Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 246891 times)


Cho

71.2.



Los hermanos llegaron a la residencia de los Sanjou, y luego de ser recibidos por una criada, se encontraron con Mikazuki, quien los había estado esperando sentado en uno de los pasadizos exteriores de la casa, frente al jardín trasero.

“Ah, ya llegaron,” observó tranquilamente. “Por favor, tomen asiento.”
“Buenos días, Mikazuki,” Ichigo asintió y se sentó a su costado. “Te agradezco por tu invitación. Siempre es un placer dialogar contigo.”
“¡Hola, Jiji!” exclamó Namazuo, animado.
“Haha, lo mismo digo, y hola también, Namazuo,” rió un poco y asintió, para mirar a los otros dos hermanos. “Y sean bienvenidos a este viaje, Honebami, Yagen. Imagino que tendrán mucho que contarnos.”
“Lo dudo mucho,” Yagen negó, y sonrió con ironía. “Mi vida es muy aburrida.”
“Buenos días,” Honebami hizo una reverencia.
“Me alegro de verte, Honebami. Por favor, siéntate a mi costado,” le pidió el peliazul. Le vio de inmediato acatar su pedido y sonrió un poco. “Tu horrendo hermano mayor ha negado el plan que tenía que adoptarte, así que quisiera creerte como mi hermanito al menos en los pequeños instantes que pasamos juntos.”
“…” Honebami se sentó y le miró atentamente. “¿Adopción?”
“Mikazuki, pensé que lo habíamos dejado de lado…” Ichigo se frustró tremendamente.
“Eh, ya, ya, Ichi-nii, no le tomes en serio,” le pidió Namazuo, sonriendo incómodo y sentándose al lado del peliceleste. “De todos modos todos somos una enorme familia y eso es lo que importa, ¿no es así?”
“¡Hahaha!” Mikazuki se rió pausadamente. “Todavía tan predecible, estimado Ichigo. En el fondo eres un ser celoso, ¿no es así? Sin embargo, ello debe derivarse del aprecio que sientes por tus hermanos.”
“Me inquieta que te refieras a mí de aquel modo…” confesó Ichigo, desviando su mirada con desdicha y arrepentimiento.
“Vaya, entiendo que no sólo son tus hermanos quienes necesitan descansar. Date un respiro también. Eres una buena persona sin importar tus defectos. Nadie lo podría negar,” dicho esto, Mikazuki se dirigió a Yagen. “¿No te parece?”
“Los defectos son propios de todos los seres humanos. Sin embargo, yo personalmente considero a mis hermanos mayores como personas con mucho potencial, y por encima de los demás,” dijo el doctor con naturalidad, para mirar de reojo a Namazuo. “Pese a que algunos puedan dejar mucho que desear en ocasiones.”
“No me sorprende tu desdén, Yagen,” el susodicho sonrió comprensivamente y pasó a emocionarse. “¡Más bien estoy feliz de oír eso! ¡En verdad tienes esperanzas en mí! ¡Como tu mayor, no te defraudaré!”
“En fin…” el doctor dio un suspiro. “Sólo vine para saludarte, Mikazuki. Pensaba en ir a dar una vuelta por la zona. Hace ya varios años que no vengo por aquí y me ha dado nostalgia.”
“¿Te vas?” Ichigo se sorprendió. “Pensé que aprovecharías el momento para tomar el té con nosotros y dialogar.”
“Eso es algo que les sienta mejor a ustedes, Ichi-nii. No te preocupes por mí.”
“Desde un inicio supe que harías algo así, pero sigues siendo mi invitado, Yagen,” Mikazuki le observó con una sonrisa, aunque su expresión denotaba demanda. “Tendremos un almuerzo abundante en compañía y espero verte de regreso para entonces.”
“Así será, no me haré de rogar,” asintió y se dio media vuelta. “Con permiso.”

El doctor regresó por donde había venido para retirarse del recinto.

“…” al verle marcharse, Ichigo se apenó y bajó su mirada.
“Siendo un encuentro grato entre nosotros, no quisiera que fueras a concentrarte en lo negativo, Ichigo,” observó Mikazuki.
“Lo sé, lamento las incomodidades, es sólo que realmente me preocupo por él,” dio un suspiro, descorazonado. “Le pedí explícitamente que viniera pese a que ya no nos quedan muchos días con el fin de hacerle pasar tiempo con nosotros y permitirle tomarse un descanso, pero se ha terminado aislándose como es de costumbre.”
“No puedes demandar mucho de él, Ichigo,” le miró a los ojos. “Yagen ya no es un niño pequeño y debes respetar su espacio.”
“…”
“Aun así, el hecho que ha venido pese a su horario y el fin de las vacaciones significa mucho. Es evidente que los tiene en gran consideración. Sólo asegúrate de aprovechar los momentos adecuados, nada más.”
“Oírte hablar tan pausadamente da cierto alivio, Jiji,” comentó Namazuo, animado. “Sólo espero que sea tan simple como dices.”
“Puede que lo sea, aunque tampoco soy yo quien conoce bien a su hermano,” miró de reojo a Honebami, quien tenía su mirada perdida en el cielo despejado. “¿No sería mejor que nos dieras alguna observación? Tú eres quien pasa más tiempo con él.”
“No tengo comentarios al respecto…” dijo con una inmutable tranquilidad, y pasó a dirigirse al dueño de casa. “Mikazuki, para poder disfrutar del té como has mencionado, deberíamos ir a prepararlo. Puedo encargarme de ello.”
“No, tú quédate aquí, Honebami,” le pidió amablemente. “Me anticipé a pedir una infusión justo antes de su llegada, así que estará por venir. Si bien no puedo atender del todo a tu hermano menor, tú sí gustas más hacernos compañía y tomar el té, así que déjame cuidar de ti. No tienes que hacer más que brindarnos tu presencia.”
“¡Sí, bien dicho! ¡Es nuestro turno de engreírte un poco!” exclamó Namazuo, feliz de la vida.
“Estas vacaciones son también para ti, es verdad,” Ichigo asintió y sonrió tranquilamente. Seguía preocupado por Yagen, pero entendía que no solucionaría nada angustiándose, y también le debía atención y dedicación al peliblanco.



“A ver…” en aquel instante, Marisa se encontraba preparando una salsa de arándanos y se encontraba moviendo la mezcla en una cacerola sobre el fuego mientras revisaba su Smartphone. “Creo que todo está bien. No nos olvidamos de nada…”
“Espero que no…” Nagisa se asomó para confirmar que la contextura de esa salsa estaba dentro de lo esperado. “Ya tuvimos que volver a iniciar.”
“Haha, sí, pero todo está bien esta vez,” la chica sonrió entretenida. “Eso me pasa por nunca hacer un cheesecake antes.”
“¿Eh? ¿En serio?” el peliceleste se quedó en shock por esa revelación. “¿Entonces por qué estamos siguiendo tus instrucciones, o haciendo un postre para empezar?”
“¿Y por qué no?” le preguntó la rubia. “Siempre he querido hacer uno de esos deliciosos cheesecakes que uno ve en las pastelerías, pero nunca me animé y ahora que vivo en un templo tampoco tengo el tiempo o la libertad. Menos mal que Jiji fue lo suficientemente amable para conseguirme todos los ingredientes,” alzó un índice y le dio un guiño. “Y de paso es mi manera de agradecerles por la estadía y de divertirme con ustedes~”
“¡Sí, estoy completamente de acuerdo!” Imanotsurugi se emocionó y asintió dos veces. “Me estoy divirtiendo mucho y puede que algún día lo vuelva a intentar en casa.”
“Lo mismo digo, aunque todavía me falta más experiencia,” confesó Hirano, tomando unos apuntes. “No sé si esta masa de galletas se encuentra bien…”
“Yo tampoco, pero se ve lo suficientemente maciza para armar el postre, así que no hay problema,” Maeda sonrió con torpeza. “No cocinamos tan bien como Ritsu-san o Houchou, pero hay que hacer un intento.”
“Sólo así se aprende,” Marisa asintió. “Aww, y espero probar algún día un postre de su hermano. Recuerdo lo frustrado que estuvo en mi visita por esa maqueta que tenía que hacer, pero se nota que es un niño muy lindo, al igual que el algodón de azúcar~”
“Nos gustaría que volviera a visitarnos, Marisa-san,” Hirano hizo una reverencia. “Esa tarde no pudimos encontrarnos, pero sería de nuestro agrado prepararle un té exquisito.”
“En verdad que sí. Tú y tu hermano son siempre bienvenidos,” Maeda sonrió.
“¡Ah, y me avisan para acompañarles!” exclamó Imanotsurugi alzando una palma. “¡Oh, y de paso tú te nos unes, Nagisa!”
“Eh, soy mayormente un desconocido para su familia, Imanotsurugi-san,” el peliceleste desvió su mirada con leve incomodidad. “Sólo me encuentro aquí porque tengo entendido que los demás andan jugando juegos de arcade y otras actividades no afines conmigo. Preparar un postre es mucho más productivo para mí.”
“Sí que no te gusta divertirte,” el pelicenizo le miró con leve incomprensión y volvó a sonreír casi de inmediato. “Pero está bien, lo comprendo, así que hay que aprovechar el momento, y quiero que te sientas cómodo con nosotros. Somos amigos.”
“Eso es verdad, Shingetsu-kun,” dijo Maeda, asintiendo. “Hotarumaru-san suele preocuparse mucho por ti por ser tan reservado y evadir a las personas, así que quisiera velar por ti ahora que nos estás acompañando.”
“Eh, sí, pero dejen de enfocarse en mí,” el chico entrecerró sus ojos y desvió su mirada, ofuscado. “Ya me están haciendo sentir como si estuviera mal…”
“Puedo entender la dificultad de acercarse a otros, descuida,” confesó Hirano, sonriendo incómodo.
“Hehe…” Marisa sonrió y de repente oyó un siseo en su cacerola. “¡Oh, verdad!”
“O-oye, cuidado por favor,” Nagisa se alarmó y se acercó para mirar la mezcla, aunque apenas fue un susto ya que la rubia sólo tuvo que continuar agitándola para evitar que el fondo se quemara. “Ahh, si seguimos así nunca terminaremos.”
“Quizás deberíamos acelerarnos un poco, es cierto,” la chica asintió. “Y la base del cheesecake podría dorarse en el horno.”
“Cierto, debemos ir armándolo,” Maeda asintió y agarró el bowl con la masa de galleta. “¿Dónde estaba el relleno de queso?”
“¡Oh, aquí!” Imanotsurugi saludó a los demás y vieron cómo el chico andaba comiendo un poco de dicha masa. “¡Está rico!”
“¡I-Imanotsurugi-san, no te comas ese relleno!” Nagisa se escandalizó y pasó a mirarle con molestia y reproche. “¿Acaso no tienes consideración por nosotros?”
“No te tenses, apenas probé un poco,” dijo con alegría.
“Ahh, me recuerdas a Hotaru,” dio un suspiro. “Es un peligro tenerle haciendo galletas porque se come toda la masa.”
“V-verdad que comió los restos en nuestro viaje anterior…” dijo Hirano, pensativo.
“Haha, todavía hay suficiente para el postre, ustedes tranquilos,” Marisa rió un poco. “¡Listo! Podemos ir armándolo.”
“Sí, esperemos que salga bien,” Maeda sonrió.
“Ojalá sea del agrado de Ichi-nii…” dijo su gemelo, con cierta duda.
“Hm, Mikazuki-sama no es de comer estos postres, pero quizás haga una excepción,” murmuró Imanotsurugi para sí. “Los demás que andan entrenando en el dojo tal vez sean más abiertos… ¡Ohh!” de repente, el pequeño se acordó de algo. “¡Verdad que sus hermanos mayores iban a venir! ¡Se me había olvidado!”
“Sí, eh, ya deben haber llegado,” contestó Hirano. “¿Por qué preguntas?”
“Hehe, no es nada importante, pero iré a ver,” el pequeño se quitó el mandil y salió corriendo de la cocina. “¡Ya vuelvo!”
“¿Hm?” Nagisa se extrañó, al igual que los demás.


Antes de retirarse de la residencia, Yagen dio una vuelta al perímetro, y pudo observar a los otros mayores de los Sanjou dentro de un dojo junto con Shishiou, en plena práctica. Al haberse dado ese corto periplo por los pasillos exteriores a manera de recordar las instalaciones, el doctor regresó a la entrada para ponerse sus zapatos y salir.

Sin embargo, antes de poder retirarse, oyó pasos apurados acercarse.

“¡Yagen!” exclamó Imanotsurugi, quien se detuvo justo antes de alcanzar la zapatera. Al lograr su cometido de detenerlo, el niño sonrió ampliamente. “Te atrapé~ ¿a dónde vas?”
“Imanotsurugi, buenos días,” le saludó cordialmente. “Percibo que tienes tus energías habituales. Iba a darme una vuelta por la zona. Regresaré para el almuerzo, a pedido de Mikazuki.”
“Hmm, por cómo te desapareciste la última vez que nos visitaste, sabía que intentarías irte,” se puso a pensar, y terminó por sonreír y restarle importancia. “¡Pero eso no importa, está bien! Ya te has vuelto el Toushirou misterioso, y eso suena muy emocionante.”
“¿Eh?” el doctor se confundió y se puso a pensar. “Asumiría que Honebami se merece ese denominativo mucho más que yo.”
“Será otro tipo de misterio…” lo consideró brevemente, aunque pasó a sacudir su cabeza. “¡Pero sí, no importa, no importa! Hehe, sólo me alegro de poder encontrarte ahora.”
“No sabría qué podría hacer por ti, pero soy todo oídos,” dijo el mayor, con amabilidad. “Estoy consciente de lo mucho que cuidas de Hirano y Maeda, y tienes mi agradecimiento.”
“No es necesario agradecernos como familia, por algo tenemos ese vínculo tan fuerte,” dijo animadamente. “Mikazuki-sama me enseñó ese principio.”
“Tienes razón, son palabras muy sabias…”
“Así que, como la familia que somos, tenía algo que pedirte,” el pequeño estiró sus brazos a los costados. “¡Quiero jugar contigo!”
“¿Perdón?” el doctor se quedó perplejo. “¿A qué te refieres?”
“Tú sabes~” Imanotsurugi llevó una mano dentro de su vestimenta y desenvainó su tantou. Mantuvo su sonrisa y buenos ánimos, pero sus ojos se contagiaron de una chispa. “La vez pasada te lo pedí, para que ambos crucemos espadas y entrenemos juntos, como usamos la misma variedad de katanas. ¿Qué piensas?”
“Sí recuerdo ello, y sería apropiado de mí honorar tu deseo, aunque no estoy a favor de utilizar mi tantou real para practicar contra ti, Imanotsurugi,” confesó el doctor, con leve incomodidad. “No quisiera lastimarte por accidente.”
“No me sorprende que me lo digas, pero Iwatooshi me contó que tú y tu hermano peleaban con sus tantous desde que eran más jóvenes que yo,” dijo, llevándose sus manos detrás de la nuca. “¿Cuál es la diferencia ahora?”
“Pues…” dio un suspiro. Así que le habían dicho ese relato… “Atsu y yo no somos un ejemplo a seguir. Fue una gran imprudencia, por algo nos dieron un severo castigo.”
“Pero…” frunció el ceño, con leve súplica.
“Podría considerarlo para algún futuro, pero al ser nuestro primer encuentro, te pido que utilicemos unas tantous de práctica, para conocer mejor nuestros estilos de pelea.”
“¡Está bien! ¿Entonces sí aceptas?”
“Sí, quisiera probar lo fuerte que te has vuelto.”
“¡Qué alegría!” celebró dando un brinco. “¡Entonces vayamos al dojo! Debe andar un poco saturado de gente, ¡aunque estoy seguro que tendremos el suficiente espacio!”
“Con respecto a eso…” Yagen se puso a pensar.
“¿Qué sucede?”
“Imanotsurugi, me enteré que tú te enfrentaste contra una Princess cuando esta atacaba a su HiME, ¿no es así?”
“Ehm, sí, creo que es inevitable que lo hayas oído,” el pequeño sonrió incómodo. “¡Pero te juro que fui muy cuidadoso y no se volverá a repetir! ¡Ten fe en mí, por favor!”
“Sé que tus parientes y mis hermanos ya deben haberte pedido prudencia, pero reiteraré lo mismo. Aunque, siendo sinceros, ese no es el punto que quería hacerte.”
“¿Eh?” ladeó su cabeza. “Entonces…”
“…” sonrió con perspicacia. “No me gusta pelear en ambientes cerrados y con poco espacio. Si tienes tanta habilidad y movilidad como sospecho, te tengo una propuesta…”






Luego de perder garrafalmente un juego de conducir carros de arcade, Shinano decidió darse un respiro e ir a la cocina a tomar algo. El pelirrojo se encontraba cabizbajo y miserable al terminar siendo derrotado por la muy talentosa Mai, quien sin mucho esfuerzo volvió a ganarse los aplausos y la admiración de los demás, incluyendo a Hakata.

A manera de no deprimirse, supuso iría a buscar a los demás que se habían ausentado de ese ambiente, a ver qué hacían, pero no tuvo que recorrer mucho puesto a que los presentes ocupaban una muy cómoda y espaciosa sala cerca del salón de juegos donde estaban viendo alguna serie de acción.

“¡Ese es! ¡Ahí está!” exclamó Taikogane a la pantalla.
“¡Ahh, verdad que sí!” el rostro de Gokotai se iluminó. “¡Syo-san se ve increíble!”
“Ese chico sí que tiene toda la pinta de ser un héroe,” comentó Gotou, impresionado.
“Me sorprende que lo conozcan, Gotou-san,” observó Monoyoshi.
“Es amigo de Shinano, si bien entendí. Fue al restaurante en Rizembool donde hago prácticas y me dio una buena impresión,” dijo Mitsutada, amenamente. “Fuera de su gran presencia escénica, es una persona muy humilde.”
“¡Y súper, pero súper cool!” Taikogane comprimió sus puños frente a su rostro y sus ojos brillaron de energía. “¡Esta serie ha recibido tan buenos reviews que quizás la continúen!”
“Haha, ya te vi fascinarte con el show, Sada-bou, ojalá se dé,” Tsurumaru se encogió de hombros y notó al pelirrojo acercarse. “Oh, justo te apareces, ¿verdad que ese es tu amigo?”
“Ah, qué genial que anden viendo su serie de acción,” Shinano sonrió y asintió. “Sí, Syo y yo nos conocemos desde la infancia. Comenzamos a prepararnos para las artes escénicas juntos.”
“Sí me acuerdo de él. Verdad que se conocen de toda la vida,” Gotou sonrió. “Mándale mis saludos cuando lo veas.”
“Claro, Gotou-nii,” asintió y, curiosamente, Shinano se frustró y desvío su mirada.
“¿Eh? ¿Qué tienes?” preguntó el pelimarrón, alzando una ceja.
“Nada, nada…” dijo con leve desaire. Su volado hermano se acordaba de un amigo tan antiguo de él, mientras que por su parte, Shinano acababa de conocer la existencia del pelirrosa. Le tomaría tiempo aceptarlo.
“Hic… ¿y qué te trae por aquí, engreído?” le preguntó Fudou, con recelo. “¿…acaso esa Mai volvió a trapear el piso contigo?”
“Uhhh…” le sorprendió e impactó cómo había dado en el clavo y se sentó en el piso en posición fetal con profunda tristeza.
“¡Hahaha, ya, tranquilo!” Tsurumaru estalló en risas. “Mai me tiene orgulloso de ser su supervisor, no te lo tomes a mal. Sólo es medio troll, pero sé humilde y no se meterá contigo.”
“Uhh, no sé qué tan cierto sea eso…” dijo el pelirrojo, cabizbajo y haciendo un puchero. “Yukko es humilde y la para molestando.”
“Bueno, eso se debe a que sus reacciones son muy cómicas, así que en ese caso no le des motivos para molestarte.”
“Por lo delicado que es este de acá, dudo que ese sea el caso…” Fudou rodó los ojos, frustrado.
“Ehm, Shinano-niisan…” Gokotai se acercó a su hermano y se agachó para consolarle. “Está bien, no tienes que preocuparte. Te aseguro que Hakata te sigue teniendo el cariño de siempre.”
“Ihh…” el pelirrojo miró pasmado y horrorizado a su hermanito.
“¡¿E-ehh?! ¿Q-qué dije?” el menor se inquietó por verle tan incómodo. “¡P-perdón si dije algo que no debía, ehhh!”
“Tsk… sólo le estás haciendo entrar en cuenta lo banal y horrible que es…” concluyó Fudou. “Hic… está bien que lo animes.”
“¡Ahh, ya no sean malos conmigo!” Shinano se agarró la cabeza y exclamó. “¡No puede ser que mis caprichos sean tan visibles! ¡Tal vez sí que no me merezco ser un hermano mayor!”
“Oye, Shinano…” Gotou le miró frustrado e impaciente, y entonces vio a Monoyoshi levantarse y caminar donde el pelirrojo.
“Tranquilo, Shinano-san,” le dijo, dándole el alcance y sonriéndole con comprensión. “No hay nada de malo en querer sentirse apreciado. Más bien, ello sólo refleja lo mucho que tú quieres a tu familia. Sin duda, tienes un espíritu sensible y cálido, para que te encuentres tan afligido.”
“Monoyoshi…” el pelirrojo le miró absorbido por su aire angelical.
“Gokotai sólo quería enfatizar eso mismo, que eres correspondido, así que no te concentres en los detalles,” él le ayudó a levantarse. “Mira la imagen entera, por favor. En verdad tienes mucho de lo que alegrarte.”
“Sí, es verdad,” Gokotai también se levantó y le extendió el tigre que cargaba. “Hehe, toma a Tora-kun. Ellos siempre me animan cuando ando bajo de energías. Y miremos juntos el show.”
“Ahh, son tan lindos, muchas gracias,” asintió, conmovido. “En verdad no entiendo por qué gente tan insensible e inconsciente como Gotou o Fudou son tus amigos, Monoyoshi.”
“No digas eso, por favor,” el pelirrosa sonrió con torpeza.
“Heh, alguien tenía que decirlo,” Fudou sonrió con ironía.
“Tsk, ¿y yo qué hice, Shinano?” preguntó Gotou, fastidiado.
“Vaya, vaya, eres muy bueno, Monoyoshi, pero sí que desentonas con el cool show que estamos viendo,” Taikogane se encogió de hombros. “Mejor repetimos esta última parte.”
“No sobreactúes, Sada-chan. Además ya has visto esta serie muchas veces,” comentó Mitsutada.
“Viendo cómo somos más personas aquí y estamos disfrutando de una serie, iré a traerles algo para degustar,” dijo el pelirrosa, dando una reverencia. “Enseguida regreso.”
“Eh, no, quédate aquí,” Gotou negó y se levantó.
“¿Sucede algo, Gotou-san?” le preguntó, ladeando su cabeza.
“No puedo dejar que te encargues de mi engreído hermano y para variar déjame ayudarte,” dijo, sonriendo decidido. “Así que iré por todo. Tú quédate aquí y no te preocupes.”
“¿Eh? Pero eres un invitado.”
“Eso no importa. ¡Ya vuelvo!” de inmediato partió para bajar a la cocina.
“Oh, no es una mala idea. Debería hacer lo mismo para entretener a todos, para variar,” Taikogane se animó y también se levantó. “¡Tengo que ser tan cool como Gotou, así que le ayudaré! ¡No me tardo!”
“Eh, Sada-chan,” Mitsutada pretendió ponerse de pie y seguirle, pero Tsurumaru fue más rápido y le agarró de los hombros.
“¡Hahaha, tú quédate también!” dijo, sonriendo ampliamente y riéndose. “Deja a Sada-bou volar por su cuenta. Entre ustedes dos ya lo engríen demasiado.”
“Pero…” Monoyoshi se inquietó y se puso a pensar.
“Sada-chan tiene un gran ímpetu. Podría romper algo si no le superviso…” expresó el peliazul, considerablemente preocupado.
“Hic… son muy buenos, ahora siéntense y cállense,” espetó Fudou, impaciente. “Ah, y ese Taikogane se fue. ¿Podemos ver algo más?”
“Ehm, mejor lo pausamos para que no se pierda lo demás…” Gokotai agarró el control para hacer una pausa. De inmediato sintió un abrumador silencio y se confundió. “Oh, eh, tal vez sería mejor dejarlo prendido, ¿verdad? N-no quisiera incomodarles…”
“No tienes que angustiarte, Gokotai~” canturreó Mitsutada, comprensivamente. “Este podría ser un buen momento para hablar.”
“Ah, sí, si me permiten…” Shinano asintió y tomó asiento en uno de los sillones, para sonreír amigablemente. “Entiendo que ustedes los Sadamune conocen a Gotou desde hace años, ¿verdad? Tengo mucha curiosidad sobre cómo se llevan con él, y si podrían decirme algo sobre mi hermano. Gotou no es muy abierto que digamos.”
“Hm, pienso que Gotou-san no ha cambiado en todo el tiempo que le conozco…” Monoyoshi se puso a pensar con la mirada perdida en el techo. “Sigue siendo esa buena persona desde el primer día. Hehe,” sonrió con alegría. “Por ello soy feliz de ser su amigo.”
“Senpai…” Gokotai le miró con curiosidad.
“Eso no es del todo cierto…” Fudou rodó los ojos. “Hic… en el pasado, Gotou era más necio, atolondrado y también quería probarse como un hermano mayor, aunque es algo que deberías saber, Shinano.”
“Bueno, un poco, supongo…” el pelirrojo sonrió incómodo. “Sí era gracioso lo torpe que era a veces, y más bien solía sentirse inferior a Yagen y a Atsushi, y les buscaba retos o peleas, lo cual nunca le salía bien.”
“Por algo tu hermano doctor es conocido como un demonio,” Tsurumaru se encogió de hombros y miró al pelirrosa. “Heh, estoy seguro que tienes muchas cosas que decirnos, Monoyon, pero siempre serás respetuoso y prudente con las personas, ¿no es así?”
“Aparte de algunas anécdotas, realmente no sabría qué aportar,” confesó, sonriendo con torpeza. “Hehe, y me imaginaba que ese era su trato con sus hermanos. Sí le oí quejarse de ellos varias veces, pero en el fondo eso delataba lo cercanos que todos son.”
“No lo conocí en aquel entonces, así que son noticias para mí,” Mitsutada sonrió intrigado. “Si es como cuentan, es sólo evidente lo mucho que Gotou creció para cuidar de los demás. Sin embargo, parece ser muy cercano a ti, Monoyoshi.”
“Gotou-san es un muy estimado amigo, aunque lo dudo, Mitsutada-san,” el pelirrosa sonrió con torpeza. “Él tiene a muchos hermanos cercanos y un espacio en su cálida familia, así que dudo conocerle mejor que ustedes, siendo sincero.”
“Eh, bueno…” Shinano ladeó su cabeza. Oír esas palabras fue un poco inesperado. Realmente parecía que ese pelirrosa tenía la tendencia a minimizarse.
“Pero, eso no es verdad, senpai…” meditó Gokotai, quien se encontraba sentado sobre la alfombra entre los sillones y acariciaba a dos de sus tigres. Él miró a su mayor. “Hoy he podido ver a Gotou-niisan más activo y animado mientras jugaban billar. Él normalmente toma el rol de nuestro supervisor o nos alienta a que hagamos lo mejor que podamos, pero le vi desafiarte y participar decididamente en el juego. Se asemeja a cómo se comporta con Shinano-niisan o Yagen-niisan, pero no es igual, sigue siendo un poco distinto,” sonrió un poco. “Me parece que se divirtió bastante.”
“¿Tú crees?” preguntó el pelirrosa, ladeando su cabeza.
“Y no sólo él,” Gokotai se animó más. “También te ves muy a gusto, senpai. Puedo ver claramente que lo consideras tu amigo, al igual que a Fudou-san.”
“¿Eh? Tsk, no me andes metiendo en tus palabras…” el pelimorado rodó los ojos.
“Y pues… quisiera agradecerte…” el pequeño Toushirou agachó su cabeza y se arrodilló frente a Monoyoshi. “Escuché que es por ti que Gotou-niisan recibió el apoyo que necesitaba luego del fallecimiento de nuestros padres. Quiero agradecerte por tu ayuda a nuestra familia, pero principalmente por la ayuda que le diste a mi hermano, quien más lo necesitó.”
“…” el chico negó y le sonrió amablemente. “No te preocupes. Gotou-san es mi amigo, por supuesto que le ayudaría. Más bien, yo no hice nada muy importante,” cerró los ojos, manteniendo su sonrisa. “Es su hermano quien lo dio todo por ustedes. No sé si sería capaz de igualar todo lo que él realizó.”
“…” Tsurumaru le miraba con intriga.
“Vaya…” Shinano se impresionó. “Tú realmente le tienes mucha admiración a mi hermano…”
“…” Fudou dio un pesado suspiro. “Sí… hic… ya cansa oírle.”
“Hehe, en verdad no sé qué le verás al cabeza hueca de Gotou, pero te lo agradezco mucho,” Shinano asintió, ilusionado. “Sí, me alegro mucho que tenga un amigo como tú. Siempre he estado preocupado de que se haya enfocado demasiado en los asuntos familiares y perdiera el contacto con todos. Más bien, gracias por estar al pendiente de él, y perdón si en algún momento es un insensible o inconsciente.”
“Es interesante que te expreses sobre él de esa forma,” Monoyoshi sonrió incómodo. “Gotou-san siempre me habló sobre ti, Shinano-san. Sin duda, eres muy importante para él, y percibo que el sentimiento es mutuo. Gracias también por la atención que le das.”
“No, no me agradezcas, es normal,” el pelirrojo agitó sus palmas. “Y dime Shinano nomás. Un amigo de Gotou-nii no tiene por qué tratarme con formalidad, aparte que no me gustan mucho.”
“Está bien, lo entiendo.”
“¿Eh? ¿Fue tan fácil?” Fudou se extrañó. “Hic… entonces llámame Fudou. Me enferma que me trates de forma especial.”
“Pero…”
“Tsk, ¡¿qué peros te traes, imbécil?!” estalló, impresionando a los otros.
“Tranquilo, por favor, Fudou-kun…”
“¡Y sigues insistiendo!”
“Ya, cálmate, por favor,” Mitsutada sonrió con torpeza. “Te pido que seas paciente. Tú debes saber que Monoyoshi siempre ha sido formal. También lo es bastante con Gotou.”
“Tch, no lo defiendas, actúa como un tonto,” dijo con recelo.
“A todo esto, ¿tú sabías esa historia, Mitsu-bou?” preguntó Tsurumaru, con curiosidad. “Sobre el hecho que los Sadamune ayudaron a los Toushirou en aquel entonces.”
“Sí, todavía no vivía en la residencia Sadamune, pero siempre he tenido contacto con el heredero y me lo dijo todo,” explicó Mitsutada, amablemente. “Kikkou y yo somos amigos de toda la vida y nuestras familias son allegadas de hace varias generaciones. Es normal que por ello sea tan cercano a los Sadamune, del modo en el cual los Toushirou están afiliados a los Sanjou.”
“Eres una bendición para nosotros, Mitsutada-san,” observó Monoyoshi, alegremente. “Siempre cuidas mucho a Taikogane-san. Te estaré eternamente agradecido por ello.”
“Tu hermano mayor me ha dicho lo mismo varias veces, pero si debo ser honesto, Sada-chan también quisiera que fueran más asequibles con él. Ya le he oído referirse a sí mismo como la oveja negra de la familia, como si se sintiera excluido por ustedes.”
“Pero eso no es verdad. Nuestros padres tienen grandes esperanzas en él, al igual que yo,” observó el pelirrosa.
“Las acciones hablan más que las palabras. Sería cuestión que se lo demuestren,” dicho esto, Mitsutada pasó a frustrarse. “Eh, más bien te lo estoy diciendo a ti. Sé que Kikkou lo ha intentado de distintas formas, pero es como si Sada-chan y él hablaran idiomas distintos. Los dos sí son seres incompatibles…”
“Hehe…” Monoyoshi sonrió incómodo. “Sí sería difícil que se entiendan, tienes razón…”
“Vaya, para que Monoyon lo admita tan abiertamente, ese hermano mayor debe ser todo un caso,” observó Tsurumaru, impresionado.
“Tendrías que conocerlo personalmente, Tsuru-san,” dijo Mitsutada. “No sabría cuándo va a regresar de sus estudios en el extranjero, pero tarde o temprano lo hará.”
“Oh, suena interesante,” Shinano se vio intrigado y miró a Fudou. “¿Tú lo conoces?”
“¿Yo? Hic… no creo,” se encogió de hombros. “Lo vi una vez hace un millón de años… pero ni hablamos. No sé cómo será…”

Justo en ese momento, los dos faltantes regresaron con un par de bandejas, con las cuales traían gaseosas y distintos snacks.

“¡Hola a todos, misión cumplida!” anunció Taikogane, con energías. “Oh, ¿lo pusieron en pausa? Gracias, pero no debían. Lo había puesto principalmente para que ustedes lo vean.”
“Pues, ya le había prometido a Shinano que me sentaría a ver la serie, así que no hay apuro tampoco,” Gotou se encogió de hombros. “¿Y bien? ¿Qué nos hemos perdido?”
“Oh, Mitsutada-san nos estaba hablando sobre el Sadamune heredero,” reportó Gokotai, sonriente. Él juntó sus manos y alzó su mirada al techo con ilusión. “Hehe, me pregunto qué clase de persona increíble será el hermano mayor de mi senpai…”
“Ihhh…” Taikogane sintió escalofríos.
“También tengo curiosidad, siendo sinceros,” Gotou se puso a pensar. “Le vi pocas veces hace ya varios años para establecer las formalidades entre nuestras familias, pero siempre presentó un aura profesional y admirable a su alrededor…”
“Pues sí, Kikkou-san es muy afín a sus deberes y siempre sabe actuar profesionalmente cuando la situación lo amerita,” dijo Monoyoshi, amablemente. “Es sólo que…”
“¿Qué cosa?” preguntó Shinano, confundido.
“Eh, no, mejor conózcanlo ustedes mismos,” reiteró Mitsutada.
“Uhhh…” Taikogane se frustró y agachó su cabeza con un gesto cansado y saturado. “¿Por qué…? ¿Por qué tienen que mencionar a esa abominación en un día tan entretenido…?”
“T-Taikogane-san…” Monoyoshi sonrió preocupado. “No te inquietes, por favor…”
“¿Eh? ¿Por qué dirías eso?” preguntó Gotou, confundido.
“Olvídalo. Micchan dijo que mejor lo conozcan ustedes, y Micchan siempre tiene la razón,” Taikogane se encogió de hombros. “Sólo quisiera que él hiciera justicia a la impresión que te había dado, nada más…”
“Sé que tienes tus diferencias con él, Sada-chan, pero tu hermano no es del todo malo,” le aseguró Mitsutada. “Es importante que le des una oportunidad. Él también es mi amigo, después de todo.”
“Lo sé, Micchan, haré el intento la próxima que lo vea,” dijo resignado. “Quién sabe cuándo será, que hace tiempo no lo vemos.”
“Ahora sería bueno decidirnos en qué vamos a pedir para almorzar, ¿verdad?” preguntó Tsurumaru. “Imagino que cualquier pedido tomaría al menos media hora en venir.”
“Cierto, deberíamos consultarlo con los demás,” Monoyoshi asintió.

Así, el grupo de la sala fue hacia el salón de juegos.



“Ah, y por supuesto, también te perdiste de las veces que fuimos a la playa,” dijo Namazuo, quien estaba en plan de narrar a Honebami lo que habían estado haciendo en el viaje. “¡La primera vez fui a conducir motos acuáticas con los Sadamune y es genial! ¡Ahora quiero aprender a conducir algo en todos los medios!”
“…” Honebami frunció el ceño.
“Ehh… ¿por qué me miras así, Honebami?” preguntó el pelinegro, incómodo.
“Hahaha, simpatizo con tu hermano, Namazuo,” Mikazuki se puso a reír. “No es el único al que le da miedo pensar en tenerte maniobrando maquinaría pesada y peligrosa como una avioneta, si con los autos ya realizas más que un espectáculo,” le miró de reojo. “Creo haber escuchado rumores que tus hermanitos se espantaron cuando ibas a conducir camino al bosque…”
“¿Quién te dijo eso, Mikazuki?” preguntó Ichigo, sorprendido de que supiera ese detalle. “Pese a tus observaciones, Namazuo sí fue educado y considerado con la moto acuática. Gokotai se montó en la misma y no se asustó.”
“Ohh, tendría que felicitarte. Tu hermanito es una persona muy sensible, así que suena a una gran hazaña,” comentó el dueño de casa con leve impresión. “Sin embargo, tu prudencia en tu primer intento no es equivalente a un permanente acato a las reglas. Puede que recién te acostumbrabas al vehículo.”
“Uhh, qué poca confianza tienes en mí, Jiji,” Namazuo hizo un puchero.
“En verdad, las motos no fueron tan difíciles de maniobrar. Hubiera sido de esperarse que Namazuo fuera a dejarse llevar por la experiencia, pero no lo hizo, por eso tengo mucha fe en él,” comentó Ichigo. “Más bien, sería bueno ir todos a intentar ese pasatiempo algún día. Mis hermanitos puede que sean muy jóvenes aún, pero si hay más conductores podrían ir de pasajeros. Sé que lo disfrutarían.”
“Tendrá que ser en otra oportunidad, Ichigo. Estamos por regresar a casa,” comentó el peliazul, meditativo. “De por sí, soy más compatible a algo placentero como una lancha o un velero. Un viejo como yo no disfrutaría tanto de una moto de cualquier tipo.”
“Pero eres un viejo especial, Jiji,” declaró Namazuo, sonriendo decidido. “¡Te verías muy genial como motociclista, sólo tienes que preguntarle a quien sea! ¡Sin duda Tharja estaría de acuerdo!”
“¿Hm?” Ichigo se confundió ya que oyó un breve ajetreo en un arbusto a poca distancia de ellos, pero al no ver más movimiento supuso que se trató de algún ave. “Eh, seguro que sí, Namazuo. Tharja ha demostrado que siente mucha admiración por ti, Mikazuki.”
“Me pregunto qué verá en un anciano como yo, Ichigo,” el peliazul llevó una mano a su mentón. “Me siento halagado por su atención, definitivamente. Más bien, ahora que mencionan ese día en la playa, recuerdo que ella lució una ropa de baño muy atrevida, pero que le quedaba a la perfección,” sonrió con perspicacia. “Uno no evita sentirse atraído a ella…”
“¿Eh?” Ichigo volvió a oír ese arbusto moverse y lo observó detenidamente. Pasó a comprender que había alguien escondido ahí.
“¿Qué sucede, Ichi-nii?” preguntó Namazuo.
“Creo que nos están espiando,” comentó el mayor, incómodo.
“…” Honebami asintió y apuntó a dicho arbusto. “Tharja está escondida en ese punto. Se encuentra ahí desde antes de nuestra llegada. No se inquieten, hermanos…”
“¿Eh?” Namazuo se confundió y miró a su mellizo. “¿Cómo que está escondida ahí y hasta antes de llegar? Ahh, Honebamincito, por favor, sé considerado y reporta esas cosas. Ese sitio no se ve nada cómodo para nee-san.”
“Nn…” el otro le miró con reproche por su apodo.
“Hahaha, lamentablemente, la intrigante Tharja no aceptó mi invitación de unírsenos,” comentó Mikazuki, con torpeza.
“Mikazuki, ¿tú también te diste cuenta?” Ichigo se sorprendió.
“No es la primera vez. La invité a visitarme el día después del matsuri, pero optó por esconderse y observarnos tomando té o interactuando entre nosotros, pese a que recurrí a visitarle a su rincón,” explicó el peliazul. “Así que he decidido respetar su espacio. Puede que sólo se sienta cómoda acercándose con poca gente, o cuando agarre confianza.”
“Hmm…” Namazuo frunció el ceño. “Ahh, la haces sonar como una ardilla.”
“Hahaha, no digas eso, la harás resentirte.”
“Pues, no dejaré que se quede sola,” el pelinegro se levantó y se puso unas pantuflas para caminar hacia dicho arbusto.
“S-sí, me sabe mal dejarla ahí,” Ichigo asintió y siguió a su hermano.
“Vaya, vaya, el ímpetu de los jóvenes…” Mikazuki aprovechó para tomar un poco de su té, mientras veía al par de Toushirou llegar al enorme arbusto, donde una ofuscada Tharja finalmente se puso de pie para mirarles con molestia y hostilidad.
“…” Honebami también observaba la escena con atención. “Ella mantuvo una posición firme, y una resolución de mantenerse en ese punto sin ser incomodada,” cerró sus ojos. “Se encontraba cómoda bajo un comportamiento propio y personal de ella… que mis hermanos pretendan imponer su punto de vista…”
“Suena a que es una falta de respeto de su parte, ¿verdad?” preguntó el peliazul, quien sonrió frustrado. “Sin embargo, ellos no tienen más que buenas intenciones. A ver qué ocurre…”
“¡Nee-san, ven con nosotros!” exclamó Namazuo. “Vamos, hay suficiente té para todos.”
“…” la chica les miraba fijamente, sin saber qué decir.
“Tharja, no es necesario que recurras a espiarnos. Todos somos cercanos,” observó Ichigo, con una genuina preocupación. “Mikazuki nos dijo que te había extendido una invitación. Él quisiera que seas más receptiva también.”
“…ya estoy aquí, es suficiente,” espetó con recelo. “Y estoy bien. Nadie me fuerza a mantener esta distancia.”
“Uhh, pero es un arbusto muy tupido, dudo que puedas ver bien,” el pelinegro se puso a inspeccionar la planta. “¿Y si hay arañas? Ihh, podrían entreverarse en tu cabello.”
“…” la chica le miró con incomprensión. “No me fastidian, me dan igual.”
“¡Wow, te tengo más admiración que antes!” el chico sonrió ampliamente. “¿Entonces si algún día encuentro a una araña y tú estás cerca podría pedirte que la mates, por favor?”
“¿Qué dices, chiflado?” la pelinegra comenzó a perder su paciencia.
“Eh, al menos si no quieres acercarte, ¿podría traerte una taza de té?” preguntó Ichigo, quien sonrió con amabilidad. “Hace calor y es necesario mantenerse hidratados.”
“Puedo encargarme yo misma de eso…” entonces, algo encima del techo llamó la atención de Tharja. Lo observó y se vio impresionada y escéptica. “¿Qué hacen ellos?”
“¿Qué cosa?” Namazuo se giró. “¡Oh, es nuestro hermano! ¡Y está peleando con Imanotsurugi!”
“¿Perdón?” Ichigo se sorprendió y alzó su mirada.

Ellos observaron al par correr con agilidad y gran movilidad en las tejas grises de esa casa tradicional, mientras corrían para atacarse y saltaban a manera de evitarse o posicionarse mejor.

“Vaya, qué sorpresa,” comentó Mikazuki. Él se acercó a los tres junto con Honebami, y sonrió con nostalgia. “Eso me transporta al pasado. Así que los días desafiantes y de adrenalina de tu hermano menor todavía no terminan, Ichigo.”
“Eh…” este se quedó en blanco.
“Supe que le quedaba esa chispa detrás de su actuación de doctor…” comentó Tharja, indistinta.
“…” Honebami miraba atentamente la pelea, y entonces sintió a Namazuo abrazarle de costado.
“¡Mira a nuestro hermanito, se ve que se está divirtiendo mucho!” exclamó contento. “¡Ahh, ahora también quiero pelear contra alguien en el techo! ¡Suena a un desafío de película! ¡Por favor concédeme ese gusto, Honebami!”
“He dicho que no quiero pelear contra ustedes…” comentó inmutado.
“¡Pero se ve tan emocionante!” exclamó y comenzó a zarandearlo.
“Suéltame…” frunció el ceño.
“Namazuo, tranquilo, por favor…” Ichigo sonrió incómodo.
“Hm, veo que Yagen puede igualar las energías y movilidad de Imanotsurugi,” Mikazuki llevó una mano a su mención. “Me sería de mucha utilidad. Necesito a un niñero que le baje las energías a mi joven pariente y él sería perfecto. Quizás hasta podría ayudarle a estudiar…”
“Haha, vamos, mi lindo hermanito no es un sirviente, Jiji,” Namazuo soltó a Honebami y sonrió entretenido. “Y Yagen ni tiene tiempo, ¿cuándo se prestaría para eso?”
“Primero tengo que terminar de formalizar los papeles de adopción de Honebami,” insistió el peliazul, quien miró al mencionado. “¿No sería agradable tener a Yagen en casa todo el tiempo? Sería casi como si los fuera a adoptar a los dos.”
“¿Hm?” Honebami se confundió levemente.
“Mikazuki, ¿por qué reincides?” Ichigo hundió sus ojos en sombra, con fastidio y desdicha.
“…” por su parte, Tharja aprovechó la falta de atención para marcharse.
“Ahh, Ichi-nii, no le tomes en serio,” le pidió Namazuo, preocupado. “Tranquilo, no ocurrirá.”
“¡Hahaha! Esa broma debería haberse vuelto ya vieja, pero veo que no,” Mikazuki se entretuvo en lo que veía al par de luchadores alejarse y salirse de su visión. “Dejémosles divertirse, confío que estarán bien. Juzgo que no falta mucho para el almuerzo, pero el té me ha abierto hambre por unos aperitivos. Honebami, ¿te gustaría degustar algo?”
“…” Honebami asintió. “Suena apropiado…”
“Supuse que estarías con ánimos,” sonrió gustosamente. “Entonces quédate aquí en lo que te consiento, como el hermano mayor espiritual que soy para ti. Vuelvo enseguida.”
“Ya has hecho suficiente sirviéndonos el té, Mikazuki,” se adelantó Ichigo, incómodo. “Yo me encargo, si es posible.”
“Si insistes. La cocina se encuentra donde siempre estuvo,” le sonrió. “Te lo agradezco.”
“Sí, con permiso,” el peliceleste asintió y se retiró con rapidez.
“¡Hahaha!” por su parte, Mikazuki se rió con gusto y sacó su abanico. “Tan predecible es su hermano mayor. Bastaron muy pocas palabras para impulsarle a servirnos.”
“Uhh, Jiji, a veces eres de lo peor,” Namazuo se frustró. “Mejor voy a ayudarle.”
“Adelante,” Mikazuki le miró de reojo en lo que se marchaba, y regresó su atención al Toushirou restante. “Ahora sólo somos tú y yo. Regresemos a sentarnos y degustar el té. Tu modestia y tranquilidad son justo lo que un anciano necesita.”
“…” Honebami asintió. “¿Había necesidad de alejar a mis hermanos?”
“Ninguna,” sonrió entretenido. “Uno no evita querer fastidiar a sus menores de vez en cuando. Sé que tarde o temprano lo comprenderás.”


Ocurrió otro choque de tantous, y ambos luchadores saltaron para alejarse y retomar distancia. Ni bien aterrizó, Imanotsurugi sonrió desafiantemente y corrió a velocidad de manera rastrera para intentar otro ataque. Yagen se mantuvo inmutado y miró atentamente al pelicenizo. El doctor recibió su asedio y paró sus ataques, pero cuando el pequeño pareció tener la fuerza y impulso para empujarle hacia atrás, el pelinegro se abalanzó hacia él con un ataque horizontal que rompió la inercia de Imanotsurugi, y le forzó a retroceder y huir hacia un costado.

“Hehe, ¡pensé que ya te tenía!” exclamó el niño, quien de inmediato se puso en posición de defensa.
“Tendrás que hacer más que eso,” Yagen le miró de reojo desde arriba, con una sonrisa autosuficiente. “¿Te rindes?”
“¡Todavía!” sonrió ante el desafío y volvió a intentar su ataque. Tomó carrera y saltó, para intentar un asedio desde arriba. Su intento en un inicio le salió bien, al forzar al doctor al esquivarle por el piso, pero este se repuso con gran agilidad y contraatacó con la suficiente velocidad y agresividad para hacer a Imanotsurugi esquivarle y retroceder constantemente. Ante ello, el pequeño optó por saltar repetidamente una prudente distancia, al punto que se paró en el mismo borde del techo. Estaba emocionado por esa oportunidad de dar todo de sí contra un buen contrincante y ser tomado en serio, y se preparó para seguir. “¡Aquí voy!”

Sin embargo, al poner presión con sus pies en una teja para volver a correr, esta se quebró y terminó desestabilizando al pequeño. Imanotsurugi sintió el vacío debajo de él y su cuerpo precipitó fuera del tejado.

“¡AAHHH!” él gritó ante la sorpresa.
“¡Imanotsurugi!” Yagen se alertó y corrió hacia él. Tuvo suerte que el niño actuó lo suficientemente rápido para sujetarse del borde con su mano libre, lo cual permitió al doctor alcanzarle y jalarlo de regreso al techo. Al prevenir esa horrible caída, el doctor dio un pesado suspiro. “Estás bien. Eso estuvo cerca…”
“Ehh, hehe, sí, muchas gracias,” el pelicenizo sonrió con torpeza y una mano en su nuca. “No consideré la posibilidad que se fuera a quebrar, perdón.”
“No, más recae en mí, y es cierto que tenemos ese riesgo,” se puso a pensar. “Puede que terminemos dañando este tejado tradicional con nuestra práctica. Aunque tu bienestar está primero. No podría encarar a tus parientes si algo te sucediera.”
“Pero en verdad estoy bien, ¡más bien me he divertido un montón!” exclamó contento. “¿Continuamos?”
“Mejor lo dejamos aquí, da la impresión que fue una buena señal para detenernos,” dijo el doctor, poniéndose de pie. Él le dio el visto bueno al menor. “Por cierto, eres muy fuerte, Imanotsurugi. Tu familia debe estar muy orgullosa de ti.”
“¡Gracias por el cumplido! ¡Significa mucho que tú me lo digas! ¡Pero todavía tengo que volverme tan fuerte como tú!” Imanotsurugi se puso de pie de un salto. “Y espero que esta no sea nuestra única práctica. ¡Tienes que irme a visitar! ¡Ahí tenemos espacio!”
“Claro, lo consideraré,” se encogió de hombros y caminó hacia el área del techo donde sería más fácil bajar. “Cuentas con un bosque más propicio para un entrenamiento a la intemperie.”
“Sí, ¡oh, espérame!” se apuró.


