Eyyy, estoy sola y tengo ordenador pah mi :3
Otacon se dirigió al despacho del director Snake cuando este le llamo con carácter urgente, prácticamente dejando sus experimentos de lado. Snake no quiso dar detalles, pues recalcó que necesitaba que viera algo con sus propios ojos para sacar una conclusión.
El doctor Hal, o como todos conocían, Otacon, se sentía agradecido de que Snake contase con él para los temas serios de la escuela, aunque había sido un mecenas para Balamb, los temas de estrategia y batalla se le quedaban algo grandes, prefiriendo la investigación, pero Snake siempre le había insistido en que participase aunque fuera sólo con su opinión, por supuesto Otacon era leal y nunca revelaría nada de lo que sucediera en el Jardín, y más de una vez había obtenido inspiración en las necesidades de los Seed y de Balamb.
Pero aun con toda la motivación con la que llegó al despacho, y aunque por una parte se sospechara que aquello podía ocurrir, Snake no se encontraba ahí.
Suspiró sonoramente más cansado por la carrera para llegar que decepcionado, quiso mirar por los ventanales que quedaban detrás de la mesa del despacho, pero estaba prácticamente deslumbrado por la luz natural que entraba, así que en sus propios pensamientos, se sentó en el sillón y del bolsillo de su bata saco una pequeña maqueta, era como un tanque al que le hubieran puesto dos patas, podría haber estado sacado perfectamente de Star Wars, pero era invención del científico, en aquella escala y sobre la mesa del despacho, aquel pequeño robot solo podía ir dando vueltas sobre sí mismo. Hal lo miró pensativo mientras volvía a llevarse la mano al bolsillo.
-Debería poder ser más funcional… -Tan distraídamente como había hablado, dejo una figura de plástico de unos diez centímetros de alto con forma de colegiala anime con dos coletas de pelo negro y que chirriaba una tonadilla “nico-nico niiii”.
Apoyando la barbilla sobre las palmas, miro embobado aquellos dos juguetes.
“Ojala pudieras ser tú mi piloto, Nico chan.”
-No esperaba que llegases tan pronto, Otacon -Snake llegó de improvisto, al mencionado le sorprendió su llegada, podía ser realmente silencioso, pero antes que sentirse avergonzado por sus juguetes, le sabía peor que le hubiera encontrado sentado en su silla, como si fuese una falta de respeto.
Por supuesto, a Snake no le importaba, tomando al juguete “Nico” para examinarlo, y dándole la vuelta para ver que tenía debajo de la falda de colegiala. Otacon no dijo nada, no teniendo muy claro que esperaba haber encontrado Snake, pero a decir verdad, el director tampoco estaba demasiado seguro.
-¿Esto es lo que te ha llegado en el correo de esta mañana?
-Es un guardián de habitación, si se pasa por delante del sensor avisa al momento.
Snake prefería no recordarle que tenían un sistema de seguridad para el laboratorio o para donde hiciera falta, que seguro era más eficaz que aquella molesta tonadilla.
-¿Y funciona?
-Habrá que esperar a que lleguen las otras ocho…
-Con permiso -la subdirectora Franziska entró en el despacho, encontrando al científico a la mesa del despacho con un juguete en la mano, y al director mirando debajo de la falda de una figurilla anime.
-Creo Snake, que sin saber más, ya puedo darte una opinión: está claro que os equivocasteis de profesión.
-Todavía no os he enseñado por lo que os he hecho venir.
Franziska se cruzó de brazos dignamente tocando con la yema del pulgar el extremo del mango de su látigo, Graham pidió permiso para anunciar su llegada, entrando sin más en el lugar y mirando el robot que Otacon tenía sobre la mesa.
-¿Ya estamos todos?
-Todavía no comandante, necesitamos un par de opiniones más a pie de campo.
Prácticamente al minuto, apareció Date y Milo, esperando a que Snake anunciase porque les había reunido.
El director tomó asiento al tiempo que Otacon recogia sus juguetes, del cajón de su mesa extrajo un sobre abierto para que el resto lo observase. Franziska se adelantó agarrando la carta de su interior y leyendo en voz alta.
-Estimado director de Balamb, le mando un cordial saludo desde Aetheria, simplemente agradecerle por su hospitalidad, de parte del director y mia recordarles que aquí en la Orden de los Caballeros Sagrados de Aetheria tienen un amigo y una casa.
Quisiera dejar las formalidades a un lado, estoy seguro de que nuestros alumnos estarán dando un gran ejemplo del mismo modo que sus alumnos están demostrando en nuestra casa, estoy convencido de que esta alianza entre Jardines nos beneficiara a ambos y creará fuertes lazos de amistad.
Ya abusando de su hospitalidad, le ruego entregué la carta adjunta al comandante Ky Kiske, son unas notas del antiguo comandante Kliff Undersn para su pupilo. En confianza, el viejo comandante siempre ha andado detras de Ky, no se tratará más que de algún consejo para superar la juventud y hablar con sus encantadoras gentes.
