutará mi hermana. No quiero que suene a nepotismo, pero…”
“No lo es, tranquilo.” Eureka rio. “Sabemos que Ayaka-chan es otro ejemplo de que los miembros de la familia Kamisato son especiales.”
“Gracias por tus palabras.” Ayato le sonrió. “Pero no es nepotismo. Al contrario, entré como inversionista luego de que se armara el grupo y Ayaka me contara que debutaría en un año.”
“Osea que ya llevas varios meses invirtiendo en esa Agencia.”
“Sí. Tengo fe de que todo saldrá bien.”
“Bueno, creo que ya nos presentamos y tuvimos una charla muy amena…” Eureka se levantó para agarrar la tableta de la lista de canciones. “Pero hemos venido para otra cosa.”
“¿Para qué?”
“Para enseñarle a cantar a Ayato.” Eureka sonrió. “Y, que a cambio, nos haga un favor.”
“…”
Akechi intentó mantener su farsa. Quería mostrarse imperturbable como siempre para que su colega en la industria no sospechara de que su faceta de chico amable era solo… bueno, una faceta.
Pero no pudo evitar la reacción que se le escapó.
“¡¿QUÉÉÉ?!”
Ayato Kamisato era un actor muy conocido. Había adquirido muchísima fama después de interpretar al protagonista de “El vacío”, la antepenúltima película del director Gundam Tanaka, un excéntrico hombre de visión innovadora y talento indiscutible. Se sabía que todo actor principal de las películas de Tanaka se convertía en una superestrella en poco tiempo, pero Ayato Kamisato había impactado a la opinión pública con su desempeño al punto de que no tardó ni un mes en ser convocado para participar en películas y series de otros directores de renombre.
Eureka debía admitir que no había visto ninguno de sus trabajos. A excepción de su reciente obsesión con Peruere, nunca había desarrollado algún interés por las artes cinematográficas y dudaba que eso cambiara en un futuro. Claro, sí veía películas de vez en cuando, pero no se sabía los nombres de los actores o del equipo de producción… ni conocía cuáles eran las clásicas o las más aclamadas.
La premiación de los Óscar se había convertido en un festival de despilfarro y de favoritismo desde hacía mucho tiempo y Eureka había perdido el interés en ver una que otra de las nominadas porque hasta la persona más bruta podía identificar que ninguna se merecía algún premio. Entonces… era difícil encontrar alguna cinta que le llamara la atención.
Mucho menos guardaba vínculos con la industria. No conocía muchos actores aparte de Akechi, su ex, y de Ryoji, su amigo de la secundaria. Claro, también estaban los idols de su entorno que habían incursionado en el mundo de la actuación… pero no sabía si era atinado llamarlos “actores”. Muchos de ellos eran mejores cantantes, no cabía duda de ello.
Es por ello que Eureka conoció a Kamisato gracias a su hermana menor, Ayaka, con quien había comenzado a trabajar hacía poco tiempo. Ayaka formaba parte de un girl group que estaba a pocas semanas de su debut: Cassiopeia. Su concepto Y2K y de nostalgia era muy carismático y Eureka agradecía haber contado con la oportunidad de formar parte del equipo detrás del proyecto. La habían invitado a escribir algunos de sus primeros singles. De hecho, el primero de su debut era una canción que había escrito junto con Ayaka, llamada “OMG”. La compositora sabía que sería un éxito en todos lados ya que era una canción demasiado pegajosa, con una letra linda y una melodía grandiosa. Además, de lo que le habían comentado, sonaba a que el videoclip contaba con elementos que conectarían con las generaciones más jóvenes.
En una de las reuniones, Ayaka había asistido con su hermano mayor. Eureka no había tenido intenciones de tratarlo más allá de aquella oportunidad, pero Ayato le había dicho que estaba interesado en sus habilidades, puesto que andaban buscando compositores para la canción principal de uno de sus proyectos cinematográficos. Así fue como pasó de trabajar con un solo Kamisato… a tratar con los dos.
Ayato era ocurrente y misterioso. Sabía cómo conectar con desconocidos y no le costaba ingeniárselas para sacar temas de conversación con personas que no pertenecían a su burbuja.
Eureka no sabía si estaba bien llamarlo “amigo” porque no eran tan cercanos, pero habían salido a comer un par de veces y se llevaban bien. Eso le bastaba para confiar en él. Y, de todo corazón… esperaba que eso fuera mutuo.
Ya le había contado cosas que nadie debía saber.
“¡Hola!” Ayato le ondeó la mano cuando la vio llegar junto a Akechi. Ambos se acercaron a la barra, de donde se paró el actor para saludarlos. “Un gusto, Akechi-san. Eureka me ha hablado mucho de ti.” Y le hizo una leve reverencia.
“…Igualmente.” Akechi lo imitó, aunque no sabía dónde meterse por culpa de la vergüenza. Él no podía decir lo mismo: recién se enteraba de que su amiga (y ex) era también amiga de uno de los hombres más famosos de la industria en la actualidad. Akechi no se quedaba muy atrás, pero sin duda su envidia y su imperiosa necesidad de compararse con todo el mundo le estaban jugando una mala pasada. “Aunque debo admitir que Eureka no te mencionó,” mencionó, mirando irritado de reojo a su amiga.
“Ah, lo siento.” Eureka sonrió, ignorando sus ganas de matarla. “Era una sorpresa.”
“Me avisó a última hora.” Ayato rio. “Pero no tenía planes, por suerte.”
“A mí también me hizo lo mismo.” Akechi suspiró.
“Bueno, bueno. Vamos al salón privado~” canturreó Eureka. Agradecía ser amiga de actores famosos porque ellos tenían acceso a lugares exclusivos incluso dentro de establecimientos tan lujosos como aquel bar karaoke donde se encontraban.
Akechi arqueó una ceja… pero en un instante entendió que Ayato había sido el que había reservado aquel salón.
“¿Y qué tal?” Le preguntó Ayato, en el breve trayecto. “Me enteré de que estabas participando en una película de espías.”
“Ah, sí. No puedo divulgar más detalles, pero es un proyecto muy interesante.” Akechi le sonrió. “¿Qué hay de ti? Sé que pronto empezará el rodaje de tu última película.”
“Así es. Es un proyecto del director Davis. Eureka nos ayudó con la composición de la canción principal.”
“Wow. Eso tampoco me contó.” Akechi la miró levemente irritado. “No sabía que habías contado con la oportunidad de trabajar con los dos Kamisato.”
“¿Te mencionó a mi hermana?” Dijo, mientras uno de los mozos del local le abría la puerta. Ayato ingresó al salón privado junto con sus acompañantes.
“Sí. Eureka está emocionada por el debut de Cassiopeia.” Akechi se sentó y el resto hizo lo mismo.
“No puedo negarlo.” Eureka sonrió. “Son chicas muy talentosas y carismáticas. Sé que les irá genial.”
“Yo también pienso lo mismo. Creo que no había visto nada como ellas en mucho tiempo. Vale la pena apostar por este tipo de proyectos.” Ante la mirada curiosa de Akechi, Ayato sonrió. “Ah, soy un inversionista de la agencia donde debutará mi hermana. No quiero que suene a nepotismo, pero…”
“No lo es, tranquilo.” Eureka rio. “Sabemos que Ayaka-chan es otro ejemplo de que los miembros de la familia Kamisato son especiales.”
“Gracias por tus palabras.” Ayato le sonrió. “Pero no es nepotismo. Al contrario, entré como inversionista luego de que se armara el grupo y Ayaka me contara que debutaría en un año.”
“Osea que ya llevas varios meses invirtiendo en esa Agencia.”
“Sí. Tengo fe de que todo saldrá bien.”
“Bueno, creo que ya nos presentamos y tuvimos una charla muy amena…” Eureka se levantó para agarrar la tableta de la lista de canciones. “Pero hemos venido para otra cosa.”
“¿Para qué?”
“Para enseñarle a cantar a Ayato.” Eureka sonrió. “Y, que a cambio, nos haga un favor.”
“…”
Akechi intentó mantener su farsa. Quería mostrarse imperturbable como siempre para que su colega en la industria no sospechara de que su faceta de chico amable era solo… bueno, una faceta.
Pero no pudo evitar la reacción que se le escapó.
“¡¿QUÉÉÉ?!”
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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Cho on October 31, 2025, 08:13:06 PM »Había esperado escribir más pero este mes fue imposible. Espero reivindicarme el próximo.
116.4.
…

A pedido de Kokin, los demás lo llevaron a una heladería dentro de Rizembool U. Tuvieron suerte de coincidir con un manojo de actividades y, por lo tanto, ese lugar se encontraba mayormente vacío, aunque se podía anticipar que la realidad podría cambiar al llegar la siguiente hora en punto.
“Hmhm~ estos nunca decepcionan~” canturreó Mika en lo que saboreaba su pequeña copa de helado con fudge de chocolate y grageas. Él tuvo que escoger el tamaño más pequeño debido a que su senpai muy probablemente le habría hecho observaciones si hubiera escogido el usual. De todos modos, la simple compañía de su Oshi-san en aquel lugar al cual nunca acudiría bajo circunstancias normales era el suficiente motivo de celebración.
“Sora parece también disfrutar de estos helados,” Natsume se había pedido el vaso más chico posible, y apenas probaba el sabor de vainilla, a manera de acompañar a los demás. Este agarró ese pequeño contenedor y lo miró con una mínima curiosidad. “Me parecen de buena calidad, pero no podría decir que comprendo la fascinación personalmente.”
“Hehe, es porque tienes que pedir una copa más completa. Te podría recomendar una.”
“Helados no estuvieron dentro de mi agenda mental de hoy, puedes ahorrarte la molestia,” Natsume negó y pasó a sonreír perspicazmente. “Además no quisiera que Shu-niisan sienta la necesidad de corregir mi inaceptable capricho de consumir azúcares que luego tendré que quemar con ejercicio adicional… como cierta otra persona que estoy mirando ahora.”
“Ehhh, p-pues…” Mika se inquietó.
“…” Shu dio un pesado suspiro, mientras revolvía su té herbal sin azúcar con una cuchara. “Kagehira ha estado trabajando diligentemente los días antes de las olimpiadas. Es por eso que opté por no hacer ningún comentario.”
“¡Ohh, Oshi-san, muchas gracias!” los ojos de Mika se iluminaron y sonrió de oreja a oreja.
“Por supuesto,” entonces, el pelirrosa le miró de soslayo. “Ello no es equivalente a que descuides tus hábitos alimenticios. No me fuerces a moderar todo lo que haces.”
“¡Sí, prometo que seré responsable!” a pesar de la llamada de atención, Mika lo tomó como si oyera atentamente a una figura paternal, con él mismo decidido a no decepcionarle.
“…” mientras tanto, Kokin los observaba. Su atención pasó a la copa tamaño familiar que rebosaba de aditivos y pedazos de frutas. Un costado de la copa empezaba a lentamente derretirse, y un surco de helado empezó a descender por el alto vaso.
“¡Oh, Kokin!” Mika se alarmó. “No te descuides, debes seguir comienzo. Apenas has comido un par de bocados.”
“Ya veo…” este musitó mirando al postre frente a él.
“¿Es que acaso no te gustó?”
“No es eso…” cerró sus ojos. “Contemplo el deber frente a mí. Eso es todo.”
“…” Natsume continuaba encontrando a esa persona demasiado bizarra. Si tan solo pudiera averiguar quién realmente era.
“Entiendo que hoy no tienes ninguna actividad, niño,” observó Shu.
“Ciertamente, Shu-niisan, es el motivo por el cual estoy acompañándoles,” Natsume sonrió con ironía. “Aunque es un mal momento para decirlo. Por la ubicación de este puesto, sé que Sora está por terminar una de sus participaciones en las olimpiadas muy cerca de aquí, y me tienta darle el alcance.”
