Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 250727 times)


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #480: November 30, 2018, 09:58:47 PM »
AHH


41.







Oikawa tocó la puerta un par de veces, desesperado. Tal parecía que se le había pegado la costumbre de su HiME de ignorar sus problemas y observar cómo se acumulaban hasta formar una montaña indestructible de conflictos y dilemas.

No entendía qué era lo que había cambiado durante ese entrenamiento de la tarde, pero algo le había caído como baldazo de agua fría: había notado que, tal vez, sí sentía algo por su amiga. No estaba seguro de cuál era el nivel de intensidad o si quizá seguía confundido por el tiempo que pasaban juntos y las experiencias que habían compartido, pero recordaba haber postergado el experimento del sake por tanto tiempo que hasta le parecía sospechosa la manera en que intentaba evadir el tema.

Lo que antes era completamente normal, como preguntarle si lo acompañaría durante el entrenamiento o si saldrían a comer juntos, se había convertido en un suplicio. Y eso, en sí, era indicador suficiente de que había problemas. Problemas… serios.

La puerta se abrió en cuestión de segundos, y Oikawa se topó con la sonrisa calmada de Souji. Una paz lo invadió, pero fue momentánea, porque los nervios resurgieron en cuestión de segundos.

“¡HOLA! ¡GRACIAS!” gritó, desesperado. Souji rio, haciéndose a un lado para hacerlo pasar.
“Shh, Oikawa, no seas tan ruidoso.” Sho rodó los ojos, mientras seguía trabajando con su tableta gráfica.

Desde su posición, Oikawa pudo observar que su amigo andaba diseñando un logo en la computadora estacionaria de su departamento. De seguro se trataba de un trabajo final del ciclo.

“Lo siento, pero estoy al borde de una crisis, y que me presten su tiempo aún a pesar de finales es… ¡¡¡ES!!!” Oikawa se veía al borde del llanto. “¡¡¡ES UN GESTO MUY GRANDE!!!”
“Por supuesto que no. Eres nuestro amigo.” Souji sonrió.
“¡GRACIAS!”
Sho se giró hacia Oikawa, y lo señaló con el lapicero. “Igual, no estarías acá si no supieras sobre… bueno, sobre tú sabes qué.”
“¿Supongo… que me tienen confianza?” Oikawa sonrió.
“Sí,” le respondió Sho, muy decidido. Cuando notó aquel detalle, se giró de vuelta hacia la pantalla, incómodo. “…Supongo.”
“Aw, Sho está avergonzado,” dijo Souji, enternecido.
“No jodas.”

Haciéndole caso omiso, Souji se dirigió hacia él, rodeando su cuello y apoyando su mentón en su cabeza.

“Iré a hablar con Oikawa al balcón, ¿okay?”
“No tienes por qué avisarme, ¿sabes?” Sho se veía un tanto confundido.
“…” Souji sonrió. “Cierto. Volveré en un rato.”
“Okay.” Sho asintió. Souji se agachó y, como por inercia, Sho se giró levemente para poder darle un beso.

Souji se volteó hacia Oikawa, quien observaba la escena en silencio, con una sonrisa inmensa.

“Vamos al balcón,” dijo Souji, un tanto sonrojado. Oikawa sonrió aún más.
“Haha, aww, ahora Souji-chan es el avergonzado~”
“…” Souji se tapó la cara. Oikawa soltó una risa, y colocó su morral en el sofá central de la sala. Luego, juntos caminaron hacia el balcón.

La vista desde el departamento de Sho y Kaneki era preciosa de noche. Ellos vivían en un décimo segundo piso a veinte minutos de Rizembool, en una zona calmada de la ciudad y con un alquiler algo costoso. Y aunque Oikawa sabía que los sueldos de ambos no eran suficiente como para financiarlo, no se atrevía a preguntar de dónde provenía el dinero para ello. Souji le había mencionado algo sobre un tutor, pero por más de que les tenía un inmenso cariño, no se sentía en confianza como para preguntarles acerca de ello.

Igual, eso no importaba. Lo más valioso era que los hermanos se habían reconciliado y que, además, Sho andaba abriéndose un poco más con sus amigos. Tal vez, en un futuro, el pelirrojo lograría solucionar sus dudas sobre la renta de su departamento.

Souji se apoyó en la baranda, observando el paisaje en silencio. Como siempre, su amigo era tan empático como para permitirle hablar por su cuenta, sin presionarlo a nada.

“Uh… creo que nunca te comenté sobre esto que te voy a contar.”
“¿Qué cosa?”
“¿Te digo? No te digo. Te tengo que decir. ¿Pero…? ¿¡TE DIGO!?” Oikawa tiró de sus cabellos sutilmente, al borde de un ataque nervioso.
“…” Souji rio, girándose hacia él. “Si no lo quieres decir, no hay problema. Podemos hablar de otra cosa. Te tomas un té caliente y de ahí regresas a tu dep—”
“No. Tengo que contárselo a alguien.” Oikawa suspiró. “No lo hice antes porque sabía que me juzgarías… lo que eventualmente harás. Pero tú e Iwa-chan son mis mejores amigos, y como Iwa-chan me partirá en cincuenta trocitos si se entera, prefiero conservar mi integridad física.”
“Okay. Entonces, soy todo oídos.”
“Hace… un tiempo. ¿El día que fuimos al bar con Kaworu-chan y el resto? Nuestra primera salida como grupo. Yo… uh…”
“Hiciste algo, supongo,” dijo Souji. Oikawa asintió.
“Le mandé un mensaje a cierta… persona.”
“¿Eureka?”
“¿¡C-CÓMO SABES!?”
“Lo intuí.” Souji rio. “Se han acercado tanto, imaginé que era ella. Aunque también podía ser Nejire… pero lo dudaba, porque te he visto más tranquilo este ciclo.”
“Oh, lo de Nejire-chan es pasado.” Oikawa sonrió. “Ahora la estoy ayudando a conquistar el corazón de la vaca~”
“¿¡De Wakatoshi!? ¡Pero él es el número un—!” Souji no pudo esconder su asombro.
“—El número uno en mi lista de gente odiosa, yo sé.” Oikawa suspiró. “Eureka-chan me dijo lo mismo. Estoy… confundido. Nunca creí que llegaría a eso.”
“¿Tal vez quieres dejar atrás esa rivalidad? Que sólo es de tu lado, porque Wakatoshi nunca te ha visto así, pero bueno.”
“Tal vez. Y quizá, también, es una bonita manera de cerrar el capítulo con Nejire-chan.”
“Mm. Sí, es cierto. ¿Y… cuál es el tema con el mensaje que mencionaste?”
“Ese es el detalle. Nunca supe bien qué le dije en ese mensaje, porque Luciel-chan lo eliminó de nuestros celulares ni bien recuperé lucidez y atiné a pedirle ayuda. Por eso, no alcancé a revisarlo.”
“Oh, claro. Luciel me contó eso.”
“¿¡QUÉ!?”
“Tranquilo.” Souji sonrió. “No me dijo nada del mensaje en sí, pero si me comentó sobre la situación.”
“Ah.” Oikawa suspiró. “Pensé que tendrías pistas.”
“No, lo siento. Y bueno, ¿por qué te intriga tanto ese mensaje?”
“Porque… creo que era una confesión. Borracha, pero confesión.”
“¡¿Te gusta Eureka?!” Souji lo observó, preocupado e indignado (?).
“¡No!” Oikawa se veía indignado. “¡No… creo!”
“No suenas tan seguro que digamos.”
“Lo sé. Llevo así unas cuantas semanas,” dijo Oikawa, desviando su mirada al paisaje de la ciudad. “Pero con las cosas que nos pasaron, con lo de Kokichi-chan y su ataque… Luego lo de la discoteca…”
“Ah. Nunca entendí por qué nos fuimos temprano. ¿Supongo que se encontraron con Ouma?”
“Y con mi princess. Me asignaron una hace poco, al parecer. Pero esto no se lo he dicho ni a Adachi-san.”
“…Y ni se lo digas. Él siempre considero a la princess como un signo de debilidad. Por eso vio con malos ojos a Marie, aun cuando le expliqué que yo la había sugerido para el puesto.”
“Ese par nunca se llevó bien, ¿no?”
“No, nunca.” Souji bufó. “Por cierto… Él… ¿ha preguntado por mí? En tus entrenamientos.”
“Sí. Pero le mencioné que andas cargado con finales, y que ni yo te he visto recientemente. Que es algo cierto, porque hace cinco, seis días que no nos vemos.”
“…” Souji soltó un hondo suspiro. “Me queda poco tiempo para usar esa excusa. Temo que tarde o temprano se entere de lo de Sho…”
“No creo,” le respondió su amigo, girándose de nuevo hacia él. “Si tienes cuidado, no pasará. Pero… deberías cerrar ese capítulo con él muy pronto. Porque… bueno, no puedes prolongar más todo esto.”
“Lo sé, pero es difícil. Aún le tengo un cariño tremendo. Y… a la vez, un temor. Es capaz de tantas cosas…”

La preocupación de Souji era comprensible, pero Oikawa sentía que Adachi podía entender la perspectiva de su pareja si charlaban con tranquilidad sobre el tema. Un poco idealista, tal vez, pero tenerlo de mentor por más de un mes le había permitido conocerlo, aunque sea un poco más. No era capaz de definir a ciencia cierta su carácter o temperamento, pero podía decir que, con argumentos sólidos, Adachi accedería a terminar su relación con Souji. Le iba a costar, pero lo veía factible.

El problema estaba en Sho. Si Adachi los veía juntos luego de eso… todo se tornaría mucho más complicado.

“Igual, eso no importa ahorita. Tu tema es más urgente. Llevas semanas con esto, pero justo hoy decidiste contárselo a alguien. ¿Por qué?” preguntó Souji, curioso.
“¡No sé! No ha cambiado nada. Seguimos siendo buenos amigos… Y no pienso entrometerme en su relación cuando ni siquiera estoy seguro de lo que siento. Tal vez… ¿sólo me he acostumbrado a pasar tiempo con ella? Como encima fingimos que somos pareja. ¡Sí! ¡De seguro es eso!” Oikawa golpeó su palma a manera de afirmación. “Caso resuelto. Volvamos al—”
“No lo evadas, Tooru. Al contrario, cuestiónalo. ¿Por qué crees que te gusta? ¿Te imaginas… siendo su enamorado?”
“¡No!” Oikawa se indignó. De ahí, recordó que estaban en una relación de mentira. “Ah.”
Souji sonrió. “Me fascina ver cómo te contradices continuamente.”
“Nunca… me había pasado algo así.” Oikawa suspiró. “Estoy muy confundido. Y lo que más me aterra es que soy terrible fingiendo que todo está bien. Puede que ella se de cuenta de mi drama… Hace unas semanas se lo comenté a mi grupo de prácticas de radio, y todos acordaron en que fue un impulso idiota que hice cuando anduve ebrio. Pero para salvarme el pellejo, mentí y dije que le había pasado a Iwa-chan…”
“Ah, ese era el secreto que le costaba esconder a Kotarou.”
“Sí, Bokuto-chan es muy bocotas… felizmente Iwa-chan aún no escucha nada sobre eso.”
“Pero… parte de eso es cierto, ¿no? A Hajime le gusta Marie.”
“Nunca hemos hablado del tema, si te soy sincero.” Oikawa se mostró pensativo. “Pero ha demostrado interés en ella. Hizo planes con Anemone-chan y ella para el festival.”
“Oh, cierto.” Souji sonrió. “Nos encontramos con ellos allí. Aunque… es interesante que Anemone no haya hecho nada para dejarlos a solas.”
“¿Cómo sabes?”
“Es lo que supongo. Cuando ellas dos salen juntas, no se separan por nada. Imagino que Marie se acobardó y no fue capaz de invitarlo a solas.”
“Haha, tiene sentido~ ¿No has podido hablar con ella?”
“Pues… tuvimos una pequeña discusión luego de la salida a la discoteca. Y desde ahí no he sabido nada de ella. Tengo la sensación de que si le cuento lo de Sho, se va a enojar más.”
Oikawa observó al mencionado de reojo. “Supongo que no le molestaría a Sho-chan, ¿no?”
“No. Ellos dos se tienen mucha confianza. Y ella es un poco más reservada que Anemone, así que Sho confía en que no esparcirá rumores ni nada. Pero aún no le ha dicho nada.”
“Mm… Bueno, deberían. Me imagino que Marie-chan debe andar preocupada por ti, más aún cuando no te ha visto en un buen tiempo.”
“Entre finales, dormir algo y ver a Sho, tengo un horario un poco apretado.” Souji suspiró. “Pero la llamaré más tarde. Esto no debería esperar más… al igual que tú con tus sentimientos embotellados.”
“¡PERO NO SÉ QUÉ SIENTO!”
“No habría confusión si Eureka no te interesara al menos un poco. Tal vez lo que te confunde es el lío en el que tú mismo te metiste, el de ser su enamorado de mentiritas sin ningún objetivo en mente. Tengo el presentimiento de que todo fue porque tu subconsciente quería vivir la ilusión de estar con ella sin tener que cambiar realmente su dinámica o poner en riesgo su amistad. Es muy simple.”
“Eso… suena muy lógico.” Oikawa asintió. “¡…PERO SIGNIFICARÍA QUE…! ¡No hay forma!”
“O… tal vez es sólo que quieres compañía.”
“¡SOUJI-CHAN!”
“Dime tú, Tooru.” Souji rio. “No sé qué pasa por tu mente.”
“Ni yo. Extraño aquellos tiempos en los que mi única preocupación era sobrevivir al conflicto entre Rizembool y Hanasaki… Pero ahora tengo este drama y encima… Eureka-chan y yo nos metimos en un lío tremendo. Y… uh… ¿puede que lo hayamos dejado de lado por nuestros exámenes? En retrospectiva, fue una mala decisión, haha~”
“¿…Qué hicieron?” Souji sonaba preocupado.
“Un trato con el diablo.”
“Eso suena… muy peligroso. Si necesitas mi ayuda, sabes que estoy aquí para ti.”
“Gracias, Souji-chan. Pero no me gustaría involucrarte en esto.” 
“Y lo aprecio, pero tampoco quiero que salgas herido. Así que… no dudes en avisarme.”
“Lo haré~ Pero creo que Eureka-chan y yo seremos capaces de manejarlo… o eso espero, al menos.”
“Suerte con ello. Y… ¿En que quedó lo otro?”
“Tengo que… sentarme y pensar en ello con la cabeza fría.”
“Es cierto, te siento muy alterado por ello. Tal vez llegarás rápido a una conclusión cuando estés más calmado.”
“Lo haré luego de que resolvamos este problema.”
“Bien. Suerte con eso, también.”
“Gracias.” Oikawa le esbozó una sonrisa un tanto nerviosa. “La necesitaré.”










La espesa neblina del gimnasio le impedía discernir sus alrededores. Optando por arriesgarse, caminó hacia adelante, esperando que en algún momento el lugar se definiera y la neblina se dispersara… hasta que, poco a poco, la vista en frente de ella empezó a aclararse.

Hizumi y Soul le habían contado todo respecto a la prueba HiME: la persona que se presentaría frente a ella no era real, sino una marioneta diseñada para funcionar como detonante de sus poderes.

Y aunque tenía todo eso en mente cuando ingresó al gimnasio, le sorprendió ver a Soul parado a unos metros de ella. Maka se quedó anonadada, confundida con su presencia. Ambos se encontraron frente a frente, con unos cuantos metros de distancia.

Sin embargo, recordando los consejos de sus amigos, supo que no podía titubear de ninguna manera.

“Bueno, si quieres sorprenderme, va a ser difícil, porque sé que eres—”
“Maka… ¿¡Qué hago aquí!?” le preguntó él, interrumpiéndola. Maka se cruzó de brazos.
“Ahhhh, claro.” Maka rodó los ojos. “Vas a intentar hacerme creer que eres el Soul verdadero, pero no nací ayer. Sé que eres una marioneta y—”
“Maka, no. Soy el Soul real. Te lo juro,” le dijo, y empezó a acercarse. Maka retrocedió al mismo tiempo, para evitar que se acortara la distancia entre ambos.
“¡Ja!” Maka rio. “No hay forma. El verdadero Soul está afuera. Estoy segura de que en cualquier momento mis poderes se manifestarán y podré cortarte en dos, pero por mientras, sigue intentando lo imposible. No vas a convencerme.”
“Es que no entiendes.” Soul suspiró, un tanto enojado. “Soy yo. No soy la marioneta. No sé cómo probártelo, pero es cierto.”
“¿Las marionetas saben información personal sobre la HiME? Podríamos probar con eso.”
“…Buena idea.” Soul se veía un tanto pensativo. “Creo que podría funcionar, porque hasta donde yo sé, no están enterados de esos detalles. Al menos recuerdo que algo así me contó Eureka de su primera prueba. Yo no estuve allí, así que no podría decirte. Pero en la segunda, Kanone sólo le hizo recordar que andaba muerto, no hizo comentarios más allá de eso.”
“Mm…” Maka entrecerró los ojos, observándolo detenidamente. “¿Eres tú, en serio?”
“Sí. No sé cuántas veces debo repetirlo. Mira, si quieres, acércate tú a mí.” Soul alzó sus brazos hacia arriba, para mostrarle que no tenía malas intenciones.

Aunque contaba con cierto recelo, Maka se acercó progresivamente hacia él. Una vez se encontraron frente a frente, Maka tomó las manos de su amigo y las sostuvo por unos breves instantes. Soul la observó, confundido.

“Sí, eres tú.” Maka alzó la mirada y le sonrió.
“Eso es lo que llevo diciéndote desde hace rato.” Soul suspiró.
“¡Pero no me puedes culpar! Era natural que imaginara que eras la marioneta,” dijo ella, y soltó su agarre. “Lo que no entiendo es… ¿Qué haces aquí? ¿Y dónde está la verdade—”

Soul fue veloz en lanzarse a empujarla a un lado, esquivando el ataque que había sido dirigido hacia ellos. Maka y él se incorporaron en el suelo, y observaron cómo el resto de neblina se disipó, mostrando a su verdadero contrincante.

La marioneta había tomado forma de Eureka, para la sorpresa de ambos. Y aunque por unos instantes cruzó por sus mentes la posibilidad de que fuese su amiga —después de todo, la presencia de Soul ya era jalada de pelos—, notaron en la mirada siniestra de la joven que no se trataba de ella, sino de la marioneta.

“¿¡Me explicas por qué Eureka es la marioneta!?” preguntó Soul, aún más confundido que antes. Tal parecía que Maka y Eureka estaban destinadas a involucrarlo en situaciones sumamente confusas y difíciles de explicar.
“Estoy igual de confundida que tú,” mencionó Maka. Junto a Soul, tomaron distancia, esperando una reacción de ‘Eureka’.
“…” La marioneta suspiró pesadamente, mientras materializaba cargas eléctricas en su palma. “Una cosa es esconderme que postularás a ser HiME, pero otra es robarme mi arma, Maka.”
“…Qué”
“Creo que se refiere a que—”
“Sí, Soul. Si la entiendo.”
“…” ‘Eureka’ rodó los ojos. “¿Que no la captan todavía? Maka, Soul es tu arma. Hooray,” mencionó la marioneta, en la voz más monótona posible.

Soul y Maka intercambiaron miradas.

Lo que proponía la marioneta sonaba completamente irracional e ilógico, pero podía explicar la presencia de su amigo dentro del gimnasio. Era extraño, sin embargo, porque su relación con Soul no había cambiado en las últimas semanas, y de lo que tenía entendido, lo mismo había sucedido con él y Eureka. Ese cambio de dueña no cuajaba del todo, pero Maka sabía que esa información debía ser debidamente procesada en un momento en que su vida no corriera riesgo.

“Okay.” Maka suspiró. “Si lo que dice es cierto… habrá que probar qué tan bien funcionamos juntos.”
“Suenas muy calmada para lo que acabas de oír.”
“Lo mismo digo de ti,” Maka le sonrió de lado. Soul rio.
“Sí, es cierto. Pero… creo que en mi caso, tiene más sentido.”
“¿Por qué lo dic—?”

Soul le ofreció su mano.

“De ahí conversamos sobre eso.”

Maka asintió, y tomó su mano. Justo en el instante en que las estrecharon, Soul se rodeó de una luz cegadora, pasando a adoptar su forma de oz. Maka, con sorpresa, descubrió que se le hizo sencillo tomarlo entre sus manos, a diferencia de aquella vez unos meses atrás, donde se le había hecho sumamente pesado.

Cuando volcaron su mirada en el enemigo, Maka notó la sonrisa complacida de la marioneta, y no pudo evitar sentir una ligera confusión por aquella extraña expresión en su rostro. Parecía… feliz por lo que había sucedido. Sin embargo, las cargas eléctricas en sus manos indicaban que no estaba dispuesta a rendirse fácilmente.

Maka corrió a gran velocidad y saltó por los aires, dispuesta a cortar en dos a la marioneta, pero ‘Eureka’ retrocedió unos pasos y consiguió esquivar el ataque antes de que impactara sobre ella. La marioneta lanzó corrientes eléctricas en su dirección que fueron difíciles de esquivar por no saber maniobrar la oz con la agilidad necesaria. Soul manifestó su cuerpo en parte de la hoja para protegerla del ataque, recibiendo las corrientes y aguantando el dolor.

“¡Soul!” gritó Maka, preocupada.

Soul sólo le indicó que todo andaba bien con un ademan de mano. Y aunque Maka quiso continuar con aquella conversación, los ataques de la marioneta le impidieron lograr su cometido.

Maka tuvo que crear cierta distancia, corriendo con todas las fuerzas posibles para resguardarse entre la neblina que aún rodeaba el perímetro.

“Esto es peor de lo que imaginé,” comentó Maka, frustrada. Soul se presentó en el reflejo de la hoja, observándola preocupado.
“Y eso que esta versión de Eureka sólo tiene su elemento. No me quiero imaginar cómo sería si anduviera con una oz…”
“No ayudas, Soul.” Maka rodó los ojos.
“Sólo digo verdades,” comentó Soul, riendo un poco.
“Por cierto… ¿Estás bien?”
“Más o menos. Su ataque no tuvo mucha intensidad. En un par de horas estaré bien.”

Maka asintió, y se detuvo en seco.

El silencio a su alrededor le daba mala espina. Además, la neblina había vuelto a contar con un gran espesor, impidiéndole divisar con claridad el espacio en el que se encontraba. El sonido que causó la ráfaga de viento originada por los ágiles movimientos de la marioneta fue suficiente como para hacerla reaccionar en el segundo exacto, esquivando las corrientes eléctricas que emanaban de las palmas de la marioneta. Frustrada, ‘Eureka’ convocó un haz de luz en su mano, de donde se formó la silueta de una espada, hasta que finalmente se materializó.

Maka no pudo esconder su asombro. ¿Esa sería la nueva arma de su amiga?

“¡Maka, cuidado!” le avisó Soul, y Maka reaccionó inmediatamente, protegiéndose del súbito ataque de ‘Eureka’ con el mango de la oz. Poco a poco, fue perdiendo aquella pequeña batalla de fuerza, y sintió cómo la espada del enemigo se acercaba peligrosamente a su cuello.

Resignada, estaba dispuesta a aceptar su destino… hasta que recordó las acciones de Soul unos instantes atrás. Maka no podía permitirle sacrificarse de nuevo por ella.

El sólo pensar en su amigo herido la llenó de energías, y con un pequeño movimiento, consiguió mandar a volar a la marioneta, que cayó de golpe al suelo a unos metros de allí.

Maka supo que era su oportunidad. Juntó todas sus fuerzas para correr lo más rápido posible y acercarse al enemigo. Saltó una vez más, girando en el aire y blandiendo la oz con la intención de cortar la marioneta en dos.

Cuando cayó al suelo, regresó su mirada hacia atrás, y encontró que la marioneta desaparecía progresivamente, con una sonrisa en el rostro.

Soul regresó a su forma humana, y junto a Maka, observaron el espacio vacío donde se había encontrado la marioneta.

“Eso… fue muy extraño,” comentó Maka, recuperando el aliento.
“Sin duda. Aunque tengo mis sospechas de por qué soy tu arma, igual sigue sin quedarme muy claro.”
“Eso es un drama. Otro es lo que la marioneta dijo… todo es muy confuso.” Maka suspiró.
“Bueno, tal vez si lo conversamos con Hizumi se aclaran un poco las cosas.”
“…” Maka asintió. “Es cierto. Hay que salir del gimnasio.”

Dicho esto, ambos caminaron hacia la entrada.






“Felicidades, Maka Albarn. Eres una HiME.”

Las palabras de Fran fueron lo primero que escuchó una vez fuera del gimnasio. Y aunque la prueba HiME la había dejado con más preguntas que respuestas, Maka no pudo evitar sentirse sumamente orgullosa de sí misma.

Y avergonzada, porque de ahora en adelante, le iba a complicar al vida a Soul. Y angustiada, por el tema de Eureka, que se quedaría sin arma desde ese momento. Y…

“…” Maka suspiró. 
“¿Qué pasa? Pensé que andarías más feliz,” comentó Soul, confundido.
“Yo también, pero recién caigo en cuenta de todo lo que acaba de suceder.”
“Care to fill me in?” dijo Hizumi, observando a sus amigos.
“Sí, claro. Pero luego de una siesta, que siento que me muero.”
“Es recomendable que la dejen descansar. Sus energías deben estar totalmente agotadas luego de la experiencia. Más aún, si ha conseguido convocar a su arma en la prueba…” comentó Fran.
“Qué” la cara de Hizumi era un poema.
“De ahí… te explicamos.”
“Mientras más pronto, mejor, gracias.”

Y Maka tenía todas las intenciones de resolver el misterio allí mismo. Pero la visión se le nubló de un momento a otro, el piso se le hizo de gelatina, y sintió la imperativa necesidad de descansar al menos por unos breves momentos.

Ya luego le contaría a Hizumi lo que acababa de suceder.







“¿Estás bien?”

Maka escuchó muy lejana la voz de su hermano, por más de que Noiz se encontraba a pocos metros del sofá donde andaba desparramada.

Desde la prueba HiME, sus energías habían decrecido con una rapidez inigualable, sintiéndose mucho más cansada de lo normal. Lo atribuía a los sucesos de la prueba, y a la constante preocupación que tenía con el tema de Soul.

Por más de que se había sentado a cranear al respecto junto a Hizumi y al mismo afectado sobre lo que había sucedido el día de la prueba HiME, ninguno había sido capaz de llegar a una conclusión convincente. La súbita aparición de Soul dentro del gimnasio parecía no contar con una explicación lógica.

Tal vez una conversación con Eureka le ayudaría a solucionar el misterio, pero Maka estaba decidida a evadir esa opción hasta que iniciaran las vacaciones, puesto que no quería cargarla con varias noticias repentinas y de gran magnitud durante los exámenes finales.

Igual, ya faltaba poco para el fin de ciclo, así que no le iba a costar nada mantener la boca cerrada por unos días más.

Sin embargo, la posibilidad de que algo le sucediera a su amiga y ella se encontrara sin arma era preocupante.

“Oye. Te hablé,” le dijo su hermano, y Maka rodó los ojos.
“Que extraño que te preocupes por mí.”
“Estás que sueltas gruñidos y quejas ahí tirada en el sofá y me desconcentras.”
“Puedes ir a programar en tu cuarto, ¿sabes?”
“La sala no es tuya,” le recordó Noiz. “Y necesito la computadora estacionaria.”
“…” Maka suspiró pesadamente. “Me voy si me ayudas con algo. ¿Puedes ser mi consejero emocional?”
“Hablas como si no lo fuera constantemente.”
“Sheesh. Qué pesado.” Maka se giró hacia el lado opuesto, observando el respaldar del sofá con mucho detenimiento. “Siento que… he cometido un error.”
“Eso no es nuevo. ¿Qué lo hace diferente?”
“Le estoy guardando un… secreto, o algo así, a una amiga. Y ese secreto ahora es mucho más… ¿preocupante? Porque implica a una persona que conocemos en común. Pero—”
“No entiendo nada de lo que me dices.”
“Ugh.” Maka volvió a girarse hacia su hermano. “No tengo que contarte todo con lujo de detalles. Sólo… uh… ¿No sé como explicarlo bien?”
“…” Noiz volvió a prestarle atención al monitor de la computadora.
“¡No me ignores!”
“Te ignoro mientras se te ocurre una manera de explicarme lo que pasa.”
“…Okay, okay. Uh… ¿Tengo una amiga muy querida? ¿Eureka? Creo que te he hablado sobre ella.”
“Sí, creo.”
“Y… le estoy escondiendo algo que pasó. Pero ahora la situación en cuestión ha empeorado.”
“¿No puedes ser más específica?” Noiz volvió su mirada hacia ella. “No entiendo nada—”
“¡Está bien!” Maka rodó los ojos, mientras se incorporaba en el sofá. Le dedicó una mirada seria a su hermano, y lo observó fijamente. “Noiz… yo… soy una HiME. Di mi prueba hace poco.”
“…”
“…”
“…”
“¿No vas a decir nada?”
“¿HiME, no?” Noiz sonrió de lado. Parecía a punto de reírse, pero a último minuto se aguantó las ganas de hacerlo. “Okay.”
“¿¡Qué fue esa reacción!? ¿Tú… sabes qué es una HiME?”
“Tengo un amigo que es key,” contó Noiz, como si fuera algo muy común en su día a día. “No es nada nuevo.”
“¿No te sorprende que yo lo sea?”
“No. Al contrario, me sorprende que te hayas demorado un ciclo en decidir postular.”
“Cuando me enteré de todo y opté por hacerlo, me di cuenta de que no pasaría si daba la prueba. No me encontraba en condiciones físicas aptas para hacerlo. Por eso te mencioné lo de las clases de judo y tae kwon do.”
“Ah, por eso me arrastraste contigo.”
“Sí.” Maka suspiró. “Y me ayudó muchísimo, no lo niego. Pero con un mes no iba a ser suficiente… por eso han sido como dos, tres meses de entrenamiento, más o menos.”
“Mm. Bueno, eres HiME. ¿Qué hay con eso?”
“Eureka también lo es. Y… puede que le haya escondido este detalle. Osea, ella no sabe nada aún. El tema es que es un poquito más complicado que eso. Ella tiene un arma cuya verdadera forma es humana. Es un chico de nuestra edad.”
“¿Soul?”
“¿Cómo sabes?” Maka arqueó una ceja.
“No eres nada discreta con tus conversaciones.”
“…” Maka recordó en esos instantes su tendencia a hablar con el altavoz de su celular a todo volumen y lo ruidosa que podía ser con sus llamadas. “Okay, okay. Cierto. Pero tengo varios amigos, ¿por qué pensaste que era él?”

“Supuse que era un tema amoroso con Eureka. Un triángulo o algo, y como te gusta So— OYE” Noiz se había visto interrumpido por la almohada que Maka le había lanzado.
“¡No me gusta Soul! ¿Qué te sucede?”
“…Lo que tú digas,” dijo Noiz. Se tapó la boca para esconder su risa, pero Maka alcanzó a oírlo.
“¡No te rías!” Maka lo fulminó con la mirada. “Bueno, sigo con mi tema. Uh… ¿su arma apareció en mi prueba HiME? Lo que indica que ahora es mi arma. Y ella no sabe nada.”
“Y supongo que va a necesitarla porque su rebel puede atacarla en cualquier momento.”
“Sí.” Maka suspiró. “Pero me da miedo su reacción a todo. No fue mi intención…”
“¿Y sabes si hay manera de arreglarlo? Tal vez puedes tener un arma distinta.”
“Es que… ¿lo convoqué? Entonces supongo que es un vínculo que va más allá de todo.”
“…” Noiz la observó como si fuera el bicho más extraño del universo. “¿Tu vínculo con Soul es más fuerte que el de ella?”
“¿Creo?”
“¿Es tu key?”
“…”
“…”
“¿N-No?” Maka desvió la mirada, riendo como idiota. “JAJAJAJA, ay Noiz, qué gracioso eres~”
“Es tu key. Con razón.”
“No lo es. Period.” Maka volvió su mirada hacia él, muy decidida. Noiz sonrió. Ese sabelotodo. “¡Okay! No sé. Creo que no.”
“¿Qué tan difícil es preguntarse a uno mismo quién es la persona más importante en nuestras vidas?”
“A ver, know-it-all. ¿Quién es esa persona para ti?”
“…Mamá,” dijo él, un poco avergonzado. Maka sonrió.
“Siempre has sido un niño de mami, es cierto.”
“No jodas.”
“Jaja~”
“¿Ves? Es sencillo.”
“Yo… pensé que eran mamá y tú. Pero… no sé, tengo mis dudas desde hace un tiempo.”
“Creo que esas dudas son suficientes para darte una pista.”
“¿Tú crees?” Maka soltó un suspiro, angustiada. “Tengo la sensación de que esto es más sencillo de lo que parece. Y, aún así, estoy que le doy mil vueltas al asunto.”
“Bueno, empieza por partes. Primero, resuelve lo de Eureka. Luego, espera a tu rebel. Ya más adelante, lo del key te parecerá algo insignificante. Sobretodo porque esa persona desarrollará poderes… o algo así, y te ahorrará tiempo, porque ya no tendrás dudas al respecto.”
“¿Tú cómo sabes eso?”
“¿Mi amigo? ¿Es key? ¿Ya te dije?” Noiz rodó los ojos.
“Ah, cierto, lo siento.” Maka le sacó la lengua. “Pero gracias. Tienes razón. Creo que debería resolver esto lo más pronto y en vez de preocuparme por mi key, estar pendiente de mi rebel.”
Noiz asintió. “Ten… cuidado, ¿sí?”
“…” Sorprendida por el tono de preocupación en la voz de su hermano, Maka se quedó unos instantes sin una reacción clara. Sin embargo, no demoró en esbozarle una gran sonrisa. “Claro.”







Aún a pesar de los exámenes finales y las entregas que debían, Ken y Sho se habían hecho un pequeño tiempo en la noche para cenar juntos. Sho había preparado la cena, aprovechando que había llegado un poco antes del trabajo que su hermano.

Como era costumbre, el que no preparaba la comida se encargaba de poner la mesa, y Ken fue rápido en hacerse cargo de ello. No demoraron en tener todo listo, y se sentaron a cenar tranquilamente.

“¿Me pasas la sal?” le pidió Ken, y Sho asintió, extendiéndole el salero. “Gracias.”
“Pensé que lo había sazonado bien,” comentó su hermano, preocupado. Había jurado que el pescado le había salido delicioso, pero ahora dudaba de sus habilidades culinarias. Tampoco era tan bueno como Souji, pero al menos creía saber defenderse en aquel ámbito.
“No, no, sí vi cuando lo sazonaste. Pero creo que me estoy enfermando, porque lo siento un poco insípido.” Ken suspiró.
“Antes de ir al trabajo paso por la farmacia y te compro pastillas para la gripe.”
“Sí, por favor.” Ken sonrió. “Gracias, Sho.”
“No hay problema.”
“Por cierto,” dijo Ken, echándose un poco de sal en la mano para esparcirla por su pescado. “¿Qué tal te va con Souji-san?”
“¿…Bien?” Sho arqueó una ceja, un tanto confundido.
“Oh, no sé si escuchaste bien.” Ken sonrió. “Dije ‘¿Qué tal te va CON Souji-san?’.”
“¿`Con’?”
“¿No están juntos?” Ken lo observó, curioso, mientras cortaba otro pedazo de su pescado con los palillos.
“¿¡QUÉ!?” Sho casi escupe la sopa que andaba tomando.
“Ha estado viniendo a la casa muy seguido, y el otro día se despidió de ti con un bes—”
“¿¡NO ESTABAS DORMIDO!?” gritó Sho, sumamente preocupado.
“No.” Ken sonrió. “Fui a la cocina por agua y lo ví todo.”
“…” Sho agachó la cabeza, intentando esconder su sonrojo y fallando en el proceso.
“Así como esa vez que llegué del trabajo y los encontré en el sofá a cinco metros de distancia.”
“El sofá ni llega a tres metr—”
“¡Ese no es el punto!” Le reclamó Ken, y luego suspiró. “Sho, no soy tonto. Entiendo que quieras esconderlo porque es un tema muy riesgoso, pero lo mínimo que pudiste haber hecho es contarme a mí.”
“…” Sho desvió la mirada. “No quería hacerte cargar con esto también. Pensé que sería incómodo para ti en el caso de que te toparas con Adachi. La universidad es grande, pero a veces esas coincidencias pasan.”
“…” Ken asintió. “Y lo entiendo. Pero luego de nuestra discusión y reconciliación, pensé que me contarías…”
“Lo siento.” Sho suspiró. “Fue mi error. Debí… hacerlo. Pero estoy… estoy muy distraído. Todo esto es nuevo. Nunca he estado con alguien. Y bueno, no somos pareja, pero hacemos muchas cosas de pareja… entonces me confundo más.”
“¿Pensaste que sería solo físico?”
“Sí, eso pensé— ¡KEN!” le gritó Sho, rojo hasta las orejas.
“Es divertido ver esta nueva faceta de ti.” Ken sonrió. “Nunca pensé que llegaría a verlo.”
“Ya quiero verte en mis zapatos.” Sho sonrió de lado.
“No sé… dudo que eso pase pronto.”
“Eso pensé yo. Y ahora me ves.” Sho rodó los ojos, enojado.
“Pero lo tuyo es un caso especial, ¿no?”
“…Supongo. Es la culpa de Souji.”
“¿Lo es?” Esta vez, Ken sonrió de lado.
“No… No sé. Lo único que sí sé es que estoy muy confundido.”
“¿Por qué? A mí me queda claro todo. No es solo físico porque realmente te gust—” Ken se vio interrumpido por la mano de su hermano tapándole la boca.
“No lo digas en voz alta,” dijo Sho, muriéndose de la vergüenza.
“¡No creas que no me da vergüenza hablar de esto!” Ken también andaba muy sonrojado. “Pero… quiero ayudarte. Te veo feliz, aún a pesar de todo. Pero sé que si pudieran estar oficialmente, andarías más feliz, y eso es bueno.”
“…Heh.” Sho le sonrió. “Gracias, Ken,” y le revolvió los cabellos. “Aunque… lo dudo. El tema de Adachi es preocupante, y no sé si deba presionarlo con eso.”
“Mm… Souji-san debe andar muy preocupado por ello. ¿Te parece si lo invitamos a cenar? Se lo dije cuando fuimos al festival de Sanno, pero… no sé si se acuerda.”
“Mm. Le aviso, normal.”
“¿Crees que pueda? Estamos en finales… Lo sugerí para ayudarlo a despejarse un poco, pero puede que tenga el efecto contrario.”
“Bueno, se está haciendo un espacio para mí, así que supongo que podría coincidir con sus tiempos. Déjame mandarle un mensaje.”
“¡Okay!”

Sho fue veloz en sacar su celular de su jogger, buscando el contacto de Souji con mucha facilidad. Tipeó un mensaje rápido y lo mandó inmediatamente, dejando el móvil a un lado de su comida.

“…” Unos segundos de silencio y el ringtone de una notificación lo alarmó, motivándolo a chequear si se trataba de Souji. Y efectivamente, era una respuesta afirmativa de su parte: Souji andaba muy emocionado con la idea, y planeaba hacerse un tiempo para la cena, aún a pesar de los exámenes finales. Sugería que fuera el fin de semana, lo que le parecía buena idea a Sho.
“Ken, a ti también te van a dar libre desde el jueves hasta la semana que viene, ¿no?”
“Sí, aunque luego tendré horario full por dos semanas,” comentó Ken, un tanto angustiado.
“Entonces podríamos cenar el fin de semana.”
“Oh, me parece buena idea. Dile que andamos libres también.” Ken sonrió.
“Sí.” Sho asintió, y comenzó a tipear su respuesta. “…Conociéndolo, va a querer ayudarnos a preparar la cena por más de que sea el invitado.”
“Sí…” Ken suspiró, y luego rio. “Pero creo que mejor, así nos da más tiempo para conversar.”
“¿Sobre qué?” Sho arqueó una ceja.
“Sobre… cosas de la vida.” Ken rio, un tanto nervioso. “¡En fin! No puedo esperar al fin de semana.”
“…” Sho guardó silencio, observándolo de reojo.

Aquella reacción no había pasado desapercibida para él, después de todo.






Ken y Sho siempre habían vivido en armonía.

Se complementaban, a su manera, porque lo que a uno le faltaba, el otro podía otorgar. Con varios años viviendo solos y por su cuenta, ya habían designado quién era el encargado de cada tarea: cocinar, lavar la ropa, limpiar los cuartos, étc. El presupuesto no les permitía más que ir a la lavandería un par de veces y darse pequeños lujos de vez en cuando, por lo que preferían encargarse ellos mismos de los quehaceres que contratar a un tercero.

Pero ese día había sido terrible. No sólo por finales: Sho y Ken parecían muertos vivientes. Sino también por un turno extra que le tocó cubrir a Sho inmediatamente después de una de sus presentaciones finales. En un inicio, había intentado excusarse con finales, pero su jefe lo había convencido con el prospecto de pagarle el triple por hora. Ken, por su lado, se había amanecido estudiando para el final de ese día, y ni bien había regresado a casa, su cuerpo le demandó descanso, tumbándolo en su cama en cuestión de segundos.

Para cuando cayeron en cuenta de que Souji llegaría en cualquier momento, ya era muy tarde: ninguno había podido ir a hacer las compras y estaban al borde de un colapso mental.

Cuando el timbre sonó, esperaron lo peor. Pero al abrir la puerta, se encontraron con la sonrisa radiante de Souji, y sus bolsas de papel llenas de ingredientes llenaron de felicidad —y mucha culpa— a los hermanos.

“Supuse que estarían agotados, así que compré todo en la tarde.”
“Explícame cómo consigues verte así de bien y no como cualquier universitario común en semana de finales,” comentó Sho, enojado. Souji siempre tan perfecto, para variar.
“¿No sé? Hoy no tuve ningún examen, así que fácil es por eso.” Souji sonrió. “Ahora vayan a descansar un rato, mientras yo preparo la cena.”
“¡Pero Souji-san!” Ken se mostró indignado. “¡Nosotros te invitamos a cenar!”
“Sí, y no seré una visita maleducada. Si mis anfitriones están a punto de caer rendidos, lo mínimo que puedo hacer es ayudar.” Souji le sonrió.

A su lado, Sho negó con la cabeza, indicándole que lo mejor era rendirse.

Ken suspiró, y accedió.

“Está bien. Mil disculpas.”
“Tranquilos. Al contrario, gracias de nuevo por la invitación… ¿Me… ayudan?” Souji sonrió, un poco incómodo. Sho y Ken corrieron a quitarle las bolsas de las manos, apurándose en entrar a dejarlas a la cocina. Souji los siguió de cerca, luego de cerrar la puerta y sacarse los zapatos.
“Me indican donde están las cosas y yo me pongo a trabajar.”
“Las sartenes están en el horno,” comentó Ken.
“Los platos en esta alacena,” dijo Sho, dándole un par de toques. “Es un poco alta, pero—”
“Sho, me llevas seis centímetros. No es mucho.” Souji sonrió. “Si puedo llegar, tranquilo.”
“…” Sho rodó los ojos.
“Ah, Souji-san, creo que Sho lo decía para que le pidas ayud—”
“¿No?” Sho interrumpió a su hermano.
“¿Era por eso?” Souji le preguntó, curioso.
“…No.” Sho desvió la mirada.
“Aw, lo siento. Pero en serio sí llego. Si fuera Ken, tal vez…”
“…” El mencionado se sintió un poco más pequeño de lo normal. Lo más triste era que superaba la estatura promedio, pero al lado de Souji (1.84) y Sho (1.90), Ken se sentía como un enano. Eran máximo dieciséis centímetros de diferencia, pero ahí, en la pequeña cocina y con la alacena tan lejana, la diferencia se sentía mucho mayor.
“Lo siento, Kaneki. Creo que toqué un tema un poco delicado…”
“Mm-mm.” Ken negó con la cabeza. “Para nada. Ya estoy acostumbrado… después de todo, Sho es un gigante.”
“Oye, al menos no soy Ushiwaka. Él llega a los dos metros, creo.”
“Sí.” Souji asintió. “Me sorprendió lo mucho que creció…”
“Cierto, tú lo conocías de Middle School.”
“Uhhh… ¿Quién es Ushiwaka?”
“Oh, es un miembro del equipo de vóley de Rizembool.”
“Es el enemigo número uno de Oikawa.” Souji suspiró. “Hace un tiempo, se quejaba de él todos los días. Ahora… parece que está mejorando.”
“Bueno, con esa altura, supongo que Oikawa-san tiene sus razones.”
“Eso y que Ushiwaka es un regular del equipo nacional,” comentó Sho. “Aunque anda tomándose un break. Tal vez regresa a eso este ciclo que viene.”
“Sería una pena, porque veía más progreso entre ellos…” Souji pareció percatarse de que los dos hermanos estaban a punto de quedarse dormidos ahí parados. “Vayan a descansar.”
“Pero no hemos terminado de indicar—”
“Tranquilos, yo me ubico.” Souji les aseguró, con una sonrisa. “Y si no encuentro algo, voy y los llamo. Aunque lo dudo, la cocina es pequeña.”
“…Okay. Ken, anda a dormir.”
“¿Qué? ¿Y tú?”
“Yo dormiré en el sofá, por si Souji me necesita.”
“…” Ken tenía toda la intención de refutarle, pero el sueño le ganaba. “Okay.”
“Nos levantas cuando esté listo. Te ayudamos con poner la mesa.”
“Sí, gracias, Sho. Ahora sí, vayan.”

No fue nada sorprendente verlos caer rendidos (o escucharlos, en el caso de Kaneki). Y se merecían un descanso, luego de tremendo ciclo y de todas las cosas que habían sucedido.

Aún les faltaban unos cuantos exámenes, pero Souji sabía que les iría bien de todas maneras. El vínculo entre los dos hermanos era muy fuerte, y estaba seguro de que entre ellos se apoyarían pase lo que pase.






Ken se despertó de golpe, extrañado por el silencio sepulcral del departamento: no oía ningún sonido proveniente de la cocina o la sala, lo que se le hacía muy extraño. ¿Tal vez Souji y Sho habían salido? Sin embargo, sabía que aquella idea carecía de sentido: Souji no dejaría la cena a medio hacer, no había forma de ello.

La curiosidad lo llevó a levantarse de su cama, sintiéndose un poco mejor luego de la siesta que había tomado. Con pasos calmados, salió de su cuarto y caminó por el pasillo hasta llegar a la sala, donde encontró a su hermano durmiendo en el sofá. Unos pasos más adelante le permitieron divisar que el horno andaba prendido y que faltaba poco para que termine de coccionar… lo que parecía ser una torta.

En la mesa, la cena estaba servida, y parecía recién preparada. Cuando buscó a Souji, no tardó en localizarlo en el balcón, tras la mampara, observando el paisaje nocturno de la ciudad..

Ken se le acercó, y su presencia pareció sorprenderlo un poco, pero Souji no demoró en sonreírle cálidamente.

“Disculpa, tal vez te levanté…”
“No, no te preocupes. Al contrario, cuando desperté, todo estaba en silencio.”
“Me daba pena despertarlos,” admitió Souji. “La cena está lista, pero Sho parece necesitar esta siesta… Y tú también te veías muy cansado.”
“No hay problema, Souji-san. Nosotros quedamos en cenar contigo hoy, y creo que Sho y yo pensamos igual. No tendría sentido que no cenemos juntos.”
“Gracias, Kaneki.”
“¡No te preocupes!”
“Entonces… ¿lo levanto?”
“¡Sí! Pero antes… quería…” Ken desvió la mirada. “Quería comentarte algo.”
“¿Mm?” Souji parecía un tanto curioso por el tema. “¿Creo que llevas con eso desde el Festival de Sanno?”
“Sí.” Ken sonrió, un poco avergonzado. Para variar, a Souji no se le escapaba nada. “Pues… sé que están saliendo.”
“Ah.” Souji se tapó el rostro con sus manos, de pura vergüenza. “¿Cómo te diste cuenta?” le preguntó, observándolo mediante una pequeña abertura entre sus dedos. “Supongo que no hemos sido muy precavidos. Y Sho—”
“Oh, no. Lo confirmé ese día que ví que te despediste de él con un beso, y el otro en que los encontré en el sofá a cincuenta metros de distancia…”
“Pero el sofá mide—”
“Tienen la misma reacción.” Ken rio. “Están en sincro.”
“…” Souji intentó taparse más la cara, pero sus risitas delataron que lo último que sentía era vergüenza.
“Si te soy sincero, lo supe ni bien los ví juntos en el Festival de Sanno. Cuando regresamos a casa, Sho se veía más… ¿tranquilo? Mucho más resuelto. Y supe que era por mí… pero también por ti.”
“…” Souji retiró sus manos, para posarlas en la varanda del balcón. “¿Cómo así?”
“Pues… ya me había comentado que le gustabas. Cuando hicimos las paces, claro. Y… bueno, por lógica, supuse que si seguían peleados, Sho andaría tranquilo conmigo, pero de mal humor con el resto. Y… ¿no fue así? Lo vi muy animado. Hace tiempo que no lo veía así.”
“Me sorprende.” Souji rio. “Antes de que nos encontraras, Sho quería regresarse a solas conmigo. Pensé que le enojaría el cambio de planes.”
“Un poco, tal vez. Pero ese día había hecho las paces con nosotros, así que eso fue mayor que todo.”
“Mm.”
“Souji-san…”
“Dime.”
“Creo que nunca lo he visto tan entusiasmado con alguien como contigo. No sé si Sho te habrá comentado sobre su vida en High School, pero nunca nadie llamó su interés. Esta es la primera vez que le gusta una persona, y no me agradaría pensar en la posibilidad de que todo salga mal para él.”
“Entiendo a lo que te refieres. Por un momento pensé… que Sho sólo quería una parte de lo que yo podía darle. Y estuve muy equivocado. No sé cómo retribuirle lo que está haciendo por mí.”
“¿Cómo así?”
“Es muy distinto estar con alguien y no andar ansioso por eso. Sho es… diferente a lo que pensé, realmente. Es pegajoso, y acaparador, pero respeta mis límites en todo momento. Y me ha soportado todos estos días, con mis miles de quejas sobre trabajos en grupo, electivos y finales.” Souji rio.
“Sho es muy paciente, aunque a primera vista no lo parezca.” Ken le sonrió.
“Es cierto.”
“Pero entonces… no es justo, ¿no crees?”
“…No.” La expresión de Souji se tornó un tanto apenada. “No lo es. Pero Tohru… le tengo miedo, realmente. No tengo idea de cómo afrontar ese tema, y sé que ni bien se entere de lo de Sho, va a explotar. Necesito sentarlo y explicarle las cosas de la mejor forma, pero por más de que le doy vueltas al asunto, no sé cómo abordarlo. Hace un par de semanas que no nos vemos, y ando excusándome con los exámenes finales, pero falta poco para que esa excusa deje de funcionar.”
“Sí, lo entiendo. Es un tema muy delicado. Adachi-san es una persona impredescible…”
“Totalmente.” Souji suspiró. “Pero descuida, planeo solucionar esto muy pronto. No creas que me agrada estar con Sho a medias.”
“Oh, en serio te gusta Sho, Souji-san.”
“Sí.” Souji asintió, observando el paisaje. “Aunque… aún me sorprende lo mucho que demoré en notarlo. Tal parece que mi subconsciente sí lo tenía claro, eso sí.”
“¡Oh! Hablas de nuestras salidas al bar y eso. Siempre te le pegabas como lapa.” Ken sonrió. “Y… no puedo negar que me daba curiosidad, considerando que conoces por más tiempo a Oikawa-san. Supuse que si andarías así, sería con él.”
“Y sin embargo, nunca anduve a su lado cuando andaba mal. Hasta siento que lo hacía a propósito, para acercarme a Sho…”
“¿…De qué están hablando?”

La voz cansada y un tanto somnolienta del mencionado los hizo saltar en sus respectivos sitios. Ken y Souji intercambiaron miradas de temor, preocupados por el tiempo que Sho había estado observándolos, pero una chequeada rápida en su dirección les permitió notar que el pelirrojo aún seguía un tanto dormido. Se frotaba con rapidez los ojos, intentando hacer a un lado el sueño y fallando súbitamente. Souji le sonrió a Ken, y luego de devolverle el gesto, juntos ingresaron de nuevo al departamento.

“¿Cuánto tiempo he dormido?” preguntó Sho.
“Una hora y veinte, más o menos,” comentó Souji.
“Debieron levantarme antes,” dijo, y se incorporó en el sofá. Por inercia, empezó a deshacer la corbata michi en su cuello, puesto que andaba incomodándole desde hacía varias horas. “Creo que esa siesta me puso peor.”
“Si quieres dormir más, no hay problema.”
“No.” Sho negó con la cabeza. “Lo haré luego. No puedo seguir malogrando mis horarios de sueño.”
“Me alegra oír que tu salud te preocupe.” Souji le sonrió.
“No lo hago tanto por mí, sino por ustedes.” Sho suspiró.
“Eso es a la vez preocupante y un poco conmovedor.” Ken rio. “Bueno, ¿cenamos?”
“Sí.” Sho sonrió. Souji asintió, y los tres caminaron hacia el comedor.






“Kaneki te quiere muchísimo,” le comentó Souji, mientras caminaban juntos en dirección a la casa del peligris. Sho se había ofrecido a acompañarlo, argumentando que era muy tarde para irse solo. Ken secundó la moción, y Souji tuvo que rendirse ante la insistencia de ambos hermanos.
“Escuché parte de su conversación,” le respondió Sho.
“¿En serio?”
“Un poco. Más que nada, la preocupación de Ken de que… bueno, de que salga herido. Y no tienes de qué preocuparte, te lo dije la otra vez. No importa lo que decidas, a largo plazo. No quiero presionarte a nada.”
“A veces me sorprende lo maduro que puedes ser.”
“…” Sho rodó los ojos.
“Es como si fuera tu única excepción~”
“Souji, mierda. No.”
“Jaja~” Souji rio. “Gracias por ser tan comprensivo. Pero no te preocupes. Se lo prometí a Ken, y a ti también te lo prometo. Voy a solucionar esto lo más pronto posible. No se puede quedar en el aire, y no se va a quedar así. Estamos a puertas de vacaciones… así que voy a tener que hablar con Tohru de todas formas.”
“…” Sho se detuvo en seco, obligando a Souji a hacer lo mismo. Su expresión consternada le dio curiosidad: sólo lo había visto así cuando se trataba de Kaneki, pero tal parecía que Souji era capaz de sacar reacciones parecidas de él. “Ten cuidado, por favor.”
“No te preocupes. Por supuesto que lo haré.”

Y aunque sonaba muy seguro por fuera, Souji admitía para sí mismo que la complejidad de la situación parecía jugarle en su contra desde todos los ángulos.

Pero debía hacer un esfuerzo por arreglarla. Después de todo, era su culpa, y ni Sho, ni Tohru, ni nadie, merecía sufrir por un error suyo.


« Last Edit: May 01, 2019, 06:23:12 AM by Eureka »


Mery

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #481: November 30, 2018, 10:49:55 PM »
005.2


Llegado el jueves y con él su clase de historia con Alexy, Alice ya se sentía más en órbita. La lección era fácil de seguir si se prestaba suficiente atención y, gracias a las separatas que el profesor les proporcionó, tanto ella como su amigo tenían la certeza de que podrían nivelarse pronto.

"¿Apuntaste todo lo que dijo?" Preguntó Alexy mientras salían del edificio.
"Tanto no, pero no creo que haga la gran diferencia."
"Por un momento no supe si estaba escribiendo en japonés o árabe." Suspiró el chico con pesar. "En cualquier caso, creo que ni yo lo puedo leer ahora."
Alice rodó los ojos y sonrió. "Ya no sufras, te presto lo mío."
"¡Graciaaas!" Alexy le rodeó los hombros con un brazo y con el otro buscó algo en su maleta. "En mis otras clases prácticamente no necesito escribir, mira, mañana justo me toca dibujo artístico." Dijo enseñándole su horario en una hoja enmicada.
"Menos mal entonces." Rió Alice. "Ahora quita tu brazo, Alexy, pesas."
El más alto se separó de ella haciendo una mueca. "No es cierto, sólo te molesta porque te hago ver más pequeña."
"Eso también." Aceptó ella frunciendo las cejas. "Pero recuerda que aunque mides como veinte centímetros más que yo, peso casi lo mismo que tú; lo cual me recuerda, necesitas hacer más ejercicio, Alexy."
"¿Ahora tú también? Kentin debe haberlo sugerido al menos tres veces este semana, y apenas estamos jueves."
"El chico sabe que lo necesitas."
"Ugh, primero la universidad, más adelante veré eso."
"Podríamos salir a correr juntos.” Sugirió Alice tirando con entusiasmo del brazo de Alexy, que soltó un suspiro lamentable que transmitió todo su desagrado ante la idea.
"No voy a madrugar, Alice, por algo busqué tener clases en la tarde."

Alice iba a protestar, pero su celular vibró en su bolsillo y debió soltar a Alexy para revisarlo. Para su sorpresa era Shinya preguntando si ya había salido de clases.

"¿Quién es?" Preguntó Alexy mientras ella le escribía de vuelta.
"Ahora te explico, se me había olvidado contarte."
Alexy la miró con sospecha. “Vale, pero de una vez."
"¡Qué pesado!” Alice volvió a recibir un mensaje y luego rió. "Bueno, no vas a tener que esperar."
"¿A qué–?”

“¡Risu-chan!”

Alice se giró al escuchar aquel apodo y, luego de un momento, Alexy hizo lo mismo.
Shinya la saludaba agitando una mano mientras se aproximaba a ellos con su particular sonrisa de siempre adornándole el rostro. Según lo que le había escrito, estaba cerca y podía pasar por ella.

Como esperaba, Alice pudo escuchar casi de inmediado al peliceleste a su lado maldecir lo bajo.

“¿Alice, qué demonios?” La acusó entre dientes. “¿Quién es?”
“¿Recuerdas lo que dijiste el otro día sobre si me volvía HiME?”
“¡No!”
“Bueno piensa rápido, porque ahí viene Yukito.”
« Last Edit: March 22, 2021, 11:35:07 PM by Mery »


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #482: December 01, 2018, 10:49:39 PM »
Iniciando el mes de diciembre. Tengo que avanzar porque a mediados me voy de viaje


NOMEACUERDOENQUENUMERODECAPITULOVOY:U
okedito #49

No debía soltar su mano. Estaba completamente segura que no debía soltar su mano.

