Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 246911 times)


Sayi


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~






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Now, let's carry on with those big HiME dreams...

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Mimi Tachikawa

Hoi hoi minna!!! vengo con fic!!! la semana que viene posteare del paseo lo prometo xDDDD


Ai se encontraba terminando de hablar por teléfono con Yuuta, nuevamente había pospuesto su cita debido a la recargada agenda de idol que tenia su novio, por lo cual ella no podía hacer nada porque muy pronto ella también estaría de la misma manera, pero se sentía algo deprimida porque pensaba que en las vacaciones podría disfrutar de la compañía de su novio, suspiro pesadamente


Nii-chan tampoco esta en casa, se fue temprano a un trabajo de actor de voz…uhmm no se que podría hacer para no aburrirme y sentirme sola en las vacaciones…-

Su celular nuevamente sonó y vio que era un numero conocido- es una llamada de Shiki-kun!!...-contestando la llamada mientras se sentaba en su cama-Shiki-kun hola!

Ai-chii!! Tengo grandes noticias!!!- hablaba emocionado el pelinegro- acabo de recibir una llamada de la productora de la cual fuimos a hacer un audición y adivina que ha sucedido!!!!!-

Uhm…no me digas que nos descalificaron? Y eso que dimos lo mejor de nosotros al estudiar la canción que habíamos preparado para la audición…-

Obvio que no nos han descalificado Ai-chii…me llamaron para que vayamos el dia de hoy a firmar contrato con la productora “HoshiPro” para ser parte de una nueva unidad juvenil y ambos fuimos elegidos para ser los vocalistas principales!!! Eso quiere decir que trabajaremos juntos!!!-

En serio??? Viva!!!!! Viva!!!! No puedo creerlo…finalmente logramos conseguir ingresar a una casa productora…-dijo con voz entrecortada-

No llores Ai-chii!!! Al contrario después de que firmemos el contrato vamos a celebrar que hemos logrado nuestro objetivo!!!esperame en la puerta de tu casa dentro de 20 minutos ire por ti en mi bicicleta para irnos a la casa
productora!!!
-colgo la llamada-

Gracias por tan maravillosa noticia Shiki-kun!!! Ahora me voy a cambiar para esperarlo!!! Luego le escribiré a Yuuta-kun para decirle todo lo bueno que me esta pasando!!-

Se levanto de su cama, para ponerse un pantalón jean azul, una polera negra y se amarro el cabello, ahora como su nueva vida de idol estaba por iniciar tener que andar vestida discretamente por la calle, no se maquillo pero se observo en el espejo para sonreir-Ahora que el primer paso se ha dado, luego de las vacaciones tomaré la prueba hime para ser como Mayura-senpai y Tsubasa-sama!! Asi podré hacer felices a las personas con mi música y protegerlas con mi fuerza-cogio un morral de color azul, un cuaderno de notas de color rosa y salio de su casa para esperar a Shiki.
Cuando divisó la bicicleta de su mejor amigo, corrió hacia él para subir a ella, y abrazarse de su cintura para ir camino hacia la casa productora

Shiki-kun ahora estaremos juntos por varias horas, hasta parece que fueras mi novio más que Yuuta-kun…-rio divertida-

Es cierto…pero no le vayas a decir que somos novios clandestinos…-rio de la misma manera-

Oye con eso no te juegues que amo mucho a Yuuta-kun, y a ti te quiero mucho como si fueras otro de mis hermanos, después de todo somos amigos de la infancia…-

Yo también te quiero de la misma manera, como mi muy querida hermana y claro a Koi-chii también ya que ambos son uno solo…-

Como hermanos postizos que somos espero que encuentres muy pronto el amor eh??-

Creo que por el momento me voy a dedicar a nuestra carrera de cantantes!!! Luego pensaré en el amor…-

Llegaron al estacionamiento de la productora y una vez que aseguraron la bicicleta empezaron a caminar-

Ahora lo que me intriga es saber que tipo de música cantaremos y cuales serán las personas con las cuales formaremos un grupo, espero que nos llevemos muy bien con ellos-

Obvio que lo primero que haremos en nuestro primer dia es llevarlos a comer con nosotros para conocerlos mejor, asi se afianza nuestro lazo como grupo!!!-

Siiii justamente también pensaba en eso…-canturreo alegremente mientras caminaba al lugar de la reunión tomada de la mano de Shiki-

Antes de que abrieran la puerta ambos jóvenes escucharon que alguien estaba cantando mientras se oía un acompañamiento de guitarra eléctrica.

Que hermosa voz…-dijo la pelirosa con las mejillas sonrojadas- es una canción bonita pero triste…-

Y la melodía de la guitarra esta en sincronización con la voz…que emocionante que esas personas sean nuestros compañeros-

Abrieron la puerta y se toparon con dos jóvenes de su misma edad, uno con el cabello corto de color negro que tenia una guitarra entre sus manos con el ceño fruncido pero que no parecía estar de mal humor, mientras que el otro joven era un castaño de cabellos cortos desordenado, con una mirada tranquila y observando con sorpresa su llegada

Hola!!! Mucho gusto en conocerlos mi nombre es Ai Kisaragi, tengo 16 años mucho gusto- haciendo una reverencia-

Y yo soy el hypesupermegamax Shiki Iseya!!! Mucho gusto!!!-

El pelinegro se acercó a los dos jóvenes y los observó detenidamente – Parece ser que tienen un buen potencial…-suspiro pesadamente- asi que no quedará de otra que aceptar entrar al grupo con ustedes…mi nombre es Ritsuka Uenoyama…mucho gusto-

Yo soy Mafuyu Satou…mucho gusto-haciendo una reverencia- espero que podamos ser un buen grupo…saben tocar algún instrumento musical? O solo cantan??-

En mi caso yo solo canto…-dijo la pelirosa algo avergonzada- pero si Ritsuka-kun y Mafuyu-kun me pueden enseñar yo estaré ansiosa por aprender…-sonrio suavemente-

Yo se tocar la batería, asi que si es necesario usarlo en el grupo lo haré con gusto!!!-

El productor de la disquera se acerco a los cuatro-Entonces que les parece que hagamos un “examen de entrada” con esta canción…-señalando a Ai y Mafuyu para entregarles la letra- ustedes serán los vocalistas-mientras que Shiki será el baterista y Ueno tocará la guitarra- les entrego a los dos jóvenes las partituras

Tan pronto??...- dijo algo nerviosa la pelirosa no pensaba que tan pronto iba a tener que cantar con el grupo que recién se había formado-

No te preocupes Ai…cantaremos juntos asi que no tienes porque temor…-

Gracias Mafuyu-kun…-

Parece que a Mafuyu le agrada Kisaragi…-

Era obvio porque Ai-chii es la persona mas linda y amable del mundo!!!-

Los cuatro empezaron a tomar sus posiciones y a la señal del productor, empezaron a tocar y cantar, al instante los cuatro jóvenes sintieron una conexión entre ellos, Ai pudo sentir que tanto su voz con la fe Mafuyu hacían armonía haciendo que la canción fuera mas intensa y expresara lo que querían decir en cada palabra, observó la concentración de Mafuyu y Ueno, también la de Shiki, quien iba a imaginar que en su primer intento iban a estar bien compenetrados, la joven sonrio y siguió cantando con todo su corazón, después de todo estaba empezando a tomar color su objetivo que era la felicidad de todos através de sus canciones, mientras que en la mente de Mafuyu estaba esperando el anhelado encuentro con su hermana mayor, de la cual se había separado debido a la tragedia en el dojo Kazanari donde perdió a todos los que amaba menos a ella, esperando que con su incursión a la música y su asistencia a Rizembool pueda ser capaz de llegar a alcanzar su voz-

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matta ne

Mimi-chan

Si quieren escuchar la cancion que cantan : https://soundcloud.com/user-223328790/fuyu-no-hanashi-a-winter-tale-1


Cho

Ahh, este fic se suponía que iba a ser corto (...) Bueno, se los debía. *corre*

69.1.



Pasaron los días y llegó el viaje a la playa de los Toushirou. Luego de armarse de valor y prepararse mentalmente para ese paseo, Yukko siguió las direcciones enviadas por Shinano para ir a su casa, de donde partirían. La chica salió temprano, y se frustró al notar que el complejo donde vivían se encontraba considerablemente lejos del paradero del tren más cercano, motivo por el cual llegó cinco minutos después de la hora, aunque al parecer su amigo todavía no estaba listo para partir.

La chica se sintió incluso más incómoda al entrar a ese vecindario de casas lujosas y mansiones, y dio un suspiro al ver que efectivamente su amigo vivía en una de las segundas, de considerables dimensiones. Al menos así, sin importar cuántos hermanos fueran, todos estaban garantizados de tener su habitación individual.

Ella se sorprendió al ver que el pequeño Hakata fue quien le dio la bienvenida, y él de inmediato le llevó al comedor principal de la casa. Ahí, en la cabecera de la larga mesa, estaba Shinano siendo monitoreado por un hermano. El pelirrojo, curiosamente, parecía estar haciendo problemas de matemática con gran incomodidad.

“Aquí está,” dijo Hakata, quien pasó a señalar al mayor. “Ah, y él es Gotou, nuestro hermano mayor. A diferencia de Shinano, Gotou-nii es muy genial y pro.”
“H-Hakata, no digas eso, por favor,” se lamentó el pelirrojo.
“Ehh…” la chica sonrió incómoda y se presentó. “Mi nombre es Yukko Aioi, mucho gusto. Muchas gracias por darme la bienvenida al paseo.”
“Hola Yukko, un gusto también,” le saludó el pelimarrón, amenamente. “Y no, no tienes que agradecerme a mí. Shinano te invitó. Más bien, gracias por llevarte tan bien con él.”
“No es nada. Shinano es muy buena persona y me ayuda mucho en el club de drama,” la chica se animó. Sin duda su amigo tenía una familia muy amable y cálida. “Eh, Shinano, ¿qué estás haciendo?”
“Uhh…” este soltó un alarido en plena labor.
“Oh, ignóralo, ya terminará,” dijo Hakata, encogiéndose de hombros y sonriendo. “Es sólo un poco de práctica antes de las vacaciones,” el pequeño se vio determinado y alzó un índice. “Uno no debe descuidarse sólo porque no está estudiando.”
“Eh, ya veo…” la chica sonrió incómoda. “¿Y dónde están sus hermanos? ¿Cómo vamos a ir todos para allá?”
“Nuestros otros hermanos ya están en camino,” dijo Gotou. “Somos muchos, aparte que ellos salieron prohibitivamente temprano y yo tenía algunas cosas que terminar antes de salir.”
“Aun así, esta vez seremos menos,” Hakata se puso a pensar. “Akita y Houchou fueron invitados por sus amigos del colegio a otro viaje. Se notará su ausencia.”
“Sí, y pues, Yagen y Honebami tienen quehaceres en Rizembool. No sé si llegarán a darnos el alcance en unos días,” Gotou negó.
“…” Yukko se confundió ya que a excepción del doctor no había escuchado de los otros hermanos previamente.
“Pero igualmente seremos un montón,” le aseguró Hakata, alegremente. “Jiji y su familia llegarán un día después de nosotros, y también estará Hotarumaru con sus hermanos. Shinano me dijo que estudias con él, ¿verdad?”
“Hehe, sí, Hotarumaru es un buen chico, me alegra que lo veremos por allá,” Yukko asintió. “¿Jiji? ¿Acaso es su abuelo?”
“Eh, no, es un amigo de la familia y tiene una edad cercana a la de nuestro hermano mayor, pero le gusta referirse a sí mismo como un anciano,” Gotou se encogió de hombros, y pasó a sonreír. “Pero descuida, te presentaremos a todos y puedes contar conmigo para lo que necesites. Te prometo que la pasarás muy bien.”
“Gracias, Gotou,” Yukko sonrió y se impresionó por el aura de hermano mayor que ese ameno chico le trasmitía. Sí confiaba que el ambiente familiar le mantendría cómoda, pese a ser la extraña en ese círculo.
“Oye, Shinano, ¿todavía no terminas?” preguntó el rubio, impaciente. “Ni que te hayamos dado demasiados ejercicios.”
“Uhh, sé paciente, Hakata,” se lamentó el pelirrojo, revisando el ejercicio que se encontraba trabajando. “Son difíciles y tuve que rehacer este por un error aritmético.”
“Error aritmético, vaya,” el pequeño rodó los ojos. “Eso sólo indica que te encuentras oxidado.”
“¿Por qué tenían que obligarme a hacer integrales justo cuando vamos a viajar con Yukko?” preguntó Shinano, mirando suplicantemente a sus hermanos.
“¿Cómo que por qué?” Gotou frunció el ceño. “Te di esos ejercicios hace días y marqué hoy como la fecha límite. ¿Acaso pensaste que el viaje te libraría? Por supuesto que no.”
“Sí, seguro esperó que lo ignoráramos por eso, pero somos más inteligentes que él,” se ufanó Hakata, quien sonrió con autosuficiencia. “Heh, para empezar, esa hoja de problemas sería pan comido para nosotros~”
“Ehh…” la chica se preocupó por su amigo. “Ohh, ¿acaso los tres son buenos en matemáticas?”
“Podrías decirlo, pero también viene de la mano con esfuerzo,” contestó Gotou, con simpleza. “Siempre he estado a cargo de los negocios de mi familia y Hakata ha decidido seguirme los pasos. A su vez, Shinano siempre ha sido cercano a nosotros, así que le viene bien seguirnos la corriente. Las matemáticas son útiles.”
“P-pero no tengo la misma inclinación que ustedes,” observó el pelirrojo. “Quiero ser un modelo. ¿Para qué usaré integrales?”
“Fue alarmante para mí que te intimidaras al ver los ejercicios de Hotarumaru durante nuestro viaje al bosque,” observó Hakata. “Estos ejercicios son regalados en comparación.”
“I-insisto…”
“Pues si vas a ser así, es para que en los certámenes de belleza no contestes tontería y media,” reclamó el pequeño, frunciendo el ceño. “¡Los Toushirou no somos tontos!”
“¡Ihh, no seas malo conmigo, por favor!”
“Aparte que quizás en algún universo alterno estés igualmente relacionado con la economía y fortunas como nosotros dos, por más que te falte masa gris,” Hakata asintió convencido y llevó sus manos a sus caderas. “Así que, como tu mayor espiritual, sólo velo por tus mejores intereses. Deberías agradecerme.”
“No sé a qué te referirás, Hakata, pero es cierto que estamos velando por él,” dijo el mayor.
“Hehe, ¿verdad, Gotou-nii?”
“Ehh…” Yukko dio un suspiro. Quería darle el pésame a su amigo. “Ehm, pero pienso que es genial que seas bueno con las matemáticas, ehh, a mí me resultan difíciles.”
“Creo que mi habilidad se debe más a obligaciones de mis hermanos que otra cosa…” Shinano agachó su cabeza, agobiado. “Estoy cansado. Quizás Mai tenga razón al decir que soy el más Muggle de mi familia…”
“¿Eh? Siempre pensé en ti como Hufflepuff, pero si dices ser Muggle, como gustes,” Hakata se encogió de hombros, indiferente.
“¡N-no quiero ser Muggle!” exclamó Shinano, aterrado.
“¡Entonces termina con esos ejercicios!” exigió el pequeño con severidad, y apuntándole con una regla que recogió de la mesa.
“¡S-sí!” al pobre pelirrojo no le quedó más que continuar.
“Ya, no tienes que ser tan duro con Shinano, Hakata,” Gotou negó y pasó a dirigirse a Yukko con una sonrisa. “Ah, por cierto, nuestra casa allá queda muy cerca de la playa y también es un sitio próspero con varios negocios y actividades.”
“¡Sí, sí, y va a haber matsuris!” exclamó el rubio, emocionado.
“Q-qué bueno…” Yukko sonrió nerviosa. No dejaba de lamentarse por el pobre de su amigo. “Supongo tendrán todo un itinerario.”
“No realmente. Aparte de ir a la playa con todos, cada uno puede darse el gusto de hacer lo que quiere,” dijo Gotou, pensativo. “Oí que habrá un espectáculo de fuegos artificiales mañana en la noche, así que es lo que espero con más ansias.”
“Ah, te preparé un folleto con una lista de cosas que hacer y restaurantes populares que quedan cerca,” dijo el pequeño, quien le dio el tríptico. “Heh, hice uno para cada uno de mis hermanos. Espero que te sea de ayuda.”
“Oh, muchas gracias, Hakata,” la chica asintió y se impresionó. Parecía profesional. “Wow, te has esmerado mucho. Qué hábil eres.”
“Hehe, no fue nada.”
“¡Y-ya!” exclamó Shinano, estampando el condenado papel de ejercicios sobre la mesa. “¡Termine, ¿podemos irnos?!”
“¿Terminaste?” Gotou alzó una ceja con incredulidad e intercambió miradas con Hakata. “¿Seguro que no mientes?”
“¡R-revisa mis respuestas antes de desconfiarme tan abiertamente, por favor!” suplicó. “¡Me están haciendo quedar mal!”
“A ver…” Hakata revisó un pequeño papel que sacó de su bolsillo, y no tardó en dar el visto bueno. “Vaya, sí, terminaste y todas las respuestas son correctas, felicidades.”
“Hm, de una sola, no tuvimos que pedirte que corrigieras nada,” observó Gotou, levemente impresionado. “Bien, entonces podemos ir en marcha.”
“¡¿En verdad?!” Shinano se vio ilusionado.
“Sí, el chofer ya nos está esperando para llevarnos a la estación de tren,” Hakata se encogió de hombros. “Pero pese a esa corrección que hiciste, resolviste los ejercicios bastante rápido y no te equivocaste en ninguno. Quizás no debimos obligarte para empezar.”
“…” el pelirrojo se vio impaciente y aguantó con dificultad las ganas de reclamar.
“Y-ya, tranquilo, Shinano…” Yukko se preocupó.
“Uhh, siento el mal rato, Yukko. Realmente no quería empezar el viaje así,” observó el pelirrojo, frustrado, pero pasó a animarse. “Aunque me alegro mucho que nos estés acompañando. Sé que nos divertiremos un montón.”
“Sí, muchas gracias.”
“Bueno, vamos yendo,” Gotou revisó su celular. “Si nos apuramos, podremos llegar a tiempo al próximo tren.”
“¡Sí, en marcha!” exclamó Hakata.

De aquel modo, los cuatro iniciaron el tan esperado viaje.






Era la mañana y una de las playas más cercanas a la ciudad se encontraba bastante concurrida. Cho junto con sus amigos llegaron bastante temprano para reservar un buen espacio y a su vez instalar una serie de sillas y sombrillas rentadas en lo que esperaban a los demás que irían a acompañarles en el paseo.

“¡Ahh, el mar!” exclamó Tomo, echada sobre su toalla bajo una de las sombrillas. Ella se estiró con pereza y alivio. “Ya quiero meterme al mar, pero necesitaba esta sombra~”
“Todavía quedan más por instalar, no seas perezosa,” observó Kashuu, en lo que terminaba de clavar la sombrilla encima de la chica junto con Cho.
“No te quejes, arma parlanchina, les ayudé a cargar parte de los contenedores de comida,” recordó Tomo, dándose un giro para ignorarle. “No esperen mucho más de mí.”
“Hehe, es cierto, Tomo-chan,” Osaka asintió alegremente mientras desdoblaba una silla de playa.
“Hmm, no me gusta que sueltes una risita, me das vibras de la miko,” Tomo le miró con recelo.
“¡Onee-chan, aquí traigo otra!” se reportó Sora, quien regresó corriendo con una sombrilla en sus brazos. “¿Dónde la pongo?”
“Ehm, creo que iría bien por aquí…” Cho inspeccionó otro espacio entre dos toallas ya listas.
“¡Cierto! ¡El sol se moverá con las horas hacia allá, así que este ángulo es el mejor!” el pequeño rubio asintió convencido y clavó la sombrilla con fuerza. “¡Aquí va!”
“E-espera, sería bueno intentar cavar un poco,” Kashuu dejó la previa sombrilla ya instalada y le ayudó con la labor. “Vaya, pero parece que la has podido hundir bien con un solo intento. Heh, nada mal, Sora.”
“¡Haha, muchas gracias!” el pequeño sonrió animado. “¡Mamá es fuerte y mis hermanos son fuertes también, así que Sora quiere ser tan fuerte como ellos!”
“¿Y a dónde se fueron Reimu-chan y las chicas?” preguntó Osaka.
“¿No te acuerdas?” preguntó Tomo. “Reimu y Marisa fueron a comprar bebidas para todos, hasta nos preguntaron qué queríamos. Hm, y hasta tú les diste el dinero, Osaka.”
“¡Ohh, cierto!” asintió impresionada.
“Sí, las dos no suelen tener mucho dinero para gastar tan espontáneamente,” observó Kashuu.
“Youmu fue con ellas y también iba a buscar una sombrilla más. Todavía faltan más personas,” recordó Cho, quien miró a sus alrededores un momento. “Pero no hay señales de Natsume o Tsumugi, y eso que dijeron que llegarían temprano.”
“Hubieran podido ayudarnos con la organización, pero en fin,” el arma se encogió de hombros. “Y aparte de ellos, Ayesha y Nio van a venir. Creo que dijeron que invitaron a unos amigos…”
“¿Amigos?” Tomo se extrañó y se sentó sobre su toalla. “Mientras no sea el Rebel de Cho supongo todo estará bien.”
“Ehh, me aseguré de preguntarle, descuida,” Cho dio un pesado suspiro. A veces le costaba creer que ese par de hermanas tan amables y bondadosas eran cercanas a su Rebel. “Más bien, es un amigo del colegio de Nio y un pariente de este. Me dijeron que son muy buenas personas.”
“Hoho, qué interesante,” Sora se vio intrigado y sonrió contento. “Pero si son amigos de Nio-chan, seguro que son tan divertidos como ella. ¡Sora está convencido!”
“Pienso lo mismo, Sora-chan,” dijo Osaka, asintiendo. “Ah, pero Ayesha-chan me dijo que ellos habían invitado a una persona más, así que conoceremos a alguien más. Hehe, qué divertido.”
“Siempre me sorprende que vivamos como en una colmena,” Tomo rodó los ojos. “En fin, sabía que seríamos mucho al acceder a pasear, aparte así habrá más comida para compartir, supongo.”
“Y luego te quejas de no aparecer en fics,” Kashuu se frustró y le miró con reproche. “¿Acaso quisieras salir de la lista?”
“¡¿Eh?! ¡N-no me amenaces así!” ello inquietó a Tomo visiblemente.
“¿De qué están hablando?” por su parte, Cho ladeó su cabeza.

En aquel momento, las otras tres chicas regresaron. Youmu se puso a instalar la sombrilla que trajo de inmediato, mientras que Reimu y Marisa comenzaron a repartir los pedidos.

“Vaya, lo instalaron rápido,” observó la miko mientras extendía un par de bebidas a Cho y Kashuu. “Gracias por su ayuda, y más bien perdón por la tardanza. Había una fila para la máquina de bebidas.”
“Descuida, fue un placer,” el chico sonrió amenamente. “Aruji y yo sabemos todo el trabajo que tienen en el templo, así que con gusto les hacemos este favor.”
“Más bien diría que nos ayudaron. No soy buena yendo a lugares tan llenos de gente,” confesó Cho, un poco incómoda.
“Tampoco es que haya mucho, pero te viene bien salir más, Cho,” le aconsejó Reimu. “Haha, aunque admito que tampoco soy de ir a lugares concurridos con frecuencia por mis deberes del templo. Que sea un desafío para ambas.”
“Aquí tienen,” dijo una sonriente Marisa en lo que entregaba los pedidos de Osaka, Tomo y Sora. “Menos mal hay un montón de máquinas. Ojalá dure la selección para más tarde.”
“Gracias, Marisa-chan~” canturreó Osaka.
“Ya ansiaba tomarme un merecido jugo,” Tomo se concedió un par de sorbos. “Ahh, esto sí que es vida…”
“¡Muchas gracias por mi gaseosa!” exclamó Sora, quien se emocionó. “¡A Sora le encanta este sabor de Coca Cola! ¡Nunca lo había visto antes en los Estados Unidos!”
“Haha, tampoco lo he visto en los países que he visitado, creo que es exclusivo de aquí,” Marisa le sonrió y se dio la libertad de sacudirle los cabellos. “¡Aw, me encantan tus mechones pintados! ¡Te me haces un lindo terrón de azúcar! ¡Quisiera comerte!”
“¿C-comerme?” el pequeño se vio perplejo un momento.
“Hahaha, sólo bromeo, pequeñín,” la chica rió un poco.
“Bien, creo que son suficientes sombrillas,” observó Youmu, acercándose a los demás. La peliblanca meditaba severamente. “Aunque tendremos mejor idea cuando terminen de llegar todos aquí… o quizás debería traer otra.”
“Tú tranquila, Youmu,” dijo Reimu, quien le extendió su botella de agua. “Si necesitamos más iremos a buscarlas. Date un descanso, siempre andas muy oficiosa.”
“Si Reimu es quien lo dice, quiere decir que sí te viene bien descansar, Youmu,” observó Kashuu.
“Es verdad,” Cho sonrió. “Las dos siempre tienen tantas energías y disciplina, chicas. Realmente son una inspiración para mí.”
“No es nada, aunque admito que sí deberías entrenar un poco más para ser HiME,” observó Youmu, con seriedad. “Eres nuestra senpai, aunque te hace falta mayor profesionalismo.”
“Ehh, sí, es evidente…” la peliceleste se desanimó un poco.
“Eso se verá en su momento, Youmu. No nos agües la fiesta ahora,” observó Reimu, sonriendo incómoda. “Ya, todos tenemos nuestras bebidas. Hay que darnos un breve respiro.”

De ese modo, los presentes se refugiaron del sol debajo de las múltiples sombrillas y dialogaron un poco sobre el presente día y sus actividades durante las vacaciones.

“Ah, entonces Roxas está de visita en la residencia de los Kotetsu,” dijo Youmu, quien se mostró levemente sorprendida.
“Sí, ayer en la noche hablamos con él y parece que todo está yendo muy bien,” dijo Osaka, sonriente. “Hehe, ya cuesta creer que lleva poco más de una semana por ahí.”
“Debe haberse sentido un poco intimidado al llegar ahí, aunque le oí más cómodo,” observó Cho, pensativa. “Me alivia, ya que no había estado muy convencido del viaje.”
“Es entendible. Todavía me cuesta creer que Roxas haya sido el hijo perdido de su familia,” dijo Reimu, sonriendo. “Pero pese a eso, sí que lo deben haber estado esperando.”
“Hehe, aparte que sus hermanos y Horikawa son muy geniales,” agregó Marisa.
“Sí, por eso mismo supe que no debíamos preocuparnos, aruji,” dijo Kashuu. “Quizás Roxas exageró un poco.”
“Kashuu, no digas esas cosas, por favor,” Cho dio un suspiro. Le gustaría saber por qué su arma solía ser tan duro con su hermano.
“Ehm, sí sería intimidante para él porque los Kotetsu son una de las familias superiores de nuestro círculo,” explicó Youmu. “Son antiguos, tradicionales, aclamados y también muy ricos en contactos y recursos. Vendré de un linaje de guerreros, pero mi familia no llega a los Kotetsu ni a los talones. Como Roxas se ha entrenado para ser un kendoka de hace años, seguramente sabía la magnitud de su ahora familia.”
“Sí, Sora lo ha oído de mamá varias veces, y también lo he investigado por mi cuenta,” observó el rubio, asintiendo. “Mis hermanos tienen una familia muy impresionante y son muy atléticos, por eso Sora no se quiere quedar atrás.”
“Vaya, ya comienzan a sonar más importantes de lo que pensé,” dijo Tomo, escéptica. “No pensé que fueran la gran cosa.”
“Sin duda no tienes delicadeza alguna con tus palabras,” Reimu negó decepcionada.
“¿Qué? Al menos soy sincera,” reclamó la exPrincess.
“Yo tampoco lo esperaba, Tomo-chan,” por su parte, Osaka se vio animada. “La próxima les tenemos que acompañar a ver su hermosa residencia familiar y conocer a todos. Roxas ha hablado de ellos amenamente. Deben ser muy buenos.”
“Aun así, suenan a una familia cerrada, y el propio señor Kotetsu nos dejó saber que podría tomar un tiempo antes de invitarnos,” observó Kashuu, meditativo. “En fin, tarde o temprano ocurrirá, seguramente.”
“Sí, no tenemos apuro, sólo espero que Roxas y su familia lo estén pasando bien,” Cho asintió y sonrió un poco. Habían sido pocos días, pero notaba la ausencia de su hermano. “¿Y ustedes cómo están? Seguramente han trabajado sin parar en el templo.”
“Ay, ni me lo recuerdes…” Marisa hizo su cabeza hacia atrás con un rostro de cansancio. “Ha sido un verano lleno de reparaciones, limpieza y reorganización. Reimu no me ha dejado respirar estos días.”
“No exageres, y ya deberías acostumbrarte a mi ritmo,” observó la miko, con leve impaciencia. “Vives y comes gratis en mi templo. Es lo menos que puedes hacer.”
“Sí, sí, lo sé,” dio un pesado suspiro.
“También les he ido a visitar algunos días,” dijo Youmu. “Intento meditar y ejercitarme en ese ambiente, me viene bien…” ella pasó a frustrarse levemente. “Aparte que Yuyuko-sama suele distraerme mucho en casa.”
“¡Ohh, ¿cómo está tu señora?!” preguntó Osaka, emocionada. “Hace tiempo que no la veo.”
“Yuyuko-sama está muy bien. En estas fechas ha estado un poco ocupada con asuntos formales, así que les manda sus saludos,” reportó la peliblanca, asintiendo. “De todos modos, quizás lo mejor sería que no viniera a lugares como este. Puede perderse con mucha facilidad si no ando al pendiente de ella.”
“Haha, seguro que no es para tanto,” Marisa rió.
“Sí lo es, lamentablemente…” Youmu agachó su cabeza.
“Tu señora es muy ocurrente, pero sé que es más despierta de lo que parece,” observó Reimu, sonriendo incómoda. “De todos modos, espero que algún día la lleves a visitarnos. Ustedes siempre serán bienvenidas en mi templo.”
“Es cierto, esa visita queda pendiente,” Youmu asintió. “Muchas gracias, prometo que la invitaré.”
“¡Ah, también hemos sido visitadas por mi hermano mayor!” recordó Marisa, animada.
“¡Verdad que me contaste!” exclamó Osaka.
“¿Eh? ¿Tienes hermano mayor?” preguntó Tomo.
“Creo que hasta lo mencionó cuando encontramos a Marisa como invasora en mi templo,” Reimu sonrió como si lidiara con la persona más ilusa sobre la faz de la tierra. “Heh, es una pena que no te molestes en recordarlo~”
“¡Cállate estúpida miko! ¡Es que todos tienen tantos hermanos que es difícil tenerlo en mente!”
“Hehe, no, creo que eres la única con la dificultad~”
“¡No te burles de mí!”
“Regresando al tema…” Youmu les miró con reproche y retomó la conversación. “Conocí al hermano de Marisa en una de mi más recientes visitas. Parece que también va a ayudarlas con frecuencia, ¿no es así?”
“Sí, mi hermano es buena gente, menos mal,” Marisa se vio aliviada. “Sin su apoyo no sé qué habría sido de mí…”
“Me cuesta creer que tengas un hermano hacendoso, Marisa,” observó Tomo, alzando una ceja.
“Fufufu, eso sí te doy permiso a decir, Tomo~” canturreó la miko.
“¡Ahora no me molesten a mí!” reclamó la rubia.
“Puede que no tengas las mismas energías o vocación de Reimu, pero eres una buena persona, Marisa, y suena a que tu hermano también lo es,” observó Kashuu, sonriéndole.
“Sí, pienso lo mismo,” Cho asintió. “Ojalá lo podamos conocer pronto.”
“Hehe, gracias, necesitaba oírlo,” Marisa se animó y sonrió ampliamente. “Sí, seguro que lo verán por ahí ya que va a estudiar en Rizembool, aun si ese instituto no le va para nada.”
“Cierto, no sé por qué se habrá inscrito ahí,” Youmu negó frustrada.
“Está bien, Youmu, no todos los que estudiamos en Rizembool somos malos,” le aseguró Sora, amablemente. “Maestro y senpai son muy geniales y buenas personas. Pronto podrás comprobarlo por ti misma.”
“Diría lo mismo, pero tu maestro me da raras vibras,” observó Tomo.
“¡Oh, ahí vienen!” de repente, Osaka divisó justo al par de superiores de Sora, quienes caminaban cerca. La exHiME se levantó y agitó su palma para que las ubicaran. “¡Por aquí!”





Los dos les dieron el alcance rápidamente. Cho pudo notar que Natsume se encontraba un tanto fastidiado e incómodo, aunque hacía lo posible para ocultar su estado de ánimo. Él mismo pasó a sonreír al toparse con los presentes.

“Buenos días, lamento mucho la tardanza, hubiera querido llegar temprano para ayudarles,” dijo el pelirrojo, quien se fijó en las tres chicas que no conocía. “Por cierto, yo soy Natsume Sakasaki, es un gusto. Son amigas de koneko-chan, si lo presumo bien.”
“¿Koneko-chan?” Youmu ladeó su cabeza.
“Ehh, supongo te referirás a Osaka o Cho,” Reimu se vio un poco confundida, aunque sonrió cordialmente. “Un gusto también, Natsume. Mi nombre es Reimu Hakurei.”
“¡Y yo Marisa!” exclamó la rubia alzando una palma. Ella de inmediato jaló a Youmu a su costado. “Ah, y esta de acá es Youmu. Es un poquito atolondrada para saludar.”
“No tienes que llamar la atención así, Marisa,” la peliblanca se separó y le miró con leve reproche. Dio un suspiro.
“Hmhm, comparten las mismas energías de sus amigas, como puedo notar,” Natsume se vio entretenido.
“¡Maestro, senpai!” Sora se levantó y se acercó al par de recién llegados. “¡Me alegro de finalmente verles! ¡Esperaba que no hubieran tenido problemas!”
“Sólo unos contratiempos, pero no tenemos que hablar de eso,” dijo el pelirrojo. Este pasó a acariciar los cabellos de su aprendiz. “Imagino que has sido un buen chico y has ayudado a instalar este ambiente, ¿verdad?”
“¡Sí! ¡Sora quiere ayudar a todos y nunca te decepcionará, maestro!” exclamó asintiendo con muchas energías. “¡Es importante seguir lo que otros dicen!”
“Muy bien, pequeño.”
“Ehh, y mi nombre es Tsumugi Aoba, mucho gusto,” se presentó el peliazul, sonriendo incómodo y bajando su voz a manera de no interrumpir la conversación de Natsume y Sora.
“Mucho gusto también,” le saludó Marisa de buenos ánimos. “Según lo que Sorita dijo, vendrías a ser el senpai, ¿cierto?”
“Sí, soy el senpai entre los tres, aunque supongo eso no significa mucho que digamos,” confesó sonriendo con torpeza.
“¿Cómo así?” Youmu se confundió.
“Ya se darán cuenta,” Tomo negó frustrada.
“Me alegro de conocerles. Sin duda Sora-kun vive rodeado de personas simpáticas como ustedes. Es un alivio saberlo,” continuó el peliazul. “Y también les agradezco por la invitación. A Natsume-kun le viene bien salir de su laboratorio y pasear bajo el sol de vez en cuando…”
“También te viene bien, Tsumugi,” observó Kashuu. “Sí que eres una buena persona, pero no tienes que andar considerando a Natsume por encima de ti todo el tiempo.”
“Agradezco la preocupación, Kashuu-kun, pero me encuentro bien,” asintió halagado y sonrió incómodo. “Más bien, puede que el mar sea un poco intenso para mí. Esperaba quedarme leyendo un libro debajo de la sombrilla.”
“Aw, pero sería bueno que te metieras al mar con nosotros, abuelita~” Osaka hizo un puchero.
“A-abuelita…” Tsumugi se confundió ante ese apodo y sonrió un poco. “Verdad que querías llamarme de ese modo…”
“Sí sería bueno que tomes un poco de sol, pero entiendo cómo te sientes,” Cho asintió. “Me gusta mucho el mar, aunque a mí me cuesta estar en lugares con mucha gente. Pero un paseo por la orilla podría ser muy refrescante.”
“Se puede considerar, es cierto,” Reimu asintió. “Puedo ver que no has venido listo para la playa, Tsumugi. Por otro lado, Natsume tiene una gran presencia. El atuendo que tiene es veraniego y va con su apariencia de idol.”
“Haha, sí, se nota que el maestro de Sorita es muy cool,” dijo Marisa, entretenida.
“Pienso que no sé sobre esas cosas, pero incluso para venir vestido de ropas modernas y veraniegas, se ve que son de calidad y buena construcción,” Youmu se puso a pensar.
“Vaya, si hasta tú lo notas es porque tiene un buen look,” Tomo se vio impresionada por la observación de la kendoka.
“¡Sí! ¡Maestro es increíblemente cool, como Sada-chan diría!” exclamó Sora, divertido.
“Ehh…” curiosamente, Natsume se vio un poco en el aire y dio un pesado suspiro antes de contestar. “Ya veo que estoy atrayendo demasiada atención… lo noté en el camino, pero no pensé que sería para tanto…”
“Ehehe…” y, para variar, Tsumugi se vio entretenido. “Es de esperarse de esa confección hecha especialmente para ti, Natsume-kun. Deberías alegrarte.”
“Tsk, no me recuerdes el ajetreo de la mañana,” el pelirrojo entrecerró sus ojos y desvió su mirada con disgusto. “Por eso mismo hemos llegado tarde.”
“Tranquilo, por favor…”
“¿Qué ocurrió?” preguntó Marisa, ladeando la cabeza.
“Como dije, no es algo importante,” dijo Natsume, negando y regresando a sonreír con cordialidad. “Ya estamos aquí, y más bien me gustaría oír sobre ustedes, si no es mucho pedir.”

De aquel modo, las chicas de Hanasaki continuaron hablando con el pelirrojo. Por su parte, Tsumugi se acercó a Cho y Kashuu y observó a su menor cambiar a un tema más agradable.

“Pese a su presentación bastante tranquila, Natsume-kun sigue teniendo impulsos infantiles,” observó Tsumugi, sonriendo. “Hehe, eso me hace alegrarme un poco por él.”
“Cierto, siento que todavía me hace falta conocerle,” observó Cho. El maestro de Sora sí parecía ser alguien complejo y difícil de leer, con distintas facetas. A su vez, la HiME consideraba curioso que el retraído y complaciente senpai de inmediato la buscara para dialogar, aunque era algo a lo que daba la bienvenida, ya que Cho sentía que ambos eran compatibles.
“Con los impulsos infantiles, supongo te referirás a cómo Natsume no quiere conversar sobre lo que pudo haber ocurrido temprano,” observó Kashuu. “Realmente me da curiosidad saber qué andará ocultando.”
“Fue un suceso que será una graciosa anécdota en poco tiempo,” dijo el peliazul, animado. Él miró preventivamente a Natsume para asegurarse de que no les estaba oyendo. “Y, bueno, bajo el riesgo de recibir alguna agresión física, pude ver un lado más adorable de Natsume-kun. Hehe, sin duda es una persona más paciente ante sus otros senpais.”
“Otros senpais… ¿te refieres a Wataru?” preguntó Cho, recordando a aquel ocurrente y expresivo peliplateado del otro día.
“Supongo no duele compartirlo con ustedes dos…”

Flashback



Hace alrededor de hora y media, Natsume estuvo por salir de su laboratorio. Sin embargo, recibió una convocación de manera urgente al estudio de Shu Itsuki. El pelirrojo se extrañó de sobremanera que su especial y parco senpai se dignara a utilizar su olvidado Smartphone para enviarle un mensaje, y acudió de inmediato para ver qué ocurría.

Su breve preocupación no duró mucho tiempo ya que, al llegar al estudio, se topó con la desagradable sorpresa de que su senpai había tenido un atuendo preparado para él, el cual fue obligado a probarse. A su vez, Wataru se encontró presente para compartir aquel bastante inusual momento.

“…” Natsume dio un pesado suspiro en lo que regresaba donde los demás, y miró torturado e impaciente al pelirrosa. “Ya, me lo he puesto. ¿Cuál es el punto de tu convocación, Shu-niisan?”
“Hm,” Shu se vio complacido, llevó una mano a su mentón y sonrió autosuficiente y orgulloso de su propia proeza. “Te queda a la perfección. No lo pude haber conceptualizado mejor. Muy bien, ese será tu traje de hoy. No te atrevas a negarte.”
“¿Ah?” se extrañó y sorprendió. “¿Qué estás diciendo? Si bien no puedo dudar de tu gran talento, tengo mis propias ropas.”
“¡No digas tonterías!” reclamó el mayor con un tono exigente y dominante. Shu pasó a fruncir el ceño y cruzarse de brazos. “Estoy al tanto de tus esfuerzos de preparar tu conjunto de idols con Aoba y aquel aprendiz tuyo y por ello mismo tienes que estar constantemente consciente de la imagen que impartes a tu público en la sociedad. No dejaría que te embarcaras a un lugar tan transitado vestido de esas fachas que trajiste.”
“Siempre resultas ser tan hiriente en tu forma de expresarte…” se lamentó con cansancio.
“Ah~ ¡pero Shu tuvo la mejor idea para ti el día de hoy, precioso Natsume-kun~!” exclamó Wataru, feliz de alegría y juntando sus manos. “¡Palabras no pueden describir lo majestuoso, joven y chic que te ves en ese traje veraniego! ¡Ya casi me dan ganas de echar todos mis planes de hoy al tacho para acompañarte y observarte en toda tu gloria!”
“Tsk, no exageres, Wataru-niisan…”
“Pero pienso lo mismo, Natsume-kun,” dijo Tsumugi, sonriendo. “Eres muy afortunado de recibir un traje de Shu-kun. Como es de esperarse, ha sido confeccionado a la perfección.”
“Tú cállate, insecto. No hablaba contigo,” el pelirrojo le mandó una mirada fulminante.
“Ihh…” ello hizo que Tsumugi se retrajera con leve temor.
“Oh, pero hubiera sido bueno que también le hicieras un traje a Tsumugi-kun,” observó Wataru. “Son del mismo grupo, después de todo.”
“Tch, ese Aoba me trae sin cuidado…” Shu sacudió su cabeza a un costado con un frío y desinteresado desprecio. “Además él mismo es capaz de confeccionar. ¿Y por qué perdería mi tiempo tan inútilmente en alguien desmerecedor de mi genialidad?”
“Ahh, me duele lo crueles que son con el buen Tsumugi-kun…” Wataru dio un suspiro. “¡Ahh, pero entonces puedes hacerme un matching outfit a mí! ¡Quiero verme igualito a nuestro bello Natsume-kun! ¡También quiero saber si consideras que me lo merezco, Shucito! ¡Me haría una tremenda ilusión!”
“¿Quieres que te eche a patadas?” preguntó el pelirrosa con frialdad.
“Uhh, está bien, lo siento mucho, Shu. No debería probar tu buena voluntad.”
“Sinceramente, considerando lo ocupado que sueles estar, ¿por qué usas tu tiempo para hacerme un favor que ni te pedí, Shu-niisan?” preguntó Natsume, mirando al mayor con incomprensión.
“He tenido menos quehaceres esta semana, no que te concierna saber los detalles,” espetó para finalizar esa discusión. “Lo que yo hago con mi tiempo no es de tu interés.”
“Será cierto, pero me estás obligando a usar este traje…”
“Deberías aprovechar tu buena fortuna, Natsume-kun,” le aconsejó Wataru. “Has recibido la oferta de toda una vida por recibir este acto de caridad de nuestro Shu. Mientras tanto, yo y muchos otros de sus clientes tenemos que rogarle de aquí a la luna para que acceda a realizarnos algún trabajo de diseño o confección. Aprovecha este momento.”
“Ya, lo entiendo…” Natsume negó ofuscado y dio un suspiro, para desviar su mirada. “Muchas gracias por el favor, Shu-niisan. Admito que es un honor, por más inesperado que sea. Ahora tenemos que irnos. Se nos está haciendo tarde.”
“Menos mal entraste en razón, joven,” Shu se encogió de hombros. “Pero no puedes irte aún.”
“¿Cómo así?” Natsume se confundió y justo en aquel momento vio a Mika entrar a ese ambiente desde el segundo piso del estudio con un bolso en mano.
“¡Oshi-san, ya lo terminé!” exclamó el pelinegro con suma alegría.
“Te tomó más de lo que te estimé, Kagehira,” observó Shu con severidad. “Natsume estuvo a punto de irse.”
“Hehe, lo siento mucho, Oshi-san. Sólo quería que todos los detalles salieran a la perfección,” Mika asintió y se dirigió a Natsume. “Aquí está, es para ti. Tu bolso de hoy día.”
“¿Q-qué dices?” el pelirrojo se quedó perplejo y no tardó en comprender lo que ocurría. “Shu-niisan, ¿también me hiciste un bolso para la ocasión? ¿Hablas en serio?”
“¿Pensabas que dejaría que mi atuendo estuviera acompañado de ese estropajo antiguo que traes que seguramente tiene restos de reactivos químicos tintándolo y descolorándolo por doquier?” preguntó Shu con gran indignación. “Non! ¡Primero muerto!”
“Ehh… Shu-kun…” Tsumugi se vio confundido y sonrió frustrado. “S-sí suena como tú, pero…”
“¡Ahh! ¡Pero qué maravilla del diseño!” Wataru se emocionó y le quitó el bolso para alzarlo hacia el techo y apreciarlo como si fuera el rey de la jungla. “¡Ahora sé que puedo contar con más que tus maravillosas creaciones de trajes, Shucito!” el peliplateado pasó a darle el bolso a Natsume con fuerza para que el otro se viera forzado a recibirlo. “Amazing!! ¡Sí te queda a la perfección! ¡No, necesito otra palabra para definir la combinación! ¡Ahh, pero es imposible!”
“Espera, Shu-niisan,” Natsume entrecerró los ojos. “Una cosa es el atuendo, pero no esperes que intercambie mi práctica y confiable maleta por otra de tus creaciones. Por encima del diseño, mi maletín tiene todos los compartimentos que necesito.”
“¿Piensas que no lo he considerado?” Shu le miró desde arriba y regresó una mano a su mentón. “Soy mucho más que un confeccionador y he tomado la practicidad del maletín en cuenta. Sin lugar a dudas, es esa utilidad la que contribuye en la belleza de objetos con motivo de ser además del estético. Adelante, ábrela para que veas a lo que me refiero.”
“Pero…”
“Sí, puedes observarla aquí,” Mika se tomó la libertad de abrir el cierre principal y enseñarle los compartimentos. “Hay un espacio para laptop, otro para tablets, también tienes un espacio pequeño con aislante térmico y a prueba de agua en caso necesitas guardar alimentos y bebidas, el cual se puede sellar y remover si hay derrames, y también varios bolsillos con y sin cierres. Hehe, pese a parecer pequeño, mucho puede caber aquí. Oshi-san lo consideró todo a la perfección, como siempre lo hace.”
“S-sí se ve muy útil, lo admito,” Natsume se frustró y miró a Mika con leve pena. “Lamento mucho que Shu-niisan te haya enlistado para que les ayudes con esto.”
“Hehe, no es ningún problema, además Oshi-san trabajó en la mayoría,” explicó el pelinegro, sonriendo ampliamente. “Yo sólo terminé los últimos acabados.”
“Considéralo mis buenos deseos ante tu más reciente proyecto artístico,” dijo Shu, con un rostro inmutable. “De todos modos, tengo mis expectativas sobre ti, y espero que te dignes a presentarte debidamente y ser un adecuado profesional, ¿has entendido?”
“Pienso que lo que nos hace idols es ser fuera de lo convencional, Shu-niisan, pero entiendo…” se encogió de hombros, cansado. Luego de pasada la sorpresa, Natsume sonrió con leve torpeza. No podía quedarse desconociendo aquel gesto de su huraño senpai. “Muchas gracias por los deseos y el bolso, Shu-niisan. Gracias a ti también, Mika.”
“No me lo agradezcas,” al mayor se cruzó de brazos.
“Es un gusto, me alegra que te haya gustado,” Mika asintió, alegremente.
“Ahora sí tenemos que irnos…”
“¡Un momento!” exclamó Wataru. “Es verdad que todavía no hago nada para reconocer tu nuevo proyecto, ¡y definitivamente te lo recompensaré un millón de veces, Natsume-kun!”
“No tienes que, Wataru-niisan…” se impacientó.
“¡Pero considerando cómo eres, necesitas cuidar tu bello cutis del sol!” dicho esto, el peliplateado sacó un pequeño bloqueador de su bolsillo y se puso a aplicarlo en el rostro de su kouhai. “¡Esos rayos ultravioleta son de morir!”
“¡¿Q-qué haces?!” preguntó en shock, pero el otro siguió con su plan pese a resistirse. “¡Déjame!”
“¡Pero mientras más blanquito te veas más bonito serás!”
“¡Y no digas cosas racistas!”
“¡Hahahaha, yo soy inocentemente cómico, Natsume-kun!”
“¡S-suéltame! ¡No quiero mi cara pintada de blanco!”
“¡Un momento!” de repente, Shu se sorprendió y se acercó a Natsume. “¡Pero ni te has acomodado bien la ropa!”
“¿Q-qué dices?” Natsume se confundió y se frustró más al ver a su otro senpai agarrarle de las costuras y asentarle mejor el traje. “¡S-suéltenme ya!”
“¿Cómo puedes ponerte mi especial traje con tan poco cuidado?” se quejó Shu en lo que le acomodaba. “La gente no puede tirarse ropas encima como un animal. ¡Siempre hay que considerar las costuras y los encajes!”
“A ver, a ver, un poquito más por aquí~” canturreó Wataru mientras seguía con su asedio.
“¡Maldición! ¡Déjenme en paz!” exclamó el pelirrojo.
“Ehhh…” Tsumugi sonreía incómodo y tenía una mano débilmente extendida queriendo detener ese momento tan incómodo para su menor, pero sabía que esos tres seres frente a él eran muy especiales e imparables. Sólo le quedaba observar.
“Oshi-san ha esperado este momento para darle sus obsequios a su kouhai,” observó Mika a su costado. “Oh, Tsumu-chan-senpai, ¿también estás yendo? No te ves listo para la playa.”
“S-sí, pero no me asienta muy bien. Estoy yendo para acompañar nomás, Mika-kun.”
“Ojalá sí te animes a meterte. El mar es divertido. ¡Ah!” el pelinegro sacó una bolsita de dulces de su bolsillo. “Ya que vas, déjame regalarte estos ame-chan~ El dulce siempre viene bien.”
“Ohh, ¿seguro?” el peliazul parpadeó perplejo.
“¡Por supuesto!”
“Ehehe, muchas gracias, Mika-kun,” Tsumugi asintió y recibió el obsequio con gusto. Regresó a mirar la escena en lo que Natsume sacudía sus brazos para espantar a sus senpais.

Fin del Flashback





“…” Cho se sorprendió e intercambió miradas con su arma.
“Me cuesta creer a Natsume en esa posición de kouhai consentido en aprietos,” confesó Kashuu, alzando una ceja.
“Hehe, sus senpais son personas realmente fuera de lo común, pero lo estiman mucho, y en el fondo sé que Natsume-kun está muy a gusto con la atención que le dan,” dijo Tsumugi, sonriendo. “También fue un lindo momento. Cuando se le pase el amargo y la frustración sé que lo recordará con anhelo.”
“Diría que tomará muchos años. Se le vio ofuscado cuando llegó,” dijo Kashuu, pensativo.
“Ehh, sí, pasó todo el camino limpiándose la cara…” Tsumugi sonrió incómodo.
“Pero debo admitir que su vestimenta sí le queda muy bien y le hace destacar de los demás,” dijo la HiME. “Y debería fijarme en ese maletín si fue hecho especial…mente…” entonces, la HiME detuvo sus palabras al haber dirigido su atención hacia los demás.
“¿Aruji?” Kashuu le imitó y también se quedó en blanco.
“¿Eh? ¿Qué sucede?” preguntó Tsumugi, quien sintió una muy ominosa mano sobre su hombro. “¡Ihhh!”
“Dime, senpai irónico…” Natsume les había dado el alcance y se expresó con una voz apagada, palabras lentas y sus ojos hundidos en sombras. “¿Podría saber sobre qué hablaban?”
“¡N-N-Natsume-kun, n-nosotros ehh… IIHHH!” el peliazul hizo una mueca de dolor producto del fuerte apretón del pelirrojo sobre su hombro. “¡P-piedad!”
“N-no lastimes a Tsumugi, por favor,” pidió Cho, nerviosa y apresuradamente. “Ehh, sólo nos explicó por qué llegaron tarde ehh… dijo que fueron a visitar brevemente a Wataru y otro de tus senpais, y esa visita se alargó…”
“¿Hm?” Natsume empujó a Tsumugi a un costado a manera de soltarle y observó a Cho neutralmente. “Ya veo. ¿Les dio algún otro detalle?”
“Ehh, n-nada de importancia, creo…” la HiME desvió su mirada.
“Hmhmhm…” el pelirrojo rió por lo bajo y se cruzó de brazos. Finalmente él miró a la chica con una sonrisa perspicaz. “Me considero mucho más inteligente que tú, koneko-chan, así que no intentes engañarme.”
“O-oye, ¿qué quieres decir con eso?” preguntó Kashuu, con cierto insulto en su voz.
“Sin embargo, reconozco tu modestia e intentos de dejar mi incómoda experiencia detrás. ¿Qué puedo decir? Aprecio que no te burles de mí,” dicho esto, Natsume sonrió complacido. “Es un alivio notar que eres una persona mucho más decente que este insecto a mi costado, koneko-chan. Sigamos este paseo sin mayores distracciones, ¿de acuerdo?”
“S-sí, no te preocupes, no lo mencionaré…” Cho asintió, rendida.
“Kotori-chan debería llegar pronto, ¿cierto? La pequeña hana-chan debe andar muy emocionada también…” sumergido en plena meditación, Natsume caminó de regreso hacia los demás.
“Ahh…” ni bien se fue, Tsumugi dio un aliviado respiro y dejó caer sus hombros hacia delante. “Pensé que me haría trizas…”
“Andará molesto, pero no debería referirse a ti así…” Kashuu negó frustrado.
“Ehh, no, está bien. Es normal que me llame así,” dijo el mayor, sonriendo incómodo. “Más bien pienso que tuve suerte, eh, muchas gracias por tu ayuda, Cho-san.”
“N-no, no tienes por qué agradecerme,” la HiME negó y volvió a intercambiar miradas con su arma. Era un poco triste que ese bondadoso senpai estuviera acostumbrado a aquel trato, pese a que compartió la anécdota de la mañana por motivos de añoranza y sin malas intenciones. “Deberíamos juntarnos con los demás.”
“Oh, y es un buen momento, ahí veo a Ayesha y Nio,” dijo Kashuu. Él observó que eran acompañados de unas tres personas. “Y esos deben ser sus amigos… ¿eh? Hay un tipo enorme que viene con ellas…”
“C-cierto, ¿cómo así se conocen?” Cho se impresionó. Era un hombre musculoso de más de dos metros de altura que parecía un fisicoculturista. “S-se ve fuerte e intimidante.”
“¿En serio?” Tsumugi les observó, y se quedó sorprendido. “¿Eh? Él es…”






“¡Ayesha-chan!” exclamó Osaka, quien salió corriendo de la sombra para encontrarse con las hermanas. “¡Me alegro de verlas!”
“Yo también, Osaka,” dijo la rubia, sonriendo con amabilidad. “¿Cómo han estado?”
“Hehe, muy bien.”
“¡Gracias por dejarnos traer a unos amigos!” exclamó Nio, quien jaló a un chico de su edad. “¡Mira, él es Ima-chan de mi colegio! ¡Ima-chan, ella es Osaka, es muy divertida!”
“Mucho gusto, Osaka. Nio-chan me ha hablado de los amigos de su hermana~” canturreó el chico. Se trataba de un niño pequeño y delgado con apariencia ágil, una expresión alegre y tranquila y ojos vivaces. Él tenía orbes escarlatas y unos cabellos cenizos muy largos amarrados en una cola especial. “¡Yo soy Imanotsurugi~! ¡Encantado de conocerte!”
“¡Aw~ eres tan lindo~!” Osaka se enterneció. “También te llamaré Ima-chan, hehe. Perdón, creo que tu nombre es muy largo para mí.”
“Está bien, está bien~” el pequeño se meció en su sitio y pasó a mirar a los demás, quienes se acercaban. “¡Gracias por la invitación!”
“¡¿Ehhh?!” Marisa se extrañó considerablemente y caminó para encontrarse con su hermano. “¿Y tú qué estás haciendo aquí?”
“¿Eh? ¿Marisa? ¿Reimu también?” preguntó Shishiou, en shock. “Qué coincidencia.”
“¿Son hermanos?” Ayesha se sorprendió. “Sí me habías dado vibras familiares, pero no pensé que serían parientes.”
“Hahaha, sin duda lo son. Se parecen un montón,” dijo el hombre alto y fornido que había llegado. Se expresó con mucha gracia y entretenido, lo cual bajó la impresión intimidante que había dado a la mayoría. “Ya había querido conocer a la hermanita de la que tanto nos habías hablado, Shishiou. Hemos tenido suerte.”
“¡Yay! ¡Sí tienes una hermanita muy linda, Shishiou!” Imanotsurugi extendió sus brazos al cielo y sonrió ampliamente. “Hehe, aunque para mí sería una nee-san. ¿Puedes ser mi nee-san?”
“¡Haha, encantada, pequeñín!” Marisa asintió y le revolvió los cabellos.
“Vaya, resultaron ser más numerosos de lo que pensé,” Natsume dio un suspiro y se vio mínimamente agobiado. Entonces, se cruzó de brazos. “Las presentaciones están en orden, pero sé que no hablo sólo por mí cuando me pregunto quién eres tú y cómo vendrías a conocer a los demás presentes…” dijo mientras miraba con expectativa al alto pelinaranja.
“Oye, no seas descortés,” observó Youmu, frustrada. “También eres muy lanzado, considerando su apariencia…”
“Oh, no es que me esté faltando el respeto, está bien,” el mayor sonrió animado y se apuntó a sí mismo con un pulgar. “¡Mi nombre es Iwatooshi! Imanotsurugi y yo pertenecemos a la misma familia y soy como su guardián. Por ello, he tenido el privilegio de conocer a la pequeña Nio y también a Ayesha-dono. Mucho gusto.”
“Hehe, un gusto también, te ves muy agradable,” la miko sonrió animada. Era curioso que utilizara un honorífico tan antiguo pese a su apariencia ruda e intimidante. “Mi nombre es Reimu Hakurei…”
“Ya empezamos con las introducciones, ¿cierto?” preguntó Tomo, cansada. “Bueno, yo soy Tomo…”
“¡Yo soy Sora Harukawa! ¡Encantado!” exclamó el rubio, animado.
“Hola a todos,” saludó Kashuu con una sonrisa certera, al darles el alcance con Cho y Tsumugi. “Mi nombre es Kashuu Kiyomitsu y mi aruji es Cho Tanaka. Es un gusto conocerles.”
“Ehh, sí, un placer,” la peliceleste hizo una reverencia y se notó algo avergonzada de que su arma la haya presentado.
“Ehm…” Tsumugi se vio dubitativo de decir algo.
“¿Hm?” Natsume se extrañó y le miró de reojo. Sabía que su duda en presentarse debía tener algún motivo en particular.

Y terminó por comprenderlo casi de inmediato.

“¡Ohh, Tsumugi!” exclamó Iwatooshi, quien se acercó al otro con una amplia sonrisa. “¡Hahaha! ¡A los años! ¿Qué ha sido de tu vida?”
“I-Iwatooshi-kun, ehh, es un gusto verle,” dijo el peliazul con torpeza y sonriendo incómodo. “He estado bien, espero que tú también…”
“Vamos, no seas tan reservado,” el pelinaranja sonrió amenamente y le dio una palmadita en un hombro que le hizo sacudirse.
“Eh, sí, perdón…”

De inmediato, los demás se confundieron e intercambiaron miradas.

“…” por su parte, Natsume estaba meditativo y con una mano en su mentón. “Hm, ya veo…”
“¿Qué ves, senpai?” preguntó Sora, con curiosidad.
“Esperen, ¿cómo así se conocen?” preguntó Tomo, escéptica. “O sea, medio podemos ver que el hermano de Marisa lo conozca, o que la intrépida de Nio conozca a una variedad de personas, pero este senpai irónico no parece tener nada que ver con este fortachón.”
“¿Qué haces tú llamándole senpai irónico?” preguntó Kashuu, frustrado. “En serio…”
“Ehh, pues…” Tsumugi intentó pensar en algo, pero el otro fue más directo.
“¡Hahaha, no es tanto misterio, pequeña!” exclamó Iwatooshi, animado. “Hace cinco años, Tsumugi y yo…”
“¡E-e-e-espera, Iwatoshi-kun!” exclamó Tsumugi, aterrado y estirando sus palmas hacia el otro. “¡P-por favor, no lo digas! ¡Ehh, p-preferiría ser yo quien lo haga!”
“Oh, veo que no se los has dicho,” Iwatooshi alzó una ceja y rápidamente regresó a sonreír y mostrarse despreocupado. “¡Está bien! No que sea importante. Sólo tienen que saber que nos conocemos desde la secundaria.”
“Hm, la secundaria,” Marisa asintió. “¿Eso quiere decir que ambos estudian en Rizembool? Si no me equivoco, los dos superiores de Sora-chan estudian ahí.”
“S-sí…” Tsumugi bajó su cabeza, torturado.
“Haha, nuestras escuelas sí que son muy cosmopolitas,” la rubia rió un poco.
“Heh, es cierto, he visto todo tipo de estudiantes en Rizembool, y eso que acabo de llegar,” se le unió Shishiou, animado.
“¡Esperen! ¡Paren su coche!” exclamó Tomo. Ella se vio decidida y apuntó a Tsumugi con gran energía demandante. “¡Huelo un fuerte chisme aquí! ¡¿Qué es lo que nos estás ocultando?!”
“¡N-no es nada importante, e-en verdad!” exclamó el peliazul, aterrado.
“Pues, por ser estudiantes de Rizembool, no puedo evitar pensar que es un secreto turbio,” meditó Youmu, ensimismada.
“Ehh, no tienes por qué sospechar tanto de toda la gente de Rizembool, Youmu…” dijo Osaka.
“Hmm, aunque también tengo curiosidad…” observó Sora.
“¡Sí, yo también!” exclamó Nio. “¡Quiero saber!”
“¡Nio, sé más cortés, por favor!” le reprendió Ayesha.
“Uhh, sé que deberíamos respetar el espacio ajeno, pero todos ya me han picado la curiosidad demasiado,” dijo Imanotsurugi, quien miró a su mayor. “¡Iwatooshi! ¿Puedes decírmelo? ¿Puedes? ¿Puedes? ¡Prometo que no se lo diré a nadie!”
“No te pongas así, Imanotsurugi,” dijo el otro, levemente frustrado.
“Vamos, no sean tan malos,” Reimu sonrió incómoda. “¿No ven que el pobre Tsumugi anda torturado? Sean respetuosos.”
“¡Pero quiero saber!” insistió el pelicenizo.
“Ahh…” Iwatooshi dio un suspiro y se acercó donde el pequeño, para susurrarle.
“¡E-espérenme!” exclamó Tomo, quien con Nio intentaron acercarse para oír, pero llegaron muy tarde y el mensaje terminó rápidamente.
“¡Ahh, ya veo!” exclamó Imanotsurugi, feliz de la vida.
“Pero no le digas nada a nadie, ¿de acuerdo?” dijo el pelinaranja.
“¡Sí, mantendré mi boca cerrada!”
“Ima-chan, dinos, por favor,” suplicó Nio, juntando sus palmas.
“¡No~ es un secreto~!” canturreó.
“Tsk, tú ni lo sabías, no es justo,” Tomo se amargó y desvió su mirada molesta.
“Uhh… todos, dejen de hacer tanto afán sobre eso, por favor…” pidió Tsumugi, cabizbajo.
“Hmhmhm…” Natsume rió por lo bajo. “Dejémoslo de lado. Estoy seguro que no se tratará de nada importante, y sí es desagradable andar cuestionando a los demás sobre asuntos que no quieren compartir. Esperaba que mis adorables amigas de Hanasaki fueran más prudentes.”
“Ehh, lo somos, te lo aseguro,” dijo Osaka, asintió.
“Ay, tú cállate,” Tomo le miró de soslayo. “Eres la que no puede guardar ni un secreto.”
“Pues, sí, pero al menos Osaka no anda cazando secretos como buitre como tú,” observó Reimu, cruzándose de brazos.
“¡¿Qué has dicho?!”
“Ehm, por favor…” Cho entrecerró sus ojos, cansada.
“Está bien, aruji, parece que se les están acabando las revoluciones,” dijo Kashuu.
“Dejen de hacer tantos líos. Estamos aquí para disfrutar de la playa,” les recordó Shishiou, mirando a todos con incomprensión.
“Sí, es muy cierto,” Sora asintió. “Sora tiene curiosidad, pero Sora sabe que debe respetar los deseos de los demás, así que no preguntaré.”
“Muy bien, eres un buen chico,” Natsume le sonrió y le revolvió los cabellos. “Me caen muy bien los pequeños obedientes como tú.”
“¡Haha, gracias, maestro!”
“Bueno, ya que estamos aquí, les ayudaré a traer más sombrillas,” observó Iwatooshi. “Haha, sé lo grande que soy, así que falta espacio para que todos quepamos bien.”
“¡Oh, te ayudo!” exclamó Imanotsurugi, con energías.
“Vaya, la próxima mejor ponemos un toldo y fin del cuento,” Tomo rodó los ojos y resopló.
“Hahaha, me da risa imaginarme una playa debajo de un toldo gigante,” Marisa se puso a reír. “Totalmente mata el feel del mar.”
“Ah, traje algunos aperitivos para compartir,” dijo Ayesha. Ella se arrodilló sobre una toalla y comenzó a desempacar.
“Te ayudo,” Youmu se le unió de inmediato.

Poco a poco, Tsumugi vio a los demás distraerse con distintos quehaceres en ese ambiente. Al notarse que nadie le prestaba atención, dio un pesado y aliviado suspiro.

“A veces pareces una verdadera mosca muerta,” susurró Natsume a su costado.
“¡Ihhh!” el peliazul se sobresalto y se vio torturado. “Uhh, Natsume-kun, no me di cuenta que estabas a mi costado.”
“Pero estoy de acuerdo en que no lo compartas de manera tan espontánea,” dicho esto, el pelirrojo rió por lo bajo. “Hmhm, y me da risa pensar que sigo siendo uno de los pocos que sí saben todos tus más turbios secretos, senpai irónico.”
“Ehh…” le miró incómodo.
“Supongo cuento con tu discreción, ¿verdad?” Natsume miró a otro costado. “¿Koneko-chan?”
“Eh…” Cho se estremeció al ver los ojos afilados del pelirrojo, pese a que este sonreía.
“Sin duda no se te escapa nada, Natsume,” observó Kashuu, encogiéndose de hombros.
“Eres una gatita muy atenta de tu entorno, y te gusta prestar atención a los detalles, aunque eso te hace ignorar las cosas las resaltantes y los momentos que otros comparten,” el pelirrojo se encogió de hombros y caminó hacia los demás. “Este es un día tranquilo y de diversión, así que distráete con todos. Descuida, que este supuesto senpai de aquí no les presentará problemas.”
“Hmm…” Kashuu se puso a pensar en lo que Natsume se alejaba. Volvió a recordar el comentario del mismo sobre Tsumugi el otro día. ¿Acaso…?
“Ehh, pues, espero que entiendan si no quiero compartirlo con ustedes…” dijo el peliazul.
“Sí, no te preocupes,” Cho sonrió apenada. “Ehh, no es que haya intentado espiarles ni nada. Sólo temía que te sintieras mal. Ehh, perdón por el mal rato. Tomo puede ser muy insensible a veces, pero no es del todo mala.”
“Le das mucho crédito, aruji,” Kashuu dio un suspiro. “Pero sí, no te lo tomes personal. La juventud puede ser inconsciente.”
“Ehehe, nosotros también somos parte de la juventud. Tal vez deberíamos ser un poco más libres como ellos,” Tsumugi sonrió y se vio un poco animado. “Muchas gracias a los dos. No tienen que ser tan considerados conmigo.”
“No digas eso, eres buena gente, Tsumugi,” le animó el arma.
“Ya que estamos todos aquí, podríamos alistarnos para la playa,” dijo Cho. “Aunque supongo por tu atuendo no has venido con la intención de meterte al mar.”
“Pues, en verdad no, preferiría quedarme a apreciar el ambiente desde la sombra,” confesó el peliazul. “Natsume-kun tampoco es de meterse al mar, pero puede que quiera acompañar a Sora-kun hasta la orilla.”
“Hm, entonces su atuendo especial está de más también, al menos le queda bien,” Kashuu sonrió con ironía. “Tampoco quisiera exponerme mucho al sol, es malo para la piel, pero acompañaré a aruji a donde sea que vaya.”
“Ehh, g-gracias, Kashuu,” Cho sonrió incómoda. No había esperado entrar al mar por mucho tiempo por la cantidad de personas presentes, y sin duda no querría imponerse ante su servicial compañero. “Creo que podemos de momento apreciar el mar. Necesito aclimatarme antes de hacer cualquier cosa.”
“Entiendo, Cho-san. Entonces les acompaño.”



