No a última hora yay~ *dead*
You hear that? That's the sound of Rinne cringing in the distance (?)100.1.
Era el inicio de un nuevo día. El sol apenas salía y quedaba rastros de la bruma matutina, aunque algunos comenzaban más temprano que otros.
Un señor mayor de limpieza avanzaba hacia una zona de un parque para limpiar las hojas antes que llegaran visitantes. No había nada fuera de lo usual en su labor. Contaba con tiempo para su trabajo e iba con toda calma. La ausencia de ruido citadino y el canto de aves le brindaba un alivio espiritual que le ayudaría a sobrellevar el presente día.
Se detuvo cerca de una pequeña estatua donde dejó su carrito de utensilios. Agarró un rastrillo, aunque pronto notó que no se encontraba solo.
A espaldas del camino y la estatua, en un peldaño de la misma y apoyado contra el soporte de la figura, había un chico sentado y dormido. Dicho peldaño permitía que sus piernas estuvieran más cómodas y el joven yacía con su cabeza pelirroja enterrada entre sus brazos recogidos sobre sus rodillas. En sus años de trabajo, el conserje había visto a ocasionales vagabundos dormir en espacios discretos y públicos y por más que se compadeciera de ellos, era parte de su trabajo pedirles que se retiraran. Caminó donde él y le sacudió con cuidado de un hombro.
“Joven…”
“!!!” ese breve agarre le despertó de un saque. El chico tomó al hombre de la muñeca y con velocidad le dio la vuelta para inhabilitarlo.
“¡Ahh, ahhh!” exclamó de sorpresa y dolor.
“¿Eh?” luego de su brusco despertar, el pelirrojo vio que se trataba de un anciano y lo soltó. “¡L-lo siento, me levanté inesperadamente, no fue mi intención!” hizo una rápida y pronunciada reverencia. “¡Lo lamento mucho! ¡Entiendo que hay que respetar a los mayores! ¡Usted debe ser el líder de su familia!”
“Eh… está bien, joven, no te disculpes,” el señor apenas hizo unos estiramientos para comprobar que se encontraba ileso. Habría reaccionado con menos paciencia de no ser porque vio al chico sinceramente mortificado. Sin duda lo había asustado. “No me considero el líder de mi familia, pero aprecio tus palabras. Me encuentro bien.”
“Ah, menos mal,” sonrió aliviado y le extendió su mano. “Mi nombre es Hiiro Amagi. Siento mucho la agresión. Espero que podamos ser amigos.”
“N-no hay problema, sólo te pido que no te quedes aquí a dormir, por favor,” sacudió su palma con incomodidad. Sabía que el joven iba a mil por hora. También, por su disposición, se le hacía distinto a los vagabundos con los cuales había tratado previamente.
“Lo comprendo,” asintió con una sonrisa segura. “Estoy en un viaje y me he visto sin dónde quedarme, pero ya casi llego a mi destino. ¡Le prometo que no lo volveré a hacer!”
“Bueno, te deseo lo mejor, ve en marcha,” dijo amablemente. Lo mejor era no preguntar mucho.
“¡Gracias! Ah, pero antes de irme,” el chico se puso a pensar y sacó un papelito de una mochila chica que era su única posesión. “Ri…zem…bool… ¿usted sabe dónde se encuentra?”
“Hm… debe ser ese colegio científico…” lo pensó un poco. “Ah, seguro que la línea 76 de bus lo cubre. Esa te lleva a varias instituciones de la ciudad.”
“¡Sí!” Hiiro asintió sonriente y se quedó quieto y esperando a oír más.
“…” le miró con leve extrañeza. “Ehem…” el señor miró hacia un costado donde se veía una avenida al final del parque. “¿Ves esas bancas con un techo? Ese es el paradero del bus 76. Pasan por aquí cada veinte minutos así que no hay pierde. Sólo tómalo cuando llegue…”
“¡Ahh, ya entiendo! ¡Tiene perfecto sentido!” exclamó alegremente.
“Ehm, sabes tomarlo, ¿verdad?”
“¡Sí, una amable señora hace una semana me explicó todo el proceso! ¡Todavía me queda sencillo de ayer!” reportó contento, como un niño cumplido.
“Bien, ya sabes a dónde ir.”
“¡Muchas gracias, señor!” dijo una vez más haciendo una reverencia. “¡Ahora mismo iré, llegaré y ya no tendré que quedarme durmiendo en los parques! ¡Que tenga un buen día!”
“Sí, igualmente…” notó que el chico se puso a correr al paradero aunque este justo había llegado y estaba recogiendo a una persona. Dudaba que alcanzara, pero sólo le quedaba esperar al próximo. No iría a tener problemas.
Con ello, su día debía regresar a la normalidad, aunque dio una mirada curiosa más y se congeló al ver el bus partir, y aquel intrépido chico saltar en plena calle, lo cual forzó al pobre conductor a frenar a todo dar. El señor miró la escena en shock y vio cómo Hiiro caminó a la puerta del bus, claramente recibió una fuerte llamada de atención, pero pese a eso el conductor se rindió y le dejó subir.
En fin, no podía juzgar a la juventud. Seguramente se perdía de algo.
…
Unos cinco minutos después, se puso a pensar… ¿Rizembool no estaba en la dirección opuesta?
Llegó el mediodía y la hora del almuerzo. Era un día posterior a la llegada de IA y los rumores ya habían corrido por toda la secundaria. Si bien en un inicio aquella bella y delicada estudiante de otro país había cautivado a los estudiantes, ahora lo haría mucho más.
“¡¿Es que en serio es una princesa?!” exclamó Taikogane, en completo shock.
“Sí, no importa cuántas veces lo preguntes, lo es…” Hakata dio un suspiro. “Yo también me sorprendí, pero tu falta de credibilidad me resulta cansado.”
“¡No es que no lo crea, pero es increíble!”
“¿No te estás contradiciendo?” le miró con leve juicio y alzando una ceja.
“Aunque no es que no tenga sentido, o sea, sólo hay que mirarla nomás,” el peliazul se vio cautivado por dicho recuerdo. “Parecía como un hada salida de este mundo, tiene una voz melodiosa, un trabajo amable y cálido… ¡y no hay que negar que es sumamente cool! ¡Y como princesa es mil veces más cool!”
“Hm, Sora no entiende mucho sobre ser princesa, aunque IA parece una persona muy buena. Tiene un color muy lindo,” asintió el rubio, sonriente. “Haha, ojalá que podamos ser amigos.”
“¡Eso es definitivo! ¡Tenemos que ser sus amigos antes que nos ganen!” declaró el peliazul con determinación, haciendo un puño.
“Hoho, pero no es una competencia…” Sora ladeó su cabeza, confundido.
