Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 250617 times)


Deidara

OBVIAMENTE que se me olvida que es el stop y tengo que dejar aporte a medias
esto va antes que el ataque. como todo lo que postearé en este mes :< i suck


#2x

“¿Sabéis que están buscando Rebels?”

Como siempre, comer en la cafetería era casi misión imposible. Las mesas se llenaban de estudiantes nada más las clases acababan, y encontrar un hueco entre tanto bullicio era complicadísimo. En más de una ocasión se había formado alguna pequeña pelea por algún asiento, pero por suerte siempre acababan pronto, pues en Rizembool eran muy estrictos y nadie quería tener que vérselas con dirección.

Entre tanto bullicio, fue la mención de los Rebels que llamó la atención de Zoro. Alzó la mirada, dejando por un momento de lado su pollo con arroz. Tenía competición en apenas unas semanas, y la dieta se volvía cada vez más estricta cuanto más se acercaba la fecha. Estaba cansándose de comer cada día lo mismo, y echaba de menos los platos más elaborados de Luffy, pero sabía que tanto esfuerzo iba a dar sus frutos.

Aun así, no dijo nada.

Sabo sí que respondió a la pregunta de Jean, sonriendo. “Ah… la verdad es que hay algo que no os he dicho.”

Jean Kirschtein, compañero de carrera, alzó la ceja. Zoro había conocido a Jean en su primera semana en Rizembool, y aunque al principio tan sólo lo consideraba conocido, había llegado a… soportarle, en cierta forma. E incluso a apreciarle. Jean se había matriculado a la carrera de ciencias del deporte con la idea de tener un paso por la universidad sencillo y sin dolores de cabeza, pero no tardó en el primer semestre en darse cuenta que había menospreciado la dificultad de la carrera. Aunque Zoro y él chocaban en más de una ocasión debido a la sinceridad de Jean y en el hecho que decía las cosas sin pensar, a Zoro le agradaba su honestidad y que Jean no se anduviera con rodeos. En cierto modo, se parecía a Zoro en ese aspecto.

En cambio, Sabo… no era para nada como los otros dos. Algo despreocupado, fiel a sus amigos y siempre con una sonrisa en la cara, en cierta forma le recordaba a Luffy. Era bueno que se hubiese encontrado a alguien así en Rizembool. Le ayudaba a no sentirse fuera de lugar.

“¿El qué?” Preguntó por fin Jean, viendo que Sabo estaba esperando a que le insistiesen.
“La verdad es que… he hecho la prueba Rebel.”
“¿Que tú qué?”

Los colores subieron a la cara de Jean, y Zoro se preguntó si era de envidia o de enfado. Podía imaginárselo… Jean había pensado en aceptar la prueba, pero no se había atrevido. Así que probablemente era una mezcla de las dos.

“¿Y cuándo nos lo ibas a decir?”
Sabo se encogió de hombros. “La verdad que se me había pasado por alto… no me lo tengáis en cuenta.”
“Bueno… ¿y qué?” Insistió Jean, cansado de tanta intriga.
“Pues… parece ser que sí que voy a ser Rebel,” respondió con una sonrisa.
“Pf,” Jean se dejó caer se dejó caer hacia atrás sobre su silla, molesto. “No me lo puedo creer.”
“¿El qué?” Preguntó divertido, Sabo.
“Pues, pues—que tú…”

Zoro se había mantenido hasta el momento alejado de la conversación. No tenía gran cosa que aportar.

Un golpe en el brazo le sacó de su ensimismamiento.

“¿No vas a decirle nada?” Preguntó de golpe Jean, a Zoro. El aludido no supo qué responder.
“¿Eh?”
“Pues que si no tienes nada que decir.” Zoro no sabía a qué venía aquello. “Tú estuviste en Hanasaki. Algo tendrás que aportar al respecto.”

No hablaba mucho con ellos de Hanasaki. Era algo que desde el principio no había hecho, los dos habían parecido entender que Zoro no quería hablar al respecto, así que había quedado como una especie de acuerdo entre los chicos el no mencionar mucho el tema. Cosa que Zoro había agradecido, interiormente – pero en ocasiones Jean hablaba demasiado y no sabía cuándo cerrar la boca.

“¿Tú también has hecho la prueba?” Preguntó Sabo con una sonrisa.
“¿Qué tú — ¡qué?!”

Zoro fulminó a Sabo con la mirada. ¿Pero cómo podía ser que tuviese amigos así?

“¿¡Tú también has hecho la prueba y no has dicho nada?! ¿Pero cómo puede ser que seáis los dos iguales? ¡Estas cosas se cuentan!”
“¡Que no!” Le interrumpió Zoro, antes de que la cosa fuese a más. “Que—no, no he hecho la prueba.”
“Ah. Ah.” Jean pareció tranquilizarse.
“Pero.” Y la alarma volvió al rostro de Jean. “Creo que voy a hacerla.”


Isumi



11.That day.

Saiko's POV


 
-¡Shuujin y Saiko vendrán con nosotros!-
 
Al escuchar esa frase, por alguna razón que desconozco, Isumi se echó a reír.
A diferencia de ella, yo estaba confundido y lo primero que hice fue hacerle notar tal confusión a mi amigo y compañero de trabajo, Shuujin, con una expresión que lo decía todo.
 
-Si es por nuestro manga, con Aladdin pensamos a una solución un tanto riesgosa…- O sea que ni siquiera tenían una solución aceptable.
-No podemos irnos dejándolo incompleto. Por cuánto me gustaría que Isumi se quedara o ir con ella, estamos hablando de mi futuro, de nuestro futuro. Además, ¿de qué viviremos en el pasado? Claro, podemos llevarnos ahorros pero no podemos vivir de ahorros por un tiempo indefinido, ni tampoco podemos pedirle a Isumi que nos mantenga que, en todo caso ¿quién la mantiene a ella en el pasado?- Exaltado me giré hacia ella. -Isumi, ¿como haces para vivir allí sin familia ni trabajo?-
-Ah... - Isumi dejó de reírse y se puso seria. -Es verdad, en el primer fic nunca mencioné nada de esto porque lo escribí cuando no sabía la crueldad del mundo adulto, pero ahora necesito dinero eh…-
-¿No se encargaría Miranda de eso?- Preguntó Shuujin sin poder encontrar otra solución.
-Por cuánto dinero tenga, no creo que cubra su mantenimiento. Además que si lo pudiese hacer con Isumi, todas las HiMEs lo pedirían y probablemente no sea el caso.-
 
Todos suspiramos resignados.
 
-Ehm…- Aladdin, quien había estado callado hasta el momento, decidió hacer su propuesta. -Podrían trabajar para la Jump del pasado.- Dijo así sin más.
-¿Y qué hay de nuestro manga? O mejor dicho, ¿qué hay de todas las teorías sobre modificar el pasado? Si publicamos un manga en el pasado, es probable que ya no podamos publicar en el futuro. Sin mencionar que aún estamos trabajando en una serialización, no podemos irnos y dejarla en hiatus indefinido como Hunter x Hunter. Yo no me moveré de aquí hasta que terminemos ese manga.- Dije eso sentandome en el piso y cruzandome de brazos.
Pero no había modo de convencer a Aladdin, quien seguía insistiendo. -¿Y qué tal si mandan los manuscritos por el usb? De esa manera aquí recibirán ya todos los capítulos ¿no?- Proponía entusiasmado como un niño que no tiene idea de como funciona el mundo.
-Lo siento, pero no podemos trabajar sin nuestro editor. Además, es impensable que los autores no estén en el mismo lugar de la publicación ¿cómo nos pagarían? sin mencionar las fiestas a las que nos invitan, las reuniones, la misma publicación de la revista que nos muestra cómo les está yendo a nuestros rivales. Es imposible, no hay solución.-
-...¿Y qué tal si…?-
-Tampoco pienso ir al pasado y luego volver exactamente al momento en el que nos fuimos. No sé cuánto tiempo estaríamos allí y aunque sea solo un año, cualquiera lo notaría que de un día para otro cambié considerablemente. Además que no estamos seguros de que volveremos a esta misma línea temporal.-
Solo en ese momento la sonrisa impasible de Aladdin se apagó y ya no supo qué más decir.
-Lo siento, pero ésta es la situación. Shuujin tú deberías de habérselo dicho antes si ya sabías de su plan.- Shuujin evitó mi mirada mientras se rascaba la cabeza frustrado. -Lo siento, Isumi...-
-No, está bien.- Respondió con una voz cortada y con la mirada baja. -Es lo correcto, no puedo hacerles renunciar a su vida aquí solo por mis deseos… perdón.- Diciendo eso último ya con lágrimas en los ojos y voz inaudible, Isumi se levantó velozmente y salió corriendo del departamento.
-¡Isumi…!- Sentí que debía seguirla, pero algo me lo impedía. No era algo noble y sabio como querer darle tiempo sola para que se tranquilizara o en todo caso una razón que tuviese que ver con su bienestar. Más bien era falta de coraje.
-Por eso no se lo he dicho antes…- Dijo Shuujin y con un tono enojado prosiguió. -¡¿Crees que después de un año viviendo con ellos sería fácil dejarlos ir para no saber cuándo nos volveríamos a ver si es que nos volveremos a ver?! ¿Tu problema es no saber de qué vivir en el pasado? ¡Hay millones de cosas que podríamos hacer! ¿Sabes cuantas revistas nos aceptarían si les llevamos una versión de Jump del futuro? ¡Tú solo eres un cobarde testarudo que no se atreve a cambiar un poco su vida!-
-¡¿Un poco?!- Me levanté, ya enojado y comencé a gritar. -¡Estamos hablando de un viaje al pasado, AL PASADO! Ya vimos cuales son las consecuencias de este tipo de cosas ¡Isumi perdió a sus padres por el amor de Dios! ¿Y tu dices que puedes renunciar a todo solo por una pequeña aventura? ¡El único testarudo eres tu! ¡Testarudo y egoísta! ¡Lo haces solo por la experiencia, no por Isumi!- Esa última frase me procuró un puñetazo en la cara.
-¡¿Me llamas egoísta?!- Gritó Shuujin agarrandome de la camisa con sus dos manos. -¡Eres tú el que prefiere dejarla ir a su destino, sin familia ni nadie sobre quien contar porque no quiere dejar su maldito manga en hiatus! ¡¿Que lo hago solo por la aventura?! ¡¿Crees que soy tan loco como para dejar atrás toda mi vida solo por una aventura?! Si eso es lo que crees, entonces olvídate del manga, porque no puedo trabajar con alguien como tú.- Y diciendo eso, me soltó dejándome caer al piso.
 
No supe responderle, tenía razón. Todo lo que había dicho era verdad, y yo solo era un cobarde, testarudo y egoísta.
-Voy a buscar a Isumi.- Dijo él con un tono más calmado y comenzó a encaminarse.
-Espera.- Y se detuvo. -Voy yo.-
-...- Sorprendido, Shuujin me vio levantarme y salir de la habitación sin decir una palabra. Y no era el único que estaba sorprendido. Mis acciones en ese momento eran impredecibles hasta para mí mismo.
 
Salí del departamento y comencé a bajar las escaleras, ya que el ascensor estaba ocupado.
Pero no llegué muy lejos; luego de bajar un piso, encontré a Isumi subiendo las escaleras. Se detuvo cuando me vio y volvió a fijar su mirada al piso.
Comencé a bajar hacia ella cuando de repente gritó mi nombre y me miró a los ojos sujetando con fuerza su camiseta como si sujetara su corazón.
-Saiko…- Volvió a repetir mi nombre con un tono más calmado y sonrió tristemente. -No se preocupen por mi, si quieren puedo quedarme un año más o dos hasta que terminen su manga y…-
-¿Y seguir día a día pensando en cuándo volverás a ver a tu familia? ¿Sin saber ni siquiera si nuestro manga terminará mañana o dentro de diez años?-
-...- Su triste sonrisa se fue transformando nuevamente en sollozos y lágrimas hasta que explotó. -¡No sé qué hacer! ¡No quiero irme y dejarlos a ustedes que son la única familia que he tenido en años! ¡No quiero ir al pasado nuevamente si no podré volver al futuro donde están ustedes! ¡Y no puedo pedirles que vengan conmigo y dejen todo atrás! ¡No puedo hacerles eso!- Por cada frase, su voz se rompía cada vez más a causa del llanto incontrolable que las dominaban.
Sin darle duda a mis acciones, bajé hacia donde se encontraba ella y la abracé con toda mi fuerza.
-Lo siento, lo siento Isumi… soy un idiota, dije cosas que no debía. Soy un cobarde y un egoísta. Gracias a ti hemos logrado muchísimas cosas este año, no tendría sentido seguir este manga sin ti y a este punto no tendría sentido empezar otro sin ti. Has tenido un impacto en nuestras vidas muy grande y no hay manera que esto pueda resolverse separándonos. Pero no quiero verte sufrir indefinidamente. No me importa lo que me espere en el pasado, quiero ayudarte a reencontrar a tu familia.-
-Saiko…- Isumi dejó de llorar y me devolvió el abrazo.
-Si confiamos en lo que dijo Aladdin al inicio de todo esto, entonces cualquier cosa que suceda en el pasado no debería modificar este futuro… y si él dijo que Shuujin y yo podemos ir, solo tenemos que confiar en él. Ya pensaremos en alguna excusa de por qué nos vemos más grandes cuando volvamos.- Dije eso último para quitar un poco de seriedad al discurso, pero solo logré que Isumi me abrazara más fuerte.
-Gracias… gracias… gracias…-
 
Siguió repitiendo ‘gracias’ mientras me abrazaba por un largo rato. Fue la primera vez que sentí la fragilidad del alma de Isumi. Una persona que hasta el momento no había podido realmente depender de nadie, que no había querido depender de nadie y causar problemas. En su abrazo pude sentir la soledad que había sentido todo este tiempo y la falta de afecto causada por esa barrera que no le permitía acercarse emocionalmente a nadie.
 
Fue una sensación extraña, pero me sentí feliz de haber roto esa barrera.
« Last Edit: April 30, 2018, 12:37:02 PM by Isumi »


With the kids sing out the future
Maybe, kids don't need the masters
Just waiting for the little Busters



Sayi



Hello gals <3

Recuerden que tienen todo este mes para dejar aportes del evento. Terminadas las probaciones de julio regresaremos a la programación regular -3-
Como siempre, para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~






Sayi :: 3637 palabras
Shura :: 0 palabras
Kora :: 0 palabras
Deidara :: 732 palabras
Nite :: 0 palabras
Isumi :: 1482 palabras
Cho :: 9676 palabras
Kana :: 10520 palabras
Eureka :: 6702 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 1700 palabras
Haruhin :: 2214 palabras
Mery :: 4779 palabras
Ekha :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras
Arence :: 0 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...
« Last Edit: August 13, 2017, 02:56:16 PM by Sayi »

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Apple

Yay mitad flashback y mitad parte del evento. Me faltó hace un iconito pero no consigo imagenes D':

#14: Sweet home Hanasaki

flashback


La conferencia de prensa inicio con los mismos flashes de las cámaras que la cegaban y los mismos reporteros escandalosos de siempre. Por un momento pensó que iba a desmayarse. Ya a este punto de su vida estaba acostumbrada a todo el estrés que era una conferencia de prensa y a estar bajo los reflectores, no obstante, esta era una ocasión especial; su corazón latía con fuerza y las palmas de sus manos sudaban ligeramente. Pero se acordó también que esta sería la última vez que tendría que pasar por eso y mientras más rápido terminaba mejor. Decidió que daría lo mejor de sí por ser la última vez.

Tomó asiento junto a su manager y dejo que el iniciara con todo el circo. "Recuerda Mikumo, esta es la última vez que pasas por esto" se dijo a si misma mientras sonreía para las cámaras.

Pronto todas las preguntas se centraron en ella. "Señorita Mikumo, ¿es cierto que se graduara pronto? ¿dejara el mundo del espectáculo? ¿se unirá a una nueva agrupación?". Ignorando cada pregunta se esforzó en recordar al pie de la letra el discurso que había preparado la noche anterior y se puso de pie. Todos callaron expectantes.

-Muchas gracias a todos por venir- fueron las primeras palabras que salieron de sus labios desde que inicio la conferencia, seguidas de una breve reverencia -Quiero agradecer a mis fans, a Tsunku-san y a mis compañeras de 'Morning Musume'. En efecto, tal y como los rumores dicen, dejaré el grupo. He cumplido 19 años el mes pasado y creo que es el tiempo de graduarme y dejar espacio a que un nuevo talento joven se una. Pero no me uniré a otro nuevo ni mucho menos continuare como solista. De nuevo quiero agradecerles a todos por su apoyo, nunca olvidare esta experiencia ¡gracias! - finalizó dando una profunda reverencia. Aunque odiaba todo eso ahora, de verdad estaba agradecida. No cualquiera tenia lo oportunidad de ser idol.

Ni bien terminó de hablar, los flashes iluminaron la sala de nuevo y una nueva oleada de preguntas comenzó. Tsunku, manager de Mikumo y CEO de Hello!Project, tomó el mando de nuevo.

-Con todo el pesar en mi corazón la familia Hello Project debe dejar ir a Mikumo-san. Ella no estará más en el mundo del espectáculo, por decisión propia claro, y aceptó la invitación a una universidad muy prestigiosa para unírseles. Les ruego entonces que respeten su decisión y su privacidad. Muchas gracias...- Tsunku también dio una reverencia y acto seguido ambos salieron de la sala.

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Estaba viendo la última conferencia de Mikumo Guynemer con interés. Miranda no podía darse el lujo de darse un descanso. Aún por las tardes de viernes cuando había menos asuntos que atender ella seguía con su trabajo. No solo se trataba de dirigir una escuela y universidad, sino de atender los asuntos HiME. Y reclutar a cualquier chica con ese potencial era sin duda una de las prioridades. Era una lástima que Mikumo rechazara su invitación para unirse a Hanasaki...

-Veo que no pierdes el tiempo Miranda-

El hombre había entrado a su oficina de manera sigilosa y discreta. Hacía mucho tiempo que Miranda no lo veía y los años solo le habían dado dureza a su expresión. Se preguntó cuántos de los Keys anteriores tendrían ese semblante de amargura en esos momentos.

-Aoshi Shinomori. Vaya sorpresa, nunca respondiste a ninguno de mis llamados y ahora te apareces sin previo aviso. Toma asiento por favor-

En lugar de sentarse Aoshi volvió a donde estaba la televisión. Seguían cubriendo la noticia del retiro de Mikumo. A él no le importaba el mundo del espectáculo, ni una idol y mucho menos su carrera, pero Miranda no demostraba interés a menos que...

-Es una posible HiME- por el tono de su voz era obvio que no era una pregunta, sino una afirmación.

- ¿Eso es lo que te trae por aquí? - Miranda no confirmó nada, pero tampoco lo negó, ese no era asunto de el de todos modos.

-Entonces los rumores son ciertos, ha iniciado una nueva guerra entre Hanasaki y Rizembool. Solo dime, ¿ha regresado Sosuke Aizen? - Aoshi insistía, no de forma amenazadora sino estoicamente lo cual hacia la situación más intensa.

A pesar de vivir en lo que parecía su exilio personal Aoshi conseguía estar bien informado sobre los acontecimientos en Hanasaki y Rizembool. A Miranda no le extrañó que Aoshi regresara solo cuando Aizen apareciera.

- ¿Estás buscando venganza, Aoshi? -

-Estoy buscando justicia-  respondió secamente.

Miranda puso los codos sobre la mesa y recostó su barbilla sobre sus manos entrelazadas. Se preguntó qué tipo de justicia buscaba Aoshi y esperó poder usar la situación a su favor.

-Es muy curioso…- continuó ella, había intentando conseguir la ayuda de Aoshi en el pasado sin éxito. No solo porque su desempeño como Key había sido bueno, sino que en su momento él había sido uno de los pocos Keys con poderes –el arma de una de nuestras HiMEs actuales podría ser familiar para ti-

-Falchion…- el nombre se deslizó por sus labios como que si fuera un manta mágico. Era la primera vez en todo el encuentro que Aoshi perdió la compostura.

La directora de Hanasaki supo entonces que había logrado captar la atención de él. Ella no era alguien que creyera en las coincidencias así que debía de haber una razón mayor del regreso de Sozuke Aizen y el hecho de que el arma de Sheryl fuera la que alguna vez perteneció a la HiME de la cual Aoshi fue Key.

-Las puertas de Hanasaki siempre estarán abiertas para ti Aoshi. Solo te pido que consideres ayudarnos-

Aoshi salió de la oficina de Miranda sin decir nada. Cruzó los jardines de Hanasaki como lo hizo muchas veces en sus tiempos de estudiante. Se sentía como el hijo prodigo que regresa a casa después de mucho tiempo. Por alguna razón el aire en Hanasaki siempre parecía tan dulce y fresco no obstante no podía evitar que todo el lugar le hiciera sentir melancólico. Aún así tomo su decisión. Si para obtener su redención tenía que venderle su alma a Hanasaki lo haría y una vez más formaría parte del bando de las HiMEs.
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Kallen regresó el lunes por la madrugada a Tokyo. Había ido a su pueblo natal a hablar con su madre por recomendación de Miranda y Athos. Si bien técnicamente ya era una adulta la forma en la que se fue de casa no había sido la más apropiada.

“Solo ve e intenta reconciliarte… es tu madre después de todo” le había aconsejado Athos.

Lo que había ocurrido no había sido precisamente una reconciliación. La chica se había disculpado por huir de casa y le contó a su madre que la habían aceptado en Hanasaki con beca completa y que viviría en al campus, no obstante, su madre se negó a hablar de su padre cuando la chica toco el tema.

Así Kallen terminó pasando el fin de semana en su pueblo. Fue a visitar a algunos amigos y profesores para despedirse, compró un par de maletas para llenarlas con la ropa nueva que había comprado. También decidió comprar algunas cosas como sabanas nuevas y otros artículos para su nueva habitación. Nunca había gastado tanto dinero en un periodo tan corto de tiempo, pero estaba satisfecha con sus compras. Su madre solo la veía regresar a su pequeña casa con las cosas, pero no decía nada.

 Entre el frenesí de las compras y el incómodo silencio de su madre, Kallen se dio cuenta de que en cuestión de una semana su vida había cambiado mucho. Tenía nuevos amigos, una cuenta llena del dinero de su padre supuestamente irresponsable, una beca en una de las universidades elite del país y era una HiME. Entonces ¿Por qué se sentía tan sola?

Esa sensación de soledad fue más fuerte cuando regreso el lunes por la madrugada a Hanasaki. Un taxi la dejó en las puertas de la universidad y de nuevo, se encontró sola con su equipaje como en el inicio de todo. Por lo menos ahora ya sabía a donde iba. Llegó hasta la residencia HiME y regresó a su habitación. Se había encargado de seleccionarla con ayuda de Minmay, y daba a los jardines frontales de la mansión.

Agotada por el viaje, se recostó en la cama y decidió tomar una siesta antes de clase. No sin antes revisar sus mensajes en LINE; había uno de Athos pidiéndole que le avisara cuando regresara, dos de Minmay invitándola a almorzar y uno de Miranda avisándole que habría reunión ese día por la noche después de clases. Ni bien terminó de leer todo un sueño profundo la envolvió.