Cho

69.2.



Era una tranquila y refrescante mañana en la residencia de los Kotetsu, y Roxas se encontraba tomando un respiro acompañado de Hachisuka, luego de una práctica de kendo entre los dos. El par de hermanos se encontraba sentado en el pasillo exterior del dojo familiar, donde podían observar parte del sendero de plantas y bambús.

“Esta vista es nostálgica. No hay nada como estar de regreso en casa,” observó el pelilila, tranquilamente, mientras agarraba su taza de té que un sirviente muy amablemente había llevado para los herederos. Hachisuka tomó un poco de su infusión y miró de reojo a Roxas, quien degustaba de unos dangos. “Aprovecha este respiro, pero no te llenes de estos bocadillos. Nuestra práctica recién está comenzando.”
“Sí, lo sé…” Roxas dio un suspiro. “Gracias por el entrenamiento, pero reconozco que todavía tengo mucho por aprender.”
“Es inevitable,” Hachisuka sonrió complacido y alzó su mirada al cielo. “Has tenido que vivir lejos de tus raíces ancestrales toda tu vida y la gente común no sería capaz de satisfacer tu talento innato como un Kotetsu…”
“Ehh…” Roxas se frustró y dio un suspiro. Pese a ya tener una semana en ese lugar, no se acostumbraba al tan casual ego de su recién conocido hermano. Hubiera esperado no llevarse bien con alguien así, aunque ayudaba mucho el hecho que Hachisuka le trataba muy amablemente y con mucho cuidado, pero presentía que no tendría ese trato con Cho y los demás.
“Sin embargo, aun con tu situación, sí has podido desarrollarte decentemente, y me place saber que pretendías ser un kendoka sin siquiera saber sobre tu familia,” comentó el mayor. “La sangre Kotetsu es muy fuerte y está presente en ti, de ello no hay duda.”
“S-sí…” dio un suspiro. “Pero ustedes son bastante fuertes, y espero no quedarme atrás.”
“Mientras te disciplines, no hay de qué preocuparse,” dicho esto, Hachisuka ahogó una pequeña risita. “Pese a su personalidad amable y cálida, Urashima tampoco es disciplinado para entrenar todo el tiempo. Prefiere tomarse las cosas a manera de diversión y no pelear en serio, pero incluso nuestro hermanito ya no es un niño. Le toca aprender. Menos mal que cuenta con alguien como Horikawa. Sin duda le debemos un montón a aquel amigo suyo.”
“Me sorprende lo servicial que es,” Roxas asintió. “Ehm, creo que me dijo que iba a pasar unos días con su familia.”
“Como el heredero de su familia, es necesario. Ya nos ayudó bastante aclimatándote a este ambiente, y debe tener algunos asuntos.”
“Cierto, no es que lo haya meditado,” sin duda debía ser así. Roxas realmente sintió que Horikawa le apoyó mucho al ser alguien no parte de la familia que le puso las cosas en perspectiva ni bien llegó, y los siguientes días también le ayudó introduciéndole a sus distintos parientes y explicando la organización de ese complejo residencial, e incluso en su familia. Recién hace un par de días comenzó a sentirse más cómodo y familiarizado con sus alrededores gracias a su apoyo. “Le debo un montón, aunque me confunde que nunca hable sobre su familia o sus propios deberes.”
“Es del tipo de persona servicial que pone a los demás primero,” comentó Hachisuka con trivialidad. “Pero por ser también alguien tan funcional y habilidoso, estará bien. Yo no me preocuparía por él.”
“Eh, sí…” Roxas miró con reproche cómo su hermano se veía perfectamente contento con sus palabras y seguía mirando al paisaje. Comprendía que era un tanto especial, pero en verdad no rendía tanta atención a gente fuera de su familia.

La conversación de los dos se cortó ya que Urashima salió corriendo del dojo.

“¡Hachisuka-niichan, Roxas-niichan!” exclamó el pequeño rubio, alegremente. “¡Ohh, dangos! ¿Puedo comerme uno?”
“Adelante, Urashima,” Hachisuka asintió y le extendió la bandeja. “Pero recuerda que no hemos terminado el entrenamiento, así que no comas demasiado.”
“¡Lo entiendo!” Urashima asintió un par de veces y tomó uno. “¡Muchas gracias por la comida!”
“¿Qué tal te fue, Roxas?” preguntó Nagasone, quien no tardó en salir del dojo. El mayor se le acercó y se sentó a su costado. “Imagino que te habrás cansado.”
“Sí, también sigo agotado de los últimos días,” dio un suspiro. Entrenar todas las mañanas y tardes en un dojo enorme, bien equipado y personal era un sueño hecho realidad, pero comenzaba a resultarle muy extenuante. En eso, Roxas sintió que el otro le dio unas palmaditas en la espalda.
“Haha, anímate, lo sabemos,” le alentó el pelinegro. “Vas muy bien, y pronto terminarán de construir el dojo que está en casa. Vas a continuar con tu entrenamiento por allá todos los días.”
“¡Oh, sí, será divertido!” exclamó Urashima, sonriente.
“Sin duda será importante,” Hachisuka llevó una mano a su mentón y se puso a pensar. “Nuestro padre me dijo que te encuentras involucrado en la pelea entre Rizembool y Hanasaki.”
“¿Eh?” Roxas se confundió y vio a los otros dos intercambiar miradas. “¿Lo sabías?”
“¿Cuándo te lo llegó a decir?” preguntó Nagasone, confundido. “Tenía entendido que nuestros parientes no estaban informados.”
“…” el pelilila afiló sus ojos y se cruzó de brazos. “Refiriéndote a mí como un pariente, como si no tuviera el derecho de saber asuntos de mis hermanos de sangre.”
“Eh, no, no lo dije en ese sentido, Hachisuka,” el mayor negó, incómodo.
“Más bien, yo supe sobre el pasado de nuestro padre como Rebel mucho antes que tú,” declaró con una sonrisa de superioridad. “Después de todo, nuestro padre siempre me ha considerado como su más leal confidente. Debería ser yo el principal heredero.”
“Detente, no estamos aquí para discutir,” reclamó Nagasone, frustrado.
“Vamos, Hachisuka-niichan, no te sientas mal, por favor,” pidió Urashima, preocupado.
“…” en ese momento, Roxas sintió que extrañaba la presencia neutral y optimista de Horikawa.
“Lamento inquietarte, Urashima,” Hachisuka dio un suspiro y le sonrió. “Debería ir al grano, ¿verdad? En resumen, hace tres años, mi padre me comentó sobre su temporada en Rizembool. Cuando se oyeron algunas noticias de un altercado en la ciudad, me explicó qué ocurría, y que ambas instituciones se encontraban involucradas. También tengan presente a Shinkouhyou, aquel elusivo amigo de nuestro padre. Él mismo pertenece a Rizembool.”
“Vaya, me pregunto por qué no nos lo habrá explicado a nosotros,” Nagasone frunció el ceño.
“Verdad que Shinkouhyou conoce a papá…” Roxas desvió su mirada. No le gustaba aquel maestro y exRebel para nada. Eran malas noticias, y no sabía cómo interpretar su posible amistad con el señor Kotetsu.
“Por ello mismo, cuando hubo noticias de Roxas, él averiguó que nuestro hermano ya estaba involucrado en dicho altercado y me informó al respecto,” concluyó Hachisuka, con una sonrisa profesional. Al terminar su relato, él bajó su aura demandante y observó a Roxas con atención. “Falló en comprender todos los detalles, pero entiendo que estás involucrado por tu hermanastra y que no hay opción de que te retires. A su vez, posees poderes mágicos, ¿verdad?”
“Oh, sí, Roxas-niichan tiene poderes, aunque sólo los he podido ver una vez muy brevemente,” observó Urashima, pensativo.
“Sin duda Roxas es responsable con ellos,” observó Nagasone, asintiendo. “Lo mejor es minimizar su uso lo más posible.”
“Si bien no podemos ayudar a nuestro hermano en ese aspecto, es el entrenamiento físico y de pelea la base de su verdadero rendimiento,” concluyó Hachisuka. “Por más poderes que uno pueda desarrollar, asumo que si no se tiene el entrenamiento rudimentario necesario, dichas habilidades se echarían a perder o no serían aprovechadas, ¿no es así?”
“…” Roxas se encontraba cabizbajo.
“¿Eh?” el pelilila se extrañó por sus energías apagadas. “¿Qué sucede, Roxas?”
“Ehm, tienes razón con lo que dices, Hachisuka, pero…” Roxas frunció el ceño y le miró con reproche. “Sólo no te refieras a Cho como mi hermanastra, por favor…”
“¿Eh?” Hachisuka se vio confundido. “No es mi intención faltarle el respeto a nadie, pero en verdad lo es. Nosotros somos tus hermanos de sangre, y tiene sentido que alguien que no comparte nuestros genes sea un hermanastro o hermanastra. No le des importancia.”
“Dirás eso, pero Cho ha sido mi hermana desde que tengo uso de razón,” argumentó Roxas, impaciente. “No seremos de la misma familia, pero sí nos convertimos en una. Y puede que digas que los títulos no sean tan importantes, pero en este caso creo que lo son. Cho también ha hecho mucho por mí…” desvió su mirada. “Eso es todo.”
“…” se quedó en blanco.
“Roxas, no te lo tomes a mal, por favor,” Nagasone dio un suspiro.
“Está bien, entiendo lo que dices, Roxas-niichan,” le alentó Urashima, agarrándole de un hombro. Le sonrió. “Recién las conozco, pero Cho-neechan y Osaka sí se sienten como parte de la familia. Hehe, y yo también considero a Horikawa como un Kotetsu por lo cercano que es a nosotros. ¡Tiene perfecto sentido!”
“…” Hachisuka se quedó meditando un poco más, y terminó por sonreír rendido. “Tienes el mismo espíritu de Urashima, lo entiendo.”
“…” Roxas se confundió y le miró.
“También eres alguien que estima mucho a las personas cercanas a ti, y si dices que ella ha hecho mucho por ti, me corresponde reconocerla, del mismo modo en el cual reconozco a Horikawa,” comentó Hachisuka, con amabilidad. “Está bien, respetaré tu forma de llamarle por ti, mi querido hermano. No es una hermana para mí, pero sí lo será para ti y para Urashima.”
“Ehh, g-gracias, Hachisuka…” por el nivel de amabilidad que este le extendía, Roxas se sentía deudor de ser recíproco, pero estaba convencido que Hachisuka no había entendido lo que quiso decir. Urashima era un chico ameno y bondadoso, pero algo tan esencial como considerar a alguien parte de uno no era exclusivo en él. Realmente no entendía por qué Hachisuka fallaba en comprenderlo.
“Bueno…” Nagasone llevó una mano a su frente. Pudo leer la expresión de Roxas, pero no había más que hacer al respecto. “Papá no está en la residencia hoy, así que podríamos salir para almorzar algo afuera, para variar.”
“Hehe, me encantaría, pero ya nos están cocinando algo,” dijo Urashima. “Podríamos salir mañana, ¿no les parece?”
“Tengo entendido que almorzaremos mañana con otros parientes, Urashima,” le recordó Hachisuka. “Pero sí, debemos salir. Es importante que Roxas conozca los alrededores.”
“Sí… gracias…” Roxas dio un suspiro. Comenzaba a cansarse de hablar con su hermano especial. Le tomaría un tiempo acostumbrarse a él.
“¿Qué más da?” Nagasone se encogió de hombros. “Sigamos entrenando un poco más. Es mi turno de practicar con Roxas.”
“¡Sí, y a mí me toca Hachisuka-niichan!” Urashima abrazó a su hermano de un brazo. “¡Yay~ nos vamos a divertir mucho!”
“Heh, recuerda que sigue siendo un entrenamiento, Urashima,” comentó el pelilila, entretenido.

Dicho esto, los cuatro regresaron al dojo a continuar con la práctica.





Pasó un rato y el grupo en la playa comenzó a distraerse con distintas actividades. Ni bien todos se instalaron, Shishiou y Marisa comenzaron a volear una pelota inflable dentro de las aguas, y Reimu y Tomo se les unieron. Aparte de ellos, los demás seguían debajo de las sombrillas o cercanos a las mismas.

“¡Hehe, aquí hay más agua!” exclamó Sora, quien regresó donde Nio e Imanotsurugi con un balde lleno. Los tres estaban cerca de los demás en plena construcción de un castillo de arena.
“¡Ah, muchas gracias, Sora!” dijo el pelicenizo, animado. “La arena ya se nos estaba secando bastante.”
“Sí, quizás no deberíamos enfocar tanta atención en la muralla de arena…” meditó Nio, en lo que trabajaba en una torre del castillo.
“No, la barrera es muy importante,” recalcó Imanotsurugi, levantando su índice. “No podemos subestimar el poderío de la naturaleza. La marea puede incrementar en cualquier momento, así que se tienen que tomar todas las medidas necesarias.”
“Hoho, tiene sentido,” Sora se puso a divagar. “Sora ha construido varios castillos en la arena, y luego de un rato me daba cuenta que fueron derruidos por las olas, así que me aseguraré de aprender todo lo necesario para proteger al castillo.”
“Pues sí es muy sensato,” Nio sonrió entretenida. “Haha, veo que se están tomando este juego con mucha seriedad.”
“¡Por supuesto!” el pelicenizo sonrió ampliamente. “¡Si uno no se toma sus pasatiempos con seriedad, nunca quedará satisfecho!”
“Hihi, pienso lo mismo. Sora siempre da todo de sí, es muy importante,” agregó el rubio, quien se vio pensativo. “Hm, ¿o acaso prefieres que no lo hagamos tan complicado, Nio-chan?”
“No es eso, más bien pienso que tienen mucha razón,” la pequeña asintió y sonrió decidida. Alzó su puño. “¡Hagamos de este castillo el mejor de toda la playa!”
“¡Sí!” exclamaron los pequeños, imitando su gesto.

“Hehe, Sora-chan está pasándola bien,” observó Osaka sentada en su toalla.
“Mi Nio se ha hecho de un par de simpáticos amigos, como es de esperarse,” dijo Ayesha, muy gustosa mientras observaba a su hermanita ponerse de acuerdo con los dos para trabajar.
“Sí se ve que los tres han congeniado bastante, me alegra,” Cho asintió. “Y por cierto, me sorprende que no te hayas unido a Tomo a jugar vóley, Osaka.”
“Sí, es que lo están jugando en aguas un poquito más profundas para mi gusto,” la exHiME sonrió incómoda. “No es secreto para ti que mi cuerpo es incapaz de flotar. Aunque sí traje un flotador para meterme al mar. Lo inflaré en un rato.”
“Hmm, es cierto que todavía no tengo experiencia propia de nadar, es algo nuevo para mí,” Kashuu se puso a pensar. “Por el conocimiento derivado de mi aruji debería saber las bases, aunque el hecho de exponerme al sol me quita las ganas.”
“Comprendo que varios de nosotros tenemos ciertas reservas con el mar,” Natsume se encogió de hombros. “Es un alivio no ser el único. La próxima podríamos quedar para alguna otra actividad veraniega.”
“Eh, sí, puede ser,” Cho sonrió incómoda. Por su parte sí se metería al mar gustosamente, aunque los pocos ánimos de quienes le rodeaban le quitaban el entusiasmo.
“Pero no está mal venir al menos una vez,” continuó el pelirrojo, quien observó a Sora en plena construcción del castillo, y sonrió tranquilamente. “Sora se ve muy contento, y me gusta verle interactuar con un par de niños muy buenos y compatibles a él. Hana-chan ha demostrado ser un encanto, y ese Imanotsurugi parece también ser un ser humano distinto, del mismo modo que mi kouhai. Conectar con otros es muy bueno para él.”
“Puedo percibir lo mucho que te preocupas por el pequeño Sora, Natsume,” observó Ayesha, conmovida. “Sí, entiendo cómo te sientes. Por eso mismo soy feliz de compartir este momento con mi Nio, incluso si no estoy ayudándole con su obra.”
“No seremos parte de sus quehaceres o motivaciones todo el tiempo, pero siempre les vigilaremos y les guiaremos cuando sea necesario,” dijo Natsume, cruzándose de brazos.
“¡Sí, tienes razón!”

Por otro lado, Iwatooshi estaba echado encima de su toalla y había pasado el rato dialogando con Tsumugi y poniéndose al día con él. Este último le había estado hablando sobre sus más recientes actividades.

“Ah, ya veo, interesante,” el pelinaranja sonrió intrigado. “Entonces tú y tus kouhais han formado un grupo de idols y por eso han reclutado a Sora. ¡Haha, me parece genial, aunque admito que nunca pensé en ti como un idol!”
“S-sin duda no doy la impresión, pese a que mi madre solía tener una academia de idols hace varios años…” Tsumugi sonrió incómodo y se puso a pensar. “Sí admito que el camino desde hace cinco años hasta el presente ha dado muchas más vueltas de las que esperé, pero creo que todo está en su sitio. Aunque Natsume-kun es el líder y quien está supervisando nuestro grupo. Por eso puedo decir que no he hecho nada muy grande por mí mismo.”
“Es cierto que me das un aire más de apoyo que de un líder en sí, no que esté mal,” Iwatooshi asintió. “Sí, todos tenemos nuestros roles. En mi hogar es así. Sin duda me considero más un apoyo también. No dejes que mi apariencia te engañe, ¡haha!”
“Ehehe, te conozco bastante bien, Iwatooshi-kun…”
“Cierto, por más que nunca llegamos a interactuar mucho, aparte de haber tenido al mismo sensei por encima de nosotros. Te ves como una persona simple y directa, y yo también soy así,” Iwatooshi se encogió de hombros y se sentó para observar a Imanotsurugi ir por un poco más de agua de mar. “Por mi parte, tengo una historia semejante a la tuya,” le miró de reojo, animado. “Estoy enfocado en cuidar de mi menor y dirigirle para que sea una gran persona, o al menos para que no cometa los errores que yo cometí, así que pretendo ser un apoyo por ahora.”
“Entiendo,” Tsumugi asintió y sonrió un poco. “Sé que si eres tú quien le mantiene un ojo encima, Imanotsurugi-kun estará muy bien.”
“Gracias por los ánimos,” dicho esto, Iwatooshi revolvió los cabellos del otro con gran fuerza.
“¡¿Q-qué haces?!” preguntó el peliazul en shock y sorprendido por esa acción.
“¡Haha, es para que te espabiles un poco, Tsumugi!” exclamó el pelinaranja, con energías. “¡No tienes que ser tan delicado o formal todo el tiempo! ¡Relájate un poco!”
“¡S-sí, pero cuidado!” Tsumugi se apartó un poco y agarró sus cabellos con ambas palmas. “Uhh, suficiente, por favor. Ahora que tengo el cabello más largo y abundante me resulta más difícil mantenerlo desenredado…”
“Cierto, en la secundaria lo tenías más corto y presentable, es curioso que lo dejaras crecer,” se vio entretenido. “Pero así también te ves más asequible a los demás. Todo tiene sus ventajas.”
“S-supongo…” sonrió incómodo. “Ehh, es un poco raro tener a alguien que quiera revolverme los cabellos como si fuera un niño pequeño. Natsume-kun menciona con frecuencia que mi apariencia desaliñada inspira rechazo…”
“Vaya, ese kouhai que tienes es un poco cruel contigo, lo he podido notar. Lamento el mal rato que debes tener…”
“Está bien, ya me he acostumbrado, y Natsume-kun no es del todo malo.”
“Si tú lo dices…” Iwatooshi se encogió de hombros, y rápidamente volvió a sonreír. “Heh, pero es inevitable para mí verte como un petizo. Soy tan grande que incluso una persona más alta del promedio como tú te me haces diminuto, ¡hahaha!”
“Ehh…hehe…” sonrió incómodo. “Lo entiendo, pero intenta mantener cierto espacio, Iwatooshi-kun. No todos apreciarían tu soltura.”
“Y hablando de petizos…” el pelinaranja miró a su otro costado. A cierta distancia aunque claramente prestándoles atención, se encontraba Youmu, quien estaba sentada en posición fetal. Iwatooshi le sonrió ampliamente. “Te ves como si quisieras hablarnos. ¿Por qué no te nos acercas más? ¡Hahaha, eres hasta más pequeña que tus amigas, así no te harás notar!”
“Ehm…” Youmu frunció el ceño, con leve incomodidad. “S-sólo tenía curiosidad sobre algo, pero no quería interrumpir su conversación. Suena a que son amigos de hace años.”
“Pues, Iwatooshi-kun y yo nunca fuimos técnicamente amigos, siendo sinceros,” dijo Tsumugi, sonriendo con torpeza. “Aunque oír esa palabra me hace desear que sí lo fuéramos…”
“¡Hahaha, si quieres ser amigos, hay que serlo, Tsumugi!” exclamó Iwatooshi, dándole una fuerta palmada en la espalda. “¡Eres una buena persona, por mí encantado!”
“S-sí, eh, muchas gracias…” dijo el peliazul, un poco sacudido por ese fuerte manotazo.
“¿Y bien? ¿Qué se te ofrece, pequeña?” preguntó el pelinaranja. “Estamos en confianza, así que podría contestarte lo que quieras.”
“Pues, por tu apariencia me preguntaba si pertenecías a alguna familia guerrera…” dijo la peliblanca, meditativa. Desvió su mirada. “Pese a tu actitud, hasta parecieras un Rebel, pero quizás sólo sean tus orígenes.”
“Oh, eso es un poco frío, pequeña,” Iwatooshi se sorprendió ligeramente, aunque mantuvo sus buenos ánimos, y se encogió de hombros. “Daño no te hará saber que sí fui un Rebel en la secundaria. Es mejor que lo sepas desde ya.”
“…” Youmu le miró con leve shock.
“I-Iwatooshi-kun…” Tsumugi se tensó. “¿Estás seguro…?”
“No tengo reservas al respecto, descuida, Tsumugi.”
“…” la HiME asimiló las palabras y asintió lentamente. Pasó a mirar al peliazul. “¿Tú sabías que fue un Rebel?”
“P-pues, s-s-sí…” admitió con pesar, cabizbajo. “Es inevitable. Le conocí en aquel entonces…”
“Entiendo que seas de Hanasaki, aunque por tu recelo puedo adivinar que eres una HiME,” dijo Iwatooshi, con completa naturalidad.
“Lo soy…” Youmu frunció el ceño. El otro no le parecía una mala persona, pero le sabía mal que le diera tan poca importancia al asunto, aunque esa gran familiaridad con el conflicto también era propia de Osaka, Tomo e incluso Cho en ocasiones. A veces no evitaba pensar en que era la única cuerda de su entorno. “Entonces… también tuviste una HiME con la que luchaste…” desvió su mirada. “Imagino que alguien con tu apariencia habría ganado contra su oponente.”
“Ehh, q-quizás lo mejor es no hablar sobre estas cosas, Youmu-san…” dijo Tsumugi, preocupado y alzando sus palmas.
“No, descuida, ella quiere saber,” le aseguró Iwatooshi. Él dio un leve suspiro. “No negaré tu observación, pero también debes saber que no eliminé a mi HiME. Tuve la suerte de no llegar a aquel desencadenante.”
“…”
“Pero… como fue derrotada y considerada fuera del conflicto, sí le hice un daño sustancial, y reconozco que ser un Rebel desde el mero inicio fue un error,” miró brevemente a Imanotsurugi conversar con el par de niños. “Me uní a la guerra por la razón más superficial y errónea. Quería un oponente fuerte y digno de alguien como yo. Ahora…” se encogió de hombros. “Sólo espero mantener a Imanotsurugi lejos de ese ambiente y de mis propios errores. Me he asegurado de enseñarle la seriedad del asunto para que esta historia no se vuelva a repetir.”
“…” al oír eso, Youmu relajó su expresión y bajó su mirada. “Te oyes sincero…”
“Y sí, también soy de una familia guerrera, lo cual sólo incrementa mi error,” observó Iwatooshi, con una sonrisa frustrada. “Es gente como nosotros los que deberíamos ser más responsables con nuestras habilidades.”
“¿Como ustedes?” Tsumugi ladeó su cabeza. “Youmu-san, ¿acaso eres de una familia ancestral de guerreros como Iwatooshi-kun?”
“Lo soy,” Youmu asintió con seriedad. “Lo sabía, es sólo que tanto tú como Imanotsurugi no se presentaron con sus apellidos ante nosotros, mientras que mi propio apellido será reconocible, pese a que mi familia no sea tan resaltante.”
“No, sí he oído de ustedes, y estoy convencido que debes ser muy hábil para tu edad,” le aseguró el pelinaranja. Entonces, él se apuntó a su pecho con un pulgar y sonrió con certeza. “¡Soy un miembro de los Sanjou, al igual que Imanotsurugi!”
“¡¿S-Sanjou dices?!” Youmu se alarmó y abrió sus ojos en shock. “¡¿E-en serio?!”
“Ehm, sí he oído que la familia de Iwatooshi-kun es parte de la élite de familias de guerreros del Japón…” dijo Tsumugi, sonriendo con torpeza. “Aunque sin duda alguien normal como yo no entendería la importancia…”
“S-sí es muy importante…” la peliblanca estaba pasmada por las noticias. “He oído los relatos más increíbles de sus ancestros, e incluso en el presente son reconocidos por su extraordinaria habilidad en el combate y mantenerse apegados a las costumbres milenarias…” ella observó al pequeño Sanjou en plena labor de cavar un dique alrededor de la muralla de arena. “S-seguramente hasta Imanotsurugi debe ser un ejemplo vivo de su linaje.”
“¡Hahaha, lo es, no te dejes engañar por su apariencia!” Iwatooshi se puso a reír por el estado de shock de la otra, y le dio unas palmaditas en un hombro. “Tranquila, somos humanos al igual que todos ustedes. Es más, oír que eres una miembro de la familia Konpaku me hace sentirme privilegiado de conocerte. Si en algún momento quisieras un entrenamiento para divertirte, puedes contactarme.”
“Eh, lo consideraré, gracias…” asintió, recobrando su compostura.
“Y también te deseo lo mejor con tu rol de HiME. Tal y como dije, le debemos a los demás ser responsables con nuestras habilidades,” le recordó el mayor. “Desde ya te oyes más responsable que yo, así que no está en mi lugar decírtelo, pero de igual forma ten mucho cuidado. Este conflicto puede sorprender hasta el más preparado. No te confíes.”
“Sí, lo tendré presente,” contestó más decidida y asintió con severidad. En eso, Cho y Natsume se acercaron al trío.
“Youmu, ¿estás bien?” preguntó la peliceleste. “Te oí sorprenderte.”
“Ehh, sí, no te preocupes,” la peliblanca desvió su mirada.
“Asumo que habrás escuchado alguna curiosidad fuera de lo normal,” comentó el pelirrojo, quien observó a Iwatooshi con una amena sonrisa, y unos ojos afilados. “Debes haber sido un Rebel, si no me equivoco.”
“¿Eh?” Cho se confundió y miró a Natsume sorprendida. ¿Cómo sabría algo así?
“Sí lo soy, justo andaba explicando eso,” contestó Iwatooshi sin hacerse líos. Él mantuvo su sonrisa. “Te ves muy despierto. Seguramente le das a tu senpai más de un dolor de cabeza.”
“Me toca reconocerlo,” se encogió de hombros. “En fin, no que me importe mucho. Hay algunos Rebels con los cuales tengo ciertos problemas, aunque suele ser por sus propias personas y no tanto por su rol como Rebels en sí, además que te ves decente.”
“Heh, digo lo mismo, pero tienes la costumbre de decir cosas un poco hirientes, joven,” Iwatooshi se vio entretenido. “No es una buena costumbre, y el pobre de Tsumugi podría sentirse muy mal.”
“Si tanto pretende ser mi senpai, no debería ser tan delicado. En fin, comprendo que no nos pondremos de acuerdo,” Natsume se encogió de hombros y adoptó una actitud más asequible. “Me alegra ver que Sora se lleva muy bien con tu pariente. Ambos son jóvenes muy carismáticos, y percibo que Imanotsurugi también destaca de entre la multitud.”
“Puedes decirlo. En verdad es un pequeño fuera de lo usual, y te sorprenderías de lo fuerte que es en el combate,” comentó el pelinaranja animado y con gran orgullo. “Pero es lo que menos me importa. Imanotsurugi tiene un alma sensible y noble, y es importante para todos en casa. Me importa su bienestar y futuro por encima de lo demás.”
“Heh, me alegra oír eso,” Natsume se cruzó de brazos y sonrió gustosamente. “Sin duda es evidente que tienes un espíritu noble a pesar de tu apariencia de guerrero. Te juzgué bien ahora que converso contigo.”
“Sí, Iwatooshi-kun es una persona muy bondadosa y madura, pese a no dar esa impresión,” dijo Tsumugi, amablemente.
“Sí, sí, pero no hablaba contigo…” Natsume frunció el ceño y se expresó con cansancio.
“Ehm…”
“O-oye, no seas tan malo con él,” reclamó Youmu, con incomprensión.
“E-está bien, Youmu-san, no te inquietes…” dijo Tsumugi, sonriendo incómodo.
“No está bien, pero…” la chica frunció el ceño con leve preocupación, y terminó por desistir.
“Tenemos un ambiente muy acogedor, pero pensaba darme una vuelta por la zona,” dijo el pelirrojo. “No me haría mal tomar alguna bebida refrescante tampoco. Podría también comprar bebidas para quienes estén interesados, considerando que Tomo se encuentra distraída por el vóley…”
“Ehh…” Cho sonrió incómoda. “Ya te diste cuenta que suele aprovechar cada momento…”
“Pues sí, y Reimu y Marisa también son un poco así, pero no es bueno mencionarlo tan abiertamente,” dijo Youmu, frustrada.
“Hmhm,” Natsume se vio entretenido. “Tienes un aura semejante a koneko-chan, Youmu.”
“¿Eh?” ella se confundió e intercambió miradas con la susodicha. “¿Qué quieres decir?”
“Nada, es sólo un parecer. Si tienen algún pedido de bebida, díganme. Me siento generoso hoy.”
“De momento creo que estoy bien, muchas gracias,” dijo la peliceleste. “Más bien, quizás Osaka ande con algo de sed.”
“Podría preguntárselo,” Natsume se volteó y observó a Osaka recibiendo un flotador que Kashuu acababa de inflar para ella.
“Aquí tienes,” dijo el arma.
“¡Gracias por tu ayuda, Kashuu!” dijo Osaka, sonriente. “Hehe, a mí me hubiera tomado mucho tiempo. Creo que tengo poca capacidad pulmonar o algo así.”
“Por eso casi te diría que no te metas al mar, aunque este flotador te mantendrá a salvo.”
“Ehm, pero es un modelo muy curioso…” Ayesha observó el diseño de ese aro.
“Es una edición limitada, una mercancía de mi idol favorito~” canturreó la exHiME, quien sonrió decidida y alzó un índice. “Es un ítem muy especial. Tuve muchas dificultades asegurando una copia.”
“Ah, entonces ese flotador es lo que te llegó el otro día por el correo,” observó Cho.
“¡Hehe, sí!”
“¿Q-qué es eso?” para variar, Natsume se quedó en shock y se acercó para agarrar aquel aro de flotador y mirarlo de cerca. Al alzarlo, los demás vieron la forma de donut esperada, aunque hacia el frente del mismo sobresalía una cabeza. Sin embargo, en vez de tratarse de alguna figura animal, era la impresión de la cara de una persona en sí. Todos vieron a un joven de cabellos celestes que sonreía amplia y tontamente, y que incluso poseía un ahoge característico.
“¿Eh? ¿Qué clase de mercancía vendría a ser esa?” Iwatooshi alzó una ceja y dio un suspiro. “A veces me dan ganas de decir que he vivido demasiado cuando miro las ocurrencias de la gente joven, pero estaría imitando a Jiji…”
“Ehh, también diría algo así. Se nota que no presto mucha atención a los medios…” Ayesha sonrió incómoda.
“Curiosa manera de representar la cara de un idol en mercancía, pero bueno…” Kashuu se encogió de hombros. “Sí he visto algunas mercancías extrañas en la habitación de Osaka…”
“Ehm, Natsume-kun…” Tsumugi miraba atentamente a su menor en pleno shock, y sonrió comprensivamente. “¿Te encuentras bien? N-no le prestes mucha atención.”
“¿Eh? ¿Qué ocurre, Natsume?” preguntó Osaka, ladeando su cabeza.
“Esta abominación…” el pelirrojo miraba esa cara impresa en la cabeza del flotador, y bajó su mirada con gran pesar. “¿…qué han hecho con tu imagen, Kanata-niisan…?”
“Natsume…” Cho se confundió.
“¿Qué le pasó?” susurró Youmu al costado de la otra, extrañada.
“P-pues, no sé…”
“Ehehe, es que aquel idol que pueden ver en el flotador es otro de los senpais de Natsume-kun,” explicó Tsumugi. “Sin duda es una sorpresa ver un ítem así de él, aunque… si fueran a conocerlo, no es tan sorprendente que digamos…”
“Tsk…” Natsume chasqueó la lengua y frunció el ceño. “Quisiera reprenderte por hablar así de él, pero tienes razón. Quién sabe lo que Kanata-niisan estaba pensando al aceptar la manufacturación de esta atrocidad…”
“¡¿Eh?! ¡¿Acaso ustedes dos conocen a Kanata Shinkai?!” Osaka se quedó en shock, y sus ojos destellaron de emoción. “¡Qué privilegio el de ustedes! ¡Soy una enorme fan de él! ¡He escuchado rumores de que suele pasar su tiempo flotando en una fuente prometida de mi universidad, pero nunca lo he podido encontrar!”
“¿F-fuente prometida?” Youmu alzó una ceja. “¿De qué hablas?”
“De por sí espero que eso no sea verdad,” Ayesha se preocupó. “Podría enfermarse…”
“Y seguro es contra las reglas del campus…” Kashuu se encogió de hombros.
“¡Obaa-chan, ¿podrías presentármelo?!”
“Ehh…hehe, no es que lo veamos muy seguido…” Tsumugi sonrió incómodo. “Y en sí no soy yo quien trata con él. Tendrías que pedírselo a Natsume…”
“Realmente no puedo creer que esta pobre representación de él exista… vaya…” Natsume se vio desilusionado y se levantó. “Definitivamente necesito un paseo después de esto. Con permiso.”
“N-Natsume…” Cho se confundió al verle tan desesperanzado y agotado por esa simple imagen de su senpai en un flotador, aunque sin duda era un objeto muy extraño.
“Pensé que iba a tomar el pedido de bebidas antes de irse,” comentó Iwatooshi, confundido.
“Pues, parece que sí se llevó una gran impresión…” dijo el peliazul, sonriendo apenado. “Natsume-kun sí se preocupa por sus otros senpais. No le debe haber caído bien ese flotador.”
“Hmm, pero es lindo,” Osaka miró su flotador y lo abrazó. “Sí, tengo una versión de Kanata Shinkai que me mantendrá a salvo en el mar. Soy muy feliz~ Pero se me olvidó preguntarle si podría presentármelo.”
“Lo puedes hacer cuando regrese, descuida,” dijo Ayesha.
“Ese chico se me hace raro, no puedo comprenderle…” Youmu dio un suspiro. “Creo que iré a darme un corto baño en el mar. ¿Alguien quisiera acompañarme?”
“¡Oh, yo!” Osaka se emocionó y alzó una mano. “¡Cho, tú también!”
“¿Eh?”
“¡Claro, te conozco y te encanta el mar! ¡Vamos las tres!”
“B-bueno, si tú lo dices.”
“El sol está muy intenso, pero qué más da…” Kashuu dio un suspiro.
“Está bien, puedes quedarte en la sombra si prefieres,” dijo su aruji, sonriendo un poco. “No me tardaré. Regresaremos pronto.”
“¿Eh? ¿Seguro?”
“Claro,” asintió con certeza y así las tres chicas se excusaron para disfrutar de la playa y el buen clima de verano.






Pasó alrededor de una hora y los pequeños dieron por concluida la construcción de su castillo. Ellos fueron a un puesto amplio en medio de la playa para comprarse unos helados antes de meterse al mar.

“¡Buen trabajo a todos! ¡Salud!” exclamó Imanotsurugi, quien extendió su paleta al aire.
“¡Salud!” los otros dos le imitaron y chocaron los helados para ponerse a comerlos.
“Hehe, ya tenía muchas ganas de ir a la playa, gracias por la invitación, Nio-chan~”
“No me agradezcas, Ima-chan. Yo feliz de invitarte,” dijo la pequeña. “Me siento muy feliz de salir con amigos en medio de las vacaciones. Menos mal que onee-chan también tenía muchas ganas de venir.”
“Sí, maestro no quería venir a la playa tampoco, pero Cho-neechan le invitó y senpai ayudó a convencerle,” Sora asintió. “¡Hay que disfrutar del verano mientras esté aquí!”
“¡Sin duda!” el pelicenizo asintió un par de veces. “Yo de por sí estoy a punto de irme a otro viaje a la playa mañana, pero como no tenía nada hoy no pude dejar pasar este momento.”
“Ah, verdad que me habías dicho algo así,” recordó Nio. “Es un viaje familiar, ¿verdad?”
“Sí, y en conjunto con otra familia que se sienten como parte de la nuestra. Hirano-chan va a estar ahí también.”
“Oh, Hirano. Espero que se pueda divertir mucho. Él suele ser muy formal todo el tiempo.”
“Uhh, se hace muy inflexible y obediente, pero debería disfrutar de su edad. Tengo que ver cómo sacarle de su burbuja,” Imanotsurugi se puso a pensar brevemente. “¡Ah, pero recuerdo que nos estabas hablando de tus hermanos, Sora-chan! También se fueron a un viaje, según nos contaste.”
“Sí, es que Roxas-niichan recién ha regresado a la familia, así que el lado de su papá esperaba conocerlo con ansias,” Sora asintió. “Y pues, como Sora no es hijo de su papá, no podía acompañarles. Pero está bien. Tengo a Cho-neechan, Kashuu y Osaka en casa, y maestro y senpai siempre tienen mucho que enseñarme,” se vio animado y comprimió sus puños frente a su pecho. “¡Sora tiene que esforzarse!”
“Estoy segura que serás un gran idol, Sora-chan,” Nio asintió. “Te me haces muy creativo y talentoso, y Natsume es un chico muy cool. Hehe, y Tsumugi es muy amable todo el tiempo.”
“¡Haha, gracias~!”
“Ohh, ser un idol debe ser impresionante,” Imanotsurugi se vio intrigado y sorprendido. “En casa somos un poco conservadores, así que no estoy informado sobre idols, pero suenan geniales.”
“Hihi, Sora no puede hablar por sí mismo, pero maestro es increíble,” le aseguró. “He visto varios de sus lives por bluray, hasta una vez tuve la oportunidad de ir a una de sus presentaciones,” asintió y sonrió ampliamente, con admiración. “¡Cuando sube al escenario, maestro parece de fuera de este mundo! ¡Posee colores muy especiales y únicos, y hace uso de trucos de magia!”
“¿Magia?” el pelicenizo se sorprendió más y le miró más de cerca. “¿En serio? ¿Magia?”
“¡Sí!” Sora asintió. “La magia que usa va desde sustancias químicas a cómo tratar con otras personas. ¡Siento que maestro es capaz de impresionar a todos y conectar con las personas de maneras tan avanzadas que lo hacen todo un mago! ¡Es por eso que Sora es muy dichoso de ser un aprendiz de mago, y usará su magia para alegrar a los demás!”
“¡Ohh, suena increíble!” Imanotsurugi se emocionó y dio un par de saltitos. “¡Quisiera ser también un mago para hacer un montón de milagros realidad! ¡Espero poder ver esa magia en acción! ¡Me encantaría jugar con fuego! ¡He visto que gente hace eso!”
“Ehm, el fuego es peligroso, Ima-chan… aunque sí vi a Natsume hacer la ilusión de que todo su laboratorio estaba en llamas antes de las vacaciones,” recordó Nio, meditativa. “Bueno, él también es un químico, así que sabe lo que hace.”
“¡Eso solo me deja entender que tu maestro es muy genial, Sora!” exclamó Imanotsurugi, contento y estirando sus manos a los costados. “¡Entonces está decidido! ¡El día que les toque presentarse, estaré ahí! ¡Admiraré la magia que utilizarán y les alentaré un montón!” dio un guiño. “Hehe, cuenta conmigo~”
“¡Yo también me apunto!” exclamó Nio. “Y seguro onee-chan estaría feliz de venir también. ¡Será divertido!”
“¡Yay~!” Sora se emocionó. “¡Muchas gracias a los dos! ¡Maestro y senpai también se alegrarán un montón!”
“De nada, yo feliz, nunca he ido a un concierto,” la pequeña sonrió, y dio un suspiro. “Ahh, ustedes dos son muy geniales, chicos. Sora va a ser una estrella e Imanotsurugi es muy atlético. Yo no tengo nada especial…”
“No digas eso, Nio-chan. ¡Tú eres muy inteligente!” le alentó Imanotsurugi. “Me ayudas a estudiar matemáticas todo el tiempo y te sacas las mejores notas. Más bien si uno se pone a pensar, tus habilidades son las mejores.”
“Sí, Sora está de acuerdo,” el rubio asintió. “¿Ima-chan es bueno en los deportes?”
“¡Sí lo soy!” el pelicenizo dio un saltito y sonrió ampliamente. “Hehe, me encanta mucho jugar con mis superiores en mi familia, así que nunca paro de entrenar~”
“Ehh, Ima-chan se refiere a las peleas con espadas como ‘jugar’,” explicó Nio.
“¡Qué sorprendente!” Sora se impresionó. “¡Entonces eres igual a mis hermanos! ¡Sora también es atlético, pero ustedes deben ser incluso mejores que yo!”
“¡Ahh, no sabía que tus hermanos eran guerreros!” Imanotsurugi se sorprendió gratamente. “¡Dime los detalles~!”
“Hmm, recién he llegado al Japón, y mamá no ha sido de hablar mucho de ellos, pero son de una buena familia…” Sora se puso a pensar. “Tienen el apellido Kotetsu…”
“¡Ah, Kotetsu! ¡Sí he oído de ellos!” asintió. “¡Son de una familia muy exitosa y con gran renombre! Hehe, aunque diría que la mía también. Ahh, ojalá pueda conocerles y jugar con ellos. ¡Sé que me divertiría mucho!”
“Seguro que mis hermanos también, le diré a Urashima,” Sora asintió.

En ese momento, los pequeños vieron que el grupo que anduvo jugando vóley en la playa llegó para también buscar algo de bebida.

“¡Ohh, pequeñines~!” Marisa se apresuró para encontrarse con ellos. “Esos helados se ven deliciosos, buena elección.”
“Gracias, Marisa,” Nio asintió y sintió una gota llegar a sus dedos que agarraban la paleta. “Oh, se está derritiendo.”
“Sí, debemos terminarlos cuanto antes o mancharemos el piso,” Sora asintió y se puso a comer.
“¿Cómo están? ¿Se divirtieron?” preguntó Imanotsurugi.
“Sí, pero a Shishiou le falta habilidad,” dijo la rubia, cruzándose de brazos.
“¿Ahh? ¡Tú eres la ociosa que no contestaba las pelotas difíciles!” reclamó su hermano.
“Si se van a quejar, al menos no estuvieron estancados con esta perezosa exPrincess de aquí,” dijo la miko, mirando de reojo a Tomo.
“¡No te burles de mí! ¡Es culpa de la marea!” reclamó la otra.
“Eh…” Imanotsurugi sonrió incómodo. “Creo que no se divirtieron mucho, ¿verdad?”
“No te preocupes, Ima-chan, les he visto hablar varias veces y creo que así es como se llevan,” dijo su amiga. “Todo está bien.”
“Hmm, pero aun así no me convence,” Sora frunció el ceño y encaró a los mayores. “No echen este día a perder con caprichos. Debemos aprovechar el paseo al máximo.”
“Sí, estoy de acuerdo, pequeño,” Shishiou rascó su nuca. “No nos tomes en serio, perdón.”
“Por cierto, en el camino vi el castillo que crearon,” Reimu sonrió. “Está muy lindo, buen trabajo a los tres.”
“Gracias, Reimu,” Nio asintió. “Y hemos construido una barrera muy fuerte para que ni la marea de la noche lo derribe.”
“¡Es toda una obra de ingeniería~!” canturreó Imanotsurugi, contento.
“Ima-chan, mi hermano me estaba contando que mañana va a viajar con ustedes para otro paseo a la playa,” dijo Marisa.
“¡Sí, lo estoy esperando con muchas ansias! ¡Va a haber varios matsuri por allá!” el pequeño asintió. “Hehe, nos divertiremos un montón y pasearemos por todos lados.”
“Descuida, Marisa, te traeré un souvenir,” le dijo su hermano, sonriente.
“Espero que la pases bien, Shishiou,” dijo la miko.
“Heh, por supuesto. Gracias, Reimu.”
“Aww, ¿acaso no me puedes llevar?” lloriqueó la hermana. “¡Está sonando tan genial!”
“No te puedo invitar, Marisa. Con las justas soy un invitado…”
“¡Ohh, ¿quieres ir, onee-san?!” preguntó Imanotsurugi, quien sonrió. “¡Si te animas, con gusto te invito!”
“¡¿En serio?!” Marisa se emocionó y sus ojos brillaron.
“¿E-en serio?” Tomo alzó una ceja.
“Compórtate, Marisa…” Reimu negó frustrada.
“¡Por supuesto! ¡Shishiou nos cayó muy bien cuando le conocimos, y todos en casa nos quedamos con mucha curiosidad de conocer a su hermanita!” exclamó el pelicenizo, animado. “¡Tendré tantas personas a quienes presentarte!”
“¡Muchas gracias por la invitación! ¡Entonces les acompaño!”
“¡Qué genial!”
“¿…en serio?” Shishiou se mostró incrédulo. Eso fue muy fácil.
“Hehe, ahora puedes ahorrarte mi souvenir~” canturreó su hermanita. “¡Sí me contaste sobre Jiji el otro día! ¡Ya lo podré conocer!”
“Vaya, has sacado planes de vacaciones sin consultarme,” Reimu negó.
“Uhh, oye, no eres mi ama o algo por el estilo,” Marisa le miró con reproche, y se frustró al ver a la miko sonreír con superioridad.
“Hehe, pero soy la que te provee de pan, agua y techo, así que deberías respetar mi autoridad.”
“Ahh, no me niegues este paseo, por favor…” la rubia se desanimó.
“Bromeaba, tú tranquila,” la miko sonrió humildemente. “Reconoceré que me has estado ayudando mucho durante las vacaciones. Sólo dime tu horario de paseo para acomodarme.”
“Sí, yo te lo paso más tarde,” dijo Shishiou.
“¡Ahora que sé que tendré un hermoso paseo mañana me siento con energías para todo!” exclamó Marisa, alzando un puño. “¡A lo que venimos! ¡A comprar gaseosas!”
“¡Sora también se apunta!” el pequeño también alzó su puño.
“¡Un momento!” sentenció Tomo, quien ignoró ser vista con miradas confundidas por los demás. La exPrincess se mostró severa y miró inquisitoriamente a Imanotsurugi.
“¿Eh? ¿Sucede algo?” el pequeño se vio confundido y ladeó su cabeza.
“¡Ya que somos mayoría y tu guardián está lejos, es hora de la verdad!” le apuntó. “¡¿Cuál es el secreto de tu guardián y Tsumugi que tú sí llegaste a oír?!”
“¿Sigues con eso?” preguntó Reimu. “Vaya…”
“¡No! ¡No me ‘vaya’s, miko! ¡Este pequeño no lo sabía y lo escuchó sin nuestro permiso! ¡Nosotros también merecemos saber!”
“Sólo déjalo ir, Tomo,” dijo Shishiou, mirándole con incomprensión.
“Hahaha, no me sorprende de Tomo,” Marisa rió un poco.
“Uhh, pero…” Nio hizo un puchero. “O sea, es un secreto, p-pero también quiero saber…”
“Hm…” de repente, Imanotsurugi borró su expresión de un petizo confundido y dibujó una sonrisa gatuna en su rostro. “Fufu, ¿todavía quieres saber~? ¿Qué linda, no?”
“¿Qué dices?” Tomo alzó una ceja. Eso le dejó saber que ese pequeño feliz e inocente sí tenía una chispa. “¡En fin! ¡No podrás callarte por mucho tiempo!”
“Tomo, senpai se vio muy torturado,” dijo Sora, frunciendo el ceño. “Lo mejor es no insistir en asuntos personales.”
“Uhh, en Hanasaki y Rizembool existen pocos secretos, no es excusa,” dijo la chica.
“Ehm, algo me dice que sí hay un montón de secretos, pero bueno,” Marisa sonrió rendida y se encogió de hombros.
“Hehehe, está bien, te lo diré,” Imanotsurugi asintió.
“¿Eh? ¿En serio?” preguntó Shishiou.
“¡Ya, dime de una vez!” exclamó Tomo.
“Pero con una condición,” dijo alzando su índice.
“¿…ya?” le miró con escepticismo.
“¡Que me atrapes primero!” dicho esto, Imanotsurugi saltó fuera de ese espacio con sombra adjunto a la tienda y corrió por la playa.
“¡Ahh, maldito!” Tomo se frustró y corrió detrás de él.
“¿Tanto te mueres por el secreto?” preguntó Reimu al aire, frustrada. Fue una pregunta retórica, ya que Tomo se marchó de inmediato detrás del pequeño.
“Hm, Ima-chan parece estar divirtiéndose mucho,” observó Sora.
“Sí, le gusta que le persigan. Siempre para soltando ese desafío en el colegio,” comentó Nio, entretenida. “Y es muy difícil darle el alcance.”
“Lo debe ser. Imanotsurugi me derrotó en una pelea. Todavía no me lo creo,” Shishiou dio un suspiro.
“¿Él es el petizo que me dijiste que te derrotó?” Marisa se quedó en shock. “¡Pero si es tan lindo!”
“No por eso le tomes con poca seriedad, Marisa…”
“Bueno, se ve que tiene ventaja a Tomo, hasta se está dando la libertad de correr en zigzag y cambiar de sentido,” Reimu sonrió con ironía. “Vamos por las gaseosas. Imagino que no le tomará a Tomo mucho tiempo en rendirse.”
“Eh, quizás, vamos,” Nio asintió. Así, ellos caminaron hacia la entrada de la tienda.



“¿Hm?” Sora se detuvo antes de entrar y miró al firmamento. Encima del mar a poca distancia divisó una nube que no había visto anteriormente. Esta tenía un color oscuro que desentonaba con el clima y contradecía al pronóstico del tiempo. “¿Tormenta?”


Después de un rápido y refrescante chapuzón en el mar, Cho y Youmu fueron a pasear a otro lado de la playa. Ellas llegaron a otro puesto de bebidas donde se sentaron en una banca disponible bajo la sombra antes de ir de regreso.

“Es más tranquilo por este lado de la playa, hay menos gente,” comentó Youmu. “Hubiéramos podido instalarnos aquí.”
“Sí, pensé en buscar un lugar más amplio y privado también, pero los demás tuvieron el interés de estar en el centro de la playa…” Cho dio un suspiro. “Al menos no hay tanta gente como podría haberla, considerando que es verano.”
“Supongo…” Youmu se quedó perpleja y se puso a pensar. “No suelo salir a lugares públicos. Imaginar una playa más llena me resulta doloroso, en verdad…”
“Eh, entiendo…” la peliceleste sonrió con torpeza. “Aunque no es del todo malo, supongo. La gente da cierta sensación de vida.”
“Vida…” Youmu le miró confundida.
“Sí, no sé cómo explicarlo…” dicho esto, Cho dio un suspiro. “Aunque igualmente me agota.”
“Supongo. Suena a algo que Yuyuko-sama diría, y tampoco lo entendería,” dijo con leve pesar y se encogió de hombros. “Pero meterme al mar ha sido refrescante. Hace tiempo que no vengo a la playa, y es un buen ejercicio confraternizar con otras HiMEs y personas de Hanasaki.”
“Tiene sentido…” Cho se impresionó. La otra sin duda tenía una mentalidad muy enfocada en su deber como HiME.
“Hablando de ello, me sorprende que le hayas dicho a Kashuu que se quedara con los demás,” observó la peliblanca. “Él es tu arma y es necesario que puedas contar con él en cada momento.”
“Lo sé, aunque creo que las armas, incluso alguien como Kashuu, pueden invocarse,” Cho alzó su mirada, meditativa. Recordaba que Eureka le había comentado al respecto, ya que ella tuvo un arma humanoide desde el conflicto pasado.
“…” sin embargo, Youmu le miró cansada y frustrada. “Pero no te percibo segura, Cho. No juegues con este asunto.”
“Ehh, tienes razón, perdón,” sonrió incómoda. “Es que Osaka quería seguir flotando en el mar, y le pedí a Kashuu que la mantuviera vigilada. Ella se distrae tan fácilmente que la marea podría jalarle hasta mar abierto sin darse cuenta.”
“Ya veo, tienes razón,” la peliblanca dio un pesado suspiro. “Todavía me cuesta creer que alguien como ella haya sido HiME y haya sobrevivido al conflicto ilesa.”
“S-sí, creo que todos nos hemos cuestionado eso…” Cho sonrió incómoda. Sí hubo un periodo de tiempo en el cual creyó que su primita había caído, así que no le gustaba pensar en eso.

Las dos chicas hablaron un poco más sobre el tema y se levantaron al terminar con sus bebidas. Luego de desechar las botellas, comenzaron a caminar de regreso.

“Oh, así que los amigos de Ayesha y Nio son de una familia guerrera,” dijo Cho, luego de oír la explicación de Youmu. “Te oí sorprenderte, supongo habrá sido por eso.”
“Sí, aunque más que ese hecho es porque son Sanjou, una de las familias más prestigiosas de mi círculo,” observó la peliblanca. “Sé que no podría explicarte bien lo resaltantes que son. Diría que son casi legendarios.”
“¿Legendarios?” Cho parpadeó, sorprendida. “Hm, si tú lo dices, deben serlo, Youmu. Eres una persona muy formal. No podría imaginar qué los hace ser tan especiales. Supongo nunca he sido expuesta a una familia con tal poderío.”
“Eh, eso no es cierto, Cho,” Youmu se extrañó. “¿No te has dado cuenta?”
“¿A qué te refieres?”
“Los Kotetsu estarían a su mismo nivel tanto en riquezas como en habilidad en el combate. Supongo Roxas nunca te habrá explicado lo mucho que el nombre Kotetsu resuena en la sociedad.”
“N-no, nunca,” Cho negó y se frustró tremendamente ante el tic de Osaka de llamarlos kotatsu. “En ningún momento me lo dijo, y Urashima y los demás también han sido humildes y discretos al respecto. Sabía que eran adinerados, pero no supe a qué magnitud.”
“Y pensar que estás afiliada a esa familia, y a su vez nos hemos topado con dos Sanjou de manera muy casual en este paseo,” Youmu se puso a pensar. “Sabía que Hanasaki y Rizembool eran lugares increíbles, pero me resulta incomprensible…”
“Ehm, pero ellos dos se han mostrado muy buenos y amables. No quiero despreciar sus raíces, que seguramente sí son de gran renombre, pero lo más importante es que todos nos llevemos bien, y así parece que es,” concluyó Cho, pensativa. Sonrió con torpeza. “Noto que son muy auténticos y asequibles, y ello indica un gran carácter.”
“Hm, tienes mucha razón, Cho. Podría derivarse precisamente de su sangre, aunque ello solo hace que uno les estime,” Youmu asintió convencida y sonrió un poco. “Y aquel valor es uno individual de cada uno de ellos. Es lo más importante a reconocer.”
“Heh, me alegra que pienses igual.”
“Y por eso…” Youmu dio un pesado suspiro y expresó cierto desaire en su rostro. “Me duele pensar que aquel Sanjou fue un Rebel durante la secundaria, y por el motivo de un desafío, entre todas las razones que pudo tener,” ella frunció el ceño y negó para sacudir sus pensamientos. “No me ha dado ninguna mala impresión pese a saber eso. A diferencia de los otros Rebels y exRebels que he conocido, realmente parece una buena persona sin nada que ocultar.”
“Entiendo lo que dices,” Cho asintió y sonrió apenada. No evitó recordar el recelo que Youmu le guardaba a Larsa, aunque la peliceleste reconocía que su amigo sí solía ser un poco reservado y formal como para invocar un aura de misticismo a su alrededor. “También me ha dado una buena impresión, por más que no he llegado a hablar con él.”
“Y a todo esto me pregunto cómo así se conocerá con el senpai de Sora.”
“Pues, sí dijeron que se conocieron en la secundaria, quién sabe. Tsumugi no quería hablar al respecto y habrá que entenderlo.”
“Lo sé, y él sí me inspira confianza,” dijo Youmu, decidida.
“Pero me pareció un poco raro que Natsume no conociera a Iwatooshi, y que a su vez pudiera declarar que este era un Rebel,” le peliceleste bajó su mirada al camino. “Hmm…”
“Ehh, lo habrá adivinado, a mí también me dio esa impresión de Rebel sólo por su apariencia,” Youmu se mostró levemente perpleja. “¿O me estoy perdiendo de algo?”
“Pues…” Cho afiló sus ojos, con una mano sobre su mentón. “Sé por Tsumugi que él y Natsume son amigos de la infancia, así que me resulta extraño que Natsume no haya al menos reconocido a uno de los amigos de Tsumugi de la secundaria. Ambos estudiaron en Rizembool también, si mal no recuerdo. Hmm…” la peliceleste continuó pensando, pero detuvo sus palabras. Todo era especulación, y apuntaba a que la deducción de Natsume sobre Iwatooshi debía tener algo que ver con aquel secreto que Tsumugi le suplicó que no compartiera. Cho frunció el ceño, extrañada. Ello repentinamente pintó a Tsumugi como alguien sospechoso. “Ehh, olvídalo, no creo poder sacar algo importante de ahí…”
“No sé por qué siento que te reservas de compartir algo conmigo,” dijo la peliblanca, con leve desconfianza. Ella se lamentó bajando su mirada al piso. “Yuyuko-sama con frecuencia medita sobre teorías frente a mí y luego se detiene de compartirlas conmigo con una sonrisa. Siento que lo hace para fastidiarme.”
“Ehh, juro que no es mi intención, Youmu, perdón…” Cho sonrió incómoda. Por lo que conocía de Yuyuko, era muy probable que su señora gustara de tomarle el pelo, pero a la vez buscara velar por ella en ocasiones, y Cho tenía esa misma visión. No quería que su compañera HiME se hiciera nidos en la cabeza con teorías ya que se tomaba todo con demasiada seriedad, en especial si tenía que ver con Rizembool. “Me llevo muy bien con Tsumugi, así que no quisiera pensar mucho en lo que no quiso compartir con nosotras, o hacerme algún concepto erróneo sobre él. Eso es todo.”
“Sí, tiene sentido…” la peliblanca dio un suspiro y volvió a levantar su mirada. Entonces, ella notó algo que llamó su atención con su vista periférica. “Cho, ¿ese no es Natsume?”
“¿Eh?” Cho se alertó y miró en la misma dirección. El pelirrojo estaba en medio de un pequeño patio de bancas realizando una videollamada. Las chicas se acercaron y le oyeron hablar un tanto incómodo y ofuscado, como si su oyente fuera una persona incomprensible. Las dos se escondieron detrás de una pizarra de anuncios y le espiaron un poco.

“Hmm…” el otro individuo en la llamada estaba pensando profundamente hasta que se vino con algo, y contestó a Natsume con una vocecita tranquila, pacífica y lenta. “¡Ohh! Creo entender de qué hablas… sí, sí… es ese nuevo flotador con mi rostro. Espera un segundo, Nacchan… tenía una copia por ahí, te la puedo regalar…”
“¡¿Qué te hace pensar que quiero uno, Kanata-niisan?!” preguntó el pelirrojo con incomprensión, todavía afectado por aquella mercancía. “Te llamaba justo para preguntarte cómo es que esa cosa existe para empezar.”
“Hehe, ¿por qué no existiría?” el peliceleste sonrió amenamente. “Yo soy uno con el mar… un flotador con mi apariencia es el mejor objeto que pude pensar… Me sentí muy elogiado por su creación…”
“Sin embargo, he realizado una búsqueda por internet, y ese flotador fue diseñado por una persona sin experiencia previa en dicha mercancía y bajo una marca con pobres reviews,” observó Natsume, apesadumbrado. “Piensa un poco más en tu imagen, por favor. La propia manufacturación del producto parecía carecer de finos detalles.”
“Está bien, está bien~” se aseguró el otro, mientras se mecía. “He visto posts en Twitter de fans muy felices con el producto… si ellos son felices, yo también…”
“Supongo no puedo negar eso, aunque…”
“Ya no te preocupes más, Nacchan…” hizo un puchero. “Soy tu senpai, y se siente un poco solitario que andes sonando como el responsable entre los dos…”
“N-no es mi intención negar que eres mi superior, Kanata-niisan,” admitió Natsume, frustrado. “Pienso que todavía no me comparo ante ustedes, es sólo que a veces temo que no piensen las cosas lo suficiente…”
“Hehe, tú eres quien lo piensa de más,” sonrió. “Ahora ve a disfrutar de la playa… quisiera poder enviarte esta copia del flotador que tengo telequinéticamente…”
“Ya he dicho que no lo apruebo,” el pelirrojo se impacientó.
“Pero como no puedo, te pido que vayas a comprarte un flotador… sería muy trágico que te descuides, te hundas hasta el fondo del mar y te ahogues, Nacchan…”
“E-eh, sí, tan sincero…” frunció el ceño y asintió frustrado y un tanto molesto. “Ya que estamos en el tema, te digo lo mismo. Ten precaución con el mar. Podrías utilizar aquella abominación tuya…” de inmediato se ofuscó y negó rotundamente. “No, olvídalo. Sería ridículo que utilizaras un flotador con tu propio rostro.”
“Pero no suena del todo malo…” se puso a pensar. “Suena muy lindo tener a un mini-yo conmigo todo el tiempo~”
“N-no, la gente pensaría que eres un ego maníaco, Kanata-niisan…” se pasmó ante la idea.

Los dos continuaron hablando entre ellos y las chicas intercambiaron miradas.

“Parece que tienen para rato,” observó Youmu. “Mejor vayamos de regreso, esa conversación no nos concierne.”
“Tienes razón,” Cho asintió y ambas chicas caminaron de regreso. Luego de ver esa llamada, la peliceleste sonrió entretenida. No había podido imaginarse a Natsume como un kouhai ante alguien hasta ese momento, pero pese a su forma difícil de ser, realmente tenía un lado más dulce y asequible ante aquellos senpais especiales a los cuales Tsumugi se había referido. Al verle en aprietos, Cho pensó que realmente se veía adorable a su manera, aunque nunca se lo diría. “Parecía que se llevaba bien con esa persona con la que hablaba. Me alegro por él.”
“No, por mi parte, me compadezco…” Youmu dio un pesado suspiro. “No sé cuántas veces Yuyuko-sama me habrá tomado el pelo con conversaciones sin sentido como esa. A veces los superiores son personas incomprensibles…”
“Ehh, entiendo…” Cho le sonrió con empatía y las dos siguieron caminando.

...


Cho



Mientras tanto, Tsumugi e Iwatooshi estaban todavía debajo de las sombras. Los dos veían que Osaka pataleaba para regresar a la orilla y Kashuu y Ayesha la esperaban pacientemente.

“Los demás se habrán esparcido por la playa,” comentó Iwatooshi, mirando a sus alrededores. “No los veo por ningún lado.”
“Sí, seguramente,” Tsumugi sonrió. “Eh, Iwatooshi-kun, me sorprende que no disfrutes de la playa. Te ves como alguien que aprovecharía de este momento. E-espero no estarte estorbando o algo así…”
“¿Por qué dirías eso?” le preguntó confundido, y pasó a reír. “¡Hahaha, no digas esas cosas! He venido principalmente por Imanotsurugi. Ya te dije que mañana me voy a otro paseo a la playa, así que tendré más oportunidades de gozar del mar.”
“Ya veo. Espero que la pasen muy bien.”
“Seguro que sí, y también te deseo un buen verano, Tsumugi, aunque lo más típico para ti sería encerrarte en una de las bibliotecas de Rizembool y leer hasta el cansancio.”
“Hehe, tienes razón, Iwatooshi-kun, aunque no he podido darme ese placer desde hace un tiempo. Ser el senpai de Natsume-kun y Sora-kun tiene sus responsabilidades. Estoy en plena labor de diseñar y confeccionar atuendos, y es trabajoso.”
“Oh, no sabía que eras modista.”
“Me falta más experiencia y trabajo muy lentamente, pero hago lo que puedo.”
“Heh, me alegro, eres una persona muy capaz, Tsumugi,” sonrió ampliamente. “Y si algún día tienes algún hueco, podría pedirte que me hagas algún traje. ¡Haha, soy tan grande que las tallas promedio no me asientan bien!”
“Ehh, me gustaría ayudarte, pero no sé si tendré disponible…”
“Tranquilo, tranquilo, es una broma,” dijo entretenido y dándole palmaditas en el hombro. “Me da cierta risa pensar en los dos en roles de guardianes o senpais. Pienso que nos va bien, aunque no es algo que habría pensado cinco años atrás.”
“Sí, digo lo mismo…” Tsumugi bajó su mirada y sonrió con tristeza.
“¿Hm?” el otro le miró de reojo.
“Muchas cosas ocurrieron en aquel entonces, y ahora sólo quiero ser alguien que pueda ayudar a mis kouhais a seguir adelante… quisiera creer que puedo ser un buen senpai en quienes ellos puedan confiar, y que no les defraudaré…”
“Vaya, no seas tan duro contigo mismo…” el pelinaranja le sonrió comprensivamente. Entonces, al alzar su mirada al firmamento, Iwatooshi se extrañó. “¿Aquella nube ha incrementado su tamaño?”
“¿Iwatooshi-kun?” Tsumugi se confundió y alzó su mirada. Vio esa nube tormentosa incluso más grande que antes. “¿Eh? ¿Cómo así? No debería haber tenido un crecimiento tan exponencial.”
“Y sigue creciendo también, si miras los contornos.”
“Es extraño,” el peliazul sintió escalofríos y se agarró los brazos. “Uhh, me da malos recuerdos. Normalmente cuando veíamos algo así era obra de nuestro sensei…”
“E-espera…” eso dejó a Iwatooshi en shock.
“¡¿Eh?! ¡¿T-tú crees que…?!” los dos intercambiaron miradas y retornaron su atención al cielo, para evidenciar la súbita aparición de más nubes. Ante ello, los dos se levantaron como resorte. “¡Sí, definitivamente es él! ¡Sabía que la presencia de tres HiMEs en este paseo era problemática, pero…!”
“¿Tres HiMEs?” preguntó el pelinaranja, sorprendido. “Sabía que la peliblanca lo era, pero…”
“¡Tenemos que avisarles!” Tsumugi corrió hacia el mar.
“¡Espera!”

