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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Sayi on April 30, 2025, 06:56:22 PM »Flashfic!
Sayi había anticipado la pregunta de Haru más de una vez. Y, más de una vez se había preguntado si debería ser honesta o recurrir a una mentira piadosa
Pero respetando el aire de franqueza que su había marcado su conversación, decidió ser sincera, confiando en que Haru la recibiera con empatía.
Después de todo, quisiera o no, la sola existencia de Hige la delataba.
“Haru, te mentiría si dijera que no siento nada por Bou, pero no puedo olvidar lo que vivimos juntos. Mi Child existe a raíz de lo que aún siento, pero” se detuvo, estudiando el rostro de la castaña “Nuestra relación como pareja terminó en Beijing, y no tengo intención ni esperanza alguna de volver a estar con él. Si me das algo más de tiempo…”
Se detuvo. Le gustaba pensar que, con el paso del tiempo, estaría garantizado que no sentiría nada más por Taikoubou. Pero ni de eso tenía certeza, era tan solo una teoría…
Haru bajó la mirada, tomando la taza entre sus manos.
“…Lo sé. No puedes apagar lo que sientes. Y, como dices, ni siquiera se ha cumplido un año desde que ustedes terminaron” agregó con calma “No hay un cronograma escrito en piedra para superar una relación… y debió haber sido una relación realmente especial, si Taikoubou estuvo dispuesto a regresar para honrarla.”
Sayi asintió, agradecido “Gracias por tu empatía, Haru. Pero te prometo, no tengo ningún diseño sobre Bou. Es un buen amigo, y así planeo que se quede. Si hubiera manera de cerrar este ciclo y terminar esta guerra HiME/Rebel, lo haría sin dudarlo.”
“Agradezco tus palabras, pero no te preocupes por mi. Yo entiendo” le respondió “No te habría creído si me hubieras dicho que no sientes nada por él, pero tu sinceridad me dice mucho de ti.”
Ahí estaba. Sayi decidió creer en sus propias palabras. Al decirlas frente a Haru, sentía cómo se asentaban en su corazón.
Su historia con Bou ya estaba escrita, y lo único que quedaba era terminar este conflicto para poder continuar con sus vidas; esta vez, como amigos.
Una ola de nostalgia llenó su pecho, pues este momento se sentía como un punto final a sus esperanzas con el peligris. Su amigo. Y ahora, finalmente, podía mirar hacia adelante.
“¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte? Con todo este asunto HiME…” le preguntó Haru, y Sayi le sonrió, pensando en cuánto ya le había ayudado con solo hacer la pregunta.
Pero no tuvo tiempo a responder, pues su teléfono comenzó a vibrar. La pelirrosa se disculpó mientras lo tomaba, y Haru le hizo un gesto indicando que no era problema alguno.
La voz de Ichigo llenó su oído.
“¡¡SAYI!! ¡¡KAIEN!!” exclamó el rubio, al otro lado de la línea “¡Kaien regresa a Japón, permanentemente!”
Y hablando de nostalgia…
Sayi había anticipado la pregunta de Haru más de una vez. Y, más de una vez se había preguntado si debería ser honesta o recurrir a una mentira piadosa
Pero respetando el aire de franqueza que su había marcado su conversación, decidió ser sincera, confiando en que Haru la recibiera con empatía.
Después de todo, quisiera o no, la sola existencia de Hige la delataba.
“Haru, te mentiría si dijera que no siento nada por Bou, pero no puedo olvidar lo que vivimos juntos. Mi Child existe a raíz de lo que aún siento, pero” se detuvo, estudiando el rostro de la castaña “Nuestra relación como pareja terminó en Beijing, y no tengo intención ni esperanza alguna de volver a estar con él. Si me das algo más de tiempo…”
Se detuvo. Le gustaba pensar que, con el paso del tiempo, estaría garantizado que no sentiría nada más por Taikoubou. Pero ni de eso tenía certeza, era tan solo una teoría…
Haru bajó la mirada, tomando la taza entre sus manos.
“…Lo sé. No puedes apagar lo que sientes. Y, como dices, ni siquiera se ha cumplido un año desde que ustedes terminaron” agregó con calma “No hay un cronograma escrito en piedra para superar una relación… y debió haber sido una relación realmente especial, si Taikoubou estuvo dispuesto a regresar para honrarla.”
Sayi asintió, agradecido “Gracias por tu empatía, Haru. Pero te prometo, no tengo ningún diseño sobre Bou. Es un buen amigo, y así planeo que se quede. Si hubiera manera de cerrar este ciclo y terminar esta guerra HiME/Rebel, lo haría sin dudarlo.”
“Agradezco tus palabras, pero no te preocupes por mi. Yo entiendo” le respondió “No te habría creído si me hubieras dicho que no sientes nada por él, pero tu sinceridad me dice mucho de ti.”
Ahí estaba. Sayi decidió creer en sus propias palabras. Al decirlas frente a Haru, sentía cómo se asentaban en su corazón.
Su historia con Bou ya estaba escrita, y lo único que quedaba era terminar este conflicto para poder continuar con sus vidas; esta vez, como amigos.
Una ola de nostalgia llenó su pecho, pues este momento se sentía como un punto final a sus esperanzas con el peligris. Su amigo. Y ahora, finalmente, podía mirar hacia adelante.
“¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte? Con todo este asunto HiME…” le preguntó Haru, y Sayi le sonrió, pensando en cuánto ya le había ayudado con solo hacer la pregunta.
Pero no tuvo tiempo a responder, pues su teléfono comenzó a vibrar. La pelirrosa se disculpó mientras lo tomaba, y Haru le hizo un gesto indicando que no era problema alguno.
La voz de Ichigo llenó su oído.
“¡¡SAYI!! ¡¡KAIEN!!” exclamó el rubio, al otro lado de la línea “¡Kaien regresa a Japón, permanentemente!”
Y hablando de nostalgia…
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MMORPG: Neverland / Re: neverland 2.2: you can (not) fight
« Last post by Airin on April 30, 2025, 03:58:37 PM »Y AHORA ME VOY A CENAR asjkdgsjsdaghsad
menú infantil de loredumps y foreshadowingus
—Esa pava, —dijo Airin mirando con rencor hacia el pasillo,— es el rollo de mi hermano, el de verdad, el que me odia.
Locke tuvo pocas dudas de que si en vez de soldier hubiera sido alguna clase de mago, la pelirroja habría fundido a la tipa con la mirada sin necesidad de invocar hechizos. Por otro lado estaba seguro de que con las cartas adecuadas se podían adquirir habilidades de otras clases. Hmm, ahí había un tema que explorar más adelante.
—Y la habéis mandado a las cloacas. —Lisa se balanceó en el aire con una risita cargada de malicia ante la idea.
El stalker se encogió de hombros sin ningún tipo de remordimiento.
—A ver, es a donde tiene que ir la mierda. —sentenció Airin con tono indiferente de director ejecutivo.— Ahora hay que avisar al resto, que a saber por dónde caerán y la dark knight esa es player killer confirmada.
—¿Confirmada? —Notathief frunció el ceño.
—No te puedo decir lo que ha estado haciendo en los últimos tiempos, pero sé de sus andanzas anteriores, y sé cómo ha ido cambiando Renji. —la soldier primero asintió, y luego se encogió de hombros.— Pasó de ser un completo imbécil a un puto abusón al que le parecía muy divertido robar HP a otros jugadores y dejarlos con uno o dos puntos de vida en zonas con bosses. Adivina de quién sacó el hobby.
—¿Qué job es?
—Dark knight, por supuesto. —Airin rodó los ojos.— Cuando empecé a jugar no hacía más que hablar de que cuando se hiciera Berserker esto y lo otro, pero ya ves.
—Tiran más dos tetas que dos carretas. —citó Lisa con aire solemne y cargado de sabiduría.
Locke estuvo a punto de atragantarse con su propia saliva y carraspeó, levantando una ceja. Vaya con el fantasma, susto o muerte, desde luego.
—¿Entonces, escribes tú, escribo yo? —preguntó desplegando el panel de mensajes de su omnitool.
—Los dos, los dos, que hay mucha gente y necesito matizar.
El stalker supuso que algunos de los agregados recientes por parte de su party probablemente conocerían el contexto añadido y levantó un pulgar en señal de acuerdo.
—Hmmm.
«Hey Jefa, hay una PK suelta por ahí. Es una dark knight morena de pelo corto y rizos, de nick TheDarkLady. Brightblade confirma, dice que la conoce. Según ella iba buscando la Tirfing y la hemos mandado a las cloacas.»
Después de haber enviado el mensaje directo a Neko le pareció que se había quedado algo corto y mandó otro.
«Pero nos tenía demasiado interés para mi gusto. Estábamos en privado y hemos dado nombres falsos. Tenemos un fantasma también y no soy yo! Tú te crees? Eh, soy Notathief.»