“Taikogane-san, te pido que seas cordial con nuestra compañera, por favor,” dijo Hyuuga, quien estaba en su sitio junto con Shiro y Kuro, a punto de desempacar sus meriendas. El peligris sonrió apenado. “IA debe tener ya suficientes inconvenientes para acostumbrarse a una rutina normal y no quisiera que otras personas la cansaran demasiado.”
“Tiene sentido, descuida, no pienso incomodarla,” Hakata asintió.
“¿Y cómo tú te conoces con ella desde antes?” preguntó Taikogane, extrañado. “Bien te verás como un príncipe siniestro pero no eres de clase noble o algo.”
“¿Perdón?” Hyuuga se confundió.
“Ehh…” Shiro se asustó.
“Taikogane, hay que ser buenos con otras personas,” le recordó Sora, con firmeza.
“No te inquietes, Shiro, este de acá es así de insensible,” dijo Hakata.
“…” Kuro asintió y miró a Taikogane con fastidio.
“Ihh, ¿qué dije?” este se estremeció por la gélida mirada.
“No se inquieten, Taikogane-san no tuvo malas intenciones, lo pude percibir,” dijo Hyuuga, pacientemente. “Sobre tu pregunta, es una larga historia. Nuestras familias llevan generaciones allegadas. Es algo que precede a mí.”
“Ya, ¿pero por qué?”
“Qué chismoso eres,” Hakata negó y decidió tomar la palabra. “Según he revisado, Novoselic es un país con grandes inversiones en el entrenamiento y la tecnología de guerra. Los Masamune son una familia que ha producido armas y recursos de guerra de alta calidad desde hace siglos. Sólo puedo imaginar que se debe a ello.”
“Ahh, tiene sentido,” Sora asintió alegremente.
“Oh…” Hyuuga se impresionó y sonrió complacido. “La base de la conexión de mi familia con la familia Nevermind se debe primordialmente a ello, Hakata. Te agradezco por tu explicación. Es la verdad.”
“¿Eh? ¿Acaso IA viene de un país bélico o algo?” Taikogane se quedó en blanco y se estremeció levemente. “P-pero ella no da para nada esa apariencia.”
“…” Hyuuga sonrió un poco y miró al peliazul con paciencia. “No me considero la persona correcta para decirlo, aunque te ruego que no dejes que hechos básicos y externos hablen en lugar de una persona, especialmente de alguien como IA. Ella no es lo que sus orígenes darían a pensar. Sin embargo, sí es alguien con vivencias y experiencias distintas al promedio, en particular con respecto a adaptarse a vivir en un nuevo país. Poseerá toda la ayuda posible, pero quisiera que otros le brindaran de comprensión y espacio, por favor.”
“Eh, s-sí…” Taikogane rascó su nuca, confundido, y desvió su mirada. “No es que haya querido decirlo.”
“Estoy seguro que no, pero preferí brindarte un recordatorio, antes que te precipites a pensar en algo erróneo. Lamento el atrevimiento,” dicho esto, Hyuuga retornó su atención a su merienda y continuó desempacándola.
“…” no estaba muy seguro de lo que sea que ese chico había querido decir, pero Taikogane decidió no pensarlo demasiado. Entrecerró los ojos y murmuró a sí mismo. “¿…qué tiene hablando como un anciano…?”
Entonces, oyeron ruido acercarse al salón, lo cual les hizo prestar atención al pasillo. Notaron cómo había unos estudiantes al pendientes de alguien, pero Gumi llegó donde ellos y actuó de bouncer para pedirles que se hicieran a un costado.
“¡Abran paso! ¡Aquí no hay un show!” exigió la peliverde, energéticamente. Entonces se detuvo para alentar a su compañera a avanzar. “Ven, ven, ya está la costa clara.”
“…” una tímida e incómoda IA apareció frente al umbral del salón y miró hacia los chicos con unos ojos apenados y avergonzados.
“Ohh…” ello bastó para que los mínimos nervios de Taikogane se disiparan al toque. No había forma que esa bella chica fuera nada menos que un ángel.
“¡Bienvenidos!” saludó Sora, efusivamente, y miró a IA con curiosidad. “¿Te sientes bien?”
“Haha no es nada, sólo que nos sorprendió un poco la cantidad de gente en el camino,” se explicó Gumi, animada.
“Lo siento mucho,” IA hizo una reverencia. Se vio confundida y perdida, con la mirada agachada. “No estoy segura qué ocurre o por qué hay tantas personas, pero no evito pensar que es por mi culpa… yo…”
“¡De ninguna manera!” Taikogane prácticamente dio un salto para llegar donde la chica y tomarla de ambas manos. Le sonrió con ánimos. “¡Te aseguro que todos queremos darte la bienvenida y hacerte sentir en casa! ¡Sí, es eso, recuerda que puedes contar conmigo!”
“…” IA le miró perdidamente y ladeó su cabeza, confundida.
“Oye,” entonces Gumi se puso en el medio y encaró al peliazul. “Te me haces sospechoso también, tendré que mantenerte vigilado. ¿No ves que la incomodas más?”
“¿Eh? N-no es mi intención,” el chico se inquietó y junto sus palmas. “¡Lo siento mucho!”
“IA, ¿a que se debe tu visita?” preguntó Hyuuga, poniéndose de pie con leve alarma. “¿Todo está bien? ¿Necesitas mi ayuda?”
“No, no es eso,” la chica negó y pasó a sacar su merienda envuelta. Sonrió con ilusión. “Es sólo que he decidido almorzar con un obento como hacen aquí, y me gustaría que comiéramos juntos. Vengo para invitarte.”
“¿En serio?” preguntó. Pasó a sonreír incómodo. “Te agradezco, pero no tenías que hacerlo, IA.”
“¿Por qué no? ¿Acaso no quieres?”
“No se trata de querer o no. Presumo que la compañía de una persona como yo no te sería la más grata. Supongo no califico como un estudiante promedio,” explicó tranquilamente. “Espero que aproveches esta oportunidad para hacerte de amigos más afines a tu persona.”
“Uhh, sabía que dirías eso,” IA rompió con su apariencia tímida y etérea e hizo un puchero. “No entiendo por qué siempre tienes que aferrarte a algún código social que no existe, igual que Sakuya. Yo quiero almorzar contigo porque somos amigos de hace muchos años y eres como mi hermanito. Además te vendría bien salir al sol y disfrutar de la naturaleza.”
“Eh, no es necesario…” dijo incómodo.
“No, ya me decidí. Ni yo ni mis hermanas queremos que sigas aislándote,” asintió. “También quiero hablar más con Shiro y Kuro.”
“Vamos, IA me dijo que quería que nos conociéramos y sí quiero hacerlo,” Gumi se acercó a Hyuuga amenamente. “Estábamos esperando el descanso con ansias, por favor.”