“Gracias por esperarme,” dijo Osaka, al llegar a la orilla. “Hehe, ha sido un rico baño.”
“Al final tuve que llamarte para que no te fueras muy lejos,” observó Kashuu. “Deberías prestar más atención, Osaka.”
“Ehh, perdón, pero el mar está tranquilo hoy, no te preocupes,” dijo la exHiME, sonriente.
“Siempre hay que tener cuidado con el mar, Osaka,” le aconsejó Ayesha. Ella percibió una disminución de brillo a su alrededores y alzó su mirada, para asustarse. “E-ehh, pareciera que va a haber una tormenta.”
“¿En serio?” Osaka miró a las nubes oscuras encima de ella y se quedó en shock. “¡OHMAIGAH!”
“Hay algo raro, ¿de dónde salieron?” preguntó Kashuu, pensativo. “El pronóstico del tiempo también dijo que estos días serían soleados y despejados…”
“N-no lo sé…” entonces, Ayesha oyó un llamado y vio a Tsumugi correr hacia ellos. “Oh, Tsumugi ¿Qué sucede? Te ves inquieto.”
“¡T-tienen que huir! ¡V-váyanse cuanto antes!” exclamó el peliazul, quien se detuvo y respiró agotado por esa súbita corrida. “¡V-vamos… tienen que oírme…!”
“¿Por qué, obaa-chan?” preguntó Osaka. Ella vio a Iwatooshi alcanzarles.
“Reconocería estas nubes a donde fuera,” dijo el pelinaranja, seriamente. “Una de las HiMEs está por ser atacada. El escenario está siendo preparado para ello.”
“¿Qué dices?” Kashuu se sorprendió.

Justo entonces, las nubes terminaron de cubrir el cielo y todos en la playa oyeron truenos crujir en ellas. Lo que en un inicio fue un espectáculo fuera de lo usual digno de varias tomas fotográficas y videos por los bañistas culminó en la aparición de rayos, con algunos impactando en puntos aleatorios en la arena.

De inmediato se generó un caos y la gente se levantó y agarró lo que pudo antes de correr por sus vidas. La mayoría pudo escapar, pero por la avalancha de gente huyendo, hubo varios empujones, algunos pequeños dejados a la deriva, y personas mayores o con necesidad de asistencia teniendo dificultades para movilizarse.

“¡AAHHH!” Ayesha soltó un grito cuando uno de los rayos cayó a pocos metros de ellos. “¡Nio! ¡¿Dónde está mi Nio?! ¡T-tengo que buscar a Nio y debemos huir!”
“S-sí, tienes que huir cuanto antes, Ayesha-san…” dijo Tsumugi, también sacudido por ese rayo, pero tratando de mantener la calma.
“¡Espero que ningún rayo le haya hecho daño!” exclamó la chica, quien se aterró al ver otro rayo caer en medio de una zona donde personas huían. Ella pretendió correr para allá. “¡Nio!”
“¡E-espera, Ayesha!” Iwatooshi le agarró de los brazos. “Tranquila, no te muevas.”
“¡Pero!”
“Nio está bien. Estos rayos están calculados, no van a matar a nadie.”
“¿C-c-cómo sabrías eso, Iwatooshi…?”
“¿Rayos calculados?” Osaka se impresionó e intercambió miradas con Kashuu.
“¿Tu exRebel estará aquí?” preguntó el arma, quien frunció el ceño y se puso a correr. “¡Aruji!”
“¡O-oye, Kashuu!” Tsumugi quiso detenerle, pero fue muy tarde.
“¡¿Entonces qué hacemos?!” preguntó Ayesha, pero antes de recibir una respuesta, vio a su hermanita correr hacia ella junto a los demás que faltaban, a excepción de Youmu y Cho. Ambas hermanas Altugle se aliviaron de reconocerse mutuamente y corrieron para reencontrarse.
“¡Onee-chan!” exclamó la pequeña.
“¡Nio!” la mayor le dio un fuerte abrazo y soltó un par de lágrimas de alivio. “Estás bien, menos mal, qué alegría…”
“¡Qué bueno que todos están bien, pero debemos huir!” exclamó Sora, quien miró de un lado al otro. “¡¿Eh?! Maestro, Cho-neechan, Kashuu, Youmu… ¡¿dónde están?!”
“T-tranquilo, Sora-kun,” dijo Tsumugi, agarrándole de sus hombros. “Estoy seguro que ellos están fuera de peligro. La tormenta está muy focalizada en esta zona.”
“¡Con más razón debemos huir!” insistió Shishiou.
“Hermano, espera, no es tan simple,” Marisa se puso a pensar.
“¿Qué quieres decir, Marisa?”
“Si todos huimos empaquetados, la tormenta nos seguirá,” explicó Tomo, quien miró a Reimu. “Parece que te están apuntando.”
“¿A mí?” la miko se impresionó.
“¡Nio-chan, Ayesha-dono, tienen que huir!” exclamó Imanotsurugi, agarrando la muñeca de su amiga. “¡Vengan, les ayudo!”
“¡E-espera, Ima-chan!”
“¡Pero no podemos abandonar a los demás!” dijo Ayesha, nerviosa.
“Yo tampoco quiero irme, así que sólo mantengamos distancia,” opinó Osaka.
“Ahh, pero una distancia prudente es difícil de calcular, pequeña,” Iwatooshi se rascó la nuca.
“Tenemos que movernos cuanto antes, por favor,” suplicó Tsumugi. “Iwatooshi-kun, por favor vigila a los demás. Sé que puedes mantenerlos a salvo si es necesario.”
“Eh, sí, ¿y tú qué vas a hacer?”
“Buscaré a los que faltan, y veré si puedo apoyar a personas que necesitan de ayuda,” dicho esto, el peliazul comprimió sus puños para armarse de valor, y se puso a correr.
“¡Senpai, espera!” Sora no se quedó atrás y corrió detrás de él.



Tsumugi fue en la dirección en la cual Kashuu había corrido, esperando que el arma hubiera estado en lo correcto, y no tardó en encontrarse con él y las dos HiMEs, quienes habían estado camino al lugar de los hechos. Los tres se detuvieron al reconocerle.

“¿Cómo está todo, Tsumugi?” preguntó Cho.
“Va a haber una pelea ahí, no hay duda,” reportó el peliazul. “Piensan que es un enemigo de Reimu, por la ubicación de la tormenta.”
“Tsk, malditos…” Youmu frunció el ceño y siguió corriendo.
“¡E-espera, Youmu-san!” Tsumugi se alertó al verle partir, pero no pudo detenerla.
“El primer instinto sería seguirle, pero parece que tienes algo más que decir,” observó Kashuu, con cierta expectativa.
“Ehh, pues sí…” Tsumugi asintió y se mostró incómodo, aunque no tardó en oír a Sora.
“¡Senpai!” le llamó mientras se acercaba.
“S-Sora, ehh, no tenías que seguirme…”
“Sora también está preocupado, senpai, y puede hacer algo para ayudarte,” dijo el pequeño, quien llevó sus manos a su caderas y frunció el ceño. “No dejes a Sora abandonado de ese modo nuevamente.”
“Sí, tienes razón, perdón,” dijo apesadumbrado. “Ehh, Cho-san, ¿de casualidad has visto a Natsume-kun por algún lado?”
“Sí, estaba hablando por teléfono cerca de la tienda que queda por ese camino,” contestó apuntando al sendero. “Es un camino directo, dudo que se haya desviado.”
“Entiendo,” Tsumugi asintió y miró a su menor. “Sora-kun, quisiera que vayas a buscar a Natsume-kun y le informes de todo lo ocurrido. Te pido que sigas sus indicaciones al pie de la letra. Él sabrá qué hacer.”
“Sí, pero… ¿necesitas ayuda, senpai?” preguntó el pequeño, confundido. “Podemos ir los dos.”
“Pienso ver si hay alguien que necesita ayuda para huir, estaré bien,” le aseguró con una amable sonrisa. “Ustedes pueden darme el alcance si así lo deciden.”
“¡Entendido!” el pequeño asintió obedientemente. “Pero ten cuidado, senpai. Intenta no esforzarte demasiado.”
“Descuida, ve en camino.”
“¡Sí!” así, el pequeño se fue rápidamente.
“Y pues…” con el menor fuera de alcance, Tsumugi regresó al par. “Quisiera que ustedes dos me ayuden en asistir a la gente a huir y a mantener distancia. Ellos no pueden involucrarse en esto, por ningún motivo.”
“Esperaste a que Sora se fuera para pedirnos ese favor,” comentó Kashuu, con leve escepticismo.
“¿Eh?” el peliazul se confundió. “¿Sucede algo, Kashuu-kun?” desvió su mirada. “Espero que no sea un pedido muy pesado considerando las circunstancias, pero…”





“…es necesario, ¿verdad?” preguntó Shinkouhyou, sonriendo malignamente. “Las vidas y el bienestar humano son importantes, pero fuera del daño de la tormenta, es el secreto de nuestras escuelas lo principal que debemos proteger, ¿no es así? Has aprendido bien, Tsumugi.”
“¡S-s-sensei!” el peliazul se quedó en shock y se sobresaltó ante su repentina aparición frente a ellos. “¡S-sí fue usted!”
“Por supuesto,” el peliblanco se encogió de hombros y sonrió con simpleza. “¿Quién más?”
“¡¿S-sensei?!” Cho se quedó en shock. De la nada, todo tuvo sentido. “¡I-imposible!”
“He generado esta tormenta para hacer el escenario de la pronta pelea y alejar a los civiles, pero de igual forma no durará mucho y no pienso prestarme para estos favores con frecuencia. Es una excepción ante mi más reciente aprendiz, por ser su primer ataque,” comentó Shinkouhyou, mirando hacia el despiadado firmamento que seguía desprendiendo ocasionales rayos. “Me satisface ver que tenías pensado hacer justo lo que quería que hicieras, Tsumugi…” se dirigió a Cho. “Y si tú le ayudas, sería lo mejor para ambos lados. A excepción de la HiME apuntada, los demás estarán bien, y no quisiera atacar a ti o a la otra HiME por pretender usar sus poderes en contra de una Princess que no les corresponde.”
“Princess…” Kashuu abrió los ojos como platos.
“¿Han regresado las Princesses…?” preguntó Cho, en shock.
“Deberías estar más informada, HiME. No vuelvas a bajar tu guardia, o la historia volverá a repetirse,” le miró intensamente, sin borrar su sonrisa. “Podrías perder a una prima o caer muy fácilmente en las manos de tus enemigos. Es un consejo.”
“¡¿Cómo te atreves?!” Kashuu le miró con ferocidad y se puso por delante de su HiME.
“¡K-Kashuu-kun, no te enfrentes contra él!” Tsumugi se alarmó.
“Pero sí, les pido que velen por los que no pueden ayudarse a sí mismos,” concluyó Shinkouhyou, dándose media vuelta. “A pesar de mis acciones, la idea de una masacre humana va en contra de mis principios. No hay nada provechoso de ello, sin importar los motivos.”

Al terminar sus palabras, el ominoso peliblanco se teletransportó y desapareció. Su ausencia se sintió como un vacío y les regresó a la urgencia del presente.

“Tsk, tan cruel como siempre, no le escuches, aruji,” dijo el arma a Cho, atentamente. Este desvió su mirada. “Hace tiempo que no se le ve. Será que las circunstancias recién están tomando mayor seriedad…”
“Ts-Tsumugi…” Cho miró al peliazul, todavía impactada.
“…” este se inquietó y desvió su mirada.
“Si he entendido bien, tú…”
“…” sonrió resignado. “Lo mejor es que yo lo diga, ¿no es verdad? Sólo les pido que guarden el secreto, por favor.”
“Tsumugi…” Kashuu le miró detenidamente.
“…” el mayor miró hacia la tormenta y frunció el ceño. “Yo fui un Rebel hace cinco años. Shinkouhyou fue mi maestro y el de Iwatooshi, de ahí nos conocemos.”
“…” la HiME asintió, afligida. Sentía la carga en su voz.
“No quiero hablar al respecto ahora, es el pasado. Sólo tenemos que velar por los demás, por favor,” suplicó el peliazul. “No dejemos que este suceso se salga de control.”
“Tienes razón,” Cho asintió, determinada. “Vamos, Kashuu.”
“Ehh, sí,” este asintió con torpeza y los tres corrieron a bordear la tormenta mientras buscaban por personas.






“…” Reimu se encontraba de pie en medio de la arena vacía, frente a las olas, y miraba atentamente al firmamento en espera de un desconocido contrincante.

Los demás estaban refugiados debajo de las sombrillas, las cuales se encontraban a una prudente distancia, o tal vez un poco cerca, pero lo suficientemente lejanos como para estar a salvo. La mayoría se encontraba al pendiente de Reimu, mientras algunas personas estaban en plan de guardar y empacar todas las pertenencias para poder huir de tornarse necesario.

“Uhh, Reimu-chan…” Osaka se afligió y llevó un puño a su pecho. “Me sabe muy mal no poder acompañarla a esperar al enemigo, pero ya no soy HiME. No puedo pelear…”
“Y aun si pudieras, un rayo te partiría en dos,” le recordó Tomo, frunciendo el ceño. “Así que ni se te ocurra. Tú conoces a Shinkouhyou mejor que la mayoría y sería capaz de eso.”
“Pero…”
“Sí, definitivamente haría eso,” Iwatooshi dio un suspiro. “¿Y cómo así conocen a mi maestro?”
“Oh, Shin-kun fue mi Rebel,” contestó Osaka.
“¡¿Qué dices?!” eso sorprendió al normalmente tranquilo pelinaranja. “Vaya, entonces debes ser muy fuerte para haber sobrevivido a él. Sí que las apariencias engañan.”
“Hehe, no me considero muy fuerte, pero gracias…” Osaka sonrió avergonzada.
“Ehh, no, Osaka no es nada fuerte, es una debilucha,” aclaró su exPrincess, frustrada. “Más bien Shinkouhyou nunca fue seriamente contra ella. Creo que hasta lo dijo explícitamente.”
“Aun así. Ser HiME debe ser una gran experiencia, y algo muy intenso,” observó Imanotsurugi, con curiosidad.
“Sí lo es, pero creo que Osaka y yo fuimos bastante afortunadas,” dijo Marisa. “Nos tocaron Rebels muy buenos.”
“¡Ohh! ¿También fuiste HiME, onee-san?” el pequeño abrió sus ojos como platos. “Hmm, entonces hay tres HiMEs activas y dos exHiMEs aquí, ¿verdad?”
“Hehe, sí, curiosamente…”
“Uhh, no quiero ser malo, pero suena a que este grupo estuvo maldito desde un inicio…” se lamentó Shishiou.
“Ehh, l-lo dudo. Siempre vamos a muchos lugares juntas,” dijo Ayesha, nerviosa y terminando de empacar todas las pertenencias con la ayuda de su hermanita. “Es más bien la primera vez que algo así pasa…”
“Onee-chan, tengo miedo…” confesó Nio, cabizbaja.
“Tranquila, Nio, todo va a estar bien,” le aseguró su hermana.
“Sí, Nio-chan,” le alentó Imanotsurugi, con una sonrisa. “Si sucede algo, te protegeré~ o podríamos también ir a refugiarnos a la tienda donde estábamos. Vi a bastante gente resguardarse en ese local.”
“Ehh…” la pequeña lo pensó y justo oyó otro par de rayos no muy lejanos impactar el piso. Se oyó un fuerte estruendo acompañado de ligeros y súbitos temblores, pero la pequeña se vio determinada a aguantar. “No, estoy bien. Hay que ser fuertes por Reimu.”
“Entiendo que estén preocupados por ella, pero al menos deberíamos alejarnos más…” Iwatooshi dio un suspiro. “Les puedo proteger de ataques físicos, pero no puedo contra la magia o los rayos, entiéndanlo.”
“Sí, ya que todo está empacado, podríamos retroceder un poco…” sugirió Shishiou.
“Ohh, ¿qué es eso?” repentinamente, Osaka vio algo grande volar por el aire que llegó desde detrás de ellos. Todos alzaron sus miradas y observaron a una persona que aprovechó la atención de la miko hacia las nubes para lanzarle un proyectil.
“¡Reimu, detrás!” gritó Marisa.

Su grito permitió a Reimu girarse y saltar con las meras justas. Ella pudo evadir lo que resultó ser un mazo de mazo largo con punta redonda, el cual al impactar con la arena provocó un gran levantamiento de la misma y un leve temblor. Dicho mazo se levantó y voló mágicamente de regreso a su dueña, quien levitaba a varios metros por encima del piso, y sobre el mar.

“Tch, y pensar que casi te doy, miko,” dijo la chica, con una mínima inconformidad, aunque también satisfecha de no haber atinado. “Al menos así nos divertiremos más, ¿no?”
“¿Eh?” Reimu le observó y de inmediato la reconoció. “¿Tú…?”
“E-esperen,” Iwatooshi quiso detener a Shishiou y Marisa de salir del escondite, pero ambos hermanos se levantaron en shock.
“¡¿Seija?!” exclamaron ambos, tanto sorprendidos como enfadados.




Pasaron alrededor de un par de horas y Roxas tuvo un almuerzo mayormente tranquilo con sus hermanos. Ni bien tuvo la oportunidad de retirarse la tomó y se puso a caminar por el largo y tranquilo sendero natural que rodeaba los edificios de su familia nuclear. Se sintió más despejado de poder darse un momento de soledad y de oír a los pájaros cercanos, y llegó hasta el pequeño lago artificial del camino. Ahí se detuvo, y reconoció a Kamekichi, el cual yacía apoyado en una de las rocas que bordeaban el cuerpo de agua.

Roxas se sentó al costado de la mascota y alzó su mirada para distraerse con el ambiente y disfrutar de la suave brisa, hasta que oyó unos pasos acercarse. Vio a Hachisuka, lo cual no le extrañó mucho, ya que el pelilila había pasado los últimos días intentando conocerle mejor.

“Finalmente te encuentro,” observó el mayor, amablemente. “Entiendo que este camino se te ha hecho acogedor. Sueles distraerte bastante paseando por aquí.”
“Eh, sí, ya me estoy familiarizando mejor con mis alrededores, pero todavía me resulta un poco abrumador,” confesó el rubio. Él pretendió levantarse para atender al otro.
“Quédate sentado, por favor. No necesitas expresar formalidad,” observó Hachisuka en lo que caminaba donde el otro. Se quedó observando al lago y sonrió un poco. “Presumo que sigues pensativo sobre el intercambio que tuvimos durante el descanso.”
“¿Eh?” Roxas ladeó su cabeza.
“No necesitas ser modesto. Más bien, noté una fuerza en tu expresión, y espero que como mi hermano te expreses honestamente conmigo,” dijo Hachisuka, mirándole de reojo desde arriba. “Me alegro de saber que podemos llevarnos bien, pero si tienes algo que preguntarme o cuestionarme, puede que sea necesario sacarlo del camino.”
“Tiene sentido lo que dices…” de todos modos, Roxas se notó un tanto inquieto. Considerando el modo en que el pelilila trataba a Nagasone y su difícil actitud en general, temía que siendo sincero con él fuera a causar un lío. Aun así, sí prefería serlo. “Pues, admito que temo un poco la forma en la cual te llevarás con los demás en casa.”
“¿Cómo así?” preguntó amablemente.
“Cho y Osaka son muy importantes para mí. Mi otra prima Mariko también va a vivir con nosotros después de las vacaciones. También está el arma de mi hermana…” Roxas dio un suspiro. No le gustaba interceder por Kashuu considerando el hecho que no se llevaba bien con él. “Tiene apariencia humana la mayoría del tiempo y puede ser un poco conflictivo.”
“¿Dices que viven con un arma humana?” preguntó Hachisuka, ladeando su cabeza. Él se puso a pensar. “Mi padre no me había comentado ello. Ni sabía que era posible…”
“Sí, tendré que comenzar a explicarte los detalles, entiendo,” dio un suspiro.
“Me resulta un poco inconcebible convivir con personas que no son Kotetsu, si debo ser honesto, pero si tanto tú como Urashima los aprueban y se llevan bien con ellos, no veo por qué debería haber un problema,” le aseguró Hachisuka, sonriendo. “Te preocupas de más, hermano.”
“Es un alivio saberlo, no querría problemas entre ustedes,” Roxas asintió y sonrió un poco. Pese a esas palabras, por el carácter del pelilila y su actitud un tanto xenofóbica podría surgir algún inconveniente, pero saber que tenía las intenciones de llevar las cosas en paz sí era un buen comienzo. “Además de ellos, también están Horikawa y Sora…”
“…lo sé,” de un momento a otro, la expresión tranquila de Hachisuka se arrugó y sus ojos se oscurecieron, pese a no mutar su cuerpo o gestos. El pelilila se mantuvo contemplando la superficie del lago con una mano en su mentón. Él cerró sus ojos a manera de meditar. “Sin duda sabría que él vive con ustedes en la misma casa. Nuestro padre me lo dijo.”
“…” Roxas desvió su mirada. Fue tal y como le dijo Horikawa, el hecho que no aprobaba a Sora, pero sentía que necesitaba traer el tema a flote. “Sé que esto no me concierne, pero Sora es un buen chico y se lleva muy bien con Urashima. Con todos en general. También es nuestro hermano, pese a las complicaciones.”
“…” al oír sus palabras, Hachisuka le miró de reojo. Su fría expresión desistió en leve pena, y dio un suspiro para disipar su fastidio. Regresó su mirada a las aguas. “Es justo que al menos sepas mi parecer sobre el asunto. Debes estar enterado sobre mi rechazo a nuestra madre. A diferencia de nuestros hermanos, yo no le guardo el mismo cariño o anhelo de verla,” frunció el ceño. “Hay muy poco que podría sentir por una madre que abandonó a su hijo y se marchó intempestivamente sin mirar hacia atrás…”
“Créeme que lo entiendo…” Roxas se apenó, aunque consideró su explicación extraña. “Sobre el ‘hijo’ al que te refieres…”
“Urashima era apenas un bebé cuando nuestra madre abandonó esta residencia, para nunca regresar. A nuestro querido hermanito le hizo una gran falta, y la estima y ansía verla como si hubiera sido alguien siempre presente a su alrededor. No es más que injusto,” se expresó con amargura. “Antes de cualquier efecto que pudo tener sobre cualquier otra persona, su impacto en Urashima ha sido el más marcado, y el más imperdonable.”
“…” asintió. Era sorprendente lo devoto que Hachisuka era a Urashima, pero estaba seguro que él mismo había sido defraudado por su madre, aun si no lo consideraba lo más fundamental. “También debes saber que la conocí. Vino para instalar a Sora con nosotros y se quedó unos días en casa. Pues, se veía como una buena persona, pero por la historia que compartió conmigo, no te culpo por verla así. Claro, tampoco puedo juzgar a ninguno de ustedes. Mi parecer es mucho más neutral y desconectado, no hay comparación.”
“…” le miró atentamente.
“Entiendo que no le des la misma calidez, tampoco sé el parecer que nuestro padre tiene al respecto, y tampoco me concierne…” dicho esto, Roxas alzó su mirada y encaró al otro con cierta urgencia. “Pero pienso que Sora no tiene la culpa de nada. No soy quién para decirte que actúes de algún modo en particular… sólo deseo que no le des la responsabilidad de lo que ocurrió en el pasado.”
“Entiendo lo que dices, Roxas. Tranquilo…” dijo el mayor, cerrando sus ojos y esbozando una corta sonrisa. “Pese a tu actitud más reservada y madura, invocas mucho la bondad de Urashima. Sin duda los dos se parecen.”
“Ehh, he oído a muchos decirlo, por más que no lo vea…” alzó una ceja.
“…” ahogó una risita y le observó. “No es mi deseo ver a aquel chico con malos ojos, pero me resulta inevitable sentirme incómodo cerca de él. Después de todo, Sora es el reflejo de los errores de mi madre, y el resultado de nuestra familia cayéndose en pedazos. Pero, como bien has dicho, es nuestro hermano. No es un Kotetsu y está ligado a nosotros por medio de nuestra irresponsable progenitora, pero a su manera sigue siendo parte de nuestra familia…”
“…” Roxas notaba que le estaba costando mantenerse sereno y objetivo, pero hacía un esfuerzo.
“Nuestro padre aceptó su presencia y le ha dado la bienvenida como parte de los nuestros, y estoy dispuesto a respetar su decisión. Urashima también es cercano a él. Sé que los dos se han mantenido en contacto a distancia desde hace unos años. No me sentiré muy a gusto con él y puede que todavía no le vea como mi hermano menor, pero haré el intento,” dijo determinado. “Quizás, si le doy una oportunidad y me decido a conocerle, podré verle una semejanza a mi propia sangre.”
“…” asintió. “Todavía me cuesta en ocasiones creer que soy un Kotetsu, y en un inicio pensé que no podría adaptarme a vivir con Urashima o Nagasone, pero no tardé mucho en verles como hermanos. En verdad han sido muy amables conmigo. Por eso sé que es posible, Hachisuka. Sólo espero que todos podamos vivir en paz.”
“…así será…” Hachisuka hizo una breve pausa que transmitió cierta duda, pero el pelilila sonrió y deseó no causar mayores inconvenientes. “Debo admitir que me sabe mal notar tus preocupaciones hacia mí. Comprendo que soy inflexible y un tanto necio. Podría admitir que es una falencia que poseo en común con nuestro hermano mayor.”
“Ehh…” Roxas le vio mínimamente molesto, aunque menos mal no se concentró en reavivar su perpetuo fastidio con Nagasone. “P-pues, no quiero hacerte sentir mal, pero sí quería hablar sobre todo esto para prevenir posibles disgustos, y…”
“Tampoco quiero que tú te sientas mal o incómodo, hermano,” le aseguró. “Está bien que hayamos hablado. Haré lo que pueda.”
“Sí, muchas gracias.”
“No me lo agradezcas, somos hermanos,” Hachisuka se agachó brevemente para recoger a Kamekichi. “Debería buscar a Urashima. Tal vez es hora de que alimente a su mascota.”
“Cierto, Horikawa no está aquí para hacerle recordar.”
“Vamos de regreso.”

Así, el par fue camino de regreso al edificio principal en busca del menor. A pesar de no tener ninguna certeza, Roxas se sintió un poco más aliviado luego de la conversación. Le tranquilizaba saber que el pelilila estaba dispuesto a oírle, aunque quedaba esperar a que se mudara con ellos para observar la dinámica familiar en acción.





“¿Tú? ¿Tú eres mi Princess?” preguntó Reimu, sorprendida.
“Sí, evidentemente,” Seija se encogió de hombros. “¿Podemos cortar los preámbulos?”
“¡Tremenda loca! ¡No te atrevas a hacer nada!” gritó Marisa.
“¡¿Por qué demonios te has vuelto Princess, histriónica?!” reclamó Shishiou.
“¡Ohh, hola leoncitos~!” la Princess rió un poco y les saludó con una palma. “¿De nuevo andan acompañando a esta miko de aquí? Vaya, ya parece que fueran amigos o algo…”
“¡No le restes importancia al asunto!” reclamó el mayor. “¡Deberías haber entendido por lo que te dije de la pelea que inmiscuirse era una terrible idea!”
“¡Hahaha, qué gracioso eres cuando te molestas, leoncito!”
“¡Tómame en serio!”
“Es como si no me conocieras,” la otra rodó los ojos. “Sí me dicen que no haga algo, eso mismo es lo que haré. ¡Y no hay nada más divertido que pelear y amargarle la vida a otras personas, aparte que ahora tengo poderes mágicos!” ella se movió de un lado al otro en el aire. “¡Mira! ¿No es genial? ¿Por qué no te haces Rebel también?”
“¡Nosotros no somos unos antisociales como tú!” gritó Marisa, y le sacó la lengua.
“Heh, ni sabes lo que dices, hermanita~” canturreó la Princess.
“¡Tú no eres mi hermana!”
“¿Acaso tú no fuiste una HiME?” le preguntó, mirándole con superioridad. “¿Acaso no te uniste a la causa para explotar tus poderes, hacer lo que te parecía e ignorar las múltiples incomodidades detrás de tus acciones?”
“¡Y-yo no…!”
“¡Hahaha, no me mientas, hermanita, que somos dos gotas de agua!” Seija sonrió malignamente y apoyó su mazo sobre su hombro. “Lo único que salva a las HiMEs es que son más ‘altruistas’ pero el mismo Hanasaki incentiva que peleen y maten a un Rebel, pero está bien porque así son sus reglas. Ahora ahórrate las palabrerías.”
“¡IHHH! ¡Te odio!” Marisa pretendió correr hacia el mar en un fallido intento de alcanzarle, aunque Shishiou le agarró.
“¡O-oye, Marisa, no le hagas caso!” dijo su hermano, alarmado y deteniendo a su hermanita con dificultad. “¡Q-quieta!”
“Entonces…” Reimu encaró a su Princess. Comprimió sus puños y frunció el ceño. “El otro día, cuando te apareciste en el templo…”
“Pensaba atacarte ahí, ya que asumí que eras una ermitaña,” concluyó la pelinegra, encogiéndose de hombros. “Pero aparte de los hermanitos también estaba mi jefecito y sus amigos. ¡Hahaha, por algo estaba en completo shock y matándome de risa!”
“Tch…” la miko sintió sudor frío. “¡¿Cómo así sabes de mi templo?!”
“Ay, por favor,” volvió a rodar los ojos. “Rizembool ha invocado esta tormenta. ¿Crees que no van a saber todo de las HiMEs?”
“…” apretó los dientes.
“Pero en fin, habrá un millón de gente más aquí, aunque recibí un favorcito de mi instructor con esta tormenta,” dicho esto, Seija se vio cansada y frustrada. “Ah, pero verdad que no tengo mucho tiempo para atacarte antes que lleguen las autoridades. Comencemos esto, ¿ya?”
“¿Qué dices?” la miko no estaba preparada para una pelea aún, pero vio a Seija ir en picada hacia ella y lista para atacarle…


En las rondas que Cho, Kashuu y Tsumugi se dieron habían podido ayudar a un par de ancianos a refugiarse en la tienda central del área. Los tres también convencieron a un grupo de jóvenes que intentó quedarse para grabar la tormenta retirarse para velar por su seguridad, y luego tranquilizaron y dirigieron a un grupo de chicas que se había refugiado debajo del puesto de vigilancia de salvavidas para así llevarlas lejos del área.

Finalmente, ellos se encontraron con una niña acurrucada debajo de una sombrilla y la llevaron a la tienda, donde una joven madre con otro par de niños se acogieron de inmediato.

“¡Mami!” la pequeña corrió donde la señora y la abrazó en pleno llanto.
“¡Estás bien, mi hijita!” exclamó la señora, y las dos fueron abrazadas por los pequeños.
“Ahh, qué alivio…” Tsumugi dio un suspiro y sonrió. “Por favor, no vuelvan a separarse. Todos manténganse aquí.”
“Esperen, ¿a dónde van?” preguntó un señor. “Mejor quédense aquí.”
“Sólo daremos una vuelta más, no se preocupen por nosotros, estaremos bien,” le aseguró Kashuu, con una sonrisa.
“Eh, con permiso,” Cho hizo una reverencia y los tres corrieron para alejarse.

No llegaron a alejarse mucho de aquel puesto cuando el peliazul se detuvo para apoyarse sobre una silla plegable abandonada, y respirar agitado.

“E-esperen…” dijo este, sumamente cansado y apesadumbrado. “Ehh, n-no sé si tengo energías… pero debemos seguir…”
“Quizás deberías quedarte a descansar un poco,” dijo Cho, preocupada.
“E-estoy bien, en serio…”
“Hmm…” Kashuu alzó una ceja. “Sí te has dado varios pequeños descansos por el camino. Eso me deja entender que no fuiste un Rebel que usaba la agresión física.”
“K-Kashuu-kun…” el mayor se vio apesadumbrado. “Me llevas cuestionando todo el rato… no quiero hablar de eso, por favor…”
“Es que no me entra en la cabeza,” el arma negó, inconforme. “Llevamos haciendo múltiples comentarios sobre cómo tememos que Natsume caiga al lado oscuro y se convierta en Rebel, cuando tú fuiste el del rol. ¿Cómo alguien como tú se convertiría en un Rebel? ¿Qué te llevó a hacer eso? También, ¿cómo habrás sido hace cinco años y por qué cambiaste tanto?”
“D-d-dudo haber cambiado, Kashuu-kun…”
“¿Y eso qué significa?” preguntó con más urgencia. “¿Acaso existe un riesgo que vuelvas a hacer algo así? Creo que tengo un millón de cosas que cuestionarte.”
“¡Ahh, piedad por favor!” Tsumugi se agachó y agarró sus cabellos con sus manos, torturado. “¡No me gusta hablar de eso!”
“K-Kashuu, por favor, no sigas insistiendo,” pidió la HiME, nerviosa. “Ehh, disculpa por el acoso, Tsumugi, no es nuestra intención.”
“Uhh…” este miró de reojo a Cho, todavía encogido y con sus manos sobre su cabeza. “E-está bien, no tienes que disculparte por él.”
“Q-quizás sí tenga…” la peliceleste se puso nerviosa y desvió su mirada con gran incomodidad. “O-o sea, Kashuu es mi arma y compartimos muchas cosas como recuerdos y conocimiento. T-tal vez su martilleo esté derivado de mi propia curiosidad, así que disculpa por este mal rato. S-sé que no es el momento…”
“A-aruji, no te inquietes…” Kashuu se alarmó al verla insegura.
“E-en verdad pienso que son dos personas distintas, Cho-san, pese a su relación…” al verse librado del acoso, Tsumugi se levantó y desvió su mirada. “Me encantaría poder decir que era alguien completamente diferente cinco años atrás, pero no es verdad. Soy responsable de todas mis decisiones y de sus desencadenantes. No quiero hablar al respecto, pero no lo puedo desconocer,” frunció el ceño y encaró a Kashuu. “Aunque puedo asegurarte que tengo en claro lo mucho que cualquiera de nosotros puede lastimar a los demás, Kashuu-kun. Yo nunca pretenderé lastimar a otros, y no volveré a ser un Rebel. He decidido ayudar a mis kouhais en todo lo posible y en ser una buena persona en general. Por eso mismo estoy haciendo este esfuerzo en salvar a los que podamos. Quiero prevenir que esta tormenta les lastime, o que el mismo conflicto entre nuestras instituciones lo haga.”
“…” el otro se impresionó y dio un pesado suspiro. “Suenas a una persona buena por donde te oigo, pero sé que no mientes al decir que fuiste Rebel. Me tomará tiempo aceptarlo.”
“…” Tsumugi sonrió apenado. “Somos seres humanos, sólo hacemos lo que podemos.”
“…” Cho se sintió un poco triste por verle con esa expresión. “Pienso que haces bastante, sin duda más que alguien como yo.”
“Ehh, no, no digas eso, Cho-san,” el peliazul negó con sus palmas. “Lo mejor es no juzgarnos mutuamente, y confío plenamente en cada uno de ustedes. En verdad son buenas personas.”
“Recuerdo que dijiste algo similar la semana pasada en el club de balística en Rizembool,” Kashuu llevó una mano a su frente. “Y nuevamente, Natsume agrediéndote y amenazando con dispararte con una bazuca, y él no es el Rebel.”
“Ehh, no sigas, Kashuu-kun…” se lamentó Tsumugi, apesadumbrado.
“E-espero que Natsume sea algo comprensivo contigo por tu pasado, ehh…” Cho se incomodó y se frustró tremendamente al de inmediato recordar la forma cruel y despectiva en la que el pelirrojo trataba a su senpai. “O-o quizás no, perdón…”
“Sí hemos visto a Natsume tratar mal a Komaeda también, tendrá sus problemas con los Rebels en sí,” dijo Kashuu, cruzado de brazos. “Tal vez por eso es tan malo contigo…”
“…no…” Tsumugi negó y bajó su mirada. “Muchas cosas pasaron en aquel entonces. El que haya sido Rebel es prácticamente otro tema, o al menos no es la principal razón de su desdén.”
“Tsumugi…” la HiME se apenó.
“Sigamos, puede que haya alguien más,” dijo el mayor. Él pretendió avanzar, pero entonces vieron a Natsume y Sora acercarse. Los dos acompañaban a una anciana con su nieto.
“¡Senpai!” Sora se alegró de verles y fue donde los tres.
“Qué bueno que estés sano y salvo, Sora,” comentó Kashuu, animado. “Y también te has puesto a ayudar.”
“¡Por supuesto!” el pequeño asintió. “¡Maestro y Sora hemos cubierto toda el área! ¡Creo que ya todos están a salvo!”
“¿A dónde están llevando a las personas?” preguntó Natsume.
“La gente está refugiada en esta tienda,” Cho miró hacia el establecimiento.
“Gracias nuevamente a todos, son una gran ayuda,” dijo la anciana, sumamente aliviada.
“Hehe, nosotros felices de ayudar~” canturreó el rubio. “¡Es importante apoyarnos mutuamente!”
“Sí, bien dicho, Sora,” Natsume sonrió y asintió. Él se dirigió simpáticamente al nieto de la señora. “Buen trabajo, has sido muy fuerte. Sólo unos pasos más, ¿de acuerdo?”
“Sí…” el pequeño asintió tímidamente y se animó un poco. “G-gracias…”
“No hay de qué, sígannos,” así, el pelirrojo tomó de la mano al pequeño y continuó dirigiendo al par en lo que Sora conversaba con la abuelita para levantarle los ánimos. Los otros tres les siguieron de cerca.
“Hehe…” Tsumugi sonrió dichoso y conmovido al ver a sus kouhais ser tan serviciales y cálidos.
“Ahh, todavía me resulta increíble…” Kashuu se dio un facepalm y negó repetidamente.
“B-baja la voz…” le susurró la HiME, quien miró hacia Sora para señalarle con discreción.
“S-sí, perdón, aruji…”
“…” Cho observó el centro de la tormenta. No se podía ver una batalla desde ahí, pero esperaba que todos estuvieran bien. Ni bien resguardaran a ese par de personas, estarían en marcha.







Reimu tuvo que esquivar el asedio aéreo y constante de su Princess. La miko contaba con su gran agilidad, pero Seija tenía su poder de volar y acelerarse en el aire a su disposición, además de su mazo que daba golpes fuertes y retumbantes incluso en la arena. De estar en un piso de concreto, seguramente el simple shock de los golpes sería perjudicial para la HiME.

Al todavía no haber podido entrenar sus poderes, Reimu tenía dificultades tratando de invocar sus rayos de luz, y recién llegó a invocarlos en un momento de aprietos, cuando estuvo a punto de ser impactada. Seija se sorprendió y la corta distancia entre las dos hizo que le cayeran la mayoría de los rayos.

“¡Ahh, quema, quema!” se quejó esta, quien de inmediato se alejó y se elevó un poco. Ella miró con cierta decepción sus ropas dañadas. “Tsk, y hace poco me las compré.”
“¡Sí, quémate bruja! ¡Quémate ya!” exclamó Marisa con euforia y alzando un puño al cielo.
“M-Marisa, vuelve a esconderte,” dijo su hermano, jalándola de regreso al ‘público’.
“Finalmente…” Reimu dio un suspiro y sonrió decidida. “Tomó su tiempo, pero ese es mi poder. ¡Atente a la luz si te acercas mucho!”
“Vaya, vaya, obviamente ibas a poder hacer algo más que saltar, pero esto apenas comienza,” Seija se encogió de hombros y sonrió decidida. Ella volvió a impulsarse hacia la HiME.
“¡Ya verás!” Reimu extendió su palma y unas esferas de luz se cargaron frente a ella, las cuales al crecer salieron disparadas hacia la Princess con gran velocidad y certitud.

Sin embargo, fue en ese momento que aprendió que no podría tomarse a su Princess de manera tan ligera. Seija sonrió malignamente y aquellos rayos de luz se ralentizaron, se convirtieron en oscuridad y regresaron hacia la HiME.

“¿Q-qué?” Reimu se quedó en blanco y tuvo que saltar. Un par de esos rayos le cayeron, los cuales le drenaron de energías. “Tsk, ¿c-cómo así…?”
“Yo también puedo hacer más que moverme, pequeña,” dijo Seija, quien alcanzó a la HiME y estuvo cerca de golpearle con el mazo.
“¡AHH, Reimu-chan!” Osaka cubrió sus ojos con sus manos, aterrada.
“T-tranquila, Osaka, lo pudo evadir,” dijo Tomo, atenta a la pelea.
“¿Qué clase de poder es ese?” preguntó Ayesha, desconcertada.
“¿Será oscuridad?” Nio ladeó su cabeza.
“No, claramente surgió del propio poder de Reimu,” comentó Iwatooshi, pensativo. “No tengo certeza, pero parece que esta Princess tiene el poder de alterar otros poderes.”
“Eso… suena peligroso…” Imanotsurugi bajó su mirada y se puso a pensar.
“Uhh, sí, puede ser un arma de doble filo, pero definitivamente es impredecible si no sabemos más información…” Marisa apretó los dientes y comprimió sus puños. “¡Maldita Seija! ¡Le va un poder tan horrendo como ella!”
“Ahh… tienes razón…” Shishiou dio un pesado suspiro.

Ante esa revelación, Reimu intentó usar su poder con más discreción para así evadirlo con facilidad si era usado en su contra, y lamentablemente Seija seguía tornándolo en oscuridad y lanzándolo de regreso. La miko sabía que tenía todas las de perder. Apenas podía usar su elemento a un nivel de energía bajo y no contaba con sus otros atributos HiME, mientras que su Princess tenía muchos más recursos. Sólo podía seguir huyendo de ella y quizás poder sorprenderle con su elemento antes que de lo usara en su contra.

Entonces, luego de evadir otro golpe del mazo, tanto Reimu como Seija vieron una onda de energía que se acercó hacia la Princess. Ella se impulsó hacia atrás, aunque parte de la energía le impactó y desestabilizó.

“Tch, ¿q-qué es esto…?” Seija se vio perpleja. Esa energía casi no le hizo ningún daño visible, pero le hizo desestabilizar sus poderes al punto de verse obligada a pararse en la arena.
“¡No dejaré que lastimes a Reimu!” exclamó Youmu, empuñando sus dos espadas y corriendo a toda velocidad, lista para otro ataque. “¡Pagarás por esta tormenta!”
“Tenía que ser una entrometida…” la Princess entrecerró sus ojos. Esa pequeña pausa le hizo volver a estabilizarse y se elevó con rapidez para evadir otro par de ondas. Se sorprendió al ver a la peliblanca saltar e impulsarse con tanta fuerza que estuvo por alcanzarle. “¡D-demonios…!”

Al entender el peligro, la Princess concentró todo su poder desesperadamente en esa HiME. Vio asustada a la otra preparar un ataque con sus espadas y sabía que no podría esquivarla o volar más alto en tan poco tiempo, pero luego de la incertidumbre, vio que su poder surtió efecto, y de un modo que no esperó.

“¿Q-qué…?” Youmu de la nada sintió todas sus articulaciones solidificarse y sólo siguió ascendiendo por el impulso previo, pero sus brazos apenas temblaron mínimamente ante el intento de atacar.
“Hmm…” ello hizo a Seija sonreír complacida, y muy gratamente la impactó con su mazo para regresarla al piso.
“¡Youmu!” Reimu se preocupó y corrió para recibirla y frenar su caída. Al hacer ello, la peliblanca le cayó encima y ambas golpearon el piso con fuerza.
“Uff, sí que estuvo cerca…” Seija hizo el gesto de secarse sudor del frente. “Pero al final me hiciste un enorme favor, metiche. ¡Ahora mi HiME se dejará de correr!”
“Youmu…” la miko se levantó con pesar y revisó a su amiga. Ella tenía una mueca de dolor y se agarraba con fuerza el estómago, donde había sido impactada. “¡Youmu! ¿Estás bien? ¿Cómo te sientes?”
“Tsk… perdón…” dijo ella, con dificultad y autodecepción.
“N-no, tranquila, ya no te esfuerces.”
“Ay, no hagan drama,” Seija les apuntó con el mazo. “Sigo fastidiada por la intromisión, así que te daré tu merecido, espadachina.”
“¡Espera, ella no es tu HiME, déjala!” exclamó Reimu, poniéndose de pie frente a su amiga y extendiendo sus brazos a los costados. “¡Yo soy tu contrincante aquí!”
“Entonces ella no debió haberme atacado. Pues, tiene sentido, ¿no?”
“¡Ni te atrevas, bruja!” gritó Marisa, quien era contenida con su hermano.
“¡Hahaha, vamos, ya les he dicho que no me digan qué hacer!” la Princess rió divertida, y pasó a sonreír con malicia. “Sólo me dan más ganas de darles la contra…”
“¡Esperen un momento!” entonces, Iwatooshi salió de entre los demás y se acercó. Seija le miró con leve intriga ya que claramente tenía la apariencia de alguien fuerte.
“¿Qué quieres tú?” le preguntó con desdén.
“Es como tu HiME dijo. No te metas con alguien más,” declaró el pelinaranja, quien llegó donde Youmu y procedió a cargarle. “Esto va para las dos. Youmu-dono no debió haberte atacado, pero no por eso deberías contraatacarle.”
“¿Eh? ¿Acaso Hanasaki tiene más derechos que Rizembool o algo?” preguntó Seija, alzando una ceja y de mal humor. “¡No te metas, alimaña! Tú no sabes lo que dices.”
“Sí lo sé, fui un Rebel, y se trata de principios fundamentales y de ser una mejor persona que tu oponente…” dicho esto, dio un suspiro. “Aunque ya estoy comprendiendo que tú no lo eres.”
“¡Haha, al menos tienes eso en claro!” Seija se rió ante su desaire y le apuntó con su mazo. “¡Ahora deja a esa moribunda a menos que quieras pelear contra mí!”
“¡No estoy aquí para pelear con nadie!” afirmó.
“¡Pues lástima!” Seija volvió a impulsarse.
“¡Huyan!” Reimu lanzó varios haces de luz con tal de alejarle. Por su desesperación y gastar todas sus energías, uno que otro no llegó a ser convertido en oscuridad, lo que forzó a Seija a zigzaguear en el aire, pero la mayoría de energía oscura regresó para atacar a Reimu e Iwatooshi.

“…” al ver eso, Imanotsurugi afiló sus ojos y se apresuró a unirse a la pelea.
“¡Ahh, Ima-chan!” exclamó Nio, asustada. La pequeña extendió su palma hacia el chico, pero no detuvo a su amigo de actuar.
“Tch…” a Reimu sólo le quedó invocar su propio elemento para contrarrestar la oscuridad antes de que esta les asediara. La miko fruncía el ceño y estaba frustrada, asustada y un poco ofuscada. No tenía oportunidad alguna.
“…” por su parte, Iwatooshi miraba a la HiME usar el resto de sus energías para protegerle a él y a Youmu y se notaba contrariado. No le correspondía meterse y no tenía intenciones de hacerlo, pero la Princess sí se estaba comportando fuera de lo normalmente aceptable, y a su vez se sentía un poco mal por observar a la miko en aquel estado.
“¡Iwatooshi!” exclamó Imanotsurugi.
“O-oye…” eso despertó al pelinaranja, quien se sorprendió de ver al pequeño correr hacia ellos. Sabía que no podría detenerlo.
“Ahh, no puedo ver, no puedo ver…” Ayesha se tapó los ojos, con temor.
“Onee-chan,” Nio se aferró a su hermana, compartiendo el miedo. Sin embargo, el par de hermanas oyó a los demás asombrarse.
“¡Miren!” Marisa se quedó anonadada al ver a Imanotsurugi correr con suma velocidad y esquivar los múltiples rayos de oscuridad en su camino con gran agilidad. El pequeño dio saltitos, inclinó su cuerpo de un lado al otro y agachó su cabeza, para verse completamente ileso pese a no haber recibido la protección de la HiME.
“I-increíble…” Shishiou tragó saliva y vio al pelicenizo alcanzar a los otros tres.

Seija estuvo por alcanzar a Reimu para atacarle con su mazo en picada desde arriba. Sin embargo, ella no notó la llegada del menor, quien saltó a un hombro de Iwatooshi y se impulsó del mismo para encontrarse con la pelinegra intempestivamente.

“¿Q-qué dem-?” ella de inmediato frenó, pero el pequeño llegó a darle un puñete en el rostro. “¡AHHH!”

Por la agresión, se desestabilizó y retrocedió considerablemente en lo que hacía un esfuerzo para no perder su dominio del vuelo.

“Ima…notsurugi…” Reimu estaba en shock. Vio al pequeño aterrizar de gran altura en cuatro, y rápidamente ponerse de pie y en posición de defensa de artes marciales hacia la Princess.
“¡No dejaré que te metas con uno de los míos, abusiva!” declaró. “¡Si quieres seguir peleando, será contra mí!”
“Imanotsurugi, no tienes que hacer esto, estoy bien,” dijo Iwatooshi.
“Lo sé,” el pelicenizo deshizo su formación y se giró, para dirigírsele con una sonrisa. “Pero Youmu-dono está herida, ¿verdad? Llévala donde los demás. Yo te cubro.”
“Ahh, está bien, sólo no te confíes,” el mayor se frustró, y sonrió rendido. La respuesta del menor le aseguró que este no había perdido su calma, así que todo estaba bien.
“Eres sólo un niño insolente, ¿qué te crees?” preguntó Seija, secándose una minucia de sangre de un costado de sus labios. Aquella agresión había logrado ponerle de mal humor. “Me impactaste porque no te vi llegar, ¡pero no me descuidaré ante ti de nuevo!”
“Hehe, está bien, reconoceré que una emboscada así puede ser fastidiosa, y soy el segundo que le lo hace,” dijo el pequeño con un tono juguetón y juntando sus palmas. “Mis disculpas~”
“Tsk…” Seija arrugó su rostro de cólera.
“Pero si dices que me derrotarás ahora que tienes todos tus sentidos concentrados en mí, adelante,” sonrió desafiantemente. “Al igual que tú, me gusta jugar, y también que me tomen en serio. No te lo dejaré fácil.”
“N-no, yo soy la HiME aquí, no se peleen ustedes…” dijo Reimu, inquieta y alzando sus palmas, mientras miraba a todos lados.
“Está bien, cuando ella me derrote será tu turno, Reimu-dono,” dijo el pequeño, con una amplia sonrisa y sin preocupaciones.
“¡I-imposible, no hay forma que acepte eso!” se escandalizó.
“¡Tú no me mandas, HiME, esto es personal!” Seija optó por elevarse a una prudente distancia del pequeño y lanzar su pesado mazo como proyectil, ya que podía invocarlo de vuelta. Imanotsurugi corrió para acercarse más a la Princess y a su vez alejarse de los otros dos.
“¿Qué…qué hacemos?” preguntó la miko.
“Por favor, vigílalo e intenta no meterte a menos que sea necesario,” dijo Iwatooshi, un poco estresado. “Llevaré a Youmu-dono donde los demás. Enseguida vuelvo.”

El escenario fue semejante al anterior, con Imanotsurugi corriendo y esquivando ese mazo que la Princess lanzaba y recogía constantemente. Cada golpe del arma levantaba considerable arena y deformaba la relativamente plana superficie, pero pese a ser un terreno complicado donde movilizarse, el menor no reflejaba problemas ni cansancio. Más bien, él muy curiosamente aprovechaba cada fallo de su Princess para saludarle e incluso alentarle.

“¡Casi me alcanzas!” exclamó el pequeño, con una amplia sonrisa y estirando sus palmas hacia arriba. “¡Vuélvelo a intentar!”
“¡Pesado mocoso!” Seija no se aguantó y ni bien su mazo regresó a su mano volvió a lanzarlo con más fuerza y rapidez que antes. El impacto tuvo un radio mayor a los anteriores, pero, como siempre, el pequeño lo había evadido con las meras justas, y no se veía menos entusiasta.
“¡Estuvo cerca! ¡Otra vez, otra vez!”
“¡Cállate!”

“Ima-chan, tómate las cosas con seriedad para variar, por favor,” se lamentó Nio, torturada. “Mi corazón ya no puede…”
“Nio, tranquila, por favor,”Ayesha le abrazó de costado, sin dejar de mirar la escena.
“Por un momento parecía que iba a pelear de verdad, pero parece que sólo está haciendo tiempo y acaparando la atención de la Princess,” observó Tomo, extrañada. “Uhh, pero a este paso ella lo matará al menor descuido.”
“Ahh, no digas eso, Tomo-chan,” Osaka negó y se abrazó a sí misma. “Es una palabra fea.”
“Tú no tienes derecho de decir eso, Osaka. La gente te creyó muerta por un tiempo hace tres años,” le miró de reojo.
“Ehh, pero deberíamos ayudarle. Se está arriesgando mucho para cubrir a Youmu, y si Seija le derrota, vendrá en esta dirección,” observó Marisa, frunciendo el ceño. “Necesitamos un plan B o algo…”
“No lo sé, Marisa,” por su parte, Shishiou se veía pensativo.
“¿Eh? ¿Qué quieres decir, Shishiou?”
“Creo que Imanotsurugi tiene una estrategia. Observa la posición vertical de Seija.”
“¿E-ehh?” su hermanita se extrañó más, y justo llegó Iwatooshi, quien apoyó a Youmu frente a los demás con cuidado.
“Listo, misión cumplida,” dijo el pelinaranja.
“¡Iwatooshi, ve a ayudar a Ima-chan, por favor!” exclamó Nio, asustada.
“Tranquila, tranquila,” este le sonrió amablemente. “Confía en tu amigo. Sé lo que está intentando hacer.”
“¿Qué vendría a ser eso?” preguntó Ayesha.
“No hay tiempo, debo apoyarle,” él se puso a correr de vuelta hacia la pelea.

“¡Por aquí! ¡Por aquí!” Imanotsurugi corrió hacia el mar, y casualmente evadió el mazo para acelerar. Por la arena mojada, el pequeño se aceleró, lo cual hizo que Seija también le siguiera a mayor velocidad.
“¡No creas que puedes ocultarte en el agua!” gritó y le lanzó de nuevo el mazo.

El pequeño hizo un aspa de molino para evadir el impacto, y el mazo golpeó justo en el momento en que una ola cubría la arena. Seija falló y el fuerte golpe alzó mucha agua en forma de gotas y chispas que incluso le alcanzaron. La Princess chasqueó la lengua e invocó su mazo de regreso, pero se topó con la inesperada sorpresa que Imanotsurugi se había agarrado del mismo y fue propulsado a toda velocidad a su oponente.

“¡Te atrapé~!” exclamó en el preciso momento en el cual le dio una contundente patada en el abdomen, y la envió derecho al mar.

Al concretar con su fuerte ataque, el pelicenizo se dejó caer echado boca arriba desde esa considerable altura, y a pocos metros de llegar a la arena Iwatooshi le alcanzó y le cargó.

“¡Misión cumplida!” exclamó el menor, quien se paró y dio unos saltitos.
“Sin duda estás más fuerte cada día, pequeño,” Iwatooshi le sonrió y le revolvió los cabellos. “Pero no puedes caer en esa posición. Si no te alcanzaba, te habrías hecho daño.”
“Pero sabía que me alcanzarías, Iwatooshi. ¡Somos un equipo!” festejó, y levantó sus palmas. “¡Gracias por siempre cuidar de mí!”
“¡Es un placer, hahaha!” el pelinaranja chocó ambas palmas.

Mientras tanto, los demás miraban al par boquiabiertos, luego de haber visto esa impresionante hazaña y a Seija caer estrepitosamente al mar. Había un silencio sepulcral.

“…” Shishiou asintió. “Lo sabía. Imanotsurugi hizo que Seija perdiera la calma y bajara su altitud sin querer con sus múltiples llamadas de atención, y la dirigió al mar donde la cortina de agua le hizo aferrarse al arma sin ser visto,” al comprenderlo, se vio incrédulo y con una mezcla de preocupado, horrorizado y estupefacto. “¡P-pero qué tremendo riesgo corrió con eso!”
“Ihh, hermano…” Marisa le dio el pésame, aterrada y apenada. “No te culpo por haber perdido contra ese niño. Ahora te entiendo. Perdón por reírme de ti antes…”

A distancia, Cho corría con Kashuu y los demás, y los cinco observaron aquella peligrosa e impresionante hazaña. La peliceleste sintió escalofríos. ‘Legendarios’ había sido la palabra apropiada para describir a esa familia, de eso no había duda.

“…” repentinamente, Iwatooshi despertó sus sentidos ante el mazo que salió de las aguas y apuntó a Imanotsurugi. El pelinaranja fue veloz y agarró el mango del mismo previo al impacto. Sorprendentemente, probó tener la fuerza suficiente en un brazo para detener la trayectoria. Él observó a la Princess resurgir de las aguas amargada y frustrada, pero ya no optando a volar, y caminando hacia ellos. “¿Todavía quieres pelear?”
“Tsk…” ella chasqueó la lengua. “El niño me lastimó, a un lado.”
“Tú eres quien atacó a Iwatooshi primero,” declaró Imanotsurugi. Este dio un salto y aterrizó en los hombros del pelinaranja, donde apuntó a la Princess. “No quiero meterme en esta pelea ni en el conflicto, pero no dejaré que se metan con mi familia.”
“Sí, lo mismo digo,” dijo el pelinaranja. “Ríndete. No vamos a pelear más contigo, pero ya no hay tiempo ni para continuar con tu ataque. Las autoridades llegarán en cualquier momento.”
“…” ella apretó los dientes.
“¿Oh?” Iwatooshi miró de reojo al mazo. “Siento que intentas jalarlo de regreso,” frunció el ceño y le miró con ferocidad. “¿Cómo debería tomarme esta acción de tu parte?”





“Suficiente, Iwatooshi,” dijo Shinkouhyou, entretenido y apareciendo al costado del otro.
“Oh, sensei, finalmente te presentas,” al ver al peliblanco, el pelinaranja bajó su intensidad y volvió a mostrarse ameno. “¿Estás aquí para terminar la pelea?”
“Alguien tiene que hacerlo. Mi más reciente aprendiz no parece saber cuándo retirarse,” se encogió de hombros, y observó a Seija con intensidad. “Eres quizás la primera persona que he visto que menosprecia a Iwatooshi y pretende atacarle sin reparos,” sonrió con ironía. “Y no habrás peleado contra él, pero que te sirva de lección. Respeta, o al menos evade, a personas con quienes no deberías meterte. Si no, temo que no durarás mucho.”
“Tch…” ella desvió su mirada.
“Aunque no te amargues tanto con ellos. Lo creas o no, fueron amigables contigo,” Shinkouhyou se dirigió a Imanotsurugi. “Obviando tu plan, tu principal motivo de conducirla hacia el mar fue para frenar su caída, ¿no es así? Una cortina de agua es más fácil levantar, pero una de arena era más asequible en tu previa situación.”
“Eh, pues sí, ¿cómo así lo sabes?” preguntó el pequeño, ladeando la cabeza. Al deducir que el peligro había terminado, saltó para regresar al piso y estar al mismo nivel de los demás.
“Yo lo sé todo, es bueno que lo tengas en cuenta,” sonrió con leve maldad. “Una lástima que te hayas cambiado a Hanasaki. Habrías sido un Rebel tan aterrador como tu superior, pero en fin. No te confíes, que Seija apenas está aprendiendo a utilizar sus habilidades.”
“Sí, lo sé, muchas gracias~” asintió y le sonrió.
“No olvidaré esta humillación, mocoso…” reclamó la otra.
“Sólo intenta no volver a meterte donde no te concierne,” dijo Iwatooshi, frustrado. Él se acercó a la Princess y le lanzó su mazo. “Ahora haz tu huida. Si sensei apareció es porque las autoridades están muy cerca.”
“Precisamente, gracias por explicarlo en mi lugar,” Shinkouhyou volvió a dirigirse a su Princess. “Te daré crédito. Tienes un poder complicado, y tu actuación de hoy promete más a futuro. No habrás logrado un triunfo total como debiste esperar, pero sí lo hiciste ante tu propia HiME. De no ser por este par, ya le habrías destrozado…” él miró a un costado, y los demás observaron a Reimu, quien estaba a una corta distancia.
“…” ella se afligió por esas últimas palabras y desvió su mirada.
“Cierto, cierto, debería concentrarme en lo positivo…” dijo Seija, todavía ofuscada, pero comenzando a organizar sus ideas. “Ustedes son un tremendo par de trabajadores de circo, aunque eso no quita que los demás sí estaban bajo mi merced.”
“Los dos son Sanjou, para tu información,” dijo el peliblanco, encogiéndose de hombros.
“¿Ehh?” ello la espantó y negó exasperada. “Ahh, con razón, es como meterme con la familia de los leoncitos. No tengo oportunidad.”
“¿Eh?” Reimu se extrañó por eso y le miró.
“Pero tú no eres nada especial, miko,” declaró, apuntándole. “Eres debilucha, con las justas sabes hacer una sola técnica y puedo trapear el piso contigo aun sin poderes. ¡También llevo mucho menos tiempo metida en esta guerra y ya le he sacado mucho más provecho que tú!” sonrió con superioridad. “¡Y la cereza en el pastel es que vives en un templo encima de un cerro olvidado y completamente desolado! ¡Haha, sólo tengo que esperar a que la leoncita se aparte a un costado para agarrarte desprevenida y hacerte puré! ¡Tarde o temprano ocurrirá!”
“Uhh…” la HiME comprimió sus puños y entrecerró sus ojos. No podía contradecirle, todo era cierto. “¡Pero no se quedará así!”
“¡Hahaha, bien, así me gusta!” Seija se vio complacida por verla molesta y ridiculizada, casi al punto de olvidar su propia derrota. “Sin duda me divertiré contigo, niña. ¡Nos vemos luego!”

De aquel modo, la pelinegra volvió a volar y se marchó por la superficie del mar para rápidamente perderse de vista. Pocos segundos después, la densa nubosidad del cielo comenzó a dar indicios de esclarecerse.

“No hay más punto de continuar con esta tempestad, así que se quedará como un fenómeno climático de corta duración,” comentó Shinkouhyou. “Ah, antes de irme, un favor, HiME.”
“…” ella le miró con cierta reserva.
“Dile a la HiME peliblanca que tuvo mucha suerte de que el poder de tu Princess y su posterior golpe la derrotara,” el peliblanco hizo una expresión lúgubre y sonrió con maldad. “Si ella no hubiera sido paralizada y continuaba con su ataque, yo le hubiera lanzado un rayo en esa fracción de segundo adicional. Le habría hecho trizas.”
“…” Reimu se asustó y tembló mínimamente.
“¡¿Eh?! ¡¿E-en serio?!” incluso Imanotsurugi se alertó.
“Lo es, sensei no mentiría…” dijo su mayor con firmeza y leve desaire.
“Hasta pronto…” dicho esto, Shinkouhyou desapareció en el acto.



Cho

69.4.






La tormenta esclareció con rapidez y unos policías con rescatistas llegaron al área para inspeccionar los daños sufridos y asegurarse del bienestar de las personas. No hubo ningún indicio de algún acto terrorista y todos se vieron convencidos que se trató de una tempestad fuera de lo común y bastante increíble, pero aún así se aseguraron de interrogar a los presentes para averiguar cualquier detalle importante.

Como los rescatistas improvisados del momento, Cho, Kashuu y Tsumugi fueron mencionados por varios en la tienda y ellos tres fueron a dar un testimonio sencillo y al punto. Mientras tanto, los demás habían sido encontrados por unos rescatistas y, luego de recibir una llamada de atención por no refugiarse como los demás, ellos intentaron defenderse con la excusa de que Youmu había estado cerca de uno de los rayos, y todos se quedaron para resguardarla y no movilizarse con ella herida, lo cual felizmente fue creíble. La peliblanca recibió asistencia en el punto de paramédicos, y todos se encontraban en un círculo en lo que los bañistas regresaban a sus puestos abandonados y volvían a disfrutar del nuevamente brillante día.

“Ah, por un momento pensé que nos harían más líos,” dijo Tomo, aliviada. “Y qué bueno que nosotros no tenemos que andar informando sobre lo que vimos.”
“Aunque espero que Cho no esté muy incómoda por ser puesta en el medio del asunto,” comentó Osaka. “Mi prima se inquieta con facilidad con este tipo de cosas.”
“Estoy segura que estará bien,” Ayesha asintió. “Kashuu le apoyará y Tsumugi es una persona muy amable y bondadosa. Los tres van a resolverlo con rapidez.”
“Ahh, pero qué susto el de hoy…” Nio dio un suspiro y se giró a su amigo. “¡Aunque estuviste increíble, Ima-chan! ¡Ya sabía que eras muy activo y atlético, pero esto sobrepasó todas mis expectativas!” asintió. “¡Muchas gracias por tu ayuda!”
“¡Sí, gracias, pequeñín!” exclamó Marisa. “¡Eres genial!”
“Heh, cada vez me impresionas más, Imanotsurugi,” dijo Shishiou, sonriendo ampliamente.
“Hehe, no tienen que agradecerme. Admito que sí me molestó ver a Iwatooshi en aprietos, y eso me impulsó a actuar,” dijo el pelicenizo, sonriendo avergonzando y con una mano en la nuca. “Más bien estoy muy feliz de que todos estén bien.”
“Sí, todos están bien por tu habilidad, fuiste increíble,” dijo Sora, asintiendo convencido. El pequeño se vio determinado y miró a sus puños. “Está decidido. Sora tiene que ser más fuerte también. Sora no puede quedarse atrás en comparación con sus hermanos y Sora quiere ser fuerte para apoyar a todos cuando sea necesario.”
“Es bueno que te inspires, pero tómatelo con calma,” le aconsejó Iwatooshi, amablemente y con energías. “Que les sirva de lección a todos que hay que mantener la sangre fría. La Princess se dejó llevar mucho por el momento y se descuidó, lo cual culminó en su derrota. Más bien, ese parece ser un punto explotable con ella.”
“Gracias por el consejo…” dijo Reimu, cabizbaja. “Me falta mucho para ser una HiME competente. No lo había pensado…”
“Reimu-dono, no te aflijas, por favor,” Imanotsurugi se le acercó y le sonrió. “Está bien, pienso que tienes un gran potencial. Para ser una HiME reciente y no dominar tus poderes, te mantuviste firme y objetiva. Más bien, es extraño que no te hayas dejado llevar aun si estuviste perdiendo. Hehe, si pudiste encarar a tu enemiga de este modo, podrás hacer mucho más más adelante.”
“Sí, pienso igual,” Iwatooshi sonrió ampliamente. “¡Así que levanta el rostro! ¡No es momento de andarse deprimiendo!”
“Es cierto,” la miko miró a los demás y sonrió con tristeza. “Muchas gracias por su apoyo.”
“No lo menciones, somos amigos, Reimu,” dijo Shishiou, asintiendo. “Tú eres la que para trabajando en el templo y mantienes una fuerte disciplina. Más bien, si hay algo con lo que necesitas ayuda, haré lo que pueda. ¡Déjamelo a mí!”
“Sí, sin duda,” Osaka asintió. “No tengo tantas habilidades como los demás, pero también daré mi mayor esfuerzo.”
“…” Youmu estaba sentada, y mantenía un silencio sepulcral en lo que pensaba ensimismada y apagada.
“Hoho, ¿qué sucede?” le preguntó Sora, con curiosidad. El rubio frunció el ceño. “Hmm, tienes un color muy lúgubre. No deberías enfocarte en quedarte con ese color.”
“Sé que eres un chico especial por aquellos colores, pero no te comprendo…” dijo la peliblanca, cabizbaja. Su voz denotó tristeza, pero fruncía el ceño con clara inconformidad y fastidio. “No pude ayudarles, y terminé causando tantas incomodidades.”
“No, no digas eso, Youmu,” Marisa negó. “Sí hiciste lo que pudiste. Sólo ten más cuidado la próxima vez.”
“Tch, también está la amenaza de Shinkouhyou en mente…” Tomo desvió su mirada, frustrada. “Pudo haber sido mucho peor si llegabas a lastimar a la Princess, pero no te lo tomes a mal. Todos hemos tenido chascos, hasta la suertuda al límite de Osaka.”
“¿C-cómo así pude ser neutralizada tan fácilmente?” preguntó Youmu, levemente perturbada. “Si esa Princess fuera mi enemiga, ¿cómo podría batallar contra ella? ¿Y qué Princess me terminará tocando? Yo… no puedo comprenderlo…”

Los demás le observaron apenados e intercambiaron miradas incómodas. La HiME hablaba sobre su presente situación, sobre la realidad, y no podían contradecir lo que decía…

“¡Podrás comprenderlo, estoy segura!” repentinamente, Nio alzó su voz.
“¿Nio-chan?” Imanotsurugi se sorprendió.
“N-Nio, ¿qué estás diciendo?” preguntó Ayesha.
“Ehm, sé que yo no sé mucho de estos temas o por lo que pasan, pero no puedes darte por vencida,” dijo la menor, manteniendo su decisión, aunque denotando torpeza en su voz. “O sea, se tienen entre todas ustedes, ¿verdad? Y ehh, o-o sea, a veces onee-chan se encuentra con un problema académico difícil de resolver, pero siempre hay una forma. Siempre hay un concepto o idea que lleva a la respuesta, sólo hay que buscarlo,” la pequeña se detuvo al sentir las miradas de todos y se avergonzó un poco. “Eh, o quizás no estoy haciendo mucho sentido…”
“No, pienso que es un sentido perfecto,” dijo Sora, sonriéndole. “¡Todo está muy claro y Sora está de acuerdo contigo! Las HiMEs son magas, y como magas pueden ocasionar muchas cosas increíbles. A la vez, nos tienen a nosotros.”
“Es muy cierto, chicas,” dijo Marisa a ambas HiMEs. “Cuentan con la voz de la experiencia también. Osaka, Cho y yo hemos pasado por lo mismo, y les daremos todo el apoyo necesario. ¡Ahora anímense! ¡Es recién el comienzo!”
“Sí… suelo pensar demasiado en las cosas, quizás no es el momento de hacerlo…” dijo la peliblanca, todavía apenada. “Espero serles de ayuda la próxima vez.”
“Sí me ayudaste, Youmu, llegaste en un momento complicado para mí,” dijo la miko, quien le sonrió. “De todos modos, ya sabemos que no podemos andar metiéndonos en peleas ajenas, aunque podemos aprovechar las vacaciones para entrenar.”
“Me parece bien,” asintió, adoptando seriedad. “Quedaremos con Cho también.”
“Hehe, muy bien, ese es el espíritu,” Osaka sonrió aliviada. Sabía que las dos seguían incómodas por la experiencia del presente día, pero al menos estaban encaminadas para seguir trabajando.

