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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Mimi Tachikawa on March 31, 2024, 10:56:21 PM »
Hoi hoi minna vengo con fic

Finalmente faltaban dos dias para la boda de Belldandy y Gaku, por lo cual la familia por parte de Gaku estaba apresurada para dejar todo listo para tan importante fecha. Afortunadamente para esa fecha especial Otoya estaba de vacaciones, por lo cual estaría en la boda junto a Mayura, es más en estos momentos se encontraba con su novia saliendo en una cita romántica, ambos estaban tomados de la mano, la rubia estaba muy emocionada porque después de mucho tiempo por fin tenia un tiempo a solas con el pelirojo
 
¿Como te sientes a puertas de la boda de tu mamá? Ahora tu familia será numerosa y tendrás un padrastro…-
Aún no me lo puedo creer, pero estoy muy feliz de que mi madre sea feliz, porque hace un par de años atrás nos encontramos, me contó lo mal que lo habia pasado los años que no nos habíamos visto, los años que hemos estado juntas hemos sido muy felices, luego mi parálisis a causa de mis peleas como Hime, ella ha estado a mi lado sin soltarme la mano, lo que paso con Choutaroh-kun, mi encuentro contigo, ella estuvo en los momentos mas importantes de mi vida, sin poder disfrutar hacer algo para ella, hasta que por un azar del destino conoció a Gaku-san y se enamoraron…- tomo fuertemente la manos de su novio-me conto lo que habia sufrido cuando murió mi padre Keichi, me dijo que pensó que jamás se enamoraría como lo habia hecho con él, pero el encuentro con Gaku-san pareciera que fuera por obra de mi padre porque me comentó que tiene el mismo sentimiento de amor, además voy a ser una hermana mayor- sonrio feliz- quien iba a pensar que mi familia se iba a incrementar de golpe, además que me enteré de que tengo dos medios hermanos, de los cuales conozco a Tenn-nii, solamente me falta conocer a Riku…-miro al pelirojo, se detuvo para quedar frente a él, alzando los brazos para alcanzar las mejillas de su novio – además estas tu aquí a mi lado, mi querido Otoya-kun, no sabes lo feliz que estoy contigo a mi lado- se acercó a él levemente para darle un suave besos en los labios.
Otoya se sonrojo y correspondió el beso con la misma ternura que lo hacia su novia, luego se separaron suavemente y sonriendo felices vuelven a tomarse de las manos- Yo también soy muy feliz de haberte conocido Mayura-chan, eres la persona que tanto habia esperado, aunque últimamente no hemos podido vernos seguido debido a mi apretada agenda debido a los conciertos, pero igual el amor siendo tan fuerte como la primera vez que nos conocimos
Cuando terminemos la universidad nos casaremos, y también tendremos una familia numerosa…quiero que sea una ceremonia tranquila y familiar…-

Espero que nada malo te suceda en las peleas que tengas como deber de Hime…-

Es cierto me habia olvidado de mi deber de Hime …- suspiro pesadamente- esta vez no voy a dudar de mi misma y pelearé como se debe…no quiero perder a las personas que quiero otra vez-

No te desanimes Mayura-chan, cualquier dificultad que se nos presente lo enfrentaremos juntos-

Como debe de ser…-sonrio ampliamente-Entonces, en verdad vas a cantar en la recepción después de la boda?? Mamá se pondrá muy feliz-

Claro que lo haré, se cual es la cancion que mas le gusta a tu mamá…así que será mi regalo de bodas-

Lastima que no podrán irse de luna de miel, debido al embarazo de mamá, en cualquier momento puede nacer mi hermanito o hermanita-

Es cierto…menos mal que tenemos toda la habitación lista del bebé, además que la clínica ya esta separada, y tendrá todas las comodidades que necesita-

Ahora que me acuerdo tenemos que ir a supermercado para preparar la cena de hoy, de seguro que Kuro debe de estar con hambre, además de que debe de estar cansado de cuidar a mamá, ya que Gaku-san aun esta con grabaciones de programas de entretenimiento-

Me imagino a Kuro en su forma de gato durmiendo al lado de tu mamá- el pelirojo rio divertido-

Pero aunque no lo creas estos días Kuro ha estado con su forma humana, ya que ha creado un vinculo con mamá y flafly los quiere mucho-

Me imagino, ya que siempre ha estado todo el día junto a ellos.

Hasta es mas hábil al momento de pelear, me sorprendió mucho, cuando quiere Kuro es una persona muy confiable, por eso merece que le prepare muchos bocadillos, hay muchas cosas que le voy a comprar para que lo guarde en el almacen y hoy le prepararé sus dulces favoritos-

Entonces el estará muy complacido y por fin podrá tomar su forma animal para poder descansar tranquilamente-

Eso espero porque en serio se merece descansar mucho, así que espero poder salir a pasear solo con el para que se relaje

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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Sayi on March 31, 2024, 08:11:13 PM »
Tengo que resuscitar mis iconitos :_



Había salido del baño y se había cambiado con tanta prisa que la cabeza le daba vueltas. Pero ya estaba, semi decente aún con el cabello goteando de agua. Gruño para si misma: ¿De qué servía ser HiME del agua en esos momentos si no podía desaparecer la humedad de su cabello?

El mensaje de Taikoubou anunciando su llegada iluminó su celular y Sayi tomó un respiro hondo. Se miró una vez más en el espejo: Una camiseta ancha y pantalones grises de pijama. Un atuendo ocioso para no dejar en evidencia cuánto le importaba que la viera desinteresada. Ahora, si tan solo pudiera ignorar cómo le delataba su corazón.

Mientras bajaba las escaleras se continuó animando que quizás esta sería la oportunidad de conversar simplemente como amigos y re-establecer una relación puramente platónica. No habían sido amigos en más de seis años, y si era honesta, la preocupaba que ahora tuvieran poco en común.

Al menos… suponía que los dos tenían poderes. Alguna ventaja tenía que tener este conflicto.

Taikoubou le esperaba apoyado contra su carro. Las luces del vehículo iluminaban la casa HiME, ofreciendo algo de luz en la oscuridad. Sayi le dio el alcance y notó que su Key llevaba puesta ropa de entrenamiento. ¿Había entrenado con Leonidas hoy?

“Pensé que estabas en el hospital”
“Estaba, acababa de llegar cuando me llamaste” respondió
Nuevamente, Sayi se arrepintió de haberle mandado el mensaje “Siento haberte interrumpido”
“No te preocupes por eso, puedo ponerme al día mañana. Lo que me preocupa es Soujirou” Sayi sonrió rendida “Es en serio Sayi, no puedes confiar en ese sujeto”
“Bou, ya te dije que la información que me ofreció nos fue muy útil. Si, no se siente bien escuchar que mi Rebel tiene una meta para terminar conmigo, pero al menos puedo prepararme. Y Hige también. Y pues… tú igual”

Taikoubou se quedó en silencio unos momentos antes de volver a hablar. A Sayi le pareció que intentaba decidir si contarle algo o no.

“Soujirou me vino a buscar hace unas semanas, el mismo día que conociste a Haru” dijo, antes de reír para si mismo “Muchas cosas pasaron ese día, si te soy honesto, por lo que no hubo motivo de conversarlo. Y después de esa tarde, la verdad, preferí no mencionarlo”

Sayi no entendía por qué Soujirou había ido directamente a Bou, pero más le confundía qué hubiera querido decirle.

“¿Qué te dijo ese día?” Le preguntó Sayi
“Nada, corte comunicación apenas pude y partí hacia tu casa. Pero lo que preocupa es el hecho que vino a buscarme a Hanasaki a preguntarme si tu necesitabas ayuda” ante la indiferencia de la HiME, Taikoubou creció en exasperación “¿No ves que esta buscando acercarse a ti? ¿Por qué intentaría acercarse ahora, y no en los tres años donde hubo paz entre Rizembool y Hanasaki?”

La pelirrosa dejó que sus palabras se asentaran un poco. Uno podía argumentar que Sayi había sido la primera en comunicarse con él apenas Miranda le pidió que fuese HiME de nuevo. También respondió cuando le pidió comparar su espada a la del ex-Rebel… y bueno, podía decirse que desde ese entonces había sido un recurso siempre que Sayi tuviera algo que preguntarle. ¿No podía ser que quisiera redimirse, de alguna manera, por todo lo sucedido en su primera experiencia HiME?

Pero era verdad… tres años de paz, y la única interacción que habían tenido en ese tiempo eran enviándose vidas en juegos de Facebook.

“Puedo ver por qué te preocupa, voy a tener cuidado” asintió Sayi, y finalmente, Taikoubou pudo bajar la guardia al ser tomado en serio “De todas maneras, haya tenido un motivo siniestro o no para darme información… voy a tomarme más en serio mis entrenamientos. Gracias por preocuparte, Bou”

Taikoubou dijo que no había de que, y el silencio se sintió por unos instantes. Entonces, a Sayi se le ocurrió la pregunta que había tenido en mente más temprano.

“¿Cómo le esta yendo a Haru?” preguntó, sin saber que esperarse como respuesta.

Si era honesta, también le interesaba saber cómo le estaba yendo a él con Haru, pero no quería sonar negativa o egoísta.

“Bien, por lo que me dice —ah” respondió, recordando algo en ese momento “Verdad, me olvidé preguntarte. Haru quería invitarte a salir, ¿podría darte su número?
“Ah, claro”

Sayi supuso que obtendría la respuesta a sus preguntas más pronto de lo esperado.
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Patio de Juegos / Re: Blue Bookmark ❤
« Last post by Eureka on March 31, 2024, 06:02:11 PM »

❤ OC/Naru + Knights [AU] || 1/? (WIP)


“Secchan…”

Izumi escuchó la voz de su amigo antes de localizarla: Ritsu se encontraba enterrado en el calor del kotatsu y había asomado la cabeza por debajo del futón para conversar con él. Su sonrisa floja y su aspecto descuidado hablaban por él: parecía que llevaba un buen rato durmiendo debajo de la mesa.

“¡¡¡Kuma-kun!!! ¡Casi me matas del susto!” exclamó Izumi, indignado. “¡Pensé que el kotatsu estaba libre!”
“Y lo está.” Ritsu esbozó una sonrisa felina mientras salía de su escondite. Antes de abandonar la calidez por completo, optó por dejar sus piernas debajo del futón. Izumi lo juzgó: ese era el uso correcto e indicado de aquel aparato. “Podemos entrar los dos.”
“…” Izumi suspiró, acomodando un poco sus piernas. “Bueno, ¿qué pasó? Dudo que solo hayas querido asustarme.”
“Nah~ Yo quería que me chismearas algo. Si sabes, claro.”
“¿Chismear?” Izumi le arqueó una ceja. “¡Olvídalo! ¡Leo-kun y yo hemos venido a Japón solo para que armemos el nuevo álbum y no pienso distraerme con tonter—!”
“Pero aún no llegan Tsukipi y el resto,” comentó. “Y el staff de NewDi es muy respetuoso~ La mampara aisla el sonido, pero si llegaran a escuchar algo de nuestra conversación, dudo que lo ventilen por ahí.” A través de la mampara que aislaba a la sala de reuniones del resto de la oficina, Ritsu saludó a una de las empleadas, quien le ondeó la mano un poco extrañada.
“…No. Tenemos que trabajar—”
“¿Seguro? Tal vez te gustaría desahogarte.”
“¿Desahogarme? ¿Por qué tendr—?”
“Porque parece que Nacchan ha conseguido pareja antes de que tú lo hagas.”
“¿¡QUÉÉÉ!?” Izumi se habría parado, pero el kotatsu le impidió moverse. Estaba muy caliente como para sacrificar esa comodidad por un efecto dramático. “¡¡¡Y NO LO DIGAS COMO SI FUERA UN SOLTERÓN!!! ¡Yo estoy soltero porque quiero!”
“Yo lo veo más como que no te animas a decirle a Tsukipi que—”
“¡¡¡CÁLLATEEEEE!!!” Izumi se tapó la cara, avergonzado. “…Y cuéntame lo de Naru-kun.”
“Jeje~ Sabía que te interesaría~” Ritsu le sonrió. “Aunque esperaba que tú supieras más. Mm…”
“¡No importa! ¡Cuéntame de una vez!” Izumi hizo el ademán de golpearle con el celular. “¡¿Cómo que Naru-kun tiene pareja?!”
“Es un coréografo de CosPro,” dijo Ritsu. “Nos cruzamos con él en un ensayo. Nos tocaba practicar en el mismo salón que él había usado para una sesión con Crazy:B antes de nosotros.”
“Ah… Qué bueno que el Vicepresidente de Cospro les puso un coreógrafo. No solo ninguno sabe bailar, sino que las cosas que hacen en el escenario… no son coreografías.”
“Wow, qué rajón, Secchan~ Suuchan se ofenderá si hablas mal de su primito.”
“¡Es la verdad!” Izumi se mostró indignado. “Bueno, sigue.”
“Am… Bueno, conversó con Nacchan. Parecía que se conocían de algún lado… Y Nacchan le pidió su número.”
“¿Esto fue hace…?”
“Un mes, más o menos.”
“¿Y cómo sabes que están saliendo?”
“Porque Nacchan está muy distraída. Con decirte que hoy la llamé para recordarle que dejó su crema hidratante en mi cuarto. Y ella no va a ningún lado sin cumplir con los 2938023 pasos de rutina de skincare.”
“¿Qué hacía su crema en tu cuarto?” Izumi arqueó una ceja.
“Se la olvidó cuando hicimos pijamada con Mikarin el sábado. Duh.” Ritsu explicó, como si se tratara de una verdad absoluta. “Pero… wow. Pensé que te habría contado algo sobre el coreógrafo. ¿Ya no hablas con ella o cómo?” Le sonrió.
“…Sí hablamos, pero sabes que es muy… cerrada cuando se trata de esas cosas.” Izumi suspiró. “Todo el mundo y su mamá saben de su interés por Kunugi-senp… Sensei. Pero sé que le han gustado otras personas… y aun así, nunca las ha mencionado.”
“Es muy misteriosa~ Yo espero que pronto nos cuente.” Ritsu se apoyó en la mesa, llevando su mano al mentón en un gesto pensativo. “Me preocupa que se lo guarde.”
“¿Crees que las cosas van mal entre los dos?”
“Algo así. Su humor cambia mucho de un día para otro. Suuchan está al borde de una aneurisma… él no sabe cómo lidiar con estos temas, pero quiere ayudarla como su rey.”
“…” Izumi se cruzó de brazos. “Uno esperaría que tuviera más experiencia en eso tomando en cuenta que… ¿Cuántos meses llevan juntos? Un par de meses, ¿no?”
“Jeje~” Ritsu rio. “Eso es distinto. Yo le he enseñado muchas cos—”
“¡NO NECESITO LOS DETALLES, GRACIAS!” Izumi se tapó los oídos.
“Secchan, ¿por qué piensas mal?” Y se desparramó en la mesa, juzgándolo desde su posición con una sonrisa burlesca. “Ah. Bueno, no te culpo. De seguro te falta sex—”
“¡¡¡KUUUUMAAAAAAAAA-KUUUUUUUUUUUN!!!”