“¡Ya está!” exclamó Marisa con suma alegría, luego de haber terminado de cubrir el cheesecake con la salsa de arándanos. “¡Sólo queda dejarlo enfriar en el refrigerador un rato y listo para comer! ¡Buen trabajo, equipo!”
“Muchas gracias por esta oportunidad, Marisa-san,” Hirano sonrió y asintió.
“Ha sido un gran aprendizaje,” comentó Maeda, animado. “Ahora espero que haya salido decentemente. Las partes tenían buen sabor, pero nos queda probarlas juntas.”
“Yo no me preocuparía, hermanito~” canturreó Namazuo, dándole un guiño. “¡Por la pinta del cheesecake se ve lo mucho que se han esmerado! ¡Soy muy feliz de poder comer su creación! ¿No es así, Ichi-nii?”
“Precisamente,” dijo el peliceleste, sonriendo con amabilidad y calidez. El primogénito acarició las cabezas de sus pequeños. “Es un gran honor para mí, y les felicito. Buen trabajo.”
“¡Muchas gracias, Ichi-nii!” dijeron los dos muy contentos e ilusionados por las atenciones que recibían del mayor.
“Aw, son tan lindos~” Marisa se agarró los cachetes, conmovida, cuando notó a Nagisa pensativo y mirando el cheesecake. “¿Te encuentras bien, Nagisa-kun?”
“Eh, sí, sólo me preguntaba si podría llevarme un pedazo más tarde,” dijo el peliceleste, con cierta incomodidad. “Hotaru gusta mucho de dulces, quizás Aizen también quiera un poco.”
“No veo por qué no, pienso que es una buena idea,” Maeda asintió.
“Seguramente hay más que suficiente, es un cheesecake enorme,” dijo Hirano. “Hmm, aunque me pregunto qué habrá sido de Imanotsurugi-san. Nunca regresó…”
“Conociéndole, habrá ido a entrenar con Iwatooshi, o se distrajo con algo,” concluyó el peliceleste. “De haber estado aquí, podría haberse comido los ingredientes…”
“Haha, yo también, siendo sinceros,” Namazuo rió un poco y sonrió animado. “No, más bien fue a pedirle a Yagen que entrenara con él. Los dos estaban peleando en el tejado.”
“¿Tejado?” Hirano se sorprendió.
“Pero es una superficie irregular, inclinada y liza…” Maeda se preocupó un poco.
“Wow, ¿ese hermano doctor de ustedes también pelea?” preguntó Marisa, sorprendida.
“Sí, nuestro linaje es guerrero y sé que Yagen nunca ha descuidado su entrenamiento pese a esforzarse académicamente,” reportó Ichigo. Él sonrió con torpeza. “Había esperado contar con su compañía hoy, pero me alivia saber que se dedicó a asistir a Imanotsurugi con su entrenamiento en vez de retirarse de este lugar.”
“Sí, Yagen-niisan es fuerte, eso me han dicho mis hermanos mayores,” dijo Hirano.
“Aunque pronto será el almuerzo. Podríamos ir a llamar a los demás,” meditó Maeda. “Eh, iré a buscarlos, y también le pasaré la voz a los que entrenan en el dojo.”
“Sí, voy contigo,” se ofreció Nagisa. Así, los dos amigos salieron de la cocina.
“Vaya, y eso que nos faltaba terminar de limpiar…” Hirano dio un suspiro.
“Ehh, entre los dos podemos, descuida,” la chica sonrió con torpeza. “Más bien, ¿el hermano terrorífico de ustedes está aquí?”
“¿Perdón?” Ichigo se confundió. “Mis hermanos no son terroríficos, ¿a quién te refieres?”
“Seguramente hablas de Honebami,” Namazuo sonrió frustrado y se encogió de hombros. “Sí, pero no te preocupes. Está rodeado de todos nosotros y en verdad es muy tranquilo y lindo cuando le hace compañía a Jiji. No te volverá a mirar feo.”
“¿Honebami-niisan te asustó, Marisa-san?” preguntó Hirano, confundido. “Es verdad que mi hermano mayor suele ser muy reservado y severo, pero no tienes que temerle,” asintió y sonrió cálidamente. “En verdad es una buena persona, sólo es cuestión que lo conozcas mejor.”
“Se nota mucho lo que todos ustedes se quieren. Está bien, tomaré tu consejo, Hirano-chan~”
“Deberíamos ir de regreso, Namazuo,” dijo Ichigo, tomando una bandeja con unos aperitivos. “Si el almuerzo va a ser pronto, no debemos hacerles esperar.”
“De por sí no deberíamos comer aperitivos, pero bueno~” se encogió de hombros. “¡Nos vemos en un rato! ¡Y nuevamente gracias por ese bello cheesecake!”


“…así que se andarán preguntando qué fue de mí,” concluyó Imanotsurugi, quien caminaba con Yagen por el perímetro del edificio. “La comida debe estar pronto, y seguro terminaron el cheesecake sin mí. El tiempo se pasó volando. Tendré que disculparme.”
“Sé que mis hermanos te entenderán si te expresas debidamente,” dijo el doctor. Él se detuvo y alzó su mirada al cielo.
“¿Yagen? ¿Todo bien?”
“No es nada, sólo me corresponde volverte a advertir sobre meterte en peleas ajenas, sobre todo las de la guerra entre nuestras instituciones,” explicó tranquilamente. “Tu oponente es una Princess de mal carácter que recién comienza. No te confíes.”
“Sí me dijeron lo mismo. Entiendo,” el niño sonrió incómodo e hizo una reverencia. “Tendré cuidado, lo prometo. ¿Y cómo así sabes eso?”
“Ni bien oí sobre tu altercado, decidí investigar. Es lo menos que podría hacer,” dicho esto, el pelinegro sonrió un poco. “Y te agradezco por esta pelea. Admito que me divertí.”
“De nada~ lo mismo digo,” sonrió ampliamente. “Mikazuki-sama me dejó entender que eras como yo de pequeño y te gustaban los desafíos, así que sabía que lo apreciarías.”
“Es verdad…” el doctor sonrió con nostalgia. “Atsu y yo éramos de entrenar y retarnos mutuamente, por lo cual me ha resultado agradable. Nuestra conexión y pasatiempos se han perdido con el paso de los años, supongo es parte de crecer…”
“…” le miró intrigado.
“No pensé que este viaje me recordaría a esos tiempos gratamente. Es algo que te debo. Supongo… no hay nada de malo en darse un gusto que ya no le corresponde a uno.”
“¿Por qué dirías eso?” preguntó Imanotsurugi, ladeando su cabeza. “Tu hermano está por regresar, ¿verdad? Cuando lo haga, puedes volver a divertirte con él. ¡Es más! ¡Podemos hacer una pelea los tres, sería muy divertido!” levantó un índice con cierta demanda. “Así que no vayas diciendo esas cosas. Mikazuki-sama recalca que el peor enemigo de uno es uno mismo. No sé si siempre será cierto, pero suena convincente en tu caso, así que no te castigues.”
“…” Yagen se vio perplejo.
“Así que prométeme que tendremos ese encuentro entre los tres, ¿de acuerdo?” le pidió con intensidad, y pasó a sonreír. “¡Hay que aprovechar lo que podamos! ¡Hay que ser felices! ¡Y este es un deseo muy simple de cumplir! ¡En verdad!”
“Está bien, como digas,” sonrió rendido y observó al menor. “Ya veo, eres de ese tipo de persona, ¿no es así? Me recuerdas a Shinano.”
“¿Eh? ¿Cómo así?” Imanotsurugi se confundió más cuando ese distante doctor le agarró de un hombro. Entendió que esa comparación fue un gran cumplido de su parte.
“Tienes el don de conectar con los demás…”

“…” Maeda observó esa escena junto con Nagisa, cuando los dos pretendieron acercarse al par para invitarles de regreso al edificio.
“Maeda,” el peliceleste se detuvo cuando el otro lo hizo y le observó. Su tranquilo y amable amigo estaba sorprendido por ese gesto de su hermano, y pasó a deprimirse. “Ehh, ¿estás bien?”
“S-sí, no te preocupes…” dijo con torpeza. Forzó una sonrisa. “Parece que están yendo de regreso. Mejor vayamos al dojo.”
“Bueno, si lo dices…” Nagisa se preocupó y le tocó seguirle.




“Ahora que lo pienso, Jiji fácil nos envió a preparar estos aperitivos para dejarle solo con Honebami,” comentó Namazuo, mientras caminaba junto con Ichigo.
“Sí es un poco tarde para comer una merienda…” Ichigo se puso a pensar.
“¿Eh?” el pelinegro se extrañó de ver una puerta corrediza mínimamente abierta.
“¿Todo bien, Namazuo?”
“Hm~” el pelinegro dibujó una sonrisa gatuna en su rostro y jaló la puerta para abrirla. “¡Nee-san, te encontré!”
“Ehh…” Tharja se sorprendió e hizo un esfuerzo para no caerse. Luego de recobrarse, miró con rencor al Toushirou menor. “Tsk… déjame, quiero mi privacidad.”
“¿Por qué sigues evadiéndonos, Tharja?” preguntó Ichigo, preocupado. “Mikazuki gustaría de tu compañía, y sólo Honebami se encontraba acompañándolo. Hubieras ido.”
“Sigue siendo uno de ustedes…” la chica desvió su mirada. “No entenderían…”
“Seguramente quieres toda su atención, ¿verdad? ¡Ánimos, nee-san!” le alentó Namazuo, pero pasó a sonreír con miedo al ver a la otra amargarse más con él. “Y-ya, en serio te apoyo…”
“Somos como familia, y sólo te apoyaríamos, Tharja,” le aseguró Ichigo, cordialmente.
“Más bien, los Sanjou les prestan mucha atención, siempre ha sido así…” no sabía por qué perdía su tiempo explicándose.

Mientras tanto, Mikazuki terminaba otro sorbo de té que se concedió, y observó el enorme árbol frente a su sitio mecerse con el viento. El peliazul disfrutaba del clima y la plácida escena, cuando entonces sintió una muy tenue presión en su hombro izquierdo.

“¿Hm?” miró de reojo a su costado para ver que Honebami se había quedado dormido en medio de la tranquilidad, y su cabeza se apoyó en su hombro. Ello le hizo sonreír con gran dicha, y susurró unas palabras. “Trabajando duro como siempre. Dulces sueños, Honebami,” volvió su mirada a lo alto. “Qué alegría…”

Ante ese desarrollo, tanto Tharja como Ichigo se quedaron pasmados y hundieron sus ojos en sombras mientras se carcomían por dentro ante la atención de sus respectivos seres queridos por un tercero indeseado.

“E-ehm…” Namazuo sonrió con miedo y dio un paso hacia atrás. “O-oigan…”
“Ohh, esas auras que les rodean se ven peligrosas,” comentó Imanotsurugi con gran asombro, a cierta distancia.
“…” Yagen les miró con incomprensión y negó. “Y pensar que solía considerarlos como mis superiores cuando era niño…”
“Hehe…” el pelicenizo rió un poco.

El almuerzo se sirvió poco después y todos se juntaron en el comedor para disfrutar de lo poco que quedaba de las vacaciones.




Pasaron unas horas y llegó el atardecer. Después del almuerzo, todos se pusieron a ver el primer capítulo de la serie donde aparecía Syo, y posteriormente bajaron para disfrutar de la piscina en la mansión.

Monoyoshi podía escuchar el esperado y entusiasta ajetreo de los demás desde la espaciosa y amoblada azotea. El pelirrosa se entretenía con la espléndida vista de la costa y el resplandor del sol en el mar. Entonces, percibió la llegada de otra persona y se volteó para atenderle.

“Gokotai, ¿qué te trae por aquí?” le preguntó amablemente. “¿Necesitas algo?”
“N-no realmente…” el pequeño traía a uno de sus tigres en brazos, al cual observó. “Mi mascota se había extraviado así que la busqué… y me di cuenta que no te vi por ningún lado, senpai. Ehh, espero que todo esté bien…”
“Lo está, agradezco que hayas venido por mí, y siento preocuparte,” asintió. “Sólo quería apreciar la vista, aunque ya me ausenté mucho. Vamos donde los demás.”
“Sí, yo también me alejé bastante,” Gokotai asintió. “Aunque sí es una vista muy linda. Hehe, puedo ver la alameda desde aquí.”
“Verdad que sí.”
“Senpai…” el menor bajó su mirada. “Estamos por comenzar otro semestre. Yo… en comparación con mis hermanos, siento que me falta mucho por crecer, y que el tiempo que corre lo estoy desperdiciando… sigo muy débil…”
“No tienes por qué sentirte así. Tú siempre das tu mejor intento.”
“Pero…”
“Y siendo sinceros, no eres el único que se siente así, Gokotai.”
“¿Eh?” Gokotai se confundió y le observó. Su mayor le sonreía con dulzura como siempre.
“Yo también quiero superarme a mí mismo y ser más de lo que soy. Es un sentimiento que todos poseemos, y en verdad es algo bueno, pese a lo incómodo que sea,” regresó su mirada al mar. “Nos espera la universidad al final de este semestre. Da un poco de miedo, ¿verdad?”
“Sí…”
“Pero el miedo no tiene el poder de cambiar nada. Es bueno sentirlo, nos mantiene enfocados y al tanto de lo que ocurre, pero no podemos detenernos por el mismo. Por ello debes seguir con firmeza y dar lo mejor de ti,” le miró de reojo. “Eres una buena persona, Gokotai, tienes principios intachables y una familia que te quiere mucho. Tengo grandes esperanzas de ti.”
“S-significa mucho que me lo digas, senpai, muchas gracias,” Gokotai asintió. “Ehh, si puedo preguntar… ¿cuál es tu meta?”
“¿Mi meta?” Monoyoshi alzó su mirada y llevó una mano a su mentón.
“Yo no creo tener ninguna meta, no sé qué estudiar… ni siquiera si entraré a la universidad de Hanasaki o Rizembool…” confesó apenado. “Por ello… me pregunto a qué apunta alguien como tú. Quisiera darme una idea… s-sólo si quieres contestarme.”
“Lamentablemente dudo desear algo práctico o que la mayoría desee,” dijo, sonriendo con torpeza. Observó al peliblanco, con sus ánimos y amabilidad de siempre. “Siento que puedo ser sincero contigo. En medio de las obligaciones de mi familia, deseo crecimiento personal…” juntó sus manos y cerró sus ojos. “Quisiera ser una persona que escucha las voces que no pueden oírse. Quiero comprender a los demás, y extender una mano a los que no piden ayuda. También… quisiera ser lo suficientemente fuerte como para auxiliar a otros, sin importar en qué condiciones se encuentren,” abrió sus ojos, cabizbajo, mientras sonreía con leve tristeza. “Alguien como yo es muy débil y me hace falta convicción. Intento oír lo inaudible y asistir a quienes me necesiten, pero dudo tener el poder de hacer una diferencia por ellos…”
“Senpai…”
“Así que yo también tengo mucho que crecer,” concluyó, sonriendo con torpeza. “Este temor, esta impotencia, supongo significa que sigo siendo muy joven. Por eso, tenemos que continuar creciendo. No estás sólo en eso.”
“Eres muy bueno, en verdad…” Gokotai se contagió de la tristeza del otro. “Para pensar así en los demás… y tratar de sentir lo que ellos sienten, por más solitario que sea.”
“No es nada…”
“¿Cómo así decidiste apuntar a esa meta?”
“…” volvió a girarse, para mirar el mar. Hubo un breve silencio. “…conocí a alguien que es como yo quiero ser. Esté o no consciente de su naturaleza, me enseñó que podemos optar por ser así y ayudar a los demás… es alguien a quien admiro… él oyó mi voz y me rescató, por más que nunca le pedí ayuda a nadie…”
“…” se impresionó. Había todo un relato detrás de esas palabras, uno que no oiría en ese momento. Admiraba a su compañero de clases por aquella resolución a la cual había llegado, luego de recibir esa ayuda que tanto quería esparcir. “Tus palabras son muy ligeras y bondadosas…” sonrió un poco. “Espero poder conocer a esa persona algún día.”
“No es algo que tienes que esperar, Gokotai,” Monoyoshi volvió a dirigírsele y le sonrió simpáticamente. “Porque tú tienes el privilegio de tenerlo cerca mucho más que yo.”
“¿Eh?”
“Eres muy afortunado, nunca dejaré de decirlo,” asintió con alegría. “Vamos donde los demás antes que nos busquen.”
“…” le miró confundido y perplejo, y sólo le tocó seguirle mientras meditaba al respecto.

La tarde continuó y todos disfrutaron de los últimos días del viaje, para recargar sus energías antes del inicio del siguiente semestre.


Mery

Para Alice que conocía a Alexy desde que era una niña, la sorpresa en el rostro de su amigo era evidente. Felizmente, no era así para Shinya.

“Oh, disculpa, ¿interrumpo algo?” Le preguntó a Alice el joven de cabello color plata al alcanzarlos.
“No no, nada en especial, Shinya.” Sonrió ella haciendo énfasis su nombre antes de señalar a su acompañante con un movimiento de cabeza. “De hecho llegas en un buen momento, quería presentarte a mi mejor amigo, Alexy Gobeil.”
“¡Oh!” Shinya reconoció el nombre de inmediato. “El que vino contigo, ¿no?”

Alice respondió que así era y en seguida Shinya le dedicó una sonrisa a Alexy mientras se presentaba, el peliazul sólo asintió mientras le devolvía el gesto de forma más pausada.

“Alexy, él está viviendo en el departamento de Glen, incluso cursan la misma carrera.”
“En realidad, llevo viviendo allí desde que empezamos la universidad.” Aclaró Shinya.
“¿En serio?” Alexy salió del trance y lo miró de arriba abajo, perplejo ante esa posibilidad. De los años que llevaba conociendo a la familia Baskerville, podía afirmar con toda confianza que Glen era -por mucho- el miembro más cerrado y cortante. “Eh, perdón que lo diga así pero… ¿cómo?” Dijo antes de dirigirse a Alice en lo que él creía que era un susurro. “¿Acaso me vas a decir que tu hermano ha desarrollado empatía o habilidades sociales?”
Shinya rió al oírlo. “¿Es tan difícil de creer? En secundaria era todo un caso, debo admitirlo, pero más que antisocial diría que era como ‘tsundere’?” Tanteó riendo para sí mismo. “Nada que el poder de la amistad no pueda resolver.”

Shinya había guiñado un ojo al decir aquello y Alexy se aseguró de ahora sí agacharse a la altura de Alice y no ser demasiado obvio al hablar en voz baja. “Ok, how did your bother score so high?”
Alice alzó los hombros. “Beats me.”

Alexy se irguió aclarándose la garganta. “Debo decirlo, admiro mucho tu paciencia.”
Shinya volvió a reír. “Vamos, no es el gran logro.”
“Desde mi perspectiva, sí.” Dijo Alexy con seriedad. “Es el tipo de dato que incluiría en mi CV.”
“Y el mío.” Murmuró Alice.
“Como digan, dejando eso de lado.” Shinya dirigió su atención a la menor. “Alice, venía para avisarte que nos quedaremos un rato más y de paso quería preguntar si tienes un cargador que puedas prestarme, olvidé el mío en la sala.”
“Claro, ya no voy a necesitar el mío.”
“Gracias, en serio, te debo una.”

Mientras Alice buscaba el aparato en su mochila, Shinya aprovechó para hablarle a Alexy.

“¿Se irán juntos? No es tarde, pero siempre es bueno tener compañía.”
Alexy asintió “Sólo coincidimos hoy, así que no lo podríamos desaprovechar.”
“Pueden ir al departamento, cuando terminemos con el trabajo iremos para pedir una pizza.”
“No es mala idea.”
“Por mí está bien.” Aceptó Alice antes de entregarle el cargador a Shinya. “Avísame cuando estén por llegar para hacer el pedido.”
“Por supuesto, ya sabes qué pedir de mi parte, ¿cierto?” Preguntó Shinya.
“Hawaiana con extra piña.”
“Excelente. ¡Los veré luego!”

Shinya se alejó a paso rápido luego de despedirse y, ya estando fuera de vista, Alexy miró a su amiga con cierta confusión.
“Corrígeme si me equivoco pero, ¿tu hermano no odia la hawaiana?”
Alice sonrió ampliamente. “La detesta.”
 

Esa noche, Alice tuvo el agrado de ver la irritación en el rostro de Glen al tener que escuchar a Alexy y Shinya conversar e intentar tomarle el pelo, pues para su mala suerte ellos habían congeniado lo suficiente como para aliarse en su contra y antes de que Alexy tuviese que irse, Shinya lo invitó a volver cuando quisiera. Sin embargo, aquello no fue posible. Las semanas posteriores fueron más atareadas, aunque tanto Alexy como Alice llevaron el proceso de adaptación tan bien como les fue posible. Sus clases, aunque pocas, eran demandantes dado al tiempo que habían perdido y para la llegada del periodo de exámenes no tenían casi tiempo para charlas sobre amenidades y, en el caso de Alice, volver a plantearse la idea de dar el examen HiME.


“Sabes, me he cansado de esperar.” Comentó un joven sentado sobre la rama de un árbol. Su compañero, parado a su lado, lo miró con desdén.
“No estarás pensando hacer algo para arruinar el plan, ¿verdad?” Dijo con voz fría.
“Noo, pero un empujón nunca es malo si es dado en el momento indicado y con la debida fuerza.”
“Meses han pasado, un par de días no te matarán.”
El joven miró en la oscuridad figuras ir y venir sin demasiado interés y luego bostezó.
“Supongo, puedo darle un día más, tal vez.”
“Si cometes un error, haré que lo lamentes, tengo autorización.”
“Uhhh, chibi senpai me amenaza.” Se mofó con voz apagada. “No te preocupes, tengo todo bajo control.


Cho

(Hola, chicas, vengo con el conteo.)


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~





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« Last Edit: July 14, 2019, 11:56:00 PM by Sayi »


Cho

Listo, aquí vengo con mi último fic del verano, es el fin de una era (...) Algo corto y distinto para variar.

...

72

Flashback


“Damas y caballeros, les agradezco por su presencia el día de hoy. Aprecio la atención y los saludos que han sido tan amables de concederme, no podría encontrarme más agradecido.”

En medio de todos los asistentes y tomando la palabra y atención íntegra, se encontraba un chico de apariencia solemne que destacaba y sobresalía pese a su corta estatura y relativa inexperiencia. Su voz potente, su porte poderoso, sus gestos modestos y aquellos ojos zafiro que veían más allá le concedían la autoridad para imponerse ante todos.

“Lamento sinceramente los más recientes acontecimientos, y comprendo que no me encuentro solo con este sentimiento. Puedo observarlo en sus semblantes, y escucharlo en sus palabras. Sin embargo, no deseo prolongar esta contemplación de lo ya inevitable. Mi deber trasciende a velar por las penurias. Les debo mucho más que ello, y es lo que mis propios progenitores esperarían de mí.”

No obstante, a pesar del respeto dado hacia él y ante la presente ceremonia, había una palabra que surcaba en las mentes de los espectadores, que describía de manera injusta, pero verídica, a aquel orador.

Joven…

“Ante sucesos con tal grado de urgencia, es difícil juzgar o pensar. Las palabras se desvanecen, las responsabilidades pierden significancia. Perderse en la incertidumbre es bienvenido y aterrorizador a la vez. Sin embargo, las consecuencias de lo vivido dependen meramente de cómo interpretemos las circunstancias de nuestras vidas, y yo, como el líder de nuestra venerada familia, pretendo continuar con la frente en alto, y no detener nuestra inercia.”

“…”

Dio un soplido. Sus ojos se dilataron, su corazón palpitó más fuerte. La realidad comenzó a introducirse en su cognición y hacerse vista y reconocida. Él, un ser con inmunidad, que podría participar o evidenciar cualquier suceso sin represalias algunas, debía aceptar compartir un mundo con personas distintas a él.

Y se estremeció al comprender que, durante su próspera, garantizada y privilegiada vida, existirían otros que perecerían, seres iguales y valiosos por más que nadie evidenciara el momento de sus caídas.

“¡¿Q-qué está ocurriendo aquí?!” se cuestionó inmerso en shock.



“‘Es una lástima’, eso es lo que podemos repetirnos constantemente…” hizo una breve pausa y cerró sus ojos momentáneamente. No tardó en retomar su fuerza y certeza para volver a encarar de lleno a su público. “Aunque la derrota no tiene por qué nacer de dicho lamento. Más bien, aquel sentimiento debe permitirnos reconocer que tenemos una segunda oportunidad, y con humildad y determinación,” extendió su mano hacia el frente y la estrujó. “…debemos tomarla.”

“¿…tú crees que te comportas como un líder responsable con estas metas?”
“¿Perdón?” mostró genuina confusión y leve alarma. Una observación de parte de alguien como aquella poderosa e imponente mujer merecía toda seriedad que pudiera darse.
“No existe duda moral ante tus deseos, joven Masamune. Te aplaudo por tus intenciones. Eres el doble que muchos hombres que he conocido durante mi trayectoria,” comentó con leve ironía, y sonrió amenamente. “Sin embargo, es una ambición que podría desviarte de tus obligaciones impartidas desde tu nacimiento.”
“Entiendo a qué se refiere, por supuesto, “ asintió profundamente y dirigió su atención a una ventana, para meditarlo. Su ensimismamiento fue breve. “No decepcionaré a mis orígenes y espero cumplir con lo que se espera de mí. Soy responsable de demasiado. Sin embargo…” frunció el ceño. “¿Se supone que debo cegar mis ojos ante la verdad? ¿Acaso ignoraré la situación como si no fuera mi problema? Da la impresión que no fuera problema de nadie,” volvió a dirigirse ante su visitante. “No seré parte de este complot ni amputaré mi propio carácter y estándares. Seré leal a mí mismo y no los abandonaré…”
“…” la mayor llevó una mano debajo de su mentón y le observó intrigada. “Aquella actitud es la necesaria. Ya deseo ver cuál será tu trayectoria, aunque te ruego prudencia por encima de todo. Incluso alguien como tú podría meterse en problemas.”
“Lo comprendo,” apaciguó su rostro pasional y asintió en señal de sumo respeto.
“Te aconsejo lo más elemental en este que es tu mero inicio. Sal y busca aliados. No puedes hacer esto por ti mismo.”
“Aquello sería complicado e irresponsable,” desvió su mirada. “Nadie lo comprendería.”
“Quién sabe. Podrías encontrar a alguien como tú.”
“¿Alguien… como yo?” el comentario le resultó foráneo, y el joven mostró gran desconcierto e incredulidad. Pese a ello, él sonrió con pena ante la señora. “Es un pensamiento agradable, pero pensar que existe alguien como yo es un poco…”
“Es un mundo basto, puede que lo encuentres. Es más…” se levantó y caminó donde el menor, para tomarle de sus manos. “…ruego que lo hagas.”
“Enma-sama…” se sorprendió y observó su semblante maternal atentamente.
“De lo contrario, quizás no llegues muy lejos…”


“Así que, por favor, les pido su confianza y paciencia, en lo que tomo las riendas y me adapto a servirles como se lo merecen,” frunció el ceño y potenció su voz. Llevó una mano sobre su pecho con gran solemnidad. “Por encima de todo, sigamos unidos. ¡Seamos como debemos ser según nuestras raíces, apuntemos por convertirnos en incluso más que ello, y llevemos juntos al nombre Masamune a nuevas alturas, por nosotros y en honor a nuestros antepasados!”

Fin del Flashback


Era una velada en plena noche de verano. Las clases en la universidad estaban pronto a reanudarse, algo que en su mayoría era indistinto para los asistentes a esa reunión, por más que aquel círculo de personas exitosas y afluentes se encontraban afiliadas al inmenso poderío de Rizembool. Aquel centro de convenciones se asemejaba a una impresionante y acogedora mansión occidental donde la mayoría ocupaba un par de ambientes amplios para realizar conversaciones, mientras otros aprovechaban los pasillos y jardines para pasearse o tener diálogos más privados.

Debido a ello, había desde familias allegadas o representantes de empresas proveedoras a profesionales y científicos de Rizembool presentes. Estos últimos se aseguraban de tratar con sumo respeto y diligencia a su público poderoso y pudiente, para asegurarles que sus afiliaciones eran correctas, y sus generosas donaciones eran empleadas con el fin de un constante desarrollo tecnológico. Fuera del ambiente de negocios, otros linajes más partícipes del lado oscuro y turbio de Rizembool también recibían su respectiva información, incluso con algunos líderes de familias conversando con instructores sobre el rendimiento de sus hijos, sea para unirse a la fuerza laboral de la universidad, o incluso en su crecimiento como Rebels.

Por donde fuera visto, aquella ilustre reunión era extraña para el mundo civil y sacada de la faz de la tierra. Los presentes vivían en un entorno distinto y en muchos casos superior al de la gente promedio y les correspondía velar por ello, incluso a quienes no aprobaban del todo las acciones de la poderosa institución.

“No te ves nada animado, Larsa,” comentó Dakki, quien acababa de aceptar gustosamente una copa de champagne de uno de los múltiples mayordomos en la velada. “Vamos, vamos, intenta sonreír~♥ Así espantarías cualquier oferta de negocios, ohohoho~♥”
“No es mi intención mostrarme incómodo, aunque sabes bien que he venido para corresponder a la invitación de Rizembool solamente,” contestó el joven, frustrado. “A pesar de no poseer el mismo apego a la institución, mi familia sigue teniendo una firme afiliación a Rizembool de hace varias generaciones y no sería prudente echarlo a perder.”
“Aquello es muy cierto, señorito,” Jakob sonrió amablemente. “Sin embargo, está en mi deber recordarle que la mejor señal de respeto a nuestra venerada alma mater sería que estudie su maestría y doctorado en Rizembool. Es también lo más prudente, puesto a que cuentan con la tecnología afín a sus futuros proyectos. Hanasaki se ha mostrado constantemente deficiente en atenderle como se lo merece.”
“Hemos hablado sobre ello previamente, Jakob,” Larsa dio un suspiro. “No quisiera tener que volver a repetirme.”
“Aquellos amigos tuyos de Hanasaki nunca aprecian todo lo que haces por ellos. Para empezar, ni están en problemas,” dijo la pelirrosa, encogiéndose de hombros y sonriendo frustrada. “Ya no tienes que actuar como un supervisor para ellos. Apenas tienes el tiempo para encargarte de tus propios asuntos.”
“Además de ello, usted acaba de finalizar aquella tutoría que muy amablemente aunque con poco atino ofreció al hijo de los Aoi,” observó el mayordomo. “Le aconsejaría que se retire de Hanasaki antes que aquel desobediente y desconsiderado muchacho vuelva a acaparar su valioso tiempo con algún otro pretexto.”
“Dudo que debas preocuparte por ello…”
“Oh no, tiene todo el sentido. Eres demasiado bueno, mi Larsa~♥” canturreó Dakki, sonriendo con cierto desaire. Ella abrió su abanico y se cubrió la mitad inferior de su rostro. “¡Ohohoho, es sólo cuestión de tiempo para que Sora vuelva a jalar todos sus cursos y su madre te vuelva a pedir el mismo favor!”
“Tch, es inquietante…” el mayordomo desvió su mirada, sumamente incómodo.
“No tienen que andar tan al pendiente de mí,” dijo frustrado.
“Lamentablemente su sencillez y amabilidad son parte de sus mayores defectos, señorito,” dijo Jakob, rendido. “Tendré que hacerle entender a esa alimaña que no puede importunarle nuevamente,” afiló sus ojos. “Hablaré seriamente con él.”
“Ehm, no, preferiría hacerlo yo si tanto insistes,” Larsa negó repetidamente. “Sora no fue quien me pidió el favor en primer lugar, además estoy al tanto de los múltiples sustos y el maltrato que le has dado. No has sido cordial con él.”
“Aquello es completamente irrelevante,” contestó con la más alegre e impecable de sus sonrisas, e hizo una reverencia. “Yo soy su subordinado y sólo velo por el bienestar de usted.”
“¡Ohohoho, quizás ese Sora nunca volverá a jalar una clase en su vida~♥!” Dakki se puso a reír.
“Ustedes dos…” Larsa les miró con reproche. Sin duda ese par de personas tan cercanas a él habían causado un sinfín de incomodidades a su amigo.

En ese momento, los tres oyeron rumores de un pequeño grupo de asistentes, quienes al parecer se veían perplejos y sorprendidos. Ellos informaron a los demás sobre la llegada de una persona ajena al círculo y un tanto inesperada, aunque no indeseada.

“¡Ohhh!” la pelirroja pasó a emocionarse. “¿Será cierto? ¿Enma-sama está aquí?”
“¿Enma-sama?” preguntó Larsa.
“¿Acaso no has escuchado sobre Enma-sama?” preguntó a su amigo, con leve sorpresa. “¡Es una señora con suma fama y presencia entre los magnates del Japón! ¡Es muy fuerte, independiente, autoritaria, e incluso todos la conocen simplemente como ‘Enma-sama’!”
“Ya veo…” se mantuvo expectativo a oír más del parecer de la otra.
“Ah, querido Larsa, es mi modelo a seguir. Sabes lo mucho que detesto mis raíces o ser vinculada con mis sexistas parientes,” juntó sus manos e iluminó sus ojos. “Anhelo el día en el cual sea conocida solamente como Dakki-sama y descartar ese apellido que no me ha hecho nada de bien. No lo entenderías…”
“Sí lo entiendo, Dakki,” el chico asintió y luego de dar un suspiro para pasar las ocurrencias de su amiga, le sonrió comprensivamente. “Aunado a ello, tu propio apellido no tiene por qué definirte. Eres mucho más que cualquier nombre o etiqueta que fueran a ponerte. Ello es evidente sólo con observarte.”
“Significa mucho que me lo digas~♥” canturreó y le dio un guiño. “Más bien, ¿qué hará la ilustre Enma-sama en este lugar? Ella no es afiliada a Rizembool.”
“Ciertamente no lo es, como el leal servidor de la familia Solidor, estaría debidamente informado al respecto,” informó Jakob con respeto y haciendo una reverencia. “Entiendo que esta reunión tampoco es abierta para que personas fuera de nuestro círculo atiendan sin algún tipo de invitación especial, pero estoy consciente del poderío de aquella respetable mujer, y nadie le negaría su presencia.”
“¡Sea como sea, es mi oportunidad~♥!” Dakki aplaudió y sonrió animada. “Iré a conocerla y escucharle en persona. Larsa, ¿no te animas a acompañarme?”
“Estoy bien. Presumo que Enma-sama se encuentra con la suficiente atención por la reacción de otras personas en nuestro entorno,” dijo Larsa, quien negó respetuosamente. “Ve. Iré a dar un paseo por las instalaciones.”
“Ah, tan reservado como siempre. Deberías comenzar a aclamar atención y a imponerte. Sé que lo tienes en ti,” pese a su leve y juguetona llamada de atención, Dakki mantuvo sus ánimos en alto y se marchó. “Nos vemos~♥”


Luego de la retirada de la chica, Larsa continuó caminando por unos pasillos de esa mansión, los cuales tenían vista hacia un amplio jardín. El señorito optó por salir de aquel abrumador ambiente y disfrutar de ese espacio más natural, y fue acompañado por su leal sirviente. En aquel lugar más tranquilo, había otras personas teniendo conversaciones más privadas y uno que otro hombre de negocios dándose un respiro, sea tomando asiento, revisando su celular o concediéndose fumar un cigarrillo en un ambiente delimitado para ese fin.

Lo visto no era distinto a varias experiencias semejantes. Como perteneciente a una familia muy antigua, adinerada y respetable, Larsa con frecuencia había tenido que asistir a reuniones semejantes, sobre todo en Inglaterra, desde temprana edad. Era de esperarse de él, y su padre siempre le acompañó para presentarle a otras personas importantes y a su vez inculcarle la manera de comportarse y tratar a otras personas. Irónicamente, fueron aquellos momentos profesionales y de obligación a sus negocios y nombre durante los cuales tuvo más contacto con su progenitor, algo que de todos modos no resentía. Supuso fue normal para él.

Recordaba haber asistido a otra de esas reuniones de Rizembool hace tres años y notar el mismo ambiente. Habría visto quizás a un par de pequeños acompañado de sus padres para la ocasión, algo que no veía en el presente, pero aparte de ello, estaba acostumbrado a verse rodeado de gente mayor y enfocada en la riqueza y el profesionalismo. Larsa no tenía mayores intenciones de juzgar a los demás, al no conocerlos personalmente y ni tener intenciones de hacerlo.

Sin embargo, en plena caminata, observó a un chico al menos cuatro años menor que él a cierta distancia, quien hablaba amablemente y con leve torpeza con un adulto acompañado de un asistente. Larsa pudo identificar de inmediato que el joven venía solo y no tenía relación con el par frente a él, lo cual le pareció extraño.

“Jakob, aquel joven, ¿quién es?”
“¿Hm?” el mayordomo le observó y no tardó en reconocerle. Jakob sonrió gratamente e hizo una reverencia para contestarle con prudencia. “Por supuesto, le debe resultar desconocido, pero me he informado sobre él. Es el heredero de la familia Masamune, Hyuuga Masamune.”
“Masamune…” se puso a pensar.
“Debe haber oído sobre ellos desde temprana edad, señorito. La familia Masamune posee vínculos tan estrechos y antiguos con Rizembool como la propia familia Solidor. A su vez, el nombre Masamune ha sido relacionado con armas de alta calidad desde hace siglos, y es a ello mismo a lo que esa familia se dedica. Incluso en la era moderna de armas de fuego o tecnológicas, no han perdido su renombre ni se han quedado atrás.”
“Ya veo…” Larsa asintió. Él observó a ese joven un poco más y continuó caminando. “Se encuentra atendiendo esta reunión tan importante como un deber de su familia, tiene sentido. Me sorprende que no se vea acompañado de sus padres.”
“Aquello sería imposible,” comentó Jakob con su atenta sonrisa. “El joven Masamune perdió a sus padres en un accidente hace pocos meses.”
“¿En serio?” Larsa se detuvo, sorprendido.
“Es usted muy amable por preocuparse, señorito, pero no es una situación muy extraña o impensable,” dicho esto, Jakob se vio apesadumbrado. “Usted mismo tuvo que pasar por una gran pérdida tres años atrás, y se convirtió en el único heredero y encargado de su familia. Su caso no es distinto al de aquel joven.”
“Aún así…” dio un suspiro. “Debe haber sido bastante duro para él.”
“Pese a ello, he oído que ha sabido desenvolverse y llevar las riendas de su familia de manera excepcional. Por ello mismo, no he evitado pensar en usted al informarme sobre el asunto,” Jakob llevó una mano a su pecho y alzó su cabeza con gran dicha y orgullo. “No podría comparar a ninguna persona con usted, señorito, pero por su hazaña no evité pensar en usted. Ello es sólo otro ejemplo del gran valor que existe entre las familias allegadas a Rizembool.”
“Como siempre, eres demasiado amable conmigo, Jakob,” Larsa sonrió un poco.
“Sólo digo la verdad. Su amiga de la infancia estaría de acuerdo conmigo.”
“De todos modos, la eficiencia de las personas y sus propios logros, por más factores externos que puedan afectarlos, dependen mayoritariamente de sus esfuerzos y sus virtudes,” comentó tranquilamente. “Pienso que es un poco injusto que menciones a Rizembool durante la exaltación hacia la labor de ese Masamune.”
“Eh, no es mi intención desprestigiarle,” para variar, el mayordomo se inquietó ante lo que podría considerarse una inconsciente contradicción a las palabras de su superior. Él rápidamente corrigió su inquietud y adoptó una leve inquietud. “Señorito, espero que usted mismo no se encuentre quitándole mérito a Rizembool. Temo que sea un efecto secundario de su estancia en Hanasaki…”
“Hanasaki y Rizembool no tienen que ver en mis palabras. Hay ciertas cualidades de nosotros mismos que trascienden instituciones tan delimitadas como tales. Sólo supuse que lo mencionaría,” en ese momento, los dos llegaron a una pequeña pérgola vacía. “Me haría bien tomar asiento aquí.”
“Por supuesto, adelante,” Jakob asintió con sumo respeto y observó a su señorito tomar asiento. “¿Se le ofrecería algo?”
“¿Perdón?” Larsa se confundió, y pasó a frustrarse un poco. “No, espero que no te preocupes por mí ante mi deseo de sentarme. Más bien,” sonrió un poco. “Podrías querer sentarte tú también. Por favor, toma asiento.”
“Agradezco su gentileza, señorito, es usted muy amable con su servidor,” Jakob se vio complacido y dio una reverencia, aunque no acató su pedido. “Más bien, considero que ha pasado mucho tiempo desde que ha tomado líquidos. Iré a traerle una fuente con té y galletas. Usted quédese aquí, por favor.”
“No es necesario,” se alarmó un poco y pasó a frustrarse. “No pienso inquietar al grupo de catering con esto.”
“No se preocupe, yo mismo me encargaré de ello,” le aseguró con una sonrisa. “Esta reunión también está preparada para cumplir con los más extravagantes caprichos de sus invitados. Un té es más bien parte de un comportamiento digno.”
“Pues…” pese a frustrarse a mirar al otro con leve reproche, supo que no daría su brazo a torcer. “Si insistes. Admito que un té me haría mucho bien en este instante.”
“Enseguida,” volvió a hacer una venía y se retiró a paso rápido.

Al verse solo, Larsa palpó el silencio repentino, el cual no le caía mal luego de haber pasado un buen tiempo con Dakki y su mayordomo. Sí le venía bien dar un respiro, especialmente al ser un evento que hubiera querido no asistir. No tenía mayores motivos de estar presente aparte de aceptar la invitación y saludar a las personas y familias que conocía, lo cual ya había concretado hace varios minutos. Imaginaba que se quedaría un poco más, principalmente esperaría a que Dakki hubiera saciado su curiosidad y ánimos de dialogar para retirarse con ella.

No obstante, ese descanso no se quedaría como tal. Luego de pasar unos cortos minutos observando el firmamento, vio que una persona se detuvo frente a su pérgola, y se sorprendió de identificar a aquel Masamune.

Ese joven de cabellos grises oscuros y vivos ojos zafiro le sonreía amenamente y con atención, además de un sutil y extraño anhelo que no supo cómo identificar. Era como si este estuviera contento de haberlo encontrado.


“Buenas noches,” ese joven hizo una pronunciada reverencia antes de presentarse. “Mi nombre es Hyuuga Masamune, es un placer. Presumo que usted es el heredero de los Solidor.”
“Lo soy,” Larsa se levantó y correspondió el respetuoso saludo. “Larsa Solidor. Es un gusto también, Masamune-san.”
“Llámeme Hyuuga, por favor,” amplió su sonrisa. “¿Podría concederme un diálogo?”

Los dos jóvenes herederos procedieron a conversar dentro de esa pérgola. Hyuuga tomó asiento frente al otro, a prudente distancia, y ambos iniciaron hablando con leves reseñas de sus respectivas familias, además de debidos reconocimientos sobre el renombre de sus orígenes. Pese a ese esperado y predecible intercambio, Larsa sintió que ese chico era muy hábil para hablar y era agradable mantener una conversación con él.

Después del preámbulo, Hyuuga decidió ser más directo.

“Me siento honorado de estar aquí. Verá…” asintió respetuosamente, sin borrar su sonrisa. “Esperaba conocerle, Solidor.”
“Puedes llamarme Larsa, no necesitas ser formal.”
“Lo entiendo…”
“¿Por qué lo dices?”
“Como ya debes saber…” hizo un breve pausa, sea por su informalidad o por la sensibilidad del asunto. “Yo soy el heredero de mi familia ante la súbita ausencia de mis padres, y me encuentro en pleno aprendizaje sobre mis deberes. Rizembool ha sido parte fundamental de mis orígenes, pese a que mis progenitores nunca quisieron exponerme a ese ambiente. Apenas comencé a informarme sobre ellos previo al fallecimiento de mis padres.”
“Lamento mucho tu pérdida, Hyuuga.”
“Te agradezco, pero es algo que he aprendido a sobrellevar,” dijo con humildad y sin borrar su sonrisa. “De todos modos, uno se encuentra solo ante dichos sucesos, y considero que tengo todavía mucho que aprender. Es por ello que me siento privilegiado de conocerte, puesto a que inspiras empatía en mí. Ello me hace sentir en compañía.”
“Empatía…” Larsa sonrió con leve pena y desvió su mirada. “Me alegra poder brindarte un sentimiento tan agradable. Sin embargo, yo me considero una rareza ante los demás. No sabría qué podría ofrecerle a otros. Soy distinto.”
“Aquello sólo me convence mucho más, Larsa. Personalmente, me he sentido así toda mi vida,” confesó Hyuuga. Luego de las formalidades, el peligris comenzó a hablar con ánimos acrecentados y cierta luz en sus ojos que le hacía verse infantil y sincero. “Comprendo lo que dices. Soy el heredero de una familia antigua y de gran prestigio, con responsabilidades enormes que otros no poseen, y además de ello, estoy vinculado a Rizembool. También, si hablamos en aspectos personales, los dos somos los únicos restantes de nuestra familia nuclear a temprana edad, y nos corresponde velar por nuestras riquezas, fama y allegados.”
“Hyuuga…” se sorprendió un poco. Tenía razón en todo ello.
“Por supuesto, me precipito al hablar, puesto a que ambos seguimos siendo personas distintas,” el peligris sonrió con leve torpeza y autodecepción. “Más bien, he oído sobre ti, sobre lo que hiciste tres años atrás en medio de la guerra anterior.”
“…” Larsa mantuvo su ligera sorpresa, y se reservó comentar al respecto.
“Entiendo que, a diferencia de mí, tu padre no te alejó de Rizembool, y comprendo que estás familiarizado con el lado más bélico de nuestra institución desde muy joven. Pese a ello, estudiaste la secundaria en Hanasaki y te revelaste ante tus raíces al no estar de acuerdo con el conflicto y rechazar la idea de ser un Rebel,” narró con tranquilidad y prudencia, mientras tenía una mano sobre su pecho con la cual denotaba respeto. Entonces, Hyuuga miró a su mayor fijamente, y su tranquila y humilde sonrisa se contagió de perspicacia. “Y, si aquello no fuera lo suficientemente elogiable, terminaste cambiando de bandos y convirtiéndote en Rebel para ayudar a personas de Hanasaki que necesitaban de tu ayuda.”
“…” su sorpresa había cedido y Larsa adoptó una expresión tranquila, aunque seria y solemne. Según el énfasis que le daba a su historial de vida, comenzaba a temer por el otro.
“No pude creer aquel relato cuando unos de mis asistentes me ayudaron a recopilar información sobre Rizembool y lo ocurrido tres años atrás. Es… precipitado, irracional, puede que haya sido una acción irresponsable e inservible en muchos aspectos, sin embargo, lo considero admirable,” admitió y sus ojos brillaron de inspiración. “No, más que ello…” bajó su mirada y estrujó el agarre en su pecho. Ese joven y prudente, aunque intenso, chico se encontraba acongojado por una gran pasión que calaba lo más profundo de su ser. “No necesito expresar el valor de ayudar a quienes lo necesitan. Mi impresión sobre ti es invaluable. La razón por la cual deseaba conocerte, fuera de tus acciones, es para conocer a alguien con la voluntad de desvivirse por otros, y que posea la fuerza y los recursos para hacerlo.”
“Hyuuga…” Larsa frunció el ceño, con leve preocupación. “Temo mucho lo que quieres decir detrás de estas palabras. ¿Tú deseas tomar alguna acción remotamente antagonista a Rizembool, a pesar de tu situación y cercanía?”
“Ehm, puedes decirlo…” esa pregunta le descuadró un poco, pero lo admitió con torpeza y sonrió incómodo.
“…” dio un suspiro y desvió su mirada. “Lamento decir que no soy el mejor modelo a seguir. Lo que hice fue riesgoso, y mi propia traición a Rizembool, por más mínimo impacto que tuve en el sistema en sí, podría acarrear terribles consecuencias para cualquiera. En ese aspecto, me siento afortunado, aunque me trae desdicha pensar en que inspiro a otras personas por las razones equivocadas.”
“¿Qué quieres decir?”
“Hyuuga…” Larsa se levantó e hizo una venia. “No puedo imaginar las dificultades que debes tener en este instante como el líder de tu hogar, pero ese ímpetu que traes yo también lo sentí en su momento. Todos queremos cambiar al mundo, y gente como nosotros podemos sentirnos con aquel deseo mucho más, al punto en el cual lo aceptamos como un deber… hasta como un derecho, en ocasiones.”
“…”
“Dudo ser capaz de detener tus acciones, pero quisiera pedirte prudencia ante todo,” el mayor asintió y le miró fijamente. “No deseo pretender saber más que tú, pero como un recién llegado a los asuntos de Rizembool, te ruego que comprendas tu realidad a plenitud, tus propios vínculos con tu familia a nuestra institución y su posición dentro del mapa. Necesitas saber tus virtudes y defectos, tu alcance, tus derechos, tu autoridad, también la humildad que debes tener ante otras personas, por más que no estén por encima de ti,” cerró sus ojos. “Hay mucho que todavía no sabes, y por más resaltantes y valiosos que seamos para Rizembool, nosotros somos exactamente iguales a sus víctimas. Comprende ello, por favor.”
“…” Hyuuga estaba sorprendido.
“…” Larsa volvió a observarle y sonrió un poco. “Debes tener muchas preguntas. Es muy probable que pueda ayudarte con algo, y de ser así me gustaría hacerlo. Podemos mantenernos en contacto, pero no deseo apoyarte con ninguna acción contra Rizembool. Tampoco quisiera decirte lo que yo mismo sé sobre ellos. No te pondré en riesgo, sin importar qué digas.”
“…lo entiendo,” el peligris también se levantó. A diferencia de Larsa, quien lo hizo para dirigirle atención y respeto, Hyuuga parecía listo para marcharse. Pese a ello, el menor continuaba sonriendo amenamente, aunque sus ojos denotaban tristeza. “Oírte me deja saber que sí, eres justo la persona que quería conocer. Eres justamente quien podría ayudarme, pero entiendo lo que dices. Soy un infante que acaba de abrir los ojos al mundo, a la verdad. Pretendo estudiar en Rizembool para precisamente dibujar mi propio mapa y aprender a orientarme, antes de hacer nada más…”
“Hyuuga…”
“No temas por mí, estaré bien,” bajó su mirada. “Tengo la impresión que siempre estaré bien. Soy un ser prudente, pese a mis metas, y he sido privilegiado toda mi vida. Si fuera a tener dificultades, como la persona bendecida que soy, no quisiera pedir ayuda de nadie, porque tarde o temprano todo se resolverá, y porque es una oportunidad para crecer y mejorar de la experiencia. También… mi familia y allegados dependen de mí y nunca les abandonaré.”
“…”
“Si pido ayuda es porque deseo velar por otras personas, pero está bien, lo comprendo, comprendo lo que dices…” volvió a mirar a su mayor. “Larsa, si es prudente preguntar, ¿por qué insistes en estudiar en Hanasaki pese a tu pasado? La guerra habrá regresado, pero alguien como tú que fue un Rebel y enterró aquel momento de su vida no tiene por qué temer de caer en sus previos atrevimientos. Pese a apenas conocerte, sé que eso es algo que no ocurriría.”
“Pues…” lo meditó un poco. Sus motivos eran largos para explicar, pero Hyuuga se animó a darle una respuesta…

…una que le dejaría pensando mucho tiempo.

“¿Será que todavía deseas velar por tus amigos a quienes ayudaste tres años atrás?” sonrió comprensivamente. “Está bien, tiene sentido que alguien como tú lo haga. Por supuesto…” se vio apenado. “Yo me he acercado a alguien excepcional en busca de ayuda, sin pensar que esa persona debe poseer su propia meta y misión. Qué desconsiderado de mi parte…”
“Ehh…” estaba corto de palabras, algo que no le sucedía con frecuencia.
“Aunque… nosotros sólo tenemos poder dentro de Rizembool. También… ¿es Hanasaki el lugar donde se pueden prevenir los próximos eventos antes de que sucedan?” borró su sonrisa y se puso a pensar críticamente con una mano en su mentón. “Puede que todavía me esté perdiendo de mucho, pero Rizembool es el principal foco del conflicto…”
“…”
“Ehm, no me prestes atención, todavía continúo analizando la situación. Sigo perdiéndome de mucho, estoy seguro de ello,” Hyuuga le sonrió e hizo una reverencia. “Ha sido un placer hablar contigo, Larsa, te agradezco por la gentileza. Me honoraría mucho si pudiéramos encontrarnos algún otro día para tomar el té. No necesitamos hablar sobre Rizembool ni nada por el estilo,” sonrió con torpeza. “Supongo… esta ha sido una conversación muy agradable.”
“Hyuuga, antes que te vayas…” Larsa se alertó y agarró al otro de los brazos, una acción que le sorprendió.
“…”
“Prométeme que, antes de hacer cualquier acción precipitada, te contactarás conmigo. Puedes confiar en mí,” le asintió con firmeza.
“Sí, lo prometo…” sonrió agradecido y aliviado. A pesar de sus expresiones y gestos, el peligris sí tenía tensión sobre sus hombros.
“Y sí me gustaría que nos volviéramos a encontrar. También ha sido una conversación placentera para mí, Hyuuga,” Larsa le soltó y retrocedió, para sonreírle. “Ahora me toca a mí precipitarme y decirte que te ves como un chico con el peso del mundo encima.”
“…”
“Pero eso no es verdad. A veces será difícil recordarlo, pero tú nunca estás solo. Al menos, te aseguro que puedes contar conmigo.”
“…” asintió. “Gracias, eso espero…”



Pasaron pocos minutos desde la despedida de los dos, y Larsa se mantuvo sentado dentro de la pérgola con los ojos cerrados. La conversación seguía dando vueltas dentro de su cabeza, y una parte de sí mismo comenzaba a cuestionarse…

¿Acaso sus razones para permanecer en Hanasaki debían ser tan largas y difíciles de enunciar?

No le gustaba ello en lo absoluto.