Lisa flotó ligeramente por encima de Locke, apoyándose sobre su hombro con los dedos entrelazados y la barbilla sobre éstos.
—Disculpa tesoro, el puesto de fantasma atractivo ya estaba ocupado. —dijo dejando escapar el aire que en realidad no necesitaba contra el cuello del stalker.
—Oh, eso no era una queja. —respondió él levantando una ceja divertido.
El fantasma de la bibliotecaria hizo ademán de pegarle en el brazo sin ninguna consecuencia tangible, pero su sonrisa complacida la delataba.
El parpadeo luminoso en la pantalla llamó de nuevo la atención de ambos.
Mensaje Entrante de Neko.
«Y no le has dado amor con las dagas? uuuh, te estas volviendo un flojo. A la PK digo»
Notathief resopló y contestó en el momento.
«Tengo estándares.»
Lisa se llevó la mano a la boca en un intento sin éxito de detener la risa que se le escapó. Sólo eran dos palabras y cualquiera podría haber oído claramente el tono mordaz que cargaban. A su lado Airin los observaba con los ojos entrecerrados y expresión de juicio severo. Vaya dos patas para un banco se le habían juntado ahí.
Al par de segundos llegó una nueva respuesta.
«Nosotros bajamos en seguida, tengo a la tirfing, estoy cazando aliados, es posible. Luego te cuento»
—¿Cazando aliados? —preguntó Lisa tamborileando sobre el hombro de Locke.— ¿Cómo se cazan los aliados, no es más lógico que se ganen?
—Ya está Neko otra vez haciendo amigos… —El stalker observó el techo durante un momento, pensando cómo explicar el fenómeno más allá de la realidad que era la mechanic.— Los de la clase merchant están hechos de otra pasta.
—Eso también lo puedo confirmar. —dijo Airin con cara de circunstancias mientras escribía sus mensajes.— El gunslinger del parche que venía en party con nosotros es un energúmeno que no desayuna batidos de pólvora porque no es un ítem cosechable diario.
Locke abrió mucho los ojos, pensando en cuántos conocía ya a los que podía aplicarse eso mismo.
—Los jobs influyen, por supuesto, —continuó la soldier mordiéndose el labio inferior con un colmillo.— Pero por norma general los merchants y sus derivados suelen venir ya… peculiares, de casa.
Lisa asintió despacio, con la curiosa imagen de un sombrero a rayas en su mente y la sensación de tener la seguridad de que eso era algo cierto y probado.
Airin abrió un nuevo mensaje, decidiendo que Yumichika apreciaría el aviso.
«Nos ha salido TheDarkLady merodeando por aquí. Ha preguntado por la Tirfing y la hemos mandado a las cloacas. Estamos en privado y sin nicks visibles. Por si acaso.»
~+83~




—Esa pava, —dijo Airin mirando con rencor hacia el pasillo,— es el rollo de mi hermano, el de verdad, el que me odia.
Locke tuvo pocas dudas de que si en vez de soldier hubiera sido alguna clase de mago, la pelirroja habría fundido a la tipa con la mirada sin necesidad de invocar hechizos. Por otro lado estaba seguro de que con las cartas adecuadas se podían adquirir habilidades de otras clases. Hmm, ahí había un tema que explorar más adelante.
—Y la habéis mandado a las cloacas. —Lisa se balanceó en el aire con una risita cargada de malicia ante la idea.
El stalker se encogió de hombros sin ningún tipo de remordimiento.
—A ver, es a donde tiene que ir la mierda. —sentenció Airin con tono indiferente de director ejecutivo.— Ahora hay que avisar al resto, que a saber por dónde caerán y la dark knight esa es player killer confirmada.
—¿Confirmada? —Notathief frunció el ceño.
—No te puedo decir lo que ha estado haciendo en los últimos tiempos, pero sé de sus andanzas anteriores, y sé cómo ha ido cambiando Renji. —la soldier primero asintió, y luego se encogió de hombros.— Pasó de ser un completo imbécil a un puto abusón al que le parecía muy divertido robar HP a otros jugadores y dejarlos con uno o dos puntos de vida en zonas con bosses. Adivina de quién sacó el hobby.
—¿Qué job es?
—Dark knight, por supuesto. —Airin rodó los ojos.— Cuando empecé a jugar no hacía más que hablar de que cuando se hiciera Berserker esto y lo otro, pero ya ves.
—Tiran más dos tetas que dos carretas. —citó Lisa con aire solemne y cargado de sabiduría.
Locke estuvo a punto de atragantarse con su propia saliva y carraspeó, levantando una ceja. Vaya con el fantasma, susto o muerte, desde luego.
—¿Entonces, escribes tú, escribo yo? —preguntó desplegando el panel de mensajes de su omnitool.
—Los dos, los dos, que hay mucha gente y necesito matizar.
El stalker supuso que algunos de los agregados recientes por parte de su party probablemente conocerían el contexto añadido y levantó un pulgar en señal de acuerdo.
—Hmmm.
«Hey Jefa, hay una PK suelta por ahí. Es una dark knight morena de pelo corto y rizos, de nick TheDarkLady. Brightblade confirma, dice que la conoce. Según ella iba buscando la Tirfing y la hemos mandado a las cloacas.»
Después de haber enviado el mensaje directo a Neko le pareció que se había quedado algo corto y mandó otro.
«Pero nos tenía demasiado interés para mi gusto. Estábamos en privado y hemos dado nombres falsos. Tenemos un fantasma también y no soy yo! Tú te crees? Eh, soy Notathief.»
Lisa flotó ligeramente por encima de Locke, apoyándose sobre su hombro con los dedos entrelazados y la barbilla sobre éstos.
—Disculpa tesoro, el puesto de fantasma atractivo ya estaba ocupado. —dijo dejando escapar el aire que en realidad no necesitaba contra el cuello del stalker.
—Oh, eso no era una queja. —respondió él levantando una ceja divertido.
El fantasma de la bibliotecaria hizo ademán de pegarle en el brazo sin ninguna consecuencia tangible, pero su sonrisa complacida la delataba.
El parpadeo luminoso en la pantalla llamó de nuevo la atención de ambos.
Mensaje Entrante de Neko.
«Y no le has dado amor con las dagas? uuuh, te estas volviendo un flojo. A la PK digo»
Notathief resopló y contestó en el momento.
«Tengo estándares.»
Lisa se llevó la mano a la boca en un intento sin éxito de detener la risa que se le escapó. Sólo eran dos palabras y cualquiera podría haber oído claramente el tono mordaz que cargaban. A su lado Airin los observaba con los ojos entrecerrados y expresión de juicio severo. Vaya dos patas para un banco se le habían juntado ahí.
Al par de segundos llegó una nueva respuesta.
«Nosotros bajamos en seguida, tengo a la tirfing, estoy cazando aliados, es posible. Luego te cuento»
—¿Cazando aliados? —preguntó Lisa tamborileando sobre el hombro de Locke.— ¿Cómo se cazan los aliados, no es más lógico que se ganen?
—Ya está Neko otra vez haciendo amigos… —El stalker observó el techo durante un momento, pensando cómo explicar el fenómeno más allá de la realidad que era la mechanic.— Los de la clase merchant están hechos de otra pasta.
—Eso también lo puedo confirmar. —dijo Airin con cara de circunstancias mientras escribía sus mensajes.— El gunslinger del parche que venía en party con nosotros es un energúmeno que no desayuna batidos de pólvora porque no es un ítem cosechable diario.
Locke abrió mucho los ojos, pensando en cuántos conocía ya a los que podía aplicarse eso mismo.
—Los jobs influyen, por supuesto, —continuó la soldier mordiéndose el labio inferior con un colmillo.— Pero por norma general los merchants y sus derivados suelen venir ya… peculiares, de casa.
Lisa asintió despacio, con la curiosa imagen de un sombrero a rayas en su mente y la sensación de tener la seguridad de que eso era algo cierto y probado.
Airin abrió un nuevo mensaje, decidiendo que Yumichika apreciaría el aviso.
«Nos ha salido TheDarkLady merodeando por aquí. Ha preguntado por la Tirfing y la hemos mandado a las cloacas. Estamos en privado y sin nicks visibles. Por si acaso.»
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MMORPG: Neverland / Re: neverland 2.2: you can (not) fight
« Last post by Neko on April 30, 2025, 01:19:19 PM »uvu Seguimos, seguimos
91.
Fíli se relamió los labios después de beber una poción que extrañamente sabía a cereza. La cojera había desaparecido y pateó el suelo con el talón un par de veces para probar que ya no le dolía.
—¿Por qué sabe a cereza? —le preguntó al aire.