Mientras tanto, Cho acababa de terminar de dar su testimonio, y pudo finalmente despedirse de las autoridades que continuaban con las investigaciones. La peliceleste se aseguró de seguir las pautas que había quedado con Kashuu y Tsumugi, y no había más que cumplir al respecto. Finalmente podía regresar a su plan del día.

“Aruji, ¿todo bien?” preguntó Kashuu, acercándose junto al peliazul.
“Sí, menos mal no me hicieron muchas preguntas, sólo confirmé lo del clima,” dijo la HiME, sonriendo con torpeza. “Supongo me demoré más que ustedes dos porque suelo ponerme muy nerviosa al ser interrogada.”
“No te preocupes, Cho-san, yo también suelo intimidarme con facilidad,” admitió Tsumugi, amablemente.
“Realmente se ven como un buen grupo de profesionales. Veo que están haciendo lo posible para despejar dudas y temores de las personas y averiguar lo más posible,” dijo Kashuu, mirando a su alrededor. “Sólo espero que no lleguen a toparse con información fuera de lo normal. No sé cómo Hanasaki o Rizembool lidiarían con eso.”
“Sí, siempre me lo he preguntado,” dijo la peliceleste, pensativa.
“En verdad, Rizembool ya tiene este suceso bajo control,” informó Tsumugi.
“¿Eh?” los otros dos se confundieron e intercambiaron miradas.
“No hay duda que los policías y voluntarios presentes están haciendo todo de su parte para atender a los civiles afectados y encontrar las respuestas de la tormenta, pero Rizembool también tiene sus extensiones en áreas relacionadas con el orden público,” dijo el peliazul. “Por encima de estos trabajadores habrá al menos un representante de Rizembool que procesará toda la información recopilada y se encargará de cubrir cualquier reporte remotamente sospechoso. Como Shinkouhyou es un instructor de Rebels de alto nivel, ya debe haberlo reportado de antemano para que el encubrimiento suceda desde el mero inicio.”
“Es… impresionante…” atinó a decir la HiME. Sin duda lo era, y también un poco aterrador.
“¿Y tú cómo sabes eso?” preguntó Kashuu, frunciendo el ceño. “¿Hay alguna clase de Rebel 101 que ustedes siguen como preparación?”
“¿Eh? N-no, no hay nada por el estilo, los Rebels no suelen estar ligados a la logística del asunto, en verdad,” Tsumugi se puso nervioso y desvió su mirada. “Ehh, me gusta leer, y durante la secundaria tuve acceso a algunos documentos y protocolos relacionados a la pelea. P-para estar preparado para cualquier imprevisto, decidí informarme.”
“T-tiene sentido, se ve que eres una persona profesional,” pese a sus palabras, Cho estaba un poco inquieta. Ello le hizo pensar en cuánto tendría Rizembool (y también Hanasaki) ya planeado para cada situación.
“…” Natsume dio un suspiro. “Eres amable, koneko-chan, pero si este senpai irónico te está aterrando con su pasado, siéntete libre de decirlo…”
“¡¿N-Natsume-kun?!” Tsumugi se sobresaltó al verlo a su costado. “¿Q-qué haces por aquí? Pensé que estarías con los demás.”
“Quise oír qué le dirían a los policías e informarme un poco de lo que ocurría por aquí,” se encogió de hombros. “También pensé en comprobar mis sospechas. Por cómo los vi interactuar durante la tempestad, supuse que les habías dicho tu secreto.”
“Ehh…” el mayor dio un pesado suspiro. “Sí… apareció mi instructor frente a nosotros. No tuve otra opción…”
“En fin, ustedes dos se ven del tipo que podrían guardar un secreto,” dijo el pelirrojo a Cho y Kashuu. “Les pido que no se lo digan a los demás. Prefiero que se mantenga en secreto.”
“Sé que es un tema sensible, pero creo que nuestro círculo es bastante tolerante e inclusivo,” comentó el arma. “O sea, Osaka fue una HiME. No hay nada más increíble que eso.”
“Hmhmhm, aprecio tu comentario, Kashuu,” Natsume se cruzó de brazos y rió por lo bajo. “Sin embargo, mi motivo para pedir discreción es por el conjunto de idols que pretendo formar con Sora y este de acá. Pese a que la población está mayormente desinformada de los detalles de Rizembool, un antecedente como el de un Rebel es una mancha negra explotable si alguien quisiera desacreditarnos. A su vez, pretendo mantener a Sora lejos del asunto. Se lo diremos tarde o temprano, pero primero quiero ver si él está listo para aprender la verdad.”
“…” Tsumugi se vio triste y bajó su mirada.
“S-sí, entiendo, no se preocupen,” contestó Cho, incómoda.
“…” Natsume miró a la peliceleste y le sonrió un poco. “No tienes por qué afligirte por los asuntos de otras personas, koneko-chan. Mientras más tiempo pases pensando en tragedias, menos disfrutarás de tu propia vida, y más propensa te verás a ser víctima de las mismas. Pienso que ya sabes demasiado con esta verdad de mi senpai. Ahora libérate de lo demás.”
“Ehh, sí, tienes razón,” la HiME se quedó brevemente perpleja, y terminó por asentir. Sentía que había mucho más detrás de aquel detalle del pasado, ya que por la forma en la cual Natsume le había hablado, no parecía ser un motivo de decepción de él hacia Tsumugi. Sin embargo, sus palabras fueron ciertas, no podía concentrarse más en algo que no podía atender personalmente.
“Vayamos donde los demás, nos estarán esperando.”

Así, los cuatro fueron a reunirse con el resto. Si bien varios pensaron en salir de la playa para ir a almorzar en un local cercano, los tres más pequeños insistieron en quedarse un poco más ya que todavía no habían tenido oportunidad de meterse al mar, por lo cual decidieron quedarse un poco para cumplir con sus pedidos.

“Ahh, ya había tenido mi dosis de mar, pero ellos sí que se ven felices,” comentó Marisa, sentada en su toalla de playa y debajo de una sombrilla. “Hehe, me apena admitirlo, pero me siento vieja en comparación con los tres~”
“Marisa…” Reimu a su costado estaba mirando a la arena.
“¿Qué necesitas, Reimu?” preguntó la otra, quien se confundió de verla apagada. “Vamos, ya tuvimos nuestra charla de confraternidad. No te quedes pensando en lo que ya fue.”
“Es que… Seija dijo algo de que no podía meterse con tu familia…”
“Ehhh…” eso puso nerviosa a la rubia. No le había dicho la verdad de su familia a Reimu aún, y quería evitarlo lo más posible. “Ehm, p-por qué será, ¿verdad? ¡E-es cierto que su familia conoce a la nuestra, así que no querrá incomodidades entre nosotros! ¡C-curiosamente considerado de su parte, ya que es una bruja, ehh…!”
“…” sin embargo, el enfoque de la miko era uno distinto. “Tuvo razón al decir que vivo aislada y apartada, y no creo que tenga reservas de destruir el templo si desea pelear contra mí. Parece que lo único que le detiene es que vives conmigo.”
“Reimu…” Marisa le miró confundida. Al notarla tan extrañamente insegura, la rubia frunció el ceño y dio un pesado suspiro. “Lo entiendo. No tengo que irme de paseo, me quedaré.”
“¿Eh? Ehm, no te lo dije por eso,” la otra se alarmó. “O sea, sí me pregunto si el templo estará bien si es que vivo ahí, pero tampoco es tu responsabilidad. Ya me estás ayudando mucho. Puedes ir de viaje.”
“No, no puedo. Si necesitas de ayuda y seguridad, debería quedarme,” afirmó la otra, quien rápidamente se vio frustrada. “No me gustará perderme de un paseo, pero te lo debo, Reimu. Me acogiste pese a que andaba de invasora y comiéndome tus reservas de comida cuando no andabas en casa. Si esta bruja me tiene un mínimo respeto y eso te beneficia, me toca pagarte el favor.”
“…” Reimu le miró atentamente, y pasó a fruncir el ceño. “¿Dices que te comías mis reservas? ¿Cuánto te eso te comiste?”
“Ehh, dame un poco de crédito, Reimu, te estoy ayudando,” le suplicó.
“Está bien, sólo por hoy,” la miko se frustró. “Pues, gracias, pero me sabe mal…”
“¡No te preocupes, Marisa-chan!” exclamó Osaka, quien se acercó al par. “Les oí, pero no pienso dejar que Reimu-chan ande sola los próximos días. Estaba pensando que se quede con nosotros mientras estás fuera, puede compartir habitación conmigo.”
“Osaka, ¿en serio?” preguntó Reimu, sorprendida.
“¡Claro que sí!” Osaka miró a un costado donde Cho y Kashuu hablaban con Youmu. “Cho y Youmu-chan justo conversaban sobre organizar unas sesiones de entrenamiento en la residencia de Yuyuko, así que te nos puedes unir, y de paso te protegemos y te apoyamos con tus obligaciones del templo. Nos vendrá muy bien también, así salimos más. ¿Qué dices?”
“Chicas…” Reimu sonrió con torpeza. Sus ojos temblaron un momento, pero pudo contenerse. “Muchas gracias, no sé qué sería de mí sin ustedes, en serio.”
“Hehe, de nada, no te pongas emotiva,” Marisa le sonrió contenta. “¡Entonces sí me iré de viaje! Pero no se preocupen, les traeré souvenirs y tomaré un montón de fotos.”
“¡Y nos tienes que contar todas tus experiencias!” agregó Osaka.
“¡Pero por supuesto!” Marisa sonrió enseñando los dientes.

Con ello se terminó ese accidentado paseo, y pronto irían a almorzar en conjunto antes de despedirse por el día. A pesar de los sucesos durante la tormenta, las HiMEs estaban cometidas a mejorarse, y aprovechar la calma a plenitud.





Luego de un viaje terrestre que se sintió largo debido a su falta de familiaridad, Yukko y los tres hermanos llegaron a la casa de playa de los Toushirou. Aquel sitio no llegaba a la magnitud de su residencia familiar, aunque sí era una casa enorme y con varias habitaciones. Luego de ser recibidos por Namazuo, los cinco dirigieron a Yukko al cual sería su cuarto, el cual quedaba al final de un pasillo de habitaciones y adjunto a unas amplias ventanas.

“¡Ta-da!” exclamó Namazuo, al abrir la puerta para revelar una cómoda habitación que tenía dos camas individuales, un ropero y un escritorio simple. “¡Ya está listo justo para ti, Hanasaki-chan! ¡Si necesitas algo, cuentas conmigo~!”
“Gracias, Namazuo…” la chica hizo una leve venia y sonrió. “Son muy buenos conmigo.”
“No, no, no,” el pelinegro negó con un índice y sonrió gatunamente. “Es Namazuo-niisan.”
“E-ehh…” la chica se incomodó y sintió un tic en el párpado. “¿Perdón?”
“¡Oye, Namazuo!” Gotou jaló a su hermano de su cola de caballo. “No dejaré que te aproveches de nuestra huésped para tus fantasías de hermano mayor. No la fuerces.”
“E-está bien, Gotou, sólo bromeaba…” el otro hizo una leve mueca de dolor, aunque fue liberado rápidamente. “Hehe, perdón, Hanasaki-chan, es que te me haces tan buenita y apachurrable como Shinano. ¡Me encanta que se hayan vuelto amigos!”
“S-sí, ehh…” la chica sonreía incómoda y no sabía qué decir. “Shinano ha sido muy amable conmigo en el club de drama, no es nada.”
“Uhh, no dejan de hacerme quedar mal, hermanos,” se lamentó el pelirrojo. “Oh, y no sabía que conocías a Yukko de antes, Namazuo-nii, para que la llames Hanasaki-chan.”
“Por supuesto~ Me tomé una foto con ella y Ritsu-chan cuando fue pokeparada,” contestó alegremente. “Haha, no puedo creer que el semestre ya haya terminado, cómo pasa el tiempo.”
“S-sí, ¿verdad?” dijo Yukko. Por su parte, su primer semestre en Rizembool se había sentido irreal y eterno, como si hubiera entrado a una dimensión distinta llena de personas fuera de lo normal, como la presente familia que le había invitado a esas vacaciones. “Ehm, me gustaría dejar mis cosas aquí. Tenemos que ir a almorzar.”
“Claro, Yukko, siéntete como en casa,” dijo Hakata. “Dijiste que Hotarumaru se encontrará con nosotros en un restaurante por la playa, ¿verdad? Menos mal que la alameda comercial de este distrito queda apenas a unos pasos.”
“Sí, dijo que me llamaría cuando estuviera cerca,” la chica asintió.
“Uh, verdad que no han almorzado, deben estar con mucha hambre,” comentó Namazuo. “Trajimos unos sánguches preparados, aunque si van a ir a almorzar pronto, no será necesario.”
“¿Y dónde están nuestros demás hermanos?” preguntó Gotou.
“¡Ah, sí! Ichi-nii fue con Hirano, Maeda y Tharja a comprar comida en el supermercado, y Gokotai dijo que quería irse a pasear por aquí cerca con uno de sus tigres,” Namazuo sonrió conmovido. “Aw, mi lindo cinnamon roll gusta de pasearse por ahí y qué bueno que no tiene miedo de salir sólo para variar~ Hubiera querido acompañarle, pero quería esperarlos a ustedes.”
“¿Eh? ¿T-tigres?” preguntó Yukko, aprehensiva.
“Sí, mi hermanito tiene a cinco cachorros de tigres, y son nuestras mascotas,” explicó Shinano, sonriendo. “Son muy lindos, pero incluso Gokotai no puede mantenerlos todos vigilados cuando sale a la calle, así que suele turnarlos,” se puso a pensar. “Hmm, los otros cuatro deberían estar por ahí, pero son tan traviesos que será difícil encontrarlos.”

En aquel instante, los presentes vieron que la puerta al costado de la habitación de Yukko se abrió y un somnoliento Fudou salió. El pelimorado estaba precisamente acompañado de los cuatro tigres.

“Hic… ¿qué tienen ustedes?” preguntó con cara de pocos amigos. “Intento dormir, uhh… ¿por qué tienen que hablar frente a mi puerta…?”
“Hola, Fudou,” le saludó Hakata. “Heh, perdón, estábamos mostrando a Yukko su habitación. Ella se quedará con nosotros.”
“¿Ah?” este miró a la chica, escéptico. “Hic… ¿quién eres?”
“E-ehh, Y-Yukko, Aioi, m-mucho gusto…” dijo la chica haciendo una reverencia. No le cabía en la cabeza cómo un chico desaliñado, rudo, somnoliento y medio ebrio cabía entre toda esa familia, y sin duda no estaba muy feliz de tenerlo de vecino, pero era muy pronto para juzgarle.
“Y mira, aquí hay un tigre,” dijo Shinano, cargando a uno de los pequeños. “Toma, cárgalo.”
“Ohhh~” la chica se quedó hipnotizada por ese bello tigre blanco que le miraba con curiosos ojos caramelos. “¿P-puedo?”
“¡Claro que sí!” Shinano se lo dio y la chica lo cargó todavía en trance.
“Ahh, qué lindo~ soy tan feliz~” Yukko sonrió sonsamente e irradió de felicidad mientras se acurrucaba con el felino, lo cual hizo a los hermanos reírse un poco.
“Tsk…” por su parte, Fudou se impacientó. “¡¿Acaso me van a ignorar?!”
“¡Eh, ah, sí, perdón!” el pelirrojo se asustó y sonrió con torpeza. “Eh, Yukko estudia en Rizembool y estamos en el club de drama juntos. De ahí nos conocemos.”
“¿Ahh?” el pelimorado le miró con gran decepción y fastidio. “Hic… tenías que ser imbécil. Ni estás estudiando y ya invitaste a una extraña a tu casa… ¿Qué tal si es una asesina?”
“¡¿E-ehh?!” Yukko se asustó por esa acusación y se puso nerviosa. “¡N-no lo soy, en serio! ¡J-juro que no lastimaría a nadie!”
“Te creemos, Yukko, tú tranquila,” le calmó Gotou, quien miró impaciente al otro. “No seas tan cruel, Fudou. Sí me sorprendió que Shinano invitara a alguien nuevo esta vez, pero él es muy amigable y va con él, y obviamente Yukko es una buena persona.”
“¡Sí, lo es!” declaró Namazuo, con severidad. “Muy mal, Fudou-chan. Si no te portas bien tendré que enseñarte una lección.”
“Tch, ya ignórenme, sólo decía…” el otro desvió su mirada, algo asustado por la amenaza.
“Ehm, intenta ser más amable con Yukko, por favor,” pidió Shinano, juntando sus palmas. “La pobre no quería imponerse ante nosotros y tenía miedo de venir para empezar. Hay que hacerla sentirse bienvenida.”
“¿Por qué miedo?” preguntó Gotou, confundido.
“Ehh, puedo adivinar por qué,” Hakata sonrió frustrado.
“Uhh, no hablemos de eso, por favor,” dijo la chica. “A-aunque dijeron que su hermano doctor no iba a estar aquí, ¿verdad? E-entonces estoy a salvo…”
“Pues, quizás Yagen venga en un par de días si libra su horario, pero… ¿acaso le tienes miedo a mi hermanito?” preguntó Namazuo. “Suena a que te haría algo malo…”
“…” Yukko se extrañó. ‘Hermanito’… no, no le cabía en la cabeza.
“¿Por qué hay tanta duda entre todos ustedes?” Fudou se encogió de hombros y sonrió con ironía. “Hic… heh, ya veo que ni ser doctor le quitó lo abusivo a ese idiota. Seguramente andará asustando a estudiantes por gusto.”
“Ahh, parte de mí te cree, Fudou,” admitió Gotou, cansado. Él se dirigió a Yukko. “Pero tranquila. Incluso si Yagen viene, no se va a meter conmigo. Confía en nosotros.”
“S-sí, muchas gracias…” la chica se sentía progresivamente más incómoda, pero fue salvada por la campana al oír su celular timbrar. “¡Ah, debe ser Hotarumaru!”
“A ver, a ver,” Shinano se acercó y la chica contestó la videollamada. Lo primero que vieron fue el rostro animado del pequeño pelicenizo, quien se animó al ver al par.
“Hola~ bienvenida a la playa, Yukko~” le saludó. “¿Tuvieron un buen viaje?”
“Hehe, sí, muchas gracias, Hotarumaru,” la chica le devolvió la sonrisa. “¿Dónde están? Veo que están ya ocupando una mesa.”
“Sí, Shinano me dijo que vivían muy cerca de aquí, así que aprovechamos para guardarles sitio. Era la última disponible.”
“Ah, perfecto, allá vamos,” dijo el pelirrojo. En ese momento, Hotarumaru se vio atento a algo fuera de la visión de la llamada. “¿Hm? ¿Hotarumaru?”
“Sí, un momento. Mai-neechan quiere hablar con ustedes.”
“¡¿EHHH?!” Yukko se quedó en shock, y vio la imagen moverse hasta ver a la indiscutible Mai sentada al costado del petizo. “¡M-Mai, también estás aquí!”
“Hola,” dijo la chica, inmutada. “Se tardaron, ya tengo hambre.”
“Ehh, dijiste que conseguirías una invitación,” recordó Shinano. “Entonces…”
“Oh sí,” Hotarumaru se asomó por un costado. “Mai-neechan me dijo que sabía del viaje, y que sí le gustaría que viajemos juntos como mencioné en el saludo del bosque, así que la invité,” sonrió contento. “Ehehe, así estamos todos juntos~”
“Wow, increíble…” Yukko estaba sorprendida. Invitada nada menos que por Hotarumaru, su objeto adorable de admiración.
“Q-qué pro,” se le unió Shinano, también en shock.

El par siguió hablando con la intrigante chica mientras Namazuo se encontraba conversando con Gotou sobre las más recientes noticias.

“Ah sí, Jiji ya nos confirmó que estará llegando mañana temprano para desayunar,” informó el hermano mayor. “Hehe, así que compartiremos un rico desayuno entre todos.”
“Ah, me alegra,” Gotou se animó. “La casa de playa de ellos es tradicional y tiene un ambiente muy acogedor. Hace tiempo que no vengo de paseo a estos lugares.”
“Sí, siempre has estado tan ocupado con las obligaciones de la familia, aunque eso sólo significa que hay que aprovechar el tiempo perdido~ ¡Ahora sí tienes que disfrutar del verano!”
“Ya hice el ajuste en mi horario, tú descuida,” Gotou se encogió de hombros, cansado. “Pero aparte de los fuegos artificiales de mañana, no sé qué más haré con mi tiempo.”
“Hm, yo tampoco lo sé, Gotou-nii, aunque puedo acompañarte,” dijo Hakata, animado. “Y de paso iré a visitar a Jiji. Heh, me gusta que vivamos en casas de playa tan cercanas. Es muy fácil ir de un lado al otro.”
“¡Sí, también me encanta! ¡Ojalá fuéramos vecinos permanentemente!” exclamó Namazuo.
“Hic… dejen de hablar por aquí, quiero dormir, como dije,” se quejó Fudou a regañadientes y dándose media vuelta.
“Aw, ya casi nos vamos, Fudou-chan, deberías ser más receptivo a mis noticias~” dijo el pelinegro. “Oh, oh, e Ichi-nii me dijo que le extendió la invitación a unos amigos para venir y ellos han rentado esa mansión que queda al final de esta calle.”
“¿Mansión?” Gotou se extrañó. “¿Conocemos a gente que rentaría una mansión?”
“Hic… ese especial de Jiji lo haría si no tuviera una casa tradicional a su medida en este distrito tan moderno…” Fudou rodó los ojos.
“Debe ser gente súper rica, de eso no hay duda,” comentó Hakata, intrigado. “¿Pero quiénes son? ¿Te dijo algún nombre?”
“Sí, justo intento pensar eso,” Namazuo tenía una mano en su mentón y fruncía el ceño haciendo memoria. “Eran unos allegados… ah, y Tsurumaru se quedará con ellos… hm… oh, creo que eran Sadamune o algo así.”
“¿S-Sadamune?” Gotou se impresionó.
“Ehh…” por su parte, Fudou también mostró sorpresa y ambos intercambiaron miradas.
“¿Eh? ¿Qué les pasa?” Namazuo se extrañó por sus reacciones. En ese instante, Yukko y Shinano se acercaron.
“Listo, tenemos que ir al restaurante, nos están esperando,” dijo el pelirrojo. “Hakata, Gotou-nii, dicen que nos han guardado asientos.”
“Ah, menos mal, muero de hambre,” dijo el rubio, animado.
“Eh, paso,” curiosamente, Gotou se vio pensativo. “Tengo que revisar algo, comeré más tarde.”
“Estás yendo, ¿no?” preguntó Fudou, dando un suspiro. “Hic… ya pues, iré contigo.”
“¿A dónde?” Shinano ladeó su cabeza.
“Voy a saludar a los Sadamune. Son nuestros afiliados en negocios, después de todo,” dijo Gotou, con una sonrisa. Él se despidió con una palma y se marchó de inmediato. “Diviértanse, nos vemos más tarde.”
“Gotou-nii…” Hakata quiso detenerle, pero su hermano se marchó con rapidez, y Fudou le siguió.
“Hmm…” incluso Namazuo ladeó su cabeza. “Imagino que sí los conocerá bien si querrá verlos tanto. Ahh…” pasó a agarrarse su frente. “Algunos de mis hermanitos son incomprensibles. ¡Pero ya! Tienen que encontrarse con el adorable de Hotaru-chan, así que vayan~ Yo me quedaré a esperar a los demás.”
“Sí, gracias, Namazuo-nii,” dijo el pelirrojo, sonriendo.

De aquel modo, la mayoría partió camino en distintas direcciones para comenzar con el viaje a la playa. Era apenas el inicio y, para algunos, serían unas vacaciones con oportunidades únicas, de las cuales no podían darse todos los días.

Aquel verano sería gratamente recordado por todos.


Kana


—Eren, creo que debemos repasar de nuevo la lección del capítulo diez del libro de Derecho Constitucional I. —
—Hm, ¿Crees que sea necesario…? Ya lo hemos repasado un montón de veces. —
—Tienes el examen de repechaje en pocos días para ver si salvas esa asignatura. Creo que es más que necesario que repasemos para que sepas toda la materia por completo. —
—…Bueno. — Eren soltó un suspiro, cansado. No podía refutarle nada a Kaneki puesto que éste le estaba ayudando a estudiar voluntariamente. Admiraba su paciencia y empatía para consigo, siendo que Kaneki iba en otra carrera, tuvo que aprender la materia de Derecho únicamente para enseñarle a Eren. —Sólo espero no hacerte perder el tiempo en vano. —
—Ánimos Eren, te irá bien. — Abrió el capítulo décimo, luego comenzó a leerle a su amigo. Eren simplemente se limitó a escucharlo y prestarle atención.
Estaban los dos en su trabajo, con sus trajes de meseros, sentados en una de las mesas más aisladas y alejadas de la entrada. Aprovechaban de estudiar en ese momento de la mañana que no había mucha gente que entrara al local.
Alice, compañera de trabajo de ambos, los observaba divertida mientras esos dos estudiaban. Ella se dedicó a contabilizar la caja de recaudación como favor a ese par, permitiendo a los dos repasar la materia que entraría en el examen de repechaje de Jaeger. Eran compañeros de trabajo y eso consentía que algo conociera de esos dos si bien no eran íntimos entre todos, pero se daba cuenta de que Ken Kaneki era un alumno aplicado y gentil con todo el mundo, siendo paciente, amigable y un tanto sumiso con los demás.
Eren Jaeger un poco más especial: enérgico, vivía con el ceño fruncido molesto por cualquier cosa insignificante (o al menos daba esa impresión). Lo sentía algo rencoroso, no se le podía hacer cualquier tipo de broma. Otras veces le veía con unas ganas de cambiar el mundo de no sabían qué, puesto que el pelicastaño jamás compartía con ellos sus secretos o ideales. Sólo sabían que era así y que quería “cambiar las cosas”
Pasado varios minutos, Kaneki hizo unas preguntas a Eren para ver si comprendió la materia. Algunas las respondió bien, con mucha dificultad, pero bien. Otras respuestas fueron erradas y Ken prefirió hacer un resumen en una hoja como ayuda memorias para así pasar al siguiente capítulo.
—Ah, ese capítulo ya me lo sé de memoria. — Eren le saltó un par de capítulos al libro que tenía Kaneki.
—…— Ken se quedó mirándolo, sospechando un poco. —¿En serio? Porque no me acuerdo de habértelo enseñado…—
—Es que lo estuve estudiando con Asuka. —
—¿Eh? ¿Asuka-dono? No sabía que tenías cercanía con él. Eso me sorprende. —
—No somos cercanos…—
—¡Pero! ¡Me llama la atención! — Kaneki plantó las manos sobre la mesa y se inclinó hacia delante, lleno de emoción y curiosidad por lo que le dijo Eren. —D-Digo, me… me gustaría saber un poco más de cómo conociste a Asuka-dono.— tímido, se volvió a sentar sintiendo las mejillas un tanto sonrojadas por vergüenza de su propio arrebato. —Asuka Ryo está solo a un escalón más bajo que Liebheart. Para mi ambos son las personas más inteligentes en el mundo y me encantaría aprender de ellos.
—Vaya, no sabía que Asuka era alguien tan admirado. —
—¿C-Cómo?— parpadeó, sorprendido. —Asuka-dono tiene casi nuestra edad, pero ya es una eminencia en el mundo científico. Es la mano derecha del Doctor Liebheart, quien ha catalogado sus descubrimientos científicos como brillantes y un gran progreso para el mundo de la ciencia.
—Ahhh…Yo. — Eren se picó una mejilla, confundido y sintiéndose algo inepto. —Lamento no estar tan informado con esas temáticas. Sabía que Asuka era alguien importante, pero nunca me dijo que era casi una ¨deidad¨ científica.—
—Quizá es modesto…— Kaneki se quedó pensativo. Ryo Asuka y su ídolo Johan Liebheart eran muy parecido tanto en las características físicas como en ciertas características psicológicas. Aunque Kaneki sentía que Johan sí era más modesto que su discípulo Ryo Asuka a quien lo sentía un poco más pedante y engreído. Tal vez era así porque, al igual que Liebheart, desde muy pequeños tuvieron una enseñanza estricta en la disciplina de la ciencia y poco tiempo para compartir con otras personas de su edad. —Uh, eres muy afortunado, Eren. Yo con suerte he recibido un saludo escueto y apurado de parte de Asuka. Y eso que supervisa el proyecto “Catharsis” y lo veo frecuentemente.— Kaneki infló una mejilla, frustrado.
—La verdad tampoco entiendo como hemos llegado a coincidir más con Asuka… No me paso mucho tiempo en Rizembool y… Ni siquiera conozco a mis compañeros de carrera más allá de haber cruzado palabra con Todoroki, o escapado del tipo que vende tonteras en el campus…— refiriéndose en este último, al tal Yato. —A los únicos que conozco y con quienes converso son contigo, Oikawa, Souji, Kaworu, y, por desgracia, con el retrasado mental de Minazuki. —
—¡Oye!— Reclamó por el calificativo a su hermano.
—Pero con Asuka… Realmente, como que nada nos relaciona o no tenemos nada en común como para haber coincidido tanto.— meditó.
—¿Entonces cómo lograste tener una amistad con él? —
—Ya te dije que no es amistad. Es un trato formal entre conocidos…— Eren suavizó levemente sus gestos faciales, relajándolos. Le divertía la curiosidad que Kaneki de pronto estaba expresando. —Un día estaba en una de las áreas verdes de Rizembool… No había casi nadie a esa hora y… venía de haber entrenado con Haine Rammsteiner. Creo que Rammsteiner me había partido la ceja o algo, y me sangraba goteando mi ropa. No le presté mayor atención porque no era nada grave… Pero de pronto apareció un tipo vestido de blanco, con un tono de voz suave y parecía muy gentil en preocuparse por mi bienestar. Siempre sentí que la gente de Rizembool vive en su mundo y poco le importa lo que pase con los demás, pero Asuka se mostró interesado en mi salud y me insistió que lo acompañara hasta la enfermería pese a que me reusé. Allí atendió el corte y eventualmente conversamos un poco. Me pareció que era un tipo agradable, aunque algo excéntrico… Después, cada vez que nos topábamos en Rizembool nos saludábamos y cosas así de superficiales. De vez en cuando conversamos un poco más y así se enteró de este examen de repechaje. Me dijo que nos juntáramos en su departamento y…— El chico pareció ilusionado —Dios, Kaneki, un día tienes que conocer ese lugar. Es un penthouse de lujo. ¡Nunca vi nada igual! La vista a la ciudad era hermosa y todo se veía pequeño desde allí.
—Oh, debe ser un lugar demasiado lindo.— No conocía el penthouse de Asuka pero suponía que era similar al penthouse de Cain Lancaster donde a veces tenía que acudir para avanzar en el proyecto con su compañero. —Entonces, así estudiaste esos capítulos con él.—
—Bueno, después de salir de mi estado de anonado por lo que veía y tras probar la comida que él había encargado. Sí, estudiamos.—
—¿Cómo es Asuka para enseñar? Al menos con nosotros es un tanto especial y a veces, aunque intente verse amable lo sentimos distante y apático. ¡Pero quizá contigo pueda ser distinto!
—Yo lo siento paciente y amable, como también te siento así a ti, Kaneki. Eres un buen maestro, y si bien Asuka me enseñó esos capítulos, sé que si me va bien en el examen te lo deberé a ti.—
—E-Eh, gracias, Eren.— Kaneki sonrió un poco, avergonzado. —Okay, entonces sigamos con el siguiente capítulo y…— miró la hora en su reloj de pulsera. —Luego tenemos que prepararnos para ir a la charla magistral de Rizembool.—
—Yo no quiero ir…—
—¡Eren, es importante que vayas! Te invitaron como invitado especial.
—¡Y ni sé por qué hacen esas cosas ridículas conmigo!— Eren se cubrió el rostro, enojado e incómodo. —Me invitan como si fuera una persona importante sólo por el hecho de que hay un montón de ilusos que me admiran y siguen sólo porque me enfrenté a esas HiMEs dementes. No es algo para festejar.—
—Eso… y porque derrotaste a tu primera HiME en la primera semana de habértela seleccionado.— Ken bajo la mirada, un tanto melancólico. Era extraño estar en frente de Eren y pensarlo como un Rebel maquiavélico. No lo sentía así, hasta sentía que buscaba la paz para todos y luchaba porque todo estuviera bien (aunque no sabía para quién y por qué) por lo que le costaba asimilar aún que aquel chico pelicastaño de grandes ojos verdes había lastimado tanto a una chica hasta el punto de dejarla en silla de ruedas y, hasta hace poco, se había enfrentado a dos HiMEs mandándolas al hospital.
—Eso no es algo de lo que me jacte.— Eren desvió la mirada hacia un costado, intuyendo un poco lo que pasaba por la mente de Kaneki. —Yo no quise llegar a eso.
—Lo sé…— Ken asintió suavemente, sin mirarlo. No se atrevía a hacerlo.
—Kaneki, no creas todo lo que esos tontos comentan en las redes sociales… Y-yo, no quiero que creas que soy un homicida en potencia o algo así.
—¡N-No!— el pelinegro volvió a mirarlo, negando con las manos. —¡No creo eso! S-Sólo… Sólo siento que es un misterio todo en ti, Eren. Todo. Eh, aunque no somos amigos de toda la vida, ya nos conocemos un semestre, y siento que toda tu vida es un misterio y me cuesta verte como un Rebel o pensar cuál es tu verdadero objetivo al ser uno. Tampoco pienso que seas un Rebel sádico o alguien que busca una venganza personal, por eso me… me cuesta verte como un Rebel. ¡Ah! Yo sé que debe ser súper tonto lo que digo en especial viniendo de un Rebel patético como yo, ¡Pero todo el mundo sabe que soy Rebel porque sigo a Sho a donde sea! Aunque sea un inútil que sólo le trae problemas a todo el mundo y—
—Kaneki, tranquilo…— Eren se echó hacia delante, agarrándole de los hombros a Ken quien con las se cubría su sonrojado rostro. Le descubrió el rostro para que lo mirara. —Ni tú ni yo somos el prototipo de Rebels que todos esperan. Tú dices que sigues a Minazuki y por eso eres Rebel, pero sé que lo debes ser porque sientes que así puedes proteger a ese tonto y a otros. Y-yo, sí, es verdad que guardo en secreto el por qué soy Rebel. — miró hacia otra dirección, brevemente, pero luego volvió a mirarlo. —Pero también mis propósitos intentan ser buenos. Y espero que, cuando llegue el día de una batalla final, mi HiME no salga perjudicada, ni ella, ni mis amigos ni nadie…Yo… Sólo… Quiero ser libre…— susurró para sí mismo lo último.
—Espero lo mismo…—
—Eso imaginé.— Eren asintió. Soltó el agarre que tenía con Ken y miró la hora en el reloj de la cafetería. —Ya deberíamos irnos si quieres que te acompañe. —
—¡Ah, vas a ir entonces!— Dijo Ken, emocionado.
—Sí… Aunque no quiero. Pero si vas tú, al menos me anima un poco.—
Shikishima intentaba prestar atención a los esquemas de la programación que dictaba Ryo Asuka en la sala de estudio, indicando los preparativos para la charla magistral de ciencias y economía que se dictaría esa mañana en Rizembool.
Pero pese a que intentaba concentrarse en un cien por ciento en lo que decía Asuka, no podía evitar prestar atención de manera sigilosa a Minezawa, quien estaba sentado bien recto en su silla, con el saco puesto sobre sus hombros, pero sin meter los brazos en las mangas del saco. Minezawa estaba de brazos cruzados, con el cabello cenizo gris suelto, pero en orden, los ojos grises los mantenía cerrado dándole una apariencia de ángel dormido, pero, él siempre estaba al pendiente de su entorno.
A Ritsu le preocupaba lo que pudiera pasar con Akira vigilando a Izuru Minezawa puesto que el chico era todo un enigma y le daba la sensación de que era un “oponente” difícil de tratar. Conocía a Minezawa hace años puesto que por mucho tiempo habían sido compañeros de escuela y, ahora, de universidad (por suerte, no estaban en la misma carrera y se lo agradecía a todos los dioses existentes y por existir) y desde siempre Ritsu había tenido que lidiar con el calvario de tener una disimulada rivalidad hacia esa persona. No era una rivalidad nacida propiamente de ellos mismos, sino que fue generada por los maestros quienes constantemente los incitaban a competir el uno con el otro para demostrar cuál de ellos era el mejor.   
Estar cerca de Minesawa conllevaba a una fatiga crónica de tener todo el tiempo la defensa en alto, porque una palabra de éste, por más escueta que fuese, solía descalificarlo y minorarlo según fuera la intención.
Aunque jamás Minesawa le haya dicho directamente que lo consideraba inferior a él, sus acciones y sus indirectas le dejaban en claro sus pensamientos.

—La apertura la iniciará Shikishima, el intermedio Sonozaki y la finalización Minesawa. — Dictó Asuka.
—…— Minesawa abrió levemente los ojos y asintió.
—Sí, señor.— reafirmó la peliazul.
—Shikishima, en veinte minutos más iniciamos. Espero que tengas la mente concentrada en esta charla.—
—Sí.— Asintió Ritsu, tranquilo y seguro. Pese a que en su mente estaba otra preocupación: cómo vigilar a Asuka mientras él tenía que dar la apertura. En cualquier otra situación se sentiría dichoso y victorioso de llevarse la parte principal por sobre Minesawa que había quedado rezagado para el final, pero ahora había otra misión en su mente más allá de la tonta competencia con Minezawa.
—Sonozaki… No quiero errores. Si bien sentí que estabas un poco débil en la explicación del cuarto acto, siento que puedo confiar en ti. Practica tu parte con Shikishima.— Asuka se puso de pie. —Minesawa, acompáñame.— dicho esto, el otro se puso de pie y siguió a Asuka en silencio.
—…— Ritsu se quedó un poco más tranquilo cuando ellos se fueron juntos, porque Akira tenía la guardia de Minezawa y, al estar Ritsu ocupado con el discurso de apertura, Akira podría encargarse de vigilar también a Asuka. Vio a su costado como Sonozaki repasaba mentalmente las líneas que leía en su carpeta. —¿Estás bien? —
—…— estaba concentrada en su lectura, por lo que le costó procesar lo que Shikishima le preguntaba interviniendo con su trabajo mental. —Sí. Pero siento que debo estar atenta a los posibles errores que pueda ocasionar… Asuka-sama no lo perdonará.
—Tranquila, tú no cometes errores.
—…— Según la indirecta de Asuka, eso le indicaba lo contrario. —No estoy segura de ello. Siento que puedo errar. — miró hacia otra dirección. El rubio que siempre vestía de blanco la hizo sentir de pronto reducida como si fuera una niña pequeña que debía aprender de Shikishima.
—Sonozaki.— Ritsu la miró fijamente, para hablarle con sinceridad. —Eres la chica más inteligente y preparada que he conocido. Tengo mucha confianza en ti. No por nada siempre eres escogida para este tipo de situaciones. Además, eres una de las personas con mejores notas en tu carrera y en Rizembool… siempre ha sido así. Desde la escuela.— Shikishima le sonrió amablemente. —Sólo debes tomarte con más calma las cosas y no estresarte tanto. Te criticas mucho.
—No todos podemos ir relajados por la vida y sonriendo atractivamente como tú, Shikishima.— Noriko suspiró. —Pero, en fin, gracias por tus palabras.— le asintió.
—¿Vamos? —
—Sí.— los dos se pusieron de pie.

Tal como indicó Asuka, Shikishima fue el encargado de dar la apertura a la charla magistral. El pelinegro, desde el escenario, notó que había más público del que podía esperar: el auditorio no estaba lleno puesto que no había muchos interesados en una charla en plenas vacaciones, pero sí había la menos más de diez personas en el sitio… de hecho, quizá unas treinta y tantas, atraídas por los expositores o por la misma Idol, Miu, a la que él, Akira y Minato estaban decididos a interferir.
Después de recibir los aplausos del público al terminar su discurso, Shikishima bajó del escenario y se sentó en la primera fila a un lado de Noriko Sonozaki. Dio un vistazo rápido y notó que Akira estaba en unas filas más atrás, con su objetivo en la mira, y Minato estaba en uno de los palcos tanteando las instalaciones informáticas ya listo para comenzar a boicotear.
Cuando el expositor terminó, Sonozaki subió para dar su discurso y acto intermedio, siguieron los otros expositores y luego subió Minezawa siendo tan estoico como siempre. Bajó después de su intervención y actuar de moderador con las preguntas del público a los expositores.
Ritsu se puso disimuladamente un audífono para mantener contacto con sus compañeros. Por obvios motivos, Ritsu sólo podía contestarle a través de mensajes escritos, a diferencia de Akira y Minato quienes se comunicaban verbalmente. 
“Raro, el show de Miu-chan estaba programado para el intermedio marcado por Sonozaki.”
—Tal vez se ha retrasado porque Kurusu robó los implementos para su show.— habló Minato. —Esperen, desde aquí veo a Miu-chan tras el escenario… El acto de todos modos se hará— alertó cuando vio a aquella bajita joven de cabellos blancos y ojos violetas.
—Quizá se presente como cierre del evento— dijo Akira, sin dejar de mirar a Minezawa. —Ritsu, ¿tienes la lista de los asistentes a la charla? —
“Sí. Se la saqué a Sonozaki” tecleó, luego envió la imagen por el grupo.
—Bien, tendremos que poner especial atención a esta gente después del…— Akira notó que otro grupo de personas entraba en el auditorio. No parecían del estilo de ñoños nerds del equipo de Ritsu. —Deben venir por el show de la Idol…—
—Haré un escáner de ellos. — Minato sacó en el acto una tecnológica Tablet pequeña que parecía una pokedex* (Sí, Minato había creado aquel artefacto de principio de años con lo que los estudiantes de Ingeniería Genética Humana se estaban deleitando buscando información de otros). Inmediatamente decodificó la información de esas personas en su base de datos. —Listo. Pero no garantizo a la gente que pueda estar fuera del auditorio queriendo acoplarse para el show. —
—Tengo que irme.— Akira notó que Asuka intercambiaba miradas con Minezawa, ellos dos asintieron y se pusieron de pie llamando la atención del pelinegro. —Sigo a Asuka y Minezawa. Salieron del auditorio.— fue tras ellos, escondiéndose en una esquina. —Entran a los edificios de los laboratorios. Arisato, hackea la puerta…—
—No puedo en estos momentos. Trato de hackear esa extraña maquinilla que trae consigo Miu. Entra tras ellos sin que lo noten antes de que se cierre la puerta.—
—Va a ser difícil. Quería evitar escándalo. Usaré la tarjeta de entrada a los laboratorios de Ritsu.
—…— Ritsu entrecerró sus ojos. No había notado que Akira había “tomado prestada su tarjeta” “Debería ir contigo. Mi blanco está con Minezawa.”
—No. Será demasiado obvio si te ven salir del auditorio y llegar aquí. — Dijo Akira, en voz baja.
“Iré contigo, conozco algunos códigos de acceso. Si bloquean las puertas te pueden descubrir. Minato estará ocupado con Miu, no podrá hackear la seguridad de las puertas a tiempo.”
—Pon atención a la charla, Shikishima.— le interrumpió Noriko. Ella lo observó indiferente, pero algo suspicaz. 
—…—
—¿Qué planeas? — miró el teléfono del pelinegro.
—Nada…— escondió el teléfono disimuladamente.
—Estas actuando raro de hace semanas y no sé por qué. Incluso desde antes de aquel supuesto rapto en la limosina, que al final resultó ser un sospechoso amigo tuyo.
—Eh, es que nunca fue un rapto… era una broma de su parte. — Ritsu miró hacia la salida.
—Shikishima, mala idea…— le susurró Minato por el audífono, intuyendo las intenciones de Shikishima.
—¿Estás hablando con alguien?— Noriko se fastidió y ofendió al notar que Ritsu llevaba un audífono. Era el colmo, su compañero estaba más interesado en tonterías infantiles que en los estudios. De eso, ya venía unas semanas estando distraído en tonteras. Presentía que el chico a su lado se estaba involucrando con malas juntas. —¿Piensas salir del auditorio otra vez como en aquella ocasión que causaste indignación en nuestros superiores por tu conducta atípica?
—No es eso…— Ritsu frunció el entrecejo, un tanto molesto. ¿A qué venía con eso de conducta atípica si su reacción fue más que natural ante la señal de peligro? No era su culpa que Sonozaki estuviera tan robotizada.
—Shikishima…— la peliazul le agarró fuertemente el brazo, impidiéndole que se ponga de pie. Ella tenía mucha fuerza. No por nada fue una Princess de categoría elite.— No permitiré que te metas en problemas. Tus malas juntas te han perjudicado gravemente…—
—¿Qué? — el pelinegro se mostró confundido.
—Desde el congreso… Cuando saltaste en tu asiento y dijiste que todo era una manipulación para después salir corriendo del auditorio sin sentido alguno… No permitiré que arruines tu futuro profesional y tu intachable curriculum por culpa de otros. Sé que te involucras constantemente con ese delincuente llamado Kurusu y ese depresivo ser apellidado Arisato.
—Sonozaki, no es eso…—
—¿Entonces qué? — ella lo miró directamente a los ojos, aun estando sentados.  Apretándole el brazo sobre el posabrazos de la silla. Ejercía mucha presión y Ritsu podría jurar que, si Sonozaki quería, podía quebrarle el brazo a cualquiera cuando quisiera. —¿Qué es eso que tanto te ha estado quitando la concentración todas estas semanas? ¿Pasa algo malo? ¿Tan delicado que no puedes contarme?
—…—
—¿No confías en mí? — 
—Sí lo hago… Pero, necesito salir en estos momentos por otros compromisos.— cada segundo que pasaba, se preocupaba más por Akira. 
—Shikishima, no puedes estar jugándote tu futuro. Eres excelente alumno y una estrella para Rizembool quien siempre te ha considerado como el genio que eres. No puede ser que te dejes manchar por otros… desde aquel día, estas más extraño y distraído en otras cosas…— ella se preocupó —Tú única preocupación deberían ser tus estudios y los deberes que tienes con Rizembool como con nosotros, los miembros destacados de la universidad. Sabes que tenemos una responsabilidad importante para los alumnos y profesores. —
—Sonozaki, agradezco tu preocupación… Pero, por favor, no interfieras. — se quitó del agarre y se levantó, mirándola con frivolidad. —Sólo tengo que ir a hacerme cargo de otras responsabilidades que tengo. Mi mundo no gira en torno a ti y a esta universidad. Lo siento.— hizo una reverencia y se retiró, dejando a Sonozaki con una sensación agria.
—…— la peliazul notó que otros estudiantes se quedaron mirando extrañados a Shikishima salir del auditorio. Esperaba que no lo malinterpretaran y no creyeran que volvía a ser un insurrecto desorientado como aquella vez del congreso. —Sólo no te metas en problemas, tonto…— susurró, entrecerrando los ojos y suspirando.

Ritsu fue lo más rápido que pudo tras Akira quien seguía a Ryo Asuka y Izuru Minesawa. Le preocupaba que pillaran a Akira en los laboratorios y que no supiera que decir en ese momento. Con lo severo que era Minesawa, seguramente lo denunciaría inmediatamente con las autoridades de Rizembool de estar fisgoneando donde no lo llaman con la usurpación de identidad de otro estudiante. Asuka, no sabía que esperar de él, pero si era tan torcido para hackear su celular y hacerle ver como un demente, porque estaba seguro de que fue él (…) podría hacer cualquier cosa con Akira. Inculparlo de algo peor y terminar por expulsarlo de Rizembool.
Entró con su segunda credencial a los laboratorios. Vio unos metros más allá a Asuka con Minezawa. Iba a dar unos pasos más, pero alguien lo empujó hacia un rincón, escondiéndolo detrás de una máquina de criollización.
—Shhh.— le hizo callar Akira.
—…—
—¿Hay alguien a esta hora? — Asuka se giró, mirando en esa dirección.
—No. Al menos, nadie autorizado.— Minesawa entrecerró los ojos mirando hacia donde estaba Akira con Ritsu. —Iré a ver que no haya intrusos no autorizados. —
—Okay…— asintió Asuka, confiado. Minezawa era experto en artes marciales y un ex Rebel de categoría, así que si había intrusos no deseados el estudiante podría lidiar con ellos fácilmente.
—…— Ritsu y Akira se tensaron. Pronto serían descubierto por aquel joven. Akira tuvo en mente noquearlo apenas se asomará, sigiloso, y saldría airoso, pero, ¿y a Asuka? Podía atacarlo de igual modo, pero lo reconocería al tenerlo directamente de frente al momento que saltara a atacarlo. —Noquearé a Minesawa.— explicó Akira, mostrando una barra metálica que cargaba consigo. —y saldré contra Asuka. Cuando yo haga eso, tú escapas por la puerta aprovechando que lo distraigo.
—Olvídalo. No permitiré que te sacrifiques…—
—¿Entonces esperamos a que nos descubra a ambos y nos acusen?
—Sí.— Asintió, tranquilo. —O…—
De pronto, una alarma estridente sonó por todo el lugar. Las luces rojas se encendieron y el ruido comenzó a ser ensordecedor. La señal de evacuación se encendió.
—O esperamos a que Arisato nos salve, como siempre. — le susurró Ritsu, frustrado por tener que depender de la amabilidad de Arisato.
—…— Minezawa observó el lugar viendo que las alarmas estaban encendidas, pero no veía nada raro que indicara fuego o peligro.
—Vamos, quizá pasó algo cerca del auditorio. Lo que menos quiero es que algo se estropee allí y manche la presentación. Liebheart no puede desilusionarse.— Dijo Asuka, soltando un suspiro y apoyando una mano en el hombro de Minesawa. —Tomemos el atajo del oriente. —
—Okay…— Minesawa le siguió un poco contrariado. Deseaba seguir investigando si alguna rata estaba merodeando pero las ordenes de Asuka eran claras.
—Ahora, nos vamos.— Akira y Ritsu se pusieron de pie, salieron por donde entraron y corrieron a toda velocidad hacia el auditorio. Vieron que muchas personas salían de allí desorientadas sin saber lo que estaba pasando. Temiendo que fuera una alarma de fuego, tsunami o quien sabe qué.
—Arisato lo hizo de nuevo. —
—Hey.— Minato salía sigilosamente del lugar con sus implementos. —Vamos lejos, que no nos vean aquí.— Los tres comenzaron a caminar rápidamente en otra dirección.
—…— Ritsu se volteó a ver hacia atrás y vio que Sonozaki salía del auditorio calmadamente. Tuvo la intención de ir a hablar con ella para disculparse, pero fue jalado por Arisato quien le dijo “después”.

Los tres salieron de Rizembool y buscaron un sitio que no fuera sospechoso, entrando en una cafetería de Starbucks cerca de la universidad. Minato comenzó a trabajar inmediatamente, entrando en las cámaras de seguridad de Rizembool (a distancia) para borrar los registros de Akira y Ritsu entrando a los laboratorios detrás de Asuka y Minezawa.
—¿Qué pasó? — Preguntó Akira a Minato.
—Ustedes dos se fueron, y el tal señor Nakiri también se levantó y se fue. Lo cual es más sospechoso, considerando que nuestros tres blancos abandonaron el lugar antes del show. Pude impedir el espectáculo de la Idol, pero no logré evitar que cantara a capella… Así que me tardé un poco en activar la alarma e interrumpir el show a mitad. No vi reacciones extrañas en los espectadores, más que un raro entumecimiento. Yo no sufrí malestar porque puse mis audífonos con mi música a todo dar.
—Bien hecho, Arisato.— Dijo Ritsu, felicitando al joven. —Además lograste salvarnos a nosotros en la otra área.
—No cantemos victoria… Igualmente escucharon a la Idol los presentes. Tendremos que poner atención al comportamiento de estos. Seguir a las personas que aparecen en la lista que le robaste a Sonozaki.
—Nos repartiremos personas…— Dijo Akira, revisando la lista de asistentes con sus respectivas fotografías. —Hm, a éste lo conozco… Es el tipo que peleó contra las dos HiMEs junto conmigo. Jaeger, creo que se apellidaba. Lo seguiré de cerca.
—Allí dice que asistió con Kaneki, pero yo no vi a Kaneki en el auditorio.— Ritsu hizo memoria. 
—Al tal Jaeger lo vi dormido desde que empezó todo. Incluso cuando sonó la alarma. Le costó trabajo despertarse… Así que es nuestro principal sospechoso de ser manipulado mentalmente— dijo Minato. —Seguramente las ondas de frecuencia hicieron lo suyo en su inconsciente. — miró de soslayo a Akira. —Ten cuidado, Kurusu, él será el más peligroso que todos.—
—No creo que me haga nada. No parece de ese tipo de gente.
—Pero puede estar manipulado. Y… tiene un record de acabar con su HiME la primera semana. Mandar a dos HiMEs al mismo tiempo al hospital hace poco.
—Hm…— Akira musitó. Jaeger se había llevado todo el crédito que aquella batalla de ellos dos contra esas dos dementes HiMEs. “Canalla…”
—Ah, será complejo espiar a tanta gente y tratar de saber en qué están pensando…— susurró Ritsu, bajando la mirada.
—…— Minato y Akira lo quedaron mirando.
—Espiar a la gente es tu pasatiempo favorito. No te hagas…— dijo Arisato.
—Eh, creo que podría decir lo mismo de ustedes dos.— Ritsu se frotó la cien. —Vigilaré a Sonozaki… Me siento mal por dejarla allí en primera fila y que pudiese salir afectada. Tal vez la quieran como Princess de nuevo. —

Los días siguiente cada uno tomó sus rutinas. Pese a que tenían compromisos varios, de todos modos, se las arreglaban para ir investigando a cada persona que les había tocado.

—Bienvenido al trabajo, joven Kurusu, espero que sea un grato ambiente laboral. — Dijo el dueño de la cafetería. —Tus compañeros de trabajo te guiarán en lo que necesites. —
—Gracias, señor. — Akira asintió. Todavía se sentía ridículo con el uniforme de camarero, pero sabía que no le quedaba de otra que trabajar para así cumplir con las condiciones que lo mantenían en libertad condicional. Se suponía que entraría al trabajo después de las vacaciones, pero el jefe de la cafetería lo había mandado a llamar ese día porque tenían un evento donde asistirían muchos comensales.
—Kaneki-kun y Nakiri-chan te pueden dar inducción.  Le dejo en buenas manos. Recuerden que tenemos una reunión fijada para pronto, así que sería bueno que orienten al joven Kurusu al respecto. Ya debo irme, me llaman si necesitan algo.— el dueño se  despidió y posterior se retiró de la cafetería.
—Oh, Kurusu-kun, ¡Bienvenido! Mi nombre es Alice Nakiri.— Dijo la joven de cabellos blancos y ojos escarlata. Anonadada por la belleza de su nuevo compañero. —Creo que ya conoces a Kaneki y a Jaeger.—
—…Un poco. — Respondió, taciturno.
—En persona no nos conocíamos. — Kaneki le sonrió a Akira. —Yo soy Kaneki Ken—
—Ah…— Akira asintió, un poco incómodo por ser el centro de atención en ese momento. Aparte de la tal Alice, el tal Kaneki y Jaeger, había otros compañeros de trabajo observándolo. Kaneki era el chico con el que Shikishima había hablado para conseguirle ese trabajo. —Un gusto. Y gracias por recomendarme…— desvió la mirada, fingiendo un poco de timidez.
—Y-yo soy Morimoto Kanaru. — la chica le hizo una reverencia. Al igual que Alice, ella quedó impactada por lo guapo que era aquel joven. Poco a poco se fueron presentando y Akira respondía distante pero cordial.
Cada uno volvió a sus actividades al cabo de un momento. Alice, quien estaba en la caja, aprovechó que Kaneki estaba cerca para felicitarlo.
—Kaneki-kun, gracias por traer a un chico tan guapo como Kurusu-kun a trabajar aquí
—Eh, ¿de nada? —
—Siempre haces cosas buenas por nosotros. Bueno, también trajiste a Jaeger, que es un pesado princeso del drama… pero me hace feliz no ser la única extranjera con su llegada.—
—…— Kurusu escuchaba a esos hablar entre ellos. Parecía que todo iba normal con el tal Kaneki. Si bien no estuvo entre los presentes en el show de Miu, tal vez estaba cerca y de igual modo se vio afectado. Observó hacia el frente y vio a Eren Jaeger limpiando una mesa cerca del ventanal. —Qué raro, él me conoce un poco y no ha cruzado palabra conmigo… ¿se sentirá avergonzado aún por el asunto de esas dos HiMEs? ¿O… le desagrado? Siempre está como enojado…— frotó la mesa que él limpiaba. Al mismo tiempo, sacó su teléfono celular para teclear

“Estoy con el conejillo de indias número uno. Es distante y extraño, parece que está enojado todo el día porque pasa con el entrecejo fruncido… pero no se ve sufriendo o manipulado.”
“Espera. Quizá con una señal se robotiza con su MK-Ultra de la tal Miu.” Le respondió Minato. “Yo estoy al frente de un grupo de chicas que asistieron al show… Parecen normal… Normalmente tontas..”
“Minato, recuerda trabajar tu tino y tacto hacia otros.” Le recomendó Shikishima. “Yo, reunión con el director de Rizembool. Quiere que aparezca en un folleto…Uh”
“Suicidio social” tecleó Minato.
“Exacto.” Respondió Shikishima. “Yo pensaba que me iba a decir algo por salirme de la charla… o quizá que le caía bien y me iba a pedir ser Rebel haha…” bromeó con esto último. Si bien nunca quiso ser Rebel, se preguntaba por qué nunca en la vida en todos esos años de ser emblema en Rizembool, jamás le habían ofrecido ser Rebel. Rizembool sólo lo buscaba por temas académicos y embauque social.
“Si fueras Rebel, seguro te toca de Princess esa chica salvaje de Sonozaki… Todavía no olvido las patadas que le dio a la limosina cuando creyó que te secuestré.” comentó Akira
“Oigan, su vida social y sus no relaciones amorosas coméntenlas aparte. Este grupo tiene un objetivo único.” Increpó Minato.
“Lo siento. ¿Relaciones amorosas?” Tecleó Shikishima.
“Pero estoy enfocado en eso… Espío a Jaeger. Y a Kaneki. Pero Kaneki parece muy normal…También está una chica apellidada Nakiri, ¿no será pariente de ese viejo misterioso del mismo apellido que a Minato le tocó seguir?”
“Kaneki no estaba… No te eches más flores como si estuvieras trabajando el doble” Escribió Minato
“A mi favor, puedo decir que espiar a Jaeger es complejo. Me conoce por decirlo así y… es bien esquivo. Parece estar molesto todo el tiempo, o muy distraído en sus pensamientos… No sé si me va a pegar o me va a pedir un consejo para salir de su depresión.” Bromeó “Esperen… algo pasa”
“¿Qué?” Preguntaron los otros dos al mismo tiempo.
“¡Luego les cuento!” guardó su celular y se quedó mirando a Jaeger.
El pelicastaño estaba estático, parado frente al ventanal mirando un punto en específico. Se había quedado paralizado hace unos segundos atrás, con los ojos entrecerrados y la boca semiabierta. Parecía como si estuviera dopado.
De la nada, se sacó el delantal de mesero, lo dejo con un impacto sobre una mesa y salió corriendo del lugar.
—Ehhh, ¿Jaeger? ¡Qué le pasa! — dijo Alice consternada al verlo salir despavorido. —¡No te puedes ir así nada más! — le gritó en vano.
—Voy por él.— Musitó Akira, quitándose el delantal y saliendo corriendo detrás de Jaeger.
—¡Chicos! ¡No pueden irse! — les suplicó Kaneki. —¡A cinco minutos de empeza el evento!—
—¡Kanekiiii vamos a morir! — Una mesera casi se muere allí mismo. Dos meseros menos significaban un caos total en el día del evento.
—Ay…— Ken se dio con la mano en la cara.
—Kaneki, ¿todo bien? — Preguntó Eishi Tsukasa, quien acababa de entrar en el negocio. El peliblanco de ojos grises llamó inmediatamente la atención de las féminas presentes en el lugar.
—T-Tsukasa-san, s-sí… sólo que dos meseros se acaban de ir corriendo cuando vamos a empezar en el evento donde se estima que vendrán un montón de comensales.—
—¿Necesitas ayuda?... Si quieres, puedo ser mesero por el momento para ayudarlos.
—Tsukasa-san, que amable. Pero no es correcto que un cliente tenga que trabajar…—
—Nada. No me molesta…— El peliblanco tomó el delantal que dejo Jaeger y se lo puso. —Sólo espero hacerlo bien. —
—Oh, ¡Es Tsukasa! — Un montón de chicas que estaban afuera entraron al local cuando vieron que aquel chico estaba allí —¡KYA! — desesperadas, buscaron sitio en las mesas para ser atendidas por el chico a quien admiraban.
—…— Kaneki estaba agradecido de la amabilidad de Eishi, pero presentía que su presencia acarrearía la asistencia de muchas más personas que las presupuestadas y eso le hacía sentir agotado —Ahh, Tsukasa-san aunque sea reservado y poco sociable es bien admirado por las chicas.—
—Y de los chicos.— Alice hizo un gesto con su mentón, apuntando a unos chicos que entraban y parecían embobados por la belleza de Eishi. Kaneki se ruborizó, un poco tímido por la picardía de Alice. —Kaneki, no te preocupes por Tsukasa-kun, lo conozco y sé que es bien enfocado en sus deberes así que lo hará bien. — Alice miró al resto —¡Todos, a trabajar! — dijo la chica, tomando el mando. No por nada el jefe le confiaba esa responsabilidad. 
—Hola, quisiera que alguien tomara mi orden. — Dijo una chica de porte pequeño, peliceleste y ojos color margenta. Ella estaba sentada en una de las mesas y había pasado desapercibida lo cual era enigmático puesto que era una persona que llamaba mucho la atención por sus características estéticas.
—Enseguida. — Kaneki se aproximó a su mesa. —Disculpe la demora. —

Eren Jaeger resultaba ser sorprendentemente escurridizo. A Akira le impresionaba como, por primera vez en la vida, le había costado trabajo seguirle la pista a alguien a quien asechaba. Lo siguió primero por el centro de la ciudad y posteriormente comenzaron a entrar por callejones urbanos de la ciudad.
—¿Qué habrá visto? —Se preocupó cuando ya no lo vio en frente suyo. Pero felizmente al doblar por una curva lo vio entrando por un callejón angosto.
—¡DETENTE! — gritó Jaeger, a alguien que, irónicamente, era perseguido por él.
Akira saltó hacia un lado, escondiéndose en un callejón. Vio como Jaeger se lanzó sobre un tipo y parecía que todo iba a favor del Rebel pero salieron unas cuatro personas más a atacarlo con intención de reducirlo —¿…Qué? — el pelinegro quedó perplejo por lo que acababa de ver.
—¡Maledetto bastardo. Questo è per aver mancato di rispetto alla signorina!— Dijo un tipo rubio, que parecía de la edad de ellos. Agarró a Jaeger del cuello de la camisa y lo levantó del piso. —La mia signora nessuno la tocca! — le dijo, lleno de ira.
—No entiendo ni lo que dices…idiota— Eren le dio una patada en la entrepierna que hizo que aquel chico rubio se retorciera en el suelo lamentando el mismísimo día en que nació.
—¡A él! — gritaron los otros tres, lanzándose encima de Jaeger nuevamente para darle de golpes.
—…— Akira sabía que debía apoyar de algún modo a ese busca problemas de Jaeger (otra vez) pero estaba sin procesar ninguna idea, preso del enigma mental que invadía su mente. ¿Qué hacia un grupo de italianos dándole una paliza de la nada a Jaeger? ¿Era odiado internacionalmente? ¿Era TAN propenso a meterse en problemas con, literal, todo el mundo? O… ¿tenía problemas con la mafia siciliana?
—¡Alto! — Amenazó una voz femenina. Una chica de cabellos rojos apareció de un callejón y cuando se presentó ante ellos Akira la reconoció.
—Diablos, ¿Mi HiME? —
—¿Quién los autorizó a todos ustedes a meterse en mis problemas? —
—Lo siento, señorita… pero nadie debe tocarle ni uno solo de sus cabellos. Este tipo tiene que pagar su pecado. — amenazó uno de los tipos. —¡AH! — gritó cuando Eren le mordió el brazo con el que le retenía del cuello. —¡è un animale! — lo soltó, y otro de los hombres lo agarró.
—Es un Rebel, y no es el mío, y no entiendo por qué ustedes se inmiscuyen en mis asuntos. Los problemas que yo tenga con él son cosa mía. Suéltenlo, es una orden.— ella miró especialmente al chico rubio que acaba de ponerse de pie, con dolor en sus zonas privadas, después de la feroz patada en su entrepierna dada por Eren. —¡Libertà, váyanse todos de aquí! —dijo mirando al joven rubio de ojos turquesa, de piel trigueña clara.
—Lo siento, señorita…— el rubio la observó decididamente. —Pero es una orden de suo padre. Desobedecer significa un destino peor que la muerta para todos nosotros.
—¿Qué? — Felicitá lo miró enfadada. —¿Qué les dijo mi padre? —
—Que le diéramos una lección al tipo que “tocó a su dulce princesa” —
—¡Mi padre no tiene el derecho de hacer tal cosa! Él me ha pedido que me entrene siendo HiME, no debe involucrar a sus hombres para darle batalla a un Rebel ¡Que ni siquiera es el mío!
—Pero él la dañó…— Uno de los tipos tomó con cuidado a la pelirroja. —Disculpe, señorita, pero debemos proceder.
—¿Un grupo de mafiosos?— Musitó Eren.
—¡Cálla! — Libertá le dio un golpe en el abdomen haciendo que Eren se quedara momentáneamente sin aire.
—E-es… ¿es todo lo que puedes dar? — el pelicastaño lo miró desafiante. —Golpeas como una vieja.
—Hmm…— el rubio tenía la intención de ser él el único en darle una lección a ese engendro mal nacido que se había atrevido a faltarle el respeto a su señorita, pero por lo visto todos los demás se la tenían jurada contra ese sujeto.
—Libertà, es la orden para todos. No sólo para ti.—
—…— el chico se veía reacio a aceptar esa parte.
—Obedece. — amenazó otro. Miró a los demás y se dieron la señal para iniciar con la “lección” a ese tipo.
—¡Basta!— les gritó Felicità, pero ninguno les hizo caso. Ella era sujetada por uno de sus propios hombres que no le dejaba interferir.
—Empecemos…— Lanzaron a Eren al centro, rodeándolo entre todos a excepción de Libertà, quien consideraba que era abuso involucrarse y sumar más oponentes contra el tipo. El rubio se quedó observando, mientras los otros intentaban darle golpes al pelicastaño quien lograba esquivar los ataques.
“Es bueno…” pensó Libertà, para su disgusto.
—Okay, esto me concierne más a mí que al propio Jaeger.— Akira suspiró, resignado y aburrido de tener, otra vez, que involucrarse en una pelea inútil e innecesaria por ese arrebatado de Jaeger. —Suéltenlo.— ordenó, apareciendo en escena.
—¿è questo? — se preguntaron entre ellos, indignados por la presencia de ese metiche.
—Yo soy el que atacó a esa chica. Lo justo es que sea yo el castigado y no él. —
—Vimos el video, niñito. Y sólo vimos a éste bestia atacando a nuestra señorita. —
—…— Akira al menos había logrado que detuvieran momentáneamente sus ataques hacia Eren.
—…— Eren miró a Akira con una mescla de vergüenza (por verse nuevamente en aprietos frente a él) indignación (por ser un entrometido que se mete donde nadie lo llama) y algo de rechazo. —Vuelve de donde viniste. —
—No. — dijo seriamente. —No soy un subordinado tuyo. No te debo obediencia.— ahora, miró al rubio a quien llamaban por “Libertà” lo apuntó. —Un uno a uno entre los dos si quieres defender el honor de tu dama. Deja al resto fuera. Porque…— Akira le sonrió con algo de perversidad. —Yo. Soy. Su. Rebel.—
—…— Libertà entrecerró los ojos, observando con suspicacia y rencor a ese tipo. Akira había logrado provocarlo y eso le producía un goce especial al Rebel. —¿Tú? — bufó. —Entre tú y éste— dijo mirando con desprecio a Jaeger. —¿Cuál de los dos es más afeminado? ¿Acaso Rizembool se quedó sin buenos ejemplares para Rebels? —
—¿Afeminados? ¿No te has visto en un espejo?— se burló Eren, amenazante. —Eres cualquier cosa menos la imagen viril de un tipo. Sólo eres una especie de quimera rara…o algo.—
—¿Q-qué? — Libertà miró indignado y avergonzado a Eren. De esos dos tipos, al que más le agarró odio era a Jaeger.
—O una especie de gay… Esperando encontrarte con tipos musculosos “prototipo” de Rebels—
—¡C-Cállate! — Libertà le escupió con rencor a Eren. Luego miró a Felicità, muerto de la vergüenza. —No crea esas cosas, por favor, señorita, ¡No es nada así! —
—Mi compañero tiene razón. Es bastante incómodo que esperes a unos tipos así ¿Era tu ilusión personal?—
—¡Y-yo no espero a nadie! — Libertà se molestó con ambos. —Y basta con sus estupideces. ¡Un uno a uno! — amenazó a Akira.
—Oye…— Eren le habló a Akira. —No te metas en esto… El asunto es entre ellos y yo.
—No eres mi madre. — le dijo, déspotamente a Eren. El otro se molestó por la actitud pedante de ese chico.