“…está bien, no me haré de rogar,” dijo rendido y miró a sus dos acompañantes. “Vamos los tres, continuemos afuera.”
“Eh, s-sí,” Shiro asintió y junto con Kuro se levantaron.
“¡Yo voy con ust-!” Taikogane intentó sumarse, sin embargo…
“…” Kuro le lanzó una severa y fría mirada que incluso lo espantó un poco.
“Eh, Kuro…” Shiro se asustó.
“Vaya… lo lamento mucho,” Hyuuga se inquietó brevemente y terminó por sonreír apenado. “Tendrá que ser la próxima vez, Taikogane-san. Bueno, con permiso.”
El par de chicas se confundieron y el grupo empezó a irse, aunque Shiro se dio cuenta que se olvidaba de algo.
“Ah, l-lo siento, esperen, necesito mis cubiertos…” este se disculpó incómodo y corrió a su sitio. Sacó unos palitos de comer cuando en eso levantó su mirada y se topó con Sora. “Oh, eh… ¿quisieras venir con nosotros?”
“Hoho, ¿puedo?” preguntó impresionado y miró hacia Kuro, quien no se inmutó. Al percibir dicha ‘afirmación’, Sora sonrió con entusiasmo. “¡Sí, con mucho gusto! ¡Vamos, vamos!”
“…” Hyuuga se animó de ver que Kuro le toleró y a su vez que el tímido de Shiro se hubiera animado de invitarle. Se dirigió a las chicas. “¿Y Kotegiri-san?”
“Él se excusó hoy porque tiene una audición muy importante para convertirse en idol,” explicó Gumi, sonriente. “Se ha esmerado tanto para este día que definitivamente le irá bien.”
“Eso espero,” IA asintió y así el grupo siguió en marcha.
Así, sólo Taikogane y Hakata se quedaron en el salón, con el primero un tanto desanimado y perplejo y el segundo decidiendo abrir un libro para ponerse a estudiar.
“Eh…” el peliazul notó que los curiosos que los habían estado mirando por el pasillo también se marcharon para seguir los pasos de la princesa. “¿Qué fue eso? ¿Por qué me miró así?”
“Hm, lo molestaste, seguro…” Hakata se encogió de hombros y pasó una página.
“Pero ni le he dicho nada…” se impacientó un poco de ver al otro quedarse leyendo sin prestarle atención. “Oye, Hakata, pudiste al menos ver si querías ir con ellos.”
“Estoy bien, a diferencia de ustedes, llevo algunas clases en la universidad y en la tarde tengo un examen,” explicó inmutado. “Hyuuga ya dijo que será en otra oportunidad, no tengo apuro.”
“Pero si Sora fue con ellos.”
“Es porque Sora es buena gente y ayudó a Shiro desde que pisó el salón, tiene todo el sentido,” se encogió de hombros y le miró con el ceño fruncido. “Si dejaras de quejarte de cualquier cosa tal vez Kuro te toleraría más.”
“Pero no es cierto, sólo soy honesto, no tengo malas intenciones,” vio que el otro se frustró un poco pero decidió no continuar con el diálogo. “¡Bueno, metí la pata, pero no por eso deberíamos dejarlo ir! ¡Vamos detrás de ellos!”
“Puedes ir tú si quieres, estoy ocupado…”
“No te quedes aquí para estudiar, apuesto a que ya lo hiciste ayer y estás más que listo para tu examen,” de nuevo no le contestó. “¡A ti también te caería bien el sol! ¡Recuerda que tienes que practicar trepar árboles!”
“…” Hakata entrecerró sus ojos sin dejar de leer su libro.
“¿Qué?” Taikogane se extrañó. “¿Acaso sigues molesto por eso?”
“…” este desvió su mirada. “Un poco…”
“Ahh…” dio un pesado suspiro y terminó por agarrar al menor de la muñeca. “¡Ya, perdón, ahora vamos donde los demás!”
“¡O-oye, ¿esa es tu manera de disculparte?!” se sorprendió al casi caerse por el jalón del otro.
Al final terminaron por ir detrás del otro grupo.
Había sido una mañana intensa. Además de los jueces y evaluadores que había encontrado en las fases preliminares de su larga evaluación, aquel día había una invitada sorpresa, alguien que no pertenecía a ES. Sin embargo, era una jueza adicional y fue presentada como una de las personas con el mayor peso en las elecciones de quiénes pasaban la evaluación. Kotegiri se avergonzaba de no saber quién era, mientras que varios a su alrededor se sorprendieron e inquietaron de oír que la rumoreada ‘Enma-sama’ se encontraba presente. A pesar de su llamativa apariencia, no debía ser alguien del mundo del espectáculo si es que Kotegiri no la conocía.
Además de ello, el propio Eichi Tenshouin, uno de los cabezas de ES y el líder de toda la agencia Starmaker, decidió hacer aparición. La tensión estaba por las nubes. Todos sabían que debían dejarlo todo en el escenario.
Kotegiri se encontraba sentado pegado a una pared de la amplia sala de audiciones, junto con los demás postulantes sea en espera de su turno o descansando luego de su presentación. Iban por números, y ni bien el presente chico terminara, le tocaría ponerse de pie y realizar su definitiva presentación. Su visión estaba fija en la persona antes de él, a tal punto que el resto de su visión se oscurecía. Estaba por tocarle y no podía perder la calma. Se había preparado demasiado tiempo para ese instante. No lo dejaría escaparse de sus manos.
…
Por otro lado, la secretaria a cargo del lobby de ES regresó a su puesto luego de atender una llamada. Había podido oír que alguien hizo sonar la campana del counter y al llegar observó a un chico pelirrojo leyendo los anuncios del boletín perdidamente. No vio a nadie más, por lo cual decidió dirigírsele.
“Buenos días, ¿necesitas algo?” preguntó la secretaria. Esperó un poco, pero ese chico realmente parecía ido. Le miró perdidamente. “Eh, hiciste sonar la campana, ¿verdad?”
“¡Oh!” Hiiro fue despertado y se acercó a la recepción con ánimos y energías. “¡Siento la tardanza! ¡Finalmente estoy aquí! ¡Espero no causar problemas!”
“¿Ya… estás aquí…?” la secretaria lo pensó y se frustró. “¿Acaso eres uno de los postulantes de hoy? Pues estás muy tarde, ya han comenzado hace como media hora.”
“¿Media hora?” Hiiro se impresionó y murmuró para sí. “¿…Habré estado mirando los anuncios media hora…?”
“Lo más probable es que te descalifiquen simplemente por tu tardanza. Hasta el líder de los idols de Starmaker, Eichi Tenshouin, ha asistido, y seguramente estará muy molesto.”