Todavía no lograba comprender profundamente y desde toda perspectiva la magnitud de su capacidad de abrir portales, por tanto, tener el control de la intangibilidad atómica. Era demasiado poder para ella, quien a duras penas podía controlarlo.

Pero ella lo provocaba.

Apretó con más fuerza la mano de Allen para no permitir que se soltara en un accidente y quedase suspendido en el tiempo espacio de quien sabe que contexto espacial. Los dos mantenían los ojos cerrados por inercia, dada la gran gama de luz penetrante que se expandía alrededor de ellos.

“Kana, puedes abrir los ojos. Creo que no hay peligro” Fue Allen el primero en arriesgarse a abrirlos y mirar lo que pasaba a su alrededor. El entorno se movía como si viajaran a la velocidad de la luz, todo muy iluminado y a una velocidad que causaba cierto mareo y confusión. Kana abrió sus ojos, con precaución. Como había dicho Allen, no había un peligro asociado con mirar. “No debemos soltarnos.”
“S-sí” asintió, un poco preocupada. Entonces estaba en lo cierto de pensar que si soltaba a Allen este corría peligro, mientras ella seguiría en esa especie de limbo luminoso. “¿Qué deberíamos hacer?”
“Tú eres la que provoca esta gran intensidad” Dijo el peliblanco, embozando una sonrisa curiosa. Parecía fascinado con lo que pasaba pese a que era completamente riesgoso. “Tu capacidad consiste en abrir portales. Trata de concentrar tu capacidad e imagina que abres un portal como lo has hecho ya antes.”
“O-Okay.” La peliblanca se concentró por unos segundos, hasta poder alcanzar algo de calma en medio de tanta adrenalina y movimiento. Pudo abrir un portal frente a ellos, tal vez si saltaban… “¡Cuidado!” Pero un movimiento de succión repentino desde el otro extremo opuesto al portal parecía intentar llevar a Allen hacia otra dirección. La HiME lo sujetó con más fuerza y como pudieron entraron en el portal que parecía ser la única solución.
“¡AH!” Gritaron al unísoro. Ambos ingresando por el portal que se transformó en una especie de túnel donde las leyes de la física parecían aplicar todas sus teorías y manifiestos relacionados a la cuántica. Después de un ajetreado ingreso, donde parecían ser arrojados de un lado a otro, fueron expulsados a otra dimensión.
“¿Dónde… estamos?” Allen se sobó la cabeza con la mano libre. Observó a su alrededor y parecían estar en un panorama nocturno en lo alto de una montaña. “¿Aurora boreales?” quedó perplejo al ver una hermosa iluminación verdosa de luces naturales en el cielo. “Kana-chan, ¿pensaste en algún ambiente nórdico? Esto parece Finlandia o Noruega por el fenómeno de la aurora boreales”
“Eso intenté… Pero la verdad es que en un momento me bloqueé cuando casi te pierdo antes de entrar al portal.”
“¡Esto es interesante! AH, me gustaría tener algo para registrar este momento… ¡Espera!” Recordó que llevaba consigo su teléfono móvil. Trató de prenderlo, pero estaba muerto “¿Qué? ¡Pero si cargué esta mie…!” Vio que Kana lo observó con atención. “Uh, lo cargué antes de estar contigo.”
“Bueno, tal vez estamos en un punto donde hay demasiada magnitud y los artefactos electrónicos no son útiles.” Kana alzó la vista para observar el sitio. Era muy hermoso.  Siempre había soñado con ir a los países nórdicos. Cada año juntaba dinero para poder viajar, pero lamentablemente siempre surgían gastos en el camino y volvía a quedar en cero. Ella sonrió suavemente. “Siempre quise conocer este lugar. Llegar hasta lo alto de las montañas como el rey Ragnar y contemplar las auroras boreales.”
“…” Allen quería comentar algo al respecto relacionado con Ragnar, recordándolo de los libros y, por qué no, también por la serie ¨Vikings¨ pero algo consternó su pensamiento. “¡¿Q-qué?! ¡Qué es eso!” apuntó al cielo. A un montón de nubes o algo así, con forma de dragones blancos y delgados.
“No lo sé, tal vez unas nubes…”
“N-no…” Allen se sintió un poco avergonzado por mostrarse tan sorprendido hace un rato. “Puedo jurar que vi una formación de criaturas, como si emigraran.”
“…” Tal vez su amigo quedó un poco afectado por el ¨viaje¨, fue lo que pensó. “Descuida, son solo nubes…” le dijo al verlo aún preocupado.
“No lo sé… Este sitio es sospechoso.”
“Entiendo que no logro controlar mi capacidad, pero deberías darme mérito por traernos aquí en una pieza.” Ella entrecerró los ojos.
“N-no… no digo que lo hayas hecho mal no te lo tomes así.” Miró hacía varias partes, de pronto se sentía asechado. “Tal vez deberíamos ir montaña abajo. Buscar ayuda.”
“…Bueno.” Kana alzó los hombros. No veía el peligro que tanto aclamaba su amigo. Vio por última vez ese hermoso cielo antes de comenzar a bajar, siguiendo a Allen. Como era de noche había que tener cuidado con la bajada, muchas piedras se desprendían. Fue raro sentir que la montaña temblaba conforme ellos bajaban. “Allen…”
“¿Sí?” Allen iba unos pasos adelante, se giró a ver a la HiME.
“¿Es normal sentir que la montaña se mueve?” Tenía miedo de admitirlo, porque sentía que le daría la razón respecto a la preocupación de Allen de hace un rato sobre que no era un sitio normal.
“No…No debería ser así” Abrió los ojos enormemente. Había sentido lo mismo, pero no le había dicho a Kana para que no pensara que era una especie de gallina o algo. “¿Uh?”
“¿¡Qué!?” Kana saltó hacia atrás, cayendo sentada. La montaña comenzó a moverse con mayor intensidad y por poco perdieron el equilibrio cayendo hacia abajo. Allen se acercó a ella con dificultad y la tomó del brazo. “¿Un terremoto?”
“N-no…” Allen negó, muy confundido. “Un… gigante.”
“¡¿QUÉ?!” Kana se congeló.
“Kana-chan, creo que entramos en un mundo de realidad paralela donde las criaturas mitológicas sí existen. ¡Será mejor que abras otro portal!” Tuvo que gritar lo último puesto que la montaña tuvo una violenta sacudida.
Ambos escucharon un gruñido aterrador. Pero más aterrados quedaron cuando se vieron sobre el hombro de un monstruo gigante humanoide que tenía forma de montaña.
“N-no puede ser.” La HiME se consternó al ver que el rostro de esa cosa comenzaba a ladearse para mirarlos amenazadoramente.
“S-sí puede ser… y lo sabes.” Dijo Allen. “Recuerda el postulado que plantea la teoría de los universos paralelos donde en algunos existen este tipo de fenómenos y…”
“¡Allen, no estamos en el momento de tener una magistral charla sobre física cuántica!”
“¡Perdón!” Gritó, para que le escuchara. “¡Tienes que abrir un portal ahora ya!”
“¡Y si nos llevo a algo peor a esto! ¡Algo como un Silent Hill!” Ella negó con la cabeza.
“¡No pasará! Esta vez llegamos a este universo extraño porque intentaste pensar en un país escandinavo pero tu concentración se bloqueó al verme en peligro y la ¨idea¨ quedó a medias. Ahora sí debes pensar en un sitio real y que podamos llegar.”
“¿Crees que puedo concentrarme con tranquilidad con esta cosa?” Dicho esto, el gigante comenzó a gruñir y sacudirse más. “Ok” cerró sus ojos, Allen a su lado trató de cubrirla para protegerla de los peñascos de piedra. Ella lo sujetó del brazo para no perder su contacto. Uno, dos, tres. Se concentró lo más que pudo e invocó de nuevo la creación de un portal “¡Ya está!” Agarró a Allen y entraron en él antes de ser devorados.

Sentía frío y humedad alrededor suyo. Escuchaba el movimiento de agua un poco más allá. Estaba todo muy oscuro, pero sabía que era porque mantenía los ojos cerrados. Una cefalea intensa le abordó con un dolor penetrante. Dudaba si la mejor opción era abrir los ojos en ese momento.

“…” Poco a poco abrió los ojos con dificultad. Lo primero que vio fue un cielo gris y lo que parecía una mañana bastante nublada. Se tomó unos segundos en reincorporarse, sintiendo su cuerpo con esa sensación de estar adolorido como cuando se hace demasiado deporte. Lo segundo que vio y que la dejo anonadada era un inmenso mar frente a ella, en un clima frío, donde la noche anterior había nevado y rastros de esa nieva ahora era hielo alrededor de la costa. La arena era de un tono gris, y todo parecía estar en una completa armonía con la naturaleza. Se abrazó a sus piernas quedando unos segundos así. “¿Allen?”

Recordó a su compañero. Se sintió mal al olvidarse momentáneamente de él por estar absorta en ese paisaje. ¿Y si lo había perdido? Porque cerca de ella no estaba. Se puso de pie y comenzó a buscar por el lugar. Las zapatillas sonaban como ¨quebrando¨ la delgada capa de hielo sobre la arena. Llamó a su compañero, pero no tuvo respuesta. Un nudo se formó en su garganta.
Luego vio que más allá parecía estar alguien, inerte sobre la arena. Ella se preocupó y corrió hasta él reconociendo los atuendos de Allen. Se arrodilló a su lado y soltó un suspiro de alivio al ver que respiraba sin dificultad. Ella lo meció suavemente.

“Allen”
“Hmm..” El chico poco a poco comenzó a intentar abrir los ojos. Al parecer, pasando por los mismos síntomas que había padecido la HiME al despertar. “¿Dónde estamos?” Preguntó, al ver a Kana mirándolo con curiosidad.
“Pensé en Islandia… Espero no haberme equivocado esta vez.” Sutilmente le apretó la mano a Allen.
“…” El peliblanco sintió como incrementaba Kana el apretón, aunque ella mirase hacia sus ojos sin expresión y no hacia sus manos. Pensó en un instante que tal vez ella hizo ese gesto castigándolo por la vez anterior donde le había dicho que no estaban en el lugar que ella pensó, pero luego descifró bien su mirada y parecía que ella hacía ese gesto por preocupación hacia él y, a la vez, por felicidad de verlo bien. “Estoy bien, Kana-chan, no te preocupes.”
“Pensé que te había provocado un mal” Ella soltó el apretón. “Disculpa. Tenías razón hace un rato… ¿Hace un rato?” Luego ella se quedó pensativa. “Allen, ¿lo que pasó hace un rato fue real?”
“…No lo sé. Tal vez fue real o tal vez fue una alucinación esperable dada la fuerza de energía y consternación vivida en el portal.”
“Tal vez si fue una alucinación… Dudo que hayamos entrado en una dimensión tan… rara”
“Haha, tal vez.” Allen se puso de pie y contemplo el mar. “Oh, esto es hermoso.” Sólo por curiosidad, sacó su teléfono móvil y cuál fue su sorpresa de verlo en funcionamiento. “¡Perfecto!”
“¿Está vivo?”
“Sí” asintió. “Ven aquí, debemos tomarnos una fotografía con este paisaje de fondo.” Allen la atrajo y se tomaron una selfie con el mar de Islandia a su espalda. Comprobó la ubicación porque su GPs le indicó el sitio en el cual se encontraban. Luego notó otro detalle en su pantalla. “Ohw, tengo varios mensajes de Henry.”
“Debe estar preocupado. Si puedes, le mandas un mensaje.”
“Sí.” Asintió. Luego vio que un mensaje de su compañía que le indicaba que, al estar en el extranjero, saldría más caro y que no tenía cupo suficiente. “Qué raro, pensé que tenía saldo. Kana-chan, ¿Puedes mandarle un mensaje a Henry desde tu teléfono?”
“No tengo.” Negó con la cabeza “Mi hermano Ryouta lo destruyó…” Se molestó ante el recuerdo de su energético hermano lanzado varias canastas al cesto de básquet y no ver que entre el balón había agarrado el teléfono móvil de su hermana y lo había lanzado a metros de distancia. 
“Eh… Creo que no le podré responder a Henry de momento.” Allen se preocupó por otro detalle: Ni él ni ella traían dinero encima ni nada para pasar su estadía en ese lugar hasta pedir ayuda a sus familiares. “Maldición, no traje dinero ni mis tarjetas.” Él al menos estaba abrigado con un hoddie doble, pero la chica estaba con un vestido delgado y se abrazaba a sí misma para disimular el frío “Busquemos un café por aquí”
“Pero no tenemos dinero.”
“Ah, no te preocupes.” Le sonrió tranquilizadoramente. “Le pediré dinero a mi hermano o padres. Me pueden transferir por medio de la app de mi teléfono y puedo usar el mismo para hacer transacciones.”
“Prometo pagarte todo.”
“¿Bromeas? Me trajiste gratis hasta Islandia. Creo que no está mal que pasemos unos días de vacaciones aquí antes de volver.”  Ya se encargarían de contactar a Miranda Lot para pedirle ayuda con la documentación y evitar a la policía preguntándoles como de la nada habían llegado desde Tokyo a Islandia sin registro de viaje previo.

Ya en un café cercano, donde la temática era rústica y nórdica lo cual lo hacía hermoso ante los dos, ahora turistas, Kana se abrigaba las manos al ponerlas alrededor del tazón de chocolate caliente que le había traído Allen. Esperaba a su compañero quien había salido a comprar algunas cosas aprovechando de que vio unos locales más allá. Ella se mantuvo mirando por la ventana el paisaje, era lindo ver como las escharchas de nieve se acoplaban al cristal del vidrio.
Al final, ese sueño de adolescente de conocer algún país nórdico el cual se veía frustrado cada año pese a los esfuerzos y los ahorros, ahora se cumplía de un modo bastante particular pero allí estaba. Sólo lamentaba no tener dinero para llevar recuerdos, contratar tours y cosas así.

“Ya volví. Compré un cargador para mi teléfono móvil, compré estos guantes para cada uno, sombreros de lana y abrigos.” Mostró un montón de bolsas que traía consigo. “También reservé habitaciones en un modesto hotel por aquí cerca. Tiene temática vikinga y te gustará”
“Oh, tus familiares depositaron bastante rápido.”
“S-sí…”
“…” Le pareció notar cierto nerviosismo en el peliblanco, pero prefirió no preguntar. Además, se sentía bastante mal siendo su carga. “Lamento que tengas que pagar todo lo mío.”
“No te preocupes, Kana-chan, recuerda que debes tomarlo como que tú pagaste mi pasaje de avión hasta aquí. Así que es equilibrado. Además, sé que de ahora en adelante puedo ir donde quiera si te lo pido, haha”
“Uhm…” sonrió un poco. “Bien, entonces oficialmente iniciamos vacaciones en Seyðisfjörður, ¡yay!”
“¡Siii! Jamás había estado aquí. Así que tomaré fotografías como loco.”
“Tendrás que tomar también por mí, porfa.”
“Ah, por cierto.” Rebuscó entre las bolsas. Sacó una caja y se la entregó a Kana “Te compré un teléfono móvil para que tengas.”
“…” Kana lo recibió con suspicacia. “¿Te dieron tanto dinero?”
“Haha, Kana-chan sabes que vengo de una familia pudiente…”
“Pero recuerdo que dijiste que te habías prometido a ti mismo no pedirles dinero ni depender de ellos porque querías ser independiente.” Entrecerró los ojos, era sospechoso.
“Ahhh, pero a veces dadas las circunstancias hay que romper con los ideales.”
“Bueno… Te lo aceptaré, pero te lo pagaré. Sólo lo usaré para las fotografías ya que ni pienses en contratarme un plan porque allí sí que me devuelvo sola a Tokyo y sabes que ahora puedo.” Se burló del otro, divertida.
“Ah, no serías tan mala conmigo.” Hizo un gesto de tristeza. Pidió un café para él y cuando se lo trajeron le dio gusto ver que era con diseños incluso. Le tomó una fotografía. “Cierto, hay que enmarcar este momento.” Le pidió al camarero que le tomara una fotografía junto a Kana con el fondo de la ventana que daba hacia un hermoso lago azul intenso. “Gracias” recibió el celular “Ya está, la subí a mi Facebook. ¨Bienvenida vacaciones en Islandia¨ te etiquetaría, pero no tienes Facebook…” Ahora que lo pensaba, Kana era extraña al ser tan asocial en todo sentido. Quizá era como ese tal Kanda en cierto sentido, pero mucho menos amargada y marginal. “Ah, por cierto, ya le escribí a Henry para que esté tranquilo. Nos manda saludos y que nos cuidemos.”
“Aww, Henry.” La chica se puso cada mano en sus mejillas pensando en el rubio. “Es tan bueno.”
“Uh.”
“¿Qué?
“Suena como si te gustara.” Rio.
“¡No! Henry me encanta, pero como persona. Ya no existe gente así. Pero no me gusta. Sería un poco torcido que me guste el hermano de mi ex mejor amigo.”
“Hahaha, sería como para novela, de hecho.” Notó que Kana lo miró de pronto con suspicacia. “¿Qué pasa?”
“¿No será que le pediste dinero al buen Henry?”
“N-no. Ya te dije que, a mi familia, ¿Por qué es tan raro?”
“No sé… Debo estar paranoica con todo este movimiento. Disculpa.”
“No te preocupes. A cualquiera le puede pasar.” Le sonrió. Luego vio que la primera persona que le dio like a su publicación era Alma.


Había dormido desde la tarde del día anterior hasta la noche del día siguiente. Cualquiera pensaría que estaba bajo el efecto de un somnífero, pero en Ritsu Shikishima era relativamente normal que durmiera tantas horas después de terminar un semestre de estudios. Siempre se había dedicado al cien por ciento a sus estudios y le iba de maravilla, también en los clubs de deportes, de investigación y, aunque Akira lo molestase, en el club de Tolkien también. Era el estudiante perfecto en todo sentido, además de mantener una sonrisa amable y estar dispuesto de cooperar con los profesores o de realizar ayudantías a los compañeros que necesitaban reforzamiento.
Por eso Rizembool siempre lo mantuvo entre sus mejores recursos en la escuela y universidad. Ritsu desde el primer grado asistía a Rizembool así que la institución había formado cada paso que había dado.

Tras despertarse, se fue a asear y posteriormente a ello se sirvió un café bien cargado. Era increíble que tuviera aún tanto sueño. Era normal que durmiera de pronto así, pero jamás con tanta intensidad. Si estuviera más paranoico pensaría que lo estaban drogando.
Después del abrupto que tuvo en el congreso de genética humana de su carrera en Rizembool, se había vuelto algo paranoico y pensaba que Rizembool estaba vigilando cada paso suyo. Como siempre, pero ahora en un sentido más inquisidor que formador.

“Que estupidez…” Se dijo a sí mismo. 

Dirigió sus pasos al cuarto que le había dado a Akira. Golpeó un par de veces, pero nadie le abrió. Vio la hora en su reloj de muñeca registrando las 23:10, tal vez Akira había salido con esos amigos suyos a pasarlo bien. De todos modos, golpeó una vez más y abrió la puerta. Quizá estaba dormido y no había cenado así que le preguntaría si encargaban algo para comer.

No había nadie en ese cuarto. Estaba todo ordenado y parecía que nadie había estado allí desde el día anterior o más.

“…” Al mirar hacia el escritorio, se dio cuenta de algo que le llamó la atención. Tomó entre sus manos un pesado y bellísimo collar de diamantes. Seguramente ¨The Joker¨ lo había usurpado de algún rico. Pero era raro, Akira no llevaba ¨las cosas¨ a su casa. Tenía entendido que las dejaba en una especie de bodega que compartía con sus socios.
Se dio la media vuelta y cerró la puerta. Volvió a su propio cuarto y revisó en su celular algún delivery que le llamase la atención. Se recostó en su cama, en ese momento le llegó un par de mensajes.

Noriko Sonozaki —¿Tienes algo que hacer mañana en la tarde? Pensaba ir a la exposición de Yayoi Kusama, por si te animas.
Me —Okay. Nos vemos allá

Pensó en volver a contemplar su búsqueda de servicio gastronómico, pero en vez de eso se tumbó hacia un lado de la cama, sus ojos comenzaban a cerrársele solos nuevamente. Recordó que tenía otro mensaje más después del de Noriko y buscó en su pantalla, sólo alcanzó a ver la pequeña imagen del avatar del mensaje como la fotografía que le hacía pensar que era ¿Asuka Ryo?...Intentó darle touch a la pantalla pero estaba muy cansado, se quedó dormido rápidamente.

...

La noche ya estaba cayendo y después de asistir a la exposición de Yayoi Kusama e ir posterior a un Starbuck, los dos caminaban por la ciudad para conversar mientras tanto.

¨Me llama la atención su arte y dedicación. Cada punto que hace debe ser un universo propio para ella…¨ La muchacha siguió leyendo el folleto mientras caminaba acompañada de Ritsu ¨Aquí dice que hace sus obras dentro del Hospital Psiquiátrico donde ella voluntariamente se internó.” Observó de reojo al pelinegro. “No sale el diagnóstico que padece¨
“Esquizofrenia.” Respondió el joven, con una sonrisa enarcada en los labios. Mencionar padecimientos mentales era para él tal cual como cuando le dan un dulce a un niño. “Las alucinaciones que comenzó a experimentar a temprana edad la agobiaron a tal punto de perturbarla y someterla a un aislamiento que cada día la angustiaba más. Pero ella vio el modo más correcto de afrontar su propia enfermedad y transformó lo que veía en sus alucinaciones visuales en magníficas obras que le ayudaron a dominar el demonio de la psicosis y usarlo a su favor.”
“Es un poco perturbador que te gusten tanto estas temáticas, Shikishima. No olvido la vez que descubrí en tu Mac un blog web de un tipo que escribía sobre todos los psicópatas del mundo y narraba con cada detalle cómo había cometido los actos de homicidio.”
“Ah, es que la psicología forense te hace entrar en la mente del asesino… Pero la psicología forense es muy distinta de la psicología clínica, aunque en basal son en esencia parecidas.”
“Lo sé. No digo que esté mal. De hecho, sería bueno que te especializaras en Psicología Forense… Quizá te buscaría para que hicieras los peritajes cuando yo sea abogada.”
“Mh, no suena mal.”
“Deberías tenerlo como una buena opción.” Insistió la peliazul.
“Aún me queda mucho tiempo para pensar en qué especialización escoger antes de salir de Rizembool. Recién estoy en mi primer año.”
“Pero siempre es bueno programarse desde el comienzo.”
“Hehe, supongo.” Si él era organizado, Noriko era el triple. “¿Cómo estuvo tu primer semestre?”
“Bien. Creo que saqué uno de los promedios más altos. Posiblemente llevé muy bien también mi rol como presidenta de los estudiantes de Derecho”
“¿Hiciste nuevos amigos?”
“…” Ella lo observó fríamente. No era muy expresiva, pero era evidente que le había incomodado la pregunta del pelinegro. Él siempre intentaba analizar a todos y eso le molestaba. “¿No podemos tener una conversación normal sin que estudies mi perfil psicológico?”
“No estoy haciendo eso.” Le sonrió, con simplicidad. “Aunque sería bueno que pudieras tener lazos sociales más profundos que ser el ¨rol¨ social de interacción únicamente necesaria.”
“No conoces mi vida, Shikishima… No es como si no tuviera amigos.”
“Lo sé. Creo que no me expreso bien.”
“¿A dónde quieres llegar realmente?”
“Hm…” Él la observó unos instantes sin saber si preguntarle o no. A Noriko la conocía únicamente de Rizembool por ser una alumna destacada como él así que era normal que los encargados de Rizembool los juntaran a menudo para representar a la universidad en distintas facetas. La había visto con una que otra persona conversar en Rizembool más allá de su deber como presidenta, pero no la había visto en una situación sentimental desde nunca. Quizá era muy prematuro hacer preguntas tan impertinentes. O tal vez no. “Sonozaki… Tú…”
“…” La chica ya intuía lo que el otro le iba a preguntar. Estaba preparada para no responder de un modo alterado o a la defensiva. No obstante, el sonido de un automóvil frenar de golpe cerca de la acera junto a ellos la alertó. Shikishima la tiró del brazo hacia atrás para que no sufriera un accidente.  “¡¿Qué pasa?!”

El vehículo, que era en realidad una especie de limosina, era negro en su totalidad y con vidrios templados en negro por lo que no se veía nada. A la chica le parecía de pronto como esas absurdas películas de ¨Advenger¨ donde aparecía el tal Nick Fury. La ventana se abrió y una odiosa música se dejó escuchar. Posteriormente la puerta también se abrió y un brazo alcanzó a Shikishima atrayéndolo hacia el interior. El pelinegro tuvo el gesto de respingarse hacia atrás, recordando fugazmente el mensaje no leído de Asuka Ryo y aquellos pensamientos medios paranoicos relacionados a él y Rizembool, pero no pudo evitar ser ¨capturado¨

“¡Déjenlo!” Ordenó Noriko, reaccionando más rápido que el pelinegro. Golpeó el vidrio de la puerta cerrada.
“Hey, tranquilo…” Le dijo a Ritsu un chico a su lado. Esa misma persona le puso una máscara a la fuerza.
“…” No le reconoció por estar cubierto con una máscara también pero luego asimiló su voz. “¿A-Akira?”
“Shhh.” Le susurró. Asintiendo. “Pero aquí soy Maiku”
“¿Aquí? ¿Qué es esto?” Parecía un poco oposicionista por haber sido sometido a estar allí. Estaba en una limosina donde había un montón de tipos con máscaras, champagne, otros licores y música a todo dar. Escuchó la letra. “¿Qué demonios es un Plakito?”
“Mh, no sé. Es esa ¨música¨ llamada reggaetón o algo así. Entre los presentes hay un tipo que es latino.” Akira se alzó de brazos. Se acercó más a él y le susurró “Actúa como que eres parte de ¨la fiesta¨”
“Espera, ¿Qué?”
“¡Déjenlo ir ahora o llamaré a las autoridades!” Noriko dio un puñetazo al vidrio cerrado. Otro más. Y luego una patada.
“¿Esa es Sonozaki de Rizembool? Vaya, no sabía que fuera tan… atlética”
“¡Nos vamos!” Gritó un tipo de adelante y partieron. Dejando a una preocupada Noriko muy atrás.
“…” Ritsu vio a los presentes todos celebrando y estar algo alcoholizados, la música le retumbaba en la cabeza y sentía que estaba en otra galaxia con muchos marcianos o algo así. El único al que conocía era Akira y con esos amigos y esos gustos fiesteros se le hacía un completo desconocido.
Akira notó que su amigo estaba incómodo “Nos escaparemos más allá. Ya reuní algunas cosas y me falta fingir que me siento enfermo o algo así para bajarme” Señaló su bolso, donde tenía ya recolectadas unas cuantas joyas.
“Yo sí me siento enfermo… ¿Por qué me haces estar aquí?” Le increpó, tranquilamente. “Dijiste que nunca no me involucrarías es tus… actividades.”
“Pero… Si tú me mandaste un mensaje de texto pidiéndome que te rescatara porque sentías que estabas en peligro asechado por unos tipos… No sabía que te referías a Sonozaki”
“¿Yo? ¿Rescate? No sé de que—“ Akira le mostró la pantalla de su celular donde claramente aparecía el número de Ritsu y el mensaje de auxilio. Ritsu inmediatamente sacó su teléfono móvil y verificó que, en efecto, desde allí se había mandado ese mensaje hace unos minutos atrás. “N-No… No puede ser.”
“¿Qué?”
“Y-Yo no escribí esto”
“Pero… es tu número.” Akira se quedó confundido. “Si no hubiera sido porque me pedías que te viniera a buscar urgentemente en esa dirección porque estabas el peligro ten por seguro que jamás habría venido a ti de este modo con el riesgo de involucrarte en mis problemas.”
“…” Bajo la cabeza.
“¿Ritsu?” El joven lo miró con preocupación. “¿No crees que alguien te haya hackeado? Oh…” Akira pensó, receloso. “Pero incluso saber a dónde estabas y mi número… es demasiado psicopático.”
“Debo haber sido yo…” se mantuvo cabizbajo.
“¿Qué?”
“Fui yo, seguro.”
“No creo.”
“Quizá he estado con pocas horas de sueño, sabes que eso vuelve paranoico a cualquiera. Seguramente mandé ese mensaje por inercia.”
“…”
“Pero gracias por preocuparte por mí y cuidarme incluso.” Le sonrió, alzando la cabeza.
“¿No confías en mí, cierto?”
“¿Eh?”
“Por favor. Estudiamos la misma carrera. A ambos nos fascina la mente humana, en distintos sentidos, tal vez, tú en el bien y yo en el más criminal por así decirlo, pero hablamos el mismo idioma. Sé que estás pensando que hay algo más detrás de todo este torcido panorama pero que tratas de convencerme que sí fuiste tú para averiguar primero solo por tu parte de donde salió el hacker y quién es. Luego, quizá, vas a ir y contarme cuando ya estés seguro con prueba en mano de toda la situación con el propósito de no involucrarme en problemas o algo por el estilo.” Le dijo seriamente. “No confías en mí, eso lo sé, pero también evitas meterme en problemas porque sientes cierta responsabilidad de mí y, me atrevo a decir, cierta lástima.”
“N-No, no es así…” Ritsu sintió como un hielo intenso le recorría la espina dorsal. Algunos podrían decir que Akira estaba un peldaño más abajo que Ritsu si revisaban sus calificaciones e historial, pero no sabían que muchas de esas malas notas eran por ausencias y muchas veces expulsiones de escuelas por comportamiento inapropiado. Pero Ritsu sabía que ambos estaban en la misma escala y sentía que muchas veces Akira lo podía leer demasiado profundo como si éste tuviera poderes telepáticos. “No creas que no confío en ti… Y lo otro que dijiste es aún más tortuoso y erróneo.”
“…” Akira lo observó en silencio, demasiado serio. “¡Para la limosina!” Gritó hacia delante.
“¿Qué pasa, men?” Le dijo un tipo de adelante. Cuando la limosina paró de golpe.
“No me siento bien. Bebí mucho.” No esperó autorización de nadie y abrió la puerta bajándose y bajando a Ritsu para que no fuera asechado por esos ebrios. Caminaron un poco “Okay, ya estamos libre.” Botó la máscara a un tacho de basura.
“Hm…” Le imitó. Luego le observó pensando que Akira se iría solo, ofendido por todo, pero vio que este le esperaba. “…”
“No voy a dejar que vuelvas a solo. El hecho que no confíes en mí no significa que yo me vengue dejándote botado”
“Ah, Akira… No digas eso.” Tuvo la intención de aclarar las cosas, pero esta vez el otro se adelantó y caminó hacia el metro por lo que tuvo que seguirlo.

Después de varios minutos llegaron a la casa que compartían. Akira subió a su cuarto y Ritsu, aprovechando de que no tenía la supervisión del otro hizo algo que jamás pensó que haría en su vida. Lo dudó un par de veces, pero… comenzó a revisar la casa fingiendo tontera y reclamándose mentalmente a él mismo, pero estaba claro que una parte de él si quería encontrarse con lo que buscaba.

“No hay nada…” Susurró. Al no encontrar cámaras y micrófonos. Al erguirse se encontró con un espejo en el pasillo que daba el reflejo de su rostro. No dudaba de él, no estaba psicótico ni nada por el estilo. Sabía que algo raro estaba sucediendo. Parecía estar demasiado absorto en su propia imagen.
“Tenemos que hablar.” Le dijo Akira, sorprendiéndolo desde atrás.
“…” Ritsu asintió. Luego ambos fueron al comedor. Ritsu mostrándose reticente de querer conversar con Akira libremente en su propia casa, pero después de regañó a sí mismo de estar pensando todavía en la idea de ser vigilado. “Akira, antes que digas algo… Yo confío en ti. Quizá no del modo que confían los mejores amigos íntimos e inseparables, porque somos amigos, pero cada uno tiene su mejor amigo con quien confía todo. Te debo respeto y te soy honesto en ese punto. Pero quiero que sepas que sí confío en ti.”
“Ah…” él le quedó mirando, con los ojos abiertos penetrantemente.
“Y… sobre sentirme responsable de ti o que sienta lástima, verdaderamente no sé de donde sacas…” le sonreía, pero al ver la sonrisa seria del otro, Ritsu se confundió “eso…”
“…”
“Y…” El de los ojos grises lo miró fijamente a los ojos. “También pienso que ha sido obra de un hacker… No pienso que fui yo el que mandó ese mensaje.”
“Hm…”
“Debes pensar que estoy medio loco pero…”
“Ritsu, de hecho por eso quiero hablar contigo…” Akira sacó de su bolsillo el collar de diamantes que Ritsu había encontrado en su habitación.
“Ah, Akira, no…” se cubrió el rostro, avergonzado. “No creas que husmeo en tu cuarto. Solo entré para ver si querías cenar… Eso me llamó la atención, pero juro que no tengo nada en contra de tus acciones y”
“Ritsu… Esto no es mío.” Le dijo seriamente. “Y por eso quería urgentemente hablar contigo después de subir al cuarto.”
“…” Ritsu empalideció intuyendo lo que el otro le iba a decir.
“Creo que alguien entró aquí y puso esto.” Akira se mostró igual de preocupado. “Alguien… Que conoce lo que pensamos respecto a Rizembool y que aparte conoce lo que cada uno hace por su cuenta”
“No… No puede ser.” Volvió a cubrirse el rostro con sus manos, ahora preocupado. 
“Debemos revisar si hay micrófonos y cámaras aquí…”
“Uh… Ya lo hice al llegar.” Se encogió de hombros, avergonzado.
“Bien.” Asintió. “Entonces es alguien que puede que tenga acceso aquí. Deberíamos cambiar todo el cerraje o… irnos a vivir a otro lugar.”
“No voy a abandonar mi casa.” El pelinegro se descubrió el rostro. Parecía decidido “Si hay alguien que quiere jugarnos una broma a ti o a mí, lo descubriremos.”
“Y le pagaremos con la misma moneda. Lo perturbaremos psicológicamente hostigándolo y torturándolo con sus traumas de infancia hasta que lo ingresen a un Hospital Psiquiátrico.”
“P-Pensaba denunciarlo por acoso y cyber crimen”
“…Ah, Ritsu” Akira giró los ojos.
“De todos modos, Akira, ¿sigue en pie lo de irnos a vacacionar unos días?”
“Claro.”
“Podemos irnos y distraernos un poco. Dejar a un ¨centinela¨ en casa y si hay un tipo que ingrese aquí se tope con la sorpresa de encontrarse con el guardián sigiloso el cual lo retendrá.”
“Bien, creo que tanto ¨Calabozos y Dragones¨ te ha ayudado bastante.” Akira sonrió. “Ok, nos podemos ir unos días y dejar a alguien. ¿Tienes en mente a una persona?”
“Mh, no realmente…” De aquí a algún tiempo casi todos sus conocidos pasaban a ser medios ¨turbios¨. Después de pasar tanto tiempo con los estudiantes de Ingeniería Genética Humana, sentía que se mimetizaban.
“Podría decirle a Akechi que supervise la casa. Sabe que han robado en casas de este sector y como es bueno investigando y haciendo valer la ley…”
“Pero es… detective” Ritsu alzó una ceja, sonriéndole con sarcasmo. “Y es cosa de tiempo que comience a investigar los robos en los que estás involucrado, ¿no crees?”
“Akechi debe estar ocupado en casos más intensos que los de un simple chico y su banda que les roban a los ricos.” Akira sonrió de lado. “Y no creo que se encuentre con nada sospechoso aquí. Recuerda que no traigo a casa nada relacionado con mis actividades. Ese collar…” observó el collar de diamantes sobre la mesa. “Es lo único sospechoso aquí y no lo he traído yo… Pero me ocuparé de hacerlo desaparecer hoy mismo”
“Okay. Confiaré en que tu amigo no se tope con ninguna sorpresa.” El pelinegro sacó su teléfono celular y comenzó a buscar todos sus mensajes de distintas aplicaciones y se percató que no existía ninguno de Asuka Ryo como le había dado la percepción la noche anterior. “…”
“¿Qué sucede?”
“Ayer antes de dormirme tuve la imagen de que recibí el mensaje de Noriko y… de Asuka Ryo… Pero no existe un mensaje de éste último”
“¿Estará detrás del hackeo de tu teléfono?”
“No. Creo que él sí es una ilusión de mi inconsciente…” suspiró, no podía negar que desde el problema en el congreso ese chico rubio le tenía inquieto. “En fin. Necesito pedir algo para comer… siento que no he comido hace rato.”
“Si sólo tomas cafés todo el día como buen futuro Psicólogo…” Observó el celular de su amigo. “Sería buena idea que cambies de teléfono móvil… Por si al caso.”
« Last Edit: January 08, 2019, 07:08:52 PM by Kana »


Sayi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #483: December 05, 2018, 11:55:20 PM »

Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~






Sayi :: 0 palabras
Shura :: 0 palabras
Kora :: 0 palabras
Deidara :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 21878 palabras
Kana :: 2180 palabras
Eureka :: 11375 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 4002 palabras
Mery :: 633 palabras
Apple :: 1469 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #484: December 18, 2018, 05:43:15 PM »
Al fin terminé con este fic odioso >:u




42.






Poco a poco, sus ojos se acostumbraron a la luz de tungsteno de la blanquecina habitación en la que se encontraba. No demoró nada en notar que se trataba de una clínica, tomando en cuenta la camilla en la que yacía, el vial insertado en su muñeca y las máquinas que indicaban su estado de salud.

Lo que le sorprendió fue la presencia de un joven sentado en una silla al lado de ella. Sentía que lo había visto de algún otro lado, pero no estaba tan segura de ello… hasta que un flash repentino de sus recuerdos le permitió ubicarlo: se trataba de aquel muchacho que la había salvado de una muerte segura a las manos de su rebel.
 
Miles de preguntas pasaron por su mente, cada una más preocupante que la anterior, e intentó incorporarse con la intención de salir de allí. No sabía cuánto tiempo había perdido en la clínica, pero dudaba que fuese tan sólo un par de días, y debía moverse lo más pronto posible. Sho era un peligro inmenso, peor aún con su habilidad de predecir sus futuros y la ventaja que esto suponía.

Sin embargo, el joven se le acercó y la tomó del hombro, ubicándola de vuelta en la camilla.

“Necesitas descansar un poco más. Al menos hasta hoy en la noche,” le urgió él, un tanto preocupado.
“No entiendes. Sé que he perdido tiempo aquí, así que—”
“Allura, tu estado era sumamente preocupante. No creo que sea bueno para ti arriesgarte a salir así, tomando en cuenta que tu rebel quedó ileso luego del enfrentamiento.”
“Tú…” Allura lo observó, confundida. “¿Cómo sabes eso?”
“Disculpa, creo que debí presentarme ni bien recuperaste el conocimiento.” El joven sonrió. “Mi nombre es Lotor Ashford, soy un estudiante de Rizembool.”
“¿Eres rebel?” preguntó ella, preocupada.
“No.” Lotor negó con la cabeza. “Pero formo parte del grupo de estudio encargado de la supervisión de la tecnología de los rebels.”
“…” Allura lo observó con recelo.
“Si tuviera malas intenciones, no te estaría contando ese tipo de información. Y no me hubieras encontrado aquí, si te soy sincero. Tus amigos te quieren muchísimo, no los veo capaces de dejarte a solas con un desconocido de poco fiar.”
“¿Cómo…? ¿Keith está bien?”
“Sí, más allá de un par de heridas, no recibió mucho daño. Por el contrario, tú…”
“No necesitas decirme más. Supongo que llevo un tiempo en la clínica.”
“Un par de semanas,” contó Lotor. “Estamos en temporada de exámenes finales, por ello es que tus amigos no se encuentran aquí.”
“¿Y tú?”
“Oh, yo sólo estoy llevando un curso.” Lotor sonrió levemente. “Me faltaba un electivo para terminar la carrera, y ya di el final hace unos días.”
“Ya veo.” Allura asintió. “Lotor… me gustaría oír de ti lo que sucedió el día de la batalla. Tu intervención fue muy repentina, y aunque te he mostrado un poco de recelo, lo cierto es que me salvaste ese día y por ello estoy muy agradecida.”
“No hay problema. Lo único que hice fue ayudarte a escapar de allí. Como le expliqué a tus amigos, estaba allí por una conferencia universitaria sobre bioingeniería. Puedes comprobarlo si buscas en el campus de Hanasaki. Cuando iba de regreso a la puerta principal, te encontré en apuros, y por ello me lancé a ayudarte.”
“Gracias, en serio. No sé qué hubiera sido de mí sin tu apoyo… pero tengo una duda. ¿Es normal que lleves tu espada a todos lados?” Allura lo miró, curiosa.
“Oh, eso.” Lotor le mostró el llavero que tenía en su bolsillo. Entre sus llaves, había una réplica exacta de la espada que había visto el día de la batalla. “Tenemos un proveedor de armas que les imbuye con cierta cantidad de energía para reducirlas en tamaño a nuestro antojo. A diferencia de las HiMEs, los rebels no pueden convocar sus armas con la tecnología que poseemos.”
“Entonces… ¿Has sido rebel?”
“Sí, brevemente. Pero mi HiME salió victoriosa. Y consiguió… mostrarme que su lado es el correcto. Por eso ahora me dedico a otorgarle información al bando de Hanasaki. Ya compartí toda la info de tu rebel con Keith. Me dijo que te la mostraría ni bien despertaras, así que dentro de unas horas podrás revisarla.”

“Gracias, Lotor. Me parece muy injusto haber dudado de ti, realmente.”
“No hay problema. Es comprensible: creo que debe ser complicado fiarse de nuestro lado, tomando en cuenta todo lo que Rizembool ha sido capaz de hacer.”
“Sí.” Allura asintió. “Pero no puedo mantener esa visión sezgada y prejuiciosa de las cosas. No todos son iguales, y tú me lo has demostrado. Sé que es pedirte mucho, pero… ¿Podrías hacerme un favor más?”
“Por supuesto.”
“Necesito buscar información sobre Kuro Shido. Es un viejo amigo mío… no quiero entrar en mucho detalle, pero lo estoy buscando desde hace mucho tiempo. Fue mi key en el conflicto pasado, pero falleció. El detalle es que mi Child apareció de nuevo. El mismo Child que nació de nuestra amistad. Y bueno, el día de la batalla… no lo pude convocar, y no lo he visto desde ese entonces…”
“¿Hablas de… Teddie? ¿El joven rubio lleno de energía?”
“¿Lo conociste?” Allura se mostró sorprendida.
“Sí, se ha quedado a dormir varios días junto con… ¿Lance? Creo que ese era su nombre. Pero sí, de lo que tengo entendido, han velado tu descanso en varias ocasiones. También tu hermano, por supuesto.”
“Osea que Teddie está bien.” Allura suspiró, aliviada. “Entonces… con mayor razón. ¿Podrías buscarlo? Su nombre era Kuro Shido. Debería tener mi edad, 24 años.”
“Está bien. Ni bien tenga noticias, te contactaré.”
“De nuevo, muchísimas gracias, Lotor.”
“No te preocupes, creo que es lo mínimo que puedo hacer para seguir reivindicándome. Ustedes necesitan todo el apoyo posible y… me alegra saber que puedo serte útil de alguna forma.” Lotor le sonrió.
“Gracias. Creo que las palabras no bastan para ello.” Allura le devolvió el gesto, muy sincera.

El momento de silencio entre ambos fue sumamente cómodo… pero fue interrumpido por la algarabía del pasillo. Las voces que sonaban afuera del cuarto eran muy conocidas, y ni bien abrieron la puerta, Allura encontró a todos sus amigos allí. Las caras del grupo se contorsionaron en alegría pura cuando la vieron sentada, y la mayoría corrió a apachurrarla entre abrazos y llantos. Lotor observó la escena en silencio, conmovido, y se hizo a un lado, para darles más espacio.





“¡MAMIII!”
“¡Allura, qué bueno ver que ya estás mejor!” comentó Matt.
“Nos tenías preocupados,” le lloró Pidge.
“¡Sobretodo a Lance!” comentó Hunk, y Lance se sonrojó.
“¡Eso no es cierto!” Se quejó Lance. “Osea, sí me preocupaste, pero—”
“No la aturdas con información, Lance.” Keith rodó los ojos.
“Ah claro, porque cuando yo hablo es aturdirla de información, pero cuando el resto—”
“Chicos, chicos. Gracias.” Allura le sonrió a todos.
“A nosotros no nos debes nada, Allura. Fue Lotor quien te salvó,” comentó Keith, con una sonrisa. “Y nos ha otorgado información sobre Sho, tu rebel.”
“Espero poder apoyarlos de ahora en adelante, en lo que necesiten,” comentó Lotor.
“De nuevo, muchísimas gracias, Lotor. Creo que ya te debo estar hostigando con tantos agradecimientos.” Allura rio.
“No te preocupes. No me incomoda en lo absoluto.” Lotor le sonrió.
“…Oh…” Matt y Hunk se quedaron observándolos, curiosos. Por su lado, Lance andaba un tanto enojado con la situación.
“¿Cuándo te darán de alta? ¡Debemos organizar una cena para celebrar!” comentó Teddie.
“¡Buena idea!” comentó Pidge. “¿Cuándo le daban de alta, Lotor?”
“Estaba planeado dentro de dos días, pero a juzgar por cómo se ve, creo que podrían permitirle regresar a su casa más tarde o mañana en la mañana.”
“Honestamente, quiero regresar a mi casa lo más pronto posible,” comentó Allura. “No llevo ni una hora consciente y ya estoy harta de estas paredes blancas.”
“Entonces… ¡La cena podría ser hoy!” anunció emocionado Teddie. “¿Lotor, andarás libre? ¡No podemos celebrar sin ti!”
“Es cierto.” Allura asintió.
“Por supuesto. Ya salí de vacaciones, así que no tengo problema con ello.”
“¿Nadie está ocupado hoy en la noche, no?” preguntó Hunk.
“Creo que no,” comentó Keith.
“No,” dijo Lance, irritado.
“¡Perfecto!” Teddie sonrió, muy animado con la idea.
“Yo ando libre por el resto del día, así que podría ir a comprar los ingredientes para la cena,” comentó Matt. “¿Quién me acompaña?”
“Hunk debería ir contigo,” sugirió Pidge.
“Ajá.” Hunk asintió. “Teddie también. Siempre consigue descuentos con las señoritas que promocionan productos.”
“¡Soy popular~!”
“Yo me quedaré para ayudar a Allura,” comentó Lotor, levantándose de su sitio. “Iré a conversar con su doctor.”
“Yo voy contigo,” comentó Keith. Lotor se levantó de su asiento, y juntos salieron del cuarto.
“Lance y yo nos quedaremos a hacerte compañía,” dijo Pidge.
“Gracias, chicos.” Allura les sonrió.
“No hay problema, ‘Llura,” comentó Lance, un tanto más tranquilo.

El grupo de Matt no demoró en retirarse en busca de los ingredientes. Por su lado, Lance tuvo que salir para que Pidge pudiese ayudar a Allura a prepararse para salir de la clínica. Cuando estuvo lista, las enfermeras y el doctor llegaron junto a Lotor y Keith, y confirmaron su buen estado de salud, permitiéndole retirarse de la clínica.

Allura sonrió, aliviada. Realmente tenía un hermoso grupo de amigos.

No podía negar que le emocionaba y, a la vez, le daba curiosidad la posible inclusión de Lotor en su círculo social. El joven parecía tener buenas intenciones y no había hecho nada más que ayudarla continuamente.

Parecía que de ahora en adelante, estaría mejor preparada para lo que se iba a venir en la batalla contra Rizembool y, en especial, contra su rebel.

El pensamiento la dejó tranquila, y le permitió enfocarse en la celebración que sus amigos andaban planeando para ella.







Alma no exageraba al contemplar la posibilidad de que, en esos instantes, fuese la persona más feliz del mundo. Eso era lo que causaba la libertad después de tener tres exámenes finales seguidos en un mismo día, y aunque se arrepentía de las terribles decisiones que había tomado al inicio de ciclo, estaba contento con su rendimiento y sentía completa seguridad de que obtendría buenos resultados.

A su lado, sin embargo, vio que no sucedía lo mismo con su mejor amigo.

“…” Yuu no necesitaba hacer comentarios al respecto. Su expresión de amargura lo decía todo.
“¿Quieres hablar de ello?” le preguntó Alma, preocupado.
“…” Yuu suspiró. “No tuve tiempo para estudiar para el último. Ayer me tocó cierre y cuando llegué a mi departamento, caí rendido.”
“Lo siento, Yuu,” comentó Alma, estrujando su mano. Su amigo fue rápido en voltear la cara y soltar su agarre, un tanto avergonzado. Sin embargo, Alma logró ver que su rostro mutó a uno más calmado, tan solo por unos instantes. “¡Estoy seguro de que te irá bien de toda formas!” comentó, juntando sus palmas. “Los ensayos y trabajos te ayudarán.”
“Eso espero…”
“¡Tranquilo!” Alma lo deslumbró con una de sus típicas sonrisas que curaban el cáncer. “Todo irá bien, en serio,” mencionó. Por inercia, sacó su celular para revisar sus notificaciones. “Por cierto… aún nada.”
“¿Es en serio? Ni bien lo encuentre, le voy a—”
“¡Yuu!” le resondró Alma. “De seguro está ocupado con sus finales. Allen se ve más aplicado que nosotros, así que no me sorprendería que ande atareado y por eso no ha podido responderme en unos días. Supongo que oiremos de él mañana. ¡Extraño nuestras salidas!” Le lloró.
“Yo no, gracias.”
“Aún no entiendo por qué no puedes llevarte bien con él,” comentó, con un puchero.
“¿No lo soporto?”
“Es la única persona que recibe ese trato de tu parte. Hasta ahora no te he visto así con nadie más… sospechoso,” comentó Alma, llevándose un dedo al mentón. Yuu rodó los ojos.
“No sé qué mierda te estás imaginando, y no quiero saber, Alma.”
“¡Es simple! ¡Yo creo que—!”
“¡Alma!”

Los dos se sorprendieron al observar que, de lejos, se les acercaba un grupo de compañeras suyas de la facultad. Claudia y sus amigas formaban parte de los grupos más populares de la facultad de Derecho, y aunque se llevaban bien con Alma —como sucedía con casi todo el mundo—, no eran mucho de interactuar, puesto que no coincidían en horarios ni en materias.

“Alma, tú eres cercano a Nanamine, ¿no?” le dijo Claudia, ni bien se encontraron a medio camino. Alma se consternó al notar la expresión preocupada en la rubia, sin comprender a qué se debía. ¿Qué podía ser tan preocupante? ¿Qué le había sucedido a Sakura?

Sakura Nanamine era un enigma en la facultad. Para Alma, eso había dejado de ser cierto un par de meses atrás, cuando coincidieron en un trabajo en grupo para Derecho Penal II, se conocieron y se hicieron amigos. Una cosa llevó a la otra, y Yuu terminó siendo arrastrado al pequeño grupo. Sakura y Yuu tenían temperamentos muy parecidos: silenciosos, reservados e imperturbables, por lo que congeniaron sin mucha dificultad.

Sin embargo, Alma y Yuu eran excepciones. Sakura interactuaba muy poco con el resto del cuerpo estudiantil, a excepción de los miembros del comité o dos estudiantes de Criminalística con los que la veían a veces.

“Sí.” Alma asintió. “¿Pasó algo con Sakura?”
“Kurosawa se me acercó y me pidió que le adviertas a Nanamine sobre algo que va a pasar. ¿Que la tienen fichada? Y que tenga mucho cuidado. Sonó muy extraño. No esperé oírlo de Kurosawa, que es tan seria y tan recta, pero parecía cierto, así que avísenle, por favor.”
“…” Yuu y Alma intercambiaron miradas, confundidos. Luego, se giraron hacia Claudia, y asintieron. “Está bien. Le diremos,” dijo Alma.
“Tiene que ser lo más pronto posible,” enfatizó Claudia. “Tengan cuidado ustedes también, ¿okay?”
“…Okay.” Alma sonrió. “Cuídate, Claudia.”
“Cuídense,” les dijo, y se despidió ondéandoles la mano. Sus amigas fueron detrás de ella, y se perdieron entre la multitud de estudiantes que salían de sus clases.
“¿Qué mierda está pasando?” preguntó Yuu.
“Tengo un mal presentimiento…”
“Llama a Nanamine.”
“S-Sí, mejor hago eso.”

Alma se apuró en marcar el número de su amiga, esperando oír su voz al otro lado de la línea lo más pronto posible. El celular lo mandó a casilla de voz, y Alma volvió a intentar, desesperado. Sin embargo, sus intentos fueron en vano.

Alma colgó, guardó su celular y corrió hacia los salones. Yuu fue rápido en seguirlo, y sin intercambiar palabras, supo el objetivo de su amigo.

Se dedicaron a buscarla dentro de la facultad y en los alrededores. Revisaron salones, aulas de estudio, salas de cómputo y cualquier lugar al que podría haber ido, con la esperanza de hallarla, pero no había rastro de la chica.

Al cabo de unos minutos, mientras recuperaban el aliento descansando brevemente en la rotonda de la facultad, Alma recibió un mensaje extraño.

“Yuu, mira,” le dijo Alma, mostrándole el mensaje.

Era de un número desconocido, y sólo indicaba un lugar en la universidad: las lozas deportivas al lado de los gimnasios.

Los dos se levantaron y empezaron a correr con aquel destino en mente.








Tomando en cuenta que se trataba del último día de clases, Eureka sentía que era el mejor momento para poder haber llevado a cabo el plan, puesto que les permitía moverse por el campus sin problema alguno. Y así, Lelouch y Morgana habían cumplido con sus funciones: su key logró esparcir el rumor del peligro que se avecinaba para Nanamine, mientras que Morgana consiguió colocar el tracker en su bolso muy temprano en la mañana.

Habían seguido a Sakura desde unas horas atrás, turnándose entre todos para no perderla de vista por si algo le sucedía. Y hasta esos momentos, tal parecía que el plan seguía su curso sin ningún inconveniente.

Escondidos a pocos metros del lugar donde se encontraba Sakura; Lelouch, Eureka, Oikawa y Morgana esperaban la aparición del rebel que se encargaría de ella. Sólo les quedaba ser pacientes, puesto que pronto iniciaría la batalla.

“Lelouch,” lo llamó Eureka. “Recuerda que no puedes salir, ¿okay? En el caso de que el rebel sea Nea o el mismo Kokichi, no puedo permitirle que te reconozca como mi key. Sería demasiado riesgoso.”
“Sí, no te preocupes. Al contrario, si salgo, creo que les causaría problemas. No he entrenado en lo absoluto y estos poderes son más complicados de lo que pensé.”
“Gracias. Oikawa se quedará contigo, en todo caso.”
“Sí.” Oikawa asintió. “Aunque… podrías regresar a la facultad, creo yo,” sugirió. “Eso nos dejaría más tranquilos…”
“No.” Lelouch negó con la cabeza. “Mejor los acompaño de lejos. En el caso de que algo salga mal, podría pedirle ayuda a Haruhi, Kanone o alguno de ellos.”
“Esperemos que no.” Eureka observó a Nanamine, preocupada.

Su ansiedad aumentó cuando vio a dos muchachos acercándosele. De los dos, reconoció a uno casi instantáneamente: era uno de los amigos de Allen. Observándolos con detenimiento, se dio cuenta de que eran los dos chicos que habían ido con el inglés al festival de Sanno.

Y eso… eso no estaba en los planes. En lo absoluto.







“¡SAKURA!” gritó Alma, al observarla apoyada en las rejillas que dividían las canchas de fútbol. La joven les sonrió levemente, ondéandoles la mano.

Yuu y Alma se encontraron con ella a medio camino. Una vez cerca, Alma no demoró en abrazarla, y Sakura le devolvió el abrazo, guardando cierta distancia al observar de reojo la intensa mirada de Yuu. Se aguantó las ganas de reír: Kanda, a veces, era demasiado predecible. Y aunque tuvo todas las intenciones de hacer un comentario al respecto, Sakura optó por responder a la pregunta en los ojos de Yuu y Alma.

“Estoy bien, tranquilos,” les dijo ella, mientras se separaba de Alma. La graciosa expresión de angustia y felicidad en el rostro de su amigo la llevó a soltar una leve risa. “Estás haciendo una cara muy graciosa.”
“¡Nos tenías muy preocupados!”
“Están en peligro. Necesito que regresen a la facultad,” les exhortó Sakura, y retomó su semblante serio en cuestión de segundos.
“¡No! No volveremos sin ti.”
“Alma, no entiendes. Esto va a terminar muy mal. Me sentiría culpable si algo les sucediera—”
“Nanamine.” La voz de Yuu sorprendió a Alma y a la mencionada. “No podemos dejarte sola, más aún cuando ya estamos involucrados.”
“¿Cómo?”
“Claudia se nos acercó y nos pidió que te advirtiéramos sobre lo que iba a suceder. No sabemos qué es, ella tampoco lo sabía, pero nos dijo que debías cuidarte. Que te tenían fichada… ¿A qué se refiere?”
“No esperé que el rumor se esparciera tan rápido.” Sakura suspiró.
“Sakura, necesitamos saber qué está pasando para ayudarte.”
“No pueden ayudarme,” les dijo ella, cortante. “No pretendo involucrarlos más.”
“¡Sakura—! ¡Si nos llamaste acá es por algo!”
“¡…!” Sakura abrió la boca y la cerró, sin argumentos. Observó a sus amigos por unos breves momentos, enojada consigo misma. “Eso… lo hice sin pensarlo. Imaginé que andaban preocupados. No sabía a ciencia cierta cuanta información tenían, pero sabía que de seguro andaban buscándome.”
“Y era cierto.”
“Ahora. ¿Nos cuentas?” Yuu se cruzó de brazos.
“No.”
“Sakura.” La voz de Alma sonaba muy decidida, lo que la sorprendió un poco. “¿Sabes? No me molestaría que me involucres.” Alma sonrió. “Era eso o decirle al resto de tus amigos, ¿no?”
“Ellos—”
“Estoy seguro de que ellos también harían lo imposible por ayudarte. Pero no les avisaste. A nosotros sí. Así que… no te preocupes. Te ayudaremos.”
“…”

La joven dudó por unos momentos.

Los miles de posibles escenarios corrieron por su mente, cada uno peor que el anterior. Sin embargo, conocía a Alma lo suficiente como para saber que se trataba de la persona más terca del universo… junto a ella misma, claro. Y por su lado, Yuu no iba a permitir que le hicieran daño a sus amigos, en especial a Alma. 

Sakura no tenía de otra que rendirse.