Dicha la amenaza, los hombres restantes mantuvieron sujeto a Eren para que no se escapara o hiciera algo contra ellos. Akira y Libertà se pusieron frente a frente y dentro de poco iniciaron un combate cuerpo a cuerpo donde golpes iban y venían logrando evadir algunos mientras que otros golpes si daban contra el otro. Akira se preocupaba especialmente de no salir dañado de su rostro, puesto que su presentación personal era importante para su nuevo trabajo y cuidar el rostro de golpes era lo más crucial (algo que Eren no había aprendido ni con peras ni manzanas, para pesar del pobre Kaneki)

—HiME, Así de cómoda eres… ¿Vas a dejar que tus hombres ganen por ti? Es bastante bajo.—
—…— Felicità miró con rencor a Eren. Ese tipo sí que NO sabía cuándo cerrar la boca… pero tenía razón. ¿Por qué tenía que ser Libertà el que se encargara de sus asuntos? ¿Para que la mandaba su señor padre a ser HiME para entrenarse como hija de un capo de la mafia y estar preparada para todo si al más mínimo golpe que ella recibiera de su rival su padre mandaba a sus matones a encargarse de su Rebel y el otro tipejo? ¿Tan infravalorada era por su padre?
—¿Qué hacías espiándonos en la cafetería? ¿Qué tramas? Eres una morbosa.—
—…— Felicità vio como uno de sus hombres le dio un golpe en la cabeza a Jaeger para callarlo. “Zero Two tiene razón… Además de enfermo es cabeza dura” porque pese al golpe no se quedaba callado. “O quiere proteger a mi Rebel. Patético…” frunció el ceño, llena de rabia “tan patético como ser defendida por mis hombres ante mi Rebel.” —¡YA BASTA! ¡Libertà, detén la pelea! ¡Ustedes! ¡Suelten a ése sujeto! —
—Lo siento, Felicità. — Dijo Libertà sin detenerse.
—Son órdenes del jefe. — Dijo otro de sus hombres.
—El jefe… SOY YO. — vociferó a todo pulmón y se zafó del agarre de su hombre de una magistral patada. Acto seguido, invocó su elemento: la electricidad, y electrocutó a sus propios hombres y a Libertà sin tocar a los dos Rebels. —Ustedes, me han faltado el respeto al desobedecerme y ponerme en ridículo en frente de estos dos sujetos ¿Quién demonios se creen al sentirse por encima de mí? Las ordenes las dicto yo. —
—¡AHHH!— se retorcieron sus hombres en el suelo.
—Ahora, espero que les quede bien claro quién es el jefe y quien dicta las ordenes— Dijo muy segura de sí misma cuando detuvo las descargas eléctricas. —Porque no habrá una segunda vez que me fallen ya que las consecuencias serán extremas—
—S-Sí, señorita.— dijeron ellos, lleno de dolor y vergüenza. —Lamentamos haberle faltado el respeto.
—Déjenos solos.
—P-Pero…— Libertà se levantó, aun sintiendo la corriente recorrer su cuerpo.
—¿Quieres que te vuelva a castigar?— lo miró desafiante. —¿O es que acaso un peón como tú no entiende cuál es su lugar y se subleva a su señora? —
—Disculpe, señorita…— asintió el rubio, resignado. Felicità era casi su amiga, y Libertà profesaba por ella un gran afecto secreto, pero ella también era clara en ponerlo en su sitio como su súbdito. Se situó detrás de ella.
—¿Qué es lo que insinúas con decir que los voy a espiar a ustedes, par de ratas? — Dijo Felicità acercándose a Jaeger. —¿Qué me importa a mis sus insignificantes vidas? —
—Tanto como para estar dolida aún por tu anterior derrota. Eso te frustra, y sientes que tu imagen social se ve amenazada, lo cual es evidente.— Le respondió Akira, sin escrúpulos. —¿No deberíamos tener una pelea ahora tú y yo en vez de asechar a otro Rebel? —
—…— Felicità miró con frialdad a Akira, era igual de desesperante que Jaeger. No obstante, se situó en frente de Jaeger.
—…— Akira y Eren se pusieron en alerta. Esa chica había demostrado ser bastante peligrosa e impredecible. Esperaban lo peor.
—…— Ella sacó una pequeña cajita de cartón muy bien decorada y en cosa de segundos se la estampó en la cara a Jaeger, impregnándolo del contenido de esta.
—¡HHh!— Eren se llevó las manos al rostro al sentir que una sustancia le cubría. Era crema y pastel.
—Sólo fui a comprar un pastelillo a una típica cafetería de esta ciudad. Ni idea tenía que contrataban a sujetos como ustedes en ese sitio. Fue una mera coincidencia, pero ahora que sé que ustedes trabajan allí no me acercaré a ese perímetro nunca más. No por temor, sino por repugnancia.— amenazó. Ahora, sí miró a Akira. —Tú y yo tenemos muchas cosas pendientes. Más te vale que no bajes la guardia.— le dejo la amenaza. Chasqueó los dedos y se fue, sus hombres la siguieron.
—…— Libertà, antes de irse, miró con odio al Rebel de Felicità. Akira ni se inmutó. Cuando llegó al lado de Felicità, esta aprovechó la cercanía para susurrarle.
—Libertà, en vez de estar fijado en golpear a mis “agresores” deberías estar más pendiente de la tarea que te confie…—
—Señorita… — asintió, avergonzado. —He intentado dar con el paradero de Lagusa, pero es… muy difícil. —
—…— ella le miró de reojo, intentando detectar alguna contradicción en su guardaespalda. Su señor padre quería hacer “pagar” a Avilio por traición grave. Avilio por muchos años fue el centro de admiración e imagen a seguir para Libertà, era razonable incluso si el rubio intentaba proteger a su compañero… Incluso ella misma había falseado hace años unas pistas que llevaba a su padre con el paradero de Avilio. Felicità lo estimaba, pero después de lo que Avilio había hecho… —Debemos encontrarlo y cumplir con la voluntad de mi padre. —
—Sí. — Asintió.


—¿Estás bien? — se acercó Akira a Eren para comprobar su estado. Intentó ayudarlo a ponerse de pie cuando este se cayó al tropezar con algo y no ver por tener crema en el rostro.
—Deja. — lo apartó de un manotazo.
—Oye, no es justo que te molestes conmigo…—
—…— Eren se quedó quieto, luego se quitó la crema del rostro y miró enojado a Akira. —¿Cómo te atreves a meterte así? Eres un Rebel novato y esos tipos bien podrían haberte disparado si quisieran. Estaban armados al igual que esa chica.
—¿Podría decir que el mismo destino te pudo esperar a ti al salir corriendo de la nada?
—No te pedí que me siguieras… Y estoy más entrenado para estas situaciones, aunque no lo creas.
—¿Por qué estás tan molesto conmigo? — fingió sentirse mal por la actitud de ese Rebel. —Yo sólo quería que volvieras a la cafetería porque los demás estaban preocupados por ti. — bajó la mirada. —No era mi intención meterme en tus conflictos… lo siento… Yo, sólo esperaba traerte de vuelta al trabajo…—
—…— Eren se quedó observando a ese chico. Parecía auténtico en su inocencia (…)  —Yo… Discúlpame… Creo que te dije esas cosas agresivas porque…— desvió la mirada. —Me da… vergüenza que, cada vez que coincidamos, sea en cosas comprometedoras. —
—No importa. — Akira le sonrió amablemente. Sacó un pañuelo de su bolsillo y se lo dio para que se limpiara el rostro. —Perdón por hacerte sentir incómodo. Prometo no molestarte más. —
—Ah, no te disculpes…— Eren suspiró —Y no me molestas. — se limpió el rostro con el pañuelo ofrecido por Akira. —Sólo que me pareció peligroso que te involucraras dos veces en cosas peligrosas por mi culpa.
—Pero no pasó nada malo. Y creo que en las dos ocasiones hemos sido los “ganadores” quizá hasta hacemos buen equipo, hehe. — rio suavemente. Akira era experto en manipular las situaciones porque se notaba que Eren ya había bajado la guardia y ya no estaba irritable con él —¿Volvemos al trabajo?
—Sí. Deben estar desesperados por tener dos camareros menos. — comenzaron a caminar de regreso a la cafetería. —¿Luzco muy desastroso? —
—No. Descuida.— La caminata de regreso fue mayormente en silencio, hasta que Akira volvió a hablar. —Ah, Jaeger, ¿fuiste a la charla magistral del otro día en Rizembool? —
—Sí. ¿Y no?  Estuve presente, pero me dormí apenas me senté, uh…— se sintió aún más avergonzado. Era la peor imagen que podía darle a un chico joven como Akira. —Soy un bueno para nada…— dijo después de un lapsus de reflexión. —No te conviene estar cerca de mí si quieres triunfar en la vida… La gente a mi alrededor suele arruinarse.
—Oye, ¿a qué viene tanto pesimismo y denigración? — Akira lo miró de reojo. —Me pareces un sujeto interesante… Aunque ni me hables en la cafetería. —
—Ah, es que no suelo hablar mucho allá. Lo siento.— Respondió inocentemente.
—Volviendo a la charla de Rizembool… Bueno, te dormiste, pero a veces las personas como que sueñan lo que escuchan mientras duermen, ¿te pasó? —
—¿Eh? — Eren se mostró confundido, no entendía el hilo de coherencia del otro. —Dudo haber soñado algo de la charla, aunque… ahora que lo pienso, desde ese día he tenido demasiadas pesadillas. ¿Hablaron de algo demasiado denso?
—Economía, ciencias, cosas así. —
—Ah, nada que ver con mis sueños…—
—¿Qué sueñas? Yo sueño soñar con un océano grande y negro en su totalidad el cual me absorbe— Akira era astuto. Porque sabía que si solo preguntaba “¿Qué sueñas?” pondría a la defensiva a Jaeger quien se sentiría analizado, como solía sentirse por Shikishima. En cambio, sí él se ponía en un rol ingenuo donde él mismo se ponía de ejemplo, podía ganar su confianza.
—…— Eren dudó unos segundos en si decirle o no. —Es estúpido. Pero sueño con monstruos y cosas así, que me destrozan y devoran.
—Uh, que angustiante… Tal vez los dos estamos algo estresados.
—Tal vez. — entraron en la cafetería.
—¡Kurusu, gracias por traer a Jaeger de vuelta y… ¡JAEGER QUE DEMONIOS TE PASÓ! — Alice se alteró al ver que Jaeger volvía impresentable.
—¿Qué no estaba desastroso…? — le susurró el chico de ojos verdes a Akira.
—Lo siento, para mi estabas bien…— Akira agarró un delantal disponible y se lo puso. —Disculpen por la demora. Ya me pongo a trabajar. — notó que había mucha gente, especialmente rodeando a uno de los camareros. No sabía que ese chico trabajaba allí. Lo había visto en Rizembool en algunas ocasiones.
—¡Eren! — Kaneki empujó por la espalda a Eren hasta llevárselo atrás de la cafetería para arreglarlo y dejarlo en una condición más presentable. Le exigió cambiarse de camisa (que por suerte había una de repuesto en su estante) y que se lavara el cabello, lo peinó hacia atrás y salieron. Alice no pudo evitar alagar la nueva apariencia de Jaeger puesto que, peinado hacia atrás, literalmente era “otro”
Después de una larga jornada laboral. Akira terminó su turno y se reunió con Shikishima y Arisato en un local de bowling. Sus dos amigos ya estaban listos en una de las pistas. Akira se acomodó las zapatillas especiales para jugar bolos y fue hasta ellos.
—¿No ha llegado nadie más? —
—No.— Respondió Minato, sin dejar de ver la pantalla de su teléfono.
—¿Qué tal tu primer día de trabajo?— Preguntó animadamente y con curiosidad.
—Odio trabajar, Ritsu… Creo que con eso te digo todo.—Akira suspiró. Agarró una bola y la lanzó por la pista haciendo un buen tiro que resultó en un strike perfecto. —Pero puedo rescatar algo de este día. Estuve analizando a los chicos que estuvieron en la charla: Jaeger sigue siendo muy especial pero su comportamiento es racional a sus características de personalidad y no inducido por algún mecanismo de control. Pero está teniendo pesadillas de terror y eso puede ser una clave. En cuanto a Kaneki, él actúa totalmente normal. No parece una amenaza. Igualmente, Tsukasa, que también estuvo en la charla y me tocó la fortuna de verlo hoy en el trabajo. No parecen manipulados.
—Las personas a las que seguí parecían ser todas comunes y aburridas. — Resumió escuetamente Arisato.
—Vaya… Creo que todo fue una pérdida de tiempo. — Ritsu suspiró. —Por mi parte, Sonozaki sigue siendo Sonozaki… Elizabeth sólo ha presentado dolor de cabeza estos días. Nada inusual. Perdón por envolverlos en mis tonteras. —
—Descuida. De todos modos, fue divertido ponerme en el rol de detective. Ahora sí sé lo que debe sentir Akechi.— analizó animadamente Akira.
—Con esto creo que necesito irme de viaje de vacaciones ahora ya, para dejar de pensar en conspiraciones. Aunque… Pienso que quizá, al regreso, sea interesante pedir una cita con Adachi-san para consultarle sobre teorías psicológicas de manipulación mental.
—¿Para qué le vas a preguntar a ese viejo paranoico?— Akira giró los ojos, burlesco. —Capaz que quedé trastornado pensando que lo investigamos a él o algo así ya que es parte de la comitiva Rebel.
—Independiente de que sea miembro de la comitiva de Rebels, Adachi-san es una persona muy inteligente y sabe bastante de psicología. Sus conocimientos son admirables. ¿Deberías escucharlo más seguido en vez de dedicarte a hacerle burla? Y no es un viejo… apenas nos lleva unos años. Creo que sólo te cae mal porque te priva de la presencia de Souji Seta.—
—Para mí ese sujeto es digno de burlas y punto.— lanzó otra bola. Strike otra vez —Hablemos de cosas más interesantes que Adachi. Tenemos que planear el viaje de vacaciones.—
—…— Minato se quedó observando hacia la pista. Fuera de, irónicamente, compartir el malestar oculto de Akira hacia Adachi, pensaba en otra cosa: No estaba del todo convencido de que fuera una pérdida de tiempo el haberse dejado llevar por las teorías de Shikishima. Después de ser sobresaltado esa noche en casa de Shikishima por la música de Miu, Minato había estudiado la frecuencia de su canción y seguía creyendo, al menos en un cuarenta por ciento, de que Shikishima algo de razón tenía. —Shikishima…— miró a éste. —¿Estás seguro que nos has dicho todo? —
—¿De qué? —
—De tus observaciones… Entiendo que ahora, y desde siempre, se escuchen poco razonables, pero…— Minato le miró fijamente. —Creo que hay algo que te estas reservando.
—No sé de que…— pero la mirada penetrante de Minato era difícil de evitar. —Mh, — Ritsu ladeó el rostro, acariciando su bola de boliche despistadamente. —Hay cosas en mi mente que no sería recomendable expresar…—
—Y son más intensas de lo que puedes interpretar. —
—Tal vez. Pero no pueden no ser interpretadas del todo…—
—…— Akira miró a cada uno consecutivamente. Los otros dos de pronto habían creado su propia atmosfera, no sabía si de tensión o de autentico misterio, pero se sentía un tanto excluido.
—Pero haz notado algo y te lo has reservado. ¿Hoy, no? —
—…Pues. — Ritsu miró a Minato. —No sabía que eso pudiste ser tan crucial… Es algo completamente normal.
—Sabes que lo sabría… Es innecesario que lo evites.
—Ya, no es ocultar nada. Sólo que no consideré que fuera relevante.
—¿No es relevante no compartir información con nosotros porque quieres hacer las cosas por tu cuenta?
—Pero si yo no he hecho nada…
—…—
—¿Aún? —
—Ya, ¿Alguno de los dos me va a decir de qué van?
—Shikishima, podrías contarnos…—
—Ahhh…— el chico de ojos grises suspiró. —Hoy después de conversar con el director de Rizembool, salí de su despacho y en el camino me encontré con Sonozaki… Nuestra amistad está un poco complicada últimamente y no sé por qué… Así que, pese a que cruzamos miradas, los dos preferimos no hablarnos.
—Debe estar molesta porque te escapaste, otra vez, de un evento importante de Rizembool. — añadió Minato.
—Puede ser. El tema es que, en ese momento, apareció un grupo de chicas y se acercó a Sonozaki para felicitarla… porque… Fue llamada a ser Princess, de nuevo. —
—Ah, por eso no nos querías contar ese pequeño detalle.
—Pero, en serio, ¿qué tiene de especial? — Ritsu miró a Minato, un poco cansado. —Sonozaki ya fue Princess antes, y que recluten a chicas para que vuelvan a llevar ese rol no es novedad en Rizembool. —
—Lo llamativo es que aceptó rápidamente, pese a todas sus responsabilidades académicas las cuales son su prioridad y por las cuales no acepta ninguna distracción extra.
—Sonozaki no está manipulada mentalmente. — acotó Ritsu, anteponiéndose a las conclusiones que esos dos pudieran sacar. —Siempre ha sido muy fiel a Rizembool. Si la llamaban ahora o meses atrás para ser Princess, de todos modos, ella diría que sí a pesar de sus compromisos académicos.
—Tal vez debamos poner un ojo extra en Sonozaki. — Minato miró a Akira, quien asintió.
—Paso más tiempo yo con ella que ustedes. Si quieren, podría vigilarla. —
—Hm, si se trata de Sonozaki no podría confiar en ti. Son amigos desde prácticamente toda la vida. No sería raro que ocultases cosas a favor de ella. Mejor te encargas de vigilar al grupo de estudiantes extranjeros que llegó al mismo tiempo que Asuka Ryo.
—Ya, gracias por la confianza. —
Kaneki y Jaeger se habían quedado hasta el final siendo los del turno más largo y los que debían cerrar el lugar.
Después de dejar todo en orden en la cafetería, limpiar todo lo necesario y preparar las cosas para mañana, ambos chicos tomaron asiento unos momentos antes de salir y cerrar el local.
—¿Vas a lo de las cabañas de Todoroki por el cumpleaños de Oikawa? —
—Sí, creo que Oikawa-san no me perdonaría si no voy. Había pensado quedarme en Tokyo para avanzar en el proyecto de investigación, pero el cumpleaños de Oikawa-san es muy importante para mí.  ¿Tú vas?
—Al final sí voy. No tengo nada mejor que hacer.— alzó los hombros. —Pero espero que sí vayas a lo de Oikawa y no sea una mentira. Porque me hiciste ir a una charla sólo para acompañarte y al final ni estuviste. — le bromeó.
—¡Ah, Eren! Disculpa. Pero de cierto modo si estuve presente. Asuka-dono me mandó un mensaje y me solicitó que fuera a una sala audiovisual para decirme algo… Al final, era una sala estudio donde transmitían en vivo la charla, y Asuka-dono no llegó sino hasta mucho después de terminada la charla para comunicarme un tema…
—¿Al menos pudiste ver bien la charla por la pantalla? —
—Mh…— Kaneki hizo memoria. —Recuerdo que la sala estaba oscura. La pantalla gigante en frente de nosotros y… En la sala donde yo estaba había unas pocas personas sentadas en sillas individuales…—
—Suena tenebroso. Como cuando juegas un juego de terror. —
—Haha, nada que ver. — el pelinegro sonrió. Trato de hacer más memoria, pero… era insólito que no se acordara de nada más. Ni siquiera lo que se habló en la charla. Pero no le mencionaría aquello a Eren porque se sentiría bastante tonto ¿cómo así no se acordaba de nada? Ni siquiera de lo que le dijo Asuka a su encuentro. —Después traté de ubicarte, pero no te vi… así que me fui. Me dio mucho sueño apenas terminada la charla.
—Bueno, yo me dormí desde que empezó. Así que no te culpo.
—¿En algún momento sonó un pitido molesto, no? —
—No que yo recuerde. Tal vez hubo un cortocircuito desde la sala estudio. —
—Puede ser…—
—Ken, quizá ya debamos irnos. Luces muy cansado…—
—Mh, sí. — asintió. —Fue un día largo. Siento que me caigo aquí mismo. —
—Vamos, cerremos y te acompaño, al menos, al metro. —
—…— Kaneki lo miró confundido.
—…— Eren percibió de pronto que el otro chico lucía muy frágil. Si le pasaba algo de regreso a su casa, seguro que el pesado de Minazuki le reclamaría que era un inútil por no acompañar a su hermano. Eren soltó un suspiro y se puso de pie. —Vamos, se nos hará tarde.— 
—Ah, ¡mañana tienes tu examen de prorroga! ¡Mucho éxito!—
—Gracias, Ken. Serás al primero que notifique como me fue.
—Y estaré muy al pendiente de las noticias.
—…Je— Eren asintió. Kaneki era un tipo demasiado bueno… No merecía estar rodeado de gente como él. Un mentiroso…

El pelicastaño sintió vibrar su teléfono: al sacarlo vio que era un mensaje de Jean Otus.
Le indicaba una hora exacta para presentarse en la oficina puesto que algo demasiado importante se presentaría para la unidad. Por suerte, la hora de presentación era mucho después de su examen y de la “reunión” en la cafetería. Así que podría rendir en todas esas partes.
« Last Edit: May 28, 2019, 06:57:09 PM by Kana »


Kana

Continuación

Las cuatro jóvenes lograron reunirse tras planificar un almuerzo al aire libre con el propósito, además del de conversar amenamente, de ver el cerezo en flor por esa temporada.
Kana, Tohru, Eve y Megumi se encontraban bajo la sombra de un enorme árbol de cerezo, frente a un pacífico lago. El picnic estaba ya sobre el mantel sobre el césped que usaban como mesa. Se podría decir que gran parte de la alimentación era gracias a la buena gastronomía y destreza culinaria de Tohru. Si bien Megumi era una experta en cocina, ese día había estado un poco justa con los tiempos y sólo pudo colaborar con la guarnición.
Kana y Eve directamente no sabían cocinar, por lo que aportaron con los bebestibles.

El ambiente era tan armonioso y grato entre las cuatro compartiendo, que podían estar dentro de un silencio que resultaba ser bastante cómodo.
Las cuatro, por cosas de la vida, se habían conocido en la escuela de Hanasaki. Primero fueron pequeñas coincidencias en talleres, clases y aniversario donde se encontraron, para después coincidir incluso en uno que otro salón cuando cursaban grado.
Con el tiempo la amistad se fortaleció, aun cuando por circunstancias varias se separaban.
En el presente las cuatro estaban en Hanasaki U, en distintas carreras, pero coincidían en algunos recesos u otras actividades.

A Kana le había costado re integrarse al grupo de chicas después de pasar tres años en coma y tener amnesia al despertar. Pero ellas la reconocieron y fueron pacientes en enseñarles y hacerle recordar que habían sido amigas desde la escuela.

Como todo buen momento grato, la hora se pasó volando. La primera en excusarse fue Eve, la más pequeña en porte, de cabello rubio y ojos llamativos.

—Disculpen que me retire temprano, pero tengo un compromiso familiar.
—Oh, recuerdo que nos habías dicho desde antes. Eve-chan, es totalmente comprensible. — Dijo Tohru, sonriéndole con amabilidad. Ella empacó unas cosas en un embase y se la entregó a Eve. —Para que degustes por la noche.
—Gracias, Tohru. — Miró a todas e hizo una reverencia. —Espero verlas pronto.— dicho esto, se retiró.
—Eve-chan ha cambiado mucho desde que éramos niñas. Antes era muy reservada y poco expresiva, pero se nota que nos aprecia a su modo. — comentó Tohru.
—Ahá. — Megumi asintió, pensativa. —Todas hemos ido cambiando. — sonrió divertida ante esa situación. La joven miró la hora en su reloj. —Tengo que irme, también. Disculpen. —
—Descuida. Igual estuvimos varias horas. Me sorprende. — Kana miró la hora en la pantalla de su celular. No podía creer que llevaran unas tres horas allí. Eso demostraba que se sentía a gusto en compañía de esas personas. Vio como Tohru le preparó un recipiente a Megumi. Esta lo recibió, se despidió de ambas y se retiró.
—¿Nos quedamos un momento más, Kana-chan? —
—Tal vez… Aunque…— Kana miró al cielo. —Tiene pinta de que caerá lluvia.
—Oh…—
—Ambas estamos algo lejos de nuestros “hogares” si quieres podríamos pasar al departamento de Kise a hacer hora a esperar si llueve o no, y pasar la lluvia allí en caso de.
—¿No le molestará a Kise-kun que vayamos a su departamento? Con lo ocupado que es…—
—No. No. No te preocupes. Está de “vacaciones” y seguro le hará bien un poco de compañía.
—¡Ah, será genial, entonces! Hace mucho tiempo que no veo a Kise-kun. — Daba la casualidad que en algún momento, Kana y Tohru fueron vecinas, por lo que la chica conoció eventualmente al hermano de Kana cuando éste la iba a visitar en contra de su voluntad.
Llegó el momento en que los trabajadores de la cafetería Anteiku estaban reunidos a la hora acordada por el dueño para recibir nuevas instrucciones y noticias.
Si bien Kaneki estaba bastante curioso e intrigado de saber el por qué se debía esa reunión tan formal e importante, no cabía de felicidad después de recibir el mensaje de Eren donde le había comunicado que había aprobado.
Cuando el chico ingresó por la puerta, apurado y ya arreglado para estar presente en la reunión, Kaneki no pudo evitar darle encuentro en la entrada y felicitarlo.
Le dio un improvisto y breve abrazo al más alto.

—¡Eren, felicidades!— Le dijo, dichoso, luego de apartarse de él. —Sabía que lo lograrías. —
—Todo gracias a ti, Kaneki. — Eren asintió, agradecido de su compañero. —Gracias por sacrificar tu tiempo y dedicar a enseñarme. De verdad, no cualquiera hace eso. Siento que te debo mucho. Lamento haber pasado con la nota mínima.
—Eso no importa. — negó con la cabeza. —Lo que debe importar es todo tu esfuerzo y que hayas logrado aprobar. —
—…— Kanaru Morimoto observaba a esos dos chicos acercarse lentamente donde los demás. Le llamaba la atención verlos más animados.
—¿Qué pasa allí, eh? — Preguntó Alice Nakiri con curiosidad. La peliblanca se acercó a ellos entrometiéndose. Kanaru le siguió atrás, con timidez.
—Eren aprobó su examen de prórroga. —
—Ah, Ken… No es necesario que se lo digas a los demás. — Eren desvió la mirada, incómodo.
—¡Ah! Pero si todos estábamos tan involucrados en este asunto. Ver a Kaneki enseñarte nos llevaba a querer cooperar por eso les hacíamos relevos para que estudiaran un momentos tranquilos— Objeto Alice
—Me sumo a Alice. — secundó Shin Kanzato, uno de los camareros del segundo turno.
—Incluso los chefs tuvimos que hacer relevos. Así que no te hagas el distante ahora. — Reclamó Takumi Aldini. El rubio, hijo de italiano y madre japonesa, se posicionó en frente de Eren. —Más te valía salir bien porque si no te daríamos una paliza por idiota.
—Eh, Aldini… ¿A qué vienen esas amenazas? — Eren entrecerró los ojos, suspirando. —Pareces un mafioso…—
—Que cosas dices. — rio un poco incómodo.
—Felicitaciones a Kaneki-kun también por ser buen maestro. — Dijo Megumi Tadokoro. Una muchachita de cabello azul y ojos color dorados. Era algo tímida como Kanaru, pero no tanto como ella.
—Sí, Kaneki debe llevarse todo el mérito. — Dijo Eren.
—Ah, no es nada. — Negó.
—Amerita abrazo grupal. — Dijo Alice, abrazando a Eren y a Ken.
—Ah, esto ya se pone cursi…— suspiró Takumi antes de ser alcanzado por Alice e integrado al abrazo. El chico no le quedó de otra que participar, aunque no tan efusivamente como la peliblanca. Los demás se sumaron a su modo al abrazo grupal, creando un adorable gesto afectuoso en apoyo de dos de sus compañeros. Eren no podía sentirse más avergonzado y quería que se lo tragase la tierra en ese momento. No creía merecer esa atención y halagos. Se sentía muy incómodo con ello.
Todos se separaron cuando escucharon la campana de la puerta al abrirse.
—Eh… Disculpen. — Akira Kurusu llegaba tarde y se encontraba con ese escenario amistoso entre todos. —¿Interrumpo algo? —
—Kurusu-kun, llegas tarde. — Le dijo en voz baja Kanaru.
—Disculpa…— Akira miró a aquella chica, haciendo que ésta bajara la mirada avergonzada cuando recibió la atención de él.
—Felicitábamos a Jaeger porque aprobó su examen de repechaje. — Indicó Alice.
—Ah, felicidades…— Akira le dijo escuetamente a Eren. Éste último asintió. Akira notó que se encontró con un montón de gente que no había visto aquel día que había ido a trabajar, pero no quería ir saludando uno a uno por lo que prefirió hacer como que leía un mensaje en su celular.
—…— Shin lo observó en silencio, de algo conocía su rostro.
—…— Akira sintió su mirada, y vio a ese chico. —Hola. —
—Hola. Ah, disculpa… Te me hiciste conocido, ¿Kurusu es tu apellido?
—Sí. — Akira hizo memoria para ver si le conocía de algo. —Mh, ¿no ibas en la primaria de Rizembool hace años? Creo que coincidimos en un curso. Te me haces conocido también.—
—Sí. ¿Estuviste allí? —
—Sí. Un tiempo… Luego me cambié a otra escuela. — Para no decir que lo expulsaron por conducta. —¿Estabas en el club de kendo, cierto? —
—¡Sí! — Shin asintió. —Se me hacía familiar tu apellido. Me acuerdo que eras bueno en kendo. — extendió su mano para estrechar la de Akira. —Shin Kanzato.
—Es un gusto volver a verte. — Akira estrechó su mano.
—Buenos días. — El dueño del café apareció desde la parte trasera. Los empleados se formaron en una fila para recibirlo.
—Buenos días. — Le respondieron el saludo
—Qué bueno que estén todos aquí. Lamento la demora, estaba concretando unos últimos trámites. — sonrió brevemente. —Sé que varios tienen que atender otros compromisos y están aquí en horario fuera del trabajo, así que seré breve. Los cité a todos a esta reunión excepcional porque tengo que comunicarles que después de reflexionarlo bastante he pensado que necesito unas largas vacaciones donde me he propuesto recorrer el mundo. — Se dio cuenta de que varios le prestaban atención. —Por lo que he decidido cerrar el negocio y venderlo. — Dicho esto, ahora todos le prestaron atención. Notó algunos que no procesaban la información, mientras que otros se veían muy preocupados por su futuro laboral. —Pero les he tomado mucho cariño a cada uno de ustedes, y no quise irme y dejarlos en el aire privándolos de sus sustentos económicos. Todos son estudiantes y sé que muchos trabajan para costear sus gastos universitarios. Tengo una conocida a la cual contacté puesto que ella abrirá un modesto negocio en Tokyo y le ofrecí la posibilidad de que contratará a mis empleados. Ella suele contratar gente de elite y no estudiantes… Pero logró convencerse de acceder a contratarlos. — Hizo una pausa. —Pero también es importante saber si ustedes desean ir a trabajar con ella o más bien tomarse un tiempo para plantearse otros proyectos.
—¿Dijo un negocio modesto? — Aldini fue el primero en hablar. Le preocupaba irse a trabajar a un lugar de poca monta. Era estudiante de gastronomía de Rizembool y lo que menos quería era ser vinculado a un sitio de poco prestigio.
—Eso me informó mi conocida. — Asintió, tranquilamente.
—¿Dónde queda? — Preguntó Megumi.
—Les puedo asegurar que la ubicación les agradará. — Dijo Alice, posicionándose a un lado del dueño.
—¿Sabías? — Aldini la miró, curioso.
—Alice-chan sabía de mi decisión de hace unas semanas y me ha apoyado en convencer a mi conocida. — el hombre miró a Alice. —Gracias. — Alice le asintió.
—¿Quién será nuestra nueva jefa? — Shin sentía curiosidad por ello.
—Me gustaría que ella se presente con ustedes…— Miró hacia atrás. —Ya puedes pasar. —
Una chica de cabellos celestes tomado en un tocado de trenza elegante apareció en el lugar. Sus ojos eran bastante llamativos por lo que causaba cierta sensación de hipnotismo. Kaneki la reconoció como la dama a la que tuvo que atender ayer y que, increíblemente, tenía bastante apetito. Lo que le dejo en shock puesto que era una chica muy delgada y bajita.
—Veo que me reconociste. — Ella le sonrió a Kaneki. —Ayer estuve aquí, y fui atendida por ti. — dijo a Kaneki. —y en algún momento también por ti y por ti. — Miró a Megumi y a Eren. —Aunque me costó mucho llamar tu atención. — dijo en referencia de Eren. —Bueno, ¿creo que no necesito presentación? —
—Usted en Nona Strauss, la famosa empresaria dueña de la cadena de restaurantes “Decim” — Aldini le reconoció, puesto que cualquier chef sabría ese detalle. Lamentaba no haber tenido el turno del día de ayer para verla.
—¿Estaba estudiándonos? — Preguntó Shin.
—Sí. Descaradamente, sí. — Asintió, divertida. —Y puedo decir que, si bien no estaba convencida de trabajar con estudiantes, me convencí después de ver el excelente trabajo en equipo que tienen. —
—Creo que les dejo en buenas manos a los que quieran seguir. — Dijo el, ahora, ex jefe de todos. —Gracias, Nona. — miró después a los jóvenes. —y gracias a ustedes por todo su trabajo. Espero verlos en otra ocasión. Ahora, debo irme. Les deseo a todos éxitos en sus propósitos. — el hombre se despidió con un gesto de cabeza y se retiró.
—¿Trabajaremos en Decim? — Megumi estaba muy ilusionada.
—Sí. Decim estará en el piso número quince, como es su emblema, de uno de los edificios más caro y céntricos de la capital. A algunos tal vez les tome más tiempo llegar ahora a sus trabajos, por lo que entenderé si no quieren ser parte de esta propuesta. Por otro lado, tengo en mente mantener abierta esta cafetería de todos modos, puesto que me gustaría pasar de vez en cuando en un lugar más tranquilo como este sitio. Por lo que algunos harán turno aquí y en Decim si así lo quieren. Otros pueden trabajar únicamente en Decim, otros únicamente aquí. Así que quiero saber que tienen en mente. — Miró a Alice. —Por supuesto he decidió contratar chef de elite. No sé si algunos estaban al tanto de que Alice es una experta en la gastronomía molecular, y viene de una familia donde varios miembros son chef groumet. Además de que su tío es empresario en el mismo rumbo. Por lo que me llevaré a Alice a Decim. —
—Ahhh— Megumi y Kanaru la miraron con tristeza.
—Ayer estuvo aquí otro chef reconocido mundialmente. El joven Eishi Tsukasa, que, si bien en estos momentos no se encuentra estudiando lo que es su pasión, ser chef groumet es innato en él. A él lo he contratado también para Decim.— Notó que Aldini se desilusionó. —Ah, Aldini, no creas que no hay cupo para ti. Si bien Alice y Eishi están contratados para Decim, Eishi es una persona con una agenda bastante ajustada así que irá por turnos. Así que me gustaría que cubrieras el otro turno.
—¡Me sentiría honrado! —
—Perfecto. — Nona le sonrió, amigablemente. —¿Los demás? —
—Yo quiero estar en Decim y en Anteiku a la vez. — Dijo Megumi. —¿Podríamos cubrir turno a media?
—Claro, pueden hacer una semana aquí y una semana allá. De hecho, es más que conveniente para todos.
—¡Me gustaría entonces hacer ese tipo de turno! —
—Y-Yo también quisiera tener el mismo contrato que Megumi-chan. — Dijo Kanaru.
—Genial. — Nona asintió. Ella fue hasta una mesa donde ya tenía unos documentos. —Vayan pasando por aquí los que ya están decididos a firmar, para que vayan leyendo los contratos a ver si están de acuerdo con ello.

Poco a poco fueron pasando uno a uno con Nona, mientras otros se quedaban alrededor de la mesa curiosos de escuchar lo que Nona decía y lo que sus compañeros decidían.
En tanto, Ken, Eren, Akira y Takumi se quedaron más al fondo, los primeros tres sin saber que hacer realmente mientras que Takumi ya tenía decidido que hacer pero había preferido que sus compañeros discutireran primero con Nona.
—¿Qué es Decim? —
—¿En serio, Jaeger? —El rubio se quedó en shock al escuchar esa pregunta.
—Bueno, para ustedes, los chefs, es normal estar vinculado y en conocimiento de esas cosas… Pero yo no tengo nada que ver. — Eren se defendió.
—Pero… ¡Es como si no conocieras Starbucks! —
—¿Es un café de paso, entonces? —
—No... Me refería, que es algo tan popular que todo el mundo sabe. La gente adinerada o al menos que quiere aparentar ser intelectual suele acudir a Decim, está a lo largo del mundo y sus accesorios para portar café y otros tipos de mercadería son bastante cotizados.
—Eh, no es como si me conociera todas esas cosas. — El joven frunció el ceño.
—Ya. Te lo resumo: si te vas a Decim vas a ganar más dinero. Pero… No sé si te conviene. No es por ser pesado, pero trabajar en Decim también te exige más responsabilidad y presentación personal. Quizá si quieres irte para allá debes dejar el club de box de Rizembool.— Aldini googleó Decim y les mostró a esos tres chicos. —Ese tipo de personas contratan. Y esa es la infraestructura.
—…— Los tres miraron las imágenes. Los empleados parecían sacados de una revista de Vogue y el local parecía muy sofisticado.
—Es pura gente linda— Dijo Kaneki, asombrado y apenado. —Creo que no encajo allí. —
—Ni yo.— Agregó Eren. —Creo que ni me alcanza para comprar el corbatín del uniforme.
—Chicos, no es como si ustedes fueran feos o pobres. Encajan muy bien allí, sólo deben tenerse un poco de fe y la responsabilidad la tienen. Decim de todos modos tiene en sus contratos entregar vestimentas uniformadas a sus trabajadores, además de ciertos bonos para que estén presentables. Sería genial si aceptan el contrato que tienen las chicas en mente, el de una semana en Decim y una semana en Anteiku.
—¿Tú te vas de lleno a Decim? —
—No. Porque tendré el turno de descanso de Eishi, y sé que Eishi no trabajará muchas horas allá, pero… Ah, de todos modos, me quedaré también aquí...— respondió muy cohibido.
—Ay Aldini, te encariñaste con nosotros.
—¡N-No, Jaeger!— Aldini lo miró molesto y averonzado —Pero sí… bueno, ya me sentía familiarizado con las bestias de aquí y el lugar.
—Creo que podríamos intentar el turno de una semana allá y una semana acá. — Kaneki miró a Eren.
—Sí. Creo que podemos probar. —
—Genial.— El rubio les sonrió. Luego miraron a Akira. —¿Y tú, chico nuevo? Sé que debe ser medio brusco llevar un día de trabajo y que el jefe venda el local… Quizá necesites tiempo para meditarlo o algo.
—Yo me voy a Decim.— Dijo Akira, decidido. No sabía que era Decim pero después de ver las fotos de Takumi Aldini pudo comprobar que era un negocio de lujo y, por tanto, mucha gente adinerada debería ir allí. —Me pagarán más y el negocio se nota de prestigio. Es lo que importa.
—…— Una estocada para los tres más ligados a lo sentimentalismo y cursi. Akira resultaba ser algo interesado y frío en cierto modo.
—Ah, se entiende porque no llevas ni un día aquí y que no sientas nada por el negocio. — Aldini frunció el ceño, ofendido por verse como un sentimental en contraparte de ese joven más indiferente. —Ya, me voy a ver mi contrato mejor.
—Voy a firmar también, y después tengo que partir a otro lado así que mejor voy ya. — Dijo Eren, recordando la cita de Jean Otus con la Organización.
Después de firmar su contrato, el pelicastaño se apresuró para llegar a tiempo al otro lugar. El departamento de inteligencia policial, del grupo especializado de la seguridad mundial, quedaba un poco lejos pero felizmente llegó puntual.
Cuando estaba a punto de abrir la puerta, alguien más tomó el picaporte de esta y, con ello, la mano de Eren. Este observó a esa persona, quedando paralizado al ver de quien se trataba. Ella también reaccionó del mismo modo.
—¡AHH, Jaeger! — La muchacha dio un salto hacia atrás, muy nerviosa.
—Tadokoro… Eh, ¿Q-Qué haces aquí? —
—Y-yo…— cohibida, miró hacia abajo. No sabía si responderle.
—Buenas tardes Eren, Megumi. — Aru Akise apareció junto a ellos. —Eh, ¿por qué esa reacción en Megumi? — se acercó a mirar el rostro de la chica. —¿Es por Jaeger? ¿Eh? — parpadeó, curioso. —Ah, ¿Jaeger no sabe que eres parte de la organización a pesar de que tú si sabes que él pertenece aquí?
—Espera, ¿qué? — Eren miró a a esos dos, molesto. —¿Cómo es eso de que Tadokoro pertenece aquí y yo no sabía?
—Es que… Es por seguridad, Eren. Era orden directa no decirte el nombre de los demás integrantes.
—¿Pero todos si saben mi vida, mi cronología de eventos y que estoy en calidad de criminal al servicio de esta organización a cambio de libertad?
—Pues… sí. — Asintió, con normalidad. Abrió la puerta. —Entremos, que llegamos tarde.
—…—
—Lo siento.— Megumi hizo una inclinación a Eren, luego entro. —Pensé que no era necesario contarte que yo estaba aquí también...
—Descuida...
—Es noble que seas parte para remediar tu historial.
—Ah...Eh, no sé si sea tan noble.— Eren se rascó la nuca. —¿Por qué estás tú en la organización?
—Eh, perdón si suena ridículo... Pero mi amiga Eve... ella está en el otro grupo de la organización y entré porque ella también está aquí.— se sintió tonta. —Perdón.
—Hey, no pidas disculpas... Lo tuyo es más noble. Si yo tuviera un amigo aquí también entraría para estar con él.
—G-gracias... Eren.
Al entrar a la oficina lo primero que llamó la atención de Eren y Megumi era la música heavy metal que se escuchaba.
—Ahg, ¿y esa bulla tan desagradable? — Eren miró a todas partes. Luego miró a Akise. —¿Tú pusiste esos gritos? Vaya gusto musical que tienes. Solo una persona demente escucharía esa porquería…
—Hehe, Eren ¿acaso no ves que vengo llegando contigo? — Aru rio.
—…— ¿Entonces era Jean? Justo en ese entonces, la música se apagó.
—Disculpen… Estaba sola hace mucho. —
—¿H-Historia? — Eren quedó en shock. Megumi, a su lado, había quedado con la misma expresión que el más alto.
—¿Estabas escuchando heavy metal, Historia-chan? No me lo esperaba. — Dijo el peligris, sin borrar su sonrisa. —Pese a eso, sigues viéndote adorable. —
—Ah… A veces lo hago. — la rubia desvió la mirada.
—…— Jean Otus llegó tras ello, colgaba en su brazo el saco de su uniforme. —Vístanse.
—Estamos vestidos. — Bromeó Aru. 
—Con los uniformes. — indicó a la oficina de al lado. —Hay uno para cada uno, según sus tallas. No tarden. Jaeger, ven conmigo.— el rubio caminó hacia otra dirección.
—Si quiere que usemos uniformes es porque el asunto del que nos quiere hablar es muy importante y…— Aru se llevó la mano a su mentón, pensativo. —Posiblemente estaremos en presencia de alguien importante.
—¿Por qué no le ha pedido a Eren que se cambie? — Historia se quedó observando a la dirección por la cual Jean y Eren se habían ido. Justo cuando Aru iba a responder que eso se le hizo extraño a él también, llegaron el resto de sus compañeros. Le dieron la misma instrucción que Jean Otus les había dado antes.
En la otra oficina.
—Jaeger, él es el líder de nuestra unidad: el señor Keirean La Monique. Ha asumido el mando recientemente y hoy está aquí para integrarse a sus funciones.
—Señor…— Eren hizo una reverencia a aquel hombre que lo observaba fríamente, de brazos cruzados y sin mover un solo músculo. Era un hombre alto, de cabellera platinada y ojos intensamente azules.
—Otus, ¿Por qué aún no está contenido? — Antes que un saludo, dio una crítica.
—…— Jean se mantuvo indiferente. —Esperaba su orden, señor.
—Proceda…—
—Sí. — el sub capitán sacó de su escritorio unas cadenas con grilletes. —Jaeger, tengo que… esposarte.
—¿P-Por qué? — Eren se mostró impactado con esa situación. —N-No he hecho nada malo. ¿Por qué me van a arrestar?
—…— Jean lo observó a los ojos. El más joven tenía aquella peculiaridad de ser muy expresivo con su intensa mirada. Sentía su preocupación y angustia reflejada en esos enormes ojos verdes.
—Le explicaré, señor Jaeger…— Habló el líder, desde su posición, sin inmutarse. —Usted sigue estando en calidad de detenido… y sigue siendo un criminal. Entiendo que el anterior líder y el capitán Otus han treguado una estrategia de actividad simbiótica entre usted y la organización, de lo cual estoy al tanto… No se preocupe por esta metida. — se refirió a las cadenas. —Es un protocolo que debemos aplicar puesto que otros comandantes nos visitaran el día de hoy y deben convencerse de que los procedimientos que llevamos con un criminal integrado no conllevarán a ningún riesgo.
—Pero… ¿Cuánto tiempo tendré que estar así? — Eren vio que Jean le pidió que cooperase, y pese a que se sentía bastante discriminado con lo que pasaba decidió confían en el rubio. Extendió los brazos para que lo esposara.
—Seremos precisos, señor Jaeger. — Keirean esperó un poco, luego salió de la oficina.
—Ya está…— Dijo Jean, terminando de atar las cadenas desde los tobillos a las muñecas.
—¿Será solo por hoy, cierto?
—Lo más seguro es que así sea. Los demás líderes se irán dentro de poco. Apenas eso pase, te quitaré las cadenas.
—Okay.
—¿Todo bien? —
—Si…— desvió la mirada. —Creo en lo que dices.
—…Vamos. — Sacó a Eren de la oficina y lo dirigió donde estaban los demás chicos. La mayoría se quedaron sorprendidos y perturbados de ver a Eren esposado.
—¿P-Por qué está Eren esposado? — Preguntó Megumi, preocupada. Historia a su lado no podía evitar mirar la situación con preocupación.
—Porque es un criminal. — Aseveró Ichigo. La peliazul no se había fiado nunca de Jaeger. Menos al saber que era Rebel de Zero Two. —Creo que Jean lo hace por la seguridad especialmente de Historia…—
—…— La rubia bajo la mirada. Incómoda. Era duro ver como Ichigo era tan tajante con Eren, sobre todo porque se veía reflejada a sí misma hace un tiempo puesto que ella, al ser víctima de las acciones de la familia de Eren, también lo había tratado del mismo modo.
—¡Ehhh, Jean! ¿Pero no crees que te estás pasando? Jaeger se ha portado bien— Agregó Theodore, a favor de Eren. Si bien no se habían llevado bien cuando se conocieron, con el tiempo había sido difícil no congeniar con Eren.
—Son ordenes de nuestro superior.
—Pero tú eres nuestro superior…. Desde que murió nuestro líder.
—No. Nunca he sido su superior ni mucho menos un líder. — Jean miró con molestia a Theodore. —Sólo me hice cargo de situaciones puntuales. Bien saben que no acepté ese cargo puesto que no estoy capacitado para tal y estaba a la espera de alguien más digno el cual, afortunadamente, ya fue asignado. — Ubicó a Eren a un costado de la fila de los presentes.
—¿Quién es, señor? — preguntó Aru, con curiosidad. Pero antes de que pudieran responderle, vio que un hombre alto, de cabellos plateados y muy bien uniformado se ubicó frente a ellos.
—Señor comandante. — Jean hizo una señal de respeto, luego se ubicó al lado y muy detrás de él.
—Soy Keirean La Monique, el líder asignado para esta unidad. Desde hoy me integraré a mis labores para la organización y con ustedes. Mi llegada no es el motivo de esta reunión puesto que una mera presentación es irrelevante, más bien corresponde a que otros líderes se presentarán con nosotros para analizar nuestros siguientes movimientos y es crucial que cada uno de ustedes esté presentable el día de hoy. Felicito que la mayoría de ustedes demuestran ser puntuales, responsables y una adecuada presentación personal. Mantengan ese orden hasta que los llamemos a la sala principal. — Keirean hizo una señal militar y se retiró. Jean Otus le siguió.
—Uh, el señor da un poco de miedo…— murmuró Megumi
—No creo que sea cruel. Más bien se nota que es muy disciplinado. Posiblemente nuestro nuevo líder sea británico y se nota que es de sangre azul. — indicó Theodore.
—Comparto esa suposición. — dijo Aru.
—Eren, ¿estás bien? — Le preguntó C.C
—Eh, no es que me agrade estar así… Pero es soportable. — vio hacia sus otros compañeros. A la mayoría los conocía, pero a un pelirrojo y, hasta ahora, a Megumi, no sabía que eran parte de la organización. —¿Cómo es que no los vi antes? —
—Ah, es que somos del otro turno.
—Ya sé que eres del otro turno en el café, pero…
—Es que aquí también. Carsein y yo trabajamos en un turno distinto al de ustedes. — Dijo Megumi.
—Son la dupla de seguridad militar. —le comentó Theodore. Vio la expresión ingenua de Eren, lo cual le causó gracia. —Lo sé, lo sé. Megumi es demasiado adorable y tímida para parecer una experta en seguridad militar. Carsein parece un poco aniñado, pero los dos son maestros en el uso de espadas.
—Hey, cabeza de polvo… ¿A quién le dices aniñado? — Carsein, el chico de ojos azules y cabello rojo a quien Eren no conocía, miró seriamente a Theodore. Luego miró a Eren. —Me llamo Carsein. Carsein de Rass. Eh, supongo que las cadenas son temporales.
—Eso espero…—

Pero las cosas dictarían muy distintas.
Después de la presentación oficial con el nuevo líder donde todos conocieron a  Keirean la Monique quien venía a ocupar ese cargo vacante después del asesinato del líder anterior, fue notorio que muchas cosas cambiarían.
Si bien Jean era estricto y meticuloso para sus cosas, traspasando esa doctrina a sus discípulos mientras estuvieron a cargo suyo como líder temporal (cargo que se le ofreció como oficial pero que él rechazó, prefiriendo ser sub líder) había ciertas características de él que le permitía ser más empático con los chicos.
Keirean la Monique era un tanto más frío, demasiado formal y protocolar. Exigía mucha disciplina y posiblemente los estaba evaluando a todos desde cero. No parecía tener mucha confianza en el grupo de trabajo que se había formado.

La situación más relevante tuvo que llegar: otros líderes y sus escuadrones se presentaron en la unidad para conocer el funcionamiento. Entre esos líderes de la organización estaban Erwin Smith y Diva Lohëngrin, quienes venían acompañados por sus respectivos escuadrones.
Eren se había mantenido en un rincón, subyugado en un sector vigilado como el criminal que era… No había prestado mucha atención a su entorno y suponía que lo querían lejos y en silencio sin llamar la atención por lo que procuró mantenerse de tal modo.
Escuchaba como uno a uno se iban presentando en frente, explicando sus funciones y demás peculiaridades.
Eren se distrajo en sus propios pensamientos sin interesarse mucho por lo que pasaba. Pero fue sorprendido de improvisto, por un abrazo efusivo que casi le hace caerse de lado. No esperaba tal muestra de afecto de nadie allí, ni siquiera de los más conocidos. ¿Pero de quién se trataba, entonces?
Al mirar un poco hacia abajo vio una cabellera rubia, pensando erróneamente en un principio que podía ser ¿Historia? Pero era muy demente que aquella chica distante de pronto saltara a abrazarlo de la nada y sin asunto.
La persona enigmática alzó su rostro, mostrando sus ojos azules y una encantadora sonrisa. Eren casi se cae en serio esta vez, ante el shock.

—¿A-A-ARMIN? — No pudo controlar su emoción. En su vida había esperado volver a ver a su mejor amigo de la infancia después de que el mismo Eren lo había ayudado a escapar de “la sociedad” —N-no pu.. puede ser. ¿Qué haces aquí? — Le intentó abrazar con la misma intensidad, pero debido a sus cadenas no pudo hacerlo muy a su pesar. Eso le hizo sentir rabia. 
—No te preocupes, yo puedo hacerlo por los dos. — Armin volvió a abrazarlo, con mucha fuerza y feliz de, por fin, volver a estar reunidos. —¡Es maravilloso volver a encontrarnos!
—¡SI! —
—Shhh…— susurró Jean Otus.
—…—
—Lo sentimos. — dijo Armin, en tono bajo. Luego volvió a ver a Eren. —Después de que me ayudaste a escapar de la comunidad de tu padre, fui adoptado por una familia bastante amable… estudié y empecé a investigar donde estabas dando contigo. —
—Espera, ¿pudiste averiguar dónde estaba a pesar de estar en una organización secreta de La Seguridad Mundial, relacionada con la Interpol? Woh. —
—Es que, de hecho, me uní a la interpol desde antes para poder localizarte. Y así lo logré. — rio suave. —Después me trasladé a la unidad del señor Erwin Smith, que tiene la misma función que la tuya pero en otro país. Ya el resto puedes comprenderla.
—Entonces este día si ha tenido importancia. — Eren le sonrió, feliz. —Porque he podido volver a estar contigo.
—Es uno de los mejores días de mi vida. — el rubio asintió.
—Aunque… Supongo que tu estadía aquí será de paso.
—Mh, ¿algo así? — Armin río, travieso. —Smith estuvo analizando que esta unidad es la más débil de todas... — habló un poco más bajo, solo para que Eren lo escuchara y nadie más. —y creo que no tiene mucha confianza en tu actual líder. Ambos son hombres muy correctos y quieren que los trabajos se hagan a la perfección, y los dos tienen el mismo cargo en distintas unidades así que no se fian del trabajo del otro. Así que Smith estuvo pensando en la estrategia de enviar a un “integrado” a esta unidad, con la aprobación de La Monique, claro. Éste tuvo que aceptar, porque también fue aprobado por el superior de ambos y… pues yo seré ese integrado. A cambio, alguien de aquí será enviado con Smith momentáneamente para que haga el mismo rol que yo, pero a favor de La Monique. Creo que es… él el que irá de intercambio. — Armin apuntó a un chico x.
—Ahm, ni lo conozco. Pero no importa. ¡Lo que importa es que estaremos juntos!
—¡Sí! —  Armin observó a otra persona entre los miembros. —Todavía no puedo creer que ella esté aquí.
—¿Respirando en el mismo país que yo? También me sorprende…— Eren miró a Historia. —Pero creo que eran planes del difunto. — refiriéndose al antiguo líder.
—Tenemos que ponerlos al día apenas termine esta reunión.
—Sí.

Pero para desgracia de Eren, esperar a que terminase la reunión no fue la situación más angustiante que enfrentaría esa noche.
Cuando los líderes Erwin, Keirean y Diva terminaron de conversar entre ellos, y para cuando ya cada uno se iba retirando con sus escuadrones, Keirean se quedó un tiempo más de tiempo pidiéndole a Jean Otus y a Eren que los esperaran en una de las cámaras.
Eren ni siquiera tenía una hipótesis de lo que ese hombre quería. Sólo pensaba en Armin y en reunirse con él, pero…

—Otus, comprendo que haga usted tomado confianzas con éste joven… Pero siguen en calidad de delincuente. Las ordenes serán que debe permanecer en reclusión en su celda y sólo se le otorgará salir de ella cuando se le atribuyan misiiones específicas…. Si es que las hay.
—¿Q-Qué? — Eren quedó en shock.
—Espero que cumpla con la medida, Otus. — Dijo Keierean, retirándose.
—E-Espere, señor… E-s…— Eren le vio irse. Se llenó de angustia y desesperación. ¿Había escuchado bien? ¿Volver a la celda? ¿perder de nuevo su libertad. —¡E-Espere por favor! — pero nadie volvió.
—Jaeger… Yo…— Jean desvió la mirada. —Yo de verdad no estaba al tanto de esta decisión…
—J-Jean, me prometiste que no volvería a esa celda…— cabizbajo. —Y-yo… no puedo volver allí. Por favor. No. No. No puedo…
—Te prometo que haré lo posible para revertir esta condición. — apretó su brazo, dándole su apoyo.
—¡NO! ¡YO NO PUEDO VOLVER! — Gritó y se zafó. Jean le agarró del cuello con una llave para evitar que saliera corriendo como un loco. Eren le forcejeó.
—Ten calma. Esto no es el fin.
—¡No puedo volver a estar encerrado!
—Jaeger, ya basta…sólo… sólo hazlo. — Jean se sentía realmente mal de someter a ese chico. Justo cuando lo iba a aturdir, Megumi abrió la puerta. Estaba preocupada al escuchar gritos.
—¿P-Pasa al…? ¡AH! — Megumi fue empujada por Eren hacia un lado. Éste aprovechó la puerta abierta que dejo Megumi para escapar.
—…— Jean mantuvo sus ojos entrecerrados. Se levantó rápidamente. —¡Detenganlo! — ordenó a su grupo, al ver que algunos todavía quedaban por allí.
—¿Eren, qué pasa? — Aru le sujetó del brazo. Theodore se puso en frente de Eren obstaculizándole el paso.
—Debes tranquilizarte, Eren. — dijo Theodore.
—¡No voy a ir a una celda!
—Tranquilo, Otus seguramente encontrará una solución.
—¡NO!
—Eren, por favor… Debes tranquilizarte. Si quieres puedo acompañarte en la celda. — Ofreció Aru, preocupado por el chico.
—L-Lo siento, Akise, Theodore… Yo…—
—…— Aru y Theodore se miraron entre ellos, intuyendo que Eren los derribaría. Aru le agarró del brazo y Thedorore se puso más firme en frente de él.
—¡Lo siento! — Eren giró el brazo de Aru haciéndole una vuelta en el aire y tumbándolo a un lado. A Theodore se le lanzó encima tratando de saltarlo, pero el peliblanco intentó agarrarlo como pudo. Eren le forcejeó y en eso le dio unas cuantas patadas, combos y codazos.
—Jaeger, por favor… Basta. — Dijo Theodore.
—…— Eren vio de reojo que Jean estaba a punto de intercederlo por la espalda. Le dio una patada en la quijada y un empujón a Theodore. Este quedó casi noqueado por el golpe estratégico y cayó hacia un costado, escapándosele Eren de las manos.
—¡JAEGER! — gritó Theodore, molesto y preocupado.
Mientras corría, vio que Armin aparecía por uno de los pasillos, consternado por tanto grito y bullicio. Cuando vio a Eren, se mostró asustado y preocupado por su amigo.
—¿Eren?
—Armin, yo… yo lo siento. No podremos vernos hoy. ¡Te encontraré! — gritó, antes de seguir corriendo.
Corrió hasta la salida a toda velocidad, encontrándose sólo con un último obstáculo: Historia Reiss.
Aquella chica pequeña, de un metro y cuarenta y que pesa unos cuarenta kilos no sería un obstáculo para Eren. La podía derribar sin más. Pero se detuvo.
Él la quedó mirando, desenfrenado y frenético, pero conteniéndose.
Historia se mantuvo tranquila, con los ojos entrecerrados y aguardando.

“Ya no es la misma chica tímida y asustada de hace años…” pensó, dentro de lo que pudo.

—¡Historia! — gritó Theodore, corriendo detrás de Eren. Sabía que ella siendo HiME podría retener a Eren. —No podemos dejar que se vaya.
—…— Historia siguió mirando a Eren, sin inmutarse.
—Por favor…— le suplicó Eren.
—…— Historia desvió la mirada y se hizo a un lado.
—¡¿Qué?! — Theodore quedó en shock al ver que Historia lo dejaba ir.
—Era un animal… No podía enfrentarlo. — Dijo Historia, mintiendo.
—…Perdón por ponerte en riesgo, Historia. Se nos escapó. — Dijo el peliblanco, jadeante.
Aru, Armin, Megumi y Otus aparecieron en el lugar. Ya no había rastros de Eren.
—¿Estás bien? — preguntó Theodore a Aru.
—Sí… Aunque Eren tiene lo suyo. — se sobó la cabeza. —Creo que esto me dolerá por unos días.
—Aham… El muy bestia me dejará un hematoma enorme en la mandíbula. — Se quejó Theodore.
—La seguridad deja mucho que desear en esta unidad. — Keirean apareció enigmáticamente frente a ellos. Había visto todo y pudo hacer mucho, pero la responsabilidad era de ellos y ellos tendrían que solucionarlo. —Otus, busquémoslo.
—Sí, señor. — Asintió. Los dos se fueron en busca de Eren.
—¿Saber qué hacer? ¿L-Lo van a… matar o qué? —
—¡Ah! ¡No digas esas cosas! — Megumi le dio un golpecito a Theodore.
—Seguramente sólo lo traerán de vuelta…— dijo Aru.
—¿Qué hacemos hasta entonces? —
—Tal vez buscarlo por nuestros medios. Veré las cámaras de seguridad de la ciudad y notificaré a Otus.— Aru se sacudió el polvo del cabello. Theodore y Megumi le siguieron.
Historia y Armin se quedaron observando hacia la dirección donde Eren había escapado.
—Yo…Eh, sé que existe cierta resistencia entre ustedes e incluso eso se puede traspasar a mi ya que también me crie en la comunidad del padre de Eren… y por lo que su padre le hizo a tu familia… Uh, yo lo siento.
—Ustedes no eran parte de ese atentado…— Historia bajo la mirada.
—¿Lo buscamos juntos?
—No lo vas a entregar…
—Creo que tú tampoco, Historia. — Armin le sonrió levemente.
Ella lo miró sorprendida. Asintió tímida.
—Vamos.
« Last Edit: May 28, 2019, 07:12:37 PM by Kana »


Mimi Tachikawa

Hoi hoi!! vengo con otro fic!!


Y llegó el día del esperado entrenamiento especial en la playa de los Ryuseitai, en el dojo Kinomoto, Sakura se encontraba en la habitación de su hermana, estaba toda cambiada y arreglada con su mochila lista para el paseo, pero su semblante lucia algo preocupada.

Uhm…-Mashu se rasco la barbilla mientras estaba pensando en todo lo que le había contado su hermana menor acerca de su sueño-Tienes el don de tener sueños premonitorios desde que eras pequeña, asi que no hay que tomar nada de lo que sueñes a la ligera, así podras tomar las debidas precauciones y vigilar de cerca a Shinobu-kun…-

Nee-chan crees que sería bueno avisarle a Syaoran-kun acerca de mi sueño?

Será mejor que no, es un viaje donde irán todos tus amigos no? Si tu le cuentas este sueño puede que Syaoran-kun ya no quiera llevarlo, y por lo que me has comentado , todos están emocionados por el viaje no?Confio que podras manejar la situación si esta se torna peligrosa, además tienes a Bishamonten para que te cuide, a él si tendrás que contarle todo.

Deacuerdo…-dijo con una suave sonrisa-

También tienes tu palabra mágica que siempre te va a proteger Sakura…-le acaricio suavemente los cabellos, sonriéndole solo como lo hacía a su adorada hermana menor-

“Pase lo que pase todo estará bien”…-le dijo con una amplia sonrisa

Sakura-chan!!...-Bishamonten abrió la puerta de la habitación- Ya está el automóvil listo asi que ya podemos ir hacia el lugar de encuentro

Deacuerdo…-observando a su hermana mayor a la cual quería mucho-entonces me voy neechan, cuídate mucho y no estreses mucho por favor…-

No te preocupes tanto neechan, estaré tranquila…-observando al pelirojo- Ya sabes que lo que va a pasar si algo malo le pasa a mi  Sakura…-

No tienes el porque preocuparte Mashu-sama, yo la protegeré con mi vida…-

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En la mansión de los Toshirou, se encontraba la limosina de Tomoyo, donde la joven estaba parada detrás de la puerta trasera, como siempre con una usual sonrisa en sus labios, su largo cabello estaba recogido y tenia puesto un vestido azul corto negro.

