La playlist que usé es la que hizo el/la mangaka de "The Guy She Was Interested in Wasn't a Guy At All" vol. 2 (?) y el opening de Mashle de esta tempo LOL
###
La música se oía a través de los parlantes de la tienda, junto al aire acondicionado y las cajas de CD’s siendo acomodadas en las estanterías. La transición de una canción a otra es tranquila, al igual que el ambiente del lugar. Pocos clientes iban ya a comprar en formato físico los álbumes y vendían más en línea.
Mitsuki en el mostrador, comenzó a pintarse las uñas de negro, el olor a esmalte hizo que su compañero de trabajo tosiera, pero seguía ordenando la mercancía con cuidado.
—Mi hermana me vendrá a recoger en poco —el hombre se acercó al mostrador con una cara totalmente rancia, a juego con su voz rasposa— ¿Puedes poner algo más femenino?
—¿Femenino? —levantó ambas cejas con sorpresa y después miró el ordenador de dónde había puesto la playlist—. ¿Qué es femenino?
La chica parecía totalmente nerviosa, con gotas de sudor frío recorriendo su cara, probablemente si no usara mascarilla se vería ridícula.
—Femenino, femenino, femenino —repitió Mitsuki varias veces, rascando la parte posterior de su cabeza. Sus cabellos cortos le permitían sentir el fresco de la habitación.
—No sé, algo de alguna Idol —Gyutaro sacó su móvil y Google rápidamente, traía el mismo color de uñas que Mitsuki—. El otro día Ume se quejó llamando vejestorio a la música de aquí.
—Bro, es una tienda de Rock —señaló un poster de Nirvana detrás de ella—. A duras penas tenemos algo de Maneskin y Mammoth WVH y este último porque toca el hijo de Van Halen.
—Busca en YouTube o en Spotify —el chico se sacó el delantal negro para dejarlo sobre el mostrador.
Después de poner Spotify el top de canciones de Japón, presionó la primera canción de Creepy Nuts. En ese momento la campanilla de entrada sonó, alguien ingresó a la tienda, el suave y delicado sonido del campanilleo se sobrepuso sobre el extraño rap oriental que sonaba a todo volumen.
Mitsuki apuntó sus ojos a los azules de Gyutaro, ambos entraron en pánico, esa canción estaba alejada del sonido femenino que ambos buscaban para hacer que la mimada hermana menor de él se sintiera más cómoda.
“Oye Espejito, espejito di quién es el mejor.
Pues soy yo,
Oh yeaah Mientras permanezca vivo lejos iré
Hasta el número uno ser
Cantando
Bling-Bang-Bang, Bling-Bang-Bang-Born
Cantando
Bling-Bang-Bang, Bling-Bang-Bang-Born
Cantando
Bling-Bang-Bang, Bling-Bang-Bang-Born
Hasta el número uno ser”—Viejo… ¿ESO TE PARECE FEMENINO? —Gyutaro saltó sobre el mostrador para intentar pausar la canción.
—¡QUÉ SE YO! ¿POR QUÉ ERES TAN MOLESTO? —Mitsuki, al igual que él, fue rápido al mouse. Ambos se pegaron contra la pantalla de la computadora.
En ese instante la voz femenina de una chica carraspeó para llamar la atención de ambos, se veían totalmente ridículos. Entre empujes y los movimientos que hacían sobre el ordenador, terminaron poniendo más alto el volumen de la música y el “Bling-Bang-Bang-Born” sonando agudo.
—¿Qué hacen? —puso sus manos en jarra y los miró con sus filosos ojos azulados, aún con las cejas cruzadas se veía hermosa—. Hermanito, aléjate de esa marimacha.
—¿Yo? —se señaló así misma Mitsuki, dejando caer un poco su cubrebocas. Parecía muy sorprendida.
—¡Ume! —la regaño su hermano, tratando de contener la risa—. Bueno, nadie te manda a vestirte como tomboy, Koga.