La despertaron un par de voces que charlaban alegremente en el pasillo. Salió a ver cuál era el escándalo y se encontró con Lince y a una mujer muy voluptuosa en el pasillo charlando.

-Eh… disculpen-

Las dos mujeres se volvieron a verla y se sintió muy consiente de sí misma de repente, llevaba un short muy pequeño y un sudadero con el logo de la facultad de arquitectura de Hanasaki, además de que estaba toda despeinada.   

-Kallen, ¿no deberías de estar en clase? - la regañó Lince.

 -Sí, bueno es que regrese hoy en la madrugada de Fukushima y me quede dormida y bueno…-

- ¡Oye, pero si tú eres de la facultad de arquitectura! – la mujer rubia interrumpió a Kallen –señorita Lince, no sea tan dura con ella ~ sé por experiencia propia que los estudiantes de arquitectura sufren mucho ~ -

-No es como que pueda hacer algo de todos modos –Lince suspiro desistiendo de regañar a Kallen.

-Bueno, yo ya terminé con la habitación de mi hermana así que voy saliendo-

-Espere- Kallen salió detrás de la desconocida que la ayudó –Gracias por ayudarme-

-No es nada linda, ¿no quieres nada de la cafetería? Decorar la habitación de mi hermana me ha dado hambre-

La mujer se presentó como Rangiku Sena y, según le explicó a Kallen mientras tomaban té en la cafetería de la mansión, estaba en la mansión arreglando la habitación de su hermana. Kallen se emocionó al saber que Rangiku se había graduado precisamente de la facultad de arquitectura de Hanasaki.

Charlaron por bastante tiempo hasta que Rangiku dijo que tenía que terminar unos trabajos en su oficina y le ofreció su número de teléfono a Kallen diciéndole que la podía contactar cuando quisiera.

Cuando Rangiku se fue Kallen regresó a su habitación y se cambió. Todavía le quedaba una clase y luego la reunión de HiMEs con Miranda.

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El regreso oficinal de Souji a Hanasaki fue un pequeño espectáculo. Ese lunes por la mañana hubo una pequeña congregación de chicas en la entrada de la universidad, y Sheryl para no llamar la atención de forma innecesaria se alejó un poco del chico adelantándosele y haciendo como que no lo conociera.

-Oye Sheryl- Minmay se acercó a su amiga y se prendió de su brazo –entonces si es enserio lo de Souji. Según Hana-chan lo vieron el viernes en la oficina de Miranda y los rumores decían que lo aceptaron de vuelta-

-Sshhh no quiero que me vean con el- la rubia volteo a ver por encima de su hombro y vio que Souji caminaba casual detrás de ellas y se había puesto los audífonos para desentenderse del mundo, pero por la sonrisa en su cara supo que estaba disfrutando toda la atención que le daban –No sé cómo paso-

-Oi Souji- una figura imponente llamó la atención de las dos chicas y Souji.

-Ah eres tu Vasco- lo saludó Souji sin muchos ánimos. Quería hablar con Sheryl sobre el tema HiME, pero Minmay ya la había abarcado y ahora aparecía su excapitán.

- ¿Y ese quién es? - Preguntó Sheryl “susurrándole” (todos podían oírla) a Minmay. Le pareció que el tipo era un Yakuza con ese tamaño imponente y todos esos tatuajes.

-Es el capitán del equipo de rugby, Vasco. Souji antes estaba en el equipo- Minmay también “susurraba” (y también todos podían oírla).

- ¿Están hablando de mí? - le preguntó Vasco a Souji.

-Pues no veo a otro Vasco, el capitán del equipo de rugby de Hanasaki por aquí- respondió el otro sarcástico.

-Je, que gracioso ¿te unirás al equipo de nuevo? Estamos cortos de personal y no nos vendría mal que el cabeza dura del equipo regresara-

-Pues ¿adivina? No me da la gana, y mucho menos con un capitán de cuarta como tú-

Sheryl y Minmay creyeron que en ese mismo instante Vasco iba a tomar a Souji por el cuello y rompérselo con sus enormes manos, pero el capitán sonrió y puso sus brazo en el hombro de Souji abrazándolo.

-Ah ya extrañaba tener a un meleé con tanta actitud. Nos vemos en el campo de entrenamiento a medio día-

-Ya te dije que no me uni-

-Ssshh. Campo de entrenamiento. Al medio día. Se puntual Souji-

Y así Vasco se retiró sin darle la última palabra a Souji.  Sheryl se maravilló con la facilidad con que el capitán manejo a Souji a pesar del poco respeto que este le demostró.

-Vaya Souji, parece que estas de nuevo en el equipo de rubgy- Minmay no desaprovechó la oportunidad para molestar a Souji y le dio un golpecito en el brazo –pero no te preocupes campeón, Sheryl y yo estaremos en el campo de entrenamiento al medio día para darte ánimos-

Y al final Souji se quedó solo sin poder hablar con Sheryl, involucrado con un equipo en el que no sabía si quería estar (bueno, si quería) y con un día lleno de pendientes. Desde ya se sentía cansado, pero no podía negar que se sentía aliviado de estar en Hanasaki de nuevo… era como regresar a casa. Ahora solo tenía que ir a rescatar a Saito de Rizembool.

/flashback

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Su corazón latía con fuerza y todos sus sentidos estaban alerta, supuso que este era el tipo de emoción que las estrellas de rock sienten cuanto están en el escenario. No había participado al ataque a los "civiles", su consejero Rebel le había aconsejado no hacerlo y en cambio mantenerse al margen de todo a menos que su HiME apareciera. Era probablemente de los Rebels más novatos y aún no tenía tanto entrenamiento como los demás. Sobre todo, no conocía a su HiME. Pero no por eso se sentía menos que los demás Rebels. Probablemente era la adrenalina que recorría todo su sistema, pero se sentía confiado.

Por otro lado, el tipo que estaba a su lado no se veía muy bien. Sus hombros estaban tensos y sus dedos, que sostenían un cigarrillo, temblaban ligeramente.

-Oye Aramis... ¿te encuentras bien? -

-Por supuesto- no quería hablar mucho con el sujeto que tenía al lado. Le parecía un tipo absurdo, desde su llamativa vestimenta hasta ese nombre loco que tenía le incomodaban un poco y no entendía como se le había pegado.

- ¿No iras a buscar a tu HiME? los demás ya se fueron y probablemente algunos estén peleando ya-

- ¿Y tú no iras a buscar a la tuya? - por el su tono de voz, era obvio que Aramis ya estaba irritado. Había hecho su guarida en la piscina techada y lo había congelado todo, incluso haciendo que una ligera nevada empezara a caer. Sabía que Sheryl llegaría por si sola.

-Es que me parece curioso... que tu HiME sea rubia y tú seas rubio. Y que me HiME sea pelirroja y yo sea pelirrojo-

-Ya deja de hablar estupideces y vete-

Loki rio, contento por haber irritado al amargado de Aramis y se fue a buscar a su HiME sin decir nada más.

Al contrario, Aramis se quedó quieto en su lugar fumando. Probablemente fuera por la excitación que sentía, pero sus poderes habían incrementado en fuerza. Era una sensación abrumadora y lo asustaba un poco. Por su cabeza no dejaban de pasar las caras de los estudiantes que él y otros Rebels habían atacado. Nadie había cuestionado cuando les dieron esa orden. No solo era una prueba de fidelidad a la Rizembool, sino que era una especie de pacto macabro: ahora todos eran cómplices y ya no había forma de escapar de sus deberes de Rebels tan fácilmente. Era un plan brillante y maquiavélico; tal como Fausto lo hizo en la obra de Goethe ellos habían vendido su alma al diablo.

« Last Edit: July 02, 2017, 10:31:08 PM by Apple »


Kana

Trataré de ir dejando fics cortos sobre el evento del ataque para no colapsar :c
mis Rebels y mi HiME son tan emos y cero aporte, he

#35
Actuó prontamente desde la inercia movilizándose sin un destino fijo pero sí un objetivo que le estaba costando trabajo procesar: Rizembool estaba atacando a alumnos inocentes y como HiME debía brindar protección y/o tratar de detener (en su cuota) lo que estaba sucediendo.

Apenas había estado en el auditorio con las demás HiMEs escuchando el comunicado que Miranda Lot les trasmitía para cuando escucharon en conjunto una especie de explosión y cuando salieron a ver que era lo que estaba sucediendo se encontraron con la provocación directa del eterno rival.
Rizembool, siempre Rizembool. Siempre fiel a su modo extremista y de doctrina del terror que tenían para resolver los conflictos. No le sorprendía.

Es más, se esperaba que en cualquier momento en un chasquido de dedos Rizembool se vendría tarde o temprano con algo tan macabro como el acontecimiento de hoy… Pero hubiera deseado que, al menos, hubiese sido unas semanas más adelantes. Todavía se sentía “en otra parte” desde que había regresado de la otra dimensión.

Rosalind Lùtece y su compañero de clases, Allen Walker, le habían indicado varias veces que se encontraba por fin en su propia realidad. Pero con el ataque de Rizembool tan de pronto cuando apenas había vuelto le hacían pensar que quizá se encontraba en otra realidad paralela y que no había vuelto a la suya propia.

Corrió con velocidad por uno de los largos pasillos de Hanasaki. A ambos lados suyo veía como muchos estudiantes corrían despavoridos tratando de escapar de la universidad, otros tantos tenían más dificultades debido a lesiones y laceraciones sufridas en el trayectos… Otros yacían sin vida en el suelo. Ella siguió corriendo en dirección opuesta a todos ellos buscando un objetivo, un rival, una acción…

No escuchaba sonido a su alrededor pese a que las explosiones continuaban y que los gritos de los jóvenes se intensificaban. Esquivó hábilmente una columna de concreto que amenazó con caer sobre ella y siguió adelante. Con el ritmo frenético que llevaba y adentrando aún más en el interior de Hanasaki poco a poco se fue quedando sola, sin nadie a su alrededor.

Corrió con más prisa hasta llegar a una zona antigua y desértica del edificio de Hanasaki. Sólo el resonar de su calzado hacía eco a su paso. Comprendió que estaba totalmente sola en ese punto y ya no tenía sentido correr. Se detuvo entonces y se mantuvo estática mirando hacia el frente, sintiendo como el pecho se le subía y bajaba con la respiración entre cortada por la carrera.

Estaba tan sola e, irónicamente, tan segura en ese punto alejado y desolado que podría quedarse todo el resto del ataque allí observando desde la ventana lo que sucedía y esperando tranquilamente a que todo terminara para salir airosa de la situación.

¿Por qué tenía que pelear contra gente que tenía ventana para proteger a gente que ni le importaba? La mayoría de esos estudiantes no sabían que ella existía salvo un par de personas y luego estaba el tema de que a algunos les caía mal.

¿Por qué tenía que lanzarse a la acción cuando todavía estaba convaleciente? Miranda estaba al tanto de la situación porque tenía constante contacto con la profesora Rosalind sobre su estado y aún así la citó a esa reunión para hacerla parte de lo actual. ¿No se suponía que era una imagen materna para las HiMEs? y, entonces, ¿Por qué las lanzaba a la carnicería?

—…— Frunció el ceño levemente, con, ahora, aquellas cejas albinas dibujando una expresión de suspicacia y resentimiento. Fue con calma hacia la ventana que se encontraba más cerca y contempló lo que podía ver hacia fuera.

Notó una multitud de alumnos corriendo por todos lados desorientados y aturdidos por el terror quienes incluso algunos iban directo al peligro al no saber cual camino tomar. Vio también algunas HiMEs que ya se encontraban en acción contra algún Rebel o Orphan, otras personas corrían hacia el bosque y también se dio cuenta de algunos Rebels que se encontraban camuflados.

Y ella allí, en lo alto, en un lugar seguro, cuestionándose cosas en el momento menos indicado.

—¿Jaeger-san?— Kaneki llamó a su compañero Rebel en voz baja desde su refugio cuando escuchó unos pasos aproximarse hacia su escondite.

El chico se encontraba debajo de una mesa, escondido en la sala de laboratorio de química, abrazando a sus piernas mientras todo el ataque estaba ocurriendo en esa universidad. De momento se encontraba solo y sin ser descubierto, pero temía que en cualquier instante esa suerte podía cambiar.

Se había avalentonado a ir a Hanasaki cuando convocaron a los Rebels pero nunca estuvo en sus propósitos ir a atacar a las personas. Únicamente estaba allí porque quería evitar conflictos y por su parte sus ataques no serías más que distractores para que los civiles salieran de allí sin problemas. Pero tenía una razón aún más importante para estar allí: Sus amigos Rebels. Si estaban en riesgo en algun momento, él trataría de ayudarlos al igual que intentaría ayudar a la gente inocente de Hanasaki.

Pero en cierto punto, toda esa ilusión altruista se le había hecho pedazos cuando se vio así mismo en el lugar de la acción. Kaneki se quedó colapsado por todo lo que estaba pasando, sin poder creer que Rizembool había llegado a incluir muertes de civiles dentro de Hanasaki. Escuchar los gritos de las personas sólo le había hecho peor pues lo habían paralizado en medio de todo el caos.

No pudo ayudar a nadie ni pudo buscar a sus conocidos Rebels para ver si estaban bien. Sólo colapsó y, para su propia desgracia y vergüenza, un ataque de pánico le había invadido allí mismo.

Sin hacer absolutamente nada, sintió como el corazón le latía a mil por horas, como el oxigeno en sus pulmones le faltaban y el aire le escaseaba, como el sitio se le hacía grande y pequeño al mismo tiempo, sentía que las personas lo aplastarían allí mismo ante la conmoción, también tenía una sensación horrible de muerte.

Y la hiperventilación…

Odiaba los ataques de pánico… y hace mucho tiempo que no había tenido uno.

Felizmente Eren Jaeger había aparecido frente a él en ese instante, usando una máscara para ocultar su identidad mientras que Kaneki iba vestido como el estudiante común y corriente que solía ser (y es que siempre se sentía muy cómodo con su chaleco sin mangas de color azul sobre su camiseta blanca estudiantil con el emblema de Rizembool en la parte del corazón) Eren lo reconoció y le habló pero Kaneki no había reaccionado, entonces el pelicastaño lo sacudió de los hombros para sacarlo de su estado y cuando lo logró le dijo algunas palabras que le pudieron calmar aunque apenas las podía procesar. “Tranquilo” “No estás solo” “Nadie sabrá lo que te pasó…” y dicho esto, lo llevó a un lugar seguro y lo escondió.

Algo escuchó que Eren le decía que se mantuviera en silencio allí y oculto hasta que todo acabara entonces vendría por él para irse de allí. Pero había pasado ya un buen tiempo desde que el chico de ojos verdes se había ido y comenzaba a preocuparse. Ahora más, al escuchar unos pasos que intentaban no delatarse.
El pelinegro se quedó en silencio, se aferró más a sus piernas y apretó los párpados de sus ojos. No podía creer que fuese tan inútil, seguramente era la vergüenza de todos los Rebels.

Pensó en Sho en esos momentos pues siempre que se sentía tan solo e inferior Sho aparecía junto a él como intuyéndolo y le entregaba protección y afecto… Pero en este caso no quería que Sho estuviera allí pues sentía que lo pondría en peligro por culpa suya. Su hermano siempre había sido muy hábil y atlético, un chico que por donde se le mirase podía ser un Rebel perfecto o un deportista estupendo o hasta un soldado de guerra. Kaneki no entendía como a Sho no le habían permitido ser Rebel antes y a él a la primera prueba lo dejaron… Sólo porque Kaneki le había ganado a su rival en el día de la prueba por su ingenio y astucia.

—Sho…— Susurró sin poder evitarlo. Inconscientemente deseaba que estuviera allí con él y lo consolara como era de costumbre.

Recordó todas las veces que había dependido de su hermano y que éste le salvaba de distintas situaciones, desde cosas tan pequeñas como cuando lo alzaba para alcanzar algo en una repisa alta hasta las veces que lo defendía de los matones del orfanato o la escuela llevándose Sho más de un golpe o castigo por protegerlo. Al fin y al cabo él siempre había sido un inútil que dependía  de Sho en todo momento y eso le molestaba porque siempre ponía en peligro al pelirrojo por su culpa.

Y Sho jamás se había quejado de él. Incluso siempre lo alentaba a superarse y le entregaba consuelo diciéndole que quizá Kaneki no era atrevido por su historia de maltrato infantil con su anterior familia. Pero sólo justificaba su patética forma de actuar y eso hacía sentir mal al pelinegro porque no podía hacer nada bueno por Sho y el pelirrojo, pese a todo lo agobiante que podía ser Kaneki, siempre le había apoyado y querido.

Por eso Sho era la persona más importante para él. Era su hermano y era con quien tenía un vínculo afectivo y de protección fuerte y seguro. Era inevitable no pensar en él en ese momento.

Sho era ideal para ser Rebel. Él, no. Él necesitaba de Sho para sobrevivir.

Primera vez que se encontraba en Hanasaki y las circunstancias no eran de su gusto pero tampoco era como si hubiese tenido otra alternativa.
Eren había expresado ya más de una vez su renuncia como Rebel (guardando esto en secreto de sus conocidos) pero por insólito que pareciese aún no lo retiraban del cargo. Rizembool se había ido en burocracias y excusas hasta la fecha y todavía él era un Rebel vigente con obligaciones lo cual le parecía estúpido pues ni siquiera estaba ya presente su HiME.
Tampoco entendía muy bien lo que había ocurrido con ella, quien se había ido a vivir a Inglaterra tras el primer y último encuentro con Eren y el pelicastaño recordaba con mal gusto lo que él tuvo que hacerle a esa chica para que esta se espantara y se fuera. Cuando escuchó de parte de Solomon Liebheart que la chica se había ido tras renunciar como HiME, Eren pudo suspirar tranquilo pues lo que más deseaba era que alguien como ella estuviera a salvo. Sin embargo, cuando el rubio le había dicho que se había ido para rehabilitarse tras quedar discapacitada, Eren había quedado más que confundido porque si bien él y el entrometido de Haine habían sido algo bruscos con ella… En todo momento la vio salir airosa de ese encuentro. Caminando y luchando por sí misma.

Y ahora conocía que estaba discapacitada y rehabilitándose en Inglaterra. Peor aún Rizembool festejaba este triunfo y se lo atribuían a él. Sabía que no había sido él, tal vez alguien más la atacó posterior a su encuentro y quedó en esas condiciones porque no quería creer que pudiese ser él mismo quien la dejase en ese estado.

Eren se acomodó la máscara antigás y siguió caminando entre los escombros de Hanasaki. Era evidente que un Rebel había pasado por allí antes y había dejado un derrumbe significativo con los Orphans. Un estudiante de Hanasaki corrió despavorido cuando vio a Eren y éste último no se molestó en atacarlo o tan siquiera seguirlo. Jamás había querido estar es aquel rol donde infundía terror a otros.

Flash Back
—Digas lo que digas sigues siendo un criminal.—
—¿Qué?—
—Tienes más que merecido ser retirado de la misión y que reciba el sumario que la organización ha iniciado por ti. Ni siquiera mereces existir.
—¡No es así!—Eren frunció las cejas y miró con reproche a la chica rubia de melena corta que lo miraba sin emociones. —¡Ya te dije que no ha sido mi culpa! ¡Incluso renuncié apenas enterarme de todo!—
—Claro, porque eres una rata cobarde…— Ella entrecerró los ojos. —Sólo debías infiltrarte y mantenerte al margen… Sólo se te encomendó una sola cosa y lo has hecho mal.—
—¡C-Cállate!—
—Jaeger, Sonokata… Ambos, cálmense.— Dijo un joven de cabellera rubia, ojos azules con expresión de cansancio y que portaba un cigarrillo en sus labios. Los observaba indiferente y desinteresado pero con la obligación de atender las demandas de ambos.
—Inspector Otus, pido que se genere una demanda contra el cadete Jaeger y que sea expulsado con deshonra de la organización. Jaeger no es más que una verguenza a nivel mundial y no merece más que desaparecer sin dejar rastro.—
—…— Eren miró a Misuzu Sonokata con desprecio. No entendía como una persona que lucía frágil y hermosa como ella podía volverse alguien tan aborrecible.
—¿Qué puede decir Jaeger a su favor?—
—Primero que todo, yo no pedí ser Rebel… La organización me solicitó que lo hiciera para infiltrarme en Rizembool y así obtener más información.—
—Y sin embargo lo haz hecho muy bien hasta te has convertido en un psicópata genocida.—
—¡Jamás he hecho las cosas que Sonokata dice!—
—Hm, pero no estás lejos…— Dijo la rubia.
—Tal vez no está lejos…— Reflexionó Otus. —Quizá estás muy involucrado con algunos Rebels… Tengo reportes de que te has hecho amigo de algunos.
—¡Señor!— Eren se ofendió por el juzgo que estaban haciendo sobre su persona.
—Hnn..— Jean Otus dio una aspirada prolongada a su cigarrillo y exhaló el humo. Apoyó la espalda a la silla y miró hacia el techo de la oficina. El rubio se tomaba su tiempo y eso impacientaba a los dos más novatos.

Jean estaba en Tokyo en esos momentos cumpliendo su cargo de inspector de la organización secreta que era asociada a la Interpol y también estaba allí para ser el representante del jefe. Definitivamente, estaba acostumbrado a viajar mucho y era un rostro visible y conocido entre los miembros de la organización por lo que no tomaba reparos en el momento de aparecer y al ser inspector era fácil que le asignaran actividades como la de fiscalizar y controlar a los novatos para que hicieran su deber.
Ahora le tocaba ver que debía hacer con ese novato quien se había involucrado más de la cuenta en una misión encomendada. El sumario ya estaba hecho y lo había emitido Mizusu Sonokata, la otra novata, contra su mismo compañero de equipo y eso dejaba en muy mal posición a Eren Jaeger. A Jean le tocaba decidir entre mandar al chico de vuelta a Inglaterra donde recibiría una sanción y castigo o decidir dejarlo un tiempo más en Tokyo y seguir permitiendo que se involucrara para tener más información sobre las acciones de Rizembool.
El rubio bajó lentamente su mirada para observar a ese par unos segundos más. Eren Jaeger era un chico oriundo de Irlanda, conocido era su temperamento e impulsividad pero por sobre todo era un buen muchacho que era capaz de desangrarse con tal de proteger a otros y luchar por sus ideales. Se había unido a la organización hace poco y su espíritu justiciero lo habían hecho salvar a varios civiles en ciertos puntos críticos de Europa.
Mizusu Sonokata era una agente novata originaria de Okinawa, Japón. Poco se sabía de ella salvo el hecho de que su tutor era policía y la había criado desde que ella tenía seis años de edad cuando la rescató. Su personalidad era muy fría y austera, casi siendo cruel y con poco tacto en sus palabras lo cual contrastaba con su angelical belleza.