“¡Suooooooooooou!”
“Leooooo-saaaaan.”
“¿Por quééé hablamos asííí?”
“No sé.” Tsukasa rio. “Tú empezaste.”
“Ah. ¡Es que me aburrooo!” Se quejó, al borde de una pataleta. “¿No teníamos reunión de Knights a las 4? ¿¡Por qué estamos en una cafeteríaaa!?”
“Porque quiero llevar pastelitos para compartir,” contó Tsukasa. “Narukami-senpai dijo que se encargará del té y el café.”
“¡Genial! Naru me invitó un blend muy rico la otra vez~ Ojalá lo lleve~ Pero… Si es así, ¿por qué no nos reunimos aquí? Creo que era más fácil para todos.”
“El kotatsu es… caliente,” confesó Tsukasa, avergonzado.
“¿Mn?” Leo arqueó una ceja. “¿Por qué estás todo rojo, Suou?”
“…” Tsukasa no sabía dónde esconderse. “P-por nada.”
“Mmmmmmm…” Leo se cruzó de brazos. “¡Cuéntale la verdad a tu papá! ¡Él te escuchará y te aconsejará! Dime, ¿te peleaste con mamá Sena? Yo sé que a veces es un renegón, pero…”
“¿Eh? ¿Qué tiene que ver Sena-senpai con todo esto?” Tsukasa arqueó una ceja.
“…No me sorprendería que hayas discutido con tu mamá,” explicó Leo. “¡Es lo que más tiene sentido!”
“¡No, no! ¡Estamos bien! Es solo que…”
“¿Que…?”
“Que… m-me gusta…”
“¿Te gusta?” La confusión en el rostro de Leo creció hasta explotar en su cara. “¿¡TE GUSTA TU MAMÁ!? ¡PERO NO ME LA PUEDES ROBAR, HIJO!”
“…” Varios comensales giraron sus cabezas hacia ellos.
“¡¡¡NOOOO!!!” Gritó Tsukasa, batiendo las manos para descartar esa alocada idea. “¡¡¡Me gusta pasar tiempo con Ritsu-senpai en el kotatsu!!!”
“Ah.” Leo sonrió. “¡Cierto! ¡Siempre se hacen bola juntos! ¡Viva el amor, Su…!” Leo se cortó a sí mismo. El brillo en sus ojos delató lo que diría a continuación. “Ah, ¡no lo puedo creer! ¡Estoy tan inspirado! ¡Se me ha ocurrido una bella sinfonía en cuestión de segundos! ¡VIVA EL AMOR, SUOU!” Gritó, mientras se lanzaba a agarrar una de las servilletas de la barra del café para ponerse a escribir con el plumón que siempre llevaba en el bolsillo.
“…” Tsukasa observó al resto de comensales que andaban en la misma situación que ellos, esperando sus pedidos para llevar. “Disculpen.”
“¡El pedido número 59 está listo!” Anunció una de las trabajadoras, mientras colocaba la bolsa en la barra.
“¡Ah!” Tsukasa reaccionó al notar que era el número de su pedido. “¡Es el nuestro!” Y se acercó a la joven para reclamarlo. La chica le sonrió y le entregó la bolsa grande y transparente que llevaba dos cajas llenas de dulces.

Tsukasa comenzó a caminar rumbo hacia la salida… cuando notó que Leo se había quedado atrás componiendo.

Regresó, suspirando cansado ante la actitud peculiar de su amigo y senpai.

“Leo-san…”
“¡No me interrumpas, Suou! ¡No puedo dejar que la inspiración se escape!”
“Leo-san… prometo que te contaré más detalles de mi relación… si a cambio me haces caso.”
“¡Waaaaah!” Leo sonrió, emocionado. “¡Eso me ayudaría muchísimo! ¿Qué quieres que haga?”
“Deja de componer y vamos a NewDi.”
“…” Leo estuvo a punto de quejarse, pero el sonido de una notificación los alertó a ambos. “¿Eh? ¿Qué fue eso?”
“Déjame revisar…” Tsukasa sacó su celular del bolsillo con la mano que tenía libre. “Es un mensaje de Narukami-senpai. Dice que llegará un poco tarde. ¿Por qué no llegó a tu celular? Lo dijo en el grupo.”
“Ah, no traje celular~” Leo esbozó una sonrisa muy alegre. “Oye, ¿no se te hace muy raro? Naru nunca ha sido muy puntual, pero ya son más de las cuatro. Nosotros también vamos a llegar tarde, pero estamos cerca de ES. ¿A qué hora llegará ella?”
“Debe ser por culpa de Uehar— ¡Ah!” Tsukasa habría intentado llevarse las manos a la boca, pero estaban ocupadas con su celular y los pastelitos. ¿Y de qué habría servido? Si Leo ya había escuchado parte del apellido de aquel hombre… era inevitable que le preguntara al respecto de todas maneras.
“¿Ueha? ¿Quién es Ueha?” Leo lo observó, curioso.
“¡N-Nada!”
“¡Vamos, Suou! ¡Prometo que me portaré bien si me dices la verdad!”
“…¿En serio?”
“¡Sí, sí!” Dicho esto, Leo guardó las servilletas en el bolsillo de su jogger y caminó hacia la puerta del establecimiento. “¿Ves?”
“…” Tsukasa suspiró y lo siguió. Una vez a su lado, salieron del local, y comenzaron el trayecto de regreso a Ensemble Square.
“¡Ahora sí! ¡Cuéntamelo todo!” demandó Leo, emocionado. “¿Quién es Ueha?”
“U…Uehara-san,” completó Tsukasa, resignado. “Es un coreógrafo de Cosmic Production… y creo que está saliendo con Narukami-senpai.”
“¿Crees? ¿Naru no lo ha confirmado o qué?” Leo frunció el ceño, confundido.
“Es que no nos ha dicho nada, la verdad. Es algo que Ritsu-senpai y yo intuimos. Su actitud cambió un poco cuando nos cruzamos con él hace unas semanas. Le dio su número… y desde ese entonces, está un poco rara.”
“¿Cómo así? Yo la siento igual.”
“Por mensajes suena igual… Pero Ritsu-senpai y yo la vemos muchas veces a la semana. Y su humor ha estado muy variado… Quiero ayudarla, pero no sé cómo.”
“No es necesario. A Naru le gusta mucho ser independiente y detesta que la gente quiera apoyarla. Además… siento que lo que tiene con ese chico es serio.”
“No lo llamaría chico…” Tsukasa desvió la mirada, avergonzado. “Parece que Uehara-san nos lleva más de cinco o siete años.”
“¡Señor!”
“No, tampoco es un señor.”
“¡Joven!”
“¿…Supongo?” Tsukasa se rascó la barbilla. “En fin. No tengo muchos detalles… Disculpa, Leo-san.”
“¡Está bien! Ya le preguntaremos cuando llegue a la reunión~”
“¡¿Qué?!”
“¡Espero que pueda desahogarse con nosotros!” Leo agitó su puño con una sonrisa deslumbrante. “No será mucho, pero creo que le quitará un peso de encima. ¡Y me llenará de inspiración para escribir una melodía de despecho!”
“…” Tsukasa atinó solo a reír. “Tal vez esperaba contarlo en la reunión. Aunque el álbum…”
“¡Lo podemos dejar para después! Sena y yo nos quedaremos en Japón un par de semanas. Le salió un trabajo como modelo y la sesión de fotos será el próximo lunes.”
“…Ya veo. Gracias, Leo-san.”
“¿Eh? ¿Por qué?”
“Siempre te preocupas por todos… A tu manera, claro.”
“Je~” Leo le esbozó una sonrisa cálida. “Ahora sí, ¡quiero los detalles de tu vínculo con Ritsu! ¡Cuéntamelo todo! Ya verás. ¡Será una de las mejores sinfonías que he compuesto!”
“…” Tsukasa se arrepintió en silencio de sus malas decisiones.





“Ah, Kohakucchi~” Aira estrujó el brazo de su amigo de pura felicidad. “Me alegra que nuestros días libres hayan coincidido~”
“A mí también,” le respondió Kohaku, un poco sonrojado con la cercanía entre ambos. “¿Qué tal si vamos a tomar un café?”
“¡Tranquilo!” Aira le guiñó el ojo. “Mi plan era recorrer el centro comercial y de ahí tomábamos algo caliente. Abrieron una cafetería muy linda en el segundo piso de…”
“¿No me vas a dar una explicación?”

Aira se calló de golpe al escuchar una voz ensordecedora que llamó su atención y la del resto de transeúntes. Dos personas estaban discutiendo en plena vía pública… y una de ellas era conocida de ambos.

“¡…!” Aira jaló a Kohaku para llevarlo hacia uno de los callejones de Time Street. ¡No podían dejar que Narukami-senpai los viera! No quería interrumpir su discusión por nada del mundo.
“¿¡Por qué tendría que hacerlo!? ¡¡¡Tú dijiste que no somos nada!!!” Le reclamó la rubia, indignada.
“¡Yo…!”

El hombre alto y guapo a su lado parecía salido de una revista de modelaje. Aira supuso que se trataba de uno de sus colegas… y murió al plantearse una historia salida de un dorama. Tal vez se habían enamorado en el trabajo y ahora tenían problemas por un tercero. ¡Qué dramón!

“Rabu-han…”
“¡Shh!” Le chistó su amigo. “¿No quieres saber qué pasó entre ese par?”
“Sí, pero…” Kohaku suspiró. “Está bien.”

El castaño se llevó la mano a la frente, irritado.

“Yo nunca dije que no quería estar contigo. Pero pienso que deberíamos ir lento… No quiero apresurar las cosas.”
“¡¿Por qué?!” Le reclamó Arashi. “¿Acaso no te gusto? ¡Deja de hacerte el bueno! ¡No intentes aparentar algo que no eres!”
“¿¡Aparentar!?” El hombre frunció el ceño, enfurecido. “¿Está mal que quiera tratarte como lo mereces? ¡No sé qué esperas de mí!”
“¡¡¡Yo tampoco!!!” Le gritó ella, enojada.

Aira estaba a punto de romperle el brazo a Kohaku de la tensión. Agradecía que pocas personas se armaron de valentía para salir a caminar en el frío de diciembre porque el ruido en la calle era mínimo y le permitía escuchar con claridad la conversación… así como presenciar ese incómodo momento de silencio que parecía extenderse sin un final.

“…Ari…” El hombre acortó la distancia entre ambos y acarició su mejilla. “Por favor. No me alejes de ti… Dime, ¿Qué…?”
“No quiero decepcionarte.” Arashi agarró su mano y la besó. “Siento que eres muy bueno para mí.”
“¿Bueno? ¿Yo? ¡JA!” Soltó una carcajada. “Casi me muero de los celos por tu pequeño plan. Y… pese a todo, tienes razón. Aún no somos nada. No tenía derecho a enojarme contigo, pero aquí estamos.”
“Bueno, logré mi cometido. Mi plan funcionó~” canturreó ella, feliz.
“…” Él suspiró. “Siempre hay un roto para un descosido.”
“Así veo~”

Aira se derritió de la ternura al ver cómo Arashi y su novio se juntaron en un dulce beso, restándole importancia al lugar y a la gente a su alrededor.

“¡…!” El rubio no cabía en su alegría. “¡Viva el amor, Kohakucchi!”
“…” Kohaku sonrió. “Viva.”
“…Me muero por contárselo a alguien, pero… no deberíamos, ¿no?”
“No será necesario. Estoy seguro de que ella lo hará por su cuenta.”
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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Miyu on March 31, 2024, 04:36:56 AM »
Mejor dejo esto antes que duerma jaja
Después corrijo, ya es costumbre xd


Capítulo #4 (a)

Esa mañana el olor a hot cakes recién hechos inunda el departamento, junto al café molido importado desde Etiopía. Tobio se movió con gracia por todo el lugar emplatando tres platos y tazas para sus compañeros, algo que disfruta bastante.

—Si te digo para que seas mi esposa, ¿lo considerarías alago o acoso, Tobi? —Narumi parecía feliz canturreando por la comida que pronto pondría en su estómago. Sentado en la barra flotante seguía jugando con su consola portátil.
—Acoso para ti, pequeñín —la prima apareció con una sonrisa burlona y se sentó a su lado—. A él obviamente le gusto yo.

Antes de que una nueva pelea comenzara Tobio apareció con dos platos y los colocó frente a ellos.

—Buenos días Akeno —le sonrió como siempre, ignorando sus palabras—. Hoy me toca prácticas en Grigori y después abriré Black Dog.

Su prima presionó los esponjosos hotcakes y cortó un pedazo con el tenedor, por algún motivo su rostro parecía decaído y sin muestra de ningún tipo de emoción. Pinchó el trozo de masa que traía miel derramándose por los cotados y lo mordió con delicadeza, sosteniendo sus cabellos del lado derecho con una mano.