Después de unos minutos volvieron a la vieja lista de canciones, que ya casi terminaba de sonar 1979 de Smashing Pumpkins y comenzó a sonar Foo Fighters con My Hero, Mitsuki cerró sus ojos para oír los acordes de la guitarra y una pequeña sonrisa se formó entre sus mejillas.
Los dos hermanos salieron de la tienda de música, Ume iba sujetando el brazo de su hermano mayor. Pese a llevarse tres años ambos tenían una buena relación y el hermano mayor siempre mima demasiado a la menor.
—¿Música femenina? —Ume alzó su vista hacia su hermano—. Eso sería Pop, quizás Doja Cat. Uhmmm… últimamente escucho Kura Kura de TWICE o BLACKPINK.
Ume llevó sus uñas finamente esculpidas, con un diseño rosado y algunas flores dibujadas con pequeños diamantes falsos incrustados hacia sus labios para pensar en lo que Gyutaro se refería con “música femenina”.
—¿Dua Lipa? —mordió con delicadeza la uña del dedo índice e inclinó ligeramente su cabeza, sus largas hebras doradas con las untas limas se movieron de una manera suave con ella.
En ese momento ambos hermanos vieron una cosa dorada saltando sobre la menor de los Shabana y abrazándola fuerte.
—¡UMECITA! —gritó quién impacto contra ellos, abrazando a la chica con fuerza. El movimiento hizo que ambos hermanos se alejaran entre sí—. Tiempo sin vernos, ¿cómo estás? ¿Mitsu chan está en la tienda?
De inmediato ambos reconocieron a la hiperactiva de Marin Kitagawa, ambas chicas median casi lo mismo y traían sus cabellos sueltos.
—¡Aléjate! —contiguo dijo la albina—. ¡Aléjate, Marin!
—Hermana —Gyutaro suspiró ante la mala actitud de su hermanita.
—¡Nada de hermana, me está arrugando el uniforme! —Ume parecía molesta e intentaba alejar la cara de la otra mujer de encima—. ¡Quítamela!
—No quiero, jeje —se reía con la cara pegada a la de Ume—. Tan linda y gruñona.~
Gyutaro no entendía cómo es que su hermana había podido hacer tantas amigas desde que llegó a Eastwood, aunque siempre tenía que tener cuidado con los hombres que se le confesaban a ella.
—Koga está en la tienda aún —respondió el hombre, señalando en dirección a dónde trabaja.
—¿Lo dices en serio? —Marin parecía totalmente emocionada y abrazó un poco más fuerte a la chica—. ¡AHHH, AL FIN LA VERÉ! Aunque cruzarme con Yori chan sería bueno también.
—¡HERMANITO! —los niveles de odio de Ume rayando el límite, pidió ayuda a su hermano.
—¡Oh sí! —Marin se alejó unos centímetros de ella y de su mochila rojiza, marca Supreme, sacó una bolsa con el logo de 6%DokiDoki—, espero les guste —la sonrisa de ella se amplió bastante y miró a Gyutaro también.
Ume la tomó con cierta curiosidad, sus ojos se agudizaron un poco y Marin le acarició la cabeza.
—¡Te dejaré hacerlo por esta vez, hmph! —movió su cabeza hacia un lado, inflado sus mejillas, pero sin agradecer por el obsequio.
—Gracias —apresuró a decir Gyutaro—, y perdón por ella.
—¡HERMANO! —protestó ella.
—No te preocupes, es bien linda —la rubia le acarició por algunos minutos más la cabeza y después se despidió de ambos para ir hacia la tienda de CD’s.
Marin se había puesto unos shorts de jeans cortos, junto a una camiseta corta con una estampa de Nirvana en ella, se veía bastante linda. Respiró hondo profundo antes de ingresar a la tienda y, con la mejor sonrisa, se apresuró al mostrador.
Al detenerse frente oyó las notas y la voz tenor que reproducía los parlantes del local, el conjunto de notas y acordes hacían de la canción algo nostálgica.
—La voz de Brandon Boyd me hace estremecer —susurró la platinada, intentando tararear Drive.