—Si me permite…— Interrumpió Eren los pensamientos del inspector. —Yo ya he decidido dejar la misión… Se lo comuniqué al mayor vía llamada telefónica. Renuncié también como Rebel en Rizembool y le pedí a la organización que me vinculara a otro punto crítico. Pero ni Rizembool ni la organización han movido las piezas…—
—La organización tiene en sus planes que continues en Tokyo.— Dijo Jean, tranquilamente.
—P-Pero…—
—Sin embargo, como has puesto en peligro la vida de una estudiante, te mantendrás como agente infiltrado en las actividades de Rizembool, seguirás siendo Rebel y nos informaras de todo pero como sanción te mantendrás fuera de la misión. Es decir, sólo nos brindarás información y actuarás de agente infiltrado pero tú no tendrás protección de la organización ni recibirás información sobre nuestros planes y evoluciones sobre el caso ni otros siendo que tu licencia y tu arma serán decomisadas hoy mismo.
—¡Pero eso no es justo!— Reclamó Eren. —¡Es un insulto que deba seguir en esa maldita organización de Rizembool haciendo de Rebel! ¡Peor aún! ¡Que se me mantenga al margen de todo como si fuera un peligro y un doble agente para mi propia organización!— apretó los puños, iracundo.
—Yo también me opongo.— Intervino la chica de cabello rubio. —Me parece una falta de respeto que alguien como él siga vinculado a nosotros.—
—Tecnicamente, sólo será un señuelo…—
—Aún así.— Continuó Misuzu. —Alguien que ha cometido las fechorías de Jaeger merece ser eliminado y no ser recordado jamás.—
—…— Eren la miró —No comprendo si ella quiere desvincularme de la organización o si en sus deseos está aniquilarme sin dejar huellas pero no estoy dispuesto a ser difamado de este modo.—
—Jaeger, ya he dictado la orden… Sonokata, no se aceptarán reclamos.— Jean apagó en cigarrillo en el cenicero avandonado la colilla de este alli. —Ah, Jaeger… Tengo entendido que nos informarte sobre un ataque que realizará Rizembool a Hanasaki.—
—S-si.— Cada vez que comunicaba algo como eso, sentía que traicionaba a los chicos con los que se llevaba bien en Rizembool. No. No podía pensar así… Rizembool era el enemigo y no podía tener amigos allí. —Será la próxima semana… Involucrará civiles inocentes. Rizembool ha pedido que los Rebels se infiltren en Hanasaki.—
—Ok.— Jean se puso de pie. —Tendrá que ir usted también.—
—…— Tuvo que morderse la lengua para no refutar… Ya demasiado humillado estaba con su sanción como para terminar siendo vetado definitivamente de la organización.
—Sonokata, como está infiltrada en Hanasaki… Su deber será proteger a los estudiantes lo más que pueda sin levantar sospechas.—
—Entendido.— Asintió la muchacha.
—Trataré de enviarte señales para que estés preparada sobre los ataques que se puedan producir, los puntos donde habrá explosiones y..—
—No necesito nada de ti.— Mizusu miró a Eren con desprecio, se dio la media vuelta y se retiró.
—Recapacitará… ¿Supongo?— Jean dejo caer la cabeza hacia un lado, Mizusu era alguien difícil de llevar. —Jaeger, tengo otra petición.—
—¿Qué cosa?—
—“Dios salve a la reina”—
—…— Eren abrió enormemente los ojos al escuchar el código que Jean acababa de trasmitirle.
Fin del Flash Back.

No lograba convencerse de que un sujeto como aquel código pudiese estar entre los presentes. Tendría que tener cuidado de no interferir con la misión de esa persona también. Debía encontrarle para, al menos, comprender el por qué de su presencia en ese lugar.

—Jaeger…—
—¡Ih!— Eren se quedó petrificado al escuchar que alguien le llamaba por el apellido. ¿Tan rápido y había sido descubierto con máscara antigás y todo? cuando se volteó pudo relajarse más (no del todo) cuando vio de quien se trataba. —¿Qué sucede, Sonokata?—
—Eres una aberración.—
—…Ah.— El chico giró los ojos dentro de su máscara, no le extrañaba que ella saliera con algo así. —Sí, como digas.— Soltó un suspiro. —Bien, tengo cosas que hacer.—
—Sí, como lastimas a gente inocente…— La rubia alcanzó una piedra del suelo y se la lanzó sin energía a Eren el cual la esquivó sin problemas.
—…No.—
—…— Agarró otra piedra y se la lanzó con propósito, dandole a Eren en el costado de la cabeza.
—¡Para con eso!— A veces lamentaba que Mizusu fuera mujer porque si fuera un hombre le daría una paliza sin importarle que fuese compañera de misión. —¿Acaso no tienes deber que hacer?—
—Eso hago. Proteger alumnado… Y en eso se contempla aniquilar al enemigo.—
—No eres una HiME, Sonokata… Mejor ve a otro lugar.—
—¿O qué? ¿Me lastimarás con tus poderes de idiota Rebel?—
—…— Le iba a ignorar y darse la vuelta pero vio que ella se le acercó a paso lento y finalmente de un salto llegó al frente suyo. —¿Pero qué preten…?— El castaño no pudo lograr terminar la frase debido a la repentina falta de aire que experimento. Sonokata le había propinado una patada en el estómago tan ágilmente que lo había dejado sin respiración. Eren se retorció del dolor y cayó sobre sus rodillas.
—Pátetico…—
—..So…Sonokata…— Dijo con dificultad. Esa chica era delgada y frágil pero sus golpes eran dignos de un comando de guerra. Sí, había dicho que ella no era HiME y quizá le había tocado alguna fibra sensible o algo… pero con ese golpe tan limpio y perfecto le demostraba que, de serlo, sería una HiME temible y en esos momentos agradecía que no lo fuera. —S-somos parte de la misma misión.— terminó de decir colocándose de pie. —Es estúpido que nos enfrasquemos en una pelea.—
—Cállate.—

La chica hizo ademan de darle un puñetazo y Eren le detuvo la mano con un movimiento limpio pero sólo había sido una estrategia de la rubia para que éste creyera que su propósito iba dirigido al rostro. Mizusu volvió a levantar la pierna con la que había atacado antes a Eren y le propinó nuevamente otra patada en el mismo punto que lo había dañado antes: en la boca del estómago. Eren intentó mantenerse digno y de pie pero el oxigeno comenzó a faltarse y volvió a caer sobre sus piernas. Esta vez, se sujetó con un brazo su zona lastimada. Quedó él en una posición baja mientras que Mizusu le observaba autoritaria y con supremacía desde lo alto.

—Así tan pequeño luces tan vulnerable.— Pronunció la chica. Eren quedó en shock al escucharla pues recordaba que él mismo había usado esas palabras para asustar a su ex HiME.
—¿S-Sonokata… qué?— 
—Patético y miserable. Tan fácil de destruir, tan fácil de reemplazar. Alguien como tú no merece ser parte de la organización. Sólo desaparece sin dejar rastro.— Dicho esto, la rubia pasó por al lado de Eren.
—…— La escuchó irse a paso lento y superior. Ella no iba a pelear más con él, sólo le estaba dando un mensaje de advertencia de sus deseos de verlo fuera. —Maldita…— susurró por lo bajo. Esa chica podía destruirle el espíritu a cualquier hombre con sólo una mirada.
 
« Last Edit: June 26, 2018, 03:56:57 PM by Kana »


Deidara

#23


Luffy esperaba pacientemente sentado en una cómoda silla a que el director de la escuela de cocina llegase. Se encontraba en su despacho, el cual parecía más amplio que su propio apartamento. No había podido dejar de jugar con el regulador de altura de la silla mientras aguardaba. Giró sobre la silla, echando un vistazo a todos los cuadros que colgaban en las paredes. Diplomas, recortes de revistas de la escuela, platos de comida encuadrados bajo una perfecta iluminación, fotografías junto a importantes cocineros… La que más le gustaba a Luffy era la de Gordon Ramsay, y es que un día soñaba con poder dar de comer al famoso chef y satisfacerle.

Llevaba ya un buen rato esperando, y tardó por lo menos otros cinco minutos más en recibir compañía. La puerta que le quedaba justo al frente se abrió, y el rostro del director mostraba algo no muy… agradable.

“¿Qué haces ahí?” Preguntó, señalando a Luffy.
Confuso, miró a su alrededor. “Me dijeron que esperase aquí…”
“Claro, aquí, quiere decir en este despacho. Aquí no quiere decir sentado en mi silla.”
“¡Oh!” Luffy sonrió. Ahora todo tenía más sentido, por eso aquella silla era tan increíble. Se levantó de un salto, y dio un giro alrededor de la mesa para sentarse en la otra silla, que no era tan cómoda como la del director. Era de plástico, fea. Hizo una pequeña mueca.

El director, exasperado, suspiró. Tomó asiento. Llevaba una especie de dosier en la mano, grapado con tres grapas en un lateral.

“Me temo que tenemos que tener una conversación muy seria, señor Monkey D. Luffy.” Dejó el dosier entre ambos, sobre el escritorio. Lo giró, ofreciéndoselo a Luffy, para que le echara un vistazo. “Tengo en este dosier una lista de todos los gastos que ha habido en esta escuela, desde la fecha de tu matriculación. El gasto en comida ha aumentado considerablemente, llegando hasta casi doblarse. Cada semana se tienen que reponer todo tipo de ingredientes que antes llegaban a abastecernos durante varias semanas, comida de las aulas desaparece… al principio no sabíamos qué estaba ocurriendo. Pero no tardamos en atar cabos.”
“¿Eh?”
“La junta de dirección nos hemos reunido, y hemos tomado una decisión. Luffy, te estás comiendo toda la comida de esta escuela. Puedes ser un buen alumno, y todo lo que tú quieras, pero esto no puede seguir así. Nuestro presupuesto puede acabarse de seguir alimentando… nunca mejor dicho… esta situación. Así que, con todo mi pesar. Quedas expulsado de esta escuela.”
“¿¡Qué!?”

*

Luffy salió de la escuela de alta cocina como alma en pena. ¿Qué iba a hacer ahora? Lo peor, era que no quería ni imaginarse lo que dirían sus amigos cuando se enterasen… podía ver la reacción de su mejor amigo Zoro – se enfadaría, le diría que cómo se le había ocurrido hacer aquello, que no tenía ningún remedio. Rodaría los ojos, suspiraría, exasperado, y al rato acabaría riéndose porque Luffy, según sus palabras, no ‘tienes ningún remedio’, y algo así como que era único en su especie. Su antiguo profesor en Hanasaki, Sanji, de los mejores cocineros que conocía, probablemente se alegraría porque ‘mejor mantener a alguien como tú alejado de los fogones, eres un glotón’. El resto de sus amigos suspirarían también cansados, la reacción de su familia sería más compleja… Ema sería probablemente la única que le animaría desde un principio.

Sus pies le habían llevado de alguna forma a Hanasaki, su antigua escuela. Tal vez la cocina no estaba hecha de verdad para él, y tendría que haberse quedado en la escuela desde un principio, persiguiendo otra carrera más hecha a su medida. Que sí, que la cocina le gustaba, pero… pensándolo bien, le gustaba más comerse la comida que cocinarla.

Si tuviese a alguien con quien desahogarse ahora mismo… pensó en su amiga Deidara, a quien no había visto desde que volvió de Barcelona y, oh, aquella chica que estaba dirigiéndose hacia la entrada, se parecía tanto a su amiga Deidara que—

Un momento.

¿Era aquella Deidara?

“¡DEIDARA!”

*


Notó como alguien se lanzaba sobre ella, y acto seguido, Deidara estaba en el suelo.

¿Debería estar en alerta? ¿Ya le estaban atacando los Rebels? ¿Rizembool?

Pero la familiar risa – una que no había escuchado en tres años pero, no tardó en hacerse sentir. Suspiró, derrotada.

“Luffy…”
“Heheh,” rió su amigo, su cuerpo entero sobre Deidara. Menos mal que no era muy pesado. “¡Cuánto tiempo! Sigues igual que hace tres años…”
“¿En serio?” Sonó decepcionada. Era el primero que le decía que no había cambiado. ¿No se suponía que todo el mundo había comentado su espectacular cambio? Al final iba a acabar decepcionada de haberse encontrado con Luffy… “E-Espera… ¡quita de encima!”

Deidara consiguió empujarle y echarle a un lado. Se sentó en el suelo, su espalda algo dolorida. Un rápido vistazo a su alrededor le permitió confirmar que, en efectivo, habían llamado la atención y ahora tenían más de un par de ojos sobre ellos. Luffy nunca cambiaría…

Su amigo todavía seguía sonriendo, y Deidara no pudo evitar devolvérsela. Vale, tal vez, aunque sus sentimientos hubiesen sido ligeramente heridos, sí que se alegraba de volver a verle después de tanto tiempo. Incluso se sentía un poco mal por no haber hecho el esfuerzo de haberse encontrado antes con él… no quería buscar excusas, pero la verdad es que no había tenido tiempo ni para respirar.

“¿Ibas a Hanasaki?” Le preguntó Luffy.
“B-Bueno… algo así.” Eso le recordó a qué era a lo que había venido. Todo el camino preocupada, nerviosa… por un momento se había olvidado, aunque ahora el nerviosismo no había tardado en volver.
“Pues yo… me muero de hambre. ¿Vamos a comer? ¡Y así nos ponemos al día! ¡Hace mucho que no te veo!”
Soltó una risita. En efectivo, nunca iba a cambiar. Luffy siempre pensaba en comida, y no estaría tan mal aprovechar el momento para ver qué era de la vida de su amigo. “Vale, pero no me entretengas mucho.”
“Pero vas a tener que invitarme, que Zoro me ha recortado la semanada… dice que no dejo de gastarme el dinero en comida y que si sigo así no voy a poder pagar el alquiler de este mes…”
“¡Pero tendrás morro…! Ah… qué remedio. Te invito. Pero no te acostumbres.”

Ignoró la mención del peliverde, y dejó a Luffy guiar el camino.

*

Luffy propuso una pizzería, y cuando Deidara vio que ofrecían opción de buffet libre para el mediodía no tardó en aceptar, y es que llevar a Luffy a comer era peligroso… y esa opción sonaba como la más económica y segura. Su amigo no tardó en llenar la mesa de platos de pizza, y pronto empezaron a comer.

“¿Y a qué ibas a Hanasaki?” Le preguntó Deidara. “¿No se suponía que estabas en un curso de cocina?”
“Ah… ¡ya no! ¡Me han echado!”
“¿¡Cómo?!” Y lo decía con una sonrisa, tan tranquilo. ¿Pero cómo podía ser tan despreocupado?
“Pues sí… al parecer les suponía un gasto muy grande, porque me comía toda la comida… pero para algo está, ¿no? Así que parece ser que estoy desocupado…” Luffy hizo un puchero, boca todavía llena de su último trozo de pizza.
“Mastica y traga antes de hablar, guarro,” soltó Deidara mientras le estampaba una servilleta de papel en la boca. “¿Pero a quién se le ocurre? ¿Tú estás tonto, o qué? ¡Es que no puedes andar comiéndote toda la comida!”

Luffy dejó unos momentos de comer, sintiéndose ligeramente culpable. Eso sólo ayudó a que Deidara también se sintiese mal.

“B-bueno, pero…”
“¿Quieres decir que no puedo comerme esta comida tampoco?”
“No, me refería a la de tu esc—“
“¡Ah, menos mal!”

Volvió a comer. Deidara, por segunda vez en lo que llevaban, tenía que soportar las ganas de darle un increíble golpe en la cabeza.

“¿Y tienes pensado qué harás ahora?” Preguntó Deidara.
Luffy negó con la cabeza. “Nop.” Sonrió. ¿Cómo podía ser tan despreocupado? “No tengo ni idea. Iba a ir a contárselo a Ema… ¿conoces a Ema? ¿Sabes que tengo novia?”
“¿¡Que tú qué?!” Vale, sin lugar a dudas, las cosas habían cambiado demasiado en esos últimos años. “¿Qué loca ha accedido a ser tu novia?”
Luffy rió. “¡Ema! También fue HiME. ¿No la conociste? ¡Ah, ha vuelto a hacer la prueba para ser HiME! La ha pasado. ¿Volviste para ser HiME?”
La capacidad de Luffy para saltar de un tema a otro era asombraste. “A-Algo así. Sí, vuelvo a ser HiME.”
“¡Qué guay! ¿Crees que yo ahora seré el Key de Ema? Aunque si no lo fuese no me molestaría… pero tener poderes molaría tanto… oye, ¿entonces Zoro vuelve a ser tu Key? ¿Se lo has dicho?”

Deidara estaba segura que sus pies habían hecho una pequeña grieta en el suelo ante el inesperado nombramiento del chico, y el recordatorio de los Keys. Recordatorio también de que, sí, era HiME, su poder era la fuerza bruta, y tenía que empezar a controlarla si no quería ir por la vida cargándose inmobiliario público.

“No. No hemos hablado.”
“¿Estáis enfadados?”
“No, no estam—”
“Ahora Zoro y yo compartimos piso, así que podrías visitarnos si quieres. ¡Hasta podría cocinar para ti! Zoro dice que mi arroz con pollo es el mejor, sobre todo cuando lo hago con salsa de coco…”
Deidara bufó. “¿Podemos dejar de hablar de él, por favor?”

Luffy hizo morros. La conversación le incomodaba.

Continuaron comiendo. Con la boca llena, Luffy dijo algo que Deidara no acabó de descifrar. La mirada que le dirigió la chica fue suficiente como para hacerle entender que mejor tragase antes de volver a hablar.

“Digo -- ¿y qué hacías en Hanasaki?”
“Ah, bueno, es algo complic—“
“¡Ah!” Luffy interrumpió a Deidara con su repentino grito. “¿Todavía no has visto a Zoro, no? No irías a verle a él, ¿no? ¿Porque sabes que Zoro ya no va a Hanasaki, verdad? Ahora va a Rizembool.”
Deidara se puso a la defensiva. ¿Por qué tenía que nombrarle a cada segundo? “¿¡Y a qué viene eso?! ¡Claro que no iba a verle a él! ¿¡Es que todo revuelve a su alrededor o qué?!”

La pelirroja se dio cuenta que las pocas mesas que estaban ocupadas en la pizzería habían dejado de comer, y que ahora varios pares de ojos estaban posados sobre ella. Mierda.

“Lo siento,” murmuró Deidara a Luffy. Agarró un trozo de pizza, necesitando por un momento llenar su boca para dejar de decir (o más bien, gritar) más estupideces.
“No entiendo muy bien qué es lo que pasa entre vosotros… Zoro tampoco habla mucho sobre ti, siempre es un tema que quiere evitar. Todos sabemos que vuestra amistad era algo rara y distinta, y que cuando acabó la pelea con Rizembool las cosas cambiaron cuando te fuiste…” dijo Luffy, con una voz suave. Sonaba más maduro, y eso sorprendió a Deidara tanto que toda su atención se posó en Luffy. “Pero seguro que a Zoro le gustaría que pasaras a visitarnos. ¡Podría cocinar para los tres! Pero… tendrías que dejarme dinero. Seguro que Zoro me vuelve a quitar otra semanada por haber sido expulsado de la escuela, como castigo.”
Lo último hizo reír a Deidara. No, no le sonaba nada raro que Zoro tuviese que controlar los gastos de su mejor amigo. “V-Vale. Lo pensaré.” No lo dijo por decir. Realmente, iba a hacerlo.
“¡Bien!” Luffy sonrió. “¡Espera, para celebrar, voy a por más pizza! ¡Ahora de Nutella y Oreo… ya toca postre!”

El Luffy serio desapareció, dejando de vuelta al de siempre. Deidara sonrió mientras veía a su amigo correr a por más pizza. Tal vez Luffy sí que había cambiado un poquito.

“Ah,” Luffy volvió con un plato lleno de trozos de pizza cubiertos de chocolate. Cuando Steve, su entrenador, se enterase de que había estado comiendo tanta pizza… le esperaba una buena sesión de cardio a modo de castigo. “Entonces, ¿a qué decías que ibas a Hanasaki?”
“Ah, en cuanto a eso…”

***

“¡Directora Miranda! ¡Deidara y yo hemos vuelto a Hanasaki!”

La directora miró a la pareja con curiosidad. Hacía tiempo que no veía a Luffy, y mucho menos, al antiguo alumno de Hanasaki con Deidara.

“Vaya, Luffy, Deidara… qué sorpresa… ¿a qué debo esta visita?”
“¡Deidara y yo queremos matricularnos en Criminalística!”
“¿Oh?”
“¡No! ¡Luffy no—yo quiero matricularme!”

La situación en la pizzería había sido demasiado surrealista.

“Pues… estaba planteándome volver a estudiar. He estado tres años en Barcelona trabajando, y aunque no estuvo mal… creo que me gustaría acabar algún tipo de estudios. Tener una carrera, para tener un futuro más… asegurado. Miranda me dio varios folletos para que pensase en qué quería estudiar, y me dijo que sin problemas lo podríamos arreglar, y aunque no estoy del todo segura…”
“¡Deberías hacerlo! ¿En qué pensabas meterte?”
“En Barcelona estuve trabajando en una agencia de investigación privada,” le contó a Luffy, “creo que le pillé el gusto. No se me daba nada mal, y pensé que la criminalística estaba algo relacionada, así que pensé que—”
“¡Ya lo sé!” Interrumpió Luffy.
“¿Eh?”
“¡Necesitas a alguien que te anime! Y ahora que a mí me han expulsado de la escuela de cocina… ¡voy a estudiar criminalística contigo!”
“¿C-Cómo?”
“¡Está decidido! ¡Vamos a hablar con Miranda!”
“Luffy, ¡espera!”


Pero había sido demasiado tarde, porque Luffy ya estaba demasiado seguro de sí mismo, y no había tardado en salir de la pizzería camino a Hanasaki. Por suerte (o tal vez no…) la directora estaba libre, así que pudieron reunirse con ella nada más llegar.

“¿Es algo de lo que estáis seguros?” Preguntó Miranda, algo confusa.
“¡Sí!” Gritó Luffy, a la vez que Deidara, “¡n-no!”
“Quiero decir…” Deidara se giró hacia Luffy, y susurró, “¿Luffy, qué haces? ¿Estás seguro? Esto… esto es serio. ¡No puedes meterte sin más a estudiar alg—”
Luffy le tapó la boca con una mano. Sonreía, y a Deidara incluso le pareció algo psicópata. “He dejado el curso de cocina así que me gustaría volver a estudiar en Hanasaki. Espero que podáis darme esta oportunidad de nuevo.”

¿¡Cómo podía llegar a ser tan mentiroso?! ¡Si le habían echado…!

“Ya veo… esperaba la visita de Deidara eventualmente, pero no pensaba que tú también te le fueras a unir, Luffy… sin duda es una sorpresa, pero una muy agradable. Creo que Deidara agradecerá tener a viejos conocidos estudiando con ella. Sin lugar a dudas, ambos sois más que bienvenidos de nuevo a Hanasaki. Nuestras puertas estarán siempre abiertos a vosotros. Pero como las condiciones en las que os matriculáis son especiales – el curso ya ha empezado al fin y al cabo, espero que deis más del cien por cien.”
“Claro,” no tardó en decir Deidara. No quería dejar escapar aquella oportunidad.

Miranda asintió. Empezó a mover el ratón de su ordenador, clicando y tecleando continuamente. La impresora empezó a funcionar, y unos documentos no tardaron en imprimirse, que compartió con los chicos.