“Está bien.” Sakura asintió.
“Tengo una duda,” empezó Yuu. “¿Eres HiME?” preguntó, confundido.
“No,” respondió ella. “Al contrario, soy… de Rizembool.” Sakura suspiró. “Mi familia se ha dedicado por generaciones a contribuir a la causa rebel con armamento especializado para la lucha. Somos herreros, y yo soy la heredera y la encargada del negocio. Este ciclo me propusieron infiltrarme para darle información a Rizembool… pero…” Sakura suspiró, derrotada.
“¡Te encariñaste con ciertas personas!” mencionó Alma, muy emocionado.
“A-algo así,” dijo Sakura, avergonzada. “No… puedo regresar. No lo haré. Ustedes dos van a correr peligro. Eso no puede suceder.”
“¿Quién es el que te tiene fichada?”
“Sospecho que alguno de los administrativos o algún rebel. Dejé de reportar hace unos meses, así que de seguro se alarmaron y mandaron a alguien para llevarme de vuelta a Rizembool.”
“¿Entonces ingresaron a Hanasaki?”
“Tuvieron ayuda desde adentro. Encontré un tracker en mi bolso,” dijo, y lo sacó del bolsillo de su falda. “Ya lo desactivé, pero estuvo prendido toda la mañana, así que ya saben mi posición. No demorarán en encontrarme.”
“…Y creo que ya lo hicieron,” mencionó Yuu, mientras observaba por sobre el hombro al desconocido que se les acercaba.

Sakura se abrió paso entre los dos, colocándose frente a ellos para protegerlos de lo que se venía.




“¿Nanamine-chan, no?” preguntó el muchacho, revisando su celular. Cuando volvió a fijar su mirada en ella, él sonrió. “Ah, sí. Eres tú~” El extraño hizo un puchero. “¿¡Cómo es posible que nos hayas dejado en ascuas!? ¡Nos preocupaste un montón! Pero bueno, me alegra mucho que estés bien~”
“…” La mencionada no despegó su mirada del desconocido. Su instinto de preservación la llevó a adoptar una postura de combate, aún a pesar de su nulo conocimiento en artes marciales.

A juzgar por la apariencia del joven, se trataba de un postulante a rebel, un administrativo o un miembro del comité: de haber tenido poderes, los habría mostrado con anticipación para dejar en claro que andaba en ventaja y que Sakura no tenía de otra que rendirse e ir con él.

Pero su actitud risueña le daba mala espina. También existía el tipo de rebels o altos mandos que no necesitaban grandiosas muestras de poder para ejercer presión, y el muchacho en frente de ella era capaz de hacerlo con su sola presencia. Había algo en su aspecto que no le cuadraba del todo… pero no entendía qué era, exactamente.

“Bueno, bueno. ¿Vamos~?” le preguntó, aunque más que una pregunta, era una demanda.
“No voy a regresar a Rizembool. Creo que mi falta de comunicación fue suficiente para dejar eso en claro.”
“Oh. Sí. Supuse que te habías convertido en una justiciera, con los meses que llevas acá. Los gérmenes de Hanasaki se contagian. ¡Qué genial! ¿De seguro y quieres postular a ser HiME? ¡No me sorprendería!” comentó, sonriendo y llevándose las manos atrás de la cabeza.
“…”
“Sakura, será mejor que escapemos…” sugirió Alma.
“¡Ohhhhhh!” el grito de emoción del extraño los mantuvo a todos en su sitio. “¡Ellos son tus nuevos amigos! ¡De seguro por ellos no quieres dejar Hanasaki!”
“Si te atreves a tocarl—”
“¿Qué harás?” le preguntó. Su expresión inocente había pasado a portar una sonrisa maliciosa, de un momento a otro.

Con un gesto sutil de su mano, el enemigo convocó un mazo enorme de aspecto colorido e infantil. Sakura se quedó estupefacta, sin comprender lo que había observado.

“No… no tiene sentido. Los rebels no pueden convocar armas así de sencillo. La tecnología de Rizembool no funciona al mismo nivel de Hanasaki—”
“Pues… ¿no es mi poder?” El joven sonrió. “No soy rebel. Al menos no ahorita, porque pronto volverán a asignarme una HiME…” dijo, y rodó los ojos. “Pero ¿esto?” El joven alzó el mazo. “Esto es prestado. De Karasu. Oh, cierto. Te manda saludos.”

Sakura empalideció, preocupada.

Los eventos ocurrieron a una velocidad alarmante: el enemigo saltó por los aires dispuesto a golpearla con el mazo, pero el impacto no logró concretarse porque algo —o alguien— apareció por el costado y lo tumbó al suelo antes de ello.

Cuando lo notó, una chica andaba encima del muchacho, sosteniéndolo en el suelo. Sakura y sus amigos no demoraron en percatarse de las finas corrientes eléctricas alrededor de la chica, quien andaba electrocutando al enemigo para mantenerlo en su sitio.




“¡Eureka-chan!” El chico sonrió, aún a pesar del dolor. “Qué agradable sorpresa~”
“No intentes engañarme. Ya sabías que la protegería.”
“Nishishi~ Me conoces bien. Y te conozco bien, por lo que veo. No había manera de que dejaras pasar la oportunidad de salvar a una persona. ¡Qué gesto para más altruista! ¡Buen samaritano!”
“Como debe ser.”
“¿Por más de que Nanamine-chan sea distribuidora de armamento para Rizembool?” el joven observó a la mencionada.
“Eso… no importa.”
“¡Pues a Rizembool sí!” El chico rio, y de un empujón, la hizo a un lado. Saltó unos pasos atrás, para guardar distancia entre él y el resto.

Sakura observó a Eureka, quien se levantó del suelo y se colocó frente a ella y a sus amigos, para encarar a Kokichi. Morgana no demoró en alcanzarla: HiME y child formaron una pequeña barrera frente a Sakura, Alma y Yuu.

“No deberías hacer tanto por gente desconocida,” comentó Sakura.
“¡Pero Sakura! ¡Yo la conozco!” se quejó Alma.
“¿Qué?” Yuu lo observó, confundido.
“¡Es amiga de Allen! ¡Solo que ahora se hizo un extreme makeover!” Alma sonrió. “Shinoa-san, ¿cierto? Aunque él te llamó Eureka…”
“Eureka está bien,” le dijo ella, por sobre el hombro. “Kokichi es demasiado peligroso, así que mi Child los acompañará y los llevará a un lugar más seguro, háganle caso—”

“Ohhhh, nonono.” Kokichi la interrumpió. “Te puedo escuchar desde aquí, y lo siento, pero yo me voy con Nanamine-chan de todas maneras. ¡Imagínate lo que me harán si no lo hago!” Y fingió un llanto.
“Eso a mí no me importa.”
“¡Qué cruel, Eureka-chan!” lloró Kokichi. Con un chasquido de sus dedos, un par de portales se abrieron en el suelo y varios orphans comenzaron a emanar de aquellos vórtices negros.

Habían olvidado que Kokichi era capaz de ello.







El silencio entre los dos era sumamente incómodo.

Y era de esperarse: su primer encuentro había sido desastroso, puesto que ninguno había intentado poner de su parte para llevarse mejor con el otro. Lelouch, por su lado, había sido muy prejuicioso con el rebel, mientras que Oikawa se había dejado llevar por las apariencias. Había resultado que, al final,  aquella concepción del otro había sido errada: Oikawa era un chico más de su edad, con sus preocupaciones y sus aspiraciones, y Lelouch… no parecía tener malas intenciones.

Habían pasado semanas de ello, y aunque esta vez la interacción entre ambos había probado ser más amigable, Lelouch y Oikawa aún guardaban cierto recelo por el otro. Oikawa sabía que el suyo se debía al deterioro de la relación entre Eureka y Lelouch, ya que era inevitable preocuparse por el estado emocional de su amiga. Sin embargo, sentía que tal vez el de Lelouch no sólo contemplaba su puesto de rebel, sino algo más.

“No necesito que me protejas,” comentó Lelouch, sacándolo de sus pensamientos. Andaban sentados en el borde de concreto de uno de los jardines pequeños cercanos a las canchas de deportes, luego de separarse de Morgana y Eureka.

Mirándolo de reojo, notó que Lelouch andaba ensimismado en su celular, evitando tener que dirigirle la mirada.

“…” Oikawa no sabía cómo responder. Sus interacciones siempre habían sido mediadas por Eureka, y tenía sentido de que a solas, Lelouch fuera completamente directo con él, pero no podía evitar extrañar a su amiga en esos momentos. “Uh… ¿Lo siento? Pero tengo que quedarme aquí contigo. Eureka-chan se preocuparía mucho si te quedas solo.”
“No creo que la prioridad del enemigo sea el key de una HiME cuando buscan a otra chica por motivos más importantes.”
“Sí, pero no podemos arriesgarnos. No sabemos quién vendrá por Nanamine. Si es Nea-chan o Kokichi-chan, dudo que dejen pasar la oportunidad. Incluso… podría ser Karasu,” dijo Oikawa, un tanto preocupado. “Y todos han sido oponentes complicados. Tenemos que ser cuidadosos.”
“…” Lelouch suspiró. “Esto sólo pasa por su necesidad de proteger a todo el mundo…” Se giró hacia él. “Y supongo que tú eres la raíz de esto.”
“Pero yo no— Ah.” Oikawa se detuvo al recordar que sí, él era el motivo detrás de todo. Eureka sólo había accedido al plan de Kokichi a cambio de que él no buchoneara nada de Oikawa y mantuviese a su princess en stand by. La intención de proteger a Nanamine había nacido de ambos, pero… involucrarse con ella, a la larga, se debía a Oikawa. Había sido así para protegerlo de Rizembool. “…Sí, es cierto.”
“¿Te has preguntado por qué?”
“¿Qué cosa?”
“Por qué sigue poniéndose en riesgo por ti. No te conoce más que unos meses y ya la vez dispuesta a dar todo por protegerte… Incluso es capaz de ir en contra de su institución, por más de que luego lo intente enmendar protegiendo a Nanamine.”
“Siendo lo más frío posible, le conviene tenerme en el puesto. Podría—”
“A estas alturas, deberías darte cuenta de que eso se ha convertido en su excusa,” Lelouch sonaba enojado. “Involucrarse contigo la está poniendo en muchísimo más peligro de lo que un rebel común lo haría. ¿No me has mencionado a varios enemigos? Dudo que se hubiese topado con ellos de no ser por ti.”
“…” Lelouch tenía razón. Y no podía negar que había pensado en ello un buen tiempo. Sin embargo, Oikawa seguía asociando su cercanía con ella a los roles que jugaban. Tal vez si no eran HiME y rebel… su amistad sería distinta. “Es… cierto.”
“La pelea entre Rizembool y Hanasaki sólo implica al rebel y a la HiME. No a tantos intrusos, creo yo.”
“Ese fue mi error. Me acerqué mucho a ella y no pude cumplir con mi parte.” Oikawa suspiró.
“Sí. Si lo hubieras hecho, no estaríamos aquí.”
“Me pregunto… si la hubieras apoyado, de ser así.”
“¿Perdón?”
“Digo. Porque eres su key, y has estado ausente todo este tiempo.”
“…” Lelouch guardó silencio. “Creo que no tengo por qué darte explicaciones.”
“Totalmente. No tienes por qué~” Oikawa sonrió. “Sólo—”

Lo interrumpieron las pisadas que se acercaban progresivamente hacia ellos. Oikawa se levantó para revisar qué sucedía, pero el grupo de personas dobló en la esquina y pasó en frente suyo antes de que pudiera lograr su cometido. A lo lejos, observó que se trataba de Nanamine y sus amigos, escapando de una horda de orphans que había optado por seguirlos antes de pelear con Morgana, quien a su vez seguía a las bestias.

Lelouch se había colocado a su lado, observando la escena muy preocupado. Cuando intentó caminar hacia ellos con la intención de auxiliarlos, Oikawa lo detuvo con un ademán de su brazo.

“Preocuparás más a Eureka-chan si intentas apoyar,” le dijo Oikawa, y se giró hacia él.
“…” Lelouch suspiró, y asintió. “Ve tú. Yo buscaré un lugar donde esconderme, y llamaré a Hizumi y a Haruhi, para que vengan a apoyarlos.”
“Sí.” Oikawa corrió hacia los orphans, con la intención de auxiliar a Morgana.

Sin embargo, salir a las lozas deportivas le permitió observar de lejos a Eureka y a la persona con la que andaba peleando: Kokichi. Sin pensarlo dos veces, Oikawa desvió su trayecto hacia su amiga, confiando en que Morgana sería capaz de manejar la situación de los orphans por su cuenta.

Eureka saltó hacia atrás, esquivando un ataque del mazo de Kokichi. De reojo, los dos notaron cómo Oikawa se acercaba a ellos.




“¡Oikawa-chan!” gritó Kokichi, sin dejar de atacar.

Por algún motivo, Eureka no contaba con su oz, detalle preocupante que llamó su atención.

“¡Nos volvemos a ver—ASFJK” Kokichi se interrumpió a sí mismo al impactar contra un muro de concreto que Oikawa acababa de crear entre él y Eureka. La HiME aprovechó para reunirse con Oikawa, creando distancia entre ellos y Ouma, quien andaba sobándose la nariz con un puchero en el rostro.
“¿Estás bien?” le preguntó Oikawa a Eureka, y ella asintió.
“Un poco adolorida.” Eureka suspiró. “Pero más que eso, estoy preocupada. Ando intentando convocar a Soul y no puedo…”
“Mm. Luego nos preocupamos por eso,” dijo Oikawa, centrando su mirada en Kokichi.
“Sí, tienes razón. Ahorita hay problemas más grandes.” Eureka también volcó su mirada en el enemigo. “Por cierto, ¿dónde está…?”
“Tranquila, debe estar escondido. Le pedí que lo hiciera. Más bien, lo siento—”
“No.” Eureka volteó a sonreírle. “Gracias por venir a ayudarme.”
“No hay problema.” Oikawa le devolvió la sonrisa.

Ese segundo había sido suficiente tiempo para distraerlos: cuando regresaron la mirada hacia el frente, encontraron que Kokichi ya no se encontraba en su posición. Se giraron, desesperados, hacia Morgana protegiendo a Sakura y a sus amigos de los orphans, y hallaron a Kokichi corriendo en aquella dirección. Oikawa y Eureka no dudaron en seguirlo de cerca, creándole obstáculos de tierra en el camino para retrasarlo.

Antes de alcanzarlo, Oikawa materializó una inmensa barrera de concreto entre Kokichi y el resto, con la intención de aislarlo. Al rebel le dolió observar cómo Kokichi fue rápido en destruirla con un fuerte golpe de su mazo, pero al menos supo que aquellos breves instantes le habían permitido escapar a Morgana y al resto.

“Oikawa, tú eres veloz, ¿no?” comentó Eureka, mientras corrían juntos.
“¿Sí? ¿Creo?”
“Tal vez será mejor que nos separemos. Tú y Mona se llevan lejos a Nanamine, y yo me quedo a proteger a sus amigos.”
“¿¡Estás loca!? ¡Es demasiado arriesgado! ¿Qué pasa si Kokichi decide ir por ti?”
“Lo dudo. Su prioridad es Nanamine.”
“Pero hasta hace un rato estaba peleando contigo… si Nanamine-chan fuese su prioridad, habría corrido a auxiliar a los orphans.”
“Sí… pero no podemos seguir así. No tengo tanta resistencia como para aguantar ni media hora más de pelea. Parece que aún no me recupero del todo de la batalla anterior. Yo sé que Kokichi y tú sí, pero no puedo permitir que pelees solo.”
“…” Oikawa asintió, aún cuando su expresión indicaba que no andaba muy convencido con la idea. “Está bien. Ni bien alcanzamos a Mona-chan y al resto, tomamos caminos distintos.”
“Sí.”

Oikawa y Eureka se separaron, intentando cortar camino detrás de dos gimnasios aledaños a las lozas deportivas. Los dos parecían pensar de la misma forma, porque optaron por subirse al techo de las edificaciones para poder observar con claridad el trayecto de Morgana, Nanamine, los orphans y Kokichi. La persecusión parecía dirigirse hacia la Facultad de Arte, lo que implicaba la posible presencia de alumnos en los alrededores.

Eureka sabía que no podía ponerlos en riesgo.

Por lados distintos, corrieron con todas sus fuerzas, esperando poder alcanzar al grupo.









Morgana suspiró, agotado.

Cada vez se le hacía más difícil mantener la distancia entre ellos y los orphans: sabía que, eventualmente, no contaría con las energías necesarias como para proteger a Nanamine y al resto. Pero la amenaza de Kokichi detrás de la horda de bestias era suficiente como para otorgarle un último impulso de adrenalina y convocar corrientes de viento poderosas que mandaron a volar a varias bestias muy lejos de allí.

Una breve tranquilidad invadió su cuerpo, pero no había momento para descansar, porque aún podía observar por sobre el hombro a unas cuantas criaturas detrás de ellos… y a Kokichi, por supuesto. Sin embargo, grande fue su alivio al ver cómo Oikawa volvió a aislar a Kokichi con una barrera de concreto que surgió del suelo.

Cuando se giró hacia el frente, divisó a lo lejos a Maka y a Soul. Morgana estaba preparado para ordenarle a este último que apoye a su HiME, pero observó, sorprendido, cómo Maka y Soul se tomaron de las manos y el joven adoptó su forma de oz. La chica se impulsó de su sitio, saltando por los aires y esquivando a Nanamine y al resto para destruir con mucha facilidad a varias de las bestias que los perseguían. Al ver que el número se redujo, Morgana fue capaz de manejar la situación con mayor facilidad, hasta que eliminaron a todos.






“Hola, Mona,” saludó Maka, una vez se reencontraron luego de la batalla. Soul no demoró en retomar su apariencia humana, quedándose al lado de su amiga.
“¿Me… Me explican?” preguntó Morgana, confundido.
“Es una historia larga,” comentó Soul. “Lelouch nos avisó sobre la situación. Al parecer contactó a Hizumi y a Haruhi, pero ninguno estaba en el campus.”
“No entiendo…” Morgana no cabía en su confusión. “¿¡Tú no eres el arma de Eureka-dono!?”
“Es… un tema un poquito complicado,” dijo Maka, desviando la mirada de pura vergüenza. “Ya luego podremos sentarnos a hablar bonito sobre esto. Primero tenemos que auxiliar a Eureka.”
“Sí. Será mejor que ustedes vayan a apoyarla. Oikawa está detrás de esa barrera de concreto…” dijo, señalando la barrera que había creado el rebel unos momentos atrás. “De seguro Eureka-dono ya lo alcanzó.”
“Okay.” Maka y Soul asintieron. “Cuídate, Mona.”
“Ustedes también,” dijo Morgana. Luego, se giró hacia Nanamine y sus amigos. “Síganme.”
“…” Sakura asintió. Yuu, Alma y ella comenzaron a correr detrás del Child.
“No pensé que mi último día de ciclo terminaría así,” comentó Yuu, rodando los ojos.
“¡Es una aventura!” dijo Alma, animado.
“No cuando puedes perder la vida, tremendo idiota.”
“Basta,” los cortó Sakura.

Alma rio, y Yuu solo chasqueó la lengua, siguiendo de cerca a Morgana junto a sus amigos.




Eureka y Oikawa no pudieron esconder su sorpresa al observar a Soul junto a Maka. Se notaba que la chica tenía toda la intención de explicarles la situación con lujo de detalles, pero que no podía debido al momento por el que andaban pasando.

Kokichi, al ver que tenía más oponentes de la cuenta y ningún refuerzo, se detuvo de un momento a otro y tomó distancia de Eureka y sus amigos.

“…” Kokichi suspiró pesadamente, exagerando la acción para llamar la atención del grupo. “Debí dejarle esto a Nea-chan,” se quejó. “En fin. Ya me aburrí de perseguirlos de un lado a otro, y ya escondieron a Nanamine-chan, así que no tengo de otra que retirarme,” dijo, y les sonrió. Su mazo se desmaterializó, y se llevó las manos atrás de la nuca. “Nishishi~ Al menos conseguí pruebas para destituir a Oikawa-chan de su puesto. Un cambio de parecer sería por gusto, después de todo.”
“…No…” Eureka empalideció, pero a su lado, Oikawa la tomó del hombro. La HiME se giró hacia él, y lo encontró sonriendo, aliviado.
“No hay problema, Eureka-chan,” le aseguró él. “Al menos salvamos a Nanamine-chan.”
“¿En serio?” le preguntó Kokichi, haciéndolos dudar. “En fin, no es mi asunto. Al menos no regresaré a Rizembool con las manos vacías, yay~”
“…” Eureka lo observó, en silencio.
“Nos vemos~” Luego de un ademán de mano, Kokichi corrió de regreso a las lozas deportivas. Maka intentó seguirlo, pero Soul la detuvo con un ademán de su brazo.
“¿No deberíamos…?” preguntó Maka, confundida.
“No creo,” comentó Eureka. “Estoy muy debilitada, y eso que Kokichi no ha usado todo su poder. Bueno, lo mejor será reunirnos de nuevo con Mona y Lelouch. Hay… ciertos temas de los que debemos hablar,” dijo, observando a Soul y a Maka.
“Preferiría que ninguno de ellos esté, Eureka,” le confesó Soul. “El tema es un poco delicado.”
“¿Lo es?” Maka se veía muy confundida.

“¿No entiendo?” Eureka ladeó la cabeza.
“…” Soul suspiró. “Créanme. Lo es.”

Oikawa se sumó al grupo de confundidos, pero todos optaron por hacerle caso y se guardaron sus comentarios.

“Antes que nada, Maka y yo deberíamos disculparnos contigo, Eureka,” empezó Soul. “Hizumi también debería… él también estaba enterado de esto.”
“Sí, lo sentimos, Eu,” Maka suspiró. “Debimos avisarte sobre esto antes, pero no queríamos molestarte. Soul te veía muy preocupada con tus asuntos, con lo de Lelouch y finales…”
“No hay problema. No puedo negar que me chocó un poco todo, pero me alegra enterarme de todas formas. Habría sido lindo que me avisaran antes, pero comprendo sus motivos. Lo que no entiendo es… No me queda claro. Maka, ¿eres HiME?” La cara de Eureka era un poema.
“Sí, di la prueba la semana pasada.”
“Y… bueno, supongo que Soul ya no es mi arma.”
“Sí.” Soul asintió. “Pero no es tan simple como parece.”

“Soul y yo hemos intentado encontrarle una lógica y ha sido prácticamente imposible.”
“Mm… Intuyo que es por la fortaleza de su vínculo,” sugirió Oikawa.
“Eso no anula el vínculo que tengo con Eureka. Por lógica, no debería ser el arma de Maka.” dijo Soul. “Pero… hay algo que anduve pensando desde ayer. Es el tema delicado que mencioné.”
“¿Qué cosa?” preguntó Eureka.
“Pienso que hay un gran quiebre con tu key. No sé si está cambiando, o si ya cambió… Lo cierto es que yo era el único elemento que prevaleció al paso de los años: tu Child y tus poderes cambiaron. Ahora yo también, así que intuyo que Lelouch ya dejó de serlo por completo.”
“…” Eureka intentó aguantarse la risa, pero le fue imposible. “¡HAHAHA! ¡Buen chiste! Ay, Soul, yo sabía que eras gracioso, pero—”
“Eureka, voy en serio.” Soul suspiró.
“¿Oyes lo que dices?” Eureka sonrió. “Lelouch aún tiene poderes—”
“Lo más probable es que desaparezcan en estos días.”
“Lo dudo, realmente. Igual, imaginemos que tienes razón. ¿Quién podría ser mi nuevo key?”

Un reflejo la llevó a girarse hacia Oikawa, quien andaba observándola. Sus miradas se cruzaron y, luego de unos instantes, ambos irrumpieron en carcajadas. Soul rodó los ojos al notar que, además de tomarse el tema a la ligera, sus risas habían sido tan contagiosas que hasta Maka andaba riéndose con ellos.

“¡HAHAHA! ¿YO? ¿EL KEY DE EUREKA-CHAN?”
“¡IMPOSIBLE!”
“¡NI EN UN MILLÓN DE AÑOS!”
“¡NO HAY FORMA!”
“Haha~” Maka seguía riendo.
“…” Soul se llevó una mano a la frente. “Son un caso perdido.”
“Soul, es que en serio suena jalada de pelos,” comentó Maka. “Hay varias inconsistencias en tu teoría. Por ejemplo, ¿qué sucedía si yo no daba la prueba HiME?”
“Mm…” Soul se llevó una mano al mentón, en un gesto pensativo. “Igual habría dejado de ser el arma de Eureka.”
“¿No crees que es mucha coincidencia?” sugirió Eureka. “Además, si tu teoría es cierta, Lelouch no fue mi key desde un inicio. O progresivamente dejó de serlo, porque mis poderes han sido distintos desde la prueba HiME.”
“Puede que eso refleje un cambio en tus sentimientos,” comentó Maka. “Pero aún no conocías a Oikawa, ¿no?”
“Podemos dejar de suponer que yo soy su nuevo key, ¿gracias?” dijo Oikawa, un tanto nervioso.
“…No, es imposible,” comentó Eureka. Oikawa sintió cómo se desvanecía.
“¿¡Qué!?” preguntó el rebel, al borde de un colapso mental.
“Ah, no. No hablaba de lo que dijiste.” Eureka sonrió. “Estaba pensando que no hay forma de que Soul tenga razón.”
“…” Soul rodó los ojos.
“Es que cada vez que contemplo esa posibilidad, pierde un poco más de sentido. Por ejemplo, si Soul era mi arma cuando Lelouch era mi key… ¿Eso significa que ahora es el key de Maka?” Eureka ladeó la cabeza, confundida.
“No creo que ese sea el caso,” comentó Oikawa.
“¡No hay forma de que Lelouch sea mi key!” exclamó Maka. “Sin… ofenderlo… claro.”
“¿Entonces sabes quién es?” preguntó Soul.
“Uh…” Maka desvió la mirada. “¿No?”
“No entiendo nada.” Eureka suspiró. “Y creo que nos estamos complicando por gusto. Lo mejor sería hablarlo con Miranda. Supongo que andará más libre ahora que ya termina el ciclo.”
“Pero que Maka la contacte. Porque tú dijiste que le hablarías para que te busque una nueva entrenadora y aún no lo haces,” dijo Soul.
“Touché.” Eureka suspiró. “En mi defensa, intenté, pero no tenía tiempo. Ni ella ni yo.”

“Pero ahora sí,” dijo Soul. “En fin, regresemos con Mona y el resto.”
“Sí, necesito explicarle todo a Nanamine.” Eureka suspiró.
“¿Supongo que andarán en la Facultad de Arte?”
“De seguro.”

Maka y Soul tomaron la delantera, conversando sobre la teoría de este último. Su amiga aún tenía sus dudas al respecto, y Eureka no podía culparla: la idea de Soul era sumamente extraña. No había forma de que sus sentimientos hubieran dado un giro crucial desde el inicio del conflicto, tomando en cuenta que sus poderes no eran los mismos de hace tres años y, sin embargo, recordaba que su relación con Lelouch iba viento en popa durante la prueba HiME.

Tal vez, en las últimas semanas, se había deteriorado progresivamente hasta llegar al punto actual, donde Eureka podía admitir que eventualmente terminarían por el desgaste emocional que suponía estar juntos. Y eso podía explicar lo de Soul, pero no lo anterior.




“Pareciera que anda saliendo humo de tus orejas~” comentó Oikawa, mientras caminaba a su lado.
“Estoy preocupada y muy confundida,” respondió Eureka. “¿Te imaginas?” le dijo, volteando a observarlo. “¿Que hayas sido mi key y mi rebel todo este tiempo?”
“E-eso no tiene sentido,” dijo Oikawa, con una risa nerviosa. “¿Cómo explicarías los poderes de Britannia-chan?”
“Exacto. Y la conexión de Lelouch con Mona. A lo de Soul sí le encuentro un poco de sentido, porque bueno… las cosas van de mal en peor, y no sé si me siento igual ahora que hace unos meses. Pero hay muchas cosas que no cuadran.” 
“Tranquila, Eureka-chan.” Oikawa le sonrió. “De seguro Miranda te ayudará a encontrarle un sentido a todo.”
“Eso espero. No quiero meterte en más problemas… ni meterme a mí misma en más problemas. ¿Cómo haremos con Kokichi?”
“Supongo que tendré que renunciar antes que él lo mencione al comité.”
“Eso no me conviene.”

“Mm-mm.” Oikawa negó con la cabeza. “Hablé con Britannia-chan… y me hizo notar que hemos cometido un error todo este tiempo. Tal vez, si hubiese cumplido con mi rol, tu vida no estaría llena de enemigos y complicaciones. Lo cierto es que Nea-chan, Kokichi-chan y Karasu-chan son mucho más peligrosos que yo, y—”
“¿Qué hablas?” Eureka rio. “Espero que no te estés arrepintiendo de ello.”
“Es que no entiendes. De no ser por eso, no correrías tanto peligro—”
“Es cierto. Pero de haber sido distinto, no seríamos amigos.” Eureka le sonrió.
“…” Oikawa se detuvo, observándola perplejo. Eureka notó un tanto tarde que su amigo había dejado de caminar, y volteó a buscarlo con la mirada. “Gracias,” le dijo él, con una sonrisa muy sincera.

La HiME sintió un alivio y una felicidad tremenda, recordando que formaba parte del pequeño grupo de gente al que Oikawa le dedicaba aquel tipo de expresiones. Para un hombre tan abierto y extrovertido, Oikawa fingía muy a menudo, por lo que verlo sonreír de una manera tan honesta consiguió conmoverla.

No tenía nada que agradecerle. Ese ciclo había sido una aventura que aún no terminaba, pero no se arrepentía de nada. Ganar un aliado como él valía mucho más que los peligros en los que se habían metido. Oikawa era un amigo digno de su confianza y de su cariño, aún a pesar de los errores que había cometido. Nadie era perfecto, después de todo… y ella misma lo sabía, porque también había errado y lo había herido.

Eureka se avergonzó al darse cuenta de sus pensamientos cursis, pero se aguantó las ganas de desear que la tierra la trague. Primero debía responderle.

“No tienes qué agradecerme. Al contrario, yo debería agradecerte… que te he obligado a ser rebel por tanto tiempo y sin mucho a cambio.”
“Bueno, eres mi mánager, ¿no? Y encima te hice mi novia sin tu consentimiento~”
“…” Eureka rodó los ojos. “Eso… aún no te lo perdono.”
“¿Ves? Estamos iguales.”
“…” La HiME sonrió. “Es cierto.”
“Fue divertido ser tu rebel, Eureka-chan.”
“Lo fue. Aunque… no pensé que aceptaríamos tan rápido tu renuncia. Imaginé que nos chocaría más.” Eureka rio.
“Tal vez es por— no, nada.”
“¿Qué cosa?”
“Nada~” Oikawa sonrió. “Vamos, que Maka-chan y Soul-chan ya se adelantaron.”

Oikawa retomó el paso, dejándola atrás.

Mientras hacía lo mismo, Eureka esperó que, eventualmente, su amigo le contara lo que rondaba por su mente.










Los cuatro lograron reunirse con Lelouch, Morgana, Sakura y sus amigos en uno de los salones disponibles de la Facultad de Arte. Para suerte del grupo, las aulas andaban libres por tratarse del último día de clase. Encontrar una disponible probó ser sencillo para ellos.

“Deberíamos tener esta charla en la clínica o en la enfermería, pero entiendo que mientras más pronto, mejor,” empezó Eureka. “Antes de empezar, creo que es mejor que nos introduzcamos. Yo soy Eureka, soy una HiME.”
“Mi nombre es Lelouch, soy su key.”
“Yo soy Oikawa, soy su rebel. Bueno, lo era, porque renunciaré pronto~”
“Morgana es mi Child,” comentó Eureka.
“¿Por qué no me dejaron presentarme?” suspiró Morgana, resignado.
“Finalmente, ellos dos son Maka y Soul,” dijo Eureka, señalando a sus amigos. “Son HiME y arma, respectivamente.”
“¡Hola!” saludó Maka, muy alegre.
“Yo,” saludó Soul.
“…” Sakura asintió. “Bueno, al parecer ya saben quién soy. Mi nombre es Sakura Nanamine. Ellos son Alma Karma y Yuu Kanda, aunque Alma ya te conocía al parecer, Eureka.”
“¡Sí! Eureka-san es amiga de Allen.” Alma sonrió. “Nos vimos en el Festival de Sanno.”
“No me hagas recordar eso.” Yuu rodó los ojos.
“¿Qué pasó con uh… Kokichi, creo que era su nombre?” preguntó Alma.
“Se retiró ni bien notó que le sería trabajoso buscar a Nanamine. Estamos a salvo,” comentó Eureka.
“…” Sakura la observó, un tanto recelosa. “¿Fuiste tú la que me puso el tracker? Pareces muy enterada de todo como para no estar involucrada.”
“Sí, y lo siento. Kokichi nos jugó una mala pasada a Oikawa y a mí… y teníamos que hacerle ese favor a cambio. No voy a entrar en detalles porque no son necesarios en estos momentos, pero basta con contarles que Oikawa y yo no tenemos la típica relación entre rebel y HiME. Somos amigos desde el inicio del conflicto y eso le ha causado problemas a Rizembool, que siempre ha andado detrás de él para arreglar este… ‘problema’.” Eureka suspiró. “Kokichi nos ofreció hacer un trato para evitar que mi princess buchoneara todo esto ante el comité. Nuestra parte del trato era ubicarte a ti, Sakura. Pero… bueno, como verás, nunca tuvimos la intención de dejarte a tu suerte. Por más de que eso ponía en riesgo a Oikawa.”
“Ese fue un detalle que no tomamos en cuenta. Pero creo que es mejor que renuncie al puesto.”
“Mm.” Eureka asintió. “Bueno, les pido disculpas por lo sucedido.”
“…” Sakura asintió, en silencio. “No hay problema. Entiendo que no fue por el motivo más altruista, pero al final nos salvaron y eso lo valoro.”
“Lo cierto es que Kokichi dejó en claro que no descansarán hasta que vuelvas a Rizembool. Sugeriría que fueras a comentarle a Miranda sobre la posibilidad de ser HiME, para que no te encuentres en desventaja si vuelven a buscarte.”
“Tienes razón. No… no puedo permitir que ellos dos salgan heridos,” comentó Sakura, observando de reojo a sus amigos.
“¡Awww! ¡Sakura!” Alma se veía muy conmovido.
“Iré a hablarlo con ella en estos días.”
“Perfecto. Igual, si necesitas nuestra ayuda, Maka y yo estamos a tu disposición,” dijo Eureka.
“Sí.” Maka asintió. “Hay que intercambiar números.”

Eureka y Maka se acercaron a Nanamine para intercambiar sus números. Una vez terminaron, Sakura y sus amigos se despidieron del resto, y se retiraron del salón.

“Espero que Rizembool no les de problemas al menos por un tiempo.” Eureka suspiró.
“Ojalá de su prueba pronto,” comentó Maka. “Creo que es necesario, porque ahora que entramos a vacaciones, será un tanto difícil auxiliarla si no estamos en el campus.”
“Es cierto.”
“¿Desde cuándo eres HiME, Maka?” preguntó Lelouch, curioso.
“Ah. Una semana, un poco más,” contó Maka. “No le dije a nadie más que a Hizumi. Imagino que te sorprendió que te contara algo así.”
“Sí, pero no había tiempo para explicaciones. Agradezco que hayas podido ayudar a Eureka.”
“Sí. Gracias de nuevo, Maka.”
“No hay problema.” Maka sonrió.
“¿Ya apareció tu rebel?” preguntó Eureka.
“No, nada. Supongo que anda ocupado con finales. Y mejor para mí, porque me falta mucho por entrenar. Soul y yo aún tenemos problemas.”
“¿…Soul?” preguntó Lelouch.
“Soul… es mi arma,” comentó Maka.
“Intuimos que el cambio de dueña se debe a la fuerza del vínculo,” comentó Eureka. “Maka y Soul se han vuelto muy unidos, después de todo.”
“S-sí, es exactamente eso,” dijo Maka. “¡En fin! Deberíamos hablar con Seven e ir a la clínica de su contacto.”
“Se me escarapela el cuerpo de pensar en ese doctor, pero lo cierto es que hace un buen trabajo.” Morgana suspiró.

El grupo contactó a Seven y tomaron un par de taxis con la clínica como destino. Entre conversaciones y risas, todos lograron olvidar por un rato la tensa situación por la que acababan de pasar.

Sin embargo, algo en la mirada de Lelouch le indicó que no todo estaba resuelto para él.

Y Eureka tenía un presentimiento de lo que se venía.
« Last Edit: March 22, 2020, 03:29:42 AM by Eureka »


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #485: December 30, 2018, 05:50:36 PM »
Dejo esto antes de que me olvide u_u



43.






“Sí, no te preocupes.” Eureka intentó sonreír. “Más bien, uh… ¿Cómo hacemos? Imagino que te incomodará tenerme en la mansión cuando regreses.”
“Como gustes. No tengo problemas en que te quedes allí.”

Y lo entendía: estaban cortando por lo sano y de la manera más amistosa. Guardar resentimientos no tenía sentido, realmente. Ese era el motivo por el que a Lelouch se le hacía sencillo sugerirle que siguiera viviendo en la mansión Vi Britannia. Para él, de seguro, un mes y un poco más bastaba para desentenderse del tema.

Pero la ligera opresión en su pecho indicaba que para Eureka era distinto. Le sería difícil desligarse con tanta facilidad, y no cabía duda de ello.

La pregunta no era tanto por la posible incomodidad de su ex, sino más por sí misma. Sabía que le iba a doler cruzarse con él en los pasillos, en el comedor, en la sala, en todas las áreas comunes. Interactuar con sus hermanos o con Yoite también probaría difícil, y no se veía a sí misma aguantando todo con una sonrisa y un falso “estoy bien”.

Suspiró. Estaba claro que pasaría el resto del año en la mansión HiME, al menos hasta que encontrara un cuarto en una residencia. Podía irse a vivir con Mikoto, si le contaba la situación con detalle. ¿Tal vez Seven podía adoptarla por un tiempo? O, con suerte, su mamá podía apiadarse y alquilarle un departamento para Soul y ella. Tenía que agotar todas las posibilidades.

“Mm-mhm.” Eureka negó con la cabeza. “No quiero causarte más problemas, así que volveré a la mansión HiME. Hablaré con Soul para ver cómo hacemos con él, porque como te digo, no quiero incomodarte más.”
“…” Lelouch pareció tener la intención de decir algo, pero se calló. “Está bien. Me avisas en qué quedan por whatsapp o por llamada.”
“Okay. Yo… debo ir yendo. No te retengo más, que tienes que buscar tu puerta de embarque. ¿En cuánto tiempo sale tu vuelo?”
“En treinta minutos empezarán a llamar a los pasajeros,” dijo Lelouch. “Al menos así me dijo la señorita del counter.”
“¡Entonces corre! No quiero que pierdas tu vuelo.”
“…Sí.” Lelouch asintió. “¿…Irás… a Lóndres?”
“No lo sé aún. Creo que sí, pero te confirmo.”
“Mm, okay. No sé qué tan cómoda te sientas con la idea, pero podríamos juntarnos para conversar mejor las cosas cuando vayas. Me llamas y quedamos.”
“Está bien. Yo te aviso.” Eureka le sonrió. “Cuíd—”

Antes de poder terminar la frase, Lelouch la rodeó con sus brazos, estrujándola contra su pecho. Eureka se quedó estática, y las ganas de llorar se agolparon en el nudo en su garganta. Soltó el agarre en su bolso para devolverle el abrazo, y se quedaron así por unos momentos.

“Cuídate, por favor,” le suplicó él. Su característica voz calmada sonaba llena de cansancio, y Eureka cayó en cuenta de todo. Parecía que recién andaba procesando los hechos.
“Tú también.”
“Si no puedes con algo, pide ayuda. Ya viste que Maka puede apoyarte— en fin.” Lelouch fue el primero en separarse. “No tiene sentido que siga diciéndote estas cosas.”
“Sí, tranquilo. Ya entendí… Más bien, suerte con tu pasantía.”
“Gracias. Nos vemos, entonces.”
“Nos vemos.”

Lelouch agarró la manija de su maleta de mano, y luego de dedicarle una última mirada, se giró hacia la sección de vuelos internacionales.

Sola en medio del aeropuerto, no pudo hacer más que fregarse los ojos un par de veces y tragarse las ganas de llorar. Anclándose de su bolso, Eureka dio una media vuelta hacia la salida del Aeropuerto de Narita, en busca de la estación de trenes. Un impulso de cordura la había animado a optar por esa modalidad de transporte, en vez de despilfarrar dinero con taxis, como usualmente hacía. Además, de todas formas podría dormir en el trayecto de regreso a Tokyo. Andaba cansada y necesitaba al menos una media hora de sueño… si bien su intención era dormir cuando llegara a la mansión HiME. Las horas que sean necesarias, no cabía duda de ello.

Eureka consiguió ubicarse con facilidad y dio con su destino. Sus acciones, aunque mecánicas, le permitieron comprar un ticket, subirse al tren y tomar un asiento. Apoyando su cabeza en la ventana, se sumió en un profundo sueño.

Sin embargo, el ruidoso ringtone de su celular la levantó al cabo de una media hora, y Eureka se apuró en contestar para no incomodar al resto de usuarios del tren.

“¿Aló?”
¡Eureka-chan!” la voz agitada de Oikawa la levantó de golpe.
“¿Estás bien? ¿Por qué suenas agitado?”
¡Estoy corriendo!” comentó él, muy animado. “¡De Iwa-chan! ¡Me va a matar!
“…” Aún a pesar de sus ánimos, Eureka no pudo evitar soltar una carcajada. “¿Y ahora qué hiciste?”
¡Mencioné lo de su crush en frente de Tomo-chan! Pero fue sin querer…
¡NO JODAS, SHITTYKAWA! ¿¡QUÉ PASA SI VA Y LE CUENTA!?” Eureka pudo oír la voz enojada de Iwaizumi.
¡Ay, Iwa-chan, ni que Tomo-chan fuera bocotas como Sho-chan o Bokuto-chan!
¡Pero a veces es muy obvio! ¡Y ESO NO IMPORTA! ¡NO ME GUSTA MARIE!
Sí, sí, intenta negarlo~ En fin, Eureka-chan. ¿Llamaba para ver si estabas libre?
“Sí, estoy camino a Hanasaki. Pensaba ir a dormir… me quedé hasta tarde con el switch y necesito unas horas de sueño. Nunca me ha gustado despertar tan temprano.”
¿Fuiste a despedir a Britannia-chan?” preguntó Oikawa, un tanto preocupado.
“Justo de eso estoy regresando. Me falta un poco para llegar a mi estación… No quiero volver a la mansión. ¿Dónde estás?”
En Rizembool, pero ya no tengo nada más que hacer aquí. Bueno, excepto correr por mi vida. ¿Si quieres te espero? Y de aquí nos vamos a otro lado.
“…Sí, suena bien. ¿Podemos ir a tu departamento?”
Claro, normal. ¿Mejor me das el encuentro allí? Planeo encerrarme. Eventualmente Iwa-chan se rendirá y se irá.
¡ESTOY ESCUCHANDO TODO, COJUDO!
“Jaja~” Eureka soltó un par de risitas. “Te veo ahí, entonces. Suerte con lo de Iwaizumi.”
¡Gracias! Cuídate, Eureka-chan.”   
“Cuídate.”

Eureka colgó la llamada a la vez que volvía a reposar su cabeza en la ventana. Y una vez más, cayó rendida sin mucha dificultad.






Oikawa le abrió la puerta con cuidado, chequeando sus alrededores con recelo. Al parecer aún tenía miedo de cruzarse con Iwaizumi, y no podía culparlo: la vida de su amigo corría peligro luego de aquel despiste suyo. Mencionar el tema de Marie en frente de Iwaizumi y Arakita había sido una mala idea, tomando en cuenta lo vergonzoso que se le hacía al implicado. Quedaba claro que a Iwaizumi le gustaba y que era mutuo, pero ninguno de los dos era capaz de ir y sincerarse. Oikawa le había contado que las inseguridades de Iwaizumi se debían a estar varios años sin enamorada, y aunque tenía sentido, Eureka creía fervientemente en que debía intentarlo. Marie y él harían una pareja muy tierna, después de todo. Ya los veía juzgando a todos desde lejos, con la misma expresión en el rostro. Estaban destinados a estar juntos.

Eureka ingresó rápidamente, sacándose los zapatos y dejándolos al lado de los de su amigo. Por su lado, Oikawa se apresuró en cerrar la puerta y echarle pestillo. Una vez dentro del pequeño departamento, Eureka notó como su rebel había apoyado su espalda en la puerta y suspiraba hondamente.

“Ah~”
“Eventualmente vas a tener que encararlo,” mencionó Eureka. “Iwaizumi vive contigo.”
“Lo sé…” Oikawa volvió a suspirar. “Pero tengo miedo. Parecía broma, pero siento que Iwa-chan va en serio esta vez. ¿Aunque no entiendo? Tomo-chan sería incapaz de esparcir rumores. Y son buenos amigos…”
“Tal vez aún se siente un tanto inseguro respecto al tema, y le cuesta escuchar que la gente lo confirma en sus narices cuando ni él se siente muy confiado o decidido. Marie es una amiga suya cercana, y le causa temor contemplar la posibilidad de que no sea mutuo y que terminen perdiendo la amistad… y bueno, eso también implica que ustedes tomen bandos y todo.”
“¿Tú crees? A veces siento que es más sencillo de lo que parece.”
“A veces,” comentó Eureka, y se desplomó en el sofá más grande de la sala. “A veces no. Además, Iwaizumi es una de las personas más misteriosas que conozco. Si te soy sincera, no lo veo confesándose o admitiendo que alguien le gusta. Desde el inicio pensé que sería Marie la que le diría todo.”
“Yo pienso igual.” Oikawa tomó asiento a su lado. “Marie-chan es de armas tomar~”
“Es una chica muy linda.” Eureka sonrió. “Iwaizumi también es muy noble. Espero que les vaya bien. ¿Te acuerdas que queríamos hacer algo al respecto?” comentó, entre risas.
“Sí, pero te dije que no era buena idea y creo que ahora ves por qué.”
“Creo que la única que puede hacer algo al respecto es Anemone.”
“Es de esperarse. Anemone-chan está alentando a Marie-chan y a Sho-chan desde hace mucho tiempo.”
“¿Sho?” Eureka ladeó la cabeza, confundida.
“Oh. Tú no sabes. Espera, no.” Oikawa se llevó una mano a la frente, decepcionado de sí mismo. “Y no debes saber.”
“¿Qué cosa? Descuida, si te causa problemas contarme, no me molesta.”
“Es que voy por la vida quejándome de lo bocotas que son Bokuto-chan y Sho-chan y yo… yo también soy bocotas,” admitió Oikawa, decepcionado. “¿Te digo?”
“No sé.” Eureka sonrió. “Aunque… me causa curiosidad. ¿A Sho le gusta alguien? Ese chico es otro misterio para mí.”
“Le gustaba Souji-chan—”
“¿¡QUÉ!?”
“¿Ves? Sabía que no debía contarte.” Oikawa suspiró. “Ahora me pedirás todo el chisme—”
“¡Obviamente! Pero te juro que me quedo calladita. Lo prometo. Además, ¿a quién le contaría?”
“Uh…” Oikawa se tomó un momento para analizar las interacciones de Eureka con su círculo cercano y notó que no era tan apegada a sus amigos. No había riesgo de que esparciera el rumor y, siendo sincero consigo mismo, no podía imaginarla contándole el chisme a la gente. “Prometes que no dirás nada.”
“Te lo juro.”
“…Lo siento, Sho-chan, Souji-chan. Tienen todo el derecho de golpearme cuando me vean,” dijo Oikawa, y suspiró. Eureka rio.
“Suenas muy trágico,” bromeó la HiME.
“Mi vida es una tragedia griega, constantemente, pero dejemos eso de lado. Lo de Sho-chan y Souji-chan es… raro. Nunca entendí muy bien cómo fue, sólo se que Sho-chan había estado enamorado de Sou-chan por un buen tiempo. Siempre ha sido muy obvio con sus sentimientos, tanto que todo el mundo estaba enterado de ello, pero Souji-chan y él no lo notaron. Hasta hace poco, que le confesó lo que sentía y lo besó. Fue hace dos semanas, un poco más. Souji-chan está con Adachi-san, entonces le chocó mucho todo. Pero… ¿se puso a pensar en las palabras de Sho-chan? Y se dio cuenta de que el sentimiento era mutuo. ¿Te acuerdas del festival de Sanno?”
“Ah, claro.” Eureka sonrió. “Aún sigo sorprendida por ese llavero que me compraste allí. ¡Es tan parecido a Mona!”
“Creo que no le gusta, ¿no?” Oikawa rio.
“Lo odia. Le parece raro que lo hayan hecho muy parecido a él. Y… bueno, yo tampoco lo entiendo.”
“Ni yo. Es raro.”
“¡En fin! ¿Qué pasó allí?”
“Ah. Sou-chan le dijo que era mutuo. Y desde ese entonces están juntos a escondidas de Adachi-san. Pero parece que Souji-chan va a terminar con él muy pronto.”
“Mm… Eso suena preocupante. Siempre he sentido que Adachi es muy controlador con él, y eso que no somos tan cercanos.”
“Y no te equivocas. Estuve entrenando con Adachi-san todo este tiempo y no siento que sea una mala persona, pero su actitud con Souji-chan es muy acaparadora y dañina.” Oikawa suspiró. “Ojalá que entienda y los deje en paz. Y que también… no me agarre una tirria por lo que le contaré pronto.”
“¿Qué pasó?” Eureka lo observó, curiosa.
“Oh. ¡Oh!” Oikawa parecía haber notado un crucial detalle. “Soy un idiota. ¿No te dije? ¡Ya no soy tu rebel~!
“Jaja, qué gracioso.” Eureka rodó los ojos. “Ya, en serio, dime.”
“Ya no soy tu rebel.”
“…”
“Eureka-chan, ¿no quedamos en eso antes de que nos dieran de alta?”
“…Sí. Pero me chocan las noticias. Porque hasta ahora, hemos sido HiME y rebel y QUÉ— Ay no, Oikawa, te vienes con las peores noticias en el peor momento, yo te mato—”
“¡WOAH, WOAH! ¡Espera, espera! ¿¡Dónde quedó el “¡gracias, Oikawa-san, por todo este tiempo!”¡? ¿¡Y el llanto de pena porque no podremos darnos a madrazos y fingir algo que no somos!? ¿¡Y la telenovela esa que íbamos a hacer pero que al final quedó en nada porque Kokichi-chan nos arruinó todos los planes!?”
“Lo último que necesito ahorita son más crisis existenciales, gracias.”
“¿Por qué lo dices? No— No creas que me agrada del todo dejar el puesto. Si te soy sincero… uh…” Oikawa desvió la mirada, avergonzado. “Temo que… esto impacte de alguna manera en nuestra amistad.”
“¡Eso es exactamente lo que me preocupa a mí! Aunque bueno, sí, es cierto que ya discutimos sobre esto y nos convencimos de que era la mejor solución. Pero…” Eureka suspiró. “¿Por qué tenía que ser hoy?”
“¿Lo dices por lo de Britannia-chan? Entiendo que te afecte su viaje—”
“Oikawa, terminamos.”
“…” Oikawa guardó silencio, esperando escuchar algo más, pero al girarse a observar a su amiga, la encontró al borde del llanto. Eureka estaba empedernida en tragarse las lágrimas, y hacía un esfuerzo sobrehumano por evitar llorar.

La imagen le partió el alma.

“No, no— Lo siento,” dijo, y se lanzó a abrazarla. Eureka rodeó su espalda con sus brazos, y apoyó su mejilla contra su pecho.
“Me molesta,” dijo ella, mientras se separaba un poco de Oikawa. “Pensé que soportaría no hablar del tema mientras estaba contigo pero parece que me equivoqué. No quiero cargar a nadie con mis cosas, peor aún cuando son tonterías que yo misma ocasioné—”
“No digas eso. Esto no es tu culpa.”
“Ya no sé, realmente.”
“¿Quieres hablar del tema?”
“Sí.” Eureka asintió, y se separó por completo de él. Se fregó los ojos y apoyó su cuerpo en el respaldar del sofá. “Lelouch me pidió que lo acompañara al aeropuerto. Ese día… luego de lo de Nanamine y Kokichi, me contó que había adelantado su viaje. Ah, si te dije esto. Pero bueno, me sigue sorprendiendo que haya sido tan pronto.”
“Mm. Y eso que sólo estuvimos dos días en la clínica.”
“Ajá. Bueno, lo acompañé, y luego de su check-in, antes de seguir el camino hacia las puertas de embarque… me dijo que debíamos terminar. Que la relación no iba para ningún lado. Esta vez fue muy escueto con su explicación, pero para variar, te mencionó.”
“¿Cómo así?”
“Lelouch jura que hay algo entre nosotros.” Eureka suspiró.
“Ah. Con razón me tenía tanto recelo.”
“Peor aún con lo de Soul… no me lo dijo, pero sé que todo el tema de cambio de arma lo ha hecho dudar. Y bueno, ya me contó que perdió sus poderes así que… ya sabrás.”
“¿Entonces ya no es tu key?”
“Supongo que Soul tenía razón… hasta cierto punto, claro.”
“Y bueno, ¿en qué quedaron?”
“Le dije que no se preocupara, que yo entendía.” Eureka se tomó un tiempo para continuar, evitando llorar en el proceso. “Cosa que no es cierto. No sé de dónde salieron sus inseguridades. No he podido comprender su actitud desde el inicio del conflicto. Cada vez se distanció más y más… y admito que también fue mi culpa, pero llegó un momento en que empecé a evitarlo porque sabía que seguiríamos discutiendo por lo mismo. De ahí, cuando hicimos las pases antes de lo de Nanamine… creo que fue más que nada para que me ayudara con ese tema. Ahí me di cuenta de que terminaríamos pronto. Esa relación nos agotaba emocionalmente.”
“Mm. Ambos querían cosas distintas.”
“Sí. Y hasta cierto punto, puedo entenderlo. Pero Lelouch, antes de ser mi enamorado, fue mi mejor amigo. Lo conozco desde que teníamos seis años. Ya sea como pareja o como amigo, ¿no le importó lo que me pasaba? ¿Siempre fue más importante su futuro? Suena sumamente egoísta, y lo es, no lo puedo negar. Pero… no sé, al menos me hubiera gustado sentir que también merecía su atención.” Eureka soltó una risa seca. “Lo peor es que me oigo y me doy asco. No podía ponerlo entre la espada y la pared. Quién sabe cuánto dure el conflicto HiME esta vez. No… no podía obligarlo a priorizarme y dejar de lado su futuro por tiempo indefinido.”
“Es muy noble lo que dices.”
“¿Tú crees? Me siento como la persona más egoísta del universo en estos momentos. Pero…” Eureka suspiró hondamente. “Con una carga más ligera, es cierto.”
“Me alegro, Eureka-chan. Uh… ¿Hay algo que pueda hacer por ti?” le preguntó, preocupado.
“¿Qué hablas? Si me has escuchado todo este rato. Y eso que me he demorado un montón en contarte todo porque desde que te ví me he tragado las ganas de llorar. Sí, abriste la puerta y bam, quería llorarte por todo ahí mismo. Pero de ahí me contaste lo de Iwaizumi y nos desviamos del tema. Eso me calmó un poco.”
“Pero en serio, si puedo hacer algo…”
“Pues… pedirte que te quedes a mi lado es la cosa más manipuladora que podría hacer, y por eso no lo haré.” Eureka rio. “No puedo atar a la gente a mí, y aún me cuesta aprender eso… que cada uno es su propia persona, con sus intereses, motivaciones y todo. Eres libre de hacer lo que quieras. Pero me gusta ser tu amiga, y creo que lo más bonito que podrías hacer por mí en estos momentos es intentar que las cosas no cambien entre nosotros, ahora que ya no somos HiME y rebel. O si cambian, que cambien para bien.”
“Bueno, ya te dije que a mí también me preocupaba eso.”
“Me alegra no ser la única, entonces.” Eureka rio. “¿Sabes? Admito que extrañaré todas las ocurrencias, las batallas… y, sí, también los madrazos que nos dimos en ese callejón antes de la pelea con Kokichi.”
“En retrospectiva, eso fue MUY gracioso.”
“Fue de lo mejor.” Eureka rio. “Aún recuerdo la cara de Mona cuando le dijimos que él también debía herirse a sí mismo. O dejar que lo golpeáramos. Una de dos.”
“Haha, pobre Mona-chan~” Oikawa se sumó a las risas. El recuerdo sí era hilarante, por más de que aquel momento había sido un tanto tenso. “Hablando de él… ¿Le ha afectado en algo lo del cambio de key?”
“Pues no se ha quejado conmigo al respecto, así que imagino que no.” Eureka suspiró. “Ese es otro drama. Al parecer, no tengo descanso nunca.”
“Bueno, estás de vacaciones ahora, ¿no?”
“¿Ajá?”
“Yo también.”
“¿Entonces?”
“¡Podemos ir de paseo!” sugirió Oikawa, muy alegre. “Podría despejarte un poco… y es temprano, así que tal vez y regresamos hoy mismo.”
“¿Como un paseo de un día? Mm, no suena mal. Hay varios lugares a los que me gustaría ir.” Eureka sonrió. “Nunca me he dado la oportunidad de viajar dentro de Japón. Sólo conozco Tokio y Narita… por el aeropuerto, nada más.”
“¿¡Qué!?”
“Llegué a Hanasaki mediante intercambio, si te conté. Y bueno, en vacaciones, no sé, nunca pensé en viajar al interior. Sólo regresaba a Inglaterra en las vacaciones de verano. Ah, pero tuvimos un viaje de promoción en secundaria alta. ¿Creo que fuimos a Disney? Pero el de Orlando.”
“¡Imperdonable! ¡Más aún cuando tienes raíces japonesas!”
“Bueno, sí, mi mamá es hafu…”
“¡Ves! Con mayor razón. Aunque tal vez… sería mejor planearlo con tiempo y para más días. De paso descansamos del tema de los rebels. Dudo que tu nuevo rebel vaya a buscarnos a Kyoto, por ejemplo.”
“Cierto.”
“¿Crees que Iwa-chan se anime? También podríamos avisarle a Souji-chan y a Luciel-chan. Ah, pero no sé si pueda por su trabajo, me contó que andaba más ocupado que nunca—”
“Gracias, Oikawa. Creo que te debía ese agradecimiento desde la otra vez.”
“¿Por qué me agradeces?” Oikawa sonrió. “Es lo mínimo que puedo hacer por ti.”
“Igual. Hablar contigo me ha hecho bien. Me siento mucho mejor,” confesó Eureka, más tranquila. “Y la idea del viaje me encanta. Ojalá nuestros amigos también puedan.”
“Habrá que planearlo bonito~”
“Sí. Por mientras… ¿podemos ver una película o algo? No quiero regresar a la mansión aún.”
“¡Sí!” Oikawa se iluminó, emocionado. “El martes que regresé de la clínica me puse a bajar como loco varias series y películas. Y… uh… ¿me descargué Venom? Pero sé que Iwa-chan me juzgará si le digo para verla juntos de nuevo.”
“Oye, Venom es genial. ¿La fueron a ver al cine?”
“Sí, salió mentándome la madre.” Oikawa rio.
“Bueno… es una película súper rara. Pero se me hizo muy divertida. ¿Ya salió el blu-ray?”
“¿No sé? Es un torrent que encontré por ahí. Ojalá que se vea decente. Voy a traer mi USB, ya regreso.”