“Idols…” el pelirrojo se sorprendió por la mención.
“…” la mujer dio un suspiro. “Esta debe ser una oportunidad importante, pero si no te lo tomas seriamente para llegar a tiempo, lo mejor es que te esperes a la siguiente convocatoria…”
“¡No, espera!” de repente, Hiiro se vio interesado y asintió con seriedad. “¡Quisiera conocerle, es importante! ¡No quiero irme y seguir mi camino sin al menos intentarlo!”
“Pero…” se extrañó y dio un suspiro. “Puedes ir a hablar con los guardias de la entrada del salón, pero dudo que siquiera te dejen entrar.”
“¡Está bien, muchas gracias, lo intentaré!” Hiiro se puso en marcha.
“¡E-espera, no es por ahí!”
“¡Ah, perdón!” regresó a la recepción con una sonrisa. “¿Por dónde es?”
“Sígueme…” rodó los ojos.
…
“Muchas gracias por tu actuación,” Eichi miró a la ficha frente a él. “Continuemos. Número 4, Kotegiri Gou. Adelante.”
“¡Sí!” exclamó y se tensó, pero se puso de pie. Fue una caminata intensa. Cada uno de sus pasos duró una eternidad, casi podía oír sus latidos en el centro de sus oídos. Debía despejarse para realizar su mejor presentación. Hizo una pronunciada reverencia a su público y se mostró firme, decidido y atento. Alzó una de sus manos a su pecho con los dedos estirados, a manera de invocar intensidad en su presentación. “Yo soy Kotegiri Gou. Soy un aspirante a idol que aplicó a Starmaker. Me considero un idol de nacimiento y haré lo necesario para llevar a cabo mi mayor sueño. ¡Gracias por su atención!”
“Kotegiri-kun, si me permites,” Eichi apoyaba su rostro en ambas manos y estaba inclinado hacia delante, con una sonrisa tranquila y unos ojos fijos, tal vez juguetones. Llevaba la mayoría del tiempo así, al pendiente de hablar con los postulantes y ver por qué pata cojeaban. “Debes ser alguien quien ha deseado brillar en el escenario desde temprana edad, ¿no es así?”
“¡Sí, precisamente!” afirmó tal vez con más nerviosismo del que quiso mostrar. Tenía que recordarse de medir sus acciones.
“Sin duda esos deseos son importantes para desempeñarte bien. Sin embargo, ¿qué más quisieras compartir? Tu breve introducción habla sobre sueños, pero no me ha dicho nada sobre ti.”
“¡S-sí!” asintió con fuerza. Una buena observación, pero no había previsto tener que decirlo todo desde el mero inicio. Sin embargo, estaba preparado, así que no debía de inquietarse. “Soy una persona trabajadora y perseverante. Las personas que me rodean saben que pueden contar conmigo. Asimismo, nunca pierdo los ojos del camino ni me doy por vencido. Del estrellato lo único que me importan son las luces que se ven en el escenario,” dijo convencido y pese a intentar mantenerse contenido y firme, una ilusión apareció en sus ojos. “Quiero desarrollarme como un idol profesional, adepto a cantar y bailar, alcanzar la excelencia de desarrollar mi arte y compartir mi meta con otros idols y el público en general. Apunto a Starmaker porque creo en el avance de la industria de los idols y deseo ser parte de su desarrollo, al igual que usted, Tenshouin-senpai.”
“Hmhm, no negaré que suenas a un buen chico,” Eichi sonrió entretenido. “Eres del tipo que aceptaría seguir las reglas, escucharía a sus superiores y realmente se esforzaría.”
“¡Sí, definitivamente!”
“Aun así, lo más idol que puedo absorber de tu presentación es tu vehemencia a concederte aires de una persona funcional.”
“¿Te parece, joven Tenshouin?” la imponente Enma-sama tomó palabra. Era sorprendente cómo su voz grave, pausada y carismática cautivaba a todos los presentes sin esfuerzo. La mujer sonrió con perspicacia y miró fijamente a Kotegiri.
“Eh…” fue como si esa persona le diera una lección en firmeza, ya que su mirada le intimidó y le hizo perder su semblante. Terminó mostrándose confundido y vulnerable.
“Joven Gou, por casualidad, tu familia proviene del norte del Japón, ¿no es así? Recuerdo que existe una familia Gou dedicada a la agricultura que hace generaciones fueron conocidos como samuráis.”
“Eh, s-sí,” se hizo un poco hacia atrás. “N-no esperaba que supieran sobre eso,” pudo oír a algunos otros aspirantes susurrar entre ellos sobre esa inesperada trivia, lo cual sólo lo ponía más y más nervioso.
“Lo lamento si te saqué de tu audición por un momento,” dijo la señora animada. “En mi juventud pasé por entrenamiento militar, por lo cual estoy informada de datos similares. Lo digo porque tu porte y actitud y recuerdan a las de un cadete. Tenshouin estuvo de acuerdo con esa impresión, pero además de ello, tus intenciones de hacernos confiar en tu dedicación se asemejan más a una persona de auxilio, quien espera poder ser confiado una misión o un encargo. Vendrá de tu familia o no, es algo más semejante a una persona en servicio que un idol.”
“Enma-sama, aquello no tiene por qué ser del todo malo,” agregó Eichi. Él tomó una debida postura y se dirigió a la mayor con amabilidad y una sonrisa angelical. “Todos podemos apreciar el carisma que usted posee. De igual modo, uno de los miembros de mi grupo pasó por dicho entrenamiento y hasta otra persona de gran importancia en ES, quien también se desempeña como un exitoso idol.”
“Ah, muchas gracias por tus palabras. No lo digo por desprestigiar a otros. Más bien me sorprende gratamente saber que previos soldados han seguido este camino.”
“Le entiendo perfectamente, y estoy de acuerdo,” Eichi asintió y volvió a mirar al postulante. Su sonrisa no se inmutó, pero sus ojos adoptaron juicio. “Las dos personas a quienes he mencionado poseen mucho más que esta disciplina. Estamos aquí para observar tu carisma, Kotegiri-kun, aquello que te haría deslumbrar en medio de todos los aspirantes a idols detrás de ti.”
“Sí…” tragó saliva. No había esperado esas palabras, él mismo no sabía qué contestar a eso, sobre qué lo haría un idol más merecedor que los demás. Era un concepto injusto.
“Siendo sinceros…” para variar, Eichi borró su sonrisa y exhibió ligera pena y decepción ante los nervios y la inacción del chico. Miró a la ficha en sus manos. “Hay un motivo por el cual has llegado a esta última fase de la convocatoria, y podría ofrecerte un cupo en ES sin necesidad de que continúes con tu audición.”
