Author Topic: Act 1: Overture  (Read 88556 times)


Apple

Re: Act 1: Overture
« Reply #105: September 30, 2023, 06:51:03 PM »
Igual Miyuuuuu ;_; me alegra saber que no ando aquí sola posteado lol

#6

–Oye Sheryl, despierta.

Aunque no eran hermanos biológicos, Sheryl y Sakuya tenían una forma muy adorable de despertar, observó Relena. Ambos abrían sus ojos y por un momento parecían aturdidos, como un cervatillo asustado, como un bebé que recién abrió los ojos y estaba viendo el mundo por primera vez.
Sheryl entreabrió los ojos y vio a la prometida de su hermano. Afuera ya estaba oscuro, posiblemente era hora de la cena.

–Relena– la llamó Sheryl mientras se incorporaba en la cama y tomaba un sorbo de la botella de agua que había dejado en su mesa de noche.

–¿Estás muy cansada? – le preguntó Relena. Se sentó al pie de la cama mientras Sheryl se desplomaba de nuevo en sus almohadas.

–Estoy exhausta. Ya no quiero actuar, ya ni siquiera puedo fingir entusiasmo en las conferencias de prensa.

–¿Ya hablaste con Gin?

–¡Él no me escucha! No cree que pueda manejar una carrera músical seria…

–¿Te lo dijo así?

–No, pero su actitud es obvia.

Relena asintió. En teoría Gin era su jefe… y estaba molesto con ella. No lo había dicho implícitamente, pero su actitud y sus gestos lo decían todo. La culpaba por la salida de Sakuya de DeViLS, aunque ella no tuvo nada que ver en la decisión de Sakuya. Tal vez era la causa de su retiro de los escenarios, pero ella también se sentía contrariada por la decisión y después de que conoció a Ritsuko, supuso que había una forma de ser esposa de una estrella de rock y vivir para contarlo. Pero Sakuya había insistido…

–Ya sabes como es Gin, probablemente los negocios sean su prioridad.

Sheryl entendió enseguida a lo que se refería Relena. Gin tenía una compañía a la cúal dirigir, la cual había sido muy exitosa por tres generaciones y Gin estaba decidido a mantenerlo así.

–Da igual– dijo Sheryl resignada. –Me faltan un par de películas y luego tengo que renovar mi contrato. Creo que puedo enviar al abogado Gin a hablar con el tirano Gin.

Relena solo asintió. Al perecer Sheryl pensaba enviar a la utilería pesada. El abogado Gin Ichimaru, era el abogado y jefe de la oficina familiar de los Ookochi. Relena lo había conocido ya en un par de recepciones de Ritsuko ya que al fin y al cabo, cuando se casará con Sakuya Gin Ichimaru se volvería su abogado también.

Sheryl se levantó de la cama, y se dirigió a su armario a cambiarse. Salió luciendo un vestido largo casual y relajado, apropiado para una cena familiar.

—-------

Sheryl y Relena bajaron al comedor donde Ritsuko, Sakuya y Rangiku ya estaban sentados, disfrutando de unos aperitivos de lo que parecía salmón. Aún en las pequeñas cenas familiares Ritsuko insistía en tener una comida formal con aperitivos, entradas, plato fuerte y postre; además de curar ella misma el maridaje de los platillos y los vinos. En consecuencia de ello todos en la familia Ookochi habían adquirido con el tiempo y la costumbre un gusto por la cocina gourmet; aunque los hijos de Ritsuko podían tolerar las comidas formales e improvisadas, en especial si sus agendas estaban muy ocupadas. La misma Ritsuko se permitía tener una dieta desordenada de vez en cuando y comer un sandwich en su oficina.

A Relena le tomó un tiempo acostumbrarse a la casual vida lujosa de los Ookochi. Ellos no comían foie gras o caviar de beluga porque quisieran darse un gusto o presumir su riqueza, sino porque simplemente estaban acostumbrados a ello. Era parte de su vida diaria, habían nacido así (excepto Sakuya, pero él tuvo el beneficio de crecer dentro de ese ambiente). El concepto de rock stars old money le chocó un poco al inicio de su relación con Sakuya, pero él hizo todo lo posible para ayudarla a aclimatarse y realmente toda la familia Ookochi habían sido maravillosos con ella. Relena estaría agradecida por siempre por no tener que lidiar con una suegra o cuñadas snob clasistas.

Tan pronto como Relena y Sheryl se sentaron en sus lugares, Relena junto a Sakuya y Sheryl junto a Rangiku, el staff llegó con la entrada; una sopa de tomate acompañada de un Sauvignon Blanc. La charla en la mesa pronto se centró en el nuevo apartamento de Rangiku, en el centro de la ciudad.

–Espero que no tengas vecinos molestos o entrometidos– le comentó Sheryl.

–No, básicamente tomó el elevador y voy directo a mi piso, es como en el apartamento de Sakuya – explicó Rangiku –Pero las veces he ido a ver como van las remodelaciones, me he encontrado con algunas personas en el lobby, ¿Parecen gente normal? ¡Oh, sí! ¿Les suena Milliardo Peacecraft, el bailarín principal de la compañía de ballet de Eastwood? 

–Por supuesto– dijo Ritsuko –su madre también está en la asociación de damas de Eastwood. Sino estoy mal, después de su cuarto divorcio regresó a vivir con Milliardo y trajo a su hija tambien.

–Oh wow, cuarto divorcio– exclamó Relena.

–Imagínate pasar por cuatro bodas– mencióno Sakuya mientras tomaba la mano de su prometida y le sonreía con complicidad, como diciendo “ese no será nuestro caso”.

–O cuatro divorcios– agregó Sheryl.

–No es como que ella sea la primera en la asociación de damas de Eastwood en pasar por eso. Es más común de lo que ustedes creen niñas, especialmente a mujeres de mi edad.
Rangiku y Sheryl hicieron una broma con referencia a la edad de su madre haciendo reír a todos en la mesa, con excepción de Ritsuko obviamente.

La cena transcurrió con normalidad, aunque Rangiku había obviado algunos detalles de su nueva vivienda… en particular que después de toparse con Milliardo por segunda vez en el lobby del edificio este le había pedido una cita y ella había aceptado.
« Last Edit: June 01, 2024, 05:23:44 PM by Apple »


Kora

Re: Act 1: Overture
« Reply #106: October 31, 2023, 12:00:26 PM »
Tengo una idea para un modern AU que podría encajar aquí, espero continuarlo pronto <3


A lo largo de su vida, Kaeya había sido muchas personas diferentes. Como una segunda piel, usaba identidades de personas que nunca habían existido, para luego deshacerse de ellas cuando desaparecían en la nada de la que provenían; a veces, era casi tentador olvidar quién era y deslizarse hacia una vida que no era la suya. Un fugaz momento de paz, una oportunidad de escapar temporalmente de su pasado y de su futuro.

Nunca había un final feliz, pero nunca se lo habían prometido, así que no podía quejarse.

Y esta vez no sería diferente. Tenía un objetivo, una meta en cuya vida se deslizaría, y cualquier otra cosa que sucediera... dependía de él, siempre y cuando tuviera éxito.

Se ajustó la corbata en el espejo retrovisor, asegurándose de estar lo más guapo posible. Podía ser espía y asesino de oficio, pero eso no significaba que no pudiera lucir lo mejor posible mientras trabajaba. De hecho, ser naturalmente apuesto como era, sería de ayuda durante la misión: independientemente de sus modales encantadores y suaves, una joven princesa moderna sería más fácil de encantar con un traje caro y bien ajustado y un sedoso y bien arreglado cabello.

Tan pronto como puso un pie en el patio de la mansión, una mujer rubia con un traje de oficina se le acercó y se presentó como la secretaria de Crepus Ragnvindr. Dijo haber estado esperándolo y rápidamente lo guió hacia adentro, sin quitarle los ojos de encima ni un segundo.

- El señor Ragnvindr los ha estado esperando. - explicó mientras tocaba una puerta antes de que una voz de hombre les pidiera que entraran. Antes de entrar a la oficina, Kaeya respiró hondo, listo para dejarse atrás y abrazar su nueva vida... mientras durase.

Como profesional que era, Kaeya había hecho sus deberes y estudiado qué información sobre los Ragnvindr estaba disponible (que, por supuesto, no le daría el panorama completo). Había visto sus rostros en todos los archivos que le habían entregado, pero ésta era la primera vez que los veía en persona.

Crepus Ragnvindr era como esperaba, un hombre con una fuerte presencia pero una sonrisa encantadora, las patas de gallo alrededor de sus ojos solo aumentaban su atractivo de hombre maduro. Su apretón de manos fue fuerte y firme, y Kaeya se aseguró de responder con la misma confianza.

Pero las fotos no le hacían justicia a Diluc Ragnvindr. Se veía hermosa en ellas, por supuesto, pero Kaeya no podía haber esperado que se le parase el aliento por un momento cuando su mirada se posó en ella por primera vez. Su expresión serena, casi inescrutable, era una máscara de alabastro, tallada por los propios dioses, desde el delicado arco de su frente hasta el arco de Cupido de sus labios.

Era más que su belleza. Algo en su forma de comportarse llamó a Kaeya: era una dama refinada, eso era seguro, pero a Kaeya le habían enseñado a ver más allá de la superficie. Y vio fuerza en ella, una corriente salvaje bajo un glaciar.

Kaeya nunca había retrocedido ante un desafío.

- Es un placer conocerla, señorita Ragnvindr. - dijo después de salir de su ensimismamiento. No estaba mirar boquiabierto a su objetivo como si nunca antes hubiera visto a una mujer bonita. Le hizo a Diluc una cortés reverencia con la cabeza y la mano en el pecho. - Espero no ser una molestia para ti. Lo único que me importa es tu seguridad.


Miyu

Re: Act 1: Overture
« Reply #107: January 25, 2024, 04:39:59 PM »
La playlist que usé es la que hizo el/la mangaka de "The Guy She Was Interested in Wasn't a Guy At All" vol. 2 (?) y el opening de Mashle de esta tempo LOL



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La música se oía a través de los parlantes de la tienda, junto al aire acondicionado y las cajas de CD’s siendo acomodadas en las estanterías. La transición de una canción a otra es tranquila, al igual que el ambiente del lugar. Pocos clientes iban ya a comprar en formato físico los álbumes y vendían más en línea.
Mitsuki en el mostrador, comenzó a pintarse las uñas de negro, el olor a esmalte hizo que su compañero de trabajo tosiera, pero seguía ordenando la mercancía con cuidado.

—Mi hermana me vendrá a recoger en poco —el hombre se acercó al mostrador con una cara totalmente rancia, a juego con su voz rasposa— ¿Puedes poner algo más femenino?
—¿Femenino? —levantó ambas cejas con sorpresa y después miró el ordenador de dónde había puesto la playlist—. ¿Qué es femenino?

La chica parecía totalmente nerviosa, con gotas de sudor frío recorriendo su cara, probablemente si no usara mascarilla se vería ridícula.

—Femenino, femenino, femenino —repitió Mitsuki varias veces, rascando la parte posterior de su cabeza. Sus cabellos cortos le permitían sentir el fresco de la habitación.
—No sé, algo de alguna Idol —Gyutaro sacó su móvil y Google rápidamente, traía el mismo color de uñas que Mitsuki—. El otro día Ume se quejó llamando vejestorio a la música de aquí.
—Bro, es una tienda de Rock —señaló un poster de Nirvana detrás de ella—. A duras penas tenemos algo de Maneskin y Mammoth WVH y este último porque toca el hijo de Van Halen.
—Busca en YouTube o en Spotify —el chico se sacó el delantal negro para dejarlo sobre el mostrador.

Después de poner Spotify el top de canciones de Japón, presionó la primera canción de Creepy Nuts. En ese momento la campanilla de entrada sonó, alguien ingresó a la tienda, el suave y delicado sonido del campanilleo se sobrepuso sobre el extraño rap oriental que sonaba a todo volumen.

Mitsuki apuntó sus ojos a los azules de Gyutaro, ambos entraron en pánico, esa canción estaba alejada del sonido femenino que ambos buscaban para hacer que la mimada hermana menor de él se sintiera más cómoda.

“Oye Espejito, espejito di quién es el mejor.
 Pues soy yo,
Oh yeaah Mientras permanezca vivo lejos iré
Hasta el número uno ser
Cantando
Bling-Bang-Bang, Bling-Bang-Bang-Born
Cantando
Bling-Bang-Bang, Bling-Bang-Bang-Born
Cantando
Bling-Bang-Bang, Bling-Bang-Bang-Born
Hasta el número uno ser”


—Viejo… ¿ESO TE PARECE FEMENINO? —Gyutaro saltó sobre el mostrador para intentar pausar la canción.
—¡QUÉ SE YO! ¿POR QUÉ ERES TAN MOLESTO? —Mitsuki, al igual que él, fue rápido al mouse. Ambos se pegaron contra la pantalla de la computadora.

En ese instante la voz femenina de una chica carraspeó para llamar la atención de ambos, se veían totalmente ridículos. Entre empujes y los movimientos que hacían sobre el ordenador, terminaron poniendo más alto el volumen de la música y el “Bling-Bang-Bang-Born” sonando agudo.

—¿Qué hacen? —puso sus manos en jarra y los miró con sus filosos ojos azulados, aún con las cejas cruzadas se veía hermosa—. Hermanito, aléjate de esa marimacha.
—¿Yo? —se señaló así misma Mitsuki, dejando caer un poco su cubrebocas. Parecía muy sorprendida.
—¡Ume! —la regaño su hermano, tratando de contener la risa—. Bueno, nadie te manda a vestirte como tomboy, Koga.

Después de unos minutos volvieron a la vieja lista de canciones, que ya casi terminaba de sonar 1979 de Smashing Pumpkins y comenzó a sonar Foo Fighters con My Hero, Mitsuki cerró sus ojos para oír los acordes de la guitarra y una pequeña sonrisa se formó entre sus mejillas.

Los dos hermanos salieron de la tienda de música, Ume iba sujetando el brazo de su hermano mayor. Pese a llevarse tres años ambos tenían una buena relación y el hermano mayor siempre mima demasiado a la menor.

—¿Música femenina? —Ume alzó su vista hacia su hermano—. Eso sería Pop, quizás Doja Cat. Uhmmm… últimamente escucho Kura Kura de TWICE o BLACKPINK.

Ume llevó sus uñas finamente esculpidas, con un diseño rosado y algunas flores dibujadas con pequeños diamantes falsos incrustados hacia sus labios para pensar en lo que Gyutaro se refería con “música femenina”.

—¿Dua Lipa? —mordió con delicadeza la uña del dedo índice e inclinó ligeramente su cabeza, sus largas hebras doradas con las untas limas se movieron de una manera suave con ella.

En ese momento ambos hermanos vieron una cosa dorada saltando sobre la menor de los Shabana y abrazándola fuerte.

—¡UMECITA! —gritó quién impacto contra ellos, abrazando a la chica con fuerza. El movimiento hizo que ambos hermanos se alejaran entre sí—. Tiempo sin vernos, ¿cómo estás? ¿Mitsu chan está en la tienda?

De inmediato ambos reconocieron a la hiperactiva de Marin Kitagawa, ambas chicas median casi lo mismo y traían sus cabellos sueltos.

—¡Aléjate! —contiguo dijo la albina—. ¡Aléjate, Marin!
—Hermana —Gyutaro suspiró ante la mala actitud de su hermanita.
—¡Nada de hermana, me está arrugando el uniforme! —Ume parecía molesta e intentaba alejar la cara de la otra mujer de encima—. ¡Quítamela!
—No quiero, jeje —se reía con la cara pegada a la de Ume—. Tan linda y gruñona.~

Gyutaro no entendía cómo es que su hermana había podido hacer tantas amigas desde que llegó a Eastwood, aunque siempre tenía que tener cuidado con los hombres que se le confesaban a ella.

—Koga está en la tienda aún —respondió el hombre, señalando en dirección a dónde trabaja.
—¿Lo dices en serio? —Marin parecía totalmente emocionada y abrazó un poco más fuerte a la chica—. ¡AHHH, AL FIN LA VERÉ! Aunque cruzarme con Yori chan sería bueno también.
—¡HERMANITO! —los niveles de odio de Ume rayando el límite, pidió ayuda a su hermano.
—¡Oh sí! —Marin se alejó unos centímetros de ella y de su mochila rojiza, marca Supreme, sacó una bolsa con el logo de 6%DokiDoki—, espero les guste —la sonrisa de ella se amplió bastante y miró a Gyutaro también.

Ume la tomó con cierta curiosidad, sus ojos se agudizaron un poco y Marin le acarició la cabeza.   

—¡Te dejaré hacerlo por esta vez, hmph! —movió su cabeza hacia un lado, inflado sus mejillas, pero sin agradecer por el obsequio.
—Gracias —apresuró a decir Gyutaro—, y perdón por ella.
—¡HERMANO! —protestó ella.
—No te preocupes, es bien linda —la rubia le acarició por algunos minutos más la cabeza y después se despidió de ambos para ir hacia la tienda de CD’s.

Marin se había puesto unos shorts de jeans cortos, junto a una camiseta corta con una estampa de Nirvana en ella, se veía bastante linda. Respiró hondo profundo antes de ingresar a la tienda y, con la mejor sonrisa, se apresuró al mostrador.

Al detenerse frente oyó las notas y la voz tenor que reproducía los parlantes del local, el conjunto de notas y acordes hacían de la canción algo nostálgica.

—La voz de Brandon Boyd me hace estremecer —susurró la platinada, intentando tararear Drive.
—“Whatever tomorrow brings. I'll be there With open arms and open eyes, yeah. Whatever tomorrow brings. I'll be there I'll be there, yeah, ohh” —Mitsuki cantaba bajo el mostrador, mientras ordenaba algunas cosas que se cayeron cuándo con Gyutaro intentaban apagar la canción de Creepy Nuts.
—Me gusta Incubus —Marin se hizo hacia delante del mueble, apoyando sus brazos en la parte de arriba, para ver a la mujer del otro lado—. Tiempo sin vernos, Mitsu-chan.
—Sí, Kitagawa —ambas se rieron y la mencionada apoyó su mochila grande se Supreme sobre el mostrador de la tienda—. ¿Cuándo regresaste de tu viaje a Japón? Hace poco Ume estuvo en la tienda.
—La vi —respondió emocionada—. ¡Fue todo un espectáculo! La abrace el doble.
—Imagino que casi te golpea —dejó escapar una pequeña risa y se acomodó en la silla.
—Sí, sí —asintió rápidamente—, Debería dejar de ser tan linda si no quiere que la abrace.

El grupo de amigas se había formado en la Universidad, al ser japonesas todas era normal que terminaran entablando amistad. En su grupo había demasiado chicas: Haru, Yori, Ume, Matsuri, Harumi, Yuzu, Mei, Mitsuki, Aira, Musashi, Marin, Nobunaga, Souji, Okuni, Yuzuriha y Sagiri, todas en especialidades diferentes y con pocas clases compartidas, sin gustos en común y aún así se habían hecho muy buenas amigas.

—Volví ayer —confesó Marin, buscando en su mochila un regalo como suvenir—. Traje regalos para todas las chicas. ~
—Espero que no sea maquillaje —se volvió a reír la pelinegra, quitándose el delantal de trabajo de la tienda—. Pronto cerraré, ¿quieres ir a comer algo?
—¡Crepas! —respondió de inmediato.
—¿Eh? -la miró sorprendida, pues fuera de Japón no había locales de crepas—. Vamos al Starbucks.
—Ah, cierto —le entregó una bolsa de A Bathing Ape—. Ojalá te guste.
—¿BAPE? —tomó la bolsa y le dio una ojeada, viendo una camisa de Denim—. Gracias, no te hubieras molestado.
—Tuve que hacer varios trabajos en Harajuku y conseguí descuentos en varias tiendas —acomodó las cosas de nuevo en la mochila y la cerró.
—¿Te fue bien? Últimamente estoy viendo varios spots publicitarios tuyos en la televisión e internet.
—Sí, incluso me hicieron fotos para revistas de Gal’s allá —emocionada, infló su pecho. Aunque su trabajo en el mundo de la moda no era más que para sustentar sus hobbies como otaku.
 