—“Whatever tomorrow brings. I'll be there With open arms and open eyes, yeah. Whatever tomorrow brings. I'll be there I'll be there, yeah, ohh” —Mitsuki cantaba bajo el mostrador, mientras ordenaba algunas cosas que se cayeron cuándo con Gyutaro intentaban apagar la canción de Creepy Nuts.
—Me gusta Incubus —Marin se hizo hacia delante del mueble, apoyando sus brazos en la parte de arriba, para ver a la mujer del otro lado—. Tiempo sin vernos, Mitsu-chan.
—Sí, Kitagawa —ambas se rieron y la mencionada apoyó su mochila grande se Supreme sobre el mostrador de la tienda—. ¿Cuándo regresaste de tu viaje a Japón? Hace poco Ume estuvo en la tienda.
—La vi —respondió emocionada—. ¡Fue todo un espectáculo! La abrace el doble.
—Imagino que casi te golpea —dejó escapar una pequeña risa y se acomodó en la silla.
—Sí, sí —asintió rápidamente—, Debería dejar de ser tan linda si no quiere que la abrace.
El grupo de amigas se había formado en la Universidad, al ser japonesas todas era normal que terminaran entablando amistad. En su grupo había demasiado chicas: Haru, Yori, Ume, Matsuri, Harumi, Yuzu, Mei, Mitsuki, Aira, Musashi, Marin, Nobunaga, Souji, Okuni, Yuzuriha y Sagiri, todas en especialidades diferentes y con pocas clases compartidas, sin gustos en común y aún así se habían hecho muy buenas amigas.
—Volví ayer —confesó Marin, buscando en su mochila un regalo como suvenir—. Traje regalos para todas las chicas. ~
—Espero que no sea maquillaje —se volvió a reír la pelinegra, quitándose el delantal de trabajo de la tienda—. Pronto cerraré, ¿quieres ir a comer algo?
—¡Crepas! —respondió de inmediato.
—¿Eh? -la miró sorprendida, pues fuera de Japón no había locales de crepas—. Vamos al Starbucks.
—Ah, cierto —le entregó una bolsa de A Bathing Ape—. Ojalá te guste.
—¿BAPE? —tomó la bolsa y le dio una ojeada, viendo una camisa de Denim—. Gracias, no te hubieras molestado.
—Tuve que hacer varios trabajos en Harajuku y conseguí descuentos en varias tiendas —acomodó las cosas de nuevo en la mochila y la cerró.
—¿Te fue bien? Últimamente estoy viendo varios spots publicitarios tuyos en la televisión e internet.
—Sí, incluso me hicieron fotos para revistas de Gal’s allá —emocionada, infló su pecho. Aunque su trabajo en el mundo de la moda no era más que para sustentar sus hobbies como otaku.
###
—Ume, se más amable con tus amigas —Gyutaro se palmeó su propia frente al ver que su hermanita golpeó con el bolso a Yuzuriha y Sagiri entró en pánico.
—¡Es culpa de estas estúpidas por creer que me pueden tocar! —volvió a impactar su bolso contra la cara de Yuzuriha.
—¿Estás bien, Yuzuriha-san? —preguntó Sagiri, tomándola del hombro.
—¡Sagirin! —fingiendo que le dolió, apoyo su delicado rostro entre los pechos de la mujer más alta.
—¡PERVERTIDA! —Ume miró a través de las mentiras de ella y la golpeó de nuevo para alejarla de Sagiri—. Hermano, definitivamente Yuzuriha no es mi amiga.
—Esto… —Sagiri se quedó quieta, observando como Yuzuriha quedó en k.o. en el suelo por los ataques de la albina. Sagiri media 1.72 cm, mientras que Gyutaro 1,80 cm—. No seas tan dura con ella, Ume-san.
—Eres demasiado buena con esa pervertida, Sagirin —con el entrecejo aún cruzado, se colocó su bolso en el hombro y tomó el brazo de su hermano—. Por eso es que ella hace lo que quiere contigo.
—¡Phew! ¡PERO ELLA ES MÍA! —exclamó Yuzuriha, besando la mejilla de la otra mujer e imitando el gesto de Ume al agarrar el brazo de su pareja.