“¡Larsa~♥!” canturreó Dakki con grandes ánimos, mientras se acercaba con Jakob, quien traía la bandeja de té y galletas.
“…” él abrió sus ojos y se levantó para recibir al par. Mostró leve confusión. “Imaginaba que irías a conversar con aquella poderosa mujer de la que hablaste.”
“Lo hice, pese a que apenas llegué a decirle un par de cosas, pero más productivo fue verle dialogar con todos y poner en su lugar a algunos,” comentó entretenida. “Lamentablemente, Enma-sama dio una visita muy corta y se excusó con rapidez.”
“Dijo algo con respecto a haber venido únicamente para marcharse con un asistente al evento, o algo por el estilo, según lo que murmuraron los del catering,” Jakob hizo una reverencia y extendió su bandeja hacia su señorito. “Mis más sentidas disculpas. Ese personal fue receloso de brindarme los utensilios e ingredientes para prepararle el té personalmente, y me retrasaron enormemente en mi labor. Tuve que utilizar mis habilidades como un apropiado exRebel para hacerme oír.”
“¿Perdón?” Larsa le miró con frustración y reproche.
“¡Ohohoho~♥! ¡Me pareció escuchar terror entre los sirvientes! ¡Ya veo por qué!” Dakki comenzó a reírse con ganas.
“He dicho que seas más prudente con tus habilidades bélicas, Jakob, por favor…”
“Es por tu prudencia y buenos modales que nuestro servicial Jakob no para degollando a nadie, querido Larsa~♥” canturreó la pelirrosa con una simpática sonrisa. “Por mi parte ya terminé con este evento. ¿Te parece si nos vamos?”
“Si prefieres,” el chico asintió. “Esperaba a que estuvieras lista para irnos, Dakki. En marcha.”
“Señorito…” Jakob observó a su superior, con leve escepticismo. “Percibo que se encuentra incómodo y distraído. ¿Acaso esta reunión le ha resultado agotadora?”
“Hm, cierto,” Dakki llevó un dedo índice a la base de sus labios. “Sabemos que no querías venir, pero sí te ves particularmente ensimismado. ¿Qué sucede, Larsa?”
“No, no es nada,” él se impresionó brevemente, y pasó a sonreír un poco. No podría mentirles. Eran justo las dos personas que lo conocían mejor, y apreciaba las menciones por más que no quisiera preocuparles. “Supongo sólo tengo mucho en qué pensar,” era la simple verdad, pese a todo. “Estamos comenzando un nuevo semestre…”




“‘…por más resaltantes y valiosos que seamos para Rizembool, nosotros somos exactamente iguales a sus víctimas…’”
“¿A dónde vas con esas palabras?” preguntó la mujer, quien miraba al joven de reojo con cierta intriga. Los dos se encontraban dentro de una limosina y transitando en plena ciudad.
“Esas palabras no son de transición alguna, Enma-sama. Más bien…” Hyuuga miró al piso y mantuvo una sonrisa apagada. “Es casi criminal… me sentí dichoso al momento de oír esas palabras tan ciertas, pero que parten de un mundo tan miserable.”
“…”
“Soy dichoso de conocer a alguien que lo piensa y que merece pensarlo, porque me da la impresión que alguien como él sería capaz de levantarse y confrontar a un mundo que niegue esa verdad, a diferencia de la mayoría de cómplices en la humanidad.”
“Si es así, sentirse mal es una señal de debilidad, o un síntoma de enfermedad, Hyuuga Masamune,” recalcó la mayor, con palabras pausadas y un tono ligeramente entretenido e imponente a la vez. La pelinegra de vistosos ojos turquesa sonreía comprensivamente. Ella parecía inmune a cualquier presión o desdicha y mantenía serenidad y neutralidad inmutables. “Es evidente que te sientes criminal al sentir una muy justificable empatía con alguien. Tu carácter y deseos te harían uno de los últimos en alegrarse de la injusticia que esas palabras implican, después de todo.”
“Será, entonces…” el chico lo meditó un poco en lo que absorbía el sentido que su acompañante le había transmitido. De repente, se vio despierto y alerta. “Ah, cierto, lamento no mencionarlo previamente, pero agradezco mucho que fuera a buscarme. No debía hacerlo. Uno de mis choferes iba a venir.”
“Eres apenas un niño, y por saber de tus metas, quería escuchar cómo te fue en este primer atrevimiento al asistir sin apoyo de tus allegados,” dijo tranquilamente y encogiéndose de hombros. “No necesitas las formalidades. No estoy a cargo de ti, pero pretendo supervisarte ocasionalmente. Tienes todavía mucho por aprender.”
“Agradezco su generosidad. Es realmente una lástima, no estoy listo aún…”
“Y no lo estarás mientras tu presente estatus persista. Una sola persona no puede realizar nada por su cuenta, y menos en aquel lugar al cual deseas sumergirte.”
“¿De casualidad usted sabe bastante sobre Rizembool?”
“He oído algunas cosas. Poseo informantes y recursos. Sin embargo, incluso mi largo alcance es mayormente ciego en aquel lugar, y dudo poder hacerte entender la seriedad con la cual deberías tomarte lo que te estoy diciendo. Tu ímpetu puede precipitarte.”
“El heredero de los Solidor me dijo lo mismo…” admitió con torpeza.
“Aquella persona sonó prudente y preocupada, según lo que me has dicho,” desvió su mirada con ligera frustración. “Pero me toca reprender ese sentimiento tan ‘criminal’ que describiste. Más bien, puede que hayas tenido la bendición de encontrar a alguien que sí es como tú, por más imposible que pensaste que fuera a ser, y lo encontraste relativamente rápido.”
“Sin embargo, él no desea ayudarme,” observó, sonriendo apenado. “Él me pidió que le diga si fuera a cometer alguna imprudencia, y que confíe en él. Lo hago, pero sé que él no confía en mí, y no le culpo…” llevó una mano a su pecho. “Creo fervientemente en mis metas y siempre me he considerado un buen juez y alguien confiable… pero de repente es como si fuera a introducirme a un mundo regido bajo otros principios físicos. Ya no sé qué pensar.”
“…”
“Así que… tomaré su consejo,” luego de admitir debilidad, sonrió en paz y con determinación. “Aprenderé a vivir en este nuevo mundo y a trazar mi propio mapa. Quizás más adelante logre alcanzarle y verdaderamente hablar con él. Seguramente él ya tiene mucho de qué preocuparse, como una persona tan desvivida por otros.”
“Casi me atrevo a sospechar que ni fuiste sincero con él, Masamune,” observó la mujer, mirándole desde arriba con severidad. “No puedes esperar comprensión alguna si no dejas a otros entender los motivos de tu súplica. Será entonces que no confías tan plenamente en él como dices que lo haces.”
“…es posible que tengas razón una vez más, Enma-sama…” Hyuuga llevó una mano a su mentón. “Quisiera que Larsa los conociera primero. También quiero entender más la situación en la que nos encontramos… deseo estudiar mi nuevo mundo a plenitud. Pensé en decirle mi dilema, pero… temí por ellos. No quiero que nadie los vuelva a lastimar…”
“…”
“Puede que me haya precipitado a venir esta noche. Nada se ha logrado.”
“Eso no es verdad,” Enma le sonrió con ligera simpatía. “Tus ojos se han vuelto a iluminar. Estás inspirado y comienzas a creer nuevamente. Además, no eres el único como tú, y no estás solo.”
“…” dio un suspiro y sonrió frustrado. “Sí, así parece…”
“Bien, me alegro de oírlo. Es un progreso.”
“Enma-sama, ¿de casualidad usted tendrá algunos asuntos personales con Rizembool?”
“Es una interesante pregunta,” alzó sus cejas con ligera incredulidad. “No te creía interesado en cuestionarme, Masamune.”
“Sería injustificable de mi parte hacerlo, aunque su altruismo a mi persona podría tener un ángulo beneficioso en ese aspecto,” entonces, se detuvo y agachó su cabeza pronunciadamente. “No, es una severa falta de mi parte. No deseo insultarle.”
“He oído presunciones mejor presentadas, seré honesta,” comentó entretenida y alzando su quijada a manera de reírse sin realmente hacerlo. “Pero eres sincero. Puedo leer tus ojos y no hay maldad en tus palabras. Está bien que lo preguntes y te entretendré.”
“Eh…” Hyuuga ladeó su cabeza.
“No tengo intereses personales con Rizembool en lo más mínimo. Sólo tengo una muy ligera cuestión pendiente…” apoyó un codo sobre el filo del sofá donde yacía sentada y recostó su mejilla en su mano, para mirar el paisaje nocturno de esa ciudad. Sus ojos se contagiaron de un efímero y sutil anhelo y nostalgia. “Cuando escucho sobre Rizembool, recuerdo a un viejo amigo, a alguien que tuve el placer de conocer desde muy joven. Como sigo en el lado de los vivos, le debo echarle un ojo encima a sus herederos.”
“Enma-sama…” estaba un poco sorprendido y cautivado por la primera señal de soledad que había podido ver en aquella poderosa mujer. Sin duda, ella debía ser quien tenía más problemas que él encontrando a un igual, no lo había considerado.
“Más bien, tú vas a estudiar con uno de sus hijos, joven Masamune,” comentó entretenida y regresando a su tranquila inmutabilidad. Ella sonrió un poco. “No me haría mal irles a visitar algún día. Él ya debe ser incluso más inteligente de lo que recuerdo.”
“…” el peligris se puso a pensar. “Interesante. Si usted le presta un elogio, aquel joven debe merecérselo,” sonrió animado. “Esperaré a conocerle.”
“Como dije previamente, sé prudente y paciente. El heredero de los Solidor te ofreció ayuda y contacto. Aprovéchalo que lo necesitarás…” Enma le observó y le sonrió cálidamente.

Fuera de las formalidades y apariencias, Masamune era un ser sencillo y bien intencionado, pero había un tul de oscuridad que lo cubría, uno que la mujer podía despejar con una mano sin inconvenientes, pero que la mayoría detectaría como innatural o un mal augurio. Ese joven heredero poseía una presencia y aura únicas e incompatibles, algo que podría deberse a su formación, a su familia de origen bélico, o a sus vínculos con Rizembool. Era como un príncipe vestido de negro, proveniente de una época tétrica y desconocida que inconscientemente alejaba a los demás, lo cual, por su temor a contactar a otros, no había pasado desapercibido para él.

Enma supuso que aquel joven Solidor poseía una identidad semejante si es que el reservado peligris había bajado sus defensas ante él, lo suficiente para elogiarlo repetidamente.

Y, a su vez, la mujer recordaba haber visto un ápice de aquella aura previamente. Al bajar y confirmar la ausencia de aquel rumoreado hijo de su viejo amigo, supuso que esa oscuridad crecía y se nutría en Rizembool, un lugar en donde no tenía ojos ni oídos. Tenía un mal presentimiento, ya que dudaba que ningún heredero de aquel gran ser humano que había conocido pudiera nacer con esa oscuridad y secretismo para reinar en las sombras.

Pero la historia no se acababa ahí. Enma sabía que había mucha más información y partícipes dentro del sigiloso caos que había despertado al joven Masamune a actuar, y se mantendría alejada mientras ella también aprendía sobre ese infierno de los vivos.

Sin embargo, a diferencia de los verdaderamente cometidos a ayudar, ella todavía no sabía hacia dónde se dirigiría.



“No veo el valor, sin importar cuán tecnológicamente avanzados puedan ser, en una institución que se enorgullece de arrastrar a estudiantes a pelear sin propósito alguno.”

“No me importa lo mucho que insistas en la genialidad de tu hijo.”

“¿Dices que él quiere ser doctor? ¿Dices que él quiere ayudar a otros?”

“¿Piensas que ese es el lugar para él?”




No había fallado en dar su propia advertencia en aquel entonces, la cual pudo haber pasado desapercibida en medio de una conversación mucho más larga y de entonación mayormente trivial. No obstante, sentía que ese tema seguía inconcluso.



Tenía un mal presentimiento…


Kana

Otro fic kk, sorry.
Por allí unas referencias a cierta escena de SnK pero modificado.

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El ciclo de vacaciones llegó finalmente a su término muy a pesar de varios. Muchos habían pasado momentos maravillosos durante ese periodo que se les hizo corto, y pensar en retornar a clases no era precisamente un buen consuelo pese a que estaba la motivación de volver a encontrarse con compañeros.

Pero para otros, las vacaciones habían terminado un poco antes, y antes de retornar a clases debían volver a sus obligaciones laborales.

Kurusu sonrió amablemente tras servir el café a una hermosa dama que ocasionalmente visitaba Decim a ese horario y tenía de preferencia ser atendida por aquel amable joven. Para el joven era grato atenderla pues, además de ser muy sofisticada y elegante, le dejaba una propina sorprendentemente amable. Justamente la mujer había pedido que le trajera la cuenta junto con su segundo café, porque sabía que chico de cabellos negros tendría pronto su break y tal vez no alcanzaría a darle su merecida propina.

—Muchas gracias. — reverenció el joven, agradecido por la propina. La dama le sonrió sutilmente, luego de responderle el gesto se retiró con modales admirables.
—Yoh, Kurusu, ¿te educaron en Inglaterra? Pareces de esos mayordomos sofisticados de las películas. — Le comentó Alice, cuando le vio entrar en la cocina.
—Le pedí consejos a unos amigos británicos, de hecho…—
—Eres más astuto de lo que aparentas…— Alice le entrecerró los ojos, mirándolo con suspicacia. La mayoría de los trabajadores tanto de Decim como de Anteiku se quedaron con la imagen de que Kurusu, siendo el más joven de todos, era un chico muy inocente y tímido, pero Alice comenzaba a deducir que no era el tipo de joven que se aísla por timidez. —Bueno, continuaré con mi trabajo. Disfruta tu break. —

Después de la breve apreciación de Alice, Akira terminó de cruzar la cocina para salir a una especie de terraza trasera cuyo único uso era darle espacio de relajo a los trabajadores del Decim. La terraza se componía de colores grises nórdicos con detalles de masetas de plantas flotantes y divisiones pequeñas en vidrio. Bastante futurista y sofisticado acorde al estilo de Decim. Al estar el local en un piso elevado de un importante edificio de Tokyo permitía además tener una maravillosa vista panorámica de la ciudad.
Sacó su teléfono móvil y captó una fotografía de la ciudad a las veinte horas de la noche, cuando las luces iluminaban la capital. Acto seguido le mandó la fotografía a Goro.

“La vista desde aquí es maravillosa. Te mande una imagen para que contemples el cielo ¨conmigo¨”

Se quedó un poco más mirando hacia el horizonte desde el balcón de la terraza, absorto de lo que veía. Pese a estar concentrado en cada detalle, escuchó que alguien más entró en la terraza. No se giró del todo, solo lo necesario para ver de quien se trataba. Era Jaeger, que también estaba en break pero no había podido librarse de atender a un grupo de empresarios que pedían algo a cada instante. Lo había visto algo complicado con esa atención, porque eran bastantes señores exigentes para ser atendidos por una sola persona, pero, tal y como la elegante dama solicitaba ser atendida por Akira, esos tipos solían solicitar a Eren para su atención ya que parecían gozar con mandarlo como sirviente.
Eren se sentó en uno de los sofás y echó la cabeza hacia atrás, hastiado. Después de unos segundos recién miró a su alrededor, seguramente buscaba a Kaneki. Se vio contrariado al no encontrarlo aprovechando su descanso puesto que más tarde ya no podría ni tomarse un minuto. Esa noche les había tocado turno a los tres, y aún quedaba el evento de la noche donde asistirían varios elegantes empresarios para festejar el cumpleaños del CEO de la empresa.

—Se quedó atendiendo una mesa de otro garzón. — Le dijo Akira a Eren, sentándose en el sofá.
—Ah…— Eren se preguntó si era tan obvio para ser leído así de fácil por Kurusu. Pasaron unos minutos largos de silencio, lo que incomodó un poco a Eren. Suponía que permanecer callado todo el tiempo podría ser molesto para los demás (aunque después le reclamaban que se la pasaba gritando y metiéndose en problemas, irónico.) —Eh, ¿Qué tal tus vacaciones? —
—Bien…— asintió, suavemente. —Fui de viaje con un amigo y fue bastante relajante y ameno. Pensé que el lugar, por ser un pequeño pueblo, se nos haría aburrido después de unos días, pero resultó ser un sitio bastante agradable… Ah, cierto que igual estabas por allí.
—…— ¿Por qué justo lo había visto en ese estúpido concurso de gente travesti? —Te agradecería si no le comentas a nadie sobre…
—¿El concurso? Descuida, eso está muerto y enterrado… También participé.
—Que estupidez… No sé cómo nos préstamos para algo tan imbécil. Hubiera sido mejor un concurso de combate o algo…
—Hm, si fue algo ridículo… Pero, al menos, los premios estaban bien.
—Tú al menos ganaste… A mí sólo me pusieron allí para hacer el ridículo… Hasta me caí del escenario.
—Eh, no sé qué decir como consuelo…
—Nada…— Eren negó con la cabeza. Sacó su celular y le mandó un mensaje de texto a Kaneki. Después de unos segundos éste le respondió “ya casi término”

Akira también sacó su teléfono móvil y tecleó unos cuantos mensajes a varias personas. Primero le mandó un mensaje a Souji preguntándole cualquier cosa sin asunto. Desde que Souji terminó su relación con Adachi, Akira sentía que podía tener más contacto con su amigo sin sentir que alguien podría leerle sus mensajes en un arrebato celopático. Todavía le causaba satisfacción el término de esa relación. Sí, se sentía como ese amigo maldito que celebraba que uno de sus amigos terminara su relación sentimental. Pero así sentía recuperar a ese amigo que había caído a un limbo. Después le tecleó a Ritsu diciéndole que llegaría más tarde esa noche, y se quedó pensando unos segundos “¿…Por qué le aviso de todo a Shikishima como si fuera mi madre?” eso le hizo sentir vergüenza propia. Justo cuando iba a borrar Shikishima respondió “Ok”
Finalmente le respondió un mensaje a Ann Takamaki, quien le había estado intentando contactar para contarle una noticia urgentemente. El mensaje de su amiga le preocupó, porque pensó que quizá algo malo le pudo haber sucedido. Le pidió que le dijera si le había sucedido algo, pero ella sólo respondió “No puedo contarte por este medio. Te veo a la salida de tu trabajo”
Aquello le dejo confundido por unos segundos, sólo saliendo de esa latencia cuando escuchó un “BipBip” se perturbó al pensar que su tobillera de GPs se pudiera estar descargando, porque ese sonido emitía cuando se iba quedando sin batería. Esperaba que el sonido pasara desapercibido para Eren. “BipBip” volvió a escucharse, y eso incomodó más al pelinegro. Si se quedaba sin batería su tobillera GPs podría meter en problemas a Goro, quien había logrado ese acuerdo con la justicia con tal de que no lo metieran a prisión.
Sutilmente se levantó un poco el pantalón a la altura de tobillo, quedando sorprendido al ver que la carga de su tobillera estaba hasta la mitad. ¿Entonces..?

“BipBip”

Imposible. Era imposible que Jaeger tuviera una tobillera igual que la de él. Porque había muchos pitidos que se parecían, pero curiosamente el de las tobilleras le resultaba particular. ¿Acaso Jaeger también tenía esa medida de precaución por parte de la justicia? No parecía ser lo suficientemente… acertado y sutil para tener una historia criminal como la suya. Si bien parecía de bajos recursos, lo había visto muchas veces cerca de dinero ajeno y ni un ápice de interés por robarlo se podía visualizar en su rostro y mirada. Tampoco parecía del tipo criminal peligroso (léase, que comete robos con violencia, secuestros o asesinato).

“BipBip”

Lo peor de todo es que parecía que Jaeger no se daba cuenta de que el pitido estaba presente. Peor aún, Akira se moría de curiosidad de saber si era un sistema Gps o no.

—Estas ¨sonando¨
—¿Eh?
—Que estás sonando. Un pitido. Algo así. — miró hacia el suelo. —Creo que se te cayó el movil—
—…— Eren le mostró el teléfono en sus manos. No era él el que ¨sonaba¨ pero cayó en cuentas de que se trataba. —¡Ah! Sí, verdad… tengo dos teléfonos. Voy a contestarlo. — se levantó en seco y salió de la terraza. Akira lo siguió por curiosidad y le vio entrar en el cambiador que usaban para ponerse los trajes.
—…— el pelinegro puso una expresión de pókerface al ver que el pelicastaño intentaba sacarse con un cuchillo, en efecto, una tobillera. —H-hey, te vas a lastimar.
—¡Kurusu, qué diablos haces aquí! ¡No puedes entrar sin tocar! Pude haber estado cambiándome de ropa.
—Eh, pero no estás haciendo eso…— por suerte. —Pero, estas sacándote esa cosa con un cuchillo y eso es peligroso.
—¿Esta cosa? Ah, eh… es un recuerdo del viaje, esas tobilleras que venden los artesanos en las costas y.
—Jaeger…— Akira suspiró, tranquilamente. —Sé que es una tobillera Gps.
—N-no, ¿C-cómo se te ocurre?
—…— se levantó un poco su pantalón dejando ver su propia tobillera.
—¿QUÉ? ¿POR QUÉ TIENES UNA TOBILLERA? — Eren estaba en shock.
—¡Pero no grites!
—Pero eres súper joven y pareces súper tranquilo, ¿Por qué alguien como tú podría tener una?
—…—si Akira fuera malo, podría decir como alguien tan torpe como Eren podría tener una tobillera. Pero de todos modos tenía sentido. El otro chico parecía ser un imán para los problemas y se notaba que tenía problemas para controlas su impulsividad. —¿Por qué tienes la tuya? Y, por cierto, se está descargando…— soltó un suspiro. Sacó de su gabinete un cargador y se lo lanzó. —Será mejor que lo cargues un poco para que no te metas en problemas…
—Uh…— Eren frunció el entrecejo, frustrado e incómodo por, una vez más, ser pillado por Kurusu en una situación complicada. Se sentó en una banca con almohadones de terciopelo rojo y conectó el aparato al cargador. —Y-yo… no estoy familiarizado con esta cosa… no sabía que se estaba descargando y me desesperé al pensar que pudiese sonar toda la noche mientras atendía. No quería incomodar a Kaneki o a ti con ese sonido en frente de los clientes. — se tomó unos segundos. —Lo sé, lo más estúpido es tratar de sacarlo con un cuchillo, pero era lo primero que se me vino a la mente…— se dio con una palma en el rostro.
—Hm…— Akira se acercó hasta él y se sentó en frente. Miró la tobillera de Eren que parecía mil veces más tecnológica y sofisticada que la suya. Sabía que Goro le consiguió un sistema antiguo para él porque así Akira podría tratar de hackearlo a su antojo, por eso el suyo era una versión pasada. Pero la de Eren parecía incluso sacada de una película de ciencia-ficción. Era un brazalete de color plateado, grueso, con una pantalla digital que iba midiendo varias cosas, y con una especie de mecanismo que parecía una técnica masa de fluido verde que subía y bajaba indicando una ecuación de continuidad. —Jamás había visto una así.
—Oye, hablas de esto como si fuera tan normal… Es impactante que alguien como tú tenga una tobillera… Jamás pensé que fueras una persona que se mete en problemas… Siempre te me hiciste muy… inocente.
—¿Eh? — Akira fingió inocencia, de todos modos. —Creo que no soy tan bueno…— miró hacia otro lado.
—Disculpa, no quise decir eso… Supongo que lo que hayas hecho no es tan tonto o grave como lo mío.
—¿Qué fue lo que ocurrió? — volvió a mirarlo.
—…— Claramente no podía decir: “Bueno, Kurusu, resulta que mi padre fue líder de un grupo radical que quiso colapsar a un gobierno en una insurrección anarquista, y me hacía participar de sus eventos que estaban relacionados con ataques terroristas donde incluso hubo gente que murió. Ah, el Gps me lo gané porque llegó un inglés todo correcto a hacer cumplir las medidas de protección y como me escapé y movilicé a media organización me pusieron este GPs como acuerdo de no meterme de nuevo en la celda.” —Y-yo, era un adolescente muy indisciplinado… seguía tontamente a una banda de chicos malos que solían romper cosas y manejar automóviles a exceso de velocidad. Y varias veces me embriagué (?) y choqué ebrio por allí al escapar de la policía (?) en Inglaterra. Como no era la primera vez que lo hacía, me dieron unos años de firma mensual en la corte de justicia, pero al venirme a estudiar a Tokyo me dieron esta medida de usar una tobillera con gps para tener un sistema de rastreo conmigo… Sí, súper tonto soy.
—¿Piensas que eres tonto por una conducta normal en la adolescencia? Lo mío sí que es tonto…— Akira volvió a desviar la mirada. —Yo… Vi que una chica estaba siendo acosada sexualmente por un tipo mayor y como no quería algo con él, éste se puso agresivo. Intervine en su defensa, pero, debido al forcejeo, el señor se cayó y se golpeó la cabeza… Dijo que me arrepentiría por entrometerme. Resultó ser un senador importante y me demandó por “Robo con violencia” — lució defraudado. —Pensé que la chica argumentaría a mi favor, pero resultó negar todo y apoyar la defensa del senador. Quizá la amenazó con algo… Al final, nadie creyó en mi versión, ni siquiera mis padres, y terminé con este aparato.— si bien no era el motivo por el que le habían puesto el GPs, la historia que le contó a Eren era cierta. De hace años, pero cierta.
—O le ofreció dinero. — Eren se molestó evidentemente. —Odio a ese tipo de personas. Desde el hombre abusivo a la tipa que es como una especie de esclava que tiene que servir a favor del opresor sin importar traicionar a los suyos.— si Armin estuviera allí le diría “hablas como tu padre”, pero de verdad sentía que la situación era injusta para Kurusu. —Debe haber un modo para que dejes de usar esa cosa.
—No te preocupes, dentro de poco ya se revoca la orden y podré ir sin este aparato.
—Eso es bueno… En mi caso, recién empiezo con esta cosa.
—Ánimos, mientras no descubras tu pierna nadie te mirará extraño.
—Ah, lo sé… Nadie sabe que llevo esto. Ni mis amigos… Tuve que ir a la playa usando una especie de vendaje y decirles que tenía una lesión. Fue incómodo ir al agua con esto y pensé que iba a explotar en el mar o electrocutarme, pero felizmente es un dispositivo avanzado y resistente al agua.


Fue complicado ir al paseo del cumpleaños de Oikawa con esa tobillera escondiéndola con vendaje, pero al menos había sido la mejor solución a sus infracciones de leyes. Era el castigo de usar ese aparato o irse a prisión de nuevo y eso no lo podría soportar. Ya era casi libre, ser prisionero de nuevo lo volvería loco.
Recordó fugazmente todo lo que pasó los días previos al paseo a la playa.

Se había escapado del edificio de la organización. Estuvo todo el día escondiéndose por la ciudad y librándose de los agentes de la organización, tuvo que enfrentarse a algunos de ellos y hasta huir en un vehículo robado (otro delito más en su lista) y lo peor de todo es que no sabía cómo escapar del país.
Recordó lo impactado que estaba Aldini cuando Eren lo llamó por teléfono y le pidió el dato de “su amigo” del que Aldini jamás habló en la vida, pero del que se rumoreaba que tenía amistad. Claro, Aldini jamás contaría a los de Anteiku que uno de sus amigos italianos era ex miembro de la mafia más peligrosa de Sicilia.

“¿C-cómo se te ocurre que tengo esos contactos?”
“Ya, Aldini, me dijeron y necesito un favor…”
“¿Y qué clase de favor…?”
“Eh, que espíe a alguien… Sólo eso.”


Tras un arduo trabajo para convencer a Aldini de que le diera el dato de esa persona, Eren finalmente lo consiguió a cambio de prometer que conseguiría que Ryo Asuka comentaría positivamente sobre el chef (él mismo, Aldini) en los registros de Decim. Porque a veces Asuka compraba en ese lugar y Aldini sabía que era una persona respetable en el mundo de la ciencia.

“¿Cómo conseguiste mi contacto?” Fue lo primero que le dijo aquel, para su sorpresa, joven tipo de cabellos oscuros, ojos olivos y una frialdad absoluta. Eren casi se intimida por su persona, porque parecía que lo iba a asesinar allí mismo con su mirada.
“No puedo decirte como… Sólo que necesito que hagas algo por mí.”
“…”


Avilio Lagusa, tenía en frente al mismísimo Avilio Lagusa. No, no lo conocía. Pero recordaba leer en los expedientes de la organización que se trataba de un criminal internacional, mano derecha del capo más importante de Sicilia y actualmente se encontraba desaparecido en acción.
Cuando Eren le pidió que lo sacara del país, por supuesto el italiano lo ignoró. Después de suplicarle y darle todo el dinero que cargaba consigo (meses de ahorros y hasta dinero que consiguió al vender una Tablet que le dio Asuka), Avilio accedió.
No entendía por qué, pero Avilio le dijo que fuera a la costa de cierta playa alejada a una hora indicada. Al ir, Eren se encontró con él y éste le indicó hacia el mar, donde una embarcación evidentemente ilegal ancló a unos metros lejos de ellos.

“¿Tengo que ir… nadando hasta allá?” Eren parecía inconforme, pero la mirada de Avilio le indicó que no haría nada más por él. “Okay…” suspiró, y cuando se metió al mar hasta la cintura, escuchó como varias patrullas invadieron la playa, un montón de agentes salieron por todos lados y lo apuntaron con sus rifles.
“¡Ni un paso más!” gritó uno de los francotiradores.
“Mierda…” miró a la embarcación, que comenzó a alejarse por obvios motivos. Aunque la organización no tenía interés en ese barco ilegal. Quizá se habrían fijado en Avilio pero este desapareció como arte de magia al ver que los agentes llegaron “seguro ahora va a pensar que soy un soplón… Estoy muerto por todos lados.”
“Señor Jaeger… Queda arrestado por desacato grave a la ley y ser fugitivo peligroso” Keirean La Monique bajó de una de las camionetas y se dirigió hasta la orilla del mar. “Aproxímese con las manos en alto.”
“…”
“Le aconsejo que no intente nada.”

“No…” se quedó sin moverse. “No iré.”
“Señor Jaeger, le indico que no está en calidad de decidir por usted y…” un par de agentes se pusieron en frente de Keirean, como a modo de protección “…”
“¡Retrocede o abriremos fuego!” ordenaron los agentes a Eren al ver que se acercaba desafiantemente hacia el líder.
“¡No iré a ninguna cárcel!” Dijo Eren, a pocos metros del líder.
“Háganse a un lado…”
“Señor, es peligroso.”

“Acaten mis órdenes.” Keirean pasó adelante, desenfundó su arma y apuntó a Eren. “Tenga usted consciencia de que se trata de un criminal peligroso, hijo de otro criminal aún más letal. No tiene más opción que aceptar su castigo e ir a prisión. No tiene escape… Si ve hacia atrás, ya lo han abandonado.”
“No iré a ninguna maldita celda…”
“…”

“Tampoco voy a escapar.” Restó los pasos que le quedaban de distancia. “Comprendo lo que me dice… soy… alguien de quien no pueden confiar, hijo de un hombre que causó mucha desgracia para varios… Sé que sólo hace su trabajo, señor… Pero no dejaré que me arreste.” Tomó el arma de Keirean con cuidado y puso la punta en su frente. “Así que acabe con esto de este modo.”
“Jaeger…” Jean Otus, quien estaba detrás, susurró para sí mismo. 
“Y si insiste en llevarme con ustedes, forcejearé con usted, robaré un arma y me mataré. Si no puedo matarme, atacaré a uno de ustedes y haré que me maten. ¿Lo entiende?” lo miró desafiante. “Porque prefiero estar muerto que volver a ese infierno.”
“Comprendo…” dijo Keirean.
“¿Q-qué?” Theodore, que se había bajado de una de las camionetas y que estaba en la misión de atrapar a Jaeger, quedó en shock al escuchar a su líder. Había escuchado que el hombre de cabellos plateados era de los más disciplinados y hacía cumplir la ley, pero le parecía incluso más extremo que el líder fallecido que tuvieron antes. 
“Admiro su valentía, señor Jaeger, y, francamente, sé que si tuviéramos los roles invertidos usted accedería noblemente a esta misma petición y me haría el favor de no volver a un lugar desagradable al cual estoy condenado irremediablemente.” Entrecerró los ojos “Lamento que no haya más opciones, y agradezco que comprenda que debo hacer valer la ley.” Articuló el gatillo.
“…” Theodore seguía impactado. Jean se mantenía calmo, pero no apoyaba esa determinación.
“Gracias, señor…” asintió Eren, sonriendo débilmente.
Keirean asintió, preparó el arma y estaba a punto de hacer valer la ley al mismo tiempo que accedía al deseo de ese chico. Sin embargo…
“¡NO!” Gritó una persona, entrometiéndose entre los dos. Esta persona extendió sus brazos y se puso en la mira del arma de Keirean La Monique. “¡Si le disparas también me matas a mí!”
“H-Historia…” masculló un impactado Eren. “¡Historia, vete!”
“¡No!” dijo la joven. Ella había aparecido de la nada, porque no venía con los agentes. En poco tiempo, un chico de cabellos rubios apareció corriendo por la misma ruta de donde vino ella. Los dos habían venido juntos siguiendo el rastro, pero Historia fue más rápida en correr. Si no era Historia la que se sacrificaba como escudo, habría sido Armin.
“¿A-Armin?” Eren miró hacia esa dirección, donde el chico trataba de recuperar la respiración. Intentó acercarse, pero unos agentes lo retuvieron. “¡Ellos no tienen nada que ver conmigo! ¡Yo escapé solo!”
“Señorita Reiss, le pido que se haga a un lado.” Dijo Keirean, sin inmutar en su mirada fría y distante, y sin apartar el arma que, ahora apuntaba hacia el rostro de Historia al ponerse en frente de Eren.
“No me moveré de aquí hasta que permita que este hombre se marche libremente.”
“Eso no es posible.”
“Usted lo puede hacer posible.”
“Historia, por favor… Esto ya no tiene solución. Permite que el señor La Monique haga su trabajo…”
Dijo Eren.
“Entonces arréstelo en vez de matarlo.”
“¡Historia, ya basta! ¡Prefiero morir!”
Le gritó desde atrás. “Prefiero morir mil veces a ir a un calabozo. ¡Permite que se haga mi voluntad por alguna vez en la vida!”
“¡No permitiré que nadie más muera!”

“¡Sabes que merezco morir!” siguió gritando Eren. No pudo evitar ser invadido por las agolpadas emociones, estaba desesperado por la situación que, además, ponía en peligro a Armin y a Historia. Pese a que intento no hacerlo, no pudo evitar las lágrimas que salieron por sus ojos.
“…”
“Merezco ser eliminado de este mundo por todo lo que hice… Por… Por la desgracia que te provoqué a ti y a tu familia… ¡Dos veces! En esos atentados organizados por mi padre”

“…” Historia se quedó sin moverse.
“Por eso, por favor, déjame. Quiero morir… No puedo con esta culpa y esa desesperación. Y-yo soy un inútil que merece desaparecer de la tierra. Tú, en cambio, eres una persona buena y que protege a los demás… Mereces estar en este mundo. ¡No te sacrifiques por mi culpa!” lloró sin contención, pese a su orgullo. “De verdad quiero… morir.”
“¡Ya cállate, maldito niño llorón!” gruñó la rubia. “Nadie morirá.” Se giró lentamente y lo sacudió, como el otro insistía en que ella se fuera, Historia terminó por darle un puñetazo en el rostro sorprendiendo a todos. “No permitiré que te mueras sin sentido. Si quieres morir, ¡perfecto! Pero no de este modo tan estúpido. Si te vas a hacer matar que sea protegiendo a alguien y así, si tienes tanta culpa hacia mí, puedes pagar tu pecado. ¡Pero no dejaré que te disparen para que mueras de un modo tan absurdo!”
“Señorita Reiss…” insistió el líder con el arma.
“…” Historia se giró nuevamente, mirando desafiante al rubio. “Sir La Monique, cuando mi familia fue asesinada, usted le prometió a la reina que me protegería e intentaría hacer que mi vida sea llevadera de vivir… ¿Lo recuerda? Han pasado varios años, pero siempre ha estado usted presente en mi vida protegiéndome y velando por mi aún a distancia.”
“…”
“Porque la nobleza cuida a los suyos y porque usted tiene una lealtad tanto para la organización como para la corona. Por eso tiene dos opciones: hacer mi vida llevadera permitiendo que este sujeto pague sus pecados enmendando sus acciones y seguir protegiéndome o liberarse de su promesa disparando esa arma y eliminándome para que ya no esté en deuda conmigo.”

“…Historia” susurró Keirean. La rubia en frente suyo ya no era la inocente y frágil niña pequeña que conoció antes de todas las desgracias, tampoco era la vulnerable y desamparada niña de la familia real asesinada… Se sentía culpable con ella porque no pudo proteger su sonrisa inocente, porque no estuvo ese día del atentado.
“Usted decide, Sir La Monique.”

“Historia…” ahora, Eren susurraba ese nombre. Él y todos los presentes estaban realmente sorprendido de saber qué Historia y Keirean La Monique se conocían de antes y compartían ese compromiso de protección.
“…” El peliplateado se quedó estático, con la mirada fija en ambos, parecía que en cualquier momento les iba a disparar y librarse de aquella promesa con la rubia con tal de hacer cumplir la ley. “Entendido…”
“¡NO!” gritó Armin, al ver que el arma seguía apuntando y articulada para disparar. Sus ojos se abrieron enormemente al pensar que vería la desgracia ante él. No sólo él estaba angustiado, también Theodore y Jean. Armir cerró los ojos por inercia.
El disparo se hizo sonoro en toda la costa de la alejada playa. No quería volver a abrir los ojos porque no quería encontrarse con la escena, pero una mano en su hombro le volvió a hacer frente de que debía enfrentar la realidad. Al abrir los ojos, vio a Sir La Monique con el arma apuntando hacia el cielo: “un tiro al aire” el código de la organización para dar la señal de “penitencia consensuada”
“Señor Jaeger, queda condenado a dar su vida a favor de la protección del prójimo. Señorita Reiss, se acepta su ofrecimiento de dar la vida a favor de la protección del prójimo de manera voluntaria. Ambos deben hacer cumplir la penitencia consensuada de modo definitivo.”
“¿Qué?” Eren estaba demasiado confundido.
“Señorita Reiss.” Keirean no se molestaría en aclarar a Jaeger. “Debido a que ha procedido al desacato a la orden a favor de la protección de un criminal, usted queda a cargo de éste. Por lo que es responsable de todo lo que Jaeger haga de aquí en adelante.”
“Acepto” Dijo Historia.
“Señor Otus…” dijo sin ver hacia atrás “En vista de que iba a interferir a favor de Reiss incluso atentando contra su líder…” porque tenía la percepción de que Otus tenía su arma preparada hacia él. “pero cumpliendo por sobre todo con el juramento a la corona aún si esto le costaba la vida en protección a un miembro de la realeza, lo condeno a que toda acción y toda insurrección tanto de Reiss como de Jaeger sean responsabilidad suya. Por lo que deberá velar de que ninguno de sus entes a cargo violen la ley de la organización.”
“Señor” Jean asintió, guardando su arma. “Asumo la orden y pido disculpas pertinentes.”
“…” Keirean guardó su arma, se dio la vuelta y comenzó a reitarse.
“¡Eren!” Armin corrió hasta ellos y se abrazó a Eren. Este estaba aún demasiado confundido por todo lo que pasó.
“¿Qué significa todo eso?” preguntó al aire.
“¡Que eres libre!” dijo emocionado Armin “O sea, no libre libre… pero no irás a la prisión.”
“¿Eh?”

“Seguramente vendrán nuevas precauciones legales, pero no irás a la celda.” El rubio se apartó de su amigo, sin dejar de sonreír. No importaba que su ropa estuviera mojada por el mar.  “Historia será en parte responsable de lo que hagas de aquí en adelante. ¡Tienes que evitar meterte en problemas!”
“¿S-sí?” la miró de reojo, pero Historia no le dedicó mirada alguna. Ella comenzó a caminar atrás de Keirean La Monique. “Armin… creo que necesito que me acompañes a donde sea y me aclares estas leyes tan raras de la organización”
Más allá, Jean esperó al líder. “Lamento haberlo apuntado, señor…”
“Señor Otus…” Lo miró fijamente. “Usted estaba cumpliendo con el juramento a la corona que servimos. Está justificada su acción”
“Gracias…”

“Sin embargo,” continuó “Apuntar con un arma a su superior es una insurrección mayor. Por lo que deberá cumplir con lo acordado y, además, no permitiré que otra situación caótica como ésta se repita por acciones de novatos torpes. Así que dentro de su castigo de hacerse cargo de las responsabilidades de Reiss y Jaeger, deberá tener vigilancia con ellos de manera excepcional. Deberá darles un espacio en su hogar para mantenerlos vigilados.”
“La señorita Reiss vive conmigo.”
“Y Jaeger, de ahora en adelante, también.”
“…” si bien la cara de Otus jamás demostraba nada, eso último lo descolocó internamente. ¨Supongo que es válido si le rento un cuarto en el departamento de al frente¨

Desde ese día, además de volverse la responsabilidad de Historia y de Jean Otus como si fuese una especie de animal demente que debían cuidar como “tenencia responsable de mascota” debía usar la tobillera de GPs que amablemente el señor La Monique había mandado a traer desde Europa.

Aunque Armin le había explicado detenidamente su nueva condición (y lo que podía y no podía hacer) todavía seguía sintiéndose extrañado. De un día a otro tuvo que dejar la habitación de mala muerte en aquellos edificios del sector marginal de Tokyo para trasladarse a un cuarto en el departamento de Jean Otus. Allí, además, vivía Historia y la hermana de Jean Otus, Lotta. Las dos chicas parecían llevarse muy bien, Jean era una persona aparte en un mundo aparte, y él no encajaba para nada allí.
Por suerte, pasaba más tiempo en el trabajo y en Rizembool por lo que prácticamente iba a ese departamento sólo a “cumplir” con su reclusión nocturna, por así decirlo.


 —Ah, aquí estás. Te estaba buscando. —
—Kaneki…— Eren alzó la mirada, por suerte él y Akira ya habían cubierto las tobilleras antes de que el pelinegro entrara.
—Estuve esperándote en la terraza, pero pasó un buen tiempo y se terminó el break.
—Es que te pones a hacer los quehaceres de los demás y te dejas sin tiempo para el break. Por eso se te hace corto…— Eren suspiró.
—Pero al menos estabas con Kurusu-kun, estabas bien acompañado. — sonrió Kaneki.
—¿Ya llegaron los empresarios? — preguntó despreocupadamente Akira.
—Sí, ya se están instalando en las mesas. El Decim ha sido reservado sólo para ellos. Será mejor que vayamos a atenderles.
—Ahá.— Asintieron los otros dos, poniéndose de pie. Los tres retornaron a su trabajo.

La jornada laboral fue extenuante y atender a tanta gente importante los dejó a todos agotados. Sólo cuando se fue el último cliente pudieron cerrar al fin. Akira, Eren, Ken, Alice Nakiri y Takumi Aldini bajaron por el elevador hasta el primer piso para, por fin, irse a sus hogares.
Estaban platicando entre ellos en la calle antes de irse cuando apareció una joven hermosa, rubia y de apariencia extranjera. Ella se acercó con confianza hasta Akira y le saludó con familiaridad.

—¡Dios mío, es Takamaki-chan!— Takumi Aldini estaba absorto por ver a aquella joven popular frente a ellos. —No sabía que Kurusu-kun era su amigo.— dijo con una pizca de envidia. 
—…— Ken y Eren se miraron entre ellos, confundidos y sorprendidos con la amiga de Akira y, sobre todo, que Akira fuera su amistad. No la conocían, pero se notaba que era una persona popular por como hablaba Aldini.
—Uh, ¿quizá más que amigos? — Alice codeó a Akira con picardía.
—Somos buenos amigos. — respondió Akira. Luego miró a la rubia. —Ann-chan, ellos son mis compañeros de trabajo.
—Mucho gusto. — les sonrió a todos. —Soy Ann Takamaki, y soy amiga de Akira-kun. —
—Gusto en conocerte, Takamaki-chan. — saludó amigablemente Aldini. Los demás también le saludaron, Alice de manera cercana pese a que no la conocía, Eren y Ken de manera discreta.
—Ya nos vamos. Nos vemos pronto. — se despidió Ken. Eren sólo se limitó a hacer un gesto con el mentón en forma de despedida. Los dos tomaron un Uber que Ken había pedido a pesar de la negación de Eren.
—Nosotros nos vamos antes de que el metro se ponga bizarro. — Alice se aferró a Takumi, los dos comenzaron a irse.
—Es demasiado hermosa…— le susurró Takumi cuando ya estaban lejos.
—Así es. — asintió.  —Y hace una hermosa pareja con Kurusu-chan. —
—Alice… Espero que no hagas de celestina sin que te lo pidan, siempre terminas jodiendola…
—Ah, cállate. — le dio un golpe que dejó desconcertado al otro. —Perdón, se me fue la mano… Estoy acostumbrada a tratar así con mi hermano.
—… Okay…—

Por la otra dirección Akira y Ann se fueron caminando para conversar mientras tanto.
—Ann, ¿Qué es eso tan importante que tienes que contarme que no podía ser por teléfono?
—Ahhh, que aburrido. Esperaba contante en el pub cuando lleguemos.
—…—
—¡Son solo treinta minutos de aquí hasta allá! —
—En el pub no podré escucharte bien…
—Está bien…— Ella se adelantó unos pasos y se puso en frente a él. Lo miró con gracia y le sonrió divertida. —Adivina, ya tienes Princess.
—Ah.
—¡Soy yo, Akira! — puso los brazos en jarra, al ver que el otro no participaba de la emoción.
—¿Qué? —
—Rizembool me ha escogido para ser tu Princess, ¿no es eso genial?
—Yo esperaba… hacer mi carrera de Rebel en solitario. — dijo pensativo.
—¡Akira! —
—Ya va, pero estaba resignado en que algún momento llegase una chica que fuera mi Princess. Pero que seas tú me agrada bastante, en serio.
—Me comprometo a ser una Princess competente.
—Lo sé, no dudo de tus capacidades. Eh, me preocupa que tengamos una HiME un poco complicada, pero sé que no te podrá hacer frente…— sonrió levemente. —Te cuento un poco lo que sé de ella en el Pub.
—¡Genial!
« Last Edit: July 22, 2019, 08:30:46 PM by Kana »


Eureka

Ayyy, faltan dos u_u (y dos compartidos...) LO SIENTOO




48.1






Para suerte de Oikawa y sus amigos, luego del viaje aún quedaban unas cuantas semanas antes del inicio del nuevo semestre. Era de esperarse que cada uno aprovechara el corto tiempo restante en sus aficiones o responsabilidades: para Oikawa, esto significaba dedicarse enteramente al vóley. Fue por ello que se reincorporó a los entrenamientos ni bien regresó a la capital. Junto con Iwaizumi y Eureka, se reencontraron con el equipo de vóley en el complejo deportivo de Shibuya, lugar donde habían comenzado a entrenar unas semanas atrás.

A excepción de Yasutomo, quien aún andaba de viaje, el equipo completo se juntó a la hora indicada. Luego de unos breves saludos entre todos, ingresaron al gimnasio donde entrenaban y se agruparon para escuchar las indicaciones de su capitán.

“Yahoo~” saludó Oikawa a todos, con un símbolo de paz. “Espero que hayan aprovechado esta semana de relajo. Por cierto, si tienen algún regalo para mí, de ahí me lo dan.”
“Uh… nadie te va a regalar nada, Oikawa,” dijo Suzuki.
“¡Suzuki-chan!” Oikawa lo señaló. “¡Deberías ser más respetuoso con tu senpai!”
“Ah, yo si tengo algo para ti, Oikawa-san,” dijo Ritsu.
“¡Waaah! ¡Kage-chan!” Oikawa fingió limpiarse un par de lágrimas. “¡Sabía que eras el kohai superior!”
“Espera, iré por él,” dijo Ritsu. Inmediatamente, corrió hacia las bancas a hurgar entre tus cosas en busca del regalo.
“Ah, no, dije que de ahí me lo daban—”
“¡Oh, cierto!” Tendo golpeó su palma derecha con su puño. “Wakatoshi-kun y yo te compramos un regalito en Universal Studios.”
“¿En serio?” Oikawa andaba muy emocionado. “¡Quiero verlo!”
“¿¡Qué!?” gritó Bokuto. “¿Cuándo se fueron a Osaka?”
“El fin de semana,” contó Ushijima. “En shinkansen es dos horas y media. Tendo fue el de la idea.”
“Por supuesto que Tendo iba a ser el de la idea.” Eureka rodó los ojos.
“Quería ver la atracción de Evangelion vs Godzilla,” contó Tendo.

Curiosamente, Iwaizumi saltó en su sitio. Al observarlo con detenimiento, Eureka encontró emoción pura en su rostro, una expresión que nunca había visto en el wing spiker.

“¡Ah, Iwa-chan! ¡Eso te hubiera gustado!” dijo Oikawa, muy alegre.
“…” Iwaizumi desvió la mirada, intentando esconder su emoción.
“Tenemos que ir un fin de semana de paseo, todo el equipo. Creo que nos serviría para unirnos incluso más,” contó Daichi.
“Mm, es una buena idea, Sawamura-chan.” Oikawa asintió. “No me molestaría ir de nuevo de paseo. Al contrario, siento que lo voy a necesitar. Por cierto, ya empezó la matrícula, ¿no?”
“Sí…”

Los ánimos del grupo parecieron decaer con ese comentario… a excepción de Eureka, quien se mostró sumamente preocupada. La HiME se había olvidado por completo de aquel *pequeño* detalle.

“¡LA MATRÍCULA!” gritó, a punto de arrancarse los cabellos.
“¿Te olvidaste, Eureka?” preguntó Bokuto.
“…Sí…” Eureka quería morirse ahí mismo. “No, esperen, voy a revisar. De seguro Hanasaki tiene fechas parecidas a Rizembool.”
“Suerte, Eureka-chan,” le dijo Oikawa.
“Gracias.” Eureka suspiró, mientras sacaba su celular para revisar el intranet.
“¿Cómo estaban los precios del USJ?” preguntó Kuroo.
“El pase de dos días nos salió como 14000 yen,” dijo Tendo.
“Oof,” se lamentó Bokuto. “Bueno, suponía que sería medio caro. Así también está el de Disney, creo.”
“Ohhh, con quién fuiste, ¿Bokuto?” dijo Kuroo, con ánimos de molestarlo.
“¡Con Akaashi!” anunció Bokuto, contento.
“…Sí.” Akaashi suspiró. La experiencia no había sido tan grata para él.
“¡Aquí está!” dijo Ritsu, entregándole una bolsa a Oikawa.
“¡Waaaah! ¡Gracias, Kage-chan!” Oikawa sonrió, abriendo la bolsa. Al revisar su contenido, encontró que estaba llena de pan de leche. “¡KAGE-CHAAAAN!”

El capitán se lanzó a abrazar a su kohai, emocionado. Ritsu, que odiaba cualquier tipo de contacto físico, tuvo que sumar todas sus energías para no terminar empujando a Oikawa lejos de él: después de todo, era un senpai y lo respetaba y admiraba mucho… aún a pesar de ser tan cariñoso a veces.