—Porque le caes bien —le respondió Hyoga, señalando a Neko con la cabeza—. El otro día me contó que un alquimista de su gremio a veces hacía pociones de sabores y aún le quedan unas cuantas.
Fíli ladeó la cabeza con curiosidad, siguiente el resto del equipo.
—No sabía que se podían hacer pociones de sabores.
Hyoga se encogió de hombros. Era aún más novato que Fíli, así que no sabía gran cosa sobre el juego, aunque lo que sí sabía es que el monk les estaba llevando cada vez más arriba y adentro.
—¿Crees que intentará algo? —susurró Hyoga y Fíli negó con la cabeza, poniendo una mano sobre el pomo de su espada.
—Más le vale que no. Creo que las chicas se lo han dejado claro.
Hyoga asintió y miró las paredes con curiosidad. Había intentado recordar los giros y el número de pasos, y creía que podría volver solo si hacía falta, pero el camino se estaba haciendo largo. Tal vez era la sensación que tenía porque no sabía hacia donde caminaban, pero le gustaría llegar ya.
Delante de él, el monk caminaba con prisa, indicando a Neko y Elsa por donde girar cuando era necesario. Uno de los bots de Neko la seguía a toda prisa, emitiendo una luz latiente y roja acompañada de algún pitido ocasional.
—Debemos estar cerca, sólo queda la azotea. —comentó Neko, mirando un mapa en la omnitool.
—Hay una terraza justo antes de las escaleras que llevan a la azotea. —explicó el monk y Neko asintió.
—¿Has dejado a tu amigo ahí, al descubierto? —preguntó Neko confundida. Parecía que el monk tenía en alta estima a ese amigo y lo había dejado ahí a la intemperie.
—En una tienda —añadió, hablando como si le molestara tener que explicarse—. Hemos montado una tienda. Le gusta ver los campos desde la terraza.
Neko miró a Elsa y luego se encogió de hombros.
—Entonces es aquí a la derecha, ¿verdad?
El monk dijo que sí y Neko abrió la puerta hacia una de las terrazas más grandes y menos visitadas del Castillo de Glast Heim. La luz se precipitó sobre el pasillo oscuro, inundando de amarillos las paredes oscuras.
El chirrido de la puerta debió advertir al ocupante de la terraza porque Neko vio un pie sacudirse, asomado desde una tienda en un rincón.
Neko no perdió el tiempo y se acercó a pasos largos hacia la tienda montada entre una pared y la balaustrada.
—¡Hola, ha llegado la caballería! Bueno, en realidad sólo tenemos a un caballero, pero tengo el antídoto que necesitas, así que si me dejas que te lo aplique… —empezó a explicar medio a gritos—. ¿Cuánto tiempo dices que lleva con la maldición?
El monk consultó por un momento algo que aparentemente sólo podía ver él. Neko había llegado hasta la tienda y apoyó una mano en la estructura, asomándose despacito, como para no asustar a su habitante.
—Le quedan unos cuarenta minutos para transformarse por completo. —informó.
Neko se giró en ese momento para mirar al monk, parpadeó despacio y asintió.
—Normal que tuvieras prisa.
Neko se agachó y tocó un tobillo frío y rugoso. El tacto ya era más piedra que piel y parecía que al chico le había salido cola y alas. Aún conservaba algunos aspectos humanos, pero en poco tiempo se convertiría en una gárgola por completo, destinado a vigilar la azotea de Glast Heim durante siete días y siete noches antes de que el efecto se disipase por sí mismo… a menos que lo matasen antes, lo primero que ocurriera, vaya.
—Tu amigo ha intentado robarnos para conseguir el antídoto, ¿tú te crees? ¿Tienes algún alquimista escondido por aquí para que te haga la poción a tiempo?
Neko destapó la botellita y el humo burbujeante no tardó en aparecer, lleno de luces tintineantes y misterio. Derramó el contenido sobre el pie desnudo del chico y le aseguró que se sentiría como nuevo en un santiamén.
El monk se había quedado unos pasos atrás, de pie, con las manos entrelazadas detrás de la nuca y cara seria de preocupación. Elsa les observaba como un halcón, preparada para reaccionar en cualquier momento mientras Fíli y Hyoga no se habían movido muy lejos de la puerta, haciendo guardia por si a algún monstruo le daba por rondar por allá.
El pie se apartó con rapidez y el grito gutural del jugador pasó a un gemido más humano. Sus huesos volvían a su sitio, la roca volvía a ser blanda y el dolor debía ser indescriptible, porque el pobre chico se hizo una bola, abrazándose a sí mismo mientras se transformaba de vuelta a su ser a marchas forzadas.
El monk se llevó las manos a los labios, mirando por encima del hombro de Neko, que se dio la vuelta para mirarle mientras su amigo dejaba de gemir y suspiraba, cansado.
—Por cierto, aún no me has dicho tu nombre.
El monk la miró con el ceño fruncido y Neko señaló a su amigo.
—Va a estar dormido un rato, pero está bien, no es la primera vez que uso el antídoto en estados avanzados. Aprovechemos para hablar.
El monk parpadeó. Neko se cruzó de brazos.
—Necesito un nick para enviarte solicitud de amistad, tontorrón.
El monk frunció aún más el ceño.
—¿Por qué harías eso? Añadirme a amigos.
Neko levantó una ceja y le sonrió genuinamente.
—Ten a tus amigos cerca… —dijo.
—Y a tus enemigos aún más cerca. —completó el monk.
—Y a quién te debe un favor mucho mucho más cerca aún.
El monk abrió la boca, la cerró y dejó escapar el aire de golpe por la nariz.
—ScionOfFire —se presentó, haciendo volar sus dedos sobre el teclado de la omnitool que acababa de invocar—. Ya te mando solicitud yo.
Y seguido a unos cuantos tecleos y uno final muy decidido, hizo desaparecer la omnitool y apartó a Neko de la tienda, agachándose para ver cómo estaba su compañero.
—Scion… of fire. Sí, aquí estás —canturreó Neko mientras aceptaba la solicitud de amistad—. Oye, ¿no estarás buscando Guild?
Elsa levantó la cabeza anonadada. Hyoga se giró a mirarles con atención y Fíli casi se atragantó con los restos de la poción.
Neko les miró encogiéndose de hombros, palmas hacia el cielo.
—¿Qué? Por preguntar no pierdo nada.
91.
Fíli se relamió los labios después de beber una poción que extrañamente sabía a cereza. La cojera había desaparecido y pateó el suelo con el talón un par de veces para probar que ya no le dolía.
—¿Por qué sabe a cereza? —le preguntó al aire.
—Porque le caes bien —le respondió Hyoga, señalando a Neko con la cabeza—. El otro día me contó que un alquimista de su gremio a veces hacía pociones de sabores y aún le quedan unas cuantas.
Fíli ladeó la cabeza con curiosidad, siguiente el resto del equipo.
—No sabía que se podían hacer pociones de sabores.
Hyoga se encogió de hombros. Era aún más novato que Fíli, así que no sabía gran cosa sobre el juego, aunque lo que sí sabía es que el monk les estaba llevando cada vez más arriba y adentro.
—¿Crees que intentará algo? —susurró Hyoga y Fíli negó con la cabeza, poniendo una mano sobre el pomo de su espada.
—Más le vale que no. Creo que las chicas se lo han dejado claro.
Hyoga asintió y miró las paredes con curiosidad. Había intentado recordar los giros y el número de pasos, y creía que podría volver solo si hacía falta, pero el camino se estaba haciendo largo. Tal vez era la sensación que tenía porque no sabía hacia donde caminaban, pero le gustaría llegar ya.
Delante de él, el monk caminaba con prisa, indicando a Neko y Elsa por donde girar cuando era necesario. Uno de los bots de Neko la seguía a toda prisa, emitiendo una luz latiente y roja acompañada de algún pitido ocasional.
—Debemos estar cerca, sólo queda la azotea. —comentó Neko, mirando un mapa en la omnitool.
—Hay una terraza justo antes de las escaleras que llevan a la azotea. —explicó el monk y Neko asintió.
—¿Has dejado a tu amigo ahí, al descubierto? —preguntó Neko confundida. Parecía que el monk tenía en alta estima a ese amigo y lo había dejado ahí a la intemperie.
—En una tienda —añadió, hablando como si le molestara tener que explicarse—. Hemos montado una tienda. Le gusta ver los campos desde la terraza.
Neko miró a Elsa y luego se encogió de hombros.
—Entonces es aquí a la derecha, ¿verdad?
El monk dijo que sí y Neko abrió la puerta hacia una de las terrazas más grandes y menos visitadas del Castillo de Glast Heim. La luz se precipitó sobre el pasillo oscuro, inundando de amarillos las paredes oscuras.