La puerta de entrada se abrió, mientras que Akita y Houchou salían con sus respectivas mochilas, ambos fueron corriendo hacia donde se encontraba la pelinegra

Tomoyo-neesan…-dijo el pelirosa con una suave sonrisa-

Ya estamos listos Tomoyo!!Vamos vamos…-le tomó de la mano-

Buenos días Akita-kun y Houchou-kun…-les dijo a ambos con una amplia sonrisa-

Detrás de ellos estaba su hermano mayor Ichigo Hitofuri que se acercaba a Tomoyo saludándole cortésmente

En realidad no iba a dejar a mis hermanitos ir al paseo, debido a algunos incidentes que había tenido Morisawa-kun al ser tan impulsivo, pero al saber que irás tú y los hijos de los clanes Kinomoto/Li respectivamente, ahora se que estarán a salvo-

Claro que si Hitofuri-san…-le sonrió cálidamente- en el lugar donde iremos es una playa propiedad de mi familia, así que solamente estaremos nosotros, los guardaespaldas de cada clan ya se han ubicado en lugares estratégicos para vigilar toda el área, y claro también los guardaespaldas de tu familia.

Eso me tranquiliza aún más, cuando regresen del paseo debes de quedarte a tomar el té en agradecimiento por los cuidados a mis hermanitos Tomoyo-chan…-

Claro que si, de todas maneras me quedaré a tomar el té…-sonriendo suavemente-

Ichi-nii nos vemos!!!...-después de abrazar a su hermano para despedirse, Houchou se subió a la limosina-

Cualquier cosa nos comunicaremos contigo Ichi-nii, también espero que ustedes también se diviertan…-

Cuidense mucho Houchou y Akita, recuerden hacerle caso a sus mayores y estar siempre juntos-

Deacuerdo!!!- dijeron los dos menores al mismo tiempo

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En la casa de la familia Tachibana/Morisawa

Makoto se había levantado desde muy temprano para preparar lo que iban a comer en el camino todos los que iban a ir al paseo sobretodo la comida especial para Chiaki y los demás chicos de Ryuseitai, Kobato también se había levantado temprano para ayudar a su hermano mayor, mientras que el Ryusei Red recién se estaba levantando y estaba mensajeando a todos los chicos por el chat grupal para hacerles recordar el lugar de encuentro, luego fue a darse un baño, para después bajar apresuradamente hacia el comedor.

Buenos días Makoto-niisan, Kobato-chan!!!No es un hermoso día para salir de paseo?-

Chiaki-niichan buenos días!!...-se acercó la pelicastaña de cabellos largos para abrazar a su hermano- ya estamos terminando de preparar todo para tu gran viaje del cual espero que te diviertas mucho…-

Muchas gracias a los dos por ayudarme con esto, es muy importante para mi…- mientras acariciaba suavemente los cabellos de su preciada hermana menor-

No tienes porque agradecernos Chiaki, además te prometi que lo iba a hacer, claro que los cinco almuerzos especiales son para mis chicos de Ryuseitai, todo personalizado para Shinobu, Tetora, Midori y Kanata…-

Seguro que les gustará mucho…-

Es cierto hay un nuevo llavero de oso que quiero que le regales a Midori-kun de mi parte, recuerdo que la ultima vez que fuimos a la exposición de adornos de mascotas me compró un conejo que no tenia en mi colección y quiero regalarle este en forma de agradecimiento-

No te preocupes que se lo daré y estoy seguro que Takamine estará muy agradecido por tu gran gesto…-

Bueno dejemos de conversar y empecemos a tomar el desayuno que no lo hacemos vas a llegar tarde al punto de encuentro y tu siendo el Ryusei Red, líder de Ryuseitai no puede darse el lujo de llegar tarde…- dijo el castaño mayor-

Es verdad!!! Comencemos comencemos…-

Es asi que los 3 hermanos empezaron a tomar desayuno amenamente

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En el lugar de encuentro se encontraba Midori que convenientemente vivía cerca de ahí, o mejor dicho eso había planeado Chiaki para que el chico no se le ocurriera escapar.Junta, su hermano mayor, tuvo que irse a trabajar no sin antes haberle preparado correctamente toda la mochila que estaba llevando y dándole consejos en caso sucedan algunos inconvenientes durante su paseo/entrenamiento, el pelicastaño solo escuchaba lo que le indicaba su hermano sin interés alguno y cuando este se fue, miraba en su celular la hora, aunque en realidad moriba por irse pero Junta echó con llave la casa y se llevó su copia también, asi que el menor no le quedo de otra que solamente resignarse a ir.

Si me dan un respiro…-suspiro pesadamente y sin ganas-

Oi!!!! Midori-kun!!!...-la persona que lo estaba llamando era Tetora que corria hacia él muy emocionado-buenos días!!!
Listo para el paseo??-

Buenos días Tetora-kun…-dijo ya resignado a su suerte-en realidad no, pero no puedo hacer nada no??Después de todo Taichou siempre se sale con la suya –suspirando pesadamente- y yo que quería hundirme en mi cama y estar así todas las vacaciones…pero ahora es imposible…me quiero morir-

No digas eso Midori-kun!! Somos jóvenes y debemos de disfrutar al máximo las vacaciones, además este paseo nos ayudará a prepararnos para el festival donde vamos a participar…-

Otra razón por la cual quiero morirme…-suspiro pesadamente-

Tetora-kun!!...Midori-kun!!-otra voz familiar los estaba llamando, en esta ocasión se trataba de Shinobu que corrió hacia ellos mientras que atrás se encontraban Sakura, Syaoran y Bishamonten-

Shinobu-kun!! Buenos días!!...-habló alegremente el Ryusei Black-

Buenos días…-saludo con desgano Midori-

Que te pasa Midori-kun? Te duele el estómago? Quieres que vaya por algo-gozaru?-

No te molestes Shinobu-kun…no pasa nada…asi soy todos los días…-

Como siempre tan “alegre” Midori-kun…-canturreo alegremente Sakura mientras sacaba una pequeña bolsa de papel-mira te conseguí la versión limitada del pequeño panda de manchas marrones…-

En serio?...-el semblante del pelicastaño cambio radicalmente, sus ojos brillaron para coger con emoción aquella bolsita-muchas gracias Kinomoto-senpai…-dijo mientras abría dicha bolsita y se quedaba maravillado con el regalo, Shinobu también lo miraba con atención y asombro-

Kinomoto-senpai sabe lo que le gusta a Midori-kun…-Tetora le sonrio- cuando vuelve a visitar el dojo de Taishou para practicar??-

Uhm…no puedo decirte cuando podre ir, pero volveré de todas maneras no es asi Bishamonten?-

De todas maneras Tetora-sama,igual también necesito saber el nuevo régimen de entrenamiento que habrá hecho
Kiryu-sama…-canturreo alegremente el pelirojo guardaespaldas de la joven-

Si se puede yo también estaré ansioso de entrenar nuevamente con ustedes…-hablo Syaoran con voz apacible-
Tambien te esperamos esperando Li-senpai…-

Luego los siguientes en venir fueron Kanata y compañía, el peliazul había obtenido el permiso de Chiaki para llevar a su nueva invitada de último momento que era Shampoo

Hola a todos…-caminaba tan tranquilo como siempre solía hacerlo, mientras que Mikki y Midare corrieron a abrazar a Sakura-

Sakura-chan!!! Tu también viniste!!-

Mikki-chan…Midare-chan!! Es bueno volver a verlos…-dijo también emocionada la castaña-

Shampoo y Momo se habían quedado un poco mas atrás, ambos observaron la cantidad de gente que se encontraba ahí, habían muchos chicos, todos eran guapísimos, pero el que más le llamó a la joven china fue Midori, corrió hacia él y se colgó de su brazo-

Mucho gusto en conocerte-aferrandose fuertemente del brazo del más alto- mi nombre es Shampoo y he venido aquí para que me hagas tu novia…-sonrió alegremente-

Eh??...-Midori miró a todos los demás presentes que no hicieron nada más que solo reírse por la repentina acción de la joven-Yo no te conozco y no se porque quieres ser mi novio…-dijo pensando en que había sido muy mala idea el estar en estos momentos ahí y pensando en su muy mala suerte-

Shampoo-san no haga eso…-Momo que estaba vestido como chica, con sus largos cabellos rubios amarrados en dos coletas, se acercó a ellos para separar a Shampoo del otro joven-discúlpenla por favor…-

Acaso tu no eres Momosuke Oikawa? La famosa idol juvenil del momento??...-Tetora lo miró asombrado-no sabía que Shinkai-san fuera tu amigo…-

En serio? Ella es?...-dijo Shinobu para mirar fijamente al rubio de pies a cabeza-es cierto que es ella-gozaru…-

No me digan eso que me avergüenzo …-dijo el rubio mientras sujetaba a Shampoo-

Momo-chan es el amigo de Mikki,están en el mismo salón…-canturreo alegremente el peliazul mientras se acercaba a ellos-así que aproveché para invitarlo al campamento y nos ayude con nuestro entrenamiento-

Amigo de la infancia??-dijieron todos al unísono-es un chico??

Si, lo es...-sonrio Mikki para lanzarse sobre su amigo y tomarle del brazo-si que los sorprendio ne??-

Shampoo aprovechó el momento de distracción de Momo para volver a acercarse a Midori pero Sakura la detuvo, la joven peliazul estaba visiblemente fastidiada pero no le quedaba de otra, quizás después tendría otra gran oportunidad
Los siguientes en llegar fueron Tomoyo,Akita, Houchou junto a Miyauchi y Rinne, quienes también fueron recogidos por Tomoyo-

Veo que casi todos han llegado, solo faltaría que llegue Chiaki-san…-dijo la pelinegra, para luego sacar su cámara y acercarse a Sakura- ahora si estoy lista para empezar a grabar las vacaciones de Sakura-chan!!!-

Tomoyo-chan…-dijo con una gota en la cabeza-

Tetora se acerco hacia donde estaban los menores de los Toushirou-me alegra que hayan podido venir…Akita y Houchou…-

Nosotros también estamos felices de venir verdad Houchou??-cuando giró a voltear para ver a su hermano, vio que este se pegaba a Mikki y ella le acariciaba la cabeza con cariño-

Parece que se distrajo con Mikki-chan…-dijo el pelinegro con una gota en la cabeza-

Asi es Houchou…siempre le gusta que las chicas lo mimen…-suspiro pesadamente el pelirosa-

Syaoan se acerco hacia donde estaban Rinne y Miyauchi-Miyauchi-san contamos contigo para que nos puedas apoyar…-

No tiene porque decírmelo Syaoran-sama que cuidaré de todos con tanto esmero como lo hago con la familia Osaka-
Rinne se alejo de ellos para acercarse a Shinobu, con una suave sonrisa en sus labios, tomo valor y empezó a hablarse-Shinobu-kun…espero que nos podamos divertir juntos en este paseo-

Claro que si Rinne-dono…nos divertiremos mucho y podrás ver mis nuevas técnicas de ninja-gozaru…-

La joven asintió toda sonrojada, porque su querido Shinobu le había hablado, pensó en ese entonces que había sido buena idea venir al paseo, hasta podría ser mas cercana de la persona que quería, hasta quien sabe tener su primer beso, ese pensamiento hizo que se fuera a su mundo de ensoñación

Rinne-dono??-

No pasa nada…no pasa nada…-dijo volviendo a la realidad toda avergonzada

Disculpe las molestias Shinobu-sama…-Miyauchi se llevo a Rinne para que se controlara un poco-

El bus que Tomoyo había contratado había llegado y solamente faltaba Chiaki, el cual estaba llegando con su mochila y cargando todo el almuerzo que Makoto junto con Kobato habían preparado para todos

Oi!! Ya llegue!!

Taichou-dono!!-

Lider!!!-

Chiaki!-

Taichou…-

Ya que ahora si estamos todos reunidos, ya podemos emprender el viaje al lugar de entrenamiento!!-

Si!! –dijieron al mismo tiempo todos los miembros del Ryuseitai mientras ayudaban a Chiaki con el almuerzo-

Chiaki-san es una persona de noble corazón…-dijo Sakura con una suave sonrisa-

El ambiente se ha vuelto mas animado, asi que hay que niverlarlo para que no se salga de control…-le hablo Bishamonten a la castaña que lucia visiblemente preocupada-

Debemos de impedir que mi premonición se cumpla y proteger a Shinobu-kun…-
---------------------------

matta ne!!

Mimi-chan


Eureka

YIKES es más largo de lo que pensé uu

45.3




“…”
“…¿Entonces?”
“…Espera, no es tan sencillo.”
“¿Cómo así?” Soul arqueó una ceja. “Maka, hace frío.”
“Estamos en verano.”
“Sí, pero es de noche y hace frío.”
“AY SOUL NO SEAS QUEJICA”
“¿PERO ME PUEDES CULPAR? ¡HACE UN RATO ESTABA EN MI CUARTO Y AHORA ESTOY EN TU AZOTEA Y NI SÉ POR QUÉ ME HAS CONVOCADO! ¡PENSÉ QUE ESTABAS EN PELIG—!”
“Eres mi key.”
“Ah.” Soul asintió, calmado. La información demoró en ser procesada, pero eventualmente, Soul cayó en cuenta del peso de las palabras de su amiga y se sonrojó hasta las orejas, con una expresión incrédula en su rostro. “¿¡QUÉEEEEEE!?”

Maka, al igual que él, se sonrojó progresivamente: decirlo en voz alta era otra cosa, después de todo.

“¡NO—!” Maka se tapó la cara. “NO HAGAS ESO. Ah.” Golpeando su puño contra su palma, Maka sonrió luego de dar un par de suspiros, aún un tanto sonrojada. “¿Tal vez te puedo devolver al lugar donde estabas si me concentro lo suficien—?”
“¡No intentes evadir la situación! ¡Acabas de decirme que soy tu key!” le reclamó Soul, enojado.
“Sí, sólo quería decirte eso.” Maka se dio un par de palmaditas en el hombro. “Hice un buen trabajo, realmente. Ahora puedes volver a la mansión.”
“…” Soul suspiró.
“…” Maka lo observó, concentrada, y entrecerró los ojos, como intentando regresarlo al lugar de donde había venido.
“Eh… no va a funcionar.”
“Okay,” dijo, luego de un suspiro. “Buen punto. Entonces, adiós—”

Maka se giró hacia la puerta, con la intención de huir de aquella situación y nunca más interactuar con su amigo. No cabía en su vergüenza: sin duda, este había sido el peor plan del universo. Debía haber ido a la reunión del club de vóley de Oikawa. Todo menos esto.

Pero no iba a ser tan fácil: Soul corrió y la detuvo al colocar su mano en su hombro.

“Maka.”
“…” Maka saltó levemente en su sitio. Luego de unos momentos de silencio entre ambos, la HiME soltó un hondo suspiro.

No podía seguir huyendo de todo.

“…Okay, tú ganas. ¿Qué quieres saber?” le preguntó, mientras se giraba a encararlo.
“¿Todo? ¿¡De dónde salió esto!?” Soul gesticuló, señalándolos a ambos.
“Fui a ver a Miranda junto a Eureka y Oikawa. Teníamos la intención de que aclare nuestras dudas. Tú sabes, lo de ellos dos suena muy complicado. Lo que no esperamos fue que la rectora sólo fue capaz de confirmar algo: que eres mi key.”
“No entiendo. ¿No supo explicar el problema de Eureka?”
“Tal parece que el asunto está muy complejo y no hay una respuesta concreta. Cada uno tiene una teoría distinta. La rectora admitió que todo era muy confuso como para establecer qué sucedió exactamente. Remarcó que era más importante enfocarse en el presente: Oikawa era su key porque ya había desarrollado poderes y no había otra forma de explicarlo.”
“Mm, tiene sentido.” Soul asintió. “Y… ¿Sobre lo de…?” Soul se señaló, desviando la mirada de pura vergüenza.

Maka se alegró, porque en esos instantes, era difícil mirarlo a los ojos.
“Dijo que eso era lo más claro de todo nuestro problemón,” comentó. “Que era algo muy sencillo de intuir. Ese es el motivo por el que dejaste de ser el arma de Eu. No sabemos si para ese entonces Oikawa ya era su key y, realmente, no importa. Cuando di la prueba HiME, inmediatamente despertaste como mi key. Y por eso eres mi arma.”
“…Wow.”
“Miranda cree que vas a tener habilidades y poderes que con Eureka no pudiste desbloquear. Me comentó que nunca había visto un caso así antes, y que la mantuviera al tanto de todo.”
“Mm, sí. Debemos comentarle si ocurre algo de todo eso. Solo espero que realmente esté al tanto. Eureka es medio distraída, así que no sé que tanto la intentó contactar, pero no la vio en todo el ciclo y fue preocupante.”
“Sí, de hecho, Miranda se disculpó un poco por eso. Tal parece que han habido problemas con las nuevas HiMEs. Y el ataque…”
“Tiene sentido.”
“Uh…” Maka hizo una reverencia, doblando su espalda hasta quedar en un ángulo de 90 grados. Soul se asustó, retrocediendo un poco. “¡Realmente lo siento! Debí buscar un mejor momento para decirte todo esto. Pero desde que caí en cuenta de todo, le he estado dando vueltas al asunto y supe que no podía vivir conmigo misma si no te lo decía hoy.”
“¿Desde cuándo lo sabías?” preguntó Soul.
“Lo sospeché por unas semanas. Pero que Miranda me lo diga en la cara es… uh. Bueno.” Maka suspiró. “Pero no fue la única. Tuve la oportunidad de hablar con Oikawa antes de eso y él también me dijo lo mismo.”
“¿Qué cosa?”
“Que sabía que tú… eras mi key,” dijo Maka, irguiéndose.
“¿¡OIKAWA!?” Soul no cabía en su confusión. “¡PERO ÉL ES UN IDIOTA!”
“Yo también pensé lo mismo, pero tal parece que nos equivocamos.”
“Pensé que sólo era inteligente y perfecto cuando se trataba del vóley.”
“Pues no… Oikawa es sumamente observador. El problema es que siempre lo vemos con Eu y son un dúo de comedia cuando están juntos.”
“Je,” Soul soltó una risotada. “Eso es cierto. Son un par de idiotas. Uh…” Soul observó la vestimenta de su amiga, curioso. “No te pregunté, pero… ¿Por qué… estás arreglada?”
“Eh…” Maka sonrió. “Oikawa y Eu me invitaron a una reunión. El equipo de vóley de Rizembool se iba a juntar para ver cómo iban a hacer con el gimnasio destruido. Hace un tiempo empezaron las vacaciones y no han podido entrenar por eso. El tema es que, por culpa del amigo de Oikawa, la reunión ahora es más como una fiesta. Y por eso me invitaron.”
“Huh. Eureka no tiene prioridades, al parecer.” Soul suspiró. “¿No debería reposar más tiempo en la clínica?”
“Está yendo porque ve necesario aclarar lo que sucedió en la batalla con su rebel. Y también quería disculparse con ellos por lo del gimnasio. Supongo que sí se ha encariñado con el equipo de Oikawa.”
“…” Soul rodó los ojos.
“Ah. Olvidaba que tú estás en el de Hanasaki.”
“Sí.”
“¿Qué tal les va?”
“Ahí.” Soul suspiró. “Más o menos. Hay dos miembros que siguen peleándose por todo, y no hemos hecho mucho progreso por ellos.”
“Suena terrible.” Maka sonrió.
“Lo es.” Soul suspiró. “Pero el deporte es divertido, y no pienso rendirme tan fácilmente.”
“Me alegra.” Maka asintió. “No te he visto jugar… así que me da curiosidad.”
“¿Podrías ir a uno de nuestros entrenamientos? También andamos entrenando en vacaciones, así que si te animas, me avisas.”
“¡Suena genial!” Maka se mostró muy emocionada ante la idea… hasta que notó algo. “Ah. Cierto, quería… aclararte algo.”
“¿Mm?”
“Esto… es completamente platónico, ¿okay?”
“¿Lo suponía?” Soul la observó, confundido. “¿A menos de que te estes conf—?”
“NO, no, no hay forma, haha.” Maka hizo desesperados ademanes con sus manos para disipar aquellas ideas de la mente de su amigo. “Es sólo que… bueno, eres mi mejor amigo. Ha sido sólo un año y medio pero siento que realmente hemos conectado. Y eres muy importante para mí.”
“Sí.” Soul sonrió de lado. “Es mutuo.”

Maka no pudo evitar sonreír enormemente: le alegraba de sobremanera escuchar esas palabras. No había nada más lindo que saber que el cariño que le tenía a Soul era correspondido. Una calidez invadió su interior y Maka se sintió abrumada por la felicidad que sentía en esos instantes.

“Por cierto, en serio me alegra haberte podido confiar todo lo que sucedió años atrás. Creo que Eu, Hizumi y yo sentíamos que merecías saberlo… pero no nos atrevíamos a contarte.”
“Estoy muy agradecida de que lo hicieran. Significa que soy una amiga valiosa para ustedes y eso me llena de alegría.”
“Y a nosotros.” Soul mantuvo su sonrisa. “Aún… hay un par de cosas más por contarte. Más que nada, de Eureka, pero eventualmente te las confiará, estoy seguro.”
“Mm.” Maka asintió. “Seré paciente con eso.”
“…” Soul alzó su puño, extendiéndolo hacia ella. “Espero poder ayudarte de ahora en adelante, Maka.”
“Hablas como si no lo estuvieras haciendo ya,” dijo ella, aguantándose las risas. “Pero gracias, Soul. Sé que nos irá muy bien,” dijo Maka, golpeando su puño contra el de su amigo.
“Tenlo por seguro.” La sonrisa de Soul parecía indicarle que había algo más que discutir pero, de un momento a otro, su amigo caminó hacia la puerta, dándole una pequeña palmada en el hombro cuando pasó por su lado. “Bueno, ¿podemos entrar a tu departamento?” preguntó, y se giró levemente hacia ella.
“Sí, ya empezó a hacer frío.”
“Te lo dije.”
“¿Te pido un beat?”
“Nah. Si tienes tiempo y energía, podríamos ver una película.” Soul caminó los pasos que le faltaban para llegar a la puerta de la azotea, e ingresó al pequeño almacén del departamento de Maka, su amiga detrás de él. “Eso era lo que iba a hacer antes de que me convocaras.”
“¡Ohhh! ¿Qué película?” Maka se mostró emocionada mientras lo seguía.
“Me había descargado la peor película del planeta.”

Soul encontró la puerta del almacén que daba hacia las escaleras del edificio. Maka lo alcanzó, finalmente, y juntos bajaron las escaleras hacia el piso de la residencia de la HiME.

“¿The Room?” dijo Maka.
“Exacto.”
“Okay.” Maka suspiró. “Estoy preparada para desperdiciar esas horas de mi vida.”
“Genial.”
“¡Sí—! Ah. Sabía que me olvidaba de algo.”
“¿Mm?”
“Conseguimos entrenadora.”
“¿En serio?” Soul le sonrió. “Eso es genial.”
“Es una exHiME un tanto reciente, estuvo en el conflicto pasado. Iba a ser una más antigua pero al parecer aún resiente a Miranda y a todo el asunto, porque nos colgó cuando la llamamos.”
“Bueno. Por algo será.”
“Es lo mismo que yo digo. Aunque no quita que no me haya irritado un poco.” Maka suspiró.
“¿Ya coordinaron cuando la irán a ver?”
“Todo depende de Eu y su recuperación.”
“Esperemos que no le tome mucho…” Soul rodó los ojos. “Y que se cuide hoy.”
“…Esperemos.”

Maka no podía negar el sentimiento de incertidumbre que la acongojaba. Estaba presente, allí, en medio de la felicidad desbordante que sentía: su rebel aún no aparecía, causándole un tipo de ansiedad inusual. Pero al girarse y continuar con la conversación, Maka recordó que Soul estaría con ella.

Luego de esta reafirmación de su cercanía, no tenía motivos para angustiarse.

Al contrario: se sentía emocionada por todo lo que venía.









Eureka y Oikawa hicieron una reverencia, doblando sus espaldas aún a pesar de lo incómoda que era la pose para ambos y en especial para la HiME, quien aún andaba recuperándose de varias heridas por la batalla contra Komaeda y Kokichi.

“¡Realmente lo sentimos!” dijeron al unísono.
“Debimos tomar medidas de precaución,” dijo Eureka, un tanto apenada. “Pero somos sumamente sinceros al decirles que nunca imaginamos que nuestros enemigos llegarían a eso.”
“Sí. Nunca pensé que irían a buscar pleito dentro de Rizembool, menos al gimnasio. ¿Supuse que los rebels no hacían eso? Pero tal parece que tienen un permiso especial para poder dañar la propiedad de nuestra universidad.” Oikawa suspiró.

Cuando se incorporaron, notaron que varios miembros del equipo andaban sonriéndoles.

“Creo que hablo por todos cuando digo que nadie los culpa por lo que pasó,” dijo Daichi. “Pero no podemos evitar sentir confusión pura. ¿Cómo así… sucedió todo esto? Entendemos que Shino— lo siento. ¿Eureka?”
“Sí, ese es mi nombre.”
“Sabemos que eres HiME, pero nada más.”
“¡Sí!” mencionó Kuroo. “¿Cómo se conocieron? ¿Oikawa era tu rebel o no?”
“No, la verdadera pregunta es… ¿la relación fue una farsa?” Suzuki se veía curioso.

El timbre sonó en esos instantes, y Bokuto anunció que iría a contestar.

“Ah, esos deben ser Iwa-chan y Maka-chan,” dijo Oikawa.
“Mm.” Eureka observó la puerta por unos instantes, y luego, regresó su mirada al grupo. “Okay. Esta historia la sabemos de memoria. Antes que nada, espero poder confiar en todos ustedes, porque la información que les compartiré es delicada y no me gustaría que salga de aquí.”
“Es… un poco inocente de nuestra parte, realmente. Pero confío en que avalarán por nosotros,” dijo Oikawa.
“Y tienen que hacerlo,” dijo Iwaizumi, mientras se acercaba a ellos. Saludó a sus compañeros de equipo con breves palmas en los hombros hasta llegar a la posición de Eureka y Oikawa.
“¡Hola, Iwa-chan!”
“Pueden odiar o resentir a Eureka, pero lo cierto es que Shittykawa también pagará los platos rotos si algo le ocurre a ella,” dijo Iwaizumi. Oikawa y Eureka se enternecieron al notar un tinte amenazante en la voz del vicecapitán.
“Eso… me deja más confundido aún,” dijo Ritsu.
“A mi también,” confesó Yatogami. A su lado, Ushijima asintió.
“Yo no resiento a Eureka.” Ushijima se veía preocupado.
“Ese no es el problema, Wakatoshi-kun.” Tendo se andaba aguantando las ganas de burlarse del comentario de Ushijima.
“Iwa-chan, ¿dónde está Maka-chan?” preguntó Oikawa.
“Me dijo que no podía venir, pero que le mandó un mensaje a Eureka.”
“Oh, okay.” Eureka asintió. “Anda explicando todo mientras yo reviso eso, Oikawa.”
“¡Mm!”

El mensaje de Maka era sumamente sencillo: le contaba que había encontrado necesario reunirse con Soul para aclarar las cosas. Era una necesidad imperiosa de dejar de huir de sus problemas, según lo que Eureka entendía. Y ella comprendía ese sentimiento a la perfección: con una sonrisa, le contestó que le deseaba lo mejor. Luego, guardó el celular y volvió a prestarle atención a su mejor amigo y al relato que andaba contando.

“…Acepté porque bueno, tenía un motivo en especial. El presupuesto cada año va reduciéndose y propuse que lo aumentaran a cambio de ser rebel. Efectivamente, nos dieron más dinero.”
“Ohhhh, ¡eso es genial!” anunció Suzuki, emocionado.
“Lo era… hasta que conocí a Eureka-chan.”
“Eso suena más ominoso de lo que realmente fue, tomando en cuenta que Eureka es tan buena gente,” dijo Tendo.
“Espero que no estés siendo sarcástico.” Eureka lo observó, recelosa.
“Jaja~”
“…” Eureka optó por ignorar a Tendo y enfocarse en la historia. “Yo he sido HiME desde que empecé a vincularme con Hanasaki. Lo fui hace tres años, cuando estudiaba en su secundaria. Y lo soy ahora que se ha retomado el conflicto. Oikawa… fue mi primer rebel, esta vez. Nos conocimos propiamente en la boda de un conocido. Aunque bueno, antes creo que ya nos habíamos visto.”
“¡Sí! En una salida que tuve con Sou-chan, Iwa-chan y Tomo-chan.”
“Idiota,” comentó Iwaizumi. “Un poco más y le gritabas que era tu HiME.”
“Lo hizo, en la boda.”
“¿No lo grité?”
“Me lo dijiste, igual.” Eureka rio. “Me sentí asustada e… intenté amenazarlo, pero soy terrible con eso.”
“No es por ofender ni nada, pero no podría tomar una amenaza tuya en serio.” Tendo se encogió de hombros.
“…TENDO”
“¿Dije que no era por ofender?” Tendo sonrió de lado.
“Jajaja~” Bokuto fue uno de los miembros que soltó un par de carcajadas. “¡Pero Eureka puede ser súper intimidante si se lo propone! Recuerdo haberla visto muy enfocada con su cámara en un par de entrenamientos.”
“Y era bien estricta con sus indicaciones…” musitó Ritsu.
“Gracias a ambos.” Eureka les sonrió. “Me siento validada.”
“Okay, entonces eran HiME y rebel… Eureka intentó intimidar a Oikawa y no funcionó. ¿Qué pasó después?” preguntó Suzuki.
“Hicimos un acuerdo: él me ayudaría con un favor y yo, a cambio, sería la mánager de su equipo de vóley.”
“Así empezó todo.” Oikawa sonrió. “El ‘favor’ de Eureka-chan implicaba secuestrar a un niño, pero de eso no hablaremos hoy.”
“…”
“…”
“Oikawa, ¿había necesidad de especificar eso?” le preguntó Eureka, rodeándose de corrientes eléctricas.

El equipo se mostró sorprendido, pero ninguno tuvo la intención de moverse. De seguro imaginaban que la HiME no sería capaz de electrocutar a alguien en esos momentos.

“¡LO SIENTO!” Oikawa juntó sus palmas y le suplicó por piedad. “Lo explico rápido: el amigo de Eureka-chan estaba buscando a su hermano y lo encontramos en esa boda.”
“El mundo es un pañuelo,” dijo Ushijima, muy sorprendido.
“Y puede… que lo hayamos secuestrado,” dijo Eureka, mientras se calmaba. “Que en retrospectiva, no fue la mejor decisión. Peeero, hubo consentimiento, porque él quería irse con nosotros.”
“Eso no puede sonar peor,” comentó Akaashi. “Sigan con su historia.”
“Sí. La ayudé y a cambio ella nos ayudó con el equipo. Y todo bien, hasta que llegó el ataque a Hanasaki. Ahí decidí renunciar pero un enemigo nos atacó.”
“Era un chico de Rizembool. Y bueno, no sólo él… nos hemos ganado varios enemigos porque Oikawa y yo no hemos sido rebel y HiME al pie de la letra.”
“Wow. ¿Y supongo que esos chicos que atacaron el gimnasio estaban relacionados a eso?” preguntó Kuroo, sorprendido.
“Sí. Uno de ellos forma parte de este grupo de chicos que nos han hecho la vida imposible estos meses. Son una pequeña facción de Rizembool que busca manipular a los rebels para cumplir con su rol. Les lavan el cerebro y todo.”
“…Eso suena terrible,” dijo Bokuto. “Onda, que también ser rebel es terrible, pero… ¿los manipulan?”
“Al parecer sí.” Eureka suspiró. “Uno de esos chicos es mi nuevo rebel. Y… el culpable de lo del gimnasio. Lo siento mucho, en serio.”
“No te preocupes, Eureka,” le aseguró Kuroo. “Como dijo Sawamura hace un rato, ninguno te tiene algún tipo de rencor. Estamos preocupados por los entrenamientos, pero vamos a encontrar una solución. Lo que sí me pregunto es… ¿vas a seguir siendo nuestra mánager?”
“Sí. Tan solo espero que mi rebel no se atreva a atacar el gimnasio de nuevo.”
“Te ayudaré a alejarlo de la zona, si es que eso llega a suceder,” le aseguró Oikawa. “Una vez está bien, pero ¿dos? Kokichi-chan deseará no haberse metido con mi gimnasio.”
“Haha.” Eureka sonrió. “Me alegra que estes tan empilado.”
“¡Mi gimnasio es muy preciado!”
“Yo… tengo una pregunta,” los interrumpió Ushijima, confundido.
“¡Sí, dinos!” Eureka le sonrió.
“¿Ustedes dos no están… en una relación?”
“…”

La reacción inmediata de ambos fue intercambiar miradas y, luego de un pequeño silencio, soltar grandes carcajadas. Iwaizumi, que andaba al lado de los dos, notó el sonrojo en sus rostros y se llevó una mano a la frente, sin decir nada.

Allá ellos.

“¡No! No hay forma. ¿Eureka-chan y yo?”
“¡Jaja! ¡Qué buen chiste!”
“Oh. Juraba que sí.” Ushijima se veía un tanto decepcionado de no haberle atinado.
“Lo de nuestra relación surgió porque necesitábamos justificar nuestra cercanía y… bueno, Oikawa quería espantar a sus fans. Al parecer, lo distraían mucho.”
“¡Sí!” Oikawa sonrió.
“Huh.” Iwaizumi entrecerró los ojos. “Qué extraño. Tanto que te gusta que te den atención.”
“Mm, Iwaizumi-san tiene razón.” Suzuki arqueó una ceja. “No llevo mucho tiempo en el equipo, pero puedo decir con mucha seguridad que Oikawa adora ser el centro de atención.”
“No te equivocas, Suzuki,” dijo Kuroo.
“¡Sí!” afirmó Bokuto. “¡Incluso más que yo!”
“¡Pero me distraían! Y andaba loco con el tema de mi puesto de rebel, los partidos amistosos de la temporada… y la inclusión de Ushiwaka-chan al equipo.” Esto último lo dijo mirando al mencionado.
“Bueno, tus excusas para otro día,” dijo Iwaizumi. “Tenemos que hablar de un tema importante. ¿Dónde entrenaremos en lo que quedan de las vacaciones?”
“¿Había surgido la opción de entrenar en el complejo deportivo de Shibuya?” mencionó Yatogami.
“Mm.” Daichi asintió. “Jang y yo fuimos a averiguar el otro día. Resulta que se necesita pagar una cuota por hora.”
“¡Woah! ¿Fuiste con Jang?” preguntó Bokuto, intrigado. “¡Nunca pensé que sería capaz de hacer esas cosas!”
“¿Qué? ¿Socializar?” Kuroo juzgó a Bokuto, aunque se andaba preguntando lo mismo por dentro.
“¡Sí! Jang nunca quiere salir con nosotros a comer… y hoy no ha venido a la reunión.” Bokuto suspiró. “Y no tiene excusas, a diferencia de Arakita, que regresó a Chiba por vacaciones.”
“Ah, bueno, a Jang no le gusta este tipo de ambientes… tan movidos. Pero parece que le agrada el deporte, porque él fue el de la iniciativa,” dijo Daichi.
“Woah, ¡Qué orgullo!” Oikawa sonrió, emocionado. “¡Tal parece que hemos logrado que Jang-chan se enamore más del vóley!”
“‘Hemos’ es muchos, Shittykawa,” dijo Iwaizumi. “Tengo la sensación de que tú no fuiste.”
“¡Qué cruel!”
“Hehe.”
“¡No te rías, Eureka-chan!”
“Es imposible no hacerlo,” comentó Bokuto, quien también andaba riendo.
“¿Cuánto se debe pagar, Sawamura-senpai?” preguntó Ritsu.
“Uh…” Daichi sonrió, un tanto nervioso. “¿Como 10000 yen la hora?”
“¿¡QUÉEEEE!?” Los gritos incrédulos e indignados del equipo retumbaron por la estancia.
“En defensa del local, no sólo incluye la cancha, sino también los cambiadores y otras facilidades.”
“¡Pero es un montón de dinero!” gritó Suzuki.
“Pues… podríamos dar 3000 yen cada uno, y nos da para tres horas,” dijo Bokuto.
“¿Semanales?” preguntó Yatogami, preocupado.
“No, eso no va a funcionar, porque habíamos planeado 3 o 4 días a la semana de entrenamiento,” dijo Eureka.
“¿Y lo que quedaba del presupuesto del equipo?” preguntó Tendo, señalando a Iwaizumi con su lata de cerveza.
“No va a alcanzar,” dijo Iwaizumi.
“…Mm…” Oikawa cerró los ojos, meditando. “Estaba pensando…”
“Wow, algo nuevo.” Iwaizumi rio.
“¡IWA-CHAN!” gritó Oikawa, enojado. Luego, abrió los ojos, observando a su equipo. “¿Qué tal si hacemos actividades para recaudar fondos?”
“¡No puedo creer lo que voy a decir pero… Oikawa, esa es una buena idea!” anunció Kuroo, emocionado.
“¡Kuroo-chan!” le reclamó Oikawa.
“¿Qué tipo de actividades?” preguntó Ritsu. “Tiene ser algo que no nos obligue a invertir tanto, pero que nos de ingresos.”
“¡Oh! ¡Oh! ¡Oh!”
“Bokuto-san tiene una idea,” dijo Akaashi.
“¡SIIII!” Bokuto gritó, emocionado. “¿Qué tal si lavamos carros?”
“¿Como… un car wash?” preguntó Daichi, confundido.
“¡Ajá!”
“Ah, ya entendí.” Kuroo sonrió de lado. “El tema es que eso funciona con un público femenino.”
“Mari-chan,” dijo Oikawa, llamando la atención de la rubia. Ella andaba sentada en uno de los sofás de la sala junto a Kanan y Hiyori.

Cuando Eureka prestó atención, notó que Morgana andaba al centro de todos, sentado en el regazo de Mari. Eureka había dejado su bolso a un lado para la reunión, y tal parecía que el child había aprovechado eso para salir a respirar un poco de aire y ganarse los mimos de las jovencitas que andaban cerca de su posición.

Eureka rodó los ojos.

Tal vez la teoría de que Oikawa era su padre era muy cierta.

 “¿Tienes carro?” preguntó Oikawa. Mari asintió, mientras se acercaba al grupo.
“¡Sí!” Mari saludó a todos ondeando la mano. Luego, volvió a observar a Oikawa. “¿Por?”
“¿Cuánto nos pagarías por lavártelo?”
“Estamos desesperados,” dijo Bokuto.
“¡Por favor, Mari-senpai!” suplicó Ritsu.
“Mm… ¿Como… 5000 yen?” sugirió Mari.
“…Eso… suena bien.” Iwaizumi estaba sorprendido.
“¡Pero el chiste del car wash es que el público femenino pues… disfrute la vista!” reclamó Bokuto.
“Haha.” Mari rio. “Lo siento, yo sólo tengo ojos para Kanan~”

La rubia se volteó y le guiñó el ojo a su enamorada, quien le sonrió de vuelta.

“¿Igual les puedo pagar? Y puede que llamen la atención de otras familias adineradas si lavan carros por mi zona,” dijo Mari.
“Mm, eso suena genial.” Daichi le sonrió.
“¡Me alegra! ¡Mucha suerte!” Mari les dio un beso volado y regresó a su posición en el sofá.
“Habrá que ver quiénes se sacrifican,” dijo Daichi.
“Oikawa, obviamente.” Eureka lo cogió del brazo.
“¿¡EUREKA-CHAN!?”
“No te quejes. Te estoy halagando.”
“¿En seri—?”
“Okay, Shittykawa es uno. ¿Quién más? Necesitamos al menos seis.” Iwaizumi observó a todos.
“Wakatoshi-kun se ofrece,” dijo Tendo.
“Yo no he dich—”
“¡Pero vas a atraer gente! Eres popular y atractivo.”
“Mm…” Ushijima se tomó el mentón, pensativo. “Eso es cierto. Okay, me ofrezco.”
“…A veces me sorprende lo rápido que Tendo manipula a Ushijima,” le dijo Suzuki a Ritsu.
“Tiene sus dones,” mencionó Ritsu, aguantándose las risas. “Sho quiere apoyar, también,” mencionó, hacia el grupo.
“¿¡QUÉ!? ¡RITSUUUU!”
“¡Genial! ¡Yo me ofrezco también!” dijo Bokuto. “¡Y Kuroo!”
“…Sí, ya qué.” Kuroo rió.
“Yo también,” dijo Daichi.
“Mm, okay. Ya tenemos a varios,” dijo Iwaizumi.
“No es por nada, Iwaizumi-senpai, pero tú también llamarías mucho la atención,” comentó Suzuki.
“…Es… cierto.” Iwaizumi asintió. “Está bien, yo también apoyaré.”
“Woah, Suzuki-chan, no halagues tanto a Iwa-chan que se la va a creer—” Oikawa se vio interrumpido por el zape de su mejor amigo. “¡Iwa-chan!”
“Te lo merecías.” le dijo Eureka. “Iwaizumi es— a-ah, lo siento,” la HiME se cortó a sí misma, avergonzada.
“¿Es qué, Eureka-chan?”
“…” Iwaizumi la observaba, curioso.
“Es… ¿atractivo?” dijo Eureka. 

Algunos de los miembros del equipo silbaron a modo de joda. Eureka estaba preparada para reclamarles al respecto, hasta que vio la sonrisa cálida que Iwaizumi andaba dedicándole.

“…Gracias, Eureka.”
“¡De nada!” dijo ella, muy emocionada. Las sonrisas de Iwaizumi eran una bendición, después de todo. “¿Sabes? Tú deberías tener un club de fans.”
“Oh.” Iwaizumi mantuvo su sonrisa. “Es el halago más grande que me han hecho. Aunque no me molesta no tenerlo. Si Kusokawa tiene uno, significa que no es tan difícil conseguir fans.”
“Tienes razón.”
“¡Dejen de hablar de mí como si no estuviese aquí!” se quejó Oikawa, enojado.
“Bueno, bueno.” Daichi llamó la atención de todos con un par de palmas. “¿Saben de otra actividad que podríamos realizar para recaudar fondos?”
“¡Podríamos vender polos! Aprovechando los clubs de fans de Wakatoshi-kun y Oikawa,” sugirió Tendo.
“¡Buena idea! Al por mayor, no saldría tan caro,” dijo Yatogami. A su lado, Ritsu y Suzuki asintieron.
“Mm… Podríamos avisarle a Nejire. Tal vez los puede vender entre sus contactos,” sugirió Ushijima.
“¡Nice, Wakatoshi-kun!” Tendo sonrió. “También los puedes distribuir entre tus compañeritos de la selección nacional.”
“Oh, ellos son muy amables. De seguro comprarán varios.”
“Ahí tenemos otra actividad.” Oikawa sonrió. “¿Creen que necesitemos una más?”
“Yo creo que con esas dos, suficiente,” dijo Daichi. “Pero todos debemos comprometernos a vender cierta cantidad de polos y pasar la voz del lavado de autos.”
“Sí. Y debemos apuntar encargados para ambas actividades. Yo me puedo encargar del lavado de autos,” dijo Iwaizumi.
“Me ofrezco a hacerme cargo de los polos,” dijo Ushijima.
“¿Estás seguro? ¿No eres un poco despistado a veces?” Tendo dudaba un poco de su amigo.
“Apóyalo, Tendo,” le dijo Eureka.
“Ehhh…” Tendo suspiró. “Qué flojera… Okay.”
“Wow, eso fue rápido,” comentó Kuroo.
“Sólo lo hago porque Eureka y yo nos llevamos bien~” canturreó Tendo.
“…Lamentablemente.” Eureka rodó los ojos.
“Entonces tenemos encargados. La idea es realizar estas actividades lo más pronto posible, para empezar a entrenar muy pronto. Tendo, Ushijima y yo les avisaremos sobre la recaudación del pozo para los polos y otras cosas.” dijo Iwaizumi y dio un par de palmas. “Okay, creo que no falta nada más. Son libres de emborracharse y hacer desmadre.”
“¡WOOOHOOOO!” gritó Bokuto, y fue el primero en romper filas para asaltar la mesa de tragos. Kuroo y Akaashi lo siguieron, los dos con intenciones distintas: el primero para ser su cómplice, el segundo para hacerlo entrar en razón.

Yatogami, Daichi, Suzuki y Ritsu fueron a la cocina por más vasos y hielo. Tendo y Ushijima se giraron a interactuar con el grupo que había jugado beer pong hasta hacía un rato. Al notar el equipo de sonido en sus manos, Eureka cayó en cuenta de que andaban intentando instalar una pequeña máquina de karaoke. Muchos de ellos eran amigos del pelirrojo, por lo que Eureka podía observar.

En completa sincronización, Iwaizumi, Oikawa y ella se voltearon hacia Mari y su grupo. Kanan la llamó sutilmente y Eureka corrió hacia ella, Iwaizumi y Oikawa unos pasos detrás.

La encontró con su enamorada y Hiyori: al parecer, era el momento de las introducciones.

Los nervios la mataban, pero no podía dejarse vencer por ellos.





“Eureka-chan, quiero presentarte a mis amigos,” le dijo Kanan, cuando Eureka llegó a los sofás.
“¡Sí!”
“Mari, ella es Eureka Suoh. Eureka-chan, ella es Mari Ohara, mi enamorada y… tu futura entrenadora.”
“¡Un gusto!”
“¡Quién diría que nos encontraríamos aquí!” Mari le sonrió, mientras acariciaba a Morgana. “Es un gusto, Eureka-chan. ¿Es tu gatito, no?”
“Sí.” Eureka fulminó a Morgana con la mirada. El Child sudó frío. “Discúlpenlo, espero que no les haya causado molestias.”
“¡No te preocupes! Es muy tranquilo,” mencionó Mari.
“Y él es—”

Hiyori dejó de hablar con Oikawa e Iwaizumi para girarse hacia la HiME e interrumpir a su amiga.

“Hiyori Tomoe.” Hiyori le dedicó una sonrisa deslumbrante a Eureka. “Aunque creo que no es necesario presentarme. ¡No hay nadie que no sepa quién soy!”
“Wow, qué humilde.” Kanan rio.
“¡Es un placer, Tomoe-san!” dijo Eureka, haciendo una reverencia. A su lado, Oikawa se apiadó un poco de ella: iba a terminar con escoliosis, a ese paso.
“Tranquila, puedes llamarme Hiyori. ¿Tu nombre era…?”
“Eureka Suoh,” dijo, mientras se erguía.
“Mm…” Hiyori se cruzó de piernas y apoyó uno de sus codos en su rodilla. Con la mano en el mentón, la observó unos instantes y chasqueó la lengua. “Qué poco cuidado tienes, Oikawa.”
“¿Huh? ¿Por qué?” Oikawa lo observó, confundido.
“Tu enamorada se ve enferma.”
“Ah… ¡No… No es mi enamorada!” corrigió Oikawa. Eureka asintió.
“Mm. ¿Eso había entendido? ¿Tu enamorada no era la mánager de tu equipo de vóley?”
“¡No! Era una mentira.” Eureka rio, un tanto nerviosa.
“¿Para?”
“Bueno… la respuesta larga va a ser eterna. La respuesta corta es que soy HiME. Oikawa era mi rebel. Nos volvimos amigos y bueno, teníamos que esconder eso.”
“Oh, no sé mucho del conflicto entre los institutos, pero supongo que eso tiene sentido.”
“Me sorprende cómo ahora ya dejó de ser una leyenda entre varios alumnos,” dijo Kanan.
“Creo que depende. Yo conozco a un ex-rebel, así que por eso estoy enterado.”
“¿Quién?” preguntó Oikawa, curioso.
“Tohru Adachi. Es amigo de un amigo. ¿Somos… conocidos? Compañeros, supongo.” Hiyori se veía pensativo.
“¿Adachi?” Mari se mostró sorprendida.

A su lado, Kanan tuvo una reacción similar… al igual que Oikawa, Iwaizumi y Eureka.

“¿Lo conocen?” Hiyori arqueó una ceja, confundido. “No puedo creer que ese don nadie es popular.”
“Más que popular… uh…” empezó Oikawa.
“Es el ex de un amigo,” dijo Mari.
“¡W-Woah! Mari-chan, ¿tú conoces a Souji-chan?” Oikawa no cabía en su sorpresa.
“Ah… Yo conocí a Souji por ella,” explicó Kanan.
“¿¡Ustedes son amigos de Souji Seta!?” preguntó Hiyori. El grupo asintió.
“Uh… Wow, wow, me está dando un dolor de cabeza terrible. Ya no entiendo nada,” dijo Eureka.
“Yo tampoco,” dijo Iwaizumi.
“Okay, yo intentaré explicar un poco lo que está pasando,” dijo Oikawa. “Kanan-chan, Hiyori-chan y yo somos amigos porque llevamos radio juntos este ciclo. Yo sabía que Kanan-chan era amiga de Souji-chan… pero no sabía que Mari-chan también lo conocía.”
“Haha~” Mari rio. “Ya de ahí te contaré cómo lo conocí.”
“Y… tampoco sabía que Hiyori-chan conocía a Adachi-san,” dijo Oikawa, curioso.
“Yo no sabía que ustedes eran amigos de Seta. ¿Por qué no me lo han presentado?” se quejó Hiyori.
“Pero Souji… es muy popular. Y a ti no te agrada la competencia,” dijo Kanan, confundida.
“Ay, Kanan, te equivocas. A mí me encanta la competencia, más aún cuando ni siquiera son competencia y los puedo destruir fácilmente.”
“Entonces esos no son competencia…” Kanan suspiró.
“Pero Seta es excepcional,” dijo Hiyori, ignorando a su amiga. “Es un misterio que aún no puedo descifrar del todo. ¿Por qué es tan popular? ¿Por qué todo el mundo lo conoce, sin ser de su facultad? Hay gente en Rizembool que no sabe quién soy… y soy un idol. Una super estrella. Y sin embargo, le preguntan por Seta y dicen ‘ah, claro, el chico de Ingeniería’. ¡No entiendo!”
“Souji tiene… un carisma, supongo,” dijo Iwaizumi. “Es muy genuino, a diferencia de otros.”
“Aw, Iwa-chan, yo sé que debe ser difícil no tener un club de fans, pero no debes ponerte así—” Oikawa fue interrumpido por un puñetazo en su hombro. “¡Basta de violencia!”
“Hay algo que no entiendo, Hiyori,” dijo Eureka. “Si eres conocido de Adachi… ¿Nunca lo viste con Souji?”
“Mm…” Hiyori se mostró un tanto pensativo. “¿No somos tan cercanos? No frecuentamos mucho. Goro y él si se conocen por años. Pero nos llevamos bien, eso sí. Aunque a veces me estresa un poco su sarcasmo… me hace recordar a mi mejor amigo.” El peliverde suspiró.
“Goro… ¿Goro Akechi?” preguntó Kanan.
“¡Sí! ¡No me digan que también lo conocen! Osea, Goro es popular, pero—”
“Justo iba a preguntar si era el detective influencer,” dijo Eureka. “¡Es súper popular! ¡Su cuenta de Instagram tiene como 3 millones de seguidores!”

“¿Te gusta Akechi-san?” le preguntó Oikawa, curioso.
“No soy su fan, pero a veces reviso su blog, donde recomienda cafés y restaurantes,” dijo Eureka. “La última vez que lo hice, hablaba sobre una pastelería deliciosa en las afueras de Tokio. Decía que tenían el mejor té de frutos del bosque y la mejor torta de chocolate.”
“¡Woah! ¡Debemos ir pronto! Con Souji-chan, también. A él le encanta la torta de chocolate.”
“¡Sí!”
“¿Ustedes conocen a Goro?” preguntó Hiyori, observando a Kanan y Mari.
“Nope~”
“Al igual que Eureka-chan, sólo he oído que es un influencer y un detective de la policía, nada más,” dijo Kanan.
“Me sorprende que Adachi sea más conocido. Bueno, estuvo relacionado a Souji, así que tiene sentido.” Hiyori se encogió de hombros. “¿Y? ¿Ustedes saben por qué terminaron?”
“No me gusta hablar de la gente a sus espaldas, pero Adachi-san era un poco controlador,” dijo Kanan.
“Yo también opino lo mismo,” dijo Mari.
“Y yo,” dijo Iwaizumi. “No era tan malo como parece, pero con Souji era muy agobiante.”
“Pues sí. Las veces que he pasado tiempo con él, siempre lo veía mandándole mensajes o llamándolo. Pero… siento que no fue por eso que terminaron.”
“Mm.” Mari asintió. “Souji nunca ha notado esos detalles. No entiendo qué le hizo darse cuenta de todo.”
“…” Oikawa y Eureka intercambiaron miradas sutiles.
“Alguien lo hizo entrar en razón, de seguro,” sugirió Iwaizumi.
“Mm, eso debe ser,” dijo Hiyori. “Es extraño, de todos modos.”
“Lo es. ¡Pero! Creo que es lo más sano para ambos,” dijo Oikawa.
“Sí, es cierto. Aunque voy a tener que lidiar con Adachi deprimido… y ya tengo suficiente con Jun-kun.”
“¡Oh! ¿Le pasó algo?” preguntó Kanan, curiosa.
“Terminó con su enamorad— ¡Wah!” Hiyori se llevó una mano a la boca, indignado consigo mismo. Al parecer, por unos instantes, había olvidado que era una celebridad y que su amigo también lo era. “¡No debería ir diciendo estas cosas!”
“Bah, Hiyori, hablas como si fuéramos periodistas faranduleros.” Kanan rio.
“No lo son, pero hay oídos y ojos por todos lados.”
“Como si alguien de la facultad fuera a darlo todo por el chisme,” dijo Oikawa… y luego se llevó una mano al mentón. “Bueno, todos somos unos locos del chisme, no puedo negarlo. ¡Pero no lo venderíamos! Se queda con nosotros.”
“Haha~” Hiyori rio. “Eso es cierto.”
“Hay algo que no entiendo. ¿CosPro les deja tener pareja?” preguntó Eureka, curiosa.
“No. Forma parte del conglomerado de agencias que tienen reglas muy estrictas para sus idols. Ese es el motivo por el que debo ser cuidadoso: CosPro nos crucifica si se entera de ello.”
“¿Y quién era la chica?” preguntó Mari.
“Es una idol de un grupo más novato de la agencia. No diré su nombre. Se conocieron en una de las galas y empezaron a salir. Súper cuidadosos con todo, pero ella se cansó un poco de que su relación fuera secreta.”
“Es que debe ser agotador.”
“Sí.” Hiyori suspiró. “Cortaron la relación en buenos términos, pero a Jun-kun realmente le gustaba. Está muy decaído. Creo que voy a llevármelo de paseo para ayudarlo un poco con eso.”
“¡Sí! Sería genial, para despejarlo un poco,” dijo Mari.
“¿Aún están de receso?”
“Tenemos un festival a final de vacaciones. Ahí haremos nuestro comeback.”
“Oh, genial. Mucha suerte, Hiyori,” dijo Eureka.
“¡Mucha suerte, Hiyori-chan!” Oikawa sonrió.
“Suerte.”
“¡Suerte, Hiyori!”
“Gracias, sé que nos irá genial ✮~” Hiyori les guiñó el ojo y se levantó de su sitio. “Ah. Iré por otra de estas,” mencionó, moviendo su lata de cerveza. Al observarla, Eureka se percató de que se trataba de una marca exclusiva de cerveza artesanal. Tenía sentido, tratándose de alguien como Hiyori, de gustos refinados y un tanto… pretenciosos. “¿Alguien quiere?” preguntó.
“Tráeme una, por favor,” dijo Iwaizumi.
“¡A mí también!” Oikawa sonrió.
“¡Okay~!” Hiyori canturreó y se dirigió hacia la cocina.

Eureka optó, en esos instantes, por tomar asiento al lado de Kanan y Mari. Aún no se sentía tan agotada del todo, pero no veía mal descansar un poco. La HiME probó cerrando los ojos, sintiendo una ligera calma y arrullo al escuchar la voz del grupo a su alrededor hasta que, finalmente, se quedó dormida.
« Last Edit: November 15, 2021, 01:02:21 PM by Eureka »


Eureka

La canción es New Rules de Dua Lipa u_u

45.4




Cuando se despertó, la fiesta seguía su curso: escuchó a un par de amigos de Bokuto cantando en la máquina de karaoke, mientras que Kanan y Mari y un par de parejas más bailaban al ritmo de la canción. Eureka enfocó su vista y notó, a lo lejos, a los miembros del equipo de vóley desperdigados en distintos grupos de conversación, donde algunos de los invitados señalaban a los pseudo-cantantes y comentaban cosas entre ellos. Oikawa andaba en un grupo con Iwaizumi, Ritsu y un par de chicas, sonriendo y gesticulando lo que parecía ser una anécdota muy graciosa.

Desvió su mirada de nuevo a los cantantes, curiosa. No costaba notar que los dos chicos del karaoke andaban muy ebrios, pero su esfuerzo por entonar y seguir la letra era digno de admirar. Aunque un tanto somnolienta, Eureka no pudo evitar soltar un par de risas al observar el espectáculo. Su mirada, sin embargo, cayó en las parejas… y en la cercanía de Kanan y Mari.

Era imposible reprimir recuerdos, más aún cuando acababa de terminar aquella relación hacía tan poco tiempo, pero Eureka se odiaba a sí misma por permitir que su mente evocara momentos tan bonitos y similares a lo que sus ojos veían.

Medio año atrás, habían estado bailando juntos en la fiesta de Navidad que habían celebrado en la mansión Vi Britannia. Medio año atrás, se confiaban de todo y se apoyaban entre ellos. Medio año atrás, lo sentía cerca de sí.

La batalla contra Komaeda y Kokichi y su deber como HiME la habían distraído hasta cierto punto. La pena siempre había estado presente, pero recién en ese momento podía notar la intensidad de esta.

Era agobiante.

“¿Estás bien?”

Eureka saltó un poquito de la emoción al caer en cuenta de la voz a su lado. Hiyori andaba cuidándola, al parecer, porque ninguna otra persona andaba sentada en los sillones excepto ambos… y Morgana, que andaba durmiendo en uno de los sofás, tal como ella.

Wow, era el mejor día de su vida.

…De ahí recordó su estado anímico y suspiró.

“No.”
“Huh. Tus ánimos se me están contagiando. Un clima terrible, si te soy sincero.” Hiyori suspiró.
“¿Qué?”
“Mira, no hago esto siempre. Pero no quiero que me arruines la noche con tus malas vibras. Así que… aprovecha y desahógate.” Hiyori rodó los ojos. “¿…Qué pasó?” le preguntó, un poco preocupado.

No sabía si era la hora, el cansancio, la falta de lucidez o tal vez la calidez de la mirada de Hiyori —quien, al parecer, andaba un poco ebrio—, pero Eureka empezó a llorar sin poder controlar sus lágrimas. Hiyori tuvo una pequeña crisis emocional pero finalmente optó por darle un par de palmaditas en la cabeza, calmándola un poco.

“Lo siento,” mencionó Eureka, limpiándose las lágrimas.
“No, yo fui el que te preguntó.” Hiyori suspiró. “Pensé que sería algo tan sencillo como ‘reprobé una curso’, ‘Oikawa es insoportable’, étc., pero ¿hay algo más?”
“Lo primero no ha pasado, pero estuve a punto de hacerlo. Y está ligado a lo segundo, pero realmente no ando mal por eso.”
“¿Entonces?”
“Mi novio me terminó hace unas semanas.”
“Yiiiikes, lo siento. Parece que es propio de la temporada, entonces.”
“Creo que tienes razón.” Eureka soltó una risa seca, recordando que Adachi y Jun andaban en las mismas que ella.
“Y… ¿Cómo así… pasó?”
“Estábamos en momentos distintos de nuestras vidas. Ambos queríamos cosas diferentes. Yo uh… bueno, no sé si escuchaste lo que andábamos hablando con el equipo de vóley.”
“Nope. Pero supongo que se relaciona con que eres HiME.”
“Sí, eso. Mientras que él… es el heredero de una multinacional. Pertenece a la nobleza inglesa, es…”

“Wow. Suena muy importante.”
“Lo es.”
“¿Y tú?”
“Yo… soy una simple estudiante. Tengo depresión por ser HiME hace tres años y no he aprendido de mis errores. Al contrario, he vuelto a ser HiME y no tengo mis prioridades claras. Ando pasando por una pequeña crisis existencial, de hecho.”
“Si estás deprimida, deberías empezar un tratamiento. O retomarlo.”
“Huh.” Eureka tomó su mentón, pensativa. “Bueno, estaba yendo a la psicóloga hace poco más de medio año.”
“Pues vuelve a ir. La terapia es necesaria.” Hiyori sonrió.
“Sí, es cierto.”
“Yo… también voy a terapia,” comentó Hiyori, desviando su mirada hacia la fiesta. “No por cosas tan problemáticas, como las tuyas. Es solo que ser idol es agobiante. Y… tengo un problema con un miembro de mi grupo.”
“¿Saegusa?”
“En parte, sí.” Hiyori asintió. “Realmente, no es tan grave. Nos estamos llevando mejor. El tema es con otra persona— ¡Wah! Acabo de darme cuenta de no debería seguir hablando de más.”
“No voy a ventilar tus secretos, tranquilo.”
“Gracias.” El peliverde rio. “Pero esto no es sobre mí. Es sobre ti.”
“Bueno, supongo que he andado muy ocupada como para procesar todo realmente. A veces… me siento mejor. ¿Cuando estoy con amigos? Pero a solas es difícil.”
“Mmmmm… Tiene sentido. No… soy experto en esto. ¿Nunca he estado con alguien? Pero si he ayudado a varios amigos en la misma situación. No te puedo llevar de paseo, peeero si te puedo sugerir algo.”
“¿Qué cosa?” Eureka lo miró, curiosa.
“Esa máquina de karaoke te podría servir.”
“Oh, no, no pienso cantar como despechada.”
“No.” Hiyori sonrió. “No hay necesidad. Me harás los coros, no más.”
“¿…Vamos a cantar juntos?” Eureka estaba al borde de un paro.
“Si gustas. Es una buena manera para desahogarse y no harás el ridículo si cantas conmigo. No lo harás.”
“Uh…”

La decisión en la voz de Hiyori había logrado convencerla, más allá de su falta de técnica vocal y su estado anímico. Nunca había sido una gran cantante y sabía que no lo sería en esos momentos, luego de una semana de recuperación y sin muchas energías. Sin embargo, oportunidades como esa eran únicas. Nunca más iba a tener una así.

“Claro, te haré los coros.” Eureka le sonrió.
“Genial.” Hiyori le devolvió la sonrisa.





El peliverde se alzó del sofá y la tomó de la muñeca, conduciéndola a la máquina de karaoke. El dueto de los dos amigos ebrios de Bokuto había finalizado y ellos les cedieron sus micrófonos con una reverencia exagerada. Hiyori se dispuso a revisar el catálogo hasta que encontró el número de la canción y lo colocó en la máquina.

Antes de darle play, Hiyori se acercó a Kanan y a Mari y les comentó un par de cosas que Eureka no llegó a escuchar claramente. La pareja le sonrió a Hiyori y asintió, emocionada. Los tres la abordaron con sonrisas maliciosas y Eureka no pudo evitar sentir un tanto de preocupación al respecto.

Sin embargo, la canción inició y con ella, Hiyori empezó a cantar.

One

Era impresionante observarlo mientras caminaba por la estancia con completa seguridad de sí mismo y de su voz. Verlo en youtube nunca iba a hacerle justicia: Hiyori tenía un dominio escénico impresionante y exudaba confianza y talento. La acción llamó la atención de todos los grupos y presentes, quienes posaron sus ojos con visible curiosidad en el idol en medio de la sala.

Kanan y Mari llevaron a Eureka a los sofás, donde tomaron asiento en los reposabrazos. La HiME, confundida, pareció entenderlo todo cuando Hiyori se echó en el sofá y continuó con la canción, simulando el videoclip. Como el tenor que era, podía llegar fácilmente a las notas graves de Dua Lipa y parecía jactarse de ello, mejorando incluso la interpretación de la cantante original.

Talkin' in my sleep at night
Makin' myself crazy

Out of my mind, out of my mind


Kanan, Mari y Eureka le cantaron los coros, sorprendiéndose al notar que Bokuto y Kuroo se unieron a sus voces. Hiyori se sentó, y sus coristas tomaron asiento al lado de él, ahora acompañadas también por Bokuto y Kuroo. Hiyori sonrió ante la inclusión de ellos y apoyó su cabeza en Kanan mientras continuaba con la canción.

Wrote it down and read it out
Hopin' it would save me

Too many times, too many times


El cantante sorprendió a Eureka al señalarla e indicarle que continuara con el siguiente verso. La chica, un tanto sorprendida, entró un poco tarde, pero logró cantar lo que el idol le pidió.

My love
He makes me feel like nobody else
Nobody else


Eureka tomó en cuenta la letra y notó que era inútil seguir dándole vueltas a algo que había estado destinado a no funcionar. Sabía que le tomaría un par de meses cumplir con el luto pertinente, pero ya no sentía la necesidad de intentar arreglar las cosas o recuperar a Lelouch. Si pensaba detenidamente en ello, esa sensación se había disipado muchísimo tiempo atrás, desde que había notado que iba a ser inevitable cortar por lo sano.

Era cierto que dolía, pero no había tiempo para deprimirse y tampoco contaba con las energías para andar decaída. Debía recuperarse lo más pronto posible para poder estar lista y así enfrentar los retos que se venían. Kokichi era un oponente formidable y nada le indicaba que el resto de miembros de aquel extraño comité harían caso omiso a lo que había ocurrido.

But my love
He doesn’t love me so I tell myself
I tell myself


Hiyori la tomó de la muñeca y, junto al resto, se levantaron del sofá para continuar con la canción. Varios de los invitados de la fiesta soltaron gritos de emoción y aplaudieron, empilados con el espectáculo. Entre los espectadores, Eureka notó a Oikawa y a Iwaizumi sonriéndole y les sonrió de vuelta.

One: Don't pick up the phone
You know he's only callin' 'cause he's drunk and alone


El grupo rodeó a Eureka y la detuvo cuando intentó sacar su celular para imitar lo que la letra decía.

Two: Don't let him in
You'll have to kick him out again


Mientras cantaba, Hiyori evitó que Eureka intentara acercarse a la puerta, siguiendo la letra. La llevó de nuevo al centro de la sala, donde continuó cantando.

Three: Don't be his friend
You know you're gonna wake up in his bed in the morning

And if you're under him, you ain't gettin' over him


Hiyori se sorprendió al escuchar que varios de los presentes comenzaron a corear junto a él. Mari, Kanan, Bokuto, Kuroo y Eureka también se sumaron, y pronto andaban terminando el primer coro en una cacofonía de voces emocionadas y muy borrachas.

I got new rules, I count 'em
I got new rules, I count ‘em

I gotta tell them to myself


Eureka sonrió al intercambiar miradas con el idol. Mientras se disponían a continuar con la canción, un sentimiento de calma la invadió, similar al que había sentido junto a Oikawa aquel día de la maratón de películas terribles luego de despedirse de Lelouch.

En esos instantes, reafirmó sus pensamientos de aquella vez: sabía que estaría bien.

Estaba muy segura de ello.

I got new rules, I count ‘em
I gotta tell them to myself







Se despertó de a pocos, acostumbrándose a la oscuridad de la habitación en la que se encontraba. La luz que provenía de la calle y se colaba entre las cortinas no conseguía alumbrar lo suficiente como para ayudarla a discernir sus alrededores, pero al tomar en cuenta la totalidad del cuarto, Eureka notó una fuente de luz adicional al otro extremo de la estancia, deslizándose por la puerta entreabierta. Se restregó los rezagos de sueño en sus ojos y se incorporó hasta quedar sentada en la cama.