—Quizás Akeno tiene razón y me gusta ella —murmuró viendo los pequeños gestos de su prima, la delicadeza con la que hacía cada movimiento le era simplemente exquisito e incluso su rostro melancólico le trasmitía un raro sentimiento a su corazón. 

Akeno de inmediato bebió un poco de café en busca de calmar sus nervios, pero terminó cruzando mirandas con su primo segundo.

—Que momento incómodo —susurró Narumi comiendo con una mano y jugando con la otra—. Shija se pondrá más pesada con el acoso.
—¿Acaso no te caía mejor Shija? —Akeno preguntó para cambiar de tema rápidamente, realmente no sabía qué decir después de las palabras de su pariente mayor.
—Si Tobi se queda con Shija nunca más tendré que ver mujeres en mi vida —la apuntó con el tenedor, más no la miró—, si va por tu ruta eso significa que tendré que presenciar desfile de mujeres ruidosas entrando y saliendo, haciendo pijamadas y juntadas de charlas y tartas. Lo más práctico es Shija.
—Puedes conocer a alguna de mis amigas y quién sabe, ninguna está de novia —la pelinegra sacó su celular para mostrarle algunas fotos de sus amigas. La mayoría eran extranjeras y hermosas, nada especial para un genio como Gen Narumi.
—Nada, ninguna me atrae. Nunca le hablaría a ninguna de ellas —aseguró él, volviendo su vista a su consola portátil y su diestra a la comida.

Tobio se sentó frente a ellos, con un plato y la taza de café más grande que Akeno haya visto en su vida. Ambos intercambiaron miradas una vez más y después la bajaron a sus respectivos desayunos.

—¿Preparaste tu bento? —le preguntó cohibida. Ni ella misma se podía hallar entre esa mezcla de sentimientos raros.
—No me dio tiempo —bebió un poco de café apresurado, intentando no manchar su camisa blanca ni la corbata negra alargada—. Últimamente estoy con los tiempos justos.
—Después prepararé un bento para mi padre, por si quieres uno —preguntó sin poder alzar la vista. Sentía sus orejas arder por la vergüenza de ser tan dulce con alguien.

El desayuno terminó y Akeno se colocó a lavar los trastes sucios para luego hacer los bentos, por su lado Narumi fue arrastrado por Tobio para que fuera a trabajar. Cuando se quedó sola empezó a pensar en una vez más en lo de ser una HiME y si debía enviarle un mensaje confirmando su decisión. Tener a alguien detrás de ella que intente matarla no le hacía la más mínima gracia, así como las ventajas que son demasiado tentadoras…

Buscó entre los utensilios de la cocina del departamento un set de cuchillos santoku, perfecto para picar las verduras, cogió algunos condimentos de las estanterías superiores y después agarró verduras, carne y arroz cocido de la heladera y arrocera. 

Una vez se enfundó su delantal comenzó por poner un par de sartenes en las hornallas y otra de agua para hervir, aunque dudaba usarlo; comenzó por cocinar en la vaporera el salmón y mientras tanto sujetó el cuchillo santoku para cortar pepinos, berenjenas y varias verduras más de estación para hacer encurtidos.

Pasada dos horas ya tenía hecho tres cajas de bento para llevar hacia Grigori, aunque se cuestionaba si debió hacer una para Azazel o no. Después de tomarle unas fotos y enviárselas a sus amigas, los puso para llevarlos e ir hacia las instalaciones de aquella empresa y laboratorio.

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—Es una pérdida de tiempo inmiscuirse en estos asuntos.
La habitación con una tenue luz, apenas dejaba ver dos sombras y algunas superficies de muebles, la voz provenía de un albino sentado en un sofá de tres piezas bastante cómodo. Entre ellos una pequeña mesa de cristal con unas botanas arriba y dos tazas de icecream americano.
—Romper lazos alteraría el futuro —murmuró el receptor de las palabras de la otra persona. Él sentado en un sofá de una sola persona.
—Es una pena —viendo las fotos que su cliente le mandó al mail no tenía dudas de que debían negarse rotundamente al trabajo.
—Pero —agregó el pelinegro—, también es una pena que ellos dos mueran.
—Nada que hacer —se encogió de hombres, dejando el móvil sobre la mesa—. Así es la vida.
—Vamos, una vez y un intento. Si no funciona nos olvidamos del tema —el hombre del sillón de una pieza se levantó animado—. Seis horas, no doce como de costumbre y es en Japón, ¿qué clase de efecto mariposa puede darse?
—Y en esas seis harás todos los desastres que puedas —suspiró el albino, ya consciente de la personalidad impulsiva de su amigo.

El de cabellos plateados irregulares tomó el celular de la mesa y volvió a poner la galería de fotos. Sus ojos se iluminaron de un azulado profuso entre la penumbra del cuarto y rápidos flashbacks de las fotos comenzaron a venir a su cabeza viendo el futuro desde la perspectiva del camarógrafo.

—Esta hará menos daño —su amigo se posicionó a su lado y miró la imagen, la mujer en la foto se veía bastante alejada de los cánones de belleza de China—. Dile que la imprima y más tarde haremos el trabajo.

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Akeno se apresuró a llevar las cajas de bento en una bolsa de tela y antes de salir a la calle se puso frente al espejo del genkan, en la entrada o recibidor del departamento, y se peinó su cola de caballo bien alto, sujetada por una cinta naranja que su madre le había regalado en su niñez.

Observó con atención que el labial combinara con la falda tableada larga de color lavanda y una camisa de licra sin mangas de tono blanco; se veía bastante elegante y casual, justo lo que quería para molestar a Tobio con tres botones desprendidos que hacían resaltar sus atributos femeninos.

Himejima pidió un GO para ir a la dirección de Grigori y menos de media hora ya estaba allí. Después de pagar se bajó con cuidado, caminando hacia la entrada del edificio. Las escaleras del sitio se extienden por un largo trecho. Esta era la primera vez que lo veía de día al edificio de Grigori, de arquitectura neofuturista, imponente y monumental en medio de un área algo vacía. Parecía que los terrenos se extendían por varias hectáreas.

Se detuvo frente a las puertas mecánicas para ingresar debía tener acceso biométrico. Suspiró al no tener siquiera el número de teléfono de su padre, Tobio o Narumi, negándose rotundamente a hablar con Azazel.

 —¿Necesitas algo?

Una voz masculina se oyó detrás de ella, haciendo que gire de inmediato. Apenas lo contempló se dio cuenta de las profusas ojeras, el negro marcado debajo de sus ojos combinaba con el ónix del empedrado del edificio.

—Buenas tardes —ella inclinó su cabeza con elegancia, haciendo sus cabellos negruzcos se movieran levemente junto a su cuerpo. No se veía como una investigadora, más cuándo entre ambas manos llevaba una bolsa grande de tela—. Soy Himejima Akeno, hija de Baraqiel… —en ese momento se dio cuenta que ignoraba qué trabajo hacía su padre o que profesión tenía.
—Ah sí, él siempre muestra fotos tuyas —el hombre no se inclinó, su apariencia y porte es el de un extranjero—. Beelzebub Anathema, no estoy en el área de Baraqiel. 

Sin mostrar una sonrisa o cambiar de expresión, colocó su ojo cerca de un escáner y su palma derecha en otro panel. Las puertas se abrieron de inmediato, Akeno quedó sorprendida por lo joven y cansado que se veía, la bata con el gafete que traía le quedaban algo grandes y su mirada sombría lo hacía parecer un caso serio de explotación laboral.

—Entra —con el semblante oscurecido la esperó a que pasara.
—Gracias —se incorporó y caminó rápidamente hacia dentro del edificio. Lo primero que sintió fue un escalofrío al ver una foto tamaño cartelera de Azazel, acompañada por el aire gélido del aire acondicionado—. Ya sé por qué este hombre se ve demacrado —susurró intentando apartar la vista de la gigantografía de su tutor.
—Es por aquí —le indicó el ascensor y una vez más la espero a que subiera primero ella.
—¿Qué área es la de mi padre? —preguntó tímidamente, como una niña pequeña.

Beelzebub pasó dentro del elevador y se acomodó en el tablero de pisos, apretando el botón de cerrado de puertas y después presionó dos pisos. Sin mostrar demasiado interés, totalmente absorto en sus pensamientos, respondió un poco tarde la pregunta de ella.
—Grigori no tiene una especialidad en específico. Se ramifica en diversas áreas y sus divisiones son poco claras. Siempre nos hemos mantenido acervos a un gran número de conocimientos —sin mostrar interés, fijo su ser en el suelo marmolado e hizo silencio.
—¿Qué especialidad tienes tú? —preguntó atónita por la información que le proporcionó.

Antes que respondiera Beelzebub el ascensor se detuvo y abrió sus puertas. Por dentro del edificio las pulcras paredes lo hacían bastante monocromático y aséptico, de cierta manera los grandes ventanales con paneles oscuros creaban un lugar fresco.

—Aquí es, tu padre tiene grabado el nombre con placa su nombre en la puerta del laboratorio.

Akeno pasó a su lado, lo vio más delgado y alto que a primera vista. Giró su cuerpo fuera del ascensor e inclinó su cuerpo para agradecer por la ayuda, por consiguiente, se levantó y lo saludó con una pequeña sonrisa.

—Gracias Beelzebub-san —le sonrió con suavidad, agitando la zurda con pequeños movimientos.

El hombre suspiró y le respondió con la misma mano sin mucho entusiasmo. El ascensor se cerró entre ellos y él siguió su camino hasta su propio despacho. Akeno, por su parte, caminó por el largo pasillo hasta llegar a la puerta indicada con el nombre de su padre grabado en dorado.

Respiró y exhaló aire, tenía miedo y pánico de estar allí. Caminó en círculos, ya pasando las una de la tarde fue hacia las máquinas expendedoras al final de los pasillos del mismo piso. Fijó sus ojos en las gaseosas y las latas de café, algunos jugos raros y al lado una maquina con diversos snacks casi vacía.

—Si es la pequeña primita —se burló Narumi, yendo a su dirección con unos billetes en mano—. Que justo encontrarte en las máquinas. ¿Trajiste los bentos del viejo de ojos cerrados y Tobi?
—El “viejo de ojos cerrados” es mi padre —respondió algo molesta—. También te traje a ti uno.

Sorprendido tomó la bolsa de tela de Akeno y la agitó levemente con una sonrisa amplia, parecía un niño pequeño con ganas de comer.

—¿Puedes comprar las bebidas? Llevaré esto pequeña Akeno —sin tener tiempo a protestar, el chico se metió dentro del laboratorio
 
Akeno se quedó sola, pensando en cómo alguien apenas dos años mayor a ella la podía llamar “pequeña” más cuando ella mide un metro sesenta y ocho y él uno setenta y cinco, apenas si había diferencia entre ellos. Compró algunas botellas de té verde fresco de la máquina expendedora y se adentró al lugar por dónde fue Narumi,

—AKENO —Baraqiel corrió hacia ella a abrazarla, ella casi tira las botellas de la sorpresa.
—Gracias por el almuerzo, Akeno —Tobio le sonrió desde una de las mesadas dónde solo había computadora, con Narumi ya estaban comiendo—. Cocinas realmente muy bien.
—Muy bueno —sonrió el otro, aún con su cabellera tirada hacia los ojos.
—Akeno será una gran esposa —aunque al decir eso Baraqiel tuvo que abrazar más fuerte a su hija—. No te entregaré a nadie.
—Tarde, las campanas ya suenan pecaminosamente entre el camino incestuoso de ambos primitos —el chico empezó a moverse feliz mientras agita los palillos con un pedazo de tempura en medio.
—¿Qué? —preguntó el padre de ella, dejando de abrazarla y acercándose a paso firme hacia el que dijo esas cosas sobre el incesto—. ¿Narumi?
—Viejo, eso no me corresponde a mí —con una sonrisa cargada de malicia, miró a Tobio.
—Aún no hemos hecho nada —soltó rápidamente el contrario, intentando excusarse. Akeno muerta de vergüenza no los mira.
—Aún —añadió el más joven de los hombres.
—YA ME VOY —se apresuró a decir la mujer, intentando que la situación no escalase demasiado.
—¿Tan rápido? —desde la puerta se unió Azazel—. Quería escuchar la charla. ~
—No ayudas, Aza —soltó una risa Tobio. Por suerte para ella, él siempre era calmado y con muy buena percepción.

Akeno contempló un instante a su primo.  Su figura musculosa, delineada por la apretada camisa, ahora desabotonada al inicio, la hizo poner nerviosa; sentía mariposas en el estómago, emociones fuertes que querían ir hacia él y besarlo… Tobio dejó la corbata al lado de su bento, cansado del trabajo y disfrutando de la comida que ella hizo. Su madurez, tranquilidad y una pequeña sonrisa nerviosa dibujada en su rostro pálido la atraía demasiado, el cabello negruzco lo traía desordenado y se dedicó a defenderse de improperios de Baraqiel y acusaciones.

 —Padre basta, con Tobio nos hemos hecho amigos —su hija lo defendió—. Somos parientes, es lo natural.

Camino tranquilamente hacia Tobio y lo tomo del mentón, dejándolo totalmente atónito y con las orbes como platos por la sorpresa. Los dedos de una mano acariciaron con cuidado su mentón, haciendo que el índice descienda por su cuello mientras ella se sienta en su regazo, rodeándolo con su brazo izquierdo por detrás del cuello del joven.
Sus piernas se enroscaron en la cintura de su primo, apoyando completamente el trasero contra el regazo de él; ambos se observaron un instante, Akeno traía una mueca traviesa, jugando con su mano contra el pecho del mayor, desprendiendo algunos botones para sentir los músculos marcados contra sus propios senos de ciento dos centímetros que se veían como bollos aplanados.

—Fufu~ —la mujer susurró en el oído del joven, haciendo que su cálido aliento vaya contra la piel de él—. ¿Acaso mi primito mayor se siente nervioso~?
—¡Akeno eso es muy descarado! —Tobio protestó rápidamente, agarrando la cintura de la joven con cuidado para que no se caiga—. Harás que Baraqiel me mate…

El padre de Himejima furioso abrió sus ojos más de lo usual, paso tras paso se volvía un pisotón fuerte. Akeno apoyó la cabeza contra el cuello de su pariente y movió su cuerpo más cerca de él.