“Bien, os pido que salgáis a fuera a rellenar estos papeles… y vuestra vuelta a Hanasaki será oficial. Dadme el placer de ser la primera que os diga – bienvenidos a vuestra casa.”
“¡Bien! ¡Qué bien, Dei!”
“Sí…”

 Todo era demasiado surreal.


Cho

Finalmente desestancada (...) ah, y este fic ya viene después del ataque.

37


Había llegado el día siguiente y era la hora del almuerzo en Hanasaki U. Luego de una corta merienda, Urashima y Horikawa acudieron hacia un ambiente de mesas al aire libre donde varios estudiantes aprovechaban el espacio y la iluminación para estudiar. Luego de un análisis sobre el plan que tenían para el presente día, Horikawa insistió que no podían ir detrás de las espaldas de todos con esa reunión entre Roxas y Axel, y si bien era un poco riesgoso compartirlo por temor de que alguien fuera a interferir, era también lo más prudente.

Los dos no tardaron en ubicar a Larsa, quien se encontraba revisando algunos libros en una mesa que gozaba de la sombra de un árbol. Al haber sido quien les había ayudado originalmente con información y era claramente alguien muy prudente, Horikawa le pidió una oportunidad para hablar con él antes de la reunión. El exRebel levantó su mirada al notarles acercarse.

“Buenas tardes,” les saludó.
“Buenas tardes, gracias por volvernos a recibir,” dijo Horikawa, sonriendo. “Espero no estar inquietando tus estudios.”
“En verdad esta es más una sesión de estudio para mi amigo…” dicho esto, Larsa dio un pesado suspiro. “Pero huyó, así que le he pedido a otro amigo a que lo traiga de regreso.”
“Hehe, suena divertido,” Urashima sonrió.
“Seguro que no lo es,” Horikawa podía empatizar con el aplicado estudiante. “Ehh, bueno, venimos para hablar de algo importante, pero antes de tocar el tema, creo haber oído rumores de que hubo un atentado en la universidad ayer.”
“¡Whoa! ¿En serio?” Urashima se quedó en shock y miró a su tortuga en su hombro. “¿Oíste eso, Kamekichi? ¿Qué pasó?”
“Hubo un ataque de los Rebels hacia las HiMEs dentro del campus en la noche,” resumió Larsa, con toda paciencia. “Yo tampoco tengo muchos detalles, aunque parece que este conflicto será más serio que la vez anterior. He oído que hubo caídos en el ataque…”
“Da la impresión que todo esto es más peligroso de lo que parecía originalmente…” Horikawa llevó una mano a su mentón y bajó su mirada.
“¿Y hay noticias de Cho?” preguntó Urashima, preocupado.
“Sí, tuvo un enfrentamiento contra un orphan,” Larsa hizo una breve pausa y cayó en cuenta que ellos seguramente no sabían a qué se refería. “Ehm, los orphans son criaturas originadas en Rizembool que están hechas para atacar al comando de los Rebels. Al parecer, el Rebel de Cho invocó a un orphan y fue este el que peleó contra ella. Felizmente, ella se encuentra bien, sólo que se ha quedado en la mansión HiME para recuperar sus energías.”
“Ahh, eso es un alivio.”
“Gracias por mantenernos al tanto,” dijo Horikawa. “Todavía estoy en plan de mantenerle el hilo a lo que ocurre por aquí.”
“Es entendible. Un ambiente como el de estas universidades no tiene precedentes,” Larsa asintió. “Tengo el interés de ayudarles a aclimatarse, así que no se incomoden. Pueden contar conmigo.”
“Me alegro de oírlo,” Horikawa sonrió, aunque su sonrisa no tardó en torcerse con algo de incomodidad y vergüenza. “Pues… justo venimos para reportarte sobre algo que se organizó ayer en la tarde… pienso que es mejor consultarlo contigo ya que tú debes conocer a Roxas mucho mejor que nosotros…”
“¿A qué te refieres?” Larsa se confundió un poco.



Por otro lado, Osaka caminaba acompañada de sus amigas por una cafetería cercana. Se encontraba saliendo del ambiente luego de no haber podido encontrar a quienes había estado buscando, y estaba un tanto desanimada.

“Uhh, ¿dónde podrán estar?” se preguntó.
“Es un poco difícil ubicar a dos personas en todo el campus,” dijo Reimu, con paciencia.
“Pero es hora del almuerzo, así que tampoco es que tengamos que revisar todos los lugares,” le alentó Marisa, sonriente. “Ánimos~”
“Ya casi pareciera que soy la única cuerda aquí,” Tomo tenía un tic en la ceja. “Si tanto quieres ubicar a los dos amigos de tu primo, ¿por qué no los llamas o les envías mensajes?”
“Pero ya lo intenté, Tomo-chan, y no me contestaron,” le recordó Osaka. “También llamé a Youmu-chan para que revisara el dojo de los chicos, pero dice que ellos sólo tuvieron práctica hoy en la mañana y ya no se reunirán por hoy. No sé qué más hacer.”
“Antes de declarar que eres la única cuerda, deberías prestar atención a tu prójimo y mostrar interés en la vida ajena o nunca te iluminarás por dentro~”
“¡Cállate, estúpida miko! ¡Apuesto a que eso te lo acabas de inventar!”
“Hehe, yo sospecho lo mismo,” Marisa rió.

Entonces, las chicas divisaron a Ryo, quien caminaba hacia ellas a paso rápido. Ni bien les reconoció, él se les acercó.

“Hola chicas, ¿qué les trae por aquí?” les preguntó el peliblanco, sonriendo.
“¡Ryo, qué alegría verte!” Osaka se animó. “Necesito ayuda y tú eres muy bueno apoyando a otras personas.”
“Haha, no estoy al nivel de Larsa, pero puedo intentarlo,” él rió un poco. “¿Qué necesitas?”
“Estoy buscando a los amigos de Roxas. Tengo que hablarles sobre algo muy importante.”
“Oh, qué coincidencia. Larsa se está reuniendo con ellos en este mismo momento.”
“¡¿En serio?!” la exHiME se emocionó y sonrió ampliamente. “Yay~ ¿dónde están?”
“Las puedo llevar donde él,” se ofreció. “En teoría debería estar buscando a Sora para que regrese a estudiar, pero sé que puede esperar.”
“Bueno, no te culpo que no lo busques,” Tomo se encogió de hombros. “Debe ser un dolor de cabeza tener que ir detrás de él a cada rato y ubicarlo en todos sus escondites.”
“Haha…” Ryo sonrió algo incómodo. “A decir verdad, ya no es tan difícil dar con él desde que el mayordomo de Larsa lo ha fichado, pero eso queda entre nosotros, ¿sí?”
“E-eso suena posiblemente ilegal,” Reimu se impresionó.
“Hahaha, nunca hay que subestimar a la gente de Rizembool,” dijo Marisa, de buenos ánimos.
“Lo mismo digo,” el chico asintió. “¿Y cómo así quieren hablar con los dos nuevos?”
“Pues, es que ayer fui a Rizembool a hablar con una prima, y ella me hizo caer en cuenta que los dos nuevos parecen estar envueltos con mis primos de alguna forma u otra, además que puede que tengan información que nosotros no sepamos,” dijo Osaka. “Quiero ayudar a mis primos a como dé lugar, y si hablar con ellos me dará ideas sobre qué hacer, entonces es necesario.”
“Hm, pues tengo que admitir que los dos sí dan impresiones de saber más de lo que deberían.”
“A mí también, aunque no me parecen malas personas,” comentó Reimu. “Estoy segura que una simple conversación con ellos dos arreglará cualquier misterio o malentendido.”
“Hehe, espero que sí,” la exHiME se notaba contenta. “Ahh, es genial tenerlos animándome y ayudándome todo el tiempo. Muchas gracias~”
“Aw, de nada, Osaka,” Marisa le dio un guiño. “Para eso somos amigas.”
“Pero que esto te enseñe que no seas tan imprudente ni abras tanto la boca, si fuiste tú quien causó inconvenientes al inicio de la semana,” le reclamó Tomo, con severidad.
“Osaka no hablaba contigo,” Reimu sonrió con superioridad. “Obviamente se refería a la gente que le anima y le ayuda y tú nunca haces ninguno de los dos, ¿acaso no es así~?”
“¡Q-que te calles!” le reclamó y los demás se pusieron a reír mientras continuaban caminando.




Horikawa acababa de narrar todo lo ocurrido el día anterior a Larsa, enfatizando el hecho que habían planeado el encuentro entre Roxas y Axel para tratar con los inconvenientes del pasado y ver si la situación se podía arreglar.

Sin dudas, el exRebel se había sorprendido bastante y terminó dándose un facepalm y negando repetidamente.

“¿Por qué han hecho todo esto…?” preguntó, frustrado.
“Ehh, es importante que Roxas solucione sus problemas,” dijo Urashima, con leve inquietud. “S-sé que esto puede ser súbito, aunque también es lo más importante ahora, ¿no es así?”
“Entiendo el punto…” pese a esa descabellada acción que el par había tomado, Larsa decidió oírles un poco más, en parte porque estaba de acuerdo con ese motivo. “También pienso que tanto él como Tanaka-san se encuentran demasiado enfocados en problemas del pasado y en dilemas personales, cuando el simple hecho de estar envueltos en una guerra es muy simple y merece la mayor atención posible. Roxas tampoco ha sido abierto sobre sus problemas y, luego de que me hayan explicado lo que el Rebel causó la vez anterior, es sin duda vital que ello se quede detrás…”
“Por supuesto que sí…”
“Pero ello no les da el derecho de involucrarse en esta situación,” Larsa tensó su expresión. “Sus motivos tienen mucho sentido y comprendo que se sienten identificados con los problemas de Roxas, pero si se envuelven en motivos tan personales, lo más probable es que Roxas se moleste mucho con ustedes y no se enfoque en lo que realmente importa. Pienso que debe haber otra forma de lidiar con todo esto. Al menos sus amigos de hace años son los que deberían dar el paso adelante antes de que ustedes lo hagan.”
“Realmente pienso lo mismo…” Horikawa desvió su mirada.
“Entonces, ¿dónde están sus amigos?” preguntó Urashima, un poco molesto. “No veo que nadie más se encuentre intentando ayudarle.”
“He dialogado con él algunas veces en el pasado. Sin embargo, siempre ha sido difícil de hacerle entender razones.”
“Lo sé,” el rubio asintió. “Yo he tratado de hablar con él varias veces en nuestras prácticas en el dojo, pero también ha sido difícil. Por eso me he visto obligado a tomar una acción como esta.”
“Sin embargo, puede que sea demasiado súbito. Hacerle encarar a ese Rebel…”
“Sí, quizás lo sea, pero…” Urashima frunció el ceño. “Tal vez por el hecho que este encuentro es tan controversial es que es muy importante. Puede que sea lo que necesita ahora, lo que le haga recapacitar y despertarse. Ahora más que nunca él tiene que comprender razones y dejar el pasado detrás. Si mantiene el conflicto interno, nunca podrá ayudar a su hermana y nunca estará en paz con lo que sucede a su alrededor.”
“…” Larsa se impresionó un poco. “No das la impresión de ser el tipo meditativo…”
“Ehh…” Urashima se quedó en blanco por esa observación tan repentina.
“Olvídalo…” negó. “Debo admitir que sigo teniendo nervios sobre lo que planean hacer. Tengo que darte la advertencia que Roxas es muy temperamental y puede ser un poco agresivo cuando algo le saca de quicio. Tendrás que lidiar con ese lado de él en medio de todo esto. Pero… ojalá él pueda aprender algo. De todos modos, avísenme qué ocurrió luego de la reunión y puedo ir a hablar con él si lo considero necesario.”
“Muchas gracias por el ofrecimiento,” Horikawa asintió. “Te mantendré al tanto.”
“Ahora, quisiera que sean honestos conmigo,” Larsa les miró severamente. “Juzgo que ustedes no son personas con segundas intenciones, pero realmente están muy involucrados con Roxas para ser estudiantes recién llegados a Hanasaki. Ahora que quieren envolverse aún más, por motivos de velar por él, quiero que me digan cuáles son sus verdaderas razones. Roxas no es simplemente el estudiante de kendo que les está ayudando con lo que necesitan en la universidad, ¿no es así? Ustedes han venido a Hanasaki específicamente para encontrarse con él, y espero que finalmente me expliquen el porqué.”
“Eh, pues… es una larga historia…” el pelinegro desvió su mirada. Sin embargo…
“Sí es justo que lo sepas, aparte que tenemos tu apoyo,” Urashima sonrió.
“O-oye, espera…”
“Senpai es mi hermano mayor a quien mi familia ha estado buscando durante muchos años.”
“¿E-eh?” Larsa se quedó en shock, y no fue el único.






“¡OHMAIGAAAAAH!”

Osaka dejó escapar un grito que hizo que estudiantes a cincuenta metros a la redonda se voltearan y le miraran como bicho raro por un par de segundos. Y no sólo ella, sino los demás recién llegados a ese ambiente se vieron muy sorprendidos por aquella revelación.

“Ahh…” Horikawa se dio un facepalm. “Imposible…”
“¡Tomo-chan, ¿oíste?!” Osaka agarró a su amiga de los brazos y la sacudió sin poder contener su inmensa sorpresa y euforia. “¡Tengo otro primo más! ¡Y es un Kotatsu!”
“¡Sí! ¡Sí, ya suéltame! ¡Es increíble, pero párala!” gritó mientras se zafaba.
“¿En serio?” Reimu alzó una ceja, muy escéptica. “Esto ha salido de la nada.”
“Ehhh, es c-cierto…” Urashima se congeló al notar que ese gran grupo le acababan de oír, y juntó sus palmas. “¡P-por favor! ¡Esto se supone que es un secreto! ¡No se lo digan a nadie más! ¡Mi senpai todavía no lo sabe y es mi papá quien debería decírselo!”
“Ehh, cuenta conmigo, pero no sé cuánto puedes contar en otras personas…” dijo Marisa, sonriendo incómoda y mirando de reojo a Osaka.
“¡N-no, en serio puedes confiar en mí! ¡Comprendo que Roxas no debe enterarse así que lo mantendré en secreto de él hasta que se entere!” exclamó la prima. “¡¿Y en serio somos primos?! ¡¿De veras de veritas?!”
“S-sí, en verdad…”
“¡OHMAIGAH! ¡Tengo tanto que decirte! ¡Y-y tengo que agregar tus datos a mi árbol familiar! ¡Creo que faltaré a mis clases por el resto del día para ponernos al día!”
“Ehh, será en otro momento,” Horikawa sonrió con cortesía, aunque había un ligero temblor en su expresión por estarse conteniéndose de no estallar hacia su amigo. “Tenemos una reunión importante a la cual asistir.”
“¿Reunión?” preguntó Ryo, ladeando la cabeza.
“Ellos han organizado una reunión sorpresa para que Roxas se encuentre con Axel y arreglen un poco lo que pasó hace tres años…” explicó Larsa, sumamente frustrado. En verdad no confiaba en las palabras de Osaka de guardar el secreto y ni quería imaginarse a qué extensión podría llegar a divulgarlo…
“Ehh, ¿eso es prudente?” preguntó Tomo, confundida. “O sea, uno de los dos puede que salga muerto de ahí.”
“¿Eh?” Urashima se mostró preocupado. “¿En serio?”
“No sé si hay necesidad de decirlo con tanta duda,” Ryo sonrió. “Axel es muy fuerte. Lo más probable es que él sobreviva.”
“¡Ahh! ¡No quiero que le pase nada a mi senpai!”
“¡No, sé que estarán bien! ¡Esta reunión es muy importante! ¡Ayudará, lo sé!” Osaka estaba llena de ilusión y energías. “¡Ustedes pueden, Kotatsu y Horikawa! ¡Todo por el bien de mis muy queridos primos!”
“Ehh, no quiero aguar la fiesta ni nada, pero… ¿cómo así sabemos que ellos no mienten?” preguntó Reimu.
“Sí, no tenemos ninguna confirmación,” Larsa asintió.
“Oh, aquí tienen las pruebas,” Urashima sacó su fólder manila y lo extendió a Osaka.
“¡Ahh!” y Horikawa se frustró aún más. “¿Por qué no actúas con restricción?”
“No veo el punto de dejar que nos duden si ya saben la verdad… ¡Ah, pero vamos o se nos va a hacer muy tarde! ¡Con permiso a todos!”

Los dos tuvieron que despedirse rápidamente. Horikawa no se sintió cómodo dejando ese fólder detrás, aunque Osaka volvió a asegurarles sobre la discreción mientras lo revisaba junto con los demás. Ojalá ese fuera el caso porque realmente no podían quedarse a verificarlo.

Al pelinegro sólo le quedó llamarle la atención a su amigo por enésima vez mientras caminaban hacia el área de los dojos. Él había reservado el ambiente donde solían tener sus prácticas con anticipación y habían citado a Roxas bajo la excusa de tener una práctica privada, a la cual él felizmente había aceptado. Debían llegar temprano para ponerse en contacto con el exRebel y tener los preparativos listos.



Mientras tanto, el grupo de primer año en Rizembool U acababa de salir de una clase y los cuatro caminaban hacia la cafetería más cercana. Al terminar con la lección del día, habían vuelto a retomar el tema que Yukko comentó a Hajime, el cual se había perdido la conversación que tuvieron con la prima de Mai el día anterior.

“Pues, me cuesta mucho creer que ella haya protegido y excusado a esos dos chicos que se aparecieron sin invitación a su hogar…” Hajime se notaba un tanto preocupado.
“Classic Ayumu…” Mai dio un suspiro. “Lo más preocupante del caso es que ella tiene mucha suerte, así que quienes pagan por sus problemas son quienes le rodean. Al menos debería sufrir por lo que hace…”
“Ehh, es tu prima, no seas tan dura con ella…” Yukko sonrió incómoda.
“Pues alguien tiene que serlo. La gente normalmente la engríe.”
“Sólo espero que todo vaya a estar bien. Se le veía angustiada…” comentó Hotarumaru, pensativo.
“Pues sí…” Hajime negó. “Como se trata del grupo de Hanasaki, Ayesha y su hermana son cercanas a las HiMEs. Temo mucho por ellas en caso que se vean envueltas. No quisiera que nada les ocurra.”
“Sí tu enamorado les mantiene un ojo encima, estarán bien,” Mai se encogió de hombros.
“¡Deja de decir que es mi enamorado, maldición!”
“Ehh, a-al menos es cierto que como Rebel las protegerá…” Yukko sonrió un poco.
“No sé qué esperar de ese chiflado, siendo sinceros…” el mayor desvió su mirada con incomodidad y leve fastidio. “Cambiemos de tema, no quiero darme dolores de cabeza por pensar en él.”
“Lo comprendo,” Mai asintió. “Todas las relaciones tienen sus baches.”
“¡Cállate de una vez!”
“Mai-neechan…” Hotarumaru miró a la cuatro ojos con leve frustración y decidió cumplir el pedido de Hajime. “Ya debemos estar por llegar a la cafetería. ¿Se les antoja algo especial?”
“Hehe, realmente no, tengo la mente abierta,” dijo Yukko, animada. “Siempre puedo contar con tu gran apetito.”
“Es la receta para crecer mucho, ¿no es así?” el pequeño sonrió animado. “Felizmente es algo que me gusta hacer~”
“Tienes razón, pero tus elecciones de comida no siempre son las más saludables,” susurró Tsurumaru.
“¡AHHH!” Yukko se sobresaltó por la repentina aparición del peliblanco. Los otros tres se vieron un tanto impresionados, aunque sin duda mantuvieron mejor la calma. “¿D-de dónde has salido, Tsurumaru?”
“Haha, vengo siguiéndoles casi desde que salieron de su salón,” contestó con cierto gusto. “No habría esperado que podría asustarles con tanta facilidad, aunque siempre es un placer apuntarte a ti directamente, Hanasaki-chan.”
“Uhh… no, por favor…”
“Pero para disipar sus inquietudes, todo el caso del cual hablan da la impresión de ser algo secundario al conflicto entre las escuelas, y mi instinto dicta que no deberían darle mucha atención, así que tranquilos,” le restó importancia con un gesto de su mano.
“Espero que tengas razón en eso, pero el hecho que seas tú quien no lo considera demasiado no es realmente ninguna garantía,” Hajime negó repetidamente.
“Cierto, ¿no? También lo digo porque puede que sepa algo adicional que ustedes, si es que ese par de estudiantes nuevos de los que hablan son quienes creo que son…”
“Insinúas que puedes tener algo que ver en esto,” Mai le miró de reojo. “Sin embargo, mejor déjalo ir. Es suficiente tener que soportar que mi distraída prima ha cometido tantas imprudencias. Tampoco es que realmente me importe.”
“Lo decía para a quienes sí les importa,” Tsurumaru sonrió entretenido. “Pero ya, dejemos la seriedad de lado. Nuevamente vengo para acompañarles a almorzar. Si no tienen sugerencias, puedo ayudarles a elegir.”
“Como estamos yendo a la cafetería, cada uno puede escoger un menú distinto,” opinó Hotarumaru con simpleza. “Aunque tú no deberías estar aquí. Todavía tienes mucho trabajo que hacer. La entrega de tu proyecto es en pocos días.”
“Soy un humano con la necesidad de comer, y tú sabes más que los demás sobre la importancia de saciar el hambre, ¿cierto?” le guiñó. “Además necesitaba descansar un poco. Ikari-sensei acaba de irse a dictar una clase y decidí darme un descanso antes de tener que encontrarme con él o con el insufrible de Yagen. A este paso, todo mi cuerpo se entumecerá.”
“Escuchándote, me pregunto también lo cansado que el doctor debe encontrarse,” comentó Hajime, alzando una ceja. “Suena a que le causas demasiados líos…”
“Es inevitable. Somos seres incompatibles,” Tsurumaru se encogió de hombros. “Aunque él lo tiene más fácil que yo porque, a diferencia de mí, a él sí le gusta su trabajo. Mientras tanto, yo tengo grandes dificultades motivándome…”
“Suenas incorregible,” el pelimarrón negó, impaciente.
“Eh, en fin, hay que aprovechar que todos estamos juntos para tener un buen almuerzo…” dijo Yukko, sonriendo incómoda. “Y pues, también es importante que nuestro asesor descanse si no se siente bien.”
“Gracias por tu misericordiosa compasión, Hanasaki-chan,” le agradeció el peliblanco.
“Aunque…” Mai fijó su mirada hacia el frente. “Parece que tu huida de tu enemigo natural no se volverá realidad.”




El grupo vio que el doctor Toushirou caminaba en dirección hacia ellos, acompañado de otra persona que la mayoría no conocía. Tsurumaru dio un suspiro, aunque no se vio particularmente incómodo, ya que mientras Yagen estuviera acompañado de uno de sus hermanos, no tendría que preocuparse mucho de él.