Oikawa se levantó de un salto y corrió a su habitación, tarareando una canción por lo bajo.

Si bien, a veces, Eureka sentía las ganas de llorar, un comentario o una sonrisa de su amigo era suficiente para calmarla. Imaginaba que junto a la conversación que habían tenido y a una película tan irónica y divertida, sentiría un poco más de tranquilidad y hasta podría olvidarse de los eventos de esa mañana.

Eureka suspiró. Había perdido la cuenta de las veces que lo había hecho ese día, pero sentía que cada vez tenía menos carga sobre sus hombros.

Oikawa regresó rápidamente con el USB, y se apuró en conectarlo al televisor de la sala. Cogió el control que estaba al lado del TV, y prendió el televisor para buscar la película entre los documentos del USB. Luego, tomó asiento al lado de Eureka.

“Nunca me terminaste de contar lo de Sho y Souji,” dijo Eureka, apoyando su cabeza en el brazo de su amigo.
“¡Claro que sí! Te dije que están juntos ahora.”
“¿En serio? Wow. Eso fue rápido.”
“Pero se ven felices, aún a pesar de todo.”
“Me alegra. Ah, ya recordé, te decía que Adachi era muy controlador y eso.”
“Sí, y de ahí nos desviamos del tema.” Oikawa rio. “Bueno. ¿Lista para tener las mejores dos horas y veinte de tu vida? Bueno, las segundas, porque ya la viste antes.”
“Haha~ Sí, estoy lista.”

Aquellas primeras imágenes de Tom Hardy como Eddie Brock, grabando pequeños videos de su trabajo como periodista, lograron engancharla de nuevo con aquel desmadre de película. Y en algún momento, mientras lo veía hacer el ridículo dentro de aquel tanque de langostas, Eureka notó que poco a poco volvería a estar en paz consigo misma. Pasar un buen rato con sus amigos era la cura de sus males, y la compañía de Oikawa le había caído como anillo al dedo.

Se apoyó más en su brazo, y continuaron mirando la película, entre risas y comentarios irónicos.






Lo primero que Allen vio fue a Alma corriendo hacia él a toda velocidad. El muchacho se lanzó a abrazarlo, estrujándolo contra su pecho como si no se hubiesen visto por semanas… y suponía que era cierto, porque por exámenes finales y el *pequeño* detour con Kana, habían sido varios días desde la última vez que habían salido juntos.

“¡Nos tenías preocupados!” dijo Alma, a la vez que se apartaba de su amigo.

Allen podía decir lo mismo de ellos, tomando en cuenta las vendas en los brazos de sus amigos y el aspecto demacrado de ambos. Algo les había sucedido, y conociendo a Alma, Allen sabía que  terminaría enterandose de todo ese mismo día.

“‘Nos’ es mucha gente,” comentó Kanda, rodando los ojos.
“¡Cómo hablas!” le recriminó Alma. “¡Tú también estabas preocupado!”
“¿Qué te hizo pensar eso?”
“No sé, hiciste un comentario raro,” dijo Alma.
“Oh, no importa, Alma.” Allen sonrió. “Sé que Kanda no me extrañó, y eso no me afecta en nada.”
“Qué pena.” Alma suspiró. “Pensé que se estaban convirtiendo en buenos amigos.”

Allen pensó en lo inocente que era su amigo, pero se guardó sus comentarios.

“…” Kanda rodó los ojos. “T-Tal vez… sí… lo… ugh.”
“¡Aw! ¡Yuu!” Alma se iluminó en cuestión de unos segundos. “¡Aprecio que intentes hacer el esfuerzo!”
“Más te vale.”
“Bueno, ahora que eso está solucionado… ¿me cuentan qué les pasó?” preguntó Allen, observando sus vendas.
“¡Primero debes contarnos sobre tu viaje!” Alma sonrió. “Pero antes, déjenme ir a comprarnos unos helados. Siento que me derrito y los veo en la misma situación. ¡Ahorita vuelvo!” Alma ni les dejó responder, y corrió en dirección al puesto de helados.

No tenía intención de protestar, pero no se sentía cómodo con la idea. Sabía muy poco sobre la familia de Alma: una que otra mención en sus conversaciones le habían dado a entender que su amigo era huérfano, pero no se atrevía a indagar más sobre el tema. Lo que sí tenía claro era que su sueldo mensual servía para cubrir sus gastos y que, además, tenía una beca en Hanasaki que le cubría la totalidad de la pensión.

Detalles como quién compraba los helados parecían nimiedades para su amigo, pero para Allen valían demasiado. Y aunque ya era muy tarde para hacer algo al respecto, Allen se propuso ser el de la iniciativa la siguiente vez.

Iba a darle más vueltas al asunto hasta que vio la expresión ida de Kanda, a su lado. Por unos instantes, pensó que algo había sucedido, porque se veía más… calmado de lo normal, pero luego siguió la línea de su mirada… y notó que estaba observando a Alma.

Si se ponía a pensar detenidamente en ello, no era la primera vez que lo veía con aquella mirada boba: siempre se veía un tanto enternecido cuando Alma decía algo disparatado o esbozaba una de esas sonrisas capaces de curar el cáncer.

O cuando Alma se le pegaba como gusarapa y era muy afectivo con él.

Ah.

“¡TE GUSTA!” gritó Allen, señalándo a Yuu.

Kanda despertó de su trance y volteó a fulminarlo con la mirada.

“¿¡Qué mierda hablas, moyashi!?”
“¡Te gusta Alma!” Allen sonrió. “¡No sé cómo me he tardado tanto en darme cuenta!”
“No hables tonterías,” dijo Kanda, rodando los ojos.
“Oh, no. Nonono. Esta no es una pachotada. Estoy seguro. ¡Deberías ver como lo miras!”
“…” La mirada de Kanda le indicó exactamente cuántas horas de vida le quedaban. Sin embargo, Allen se sentía como el hombre más feliz del universo. Tener tanto poder sobre su enemigo número uno era… refrescante.
“Ahora todo tiene sentido. Tu actitud siempre ha sido motivada por celos—”
“Yo que tú, me callaría.”
“—Claro, tenías celos porque pensabas que Alma estaba enamorado de mí—”
“Moyashi de mierda, cierra el pico.”
“—Pero eso es imposible, Alma es curioso. Por eso se me acercó. Él es amigable con todo el mundo—”
“Cállate, baboso.”
“—¿Tal vez eso es lo que te molesta?—”
“¡MOYASHI!” Kanda no aguantó más, y se lanzó a golpearlo.
“Awww~” Por reflejo, Allen logró coger las muñecas del japonés antes de que lo descuartizaran. La voz de Alma había impedido que Kanda lo desollara. “¡Veo que se están llevando mejor!” dijo su amigo, sumamente alegre.
“¡Sí!” Allen sonrió, emocionado. A su lado, Kanda rodó los ojos, y retiró sus manos. “Kanda me estaba contando un secreto.”
“Moyashi de mierda, te voy a part—”
“¿Secreto?” preguntó Alma, confundido, mientras les extendía sus respectivas paletas. “¿Qué escondes, Yuu?” le preguntó, directamente. Su semblante parecía tranquilo, pero Allen podía notar algo de pena en sus ojos. ¿Tal vez le incomodaba enterarse de que Kanda se guardaba ciertas cosas?
“…” Kanda guardó silencio. “Me—” Al notar a Allen, se calló súbitamente y suspiró. “No, nada.”
“¡Tan cerca!” dijo Allen. Kanda lo golpeó en la cabeza. “¡Salvaje! ¡Yo que te quiero ahorrar problemas y mira cómo me tratas!”
“Mm-mm.” Alma negó con la cabeza, y le sonrió a ambos. “Está muy bien que tengan secretos entre ustedes. Eso significa que se tienen confianza y eso me alegra mucho,” les dijo, muy sincero.
“No te preocupes, Alma, no es nada grave.” Allen le devolvió la sonrisa. “Por mí, te contaría. Pero es algo privado de Kanda, y aprecio y valoro mi vida. Espera a que él te cuente pronto.”
“…” Kanda suspiró. “Alma.”
“¿Sí?”
“…” Kanda parecía tener toda la intención de sincerarse… o al menos esa era la sensación que le daba a Allen. Pero suponía que era imposible, tomando en cuenta que él andaba ahí, como violinista.
“¡Ah! Voy a… voy a botar la envoltura de mi—”
“¿Por qué te vas, moyashi?” Kanda arqueó una ceja.
“Porque… no vas a—” La mirada del japonés lo calló en un instante. “A-ah. Okay.”
“Mm…” Alma los observó, curioso. “Están muy raros hoy.”
“¡Es el calor!” Allen mordió su helado, y luego de pasar, volvió a hablar: “Y que Kanda es un cobarde.”
“…Sí.”
“Qué”
“…” Kanda andaba ensimismado con su helado, como si él no hubiese hablado instantes atrás.
“Mm-mhm.” Alma negó con la cabeza. “Bueno, eso no importa. ¡Lo primero es tu viaje!” le dijo, muy emocionado.
“Uh… ¿Qué te puedo decir?”
“No le mientas, moyashi. Alma ha estado muy preocupado por ti.”
“…” Allen suspiró. “No… no debería.”
“Como si la existencia de las HiMEs fuera un secreto nacional.” Yuu rodó los ojos.
“…No lo es, pero… okay.” Allen se rindió. “Tengo una amiga muy cercana, que es HiME.”
“¿Y ella tiene el poder de viajar?”
“Algo así. Puede abrir portales. Pero no podía controlar su poder a la perfección, y por ello terminamos en un par de lugares… hasta que aparecimos en Islandia.”
“Wow. ¿Y cómo hicieron? ¿Todo bien?”
“Sí, acá me ves, a la perfección.” Allen sonrió. “Al contrario, aprovechamos en pasear y tomarlo como unas vacaciones. Eran necesarias, Kana-chan y yo hemos estado un tanto agobiados con los estudios y otros temas.”
“¿Y qué tal Islandia?”
“¡Lindo! La verdad es que he viajado poco por Europa, aún cuando casi toda mi vida he vivido en Inglaterra. Por eso fue una buena oportunidad de conocer otras culturas y hacer turismo. Súper frío, eso sí. Me alegra estar de vuelta en Japón, por más de que el sol me destruya.”
“No quiero imaginar cómo se va a poner en unas semanas,” se quejó Alma. “Felizmente el ciclo ya terminó. ¿Te dieron facilidades para recuperar las clases y exámenes que perdiste?”
“Sí, felizmente. Tuve suerte con eso. ¿Ustedes qué tal? ¿Terminaron finales bien?”
“Yo sí, Yuu… no tanto.”
“…” Kanda chasqueó la lengua. “Aún no suben las notas y me tienen desesperado.”
“Tranquilo, de seguro te irá bien,” le dijo Allen.
“Ojalá.”
“Ahora. ¿Me cuentan qué les pasó a ustedes dos?”
“¡Claro!” Alma sonrió. A su lado, Yuu se llevó una mano a la frente. Allen intuía que se debía a la facilidad de su amigo de confiar en todo el mundo, aún si se trataba de temas tan delicados como el que iba a tratar… porque para salir así de magullados y demacrados, era algo trascendental. “Tenemos una amiga que vino de intercambio de Rizembool. ¿Por el programa de excelencia académica?”
“Ah, claro. Que rotan a estudiantes de Hanasaki y Rizembool por un ciclo.”
“Exacto. Maki pertenece a ese grupo de estudiantes. Era muy… ¿misteriosa?”
“Sigue siéndolo, realmente,” añadió Kanda.
“Sí, para qué negarlo. La conocimos hace unos meses y conectamos muy bien. Con Yuu tuvo ciertas dificultades, pero sus temperamentos son parecidos, y lograron congeniar.”
“¿No habrán sido cel—?” Allen cruzó miradas con Kanda y cerró el pico. “Nada.”
“??” Alma lo observó, curioso. “Bueno, sigo. Maki siempre había sido un poco… uh… ¿cerrada? Con ciertos temas. No comentaba mucho sobre su familia o sobre su círculo de amistades fuera de Hanasaki. Pero imaginamos que era reservada y nada más.”
“Resultó formar parte de una de las familias distribuidoras de armamento de Rizembool.”
“Wow. Diría que no me sorprende, pero eso no se ve todos los días.”
“¿Es como una herrera? Algo así. Resulta que Rizembool había estado buscándola por un buen tiempo pero Maki buscó la forma de desaparecer de la base de datos de Hanasaki para que no pudieran localizarla. Nos dijo que conociendo la gente de Hanasaki, se dio cuenta de que no podía seguir apoyando al bando errado.”
“¿Y cómo terminaron así?”
“Ah, un rebel fue a buscarla. Intentamos ayudarla pero fue en vano, porque ninguno tenía la forma de pelear o de protegerse. Felizmente llegó tu amiga, Eureka, y nos salvó.”
“Oh, ¿Eureka los ayudó? Me alegra mucho.” Allen sonrió, aliviado.
“Una amiga HiME suya también la ayudó. Y bueno, en medio de la batalla, sufrimos unas cuantas heridas por las criaturas del rebel… pero nada grave.”
“De no ser por aquellas HiMEs, no estaríamos aquí.”
“Al final todo esto animó a Maki a ser HiME.”
“¿Y supongo que la apoyarán con eso?” preguntó Allen, curioso.
“Sí, es la idea.” Alma asintió. “Aún no nos ha comentado cuándo dará la prueba HiME, pero supongo que será pronto. La amenaza de Rizembool aún esta latente.”
“Tengan cuidado,” les dijo Allen. “Imagino que su amiga tendrá dos preocupaciones, una será su rebel y otra la institución. Dudo que Rizembool la deje ir así sin más.”
“Eso nos preocupa. Pero no permitiré que le hagan daño. Maki puede ser muy reservada, pero es una de las personas más amables y altruistas que conozco.”
“Parece que atraes cierto tipo de gente, Alma,” comentó Allen, observando a Kanda. El japonés lo fulminó con la mirada.
“¿Así parece, no? El tipo reservado y frío pero con un gran corazón~”
“Ugh.” Kanda rodó los ojos.
“¡No lo niegues, Yuu! ¡Es cierto!”
“…”
“Haha, su silencio nos dice todo,” comentó Allen.
“¡Sí!” Alma sonrió. “Por cierto, Allen, ¿estás ocupado más tarde?”
“¿No?”
“¿Te parece si vamos al cine? Hay que aprovechar que estamos libres y juntos de nuevo~”
“Claro, suena genial.”
“¿Sabes qué películas hay en cartelera?” le preguntó Kanda a Alma.
“Uhhh… ¿No? ¡Pero ahí vemos! Hay un Toho Cinema a dos cuadras, ¿creo?”
“Sí.”
“¡Entonces vamos, vamos!” los animó Alma, a la vez que se adelantaba. Kanda no demoró en alcanzarlo.

Allen tuvo la intención de hacer lo mismo, pero se detuvo en seco al tener un mal presentimiento. Revisó a la gente a su alrededor, pero no encontró nada fuera de lugar. Aunque un tanto extrañado, no perdió más tiempo y trotó hacia sus amigos, alcanzándolos con facilidad.
« Last Edit: July 16, 2020, 01:22:46 AM by Eureka »


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #486: December 30, 2018, 08:32:47 PM »
Para terminar el año.
*Edito con iconos y corrección de unas palabras con errores 03.01.2019
*Edito con número de Cap. OMG me despedí del 2018 con el cap Nº 50!

#50
Para la mayoría de los alumnos de Rizembool University las clases del primer semestre ya habían finalizado hace unos días atrás, por lo que el campus visiblemente estaba menos poblado, y, se sentía la soledad atípica en el sitio de un modo más intenso. Sin embargo, existían algunas carreras profesionales que aún no cerraban el semestre y entre esas estaba la de Ingeniería Genética Humana.

Algunos alumnos se encontraban esperando en una zona libre, un poco más allá de los laboratorios, que de igual modo pertenecía en territorio al departamento de Ingeniería Genética Humana. Era conocido por muchos que aquel departamento de estudio era uno de los más llamativos y modernos, con una impresión visual que a muchos les encantaba particularmente por sentirse inmersos dentro de una película de ciencia ficción.
El lugar comprendía una magnífica arquitectura modernista de tonos blancos, ventanales enormes y formas poligonales futuristas. Decorado por detalles de cascadas de agua internas en las paredes de algunas zonas y uno que otro ornamento botánico de una misma tonalidad que en este caso era el verde.

Ken Kaneki se encontraba observando a través de los ventanales de aquel elevado piso. Distraía su mirada en el invernadero botánico del electivo de herbología que estaba dentro de la malla de su carrera. Algunos compañeros veían ese electivo como innecesario, pero Kaneki estaba decidido de llevarlo el próximo semestre puesto que estimaba que los conocimientos adquiridos por medio de esa asignatura serían elementales para su carrera profesional. Sus pensamientos estaban concentrados en la imaginería de verse a él mismo en ese invernadero aprendiendo de la botánica para luego hacer cultivos y estudiar la materia en los laboratorios.
Fuera que sus pensamientos estaban centrados en ese electivo que era de su interés, de todos modos, escuchaba como alguno de sus compañeros conversaban a su espalda sobre las posibles hipótesis que tenían en mente respecto a la nota de cierre de semestre de cada uno.

—Creo que tendré una nota de final de ciclo aceptable pero no una de la que me enorgullezca. — Tras su análisis, Charlemagne, un chico nuevo de intercambio quien tenía el cabello negro con un remolino color albino, soltó un suspiro de cansancio. —Me costó adaptarme al cambio abrupto de rutina y creo que me jugó un poco en contra.
—No te desanimes, Charle, no creo que tu nota final sea desalentadora y, bueno, todavía tienes el segundo semestre para adaptarte bien. — Comentó Rise, dándole ánimos. —Yo me equivoqué en algunos conceptos de mi investigación final e igual siento que alcanzaré una nota aceptable y no brillante, pero de todos modos estoy tranquila porque sé que di lo mejor de mí. —
—Espero que mi padre no me exija el triple para el segundo semestre. — Agregó Charlemagne.
—…— Berkut estaba en silencio, de brazos cruzados, tratando de ignorar al resto y cansado de tanto lloriqueo de esos dos fracasados. Tanto el europeo como aquella chica japonesa no dejaban de darse aliento el uno al otro en lo que parecía ser su último respiro en la batalla. Esperaba que reprobaran para no verlos en el segundo ciclo. O esperaba que su padre le pidiera que volviera a Rusia.
En eso, chicos de otras carreras llegaron hasta el departamento. Los de Ingeniería Genética Humana los conocían por ser miembros del proyecto Catharsis, el cual tenía la finalidad de crear una armadura y convertir en super soldados a ciertos Rebels. Además de Kaworu, Ken, Berkut, Charlemagne, Rise, Elizabeth, y los dos ausentes, Rei y Cain, todos de Ingeniería Genética, se integraban en ese momento (y siendo parte de Catharsis) Eishi Tsukasa, Hibiki Kuze y Lemrina de Ingeniería Mecatrónica. Aru Akise, primo de Kaworu, Minato Arisato, Futaba Sakura de Ingeniería de seguridad. Futaba, quien era amiga de Rise y Elizabeth, se dirigió rápidamente al encuentro con ellas. Aquellas tres eran muy unidas.
Todos estaban a la espera de la entrega de nota por el proyecto Catharsis, invención de Johan Liebhearth, y que, como era de esperar, el rubio había dejado a su, igualmente rubio, asistente Ryo Asuka con el encargo de entregar las calificaciones a todos esos alumnos.
El susodicho Ryo Asuka estaba dentro del salón, aislado, terminando de traspasar algunas calificaciones y, según algunos estudiantes, expendiendo a propósito el tiempo de tortura mental de la incertidumbre de saber si aprobaron o no.

—Mhh…—
—¿Pasa algo, primo? — Le preguntó Aru a Kaworu.
—La tarde ya está cayendo y el ¨mini-me¨ de Liebheart no parece terminar aún. — Dijo Kaworu, con el mentón en alto, las manos en los bolsillos y la mirada clavada en el cimiento del techo. Pensativo y algo ido. —Quisiera ir a una cafetería mientras tanto… La tarde está fresca y hermosa para escribir en solitario en un Starbucks. —
—Haha, paciencia, primo, que luego saldrá el resultado. Además, tengo la seguridad de que te fue muy bien. —
—Aham, eso ya lo sé. — Kaworu sonrió angelicalmente.
—…— Berkut miró a esos dos, eran como dos gotas de agua. Desde que Nathan Prescott, su amigo, retornó a USA por problemas con… cierta adicción a sustancias ilícitas, Berkut se sentía rodeado de sólo idiotas. Salvo Ryo Asuka, con quien parecía llevarse bien, pero éste siempre estaba muy ocupado.
“Los que nos faltaban.” Apuntó Elizabeth a tres chicos que llegaban juntos. Ellos eran la bajita y rubia Rei, quien traía consigo comida (era un misterio saber cómo alguien tan delgada y que comía prácticamente todo el día podía mantener esa forma sin siquiera hacer ejercicio), con Cain Lancaster, los dos de Ingeniería Genética Humana, y Ritsu Shikishima, de Psicología. Los tres que faltaban de ¨Catharsis Project¨

Ken saludó a los recién llegados y a los que le faltó saludar de antes, luego se excusó y se dirigió a los baños ya que se había sentido algo mareado y nauseabundo. Desde hace días que se sentía un poco mal y aunque tomó los medicamentos que Sho le compró los síntomas negativos no disminuyeron.
Después de despejarse y lavarse el rostro, Kaneki regresó con el grupo y se enteró de que Kaworu inició un juego de preguntas y penitencias a los que algunos participaban y otros preferían mantenerse al margen. Justo vio que Kaworu parecía acosar a Cain, así que Kaneki intentó evitar ese sometimiento para el europeo.

—Aw es lindo como aún finges que no entiendes nuestro idioma.— Kaworu sonrió al ver que su víctima hacía gestos de no comprender lo que le decía. ¨Okay es simple, pon las manos de este modo¨ le señaló ¨y yo trato de darte un golpe en ellas, si lo evitas ganas. Si yo te doy en las manos, gano yo.¨
—…— el inglés, para que Kaworu lo dejara en paz, colocó las manos como el otro indicó. Estuvo atento de los movimientos del peliblanco para evitar que éste le ganara.
—Kaworu hará su truco…— Susurró Aki, con una sonrisa que delataba cierta malicia.
—¿Qué? — Kaneki observó al primo de Kaworu instigándole que le dijera que pasaba, pero al ver que éste no traicionaría a su primo el pelinegro prefirió volcar la atención a ese par para estar preparado para cualquier eventualidad.
—Un… Dos…— El albino hizo ademanes vagos de intentar darle un golpe en las juntas manos de Cain quien estaba atento de sus movimientos.
—Uhh, ¿no deberías dejar tranquilo al estudiante de intercambio, Nagisa? — Rise le habló a Kaworu quien de todos modos no se desconcentró. Tenía el leve presentimiento de lo que podía estar tramando aquel chico a quien conocía un poco más debido a una cercanía originada hace unos años atrás donde Kaworu había sido Rebel y ella Princess.
—A los estudiantes de intercambio les gustan los juegos típicos japoneses. — Le respondió Kaworu, sonriéndole con tranquilidad sin observarla. —Uno…Dos…— comenzó de nuevo. Vio que su rival seguía atento a sus propias manos. ¨iluso¨ pensó mentalmente el albino, con malicia.
—¡N-no te atrevas a…!— Advirtió Rise, pero antes de que pudiera lograr algo positivo Kaworu fue más rápido que ella. Tal como cuando fue Rebel.

Un estruendo se escuchó en el sector alertando a todos los que estaban atentos al juego e incluso a quienes no lo estaban. Rise se llevó las manos a la boca para cubrir su asombro y preocupación, Elizabeth, un poco más atrás, quedó con los ojos abiertos enormemente mientras Futaba se le encaramaba al hombro de ella y Charlemagne para poder ver algo. La expresión de Kaneki era toda una poesía de espanto, en shock al ver lo que su compañero acababa de hacerle al otro.
Antes de que Kaworu contara hasta tres, éste, viendo que tenía a su rival a su merced dentro de su propia trampa dejando a Cain atento a sus propias manos el cual era supuestamente el objetivo de Kaworu, aprovechó y le dio una tremenda bofetada en el rostro al inglés dejándolo pasmado en su propia incertidumbre y desconcierto. 

—¡NAGISA! — Le gritó Rise, molesta, ofendida y sintiendo vergüenza de su compañero y ex Rebel.
—Ehhhw, era una broma. — Respondió éste, con la tranquilidad que le caracterizaba. Su rostro lucía como el de un inocente ángel. —No te enojes, Risette…— le susurró con cierta picardía.
—¡Una broma de mal gusto, Nagisa-san! — Le dijo Kaneki, indignado.

Entre los demás, hubo diversas reacciones variadas por cada quien. Charlemagne, quien era un chico tranquilo y para nada partidario de la violencia innecesaria, negó con la cabeza disimuladamente. Berkut era más descarado y sonrió encantado con la escena con libertad propia, no le caía bien Cain desde años debido a conflictos de los padres de ambos. Elizabeth estaba entre el dilema de acercarse a auxiliar a su compañero porque sentía que era un buen tipo después de todo y le gustaba estar cerca de Cain pero… No podía evitar reírse internamente por la situación ya que ella era partidaria de esas bromas o castigos un tanto macabros dado su personalidad. Futaba reclamaba porque no había podido ver nada por su porte pequeño. Rei, quien era mucho más pequeña, se sintió desafortunada ante las palabras de Futaba ya que, si bien ella misma era diminuta, por desgracia le había tocado ver la escena muy de cerca y se sentía incómoda con ello.
Aru parecía tranquilo y muy familiarizado con las actitudes de su primo y contemplaba todo desde su rincón. Hibiki y Eishi se miraron entre ellos, el primero sintiéndose aliviado porque justo antes que llegara el inglés, Kaworu le había preguntado a Hibiki si quería jugar con él. Eishi en tanto estaba igual de incómodo que Charlemagne así que prefirió tomar su distancia.
Marth, quien era primo político de Cain y que al igual que Berkut no se llevaba bien con él, sintió cierta gracia por la escena, pero a diferencia del pelinegro sí sintió culpa por sentir diversión.
Marth negó con la cabeza, sintiéndose responsable de la situación y la defensa de su primo político, se acercó a Kaworu para reprocharle junto con Rise.
Minato Arisato, quien se mantenía un poco al margen de sus compañeros de proyecto, no pudo evitar hacer un análisis rápido de la situación y estimar que de todos modos muchos le tenían cierto rencor a ese compañero de proyecto suyo que no solía involucrarse con nadie. Minato no lo conocía mucho, no podía empatizar con la situación, pero de todos modos tampoco le causaba risa absurda como a otros. Prefirió darle play al Spotify.

—Are you okay? — Le preguntó Ritsu, el estudiante de Psicología, a Cain. Aunque no parecían estar en ningún momento junto, era curioso ver que se tenían cierta cercanía.
—Está bien. — Respondió Kaworu por Cain. —¿Verdad…?— Se acercó al susodicho.
—Felicito a Nagisa. Hizo algo que muchos han deseado hacer desde hace mucho tiempo.— Bufó Berkut, el ruso.
—…— Cain seguía ensimismado en un súbito desconcierto. Era primera vez que en ese país alguien se comportaba tan groseramente con su persona. Estaba acostumbrado a ciertos piques de sus compatriotas y europeos… también algunas otras personas en el resto del mundo... Tal vez y sí era más aborrecido que apreciado a lo largo del mundo pero dentro del manguen de ¨normalidad¨. A ése sujeto con suerte lo conocía para que le tuviera tal falta de respeto. Mantuvo su mano sobre la mejilla que el otro había golpeado.
—Eres malo, Nagisa. — Le regañó otra vez Rise, preocupada por el inglés.
—Mh, sí creo que me pasé un poquito…— Kaworu dejo caer la cabeza hacia un costado, mirando con curiosidad la situación. Gozó con la inocencia del otro al creer en las instrucciones y confiar en él, por sobre todo. Ahora que lo veía allí ensimismado le parecía incluso tierno que alguien tan poderoso, parco y distante reaccionara de esa forma, notándose desacostumbrado a los tratos indignos. Kaworu se sintió en pleno gusto con su acción. Sentía como si hubiera conseguido algo muy importante del otro que los demás, en todo lo que llevaban del año, no lo lograron. —Pero puedo remediarlo. — Le sonrió, se le aproximó y tomó su rostro con ambas manos. —Tienes pestañas largas. Puedo notarlo ahora que te tengo tan cerca. — Aproximó su rostro al del otro de modo intrusivo con la intención de ¨remediar¨ su acción. —Sólo cierra los ojos…—
—¡KAWORU, NO! — Rise agarró de los hombros al peliblanco y rápidamente lo empujó hacia atrás cuando intuyó que la maldad continuaría.
—¡¿QUÉ PASA?! — Elizabeth se inquietó al no saber lo que sucedía ya que Rise le daba la espalda y le obstaculizaba la visión.
—¡AH! — Kaneki colapsó. Inmediatamente se puso en medio de esos dos cuando notó lo que había sucedido. Por suerte, parecía que los demás no descifraron a Kaworu a tiempo por lo que estaban todos en duda. El pelinegro se llevó al inglés lejos de allí dejando a todos desconcertados.
—¿Alguien me puede decir lo que pasó o lo que no paso? —Elizabeth puso los brazos en jarrá. Luego miró a la pelinaranja a su lado. —Tú, siempre sacas fotografías de todo. ¿Captaste algo? —
—Mh…— La chica revisó las fotografías que había sacado con su teléfono celular. Lamentablemente había tantas personas delante de ella que no podía ver bien que era lo que Kaworu hizo. —¡No se logra ver bien! No sé si lo besó, o lo… ¿escupió? O le dijo algo al oído.—
—¡Ah! — Reclamó Elizabeth. Luego miró a Kaworu. —Lo tomaré como que hiciste una acción media homosexual y esto es el principio de algo intenso.—
—Mh, bueno…— Kaworu alzó los hombros, despreocupado. —¿Qué?— sintió la mirada reprochadora de su ex Princess.
—Tú no cambias…— Rise soltó un suspiro.
—…— Ritsu se quedó en silencio. A veces la gente, en su ocio ínfimo, hacía cosas absurdas para ellos pero que comprometían en su infamia a otros como daño colateral.

Pasaron unos minutos antes de que Cain regresara junto a Kaneki, como no se permitió hablar del tema y especialmente Kaneki prefería hablar de otras cosas, las chicas en especial quedaron con la incertidumbre de que era lo que en realidad pasó. La aparente actitud de normalidad que demostraban Cain y Kaneki les hacía pensar que en realidad la acción de Kaworu sólo había quedado en el gesto y no en nada drástico.

—Pasen. — Ryo Asuka salió del salón indicando al grupo de estudiantes que conformaban parte del proyecto “Catharsis” que ingresaran para conocer sus calificaciones. En breve, se dio la media vuelta y volvió al escritorio donde trabajaba.
—Llegó el momento. — Murmuró Charlemagne, siendo de los primeros en ingresar en el salón.
—Espero que todos tengas buenas calificaciones. — Dijo Rise, antes de seguirle el paso al otro.
—Espero que la mayoría regrese al agujero de donde pertenecen…—
—Berkut, ya basta. — Le regañó Hibiki.
—…—
—¿Pasa algo, Kaneki? — Le preguntó Ritsu, al ver que éste se quedaba de los últimos con Cain.
—Estoy un poco nervioso… Siento que di todo para sacar buenas calificaciones pero también en ocasiones falté a clases por compromiso de salud y tengo miedo de que eso haya repercutido en mis notas. —
—Vamos, eres un estudiante brillante. Pienso que estarás dentro de los mejores primeros de tu clase. Debes estrar tranquilo.—
—…Pienso lo mismo. —
—…— Ritsu y Ken se quedaron mirando en shock a Cain tras ese comentario tan… empático. Especialmente con el pobre de Kaneki a quien siempre ingnoraba y no recordaba ni su nombre.
—…— El inglés sonrió levemente. Era curioso que esa gente reaccionara así.
—No sean mal educados. Si reaccionan así con el comentario del compañero parecerá que nunca dice nada bueno.  Y ya ven que es adorable si se lo permite. — Kaworu posó una mano en el hombro de Cain.
—Don’t touch me. — Se podría decir que se sintió el ambiente oscureces y podría decirse que una intensa electricidad se creo entre esos dos. Cain le dio un manotazo frío y certero a Kaworu apartando su toque como si se tratara de un leproso. Sin siquiera mirarlo, entró en el salón.
—Mh, ¿Dije algo malo? — Kaworu puso una expresión de confusión.
—Ah, Nagisa-san… Creo que no le caes bien a Lancaster… Desde siempre, incluso... Por favor, te pediría que le des su espacio personal. Recuerda que me prometiste ser bueno con los estudiantes que presentaran problemas.— Kaneki soltó un suspiro.
—Pensé que había sacado algo bueno de él con mi consuelo. Que ahora sería más libre y gentil. Pensé que lo había transformado a un ser de luz.—
—Creo que sólo has generado que su característica conducta frívola-evitativa esté ahora reactiva-defensiva ante estímulos que considera negativo. —
—¿Te refieres a mí, Shikishima?— Kaworu rio por aquello de estímulo negativo.
—Ciertamente, estimado.—

...

—Felicito especialmente a los estudiantes que tuvieron calificaciones sobresaliente. Sin duda, son los genios de su promoción, en sus manos está el futuro de nuestra era. —
—Eh…— Hibiki recordó que Ryo Asuka, aquel chico de su misma edad pero que estaba en una categoría superior a todos ellos, aquel chico de cabello rubio escandinavo y piel tan blanca como la nieve, quien pese a tener una personalidad fría e inexpresiva solía salir con discursos demasiado extravagantes. Ya le preguntaría a Shikishima que tipo de perfil psicológico era ese, pues era el campo de investigación de Shikishima a quien consideraba un experto.
—Los que tuvieron notas dentro de la norma, espero que se esfuercen. Recuerden que deben considerarlo como un fracaso significativo estando rodeado de mentes tan brillantes que les ilustran como la del señor Liebheart e incluso sus propios compañeros. Felizmente, no hubieron reprobados, pero…— Asuka entrecerró los ojos. —No seremos tan misericordiosos el próximo semestre así que aconsejo a quienes tuvieron notas dentro del margen de lo esperable que se superen y progresen. — El joven hizo una pequeña pausa, sin observar a nadie. —Los documentos que les entregué corresponden a correcciones de sus investigaciones lineales respecto al proyecto de Catharsis. Aconsejo que en sus vacaciones los revisen y los mejoren para insertarse en el segundo semestre de mejor modo. Si tienen alguna pregunta que hacerme, por favor, este es el momento. —
—Quisiera saber si habrá repaso durante las vacaciones y si los laboratorios están disponibles para quienes quieren seguir avanzando. —
—…— Algunos se quedaron mirando a Eishi Tsukasa como si fuera un fenómeno de circo.
—Excelente pregunta, Tsukasa. Por supuesto que Rizembool mantendrá los laboratorios disponibles para todos esos alumnos tan dedicados quienes quieran seguir con sus adelantos en vacaciones. Sólo deben registrarse con sus credenciales con los guardias del departamento y asistir en ciertos horarios. ¿Alguna otra pregunta? —
—¿El Doctor Liebheart estará en Tokyo durante las vacaciones? —
—¿Para qué? —
—Pues… Quisiera concretar una cita con él para pedir que me oriente con algunas dudas. —
—El señor Liebheart es una persona muy ocupada. Dudo que su sagrado tiempo sea subdidido en preguntas de estudiantes…— Asuka meditó. —Aunque siempre ha sido un alma amable… Mh, podría pedirle que dedique un día a una reunión especial con todos los interesados que quieran hacerle alguna pregunta. Si esto tiene buen pronóstico, les avisaré por el grupo de whatsapp. — el joven se puso de pie y tomó sus cosas. —Aunque, evidentemente tendrá predicción por los estudiantes de ingeniería genética humana, por sobre todo.
—…— Los demás se sintieron discriminados prontamente.
—Ya es un poco tarde. Tengo que retirarme. Estimados estudiantes, los felicito por sus logros y sinceramente espero que tengan unas agradables vacaciones y un exitoso retorno a clases. — Asuka hizo un ademan de despedida. —Nos mantendremos en contacto. — Dijo antes de irse.

Algunos estudiantes salieron detrás de él al ver que ya no había nada más que hacer en Rizembool por lo que irían a encargarse de sus otras actividades.

—Oh, Jaeger. ¿Qué tal? — Ryo Asuka saludó amablemente a aquel joven de cabellos castaños y ojos verdes.
—Hola, Asuka. Creo que todo bien, ¿cómo estás tú? —
—Bien, gracias. — asintió.
—¿Hn? ¿Alguien me puede explicar cómo es que en este universo Asuka Ryo parece llevarse bien con el pordiosero de Jaeger Eren? — Berkut frunció el ceño. Le caía mal Eren Jaeger de presencia por un altercado ocurrido entre los dos cuando el pelinegro había hecho gala de su talento de humillar a los más vulnerables y Eren había aparecido como ese maldito héroe rescatador que se presumía.
—Eh…— Kaneki sintió que muchos lo miraban a él para pedirle explicaciones. Era lo lógico ya que de todos los que estaban allí, Kaneki (a excepción de Kaworu) era de los que compartía con Eren y lo sentía más cercano. —Creo que Jaeger-san recibe consejería de Asuka-san en cuanto a temas relacionados con los Rebels. Asuka-san es miembro ilustre del comité de Rebels y consejero de varios, así que quizá por ese conducto se conozcan más. —
—Es raro ver a Asuka siendo más amigable…—

Después de ver que Eren y Ryo se despedían con familiaridad, Kaneki notó que el irlandés lo saludaba a él y a Kaworu por ser las personas que conocía de ese grupo. Kaworu se aproximó prontamente a Eren para conversar y Kaneki aprovechó de despedirse de los compañeros que quedaban. Al final sólo quedaban Kaworu, Kaneki y Eren.

—Vine a buscarte para que vayamos juntos a la cafetería al turno que nos tocó. —
—Oh, gracias por venir. —
—¿Qué tal la entrega de notas? —
—¿Tú cómo sabes eso? — Kaworu le preguntó, curioso.
—Ah, Asuka me mencionó eso el otro día. —
—¿Ustedes dos son amigos? —
—Eh, no lo llamaría como tal. Pero me cae bien. Me da buenos consejos y se nota que es una persona muy inteligente. —
—Hehe. — Kaworu rio divertido. —En fin, ¿Qué harán en las vacaciones? —
—Creo que sólo me dedicaré a trabajar estas vacaciones. Con Sho debemos cubrir las deudas mensuales. —
—Pensaba volver a mi país, pero… Eh. — Eren se alzó de hombros. Al parecer, nadie lo quería por allá. —Me quedaré aquí para seguir aclimatándome. —
—¿Qué harás tú, Nagisa-san? —
—Iré unos días a la cabaña cerca del lago en las montañas. Mi familia suele ir allí en esas fechas por unos días. Así veo a mis tíos y primos. Pero luego volveré y no tendré nada que hacer así que podríamos llamar a Oikawa y los demás para organizar algo. —
—Suena bien…—
—Ah, Kaworu-san, disculpa, pero veo que se nos hace justo la hora. Tendremos que dejarte. —Dijo Kaneki, preocupado por la hora.
—No te preocupes. Me tengo que ir ya. Tengo que tocar el piano en un evento de un local así que debo ir a alistarme. — Kaworu se despidió tranquilamente y se fue en otra dirección mientras Kaneki y Eren se dirigieron a la salida hasta correr al paradero del metro.


—Kaneki-kun... — Le llamó el dueño del café.
—¿Sí, señor? —
—¿Has podido hablar con Jaeger-kun sobre el cuidado de su aspecto? Veo que sigue presentándose con hematomas en el rostro…—
—Es que… Jaeger-san es miembro del club de boxeo y justo también ahora lo han admitido en el club de american football. Creo que será recurrente verlo lastimado en más de una ocasión.
—Ya veo…— El señor soltó un suspiro. —Volveré a pedirle que cuide su rostro. Hay clientes que piensan que está en malos pasos. —
—Le aconsejaré también, señor. —
—Gracias, Kaneki-kun— El hombre sacó cuentas, pero luego recordó —¿Todavía quieres apartar el Ichigo shortcake?
—Oh, sí. ¡Casi lo olvido! — Kaneki parpadeó con asombro al olvidar ese detalle. Sacó su libreta y anotó una dirección en ella. —Debe ser enviado a esta dirección. — Sacó también el dinero y lo entregó junto a la dirección.
—Muchachito, ya te había dicho que te haría una rebaja del 50% por ser tú. —
—Gracias, señor. Pero no quiero abusar de su amabilidad y me sentiría mejor pagar el precio como cualquier cliente. —
—Está bien… Pero el delivery no te lo cobraré. —
—Gracias. — Kaneki vio por última vez el ichigo shortcake en la vitrina pensando que era el más hermoso de todos los postres en exhibición. Se lo mandaría a la dirección de la casa de Souji Seta con un mensaje de agradecimiento por haber preparado esa maravillosa cena la vez anterior. Esperaba que fuera de su gusto.
—Kaneki-kun, prueba este café. — Dijo una de sus compañeras. —Creo que me he lucido con la preparación. —
—Mh, a ver…— Kaneki aceptó el vaso desechable que le extendía la chica. Olió la grata fragancia que se expresaba desde el cálido líquido y vio que la textura y la forma eran muy adecuadas. Dio una probada. —Sabe bastante bien. Uno de los mejores que he probado. Te felicito. —
—Y debes probar este pedazo de tarta. Lo compré al dueño para llevarlo a casa… pero no me pude resistir y ya lo partí. — Le metió una cucharada con pastel en la boca a Kaneki.
—…— El otro comió con dificultad. —Sabe bien… ¿No era el pastel que llevarías para la noche de navidad? —
—Creo que tendré que comprar otro aparte… Ya me he comido unos cuantos trozos y quiero que te comas esa rebanada para que no sobre. Le ofrecí también a Jaeger pero no le gustan las cosas dulces… Es un chico bastante raro y distante. ¡En fin! ¡Provecho! —
—G-gracias…—

..

—Eh, Kaneki, ¿estás bien? — Eren golpeó la puerta del baño de empleados varones. —Te veías muy pálido hace un rato. —
—…— El pelinegro se encontraba de rodillas, cabizbajo con poca fuerza después de las ultimas arcadas de asco donde vomitó lo poco y nada que había comido durante el día. El cabello oscuro le cubría el rostro y el sudor le resbalaba por el rostro.
—¿Kaneki? ¿Quieres… que llame a Sho para que venga por ti? —
—Estoy bien, Jaeger. — Tiró la cadena y salió del cubículo.
—…— Eren lo miró preocupado. Kaneki lucía más delgado y pálido de lo habitual. —¿Seguro que estás bien? Luces muy… enfermo. —
—Es por el estrés de estas últimas semanas. — Fue a los lavatorios para lavarse el rostro. —Pero ahora que tengo la tranquilidad de haber sacado buenas calificaciones podré relajarme. —
—Deberías hacer algo para calmar tu ansiedad. Y…—
—…—
—Hablar con Sho. —
—¿Qué tiene que ver Sho en esto? — Kaneki de pronto se mostró muy serio y eso sorprendió a Eren.
—Todo. — Eren giró los ojos. Pese a que le había desconcertado el carácter serio que había adoptado Kaneki, él no dejo de preocuparse. —Porque seguro que, si hacen algo juntos, como viajar o algo así, los dos se relajan un poco. Los dos han pasado por un momento difícil donde tuvieron sus diferencias y aunque ya estén bien de todos modos estás extraños. — Tomó de ambos hombros a Kaneki —Siempre es bueno despejarse. —
—Eh… hehe, bueno…— Kaneki no pudo evitar reírse un poco por lo perdido que estaba Eren. Seguro Eren pensaba que aún Kaneki y Sho estaban distantes pese a la reconciliación en el festival, pero ni debía sospechar el motivo real por el que Sho estaba más ¨distinto¨ y que estaba relacionado a Souji lo cual eso era algo bueno. A veces se preguntaba por qué del grupo era a Eren a quien todos inconscientemente le ocultaban las cosas. —Podría ser buena idea distraernos un poco. Tanto Sho como yo hemos estado muy estresados con el cierre de semestre. Me sorprende que tú estés tan tranquilo. Creo que te fue bastante bien. —
—Ehhh…— Eren bajo la mirada y comenzó a jugar con su pie haciendo círculos en el suelo, metió las manos en los bolsillos de su pantalón.
—¿Pasa algo? —
—La verdad, pasé a duras penas. El cambio de país me afectó enormemente y no me adecué del todo bien. El próximo semestre Noriko Sonozaki me hará reforzamiento para subir mi promedio… Supongo que tendré que esforzarme más. —
—Ánimo, eres bastante inteligente y sé que lograrás mejorar un cien por ciento. — Ahora era Kaneki el que animaba a su compañero, como era de costumbre.
—Gracias, Kaneki. — Eren vio la hora en su reloj. —Que bien que sólo nos quedan una hora de turno y ya debemos cerrar. —
—Me gusta tener los turnos largos y de noche contigo. Eres un buen compañero, Jaeger-san. —
—Digo lo mismo, Ken. — Eren suspiró, ya más tranquilo. —Volvamos al trabajo. —
—Sí. —

Kaneki siguió detrás a Jaeger. Pasando desapercibido sacó su teléfono celular y escribió un mensaje de texto. Lo dejo guardado e incluso después de varios minutos volvió a tomar el celular para atreverse a mandar el mensaje. Dudaba una y otra vez si hacerlo o simplemente borrarlo. Finalmente lo envió.

“Disculpe que le moleste, ¿Podría verlo pronto?”
20:08
Kaneki Ken

—Ah, que tonto soy… Asuka-san dijo que él estaba muy ocupado. Menos iba a tener tiempo para alguien como yo. — Kaneki se irritó internamente y guardó su teléfono sintiéndose estúpido de haber mandado ese mensaje.  No fue sino hasta el término de su turno cuando volvió a prestar atención a su teléfono celular y cuál fue su sorpresa al ver las tiras de mensaje en su pantalla.

“Claro. ¿Le parece en unos quince minutos más?”
20:10
Liebheart Johan 

Kaneki quedó pálido al ver que Liebheart le había respondido tan sólo unos minutos después. Simplemente no esperaba que alguien tan magnifico y ocupado pudiese responder de ese modo su mensaje. Se sentía más estúpido aún de no responderle inmediatamente, no haber revisado su teléfono antes. ¡Ya eran las 21:20! Se sentía sumamente mal de no haberle dado una respuesta al doctor a quien tanto admiraba.

“Disculpe que no respondiera. Perdón. Estoy en el trabajo y no vi el mensaje. Disculpe por haberlo molestado.”
21:25
Kaneki Ken

Tonto e imprudente. Seguro el rubio pensaba que era una molestia.

“¿Eso dónde es? Le paso a buscar…”
21:27
Liebheart Johan

Kaneki pensó en escribirle que no se moleste y que mejor no le prestara atención, pero… hasta decirle eso a Liebheart le daba cierto miedo y vergüenza. Sentía que debía hacerle caso, pero tenía el dilema de sentirse muy indigno de su tiempo. Guardó el celular.

—¿Nos vamos juntos? — Preguntó Eren minutos después.
—Ah, Jaeger-san, perdón, pero me vienen a buscar.  Nos vamos juntos al próximo turno. —
—Okay. — Eren vio que Kaneki limpiaba y guardaba todo rápidamente. Notoriamente no quería hacer esperar a la otra persona. Lo vio tomar sus cosas y salir por la puerta principal colocando el seguro. Eren también se percató de que alguien lo esperaba en un automóvil blanco. No lo divisaba bien, pero era un tipo rubio y con pinta de anglosajón. —…—


Como se fue de retorno a casa solo, Eren se tomó su tiempo en regresar. Justo después de cerrar la cafetería comenzó una lluvia que empapó completamente al chico que jamás estaba preparado para esos eventos climáticos. Caminó bajo la lluvia con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón mientras contemplaba el cielo oscuro y sentía las gotas de lluvia golpearle suavemente el rostro.
Entró en un minimarket y compró algunas cosas que le hacían falta, entre ellas comida para pre calentar y unas cuantas latas de cerveza. Minutos más tarde llegó a aquel barrio marginal y empobrecido donde vivía. Entro en el complejo de departamentos pequeños donde arrendaba uno que apenas alcanzaba a pagar la renta pese a lo barato de la renta y a lo precario del sitio.
Metió la llave en el cerrojo y abrió la puerta. Todo el edificio en sí parecía tan gris, deprimente y deplorable que le recordaban a esa película de los ochentas donde el detective fracasado vive en su propia decadencia de alcoholismo y perdición al ver errado en la captura de un criminal. Sólo le faltaba un libro de Bukowski, que a decir verdad tenía dentro del departamento, para darle el toque final.
Antes de entrar a su departamento miró en dirección al nivel superior, hacia las escaleras, a un departamento que de hace varios meses yacía vacío y en abandono.

—¿Qué habrá sido de la chica extraña que allí vivía? — Susurró para sí mismo.

La recordó fugazmente como una chica silenciosa, pálida, ida, muy perdida. Quien no salía más que para de pronto tomar un poco de aire fresco en el marco de la puerta y volver a entrar al departamento cuando se percataba de la presencia de alguien más por el área. La visitaba a menudo un tipo que parecía ser su médico personal, se quedaba con ella una hora y algo más, luego se iba para volver la próxima semana para el chequeo semanal.

Nadie la extrañaba ahora que no estaba. Había sido un ánima que vivió allí y que nadie recordó.
Aquello le causó angustia a Eren. Reflexionar sobre la soledad y el olvido era un tema común en él y lamentablemente siempre que veía hacia esa dirección esos pensamientos le invadían profundamente.

Tal vez esa persona había muerto y nadie lo había notado.
Tal vez si él mismo enfermaba o escaseaba nadie lo notaría y se convertiría en un frágil recuerdo del pasado.

Estaban tan solos.
« Last Edit: January 08, 2019, 07:16:16 PM by Kana »


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #487: January 05, 2019, 12:12:34 AM »
Primer fic del año.


Chapter #51


“Quizá me equivoqué de puerta…Tks”

Kana caminaba por las vías transitables del aeropuerto releyendo el boleto de itinerario del vuelo de su medio hermano Kise. Si no estaba equivocada, debería estar por llegar o a punto de hacerlo. Se había comprometido con la madre del rubio para ir a acompañarlo en su llegada, en vista de que la dama y la hermana pequeña de ambos no estaban en Tokyo sino en Francia por una temporada.
La HiME acababa de ¨llegar¨ desde Islandia después de ese alocado viaje con Allen. El mismo día de poner un pie en Tokyo recibió el llamado de la madre de Kise pidiéndole ese favor en especial. No quería que su ¨príncipe¨ se sintiera solo en su retorno a Japón después de varios meses en Estados Unidos preparándose en los entrenamientos con los cadetes de la NBA. Ryouta Kise tenía aquella oportunidad de oro después de haberse consagrado como campeón de las regionales y nacionales de basquetbol por años. Un agente de la NBA había seguido sus pasos deportivos desde que era pequeño y estimaba que era un gran potencial para pulir en las ligas profesionales de basketball.

Mientras seguía buscando al rubio, repasó mentalmente todo lo acontecido en los últimos días. El descubrir su capacidad de crear portales le daba cierta tranquilidad si bien en un comienzo se sentía muy insegura al tener una capacidad tan peligrosa en sus manos y más cuando por mucho tiempo no la pudo controlar correctamente, perdiendo el control de ésta con facilidad. Gracias a Allen, a quien ahora comprendía mejor su exigencia y persistencia, ahora en el presente había aprendido a controlar, manipular y usar a su antojo su capacidad de crear portales sin que ésta acabara absorbiéndola y mandándola a lugares que ella no esperaba como había sido desde siempre.
Recordó la vez en que fue absorbida por un portal, en esa ocasión con Kaworu y Cain. Como ella había caído víctima de su propia capacidad siendo abducida por esta y enviada a otra dimensión bastante extraña de donde volvió con el cabello completamente blanco y los ojos magenta le habían mutado a unos más violáceos. Seguido vino el recuerdo del entrenamiento constante con Allen y como uno de estos portales creados había acabado por abducirlos a los dos y enviándolos primero a una dimensión abstracta para luego acabar en Islandia.
En tanto su estadía en Islandia, aquel hermoso país donde por fin pudo ver la aurora borealis, no sólo había sido una pernoctación por ligueras vacaciones de las cuales pudo decir que las disfrutó enormemente, sino también se podía decir que siguió entrenando con Allen su capacidad hasta dominarla por completo.
También le ayudó a comprender aquella capacidad tan compleja. Sabía que tenía un gran recurso en su poder para usarlo contra su Rebel (aunque dudaba emplearlo con el buen Kaneki) u otras amenazas de Rizembool (donde lo veía más factible), pero también sabía que aquello conllevaba una gran responsabilidad y un sentido de razonamiento que debía emplear constantemente. Además, tanto ella como Allen se dieron cuenta que no podía recurrir a su capacidad de manera frecuente porque le desgastaba enormemente y la agotaba en cuanto a energías. Debía ser su uso justo y preciso.
Su poder de control de magnetismo, que antes le resultaba agotador e incontrolable, quedó en una posición de mucho mejor recurso a usar que su capacidad de crear portales dandode cuenta que su posición de HiME era complicada porque debía requerir de mucha carga de energía para poder valerse.
Allen le aconsejó usar su destreza física en primera instancia, sabiendo que Kana era muy diestra en las artes marciales, y brindarse con su arma. Y sólo cuando la situación lo requiriera y si era en extremo, acudir a su poder y su capacidad que eran más desgastantes.
De CHILD ni hablar. No había aparecido desde que era de nuevo HiME y eso tenía una explicación clara: su mala relación con su ex mejor amigo y dudoso Key. Así que no podía contar con el CHILD.
Su amigo Allen había sido muy paciente con ella quien perdía la paciencia con facilidad y se frustraba. Hoy en día podía tener el dominio de su capacidad y sabía que se lo agradecía a Allen Walker.

Le agradecía.
Aunque le había regañado por sus otras acciones apenas volver. Allen era cabeza hueca para otras cosas.