El chirrido de la puerta debió advertir al ocupante de la terraza porque Neko vio un pie sacudirse, asomado desde una tienda en un rincón.
Neko no perdió el tiempo y se acercó a pasos largos hacia la tienda montada entre una pared y la balaustrada.
—¡Hola, ha llegado la caballería! Bueno, en realidad sólo tenemos a un caballero, pero tengo el antídoto que necesitas, así que si me dejas que te lo aplique… —empezó a explicar medio a gritos—. ¿Cuánto tiempo dices que lleva con la maldición?
El monk consultó por un momento algo que aparentemente sólo podía ver él. Neko había llegado hasta la tienda y apoyó una mano en la estructura, asomándose despacito, como para no asustar a su habitante.
—Le quedan unos cuarenta minutos para transformarse por completo. —informó.
Neko se giró en ese momento para mirar al monk, parpadeó despacio y asintió.
—Normal que tuvieras prisa.
Neko se agachó y tocó un tobillo frío y rugoso. El tacto ya era más piedra que piel y parecía que al chico le había salido cola y alas. Aún conservaba algunos aspectos humanos, pero en poco tiempo se convertiría en una gárgola por completo, destinado a vigilar la azotea de Glast Heim durante siete días y siete noches antes de que el efecto se disipase por sí mismo… a menos que lo matasen antes, lo primero que ocurriera, vaya.
—Tu amigo ha intentado robarnos para conseguir el antídoto, ¿tú te crees? ¿Tienes algún alquimista escondido por aquí para que te haga la poción a tiempo?
Neko destapó la botellita y el humo burbujeante no tardó en aparecer, lleno de luces tintineantes y misterio. Derramó el contenido sobre el pie desnudo del chico y le aseguró que se sentiría como nuevo en un santiamén.
El monk se había quedado unos pasos atrás, de pie, con las manos entrelazadas detrás de la nuca y cara seria de preocupación. Elsa les observaba como un halcón, preparada para reaccionar en cualquier momento mientras Fíli y Hyoga no se habían movido muy lejos de la puerta, haciendo guardia por si a algún monstruo le daba por rondar por allá.
El pie se apartó con rapidez y el grito gutural del jugador pasó a un gemido más humano. Sus huesos volvían a su sitio, la roca volvía a ser blanda y el dolor debía ser indescriptible, porque el pobre chico se hizo una bola, abrazándose a sí mismo mientras se transformaba de vuelta a su ser a marchas forzadas.
El monk se llevó las manos a los labios, mirando por encima del hombro de Neko, que se dio la vuelta para mirarle mientras su amigo dejaba de gemir y suspiraba, cansado.
—Por cierto, aún no me has dicho tu nombre.
El monk la miró con el ceño fruncido y Neko señaló a su amigo.
—Va a estar dormido un rato, pero está bien, no es la primera vez que uso el antídoto en estados avanzados. Aprovechemos para hablar.
El monk parpadeó. Neko se cruzó de brazos.
—Necesito un nick para enviarte solicitud de amistad, tontorrón.
El monk frunció aún más el ceño.
—¿Por qué harías eso? Añadirme a amigos.
Neko levantó una ceja y le sonrió genuinamente.
—Ten a tus amigos cerca… —dijo.
—Y a tus enemigos aún más cerca. —completó el monk.
—Y a quién te debe un favor mucho mucho más cerca aún.
El monk abrió la boca, la cerró y dejó escapar el aire de golpe por la nariz.
—ScionOfFire —se presentó, haciendo volar sus dedos sobre el teclado de la omnitool que acababa de invocar—. Ya te mando solicitud yo.
Y seguido a unos cuantos tecleos y uno final muy decidido, hizo desaparecer la omnitool y apartó a Neko de la tienda, agachándose para ver cómo estaba su compañero.
—Scion… of fire. Sí, aquí estás —canturreó Neko mientras aceptaba la solicitud de amistad—. Oye, ¿no estarás buscando Guild?
Elsa levantó la cabeza anonadada. Hyoga se giró a mirarles con atención y Fíli casi se atragantó con los restos de la poción.
Neko les miró encogiéndose de hombros, palmas hacia el cielo.
—¿Qué? Por preguntar no pierdo nada.
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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Miyu on April 30, 2025, 12:41:09 PM »"no pude salvarte pq atrapado quedé en finales que no debes saber"
Yo: cantando y existiendo por Link Clicky ahora TBHX uvu
10 # No pude salvarte. (b)
«¿Gran idea para quién?»
Se lo preguntó mientras suspiraba de cansancio. Las uñas se le clavaron en las palmas, conteniendo el impulso de correr hacia la salida de emergencia tras las cortinas del estudio. Huir sería clavarle una bandera roja a sus secretos, y las cicatrices que aún supuraban bajo capas de mentiras y negaciones que no estaba lista para soltar.
El modelo dejó caer su cuerpo en la silla del profesor, observándola con esa sonrisa de comercial de dentífrico que le recordaba a los entrenadores de voz en su antigua agencia. "Reconocerlo sería enterrar a Sua de nuevo", calculó, tragando el sabor a café rancio y culpa. Cheng seguía hablando sobre ángulos de iluminación, ajeno a cómo cada flash de la cámara le martillaba el pecho a Miu.
Ella sostuvo la cámara con los dedos tensos. Sentía el peso del dispositivo en las palmas, pero Cheng ya ajustaba el trípode frente a Félix, quien posaba contra la pizarra llena de dibujos olvidados. La luz del atardecer se filtraba por las persianas, dibujando franjas doradas sobre el cabello bicolor del modelo.
—Relájate —susurró Cheng, inclinándose hacia el oído de su amiga—. Solo captura lo que sientas.
Félix apoyó el codo en el borde de la mesa, la palma ahuecada bajo el mentón como sostén de un rostro despojado de toda emoción. La cadena de plata en su muñeca quedó suspendida en el aire, inmóvil, contrastando con el tic casi imperceptible de su dedo índice golpeando lento contra la mandíbula. Donde antes había una sonrisa de catálogo, ahora persistía solo una línea neutra, y los ojos permanecían opacos tras el cabello en el rostro. Miu ajustó el enfoque; el visor amplió los detalles… Era un chico común, de cutis bello pero normal en su ropa y actitud. Por un momento dudó si no estaba siendo cruel con alguien que había apoyado a Faery antes del debut… y el trágico final de Sua.
—No me mires a mí —murmuró Félix, bajando el tono sin mover los labios—. Mira lo que hay detrás.
Ella apretó el obturador. El clic resonó fuerte. En la pantalla apareció su sonrisa perfecta, pero también el reflejo distorsionado de Cheng en la pizarra, escribiendo algo con la tiza.
—Salí borroso —rió Cheng, señalando la vista previa de la imagen—. Quería robar cámara… ¡Ahhh, competir con alguien tan bello es imposible!
—Por algo gana dinero con su cara —murmuró ella, codeando a su amigo.
—¡Basta, chicos! —entrecerró los ojos, acercándose a Cheng y rozándole la espalda para empujarlo un poco. Luego intentó hacer lo mismo con Haemiu—. Necesito ese dinero para estudiar en Rizembool, si no…
—¿Qué estudias, amigo? —preguntó el otro asiático, mientras guardaba de nuevo los implementos de fotografía.
Ella retrocedió, evitando el contacto.
Félix terminó abrazando a Cheng Xiaoshi, fingiendo llanto sobre su hombro. El otro le dio unas palmaditas en la espalda con suavidad, tratando de calmarlo.
—Ay, no te pongas así —bromeó, hasta que Xia Fei se alejó.
—¿Quieren ir a beber? Conozco un bar cerca —señaló con el pulgar hacia atrás con despreocupación, pero cada movimiento calculado delataba años fingiendo una personalidad amigable para obtener información. Capturó tres fotos rápidas. Giró bruscamente hacia la ventana; el sol iluminó un pequeño dispositivo tras su oreja: un audífono-transmisor.
—¡Perfecto! —Cheng se emocionó un poco y fue hacia el fondo del salón a buscar el monopatín eléctrico.
Félix aprovechó para acercarse a Haemiu. Su perfume de diseñador la envolvió.
—¿Me odias un poco menos ahora? —preguntó, extendiendo la mano por la cámara.
Ella la retuvo un segundo más, con los nudillos blancos. Quería alejarse. Quería golpearlo.
—No te conozco lo suficiente como para odiarte —respondió, dejándole revisar las fotos.
Sus dedos se detuvieron en la última imagen: había tomado una serie de tres. En una, la transmisora parpadeaba, visible solo con aumento extremo. Alzó la vista hacia ella, la sonrisa desdibujada por un espasmo de tensión en la mandíbula.
—Debes enseñarme tus técnicas —dijo en voz alta, devolviéndole la cámara—. Cheng, ¿pruebas de revelado en tu estudio esta noche?