“¿E-en serio?” se sorprendió notoriamente, al igual que los demás detrás de él. Sonaba demasiado bueno para ser cierto y empezaba a ilusionarse, pero sentía que debía haber una mala noticia o alguna condición desfavorable o algo…
Y tenía razón.
“Tus pruebas, respuestas en las aplicaciones y la evaluación de tus aptitudes han demostrado que posees todas las calificaciones de un excelente productor, algo que es de igual importancia para mi agencia. Eso es algo que me animaría ofrecerte porque me vi impresionado por tus resultados, y no soy del tipo que reconoce el talento con facilidad. Sin embargo…” Eichi se le dirigió con severidad. “Si aceptas, estarás en el programa de formación de productores y bajo el contrato no podrías prepararte como idol, al menos no en un futuro cercano.”
“…” su sangre se congeló. Se sintió entre la espada y la pared.
“Hm, productor, sí suena a algo afín a su persona,” comentó Enma, complacida.
“Eh…”
“Por más que los idols sean los que aparezcan en el escenario, sin los productores, nuestro ascenso no hubiera sido posible,” Eichi asintió pausadamente y sonrió. “Kotegiri-kun, tú has dicho que deseas ser parte de ese crecimiento de los idols, y el trabajo de un productor es aquel en esencia. Considero que alguien como tú es ideal para no sólo ayudar con la logística y asistencia de las estrellas, pero también para comprender los deseos y las aspiraciones de todos los que están involucrados en el proceso.”
“…”
“Es un buen punto. En el mundo de los negocios, la falta de comunicación entre departamentos y profesionales es nuestro talón de Aquiles,” agregó Enma. Veía a la pobre alma torturada frente a ambos, pero no podía ser suave. “No puedo leer si tu deseo de ser un idol se deba al reconocimiento, al amor a la música o a algo más, aunque no sólo los trabajos más resaltantes son los mejores o los más importantes. Puede que ser un productor sea más afín a tu persona y con el tiempo te des cuenta que encajas mejor en él y hasta le encuentres un verdadero gusto y propósito.”
“…”
Aunque…” de todos modos, tampoco iría a quebrar su espíritu. Le daría un pequeño empuje para que nuevamente tomara la palabra. “Si fueras a aceptar ser un productor para no perder la oportunidad de ingresar a ES, ¿estarías contento con tu decisión? También, ¿le pondrías ese mismo deber y dedicación? ¿Has venido sólo para que te acepten?”
“Enma-sama…” Eichi le miró con algo de sorpresa. No había pensado en ser tan duro ese día, aunque estuvo por ver que ese chico fue capaz de contestar esas palabras.
“Tiene razón, Enma-sama, al cuestionarme,” Kotegiri comprimió sus puños. Ello le había servido de recordatorio. Sonrió frustrado. “Un productor… en verdad no lo había pensado, pero sí me iría bien. Creo que ando detrás de la mayoría de gente que conozco y soy del tipo que espera auxiliar. Puede que eso no me haga uno de los ‘protagonistas’. Si fuera a ser aceptado como productor, haría un buen trabajo, me conozco. Pero…” negó y se vio decidido. “Hasta un ayudante como yo puede tener madera para idol y no he venido con otra misión en mente. Le agradezco por la oferta, Tenshouin-senpai, pero no estoy aquí para darme por vencido. Así que…” tragó saliva y volvió a hacer una pronunciada venia, con algo de urgencia. “¡Muchas gracias por su atención! ¡Estoy listo para mi audición!”
“Heh,” Eichi se animó un poco al verle espabilado. “Ya me estaba preguntando a dónde se había ido tu introducción como un chico perseverante. Bien, comienza cuando quieras.”
“¡Sí!” dijo con la frente en alto, a pesar de los nervios que empezaban a regresarle.
Apenas pudo oír unos murmullos y algún comentario leve de otra persona que hubiera querido tomar su oportunidad. Sólo porque se le había ofrecido esa opción no cambiaría su parecer. Su meta era ser un idol y daría todo lo posible por lograrlo. Ni siquiera podía decir si, en caso de fallar, tendría la producción como un plan B. Negarse ante la propuesta de Eichi Tenshouin bastaba para seguramente haber perdido esa oportunidad, y por nada del mundo lo tomaría por sentado. Viendo que su público estaba convencido de su valor como otro tipo de profesional significaba que le tocaba hacer un baile magistral que moviera los cimientos de los demás y los dejara boquiabiertos. Tenía que probarse como un idol a como diera lugar.
El DJ en el ambiente hizo sonar la canción que Kotegiri había pedido para su audición, pero no pasaron ni un par de segundos para que ocurriera algo más, algo inesperado que congeló su presentación abruptamente.
Un pelirrojo ingresó a ese auditorio por medio de unas ventanas altas pegadas al techo, y luego de saltar, cayó estrepitosamente cerca del centro del espacio, cerca de Kotegiri. Sin lugar a dudas, acababa de ocurrir un suceso que dejó a más de uno boquiabierto.
“¿Qué sucede?” preguntó Eichi, sorprendido.
“Me pregunto cómo habrá llegado ese chico a tal altura,” curiosamente, Enma se concedió la libertad de ponerse de pie y caminar al recién llegado, quien se notaba adolorido.
“¡E-Enma-sama!” exclamó un guardaespaldas.
“Tranquilo, no parece ser ninguna amenaza,” dijo sosegadamente y extendió una mano al intrépido pelirrojo. “¿Estás bien, niño? ¿Qué acabas de hacer?”
“Uhh… no pensé que sería tan alto…” se quejó Hiiro, algo aturdido, y reparó en la mano extendida. La tomó y sonrió agradecido. “¡Ah, muchas gracias, perdón si te asusté!”
“Eh…” Kotegiri miraba al intruso perdidamente, de nuevo sacado bruscamente de sus intenciones de dar la mejor audición. Recién se daba cuenta que hasta el DJ había dejado de tocar su canción.
“…” Eichi dio un pesado suspiro, frustrado. “No puedo ni imaginar lo que sucede aquí, asumí que la vigilancia fuera del recinto sería la suficiente, pero… ¿quién eres? ¿Qué haces aquí?”
“¡Buenos días!” Hiiro asintió con seriedad. “¡Lamento meterme por la ventana, pero llegué a la puerta y los guardias no me quisieron dejar pasar! ¡Vengo por algo muy importante!”
“…” el rubio revisó brevemente unos papeles. “Todos los aspirantes a idols evaluados han asistido, así que supongo no estás aquí por ese motivo.”
“Hmm…” el chico lo meditó un poco. “Suena a que la señora de antes tal vez pensó que era uno de ellos… tiene sentido… ¡pero esa no es mi intención!” regresó a mirarle. “Usted debe ser aquel que fue llamado ‘líder de idols’, ¿no es así?” asintió decidido y le apuntó con energías. “¡Vengo para retarte a un duelo, aquí y ahora!”