{ Flash Back }

“Creo que ya estamos de regreso”
“Sí.”
Ambos abrieron los ojos al mismo tiempo. Estaban de regreso en Tokyo. En un prado extenso y verdoso alejado de vistas curiosas. Habían contactado con Miranda quien les había hablado todos los días evaluando en cada instante la mejor opción para volver a esos dos a Tokyo. Al principio pensó barajar primeramente la opción de acudir a un papeleo extraordinaro y dudoso de origen para justificar la presencia de aquellos dos jóvenes en Islandia quienes aparecieron de la nada, como para volver por aeropuerto en caso de no control de la capacidad de Kana. Sin embargo, cuando Kana le comunicó que ya podía controlarla pasado el transcurso de días, la directora indicó que la mejor opción era volver por ese medio.
“Y estamos de una pieza haha” bromeó el peliblanco.
“Tuve que pensar en este lugar para evitar testigos… Pero ahora siento que estoy agotada para abrir otro portal en Hanasaki o algo… No lo hice directamente allá por precaución si algo salía mal y dañaba a algún inocente.”
“Oh… No te preocupes. Ya habíamos hablado de eso antes de llegar de regreso. Ya me encargué. Sólo debemos caminar hasta la carretera. Es lejos pero no tanto.”
“Okay…” Kana siguió a Allen. Al principio estaban en silencio caminando y aclimatándose de nuevo al ambiente de Japón.
“Kana-chan, gracias por esta experiencia.”
“Eh… Allen, gracias a ti por la paciencia y fidelidad.”
“No hay de qué. Sabes que todo esto me tiene fascinado. Debería seguir supervisando entrenamientos tuyos.”
“Claro… pero… ¿Nos tomamos unos días, por favor? Quiero descansar de esos entrenamientos un poco, please.”
“Okay. Pero no te pongas floja.” El joven divisó la carretera y un poco más allá un lujoso automóvil aguardando. “Ya llegamos.”
“Ohw, Allen, tu familia sí que tiene dinero.” Kana quedó deslumbrada con el vehículo que parecía de aquellas limosinas blindadas dignas de The Avengers. No pudo evitar caminar con mayor prisa ansiosa de poder descarsar en su interior. Cuando ambos chicos llegaron hasta el vehículo, el chofer se bajó de éste y les abrió la puerta trasera haciendo un gesto de reverencia. “Yay, Allen esto está de lujo.” Kana se acomodó en el asiento.
“Sí. Siempre han tenido buen gusto.” El peliblanco se acomodó. Notó que el chofer les ofrecía unos bebestibles bien frios los cuales aceptaron encantados. El hombre luego se retiró al lugar de chofer y comenzó a manejar.
“¿Han?”
“S-Sí. Mis familiares, hehe.”
“Hm…” Kana entrecerró los ojos. Bebió un poco de su limonada con hielo y trató de dejar la suspicacia de lado, relajándose dentro de tan grato lugar con aire acondicionado. Pero al pasar la punta de sus dedos sobre cierto enchapado dorado en la puerta con cierta letra, ella se alertó. “¿Tu apellido sí es Walker, cierto?”
“Sí. ¿Por qué te mentiría con algo así?” Preguntó Allen, confundido.
“Créeme, ya me han mentido con sus apellidos otras personas.” Que se hacían apellidar ¨Hargreaves¨ volvió a su punto. “¿Entonces por qué la L. En el enchapado de aquí?” señaló.
“…” La cara de sorpresa de Allen era toda una obra de arte.
“¡AH! ¡Sabía que me mentías, canalla!” Kana lo observó seriamente. “Mentirme tanto descaradamente. No lo esperaba de ti.”
“¡Si lo esperabas, Kana-chan, por eso has estado suspicaz en todo momento!” Allen junto sus manos “¡Perdón, pero no podía pedirle dinero a mi familia ni ayuda a los mismos! Tengo mi orgullo”
“Ya me di cuenta…” La HiME se cruzó de brazos. “Okay, entonces le pediste dinero y este vehículo con el señor chofer incluído a Henry, supongo.” Notó que Allen se mordió el labio inferior. “¿No? ¿NO? Allen… Allen…” Kana curvó las cejas, preocupada, pero luego frunció el ceño y lo miró enfadada. “¡ALLEN NO ME DIGAS QUE LE DIJISTE A CAIN DE ESTO!”
“¡TENÍA QUE HACERLO! NO ME IBA A DECIR QUE NO PORQUE GOZA CON MI SUFRIMIENTO!” Allen se agarró cada lado de su cabeza. “¡Para mi también ha sido difícil atreverme porque sé que me lo sacará en cara! Se reíra por haberme quedado botado en Islandia y seguro dirá algo snob y característico de él refiriéndose a mi como cabeza hueca de manera sutil.”
“¡Sí, pero seguro pensara que me ando arrastrando yo también por su ayuda!”
“Nonono.” Allen meneó las manos. “No te involucré en esto. Eso lo juro. Le dije que me quedé botado en Islandia solo. No te nombré.”
“Ahg, pero de todos modos he estado viviendo a costa de los recursos de ese tipo tan frío.”
“¡Qué triste que te refieras así de quien fue tu mejor amigo y quien fue tu Key!”
“¡Ay no me vengas con eso porque te he escuchado referirte a él como lo peor e incluso dedicarle improperios! ¡Me pregunto qué diría el chico Lancaster si se entera de las cosas que le dices a su espalda!”
“¡Pero si las sabe! Se las digo de frente todo el tiempo. Nos conocemos desde que éramos niños y estábamos en Inglaterra. No sabe de los improperios sobre su persona, pero sabe que yo sé cómo es él realmente.”
“Nadie sabe cómo es él realmente. Antes era amable y buena persona pero resultó ser una hipocresía de él. Ahora parece poseído por el espíritu de su padre.”
“…Sí, un poco. ¿Lo conociste?”
“Claro que no. El demonio ése se quemó antes que yo conociera a Cain. Pero por como lo describía me lo imagino… A quien si conocí fue al abuelo de Cain hace unos años cuando lo vino a visitar a Tokyo en su intercambio anterior… El tipo era un ser humano atroz.”
“K-Kana, no deberías decir tan fríamente como murió el padre de Cain.” No se preocupaba por si el chofer escuchara ya que eso era imposible puesto que había subido el vidrio aislador, pero sentía que el comentario de su amiga era macabro.
“Ya me cansé de ser amable y empática con todos…” Kana siguió cruzada de brazos, y observó por la ventana. “Me duele, no lo creas. Nunca pensé que me referiría a Cain y a su triste historia familiar de este modo…” dijo con auténtica melancolía. “Pero estoy dolida en estos momentos y no puedo evitarlo.”
“Entiendo… Es difícil que los dos se lleven bien después de que ambos han tomado tan distintos caminos y las diferencias entre los dos sean radicales… Espero que un día solucionen sus problemas.”
“Sería… Sería algo bueno. Pero lo veo lejano…” bajo la mirada, apenada. “Tan lejano…”

{ Fin de Flash Back }

“Ése Allen… me las pagará” musitó para ella misma “…” vio una tienda de Britt cerca y pensó que sería bueno comprarse una gorra y unas gafas recordando lo voluble que era la presencia de Kise en cualquier lugar. Dicho y hecho, salió del lugar usando los nuevos implementos que acababa de comprar. Metió las manos en los bolsillos de su hoddie gris y siguió buscando a su familiar.

Vio una especie de aglomeración pequeña de chicas acumulándose en una entrada y Kana se sintió incómoda al escuchar que llamaban a Kise. Se acercó sigilosamente hasta ellas y vio que, en efecto, el que entraba por el lugar era el rubio de su hermano. Eventualmente Kise las saludó con un gesto amable, pero prefirió esta vez mantener distancia lo cual era novedoso en él.

“Kise-kun!!!” Gritaban las chicas.
“…” Kana las rodeó permitiendo que Kise la divisara. Le hizo una señal con su mirada para indicarle que se encontraran del otro extremo para salir de allí. Por suerte el rubio pudo lograr salir invicto, reuniéndose con su media hermana mayor por meses (…) en poco tiempo. Ya cuando estaban lejos de toda persona molesta, Kana pudo sentirse más aliviada. “Bienvenido a Tokyo, Kise.”
“Gracias…” El rubio observó el sitio como si fuera lo más novedoso del mundo. “Aunque vine la otra vez por unos días, cuando te encontré en el festival”
“…”
“Pero ni te enteraste.” El rubio sonrió brevemente, soltando un suspiro. “¿Nos vamos?”
“Sí. Ya pedí un Uber y nos espera a la salida. ¿Te llevo algo?”
“Estoy bien. Gracias.”

Los dos hermanos tomaron el Uber y fueron en dirección al nuevo departamento de Kise. En realidad, no era tan nuevo ya que lo rentaba de hace unos meses, pero Kana no había tenido la oportunidad de conocer el lugar que su hermano había escogido para su emancipación.
Era un lugar lindo, de situación media acomodada, pero sin lujos. Lindo lo percibía por el sitio donde se ubicaba, los parques que le rodeaban y la construcción moderna que le constituía. Pero el interior del departamento estaba casi vacío salvo los muebles necesarios. Kise era muy cómodo y esperaba que todo le hicieran por él así que pensaba que no había tenido tiempo de manipular emocionalmente a alguien para lograr su cometido, ocupado con tanta práctica en Estados Unidos.

“Hey, te hace falta decorar este lugar. Está tan vacío y blanco que parece un cuarto de una clínica.”
“No he tenido mucho tiempo y, bueno, creo que ya debería contratar a alguien que decore e implemente este lugar. No sé.” Kise se dejo caer sobre el sofá, cansado. “¿Puedes pedir algo para comer y beber please?”
“Ah, claro. Pediré en un Uber Eat”
“Hehe, te volviste fanática de esa franquicia.”
“Sí. Algo. Porque no tengo que hablar con nadie personalmente para solicitar algo, ya que todo lo hace el teléfono” Mientras pedía comida y bebidas, se sentó en una silla y conversó con su hermano. “¿Sabes de Mudou Setsuna?”
“No lo he visto de hace tiempo… Tiene su pandilla y esas cosas.”
“Ohw. ¿Y aquel amigo tuyo? ¿El bajito de cabello celeste?”
“Kuro-chin sigue en el equipo de basket de Hanasaki. Con él me comunico por la mensajería de Instagram.”
“¿Tiene Instagram? No parece de ese tipo de gente que sube fotografías de él a las redes sociales.”
“No lo hace… Es el Instagram de su… ¿perro?.” Kise alzó las cejas, recostado boca abajo en el sofá mientras apoyaba el rostro sobre sus manos y observaba el atardecer por la ventana sin cortinas. Con la tonalidad del sol y la luz natural de este, sus ojos se veían de un ámbar aún más intenso de los que ya era dueño.  “Kurochin lo usa para subir imágenes de su mascota.”
“Hehe, que tierno…” Kana sonrió levemente. Pensó que Kise saldría con un comentario impregnado de emoción dedicado a su adorable y bajito amigo, pero para sorpresa de la HiME, el rubio se mantuvo en silencio. “Kise… ¿Estás bien?”
“Si.”
“No me lo parece.”
“Ah, pero si estoy bien. Me ha ido excelente en los cadetes de la NBA”
“No, no” Kana negó con la cabeza. “Me refiero al plano personal. No todo lo tuyo debe transarse en deporte.”
“…Estoy bien.”
“Algo te pasa. Lo sé. Lo intuyo. Sé que no hemos compartido lo que deben compartir dos hermanos normales…” Kana bajo la mirada. Ella y Kise eran medios hermanos, Kise siendo menor que ella por meses nada más. El padre de ambos había tenido una relación extra marital de donde había nacido Kana al mismo tiempo que la esposa de su padre seguía embarazada esperando el nacimiento de Kise. La relación de ambos hermanos siempre fue complicada no porque no se llevarán bien sino por las distancias propias que conyeban un tipo de familia de ese modo. Si bien la madre de Kise jamás fue mala con ella, el padre de ambos siempre mantuvo a Kana como ¨escondida¨ evitando que sus hijos se relacionaran mucho. Después de que Kana había salido del coma tras la batalla contra los Rebels hace tres años, los dos habían retomado un poco más el contacto, pero seguían existiendo muchas cosas que no conocían del otro. Como también cosas que comprendían mejor.
“…” Kise sacó su teléfono móvil y comenzó a revisar sus redes sociales. Como era esperable de un influencer y chico popular como él subió una historia de su ¨retorno¨ en su Instagram. Pese a que se notaba desanimado, la publicación estaba adornada de emoticones y expresiones de alegría.
“¿Algo te pasó?”
“Mhh…” dejo el teléfono de lado. “No la conociste, pero… Georgina fue importante para mí en mi estadía en Estados Unidos… Terminamos la relación hace una semana. Era una linda chica… Quizá la extraño.”
“…”
“Supongo que entenderás que un quiebre sentimental deja devastado a cualquiera.” El rubio se sentó en el sofá, para por fin mirarla. “Debería quedarme aquí unos días, en solitario y pensar en todo lo que ha pasado”
“Kise, esa sería tu octava novia en lo que fue el 2018…”
“Era la séptima.”
“Lo que sea. No quiero sonar pesada contigo, pero en realidad las relaciones sentimentales a ti no te importan y sales todo el tiempo con chicas porque eres… un poco sinvergüenza y mujeriego. Terminar una relación para ti siempre ha significado nada.”
“Hey… Me haces ver como si fuera un terrible sujeto descorazonado”
“¿Porque embaucas a las chicas que caen rendidas a tus encantos? Bueno, sí eres descorazonado.” Kana soltó una risita disimulada. “Pero no es porque seas malo, sino que eres vanidoso, inmaduro y ególatra. Estás en la etapa de serlo. Eres joven, famoso, lleno de éxito, un chico bonito… Pero no te pases. No estás así por el término de una relación. Ahora dime, ¿Qué te pasa?”
“…Eh…” El rubio se quedó pensativo y medio aturdido por todo lo que Kana dijo respecto a su persona. Quería refutarle, pero… su prioridad era desahogarse un poco respecto a lo segundo. Como no tenía a quien decirle las cosas que le pasaba, pensó que era el momento de hablar con alguien y esa era Kana. “Toda mi vida ha sido el basketball. Mis logros, mis sueños, mi pensamiento del día a día. Ahora estoy en una etapa super buena y si sigo así puede que me acerque cada vez más a las bancas del Golden State Warriors…”
“¿…Pero?”
“Pero también parte del acuerdo con el agente de la NBA es que termine mis estudios a lo menos de este año en la universidad y siento que Hanasaki ha sido una pésima opción. Debí elegir Tokyo U en vez de dejarme encantar por… no sé, ¿nada? Ni reflexioné antes de inscribirme en Hanasaki. Tokyo U le da más prioridad a que progrese como deportista. Hansaki me exige asistencia casi al cien por ciento porque no tiene acuerdos internacionales con la escuela de Basket de Estados Unidos. ¡Hanasaki ha sido bien tirano en ponerme la espada en el pecho y hacerme escoger entre los estudios o el deporte en Estados Unidos!” Kise se indignó “¿Acaso no saben quién soy yo? Ahg… Y obvio que un deportista como yo tiene que pasar mucho tiempo en Estados Unidos para progresar. Sólo venir de vez en cuando a rendir exámenes aquí y permanecer los meses que me otorgan de libertad según el acuerdo con mi manager deportivo”
“¿Has pensado cambiarte a Tokyo U?”
“Mi manager estuvo intentando, pero ya no hay cupo… La otra opción es que me cambie a Rizembool pero no quiero.”
“¿Por? No es tan malo…”
“Porque siempre ha sido el deseo más acérrimo de mi padre ¡Y no quiero darle en el gusto!”
“Ay, Kise… Ya deberías dejar esa rebeldía contra nuestro padre y llevarle siempre la contra. No es el mejor padre del mundo, ambos lo sabemos, pero no creo que lo más sano sea siempre llevarle la contra. Además, tú te vas al extremo. Te involucras con vándalos marginales de pandillas, te vas a los barrios bajos de Tokyo a buscar peleas… No es como de un tipo con ¨tu imagen¨” esa era la parte oscura de Kise. “Y todo para ser todo lo contrario que nuestro padre quiere.”
“Mh…”
“No te enojes por lo que te digo. Todo lo que digo es para ayudarte.”
“Lo sé…” Kise suspiro. “Pero en Rizembool no hay nadie en especial. El equipo de Basket está más muerto que el de Hanasaki. No hay gente popular allí que me llame la atención. Es como un pueblo de ñoños sádicos y aburridos.”
“Está Souji Seta. Es un chico super popular y simpático.”
“Ni lo conozco…” Kise hizo un gesto de desagrado que le llamó la atención a Kana.
“Bueno, y siempre te han llamado la atención los grandes desafíos. Puedes iniciar de cero el equipo y seguro que les va muy bien. Hay varios tipos que deben ser buenos basquetbolistas en Rizembool.”
“Pero aunque así lo fuera ¡Sería el enemigo de Kuro-chin quien seguirá en Hanasaki!”
“Pero ya antes han estado en otras escuelas cuando te echaron de la escuela a la que iban juntos y compartían en el equipo de basket.”
“AYNOMEECHARONKANAQUECOSASDICES”
“KISE POR FAVOR.” Kana lo miró indignada. “Te expulsaron porque te pusiste a pelear a golpes con un grupo de chicos de la nada.”
“…”
“Allí empezaste a rebelar esa parte oscura tuya.”
“…No”
“Pero viene de familia.” Kana le sonrió levemente. Lo miró a los ojos. “Somos hermanos. Ambos tenemos algo de oscuridad en nosotros que no podemos controlar pero no el tipo de oscuridad que daña a otros sino más bien de esa que nos hace hacer cosas perjudiciales…”
“Uhm…” 
“Piénsalo. Quizá Rizembool no es mala opción” Kana casi se muerde la lengua al hablar bien de la universidad rival. “Y ¨Kuro-chin¨ ni es tan fial a Hanasaki. Se ha cambiado antes de escuelas según me contaste dejando a sus amigos atrás. Quizá se termine cambiando a Rizembool.”
“Claro… Puede ser. Quizá se cambie a Rizembool por mi si me voy…”
“¿Ves que no es tan malo lo que pasa?”
“Ah, sí.” Kise volvió a echarse en el sillón. “Pero de todos modos me siento angustiado.”
“Es que tienes mucho estrés por tu carga deportiva pero no te ocupas de ti mismo como Ryouta Kise, el ser humano…”
“Tienes razón…” Kise observó el techo, pensativo. “Los meses que me dan de estadía en Tokyo debería quedarme aquí entre estas paredes sin hacer nada y mirando el techo en soledad.”
“Sí y--- Oye, yo no dije que hicieras eso. Te dije que pensaras más en ti.”
“¿A qué hora llega la comida?”
“¿Qué no puedes ser serio y reflexionar sobre lo que hablamos? Ahh…” Kana rodó los ojos. Kise era impulsivo y despistado como un niño pequeño. Miró el trayecto del Uber en su teléfono móvil. “Llega en dos minutos… iré a preparar las cosas o algo… ni sé que tienes aquí. Al menos espero que tengas cubertería”   la joven se puso de pie y buscó lo que sería la cocina. Cuando preparaba las cosas para comer pensó que lo mejor era acompañar a Kise en las vacaciones antes de que se pusiera dramático y cayera en un pseudo ¨camino del guerrero¨ encontrándose consigo mismo en una soledad innecesaria.


« Last Edit: January 05, 2019, 12:34:19 PM by Kana »


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #488: January 06, 2019, 11:15:19 AM »
Uhh este fic se me hizo eterno, y seguro que el próximo también lo será, pero ya está... *faints*

65.1.



Namazuo abrió los ojos y luego de recordar su ubicación dentro del bosque, sonrió tranquilamente y se desperezó al estirar sus brazos. Pudo oír múltiples cantos de las aves nativas y observó el techo de esa habitación muy cercano a él, al estar ocupando uno de los camarotes superiores. El cuarto estaba teñido de los colores cálidos y brillantes del amanecer que provenían de la amplia y grande ventana entre los dos camarotes. De inmediato se preguntó qué hora era, así que agarró su celular que había descansado a su costado.

“Hmm… ¿recién las seis y media…?” preguntó somnoliento. Dio un suspiro y se sobó uno de sus ojos. “Vaya… ¿por qué me despierto…? ¿Quién habrá dejado las cortinas abiertas…?”

Pensó en que Ritsu no sería capaz de dormir con aquel brillo matutino, por lo cual miró hacia la cama de su amigo a la misma altura, y se confundió al verla perfectamente tendida.

“¿Eh?” ladeó su cabeza. Se asomó para mirar las camas de abajo, pero, de igual forma, Honebami y Ai tampoco las estaban ocupando y también se encontraban tendidas. No había rastros de ellos y no oía indicios de que alguien más estuviera despierto, lo cual le animó a levantarse y ver qué ocurría.

Se apresuró en cambiarse, aunque no dejando ordenada su propia cama, y bajó al primer piso. Ahí pudo encontrar a los tres, quienes curiosamente estaban en plena faena. Ritsu se encontraba friendo pancakes, Ai preparaba sándwiches y Honebami estaba a cargo de un par de enormes tazones de ensaladas de frutas.

“Oh, Nama-kun, ya te despertaste,” observó Ritsu, quien sonrió tranquilamente y un tanto entretenido al notar la confusión del otro. “Buenos días~ ¿tienes hambre?”
“Eh, ¿qué están haciendo?” preguntó ladeando la cabeza.
“El desayuno para los demás, evidentemente,” observó Ai, inmutado y posicionando otro sándwich encima de una de las múltiples torres que había preparado. “Estimo que los demás estarán aquí entre veinte minutos y media hora si es que la agenda del día programada ayer se mantiene inalterada.”
“Mis hermanos suelen ser puntuales, pero podrían demorarse unos minutos adicionales,” comunicó Honebami.
“Sí, lo imaginaba, por algo agregué esos diez minutos a mi estimado…”
“E-esperen, ¿se han levantado temprano para cocinar para todos? ¿Y desde qué horas?” Namazuo miró hacia los sándwiches. “N-no es que tengamos que alimentar a un batallón. ¡Hay como sesenta sándwiches aquí!”
“Son de distintos sabores y algunos están pensados como merienda en medio de las faenas del día, según sus contenidos,” explicó Ai con profesionalismo.
“Fufu, para contestar tu pregunta, yo estoy despierto desde las tres, y eso que me empujé a dormir desde la medianoche, sabes que no duermo de noche,” Ritsu se encogió de hombros. “Hone-kun y Ai-chan han estado acompañándome desde hace aproximadamente una hora.”
“Setenta minutos, para ser exactos,” observó el peliceleste, quien miró al otro de reojo. “Y no recuerdo haberte dado el permiso para dirigirte hacia mí con ese apodo.”
“Fufufu, acostúmbrate…”
“Uhh, vamos, somos un equipo,” Namazuo hizo un puchero. “¿Por qué no me levantaron?”
“No eres eficiente si no duermes bien. Más bien, eres muy perezoso,” dijo su mellizo. “Tampoco nos despertamos mutuamente, y juzgué que dejar las cortinas abiertas era suficiente para llamar tu atención.”
“Y lo fue, ¿ves que está aquí?” Ritsu asintió satisfecho.
“Ya, ya, ¿en qué les puedo ayudar?” se ofreció Namazuo. “¡Ohh, puedo freír pancakes!”
“No, aléjate,” su amigo idol borró su sonrisa y le miró con desconfianza. “He preparado mi mezcla especial y sé por tus hermanitos que quemas hasta el agua. Menos mal le pedí a Hone-kun que preparara y terminara la mermelada antes de que llegaras.”
“¿M-mermelada?” ladeó su cabeza.
“Está reposando en envases de vidrio, pero seguirá tibia para el desayuno,” observó Ai. “Tampoco eres bienvenido en mi estación. Estoy preparando sándwiches con contenidos apropiados tanto para estas horas de la mañana como para después. No pareces del tipo que sabe comer una dieta balanceada.”
“Ehh, no digas eso…” Namazuo sonrió incómodo.
“No lo es,” confirmó Honebami, negando.
“Uhh, hermano, no seas tan cruel…” se deprimió un poco.
“Fufu, y mis pancakes, pese a ser dulces, son bienvenidos porque darán la dosis requerida de azúcar al momento de comenzar el día,” explicó Ritsu, tranquilamente. “El glicógeno de nuestras células se encuentra al mínimo y estamos en necesidad de reabastecerlo para funcionar bien, tener energías y permitirnos reflejos rápidos a estas horas tempranas de la mañana.”
“…” Honebami asintió. “Es conocimiento general…”
“N-no, no me suena a eso…” Namazuo sintió un tic en la ceja. “Vamos, Ritsu-chan, espero este profesionalismo y frialdad de Honebamincito y su amiguito misterioso, ¿pero desde cuándo también sabes estas cosas?”
“Es bueno saber comer bien. Será conocimiento que me ayudará a mantener mi figura en el distante día en el cual me convierta en un idol famoso,” se encogió de hombros.
“Ohh, admito que sí es una buena meta. ¡No te preocupes que sé que lo lograrás con ese espíritu, Ritsu-chan!”
“Claro, gracias~”
“Vaya…” Ai negó, frustrado.
“Si tanto quieres ayudarnos, ve poniendo la mesa,” dijo el peliblanco. “Estamos por terminar las preparaciones aquí.”
“Bueno, pero les pido que me avisen a la próxima. Me gusta ayudar a la gente y estas preparaciones pueden ser divertidas,” dio un suspiro y caminó donde los estantes, cuando en eso oyó varios pasos correr desde arriba. Vio a Gokotai, Akita y Houchou entrar rápidamente y emocionarse por lo que venían.
“¡Ohhh, tantas cosas deliciosas!” exclamó Houchou con sus ojos brillantes.
“Hehe, sabía que había olido el desayuno,” observó Gokotai, sonriendo.
“¡Qué bueno, vamos a comer con mucho gusto!” dijo Akita, animado. “Muchas gracias por preparar el desayuno. ¿Podemos ayudarles con algo?”
“Buenos días~” Ritsu sacudió una palma. “Ya nos encargamos de la cocina, pero pueden pasarles la voz a los demás, y también ayuden a su lento hermano Nama-kun a poner la mesa.”
“O-oye…”
“S-sí, iré a llamar a los demás, y-ya que soy un poco torpe con las vajillas,” Gokotai asintió obedientemente. “Con permiso.”
“Enseguida,” Akita intercambió miradas con Houchou.
“¡Sí, de inmediato! ¡Así comemos cuanto antes!”
“E-esperen, déjenme ayudarles,” dijo Namazuo.

Así, ellos tres comenzaron a agarrar las vajillas y utensilios para alistar la mesa principal y fueron hacia allá con rapidez.

“Comprendo que mi estimado fue erróneo, se adelantaron,” observó el peliceleste, con cansancio. “Hubieran hecho un itinerario que empezara más temprano…”
“Es curioso que te fastidie, considerando que la gente suele celebrar puntualidad y anticipación, Ai-chan,” comentó Ritsu, entretenido y con leve intriga. “Bueno, si andas con ánimos de adelantarte a otros, supongo lo entiendo, aunque no parece ser el caso.”
“Es mi preferencia adherirme a rigurosos planes, aunque sé que es mucho que esperar,” Ai miró a Honebami. “Necesitaré tu ayuda friendo los omelettes. Pronto vendrán los demás. Espero que no sea una inconveniencia.”
“…” el peliblanco asintió. “La ensalada de frutas no tiene urgencia. Es una merienda posterior, debido a que no es bueno mezclar la ingesta de frutas con otros grupos alimenticios.”
“Muy bien, no quería ser descortés como para decirlo, así que me alegra que lo supieras, Hone-kun~” canturreó Ritsu.

En poco tiempo, el desayuno estuvo servido y todos los presentes lo degustaron para así realizar las primeras labores del día.




Después de la primera merienda del presente día, hubo un breve momento en el cual los presentes se pusieron de acuerdo con respecto a la visita que darían al lago hacia el mediodía. Antes de ello, Ichigo propuso a sus hermanos menores realizar un corto entrenamiento en conjunto, por lo cual los llevó al jardín trasero de la casa donde se estaban hospedando. Luego de realizar un calentamiento, tocó el turno de la práctica, y los presentes se agruparon en parejas.

“¡Haa!” Hirano realizó otro ataque a Maeda, quien pese a contrarrestarlo con su propia daga de madera no pudo contenerlo y el arma de práctica se le escapó de sus manos.
“E-ehh…” se impresionó y retrocedió un par de pasos.
“M-Maeda, ¿estás bien?” le preguntó su gemelo mayor, un tanto preocupado por haberle visto sorprendido. “¿Te he lastimado?”
“No, descuida, Hirano,” Maeda sonrió con torpeza. “Es evidente que eres el más fuerte de los dos. No puse mucha resistencia.”
“Me alivia que estés bien,” dio un suspiro. “Pero no tienes que minimizarte así. Tú también puedes pelear como nosotros. Está en nuestra sangre.”
“No tuve la intención de hacerlo, descuida,” asintió. “Y sé bien que la batalla se define por mucho más que la fuerza bruta. Ojalá pueda desarrollar mayor destreza.”
“Por supuesto que sí. Yo espero lo mismo,” le sonrió decidido y asintió. “Sigamos.”
“Sí,” sonrió gustosamente. “Estoy bajo tu cuidado, hermano.”

“¡Aquí voy!” exclamó Houchou, quien comenzó a atacar a Akita con una serie de ataques, pero su hermano mayor pudo leerle y no tuvo problemas esquivándole sucesivamente. “¡Ahh! ¡Ah! ¡Aahhh! ¡¿Cómo puedes esquivarme tan bien?!”
“Eres muy expresivo, Houchou, no es difícil,” observó Akita, quien sonrió certeramente y realizó un contraataque, con el cual paralizó a su hermano al llevar la daga a la altura de su pecho. El pelimarrón se cayó sentado.
“Uhh, me rindo…”
“No te desanimes,” el pelirrosa le sonrió amablemente y le extendió una mano. “Vamos, continuemos. Lo estás haciendo bien.”
“Bueno…” dio un suspiro y se levantó con su ayuda. “Ahh, quisiera regresar al comedor y degustar más de los pancakes del desayuno. Estaban deliciosos…”
“Vamos a preparar pasteles con Ritsu en la tarde, sé un poco paciente,” le recordó.
“Lo sé, lo seré…”

“Ehm… uhh…” Gokotai se posicionó con su daga de madera en mano. “¿A-así?”
“Casi, sólo un poco más de costado,” Namazuo se acercó y ayudó a su hermanito a acomodarse mejor. Le sonrió y dio el visto bueno. “¡Bien! Así serás un blanco más difícil de apuntar y podrás moverte mejor. ¿Qué tal si volvemos a practicar?”
“S-sí,” asintió y luego bajó su mirada. “P-perdón por ser tan débil, Namazuo-niisan… sé que eres muy fuerte y te mereces a un oponente a tu medida…”
“¿Qué cosas dices?” el otro sonrió con gracia y torpeza. Le guiñó un ojo y levantó un pulgar para animarle. “Hehe, yo estoy más que feliz de ser tu mentor y créeme que todo entrenamiento es bueno para uno. ¡Es divertido!”
“Si tú lo dices…” asintió tímidamente.
“Listo~ atácame cuando gustes~” canturreó en lo que volvía a retomar distancia.
“…” Gokotai miró a su daga. “¿S-seguro que no te lastimaré…?”
“Confía en tu hermano. Recibiré todos tus ataques perfectamente,” sonrió con orgullo. “¡Además soy indestructible! ¡Puedes intentar aniquilarme todo lo que gustes! ¡Nada me pasará!”
“¿E-ehh?” ello inquietó al pequeño peliblanco, quien se incomodó y asustó al punto en que sus ojos se llenaron de lágrimas. “¡N-no quiero hacerte daño, Namazuo-niisan!”
“¡Ahh, perdón, Gokotai! ¡B-bromeaba!”

“Listo. Buen trabajo, Hakata,” dijo Ichigo, con una dulce sonrisa.
“Ahh…” el pequeño rubio estaba jadeando luego de una intensa y educativa práctica con su hermano mayor. “Estoy muerto…”
“Has mejorado mucho desde la última vez que entrenamos,” le aseguró el primogénito, poniendo una mano sobre su hombro. “Estoy orgulloso de ti, Hakata.”
“¿Eh? ¡¿En serio?!” aquellas noticias le cayeron mejor que una bocanada de aire, y Hakata sonrió ampliamente y con sus ojos brillantes de emoción. “¡Sí! ¡Pasé el Ichi-nii check! ¡Muchas gracias, Ichi-nii!”
“Haha, no me agradezcas.”
“Gotou-nii me ha estado entrenando y es bastante estricto conmigo,” reportó con gusto. “Me falta un montón, pero me está motivando a dar lo mejor de mí.”
“Me alegro de oírlo. Sí podríamos hacer estas prácticas más seguido,” entonces, Ichigo vio que Honebami se les acercó con unas toallas y un par de botellas de agua. “Oh, gracias, Honebami. Nos vienen bien ahora.”
“Sí, muchas gracias, Honebami-nii,” Hakata asintió y gustosamente recibió ambos objetos. “¿Podrías entrenar junto con nosotros también? Quisiera aprender de ti.”
“…” Honebami negó pacientemente. “Preferiría no hacerlo. Sólo deseo proveerles de lo que puedan necesitar.”
“Confío en tus cuidados, Honebami. Nunca nos lastimarías,” le aseguró Ichigo, con una sonrisa. “Espero que cambies de opinión.”
“…” desvió su mirada.
“Gotou-nii fue a entrenar con Shinano, ¿verdad?” preguntó Hakata.
“Sí, no había el espacio suficiente para que se quedaran, así que fueron rumbo al bosque,” contestó Ichigo. “Espero que no se hayan sumergido mucho.”
“…” Honebami miró hacia el bosque. “Iré a buscarles. Puede que necesiten de algo…”


No muy lejos del área de las casas, Shinano se encontraba en plena sesión de entrenamiento junto con Gotou. A diferencia del otro ambiente familiar y relajado, Gotou no permitía descuidos ni descansos, y se encontraba en un intenso ataque a su hermano menor, quien tenía problemas defendiéndose debidamente.

“¡Ihhh! ¡Estás yendo muy rápido!” exclamó Shinano, asustado mientras hacía lo que podía para parar el asedio del otro, pese a que el agarre en su daga de madera tambaleaba y su porte ya estaba débil e inestable.
“¿Crees que tus oponentes te la dejarán fácil, Shinano?” le preguntó Gotou en pleno ataque. Volvió a impactar el arma de Shinano y giró a un costado. “¡Una apertura!”
“¡AAHHH!” Shinano recibió otro impacto que le impulsó hacia atrás y se cayó boca arriba.
“Vaya, no has estado practicando, se nota,” Gotou negó, con sus manos en las caderas. “Y eso que Shishiou sí sabe pelear bien, si mal no recuerdo. Te pudo haber ayudado.”
“No seas tan malo conmigo, Gotou-nii…”
“¿Y así quieres mejorarte y ser más fuerte?”
“P-pues…” frunció el ceño y desvió su mirada.
“En fin, párate. Todavía tenemos tiempo.”
“¡No! ¡Un descanso, por favor!”
“¿Eh?” alzó una ceja. “Apenas hemos peleado unas tres o cuatro veces.”
“¡Seguro que fueron más, y aun así!”
“Tsk, no te encapriches y párate, Shinano.”
“¡Me niego!” dicho esto, Shinano estiró sus extremidades sobre el suelo y agarró el grass y mala hierba que pudo con sus puños. “¡No me vas a levantar! ¡Ni lo intentes!”
“¡¿Ahh?!” Gotou se sorprendió por la resistencia del pelirrojo, y no tardó en enfadarse. “¡Deja de actuar así! ¡Tremendo engreído!”
“¡Tú no seas un tiránico! ¡Dame diez minutos al menos!”
“¡Olvídalo!” de inmediato se agachó para levantarle.
“¡No, suéltame!” exclamó molesto. “¡Ichi-nii, ayuda!”
“¡No te oye y ni se te ocurra molestarle con tus caprichos!”
“¡No seas abusivo!”
“¡Déjate de disfuerzos!”
“¡No!”

El par de hermanos continuó renegando por un poco más hasta que una tercera persona que había intentado dormitar apoyado en un árbol cercano terminó por dirigírseles.

“Hic… ¡cállense los dos, carajo!” exclamó Fudou, quien lanzó su lata vacía de cerveza a la cabeza de Shinano.
“¡Ihhh!” este lloriqueó y se sentó sobre el piso. “¡No copies a Gotou!”
“Tsk, si bien los aborrezco a ambos en este momento, estoy más del lado de tu hermano…” dijo en voz baja y entrecerrando los ojos. “Hic… para ser un Toushirou esperaría más de ti. Hakata ha estado entrenando con Gotou y no le he visto quejarse.”
“Es cierto,” Gotou asintió y se cruzó de brazos, para mirar a Shinano con reproche. “Él sí está poniendo todo de su parte y promete, a diferencia de ti. Ya veo por qué no te respeta.”
“¡Ahh, no digas eso!” Shinano se quedó helado.
“Heh, a este ritmo parece mayor que tú…” Fudou se encogió de hombros.
“¡No usen psicología en mi contra!” exclamó, y bajó su mirada. “Yo sé que debo esforzarme, pero sean más amables conmigo. Es un proceso, ¿no es así?” hizo un puchero. “Sé que Ichi-nii sería mucho más comprensivo y paciente, pero está entrenando a los pequeños, así que no puedo pedirle atención ahora…”
“Sí, Ichi-nii es más amable, pero no es como si hubiera entrenado con él,” Gotou negó y miró a Fudou de reojo. “Este de aquí ha sido mi entrenador y torturador, y sé que soy más amable que él. No te quejes.”
“Hic… es cierto, a ti te haría trizas…”
“Uhh…” Shinano se estremeció. “Con razón no sabes lo que es piedad, Gotou.”
“Oye, no digas eso,” Gotou negó y dio un suspiro. “Y bien, ¿ya tuviste tiempo de descanso?”
“¡¿Qué?!” el pelirrojo negó repetidamente. “¡N-no, el momento de habla no cuenta!”
“¿Qué vendría a ser momento de habla? No digas tonterías.”
“Seguro que hasta Yagen es más bueno que tú.”
“Heh, no me hagas reír,” Fudou rodó los ojos. “Hic… ese inútil doctor es desagradable y nunca en la vida le he visto entrenarlos a ustedes. ¿Dónde demonios andará?”
“Verdad, pensé que había dicho que nos daría el alcance,” Gotou frunció el ceño. “Tsk, sabía que se iba a escapar de este entrenamiento…”
“Puede que esté dando otro paseo por el bosque,” observó Shinano. “Vamos a buscarle.”
“Sólo dices eso para escaparte también, ¿verdad?” le preguntó el pelimarrón, mirándole con reproche.
“Uhh, ya no quiero entrenar más, estoy al límite, y siento que mañana me dolerá todo el cuerpo.”
“Ya, está bien, por ser la primera práctica lo toleraré,” se encogió de hombros. Shinano también se había puesto revoltoso, así que sabía que no podía empujarle mucho más.
“¡Ya, entonces vamos!” al verse liberado, el pelirrojo se animó y se levantó de resorte. De inmediato se inquietó al notar a su hermano molestarse por sus supuestas energías, pero menos mal que el otro desistió en forzarle.
“Suerte con su cacería…” Fudou se encogió de hombros y se dio media vuelta para regresar hacia los edificios.
“Espera, ven con nosotros,” dijo Shinano.
“Tsk, no tengo ganas de ver a tu imbécil hermano…”
“Vamos, hace un lindo día~” dicho esto, le agarró de un brazo.
“¡Oye, suéltame!” le reclamó, pero el pelirrojo no se rindió y continuó jalándole. “¡Déjame ir, te daré tu merecido!”
“Sh-Shinano…” Gotou se incomodó, pero vio que Fudou se resignó a ser jalado sin pelear pese a sus reclamos. Sin duda sí le tenía un poco de paciencia al pelirrojo, lo cual era un alivio.

Los tres terminaron caminando por el bosque mientras se familiarizaban con el ambiente. Se oían a las aves por doquier y se respiraba un aire puro y refrescante.

“Hehe, es muy agradable,” comentó Shinano, alzando su cabeza y sonriendo en lo que disfrutaba de la brisa del camino. “Deberíamos habernos dado un paseo por el bosque con todos antes de ponernos a entrenar.”
“Lo disfrutaremos también en el paseo al lago, descuida,” dijo Gotou. “Ah, y mantente en el camino. Veo que es un poco accidentado en los costados.”
“Sí, no te preocupes, me mantendré atento,” asintió obedientemente.
“A lo mucho serán desniveles, no son niños como para no darse cuenta…” Fudou se encogió de hombros y sacó una nueva lata del bolsillo de su casaca, para abrirla y tomar un sorbo. “Uhh… ¿cuánto más quieren caminar? Es difícil buscar a alguien así…”
“¿Qué haces trayendo otra lata de cerveza, Fudou?” preguntó Gotou, alzando una ceja.
“¿Qué? ¿Acaso te crees superior a mí como para decirme qué hacer?” preguntó de mala gana y mirándole con molestia. “Hic… ¡pues quiero tomar más!”
“Ehh pero acabas de terminar una, y nee-san desechó varias de tus reservas,” observó Shinano, confundido. “¿No vas a racionarlas a lo largo del viaje?”
“¿Heh?” para variar, Fudou sonrió con ironía. “¿Tan preocupado te encuentras por mi ingesta de alcohol? Hic… hahaha entonces me aseguraré de emborracharme con gusto de regreso.”
“¡N-no quise decir eso!” Shinano se escandalizó. “¡No lo apruebo y temo mucho por tu salud, en verdad! ¡A-además nee-san me mataría, y en serio no te apoyo en esto!”
“Tsk, bromeaba, tonto…” rodó los ojos y tomó otro sorbo. “Pues se me va a acabar pronto, pero hic… uhh no me importa. Mi yo del futuro lidiará con este problema…”
“¿Q-qué clase de respuesta es esa?” Gotou se inquietó por aquella indiferencia del otro. Esa adicción de su parte parecía volverle cada vez más desconectado e irresponsable, pero sabía que no podría hacerle entrar en razón, aparte que temía su agresividad.
“B-bueno…” el pelirrojo también se incomodó, y decidió intentar cambiar el enfoque al asunto. Sonrió animado. “Eso quiere decir que será la primera vez en un tiempo que te veremos sobrio. Hehe, lo esperaré con ansias.”
“Tsk, qué tonterías dices…” Fudou le miró con molestia. “Ni que fuera distinto…”

Esa conversación les llevó a un claro considerable del bosque, cuya belleza y abundancia natural sorprendió a los tres, quienes se quedaron sin palabras y miraron anonadados al paisaje.

Era un campo de gras mediano y flores por doquier que se mecían por una brisa rejuvenecedora. El sol iluminaba ese ambiente a plenitud, lo cual daba la impresión de que se encontraban en un paraje celestial.

“¡Ohhh!” Shinano se sorprendió gratamente, ensanchó su sonrisa y corrió para sumergirse entre la multitud de plantas. “¡Es tan hermoso! ¡Nunca hubiera esperado un ambiente como este! ¡Nuestros hermanitos se maravillarán!”
“Vaya que sí,” Gotou asintió, y sonrió. “Definitivamente los traeremos aquí más tarde.”
“…” Fudou alzó su rostro, lo que hizo que entrecerrara un poco sus ojos al recibir la fuerte luz del sol. Pese a su indiferencia, reconoció que era un ambiente tranquilo y agradable, y pasó a mirar a los árboles que circulaban ese gran espacio. Miró a uno de ellos que era particularmente más alto que los demás, y terminó haciendo una mueca de desagrado. “Tch… tenía que ser…”
“¿Eh? ¿Qué sucede?” preguntó Shinano, confundido, y vio a Fudou apuntar hacia las ramas superiores de ese gran árbol.
“Hic… no somos los primeros aquí…”



En una de las ramas gruesas más altas del árbol pudieron observar a Yagen sentado y apoyado contra el tronco. El doctor se encontraba distraído y no parecía consciente de la llegada de los tres. Ellos se acercaron al árbol.

“¡Yagen!” le llamó Gotou. Finalmente, el doctor se vio despertado de su sueño despierto y miró hacia su menor.
“¿Hm? ¿Qué hacen aquí?” preguntó con tranquilidad, aunque en voz alta para dejarse oír.
“Yo soy quien debería preguntarte eso,” el pelimarrón entrecerró sus ojos. “Íbamos a entrenar a Shinano, ¿o ya lo olvidaste?”
“Mis disculpas, realmente quise venir a darme un respiro, ¿qué puedo decir?” se encogió de hombros y se puso de pie sobre la rama. “Tampoco es como si me necesitaran.”
“¡Yo diría que sí! ¡Especialmente porque Gotou está siendo muy duro conmigo!” exclamó Shinano, extendiendo sus brazos. “¡Yagen, baja y disfrutemos de este bello campo de flores!”
“No gracias, no soy compatible con un pasatiempo así, Shinano,” negó pausadamente y sonrió entretenido. “¿Y qué te hace pensar que sería más misericordioso que Gotou?”
“Obviamente…” Fudou se encogió de hombros y miró a Gotou de reojo. “Parece que tu hermanito tiene amnesia y se ha olvidado de lo mucho que este imbécil te fastidiaba de pequeño. Hic… ¿por qué no se lo recuerdas?”
“Pues, Yagen nunca fue tan pesado con Shinano, pero en fin…” Gotou negó.
“Quieras jugar con las flores o no, baja, por favor,” le pidió Shinano a Yagen. “No debe ser divertido estar ahí tanto tiempo.”
“…” el doctor le miró en silencio por un momento, en lo que tomó una decisión. “Claro. Bajaré si tú subes a mi altura, Shinano.”
“Ehh… ¿eh?” el pelirrojo se intimidó. “¿Qué dices…?”
“En serio, ¿qué clase de pedido es ese?” preguntó Gotou, extrañado.
“Si bien no es un entrenamiento hecho y derecho, deseo ver si Shinano cuenta con la agilidad y destreza suficiente como para trepar este árbol,” observó Yagen, inmutado. “Piénsenlo como el entrenamiento de mi parte.”
“P-pero puede ser mucho pedir, o sea, es un árbol muy alto…”
“Hmm, bueno, es un buen punto,” observó Gotou. “Sí sabes trepar árboles, ¿verdad?”
“N-no hablas en serio…” Shinano se asustó.
“Es un pedido caprichoso… pero ni que fuera difícil…” Fudou se encogió de hombros. “Has lo que quieras…”
“Ehh… p-pero…” dudoso, se acercó un poco más al imponente tronco de ese árbol, y se sintió incluso más diminuto. “¡Ihh! ¡Pero ni puedo alcanzar la primera rama! ¿Cómo subo?”
“No demostraste ser lo suficientemente hábil como para alcanzarla de un salto, pero sólo impúlsate del propio tronco,” Gotou se encogió de hombros. “Hemos trepado árboles de pequeños. Asumo que no te has olvidado.”
“P-pues no eran tan grandes…” frunció el ceño y dio un pesado suspiro. Sabía que los ojos de los demás estaban en él, y parte de sí mismo sí quería intentarlo, así que siguió el consejo de su hermano. Intentó impulsarse un poco antes de posicionar un pie sobre el tronco, pero le faltó inercia y tuvo que retroceder. Ante ello, tomó carrera para volverlo a intentar, pero su pie apoyado al árbol terminó resbalándose hacia abajo y se fue de cara contra el tronco. “¡AHHH!”
“¡Sh-Shinano!” Gotou se preocupó y se acercó al otro. “¿Estás bien?”
“C-creo…” dijo con torpeza y agarrándose el rostro. Pese a ese chasco, quiso intentarlo una vez más, aunque Fudou llegó para jalarle del cuello de su camisa. “¡Ehh!”
“No, detente…” le dijo frustrado y cansado. “Hic… se ve que no sabes lo que haces. Nunca has trepado un árbol con ramas tan altas, ¿verdad? Sólo te lastimarás.”
“Fudou…” el pelimarrón se extrañó por la atención que acababa de darle a Shinano.
“¡M-muchas gracias por tu comprensión!”  exclamó el pelirrojo, conmovido y con ojos brillantes. Asintió obedientemente. “Sí, como digas. Gracias por ser tan bueno conmigo…”
“Tch, c-cállate…” Fudou se ofuscó y desvió su mirada. “Sólo no seas un imbécil…” al decir esa palabra, se acordó de cierta persona y se dirigió hacia la cima del árbol. “¡Pues bien, ya tienes a tu hermano con la cara estrellada! Hic… ¿qué más quieres?”
“No es que haya sido mi intención, es una lástima,” Yagen negó, y con toda comodidad volvió a sentarse en la rama que ocupaba. “Avísenme cuando nos toque salir a pasear.”
“¿En serio te vas a quedar ahí?” preguntó Gotou, incrédulo, quien se amargó al no recibir una respuesta. “¡No me ignores!”
“Uhh, no puedo trepar, Yagen, pero baja, por favor,” le suplicó Shinano.
“Heh, esperan demasiado de él…” Fudou se agarró a recoger una piedra y la lanzó hacia el doctor. “¡Sal de ahí, maldición!”
“…” Yagen llegó a agarrar la piedra en el aire y miró a Fudou inmutado, aunque con algo de molestia en su expresión.
“O-oye, ¿estás buscando una pelea?” preguntó Gotou, incómodo.
“No se pongan a pelear, por favor…” dijo Shinano, juntando sus palmas.
“Pues se lo merecería,” Fudou desvió su mirada y tomó un poco más de cerveza. “Uhh… tan insoportable como siempre…”
“Bueno, han arruinado mi meditación,” Yagen negó y volvió a pararse sobre la rama. “¿En algún punto no se les ocurrió que quería un momento a solas en este lugar? Eso es todo.”
“Imagino que habrás estado aquí un buen rato desde ya, además sería bueno que compartieras este punto con los demás, ¿no te parece?” preguntó Gotou, frunciendo el ceño. “Y eso no justifica a que sí tenías una obligación con Shinano.”
“La familia es un compromiso constante, ¿no es así? No puedo negar que tienes razón, Gotou. Creo que este bosque me ha hecho más caprichoso de lo usual,” sonrió con intriga y se reservó mayores comentarios.
“¿Cómo así?” preguntó Shinano, un poco preocupado. Sí podía notar que había algo distinto en la actitud de su hermano.
“No, no te inquietes, Shinano, ya se me pasará,” se encogió de hombros. “Me pregunto si Ichi-nii y los demás continuarán con el entrenamiento…” el doctor llevó una mano a su mentón, y entonces, ante el menor descuido de Fudou, le hizo el ‘favor’ de lanzarle la piedra de regreso, la cual le cayó de lleno en la cabeza.
“¡Y-Yagen!” Gotou se quedó en shock, junto con Shinano.
“¡AHH!” Fudou se agarró la cabeza con su mano libre, y la ira no tardó en manifestársele. Él comprimió su lata casi vacía y le apuntó. “¡Desquiciado! ¡¿Qué mierda te crees?!”
“Tú comenzaste. La próxima no andes armando a tu enemigo…” observó el científico, negando frustrado y encogiéndose de hombros, para así desviar su mirada hacia otra área del bosque, con lo cual denotó gran indiferencia.
“¡Ya te pasaste de la raya!” gritó, y pretendió correr hacia el árbol, pero los otros dos Toushirou le agarraron de sus brazos.
“¡Cálmate, por favor!” le suplicó Shinano, asustado.
“¡No empiecen algo ahora!” dijo Gotou, haciendo un gran esfuerzo para que el otro no se zafara.
“¡Déjenme ir! ¡Alguien tiene que enseñarle una lección a este antisocial!” exclamó indignado y colérico. “¡O si no uno de ustedes vaya a pegarle! Hic… ¡No me importa, pero alguien hágalo!”
“¡Mis hermanitos podrían venir en cualquier momento!” le recordó Gotou.
“¡En serio, y este debería ser un paseo agradable y ameno!” agregó Shinano.
“¡Heh, no me hagan reír!” Fudou miró a ambos de reojo y de forma amenazante. “¡Y juro que les haré pagar a ustedes también si tanto andan defendiéndole!”
“¡N-no digas eso!” Shinano se aterró por esa advertencia.

Entonces, los tres observaron que Honebami acababa de darles el alcance. El peliblanco, por su usual presencia nula, se había manifestado sin ser detectado hasta el punto en que llegó a sus campos de visión. Este se detuvo frente al árbol, y primero observó al distraído Yagen detenidamente, para entonces dirigirse a los demás.

“¿Sucede algo?” preguntó monótonamente.
“Tsk…” Fudou logró zafarse de ambos hermanos con una fuerte sacudida, y miró al recién llegado con ira. “Tu imbécil hermano me lanzó una piedra y se niega a bajar por su cuenta… Hic, ni que te importe…” desvió su mirada. “Siempre vas a estar de su lado, ¿no es verdad?”
“…” Honebami continuó caminando hacia el árbol y se detuvo muy cerca al tronco, donde finalmente llamó la atención del doctor. “Yagen… ¿necesitas asistencia para bajar?”
“…” este sonrió frustrado. “¿Qué haces por aquí, Honebami? Pensé que acompañabas a Ichi-nii y nuestros otros hermanos.”
“He traído botellas de agua para ustedes,” reportó. “Sin embargo, observo que no están entrenando… de todos modos, estoy aquí por si necesitas ayuda…”
“…” Yagen dio un suspiro, y finalmente se levantó, para saltar hacia abajo a otras ramas y aterrizar en el suelo. “Estoy bien,” negó entretenido. “Sé que tú me tomarías en serio, Honebami. No necesito de auxilio en este instante, gracias.”
“…” asintió.
“¡Ahora sí no te vas a escapar!” Fudou desenvainó su daga y se la apuntó.
“¿Todavía quieres pelear? No puedes quedarte amargado toda la vida…”
“¡No tienes ningún derecho de decirlo!” tensó el agarre de su arma y se vio propenso a atacar, pero otro grupo de personas llegó a ese campo desde otra dirección.




“Oigan, ¿qué sucede aquí?” preguntó Tsurumaru, quien acompañaba a Hotarumaru, Aizen y Akashi en plena caminata del bosque. “Ya, ya, no anden peleándose y menos en pleno campo de flores. Está haciendo un hermoso día…”
“La gente joven tiene demasiadas energías…” observó el pelivioleta, quien dio un sonoro bostezo. “Ahh… ya quisiera darme una siesta. El sol da sueño…”
“No hables como si fueras un anciano, Kuniyuki,” observó Aizen, con reproche. “Y deja de dormir a cada rato…”
“Hehe~ este campo es muy lindo,” comentó Hotarumaru, animado. “A Maeda y los demás les gustaría un montón. Hay que avisarles de una vez~”
“Tch… hacen mucho ruido…” se quejó Fudou, quien se sintió descargado por la llegada de más personas. Aun así, miró a Yagen desafiantemente. “¡Pero esto no se quedará así!”
“Como digas…” el doctor negó indiferente.
“Ehh, pensé que se habían puesto a entrenar,” observó Aizen, quien había alzado una ceja al confundirse por la agresividad de Fudou. “¿Qué hacen por aquí?”
“Pues, una larga historia…” Gotou negó sin voluntad alguna de narrar todos los hechos. “Ustedes fueron a pasear por el bosque, ¿verdad? ¿Qué les pareció?”
“Ohh, está muy bonito,” reportó Hotarumaru, con una amplia sonrisa. “Es un bosque muy rústico, lo que lo hace natural, y me he topado con varias aves y mariposas. ¡Ahh, seguro que hay luciérnagas de noche!”
“El hecho que es rústico me ha hecho prestar más atención al camino de lo que quisiera…” Akashi dio un bostezo. “Ya me siento listo para un descanso. Regresamos a las casas…”
“Haha, ya te salvaste de entrenar con tus hermanitos. Este paseo no puede haberte consumido tantas energías,” comentó Tsurumaru riéndose.
“Pero nuestra práctica queda pendiente,” recalcó Aizen, apuntando a su guardián.
“Vamos, sabes que soy medio inservible…” comentó Akashi, sonriendo relajado. “Ojalá uno de los pequeños Toushirou te hagan el favor. Se ven disciplinados.”
“También te vendría bien entrenar, Kuniyuki,” observó Hotarumaru, mirándole con curiosidad. “Quizás el entrenamiento es lo que te hace falta para darte energías. Tiene sentido.”
“Siempre haces difícil que me niegue, Hotarumaru. Eres muy adorable…” confesó y sonrió frustrado. “Ya, podemos entrenar, pero mañana, ¿de acuerdo?”
“Espero que lo mantengas,” Aizen le miró con desconfianza.
“Hai, hai…”
“…” Honebami miró hacia el camino de regreso. “Deberíamos regresar. Puede que hayan terminado con el entrenamiento.”
“Sí, antes que se pongan a buscarnos,” observó Shinano, sonriente. “¡Vamos al lago!”







Al regresar del bosque, todos se organizaron para darse el paseo del día. Hicieron uso de los carritos de golf que rentaron a la entrada para seguir la ruta principal hacia el lago, la cual también era un camino con vistas muy llamativas y varios miradores para tomar fotos. Luego de ese periplo, llegaron al enorme lago rodeado por los frondosos árboles del bosque, donde había varios senderos seguros y de corta duración. En el mismo lago también se ofrecían paseos en lanchas, con lo cual había varias opciones de esparcimiento.

“Hm, se ve lindo,” observó Ritsu con cierta indiferencia en lo que observaba el enorme lago desde el carrito de golf. Entonces, dio un sonoro bostezo. “Uhh… al menos no hace mucho calor y la brisa es fresca. Podré dormir plácidamente.”
“¿Dormir?” Namazuo se confundió. “Has venido todo el camino. ¿Seguro que no quieres aprovechar esta visita?
“Sabes que duermo de día, Nama-kun. Sólo no quería quedarme durmiendo solo,” comentó el idol, sobándose un ojo. “Me siento más a gusto en un lugar con varias personas. Despiértame si algo interesante sucede, ¿sí?”
“Bueno, como digas,” le sonrió y asintió, para entonces girarse a Honebami. “Oye, ¿y cómo así Ai no quiso venir?”
“A él no le gustan los cuerpos de agua,” contestó Honebami, inmutado.
“Ehh…” Namazuo ladeó su cabeza. “Esa es una fobia muy extraña…”
“Es un chico particular, no puedo leerle tan bien como la mayoría…” comentó Ritsu mientras se acomodaba. “Hablamos después…”
“Sí, tú descansa, Ritsu-chan~” su amigo asintió y miró a su mellizo. “Vamos a ver qué están haciendo nuestros hermanitos~”

“¿Estás listo, Akita?” preguntó Maeda a su hermano pelirrosa.
“¡Sí!” este asintió mientras agarraba un block de notas con varios stickers para marcar secciones y un set de lápices de colores. “Espero encontrar varias especies nuevas de insectos.”
“Yo también espero conseguir buenas grabaciones de las aves nativas,” dijo el menor, con su confiable grabadora en su mano.
“Vaya, los dos son muy dedicados,” Aizen alzó sus cejas, con leve impresión.
“Hehe, pienso que es admirable,” Hotarumaru asintió. “¿Podemos acompañarlos?”
“Claro, mientras más mejor,” Maeda sonrió.
“Nos viene bien otra caminata por el bosque, aunque regresemos rápido que quiero subirme a una lancha, ¿sí?” preguntó el pelirrojo.
“Es verdad que ya han paseado por el bosque cerca de las casas,” observó Akita. “¿Qué les pareció?”
“Oh, es muy lindo~” Hotarumaru se emocionó. “Se ve que es muy próspero y hay mucha vida. También encontramos un campo de flores bellísimo~ Tenemos que ir en el camino de regreso.”
“Ah, me encantaría,” dijo Maeda, asintiendo. “Podríamos sugerirlo a nuestros hermanos mayores por si se animan.”
“Seguro que Kuniyuki andará perezoso, aunque sus hermanos mayores sí nos apoyarían,” dijo Aizen, encogiéndose de hombros. “Pero ya, ¡empecemos a caminar!”