“Eres tú quien decidirá qué hacer, yo apenas te extendí una invitación y no espero un compromiso serio de tu parte,” Shu se encogió de hombros. “Estoy en un lugar que no osaría a pisar por mi cuenta, cuyo rol no es realmente valioso. Suena a que tu supervisión sobre Chibisuke es más importante para ti personalmente.”
“Fufu, aprecio que siempre veles por Sora tan atentamente, Shu-niisan, pero parte de mí no evita temer que continúes sintiéndote como un pez fuera del agua en una heladería,” comentó el pelirrojo. “Y sin duda, no es normal que pasemos mucho tiempo juntos últimamente.”
“Tenme respeto,” espetó Shu. “Tenían una decente selección de té en el menú, por lo cual no estoy fuera de mi confort. De todos modos, nos veremos en otros instantes, es apenas el primer día de un evento en el cual prácticamente nos hemos excluido. Haz lo que se te plazca.”
“Es verdad,” sonrió tranquilamente. Supuso que escucharía sus palabras. “Entonces iré a ver a Sora. Quisiera saber sus observaciones sobre las competencias.”
“¡Oh! Ya que lo vas a ver, ¿qué tal si le llevas un helado?” preguntó Mika.
“Hm…” esa sugerencia le hizo llevar una mano a su mentón. “Tal vez no sea una mala idea…”
“Hehe, pienso que lo alentaría mucho, ¡y hay muchas elecciones disponibles!”
“Estoy convencido que Sora no sería quisquilloso sin importar lo que fuera a escoger para él, y me lo agradecería,” Natsume pasó a sonreír con cierta perspicacia. “No obstante, no por ello quisiera tomar una decisión sin la debida premeditación y esfuerzo, por más que no conozca bien este local.”
“Podemos observar lo que está disponible en la vitrina,” se ofreció Mika. “¡Te acompaño!”
“Realmente no necesito tu ayuda,” el pelirrojo se puso de pie y miró al pelinegro con ligera desconfianza. “No me estarás usando para repetir otra copa de helado, ¿verdad?”
“N-no, te aseguro que no es mi intención,” Mika se asustó un poco, seguramente por tener que dicho comentario le hiciera ver mal frente a su senpai. “A decir verdad, me encontraré con unos amigos más tarde y quiero ver qué helados tienen en stock, a ver si se animan.”
“Ello no justifica que lo fueras a comer dos veces en un día.”
“Uhh…” Mika se angustió.
“Pero qué más da, iré a ver qué tienen,” Natsume sonrió intrigado y se dirigió al pelirrosa. “Enseguida vuelvo, Shu-niisan, siento levantarme tan repentinamente.”
“¡Sí, ahora volvemos, Oshi-san!” se sumó Mika, entusiasta.
“Adelante, no tienen que reportarse ante mí,” este movió una palma a manera de restarle importancia y los dos se acercaron a la amplia vitrina de helados y otros postres.
La atención de Shu terminó por dirigirse a la otra persona que quedaba en la mesa. Vio a un ligeramente consternado Kokin recoger el helado que se derretía con su cuchara para evitar hacer un desastre, y comer lo que recogía con ligera reserva.
“…” Shu dio un sonoro suspiro. “No te sientas obligado a terminar lo que Kagehira escogió para ti. De haber sabido que sería tan grande, me habría opuesto.”
“Entiendo…” Kokin musitó mientras continuaba resguardando la mesa de su postre que se deshacía. Sin embargo, en ese momento, una camarera se les acercó con un plato.
“Disculpe, veo que se le está derritiendo, permítame,” le pidió amablemente, y posicionó la copa dentro de ese plato ligeramente hondo. “¿Preferiría si le cambio de recipiente?”
“No, no es necesario…” lo meditó y se mantuvo cabizbajo. “Parte del gusto de un postre semejante es la presentación. Está bien como está,” asintió lentamente y se le dirigió. “Muchas gracias.”
“Eh, por supuesto, siento que no hayamos considerado lo rápido que el helado se derrite, no volveremos a hacer el mismo error,” dijo entre sonriendo incómoda y un tanto intrigada por la actitud tan taciturna de dicha persona. Ella hizo una reverencia. “Con permiso.”
“No esperé que fueran a dar tanta atención,” Shu alzó una ceja mínimamente. “Pero tienen razón, no todos son niños listos a devorarse materia helada con tanta avidez.”
“…no poseo experiencia consumiendo helados, supongo no está mal…” lo meditó.
“Ya lo puedo notar. Yo también lo tendré en consideración.”
“Siempre eres muy amable conmigo, descuida,” Kokin negó mínimamente. Él vio cómo el helado derretido comenzó a finalmente alcanzar la base de la copa, y posarse dentro del plato. Esa quietud duró poco, y terminó por recordar una duda existencial que había tenido todo el día. “…fallo en ver cómo mi estatus como un visitante y un acompañante durante estos días tendrá un valor o uso…”
“Sigues buscando el sentido a las cosas.”
“No entiendo qué podría sacar de una visita a una heladería.”
“…” Shu miró a los otros dos todavía ocupados con la selección, con Natsume haciendo preguntas a uno de los trabajadores. Dio un suspiro. “Orochi gustaría de este té, es justamente la clase de sabores que prefiere.”
“Eh…” Kokin se vio sorprendido.
“Por más trivial que sea, no te haría mal recordar una nimiedad como tal,” concluyó. Dicho esto, vio cómo el otro de inmediato se asomó a leer la etiqueta del té, lo cual le causó frustración. “Pero el valor no está limitado a nada concreto, Kokin. ¿No crees que las cosas son de la manera que son por el simple hecho de tener la oportunidad de existir?”
“…”
“Si tu superior te ha dicho para pasar el tiempo conmigo en estos días, es porque espera que un cambio de rutina te sea útil, mas no ha dictado cómo lo pueda ser. De lo contrario, ya lo sabríamos, ¿no es así?”
“…Yamata no Orochi-sama es una persona de metas fijas…”
“…” realmente no le gustaba hablar de esa persona a tanta proximidad de sus kouhais, por más que sabía que no le estaban oyendo. Shu dio un suspiro, con leve pesar. “Eso es completamente diferente. Sinceramente, entiendo que hay muy pocas cosas concretas a las cuales él apunta. En general, lo que es de mayor importancia para él es cómo las cosas se desenvuelven y cómo todo va a su manera hacia delante. Él no atina en predecir nada. Él prefiere reaccionar ante el desarrollo de todo lo que sale de su control.”
“Oh…” Kokin se sorprendió.
“Yo lo sé personalmente…”
Flashback

“Gracias por bailar a mi ritmo…”
……
Era una frase que hacía eco en su cabeza. Shu había dedicado su vida entera al arte, desde que tenía uso de razón, incluso si sus padres no le habían dado el apoyo o reconocimiento para hacerlo, por más que ello le terminó haciendo un recluso entre los niños de su edad. Con el paso de los años, sus esfuerzos habían lentamente construido una fortaleza, y eventualmente un castillo que le había elevado al estatus de un prodigio, una persona con un talento indiscutible y un artista con una clara y desarrollada noción de quién era y cuáles eran sus habilidades.
Su arte le había dado una dirección, una personalidad, una entera definición de su ser. Por más demandante que fuera a veces, por más que sus propias obsesiones y estándares pudieran haberle jugado algún tropiezo, nada podría quebrantarle y hacerle perder visión de lo que era…
Hasta aquel momento, hace cinco años…
…
Lo que pudo haber sido interpretado como injusticia, trampa, complot, muchas otras palabras, lo cual podría incitar una reacción de gran frustración, un ataque de ira, una crisis nerviosa… ello dio un paso al costado para dejar en su lugar a una crisis existencial sin precedentes. Todo terminó convergiendo en un vacío sin palabras y sin definición, que contenía todo lo previo y más, pero cuya mezcla no servía para nada aparte de hundir al afligido en una inmensidad que silenció su ser.
Ya no se trataba de aquel detestable ‘emperador’ quien derrumbó todo lo que había construido durante su vida entera con el uso de artimañas. Shu se encontraba derrotado, perdido, carente de todo lo que una vez pensó poseer. Él había dejado de existir. El mundo como lo conocía igualmente le había abandonado, y todo a su alrededor carecía de coherencia personal. Él no pertenecía en esa realidad.
Y se encontraba en su estudio en Rizembool en una tarde. Las luces estaban apagadas, las cortinas cerradas. Los días y noches no tenían diferencias ni significancias. Él sólo estaba cepillando el cabello de Madeimoselle, su preciada muñeca. Era una acción hecha por instinto, una distracción, un retorno a un espacio mental que podía entender como ‘seguro’ para sí mismo, mientras sus pensamientos se apagaban…
Pero no podía desentenderse del todo ya que, para variar en pleno aislamiento, tenía compañía.
“Yaces en exilio, luego de tu derrota, como puedo ver…” comentó aquel individuo.
“…”
“El orden en tu entorno ha sido alterado. Aquel quien ha reclamado tu posición como un prodigio, quien te humilló y destruyó todo lo que tenías… él está logrando todas sus metas.”
“…” continuó cepillando a su muñeca.
“Y esa persona obtendrá todo lo que vaya a querer en su vida, porque esa es su realidad,” Orochi sonrió suavemente. “Sea algo que le llene de dicha o no, aquel es un tema aparte, pero…”
“Ya terminé…”
“¿Hm?”
“…” Shu le miró, frunciendo el ceño, con un cuerpo temblante. “…no volveré a enfrentarme a él… no volveré al medio… nunca más…”
“…” Orochi terminó de mirar alrededor de esa habitación y tomó asiento frente al pelirrosa. Se inclinó hacia él. “Por supuesto que no lo harás. Has sido vencido, no hay nada que vaya a cambiar esa realidad. Eres realista para entender que hasta ahí llegaste y yo no pretendería llenar tu cabeza pragmática con ilusiones infantiles que sólo te derrumbarían. Celebro tu lógica.”
“…” volvió a bajar su mirada.
“Hmhm…” rió por lo bajo y le agarró de un hombro.
“…” se mantuvo inmutado, mirando perdidamente al piso.
“…pero decir que abandonarás tu medio sería negarte a ti mismo, Shu. Te conozco desde que eras un niño. Tú naciste con ese don. Puedo reconocer que hay muy pocos en la vida con tu talento para las artes. Incluso quien te llevó al suelo… hmhm, él no se te compara…”
“…!” sintió un temblor de impotencia, frustración y cólera, censurados por su desdicha.
“…eso es porque uno no puede condecorarse como en la cima por meramente méritos y talentos…” le soltó y notó que volvió a demandarle su atención. Orochi sonrió malignamente. “Yo soy como ese Tenshouin, soy una persona con poder que puede arremeter a quien sea.”
“…”
“Pero esas no son mis intenciones contigo, Shu… Yo reconozco que la idea de una persona en la cima, un solo arquitecto, un único ganador, es errónea en el mejor de los casos, y literalmente imposible en la realidad.”
“…”
“Y quisiera hacerte ver que existe un mundo mucho más grande que el que acabas de perder… uno en el cual tú nunca serás el rey, pero en el cual te volverás el indiscutible maestro de tu propio dominio…” ensanchó su sonrisa. “…uno que nadie nunca te arrebatará.”
El visitante le soltó y se puso en pie frente al dueño de casa, quien optó por desviar su mirada. La presión y aura del mayor eran indiscutibles. Era una actitud opresiva y autoritaria que podría demandar la atención de cualquiera, una presencia que Shu pudo conjurar a su modo como un artista durante su propia vida, pero que en ese instante sólo le inspiraba desolación.