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—Ume, se más amable con tus amigas —Gyutaro se palmeó su propia frente al ver que su hermanita golpeó con el bolso a Yuzuriha y Sagiri entró en pánico.
—¡Es culpa de estas estúpidas por creer que me pueden tocar! —volvió a impactar su bolso contra la cara de Yuzuriha.
—¿Estás bien, Yuzuriha-san? —preguntó Sagiri, tomándola del hombro.
—¡Sagirin! —fingiendo que le dolió, apoyo su delicado rostro entre los pechos de la mujer más alta.
—¡PERVERTIDA! —Ume miró a través de las mentiras de ella y la golpeó de nuevo para alejarla de Sagiri—. Hermano, definitivamente Yuzuriha no es mi amiga.
—Esto… —Sagiri se quedó quieta, observando como Yuzuriha quedó en k.o. en el suelo por los ataques de la albina. Sagiri media 1.72 cm, mientras que Gyutaro 1,80 cm—. No seas tan dura con ella, Ume-san.
—Eres demasiado buena con esa pervertida, Sagirin —con el entrecejo aún cruzado, se colocó su bolso en el hombro y tomó el brazo de su hermano—. Por eso es que ella hace lo que quiere contigo.
—¡Phew! ¡PERO ELLA ES MÍA! —exclamó Yuzuriha, besando la mejilla de la otra mujer e imitando el gesto de Ume al agarrar el brazo de su pareja.

Gyutaro se rascó con su mano libre la mejilla, en sí le daba envidia ver a una pareja tan linda demostrando su cariño en público.

—Yuzuriha-san, nos ven —susurró apenada Sagiri.
—¿Oh? —levantó su mano Marin—. ¿Están por aquí aún?
—Kitagawa-san —Sagiri les sonrió a las dos chicas que venían en dirección contraria a ellas-. Koga san.
—Viejo, no quiero verte después del trabajo —Gyutaro miró apático hacia la tomboy.
—¿Eh? —Mitsuki se puso nerviosa nuevamente, tras de ella traía el estuche con la guitarra—. Me pides cosas imposibles, Shabana.
—Vamos a Starbucks, ¿vienen? —emocionada, Marin fue hacia los otros cuatro e hizo lo mismo que con los demás, busco en su mochila regalos para las dos chicas.
—¡Quiero! ¿Me pagas Sagirin? —con ojitos de cachorrito mojado, viró hacia la mujer.

La otra chica tragó saliva y sacó su billetera de los bolsillos de su pantalón, haciendo cálculos mentales para saber cuántos dólares gastaría en una bebida y alguna botana, mientras tantos la charla de las mujeres y el hermano mayor de Ume seguía su curso.

—¿Querías ir a comer crepas? —Ume seguía sujetando el brazo de su hermano-. Hay una confitería que vende helados y crepas.
—¿Sí? —la sonrisa de Marin volvió a aparecer y estuvo a punto de abrazar a la albina, sino fuera por Mitsuki que agarró a su amiga del cuello de la parte posterior de su camiseta.
—Si haces eso se armará un nuevo espectáculo y no creo que Sagirin lo soporte —le susurró la tomboy.
—Oye, parece que pagaras mi helado —Yuzuriha volvió a besar la mejilla de su pareja para llar su atención.
—¿Helado? —regresó a mirar su cartera y a contar su dinero.
—Pagaré yo —finalmente suspiró Yuzuriha, mostrando en su celular el monto que tenía en el banco.
—Paga el mío y el de mi hermano, pervertida —Ume le dio un golpecito en el hombro y dijo seriamente.
—¡Crepas gratis! —Marin se sumó al pedido de la albina—. ¿Verdad Mitsu chan?
—Lo siento Yuzuriha —le susurró Mitsuki, tratando de atarse sus cabellos en la parte posterior. La tarde era muy calurosa.
—Está bien, está bien —suspiró la de cabellos cortos y guardó el móvil en su bolso—. Pagaré, pero no se acostumbre que no tengo dinero de sobra…
—Si eres una gran gimnasta, no te hagas la pobre —Ume levantó su mochila para amenazarla con pegarle.
—¡N-no siempre! —se cubrió detrás de la altura de Sagiri.
—Tu hermanita es muy abusiva —Mitsuki se acercó a Gyutaro y le mostró su celular, había hecho una pequeña playlist de canciones que consideró femenina.
—No conozco ninguna —encogió de hombros el único hombre del grupo. Tras escuchar que su hermano habló, Ume señaló a Mitsuki algo furiosa.
—¡Aléjate de mi hermano, TÚ TÚ TÚ MARIMACHO!

Yuzuriha intercambió miradas con Marin y Sagiri empezó a mirar hacia todos lados al ver que llamaban la atención del resto de transeúntes.

—¡No soy eso! —Mitsuki se puso colorada—. ¡Es mi estilo!
—Es muy linda enojada —la rubia le sacó una foto a la chica que gritó.
—La imagino funada en TikTok con el título de “enana gritona se desquicia por su brocom” —Yuzuriha se rió.
—Enana linda y gritona con brocom —añadió la que tenía su celular apuntando a la que aún sostenía su dedo en la tomboy.
—Feo —continuó Ume—. Feo, feo, feo.
—¡ME GUSTAN LAS MUJERES, IDIOTA! —finalmente explotó la chica que parecía mas un hombre, saliendo sin querer del closet.
—¡Oh! —Ume retrocedió y bajó su cabeza.

Sagiri se sorprendió un poco, pues ella misma usaba a veces ropa de hombre porque su cuerpo se veía mejor con algo unisex.

—Y ahí va otra —Yuzuriha no parecía sorprendida—- Con esta van nueve amigas lesbianas.
—Matsuri y Harumin son más bien pansexuales —Marin añadió, tampoco sorprendida por las declaraciones de su amiga.
—¿Y tú? —levantó una ceja, para indagar—. Matsuri se ha besado con varias chicas, está enamorada de Harumin.
—Shizuku-tan sexual —declaró orgullosa de su waifu de anime y eroge, después guardó su celular en el bolsillo del short.
—¡Hermanito, me llamó tonta! —alzó se dedo índice para volver a señalar a Mitsuki, mientras con la otra mano abraza a su hermano—. Dile algo.

Gyutaro miró a Mitsuki desganado y le acarició la cabeza a su hermanita. Él ya sabía las preferencias de su compañera de trabajo.

—Te lo mereces, eres tonta —el chico le habló bajo, limpiando con la diestra unas lágrimas que se formaron en los lagrimales de su hermanita.

Los seis se fueron hasta una pequeña tienda frente al Viretta Park, que nombraron así en honor a Kurt Cobain, con una replica exacta de la banca donde el artista se sentaba. Pidieron crepas de matcha, Nutella y frutilla.  El grupo se quedó junto hasta después del atardecer, hablando sobre diversas cosas y el viaje de Marin a Japón.

—Espero que no suban el vídeo a las redes —Ume furiosa empezó a revisar cada App nsyalada en su celular y después escribió en el grupo de chicas de LINE.

Daki: ¡MAS LES VALE NO PUBLICAR NADA O YA NO TE DEJARÉ ABRAZARME, MARIN!

—Estás exagerando.

Gyutaro estaba en la cocina del pequeño departamento, haciendo la cena y preparando los almuerzos de mañana. El joven traía su cabello atado en una pequeña coleta, por alguna razón las hebras de él se habían vuelto bicolor, siendo las raíces negras y el largo hasta las puntas de un lima oscuro.

—Eso no es cierto —continuó mandando stickers enojados—. Aparte que, si la dejo hacer lo que quiera, será peor luego.
—Lo que digas —respondió sin ganas, tener que convivir con tantas mujeres a su alrededor lo dejaba exhausto.
—Yori subió una foto con Chiyo neesan —giró el celular para mostrárselo a su hermano, ella estaba sentada en el sofá de la sala dónde tenían un televisor y una pequeña mesa ratonera.
—Muestra mucha teta —suspiró él como respuesta—. Ni parecen hermanas.
—¿Sí? Me parece más linda que todas las chicas y más agradable —le dio un corazón y escribió un pequeño mensaje dirigido para Chiyo—. Le puse que las copas G deben ser difíciles de encontrar.
—Esa observación está de más —Gyutaro traía un delantal de cocina, debajo enfundaba un jean de Denim y una camisa de leñador. Dejó de revolver el estofado para mirar a su hermana una vez más por la mesada flotante—. También debe ser difícil caminar…
—Y bañarse —agregó ella— o vivir en general.
—No digas eso frente a Chiyo nee-san —continuó cocinando.
—¿Por qué no? —le preguntó, subiendo sus pies al sofá y continuando con la ojeada en Instagram—. Yuzupon y Mei hicieron un live.
—Eso no es cortes —luego pensó que el problema es que su hermanita no es cortes.
—¿Uhm? —inquirió, virando sus orbes azuladas a su hermano—. ¿Y?

Después de unos minutos vio un comercial de línea de cosméticos por televisión, con Marin como cara principal.

—Esa gal me aparece hasta en la sopa —refunfuñó, cambiando de canal y dejando en una película.
—¿Subimos una foto a Instagram? —se levantó de su asiento y corrió hacia su hermano, abrazándolo por la cintura. Parecía una niña así.
—¿Me puedo negar?
—No.

Apretó el botón para poner el temporizador y eligió un filtro neón para colocar, en pocos minutos ya había subido la foto de aquel pequeño y dulce momentos de los hermanos Shabana.

Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.




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Apple

Re: Act 1: Overture
« Reply #108: May 31, 2024, 08:22:51 PM »
ya ni prometo topes uwu pero extrañaba mucho escribir aqui.

#7

–Vaya mierda… — pensó Sheryl mientras ojeaba el libreto de la serie donde tendría un pequeño papel. Básicamente sería la víctima de un culto en una serie policial, así que solo saldría viva en flashbacks y unas escenas del primer episodio. El libreto no era malo, y la premisa tampoco, pero para Sheryl últimamente todo lo relacionado a la actuación era una mierda.

Originalmente el libreto requería a Sheryl hacer un desnudo y ella lo había aceptado, pero Gin metió las manos y demandó que en lugar de ser encontrada desnuda en un riachuelo helado en medio del bosque, Sheryl sería encontrada utilizando un camisón de seda que igual dejaba poco a la imaginación pero que dejó al castroso de Gin más tranquilo.

–No es tan malo – le respondió Matt, uno de los asistentes de Gin que se había quedado con ella para hacerle compañía y supervisar que los términos del contrato de Sheryl se cumplieran al pie de la letra. No desnudos en particular.

–Sólo estoy decepcionada de no hacer el desnudo en lo que podría ser mi última actuación.

Matt chasqueó la lengua y sonrió a medias. La situación del contrato de Sheryl era una olla de presión que podría explotar en cualquier momento y él ya se lo había dicho a Gin, pero su jefe era obstinado y parecía determinado a renovarle el contrato por servicios de actuación a Sheryl.

Los motivos de Gin Fujiwara podrían ser cuestionables pero Matt, que conocía bien a Gin, los entendía. Para comenzar, Gin tenía sentimientos por Sheryl. No era muy obvio y solo alguien cercano al joven CEO de Neko Entertainment podría percatarse de esa situación. Luego estaba la cuestión sobre la vasta experiencia de Sheryl en la actuación, algo que llevaba haciendo desde los 5 años, y su nula experiencia cantando aunque ella fuera de una familia músical.

Gin sabía que Sheryl sabía cantar, por su puesto, pero otra cosa era llevarlo al estudio y los escenarios. Además el CEO entendía que una gira de conciertos no era lo mismo que los tour promocionales para películas y series; si bien ambas eran experiencias agotadoras las giras de conciertos (gracias a la piratería) cada vez se volvían más largas y tenían que abarcar más fechas para que los márgenes de ganancia e impacto fueran mayores. Y todo lo que pasaba en esas giras… drogas, alcohol y toda clase de hedonismos estaban a la orden.

Otra cosa que le preocupaba a Gin eran las acusaciones de nepotismo, que Sheryl ya conocía bien, pero, que sin duda, serían más ruidosas si Sheryl siguiera los pasos de su padre y hermano.

En fin… todo lo que Gin quería era proteger a la rubia, a su manera imperfecta.

Sheryl, por su parte, en algún punto dejó de querer actuar y ese deseo sólo se intensificó con el anunció del retiro de su hermano. Y… el affair o lo que sea que tuviera la rubia con Tasuku Kurosaki de DeViLS.

Matt no sabía los detalles, pero desde hacía un mes, más o menos, que veía a Sheryl diferente. No podría apuntar cuáles eran esas diferencias, pero si no hubiera sido por una vez que vio a la rubia subir de manera furtiva al Chevy vintage de Tasuku y besarlo no hubiera atado los cabos.

“Oh, la que se armará” pensó Matt. Si Gin tenía sentimientos por Sheryl, pero esta estaba con Tasuku a las espaldas de Gin y Sakuya, era posible que la situación escalara. Aparentemente, en el mundo de las bandas había una regla explícita sobre salir con las hermanas y madres de los compañeros de banda (y casi como que fuera una broma, la regla no aplicaba a las esposas).

Sheryl por su parte se asomó a la ventana de su vestidor y sacó su vape. Un hábito horrible, sí pero conforme se acercaba el tour final de DeViLS, su ansiedad alcanzaba niveles estratosféricos. DeViLS también estaba a una semana de lanzar su nuevo disco, el último como Sakuya como líder de la banda, y por ende cada vez tenía menos oportunidades de ver a Tasuku.

Últimamente estar en los brazos del tosco guitarrista era lo único que la confortaba. Le gustaba el hecho de que Tasuku fuera un engendro pesado y arrogante, pero con ella se mostrará tierno y protector. Su relación no tenía nombre, no era como si fueran novios pero tampoco eran solo amigos con beneficios. La sensación de estar haciendo algo prohibido, viéndose con Tasuku a espaldas de todos, le gustaba e irónicamente le quitaba de encima otras preocupaciones.

Un plus era que tenía un adelanto de la música en la que trabajaba el rubio. El mundo tenía apenas un vistazo de su talento considerando que una pequeña fracción de la música que le hacía era lanzada. Muchas canciones no pasaban de simples fragmentos, pero Tasuku convertía la mayoría de ellas en demos que él solo producía y grababa en el estudio que tenía en su apartamento. Desafortunadamente, solo algunos de esos demos salían a la luz, cuando eran grabados por DeViLS y cada miembro de la banda ponía su input.

Desde su llegada a DeViLS cuando era apenas un adolescente, Tasuku se empeñó en componer música para la banda y dejar su toque personal. Sakuya, siendo generoso y reconociendo su talento, le permitió tomarse bastantes libertades creativas. Claro… siempre y cuando éstas encajaran con los estándares estéticos que Neko Entertainment tenía para la banda.
Y después de un tiempo se volvió evidente que Tasuku quería tomar otra dirección y enfocarse a proyectos que si bien eran buenos, no tendrían el éxito comercial de DeViLS.

Pero ahora que Sakuya se iba… bueno la salida de Tasuku era un tema que quedaba fuera de discusión por un tiempo indefinido.

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–Muy bien, necesitaré otra toma desde un ángulo diferente – indicó el director. –¿Sheryl, te encuentras bien?

Un asistente de producción colocaba una bata sobre Sheryl y le daba una toalla. Estaban grabando la escena en la que descubren a Sheryl muerta en un riachuelo, la hermana mayor de la protagonista que eventualmente se volvería una excéntrica y ruda policía que trataría de resolver al misterio del asesinato de su hermana a manos de un culto.

Como era un día caluroso dentro del estudio tenían el aire acondicionado encendido a tope, y en consecuencia, Sheryl se estaba congelando pretendiendo estar muerta en el agua vistiendo únicamente el infame camisón que se pegaba a sus curvas y que por ser blanco se transparentaba estando mojado.

“La estaría pasando mejor estando desnuda…” pensó la rubia.

–Estoy bien. Pero quisiera terminar pronto, tengo un poco de frío.

–Sí, sí no te preocupes. Debemos ajustar las cámaras, no nos llevará mucho tiempo – le explicó el director. Parecía que en realidad le importaba un carajo que Sheryl se estuviera congelando y sólo preguntó por parecer cortez.

–Vaya, parece difícil interpretar un cadáver – mencionó alguien.

Sheryl reconoció la voz pero no se volteó para insultar o reclamarle. La sonrisa fácil y coqueta de Souji la saludó y por un momento le alegró el día.

–¿Por qué no te tomas un descanso cariño? – le preguntó la asistente del director a Sheryl. Al parecer ajustar las cámaras tomaría bastante tiempo. –Te llamaremos cuando todo esté listo.

La rubia encogió los hombros y salió del gélido estudio, al calor del exterior.

Los estudios de filmación en todos lados son más o menos lo mismo en todos lados, ya sea Los Ángeles o Eastwood. Básicamente, bodegas gigantes con escenarios dentro y edificios de oficinas. Afuera del estudio donde habían construido el pueblo rural el cual era el setting de la serie, estaba lleno de trailers. Algunos eran de los actores y otros eran del personal. También había unas sillas por ahí bajo sombrillas, y la compañía de catering que el estudio había contratado se había instalado bajo un toldo y puso una mesa con todo tipo de snacks y bebidas no alcohólicas.

Sheryl y Souji se instalaron en unas sillas de plástico después de tomar unas bebidas de la mesa de refrigerios. Souji sacó un cigarrillo que encendió con un zippo viejo, y Sheryl buscó en los bolsillos de su bata por su vape de cerezas.

Afortunadamente afuera hacía calor y Sheryl sintió como su cuerpo recuperaba su temperatura. Además Souji había aparecido de imprevisto y ella disfrutaba bastante de su compañía. Había conocido a Souji de la forma más trivial, cuando él era barista (o intentaba serlo) en un café del centro. Lo que le agradó de él era que nunca había actuado como un idiota frente a ella y no se molestaba en ocultar cuando odiaba su trabajo cuando no estaba atendiendo clientes. Por supuesto, sus habilidades actorales salían a relucir cuando tenía que fingir que le importaban las órdenes de café demasiado caro y azucarado. Para Sheryl fue claro que él tenía talento y esa cara de niño lindo tampoco estaba de más.

Después de charlar un poco sobre temas sin importancia, Sheryl le preguntó a Souji que hacía por ahí.

–Estoy grabando mi primer papel protagónico en el estudio de al lado – le dijo Souji.

–Wow, ¿tu primer protagónico? Felicidades Souji. Debería enviarte unas flores y champán a tu camerino…

–¿No lo sabías? Todo el mundo me está llamando el Timotheé Chalamet asiatico… no sé si es un cumplido o  qué.

–No te preocupes, todos en la industria dicen estas estupideces… les encanta comparar. – explicó Sheryl antes de darle un toque a su vape. –Por cierto, perdón por no enterarme antes. Con la gira y el lanzamiento del nuevo disco de DeViLS, y otras cosas, lo último que me importa en la industria.

–Te entiendo. No hay problema, supuse que estabas ocupada. De todos modos quería agradecerte. Tenías razón cuando me dijiste que hiciera esperar a Fujiwara, el contrato que me dio es demasiado bueno.

Sheryl lanzó una carcajada.