“…es que en serio, no te costaba mucho parar tus estudios al menos por un rato ayer,” continuó Namazuo. “Gokotai preguntó por ti y dice que te echa mucho de menos.”
“Fue una lástima, pero tengo aquel proyecto que terminar dentro de poco, ya te lo dije,” Yagen negó. “Aunque al menos envié a Honebami para que se reuniera con ustedes.”
“No lo digas como si él fuera tu reemplazo. Y le haces sonar como un lacayo,” se frustró ligeramente. Él levantó su mirada y se sorprendió. “¡Oh! ¡Tsurumaru, Hotaru-chan!”
“Yo! ¿Qué te trae por aquí?” el peliblanco le sonrió y le saludó con una palma. “Siempre es refrescante verte por aquí, Namazuo. Lástima que te encuentres acompañado por el maligno.”
“¡Hahaha! ¿Por qué dices eso?” se rió con gusto. “Si Yagen es mi lindo hermanito~”
“Es bueno verte bien,” Hotarumaru sonrió un poco. “Hace tiempo que no nos visitas.”
“Tengo un amigo muy high-maintainance y varios hermanitos en casa que me necesitan, pero prometo que pronto me pasaré más seguido por sus laboratorios,” le dio un guiño. “Honebami ha estado muy sombrío últimamente. Tengo que reavivarle un poco.”
“…” Yagen dio un pesado suspiro. “Se encuentran actuando con mucha informalidad…”
“Te aseguro que mis protegidos van a cruzar caminos contigo muchas veces, así que es mejor que seas informal con ellos también,” Tsurumaru se encogió de hombros. “Aparte que te he visto actuar profesionalmente y me da escalofríos cada vez que me llamas ‘Kuninaga-san’. Uhh…” de inmediato se sacudió un poco.
“No eres el único,” Hotarumaru asintió.
“Haha, ¿verdad?” el hermano mayor se vio entretenido. “Aparte que no quiero tener a mi hermanito actuar formal frente a mí. Me hace pensar que debería comportarme también.”
“En verdad deberías, eres muy frívolo…” Yagen le miró con cansancio y finalmente prestó atención a los estudiantes. “Me disculpo en el lugar de estos dos. Ustedes ya me conocen. Les presento a Namazuo. Él es uno de mis hermanos mayores.”
“Mai,” dijo la susodicha, con indiferencia.
“Yo soy Hajime Hinata,” se reportó el chico, quien se notaba algo perplejo ya que aquel hermano mayor parecía ser el completo opuesto del doctor.
“Soy Yukko Aioi, mucho gusto,” dijo Yukko.
“¡Igualmente~!” Namazuo hizo una v con sus dedos, y luego miró fijamente a la última. “Oh, pero si ya nos conocemos, Hanasaki-chan.”
“¿Eh?” ella se quedó en blanco.
“¡Claro que sí! ¡Me tomé una foto contigo en el paradero cuando fuiste una pokeparada!” él de inmediato sacó su celular y buscó dicha foto para mostrársela a todos. “Miren, aquí está.”

Todos vieron un selfie tomado por el pelinegro, donde aparecía él, Hanasaki-chan y otro chico pelinegro desconocido. La pobre pokeparada salió con un rostro consternado y su mirada desviada al encontrarse monitoreando si su bus estaba por llegar, mientras los otros dos chicos salieron sonriendo.

“Pfft-” Mai aguantó sus ganas de reír.
“¡AAAHHH! ¡Verdad que la gente me tomó tantas fotos!” y Yukko se sintió muy miserable al recordar aquel pasaje de su existencia.
“¿Eh? ¿Te habías olvidado?” Namazuo se vio confundido y ladeó su cabeza.
“¡E-es que estaba histérica porque esperaba mi bus y tantos se tomaron fotos conmigo que perdí la noción de quiénes eran!” explicó Hanasaki-chan un tanto consternada. De inmediato sintió que realmente no debía explicaciones a nadie por lo mucho que el mundo le había hecho sufrir.
“Ahh, bueno, no te preocupes.”
“En serio no te preocupes, la gente fue terrible y nada empática,” Hajime se mostró sumamente impaciente. “¿Y quién es ese otro chico en la foto?”
“Ah, ese es Ritsu, mi querido amigo,” explicó Namazuo, sonriente. “Él no quería ir por la multitud, aunque felizmente valió la pena. Y realmente estoy en gran deuda contigo, porque luego de ponerte el cebo, hiciste que apareciera un Lapras. Nunca dejaré de agradecerte~”
“¡¿F-f-f-fuiste tú?!” Yukko estalló al enterarse que estaba frente a quien inició con esa increíble avalancha de personas.
“Y-Yukko, tranquila…” Hotarumaru quiso apaciguarla, y miró algo frustrado a Mai quien nuevamente ahogó sus ganas de reír.
“¡Ohh, entonces tú fuiste el del cebo! ¡Hahaha!” Tsurumaru se alegró. “Quizás tengas que darte más crédito a ti por ser tú quien puso el cebo, ¿no?”
“Pero Hanasaki-chan fue la pokeparada. O quizás sea más un trabajo en grupo~”
“Haha, entonces me sumo porque fui yo quien la convirtió en la pokeparada para empezar.”
“¡Tiene mucho sentido! ¡Buen trabajo!” Namazuo chocó manos con Tsurumaru, pero la alegría de los dos duró poco porque Yagen jaló las orejas de ambos con fuerza. “¡AAAAHHH!”
“Tsk, ¿de qué demonios hablan? Están torturando a una estudiante con sus idioteces,” les reclamó con una expresión molestia y hastiada. “No sean imbéciles y compórtense.”
“Ihh…” Tsurumaru se encogió y sobó su oreja ni bien el doctor dejó de jalarles. De inmediato vio a Yagen negar y caminar hacia Yukko.
“Debí haber esperado una falta de este tipo de parte de Tsurumaru, mis disculpas,” dijo él.
“¿E-eh?” Yukko parpadeó. “¿C-cómo así te disculpas? No tienes que disculparte por él.”
“Oh, no me malentiendas,” Yagen sonrió con perspicacia. “Me disculpo por mi previa asunción de que esta imbécil grulla era un ser humano mínimamente decente como para estar a cargo de ti. No estaba al tanto de todo lo que te hacía pasar cuando nos conocimos. Así que déjame ofrecerte un cambio de asesor. Te aseguro que estoy mucho más capacitado para guiarte debidamente.”
“¿Q-quieres ser mi asesor?”
“¡Oye, Yagen, espera un momento!” Tsurumaru se alertó y fue donde él, quien le miró de reojo con indiferencia. “¡Ella es mi Hanasaki-chan! ¡No puedo dejar que me la quites!”
“Tsk, hablando de ella como una propiedad, ¿cuál es tu problema?”
“Tú eres quien camina sobre mis derechos al pretender quitarme a una estudiante.”
“Pienso que es lo más humano que podría hacer,” Yagen se encogió de hombros. “Además la llamas con ese estúpido apodo. ¿Acaso no sabes cuál es su apellido?”
“Yo no soy formal como tú, la llamo por su nombre.”
“¿Y cuál es su apellido? Insisto.”
“Ehh…” fue sorprendente cómo el peliblanco se quedó sin palabras y desvió su mirada. “Pues… lo dice de vez en cuando…”
“Lo acaba de decir al introducirse a Namazuo…” observó Hotarumaru, quien dio un suspiro.
“Hehe, verdad, pero no me molestaría volver a oírlo,” Namazuo sonrió incómodo.
“¿Cuál es tu problema? ¿En verdad eres el hermano del doctor?” Hajime le miró impaciente.
“¡P-pero el hecho de no acordarme de su apellido no significa nada!” reclamó Tsurumaru.
“¿Y cuál sería el apellido de tu otra protegida?” preguntó Yagen, inquisitoriamente.
“Vamos, Mai siempre se presenta sólo con su nombre. Acabas de ser testigo de ello.”
“¿Y cómo así estás muy consciente de la presentación de ella y ya te has olvidado de la presentación de Aioi-san?” Yagen sonrió. “Que, por cierto, ese es su apellido.”
“Ehh…” Tsurumaru se incomodó.
“Uhh…” Yukko sintió por eso que quizás sí le vendría bien un cambio de asesor, aunque toda la situación era un tanto incómoda y extraña. Sólo le quedó ver cómo los dos continuaban con sus argumentos y tenía la mala fortuna de estar metida en el medio.
“Hm, comprendo que el doctor sí será informal con nosotros,” observó Mai, inmutada.
“Ya puedo entender los dolores de cabeza que tiene todos los días,” dijo Hajime, frustrado.
“Pero en el fondo es muy divertido tener intercambios así con alguien, ¿no?” preguntó Namazuo, animado.
“Creo que siempre ves las cosas de manera divertida,” comentó Hotarumaru, ladeando su cabeza.
“¡Claro! ¡Siempre es bueno concentrarse en el lado bueno de las cosas y la diversión lo hace todo mucho más agradable!”
“Hm, estoy de acuerdo,” Mai asintió, inmutada. “De algún modo torcido, inaceptable, cruel y un tanto enfermo, todo puede ser muy divertido.”
“Ehh, lo estás haciendo sonar mal, pequeña…” el hermano mayor sonrió con leve inquietud.
“…” Yagen decidió que había incomodado y llamado la atención de Tsurumaru lo suficiente, y dio un suspiro. “En fin, mi ayuda ya ha sido extendida. Aioi-san, te apoyaré en caso que lo consideres necesario, pero eres libre de decidir lo que gustes. No tengo más tiempo que perder aquí, debo regresar a mi laboratorio.”
“Ehh, s-sí, gracias,” Yukko asintió. Al menos no había sido impuesta a hacer nada.
“¡Oh, voy contigo, hermanito!” dijo Namazuo, quien de un par de saltitos regresó al lado de Yagen. “Honebami nos debe estar esperando también.”
“Al menos estarás ahí para hacerle compañía, pero no te metas en mi trabajo,” entonces, Yagen miró a Tsurumaru fulminantemente, al punto en el cual este retrocedió un poco. “Y no descuides tu trabajo de hoy o te esperarán represalias. Regresa a tu puesto luego del almuerzo.”
“No tienes que decírmelo, ya me resigné,” él negó. “Tú ve tranquilo.”
“Con permiso a todos.”
“¡Gusto en conocerles!”

Después de ese bizarro encuentro, los hermanos continuaron con el camino. Yukko notó al doctor caminar inmutado y contestando a su hermano, mientras el otro no paraba de hacer gestos y hablar muy felizmente a su costado. Era un tanto increíble que fueran personas cercanas.

“Seguro que andas algo sorprendida de esa dinámica,” comentó Tsurumaru. “Al menos el hecho que Yagen haya aparecido con uno de sus hermanos significa que no va a estar de un tan mal humor más tarde.”
“Pese a ser muy diferente al doctor, también le levantará los ánimos, como hermano que es,” dijo Hajime. “Aunque los dos estaban mencionando a una tercera persona. ¿Él quién es?”
“Hmhm…” y, para variar, Tsurumaru se reservó una risa gutural para sí, y pasó a mirar a Hajime con algo de perspicacia en sus ojos. “Y pensar que entre todos serías tú quien lo pregunta.”
“¿Eh?”
“Mo…” Hotarumaru se vio sorprendido. Ello le dejaba saber que se perdía de algo, algo posiblemente tenebroso por esa reacción del peliblanco que los demás no conocían, aunque vio a Tsurumaru regresar a su usual actitud despreocupada.
“Honebami es otro hermano de Yagen, y es el completo opuesto a Namazuo. Siempre se encuentra ayudando en el laboratorio del ‘doctor’ porque es muy eficiente,” resumió el peliblanco. “Tarde o temprano lo conocerán, aunque él es realmente asocial. Dudo que le causen interés alguno.”
“Estoy empezando a comprender que esa familia tiene a demasiados hermanos,” Mai se encogió de hombros.
“¡Hahaha! Estoy completamente de acuerdo contigo, mi estimada Mai.”
“Yo pienso que no se llevarían mal con él,” Hotarumaru sonrió un poco. “Ese hermano es difícil, pero en el fondo es una buena persona, sólo que toma mucho tiempo conocerle.”
“Eres amigo de algunos de sus hermanitos, Hotaru-bou. Es natural que te trate con familiaridad,” dijo el asesor. “Pero ya, vamos a comer o todas las mesas de la cafetería se llenarán.”
“Buen punto,” Hajime asintió. Era la hora más concurrida, después de todo. Todavía estaba confundido por aquel comentario del mayor hacia él, pero decidió ignorarlo. No podía prestar atención a cada cosa que ocurría en esa demente universidad o se agobiaría.

El grupo siguió con su camino mientras continuaron hablando sobre otros temas más ligeros.


Pasó alrededor de una hora y Roxas acudió a su dojo de entrenamiento, donde había quedado reunirse con Urashima y Horikawa para un entrenamiento privado. El pedido le había parecido extraño, principalmente porque ellos se encontraban a otro nivel y sin duda no tenía el interés de ser una inconveniencia para los dos como para que estos le ayudaran. Pero, en fin, no pudo negarse, y era parte de su obligación apoyar a los dos como los nuevos estudiantes que eran, aparte que no tenía clases hasta dentro de unas horas.

Él sintió que había algo muy extraño en el ambiente al ver que los dos le esperaban a las afueras del dojo en vez de ya haber entrado para prepararse. Roxas se encontraba quince minutos temprano, y ello le hizo preguntarse con cuánta anticipación los dos habían podido llegar, incluso para no concederse a entrar sin él. Sí, algo estaba fuera de lugar.

“¡Senpai!” Urashima le llamó con entusiasmo. “Ya llegaste, qué alegría.”
“¿Sucede algo, Urashima?” le preguntó el mayor. “Me sorprende que estén aquí afuera. Sí reservaron el dojo, ¿verdad?”
“Sí, no te preocupes,” dijo Horikawa, quien de inmediato desvió la mirada. “Es sólo que Urashima quería hablar contigo antes de ingresar.”
“¿Eh?” Roxas se confundió. ¿Por qué tenía que ser fuera del edificio?
“Senpai…” el rubio menor dio un paso hacia delante. “Pues… hoy quería verte para poder hablar contigo. Sé que has estado muy preocupado e inquieto por tu hermana, y si bien yo no puedo hacer mucho por ti, quiero apoyarte en algo. Quisiera al menos disipar un poco tu incomodidad.”
“N-no tienes que hacerlo, está bien. Gracias por tu preocupación, pero es algo que tengo que verlo yo mismo…”
“Sí, lo sé… eres tú quien tiene que llegar a una resolución, y en verdad espero que lo hagas cuanto antes. Por el presente peligro en Hanasaki, no se puede postergar más,” Urashima tensó su expresión. “Por eso… tienes que enfrentarte al pasado y a ti mismo, antes que sea demasiado tarde.”
“¿Eh?” Roxas se sorprendió un poco por la severa expresión del Kotetsu. Le vio moverse a un costado para librarle el espacio hacia la puerta principal del dojo, la cual conducía al espacioso salón de práctica.
“Es hora de entrar.”

Roxas vio a los otros dos quedarse quietos y decidió ser él quien abriera la puerta y diera el primer paso. Adentro estaba el salón como bien lo conocía, pero se sorprendió de sobremanera al ver a Axel sentado sobre el piso hacia el fondo del ambiente mientras revisaba distraídamente su celular. Este le miró de reojo y se levantó.



“¿Q-qué…?” Roxas se quedó sin palabras.
“Finalmente llegas, ya me estaba aburriendo de esperarte,” comentó Axel con indiferencia. Él guardó su celular y recogió un par de espaldas de prácticas a su costado para lanzarle una al rubio. “Como los viejos tiempos, ¿no? ¿Tienes ánimos de pelear?”
“¿De qué hablas? ¿Qué haces aquí?” el Key comenzaba a molestarse por aquella situación sin precedentes y se giró para mirar a los otros dos ocupar el umbral de la puerta. “Urashima, ¿qué está pasando? ¿Tú lo llamaste?”
“Senpai, por favor…” Urashima comprimió sus puños, incómodo. “Sé que esto no es algo que quieres hacer, pero necesitas hablar con el exRebel de una vez por todas. Es por ti y por tu hermana, tienes que entenderlo.”
“¿Qué dices?” se sorprendió y sólo continuó molestándose más. “¡No seas ridículo! ¡Tú no entiendes! ¡Tampoco tienes nada que ver en esto!”
“¡Lo sé, pero…!”
“Oye, deja a ese niño en paz…” Axel caminaba hacia Roxas, sonriendo frustrado. Obviamente ese rubio temperamental iba a reaccionar así. “Por supuesto que él no tiene nada que ver, así que, si te vas a desquitar con alguien, desquítate conmigo.”
“Tsk…” Roxas le miró con cólera.
“Y, como dije la vez anterior en el museo, tengo el interés de dejar todo lo ocurrido detrás. Estoy aquí para hablar contigo. Al parecer, todavía no te olvidas de lo que hice la vez anterior, ¿no?” Axel sonrió con simpleza y se encogió de hombros. “No eres más que un niño sin remedio…”
“¡Cállate!” exclamó Roxas, quien no contuvo su molestia y fue a contraatacar. Utilizó la espada de práctica que había recibido y atacó al pelirrojo, aunque este detuvo su movimiento con su propia espada casi sin inmutarse.
“Esperaría que fueras más fuerte a estas alturas…”
“C-cállate…”
“Si es que todavía no he dicho nada,” Axel empujó a Roxas hacia atrás, quien aterrizó con cierta dificultad. “Tú no tienes voluntad alguna de oírme. Es como si temieras mis palabras, o algo así. Ahh, hasta tú deberías saber que no puedes ser tan irracional.”
“Tú sólo dices mentiras…”
“Bueno, eres necio, no se puede esperar mucho de ti,” rodó los ojos. “Admito que no tengo el mejor récord tampoco. Después de todo, fui yo quien te convenció que no apoyaras a tu hermana hace tres años, ¿verdad?”
“Tsk…” Roxas entrecerró sus ojos.
“Por eso no querrás oírme. Tiene sentido, pero no puedes mantenerte tan irracional a estas alturas. Ya no eres un niño,” le miró con indiferencia. “Aunque también puedo percibir que no es sólo ira lo que guardas hacia mí… Tú me tienes miedo, ¿verdad?”
“No te temo, no inventes tonterías…” comprimió sus puños.
“¿Estás seguro? Para haber sido un Knight que eliminó a varios orphans y se enfrentó a diversos enemigos, siempre te encuentras evadiéndome. Me tratas con odio e impaciencia. Intentas ahuyentarme, y luego te retraes al darte cuenta que tu actitud no funciona conmigo. Eso no es nada saludable…” Axel negó. “No has cambiado en todo este tiempo. Sinceramente… me sigues dando demasiado poder para destruirte…”
“Tsk, ¡que te calles!” Roxas se sobresaltó, pero mantuvo su compostura. “No sé qué has buscado al venir aquí. Esto no es dejar el pasado detrás. Tú no estás adoptando ninguna posición de paz o tregua y te encuentras molestándome e insultándome.”
“No puedo hacer mucho más que eso con tu actitud, aunque dudo que me entiendas,” Axel se encogió de hombros. “Además es evidente que sólo una persona consciente de sí misma es capaz de dejar las cosas atrás, y es sólo dándote un trato severo que puedo pretender hacerte entender algo. Considéralo un favor a tu hermana luego de todo lo que hice la última vez, porque es obvio que ella nunca razonará contigo.”
“Tch, tú no me convencerás…”
“Sí que no quieres escucharme, ¿ah? Qué frustrante… seguro que estás convencido que todo lo que digo no son más que mentiras. Creerás que quiero envenenarte nuevamente,” negó repetidamente. “Es obvio, me temes. Temes que me vaya a meter contigo y te haga un nido en tu cabeza. Pero, siendo sinceros, me estás molestando por pensar así. Deja de tratarme como un monstruo, cuando eres tú la principal causa de todo el conflicto en tu vida.”
“¿Q-qué dices? ¡Tú fuiste el que comenzó! ¡Tú actuaste contra nosotros!”
“Te crees víctima. Por eso te libras de toda responsabilidad, pero eso es inútil. Ahora sólo te toca continuar haciendo tu vida miserable como la crónica víctima que eres.”
“¿I-intentas justificar lo que hiciste apuntándolo a mí? ¿Intentas hacerme sentir mal por lo que tú mismo haces?” Roxas comprimió sus puños con más fuerza y tembló de cólera. “¡Sé que esto es sólo otro de tus trucos!”
“Vaya, vaya…” sonrió frustrado. “En verdad me compadezco por tu pobre hermana…”
“Cállate…”
“Por tener que aguantar a un resentido como tú, quien apuntará a culparme y culparla por el resto de su vida mucho antes de atreverse a mirarse en un espejo…”
“Cállate…”
“Por ello la vi tan torturada la última vez que nos encontramos,” desvió su mirada distraídamente, notando cómo el otro se tensó más. “Anda que no sabe qué hacer o cómo lidiar con la situación, ni siquiera cómo tratarte o considerarte, la has hecho sentirse culpable de todo… pobre, la simple conversación que tuvimos terminó haciéndola llorar…”
“Tsk, ¿q-qué le dijiste…?” con esa mención, Roxas ya no pudo mantenerse contenido. “¡No te metas con ella!”

El Key fue a atacar al exRebel con la espada de práctica repetidamente. Su ira le hacía dar ataques fuertes y rápidos, aunque no eran los más inteligentes y a ese ritmo se cansaría con rapidez. Axel había esperado su reacción y tuvo la suficiente habilidad como para simplemente protegerse de cada ataque con su propia espada de bamboo mientras a aquel niño frente a él se le bajaban las revoluciones.