—Agradece que no te beso —la sonrisa de ella, con su voz tersa y maliciosa lo hacía caer.

Por un momento deseo ser besado. En ese pequeño instante ignoró cada ruido o sonido que no saliera de su prima. Olió el ligero perfume de los cabellos tan negros como la noche de ella, sus manos apretaron un poco más la cintura y la trajo más contra su cuerpo. Ambos traían sus corazones acelerados.

—Si terminaste de esta demostración poco práctica de cariño, mejor toma una foto —Narumi le sugirió firmemente, apuntando los palillos y levantándose de la silla para robar la carne del bento de Tobio.

El otro asintió y torpemente sacó el teléfono de su celular, Akeno miró al obturador de la cámara y sacó la punta de su lengua. Sin duda se estaba burlando de él y de la sitación que creó de tensión, en la foto se veían los senos de Akeno casi explotando contra el torso marcado y mientras ella sonreía llena de complicidad, Tobio parecía un tomate.

En ese momento la expresión del bartander de Black Dog cambió nuevamente a una de total sorpresa, algo que el mismo Tobio jamás haría teniendo en cuenta su personalidad tranquila. Plantó sus pies en el suelo, casi tirando a Akeno al piso.

—¿Qué? —la sostuvo como pudo de la espalda y la colocó rápidamente en la silla—. Oye, no vayas por ahí haciendo estas cosas tan… tan impuras…
—El comportamiento de Akeno es como el de Shuri —Azazel mencionó—. Y aún falta que saque su lado sádico y masoquista como sus padres.~
—¡¿QUÉ?! ¿EXISTEN MUJERES ASÍ? —observó a Akeno con atención y la mirada se fue a la blusa escotada blanca, incluso el sonido de como traga saliva fuertemente se oía en el laboratorio.
“Cálmate Xiaoshi Cheng, ya nos advirtieron que las Himejima son seductoras, recuerda la misión y evita hacer movimientos innecesarios”.
“Esto es ridículo Lu Guang, ¿dónde está la física la gravedad, Buda? E-esa mujer es irreal”.
“Eso no importa, tienes doce horas, haz tu trabajo”.
—¿Ara, ara~? —la Himejima se levantó para ir hacia su primo, pareciendo un depredador en busca de su presa, con pasos seductores, moviendo sus caderas a un ritmo hipnótico—. ¿Ahora se despertaron tus sentidos de hombre, Tobio nii-sama~?

“¿QUÉ HAGO LU GUANG? VAMOS, ESTO ES DEMASIADO AAAAAH”.
“Espera, no te muevas” la voz calmada en su mente lo hacía desesperar.

—¡Esto es inapropiado hija! —el hombre de piel trigueña con algunas facciones similares a Akeno se interpuso entre ambos—. ¡Son primos!

“Salvado, salvado, mierda. Esa mujer es muy desvergonzada… ¿así son las japonesas?”.
“No lo creo… nos dejaron en claro que ella es una sádica y descarada mujer. Concéntrate en el trabajo de nuestro cliente”.
“Este cuerpo es extraño, su corazón late como loco y aun así tiene en pleno estado sus facultades y siento como si mi fuerza se multiplicase… ¿es posible, Lu Guang?”.
“No lo sé, concéntrate y no hagas idioteces”.

—¿Idioteces? —gritó sobresaltado quien tomó el cuerpo de Tobio.
—¿Te parece una idiotez que eduque a mi única hija? —el padre se acercó a él con intenciones de golpearlo severamente.
—No, no. Es solo —empezó a responder moviendo sus brazos y haciendo señas extrañas y a susurrar palabras entre dientes.
“Toma a Himejima del brazo y llévatela. Hay que cambiar un único suceso para el cliente”. Escuchó por una especie de telepatía el hombre que tomó el lugar del Slash Dog.
—Solo que… —antes de decir algo corrió hacia delante y tomó a la mujer del brazo para alejarse rápidamente con ella.

Ambos corrieron hacia el ascensor, pareciendo púberes en busca de libertad y entregados a sus impulsos.  Eso hubiera estado bien si tan solo la cara de Tobio no se contorsionase de una manera tan extraña, con susurros y risas incómodas.

Llegaron rápidamente al ascensor y el bartander partime de Black Dog tardó dos minutos en poder abrir la puerta del elevador.

—¿Por qué hay tanta seguridad? —susurró molesto, hablando consigo mismo o así lo veía su prima menor.

—¿Estás bien? —se acercó genuinamente preocupada, apoyando el dorso de la mano en la frente de su pariente.

—S-sí —al tenerla frente a frente quien tomó el cuerpo de Tobio no entendía cómo podía estar tan apacible el hombre cuando su corazón latía con intensidad—. Es que quería huir rápido, ya sabes…

Akeno lo miró más extrañada. Ambos poseían razgos predominantes de la familia Himejima: cabellos tan negros como el mismo manto oscuro y cuerpos sutilmente predispuestos para la seducción.

“Ten cuidado, esa mujer es impredecible y si comienza a coquetear estarás en problemas”.

—No podia dejar que mi prima favorita sea regañada ja ja ja —su risa incómoda hizo alejar a Akeno y se colocó en la parte trasera.
—Si tú lo dices —ella se molestó un poco por el cambio repentino en la actitud de él y cruzó sus brazos hasta llegar a la planta baja.

“¿Lu Guang? Responde, responde… ¿Qué hago ahora?”.

“MALDITO, NO TE DESAPAREZCAS. ¡¡¡LU GUANG!!!”.

Medito unos minutos tras salir ambos del elevador y miró hacia ambas direcciones, no había guardias ni nada. Ellos dos y un estrecho pasillo hacia una ciudad que Cheng Xiaoshi no conoce.

“Tómala de la mano y ve al invernadero. Puedo ver qué está en la parte trasera del edificio”.
“¿Con esta loca? Nono, es peligroso. Imposible”.
“Habrá alguien allí, Cheng Xiaoshi”.

—Hoy estás más pensativo de lo normal —lo tomó del mentón y lo obligó a cruzar miradas.

El supuesto Tobio se confió, en el momento en que fue inmerso por sus pensamientos y Akeno se adelantó a él para hacer una de sus travesuras.

—No me agradeciste por el almuerzo —la mujer lo obligó a cruzar miradas con él una vez. Acercó lentamente sus labios Rouge, a centímetros de presionar ligeramente su boca en la contraria.

“¿L-Lu Guang?” Llamó desesperado por telepatía a su mejor amigo y socio.
“Repite conmigo: deja de jugar conmigo Akeno, Baraqiel va a matarme más siendo primos segundos”.
“¿PRIMOS?”
“REPITE. No cambies nada”.

—D-deja de jugar conmigo Akeno —intentó decir, siendo interrumpido por la mujer con una jalada de brazos.
—Yo no estoy jugando —murmuró, empezando a caminar con él hacia la salida.

“Detenla. Cambiarán todo y necesitan conocer a alguien en el invernadero. Cheng Xiaoshi, imbécil“.

—Sí, sí. Hay un lugar que quiero mostrarte —sonrió, levantando a la mujer de la cintura y colocándola sobre sus hombros como si fuera una bolsa de papas—. ¡Vamos a un lugar más tranquilo!

“¡Deja de cambiar cosas a tu antojo!” la voz que “Tobio”
escuchó en su cabeza se oía bastante molesta, con chasquidos de lengua de por medio.

—¿Cómoda? —sonreia él de una manera amplia, sin prestar mucha atención a su prima.

Akeno no respondió. Esta última media hora la actitud de su primo le parecía lo contrario a la personalidad apasible y encantadora que tanto le gustó a ella.

—Estas raro —murmuró. Sin poder moverse de aquella extraña posición, traía su torso en la espalda de su primo, su larga melena oscura casi rozando el suelo.
—Debe ser por la vergüenza de hace un rato —se rascó nerviosamente la barbilla y avanzó rápidamente por varios pasillos y puertas hasta llegar al invernadero.

El lugar era hermoso, con grandes ventanales que cubrían un área extensa y el sol iluminando tenuemente el lugar. Tobio hizo descender a Akeno y ella se quedó complemento congelada; no lo reconocía, pese a que sus facciones eran las mismas, su personalidad no y eso la aterró.

“Ella sospecha, has algo”.
“¿Qué? Estoy en blanco. ¡Lu Guang, ayudaaaa!”.
“No lo sé, habla de su padre Baraqiel… el mentor Azazel y su prima Suzaku”.

—¿Cómo te fue con tu padre? —incomodo, rascándose aún la barbilla, preguntó robóticamente.
—Bien, gracias a tí —se agachó para ver las flores del sitio. Cada planta traía diferentes carteles con el nombre científico y el común.

Las mejillas de ella se tiñeron de rojo y apretó suavemente sus finos labios Rouge. Cada centímetro de ella era perfecto, desde su curvilínea figura, sus cabellos largos y brillantes sujetados en una coleta…

“Ah mierda” se apretó la parte de la camisa donde está su pecho. “Lu Guang, su corazón está acelerado y me cuesta respirar”.

Los ojos oscuros de él se arrastraron por la figura en cuclillas de ella.

“Mierda, mierda, mierda”.

Su espalda ligeramente curvada dejando marcados su esbelto trasero en la falda, sus senos grandes y apretados en la camiseta o incluso sus pequeñas facciones que delinean el rostro de Himejima… todo le atraía a causa de las emociones de Tobio.

—Ah, eres muy linda Akeno.

“Idiota, él aún no admite que le gusta. Cheng Xiaoshi, repara eso”.

Tapó si boca apenas oyó la voz de su compañero entre sus pensamientos.

—Es muy lindo el invernadero —camino un poco por el lugar y fue directo a una mesa de laboratorio ubicada en una esquina.

Vio diferentes plantas en taburetes colgados y símbolos chinos que entendió a la perfección. Las plantas tenían pequeños retoños saliendo del barro.

—Repitelo —camino con sus tacones a paso lento, una pequeña sonrisa seductora marcada en su piel tersa y todo el empoderamiento femenino y sensualidad que podía desprender—. ¿Soy linda?

Tobio giró de inmediato, viendo una vez más cada centímetro del cuerpo espectacular y curvilíneo de Himejima. Ella trazó una linea con la yema del dedo índice, desde el corazón hasta la manzana de Adam.

Sintió el nerviosismo del contrario, el leve movimiento de la garganta tragando saliva y el corazón bombeando sangre como loco.

—¿Ara, ara~? —cambio su mueca a una maliciosa, apoyando la mano libre en el hombro izquierdo y empujándolo contra el mueble—. Es tú culpa, Tobio-niisan.~

“¡¡¡LU GUANG, LU GUANG, LU GUANG!!!”.
“No grites, este es tu problema. Ya no puedo ver lo que sucederá en el futuro de la foto. Te lo advertí”.

Akeno acercó lentamente su rostro a él, lentamente cerrando sus pestañas tupidas.

En ese momento una figura se dibujo detrás de ellos y carraspeó para llamar la atención. Sin darse cuenta ambos habían movido de lugar una maceta y estaban a punto de tirarla.

—Disculpen por interrumpir —la voz femenina de la persona fue tan fría y monótona que era difícil ver si realmente era mujer y hombre—. Me iba a ir tranquilo, pero están a punto de arruinar mi trabajo.

No traía el uniforme de laboratorio ni ninguna credencial, en cambio enfundaba un kimono tradicional aunque Tobio reconoció el hanfu.

—¡Salvado! —susurró Cheng, apartando a Akeno y acomodando la maceta—. Es un extraño trabajo, más leer sobre un elixir.

El extraño pasó entre ambos sin cambiar de expresión, una tranquila y bastante cortante. Era bello, su porte y elegancia hacían honor a la vestimenta en tonos violáceos.

—¿Son discípulos de Azazel? —preguntó—. Soy Rien, socio de ese hombre molesto.
—Ikuse Tobio —se señaló a sí mismo y después a Akeno—. Ella es Himejima Akeno.
—Siento haber causado esto —la prima se inclinó para pedir disculpas a la otra persona, aunque en su rostro se notaba el fastidio por ser interrumpida.
—No se preocupen, es lo que pasa cuándo dos niños intentan practicar el Bochu Jutsu.

Limpió un poco el escritorio, sin prestarle atención a los dos invasores.

“Sal de ahí, ya conocieron a esa mujer. El nodo no se cambió”.

Después de unos minutos ambos se disculparon y se fueron del invernadero con bastante prisa. En el camino a salir de una vez por todas del edificio, Azazel lo esperaba ansioso y golpeando su antebrazo con la otra mano.

—Tobio, debes volver al trabajo —ordenó con prisa—. A la noche podrán reunirse en Black Dog.
—Sí, señor —llevó una mano a la frente, simulando el saludo mitad.


Akeno salió del edificio sin despedirse de ninguno de los dos; con pasos bastante ruidosos al estrellar la punta de los tacones en el suelo de mármol. Apenas salió su celular sonó, era un mensaje de Tobio y otro en el grupo que tenían de amigas con Rias.

SLASHDOG: Akeno, regresa a salvo a casa. Cuídate y gracias por el almuerzo, estoy comiendo lo poco que dejó Narumi. ¡Te veo esta noche, linda!

Al leer el mensaje tuvo que apretar el celular contra su pecho, sentía los latidos avanzar precipitadamente y sus mejillas sonrojadas. No le respondió, en cambio leyó los mensajes de sus amigas.