—Claro. Trae cerveza y —señaló a Miu con el mentón— no dejes que cancele.
La campana sonó en el pasillo. Xia Fei recogió su chaqueta, deslizando el móvil del bolsillo con naturalidad mientras Miu observaba cómo tecleaba un mensaje rápido. En la pantalla brillaba un logo familiar: un loto de pétalos negros.
El trayecto al bar fue de silencios incómodos. Cheng avanzaba haciendo zigzag con el monopatín eléctrico, las ruedas brillando bajo las farolas que comenzaban a encenderse. Xia Fei caminaba a su lado, las manos en los bolsillos de la chaqueta, mientras Miu los seguía unos pasos detrás, como si midiera la distancia exacta para no contaminarse con su perfume. Cada crujido de las hojas secas bajo sus botas le recordaba a Sua, que solía arrastrar los pies en otoño solo para escuchar ese sonido.
El bar Loto Nocturno emergió entre los callejones, su neón violeta parpadeando para atraer clientes. Cheng estacionó el monopatín junto a una mesa exterior, sin seguro; no lo necesitaban en las calles de Japón.
—¡La primera ronda va por mí! —anunció, abriendo la puerta con entusiasmo.
El interior olía a madera envejecida y whisky suave. Félix eligió una cabina al fondo, donde la luz cálida de una lámpara Tiffany teñía su cabello bicolor de tonos esmeralda. Miu se deslizó frente a la ventana, desde donde vigilaba el monopatín con desconfianza, temiendo que alguien lo robara.
—Tres cervezas artesanales —pidió Cheng al mesero, que tenía un tatuaje de loto en el cuello—. Y… ¿tienen mandu?
Félix rió, mirando el televisor colgado en la esquina del local.
—Esto no es un pojangmacha, Xiaoshi.
Cheng, mientras tanto, sacó su móvil para mostrar fotos de la sesión y las clases recientes.
—Mira esta —señaló una imagen donde Félix aparecía recortado, y Miu, accidentalmente, enfocaba el reflejo de Cheng en la pizarra—. Parece que estoy exorcizando pizarrones.
El modelo inclinó la cabeza, estudiando la foto.
—La chica del pelo rosa tiene ojo para los detalles incómodos —musitó, deslizándole una mirada a ella—. ¿Lo heredaste de tu amiga?
El aire se espesó. El silencio se volvió incómodo.
—No hablo de ella —murmuró Miu.
Cheng, notando la tensión, intervino con un largo trago de cerveza.
—¡Eh! ¿Vieron el último video de Nice bailando K-pop?
Félix no despegó los ojos de Miu. Sacó el móvil y lo deslizó por la mesa. La pantalla mostraba una foto de Sua y Mizi —Miu con lentes redondos y otro peinado— firmando autógrafos frente a su antigua agencia.
—Era buena contigo —susurró.
Cheng tosió, ahogándose con la espuma.
—¿Qué…?
Miu se levantó de golpe, derramando la cerveza. El líquido ámbar se extendió sobre el borde de la mesa, goteando sobre el logo del loto en el menú.
—Necesito aire.
Al salir, el viento le arrancó una lágrima que ni siquiera sintió caer. Cheng Xiaoshi la siguió, deteniéndose junto al monopatín de Hyuna.
—¡Hey! ¿Qué pasó, Yoon Haemiu? —le tomó del brazo con suavidad.
Ella apretó los dientes… y lo abrazó. El chino no la tocó, respetando su espacio, pero se sintió impotente.
—Iba a debutar como idol —susurró—. Era feliz, éramos felices… hasta que Sua se suicidó. ¿Qué se supone que haga cuando un fan me pregunta, me acosa…?
Su voz se quebró, dejando salir todas las emociones que había cargado ese día.
—N-no… —titubeó Cheng, sin saber qué decir. Finalmente la rodeó con los brazos, lleno de frustración y empatía.
Antes de que Cheng dijera algo, apareció el otro hombre con una bandeja de teokbokki.
—¡Encontré comida coreana! —anunció, ajeno a la tensión.
Yo: cantando y existiendo por Link Click
10 # No pude salvarte. (b)
«¿Gran idea para quién?»
Se lo preguntó mientras suspiraba de cansancio. Las uñas se le clavaron en las palmas, conteniendo el impulso de correr hacia la salida de emergencia tras las cortinas del estudio. Huir sería clavarle una bandera roja a sus secretos, y las cicatrices que aún supuraban bajo capas de mentiras y negaciones que no estaba lista para soltar.
El modelo dejó caer su cuerpo en la silla del profesor, observándola con esa sonrisa de comercial de dentífrico que le recordaba a los entrenadores de voz en su antigua agencia. "Reconocerlo sería enterrar a Sua de nuevo", calculó, tragando el sabor a café rancio y culpa. Cheng seguía hablando sobre ángulos de iluminación, ajeno a cómo cada flash de la cámara le martillaba el pecho a Miu.
Ella sostuvo la cámara con los dedos tensos. Sentía el peso del dispositivo en las palmas, pero Cheng ya ajustaba el trípode frente a Félix, quien posaba contra la pizarra llena de dibujos olvidados. La luz del atardecer se filtraba por las persianas, dibujando franjas doradas sobre el cabello bicolor del modelo.
—Relájate —susurró Cheng, inclinándose hacia el oído de su amiga—. Solo captura lo que sientas.
Félix apoyó el codo en el borde de la mesa, la palma ahuecada bajo el mentón como sostén de un rostro despojado de toda emoción. La cadena de plata en su muñeca quedó suspendida en el aire, inmóvil, contrastando con el tic casi imperceptible de su dedo índice golpeando lento contra la mandíbula. Donde antes había una sonrisa de catálogo, ahora persistía solo una línea neutra, y los ojos permanecían opacos tras el cabello en el rostro. Miu ajustó el enfoque; el visor amplió los detalles… Era un chico común, de cutis bello pero normal en su ropa y actitud. Por un momento dudó si no estaba siendo cruel con alguien que había apoyado a Faery antes del debut… y el trágico final de Sua.
—No me mires a mí —murmuró Félix, bajando el tono sin mover los labios—. Mira lo que hay detrás.
Ella apretó el obturador. El clic resonó fuerte. En la pantalla apareció su sonrisa perfecta, pero también el reflejo distorsionado de Cheng en la pizarra, escribiendo algo con la tiza.
—Salí borroso —rió Cheng, señalando la vista previa de la imagen—. Quería robar cámara… ¡Ahhh, competir con alguien tan bello es imposible!
—Por algo gana dinero con su cara —murmuró ella, codeando a su amigo.
—¡Basta, chicos! —entrecerró los ojos, acercándose a Cheng y rozándole la espalda para empujarlo un poco. Luego intentó hacer lo mismo con Haemiu—. Necesito ese dinero para estudiar en Rizembool, si no…
—¿Qué estudias, amigo? —preguntó el otro asiático, mientras guardaba de nuevo los implementos de fotografía.
Ella retrocedió, evitando el contacto.
Félix terminó abrazando a Cheng Xiaoshi, fingiendo llanto sobre su hombro. El otro le dio unas palmaditas en la espalda con suavidad, tratando de calmarlo.
—Ay, no te pongas así —bromeó, hasta que Xia Fei se alejó.
—¿Quieren ir a beber? Conozco un bar cerca —señaló con el pulgar hacia atrás con despreocupación, pero cada movimiento calculado delataba años fingiendo una personalidad amigable para obtener información. Capturó tres fotos rápidas. Giró bruscamente hacia la ventana; el sol iluminó un pequeño dispositivo tras su oreja: un audífono-transmisor.
—¡Perfecto! —Cheng se emocionó un poco y fue hacia el fondo del salón a buscar el monopatín eléctrico.
Félix aprovechó para acercarse a Haemiu. Su perfume de diseñador la envolvió.
—¿Me odias un poco menos ahora? —preguntó, extendiendo la mano por la cámara.
Ella la retuvo un segundo más, con los nudillos blancos. Quería alejarse. Quería golpearlo.
—No te conozco lo suficiente como para odiarte —respondió, dejándole revisar las fotos.
Sus dedos se detuvieron en la última imagen: había tomado una serie de tres. En una, la transmisora parpadeaba, visible solo con aumento extremo. Alzó la vista hacia ella, la sonrisa desdibujada por un espasmo de tensión en la mandíbula.
—Debes enseñarme tus técnicas —dijo en voz alta, devolviéndole la cámara—. Cheng, ¿pruebas de revelado en tu estudio esta noche?
—Claro. Trae cerveza y —señaló a Miu con el mentón— no dejes que cancele.
La campana sonó en el pasillo. Xia Fei recogió su chaqueta, deslizando el móvil del bolsillo con naturalidad mientras Miu observaba cómo tecleaba un mensaje rápido. En la pantalla brillaba un logo familiar: un loto de pétalos negros.