–¿Ves? Te lo dije, hay que encontrar sus puntos débiles. Además Gin no te iba a dejar ir así como así… Eres un buen actor. Al contrario de mí de seguro ganas un Oscar en unos años después de hacer un papel donde tengas que perder o ganar demasiado peso.

Souji sonrió. Ni aún en sus sueños más locos Sheryl Ookochi se convertiría en su hada madrina.

–Oye… por cierto, ¿te gusta DeViLS? Tengo varias entradas extras para el concierto que dará inicio a su gira aquí en Eastwood, iré con familia y amigos y me preguntaba si te quieres unir.

–Por supuesto – dijo Souji. Parecía que la vida para él solo estaba haciéndose mejor.
« Last Edit: June 01, 2024, 05:25:21 PM by Apple »


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Re: Act 1: Overture
« Reply #109: June 30, 2024, 09:03:07 PM »
#8

–Hmm… veamos… Vegetariano para Sheryl, macrobiótica para Loki, TB12 para Aioros, pescatariano para mí, nada de gluten para Momotaro… y el resto parrillada regular para los demás…

–Suntuory para Sakuya y Toshizo, absenta para Loki, Guinness para los demás y rosé para nosotras… aunque por si acaso Ritsuko pidió otras bebidas…

Rangiku y Relena revisan las listas de comida y bebidas con cada una de las preferencias alimentarias que tenían los invitados a la cena de esa noche. Las listas fueron elaboradas por Ritsuko, por supuesto, que era una anfitriona impecable y conocía las preferencias y necesidades alimenticias que la mayoría de personas que rodeaba a los Ookochi.

La meticulosidad de Ritsuko intimidaba un poco a Relena. A pesar de su pasado como groupie y esposa de una estrella de rock, el hecho era que su futura suegra se había criado en un ambiente de clase alta y había asistido a internados super exclusivos donde de seguro había tenido clases de etiqueta con la misma gente que entrena a la realeza.

¿Podría Relena alguna vez llegar a ese nivel? Probablemente no. Ya lo había hablado con Sakuya, y aunque él había intentando calmar sus inquietudes, era natural que alguien que se había criado en un barrio bajo de Eastwood y aun con mucho esfuerzo había acudido a escuelas públicas se sintiera intimidada.

En cambio, Rangiku parecía estar en su ambiente natural aunque había tenido que tomar la tarea de preparar la cena a regañadientes. Se paseaba por el jardín dándole indicaciones al staff sobre donde poner las parrillas, la mesa y sillas, y como colocar las decoraciones. Ritsuko estaba atrapada en Londres por un vuelo retrasado, y había decidido que Rangiku y Relena podían tomar su lugar. Por supuesto, Rangiku hacía la mayoría del trabajo. Relena era como su boba nueva asistente. Lo de planificar cenas para celebridades y rock stars no era lo suyo. Componer canciones que se convertirían en megahits con Sakuya era lo que sabía hacer bien.

–Creo que las parrillas quedarán mejor por allá – le comentó Rangiku a Relena. –Solo en caso de que decidan saltar a la piscina. No quiero que salpiquen lo que sea que estemos cocinando.

Relena solo asintió. Se sentía como una tonta, esta fiesta era para Sakuya y ella, y no estaba siendo de utilidad. No era que le molestara que la madre y hermana de Sakuya básicamente hayan organizado toda la cena de pre-compromiso/revelación de prometida a la banda de Sakuya, pero hasta la fecha aún no se creía que el líder de DeViLS se hubiera fijado y enamorado de ella a tal punto de que deseaba dejar su banda para casarse y protegerla del mundo exterior.

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“Lamento no poder cenar contigo… ya sabes, asuntos familiares” Rangiku se mordió el labio antes de enviar el mensaje. Las cosas con Milliardo Peacecraft iban demasiado bien, pero era muy pronto para involucrarlo en asuntos y cenas familiares.

El compromiso de Sakuya era probablemente el secreto mejor guardado de Eastwood. Su prometida Relena era extremadamente tímida, así como talentosa para la música, así que Sakuya estaba haciendo lo mejor que podía para protegerla de los tiburones de la industria, los tabloides y los paparazzi. Y Rangiku aún no sabía si podía confiar lo suficiente en Milliardo como para dejarle saber uno de los secretos mejor guardados de Eastwood.

“No te preocupes” la respuesta de Milliardo no se hizo esperar. “Ya podremos cenar juntos otra noche. Diviértete mucho hoy”.

“Ya estamos en Eastwood :D” le llegó otro mensaje junto con el de Milliardo. Rangiku sonrió cuando vio que el remitente era Airos. “Estoy con mi hermano, espero que no les importe”.

“No hay problema” contestó Rangiku. “Tenemos muchas ganas de verlos”.

Aioros era el ex bajista/guitarrista de DeViLS. Se había retirado hacía 4 años, y ahora tenía una serie donde era básicamente Anthony Bourdain 2.0. Cuando no estaba grabando, estaba viviendo en el mar Egeo vigilando la producción de aceite de olivos de su propiedad. Era un cambio de 180 grados y era muy gracioso recordar a un joven, casi adolescente Aioros, en su era de visual kei, con maquillaje y peinado exuberante, y compararlo con el tipo que era ahora. Lo único que quedaba de su pasado como rock star era la banda roja que siempre llevaba en la frente.

El hermano de Aioros, Aioria, era fotógrafo y modelo. Con su clásica belleza mediterránea el chico tenía obsesionada a Donatella Versace que lo dejaba abrir las pasarelas de la línea masculina de Versace y lo había convertido en la casa del perfume Eros.

“Estás tan ocupado” envió otro mensaje Rangiku “¿Tan ocupado que no puedes ayudar con la cena? malditaseaSakuya”

La respuesta no se hizo esperar.

“Lol”

Rangiku envío el emoji del dedo de enmedio. Sabía que su hermano estaba ocupado, pero no demasiado. Aún no. De seguro estaba jugando en el estudio con los demás.

“De hecho ya voy en camino con Toshi. Te amo hermana. De verdad, no se que haría sin tí diosa Ran”

Rangiku solo envió el emoji de los ojos rodando y dejó el teléfono por un lado. Aún había bastante que hacer.

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Sakuya entendía la ansiedad de su prometida y el nerviosismo de Rangiku post-planeación y preparación de la cena. Pero esta era de las pocas veces donde le costaba mantenerse tranquilo. Pero claro, él no lo demostraba. Sakuya era un tipo cool, y esta noche Suntory y Parliament le estaban ayudando a mantener su cool.

Sakuya recordó las pocas ocasiones que se había sentido así: cuando DeViLS sacó su primera canción, su primer concierto, el lanzamiento de su primer disco.

Pero presentarles a la mujer por la que dejaba todo a sus compañeros de banda era otra cosa.


Apple

Re: Act 1: Overture
« Reply #110: July 31, 2024, 06:41:38 PM »
#9

“Todo va a estar bien” se dijo Sakuya a sí mismo mientras se levantaba de su asiento para dar el gran anuncio.

Todos la estaban pasando bien en la cena, gracias a la organización de su hermana y su madre la comida estaba excelente, la decoración del jardín donde comían era preciosa y hasta el momento no había habido ningún contratiempo.

Sakuya, el único miembro original que quedaba en DeViLS, siempre había estado agradecido que los miembros antiguos se llevaran bien con los nuevos. DeViLS era de esas bandas donde raramente no había choques de egos ni de creatividad. Nunca habían tenido ningún escándalo demasiado loco, ni habían sido cancelados. A pesar de que el estilo de vida de la banda en sus primeros años había sido hedonismo puro, ninguno de sus miembros había fallecido y todos seguían en contacto, a excepción del que había elegido desaparecer (aunque todos realmente sabían donde estaba, dejaban que su amigo viviera fuera del mapa sin molestarlo).

Según Sakuya, la banda llegaría a un nivel que solo los Rolling Stones han alcanzado. Se veía como un viejo de 70 años tocando para estadios llenos.

–Oh, Sakuya dará un discurso– dijo Aioros cuando vio al pelinegro parado.

–Solo no te pongas muy sentimental– continuó bromeando Hijikata.

–No puedo evitarlo– admitió Sakuya. –Esta noche es especial.

Tasuko tomó un largo trago de su cerveza, gracias a Sheryl ya sabía lo que venía. Impulsivamente tomó la mano de la rubia, que estaba sentada junto a él. Para su alivio ella no apartó su mano.

Sakuya tomó su copa de vino y caminó a donde Relena estaba sentada. Puso la mano sobre el hombro de ella.

Todos en la mesa miraban expectantes. Lo primero que pensaron varios miembros de la banda es que Sakuya había dejado embarazada a la compositora. Otros pensaron que anunciaría que Relena era su medio hermana o algo así.

–¿Se habrán casado en secreto? – le murmuró Loki a Momotaro.

Momotaro le dió un codazo a su compañero de banda y le dijo: –No digas chorradas.

–Gracias a todos por venir– inició su discurso Sakuya. –Entiendo que sus horarios los mantienen muy ocupados y venir a acá significa que sus bronceados griegos se estropearán– la broma iba dirigida hacia Aioros, quien rió de buena gana y le lanzó un beso en broma a Sakuya.

–Como ya saben, dejaré DeViLS. Es algo que me duele, no fue una decisión fácil. Por mucho tiempo, DeViLS fue lo que me mantuvo con vida, además de mi familia. Es más, gracias a DeViLS mi familia creció y ahora puedo decir que tengo seis hermanos.

Hubo una pequeña pausa en la que todos estaban callados y lo miraban expectantes.

–Y ahora gracias a DeViLS tendré una esposa. Con quien espero formar una familia. Espero que todos reciban a Relena en nuestra familia, es importante para mí.

El único que parecía sorprendido fue Momotaro. O al menos fue el único que permitió que su rostro expresara sorpresa. La novia por su parte se sonrojó cuando las miradas de todos cayeron en ella.

–Relena– dijo Toshi mientras encendía un cigarrillo. –Parpadea dos veces si necesitas que te salvemos.

Esa pequeña broma rancia rompió un poco la tensión. Las felicitaciones y abrazos no se hicieron esperar. Relena le enseñó a los miembros y ex miembros de la banda su anillo de compromiso. Aceptó agradecida los buenos deseos de todos y toda la tensión que tenía en los hombros desapareció cuando intentó disculparse con los actuales miembros de la banda por quitarles a Sakuya, pero Tasuku la detuvo.

Sakuya no lo dijo ni lo hizo evidente, pero también sintió como le quitaban un gran peso de los hombros.

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–Así que esto era todo el misterio– dijo Toshi mientras servía más whiskey para él y Sakuya. La cena había concluido y los demás estaban dentro de la casa comiendo el postre o tomando café.

Sakuya asintió con la cabeza.

–De verdad la amo. Nunca pensé que alguien me haría sentir así…

–Vaya, con todas esas canciones románticas que escribes, creí que te enamorabas de cada mujer con la que liabas…

–Siempre busque algo como lo que tenemos Relena y yo. Pero no lo había encontrado hasta ahora.

–¿Y la banda? ¿De verdad quieres dejarla?

Sakuya entendía que Hijikata estuviera preocupado. Después de todo, ambos habían fundado la banda siendo unos críos en el colegio. Cuando Hijikata dejó la banda para trabajar en otros proyectos creativos en el cine, Sakuya le prometió que cuidaría de ella. Obviamente no estaba haciendo un buen trabajo y era lo único que le molestaba de su decisión de casarse con Relena.

–Tasuku cuidará de ella. No me preocupa, tiene madera de líder.

–Ya, confío en tu criterio.

–Como este será mi último álbum con DeViLS te quiero pedir un favor. ¿Recuerdas “Aegen”?

Hijikata asintió. Amaba esa canción, la compuso siendo muy joven pero por alguna razón nunca la había grabado de manera oficial. La canción era parte regular del set de DeViLS en las giras y festivales, y muchos fans siempre se habían quejado de que no era parte de ningún disco.

–Quiero grabarla, en un estudio. Pero solo quiero hacerlo si tú la cantas. Es tu canción después de todo. No creo que yo ni Tasuku podamos.

Después de meditarlo unos segundos Hijikata asintió. Sakuya acercó su whiskey y dieron un brindis silencioso.

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“Todo salió bien en la cena :) nos vemos mas tarde”

Milliardo iba camino al comedor de su penthouse cuando recibió el mensaje de Rangiku. Apenas comenzaban a salir las cosas iban muy bien. La rubia dijo que le hubiera gustado invitarlo a la cena pero un asunto familiar delicado se debía tratar con discreción. Millardo estaba intrigado por lo que fuera que sea, pero Rangiku le explicó que se enteraría pronto de todos modos.

–Aika, creo que ya te has servido suficiente.

Como era ya costumbre a la hora de la cena, o cuando fuera que comieran juntas, su madre estaba fastidiando a Aika con la comida. Era un hábito muy común en el mundillo del ballet pero nunca había dejado de molestar a Milliardo. Aika era muy callada y reservada, así que el rubio nunca estaba seguro de lo que pasaba en la vida de su hermana aunque él insistiera en que acudiera a él cuando tuviera algún problema.

–Dejalá ya mamá.

–Milliardo, tu hermana no puede poner en peligro su entrada al conservatorio. ¿Si come demasiado cómo podrá levantarla su compañero de pas de deux?

–Madre, con solo verla te puedo asegurar que Aika ya es lo suficientemente liviana y Quatre nunca ha tenido problemas con ella.

–¿Podrías dejar de contradecirme por un momento? Tu hermana está en un punto crucial de su carrera, bailar es lo más importante para ella.

–No madre, es lo más importante para tí – dijo Milliardo acusatoriamente.

–Ya no tengo hambre– Aika, que hasta el momento había permanecido callada, apartó el plato de comida frente a ella. –Compermiso.

La chica se levantó, dejando atrás la discusión entre su hermano y su madre. No era la primera vez que esto pasaba, y no sería la última. Aika ya estaba acostumbrada a vivir bajo el bombardeo constante de críticas de su madre, pero esto no significaba que estás no  le molestaran o le hirieran.

Día con día, Aika sentía la presión de los sueños frustrados de su madre. Y lo detestaba.

Con ganas de vengarse, y comer algo, Aika fue a su habitación por su bolso y se escurrió fuera del penthouse de su hermano.

Mientras caminaba por las ajetreadas calles, Aika pensó lo que dijo Milliardo. No había nadie más en este mundo a quien quisiera más. De hecho, era la única persona a quien consideraba su familia. Podría sonar duro, pero su madre nunca ejerció un papel maternal en su vida- se la había pasado preocupada por su apariencia y por sus esposos.
Desde que Aika inició con el ballet, su madre le había empezado a prestar atención, demasiada para su gusto, pero no de una manera positiva. En algún punto la madre de Aika había sido bailarina (según ella una muy buena) pero se olvidó de la danza en cuanto se casó con el padre de Millardo, su primer esposo adinerado. A partir de ahí su vida había sido un remolino de esposos y novios pudientes, la vida social de jet set y su eterna preocupación por mantenerse joven.

En cuanto a su padre… Aika apenas pensaba en él. Era un hombre de negocios en Japón, una figura distante y que nunca se había interesado mucho en su hija. Era responsable económicamente de Aika, pero hasta ahí llegaba su relación.

Afortunadamente el Starbucks del centro no estaba lejos del penthouse. El lugar no estaba lleno, pero era típico de Eastwood, había varias personas adentro. El olor de café y pastelillos le dio la bienvenida, y enseguida se dirigió al mostrador por un latte, un muffin inglés con salchicha y un cupcake de arándanos.

Encontró un lugar libre y empezó a comer, sintiéndose aliviada de estar sola sin nadie que comentará sobre sus hábitos alimenticios cuando…

Frente a su mesa, no muy lejos estaba Heero Yuy comiendo solo también. Al igual que Aika, parecía sentirse muy cómodo en su soledad.

Inevitablemente sus miradas se encontraron. Era la segunda vez que pasaba, y probablemente fueron unos segundos pero duró lo suficiente para turbar a Aika. Sintió como sus mejillas se calentaban, y probablemente estaba roja como una cereza cuando Heero rompió el contacto visual.

Ambos siguieron comiendo sin volver a verse, o decirse una palabra. No tenían motivo, ni siquiera habían hablado durante la clase de ballet.

Aika se preguntó si Heero estaba tan solo como ella mientras devoraba su muffin inglés.


Kana

Re: Act 1: Overture
« Reply #111: July 31, 2024, 09:09:26 PM »
Traigo fic compartido con @Eureka  <3 estamos muy emocionadas con estar en este fic
Ella estará en color azúl y yo en neutral (negro)
EDIT: El foro no me deja cambiar los colores. De momento, marcaré la parte de Eureka con una distinción con su nombre y luego la editaré cuando pueda modificarla.
Todo inició como un accidental pasatiempo cuando iba en secundaria. Fue una lesión en volley lo que le llevó a tocar la guitarra mientras se recuperaba en casa y desde allí le tomó el gusto. Oikawa se animó con la música tras sacar unos buenos acordes y pasó de tocar la guitarra en su rehabilitación a buscar perfeccionar su técnica.
Sentía que el entusiasmo por la música no podía ser solo para él. Tenía que compartirlo con los demás y con ello tuvo la idea de convencer a unos compañeros de clases para que se les uniera en su frenesís musical. Descubrió que Sho tocaba la guitarra también, incluso, parecía que él tenía más perfeccionada su técnica porque el pelirrojo llevaba un poco más de tiempo tocando la guitarra. El pelirrojo descargaba toda su energía y emociones en tocar la guitarra. Oikawa y él se compartieron canciones y consejos.
De allí pasaron a motivar a Ken, porque Sho no podía estar sin su hermano Ken. Como Ken era más tranquilo y pausado que Sho, tocaba el bajo pues le permitía tener mayores momentos de reflexión mientras tocaba. Muy acorde con su personalidad.
Oikawa tenía un amigo en otra clase, Kaworu, pensó que él sería una pieza crucial en su banda. Kaworu tocaba magistralmente el piano y su tendencia era más clásica. Pero, cuando no debía complacer a su familia con el piano, tocaba el teclado secretamente para componer música algo más moderna y de trance. Oikawa sabía que podrían sacar buenos solos de teclado con él. Kaworu aceptó y así ya eran cuatro.
El último en integrarse al grupo fue Eren. A él lo habían transferido desde otra escuela. Tal vez por mal comportamiento o tal vez por qué. En fin. Como Oikawa era sociable y curioso, no le costó nada conversar con él de temas equis hasta que le propuso que retomara la batería para liberar tensión. Al principio Eren se resistió, porque juraba que era patético tocando, pero Oikawa era el mejor convenciendo a cualquiera. Seguramente, Oikawa no era presidente porque no se le había ocurrido.
 
Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y los meses en años. Así fueron de ensayar en la cochera de la casa de turno a ir practicando más profesionalmente (aún en cocheras) donde se fue materializando la técnica, la práctica y la perfección en el dominio musical.
 
Incluso después de graduarse de la escuela y ahora en sus veintitantos años continuaron juntos, ensayando con el sueño de algún día tocar las estrellas.
 
Y fue esa tarde, después de muchas tardes de ensayos, que se dieron cuenta –bastante atrasados- que debían ponerse serios y escoger un nombre para su grupo musical.
 