Rias Gremory's Peerage
KING: Hoy es viernes, ¿harán algo?
ROOK1: Dormir y comer.
BISHOP1: tengo que impartir las oraciones de nuestro señor hasta después de las dieciocho de la noche… ¡¡¡AUCH!!!
KNIGHT2: necesito entrenar hasta tarde, pronto habrá un campeonato de kendo.
ROOK2: VAMOS A BLACK DOG A BEBER. ¡¡YAY!!
QUEEN: Tobio estará esta noche en Black Dog, por si quieren ir…
KING: ¿Oh?
KING: ¿Desde cuándo te llevas bien con Tobio?
QUEEN: Llámalo con honoríficos, Buchou. No te lo repetiré.
KING: No nos conocemos tanto con Tobio, ni he ido al bar después de la vez que fuimos todas juntas en secundaria. La cosa es que estoy abrazando mi lado gales. No estés celosa. ~
ROOK1: Los celos dan hambre…
KING: ¿Quieres ir a almorzar, Koneko? Estoy libre y me acabo de comprar un auto.
ROOK1: Si me pagas el almuerzo. Sí.
KING: ¿Alguien más? Podemos ir a comprar ropa para la noche, ¿Akeno?
QUEEN: Tengo libre ahora, Buchou.
BISHOP1: Acabo de hacer espacio en mi agenda para la noche. Ay, no podre ir a almorzar… quería una salida de chicas /cry.
KNIGHT2: Ahora no, a la noche me apunto. ¡Quiero ver la ropa nueva de Akeno y Buchou!
BISHOP1: Pervertida, oraré para que tu alma se queme en el infierno. Impura.
ROOK2: Estoy dando clases en Kuoh, estaré libre a la noche. ¡¡¡A BEBER ME APUNTOOO!!!



Una vez se pusieron de acuerdo sobre la hora y lugar dónde se iban a encontrar para ir de compras, Akeno llegó al departamento que comparte con Tobio y Narumi. Había tomado un Go y en menos de diez minutos ya estaba dentro del piso.  Dejó el celular sobre el kotatsu del comedor y empezó a alistarse para volver a salir.
 
Tenía demasiadas cosas rondando en su mente, sobre todo el asunto con Hanasaki; aún no lo pensó a fondo y las dudas simplemente avanzaban en su cabeza, aunque la posibilidad de que cumplieran las demandas que Rias pidió la tentaban, tener que pelear por una causa a la que era ajena la desalentaba, por otro lado Koneko aceptó y no podía dejarla sola. No.

Se bañó y enfundó ropa cómoda para poder caminar por varias manzanas de Harajuku y llevar bolsas en mano. Hacia tiempo que no compraba ropa y esta era la oportunidad perfecta para cambiar a un look más juvenil. Ató su coleta de caballo bien alta y se colocó unas zapatillas cómodas de color negro en el genkan en la entrada del departamento.

Pasando de las quince de la tarde, Rias, Koneko y Akeno se reunieron para ir de compras.

Las primeras en llegar a la esquina dónde Rias las citó fue Koneko. Se veía pequeña, con una sudadera azul larga y unos shorts negros cortos. La pequeña apenas alcanzaba el metro treinta y ocho y su apariencia adorable y poco dócil la hizo ganarse el apodo de “mascota del instituto” cuándo iban a Kuoh.

—¡Koneko! —la morena de pony-tail la saludo efusivamente desde lejos y corrió hacia ella con felicidad.

La vio tan frágil y débil que no creía que hubiera aceptado la propuesta de la beca en Hanasaki. Koneko es como una gatita, pequeña y malhumorada; le encantaba dormir por horas y comer diversas cosas dulces, bajo ninguna circunstancia una peleadora experta.  Vio la cabellera alba y los ojos desganados del mismo color que el oro; con ambas manos dentro del canguro de la sudadera negra y la capucha cubría su cabello corto junto a unos prendedores en forma de gato.

—¡Yo! —saludo apacible, sin entusiasmo y bostezando prácticamente.

Akeno, por su parte, iba vestida bastante simple. Con un vestido básico de color negro de tirantes, bastante corto que se marca en su pequeña cintura.

Rias apareció a los minutos en su Porsche novecientos once carmín. Lo traía descapotado, por lo que lucía totalmente hermosa sobre el auto, con gafas de sol vintage y su larga melena a juego con el auto.

—Chicas, suban —les indicó la mujer saludando animadamente.


Las dos amigas se subieron, Akeno adelante y Koneko se estiró rápidamente en los asientos traseros, adueñándose del sitio. Las calles en hora pico estaban demasiado transitadas, aunque el Porsche de Rías destacaba entre todos los pequeños automóviles circundantes y los eléctricos.

Atrapadas en el congestionamiento de autos, las tres se pusieron a hablar de diversos temas mientras oían música.

—¿Te gusta Tobio? —pregunto la de cabellos rojizos largos y algo desordenados. Rias se dio cuenta de inmediato los sentimientos de su mejor amiga y que iban avanzando rápidamente en esa relación.

Akeno se negó a responder esa pregunta y flashes rápidos pasaron por su mente de los momentos que vivió con su primo segundo y que había dicho que ella es linda…

—Me gusta volverlo loco. Es divertido.
—Eso suena a que te atrae. Es guapo y amable —la mejor amiga respondió con ambas manos en el volante y avanzando lentamente—. Hacen linda pareja.

Koneko bostezó una vez más, la idea de que alguien le hiciera latir su corazón y sentir mariposas en el estómago le parecía demasiado ajeno.

—Horrible, son primos —dijo sin tono en particular, por lo general su lengua se volvía viperina al hablar de esos temas relacionados con el amor.
—¿Ya decidiste unirte a Hanasaki? —Akeno doblo el rostro para ver a la pequeña.
—El mismo día que hablé con la directora acepté.
—En el contrato de HiME pedimos demasiadas cosas como condición —la conductora del vehículo hablo.
—Una sala para volver a rehacer el Club de Ocultismo y aceptar a Rias como estudiante de transferencia —la gatita mencionó desde atrás—. Mañana tendré mi prueba HiME.
—Azazel pidió verla antes de la prueba. Lo más probable es que la meta en algún experimento de Grigori.

Akeno miró hacia los iris azulados de su mejor amiga con total sorpresa. Estaba totalmente convencida que Grigori tenía más afinidad con Rizembool que con Hanasaki, de hecho no comprendía por qué una institución como Hanasaki se metería en una rivalidad trivial con otro instituto.

—No me fío de ese bastardo —murmuró Himejima.
—Aunque tenga motivos ocultos, gracias a él nuestra vida se hará más emocionante.

Koneko miró hacia los árboles de la zona, pues lo que decía Rías no le importaba en absoluto. Distinguió algunos arces, cedros y de cerezos sin flores. La gente a su alrededor alegre y vestida de manera excéntrica o de moda le hacía recordar que iban a Harajuku, el distrito de moda con variadas tiendas de ropa que, en algunos casos, se mostraban como estrafalaria.

Pensó un poco en los motivos que la llevó a aceptar ser una HiME y en lo que significaba. Le habían explicado que iba vez pase la prueba Rizembool enviaría a un “Rebel” en cualquier momento y para acabar con ella.

Le mostraron videos de ataques, monstruos en Hanasaki y explosiones que se se exponían en TikTok y Blogs con diversas teorías, pero en general no tenían casi visitas y la gente escribía comentarios como si de cospiranoicos y chiflados se tratasen.

Antes de darse cuenta estacionaron en un parking y bajaron del Porsche, las dos mujeres frente a ella se llevaban las miradas de las personas a su alrededor. Ella iba pasando desapercibida con la capucha cubriendo sus cabellos cortos y cenizas.

Las tres chicas entraron a una boutique de Harajuku, Citrus, al entrar fueron atendidas por dos chicas que eran ligeramente más jóvenes que Akeno y Rías, aunque lucían de la misma edad que Koneko, dieciocho años.

La primera vino como un rayo con su cabellera dorada y una sonrisa gigantesca, luciendo un overol negro de cuerina se veía a la moda, la otra parecía estar haciendo algunas cosas en la computadora del mostrador.
25
HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Kana on March 30, 2024, 11:18:15 PM »
Luego edito con iconos y detalles


Allen estiró sus brazos para con ello intentar desperezarse, tratando con ello poder despertar un poco tras una ardua jornada de estudios que, francamente, lo tenían casi muerto.
Mientras se quitaba una lagrimilla que emergió en uno de sus ojos tras bostezar, miró de soslayo a Kana quien estaba sentada a su lado terminando de resolver algunos problemas que no la dejaban tener paz mental.

—Kana, dejémoslo para mañana, ¿sí?
—No puedo. Yato es como un mosquito en casa, Kise me quita tiempo con sus idioteces, tengo que rendir en las otras materias, tengo que trabajar en el templo y entre eso, tengo que tener tiempo para leer mangas. Si no termino esta tarea ahora, jamás lo haré.
—Si tienes poca privacidad para estudiar en el templo, ¿quizá deberías estudiar en la mansión HiME?
—La verdad… cuando iba en la escuela no me gustaba la mansión HiME. Quizá porque no me sentía parte de allí a pesar de que conocí gente a la que estimo mucho hasta ahora. Incluso en el presente me causa rechazo la mansión HiME. Tengo un cuarto y todo, pero nunca lo he usado. — la HiME se quedó pensativa unos instantes, contemplando la posibilidad de rendirse y usar la opción de la mansión HiME para estudiar tranquila. Tenía muchos exámenes y trabajos, y no era opción tener una mala calificación.
—Oye, Kana, de todas las cosas que dijiste que tienes que hacer me di cuenta de que no nombraste nada sobre entrenamiento HiME. ¿No tienes tiempo para ello?
—Pienso que no lo necesito.
—Ja, que soberbia.
—En serio. Es que, tengo a Kaneki como Rebel y él es un Rebel muy atípico. No tengo que preocuparme por él ni por Rizembool mientras tenga a Kaneki como Rebel.
—¿Y has pensado en la posibilidad de que tu Rebel quiera en algún momento ponerse rudo? — el peliblanco guardó sus libros en su mochila y aprovechó el descuido reflexivo de Kana para guardas las cosas de la HiME.
—Eso no va a pasar. — dijo muy segura Kana, embozando una sonrisa socarrona. —Kaneki es… Bueno, Kaneki es Kaneki. Es un poco…ñoño. No está en plan de ir golpeando personas. — terminó por guardar las cosas que Allen había comenzado a guardarle.
—¿Vamos por un café?
—Sí. — En ese momento, Kana y Allen notaron que unos cinco compañeros de clases se asomaron por la ventana para mirar al exterior. Estaban en el quinto piso por lo que observaban hacia abajo, aclarando sus vistas para ver a la distancia. Al principio sus rostros revelaban curiosidad por chisme, pero poco después sus facetas cambiaron a preocupación y temor. 
—¿Qué pasa? — Allen se acercó a mirar, pero no entendía el por qué sus compañeros estaban tan aterrados. El peliblanco permaneció incrédulo, pero no podía quedarse con la duda. —¿Quiénes son esos chicos? — les preguntó, mirando a un par de jóvenes en el primer nivel quienes parecían llevar una pinta de desaliñados.
—Es mejor no preguntar quiénes son. — dijo uno de los jóvenes, dándose la vuelta para guardar sus cosas y salir de allí. Los otros lo imitaron. Allen observó unos momentos más a esas extrañas personas y no consideró que fueran relevantes ni le interesó más de ellos. Agradeció ver que Kana terminó de guardar sus cosas, eso significaba que por fin se irían a descansar.

Los dos jóvenes bajaron las escaleras hasta llegar al primer nivel y comenzar a salir del campus universitario.

—¿Vamos a la cafetería?
—Suena bien… Podríamos repasar las lecturas mientras bebemos café.
—Kana, please, stop. — Allen estaba a punto de indicarle a su amiga que prefería morir de un balazo allí mismo antes de seguir estudiando, pero sus palabras y pensamientos fueron interrumpidos por una gran y precipitada conmoción. —¡…!—

El peliblanco dio un salto al notar que dos motocicletas pasaron peligrosamente al lado de ellos rodeándolos y cortándoles el camino. Evitando así que Kana y él pudieran seguir continuando con sus pasos. No sólo él estaba alarmado de este imprudente acto de infracción automovilística, sino que los estudiantes que estaban cerca también se consternaron al ser testigos de lo que sucedía.