“Parece que hemos coincidido con unos tours…” observó Shinano en lo que miraba alrededor del lago. “Las otras personas parecen no estarse hospedando aquí.”
“Pues sí, es una reserva, y las pocas casas son muy costosas…” Gotou se encogió de hombros. El par y Hakata estaban ocupando una banca de un pequeño kiosco donde vendían refrescos. “Este puesto también se puede remolcar, seguramente sólo está aquí por el horario de visitas…”
“Uhh…” por su parte, el rubio estaba parado y estiraba su celular lo más que podía hacia el cielo. “Incluso con toda esta gente y en un espacio tan abierto, no recibo señal…”
“Ehh, deja de insistir tanto, Hakata,” Shinano sonrió incómodo.
“Tampoco nos quedaremos aquí, y no seas tan adicto al internet. No es bueno para ti,” observó Gotou, frustrado.
“Lo sé, Gotou-nii, pero estaba siguiendo el avance de una de las bolsas donde tengo stocks y quisiera ver cómo va…”
“¿Tienes dinero en las bolsas?” preguntó Shinano, en shock.
“Eh, sí, no mucho, aunque Gotou-nii me hizo el favor de inscribirme a un par que había estudiado por un tiempo,” observó Hakata, con gran orgullo. “Heh, tengo buenas esperanzas, pero ahora puedes entender por qué ando preocupado.”
“Ah, Ichi-nii no lo sabe, así que no se lo digas, por favor,” dijo Gotou.
“Pues, entiendo, pero si ha sido una inversión prudente, creo que más bien se alegraría de la inteligencia de Hakata,” comentó el pelirrojo, sonriendo. “No se preocupen.”
“Hm, has hecho un buen punto, para variar,” Hakata asintió.
“¿C-cómo que ‘para variar’?”
“Aunque bueno, no tienes que estresarte por ello, Hakata,” dijo Gotou, quien le sonrió amenamente. “No te quedes aquí. Ve a distraerte con nuestros hermanos. No sales mucho al sol y este tipo de paseos te vienen bien.”
“Podría decirte lo mismo, Gotou-nii…” Hakata le miró con leve reproche.
“¿Eh? ¿Qué sucede?” el mayor se confundió.
“Nada…” desvió su mirada. “Puede que me encuentre distrayéndome con nuestros hermanos justo ahora…”
“¿Qué dices?” frunció el ceño.
“Ehh,” Shinano sonrió comprensivamente al entender los bajos ánimos del menor. “Por supuesto que puedes pasar el tiempo con nosotros, Hakata. Entiende que Gotou-nii no es el mejor dándose cuenta de las cosas y no quiso hacerte sentir mal.”
“¿Q-qué estás diciendo, Shinano?” preguntó Gotou, un poco sacado de cuadro.
“Uhh, ¿cuándo aprenderás a leer a los demás?” le reclamó el pelirrojo. “Hakata quiere pasar el tiempo contigo.”
“Es cierto que la inteligencia de Gotou-nii no se aplica con otras personas, lo entiendo,” dijo Hakata, dando un suspiro. “Pero sí, a ustedes los conozco muy bien y me gusta acompañarles. También siento que son los que me entienden mejor.”
“Eh, lo siento, Hakata,” Gotou asintió y llevó una mano a su nuca. “Sólo pensé que podrías divertirte más con nuestros hermanos. No es como si Shinano y yo estuviéramos haciendo algo novedoso ahora.”
“Sí, y eso está bien. No soy de buscar insectos como Akita o escuchar a las aves como Maeda, o lo que sea que los demás andan haciendo,” declaró Hakata con cierto orgullo mientras se sentaba al costado del pelimarrón. “Esto está muy bien. Tenemos una vista bonita del lago y estamos cómodos en un puesto de refrescos y aperitivos,” sonrió un poco. “Pronto tendremos nuestro viaje a la playa y los matsuri a los que iremos. Estoy guardando mis energías para entonces.”
“Hehe, es muy cierto,” Shinano asintió. “Yo tampoco soy muy compatible al bosque. Ya estrellé mi rostro contra un árbol.”
“¿Eh?” Hakata alzó una ceja.
“Es una larga historia…”
“No quisiera que fueran tan perezosos considerando que soy quien los entrena, pero también ando con ánimos de descansar, luego de la carga laboral que he tenido…” Gotou negó. “En fin, ¿quisieran compartir una fuente de sushi conmigo?”
“¡Ohh!” los ojos de Shinano brillaron y juntó sus palmas.
“¡Por supuesto, Gotou-nii!” exclamó Hakata, emocionado. “¡Muchas gracias!”
“Heh, no hay de qué, es un placer.”

“A ver… llevo uno… ahora simplifico… ¡ah, ya está!” dijo Hirano con ánimos luego de resolver otro ejercicio de matemáticas. “Hehe, creo que me está saliendo más rápido ahora…”
“¿Qué haces estudiando incluso frente al lago, Hirano?” preguntó Houchou, con leve reproche. “Distráete un poco, por favor.”
“Me encuentro bien, Houchou, no te preocupes,” este negó.
“Ehh, está bien que nos distraigamos como queremos…” dijo Gokotai, un poco retraído. Los tres estaban sentados sobre un mantel a las orillas del lago, y tanto Houchou como Gokotai se encontraban alimentando a los patos y peces con migas de pan. “Hehe, son animales muy lindos…”
“Sí, y menos mal el clima está fresco, así se puede disfrutar del lago,” Houchou asintió mientras recibía una agradable brisa. Entonces, unos tres patos se le acercaron un poco. “Oh, ¿todavía tienen hambre? ¡Aquí tienen!”
“Son muy voraces, me pregunto si tendremos suficiente comida…” observó Gokotai en lo que alimentaba a otros. Él miró a sus mascotas, las cuales dormían cerca de él. “Al menos mis tigres están tranquilos. Temía que fueran a espantarlos…”
“Ehm, ¿está bien que los alimenten tanto?” preguntó Hirano, alzando su mirada. “Creo ver más patos que en un inicio…”
“Tú tranquilo, Hirano. Se ven amigables,” observó Houchou. En eso, él notó que Ichigo se les acercó. “¡Ohh, Ichi-nii! ¿Quieres sentarte con nosotros?”
“Me encantaría, Houchou,” dijo el peliceleste, quien se agachó y acarició a su hermanito en la cabeza. “Estoy dando una ronda para ver cómo están todos, y cuando termine me uniré a ustedes. ¿Se están divirtiendo?”
“Sí, es muy agradable,” dijo Gokotai, asintiendo.
“Será aún más placentero si nos concedes tu compañía,” Hirano asintió, contento.
“Eres muy amable, Hirano,” Ichigo le sonrió con dulzura, asintió y se levantó. “Iré a visitar a Gotou y de paso les traeré algo para tomar. ¿Qué se les apetece?”
“¡Oh! Quiero un Kirin, por favor,” pidió Houchou.
“Un té helado, si no es mucho pedir,” dijo Hirano.
“Ehh… un té también, gracias…” agregó Gokotai.
“Entendido, enseguida regreso,” dicho esto, el mayor caminó hacia el puesto de comida que estaba a prudente distancia.
“Es genial tener a Ichi-nii tan al pendiente de nosotros,” observó Houchou, sonriente.
“Hehe, es cierto,” Gokotai asintió. “Te ves muy contento, Houchou.”
“Por supuesto. Nuestro hermano ha andado tan ocupado con la universidad, pero ahora en las vacaciones tendremos muchos momentos en familia,” asintió y frunció el ceño. “Es sólo normal que les pidamos a nuestros mayores que estén con nosotros.”
“Siempre has sido muy directo, Houchou. Ehh…” el peliblanco agachó su mirada. “Podría aprender más de ti…”
“Sólo no te muestres tan asustado, Gokotai. Estamos en familia,” le aseguró. “Ohh, los patos están impacientes, hay que seguir.”
“Ehh, c-cierto…”
“Creo que me salió bien… sí, está bien,” Hirano asintió luego de revisar su respuesta en el solucionario, y alzó su mirada… para ver que la cantidad de patos se había triplicado. “¡¿Ehh?! ¡¿De dónde han salido todos?!”

“Es un bonito sitio, pero le hace falta emoción…” comentó Tsurumaru, apoyado en un frondoso árbol al filo del bosque. “Comprendo que este paseo será demasiado tranquilo para mi gusto.”
“Por mí está bien…” dijo Akashi, quien también estaba apoyado en el tronco, aunque él yacía sentado y parecía propenso a quedarse dormido. Dio un bostezo. “El ambiente, la sombra, la brisa… siento que podría dormirme toda la tarde…”
“Sí es un lugar agradable, me alegra…” Yagen se encogió de hombros y observó a sus hermanos de lejos. Los pequeños que fueron de paseo por el bosque estaban fuera de su alcance, aunque imaginaba que se estaban divirtiendo.
“Últimamente has estado pasando bastante tiempo en casa, debe resultarte agotador,” observó el peliblanco, mirando al doctor de reojo.
“No precisamente agotador, aunque un poco incómodo. Incluso la familiaridad que tengo a mis hermanos puede perderse con el paso del tiempo…” comentó con cierta frustración. “Al menos no es difícil perder el foco en este paseo.”
“Diría que te has estado esfumando un poco más de lo usual, y no sólo eso,” para variar, Tsurumaru miró a Yagen con cierta sospecha. “¿Hay algo en especial en este lugar?”
“¿Hm?” le regresó la mirada, inmutado.
“Me lamento de conocerte mejor que los demás, y sé que andas en las nubes,” negó. “No me sorprendería que tuvieras otro secreto que no estés compartiendo con nadie.”
“A veces me pregunto cuántos secretos tienes, doctorcito…” comentó Akashi al aire, con indiferencia. “Ya no es novedad.”
“Hmhm…” Yagen sonrió con leve gracia. “Dudo mucho que hayamos realmente conversado cuando solías pertenecer al laboratorio de Ikari-sensei, Akashi. Me pregunto cuánto podrías saber sobre mí.”
“Los rumores corren, y el propio Ikari no se reserva mucho dentro de su círculo. Creo haber oído lo suficiente,” dicho esto, el pelimorado se encogió de hombros y le miró de reojo, sonriendo con indiferencia. “En fin, lo único que me importa es que Hotarumaru parece llevarse bien contigo. Tu amabilidad a mi pequeño me deja entender que eres mejor de lo que aparentas, así que no tengo de qué preocuparme.”
“Sin comentarios, aparte de que no deberías dejar que tu hermano menor ande afiliado a un laboratorio de Rizembool por más genio que pueda ser, aunque asumo que no es que puedas evitarlo,” el doctor se mostró frustrado y se encogió de hombros.
“Lo mismo le he dicho varias veces. Pierdes tu tiempo, Yagen,” comentó Tsurumaru.
“Pese a ello, hasta el inflexible de Ikari le tiene estima a Hotarumaru. Todos estamos conscientes de lo hermoso y adorable que es~” canturreó el pelivioleta, quien entonces miró hacia una dirección en particular. “¿Hm? ¿Esos no son tus hermanitos?”
“¿Eh?” Yagen dirigió su atención y observó a Gokotai, Houchou y Hirano comenzar a ser asediados por una horda de patos. Él se vio alerta. “¿Qué está pasando?”
“Detente, estás muy lejos,” dijo Tsurumaru, quien sonrió entretenido. “Y tranquilo, que tus otros hermanos ya andan camino a auxiliarles. Heh, no se pueden subestimar a las aves hambrientas.”

“¡Ahh, ¿qué hacen?!” gritó Houchou, quien estaba de pie y miraba aprehensivo a unos patos parados frente a él que no dejaban de graznar y agitar las alas. “¡Ihh, se me acabaron las migas! ¡Déjenme, déjenme!”
“¡S-suelten mis cosas!” exclamó Hirano en lo que peleaba por recuperar su cuaderno del pico de dos patos. Él se tensó cuando otro le jaló de los shorts. “¡N-no hagan eso!”
¡N-no! ¡No! ¡Ehhh, ¿q-q-qué quieren de mí?!” preguntó Gokotai, quien retrocedía. “¡A-alguien ayúdenos, por favor!”
“¡Hermanitos!” Namazuo les llamó en lo que se acercaba corriendo junto con Honebami. “¡No teman! ¡Ya vamos!”
“¡Apúrense!” les llamó Houchou. “¡Son aves malévolas!”
“¡Ah, no dejen que se lleven mis cosas!” Hirano vio torturado a un pato tomar su cartuchera y sacudirla, lo cual regó sus contenidos.

Los mellizos mayores finalmente les alcanzaron, y mientras Namazuo de inmediato se puso a espantar a los patos que asediaban a Hirano, Honebami tomó una acción más contundente. Este sacó una pistola que había pasado desapercibida hasta ese momento, la apuntó al cielo y realizó un disparo de advertencia.

Ello dejó a los tres pequeños y Namazuo anonadados, quienes intercambiaron miradas. Sin embargo, fue un santo remedio ya que los patos huyeron despavoridos por todas direcciones.

“N-nii-san…” Gokotai se vio intimidado. Vio a Honebami inspeccionar sus alrededores.
“O-oye, ¿qué haces trayendo una pistola…?” preguntó Namazuo, pero entonces la atención de todos se giró a una muy desafortunada paloma que había sido impactada por la bala perdida y que acababa de caer muerta a un par de metros de los presentes.
“…” Honebami, sin perder su inmutabilidad, guardó su pistola y caminó donde la caída. Entonces, el peliblanco mayor se agachó, la recogió con ambas palmas y, sin decir una palabra a nadie, caminó en dirección al bosque donde se perdió de vista. Ante ello, los demás se extrañaron aún más y volvieron a intercambiar miradas confundidas.
“Ehm…” Houchou frunció el ceño y se puso a pensar muy duramente con un puño sobre sus labios. “¿…qué fue todo eso?”
“Ahh, p-pues…” Namazuo sonrió entre incómodo y ligeramente molesto, sin saber qué contestar, cuando entonces vio a Ichigo llegar junto con Gotou, Shinano, y Hakata.
“Hermanos, ¿se encuentran bien?” preguntó el peliceleste inmediatamente. “Oímos un disparo.”
“Ehh, todo está bien, Ichi-nii, muchas gracias,” contestó Hirano, sonriendo amablemente, aunque se vio incómodo con rapidez. “Bueno, en su mayoría no hubo daños. Hubo un ave lastimada.”
“Sí la vi caer. Honebami-nii no debió haber disparado…” Hakata dio un suspiro, y de inmediato se agachó donde los tigres que se la habían pasado dormitando todo el rato. “¡Muy mal! ¡Debieron haber ayudado! ¿Acaso no son depredadores?”
“N-no te molestes con ellos… por favor…” dijo Gokotai, incómodo. “C-cae en mi responsabilidad…”
“No te culpes, Gokotai, supongo no hubiéramos podido predecir esto. Lo importante es que estén bien,” le aseguró Gotou, sonriéndole.
“Sí, y ahora que el susto se acabó, les sugiero que vayamos a comer algo rico al kiosco,” dijo Shinano, haciendo un guiño. “Tienen aperitivos y cosas muy llamativas, ¿se animan?”
“¡¿En serio?! ¡Por supuesto!” exclamó Houchou.
“Muchas gracias, hermanos,” dijo Hirano, haciendo una reverencia. Sin embargo, antes de poder decir más, un par de guardabosques les dieron el alcance.
“Aquí ha sido el disparo,” reportó uno de ellos al otro, quien se veía como su superior.
“¿Qué es lo que ha sucedido aquí?” preguntó este con severidad. “¡La cacería está prohibida en la reserva! ¡Nadie debería tener armas de fuego en primer lugar! ¡Exijo explicaciones!”
“Sí, lo comprendemos,” Ichigo se dirigió al guardabosques con una actitud firme aunque arrepentida. Hizo una reverencia. “Lamento mucho los inconvenientes. Fue una acción desmedida, y deseo colaborar para esclarecer los malentendidos.”
“Uhh, esto tenía que pasar…” se lamentó Namazuo.
“Tsk, y a todo esto, Honebami se fugó y nos dejó con las autoridades,” observó Gotou en voz baja, entrecerrando sus ojos.
“Ehh, estoy seguro que no fue su intención…” Shinano negó, y miró hacia el bosque incómodo. No evitaba preocuparse un poco por su retraído hermano mayor, tanto por su extraña acción de desaparecerse con el ave, como por haber tenido el impulso de disparar en primer lugar. Dio un suspiro y se mantuvo al tanto de la situación al igual que sus otros hermanos.

“Ahh…” mientras tanto, a distancia, Yagen se llevó una mano al rostro. “Increíble…”
“Haha, primero tu fugitivo hermano hace toda una escena y ahora tus pobres parientes tienen que pagar pato,” Tsurumaru rió. “¡Hahaha, lástima que no disparó a un pato!”
“Tsk, cállate, grulla…” el doctor le miró de soslayo, y volvió a observar a su hermano mayor dialogar con el guardabosques. Dio un pesado suspiro. “Uhh… no pensé que debí haber sido explícito con Honebami de que no utilizara su arma en este paseo. Tendré que reiterarle que se limite a momentos de suma urgencia…”
“¿Y bien?” preguntó Akashi al aire, en lo que miraba al doctor.
“¿Por qué me miras?” cuestionó este.
“Tengo la misma duda de a dónde se habrá ido Honebami,” comentó el peliblanco.
“¿Qué les hace pensar que sé lo que mi hermano tiene en su cabeza?” Yagen negó repetidamente. “No estoy completamente al pendiente de él,” se encogió de hombros. “Honebami con frecuencia se sale de mis expectativas, en especial con asuntos menos formales como el presente. Sólo sé que no debe estar satisfecho con haber matado a una paloma. A diferencia de los humanos, Honebami siente empatía con los animales.”
“Hm, las implicaciones de tus palabras son tenebrosas,” comentó Akashi, sonriendo con ironía. “No podría esperar menos de ti, doctorcito, aunque admito que sí me he decepcionado un poco,” dio un ligero bostezo. “…había tenido la impresión que, como tu subordinado, sí tendrías más control sobre él.”
“…” Yagen afiló sus ojos y le observó detenidamente.
“Ya, ya, no se me pongan conflictivos aquí,” se apresuró en decir Tsurumaru, levantando sus palmas. “Ehh, Yagen, no le tomes en serio. Akashi lo trata todo con irrelevancia, y sí sabe sobre ustedes dos, pero te aseguro que no quiso faltarte el respeto.”
“¿Eh? ¿Le falté el respeto a alguien?” Akashi se mostró brevemente confundido, y entonces sonrió con torpeza, para finalmente ponerse de pie. “Vaya, Tsurumaru tiene razón al decir que le tienes estima a tu familia, no que haya pensado en insultar a nadie. Mis disculpas…”
“Supongo esa actitud de tu parte va con tu usual negligencia, Akashi,” observó el científico, manteniendo una muy calmada neutralidad. “Comprendo. Seguramente fue Tsurumaru quien te ha mantenido informado sobre mí.”
“En su mayoría,” se encogió de hombros y alzó su mirada al cielo. “Has decepcionado la impresión de maldad que me dabas, si es que debo ser claro. Heh, creo tener un mal instinto al expresarme, pero digo la verdad. Asumo que podemos ser honestos entre nosotros…” se vio entretenido y miró al científico de reojo. “Hace cinco años, pese a ser más joven, te encontraba mucho más aterrador. Tenías un comportamiento muy amigable, casi infantil, pero extrañamente profesional y gélido. Ahora eres más asequible. Me pregunto qué habrá sido de aquel niño.”
“Ha crecido,” Yagen bajó su intensidad y regresó a su actitud tranquila. Dirigió su atención a su familia, y vio con alivio que su hermano mayor pudo llegar a razonar con el par de guardabosques. Cerró sus ojos y sonrió suavemente. “Estoy muy consciente de mi persona, y podría decir que he madurado. No por eso diría que soy mejor que antes. Soy un demonio, como debes haber oído.”
“Sé que Souza te llama así, más que nada.”
“No es nada que realmente te concierne, Akashi. Simpatizo con Hotarumaru y estimo mucho la genialidad que ha demostrado. Por lo tanto, sólo tengo motivos para llevarme bien con ustedes,” dicho esto, Yagen se puso a caminar y salió de las sombras de los árboles. “Asumo que no nos quedaremos mucho tiempo más. Démosles el alcance.”
“Sí, como digas…” Tsurumaru vio al menor marcharse y sonrió frustrado. “Puedes tomarte sus palabras como honestas, pero es evidente que sigue un poco molesto, aunque ya se le pasará.”
“¿Con ‘molesto’ te refieres a lo que dije previamente?” preguntó el pelivioleta.
“Ahh, creo que pierdo tiempo intercediendo por ti, viendo que no te tomas las cosas en serio,” negó. “En fin, Hotaru-bou y los demás pequeños deben estar por regresar. Vamos a buscarles.”

Alrededor de un cuarto de hora después, los hermanos Yukimitsu se encontraban saliendo de un tour que los había llevado junto con varios visitantes a una lancha que se paseó por el gran lago. Si bien estuvieron rodeados de personas, ese periplo les permitió pasar un tiempo desapercibidos y fuera de la atención de su ameno y efusivo grupo.

“Me pregunto si ellos habrán sido los causantes de ese disparo…” recordó Tharja.
“Hic… por supuesto que fueron ellos,” Fudou se mostró hastiado y tomó un poco más de su cerveza. “…vivimos rodeados de locos…”
“Ten la decencia de no emborracharte entre tanta gente,” espetó impaciente.
“¡Ese es mi puto problema! ¡Hic… tú déjame en paz!” le apuntó acusatoriamente. “¡Hago lo que puedo para sobrevivir!” ante aquel sobresalto, el menor terminó agarrándose la frente con pesar. “Uhh… necesito recostarme…”
“Tsk, es obvio que has tomado demasiado…” su hermana entrecerró sus ojos y desvió su mirada.
“No creo estar lo suficientemente borracho como para soportar a los perfectos…” Fudou miró hacia el kiosco. “Hic… y malditos naturistas que no venden alcohol en la reserva…”
“Ni que lo hubieras podido comprar, eres muy joven para eso.”
“¡Ya te dije que no te metas conmigo!”
“¡Fudou-chan~!” exclamó Namazuo saltando de un pie. Él llegó y apachurró al otro al punto de ahorcarlo. “¡Te llevo buscando una eternidad~! ¡Finalmente los encuentro~!”
“¡Ihh…!” el pobre puso un rostro azul e intentó librarse en vano.
“¿Dices que nos buscabas?” preguntó la mayor, inmutada. Ella se notaba indiferente ante la acción de aquel Toushirou, y más bien parecía observarla con cierta justicia como si su hermanito estuviera recibiendo su merecido.
“¡Sí, nee-san!” Namazuo le miró animado y contento. “Ichi-nii dice que aprovechemos a comer la carta que ofrecen en el kiosco y de ahí vamos de regreso. También mencionó que quizás habrá que salir a comprar más reservas de comida en la tarde, por si te animas.”
“No depende de mí…” ella mostró desinterés, y al escuchar un casi inaudible alarido decidió que había sido suficiente. “Oh, y suelta a mi hermano que lo vas a matar.”
“Ah, okay…” muy obedientemente le soltó y Fudou se cayó como costal al piso. “¡Les va a encantar la comida que ofrecen! ¡Mis hermanitos andan comiendo y están maravillados!”
“…” Tharja miró hacia el kiosco. “Y dime, ¿quién fue el responsable del disparo?”
“Pues, Honebami manifestó un arma y disparó para espantar a unos patos…” dijo Namazuo con gran frustración. Justo en ese momento, vio a su mellizo salir del bosque. “¡Oh, ahí estás! ¡Ven para acá y deja de esfumarte!”
“…” Honebami ladeó la cabeza y se acercó donde ellos. “¿Sucede algo?”
“¿Cómo preguntas eso luego de lo que causaste? Ichi-nii tuvo que responder a unos guardabosques en tu lugar, y no deberías haber traído un arma a este sitio,” recalcó el pelinegro con sus manos en las caderas. “Ahora mismo vamos a comer con todos y te disculpas.”
“…” asintió. “Entendido…”
“Es como si no fueras capaz de comprender la severidad de la situación…” negó frustrado.
“Tsk… había pensado que al menos eras más empático con los animales…” se quejó Fudou, mientras se ponía de pie luego de recobrar su respiración.
“Con el tiempo aprendí a no cuestionar,” Tharja se encogió de hombros y rodó los ojos. “Actúan como chiflados todo el tiempo.”
“Uhh, no pierdas la fe en nosotros, nee-san,” Namazuo hizo un puchero y volvió a mirar a su mellizo. “En serio, nuestros hermanos están confundidos. Hasta Yagen estaba frustrado.”
“Ya veo…” ello causó que Honebami se pusiera a pensar más analíticamente. “Tendré que meditar mis acciones de hoy…”
“Sí, pero no lo digas como si nuestro hermanito fuera el único que te hiciera pensar…”
“Estamos perdiendo el tiempo, vamos,” Tharja negó y comenzó a caminar hacia el kiosco.
“¡Oh, espéranos, nee-san!”
“Namazuo…” dijo Honebami.
“¿Eh? ¿Necesitas algo?” preguntó su mellizo, quien se vio confundido por la poco usual llamada de atención que el peliblanco le acababa de pedir, aunque no duró mucho ya que este se puso a pensar, negó y caminó hacia donde los demás estaban.
“Olvídalo…”
“Ehh, okay…” ladeó su cabeza.
“Hic… ignora a tu hermano raro…” Fudou negó y siguió a los otros.

Todos tuvieron un almuerzo rápido aunque tranquilo, y en poco tiempo regresaron a los vehículos para retornar hacia el área de las viviendas. Ya la mayoría había partido camino y sólo faltaba el último carrito de golf, donde todavía estaban empacando los artículos que habían llevado al lugar.

“Ehh, fue una visita un poco extraña, según escuché,” observó Maeda, sonriendo incómodo.
“Nunca pensé que esos patos podrían ser tan agresivos…” Hirano dio un suspiro.
“Menos mal no asediaron mi bolso de dulces. Ahí habría perdido la cabeza,” comentó Houchou, torturado.
“Los patos no tendrían por qué comer dulces, descuida,” dijo Akita, sonriendo incómodo. “Maeda y yo conseguimos bastante información nueva. Lo podemos revisar en casa.”
“No todos sentimos la misma afinación por sus pasatiempos, pero admito que sí hacen recolecciones impecables,” comentó Hakata, quien acababa de subir una última y enorme canasta junto con Shinano y Gokotai.
“Listo, ya podemos alcanzar a los demás,” reportó el pelirrojo, con las llaves en su mano. “Siéntense de una vez, pequeños~”
“Ehh, parece que a mis tigres les ha gustado la canasta…” observó Gokotai mientras miraba a sus mascotas observarle cómodamente sentadas dentro de aquella canasta en la parte de atrás del carro. “¿E-está bien que vayan ahí?”
“La carga está bien asegurada, como gustes,” dijo Hakata, encogiéndose de hombros. “Y de ahí no se van a mover.”
“B-bueno…” asintió tímidamente y dio una acariciada más a sus mascotas, para sonreírles con dulzura. “Ehehe, esperen un poco, por favor. Casi regresamos a casa.”

Así, los pasajeros terminaron de acomodarse. Sin embargo, justo antes de que Shinano fuera a arrancar, uno de los tigres observó detenidamente a una mariposa cercana que llamó su atención, y saltó de la canasta para seguirla y tratar de atraparla con sus patas. Su persecución lo llevó a sumergirse en unos arbustos, donde no llamó la atención de nadie…



Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #489: January 06, 2019, 11:23:03 AM »
65.2.







En poco tiempo, todos los carritos llegaron a la casa. Curiosamente, Ai se había encontrado esperándoles en la puerta de la casa de los Toushirou, y este al ver a Tsurumaru frunció el ceño y llevó sus manos a sus caderas.

“Finalmente llegan,” observó este en lo que caminaba al peliblanco.
“Oh, una bienvenida de tu parte es muy rara, Ai,” dijo Tsurumaru, quien sonrió incómodo. “Ya, ¿qué hice esta vez?”
“Estuve revisando mi laptop en lo que no estaban, y recibí un mensaje de Gendou. Dice que tu última entrega se encuentra incompleta y faltan unos archivos muy importantes para que el programa pueda correr,” explicó rápidamente. “Eso es inaceptable. Dijiste que habías terminado todo con tal de poder venir a este paseo. Ahora Gendou espera que le entregues lo que te falta inmediatamente.”
“¿Acaso no puedes siquiera entregar las cosas debidamente?” preguntó Yagen, mirando al otro de reojo con desapruebo. “Estoy consciente que terminaste con ese trabajo hace una semana, sólo te faltaba pulirlo.”
“Pues sí, qué raro,” Tsurumaru llevó una mano a su nuca y sonrió frustrado. “Quizás le entregué uno de los fólderes preliminares en vez del terminado. No sería la primera vez.”
“Hazlo cuanto antes. Ikari-sensei tiene una muy corta paciencia,” dijo Hotarumaru, quien desvió su mirada. “Y temo mucho que termine desquitando su frustración con Nagisa…”
“Sí, el pobre no debería pagar por mi descuido, entiendo…”
“Espero que no sea algo difícil de arreglar,” observó Ichigo, preocupado.
“Oh, tú descuida,” Tsurumaru le sonrió amenamente. “Sí traje mi laptop y tengo mi memoria externa con mis trabajos de Rizembool. Es sólo cuestión de salir de la reserva a buscar una mejor señal en algún lado.”
“Ciertamente,” Ai asintió. “Si bien tu auto posee un potente amplificador de señal, necesitas enviar un archivo muy pesado. Podría no pasarse por completo o tardarse mucho en este lugar.”
“¡¿Ehh?! ¡¿Sí hay señal en este lugar después de todo?!” exclamó Hakata, quien prácticamente saltó de su carrito de golf, el cual acababa de llegar y darle el alcance a los otros.
“O-oye, Hakata, no es para que reacciones así,” observó Gotou, un poco sorprendido.
“Haha, no te angusties, el pequeño savage parece saber lo que hace,” Tsurumaru rió un poco y pasó a dirigirse al rubio para sonreírle simpáticamente. “Sí, por mis trabajos informáticos en Rizembool, tengo instalado un amplificador de señal, el cual funciona hasta aquí aunque no a la mejor velocidad. Me es útil, aparte que Ai aquí es psicológicamente dependiente del internet.”
“No tienes que exagerar,” mencionó este, mirándole con reproche.
“No lo niegues, Ai. En la noche habrás estado dentro de mi carro un par de horas revisando tu laptop como siempre,” se encogió de hombros y volvió a mirar a Hakata. “Si necesitas internet, con gusto te presto las llaves de mi auto más tarde. Ah, mientras me prometas que no se las darás a Namazuo, por supuesto.”
“¡Lo prometo! ¡Tienes mi palabra! ¡Muchas gracias!” exclamó con suma alegría.
“Uhh, ya, no me hagan quedar mal a cada rato,” dijo el pelinegro, haciendo un puchero.
“…sólo es la verdad, Nama-kun,” observó Ritsu, mientras salía somnoliento del carro. Este se estiró un poco y sonrió. “Hehe, ya estamos aquí. Toca alistar la cocina para preparar los postres, ¿cierto? Yo me encargo~”
“Y mientras tanto, supongo acompañaremos a Ichigo y su espeluznante allegada de compras, ¿verdad, pequeños?” preguntó Akashi, mirando a sus hermanitos. Notó cómo Tharja resopló y desvió su mirada, sin dignarle mayor atención.
“Sí, pero no andes llamando a la gente así,” dijo Aizen, con reproche.
“Ehh, pues…” Hotarumaru se incómodo. “Pensaba eso, pero quiero asegurarme que Tsurumaru entregue bien su trabajo…”
“Oye, oye, puedes confiar en mí, Hotaru-bou…” sonrió con torpeza.
“Conozco tus archivos y manera de trabajar, y no quiero que Ikari-sensei siga molesto.”
“Lo mismo digo,” Yagen miró a Tsurumaru con firmeza. “Iré también. Es un proyecto que también me concierne, después de todo, y no puede continuar retrasándose.”
“…” Honebami asintió. “Iré con ustedes.”
“No, no es necesario,” Yagen negó. “Quédate aquí y ayuda a Ritsu con la cocina. Pienso que es un mejor uso de tu tiempo, y podrías terminar entreteniéndote.”
“¡Oh, definitivamente~!” exclamó Namazuo. “Ah, y tú también, Ai-chan~”
“No tengo interés en la cocina, aunque ya me he llevado suficiente amargo por la impaciencia de Gendou, así que no me negaré,” observó este con cierto reproche. “Entonces se lo encargamos, Yagen, Hotarumaru.”
“Sí, descuida,” el pelicenizo asintió determinado.
“Ahh, no es necesario que anden al pendiente de mí, pero en fin…” Tsurumaru negó.
“A-aun así…” Hotarumaru miró a Aizen, quien dio un suspiro.
“Entiendo tu inquietud, pero descuida, Hotaru,” le sonrió. “Me aseguraré de conseguirte mucha comida. Conozco bien tus gustos, así que no te decepcionaré.”
“Hehe, muchas gracias~”
“Vamos de compras de una vez,” observó Tharja, impaciente.
“No estamos en gran apuro, Tharja,” le recordó Ichigo, sonriendo amablemente. “Tenemos la suerte de que hay un área residencial no muy lejos de esta reserva que cuenta con un supermercado, aunque sí sería bueno retornar lo antes posible.”
“Tsk… bien, váyanse de una vez…” Fudou rodó los ojos y miró a los mayores con odio. “Hic… ya me dejaron en claro que no me dejarán comprar alcohol… no me importa lo que hagan…”
“Ehh, p-pero es lo mejor para ti…” dijo Shinano, aunque vio que el otro le ignoró y caminó hacia la casa donde se hospedaba para aislarse de los demás. “Ehm…”
“Ese chico tiene grandes problemas, debería rectificarse,” observó Ai, meditativo.
“Fufufu, admiro tu honestidad, pero claramente es un tabú aquí,” comentó Ritsu, entretenido.
“Ya, ya, no se me porten mal,” exclamó Namazuo al par. “Vamos a la cocina. Ese pastel y galletas no se harán solos. Tú también, Honebami.”
“…” el peliblanco asintió, y los cuatro se excusaron y caminaron hacia la casa.
“Ohh, ya que ya andan entrando, deberíamos seguirles,” dijo Houchou. “No podemos dejar que preparen los dulces solos.”
“Es cierto, ya les debemos mucho por el delicioso desayuno,” Maeda asintió.
“Aparte que será divertido~” canturreó Shinano, emocionado. “Ahh~ voy a cocinar pasteles con Ritsu Sakuma~”
“Oye, ¿acaso quieres que este te siga llamando stalker?” preguntó Hakata, mirándole de reojo.
“E-ehh…”
“¡Hahaha! ¡Eres muy incisivo para tu edad, pequeñín!” Tsurumaru se puso a reír.
“Les deseo una placentera tarde, queridos hermanos,” dijo Ichigo, haciendo una gentil reverencia. “Regresamos lo antes posible para ayudarles y degustar de sus creaciones. Lo esperaré con muchas ansias.”
“Iré contigo, Ichi-nii, así también te ayudo con las compras,” se apuntó Gotou.
“Eres muy amable…” en ese momento, Ichigo fue interrumpido por una fuerte y aterrada exclamación de Gokotai.

“¡¿E-EEEEHHHH?!” el pequeño peliblanco estaba en shock y con sus ojos alterados mirando a la carga en la parte de atrás del carrito de golf. Ello causó que sus hermanos se le acercaran. Vieron que Gokotai había removido todo el equipaje en búsqueda de algo.
“¿Qué sucede?” le preguntó Akita.
“¡M-m-mis tigres!” exclamó y sus ojos se llenaron de lágrimas. “¡Sólo hay cuatro!”
“¡¿En serio?!” Hirano se asustó y miró con atención a la carga. “¡E-es cierto!”
“Pero los cinco estaban a bordo cuando partimos,” observó Hakata, confundido.
“¿Los dejaron en la parte de atrás?” preguntó Gotou, quien negó. “No, son cachorros y no siempre hacen caso. Es muy probable que uno haya saltado del carrito al menor descuido.”
“Es cierto, se ve que son mascotas muy curiosas,” observó Yagen, meditativo.
“¡IIIHHH!” Gokotai soltó un alarido y se puso a llorar. “¡N-no! ¡Es mi culpa! ¡¿Qué puedo hacer?! ¡WAAAAHH!”
“¡T-tranquilo, Gokotai!” Shinano fue donde su hermano para abrazarle y de paso mirar molesto a Gotou y Yagen. “Uhh, ¿acaso no tienen sentimientos? ¡Sean más sensibles!”
“Sólo hacía una observación, perdón,” dijo Gotou, frustrado. “Aunque dudo mucho que sea tan difícil de ubicar. El pequeño andará asustado y siguiendo nuestros pasos.”
“Además de ello, dudo altamente que ese tigre haya saltado en pleno movimiento,” observó Tharja, cruzada de brazos. “Si no está por los alrededores de las casas, lo más probable es que se encuentre en el área del lago.”
“Buen punto. Podrían pasarle la voz a los guardabosques por si lo ubican por ahí,” Yagen asintió. Este notó que Tharja desvió su mirada al oírle hablar, lo cual causó una reacción igual en él.
“¿Eh?” Shinano captó esa inesperada tensión y ladeó su cabeza.
“Entonces me quedaré a ayudarles a buscar,” se ofreció Ichigo.
“¡Ehhh, n-no tienes que, Ichi-nii!” exclamó Gokotai, torturado. “¡P-perdón! ¡Perdón todos, n-no quiero importunarles con esto!”
“Yo me quedo, Ichi-nii. Tú encárgate de las compras y regresa cuanto antes,” dijo Gotou, quien sonrió decidido. “Confía en nosotros. Nos encargaremos de esto.”
“Y no es una imposición, Gokotai. Los tigres son parte de nuestra familia,” le aseguró Akita.
“Todos nosotros estábamos en el carro contigo. Somos igual de responsables,” observó Hirano.
“Sí. Debí haberle dado más importancia,” Hakata dio un suspiro.
“También es un agrado para mí serte de ayuda,” dijo Maeda, sonriendo tranquilamente.
“Además que si todos ayudamos, terminaremos más pronto,” Houchou asintió.
“Cierto, lo encontraremos lo antes posible. Tú tranquilo, Gokotai,” dijo Shinano, animado.
“G-gracias, hermanos… s-son muy amables conmigo, como siempre…” Gokotai se conmovió e hizo una pronunciada reverencia, para entonces adoptar una expresión decidida y asentir. “Sí, tienen razón. Ehh, vamos ya…”

De aquel modo, los presentes se dividieron en tres grupos con tres distintas misiones, además de los cuatro que se quedaron en la cocina haciendo las preparaciones. Los quehaceres prometían no tomar mucho en completarse y así todos podrían continuar con sus vacaciones del modo en el cual lo tenían planeado: sin deberes que cumplir y sin estrés.

Sin embargo, esa situación estaba pronto a complicarse…





Habían pasado unos minutos desde que los demás se fueron y, luego de darles un gran bowl de agua a los cuatro tigres no desaparecidos, Namazuo se levantó y alcanzó a los otros tres quienes se encontraban en plena labor de alistar la cocina bajo las instrucciones de Ritsu para iniciar con la preparación de postres a la brevedad posible.

“Es conveniente que esta casa se encuentre tan equipada,” observó Ai, quien se encontraba aplicando el papel de mantequilla a unas fuentes que serían eventualmente metidas al horno.
“Sin lugar a dudas. Debe haber costado un dineral rentar este sitio,” dijo Ritsu, encogiéndose de hombros. Este miró las fuentes y asintió para dar el visto bueno. “Muy bien. Puedes ayudarme engrasando los moldes que usaremos.”
“Como supuse, preparación es necesaria, y hacer estos pasos preliminares agilizará el procedimiento con los demás,” dijo el peliceleste, meditativo. “No he preparado postres anteriormente, así que tendré cuidado.”
“No es necesario, no haremos nada difícil ahora,” dicho esto, Ritsu se giró a Honebami, quien estaba ensimismado en su labor de romper huevos y separar claras y yemas. “Hm, pareces ser un natural en ello. Es una de las cosas que más me fastidia hacer.”
“He terminado,” dijo el peliblanco. “¿En qué más puedo ayudar?”
“No sé, me dan ganas de comenzar a amasar la masa, aunque tus hermanitos podrían querer encargarse de toda la preparación…” Ritsu lo pensó un poco, y vio a Namazuo regresar. Le sonrió amenamente. “Oh, Nama-kun, estás justo a tiempo para haberte perdido de la preparación de la cocina por segunda vez. Bienvenido~”
“¿Eh? ¿En serio ya terminaron?” preguntó este, en shock. “Sólo fui un momento a atender a los cachorros.”
“Da la impresión que te tomaste más tiempo en esa labor del que deberías,” comentó Ai mientras terminaba con su siguiente asignación. “O tal vez los tres somos hábiles y suficientes. En cualquier caso, no te necesitamos.”
“Uhh, oye…” Namazuo hizo un puchero. “Es como si te cayera mal…”
“Fufufu, no te lo tomes a mal,” Ritsu se vio entretenido y dio una última mirada a la amplia superficie de la isla de esa cocina. “Los instrumentos están listos, los ingredientes medidos y racionados, sólo hace falta aplicar harina al rodillo y la mesa y podemos iniciar ni bien los pequeños regresen.”
“¿A dónde se fueron?” preguntó Ai. “También me pareció sólo haber visto a cuatro tigres ingresar a la casa.”
“Ehh, sí, parece que a mi lindo Gokotai se le escapó uno de sus tigres y han ido a buscarlo por el camino. Espero que estén bien,” dijo Namazuo, sonriendo incómodo. “Gokotai me lo dijo antes de salir. Quise ir con él pero insistió en que no sería problema y no quería inquietarme con ello. Ojalá lo encuentren pronto.”
“Uhh, no sé, es un bosque inmenso y no se pueden subestimar a los gatos,” Ritsu negó y dio un sonoro bostezo. “Uhh… bueno, en lo que regresan podría darme una siesta. Seguramente a los demás tigres no les molestaría si me recuesto con ellos, ¿cierto?”
“Pese a ser depredadores, parecen haber sido muy humanizados,” observó Ai. Este se sacó el mandil. “Iré a revisar unos archivos en mi laptop. Avísenme cuando los demás regresen.”
“Entendido,” Honebami asintió.
“Aw, ¿acabo de regresar y ya se van?” Namazuo frunció el ceño. “Vamos, hagamos algo divertido~”
“Eso acabamos de hacer, Nama-kun, sé paciente con mis pocas energías de día,” Ritsu negó, un poco ofuscado. “Quiero dormir y así tendré más energías para cuando todos lleguen.”
“Ya, está bien,” Namazuo dio un suspiro. Él se resignó a ver a los demás limpiarse las manos y partir, cuando entonces recordó algo. “Oh, esperen. Honebami, todavía no nos has explicado qué hiciste luego de disparar a esa ave.”
“Fue un accidente y ya me disculpé debidamente por mi atrevimiento,” dijo su mellizo inmutado.
“Todavía no puedo creer que te diste esa libertad, Honebami,” Ai llevó una mano a su frente y negó repetidamente. “A veces me cuesta creer que tengo más tacto social que tú.”
“¿Hm?” ello picó la curiosidad de Ritsu. “¿Por qué dices eso, Ai-chan? Es evidente que Hone-kun es un caso perdido en el ámbito interpersonal. ¿Qué te haría menos correcto que él?”
“Razones,” Ai desvió su mirada.
“Uhh, los dos son muy honestos,” Namazuo frunció el ceño. “¡Pero ya, no me distraigan! Honebami, luego de tu raro momento del disparo y de matar a esa inocente ave, ¿qué hiciste con ella? ¿La fuiste a enterrar en el bosque?”
“…” Honebami negó. “Los animales son ajenos al valor de una sepultura. El mejor uso de ella fue alimentación, así que fui a buscar a un depredador que quisiera comerla.”
“Ehh, ¿eh?” ello confundió a su mellizo.
“¿Te refieres a un gato salvaje o un zorro?” preguntó Ritsu.
“Sí,” asintió. “Sin embargo, encontré otro tipo de depredador. Un oso.”

Al oír esas palabras, los otros tres se alarmaron e intercambiaron miradas.

“Lo recibió, lo comió de un bocado y se retiró inmediatamente,” continuó Honebami.
“E-espera…” Namazuo seguía en un profundo shock. “¿…qué dijiste?”
“No te inquietes. Me aseguré de remover la bala del ave antes de alimentarle.”
“¡N-no, e-espera un momento, hermano!” exclamó. “¡¿Me estás diciendo que hay un oso salvaje dentro de la reserva?!”
“…” Honebami le miró detenidamente. “No entiendo por qué asumes que te estoy mintiendo…”
“¡¿E-estás hablando en serio?! ¡Hay un maldito oso aquí y tú lo dejaste en paz y ni te molestaste en reportarlo! ¡¿Y encima sólo estás preocupado por una bala?!”
“¿Por qué te estás confundiendo por la bala?” le preguntó tranquilamente. “Los animales no consumen plomo.”
“¡N-no es el punto, AHHHH!” Namazuo se agarró la cabeza con ambas manos. “¡¿C-cómo se supone que no entiendes?!”
“Honebami, considero que la alarma de Namazuo se debe a que has identificado un oso en el área del lago a la cual tus hermanos menores acaban de acudir,” observó Ai, entrecerrando los ojos e impaciente.
“…” este asintió y se vio mínimamente preocupado. “Tiene sentido…”
“¡¿Pero por qué sigues tan tranquilo?!” luego de reclamar, Namazuo miró de un lado a otro. “¡Ehh, ahh, ¿d-dónde están los walkie talkies?!”
“Me pregunté lo mismo, pero si no me equivoco los demás los tienen,” dijo Ai.
“Y ninguno de nosotros condujo así que otras personas tienen las llaves de los carritos de golf. Y también de los carros…” Ritsu negó.
“¡Ahh, esto no puede estar pasando!” exclamó el Toushirou menor. “¡Todos! ¡Dejemos la cocina y vamos a darles el alcance a los pequeños! ¡De inmediato!”
“…” Honebami asintió.
“Les deseo suerte…” dijo Ritsu, para luego dar un bostezo.
“¡Espera! ¡Ahora sí no puedes dormir, Ritsu-chan!”
“Soy inútil y débil de día, ¿lo has olvidado?”
“¡P-p-pero, p-pero yo, pero mis hermanitos, pero…!”
“Ya, ya, párala,” Ritsu rodó sus ojos. “Comprendo, seré tu apoyo emocional.”
“En marcha,” dijo Honebami.
“¡También ven con nosotros, Ai!” exclamó Namazuo.
“Primero obligas a Ritsu, ¿y ahora a mí?” preguntó este, molesto. “Soy más inútil que Ritsu y no tengo fuerza ni capacidades físicas excepcionales. Estás debilitando a tu formación…”
“¡No te quejes! ¡Tenemos que ir!” le agarró de una muñeca y le jaló.
“¡Suéltame! ¡Insensible brusco prepotente! ¡Déjame ir!” exclamó tanto sorprendido como iracundo, pero no pudo resistirse ante la fuerza del otro.
“Ahh, vamos antes que Nama-kun le saque el brazo a Ai-chan…” dijo Ritsu, negando.

Así, los cuatro partieron camino de regreso al lago.




Mientras tanto, el grupo de hermanos en búsqueda del tigre estaba en pleno camino. Acababan de hacer una pequeña parada en una parte del camino donde estaban dando una vuelta para descartar la presencia de la mascota.

“¡Tora-kun! ¡Tora-kun, ¿dónde estás?!” llamó Gokotai hacia el bosque, y al no recibir ningún indicio de respuesta dio un pesado suspiro y agachó su cabeza. “Ihh… ¿qué será de Tora-kun? ¿Qué puedo hacer…?”
“No te desanimes, Gokotai,” Akita le agarró de un hombro y le sonrió. “Tus tigres siempre acuden donde ti cuando los llamas y estoy seguro que él mismo está intentando ubicarte. Lo encontraremos de todos modos.”
“Uhh, espero…” Gokotai asintió con pesar y sus ojos se llenaron de lágrimas. “L-lo siento…”
“No es momento para disculparse ahora. Estamos en plena búsqueda,” le recordó Hakata, con leve frustración.
“¡C-cierto! ¡Perdón!”
“Y también es un poco mi culpa. No consideré que esto pudiera suceder cuando empacaste a tus mascotas,” admitió el rubio, desviando su mirada. “No le di tanta importancia.”
“¡N-no digas eso! ¡Yo soy el responsable por mis mascotas!” Gokotai se alarmó.
“Ehh, hermanos, no anden culpándose a ustedes mismos, por favor,” pidió Maeda, sonriendo incómodo y levantando sus palmas. “De este modo sólo nos lastimaremos.”
“Es cierto. Hay que enfocarnos en nuestra presente misión y todo estará bien,” afirmó Hirano.
“Hmm, pero si el tigre no ha aparecido hasta ahora quizás no esté aquí,” observó Houchou. Él vio a Shinano correr hacia ellos. “¡Ohh, Shinano-niisan! ¿Tuviste suerte?”
“Ehh, no, lamentablemente no lo he visto por mi área,” reportó este al darles el alcance. Shinano sonrió apenado. “Por sus rostros comprendo que ustedes tampoco, pero no se desanimen. Continuemos con el camino.”
“S-sí, eh…” Gokotai miró hacia otra dirección. “¿E-estaría bien si reviso esa área? S-sólo quiero asegurarme…”
“Claro que sí, ve,” Shinano asintió y vio a los pequeños aventurarse para continuar con la búsqueda. El pelirrojo se detuvo para mirarles trabajar. Sonreía frustrado aunque un poco orgulloso por verles con tanta iniciativa y voluntad de no apoyarse del todo en sus mayores. Sus hermanitos se estaban volviendo independientes y responsables, y se sentía orgulloso de ellos.

Entonces, oyó unas ramas agitarse y se giró para ver a Gotou aterrizar desde el árbol a su costado.

“¿Qué tal te fue?” le preguntó el menor.
“Pues nada, ese tigre blanco sería muy fácil de ver incluso entre la vegetación, y mi monitoreo desde arriba ha sido muy extenso,” Gotou negó. “Estoy convencido que no está aquí. Sé que Tharja tuvo razón al decir que seguramente está por el lago.”
“Nee-san es muy inteligente e intuitiva,” Shinano asintió sonriente.
“¿Y tú has sido de ayuda?”
“Oye, ¿qué pregunta es esa?” hizo un puchero. “He ido también por mi cuenta para buscar. No podré saltar entre árboles como tú, pero sigo siendo más ágil que nuestros hermanitos.”
“No lo sé, Hakata se ha vuelto muy ágil,” se puso a pensar.
“Ihh… él siempre está intentando superarme…”
“Pues no que lo haga a propósito y sé que ya te ha superado en varias cosas…”
“¡Ya, no seas tan malo conmigo, por favor!”
“Oh, no fue mi intención, perdón,” dio un suspiro. “Vaya, es una lástima que haya ocurrido esto, pero no es para darnos por vencidos. Mejor busquemos a los pequeños y continuemos.”
“Sí, tienes razón, pero…” Shinano desvió su mirada.
“¿Qué sucede?” preguntó el otro, alzando una ceja.
“Pues, quizás no lo notaste, pero… ¿no te parece que nee-san y Yagen andan un tanto incómodos entre ellos?”
“¿Ah?” Gotou se extrañó. “Yagen mismo me ha dicho que no se lleva bien con ella o Fudou, y por el último sabes que es habitual. No entiendo por qué haces una mención especial de ello.”
“Uhh, sabía que no te darías cuenta, qué denso que eres,” Shinano se impacientó, y dio un suspiro. “Sólo pensé que era algo más, como si hubieran tenido una discusión reciente o algo.”
“Pues, no sabría qué decir a eso, Shinano,” negó repetidamente. “Ellos dos son difíciles de tratar, y aun si algo pasó, no es que podamos hacer algo. Por sus formas de ser, podríamos empeorarlo.”
“Ehh, es cierto, pero…”
“Tú tranquilo, si bien no puedo tener muchas esperanzas de nuestro hermano, sé que Tharja estará bien y sabrá cómo lidiar con las cosas. Es más hábil de lo que parece,” Gotou sonrió frustrado. “Preocuparte no ayudará a nadie, ¿de acuerdo?”
“Bueno…” el pelirrojo se vio rendido. Las palabras de su hermano habían tenido sentido, aunque no le sabía bien que sólo pudiera observar desde su posición.
“Ya, despierta,” Gotou llevó sus manos a sus caderas. ¿Por dónde se fueron nuestros hermanos?”
“Ah, sí, por aquí…”



Unos minutos después, Namazuo y los demás caminaban por un sendero del bosque en dirección al lago, el cual pese a ser un sendero secundario y distinto al que habían tomado en la mañana, er la distancia más corta hacia el punto de interés. Luego de una inicial corrida, el grupo tuvo que disminuir la velocidad por las insistencias de Ritsu y Ai, quienes no contaban con el mismo físico de los hermanos.

“Reitero, no somos necesarios,” mencionó Ai, frunciendo el ceño.
“Me caes bien, Ai-chan, y por eso te aconsejo que dejes de quejarte,” dijo Ritsu, frustrado. “Tengo entendido que si le das mucho la contra a Nama-kun, este se volverá neurótico contigo. Tengo la hipótesis de que ese es el motivo por el cual se porta tan raro con ese alcohólico amigo de la familia…”
“Sin embargo, mis quejas están basadas en lógica,” continuó el peliceleste. “Es por nuestra presencia que andamos caminando. Mis habilidades físicas son deficientes y estoy consciente que tú sólo tienes buen físico en la noche.”
“Estamos como apoyo moral y emocional, Ai-chan,” mencionó el amigo pelinegro. “¿No es así, Hone-kun?”
“No entiendo ese rol ni necesidad,” Honebami negó.
“Fufufu, sabía que dirías eso…”
“Le preguntaste a propósito. Honebami no comprende ese concepto, y yo lo considero injustificablemente irracional,” decretó Ai, cruzándose de brazos. “Los humanos son incomprensibles…”
“Uhh, ya, ya, dejen de hablar, por favor,” se quejó Namazuo, quien caminaba delante de ellos y parecía tener mil maldiciones encima de él por su estado de nerviosismo y ensimismamiento. “Se supone que están recobrando sus energías para volver a correr.”
“Tienes razón, Nama-kun, pero estoy seguro que tú también andas corriendo una maratón mental en este momento,” observó Ritsu. “Trata de distraerte un poco.”
“¡¿Cómo se supone que debo distraerme si hay un oso asechando a mis lindos hermanitos?!” exclamó aterrado y agarrando su cabeza. “¡No puedo dejar de pensar en eso!”
“Es bueno no perder el enfoque, pero obsesionarse es contraproducente,” observó Ai. “Ahora que estamos rodeados de bosque, podríamos apreciar la propia naturaleza. Según mis observaciones, los humanos gustan de regresar a sus raíces.”
“Deja de hablar como si fuéramos una especie aparte, por favor…” pidió Namazuo, frustrado.
“…” Honebami miró a sus alrededores. “Sí es un bosque natural y próspero. Es muy denso.”
“Efectivamente,” el peliceste asintió, viéndose a gusto. “Es una de las características que lo define. Leí en el panfleto del parque que los senderos están bajo constante mantenimiento. Aun así, siguen siendo muy rústicos y los vehículos regulares no están permitidos en la mayoría de la reserva para permitir que la fauna prolifere. Por supuesto, en consecuencia, el área de campamento es cerrada con frecuencia debido a actividad animal.”
“…” Namazuo sintió un tic en la ceja.
“Ohh, ya veo,” Ritsu sonrió intrigado y con leve ironía. “Como ese oso del cual acabamos de oír, ¿verdad?”
“Precisamente,” Ai asintió.
“¡No lo menciones como si no hubiera nada de qué preocuparse! ¡Esto es serio!” estalló el mellizo menor.
“Estamos en camino, Namazuo,” le recordó Honebami.
“¡Pero estamos tan lejos! ¡No hay barras para llamar y ni tenemos vehículos o walkie-talkies para contactar a alguien! ¡No podemos alertar a los guardabosques hasta que lleguemos al lago, asumiendo que siguen por ahí!”
“Sí, lo sé, ahora calma, por favor,” dijo Ritsu, dando un suspiro. “Estás muy extenuado…”
“¡P-por supuesto que lo estoy! ¡Hay un maldito oso en el bosque y mis hermanitos están por allá y no hay nada que puedo hacer para remediarlo!” exclamó y se detuvo para dejarse caer arrodillado al piso. “¡AHHH! ¡¿Qué clase de hermano mayor se supone que soy?! ¡¿Cómo podré ponerles a salvo?!”
“Namazuo, levántate,” dijo Honebami.
“¿C-cómo puedes estar tan calmado?” preguntó agotado.
“No presiento que se encuentren en peligro…”
“Hone-kun siempre ha tenido un sexto sentido para ello muy atinado, además de esa rara habilidad de saber la ubicación de sus hermanos,” observó Ritsu. Le extendió una mano para ayudarle a ponerse de pie. “¿Ves, Nama-kun? Hone-kun nos está dando su bendición.”
“A-aún con su habilidad, hay demasiada incertidumbre y estamos muy lejos…” Namazuo se puso de pie y miró a su hermano. “Por favor, entiende que nuestros hermanitos podrían llevarse un gran susto y estar en peligro. Me preocupo especialmente por Gokotai, temo que su corazón no sea capaz de soportar la impresión…”
“¿Acaso tu hermano tiene problemas cardiacos?” preguntó Ai. Este se extrañó al ver a Namazuo mirarle molesto.
“¿Qué te dije, Ai-chan…?” Ritsu negó frustrado,
“Tsk, n-no precisamente, pero es muy sensible a todo…” contestó a regañadientes. “Vamos, sé que entiendes mi preocupación, Honebami. Tú que eres tan apegado a Yagen, ¿qué harías si él estuviera en esta situación de encontrar al oso?”
“…” Honebami lo pensó brevemente. “Si sólo se trata de él, considero que es lo suficientemente hábil como para huir del oso.”
“Lo es, ¿verdad?” Ritsu asintió. “Me he topado con Yacchan en pleno entrenamiento y sé que podría escapar del peligro.”
“Es cierto,” Ai negó. “Esta no fue una comparación apropiada, Namazuo.”
“¡En serio pónganse más serios ahora!” exclamó Namazuo, quien volvió a agarrar a Ai del brazo para jalarle. “¡Suficiente descanso, sigamos corriendo!”
“¡Suéltame! ¡¿Cuál es tu problema?!” le renegó en vano. Ai sólo tuvo de opción correr con dificultad para no ser arrastrado por el otro.
“Ahh, perdí la oportunidad de pedirle a Nama-kun que me cargara, necesito un mejor descanso…” se lamentó Ritsu.
“Sigamos…” dijo Honebami, mirando hacia el frente y comenzando a correr.
“Lástima que no te gusta que te toquen, Hone-kun…” luego de dar un bostezo, Ritsu también aceleró para no quedarse atrás.


Pasó alrededor de quince minutos, y Yagen regresó al área de las casas junto con Tsurumaru y Hotarumaru. Sin embargo, los tres se quedaron mirando la entrada de la casa de los Toushirou al haber encontrado un mensaje pegado a la puerta.