—No se me ocurre nada. — Eren alzó los hombros. No era creativo.
—Mhh, ¿Qué tal The Oikawas?
—Wtf, Nagisa…— Sho lo miró como si fuera un bicho raro. —Suena como si fuéramos sus lacayos.
—Se me ocurrió ya que él nos unió, jaja. — mentira. Lo dijo sólo para sacar de quicio a pelirrojo, que estaba a punto de explotar con tanta indecisión de los integrantes. —Bueno, me gusta mi primera propuesta, “The headless horsemen”— volvió a su primera propuesta. —¿Qué opinas, Ken?
—Es un poco… ¿No crees que es un poco espeluznante? — El pelinegro sonrió un poco nervioso.
—Yo creo que debería llamarse Sho y sus bufones.
—¡Oye! — Ken lo miró ofendido.
—A mi me gusta más la propuesta de Kaworu. Lo de The Oikawas. — comentó Oikawa.
—Es un nombre estúpido y sin sentido. — reclamó Sho, destruyendo la fantasía de Oikawa.
—Más estúpida es tu propuesta. Simio. —
—Ah, mire quien habla. El señor cero aporte. Al menos, a mí se me ocurre algo.
—Bueno. A mí se me ocurre “Los Jaeristas” Suena mejor que llevar un nombre tan feo como “Sho”
—En mi jodida vida me dejaré llamar así. Suena como a banda de homosexuales… O como una secta satánica. ¿Qué carajo es eso?
—Es mi apellido, imbécil.
—…— No se había dado cuenta de eso.
—Y tal vez si tenga seguidores que se hacen llamar así. — insinuó, tranquilo.
—Claro. Tu mamá y tal vez tu mascota, si no tiene más opción.— Sho se rio, pero inmediatamente se puso a la defensiva cuando vio que Eren hizo un ademán de pegarle en la cabeza con la baqueta. Afortunadamente, Kaworu se puso entre ambos.  —Contrólate, bestia. —
—¿Y Oikawa? — Ken notó que no estaba. Es en eso que todos notan que el mencionado regresa a la sala, pero acompañado de alguien más.
—Chicos, supuse que no íbamos a ir a ninguna parte entre nosotros. Así que invité a un amigo para que nos dé su opinión. Confío plenamente en su opinión pues es un artista. Él es…—
—…— Ken se llevó las manos al rostro para cubrir su emoción y sorpresa.
—Ohw, creo que Ken te conoce. — Oikawa le sonrió a su invitado.
—Yo lo reconozco. Que honor más grande. — Kaworu le sonrió amigablemente al invitado de Oikawa quien le devolvió carismáticamente la sonrisa.
—¿Y éste quien putas es? — Sho le susurró a Eren y el otro se alzó de hombros.
—Ni jodida idea. — se sentían como fenómenos al no cuadrar con la felicidad de los otros tres. —¿Somos tan ignorantes?
—No te preocupes. Seguro es un amigo marica de Oikawa, por eso no conocemos nada de él.
—¡Sho!— Ken le dio un codazo sutilmente a su hermano, aliviado que sólo se estuviera susurrando con Eren y el invitado no haya escuchado nada. —Él es Souji Seta. — les dijo a los otros dos, pero Sho y Eren seguían mirándolo como si les hablara en chino. —Dios, ¿cómo no conocen al actor de la teleserie en tendencia del momento? —
—Eh, ¿te parecemos el perfil de tipos que nos sentamos a ver telenovelas? Un momento, ¿tú ves telenovelas?— Sho se río de su hermanito, ganándose un nuevo codazo por parte del pelinegro.
 
En fin. El invitado saludó al resto de presentes, deslumbraba por su atractivo personal pero también por sus buenos modales pues les indicó que se quedaría en un rincón sin molestarlos ni interrumpir su ensayo para que no se sintieran incómodos. Y, en efecto, en poco su brillante presencia quedó disimulada desde su rincón.
Los chicos tomaron posición y comenzaron a tocar la canción que más se conocían. Cuando Oikawa dejo de cantar y siguió tocando la guitarra, Sho disimuladamente se le acercó sin dejar de tocar la suya.
 
—Oye Oikawa… ¿para qué el entrometido?
—Acéptalo, Sho-chan. Necesitamos ayuda y yo no puedo con todo.
—No necesitamos que nadie nos de consejos. Estamos bien como estamos.
—P-Pero, hace un rato Eren casi te rompe la baqueta en tu cabeza, Kaworu es intelectual y sorprendente, pero a veces da miedo, Ken es fabuloso, pero demasiado tímido para atreverse a dar todo de sí y ni somos capaces de decidir un nombre para nuestro grupo.
—Mhh, okay… Pero si se pasa de la raya le pondré la guitarra de sombrero.
—Souji es muy educado y correcto. No te defraudará.
 
A lo lejos, Souji escuchaba con atención la canción. En si eran muy buenos y eso le sorprendió porque se imaginaba que la banda de Oikawa era muy amateur y no tendrían técnica ni talento, pero sí lo tenían. Tal vez les faltaba disciplina. Pero eran sorprendentemente buenos y había disfrutado cada momento de la canción.
Al terminar, Oikawa se acercó a Souji e intercambiaron comentarios. Después Souji se acercó al resto y les dio su opinión de que tocaron muy bien y le gustaría conocer más de ellos a futuro, se despidió educadamente y se retiró.
 
Oikawa volvió con sus chicos después de dejar a Souji en la puerta.
 
—Adivinen. Invité a Souji al show que daremos en el bar.
—Que vergüenza. — Ken se puso nervioso ante esa idea.
—Jeje, ¿estás seguro de lo que acabas de hacer?
—Kaworu no me asustes. Cuando hablas así de tranquilo y feliz me das un poco de miedo.
—…— Sho evitó comentar. Ya después le recriminaría a Oikawa. Prefirió afinar las cuerdas de su guitarra las cuales se habían tensado cuando la tocaba mientras miraba al entrometido de hace un rato. Algo le decía que sería una gran molestia.
—Ken, tú abres el show de la noche.
—¡QUE! P-Pero Oikawa…
—Una pregunta importante. — Eren interrumpió el pánico de Ken. —¿Nos van a pagar con dinero o el dueño seguirá pagándonos con alcohol? Debemos ponernos serios y cobrarle.
—Yo creo que debemos poner nuestro precio. — asintió Oikawa.
 
Hasta ahora, se presentaban casi con la caridad de los dueños de los bares pero, era verdad, debían ponerse serios y empezar a valorar su talento.

“Entonces queda decidido que lo encararemos,” comentó Kaworu. “¿Supongo que tú lo harás, Oikawa?”
“Eh… Yo encantado, pero tal vez debería ser alguien que se ponga terco y no de su brazo a torcer. Alguien como… ¡Sho-chan!” Y lo señaló con ambas manos, moviéndolas con ímpetu.
“Me alegra que hayas pensado en mí y no en la bestia de Eren.” Sho sonrió de lado.
“¿PERDÓN…?”
“Ya, ya…” Ken se apuró en calmar las tensiones entre ambos. “Igual, confío en que Sho podrá convencerlo.”
“¿En serio?” Sho arqueó una ceja. “Ni yo me tengo tanta fe, la verdad.”
“¡Deberías!” Le dijo su hermano, con una gran sonrisa.
“¡Sí! ¡Yo apoyo la moción!” Mencionó Oikawa. “De todas formas estaremos ahí para apoyarte.”
“Exacto~” Canturreó Kaworu.
“…Supongo.” Eren bufó, irritado.
“Bueno, lo haré.” Sho suspiró. “Pero más les vale que estén ahí. Ese viejo es insufrible y temo lo peor.”
“¿Qué cosa? ¿Que no quiera pagarnos?” preguntó Ken.
“No. Que le parte la cara por pendejo.”

El bar dejaba mucho que desear.

Para ser el lugar icónico que había visto los inicios de varias bandas famosas, su estado indicaba un descuido claro por parte del dueño. Muchos de los sillones de cuero habían empezado a pelarse hace años y no había hecho nada por reemplazarlos.

Y eso que sólo hablaban de los sillones. Ni qué decir sobre las mesas desgastadas de madera, la pintura rayada de las paredes o las pintas grafiteras del callejón por donde siempre ingresaban los músicos.

Sho y el resto de la banda estaban acostumbrados a ese lugar. Era como una segundo hogar para ellos: hasta la violencia intrafamiliar venía incluida porque se llevaban como perros y gatos con varias otras bandas que tocaban allí, en especial MoonLight.

Esos pretenciosos y arrogantes. ¿Qué necesidad había de usar dos mayúsculas en el nombre de su banda? Para empezar, ¿¡cómo habían acordado en un nombre!? Sho sentía que estaban a millones de años luz de nivel que ellos y le irritaba. Su único consuelo era pensar que uno de los tarados era casi un treintañero y tenía mucha experiencia por estar casi cerca a la crisis de los 50.

Eso sonaba un poco… incorrecto.

Eh, las matemáticas nunca habían sido su fuerte.

“Ugh…” Se quejó en voz alta, mientras miraba su reflejo en el espejo cuarteado de uno de los camerinos. Ante esto, su hermano lo observó, preocupado.
“¿Estás bien?”
“Podría estar mejor. Me molesta que al final haya tenido que aceptar esa miserable suma de dinero.”
“Hey, al menos esta vez sí nos pagarán.” Kaworu le sonrió. “Y si Eren se queja, no te preocupes. Yo me encargo~”
“…” Sho arqueó una ceja y optó por ignorarlo. “Hablando de él… ¿Dónde está ese pendejo?”
“Cuando llegó, notó que no había traído sus baquetas de la suerte. Y dijo que tenía un mal presentimiento…” comentó Ken, con un tono extraño.
“Ese tarado no es supersticioso,” afirmó Sho, sin una pizca de duda.
“¡PERO YO SÍ!” Lloró Oikawa, sintiéndose culpable. “¡Parece que aún no lo entienden! Souji-chan es nuestra única oportunidad de salir de este lugar. Me encantaría seguir pasando mi juventud en un bar de mala muerte, pero tenemos que aceptar la realidad: este no es el Club de la Caverna y nosotros no somos los Beatles.”
“Ajjj, no vuelvas a compararnos con ellos. Me dan urticaria.”
“Siento que Eren estaría de acuerdo contigo.” Ken le sonrió a su hermano.
“Al fin algo en lo que coincidimos, entonces.”
“¡YAAA! ¡DÉJENME HABLAR! Ejem,” Oikawa tosió para retomar su discurso. “Sé que somos talentosos, pero dudo que algún agente se interese en este lugar. Sí, es cierto que aún hay gente que viene al bar, pero siempre vemos las mismas caras. A veces llegan extranjeros y una que otra persona… pero no veo agentes. O mánagers. ¡O alguien que de verdad importe! Souji-chan es el contacto que nos ayudará. Nunca pensé que me contestaría luego de un par de años de distancia por su carrera, pero lo hizo, y tenemos que aprovechar. Quiero que más gente nos conozca. Y otros bares nunca nos aceptan cuando les pedimos que nos dejen tocar…”
“¡¿Y por eso le dijiste a Jaeger que vaya por sus baquetas de la suerte?!” Sho se veía a un paso de explotar.
“No, sólo le dije que me traiga agüita de azahar por si me desmayo antes de subir al escenario.” Oikawa sonrió. “¡Claro que sí, idiota! Aunque también le pedí agua de azahar. Nunca está de más.”
“Qué bueno que su chiquero queda cerca del bar, sino te habría estampado contra la pared,” dijo Sho.
“Vamos, vamos.” Kaworu intercedió entre ambos. “Hay que alistarnos. La prueba de sonido es en 20 minutos.”
“Y JAEGER NO ESTÁ AQUÍ”
“Pero tú sí, Sho. Y puedes arreglarte un poco más.”
“…No sé que decirte, Nagisa. Tengo un estilo muy marcado. Qué, ¿esperas que me abroche más botones de la camisa o algo así?”
“No, no. Si te sientes bien con tu apariencia, todo bien.” Y el peligris sonrió, todo enigmático.
“¡AAARGH! ¡AHORA ME HICISTE DUDAR!” Sho se giró hacia su hermano, que andaba despeinándose un poco el pelo. Era curioso verlo en el escenario: parecía una persona completamente distinta. “Mírame, Ken. ¿Cómo estoy?”
“Estás bien, Sho.” Le sonrió. “¡Es genial que siempre estés desarreglado! ¡Ese es nuestro carisma y parte de nuestro concepto!”
“…” Sho suspiró. “No sé si tomarlo com un cumplido o una ofensa.”
“¡Ah! ¡Lo siento! No quis…”
“Tranquilo, te estoy jodiendo.” Sho le revolvió los cabellos y sonrió: ahora sí estaba despeinado. “Mira, te ayude.”
“¡Es cierto! ¡Gracias!”

La puerta se abrió de golpe y Eren entró corriendo como si lo persiguiera alguno de los guardias de la entrada… cosa que había pasado antes. Los VIPs los habían correteado más de una vez por generar disturbios al pelearse con los miembros de MoonLight y/u otras bandas. Eren y Sho siempre eran los más problemáticos, pero Oikawa también se dejaba llevar a veces por sus locuras. A veces le entraban ganas de darse a madrazos con Gojo, el líder de MoonLight. Sin duda, la rivalidad de ese par era muy curiosa.

“¡Toma tu mierda!” Eren le lanzó una bolsa a Oikawa. Para su suerte, pudo atraparla en el aire antes de que impactara con su cara: era la botellita de agua de azahar. “Y también traje las malditas baquetas. Oikawa, si esto no funciona, te juro que te mat—”
“¿Habrá algún día en que tengamos una presentación o ensayo donde no se lancen amenazas de muerte?” Se lamentó Ken.
“Ken, ese también es parte de nuestro carisma.” Sho le sonrió de lado.
“Y espero que le agrade a Seta-san… sería genial que nos ayude de alguna forma.”
“Oye, cierto. Tú eres su fan o algo así, ¿no?” Eren lo observó, extrañado.
“¡N-no diría que soy su fan, pero…! Am, bueno, sí, me gusta su trabajo.” Ken sonrió. “Es muy talentoso.”
“¡Y buena gente!” Oikawa sonrió. “Así que debemos aprovecharnos de esa bondad. Ojalá todo salga bien, though. Tengo miedo de que le importe más MoonLight u otra banda.”
“¿¡QUÉ!?” Sho pegó el grito al cielo. “¿¡ESOS PENDEJOS SE VAN A PRESENTAR!?”
“¿Cuándo no lo hacen?” Oikawa suspiró. “Recuerda que el tarado de Gojo-chan es el tutor del hijo del bar. Y aunque el chiquillo sea bien serio y todo, se nota que lo quiere. Incluso más que a su padre.”
“Hasta diría que lo ve como su papá,” comentó Eren. “Cosa que me sorprende. Ese payaso dejaría a morir a su hijo si tuviera uno.”
“Bueno, cuando tienes 16 años admiras a cualquiera,” dijo Oikawa. “¡Yo admiraba a un idol de k-pop!”
“Y todos te juzgamos e hicimos bullying por ello.”
“No me olvido.” Oikawa suspiró. “Pero era bueno… sabía tocar la guitarra. Son pocos los que también tocan instrumentos.”
“Sí, y todos me importan una mierda.” Sho rodó los ojos. “En fin. ¿Sabes si tu amiguito ya está en el público?”
“¿Creo que sí?” Oikawa sacó su celular del bolsillo. Desbloqueó la pantalla con su rostro y revisó sus mensajes. “Sí, me dijo que ya encontró una mesa y está con su guardaespaldas.”
“Ojalá le guste nuestra presentación…”
“¡Tranquilos! ¡Eren-chan me hizo caso! Siento que todo saldrá bien~” Oikawa alzó el pulgar.

Lamentablemente, era muy tarde para arrepentirse. Otra vez se habían dejado llevar por su amigo y tenían que cargar con esa cruz.
« Last Edit: July 31, 2024, 10:49:38 PM by Kana »


Eureka

Re: Act 1: Overture
« Reply #112: July 31, 2024, 10:37:45 PM »
Ahorita edito con topes y formato c: me emociona regresar a este proyecto junto a @Kana ;_;
EDIT: creo que no alcanzo a subir el tope de Wrio u_u será luego (o antes de las 11, hopefully)
EDIT: SE LOGROOOO






Souji odiaba mentir.

Era una de las cosas en las que no era muy bueno que digamos. Si lo hacía frente a frente, era imposible que la gente no notara que estaba intentando ser cordial y amable, aunque no le gustara el traje de su colega o el trabajo de la maquillista hubiera dejado mucho que desear.

Pero la banda de Oikawa era buena. Aquel comentario, aunque pequeño, había sido sincero. Y estaba muy interesado en ir a ver su presentación al bar…

Solo que sus horarios laborales no jugaron a su favor para estar en aquel lugar desde el inicio. Agradecía que Oikawa no salió a confirmar su presencia cuando le mandó un mensaje porque no sabía qué habría hecho si el pobre chico desperdiciaba tiempo importante de preparación en buscarlo dentro de un bar a oscuras y sin chances de encontrarlo.

El actor llegó junto a su guardaespaldas en medio de una de las canciones de una banda que no conocía. Admitió, en su interior, que los hombres en el escenario eran atractivos, pero su música no le producía ninguna emoción.

Sonaban un poco desconectados, pero tenían algo de potencial. Para ser una banda de 3 miembros, se defendían como podían. Souji valoró el esfuerzo, pero entendió al instante que esos hombres sólo estaban ahí gracias a una conexión.

O la piedad del dueño del bar, quién sabe.

“Estos chicos son terribles,” comentó Wriothesley en su oído.
“Vamos, no seas tan malo. Creo que todos empiezan así. Yo también estuve en su lugar en algún momento… como actor, claro, porque de música no sé mucho.”
“Si supieras, media industria te agarraría tirria.” Wriothesley sonrió. “Pero sería bueno… me subirías el sueldo, supongo.”
“¿Quieres que lo haga?”
“Nah, te estoy jodiendo.”
“A veces me olvido de tu rol.” Souji rio. “¿Eres mi guardaespaldas o mi mejor amigo?”
“Un poco de los dos.”

Souji volvió a reír en medio de la bulla y la algarabía. La gente había comenzado a aplaudir y a gritar emocionada mientras que la banda se despedía. El actor se preguntó si el júbilo del público se debía a que les había gustado el set de canciones… o si tal vez era porque al fin dejaban el escenario.

No pudo darle muchas vueltas al asunto porque Oikawa y sus amigos de inmediato se subieron al escenario, empujando a la banda anterior fuera de este en el proceso. Cada uno conectó sus instrumentos y el chico de cabello castaño se sentó en la batería. Souji estaba lejos del escenario, pero podía divisar que habían llevado los mismos instrumentos de aquella sesión en el garaje. Era probable que no contaran con los recursos como para tener varias guitarras y bajos… y en un instante, recordó su privilegio como actor famoso y adinerado.

Si demostraban que valían la pena, Souji estaba dispuesto a comprarle los instrumentos que desearan.

“¡YOOOO!” Se escuchó una voz estruendosa en medio del bar. Era el pelirrojo de la banda, uno de los guitarristas. “¡NUNCA SÉ CÓMO PRESENTARNOS PORQUE NO TENEMOS NOMBRE PERO YA NOS CONOCEN! ¡SOMOS LA BANDA SIN NOMBRE!”
“¡SÍÍÍ!” Gritó gran parte del público, emocionado. A Souji le sorprendió: parecía que tenían fans.

De ser así, Oikawa era un exagerado. Recordaba que en el mensaje que le había mandado, había llorado porque nadie los iba a ver. Pero ahí, en ese bar que había visto tiempos mejores, alrededor de 60 personas estaban entusiasmadas por verlos tocar y cantar.

“Prometemos que pronto encontraremos uno,” mencionó el bajista. A Souji le costó reconocerlo: era el chico tímido que lo había saludado un poco emocionado en el ensayo. Allí, en el escenario, se veía mucho más seguro de sí mismo. Souji estaba seguro de que el maquillaje y la ropa ayudaban mucho a darle esa confianza.

De alguna forma, todos deslumbraban a su manera. Y los conectaba aquel desorden que vio en el garaje: esa falta de prolijidad que les daba un carisma único.