Un poco más lúcida, supo que se encontraba en el cuarto de Oikawa. Reconocía la pelota de vóley en el piso, el bolso de deporte que siempre utilizaba, y las camisas y pantalones colgados en la silla del escritorio.

Si bien había comenzado a frecuentar su departamento con el paso de los meses, el cuarto de su amigo había sido un misterio hasta ese momento, y era complicado procesar que andaba allí en esos instantes. Más aún ahora, que había dejado de ser su rebel para pasar a ser su key.

Eureka se levantó de la cama para curiosear un poco más: inmediatamente llegó al escritorio, donde yacía la laptop de su amigo y unas revistas de deportes. Encontró una foto enmarcada de Oikawa, su mamá y su hermana y sonrió, enternecida, al notar lo similares que eran entre ellos. Los hermanos parecían réplicas exactas de la madre.

Sus trofeos y medallas estaban ordenados en el estante de al lado, con una varieda de libros detrás de estos. Los premios variaban en tamaños y formas: en todos se le reconocía su habilidad como armador, destacándolo como el mejor de la región o a nivel nacional. La única variación entre ellos era el grado que cursaba en Middle School y High School. Eureka siempre había sabido que Oikawa era admirable, pero no dejaba de sorprenderla constantemente. Era indignante que no perteneciera a la selección nacional. Ya luego conversaría con Ushijima acerca de ello. Era su turno de ayudarlo.

Eureka salió del cuarto, cuidando no hacer mucho ruido. Imaginaba que Iwaizumi andaba descansando en el suyo y lo último que quería era ser inoportuna con su visita. Sigilosamente, caminó por el pasillo hasta llegar a la sala, donde encontró a Oikawa mirando un partido de vóley en el televisor. Portaba unos audífonos, al parecer para no despertar a sus amigos.

La HiME caminó hasta tomar asiento al lado de su amigo. Por el peso adicional en el sofá, Oikawa registró su presencia y se giró a mirarla, pausando el partido.

“¡WAH! ¡Eureka-chan, casi me das un paro!” le dijo Oikawa en voz baja, indignado. Se removió los audífonos y los dejó colgando de su cuello.
“Eso te pasa por tener puestos los audífonos.” Eureka rio, mientras se apoyaba en el respaldar.  “Aunque te entiendo, necesitas tomar tus precauciones para no levantar a Iwaizumi en plena madrugada, me imagino.”
“Iwa-chan me mataría, pero no puedo evitarlo. Kuroo-chan me pasó esta grabación del amistoso más reciente entre Waseda y Aoyama Gakuin. Waseda se ha conseguido un nuevo líbero y está recibiendo los mates del otro equipo con mucha facilidad.”
“¿Crees que sea un problema para ti? Tus saques son súper potentes.”
“Por supuesto, si soy el mejor~” Oikawa le sonrió. “No lo sé. Aún no llevo mucho del primer set, realmente. Así que puede que tengan más ases bajo la manga.”
“¿Cómo así? ¿Qué hora es?”
“Tres y media. Nos regresamos a las dos y cuarenta. Para ese entonces, ya estabas dormida, así que por más de que te cargué del taxi y todo, no despertaste para nada. No me demoré mucho en dejarte en mi cuarto. Uh… de ahí engañé a Iwa-chan con que iba a dormir en el sofá…”
“…Y esperaste hasta que se durmiera.”
“Pin pon~” Oikawa hizo una seña de paz y le guiñó el ojo.
“Pero no entiendo. ¿Cómo… salimos tan tarde? No recuerdo mucho. ¿Lo de Hiyori fue un sueño o sí pasó?”
“Oh, no, ese espectáculo que hicieron no lo voy a olvidar nunca.” Oikawa sonrió. “Por un momento juré que habías tomado, pero supongo que estabas muy feliz. Además, Hiyori-chan es una terrible influencia.”
“Oh…” Eureka se tapó la cara. “Todo el equipo de vóley me vio. Ya no los voy a poder mirar a los ojos.”
“¡Qué hablas! ¡Todos alabaron tus grandes habilidades como cantante! No estoy siendo sarcástico, por cierto.”
“¡Igual! ¡Me voy a morir de la vergüenza cuando los vea de nuevo!”
“Descuida, la verdadera estrella de esa presentación fue Hiyori-chan, así que él será el protagonista de esa anécdota. Igual, no te estoy mintiendo, Sawamura-chan y Tendo-chan me dijeron que tenías una linda voz.”
“De Sawamura lo creo. De Tendo…” Eureka rodó los ojos.
“¿Parecía sincero?” Oikawa se tomó el mentón, pensativo.
“…” Eureka suspiró. “Si se trata de Tendo, no podría decir eso con seguridad. Pero bueno. ¿Qué pasó luego de la pachotada que hice?”
“Oh, le dieron los micros a Bokuto-chan y Kuroo-chan, porque ese par quería cantar Don’t Go Breaking My Heart. Mari-chan y Kanan-chan se acercaron a ustedes y conversaron un rato. De ahí te volviste a dormir.”
“Wow, realmente estoy cansada.”
“Es que necesitas esos días adicionales en la clínica. Pensé en llevarte de vuelta, pero sentí que sería un poco complicado.”
“No, hiciste bien en traerme aquí, gracias. Al contrario, disculpa las molestias. Me siento mal pensando que te robé tu cuarto…”
“¡Tranquila! Igual, no es como que quiera dormir ahorita. Necesito ver este partido. De ahí descansaré.”
“Mm. ¿Te molesta si te acompaño?”
“Claro que no.” Oikawa sonrió. “Pero tal vez deberías dormir.”
“Eh.” Eureka se apoyó en su brazo y cerró los ojos. “También puedo dormir aquí.”
“…” Oikawa soltó un par de risitas. “Dudo que mi brazo sea tan cómodo.”
“Lo es. Por cierto, ¿dónde se quedó Mona?”
“Estaba durmiendo en mi cuarto, también.” Oikawa cogió la manta al otro lado del sofá para colocársela encima a su amiga. “¿No lo viste?”
“Huh. No lo noté.”
“Bueno, si tiene hambre o algo, supongo que vendrá por acá.”
“De seguro. Buenas noches, Oikawa. Y… ¿gracias?”

“…” Oikawa se detuvo antes de darle play al video. “¿Por?”
“Por lo de Hiyori. Sé que me dejaste con él a propósito.”
“Jaja~ Me descubriste~”
“Recién lo acabo de procesar, de hecho.”
“¡Espero que te haya ayudado!”
“Funcionó de maravillas, en serio.”
“Mm.” Oikawa sonrió mientras prestaba atención a la pantalla. “Me alegro, Eureka-chan.”

Eureka no le contestó: optó por acurrucarse a manera de respuesta. Oikawa se colocó de nuevo los audífonos y le dio play al video del partido, sonriendo levemente al notar que su amiga ya se había dormido.






“¡Karasu-chan~! ¡Nea-chan~! ¡Qué agradable coincidencia!” canturreó Kokichi con una emoción fingida, ni bien llegó a la sala de reuniones.

A diferencia de él, Karasu andaba al borde de un ataque de ira, pero parecía intentar lo imposible por controlarse.

En cierta forma, el rebel entendía sus motivos. Pero siendo sincero consigo mismo, a Kokichi le importaba muy poco.

El comité nunca había sido su prioridad. Había llegado allí por el estatus de su familia dentro de la institución, y le servía de diversión momentánea mientras buscaba un oponente formidable. Sin embargo, ya lo había encontrado: Eureka y Oikawa aún tenían mucho por mejorar, pero habían logrado sacarlo de la rutina y eso era lo más importante para él. HiME y key eran muy interesantes en su dinámica y en sus secretos un tanto visibles a sus ojos. Entrometerse en esa relación iba a ser de lo más divertido.

Ahora que los tenía a ellos, continuar con sus labores adicionales sonaba como un trabajo demasiado engorroso para su vida despreocupada. Planeaba disfrutar de sus vacaciones y juntarse con Komaeda para coordinar algunos aspectos de su alianza. Nada más.

“…” Karasu se removió la máscara y la lanzó en la mesa de aquella sala de reuniones. Se volteó hacia el ecran de la estancia, dándole la espalda a Nea y a Kokichi. “Es el colmo, realmente.”
“Mm.” Kokichi rodó los ojos y tomó asiento. “Lo curioso es que recién convoques esta reunión dos semanas después.”
“El trabajo me mantuvo ocupado.”
“Huh.” Kokichi bufó.
“…” Karasu suspiró. “No me importa si lo crees o no.”
“¿No he dicho nada?” Kokichi rio. “Estás un poco alterado hoy, Karasu-chan.”
“…Estoy decepcionado, Ouma. Sabes bien que el problema acá no es lo que sucedió con el gimnasio y tu extraña alianza con ese rebel desatinado.” Karasu se giró de nuevo hacia la mesa. “Eso es lo de menos. Rizembool está preparado para ese tipo de percances y el espacio será reconstruido en menos de un mes. Además, que seas rebel de nuevo no nos incumbe.”
“El problema es lo de Nanamine-chan y Oikawa-chan, lo sé.”
“Ugh. Me había olvidado de lo de Nanamine.” Karasu rodó los ojos. “Pero bueno, de eso se encarga Nea. Hablemos de Oikawa. No cumplimos con el encargo. ¿Cómo se supone que voy a explicar eso?”
“No lo hagas. Yo lo haré,” ofreció Kokichi. “¿Tú crees que se van a meter conmigo?”
“…No les va a importar de qué familia vienes.”
“Eso lo veremos.” Kokichi sonrió, confiado. “De cualquier forma, Oikawa-chan no va a salir ileso de todo esto.”
“Es el key de Suoh, ¿no?” dijo Nea.
“Así es~”
“…” Karasu hizo una mueca de asco. “Todo ha salido como lo planeaste.”
“No sé de qué hablas.” Kokichi fingió sorpresa.
“¿En serio? Porque me suena a que nos has estado paseando a Karasu y a mí todo este tiempo.”
“¿Eso no es mi culpa?” Kokichi sonrió de lado. “Nishishi~ Eso les pasa por tener la cabeza en otro lado.”
“Tan encantador como siempre,” dijo Nea, intentando guardar su enojo para sí mismo.
“No necesitas fingir conmigo, Nea-chan. Estamos entre mentirosos.” Kokichi rio. “Bueno, sólo venía a renunciar. Voy a tener suficiente con mi nueva HiME.”
“Como si Suoh fuese un verdadero reto.” Karasu bufó.
“¿Quién sabe? Puede que mejore en estos meses. ¡Y estoy muy emocionado por ello!” dijo Kokichi, agitando sus puños de una manera infantil.
“Deja de mentir,” le exhortó Nea.
“¡No estoy mintiendo!” Kokichi hizo un puchero. “Eureka-chan y Oikawa-chan son muy interesantes. Son un auténtico dúo de comedia y consiguen hacerme reír. ¡Esto va a ser muy divertido!”
“…” Karasu se frotó el tabique, hastiado. Luego de un suspiro, recobró la compostura. “Okay. Tú ganas, Ouma.”
“Eh, así no tiene sentido.” Kokichi rodó los ojos. “Pensé que se resistirían y me armarían más escándalo,” comentó, cruzándose de brazos.
“Agradece que tengo un compromiso en un rato y debo estar calmado para ello.”
“¡Ohhh! ¡El ocupado ‘Karasu-chan’!” Kokichi sonrió, mientras se levantaba de su sitio. “En fin, yo también tengo cosas que hacer. Ha sido un gusto trabajar con ustedes, los veré en el campus~”
“Ouma.” La voz de Karasu lo detuvo antes de que saliera de la sala. “Espero que estés preparado para hacerte responsable de las consecuencias de tus acciones.”
“¡Waaaaah! ¡Ahí está~! ¡La amenaza que tanto esperaba!” Kokichi se giró para sonreírle, muy inocente. “Ojalá cumplan con lo que prometen,” comentó, cambiando su semblante radicalmente. Su expresión denotaba pura malicia, emocionado con el prospecto de tener la oportunidad de pelear contra ellos dos.
“No lo dudes.” Nea le sonrió.
“¡Así me gusta~!” Kokichi les ondeó la mano, a la vez que se giraba. “Cuídenseeee, byebye~”
“…” Karasu tomó asiento en la mesa, suspirando levemente. “Confío en que tienes algo planeado para lo de Nanamine.”
“Acabo de hacer la solicitud de cambio de HiME. No sé si Nanamine llegará a postular, pero de hacerlo, planeo enfrentarme contra ella.”
“Sí, perfecto. Siguen sin haber datos sobre su paradero, ¿no?”
“Tengo entendido de que sigue refugiada en una familia externa al conflicto.”
“Okay, deja que Fushimi investigue al respecto. Esperemos que esta vez si encuentre algo.”






Kokichi salió de la zona administrativa rumbo a la puerta principal. Ya no tenía más asuntos pendientes en Rizembool, y el calor de aquella mañana lo estaba asesinando de a pocos, así que era hora de regresar a casa. En esos instantes, recordó los helados del café frente a la universidad y pensó en tomar un pequeño desvío antes de volver a la mansión, pero sus planes se vieron interrumpidos al cruzar miradas con cierta amiga suya.

Himiko había sido más pasable cuando era sólo su amiga y no su princess. Ahora que calzaba en ambas categorías, la rubia era un dolor de cabeza. Kokichi no quería lidiar con ella en esos instantes, más aún luego de la charla que había tenido con Nea y Karasu. Suponía, sin embargo, que eventualmente iban a tener que coordinar los lineamientos de sus puestos, y ya no podía seguir postergando aquella charla.

“¡Kokichi-chan!” Himiko le sonrió. “¡Al fin te encuentro!”
“¿Tú no… pertenecías al comité, también?” Kokichi arqueó una ceja.
“Oh, lo dejé hace poco. Quiero tener tiempo para cumplir con mi rol de princess a la perfección.”
“Huh. Yo di la misma excusa.” Kokichi rio. “Aunque en parte es cierto. ¿Supongo que te enteraste? De lo de Oikawa-chan y Eureka-chan.”
“¡Sí! Te mandé mensajes para juntarnos a hablar y no me contestaste. ¡Debiste atacarlos conmigo!”
“Bueno, ya tendremos una oportunidad para ello, tranquila.” Kokichi continuó caminando hacia la puerta, y Himiko lo siguió hasta alcanzarlo.
“Estaba preguntándome… Eureka-chan salió herida, ¿no? Pero Oikawa-chan está bien.”
“Mm.” Kokichi la observó de reojo. “¿Tienes algo en mente?”
“¡Debería darle la bienvenida! Le dije que lo atacaría si no cumplía con su rol, pero me obligaste a contenerme. ¡Pero ahora soy libre! ¡Él ya no es rebel!”
“Yep~ Nadie te va a detener, Himiko-chan. Sólo… ten cuidado. No quiero que termine como Eureka-chan.”
“¿Está muy mal?”
“Planeaba ir a visitarla. Según lo que tenía entendido, seguía en la clínica, pero me contaron que ayer hubo una reunión del club de vóley y fue con Oikawa-chan… así que ya no estoy seguro.”
“¡Woah! ¡Tienes ojos y oídos allí también!”
“Nishishi~” Kokichi sonrió maliciosamente. “Por supuesto.”

Kokichi soltó un suspiro, aliviado. Había pensado que Himiko sería un tanto terca o entrometida, pero sentía que se llevarían bien pese a todo. No había ninguna necesidad de trabajar juntos, y no le incomodaba que ella tuviera su propia agenda, siempre y cuando respetara que, a la hora de la hora, él era el rebel.

“¿Tienes algo que hacer ahora, Himiko-chan? Porque estoy de buen humor y pensaba ir por helados.”

“¡Vamos!”

Kokichi le esbozó una sonrisa y continuó caminando.

Sin duda, su vida sería más emocionante de ahora en adelante.
« Last Edit: March 22, 2020, 03:02:05 AM by Eureka »


Apple

Todas: ya llevamos mas de 30 caps.
Yo: Llevo menos de 20 :3 ....

#19: Loki


"Clare es la media hermana de Aramis"

Sheryl repitió las palabras de Souji. Una vez en alto, y luego un par de veces en su cabeza. Algo en su interior hizo 'clic' y recordó que Bulma le había explicado que a Souji lo habían expulsado de Hanasaki por una chica llamada Clare. Todo se había conectado por fin.

De pronto el asunto HiME parecía tener menos importancia. Sin pensarlo mucho Sheryl preguntó:

-¿Tu salías con Clare, verdad?

Los ojos verdes de Souji se llenaron de enojo. Por un momento Sheryl creyó que el lanzaría la lata de cerveza que tenía en la mano por los aires. Pero contrario a lo que demostraban sus ojos, tomo asiento en la barra de la cocina y dio un largo trago a su cerveza. Sheryl espero paciente a que terminara sin quitarle la mirada de encima.

-No tienes derecho- le respondió el mientras se limpiaba la boca con el revés de la mano -Cuando te fuiste me dolió mucho. Quisiera odiarte pero no puedo.

Y sin decir más se levantó, tirando la lata antes de retirarse de la cocina.


Cuando Sheryl despertó al día siguiente deseó  estar en cualquier lado, menos en el mismo techo que Souji. Tomo su teléfono de la mesita de al lado; ya era medio día y nadie se había molestado en despertarla. Le dolía la cabeza y su boca estaba seca, recordó que la noche anterior no había podido dormir y pasó en vela hasta la madrugada. Cuando por fin logró dormir fue incómodo y poco placentero.

"Debo irme" se dijo a sí misma. No le importaba pasar las vacaciones de verano en Hanasaki, podría estudiar y entrenar. Pero no podría vivir junto a Souji por mucho tiempo.

Se levantó de un salto, tomo un hoodie y se lo puso encima del pijama, y bajo a toda velocidad al comedor. De no haber sido porque Rangiku y Hijikata trabajaban ahí, cada uno concentrado en su propia computadora, su escape hubiera sido exitoso. En cambio su hermana al verla le sonrió y le extendió una botella de agua.

-Te ves terrible.

-Lo sé- contestó la menor. Probablemente tendría los ojos hinchados, estaría despeinada y tendría una cara miserable.

-Ya verás cómo te sentirás mejor. Toshi y yo hemos decido tomarnos unas vacaciones este verano. Empaca tus cosas porque ¡nos vamos a Nagano!

-¿Q-qué? ¿Cuándo?- la noticia tomo por sorpresa a Sheryl. Su hermana y cuñado nunca tomaban vacaciones y el hecho de que hubieran decido hacerlo para organizar un viaje a Nagano le tiraba a la basura todos sus planes de huida- al menos por el momento.

-Mañana a primera hora nos vamos. El padre de Toshi tiene una casa preciosa en las montañas, pasaremos un par de días allá.

-Pero es lunes...- protestó Sheryl.

Ambos adultos pararon de trabajar y la miraron divertidos. Los ojos de Sheryl se encontraron con los de Hijikata tan severos y autoritarios.... por su puesto, era el jefe. Podía tomarse todas las vacaciones que le dieran la gana. En cuanto a Rangiku, ella tenía un puesto ejecutivo bastante algo y si quisiera podría trabajar desde casa.

-No digas tonterías, querida. No te olvides que tus vacaciones de verano apenas comenzaron. Puedes invitar a un par de amigas para que vengan con nosotros si quieres.

Y con eso acabó la discusión. La única excusa que se le ocurrió a Sheryl para escaparse de la casa fue que tenía que recoger un par de cosas en Hanasaki.

Regresó a toda prisa a su habitación para arreglarse y justo cuando se disponía a pedir un uber tocaron a su puerta.

Era Reinhard anunciándole que el seria su chofer.

-Podemos ir a Hanasaki por tus cosas... y luego ir a comer algo por ahí solo los dos ¿qué te parece?

De nuevo Sheryl no pudo negarse. La sonrisa de Reinhard era dulce y de verdad parecía interesado en fortalecer sus patéticos lazos fraternales.


-Vaya que Hanasaki es grande- comentó Reinhard. Habían aparcado en el estacionamiento y Sheryl le había dado indicaciones de cómo llegar al  edificio con las oficinas de los profesores. Al parecer el joven quería presentarse con el asesor de su tesis mientras Sheryl iba por sus cosas.

-¿Seguro que no quieres esperarme a que termine de recoger mis cosas? podría llevarte con tu profesor después.

-Estoy bien. Quiero familiarizarme con el campus y no quiero que te sientas apurada sabiendo que te estoy esperando a fuera.

Los hermanos acordaron enviarse un mensaje cuando cada uno terminara con sus respectivas actividades y juntarse en una cafetería cercana al estacionamiento que seguía abierta. En su mayoría la universidad estaba casi desierta. Los estudiantes tendrían una semana de descanso en general y luego comenzarían los cursos de verano. Como excepción algunos profesores seguían llegando.

Aprovechando que andaba sola Sheryl saco su ipod e intento relajarse un poco mientras caminaba a la residencia. El calor de verano empezaba a dejarse sentir con fuerza y el sonido de las cigarras sonaba atravesó de sus audífonos.

Pensaba en Souji y todo lo que había pasado en menos de un año: la habían secuestrado en diciembre, en febrero se había mudado con a Tokyo y unas semanas más tarde se convertiría en una HiME. El regreso de Souji no solo a Tokyo, sino también a Hanasaki había sido de alguna forma había sido una especie de climax. Ya se habían ido de vacaciones juntos, ya habían luchado y entrenado juntos. No obstante nunca habían conversado para dejar las cosas entre ellos.

La residencia de las HiMEs estaba vacía, o por lo menos la mayoría de las chicas estaban ya de vacaciones. La única que parecía estar en la residencia era Kallen, su vecina de enfrente. Tenía la puerta entreabierta y al parecer estaba calentando para ir a entrenar.

Al igual que a Sheryl, a Kallen no le había ido muy bien en su primer enfrentamiento con su Rebel y a pesar de que no había sabido nada del desde el ataque a Hanasaki ninguna de las dos había dejando de entrenar. Para Sheryl era agradable encontrarse con una cara conocida, sobre todo si se trataba de una de sus colegas HiMEs y toco suavemente. Kallen se volvió a ella y la recibió con una amable sonrisa.

-Sheryl, que sorpresa. Pensé que ya te habrías ido de vacaciones- la pelirroja intentó ocultar su nerviosismo. Sheryl la intimidaba un poco, quizá porque ambas chicas eran lo opuesto.

-Solo vine a recoger unas cosas mientras mi hermano busca a su profesor. ¿Tú no volverás a casa por el verano?

-No, no lo creo- "odio a mi madre por ocultar la identidad de mi padre de manera obstinada". Obviamente Kallen no se permitiría decir la razón por la cual no podía regresar a casa.

Ambas sonrieron y un silencio incomodo invadió la habitación, hasta que Sheryl recordó que Rangiku le dijo que podía invitar a alguien para el viaje.

-Oye mañana iremos una par de días a la casa de mi cuñado en las montañas, ¿no te gustaría ir?

-Me encantaría. Pero ya tengo planes para mañana- Kallen nunca creyó que recibiría ese tipo de invitación alguna vez, y de verdad se sintió tentada a cancelar sus planes con Athos para el día siguiente.

-Es una lástima- Sheryl parecía genuinamente decepcionada- para otra ocasión será...

Ni bien había terminado de hablar la rubia el ruido de cristales las estremeció a las dos. Alguien, con un tiro perfecto, había lanzado una roca con una nota a la habitación de Kallen. La pelirroja tomo la nota y palideció un poco al leerla.

-¿Qué es? ¿Qué dice?- Sheryl estaba entre angustiada y ansiosa. Si solo fuera una broma la reacción de Kallen no hubiera sido tan notoria.

Kallen le enseñó la nota y la rubia la leyó por lo menos 3 veces. Con una caligrafía poco estética afirmaba "Tengo una bomba para Hanasaki, sino te diriges al bosque atrás de la residencia en 30 minutos la detonaré. Loki".

Ambas chicas se vieron, sus expresiones confundidas y preocupadas; cada una con sus flashbacks de la trágica noche del ataque de Rizembool.

Kallen fue la primera en reaccionar, era obvio que la carta iba dirigida a ella aunque había la posibilidad de que el tal Loki fuera el Rebel de Sheryl.

-¿Es ese tal Loki tu Rebel?

-No lo creo. Mi Rebel se llama Aramis.

-Definitivamente en para mí... será mejor que vayas por tu hermano y salgan de aquí con toda la gente que puedan.

-No. Iré contigo- Por unos momentos Sheryl estuvo tentada a obedecer a Kallen, no obstante parecía que la amenaza no se cumpliría si la chica llegaba al punto de reunión.

-¿Estas segura?

-Bueno que yo sepa no hay ninguna regla escrita a favor de los combates uno a uno. Piensa que seré algo así como un refuerzo- Los ánimos de Sheryl parecieron revivir mientras giñaba y tomaba la mano de Kallen -Vamos, no necesitamos que detonen otra bomba en Hanasaki.
« Last Edit: June 23, 2020, 08:00:32 PM by Apple »


Sayi


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~






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Now, let's carry on with those big HiME dreams...

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Eureka

Faltan varias cosas pero ahí vamos u_u


46.




Sho suspiró al notar que el filo de la katana de Souji estaba a milímetros de su cuello: había perdido otra vez.

Cerró los ojos. No debía sorprenderle porque sabía el motivo exacto de sus preocupaciones, pero nunca había esperado rendir de aquella forma en los entrenamientos con su pareja. Ahora que los habían retomado luego de aquel malentendido, le indignaba no poder ganarle como antes lo había hecho.

Había sido natural, una serie de movimientos que se sabía de memoria. Esquivar su katana, defenderse, retroceder, avanzar, volver con más energía, girar hacia la derecha, probar otras salidas. Pero en esta ocasión, ninguno daba resultados. Siempre estaba unos segundos más tarde, dándole la facilidad a Souji de predecir lo que haría.

Era aún más humillante recordar que Souji había dejado de entrenar por un par de meses, a diferencia de él, que había continuado con una rutina de entrenamientos junto a Labrys y Todoroki.

Sho sabía cuál era el motivo de sus distracciones… y aunque no le agradaba tanto la idea, suponía que debían conversarlo. La expresión de Souji le permitió intuir que ese sería el momento de tener aquella charla.

“¿Estás bien?” Souji hizo a un lado su katana y se acercó a él. “Estás muy distraído desde hace unos días. No es común que cometas tantos errores, y en este entrenamiento no has ganado ni una sola vez…”
“Lo sé.” Sho clavó sus espadas en la tierra y se sentó. Souji lo imitó, tomando asiento a su lado. “Supongo que… estoy un poco preocupado.”
“¿Ken?”
“…” Sho rodó los ojos. “Soy un libro abierto.”
“Lo eres.” Souji le dio un par de palmaditas en el hombro. “Supuse que era por él, pero no quería entrometerme.”
“Mm.” Sho asintió. “Hace una semana llegó con un montón de cosas a la casa. Había comprado víveres y varias golosinas que nunca podemos costear porque con nuestros sueldos y la pensión de nuestro tutor no nos alcanza. Yo he optado por guardar y ahorrar un poco para videojuegos, y hace tiempo que no compraba esas cosas… aparte de lo básico y lo necesario para las comidas de la casa, claro. Pero Ken trajo un montón de las cosas que me gustan. Y sé que no le pagan tanto en su trabajo. Dice que fue por un aumento de sueldo, y en un inicio le creí… pero hay algo que no me cuadra. Eso y… bueno, un tema suyo de salud.”
“No serías tú si no vivieras preocupado por tu hermano.” Souji le sonrió. “Es como una característica principal de tu personalidad.”
“No puedo evitarlo. Si algo le pasara…” Sho se veía un tanto frustrado con aquella posibilidad.
“¿Te refieres a aquella premonición?”
“Me sigue dando vueltas. Pero no he sabido nada de mi HiME en semanas, así que no sé si creerlas.”
“¿Has pensado en ir a retarla de nuevo?”
“Sí, pero más adelante. Quiero disfrutar un poco más de esta calma pasajera que tengo.”
“Wow, nunca pensé verte tan contemplativo.”
“Y yo nunca pensé que estaría en una relación, así que la vida esta llena de sorpresas.” Sho le sonrió de lado.
“Haha~” Souji rio. “Es cierto. Ken me dijo que soy la primera persona que te gusta de esta forma.”
“…” Sho rodó los ojos. “Mi hermano es un traidor.”
“¿Pero es en serio? ¿No te interesó nadie en High School?”
“No. Tener pareja no era mi prioridad en lo más mínimo.” Sho se encogió de hombros. Pareció recordar algo, y sonrió de lado. “Tirar… bueno. Ese es otro tema.”
“Qué vulgar.” Souji se aguantó las risas.
“Hablas como si no te hubiera interesado eso también.” Sho lo juzgó con la mirada.
“Yo era más romántico, discúlpame.” 
“¿Crees que vas a poder engañarme? Cómo me gustaría conversar con alguno de tus amigos de High School…”
“Me ofendes, Sho.” Souji rio. “¿Tú crees que yo sería de ese tipo de chicos? ¿Yo?”
“Ay, sí, dechado de virtudes.” Sho rodó los ojos, un tanto irritado: Souji no iba a ser capaz de engañarlo.
“¿Quieres que te cuente sobre alguna de esas relaciones?”
“Sí.” Sho giró su cuerpo para encararlo, y Souji lo imitó. “De seguro te vas a delatar tú solo.”
“…Claro que sí.” Souji sonrió. “Bueno, uh… era popular en High School.”
“Dime algo que no sepa.” Sho frunció el ceño.
“Peeero, aún así, habían chicos y chicas fuera de mi alcance.”
“De seguro eran tímidos.” Apoyó su mentón en su mano, observando a su pareja un tanto desinteresado.
“Y había esta chica… era una senpai. Era muy linda y muy reservada, de hecho. Nadie podía acercarse a ella.”
“Aaaajá.”
“Me enamoré. Estuvimos juntos en el Consejo Estudiantil y ahí pude conocerla un poco más. Ella se confesó y salimos por un tiempo.”
“¿Y tiraro—?”
“Eso no es lo importante aquí.”
“Pero tiraron.”
“¡Sho!”
“¡Eso es lo que quiero averiguar!”
“Hace unas semanas te avergonzabas por un beso y ahora hablas de sexo como cualquier cosa. Pensé que eras más inocente.” Souji soltó un par de risas, entretenido.
“¿Nunca lo fui? Sólo era un baboso. Y bueno, pensaba que era imposible estar contigo así que un beso fue…”
“¿Fue?” Souji sonrió de lado.
“¡N-NO JODAS!” Sho andaba muy avergonzado.
“Así te recordaba. Ya me estabas asustando.” Souji volvió a reír.
“¡Deja de burlarte—!”




Sho se vio interrumpido por el sonido de las puertas del campo de entrenamiento, que se deslizaron abiertas ante la llegada de Labrys y Todoroki. Los dos andaban discutiendo sobre algo: Labrys se veía un tanto enojada, mientras gesticulaba y repetía sus argumentos una y otra vez. Poco a poco se acercaron a ellos, y allí fue que Souji y Sho comenzaron a discernir el tema de conversación de ellos dos.

“¡Tienes que ir!”
“No lo voy a hacer, Labrys.” Todoroki suspiró. “Les daré las llaves y ellos mismos se las arreglan. No puedo mirar a Midoriya a los ojos.”
“Yo, Bonkotsu, Todoroki,” los saludó Sho.
“Hola,” dijo Souji.
“¡Hola, Souji, Sho!” Labrys les sonrió, corriendo hacia ellos.
“Yo.” Todoroki la siguió a un paso más parsimonioso.

Souji y Sho se levantaron para saludar a los recién llegados. Todoroki y Sho intercambiaron un saludo con palmas que dejó al de cabellos bicolores un tanto perdido, mientras que Labrys abrazó a la pareja.

“Antes de que nos cuenten su drama, tengo una consulta.” Sho miró a sus amigos con seriedad. A su lado, Souji rodó los ojos.
“¿Es en serio?” Souji se llevó una mano a la frente.
“Sí.” Sho sonrió maliciosamente. “Bueno, Souji afirma que no tuvo deseos de ningún tipo durante la secundaria. Que fue santo y puro. ¿Ustedes le creen?”
“Factible,” dijo Labrys, sin inmutarse. “¡Souji se ve muy inocente!”
“Conste que yo no lo dije.” Souji se encogió de hombros ante la mirada enojada de su pareja.
“No entiendo.” Todoroki se veía perdido.
“Cierto, tú vives en otro planeta.” Sho lo observó, curioso. “Estamos hablando de… uh…”
“Aw, ya no lo puedes decir.”
“No jodas, Souji.” Sho lo golpeó en el brazo. Luego, se giró hacia su amigo. “Todoroki, ¿a ti no te atacaron las hormonas en el colegio?”
“…” Todoroki se mostró pensativo… hasta que todo pareció caerle de golpe y se sonrojó progresivamente, quedando del color de la mitad de su cabello. “Oh.”
“¡Awwww, qué lindo te ves, Shouto!” Labrys se llevó las manos a la cara, sin poder contener su emoción.
“No has respondido la pregunta.” Sho le sonrió.
“S-Supongo… que sí.” Todoroki desvió la mirada, sumamente avergonzado. Sho suponía que su círculo de amigos era igual de tranquilo que él y, por ello, esos temas de conversación no salían tan a menudo.
“Pero tú no hiciste nada porque eres reservado y tímido y eso sí me lo puedo creer—”
“Nadie me había dicho tímido, wow—” Todoroki se veía sorprendido.
“En cambio, Souji…” Sho lo miró de reojo.
“No voy a rendirme. No vas a ganar.” Souji le esbozó una sonrisa confiada.
“Tranquilo. Buscaré a tus amigos de High School y ellos confesarán tus fechorías.”
“Imposible.”
“De seguro ya los compró a todos,” dijo Todoroki.
“¡Gracias, Todoroki!” Sho se emocionó al ver que su amigo le seguía el juego.
“Ugh.” Souji se llevó una mano a la frente. “¿No nos quieren contar por qué andaban discutiendo?”
“Ya ví que quieres huir del tema.” Sho sonrió de lado.
“De ahí hablaremos detalladamente sobre nuestras experiencias de High School. Creo que lo de Labrys y Todoroki es más importante.”
“Ligeramente.” Labrys sonrió. “Sin ofender, Sho.”
“No hay problema, Bonkotsu.”
“Bueno. Shouto tiene un drama con uno de sus amigos más cercanos. Hace meses que no hablan,” dijo Labrys, directa al grano.
“Wow, esa historia me suena conocida,” dijo Souji. Sho lo codeó en el estómago, causándole un par de risitas. “¿Qué pasó, Todoroki?”
“Tuvimos un malentendido. Uh… ¿No sé si se enteraron de lo que pasó en la fiesta que hice al inicio de ciclo? No recuerdo si seguían allí cuando eso pasó…”
“Oh. ¿Te refieres a lo de tu bar?” preguntó Souji.
“Aún me sorprende que no hayas tenido problemas con tu papá por todo eso,” comentó Sho.
“Supongo que le importa más su negocio… pero sí, me refería a esa pelea entre rebels. Producto de aquel accidente con el bar, salí un poco herido. Pero, si les soy sincero, eso realmente no me molestó. Lo que me incomodó es que, si no hubiese intervenido, mi amigo podría haber sido el afectado. Yo… uh… bueno, lo siento, Minazuki. Te engañé, en parte, cuando te conté mis motivos para ser rebel. Yo soy rebel por él.”
“¿Por tu amigo?” preguntó Sho, confundido.
“Sí, para protegerlo. No sé qué haría si es que algo llega a sucederle. Y ahora que han dado carta libre para atacar inocentes, peor aún. Pero en vez de cumplir con eso… sólo estoy causándole problemas.”
“El día del ataque, Midoriya se enteró de todo de la peor forma,” contó Labrys. “Un rebel llegó hasta el lugar donde andaban refugiándose y Shouto tuvo que delatarse frente a Midoriya y sus amigos para llevarse al rebel a otro lado.”
“Felizmente no pasó nada, pero Midoriya…” Todoroki se veía un tanto apenado, mientras hacía memoria de lo que había sucedido. “Bueno, no tuve tiempo de explicarle mis motivos.”
“¿Y desde eso no se hablan?” Sho arqueó una ceja.
“Sí. Supongo que hemos estado un poco ocupados.”
“Aún así, se podrían haber hecho algo de tiempo para solucionar este malentendido,” dijo Souji.
“Además, qué exagerado tu amigo. ¿Por qué te dejaría de hablar luego de eso?” Sho se veía un tanto indignado.
“No lo mencioné… pero él le tiene una fobia a los rebels y al conflicto. Más aún, luego de lo que pasó ese día en la fiesta. Todas esas peleas entre rebels y lo del bar…” Todoroki suspiró.
“Bueno, a mí también me daría algo de miedo si no estuviera involucrado,” comentó Souji.
“¿En serio?” Sho no lo podía creer.
“Supongo. Es gente de nuestra edad con poderes sobrenaturales. ¿Qué cosa no hay de temer en eso?” Souji sonrió de lado.
“Ugh. Siento que te estás burlando de mí.”
“No.” Souji rio. “Pero retomando lo de Midoriya… puede que algo le haya sucedido en el conflicto pasado. ¿Te ha contado sobre eso?”
“No, no. No me ha contado nada al respecto,” dijo Todoroki. “Sólo me dijo que le daba miedo porque los rumores pintaban a los rebels de la peor forma… y hasta cierto punto, tiene sentido. Fushimi estaba dispuesto a acatar las órdenes al pie de la letra y atacar a esos civiles. Así como él, imagino que hay varios.”
“…Mm.” Sho asintió, aunque no parecía estar tan de acuerdo con Todoroki.
“…” Souji lo observó, preocupado.
“El punto es que la amiga de Midoriya le sugirió a Shouto que un paseo podría enmendar las cosas entre ambos.”
“Le dije que sería bueno. Mi familia es dueña de una villa en las afueras de Hayama. Pero no pienso ir. Quiero que ellos se diviertan. El ambiente será muy tenso si estoy allí.”
“Pero de seguro no van a querer disfrutar sin ti,” dijo Souji.
“Ajá. No tiene sentido si no vas,” comentó Sho.
“Eso es lo que dijo Uraraka-san.” Shouto suspiró. “Pero no quiero empeorar las cosas.”
“Estás huyendo de ellas, Shouto,” dijo Labrys, preocupada. “Desde que te conocí, te he visto preocupado por tus poderes. Es cierto que has mejorado, pero creo que tu malentendido con Midoriya se refleja en tus emociones de todas maneras y por eso aún no logras el control total de tus habilidades.”
“Es que no quiero ser rebel. Me gustaría renunciar, pero al menos quiero…” Todoroki entrecerró los ojos, un tanto apenado. “Bueno, quiero ganarle a mi HiME y ya.” Observó sus manos, visiblemente afectado por todo. “No voy a llegar a límites innecesarios. No quiero herir a nadie. Si consigo que ella renuncie… al menos lo contarán como una victoria y ahí podré retirarme.”
“¿Ya te asignaron HiME?” preguntó Sho, curioso.
“Mm.” Shouto asintió. “Hace unos días me dieron su nombre y sus datos.”
“¿Cómo se llama?” preguntó Souji, curioso.
“Haru Okumura. Es una estudiante de Administración de Empresas.”
“Ya veo.”

Souji se guardó sus comentarios. No desconfiaba de Todoroki: al contrario, sentía que era de los pocos rebels decentes que había. Sin embargo, no podía comentar que conocía a aquella HiME. Poco a poco, Souji se había dado cuenta de que no quería involucrarse más en el conflicto y causar daños innecesarios. Eso no significaba que no ayudaría a sus amigos: estaría allí para ellos, pero ya no contaba con las ganas de compartir información que podría perjudicar a otros.

Solo esperaba que Todoroki y su HiME llegaran a un acuerdo.

“Planeo encontrarme con ella en estas semanas,” comentó Todoroki. “Quiero hablarle sobre esto.”
“Espero que todo te vaya bien,” dijo Souji.
“Yo también.” Todoroki suspiró.
“¡Pero bueno! ¡Volviendo al tema!” Labrys señaló a Todoroki. “¡Debes ir al paseo!”
“No.”
“Yo también le doy la razón a Labrys, Todoroki,” dijo Souji. “No vas a ganar nada con seguir huyendo de todo.”
“Sí.” Sho asintió.
“¿Lo dice la voz de la experiencia?” Souji rio.
“…Supongo.” Sho se llevó una mano a la cara, para tapar su expresión avergonzada.
“Podría acompañarte, si quieres. Aunque no sé qué tan bueno sea para ti… ¿Creo que tus amigos no me conocen?” Labrys se veía un tanto pensativa.
“Creo que eso es lo de menos, Bonkotsu. ¿Cómo les explicas que no eres completamente humana?”
“¡Buen punto!”
“Bueno, a simple vista no es tan notorio.”
“Siempre podrías ser sincero y contarles cómo la conociste,” dijo Souji.
“Sería un buen inicio.” Sho asintió.
“…Mm. Puede que tengan razón.”
“¿Entonces?”
“Está bien. Iré con ellos. Pero nos acompañas, Labrys.”
“¡Por supuesto!” Labrys sonrió.
“¿Ustedes también quieren venir?” Todoroki los invitó.
“¡Sería lindo!” Labrys se veía emocionada.
“Uh…” Souji y Sho intercambiaron miradas.
“Yo normal, pero siento que podríamos incomodar a tus amigos,” dijo Souji. “Además, no sé para cuándo lo andaban planeando, pero en unas semanas es el cumpleaños de mi mejor amigo.”
“Ah. ¿Oikawa?”
“Sí. Aún no ha dicho cómo lo va a celebrar, pero voy a estar pendiente de eso.”
“Si no tienen planes, podrían venir a mi villa. Es un complejo de casas de playa, así que podrían tomar una. Como estamos cerca, podríamos visitarlos y pasar un día con ustedes. Lo único que necesito a cambio es que limpien la casa que les toque. Creo que necesitan un poco de mantenimiento, pero nada más.”
“Woah. ¿Estás seguro?” Souji se veía muy sorprendido. A su lado, Sho no cabía en su emoción.
“¡Todoroki! ¡Eres increíble!”
“Mm-mm. No es nada.” Todoroki negó con la cabeza. “Te tengo un gran aprecio, Minazuki. Y me daría pena que sólo mi grupo disfrute de aquel espacio. Son varias casas, después de todo.”
“Wow… la gente rica vive en otro planeta,” comentó Labrys, anonadada.
“Me avisan, entonces.” Todoroki les sonrió. “Si pueden y quieren, para coordinar fechas y todo.”
“¡Claro!”
“Gracias, Todoroki.” Souji hizo una leve reverencia. “Tengo una consulta. ¿Como para cuántas personas alcanza?”
“Catorce para cada cabaña, más o menos. Son espacios amplios, con varias habitaciones y facilidades.”
“Genial. Habrá que sugerírselo a Oikawa si es que sale el tema de su celebración de cumpleaños,” dijo Sho.
“Mm.” Souji asintió. “Tenemos que decirle. De nuevo, gracias Todoroki. Y… mucha suerte con lo de tu amigo.”
“Deberías ir mentalizándote todo. De otra forma, te va a chocar verlo cara a cara de nuevo,” dijo Sho.
“Es cierto.”
“Luego contactas a Uraraka-san y le dices que irás también,” dijo Labrys. “Por lo pronto… deberíamos entrenar, que de seguro los científicos nos van a sacar en cara todo el tiempo que pasamos conversando en vez de utilizar el espacio.” La joven suspiró.
“¿Les molesta si probamos algo? Llevo poco tiempo peleando de nuevo, pero me gustaría intentar con una batalla dos contra dos,” sugirió Souji.
“Oh, eso suena genial.” Sho sonrió, emocionado.
“¡Me encanta la idea!” Labrys asintió.
“Sí, a mi también me gusta. Pero… ¿cómo nos distribuímos?”
“Pensaba hacer equipo contigo, Todoroki,” dijo, mirando al mencionado. Luego, Souji miró a Labrys y a Sho. “Quiero ver qué tan bien trabajan ustedes dos. Deben alcanzar un nivel de sincronización ideal para no tener problemas con su HiME.”
“Buen punto.”
“Por cierto, me alegra que hayas encontrado tu katana, Souji.” Todoroki le sonrió.
“Oh.” Souji observó su arma, clavada aún en la tierra al lado de las katanas gemelas de su pareja. “No es la mía, de hecho. Resulta que los administrativos facilitan armas si las pedimos. Tienen una gran variedad.”

Souji sacó la katana de la tierra, sacudiéndola levemente para limpiarla. Al levantarla, la observó con cuidado: estaba claro que no era el mismo modelo que había portado años atrás, pero era sumamente más cómoda que las espadas de Sho. Tal vez el pelirrojo andaba acostumbrado a aquel tipo de mango, pero Souji no había conseguido adaptarse a ese detalle, aún cuando habían entrenado juntos por cerca de mes y medio, sin contar la semana que acababa de pasar, donde habían retomado los entrenamientos.

Allí, recordó que aún no le había preguntado a Sho acerca de sus espadas o de su cicatriz. Esa sí era una conversación importante y esperaba no olvidarse de aquellos temas más adelante.

“¡Oh, no sabía que era de esas!” Labrys se veía un tanto alegre. “Shouto, aún no has escogido arma, pero si luego necesitas una, podrías pedir alguna a los encargados,” le dijo a Todoroki. Él asintió.
“Espero que no sea necesario, realmente. Pensaba seguir peleando sólo con mis poderes.”
“Bueno, habrá que ver cómo progresas.” Souji sonrió. “Si gustan, también podría entrenar con ustedes, de ahora en adelante.”
“¡Sería genial!” Labrys andaba muy emocionada.
“Cualquiera diría que tú eres el rebel, Bonkotsu.” Sho soltó un par de carcajadas.
“¡No molestes!”
“Gracias, Souji.” Todoroki sonrió. “Espero que no te incomode.”
“Mm-mm.” Souji negó con la cabeza. “Al contrario. Siento que mientras más entrene, mejor. Uno no sabe cuándo pueda ser necesario.”
“…Sobre mi cadáver te van a atacar,” afirmó Sho, decidido.
“Lo aprecio, Sho. Pero… no sabemos qué puede ocurrir en un futuro. Mejor es que esté preparado para cualquier cosa.”
“Eso es cierto.” Todoroki asintió.
“¡Sí! Bueno, a sus posiciones, que acabo de ver a un par de científicos juzgándonos con la mirada,” anunció Labrys.
“…” Efectivamente, pudieron apreciar a través de los ventanales colocados en la parte superior del campo de entrenamientos que algunos de los científicos andaban observándolos con desdén.

Labrys se apuró en sacar su hacha del compartimiento donde la guardaba y corrió de vuelta a conversar con Sho sobre su estrategia. Souji y Todoroki hicieron lo mismo.

Luego de una charla pequeña, Souji y Todoroki intercambiaron miradas en silencio y asintieron, colocándose a pocos metros el uno del otro. Al lado opuesto del campo, Labrys y Sho los imitaron.

Unos segundos de tensión en el ambiente y la pelea dio inicio. Los movimientos de ambos bandos crearon ráfagas de tierra por su rapidez: ambas partes dispuestas a vencer a sus oponentes como a de lugar.

Sho sonrió de lado. Tal vez esta no era la mejor forma de calmar su ansiedad, pero si proponía ser una interesante distracción. Ya luego buscaría la manera de resolver el tema con Ken. Tal vez sólo era cuestión de conversarlo: la forma correcta de solucionar las cosas, o al menos eso había aprendido recientemente.








Hizumi corrió desesperado entre el personal de la cocina, esquivando bandejas, personas, platillos y trapeadores, con un destino muy claro en su mente: el pequeño patio interno del restaurante, donde todos los trabajadores solían pasar sus breaks. Al salir de la cocina, cerró la puerta tras de sí y se apoyó en esta, deslizándose un poco al suspirar hondamente. Kanone, que andaba fumando un cigarrillo mientras revisaba su newsfeed de Facebook, se sorprendió ante la actitud exagerada del peliverde, y dejó su celular a un lado, un tanto confundido.

“¿Quién te persigue?” preguntó Kanone, curioso.

Hizumi no tenía motivos de estar ahí: aún estaba de turno, puesto que su break tocaba en un par de horas. Kanone sabía esto porque sólo se veían durante sus breaks dos días a la semana: el resto, bromeaban y dialogaban sutilmente durante sus turnos de trabajo.

Huh.

Realmente se habían vuelto amigos, ahora que lo notaba.

“Hombre, mi hermano está ahí adentro,” dijo Hizumi, y suspiró de nuevo. Lo de su hermano sonaba como un dato sumamente intrigante, pero Kanone no podía evitar sentirse perdido. Después de todo, Hizumi nunca había mencionado a su familia, y el inglés nunca había esperado oír de esta durante el break de su nuevo trabajo como mesero. “Acaba de ingresar al restaurante como pedro por su casa.”
“Uh…” Kanone no pudo esconder su confusión. Le tomó unos instantes poder formular algo coherente. “Hizumi, no sé nada de tu vida. No sabía que tenías hermano, ni siquiera.”
“Okay. Serás el dichoso que se entere de mi pasado.” Hizumi le sonrió.
“¿No es neces—?”
“Soy huérfano,” anunció Hizumi, sin dejarlo terminar. “Mi única familia es mi hermano mayor, que me lleva catorce años. Al inicio vivíamos con un tío, pero falleció cuando yo tenía ocho, nueve años.”

Conforme continuaba, Kanone notó que Hizumi andaba contándole todo más para desahogarse que para ayudarlo a atar los cabos sueltos. No podía entender por qué él, de toda la gente, era el indicado para ello: el peliverde era mucho más cercano a Eureka, Soul, Maka y a sus amigos de carrera, pero por algún motivo, andaba allí, escuchando un resumen de su pasado.

“Yaiba me crió desde ese entonces, hasta que cumplí trece. Unos años atrás había sido profesor de Criminalística en Rizembool. Allí conoció a Kiyotaka… y no sé cómo, pero se volvió su maestro y tuvieron una amistad muy fuerte. Cuando se fue del país, me dejó con él. Hemos mantenido un contacto casi inexistente: cada año, o dos, hablamos por cinco minutos para saber si el otro está vivo, nada más. Y ahora está ahí afuera. ¿ENTIENDES?”

Para rendirle honor a su título de enigma andante, Hizumi siempre había hecho un trabajo espléndido de mantener controladas sus emociones. Era interesante y un tanto sorprendente ver que su hermano había sido capaz de destruir aquella fachada en cuestión de segundos.

“Wow.” Kanone se llevó el cigarrillo a los labios, y luego de inspirar y botar el humo, continuó: “No… esperé oír tu historia de vida en el patio de nuestro trabajo, si te soy sincero.”
“NO ME IMPORTA, KANONE” Hizumi se veía al borde de un paro. “No vine hoy a trabajar con la idea de que encararía a mi hermano y a SU FAMILIA”
“¿Que vino con familia?” Kanone arqueó una ceja.

Este drama era digno de una novela coreana. Sólo faltaba el slow motion y la repetición de acciones, para rematar la secuencia con una balada sufrida…

Tal vez debía dejar de ver tantos doramas en su tiempo libre.

“¡ESTÁ CASADO Y TIENE UNA HIJA!” exclamó Hizumi.
“¿Eso lo sabías?”
“SÍ” Hizumi suspiró. “Sí…” repitió, un tanto apenado. “Él no me dijo nada. Kiyotaka fue quien me contó.”
“Esto se pone cada vez más dramático.”
“Me sorprende lo neutral y apático que estás siendo en estos momentos,” confesó Hizumi, un tanto enojado.
“¡Estoy en shock!” dijo Kanone. “Eras un misterio andante… pero ¿ya no? ¿Ahora sé sobre tu pasado? Sobre tu hermano mayor… y su familia.”
“¡Un privilegio, realmente!” Hizumi sonrió. “Nadie más sabe todo lo que te acabo de contar.”
“¡Por eso mismo! ¿Cómo se supone que procese todo esto? Estoy… intentando mantener la calma.”
“Y parece que haces un trabajo buenísimo.”
“Nunca… pensé que confiarías ese tipo de cosas conmigo.” Kanone suspiró. “¿Te soy sincero? Acabo de darme cuenta de que nos hemos vuelto amigos.”
“…”

Hizumi intentó mantenerse serio pero soltó unas grandes carcajadas y terminó riendo a mandíbula suelta. Tal parecía que la ironía de las palabras de Kanone fue capaz de ayudarlo a olvidar la situación con su hermano.

Kanone rodó los ojos, irritado.

“¡AY! ¿¡ES EN SERIO!? ¿¡RECIÉN TE DAS CUENTA DE QUE SOMOS AMIGOS!?”
“Discúlpame, ¿no?” Kanone quería ahorcarlo. “Hace unos años intentaste matarme.”
“¡Y hace poco salvé a tu hermano de las garras de su tutor! Que, por cierto, ¿cómo va el juicio?”
“Mejor, gracias a este trabajo. En un par de meses es la citación final.”
“¡Genial! ¡Me avisas y te acompaño!” La emoción de Hizumi era genuina. Kanone no pudo evitar sentir una calidez dentro de sí ante esto. “¡Ves! Ahora que lo pienso, hasta te conseguí trabajo. No te ayudaría tanto si aún fuese el borreguito de Kiyotaka.”
“…” Kanone apagó el cigarrillo en la suela de su mocasín y lo tiró a la basura, sumido en sus pensamientos: Hizumi tenía razón. “No estaríamos conversando aquí, si eso fuera cierto,” dijo, y se giró a sonreírle.
“¿VEEEES? Honestamente, me duele que pienses que esto no es genuino.” Hizumi hizo un puchero, sacándole una carcajada al pelirrojo.
“‘¿Esto?’” lo citó Kanone, entre risas.
“Nuestra amistad, baboso.”
“Debo admitir que es… algo peculiar. Nunca imaginé que seríamos amigos.”
“Yo tampoco. Le debo varias cosas a Eu y a Soul.”
“¿Cómo así?” Kanone no pudo ocultar su curiosidad.
“Bueno, ellos fueron mis primeros amigos. Y de no ser por su amistad… no creo que hubiera querido rebelarme contra Kiyotaka. Estaba tan acostumbrado a su manipulación emocional… Hacerle caso era mi acto reflejo. Nunca lo cuestionaba. Bueno, era mi única familia más allá de Yaiba, después de todo.”
“Pero ya viste que hay más personas que están ahí para ti.” Kanone le sonrió. “Y para tu tremenda suerte, yo estoy vivo, así que el drama que tenías con Eu y Soul pues… logró resolverse por completo.”
“Creo que eso era lo de menos. No podía con la culpa. Debí notar mucho antes que era sólo un peón en el juego de Kiyotaka.” Hizumi suspiró. “Bueno, ya hablamos antes de esto, así que sabes cómo me siento al respecto. Me alegra mucho que estés aquí.”
“Wow. Hoy es un día lleno de revelaciones.” Kanone mantuvo su sonrisa inocente.
“Lo es, no puedo negarlo.” Hizumi le devolvió la sonrisa.

Muy en el fondo, le agradaba saber que Hizumi andaba arrepentido de sus actos. Lo había escuchado meses atrás, cuando volvieron a verse frente a frente, pero era reconfortante saber que aún sentía lo mismo, por más de que había pasado el tiempo y se encontraban en mejores términos.

Sin embargo, no era justo para él continuar cargando con esa culpa. Debía dejarla de lado, eventualmente, o sino seguiría con su afán de darle todo a Kanone y eso no era necesario.

“Por cierto, ¿te incomoda hablar de estas cosas?” preguntó Hizumi.
“No, claro que no.” Kanone negó con la cabeza. “Al contrario, me alegra mucho oír que piensas así. Kiyotaka no ha sido más que una mala influencia en tu vida. Y aunque me gustaría decir lo opuesto de tu hermano… que te haya abandonado y dejado en las manos de ese hombre habla mucho de él.”
“Mm. Es cierto.” Hizumi se cruzó de brazos y asintió, cerrando los ojos. “Aunque…” Abrió uno, observando de reojo a Kanone. “Nunca entendí por qué Kiyotaka y tú se odian.”
“Ah. Salí con una de sus enamoradas,” contó Kanone, muy alegre. “Fui el motivo por el que terminaron.”
“¿¡…QUÉ!?” Hizumi pegó el grito al cielo.
“¿Qué pasa?”
“¡P-Pero te lleva como cincuenta años!”
“Me lleva cinco años. Y su enamorada me llevaba dos, así que tampoco era tanta diferencia.”
“¿Cuándo pasó esto?” Hizumi se veía emocionado con el prospecto de chisme.
“Uh… ¿Yo tenía diecisiete? Fue antes de ser rebel.”
“Espera. ¿Tú eres mayor que yo?” Hizumi arqueó una ceja.
“¿No lo sabías?”
“¡No! ¡Siempre juré que eras un alma joven como Ryoji y yo!”
“Haha, me halagas.” Kanone rio… hasta que pareció caer en cuenta de lo que Hizumi quería decir con sus palabras. “…Espera. ¿Me estás diciendo viejo?”
“Tienes veintitrés.”
“Sólo te llevo dos años.”
“Lo que tú digas, anciano.” Hizumi rio. “¡No me estás contando el chisme como se debe!”
“Ese chisme te lo puedo contar otro día. No intentes evadir que tu hermano está adentro y no sabes qué hacer.”
“Aw, damn. Ya me había olvidado de eso.” El semblante iluminado de Hizumi pasó a llenarse de decepción. “No quiero lidiar con él.”
“Vas a tener que salir y encararlo. El jefe puede venir y se armaría un problema si te encuentra aquí. Igual, en el peor de los casos, Yaiba no te va a poder obligar a conversar con él porque andas de turno, así que eso te salva un poco. Pero… al menos deberías saludarlo.”
“¿Para quedar bien?”
“No.” Kanone rio. “Para mostrarte frente a su familia. Si escondió tu existencia, quedará mal frente a ellos. Si no lo hizo, sigue quedando mal porque su hermano está en Japón trabajando como mesero y él viene con su familia a agasajarlos sin problemas.”
“¡…Eres un genio, Kanone!” exclamó Hizumi, emocionado.
“Lo sé.”
“…Y eres más vengativo de lo que creía.” Hizumi se veía un tanto sorprendido.
“Oh, tengo toda una historia con venganzas,” aseguró Kanone, con una sonrisa enigmática.
“Ya luego me contarás. Por lo pronto, debo ir a encarar mis temores.”
“Tranquilo. Te irá bien.” Kanone le dio un par de palmaditas en el hombro, hasta que eventualmente dejó su mano allí, a modo de apoyo. “En el peor, peor, peoooor de los casos, si Yaiba es realmente el maestro de Kiyotaka, puede que toda esta bromita nos salga un poco cara. Pero somos exrebels, así que creo que sabemos como defendernos solos. O en todo caso, Maka y Eureka nos defenderán.”
“Me ofende que pienses que necesito la ayuda de dos HiMEs, Kanone.” Hizumi rio. “Sin ofender a Eu y a Maka. Ellas son geniales. Pero yo soy mejor.”
“Mm.” Kanone asintió: no tenía duda de ello. Hizumi era una de las personas más peligrosas que conocía, después de todo.
“Gracias.” Hizumi le sonrió. “Vuelvo en un rato.”
“Mucha suerte.”

Hizumi asintió y caminó de regreso al interior del restaurante. Aprovechando la ausencia de su amigo, Kanone no pudo evitar mostrarse preocupado por la situación.

Yaiba había sonado como un hombre igual o más pernicioso que Kiyotaka: su vínculo con Rizembool y su status de mentor eran suficientes factores como para indicar que había estado relacionado con el comité de rebels o el conflicto en general. Kiyotaka había dejado su puesto cuando ingresó a la universidad, pero Kanone sabía que él había continuado apoyando como observador e instructor durante sus estudios de Psicología. Lo más probable era que esto se había dado gracias a la influencia del hermano de Hizumi. Por ello, Kiyotaka se había sentido tan agradecido con él, tanto como para criar a su hermano menor sin queja alguna.

Ahora que lo pensaba detenidamente, era inevitable sentir ansiedad respecto al encuentro de los hermanos Mizushiro. Yaiba podía haber regresado para continuar con lo que había iniciado. O, en el mejor de los casos, para llevarse a su hermano al extranjero y protegerlo de la institución. Su fuga del país podía haber sido por un problema con la institución, después de todo.

Kanone suspiró: no ganaba nada al ponerse ansioso. En vez de seguir dándole vueltas al asunto, tomó asiento en la banca del patio e intentó distraerse con su newsfeed de Facebook, pero el bichito de la curiosidad y la preocupación lo picaba constantemente.

Irritado, se levantó y caminó hacia el ingreso a la cocina. Evadiendo a sus compañeros de trabajo, logró llegar a la puerta que conectaba al salón: a través de la pequeña ventana, Kanone pudo observar que Hizumi andaba intercambiando unas palabras con un hombre de cabellos del mismo tono aguamarina que él. Era Yaiba, no había de otra.

Kanone barajeó la posibilidad de salir y llevárselo de vuelta a la cocina, pero Hizumi le ganó al caminar de regreso.

“¿Y?” le preguntó Kanone.

Hizumi no dijo nada, optando por tomarlo de la muñeca y llevarlo de vuelta al patio. Una vez allí, habló.

“No iba a contarte esto frente a todos,” le explicó. “Pero… todo bien. Hemos quedado en juntarnos más tarde para conversar.”
“¿Estás seguro?”
“Sí. Luego de mi turno vamos a salir a caminar un rato.”
“¿Te acompaño?”
“¿Si quieres?” Hizumi sonrió. “Siento que estás muy preocupado por todo.”
“Nada, es que me puse a pensar que fácil está relacionado con Rizembool. Por algo fue maestro de Kiyotaka.”
“Mm…” Hizumi se llevó un dedo al mentón, pensativo. “¿Tú crees? No lo sé. Supongo que me enteraré más tarde. Pero hasta ese entonces, debo volver a trabajar. No quiero que el jefe me descuente más tiempo.”
“Tienes suerte de que no lo he visto por la cocina. Tal vez está en el segundo piso.”
“Sí.” Hizumi suspiró, aliviado. “Bueno. Te veo luego~”

Hizumi le ondeó la mano y corrió de vuelta al salón principal.

Por unos instantes, Kanone se debatió entre quedarse allí el resto de su break. Sin embargo, sabía que la preocupación no lo dejaría tranquilo, y terminó regresando al salón también, para atender a los comensales.






En esos momentos, Akechi odiaba andar en bicicleta.

Había comenzado como una manera de hacer ejercicio vaya a donde vaya, pero en esos instantes, donde el calor lo asfixiaba de a pocos y era capaz de sentir cómo el sudor se pegaba a sus ropas, el detective se arrepentía de su intención de vivir una vida más saludable.

Era cierto que se ahorraba incontables cantidades de dinero por ya no ir en taxi, pero el verano estaba siendo demasiado insufrible como para no considerar retomar su mal hábito de movilizarse por la ciudad en Uber.

Akechi pedaleó con más ganas, haciendo caso omiso a las miradas curiosas de los transeúntes: intuía que varios de estos lo reconocían por sus apariciones en la televisión y su condición de influencer. Había esperado que las gafas de sol hicieran su truco, pero su atuendo y su cabello bastaban para delatarlo.

Al observar el café a lo lejos, Akechi soltó un suspiro lleno de alivio. Se relajó, tomando un ritmo un tanto más tranquilo, y finalmente se detuvo a un par de metros de la entrada, cobijándose bajo la sombra de un árbol cerca de la entrada.

Aprovechó para encadenar su bicicleta en el estacionamiento que se encontraba a un paso de allí. Por andar muy ensimismado en sus acciones, el toque en su hombro lo hizo saltar del susto.

“¡Waaaah!” gritó Akechi, y se giró para encontrarse con la risueña cara de su mejor amigo, Akira. El pelinegro intentó aguantarse la risa pero estalló en carcajadas. Akechi rodó los ojos. “Oi.”
“Lo siento, lo siento.” Akira se limpió un par de lágrimas del borde de sus ojos. “No pude evitarlo. No me notaste, así que no podía dejar pasar esa oportunidad.”
“Supongo que andaba muy preocupado con mi impuntualidad.” Akechi suspiró, para luego sonreírle. “Es un gusto verte de nuevo, Akira.”
“Por como hablas, la gente diría que nunca nos vemos. Y si es así, recuerda que yo no soy el detective influencer.” Akira sonrió.
“Haha, tienes razón. Disculpa.”
“Mm-mm.” Akira negó con la cabeza. “No hay problema. Yo también he andado ocupado, pero entiendo que tus horarios son aún más imposibles.”
“No tienes ni idea. Es un alivio andar de vacaciones al menos de la universidad.” Akechi se incorporó luego de observar que la bicicleta estaba asegurada. “Okay, vamos.”

Juntos ingresaron al café, donde uno de los anfitriones los dirigió a una mesa cerca de los ventanales que daban a la calle. El joven les entregó las cartas y se retiró con una reverencia.

“¿Este es uno de los cafés que recomiendas en tus redes sociales?” preguntó Akira, curioso.
“Oh, no. La mayoría de esas recomendaciones salen por patrocinios, por supuesto. Son pocos los que realmente apruebo de esa lista. Hace poco mencioné uno en las afueras de la ciudad… creo que es el único que me ha gustado en mucho tiempo.” Akechi suspiró. “Este salió por la sugerencia de una amiga.”
“Ha, ’amiga’.” Akira sonrió de lado. “¿Ahora se le llama así?”
“¡Akira!” Sin poder evitarlo, los colores se le subieron a la cara. Con gestos exagerados de las manos, Akechi intentó disipar aquellos pensamientos de la cabeza de su amigo. “¡No digas eso! ¡No—!”
“Haha~” Akira rio. “Lo suponía, pero es divertido ver cómo reaccionas.”
“¡No bromees! Si hubiese gente de la prensa por aquí… podrían circular rumores errados a partir de lo que escuchen.”
“Olvidé que debíamos tener cuidado con eso, disculpa.” Su expresión, sin embargo, parecía indicar que no se arrepentía de haberlo molestado con ese detalle. “Pero bueno. ¿Todo bien?”
“¿Mm?” Akechi lo observó, curioso.

En esos instantes, uno de los mozos se acercó a tomar sus pedidos. Akechi pidió un cappuccino y un cheesecake de frutos del bosque, mientras que Akira sólo ordenó un café americano. Luego de que el mozo se retirase con la orden y las cartas, Akechi optó por retomar la conversación.