Hemos ido a salvar a los pequeños de un oso por el lago que Hone-kun acaba de reportar. Regresamos pronto.
-Ritsu


“¿O-oso?” preguntó Hotarumaru, ladeando su cabeza.
“Tsk…” Yagen frunció el ceño e ingresó rápidamente a la casa, seguido de los otros dos. Luego de ver a los cuatro tigres durmiendo en la sala a la entrada, acudieron a la cocina y observaron el ambiente casi listo, aunque la presencia de ciertos utensilios sucios, la exposición de algunos ingredientes al aire y las posiciones aleatorias de los mandiles daban a entender que los cuatro se habían ido intempestivamente.
“Ritsu es un comediante por su forma difícil de ser, pero sé que no mentiría con algo así,” observó Tsurumaru. “¿Deberíamos ayudarles?”
“¿Cómo que deberíamos?” preguntó Hotarumaru, frunciendo el ceño. “¡Tenemos que! ¡Nosotros somos fuertes y no puedo dejar que Maeda y los demás salgan lastimados!”
“Ya, ya, comprendo, Hotaru-bou,” el peliblanco sonrió incómodo y levantó sus palmas.
“¿Un oso…?” preguntó Yagen. El doctor parecía ensimismado y todavía en shock.
“Oye, esperaría que tuvieras la misma voluntad de Hotaru-bou de saltar al rescate. ¿Qué te tiene tan ausente?” preguntó Tsurumaru, con leve gracia.
“Tch, nada…”
“Yagen…” al verle tan ofuscado, borró su sonrisa. “Hay algo que no nos estás diciendo, ¿verdad? No te has visto nada cómodo desde que hemos llegado.”
“Es verdad…” Hotarumaru miró al doctor. “¿Hay algo que podamos hacer, Yagen?”
“No, tienen razón, no es momento para distraerme,” Yagen negó y frunció el ceño. “No puedo dejar que nada vuelva a pasar en este bosque…”
“…” Tsurumaru alzó una ceja, pero decidió no cuestionarle ya que sabía que el científico no tenía ganas de ser honesto. “Suena a que Honebami se encontró con un oso y no lo consideró como una amenaza como para reportarlo antes. Me sorprende que él fuera tan descuidado.”
“El oso no debió haberse mostrado agresivo ante Honebami, y mi hermano no antagonizaría a ningún animal. Honebami siempre ha tenido una empatía especial con los animales,” observó Yagen, con una mano en su mentón. “Tal vez pensó que no era necesario mencionarlo debido a nuestra corta visita, o incluso puede que el oso no haya estado tan próximo a la zona de turistas… en fin, Tsurumaru, tú que tienes un walkie-talkie, contacta a los guardabosques inmediatamente.”
“Primero un ave muerta y ahora un oso. Estas personas nos recordarán por un buen tiempo,” observó el peliblanco, con leve ironía. “Llevemos mi auto. Esta parece ser una emergencia como para adherirnos a la regla de los vehículos.”
“¡Ah! Esperen un momento,” Hotarumaru abrió sus ojos ampliamente. “Llevaré mi arma, puede que sea útil.”
“No, no puedo dejar que te enfrentes a un oso,” observó Yagen. “Yo me encargo.”
“Tu tantou es un arma deficiente contra una bestia,” argumentó el menor. “Desde tiempos de antaño, las oodachis han sido las armas destinadas a arremeter contra enemigos montados. Seguiré en entrenamiento, pero estoy cometido a pelear si es necesario.”
“Pero…”
“Hotaru-bou ha hecho un buen punto, y no podrás disuadirle,” dijo Tsurumaru. “Y descuida. No traje mi arma a este viaje, pero me aseguraré de proteger a Hotaru-bou y apoyarle en lo posible.”
“¡No podemos discutir más!” exclamó Hotarumaru, impaciente. “¡Tenemos que actuar!”

El pequeño de inmediato corrió a la casa aledaña donde se hospedaba junto a la mayoría de no Toushirou del viaje. Él sacó su impresionante oodachi envainada de su habitación y regresó donde el par que lo esperaban en la entrada de esa casa.

“Tan listo para pelear como siempre, como puedo ver,” observó Tsurumaru con cierta gracia. “Listo, saltemos a mi auto.”
“Esperen,” Hotarumaru se vio pensativo. “No somos los únicos aquí, ahora que lo pienso.”
“¿Hm?” Yagen alzó una ceja. “Ah, ¿te refieres a Fudou?”
“Sí,” el pequeño asintió. “Le vi ingresar ni bien volvimos del lago. Andará en su habitación.”
“Ehh, lo sé, pero…” Tsurumaru sonrió frustrado.
“Fudou andará ebrio, con resaca y durmiendo,” Yagen negó. “No perdamos tiempo con él.”
“Pero esto es importante. Puede que necesitemos su ayuda,” Hotarumaru frunció el ceño y decidió correr a la habitación del pelimorado. El otro par intercambió miradas y le siguieron de cerca, aunque convencidos que sólo perdían el tiempo.

Los tres llegaron a la habitación del chico, quien efectivamente estaba durmiendo en su cama boca abajo, abrazando una almohada y hecho un ovillo con sus sábanas. Las cortinas estaban cerradas e incluso tapadas con una manta adicional.



“Vaya, me compadezco de Tharja por el hermano que tiene…” el peliblanco negó.
“Fudou, despierta, por favor,” pidió Hotarumaru en lo que le movía suavemente de un hombro. “Es una emergencia. Ha aparecido un oso y los Toushirou menores están en riesgo.”
“…” Fudou continuó durmiendo profundamente.
“Ríndete, esto es esperado,” observó Yagen, frustrado. “No esperes mucho de él.”
“Además que no es tan fácil despertar a alguien tan intoxicado como él,” agregó Tsurumaru.
“Hmm, ya veo,” Hotarumaru asintió y le sacudió con más fuerza. “Fudou, por favor, responde. Hay un oso y tenemos que auxiliar a los demás. Necesitamos de ti.”
“…” ante el mayor movimiento, Fudou frunció su frente sin recobrar la consciencia del todo, y murmuró unas débiles palabras. “…déjame… no me importa…”
“¿Eh? ¿Cómo no te va a importar?” preguntó el pelicenizo, con sus manos en las caderas. “¡Es un oso! ¡Es muy peligroso!”
“…” ante la menor soltada de Hotarumaru, Fudou retornó a su sueño profundo y comenzó a roncar un poco.
“Sí, es inútil, vámonos ya, Hotaru-bou…” dijo Tsurumaru, pero vio que el pequeño no quiso darse por vencido. Más bien, ante aquella indiferencia del pelimorado, el pequeño frunció el ceño, infló sus cachetes, y procedió a agitar la cama entera con gran fuerza.
“¡Deja de ser un irresponsable!” exclamó molesto. “¡Ha aparecido un oso y necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir! ¡Despierta de una vez y no seas engreído!”
“¡AAHHH!” Fudou se sobresaltó y terminó cayéndose de su cama. Hotarumaru tuvo la intención de continuar sacudiéndole, pero Tsurumaru le agarró de un hombro para detenerle.
“Ya, ya, incluso si fuera a ayudarnos, Fudou no está en condiciones físicas óptimas con tanto alcohol en él, y sería irresponsable de nosotros exponerle,” observó el peliblanco, negando y sonriendo cansado. “Heh, me haces preguntarme cuántas veces habrás despertado a Akashi de este modo. Serás un padre severo cuando crezcas, haha.”
“Uhh, pero…” Hotarumaru volvió a hacer un puchero.
“Ihh… hic… si no me sintiera tan mal me pelearía con ustedes…” dijo Fudou, quien exhibió gran malestar en su tono ausente de voz y por agarrar su frente con una palma. Pese a esa agitada, no estaba todavía del todo despierto. “Uhh… ¿qué rayos quieren…?”
“Nada, olvídalo,” Yagen le miró con frialdad. “Si no procesaste las palabras de Hotarumaru hasta ahora, no hará nada bien que lo oigas nuevamente. No puedes ayudarnos.”
“Tsk… pues soy un ser inservible, como sea…” Fudou miró molesto al doctor y regresó a taparse con su sábana. “Hic… váyanse que estaba durmiendo…”
“No deberías ser así…” Hotarumaru negó y desvió su mirada, con resignación. “Está bien…”
“No nos retrasemos más. En marcha,” dicho esto, Yagen se apuró en salir, y fue seguido de los otros dos.
“Bueno, eso fue tan bien como lo supuse,” Tsurumaru se encogió de hombros.
“Ehm, según este panfleto de la reserva, hay un camino secundario que es más corto que el principal si es que vamos al lago,” observó Hotarumaru. “Podemos ir por ahí.”
“¡Oh, nice find, pequeño!”
“No, es un camino más reducido, accidentado y peatonal. No sería el mejor para un auto como el tuyo, Tsurumaru,” observó Yagen, negando. “Ya lo monitoreé ayer que llegamos a la reserva. Además, hay una falla importante que no nos dejaría pasar y que no ha sido señalada en el mapa.”
“Vaya, ya has cubierto toda el área. Es como si estuviéramos en guerra con este bosque,” Tsurumaru sonrió con ironía y observó al doctor fruncir el ceño, pero reservarse comentarios. “¿Y a qué falla te refieres? ¿Una geográfica?”



Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #490: January 06, 2019, 11:30:04 AM »
65.3.



En ese mismo instante, el grupo de la cocina, el cual había seguido aquel camino para acortar la distancia en lo posible, se topó con aquel inesperado impedimento.

“…” Honebami se vio mínimamente inquieto. “El lago se encuentra hacia el frente, estoy seguro de ello… pero…”
“¿Cómo se supone que cruzaremos este abismo?” preguntó Ritsu.

Los cuatro se detuvieron ante un puente colgante caído, el cual en el pasado conectó ambos lados del pronunciado desfiladero del río que partía la reserva en dos. Había una señalización de mantener distancia del borde con una fecha muy reciente, y otro que mencionaba la planificación de una futura reparación el próximo mes.

“…” Namazuo se dejó caer de rodillas en el piso y hundió su cabeza con derrota y desesperación. “¿Por qué…? ¿Por qué está ocurriendo todo esto? ¿Qué ha hecho mi familia para merecérselo?”
“Estoy convencido que lo que sea que tus hermanos hayan podido hacer, tú lo resolverías, Nama-kun,” le aseguró Ritsu, sonriendo simpáticamente. “Eres una buena persona.”
“¡G-gracias por el cumplido, pero no es el momento! ¡Mis hermanitos me necesitan ahora!” exclamó mientras levantaba su mirada y extendía una palma hasta el otro lado inalcanzable de la falla geográfica. Se confundió de ver a Ai al borde del abismo soltar una piedra, la cual experimentó una caída libre, y mirarla perdidamente. “¡Y dejen de distraerse, esto es serio! ¡Tenemos que ver cómo vamos a cruzar!”
“Lo lamento…” dijo Honebami.
“¿Eh?” Namazuo se extrañó.
“Debí haber revisado si habían peligros o avisos de mantenimiento antes de llegar a este lugar. Pude haber evitado este obstáculo.”
“Ehh, no, no, no es como si pudieras responsabilizarte de esto,” Namazuo se levantó y sintió un tic en la ceja. Apreciaba la preocupación de su mellizo, pero sentía que no estaba bien dirigida. “Hay cosas que no se pueden evitar.”
“Entendido…” asintió.
“A-aún así, la próxima informa a alguien si ves algún oso o depredador, por favor…”
“…” Honebami desvió su mirada. “Casi lo hice, siendo sinceros, cuando regresé del bosque y tú me llamaste, pero no consideré que íbamos a regresar a este sitio…”
“Y-y-ya veo…” su tic en la ceja empeoró. “¡Ahora por favor concentrémonos en el abismo! ¡Tenemos que hacer una catapulta o algo así! ¡No creo que pueda saltar los cien metros de profundidad hasta el río!”
“Ciento ochenta y siete, según mis cálculos,” informó Ai, levantando su índice. “La caída libre de la roca ha sido un estimado apropiado en esta ocasión.”
“Entendido…” Honebami asintió.
“Ohh, impresionante,” Ritsu se vio intrigado. “Fufu, sí que eres inteligente, Ai-chan~”
“¡En serio dejen de distraerse!” reclamó Namazuo, agitando sus brazos.
“Sí, comprendo,” Ai negó y se puso a pensar. “Según el mapa, hay dos otros puentes, y es el camino que tomaron en la mañana el cual nos llevaría más rápido al sitio.”
“Pero sería una gran pérdida de tiempo si regresamos al punto de partida,” observó Ritsu. “Cruzar sería lo ideal, pero nos saldría mejor caminar por el bosque hasta alcanzar el puente. Aunque tal vez nos perdamos.”
“Ese no es un inconveniente,” Ai negó y sonrió profesionalmente. “Poseo un sentido de orientación inhumano. Les guiaré debidamente por el bosque.”
“E-espero…” Namazuo se vio mínimamente aliviado por aquella seguridad del peliceleste. Entonces, pasó a mirar a su hermano. “Asumo que tu persistente tranquilidad todavía indica que todo está bien, ¿verdad?”
“…” asintió y bajó su mirada. “Sí, aunque no puedo garantizarlo…”
“Es cierto que ni tú tienes tanta certeza, ahh…” Namazuo llevó un puño a sus labios. “En serio, estoy aterrorizado por la idea de nuestros hermanitos encontrando al oso. Sé que Gokotai se congelará y no sabrá qué hacer…”
“…” Honebami negó. “No te preocupes. De entre todos nuestros hermanos, Gokotai comparte mi misma afinidad por los animales. No inspiraría rechazo en ese oso.”
“Hm, buen punto,” Ritsu sonrió. “Él es el que tiene a cinco tigres, después de todo.”
“T-tal vez tienen razón…”
“Si es que asumimos que será sólo él,” observó Ai.
“¿Eh?”
“Gokotai no está solo,” observó Honebami, alzando su mirada al cielo. “Nuestros otros hermanos pueden romper el balance y causar una conmoción. Aunado a ello, Shinano y Gotou querrán proteger a los menores. Ellos podrían ser capaces de huir, pero por la presencia de nuestros hermanos si pretenden enfrentarse al oso correrían un gran riesgo…”
“Es un buen punto…” Ritsu desvió su mirada.
“¡AHH!” Namazuo volvió a agarrarse la cabeza. “¡Ya, suficiente habla! ¡A correr!”

Los cuatro tuvieron que internarse al bosque y avanzaron con ciertas dificultades, aunque lo más rápido que podían para no perder al inquieto de Namazuo de vista.

“Uhh… debiste haberlo dejado con Gokotai lidiando bien con el oso, Hone-kun…” se lamentó Ritsu, en voz baja. “No tengo energías para correr…”
“Aún con esta complicación, las probabilidades de que el oso siga cerca del lago y que los menores se lo encuentren son muy pocas, considerando la enorme área del bosque,” explicó Ai. “Estamos actuando meramente como precaución. Lo más probable es que nada de esto vaya a ocurrir.”
“Es cierto…” Honebami asintió.
“Lo sé, pero no por eso podemos bajar la guardia,” observó Namazuo, quien bajó un poco sus revoluciones luego de esa observación.
“Aunque…” Ritsu se puso a pensar.
“¿Cómo que ‘aunque’?” Ai le miró de reojo con desconfianza.
“Fufu, no me mires así, Ai-chan, sólo pensaba en que a veces parecemos personajes principales de algún show, y no puedo evitar pensar que cosas increíbles y muy emocionantes nos tienden a ocurrir más frecuentemente que la mayoría~”
“Sabía que dirías algo ocurrente e incitante…” entrecerró sus ojos.
“¡En serio! ¡No es momento para tus bromas, Ritsu!” exclamó Namazuo, aterrado.
“Fufu, tu amor a tus hermanos es en serio, por lo preocupado que estás.”
“Detente,” dijo Honebami a Ritsu.
“Hai, a ti no te puedo fastidiar tanto…”
“Tampoco digas cosas irresponsables,” observó el peliceleste.
“¡Ustedes quieren que salte el abismo, maldición!” dicho esto, Namazuo se detuvo intempestivamente y corrió hacia el borde, lo cual alertó a los demás, quienes le siguieron de cerca. “¡T-tal vez si tomo carrera podré saltar lo suficientemente alto!”
“¡Nama-kun!” Ritsu tuvo que usar las energías posibles para saltar y caerle encima, con lo cual evitó ese impulso de su parte. “Tsk, no sé qué te creerás, pero es una distancia inhumana. Usa tu cabeza para variar, tonto Nama-kun.”
“¡Pero ya no puedo soportar esto! ¡Estamos tan cerca!”
“¡Tranquilízate!” le reclamó mientras se aseguraba en mantenerlo apresado.
“…” mientras ese par continuaba discutiendo, Honebami observaba a su nervioso mellizo perder los cabales. Ello le hizo mirar la otra orilla del abismo fijamente…
“Detente,” dijo Ai.
“…” Honebami le miró de reojo. Ai se le acercó para hablarle en susurros y así evitar que los otros les oyeran.
“Sé bien que tienes la habilidad para realizar este salto, pero tu impulsivo hermano te imitaría, y tanto él como su amigo descubrirían una pizca de tus secretos…” le recordó con severidad. “Este suceso no lo amerita…”
“…”
“De todos modos, sí existe un mínimo riesgo que me corresponde prevenir,” Ai cerró sus ojos. “Tu superior ha regresado al campamento, descubierto nuestra situación y se encuentra en estos instantes yendo hacia el bosque en un vehículo. ¿No lo has notado?”
“…” ello pareció inquietar al peliblanco, quien bajó su mirada con una gran decepción personal. “Bajé mi guardia… no pensé que se vería involucrado…”
“Continuemos avanzando, y en silencio en lo posible,” dicho esto, Ai volvió a hacer distancia, y desvió su mirada. “También…”
“¿Hm?” Ritsu, quien acababa de tranquilizar un poco a Namazuo, observó el peliceleste. “Te ves inquieto, Ai-chan. ¿Qué sucede?”
“Estuve pensando… aquel tigre desaparecido es un cachorro, y es usual en ellos llorar y llamar desesperadamente a sus madres en caso de estar extraviados o bajo peligro…” alzó su mirada. “¿Acaso ello no atraería a posibles depredadores?”

Ante esa duda, todos intercambiaron miradas nerviosas.

“…” Honebami frunció el ceño. “Sigamos.”
“¡Por esas cosas odio pensar!” Namazuo volvió a agarrar su cabeza.
“¿En serio te oyes a ti mismo?” Ai le miró con desaprobación, pero nuevamente fue víctima de una arrastrada de parte del Toushirou desesperado. “¡¿Cuál es tu problema, desconsiderado?!”
“Ahh, me arrepiento de haber dicho que esto podría suceder…” Ritsu negó y se puso a correr.
“Eres quien inició con esta última paranoia, Ritsu,” le recordó Honebami, inmutado.
“Sí, lo sé, lo lamento…”




“Entiendo que estamos en una situación de emergencia, pero hay cierto placer en conducir un carro por estos caminos,” comentó Tsurumaru, entretenido.
“Tsk…” Yagen, sentado en el copiloto, demostró molestia al chasquear su lengua.
“Sí, lo sé, no debería decir esas cosas…”
“Ya pronto estamos por llegar, no te preocupes, Yagen,” dijo Hotarumaru. “También, Honebami y los demás deben estar por delante de nosotros. Confío en que todo estará bien.”
“…lamentablemente existe la posibilidad de que hayan tomado un camino que no debían, por el puente caído que no estaba señalado. También está el hecho que han tenido que venir caminando…” el doctor entrecerró los ojos. “Si hubieran tomado este sendero, ya los habríamos visto. Es una distancia considerable para caminar…”
“Bueno, no había forma de predecir nada de esto, no hay punto de tomárselo tan a mal.”
“No puedo compartir tu optimismo, Tsurumaru.”
“Perdón, aunque para variar quería animarte a ti también. Te ves muy miserable, Yagen,” Tsurumaru sonrió rendido. “Pese a ello, podemos confiar en Honebami. Él tiene habilidades casi inigualables, además de su tendencia a mantenerlos monitoreados.”
“Hmm, es verdad que Maeda me ha dicho que Honebami suele saber las ubicaciones de todos sus hermanos…” Hotarumaru se puso a pensar. “Aunque no quiere compartir su método con nadie.”
“No necesitas saber los detalles…” Yagen desvió su mirada.
“Pero, para abreviar la cosa, es un sistema de rastreo con GPS usual, similar a lo que nuestra estimada Hanasaki-chan tuvo al ser una pokeparada,” Tsurumaru rió un poco. “Haha, Yagen aquí se ha ingeniado para implantar a sus lindos hermanos con rastreadores y Honebami es quien está a cargo de monitorearlos~”
“¿Q-qué dices?” Hotarumaru abrió sus ojos como platos y se congeló.
“Tch, ¿por qué lo revelas tan libremente?” Yagen frunció el ceño y miró al conductor con cólera.
“Tranquilo. Hotaru-bou aquí es nuestro confidente,” Tsurumaru miró al pequeño por el espejo retrovisor y le dio un guiño. “¿Verdad? Como otro miembro de nuestro laboratorio informático, es parte de tu responsabilidad saber estas cosas y ser discreto con ellas.”
“S-supongo…” el pelicenizo se incomodó. “Esta tecnología de Rizembool no puede ser tan divulgada… pero… aún así…”
“…” Yagen dio un suspiro. “Son rastreadores secretos, de corta duración, y cuya información es limitada a Honebami. No tienes por qué inquietarte, Hotarumaru. Sólo te pido que no lo menciones a nadie. Entiendo que es un tema sensible…”
“B-bueno… sí confío en ti, Yagen…”
“Hablando de ello, Honebami debe estar también consciente que tú mismo estás acudiendo al lugar de los hechos,” Tsurumaru se vio entretenido. “Sea donde esté, la presente alarma debe ser suficiente para despertarle…”
“…” el doctor mantuvo su inmutabilidad y su mirada agachada.
“Yagen…” Hotarumaru se vio preocupado por la palpable preocupación en el científico. Era extraño verle remotamente afligido. “Está bien, estamos llegando al puente. Ya casi cruzamos.”
“Sí, prepárense,” observó Tsurumaru, quien aceleró.
“Me pregunto si mis hermanos y los demás estarán regresando pronto…” el pelicenizo se puso a pensar. “Cierto, no les dejamos una nota. Removimos la de Ritsu…”
“Oh, descuida,” el peliblanco sonrió traviesamente. “Yo me molesté en dejar una, pequeñín~”
“¿Por qué sonríes así?” Hotarumaru le miró confundido y frunciendo el ceño.





“E-eso no puede estar pasando…” dijo Aizen en voz baja y en shock al leer la nota de Tsurumaru pegada a la puerta por enésima vez.

Yo~! Apareció un oso por el lago y estoy llevando a Hotaru-bou a matarlo. Llamen a los guardabosques.
-Tsurumaru


“Tsk,” Akashi no se ahorró las ganas y golpeó la pared externa de esa casa de manera tan contundente que se oyó un considerable eco.
“¡K-Kuniyuki! ¡Te vas a romper la mano!” exclamó Aizen, asustado por aquel arranque de su usualmente somnoliento superior. “¡No te tomes lo que Tsurumaru dice como cierto! O-o sea, va un poco con Hotaru lanzarse a pelear contra una bestia… ¡pero no pierdas la calma así! ¡Q-quizás ni hay oso para empezar!”
“No, sí lo hay,” dijo Tharja, quien apuntó a Ichigo, el cual estaba a un costado terminando una llamada por walkie talkie que hizo a la central de los guardabosques.
“Entiendo… muchas gracias por su información… hasta luego…” una vez se despidió, el primogénito de los Toushirou dio un pesado suspiro y agachó su cabeza, con gran desdicha. “Mis hermanos… todos están expuestos a este peligro, y yo…”
“…” Akashi desvió su mirada. “No es que hayas podido prevenirlo, y los pequeños se vuelven demasiado incontenibles con el tiempo. Dímelo a mí…” sonrió frustrado. “Ahora tengo a un bellísimo Hotarumaru que quizás se vaya a bañar en sangre de oso.”
“Ihh, e-espero que eso no vaya a suceder…” Aizen se vio perturbado por esa imagen mental.
“Aun así, juro que Tsurumaru las verá negras si mi querido hermanito entra en contacto con aquel peligroso animal,” Akashi afiló sus ojos y levantó un puño comprimido.
“Sólo estás haciendo que tu puño sangre más…” Tharja negó.
“¡Verdad que estás sangrando!” Aizen se sorprendió.
“¿Y bien? ¿Qué te dijeron los guardabosques?” preguntó Tharja al peliceleste.
“Tsurumaru-san reportó el oso hace alrededor de un cuarto de hora, y ya han enviado guardabosques especializados al área para neutralizarlo y reubicarlo en una zona más segura de la reserva. Sin embargo, todavía no han dado con él…” dijo Ichigo con gran tristeza. “También nos pidieron que no acudiéramos al lugar de los hechos. No seremos capaces de ayudar y podríamos estar en gran riesgo.”
“Eso no detuvo al loco de ‘Tsurumaru-san’,” dijo Akashi, quien enfatizó la forma respetuosa de llamarle de Ichigo con ironía y se encogió de hombros. “Quédense si gusten, pero me niego a dejar a Hotarumaru expuesto al peligro.”
“S-sí, lo mismo digo…” Aizen se vio un poco asustado, pero comprimió sus puños para alentarse a sí mismo.
“No, tú eres un pequeño y todavía no sabes pelear como nosotros, Aizen.”
“No me importa lo que me digas, Kuniyuki,” el pelirrojo miró molesto a su mayor. Ya conocía esa mirada frustrada e indiferente del pelivioleta. “No habré sido entrenado como ustedes, pero eso no cambiará si me quedo de brazos cruzados, y sé que no estaré tranquilo si no voy.”
“Yo tampoco lo estaré, y mis hermanos me necesitan ahora,” Ichigo asintió. “Tendremos que causar más inconveniencias a los trabajadores del bosque. No hay de otra.”
“Bueno, me quedaré. Alguien debe estar en este puesto por cualquier cosa…” dijo Tharja, quien se vio un poco perpleja al ver a su hermano salir de la casa aledaña. “Qué milagro. ¿Qué haces despierto y no aislándote?”
“Tch, q-quizás oí mal, p-pero…” curiosamente, Fudou estaba cabizbajo y se oía nervioso y muy impresionado. Al terminar de acercarse a los demás, miró a su hermana inquieto. “Hic… tsk, hace un rato el niño de la oodachi vino a despertarme y… ¿dijo algo de un oso y que necesitaba ayuda…? N-no sé qué escuché…”
“¿Qué dices?” Akashi fue donde él y le jaló de su camisa al punto de levantarle. “¿Dices que Hotarumaru te pidió ayuda y tú le ignoraste y le dejaste irse?”
“¡¿Q-q-qué haces?!” el menor se impresionó y se sacudió para soltarse. “¡Pues estaba muy dormido como para prestar atención! Hic… ¡y recuperando mis energías de soportar a todos ustedes felices! ¡Y el idiota de Yagen me hizo ignorarlos con sus estúpidos comentarios!”
“¡E-está bien, Kuniyuki, suéltale ya!” reclamó Aizen, jalando a su hermano de su ropa. Ello hizo que Akashi le soltara.
“Yagen iría también, no hay duda,” Ichigo asintió.
“¿En serio ha aparecido un oso aquí?” preguntó Fudou, alzando una ceja y alarmado. “Tch… y he sido excluido, para variar…”
“Tú eres el que se excluye, no te quejes,” observó su hermana, frustrada. “Bueno ya, vayan. Nosotros nos quedaremos aquí.”
“Sí, por favor, avísanos si es que hay noticias,” pidió el peliceleste a la chica.
“No lo menciones,” ella alzó mínimamente el walkie-talkie en su posesión.

No hubo más preámbulos e Ichigo se retiró con Akashi y Aizen en dirección al lago con la van a toda velocidad. Fudou se quedó observando esa escena todavía un poco perplejo y miró de reojo a su hermana quien iba hacia su hospedaje.

“¿Qué haces actuando con tanta indiferencia, bruja?” preguntó Fudou. “Hic… ¿acaso a ti no te importaría más que a mí?”
“Sí me importa más que a ti porque sé que no me habría quedado durmiendo en tu lugar,” observó ella, impaciente.
“Tch… ¡pues ya me expliqué!” reclamó iracundo, y entonces desvió su mirada al piso. “…sé que no presté atención, pero estaba dormido… tsk, obviamente me importa más lo que ocurre que a ese idiota de Yagen. Oírle te obliga a ignorarle, ¿verdad?”
“¿Acaso le usas de excusa para justificar tu falta, Fudou?” le preguntó con un tono neutral, distinto a su usual voz hastiada e impaciente.
“¡¿Ehhh?! ¿Por qué te oyes como si quisieras darme un sermón? ¡Hasta te dignas a llamarme por mi nombre, bruja!” él pareció tomárselo casi como un insulto, y le apuntó acusatoriamente. “¡Y ni se te ocurra defender a ese insensible! Hic… ¡sé que soy un inservible, pero hay gente más despreciable! ¡Tú también lo odias al igual que yo!”
“…” Tharja frunció el ceño y siguió caminando. “No hables por mí…”
“¿Qué dices…?” el otro le miró como bicho raro.
“Y deja de avergonzarte tanto…” la chica llegó a la puerta y la abrió, para mirar al otro de reojo. “Me avergüenzas también…”
“Eh…” el menor se confundió y sólo vio a su hermana ingresar a la casa sin dignarle más palabras. Comprendió brevemente que algo le incomodaba, como si él mismo hubiera dado en el clavo con sus palabras, pero rápidamente se ofuscó y entrecerró los ojos. No quería pensar, no se amargaría la vida. “Tsk, maldita bruja…”

Ingresó también a la casa y fue de frente a su habitación.




Mientras tanto, el grupo de búsqueda del tigre estaba revisando la zona del lago. Después de llegar y estacionar el auto en la orilla, los hermanos buscaron por esa zona y, al no encontrar al tigre, tuvieron que ingresar al frondoso bosque.

“Ihh… n-no sé qué haré si Tora-kun desaparece…” dijo Gokotai, con los ojos llorosos. El sensible peliblanco se había puesto a llorar repetidamente y poco a poco perdía esperanzas, por lo cual sus hermanos intentaban animarle.
“Tranquilo, Gokotai, para eso estamos aquí, y apenas hemos llegado,” dijo Shinano, agarrándole de un hombro y sacudiéndole suavemente, para sonreírle. “Verás que estamos por solucionarlo.”
“Es muy cierto. Tu mascota debe estar también en plena búsqueda,” le aseguró Akita.
“Tus tigres te tienen gran estima. Ni bien te sienta, vendrá donde nosotros,” observó Maeda.
“Quizás deberíamos dividirnos para agilizar la búsqueda,” dijo Hakata.
“Ehh, pues, no es una mala idea, pero tampoco quisiera perderme…” Houchou se inquietó.
“S-sí, pienso lo mismo… no quiero que nadie más se pierda,” Gokotai asintió. “P-pero… Gotou-niisan se separó ni bien llegamos.”
“No te preocupes por Gotou, él sabe lo que hace,” Shinano asintió. “En cualquier momento regresará y nos traerá noticias.”
“Espero que tengas razón…” dijo Hirano, quien entonces captó un sonido débil que se acercaba. “¿Eh? ¿Qué es eso? Suena a un llanto…”
“¡Tora-kun!” Gokotai miró a todos lados y entonces vio a Gotou regresar corriendo con el pequeño tigre en brazos. Este se notaba asustado y acurrucado, y lloraba desconsoladamente.
“No fue difícil ubicarle, aquí tienes, Gokotai,” Gotou sonrió y le dio su mascota.
“¡Ahhh, qué alegría!” el peliblanco la recibió y la abrazó con fuerza. El tigre dejó de llorar y se acurrucó en el pecho del chico. “¡Tora-kun, me asusté tanto! ¡Qué bueno que te encontramos! ¡Gotou-niisan, muchas gracias!”
“Heh, no hay de qué, pero no fui sólo yo. Buen trabajo a todos. No habríamos podido sin el trabajo en equipo,” el mayor alzó un pulgar y sonrió ampliamente. “Ahora vamos de regreso. Les toca preparar postres, ¿verdad?”
“¡Sí! ¡Finalmente!” exclamó Houchou, feliz de la vida.
“También nos toca preparar el té para acompañar,” observó Maeda.
“Es verdad, nosotros nos encargamos,” dijo Hirano, asintiendo.
“Hehe, vamos que los demás ya nos deben estar esperando,” Shinano sonrió animado. Se aliviaba de que ese percance haya podido ser resuelto sin problemas, y ver a sus hermanitos contentos era el mejor regalo en esa situación.
“Seguramente que sí, pero… ¿por dónde vinimos?” preguntó Hakata, quien se encogió de hombros. “Sí que soy hogareño. Me perdería con facilidad en un bosque.”
“Está bien, ustedes síganme,” dijo Gotou.

Sin embargo, ese corto alivio había llegado a su fin, ya que los hermanos oyeron un considerable movimiento de arbustos cercanos. Todos fueron impresionados por aquel inesperado sonido y también por la huida de varias aves cercanas. Incluso el pequeño tigre se erizó y miró hacia esos arbustos con aprehensión.

“T-Tora-kun, ¿qué sucede?” preguntó Gokotai. Este alzó su mirada y vio la silueta de un enorme oso negro salir de las penumbras, a pocos metros de distancia. “¡IHHH!”
“¿U-u-un oso?” preguntó Akita, en shock.
“¡Ihhh! ¡¿Qué hacemos?!” preguntó Shinano, nervioso.
“Shh, silencio,” Gotou dio en voz baja y observó a esa bestia. No sabía mucho sobre animales, pero por los lentos y sigilosos movimientos de ese depredador, además de tenerlos en la mira, sólo podía esperar lo peor. “Tsk… hermanos…”
“¿G-Gotou-nii?” Hakata miró al mayor, inquieto.
“…” este tragó saliva mientras mantenía contacto visual con el oso. Estaba nervioso y más aún por lo que estaba por hacer, pero tenía que ser fuerte. “Hakata, el lago está a tus espaldas. Regresen todos al lago y busquen ayuda…”
“E-espera, Gotou-niisan, ¿qué estás diciendo?” preguntó Maeda, alarmado. El pequeño se sobresaltó al notar al oso empezar a moverse muy lentamente hacia ellos. “¡Hermano!”
“¡Vayan, les haré tiempo!” dicho esto, Gotou desenvainó su tantou.
“¡G-Gotou! ¡N-no puedes pelear solo! ¡Y-yo…!” temblando, Shinano sacó su propia tantou, pero su hermano se la arrancó.
“Tsk, tú no puedes pelear, Shinano. ¡Llévalos a todos a salvo! ¡Háganme caso!”

Sus exclamaciones rompieron la tensión y ese oso corrió donde el grupo. Gotou frunció el ceño y esperó un poco para lanzar la tantou de Shinano al animal, para entonces saltar y evadir el ataque que estuvo a punto de recibir. La impresión del momento le impidió apuntar bien y esa tantou se clavó en uno de los brazos del oso sin hacerle mayores daños, pero pese a no haber podido aprovechar esa oportunidad, Gotou al menos consiguió que el oso se enfocara en él.

Shinano comprimió sus puños, pero tanto Hirano como Hakata le agarraron de sus brazos y le forzaron a huir con los demás. Ninguno estaba conforme, pero les quedó aceptar la realidad de que no serían más que un estorbo, y se apuraron para buscar ayuda.

“…” Gotou tuvo un corto momento para observar a sus hermanos ponerse a salvo y dar un respiro. Vio al oso girarse y no perder tiempo en correr hacia él. Determinado, el pelimarrón agarró su arma con firmeza mientras pensaba en su próxima acción.







“Veo que la visita del tour se terminó, no hay nadie aquí…” comentó Tsurumaru mientras conducía su carro frente al lago. A unos metros más podían ver el par de carritos de golf que habían llevado a los menores en búsqueda del tigre.
“Hmm, no los veo por ningún lado… habrá que bajar y entrar al bosque…” Hotarumaru miraba desde su sitio de pasajero, cuando entonces observó a unas personas emerger de entre los árboles. “¡E-esperen! ¡Ahí están! ¡Detén el carro!”

El peliblanco detuvo su carro y los tres salieron de inmediato para encontrarse con el grupo. Los hermanos se veían inquietos y asustados.

“¡Yagen-nii, ayuda!” exclamó Shinano. Este tuvo el impulso de abrazar al doctor, quien dio un paso hacia atrás y levantó sus palmas para mantener la distancia.
“E-espera, Shinano, ¿qué sucede?” preguntó este.
“¡Un enorme oso ha aparecido!” exclamó Houchou.
“¿Se encuentran bien? ¿Les hizo algo?” preguntó Hotarumaru, rápidamente.
“Estamos bien, Hotarumaru-san,” Maeda desvió su mirada. “P-pero…”
“P-para dejarnos escapar, Gotou-nii…” Hakata se detuvo, visiblemente asustado.
“Gotou…” Yagen frunció el ceño e inmediatamente corrió a toda velocidad hacia el bosque.
“¡Y-Yagen-niisan!” exclamó Gokotai, en shock.
“…” Hotarumaru tampoco se hizo esperar. Él desenvainó su larga oodachi y corrió detrás del doctor.
“¡O-oye, Hotaru-bou!” Tsurumaru se impresionó por su reacción.
“¡Hotarumaru-san, es muy peligroso!” gritó Hirano, pero el pelicenizo no se detuvo.
“¿Q-qué hacemos?” preguntó Akita.
“Ustedes quédense aquí,” Tsurumaru dio un suspiro y lanzó las llaves de su auto a Shinano.
“Ehh…” este las recibió con torpeza.
“Entren a mi auto y resguárdense ahí,” dijo, y le sonrió amigablemente. “Tranquilo, ya avisamos a los guardabosques. Llegarán en cualquier momento.”
“¿C-cómo sabían que…?” Hakata no llegó a terminar su pregunta ya que el peliblanco también se internó al bosque.





Fue como una sutil corriente eléctrica que impactó tanto a Honebami como a Ai, y les dejó saber sobre los últimos acontecimientos.

“…” el peliceleste mostró leve preocupación y bajó su mirada en plena corrida.
“¿Hm? ¿Ai-chan?” Ritsu a su costado le miró con curiosidad.
“Detente, Ritsu. Nosotros no podemos hacer nada,” le dijo con firmeza.
“¿Qué quieres decir…?”

En ese mismo instante, Honebami afiló sus ojos y aceleró a una velocidad inconcebible, al punto de dejar a los otros tres muy atrás.

“¡H-Honebami!” Namazuo se impresionó y también aceleró lo más posible. Pese a no llegar a la velocidad de su mellizo, se esforzó al límite y pudo llegar a mantenerle el ritmo.

Ante ello, el par de amigos sólo pudieron observar a los hermanos desvanecerse.

“Nama-kun es más ágil de lo que pensé…” Ritsu alzó una ceja. “Considerando que es tan ocurrente y bromista, es fácil olvidar su gran dominio en el combate.”
“Seguirle el ritmo a Honebami no es sencillo…” Ai llevó una mano a su mentón y se puso a pensar críticamente. “Interesante…”
“¿Hm?” el pelinegro le miró. “¿Sabes, Ai-chan? No sé qué pensar sobre ti.”
“¿A qué te refieres?”
“Por un lado, tienes el aura de un niño inocente que apenas sabe sobre las personas o cómo funciona el mundo. Por otro lado, pareces tener un conocimiento avanzando en áreas poco esperadas o ‘sospechosas’. Has manifestado este sexto sentido casi animal de peligro que es propio de Honebami, y pareces considerarte como alguien inhumano, por tu tendencia a referirte de manera distante a la humanidad.”
“Esas son observaciones extrañas en un momento de emergencia, Ritsu,” observó Ai, inmutado.
“Bueno, tú eres quien nos detuvo, ¿no es así? El peligro ya no nos concierne,” Ritsu se encogió de hombros. “Nama-kun claramente no necesita más de mi compañía.”
“Ni que hayas sido el mejor apoyo emocional con tus palabras,” le miró con reproche.
“Fufufu, es cierto,” sonrió con ironía. “Regresando al tema, pareces inhumano en muchos aspectos, Ai-chan, y por ello mismo, mi usual y atinada intuición con las personas falla un poco en ti. Quisiera saber el porqué.”
“No sabría qué decirte,” Ai negó y se puso a caminar para seguir con el camino. Percibió que el otro caminó a su altura, y sonrió con simpleza. “Será por ello que mi propia imagen de idol como un misterio me sienta tan bien.”
“Vaya, sí que es molesto cuando alguien se oculta detrás de esas ocurrencias,” Ritsu negó frustrado. “En fin, yo hago lo mismo todo el tiempo.”
“Eres una persona llena de contradicciones e irracionalidades, Ritsu. Ello es algo con lo cual me resulta difícil y cansado de lidiar,” observó el peliceleste. “Estamos a mano.”
“Somos caprichosos, fin de la discusión,” el pelinegro notó que el bosque comenzaba a esclarecerse y estaban por llegar al puente que les llevaría al lago. “Pese a ello, eres alguien bastante racional, Ai-chan. Fuera de tus ocurrencias, no es difícil dialogar contigo.”
“Tú también lo serías si optaras por la razón más a menudo,” le miró con impaciencia.
“Fufufu, estás hablando con un niño.”
“También me considero como uno…”




Al haber sido dejado solo, Gotou en un inicio pretendió distraer al oso y alejarlo del lago, pero luego de ver al oso dejar de seguirle y pretender ir hacia los demás, supo que tendría que llamarle más la atención, por más riesgo que pudiera correr.

Interponerse en el camino del animal casi le cuesta recibir un fuerte zarpazo, y en su salto utilizó su tantou para intentar lastimarle. El oso probó ser ágil para apenas esquivar esa agresión, aunque se avivó y se enfocó de lleno en derribar a su oponente. Gotou aprovechó la presencia de árboles bajos para pararse en ramas y saltar de un lado a otro mientras se daba espacio. Era una maniobra difícil. Pese a necesitar apenas un par de saltos para trepar, el oso era también ágil y parecía tener un sinfín de energías y tranquilidad, lo cual al chico le comenzaban a hacer falta. Él sabía que un paso en falso podría costarle severamente.

En otro de sus saltos, se paró en una rama que se quebró mínimamente al recibir su peso. Aquella sacudida bastó para hacerle perder el balance, y apenas logró agarrarse de dicha rama para no caerse. Gotou quiso levantarse, pero de inmediato vio al oso llegar al árbol e impactarlo con su cuerpo. Casi se cae, y se congeló al ver a la bestia comenzar a trepar con suma agilidad.

“Tsk…” su sangre se heló. Reponerse no sería tan fácil, y si saltaba, el oso fácilmente podría también saltar e impactarle en el aire. Trató lo primero, pero el temblor en el árbol le hizo perder la viada y casi le hace caerse. No sabía cómo salir de esa, y estuvo pronto a intentar un desesperado salto lejos del animal, cuando entonces divisó a Yagen saltar desde otro árbol cercano, apuntando a la espalda del oso. “¡¿Q-q-qué…?!”

El recién llegado agarró de improviso al animal y le clavó su tantou. Se oyó el estruendoso rugido del oso, pero ambos hermanos sabían que el asunto estaba lejos de terminarse.

“Tch… demonios…” Yagen entrecerró los ojos con gran disgusto y frustración. Perforar esa densa y fuerte piel había sido suficiente hazaña, pero era imposible realmente hacerle un daño al oso con su arma y al mismo tiempo velar por su bienestar. No tenía el lujo de intentar múltiples cuchilladas y ni sabía a dónde exactamente apuntar. Él sólo tuvo que impulsarse del mismo oso de inmediato y jalar su arma consigo para no perderla.
“¡Y-Yagen! ¡Estás demente!” exclamó Gotou, quien vio con terror al oso bajar y apuntar ahora al doctor.
“…” este sonrió con ironía mientras aterrizaba. “No eres quién para decirlo…”
“¡Cuidado!”

Yagen prestó atención y esquivó las primeras embestidas del oso, pero su propia falta de familiaridad con el animal le hizo fallar en el cálculo. Este era muy rápido y contaba con mayor movilidad de la esperada. Por ello, en una de sus aterrizadas, el doctor se encontró muy cerca de la bestia que no tardó en encararle, y estuvo a punto de recibir un golpe del mismo.

“…” se hizo hacia atrás con las justas, y sintió el fuerte y efímero aire de un zarpazo que casi barre con su propio rostro. De inmediato saltó hacia atrás, pero supo por dentro que el avance del oso sería mayor que el suyo y se preparó para rodar por el piso y esperar hacer el espacio suficiente para continuar alejándose.

Sin embargo, en aquel instante, Hotarumaru les dio el alcance. El pequeño pelicenizo llegó con una corrida rastrera y realizó un corte circular y horizontal que detuvo al oso de hacer otro zarpazo. Yagen se agachó con las justas y observó ese impresionante ataque desde abajo. Vio que incluso el oso se notaba intimidado por la enorme arma, y por verse rodeado.

“I-increíble…” Gotou saltó para aterrizar en el piso y se vio anonadado por aquel dominio y energía del pequeño.

Hotarumaru no detuvo su ataque y dio un paso adelante mientras continuaba con el blandeo circular de su oodachi para dar más de una vuelta entera y finalmente impactar al oso.

“Un enemigo grande…” dijo el pequeño en voz baja, con un tono tranquilo que cargaba una inigualable inercia. Él se impulsó al dar un paso adelante para potenciar su ataque en lo que miraba atentamente a su oponente.

Pero, entonces, ocurrió algo inesperado. Hotarumaru no llegó a completar su ataque ya que Honebami apareció a toda velocidad. El peliblanco tomó un impulso adicional y, con su cabeza y un brazo, impactó al oso en su mero centro. Los otros tres se sorprendieron por esa acción, y más aún por el resultado. El oso recibió ese impacto y salió volando hacia atrás, para estrellarse con una tremenda fuerza contra un árbol enclenque que se partió en dos.

“…” Honebami se repuso sin dificultades y miró al oso con ojos nulos, sin perderlo de vista.
“Whoa…” Hotarumaru abrió sus ojos como platos y soltó su arma. Esa impresión le duró poco, ya que pasó a alegrarse y emocionarse. Comprimió sus puños frente a su pecho y sus ojos destellaron de admiración. “¡No puedo creerlo! ¡Eres muy fuerte, Honebami! ¡Eso fue impresionante!”
“…” Gotou se encontraba igualmente en shock por lo sucedido, pero a diferencia del pequeño sentía que no debía emocionarse. Era físicamente imposible que la masa del cuerpo de una persona tuviera un efecto tan contundente en un mastodonte como un oso. Era simplemente imposible. Sentía que se estaba perdiendo de algo fundamental, más aún porque Yagen no parecía particularmente sorprendido.
“¡E-esperen, ¿qué está pasando por aquí?!” preguntó Namazuo, quien acababa de abrirse camino en medio del bosque. Él de inmediato miró a sus alrededores y vio al oso malherido e impactado, el cual no se veía dispuesto a continuar peleando. “Ehh, ¡¿d-dónde están los pequeños?! ¡¿Les ha pasado algo?! ¡D-díganme que están bien, por favor!”
“¡Oh, Namazuo!” exclamó Tsurumaru, quien estaba llegando de otra dirección. “Antes que nada, tranquilo que he resguardado a los pequeños en mi carro. Oh, veo que todos están bien aquí, menos mal.”
“Ehh, sí, hubo demasiados riesgos, pero al final nada malo pasó…” dijo Gotou, quien frunció el ceño con escepticismo. “¿Y cómo se enteraron ustedes del oso? Parecen haberlo sabido mucho antes que nosotros.”
“Pues, a mí también me gustaría escuchar toda la historia, a decir verdad,” observó Hotarumaru, quien miró a Honebami. El pelicenizo se inquietó al verle agarrar su pistola y levantarla para apuntar al animal. “¡O-oye, el oso ya está derrotado!”
“Si tú le hubieras atacado, ya estaría muerto, Hotaru-bou,” observó Tsurumaru, sonriendo y encogiéndose de hombros.
“Ese no es el punto, Tsurumaru,” el pequeño frunció el ceño.
“Honebami…” Yagen se acercó a su hermano y le miró con severidad. “Detente.”
“…”
“Ahh…” dio un ofuscado suspiro. “Este no es un momento en el cual aceptaré tu silencio, Honebami. He dicho que te detengas. No hay punto de herir más al animal.”
“…” Honebami finalmente bajó su pistola. Cerró sus ojos. “…no es prudente dejarle vivir, Yagen. Un oso agresivo que no huye ante la actividad humana ni ante la defensa personal se ha habituado demasiado a las personas, al punto de hacerlas sus presas… debí haberme percatado de este peligro, o al menos de pensar en reportarlo.”
“Es muy probable que ese oso no se haya mostrado agresivo hacia ti, y no espero que estés preparado incluso para situaciones extrañas como esta,” Yagen negó. “También, los guardabosques han sido notificados. Serán ellos quienes decidan. No podemos darles mayores inconvenientes el día de hoy.”
“…entendido…” al oír esas palabras, Honebami bajó su volumen de voz, y terminó arrodillándose frente al doctor, con un gesto y postura completamente serviles.
“¿Q-qué haces…?” preguntó este, incómodo y sorprendido ante esa actitud.
“H-Honebami…” Namazuo se preocupó. Para que su mellizo realizara una acción de aquel tipo, un gran tumulto emocional debía encontrarse plagándole, por más que no lo expresara. Tsurumaru y Hotarumaru intercambiaron miradas.
“…” Gotou se inquietó. Esa escena casi marcaba a su hermano peliblanco como un subordinado de Yagen, lo cual le daba escalofríos.
“…he fallado el día de hoy. En vez de auxiliar, he sido quien ha ocasionado tantos inconvenientes… casi resultas severamente lastimado por este oso… hubiera sido incapaz de decidir qué hacer si algo te hubiera ocurrido…” narró Honebami, con su tono tranquilo y casi inmutable, aunque arrastrando una mínima tristeza.
“…” Yagen negó. “No eres responsable de ello.”
“Lo soy. Estoy cometido a protegerle, Yagen,” afirmó Honebami, manteniendo su postura y cabeza gacha.
“Tsk, levántate. Te he dicho que no te comportes con este grado de formalidad…” dijo el doctor con leve impaciencia e inquietud. Realmente estaban haciendo un show frente a los demás, y de entre los presentes, sólo Tsurumaru podría considerar esa actuación de su hermano como ‘normal’, al saber más detalles al respecto. Yagen esperó a que su hermano volviera a ponerse de pie y, luego de dar un suspiro, sonrió frustrado. “Ya, digamos que cometiste unas ligerezas el presente día. No negaré tu observación. Sin embargo, lo que no espero es que te deprimas y caigas en remordimientos e inacción luego de estos sucesos. Espero mucho más de ti, Honebami.”
“…” le miró atentamente.
“Haz bien lo que puedas hacer bien, da todo de ti. En estos instantes, viniste a tiempo para prevenir mayores complicaciones. Espero esta vocación de tu parte,” dijo con firmeza. “Eso es todo.”
“…” Honebami desvió su mirada. “Eres muy amable…”
“Heh, ¿qué es lo que me hace amable a tu parecer?” preguntó con ironía y entretenimiento. “No lo soy, nunca lo he sido. Creo que tienes demasiadas expectativas de mí, hermano.”
“…” ante ello, Honebami ladeó su cabeza y se mostró confundido.
“Olvídalo,” el doctor negó. Se vio complacido de notar que había atenuado aquella culpa en su hermano. Sabía que Honebami daba lo mejor de sí, pese a hacerle falta ciertas consideraciones. “Deberíamos ir a buscar a los demás. Estarán preocupados.”
“Sí, también quiero ver a los pequeños,” Namazuo asintió y, sonriente, se acercó a Honebami, para abrazarle de costado. “Hehe, tú tranquilo ahora, ¿de acuerdo? Todos estamos bien. Casi me das un infarto cuando nos dijiste del oso, pero todo se solucionó sin problemas. ¡Somos un equipo invencible!”
“…” Honebami le miró. “Siento las molestias…”
“Vamos, ya dije que tú tranquilo~” canturreó y le abrazó con fuerza. “Aww, sí que eres muy adorable a veces, Bambi~”
“Cállate…” entrecerró sus ojos y forcejeó para liberarse.
“Ah, y antes que se me olvide…” Yagen caminó donde Gotou. “Me alivia ver que estás bien. Sin duda supiste lidiar mucho mejor con el oso que yo, Gotou.”
“Tú fuiste muy temerario, Yagen…” observó este, todavía impresionado por el recuerdo. “Para impulsarte del mismo y saltar…”
“Obviando lo que yo hice, debo reconocer tu gran hazaña, Gotou. Sí te has vuelto más fuerte en estos últimos años, me alegra notarlo,” negó. “Sin embargo, mi mayor impresión yace en el hecho que pusiste tu propia vida en riesgo para salvar a nuestros hermanos del peligro. Fue una acción imprudente y que no pretendo incentivar, aunque me enorgulleces por ello.”
“Ehh, sí…” Gotou se notaba confundido y un tanto ido. Nunca hubiera esperado oír todos esos cumplidos de parte de su hermano. “Yagen… ¿estás bien?”
“Hmhm, un demonio como yo no se presta para esas palabras, lo sé bien,” sonrió con gracia.
“Tch, no vuelvas a esos disparates ahora…” desvió su mirada. “Aunque sí, no es propio de ti.”
“Gotou…” para variar, Yagen le extendió una mano y le sonrió con certeza. “Buen trabajo.”
“¿Eh?” se vio impresionado. Nunca pensó que su usualmente distante y orgulloso hermano fuera a reconocerle tan abiertamente. De igual forma, él mismo no hubiera aceptado un gesto semejante a tregua de Yagen hasta hace poco. Pero, pese a sentirse todavía un poco fuera de lugar, Gotou le sonrió de vuelta y estrechó su mano brevemente, y con fuerza. “Igualmente, Yagen. Me salvaste de una buena.”
“No lo menciones.”
“…” por su parte, Hotarumaru alternaba entre mirar a los mellizos conversar y mantenerle un ojo encima al herido oso, y en observar a Yagen dialogar con su hermano. Ello le hizo sonreír. “Hehe, todo salió bien. Yagen se ve más a gusto de lo usual.”
“Sí, evidentemente,” Tsurumaru se encogió de hombros. Por su tono de voz, denotó cierta indiferencia y frustración. “Da la impresión que está bajando su guardia demasiado aquí.”
“¿Eh?” el pelicenizo miró al mayor con curiosidad. “Lo dices como si fuera malo…”
“Hay muchas cosas que todavía no sabes con respecto a Yagen, o a nuestro círculo en general,” Tsurumaru se tomó la libertad de revolverle los cabellos. “El contacto con otros está contraindicado, para abreviar la cuestión. Yagen suele ser muy bueno en ese aspecto, incluso con la familia que le tocó, aunque es como si hubiera algo especial en este bosque.”
“…” Hotarumaru asintió y bajó su mirada. “Hm… sí nos dio la impresión de que algo ocurrió en este lugar, por sus palabras…”
“¿No es así?” el peliblanco se vio brevemente pensativo, y sonrió frustrado. “Pero sabes cómo es la cosa, Hotaru-bou. No hables sobre secretos que no te corresponden, más aún si no estás seguro de qué se trata…”
“Dudo que mantener tantos secretos sea saludable, Tsurumaru…”

En ese momento, los presentes vieron a un grupo de guardabosques llegar armados con municiones sedativas. Junto a ellos llegó un asustado Shinano, quien corrió a encontrarse con Yagen y Gotou.

“¡Hermanos!” exclamó este, quien no se ahorró las ganas de abrazarlos a los dos.
“Tsk, quítate,” reclamó Yagen, pero el agarre del pelirrojo era fuerte.
“¡Un poco más, por favor! ¡Están bien, qué alegría! ¡Estuve tan preocupado por ustedes!”
“Sí, Shinano, ahora tú tranquilo,” dijo Gotou. El pelirrojo finalmente se soltó. “¿Y bien? ¿Cómo están los pequeños?”
“Vamos, ellos están bien,” el pelirrojo les miró con reproche. “Preocúpense por ustedes, para variar. No se inquieten, justo llegó Ichi-nii con Akashi y Aizen después de los guardabosques. Aproveché para venir cuanto antes, pero ya nos darán el alcance.”
“Ichi-nii debe haberse preocupado también, lo imagino,” Yagen negó.
“Ohh, escuché que mis hermanos han venido, ¿es cierto?” preguntó Hotarumaru.
“Sí, están por venir,” Shinano asintió. “¿Pero qué haces tú aquí? Eres demasiado pequeño como para exponerte.”
“Estoy bien, no te preocupes.”
“Heh, de no ser por la interferencia de Honebami, este bello y petizo Hotaru-bou nos hubiera bañado de sangre de oso, no le subestimes,” Tsurumaru sonrió entretenido y se encogió de hombros. “Aunque ahora seré yo quien les bañará ni bien venga Akashi a ejecutarme. Andará furioso conmigo.”
“Ehh, ¿qué dices?” Gotou le miró extrañado.
“Quisiera saber qué le pusiste en la nota que dejaste,” dijo el pequeño, frustrado.
“Ehm, y-y me cuesta creer que Hotarumaru pueda rebanar a un oso…” Shinano se vio incómodo.
“Ohh, Shinano~” canturreó Namazuo. Este llegó a su hermanito saltando de un pie y le extendió su daga bañada en sangre. “Los guardabosques encontraron tu tantou en el oso. Que no se te vaya a perder.”
“I-i-iiihh, n-no quiero tocarlo…” el pelirrojo se erizó.
“¡Hahaha, no es para tanto!” Tsurumaru se rió con ganas. “¿Qué les han dicho los guardabosques?”
“Han sedado al animal y se lo llevarán pronto. Dicen que no lo regresarán a la libertad, al parecer no es la primera vez que invade un área de humanos,” reportó Honebami, inmutado. “Evaluarán qué harán, por cómo no llegó a herir a nadie.”
“Esperemos que tomen la mejor decisión, así de simple,” observó Yagen. “Puede que también quieran nuestro reporte.”
“Sí, hay que sacarlo del camino,” Gotou dio un suspiro. “Ahh, qué pesado, aunque menos mal que este ajetreo está pronto a terminar…”
“Debemos regresar lo antes posible, es hora de hacer postres,” recordó Hotarumaru con alegría.

De ese modo, procedieron a conversar con los guardabosques, y en poco tiempo llegaron los demás para enterarse del suceso y ponerle punto final al incidente. Una vez terminaron, regresaron a su alojamiento para continuar con las vacaciones.


Sayi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #491: January 06, 2019, 11:24:29 PM »
- los últimos dos post pertenecen a Enero 2019 -


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~






Sayi :: 0 palabras
Shura :: 0 palabras
Kora :: 0 palabras
Deidara :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 0 palabras
Kana :: 11359 palabras
Eureka :: 14493 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 0 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Mimi Tachikawa

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #492: January 08, 2019, 05:33:01 PM »
Hoi hoi minna vengo con mi primer fic del 2019...si ando viciada con mis idols por 1 año mas xDDD


En la casa de la familia Nagumo, Tetora se encontraba en el pequeño dojo de la casa entrenando por si solo, usualmente iba al dojo de Kuro Kiryu, la persona a la cual admiraba mucho, pero cuando estaba en casa le gustaba entrenar para no perder la costumbre, mientras que en la cocina se encontra su hermana mayor Semiramis, que era una joven con inusual belleza, con cabellos largos de color negro y ojos de color ambar, terminaba de preparar los alimentos, mientras que dejaba la comida en el comedor para sentarse y coger la foto de sus padres

“Espero que este haciendo un buen trabajo cuidado a Tetsu por ustedes…papá…mamá…”-suspiro pesadamente, para cerrar los ojos y recordar todas las cosas horribles que habia pasado de niña pero que no quiso decirle nada a su pequeño hermano para no dañar su imagen-

A Semiramis Nagumo la conocían como “la viuda negra” porque todas las parejas que tenia, de alguna manera u otra terminaban muertos, no sospecharían de la joven si es que en los velorios que iba no derramaba lagrima alguna, lo mismo sucedió cuando murieron sus padres, no habia derramado lagrima alguna para ser fuerte por su hermano, pero en vez de hacerla sentirla mal, a la joven parecía no interesarle mucho, lo que si le molestaba es que quisieran meter a Tetora en sus problemas, por lo cual ella decidio estudiar lejos de su hermanos, asi que se inscribió en Rizembool, pensó que Hanasaki era un buen lugar para su hermano, y parecía que no se equivoco porque el joven era feliz siendo un idol y disfrutando su vida de estudiante, asi que todo su esfuerzo ha valido la pena, pese a que en Rizembool no tenia muchas amistades por lo que sucedió con sus parejas.