“No pienso demandar autoridad en tus propios aposentos, Shu. Ni pretendo decirte qué hacer o en qué dirección marchar. Si tú continúas siendo tú, sin importar lo que fuera a ocurrir en tu vida,” Orochi sonrió desde arriba, satisfecho. “…confío que disfrutaré de ver el show que presentarás ante el mundo entero.”
“…”
“Pero he venido para hacerte una proposición y ofrecerte un camino que sólo tú podrías llevar a cabo a la perfección, como siempre lo has hecho. Ello sólo es posible ahora, luego de todos los años que te he conocido… porque te has vuelto parte de un indiscutible vacío que ha redefinido tu ser,” cerró sus ojos, sonriendo suavemente. “¿No quisieras convertir ese sentimiento… en tu nuevo dominio y tu verdadera fuerza?”
“…” Shu terminó por mirarle. Frunció el ceño. Eran palabras sin sentido que rendían valor a su presente angustia, como si dicha maldición interna tuviera algún tipo de valor. Sin embargo… parte de él no evitaba resonar con dichas palabras. Quizás… había un todo escondido detrás de un mero sentimiento.
No… realmente lo había. Cada momento de su vida, cada corazonada, cada ataque de ira al verse despojado de inspiración o no llegar a confeccionar un atuendo como era debido… el arte que era parte de su ser traía a la vida un universo de significado a partir de la más efímera emoción…
Y parte de él comenzó a preguntarse si podía tornar su más miserable desdicha en una creación mucho mayor a cualquier otra que había podido construir hasta el momento…
“No necesito convencerte de ello, tú sabes bien que es posible, y es más…” le miró fijamente. “…donde tus contemporáneos y tus propios padres te abandonaron, yo te puedo ayudar, y nunca te defraudaré.”
“…”
“Permíteme enseñarte a usar el vacío que te aflige como tu fortaleza, aplica tu propio talento de artista para manifestar esta tormenta interior, y deslumbra al resto del mundo con todo lo que sacarás de tu vida entera. No obstante, haz ello y todo lo demás por ti antes que por cualquier otra persona…” le extendió una mano. “Conviértete en un director de la sinfonía que llevas dentro, cultiva tu talento… llegarás mucho más lejos si sigues mis pasos…”
“…”
Fin del Flashback

“Yamata no Orochi-sama siempre se ha expresado bien de ti, incluso para ir a visitarte, luego de lo ocurrido en aquel entonces…” Kokin continuaba mirando el helado derretido que invadía el plato frente a él, casi hipnotizado por la pérdida de forma de aquella una vez vistosa copa.
“Sea como él me vea, estoy convencido que su capricho de venir a verme a solas no tiene otro propósito a parte del gusto que se da de venir a su alma mater sin sus usuales subordinados,” Shu le restó importancia. Estaba más y más convencido que no debieron acudir a esa heladería por el desastre en cámara lenta de ese postre frente a sus ojos, pero si el otro fuera a sacar algo de inspiración de aquella inutilidad, no iría a protestar. “Entiendo que a él le llaman de muchas formas, entre catalogarlo como el aprendiz de aquel infame científico, o un exRebel, incluso como el magnate que es, o su más reciente despectiva denominación dentro de Rizembool…”
“El loco…” murmuró Kokin, sin despegar su atención de su postre.
“Supongo que no gusta que le llamen así.”
“Yamata no Orochi-sama no presta atención a lo que otros dicen a sus espaldas, sólo espera respeto frente a sí mismo…”
“…” Shu se encogió de hombros. “A mi parecer, Orochi es un artista. Su forma de comprender su realidad se asemeja a tratar con bosquejos o retratos. Él creará obras de arte, las dejará en los primeros pasos, verá cómo otros las echan a perder, y lo único que le importa es mover a la siguiente. Él entiende la inspiración que le lleva a continuar con su camino y posee la libertad de no rendir importancia a la certitud que muchos otros procuran lograr en sus vidas. Yo personalmente no podría vivir de una manera tan desordenada, pero…” dio un suspiro. “Entiendo cómo su mente funciona.”
“…”
“Por ello mismo él no piensa dictar qué es lo que tienes que hacer, Kokin, aparte de pedirme que te supervise en estos días. Él prefiere ver qué va a salir de este nuevo proyecto artístico que fluye meramente con las vicisitudes de la vida…”
“…tiene sentido…” pese a concluirlo, Kokin no se vio particularmente animado. Le tocaba encontrar las respuestas por su cuenta.
“Y estuve exactamente en tu misma posición, puesto a que terminé por rechazar su oferta hace cinco años,” dijo el pelirrosa, con un mínimo dejo de fastidio, como quien recordaba una nimiedad. “Y, aun así, él no cortó su conexión conmigo. Aquello me deja a entender que él ha rendido valor en mi elección, de alguna manera.”
“…me apenó que no pudo convencerte, Shu…” le miró atentamente. “De haber aceptado, yo te habría ayudado en lo posible. Estuve muy preocupado por ti, por todo lo que te sucedió, te habría dado el apoyo que te faltaba.”
“Tonterías…” Shu negó repetidamente y resopló, casi insultado. “No era un niño que requería de engreimiento, Kokin. Apoyo no fue necesario para mí.”
“Shu…” el otro se extrañó mínimamente y ladeó su cabeza.
“…” luego de dejarlo en claro, el pelirrosa desvió su mirada hacia Mika y Natsume, con el segundo ya concretando su orden. “Lo que necesitaba era recordar, recordar que no estaba solo y que había personas que dependían de mí.”
“Oh…” se sorprendió un poco.
“Orochi me presentó un mural interno conformado de mi propia desdicha y me tentó con la misión de convertirlo en mi medio y mi magnum opus. No obstante,” miró a su té, el cual debía estar a una buena temperatura para tomar. No evitó recordar efímeramente a ese par de kouhais que también sufrieron a su manera, y en especial, que sufrieron por verle en aquel estado. “Si hubiera aceptado unirme a Orochi, los habría dejado detrás. Aquel traspiés me enseñó que nunca estuve solo. Más bien, comprendí que el camino que había sido ofrecido me aislaría definitivamente. Contrario a lo que me dijo, Orochi inculca el aislamiento de todos sus subordinados, puesto a que, bajo su ideología, todos significamos principalmente nuestros talentos y nos convertimos en tuercas de una máquina en vez de una comunidad de personas.”
“…”
“…y pensar que aquella misma había sido mi prioridad en un inicio, en optimizar mi arte a costo personal, tanto mío como de otros a mi alrededor…” rodó los ojos. “Presumo que gran parte de lo que ocurrió en mi pasado fue producto de mi falta de humildad en reconocer a lo que hay más allá de mi persona, y no pretendo tropezarme con lo mismo.”
“Shu…” Kokin meditó en silencio, cabizbajo.
“¿Qué?” el dirigido se vio impaciente ya que el otro tomó tiempo en formular sus palabras.
“…no puedo absorber enteramente lo que todo ha significado para ti. Nadie puede comprender a otra persona, quizás ni a sí mismos… pero pienso que Yamata no Orochi-sama tuvo mucha razón en decir que lograrás realizar un espectáculo que deslumbrará a todos. Creo… que he sido deslumbrado un momento por tus meras palabras…” asintió cadenciosamente. “…espero lograr un resplandor similar en mi persona, uno hecho a mi medida…”
“Sospecho que ya lo tienes, Kokin, es sólo que nunca lo dejas salir,” concluyó Shu, frustrado. “Yo lo puedo ver y sé que Orochi también, si considera tu permanencia con un artista como fructífera para ti.”
“Espero poder verlo también…” su atención terminó por concentrarse en la taza de té. “Shu… de casualidad…”
“No me digas…” Shu negó. “Te ha dado frío, ¿no es verdad?”
“…sí, siento decirlo…” al verse delatado, tembló notoriamente.
“Pide un té, tú lo vas a pagar, así que no es inconveniente para mí.”
“Y, sin embargo, te ves importunado por mi dilema, lo lamento, Shu…” Kokin concluyó y apoyó una mano en su cachete a manera de expresar su tristeza. Entonces, él miró de reojo para notar que el par de kouhais acababan de regresar.
“Traerán el helado en diez minutos, justo antes de que vaya a buscar a Sora,” dijo Natsume, tomando asiento.
“Te tomó más tiempo del que esperé,” observó Shu, alzando una ceja.
“Lo mismo digo,” Natsume se encogió de hombros y miró a Mika de reojo. “Será porque cierta persona que no invité no dejó de hablar entusiasmadamente sobre todos los sabores que tenían con la trabajadora por más que ya había hecho mi elección.”
“Ehh, lo lamento, es que sus helados son muy buenos, no pude contenerme,” dijo el pelinegro, un poco inquieto. Decidió que debía cambiar el tema. “Ehm, Kokin, ¿será que no te gustó el postre? Ya se te está derritiendo un montón.”
“Siento decepcionar tus expectativas, resultó muy poderoso para mí…”
“Deberías aprender de esto, Kagehira. Considera las preferencias de otros,” espetó Shu.
“L-lo lamento, Oshi-san.”
“Hmhm, ciertamente es refrescante oírte decir ello, Shu-niisan, aunque entiendo lo que dices,” Natsume sonrió con ligera ironía. “Sospecho ambos han estado conectando con su poca compatibilidad con este establecimiento en lo que estábamos ausentes.”
“Es de mala educación preguntar por la conversación de otros, niño,” le miró con cierto juicio. “De ser algo que pueda concernirte, lo escucharías tarde o temprano.”
“Hm…” se puso a pensar. Ciertamente esperaba que fuera más temprano que tarde. Aquel ‘visitante’ de su senpai no terminaba de convencerle, pese a lo poco que había podido observar.
“…” Kokin observó a ese pelirrojo kouhai con ligera curiosidad.
“Kokin, pide tu té de una vez si todavía tienes frío, no quisiera quedarme mucho más tiempo aquí, viendo que nuestros acompañantes se irán pronto.”
“Estoy bien, creo que el frío irá desvaneciéndose poco a poco…” concluyó pausadamente.
Si bien ya había conocido a Mika en el pasado, llegar a observar al pelirrosa con otro kouhai más pintaba una imagen más completa de la realidad de aquel ‘amigo’ de su superior. Kokin podía entender que Shu había logrado restructurar su propio mundo y ello resultó estar lejos de sí mismo y de Orochi, por más que en algún momento hubo la oportunidad de que otro camino fuera a ser tomado.
Aquello no era correcto o lo contrario en los ojos de Kokin. Quizás tampoco era muy distinto a su propio superior, por ver la elección del pelirrosa como otra ‘obra de arte’, sin necesidad de observarla con un dejo de eficiencia o moralidad. Quizás ver cómo la realidad se escapaba de las manos de todos y brindaba libertad a cada uno era realmente lo que Orochi rendía como valioso.
Lo cual era bienvenido por Kokin, ya que, al ser de esa manera, sabía que su permanencia con Shu en esos días era semejante a visitar a un viejo amigo personal, sin haber ningún otro propósito siniestro que fuera a importunar a nadie. Para variar, podría tomarse un respiro…
…
116.4.
…

A pedido de Kokin, los demás lo llevaron a una heladería dentro de Rizembool U. Tuvieron suerte de coincidir con un manojo de actividades y, por lo tanto, ese lugar se encontraba mayormente vacío, aunque se podía anticipar que la realidad podría cambiar al llegar la siguiente hora en punto.
“Hmhm~ estos nunca decepcionan~” canturreó Mika en lo que saboreaba su pequeña copa de helado con fudge de chocolate y grageas. Él tuvo que escoger el tamaño más pequeño debido a que su senpai muy probablemente le habría hecho observaciones si hubiera escogido el usual. De todos modos, la simple compañía de su Oshi-san en aquel lugar al cual nunca acudiría bajo circunstancias normales era el suficiente motivo de celebración.