“Arrancaremos con una que ya conocen muy bien. ¡Prepárense!” Anunció el baterista.
“¡Porque los vamos a llevar al cielo!” gritó Oikawa… y el público explotó en júbilo.

El baterista pifió y el punteo de la guitarra de Oikawa invadió el local. De inmediato, el pelirrojo se puso a cantar y, poco a poco, se le unieron la batería, el bajo y, al final, los efectos del teclado.

Some paradise tonight
Kaki midasu kono yoru ga atokata mo naku kimi ni karamase
Kogedzuku ai wo sono mune de uke tomete amasu koto naku
Nani mo ka mo nomi hoshitekure


Souji volvió a sentir pura intriga. No sabía que se turnaban el puesto de vocalista: había jurado que Oikawa era el único que cantaba, pero estaba muy equivocado.

“¡OH, YEAH!” Gritó el pelirrojo, empilando aún más al público.

El desastre encontraba sentido en ese escenario: no había un orden específico de entrada de instrumentos. A veces la guitarra y la batería sonaban junto con la voz del vocalista. A veces era su voz, el bajo y la batería, con algunos punteos de la guitarra del pelirrojo o de la de Oikawa. El teclado también aparecía en momentos puntuales.

Lo más sorprendente fueron las armonías: el bajista le hizo un par de acompañamientos al pelirrojo antes del coro.

Y en ese momento… el público formó parte de la canción.

(I want heaven) Ugokidasu I’m going down
(Gimme heaven) Kawasenai de kami wo hodo ite
(I want heaven) Mune wo sasu your precious sound
(Gimme in heaven) Kono ai ni mi wo nage dashitekure


El pelirrojo giró el micrófono hacia la gente para que cantaran las partes iniciales de cada verso. El coro de esa canción estaba compuesto por las voces de toda la banda y del público.

Era increíble.

Y… se ponía mejor.

El vocalista se acercó al bajista, quien comenzó a cantar el inicio de la siguiente estrofa.

Itsu datte koi wa ki magure ni hajimaru mono sa
Sou wake nante ato kara kanarazu kangaetoku kara


Si mal no recordaba, eran hermanos. Sus ojos grises habían sido la única confirmación de ello, porque en el ensayo parecían personas opuestas: desde sus atuendos hasta sus actitudes. Pero en el escenario, sus voces se unían en una cacofonía melódica de sonidos: armonizaban, se contestaban entre ellos y hasta invitaban al resto de la banda a cantar algunas de aquellas respuestas.

El segundo coro llegó y la gente del público explotaba en alegría, saltando al ritmo de la música. Emocionados, gritaban las partes iniciales de los versos con más intensidad, hasta que llegó a su fin y dieron inicio al puente.

La banda y el público cantaron un par de cosas hasta callarse por completo. Dejaron que el solo de la guitarra del pelirrojo se luzca al lado de la rítmica batería que, al final de aquel segmento, se calló por unos instantes para dejar que la guitarra de Oikawa acompañara a los hermanos una vez más.

Al final, el útimo coro dio inicio y Souji y Wriothesley sentían que el bar estaba a punto de explotar.

(I want heaven) Soko no nai I’m going down
(Gimme heaven) Kazaranai de kasoku wo daite
(I want heaven) Owaranai your precious sound
(Gimme in heaven)
(I want heaven) I want heaven!
(Gimme in heaven)
(I want heaven) Nothing but heaven
(Gimme in heaven) Kono ai ni mi wo nage dashitekure!


Con la nota final del teclado y la guitarra de Oikawa, el público gritó muy feliz al final de la canción. Souji, anonadado, atinó a aplaudir sin despegar la mirada de aquel pelirrojo de sonrisa carismática.

Esa banda necesitaba un mánager, un trato con una disquera y un single.

En medio de la bulla de la gente y de la voz rasposa del vocalista principal de la canción, Souji escuchó de nuevo a su guardaespaldas y amigo.

“¿Cuándo traes a tus contactos? Estos chicos los necesitan.”
“Tienes razón.” Souji ni se giró a observarlo.
“¡Y ESOS FUERON LOS HERMANOS MINAZUKI!” Los presentó Oikawa. “¡Sho-chan y Ken-chan son un dúo dinámico!”
“Revivieron este bar en cuestión de minutos,” comentó Kaworu.
“Nosotros también, Nagisa,” dijo Eren.
“Bueno, bueno. ¡Mucho blablablá y poca música! Ahora los dejo en manos de Oikawa,” comentó el pelirrojo. ¿Ken? ¿Sho? Souji se maldecía por no recordar sus nombres de aquella vez en el ensayo. “Pero les prometo que Ken regresará pronto. Sé que muchos vienen sólo por él.”

El público gritó ante aquellas palabras de Sho.

Souji sonrió, aliviado por al fin saber su nombre. Pero le intrigó ver a una persona en el público de cabellos bicolores que se retiró del lugar con el ceño fruncido.

¿Quién en su sano juicio no disfrutaría de semejante espectáculo?

Bueno, la vida estaba llena de gente amargada.

Felizmente, él no formaba parte de ese grupo.

« Last Edit: July 31, 2024, 10:57:00 PM by Eureka »


Kana

Re: Act 1: Overture
« Reply #113: August 10, 2024, 06:01:52 PM »
En tiempo pasado

La suave lluvia de verano armonizaba las calles rojas de Gion, humedeciéndolas y dándole unos toques mayormente místicos, iluminada tenuemente con sus clásicos faroles de luces rojas.

No llevó paraguas, casi nunca lo hacía. Estaba seguro que su larga cabellera lisa y bicolor cayendo humedecida por los costados de sus hombros lo hacían ver sensual y enigmático para las mujeres. 
Esperaba que se hiciera la hora para poder entran en una tradicional casa de Okiya donde una de las “artistas” tenía su acto de canto a cierta hora de la noche. Mientras tanto, se cubría de la lluvia en la puerta de un Seven Eleven, fumando algo de tabaco a pesar de la mirada de rechazo, pero asustadiza de uno de los empleados del minimarket.
Nunca nadie se atrevía a decirle nada.

Cuando notó que los Yakuza y los ejecutivos de empresas a esa hora de la noche se dirían a la Okiya, el joven los siguió tranquilamente como uno más del montón. Los Yakuza lo conocían porque a veces trabajaba para ellos y los empresarios era la misma mafia, pero con camisa y corbata.

No le preguntaron la edad ni nada en la entrada, suerte, porque en ese entonces era menor de edad, pero siempre se podía colar con los Yakuza como uno más. ¿A qué imbécil se le ocurriría detener a un Yakuza en la puerta de un Okiya para preguntarle la edad?

Como tantas otras veces, entró allí. Por supuesto, el recibimiento por parte de los empleados y las Oiran no era el mismo que la camarería que tenía con los Yakuzas. Ellas y ellos, los dependientes del Okiya, sabían que era una sabandija menor de edad que no pagaba y que sólo se aprovechaba de su situación. En cualquier momento, les traería problemas.

Pero nunca lo iban a denunciar a la policía por estar visitando sitios para adultos, ¿Por qué? Muy simple.

“Ho~la~” Saludó canturreando sugerente con una media sonrisa a un par de jóvenes que esperaban a la artista principal. Los dos eran los músicos de la artista, los dos eran menor de edad y sería una lástima que la autoridad se enterara de que la celebridad principal de esa Okiya explotara a menores de edad. Por eso los tenía en contra la espada de la pared ¨si me voy, no me voy solo¨

Por supuesto, ninguno de los dos lo saludó. Lo veían como una cucaracha.

Que ganas de darles su merecido allí mismo. Pero no estaba para pendejadas.

Entraron, las cortinas noren se fueron abriendo, así mismo las puertas shoji y en poco los contertulios y demás clientes se fueron ubicando rodeando el escenario ficticio.
Los dos músicos de hace un momento también aparecieron allí, los dos con sus shamisen y afinando sus cuerdas para no desentonar. Ellos eran los músicos de Umeko.

Umeko es una mujer hermosa, de facciones gatunas, carácter firme, conocida como el “Gorrión de Gion” por su voz hipnótica e intensa. Su tradicional acto era tan perfecto que no por nada era costosamente caro acceder a sus presentaciones las cuales, como era de esperar, sólo las presentaba en Japón, pero mayormente en Kyoto y en especial en Gion. Las malas lenguas decían que Umeko-dono no le gustaba salir de Gion porque en realidad era una Oiran.

Vestida con un kimono excesivamente caro, maquillada como geisha y como la estrella que era, salió recibida entre elogios y exclamaciones. Empezó a cantar, sí, efectivamente era como un gorrión, y los dos muchachos que la acompañaban tocaban el shimasen.

Todos estaban atónitos en el canto de la mujer. El joven, en cambio, estaba más interesado en el sake que iban sirviendo. Al terminar de cantar todo su repertorio, que, increíblemente, dejaba tanto a cantante, músicos y oyentes, cansados y extasiados, los presentes se aventuraban a acercarse a Umeko-dono con la intención de tan siquiera recibir una mirada de la egocéntrica mujer.

La manada de hombres se levantó, desesperados tras ella. El joven, permaneció echado sobre el tatami, jugando con su vaso de sake meneando el líquido en su interior, despreocupado de tener la yukata media abierta mostrando indecorosamente el pecho y su mafioso tatuaje.

La sala quedó en solitario a no ser por él, el par de músicos y unos tres cuarentones que se quedaron comentando entre ellos el espectáculo.

“Oye. ¿Hasta cuando me vas a ignorar?” jugó un poco más con su sake. “Cada semana tengo que pagar tanto dinero para poder conversar contigo”
“Lárgate, sin vergüenza. Entras gratis porque te inmiscuyes con esos mafiosos” dijo el otro músico.
“No te hablo a ti, basura.”
“¿Cómo te atre--?” casi se atreve a reaccionar, pero recordó que era uno de los músicos de Umeko-dono y ellos no podían hablar ni nada.
“Hey, Umeko-dono necesita que la abaniques.” Llamó el dueño del local al músico que estaba en disputa con el mafioso.
“…” no le quedó de otra que salir de allí.
“Por fin solos.” Se arrastró un poco en el tatami para quedar más cerca del músico que sí le interesaba. En definitiva, era una especie de copia de Umeko, se parecía mucho físicamente, pero en varón. ¿Su voz? No le importaba. A Ran le interesaba otra cosa. “Escapa conmigo. Nuestra banda musical será magnífica”
“…” Deseaba alejarse de ése charlatán, pero todavía no lo llamaban adentro, y si no tenía la orden no podía hacer mucho. Era tan pegajoso y molesto que le nacían las ganas de enterrarle su shamisen en la cabeza.
“Si no vienes conmigo de forma voluntaria, tendré que llevarte a la fuerza.”

Ran Haitani tenía planeado hacer una banda musical y largarse de Kyoto apenas pudiera y pensaba que Seishu Inui, con un poco de modales y manejo, podría ser uno de sus músicos estrellas.
Cualquiera pensaría que iba cada semana al espectáculo de Umeko-dono por ella, pero, ¿para qué quería Ran una cuarentona en su banda? La mujer parecía de veinte y era regía, pero, seguro a su edad, tenía sus mañas de vieja. Además, una que otra vez la mujer y él tuvieron desacuerdo. Básicamente porque Ran no le pasó un vaso de agua inmediatamente y Umeko lo trató de escoria. A Ran le daba lo mismo ella, estaba seguro que era una Oiran y se hacía la dama, pero no iba a caer en esos chismes. A él le importaba su anónimo hijo.

“¿Quieres vivir toda la vida en la falda de tu madre? ¿Siendo su sombra?”
“…”
“Ni siquiera les permite hablar en público porque su voz es la única que se puede escuchar.”

Y ni siquiera lo reconocía en sociedad como hijo. La mayoría pensaba que era un familiar menor, porque el parecido era innegable, pero Umeko jamás admitiría públicamente que era madre. La hacía ver menos joven.

El músico finalmente fue llamado por el asistente de Umeko-dono y pudo entrar a la sala exclusiva donde la mujer estaba.

“Volveré la próxima semana…” le dijo al músico antes que se fuera.

La próxima semana. Ya no estaba. Al parecer, lo que le dijo a Seishu le hizo eco y abandonó a su madre, ¡Pero no se fue con él! Increíblemente, un par de animalejos lo estuvieron tentando al mismo tiempo que él y se fue con ellos.

Ah, sí. Lo metieron como guitarrista a una banda llamada “Lost Heaven” ¡Qué perdida de talento! Ran veía mejor potencial en Seishu que un simple guitarrista de una banda, a su gusto, regular. Con su conocimiento en los instrumentos de cuerda tradicionales, podían crear un nuevo estilo totalmente hipnótico entre lo tradicional y el rock y, ¿por qué no? Algo de eroguro.

Ran no se rendía, fue a escuchar a “Lost Heaven” en una de sus tocatas. No pudo negarlo “tienen talento” y eran jodidamente buenos, tanto así que se le quedaron sus canciones en la cabeza y aunque dijera lo contrario, le gustaba la música. Tenían su estilo y cada integrante tenía lo suyo.

Pero Seishu no parecía muy cómodo con ellos. Seguramente porque ellos ya eran amigos de antes, y porque el que lo convenció, el tal Draken, parecía ser del tipo de gente casi esclava de Mikey (otro de los integrantes) así que no rebatía nada de lo que proponía Mikey y a Ran le daba la impresión de que a Mikey no le gustaba Seishu.

“¿Será por sus orígenes? Lo dudo, nadie lo conoce como yo.”

Un día Ran estaba en la estación de metros de Tokyo y para su sorpresa vio que Seishu estaba allí también, esperando en la zona de los Shinkansen.

¿Saldría de Tokyo? No se iba a quedar con la duda. Se acercó a él y le incomodó cuando le susurró a su oído.
 “Hola, Seishu.” Casi se gana un puñetazo y por poco termina en las vías del tren. “Woh, que sensible.”
“...” casi confunde a Haitani con un ladrón
“¿Vas a Kyoto a visitar a mami?”
“…”
“Oh, no… Espera… No es una simple visita… Vas de regreso con tu mamá.”
“No te importa”
“Qué lindo escuchar que dices más de dos frases” un momento. “¿Por qué te vas con tu mamá? Pensé que esa banda de mierda iba bien.”
“No era lo mío, supongo…” suspiró. “Umeko-dono me indicó que volviera a su espectáculo.” Por supuesto, con toda la humillación y reproche que significaba volver con su narcisa madre. Ya imaginaba su rechazo, burla y desaprobación, ¨te dije que te mantuvieras en las sombras. Te lo advertí¨ fue lo que le dijo por teléfono en esa mañana. Y, sí, Seishu era el más idiota de todos porque seguía preguntándole a su mamá que hacer con su vida. Quizá era masoquista.
“No vuelvas con ella.” Encendió un cigarrillo.
“…” El rubio estaba incómodo, porque el guardia los miró con desaprobación por el acto ilegal de Ran.
“Ni vuelvas con los afeminados de Lost Heaven. Ven conmigo. Yo sí valoro lo que eres, sé lo que te puede gustar, te conozco bien.”
“Apenas hemos cruzado palabra en la vida…”
“Pero he visto cada uno de tus actos.”
“Los de Umeko…”
“Umeko sin el shimasen no es Umeko.” Alzó las cejas. “Apuesto que debe estar histérica porque se quedó con ese musiquito perdedor y su estrella anda en Tokyo”
“Tengo que volver a Kyoto.”
“Bueno, haz lo que quieras. Pero cuando seas un viejo destrozado y sin nombre porque viviste toda la vida con la cabeza baja escuchando a tu madre, pensarás en este momento y te arrepentirás de no haber tomado las oportunidades que te dio la vida.” Lanzó el cigarrillo a las vías del tren, se acomodó la larga cabellera y se fue.


“No te vas a arrepentir.” Ran abrió la puerta de su departamento invitándolo a su interior. “Puedes dejar tus cosas allí”
“Esto es… una jodida mierda.” Estuvo a punto de colgar el estuche de su shimasen en lo que se suponía debía ser un recibidor decente, pero todo era un desastre visual.
“Oye, qué vocabulario.” Bueno, venía de Gion, no era algo anormal que usara palabras así. “¿Te gusta?”
“No hay nada.”
“Oh, sí… Los muebles…” dejo caer su cabeza hacia un costado, pensativo y con un gesto inocente. Sí, era un bonito departamento, pero no tenía ni un solo mueble salvo el refrigerador y su cama en su habitación. “Compré el departamento, pero no me alcanzó para los muebles.”
Lo más sospechoso era, ¿cómo pudo a su edad comprar un departamento en el centro de Tokyo? No era un sitio grande, pero hasta el más miserable espacio pequeño en Tokyo salía un ojo de la cara y Ran tenía su propio departamento. Claro, sin muebles ni nada.
“Puedes dormir en ese rincón…”
“No dormiré en el piso como un perro…” se aferró al cinto de su estuche, indignado.
“Que coqueto♡ Dormirás conmigo en mi cama~ Podemos hacer cucharita y así capeamos el frío. Pero en verano esto es un infierno así que creo que sí te tocará dormir en el suelo.”
“…” Seishu pensó que la mejor opción no fue ni Lost Heaven ni escoger a Ran Haitani, la mejor opción habría sido lanzarse a las vías del tren.
“Esto será temporal. Después nos iremos a 
Eastwood, ese será nuestro objetivo. Deja tus cosas, vamos a Shinjuku para cenar.”




« Last Edit: September 21, 2024, 08:29:29 PM by Kana »


Kana

Re: Act 1: Overture
« Reply #114: August 14, 2024, 08:30:19 PM »
Backstory
—La china loca

“Yo no pedí esto” los ojos violáceos se entrecerraron, sus largas pestañas plateadas cubrieron sus orbes, consagrando una expresión de frío reproche.
“…” Los otros jóvenes presentes quedaron expectante, porque estaban más bien acostumbrados a otro tipo de reacción de su parte. Todo estaba demasiado tranquilo para ser real.
“…” apretó la botella en su mano, los anillos en sus dedos hicieron un entretenido chasquido al chocar contra el vidrio de la transparente botella.
“…” Sí, definitivamente esa tranquilidad era pasajera.
“¡ODIO el agua con gas! Pedí agua mineral natural de las montañas, ¡No esta basura económica!” les lanzó la botella con verdaderas intenciones de estrellarla a la cara de quien le cayera. “No voy a hacer nada hasta que me traigan lo que pedí.”
Había sido Yamato Endo el desafortunado que ¨agarró la botella¨ que voló por los aires, por suerte, justo a tiempo antes de que impactara en su rostro. Los otros volvieron a mirar a quien caminaba de un lado para otro, enojado.
“Sanzu… Ya te van a traer otra agua… Sólo canta, tenemos que ensayar.” Pidió Yamato, el pelinegro era el que tenía más paciencia allí.
“No.” Se cruzó de brazos. “Mi voz es asquerosa… Si no bebo agua decente se pone peor. Acepté estar en esta puta banda tristona sólo porque estaba aburrido, pero ni me gusta cantar. Menos en estas condiciones tan deplorables.”
“La china loca…” Ran giró los ojos, cansándose de Sanzu. Ran Haitani había sido el de la idea de meterlo al grupo, pero ahora tenía unas intensas ganas de cometer un crimen de odio.
“¡Que no soy de china!” le lanzó un golpe, pues lo tenía cerca suyo. Ese maldito sujeto ya de hace un tiempo le decía así sólo porque estuvo un par de años viviendo en China cuando su padre lo mandó a estudiar en el conservatorio musical de dicho país.
“¿Qué hacemos?” Yamato miró a Ran, quien sólo se alzó de hombros. Luego miró a Chika Takiishi, el pelirojo simplemente lo ignoró. Terminó por pedirle ayuda a Inui, pero el rubio prefirió quedarse en el rincón de la sala, alejado del bullicio. Evidentemente, se perturbaba cuando a Sanzu le daban sus arrebatos. “Haz algo, Haitani, es tu responsabilidad.”
“Hm…” despreocupado, jugó con su cabello y viendo que todos ahora lo miraban con odio se convenció de quitarse la pereza de encima y salir a comprar.