“Fue increíble esa vez que nos encontraste hablando, realmente me sorprendiste para variar,” comentó Axel con toda tranquilidad, luego de esquivar un ataque y parar otro. “Sí que te molestaste con ella.”
“¡Cállate de una vez!”
“¿Por qué tuviste esa reacción? ¿Acaso temiste que fuera a envenenarla en tu contra?”
“¡…!” ese comentario pareció dar en el clavo y Roxas se estremeció, para acelerar el ritmo de sus ataques. Axel tuvo que responderle y empujarle hacia atrás con fuerza de manera preventiva, así evitando que fuera a alcanzarle. De todos modos, el rubio no se dio por vencido y retomó los ataques. “¡D-demonio!”
“Entonces no me creerás cuando te diga que le estaba dando consejos constructivos,” comentó con simpleza, luego de detener otro golpe. “Incluso le aconsejé que te considerara y no te alejara de sus asuntos. Eres su Key, después de todo.”
“Tch, no te creo…”
“Aunque…” el pelirrojo se mostró impaciente y por poco impacta al Key con un ataque horizontal. Roxas casi se cae al esquivar aquella inesperada acción. “Si vas a ser así, tendré que cambiar mi parecer al respecto. Ella debería dejarte a un lado.”
“…” aquello no le sentó bien. Roxas bajó su mirada un momento, pero siguió persistiendo en atacarle. “No puedo… permitir eso…” volvió a observar al exRebel, con molestia. “Todo esto es tu culpa… ¿lo sabes?”
“No lo es,” Axel negó, impacientándose más. “Deja de culparme por algo que en verdad es tu responsabilidad…”
“Tsk…” el Key se vio contrariado. En parte quería seguir reclamándole, pero también comprendía el punto, aunque le dolía admitir que el exRebel tenía razón. No quería oírle porque tenía miedo de hacerle caso a sus palabras, como lo había hecho en el pasado. Se distrajo y terminó descuidándose, a lo cual Axel aprovechó para golpearle fuertemente con la espada y derribarle hacia el piso.
“…” Urashima se angustió y quiso correr hacia su senpai, pero Horikawa le agarró de un hombro para impedirle que lo hiciera.
“Créeme que darte un mal rato no me gusta a mí tampoco,” Axel se encogió de hombros y vio a un iracundo Roxas intentando levantarse. El pelirrojo consideró que había hecho demasiado y lanzó su espada a un lado, a manera de declarar que había tenido suficiente. “Tampoco te excedas o te harás daño. Me han dicho que te estás dedicando mucho a kendo últimamente, así que tu salud te debe ser muy importante.”
“¿…desde cuando te importo?” le preguntó con molestia, luego de poder sentarse en el piso. El impacto que había sufrido no le daría para más.
“Quiero al menos borrar lo que hice en el pasado. No pienso ser el culpable de lo que en verdad te corresponde a ti, pero tampoco me agrada saber que el impacto que causé hace tiempo te sigue torturando la vida. Tu hermana ha decidido dejar el pasado detrás y mantener una relación civilizada conmigo. Ya no somos enemigos, y por ello quiero que dejes de verme como el malo de la película,” le notó todavía molesto, como era de esperarse. “Y, mientras estamos en el tema, quiero que también dejes de culparle a ella por todo lo que te aflige a ti.”
“¿Qué dices?” ese último comentario confundió al rubio.
“No es que sepa realmente cómo ustedes dos se tratan, pero luego de mi conversación con tu hermana el otro día, es evidente que ella está cargando con una gran culpa, y quiere ser la única responsable del pasado,” comentó con simpleza. “Eso puede ser autoimpuesto, ya que sin duda tu hermana tiene la mala manía de cargar con todo, pero presiento que tú en cierta manera la has hecho sentir culpable según el trato que le has dado.”
“Mientes, yo no haría eso…” entrecerró sus ojos.
“Fui honesto con ella sobre qué hice en el pasado, sobre el hecho que yo te envenené en su contra y los separé con tal de tener ventaja sobre ella en nuestra pelea y, ¿sabes? De inmediato se puso a llorar y admitió su culpa del pasado. ¿Puedes creerlo?”
“Tsk, ¡suena a que tú se lo impusiste!” Roxas intentó ponerse de pie apoyándose con su espada.
“No, sus palabras expresaron más o menos que nosotros dos fuimos seres terribles contigo, y que tú eres una víctima que nunca mereciste lo que te ocurrió,” Axel se encogió de hombros y sonrió con ironía. “Ella dijo que éramos iguales. Yo cometí una grave falta y les arruiné la coexistencia, y ella de inmediato dice ser tan malvada como yo. Si no fuera tan individualista, realmente me preocuparía por ella. No pretenderé imaginar qué está cargando dentro de sí misma.”
“Tsk…” Roxas bajó su mirada. Su cólera había pasado a nerviosismo y escepticismo. Recordó cómo Cho se había puesto a llorar tan espontáneamente luego del ataque del museo, ni bien él había intentado hablar con ella. Los últimos días también se había notado muy afligida y decidida a dejarle de lado. ¿Acaso esa culpa interna era la razón de su comportamiento? Pero… “…pero Cho… si tanto dice ser tan culpable, ¿por qué está tan molesta conmigo? ¿Por qué me está evadiendo? ¿Por qué se enfoca a decir que no puede confiar en mí?”
“Será porque hay algo de cierto en sus palabras,” contestó Axel sin dar rodeos. Su oyente le miró con una mezcla de impaciencia e incomodidad. “Hay una gran falta de comunicación entre los dos. Obviamente eso está en el camino de la confianza. Y tampoco puedes esperar que tu hermana no esté molesta contigo. Por más que ella vaya a decir que es culpable y responsable del pasado mientras tú sólo fuiste una víctima, tú también terminaste abandonándola. Y, muy por dentro, ella comprende racionalmente que no es completamente responsable de lo ocurrido ni es la única culpable pese a querer serlo y, como resultado, te termina resintiendo por ello. Hmph,” sonrió un poco. “Te noto confundido. No me sorprende. Las chicas se hacen muchos más líos que nosotros, y sé que no eres muy inteligente.”
“…” Roxas entrecerró sus ojos y desvió su mirada. Se odiaba a sí mismo por estarle haciendo caso al otro, aunque no detectaba nada de veneno en sus palabras.
“Pero te toca estar al tanto de todo esto y recapacitar. Ella no necesita a nadie que le haga tantos líos y le imponga cargas. Ya tiene demasiado de qué encargarse, y eres tú quien debe ser su más grande apoyo, si es que en verdad ella te importa.”
“Por supuesto que me importa…” el Key se vio molesto por esa insinuación de parte del otro. Él tembló de pies a cabeza y alzó su arma, pero vio a Axel moverse rápidamente y le arrancó la espada, lo cual causó que Roxas volviera a caerse boca arriba al piso.
“Tú ya no eres un niño. Deja de ser tan reactivo y propenso a responder con cólera y violencia,” le reclamó con un tono cansado, para lanzar la espada a distancia. “Así no ayudarás a nadie. Y créeme que no te ayudas a ti mismo cuando dejas que tus sentimientos se salgan de control.”
“…” Roxas desvió su mirada.

Hubo una breve pausa en la cual el Key se había quedado sin palabras y continuó mirando con molestia a un costado, esperando que su torturador finalmente se dignara a dejarle en paz. Ello estaba por ocurrir, pero Axel tenía unas cosas más que decirle.

“Perdón por lo que te hice hace tres años. Supongo debí haberte dicho esto hace tiempo…”
“…” Roxas se sorprendió un poco y entrecerró sus ojos con una gran frustración.
“Estuvo muy mal de mi parte herir a un buen amigo como tú,” sonrió un poco, con nostalgia. “En ese entonces, tú tenías tus propias inseguridades sobre tu hermana, inseguridades que confiaste en mí. La resentiste cuando ella te dejó a un lado para protegerte de Rizembool ni bien se hizo HiME, y yo aproveché ese resentimiento para separarlos a los dos,” Axel no borró su sonrisa, pero desvió su mirada. “Nada nunca compensara el daño que hice.”
“…”
“Pero ahora, no puedes dejar que ese miedo e inseguridad que sientes se apodere de ti,” recalcó con una ligera seriedad. “No dejes que te ciegue y te haga perder lo que es más importante. Sólo quiero hacerte entender eso. Mientras lo hagas, no tendrás que volverme a ver.”
“…” Roxas se sentó sobre el piso y le miró casi desconociéndole.
“Intenta vivir una vida sin arrepentimientos,” Axel le sonrió y se despidió con un par de dedos. “Ese es mi mensaje hacia ti.”

Dicho esto, el pelirrojo dio media vuelta y caminó hacia la salida. Los dos espectadores le abrieron camino y le vieron despedirse de ellos también con un gesto de mano. Él susurró un ‘suerte’ a Urashima y continuó su camino para salir de Hanasaki.


“…” el Kotetsu corrió donde Roxas, quien se había quedado sentado y cabizbajo, y se sentó frente a él. Vio de inmediato que su senpai desvió su mirada con leve molestia. “Senpai…”
“Tú lo llamaste aquí, no tengo que preguntar…” comentó, en voz baja. El menor asintió algo apenado.
“Lo siento… sentí que era necesario.”
“Esto es extremadamente vergonzoso, yo…” se llevó una mano a su frente.
“¡N-no, está bien! ¡No te inquietes, por favor!” Urashima se preocupó y sacudió sus manos. “N-no se con certeza qué fue lo que pasó, pero creo entender que la tuviste muy difícil en el pasado. Y realmente quiero ayudarte, pero sé que no hay mucho que puedo hacer… es que yo… estoy preocupado por ustedes, y por eso…”
“…” Roxas negó y le miró frustrado. Terminó sonriendo un poco, apenado. “Lo entiendo… ni bien me encontré con Axel, estaba a punto de darte un escarmiento por lo que hiciste…”
“Ehh…”
“Pero creo que sí necesitaba oír todo esto… especialmente lo último…” comprimió sus puños y sus ojos se llenaron de lágrimas, por lo cual negó bruscamente y desvió su mirada. “Es aterrorizante… ese Axel me conoce muy bien, y sabe cómo convencerme de lo que sea…”
“…” Urashima bajó su mirada.
“Pasó lo que oíste. Él me separó de Cho al envenenarme en su contra…” dijo Roxas, agachando su cabeza. “Cho me mantuvo alejado de lo que sucedía en Hanasaki y del peligro al que ella estaba expuesta. También había guardado secretos de nuestra familia adoptiva… las cosas no estaban bien para nosotros, pero ella optó por cargarlo todo sola, para protegerme…” comprimió sus puños. “Y terminé convenciéndome que ella estuvo mal todo este tiempo por dejarme atrás al punto en el cual la rechacé y le negué ayuda en el único momento en el que me lo pidió, y cuando más me necesitó en el pasado…” sus ojos temblaron y su voz se quebró un poco. “Pero no estaba completamente ciego por la cólera. Realmente… había querido ayudarla. Le vi en peligro y necesitando ayuda, pero simplemente no supe qué hacer en ese entonces. Incluso cuando Axel se convirtió en su Rebel, opté por huir de todo… me arrepentí y también me sentí indigno de acercarme a Cho… pero terminé molestándome más con la guerra en sí que conmigo mismo… me cerré y no quise aceptar nada. En verdad fui el peor apoyo para ella…”
“Senpai…” le vio comenzar a llorar.
“Ahora es obvio que Cho no confía en mí ni quiere contar conmigo para nada… le reclamé el otro día por hablar con Axel, como si quisiera que ella fuera afectada por lo que me ocurrió. He estado tan enfocado en lo que me ocurrió a mí y en el hecho que odio esta maldita guerra… que no he querido pensar en todo lo que Cho tiene encima… y si en verdad se está culpando a sí misma de todo… realmente lo tiene peor de lo que pensé…” Roxas cerró sus ojos con fuerza en un intento de dejar de llorar. “¿Pero qué puedo hacer? Ella me ha rechazado repetidamente. Ya me ha dicho que no me quiere envuelto, ni siquiera si fuera a desarrollar poderes… yo…” bajó su mirada al piso. Su expresión se apagó, sus ojos se oscurecieron y sus hombros se hundieron. Fue como si hubiera perdido vitalidad. “Esto no es culpa de Axel, ya no puedo usarle de pretexto… todo esto es mi culpa… yo lo causé… ya no hay nada que puedo hacer… fallé… le fallé a Cho… s-se acabó…”
“Senpai…” Urashima le agarró de los brazos y le sacudió un poco para que le prestara atención. “Eso no es verdad. Tú no has fallado. Estás muy lejos de eso.”
“…”
“Ella es tu hermana. Te quiere mucho, es evidente hasta para mí. Ha habido mucho que fue inevitable, pero créeme que eso nunca cambiará lo que tú significas para ella,” le recalcó con tranquilidad y certeza. “Sé que sólo tienen que hablar. Lo comprenderá cuando se lo digas. Y estoy seguro que ella también tiene tanto que decirte.”
“N-no va a querer hablar conmigo…”
“Puede que se resista, pero ella en el fondo sí quiere estar en contacto,” bajó su mirada. “Lo sé.”
“…”
“Urashima tiene razón,” Horikawa se acercó. “Ella siempre te tiene presente y los dos son lo más importante para cada uno. Es más, tienes que acercarte y conversar con ella lo más pronto posible. Debe tener mucho miedo de perderte.”
“¿Eh?” eso despertó un poco a Roxas, quien se confundió. “¿Por qué tendría miedo de eso?”
“N-no hay motivo alguno. Aquí nadie quiere separarlos, te lo garantizo,” recalcó Urashima con leve urgencia. “Los dos se necesitan mutuamente. Después de todo, la familia es lo más importante.”
“Lo es…” asintió. “Gracias… gracias por escucharme…”
“No me agradezcas. Quizás deberías ir a descansar.”
“Tengo… que organizar mis ideas…” dio un suspiro. “Nunca he sido bueno hablando con Cho. Siempre termino haciéndole sentir mal de algún modo u otro…”
“Esa no es la actitud,” le reclamó Horikawa. “Sólo sé sincero y directo. Al menos date el resto del día para estar en paz contigo mismo.”
“…” Roxas dio un pesado suspiro y se levantó. “En verdad es extraño haberles tenido envueltos en todo esto…”
“Sé que no fue apropiado, pero…” Urashima desvió su mirada.
“Olvídalo. Supongo… sí era el momento de dejar el pasado atrás, de algún modo… por más que haya querido ignorar el tema,” negó. “He odiado lo ocurrido tanto que he hecho lo posible para evadirlo, y así inconscientemente le di demasiado control sobre mí… al menos… ya estoy un poco más libre.”
“Sí, te toca meditar las cosas más objetivamente,” le aconsejó Horikawa.
“Eso haré…” Roxas asintió. “…aunque siento que ni puedo mirarles de frente. Soy alguien tan imperfecto e incorregible.”
“Está bien, senpai. Sólo ve a descansar, necesitas recobrarte de todo esto,” insistió Urashima. “Horikawa y yo nos encargaremos de ordenarlo todo.”
“Sí… gracias…”

Él se despidió de los dos chicos y se fue caminando. Roxas sentía que no tenía cabeza para asistir a sus cursos y optó por regresarse a casa. Al menos tomaba esas clases con Horikawa así que le pediría sus apuntes en otro momento.

Ahora le tocaba meditar sobre cómo y cuándo podría hablar con Cho, y esperaba no tener que postergarlo mucho tiempo.







Mientras tanto…

“Está verificado,” reportó Ryo, sonriendo. “Este otro documento policial es verídico. Queda claro que toda la evidencia de Urashima con respecto a ser el hermano de Roxas es real.”
“¡OHMAIGAH! ¡Yay~!” Osaka daba saltitos con suma alegría.
“…” Larsa sentía un tic en la ceja.

Aquel secreto sí terminó esparciéndose ya que Ryo movió el grupo a su apartamento dentro de la universidad para verificar todos los documentos con sus dotes de hacker y, poco a poco, más estudiantes tanto de Hanasaki como de Rizembool fueron convocados por Osaka para enterarse del más fresco chisme.

“¡Ohohoho! ¡Y yo que solo pasaba por aquí~♥!” exclamó Dakki, riéndose.
“¡Son noticias demasiado geniales~☆!” Kibi se sumó a las buenas nuevas. “Hehe, me alegro mucho por ti, Osaka.”
“¡Gracias!” Osaka chocó manos con la rubia.
“Si bien disfruto el chisme tanto como otros, ¿era necesario esparcirlo tanto?” preguntó Tomo, escéptica. “No se olviden que Roxas no se puede enterar de nada aún.”
“Oh, no te preocupes, Tomo-chan,” Osaka asintió muy convencida y completamente de acuerdo. “Cumpliré con el pedido de Kotatsu de no decirle nada a Roxas porque es un tema delicado. Eso queda muy claro para todos, ¿verdad?”
“Sí, ¿por qué no?” Tomaj se encogió de hombros. “Es gracioso pensar que yo, alguien a quien casi ni le importa, se enteró primero.”
“Sí, ¿verdad?” Dakki sonrió. “Jakob me acaba de enviar un mensaje diciéndome exactamente lo mismo, ohoho~♥”
“Ehh…” Kytes sonrió incómodo, casi sintiéndose culpable de haber respondido a la invocación de Osaka por Whatsapp.
“¿Pero es que acaso toda la faz de la tierra menos Roxas se va a enterar de esto?” preguntó Larsa, sumamente impaciente.
“Pues eso es imposible, hehe,” dijo Osaka, sonriendo. Ella de inmediato sintió escalofríos ya que aquel muy voluntarioso amigo que ayudaba a todos rompió brevemente con su cortesía a las damas al mandarle una mirada severa. “Ihh, Larsa, no me odies, por favor…”
“Haha, eso me deja entender que te estás volviendo cercana a onii-chan~☆” dijo Kibi.
“Pero en lo posible, lo mejor sería no divulgarlo más,” pidió Reimu. “Si bien Osaka tiene toda la voluntad de no decirle nada a Roxas, nadie puede controlar un secreto que es muy divulgado.”
“Tiene sentido,” Marisa sonrió. “Así que lo mejor es no compartirlo más hasta que el propio Roxas se entere, ¿de acuerdo?”
“Supongo,” Youmu se encogió de hombros. “De por sí, Yuyuko-sama no se puede enterar porque es difícil predecirla.”
“Está bien, lo acepto,” Osaka asintió. “Guardaré el secreto a partir de ahora.”

La puerta del apartamento se abrió ni bien decía esa última oración y todos vieron a Sora entrar. Él se apareció luego de haber permanecido escondido de la sesión de estudio.

“Hola a todos, recibí un mensaje de Osaka sobre una reunión importante aquí,” dijo él, un tanto perdido y notando a todos mantenerse en silencio. “¿Me perdí de algo? Osaka acaba de decir algo con respecto a un secreto…”
“Quizás seas el único que no se va a enterar,” Tomaj se encogió de hombros.
“¿Ehh? Pero si acabo de llegar,” hizo un puchero. “No es justo.”
“Eh, perdón Sora, pero acabamos de ponernos de acuerdo sobre no compartirlo más…” dijo Kytes, sonriendo incómodo. Sin embargo…
“Oh, el secreto se trata de que la familia biológica de Roxas ha aparecido,” dijo Osaka, sonriente.
“Wait, what?!” Sora se quedó en shock.
“¡Maldición, Osaka!” Tomo le dio un zape y le arrancó su teléfono. “¡Ya! ¡Te lo decomiso hasta que la verdad salga a la luz!”
“¡¿Ehhh?!” la exHiME se congeló y angustió. “¡P-pero mi celular!”
“¿Por qué vuelves a abrir la boca, Kasuga-san?” preguntó Larsa, haciendo un esfuerzo para no perder la compostura.
“E-es que es Sora y es un amigo de hace tiempo…”
“Sí, ¿por qué me excluyes?” reclamó Sora. “No sería justo para mí.”
“¡Tú que te has escapado todo el día de tus estudios no tienes excusa alguna!” y el exRebel terminó reventando con su amigo, como era de costumbre. “¡Te toca estudiar toda la noche y pobre de ti que divulgues el secreto! ¡Juro que te arrepentirás!”
“¡IIHH! ¡N-no me asustes!” Sora retrocedió.
“Okay gente, nuestro Larsa está muy on edge. Todos menos Sora vamos a otro lado~♥” dijo Dakki, sonriendo entretenida.
“¡N-no me dejen solo con él!” suplicó Sora, aterrado.

El ahora divulgado secreto sería mantenido lejos de Roxas hasta que llegara el momento de la verdad… el cual iba a ser más pronto de lo esperado…




Llegó el día siguiente, y el aeropuerto de Tokio se encontraba muy activo a pesar de ser temprano en la mañana.

Un señor de más de dos metros de altura con unos largos cabellos negros atados en una cola de caballo y unos fulminantes ojos ámbar caminaba inmutado hacia la zona donde se recogían a los pasajeros. Vestía de ropas tradicionales y su apariencia causaba gran impresión, respeto e incluso temor en quienes le miraban. Él cargaba apenas un pequeño maletín, ya que su equipaje sería llevado por subordinados al sitio donde se hospedaría. No tenía tiempo de encargarse de ello ya que le esperaba una reunión muy anticipada en Rizembool en poco tiempo… y, luego, le tocaba acudir a Hanasaki.

El chofer de una limosina le reconoció y le abrió la puerta para acomodarle mientras le llevaba a su primer destino. Aquel señor se sentó y cerró sus ojos mientras la limosina partía del aeropuerto hacia la ciudad.

“…” fue un largo momento de silencio, hasta que él abrió sus ojos con toda calma y miró de reojo al asiento a su costado, el cual ahora era ocupado por una figura peliblanca que conocía demasiado bien.
“Supongo es mi deber darte la bienvenida a la ciudad,” Shinkouhyou sonrió entretenido. Él también le correspondió la mirada de costado.
“Tu presencia es suficiente bienvenida,” le contestó con un tono frío, aunque tranquilo y respetuoso. “Ha sido mucho tiempo desde que regreso a Rizembool, por más que ahora es un lugar completamente distinto.”
“En espíritu, Rizembool sigue siendo el mismo.”
“Ciertamente, uno de mis maestros lo sabría mejor que yo,” sonrió muy levemente con una extraña ironía. “Sin embargo, el pasar del tiempo te es irrelevante.”
“Todavía no sé si dejar que te refieras hacia mí como un maestro o no. No he decidido si aquello me daría una crisis por mi edad,” Shinkouhyou lo comentó con entretenimiento e indiferencia mientras se encogía de hombros.
“Te creo incapaz de ello.”
“Puede que tengas razón. En fin…” ensanchó su sonrisa. “Te toca un día entretenido e interesante. Ahora más que nunca verás cómo es la guerra desde la otra cara de la moneda. Aunque… ¿quién sabe? Después de todo este tiempo, puede que finalmente recibas a un aprendiz digno de tu fuerza, y uno que quizás siga tus pasos, como el exRebel que eres.”
“El tiempo lo dirá.”
“Como siempre lo ha hecho…”

El vehículo continuó su camino. El día del clímax acababa de empezar…


Kana

Posteo la continuación del fic anterior. Creo que tendré que dejarlo inconcluso o en flash back D:

#36
—¿Qué estoy haciendo?— Musitó, negando con la cabeza. No era momento de plantearse el universo en un grano de arena y menos cuestionarse razonamientos morales en contraparte de oposicionismos propios.

Había gente que la estaba pasando mal. Inocentes que lo estaban pasando realmente mal. ¿Qué culpa ellos tenían? Ella no podría cambiar por completo el panorama que se estaba viviendo en Hanasaki pero al menos podría aportar con un grano de arena.
La HiME bajo la mirada, tomó una larga aspirada de aire y exhaló el mismo para alivianar la tensión del momento. Listo. Ya estaba bloqueada nuevamente a los estímulos distractores.
No era un robot… Pero a veces comenzaba a creer que actuar desde la inercia y en modo “automático” le resultaba más sencillo cuando le tocaba afrontar problemáticas complicadas. “Poner la mente en frío”
Acto seguido extendió sus manos hacia adelante y concentró su atención en canalizar la energía en sus manos para materializar su arma. Para su suerte, esta apareció sin dificultad y prontamente. Al recordar fugazmente, hace tres años cuando fue HiME de Hanasaki nunca había tenido problemas para invocar su arma, el artículo eternamente le había sido fiel como compañera de batalla. No podía decir lo mismo de su capacidad y elemento los cuales siempre fueron complicados de controlar.

Como había quedado en un punto seguro y aislado, pensó que lo mejor era volver a donde estaba el epicentro del caos. Retornó en sus pasos y comenzó a correr en dirección al tercer piso donde había escuchado una explosión detrás de ella.
Al girar en una esquina y encontrarse de frente con una puerta abierta de aquellas que tienen una ventanilla con efecto espejo la chica disminuyó la marcha al ver fugazmente su reflejo en el cristal de la maltrecha puerta. Siguió corriendo pero de un modo más sigiloso.