“Sora parece también disfrutar de estos helados,” Natsume se había pedido el vaso más chico posible, y apenas probaba el sabor de vainilla, a manera de acompañar a los demás. Este agarró ese pequeño contenedor y lo miró con una mínima curiosidad. “Me parecen de buena calidad, pero no podría decir que comprendo la fascinación personalmente.”
“Hehe, es porque tienes que pedir una copa más completa. Te podría recomendar una.”
“Helados no estuvieron dentro de mi agenda mental de hoy, puedes ahorrarte la molestia,” Natsume negó y pasó a sonreír perspicazmente. “Además no quisiera que Shu-niisan sienta la necesidad de corregir mi inaceptable capricho de consumir azúcares que luego tendré que quemar con ejercicio adicional… como cierta otra persona que estoy mirando ahora.”
“Ehhh, p-pues…” Mika se inquietó.
“…” Shu dio un pesado suspiro, mientras revolvía su té herbal sin azúcar con una cuchara. “Kagehira ha estado trabajando diligentemente los días antes de las olimpiadas. Es por eso que opté por no hacer ningún comentario.”
“¡Ohh, Oshi-san, muchas gracias!” los ojos de Mika se iluminaron y sonrió de oreja a oreja.
“Por supuesto,” entonces, el pelirrosa le miró de soslayo. “Ello no es equivalente a que descuides tus hábitos alimenticios. No me fuerces a moderar todo lo que haces.”
“¡Sí, prometo que seré responsable!” a pesar de la llamada de atención, Mika lo tomó como si oyera atentamente a una figura paternal, con él mismo decidido a no decepcionarle.
“…” mientras tanto, Kokin los observaba. Su atención pasó a la copa tamaño familiar que rebosaba de aditivos y pedazos de frutas. Un costado de la copa empezaba a lentamente derretirse, y un surco de helado empezó a descender por el alto vaso.
“¡Oh, Kokin!” Mika se alarmó. “No te descuides, debes seguir comienzo. Apenas has comido un par de bocados.”
“Ya veo…” este musitó mirando al postre frente a él.
“¿Es que acaso no te gustó?”
“No es eso…” cerró sus ojos. “Contemplo el deber frente a mí. Eso es todo.”
“…” Natsume continuaba encontrando a esa persona demasiado bizarra. Si tan solo pudiera averiguar quién realmente era.
“Entiendo que hoy no tienes ninguna actividad, niño,” observó Shu.
“Ciertamente, Shu-niisan, es el motivo por el cual estoy acompañándoles,” Natsume sonrió con ironía. “Aunque es un mal momento para decirlo. Por la ubicación de este puesto, sé que Sora está por terminar una de sus participaciones en las olimpiadas muy cerca de aquí, y me tienta darle el alcance.”
“Eres tú quien decidirá qué hacer, yo apenas te extendí una invitación y no espero un compromiso serio de tu parte,” Shu se encogió de hombros. “Estoy en un lugar que no osaría a pisar por mi cuenta, cuyo rol no es realmente valioso. Suena a que tu supervisión sobre Chibisuke es más importante para ti personalmente.”
“Fufu, aprecio que siempre veles por Sora tan atentamente, Shu-niisan, pero parte de mí no evita temer que continúes sintiéndote como un pez fuera del agua en una heladería,” comentó el pelirrojo. “Y sin duda, no es normal que pasemos mucho tiempo juntos últimamente.”
“Tenme respeto,” espetó Shu. “Tenían una decente selección de té en el menú, por lo cual no estoy fuera de mi confort. De todos modos, nos veremos en otros instantes, es apenas el primer día de un evento en el cual prácticamente nos hemos excluido. Haz lo que se te plazca.”
“Es verdad,” sonrió tranquilamente. Supuso que escucharía sus palabras. “Entonces iré a ver a Sora. Quisiera saber sus observaciones sobre las competencias.”
“¡Oh! Ya que lo vas a ver, ¿qué tal si le llevas un helado?” preguntó Mika.
“Hm…” esa sugerencia le hizo llevar una mano a su mentón. “Tal vez no sea una mala idea…”
“Hehe, pienso que lo alentaría mucho, ¡y hay muchas elecciones disponibles!”
“Estoy convencido que Sora no sería quisquilloso sin importar lo que fuera a escoger para él, y me lo agradecería,” Natsume pasó a sonreír con cierta perspicacia. “No obstante, no por ello quisiera tomar una decisión sin la debida premeditación y esfuerzo, por más que no conozca bien este local.”
“Podemos observar lo que está disponible en la vitrina,” se ofreció Mika. “¡Te acompaño!”
“Realmente no necesito tu ayuda,” el pelirrojo se puso de pie y miró al pelinegro con ligera desconfianza. “No me estarás usando para repetir otra copa de helado, ¿verdad?”
“N-no, te aseguro que no es mi intención,” Mika se asustó un poco, seguramente por tener que dicho comentario le hiciera ver mal frente a su senpai. “A decir verdad, me encontraré con unos amigos más tarde y quiero ver qué helados tienen en stock, a ver si se animan.”
“Ello no justifica que lo fueras a comer dos veces en un día.”
“Uhh…” Mika se angustió.
“Pero qué más da, iré a ver qué tienen,” Natsume sonrió intrigado y se dirigió al pelirrosa. “Enseguida vuelvo, Shu-niisan, siento levantarme tan repentinamente.”
“¡Sí, ahora volvemos, Oshi-san!” se sumó Mika, entusiasta.
“Adelante, no tienen que reportarse ante mí,” este movió una palma a manera de restarle importancia y los dos se acercaron a la amplia vitrina de helados y otros postres.
La atención de Shu terminó por dirigirse a la otra persona que quedaba en la mesa. Vio a un ligeramente consternado Kokin recoger el helado que se derretía con su cuchara para evitar hacer un desastre, y comer lo que recogía con ligera reserva.
“…” Shu dio un sonoro suspiro. “No te sientas obligado a terminar lo que Kagehira escogió para ti. De haber sabido que sería tan grande, me habría opuesto.”
“Entiendo…” Kokin musitó mientras continuaba resguardando la mesa de su postre que se deshacía. Sin embargo, en ese momento, una camarera se les acercó con un plato.
“Disculpe, veo que se le está derritiendo, permítame,” le pidió amablemente, y posicionó la copa dentro de ese plato ligeramente hondo. “¿Preferiría si le cambio de recipiente?”
“No, no es necesario…” lo meditó y se mantuvo cabizbajo. “Parte del gusto de un postre semejante es la presentación. Está bien como está,” asintió lentamente y se le dirigió. “Muchas gracias.”
“Eh, por supuesto, siento que no hayamos considerado lo rápido que el helado se derrite, no volveremos a hacer el mismo error,” dijo entre sonriendo incómoda y un tanto intrigada por la actitud tan taciturna de dicha persona. Ella hizo una reverencia. “Con permiso.”
“No esperé que fueran a dar tanta atención,” Shu alzó una ceja mínimamente. “Pero tienen razón, no todos son niños listos a devorarse materia helada con tanta avidez.”
“…no poseo experiencia consumiendo helados, supongo no está mal…” lo meditó.
“Ya lo puedo notar. Yo también lo tendré en consideración.”
“Siempre eres muy amable conmigo, descuida,” Kokin negó mínimamente. Él vio cómo el helado derretido comenzó a finalmente alcanzar la base de la copa, y posarse dentro del plato. Esa quietud duró poco, y terminó por recordar una duda existencial que había tenido todo el día. “…fallo en ver cómo mi estatus como un visitante y un acompañante durante estos días tendrá un valor o uso…”
“Sigues buscando el sentido a las cosas.”
“No entiendo qué podría sacar de una visita a una heladería.”
“…” Shu miró a los otros dos todavía ocupados con la selección, con Natsume haciendo preguntas a uno de los trabajadores. Dio un suspiro. “Orochi gustaría de este té, es justamente la clase de sabores que prefiere.”
“Eh…” Kokin se vio sorprendido.
“Por más trivial que sea, no te haría mal recordar una nimiedad como tal,” concluyó. Dicho esto, vio cómo el otro de inmediato se asomó a leer la etiqueta del té, lo cual le causó frustración. “Pero el valor no está limitado a nada concreto, Kokin. ¿No crees que las cosas son de la manera que son por el simple hecho de tener la oportunidad de existir?”
“…”
“Si tu superior te ha dicho para pasar el tiempo conmigo en estos días, es porque espera que un cambio de rutina te sea útil, mas no ha dictado cómo lo pueda ser. De lo contrario, ya lo sabríamos, ¿no es así?”
“…Yamata no Orochi-sama es una persona de metas fijas…”
“…” realmente no le gustaba hablar de esa persona a tanta proximidad de sus kouhais, por más que sabía que no le estaban oyendo. Shu dio un suspiro, con leve pesar. “Eso es completamente diferente. Sinceramente, entiendo que hay muy pocas cosas concretas a las cuales él apunta. En general, lo que es de mayor importancia para él es cómo las cosas se desenvuelven y cómo todo va a su manera hacia delante. Él no atina en predecir nada. Él prefiere reaccionar ante el desarrollo de todo lo que sale de su control.”
“Oh…” Kokin se sorprendió.
“Yo lo sé personalmente…”
Flashback

“Gracias por bailar a mi ritmo…”
……
Era una frase que hacía eco en su cabeza. Shu había dedicado su vida entera al arte, desde que tenía uso de razón, incluso si sus padres no le habían dado el apoyo o reconocimiento para hacerlo, por más que ello le terminó haciendo un recluso entre los niños de su edad. Con el paso de los años, sus esfuerzos habían lentamente construido una fortaleza, y eventualmente un castillo que le había elevado al estatus de un prodigio, una persona con un talento indiscutible y un artista con una clara y desarrollada noción de quién era y cuáles eran sus habilidades.
Su arte le había dado una dirección, una personalidad, una entera definición de su ser. Por más demandante que fuera a veces, por más que sus propias obsesiones y estándares pudieran haberle jugado algún tropiezo, nada podría quebrantarle y hacerle perder visión de lo que era…
Hasta aquel momento, hace cinco años…
…
Lo que pudo haber sido interpretado como injusticia, trampa, complot, muchas otras palabras, lo cual podría incitar una reacción de gran frustración, un ataque de ira, una crisis nerviosa… ello dio un paso al costado para dejar en su lugar a una crisis existencial sin precedentes. Todo terminó convergiendo en un vacío sin palabras y sin definición, que contenía todo lo previo y más, pero cuya mezcla no servía para nada aparte de hundir al afligido en una inmensidad que silenció su ser.
Ya no se trataba de aquel detestable ‘emperador’ quien derrumbó todo lo que había construido durante su vida entera con el uso de artimañas. Shu se encontraba derrotado, perdido, carente de todo lo que una vez pensó poseer. Él había dejado de existir. El mundo como lo conocía igualmente le había abandonado, y todo a su alrededor carecía de coherencia personal. Él no pertenecía en esa realidad.
Y se encontraba en su estudio en Rizembool en una tarde. Las luces estaban apagadas, las cortinas cerradas. Los días y noches no tenían diferencias ni significancias. Él sólo estaba cepillando el cabello de Madeimoselle, su preciada muñeca. Era una acción hecha por instinto, una distracción, un retorno a un espacio mental que podía entender como ‘seguro’ para sí mismo, mientras sus pensamientos se apagaban…
Pero no podía desentenderse del todo ya que, para variar en pleno aislamiento, tenía compañía.
“Yaces en exilio, luego de tu derrota, como puedo ver…” comentó aquel individuo.
“…”
“El orden en tu entorno ha sido alterado. Aquel quien ha reclamado tu posición como un prodigio, quien te humilló y destruyó todo lo que tenías… él está logrando todas sus metas.”
“…” continuó cepillando a su muñeca.