“¿Te referías a algo en especial?”
“No realmente.” Por unos instantes, Akira observó a los transeúntes que caminaban al lado del ventanal. Luego, regresó su mirada hacia su amigo. “Es sólo que te veo un tanto… estresado. Sé que no puedes comentarme detalles muy específicos sobre los casos que andas investigando, pero puedo escucharte aún así. ¿Tal vez es un superior el que te está dando problemas?”
“Son… varias cosas, de hecho. Algunas dentro de la comisaría, otras de la universidad. Pero… ¿estás seguro? No quiero cargarte…” Akechi se mostró preocupado al respecto.
“Siempre me ayudas.” Akira sonrió. “Lo mínimo que puedo hacer por ti a cambio es escucharte.”
“Algunos de los policías de mi división sospechan de aquellos favores que te hago. Quién diría que causarías tantos estragos.” Akechi se permitió un par de risas.
“Mi cara inocente los engaña a todos.”
“¿Inocente?”
“No me destruyas la ilusión.”
“Haha~”
“Pero en serio, gracias por ayudarme siempre.”
“Mm-mm, no te preocupes.” Akechi sonrió.
“¿Y? ¿Qué es lo que te tiene así?”
“Tengo una buena racha de suerte. Me han asignado mejores casos y todos van viento en popa… incluso conseguí resolver uno que Kogane no pudo, por más de que tuvo meses para hacerlo.”
“Oh. Kogane es ese sargento que te cae pésimo, ¿no?” preguntó Akira.
“Sí. Es peor que Narumi. Todo orgulloso y egoísta… es inevitable que me saque de quicio.” Akechi rodó los ojos. “Pero mi buen trabajo ha ayudado a disipar un poco la tensión que tenía con el Mayor. Parece que me tiene más estima y, además, está dejando un poco de lado su tirria por mis frecuentes apariciones en los medios. Aún así, sigue esperando que descubra la identida de Joker. Y ahí si no tengo ningún progreso. Ese caso está complicadísimo. Ese ladrón me está volviendo loco.”
“Me imagino. ¿No tienen pistas?”
“Honestamente, tengo la intuición de que se trata de un estudiante de nuestra edad, pero nada más que eso. Y… tampoco estoy seguro, porque bueno, como sabrás, no me puedo dejar llevar por intuiciones. Es cierto que mucho de mi trabajo se apoya en eso, pero si no consigo sostener mis argumentos con evidencia, no tiene sentido.”
“Suena complicado.”
“Es un infierno. Nunca antes había encontrado un caso tan… difícil, si te soy sincero.”
“¿Y por qué crees que se trata de un estudiante?” preguntó Akira, curioso.
“Hay algo en su actitud. Tuve que conversarlo con Adachi porque ya no podía más… y me ayudó un poco a discernir ciertos patrones en su conducta. Ese comportamiento especial que tiene conmigo… siento que a propósito me saca en cara que siempre está un paso adelante de mí. Es como si jugara conmigo, esperando a que le de batalla. Pero soy un perdedor, no puedo negarlo.”
“No siento ni una pizca de enojo o tirria en tu voz.”
“Porque no la hay.” Akechi sonrió. “Joker es fascinante. Es un criminal y no pretendo justificarlo. Y sí, es cierto que daría todo por descubrir su identidad lo más pronto posible, pero este caso es un verdadero reto y me encanta. No sólo por la dificultad, sino porque es la primera vez que alguien ha sido capaz de mantener su ventaja sobre mí. No pretendo dejarlo así, por supuesto, pero disfruto mucho del proceso. El problema es el Mayor, más que nada.”
“¿Y eso es lo que te estresa?”
“Sí.” Akechi suspiró. “Me gustaría resolver este caso sin ninguna presión. Se que no va a suceder, pero al menos puedo soñar.”
“Te deseo mucha suerte, Goro. Confío en tus habilidades y sé que podrás resolverlo dentro de poco.” Akira le sonrió. “Si necesitas mi ayuda, no dudes en contar conmigo.”
“Gracias. Aprecio tus palabras y tu apoyo.” Akechi le sonrió. “Más bien, disculpa por molestarte con estas cosas.”
“Nunca me molesta escucharte. Al contrario, me alegra saber que confías en mí.”
“¡Por supuesto!” Akechi mantuvo su sonrisa, muy agradecido con su amigo.

En esos instantes, el mozo trajo su orden, colocando los cafés frente a cada uno. Por último, dejó el cheesecake al centro, colocando dos cucharitas en el filo del pequeño plato.

“Más bien, dijiste que también tenías problemas con la universidad…” comentó Akira, ni bien se retiró el mozo y los dejó a solas.
“Ah.” Akechi intentó esconder su incomodidad, pero aquella sensación se hizo presente en su expresión. Tomó un sorbo de su cappuccino y retomó la conversación. “Hay una persona que me está dando problemas en un proyecto. Es un subordinado… o bueno, lo era, porque ya se salió. No sé si tenga que volver a interactuar con él, pero lo cierto es que me ha dejado un terrible sinsabor.”
“Mm. Eso suena problemático.” Akira picó del cheesecake. “Wow, está delicioso.”
“No mentía cuando dije que este café es excelente.” Akechi sonrió, orgulloso de su elección.
“Lo es. Y eso que no me gusta tanto lo dulce.” Akira tomó un sorbo de su café. “Pero bueno, retomando lo que me contabas… Creo que deberías dejarlo de lado. Como bien dices, es posible que no tengas que volver a tratarlo.”
“Es cierto. Aunque… tengo la sensación de que no será así.” Akechi suspiró.
“Me da curiosidad. ¿Fue tan problemático? Porque suena como un dolor de cabeza.”
“Era muy… impredescible. Y tiene vara por ser de una familia prestigiosa. No es tan sencillo ir en contra de él.”
“Oh, entonces debes tener cuidado.”
“Mm.” Akechi asintió. “Rizembool es muy especial cuando se trata de aquellas familias que lo sostienen, así que tomaré mis precauciones. Pero… suficiente sobre mí. ¿Qué hay de ti? ¿Qué tal tu nuevo trabajo? Me contaste que vendieron Anteiku y ahora estás trabajando en otro lugar.”
“Sí.” Akira rio. “Fue de lo más extraño: el jefe nos reunió y nos contó que había vendido el negocio. El café sigue funcionando, pero ahora tiene otros dueños.”
“Oh. ¿Por qué no te quedaste?”
“El lugar donde trabajo ofrecía una mejor paga. Es Decim, uno de los restaurantes de aquella famosa cadena.”
“¡Oh! ¡Felicidades!” Akechi aplaudió sutilmente, muy emocionado por su amigo. “Espero que te vaya muy bien.”
“Gracias.” Akira sonrió. “Vale la pena, realmente. Aparte de eso, mi vida ha sido muy tranquila últimamente. Estoy planeando un viaje con Ritsu por vacaciones… pero nada más que eso. Por cierto. ¿Te enteraste? De lo de Souji y Adachi.”

La pregunta era capciosa, puesto que todo el mundo sabía que Adachi era su amigo: la gente constantemente se preguntaba por qué Akechi se juntaba con aquel jefe de prácticas, cuando Adachi era tan arisco y parco, muy opuesto a él. Suponía que su amistad había iniciado por conveniencia: los dos habían estado vinculados —o mantenían aún su vínculo— a la cúpula de poder de la institución y al comité encargado de los rebels. Aquellos contactos habían probado ser valiosos desde el inicio. Pero conforme avanzó el tiempo, Akechi desarrolló cierta confianza en Adachi que se tornó mutua: ambos habían visto lo peor del otro, privilegio —y maldición— que sólo tenían ellos dos. No podían permitir que Akira y Souji fueran testigos de esas facetas. Ni Adachi ni él estaban seguros de poder mantenerlos a su lado si fuera así.

En cierta manera, era irónico que Akira y Souji fueran tan buenos amigos. No estaba enterado de cuán cercanos eran, pero Akechi intuía que, tal vez, tenían una amistad parecida a la de Adachi y él. No se les veía juntos siempre, pero sabía que Akira y Souji congeniaban de mil maravillas. Y tenía sentido, tomando en cuenta lo parecidos que eran. Sin embargo, Akechi notaba que Souji era un tanto más inocente, mientras que Akira parecía mantener cierta precaución en sus interacciones con los demás.

De seguro, la intención de la pregunta era para indagar sobre el estado emocional de Adachi y así ayudar a Souji. Y Akechi no podía culparlo, puesto que tenía intenciones parecidas al tratar el tema. La sospecha de Adachi sobre el término de su relación era algo que, posiblemente, se resolvería en la siguiente conversación.

Pero Akira era igual de perceptivo que él. De seguro iba a cerrarse con ciertos detalles.

Internamente, Akechi sonrió: era inevitable adorar a su mejor amigo. Si tan solo supiera…

“Sí.” Akechi fingió pena, aunque muy en el fondo, sí la había sentido. Pero el tiempo había pasado y el sentimiento se andaba disipando. Más que nada, porque andaba preocupado. Adachi, enojado, era capaz de cualquier cosa, y con su terrible decisión de retomar su rol de rebel, todo se tornaba peor. “Es muy triste todo. Odio hablar de más sobre otras personas, pero…”
“Pero lo de ellos dos es como una verdad absoluta. Creo que todo el mundo anda hablando de eso.”
“Es cierto. ¿Qué te dijo Souji?” Akechi mantuvo su expresión acongojada con la intención de engañarlo. Sin embargo, sabía que Akira andaba al tanto de ello. La expresión similar en su rostro fue capaz de dejárselo en claro.
“No me comentó mucho, realmente. Me dijo que andaba muy apenado. Sus amigos… Oikawa, Marie e Iwaizumi le hicieron ver que aquella relación los estaba agotando. Tomó en cuenta sus consejos y se dio un tiempo para analizar las cosas.”
“Sí. Adachi me dijo que dejaron de verse y hablar por unas semanas.”
“Exacto.” Akira suspiró. “Luego, acordaron en verse en un café y allí terminaron.”
“Mm. Una pena, realmente.”
“¿Tú crees?” Akira lo observó por sobre su taza de café, antes de tomar un sorbo.
“¿Mm?” Akechi se hizo el desentendido.
“Pregunto si crees que es una pena. Yo creo que era lo mejor para ambos. Los amigos de Souji tenían razon. No pienso arremeter contra Adachi-san… no sólo porque fue mi jefe de práctica, sino también porque es tu amigo.”
“Oh, tranquilo.” Akechi sonrió. “Yo sé que Adachi es… especial. Y entiendo por qué lo dices. Pero sí me da pena, sinceramente. Me hubiera gustado que Adachi reaccionase antes y no en el mismo instante de la ruptura.”
“Sí, tienes razón.”
“Espero que puedan encontrar paz.”
“Suena como si se les hubiera muerto alguien.” Akira rio.
“¡No te rías! La ruptura es como un luto. Tienes que respetarlo y darle un tiempo.”
“A veces suenas como un abuelo, Goro.”
“Si eso significa que sueno muy sabio, entonces no me quejo.” Akechi sonrió de lado.
“Haha~ Reservo mis comentarios.”
“¡Akira!”

Akira soltó un par de risas, entretenido con aquella broma.

Por unos instantes, Akechi se quedó un tanto embobado con aquella expresión de su amigo, pero optó por concentrarse en el momento. Gracias a esto, recordó un pequeño detalle: tal parecía que Akira no tenía intenciones de mencionarle sobre su rol de rebel. Se había enterado gracias a Adachi, quien se lo había comentado un par de semanas atrás.

La curiosidad lo mataba. ¿Por qué Akira escondería aquello? ¿Tal vez para mantener cierta imagen de sí mismo?

Akechi se propuso indagar al respecto, a la vez que tomaba un sorbo de su cappuccino.







Los últimos rayos de luz solar daban suspiros ahogados a aquellas horas: eran casi las siete y media de la tarde pero el sol se demoraba en irse por tratarse de la temporada de verano. Kanone había optado por esperar a su amigo cerca del parque donde Hizumi acordó encontrarse con su hermano, tomando cierta distancia para no parecer sospechoso, pero manteniéndolos en su rango de visibilidad por si algo les sucedía. Luego de un mensaje escueto, Kanone se reunió con Hizumi en la banca donde había estado conversando con Yaiba, y tomó asiento a su lado.

“¿Qué tal?” preguntó, un tanto preocupado.
“Todo bien,” le dijo Hizumi, observando la muerte del atardecer. “Creo.”
“¿Crees?”
“Es… extraño.” La expresión de Hizumi denotaba sorpresa pura. Al parecer, había imaginado que el intercambio lo afectaría. “No siento nada.”

“¿Eso es bueno o malo?”
“¿No lo sé?” Hizumi se giró hacia él. “Fue como… ¿Como hablar con un amigo de la infancia al que no has visto en mucho tiempo? Se siente… familiar, pero el vínculo ya no está ahí.”
“Te veías muy alterado antes.”
“Sí, esa crisis de pánico fue por gusto.” Hizumi rio. “Honestamente, no sé a qué le tenía miedo. Supongo que me incomodaba tener que enfrentar que mi hermano había hecho su vida sin mí. Pero, mientras conversaba con él, me di cuenta de que… ¿No estoy nada mal? Ando estudiando en Hanasaki. Tengo buenos amigos. Sí, fui rebel. Sí, casi te mato.”
“…Cualquier persona que nos escucha, se quedaría un tanto… asustada.”
“¿No cierto?” Hizumi sonrió, divertido. “Pero bueno. Sí, he hecho varias cosas de las que me arrepiento. Aún así, ahí voy. No sé si estaría aquí si Yaiba se hubiese hecho cargo de mí. Y… ¿no tiene sentido que me haga un mundo pensando en las posibilidades?”
“Me sorprende lo maduro que suenas.”
“A veces mi única neurona se ilumina.” Hizumi rio y Kanone se le unió. “Creo que han sido años desde la última vez que pensé en Yaiba como mi hermano. Tal vez Kiyotaka pasó a tomar ese rol en algún momento… y por eso me esforcé tanto en complacerlo cuando andaba en secundaria. Quería que alguien notara que existía… aunque, en retrospectiva, Kiyotaka nunca fue la persona indicada para eso.”
“Bueno, a veces no se tiene suerte con la familia. Ni con la… adoptiva, por así decirlo.”
“Eso dices, pero adoras a Zushi.”
“Ah, no, no hablaba de él. Con él si me saqué la lotería. Hablaba más por mi papá y su familia.”
“Ahora que lo pienso, tú también eres un misterio andante.”
“Hehe.” Kanone rio. “¿Y? ¿En que quedaron?”
“¡No te escaparás de esa charla!”
“Ya de ahí te contaré. Lo de tu hermano primero.”
“…” Hizumi lo observó, receloso, pero suspiró, resignado. “Yaiba me contó que vivirá en Tokio desde ahora. Tiene una oferta de trabajo muy generosa para él y su familia, así que accedió a mudarse. Y… bueno, piensa volver a hacerse cargo de mí. El plan, según él, era que iba a ir a visitarme a la mansión, pero estaba esperando que Kiyotaka le diera la dirección. Parece que él no quería que nos encontremos.”
“¿Pensó que te iba a doler?”
“Supongo.” Hizumi se llevó una mano al mentón, pensativo. “Lo que más me sorprendió es que Yaiba le indicó que ya podía dejar de darme dinero, pero Kiyotaka insiste con eso. Así que tendré doble mesada~”
“Wow. Parece que se acostumbró, entonces.”
“¿O le caigo bien, muy en el fondo?”
“Más allá de eso, creo que eres como su hermano menor.” Kanone recordó que Kiyotaka ya tenía un hermano menor, así que intentó corregirse. “Uh… Su otro hermano menor.”

“Mm.” Hizumi asintió. “Es raro. Ahora estoy más emocionado por la idea de ser independiente y ganar mi propio dinero.”
“Bueno, ya empezaste.”
“Sí.” Hizumi le sonrió y se levantó de la banca. “¿Regresamos a la mansión? Me pregunto qué hará Yoite de cenar~”

Kanone asintió y lo imitó.

Contra todo pronóstico, el camino de regreso prometía ser muy entretenido.
« Last Edit: February 25, 2024, 06:04:39 PM by Eureka »


Cho

Uhh, de nuevo un fic muy largo. Intentaré apurar el próximo (...)

70.1.




Después de la videollamada que habían tenido, Yukko y Shinano fueron con Hakata hacia esa alameda comercial frente al mar para encontrarse con Hotarumaru y Mai. Como dijeron, la casa de playa de los Toushirou se encontraba a unas dos cuadras de dicha alameda, y fue fácil ubicar el diner donde estaban los dos amigos. Sin embargo, no tardaron en verdad que ellos no eran los únicos presentes.

En una esquina del espacioso e iluminado diner estaba una mesa grande y redonda al costado de unos de los ventanales, y rodeada por un sillón circular que cubría casi toda la circunferencia. Además de Hotarumaru y Mai, los recién llegados vieron a Aizen y a Nagisa, el último siendo desconocido por los Toushirou.
“Hola a todos~” saludó el pelicenizo, amigablemente, quien se levantó de su asiento para dirigirles el saludo. “Hehe, tienen que ver qué van a pedir, pero desde ya les he pedido milkshakes de fresa a todos como bienvenida~”
“¿En serio? Vaya, qué generoso,” Hakata se impresionó y sonrió satisfecho. “Muchas gracias.”
“Sí, gracias, pequeñín~” Shinano asintió y miró a los demás en la mesa. “Oh, hola, Mai y Aizen. Hmm…” miró detenidamente al peliceleste. “Creo que no nos conocemos todavía, ¿verdad?”
“No me resultas familiar,” Nagisa asintió con su seriedad de siempre. “Mi nombre es Nagisa Shingetsu y soy un compañero de clases de Aizen. Aparte de eso…” el pequeño frunció el ceño. “Ha sido lo suficientemente extraño que Hotaru haya invitado a una chica mucho mayor que él al viaje. Esperaría que Kuniyuki se hubiera opuesto, pero no me sorprende su negligencia…” se encogió de hombros. “Asumo que todos ustedes son amigos de Hotaru de la universidad.”
“Lo son, ya te lo expliqué, Nagisa,” dijo Hotarumaru, quien hizo un puchero y bajó su mirada. “Y qué cruel eres. Que te presentes como un compañero de Kunitoshi. Somos amigos…”
“Eh, no es que lo haya sido para ser impersonal,” la mención incomodó un poco al peliceleste, quien dio un suspiro. “Ya no estudiamos juntos, Hotaru. Sólo decía la verdad.”
“Bueno, ustedes dos tienen esas ligerezas sociales en común, aunque un poco distintas,” Aizen se encogió de hombros. “Sí fue raro que viajemos con esta loca de la nada, aunque al menos ustedes amenizarán el paseo,” les sonrió. “Es un gusto volverles a ver.”
“Ehh, hehe, ya veo que todos ustedes son bastante sinceros,” Shinano sonrió incómodo.
“Pueden comprender que mi situación no es la más ideal,” comentó Mai a Yukko y Shinano. “Soy dichosa de haber acompañado a Hotarumaru a su paseo y en el camino de ida el pequeño se apoyó en mí para darse una siesta, pero a su vez me toca aguantar a dos petizos que no me inspiran nada de adorabilidad.”
“E-ehh, no digas eso, Mai…” dijo Yukko, incómoda. Sin duda su amiga ya se había inventado esa palabra.
“Más bien pienso que Hotaru es demasiado amable y paciente contigo,” objetó Nagisa, frustrado. “Tendrías que ser más cordial con la familia que te ha acogido en este viaje.”
“Se hace lo que se puede,” Mai le miró de reojo con unos ojos cortantes.
“Ya, ya, no se peleen,” dijo Hotarumaru, alzando sus palmas.
“Uhh, sabía que esto iba a pasar…” Aizen dio un suspiro.
“Uhh, veo chispas volar en el aire,” observó Hakata, alzando una ceja. “Oye Shinano, ¿acaso no podrías acoger a esta amiga tuya también? Hay una cama extra donde Yukko. Temo que estos se vayan a pelear.”
“Ehm…” Shinano sonrió frustrado. “Temo que se genere algún lío en nuestra propia casa, Hakata. Ya veo a Mai tomarle el pelo a nuestros hermanos o renegar con Fudou…”
“Y aún de ofrecerme, me niego,” declaró Mai, con completa tranquilidad. “Estoy feliz donde Hotarumaru, sin lugar a dudas.”
“Sólo espero que puedas llevarte bien con todos, Mai-neechan, significaría mucho para mí,” dijo Hotarumaru, bajando su mirada.
“No te pongas así,” la susodicha asintió. “Es por ti que haré un esfuerzo. Ahora regresa a mi costado. Tenemos que terminar los pedidos del almuerzo.”
“Y todavía no se han terminado de presentar,” dijo Nagisa, cruzado de brazos.
“Oh, sí, mis disculpas,” el pelirrojo sonrió animado. “Yo soy Shinano Toushirou y este es mi hermanito Hakata Toushirou. Como eres compañero de Aizen, debes estudiar con Maeda, ¿verdad? Mucho gusto, Nagisa.”
“¿Son hermanos de Maeda?” Nagisa se impresionó. “Sí que son varios en su familia. Imagino que Maeda también ha venido a este viaje, ¿no es así?”
“Sí, pero llegó antes que nosotros, así que está encargándose de algunas compras con Ichi-nii, el mayor de todos nosotros,” explicó Hakata. “Sé que se encontrarán tarde o temprano.”
“Le va a Maeda ayudar con quehaceres de la casa, pero espero que se relaje un poco más en este viaje,” comentó Aizen. “Ya, siéntense. Tienen que ver la carta y de paso vemos si nos organizamos para los próximos días.”

Así, todos ocuparon sus puestos alrededor de la gran mesa y rápidamente hicieron una orden. Los milkshakes llegaron con suma rapidez y el grupo se puso a hablar sobre las próximas actividades que tenían en mente.

“¿Playa?” preguntó Hotarumaru.
“Sí, nosotros con la familia de Jiji solíamos ir juntos a la playa todo el tiempo, así que pensábamos en ir mañana en la mañana,” dijo Shinano. “¿Se apuntan?”
“El sol, el mar y la arena no van conmigo, pero si se animan les acompañaré desde las sombras,” dijo Nagisa, dando un suspiro.
“Tampoco es mi selección favorita, pero uno siempre puede distraerse con algo,” comentó Hakata. “Ohh, y mañana en la noche va a haber un gran matsuri en el templo hacia la cima del monte con muchos fuegos artificiales. Hehe, Gotou-nii estaba esperándolo con ansias, así que definitivamente tenemos que ir.”
“¡Oh, por supuesto!” Aizen se emocionó. “¡Me encantan los matsuris! ¡Un verano no está completo sin ellos!”
“Ehehe, me alegra, pensaba lo mismo,” Yukko asintió.
“…” Mai también dio su visto bueno. “Está bien. Espero que mi pequeño Hotarumaru haya empacado una yukata adorable y digna de él. Ansío verle vestido para el evento.”
“Hm, Kuniyuki sí me preparó algo así…” el pelicenizo se puso a pensar.
“…” y, mientras tanto, Aizen y Nagisa miraron a Mai con una mezcla de recelo y desconcierto, como si esa desconocida se tratara de alguna depredadora.
“Ehh, n-no le tomen tan en serio, chicos…” dijo Shinano, sonriendo nervioso. “Mai no tiene malas intenciones… creo…”
“Pero lo que dijo sí sonó raro…” comentó Hakata, escéptico.
“Y-ya, no se inquieten. Mai siempre está al tanto de Hotarumaru…” dijo Yukko, incómoda.
“Que tú lo digas me hace sentir un poco mejor, Yukko,” confesó Aizen.
“A mí no,” Nagisa frunció el ceño. “Pareces una buenita no muy confiable.”
“Eh…” la susodicha se quedó el blanco.
“Tienes razón,” Mai asintió, completamente segura.
“O-oye, Yukko intentaba ayudarte, Mai…” le susurró Shinano.
“Mai-neechan, por favor…” Hotarumaru le miró suplicantemente.
“Está bien, entiendo…” la estoica Mai miró con ternura al pequeño y le revolvió los cabellos. “Me comportaré…”
“Uhh… ojalá…” Yukko dio un suspiro.

Luego de aquel curioso intercambio, el grupo siguió hablando de las actividades que les esperaban en ese viaje, y Mai decidió no llamar mucho la atención con sus ocurrencias, lo cual permitió un diálogo más tranquilo. Así, disfrutaron de un agradable almuerzo.


El equipaje había sido llevado a las respectivas habitaciones, los ambientes estaban siendo habilitados por diversas mucamas y sirvientas, y aquella mansión cobraba vida para los residentes que habitarían ahí los próximos días. Todo había sido explicado al pie de la letra y contaban con un número de contacto de la empresa de rentas que estaba disponible las veinticuatro horas para cualquier consulta o servicio adicional. Luego de un agradable y triunfante periplo por todas las instalaciones, Taikogane se detuvo en el patio trasero de aquella mansión para contemplar la piscina, el sauna y el jacuzzi temperado desde un elegante y moderno balcón con hamacas y sillones sumamente cómodos y veraniegos.

“¡Sí, no pudo haber sido mejor!” exclamó el peliazul con sus manos en las caderas. “¡Todo está en su lugar y fue tal y como lo promocionaron! ¡Y hasta más! ¡No pensé que esa sala de cine en el sótano sería tan grande y cómoda!”
“Pero no creo que sea algo que usaremos en este viaje, Sada-chan,” observó Mitsutada, sonriendo incómodo. “Es entendible que quisieras rentar una residencia a diferencia de un hotel ya que tu familia te permite el costo, pero esta mansión está sobredimensionada. Aprende a ser más cuidadoso.”
“Vamos, Micchan, es importante aprovechar cada gusto que podemos darnos, y tú sabes bien que esta renta no presenta ninguna incomodidad a mi familia,” Taikogane se encogió de hombros y llevó sus manos detrás de su nuca. “Hehe, además mi principal razón de escogerla es por los acabados modernos de esta construcción. ¡Así nos vamos a ver muy cool ante los demás, y quiero ser tan cool como tú, Micchan!”
“Hay distintas maneras de ser cool, Sada-chan,” le recordó el mayor.
“Heh, déjale, sé que este gasto es ínfimo, y no es como si Sada-bou se ande comprando carros nuevos cada mes,” comentó Tsurumaru, quien yacía echado en uno de los sillones blancos e inmensos en aquel balcón. El peliblanco sonrió con ironía en lo que miraba a una malla encima de ellos que les daba una tenue sombra. “De por sí, les agradezco que me hayan extendido la invitación a quedarme con ustedes. No quería importunar a los demás que no tienen tanto espacio.”
“Es nuestro placer,” Mitsutada asintió. “Sabes que siempre eres bienvenido, Tsuru-san. Más bien quisiera también haber aportado monetariamente en este viaje, pero…”
“Ya dije que no aceptaré tu dinero, Micchan,” decretó Taikogane, con seriedad y apuntando al otro con su índice. “Ustedes dos son mis senpais en cómo ser cool y es lo menos que puedo hacer por ustedes,” dicho esto, volvió a animarse y sonreír. “¡Así que sólo concéntrense en divertirse! ¡Tenemos mucho por hacer!”
“En eso estoy de acuerdo contigo,” Tsurumaru se levantó de un salto. “¿Y bien? ¿A dónde vamos primero, capitán?”
“¡Vamos a hacer unas compras!” declaró Taikogane. “Sé que hay una alameda comercial cerca. ¡Deben tener muchas tiendas de marca y mercancía de la zona! ¡Quiero ver!”
“Es un buen pasatiempo, pero recuerda que debes comprar con moderación, Sada-chan,” observó Mitsutada. “Siempre es importante presentarse bien ante los demás, y buenos modales ayudan mucho en eso.”
“Sí, lo entiendo, Micchan,” el más joven asintió obedientemente. “¡Ohh, pero antes de salir quiero probar los parlantes! ¡Dijeron que hay todo un sistema de parlantes Bose que puede activarse en zonas específicas o hasta en toda la mansión! ¡Hay que buscar el control remoto!”
“¡Hahaha, vamos, vamos! Suena divertido imaginar esta casa estallando en música,” Tsurumaru se puso a reír.
“Seremos prudentes, y hay que ser considerados con los vecinos,” dijo el otro.



Mientras tanto, Gotou y Fudou llegaron a las rejas de aquella mansión, justo en el momento en el cual oyeron una estruendosa canción de rock provenir de la residencia, la cual rápidamente fue bajada de volumen hasta ser inaudible desde esa distancia. Los dos intercambiaron miradas.

“Imagino que ese habrá sido Taikogane,” observó Gotou mientras tocaba el timbre. “Me parece un buen chico y sí que tiene muchas energías, pero a veces pareciera como si no tomara las cosas con seriedad.”
“Es un niño,” recalcó Fudou, impaciente. Él se encogió de hombros y negó frustrado. “Hic… y un ostentoso engreído derrochador. Por más rico que sea, sin sus hermanos o su senpai se quedaría en la ruina.”
“O-oye, no seas tan malo…” el pelimarrón miró al otro extrañado, y no tardó en notar que una pantalla debajo del timbre estaba prendida, donde aparecía una sirvienta.
“Buenas tardes, bienvenidos a la residencia temporal de los Sadamune,” saludó la ama de casa con calidez y amabilidad, pese a claramente haber escuchado sus palabras. “¿Se les ofrece algo?”
“Ehh, sí, hola,” Gotou se inquietó. “Pues, no queremos incomodarles, pero…”
“Tsk, no seas tan delicado,” Fudou entrecerró los ojos y empujó al otro, para encarar a la trabajadora. “Hic… hola, ¿los señoritos andan por ahí?”
“E-espera, Fudou, ya has sido descortés,” dijo el Toushirou, pero no tardó en confundirse al ver a la sirvienta alegrarse.
“¡Ahh, Fudou-sama! ¡Sírvase a pasar, les daré el alcance en la entrada de la mansión!”

Así, la comunicación se terminó y la reja se abrió para dejarles pasar.

“Hic… en marcha…” Fudou se encogió de hombros y se puso a andar.
“Fudou, ¿cómo así te reconoció?” preguntó Gotou, extrañado. “¿Has estado visitándoles?”
“Obviamente,” rodó los ojos. “Al menos uno de nosotros no se ha olvidado de nuestro amigo.”
“Tsk…” eso impacientó al otro. No tardó en recordar a Yagen hacer la misma acusación aquel día que dialogaron en su apartamento.
“Entra antes que las puertas se cierren,” dijo el pelimorado, caminando y sin dirigírsele.

Alrededor de cinco minutos después, el par fue conducido a una sala de envidiables dimensiones y equipamiento, donde Taikogane estaba inspeccionando los botones del control de la música de la mansión, aunque de inmediato dejó su curiosidad de lado al ver a los visitantes y se les acercó con alegría.

“¡Ohh, Gotou! ¡Ha sido mucho tiempo!” exclamó el menor. “¡Y Fudou también! ¡Qué genial verte por aquí!”
“Hola, Taikogane, veo que andas de buenas como siempre,” saludó el Toushirou, animado. “Me sorprende que hayas rentado esta mansión, es inmensa.”
“Hic… eres el único al que le sorprende,” Fudou rodó los ojos.
“Haha, es muy cierto, Fudou,” dijo Tsurumaru, dándoles el alcance junto con Mitsutada. “Es justo algo que nuestro lindo amiguito querría hacer sin reparos.”
“Vamos, vamos, ya no sigan con eso,” Taikogane negó. “Este lugar es súper moderno y cool y es la mejor manera de pasar estas vacaciones. No viajo muy seguido y menos con tan buena compañía, así que se trata de vivir la vida,” dicho esto, sonrió ampliamente y mostrando los dientes. “Hehe, así que son más que bienvenidos a pasarse por aquí y pueden traer a sus parientes también. Hasta hay un salón de juegos con billar, mesa de póker, bowling y algunas máquinas de arcade. ¡No hay pierde!”
“Me gustaría jugar unas partidas con Ichigo-san, ahora que lo pienso,” comentó Mitsutada, pensativo. “Gotou, si pudieras extenderle la invitación te lo agradecería. Tu hermano mayor es tan modesto y humilde que no querría aceptar sin un poco de presión.”
“Descuida, hablaré con él más tarde. Gracias por las atenciones a Ichi-nii, más bien,” Gotou se animó. “Sí necesita de descanso luego del semestre tan pesado que ha tenido.”
“Sí, Ichigo es tan buena gente que dan ganas de cuidar de él. También dan ganas de fastidiarle un poco a ver cómo reacciona, pero no quiero ganarme la antipatía de sus hermanitos,” comentó Tsurumaru, entretenido y encogiéndose de hombros. “Y a todo esto, ¿cómo así se conocen con Sada-bou? Sé por Yagen que son familias allegadas, pero no es como si a ustedes dos los viera muy seguido.”
“…el mundo no rueda a tu alrededor, grulla,” Fudou le miró con cansancio. “Hic… en verdad lo conocemos indirectamente. Vengo seguido a visitar al otro señorito,” se encogió de hombros. “Hic… y este Taikogane es tan ruidoso y amiguero que no puedes ignorarlo…”
“Uhh, oye, Fudou,” Taikogane hizo un puchero. “No digas cosas así. Y yo que siempre me alegro de verte.”
“Uhh… serás el único que se alegra de ver a un insecto borracho como yo…” desvió su mirada.
“¿Qué tienes con esa baja autoestima?” Taikogane le miró con incomprensión, y pasó a sonreír. “No querré imitarte con tu vicio, pero eres muy fuerte, tienes un look único, y un aire muy cool a tu manera. ¡Sí, eres como un forajido que funciona bajo sus propias reglas y es muy cool para la sociedad! ¡Más bien quisiera que me pases más de ese cool edgy que tienes!”
“¿Q-qué estás diciendo?” el pelimorado se extrañó y curiosamente desvió su mirada un poco avergonzado. “Tch… fastidioso como siempre. N-no sé qué quieres decir…”
“No estás acostumbrado a recibir cumplidos, ¿verdad?” preguntó Mitsutada, con un tono juguetón.
“¡Tsk, déjenme en paz! ¡Hablen con el Toushirou!” reclamó ofuscado.
“Ehh…” Gotou se había extrañado por la reacción del otro, y entonces se impacientó al notar a Tsurumaru mirarle de muy cerca. “¿Qué tienes? ¿Acaso todavía no me recuerdas? Hemos pasado todo un viaje en el bosque.”
“¡Hahaha, tranquilo, que sí recuerdo que eres ese hermano que peleó contra el oso para salvar a los petizos!” dijo el peliblanco, entretenido, aunque entonces se puso a pensar. “Hm, pero… ¿cuál era tu nombre?”
“¡Gotou, maldición! ¡Recuérdame de una vez!”
“Si Sada-chan lo acaba de decir, Tsuru-san…” mencionó Mitsutada, frustrado.
“No le tomes con tanta seriedad, Gotou. A Tsuru-san le gusta tomar el pelo,” dijo Taikogane, moviendo una mano para restarle importancia. “Más bien me toca a mí conocer a tus otros hermanos. ¡Espero poder en este paseo!”
“Pues, no todos están presentes, pero encantado,” Gotou asintió. “Más bien, vine para visitar a Monoyoshi. Hace tiempo que no lo veo. Me sorprende que no esté con ustedes.”
“Ah, él…” Taikogane se impacientó y negó frustrado. “Quién sabe por qué, pero no es de unírsenos nunca. ¿Dónde estará?”
“Cierto, tú eres el único que se sorprende, Gotou,” dijo Fudou, impaciente. “Hic… nuevamente, aunque siempre has sido un volado. Aunque sí vino, ¿verdad? Conociéndole se habría quedado en la ciudad bajo no sé qué pretexto…”
“Lo intentó, dijo que quería aprovechar nuestra ausencia para organizar algunas mejoras en la residencia,” comentó Mitsutada, sonriendo con torpeza. “Pero menos mal Tsuru-san le convenció a que nos acompañara,” se giró al peliblanco. “Muchas gracias por tu ayuda. Siempre has sabido cómo conectar con él.”
“No es nada, Mitsu-bou,” Tsurumaru sonrió y movió sus palmas. “Monoyon nunca cuida de sí mismo. Sólo espero que pueda salir de su rol de ayudante un poco en este paseo.”
“Vaya, suena a que sigue siendo obstinado…” Gotou se extrañó.
“¿Y cómo así lo conoces, Gotou?” preguntó Taikogane, quien se puso a pensar. “Hmm, es cierto que tú eres el encargado de varios asuntos en tu familia. Y en sí Monoyoshi lo es en la mía, pero creo que más que nada hace apariciones públicas. Tenemos a muchos profesionales que se encargan de las formalidades…”
“Pues, nos conocimos de niños en el colegio, antes de la afiliación de nuestras familias,” el Toushirou desvió su mirada y sonrió con nostalgia. “Vaya, a estas alturas es casi un mundo aparte, tanto ha cambiado desde entonces. Supongo ya no somos niños.”
“¿Hm?” Taikogane ladeó su cabeza.
“Hic… suficientes añoranzas…” Fudou dio un suspiro. “¿Dónde lo tienen guardado? Si no lo vigilan, desaparecerá.”
“¡Haha, suena a que lo conoces bien!” Tsurumaru rió un poco. “Se quedó para alistar las habitaciones, pero sí, le hemos dejado solo mucho tiempo…”
“Ehm, disculpen la intromisión…” la mucama que les había acompañado tomó la palabra e hizo una reverencia. “Monoyoshi-sama salió hace alrededor de media hora, poco después de que comenzaran con la revisión de la mansión.”
“¿Ah? ¿Hablas en serio?” preguntó Taikogane, alzando una ceja y dándose un facepalm. “Vaya, sí que no se tardó nada en desaparecer. Fue ni bien le quitamos los ojos de encima.”
“¿Te dijo a dónde se fue?” preguntó Mitsutada.
“Ehh, no, lo siento mucho,” la empleada bajó su mirada.
“Ya pues, quizás se tarde la vida en regresar…” Fudou se encogió de hombros y desvió su mirada con indiferencia. “Hic… vendremos en otro momento…”
“Acaban de llegar, ¿qué tal si se nos unen?” preguntó Tsurumaru, sonriente. “Ha sido sorprendente enterarme que ustedes conocen a Monoyon por encima del adorable Sada-bou, así que quisiera oír más al respecto.”
“Y de paso podemos ir por algo para comer,” comentó Mitsutada, quien se dirigió a Gotou. “Te ves cansado y con hambre. ¿Será que todavía no has podido almorzar?”
“¿C-cómo así lo puedes ver en mi rostro?” preguntó Gotou, impresionado.
“Heh, Micchan es el mejor, ¿verdad?” Taikogane se animó. “¡Sus platillos son increíbles, pero aún sin ellos sabrá escogernos el mejor restaurante de la alameda, tanto en calidad como en estilo! ¡Salgamos de una vez! ¡La tarde sigue siendo joven!”




Pasaron alrededor de treinta minutos y Gokotai paseaba tranquilamente entre las casas de playa. Estaba relativamente lejos de la alameda por la orilla del mar, y debido a eso casi no vio a personas durante todo su paseo.

No era la primera vez que el peliblanco viajaba a la casa de playa de su familia por el verano, y por ende los caminos se le hacían muy cómodos y familiares. El pequeño podía sentir la brisa marítima y olfatear la esencia de la costa mientras disfrutaba del mecido de los árboles cercanos. Su cachorro tigre en sus brazos disfrutaba del mismo clima con igual goce, y se notaba cómodo y somnoliento bajo el cuidado de su dueño.

“Hehe, me das ganas de tomarme una siesta, Tora-kun,” dijo el peliblanco, sonriendo a su mascota. “Tendremos que regresar pronto para darnos el gusto. Tus hermanos deben estarnos esperando.”
“…” el pequeño tigre le miró atentamente y terminó acurrucando su cabeza sobre el pecho del chico. Ello hizo al peliblanco ensanchar su sonrisa y continuaron el camino hasta la próxima intersección, donde había un parque diminuto en medio de dos residencias.

Sin embargo, la tranquilidad de su paseo se terminó al oír un llanto provenir de dicho lugar. Gokotai se preocupó y se acercó rápidamente, para observar a una niña de siete años acurrucada debajo de una resbaladera y sollozando desconsoladamente.

“¿E-estás bien?” le preguntó el chico, arrodillándose frente a ella. Pese a su presencia, la pequeña continuó llorando, lo cual le inquietó. “Ehhh, p-perdón, n-no quiero incomodarte. E-en verdad, ¿puedo hacer algo por ti…?”
“…” la niña paró momentáneamente para observarle, pero no tardó en volver a ponerse a llorar sin decir una palabra.
“¡Ehh, t-tranquila, por favor, ehh, yo…!” Gokotai miró a todo el parque en busca de alguna ayuda inexistente, hasta que miró a su mascota. “Ohh, ehh, mira, te presento a Tora-kun,” lo apoyó sobre el piso y sonrió tímidamente. “Es muy lindo, no le tengas miedo…”
“¿Eh?” la pequeña miró al tigre y luego de pensarlo un poco, lo acarició un poco. Pese a todavía verse triste y asustada, el animalito logró hacerle dejar de llorar y tranquilizarle un poco.
“Hehe…” Gokotai se alivió al verle darle cariños a su tigre. “Dime, ¿estás bien? ¿Hay algo que puedo hacer por ti?”
“…” la pequeña asintió cabizbaja y con lágrimas en los ojos. “Mami… mi mami… ¿dónde está…?” su voz tembló. “M-m-me perdí… ¿V-volveré a ver a mi mami?”
“¿Te has perdido?” preguntó, con leve sorpresa.
“Mi mami estaba hablando con sus amigos… quise caminar… pero ya no sé por dónde vine…” al decir eso, la pequeña volvió a llorar y a cubrirse sus ojos con sus manos. “Ihhh… ¡debe estar muy molesta conmigo!”
“¡N-no, seguro que te está buscando y quiere verte, e-en serio!” dijo el peliblanco, alarmado, y observó a la pequeña con pena. Podía entender que se sintiera culpable. Sin duda él lo haría de estar en su lugar. “Ehh… t-tampoco conozco esta zona tan bien, pero te puedo ayudar…”
“Pero t-tengo miedo…” ella se acurrucó más. “La calle da miedo…”
“N-no digas eso…” el chico se desanimó al no saber cómo convencerla, y justo en ese momento llegó una tercera persona que también se dirigió a la pequeña. Gokotai se sorprendió al verle. “¿S-senpai?”
“No temas, estamos aquí por ti,” le aseguró Monoyoshi, con una radiante sonrisa y una voz melodiosa. Él vio a la pequeña observarle con curiosidad y le acarició la cabeza. “Ya pasó, todo está bien. Permítenos acompañarte. Prometo que estaremos a tu lado hasta encontrar a tu mamá.”
“…” ella lo pensó un poco. “¿En serio?”
“¡Sí, por supuesto!” le aseguró con energías y le extendió una mano. “Mi nombre es Monoyoshi. ¿Cuál es el tuyo?”
“…” asintió tímidamente en lo que le tomaba de la mano. “Sh-Shoko…”
“Hehe, es un muy lindo nombre,” el pelirrosa le ayudó a levantarse. “¿Dónde fue la última vez que viste a tu mamá?”
“Había muchas tiendas y mucha gente…” la pequeña se puso a pensar. “Ehh… estaba en una heladería con ella… había un puesto de relojes por ahí… teníamos vista al mar…”
“Debe ser la alameda,” dijo Gokotai. “Ahí también hay muchos guardias. Nos pueden ayudar.”
“Tienes razón, vamos para allá,” Monoyoshi asintió y miró a la pequeña. “Estamos cerca de ahí. Asegúrate de agarrar mi mano todo el tiempo. Te protegeré todo el camino.”
“Sí, muchas gracias, onii-chan…”

Gokotai miró con sorpresa y leve admiración cómo su senpai fue capaz de conectar con y tranquilizar a la pequeña. Sin duda le trasmitió un aura de decisión y certeza que le aliviaría todas las incertidumbres. El peliblanco sabía que tenía mucho que aprender de él, ya que consideraba a su senpai su ejemplo a seguir.

Los tres fueron camino hacia aquel centro comercial. Durante el camino, Monoyoshi se aseguró de hablar con la pequeña y preguntarle sobre sus vacaciones y cualquier tema trivial que pudiera animarle. Así, la pequeña poco a poco se sintió más cómoda.

“Senpai, ¿cómo así estás por estos lugares?” preguntó Gokotai, pensativo. “Ehh, si mal no recuerdo, no sabías si ibas a salir de viaje… pero también dijiste que alguien de tu familia era quien decidiría…”
“Sí, tienes razón, Gokotai,” Monoyoshi sonrió incómodo. “No había tenido pensado viajar, pero recibí insistencias de venir, así que espero al menos acomodarles durante su paseo.”
“Ya veo…” entonces, el peliblanco notó que su mayor traía una bolsa en otra mano. “Ehm, y esa bolsa…”
“Hay una tienda muy famosa y especializada en artículos para la limpieza personal, aunque no tienen local en la alameda,” explicó amablemente. “Donde nos estamos quedando noté que no tenían artículos de gran calidad, así que supuse abastecería lo antes posible. Sé que los demás lo apreciarían.”
“Hmm, no sé mucho sobre esas cosas elegantes, pero seguro que sí,” Gokotai asintió y sonrió. “Hehe, siempre eres muy amable y dedicado, senpai.”
“No es nada…”
“¿Ustedes estudian juntos?” preguntó la pequeña, ladeando su cabeza.
“Sí, estamos en la misma secundaria,” le contestó Monoyoshi con una sonrisa. “Hasta vamos en el mismo año. Gokotai es un gran estudiante y compañero que se ha esforzado mucho en adelantarse unos años.”
“Ohh…” la niña se impresionó un poco y miró hacia Gokotai.
“¡N-n-no, no es que lo sea!” ante ello, el peliblanco se inquietó. “E-en verdad no lo soy, m-mis notas no son tan buenas. Y-yo quiero seguir el ejemplo de mis hermanos mayores… p-pero quizás adelantarme en cursos no era lo mejor para mí… senpai es quien me ayuda a estudiar y repasar los temas…”
“Si no fuera para ti, no podrías hacerlo incluso con mi ayuda, Gokotai,” le aseguró el pelirrosa. “Pienso que es muy admirable que siempre te esfuerces tanto, y también que tengas a tu familia presente todo el tiempo. Sin duda eres una gran persona.”
“Ehh, s-significa mucho viniendo de ti, senpai, muchas gracias… a-aunque sigo siendo un niño…” Gokotai se avergonzó un poco.
“Hehe, date un poco de crédito.”
“Eres muy bueno, senpai…” asintió, y entonces se animó. “Ehm, pero me alegra mucho encontrarme contigo. Muchas gracias por ayudarnos. Realmente siempre estás ahí cuando te necesito. No sé qué podría haber hecho sin ti…”
“Sé que puedes hacer mucho si te lo propones, lo puedo ver en ti,” le aseguró el mayor. Entonces, ellos pudieron ver algunos anuncios a lo lejos. “Ya se puede ver parte de las tiendas. Estamos por llegar.”
“El camino se pasa muy rápido cuando uno está acompañado, hehe,” Gokotai asintió gustosamente. “Ohh, y ahora que estás aquí, tengo que presentarte a mis hermanos. Todavía te faltan conocer a varios.”
“Claro, lo esperaré con ansias.”

Ellos cruzaron una calle y estuvieron por llegar a la alameda, donde irían a buscar a la madre de la pequeña con ayuda de los vigilantes.



La primera parada del grupo de la mansión fue ir a almorzar, y Mitsutada los llevó a un bistro donde pudieron degustar platos únicos y sencillos que fueron disfrutados por los presentes. Una vez terminaron con su almuerzo, el grupo acompañó a Taikogane en lo que el peliazul entraba de tienda en tienda para buscar algún accesorio de marca que llamara su atención.

Luego de un considerable tiempo de búsqueda, Taikogane se quedó satisfecho comprándose una vistosa capa turquesa.

“Muchas gracias por su compra,” dijo la vendedora, sonriente. “Esperamos que vuelva pronto.”
“¡Gracias también, eso espero!” el chico le dio un guiño y se apuró con su compra hacia el resto del grupo, quienes le esperaron afuera. “¡Micchan! ¡Conseguí otra capa y está genial! ¡Cuando regresemos a casa tengo que ver con qué prendas la usaré!”
“¿Otra capa más?” Mitsutada se sorprendió. “Sé que te quedará muy bien, Sada-chan, pero necesitas otro tipo de prendas también.”
“Tranquilo, Micchan. No hace mucho fui a comprarme ropa, y más bien me estoy quedando corto de accesorios. Lo tengo bien pensado,” declaró con una amplia sonrisa.
“¿Taikogane usa capas?” preguntó Gotou, alzando una ceja.
“Hic… sí, ¿quién usará capas hoy en día?” Fudou rodó los ojos y pasó a mirar a la tienda con gran desconfianza. “Uhh… ¿y quién demonios las vende también?”
“Hahaha, excelente pregunta,” dijo Tsurumaru, entretenido en lo que miraba a Taikogane dialogar con su mayor. “Sada-bou tiene gustos muy vistosos en cómo se viste, pero él mismo se siente tan cómodo y orgulloso en cómo es y qué elige que realmente nada le quedaría mal,” se encogió de hombros. “Sin duda la actitud es gran parte del look.”
“…” Gotou le miró atentamente. “Y tú… ¿cómo así te conoces con los Sadamune?”
“¿Yo?” Tsurumaru se sorprendió por la directa pregunta y se puso a reír. “¡Hahaha, admiro tu franqueza! Digamos que es una larga historia, no es nada que te concierne. Sólo les agarré cariño después de un tiempo,” se encogió de hombros y le miró de reojo. “Por mi parte quisiera saber cómo así se conocen tan bien con Monoyon. Ya nos dijeron que estudiaron con él de pequeños, aunque entiendo que el tiempo los ha distanciado, es una lástima…” sonrió con leve pena. “Monoyon es una persona muy solitaria. Pensaría que los cálidos Toushirou al menos le extenderían mayor comprensión que la mayoría…”
“¿Eh? ¿Qué estás diciendo?” Gotou se confundió.
“…” por su parte, Fudou alzó una ceja. “…tsk, tú también suena a que lo conoces…”
“Entre seres solitarios nos entendemos, hermanito de Tharja,” dijo con simpleza y se vio entretenido al notar al pelimorado enfadarse por la forma que le llamó. Justo entonces, Taikogane se les acercó. El chico había optado por ponerse su capa.
“¡Miren cómo me queda!” exclamó entusiasmado, y dio medios giros para observar a su nuevo accesorio en movimiento. “Está muy cool, ¿verdad? ¿Verdad que sí? ¡Me siento súper cool con esta capa encima!”
“Pues, sí te da un aire de poder, debo admitirlo,” comentó Gotou, levantando un pulgar. “No está nada mal.”
“¡Exacto! ¡Siento que puedo escalar una montaña en este momento!” declaró con sus manos en sus caderas. “¿Qué piensas, Fudou?”
“¿Ah? ¿Quieres mi opinión?” el pelimorado le miró como un bicho raro. “Hic… eres un tonto. No apruebo tus capas, ya lo sabes…”
“Sé que eres aguafiestas, pero no es para que digas eso,” recalcó. “Lo que sucede es que no sabes lo cómodo y dignificante que se siente portar una. Si no lo entenderías.”
“Pff, no digas tonterías,” resopló.
“¡Pero está bien porque justo te compré una!” exclamó en lo que sacaba una segunda capa de su bolsa de compras.
“¿Eh?” Fudou se quedó en blanco y el otro de inmediato se la puso. Era una capa morado clara con un tono guinda por el revés.
“¡Perfecto! ¡Justo los colores que te van!” juzgó Taikogane, satisfecho.
“Tienes razón, Sada-chan,” incluso Mitsutada le dio el visto bueno. “Has desarrollado un ojo crítico infalible. Tienes buenos gustos.”
“¡Ohh, significa un montón para mí que me lo digas, Micchan!”
“¿Q-qué es esta cosa?” Fudou agarraba la capa y la miraba desconcertado. Él pasó a mirar a Taikogane con gran frustración y entrecerrando sus ojos. “Tch, desconfío de los gustos de alguien que usa capas…”
“¡Dale un tiempo, verás que te encantará!” entonces, Taikogane abrazó de costado a Fudou y sacó su celular. “¡Selfie!”
“¡S-suéltame!” el otro intentó empujarle, pero la foto salió con suma velocidad.
“Hm, salgo con una buena sonrisa,” Taikogane de inmediato se puso a analizar su foto. “Fudou se ve perdido en el espacio, ¡pero sigue siendo una foto excelente! ¡Se irá de frente a instagram!”
“¡N-no te atrevas!” Fudou intentó quitarle su celular, pero el otro se puso a esquivarle. “¡Vuelve aquí, mocoso!”
“Haha, Sada-chan, sé más amable con Fudou, por favor,” le pidió Mitsutada, sonriendo incómodo. “Intenta al menos tomarte otra foto con él.”
“Se nota que no se dejará. Sada-bou no tendrá otra foto que publicar,” Tsurumaru se encogió de hombros. “Bueno, el pequeño satisfizo su gusto de otro accesorio. ¿Qué deberíamos hacer?”
“Pues, hace calor, podemos ir a comer helados,” sugirió Gotou. “Conozco un buen puesto por aquí cerca, si se animan.”
“Ah, cierto que ustedes y Jiji han venido varias veces a este distrito,” el peliblanco asintió. “También necesito de algo frío, ¿por dónde nos vamos?”
“Es por aquí,” Gotou dirigió su atención a otra dirección, pero se confundió. “¿Eh? ¿Ese no es Monoyoshi?”
“¿Apareció?” preguntó Taikogane, y por su descuido Fudou le agarró con fuerza del brazo.
“¡Suelta tu teléfono!”
“¡Ihh, está bien, está bien!” se soltó y alzó sus palmas en señal de paz. “No la postearé en instagram, lo prometo.”
“Hic… más te vale…” le miró brevemente con desconfianza y pasó a mirar la escena. “¿Eh? Gokotai también está ahí, y hay unos de seguridad rodeándoles…”
“Esperemos que todo esté bien,” comentó Mitsutada. “¿Les damos el alcance?”




Luego de llegar a la alameda y reportar a la pequeña como perdida, no tomó mucho tiempo antes de que los guardias dieran con la madre, quien ya había reportado a su hija y estuvo buscándola por todos lados. Con la ayuda del equipo de seguridad de la alameda, la niña fue rápidamente reunida con su madre.

“Muchas gracias, jóvenes. Realmente, no sé cómo compensarles,” dijo la señora, quien abrazaba a su pequeña con lágrimas en los ojos. “Gracias, mi Shoko está a salvo por ustedes.”
“N-no es nada, nos alegramos de que estén reunidas…” Gokotai asintió y sonrió un poco. “Hehe, es un gran alivio.”
“Muchas gracias…” dijo la pequeña.
“No hay de qué,” Monoyoshi le sonrió y asintió. “Espero que tengan un paseo muy agradable.”

Las despedidas fueron breves, y en poco tiempo la madre se marchó con su hija y los guardias de seguridad retornaron a su monitoreo de la alameda.

“Me alegro por ellas, todo salió bien,” dijo Gokotai, mientras miraba a las dos marcharse. La pequeña agarraba a su mamá de la mano y sonreía ampliamente. Ello hizo al pequeño bajar su mirada con leve pena.
“Gokotai, ¿te sientes bien?”
“S-sí, es sólo que me preguntaba… no, no es nada,” negó.
“¿Seguro? Si necesitas algo, puedes avisarme.”
“P-pues…” desvió su mirada. “No quisiera decir nada depresivo, senpai…”
“Descuida, puedes confiar en mí.”
“Es sólo que pensaba…” Gokotai sonrió con tristeza. “Tener a una mamá que te está buscando, y que te espera… yo apenas recuerdo a mi mamá. Me pregunto cómo será…”
“…” Monoyoshi alzó su mirada al cielo, meditativo. “Entiendo un poco lo que dices. Mis padres están bien y con vida, pero les he visto contadas veces también. Nunca he podido sentirlos cercanos a mí.”
“Senpai…”
“Pero eso no tiene por qué ser malo, Gokotai,” le aseguró con una cálida sonrisa. “Tú tienes a una familia única y a muchos hermanos que conforman una unidad muy especial, ¿no es así? Por ello, pienso que tienes mucho de lo que alegrarte. Ese espacio de tu madre debe haber sido llenado por tus hermanos también.”
“Tienes razón, senpai…” Gokotai abrazó a su tigre en lo que pensaba con añoranza. “Cada uno de mis hermanos significa algo especial para mí, no podría compararlo con los roles usuales. Hehe, aunque creo que Namazuo-niisan siempre ha sido como mi mamá.”
“Me alegra oírlo,” sonrió simpáticamente.

Los dos terminaron siendo interrumpidos por los demás. Gokotai se sorprendió al ver a su hermano acercarse junto con Fudou.

“Gokotai, ¿estás bien?” preguntó su mayor, agarrándole de los brazos. “Vimos guardias de seguridad.”
“Eh, sí, no es lo que parece…” el pequeño negó. “Oh, verdad. Gotou-niisan, te presento a…”
“Sabemos quién es,” Fudou rodó los ojos.
“¿Eh?” Gokotai ladeó su cabeza y miró al pelirrosa. “Senpai, ¿conoces a mi hermano?”
“Finalmente damos contigo,” dijo Gotou a Monoyoshi, con leve impaciencia. “Veo que no has cambiado en nada. ¿Qué haces yéndote por tu cuenta si acabas de llegar?”
“Ehh, Gotou-san, ¿acaso estaban buscándome?” preguntó el otro, perplejo, y sonrió incómodo. “Disculpa las molestias. Noté que no había la selección apropiada de artículos de limpieza personal, así que procedí a conseguirlos…”
“Así que eso te sacó…” Mitsutada dio un suspiro y negó frustrado.
“¿Y qué fue lo que ocurrió aquí? Parecía que estaban en aprietos o algo,” preguntó Taikogane, alzando una ceja.
“Ehm, e-encontramos a una pequeña perdida, y la regresamos donde su madre…” dijo Gokotai, retraído. “Ehh, b-bueno, m-mi nombre es Gokotai. Creo que no nos hemos visto antes…”
“Yo!” Tsurumaru alzó una palma. “Este de aquí es Taikogane, seguro lo andarás viendo por estos días. Pero, yendo al punto, me encanta que hayan sido tan lindos cinnamon rolls y hayan ayudado a su prójimo,” se acercó a Monoyoshi y le revolvió los cabellos. “¡Sobre todo tú, mi adorable enviado del cielo!”
“S-senpai, me estás desordenando los cabellos…” dijo un poco incómodo.
“¡Haha, pero si ese es tu look!”
“…” Fudou observó al par interactuar con cierto escepticismo.
“Pero ya, justo este Toushirou de aquí y su amigo antisocial nos estaban diciendo que te conocen desde la infancia,” observó Tsurumaru, dejando en paz al otro. “Ese suena a un gran chisme, podrías contarnos al respecto.”
“¿En serio?” Gokotai se sorprendió.
“Senpai, intenta referirte a ellos con más amabilidad, por favor…” pidió Monoyoshi, sonriendo. “Eh, pues, es una larga historia…”
“Vaya, nunca podemos sacar nada de ti, Monoyoshi,” Taikogane se impacientó. “Y si tanto querías ir a comprar al llegar, pudimos haber ido todos juntos, ¿no lo crees?”
“Estaban tan ocupados con la mansión que no quise importunarles, Taikogane-san…”
“Tch, y te he dicho que no me llames así,” entrecerró los ojos.
“Sada-chan, tranquilo,” le pidió Mitsutada, dando un suspiro. “Lo que ocurrió ya no es importante. Estamos todos aquí, ¿por qué no vamos a tomar helados juntos?”
“Claro, y ustedes dos también,” Tsurumaru miró a Gokotai y Monoyoshi y les sonrió amenamente. “No dejen que estos temperamentales los espanten. Les prometo que no tienen malas intenciones.”
“Ehh, sí, muchas gracias por la oferta,” dijo Gokotai, haciendo una reverencia.
“Pero…” curiosamente, Monoyoshi desvió su mirada, pensativo e incómodo. “Debería regresar a la mansión…”
“¿Eh? ¿Por qué?” Gotou alzó una ceja y se le acercó. “No sé qué te tienes, pero andas algo apagado. Y hace tiempo que no nos vemos.”
“Estoy bien, Gotou-san, no tienes que preocuparte por mí,” le aseguró sonriendo incómodo. Entonces, Monoyoshi se confundió y ladeó su cabeza al ver al otro quedarse en shock. “¿Eh? ¿Gotou-san? ¿Sucede algo?”
“Tsk…” Gotou se estremeció y comprimió sus puños.
“Ehh… ¿estás bien?” se preocupó un poco.
“¿Estás más alto?”
“¿Eh?” eso lo dejó en blanco.
“¡Estás aún más alto de lo que recuerdo!” maldijo el pelimarrón. “¡Ahh, no puedo creer que seas más alto que yo! ¡Primero Shinano y ahora tú! ¡¿Cuál es tu secreto?!”
“Ehh…” Monoyoshi sonrió perplejo. “N-no lo sé…”
“Hic… ¿qué tanto te andas quejando, acomplejado? Mono-chan siempre ha sido más alto que tú,” preguntó Fudou, encogiéndose de hombros. Él pasó a sonreír burlonamente. “Hic… hehe, y no sabía lo de Shinano~”
“Ehm…” Gokotai bajó su mirada, pensativo. Sentía que se perdía de varias cosas.
“Uhh, lo sé, pero ahora está hasta más alto que antes…” Gotou negó ofuscado. “¿Por qué todos andan creciendo?”
“…” Monoyoshi le observó confundido brevemente, y repentinamente se puso a reír. “¡Hahaha!”
“¿Eh?” Gotou le miró como bicho raro y frunció el ceño. “¿Qué te pasa? ¡No te burles de mí!”
“¡N-no es eso, en verdad!” dijo, riéndose con torpeza. “Hehe, perdón, es que me preocupaste por un momento, Gotou-san. Pero, supongo algunas cosas nunca cambian, ¿cierto?”
“¿Qué estás diciendo?” le miró con incomprensión en lo que el otro terminaba de reír.
“Ehh…” nuevamente Gokotai se confundió por aquel intercambio, y notó que los demás se encontraban igual de perplejos por la reacción del pelirrosa. Pese a la manera amable y servicial de ser de su senpai, Gokotai nunca le había visto reírse de aquel modo.
“…” Tsurumaru se puso a pensar, intrigado.
“No sé qué te pasó, pero ya,” Gotou se encogió de hombros. “Vamos por helados. Ya nos estuvimos preguntando por ti todo el camino, así que podrías decirnos qué has estado haciendo.”
“Ehm, dudo tener algo interesante que decir,” confesó con humildad. “Mis días son muy monótonos, siendo sincero.”
“Seguro que el de todos, no te excluyas…” negó y le sonrió ampliamente. “No se trata tanto de compartir algo en particular, Monoyoshi. Hace tiempo que no escucho de ti, así que me gustaría que nos pusiéramos al día.”
“Eh, pues…” el pelirrosa se impresionó por la esperada franqueza de su amigo, pero antes de contestarle, un par de personas más les dieron el alcance.




“¡Gotou-nii!” exclamó Hakata, quien llegó corriendo con Shinano.
“Sí, definitivamente eras tú,” dijo el pelirrojo, sonriente. “¡Qué coincidencia que nos encontremos por aquí! ¡Oh, y Taikogane y Mitsutada también!”
“Ah, Shinano, ¿cómo estás?” el primero se sorprendió y le sonrió amenamente, para pasar a mirar al menor. “Entonces, entiendo que eres también un Toushirou, ¿cierto?”
“Sí, yo soy Hakata Toushirou,” declaró el rubio con orgullo. “Ustedes vendrían a ser quienes rentaron la mansión, si no me equivoco.”
“Ciertamente no es la mejor manera de ser reconocidos, pero tienes razón,” comentó Mitsutada, sonriendo incómodo.
“¿Qué hacen por aquí solos?” preguntó Gotou a sus hermanos. “Pensé que iban a encontrarse con Hotarumaru y otras personas.”
“Sí, están más atrás viendo una tienda,” dijo Shinano, sonriendo. “Es sólo que te reconocimos, así que pensamos en darte el alcance.”
“Aparte que se ha sentido tu ausencia, Gotou-nii,” Hakata se encogió de hombros y dio un suspiro, frustrado. “Shinano deja mucho que desear. Tú eres un directo upgrade de él en todos los aspectos, no es necesario decirlo.”
“Uhh, oye, Hakata…” el pelirrojo hizo un puchero.
“¡Hahaha, me encanta que seas tan savage, pequeñín!” Tsurumaru se puso a reír.
“Tch…” Fudou rodó sus ojos. “Qué needy son ustedes. Hic… han visto a su hermano como hace una hora y lo buscan…”
“¡Ahh, pero Fudou!” Shinano se emocionó y le brillaron los ojos ni bien observó al pelimorado.
“¿E-eh? ¿Q-qué tienes?” este se extrañó, pero el otro fue rápido y le dio un fugaz abrazo.
“¡Estás usando una capa! ¡No sabes lo feliz que soy! ¡Te queda divino!”
“Haha, ¿verdad?” preguntó Taikogane, sonriendo satisfecho.
“¡Tch, olvidé sacármela! ¡Y suéltame de una vez!”
“¡Pero tengo que tomarte una foto!”
“Hic… ¡párenla con las fotos!” empezó a forcejear para liberarse.

El grupo se puso a hablar y discutir amenamente por la llegada de ese par de hermanos. Gokotai sonrió incómodo y animado por la soltura de los presentes. Pese a no ser alguien muy expresivo, siempre se sentía cómodo por las formas de ser de sus parientes y aquellos cercanos, quienes nunca fallaban en hacerle sentirse como en casa.

Sin embargo, su parecer no era compartido con todos.

“Se ven muy felices, ¿no es así?” comentó Monoyoshi, sonriente. Él adoptó una expresión tranquila, aunque Gokotai pareció notar un leve desaire en la misma.
“Senpai…”
“Perdón, pero tengo varias cosas que hacer,” se despidió sin mutar su alegre semblante. “Nos vemos pronto, Gokotai.”
“P-pero…” quiso detenerle, aunque el otro se marchó con rapidez.
“Oh…” Tsurumaru se percató de aquel silencioso desarrollo, y dio un suspiro. Pese a haberlo dicho con todas sus letras anteriormente, no lo pudo evitar. El pelirrosa terminó siendo espantado. Ante ello, Tsurumaru se acercó donde Mitsutada. “Ehh, quédate entreteniendo a los demás, Mitsu-bou. Iré a acompañar a Monoyon.”
“Ehh…” ello hizo que el peliazul notara la ausencia del mismo, y sonrió frustrado. “Está bien, Tsuru-san, yo me encargo.”
“¡Ihhh!” Shinano se terminó apartando de Fudou ni bien este le jaló con fuerza de uno de sus mechones. “¡Ya, entiendo, pero no tenías que ser tan malo!”
“Hic… eres un insufrible,” Fudou le miró con gran desconfianza. “Si quieres fastidiar a alguien, ve a buscar a tu grupo…”
“Parece que todavía no salen de la tienda,” dijo Hakata, mirando por donde había venido. El rubio regresó su mirada y se confundió. “¿Hm? Tsurumaru se fue… y había alguien más. ¿Qué ha sido de ellos?”
“¿Qué dices?” preguntó Gotou, confundido. “¿Eh? ¿Monoyoshi se fue?”
“Ehh, s-sí…” Gokotai asintió, cabizbajo. “Q-quise detenerle, pero… perdón, no fui rápido…”
“¡Ahh, tenía que ser!” Taikogane se impacientó. Él llevó una mano a su sien y negó repetidamente. “Me disculpo por él, siempre anda soltando esos desplantes como si no quisiera tener nada que ver con nadie. Tch…” entrecerró sus ojos. “Por su apariencia fácil podría ser el más cool de su clase, ¡pero tiene una personalidad tan uncool!” luego de expresar su decepción, dio un suspiro y se cruzó de brazos. “A veces no puedo creer que seamos parientes…”
“Sada-chan, no digas esas cosas,” le objetó Mitsutada, con amabilidad aunque leve severidad. “Todos somos muy distintos y es importante aceptarnos mutuamente.”
“Lo sé, lo sé… ¿pero por qué se habrá ido?”
“…” Fudou frunció el ceño. “Hic… pues ya se fue, no le presten atención.”
“…” por su parte, Gotou seguía con la duda y no sabía cómo interpretar esa acción de su amigo, aunque no le quedaba de otra que dejarlo de lado. “Veré si me encuentro con él más tarde. Ah, pero no se lleven una mala impresión de él.”
“Lo mismo digo,” Mitsutada asintió. “Monoyoshi es bastante receptivo, pero también reservado. Es posible que se haya sentido incómodo ante varias personas, aunque no se lo tomen personal. Sólo denle una oportunidad.”
“Está bien, si ustedes lo dicen,” Shinano asintió y sonrió un poco. “Sí fue a nuestra casa a visitar a Gokotai para llevarle la tarea y ayudarle a estudiar mientras estaba enfermo, así que debe ser alguien muy genial.”
“Esperaré a conocerlo,” Hakata se encogió de hombros. “¿Y qué tenían pensado hacer? Podríamos juntarnos todos a caminar si se encuentran disponibles.”
“Justo íbamos a comer unos helados,” dijo Taikogane. “¿Se animan?”
“Es una excelente idea, por supuesto,” Shinano asintió, sonriente. “Esperen, voy a pasarle la voz a los demás.”

Así, los presentes fueron a degustar de los esperados helados en lo que conversaban sobre sus futuros planes durante las vacaciones.