“¿Perdón?” Eichi abrió un poco más los ojos, claramente en blanco sobre lo que oía. Todos los presentes se veían tan perdidos como él y quizás algunos aprehensivos por ese invasor.
“¡Hahaha!” al final fue Enma quien rompió el silencio con una carcajada. La señora dio un par de aplausos. “¡Tremenda manera de presentarte, joven! Tenshouin no posee la salud física para realizar semejante hazaña. Si yo fuera unos años menor tal vez aceptaría.”
“Eh, Enma-sama, por favor no entretengamos a esta persona quien ha roto los protocolos del día de hoy,” se expresó Eichi con cansancio. “Fallo en entender su lógica.”
“Por supuesto, ya que no le hemos dado espacio para explicarse, pero no me da la impresión de ser un mal chico,” la mayor retornó a la mesa del jurado y se le dirigió nuevamente, con una sonrisa perspicaz. “A ver, preséntate a nosotros. ¿Cuál es tu nombre?”
“¡Sí, siento no hacerlo antes!” exclamó. “¡Mi nombre es Hiiro Amagi! ¡Siento mucho la forma en que me entré, pero es importante!”
“¿Cuál es tu misión aquí? Quieres tener un duelo con el dirigente de esta audición. Pues bien, eso quiere decir que tus ambiciones involucran a lo que ocurre aquí, ¿no es así?”
“Sí…” lo pensó un poco, algo perdido y con severidad. “Soy nuevo en la ciudad, así que fallo en entender muchas cosas, pero con lo poco que sé, aquellas personas a quienes se les llaman ‘idols’ son seres problemáticos,” frunció el ceño. “Por eso, ni bien oí sobre el líder de idols presente, ¡quise hablar con él para ponerle un fin al problema y destruir a los idols!”
“Te me haces interesante, niño,” Enma apoyó su cabeza en un puño. “¿Y de qué parte tu decisión? ¿Qué hace a los idols problemáticos?”
“¿Es que acaso se olvidaron de mi audición?” pensó Kotegiri, torturado. Podía ver al resto de aspirantes igual de perdidos y confundidos que él.
“Es posible que sea algo difícil de comprender o de explicar, admito que no lo tengo completamente claro,” Hiiro dio un suspiro y comprimió sus puños. “Sin embargo, sé el efecto que tienen en las personas. Estos idols causan que las personas cambien y actúan de manera rara y diferente a como son. Creo que cualquier cosa que desnaturalice a los demás está mal, y es por eso que he venido desde muy lejos para llegar a la raíz del asunto, entender mejor con lo que estoy lidiando y ver cómo deshacer el hechizo que los idols usan en otros.”
“¿Aquella es tu ambición?”
“No, yo no soy una persona de ambiciones, lo hago como un principio básico y por mi deber y decisión de ayudar a aquellos cercanos a mí,” afirmó. “A veces podemos olvidarnos de las cosas buenas y malas en nuestras vidas, y estoy cometido a proteger lo que vale.”
“…” Eichi miraba a aquel chico expresarse, todavía perplejo, aunque veía que sus gestos faciales y corporales eran naturales. Ese pelirrojo poseía un carisma y fuerza innatos, casi no podía culpar a la secretaria de haber pensado que era uno de los postulantes. Además de ello, precisamente su cabello rojo le llamaba la atención. Lo había visto anteriormente…
“¿Qué piensas, Tenshouin?” preguntó la mujer.
“¿Será que debería tomar a este chico con seriedad, Enma-sama?” preguntó Eichi con ligera trivialidad y frustración.
“No me atrevería a hablar por encima de ti, sólo soy una invitada. Sin embargo, no puedes negar que su carisma se oye más fuerte que sus palabras,” sonrió con ironía. Miró al chico quien ahora le observaba confundido. “Alguien con su pasión, su manera de expresarse y esa apariencia inusual, suena a que no pudo haber llegado a un lugar más apropiado que este mismo. Irradia varias características que esperaría de un idol.”
“¿Eh? ¿Perdón?” preguntó Hiiro, ladeando la cabeza.
“Es difícil olvidar que hace poco quería un duelo, aunque tienes mucha razón,” Eichi sonrió rendido. “Hiiro… Amagi, ¿no es así? Dijiste que venías de muy lejos.”
“S-sí…”
“Entiendo…” ya había escuchado ese apellido, así que lo confirmaría luego. De momento, lo evaluaría por su cuenta. “Tu historia, aunque disparatada, me ha causado intriga. Yo que soy una persona con varios idols por debajo de mí, y aun así te presté atención cuando explicaste por qué deseas destruir a los idols,” rió por lo bajo. “Fufu, casi logras que te apoye, Hiiro-kun. Ese efecto que dices que los idols tienen en otros puede que sí exista. Sin embargo, mis deseos al dar la bienvenida a futuros idols a ES no son malintencionados. Hay personas de todo tipo y me considero responsable sobre las decisiones que se toman en mi agencia. Yo también quisiera exterminar a los malos elementos de este querido ambiente de fama y espectáculo, y a su vez cultivar el talento de personas con las mejores intenciones y a aquellos diamantes en bruto,” notaba a ese chico perdido y tal vez contrariado. Presentía que ya lo había perdido con tantas palabras. “Yendo al punto, si tuvieras la opción de unirte a ES y aprender por tu cuenta lo que significa ser un idol, ¿aceptarías la oportunidad?”
“¿Perdón?” se sorprendió.
“¿Q-q-qué está pasando…?” preguntó el pobre olvidado en sus pensamientos. Podía oír susurros sorprendidos y sentir la misma mezcla de horror e incertidumbre productos de aquel bizarro personaje. ¿Qué significaba ese desenlace para todos los demás?
“Tú eres uno de esos diamantes en bruto, aunque yo me reservaré las condiciones si aceptas. No esperes que te deje hacer lo que te plazca y necesitaré tiempo para observarte y juzgar si realmente podrías ser un buen idol,” explicó Eichi, ahora sonriendo entretenido y divertido. “A cambio, tendrás el conocimiento y recursos para juzgar por tu cuenta si tus metas de destruir idols tienen razón de ser. Quisiera ver en qué termina tu historia.”
“Hmm…” Hiiro lo pensó muy duramente, con la mirada plantada en el piso y el ceño fruncido. Murmuró para sí. “Es una posición estratégica para mí… pero todavía tengo que llegar a ese lugar llamado Rizembool… ¡oh!” se le prendió un foco y perdió toda intensidad. “Eso me recuerda. Estaba camino a un colegio pero tomé el bus en la ruta equivocada y llegué aquí que era la última parada. ¿Tienen cambio para un billete? Se me acabó el sencillo.”