“Oh. Yo también iré a traerte tu regalo, Oikawa,” dijo Ushijima, y corrió hacia la conglomeración de mochilas y bolsos deportivos en una de las bancas.
“…” Oikawa hizo una mueca de disgusto, aún pegado de Ritsu. “No lo qu—”
“Ah, vamos, Oikawa.” Tendo sonrió de lado. “Es un regalo con mucho amor de nuestra parte.”
“…Me imagino que tú fuiste el de la idea.” Oikawa dudó de las intenciones de Tendo.
“Sí, por supuesto.” Tendo se veía orgulloso.
“…Más motivos para mi recelo, entonces.” Oikawa se separó de Ritsu.
“Por cierto, cuando fuimos a comprarlo nos tomamos un selfie. Me olvidé de pasártelo, Eu,” dijo Tendo.
“…No lo quiero ve—”
“Haha, no digas eso~” Tendo corrió a rodear los hombros de la mánager para asegurarse de que no escapara. “Mira, mira~”




“Es tu parque, Eu~” dijo Tendo, muy orgulloso.
“…” Eureka se veía a dos segundos de electrocutarlo hasta matarlo. “Ushijima se ve muy lindo,” dijo, entre dientes, luego de mucho esfuerzo.
“Gracias, Eureka,” sonó la voz de Ushijima, que andaba hurgando entre sus cosas en busca del regalo de Oikawa.
“Aw yo quiero ver la fotooo~” canturreó Bokuto, y corrió a acercarse a Tendo y Eureka. “¡Wahaha! ¡Es cierto! ¡Es su—!” El peligris se calló al cruzar miradas con la HiME. “Nada.”
“…En fin.” Eureka retiró el brazo de Tendo y observo a Ushijima, quien se acercaba de nuevo al grupo.
“Feliz cumpleaños, Oikawa,” le dijo Ushijima, extendiéndole una bolsita con el logo de Universal Studios.
“…” Oikawa la recibió, receloso. La curiosidad lo llevó a abrirla para revisar sus contenidos, llevándose una sorpresa peculiar: adentro había una botella de jugo de calabaza de Harry Potter, un llavero de Spider-man y… un polo de los Minions. “No sé… cómo sentirme al respecto.”
“Más te vale usar el polo en alguno de nuestros entrenamientos,” le dijo Tendo, a punto de matarse de la risa.
“Espero que te hayan gustado aquellos detalles,” dijo Ushijima.
“Huh.” Oikawa fingió una sonrisa. “G-gracias, Ushiwaka-chan, Ten-chan.”
“Un placer~” Tendo sonrió de lado.
“Okay, okay, suficientes distracciones,” dijo Daichi, llamando la atención de todos. “Debemos ponernos las pilas. Tenemos pocas semanas para entrenar plenamente antes del inicio de clases.”
“Sawamura tiene razón,” dijo Iwaizumi. “Los entrenamientos se van a mantener luego del inicio del ciclo, pero entiendo que varios no podrán practicar con tanta regularidad por sus responsabilidades académicas. Por eso, debemos aprovechar estas últimas semanas de vacaciones.”
“¡Sí!” El equipo asintió al unísono.
“Mm, mm, me alegra que anden tan enérgicos.” Oikawa sonrió. “Parece que les hizo bien descansar esta semana que Iwa-chan y yo nos fuimos de viaje.”
“Bueno, no se el resto, pero igual entrenamos un par de días,” contó Kuroh.
“Sí, por nuestra cuenta, para no perder el ritmo,” dijo Saeran.
“Genial, genial.” Oikawa dio un par de palmadas. “Entonces, empecemos a calentar.”
“Recuerden, son sólo 20 minutos para eso,” indicó Iwaizumi.
“¡Sí!”

El entrenamiento no demoró en empezar y los miembros dieron inicio a la tradicional rutina de calentamiento. Mientras estiraban, muchos aprovecharon el momento para contarse anécdotas del verano y planes a futuro para el siguiente semestre. Oikawa fue justo parte de ese grupo: al igual que Tendo y Ushijima con su visita a USJ, el capitán se apuró en actualizar a muchos sobre los eventos transcurridos en su paseo. Había sido una experiencia inigualable, con un grupo de amigos lleno de sorpresas y un lugar excelente para pasar su cumpleaños.

Así, el calentamiento terminó en un abrir y cerrar de ojos y el equipo pasó a iniciar con pequeños ejercicios de recepción y saques. Empezaron a practicar entre ellos: algunos aprovechando a sus amigos al otro lado de la cancha para ver si podían ser capaces de recibir sus saques.

En algún momento, Oikawa optó por tomar un descanso en las bancas, al lado de Eureka. Observándola de reojo, pudo notar que su amiga andaba concentrada revisando uno de los partidos de la temporada pasada, entre las universidades de Waseda y Tokio.

Ambos se habían preocupado un poco luego de encontrar que Waseda, con la adición de su nuevo líbero, había mejorado enormemente en su defensa: era necesaria una investigación a fondo y a Oikawa le alegraba saber que su amiga ya estaba al tanto de ello. El descanso del paseo había desviado su atención por unos días, pero ya era hora de redireccionarla a los asuntos debidos.

Como Kokichi. Tal parecía que el pequeño gremlin no se contentaría sólo con su rol de rebel, o al menos eso se podía concluir con su futura inserción en el equipo de vóley. Oikawa había intentado dejarlo de lado, y aunque el paseo ayudó, el regreso a la capital le recordó sus obligaciones y aquella especial preocupación. Después de todo, Kokichi era mucho más peligroso que cualquier equipo de la región: Oikawa sabía que sus intenciones no eran nada buenas y que buscaría destruir el equipo desde adentro para torturarlo aún más.

El estruendoso sonido de su ringtone lo sacó de sus pensamientos y Oikawa se apuró en buscar su bolso deportivo para sacar su celular. Lo encontró al cabo de un minuto, cuando ya habían colgado. Sin embargo, la persona no le dejó ni revisar sus notificaciones porque volvió a llamar. Con un suspiro, Oikawa deslizó el botón para aceptar la llamada.

Tooru-chin~” lo saludó la voz al otro lado de la línea. Cada vez se le hacía más difícil reconocer el timbre de su hermana, puesto que se asemajaba demasiado al de su madre. “¿Ya estás de vuelta en Tokio?
“¡Aoko Nee-chan! ¡Hola! ¡Sí!”
¿Recuerdas que el día de tu cumpleaños te comenté que haría una pequeña reunión cuando regresaras? Para celebrarlo juntos~
“¡Wah! ¡Sí!” Oikawa se había olvidado por completo: recién en esos momentos hacía memoria de aquella conversación que había sostenido con Aoko por teléfono. Recordaba, entre risas, su decepción rotunda al comentarle a su hermana que sus amigos habían sido unos traidores e insensibles, solo para que, horas después, lo sorprendieran con una linda fiesta en la playa y una torta preciosa.
…Me suena a que te olvidaste.
“…Okay, sí, me olvidé.” Oikawa suspiró. “¿Cuándo es?”
Este domingo. Haru anda emocionado así que espero que no falles.
“¡No, por supuesto!” Oikawa rio. “Ahí estaré. Hace tiempo que no veo a Haru-chan y Kazu-chan~ ¿Mamá irá también?”
¡Mm, mm!” Aoko asintió, con mucha energía. “Se va a tomar un mini break de su best seller para esta pequeña celebración.
“Ahhh, genial~ Entonces hay que coordinar—”

Oikawa se distrajo al divisar a lo lejos a una cara conocida. Aquel corte pasado de moda y esa mirada perdida eran difíciles de no reconocer: sin duda, se trataba de su antiguo kohai y amigo, Tobio Kageyama, quien acababa de ingresar al gimnasio en busca de algo o alguien… Oikawa suponía que se trataba de él mismo.

“Nee-chan, ¿te parece si te llamo luego de mi entrenamiento? Para ver qué me toca llevar y eso.”
¡Wah! ¡No sabía que andabas ocupado! Aunque… bueno, lo supuse por tantos chirridos que se cuelan por la línea, haha. ¡No te preocupes! Hablamos luego, me llamas~
“¡Okay! Gracias, nee-chan. ¡Cuídate!”
¡Tú también!
“¿Era tu hermana?” preguntó Eureka, ni bien Oikawa colgó. La HiME se sacó uno de sus audifónos para poder escucharlo. “Oí algo, pero no mucho.”
“Ah, sí. Mi familia se junta sí o sí en los cumpleaños pero este… pues.”
“Claro, lo pasaste lejos de ellos.”
“Mm. Así que mi hermana ha planeado una reunión para celebrar. Si gustas, puedes venir. También le diré a Iwa-chan.”
“Oh, no sé. ¿No estaré entrometiéndome mucho?” Eureka se veía un tanto preocupada. “Creo que desentonaré ahí.”
“¡Nooo! Al contrario, sería lindo~” Oikawa le sonrió. “Espera. Hay un disturbio en la fuerza y no puedo concentrarme.”
“¿Te refieres al chico que anda mirándote con mucha intensidad?” Eureka señaló con su cabeza a la entrada del gimnasio: efectivamente, Tobio no dejaba de observarlo. Era muy aterrador.
“…Sí, a ese mismo. Es Tobio-chan, no sé si lo recuerdas.”
“Oh, no, claro que me acuerdo. Cuando te conocí, te quejabas de él día y noche. Pero, al tiempo, le ganaron a Hanasaki y nunca más oí una queja tuya.”
“Bueno, demostramos que éramos superiores y eso fue suficiente para mí—”
“Anda.” Eureka lo interrumpió.
“¿Ah?”
“No lo dejes ahí, hombre. Que a este paso nos va a desintegrar con esa mirada.”
“…” Oikawa se levantó de su sitio y asintió. “Okay, ya vuelvo.”




El capitán trotó hacia Kageyama, dándole el encuentro en pocos segundos. Más allá del misterio de cómo había dado con el nuevo lugar de entrenamientos del equipo de vóley de Rizembool, Oikawa sentía mucha curiosidad por su presencia. Sabía que se trataba de un problema con su rol como armador, porque Kageyama sólo tenía vóley en la cabeza.

“Hola, Oikawa-san.”
“¿Eeeeeh? ¿Qué haces aquí, Tobio-chan?” Oikawa no pudo evitar recaer en sus malas costumbres: su actitud más infantil salía a flote cuando se trataba de Kageyama. Hasta hacía poco, Ushijima también causaba ese comportamiento en él, pero suponía que se había aminorado ahora que compartían tanto tiempo juntos. “Para empezar. ¿Cómo te enteraste de este lugar?”
“¿No fue muy difícil? Tu instagram tiene varios selfies etiquetados aquí. Dejaron de aparecer la semana de tu cumpleaños, pero supuse que ni bien regresabas a la capital, volverías a entrenar.”
“Eeeew, Tobio-chan, tu actitud es muy acosadora, ¿sabes?” Oikawa se cruzó de brazos. “¡Ya me diste escalofríos!”
“D-disculpa.” Tobio se veía un tanto avergonzado.

Oikawa se aguantó las risas: ah, cómo había extrañado hacerle bullying a su kohai. Era refrescante y a la vez un gran dolor de cabeza tenerlo en frente de él.

“Tengo… uh. Tengo un par de problemas, y quería conversar contigo sobre ellos,” le dijo Kageyama, al cabo de unos instantes.
“¿De seguro es por Chibi-chan?”
“¿?” Kageyama ladeó la cabeza, confundido.
“Chibi-chan. El chiquito ese pelirrojo con mates increíbles. Pude notar que estaban a dos segundos de sacarse los ojos, esa vez que tuvimos el partido amistoso.”
“…” Kageyama desvió la mirada. “Sí, es él.”
“Bueno, no soy terapeuta, Tobio-chan. Peeero, mi hermana lo es, así que—”
“No, no. Es sobre vóley.”
“¿Estás seguro? Porque de lo que ví, eso trascendía al vóley.” Oikawa no estaba dispuesto a creerle nada: esa actitud de ambos indicaba problemas que no podían ser malentendidos de compañeros de equipo. La tensión entre esos dos era demasiado fuerte como para sólo relacionarse al deporte.
“…” Kageyama suspiró. “Tal vez.”
“Ugh.” Oikawa rodó los ojos. “Okay, haré mi obra de caridad contigo. Vamos a pasear por el complejo y me cuentas.”
“¿En serio?”
“Sí, sí, aprovecha que quiero ser un buen samaritano hoy día.” Oikawa chasqueó la lengua. “Ah, si mi yo de Highschool me viera, estoy seguro de que me voltearía la cara con un puñete.”
“…Pero eres más alto y más fuerte ahora,” explicó Kageyama, confundido.
“Shh.” Oikawa se giró a la cancha y, aprovechando que Daichi andaba cerca de la puerta, optó por escogerlo a él para esparcir el mensaje. “Sawamura-chaaan~”
“Oh, Oikawa. Ah, buenas tardes.” Daichi se apuró en hacer una leve reverencia para saludar a Kageyama, quien le devolvió la pleitesía un tanto avergonzado.
“Voy a ir a conversar un rato con Tobio-chan. Le avisas al resto si preguntan por mí.”
“Mm, sólo no te demores mucho, que en… media hora, calculo, empezaremos con el partido de práctica.”
“¡Sí!” Oikawa asintió. “No te preocupes.”
“Okay.” Daichi sonrió y recogió la pelota a sus pies para retomar su entrenamiento.







Oikawa y Kageyama caminaron por los distintos ambientes del complejo hasta llegar al patio exterior: un lugar lleno de canchas de fútbol y pistas de atletismo. Tomaron asiento en las gradas laterales y observaron, sin mucho interés, el entrenamiento de un grupo de chicas que andaban practicando fútbol en una de las canchas.

“Okay, empieza,” le dijo Oikawa, jalándose el polo un par de veces para darse un poco de aire. El calor seguía igual de intenso que a mediados de julio y no entendía qué tipo de notificación necesitaba el clima para apurarse con la programación y dar inicio al otoño.
“Yo… bueno,” comenzó Kageyama, inseguro. “Uh. No sirvo para las amistades. Son… eh.”
“Son todo un tema.”
“Sí. Siempre se me ha hecho difícil conservar amistades. Por no decir que… bueno, que no tengo amigos en general.”
“Mm. Eras el más cerrado de los kohais en Highschool. Siempre imaginé que se debía a algo. ¿Me equivoco?”
“No. En Middle School, Hinata y yo éramos mejores amigos. Discutíamos muy seguido pero al final del día, sabíamos que podíamos contar con el otro. Era genial porque compartíamos el gusto por jugar vóley, así que nos veíamos a toda hora y constantemente nos quedábamos a entrenar por nuestra cuenta luego de las prácticas.”
“¿Pero?”
“Pero nunca conseguimos llegar al campeonato nacional. Cada año pasaba y mi resentimiento incrementaba.” Kageyama guardó una pausa. “En el último partido que tuvimos juntos, exploté y… uh.”
“¿Se agarraron a madrazos?”
“Sí.”
“Ouch. Lo esperaba de ti, porque a veces eres bien temperamental, pero… ¿Chibi-chan? Wow.”
“El entrenador nos suspendió. No volví a jugar vóley ese año… hasta que entré a Highschool y te ví jugando con Iwaizumi-san.”
“Haha, recuerdo lo sorprendido que estabas. Supongo que ahora entiendo por qué te parecíamos tan increíbles.”
“Eran mejores amigos de toda la vida y seguían jugando vóley. Se me hacía tan extraño. Hinata y yo habíamos jugado juntos tres años y desde aquel partido al final de Middleschool, ya no nos hablábamos. No entendía qué había de diferente ahí.”
“Bueno, creo que es un tema de madurez. No digo que yo sea maduro, por cierto.” Oikawa rio. “Tal vez sólo soy un poco más… centrado que chibi-chan y tú. Iwa-chan y yo también nos hemos culpado entre nosotros cuando perdimos partidos a lo largo del colegio. Incluso ahora, en la universidad. el truco siempre ha sido mantener ambos aspectos separados: somos amigos, sí, pero también somos compañeros de equipo. Y ambas cosas son distintas. Más allá de eso, lo importante es que a la hora de la hora, no hay culpables. Somos un equipo: si perdimos fue porque nuestros esfuerzos conjuntos no fueron suficiente. Porque nos faltó practicar, nos faltó conectar más. No es porque Ten-chan no pudo bloquear una pelota o porque Tomo-chan falló en su mate.”
“…” Kageyama guardó silencio.
“Mira, no te voy a negar que yo también guardo resentimientos. Quizá no es la misma situación que la tuya, pero jugar con Ushiwaka-chan ha sido toda una odisea para mí. Empezó como la peor tortura del universo y ahora… ahora es aceptable.”
“¿Ushijima-san no es como tu archienemigo?”
“Ese eras tú, Tobio-chan.” Oikawa le sacó la lengua. “Pero sí, Ushiwaka-chan estaba en mi lista de gente odiosa.”
“¿Cómo… cómo haces, Oikawa-san?”
“No me olvido de la impotencia que sentí cuando perdimos contra Shiratorizawa. No me olvido de la cara de orgullo de Ushiwaka-chan, ni de la expresión frustrada de Iwa-chan. Las tengo aún muy claras en mi mente… pero también los he visto a ambos abrazándose luego de ganar un partido, ahora que estamos en el mismo equipo. Iwa-chan es igual de rencoroso que yo, y aún así, ha aprendido a llevarse bien con Ushiwaka-chan. Yo también. Ambos hemos cedido, y no me siento mal con ello.”
“Wow. Suenas tan… sabio.”
“Lo sé. Me sorprende a mí también. ¿Tal vez es porque eres un poco tonto, Tobio-chan? Y cuando estás a mi lado, parezco mucho más inteligente de lo que soy.” Oikawa rio.
“…” Kageyama lo juzgó con la mirada.
“Okay, okay. Yo solo digo… ¿deja atrás lo que pasó? No puedes seguir dándole vueltas a todo eso, mientras tu equipo te necesita. Imagino que los entrenamientos son insoportables ahora… por algo has venido a hablarme a mí.”
“Mm.”
“Sé sincero con Chibi-chan, pero no te cierres. Escúchalo. Ambos están frustrados, y se entiende. Encima no ayuda en nada que sigan perdiendo ahora que están en la universidad.”
“Hemos ganado un par de amistosos…”
“Pero no ha sido suficiente.”
“No.” Kageyama suspiró. “Eran equipos medianamente débiles y fue tan sencillo que, aún cuando el estúpido de Hinata y yo nos peleamos de nuevo, en ambos partidos ganamos con una gran diferencia en el puntaje. Parece mentira… pero seguimos enojados con nuestra derrota frente a ustedes. Sobretodo porque imaginé que la inclusión de Ushijima-san los iba a desbalancear, pero al contrario, fue una gran adición a su equipo.”
“Tobio-chan. Voy a decir algo sólo una vez. Eres muy talentoso, en serio deja de compararte con el resto.”
“Pero tú haces lo mismo, Oikawa-san.”
“…” Oikawa se llevó una mano a la cara, puesto que Kageyama tenía razón. “Okay, sí, también lo hago. Pero es un hábito terrible y no ganamos nada con eso. Puede que haya sabido manejar bien la situación de Ushiwaka-chan, pero eso no quitó que sentí mucho enojo conmigo mismo al inicio. Armar para él me causaba demasiado disgusto, sentía que me traicionaba a mí mismo. Pero Ushiwaka-chan es… ugh. Es un muy buen jugador. Y he aprendido tanto con él… en serio me alegra haber dejado mis prejuicios atrás. Creo que tú también podrías hacer lo mismo.”
“…” Kageyama guardó silencio.
“Ahora, todo esto no va a tener sentido si Chibi-chan es tan terco como tú y, encima, no tiene a alguien con quien hablarlo.”
“Bueno, es muy cercano al otro armador de nuestro equipo…”
“Te recomendaría que chequees si lo ha conversado con alguien. Si es así, acércate a él y habla sobre todo esto: el pasado, el presente y lo que quieren que venga para ambos. El día del partido vi unos mates increíbles por parte de ustedes: son un dúo que tiene todas las de ganar. Pero están perdiendo el tiempo en peleas tontas.”
“…Mm.”
“¿Estás de acuerdo conmigo o no?”
“Sí, sí.” Kageyama alzó la voz levemente para enfatizar sus palabras. Luego, suspiró. “Suena… difícil.”
“Nunca es sencillo hablar de cómo nos sentimos,” comentó Oikawa, observando el entrenamiento de fútbol en frente de ellos. “Pero a veces es necesario. No sé si piensan participar en la incolle, pero no van a pasar ni la primera etapa si siguen así.”
“Eso—”
“No me lo refutes, Tobio-chan.” Oikawa volteó a sonreírle. “Sabes que digo la verdad. Bueno, ahí tú ves qué haces.”

El mayor le dio un par de palmadas en el hombro y se levantó. Estaba listo para regresar a su entrenamiento cuando la voz precipitada de Kageyama lo detuvo.

“¡Ah! Oikawa-san, espera. Te compré algo por tu cumpleaños.”
“¡Ohhhhh!” Oikawa se dio media vuelta para encararlo, emocionado. “¿Qué cosa? Wow, Tobio-chan, resulta que sí eres un buen kohai~”
“Mm.” Kageyama se levantó de su sitio, sacando una bolsa blanca en el proceso. Se apuró en dársela a Oikawa y frunció el ceño, avergonzado. “F-feliz cumpleaños…”
“¡Waaaaah! ¡A veces puedes ser super lindo!” Oikawa se veía muy feliz con el gesto.

Al abrir la bolsa, encontró… más pan de leche. Bufó, intentando aguantarse la risa, pero terminó estallando en carcajadas.

“Haha, soy un hombre tan simple~” Oikawa rio. “Y me sorprende. Siento que Kage-chan y tú son hermanos perdidos o algo.”
“¿Kage-chan?” repitió Kageyama, confundido.
“Tengo un kohai con tu apellido. Honestamente, al inicio, aquel detalle me irritaba, pero ya me acostum—”
“¿Cómo se llama?”
“Su nombre es Ritsu, de seguro no lo conoce—”
“Ah.” Kageyama sonrió. “Es mi primo.”
“…”
“…”
“¿…Tu qué?”
“Mi primo. Su hermano se llama Shigeo-san, ¿no?”
“¿¡QUÉ!?” Oikawa se transformó en el grito de Edward Munch. “¿¡CÓMO ES QUE NINGUNO DE LOS DOS HA HABLADO SOBRE EL OTRO!? ¡ESPERA! Cuando fuiste a buscarme… Kage-chan estaba ahí. ¿No lo saludaste?”
“Lo saludé, mientras esperaba a que terminaras con tu llamada,” explicó Kageyama, como si se tratara de algo tan mundano como el clima.
“¿Y lo del entrenamiento?”
“Ah, no quería incomodarlo preguntándole aquellas cosas. Además, como dije, con tu Instagram bastaba y sobraba.”
“…Esto es una pesadilla. Ahora todo tiene sentido. Con razón Kage-chan se esforzaba tanto… ¡SI TÚ ERES SU PRIMO!”
“No entiendo por qué te soprende tanto, Oikawa-san.”
“No. ¿Sabes qué? No me hables. Estoy demasiado asombrado y aterrado. El mundo es un pañuelo.” Oikawa se dio media vuelta, caminando de regreso al gimnasio donde entrenaba. “Te veo luego, Tobio-chan.”
“Uh… ¿Hasta luego?” dijo Kageyama, un tanto confundido.

Al parecer, Oikawa nunca iba a tener un descanso.

Sin embargo, revisar los contenidos de la bolsa le recordó que aún contaba con un poquito de fe en la humanidad: ese pan de leche conseguiría calmarlo y distraerlo.

Más allá de todo, esperaba que Kageyama fuese capaz de resolver sus asuntos con el pequeño spiker de Hanasaki. Sabía que, a futuro, serían de temer si unían sus fuerzas. Y su lado competitivo no hizo más que emocionarlo: le encantaban los retos y ese dúo, sin duda, sería uno muy grande.










Las producciones teatrales de Londres siempre habían sido de sus favoritas, junto con las zarzuelas españolas y los musicales de Broadway. Eran espectáculos auténticos donde sus actores y cantantes brillaban y Madara no podía evitar sentirse inspirado por sus majestuosas habilidades de motivar y emocionar al público, don que compartían todos aquellos artistas. Se había sentido así desde niño, y ahora que era un artista como ellos, ese sentimiento no había cambiado. Era cierto que su trabajo pertenecía a un rubro diferente, pero Madara era un artista al fin y al cabo: un idol que buscaba impactar en su público tal y como aquellos actores que había visto a lo largo de su vida.

Madara no podía evitar sentir puro orgullo al ver que Maria, antigua amiga suya, era la estrella de varias obras en Londres. Era de esperarse: el papel de mánager no le quedaba, puesto que desde el primer momento en que la había visto, Madara había estado seguro de que ella aclamaba la luz de los reflectores y tenía que brillar. Era una persona de carácter fuerte, con mucha presencia y sin duda, mucho talento. Recordaba que Maria los había ayudado a consolidar las coreografías de Ryuseitai muchos años atrás, cuando había pertenecido a aquel grupo de idols junto a Chiaki y Kanata. Eran recuerdos gratos que llevaba aún consigo y, justo por ello, sentía que era su deber reivindicarse con todos los involucrados, empezando con Maria.

Nunca había sido su intención causarles problemas. Tal vez su falta de confianza en ellos —y en Maria— había sido el detonante de todo, pero los años habían pasado y Madara estaba seguro que era el momento de enmendar sus errores previos. A Ryuseitai le iba muy bien: tenían dos miembros adicionales en la actualidad y contaban con una inmensa popularidad, cien veces más de la que habían tenido en secundaria. Al igual que Chiaki y el resto, a Madara también le iba de mil maravillas: su tercer álbum había salido al mercado un par de meses atrás, siendo un éxito rotundo. Finalmente, el banner de la obra en la fachada del teatro frente a él era suficiente como para confirmar que Maria había tenido la misma suerte que todos, con una carrera exitosa y un futuro asegurado.

Madara ingresó al teatro, llegando a la zona de los camerinos con facilidad. El personal de seguridad intentó detenerlo pero, para su suerte, una cara amigable y conocida andaba pululando por los alrededores. El pelirrojo le reclamó al guardia por su actitud y luego se giró hacia Madara, con una sonrisa inmensa.

“¡Mikejimama!” lo saludó Leo, acercándose hacia él. “¡No pensé encontrarte por aquí! ¿Te han casteado sin avisarme? ¡Indignante! ¡Deben decirme todo! ¡Yo soy la mente maestra de todo esto! ¡Wahaha!”
“Haha, me halagas, yo no soy actor.” Madara sonrió. “Y, si te soy sincero… ¿no sé qué tan bueno sería, francamente? ¿Me imaginas? ¡Madara Mikejima como actor protagónico—! Ahhh, no, a mí me quedan mejor los papeles de antagonista~”
“¡Eso es lo de menos! ¡Igual serías una estrella!” afirmó Leo, sin titubeos. “¡Y si yo lo digo es la verdad así que no me refutes nada!”
“Ah, no pensaba hacerlo.” Madara rio. “Me alegra que estés bien, Leo-san.”
“¡Como nunca!” Leo sonrió. “Ser guionista y compositor es genial. Es un reto, pero creo que funciona mejor para mí porque escribir una historia sin poder diseñarle el plano musical es una verdadera tortura.”
“Oh, por eso decías que eras la mente maestra. No esperé menos de ti… y supuse que era así, por el papel y el plumón que tienes.”
“¡Iba a almorzar pero las notas vinieron a mi mente!” mencionó, y volvió a garabatear un par de notas blancas el papel en sus manos. “Ah.” Se detuvo y alzó la mirada, observándolo curioso. “Pero si no te han casteado… ¿Qué haces aquí, Mama?”
“Vine para hablar con Maria-san.”
“¿¡La conoces!? ¿¡Cómo es que no estoy enterado de eso!?”
“Fuimos amigos por un breve periodo de Highschool. ¿Tal vez ni se acuerda? Ah, cómo me gusta ahogarme en vasos con agua.” Madara suspiró.
“Bueno, no sirve de nada que le des vueltas al asunto. Está haciendo la prueba de vestuario en su camerino. Ya le dije al vigilante que no te impida el paso, así que no tendrás problemas. ¡Lo mínimo que puedo hacer por mis amigos!” se jactó Leo, con los brazos en jarras.
“Gracias, Leo-san.”
“…” Leo lo observó minuciosamente. No necesitó preguntar nada: al parecer la expresión de Madara era capaz de indicarle todo lo que quería saber. “¡Mente positiva, Mikejimama! ¡No ganarás nada deprimiéndote!”
“Tienes razón.” Madara se dio un par de palmadas en las mejillas y asintió. “¡De nuevo, gracias, Leo-san!”
“¡Suerte, Mama~”
“¡Mm, mm! ¡Tengo un buen presentimiento!” Madara sonrió, y le ondeó la mano a manera de despedida. Leo le sonrió y le hizo un gesto de paz. Luego, caminó hacia el escenario, lanzándose al piso a seguir componiendo en la hoja que llevaba. Algunos hábitos probaban ser difíciles de cambiar… y lo confirmó al ver cómo pintarrajeaba el suelo del escenario.

Madara rio, mientras caminaba en busca del camerino de Maria. Tan sólo esperaba que aquel plumón no fuese permanente. Con ese pensamiento en mente, fue más sencillo continuar su camino.

Eventualmente, localizó el camerino de Maria y tocó la puerta, esperando con paciencia la respuesta. Imaginó que su antigua amiga lo invitaría a pasar, pero se sorprendió al ver que esta le abrió la puerta. La expresión de Maria fue sorpresa pura pero no demoró nada en sonreírle e invitarlo a pasar en silencio.




“Wow, ese saludo fue mucho más positivo de lo que esperé.”
“Tal vez te hubiera pateado hace unos años, pero creo que he mejorado un poco con ese temperamento.” Maria rio. “Es un gusto verte de nuevo, Madara-kun.”
“Igualmente, Maria-san~” Madara hizo una leve reverencia. “Yo… Bueno. Creo que mi presencia es suficiente para indicar lo que vengo a hablar contigo.”
“Supuse que pasaría tarde o temprano,” dijo Maria, tomando asiento en la silla frente a la mesa de maquillaje. Con un gesto, lo invitó a sentarse en uno de los sofás aledaños, y Madara accedió.
“Venía… a disculparme. Por todo. Siempre he sido de guardarme mis problemas y percepciones para mí mismo, y eso me cegó por completo. Debí… decirte las cosas de frente. Pero no me di cuenta de que tu actitud se debía a algo en especial.”
“¿A qué?”
“Tu interés en Chi—SDJFLSDfl”
“¡NO!” Maria lo interrumpió al lanzarse a taparle la boca. Al soltarlo, Madara comenzó a reír, divertido con su reacción.
“Haha~ Parece que tengo razón, entonces.”
“Me sorprende que recién lo notes. ¿No era muy obvia?”
“¿Tal vez? No lo puedo negar o confirmar. En esos tiempos, estaba tan enfrascado en mis ganas de ganar y de ser reconocido que no me puse a pensar mucho en tus intenciones.”
“Mm.” Maria asintió. “Aún así, yo también debo disculparme. Siento que mis acciones no fueron las más indicadas. Progresivamente, creé cierta tensión entre ellos dos y tú… y nunca fue mi intención. No quise apoderarme de todo, pero terminé acaparando las responsabilidades y no me detuve a pensar en ustedes. Cuando desapareciste… bueno, no voy negar que Kanata no nos sentimos afectados por ello, pero sé que Chiaki no pudo evitar sentirse culpable por tu ausencia. Y nos resentimos aún más contigo.”
“Sí, entiendo. Ambos cometimos varios errores. Debí ser más asertivo y atreverme a decirte todo pero huí, y creo que eso fue peor.”
“Pero es hora de dejar eso atrás. Más bien, debo decir que me alegra ver que te va bien, Madara-kun.” Maria sonrió. “Supe que sacaste tu tercer álbum hace poco y eres muy popular acá, en Europa.”
“¡Gracias! Sí, justo estuve por acá para un par de entrevistas. Pero debo regresar a Japón por un dueto que he planeado con una artista de mi agencia. Por cierto, Maria-san, gracias.”
“¿Por?”
“Creo que todo pasó por algo. No sirvo mucho para ser parte de un grupo. Estoy mejor como solista. ¡Peeero! No significa que no estoy abierto a colaborar o hacer duetos. Me encantaría trabajar con Ryuseitai a futuro.”
“Me alegra.” Maria sonrió. “¿Ya hablaste con Chiaki y Kanata?”
“Aún no. De hecho, primero quería conversar contigo. Andaba planeando hacer un festival con varios grupos y quería invitarlos… pero siento que Kanata-san lo tomará como una declaración de guerra.”
“Bueno, para suerte tuya, también está Chiaki. Y él lo verá de una forma más positiva. Sólo… intenta no ser tan alegre y ruidoso como siempre. Tu actitud a veces intimida: la gente común no es tan cálida con el resto.”
“Sí, ese es uno de mis problemas.” Madara sonrió. “¡Pero no puedo evitarlo! ¡Me emociono mucho y termino haciendo esas cosas! Ahhh, tengo que calmarme un poco.” Suspiró. “Por cierto, felicidades por tu carrera como actriz. Me alegra que a ti también te haya ido bien.”
“…” Maria se sorprendió por su sinceridad, y asintió. “No hay problema. Más bien, debo dejarte. Estoy esperando a la modista desde hace un rato y sospecho que se aparecerá en cualquier momento.”
“¡Waaah! ¡Cierto! ¡Eso me dijo Leo-san!”
“¿Leo? ¿Conoces a Leo?” Maria ladeó la cabeza, confundida.
“¡Sí! Es un compositor freelance de mi agencia. Me ha ayudado con un par de canciones, también.”
“Mm.” Maria sonrió. “Tiene sentido, Leo es así. Bueno, espero que tengas suerte con Chiaki y Kanata. Yo estaré en Japón en unas semanas, luego de esta temporada. Me avisas que tal te va. ¿Te parece si intercambiamos números?”
“Por supuesto.” Madara se acercó e intercambiaron sus celulares para colocarse su número de contacto en el del otro. “Me gustaría juntarme con todos y poder salir a almorzar algún día. Realmente la pasé lindo durante ese tiempo que estuve con Ryuseitai y no quiero que las cosas se queden como están.”
“El sentimiento es mutuo.” Maria asintió. “Cuídate, Madara-kun. Nos veremos pronto.”
“¡Gracias, Maria-san!”

Maria se sorprendió al recibir un abrazo por parte de él. Sin embargo, no demoró en rodear su espalda con sus brazos y darle un par de palmadas: pese a todo, Madara había sido su amigo, y retomar esa amistad iba a ser positivo para ambos.

Cuando se separaron, Maria le ondeó la mano y Madara se despidió de la misma forma.

Saliendo de la zona de camerinos, el idol suspiró, aliviado. Las cosas habían ido mejor de lo que esperaba, pero no podía confiarse: Kanata siempre había sido más receloso que Maria y él iba a ser el verdadero reto.

Desde el inicio le había tenido recelo. No había nada que indicara que eso había cambiado con el tiempo.

Un tanto pensativo, Madara salió del teatro, despidiéndose de Leo cuando se lo topó por el escenario.

Había dado pequeños pasos, pero lo importante era que caminaba hacia delante.







“¡Es tan raro verte distraído, Mama!”
“…” Madara salió de su trance para prestarle atención a su compañera de dueto y amiga, Nejire.

Andaban tomando un descanso de la grabación de la versión final de la canción. Al inicio habían pensado en utilizar una maqueta para ayudar a guiar la sincronización final con el videoclip que filmarían en unos días, pero Madara y Nejire habían coincidido en querer tener lista la versión final para los días de rodaje. Dudaban que los músicos pudieran pulir y terminar con el máster antes del inicio del rodaje, pero a ninguno de los dos le preocupaba los pequeños siseos o perspiraciones que habían cometido. Ya luego lo pulirían más: lo importante era tener una guía del tempo y el ritmo a la hora de simular que andaban cantando en las distintas tomas del PV.

La sesión había sido exitosa, pero Madara sabía que se había mostrado un tanto ido a veces. Era inevitable sentir un tanto de preocupación por el inminente festival que andaba organizando y suponía que había sido sencillo notar aquella ansiedad en su rostro, tomando en cuenta que siempre andaba muy entusiasmado y enérgico a donde iba. Además, no ayudaba que Nejire era sumamente observadora y era capaz de notar ligeros cambios en su conducta con tan solo unos minutos de interacción: suponía que se debía al tiempo que se conocían, ya casi un año desde que coincidieron en una de las fiestas de la agencia.

“¿Pasó algo?” preguntó Nejire, curiosa.
“¿Nada?” dijo Madara, sonriendo animadamente.
“Ah, vamos, Mama. No me puedes esconder nada. Más tiempo perdemos en que intentes refutarme que andas preocupado por algo.” Nejire le sonrió.
“Haha, Nejire-san, eres muy observadora. Ando así por un tema personal. Pero, más que nada, por el festival.”
“Aw, ya verás que todo saldrá bien,” lo animó Nejire. “Hay varias unidades exitosas y, encima, has apostado por proyectos novedosos con aquellas curiosas combinaciones de las que me hablaste hace unos días.”
“¡Oh! Sí. En especial, la de esas tres chicas. Siento que será una energía positiva e innovadora para el festival.”
“¡No lo dudo!” Nejire asintió, emocionado. “Aunque… ¿no será problemático? Aún no les han avisado.”
“Así lo quiere Leo-san, así que debo respetar su decisión.” Mama sonrió. “Hay que confiar en ellas.”
“Tienes razón…”
“Nejire-san, ¿ya elegiste qué canciones cantarás?”
“Sí, dos de mi álbum más reciente y una que es la favorita de siempre. Ah, claro, aparte de nuestro dueto.”
“Mm, mm~ Me alegra que estés preparada~”
“Por cierto, Mama. Tengo que… hacerte una petición.”
“¿Sí?” Madara la observó, curioso.
“Tengo unos amigos un tanto bajoneados por algo reciente. Uh… ahorita no viene al caso ahondar en detalles, prometo que luego lo haré. Lo que pasa es que quería invitarlos a formar parte de los extras de nuestro videoclip, pero primero quería consultarte al respecto. Mi mánager dijo que no había problema: al contrario, necesitamos más extras.”
“¡Pues ya te respondiste!” Mama rio. “Si necesitamos más extras, genial. No veo problema. Igual, si no los necesitábamos, iba a proponerte buscar la forma de incluirlos sí o sí.”
“¡Gracias Mama!” Nejire juntó sus manos y las apoyó en si mejilla. “Tengo… otra petición más, pero…”

Nejire se acercó a su oído y, colocando su mano a pocos centimetros de ellos, le contó en voz baja el plan que había maquinado. Madara sonrió: tenía que ayudarla sí o sí.

“¡Por supuesto!”
“¿En serio?” preguntó Nejire, alejándose de nuevo. “No quiero incomodarte.”
“¡Claro que no! ¡Has pedido mi ayuda y voy apoyarte! Ohhh, esto es muy divertido~ ¡Sin duda, ese rodaje va a ser muy genial!”
“Tú andas más emocionado que yo.” Nejire rio. “Pero bueno, ya de ahí te muestro quién es.”
“Oh, pero ya me lo enseñaste.”
“No a él. A ella.”
“¡Ah, claro!” Madara asintió, muy alegre. “No hay problema~”

En esos instantes, el productor los llamó, invitándolos a continuar con aquella sesión. Madara y Nejire dejaron juntos la sala de receso para ingresar de nuevo al set de grabación, cada uno tomando su respectivo sitio frente al micrófono. Al otro lado del set, a través de la luna, el productor comenzó a darles indicaciones que escucharon claramente en los audífonos que acababan de ponerse.

Mientras retomaban la sesión, Madara no pudo evitar pensar en el plan de su amiga. Era curioso y un tanto arriesgado, pero sabía que la directora se haría cómplice de ambos: era conocida por ser muy espontánea y con ese plan, Nejire iba a darle justo en la yema del gusto.

Llevar a cabo aquel rodaje iba a ser toda una experiencia.

Emocionado por lo que se venía, Madara consiguió recuperar la concentración que le hacía falta y se empeñó en terminar aquella sesión en el mínimo tiempo posible.


« Last Edit: August 07, 2019, 12:35:44 AM by Eureka »


Eureka

48.2





Allen odiaba ser el mal tercio.

Honestamente, ya tenía suficiente cumpliendo ese rol con su mamá y la nueva pareja de esta, así como con su hermano menor y los varios enamorados que había tenido hasta ese momento. Allen sospechaba que al igual que su madre, Shiro también contaba con un nuevo enamorado, pero aún no lo había visto por la casa.

De todas formas, era inevitable que llegaran a encontrarse y el ciclo se repetiría, por supuesto. Shiro y su mamá coincidían en tener la misma actitud de restregarle en la cara a la gente que su pareja era la mejor y que eran dichosos de estar con personas tan habilidosas y amables. Que no tenía nada de malo, pero eventualmente se volvía agotador escucharlos y validarlos.

Allen era distinto: no le importaba tener pareja en esos momentos. Su prioridad era ayudar a Kana, culminar sus estudios y, en un futuro, viajar por el mundo, tal vez. Ninguna de sus metas en la vida implicaba casarse o formar una familia. Imaginaba que era mejor dejárselo a Allen del futuro: él sabría encargarse de ello.

Por aquellos detalles, era un tanto incómodo seguir siendo el violinista en una situación externa a la familiar. Alma lo había invitado a salir con sus amigos del colegio y el grupo andaba reunido en un bar conocido por varios de los estudiantes de su edad: era común juntarse allí los fines de semana o durante vacaciones, como aquella ocasión.

Los amigos de Alma habían resultado ser Lenalee Lee, una joven de ascendencia china, de cabellos verduscos y una sonrisa amable; y Lavi Bookman, a quien Allen recordaba de Middle School. Juntos habían estudiado en el mismo colegio allá en Londres, muchísimos años atrás. Era una coincidencia muy grande y una alegría inmensa volver a verlo: Lavi siempre había sido una persona sencilla de tratar, con chistes jocosos, una actitud despreocupada y un carisma innegable. Ver que aquellas características positivas suyas no habían cambiado con el tiempo era, sin duda, una sorpresa muy grata y Allen andaba muy feliz de verlo de nuevo.

Sin embargo, la felicidad había sido momentánea: porque junto a ellos, por supuesto, estaba Kanda. Él también formaba parte de aquel grupo de amigos de colegio, a juzgar por sus interacciones con Lavi y Lenalee, con quienes se mostraba un poco más amable de lo normal.

Allen no contaba con tal suerte: al contrario, parecía que el japonés estaba empedernido en hacerle la vida imposible, más aún luego de enterarse de su secreto y tenerlo en ascuas con eso. Eso no quitaba, por supuesto, que actuara como tortolo desesperado detrás de Alma, quien ignoraba por completo aquel detalle. Sin embargo, Kanda no era el único: Lavi andaba en un plan similar con Lenalee. Era menos… notorio, porque a diferencia de Kanda, Lavi siempre andaba sonriendo y riéndose, pero Allen parecía tener un sexto sentido para la gente enamorada y lo estaba volviendo loco. Felizmente y para su suerte, ninguna de aquellas combinaciones estaba saliendo formalmente: de hacerlo, Allen hubiera optado por sumarse a los locos de la mesa a pocos metros de allí, que andaban ventilando sus secretos más oscuros.

Todo menos seguir siendo el violinista a donde iba. Ya le estaba hartando.

“Ey, ¿todo bien?” le preguntó Lavi, aprovechando que a su lado, Lenalee discutía sobre el final de Game of Thrones con Alma y Kanda, quienes intentaban hacerle ver que la muerte de Daenerys había sido digna.

Ilusos. Lenalee tenía razón.

“Te noto un tanto incómodo,” le susurró Lavi.

Así, su amigo afirmaba que seguía siendo igual de observador que antes. Todo indicaba que lo único en lo que había cambiado en aquellos años era su físico: Lavi era mucho más alto que antes y… sí, para qué negarlo, mucho más atractivo. Los años le habían sentado muy bien y Allen tenía que ser loco para intentar tapar el dedo con un sol.

“Un poquito.” Allen suspiró. “Uh…”
“¿Es por Yuu?” Lavi sonrió.
“No tanto. No te lo puedo decir en voz alta y, honestamente, decírtelo en sí sería un poco… quejica, de mi parte.”
“Haha, veo que no ha cambiado esa pequeña característica de tu personalidad, Allen~”
“¿A qué te refieres?” Allen ladeó la cabeza, confundido.
“Bueno, recuerdo que cuando estábamos en Middle School, te costaba un montón abrirte y contar tus problemas. No era por falta de confianza y yo lo sabía, claro.” Lavi le dio un sorbo a su cerveza. “Era más por aquella sensación que tenías… de que incomodabas a los demás con tus cosas. Nunca fue cierto, debo aclarar. No me molestaba escucharte y no me molestaría hacerlo ahora.”
“A-ah, es que—”
“¡Shush! Si quieres, mándamelo en un whatsapp. No pienso dejarte ahí todo compungido mientras nosotros pasamos un buen rato. ¿Te doy mi celular?”
“…Gracias, Lavi.” Allen sonrió. “Veo que tú también no has cambiado.”
“Hehe~ Sigo siendo igual de carismático y genial. En fin, tu número. No te salvas.” El pelirrojo le sonrió de lado.
“Sí, claro, igual te lo iba a pedir al final de la noche.”

Allen se apresuró en intercambiar números con su amigo, y cuando regresaron los celulares a sus dueños, tipeó un mensaje escueto donde explicaba la situación. Esperó que Lavi lo leyera mientras él probaba su trago… y le sorprendió escuchar sonoras carcajadas por parte del pelirrojo. Su reacción había sido capaz de llamar la atención de Alma y el resto, que lo observaron, muy curiosos.

“¿Lavi? ¿Qué pasó?” preguntó Alma, visiblemente interesado.
“Nada, nada, Alma-chan, sigan discutiendo de Game of Thrones… aunque sea por gusto, porque Lena tiene razón.”
“¡Por supuesto que tengo razón!” Lenalee se veía muy indignada. “La muerte de Dani fue una falta de respeto. Por no decir lo mismo de toda esa temporada.”
“Eh. En eso sí estoy de acuerdo contigo,” dijo Kanda.
“Yuu estuvo renegando todos los domingos~” contó Alma, enternecido.

Allen arqueó una ceja, sintiendo algo de extrañeza por aquel comentario. Alma encontraba que toda reacción de Kanda era tierna y… honestamente, no podía compartir el mismo sentimiento. Yuu Kanda era aterrador… y un completo estúpido cuando se trataba de su mejor amigo.

“Bueno.” Lavi lo sacó de sus pensamientos. Felizmente, Lenalee y el resto habían retomado su charla. “¿Te voy a ser sincero? Tienes razón.”
“¡Lo sabía!” Allen sonrió muy confiado. “Mi intuición nunca falla.”
“Deberías ser celestino— aunque siento que lo odiarías.”
“¡Acabas de leer lo que te he mandado!”
“Haha, tienes razón. Entonces sí, lo odiarías.” Lavi rio. “Pero bueno, no puedo negar lo mío. Me sorprende que lo hayas notado, de hecho.”
“Son pequeños detalles. Podría pasar desapercibido, así que tú tranquilo. En cambio…”
“Ah, no digas nada del tortolito~” Lavi volvió a reír. “Es muy divertido. Anda así desde que lo conocimos Lena y yo.”
“Wow. ¿En serio? ¿Eso cuándo fue?”
“Primer año de Highschool. Alma y yo nos llevamos de maravillas ni bien nos conocimos. Lena se cambió de colegio en el segundo semestre y Alma la adoptó, incluyéndola en nuestro grupo.” Lavi sonrió.
“Alma… es un sol.”
“¡Gracias, Allen!” el mencionado, que justo andaba a su lado, lo estrujó de la emoción. “¡No sé de qué hablan, pero tú también eres un sol!” le dijo Alma, emocionado.
“…” Allen sentía que iba a quedarse ciego de lo mucho que Alma brillaba. “¡Gracias!” dijo, sonriendo. “Estábamos hablando de cómo se conocieron todos.”
“¡Oh!” Alma lo soltó y Allen le agradeció en silencio. Ya sentía que Kanda andaba imaginando su muerte desde hacía unos instantes. “Bueno, los cuatro somos amigos de Highschool,” contó Alma. “Yuu y yo somos amigos de infancia, como te conté hace tiempo. En secundaria alta, Lavi coincidió con nosotros en nuestro salón y nos volvimos muy cercanos.”
“Tú, no más. Yo no aguanto al conejo ese.” Kanda rodó los ojos.
“Awww, eso es un “te quiero” en su lenguaje~” canturreó Lavi, emocionado.
“¡Lo es!” afirmó Lenalee.
“Tch.”
“Lena se unió al grupo en el segundo semestre, cuando se mudó a Tokio,” dijo Alma.
“Soy de Hong Kong,” contó Lenalee. “Pero mi familia optó por mudarse a Japón cuando a mi mamá le ofrecieron un mejor puesto en la filial de su trabajo aquí.”
“Wow. Todos vienen de países distintos,” comentó Allen. “Alma, disculpa la impertinencia. ¿Tú eres japonés?”
“¡No te disculpes! Y sí, por papeles.” Alma sonrió. “Pero no sé si mis padres biológicos eran japoneses. Mi papá intentó buscar información sobre ellos pero nunca encontró nada… sólo el apellido de mi mamá biológica, que era Karma.”
“¿Y él dónde está?” preguntó Allen.
“Falleció hace un par de años,” comentó Alma. A su alrededor, todos pusieron expresiones llenas de preocupación o pena, desconcertando a su amigo. “¡Sheesh! ¿Por qué ponen esas caras?”
“Lo siento, Alma,” dijo Allen.
“¡No te preocupes! Todo bien. Él tuvo una vida larga y muy bonita y me alegra haber formado parte de ella. Aprecio lo que tengo y lo que soy gracias a él. Además, fue por él que conocí a Yuu, Lavi y Lena. ¡No puedo andar triste! Al contrario, estoy agradecido.” Alma sonrió.
“Alma, eres muy admirable.” Lenalee esbozó una sonrisa orgullosa. “Creo que siempre te he visto tomando todo desde el aspecto más positivo. Es increíble que nada sea capaz de traerte abajo, pero es una de las varias virtudes que rescato de ti.”
“¡Awww! ¡Lena!” Alma se veía al borde del llanto. “¡Gracias! ¿Qué pasa hoy? ¡Todos me llenan de halagos!”
“Tch.” Kanda chasqueó la lengua.
“Falta Yuu, no más~” canturreó Lavi.
“Yuu todos los días me agradece por lo que le cocino. Eso es más que suficiente.”
“¡Woah! ¡No sabía que cocinabas, Alma!” dijo Allen, emocionado. “¡Tienes que enseñarme!”
“¡Claro! Aunque sólo soy bueno con lo salado. La maestra de repostería es Lena.”
“Hay gente tan talentosa aquí,” mencionó Allen. “Qué emoción~”
“Veo que no has dejado tus prioridades de lado, Allen~” canturreó Lavi.
“¿Por qué lo dices?”
“Sigues con ese entusiasmo particular cuando la gente menciona comida.”
“Ah, no puedo negarlo.” Allen sonrió. “De hecho, estoy esperando que alguien se pida algo… sino yo lo haré. Porque me muero de hambre.”
“Podríamos pedir un piqueo entre todos,” sugirió Alma.
“Mm, suena bien,” dijo Lenalee. “¿Algo como yakitori? ¡O karaage! O ambos.”
“Me gusta como piensas, Lenalee.” Allen asintió.
“¡Iré a la barra a pedir!” la joven se ofreció y se paró para ser fiel a su palabra.
“Y Allen, ¿Tú en qué andas? Siento que hemos hablado mucho de nosotros,” comentó Lavi.
“¿Qué hablas?” Allen rio. “No sé nada de ti. ¿Qué estudias?”
“Literatura. Lena y yo estamos en la misma carrera,” comentó Lavi, y le dio un sorbo a su cerveza. “Estamos en Hanasaki, por cierto.”
“Oh, yo también estoy en Hanasaki. Estudio Física,” contó Allen… y la reacción inmediata de Lavi fue partirse de risa.
“¡No seas malo! ¿Por qué te burlas así? ¡Allen es más inteligente que tú!” lo acusó Alma.
“Haha, no lo dudo, Alma-chan. Pero… supongo que me choca un poco comparar al Allen actual con el que conocí en Middle School.”
“¿Cómo así?” Alma se giró hacia Allen, curioso.
“Ah…” Allen sonrió. “Pues… ¿No me interesaba estudiar? Y odiaba las ciencias.”
“Encima, Shiro era otro cero a la izquierda.” Lavi rio.
“Lo sigue siendo.”
“¡Ohhh, Shiro!” Alma sonrió. “¿Es tu hermano menor, no?”
“Sí, nos llevamos un año. Es… muy distinto a mí.” Allen se aguantó las ganas de llevarse una mano a la frente. Shiro era toda una experiencia: veinte años a su lado y no sabía si era positiva o negativa.
“Shiro…” musitó Kanda, un tanto pensativo. “Mm.”
“¿Qué pasa, Bakanda?” le reclamó Allen. “¿También irás a hacerle bronca a mi hermano?”
“No, suficiente tengo contigo.” Kanda rodó los ojos. “Es sólo que… no, nada.”
“¡No puedes dejarnos con la intriga!” le dijo Alma.
“¿La intriga de qué?” preguntó Lenalee, quien regresaba a la mesa. “Oh, por cierto, dijeron que se tardarán quince minutos en traernos los platillos.”
“Gracias, Lena,” le dijo Alma. Luego, volteó hacia Kanda. “¡Repito: no nos dejes con la intriga!”
“Qué jodido eres.” Kanda suspiró. “El nombre del hermano de moyashi se me hace familiar, pero no recuerdo dónde lo he escuchado.”
“¿Tal vez alguien de tu carrera?” sugirió Lenalee.
“No.”
“Lo dudo, porque también lo habría escuchado y a mí no me suena,” dijo Alma.
“Bueno, de todas formas, dudo que sea mi hermano porque él estudia en Rizembool,” dijo Allen. “Y su nombre completo es Yashiro.”
“Mm.” Kanda no dejó de mostrarse pensativo. “Tengo un mal presentimiento…”
“¿Por qué?” Alma lo observó, curioso.
“…” Kanda se encogió de hombros. “En fin.”
“Oya~” Lavi pareció encontrar a alguien entre los comensales del bar, a quien saludó con la mano. El pelirrojo se levantó de su sitio para ir a darle el alcance. “Denme un segundito, acabo de encontrar a alguien conocido~ Lena, es Nea.”
“¡Oh! ¡Vamos a saludarlo!” Lenalee se levantó también. “Ya venimos,” dijo, y se fue junto a Lavi.