Conforme avanzaba reflexionaba sobre la imagen que aquel pequeño cristal le había dado: el de una joven de cabellos color plata y ojos carmesí. Muy distinto a su imagen de clásica japonesa con cabello castaño y flequillo recto. Lo que más extrañaba era la particularidad de sus ojos color magenta. ¿Alguna vez volvería a recuperar su imagen de esta propia dimensión?
Y pensó un poco más en esa nueva estética que tenía en el presente. Rosalind Lùtece le había explicado que esa era su imagen en algún multiuniverso paralelo y el hecho de interaccionar con esta imagen significaba la muerte de aquella “Kana” o “Hiyori” o como se llamara en la otra dimensión ya que no podía existir un mismo “yo” en un mismo contexto ya que alteraría la continuidad de espacio y tiempo de ese universo.

En fin. Ni quería pensar en qué habría pasado con la “Kana” de quien llevaba su apariencia en el presente. Lo que menos quería pensar es que ella se había vuelto en una asesina en serie del espacio y tiempo… Sumándole que ya contaba en su historial el haber aniquilado a su Rebel hace tres años.

Si servía de consuelo… Podía pensar que todas esas muertes no fueron intencionales. La situación no podía ser menos tragicómica.

¿Y qué haría con su nueva imagen? ¿Cómo se presentaría a sus pocos conocidos? Había escuchado que Ryouta y Lilina estuvieron preguntando por ella en Hanasaki cuando desapareció. Que Yato se había vuelto como loco acosando a medio Hanasaki para llegar a su paradero y entre eso se había encontrado con Ryouta y que el rubio no había dudado en ningún momento de acusar a Yato de secuestrador.
Los únicos que sabían su “situación actual” eran Eureka Suoh, de quien se había armado más aventuras en conjunto de lo que imagino, y Allen, un compañero de clases (Aparte de Lùtece, que era como su guía espiritual en estos momentos)

Suponía que sus conocidos se agitarían con su nueva “apariencia” pero que con el tiempo la asimilarían mejor. Ahora podría decir que tenía el tono de cabello de su padre… Algo que tuviera de él. Pero la idea no le gustaba.

Entonces a su mente se vino de pronto la imagen de Kaworu Nagisa. Aquel chico de cabello plateado y ojos escarlata. Podrían parecer hermanos, si no los conocían. No entendía muy bien por qué, pero sus mejillas se tintaron de un liguero rubor al pensar en Kaworu.
Estaba llegando al tercer piso cuando notó una silueta de un chico que se le hizo inmediatamente familiar. Kana se detuvo en seco y miró hacia la dirección donde se encontraba esa persona. El tipo se encontraba apuñalando un Orphan moribundo.

—…—
—…— Notó que Kana lo miraba con expresión suspicaz. —¿Qué?—
—¿Qué haces aquí?—
—¿Te impor…?— El rubio parpadeó un par de veces al asimilar su tono de voz el cual se le hizo conocido.
—Ahh… Es una larga historia.— Kana soltó un suspiro, acercándose a él. —Pero me sorprende verte aquí.— Se dio cuenta de que Mello la mirada exceptivo. La chica se señaló así misma. —Soy Kana, Hiyori… Eh, cómo quieras recordarme.—
—¿Qué diablos le hiciste a tu cabello?— Le jaló un mechón, analizándolo.
—¡Oye!— Le dio una manotada. —Aunque no lo creas es natural (?)—
—¿Y tus ojos?—
—Eh…— Kana entendió que Mello era como aquel discípulo de Jesús, Tomás, el que tenía que ver para creer y aún viendo las cosas se las cuestionaba. —No tengo tiempo para darte una cátedra de esto pero a modo breve mi poder consiste en abrir portales a otros universos y pues como no pude controlarlo al parecer viaje a un universo paralelo y me apoderé de la imagen de mi “yo” de aquel universo y pues me trajeron de vuelta con esta apariencia.—
—Típico de ti. No puedes ser más bizarra y con mala suerte.—
—Ya sé.— Volvió a suspirar. —¿Y por qué estás tú aquí? ¿Es parte de tu investigación sin sentido a la que nadie te llamó pero te metes de todos modos por curioso?—
—Algo así… y porque estoy sin dinero para las máquinas arcade así que vine por un poco de actividad de la vida real…— Mello alzó los hombros. —Y ese estúpido engendro se tragó mi cajetilla de cigarrillos…— El rubio le dio una patada al ya muerto Orphan.
—Creo que el tercer nivel está lleno de Orphans…— meditó brevemente. —Voy para allá ahora a limpiar el área. Si quieres, me acompañas.—
—Okay…— Giró los ojos, desganado.
—Eh, no tengo mucho más que aportar en Hanasaki… Creo que mi Rebel ni siquiera existe.—
—Ya, si de todos modos andar matando cosas es como un bonus extra a falta del némesis. Ojalá que encontremos un “big boss”—
—Hm… Creo que te has pasado mucho tiempo en los videojuegos.—
—No tengo mucho que hacer.— Repitió un poco las palabras de la chica. —Tengo sanción en el equipo de fútbol y como no estoy en ninguna universidad tengo tiempo muerto.—
Los dos comenzaron a caminar en dirección al tercer nivel.
—Por cierto… Encontré a mi Key.—
—Ah.—
—…— Kana entrecerró los ojos. Era un tema que no quería hablar con nadie pero por alguna extraña razón sentía que el más idóneo para conversarlo era, irónicamente, el cero aporte de Mihael Keehl.
—Quiero que lo digas.—
—¿Qué?—
—Que yo tenía razón. Dilo.—
—…Nnnh…—
—Tengo la razón.—
—Tsk…— Frunció el ceño. Era demasiado orgullosa para admitirlo verbalmente pero el rubio estaba en lo cierto. Asintió con la cabeza en gesto de afirmación.
—¡Ah!— festejó el otro.
—No quiero excusarlo pero en parte tiene motivos para estar molesto conmigo y no querer verme ni en pintura.—
—Ah, típico de la princesita inglesa ofenderse como una delicada drama queen. Oh, pero qué digo… si los dos son unos drama queens…—
—…— Lo miró con enfado. —Está molesto porque se siente estafado por mi supuesta muerte.—
—…—
—Pero tampoco lo puedo justificar del todo porque siento que es un traidor.—
—Su nombre dice muchas cosas, Arima.—
—Es estudiante de Rizembool… ¿Cómo puede ser tan resentido? Ok, comprendo que  le tenga rencor a Hanasaki pero pudo quedarse en Inglaterra y distanciarse de todo lo relacionado con HiMEs y Rebels… Pero, en cambio, se pone a estudiar en Rizembool. Es un morboso.—
—Vaya, que estas parlanchina.— La observó de reojo. Ciertamente, el discurso escueto al que lo tenía acostumbrado la chica no se asemejaba en nada a esa confesión de fluido relato.
—Cállate. Necesito desahogarme con alguien.— Dijo molesta, pero no con el rubio. Estaba molesta con su ex Key. —Lo que más me enfada es sentir que no lo conozco en nada. Es tan distinto… Comprendo que en cierto punto lo idealicé mucho… Pero Cain es extraño.—
—Ah, y pensar que llevo AÑOS, desde la escuela, diciendo que ese enfermo es un hipócrita pero… ¿para qué le creen al canalla del curso?—
—Porque eras estafador, y canalla… y mentiroso… además de charlatán. Hacías que los demás creyeran en ti para sacar un beneficio monetario o algo por el estilo.
—Oh, te faltó agregar “por eso no tienes amigos”—
—…D-disculpa.—
—…— Mihael la miró unos instantes pensativo. No estaba molesto por el trato de la chica hacia él ya que siempre él le colmaba su infinita paciente y la terminaba haciendo decir cosas así. Sino que estaba curioso y casi confundido de saber hasta qué punto había llegado la experiencia de reencuentro de Kana con el inglés. ¿Sabía toda la verdad del ex Key? —¿Y sabes a qué se dedica en el presente?—
—Ni idea… Lo vi esa vez no más antes de que el portal me “devorara” y a él ni le importó. Así que menos me importa él. Sólo sé que estudia en Rizembool.—
—Entiendo que ni se hablen ahora pero, del recuerdo de los años pasados, ¿sabías si su familia tenía vínculo con Rizembool?—
—Hm…— Kana analizó brevemente. —Cain era carismático pero en el fondo no contaba nada de su vida, menos de su familiar, era muy evasivo en eso ahora que lo pienso…— Y se sentía extraña de no conocer nada de su Key. —Pero en ese entonces recuerdo que tenía un primo en Rizembool. Nada más que eso.—

La conversación se había vuelto interesante y a la vez incómoda para Kana pero, aunque quisiera poder encontrar más detalles, la presencia de dos personas frente a ella le impidieron continuar.
Adelante de ellos había dos chicos, con apariencia delicada y casi infantil, que los miraban animadamente como si hubiesen estado esperando su atención de hace un rato. De los dos, una era una chica de cabello albino y ojos rojos. Llevaba un extraño traje puesto que daba la sensación de que no llevase ropa y que sólo su cuerpo fuese cubierto por extraños símbolos de color rojo. El otro era un chico, de cabello color aguamarina y sus ojos eran de un tono ámbar. Llevaba un traje blanco con detalles rojos.

—¡Ah!— Exclamó la chica con emoción. —Por fin encontramos amigos para jugar.
—¿Jugar?— Kana alzó una ceja, extrañada. Era el peor momento para jugar o estaba frente a una demente. —Este no es un lugar seguro, mejor busquen un sitio donde esperar a que todo esté tranquilo, ¿uh?— sintió que Mihael la apartaba apretándole el hombro.
—Hey, ¿qué tal si vas a atender a esos Orphans tú?—
—¿Qué pasa?— Miró extrañada al rubio.
—Digamos que los conozco y tengo un tema con ese par de mocosos…—
—…—
—¿Vas a jugar con nosotros?— Preguntó el chico.
—¡AH! pero yo quería jugar con una chica. ¡Siempre chicos! ¡No es justo!— Reclamó la peliblanca.
—…— La Hime se quedó atónita con la actitud pueril de esos dos. —¿Estás seguro que estarás bien?— Le susurró a Mihael, sospechando que esos chicos no eran precisamente unas pobres víctimas en el lugar menos indicado.
—Todo bajo control…—
—Ok…—
—Escuchen, perdedores… Nosotros tres nos quedamos aquí. Dejaran bajar a la chica sin hacer ninguno de sus trucos extraños.—
—¿Por qué?—Preguntó el muchacho.
—Porque ella me cae mal… y si ella participa del juego yo me opongo. Será aburrido con ella aquí, lo doy por sentado.—Dijo indiferente.
—Pero eres injusto.— Reclamó la chica.
—¡Ah, Shiro!— El otro chico juntó las palmas. —Me gusta lo que él propone. La última vez fue muy dinámico con nosotros. Debemos creerle.
—…Bueno.— Respondió Shiro ladeando el rostro. Se hizo a un lado dejando un hueco entre ella y el otro chico para que Kana pasara.
—…— Kana titubeó en dejar a Mihael con esos dos. Conforme avanzaba volteó para ver si éste cambiaba de postura pero por supuesto que Mihael jamás le pediría a ella que se quedara con él. —Volveré.— Le dijo antes de comenzar a pasar entre esos dos. Ella los miró de reojo notando lo contentos que lucían de quedarse a solas con el rubio.

Pasando a ese par, Kana bajó sin problemas las escaleras para circular hacia el tercer nivel. En ese piso instantáneamente se encontró con diversas criaturas de distintas índoles. Al parecer, algunos Rebels transitaron por esa zona y olvidaros sus Orphans.
« Last Edit: June 26, 2018, 03:58:06 PM by Kana »


Sayi

Photobucket traidor ;_; tengo que regresar a reemplazar todos mis iconos de nuevo porque ya nada dura en esta vida.

Also,

Me: “Voy a dejar al menos dos fics divididos en escenas del ataque y mover bien mi historia (◡ ‿ ◡ ✿)”
Me 2 meses después:


Episode 25 — On the Frame

Aquel había sido un día como cualquier otro. Había pasado la mañana en la facultad, y luego se había encontrado con su tía y sus hermanas para almorzar. La tarde se la paso conversando con Suiseiseki, mientras la castaña intentaba explicarle la competencia de patinaje en hielo europea que pasaba en la televisión.

Unas horas después le dio el alcance a Ichigo en el Starbucks de la universidad, y ambos compartieron un scone de moras mientras se preguntaban que había sido de Hige, pues el Child no se había comunicado con ellos desde ayer.

Sayi le prometió a Ichigo que buscarían a Hige una vez terminara la reunión con Miranda, pues ya estaba oscureciendo y la pelirrosa no quería llegar tarde. Ambos asumieron que el castaño seguramente se había metido a un nuevo vicio, o bien se había distraído en el local de Gacha de Akihabara. Nada de lo que preocuparse, aunque si les daba algo de flojera tener que adentrarse a uno de los distritos más transitados a esa hora en busca del Child.


“¿A dónde vas a ir?” le pregunto Eureka.

Sayi se giró hacia ella, pero la pelimorada ya se encontraba mirando en otra dirección. La HiME presintió hacia donde le estaba guiando su instinto, así como el de ella.

“A la facultad de Arte”
“Yo voy a la facultad de Derecho. Me aseguraré que no haya ningún peligro en el camino, y en los alrededores”
“Haré lo mismo” le dijo, sacando su teléfono. El chat grupal de las HiMEs mandaba notificaciones de tanto en tanto “Avísame si necesitas refuerzos”
“Igual tu, ten cuidado”

Nadie se había imaginado que Rizembool planearía su primer ataque menos de una hora después, sin mucho tiempo a siquiera recapitular la situación con sus compañeras HiMEs. En carrera hacia la facultad de Arte, los edificios y pasillos parecían desolados, y el viento mecía los árboles como si se tratara de una noche cualquiera. La visibilidad era poca pero todo parecía estar en calma. Sayi pensó en los estudiantes muertos, y sintió el estómago revolverse al pensar que pudieron haber sido asesinados mientras ella había estado compartiendo un postre tan tranquilamente.



“¿Estás bien?”

Ichigo corrió a darle el alcance apenas la vio acercarse a la facultad. La pelirrosa asintió pero no dijo nada, pues le había robado la pregunta que traía para él.

Lo abrazó, y su hermanastro notó que estaba temblando.

“No estás bien”
“Te digo después” y entonces vio a Hagu asomarse de uno de los salones. Al ver a su amiga salió corriendo hacia ella, y Sayi le dio el alcance. Hagu se colgó de uno de sus antebrazos. En la otra mano sostenía su teléfono con fuerza.
“¿Es cierto que los Rebels atacaron?” Miranda mandó una alerta a todos los estudiantes” Hagu no dejaba de hacer preguntas, y estudiaba su rostro por respuestas. Pero solo veía preocupación “Sayi…”

Holden tomó a Hagu de los hombros y la separó de ella. La pelirrosa intercambió miradas con el castaño. Ambos sabían lo que estaba pensando, y tendrían que lidiar con la impresión de ese evento más adelante.

“Aparte de la explosión y… “ No, no tenía corazón para decirles de las fatalidades. No ahora “…no he encontrado nada en el camino. Parece que fue un ataque localizado. Me aseguré que esta facultad este segura, así que pídanle a los estudiantes que sigan aquí que no se muevan” les informó, y entonces mandó un mensaje a la grupal con las HiMEs, reportándose hasta el momento “Todas estamos en vigilancia, así que tengo que regresar a patrullar“
“Voy contigo” le dijo Ichigo
“No, quédate aquí” respondió la pelirrosa “No hay nada que puedas hacer sin poderes”

El rubio tensó los labios al pensar en sus entrenamientos secretos con Yoruichi, y sonrió al pensar en que Sayi no tenía ni idea de ello.

“Asegúrate que nadie deje la facultad hasta que reciban noticias de Miranda, por favor” le pidió Sayi “Tengan cuidado, avísame apenas veas algo”

Sayi empezó a caminar a zancadas hacia la entrada e Ichigo la miro irritado. Podría hacerse de oídos sordos y seguirla, pues se sentía más confidente de poder defenderse.
¿Pero, y si era cierto? ¿Y si aún sabiendo pelear, sería un cero a la izquierda a menos que tuviera poderes?

¿Y de que valía poder defenderse si al final no podía defenderla a ella?


Tomó un pasillo paralelo a la entrada de la facultad y empezó a correr. La galería y el anfiteatro estaban vacíos, y los faroles iluminaban los tranquilos corredores como si nada fuera de lo habitual estuviera pasando. Al parecer los Rebels habían obviado esa área de la universidad.

Sayi se detuvo en una intersección y suspiró más tranquila. Buscó la grupal y empezó a buscar alguna zona que no haya sido reportada por sus compañeras. Notó que faltaron un par de menciones y calculó el camino más rápido hasta allá. Estuvo por guardar su teléfono cuando un mensaje de Hige apareció en su pantalla.

Mami donde estas???

Sayi estuvo por responder cuando una sombra cayó unos metros delante suyo. La pelirrosa retrocedió un par de pasos, y su corazón se aceleró al reconocer que se trataba de un hombre.

Estaba vestida de negro de pies a cabeza, y su rostro estaba cubierto con un pasamontañas que no le permitía reconocerlo. Aquella persona la encaraba, y parecía mirarla fijamente. Tras unos segundos en silencio, la pelirrosa se atrevió a preguntar.

“¿Eres mi Rebel?”

En respuesta, ambas manos del hombre se iluminaron en llamas amarillas. Sayi invocó su elemento, y corrientes de agua no tardaron en rodearla. A simple vista parecía tener la ventaja en magia elemental, pero fue el extraño quien extendió una mano, y con su dedo índice le indicó que viniera hacia el.

La corriente de agua fue recibida por una pared de fuego, y tal como esperó su elemento extinguió al de su rival. Lo que no consideró fue la cortina de vapor que dejó atrás suyo. Se sintió idiota por no haber considerado esa reacción, y un golpe en el estómago la hicieron caer sentada. Invocó su arma en un instante, y su adversario una vez más volvió a esconderse en el vapor.

Sayi tosió un par de veces y tomó el puño de su katana con ambas manos, evaluando sus alrededores. Intento recapitular lo poco que sabía: Si aquel hombre era su Rebel, entonces podía manejar el fuego. Y el hecho que haya retrocedido en lugar de contra atacado cuando invocó su arma significaba que no tenía una él… probablemente.

Una segunda llamarada la tomó por sorpresa, pero el agua creó más vapor. La oscuridad de los pasillos no jugaba a su favor y pensó en retirarse a un área más iluminada. Pero apenas se giró hacia el anfiteatro, el hombre pareció haberse teletransportarse frente a ella. Estaba demasiado cerca para usar su espada y, sabiendo eso, su contrincante tomó su arma de la hoja y se la arrancó de las manos.

Entonces la golpeó en el pecho, quitándole el aire del cuerpo. La tomó del cuello y sintió un lapsus cuando su cabeza golpeó el suelo. Ahora el hombre estaba encima de ella, ahogándola con ambas manos e impidiendo que se pusiera de pie con el peso de su cuerpo.

Sayi llamó a su elemento para ayudarse… pero no importaba cuanto lo invocara, el agua no venía a ella. Un vapor caliente, húmedo, la envolvía en lugar de su poder. Y entonces se percató que la mano de su atacante ardía en su cuello, y que el amarillo del fuego se había tornado azul. Y, que en lugar de agua, lo único que ella parecía invocar era vapor.

Pero ella no era la HiME del vapor.

Su cabeza le palpitaba por el peso en su cuello, y con sus manos intentó librarse del agarre de su atacante. Pero al intentar quitárselo de encima se sorprendió al notar que el hombre quemaba, como si su cuerpo fuese metal caliente.

El dolor en su cuello se hizo inaguantable, y Sayi abrió la boca en un grito mudo. Sus piernas patalearon, pero el hombre no se movió ni un centímetro. En cambio, apretó su cuello con más fuerza y pareció murmurar algo. Algo que no pudo escuchar entre el dolor, la desesperación, y sus propios gritos.

Pero entonces llegó un estruendo, un golpe pesado en el suelo y un nuevo dolor envolvió todo su cuerpo. Empezó a temblar toscamente, y al notar a su contrincante se percato que esta vez el compartía su suplicio. El hombre encima suyo se movía erráticamente, así como ella, y entonces todo se tornó oscuro.


Lo primero que sintió fue algo húmedo tocar su mejilla. Reconoció la nariz húmeda de su lobo, gimiendo, y estiró su brazo tembloroso para tomar de su cabeza. Su cuerpo le dolía y sus extremidades se sacudían sin ordenarlo. Cuando abrió los ojos vio a Hige retomar su forma humana. Entonces, con cuidado, la rodeo con un brazo y la levantó lentamente.

Hige la miraba con lágrimas en los ojos, cambiando su atención entre su rostro y las quemaduras en su cuello. Sayi estuvo por preguntarle a donde se había ido su atacante, cuando la expresión de su Child cambió a una de rencor. Entonces el castaño se giró hacia el montón de vapor que aún abundaba en el lugar, y gritó.

“¿¡NO TE DIJE QUE NO HICIERAS NADA!? ¡¡NO SABES LO DELICADAS QUE SON ESTAS PELEAS!!”

Sayi miró en dirección al vapor y notó una sombra caminar hacia ellos. Y, cuando reconoció de quién se trataba, dejó de respirar por un momento.

Con sus manos envueltas en brillos dorados, Taikoubou la miraba fijamente. Tanto, o más sorprendido que ella.
« Last Edit: July 30, 2017, 12:38:00 AM by Sayi »

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Apple

Voy super atrasada :'(

In the land of Gods and Monsters (Part #1)


Era una noche preciosa, con luna llena y aire fresco. En contraste de lo que pasaba con Hanasaki donde el horror reinaba. Por todos lados corrían alumnos despavoridos, algunos llevaban a sus amigos heridos a rastras o simplemente buscaban refugio. Debido a las explosiones, había fallas eléctricas y las luces de los faroles que iluminaban el exterior parpadeaban. Algunos edificios, los que seguían en pie, no tenían luz.

Kallen no había avanzado mucho cuando se dio cuenta de que estaba totalmente vulnerable. Había bajado la guardia totalmente y se había perdido en sus pensamientos. Esos pobres estudiantes... No podía evitar pensar en todos los chicos tirados afuera del auditorio; eran personas ajenas e inocentes a todo el conflicto y por el estado de los cuerpos solo podía imaginar la forma violenta en la que habían muerto.

"¡Malditos!" en cuestión de segundos el enojo subió hasta su cabeza y se desquitó con lo primero que encontró enfrente pateando un árbol.

"Si sigues así solo te vas a lastimar"

Kallen no vio cuando el chico se le acerco. Simplemente apareció ahí, con una sonrisa cínica en los labios. Sus ojos se encontraron y a ella le tomo un poco menos de tres segundos para darse cuenta de que estaba frente a su Rebel. Cuando reacciono sus ojos se abrieron como platos y apenas le dio tiempo de esquivar la bola de fuego que el chico lanzó y fue a parar al árbol. Agradeció mentalmente que su habilidad fuera la velocidad.

El chico siguió lanzando bolas de fuego con habilidad maestra sin darle tregua a ella, no encontraba un espacio donde atacar. Un par de veces intentó atacar a su Rebel con electricidad manifestada en pequeñas bolas mal formadas de electricidad, pero fue inútil, los ataques fueron torpes y lentos.