Así eran todos los días que se juntaban a ensayar. La actitud de Diva de Sanzu estaba colmando la paciencia de todos, pero lo soportaban porque a la banda le iba muy bien y a la gente le gustaba escucharlos. Sacar a Sanzu a esas alturas traería declive de seguidores y no estaban en posición para que eso pasara, menor ahora que estaban compitiendo en popularidad con los de Lost Heaven.

Mientras Sanzu se lanzó sobre el sillón y se puso a escuchar música con audífonos puestos, Chika y Yamato repasaron el tema con sus instrumentos. Después de que Haitani se llevó a Inui de Lost Heaven, también se llevó a Chika y Yamato de otra banda llamada Irashire. Chika y Yamato eran amigos de infancia y pese a que Chika parecía que iba a matar en cualquier momento a Yamato, ellos dos eran muy unidos.

Inui quería salir de allí, pero estaba lejos de la puerta y sabía que si caminaba entre ellos le iban a pedir que fuera a comprar cualquier porquería.

De nuevo se preguntaba si haber aceptado la oferta de Ran Haitani fue lo correcto. Definitivamente, la decisión de salirse de Lost Heaven cuando todavía no era una banda popular fue la mejor opción porque no encajaba allí y su relación con uno de sus miembros, Manjiro, era demasiado tensa. Unilateral, ya que Inui no se enfrascaba en problemas con él, pero a Manjiro no le caía bien por algún motivo, tal vez Manjiro pensaba que le iba a quitar a su amigo Draken porque Inui se llevaba muy bien con Draken.

Pero, EroGion era mucho más estresante que Lost Heaven. Lo ¨peor” es que a la banda le estaba yendo bien y era difícil dejarla a ese punto. Además, por el momento volver a las calles rojas de Gion en Kyoto no era una opción. Umeko ya lo había reemplazado en el shimasen.

Ran Haitani volvió y le lanzó a Sanzu la maldita agua mineral sin gas producida en las montañas con un toque liguero a flor de cerezo. Después deu nos cuantos reclamos más por parte de Sanzu finalmente iniciaron el ensayo.

Todo bien con la música. Pese a que no congeniaban entre ellos como seres humanos, con la música les iba muy bien. Terminaron de tocar y cada quien se preparó para hacer lo que debía hacer el resto de la noche.

“Inui…” Haitani lo detuvo antes de que se fuera. “La señorita quiere vernos.”
“…” la expresión de Inui, pese a diferente, dejo notar su incomodidad.
“Ajá, ya sabía que ustedes sacaban dinero de mujeres mayores.” Sanzu les salió de la nada desde atrás, mirándolos con desprecio. “Se prostituyen”
“Shhh, vete a consumir drogas y déjanos en paz” Ran le dio un puntapié.
“Yo… No hago eso”
“…” Chika se le quedó mirando, sin expresión. Eso daba miedo.
“¡Que no hago esas cosas!” lo miró indignado.
“¿Entonces lo que dicen nuestros rivales es verdad? ¿EroGion creció en poco tiempo porque nos benefician gente adinerada?” Chika era de pocas palabras, pero lo que decía incomodaba mucho.
“Ay, los niños de hoy en día imaginan cada cosa” canturreó Ran. “Nosotros tenemos cosas que hacer. Ustedes vayan a misa, a la disco, no sé, piérdanse por allí y déjenos en paz.”
“Mañana Lost Heaven toca, tenemos que superar sus entradas porque nos presentamos a la misma hora. Ninguno haga nada estúpido.” Yamato apuntó a cada uno.
“Bien dicho.” Asintió Haitani. Del único que no se arrepentía de traerlo era al idiota de Yamato. Decía cosas cuerdas, a veces.
« Last Edit: September 21, 2024, 08:28:32 PM by Kana »


Kana

Re: Act 1: Overture
« Reply #115: August 24, 2024, 04:26:46 PM »
Sigo con estos fics tipo flash back

Backstory

“Lost Heaven o EroGion. Lost Heaven o EroGion” la joven miraba cada boleto respectivamente, llena de inseguridad e indecisión. Era fanática de las dos bandas en ascenso y si fuera por ella compraría boletos para asistir a ambas presentaciones, pero lamentablemente las dos bandas se presentaban el mismo día y en el mismo horario. Una en Shinjuku y otra en Harajuku. “Ahhhh” soltó un quejido lamentoso. ¿Por qué la vida de una adolescente tenía que ser tan difícil? La rubia ladeó el rostro a un lado, abrumada. “Alissa-chan, ¡Ayúdame con esto!” miró a la joven de cabellos azulinos platinados.
“Escoge cual te guste más, Misa.” Alissa no dejo la lectura de su libro de lado. Sabe que cuando acompaña a Misa a sus salidas de compra o cuando va a ver bandas tocar como la fangirl que era, eso llevaba tiempo. Por eso, mientras la chica se decidía por una cosa u otra, Alissa tenía todo el tiempo del mundo para leer o para divagar en sus propios pensamientos.
“Ese es el problema. ¡Me gustan las dos!” lloriqueó la rubia que lleva su cabello en dos coletas. “Por eso tienes que ayudarme a decidir, porque compraré entrada para las dos”
“E-Espera, no creo que pueda ir. Tenemos examen”
“Bah, no necesitas estudiar. Además, un poco de distracción te hará bien. ¿Lost Heaven o EroGion?” le volvió a insistir.
“…” Alissa no era muy aficionada a las bandas de chico en ascenso que se presentaban en las salas de eventos de aquellas calles donde el visual kei y el rock alternativo era lo máximo. “¿Cuáles te gustan más estéticamente?”
“Todos” asintió “Pero si tengo que escoger, me gusta mucho Ran de EroGion, y Draken y Baji de Lost Heaven.”
“Pues entonces que sea Lost Heaven. Así puedes mirar a dos chicos que te gustan”
“Buena idea.” Aplaudió, dando un salto emocionada. Miró a la cajera. “Dos entradas para Lost Heaven” puso los billetes sobre el mostrados y en poco la adolescente que vendía las entradas le dio un par a Misa.


Alissa subia las escaleras detrás de Misa. Llegaron hasta el segundo nivel del edificio donde abajo se encuentran muchas tiendas de ropa y accesorio de Harajuku. Era típico que los segundos pisos los usaran para cafeterías con temáticas o negocios de comida donde montaban un escenario para que las bandas principiantes se presentaran.

“Por favor, nada de cámaras ni teléfonos. No están permitidas las fotografías” una joven de cabello morado apareció apenas pasaron el último escalón, ella llevaba un letrero con una gran equis en el dibujo de una cámara. “A los artistas no les ayuda si los graban. Deben comprar sus productos”
“Sí, sí.” Misa le meneó una mano en el aire espantándola como mosca. Tomó la mano de Alissa y le susurró. “Nadie conoce mi técnica de paparazzi incógnita.”
“Si te echan yo me voy a hacer la loca. No quiero que me vean como criminal.”
“Ay, Alissa-chan, eres tan correcta y aburrida, un día vas a morir aplastada bajo una pila de libros y te lamentaras no vivir la vida al límite”
“…”
“¡Llegamos justo a tiempo!” Misa sacó un lightstick y empezó a gritar como fangirl, corriendo al borde del escenario para quedar cerca de sus ídolos.
Alissa sólo se quedó parada atrás, a lo lejos, cerca de los puestos de comida. Le dio vergüenza quedarse parada sola allí así que fingió que iba sólo a comprar, pidió un kakigori de té verde y una botella de ayuda, luego se sentó en una mesa. Misa se volteaba cada cierto tiempo y se hacían señas mutuamente. La rubia la instaba a ir hasta adelante, pero Alissa le negaba con un gesto de mano.

En el escenario, comenzó a aparecer la banda que tanto amaba Misa, Lost Heaven. El primero en salir fue uno de los líderes, el bajista, era un chico rubio de porte un tanto bajo, su traje era negro con bordes dorados, luego le siguió un tipo muy alto con un tatuaje en la sien, él se sentó en el sitio del baterista. Alissa pensó que quizá era un criminal, pero dedujo que un criminal no estaría tocando en una banda, ¿o si? Después aparecieron los otros dos faltantes juntos, un chico de cabellera larga y negra, tan oscura como la noche, estaba vestido de negro con una chaqueta roja, se notaba que tenía calor pues septiembre en Tokyo es demasiado caluroso para ir vestido así, el otro era un joven de cabellera bicolor entre negro y rubio, él llevaba muy bien el estilo de Harajuku. Los dos tenían mucha sincronía entre ellos, cruzaban miradas sin necesidad de hablarse para saber lo que el otro estaba diciendo en su mente.

Según le contó Misa, había un quinto miembro que tocaba la guitarra, pero se había ido a EroGion por algunas diferencias con uno de los integrantes, por eso Lost Heaven ahora sólo contaba con cuatro integrantes. Aún así, se las arreglaban muy bien para tocar.
La voz del de cabello negro era muy envolvente y melancólica, de aquellas que te invitan a cerrar los ojos e imaginar lo que canta, era hipnótico. ¿Ese era Baji? Algo así le explicó Misa.
En ese punto, Misa parecía una enajenada gritando como loca el nombre de Baji y Draken, así que Alissa no se atrevía a ir a preguntarle nada porque le daba un poco de vergüenza que la vincularan a aquella eufórica fangirl.
Bueno, Draken era el de la batería, parecía enojado todo el momento, pero más bien estaba concentrado en lo que tocaba. Por lo que pudo escuchar de un par de chica delante de ella (que ya en la cuarta canción se había llenado de gente hasta el borde a lo lejos donde estaba Alissa) el de cabello bicolor era Kazutora y tenía un grupo increíble de fangirls pidiendo su atención y el otro era Manjiro Sano quien también parecía tener mucho arrastre con las chicas.

“¿Deseas comprar una imagen de alguno de los integrantes?” apareció de improvisto una joven, que seguramente era parte del staff de ese grupo.
“No, gracias…” Alissa la despidió con cortesía.

Como ya había mucha gente, sobre todo muchas chicas gritando, la joven prefirió botar lo que quedaba de su kakigori y llevarse la botella de agua con ella, abrió una puerta y salió por una escalera de emergencia y bajó al primer nivel. Necesitaba un poco de paz.

“…” quizá quedar en medio de un callejón trasero, cerca de la basura, no era la mejor opción de paz, pero era mejor que estar en medio de tanta gente gritando.

Fue en eso cuando alguien más tuvo su misma idea. Esa persona bajo por la misma escalera que usó Alissa y llegó al mismo punto. Se quitó la chaqueta roja, exhausto y muy acalorado por el verano de Tokyo, se levantó la sudadera negra sin mangas para que entrada un poco de aire en su abdomen y luego vertió el contenido de una botella de agua sobre su cabeza.

Alissa se quedó estática y en silencio observando sin palabras a ese joven. Era el pelinegro vocalista de Lost Heaven, Keisuke Baji. Su cabello oscuro ahora mojado caía como cascada brillante sobre sus hombros, su mentón elevado al cielo y su frente empapada por el agua, con su sudadera mojada, era una visión bastante seductora.

¿Qué le pasaba? Era primera vez que la aburrida y parca joven se quedaba en shock por algo tan mundano y trivial.
El joven mantenía sus ojos cerrados, probablemente su mente estaba lejos del estrés de ese lugar. Soltó un suspiro, hastiado y luego se dio cuenta que no estaba solo allí.

“¿Te gusta lo que ves?”  coqueto, impactó a la joven.
“…” La chica sintió como las mejillas se le prendieron en rumor, miró hacia otro lado, avergonzada. “Esa era mi botella de agua”
“…” el pelinegro alzó una ceja, serio. Miro a la chica, luego a la botella y luego a la chica. Claro, ¿cómo iba a estar una botella de agua de la nada lista para él? Ahora, el avergonzado era él. “Ah… No sabía.”
“No importa.” Hizo un gesto, ansiosa, con intención de retirarse. “Permiso.”
“Espera. Te voy a comprar una botella de agua. Vamos a un negocio que está por aquí”
“No hace falta. Además, tienes que volver con tu grupo.”
“…” Se tomó el cabello en una cola alta, colgó su chaqueta roja en su hombro y metió la mano libre dentro del bolsillo de su pantalón. “Pueden arreglárselas sin mí. Sígueme.”
“Estás mojado.”
“El sol de verano me secará en minutos. Vamos.”



« Last Edit: September 11, 2024, 08:46:03 PM by Kana »


Kana

Re: Act 1: Overture
« Reply #116: August 25, 2024, 09:24:31 PM »
Este viene siendo la continuación del fic compartido que hicimos con Eureka
*Después se agregarán los iconos :3


“No es tan difícil si lo haces de este modo, ¿cierto?” Hua Cheng anotó unos cálculos más en el cuaderno y esperó que el pelirrojo pudiera procesar el ejercicio. “A veces cambias los signos positivos por los negativos, por eso el resultado en teoría es correcto pero el símbolo te estropea todo.”
“Ya lo capto un poco mejor.” Hyoma asintió, aunque dudoso, porque algo entendió, pero estaba seguro de que seguiría cometiendo el mismo tonto y burdo error.
“Tienes que tenerte confianza.” Le revolvió un poco el cabello. Luego miró a otro joven que estaba sentado más allá, tragándose una bolsa de papas fritas. “Hey, Sakura, deberías estudiar un poco con Hyoma. Te vendría bien.”
“…” le tiró una papa.

Hyoma y Sakura eran de los más jóvenes de MoonLight por lo que a veces les tocaba repasar estudios en los ensayos. Bueno, Hyoma se esforzaba por resultar bien en sus calificaciones y era el orgullo de los demás, Sakura… Sakura le ponía empeño. Eran buenos chicos.

“Quizá Sakura-kun quiere que yo le enseñe.” Amemura se sentó al lado de Sakura, demasiado cerca para incomodarlo y ponerlo nervioso. El pelirrosa sonrió victorioso, por más que Sakura intentara lucir rudo y estoico, era fácil de perturbar.
“NNo. Gracias. Aléjate de mí” Pero Amemura no sólo apareció a su lado para perturbarlo. “Oye, ¡devuélveme mis papas!” el pelirrosa aprovechó el descuido de Sakura al bajar la guardia para efectuar el robo de la bolsa de papas fritas.
“…” Hyoma los miró a lo lejos juzgándolos en silencio. Por suerte en MoonLight existía Hua Cheng quien daba equilibrio entre todos y era la única figura que respetaba. Porque aparte de Ramuda Amemura y Haruka Sakura, ambos demasiado inmaduros según su opinión, faltaban otros dos que eran igual de especiales. Por ello, el pelirrojo prefería estar cerca de Hua Cheng, por salud mental.

Hablando de los otros dos faltantes…
La puerta se abrió de una patada y entró un joven de cabello largo de color amarillo y negro, se cubría el rostro con su gorra negra para no encontrarse con gente conocida por el camino, usaba una chaqueta de cuero y en su outfit no podía faltar el animalprint de rayas. En su mano traía un pack de cervezas Asahi, las tiró sobre la mesa de centro, se lanzó al sofá y abrió una lata de la cual bebió.

“…” los otros cuatros lo miraron sin decir nada.

MoonLight era una banda con mixtura de personalidades, todos sus miembros eran muy distintos entre sí, de distintas edades, características y distintos gustos, y la multiflora de variedad había hecho que MoonLight fuera tan maravillosa y exitosa porque, pese a que eran muy distinto los unos de los otros, todos hablaban un lenguaje en común cuando hacían música. Hua Cheng era el cable a tierra para todos y pese a que Gojo era el líder parecía que todos lo respetaban más a él que al peliblanco, Hyoma era reservado y quitado de bulla pero muy comprometido con la banda, Sakura era Sakura (?), Ramuda era el idol por excelencia que atraía masas, Gojo era el líder célebre que brilla donde quiera que vaya y las fangirl morían por él. Kazutora era, por así llamarlo, algo místico.

De todos, si se podían agrupar, era de la siguiente forma:
Caos: Gojo, Sakura, Ramuda
Serenidad: Hua Cheng, Hyoma
“Géminis”: Kazutora

¿Por qué lo categorizaban como Géminis? Porque unos días podía ser parte del Caos y otros días podía ser parte de la Serenidad. Como también había días más intensos donde era neutral y estaba en su propio mundo. Generalmente, ya en esta etapa adulta los días de Kazutora sólo “eran días” así que pasaba más bien neutral enfocado en su propio nihilismo personal así que no era tan caótico como Sakura, Gojo o Ramuda. Hua Cheng lo había conocido mucho antes que todos y sabía que perfectamente el Kazutora del pasado encajaría en el caos, pero el de hoy en día estaba algo apagado, por así decirlo.
Los demás lo quedaron mirando en silencio para analizar en cuál de sus estados estaba.
Pero la estrella faltante se hizo presente y no les dejo tiempo de analizar la situación.