Allen observó de reojo el encuentro de ambos con la persona en cuestión: era un hombre de cabellos oscuros y desordenados, impecable sentido de la moda y mirada relajada. Desentonaba en el bar por su aspecto tan pulcro y perfecto: se veía vestido como para un evento formal, definitivamente no para una salida de amigos. Sin mucho que especular, Allen supuso que salía del trabajo o que había contado con un compromiso antes de llegar al bar.

La conversación entre los tres fue breve, puesto que Lavi y Lenalee lo invitaron a acercarse a su mesa. Nea les sonrió y los siguió hasta quedar a su lado y frente a Kanda, Alma y él.

Gracias a la cercanía, Allen notó, con curiosidad, que los ojos ámbar del extraño parecían brillar con interés ante las personas que tenían en frente. ¿Tal vez conocía también a Kanda y Alma? Porque él, definitivamente, no lo había visto nunca antes en su vida.

“Chicooos~ Les presento a un amigo~” anunció Lavi, muy alegre.
“Es uno de los actores de la obra en la que colaboramos hace poco,” dijo Lenalee. “Pertenecemos al mismo colectivo teatral.”
“Mm.” El joven asintió. “Lena y Lavi son parte del grupo de guionistas,” explicó, y luego se giró hacia sus amigos. “Ustedes son excelentes escritores, la verdad.”
“Haha, nos halagas mucho, Nea,” dijo Lavi.
“¡No! Es en serio, son muy talentosos.” Nea rio. “Mi nombre es Nea D. Campbell, un placer.”
“¡Un gusto!” dijo Alma, emocionado. “Yo soy Alma Karma, un amigo de colegio de Lena y Lavi.”
“Yuu Kanda,” se presentó Kanda, con cara de pocos amigos.
“Mi nombre es Allen Walker, un gusto,” dijo Allen.
“Oh, ¿también eres inglés?” preguntó Nea, curioso.
“Mm. Soy de Londres.”
“¡Oh! Yo soy de Oxford,” contó Nea. “Es increíble cuanta gente inglesa he conocido acá en Japón.”
“Sí, yo también siento lo mismo.” Allen rio. “Pero es agradable.”
“¡Claro!” Lavi sonrió.
“Mm. No puedo negarlo,” dijo Nea.
“Por cierto, ¿qué te trajo a este bar, Nea?” preguntó Alma.
“Ah, voy a juntarme con unos amigos del colectivo en un rato. Llegué temprano para separar mesa, pero veo que no he tenido mucha suerte…” comentó Nea, observando de reojo que el local estaba repleto.
“Bueno, podrías sentarte con nosotros mientras esperas a que una se desocupe,” le sugirió Lavi.
“Excelente idea.” Nea sonrió.

Lavi y Lenalee retomaron sus asientos y Nea se jaló una silla libre de la mesa de al lado, luego de pedirla y recibir una confirmación por parte de aquel grupo de comensales.

Las horas se pasaron entre conversación amena, bebidas agradables, comida deliciosa y anécdotas del ciclo relacionadas a la universidad y al colectivo de teatro. Sin ningún cuidado, Alma habló sobre aquel susto que se dieron al interactuar con un rebel que perseguía a una amiga de Kanda y él, narrando que gracias a la ayuda de una HiME, se habían salvado todos al final. La mención del conflicto entre Hanasaki y Rizembool sacó a la luz varias teorías idiotas y leyendas anticuadas que le sacaron carcajadas a todos. Sin embargo, Kanda y Allen notaron que Nea parecía tomarse algunos de esos datos en serio.

Finalmente, el grupo de Nea llegó y el inglés se despidió de todos. Con una sonrisa amable y una promesa de volver a juntarse con ellos, procedió a darle el encuentro a sus amigos en una de las mesas recientemente desocupadas.

Alma, Kanda, Allen, Lavi y Lenalee continuaron compartiendo de un momento grato entre ellos, hasta que se hizo tarde y notaron que algunos de los miembros del grupo necesitaban regresar a sus casas. Como era de esperarse, Lavi ofreció llevarse a Lenalee. Allen imaginó que escucharía lo mismo de Kanda respecto a Alma, pero tal parecía que ese día estaba lleno de sorpresas.

“Yo me encargo de llevar al moyashi,” dijo Kanda, asombrando al grupo.
“¡Waaah! ¡Qué lindo! ¡Ya son amigos ahora sí!” Alma se había conmovido hasta las lágrimas. “¡Me alegra tanto!”
“Haha, no pensé oír eso de Yuu, pero qué bueno.” Lavi sonrió. “Además, parece que Allen lo necesita.”
“Sí, el baboso ha tomado de más.” Kanda rodó los ojos.
“Estoy aquí con ustedes y no, no he tomado de más.” Allen suspiró. “Estoy bien.”
“Mejor será que te regreses con alguien, Allen,” dijo Lenalee.
“Si Lena te lo dice es por algo.” Alma sonrió.
“…” Allen frunció el ceño, enojado. “…Okay, okay.”
“¿Puedo regresarme con ustedes?” preguntó Alma a sus dos amigos del colegio.
“Sí, claro~” Lavi sonrió. “Voy a pedir un uber a la casa de Lena y de ahí tomamos otro juntos. No estamos tan lejos, así que podría dejarte y de ahí me voy caminando a mi departamento.”
“¡Buena idea!” Alma sonrió.
“Okay, pido el uber~” Lavi se apuró en sacar su celular para pedir el taxi. “Oh, genial, dice que está a dos minutos.”
“¡Bueno, nos da tiempo para despedirnos! Nos vemos, Allen~” canturreó Alma, y le dio un fuerte abrazo.
“¡Nos vemos, Alma!” Allen lo rodeó con sus brazos, aún a pesar de la mirada asesina de Kanda a unos metros de allí.

Alma se separó y le dedicó una gran sonrisa. Luego, caminó hacia Kanda y lo abrazó con la misma intensidad y el mismo cariño. El japonés se permitió cerrar los ojos y devolverle el gesto, aún a pesar de las expresiones burlescas de Lavi, Allen y Lenalee.

“Te veo mañana,” le dijo Alma.
“Mm.”
“Descansa, ¿sí?”
“Tú también.”

El taxi llegó en esos instantes, cortando su conversación. Alma le sonrió a Kanda y le ondeó la mano, mientras Lenalee se despedía de Allen.

“Adióooos, Yuu~” canturreó Lavi, sorprendiendo a sus dos amigos.
“Sí, lo que sea.” Kanda gruñó y, con un gesto de la mano, le indicó que abordara el taxi.

Lenalee, Lavi y Alma ondearon sus manos a través de la luna del carro, luego de subirse. En un abrir y cerrar de ojos, el taxi cruzó la avenida y se perdió a lo lejos, dejando a Allen y Kanda completamente a solas.




Detrás de ellos, el bar aún daba sus últimos suspiros, con música moderadamente ruidosa, conversación y chacota. Allen pudo escuchar un par de risotadas que, progresivamente, se acercaban a la puerta, y optó por caminar al lado de los negocios cerrados de esa avenida, en busca de un lugar más tranquilo para pedir un taxi.

Por unos instantes, se olvidó de la preocupación que sentía por su pronta llegada a casa. No sabía cómo reaccionaría su mamá: después de todo, eran cerca de las cuatro de la mañana. En vez de enfocarse en ese tema sumamente válido, su atención se centró en la incomodidad que había sentido al inicio de aquella salida y que volvía a florecer en esos instantes.

Era muy extraño, porque ahora no habían parejas y había perdido su rol de violinista.

¿Por qué seguía sintiéndose así?

“¿Y a ti qué te pasa?”

La pregunta lo sorprendió: Kanda nunca se había mostrado interesado en lo que le sucedía. Si lo hacía, era porque Alma también andaba en lo mismo y no quería decepcionar a su amigo. Pero en esos instantes, a solas, todo se le hacía un tanto extraño y aterrador. El japonés debía tener un motivo en especial, pero a Allen le daba miedo indagar al respecto.

“¿Qué?” Allen se giró hacia Kanda, confundido… y luego, disgustado. “¡Ewww! ¿Qué mosca te picó a ti? ¿Desde cuándo te preocupa cómo estoy?”
“…” Kanda lo fulminó con la mirada. “Te voy a matar.”
“…Y ahí vas y la malogras.”
“Claramente prefieres que te amenace a que me preocupe por ti. Y así me gusta más a mí también, así que—”
“Okay, okay, no pensé que harías un berrinche si no te contestaba.”
“¿No estaba haci—?” Kanda se indignó aún más cuando Allen lo interrumpió.
“Siento que estoy siendo un poco quisquilloso,” mintió. Era preferible utilizar el tema del mal tercio a intentar indagar por qué se sentía así de incómodo y extraño junto a… Yuu Kanda. “Más aún cuando estoy acostumbrado a eso, pero no sé.”
“No entiendo ni mierda de lo que hablas.”
“¡Ya iba a explicarte! Ay.” Allen rodó los ojos. “Toda mi vida he sido el violinista. Mi hermano ha tenido varios enamorados y lo mismo sucede con mi mamá. Y bueno, eso no ha cambiado: lo mismo ha pasado en el instituto y, ahora más reciente, en la universidad. Pero no sé, algo distinto pasó hoy, porque como te digo, es un papel que ya me aprendí a la perfección y aún así me sentí muy incómodo.”
“Huh.” Kanda rio. “Pensar que te preocupan idioteces como esa.”
“¡No te rías! ¡Es realmente incómodo!”
“Eh.” Kanda volteó a observar la pista vacía: se habían alejado del bar y la zona comercial por la que andaban cerraba temprano siempre. Era predecible que, a esas horas, estuviera completamente desierta. “Yo creo que exageras. No sé qué pensará el conejo de mierda, pero yo no voy a decirle nada a Alma.”
“¿En serio?” Allen no pudo evitar esconder su decepción.
“¿Eres cojudo? En la vida arriesgaría la amistad de ese idiota por una estupidez como esa.”
“Claro, tiene sentido que pienses así. Ya te veía priorizando tenerlo a tu lado a tener decirle lo que sientes.”
“Ugh. No lo pongas así, me da asco.”
“Hehe.” Allen rio y alzó sus puños, entusiasmado. “Okay, te ayudaré.”
“¿…Qué?” Kanda volteó a observarlo, indignado. “¿…No te he pedido ayuda? ¿¡No acabas de escuchar lo que te dije, moyashi de mierda!?”
“Es Allen y sí, que no le vas a decir nada, blablabla. Deja de ser cobarde. Tú mismo lo admitiste esa vez que fuimos al cine hace unas semanas.”
“No entiendo de dónde me has agarrado tanta confianza, baboso.”
“Supongo que ya me acostumbré a tus amenazas.” Allen rio. “Bueno. ¿Quieres mi ayuda o no?”
“No.”
“Eh.” Allen se encogió de hombros. “Te lo pierdes. Yo que iba a servirte de espía y todo.”
“¿…Espía?” Kanda arqueó una ceja.
“Bueno, Alma confía en mí, así que suponía que va a contarme todo cuando se sienta más cómodo conmigo.”
“No entiendo.”
“A Alma también le gustas, tremendo baboso.”
“…”

Allen no tuvo tiempo de reaccionar, porque de un momento a otro, Kanda lo tomó de la camisa y lo empujó contra la pared detrás de ellos. Su mirada le indicaba los segundos de vida que le quedaban, pero Allen no estaba dispuesto a dar el brazo a torcer: estaba muy seguro de aquella observación y no iba a permitir que Kanda entrara en negación por ser tan cobarde.

Por algo se sentía como mal tercio. En ambos casos, los sentimientos eran mutuos. Era realmente frustrante ver cómo ninguna de las partes estaba dispuesta a decir la verdad.

Ah.

Tal vez ese era el motivo de su incomodidad.

“Te voy a matar.”
“Eso ya dejó de tener efecto sobre mí, bakanda.” Allen sonrió.
“No me importa. Deja de bromear con esto, imbécil.”
“No estoy bromeando.” Su expresión se tornó seria. “Puede que tú y yo no nos llevemos tan bien, pero nunca te engañaría con algo tan importante para ti. Voy en serio. Estoy seguro de que esto es mutuo… aún así, no voy a decirte que vayas y te lances. Primero quiero confirmarlo.”
“…” Kanda lo soltó lentamente. Suspiró y se llevó una mano a la frente, hastiado. “No sé ni por qué estoy considerando todo esto.”
“Porque te gustaría estar con él.” Allen sonrió, enternecido. “Y la mínima posibilidad de que eso pueda suceder te hace considerar esta locura.”
“Ugh. Me das miles de dolores de cabeza. Eres como una migraña andante para mí.”
“Aw, gracias por el cumplido.” Allen rio… y esquivó el puñetazo que casi conecta con su mejilla. “Sigue con eso y no averiguo nada.”
“Si crees que vas a poder domarme con eso, estás equivocado, moyashi.”
“¡Admites que eres una bestia! ¡Eso es progreso!” Allen juntó sus manos, muy alegre.
“…” Kanda sólo rodó los ojos. “Ya ni tengo energías para destruirte.”
“¿Supongo que el alcohol se te está subiendo a la cabeza?”
“No. Sólo estoy cansado. En cambio, tú… estás más valiente de lo usual.” Kanda arqueó una ceja.
“¡Debe ser por el shochu y la cerveza!” dijo, Allen, muy animado… y se tomó la cara, avergonzado. “Wah, estoy picado y recién me doy cuenta.”
“Me sorprende cómo no pierdes la cabeza, idiota.”
“¡Mira quién habla!” Allen lo señaló. “¡Tú eres más estúpido que yo!”
“Sí.” Kanda suspiró. “Claramente lo soy. Debí irme con Alma.”
“Ah.” Allen retiró su dedo, llevándolo a su mentón. “Cierto. ¿Por qué te quedaste conmigo? Dijiste que era porque ando picado y okay, lo estoy, pero… ¿No que te doy migraña?” Allen lo observó, curioso.
“Mm.” Kanda asintió. “Me das migraña y eres un completo imbécil, pero también eres cuerdo cuando quieres y quería comentarte algo.”
“¿Qué cosa?” Allen dudó, por unos instantes. “No entiendo. Eres más cercano de los otros tres que de mí.”
“Pero esos tres tarados son menos recelosos que tú.” Kanda se cruzó de brazos.
“¿Por qué lo dices?”
“¿No… te dio mala espina? Campbell.”
“…” Allen agradeció que el estupor del alcohol se desvaneció por unos instantes, permitiéndole tomar en cuenta las sospechas de su amigo.

Era cierto: Nea D. Campbell le había parecido un tipo tanto extraño. Se le hacía demasiado perfecto: sumamente amable y atento, muy comprensivo y fácil de ganarse la confianza de todos. Pero a diferencia de Alma, quien también contaba con aquellos atributos, Neah parecía menos genuino en sus interacciones. Había algo en él… que no le cuadraba del todo.

Le agradaba saber que no era el único con aquel punto de vista.

“Sí. Creo que se me pasó un poco por los tragos y el ambiente alegre, pero hay algo en él…”
“Mm.” Kanda asintió. “La suposición estúpida de que toda la gente de Rizembool está involucrada con los rebels no calza porque mi hermano estudia ahí y es tan idiota que no tiene ni idea de lo que pasa, pero… Campbell es otra cosa.”
“No puedo creer lo que diré pero te doy la razón.” Allen hizo un recuento rápido de sus interacciones con Nea, un tanto pensativo: intentaba dar con el motivo de su recelo pero era en vano. Sólo se resumía a una extraña corazonada y punto. Tal vez se trataba de una intuición especial: su subconsciente ya había procesado cierta información que no cuadraba, pero aún no lo asimilaba conscientemente.
“Habrá que tener cuidado. Ahora que has vuelto a conectar con el conejo idiota, aprovecha en sacarle información de a pocos.”

“¿Quieres averiguar sobre Campbell?”
“Mm.” Kanda asintió. “Lo iba a dejar pasar pero parece cercano de Lena y el conejo. No… quiero que se metan en problemas.”
“Aw. Realmente te preocupas por ellos.”
“Cállate, mierda.” Kanda rodó los ojos. “Te juro que estás vivo ahorita sólo porque compartimos el mismo punto de vista respecto a Campbell. Sino—”
“…” Allen lo imitó, rodando los ojos con una expresión disgustada.
“¿Qué cosa?”
“No dije nada.”
“Tienes una cara de imbécil.”
“Es la que siempre tengo.”
“Te voy a—”
“Ya, ya.” Allen suspiró. “¿Podrías dejar de pensar con los puños por primera vez en tu vida? Estoy cansado y quiero dormir. Déjame quedarme en tu departamento.”
“¿…Perdón?” Kanda frunció el ceño, enojado.

De no ser porque esa era su expresión más común, Allen hubiera jurado verlo un tanto indignado. Pero no estaba seguro: Kanda ponía esa cara siempre.

“Estás tarado? ¿Por qué no vas al tuyo?”
“Porque a) no vivo en un departamento, vivo en una mansión.”
“Olvidé que eras un pijo de mierda.” Kanda hizo una mueca de asco.
“No molestes.” Allen suspiró. “Y, porque b), si mi mamá me escucha llegando a estas horas, me parte en cincuenta pedacitos.”
“Nos haría un favor a todos.”
“…” Allen intentó fulminarlo con la mirada… pero, eventualmente, terminó haciéndole ojitos de cordero degollado. “¡Kanda-san, por favor, apiádese de mí!”
“Ah.” Kanda se limpió el oído. “Parece que escucho algo…”
“¡Bakandaaaa!”
“…No, fue el viento.”
“¿¡Qué quieres que haga para que me albergues en tu humilde morada!?”
“…Soba.”
“¿Eh?”
“Me compras soba cuando me de la gana.”
“Huh. Eso es mejor de lo que pensé.” Allen suspiró… y luego, asintió. “Okay.”
“Cómo se nota que a ustedes no les cuesta ni vergas—”
“Cállate, que voy a darte de comer, estúpido. Y no, no usaré el dinero de mi familia.” Allen suspiró. “Ya. Entonces. ¿Tenemos un trato?”
“…” Kanda gruñó.
“¿Qué fue eso?”
“Sí, mierda. Voy a pedir el uber.”
“¡Waaaaah! ¡Gracias!” Allen no cabía en su alegría.
“…Y llamaré a mi hermano,” dijo Kanda, sacando su celular.
“¡Noooooo! ¡No lo molestes!” Allen no cabía en su tristeza (?).
“Tengo que,” mencionó, mientras marcaba su número. “Me… olvidé mi llave.”
“…”
“…”
“…”
“…No jodas.”
“No iba a decir nada.”

La llamada tardó en entrar, y Kanda conversó por unos instantes con su hermano menor, comentándole acerca de su predicamento. Allen no pudo escuchar con claridad la respuesta del menor de los Kanda, pero a juzgar por el tono calmado, supo que el hermano de su amigo era al menos más racional y centrado que Yuu. Eso, sin duda, era algo extraordinario: Allen había imaginado que la familia Kanda era igual de gruñona y malhumorada que el ejemplar que había conocido.

Al colgar, Kanda se apuró en ingresar a la aplicación de Uber a pedir un taxi, y el silencio entre ellos probó ser incómodo por aquellos momentos.

“…Kanda,” dijo Allen.
“¿Qué mierda quieres?”
“…Tienes sofá, ¿no?”
“Sí, imbécil.”
“Okay, genial.”
“…Qué crees, ¿que la plebe no tiene muebles?”
“No me molestes con esas cosas, no tengo tanto dinero como imaginas.”
“¿No que tu mamá es dueña de una cadena de restaurantes? ¿Y tiene un servicio de catering?”
“…”
“Ah. ¿Ves? Cojudo.”
“…”

Aquel viaje en uber probaría ser el más largo de su vida, sin duda.


« Last Edit: July 23, 2019, 10:59:03 AM by Eureka »


Mimi Tachikawa

Hoi hoi minna dejando post que debi de dejarlo anteriormente, con esto acabo con el paseo de los Ryuseitais y me faltarian los naitos xDDD


Después del penoso accidente que había pasado y para no asustar a los demás chicos, Sakura y Syaoran tuvieron que mentirles para decirles que había sucedido un accidente a Midare, Akita,Houchou, Rinne y Shinobu, a las únicas personas a las cuales le dijieron la verdad fueron Miyauchi ya que es el mayordomo de Rinne y el más adulto de todos, a Chiaki y Kanata por ser los miembros mas experimentados de Ryuseitai además de ser sus mayores, después de ser atendidos por los médicos profesionales que habían sido contratados por Tomoyo, los afectados estaban en sus respectivas habitaciones aún inconscientes, menos Rinne que había despertado y se fue hacia la habitación donde estaba Shinobu, que después de terminar de ser atendido por el doctor, se acercó a la orilla de la cama y le tomó de las manos, sollozando en silencio. Miyauchi abrió la puerta de la habitación del joven, observando como sufria su pequeña dama, se acercó a ella y apoyó una mano en su hombro.

Si hubiera sido más fuerte…nada malo le habría pasado…yo estaba sola con él y no pude hacer nada frente a un ataque…estaba confiada en que podría protegerlo pero al momento de la hora no lo pude hacer…-

Eso no es cierto Rinne-sama, claro que has logrado protegerle, si no hubieses estado ahí, algo mas grave pudo haberle pasado…-

Es la primera vez que siento odio en mi vida…Miyauchi-san…por primera vez en mi vida tengo ganas de matar a la persona que lo lastimó…eso me hace mala persona? Eso me hace una persona no calificada para una hermosa y alegre persona como él?...-acariciando suavemente el rostro durmiente de la persona que amaba en su vida-

El joven mayordomo se acercó hacia ella y se arrodillo solemnemente

Usted es una bella persona también Rinne-sama…desde muy pequeña ha sido la niña mas hermosa y gentil del mundo, pese a que pasó malas experiencias en la escuela…asi que jamás vuelva a decir que usted es una persona mala…-

La peligris se levantó de la silla para acercarse a su mayordomo para abrazarlo y llorar

La puerta de la habitación se abrió nuevamente y las personas que entraron fueron Midori junto a Tetora

Shinobu-kun!!! Rinne-chan? Estas bien?? Ya no te duelen las heridas??-

Rinne se separó rápidamente de su mayordomo para secarse las lágrimas y habló- shhh…Nagumo-kun,Shinobu-kun sigue descansando…-

Como se encuentra?- Pregunto Midori visiblemente preocupado porque a pesar de que su ingreso a Ryuseitai fue bien accidentado, logró hacer amistad con todos en especial con Tetora y Shinobu, obviamente estaba sufriendo de ver  a su amigo en ese estado pero no sabia como expresarlo como siempre-

El doctor nos dijo que sufrio unos leves golpes, pero como estaba aún nervioso por todo lo que le había pasado, decidio cedarlo por un par de horas, para que se pueda tranqulizar…-

Ya veo…-dijo el pelicastaño agachando la cabeza- sabia que nada buena iba a suceder si yo iba al paseo con ustedes…-empezó a formarse una nube gris alrededor de él- debieron de hacerme caso sabían???-

Midori-kun por favor no digas esas cosas!! No te eches la culpa de cosas que no sabíamos que iban a pasar…-hablo Tetora para calmar al otro- nadie tiene la culpa de nada y solamente lo que tenemos que hacer ahora es ser el apoyo que Shinobu-kun va a necesitar, asi que ahora hasta que despierte nos encargaremos de protegerlo nosotros deacuerdo??-observando a Rinne y Miyauchi- asi que si fueran tan amables Rinne-chan y Miyauchi-san, pueden ir a descansar, mientras que nosotros nos quedaremos cuidando de él-

Me parece una muy buena idea Tetora-sama- dijo el mayordomo para tomar la mano de Rinne- yo llevaré a descansar a Rinne-sama porque seguro no lo ha hecho y debe de recuperar fuerzas…-

Pero yo me quedo…-

Osaka-san…tienes que descansar apropiadamente porque sino a nuestro Shinobu-kun no le gustaría verla con mal semblante…-el castaño se rascó la cabeza torpemente-asi que descansa bien o algo asi…-

Me sorprende que digas esas palabras Midori-kun! Seguro que Taichou estaría orgulloso de ti…-

No digas eso que me voy a avergonzar…-

Esta bien…-suspiró pesadamente la peliceniza- entonces se los encargo, si algo necesitan ya saben donde encontrarme si??

La joven miembro de la familia Osaka se retiró junto a su mayordomo para dejar a los otros dos dentro de la habitación
Nee Midori-kun…tengo una magnifica idea-su!!-

Creo que debo de suponer cual es…-suspiró pesadamente-

Observaron que la cama donde dormía Shinobu era grande, ambos jóvenes se miraron a los ojos, para luego asentir al unísono y echarse en ella cada uno al lado de su amigo, luego lo abrazaron cálidamente

Asi ya no tendrás ninguna pesadilla Shinobu-kun ya que estamos aquí para protegerte…-hablo el pelinegro-

Tienes que recuperarte pronto…para que nos sigas enseñando más de tus técnicas ninjas…-Dijo el castaño-

Poco a poco ambos jóvenes se quedaban dormidos no sin antes abrazarlo fuertemente, como unos hermanos mayores…
----------------------------------------


Como la puerta de la habitación donde descansaba Shinobu estaba ligeramente abierta, Sakura habia visto la escena y se había sentido un poco más aliviada al ver que Shinobu tenía tan buenos amigos alrededor de él y lamentó no poder descifrar correctamente el sueño que había tenido, o sino nada de eso hubiese pasado frente a ella, más aun que tenía perenne la voz de aquella persona que le había dicho esas cosas no la podía sacar de su cabeza-

No te preocupes Kinomoto que nada malo va a pasarle a Sengoku…-habló el líder de Ryuseitai con su habitual energía y buenos animos- Kanata y yo nos encargaremos de protegerlo verdad?-

El peliazul asintió con un movimiento en la cabeza- Nada malo le va a volver a pasar, asi que Sakura-chan…no te preocupes y ten cuidado porque pareciera que esa persona está detrás de ti…-como era de esperarse de un ex miembro de los famosos Oddballs, siempre atento a cualquier movimiento del enemigo, luego informaría esta situación a Rei y sus demás compañeros con los cuales aún se comunicaba

Kanata…tampoco la asustes de esa manera hasta que no estemos seguros de lo que podría estar pasando realmente-

No te preocupes Morisawa-senpai…aunque creo que Shinkai-senpai podría tener razón…-dijo apretando fuertmente sus manos-

Pero no eres una Hime o algo asi verdad?? Sakura-chan?...-

Aún no lo soy, pero lo pienso ser…ahora mucho más que me ha declaro esta persona la guerra…pero…-volviendo a su yo normal- ahora todos están a salvo con nosotros, asi que nos corresponde como los mayores que somos, hacerlos disfrutar los días que estemos en este lugar, para que olviden un poco el mal rato que sucedió- sonriendo ampliamente-

Esa es la actitud Kinomoto!!!...ahora me siento mas revitalizado!!!- dijo con su usual alegría-

Chiaki estas muy animado…-canturreo el peliazul moviéndose de un lado a otro también volviendo a su habitual ser-Eso es lo que me agrada de ti…-

Dicho esto, los tres chicos se alejaron de la habitación y empezaron a preparar un cronograma para ver lo que harán en sus vacaciones antes del festival…-
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En la habitación donde se encontraba descansando Midare, Momo y Mikki se encontraban con él, visiblemente lucían muy preocupados

Afortunadamente el doctor dijo que lo que tiene es algo leve asi que despertará pronto…-hablo la rubia-Midare-kun ha estado conmigo desde que estábamos en el orfanato, asi que él es como un hermano para mi…asi que no quiero que
nada malo le pase-

Te comprendo, yo también estoy preocupado por él, pero ya nos han dicho que esta fuera de peligro asi que no hay preocuparse…-

Midare abrió los ojos lentamente-Mikki-chan?? Momo-chan?? Que paso??

Por fin despertaste Midare-kun!!...-Mikki se abalanzo hacia él para abrazarlo efusivamente-

El rubio correspondio el abrazo de la joven- Porque estoy en mi habitación?Sucedio algo??...-rascandose la cabeza- recuerdo que estaba caminando con Akita-kun y Houchou-kun cuando de repente todo se volvió borroso-

Será mejor que no te molestes en recordar por ahora Midare-kun…-le dijo Momo- nos dijieron que sucedió un accidente cerca de donde se encontraban ustedes…-

Por ellos están bien??...-

Si, no te preocupes!!...Mikki fue a verlos y están dormidos- le dijo sin dejarle de abrazar cariñosamente- ahora que ya estas mejor vamos a probarnos la ropa que Tomoyo-chan ha puesto en su boutique!!-

Pero Mikki-chan…Midare-kun aún no…-

Creo que si vas a tener que esperar porque aún me siento un poco mareado como para levantarme e ir a algún lugar-

La rubio se separo del joven y suspiró pesadamente- esta bien…será como ustedes quieran…-se echó al lado de él-Mikki entonces te protegerá de cualquier mal hasta que te recuperes al 100 por ciento-

Momo también quiere…-se echó al otro lado del rubio, ambos lo abrazaron fuertemente-

Midare sonrio al ver las muestras de afecto de sus amigos y aunque aún estaba confundido, al tenerlos cerca se sentía tranquilo, por un momento al rubio se le fue la mirada y parecía que estuviese en trance, recordando inconscientemente las palabras de esa persona

“Los Toushiro te abandonaron, para que no les causes problemas, debes de odiarlos…no les perdones por haberte dejado solo”

Midare-kun??...-dijo Mikki-

Eh??...-despertando del trance donde se encontraba- perdón me distraje un poco-

Uhm…seguro que has estado pensando en la ropa de última moda que vimos en nuestro catálogo favorito no??...- le dijo el otro rubio-

Es cierto…-mintio para no hacer sentir mal a sus amigos ya no los quería preocupar-

Ya veo…entonces vamos a descansar chicos que mañana tenemos que hacer muchas cosas para divertirnos…-dijo animada la rubia-
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En la habitacion donde estaban Houchou y Akita…

Tomoyo se encontraba arrodillada en la amplia cama, donde Houchou dormia en su regazo y Akita le tomaba de la mano mientras dormia plácidamente-

Ahora ya están a salvo…me quedaré a cuidarlos hasta que despierten…creo que Sakura-chan y Li-kun me están ocultando algo, y debe de ser algo grave…-suspiró- pero confió en Sakura-chan y seguro que lo están ocultando por nuestro bien…igual tengo que decirle a Ichigo-san lo que esta sucediendo…aún no se como reaccionaran…Houchou-kun estaba muy ansioso y Akita-kun me preocupa por que lucia tan tranquilo…debe de ser muy difícil ser parte de una familia tan importante…-Suspiro suavemente- solo espero que ambos puedan recuperarse de este gran susto
Shampoo se encontraba en la cocina canturreando alegremente, claro que se sentía mal por lo que había sucedido pero ahora estaba cocinando para cuando todos despiertan puedan comer algo preparado con amor

Cuando todo se normalice le pediré a Midori que tenga una cita conmigo…-sonronada- después de todo ya se lo que le gusta y puedo conquistarlo de esa manera…asi podré estar cerca de él y podré protegerlo…-sonrio ampliamente-

Es entonces que al dia siguiente las cosas se normalizaron y todos empezaron a disfrutar de las vacaciones y el entrenamiento de Ryuseitai, porque el festival organizado por Madara Mikejima estaba cerca y tenia que lucirse lo mejor que puedan.
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matta ne!!!

mimi-chan
« Last Edit: July 24, 2019, 12:51:50 AM by Mimi Tachikawa »


Mimi Tachikawa

Vengo con otro ficku <3 <3


Finalmente llegaron a la casa de playa de María, desde la entrada principal habían muchos sirvientes que se acercaron a ellos para saludarlos con respeto, lo que llamaba más la atención era que un par de mayordomos llevaban dos sombrillas y un ventilador portátil, obviamente todo había sido hecho para que Ritsu saliera de la camioneta sin ningún problema.
Maria-san, estas consintiendo mucho a Ritsu…-habló el pelirojo suspirando pesadamente mientras la puerta de atrás se abría y junto a Yamanbagiri bajaban a Ritsu que estaba medio adormilado, los mayordomos se les acercaron para ayudarlos-

Maa-kun…tu también me engríes mucho…así que no le veo el problema…-bostezando con pereza

Tengo que cuidar a mis queridos amigos y Ritsu es el más desprotegido de todos…-hablo la joven pelirosa-

No se en que mundo vives Maria…si Kuma-kun es el más peligroso de todos, como un evidente ejemplo tienes el grillete que estoy llevando en el cuello-habló Izumi con el cueño fruncido y con los brazos entrecruzados-

También estoy deacuerdo con Sena-kun…-hablo Tsubasa observando su grillete en el cuello- de entre todos nosotros estoy segura que Ritsu es el mas peligroso-

Por primera vez después de tantos años tanto Izumi-chan y Tsubasa-chan están deacuerdo en algo, asi que me alegro mucho…-canturreo Arashi alegremente-

Eh??Pero de que hablan? Si mi lindo Ritsu es nuestro adorado niño a quien debemos cuidar y mucho,claro que después de Suou-Habló el Rey de Knights con un tono paternal.

Leader…por mí no tienes que preocuparte que se cuidarme por mi mismo y pues coincido con los demás en que Ritsu-senpai es una persona peligrosa-señalando a Izumi y a Tsubasa-

Que malos son…-el pelinegro bostezó ligeramente- si yo soy una persona indefensa, menos mal que tengo a Mari-chan y Ousama que si me quieren…-fingiendo molestia-

El rubio se acerco a Mao y le susurró al oído- y Asi son todos los días?? Todos son algo peculiares…-dijo con una gota en la cabeza

Por lo que tengo entendido y según lo que me cuenta Ritsu…si…-suspiro pesadamente- y ya estoy sintiendo un fuerte dolor de cabeza-

Ya en la entrada de la súper y lujosa casa de playa de la pelirosa, la joven adelantó un par de pasos para dar una vuelta y mirar de frente a sus amigos.

Bienvenidos a mi casa de playa! Que gracias a mi excelente trabajo como actriz he comprado con todo lo que he ahorrado para poder conmemorar esta reunión, por lo que verán no escatimé en gasto y todo amoblado deacuerdo a las exigencias de cada uno de ustedes…-sonrio ampliamente-

Sasuga María!! Por eso es el suport de Knights…-habló con orgullo el Ousama-

Gracias por tu amabilidad Maria-neesama, como siempre preocupándose de todos nosotros, lo mismo hiciste cuando fui a Inlgaterra a visitarte…-

Yo también quiero irme a Inglaterra Mari-chan…llévame…-habló emocionado el pelinegro- nee…vamos juntos Maa-kun?...-mientras seguía colgado de Mao que tenía una gota en la cabeza-

Ara?...Inglaterra debe de ser un hermoso país…yo también quiero ir…-

Claro que los invitaré a Inlgaterra cuando salgan de vacaciones de la universidad del próximo año y por supuesto Yamanbagiri-kun y Mao-kun están cordialmente invitados-

Gracias por la invitación…-dijo el rubio cubriéndose con su capa porque estaba avergonzado-

Eh?...-Leo recién se percató de la presencia del rubio y se acercó a él-tu eres el protector de Tsubasa-chan?...uhmm- sonrió ampliamente para quitarle la capa y ver su hermoso rostro, los cortos cabellos sedosos, todos se quedaron maravillados por la apariencia del joven- sabía que podrías ser material de inspiración…una belleza comparada a la Vénus de Milo y que envuelto en una capa es un desperdicio para la humanidad…-una idea vino a su mente- ya lo tengo!! Llegó la inspiración!! Gracias a las fuerzas del universo…-saco su plumón y empezó a componer-

Yamanbagiri se sonrojó ferozmente mientras se iba a volver a cubrir, no pensaba encontrar otra persona aparte de Mordred que pudiera molestarlo de esa manera

Ahora que lo dices…Yamanbagiri-chan es muy apuesto…-Naru se acercó hacia él y tomó su rostro entre sus manos, tiene madera para llegar a ser un modelo exitoso…-

No digas eso que me avergüenzo!!...-dijo alzando un poco su voz para cubrirse el rostro con sus manos-

Es cierto…-Maria también se acercó hacia él- si deseas puedo contactarte con unos muy buenos representantes para
que te lancen al estrellato…porque en serio que si eres muy guapo-

No me gusta que me digan que soy lindo…-cubriendose finalmente- pero muchas gracias por su consideración-

Tsubasa se acercó a él pese a los reclamos de Izumi que ni quería moverse, para colocarse frente a él y le miró fijamente-No tienes por qué avergonzarte Yamanbagiri-san…si no quieres ser un modelo no tienes porque serlo y nada mas…asi que solamente puede sigue entrenándome deacuerdo??

Deacuerdo…-le respondio el rubio que se arrodillo ante ella-

Mari-chan quiero dormir…dinos donde están nuestras habitaciones? Recuerda que apenas puedo estar despierto en la mañana…-hablando con voz somnolienta- aunque la espalda de Maa-kun es muy cómoda…-canturreando alegremente-

Eh? No soy tu burro de carga Ritsu…-habló el pelirojo con una gota en la cabeza-

Es cierto…debo pedir que lleven sus maletas antes de hacer cualquier cosa en grupo…asi que vamos a designar los cuartos!

No va a ser individual?-habló el rubio con decepcion porque quería estar tranquilo y solo-

En realidad iba a ser de esa manera, pero conversando largo y tendido con Ritsu, pues decidimos que es más divertido que compartan habitación, pero no se preocupen que cada habitación es muy amplia y cuentan con 2 baños para cada uno, además de otras cosas que claro lo verán cuando estén ahí, ha sido ambientado perfectamente para las parejas…-

Como esperaba de mi mejor amiga y confidente…-hablo el pelinaranja con orgullo-

No deberías de elogiar todas las tonterías que Maria y Kuma-kun hagan Ousama…-hablo el peligris fastidiado porque obviamente sabía desde ya que tendría que compartir habitación con Tsubasa debido a la “gracia” del Sakuma menor
María-neesama y ya sabes cuales van a ser las parejas que van a compartir habitaciones? Claro que separando a Tsubasa-neesama y Sena-senpai-

Obvio que si Suou…-aclarándose la garganta así que los anunciaré para que los mayordomos puedan levarlos a sus respectivas habitaciones-sacando una pequeña pizarra y mostrando los nombres con una amplia sonrisa-

El orden es el siguiente:

Maria-Naru
Tsukasa-Yamanbagiri
Ritsu-Mao
Leo-Tsukasa-Izumi

Eh?...me están diciendo que aparte de tener que compartir habitación con Kazanari, también Ousama estará ahí? Al menos denme algo de respiro…-se cruzó de brazos enfadado-

Pero creo que Maria-san ha hecho una buena elección ya que siendo nosotros 2 los más fuertes de nosotros por nuestras condiciones de Hime y Rebel, es el lugar más seguro donde Ousama puede estar- habló Tsubasa con su habitual mirada seria.

Puede que tengas razón pero…-el peliplateado no sabia que decir ante ese argumento-

Es que acaso no quieres compartir tu habitación conmigo Sena? Cuando eramos niños siempre pedias dormir en mi misma habitación y cuando estaba enfermo llorabas porque igual te querias meter a dormir conmigo-

Es en serio? Ese pasado no lo sabia Secchan…-Dijo Ritsu mientras esbozaba una sonrisa burlona-

Oye Leo-kun…es un pasado del cual quiero olvidar…-

Si quieren ver fotos de Izumi durmiendo con Leo de pequeños, pueden pedírmelo con confianza que yo tengo varias…-dijo la pelirosa con cara de malicia-

Ni se te ocurra María no lo hagas!!!-

Y de paso también podemos ver fotos de Tsubasa que siempre aparece cuidando cada lugar donde Leo se encontraba ya que desde niña siempre actuaba de la misma manera…-rio divertida-

Nooo yo tampoco deseo que vean mis fotos vergonzosas Maria-san!!-

Ara? Yo quiero yo quiero verlo Maria-chan!!....pásamelo por el whatsap…-

A mi también Mari-chan…-Dijo Ritsu aún colgado de Mao para sacar su celular esperando los archivos-

Mejor no lo hagas Maria-neesama va contra los derechos a la privacidad…-

Hhahahahahah…tienes todo mi permiso María para que puedas mandar las fotos a todos nosotros- hablo el Rey de Knights –

Menos mal que no somos muy cercanos…-suspiro pesadamente el rubio-

Yo no tanto…Ritsu siempre expone mis vergüenzas a cada rato…-con una gota en la cabeza-

Claro Maa-kun pero no te preocupes que nuestras fotos privadas solo las tengo yo…-susurrándole al oído-

A Mao se le erizó la piel-No digas esas cosas que se podrían malinterpretar…-

No te preocupes Isara que yo como el Rey de Knights y padre adoptivo de Ritsu doy mi consentimiento para que ustedes puedan andar juntos…-

Eh? Isara-san esta con Ritsu-senpai? Eh?...-Tsukasa se sentía confundido-

No tienes que creer en nada de lo que Kuma-kun te dice…le gusta exagerar siempre las cosas…-habló Izumi que observo a Tsubasa de reojo y también lucia sorprendida como Tsukasa- Tu también Kazanari?

Que…acaso no es cierto?...- Dijo la peliazul-

Uhmmm…Ritsu puede que diga la verdad y puede que no…-habló la pelirosa- pero si es verdad yo puedo organizarles una velada romántica para los 2-

En serio??Nee…que dices Maa-kun? Aquí podemos renovar nuestros votos de estar juntos siempre…-

Yo?No quiero nada de cena romántica…asi que si es una cena de amigos esta bien…-dijo el pelirojo por lo bajo avergonzado-

Maa-kun es un niño bueno…-dándole unas suaves palmadas en las mejillas-

Bueno…bueno…dejemos de seguir con esta plática y vamos a desempacar, para luego empezar con nuestras vacaciones…-dijo un animoso Naru con su habitual sonrisa-

Es así que todos se dirigieron a sus respectivas habitaciones para desempacar, aunque no era mucho lo que llevaban todos porque María tenía una boutique exclusiva para todos, y también implementos de aseo, de belleza, etc.
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En la habitación de María-Naru…

María ya estaba vestida con su ropa de baño de dos piezas y con un pareo con diseño de hojas de cerezo, tenía puesto un sombrero de paja, se encontraba sentada en su cama mirando el celular, aún dudaba que hacer

Ara?...sucede algo María-chan?-Naru también ya se había puesto su traje de baño,el cual era un short de color azul y una camisa blanca que estaba abierta, al igual que María llevaba puesto un sombrero de paja-

Te acuerdas de lo último que te conté antes de venir aquí?...-suspiró pesadamente-

No me digas que aún no has llamado a Chiaki-san??...-se rascó la barbilla- deberías de haberlo hecho, desde hace una semana estas aquí…-

Pero aún no sé que debería de decirle…-

Me dijiste que no eras lo suficientemente digna de él, pero ahora que conseguiste todo los objetivos que te has propuesto…no crees que es hora de que por fin confieses lo que sientes?...Chiaki-san es una persona muy despistada como toda su familia, si no le dices algo jamás se va a llegar a enterar…-

Ya lo se…solo que…no quiero escuchar algún rechazo suyo…-

Y cuando eso te ha detenido María-chan?...-se sentó al lado de ella y le tomo de las manos- si no le gustas ahora, puedes seguir insistiendo hasta que él llegue a enamorarse de ti, si tanto has luchado para que todos estemos aquí, tienes ahora que luchar por tu felicidad…-le sonrió cálidamente-oneechan te ayudará en todo lo que necesites-

Gracias por darme ánimos Naru-chan…-dijo con los ánimos nuevamente reestablecidos-tienes razón ahora mismo lo llamaré-

María colocó el altavoz para que Naru pueda oírlo también

Ambos se tensaron cuando la llamada fue finalmente contestada

Chiaki al habla, quien es?-

Es que acaso no me tienes apuntada en tu lista de amistades Chiaki?!!-dijo visiblemente molesta la joven pelirosa-

Eres tu María??ha pasado mucho tiempo, perdona por no reconocer tu número, me cambie de celular y aún no entiendo estas cosas de pasar de datos de mis contactos a un nuevo celular…dejando eso de lado me alegra mucho oir tu voz-


En serio te alegra oír mi voz??...-dijo emocionada la joven pelirosa-entonces te perdono…-

Dime como vas en Inglaterra? Me parece tan raro que me llames a estas horas…yo ando regresando de un campamento de entrenamiento, cuando regreses verás el resultado…-

Entonces no tendré que esperar mucho tiempo para verlos, porque ya me encuentro en Japón y pienso ir al festival que organizó Madara-kun…-

Ya estás en Japón???Entonces tenemos que vernos para que me cuentes que tal te va, dime cuando estas libre?

Naru miró a la pelirosa que estaba muy emocionada por esas palabras pero se aclaró la garganta y habló

No creo que pueda hasta el día del festival…ahora me encuentro en mi casa de playa con mis amigos y luego tengo que cumplir un par de compromisos, asi que el dia del festival estaré libre, nuestro encuentro será en ese lugar y espero que te luzcas como se debe con Ryuseitai o sino me voy a molestar deacuerdo??

Jajajajaja claro que daremos uno de los mejores conciertos de toda la carrera de Ryuseitai, asi que tienes que estar pendiente…bueno entonces te dejo porque tengo que dejar a todos mis chicos a sus respectivas casas-

Deacuerdo…entonces nos veremos en el festival…-colgó la llamada antes, para luego escuchar la voz de su amiga

Vez que te dije Maria-chan?...-

Tenias razón Naru-chan…-dejando su celular a un lado-ahora con nuestra cita indirecta estoy lista para soportar lo que sea…-mirandolo fijamente-así que vamos divertirnos en la playa con los demás!!-
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En la habitación de Mao y Ritsu, justo como María lo había ordenado, la habitación de dos camas estaba ligeramente iluminada, había aire acondicionado para evitar que Ritsu se sofoque, además de bebidas que estaban dentro de un friobar, el pelinegro estaba conforme con la habitación mientras que Mao estaba temblando de frío

Se nota que te engríen demasiado Ritsu, han cumplido hasta el mínimo capricho tuyo…-dijo el pelirojo con una gota en la cabeza-deberé de hablar con Maria-san para que en su próxima salida sea menos engreidora contigo…-

Maa-kun estas celoso?...es muy divertido verte de esa manera lo sabes?...-dijo mientras se acomodaba en su cama y bostezo ligeramente-si quieres yo te puedo engreír…-extendio sus brazos-ven aquí…-canturreando alegremente-

Parece que no me quieres escuchar no??...-con el ceño fruncido-bueno dejemos nuestras cosas y vayamos a reunirnos con los demás-

Eh?no quiero…yo me quiero ir a dormir…-se volteó para darle la espalda-

Nada que no Ritsu, después de la gracia que has hecho, minimo debes de supervisar que ni uno de ellos se quiera matar entre si no? Pensaba dejarte holgazanear durante todo el paseo, pero con todo lo que has hecho ya no lo voy a hacer, aunque tenga que arrastrarte y servirte de “apoyo” estarás presente en todos los lugares que estén ellos y punto final deacuerdo?

Maa-kun eres malo…-se levantó con desgana y se frotó perezosamente los ojos-esta bien…pero me vas a tener que cambiar la ropa tu deacuerdo?...recuerda que no soy un ser de dia, asi que por la mañana no tengo fuerzas-

No pienso cambiarte, pero si dejar tu ropa de baño para que la utilices en la playa…-dijo rascándose la cabeza-

Eres una esposa dedicada…-canturreando feliz-

No digas esas cosas que me avergüenzas…-

Me encanta mucho fastidiarte y lo sabes…ya que somos amigos de la infancia y eres el único pariente que tengo…-

Y Sakuma-san??