“Y esa persona obtendrá todo lo que vaya a querer en su vida, porque esa es su realidad,” Orochi sonrió suavemente. “Sea algo que le llene de dicha o no, aquel es un tema aparte, pero…”
“Ya terminé…”
“¿Hm?”
“…” Shu le miró, frunciendo el ceño, con un cuerpo temblante. “…no volveré a enfrentarme a él… no volveré al medio… nunca más…”
“…” Orochi terminó de mirar alrededor de esa habitación y tomó asiento frente al pelirrosa. Se inclinó hacia él. “Por supuesto que no lo harás. Has sido vencido, no hay nada que vaya a cambiar esa realidad. Eres realista para entender que hasta ahí llegaste y yo no pretendería llenar tu cabeza pragmática con ilusiones infantiles que sólo te derrumbarían. Celebro tu lógica.”
“…” volvió a bajar su mirada.
“Hmhm…” rió por lo bajo y le agarró de un hombro.
“…” se mantuvo inmutado, mirando perdidamente al piso.
“…pero decir que abandonarás tu medio sería negarte a ti mismo, Shu. Te conozco desde que eras un niño. Tú naciste con ese don. Puedo reconocer que hay muy pocos en la vida con tu talento para las artes. Incluso quien te llevó al suelo… hmhm, él no se te compara…”
“…!” sintió un temblor de impotencia, frustración y cólera, censurados por su desdicha.
“…eso es porque uno no puede condecorarse como en la cima por meramente méritos y talentos…” le soltó y notó que volvió a demandarle su atención. Orochi sonrió malignamente. “Yo soy como ese Tenshouin, soy una persona con poder que puede arremeter a quien sea.”
“…”
“Pero esas no son mis intenciones contigo, Shu… Yo reconozco que la idea de una persona en la cima, un solo arquitecto, un único ganador, es errónea en el mejor de los casos, y literalmente imposible en la realidad.”
“…”
“Y quisiera hacerte ver que existe un mundo mucho más grande que el que acabas de perder… uno en el cual tú nunca serás el rey, pero en el cual te volverás el indiscutible maestro de tu propio dominio…” ensanchó su sonrisa. “…uno que nadie nunca te arrebatará.”
El visitante le soltó y se puso en pie frente al dueño de casa, quien optó por desviar su mirada. La presión y aura del mayor eran indiscutibles. Era una actitud opresiva y autoritaria que podría demandar la atención de cualquiera, una presencia que Shu pudo conjurar a su modo como un artista durante su propia vida, pero que en ese instante sólo le inspiraba desolación.
“No pienso demandar autoridad en tus propios aposentos, Shu. Ni pretendo decirte qué hacer o en qué dirección marchar. Si tú continúas siendo tú, sin importar lo que fuera a ocurrir en tu vida,” Orochi sonrió desde arriba, satisfecho. “…confío que disfrutaré de ver el show que presentarás ante el mundo entero.”
“…”
“Pero he venido para hacerte una proposición y ofrecerte un camino que sólo tú podrías llevar a cabo a la perfección, como siempre lo has hecho. Ello sólo es posible ahora, luego de todos los años que te he conocido… porque te has vuelto parte de un indiscutible vacío que ha redefinido tu ser,” cerró sus ojos, sonriendo suavemente. “¿No quisieras convertir ese sentimiento… en tu nuevo dominio y tu verdadera fuerza?”
“…” Shu terminó por mirarle. Frunció el ceño. Eran palabras sin sentido que rendían valor a su presente angustia, como si dicha maldición interna tuviera algún tipo de valor. Sin embargo… parte de él no evitaba resonar con dichas palabras. Quizás… había un todo escondido detrás de un mero sentimiento.
No… realmente lo había. Cada momento de su vida, cada corazonada, cada ataque de ira al verse despojado de inspiración o no llegar a confeccionar un atuendo como era debido… el arte que era parte de su ser traía a la vida un universo de significado a partir de la más efímera emoción…
Y parte de él comenzó a preguntarse si podía tornar su más miserable desdicha en una creación mucho mayor a cualquier otra que había podido construir hasta el momento…
“No necesito convencerte de ello, tú sabes bien que es posible, y es más…” le miró fijamente. “…donde tus contemporáneos y tus propios padres te abandonaron, yo te puedo ayudar, y nunca te defraudaré.”
“…”
“Permíteme enseñarte a usar el vacío que te aflige como tu fortaleza, aplica tu propio talento de artista para manifestar esta tormenta interior, y deslumbra al resto del mundo con todo lo que sacarás de tu vida entera. No obstante, haz ello y todo lo demás por ti antes que por cualquier otra persona…” le extendió una mano. “Conviértete en un director de la sinfonía que llevas dentro, cultiva tu talento… llegarás mucho más lejos si sigues mis pasos…”
“…”
Fin del Flashback

“Yamata no Orochi-sama siempre se ha expresado bien de ti, incluso para ir a visitarte, luego de lo ocurrido en aquel entonces…” Kokin continuaba mirando el helado derretido que invadía el plato frente a él, casi hipnotizado por la pérdida de forma de aquella una vez vistosa copa.
“Sea como él me vea, estoy convencido que su capricho de venir a verme a solas no tiene otro propósito a parte del gusto que se da de venir a su alma mater sin sus usuales subordinados,” Shu le restó importancia. Estaba más y más convencido que no debieron acudir a esa heladería por el desastre en cámara lenta de ese postre frente a sus ojos, pero si el otro fuera a sacar algo de inspiración de aquella inutilidad, no iría a protestar. “Entiendo que a él le llaman de muchas formas, entre catalogarlo como el aprendiz de aquel infame científico, o un exRebel, incluso como el magnate que es, o su más reciente despectiva denominación dentro de Rizembool…”
“El loco…” murmuró Kokin, sin despegar su atención de su postre.
“Supongo que no gusta que le llamen así.”
“Yamata no Orochi-sama no presta atención a lo que otros dicen a sus espaldas, sólo espera respeto frente a sí mismo…”
“…” Shu se encogió de hombros. “A mi parecer, Orochi es un artista. Su forma de comprender su realidad se asemeja a tratar con bosquejos o retratos. Él creará obras de arte, las dejará en los primeros pasos, verá cómo otros las echan a perder, y lo único que le importa es mover a la siguiente. Él entiende la inspiración que le lleva a continuar con su camino y posee la libertad de no rendir importancia a la certitud que muchos otros procuran lograr en sus vidas. Yo personalmente no podría vivir de una manera tan desordenada, pero…” dio un suspiro. “Entiendo cómo su mente funciona.”
“…”
“Por ello mismo él no piensa dictar qué es lo que tienes que hacer, Kokin, aparte de pedirme que te supervise en estos días. Él prefiere ver qué va a salir de este nuevo proyecto artístico que fluye meramente con las vicisitudes de la vida…”
“…tiene sentido…” pese a concluirlo, Kokin no se vio particularmente animado. Le tocaba encontrar las respuestas por su cuenta.
“Y estuve exactamente en tu misma posición, puesto a que terminé por rechazar su oferta hace cinco años,” dijo el pelirrosa, con un mínimo dejo de fastidio, como quien recordaba una nimiedad. “Y, aun así, él no cortó su conexión conmigo. Aquello me deja a entender que él ha rendido valor en mi elección, de alguna manera.”
“…me apenó que no pudo convencerte, Shu…” le miró atentamente. “De haber aceptado, yo te habría ayudado en lo posible. Estuve muy preocupado por ti, por todo lo que te sucedió, te habría dado el apoyo que te faltaba.”
“Tonterías…” Shu negó repetidamente y resopló, casi insultado. “No era un niño que requería de engreimiento, Kokin. Apoyo no fue necesario para mí.”
“Shu…” el otro se extrañó mínimamente y ladeó su cabeza.
“…” luego de dejarlo en claro, el pelirrosa desvió su mirada hacia Mika y Natsume, con el segundo ya concretando su orden. “Lo que necesitaba era recordar, recordar que no estaba solo y que había personas que dependían de mí.”
“Oh…” se sorprendió un poco.
“Orochi me presentó un mural interno conformado de mi propia desdicha y me tentó con la misión de convertirlo en mi medio y mi magnum opus. No obstante,” miró a su té, el cual debía estar a una buena temperatura para tomar. No evitó recordar efímeramente a ese par de kouhais que también sufrieron a su manera, y en especial, que sufrieron por verle en aquel estado. “Si hubiera aceptado unirme a Orochi, los habría dejado detrás. Aquel traspiés me enseñó que nunca estuve solo. Más bien, comprendí que el camino que había sido ofrecido me aislaría definitivamente. Contrario a lo que me dijo, Orochi inculca el aislamiento de todos sus subordinados, puesto a que, bajo su ideología, todos significamos principalmente nuestros talentos y nos convertimos en tuercas de una máquina en vez de una comunidad de personas.”
“…”
“…y pensar que aquella misma había sido mi prioridad en un inicio, en optimizar mi arte a costo personal, tanto mío como de otros a mi alrededor…” rodó los ojos. “Presumo que gran parte de lo que ocurrió en mi pasado fue producto de mi falta de humildad en reconocer a lo que hay más allá de mi persona, y no pretendo tropezarme con lo mismo.”
“Shu…” Kokin meditó en silencio, cabizbajo.
“¿Qué?” el dirigido se vio impaciente ya que el otro tomó tiempo en formular sus palabras.
“…no puedo absorber enteramente lo que todo ha significado para ti. Nadie puede comprender a otra persona, quizás ni a sí mismos… pero pienso que Yamata no Orochi-sama tuvo mucha razón en decir que lograrás realizar un espectáculo que deslumbrará a todos. Creo… que he sido deslumbrado un momento por tus meras palabras…” asintió cadenciosamente. “…espero lograr un resplandor similar en mi persona, uno hecho a mi medida…”
“Sospecho que ya lo tienes, Kokin, es sólo que nunca lo dejas salir,” concluyó Shu, frustrado. “Yo lo puedo ver y sé que Orochi también, si considera tu permanencia con un artista como fructífera para ti.”
“Espero poder verlo también…” su atención terminó por concentrarse en la taza de té. “Shu… de casualidad…”
“No me digas…” Shu negó. “Te ha dado frío, ¿no es verdad?”
“…sí, siento decirlo…” al verse delatado, tembló notoriamente.
“Pide un té, tú lo vas a pagar, así que no es inconveniente para mí.”
“Y, sin embargo, te ves importunado por mi dilema, lo lamento, Shu…” Kokin concluyó y apoyó una mano en su cachete a manera de expresar su tristeza. Entonces, él miró de reojo para notar que el par de kouhais acababan de regresar.
“Traerán el helado en diez minutos, justo antes de que vaya a buscar a Sora,” dijo Natsume, tomando asiento.
“Te tomó más tiempo del que esperé,” observó Shu, alzando una ceja.
“Lo mismo digo,” Natsume se encogió de hombros y miró a Mika de reojo. “Será porque cierta persona que no invité no dejó de hablar entusiasmadamente sobre todos los sabores que tenían con la trabajadora por más que ya había hecho mi elección.”
“Ehh, lo lamento, es que sus helados son muy buenos, no pude contenerme,” dijo el pelinegro, un poco inquieto. Decidió que debía cambiar el tema. “Ehm, Kokin, ¿será que no te gustó el postre? Ya se te está derritiendo un montón.”
“Siento decepcionar tus expectativas, resultó muy poderoso para mí…”
“Deberías aprender de esto, Kagehira. Considera las preferencias de otros,” espetó Shu.
“L-lo lamento, Oshi-san.”
“Hmhm, ciertamente es refrescante oírte decir ello, Shu-niisan, aunque entiendo lo que dices,” Natsume sonrió con ligera ironía. “Sospecho ambos han estado conectando con su poca compatibilidad con este establecimiento en lo que estábamos ausentes.”