El trayecto al bar fue de silencios incómodos. Cheng avanzaba haciendo zigzag con el monopatín eléctrico, las ruedas brillando bajo las farolas que comenzaban a encenderse. Xia Fei caminaba a su lado, las manos en los bolsillos de la chaqueta, mientras Miu los seguía unos pasos detrás, como si midiera la distancia exacta para no contaminarse con su perfume. Cada crujido de las hojas secas bajo sus botas le recordaba a Sua, que solía arrastrar los pies en otoño solo para escuchar ese sonido.
El bar Loto Nocturno emergió entre los callejones, su neón violeta parpadeando para atraer clientes. Cheng estacionó el monopatín junto a una mesa exterior, sin seguro; no lo necesitaban en las calles de Japón.
—¡La primera ronda va por mí! —anunció, abriendo la puerta con entusiasmo.
El interior olía a madera envejecida y whisky suave. Félix eligió una cabina al fondo, donde la luz cálida de una lámpara Tiffany teñía su cabello bicolor de tonos esmeralda. Miu se deslizó frente a la ventana, desde donde vigilaba el monopatín con desconfianza, temiendo que alguien lo robara.
—Tres cervezas artesanales —pidió Cheng al mesero, que tenía un tatuaje de loto en el cuello—. Y… ¿tienen mandu?
Félix rió, mirando el televisor colgado en la esquina del local.
—Esto no es un pojangmacha, Xiaoshi.
Cheng, mientras tanto, sacó su móvil para mostrar fotos de la sesión y las clases recientes.
—Mira esta —señaló una imagen donde Félix aparecía recortado, y Miu, accidentalmente, enfocaba el reflejo de Cheng en la pizarra—. Parece que estoy exorcizando pizarrones.
El modelo inclinó la cabeza, estudiando la foto.
—La chica del pelo rosa tiene ojo para los detalles incómodos —musitó, deslizándole una mirada a ella—. ¿Lo heredaste de tu amiga?
El aire se espesó. El silencio se volvió incómodo.
—No hablo de ella —murmuró Miu.
Cheng, notando la tensión, intervino con un largo trago de cerveza.
—¡Eh! ¿Vieron el último video de Nice bailando K-pop?
Félix no despegó los ojos de Miu. Sacó el móvil y lo deslizó por la mesa. La pantalla mostraba una foto de Sua y Mizi —Miu con lentes redondos y otro peinado— firmando autógrafos frente a su antigua agencia.
—Era buena contigo —susurró.
Cheng tosió, ahogándose con la espuma.
—¿Qué…?
Miu se levantó de golpe, derramando la cerveza. El líquido ámbar se extendió sobre el borde de la mesa, goteando sobre el logo del loto en el menú.
—Necesito aire.
Al salir, el viento le arrancó una lágrima que ni siquiera sintió caer. Cheng Xiaoshi la siguió, deteniéndose junto al monopatín de Hyuna.
—¡Hey! ¿Qué pasó, Yoon Haemiu? —le tomó del brazo con suavidad.
Ella apretó los dientes… y lo abrazó. El chino no la tocó, respetando su espacio, pero se sintió impotente.
—Iba a debutar como idol —susurró—. Era feliz, éramos felices… hasta que Sua se suicidó. ¿Qué se supone que haga cuando un fan me pregunta, me acosa…?
Su voz se quebró, dejando salir todas las emociones que había cargado ese día.
—N-no… —titubeó Cheng, sin saber qué decir. Finalmente la rodeó con los brazos, lleno de frustración y empatía.
Antes de que Cheng dijera algo, apareció el otro hombre con una bandeja de teokbokki.
—¡Encontré comida coreana! —anunció, ajeno a la tensión.
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SeeDs in the Garden / Re: SeeDs in the Garden – revival
« Last post by Kora on April 24, 2025, 01:46:23 PM »Tirado en el suelo, se retorcía quejumbroso, cruzando una mueca dolorida su cara de rasgos afilados. A juzgar por su rostro, parecía joven, un par de años mayor que Ky en apariencia a lo sumo, humano e inhumano a la vez. Pero no eran sus facciones lo que delataban su naturaleza extraterrenal, sino las amplias alas que nacían de su espalda, replegadas en una posición que parecía dolorosa para la criatura. Ky no podía dejar de mirarlas, a pesar de estar dañadas y sucias no habían perdido su aura celestial. Seguían siendo las alas de un ángel.
Ky boqueaba, inseguro de qué debía decir en aquel momento. Era obvio que aquella criatura estaba malherida, pero no estaba seguro de qué podía hacer por ella. Algo de sangre manchaba sus sencillas ropas, y se arrodilló a su lado para tantear, dubitativo, en busca de las heridas que pudiera tener, y así evaluar si moverlo o no. Cuando empezaba a deslizar sus dedos sobre la tela, oyó un balbuceo bajo él. Aparentemente, el ángel no se había dado cuenta de su presencia por el dolor que sentía.
—¿C—Comandante... Kiske...? —La voz salía de los finos labios en susurros entrecortados, pero Ky pudo entenderlo. Este le hizo un gesto para que no siguiera hablando, no hasta que se encontrara mejor al menos. —Comandante... tengo un... un...
La mano de Ky pasó sobre el costado de éste, apretando algo muy húmedo y caliente bajo la ropa. En aquel momento, la criatura emitió un quejido, y sólo pudo susurrar 'mensaje' antes de perder el conocimiento.
Había conseguido llevarlo hasta el granero de la iglesia, el único lugar que todavía era remotamente cómodo, ya que la sacristía no se encontraba en un estado habitable por exceso de humedad y falta de cama, la cual había sido devorada por las ratas. Cargar con el cuerpo del ángel a través del patio no había sido tarea fácil dado el estado de Ky, pero la determinación del joven comandante habían hecho las veces por su fuerza. Afortunadamente, todavía quedaban allí restos de paja y unas telas viejas y sucias. Muy probablemente el lugar había sido utilizado no hacía mucho, quizá sólo meses atrás.
Apoyó al ángel sobre uno de los montones de paja, y tras extender una de las telas sobre el montón de al lado, dejó allí el cuerpo de aquel ser, extendiendo con cuidado sus heridas alas para que no pudiera aplastarlas con su propio peso. Una vez colocado de forma apropiada, Ky determinó que necesitaría un poco de agua para limpiar la herida que debía tener en el costado, y marchó rápidamente hacia el patio. Pidió interiormente que el pozo que había visto todavía tuviera agua limpia, y para en una grata sorpresa, obtuvo un cubo lleno de agua fría y usable.
Cuando Ky volvió al granero, se encontró con que el ángel había despertado. No podía ver si había abierto los ojos con la escasa luz que quedaba ya del atardecer, pero sí cómo movía sus brazos tentativamente en la oscuridad. Avanzó rápidamente hacia él para impedir que llegara a hacerse daño, y como si no lo hubiera tocado nunca, puso sus manos sobre su brazo con una reverencia extrema.
—Por favor, no os mováis. —Susurró. —Podéis haceros daño.
—N—no... estoy... —Al menos se había detenido, y Ky sintió como le escudriñaba con unos ojos claros como el agua, haciéndole sentir pequeño e insignificante. —...bien.
Ky lo examinó de arriba a abajo, con dificultad debido a la pésima iluminación. Con sus manos aún sobre la piel del otro, miró a su alrededor en busca de algo que sirviera para alumbrar la estancia. No quería tener que arriesgarse a quemar algo con una descarga de electricidad, dado el mal estado del lugar, y por suerte vio una linterna de aceite colgando de una de las vigas. La recogió y procedió a emitir una pequeña descarga para encender el líquido, consiguiendo una llama que bailaba entre las paredes de cristal. La estancia quedó iluminada, para satisfacción del joven, que procedió a examinar al ser.
—Comandante Kiske... —Murmuró el ángel. —No es... necesario...
—Dejad que os limpie las heridas, al menos. —Ky se acuclilló a su lado, y llevó sus manos hasta la ropa que cubría el pecho del otro. —¿Puedo...?
El más ligero rubor cubrió las mejillas del otro ser al tiempo que asentía torpemente, pero aquello pasó completamente desapercibido a Ky, que tomó con cuidado la tela bajo sus dedos, apartándola despacio. El pecho y abdomen, hechos de firme músculo blanco como la nieve, sólo estaban manchados por la sangre que emanaba de una amplia herida en el costado. Ky sacudió una de las telas antes de mojarla con el agua del cubo, y procedió a humedecer la carne con cuidado. El ángel estaba cubierto de suciedad y cenizas, y hubo de esforzarse para dejar lo más limpia posible la herida.