—Oe…— uno de los jóvenes sonrió socarrón y burlesco al tener a sus presas frente suyo. Sacudió sus sedosos y largos cabellos, cuales hebras de ébano fueron mecidas por el viento.
—…— Kana dedicó una mirada filosa a cierto pelinegro fanfarrón que la mirada burlona desde su motocicleta.
—Sube, princesa. — el pelinegro apuntó con su pulgar hacia la parte posterior.
—…— la HiME mantuvo en sus ojos magenta la frialdad que le dedicaba a ese sujeto. En eso, escucha la voz del otro que lo acompañaba.
—Ya tenemos que irnos.
—D-Disculpen…— Allen no estaba seguro de lo que hacía, es más, estaba seguro de que lo que estaba haciendo lo ponía en un inminente riesgo vital, pero, no podía permitir que le hicieran daño a su amiga. Se puso al lado suyo, para protegerla de algún modo. —¿Quiénes son ustedes?
—Largo, marica. Si no quieres que te rompa el cráneo.
—…— Allen definitivamente sabía que la situación era delicada. Eran los dos jóvenes que antes sus compañeros miraron con temor. Probablemente, se trataba de delincuentes peligrosos. Incluso, Yakuzas.
—Baji…— el otro joven habló con tono ronco pero calmo. Lo que menos quería era que su amigo comenzara a hacer estupideces en frente de mucha gente. Desvió la atención ahora hacia Kana. —Debemos irnos.
—¿A dónde? —
A Allen le llamó la atención que Kana hablara con la guardia menos en alto con aquel joven rubio de gran tamaño. A diferencia de cómo la HiME trataba con el tipo de cabello negro. Aunque, francamente, Allen podía entender el por qué. El de cabello negro le daba demasiada mala espina.
—Es por tu bien…— susurró tranquilamente el rubio. —Queremos ayudarte.
—¿Esto es una orden de Manjiro?
—¿…Manjiro? — Ok. Allen era extranjero y no tenía por qué conocer a todos los japoneses de Japón, es más, llevaba tiempo allí y ni conocía a tantos (o se olvidaba de sus nombres) pero Manjiro le sonaba terriblemente. Y al ver la pinta de esos dos mafiosos no era difícil deducir que eran enviados de Manjiro Sano. El mismo y nombradísimo jefe Yakuza.
—Pues…sí. — el rubio se alzó de hombros. No era bueno mintiendo y no tenía ni una jodida gana de inventarse algo. —Me ha enviado Manjiro a que te lleve. Pero, no te preocupes, no es para otra tonta salida adolescente… Quiere ayudarte con tus problemas.
—Si te manda él no iré. — chistó la chica. Y sin el mínimo ápice de terror, siguió. —Tengo mejores cosas que hacer. Permiso…— se abrió paso frente al rubio quien la miró con tranquilidad, aunque con el ceño fruncido. Allen tenía miedo de lo que pudiera pasar. Pero, por, sobre todo, ¿¡Por qué Kana estaba TAN familiarizada con esa gente!?
—¿A dónde vas, tonta? — el pelinegro de un zarpazo la agarró del brazo, brusco, reteniendo su marcha.
—Suéltame, Baji.
—Kana. — Allen se puso a su lado, por si pasaba a peor.
—La idea es de Manjiro… pero el resto de planificación me lo ha dejado a mí.
—¿Y qué quieres que haga, Draken? — se zafó de Baji de un manotazo.
—…— Ok. Allen se quedó en una pieza. Ese era el matón del Yakuza. ¿Por qué mierda Kana era conocida de Draken?
—Sólo acompáñanos. Te juro que si no te gusta la idea o… no lo resistes, te puedes ir cuando me lo pidas. Lo prometo.
—…— Kana lo miró con duda, pensativa. Allen se colapsó al ver que la HiMe estaba pensando en tan siquiera la posibilidad de decirle que sí a ese delincuente.
—K-Kana, NO.
—¿Por qué esta escoria sigue aquí? — Baji tenía todas las intenciones del mundo de reventarle la cara allí mismo.
—Contrólate, Baji. — Draken suspiró. El rubio comenzaba a perder la paciencia, estar con Baji como dupla en las rondas era como controlar constantemente a un perro con rabia.
—Está bien… pero debes cumplir tu palabra, Draken. — apuntó Kana.
—Lo prometo. — Draken la invitó a su moto, sabiendo que Kana no soportaba a Baji.
—Si Kana va yo también voy.
—¿Y este enano qué?
—…— Allen ni siquiera era enano “Claro, cualquiera al lado tuyo es enano, poste de luz”
—Es un amigo. — la joven suspiró. Luego miró a Allen. —No te preocupes, Allen. Desgraciadamente son conocidos míos… No me va a pasar nada malo.
—Eso no me quita la desconfianza. — mucho menos al escuchar las propuestas de esa gente. A Allen le sonaba como que la iban a llevar a un prostíbulo a grabar un video BDSM o quizá hasta Gore.
—Hm…— Kana intercambió miradas con Draken.
—Si quiere ir, que vaya. Pero no te garantizo su protección.
—Allen, no te garantizo tu protección.
—Sí, sí. Ya oí, Kana. — haciéndose el fuerte, aunque por dentro estaba muy preocupado.
—Oe, yo no me llevaré a este. — Baji reclamó inmediatamente. —La princesa va conmigo, esta cosa que se vaya contigo, Draken. Tú estás más acostumbrado a llevar enanos.
—Te aprovechas de la circunstancia, maldito. — Kana lo miró con odio. No quedándole otra opción tuvo que ir a subirse a la motocicleta de Baji.
—Sujétate fuerte de mí, princesita.
—…— Kana le dio un codazo en las costillas de “casualidad” aunque Baji no hizo ningún gesto de dolor, ella sí sintió como el pelinegro contrajo el aire en sus pulmones. “Por imbécil”
—…— Draken y Allen se miraron en un silencio incómodo. Finalmente, el peliblanco se subió a la motocicleta. ¡Vaya! El sujeto sí que era alto.

Las luces de la noche comenzaron a encenderse mientras iban en las motocicletas por la ciudad. Allen en todo momento pensaba con preocupación a que destino se enfrentarían, como, también, se preguntaba qué clase de nexos tenía Kana con esos yakuzas. Sin duda, había muchas cosas que no conocía de su amiga y eso le llamaba la atención. Kana y Cain eran ambos sus amigos, pero conocía poco de ellos mientras que ellos conocían todo de él. Era injusto.

Después de un largo camino recorrido, comenzaron a salir de la ciudad para entrar en un terreno baldío y las alarmas en Allen se dispararon. Pasó de pensar a que llevaban a Kana a firmar un video prohibido mientras la drogaban, a pensar que la llevaban a matarla por un ajuste de cuentas.

Se detuvieron junto en frente de una especie de casa o fábrica abandonada. Apagaron las motocicletas y los cuatro bajaron.

—Es por allí. — indicó Draken.

Entraron todos a ese lugar, donde lo primero que notaron era una especie de cuadrilátero de pelea enjaulado.

—¿Y esto?
—Mikey está preocupado por ti. Dice que eres una HiME floja y notó que no tienes la misma fuerza de antes.
—Oh, por favor… no me digas que piensa eso de mi porque no pude conseguir buen puntaje en el martillo de feria. —
—No. — Draken negó con la cabeza. —Me dijo que te cansabas al caminar, y, cuando te agarró el brazo en la pelea no pudiste zafarte de su agarre. En los tiempos pasados, eso no hubiera pasado.
—Okay, ¿y quiere que me meta a una jaula y salte como mono?
—Más bien… esta parte me la dejo a mí. Mikey es bueno mandando, pero es perezoso al planificar un plan de acción. Así que he creado un plan de entrenamiento. Vamos a practicar algo de defensa personal. —
—¿En serio? — Kana parecía molesta y hastiada. Miro el ring enjaulado, las luces blancas y de colores medio la aturdían y ya de por si le dio sueño. “¿Y si lo dejamos para otro día?” quería estar en cama viendo sus doramas. —…— Ok, entendió en ese punto que se estaba volviendo una perezosa. Era verdad, ¿hace cuanto no entrenaba? Pero… de todos modos, la idea de meterse allí con Draken no la convencía. Aunque no podía negar que le daba curiosidad pelear con Draken. En el pasado siempre le llamó la atención el potencial de pelea de Draken y nunca tuvo oportunidad de enfrentarse con el Ryuguji. —Bueno, supongo que no está demás ver cómo están mis capacidades físicas en este momento.
—Perfecto. Sube al ring.
—Kana… Esto no es buena idea. — le dije Allen a su lado, más que preocupado.
—Descuida. Voy a estar bien. Draken parece malo, pero siempre ha sido educado con las mujeres. Al menos no me tocó con Baji… ése sí es un enfermo mental.
—Por cierto…Hay un detalle. No pelearás contra mi. Busqué un rival que pudiera ser algo parecido a tu Rebel actual. Uno de mis informantes me sopló que tu rebel es un tal Kaneki.
—Ah, sí…—
—No hay mucha información de él más que su patética foto en el anuario académico. Tiene una apariencia delicada… Lo cual llama la atención que escogieran a un inútil como él para ser Rebel. Eso quiere decir que no hay que dejarse llevar por las apariencias, seguro es un soldado sádico y frío.
—¿Sabes tan siquiera lo que es un Rebel? —
—Nunca me metí en ese mundo ni prestaba atención cuando Mikey y tú hablaban de su experiencia como HiME y Knight. Tampoco me importó escuchar la versión de Kazutora como Rebel… pero, ¿supongo que no está muy lejos de un soldado experto de cualquier yakuza, no? Pelea y ajuste de cuentas… lo típico.
—No es así…— la HiME se quedó algo perpleja ahora que lo pensaba. —B-Bueno, esa lógica tiene sentido en cierto modo.
—Entonces voy bien. — apuntó al ring —Ese es tu rival.
—…— Mierda. Kana ni siquiera se había dado cuenta de que alguien estuvo en ese lugar todo el tiempo. Discreto, en silencio y siniestro. La HiME esperó lo peor de esa presencia y cuando vio quien era no tuvo dudas alguna de su sensación de frío que le recorrió toda la espina dorsal —¿Inui? — le reclamó inmediatamente a Draken. —¿En serio trajiste a ese loco aquí? — el nombrado ni siquiera se inmutó por la reacción de la HiME.
—Ahá. 
—¡Es un psicópata! ¡No tiene nada que ver con Kaneki! —¿Cómo Draken podía comparar al salvaje de Inui con el suave de Kaneki?
—Deben ser el mismo perfil. Rostros finos y apariencia frágil, pero están enfermos y torcidos por dentro. Son oponentes difíciles de fiar, puesto que usualmente son subestimados, pero subestimarlos es una lamentable opción.
—No pienso meterme allí. Me va a arrancar la cabeza con sus propias manos. ¡Ese idiota golpeó a Yuzuha sin más! —
—Un sujeto que golpea mujeres no es de confiar. — agregó Allen —Es desproporcionado que un hombre pelee contra una mujer.
—¿Y los Rebels que son? ¿Travestis? ¿Mujeres operadas para ser hombres? Hasta donde sé, las mujeres HiMEs pelean contra Rebels hombres. — escudriñó el rubio alto.
—No es que quiera defender a la loca, pero, ¿no había algo más decente que Inui en tus opciones? — le preguntó Baji a Draken.
—Bueno… ¿Quieres cambiar a Inui por Baji? — Draken miró a Kana, despreocupado. 
—…— Kana lo miró indignada. Baji e Inui eran la misma porquería junta. Sólo que uno era desgraciado y el otro… bueno, no podía opinar mucho del Inui actual porque no supo de él en los últimos años, pero, el hecho de que nadie supiera mucho de Inui en los últimos años porque precisamente esos últimos años pasó cumpliendo condena (otra vez) en cárcel, ya decía mucho.
—Kana, mejor nos vamos. — suplicó Allen.
—Podríamos lanzar a tu mascota al ring a ver como pelean los perros. — Amenazó Baji, perdiendo la paciencia con ese extranjero metiche.
—Baji, deja a Allen tranquilo. — la HiME suspiró, cansada.  —Supongo que prefiero a Inui…— al menos Inui no tenía pinta que fuera a correr mano de “casualidad” como podía hacerlo Baji.
—Okey. Si quieres parar, sólo pídelo. — Draken acompañó a Kana al ring, ante la vista de espanto de Allen que poco pudo hacer cuando sintió la mirada asesina de Baji sobre él. Si se movía, estaba muerto. La HiMe entró en el ring de pelea y vio a Inui de reojo, seguía siendo tan raro como siempre, es como si aquel rubio no tuviera alma. Algo le causaba rechazo de él a diferencia de todos los otros mafiosos vinculados a la vida de Manjiro Sano.
—Las reglas son sencillas. Una pelea cuerpo a cuerpo, limpia. Sin armas…— Draken miró a Inui. —Esto también va para ti. Nada de navajas sorpresas ni nada por el estilo. — el rubio de gran estatura salió del ring y cerró la puerta de la jaula.
—…—

Kana e Inui se miraron fijamente por un prolongado momento de silencio incómodo que de momento no se podía romper. En la mente de Kana circulaban todos sus recuerdos enfocados hacia ése sujeto, casi todos malos recuerdos, puesto que Inui por mucho tiempo fue miembro de una pandilla rival a la de Mikey y era de esos chicos soldados natos que peleaban macabramente bien y sin piedad. Incluso, en un par de ocasiones, Inui había golpeado a su amiga Yuzuha cuando ésta intentó defender a su hermano Hakkai de los golpes de Inui. Por tanto, no discriminaba entre hombres o mujeres al momento de ejecutar. A Kana no le caía bien y sin duda le daba esa sensación de rechazo hacia un ser humano.
Por la mente de Inui… nadie jamás sabrá lo que pasaba en ese momento, pero lo que sí era una verdad es que no tenía ni putas ideas quien era la tipa que tenía en frente suyo.

—Me aburrooo. — abucheó Baji. —Ya hagan algo.
—Cállate. — le gruñó Draken a su lado.

Que incómodo. Kana no se había sentido tan incómoda en mucho tiempo. No sabía qué hacer y estaba arrepentida de aceptar el tonto entrenamiento de Draken. Su rival por su parte la miraba fijamente sin expresar ninguna emoción en sus claros e hipnóticos ojos.
Lo único que se le vino a la mente a Kana era empezar pronto con la actividad para así terminar rápido también. Esperaba que todos los años en la cárcel hayan debilitado a Inui para darle un solo golpe y tumbarlo de una. En cierto modo, tenía confianza en sí mismo, porque, aunque dijeran que se había puesto floja las últimas semanas, nadie podía negar que se entrenaba en tiro al arco y defensa personal (algo de kendo, algo de karate) así que tenía como defenderse.

“Ok. Haré esto rápido. Lo lamento, niño perro pero tengo mejores cosas que hacer.” Se dijo Kana mentalmente.

Se acercó a él, alzando sus puños en posición defensiva y antes de que Inui se moviera la HiME se agachó y giró en un círculo intentando propinar una patada a los tobillos a su rival para botarlo al piso, pero el rubio dio un salto hacia atrás. Kana aprovechó el movimiento del otro para levantarse de un salto ágil y tratar de darle una patada al pecho, pero tampoco pudo.
Quedaron frente a frente de nuevo. Kana sólo articuló una sonrisa burlesca y soberbia.

—Te subestimé. Pero tengo que terminar con esto así que me disculpo si te hago da—

Antes de que Kana pudiera terminar su frase, Inui le dio un puñetazo en pleno rostro mandándola a estrellarse contra las rejas del ring. La chica instintivamente se llevó ambas manos a su nariz y notó que la sangre brotaba violentamente de allí.