“¿Será aquello lo que te trajo aquí el día de hoy?” preguntó Enma, levemente sorprendida.
“Heh…” con eso, Eichi pudo darse mejor la idea del tipo de persona con la que trataba. “Está bien, te daré el cambio al final de la audición. También puedo asegurarme que llegues a tu destino sin contratiempos. Entonces, ¿aceptas mi propuesta?”
“¡Claro, suena a que nos entendemos!” Hiiro sonrió contento. “¡Muchas gracias, me has ayudado un montón!”
“Por el contrario, gracias por venir,” Eichi se puso a de pie y Hiiro se le acercó para así darse una sacudida de manos. Ambas partes se encontraban satisfechas. Enma rió para sus adentros y todos los demás presentes no eran capaces de procesar lo que ocurría. “Hiiro-kun, sírvete a sentarte junto con los demás aspirantes.”
“¡Enseguida!” este se fue corriendo hacia ellos.
“Y cabe resaltar que, como un caso atípico, el hecho que haya aceptado a Hiiro-kun no afecta las aplicaciones de los demás, no se inquieten por favor,” dijo el rubio, quien finalmente miró hacia Kotegiri. “Ahora, ¿dónde estábamos?”
“¡Ihhh!” Kotegiri dejó escapar un alarido al ser sorprendido por el juez.
“Verdad, estabas por realizar un baile, ¿no es así?” recordó Enma, entretenida. “Por favor, adelante. Estoy segura que nos entretendrás tanto como el chico que acaba de llegar.”
“¡¿C-cómo se supone que compita con eso?!” se cuestionó en sus pensamientos. Él ya se había agarrado y jalado los cabellos de forma imaginaría, además de perder el hilo a lo que hacía.
“Lamento mucho la intromisión, Kotegiri-kun, no te pongas nervioso,” dijo Eichi. “Bien, comienza cuando quieras.”
“¡S-sí, enseguida!” ya no había marcha atrás, por más confundido que se sentía.
…
Las horas pasaron y quedaba apenas un rojizo en el firmamento en lo que iniciaba la noche. ES era un lugar donde la actividad solía durar de manera casi permanente, pero incluso los más disciplinados en sus obligaciones se concedían de breves descansos. Ai llevaba varias horas trabajando con un software que le ayudaba a procesar y combinar las grabaciones y los samples necesarios para su más reciente canción. Su presente labor había terminado, aunque seguía sin convencerse sobre dicha composición, y luego de intentar algunos arreglos más sin éxito, optó por salir a despejar su cabeza y realizar otra labor en lo que buscaba inspiración adicional.
Durante su andar revisó su celular e ingresó a la red social de ES, donde se informó sobre el extraño suceso durante una rutinaria audición a Starmaker. Ai miró las noticias inmutado. Aquello no le concernía personalmente, pero se hizo una nota mental de cuestionar sobre la seguridad de aquel lugar más adelante. Sólo podía suponer que un accidente de ese tipo incitaría a unos cambios necesarios…
“¡Hola!” repentinamente, Reiji, proveniente de un pasillo que intersectaba al camino del peliceleste, le saludó con una palma alzada y una sonrisa.
“…” Ai se tomó unos segundos para confirmar que no había otras personas presentes quienes pudieron haber sido recipientes del saludo. Entonces, procedió a mirar a aquel pelimarrón. “No pareces hablar con un dispositivo de bluetooth o hands free. ¿Te diriges a mí?”
“Ahh, yo que esperaba una respuesta más amigable~” se lamentó con una sonrisa rendida. “Esperaba que al menos el kouhai entre nosotros se alegraría de verme~”
“…” esas palabras hicieron que el tranquilo Ai frunciera el ceño con cierto juicio.
“¡Está bien, no hay problema! ¡Antes que preguntes, yo soy Reiji Kotobuki!” dijo con grandes ánimos. “Iba de cacería por el último de nosotros con quien no me había topado~” le extendió una mano. “¡Un gusto, Ai-Ai!”
“Es Ai Mikaze,” dejó de mirarle de costado y giró su torso para encararle debidamente. Sin embargo, su juicio no bajó. “Con respecto a ‘kouhai’, ¿podría saber por qué te refieres a mí así?”
“Eh, tal vez te he molestado, pero no lo dije con malas intenciones,” dijo alzando ambas palmas y sonriendo nervioso. “Mil disculpas, Ai-Ai, sólo me refiero a tu edad. Seguro que tienes mucho que aprender sobre el mundo o cosas más relacionadas con el trabajo, pero no temas que yo estaré aquí para ayudarte. ¡Puedes contar conmigo!”
“Aun así, continúas tratándome como un ser inferior,” negó frustrado. “Recién nos conoceremos, pero quisiera aclarar que no me percibo inferior a ti, sólo distinto. Entiendo que esta habla sobre ‘nosotros’ se refiere a las cuatro personas que estamos programadas a formar un grupo de idols,” se cruzó de brazos, aunque su expresión se aligeró y se vio pensativo. “Admito que continúo pensando que aquello no es lo ideal para mi persona, pero si fuera a percibir que mi presencia es un estorbo para ustedes, me retiraría del proyecto sin pensarlo dos veces.”
“Ahh, p-pienso que es un poco pronto para decir cosas de ese tipo, no es que dude de ti, en serio, si ni nos conocemos,” Reiji juntó sus palmas. Se vio en aprietos. “Lo siento si te hice sentir mal. Vengo para ofrecer mi apoyo y colaboración contigo, así que si no necesitas un senpai que te ayude, encontraré qué rol puedo ofrecerte~”
“No es que esté pidiendo nada de ti…” alzó una ceja.
“Pero somos un equipo~” le dio un guiño. “Algunas cosas no se tienen que pedir.”
“Eres una persona extraña, Reiji.”
“¡Bien!” este le apuntó con un índice con tanta cercanía que el otro se impresionó un poco y se inclinó hacia atrás. “¡Ya me estás llamando por mi nombre y sin honoríficos! ¡Quiere decir que estamos en la misma onda!”
“Yo llamo a todos por su primer nombre, no es nada especial,” Ai le observó con reproche. “Suena a que has celebrado el calificativo que acabo de darte.”
“Hmhm~” canturreó animadamente. “Aquello raro es lo que nos hace quienes somos, ¿verdad? Si otros piensan que soy raro, me puedo enorgullecer por ser alguien especial, y si otros pretenden decirme algo negativo, eso sólo sirve para reflejar lo que esos otros tienen dentro y no habla de mí,” se encogió de hombros, sonriente. “Así de simple, ¿cierto?”
“Hm,” Ai se impresionó levemente. “No pensé que alguien como tú diría unas palabras tan sensatas, siendo honesto.”