No me menciones a mi tonto anija o sino me quedaré aquí a dormir…-

Esta bien no lo voy a volver a mencionar pero espero que puedas solucionar tus problemas porque de esa maneras vas a seguir atado en tu pasado y no vas a poder salir, yo siempre estaré contigo porque eres mi amigo y te quiero…-

Maa-kun a veces dices cosas que no quiero escuchar…-

Solo te digo lo que un buen amigo te tiene que decir,asi que vamos anda a cambiarte y salgamos a la playa para reunirnos con todos, hay un buen clima y ya colocaron todo tu ambiente para que te sientas cómodo y no te quemes…-

Uhm…esta bien…solo porque eres tú y porque quiero ver como se encuentran Seechan y Kacchan…-
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En la habitación donde estaban Yamanbagiri y Tsukasa…

El rubio se encontraba ya vestido con su traje de baño, pero estaba cubierto con su capa para no mostrar mucho su rostro

Esto…Kunihiro-san, no siente mucho calor con todo eso puesto?-

En realidad no, lo llevo desde que era pequeño asi que es una costumbre…-

Ya veo…-habló el pelirojo con una gota en la cabeza-esto…puedo hacerle una pregunta?-

Cual es?...-le dijo respondiéndole secamente-con tal que no tenga que ver con mi vida personal no hay ningún problema, porque es algo tan poco interesante como para conversarlo-

No…no es nada de su vida personal…-dijo sonriendo nerviosamente-solamente quería preguntarle acera de Tsubasa-neesama, desde que regresé de viaje y la ví en casa de Maria-neesama la he visto con un sombrio semblante, quiero saber si se encuentra bien, porque siempre le gusta llevar una carga en silencio, no se si podría decirme algo acerca de ella-

Uhmmm…no hace mucho que conozco a Tsubasa, pero se que la ha pasado muy mal, afortunadamente ha tenido a Sakuma-san para protegerla en los años en que más necesitaba el apoyo de alguien y que no podía encontrarlo en ustedes en esos momentos…-

Te refieres al problema con…-

El rubio asintió-No hace mucho se volvió a mostrar al mundo porque hubo un problema en Hanasaki y no podía quedarse con los brazos cruzados…Midare y yo somos sus maestros en el arte de la espada y ella aprende a grandes pasos con las espadas que tu Ousama le regaló-

Ya veo…nuevamente se está absorviendo a su deber de arma, que pensar como un ser humano…-agachó su cabeza-ahora que esta con el grillete junto con Sena-senpai, seguro que no la estará pasando muy bien…además de tener a
Leader en su habitación…no sé en que están pensando Ritsu-senpai y Maria-neesama-

Yo creo que han tomado una buena decisión aunque los métodos fueron pocos ortodoxos…-se cruzó de brazos-hasta esa persona llamada Izumi Sena no parece ser mala persona…-

Sena-senpai no es mala persona…Tsubasa-neesama también siente estima por él, aunque ahora …-

Creo que no deberías de preocuparte ahora Tsukasa-san…-se acercó a él y le acaricio la cabeza suavemente-Porque eso causaría que todos ellos se empiecen a preocupar por ti…eres el más de su grupo, asi que debes de relajarte un poco más y así poder ayudarla…-se alejo de él y se acercó a la puerta-será mejor que vayamos al lugar de encuentro…-

Tienes razón, al menos podré hacer algo por ellos en este paseo…-dijo un poco mas animado- muchas gracias por hablar conmigo Kunihiro-san…-haciendo una reverencia-

No tienes porque…-dijo algo avergonzado cubriéndose con su capa-
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Y por último en la habitación de Leo, Izumi y Tsubasa, solamente en esa habitación tenían a una sirvienta cerca ya que Tsubasa al ser la única mujer en esa habitación la tenían que separar de la vista de Izumi y Leo para que se pudiese vestir sin problemas, asi que cuando tenia que cambiarse se abria una cortina portátil y con la ayuda de la sirvienta, la joven peliazul empezaba a cambiarse, al mismo tiempo que lo hacían los otros dos jóvenes, aunque el Rey de Knights después de cambiarse estaba empezando a componer música en la pared blanca que Maria había ambientado especialmente para que hiciera todo lo que le diera la gana sin que pueda molestar a los demás-

Ousama puedes dejar de escribir?, tenemos que irnos a la playa para reunirnos con los demás-habló Izumi con cierta molestia sin poder moverse libremente porque estaba “atado” a Tsubasa en el otro extremo

Lo se …lo se Sena, no tienes porque preocuparte, además ya terminé con mi primera parte, puedo vivir por el momento sin escribir la 2da parte…pero quizás la inspiración puede llegar en el mar...-rascándose la barbilla-entonces será mejor llevar a mi fiel acompañante…-sacando su cuaderno de apuntes y su lapicero, sonriendo alegremente-

Se supone que estamos aquí para descansar no?-

Despues de que Tsubasa terminara de cambiarse a su modalidad de ropa de baño, la cual consistía en una ropa de baño enteriza y con un pareo de color celeste para contrastar con su pálida piel, la sirvienta hizo una reverencia y se retiró del lugar

Estoy deacuerdo con Sena-kun…-Tsubasa se cruzo de brazos-Ousama estamos en medio de unas vaciones de verano, asi que será mejor que deje descansar un poco su gran mente creativa…-

Lo mismo diría de ustedes…ambos se ven muy tensos, asi uno no se puede relajar…-suspiro pesadamente-, para sentarse y cruzarse de brazos-

Crees que podríamos estar tranquilos con esto que Kuma-kun nos ha puesto??...-

Es cierto…a mi también me incomoda mucho estar en esta situación…-

Pero eso se lo merecen por querer lastimarse la ultima vez que se vieron lo sabían?...-dijo cerrando los ojos- aún tengo en la mente la imagen de ustedes dos peleándose…y es algo que no me gusta ver dicho sea de paso…asi que al menos en este paseo hagan tregua y pásenla bien conmigo como en los viejos tiempos, ya sea solo por su lealtad hacia mi y no por el estima que sientan o no entre ustedes, piensen por un momento en los demás que están alegres de vernos a todos reunidos

Ousama…-Tsubasa sabia que su Rey tenia razón porque todos sus amigos estaban felices de volver a verse,cuando pensaron que esto no iba a suceder por la ultima vez que se vieron la cara, sabia que ella era culpable de toda la situación, se sintió mal de ver a la persona que tenia que proteger tener que rogarles literalmente a que se lleven bien entre si

Aunque todo lo que has dicho es cierto, hay cosas que no se pueden cambiar…como el hecho de que Kazanari y yo somos enemigos…-cruzandose de brazos- pero puedo hacer el intento solo por este paseo de llevarme bien con ella…-suspiro pesadamente-tonto Ousama es raro verte de esa manera tan seria, asi que vuelve a ser el mismo idiota de siempre o te voy a patear fuertemente el trasero hasta que no puedas sentarte para escribir-

Esas cosas son horribles Sena-kun, no lo asustes…-

Hahahaha asi me gusta Sena, que seas de esa manera, eres el mismo Sena que tanto me agrada mucho…-se acercó a él y le dio palmadas en el hombro- asi que quiero que te portes de esa manera deacuerdo? Y tú…-señalando a Tsubasa –relajate un poco deacuerdo? No quiero que me vigiles las 24 horas al dia

Eh?? Pero…-

Nada de peros…como estarás con Sena, los quiero lo mas lejos de mi que puedan e interactúen con los demás deacuerdo? Es la orden de su Ousama…-

No es algo de la cual estoy deacuerdo…pero si tú lo estas ordenando no tengo nada más que cumplirlo…-haciendo una reverencia-

Yo no soy como Kazanari pero igual sigues teniendo el status de Ousama para mi y no me quedará de otra que obedecer tus ordenes…-

Asi me gusta…que mis dos manos estén deacuerdo con mi petición…- abriendo la puerta de la habitación- Maria ha organizado muchas cosas interesantes asi que vayamos a encontrarnos con ella y con todos para empezar a divertirnos!!- salio corriendo primero-

Dejando a los dos jóvenes a solas con un silencio incomodo que Tsubasa tuvo que romper

Tal como le hemos prometido a Ousama espero poder llevarme bien contigo en estos días de vacaciones…-extendiendo la mano-

A Izumi no le gustaba mucho la idea, pero por ahora para que no le hagan un cargamonton solo tenia que aprender a sobrellevarla por un par de días, luego volveria a su laboratorio en Rizembool y estaría tranquilo sin tener que hacer vida social con nadie y sobretdo volver a ver a la joven peliazul con la cual tenia un tema pendiente-Bien haremos una tregua por estos días…-le agarro de la mano para sellar su trato de no ataque durante todo el paseo o al menos lo iban a intentar
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Matta ne!!!

Mimi-chan


Cho

Start of the new semester~

73



Luego de unas placenteras vacaciones, llegó el primer día de clases. Además de buscar sus nuevos salones y cargar consigo su horario de clases en lo que lo memorizaba, Yukko no sintió una gran diferencia en su rutina, pero sabía por sus múltiples experiencias en el semestre anterior que le esperaba otro mundo por delante.

De todos modos, al ser un nuevo semestre, sí había un cambio fundamental en su rutina, y lo evidenció al llegar al auditorio de su clase de cálculo y ver a Shinano presente y con su grupo usual. El pelirrojo se notaba con sueño, pero no menos animado.

“Oh, hola Yukko, buenos días,” le saludó simpáticamente ni bien la chica les dio el alcance.
“Hola, Shinano, ¿qué haces por aquí?” preguntó confundida.
“Ehh, pues, pese a estar más orientado a las artes escénicas, mis hermanos me insistieron que tuviera otra carrera más disciplinada y pues…” dio un pesado suspiro. “Llevaré economía. Gotou-nii dice que ello puede ser de ayuda para la familia.”
“Hmm…” Hotarumaru se puso a pensar. “Entiendo lo que quiere decir, pero uno debe tomar la carrera que a uno le gusta. No te ves muy animado que digamos, Shinano.”
“Uhh, no me gusta la idea del todo, pero si tengo que tomar algo académico, está entre lo más tolerable para mí,” dijo frustrado. “Sí soy bueno para las matemáticas, después de todo.”
“Eh, ojalá te ligue, aunque que te guste un curso no tiene gran efecto en toda una carrera,” opinó Hajime, quien se encogió de hombros. Sin duda los hermanos del doctor no parecían tan disciplinados o enfocados. Pese a ello, decidió extenderle un poco de comprensión y le agarró de un hombro. “Pero entiendo tu situación, y espero que te vaya bien. Dale lo mejor que puedas.”
“Ohhh~” Shinano pasó a emocionarse e ilusionarse por esas palabras de aliento y juntó sus palmas, para mirar al chico con ojos brillantes y conmovidos. Asintió un par de veces como un niño obediente.
“Ehh…” ello hizo a Hajime soltarle de inmediato y mirarle con incomodidad y reproche. “¿Qué dije? No me mires así.”
“¡Ahh~ es que eres igualito a Atsushi-nii, nunca dejaré de decirlo!” exclamó maravillado y agarrando sus mejillas. “¡Sí, él también evaluaría la situación, me diría que me esfuerce y me extendería comprensión! ¡Y sin duda me agarraría de un hombro!”
“O-oye, Shinano…” Yukko sonrió incómoda. “Tranquilo…”
“Tsk, me había olvidado de eso,” Hajime rodó los ojos. “Sólo no me fastidies.”
“¡Sí, por supuesto que no!” le contestó Shinano todavía ilusionado y mirándole con anhelo, para asentirle rápidamente.
“Y párala con esa aura feliz y complaciente que te traes, no soy tu hermano,” le recriminó.
“Shinano, ya te metiste en problemas con Yagen. No dejes que vuelva a suceder,” le aconsejó Hotarumaru, levemente frustrado.
“S-sí, intentaré calmarme, eh, perdón,” el pelirrojo sonrió con torpeza y rascó su nuca. Entonces miró a Mai y se inquietó al ver que la cuatro ojos le apuntaba con su Smartphone. “Ehh, Mai, ¿de casualidad me estás grabando?”
“Es confidencial,” la chica guardó su celular y se le dirigió con su característica inmutabilidad. “Tú dices que tomarás economía, lo cual no es una ciencia o ingeniería como las que nosotros seguimos. Asumo que no llevas nuestros mismos cursos.”
“Eh, pues sí. Más que nada estamos juntos en las dos clases de matemática y en la de programación. De ahí llevamos cosas distintas,” contestó, sonriendo. “Pero me alegro mucho que podamos compartir la mitad de nuestros cursos,” miró a Yukko. “Y de paso estamos en el club de drama con Syo y Natsuki. Siento que nos divertiremos un montón.”
“Sí, verdad que sí,” Yukko sonrió incómoda. Pese a haberlo visto en su horario, recién caía en cuenta que tendría dos cursos de matemática ese semestre, además de uno de programación que ya sobresalía los temas mundanos como aprender a usar Microsoft Office. No evitaba temer que sus estudios fueran a complicársele demasiado.
“Ah, y Hakata va a comenzar a estudiar unos tres cursos en la universidad este semestre. Vendrá en las tardes, después de sus clases en la secundaria,” explicó Shinano, quien sonrió contento y claramente orgulloso de su petizo. “Más bien esperaba encontrarme con él después de almuerzo para darle la bienvenida y ayudarle a buscar sus salones, y me encantaría si ustedes pudieran acompañarnos.”
“Claro, si tenemos libre no hay problema,” dijo Yukko, animada.
“Parece que sí, tenemos un hueco en la tarde,” Hotarumaru revisó su celular y sonrió un poco. “Ah, Hajime, pienso que sí te llevarías bien con él. Hakata sí se comporta bien y es muy inteligente. Se parece más a Yagen.”
“Bueno, si tú lo dices,” Hajime asintió y se animó. “Puedo confiar en ti, Hotarumaru.”
“Uhh, no te culpo por decir eso…” Shinano se entristeció un poco. Hizo un puchero y desvió su mirada. “Y es un poco injusto que digan que Yagen se comporta bien. No le conocen como yo.”
“Sé que nuestro Hotarumaru quiso decir que sabe comportarse cuando es prudente y que no para faltándole el respeto a terceros u obviando la etiqueta social, a diferencia de ti,” comentó Mai con indiferencia e ignorando la molestia del otro. “Pero acepto tu invitación. Hakata es un joven prometedor y como su honoraria hermana mayor, le concederé el regalo de mi presencia.”
“Uhh…” Shinano se resintió más y levantó sus pies a su sitio, para abrazar sus piernas. Sin lugar a dudas, seguía resentido por la atención que Hakata le daba a la chica.
“Sh-Shinano, ya pasó…” dijo Yukko, con leve pena por su sensible amigo.
“En fin…” Hajime miraba al pelirrojo de reojo y con leve incomprensión. “Me estaban comentando cómo habían pasado sus vacaciones. Ese distrito a la orilla del mar a donde fueron suena muy divertido.”
“Sí, nos divertimos un montón, hehe,” Hotarumaru asintió contento. “Ahora nos falta ir a algún viaje contigo, Hajime. Sólo faltabas tú para que seamos todos.”
“Definitivamente, me encantaría,” Yukko asintió.
“Ojalá se dé, ya ando recuperándome un poco,” el mayor asintió.
“Podemos seguir contándote del viaje más tarde cuando el Toushirou no esté,” comentó Mai. “Claramente me resentirá por algo.”
“Ehh, n-no digas eso, por favor,” Shinano se inquietó.
“No es como si Mai-neechan mintiera…” Hotarumaru negó frustrado.
“Aparte que el profesor acaba de llegar,” continuó la chica, indiferente.
“P-pudiste haber comenzado con eso, Mai…” Yukko sonrió incómoda.

Así, los cinco prestaron atención al profesor, quien no tardó en presentarse y explicar la dinámica del curso.


Mientras tanto…

“¡Mi nombre es Hakata Toushirou! ¡Seré pequeño, pero no me subestimen!” exclamó el rubio cuatro ojos con la más confiada de sus sonrisas. “¡Espero que nos llevemos bien!”
“Estoy segura que sí,” la maestra le miró animada y encaró a los presentes. “Este pequeño joven es el hermano de uno de los científicos más aclamados de nuestra universidad. Sé que nos demostrará que es igual de inteligente.”
“¡Ohh, definitivamente!” Hakata se emocionó ante esa mención y asintió decidido.
“Ahora por favor toma asiento,” observó su salón. “Hm… ¿dónde podrías sentarte?”
“¡Sensei, por aquí!” Sora alzó su mano y la agitó efusivamente. El rubio estaba sentado hacia atrás del salón, donde había algunos espacios disponibles. “¡Sora puede ayudarle!”
“Muy bien, agradezco su ayuda, Harukawa-san,” asintió. “Toushirou-san, sírvase a tomar asiento al costado de su compañero. Asegúrense de apoyarse en lo que necesiten.”
“Sí, por supuesto,” Hakata asintió y se apresuró a su nuevo pupitre.

La clase comenzó con la profesora dándoles un cordial saludo por el inicio del nuevo semestre y mencionando sobre el horario que esa aula tendría. Ni bien la profesora se puso a realizar algunas anotaciones en la pizarra, Taikogane se giró para saludar al recién llegado.

“¡Bienvenido, pequeñín~!” canturreó mientras le daba un guiño.
“Sada-chan, shh, estamos en clase,” le advirtió Sora, en voz baja.
“Sí, puede que nos perdamos de algo importante,” observó Hakata, mirando al peliazul con leve incomprensión y frustración. “Pero gracias por el saludo, Taikogane.”
“Vaya, vaya, no sean tan uncool, chicos,” este se encogió de hombros y volvió a sonreír. “Mientras hablemos en voz baja, no le llamaremos la atención. Más bien podemos darte una vuelta por el colegio en el descanso, ¿qué te parece, Hakata-chan~?”
“Hakata nomás, no me trates como un niño,” dijo con leve desaire.
“Sí, Sora comprende, Hakata,” Sora asintió un par de veces y sonrió animado. “Prometo que te ayudaré con lo que necesitas, hmm…” se puso a pensar. “Aunque si eres un genio, quizás Sora no tenga mucho en qué ayudarte…”
“Pues, la vuelta por el colegio es suficiente ayuda, descuiden,” Hakata sonrió frustrado y se encogió de hombros. “No tienen que tratarme de manera especial, ¿de acuerdo? Pretendan como si siempre estuve aquí.”
“Heh, es de esperarse del hermanito predilecto de Gotou, también tienes un aura muy cool y fuerte,” Taikogane asintió y se vio animado. “Se nota pese a que seas un genio.”
“Lo dices como si fuera malo…” negó con desaprobación y le miró cansado. “Sólo te pido que no me distraigas mucho durante clases. También presta atención a la pizarra o te meterás en problemas con la profesora.”
“Vamos, no es para tanto…”
“¡Sadamune-san!” justo en ese momento, la profesora alzó su voz y todos los estudiantes miraron al susodicho, con distintos niveles de frustración o entretenimiento. El peliazul se sobresaltó un poco y de inmediato se giró. “No distraiga a sus compañeros, por favor. Pueden hablar como gusten durante el recreo.”
“Ehh, sí, lo siento mucho, sensei…” sonrió con torpeza y llevó una mano a la nuca.
“Por favor, disciplínese más. Si desea aplicar a Rizembool U necesita levantar un poco su promedio y no meterse en tantos problemas. Este es el semestre definitivo para todos ustedes.”
“Sí, sí, prometo que lo haré…” dijo con leve pesar. Luego de oír algunas pequeñas risitas de sus compañeros, se alivió de ver a la tutora quitarle la mira de encima y regresar a lo que hacía.
“Mejor continuamos más tarde, Sada-chan,” le susurró Sora. “Es muy pronto para que inicies fastidiando a sensei.”
“Sí, como digas…” se resignó y dio un suspiro.
“Vaya…” Hakata negó. Ya entendía que ese chico era el payaso de la clase.



Por otro lado, las clases iban comenzando en la secundaria de Hanasaki al mismo ritmo que en las otras instituciones. Pese a no ser de su agrado prestar atención, Saki ya tenía su cuaderno abierto para tomar apuntes, pero tanto ella como los demás estudiantes seguían esperando a que la maestra se apareciera y por ende continuaban conversando o distrayéndose.

“Se está tardando mucho, ¿no es así?” preguntó Tsubasa al aire.
“Me pregunto si los profesores pueden ser los tardones, para variar,” comentó Saki con leve indiferencia.
“No es como si fuera tan extraño,” su amiga encontró el comentario gracioso. “Sin embargo, la vi cuando llegué temprano y la saludé, aunque sí parecía encontrarse ocupada y hablando con el tutor de otro salón. Quizás algo inesperado ocurrió.”
“La tutoría a inicios de clase no es que sea tan importante, de todos modos,” se encogió de hombros. “Más bien, me sorprendió lo que me dijiste sobre Mariko.”
“Sí, también me dio una gran sorpresa,” confesó, sonriendo con torpeza. “Kurama-san reconectó con sus padres en las vacaciones y decidió quedarse con ellos en Osaka en vez de regresar. Ella me dijo que ese había sido su plan desde un inicio y que su estadía aquí sería corta, pero al parecer adelantó su regreso.”
“Ya veo…” Saki no lo meditó mucho. “Cuando vino y nos comentó de su pasado, era evidente que tenía algunos remordimientos. Sólo espero que haya podido resolver sus inquietudes.”
“Más bien, ahora que lo mencionas, Kurama-san te envió saludos,” Tsubasa le miró entretenida. “Me dijo que la ayudaste un montón. Las dos tuvieron una conversación mientras andaba ocupada con los deberes del consejo estudiantil, seguramente.”
“Pues, dudo haber dicho algo muy importante,” desvió su mirada.
“Pienso que eres una buena hermana mayor. Tienes muchas palabras sabias que compartir, Hanajima-san,” comentó contenta.
“Eres una buena persona, pero no tienes que exagerar…”
“Hehe, se lo preguntaré a tu hermanito la próxima que los visite~”

“…” Gokotai miraba al reloj en la pared del salón con cierta preocupación. “Qué raro… espero que todo esté bien…”
“¿Te encuentras bien?” le preguntó Monoyoshi, amablemente. “Te ves un poco inquieto.”
“Oh, senpai,” el peliblanco se volteó. “Eh, no es nada. S-sólo… espero que sensei no haya tenido ningún inconveniente, nada más.”
“Sí ha venido. Hanekawa-san y yo la vimos más temprano,” le aseguró sonriente.
“Eh, qué bueno, me alivia oírlo,” sonrió con torpeza y asintió. “Hehe, ustedes dos siempre hacen tantos quehaceres en la clase. Muchas gracias por su ayuda.”
“No es necesario que nos agradezcas, es nuestro deber,” movió una mano. “Más bien, cuenta conmigo para lo que puedas necesitar. Este semestre es muy importante.”
“Sí, haré todo mi esfuerzo,” Gokotai asintió. Estaba perpetuamente agradecido por la asistencia de parte del pelirrosa, aunque ya podía detectar que él había retornado a su formal distancia de siempre. Realmente se preguntaba si es que podría ser más cercano a él en el presente semestre.

Entonces, la puerta del salón se abrió y todos vieron a la maestra ingresar. Sin embargo, ella no llegó sola. Había un estudiante adicional que la acompañaba, alguien quien daba la impresión de ser un nuevo integrante del salón, lo cual era sorprendente, puesto a que no era un nuevo estudiante en Hanasaki en sí.

Más de uno reconocía muy bien al rubio con ojos marrones vivos frente a ellos. El joven se veía inmutado, pero había cierto hastío en su expresión. Era reconocido como un buen estudiante tanto en el área académica como en los reportes, y por su apariencia tenía a más de una admiradora, aunque a su vez su comportamiento parco y desafiante había evitado que entablara amistades en su entorno. Sin lugar a dudas, esa evasión persistía.



“Buenos días con todos, siento la tardanza,” la profesora dio una pronunciada reverencia. “Ustedes deben estar familiarizados con Leo Benoit a mi costado. Él va a cambiarse de salón y estudiará con nosotros este último semestre. Por favor, háganle sentirse como parte de nosotros y apóyenle en lo que necesiten.”
“…” Leo dio un leve suspiro y se dirigió a la maestra, para hablarle con seriedad y cordialidad. “Aprecio su preocupación, pero no es necesario que interceda por mí. Comprendo que todos los salones siguen el mismo plan académico.”
“Eh, sí…” la maestra estuvo perpleja ante esa observación de su parte.
“De igual manera, llámenme Leo,” dicho esto, el rubio observó a su público y les dedico una breve y segura sonrisa. “Me resulta más familiar. Espero que tengamos un buen semestre,” volvió a mirar a la maestra. “¿Dónde debería sentarme?”
“Sí, por supuesto,” asintió. Al menos, la profesora había sabido desde un inicio dónde posicionaría a su nuevo estudiante. “Sadamune-san, póngase de pie, por favor.”
“Sí,” Monoyoshi se levantó y sonrió contento. “Ofrezco a ayudarle en lo que necesite, Leo-san.”
“Por favor, cuento con usted,” dijo la maestra.
“Hm, ya veo,” Leo observó al pelirrosa brevemente y fue donde él. Podía ver el rostro de un iluso bien intencionado que hacía lo que le decían, y entendía a la perfección las intenciones de su nueva tutora de ‘lanzarle’ a ser cuidado por el más voluntarioso del montón. Casi se lamentaba por ese pobre chico al ser visto de esa manera por un profesor, pero en fin. Lo más importante para Leo de todo el asunto era que el sitio disponible al costado de ese chico era adjunto a una ventana. No podía pedir nada más.

Después de esa extraña presentación, la profesora cumplió con su deber de explicar a su clase sobre el horario de ese semestre y algunas indicaciones que debían seguir. Hubo un discreto y corto rumoreo entre estudiantes sobre ese intempestivo cambio de aula, aunque rápidamente olvidaron la cuestión, al menos de momento.

Monoyoshi observó de reojo al rubio sacar sus útiles y quedarse observando indistinto al discurso predecible de la maestra. Poco después, al acostumbrarse a ‘otra aula del montón’, Leo se concedió desviar su atención al paisaje a su costado. El pelirrosa comprendió que ese chico ya se había instalado en su punto del aula y no tenía más intenciones de interactuar.

De todos modos, Monoyoshi sentía que no era tan simple. Por sus constantes intentos de auxiliar a otros, percibía que había algo distinto que poseía al rubio, y se preguntaba si eso tendría que ver con el cambio de salón. Tal vez lo averiguaría tarde o temprano.

De momento, los estudiantes comenzaban con un semestre tranquilo y prometedor, el cual podría no quedarse así por mucho tiempo.





Luego de cruzar unas calles transitadas, Cho y los demás de su hogar llegaban a la universidad de Hanasaki para iniciar con sus respectivas clases. El grupo se encontraba relativamente temprano, por lo cual caminaban juntos.

“Hehe, qué bueno que mada kotatsu tenga una van donde quepamos todos,” dijo Osaka, sonriendo entretenida. “Aunque si Sora-chan hubiera venido con nosotros habríamos excedido la capacidad del carro.”
“Sí, me da pena que nuestro hermanito tuviera que levantarse tan temprano, uhh…” Urashima se sobó un ojo. “Yo apenas pude dormir por la ilusión del nuevo semestre.”
“Eh, ¿en serio?” Cho se confundió. Ella misma también tuvo un poco de problemas quedándose dormida por ese motivo, aunque en su caso se debía a su predecible ansiedad.
“Urashima siempre espera las cosas con ansias y mucha alegría, es normal en él,” explicó Horikawa, sonriente. “Es algo con lo que se parece con Sora.”
“Heh, tienes razón,” Kashuu se animó. “Los dos siempre me dan buenas vibras.”
“Hm, y verdad que Roxas solía ser así cuando era más joven…” la HiME se puso a pensar.
“¿Eh? D-dudo mucho haberme alegrado por algún inicio de clases…” Roxas se extrañó. “O sea, a lo mucho habré estado feliz de encontrarme con mis amigos…”
“¡Pero esa es una muy importante razón, Roxas-niichan~!” exclamó Urashima, sumamente contento. Sus ojos se pusieron a brillar y alzó sus puños al aire. “¡Tuvimos un muy divertido y rejuvenecedor paseo por nuestra residencia familiar, pero ya anhelo de ver a todos nuestros amigos de Hanasaki! ¡Siento que nos divertiremos mucho más este ciclo!”
“Estoy seguro que sí. Esta vez estaremos inscritos desde el inicio, después de todo,” Horikawa asintió.
“Lo mismo digo. Ahora podré experimentar un semestre entero,” dijo Kashuu, quien sonrió con orgullo. “Sin duda estaré apoyando a mi aruji desde el mero comienzo en todas sus clases.”
“E-está bien, ya sabes que Astrid te pidió que no agarres nada en los laboratorios,” recordó Cho. “Más bien, la directora te permitió inscribirte en algunas clases, así que espero que no las descuides por mí.”
“No lo haré, aruji,” asintió y alzó un índice. “Pero tengo que hacerte recordar que tú vas por encima de mis cursos en caso de cualquier imprevisto, ¿has entendido?”
“No te preocupes, Kashuu. Recuerda que tomaremos ese electivo todos juntos con Eureka-chan y nos divertiremos un montón~” canturreó Osaka, contenta.
“Ehh…” al oír ello, Roxas se inquietó. “P-pero no vuelvan a caer en esas venganzas a sus Rebels, ¿de acuerdo? Todavía no puedo creer que organizaron todo un evento social en Rizembool.”
“Pues, sólo esperemos que no ocurra nada así,” dijo Cho, con tanta simpleza y alegría que incomodó a su hermano.
“Uhh, me das mala espina…”
“Ehm, ciertamente no puedo predecir qué ocurrirá, pero tampoco hay que adelantarnos a los hechos,” dijo Horikawa, sonriendo incómodo. “Tranquilízate, Roxas.”
“Tú no la viste, Horikawa…” se lamentó sin energías.
“¡Vamos, vamos! ¡Hay que comenzar el semestre con muchas ganas!” exclamó Urashima, quien miró a su tortuguita sobre su hombro. “¡Kamekichi también está muy emocionado!”
“¡Sí, estoy de acuerdo!” Osaka se le unió, levantando uno de sus puños.
“Tienen mucha razón,” Cho sonrió un poco. Tenía la fortuna de tener a ese par y a Sorita en su casa, ya que los tres siempre levantaban los ánimos. “Oh, recuerdo que íbamos a reunirnos en la tarde para brindar por el nuevo semestre. Kytes mencionó algo de que teníamos que conocer a alguien nuevo.”
“Cierto, ¿me pregunto quién será?” preguntó Kashuu, meditativo.
“Espero que nos mantengan al tanto,” Horikawa sonrió incómodo. “Nos encantaría asistir, pero el club de kendo va a tener una reunión en la tarde y no podemos faltar.”
“Sí, es una lástima, pero ya nos veremos en otra oportunidad,” Urashima asintió y sonrió ampliamente. “¡Les mandan mis saludos a todos, por favor!”
“Por mí también,” Roxas dio un suspiro. “Pensando en lo ocurrido hace tres años, me pregunto quién será. Posiblemente sea algún conocido de ellos de Hawái. Sólo espero que se mantenga al margen de lo que ocurre aquí.”
“Tienes razón, suena posible,” la peliceleste se impresionó ya que se lo había olvidado. “Verdad que fue sólo Sora en un inicio, y luego llegaron Kytes y Tomaj, incluso la prima de Tomaj. Y hasta Riku terminó siendo amigo de ellos.”
“¡Ohh, pero me fascina ese character group!” exclamó Osaka feliz de la vida mientras los demás la miraron confundidos. “¡Son muy buena gente y están llenos de vida! ¡Presiento que nos llevaremos de maravilla con esta nueva persona!”
“Siempre te llevas bien con todos, Osaka, sé que eso no cambiará,” observó Kashuu.
“¿Ven? ¡Este ciclo ya comenzó a ser interesante!” exclamó Urashima. “¡Ah, y tenemos un poco de tiempo! ¡Vamos por un refrigerio!”
“Claro, no es una mala idea,” Horikawa asintió gustosamente.

Los seis se encaminaron a la cafetería más cercana donde disfrutarían algo antes de irse por sus respectivos caminos.



Pasaron unas horas y llegó la tarde. Las clases en los colegios habían terminado por el presente día, mientras que las universidades continuaban tan concurridas como siempre. Rizembool tenía un ambiente tranquilo y cálido por los tonos del sol de verano, y varios estudiantes paseaban por la universidad, sea descansando o buscando sus cursos.

Tal y como dijo Shinano, Hakata llegó a la universidad y todos se animaron a acompañarle para ubicar sus clases. Pese a que los presentes en general tenían sólo un semestre en Rizembool y no estaban familiarizados con los edificios de otras carreras, Mai fue capaz de guiar a todos y así la labor terminó más rápido de lo que esperaron.

“Vaya, sí que eres muy lista, Mai-nee. Muchas gracias,” Hakata sonrió gustosamente y asintió.
“De nada,” ella se mostró inmutada. “Como un instituto bélico, es necesario familiarizarse con el terreno y tener una capacidad de orientación y atención a los detalles. Me es natural.”
“¡Heh, por eso eres genial!”
“Mai-neechan es muy inteligente, pienso igual,” dijo Hotarumaru, contento.
“Ustedes también lo son y mucho,” la chica asintió y les dedicó una corta sonrisa. “Sigan así.”
“¡Sí!” los dos exclamaron.

Por detrás, los otros tres les seguían y observaban su dinámica.

“Uhh… uhh…” Shinano tenía un puchero y tocaba las puntas de sus índices entre sí. “No es justo… Mai recién es nueva en su vida… ¿por qué…?”
“N-no te lo tomes personal, Shinano, ehh…” Yukko sonrió incómoda. “Sí hay que reconocer la inteligencia de Mai y pues…”
“No te molestes, Yukko. Se ve que no puedes argumentar con él,” Hajime negó frustrado y miró al pelirrojo de reojo. “Seguro me ando perdiendo de algo, pero no es la forma correcta de actuar. No seas celoso por las atenciones de tu hermano a otra persona.”
“L-lo sé, pero…” Shinano dio un suspiro y curiosamente pasó a sonreír con tranquilidad y mirar al otro. “Hehe, gracias, Hajime. Tienes razón, debo de hacer un esfuerzo. Te prometo que daré todo de mí. ¡No te decepcionaré!”
“Tsk…” ya podía ver por dónde iba el chico y entrecerró sus ojos. “¿Me puedes dejar en paz? No soy tu hermano mayor. Suficiente tengo con Mai intentando tomarme el pelo todo el tiempo.”
“Ehm, perdón, pero nuevamente me recordaste mucho a mi hermano,” sonrió con torpeza. “Y ya veo que Mai no sólo es pesada con Yukko. Hehe, vamos a sufrir todos juntos.”
“¿Por qué lo dices con alegría?” Hajime alzó una ceja y notó a los otros tres detenerse y mirarles.
“Ah, ya veo,” Hakata se dirigió a Hajime y le miró fijamente. “Sí, tú debes ser ese que se parece a Atsu-nii. Sí que son similares.”
“S-sí…” Hajime se tensó preventivamente por tener a otro needy hermanito.
“Ahh…” entonces, el pequeño rubio detectó su inquietud y se frustró considerablemente. “Me disculpo por el mal rato que este Shinano de acá te hizo pasar, ya me lo contaron, pero no soy como él. Más bien, espero que no te estés llevando la impresión de que mi familia está llena de chiflados por su culpa.”
“Ya es muy tarde para decir eso, Hakata,” Mai ajustó sus gafas.
“N-no es que sólo sea por mí, Mai,” dijo Shinano, alarmado.
“Pero tus palabras reconocen que sí tienes algo que ver…” se lamentó Hotarumaru, frustrado.
“Y-ya, no sean tan malos…” dijo Yukko, sonriendo apenada.
“Bueno, pese a mi engreído hermano, espero que podamos llevarnos bien,” dicho esto, Hakata le extendió una mano a Hajime.
“Eh, sí, claro,” este se vio perplejo al observar tanta seguridad y confianza en aquel pequeño de trece años y no evitó pensar en el doctor. Se animó y le correspondió. “Es un gusto también, Hakata. Me recuerdas a tu hermano mayor. Al doctor, quiero decir.”
“¡Ah, ese es un gran halago, muchas gracias!” Hakata se alegró y asintió. “Sí, soy un prodigio como él y los dos somos los más inteligentes de nuestra familia, así que hago lo mejor de mí para seguir sus pasos. Y descuida, no pienso en Shinano como si fuera mayor que yo, así que te entendí bien.”
“Uhh…” Shinano pasó a carcomerse por dentro.
“Tú eres un estudiante bajo la supervisión de Yagen-nii, ¿cierto?” preguntó Hakata.
“Sí, no le conozco muy bien, pero ha estado al pendiente de mí desde el semestre pasado ya que tuve un accidente, pero ya me siento bien,” le aseguró rápidamente para despejar cualquier posible recuperación. “Ahora sólo ando enfocándome en mi carrera.”
“Heh, entonces hagamos nuestro mejor esfuerzo,” Hakata asintió decidido.
“Sí, Hajime es una persona muy trabajadora y confiable,” le aseguró Hotarumaru, animado. “A veces lo veo como un hermano mayor…” se detuvo y se inquietó. “Ehh, n-no es mi intención de incomodarte con eso también, ehh…”
“Haha, está bien, lo comprendo,” Hajime se rió un poco al ver al pelicenizo apenarse. “Pienso lo mismo de ti, Hotarumaru. Sé que nunca me fastidiarías como lo hace Shinano.”
“Uhh…” el susodicho volvió a sentir una gran desdicha.
“Más bien también te veo como un hermanito a veces. Creo que es inevitable.”
“…” Mai dio un suspiro. “Eres mi rival en la atención de Hotarumaru, pero al menos por el momento podemos vivir en paz.”
“¿Cómo que ‘por el momento’?” alzó una ceja.
“Vayamos a tomar unos helados,” continuó la cuatro ojos, evadiendo responder su duda. “Comprendo que todos tenemos tiempo antes de nuestras siguientes clases.”
“Ohh, helados~” Hotarumaru se ilusionó y sus ojos brillaron.
“¡Excelente idea, Mai-nee!” Hakata asintió. “¡Vamos todos!”

Así, los cuatro caminaron hacia el establecimiento de helados más cercano seguido del otro olvidado par.

“Vaya, Hajime ya se les integró,” observó Yukko.
“Ihh… ¿por qué…? ¿Acaso no somos cool como ellos?” se lamentó Shinano.
“Hehe, me recuerdas al peliazul de las vacaciones por esa mención,” la chica sonrió incómoda. “Ehm, pero no te sientas mal. Todos nos llevamos bien. No dejes que esto te desanime.”
“Sí…” dio un suspiro y desvió su mirada, para hacer un puchero. “También admito que me emocioné al ver a Hajime reírse. Me dio más vibras a Atsushi-nii así…”
“O-oye…” Yukko pasó a mirarle con cierto escepticismo y dio un suspiro, frustrada. “No persistas con ese tema si quieres que te traten mejor, por favor…”

El grupo no tardó en llegar a la tienda donde degustaron de unos helados a manera de celebrar el inicio del semestre.


Al mismo tiempo, la actividad en otras áreas de Rizembool se mantenía estable e inmutada, puesto a que las labores y proyectos de la universidad eran perpetuas sin importar las vacaciones.

Un hombre alto y fornido de cabellos y ojos marrones acababa de pasar la puerta de seguridad que conducía a los sótanos del hospital en Rizembool. Debajo de esas instalaciones altamente equipadas con tecnología de punta existía un laberinto de consultorios, oficinas y laboratorios impensables para la mayoría de personas, y sería fácil perderse sin tener direcciones sobre a dónde acudir. Pese a ello, esa persona sí sabía cómo llegar a su destino al haber sido dado instrucciones muy claras previo a su llegada.

Antes de proceder, se detuvo a observar a que su acompañante, un pelirrosa de apariencia escuálida y ojos de colores distintos, también pasara por la puerta. Notó que esa persona también pasó con rapidez y sólo necesitó su tarjeta de estudiante para dicho fin.

“Siento la tardanza,” se disculpó Souza, con su permanente y débil sonrisa. “Por un instante creí haber extraviado mi carnet. Será impensable de mí iniciar este ciclo con un error tan garrafal,” pasó a reírse por lo bajo. “Fufufu, o tal vez no mucho…”
“Tu actitud auto-incriminante no te hace nada bien, Souza,” observó el mayor con leve severidad y su usual semblante severo. Él observó el camino que le esperaba, pero se detuvo a avanzar. “¿Estás seguro que deseas acompañarme?”
“‘Seguro’ es una palabra inapropiada para mí, Sterk,” comentó con cierto lamento pese a sonreír. “Sin embargo, juzgo que no tengo de otra. Si he regresado a esta ciudad para superar mis temores y debilidades, debo ser capaz de hacerle frente a lo que sea, incluso a aquel doctor que ya no parece ser más un demonio…” dio un suspiro. “Lamento serte un estorbo el día de hoy, pero si iba a venir aquí, quería ser acompañado de alguien a quien conozco, y en quien puedo confiar, y ese eres tú.”
“Pues, no me opongo a serte de ayuda. Sé lo mucho que Kousetsu se preocupa por ti,” Sterk mostró leve preocupación en sus ojos que rápidamente despejó. Comenzó a caminar. “No te desvíes y sígueme. Por el hecho que tu carnet tiene acceso aquí, significa que eres bienvenido, pero no pretendas venir demasiado.”
“Lo sé, no confío en mí mismo…” sonrió frustrado y siguió sus pasos.

La actividad en ese primer piso era relativamente concurrida, considerando que se trataba de un área restringida, pero Sterk fue directamente a un ascensor que le llevaría al nivel donde iba a tener su consulta. Así, el par esperó un tiempo considerable para llegar a uno de los pisos más bajos de dicho complejo.

Las puertas del ascensor se abrieron y llegaron a un pequeño lobby brillante. En dicho sitio no había un recepcionista y no vieron rastros de otras personas, más bien había un dispositivo de hologramas que les permitiría navegar en caso de tener alguna consulta. Sterk pasó eso de largo y tomó uno de los pasillos que partían desde ese punto central.

El pasillo contrastó considerablemente con el lobby debido a una menor iluminación fría en el techo de LEDs que se asemejaban a fluorescentes en forma. En ese derecho y largo camino había muy pocas y discretas puertas y entradas a otros ambientes, y lo más llamativo era que el piso y las paredes se encontraban recubiertas de fuertes láminas de metal, las cuales oscurecían más los alrededores. Souza mostró cierta inquietud. Uno sólo podría imaginarse el motivo de aquella medida de seguridad, y alguien como él con vivencias desfavorables de Rizembool prefería no pensarlo demasiado.

Finalmente llegaron a una puerta individual, pero más amplia de lo usual. La etiqueta del nombre del científico era discreta aunque visible. Sterk presionó el timbre y vio una pequeña pantalla encenderse.


“Ah, bienvenido,” Yagen sonrió complacido al ver al pelimarrón. “Adelante, por favor.”

La transmisión se cortó y Sterk se hizo camino. Los dos ingresaron a la espaciosa oficina del doctor y observaron al mismo levantarse de su escritorio para atenderles. Este se confundió levemente al observar al pelirrosa.

“¿Souza?” preguntó perplejo. “¿Qué haces por aquí?”
“Iba a tener que visitar tu territorio tarde o temprano. Fue inevitable,” contestó frustrado y adoptando una sonrisa irónica. Pese a ello, su incomodidad era palpable. “Sólo tuve que esperar el momento en el cual una persona de confianza iba a venir.”
“Bajo esa lógica, quizás nunca hubieras venido. Era improbable,” negó frustrado.
“Fufu, cierto, pero estoy aquí.”
“En fin…” Yagen pasó a atender al mayor y le sonrió profesionalmente. “No nos hemos conocido directamente, pero asumo que estuvimos al tanto de cada uno. Eres de la generación de Kousetsu-san, después de todo. Un gusto conocerte, Sterkenburg Cranach.”
“Llámame Sterk,” este negó. “No necesitamos ser formales entre nosotros.”
“Como digas,” asintió. “Adelante, tenemos que conversar con respecto al proyecto.”
“Antes de eso…” miró de reojo a Souza.
“Oh, no me presten atención,” el pelirrosa levantó sus palmas. “Me quedaré a observar este ambiente hasta que tengas que irte, Sterk. Pensaba dar una vuelta, si no hay inconvenientes.”
“…” Yagen dio un suspiro con leve pesar y caminó de regreso a su escritorio. “Sólo asegúrate de no mover nada.”

Bajo ese permiso, Souza decidió ocuparse con el área más inmediata a la entrada, las estanterías de libros y documentos. Era un poco extraño que el doctor contara con tanta cantidad y variedad de material, por más vacías que algunas estanterías se encontraban.

Se detuvo brevemente frente a un conjunto de libros de apariencia antigua y luego de meditarlo un poco se animó a abrir uno de ellos. Sintió un nerviosismo en su centro, aunque este no duró ni bien comprobó que se trataba de algún antiguo y muy probablemente obsoleto libro de química, con la fecha de publicación de hace varias décadas. Ello le hizo fijarse en otros conjuntos de colecciones y enciclopedias. Juzgaba que, al igual que muchos ambientes en Rizembool, ese laboratorio tendría unos tres años de edad, lo cual hacía casi cómico que el doctor Toushirou persistiera en mantener material anticuado y hasta mudarlo a sus nuevas instalaciones.

Sin embargo, el leve entretenimiento se acabó cuando cayó en cuenta que él muy probablemente no era el verdadero dueño de varios de esos libros. Pese a ya ser tres años desde su caída, Souza se estremeció al percibir la todavía persistente presencia del antiguo maestro del doctor, y regresó el libro a su lugar como si estuviera plagado.

“Por tu mensaje, presumo que estás de acuerdo en colaborar con este proyecto,” concluyó Yagen a Sterk. El doctor se encontraba meditativo. “De por sí, siento que ha sido un poco innecesario recurrir a una colaboración así, aunque la universidad insistió.”
“Por esas palabras, tú mismo no suenas muy conforme,” concluyó Sterk, con escepticismo. Él se cruzó de brazos y miró hacia las estanterías más cercanas. “Habría imaginado más tus intenciones de no aceptarme como un colaborador que tu propio desgano.”
“No puedo imaginar cómo me verás, aunque entiendo cómo te sientes,” se encogió de hombros. “Lo digo porque esta parte del proyecto tiene un enfoque más comercial y es más próximo al consumidor. Habré estado trabajando en los sistemas expertos desde hace unos semestres, aunque no soy afín a otro aspecto de los mismos,” mostró leve agobio. “Sonará impráctico, pero mi participación fue más para desarrollar ese ambiente artificial de la medicina, y siempre esperé que otro departamento de Rizembool se viera involucrado en las aplicaciones, pero en fin…”
“Rizembool esperará tu constante supervisión y colaboración. Puede que tengan grandes expectativas de ti, o que valoren tu parecer por encima de otros, o quién sabe,” Sterk negó frustrado. “Pese a vivir en Rizembool y ser parte de esta institución por ya varios años, no llego a entenderlos bien. Posiblemente también esperen que te presentes antes posibles interesados en lo que has trabajado para desarrollar.”
“Supongo no me sorprendería, por más que no me guste presentarme frente a los demás…”
“No pretendo reprenderte ante una obligación que va incluso fuera de tu área, pero esa no es la manera de comportarte durante nuestra primera reunión,” espetó Sterk, quien frunció el ceño y le miró con expectativa.
“Pues, tienes razón,” Yagen se sorprendió brevemente por su severidad, y pasó a sonreír entretenido. “No es mi intención faltarte el respeto. Al menos tú sí suenas cometido a colaborar. Podría contagiarme de tus ánimos.”
“Ya es hora que haga algo más que entrenar a estudiantes, y sé que mis propios padres esperan que utilice mis conocimientos,” el pelimarrón se encogió de hombros. “Tendré que llevar las riendas de mi casa tarde o temprano, y este proyecto puede ser provechoso. Al menos Rizembool siempre me ha tenido en consideración.”
“Como digas. También sé que has estudiado negocios. Tienes las credenciales necesarias…”

Souza decidió que había visto lo suficiente de las estanterías y caminó para adentrarse más en el ambiente hacia el fondo del laboratorio. Observó una camilla a un rincón, donde supuso el doctor se concedía descansar en medio de su eterno trabajo. Además de ello, había un par de estantes con artículos médicos y otros escritorios secundarios que contaban con unas computadoras. Souza también vio unas mesas de mármol negro con algunas máquinas analíticas o algún otro bulto de utilidad, ya que todos estaban cubiertos por fundas y con apariencia de no haber sido utilizadas últimamente.

Además de ello, vio un par de puertas cercanas, ambas ligeramente abiertas. Se asomó a una y vio un pequeño cuarto que contaba con una mesa chica, unas pocas sillas y una cocina muy rudimentaria para cualquier uso cotidiano. La otra mostró un quirófano. El pelirrosa no se molestó en prender la luz al no gustar de dichas salas de hospitales, pero pese a ser amplia, parecía mayormente vacía. Había el espacio para equiparla mejor, pero supuso no era una necesidad en el presente para el joven doctor.

Vio hacia la esquina opuesta otra puerta con la pinta de un armario o almacén y pensó que su tour había terminado, cuando entonces notó algo que se le había pasado…

“Con respecto a una fecha de inicio, depende de ti,” dijo Yagen, quien revisaba una agenda en su celular. “Tengo más obligaciones que este proyecto, aunque puedo ajustarme a tu horario. Como un entrenador, debes encontrarte muy atareado, Sterk.”
“Sin duda. Ahora que el conflicto ha regresado, varios estudiantes buscan coordinar entrenamientos, y Rizembool espera de mí en ese aspecto,” dio un pesado suspiro. “También tengo algunas clases de maestría, pero sólo estudio medio tiempo. Si todo va bien, podría comenzar la semana que viene.”
“Me parece bien.”
“Aunque quería pedirte que me dejaras reclutar a un estudiante que pudiera ayudarme con mi parte del trabajo.”
“¿Hm?” Yagen le miró con leve intriga. “¿A qué te refieres?”
“Es un proyecto largo y podría utilizar el dominio de otro estudiante. También pienso que es una buena oportunidad para algún joven que desee apuntarse, y sé que tarde o temprano necesitaré de ayuda. De todos modos, depende de ti también.”
“No puedo juzgar lo ocupado que estás, Sterk,” el doctor se vio conforme. “Está bien, puedes buscar ayuda. Podrías para variar actuar como un mentor fuera del campo de batalla.”
“…” este desvió su mirada con cierta molestia. “No sé si te encuentras alentándome o me estás tratando de fastidiar.”
“Heh, lo dije con cierta ironía, aunque mis intenciones fueron buenas,” sonrió un poco. “Por tus palabras, comprendo que no has pensado en ningún candidato. Es justo el momento en el cual distintos proyectos y talleres buscan nuevos reclutas, así que aprovecha.”
“Eso pensaba hacer,” asintió. “Por ello mismo, quisiera definir las tareas que nos esperan y lo que un estudiante de pregrado haría en nuestro proyecto. Es de vital importancia antes de hacer una solicitud pública.”
“Ah, muy cierto,” Yagen regresó su atención a su computadora. “Espera un momento. Tengo un documento conciso con las pautas. Podemos evaluar lo que sería apropiado.”

Hacia el lado opuesto del laboratorio por donde estaba ese almacén, aunque más cerca de las estanterías, había una puerta blindada. Toda esa pared también estaba recubierta de metal. Tuvo un mal presentimiento, pero se animó a inspeccionarlo.

La manija contaba con un dispositivo para asegurar la puerta que funcionaba con una pantalla táctil, aunque de momento se encontraba desactivado. Abrió la gran y pesada puerta y pasó a ver un ambiente que minimizaba ese espacioso laboratorio por su amplitud, por más que estuviera completamente vacío.

Souza notó unas luces tenues encenderse al ingresar y observó unas gradas de metal que bajaban un piso de altitud hacia un nivel lizo e igualmente reforzado. Al llegar al mismo, Souza alzó su mirada y comprendió que se trataba de una inmensa sala reforzada donde cualquier Rebel o inclusos orphans podrían pelear y no causar daños algunos. Por la profundidad de ese espacio adjunto, suponía que no había más pisos debajo de ese lado del sótano.

El pelirrosa no pudo explicarse de inmediato el propósito del doctor de contar con un espacio así, considerando que no era de lidiar con los Rebels directamente, aunque llegó a recordar la ausencia de su ‘instrumento’ favorito. Un bunker de ese calibre podría ser capaz de contenerle, y aparte de él siempre podría haber alguna otra ‘criatura’ inimaginable de Rizembool. De todos modos, no era lo suficientemente cercano al científico como para saber sobre sus obligaciones, al menos no las del presente, y no tenía intenciones de enterarse de ellas.

Sin embargo, su leve atrevimiento le llevaría a un encuentro inesperado y a destiempo…

Al pretender darse media vuelta para subir las escaleras, observó un extraño punto negro en el mero centro del piso. Souza se extrañó y dio apenas unos pocos pasos para observarlo. Se detuvo al identificar dicha mancha como una persona.

Observó a una chica echada en el piso boca abajo, con la cabeza doblada a un costado y los ojos cerrados. Daba la impresión de que estaba soñando, pero sería igualmente capaz de creer que no se trataba de una persona, mas de un maniquí. Su tono de piel era un inmaculado alabastro y su rostro era níveo, semejante al de una máscara. Su estilo de peinado la pintaba como una bella muñeca, al contar con unas llamativas peinetas y una corona de media luna. Portaba una capa negra con acabados dorados y por debajo vestía de un vestido corto y negro y un body suit del mismo color que cubría sus piernas y brazos completamente.

“…” observar a ese ser tirado en medio del piso le invocó soledad y abandono. Era un adorno bello y diminuto olvidado dentro de ese punto incógnito de Rizembool. Souza se preguntaba cuántos sabrían de su existencia, o cómo estaría relacionada con esa tenebrosa institución, pero pensar al respecto le daba escalofríos. Quizás lo único que podía hacer era marcharse.



Pero no la tendría tan fácil.


Oyó una melodiosa, deprimida y rastrera voz provenir de ella.

“Tú eres…”
“¡…!” se sobresaltó. Había comenzado a creer que era un objeto sin vida.

Los ojos de la niña se abrieron ampliamente y relució sus ojos escarlatas. Estos informaron a Souza de un peligro instintivo, y este pretendió ir a las escaleras, pero terminó siendo bloqueado.

“Espérate…” la chica se alzó mágicamente como si fuera levantada por hilos invisibles y se arrastró por el aire, para posicionarse frente al exRebel y en medio de su camino hacia arriba. Sus extremidades colgaban por la gravedad, mientras su torso le mantenía a flote. “Tú eres…”
“¿Q-quién eres tú?” la valentía que tuvo previamente se desarmó y Souza temblaba considerablemente. No era natural. No invocaba familiaridad o empatía alguna.
“Souza… Samonji… ¿verdad?” dicho esto, la pequeña dibujó una sonrisa corta y traviesa. Su voz no parecía pertenecerle. Era demasiado grave para alguien de su apariencia, con un timbre lúgubre y malévolo.
“…” estaba frente a uno de los monstruos de Rizembool, de eso no había duda.
“Fufufu… finalmente nos conocemos…”
“¿C-cómo… sabes de mí…?” le vio flotar para acercarse y sus piernas le fallaron. Souza se cayó sentado.
“Los humanos no comprenden el poder de sus palabras… tú fuiste el primero que le bautizó como un demonio, ¿no es así?”
“¿Eh?” hablaba sobre Yagen.
“Serás dichoso de saber que desde ese día lo maldijiste…” la pelinegra recogió sus piernas y brazos para levitar en posición fetal. “Se presenta entretenido y hasta orgulloso de ese calificativo. Eso es porque cada día deja más de ser un humano…”
“…”
“Tu deseo se volvió realidad, estate contento…”
“T-tú…”
“Yo soy una maldecida como él…” la niña giró su cabeza para mirar hacia las profundidades de ese ambiente. “¿Quisieras conocer a más seres como yo…?”