No tardó mucho en su tarea, cubriendo la herida con el trapo mojado que había usado. Mientras trabajaba, de vez en cuando dirigía miradas furtivas al rostro del ángel, delineado por las sombras y luces que provocaba la lámpara. Éste parecía mirar hacia otro lado, de vez en cuando apretando la mandíbula en dolor si Ky rozaba demasiado fuerte la herida, pero se mostró agradecido una vez había terminado.
—Gracias, Comandante Kiske. —Casi inaudible, y con una voz aún resquebrajada por el dolor, respondió. —Sois tan bueno de corazón como dicen.
—No es nada.
Ky boqueaba, inseguro de qué debía decir en aquel momento. Era obvio que aquella criatura estaba malherida, pero no estaba seguro de qué podía hacer por ella. Algo de sangre manchaba sus sencillas ropas, y se arrodilló a su lado para tantear, dubitativo, en busca de las heridas que pudiera tener, y así evaluar si moverlo o no. Cuando empezaba a deslizar sus dedos sobre la tela, oyó un balbuceo bajo él. Aparentemente, el ángel no se había dado cuenta de su presencia por el dolor que sentía.
—¿C—Comandante... Kiske...? —La voz salía de los finos labios en susurros entrecortados, pero Ky pudo entenderlo. Este le hizo un gesto para que no siguiera hablando, no hasta que se encontrara mejor al menos. —Comandante... tengo un... un...
La mano de Ky pasó sobre el costado de éste, apretando algo muy húmedo y caliente bajo la ropa. En aquel momento, la criatura emitió un quejido, y sólo pudo susurrar 'mensaje' antes de perder el conocimiento.
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Había conseguido llevarlo hasta el granero de la iglesia, el único lugar que todavía era remotamente cómodo, ya que la sacristía no se encontraba en un estado habitable por exceso de humedad y falta de cama, la cual había sido devorada por las ratas. Cargar con el cuerpo del ángel a través del patio no había sido tarea fácil dado el estado de Ky, pero la determinación del joven comandante habían hecho las veces por su fuerza. Afortunadamente, todavía quedaban allí restos de paja y unas telas viejas y sucias. Muy probablemente el lugar había sido utilizado no hacía mucho, quizá sólo meses atrás.
Apoyó al ángel sobre uno de los montones de paja, y tras extender una de las telas sobre el montón de al lado, dejó allí el cuerpo de aquel ser, extendiendo con cuidado sus heridas alas para que no pudiera aplastarlas con su propio peso. Una vez colocado de forma apropiada, Ky determinó que necesitaría un poco de agua para limpiar la herida que debía tener en el costado, y marchó rápidamente hacia el patio. Pidió interiormente que el pozo que había visto todavía tuviera agua limpia, y para en una grata sorpresa, obtuvo un cubo lleno de agua fría y usable.
Cuando Ky volvió al granero, se encontró con que el ángel había despertado. No podía ver si había abierto los ojos con la escasa luz que quedaba ya del atardecer, pero sí cómo movía sus brazos tentativamente en la oscuridad. Avanzó rápidamente hacia él para impedir que llegara a hacerse daño, y como si no lo hubiera tocado nunca, puso sus manos sobre su brazo con una reverencia extrema.
—Por favor, no os mováis. —Susurró. —Podéis haceros daño.
—N—no... estoy... —Al menos se había detenido, y Ky sintió como le escudriñaba con unos ojos claros como el agua, haciéndole sentir pequeño e insignificante. —...bien.
Ky lo examinó de arriba a abajo, con dificultad debido a la pésima iluminación. Con sus manos aún sobre la piel del otro, miró a su alrededor en busca de algo que sirviera para alumbrar la estancia. No quería tener que arriesgarse a quemar algo con una descarga de electricidad, dado el mal estado del lugar, y por suerte vio una linterna de aceite colgando de una de las vigas. La recogió y procedió a emitir una pequeña descarga para encender el líquido, consiguiendo una llama que bailaba entre las paredes de cristal. La estancia quedó iluminada, para satisfacción del joven, que procedió a examinar al ser.
—Comandante Kiske... —Murmuró el ángel. —No es... necesario...
—Dejad que os limpie las heridas, al menos. —Ky se acuclilló a su lado, y llevó sus manos hasta la ropa que cubría el pecho del otro. —¿Puedo...?
El más ligero rubor cubrió las mejillas del otro ser al tiempo que asentía torpemente, pero aquello pasó completamente desapercibido a Ky, que tomó con cuidado la tela bajo sus dedos, apartándola despacio. El pecho y abdomen, hechos de firme músculo blanco como la nieve, sólo estaban manchados por la sangre que emanaba de una amplia herida en el costado. Ky sacudió una de las telas antes de mojarla con el agua del cubo, y procedió a humedecer la carne con cuidado. El ángel estaba cubierto de suciedad y cenizas, y hubo de esforzarse para dejar lo más limpia posible la herida.
No tardó mucho en su tarea, cubriendo la herida con el trapo mojado que había usado. Mientras trabajaba, de vez en cuando dirigía miradas furtivas al rostro del ángel, delineado por las sombras y luces que provocaba la lámpara. Éste parecía mirar hacia otro lado, de vez en cuando apretando la mandíbula en dolor si Ky rozaba demasiado fuerte la herida, pero se mostró agradecido una vez había terminado.
—Gracias, Comandante Kiske. —Casi inaudible, y con una voz aún resquebrajada por el dolor, respondió. —Sois tan bueno de corazón como dicen.
—No es nada.
76
Listas y Probaciones / Re: New Probation Time!
« Last post by Cho on April 24, 2025, 01:11:41 AM »Hola chicas, vengo a avisar que el stop sign será dejado el miércoles 30 de abril a las 10:00 pm hora México d.f.
Countdown
Countdown
77
HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Cho on April 18, 2025, 01:17:09 PM »
Hello gals <3
Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.
Sin más preámbulos~
*top 4*
*conteo*
Sayi :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 3423 palabras
Kana :: 0 palabras
Eureka :: 1221 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 1114 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras
Miyu :: 1027 palabras
*conteo*
Sayi :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 3423 palabras
Kana :: 0 palabras
Eureka :: 1221 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 1114 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras
Miyu :: 1027 palabras
Now, let's carry on with those big HiME dreams...
78
Listas y Probaciones / Re: New Probation Time!
« Last post by Cho on April 18, 2025, 01:14:07 PM »Este es el conteo total del mes de Marzo 2025
Main Projects
A continuación el conteo para los proyectos principales:
Side Projects
Y ahora el conteo para los proyectos secundarios~
Las palabras se agregarán a su contador y podrán ser usadas en el tema de canje de palabras.
Happy writing~
*header*
Quote
Sayi :: 0 palabras
Kora :: 1055 palabras
Cho :: 3423 palabras
Kana :: 978 palabras
Eureka :: 1221 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 1114 palabras
Neko :: 1310 palabras
Airin :: 1060 palabras
Apple :: 0 palabras
Miyu :: 1027 palabras
Main Projects
A continuación el conteo para los proyectos principales:
![]() MMORPG: Neverland C O N T E O | ![]() República de las Naciones Unidas C O N T E O | ![]() One-Shot Project C O N T E O |
Kora :: 0 palabras Neko :: 1310 palabras Airin :: 1060 palabras Shruikan :: 0 palabras | Eureka :: 0 palabras Puri :: 0 palabras Mimi Tachikawa :: 0 palabras Mery :: 0 palabras Apple :: 0 palabras | Sayi :: 0 palabras Nite :: 0 palabras Cho :: 0 palabras Kana :: 0 palabras Eureka :: 0 palabras Puri :: 0 palabras Mery :: 0 palabras Neko :: 0 palabras Apple :: 0 palabras |
Side Projects
Y ahora el conteo para los proyectos secundarios~
![]() HiMEverse C O N T E O | ![]() Downtown District C O N T E O | ![]() Seeds in the Garden C O N T E O |
Sayi :: 0 palabras Nite :: 0 palabras Cho :: 3423 palabras Kana :: 0 palabras Eureka :: 1221 palabras Puri :: 0 palabras Mimi Tachikawa :: 1114 palabras Mery :: 0 palabras Apple :: 0 palabras Miyu :: 1027 palabras | Sayi :: 0 palabras Kora :: 0 palabras Nite :: 0 palabras Cho :: 0 palabras Kana :: 978 palabras Eureka :: 0 palabras Puri :: 0 palabras Mimi Tachikawa :: 0 palabras Apple :: 0 palabras Miyu :: 0 palabras | Kora :: 1055 palabras Neko :: 0 palabras Airin :: 0 palabras Shruikan :: 0 palabras |
![]() Moonlight Garden C O N T E O | ![]() Patio de Juegos C O N T E O | ![]() Actividades C O N T E O |
Las palabras se agregarán a su contador y podrán ser usadas en el tema de canje de palabras.