“Es de mala educación preguntar por la conversación de otros, niño,” le miró con cierto juicio. “De ser algo que pueda concernirte, lo escucharías tarde o temprano.”
“Hm…” se puso a pensar. Ciertamente esperaba que fuera más temprano que tarde. Aquel ‘visitante’ de su senpai no terminaba de convencerle, pese a lo poco que había podido observar.
“…” Kokin observó a ese pelirrojo kouhai con ligera curiosidad.
“Kokin, pide tu té de una vez si todavía tienes frío, no quisiera quedarme mucho más tiempo aquí, viendo que nuestros acompañantes se irán pronto.”
“Estoy bien, creo que el frío irá desvaneciéndose poco a poco…” concluyó pausadamente.
Si bien ya había conocido a Mika en el pasado, llegar a observar al pelirrosa con otro kouhai más pintaba una imagen más completa de la realidad de aquel ‘amigo’ de su superior. Kokin podía entender que Shu había logrado restructurar su propio mundo y ello resultó estar lejos de sí mismo y de Orochi, por más que en algún momento hubo la oportunidad de que otro camino fuera a ser tomado.
Aquello no era correcto o lo contrario en los ojos de Kokin. Quizás tampoco era muy distinto a su propio superior, por ver la elección del pelirrosa como otra ‘obra de arte’, sin necesidad de observarla con un dejo de eficiencia o moralidad. Quizás ver cómo la realidad se escapaba de las manos de todos y brindaba libertad a cada uno era realmente lo que Orochi rendía como valioso.
Lo cual era bienvenido por Kokin, ya que, al ser de esa manera, sabía que su permanencia con Shu en esos días era semejante a visitar a un viejo amigo personal, sin haber ningún otro propósito siniestro que fuera a importunar a nadie. Para variar, podría tomarse un respiro…
…
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Patio de Juegos / Re: Shot thru' the heart..! (and you're to blame..)
« Last post by Airin on October 31, 2025, 03:33:57 PM »Que dicen que en jalowin se escapan los muertos de vuelta >_> (no pero escúchame tato que la Santa Compaña si que sale por Samaín...)
Es Fall'oween porque en otoño se caen los elfos de los árboles(?) @Neko, idk
el foro está roto, si no me deja postear sumoneo un enemigo en batalla yoquesé
—Eres la criatura más insoportable de toda la creación. —susurró Maeglin con voz ronca una vez hubo recobrado el control de su cuerpo y la orientación.
Airin se arrastró hacia él y se dejó caer contra su costado con una risita que acabó escapando a borbotones en forma de carcajadas casi histéricas.
—Llevaré el título y el honor como arma y escudo. —prometió limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano.
Maeglin la abrazó, besó su cabello, su cara y por fin sus labios, sintiendo el lazo de su matrimonio volver a hacer contacto y asentarse donde nunca debería de haber faltado.
—Hola.
—Hola. Éste lugar es horrible, espero que no vengas mucho por aquí. —dijo Airin con una sonrisa estúpida citando una de sus primeras interacciones.
Rodando los ojos con afecto Maeglin se levantó, ayudó a su mujer a ponerse en pie a su lado y entrelazó sus dedos, observándola con ansia.
—¿No deberían haber mandado a alguien a buscarnos?
—¿Y quién querría venir a recibirme? —El rostro de Maeglin se volvió taciturno al pensar en la obvia ausencia de su madre.— Tendremos suerte si no intentan lincharme si me descubren.
—Escúchame bien, Lómion. —Airin agarró su rostro apretando sus mejillas y obligándolo a bajar la vista para mirarla a la cara.— No tengo miedo a ningún bastardo miserable de Gondolin, me da igual que sea Señor Noldo, Sinda o la madre que los trajo al mundo.
Maeglin parpadeó con los ojos muy abiertos y el pulso muy rápido.
—Que tengan suerte ellos de no encontrarme a mí, que conseguí escapar viva a pesar de sus esfuerzos por dejar encerrados a los pocos Kindi que éramos y recuerdo bien sus nombres y sus caras. —su mujer se puso de puntillas para besar sus labios con rabia y después le soltó, agarrando su mano y tirando de él camino adelante.— Que me teman, que no cualquiera es expulsado de Mandos.
—...arma y escudo, en efecto. —Murmuró Maeglin.
El aire alrededor de los muros de piedra oscura y fría a sus espaldas pareció reverberar con alivio a la par que se alejaban.
—¿Hacia dónde vamos? —preguntó tras lo que podían haber sido fácilmente varias horas.
—Hacia el este. —Airin se sentó en un tronco caído y levantó la cara con los ojos cerrados disfrutando del sol.
—¿Hacia el este? Eso quiere decir que no tienes ni idea ¿verdad? —Maeglin se agachó a su lado inspeccionando el paisaje a su alrededor.
—Tú tienes que saber más de este sitio que yo, pero si antes estaba al oeste más allá del mar, por lógica tendremos que ir en la dirección contraria si queremos encontrar algo. —Airin se encogió de hombros y movió los dedos de los pies.
Él abrió la boca, se lo pensó mejor, y la cerró de nuevo. El argumento tenía sentido.
—Ni siquiera nos han dado… —Maeglin estiró de la tela gris indefinido sin forma ni gracia que cubría su cuerpo
—¿Por qué habrían de darnos nada? —su mujer abrió los ojos y ladeó la cabeza sin comprender.— Son Valar, nuestro beneficio no es el suyo.
—Se supone que a los recién retornados… —Maeglin frunció el ceño, repasando lo que creía saber hasta entonces con la impiedad de su mujer y la cronología de sus peripecias.— No importa. Deberíamos buscar algo que comer primero.
Airin estiró de sus mechones negros hacia ella.
—Anda, ven aquí que te peine, impresentable. —dijo aguantando una risa ante el ruido incomprensible de ofensa que recibió a cambio.

—¿Estás bien? —Celebrimbor observó con preocupación a su mujer, en el centro de lo que parecía la onda expansiva de una explosión.
—He tenido… —Anir movió las manos sin conseguir explicar en palabras lo que quería decir.
—Las visiones no se permiten en esta familia. —dijo Curufin con tono arrogante desde la puerta, pero estaba bromeando y Anir lo desestimó con un gesto maleducado.— Si es un mareo y náuseas siéntate y te hago algo, ¿cuántas horas llevas sin comer?
Celebrimbor pasó por encima de los restos de la fuente de barro preguntándose en qué momento su padre había decidido pasar de tolerar a su esposa a adoptarla como hija hasta tal punto, y puso una mano sobre su espalda.
—Estoy bien, lo mío es tener ideas problemáticas, no visiones. —Anir consintió en dejarse llevar hasta la mesa y que los dos Noldor revoloteasen a su alrededor.— Y no ha sido una visión, ha sido una certeza.
Curufin se detuvo escoba en mano.
—¿Un recuerdo demasiado vivo?
—¿Certeza de qué?
Anir miró de padre a hijo, sin saber cómo podían ser tan parecidos y tan distintos al mismo tiempo, y se llevó una mano al pecho.
—Mi mujer.
—¿Tu… mujer?
—Mi mujer.
Curufin soltó la escoba, que repiqueteó contra el suelo entre los fragmentos de la fuente.
—¿Ha salido? ¿Quieres decir que tu mujer por fin ha salido de Mandos? —Celebrimbor se apoyó a su lado agarrando su mano libre con cara expectante. Anir asintió.— ¡Niri! ¡Estás casada con dos personas a la vez! ¡Y están fuera de Mandos!
Anir se echó a reír de felicidad mientras su marido la levantaba en brazos y le daba vueltas por la cocina.
—Que me aspen. —murmuró Curufin sentándose en el sitio que había ocupado la joven y pasándose una mano temblorosa por la cara.— Esta chiquilla siempre consigue lo imposible, yo ya no sé cómo demonios lo hace.
mil edits de formato después orz
Es Fall'oween porque en otoño se caen los elfos de los árboles(?) @Neko, idk
Quaternary
- [Time don't let us down again] -
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—Eres la criatura más insoportable de toda la creación. —susurró Maeglin con voz ronca una vez hubo recobrado el control de su cuerpo y la orientación.
Airin se arrastró hacia él y se dejó caer contra su costado con una risita que acabó escapando a borbotones en forma de carcajadas casi histéricas.
—Llevaré el título y el honor como arma y escudo. —prometió limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano.
Maeglin la abrazó, besó su cabello, su cara y por fin sus labios, sintiendo el lazo de su matrimonio volver a hacer contacto y asentarse donde nunca debería de haber faltado.
—Hola.
—Hola. Éste lugar es horrible, espero que no vengas mucho por aquí. —dijo Airin con una sonrisa estúpida citando una de sus primeras interacciones.
Rodando los ojos con afecto Maeglin se levantó, ayudó a su mujer a ponerse en pie a su lado y entrelazó sus dedos, observándola con ansia.
—¿No deberían haber mandado a alguien a buscarnos?
—¿Y quién querría venir a recibirme? —El rostro de Maeglin se volvió taciturno al pensar en la obvia ausencia de su madre.— Tendremos suerte si no intentan lincharme si me descubren.
—Escúchame bien, Lómion. —Airin agarró su rostro apretando sus mejillas y obligándolo a bajar la vista para mirarla a la cara.— No tengo miedo a ningún bastardo miserable de Gondolin, me da igual que sea Señor Noldo, Sinda o la madre que los trajo al mundo.
Maeglin parpadeó con los ojos muy abiertos y el pulso muy rápido.
—Que tengan suerte ellos de no encontrarme a mí, que conseguí escapar viva a pesar de sus esfuerzos por dejar encerrados a los pocos Kindi que éramos y recuerdo bien sus nombres y sus caras. —su mujer se puso de puntillas para besar sus labios con rabia y después le soltó, agarrando su mano y tirando de él camino adelante.— Que me teman, que no cualquiera es expulsado de Mandos.
—...arma y escudo, en efecto. —Murmuró Maeglin.
El aire alrededor de los muros de piedra oscura y fría a sus espaldas pareció reverberar con alivio a la par que se alejaban.
—¿Hacia dónde vamos? —preguntó tras lo que podían haber sido fácilmente varias horas.
—Hacia el este. —Airin se sentó en un tronco caído y levantó la cara con los ojos cerrados disfrutando del sol.
—¿Hacia el este? Eso quiere decir que no tienes ni idea ¿verdad? —Maeglin se agachó a su lado inspeccionando el paisaje a su alrededor.
—Tú tienes que saber más de este sitio que yo, pero si antes estaba al oeste más allá del mar, por lógica tendremos que ir en la dirección contraria si queremos encontrar algo. —Airin se encogió de hombros y movió los dedos de los pies.
Él abrió la boca, se lo pensó mejor, y la cerró de nuevo. El argumento tenía sentido.
—Ni siquiera nos han dado… —Maeglin estiró de la tela gris indefinido sin forma ni gracia que cubría su cuerpo
—¿Por qué habrían de darnos nada? —su mujer abrió los ojos y ladeó la cabeza sin comprender.— Son Valar, nuestro beneficio no es el suyo.
—Se supone que a los recién retornados… —Maeglin frunció el ceño, repasando lo que creía saber hasta entonces con la impiedad de su mujer y la cronología de sus peripecias.— No importa. Deberíamos buscar algo que comer primero.
Airin estiró de sus mechones negros hacia ella.
—Anda, ven aquí que te peine, impresentable. —dijo aguantando una risa ante el ruido incomprensible de ofensa que recibió a cambio.

—¿Estás bien? —Celebrimbor observó con preocupación a su mujer, en el centro de lo que parecía la onda expansiva de una explosión.
—He tenido… —Anir movió las manos sin conseguir explicar en palabras lo que quería decir.