Para agravar la situación, el pelirrosa oyó un incontenible estruendo en la pared hacia el fondo. Era como si una bestia estuviera contenida en otro ambiente adjunto a ese espacio. Sintió su corazón hundirse y su respiración se agitó. ¿Dónde se había metido?

“Hmhmhm~” rió guturalmente. “Tú eres débil, Souza Samonji. Eres un ser con temores, con un peso incontenible que infesta tu alma… ¿has regresado para dejar de ser humano? Él ya te quitó un ojo… ¿deseas que te quite más de tu integridad?”
“…” le miraba impresionado y paralizado.
“Vamos…” la chica extendió una mano y pretendió agarrarle una mejilla, la del lado de su ojo verdoso. “Es una lástima que existamos todos separados… abandona todo… renuncia a la humanidad… conviértete en un monstruo como nosotros…”

Repentinamente, el pelirrosa recolectó energía para alejar su brazo y levantarse, y así pasar a su costado y huir por las escaleras. Previo a llegar a la puerta, vio de reojo a esa sombra ascender a velocidad detrás de él y salió alterado y con suma rapidez…



…para encontrarse cara a cara con Yagen.

“Souza, ¿estás bien?” le preguntó, sorprendido por su estado emocional.

El impacto emocional junto con la imagen de aquel doctor Toushirou probó ser demasiado para el pelirrosa, quien terminó por desvanecerse en el acto.

“¡O-oye, Souza!”




La clase había terminado hace ya unos veinte minutos. Tsubasa y Monoyoshi se quedaron para atender sus deberes como parte del consejo estudiantil, pero los dos fueron convocados por la tutora de la clase para una breve charla.

Dicho encuentro terminó y el par caminaba de regreso hacia el aula donde el consejo tenía su primera reunión del semestre.

“Es un pedido interesante, ¿no te parece, Sadamune-kun?” preguntó la chica.
“Hmm…” Monoyoshi estaba pensativo.
“¿Qué sucede?”
“Eh, no es nada,” sonrió con torpeza. “Es sólo que… me pregunto por qué esta situación habrá ocurrido en primer lugar. En verdad…” bajó su mirada y llevó una mano a su mentón, lo cual expresó su genuina intriga al respecto. “…aquella pariente de Leo-san debe encontrarse muy preocupada por él, para pedir que lo apoyen del mejor modo posible.”
“Como parte de su familia, podemos asumir que sabrá algo sobre él que nosotros no, o simplemente es una preocupación esperada debido a su cercanía,” comentó Tsubasa, manteniéndose igual de tranquila y sonriente. “Fue idea de su previo tutor, al parecer. Nuestro salón se ha hecho fama de ser muy unido y pensó que ese chico estaría mejor si se integra a nuestro ambiente. Será que nos hemos hecho fama.”
“Posiblemente…”
“Pero eso no debe tenerte tan pensativo, Sadamune-kun,” dijo amenamente y acercándose un poco al otro, a manera de mirarle de cerca e intentar animarle. “Siempre has sido muy sensible y preocupado por los demás, pero confía en lo que haces. Todos sabemos que harás lo mejor que puedas, y yo también te apoyaré.”
“Sí, muchas gracias por tu constante ayuda, Hanekawa-san,” Monoyoshi asintió y le sonrió.
“Pese a eso, no sé si nosotros podemos hacer algo por él,” la chica tocó su mentón con un índice y alzó su mirada. “Podremos ser dados el reconocimiento de parte de los maestros y nuestros propios compañeros de clases sobre velar por nuestra aula, pero el mérito también lo tienen ellos,” sonrió con simpleza. “Hacemos lo posible para alentar a los demás y organizamos tardes de estudio para quienes necesiten de ese apoyo adicional, pero el primer paso en todo proceso de mejoramiento y subsanación es admitir que se necesita ayuda, y Leo-san no tiene voluntad alguna de conectar con ninguno de nosotros. Es evidente.”
“Lo es,” Monoyoshi desvió su mirada.
“Eso es lo que te tiene preocupado, ¿no es así, Sadamune-kun?” le preguntó simpáticamente.
“Es sólo que… tengo un mal presentimiento.”
“¿Cómo así?”
“No lo sé…” dio un suspiro y le sonrió con tristeza. “Es un parecer, nada más.”
“Sueles ser muy intuitivo. Aun así, la incomodidad nunca nos llevará a ningún lado, y sólo porque Leo-san no se vea del tipo que desee colaborar con los demás no significa que no podemos darle presión,” la chica sonrió con leve picardía. “Estamos teniendo varios trabajos grupales y en pareja, y siempre vamos a estar presentes en el mismo lugar. Con un poco de suerte, comenzaremos a conocerle mejor.”
“Hehe, es muy cierto,” el chico se vio entretenido. “Gracias por la comprensión, Hanekawa-san.”
“Pero debo recordarte que mantengas una prudente distancia. No queremos espantarlo prematuramente. Sigue siendo parte de nuestro salón y una persona con derechos como los demás. Debemos reconocer nuestros límites.”
“Nunca me impondría innecesariamente. Sólo espero serle de ayuda…” el chico bajó su mirada. “Intento leer cuándo otros me necesitan, y me parece que él necesita de alguien.”
“Aun de ser el caso, no puedes ayudar a quienes no desean ayuda.”
“Estoy de acuerdo con eso, pero…”
“¿Pero…?” se extrañó un poco.
“Ehm, no, no es nada,” agitó sus palmas y sonrió incómodo. “Más bien me llamó la atención que Leo-san se retirara inmediatamente ni bien la última clase se acabó. Quise darle algunas pautas, pero dijo que tenía algo importante que hacer y no se hizo esperar.”
“Vaya, sí lo vi marcharse y me pareció una falta de respeto,” la chica llevó sus manos a sus caderas. “Comienzo a pensar que estás siendo muy amable con él, Sadamune-kun. Si quieres conectar con alguien de su tipo necesitas más carácter.”
“Pues, no quisiera imponerme ante nadie innecesariamente…”
“Presumo que nuestros significados personales del término innecesario son distintos.”
“Ehh, más bien lo decía porque me llamó la atención aquello ‘importante’ que él debía hacer. Puede que haya sido un pretexto para marcharse, pero no me pareció así. Sí se veía apurado.”
“¿Por qué decides meditarlo, Sadamune-kun?”
“Nuevamente, es sólo una impresión,” a diferencia de antes, Monoyoshi se vio animado. “Pero creo que es un punto en el cual podríamos comenzar a conocerle. Veré si él reincide en retirarse por ese motivo los próximos días. Quisiera ver qué es lo que Leo-san considera tan importante para irse con tanto apuro.”
“…” la chica se vio intrigada por su parecer y pasó a dar un suspiro. “Te conozco para saber que no tienes más que buenas intenciones, pero procura no meterte en problemas, por favor. Por ello mismo mencioné lo de los límites.”
“Sí, no te preocupes, Hanekawa-san,” asintió. “Déjamelo a mí.”

De aquel modo, el par siguió el camino de regreso a su reunión.



Repentinamente, recobró el conocimiento.

“¡…!” Souza se levantó con rapidez y se sentó sobre la camilla donde había sido recostado.
“O-oye, oye, tranquilo,” le dijo Tsurumaru en un intento de apaciguarle. El peliblanco estaba sentado al costado de la camilla y tenía su celular en la mano, con el cual había matado el tiempo. “Vaya, no te nos fuiste por mucho.”
“¿Qué… pasó?” el pelirrosa comenzó a recobrar sus nervios y sentidos, y llevó una de sus manos a la mejilla que esa chica casi llega a tocar. Estaba bien, o al menos eso parecía.
“Lamento las incomodidades, Souza,” Yagen se acercó junto con Sterk desde el escritorio del doctor ni bien el pelirrosa se despertó. El pelinegro miró de reojo a la puerta cerrada del bunker de entrenamiento y volvió a mirar al desfallecido, inmutado aunque con leve lamento en su voz. “Tuviste un encuentro inesperado, ni yo sabía que ella se encontraba ahí. Pero descuida, nunca te haría nada.”
“¿Quién es ella?” Souza miró al científico con claros nervios y desconcierto.
“…” Sterk procedió a observar la puerta blindada con desconfianza. Él no había sido capaz de ver qué había del otro lado.
“No te preocupes por ella. Es más inofensiva de lo que parece,” dijo Tsurumaru, sonriendo con ironía y encogiéndose de hombros. “No necesitas conocerla en primer lugar.”
“Pero…” era claramente una persona fuera de lo normal…
“Tú ya no eres parte de mi círculo, o de ningún laboratorio de Rizembool, Souza,” declaró Yagen, con firmeza. “Hay cosas que no necesitas saber y que no te afectarán de cualquier modo. Dejémoslo así.”
“…” le daba nervios que insistiera en no explicarse.
“Ten,” Sterk se acercó al pelirrosa y le entregó una bolsa de papel. “Fui a comprar un par de aperitivos para que recuperes tus energías. También hay un poco de té esperándote en la cocina.”
“…gracias…” agachó su mirada para observar esa bolsa en sus manos. “¿…por cuánto tiempo perdí el conocimiento?”
“Habrán sido… ¿veinticinco minutos?” Tsurumaru alzó su mirada. “Yagen me llamó. Asumió que te gustaría más ver otro rostro al despertar…” dicho esto, el peliblanco se rió con ganas. “¡Hahahaha, y pensar que este doctorcito de acá asustó a alguien al punto de hacerle desmayarse! ¡Y eso que ni lo intentó!”
“Tsk, cállate, grulla,” el mencionado le miró de reojo con cólera.
“Eres cruel, Tsurumaru…” se lamentó Souza.
“También quise ir a comprarte algo, y esperé a que Tsurumaru viniera para salir,” observó Sterk, neutralmente.
“De todos modos, me dejaste sólo con ellos, estando inconsciente…” dijo cabizbajo.
“Oye, ¿acaso me ves con cara de subordinado de Yagen?” preguntó Tsurumaru. “O sea, sé que tengo cabello blanco, pero nada más.”
“Tsurumaru…” el doctor entrecerró sus ojos.
“Sí, lo sé, perdón,” luego de dar su dosis de bromas, Tsurumaru sonrió comprensivamente y dio unas palmaditas a Souza en un hombro. “Pero ya pasó. Fuiste víctima de una broma pasada de la raya, a mi parecer. Entiendo que no confíes en gente de Rizembool como nosotros, pero sinceramente esperamos ayudarte con lo que necesites. Será por ello que tienes acceso a este bloque de laboratorios, ¿no es así, Yagen?”
“Podría decirse que sí,” el doctor asintió. “No te culpo si pretendes evadirnos para siempre, pero al igual que tú, tengo algunos pendientes del pasado. Nunca seré capaz de reponer todo lo que viviste y por lo que te hice pasar, pero lo menos que puedo hacer por ti es velar por tu estabilidad, Souza, ya que optaste por regresar a estudiar en Rizembool. Eso es todo.”
“…” este desvió su mirada.
“Toma el refrigerio que Sterk te trajo y puedes irte. Justo estamos por terminar,” dicho esto, el doctor se dio media vuelta y caminó de regreso a su estación.
“Bueno…” Tsurumaru se levantó. “Mi trabajo aquí se terminó. Más bien, es un gusto verte, Sterk. No nos cruzamos con frecuencia. Asumiría que te habías olvidado de mí.”
“Es difícil olvidarse de alguien como tú,” este dio un frustrado suspiro. “El tiempo no te ha quitado tu forma bromista de ser.”
“La vida sería muy aburrida si intento deshacerme de ello,” se encogió de hombros y miró a Souza. “Oh, mándale saludos a tus hermanos de mi parte. Ve con cuidado.”

Tsurumaru se marchó y Souza no tardó en acudir a la cocina para darse esa merienda, la cual le vino muy bien. No podía creer abiertamente en esa generosidad del doctor Toushirou, pero parte de él comenzaba a hacerlo. A su vez, se cuestionó si ese raro espectro al otro lado de la puerta blindada era realmente algo que no afectaría a otras personas.

No tenía intenciones de ‘ser un monstruo’ como esa extraña chica le había ofrecido, y se consideraba fuera de ese tétrico círculo al cual una vez perteneció, pero sintió miedo. Temía que, pese a rechazarlo y no dar vuelta atrás, su envolvimiento con su tenebroso pasado todavía no había terminado…





El primer día de clases había terminado y Cho acudió a la reunión programada fuera de la universidad. La HiME llegó acompañada de Kashuu, Osaka y Tomo, y no tardó en divisar a un grupo conocido que ocupaba una mesa amplia al exterior de un restaurante en una alameda, y se les unieron.

“¡Hola a todos!” exclamó Osaka, feliz de la vida. “¡Qué alegría verles! ¿Cómo pasaron el verano?”
“Por aquí bien. Fuimos a Hawái y de paso Riku volvió a ver su hogar,” dijo Sora, contento. “¿Verdad que fue muy divertido?”
“Eh, pues sí,” este se extrañó al recibir la atención de todos.
“Haha, acostúmbrate al grupo,” Tomaj rió un poco. “Y no seas modesto. Se notaba en tu rostro todo el rato que estabas feliz. Ya casi daban ganas de dejarte ahí.”
“Estoy estudiando una carrera, Tomaj,” el peliplateado le miró con cansancio. “Y algo me dice que si les descuido volverán a pelearse entre ustedes o meterse en problemas.”
“Vamos, no tengas tan poca fe en nosotros, Riku,” Sora se frustró un poco.
“Ciertamente, yo tengo el mismo temor,” Larsa dio un suspiro. “Pensé que Hotaru iba a venir con ustedes.”
“Pues sí, pero dijo algo que tenía más obligaciones este semestre y justo era un día de reunión,” Tomo se encogió de hombros. “Como siempre tan atareada y sacrificada.”
“Hotaru-chan es muy admirable, pero espero que esté bien,” se lamentó Osaka. “¿Y Ryo?”
“Larsa justo nos comentaba que tenía unos problemas con su padre,” dijo Sora. “Como el conflicto regresó, él no quiere exponerlo a Hanasaki, pero parece que Ryo intenta regresar lo antes posible. Ojalá lo logre.”
“Sí, supongo,” Tomo se encogió de hombros. “O sea, suena mil veces más responsable que todos nuestros padres juntos, pero qué pena. Él no me cae mal.”
“Es un buen chico, y alguien que no te critica por tu forma de ser, para variar,” comentó Kashuu.
“¡No me fastidies, arma!”
“Seremos un menor número hoy, pero con más razón podemos coordinar para otro día más disponible para todos,” Cho sonrió con torpeza. “Reimu y Marisa ya habían quedado con Youmu para visitar a Yuyuko, Ayesha tenía que ver algunos asuntos de su hermanita en middle school y Roxas y los demás tenían entrenamiento. Ah, y Sora tenía una práctica con Natsume.”
“Bueno, más espacio en la mesa para cada uno,” Tomaj se encogió de hombros. “Una pena que Sora no haya venido, me cae muy bien, a diferencia del Sora dos de acá.”
“¿Sigues con eso?” Riku se extrañó.
“Ya dije que no me llamen así,” reclamó el Sora presente, frustrado. “Mi homónimo ni está.”
“¡Hahaha! ¿Y crees que eso nos detendría?”
“¡No seas malo!”
“En verdad es un mal apodo,” Larsa negó. “Insisto en que lo llamemos Aoi.”
“¡Ahhh, y no te le unas, Larsa!” Sora se aterró.
“Hehe, siempre me suben los ánimos,” Osaka sonrió sonsamente. Entonces miró de un lado a otro. “¿Eh? ¿Y Kytes?”
“Ahora vuelve,” dijo Riku. “Como es el disciplinado del grupo, fue a ayudar a Luso a completar su lista de útiles, ya que comienza clases mañana.”
“¿Luso?” Cho se confundió e intercambió miradas con su grupo.
“Eh, sí, es mi primito. Se animó a venir a estudiar a Japón,” Sora dio un pesado suspiro. “Pero es un rebelde. Ojalá no sea malo con ustedes.”
“Sólo es malo contigo, Sora. Yo no me preocuparía,” dijo Tomaj, indistinto.
“Tsk, siento que sacó eso de cómo me tratas…”
“No me sorprendería,” se lamentó Riku.
“Ah, ahí vienen,” reportó Larsa.

Todos vieron a Kytes acompañar a un niño de cabellos marrones ondulados atados en una cola, ojos azules y un rostro ameno y travieso. Este oía algunas recomendaciones de su mayor con buena disposición y se apresuró para saludar a los demás.

A simple vista, se trataba de un pequeño listo para su propia aventura, y definitivamente la tendría.

“¡Ah, deben ser los amigos de mi inútil primo!” exclamó con mucha alegría. “Hehe, soy Luso Clemens. ¡Un placer!”


Sayi


Episode 29 — Fast Fuse (Part I)

Sin recibir muchas respuestas de cómo controlar sus poderes, Taikoubou regresó a Beijing a continuar con sus estudios de medicina. A raíz de su última visita a Japón, al menos las cosas se habían aligerado entre Sayi y él, por lo que la comunicación era más frecuente y hasta amigable. Aquello había caído como un alivio enorme para sus amistades en común, en particular para Hige e Ichigo, quienes ya no sentían la obligación de tomar lados.

Sayi continuaba hablando y Hagu pensó en lo agradable que era ver tanta harmonía en la vida de su amiga. Desde el anuncio de Miranda que los rebels habían regresado, Sayi había andado de un lado a otro— lidiando con la ausencia de Hige, la ruptura con Taikoubou, manejar su nueva arma y recuperar el físico necesario con un nuevo tutor. Y si bien la pelirrosa solía mostrarse alegre, Hagu sabía que eran problemas que pesaban en su mente.

Pero ahora, estando en buenos términos con Taikoubou, con un tutor especializado en espada y dominando un régimen de entrenamiento exigente… Sayi había logrado un buen balance emocional, físico y hasta académico: En su última clase juntas el profesor se había deshecho en cumplidos por su último retrato, y la pelirrosa todavía cargaba con la sonrisa de oreja a oreja.

Hasta Hige, su Child, estaba disfrutando de la renovada relación papi/mami para mandarse un viaje a Beijing y finalmente conocer la gran muralla china. Su instagram estaba repleto de fotos e historias, y cada que tenía chance, hacía videollamadas con su HiME animándola a unírsele el próximo viaje. De preferencia, el próximo mes.

“¿De verdad planeas ir a Beijing tan pronto?”

Sayi se encogió de hombros, pero su sonrisa la delató.

“Me encanta Beijing, y me apena que el último recuerdo que tengo de esa ciudad sea la vez que terminé con Taikoubou” respondió Sayi “Ichigo tampoco ha ido desde entonces, y pienso que sería muy divertido visitar a Bou con Hige, Ichigo, quizás hasta Kaien… ¿te gustaría ir a ti también?”
“Nunca he ido a China…” dijo Hagu, pensando en que visitar la ciudad sería interesante “Pero Sayi, no te preocupa…”
“¿Hm?”
“Digo, ¿pasar mucho tiempo con Taikoubou?”

Sayı tensó los labios. Si bien su relación romántica había terminado hace meses (aún si se sintieran como años), y Sayi podía decir que ya no lo extrañaba como antes, o que finalmente empezaba a pensar en salir con otras personas… estaría mintiendo si decía que ya no sentía nada por él, pues la prueba andante de su afecto se encontraba disfrutando de China y posteando fotos a la food blogger en Instagram.

“Estaré bien. Las cosas están claras entre Bou y yo, y siento que les debo un paseo así a Hige y a Ichigo, quienes han estado tan al pendiente hasta de las moscas que vuelan cerca mío” respondió Sayi “Obviamente no visitaré tanto, pero siento que esto será divertido”

Hagu asintió, y Sayi le agradeció por la preocupación. En ese momento el celular de la rubia vibró.

“Es Holden. Dice que está en la cafetería y que si queremos ordenar una pizza grande con él” los ojos de la pelirroja se abrieron de la emoción “Le voy a responder que sí…”
“¡Pizza suena a una excelente idea!” Sayi arrimó todas sus cosas al locker y lo cerró rápidamente “Yo pago tu parte, como agradecimiento por escuchar todo mi drama”
“¡Pero si no hubo nada de drama esta vez!” sonrió Hagu, y Sayi la rodeó con un abrazo.
“Nada de peros” continuó, empezando su camino fuera de la facultad de arte “Vamos rápido antes que llegue la multitud por la hora del almuerzo”

El camino hacia la cafeteria estaba algo vacío considerando que era casi el mediodía. Cuando las campanadas del reloj sonaran, los estudiantes de Hanasaki U llenarían las vías y corredores con la hora de pausa antes de reanudar las clases.

Entonces Hagu se detuvo y tiró de su amiga.

“¿Sucede algo?”
“Hay alguien más adelante…”

La pelirrosa buscó a quién se refería, y no fue difícil reconocerlo, pues venía caminando directamente hacia ellas. Era un joven alto, de cabellos y ojos rojos que jamás había visto en su vida. O al menos eso pensó, hasta que se detuvo a unos cien metros de distancia, con ambas manos en los bolsillos y una sonrisa adornando su rostro.

El corazón de Sayi se hundió. Se había confiado demasiado, y el momento que menos había esperado acababa de venir por ella.

De inmediato cruzó un brazo sobre Hagu.

“Eres mi Rebel, ¿cierto?”

Las campanadas empezaron a sonar, y Hagu vio con temor a los estudiantes saliendo los edificios, y pasar por ellos sin percatarse de la seriedad del asunto.
El pelirrojo asintió ligeramente, sin despegarse de su sonrisa. Sayi pensó en que al menos Soujirou había dicho la verdad, y que esta vez su Rebel era otra persona.

Y no podía ser mucho peor, ¿verdad?

“Siento la espera”

El joven tenía guantes de cuero puestos, los cuales se ajustó antes de terminar su introducción.

“Empecemos de una vez”
« Last Edit: September 29, 2019, 10:39:43 PM by Sayi »

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Sayi


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~





Sayi :: 845 palabras
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Kana :: 5680 palabras
Eureka :: 11808 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 5868 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Kana

Fic corto y que termina allí. Lo hice porque era necesario vincular ciertos escenarios y personajes.
Kana y Ryota se observaron en silencio. Frente a ellos, un sobre abierto con una carta leída era el objetivo de la controversia dibujada en sus rostros. Los hermanos no esperaban recibir una carta de esa firma, mucho menos  una carta  cuyo contenido era más bien amigable. No estaban convencidos. Detrás de esa invitación sospechaban que se ocultaban verdaderas intenciones desagradables.

—¿Quieres ir?— Preguntó Kana al rubio. Por primera vez, era ella la que le consultaba a su hermano su opinión al respecto. Eternamente siempre era Ryota el que esperaba hacer lo que Kana aconsejara.
—…— la confusión fue mucho más clara en su rostro. Ya no solo estaba confundido por el contenido de la carta, sino también por encontrarse de pronto en la incómoda situación de ser él quien tomase una determinación. —No lo sé…— resopló. —No creo que sea buena idea ir a la ceremonia de nuestra familia.
—Es extraño que nos inviten a los dos… Cuando siempre nos han rechazado más bien.
—Mhhh…— asintió. —Todos estos años los Nakiri han sentido vergüenza de nosotros, al punto de negarnos en el árbol familiar.
—Ehhh…— Kana se cohibió mas. Al menos, a Ryota y a su madre los toleraban más. El rubio era hijo de una Nakiri de la familia alta. Kana era hija fuera de matrimonio de una Nakiri de la familia baja. Casi se sentía como parte de la familia Hyuuga de la que pertenecía Neji, de Naruto.

Ambos se echaron hacia atrás, apoyándose en el marco de la puerta del corredor. El aroma del té recién servido por Yato no lograba calmar los nervios de ninguno de los dos.
Todo lo que consernia al tema familiar era un enorme enredo para ambos hermanos. Eran hijos de primas Nakiri, Kana de una Nakiri inferior y Ryota de una Nakiri superior. Además de compartir familiaridad por sus madres, ambos eran hijos del mismo padre, de apellido Kise, quien era miembro de una familia aliada de los Nakiri. Sólo que el “señor” Kise no le dio el apellido a Kana por ser hija nacida fuera del matrimonio (unos días mayor de Ryota) y a Ryota si se lo había dado, siendo este Ryota Kise, por ser el hijo dentro del matrimonio. Irónicamente, el padre de ambos amenazaba a Ryota con quitarle el apellido por no dedicarse a la disciplina de su familia. ¡Todo era un caos!
Y Ryota, que había salido tan especial y revoltoso, que expresaba libremente que no le interesaba el apellido Kise ni tampoco el Nakiri. No le interesaba hacerse con las creencias de las familias ni mucho menos con las tradiciones (es decir, no estaba interesado en el kendo ni en el mundo de las artes marciales como los Nakiri Kise). Su único sueño era ser basquetbolista profesional y era algo que estaba logrando. Estaba orgulloso de ello. No así sus familiares (excepto su madre, que es un sol) quienes para ellos era una vergüenza que un miembro de la familia no fuera de la elite del kendo, y en cambio se dedicase a un deporte extranjero. Otro error imperdonable para ellos era que Ryota fuera tan cercano a los medios sociales y a la exposición pública, la popularidad. Ambas familias además de ser conservadoras eran muy herméticas.


Kana era una triste historia aparte. Al ser hija de una Nakiri inferior, por muchos años anhelo llevar el apellido de su padre, siendo la chica que intenta enorgullecer a su padre y que no lo logra. Como su madre había sido madre soltera, la habían desterrado de la comunidad Nakiri (que ocupaban gran parte de distritos en una comunidad cerrada cuyo interior se ubicaban las casas de los Nakiri, vecinos de los Sohma y los Kise) y los Nakiri preferían ignorar la existencia de Kana casi tachándola como demonio nacida del pecado.
Al menos con Ryota intentaban volver a llevarlo “por el buen camino”, pero con Kana… era como el polvo que intentan tapar debajo del tapete para que nadie más lo vea.

No era menor el por qué los hermanos se mostrasen suspicaces de recibir una invitación de los Nakiri para la ceremonia anual de las familias compuesta por los Nakiri, los Kise y los Sohma.

Kana había dicho por muchos años (y más en la adolescencia, cuya etapa fue bastante revoltosa para ella) que no estaba interesada en su familia y que los odiaba… Pero muy en el fondo, ella misma autoboicoteaba todas las posibilidades de alejarse de ellos. A su pesar, las invitaciones así le ilusionaban aunque intentase disimular. Le gustaban las tradiciones familiares, servir el té y ver a los demás practicar artes marciales. Pasear por el enorme jardín Nakiri y cruzar los puentes a los distritos de los Sohma y los Kise.
Para su hermano era tema aparte. Simplemente no le interesaba. Le aburría visitar a su montón de primos expertos en Kendo, muchos de ellos Rebels y Princess por legado y tradición. Tampoco le interesaba hablar con ese montón de viejos aburridos miembros del consejo familiar.
Ryota no estaba hecho para las ceremonias. Prefería mil veces una fiesta desenfrenada llena de gente igual de popular que él. 

—No creo que sea buena idea ir. Seguro traman una especie de ritual para “purificarme” o hacer algo con intenciones de humillarte. No está muy lejos de nuestras experiencias personales… —La respuesta de rechazar la invitación era clara en el rostro del rubio.
—Sí…— Pero… sentía que Kana sí quería ir. Sino, no habría usado la excusa de preguntarle primero a él.
—Hm, pero… Si tú quieres ir.—
—¡N-no, no! ¿Cómo crees?— negó con la cabeza y las manos.
—Podemos ir juntos para reírnos de las estupideces de esa gente.
—¿Sí?
—Ahá. Hace años que no vamos… Seguro a madre le pondrá feliz que vaya.
—Prepararé los trajes…— Kana se puso de pie y salió de la sala. Se escuchaban los pasos de sus pies descalzos recorrer el templo de Yato. —Espero que al menos tengan sake para soportar el día…—

Dos días después, los dos hermanos se encontraban en frente de la entrada de la comunidad de los Nakiri. Ryota lucía una yukata de color negra tradicional, el cabello lo llevaba peinado hacia atrás y pese a que quería usar la máscara de kitsune que le identificaba Kana le suplicó que no lo hiciera por lo que su rostro estaba al descubierto como era de esperarse. Kana usaba una yukata femenina de color rosa pastel con un fukuro-obi rojo y un kinchaku rosa para hacer juego. El cabello platinado lo llevaba en un tocado sencillo pero estético, adornado con decoraciones de la estación.

—Si no quieres que entremos…
—Ya estamos aquí.— Ryota tomó la mano de su hermana y avanzaron.
—Sólo espero que Erina me ignore como siempre.
—¿Por qué tú y Erina se llevan tan mal? Eh, entiendo que era sea una radical de los Nakiri y vea como inferiores a los demás al ser de la línea más pura… pero cuando pequeñas, compartían algo en los jugos.
—Sí. Pero después se volvió más purista como su padre, y nunca perdonó que yo fuera HiME… Ya sabes, aquí todas son Princess.
—Y todos Rebels.— suspiró. —Para ellos debe ser un deshonor el hecho que nunca fui uno. Ni siquiera investigué sobre el tema, haha…— rió torpemente. Se paró frente a la puerta, pasando unos segundos de no hacer nada. —Ya, va.— frunció el ceño. Tocó el gran portón de madera. Tardaron en abrirle, seguramente comprobando la identidad de los dos. Un sirviente Nakiri los hizo pasar.

Ambos hermanos caminaron eternamente por el distrito Nakiri. Era inevitable no dejarse encantar por lo que iban reconociendo a su paso. Como no entraban hace años allí, algo de nostalgia de les pegó y cierto asombro de ver construcciones nuevas. Para llegar hasta la casa principal Nakiri aún quedaba un largo trecho por recorrer, lo cual incluía una caminata extensa, atravesar jardines y puentes sobre lagos, y subir por escaleras que no parecían tener fin.

—Nakiri-chan, Kise-kun.— los dos hermanos se giraron al escuchar aquella suave voz. En principio habían desconocido a su dueño, pero al hacer recuerdo su rostro se les hizo familiar.
—Yuki.— dijo Ryota, al recordarlo. —Han pasado varios años sin verte. Estás más grande.
—Sí. Varios años.— asintió el joven de piel pálida y cabello grisáceo. Yuki era miembro de la familia Sohma y primo de ambos. —Con Nakiri-chan nos hemos visto un par de veces en Hanasaki.
—Así es.— asintió Kana, sonriéndole a su primo. —Y, Ryota, si hubieras sido un alumno responsable en Hanasaki habrías visto más seguido a Sohma-kun.
—Ahhh…— Ryota giró los ojos. —Hanasaki fue traidora conmigo. Por eso no iba.
—¿Eh?— Yuki se vio un poco confundido.
—Ryota que tiene la costumbre de echarle la culpa a cosas sin vida respecto a sus indecisiones e irresponsabilidades.
—Recuerdo un poco de ese Ryota de niño.— meneó una mano.
—Ehhw— el rubio curvó las cejas.
—¿Caminamos juntos? Por suerte queda poco.
—Vamos.— Kana acompañó a Yuki. Ryota se quedó un paso atrás pero siguiéndolos en silencio. Felizmente la joven albergaba buenos recuerdo de su primo Yuki en la infancia. Si bien era de una familia igual de estricta que los Nakiri, Yuki nunca fue discriminador con la naturaleza de Kana y tal parecía que su respetuosa forma de ser se conservaba. Incluso en Hanasaki, el joven se le había acercado sorpresivamente para saludarla en ocasiones.

Entraron en la casa principal Nakiri. Era tan grande y lujosa que los tres tenían especial respecto y cuidado con no romper algo caro en el camino y mostrar los modales adecuados a los miembros que se encontraban en el lugar.
El líder actual de la familia Nakiri era Azami Nakiri, tío de Ryota y Kana. Tanto Kana como Ryota no guardaban especialmente recuerdos gratos vinculados a ese familiar. Era un sujeto déspota, clasista y racista, muy discriminador y exigente con todos los Nakiri. No permitía que los Nakiri formaran vínculos de amistad, y mucho menos de sentimientos románticos, con personas que fueran forasteros de la familia.
Era de aquellos conservadores radicales. En su tiempo de adolescencia y juventud fue uno de los mejores kendoka de Japón y a nivel mundial, como también un Rebel de alto rango. Seguía vinculado a Rizembool como inversionista y colaborador, aportando con dotes grandes de dinero a la institución de Rizembool. Sus dos hijos eran Rebel y Princess en el presente.

—…— Yuki divisó a dos personas especialmente de cuidado. Los hermanos Nakiri, Erina y Mahiro. Hizo un gesto para advertir a Kana y Ryota conociendo que no se llevaban del todo bien con esos primos.
—Gracias, Yuki-kun.— le susurró Kana. Porque de haberse encontrado inadvertida, Erina quizá la habría increpado con una de sus frialdades.
—Debemos saludarlos educadamente.
—¿No podemos hacer cómo que no los vimos y los ignoramos?— comentó Ryota, pero al ver la negativa en la cara de su primo y su hermana, desistió de la idea. Suspiró. —Okay…— los tres se acercaron hacia los dos hermanos Nakiri quienes desde ya los miraban con frialdad. —Si las miradas mataran…— pensó que mejor se quedaba en Estados Unidos.
—Naturalmente, heredaron bastante de su padre.— era inevitable para Kana no ver a su tío Azami Nakiri en las conductas y miradas de su prima Erina y su primo Mahiro.
—Buenas tardes— Yuki fue el primero en saludar.
—Buenas tardes— respondió cordialmente el saludo Erina, sin dejar de quitarle la mirada a Kana. —Es un honor que asistas hoy a la ceremonia, primo Yuki.
—…— Kana y Ryota intercambiaron miradas.
—…— Mahiro miró especialmente con desprecio a a Ryota, mientras que Erina hizo lo mismo con Kana.
—Mh…— Yuki no sabía cómo resolver esa tensión.
—Nuestro señor padre nos ha asignado una mesa a todos nosotros juntos. Me sorprende su decisión. Recomiendo que se mantengan cerca de nosotros mientras esperamos el servicio, para no estropear el protocolo.— Informó Erina. —No quiero que se pierdan en la espera en el salón.— Erina entrecerró los ojos. —Síganme. Esperaremos en la sala mientras tanto.—
—…— los demás la siguieron, incluido Mahiro. Poco después entraron en una enorme sala donde más miembros de las familias se encontraban por todas partes. Entre saludo y saludo casi pierden a Erina en más de una ocasión y no querían molestarla por ningún motivo. Finalmente, se sentaron en unos asientos que encontraron disponibles.
Erina seguía observando friamente a Kana.
—Eh, ¿pasa algo?
—¿Sigues siendo HiME?
—Sí…—
—Deberías abandonar esa ilusión ficticia y volver al camino correcto. Nuestra familia perdonaría tus insurrecciones y vería con buenos ojos si te conviertes en una Princess.
—Espera.— Ryota se interpuso entre Kana y Erina, molesto. —¿Esa era la real intención de la invitación? ¿Un lavado de cerebro? Ahora tiene sentido que tu padre les pidiera que se mantuvieran cerca de nosotros…—
—Primo Ryota, ¿a qué se debe esa ofensa y violencia? pensar así de nuestro padre es una falta de respeto.— dijo Erina. Luego miró a Mahiro, esperando que hiciera lo suyo. Mahiro no estaba de acuerdo con ser incluido en ese detalle pero la mirada de su hermana podía traspasar los huesos.
—Ryota… Ya eres mayor. Ya deberías dejar de seguir sueños de niños pequeños y hacerte con los deberes y responsabilidades de nuestra familia. No estás tan mal encaminado en la actualidad… supe que estás en Rizembool.—
—Oh, dios…—
—El próximo paso es ser Rebel.
—Ya me vas a salir con eso, Mahicchin—
—¡No me llames así!— miró ofendido a Ryota. Erina le dio un golpe discreto por su comportamiento. Kana y Yuki estaban presentes, pero Mahiro logró una perspectiva ideal para sólo ser escuchado por Ryota y Erina —Bueno, ¿Y qué esperas para ser Rebel? ¿Que te inscriba tu madre? siempre has sido un niño de mamá.
—No sé. Al menos mi padre no anda manejando mi vida como si fuera su mono amaestrado.
—¿Me dijsite mono?
—Sí, mono.—
—C-cómo te atreves…
—Ya callen los dos. Ambos son igual de infantiles aunque intenten demostrar lo contrario.— Erina los paró. —Ryota, queremos que seas Rebel.
—Yo, no.—
—Y Kana debe ser Princess.
—Ella, no.
—¿Acaso es mejor que sea HiME? utilizada por Hanasaki como carne de cañon.
—Ah, olvidé que las Princess y los Rebels son todo lo contrario.
—Tú la puedes convencer… Sabes que ella en el fondo siempre ha deseado ser parte de nuestra familia. Tiene la oportunidad de serlo… Convertirse en Princess le abrirá grandes puertas en nuestra sociedad.
—…—
—¿Estás en nuestro bando?
—Yo no estoy en el bando de los locos.— Ryota se puso de pie. —Y no piensen meter a Kana en sus juegos torcidos.
—Ryota, ¿a dónde vas?— Kana lo observó preocupada.
—Voy a tomar aire…
—Déjalo… Siempre le gusta llamar la atención.— dijo Mahiro. —Mejor que no esté, así nos libra de escucharlo todo el rato.
Los tres permanecieron en silencio sin saber qué decir, miraban a su alrededor esperando que algo pasara pero el tiempo comenzó a pasar muy lento.
—…—
—…—
—…—
—…—
Era inevitable necesitar de Ryota para romper con esos momentos de silencio tan largos. Erina se puso de pie. —Vamos a buscarlo…— dejo sorprendido a varios, porque era de quien menos esperaban la necesidad de tener a Ryota cerca para romper el silencio.
—Creo que esta velada será más extraña de lo que pensaba.— le susurró Kana a Yuki, discretamente.
—Creo que ahora se está poniendo un tanto más llamativa.— asintió.
Los tres fueron a buscar a Ryota para lo que sería una muy incómoda celebración de familias.

« Last Edit: August 11, 2019, 05:17:06 PM by Kana »


Mimi Tachikawa

Hoi hoi aqui vengo con un fic


En la casa de Mayura, la joven pelirosa al final no pudo salir de viaje ya que Mitsuru pescó un resfriado y tuvieron que quedarse en casa, pero Mayura sabia que su madre estaba emocionada de salir de paseo, asi que para no desilusionar a su madre le pidió de favor a Gaku que la llevara, lo mismo le dijo a Hajime para que fuera con su esposa Ami y su pequeño hijo Hikari, ella se iba a quedar a cuidar de su querido primo junto con Kuro y Flaffy, asi que desprotegida no estaba

Mayura-neechan perdóname por enfermarme justo cuando ya íbamos a salir…-

No digas eso Mitsuru…-se acercó acariciando suavemente sus mejillas que estaban calientes producto de la fiebre-no es tu culpa, además tu neechan es muy buena enfermera y va a pasar todo el dia a tu lado deacuerdo?-

El pelicastaño sonrio y se quedó dormido, Mayura estaba un poco más aliviada porque la fiebre estaba bajando, Ami antes de irse con su madre y los demás lo atendio, aplicándole una inyección para bajarle la fiebre, asi que solamente tocaba esperar a que eso sucediera, además le recetó medicinas que la joven pelirosa ya había comprado para poder ayudarle a recuperarse del resfriado que tenía, salió con cuidado de la habitación y se dirigió a la cocina para prepararle algo fresco para comer, ya que como estaban en pleno verano una sopa no era una buena opción

Tengo hambre…-Kuro en su forma de gato estaba sentado al lado de la joven- ya vas a preparar la comida?

Espera un momento Kuro, recién voy a preparar el almuerzo, así que te prometo que cuando termine será algo muy rico que dirás que valió la pena la espera…-dijo sonriendo ampliamente- asi que aprende como mi flaffy que esta durmiendo…-señalando a su child que estaba en su cama que Belldandy le había comprado, estaba profundamente dormida

Será que ambos somos diferentes?...ella se alimenta de tu energía y la detu Key, asi que no necesita alimentarse, en cambio yo si…-suspiro pesadamente-además yo te ayudo a entrenar al menos tenme algo de consideración.

Claro que te tengo mucha consideración…Kuro-kun…solo te pido que esperes un rato y comerás todas las veces que puedas-

Deacuerdo…-bostezó perezosamente y se acercó al lado de flaffy para descansar unos momentos-

La joven pelirosa se puso a cocinar, mientras que preparaba el almuerzo se puso a pensar en su novio Otoya y las ganas que tenia de verlo, pero estaba ocupado en su trabajo como Idol que estos días de vacaciones era casi imposible que se pudieran ver, ella lo comprendía porque era algo que él amaba hacer y lo hacía feliz, además ni podría decir nada porque como su papel de Hime ahora lo iba a poner en constante peligro si estaba cerca de ella, suspiró pesadamente, últimamente después de que había salido del hospital aunque no había tenido alguno por parte de Shun, sentía que algo muy feo podría suceder en cualquier momento, asi que era mejor que Otoya no estuviera cerca por más que amara a su Key, termino de preparar la comida y se disponía a servirla en los platos, cuando el timbre sonó

Qué raro…nadie iba a venir a visitarme …Suga-san aprovechó para salir con su familia…Tenn-nii dijo que iba a venir a verme mañana-

Se acercó a la puerta de entrada y cuando se asomó, vio un gran ramo de rosas frente a ella y una peliroja cabellera muy conocida por ella, no podía creerlo

O…to…ya…kun??...-

Sorpresa!...-dijo con una amplia sonrisa el pelirojo-finalmente tengo tiempo libre y he venido a pasarlo con la persona que más amo en este mundo

La pelirosa aún estaba sorprendida, pero cogió el ramo de rosas para abrazarlo con mucho cariño

Muchas gracias Otoya-kun…-dijo derramando lágrimas-

Eh??Mayura??Estas bien??Te hice algo malo?? Eres alérgica a las rosas??-

La pelirosa se secó las lágrimas –No pasa nada…solo son lágrimas de felicidad al verte aquí frente a mi cuando pensé que no iba a verte durante estas vacaciones…-

Mayura…-le abrazó cálidamente- yo también pensé que no iba a verte, pero Hajime-san nos dio permiso a todos para regresar a nuestras casas y disfrutar de una semana de descanso, podré estar contigo todos estos días, claro que si tú
lo deseas

Como que si tu deseas? Claro que si lo quiero!...-dijo la pelirosa sin dudar para alzar su rostro y perderse en la mirada clara y sincera de su novio-

Entonces me quedaré a tu lado…-se acercó a su rostro y le dio un suave beso en los labios-

Oigan oigan…pueden dejar de estar tan acaramelados y empezar a servir la comida? Tengo mucha hambre…-hablo Kuro aún en su forma de gato, flaffy que se encontraba durmiendo se levantó rápidamente y saltó sobre Otoya para saludarlo

Flaffy!!!...-dijo la pelirosa para alejar a su child de su novio que había caído al suelo casi noquedo por la repentina acción.

Después de ese pequeño incidente, Mayura empezó a servir el almuerzo, primero a Kuro y Flaffy,luego se sirvió a ella y Otoya mientras conversaban acerca de todo lo que el pelirojo estaba realizando últimamente en su carrera como Idol, asi como Mayura le contaba que tenia un medio hermano

En serio? No lo puedo creer…-

Yo tampoco lo pude creer al principio pero después de escuchar todo lo que me contó, definitivamente estoy segura que ambos somos hermanos…-sonrio-

Uhmmm…pero no te parece extraño que después de tanto tiempo venga un hermano tuyo a verte? Por lo tengo entendido Belldandy-san y Keichi-san se querían mucho no?...-

Pues si…pero quizás estuvieron peleados un par de meses y quizás lo tuvo en ese intervalo de tiempo

Es algo raro a menos que…-se rascó la barbilla, para luego negar con la cabeza, si fuera lo que estaba pensando entonces era mejor no decirle nada, asi que agradeció que la pelirosa era algo distraído en ese tipo de cosas-

Sucede algo Otoya-kun?...-mirándole algo confundida-

No…no pasa nada- sonriendo con una gota en la cabeza-ahora que terminamos de almorzar , vayamos a subirle el almuerzo a Mitsuru, ya tengo muchas ganas de verlo!!

Es cierto!! Me había olvidado de él-dijo avergonzada- vamos!!! Tengo que servirle bastante comida, porque tiene un buen apetito-

Es cierto…-rio divertido-además está en proceso de recuperación…ya quiero que se recupere pronto para poder salir juntos al parque de diversiones, recuerdas la última vez que fuimos con él?Fue muy divertido, Mitsuru comió mucho y se metió casi a todos los juegos mecánicos

Es cierto!! Nos fuimos cuando el parque estaba cerrando y tuviste que llevarlo cargando porque se había cansado de tanto jugar…-

Es que es un chico muy enérgico y muy adorable, lo quiero mucho…como si fuera mi pequeño hermano menor…-

Yo también lo quiero de la misma manera…-sonriendo ampliamente-cuando nos casemos y tengamos un hijo, espero que sea igual de enérgico que Mitsuru, o sino no nos seguiría el ritmo-

Me alegra que ya estes pensando en formar una vida conmigo a futuro, en serio me has hecho muy feliz…-

Quiero estar siempre a tu lado…-tomándole de las manos-así que…te parece si nos casamos cuando termine la universidad?-sonriéndole ampliamente-

Otoya se sorprendió por la declaración de la pelirosa, asi que se sonrojo levemente-No se supone que yo debería pedirte que te cases conmigo?-para luego abrazarla-claro que si…me voy a casar contigo! Y el anillo de compromiso te lo daré en estos días…-

Mayura correspondio el abrazo de la misma manera que el pelirojo la abrazaba, luego escucharon que alguien estaba gritando desde el cuarto donde estaba el pelicastaño descansando

Mayura-neechan!!Tengo hambre!!!-se escuchaba la voz enérgica de su primo

Ya se levantó!....-se separó del pelirojo- vamos a llevarle la comida

Si vamos!!!...-

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En la casa de familia Kisaragi…

Los dos mellizos se encontraban en el comedor con bocaditos y una torta celebrando las buenas nuevas de la joven, al principio también iban a celebrar con Shiki, pero su amigo tuvo que salir con su hermano a algunos asuntos familiares, no contó con Yuuta porque sabía que su novio se encontraba en una pequeña gira junto a su hermano y Vivio, el único que pudo acompañarlos era Rinne, que últimamente estaba siempre al lado de Koi

Ai se encontraba feliz comentándole a Koi acerca de que había firmado un contrato para ser parte de una banda musical e iba a ser una de las vocalistas principales, cuando se inicicen las clases ella empezaría a asistir a las prácticas

Y que dices Niichan?A que no son buenas noticias? Por fin voy a cumplir mi sueño…aunque por ahora en una banda…-
Claro que estoy feliz por ti Ai…con tal que te alejes de tu tonta decisión de ser Hime no me importa lo demás y sé que estarás a salvo…estresada pero a salvo después de todo…-

Uhm? Pero niichan igual voy a tomar la prueba Hime, esa decisión no la voy a cambiar…-

Eh?? Eso si que no, como tu hermano mayor y por consiguiente el que toma las decisiones de nuestra familia mientras que Ryu-niisan no está, ya no te voy a dar permiso y se acabó- dijo cruzándose de brazos-

Oye niichan no puedes cambiar de opinión de esa manera!!Me diste tu palabra de apoyarme asi que no puedes echarte para atrás verdad Rinne-san?

El pelirojo que solamente estaba escuchando todo mientras comía todo lo que encontraba en la mesa, casi se atora cuando la joven volteo para verlo esperando que le diera su opinión, asi que tomó un vaso con agua para poder digerir todo lo que estaba comiendo, luego de unos segundos más tarde empezó a hablar

Bueno…un hombre siempre tiene que cumplir con lo que ha prometido, y si te prometió apoyarte en tu incursión como Hime, lo tiene que hacer sin dudar, si llegaras a tener problemas dentro de la escuela, puedo ayudarte, después de todo soy el conserje.

No es justo…-Koi suspiro pesadamente-hasta Rinne-san esta deacuerdo con esta locura…y ya no puedo cambiar mi opinión…-vio el rostro del pelirojo mayor que estaba con restos de comida alrededor de su rostro, con una servilleta empezó a limpiarle, cogiendo sus cachetes para que quedara limpio.

Esto…niichan…no será acaso que tú y Rinne-san están saliendo? Ya son novios?

Koi se sonrojo y se rio nerviosamente-

Hace 2 dias pasó nuestra relación de amigos a pareja…-respondió Rinne mientras observaba a su pelirosa sonrojarse, rio suavemente-aunque le dije que no tengo mucho ofrecerle porque todo lo que gano en la escuela es para pagar la deuda que dejó mi papá antes de desaparecer a quien sabe donde-

Pero te dije que eso no me importa Rinne-san…además te puedo ayudar con…-

Eso si que no, las deudas solo las voy a pagar yo eso ya lo hablamos…-

En serio me alegra mucho que Niichan y Rinne-san sean novios, también es otro motivio de celebración!!-

También prometo cuidarlo y protegerlo de cualquier cosa que suceda, que aunque sea un conserje soy muy bueno en las peleas cuerpo a cuerpo-

Te lo encargo mucho Rinne-san…y bienvenido a la familia!!Ya unos días de estos tenemos que planear una cita doble, a Yuuta-kun le alegrará que Niichan tenga a su persona especial.

Aunque me siento algo fuera de lugar porque todos ustedes están en la industria musical, menos yo que solo soy un conserje…-

Y eso que importa? Recuerda que solo yo te he elegido a ti, lo demás no importa…-le sirvió más comida-así que come y comer todo lo que quieras que estaré pendiente de tu alimentación diaria…-

Koi eres un ángel caído del cielo…-dijo con lágrimas en los ojos- por fin podré comer algo decente-

No es para tanto…-dijo Ai con una gota en la cabeza-

Practicaré mucho para llevarte un almuerzo decente todos los días en la escuela deacuerdo? Me ayudaras a cocinar no es cierto Ai?

Creo que mejor del almuerzo me encargo yo Niichan …no quiero recordar la última vez que quisiste cocinar…-
Ni que hubiese sido algo malo…-

Lo fue Niichan lo fue…-

Creo que mejor acepto el ofrecimiento de Ai-san de preparar el almuerzo….-dijo el pelirojo con una gota en la cabeza-
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Mientras tanto en la casa donde viven Mika, Yuu, Ikku y Rui…

Aprovechando las vacaciones de verano, Rui se encontraba tocando el piano, ya que era su manera de relajarse, en el sofá se encontraban escuchándolo Yuu y Mika, el primero estaba durmiendo en el regazo del rubio que le acariciaba suavemente los cabellos, mientras cerraba los ojos y se dejaba llevar por la melodía.

La puerta de la entrada a la casa se abrió e Ikkun entro respirando agitadamente porque había salido a correr para ejercitarse.

Rui dejó de tocar el piano, cogió la botella de agua y empezó a beberla, sentía que sus fuerzas regresaban, luego de una pausa, le respondio al peliverde-Si...estoy bien…Rui…no te preocupes…-le dijo acariciándole la cabeza suavemente-

Bueno ahora que es de noche y como Ikku ya regresó a casa, será mejor que vayan a bañarse juntos antes de cenar deacuerdo?

Bañarnos juntos??Mika-san…-Ikku le miro como si quisiera destruirlo, mientras que el rubio le sonrió pícaramente-

No creo que haya problema en que se bañen juntos verdad Rui??

No, yo no tengo problema alguno…tu si Ikkun? Es que acaso te da miedo mirar mi cicatriz??-

No no no para nada…-dijo negando con un movimiento de su cabeza-vamos!! Vamos a bañarnos juntos…-tomo de la
mano del peliverde y se fue junto a él-

El rubio rio divertido mientras se acercaba a Yuu y lo movia suavemente- Yuu-chan…Yuu-chan levántate que es hora de preparar la cena…-

El pelinegro se levantaba perezosamente-Que paso? Me quede dormido??

Las melodías que empezó a tocar Rui en el piano son demasiado relajantes que alivian todo…en verdad es todo un prodigio…-

Eso es cierto…que bien que he dormido-estirándose –hablando de Rui…donde esta?-

Se fue a dar un baño con Ikku

Que??Seguro que todo es obra tuya Mika…no puedes dejar que la relación entre ellos fluya naturalmente?