Happy writing~
79
Listas y Probaciones / Re: New Probation Time!
« Last post by Cho on March 31, 2025, 11:11:22 PM »
Probaciones pronto. Siento la demora.
80
HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Eureka on March 31, 2025, 04:17:20 PM »Se logró (reprise)
“Es un poco gracioso. Yo justo había pensado en hablarles al respecto en estas primeras semanas de entrenamiento. Hay tantas cosas del mundo de las HiMEs que de seguro ni habían contemplado por un instante…” anunció Gojo, mientras tomaba asiento en su escritorio y rebuscaba entre los documentos que yacían desperdigados en la superficie de este.
“¿De qué, se puede saber?” Eureka no entendía a que se refería.
La HiME seguía sin procesar las palabras de su nuevo Child.
Para empezar, tener un nuevo Child ya le había frito las pocas neuronas que quedaban en su materia gris.
…Aunque a esas alturas, valía la pena preguntarse si aún tenía cerebro o si una tomografía revelaría que su cráneo estaba completamente vacío.
“De los Childs sin HiMEs, entre otras cosas. De hecho, quería pedirles un favor… antes de que Neuvillette-chan les hable del gato.”
“¿Qué?” Oikawa sentía que había repetido la misma pregunta al menos unas 50 veces en los últimos 15 minutos.
“…” Eureka se cruzó de brazos, recelosa. “Tengo un mal presentimiento.”
“Bueeeno, tu nuevo Child acaba de decir que tu antiguo Child necesita una HiME para sobrevivir, ¿no?” Gojo les sonrió a los tres. “Ya. Genial. No sólo tendrás que encontrar una. ¡Tendrás que encontrar… dos!”
“…¡¿De dónde diablos voy a sacar dos HiMES?!” Eureka exclamó, indignada. “Y… ¡¿Para qué tendría que conseguir otra?!”
“Bueno, tengo un amigo que necesita HiME.”
“Tu amigo… ¿es un child?” Oikawa parecía preocupado por la vida social de su profesor.
“Sí~” Gojo canturreó, alegre. “Es un amigo de hace varios años. Ha estado esperando la oportunidad de conectar con una HiME desde hace tiempo. Pero el chiste es que no puede ser cualquiera…”
“¿Tiene que haber química entre ellos o que?” Eureka puso los ojos en blanco, irritada. “Lamento sonar un poco pesada, pero… no tengo tiempo para buscarle HiME a tu amigo. Mona es más importante y…”
“Bueno… No esperaban que los entrene sin que me dieran algo a cambio, ¿verdad?” Gojo volvió a cegarla con el reflejo de sus gafas de sol y la HiME se tuvo que aguantar las ganas de lanzarse a matarlo. “Porque lo veo un poco difícil. Tendría que dedicarles tiempo que no tengo… y los exámenes están a la vuelta del a esquina. Sin mencionar que participaré en las olimpiadas interuniversitarias como…”
“¡Ya, ya!” Oikawa se resignó. “Le buscaremos a alguien. ¡Pero no es tan fácil! ¡Y de seguro ya lo sabes! Así que tomará tiempo.”
“Créeme que lo sé. Llevo años en eso.”
“Pero… no entiendo. ¿Cómo ha podido sobrevivir sin HiME por tanto tiempo?” Eureka arqueó una ceja.
“Es… un caso especial. Su HiME no murió. Tampoco lo cambiaron, como en el caso de tu antiguo Child.”
“¿Entonces?”
“Su HiME… comenzó a trabajar para Rizembool. La tecnología de esa institución debió ser incompatible con la magia de Hanasaki, pero él había adquirido mucha energía a lo largo del tiempo que pasó en la tierra. Y, bueno… Aún no me queda claro cómo se dio, pero sobrevivió y no desapareció. Miranda y las HiMEs de su generación sintieron pena por él y velaron por su bienestar. Le ofrecieron una de las piedras HiME para que sobreviviera. Pero luego del ataque final a Rizembool de hace tres años, recordarás que todas se echaron a perder.” Gojo se detuvo en seco al encontrar el file que tanto buscaba. “¡Al fin!”
“¿Habían… piedras HiME?” Oikawa se veía muy confundido.
“Así es. Era una gema que canalizaba el poder HiME,” explicó Neuvillette, como si no hubiera nacido hacía una hora.
“Neuvillette-chan es una enciclopedia HiME y no sé cómo, porque ninguno de sus padres es tan brillante~” canturreó Gojo.
“¡En fin!” Eureka optó por hacer oídos sordos. La conversación estaba más interesante… y era más importante que el insulto indirecto de su profesor. “Y ¿qué pasó con él?”
“Ha ido perdiendo energía desde ese entonces. No sabemos por cuánto más tiempo logrará soportar… sin que tenga que revertirse a su forma original. Y luego de eso, no tardará en desaparecer.” Gojo lo contaba como si se tratase de un asunto fácil de solucionar. “¡Por ello… necesito una HiME urgente!”
“Hay algo que no me cuadra, sensei,” comentó Oikawa. “¿Por qué te importa tanto? No quiero faltarte el respeto de ninguna manera, pero se me hace raro que seas amigo de un child. Tú no eres de la misma generación de Miranda-san, ¿verdad?”
“¡Nop!” Gojo sonrió. “Soy menor.”
“¡Peor, entonces!” Exclamó Eureka.
“Peeero… lo conocí gracias a una amiga ex-HiME hace mucho tiempo, cuando estaba en el colegio y yo era su rebel.”
“¿Reb…?”
“Y hace un par de años, cuando ingresé a Hanasaki como docente, volvimos a coincidir en las instalaciones. Es como el gato gordo de la facultad de Ingeniería. Todos lo ven y lo llenan de mimos, ¿no? Ya. Algo así sucede con Venti.”
“¿Ese es su nombre?” Eureka ladeó la cabeza, confundida.
“¡Ajá!” Gojo asintió. “Se que lo amarán cuando lo conozcan. Mi plan original era que tú conectaras con él, pero Neuvillette-chan arruinó todo.”
“Mil disculpas,” dijo Neuvillette.
“¡No! ¡No te disculpes!” Eureka le aseguró. “¡No le habría hecho caso de todas formas porque tenía a Mona!”
“Sí, lo imaginé. Aunque Oikawa nunca mencionó que tenían Child, por eso pensé que podría llevar a cabo mi plan.”
“Y… el tal Venti, ¿cómo se ve?” Oikawa se veía curioso. “¿Es un gato gordo también?”
“Ah, ¿quieren conocerlo?” Gojo les sonrió. “Debe estar en la sala de profesores de metiche.”
“¿Eh?”
“No, tal vez otro día. Primero tengo que ver qué haré con Neuvillette…” Eureka suspiró.
“Lo siento,” volvió a disculparse el Child.
“Neuvillette-chan, ¿no tienes otra forma más allá de la humana?”
“Soy un dragón, Eureka-dono. Dudo que mi forma pueda entrar en esta habitación sin causar un desastre.”
“¡¿Qué?! ¡¿Eres tan grande?!”
“No tanto. A lo mucho, mido dos, tres metros.”
“¡Eso es un montón!”
“Tal vez pueda aprender a reducirse con el tiempo. Pero un dragón llamará demasiado la atención de todas maneras. Sería mejor que aproveches su forma humana.” Sugirió Gojo. “¿Qué tal si lo dejan en mis manos mientras le buscan un hogar?”
“…” Eureka suspiró. “No quiero que lo corrompas.”
“Ay, ay~ Hablas como si fuera una mala influencia. ¡Soy un pedacito de cielo!”
“…” Oikawa y Eureka intercambiaron miradas llenas de recelo.
“¡Qué pesados!”
“Sin ánimos de ofender, Gojo-sensei. Pero Neuvillette se ve como un hombre muy refinado… siento que arruinarías su vibra si lo vistes como tú.”
“¿Qué hay de malo en usar zapatillas con pantalones de vestir y camisas?”
“¡No van con su estilo!”
“¿Tengo estilo?” preguntó el Child, confundido.
Eureka suspiró.
La vestimenta del dragón era el menor de sus problemas en ese momento, pero el cúmulo de todos la estaba agobiando al punto de pensar que lanzarse por la ventana sería una excelente solución a sus cuestiones.
¡¿Por qué era tan difícil lidiar con su profesor?!
Y, siendo realista… ¡¿Cómo rayos iba a conseguir tantas HiMEs?! Porque estaba segura de que dos no bastarían por el tema de la química. Bueno, conocía a un par que aún no tenían Child… pero no podía comprometerlas sin primero tratar a Venti.
Ya luego… pensaría en eso.
Primero tenía que comprarle ropa y zapatos a su nuevo child… y aceptar que la sugerencia de Gojo era la más atinada en esos momentos.