—Las visiones no se permiten en esta familia. —dijo Curufin con tono arrogante desde la puerta, pero estaba bromeando y Anir lo desestimó con un gesto maleducado.— Si es un mareo y náuseas siéntate y te hago algo, ¿cuántas horas llevas sin comer?
Celebrimbor pasó por encima de los restos de la fuente de barro preguntándose en qué momento su padre había decidido pasar de tolerar a su esposa a adoptarla como hija hasta tal punto, y puso una mano sobre su espalda.
—Estoy bien, lo mío es tener ideas problemáticas, no visiones. —Anir consintió en dejarse llevar hasta la mesa y que los dos Noldor revoloteasen a su alrededor.— Y no ha sido una visión, ha sido una certeza.
Curufin se detuvo escoba en mano.
—¿Un recuerdo demasiado vivo?
—¿Certeza de qué?
Anir miró de padre a hijo, sin saber cómo podían ser tan parecidos y tan distintos al mismo tiempo, y se llevó una mano al pecho.
—Mi mujer.
—¿Tu… mujer?
—Mi mujer.
Curufin soltó la escoba, que repiqueteó contra el suelo entre los fragmentos de la fuente.
—¿Ha salido? ¿Quieres decir que tu mujer por fin ha salido de Mandos? —Celebrimbor se apoyó a su lado agarrando su mano libre con cara expectante. Anir asintió.— ¡Niri! ¡Estás casada con dos personas a la vez! ¡Y están fuera de Mandos!
Anir se echó a reír de felicidad mientras su marido la levantaba en brazos y le daba vueltas por la cocina.
—Que me aspen. —murmuró Curufin sentándose en el sitio que había ocupado la joven y pasándose una mano temblorosa por la cara.— Esta chiquilla siempre consigue lo imposible, yo ya no sé cómo demonios lo hace.
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MMORPG: Neverland / Re: neverland 2.2: you can (not) fight
« Last post by Neko on October 31, 2025, 01:33:16 PM »AVANCES
92.
ScionOfFire aún estaba mirando a su nueva “amiga” con cara de incredulidad y estaba planteándose como responder a la pregunta de si estaba buscando Guild cuando a la mechanic le llegó un mensaje y se excusó para leerlo.
—¿Qué ocurre? —preguntó la chica de pelo blanco que había frenado su ataque antes.
El monk la observó con cierta curiosidad. La forma en la que se movía era especial y no creía que fuera cosa de las skills del juego. Tenía un porte distinguido y ScionOfFire se preguntó si es que era una artista marcial fuera de la simulación, allá en ese mundo real que hacía días que no tocaba.
Bueno, técnicamente hacía sólo unas horas, pero su percepción era otra, eso ya lo sabía.
—Es Locke, dice que se han encontrado con otra jugadora, una PK por lo visto. —explicó la mechanic.
El Knight rubio levantó la cabeza con tanta fuerza que las trenzas de sus bigotes se levantaron con el movimiento.
Neko le dirigió una sonrisa calmada.
—Tranquilo, están bien. La han mandado a la mierda.
—¿Cómo? —preguntó el knight, tan confundido como ScionOfFire.
—Se llama TheDarkLady. Es una dark knight, morena de pelo corto con rizos. Decía buscar a la Tirfing y le han dicho que sale en las cloacas.
El Knight pareció querer contener una sonrisa, pero al final la dejó suelta.
El otro chico rubio, el que parecía un mago negro o algo de esa rama, ladeó la cabeza, como pensando.
—Pero ese monstruo… sí que sale en las cloacas, ¿verdad?
La maga de hielo asintió mientras Neko tecleaba en su omnitool muy alegremente.
—Pues casi no lo leo porque me ha enviado el mensaje con el perfil en privado —explicó la mechanic, con tono de queja—. Menos mal que lo primero que me ha dicho es que era él.
—¿En privado? —preguntó el mago y la chica del pelo blanco le explicó cómo poner el perfil en privado y en qué ocasiones era una buena idea hacerlo—. No tenía ni idea de que se podía hacer eso, creía que al monk se le había estropeado el perfil.
La maga de hielo se encogió de hombros.
—A veces puede ser un glitch, pero si no ves un nombre encima de un jugador cuando intentas leer su perfil, es que lo ha puesto en privado.
—Le he dicho a Locke que nosotros bajamos en seguida —Neko hizo desaparecer la omnitool con un gesto de la mano y buscó los ojos de ScionOfFire para clavar los suyos en él—. Bueno, ¿entonces?
ScionOfFire frunció el ceño. Otra vez. Neko levantó las cejas y señaló la cara del monk con la barbilla.
—Si frunces tanto el ceño te vas a provocar una migraña.
ScionOfFire lo frunció todavía más. Neko se giró a mirar al resto de sus compañeros.
—Tengo un tipo, ¿verdad? Siempre pido que se unan el mismo tipo de personas. Es Ikki dos punto cero.
—Soy mi propia persona. —aclaró ScionOfFire.
—Eso es lo que habría dicho Ikki. —alegó la mechanic, siendo ahora su turno de fruncir el ceño, aunque le añadió un ladeo de cabeza y entrompó los labios para darle un toque más adorable.
Antes de que ScionOfFire pudiera responder para salvaguardar su honor, la maga de hielo habló alto y claro:
—Alguien se acerca.
Y al callarse todos, a parte de un suave quejido de su compañero encogido en la tienda despetrificándose poco a poco, se pudo apreciar el tap tap de unos pasos firmes y ligeros resonando por el pasillo al otro lado de la puerta que daba a la terraza.
ScionOfFire podía ver como los jugadores que tenía delante se tensaban en diferentes intensidades, pero él no. No, porque creía saber quién estaba corriendo hacia ellos.
—Rainbow. —llamó antes de que la chica apareciese en la oscuridad del interior del edificio, con las manos en las rodillas mientras intentaba recuperar el aliento.
Twilight’s Rainbow se enderezó, tomó aire y salió al sol del balcón, ignorando a toda la gente que no conocía. Agarró un bolso blanco pequeñito que le colgaba del lado derecho de la cintura y metió la mano en él. La verdad es que la primera vez que ScionOfFire había visto el bolsito, le había parecido un pequeño peluche en el que obviamente ni siquiera le podría caber la mano, pero las mecánicas del juego eran las que eran y el tamaño del bolso no era equivalente a todo el peso que podía llevar dentro.
—¡Zuko! ¿Has conseguido la piedra que te dije? No llego tarde, ¿verdad? Dime que no llego tarde.
ScionOfFire cerró los ojos y apretó los labios cuando la chica reveló su verdadero nombre, pero lo dejó pasar por el momento y respondió.
—Sí y no.
Twilight’s Rainbow no perdió el tiempo y de inmediato ya se había agachado dentro de la tienda y estaba examinando a Sunshine-012, sin que a ScionOfFire le diera tiempo a explicar más de los acontecimientos que justo habían ocurrido.
—¡Finny, menos mal! —exclamó la chica desde dentro de la tienda al ver que el chico ya estaba recuperándose de la maldición.
Un gruñido le contestó al mismo tiempo en el que la mechanic se acercaba un poco más hacia el monk, curiosa.
—Eso me responde a la pregunta de antes. Sí que tenías una alquimista aquí escondida para que te preparase la poción. —canturreó la mechanic con tono juguetón, así como de incordio.
ScionOfFire se llevó la mano a la frente, bajándola poco a poco para apretarse el puente de la nariz.
—No, pues sí que se parece a Ikki… —murmuró el mago negro desde la puerta aunque ScionOfFire lo pudo escuchar igualmente, lo que le hizo rechinar los dientes.
Twilight’s Rainbow se asomó, de rodillas en la entrada de la tienda.
—Disculpa, ¿has sido tú la que le ha curado? —preguntó, con una mano encima de las cejas para no ser deslumbrada por el resol.
La mechanic se señaló a sí misma, parpadeó y sonrió.
—Sí, tu amigo aquí nos quería robar el loot, pero cuando me he dado cuenta de que estaba desesperado por la cura le hemos seguido hasta aquí, suelo tener varios antídotos para esa maldición en el inventario.
—Oh, que chica tan preparada. —admitió Rainbow antes de salir de debajo de la tienda.
La mechanic se llevó una mano a la cintura y ofreció un pulgar levantado en señal de aprobación.
—Es lo que pasa cuando provees para un montón de idiotas.
—¿Idiotas? —preguntó el mago negro unos metros más allá.
—Hyoga, tú has venido hace poco, tendrías que haber visto lo que era Night Fury en sus primeros días. Un montón de idiotas. Yo incluida.
La maga de hielo intentó no sonreír, pero acabó haciéndolo detrás de una mano delicada.
—Muchas gracias por… ah… por —titubeó Twilight’s Rainbow, mirando con confusión de Sunshine-012 a la mechanic—. Perdona, ¿eres su hermana? Es que os parecéis muchísimo.
—¿Eh? —preguntaron tanto la mechanic como ScionOfFire mientras se miraban igual de confundidos que Rainbow.
—¿Hermana? —se unió el chico aún medio petrificado, apartando la tela de la entrada de la tienda para asomarse a mirar qué estaba pasando.
La verdad era que, ahora que los veía a la vez, ScionOfFire podía entender la confusión de su amiga. Esos dos parecían un calco el uno del otro.
92.
ScionOfFire aún estaba mirando a su nueva “amiga” con cara de incredulidad y estaba planteándose como responder a la pregunta de si estaba buscando Guild cuando a la mechanic le llegó un mensaje y se excusó para leerlo.
—¿Qué ocurre? —preguntó la chica de pelo blanco que había frenado su ataque antes.
El monk la observó con cierta curiosidad. La forma en la que se movía era especial y no creía que fuera cosa de las skills del juego. Tenía un porte distinguido y ScionOfFire se preguntó si es que era una artista marcial fuera de la simulación, allá en ese mundo real que hacía días que no tocaba.
Bueno, técnicamente hacía sólo unas horas, pero su percepción era otra, eso ya lo sabía.
—Es Locke, dice que se han encontrado con otra jugadora, una PK por lo visto. —explicó la mechanic.
El Knight rubio levantó la cabeza con tanta fuerza que las trenzas de sus bigotes se levantaron con el movimiento.
Neko le dirigió una sonrisa calmada.
—Tranquilo, están bien. La han mandado a la mierda.
—¿Cómo? —preguntó el knight, tan confundido como ScionOfFire.
—Se llama TheDarkLady. Es una dark knight, morena de pelo corto con rizos. Decía buscar a la Tirfing y le han dicho que sale en las cloacas.
El Knight pareció querer contener una sonrisa, pero al final la dejó suelta.
El otro chico rubio, el que parecía un mago negro o algo de esa rama, ladeó la cabeza, como pensando.
—Pero ese monstruo… sí que sale en las cloacas, ¿verdad?
La maga de hielo asintió mientras Neko tecleaba en su omnitool muy alegremente.
—Pues casi no lo leo porque me ha enviado el mensaje con el perfil en privado —explicó la mechanic, con tono de queja—. Menos mal que lo primero que me ha dicho es que era él.
—¿En privado? —preguntó el mago y la chica del pelo blanco le explicó cómo poner el perfil en privado y en qué ocasiones era una buena idea hacerlo—. No tenía ni idea de que se podía hacer eso, creía que al monk se le había estropeado el perfil.
La maga de hielo se encogió de hombros.
—A veces puede ser un glitch, pero si no ves un nombre encima de un jugador cuando intentas leer su perfil, es que lo ha puesto en privado.
—Le he dicho a Locke que nosotros bajamos en seguida —Neko hizo desaparecer la omnitool con un gesto de la mano y buscó los ojos de ScionOfFire para clavar los suyos en él—. Bueno, ¿entonces?
ScionOfFire frunció el ceño. Otra vez. Neko levantó las cejas y señaló la cara del monk con la barbilla.