—¿M-me…gol…peó? — La HiME quedó en shock. No se esperó un golpe tan seco y rápido, rompiendo toda su guardia de una y dejándola tambaleándose casi K.O
—¡KANA! — Allen se lanzó sobre la reja del ring intentando llegar a Kana. —¡Abran la puerta! ¡Ese loco le rompió la nariz!
—...— Ni Baji ni Draken se inmutaron.
—¡Son unos desquiciados! — Allen seguía intentando abrir la reja.
—T-Tú, maldito perro….— Kana se ofendió hasta la médula por el golpe sucio e improvisto de Inui, ¡Que poco caballero! Estaba indignada ante la idea de perder ante un tipo tan poco honorable como ese rubio. Se lanzó contra él para darle un golpe de puño, pero Inui la esquivó y cuando la HiME pasó por su lado le dio un golpe en la nuca, haciéndola caer al piso. La sangre seguía saliendo de su nariz por lo que manchó el piso.
—…— Inui vio como la HiME trataba de pararse así que le dio un golpe de pie en la espalda. Luego fue hacia las rejas de la jaula del ring y buscó la mirada de Draken. —¿Ya puedo salir?
—¿Deberíamos soltarlos? — Draken pidió la opinión de Baji.
—La princesita está en el piso y al perro no le han dado de comer…
—Pero ella no me ha pedido que pare…— puntualizó Draken.
—¡Esto no ha terminado! — Kana se levantó hecha una furia y se trepó por la espalda de Inui tratando de asfixiarlo desde atrás.
—Woh… se están volviendo salvajes.
—¡Les recuerdo que Kana está lastimada!
—Shhh, si no quieres que te lancemos de hueso para el perro. — amenazó Baji. En eso, vio que Inui agarró a Kana de los brazos, la alzó por sobre él y le dio una magistral llave que hizo que la espalda de la HiME se azotara en el suelo. —Auch… Okay, quizá si debamos parar esto.
—Ella no me ha dicho que pare…— volvió a señalar Draken, muy contrariado por sus propias palabras.
Kana intentó darle una patada, pero estando en el piso y con la vista nublada por su propia sangre era un acto torpe.
—Voy a acabar con esto por ti…— el rubio de ojos claros sujetó a Kana del cabello, hizo su cabeza hacia atrás y estaba a punto de darle un puñetazo en el rostro para noquearla cuando de pronto escuchó algo que incluso a él le paralizaba. —…— se detuvo en seco, soltó a la HiME. “Mierda”
—¡Mierda! La policía. — gruñó Draken. Fue hasta la jaula y abrió la puerta que estaba con llave. —Salgan de allí, ¡ahora!
Allen entró corriendo para ayudar a Kana a salir.
—¡Inui ven aquí! ¡No huyas rata inmunda! — lo vio irse solo y a velocidad.
—Kana, en serio, ¡BASTA!— le reclamó Allen a su lado, ayudándola a caminar.
—¡Se está escapando!
—¡Ya perdiste, Kana! Tienes que aprender a aceptar cuando no puedes más.
—Pásamela. — Baji le quitó a Kana a Allen y se la llevó en su motocicleta. Draken fue gentil y se acordó que Allen existía así que lo llevó en su motocicleta.

Tras huir de la policía donde a Allen casi le da un infarto cardiaco por la brutal experiencia de convertirse casi en un criminal escapando de la ley, el grupo llegó a una guarida que Draken reservaba por el lugar.
Era un… prostíbulo. Allen se preguntó qué otra cosa más bizarra podría pasarle esa noche. Un par de chica se le engancharon a cada brazo del peliblanco. Él las apartó con delicadeza y siguió a los rufianes quienes estaban en un cuarto de “amor” con Kana a quien Draken le realizaba curaciones. Baji fue al mini-bar y se sirvió un whisky mientras Allen se sentó en una extraña silla en un rincón, mirando alerta cada movimiento que esa gente hacía.
Afortunadamente, el golpe que Inui le dio no le quebró la nariz, pero si le causó una gran hemorragia nasal y dejo su nariz feamente hinchada. 

—Ya está. Debería funcionar. — Draken terminó de tratar la hemorragia de Kana. Se puso de pie. —Pueden sacar alcohol del mini-bar y pedir cualquier cosa para comer.  Pónganse cómodos, ya regreso.

Kana y Baji se quedaron charlando un poco mientras que Allen prefirió quedarse a un lado de la HiME cuidando de ella sigilosamente. En un punto, Baji recibió una llamada telefónica y salió del cuarto, los dos restantes notaron que cuando salió se encontró con un par de “cariñosas” que se lo llevaron. Supusieron que no iba a volver por un tiempo.
Allen y Kana fueron hasta una de las ventanas donde se distrajeron mirando hacia el exterior a un montón de letreros de neon que iluminaban el barrio.

—Kana, deberíamos aprovechar de huir de aquí. Ya es súper tarde. — en eso, notó que Kana fijó su mirada a un par de tipos en el primer nivel. Era Draken quien se estaba encontrando en un callejón con un tipo con capucha, no era difícil deducir que era Inui. Notaron que Draken le pasó unos cuantos billetes y le dijo algo que no pudieron oír. —Esta gente no es de fiar.
—…—
—¡Kana! — Y su amiga era una salvaje al igual que “el perro” la HiME salió al balcón y trepó por las cañerías para bajar hasta la calle.

Corrió al punto de encuentro donde estaba Draken y alcanzó a Inui antes de que éste se fuera.

—Todavía no termino contigo.
—…— la miró como si fuera algo insignificante.
—Ha sido todo por hoy. — dijo Draken.
—Tú dijiste que esto acababa cuando yo lo dijera.
—Pero no le voy a pagar más a Inui para que sigan peleando. Mañana tiene que trabajar en mi taller.
—Yo te pagaré. — buscó en sus bolsillos dinero, con actitud amenazante hacia Inui.
—Ya vete, Inui. —
—Tiene dinero…—
—Olvídalo. — Draken lo miró con enojo. —Kana. Inui es mi trabajador y tiene que volver a su casa en…— miró su reloj de muñeca para comprobar la hora, pero no fue necesario porque el grillete electrónico en el tobillo de Inui empezó a pitear. —Ahora…—   
—… ¿Por qué tiene una tobillera electrónica si se supone que ya salió de prisión? — Kana no estaba interesada en ese detalle, pero como no encontró dinero en sus bolsillos prefirió hacerse la tonta antes que descubrieran que no tenía dinero y se viera auto humillada.
—Porque hizo una infracción apenas salir. Si pillan que no está en su casa a cierta hora irán por él. — Draken miró a Inui. —Corre. — y dicho esto, el otro joven se fue corriendo como si el diablo lo persiguiera.
—Oh, Inui corre bien rápido. Se nota que no quiere volver a la cárcel.
—Perdió mucho allí adentro. Nadie quiere volver a un lugar como ese. —  el rubio se tocó la parte de la nuca que tenía rasurada, pensativo. ¿Estaba bien si seguían así? ¿Mikey se lo tomaría bien? Sólo sabía que sería peor si no hacía nada y Mikey le confió demasiado ese entrenamiento —¿Cuándo tienes libre para continuar con el entrenamiento?







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SeeDs in the Garden / Re: SeeDs in the Garden – revival
« Last post by Kora on March 30, 2024, 05:33:53 PM »
Flashback con gatitos featuring mi propio Yuri uwu



Kora tenía una mañana muy, pero que muy aburrida. Tanto que ni siquiera su enésima ronda en Princess Debut la tenía entretenida. Dejó caer la consola portátil hasta sus muslos y suspiró con la cantidad de drama adecuado (o sea, mucho), echando la cabeza hacia atrás.

-¿Cuándo pasará algo interesante en esta aldea? -preguntó al aire.

-Mujer, aldea, lo que se dice aldea... -le contestó Dante, sentado a su lado en las gradas del patio del Jardín-. Yo diría más que esto es una ciudad.

-Chst -le chistó Kora, dándole una palmada en el brazo con todos los dedos llenos de anillos-. ¡Un pueblo! ¡Esto es más aburrido que un pueblecito en Galbadia de cincuenta habitantes!

Dante torció el morro, porque era demasiado fuerte como para que los nudillos armados de Kora le hicieran daño, o por lo menos intentaba convencerse de ello.

-Ni que tu supieras mucho de pueblecitos en Galbadia.

-Más que tú sí, porque yo he estudiado para los exámenes. -le espetó, volviendo a golpearle con la mano.

Dante se apartó un poco y le devolvió la palmada sin pensarlo esta vez.

-¡Tú que vas a estudiar! ¿Seguro que no te dan las pruebas de los exámenes?

-¡Oye!

Yuri rodó los ojos y suspiró al otro lado de Dante. Bueno, al menos Kora había encontrado un entretenimiento que no le afectaba a él, aunque por la manera en la que Dante le miraba de reojo de vez en cuando le daba la sensación de que demasiado pronto iba a cambiar la cosa.
Y entonces escuchó un canturreo procedente de debajo de las gradas. Alguien llamaba su nombre suavemente.

-Yuri~ -escuchó el trino y Yuri se levantó de golpe.

-¡Eh, no te vayas! -le ordenó Dante, agarrándole de una manga, aunque sonaba más a plegaria- ¿¡Dónde te vas!? Llévame contigo.

-Me llama alguien, ahora vengo.

-¡Mentiroso! ¡No te llama nadie! -se quejó Kora, poniendo morritos y cruzándose de brazos.

-¡Sssh! -les chistó Yuri, llevándose un dedo a los labios. Y la llamada se volvió a oír a duras penas.

-Yuri~

-¿Véis? -dijo él, bajando los escalones de dos en dos y siguiendo el sonido de la voz lejana.

Aunque en realidad no estaba tan lejos, provenía de debajo de las gradas.

-¡Espérame! -siseó Dante, yendo a trompicones detrás de su amigo y Kora les siguió también, no sin antes guardar la consola en su mochila.

-¿Sí? -preguntó Yuri cuando vio a alguien agachado, dándole la espalda y llamando su nombre.

Ese alguien era Neko que casi se cayó de bruces al suelo al oírle responder.

-¿Me llamabas? -preguntó Yuri y Neko se giró a mirarle con la cara colorada y algo apretado contra su poco pecho.

-¿Quién yo? -respondió Neko después de carraspear y hacer como si no fuera con ella la cosa.

-¡Ajá! ¡Eras tú! Ya sabía yo que querías algo con Yuri... -acusó Kora, dedo en alto.

-¡No es eso! -aseguró Neko, dándose la vuelta y enseñando el gatito gris que tenía entre los brazos- ¡Estaba llamando a este Yuri!

Los cuatro se quedaron mirando al gato que bostezó entre los brazos de Neko y se peinó la cabeza con las patas delanteras antes de intentar lamerse una con pereza.

-¿Yuri? -preguntó Kora y el gatito maulló.

El Yuri humano entrecerró los ojos y se rascó la cabeza. Luego se pasó una mano por la cara, sin saber como reaccionar.

-¡Yuri! -exclamó Dante, agachándose para acceder a la parte más baja de la grada y estirar un dedo hacia el gato, que se lo olió con curiosidad-. ¿Es tuyo?

-No lo sé, tal vez. Lo encontré ayer aquí y todavía seguía aquí esta mañana. Quiero llevarlo a un veterinario por si tiene algún chip.

Kora volvió a chistar, arrugando la nariz.

-¿Y por qué le has puesto Yuri, hmm?

Dante rascó la cabecita del gato y tocó un collar con la mano, sacó una chapa y la leyó.

-Yuri, lo pone en la chapa. Lo siento mucho, Kora, pero no hay dramas para tí hoy. Es una coincidencia.

Kora suspiró y gateó hacia sus amigos para toquetear un poco al gato. La verdad es que era demasiado encantador, podía pasar la tarde sin dramas y con gatitos, no le importaría. Aún así se quejó.

-Jo, y yo que creía que por fin iba a destapar los sentimientos de Neko hacia Yuri...

-¿Qué dices? Yo no tengo de eso. -refunfuñó Neko, con los ojos muy fijos en el gato.

Yuri rodó los ojos y se unió a los otros tres al fondo de las gradas.

-Hola, tocayo. -le dijo al gato.

Y a partir de entonces los cuatro compartieron una tarde muy entretenida. Neko sólo rezaba para que ninguno de los tres descubriera que ella era la que había comprado el collar y la chapa personalizada al gato. Si no era mucho pedir.
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Patio de Juegos / Re: Shot thru' the heart..! 🌠 (and you're to blame..)
« Last post by Airin on March 30, 2024, 05:18:57 PM »
Prompity prompt! (Qué hambre me ha hecho pasar el fic ;; voy a buscar mi cena.)
While putting your favorite condiment on a sandwich, you accidentally make a magical occult symbol and summon a demon.
SI. EL HAMBRE. QUE PESADILLA DE HOMBRE CON SU ODA AL PUTO SANDWICH. (y que lo diga yo... lol)
Segunda parte de esto de quién sabe cuántas, como todo aquí :_D



I’ll make you say wow
- [And we are out of control] -




No sabía a quién se le había ocurrido aquello de que los demonios se deleitaban con las almas de los inocentes, pero claramente se lo había sacado de la manga. No había nada que saborear en ellas, eran insípidas como un vaso de agua embotellada de mineralización débil. Eran valiosas como monedas de cambio, sí, pero poco más. Las almas de los culpables sin embargo, eran en verdad las que resultaban nutritivas para los seres de su clase.
Aunque empezaba a tener sospechas de que más que hubiera pocos que pudieran contarse como de su clase, él fuese su propia categoría a parte. En realidad Sephiroth tampoco había notado grandes diferencias en dejar de consumir la esencia de otros. Tal vez menos cambios de humor bruscos, pero siendo sincero consigo mismo los estallidos de odio ira y destrucción le resultaban tan agotadores que eso sólo podía contarlo como un beneficio a largo plazo.

Y como ya le importaba más bien poco lo que otros entes de su presunta especie y plano habitual pudieran pensar de él, si tenía que elegir, donde estuviera la comida mortal excesivamente dulce, salada o refrita y llena de grasa no había comparación.