“¿Qué pasa, tigrito? ¿Por qué esa cara?” Gojo, como era de esperar, apareció de la nada para joderlo, dejando atónitos a todos por su inesperada aparición. Se asomó desde atrás del sillón y apoyó cada yema de sus dedos índices en las comisuras de los labios de Kazutora para armarle a la fuerza una sonrisa. "Así está mejor"
“Sale, mierda.” Le dio un manotazo apartándolo. “Déjame tranquilo”
“Uy, no estás de humor hoy. ¿Pasó algo?” con la tranquilidad que le caracterizaba y con aquella desesperante forma de ser, rodeó el sofa y se sentó al lado de Kazutora sin miedo alguno. Sacó una lata de cerveza sin permiso, era el líder, ¿Por qué le iba a pedir permiso al pelmazo de Kazutora? Pero sólo se limitó a leer los detalles de lata, no era momento para ponerse a beber.
“¿Por qué ese viejo sarnoso permite que ese grupo de mierda sin nombre toque en su bar? Yo digo que vayamos a apedrear su negocio y quememos el local con él adentro en represaría por permitir que esa mugre toque”
“Dios, Kazu. Tranquilo. Eso suena muy mafioso de tu parte. Ni Kim Jong-un guarda tanta rabia en su interior. Te vas a convertir en un Yōkai si sigues así de rabioso. Ese ¨viejo¨ no es tan ruin, nos facilita este camerino sólo a nosotros. Además, si quemas el bar de Toji, ¿cómo le dará de comer a sus hijitos?”
“Sólo uno es su hijo, y te ve, esquizofrénicamente, a ti como una figura paterna por sobre ese viejo” hizo una mueca de desagrado. ¿Quién en su sano juicio podría tomar a Gojo como imagen paterna? Seguramente alguien muy traumado “Bueno, quizá al pestañitas y a la chica los podemos sacar del incendio, pero al pendejo de cabello rosa hay que quemarlo junto con el viejo”
“Pobrecito Itadori, ¿Qué te hizo? Sé que es algo tonto, pero no es malo”
“Yo lo vi muy feliz animando al grupo de los idiotas.”
“Itadori es bueno con todo el mundo. Cuando tocamos también nos anima y compra mechardising de nosotros. Hasta tiene una fotografía tuya con él pegada en su cuarto”
“…” se quedó en silencio unos segundos. “¿Cuándo pasó eso? No recuerdo tomarme una fotografía con él…Ni con nadie.”
“Bueno… Yo la saqué de improvisto, después lo empujaste suavemente porque estaba cerca de ti. En fin, ni te diste cuenta así que no puedes cobrar por la mercadería.”
“¿Vendes mi imagen sin mi consentimiento?” apretó la lata de cerveza. “Voy a quebrarte el cuello y—“
“Sí, sí. Usarás mi piel como alfombra para limpiar la mugre de la suela de tus zapatos porque no soy digno de convertirme en tu bufanda. Está bien, pero hazlo después de nuestra presentación.”
“¿Presentación?” Hua Cheng no pudo evitar meterse en la conversación. Se sentó también en el sofá, quedando Kazutora al medio de los dos. Por algo se sentó allí. “¿No que hoy sólo veníamos a pasar el rato?
“Jaja, cambio de planes” Gojo le hizo un gesto con sus dedos. “Le acabo de decir a Toji que tocaremos justo ahora. No podemos dejar que el público, nuestro público, se quede eufórico con la música de ¨La banda sin nombre¨. Toda la energía y amor del público debe volver a ser canalizada para nosotros.”
“No voy a presentarme después de la banda de enfermos” Kazutora iba a lanzarle un puñetazo en la mejilla de Gojo, pero, sabiamente, Hua Cheng se había sentado a su lado justo para agarrarlo y evitar lesiones innecesarias. Aunque Gojo se podía defender solo y el hecho que coordinara tocar sin consultarle estaba tentándolo de soltar a la bestia para que se le lanzara encima.
“Sé que puede tocar la fibra sensible de alg---“ Justo, Gojo acababa de esquivar un cuaderno volador que le lanzó Sakura. Hyoma miró molesto a Sakura por tomar sus cosas y destruirlas. “Tranquilo, gatito. Todo esto es por un buen propósito para todos ustedes.”
“¡No me llames así! ¡No somos tus animales!” Gojo le tildaba de esa manera haciendo énfasis en la heterocromia de Sakura.
"A mi si me gusta la idea de tocar ahora" Ramuda no tenía inconvenientes con ello. O, más bien, apoyaba a Gojo para joder al resto. La maldad viene en envase pequeño, dicen. 
“Chigiri, ve a preparar tu guitarra y me ayudarías mucho si revisas los instrumentos de los demás. Yo tengo que quedarme a convencerlos y después a arreglarme porque, como soy el más bello de aquí, mi presentación personal siempre debe ser la mejor.” le habló Gojo al pelirrojo que se mantenía apartado.
"Okey"
“No voy a tocar. Arréglatelas solo con la guitarra de Chigiri.” Kazutora se volvió a acomodar en el sillón, bajando la cabeza y con ello cubriéndose más la cara con la visera de la gorra. Gojo sabía que cuando se ponía así era porque iba a entrar en off.
“Después de tocar, si quieres vamos a golpear a los de la  ¨banda sin nombre¨, quemar el bar de Toji con él adentro, mutilar, asaltar, chocar automóviles todas esas cosas antisociales que te gustan hacer.” 
“Quiero la cabeza de Itadori.”
“…”
“…”
“…Bueno, él sabrá comprender que hay sacrificios que debe hacer por su sensei. Ya resuelto este tema, me voy a arreglar. Sugiero que hagan lo mismo, se ven un poco destartalados el día de hoy.”
“Oye Hua Cheng…”
“¿Sí?” miró a Kazutora.
“Tú tienes la culpa de todo esto. No debí hacerte caso en venir a esta banda de desquiciados”

El pelinegro sólo se limitó a embozar una sonrisa, calmado. Kazutora siempre le recriminaba haberlo llevado a MoonLight y se desquitaba con él de formas particulares, pero, al menos, estaba un poco más ¨maduro¨ a como era años atrás.
Ellos se conocían de antes porque ambos iniciaron en la música hace unos años, en bandas distintas y cuando pasó lo de Lost Heaven Hua Cheng no podía permitir que Kazutora se perdiera y lo llevó consigo a MoonLight.

« Last Edit: September 07, 2024, 01:02:41 AM by Kana »


Apple

Re: Act 1: Overture
« Reply #117: August 31, 2024, 10:10:34 PM »
@Eureka y @Kana que alegre tenerlas acá aaaahhh me emocione leyendo sus fics!

Track #10

Relena sonrió cuando entró a su pequeño apartamento. Había sido su hogar en los últimos tres años, y aunque estaba lejos del lujo de las casas de Sakuya y Ritsuko a ella le gustaba mucho.

Era básicamente el único lugar en el mundo que podía considerar propio. Y ahora que apenas había terminado de pagarlo lo tendría que dejar pronto.

Dejó sus llaves y bolso en la mesa de la sala, y se dirigió a la pequeña cocina donde puso a hervir agua para té. Desde su posición podía ver todo el apartamento, la entrada con la sala que únicamente estaba separada de la cocina por una barra; la pequeña sala con un sofá de Ikea, una mesita, una pequeña tv y una guitarra en el rincón; el diminuto baño; y la puerta a su pequeña habitación decorada de manera minimalista. Había decorado todas las estancias con fotos de su tiempo en el orfanato, cuando fue estudiante en el conservatorio y su relación con Sakuya y DeViLS.

Era afortunada, pues mucha gente como ella no podría ni soñar con la vida que ella llevaba. Había encontrado la música desde niña en la iglesia del orfanato y tuvo el suficiente talento y persistencia para entrar a Juliard con una beca completa; lo que finalmente la llevó a ser contratada por Neko Entertainment como compositora y así fue como conoció a Sakuya.

-Flashback-

4 years ago

Era su primer día en Neko Entertainment. A pesar de haberse graduado del conservatorio de música de Eastwood nunca se imaginó que la contratarían en tan prestigiosa agencia de entretenimiento. Obviamente, la música clásica no era precisamente lo que estaba de moda pero Relena tenía una cualidad que la hacía buena candidata: era buena componiendo y escribiendo letras y melodías.

Otra persona en su posición habría buscado un espacio en alguna orquesta internacional, o explotar su entrenamiento en música clásica como Yiruma o David Garrett, pero a Relena no le interesaba la fama y atención que eso le traería. No era una solista que disfrutara de un auditorio lleno de aplausos solo para ella. Mucha gente se sorprendía cuando ella les expresaba sus deseos de permanecer en el anonimato y concentrarse solo en la música.

Por el momento le satisfacía saber que sería música de estudio para varios de los artistas de Neko Entertainment y tendría un sueldo razonable mientras seguía tocando y componiendo, que era lo que más le gustaba hacer.

Se acercó tímidamente al mostrador de la recepción y dudó unos instantes antes de hablar.

–Hola, soy Relena Darlian. Es mi primer día como música de estudio.

La recepcionista la vió con una mezcla de desprecio y aburrimiento. Era una chica guapa, vestía de manera profesional pero elegante. Le recordaba a las chicas que salían en la película “Devil Wears Prada”. Sin decir nada la recepcionista le hizo una seña con la mano para que esperara y tomó el teléfono.

Relena vió a las personas que entraban en el lobby del edificio, y sus vestimentas eran más extravagantes. Las modelos, imposiblemente altas y delgadas llevaban outfits dignos de estar en instagram. No era difícil distinguir a los elegantes abogados y ejecutivos que llevaban trajes de diseñador hechos a medida de los músicos y cantantes con sus atuendos más estrafalarios, algunos super descuidados y otros super glamorosos. Y los actores con atuendos off duty, aunque evidentemente aún las tshirts más básicas eran de marca. Relena se sintió fuera de lugar con su traje de oficina, que no era lo suficientemente glamoroso o interesante para ese ambiente. Parecía que fuera a trabajar a una oficina del gobierno o corporativa y no a una agencia de entretenimiento.

La recepcionista finalmente colgó el teléfono y le indicó a Relena que subiera al piso 8. Relena le agradeció y se dirigió al ascensor. Cuando llegó al recibidor del piso 8 una figura alta e imponente la recibió: una mujer bellísima, con un atuendo sacado de alguna película de época y una flor pintada en el ojo. Su cabello lila estaba peinado a la perfección y el olor a camelias invadió el olfato de Relena.

–Hola, ¿tu debes ser Relena, la nueva compositora? Soy Isabella Yamamoto, la manager de DeViLS.

Relena no supo qué decir. Isabella debía de estar en una pasarela de París, no como manager de una banda de rock.

–Vamos, no seas tímida – le instó Isabella. –Con ellos no puedes serlo.

Con “ellos” Isabella se refería a DeViLS. Hasta ese momento a Relena le cayó el veinte de que trabajaría con una de las bandas más icónicas de j-rock.

–S-sí – tartamudeó torpemente la rubia. –Lo siento, no esperaba que DeViLS tuviera una manager y mucho menos alguien tan elegante.

Isabella rió suavemente y le indicó a Relena que la siguiera.

–Es normal sentirte nerviosa en tu primer día querida, pero con ellos debes demostrar un poco de firmeza. Después de todo son músicos famosos en una banda de rock, y como te imaginas, tienen algo de divas y personalidades mercuriales.

Relena asintió con la cabeza.

–¿Es muy difícil trabajar con ellos? – “vaya Relena no pudiste haber preguntado algo más estupido”, se regañó a si misma.

Isabella rió de nuevo mientras abría la puerta de su oficina, que era igual de hermosa y extravagante que ella.

–Depende del día querida – Isabella le indicó a Relena que tomara asiento en un diván blanco y se acercó al minibar de la oficina. –¿Puedo ofrecerte un té para calmar los nervios?

Relena aceptó e Isabella continuó hablando mientras preparaba servía agua caliente un una taza estilo Louis XIV.
–Son unos buenos chicos. Tasuku es un poco patán y Loki es un excéntrico, a Aioros le gusta bromear pero no lo tomes a mal. Sakuya… es Sakuya, ya lo verás. Sé que fuiste a Juliard, así que entenderás cómo son los músicos, pero imaginate que con ellos será multiplicado por cien, ya que son famosos.

Relena escuchó atentamente, e hizo una nota mental de lo que Isabella le acababa de decir. No era demasiada información, pero la apreciaba viniendo de alguien cercana a la banda.

Isabella terminó de preparar los tés, los llevó con una bandeja a la mesa de la salita de su oficina y tomó asiento.

–Ya los conocerás, trabajarás con ellos muy de cerca. Solo quiero que consideres una cosa: ellos son humanos después de todo. Ellos lidian con los mismos asuntos con los que lidiamos todos como corazones rotos o soledad. Trátalos como tratarías a cualquier persona, ellos lo aprecian mucho.

Relena asintió, sintiéndose afortunada de recibir un reality check antes de conocer a la banda. Las dos mujeres continuaron hablando por un momento, luego Isabella le indicó a Relena que esperaba en su asiento mientras ella trabajaba. Relena pensó en preguntarle porque DeViLS necesitaba una compositora, si era bien sabido que ellos siempre componían su música, pero pensó que no era prudente aún.

Mientras Isabella se ocupaba con llamadas y correos, Relena se entretuvo leyendo el archivo de artículos sobre DeViLS que Isabella tenía en su oficina y cuando llegó el mediodía Isabella llevó a Relena al estudio donde DeViLS usualmente grababa.

Relena sentía como su corazón palpitaba con rapidez mientras seguía a Isabella por los pasillos de Neko Entertainment. Había llegado el momento de conocer a DeViLS.

Isabella se detuvo frente a la puerta, tocó y sin esperar respuesta entró.

–Buenos días señores, les presento a la señorita Relena Darlian. Ella será su nueva compositora.

Ocho pares de ojos en rostros bien parecidos se posaron sobre Relena que sintió como se sonrojaba como una quinceañera.



Sus primeros días con DeViLS fueron incómodos, por no decir improductivos. Al inicio, ellos básicamente la ignoraban. No era como que sí fueran groseros, simplemente cada uno parecía en su propio mundo. Acababan de regresar de una gira mundial y evidentemente estaban cansados.

Lo único que se la pasaban haciendo en el estudio era tocar sus instrumentos sin aparente dirección, tomar siestas, charlar, comer, fumar y beber. A veces sacaban libretas o cuadernos, y Relena creía que escribían, hasta que vió que lo que Aioros hacía era una caricatura obscena de Tasuku (que esté convirtió una bola de papel y lanzó a Aioros en un arranque de ira que duró 5 segundos).

En ocasiones alguno entraba a la cabina de grabación a tocar algo, o Sakuya o Tatsu cantaban un poco, pero no parecían ir a ningún lado. Un par de veces improvisaron juntos tocando sin ningún resultado concreto. Había días en los que uno o más miembros ni siquiera llegaron. Relena aprovechó los días en los que ningún miembro llegó para familiarizarse más con el estudio y otras personas del staff, pero más que nada para escribir.

Eran básicamente unos adolescentes vagabundos, no una banda icónica.

Por la actitud indiferente de todos ella tenía la impresión de que ignorarían cualquier canción que ella les presentara. Eran casi nulas las ocasiones en las que DeViLS tocó música que no había sido compuesta por sus miembros. Pero de igual forma, ella tenía que trabajar y estar en el estudio con los instrumentos estimulaba su creatividad.

Así pasó un mes bastante improductivo para DeViLS, pero productivo para Relena. Escribió varias canciones completas con arreglos musicales. Algunas eran piezas demasiado personales que definitivamente no encajaban con la estética de DeViLS pero había varias que podrían funcionar para ellos- si acaso se dignaran a ponerse a trabajar.

Al terminar el mes nadie le pidió informes de nada, ni le preguntaron cómo iba su trabajo. Se suponía que sus jefes inmediatos eran DeViLS, pero nunca le preguntaron nada sobre el avance o lo que hacía. Se imaginó que si se quisiera ausentarse algunos días ni lo notarían, pero por principio llegaba al estudio todos los días. Sin haber hecho mayor cosa, su paga fue depositada a su cuenta.

“Si las cosas siguen así supongo que terminarán despidiéndome pronto” pensó Relena resignada. No odiaba el trabajo, de hecho le gustaba el hecho de que estaba haciendo lo que más le gustaba sin presión. Era demasiado bueno para ser cierto.

Parecía que las cosas no iban a cambiar, hasta que un día todos llegaron al estudio un poco más temprano que de costumbre, se sentaron en círculo y sacaron sus instrumentos. Relena estaba sentada en un rincón observando el nuevo comportamiento de la banda.

–¿Te llamas Relena, verdad? – le preguntó Sakuya, haciendo que la rubia se sobresaltara un poco.

–S-sí señor– respondió torpemente.

Los demás miembros rieron entre sí, lo que causó que Relena se sonrojara un poco.

–Espero que hayas disfrutado el mes pasado, porque ahora empieza lo interesante– le informó Sakuya.

Los meses que siguieron fueron un torbellino de letras, acordes y grabaciones. Aioros le informó a Relena que podía llegar al estudio más tarde, como ellos lo hacían, porque se quedarían grabando hasta tarde y no tenía sentido que ella siguiera el horario convencional de oficina.

La actitud hedonista y despreocupada de los miembros desapareció casi por completo en cuando se comenzaron a centrar en el nuevo disco. Seguían siendo unos hedonistas, por supuesto, pero verlos trabajar era casi un placer. Estaban totalmente entregados a su música.

Los principales compositores eran Sakuya y Tasuku, con algunos aportes de Aioros. Loki entregó un par de canciones antes de declarar que trabajaría en  los arreglos de todas las canciones en su batería. Pero entre todos tenían más que suficiente material para dos discos, sin contar lo que Relena había compuesto.

Relena descubriría pronto porque la banda necesitaba una compositora.


Kana

Re: Act 1: Overture
« Reply #118: September 21, 2024, 08:06:10 PM »
@Apple  muchas gracias! para mi igual es emocionante estar aquí. Gracias por mantener este lugar así de bonito y motivarnos a participar.


—¿Entonces? ¿Dónde te gustaría ir a cenar hoy? — el pelinegro leía distraídamente algunas recomendaciones de lugares para comer. La mayoría ya los conocía, el resto era más de lo mismo.
—Ah, Akira…— Souji terminó de guardar sus cosas en su bolso. —Hoy no puedo acompañarte. Tengo un compromiso con mi amigo, ése que te conté que tiene una banda musical.
—¿La de los novatos sin nombre? — la figura delgada y alta de joven le daba ese aire de elegancia y pulcro. Además, su preferencia de vestimenta siempre era el negro por completo, a veces con algunas combinaciones en blanco, y el cabello rizado negro suelto que hace juego con sus ojos grises.
—Sip, esos mismos. ¿Quieres venir conmigo? Creo que lo podemos pasar bien, es una banda nueva y nos podemos distraer con el ambiente.
—Muero de emoción. — Akira sonrió, pero era una risa sarcástica. —O sea, ¿Cómo perderme la oportunidad de que una silla voladora llegue hasta mi cabeza en medio de una presentación musical en ese bar? — chasqueó los dedos. —Paso.
—Je, pensé que dirías algo como eso. —
—Te deseo suerte, espero que vuelvas lúcido e íntegro. Trata de que no te reconozcan tus fans porque el bar se volverá un caos. —
—¿Qué vas a hacer tú? Creo que los chicos también están buscando un lugar donde cenar. — refiriéndose al resto del elenco.

Souji y Akira eran dos jóvenes actores que se convirtieron dentro de poco en estrellas en ascenso. En el presente, compartían escenario en un drama que tenía buenas cifras de audiencia, la mayoría de los televidentes venían siguiéndolos de su drama anterior donde Akira y Souji actuaron como los protagonistas de un triángulo amoroso. Ahora la historia era similar, muy de la silicona cliché de los dramas de TV, también eran los posibles novios en potencia de una chica algo torpe, sólo que este drama no era del género de comedia que protagonizaron con anterioridad. Tenía un poco más de suspenso y acción. Akira agradecía esto, si bien agradecía el papel anterior que lo llevó a abrirse en el mundo del espectáculo, no quería quedarse para siempre encasillado en los dramas de TV tipo colegiales.

—Creo que ya tengo algo en mente y no los incluye. — le guiñó un ojo a Souji al mismo tiempo que le hacía una seña de despedida con la mano.
—Sea lo que sea que vas a hacer, ten cuidado con los fans locos. —
—Ahám. — sin más que agregar, salió del estudio.

**

—Bien, terminamos por hoy. — concluyó el fotógrafo, revisando las capturas en la pantalla de su cámara. —Mañana seguiremos con la sesión.
—Me retiro. — la joven estaba agotada internamente, pero no podía expresarlo en su rostro o sino eso significaba que todavía tardarían muchas horas más en sacar mejores fotografías.

Bajó del “cuadro de escena” y fue hasta el camarín donde estaban sus cosas. ¿Para qué aceptó ser portada de una revista de moda si ya tenía mucho trabajo siendo Idol? Misa le diría que es parte del oficio. Hablando de Misa… Revisó su teléfono celular y vio algunos mensajes de ella, la rubia le decía que la esperaba en un pub VIP donde consiguió entrar, pero francamente seguir viendo gente no era una idea que le motivaba.

“Todavía tengo mucho trabajo hoy” le tecleó. Misa le respondió inmediatamente con unos kamojis que delataban ¨frustración¨

La joven tenía otros planes. Los cuales eran parte de su secreta rutina.


—¡Buenas noches! — saludó una chica con larga cabellera rubia y ojos color magenta. La dueña del puesto de comida la conocía bien porque era habitual que esa joven acudiera a su puesto para comer udon tradicional.
—Bienvenida. Tu mesa está lista. —
—Gracias. — Asintió, con una sonrisa de agradecimiento. Después fue a sentarse en su puesto porque, sí, lo había declarado suyo desde que lo descubrió.