Si hacemos eso nunca va a pasar nada, porque Rui no se va a dar cuenta de los sentimientos de Ikku, además este baño tiene algo especial que preparé para que se unan mas íntimamente…-

Mika no me digas que…-

No te preocupes por nada Yuu-kun todo esta medido y no como yo lo uso para nosotros…-le guiñó el ojo-

Si fuera asi estaría muy asustado porque Ikku no es de esos…-

Quien sabe, puede ser que se esta conteniendo para no asustar a nuestro Rui y solamente falta que alguien le dé un empujón como el que yo se lo voy a dar-

Acaso los quieres volver como nosotros? Pervertido…-

Sería muy divertido…pero Yuu-chan te preocupas demasiado, pareces todo un padre sobreprotector con ellos dos…y yo me siento como la madre consentidora, asi que la madre quiere que su familia este muy unida…-

Hablando de esa manera me das mucho miedo…-

No tienes porque…y ahora vamos a preparar la cena que tienes que alimentarte lo suficiente para aguantar nuestra “sesión” de amor…-

No lo digas de esa manera que me avergüenzo…-se cruzó de brazos- pero si hay que ir a preparar la cena, además de alistar la cama de los chicos porque si termina de la manera de la que me estoy imaginando ahora, necesitan tener todo listo para que simplemente se echen a descansar

Mientras que en el baño…

Ikku y Rui que ya estaban dentro, observaron que habían muchas toallas limpias, la bañera en forma de jacuzzi estaba preparada con burbujas de jabón y pétalos de rosas, el ambiente estaba rodeado de un aroma tan dulce que los jóvenes fueron afectados al instante

Mika-san se ha esmerado para darnos este baño…-dijo el pelicastaño con un gota en la cabeza con las mejillas sonrojadas-a ti que te parece Rui?

El peliverde ya se había quitado la ropa y se había metido al jacuzzi para empezar a usar la esponja para enjabonarse los brazos de manera pausada, tenía las mejillas sonrojadas al igual que Ikku- Ikkun se siente muy bien…ven…entra…date prisa…-

Primero debo de enjuagarme y luego entraré…-le dijo mientras se quitaba la ropa y la dejaba a un lado, para acercarse a una zona especial del baño que servia para que se enjuagara, luego de eso se metió al jacuzzi para sentir lo bien que se sentía estar dentro-

Rui se acercó hacia Ikku para posar sus manos en su pecho, el pelicastaño se sorprendió por la acción de su amigo pero no le molestó en absoluto, por el contrario era algo que siempre había esperado pero que no había podido hacer hasta ahora

Ikkun huele muy bien…-su cálido aliento rozaba el pecho desnudo del pelicastaño que sintió una corriente eléctrica recorrer todo su cuerpo-

Rui?...si sigues asi no voy a poder controlarme…-dijo tragando un poco de saliva, mientras dudaba entre envolverlo o no con sus brazos-

Ikkun no se lo que esta sucediendo pero yo quiero…-

Rui también siento lo mismo que tú…-

Lo envolvió en sus brazos, observo como el peliverde alzaba su rostro sonrojado con los ojos cerrados, como esperando algo que Ikku solo podía darle, aquel aroma que Mika había esparcido lo seguía descontrolando dudaba…dudaba en besarlo o no, pero sus instintos pudieron mas que la razón y lo beso en los labios, cosa que el otro joven empezó a responderle con la misma necesidad que sentía y que no sabia que podía albergar en su cuerpo. Ambos iban a actuar producto de la estimulación que el rubio les había dejado, luego pensarían en las consecuencias en su relación al dia siguiente, ahora solamente sus cuerpos se necesitaban el uno a otro.
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Matta ne!!!

Mimi-chan


Eureka

Solo falta uno mío y de ahi son compartidos T_T SO CLOSE

Aca hay una partecita compartida con Mimi, que estara en este color uwu

Y gracias Cho por prestarme a Riko, yay~~



49.



“Allura…”

La voz apenada de Lotor era suficiente indicio del tipo de noticias que se traía. Era de imaginarse que no serían positivas, pero su semblante daba a entender que a Allura le costaría oír lo que se venía.

Su amigo se había demorado alrededor de mes y medio en encontrar información sobre Kuro, y aunque, por mucho tiempo, Allura había estado pendiente de ello, el mal presentimiento que la acongojaba le indicaba que no andaba del todo segura de querer oír lo que Lotor venía a contarle.

Sentados en la sala de su casa, Allura esperó en silencio a que continuara. Su amigo tomó un sorbo de su café y, luego, suspiró, preparándose mentalmente para iniciar su relato.

“Como te conté el día que nos conocimos, pertenezco al comité encargado de la supervisión de la tecnología rebel. Nuestra facultad tiene la misión de mejorar esta tecnología… entre otras labores cuestionables. Entre ellas, está la creación de un mecanismo diseñado para poder lavarle el cerebro a las personas.”
“¿C-cómo?” Allura empalideció, visiblemente afectada. Rizembool se superaba continuamente. “No debería sorprenderme, pero… eso ya es demasiado.”
“Mm.” Lotor asintió, un tanto apenado. “No puedo hacer más que darte la razón. Lo cierto es que hay varios grupos de estudio, cada uno centrado alrededor de una distinta manera de ejecutarlo. La primera que surgió se deriva de los poderes de un rebel y funciona en conjunto a un sedante especial que neutraliza a las personas y las sucumbe en un sueño muy pesado. El lavado de cerebro ocurre a un nivel del subconsciente, en los sueños del sujeto, por lo que es difícil tener pruebas de ello. El científico detrás de ello, Muzan Kibutsuji, la desarrolló como mecanismo de corrección para los rebels que querían desertar la guerra o cambiarse de bando.”
“Kibutsuji…” Allura mencionó el apellido, curiosa. “El papá de Kuro.”
“Exacto. Kibutsuji trabajó en conjunto a un selecto grupo de científicos y encontraron al perfecto conejillo de indias en tu amigo. Los reportes indican que Kuro estaba decidido a renunciar a su cargo. Así que… bueno, su papá y sus colegas probaron si su experimento funcionaba. El registro termina ahí, pero busqué acerca de él, y… me encontré con dos cosas. Uno, fue tu rebel.”
“Sí.” Allura se veía arrepentida. “Disculpa por no haberlo mencionado antes. Debí hacerlo, pero no quería cargarte con cosas innecesarias… recién te conocía y me parecía muy impertinente explicarte todo.”
“No te preocupes.” Lotor le sonrió. “Entiendo por qué lo hiciste. Pero no me cargarías con nada. Al contrario, si puedo escucharte y ayudarte de una forma, sabes que lo haré.”
“Siento que cada vez te debo más.” Allura rio. “No sé cómo agradecerte todo lo que haces por mí.”
“Mm-mm.” Lotor negó con la cabeza. “No es nada. Eres sumamente encantadora, una excelente amiga  y persona. Me alegra mucho haber estado en el momento indicado y poder haberte conocido. Si puedo ayudarte de alguna forma, lo haré.”
“Gracias, Lotor. Espero que sepas que es completamente mutuo. Yo también estoy aquí para ti.”
“Gracias.” Lotor le sonrió.
“Bueno, disculpa, te corté. Continúa.”
“Mm. Lo segundo que encontré es que… la foto de Kuro estaba entre los registros de información. Y no sé qué tan al tanto estás de los influencers y personas famosas en nuestro país, pero hay un detective de la policía que es muy parecido a tu amigo.” Lotor sacó su celular para buscarlo. “Es cierto que han pasado unos años: su apariencia no es exactamente igual, pero presiento que son la misma persona.”
“¿Cómo…?”
“Su nombre es Goro Akechi. Lleva un par de años en la policía: es sumamente famoso por su personalidad encantadora y carismática. Suele salir en entrevistas y programas porque tiene una cantidad alarmante de seguidores. De hecho… me sorprende que no hayas oído de él.”
“Supongo que la universidad me ha tenido muy ocupada. Además, no soy mucho de ver televisión. Creo que tiene sentido que haya pasado desapercibido para mí. ¿Encontraste algo sobre él?”
“Pues… sé que va a Rizembool. Está estudiando criminalística, le falta un año y medio para terminar.” Lotor le extendió su celular. “Míralo. Es una entrevista de hace una semana, muy reciente.”

El video era un pequeño extracto de una entrevista realizada en un magazín matutino: en él, la anfitriona le hacía preguntas a Kuro sobre sus más recientes labores dentro de la policía. Kuro respondía con un carisma innegable, contando con una facilidad para explayarse y capturar la atención del público que sorprendía a todos los presentes. Al finalizar con su relato, la anfitriona llamó a una ronda de preguntas por parte del público, quienes manifestaron su adoración y su interés en él sin ningún cuidado. Kuro sólo sonrió emocionado y les agradeció por el cariño, terminando así el programa.

A Allura se le hacía extraño, ajeno, pero a la vez muy familiar: una mezcla de emociones peculiar producida por verlo vivo, sentado ahí, conversando como si los sucesos de años atrás nunca se hubieran llevado a cabo. Por unos instantes, pensó que lo mejor sería dejarlo ser… pero la preocupación no le permitía quedarse tranquila. Existía la posibilidad de que Kuro manifestara sus poderes de key, hecho que de todas maneras alteraría su vida cotidiana.

“Lotor… es él,” dijo Allura, emocionada. “Yo… No puedo creerlo. Está vivo.”
“Mm.” Lotor sonrió. “Me informé un poco más y di con que estudia Criminalística en nuestra universidad. No hay datos de contacto en su página del intranet, pero sugiero que vayas a su facultad y preguntes por él durante los primeros días de clase.”
“Mm, buena idea.” Allura asintió. “Eso mismo haré. Yo… siento que tengo un deber de hablar con él.”
“¿Qué harás si no te recuerda?” preguntó Lotor, un tanto preocupado por su amiga. “El cambio de identidad y todo me da a entender de que tiene, actualmente, amnesia. Como habrás intuido, Kibutsuji se desligó completamente de él. Para los medios, no son familia. Sospecho que su padre lo abandonó y que, de alguna forma, le borró la memoria.”
“Si es así, no pienso perturbar su paz. Tan solo te pediré ayuda para encontrar una manera de que el despertar de sus poderes de key no influya en su vida. Si, por el contrario, recuerda todo… le preguntaré por qué optó por mantener cierta distancia entre nosotros.”
“Allura… sólo quiero que estés muy segura de todo esto. Puede que te sea doloroso reconectar de nuevo con él…”
“No te puedo negar eso, pero… es algo que he tenido pendiente desde hace tiempo. La existencia de Teddie sólo me hizo recordar que debo cerrar ese capítulo lo más pronto posible.” La expresión de Allura se ablandó y le sonrió, enternecida. “Descuida. No pretendo hacer nada alocado. Valoro y aprecio el momento de mi vida en el que estoy: tu amistad y la amistad de los chicos es más de lo que pude haber pedido alguna vez. Me va bien en mis prácticas, de la tesis no hablamos y bueno, me gradúo este año. Creo que no puedo pedir algo mejor. Kuro fue uno de mis amigos más cercanos, el mejor, y me alegra enormemente verlo vivo, verlo radiante y feliz. Me contento con eso, pero me gustaría ahondar en el misterio de su desaparición. Tengo la ligera sensación de que su padre es el culpable y, si él es consciente de eso, me encantaría ayudarlo a solucionar ese tema.”
“…” Lotor rio suavemente. “Sin duda, eres admirable.”
“¿D-de dónde salió eso?” preguntó Allura, avergonzada.
“Mm-mm.” Lotor negó con la cabeza. “Me puse a pensar en lo bondadosa que eres. Espero, de todo corazón, que puedas recuperar tu amistad con él. Y… que los dos encuentren esa paz que se merecen.”
“Gracias, Lotor.” Allura le sonrió. “Por supuesto que así será. Tengo fe de que todo saldrá bien.”
“Te ayudaré en lo que pueda, pero… te pido algo a cambio.”
“¿Qué cosa?”
“Deberías contarle esto a Keith y al resto. Al menos por su tranquilidad.”
“…” Allura lo meditó unos breves instantes… y suspiró. “Tienes razón. ¡Peeero! No necesito guardaespaldas. Si consigo reunirme con Kuro, lo haré a solas.”
“Claro, no, pedirte eso sería absurdo.” Lotor rio.
“Se que deben andar preocupados por lo de Sho, pero Kuro fue mi amigo. Es una situación muy distinta.”
“Es cierto.”
“Aún así, aprecio su preocupación y todo. Igual, no planeo ir sola. Creo que iré con Teddie…”
“Piénsalo dos veces. Ese oso es un tanto…” Lotor meditó en silencio.
“¿Ruidoso?”
“Sí, supongo.”
“¿Ibas a decir otra cosa?” Allura arqueó una ceja.
“¿No?” Lotor sonrió, divertido. “Es sólo que tiene una personalidad difícil de manejar. Puede que lo aturda un poco, si es que no recuerda nada de lo que sucedió años atrás.”
“Mm, buen punto.” Allura asintió. “Tendré que reflexionarlo un poco más, entonces.”
“Aún queda un tiempo antes del inicio de clases. Deberías aprovechar en relajarte y avanzar con tu tesis.”
“¿No dije que de eso no hablamos?”
“Vamos, no eres la única. Yo…” Lotor suspiró. “Yo también debería hacer eso.”
“Bueno, si avanzamos juntos, no tengo problemas.” Allura sonrió.
“Eso suena poco productivo. Nos vamos a distraer—”
“¡No!” Allura se levantó, decidida. “Ya lo veo: cada uno toma un extremo de la mesa de mi comedor. Avanzamos por unas horas y de ahí tomamos descansos cronometrados. ¡Suena como una idea estupenda!” exclamó, sumamente emocionada.
“…” Lotor no sabía cómo rehusarse a esa sonrisa. “Está bien. ¿Podemos ir a mi departamento por unos libros? Y mi laptop, claro. De ahí regresamos.”
“No.” Allura se llevó una mano al mentón, pensativa. “Pensándolo bien, creo que mejor será ir a tu casa. Con la amenaza de mis hermanos, dudo que podamos avanzar.”
“Mm, es cierto. Mi departamento es mucho más silencioso.”
“¡Perfecto!” Allura sonrió. “Entonces iré por mis cosas. ¡Espérame aquí!”

La HiME se apuró en correr hacia las escaleras, emocionada con la idea de aquella tarde de estudio.

Quien diría que tener un compañero en la misma situación que ella sería capaz de inspirarla y motivarla a avanzar con aquella engorrosa tarea. Pero suponía que no podía ser otra persona más que Lotor: por algún motivo, disfrutaba muchísimo de su compañía. Podían compartir silencios o conversaciones sumamente intrigantes y Allura se sentía igual de feliz con aquellas posibles situaciones.

Había sido un golpe de suerte conocerlo, y aún le faltaba mucho para devolverle todo los favores que constantemente le hacía. Sin duda, Allura era muy afortunada de tenerlo a su lado.







Keito habia regresado de unas cortas vacaciones en Inglaterra, donde pudo aprender acerca de una nueva cultura, ademas de ir a las obras de teatro donde casualemente participo Maria, conocida suya con la cual regreso de casualidad en el mismo vuelo, como todo un caballero la dejo primero a ella en su mansion, para luego ir él al templo donde vivia, para dejar sus maletas y saludar a su familia que lo estaba esperando con ansias

Luego del almuerzo de recibimiento por parte de su familia, decidio salir para ir a buscar a sus compañeros de Akatsuki, para volver a a retomar sus actividades como idols. Al primer lugar que iria iba a ser al dojo de la familia de Souma Kanzaki. El joven llego a dicho lugar para observar en silencio la practica de su compañero, iba a esperar a que terminara para poder dirigirse a él.


El sonido de la puerta deslizándose con cuidado lo distrajo por unos instantes, pero Souma se apuró en neutralizar el ataque de su alumno y acabar con la pequeña batalla, todo por la curiosidad de girarse a ver quién era el intruso. Los aplausos se dejaron oír dentro del espacio, pero Souma sólo le prestó atención a los que provenían de la puerta. Al voltear su mirada, encontró a Keito apoyado ligeramente en esta, aplaudiendo con una sonrisa.

“¡Hasumi-dono!” Souma se apuró en intercambiar pleitesías con su alumno para poder correr a saludar a su compañero y amigo, Keito Hasumi. Junto con Kuro Kiryu, pertenecían a Akatsuki, un grupo idol que rescataba mucho del folklore nacional con su atuendos, presentaciones y canciones. “Es un placer verlo de nuevo,” mencionó, con una sonrisa. “¿Imagino que disfrutó de sus vacaciones?”
“Sí.” Keito asintió. “Pero ya era hora de volver. Tenemos que retomar nuestras actividades si pretendemos participar en el festival de Mikejima.”
“Es en un par de semanas…” mencionó Souma, preocupado. “¿Cree que tengamos tiempo suficiente para ello?”
“Confío en que sí. Preparé un par de canciones especiales para el evento. Y confío en que dos semanas será suficiente para tenerlas listas.”
“¿Habló con Kiryu-dono?”
“Justo pensaba en ir a darle una sorpresa. ¿Qué dices?”

Permitame que termine con la clase y despedir a mis alumnos para poder acompañarlo...-

Tomate el tiempo que desees, porque yo he venido de sorpresa, no tienes porque apresurarte con mi presencia, Kiryu no se ira a ningun lado-

Deacuerdo...-dijo para volver a prestar atención a sus alumnos, los cuales seguian practicando-

Keito estaba contento de que Soma estuviese haciendo lo que mas le gusta hacer, claro aparte de sus actividades como idol, pudo observar lo mucho que habia mejorado en sus habilidades, supuso que tambien Kuro Kiryu habia hecho lo mismo, al igual que él estaba investigando mas acerca de las tradiciones de los pueblos

Una vez que las clases habian terminado, Soma se despidio de sus alumnos, y cuando el ultimo alumno se fue, se retiro a alistarse para luego ir con Keito en busca de Kuro.


A diferencia del dojo Kanzaki, enfocado exclusivamente en el arte del kendo, el dojo Kiryu tenía al karate como su especialidad. Al igual que Souma, Kuro contaba con una gran diversidad de alumnos bajo su tutelaje. La gran mayoría habían llegado al lugar antes de su fama como idol, puesto que los Kiryu eran conocidos por su extensa tradición, su diligencia y disciplina. Eran uno de los dojos más populares, después de todo.

Souma y Keito usaron el transporte de este último para llegar al dojo de Kuro, que se encontraba a quince minutos de allí. A juzgar por la hora, de seguro Kuro también andaba en plena práctica con sus alumnos. Los dos ingresaron al dojo, saludando a los familiares de su amigo en el proceso, y aguardaron en silencio a que Kuro finalizara con sus clases. Sin embargo, la curiosidad les ganó e ingresaron un poco antes de lo previsto.

Lo encontraron entrenando con Tetora Nagumo, miembro de Ryuseitai, alumno de Kuro y fiel discípulo suyo. No era nada inusual hallarlo entre el tumulto de alumnos emocionados que iban seguidamente al dojo Kiryu para aprender de él. Souma y Keito sabían que Kuro le guardaba especial cariño porque Tetora resaltaba sobre los demás por su optimismo, diligencia y gran habilidad… aunque a veces podía ser un tanto impulsivo.

Como era de esperarse, a diferencia de Souma, Kuro no se inmutó ante los ruidos de la puerta. Su concentración permaneció intacta, y se dedicó a terminar con la batalla en silencio. Kuro salió victorioso, pero le rindió honor a su alumno con una pleitesía muy sincera. Souma se vio reflejado en él: al igual que su amigo, apreciaba cada batalla con sus alumnos, puesto que sentía que aprendía más de sí mismo con ellas.

Kuro optó por dar unas últimas indicaciones antes de terminar con su clase, y luego se giró hacia sus amigos. Mientras se acercaba a ellos, escuchó cuchicheos y murmullos entre sus alumnos, todos comentando sobre la reunión de Akatsuki.

“Me alegra ver que estás de vuelta, Hasumi.”
“Mm.” Keito asintió. “No podía dejarlos esperando más tiempo. Nuestra competencia en el festival va a estar ardua… y por lo que tengo entendido, Ryuseitai también asistirá,” mencionó, observando de reojo a Tetora.
“Sí, así parece.” Kuro asintió. “Pero será una gran oportunidad para demostrar nuestra técnica.”

Nosotros tambien vamos a participar!! y ya tenemos nueva cancion y coreografia, ademas gracias a la ayuda de taishou he podio perfeccionar mis habilidades, bueno me ire retirando ya que el lider nos quiere ver tambien!!- el pelinegro de gran energia se despidio de sus superiores y se retiro del lugar, dejando a los 3 Akatsuki solos

Hasumi, dejame cambiar de ropa para ir con ustedes...-dijo mientras se retiraba

Kiryuu-dono es asombroso, cada vez mejora en sus habilidades…-

No es el unico que ha mejora...tu también lo has hecho Kanzaki...-

Gracias por sus palabras-haciendo una reverencia-

Gracias a las habilidades de ambos ya tengo el escenario de nuestra presentación en mi mente…-


“Confío en su ingenio, Hasumi-dono.” Souma sonrió. “Estoy seguro de que nuestra presentación será impecable.”
“Por supuesto.” Keito sonrió.

Kuro no demoró en cambiarse para salir junto a sus compañeros, y partieron rumbo a la agencia. Allí se encontraron con su mánager: Keito ya había quedado con él con anticipación, reservando una de las salas de grabación y un salón de práctica. No podían perder ni un minuto, puesto que el festival se acercaba y debían aprovechar la oportunidad para estrenar un nuevo single. Estaban seguros que el resto de unidades de idols harían lo mismo.

Keito admitía que era sumamente apurado, puesto que sacarlo en dos semanas parecía imposible, pero el líder de Akatsuki confiaba en sus compañeros. Además, ya tenía el demo: era solo cuestión de grabar con sus voces, musicalizar y preparar la coreografía. Parecía una tarea simple, pero sabía que no podía confiarse. Sin embargo, se iba a lograr de todas maneras.

Los tres acordaron en primero escuchar juntos la canción en el estudio, para comentar acerca de esta y dar alguna que otra recomendación.

“Me agrada mucho, Hasumi-dono,” dijo Souma, emocionado. “¡La melodía está preciosa!”
“A mí también me gusta mucho. Siento que con unas cuantas armonías se podría lucir mejor.”
“Sí, pensé en ello pero no tuve tiempo de implementarlas. Si tienen una idea exacta de cómo podrían sonar, me dicen.”
“Mm.” Kuro asintió. “Siento un poco más de rock en la composición, ¿no?”
“Ligeramente. Igual he intentado no desviarme de nuestra esencia.”
“No, al contrario. Suena bien.” Kuro sonrió.
“Por cierto, Hasumi-dono, ¿entendí que tenías ciertas ideas respecto a la coreografía?” preguntó Souma, curioso.
“Sí, claro. Les muestro en el salón de práctica.”

Lo que pienso implementar en el baile son espadas sin filo, solo debemos de aprender a movernos como Kanzaki, su gracil movimiento dará a conocer a nuestros espectadores acerca del mensaje que queremos dar en la cancion

Es una buena idea Hasumi, con los movimientos de Kanzaki que esta acostumbrado a usar su espada y con la modificacion ligera en la melodia de la nueva cancion, quedara perfecto-

Como era esperarse de Hasumi-dono...no es muy dificil poder acostumbrarse a la espada-

Una vez que tengamos aprendido los movimientos, podemos guardar las espadas y sacar los abanicos en las ultimas estrofas...y terminado con nuestra pose triangular...- se rasco la barbilla- y eso seria todo, y exactamente calza perfecto con el tiempo que tenemos de practica, bueno ahora comencemos a practicar-

Es asi que luego de haber planificado lo que iban a realizar en su performance empezaron a practicar para el festival que ya estaba casi a al vuelta de la esquina, esperando salir victoriosos.









Luego de que Maka regresara de su corto viaje a Inglaterra, Eureka y ella optaron por iniciar los entrenamientos con Mari: acordaron en juntarse un jueves por la mañana, día que todos los involucrados tenían disponible. Se dieron el encuentro en un punto céntrico de la ciudad para tomar el tren que los llevaría a su destino.

El grupo llegó al complejo de entrenamientos a la hora pactada y se sorprendió al ver el tamaño de las instalaciones: eran hectáreas de terreno protegido por altas paredes de concreto y un portón como entrada. A simple vista, el espacio podía ser confundido por una mansión, pero al ingresar, notaron que tenía de todo menos eso: el lugar estaba dotado de un inmenso patio que contaba con un dojo, un edificio de dos pisos y un almacén en sus extremos. Algunos detalles se escapaban de sus ojos por solo contar con la vista frontal del lugar, pero Eureka y el resto suponía que había más detrás del dojo y del edificio: tal vez más espacio libre y desierto para entrenar con gran libertad.

El grupo ingresó al edificio, donde se juntaron con Mari y Kanan, quienes andaban esperándolos en una pequeña sala de estar. La pareja se levantó y les dio el alcance: ambos grupos intercambiaron pleitesías a manera de saludo.

“Antes que nada, volvemos a agradecerles por confiar en nosotras,” dijo Mari.
“Haremos lo imposible por ayudarlos con todo,” dijo Kanan.
“Mm-mhm.” Eureka negó con la cabeza y les sonrió. “Gracias a ustedes. Sin duda, tenemos mucha suerte de haber podido contactarlas.”
“Haha, incluso más suerte de la normal porque luego nos encontramos en una reunión y todo.” Mari rio. “Oikawa-chan y tú tuvieron la dicha de verme hacer el ridículo.”
“Yo también lo hice…” Eureka suspiró.
“Eso fue divertido,” comentó Oikawa, aguantándose la risa. “Kanan-chan también—”
“Bueeeno,” Kanan lo interrumpió antes de continuar con aquella conversación. Para su suerte, acababan de ingresar sus amigas y ayudantes. “Les presento a Dia Kurosawa, Chika Takami, Riko Sakurauchi y You Watanabe,” dijo Kanan, haciéndose a un lado. “Somos amigas desde hace años. Actualmente, nos apoyan con el complejo. Dia está encargada de la sistematización de horarios y elaboración de las rutinas de entrenamiento. Chika y el resto nos ayudan con la creación de los perfiles de las HiMEs. Mari y yo, finalmente, nos encargamos del chequeo constante de su evolución.”
“Tenemos una pequeña base de datos con las HiMEs que han comenzado a entrenar con nosotras,” comentó Mari. “De no ser por ellas, todo esto no sería posible, la verdad.”
“Teníamos un amigo más pero… últimamente anda un poco ocupado con sus cosas,” contó Kanan. “Eso ha puesto muy triste a Dia,” dijo, para luego sonreír socarronamente.
“¡No digas cosas así de vergonzosas e innecesarias!” se quejó Dia. “Discúlpenla. Mi nombre, como ya dijeron, es Dia Kurosawa. Es un placer conocerlos,” dijo, haciendo una pleitesía a Eureka y a su grupo.
“Un gusto con todos,” la imitó Riko, con una leve reverencia. A su lado, Chika sonrió de oreja a oreja y ondeó la mano.
“Haremos lo imposible por ayudarles,” dijo ella, muy animada.
“¡Muchas gracias!” dijo Maka. Eureka asintió.
“Ah.” You fue la única en no saludar, al andar un tanto sorprendida por el rostro conocido entre los recién llegados. “¡Oikawa-chan! No imaginé encontrarte aquí~” You le sonrió. “Mari-chan y Kanan-chan no te mencionaron. ¿Eres amigo de alguna de las HiMEs?”
“Ah, no, You-chan,” empezó Mari. “Él es el key de una de ellas.”
“Ohhhhh.” You sonrió de lado. “Ya veo.”
“…” Oikawa sonrió, un tanto incómodo. De reojo, pudo ver que Eureka andaba en una situación similar: al parecer, les tomaría un buen tiempo acostumbrarse al rol.
“Bueno, nos dividiremos en dos grupos,” comentó Mari. “Conmigo vienen Eureka-chan y Oikawa-chan. Con Kanan, irán Maka-chan y Soul-chan. Dia y Chika-chi, ayuden a Kanan, por favor~ Riko y You, ustedes vienen conmigo.”
“¡Okay!” dijo You, emocionada.
“Mm.” Dia asintió. “Vamos, entonces.”
“Chicos, por aquí,” dijo Kanan.

Soul y Maka fueron detrás de Kanan y sus amigas hasta que, finalmente, el grupo se perdió al doblar al final del pasillo.






Ante la cara preocupada de Eureka, quien ya andaba imaginándose horas de entrenamiento y tortura, Mari sonrió de lado.

“Oh, esto es sólo para crear sus perfiles, no te preocupes. No creo que entrenemos hoy, a decir verdad.”
“…No sé cómo me leíste la mente, pero qué alivio.” Eureka suspiró.
“¿En serio?” Oikawa ladeó la cabeza.
“Lo siento, pero hay personas que no entrenan regularmente para su club de vóley,” dijo Eureka.
“Bueno, eso va a cambiar de todas formas.” Mari sonrió. “Dependiendo de su evaluación física y otros factores, vamos a crear un régimen de entrenamiento que les venga bien a cada uno. Puede que inicien con algo difícil, como también puede que la primera etapa de su entrenamiento sea cultivar resistencia.” Mari ingresó a una pequeña oficina al inicio del pasillo y el grupo la siguió. “Y… para eso, no tendrían que entrenar acá. Lo podrán hacer desde la comodidad de su casa~”
“…Siento que eso es un tanto sospechoso.” Eureka la observó de reojo.
“Arara, Eureka-chan~ ¡No será nada difícil, lo prometo!” Mari sacó la lengua.
“…Les recomendaría que se preparen,” dijo You, un tanto preocupada. “Ya hemos visto varios de estos casos…”
“Sí…” Riko también se veía preocupada.
“Tengo miedo,” confesó Eureka.
“…Yo también,” dijo Oikawa.
“Y yo,” oyeron la voz de Morgana, quien salió del bolso de Eureka. “Sé que esta mujer es de temer.”
“¡UN GATO!” gritó Riko, asustada. A su lado, You la había agarrado fuertemente del brazo: tal parecía que las dos se habían sorprendido con aquellos inusuales maullidos.
“¡Ohhhhhh! How cute!!” Mari se emocionó al ver a Morgana. “¡Es el gatito que llevaste a la reunión!”
“Es… mi child, de hecho. Si le tocan la cabeza, podrán entenderlo.”
“Don’t mind me, then~” Mari corrió y le hizo caso a Eureka. You, sin pensarla dos veces, la imitó.

Riko parecía ser la única en contra de aquella alocada idea, pero You la empujó suavemente y le dijo que intentara. A diferencia de sus amigas, Riko fue mucho más cuidadosa, lo que Morgana pareció apreciar.

“Wow, manga de salvajes. La única buena persona aquí es Riko,” dijo Morgana.
“¡Ahhhhhh! ¡El gato habla!” gritó Riko, sin poder creer lo que sus oídos estaban escuchando.
“Oh boy, aquí vamos de nuevo,” dijo You. “Pensé que los perros te asustaban, pero los Child son otro nivel, Riko-chan.”
“Supongo que me cuesta adaptarme a los Child, pero… ahora que lo veo bien, Morgana-san no se ve tan tenebroso.”
“Pero es un gat—” intentó explicar Oikawa, pero se vio interrumpido por You.
“Riko-chan le tenía miedo a los perros. Desde que aprendió sobre los Child… eso cambió.”
“Son animales… con poderes… no entiendo cómo no les aterra…” Riko se veía un tanto asustada.
“¡Oh! Te aseguro que no son nada aterradores. Después de todo, ver a Morgana jugando Smash a las 4 de la mañana termina humanizándolo un montón,” contó Eureka.
“…” Morgana guardó silencio, avergonzado.
“Pero creo que no sólo pueden ser animales, ¿no?” dijo Oikawa, pensativo.
“…” Riko se veía a dos segundos de un paro.
“¡Bueeeeeno! ¡Suficiente procrastinación! Tenemos que llenar sus perfiles y proceder con la evaluación física,” dijo Mari, siendo la voz de la razón por primera vez en su vida (?).
“Okay~” canturreó Oikawa. Eureka asintió.

El proceso parecía más engorroso de lo que realmente era, puesto que al final, constaba sólo de unas cuantas preguntas sobre su desempeño como HiME y su historial de batallas. Los temas giraban alrededor de sus poderes, arma, child, su rebel y datos sobre su rendimiento físico y rutinas de ejercicio. Las preguntas fueron similares para Oikawa: sus poderes como key, rutinas de ejercicio, rendimiento físico y, en su caso, un recuento de sus acciones como rebel.

Mientras que las respuestas de Eureka hablaban sobre mucha más experiencia a la hora de lidiar con Rizembool, las de Oikawa indicaban una vida mucho más saludable que la de ella. Este factor se comprobó con los exámenes físicos, que ayudaron a demostrar la veracidad de lo que ambos habían indicado en el cuestionario de Mari.

“Mm, muchas gracias.” Mari hizo una reverencia al par de jóvenes que la auxiliaron con los exámenes físicos de Oikawa.
“No hay problema, señorita Ohara,” le respondieron y, luego, ambos se dieron media vuelta y salieron de la pequeña oficina.
“Bueno, ya tenemos toda la información que necesitábamos.” Mari le sonrió a Oikawa, Eureka y Morgana, sentada en la oficina del inicio. Habían pasado por tantos cuartos y tantos espacios pero tal parecía que habían regresado al primer ambiente… o al menos eso intuía Eureka. “Aún no les puedo indicar cómo serán sus regímenes de entrenamiento porque debo discutirlo con Dia primero. Eso les llegará mañana, a más tardar. Pero tengo una idea de quién va a tener que dar más de sí, por supuesto, y eso sí les puedo ir adelantando.”
“¿Yo?” dijo Eureka, preocupada.
“Ambos.” Mari rio.
“¿Qué?” La HiME se veía confundida. “Pero si Oikawa—”
“Oh, es que van a entrenar en distintas cosas. Oikawa-chan necesita perfeccionar el control de sus poderes. No tengo dudas sobre las habilidades didácticas de Adachi-san, pero de lo que me contaste, siento que no tuvo los ánimos como para orientarte adecuadamente. Sólo te enseñó cómo defenderte y cómo lidiar con tus poderes, pero esto último partió más de ti. No es nada nuevo, al contrario, es redundante decirlo, pero creo que has subestimado lo mucho que el vóley te ha ayudado con tus poderes y tu rendimiento. Como rebel, primero, pero ahora, como key.”
“…Wow.”
“Sí, es algo que todos sabemos, Oikawa es un excelente jugador de vóley.” Eureka rodó los ojos.
“Lo es. Y eso ocasiona que tenga buena resistencia, una agilidad increíble y un control que envidiar. Pero los poderes son otra cosa. Necesitan cultivarse, analizarse, asimilarse. Y por eso estamos aquí~”
“Osea que… ¿entrenaré con mis poderes?”
“¡Exacto! Tengo algunas HiMEs con necesidad de entrenar en ese aspecto, así que lo más probable es que tengas una variedad de compañeras a lo largo de estos meses.”
“Mm, okay.” Oikawa asintió.
“Mientras tanto… Eureka-chan.” El semblante de Mari se tornó un tanto serio. “Tu cuerpo está muy descuidado. Esas cicatrices me dicen varias cosas que has intentado esconder.”
“¿Cicatrices?” preguntó Oikawa.
“…” Eureka intentó sonreír, pero terminó suspirando. “Lo siento. No lo mencioné, pero… bueno. Son… uh. ¿La batalla con Kokichi y Komaeda? Me estoy demorando un poco en recuperarme.”
“A simple vista te ves bien, pero aún sigues tratando ciertas cicatrices ¿no?” comentó Mari.
“Algunas quemaduras de las bombas de Komaeda, sí. Pero tú misma lo has dicho, son cicatrices. Nada del otro mundo.”
“¿Por qué no me dijiste?” le preguntó Oikawa.
“Porque tienes esta manía de cargarte con todo y no quería distraerte. Primero, estaba lo del gimnasio… luego retomaron los entrenamientos y de ahí nos fuimos de paseo.”
“…” Oikawa suspiró. “¿Kana-chan sabía, entonces?”
“Sí. Era imposible esconderle eso si compartíamos cuarto. Pero ella es super respetuosa con los secretos y todo, así que no dijo nada.”
“Uh… ahora que lo pienso, nunca usaste bikini, y a veces andabas muy abrigada…”
“¿…Por qué recuerdas eso?” Eureka se tapó la cara de la vergüenza.
“Ah, es que Marie-chan y el resto si lo hicieron. Lo recuerdo porque los chicos andaban comentando lo lindas que se veían en bikini y eso.” Oikawa rio. “Haha, ese Chrom-chan puede ser tímido pero— ¡ESPERA!” Oikawa se interrumpió a sí mismo, indignado. “¿Mona-chan sabía de esto?”
“A mí no me mires, no estaba enterado de nada.” Morgana se lavó las manos.
“Bueno, no es nada grave, tranquilos.” Mari sonrió. “No estamos hablando de huesos rotos o terapia física. Pero debes tener más cuidado de ahora en adelante, Eureka-chan. Y te recomendaría que no hagas esas locuras de ir a reuniones cuando andas en plena recuperación.”
“Esa fue una terrible idea, en retrospectiva.” Eureka suspiró. “Peeero le debíamos una explicación al equipo de vóley.”
“Que Oikawa pudo darle por su cuenta,” comentó Morgana.
“Mona-chan, tú fuiste con nosotros, así que—”
“Chicos, calma,” dijo Mari. “Wow, no puedo creer que estoy siendo la persona madura aquí, haha. Lo cierto es que la pasaron lindo, fue una bonita forma de desestresarse un poco de los eventos recientes y los ayudó a relajarse y distraerse. No niego que haya sido una terrible idea, pero ya pasó. Sólo quería sacar a colación lo que estabas escondiendo. Deberías confiar en tu key y tu Child, Eureka-chan.”
“Sí confío en ellos,” dijo, muy decidida. “Pero no… no quiero ser egoísta. Oikawa, el campeonato se acerca. No… puedo distraerte de ninguna forma.”
“Eureka-chan.” Oikawa la miró fijamente. “Un campeonato nunca va a ser más importante que el bienestar de mis amigos, y lo digo en serio. El vóley es mi vida… pero si te pasara algo a ti, o a Iwa-chan o Sou-chan… yo— no sé.”
“…” La HiME guardó silencio, sorprendida. “Pero—”
“Sí, sí, este año tenemos todas las de ganar. Nuestro equipo nunca ha estado mejor. Y no estoy diciendo que voy a dejar de jugar: voy a dar todo de mí para conseguir esa copa. Aún así… quiero asegurarme de que confías en mi lo suficiente como para contarme estas cosas. Esta vez, como Mari-chan recalcó, no ha sido grave, pero… bueno. No sabemos qué puede llegar a pasar. Para eso debemos prepararnos.”
“¡Bien dicho!” Mari sonrió.
“…Mm.” Eureka asintió, sonriéndole a su amigo. “Tienes razón. Gracias.”
“Y luego de esta mini sesión de terapia conyugal, volvemos al tema en cuestión.” Mari sonrió.
“¿¡C-conyug—!?”
“Eureka-chan, tienes años de experiencia como HiME, lo que te facilita relacionarte con nuevos poderes y capacidades. Sin embargo, necesitas un entrenamiento especial para cultivar resistencia y agilidad,” dijo Mari. “You tiene un régimen especial para eso, pero como dije, primero lo discutiremos con Dia.”
“¡Ajá!” You sonrió.
“Si se aprueba, You será tu personal trainer por un mes.”
“Qué, ¿saldré a correr y cosas así?” Eureka andaba confundida.
“¡Mm! Y nadar. Tienes que nadar un montón,” dijo Riko. “You-chan fue capitana del equipo de natación en Highschool. Actualmente, está en el equipo de Rizembool.”
“Hehe. No soy la gran cosa, la verdad.”
“You es demasiado humilde,” dijo Mari. “Pero ha ayudado a un par de HiMEs y sé, por experiencia propia, que su entrenamiento es muy bueno.”
“¿You te entrenó?” Eureka arqueó una ceja.
“Entrenamos juntas. Con Kanan, de hecho. Cuando salió el tema de las HiMEs, hace muchos años, You se ofreció a ayudarnos.”
“Por cierto, Mari-chan. ¿Quién fue tu rebel?” preguntó Oikawa, curioso.
“Ah. ¿No les conté? No, bueno, tiene sentido. Recién los conozco. Lo que realmente me sorprende es que él no les haya contado…” Mari se veía un tanto pensativa.
“¿A qué te refieres?” Morgana ladeó la cabeza, confundido.
“Ah. Bueno, supuse que Souji les contaría.”
“Sou—”
“¿SOUJI-CHAN?”
“Mm.” Mari sonrió. “Él fue mi rebel. Nos volvimos amigos rápidamente. Oh, también soy amiga de Marie-chan. She’s a real cutie!”
“Todo tiene sentido,” dijo Oikawa, aunque se notaba que seguía intentando procesar la información. “Sou-chan me comentó que su HiME se fue a Italia a estudiar… pero espera. Yo estudié con Kanan-chan.”
“Ah, bueno, ella no sabía quién eras.” Mari rio. “Yo sí, por supuesto, porque Souji me había comentado de ti.”
“Woah, todo esto es… chocante.”
“Sí, no puedo creer que él fue tu rebel. ¿Cómo fue tenerlo en ese rol?” preguntó Eureka, muy curiosa.
“Un verdadero reto. Souji es sumamente diligente, tiene una habilidad increíble para aprender rápido y perfeccionarse a sí mismo. Además, su senpai en ese tiempo estaba muy esmerado en enseñarle.”
“…” Eureka y Oikawa intercambiaron miradas. “¿¡Adachi!?”
“Exacto. Adachi-san se enamoró de él rápidamente, así que adoraba entrenarlo porque suponía compartir tiempo con él. Yo me enteré de todo esto un tiempo después, cuando el conflicto terminó.”
“¿Quién ganó?”
“No hubo ganador. Fue un empate, pero el rendimiento de Souji siempre fue excelente. Por eso intentaron llamarlo para volver, pero él se rehusó. Una vez había sido suficiente… y yo digo lo mismo, realmente. No creo poder ser capaz de volver a ejercer ese rol, pero si puedo ayudar de alguna forma, lo haré. Como ahora.” Mari sonrió.
“No pensé que llegaríamos a escuchar tu historia, pero gracias por ello, Mari.” Eureka le devolvió la sonrisa.
“Mm, mm.” Mari negó con la cabeza. “No es nada. Al contrario, de nuevo les agradezco por depositar su confianza en nosotras. Prometo que no los defraudaremos… siempre y cuando sigan nuestros consejos.”
“¡Por supuesto!”
“¡Lo que usted diga, Mari-dono!”
“Hasta Mona-chan está empilado~”
“¡Es inevitable! ¡Yo también tengo que entrenar!”
“Me alegra que seas sincero, Mona.” Eureka rio.
“Y bueno, no te equivocas, Mona-chan.” Mari le sonrió al Child. “Tú también tendrás un régimen de entrenamiento. Necesitas un poco de ambos: cultivar ciertas aptitudes físicas y mejorar con el control de tus poderes.”
“…” Morgana suspiró.
“Además, revisaremos el tema de tu arma, Eureka-chan. No pienso obligarte a decidir cuál vas a usar de ahora en adelante, pero tienes que ir pensando en ello.”
“¿No existe la posibilidad de que nazca una nueva arma de ella?” preguntó Riko.
“¡Riko-chan tiene razón!” exclamó You.
“¡Mm!” Mari asintió. “Es cierto. Pero no podemos dejar eso a la suerte. Por mientras, Eureka-chan, debes tener un arma. Así, aumentamos tus posibilidades de construir una defensa perfecta contra tu rebel.”
“Okay.” Eureka asintió.
“Ahora que terminamos con la parte más engorrosa, les enseñaré las facilidades que tenemos. Si gustan probar entrenando en alguno de los espacios, yo encantada. Riko, You y yo los ayudaremos en lo posible.”
“Gracias, Mari-chan.” Oikawa le sonrió.
“Mm, en serio, muchas gracias,” dijo Eureka.
“¡No hay problema! Vamos yendo, entonces~”

Mari fue la primera en salir de la oficina, seguida por el grupo. Una vez todos se encontraron en el pasillo, la rubia inició con el tour por las instalaciones del complejo, mostrándoles en detalle cada una de las facilidades que podrían utilizar de ahora en adelante.







Por su lado, Kanan, Dia y Chika andaban en una gran disyuntiva: luego de los exámenes físicos de Maka, las tres habían pensado en hacerle las mismas evaluaciones a Soul, hasta que recordaron su naturaleza. Después de todo, al ser un arma, aquellos detalles eran poco importantes. Sin embargo, nunca habían contado con la oportunidad de ver un caso como el de él y sentían que la curiosidad las mataba.

“Mm…” Kanan se veía muy pensativa. “Tal vez lo dejamos para después, ¿no creen? Ahorita la prioridad es entrenar a Maka-chan.”
“¡Es cierto!” Con su puño, Chika golpeó su palma. “Además, él va a estar en su forma de oz durante las batallas, ¿no?”
“Sí… Pero puede que evolucione físicamente en relación a su HiME, y eso sería interesante de analizar…” comentó Dia.
“Uh…” Maka, que andaba a unos metros de aquel grupo nada secreto, decidió acercarse para resolver el misterio. “¿Sucede algo?” preguntó, con una sonrisa confundida.
“¡Wah!” Kanan saltó y se giró a observarla. Si bien ella se veía tranquila, a unos metros de allí, Soul tenía una cara de pocos amigos. Tal vez no le agradaba la idea de ser evaluado, o andaba un poco aburrido de esperar un buen rato. “Ah… verás, estamos debatiendo la necesidad de evaluar a Soul.”
“Ah…” Maka se llevó un dedo al mentón, pensativa. “¿No sé?” ofreció, insegura. “Depende de lo que vayan a entrenar con él. Tenía entendido que el entrenamiento sería exclusivamente contigo.”
“Bueno, Soul es tu arma, pero puede que te auxilie en la batalla de otras formas. Recuerda que también es tu key.”
“Sooooul,” lo llamó Maka, y el chico se levantó de su asiento para ir a darles el encuentro. “Necesitamos tu opinión.”
“Mm.” Soul asintió. “¿Qué pasa?”
“Am… vamos a ser muy sinceras,” empezó Chika. “Eres el primer caso que vemos. Usualmente, las armas son… bueno, armas. Pero tú también eres key…”
“Eso ha probado ser mucho para nosotras,” dijo Kanan. “En el cuestionario nos contaste que has crecido y te has desarrollado como una persona normal, hasta que se reactivó el conflicto y eso dejó de suceder.”
“Pero tus medidas no cambiaron cuando tuviste a Eureka-san de HiME. ¿Ha habido alguna transformación ahora que Maka-san es tu HiME?” preguntó Dia.
“No.” Soul negó. “Osea, me gusta comer, y he aumentado unos kil—”
“¡Ven! ¡Debemos evaluarlo!” dijo Dia, emocionada.
“Pero la gente aumenta de peso cuando come mucho, Dia-sa—”
“¡Buu Buu desu wa!” Dia interrumpió a Chika. “¡Soul-san no es una persona común y corriente!”
“…” Kanan suspiró. “Mejor dejémoslo a su criterio. Soul.” Kanan lo observó. “Lo que podríamos hacer es evaluarte en un futuro. Si sientes algún cambio radical en tu apariencia física o si te ocurre algo, veremos cómo hacer para ayudarte.”
“Sí, creo que eso me parece lo mejor,” dijo Soul, un tanto aterrado por la actitud de las chicas.
“Por cierto… nunca ahondamos en ello, pero… Tú no naciste de Eureka-san, ¿o sí?” preguntó Dia, curiosa.
“No. Me volví su arma porque desarrollamos un vínculo.”
“Ah, claro. He oído un par de casos similares…” contó Kanan. “¿Y sabes algo sobre tu creador?”
“Aún no tengo ninguna pista sobre él o ella. Miranda me contó que existieron HiMEs encargadas de la confección de armas mágicas, pero me dijo que no era posible otorgarme esa información por ser muy confidencial.”
“Bueno, habrá que averiguar al respecto.” se preguntó Kanan.
“Ahora que lo pienso… mi hermano podría hackear Hanasaki y conseguir esos files,” dijo Maka, muy tranquila.

Dia, Chika y Kanan intercambiaron miradas de terror… y luego, sonrieron maliciosamente.

“¡Me encanta como piensas, Maka-chan!” gritó Chika.
“¡Gracias!”
“Habrá que preguntarle a tu herman—”

Dia fue interrumpida por el ringtone de su celular: un sonido de viento que invadió la estancia y que le indicaba la llegada de un mensaje de whatsapp.

“Ah, disculpen. Es el ringtone de mi hermanita.”
“¡Aww! ¡La hermanita menor de Dia-san es súper tierna!” contó Chika, emocionada. “Este año inició sus estudios en Hanasaki U.”
“Pero hace unas semanas le salió con que iba a—”

Kanan no pudo terminar su frase porque Dia se desmayó en esos instantes. Su reacción involuntaria fue cogerla en sus brazos para evitar su caída, y entre todos le dieron espacio, preocupados por lo que acababa de ocurrir.

“¡Dia-san! ¿Qué pasó?”
“¡Debe haber sido algo que vio en el celular!” dijo Maka, preocupada.
“¡El mensaje!” exclamó Soul. Chika asintió, y cogió el celular de Dia sin su permiso.

El mensaje era, realmente, un “¡Lo logramos!” por parte de la hermana de Dia. Adjuntada estaba una foto de ella junto a su amiga, ambas alzando su convalidación de cursos y la carta de aceptación en la institución.

“Eh.” En esos instantes, Chika entendió el ataque cardíaco de Dia.
“¿Qué pasó, Chika?” preguntó Kanan, muy preocupada. Intentó mover el cuerpo inerte de Dia, pero su amiga seguía indispuesta.
“Ruby-chan y Hanamaru-chan ingresaron a Rizembool,” contó, luego de revisar el whatsapp de Dia.
“¿¡QUÉ!?” gritó Kanan.
“Wow. ¿Cuál es el drama con eso?” Soul arqueó una ceja. Rizembool podía ser un tanto riesgoso por los rebels, pero más allá de eso, era otra universidad más.
“Pues… nuestra reacción sería exagerada de tratarse de cualquier otra persona. Pero Ruby-chan y Maru-chan son las chicas más inocentes y tranquilas del universo. Supongo que Dia no soportó la idea de tenerla lejos… y encima, en ese ambiente.”
“Ruby-chan es como la hija de Dia-san, realmente,” dijo Chika.
“Oh, entiendo. A mi también me preocuparía algo así, si mi hermano fuera inocente y lindo. Lo que no es.” Maka rodó los ojos. “Pero no se preocupen. Si tienen a alguien en Rizembool, esa persona podría cuidar de ellas.”
“…” Kanan y Chika intercambiaron miradas y sonrieron. “¡Riko y You!”
“¿Ven? No hay nada de qué preocuparse.” Maka sonrió.
“Ah, cuando Dia se levante, será muy feliz al escuchar todo esto.” Kanan asintió.
“¡Mm, mm! Además, creo que Ruby-chan está estudiando Comunicaciones, ¿no? Porque quiere ser directora artística y vestuarista. ¡Entonces está en la misma facultad de You-chan!”
“¡Tienes razón, Chika!”
“¡Haha! ¡Lo tenemos todo solucionado! ¡Gracias, Maka-chan!”
“¡No hay problema! Igual, sería bueno que les instruyan sobre algunas precauciones que deben tomar.”
“Mm, eso haremos.” Kanan sonrió. “Bueno, en vista de que Dia está indispuesta, la dejaremos acá con Chika y yo iré a darles el tour por las instalaciones.”
“¡Genial!” Maka asintió, emocionada.

Maka y Soul siguieron a Kanan: salieron de la oficina y comenzaron con el tour por el complejo. Eventualmente, Maka se adelantó para estar al mismo paso de Kanan, con la intención de preguntarle por su futuro régimen de entrenamiento, mientras que Soul optó por caminar a su propio ritmo, sumido en sus pensamientos.

Era cierto lo que decían: la curiosidad lo motivaba a indagar sobre su creación, pero aún existía cierta parte de sí mismo que rehuía buscar aquella información. Sin embargo, parecía que era el momento indicado para dejar atrás esas dudas y animarse a intentar una vez más. Si no era el hermano de Maka, sabía que Seven podía ayudarlo con ello.

Tendría que llamarlo en esos días, no había de otra.



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