De hecho aún seguía pensando en aquel bocadillo de bacon con queso bañado en salsa dulce y ahumada que le había manifestado en una invocación por accidente. Y estaba seguro de que había sido un accidente porque la muchacha había parecido más sorprendida e indignada por las apariciones a altas horas de la noche que aterrada de encontrarse ante su presencia. Y había consentido en compartir parte de su cena, aunque la manera en que lo había hecho le recordaba más a un pacto mutuo de no agresión entre depredadores que al debido pago por su desplazamiento.

Sea como fuese el caso es que Sephiroth se había quedado plenamente satisfecho con la consecuencia, y lleno de curiosidad al respecto. Si había enredado hilos a cambio no era para tanto, después de todo, favor con favor se paga.
Pero había pasado más de un mes y no había vuelto a saber nada de invocaciones, ni de la cortés joven, ni mucho menos de manjares fundidos obscenamente exquisitos. Y además de la gula le carcomía la necesidad de fisgar, y tener el plato vacío ahí a la vista como recuerdo constante no era productivo para mantenerse a raya.

Y como no tenía nadie a quien deberle explicaciones por qué no dejarse arrastrar de nuevo por la curiosidad, pensó localizando en su mente las coordenadas del lugar donde había ingerido aquel último obsequio de leyenda.


—¡Aaahhh! ¡Joder joder un fantasma! ¡Socorro! ¡Atrás Satanás! —una especie de humo negro que parecía al mismo tiempo deshacerse y enroscarse en volutas electrificadas con un extraño brillo metálico fue creciendo hasta formar una figura humanoide de apariencia cada vez más sólida.— ¡Aaahhh! ¡AAARGHGGHH! ¡SORROCO! ¡ASDHFFjdskdhfaaahh?!

Descontento pero entretenido Sephiroth observó al pobre desgraciado correr como un pollo sin cabeza desgañitándose hasta alcanzar un registro poco habitual en las cuerdas vocales humanas antes de encerrarse en el cuarto de baño lloriqueando de forma patética y avergonzante.
La minúscula vivienda no tenía el mismo aspecto que la primera y última vez que se había encontrado en ella. Eso quería decir que su objetivo ya no residía allí, y que iba a tener que hacer un esfuerzo extra por dar con ella de nuevo. El demonio frunció el ceño con fastidio, y llamó dos veces a la puerta del baño, de donde solo salieron gemidos aterrorizados.

Cambiando de planes, Sephiroth rodó los ojos con infinito desprecio y perdió corporeidad con lentitud, intentando hacerse con un rastro de la esencia que buscaba mientras se desvanecía del lugar.
Ah, tal vez esa…


Airin tenía todas sus cosas en cajas de cartón aún sin desempaquetar y le daba igual. Le daba tan igual que se había pedido una pizza familiar aberrante con extra de colesterol para ella sola y pensaba comerla en el suelo entre los montones de embalaje aún precintado, porque tenía tres días libres pagados consecutivos y el colchón nuevo esperando ser estrenado. Y estaba tan cansada de arrastrar paquetes que también le daba igual dormir en la indignidad dentro de su nuevo apartamento de cocina-salón y una (1) habitación por una noche. O las que hiciera falta.

Pero la pizza primero.

Abrió la tapa y observó fascinada la unión sobrenatural de la mozzarella fundida entre el queso de cabra y la cebolla caramelizada con el jamón, el bacon, el maíz y el pollo con salsa de barbacoa; semejante perversión alimentaria iba a ser su cena, desayuno y siguiente comida de mediodía si llegaba. Muerte y destrucción con matrícula de honor.

Levantó el cuchillo, porque los pobres no tenían para cortador rotativo y ella aún estaba saliendo de ello, estudiando con detenimiento por dónde partir el primer pedazo cuando le pareció escuchar una especie de siseo amortiguado.
Airin entrecerró los ojos. Tenía un arma punzante en la mano y hambre suficiente para cometer uno o varios crímenes si el universo decidía intentar estorbar su cena.

La sensación del movimiento del aire le llegó al mismo tiempo que alcanzó a ver un rastro de neblina oscura deshaciéndose en torno a la figura de un hombre. Un hombre que no era tal porque tenía cuernos y uñas que acababan en garras negras, una coloración que no era posible en un ser humano sin edición digital, y ojos brillantes que le observaban con una pupila vertical haciéndose cada vez más redonda, como si fuera un gato interesado.
Un ser humanoide de apariencia masculina que llevaba un plato en las manos.

Airin lo miró con sospecha de abajo a arriba. Un registro razonable, susurró su mente recordando el día de su auto-despido apenas un par de meses atrás. Con bacon y queso.

—Venga ya, qué cara más dura. —dijo la joven con incredulidad hostil y sin bajar el cuchillo.— Y además ese plato es mío.

Los labios del hombre se curvaron ligeramente hacia arriba en una sonrisa pequeña y satisfecha, y estiró la mano hacia ella, tendiéndole el plato.
Airin rodó los ojos hasta el infinito con un resoplido de hartazgo, cortó la pizza por la mitad y señaló hacia el trozo opuesto con un gesto de cabeza.


Sephiroth se dejó caer sentado con las piernas cruzadas en un movimiento fluido y grácil, y juzgando con prudencia esperó a que la joven hubiera cortado varios trozos y soltado el cuchillo antes de estirar la mano hacia la comida. Sin mediar ningún accidente que subsanar había vuelto a compartir su alimento con él a pesar de haberse manifestado por iniciativa propia, aunque esta vez la muchacha sí que iba armada y definitivamente no le tenía miedo.
Hmm. Era todo muy, pero que muy  interesante. Y la pizza desprendía un aroma exquisito.






tbc... again?
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Reglas, Guías y whatnot / Re: Canje de palabras
« Last post by Kana on March 29, 2024, 06:44:57 PM »
Aww muchas gracia, Cho! ahora me voy a poner el nuevo espacio canjeado <3
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MMORPG: Neverland / Re: neverland 2.2: you can (not) fight
« Last post by Neko on March 29, 2024, 05:53:09 PM »
Venga, que acabamos con la Tirfing casi un año después xD

89.

Llegar hasta la sala donde Anir creía que se había escondido el monstruo que estaban buscando no había sido tan difícil, aunque cuando la chica se paró, miró una pared y anunció que habían llegado, Fíli se rascó la cabeza confundido.

—¿Aquí? —preguntó él.

—Aquí. —confirmó ella.

—Aquí… —repitió Fíli—. ¿Y cómo entramos?

Anir le sonrió y dio una palmadita toda feliz. Y al separar las manos tenía algo brillante en la palma, recién sacado de su inventario.

—Pues con la llave.

Fíli asintió, lamiéndose los labios.

—Claro, con la llave, eso tiene sentido —contestó mientras adoptaba una posición defensiva—. Esa cosa va a atacar en cuanto abras, ¿verdad?

—Muy probablemente.

Neko se puso a tantear la pared con la mano hasta que encontró un pequeño agujero bien disimulado y metió la llave, que parecía más un adorno moderno que una llave en sí, en aquel hueco. Se giró a mirar a Fíli y levantó una ceja. Fíli asintió con la cabeza y ella apretó un poco más hasta que se oyó un clic, la pared empezó a moverse y el bot en el hombro de Fíli se volvió loco.
Un ojo se iluminó desde el interior del escondrijo oscuro y una hilera de dientes apareció justo después. Fíli apretó aún más la empuñadura de su espada y la Tirfing salió disparada hacia él.

Fíli levantó más la espada, pero el monstruo cambió de rumbo lo suficientemente rápido como para hincarle el diente en el brazo sin que al Knight le hubiera dado tiempo a reaccionar. Por suerte, su Auto Contra Ataque se activó sólo y la espada de Fili le dio un revés al costado del sable de la Tirfing tan fuerte que el monstruo le soltó para fundirse entre las sombras de una esquina.

—Mierda, estoy herido. —dijo Fíli con mucha más calma de la que sentía.

El bot de Anir pasó a modo silencioso, pero continuó emitiendo una luz roja a intervalos para avisar de la presencia de su objetivo.

—Tómate esto.

Anir alargó la mano hacia Fíli, sin dejar de vigilar el rincón en el que la Tirfing había desaparecido.
Fíli frunció el ceño y agarró la poción abierta con la mano del brazo herido. Hizo una mueca de dolor, pero se negó a bajar la espada por si la Tirfing volvía a atacarle. E hizo bien.

—Date prisa… —murmuró Anir, levantando su arma mientras se empezaban a oír unos arañazos desde la oscuridad—. No, no, no…

Fíli tragó lo más rápido que pudo y su herida empezó a sanar. Y desde la oscuridad, decenas de ojos sangrantes empezaron a arrastrarse hacia ellos. Uno desplegó un par de alas y empezó a volar torpemente. Y a ese le siguieron los demás.

Anir blandió su arma, dándole a un par de monstruitos voladores mientras Fíli dejaba caer la botella de la poción y se unía a la batalla lo más rápido posible.

—¡Aaaah! —gritó Anir con angustia irreprimida—. ¡Qué asco!

—¡No me habías dicho que invocaba beholders! —exclamó Fíli entre las carcajadas metálicas y desquiciadas de la Tirfing.

—¡No esperaba que llegásemos a esto!

Uno de los beholders chiquitillos esquivó el golpe de Anir y se agarró a su arma, descendiendo por ella poco a poco con sus patitas recién creadas y aún manchadas de sangre. Anir empezó a mover el arma de un lado a otro intentando despegarlo.

—¡Suéltame, ojo malo!

Y su bot pió decepcionado.

—Tú no, tú eres estupendo y maravilloso.

—¡Échate atrás! —instruyó Fíli, con su espada agarrada con las dos manos, apuntando al techo y brillando con una habilidad recién cargada—. ¡Aaaaah!

Anir se agachó y rodó por el suelo mientras Fíli gritaba desde el estómago, dando una estocada detrás de otra, paso a paso hasta completar el combo de cinco y añadir otra que giró por encima de su cabeza para acabar a la altura de su cadera izquierda.
La mayoría de beholders bebés se deshicieron en cientos de grititos y Anir dio una palmada en el suelo para invocar a sus robots con forma de ojo y desplegarlos hacia los beholders que creían que se escapaban.

La Tirfing chirrió por el suelo de piedra, boca abierta y ojo rojo, gritando con locura por la pérdida de su séquito y Fíli sonrió con la misma intensidad.
En realidad, su combo aún no había acabado.

Levantó su espada hacia la derecha, por encima de su cabeza, mientras daba la vuelta sobre sí mismo. Su ropa voló de lo deprisa que iba y al acabar de dar la vuelta propinó el último sablazo justo donde la Tirfing se encontraba. Los avisos de crítico brillaron en el aire y el mango de la Tirfing sangró antes de caer y resbalarse unos metros más hacia delante.

Sus gritos pasaron a sonar agonizantes y los pocos beholders que quedaban se desvanecieron en humo de píxeles naranja.

Fíli se enderezó, intentando recuperar el aliento. Sus pasos resonaron en el pasillo oscuro y Anir le siguió, llamando a sus bots para que flotasen alrededor de ella.
Se miraron por un momento cuando llegaron a los pies de la Tirfing caída y Fíli le hizo un gesto con la mano, señalando al monstruo.

—Toda tuya. —le dijo orgulloso y ella se cruzó de hombros.

—No, hombre, te has ganado el kill, acaba con ella.

Fíli levantó una ceja, sorprendido.

—¿Estás segura? —Y Anir se encogió de hombros—. Creía que tenías algo especial con la Tirfing.

Dicho monstruo gimió su lamento e intentó arrastrarse un poco más lejos, pero Anir le pisó el mango con firmeza.

—Bueno, sí, supongo. Pero tú eres más especial para mí.

Fíli no pudo evitar sonrojarse debajo de la barba. La Tirfing volvió a gemir.

—Está bien —contestó Fíli y con una floritura innecesaria clavó su espada en el ojo de la Tirfing, que murió poco después—. ¿Y ahora qué hacemos?

Anir levantó la mano y un portal de píxeles apareció en su palma. Todos sus bots empezaron a entrar de forma ordenada por él para descansar en el inventario, aunque el repetidor tardó un poco más en irse y no lo hizo sin despedirse de Fíli, apretándose contra su hombro antes de darse prisa en marcharse porque el agujero estaba empezando a parpadear.

—Recoger el loot y ver como van nuestros compañeros.

Fíli miró al suelo, al montón de cosas que habían sustituido al monstruo que habían estado cazando. Anir se acuclilló delante del loot y empezó a valorar los objetos. Fíli decidió vigilar el pasillo oscuro para asegurarse de que seguían a salvo.

—¿No hay nada más que quieras cazar por esta zona?

Anir se encogió de hombros, guardando un mango de espada y una Cuchilla de la Castidad en buen estado.

—Por haber hay unos cuantos monstruos con buen drop por Glast Heim, pero no se me ocurre ninguno que me urja. Esta era una zona habitual de caza para Night Fury. —explicó ella, levantando un mineral que reconoció como oridecon.

—Podríamos aprovechar el viaje.

—No sé… tendríamos que hablar con el r- —y Anir se levantó de golpe—. ¡Musco!

Entre sus manos enguantadas se encontraba el objeto que había venido a buscar. El preciado Muscovite, canalizador elemental y pieza de refinamiento tan codiciado por los mechanics de todo el juego.

Fíli arrugó la nariz y entrecerró los ojos. Justo le había parecido ver una sombra moviéndose y sin pensarlo levantó la espada justo a tiempo de usar una habilidad básica de defensa para anular el hechizo de fuego que le habían lanzado. Aún así se fue de bruces contra la pared que tenía a sus espaldas.

Anir, aún con el Muscovite en alto, miró a Fíli y después al hombre con las manos rodeadas de fuego que había aparecido al otro lado del pasillo.

—Creo que voy a tener que pedirte que me des todo lo que tienes. Sobre todo ese Muscovite.

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Listas y Probaciones / Re: New Probation Time!
« Last post by Cho on March 22, 2024, 09:14:37 PM »
Hola chicas, vengo a anunciar que el stop sign será dejado el domingo 31 de marzo a las 10:00pm hora México d.f.

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