Era casi una hazaña haber encontrado un local de comida tradicional japonesa en las calles más comunes de Eastwood y sobre todo que este puesto conservara todo lo tradicional en estética e ingredientes. Era un sitio muy, pero muy pequeño, de hecho, era una habitación de la casa de la dueña la cual la adecuó con un pequeño mesón para atender, con un mini bar con licores de Japón y sólo un par de mesas para recibir gente. Porque, sí, era muy, muy pequeño, humilde y acogedor.
Al mismo tiempo de ella, estaba un señor ya mayor con su esposa quienes siempre iban a cenar allí a esa hora y ocupaba siempre la otra mesa y más allá en la barra un joven trabajador que iba a esa hora a beber algo de licor. Así que el local estaba “lleno” por así decirlo.
La joven se distraía viendo las imágenes en la pared, varios cuadros pequeños en acuarela de paisajes de Japón, otras eran postales del mismo país y fotografías de la dueña con diversas personas. Soltó un suspiro, de relajo. Por fin “en casa” sobre todo la música de fondo de los años ochenta la hacían sentir muy tranquila.
La campañilla de la puerta sonó y alguien más entró.

—¡Buenas noches, bienvenido! — dijo la dueña, haciendo una reverencia al recién llegado. Era primera vez que lo veía por allí, le llamó la atención lo elegante de su presentación.
—Buenas noches. Leí en el letrero de afuera que hacen udon y omurice.
—Así es. — le sonrió. —Le puedo preparar lo que usted pida.
—Udon. — se decidió por lo primero.
—Muy bien. — asintió. —Aunque me temo que mi local es muy hogareño y humilde
—Eso es lo que busco.
—Y tendría que compartir mesa con otro comensal.
—…— La joven inmediatamente afiló la mirada oculta bajo su flequillo. Esperaba que no pusieran a ese estirado en su mesa. Pero tenía mala suerte, en poco, la dueña estaba parada su lado junto con ese tipo.
—Disculpe, señorita. ¿Podría compartir mesa con el joven?
—Está bien. — asintió, levemente. Aunque aceptaba la solicitud, no era que ella lo quisiera en su mesa. 
—Gracias. — la mujer corrió una silla que le ofreció al joven. —Tome asiento. En seguida traigo el udon para cada uno.
—…— Más encima copión.
—Disculpa si invado tu espacio. Se nota que te gusta esta mesa.
—Ah, sí…No pasa nada. — mintió.
—Es bonito por aquí, ¿no crees? 
—…— por fin lo miró. Era un tipo que se le hacía conocido de alguna parte, aunque con esos anteojos con marco oscuro la hacían dudar. —Mh, esos anteojos no te hacen ver más autóctono de estos barrios si es que querías intentar disimular.
—Je, yo digo lo mismo. No pareces provenir de estos lugares.
—…— ¿La había descubierto? De todos modos, se indignó por confianzudo que era ese tipo que no conocía. 
—Independientemente de ello. Creo que compartimos el sentido por querer encontrar un sitio alejado de nuestras rutinarias vidas.
—Bueno… Supongo que estamos a mano. Tú no dices nada y yo no digo nada. —
—Me parece bien. — asintió, sonriéndole encantadoramente. Vio que la dueña del puesto llegó y les trajo sus platos de ramen con udon. El aroma era exquisito. A ella le trajo té verde y a él una soda, pues era lo que habían pedido. Pescó los palillos y probó no resistiendo la tentación. Inmediatamente la mezcla de condimentos e ingredientes tocaron su paladar su mente fue transportada a su infancia. Sí, era lo que había estado buscando por mucho tiempo. —Delicioso.
—Son los mejores udones que he encontrado en la ciudad. — ella comía con familiaridad de su plato, ya acostumbrada a la delicia del local.
—Creo que volveré por aquí. Espero que no me odies si vuelvo a ocupar tu mesa.
—…Ah. — soltó un suspiro, desalentada.
El pelinegro le sonrió. El gesto aniñado de la joven se le hizo adorable. Era una chica encantadora detrás de esa presentación asocial. —¿Cómo te llamas?
—¿Eh?— alzó las cejas, con inocencia. Eso encantó más al otro joven, ya no era una tipa tan a la defensiva. Quizá la necesidad de comer algo que les era familiar los hacía coexistir en paz momentáneamente. —Rize.
—Suena bien.
—¿Y el tuyo?
—¿Ah? — perplejo.
—¿Ah? — ahora ella estaba sorprendida por la reacción del otro.
—…— No había pensado en un apodo. Era primera vez que escapaba de su vida normal y no se le ocurrió que podía suceder un escenario así. —R-Ren. — notó que la chica lo miraba no muy convencida. —Ren Amamiya. — dijo con más firmeza.

« Last Edit: September 22, 2024, 11:03:31 PM by Kana »


Eureka

Re: Act 1: Overture
« Reply #119: September 25, 2024, 08:49:48 PM »
@Apple gracias por la bienvenida T__T <3 estamos muy felices de participar acá!

Al fin traigo un fic. Me gustaría traer la continuación, pero siento que será para el mes que viene.

Track #1




“¡EUREKAAA!”

El llamado que provenía del pasillo la llevó a detenerse en el acto: era la señal de que su hermana le iba a pedir un favor. ¿De qué tipo? No estaba segura: Kotone podía necesitar cosas tan mundanas como que le ayudara a cerrar la cremallera de su vestido… o cosas un *poquito* más difíciles y complejas, como una nueva canción para ella o para alguno de sus amigos famosos.

De todas maneras, era imposible decirle que no.

“¿Sí?” La pelirroja minimizó las ventanas de su computadora y la puso a hibernar.
“¿Sabes dónde está mi vestido lila?” Le preguntó su hermana, asomándose por la puerta. “Pensé que lo habían traído de la lavandería en estos días, pero no lo encuentro…”
“Ah. Lo trajeron un poco arrugado. Lo intenté planchar y…” Eureka no sabía dónde esconderse.
“¿Lo quemaste?” La cara de Kotone estaba a punto de contorsionarse en pura preocupación.
“¡No, no!”

‘Felizmente’, completó Eureka en su mente.

“Solo… quedó igual. Y un poco caliente, pero de seguro ya se enfrió. Lo planché… o intenté hacerlo hace horas.” Eureka quiso fingir una sonrisa… y falló estrepitósamente.
“…” Kotone la observó por un momento con visible recelo en su mirada y una ceja arqueada, pero al cabo de unos instantes, asintió. “Está bien, te creo. ¿Está en el cuarto de planchar?”
“Sí.”
“Okay, mil gracias~”

Su hermana mayor le sonrió antes de esfumarse en el pasillo.

Al cabo de un par de minutos, un grito retumbó por todo el departamento. Eureka intentó taparse los oídos, pero la cacofonía de alaridos continuó.

“¡EUREKAAA!”

…La mencionada suspiró.

“¡EL CIERRE!”
“Sí…”

No podía negar que se sentía un poco mal por mentir. Y claro, la culpa la carcomía por tomar prestado algo sin permiso y encima, malograrlo en el proceso. Algún sastre sería capaz de cambiarle de cierre, pero era un vestido carísimo y exclusivo. No valdría lo mismo por más de que se vea igual.

Felizmente, a Kotone no le importaban mucho esos detalles. Era una persona que, pese a alcanzar cierta fama, seguía siendo igual de sencilla y humilde que siempre. Eso, sumado a su actitud dulce, la convertía en una chica perfecta y carismática que todo el mundo adoraba.

Y Eureka no era la excepción.

“¿Te lo pusiste?” Le preguntó su hermana, apareciendo de nuevo en el marco de su puerta.
“Sí…” Eureka suspiró. “Lo siento. Pensaba comprarte uno nuevo en estos días, pero me atrapaste antes de hacerlo.”
Kotone soltó una risita. “No es la primera vez que lo hago. Recuerdo que pasaba a menudo cuando eramos chiquitas y rompías alguna de mis muñecas.”
“Tengo manitas de oro.” Eureka sonrió. “Pero tranquila, te lo pago. Como te dije, pensaba comprarte uno nuevo.”
“¡No, no! Guarda ese dinero para comprarte algo bonito.” Kotone le esbozó una sonrisa sincera. El brillo que emanaba estaba a punto de cegarla. “O podrías invitarme a almorzar uno de estos días…”
“¡Genial!” La pelirroja se emocionó ante aquella idea. “¡Hace tiempo que no salimos! Aunque me da miedo que tus fans te molesten en tu tiempo libre…”
“Tengo que contratar a un guardaespaldas.” Kotone se apoyó en el marco de la puerta, pensativa. “Pero no sé… me molestaría que invada nuestro espacio.”
“¿Tiene que estar contigo 24/7?”
“No estoy segura. Tengo que preguntarle a Banri al respecto. ¡Pero no importa!” Kotone retomó la sonrisa deslumbrante. “Ahí buscamos la forma de escabullirnos en caso me reconozcan.”
“Hay que agendar la fecha, entonces.”
“Creo que no tengo nada que hacer mañana… Pero le mandaré un mensaje a Banri. Tal vez algo se me ha pasado.”
“¿Tienes días libres luego de tu viaje?” Eureka la observó, curiosa.
“¡Así parece! Nadie me ha llamado a lo largo del día… eso es bueno.”
“Es que no entiendo. ¿Para que necesitas el vestido, entonces?”
“Para salir con Satoru.” Kotone rio. “Me invitó a cenar.”
“¡Ah!” La menor se emocionó ante ello. “¡Qué lindo! Tal vez… ¡te pedirá matrimonio!”
“Ay, lo dudo.” Aun así, Kotone se sonrojó ante la posibilidad. “Sería muy repentino.”
“Dios, lo siento. ¡El vestido lila te queda hermoso! Con razón querías usarlo.”
“Tranquila, tengo otros que me quedan bien,” le aseguró su hermana. “Es mi favorito, pero no me moriré por tener que usar otro.”
“¿A qué hora viene? Podría acompañarte a buscar uno a último minuto.”
“¡Mujer! ¡Tranquila!” Kotone hizo un puchero. “¡No sé si será una noche importante, pero el vestido es lo de menos!”
“Es que en serio me siento culpable…” lloró Eureka. “¡¿Qué pasa si se comprometen hoy y el vestido no te favorece?!”
“¡Pero tengo varios! ¡Alguno me debe quedar bien!”
“¿Qué hora es?” Eureka revisó su celular. “Las 6 y 15… ¿A qué hora te dijo que pasaba por ti?”
“A las 8.”
“Y ya estás peinada. Si te maquillas rápido, podríamos ir a buscar un vestido.”
“Déjame revisar los que tengo y te aviso, ¿sí?”
“…Está bien.” Eureka asintió.

Kotone le guiñó un ojo y volvió a desaparecer.

Eureka sabía que encontraría una alternativa: su hermana mayor sería incapaz de comprar algo a último minuto y menos de “molestarla” con tener que acompañarla a una tienda de ropa. Aun cuando le repitiera mil veces que no le incomodaba tener que hacerlo, Kotone se resistiría a hacerle caso. Era su manera de ser… siempre habría sido así.

Talentosa, dedicada, cordial y comprensiva, Kotone era una chica única, sin duda. No había persona con la que se lleve mal. Todos caían ante sus encantos tarde o temprano. Hasta los artistas más pesados o los productores más quisquillosos terminaban siendo sus amigos o al menos formaban parte de su círculo.

Eureka la admiraba. ¿Y cómo no? ¡Si Kotone era un ejemplo a seguir! Lo había sido desde siempre: era la persona que más respetaba y quería en el mundo. No sólo por su actitud, su talento y buena disposición, sino también por la manera en que la apoyaba y motivaba constantemente. A diferencia de sus padres que sólo habían existido para criticarla, Kotone la había impulsado a desarrollar su pasión: la composición. Juntas habían probado ser el dúo dinámico: la menor componía y la mayor cantaba. Así fue que Banri encontró a Kotone y se propuso lanzarla al estrellato.

Y el hombre no se había equivocado. Su hermana había nacido para ser una estrella. Su voz era preciosa y su dominio escénico, envidiable. Sabía que muchas de sus amigas cantantes le habían guardado tirria antes de conocerla porque deseaban siquiera llegar a poseer una décima de su nivel. Y aunque la actitud que tenían con ella cambió cuando se acercaron, Eureka sabía que la envidia seguía presente en varias de ellas.

Sin embargo, era algo que podía criticar sin tapujos porque no se sentía igual que esas chicas. ¡En absoluto! La menor de las Shiomi estaba orgullosa de su hermana. Era un honor poder componer para ella y ayudarla en lo que pudiese.

Al contrario… había comenzado a sentir que tal vez era una carga para ella. Kotone le había contado que quería casarse y, si Satoru eventualmente le proponía matrimonio, de seguro se mudaría a vivir con ella.

Y Eureka sería el mal tercio en ese hogar.

Pero no contaba con el dinero necesario para irse a vivir sola. La ciudad era demasiado cara como para costear esos gastos y, aunque tenía algunos ahorros guardados, no quería despilfarrarlos en la renta de un par de meses. Los caseros se pasaban de avariciosos con sus precios y lo sabía gracias a sus amigos más cercanos.

Aun así… le incomodaba ser tan fresca con su hermana. Estaba viviendo en su departamento y no podía seguir así.

El colmo era que le malograra los vestidos.

“…” Eureka se derritió en la silla hasta que saltó para evitar caer al suelo. Le encantaba la vida cómoda que tenía, pero tenía que aportar de alguna manera. Y pagar un par de recibos no era suficiente… tal vez debía contratar a un chef personal o al guardaespaldas que tanto quería su hermana.

Antes de verla aparecer de nuevo, Eureka sintió los pasos apurados de Kotone a lo lejos. Al cabo de un par de segundos, la mayor apareció con un precioso y largo vestido granate de pequeño escote y mangas caídas. Tenía una abertura en la pierna que lo hacía mucho más encantador de lo que ya era.

Eureka se aguantó las ganas de intentar robárselo a futuro. Una cita de algún (o alguna) idiota de Bumble no era tan importante como las que tendría a futuro su hermana con su futuro esposo.

“¡AAAH! ¡ESE ES!”
“¿Verdad?” Kotone estaba a punto de saltar en un pie. “¡Es perfecto! Y Satoru nunca me ha visto en él. Recordé que lo había comprado en Europa pero nunca me lo pude poner porque la gala que tenía en esas épocas se canceló.”
“Me encanta. ¡Está súper lindo!”
“¡Mil veces mejor que el lila!” Kotone sonrió. “Gracias por malograrlo, Eu.”
“A la orden.” Eureka fingió un saludo militar. “¿Y qué tacos usarás? ¡Ah! ¿Y tu cartera?”
“Tengo una Mini Kelly de este color, rojo granate. Y en cuanto a tacos… ayúdame. ¿Qué color combina con este?”
“Am… ¿Crema?”
“¡Genial!” Kotone asintió. “¡También tengo una mini Kelly crema!”
“…Deja de hablar de tus bolsos carísimos que me incitas a cometer una mala decisión financiera.”
“¡Hablas como si no te prestara mis cosas!” Kotone le sonrió de lado.
“…No quiero que pasen a mejor vida.” Eureka se lamentó. “Son hermosos y, a diferencia del vestido Guess lila, cuestan un dineral. No podría.”
“Aw, bueno. Si algún día te animas, te recuerdo que no me molestaría, ¿está bien?”
“Gracias, Kotone.” La menor se contagió de la alegría de su hermana y le devolvió la sonrisa divertida. “Bueno, ¡anda a alistarte! No quiero retenerte más tiempo.”
“Cierto, tengo que maquillarme… pero sólo me falta eso. Ah, y meter mis cositas al bolso.” Kotone rio. “Ay, qué emoción~”
“Imagino que lo extrañaste un montón.”
“¡SÍ!” Kotone asintió, llena de energías. “Han sido dos semanas de tortura sin él. Es que no podía sacarlo de sus proyectos para pedirle que fuera a verme…”
“Mm. Está metido en su banda ahora que sí parece irle mejor.”
“¡Exacto! No podía ser egoísta.” Kotone se fijó en la hora que marcaba su reloj de pulsera. “¡Aaah! Te dejo, ahora sí.”
“Anda, no te preocupes.” Eureka le sonrió. “Yo también tengo planes.”
“¿Ah, sí?”
“Con Goro. Iremos al karaoke más tarde.”
“Qué tierno que mantengan esa tradición pese a que ahora ya no lo necesita.”
“Es divertido. Nos desahogamos un poco y la pasamos bien.” Eureka le sonrió. “Siento que algún día incursionará en la industria musical. Tiene talento, no puedo negarlo.”
“Eso es porque tú lo ayudaste~” Kotone no pudo ocultar sus risitas. “Estaba muy perdido antes de que lo apoyaras.”
“Es cierto.” Eureka sonrió para sí misma… y luego sacudió la cabeza al recordar que Kotone estaba contra el tiempo. “¡Bueno, ve a terminar de alistarte! Yo tengo que tomar una ducha y cambiarme.”
“Cierto. ¡Deséame suerte!”
“Suerte, Nee-chan.” La menor le esbozó una sonrisa deslumbrante. “¡Te irá genial!”
“¡Gracias!”

Kotone corrió a estrujarla en sus brazos y, como siempre, la privó de aire por unos segundos. Eureka le dio un par de palmaditas en la espalda y, luego, se separó y volvió a sonreírle.

“Hablamos más tarde, ¿sí?”
“¡Sí!” Kotone asintió. “Te aviso si vengo a la casa o si me quedo en el departamento de Satoru.”
“Genial.”

Kotone se alejó a la vez que le ondeaba la mano y, al cabo de unos instantes, desapareció junto al sonido de sus pisasdas que se disipó a lo largo del pasillo.

Eureka suspiró: tenía que apurarse y confirmar los planes que acababa de inventarse.

Al inicio del día, había planeado que fuera un viernes más del montón: trabajaría en algunos proyectos pendientes hasta las 4 y, luego, se dedicaría a procrastinar hasta encontrar algo productivo que hacer. En caso no hallara nada interesante, dormiría hasta la mañana del sábado con total y completa despreocupación.

Pero encontró una película de una actriz muy llamativa. La mujer había sido dotada de un talento innato para actuar. La trama no era mucho de su gusto, el típico triángulo amoroso con un final inesperado. Sin embargo, se quedó enganchada a la pantalla por la interpretación de Peruere.

No sólo tenía talento, sino que además… era guapísima.

Cuando cayó en cuenta de la hora, ya eran más de las 6. Antes de poder dedicarse a stalkear las redes para buscar más información sobre aquella actriz, Kotone había llegado a pedirle ayuda y a comentarle sobre el vestido que había malogrado.

No había tenido tiempo de pensar en actividades para la noche: su plan era pasar el resto del día indagando sobre Peruere.

Pero ahora que su hermana tenía una cena romántica con su novio, Eureka no podía quedarse en el departamento. No quería ser aguafiestas como para impedir que tengan privacidad en caso quisieran… “celebrar” su compromiso.

Debía salir a toda costa. ¿Y qué mejor plan que ir a cantar karaoke con Goro?

Abrió la aplicación de mensajería y le mandó una invitación rápida y escueta, rogando a los dioses que le hiciera caso.

Al cabo de unos instantes, el ringtone de su celular la llenó de miedo. ¿Qué pasaba si rechazaba su propuesta? ¿De dónde iba a sacar amigos a esas horas para un plan improvisado de karaoke y perdición?

Sus amigas de seguro estaban ocupadas: casi todas eran idols y tenían compromisos, galas o cenas importantes. Por otro lado, los chicos de Crazy:B estaban en medio de una gira por la costa.

Y Ryoji era una opción, pero… le daba pena contarle sobre Kotone y su futuro compromiso.

Goro tenía que ser su víctima de todas maneras.


Quote
goro: ok
goro: tienes suerte de que estoy libre
goro: y no tengo mejores planes
goro: ¿paso a recogerte a las 9?


Eureka sonrió.

A veces ser la mejor amiga de su ex funcionaba a su favor… y no dolía tanto.