Sin más, se despide cordialmente:
Kristoph Gavin, subdirector de la Orden de los Caballeros Sagrados de Aetheria.Franziska terminó buscando dentro del sobre vacío.
-¿Y la carta?
-No hay ninguna otra carta.
La subdirectora sacudió el papel.
-Aquí lo pone claramente, ¿acaso se ha perdido?
-¿Es alguien de confianza quien trajo la carta?
-¿De confianza? -Snake respondió a la pregunta de Graham con otra pregunta.
-¿Crees que la han podido robar? -Otacon pensó en voz alta, de ser así, aquello podía dejar en muy mal lugar a Balamb frente al Jardín de Aetheria.
-Eso sí desde el principio existió la mencionada carta -Date prefería pensar mal a que hubiera un fallo en el Jardín como aquel- ¿por qué iban a robar una y no las dos cartas?
-Quizás yo tenga la respuesta -Milo arrebato de las manos la carta que aún sostenía Francisca. La mujer estiró la mano para recuperarla he imponer su mandato, Milo rápidamente la detuvo tomándola de la muñeca con su mano libre y pudiendo observar más de cerca que las manos de la subdirectora estaban bien y en apariencia no había sufrido ningún daño-. Esta carta tiene rastros de veneno.
-¿¡Veneno!? -Franziska se retiró como si hubiera tocado fuego, dejando las manos rígidas y alejadas de su cuerpo, psicológicamente empezaba a notar un picor en estas.
-No es una dosis letal, aunque pudieras cortarte con el papel o rozase alguna herida, lo más que produciría sería un sarpullido.
-¿Crees que intentaban atentar contra Blamb? ¿O contra el mismo Comandante Kiske? -Graham se puso en marcha enseguida, no era sólo por su título, su manera de ser le llevaba a actuar estratégicamente y proteger a todos.
-No podemos saber si esa era su intención, o si el veneno se encontraba en la carta perdida -Milo habló reflexionando.
-Os digo que no hay ninguna otra carta -Date insistia en aquello que a su modo de ver carecia de sentido.
-¿Y cómo explicas lo del veneno? -Franziska apostilló aquello a lo que Date declaró que no tenía respuesta.
-Milo -Snake había escuchado todos los puntos de vista-, ¿podrías averiguar de qué veneno se trata?
Aunque la cantidad fuese tan pequeña que aquello dificultará la tarea, era su especialidad y pasaba al ámbito personal descubrirlo.
-Por supuesto.
-Ahora, -Snake llegó a otro punto importante-. ¿Opinais que debemos avisar al Comandante Kiske de esta carta?
-No, hasta no saber el contenido de la otra carta -Milo fue el primero en votar.
-Estoy de acuerdo, -Otacon participó de aquella votación-. No vale la pena preocuparle sin necesidad.
-Pues yo creo que si su vida corre peligro, es nuestra obligación avisarle y que se preparé -Graham se sorprendió que el resto hubiera dado su voto tan rápido sin sopesar la opción más lógica.
-Tenemos que hablarle de la carta, aún a riesgo de dejar claro un posible agujero en nuestra seguridad… o la probabilidad de un espía que haya robado o manipulado la carta, quizás pueda darnos algo de información.
Franziska sorprendió con su respuesta, abriendo otro frente tan peligroso para Ky como para Balamb.
-No, no vamos a decir nada, los lazos entre Jardines no son tan fuertes y el comandante Kiske es todavía un niño, no podemos estar seguros de cómo reaccionará -zanjó Date.
Graham hubiera querido añadir algo a aquello sobre la juventud, pero Date no pretendía mandar aquel mensaje por él y no iba a llevar la conversación por un territorio que no correspondía ni al momento ni al lugar.
Snake asintió.
-No diremos nada de la carta, ni a los de Aetheria ni a nadie de Balamb, esto no debe salir de este despacho hasta no saber más.
Incluso los que habían votado en minoría asintieron, debían permanecer unidos y evitar cualquier rumor.
-Tenemos que continuar con normalidad y prestar atención hacía cualquier rumor procedente de Aetheria, de momento, ¿todo marcha bien con Invernalia?
-Los intercambios parecen que van marchando bien -Milo intercambio una mirada con Date que se encogió de hombros, a su entender iban tan bien que las chicas habían empezado a derrochar para celebrar sus nuevas amistades.
-Después de la resaca por la fiesta, tienen que regresar a las misiones.
-Los nuevos Seed se esforzaron mucho, se han ganado estos días de celebración -Otacon quiso quitar hierro al asunto, no quería que los alumnos tuvieran que pagar con las preocupaciones de los adultos.
-Los Seed ya son hombres y mujeres preparados -era como si el comandante Graham le hubiera leído la mente-. Están listos para luchar en la batalla.
El director Snake gruño por lo bajo.
-Que se limiten a las misiones y esperemos poder evitar una batalla a futuro -Franziska colocó una mano en la cadera-. Si no hay ningún otro asunto, sugiero que finalicemos la reunión.
Extra: y la carta que faltaba era...
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