Gyutaro se rascó con su mano libre la mejilla, en sí le daba envidia ver a una pareja tan linda demostrando su cariño en público.
—Yuzuriha-san, nos ven —susurró apenada Sagiri.
—¿Oh? —levantó su mano Marin—. ¿Están por aquí aún?
—Kitagawa-san —Sagiri les sonrió a las dos chicas que venían en dirección contraria a ellas-. Koga san.
—Viejo, no quiero verte después del trabajo —Gyutaro miró apático hacia la tomboy.
—¿Eh? —Mitsuki se puso nerviosa nuevamente, tras de ella traía el estuche con la guitarra—. Me pides cosas imposibles, Shabana.
—Vamos a Starbucks, ¿vienen? —emocionada, Marin fue hacia los otros cuatro e hizo lo mismo que con los demás, busco en su mochila regalos para las dos chicas.
—¡Quiero! ¿Me pagas Sagirin? —con ojitos de cachorrito mojado, viró hacia la mujer.
La otra chica tragó saliva y sacó su billetera de los bolsillos de su pantalón, haciendo cálculos mentales para saber cuántos dólares gastaría en una bebida y alguna botana, mientras tantos la charla de las mujeres y el hermano mayor de Ume seguía su curso.
—¿Querías ir a comer crepas? —Ume seguía sujetando el brazo de su hermano-. Hay una confitería que vende helados y crepas.
—¿Sí? —la sonrisa de Marin volvió a aparecer y estuvo a punto de abrazar a la albina, sino fuera por Mitsuki que agarró a su amiga del cuello de la parte posterior de su camiseta.
—Si haces eso se armará un nuevo espectáculo y no creo que Sagirin lo soporte —le susurró la tomboy.
—Oye, parece que pagaras mi helado —Yuzuriha volvió a besar la mejilla de su pareja para llar su atención.
—¿Helado? —regresó a mirar su cartera y a contar su dinero.
—Pagaré yo —finalmente suspiró Yuzuriha, mostrando en su celular el monto que tenía en el banco.
—Paga el mío y el de mi hermano, pervertida —Ume le dio un golpecito en el hombro y dijo seriamente.
—¡Crepas gratis! —Marin se sumó al pedido de la albina—. ¿Verdad Mitsu chan?
—Lo siento Yuzuriha —le susurró Mitsuki, tratando de atarse sus cabellos en la parte posterior. La tarde era muy calurosa.
—Está bien, está bien —suspiró la de cabellos cortos y guardó el móvil en su bolso—. Pagaré, pero no se acostumbre que no tengo dinero de sobra…
—Si eres una gran gimnasta, no te hagas la pobre —Ume levantó su mochila para amenazarla con pegarle.
—¡N-no siempre! —se cubrió detrás de la altura de Sagiri.
—Tu hermanita es muy abusiva —Mitsuki se acercó a Gyutaro y le mostró su celular, había hecho una pequeña playlist de canciones que consideró femenina.
—No conozco ninguna —encogió de hombros el único hombre del grupo. Tras escuchar que su hermano habló, Ume señaló a Mitsuki algo furiosa.
—¡Aléjate de mi hermano, TÚ TÚ TÚ MARIMACHO!
Yuzuriha intercambió miradas con Marin y Sagiri empezó a mirar hacia todos lados al ver que llamaban la atención del resto de transeúntes.
—¡No soy eso! —Mitsuki se puso colorada—. ¡Es mi estilo!
—Es muy linda enojada —la rubia le sacó una foto a la chica que gritó.
—La imagino funada en TikTok con el título de “enana gritona se desquicia por su brocom” —Yuzuriha se rió.
—Enana linda y gritona con brocom —añadió la que tenía su celular apuntando a la que aún sostenía su dedo en la tomboy.
—Feo —continuó Ume—. Feo, feo, feo.
—¡ME GUSTAN LAS MUJERES, IDIOTA! —finalmente explotó la chica que parecía mas un hombre, saliendo sin querer del closet.
—¡Oh! —Ume retrocedió y bajó su cabeza.
Sagiri se sorprendió un poco, pues ella misma usaba a veces ropa de hombre porque su cuerpo se veía mejor con algo unisex.