“¡Ah, me partes el corazón, Ai-Ai~!” Reiji hizo el ademán de agarrar su pecho con ambas manos como si estuviera herido.
“Me pregunto si realmente sigues tus palabras o fueron palabrería,” negó impaciente. “En fin, mañana vendría a ser nuestra primera reunión formal. Si no tienes nada más que decir, tengo que excusarme. Cuento con el tiempo justo.”
“¡Descuida! ¡Sólo necesitaba un sneak-peek de tu persona y me siento satisfecho~!” celebró con una amplia sonrisa. “¡Nos vemos mañana, Ai-Ai! ¡Un gusto conocerte!”
“¿Qué tienes con llamarme así?” dijo en voz baja, aunque el otro se esfumó con rapidez. No que realmente le importara mucho corregirle. Presentía que su trabajo en conjunto con otras personas se saldría de sus expectativas, por más preparaciones que pudiera darse.
Sólo le quedaría atenderlo a lo largo de su rutina…
Era la mañana siguiente y luego de aquel intenso e inesperado día, le tocó a Kotegiri regresar a sus clases. Llegó temprano y se encontró con Gumi e IA, quienes estuvieron listas y atentas para oír cómo le había ido. Pese a que el chico pudo darles una respuesta que él mismo había anhelado en su momento, él no pudo compartir la alegría de las chicas.
“¿Por qué te ves todavía inquieto?” preguntó la peliverde, sonriente. Le dio una palmadita en el hombro. “¡Vamos, relájate, Kotegiri! ¡Lograste tu cometido, te aceptaron! ¡Tal vez no sea una victoria rotunda y te pusieron en un periodo de prueba, pero es el inicio que necesitabas! ¡Ahora te toca probarles que tuvieron la razón de darte la oportunidad!”
“Sí, es verdad,” IA asintió, contenta, con su ligera quietud y timidez. “Eso es algo que haremos juntos. Vamos a colaborar de ahora.”
“¡Sí, justo tengo que explicarles tantas cosas sobre ES y cómo nos desenvolvemos en trabajos como parte de nuestro entrenamiento!” dijo Gumi, entusiasmada. Agitó sus puños. “¡Justo andaba revisando y se vienen varios así que hay que ponernos de acuerdo!”
“S-sí, muchas gracias por los ánimos a las dos… es sólo que…” Kotegiri sonrió apenado y terminó dando un suspiro. Bajó su mirada. “Sigo pensando en las observaciones que me dieron los jueces. Sabía que me tocaría oír críticas y observaciones fuertes, pero no me esperaba lo que vieron en mí… Siempre estuve cometido a esforzarme para ser un idol, pero que ahora me digan que soy mejor productor y que puede que la carrera de idol no me vaya igual de bien…”
“Bueno, eso desanimaría a cualquiera, lo entiendo,” Gumi se apenó un poco, pero de todos modos le sonrió. “Pero no te lo tomes a mal. Sé que no te parece que te hayan dicho eso, pero quiere decir que más bien tienes muchas cosas que hacer en el mundo del espectáculo. Por lo disciplinado y dedicado que eres, sí te veo de productor, pero recién piensa en eso a futuro. ¡Primero esfuérzate en tu meta!”
“Sí, estoy de acuerdo. Sólo sigue tu corazón, Kotegiri,” dijo IA, llevando sus manos a su pecho. “Puedo ver lo mucho que significa para ti, así que continúa y te deseo lo mejor,” alzó uno de sus puños ligeramente. “Ganbatte~”
“Eso haré, muchas gracias,” el pelinegro asintió y dio un suspiro. “Estaré bien, creo que sólo tengo que despejarme. Igualmente… ese chico que entró en medio de mi audición… cómo entró con otras intenciones en mente y le aceptaron a ES tan espontáneamente…” se frustró. “No evité compararme con él. Yo no tengo su carisma, no puedo pensar que estoy en su mismo nivel, porque no es así…”
“¡Ya suficiente!” Gumi golpeó su palma sobre la mesa del chico y causó que este, e IA, se impresionaran. “No puedes pensar así. Tal vez los idols se comparan más entre ellos que en otras carreras, pero lo único que haces comparándote con otra persona es agotarte. ¡Yo confío en ti por lo decidido que siempre has estado en ser un idol!” le alentó y volvió a sonreírle. “Lo más difícil ya pasó, ahora sólo mira hacia delante. Se vienen muchas cosas buenas.”
“Gumi…” le miró anonadado.
“Creo que ayer fue un día muy duro para ti,” IA le miró preocupada. “¿Necesitas un abrazo?”
“¿Eh? ¡A-ahh, n-no, estoy bien, en serio!” Kotegiri se avergonzó y espantó por ese inocente ofrecimiento de la rubia. Sonrió incómodo. “Hehe, estoy actuando como un niño, ¿verdad? No debo aferrarme a lo que ya fue, tienen razón.”
“Es que significa mucho para ti, es normal que lo hagas, pero sí hay que ponernos las pilas. Ahora descansa con este día normal en tu horario,” dijo Gumi, asintiendo decidida.
“Eh, supongo será normal aquí en el colegio, pero tengo que regresar a ES en la tarde,” informó el pelinegro, pensativo. “El líder de Starmaker quiere hablar conmigo, aparte que ya me convocaron para asignarme una habitación allá y pensaba ir a ver eso.”
“Ha sido bastante rápido,” IA se sorprendió un poco.
“Contigo no me sorprende, Kotegiri,” Gumi sonrió frustrada. “Por eso andas tan on edge todo el tiempo. Nunca te das un descanso.”
“Eh, siento que tengas que soportarme tanto, Gumi, pero ahora que me aceptaron, no me puedo quedar sin actividad,” dijo sonriendo apenado. “Ya les dije a mis hermanos que pensaba mudarme durante el fin de semana así que también tengo que ponerme a empacar ya que pasaré la mayoría del tiempo en ES.”
“Haha, no te disculpes conmigo, ¡ya quisiera tener tus energías!” la peliverde asintió y le levantó un pulgar. “Haremos un buen equipo de trabajo. ¡Cuento contigo, productor~!”
“N-no me llames productor, por favor…” suplicó torturado.
“Bromeo~ bueno, a medias, pero lo digo como cumplido. ¡Verás que todo estará bien!”
“Sí, será divertido,” IA sonrió tímidamente.
“Lo será, es verdad,” Kotegiri se vio aliviado. Había necesitado contagiarse de esos ánimos.
Seguiría el consejo de Gumi y se olvidaría de sus quehaceres durante las clases para descansar su cabeza. Aun así, no dejaba de preguntarse sobre aquel sumamente raro chico que entró en su audición. Supuso lo estaría viendo de nuevo en ES tarde o temprano…
…