Neechan?...Neechan estas aquí??...-

La joven salio de sus pensamientos y observo al menor que aun tenia su ropa de ejercicios

Tetsu que te dije que debes de bañarte antes de venir a comer??...-suspiro pesadamente-no creo que quieras hacer enojar a tu querida hermana no??-

Lo se lo se…perdóname neechan…-dijo en forma de disculpa- es que si me bañaba ahora me iba a quedar dormido y ya no iba a comer …ademas quieres que me alimente bien no??-

Bueno…en eso tienes razón- se cruzo de brazos-ademas no quiero que lo que he preparado se enfrie…-

Es cierto…neechan dentro de un par de días ire de paseo a la playa con todo Ryuseitai…me vas a dar permiso no es cierto?-

Eh?? Otra vez piensan salir en verano??Recuerdas que el año pasado se perdieron por culpa de Chiaki-kun??-

Es que el líder se habia olvidado el mapa y por eso no sabia cual era el camino de regreso…-

Claro y eso también sucedió en el año anterior y el año a anterior a ese…-

Por favor Neechan…-dijo mirándole con los ojos brillosos- prometo ahora si no olvidarme de bañarme antes de tiempo si??Ademas no vamos a ir esta vez solos iremos con el primo de Shinobu y su prometida…-

Uhm…te diría que también voy contigo pero tengo muchas cosas que hacer…- se cruzo de brazos- bueno si van ellos no creo que haya problema en darte el permiso

En serio?? Gracias neechan …- le dio un gran abrazo-

La joven devolvió el abrazo- bueno vamos a comer que se va a enfriar todo lo que prepare-

Mientras que empezaban a comer, Tetora le contaba a Semiramis el incidente de Chiaki  y Kanata con el encuentro con Pierre y el compromiso con Seto Kaiba

Que?? Ahora van a cuidar a un príncipe de una nación en guerra?...- se tocó la cabeza- en que esta pensando Chiaki-kun en exponerse de esa manera…a veces pienso que es un tonto en lanzarse a la aventura sin medir la consecuencia de sus  actos-

Pero neechan es todo lo que un héroe tiene que hacer, asi que ahora todo el grupo se comprometio a cuidar de Pierre-kun, iremos también con él a la playa-

Y como siempre tu líder involucrando a todos…- suspiro pesadamente- Y no puedo hacer nada para evitar que te involucres porque si Seto Kaiba, que pertenece a una de las familias mas poderosas del país les ha pedido ese favor, lo tendrán que hacer, porque ni tenemos suficiente dinero para lidiar con algún futuro conflicto.

No entiendo muy bien lo que estas diciendo neechan, pero no te preocupes me protegeré muy bien y ayudare a los demás…-

Pero se te sobreesfuerces demasiado si?- acariciándole suavemente los cabellos-recuerda que eres lo único que tengo en este mundo…-

No te preocupes neechan – le sonrio ampliamente-

Despues de haber ingerido los alimentos, Tetora se encargo de lavar los platos, mientras que Semiramis recogia la mesa, luego se dirigio a la sala para sentarse en el sofá mas grande y prender la televisión mientras observaba las noticias, mientras que pensaba en como podía hacer desde Rizembool para proteger a su hermano y sus amigos, tanto estaba sumida en sus pensamientos que no notó cuando llego su hermano menor que se habia echado en su regazo y se habia quedado dormido

La joven sonrio ligeramente y le acaricio suavemente los cabellos- Por eso te dije que te asearas antes de bajar a comer…ahora te quedaste dormido todo sucio...-le dio un beso en la frente-bueno no importa velare tu sueño aquí para luego prepararte el baño, apago el televisor y dormitaba mientras acariciaba con cariño- A ti no te va a suceder nada…no voy a permitir jamas que algo malo te sucede…eres lo único valioso que tengo en este mundo…aunque tenga que hacer lo que sea para protegerte lo hare…- se quedo ligeramente dormida-
------------------------------------------

matta ne!!

Mimi-chan


Mimi Tachikawa

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #493: January 10, 2019, 01:18:34 AM »
Vengo con otro capi xDD si ando inspirada xDDD


En la casa de la familia Tachibana/Morisawa

Tanto Chiaki, Kobato y su invitado Tsubasa estaban viendo atentamente una película en el sofá de la casa, Tsubasa muy cerca de Kobato mientras que Chiaki se encontraba cerca de la pantalla con los ojos brillosos, observando como el héroe de la historia se despedia de los niños protagonistas después de haberlos salvado

Viste eso Kobato?? Tsubasa? Como siempre el bien prevalecio contra el mal!!...-aplaudio fuertemente el mayor mientras salían los créditos de la película-

Es cierto oniichan!!...el ranger rojo lo hizo muy bien!!!...-aplaudio con un amplia sonrisa- no es cierto Tsubasa-kun??

Si…Koba-chan…- dijo observando como su amiga sonreía ampliamente-

Bueno…ya termino la película y es hora de la cena…- otra persona apareció en escena y era Makoto Tachibana, el hermano mayor de Kobato y Chiaki-

Es verdad prometi ayudarte niisan…- dijo el pelicastaño mientras apagaba el televisor y se acercaba a la cocina-

Yo también voy oniichan!!!...-la menor de los tres hermanos fue detrás de Chiaki dejando en la sala a Tsubasa a Makoto

Por que Makoto y Kobato tenían el apellido Tachibana y Chiaki Morisawa? Porque eran hijos de la misma madre pero de diferentes padres, después de que su madre diera a luz a Makoto, dos años después se separaron y su madre conocio al padre de Chiaki del cual se enamoro pero que desafortunadamente fallecio en un accidente aéreo , antes de que supiera de que esperaba un hijo de él, el padre de Makoto volvió con ella después de aquel accidente y tuvieron a Kobato, igual criaron a los tres como si fueran hijos de su propia sangre, su padre nunca hizo diferencias entre ellos, actualmente los padres de los 3 jovenes andan viajando por el mundo, dejando a Makoto al cuidado de los menores

Volviendo a la actualidad   

Makoto se acerco a Tsubasa para darle una palmada suave en el hombro

Y aún no le dices a Kobato lo que sientes por ella??...-

Nu..??- dijo sonrojado al saberse descubierto por el mayor de la familia-tan evidente soy??...-

En realidad no lo eres…pero te conozco desde pequeño y se lo mucho que te importa mi hermana…asi que no creo que haya mejor candidato para ser novio de mi linda hermana que tu, asi que tienes que hacer todo lo que puedas para que ella se fije en ti que es muy despistada por si te daras cuenta…- sonrio suavemente-

Nuuu….eso es cierto…- dijo suspirando pesadamente-

Yo te apoyare desde aquí asi que muchos animos…-

Ambos entraron al comedor donde Kobato y Chiaki estaban sirviendo la comida mientras que cantaban una de las
canciones de Ryuseitai, la unit donde Chiaki era el líder, el pelicastaño mayor sonrio ampliamente al ver a sus hermanitos menores que se divertían haciendo lo que mas les gustaba  que era cantar

La cena empezó mientras todos empezaron a conversar amenamente , aunque poco a poco esa amenidad iba a cambiar cuando Chiaki empezo a contar todas sus aventuras que habia pasado desde el ataque de los rebels, hasta el incidente con Pierre y Seto Kaiba

Pero en que cosas te has estado metiendo a mis espaldas Chiaki??? – dijo el mayor visiblemente angustiado- sabes que te has expuesto y has expuesto a tus compañeros en peligro??

No lo creo niisan, yo como el Ryusei Red los voy a proteger a todos pase lo que pase…-dijo mirándole con plena confianza-

Oniichan no puedes hacer cosas tan peligrosas…ya me preocupe también por ti…- dijo la pelicastaña visiblemente preocupada-

Si le presto algunos de mis inventos el niichan red podría estar a salvo no tienes porque preocuparte Koba-chan ne??-

No no no eso noo…-dijo mas preocupado Makoto-

Ya no se preocupen …-dijo el castaño- tendre el apoyo de Seto Kaiba asi que no creo que nos pase nada porque dijo que nos iba a poner todo tipo de protección…-

Makoto suspiro aliviado- Menos mal…ya estaba a punto de llamar a nuestros padres para contarles todo lo que nos estaba pasando-

No lo no lo hagas o sino me van a quitar todas las colecciones que tengo de mis figuras de acción…-

Si Niichan no lo hagas por favor…- también hablo la menor-

Si me lo dicen los dos al mismo tiempo no puedo decirle que no…-suspiro pesadamente-

Muchas gracias!!!- dijieron los dos al mismo tiempo mientras corrieron a abrazar a su hermano-
Tsubasa observaba a los tres hermanos como se querían mucho, sentía mucha envidia porque él era hijo único además de que sus padres lo abandonaron, quedándose con sus abuelos a los cuales queria mucho

Esperen esperen vamos a abrazar a Tsubasa también!!!- dijo el Ryusei Red para abrazar también al pelimorado mientras que los demás también hicieron lo mismo

Esperen…creo que tengo algo mas que decirles…- ya separándose de los demás- mañana vendrá Pierre a vivir con nosotros

Eh??????!!!!!!!!!-

----------------------------------------------


En la mansión Osaka…
Rinne se encontraba en su habitacion, mientras buscaba que ropa iba a ponerse en el paseo donde se auto-invito o mejor dicho logró convencer a Chiaki para que la incluyeran en el paseo, tenia que lucir bien para llamar la atención de Shinobu que parecía solamente interesarse en su unit y en sus amigos

No se que ropa de baño ponerme…tampoco quiero llamar mucho la atención…solo la de Shinobu…-

La puerta de la habitacion de la menor se abrió lentamente para que su hermano entrara en ella

Oniichan!!...- dejo su ropa y corrio a abrazarlo- bienvenido a casa te extrañe mucho, como te fue en el concierto??

Estas cansado?

Rinne yo también te extrañe mucho…- le sonrio cálidamente- me fue muy bien como siempre, y si ando cansado pero queria verte antes de irme a dormir, no quiero comer nada y solo quiero bañarme, ya le dije a Miyauchi-san para que preparara la ducha, me comento que tendras un paseo a la playa con tus amigos no??-

Si…te acuerdas que te dije que Sengoku Shinobu-kun iba a volver a Japón verdad?? Pues ya esta aquí y no puedo perder el tiempo y quiero estar junto a él lo mas que pueda-

Se nota que lo quieres mucho…-

Lo adoro…y estoy muy feliz de verlo nuevamente, aunque ya soy mas alta que él, pero igual se ve adorable y ando mas enamorada…-

Se nota en tu rostro y me gusta saber eso…-

Tu también deberias de enamorarte de alguien niichan…-dijo mientras se alejaba de su hermano y terminaba de alistarse- el amor es algo maravilloso

Lo haré cuando encuentre a esa persona asi que no te preocupes…- le dijo mientras le ayudaba con su maleta- ahora debes de descansar para que puedas demostrar tu belleza frente a  tu querido Shinobu-kun…-

Es cierto Niichan voy a dormir…-le dio un beso en la mejilla- buenas noches-

Buenas noches…- se retiro de la habitacion de Kobato-

En realidad tengo alguien que me gusta…pero no te lo dire hasta que se concrete Rinne…- dijo en voz baja mientras se retiraba de la habitacion-

Sougo-sama la ducha esta lista…-

Muchas gracias Miyauchi-san…- el mayor de los Osaka observaba con detenimiento los movimientos de su mayordomo y representante, un ligero rubor se formo en su rostro-

-----------------------------

matta ne!!

Mimi-chan


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #494: January 13, 2019, 09:06:12 PM »
vuelve su telenovela favorita u_u




44.







Souji suspiró, armándose de valor antes de ingresar al concurrido café en frente de él.

Había agendado una reunión con Adachi hacía unos días, pidiéndole que se vieran en una cafetería cercana a Rizembool, punto de encuentro que quedaba al centro del mapa para ambos. Imaginaba que Adachi sabía lo que se venía, luego de varias semanas sin salir y del intercambio de mensajes escuetos por redes sociales.

Souji tenía la esperanza de que esta reunión fuera lo más civilizada posible. No tenía forma de predecir lo que iba a suceder, pero contaba con el simple deseo de que pudieran cortar por lo sano, sin resentimientos. No significaba que no se odiaba a sí mismo por lo que había hecho: Souji siempre había tenido la opción de decidir, mientras que Adachi no había contado con la misma suerte. La intromisión de Sho en su vida le había ayudado a notar, en cuestión de semanas, que lo que tenía con Adachi nunca había sido del todo sano. Y aunque habían ciertos detalles que no le cuadraban del todo, varios de los consejos de sus amigos comenzaron a cobrar sentido poco a poco.

Sho era entrometido y pegajoso: se veían a diario, y lo habían hecho desde el Festival de Sanno, semanas atrás. Era un bocotas: soltaba más información de la que debía dar. Era misterioso y muy impredescible en ciertos temas, y una fuente eterna de energía: parecía nunca cansarse. No tenía mucha paciencia, pero hacía un esfuerzo.

Era capaz de entender cuando Souji necesitaba su espacio. Podía ser insistente a veces, pero guardaba su distancia rápidamente si la situación lo ameritaba. El tema de los celos era interesante porque Souji había notado que Sho se los guardaba y no los compartía, optando por hacerse un mar de dudas dentro de sí… que se disipaban cuando Souji lo iba a visitar, o salían a comer, o pasaban tiempo juntos. Compartían los mismos amigos, y no le hacía problemas por salir con ellos cuando él no podía. Cuando no se veían, Souji no sentía ningún tipo de ansiedad. Cuando discutían y Souji no tenía energías para solucionar el problema, Sho eventualmente renunciaba a su orgullo y le pedía que hablaran, evidenciando su crecimiento luego de los problemas que había tenido con Ken y con él.

Lo escuchaba, y aunque no tenía los mejores consejos, Sho le ayudaba a su manera. Lo había hecho desde hacía tiempo, durante las tardes que compartieron entrenando juntos.

Reflexionar sobre su experiencia con él no hacía más que recordarle que lo de Adachi había sido un tanto tóxico. Él nunca lo notó, y habían cosas que aún no asimilaba, pero suficiente era con comparar su experiencia pasada con esta nueva. No negaba que había pasado momentos muy lindos junto a Adachi, pero lo negativo superaba a lo positivo, si se ponía a analizar todo con detenimiento.

Un poco más tranquilo y seguro con su decisión, Souji ingresó al café y buscó a Adachi entre los comensales. Lo encontró en una mesa al lado de la vitrina que daba para la calle, con un aspecto mucho más pulcro de lo que esperaba. Se le veía calmado, lo que le asustó un tanto.

“Hola,” saludó Souji, y se apuró en tomar asiento frente a él.
“…Hey.”
“Antes que nada, quería disculparme contigo. Estas semanas de finales han sido muy atareadas y no tuve tiempo para ti.”
“No hay problema.” Adachi le sonrió. “Entiendo. Este ciclo estaba más cargado para ti, ¿no?”
“…” Souji sintió recelo por su actitud tan… pacífica, pero asintió. “Sí, tenía muchos cursos y cada uno demandó más tiempo de lo que esperé.”
“Aún así, no he oído nada de ti después del fin de ciclo.”
“Eso es porque… bueno, no hay mejor manera de decirlo.” Souji suspiró. “Tohru… yo… sabes lo mucho que te aprecio. Has estado ahí para mí por tanto tiempo, y el cariño que te tengo puede que no tenga comparación con nada. Pero… este tiempo a solas me ayudó a reflexionar sobre lo que teníamos. No voy a negar mi culpa, debí hacer mil cosas de una manera distinta. Debí ayudarte más, debí exigir mi espacio, debí… debí hacer varias cosas. Pero ya es muy tarde para arrepentirme. Lo único que sé es que debemos cortar esto por lo sano. Creo que por este tiempo que hemos andado sin hablar mucho… bueno.”
“Sí, no soy idiota, descuida.”
“Lo siento, fui un cobarde desde el inicio.”
“Me hubiera gustado que fueras sincero conmigo. Creo que podría haber hecho algo para arreglar las cosas.”
“El problema es que siempre decías eso. Pero de ahí surgía algo: un nuevo amigo, una nueva situación que te ponía incómodo. Y me limitabas, me pedías que sólo estuviese para ti… y lo entiendo, en cierto modo. Porque tu círculo no es tan amplio y debe ser incómodo que tu pareja tenga tanta gente a su alrededor. Tenías inseguridades y lo entiendo. Pero había maneras de solucionarlo… formas que no implicaban prohibirme salir con ciertas personas o cosas así.”
“Tengo la sensación de que, aún a pesar de todo, nunca pudiste ponerte en mis zapatos. Y está bien, no te preocupes.”
“No es eso…” Souji se mostró un tanto apenado. “No miento al decir que comprendo tu punto de vista y entiendo por qué hiciste lo que hiciste. Pero no estaba justificado. Esto de recogerme de todos lados, o de definir qué hacemos los fines de semana… Dios, Tohru, lo de Sho parece una broma, pero era mi amigo—”
“Minazuki se te confesó, ¿no?”
“¿Qué?”
“Supongo. Era lo que eventualmente iba a pasar,” mencionó Adachi, un tanto desinteresado. “Igual sé que no me hiciste caso, y seguiste saliendo con él.”
“No eras nadie para prohibirme qué hacer—”
“No contestaste mi pregunta.” Adachi lo interrumpió. “¿Tuve razón con lo de Minazuki o no?”
“…” Souji asintió, en silencio. “Sí, sí la tuviste.”
“Entonces. ¿Mis preocupaciones tenían sentido?”
“Claro que sí. Pero no era la forma—”
“Sí, yo sé. Fue la peor manera de abordar la situación. Sólo temía que… bueno, no sé. Minazuki es de esas personas impredescibles. No sabía de lo que podía ser capaz de hacer para convencerte de estar a su lado. Pensé que lo mejor sería que guardaras tu distancia.”
“Tohru, hablas como si no pudiera decidir por mí mismo…”
“Siempre actúas en función del bien de los demás. Supuse que eso te impediría decidir algo que te convenga.”
“Pero no soy un niño. Y no soy idiota— puedo querer ayudar a mis amigos, pero nunca los engañaría sólo para hacerlos sentir bien por un rato.”
“Mm.” Adachi se encogió de hombros. “En fin. Esto creo que ya está de más. Lo que quieres hacer es terminar, y está bien. Disculpa por discutir por gusto.” Adachi suspiró.
“No es por gusto. No… no pienses eso.”
“Lo es, Souji. Pero en serio, no hay resentimientos.” Adachi le sonrió. “Me alegra que hayas podido venir a decirme las cosas frente a frente. Y lamento mucho lo que te hice. Nunca aprendí de mis errores, y ahora que lo pienso, te cargué con mis cosas sin querer.”
“Me hubiera gustado arreglar varias cosas. Yo también pido disculpas por lo que pasó.”
“Nah, tranquilo. No hay problema, en serio.”

Los dos compartieron unos instantes del silencio más incómodo de sus vidas, hasta que Souji optó por quebrarlo.

“…Bueno, si eso es todo…”

“Sí, si tienes que ir a otro lado, no te preocupes. Pedí un café antes de que llegaras, así que pienso quedarme un rato más.”
“Oh. Okay, entonces.” Souji se levantó de su sitio e hizo una leve reverencia. “Hasta luego.”

Adachi agachó la cabeza, y luego de incorporarse, le ondeó la mano.

Eso había sido mucho más sencillo y rápido de lo que pensó, pero Souji no podía quejarse, realmente.







Luego de su blackout tradicional de un día entero luego de finales, Midoriya despertó para estamparse fuertemente contra la realidad: Todoroki y él llevaban mes y medio sin hablar. Así se había dado desde aquel incidente en Hanasaki, donde había encontrado que su amigo era rebel.

El recordatorio había ocurrido con una foto en su newsfeed de Facebook (¿juraba haberle dado unfollow?), que mostraba a su amigo junto a un grupo de estudiantes de Derecho, entre ellos Katsuki y una misteriosa muchacha de cabellos celestes y sonrisa bonita. Katsuki le había contado que se trataba de una estudiante que había sido convertida en androide, librándose de una enfermedad terminal o algo así. Honestamente, todo el asunto sonaba muy complicado como para procesar en las semanas previas a finales, peor aún cuando se trataba de un alumno como él, que tenía cincuenta proyectos que entregar en poco tiempo y las veinticuatro horas del día no eran suficientes como para terminarlos.

Esa era la excusa perfecta para justificar su falta de comunicación. No era tanto por el temor a Todoroki, por supuesto que no.

La recomendación de Uraraka y de Katsuki había sido ir y demandarle una explicación. Conversar con él como la persona civilizada que era y pedirle que le contara sus motivos detrás de aquella alocada decisión. Después de todo, Todoroki no tenía ninguna necesidad de ser rebel: no necesitaba beca, ni dinero, ni beneficios. Su familia lo tenía todo y, por ello, Midoriya no podía entender por qué había tenido que elegir ser rebel.

Sin duda, lo que más odiaba de las vacaciones era el tiempo de sobra que tenía para pensar en asuntos incómodos… justo como ese. Al menos, durante clases, los proyectos y los trabajos lo habían distraído tanto que no había contado con tiempo suficiente como para hacerse un manojo de nervios y ansiedad como lo era en esos momentos, al filo de su cama y a punto de irse de bruces al suelo.

Y aunque las ganas de ir e irrumpir en el centro federado de la Facultad de Derecho en Rizembool no le habían faltado, nunca se había sentido cómodo de poner siquiera un pie dentro del campus, y menos ahora. Katsuki siempre le había gritado que podía acompañarlo, pero no se sentía capaz.

Tal vez se debía a la falta de comunicación por parte de Todoroki: si al menos hubiese intentado hablarle, Midoriya podría haber sentido que la intención de arreglar la situación era mutua. Pero no había oído nada de él por mes y medio. Tal parecía que su labor de rebel y sus estudios lo habían mantenido muy ocupado por ese periodo de tiempo.

Midoriya intentó explicar su actitud de esa forma, pero ahora que ya estaban de vacaciones, no tenía sentido que siguieran sin hablarse. Suspiró, angustiado, y se dejó deslizar progresivamente de la cama hasta el suelo. Allí, tirado en el piso alfombrado de su habitación, se dedicó a observar el techo de su estancia, un tanto perdido.

El sonido del timbre lo obligó a incorporarse de un salto, y corrió por los pasillos de su departamento. Estuvo a punto de resbalarse en el trayecto pero por obra y arte de un Dios misericordioso, logró llegar intacto al intercomunicador.

“¿Sí?”
“Deku de mierda, ¿para qué tienes teléfono? Te lo he reventado con llamadas y nada,” se quejó Katsuki, enojado.
“¡Ah, Kacchan! ¡Lo siento!” Midoriya se apresuró en correr a la puerta, abriéndola en cuestión de segundos. “¡Hola, Kacchan!” saludó, muy animado. Katsuki rodó los ojos.
“Te traje dulces,” dijo, empujando la bolsa en su pecho. Midoriya la cogió y revisó que era una pequeña caja llena de una variedad de postres.
“¡Waah! ¡Muchas gracias!” dijo Midoriya, y corrió a guardar los postres en el refrigerador.
“Sí, sí. Cámbiate que vamos a salir.”
“¿O…kay?” Midoriya cerró el refrigerador y volvió a acercarse a su amigo. “Espero que no… tengas planes… que impliquen a Todoroki-kun o algo así…”
“No.” Katsuki lo juzgó con la mirada. “Si te soy sincero, me jode muchísimo lo de ustedes dos. Son un par de idiotas. Pero no pienso entrometerme en sus asuntos… a diferencia de Ochako.”
“¿Por qué lo dices? ¿Uraraka-san ha planeado algo?”
“…No.” Katsuki desvió la mirada. “No sé.”
“Si me vas a contar, cuéntame todo.”
“Algo así escuché, pero no me dijo más. Tú sabes que ella sí es capaz de todo por arreglar los problemas del resto. Y supongo que le duele verte peleado con ese idiota.”
“¿No estamos peleados?”
“…Claro que no.” Katsuki rodó los ojos. “Es casual no hablar con alguien POR MESES.”
“¿…Es mes y medio, no más?”
“Mes y medio. Deku, por favor.”
“¿…Y no discutimos antes de eso?”
“Una pelea puede ser pasivo-agresiva como la que tú y Todoroki tienen. Sólo se ignoran, pero obviamente no les gustaría verse a las caras.”
“¡Eso no es cierto!”
“¿Qué harías si Shouto estuviese abajo, en mi carro?”
“No iría contigo.” Midoriya sonrió, muy tranquilo.
“¿…Ves?”
“…” Midoriya suspiró. “Okay. Tienes razón… Pero no está abajo, ¿no?”
“No. Ya te dije que no voy a perder mi tiempo en hacer que ustedes dos arreglen sus problemas. Si el baboso quiere solucionar todo esto, te contactará por su cuenta. No voy a ser la lechuza de ustedes dos, gracias.”
“Aw, Kacchan.”
“Qué ‘aw’ ni que ocho cuartos. Te dije que te cambies.”
“¡Sí!”

Midoriya corrió a hacerle caso, un tanto alegre por las palabras de su amigo.

Para cualquier otra persona, las palabras de Katsuki habrían sido un tanto hirientes, pero Midoriya no podía evitar verlas desde una perspectiva distinta. Katsuki siempre había sentido que Midoriya era capaz de solucionar las cosas por su cuenta: sean problemas en la escuela, con sus amigos o de otra índole. Sólo cuando veía que necesitaba de su ayuda es que iba y la ofrecía. Katsuki lo sentía capaz de todo, y Midoriya apreciaba mucho eso. Y aunque él si le ofrecía su apoyo incondicional en todo momento, no le molestaba la actitud de su amigo en lo absoluto. Sabía que Katsuki tenía buenas intenciones, y más aún con un tema delicado como el de Shouto. No sería pertinente entrometerse en asuntos ajenos, sobretodo cuando no estaba muy enterado de lo que había sucedido.

…Que, realmente, no era tan dramático, si se ponía a analizar todo. No había sido más que la revelación de Shouto como rebel y su rechazo ante esto. Al parecer, Katsuki sentía que algo más había sucedido, pero Midoriya no entendía qué exactamente. Tal vez su amigo conocía la versión de los hechos de Todoroki, y eso cambiaba un poco la situación.

Midoriya suspiró, mientras buscaba un polo decente y unos shorts cómodos entre su ropa. Hasta ese día, había sentido que el problema era una nimiedad que eventualmente se solucionaría con la conversación que se debían desde hace mes y medio. Pero ahora que lo analizaba, tal vez habían ciertos detalles que había dejado de lado. Eso explicaría por qué Katsuki sentía que no debía entrometerse, más allá de tratarse de un hábito suyo de respetar el espacio de Midoriya.

Haciéndose un mar de dudas y ansiedad, optó por dejar el tema de lado y darle prioridad a su salida. Revisó su apariencia en el espejo y asintió, sintiéndose agusto con su elección de vestimenta. Metió su billetera y celular en un morral del colgador de la puerta de su cuarto, y lo llevó consigo a la entrada de su departamento. Katsuki lo esperaba apoyado en la puerta, revisando su celular con una expresión boba en su rostro. De seguro Uraraka le había mandado un mensaje bonito.

“¿Nos vamos?” preguntó Midoriya, sonriendo.
“Mm.” Katsuki asintió. “Pensaba que podíamos ir al cine, pero no sé si hay alguna película que te interese.”
“No he revisado, pero si hay alguna de superhéroes… bueno, tú sabes, hehe.” Midoriya rio.
“Sí, sí. Veremos esa, de seguro.”
“¡Gracias, Kacchan!”
“Tch.”

Katsuki optó por evadir su mirada, a la vez que salía del departamento con apuro. Midoriya cerró la puerta con llave y lo siguió de cerca.

Prometía ser un lindo día.







No podía decir que estaba prestando atención a la película en la pantalla del televisor porque su newsfeed de Facebook le había proporcionado de un chisme interesante: los dramas que involucraban a los grupo populares de su carrera siempre lograban captar su atención. Y que se hiciera público y se mentaran la madre por redes sociales era aún mejor. Sólo faltaba el pop corn y eso completaba su tarde.

El sonido del timbre, sin embargo, lo sacó de sus pensamientos. Como la cocina estaba más cerca de la puerta principal, Sho optó por hacerse el desentendido, esperando que Ken contestara.

Hasta que tocaron de nuevo.

“Keeeeen, están tocando el timbreeeee,” gritó Sho.
“Lo siento, ¿puedes contestar tú?” le pidió su hermano. “Ya falta poco para que esté listo el estofado y no quiero que se arruine si le pierdo la vista por unos instantes.”
“Ugh. Tal vez es un paquete de ese hombre.”
“¿Nuestro tutor?”
“Sí.” Sho rodó los ojos. “Hace tiempo que no nos manda recuerdos.”
“Mm… Si buscabas convencerme con eso, al contrario, conseguiste lo opuesto.”
“Ya, ya.” Sho se levantó a regañadientes, lanzando su celular al sofá. El chisme tendría que esperar.

Caminó lentamente hacia la puerta, un tanto irritado con el incesante toque del timbre. Aquella persona iba a pagar muy caro por todo el ruido que estaba haciendo, sea quien sea.

Nada lo preparó para ver a Souji detrás de su puerta, con una sonrisa que lo dejaba ciego y un semblante muy calmado. Souji no musitó palabra alguna: se invitó solo dentro del departamento, cerrando la puerta tras de sí y jalando a Sho del polo para besarlo. El pelirrojo, confundido, se demoró en reaccionar, pero eventualmente se dejó llevar por el ritmo de Souji y correspondió el beso, entusiasmado. Sus manos pasaron a tomar el rostro de Souji para guiarlo, y sintió que su amigo lo cogió por la cintura. Hubieran seguido ensimismados en su propio mundo de no ser porque Souji vio, de reojo, a Ken observándolos muy avergonzado cuando dobló la esquina de la cocina, curioso por el silencio.

“IHHHH” gritó Kaneki y luego se tapó la cara. Sho y Souji se empujaron y guardaron distancia, avergonzados. “¡LO SIENTO! Como escuché la puerta pero no a Sho, me dio miedo y—”
“N-No, fue nuestro error,” dijo Sho. Parecía que quería que la tierra lo tragase, y Kaneki no podía culparlo: estaba en la misma situación. “Yo me dejé llevar…”
“Y yo estaba muy emocionado con lo que vengo a contarles.” Souji admitió, mientras se arreglaba la ropa. “Disculpa, Ken. No sé cómo te voy a ver a la cara ahora.”
“…Yo tampoco.” Sho se había tapado la cara como su hermano. Souji lo imitó, y los tres intercambiaron miradas entre las ranuras de sus dedos.
“Bueno, eventualmente iba a pasar,” dijo Ken, removiendo sus manos de su rostro. Se veía un tanto sonrojado, aún. “Mejor en un momento así que en—”
“Yyy ya te entendimos Ken, gracias,” lo cortó Sho, tapándole la boca. Luego, se giró hacia Souji, removiendo la mano sobre su hermano. “¿Qué pasó, ah?”
“Ah.” Souji removió sus manos de su rostro. “Terminé con Adachi,” contó, como si se tratara de una trivialidad.
“…” Sho y Ken lo observaron, como si le hubieran salido brazos adicionales por los lados.
“¿Pensé que la reacción sería más positiva?”
“…Me cuesta ver que estás bien luego de hacer algo así. Juraba que Adachi no te soltaría por nada.”
“Yo también pensé algo así. ¿No será peligroso?”
“Pues… fue extraño.”
“¡Espera! Nos cuentas mientras almorzamos. Justo acabo de preparar estofado.”
“Ah, disculpen.” Souji sonrió. “No pensé muy bien en el momento en que venía y—”
“¡Shhh! Eres bienvenido siempre.” Ken le sonrió. “Toma asiento. Hice de más porque Sho come como cinco personas.”
“…Qué mal hablado eres, Ken.”
“Pero es cierto,” lo defendió Souji. “Siempre tienes hambre.”
“…” Sho rodó los ojos. “Odio que se junten ustedes dos. Siempre se burlan de mí.”
“Es con cariño,” dijo Ken, entre risas. Se apresuró en correr a servir el almuerzo, y Sho fue detrás de él para ayudarlo.

La tarea fue muchísimo más rápida entre dos: Ken sirvió los platos, mientras que Sho puso la mesa. En cuestión de minutos, el almuerzo estaba listo. Ken y Sho se unieron a Souji, y los tres, luego de dar las gracias, empezaron a comer. Kaneki era muy modesto, pero lo cierto era que su sazón era muy delicioso.

“Wow, está exquisito, Kaneki,” le dijo Souji, muy sincero.
“Sí, Souji tiene razón. Aunque no me sorprende.” Sho sonrió. “Tú eres el que mejor cocina entre los dos.”
“Ah, muchas gracias.”
“Por cierto, Kaneki, aprovecho en agradecerte una vez más por el shortcake de la otra vez.”
“¡Ah! No es nada, Souji-san.” Ken le sonrió. “Era lo mínimo que podía hacer para retribuirte lo que hiciste por nosotros.”
“El detalle estuvo súper lindo, pero no necesitas agradecerme. Al contrario, me alegra haber podido ayudarlos. Me gusta cocinar, y más si es para para mis amigos.”
“¡Muchas gracias!”
“…” Sho rodó los ojos. “Dejen de agradecerse por todo, por favor.”
“De seguro andas quejándote porque quieres oír lo de Tohru, ¿no?” Souji lo observó, curioso.
“…Sí, no lo puedo negar.”
“¿Qué pasó, Souji? ¿Cómo así…?” Ken se veía un tanto preocupado por él.
“Hoy me levanté decidido, supongo. Lo llamé y le pedí que nos viéramos en un café. Ahora que lo pienso… tengo la sensación de que él sabía lo que iba a pasar.”
“Bueno, han pasado semanas desde la última vez que se vieron,” dijo Sho.
“Sí.” Souji asintió. “Y Tohru es muy paranoico, así que no lo imagino tranquilo con eso. Debió sospechar algo al respecto. Lo cierto es que nos juntamos y le dije que ya no podíamos seguir así. Intentó refutármelo, pero eventualmente cedió. ¿Y ahí quedó todo?”
“Eso… es muy raro.”
“Sí, pero no me quejo. Lo prefiero mil veces a un drama o no sé… a que te haga daño, Sho.”
“Pero él no sabe nada.”
“No, no le dije nada de ti. Pero… preguntó si te habías confesado. Y ahora que lo pienso, soy un idiota. Porque le dije que sí.” Souji suspiró, angustiado.
“Mm… ¿Pero eso no puede significar mucho por si solo, no?” dijo Ken. “Tranquilo, Souji-san. Si sucede algo, Sho es rebel. No está indefenso.”
“Al contrario. Ese imbécil va a tenerla difícil si intenta retarme a algo,” dijo Sho, enojado. “O si intenta hacerte algo a ti, Souji.”
“…De todas formas, habrá que tener cuidado. Siempre ha sido muy impredescible… y todo esto me da mala espina, pero no puedo negar que me siento mejor ahora.” Souji suspiró.
“Me alegra, Souji.” Ken le sonrió.
“Era lo que le debía a cierta persona,” mencionó Souji, observando a Sho. “…Y lo que me debía a mí mismo.”
“Cualquier cosa, si necesitas ayuda, estamos para ti,” le dijo Ken.
“Sí. No dudes eso.” Sho asintió. “Uh… Jaeger y Oikawa también podrían ayudarnos, en el peor de los casos.”
“Bueno, Eren no sabe nada.” Souji rio. “Me da pena, siempre se queda sin enterarse de las noticias.”

“En este caso, es peligroso. Jaeger es bocotas,” se quejó Sho.
“Como tú,” dijo Souji.
“Sí, sí, mierda. Como yo.” Sho rodó los ojos.
“¿Oikawa sabe lo de ustedes dos?” Ken se veía un tanto curioso.
“Sí. No me sentía bien escondiéndolo de él, y ya le había hablado del tema antes cuando Sho… uh. Bueno, cuando Sho me besó hace unas semanas.”
“…” Sho quería desaparecer del planeta.
“Ahhh, tiene sentido.”
“Sólo él y tú están enterados de esto. Y bueno, yo supongo que Kaworu lo sospecha. Él es muy observador, y a veces Sho y yo somos un tanto…”
“¿Obvios?” Ken sonrió. “Sí, un poco.”
“…” Souji quería desaparecer, también.
“¡Pero no hay problema! Como estamos entre amigos, dudo que tengan que tomar precauciones.”
“Sí, todos los del grupo son de confianza.”
“Sólo deberían tener cuidado cuando salimos a tomar o cosas así,” dijo Ken. “La página de Souji-san no ha estado tan activa últimamente, pero puede que retomen eso pronto.”
“Me había olvidado de eso,” dijo Sho.
“Yo también. Por finales no he visto qué han puesto de mí, así que sería bueno chequear eso.”
“Hace poco me salió una actualización y era algo sobre una batalla entre HiME y rebel que se había dado dentro del campus. Creo que de ustedes no ha salido nada, pero… habrá que tener cuidado,” dijo Ken.
“Sho. Recuerdo que me dijiste que investigarías quién estaba detrás de esa página. ¿Llegaste a encontrar algo?”
“Nada.” Sho suspiró. “He preguntado a varias de las chicas de tu club de fans y ninguna supo darme información relevante. Pero eso fue hace meses, así que tal vez podría intentar de nuevo.”
“Sería bueno. Yo también intentaré investigar por mi cuenta. Por cierto, no les llegué a preguntar pero… ¿Qué tal salieron en sus cursos?”
“¡Muy bien!” dijo Ken, emocionado. Luego se giró a mirar a su hermano, con decepción. “Pero Sho…”
“…No hablemos de cosas deprimentes, por favor,” dijo Sho, un tanto bajoneado.
“…” Souji frunció el ceño. “¿¡Reprobaste!?” le preguntó, enojado.
“¿¡Por qué te indignas tanto!?”
“¡Pensé que saldrías bien!” dijo Souji. “Aunque ahora que lo pienso… hubo un par de semanas que no supe nada de ti y supongo que ahí descuidaste tus estudios.”
“Con Ken desaparecido, eso era lo último en mi mente.”
“Ah, lo siento.” Ken se veía muy apenado.
“No. No hay problema, Ken,” le aseguró Sho, con una sonrisa.
“¿Cuántos cursos reprobaste?” preguntó Souji.
“Uno.” Sho evadió su mirada. “…Dos, tal vez.”
“¿De cuántos?”
“Seis.”
“…Bueno, pudo ser peor.” Souji suspiró. “Espero que mejores el ciclo que viene.”
“Sí, sí.” Sho rodó los ojos. “Estoy más tranquilo ahora, así que supongo que me irá bien.”
“Si repruebas de nuevo, nos decepcionarás, Sho,” dijo Ken.
“…” Sho suspiró. “Okay, okay.”

El resto del almuerzo se pasó con comentarios sobre el fin del ciclo, los planes para las vacaciones y chismes sobre su grupo de amigos. Barajearon la posibilidad de irse de viaje, aunque los hermanos andaban un poco preocupados por el presupuesto, puesto que su fuente mayor de ingresos eran sus salarios y no contaban con ahorros. De Sho podía esperarse, puesto que al igual que Souji, era un comprador compulsivo de cosas que realmente no eran necesarias… como consolas de videojuegos y música. Pero Ken tenía un problema parecido, puesto que tampoco era capaz de ahorrar.

Quedaron en que conversarían al respecto más adelante, puesto que en esos momentos Ken tenía turno de trabajo y debía retirarse. Luego de despedirse de ambos, fue a alistarse para salir a trabajar y, finalmente, salió del departamento muy apurado. Sho y Souji le desearon buena suerte.




Una vez a solas, Sho se encargó de lavar los platos y ordenar las cosas. Souji lo apoyaba secando lo que él lavaba, y se dedicaron a la labor en un silencio cómodo.

“Estoy un poco triste… por lo de Tohru, digo,” habló Souji.
“Supongo. Sería extraño que no sintieras nada al respecto,” le dijo Sho mientras lavaba la vajilla. Su mirada seguía fija en el pocillo que andaba fregando con la esponja.
“Mm.” Souji asintió. “¿…Puedo ser sincero contigo?”
“Sí.”
“Aún lo quiero.”

Como estaban lado a lado, Souji pudo sentir cómo Sho se tensó un poco ante aquellas palabras.

“Pero eso no aminora o disipa lo que siento por ti.”
“Yo sé.”
“Y no voy a volver con él.”

“Ajá.”
“Sho…” Souji lo observó, preocupado. Cuando respondía en monosílabos era porque algo le estaba molestando. “¿Estás enojado?”
“No.” Sho lo miró a los ojos. “Estoy… bueno, no sé cómo me siento. ¿Supongo que un poco celoso? ¿Incómodo? No sé.”
“¿Por qué?”
“Adachi sigue siendo importante para ti aún a pesar de todo lo que te hizo.”
“Te entiendo.” Souji apoyó su cabeza en el hombro de Sho. “A mí también me incomoda. Pero no puedo odiarlo. No le tengo ningún resentimiento. Sería un poco egoísta si lo tuviera.”
“…”

Sho dejó los platos en el fregadero y, sin una pizca de sutileza, abrazó a Souji por la cintura. El peligris sintió cómo su camisa comenzó a mojarse por los guantes de Sho, pero le restó importancia a ello, optando por dejar en la encimera el vaso que andaba secando y rodear la espalda de Sho.

“Gracias.”
“Pero no he dicho nada aún.”
“Creo que el abrazo es suficiente.” Souji le sonrió.
“…Gracias por arruinar mi discurso.” Sho rodó los ojos.
“¿Tenías preparado uno?”
“Algo así.” Sho suspiró. “Okay, no. No tenía nada. Sólo quería decir que estoy aquí para ti. Ken también… Oikawa, Jaeger, Nagisa… y los demás.”
“Aw. Siento que esas palabras son citas directas de lo que siempre te digo, qué tierno.”
“No jodas, Souji.” Sho estaba rojo hasta las orejas.
“Hehe.” Souji rio: Sho era demasiado adorable. “Gracias. Lo aprecio.”
“No te guardes nada,” mencionó Sho, apoyando su rostro en su cuello. “Tienes esa manía de evitar contar tus problemas porque sientes que cargas al resto y me enoja. Sé que no soy tan maduro como Adachi y a veces mis consejos son terribles, pero al menos te puedo escuchar.”
“Lo sé. Intentaré… mejorar con eso. Pero si me ves preocupado y no te digo nada, insiste, ¿sí?”
“Hablas como si no lo hiciera ahora.” Sho soltó un par de risas. “Te aguanté toda la semana de finales.”
“…Puede que tengas razón.” Souji rio. “Y oye, qué malo eres. Hablas como si hubiera sido un drama escucharme todo ese tiempo.”
“Me reservo mis comentarios.”

Souji le golpeó con el secador en la espalda.

“Mierda, ¡Souji!”

En venganza, Sho subió sus manos enguantadas por su cuerpo y mojó varias partes de su camisa.

“Sho, no tengo muda de ropa.”
“Bueno, hace calor, ¿no?”

La sonrisa maliciosa y el brillo en los ojos de Sho le dejaron en claro qué seguía.

Souji no pudo evitar sonreír de lado.







Lo último que esperó encontrar en su puerta ese martes en la tarde fue a Adachi con una expresión que gritaba “auxilio”. Akechi imaginaba que estaba relacionado a Souji: si Adachi tenía problemas de cualquier índole, siempre recurría a su pareja. Pero si se trataba de un problema con él… Akechi era su doctor corazón. Había sido así desde el inicio de la relación: Incluso ahora que, por el semblante de su amigo, Akechi suponía que algo malo había sucedido. ¿Tal vez una pelea muy fuerte? O…

“Terminamos,” anunció Adachi, intentando arreglarse el cabello y fallando completamente. “Dime que tienes sake. O whisky. Lo que sea, por favor.”
“Tengo los dos y más.” Akechi le sonrió, un tanto apenado. “Y nunca es tan temprano para tomar, pasa.”

Adachi ingresó al departamento, desganado, y tomó asiento en la mesa en frente del kitchenette. Por su lado, Akechi cerró la puerta y se dirigió a la vitrina donde guardaba el whisky.

“Puedes ir contándome, por cierto,” dijo Akechi, mientras sacaba la botella de whisky de la vitrina. Un Something Special que tenía guardado para ocasiones especiales… sean buenas o malas, realmente.
“Uh… ¿Creo que te dije que ya lo veía venir? Hace dos o tres semanas que no nos vemos.”
“Claro, y antes se veían casi todos los días.”
“Sí.” Adachi se desparramó en la mesa. “Y tú sabes que yo nunca me quedo tranquilo. Ya me lo ha hecho antes, y siempre me da ma la espina, así que fui a buscarlo varias veces a su facultad y a su casa, pero nunca lo encontré.”
“Mm…” Akechi sacó un par de vasos y sirvió el whisky. “Sospechoso, ¿no?”
“Exacto. Y me jode porque justo habíamos discutido por mis inseguridades unas semanas antes de todo esto. Pero me respondía que necesitaba tiempo para finales, y como ha llevado más cursos este ciclo, supuse que tenía sentido.”
“¿No se vieron ni una sola vez?” preguntó Akechi, mientras buscaba hielo en la nevera.
“Ni una… Creo que debí ser más insistente, pero yo también andaba ocupado.”
“Bueno, qué ibas a imaginar que esto sucedería… Osea, supongo que en un momento te diste cuenta que era inevitable. Pero al inicio le creíste, ¿no?”
“Sí. Y fui un idiota. Estábamos tan bien antes de eso que no pensé que pasaría nada malo. Los primeros días pensé que no había problema. Luego esos días se convertieron en semanas, y heme aquí. Soy un estúpido.”
“No.” Akechi se apuró en servir el hielo y llevar los vasos a la mesa. Deslizó el de Adachi en su dirección, y tomó asiento en el asiento opuesto al de su amigo. “No eres un idiota, Adachi, y no es tu culpa. Todo esto es demasiado sospechoso como para no pensar que te estuvo sacando la vuelta.”
“Me alegra que pienses igual. Pensaba que estaba siendo paranóico, pero si tú también opinas lo mismo, es por algo.” Dicho esto, Adachi le dio un sorbo a su whisky. “Igual, ya sé quién es el causante de todo esto.”
“¿En serio? ¿Sabes con quién te engañó?”
“Sí.” La expresión de Adachi era suficiente para dejar en claro su tirria. “Minazuki. Un mocoso de mierda. ¿Creo que te he rajado de él antes?”

“Sí, claro. Pero… ¿no se conocen desde hace tiempo? ¿Por qué ahora?” Akechi se veía confundido. “¿Qué ha cambiado?” preguntó y luego, tomó un poco de whisky.
“Souji no se dio cuenta, pero me lo dijo todo. Yo… Bueno, yo había sospechado que Minazuki estaba enamorado de él desde hace tiempo, así que le mencioné el tema varias veces en estos últimos meses. Souji siempre lo negaba, porque decía que no tenía sentido y no sé qué mil cojudeces. Pero no soy idiota. Las miradas de Minazuki hablaban más que su actitud o sus palabras, y sabía que el imbécil eventualmente dejaría de ser tan estúpido y se daría cuenta de lo que sentía. Hoy le pregunté si Minazuki se le había confesado y admitió que sí. Eso responde todas mis preguntas.”

“¿No entiendo? Souji… Souji nunca se mostró interesado en él, ¿no?”
“No sé.” Adachi suspiró. “Creo que no. Pero sí se pegaron mucho este ciclo. Minazuki le pidió que lo entrenara para dar de nuevo la prueba para ser rebel y Souji accedió, así que pasaron mucho tiempo juntos.”
“Mm… bueno, todo suena muy perfecto como para ser sólo coincidencia,” admitió Akechi. “Lamento decirte que sí, de seguro con él te puso los cuernos.”
“Mucho tacto, ah.” Adachi rodó los ojos. “…Pero tienes razón,” dijo, y sostuvo su cabeza entre sus manos, tapando su rostro. “Dios, Akechi, soy el imbécil más grande del planeta. Debí reaccionar distinto… no puedo creer que lo dejé ir así sin más.”
“Oh, no.” Akechi notó que Adachi andaba sollozando y lo observó, preocupado. “¿Estás llorando?” preguntó, mostrándose preocupado. “No pensé que te afectaría tanto.”
“Me acaban de terminar y me he dado cuenta de que me han puesto los cuernos por tres semanas,” dijo Adachi, levantando la mirada para fulminarlo con esta. Akechi comprobó que en efecto, Adachi estaba llorando, y no pudo evitarse sentir un poco mal. La situación era terrible. “¿Qué mierda pensabas? ¿Que todo bien y “thank u, next”?”
“Haha,” Akechi rio. “Nunca imaginé que escucharías a Ariana Grande, pero me alegra— digo, lo siento,” mencionó, levantándose para alcanzar su hombro y darle unas palmaditas. “¿Quieres un abrazo?”
“Sí.” refunfuñó Adachi, volviendo a taparse el rostro.
“Está bien.” Akechi sonrió, mientras se paraba y le daba la vuelta a la mesa. Lo abrazó, y Adachi lo rodeó mientras seguía con su llanto.

Nunca había imaginado que llegaría a verlo en un estado emocional tan deplorable como el de ahora, pero Akechi suponía que la vida estaba llena de sorpresas. En cierta forma, le alegraba, porque significaba que su amistad había llegado a cierta confianza como para mostrarse vulnerable.

Sin embargo, seguía siendo una gran sorpresa, y Akechi no podía negarlo.

“Supongo que piensas hacer algo al respecto, ¿no?”
“Por supuesto. Esto no se va a quedar así. Ese imbécil de Minazuki me las va a pagar,” dijo Adachi, levantando el rostro. “No me voy a rendir así no más.”
“¿Vas a pedirle a Souji que regrese contigo?”
“Sí.” Adachi se separó, y se fregó los ojos con las manos, intentando —y fallando— de secarse la cara y dejar de llorar. “Luego de borrar a Minazuki del mapa.”
“Eso suena peligroso,” dijo Akechi, regresando a su sitio. Aprovechó para tomar su vaso y moverlo sutilmente, ocasionando que los hielos chocaran en el proceso. Tomó un sorbo, y observó a su amigo, lleno de curiosidad. “¿Minazuki no llegó a ser rebel?”
“Sí. Y eso es lo mismo que yo pienso hacer.” Adachi sonrió de lado.
“…” Akechi sonrió… hasta que procesó las palabras de Adachi. “¿Que vas a hacer QUÉ?”
“Voy a conversar con Narumi y el comité. No creo que haya problema, ¿no? Tanto me rogaron que lo haga y ahora estoy dispuesto a gastar mi tiempo en esa mierda…”
“Pero… no entiendo. Hace un mes me dijiste justo lo contrario, que no tenías tiempo y no podías por eso.”
“Akechi, hace un mes estaba con Souji. Ahora no. Necesito ser rebel para…” Adachi suspiró, intentando controlar su ira. “Para deshacerme de Minazuki. Sin poderes, no creo que pueda hacerle ni un rasguño.”
“Y yo creyendo que tenías intenciones menos… egoístas.” Akechi sonrió. “¿Imagino que igual cumplirás con el rol?”
“Sí, para que ciertas personas no vayan por ahí intentando cambiar mi cognición o no sé qué mierdas.”
“Hehe.” Akechi rio. “Esas personas suenan peligrosas.”
“Lo son.” Adachi lo observó. Luego, tomó otro sorbo de whisky. “¿Crees que digan que no?”
“Tú sabes que ellos encantados. Y me contaste que Narumi te habló, así que en especial él.”
“Perfecto. Mañana mismo voy a pedirles que me pongan el chip y todo.”
“¡Suerte! Pero no te olvides de hablar con Narumi o con alguno de los altos mandos.”
“Sí, sí.” Adachi rodó los ojos. “Obviamente. Sino sus lacayos no querrán hacerme caso.”
“¿Puedo ser sincero contigo?” preguntó Akechi. Adachi lo miró como si se tratase del bicho más raro del universo.
“¿Qué pasa?”
“Bueno… siento que estás quitándole culpa a Souji. Y quería hacerte ver que la culpa también es de él, si es que bueno, lo de Minazuki es cierto.”
“Lo sé. Pero con unas disculpas suyas, basta y sobra.”
“¿Estás… seguro?”
“Sí.” Adachi frunció el ceño. “Estoy seguro que Minazuki lo ha manipulado o le ha hablado mal de mí. Me sorprendió que de la nada me trate como el malo de la película.”
“Mm.” Akechi asintió. “Bueno, en todo caso, ten cuidado. Minazuki… no se ve como una persona calmada. Al contrario, podría darte muchos problemas.”
“¿Dudas de mí?” Adachi rio. “Fui uno de los mejores hace unos años.”
“Sí, pero ahora tienes 24.”
“Si yo estoy viejo, entonces tú también. No te salvas.”
“…” Akechi suspiró. Se llevaban un par de años, después de todo. “Okay, cierto. Pero bueno, sólo quería decir que no vas a tener la misma agilidad o resistencia que hace unos años.”

“Bueno, sí. Hubo un par de veces que acompañé a Souji y a Minazuki con sus entrenamientos y me sentí como un anciano de tercera edad. Tendré que entrenar de nuevo.”
“Si gustas, podríamos entrenar juntos.” Akechi sonrió. “Estoy tentado a ser rebel, pero aún no estoy tan seguro.”
“¡Anímate! Así me ayudas y le hacemos cargamontón a Minazuki.”
“…Lo pensaré.“ Akechi suspiró. “Pero bueno, brindemos.”
“¿Por qué? Akechi, ¿me han puesto los cuernos? ¿Terminé con Souji?”
“Sí, justo por eso. Y por mi estupidez, también.”
“¿…Ahora qué hiciste?”
“Ah.” Akechi sonrió. “Soy un idiota, como tú. Llevo un año detrás de alguien y esa persona no se ha dado cuenta de que me gusta. Ya me está llegando un poco, si te soy sincero.”
“…Creo saber de quién hablas. Tienes terrible gusto, por cierto.”
“Hehe.” Akechi rio… y su expresión cambió a una de indignación en cuestión de segundos.  El castaño golpeó la mesa sutilmente, agachando la cabeza. “¿Qué tan densa puede ser la gente, dime?”
“Muy densa. En especial ese idiota.”
“…” Akechi suspiró y le dio un sorbo a su whiskey. “No. YO soy el idiota. Podría estar con cualquier persona, pero no, voy y me fijo en él.”
“La vida es muy irónica, a veces.”
“Dímelo a mí. En fin.” Akechi extendió su vaso. “Para dejar de ser babosos.”
“Por favor, gracias.” Adachi lo imitó, y brindaron.
“¿Sabes? Debería estar molesto porque vas a pelear contra otro rebel por un tema amoroso y personal, como si Souji fuera una damisela por la que deben enfrentarse, pero no. Hoy no me voy a enojar con eso.”
“Ah. Pero nunca hubo un protocolo que impidiera las riñas entre rebels, ¿no?”
“Bueno… no, realmente. Es sólo que se me hace idiota que gasten sus poderes en estupideces, como esas peleas que parecen de cantina en las fiestas o reuniones. Tu motivo es un poco más comprensible, eso sí.”
“¿Te has topado con eso? Con las peleas estúpidas de fiestas.”
“Sí. ¿No fuiste a la fiesta de inicio de ciclo de la facultad de derecho?”

“Ah, claro. Eso fue todo un drama. ¿Creo que destruyeron parte del bar de la mansión?”
“Sí.” Akechi rodó los ojos. “Terrible. Como unos salvajes, realmente.”
“Ya. Pero yo tengo motivos congruentes para sacarle la mierda a Minazuki.”
“Tranquilo, yo sé. Souji te engañó con él y es el motivo de tu ruptura, sí.”
“…No lo digas así, mierda.”
“¡Noooo! ¡Adachi, no vuelvas a llorar!”
“No. No voy a llorar de nuevo. Lo único que quiero hacer ahora es comprobar todo esto.”

“¿Lo de Minazuki?”
“Sí. Estoy seguro en un 98%, pero quiero tener pruebas para que realmente pueda explotar de ira sin remordimientos.”
“Bueno, Souji tiene una página de Facebook donde suben rumores suyos y fotografías, ¿no?  Aparte de… memes y otras cosas,” mencionó Akechi, extrañado. Esa página seguía siendo un misterio. “Eventualmente esos fans que tiene lo encontrarán con Minazuki. Y tendrás tus pruebas.”
“…” Adachi sostuvo el vaso con un poco más de la presión recomendada, cuarteando el vidrio en el proceso.
“Cuidado, Adachi… uh.” Akechi suspiró.  “Ya lo rompiste. Y… estás sangrando.”
“…” Adachi observó su mano y, efectivamente, su amigo tenía razón. Algunos pedazos del vidrio seguían en su mano, mientras que el resto estaba en la mesa, junto al poco whisky que le quedaba y un par de hielos que aún resistían a pesar del calor.
“Espera, voy por mi kit de primeros auxilios.”
“Okay.” Adachi asintió. Soltó los vidrios y sacudió su mano, intentando secarla un poco. La sangre cayó en la mesa, y Adachi rodó los ojos. Ignorando el desastre, corrió al fregadero a lavarse la mano. Ya luego ayudaría a limpiar.

Una cosa era pensarlo, otra, muy distinta, era comprobarlo. Sabía que le herviría la sangre de la ira cuando encontrara fotografías que avalaran su teoría, pero era un mal necesario. No podía actuar sin pruebas.

De todas formas, Minazuki iba a pagarle por lo que había hecho. Estaba tan seguro de todo que era imposible contemplar la posibilidad de que él no fuera el culpable de su ruptura. No había otra posible explicación.

Adachi observó cómo la sangre se mezclaba con el agua y sonrió. Lo primero que haría luego de tratar la herida sería llamar a alguien del comité. Tenía que ser rebel lo más pronto posible.

« Last Edit: January 14, 2019, 04:58:45 AM by Eureka »