—Y ahí va otra —Yuzuriha no parecía sorprendida—- Con esta van nueve amigas lesbianas.
—Matsuri y Harumin son más bien pansexuales —Marin añadió, tampoco sorprendida por las declaraciones de su amiga.
—¿Y tú? —levantó una ceja, para indagar—. Matsuri se ha besado con varias chicas, está enamorada de Harumin.
—Shizuku-tan sexual —declaró orgullosa de su waifu de anime y eroge, después guardó su celular en el bolsillo del short.
—¡Hermanito, me llamó tonta! —alzó se dedo índice para volver a señalar a Mitsuki, mientras con la otra mano abraza a su hermano—. Dile algo.
Gyutaro miró a Mitsuki desganado y le acarició la cabeza a su hermanita. Él ya sabía las preferencias de su compañera de trabajo.
—Te lo mereces, eres tonta —el chico le habló bajo, limpiando con la diestra unas lágrimas que se formaron en los lagrimales de su hermanita.
Los seis se fueron hasta una pequeña tienda frente al Viretta Park, que nombraron así en honor a Kurt Cobain, con una replica exacta de la banca donde el artista se sentaba. Pidieron crepas de matcha, Nutella y frutilla. El grupo se quedó junto hasta después del atardecer, hablando sobre diversas cosas y el viaje de Marin a Japón.
—Espero que no suban el vídeo a las redes —Ume furiosa empezó a revisar cada App nsyalada en su celular y después escribió en el grupo de chicas de LINE.
Daki: ¡MAS LES VALE NO PUBLICAR NADA O YA NO TE DEJARÉ ABRAZARME, MARIN!
—Estás exagerando.
Gyutaro estaba en la cocina del pequeño departamento, haciendo la cena y preparando los almuerzos de mañana. El joven traía su cabello atado en una pequeña coleta, por alguna razón las hebras de él se habían vuelto bicolor, siendo las raíces negras y el largo hasta las puntas de un lima oscuro.
—Eso no es cierto —continuó mandando stickers enojados—. Aparte que, si la dejo hacer lo que quiera, será peor luego.
—Lo que digas —respondió sin ganas, tener que convivir con tantas mujeres a su alrededor lo dejaba exhausto.
—Yori subió una foto con Chiyo neesan —giró el celular para mostrárselo a su hermano, ella estaba sentada en el sofá de la sala dónde tenían un televisor y una pequeña mesa ratonera.
—Muestra mucha teta —suspiró él como respuesta—. Ni parecen hermanas.
—¿Sí? Me parece más linda que todas las chicas y más agradable —le dio un corazón y escribió un pequeño mensaje dirigido para Chiyo—. Le puse que las copas G deben ser difíciles de encontrar.
—Esa observación está de más —Gyutaro traía un delantal de cocina, debajo enfundaba un jean de Denim y una camisa de leñador. Dejó de revolver el estofado para mirar a su hermana una vez más por la mesada flotante—. También debe ser difícil caminar…
—Y bañarse —agregó ella— o vivir en general.
—No digas eso frente a Chiyo nee-san —continuó cocinando.
—¿Por qué no? —le preguntó, subiendo sus pies al sofá y continuando con la ojeada en Instagram—. Yuzupon y Mei hicieron un live.
—Eso no es cortes —luego pensó que el problema es que su hermanita no es cortes.
—¿Uhm? —inquirió, virando sus orbes azuladas a su hermano—. ¿Y?
Después de unos minutos vio un comercial de línea de cosméticos por televisión, con Marin como cara principal.
—Esa gal me aparece hasta en la sopa —refunfuñó, cambiando de canal y dejando en una película.
—¿Subimos una foto a Instagram? —se levantó de su asiento y corrió hacia su hermano, abrazándolo por la cintura. Parecía una niña así.
—¿Me puedo negar?
—No.
Apretó el botón para poner el temporizador y eligió un filtro neón para colocar, en pocos minutos ya había subido la foto de aquel pequeño y dulce momentos de los hermanos Shabana.
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.