—Si frunces tanto el ceño te vas a provocar una migraña.
ScionOfFire lo frunció todavía más. Neko se giró a mirar al resto de sus compañeros.
—Tengo un tipo, ¿verdad? Siempre pido que se unan el mismo tipo de personas. Es Ikki dos punto cero.
—Soy mi propia persona. —aclaró ScionOfFire.
—Eso es lo que habría dicho Ikki. —alegó la mechanic, siendo ahora su turno de fruncir el ceño, aunque le añadió un ladeo de cabeza y entrompó los labios para darle un toque más adorable.
Antes de que ScionOfFire pudiera responder para salvaguardar su honor, la maga de hielo habló alto y claro:
—Alguien se acerca.
Y al callarse todos, a parte de un suave quejido de su compañero encogido en la tienda despetrificándose poco a poco, se pudo apreciar el tap tap de unos pasos firmes y ligeros resonando por el pasillo al otro lado de la puerta que daba a la terraza.
ScionOfFire podía ver como los jugadores que tenía delante se tensaban en diferentes intensidades, pero él no. No, porque creía saber quién estaba corriendo hacia ellos.
—Rainbow. —llamó antes de que la chica apareciese en la oscuridad del interior del edificio, con las manos en las rodillas mientras intentaba recuperar el aliento.
Twilight’s Rainbow se enderezó, tomó aire y salió al sol del balcón, ignorando a toda la gente que no conocía. Agarró un bolso blanco pequeñito que le colgaba del lado derecho de la cintura y metió la mano en él. La verdad es que la primera vez que ScionOfFire había visto el bolsito, le había parecido un pequeño peluche en el que obviamente ni siquiera le podría caber la mano, pero las mecánicas del juego eran las que eran y el tamaño del bolso no era equivalente a todo el peso que podía llevar dentro.
—¡Zuko! ¿Has conseguido la piedra que te dije? No llego tarde, ¿verdad? Dime que no llego tarde.
ScionOfFire cerró los ojos y apretó los labios cuando la chica reveló su verdadero nombre, pero lo dejó pasar por el momento y respondió.
—Sí y no.
Twilight’s Rainbow no perdió el tiempo y de inmediato ya se había agachado dentro de la tienda y estaba examinando a Sunshine-012, sin que a ScionOfFire le diera tiempo a explicar más de los acontecimientos que justo habían ocurrido.
—¡Finny, menos mal! —exclamó la chica desde dentro de la tienda al ver que el chico ya estaba recuperándose de la maldición.
Un gruñido le contestó al mismo tiempo en el que la mechanic se acercaba un poco más hacia el monk, curiosa.
—Eso me responde a la pregunta de antes. Sí que tenías una alquimista aquí escondida para que te preparase la poción. —canturreó la mechanic con tono juguetón, así como de incordio.
ScionOfFire se llevó la mano a la frente, bajándola poco a poco para apretarse el puente de la nariz.
—No, pues sí que se parece a Ikki… —murmuró el mago negro desde la puerta aunque ScionOfFire lo pudo escuchar igualmente, lo que le hizo rechinar los dientes.
Twilight’s Rainbow se asomó, de rodillas en la entrada de la tienda.
—Disculpa, ¿has sido tú la que le ha curado? —preguntó, con una mano encima de las cejas para no ser deslumbrada por el resol.
La mechanic se señaló a sí misma, parpadeó y sonrió.
—Sí, tu amigo aquí nos quería robar el loot, pero cuando me he dado cuenta de que estaba desesperado por la cura le hemos seguido hasta aquí, suelo tener varios antídotos para esa maldición en el inventario.
—Oh, que chica tan preparada. —admitió Rainbow antes de salir de debajo de la tienda.
La mechanic se llevó una mano a la cintura y ofreció un pulgar levantado en señal de aprobación.
—Es lo que pasa cuando provees para un montón de idiotas.
—¿Idiotas? —preguntó el mago negro unos metros más allá.
—Hyoga, tú has venido hace poco, tendrías que haber visto lo que era Night Fury en sus primeros días. Un montón de idiotas. Yo incluida.
La maga de hielo intentó no sonreír, pero acabó haciéndolo detrás de una mano delicada.
—Muchas gracias por… ah… por —titubeó Twilight’s Rainbow, mirando con confusión de Sunshine-012 a la mechanic—. Perdona, ¿eres su hermana? Es que os parecéis muchísimo.
—¿Eh? —preguntaron tanto la mechanic como ScionOfFire mientras se miraban igual de confundidos que Rainbow.
—¿Hermana? —se unió el chico aún medio petrificado, apartando la tela de la entrada de la tienda para asomarse a mirar qué estaba pasando.
La verdad era que, ahora que los veía a la vez, ScionOfFire podía entender la confusión de su amiga. Esos dos parecían un calco el uno del otro.
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Listas y Probaciones / Re: New Probation Time!
« Last post by Cho on October 26, 2025, 01:34:20 AM »Hola a todas, siento la tardanza en el post, ando perdida en el espacio (...) El stop sign será dejado el viernes 31 de octubre a las 10:00pm hora México d.f.
Countdown
Countdown
28
HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Cho on October 26, 2025, 01:31:43 AM »
Hello gals <3
Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.
Sin más preámbulos~
*top 4*
*conteo*
Sayi :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 9608 palabras
Kana :: 1210 palabras
Eureka :: 0 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 0 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras
Miyu :: 0 palabras
*conteo*
Sayi :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 9608 palabras
Kana :: 1210 palabras
Eureka :: 0 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 0 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras
Miyu :: 0 palabras
Now, let's carry on with those big HiME dreams...
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Listas y Probaciones / Re: New Probation Time!
« Last post by Cho on October 26, 2025, 01:30:14 AM »Este es el conteo total del mes de Septiembre 2025
Main Projects
A continuación el conteo para los proyectos principales:
Side Projects
Y ahora el conteo para los proyectos secundarios~
Las palabras se agregarán a su contador y podrán ser usadas en el tema de canje de palabras.
(De momento pondré el conteo de The Hunger Games en el slot de Moonlight Garden hasta que se haga un nuevo tope.)
Happy writing~
*header*
Quote
Sayi :: 493 palabras
Kora :: 2509 palabras
Cho :: 9608 palabras
Kana :: 1210 palabras
Eureka :: 1162 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 0 palabras
Neko :: 3864 palabras
Airin :: 1217 palabras
Miyu :: 1313 palabras
Main Projects
A continuación el conteo para los proyectos principales:
![]() MMORPG: Neverland C O N T E O | ![]() República de las Naciones Unidas C O N T E O | ![]() One-Shot Project C O N T E O |
| Kora :: 0 palabras Neko :: 0 palabras Airin :: 0 palabras Shruikan :: 0 palabras | Eureka :: 0 palabras Puri :: 0 palabras Mimi Tachikawa :: 0 palabras Mery :: 0 palabras Apple :: 0 palabras | Sayi :: 0 palabras Nite :: 0 palabras Cho :: 0 palabras Kana :: 0 palabras Eureka :: 0 palabras Puri :: 0 palabras Mery :: 0 palabras Neko :: 0 palabras Apple :: 0 palabras |
Side Projects
Y ahora el conteo para los proyectos secundarios~
![]() HiMEverse C O N T E O | ![]() Downtown District C O N T E O | ![]() Seeds in the Garden C O N T E O |
| Sayi :: 0 palabras Nite :: 0 palabras Cho :: 9608 palabras Kana :: 1210 palabras Eureka :: 0 palabras Puri :: 0 palabras Mimi Tachikawa :: 0 palabras Mery :: 0 palabras Apple :: 0 palabras Miyu :: 0 palabras | Sayi :: 0 palabras Kora :: 0 palabras Nite :: 0 palabras Cho :: 0 palabras Kana :: 0 palabras Eureka :: 1162 palabras Puri :: 0 palabras Mimi Tachikawa :: 0 palabras Apple :: 0 palabras Miyu :: 1313 palabras | Kora :: 2509 palabras Neko :: 0 palabras Airin :: 1217 palabras Shruikan :: 0 palabras |
![]() The Hunger Games C O N T E O | ![]() Patio de Juegos C O N T E O | ![]() Actividades C O N T E O |
| Sayi :: 0 palabras Puri :: 0 palabras Neko :: 0 palabras | Sayi :: 493 palabras Neko :: 3864 palabras | |
Las palabras se agregarán a su contador y podrán ser usadas en el tema de canje de palabras.
(De momento pondré el conteo de The Hunger Games en el slot de Moonlight Garden hasta que se haga un nuevo tope.)
Happy writing~
30
Listas y Probaciones / Re: Listas de Extras — Última Actualización: Agosto 17
« Last post by Miyu on October 24, 2025, 07:21:55 AM »1. Sousei Abeno (Donten ni Warau)
2. Shirasu Kinjou (Donten ni Warau)
3. Kotarou Fuuma (Donten ni Warau)
4. Reiji Amamiya (Tokyo Aliens)
5. Marin Kitagawa (My Dress-Up Darling)
6. Johannes Valdemar (Lady Devil)
7. Mizi (Alien Stage)
8. Sua (Alien Stage)
9. Till (Alien Stage)
10. Ivan (Alien Stage)
11. Hyuna (Alien Stage)
12. Luka (Alien Stage)
13. Qin Shi Huang (Shuumatsu no Valkyrie)
14. Nikola Tesla (Shuumatsu no Valkyrie)
15. Buddha (Shuumatsu no Valkyrie)
16. Tengen Uzui (Kimetsu no Yaiba)
17. Kanae Kocho (Kimetsu no Yaiba)
18. Tamayo (Kimetsu no Yaiba)
19. Obanai Iguro (Kimetsu no Yaiba)
20. Kokushibo / Michikatsu Tsugikuni (Kimetsu no Yaiba)
21. Kikoru Shinomiya [Kaiju No. 8]
22. Reno Ichikawa / Leno [Kaiju No. 8]
23. Romm Shindou (Mieruko-chan)
24. Yuzuriha (Jigokuraku)
25. Choubei Aza (Jigokuraku)
26. Touma Aza / Yamada Asaemon (Jigokuraku)
27. Sagiri Yamada Asaemon (Jigokuraku)
28. Shion Yamada Asaemon (Jigokuraku)
29. Gui Fa (Jigokuraku)
30. Tao Fa (Jigokuraku)
31. Ju Fa (Jigokuraku)
32. Ran (Jigokuraku)
33. Mu Dan (Jigokuraku)
34. Zhu Jin (Jigokuraku)
35. Rien (Jigokuraku)
36. Aya Oosawa (The Guy She Was Interested in Wasn't a Guy at All)
37. Jin Qian (Link Click)
38. Jae Lee (Link Click)
39. Harumi Taniguchi (Citrus)
40. Yuzu Aihara (Citrus)
41. Matsuri Mizusawa (Citrus)
42. Klein Moretti (Lord of the Mysteries)
43. Azazel (High School DxD)
44. Koneko Toujou / Shirone (High School DxD)
45. Rossweisse (High School DxD)
46. Xenovia Quarta (High School DxD)
47. Asia Argento (High School DxD)
48. Aira Shiratori (Dandadan)
49. Luo (To Be Hero X)
50. Lin Ling (To Be Hero X)
51. X (To Be Hero X)
52. Queen / Liu Yuwei (To Be Hero X)
53. Nice (To Be Hero X)
54. Loli / Luo Li (To Be Hero X)
55. Ghostblade / Wang Yi (To Be Hero X)
56. Lucky Cyan (To Be Hero X)
57. Dragon Boy (To Be Hero X)
58. E-Soul / Yang Cheng (To Be Hero X)
59. Little Johnny / Ah Jhonny (To Be Hero X)
Aprovecho para ponerle nombres a los pjos de TBHX <3 y con Romm me trae recuerdos de cuando leía horror nada más jajaja
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