Ya que no contaba con su elemento, tendría que probar atacarlo con su arma. Sabía bien que cargar con su lanza la haría un poco lenta, pero era un riesgo que estaba dispuesta a correr. Sin perder más tiempo, acorto la distancia con su Rebel y manifestó su arma.

La estrategia de la HiME tomó a Loki por sorpresa, no imaginó que fuera a lanzarse al ataque con su lanza, considerando que aún no había entrenado con el arma. Por un momento bajo la guardia y Kallen aprovecho para lanzarse al ataque. Fue un ataque directo, con la intención de que el chico tomara el mango de la lanza tal y como lo había hecho la marioneta en su prueba HiME.

Loki cayó en la trampa y para evitar ser golpeado tomo la lanza. Frente a frente, con sus rostros separados por apenas unos centímetros Kallen vio la sorpresa en los ojos del chico y sonrió. Se preparó para hacer una descarga eléctrica pero apenas sus manos comenzaron a cosquillear vio que el chico sonrió también.

No le fue difícil a Loki descubrir la intención tras el ataque de Kallen. Era obvio que iba a prepararle una trampa, pues físicamente él era probablemente más fuerte que ella y no duraría en una pelea de fuerzas. Era obvio que trataría de acortar la distancia utilizando su arma y habilidad para fulminarlo con su elemento. El saber que su HiME podía preparar ataques como aquel le hizo sentir extasiado. La suya sería una batalla de ingenios.

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Se sentía como en los días que paso encerrada en la habitación del hotel con su secuestrador; la situación le parecía surreal y pensó que en cualquier momento se despertaría sobresaltada en su cama. Lo que parecía era un día normal se había vuelto algo salido directamente de una novela de Stephen King. Apenas hacia unas horas había ido a clases, visto el entrenamiento del equipo de rugby, estado en su nueva habitación en la mansión HiME y ahora todo eso parecía tan lejano.

Sí, tenía mucho miedo. Para no paralizarse y entrar en estado de pánico caminó sin un rumbo fijo buscado a Aramis. Su Rebel podría seguir atacando a los estudiantes y causando destrucción en Hanasaki, y su deber era detenerlo y proteger a los sobrevivientes.

Conforme se acercaba más y más al corazón del campus podía ver que los estragos causados por los Rebels eran más evidentes. Otros estudiantes corrían y algunos llevaban a sus amigos heridos a rastras. Sheryl les indico que tenían que correr hacia el auditorio principal a buscar refugio, pero no sabía si ellos le prestaron atención.

En este punto era obvio que Aramis no la estaba buscando y que ella tendría que encontrarlo, pero algo había llamado su atención. De noche, entre el humo y todo el caos no se podía distinguir muy bien, no obstante, al acercarse reconoció a Yuu Naruse acurrucada entre las ramas de un árbol caído. La chica estaba inmóvil y Sheryl contuvo la respiración mientras se acercaba a ella. Al diablo con Aramis, tenía que comprobar que Yuu estuviera bien.

Después de tomarle el pulso trato de despertarla sacudiéndola con delicadeza y llamándola por su nombre. Yuu tenía las mejillas sucias y estaba pálida pero no sangraba. Eso alivio a Sheryl que seguía intentando despertarla.

"Yuu" con cuidado la rubia siguió sacudiendo ligeramente a la chica "Yuu, por favor despierta"
Sheryl estaba al borde de las lágrimas cuando Yuu por fin despertó.

"¿Sheryl san?" la chica estaba aturdida, pero logró recuperar la coherencia pronto "¡Sheryl-san ayúdame, estoy atrapada!" la chica se puso histérica en cuestión de segundos.

"Ssshh baja la voz Yuu, alguien nos puede ver aqui" en esa situación Sheryl estaba a merced de Aramis o de cualquiera que la quisiera atacar "Te sacaré de aqui, pero necesito que guardes silencio"

Yuu obedeció, pero las lágrimas seguían brotando de sus ojos. Sheryl intentó levantar la rama del árbol, pero era muy pesada y de paso se dio cuenta de que el tobillo de Yuu estaba muy hinchado. Después de considerarlo un minuto pensó que para liberar a Yuu tendría que hacer uso de su habilidad para controlar la gravedad. Esa idea la incomodo un poco ya que no apenas había hecho uso de su habilidad y esperaba mejorarla después de sus entrenamientos. Pero esos entrenamientos nunca llegaron y la necesidad de usarla sí.

"Escucha Yuu, pon atención" Sheryl se hincó junto a la chica que seguía sollozando "El árbol se elevara por unos segundos, necesito que intentes moverte un poco, aunque te duela mucho"

Yuu asintió con la cabeza y Sheryl se alejó unos pasos. Rogó por que todo saliera bien antes de concentrar su atención en el árbol, que poco a poco se levantó del suelo. No se elevó mucho, solo lo suficiente para que Yuu pudiera alejarse. Una vez Sheryl vio que la otra rubia estaba a una distancia prudente dejo caer el árbol bruscamente.

Afortunadamente Yuu no tenía una herida abierta, pero no podía caminar por si sola como para ir a refugiarse al auditorio. Ya se había resignado a llevarla con el riesgo de ser atacadas a medio camino cuando una voz masculina las llamo.

"¡Sheryl! ¡Yuu!" Souji corría hacia ellas, sus mejillas estaban sucias de hollín y sus jeans estaban rotos. Cuando las alcanzó tomo a Sheryl del brazo con el ademan de jalarla "Tenemos que encontrar la forma de salir de aqui, hay incendios y explosiones por todos lados"

En cuanto vio a Souji, Yuu se lanzó a el abrazándolo y derramando un mar de lágrimas sobre su camiseta negra. La familiaridad y confianza con la que la chica hizo eso no molesto a Sheryl, pero si llamó su atención. Lo que, si la molestó fuera el hecho de que Souji anduviera por Hanasaki en entre todo el caos cuando ella esperaba que todos sus amigos, en especial Souji, estuvieran lo más lejos del lugar.

"N-no puedo" Sheryl apartó el brazo. Aún debía encontrar a Aramis "tengo algo que hacer. Debes ir con Yuu al auditorio principal a buscar refugio"

"Tú vas con nosotros" Souji la tomo de nuevo, esta vez de la mano.

Sheryl solo negó con la cabeza. Por primera vez Souji vio en sus ojos una determinación y el sentido de responsabilidad tan poco característico de ella. Sheryl soltó su mano y se fue corriendo por el lado contrario. Sin nada más que hacer

Souji cargó a Yuu en su espalda y le aseguró que pronto estaría a salvo.
Tal y como le indicó Sheryl corrió hasta el auditorio principal. Por esa área las cosas parecían más tranquilas y había más estudiantes corriendo hacia la misma dirección. Entre todos los que corrían de un lado a otro se encontró a Vasco.

"¡Vasco!" Souji lo llamó mientras corría hacia él. Se le ocurrió que el talvez podría llevar a Yuu al auditorio así el podía alcanzar a Sheryl.

"¡Okita!" El capitán del equipo de rugby tenía la camiseta blanca manchada de sangre y un bate de baseball en la mano

"Me alegró que estés bien. Y-yo acabo de perder a dos nuevos..." tenía la mirada perdida de alguien que acaba de ver a sus amigos morir.

"¿Que dices?" las noticias caían como un balde de agua helada. Hasta ahora Souji había visto solo estudiantes heridos, pero a ningún muerto... Así que esa era la razón por la que Sheryl temblaba allá atrás "¿Estás seguro?"

Vasco asintió. Su mano apretó el bate con fuerza y las venas de sus brazos se marcaron con fuerza.

"Eran dos de primer año, nuevos en el equipo. Me ofrecí a entrenarlos por las noches para que se volvieran titulares pronto, pero hubo una explosión muy fuerte en el campo de entrenamiento. Uno murió al instante y otro murió desangrado mientras buscábamos refugio"

"Demonios" había gente muriendo ahí, y el había dejado que Sheryl se fuera sola "Vasco, llévala al auditorio principal por favor" Souji puso a Yuu en los brazos de Vasco y dijo a la chica que estaría segura con él "y préstame esto" dijo mientras arrebataba el bate de las manos de Vasco.

Sin esperar a que Vasco dijera algo, se fue corriendo hacia donde vino. Esperaba que Sheryl no hubiera avanzado mucho y sobre todo que estuviera bien.



Mimi Tachikawa

Hoi hoi vengo con fic!!!

Capitulo 34


Mayura se encontraba peleando desesperadamente contra los orphans que habían aparecido ante ella, estaban formados a base de esqueletos y estaban moviéndose al compas de una melodía, aquella melodía habia causado un gran molestar auditivo a Mayura y no porque era una horrible melodía, sino que era una melodía tan hermosa pero que causaba gran confusión en su sistema nervioso y habia perdido el 60% de la coordinación de su cuerpo ademas que no podía darle ordenes claras a Flaffy que hacia todo lo posible para no ser lastimada por esos monstruos

No sabia que ese seria parte de la habilidad de Shun-san…-dijo visiblemente malherida mientras usaba sus shuriken y los lanzaba lo mas cerca que podía de los orphans logrando acabar con algunos y los otros empezaron a lastimarla dejándola tirada en el piso-

Tengo que hacer algo…-dijo tratando de moverse- pero esa melodía…-se tapaba los oídos para no escucharlo- me duele demasiado…-

Los orphans se lanzaron sobre la pelirosa y la joven alzo su rostro y con una amplia sonrisa lanzo los shuriken que conducían su electricidad logrando paralizar a los orphan que quedaban-

Ahora Flaffy!!!-

La ovejita salto sobre los orphans y con un golpe fuerte se deshizo de todos los que quedaban-

Lo logramos…-dijo levantándose lentamente y empezo a caminar con dificultar junto a su child- aún puedo escuchar esa melodía…cada vez mas fuerte…Shun-san debe de estar mas cerca…-

Bienvenida seas a nuestro lugar de batalla querida Mayura!!...-

Shun-san…- dijo al ver al joven que estaba vestido elegantemente y sentado en un sofá finamente acabado que a lo lejos parecía que fuera un trono-

La pelirosa no pudo evitar temblar ligeramente ya que el aura de Shun era imponente y aun estaba recuperando lentamente la coordinación de su cuerpo, al mismo tiempo que Flaffy se habia puesto delante de ella para defenderla-

Que te parecio la bienvenida de mis queridos Orphans?-

Fue cualquier cosa pero no fue una calida bienvenida…-con una gota en la cabeza-

Aunque parece que no fueron rivales para ti…mi joven dama eres una chica muy fuerte, con razón hay bastante personas que están interesadas en ti…-

Y eso es lo que no me gusta…- recordando a Yuuto y esperando que sus senpai estuvieran a salvo-

Pero lamentablemente ahora pelearas contra mi…y es lo mas probable que pierdas y yo pueda disfrutar de ese hermoso cuerpo que tienes…-mirandole con cierta picardía-

La pelirosa temblo nerviosa e instintivamente trato de cubrirse pese a que estaba con ropa-Por que siempre me tocan los mas extraños?...-dijo hablando para si sola, moviendo ligeramente su cabeza- ahora no debo de pensar en eso…tengo que detenerte aquí y ahora…- de la saca saco varios shuriken llenos de electricidad hacia donde estaba el joven aun sentado solo movio una de sus manos y los shuriken cayeron en el suelo congelados-No puede ser…-dijo sorprendida-Si eso no funciona entonces lo hará esto!!...-dijo impulsándose para empezar a volar para que junto a flaffy usaran su técnica combinada, mientras que ella emanaba su energía eléctrica, Flaffy alzaba el puño para dar un golpe-

Aquel ataque hizo que Shun se levantara pero con una patada lanzo a Flaffy junto a Mayura lejos de donde estaba él, la pelirosa abrazo fuertemente a su child para protegerla cayendo ambas al suelo

Es demasiado fuerte…tan o mas fuerte que Yuuto-san…-dijo tratando de levantarse pero el golpe que recibieron mas la caída y el peso de Flaffy habían mermado mas sus fuerzas y lucia muy lastimada-

Al parecer creo que no debere de usar todas mis fuerzas para acabar contigo mi linda Mayura…-empezo a caminar hacia ella lentamente- mis ordenes son de matarte…pero yo quiero tenerte conmigo pero de otra forma…-

“Que hare?”…-se dijo a si misma el joven era demasiado fuerte y ella apenas podía con su humanidad, sus conflictos internos,la duda que tuvo para asumir nuevamente el rol de hime, al igual de la falta de entrenamiento habían provocado que viera la realidad que el joven que estaba frente a ella estaba a otro nivel, asi no podía vencerlo y recién era el 1er ataque, pero si moria aquí ya no habría otra oportunidad-Yo no soy tan débil como parezco Shun-san…- se levanto y volvió a generar electricidad de su cuerpo-mientras que aun pueda levantarme volveré a pelear contra ti para detenerte y evitar que sigas lastimando a las personas que viven en Hanasaki!!-mirandole seriamente y con detrminacion-

Esa mirada me gusta…-
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Nii-chan…-Ai estaba delante de Koi que aun estaba inconsciente-no permite que nadie te lastime…-sonrio para luego girar a mirar a Litch-Aun no soy hime pero no voy a permitir que lastimes a mi hermano!!-

No lo lastimare a él pero a ti si!!- se lanzo a atacar a la joven pelirosa que logro esquivar el ataque y empezo a correr del lado contrario donde estaba Koi para poder protegerlo-

No tengo el poder de una hime pero no voy a permitir que me lastimes o lastimes a las personas que están alrededor mio…- siguió corriendo para alejarse de la escuela, al menos los estudiantes de Hanasaki estarían a salvo

Voteo hacia atrás para mirar si el joven de poca paciencia estaba cerca de ella y efectivamente estaba cada vez mas cerca de ella-

Que es lo que hare? …-dijo mientras seguía corriendo- si me detengo es muy probable que ese chico me lastime y luego ira por nii-chan…-siguio moviendo mientras sentía que las piernas le fallaban- no porfavor ahora no…al menos no hasta que pueda perderlo de vista…- no se dio cuenta de su camino que se resbalo y cayo al suelo, como estaba todo oscuro apenas podía ver su camino y pensaba que lo mismo era para el joven pelinegro, empezo a rezar para que el chico se perdiera en el camino y poder respirar tranquila

Ai podía escuchar los pasos de Litch que cada vez estaban cerca, como estaban en medio del bosque confiaba en su suerte y esperaba que el chico pasara de lado

Efectivamente eso paso, afortunadamente para Ai, Litch era algo malo con la orientación y se alejo en medio del bosque para ir a buscarla, la pelirosa suspiro aliviada y se levanto para ir corriendo hacia la escuela-Debo de ir por Niichan!!-

En medio del desastre en Hanasaki un joven pelirojo que llevaba el traje de conserje estaba corriendo para proteger lo poco que tenia porque pensaba que era solamente un incendio, en medio de su camino pudo divisar que alguien yacia en el suelo inconsciente-

Se que no debo de involucrarme pero no puedo dejarlo solo…- se agacho y vio al joven pelirosa de cabellos cortos hermano gemelo de Ai que estaba inconsciente- me lo llevare a un lugar seguro- lo cargo entre sus brazos y se fue-

Al mismo tiempo que Tsubasa estaba llegando a Hanasaki…
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matta ne!!

Mimi-chan


Eureka

Me estanqué en la mitad de este fic y ahora pago las consecuencias, me quedó orrivle Y SUPER CONFUSO (intenté mezclar conceptos de Inception y Persona 5 sigh)

edit: el limite de palabras de cada post me impidió postear una escena, así que la subiré en mi siguiente aporte u_u

27.2




Parpadeó unas cuantas veces hasta que, finalmente, se acostumbró a la cegadora luz en frente de ella.

Nunca había visto que los rayos del sol iluminaran la ciudad con tanta potencia. Los edificios, las calles y las personas se habían bañado de la tonalidad rojiza del atardecer –no había rincón que escapara de pintarse de aquel tipo de iluminación. Hasta ella misma, sus ropas, su piel, sus cabellos: todo poseía un tinte carmín muy perturbador.

Se demoró en darse cuenta de que estaba en un lugar y un tiempo completamente diferente al de hacía unos instantes. Hasta donde recordaba, había peleado junto a Oikawa contra un sujeto desconocido y un conjunto de orphans en el bosque trasero de la mansión HiME.

Pero ya no estaba allí. Se encontraba en un parque desolado de una zona que nunca había frecuentado en Tokio. Y eso, porque tal vez se trataba de otra ciudad: algunos edificios que divisaba a lo lejos parecían ser de una metrópoli americana o europea.

Cuando salió del parque y caminó por una calle, confirmó su teoría al observar unos cuantos puestos de comida típicos de alguna ciudad de Europa. Conforme avanzaba, su confusión aumentó, más aún por las miradas de la poca gente con la que se topaba en el camino: los transeúntes, así como las personas sentadas en las mesas de los restaurantes, la observaban fijamente, sin parpadear. Sus expresiones en blanco no hacían más que incomodarla, por lo que prefirió correr para no prestarles atención.

Su primera impresión era que se trataba de una ilusión que el enemigo había creado para distraerla a ella y poder acabar con Oikawa. Le intrigaba por qué alguien de Rizembool quería deshacerse de él, considerando que demostraba tener el potencial para llegar a ser un rebel admirable. Aún seguía sorprendida por lo mucho que había logrado en una semana: ninguna persona sería capaz de dominar su elemento en tan poco tiempo, pero imaginaba que Oikawa era un prodigio en ello gracias al control y la resistencia que poseía por jugar vóley durante casi toda su vida.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos al dar justo con Oikawa, quien andaba sentado en una banca a unos metros de ella. Al reconocerla, se levantó y caminó hacia ella.
 



“Eureka-chan,” exclamó, aliviado, una vez se encontraron a medio camino. “¿Entiendes qué está pasando? ¿No estábamos peleando en el bosque? ¿DE NOCHE?” la cara de Oikawa era un poema.
“Sí…” De reojo, Eureka observó que la gente a su alrededor no dejaba de mirarla. Y lo más curioso era que ignoraban a Oikawa: su interés caía solamente en ella, por algún extraño motivo. “¿Has visto? La gente…”
Oikawa asintió. “No dejan de mirarte. Cada vez esto se vuelve más raro…”
“¿Te parece sí…?” Eureka movió levemente la cabeza en dirección a un callejón cerca de ellos. Oikawa no necesitó pensarlo dos veces y asintió, siguiéndola hacia aquel lugar.

A pesar de que se encontraban a solas, Eureka podía notar cómo la gente que pasaba por la avenida fijaba su mirada en ella cuando caminaban cerca del callejón.

“Estaba pensando que se trataba de una ilusión que Kuro…”
“¿Kuro?” Oikawa le preguntó, arqueando una ceja. “Oh, ya entendí. Mejor llamémoslo así.”
“¡Genial!” Eureka sonrió. “Eh, bueno, te decía. Pensé que era una ilusión que él había creado para impedirme ayudarte, y para que le fuese más fácil acabar contigo pero—”
“Pero estoy aquí.” Oikawa se cruzó de brazos. “Pensé lo mismo, imaginé que empezaría contigo y luego iría por mí, pero… aquí estamos, al mismo tiempo. No tiene sentido.”
“Escucha, yo sé que tienes mil personas detrás de ti.”
“Pero claro~” canturreó Oikawa.
“No de esa manera,” intentó corregirse Eureka, asqueada. En su mente, sin embargo, admitió que Oikawa tenía razón.

Llevaba cerca de tres semanas como mánager de su equipo de vóley y no dejaba de sorprenderle la cantidad de chicas que andaban detrás de él. Aún después de la revelación de que ambos, supuestamente, andaban saliendo, las chicas no demoraron en reaparecer en la puerta del gimnasio con gritos de aliento y besos volados en dirección del capitán. De nada le había servido engañarlas, puesto que al parecer, no había nada que las hiciese cambiar de opinión.

Era curioso ver cómo todo el equipo le tenía un poco de tirria por ello.

Pero sí, era suficiente como para saber que habían varias personas enamoradas de él. Solo que Eureka nunca sería capaz de admitirlo en voz alta, considerando que su rebel era muy narcisista y aquel detalle sólo serviría para aumentarle el ego.

“Me refería a gente que te odia.”
“Ah, sí, también.” Oikawa sonrió.
“Pero… la gente solo odia en silencio. Tal vez una pelea por aquí, por allá. Pero no vendrían a matarte.”
“Lo que me intriga es que, si es de Rizembool, no entiendo por qué se ha fijado en mí justo ahora…”
“Exacto, justo cuando se está llevando a cabo el primer ataque… Cuando podría estar ayudando a otros rebels, o se podría ocupar de su HiME, qué se yo…”

Ambos se quedaron en silencio por unos instantes, meditando acerca de la situación. Eureka aprovechó para prestarle más atención a la locación en la que se encontraban: en la oscuridad del callejón, los rayos del sol no podían alcanzarlos completamente, por lo que todo yacía en penumbras. Sin embargo, la tonalidad rojiza, aunque casi imperceptible, dominaba todos sus alrededores.

Unos cuantos contenedores de basura estaban a un lado de sus posiciones, y logró divisar rejas al final del camino. Además, observó unas tres puertas en las paredes de ambos lados del callejón, al parecer se trataban de accesos especiales para el personal de los restaurantes de la avenida.

“Eureka-chan.” Oikawa cortó sus pensamientos. “Estaba pensando en algo… ¿Y si no es de Rizembool?”
“¿Eh?”
“Rizembool ha descubierto que varios keys están desarrollando poderes,” contó Oikawa. “Nos lo advirtieron en las reuniones que tuvimos con los asesores. Digo, podría ser uno de ellos…”
“¿El mío?”
“No, no sé. No necesariamente el tuyo… ¿O sí?” Oikawa hizo una pausa, intentando recordar algo. “Creo que es tu novio, no? ¿Ya desarrolló sus poderes?”
“Sí, y no, no tiene poderes… Al menos no que yo sepa.”
“Mm…”
“Esto se pone cada vez más confuso…” Eureka suspiró.
“Deberíamos buscar más información en esta ciudad, creo yo.”
“Tienes razón.” Eureka asintió. “Iba a sugerirte que nos separemos, pero siento que me voy a perder.”
“Yo igual…”
“Encima, la gente no deja de observarme,” y señaló sutilmente hacia la avenida, donde los transeúntes aún la miraban fijamente al pasar por el callejón. “Creepy.”
“Psst!!” HiME y rebel escucharon una voz que los llamaba, desde atrás de los contenedores de basura.

Alarmados, Oikawa y Eureka se tensaron ante la posibilidad de tener que enfrentarse a un enemigo nuevo. Sigilosamente, se acercaron hacia el lugar de donde provenía la voz.

Cuando consiguieron llegar a encarar a la persona que los había llamado, se quedaron perplejos al notar que no se trataba de un ser humano.




 
 
“¿Eso es…?”
“¿…Un gato?”
“¡NO SOY UN GATO!”

Eureka y Oikawa intercambiaron miradas, un poco extrañados.

Estaban en frente de un gato antropomórfico.

Y parlanchín, pero ese era un detalle más.

“Uh… ¿quién eres, gatito?” le preguntó Eureka.
“¡QUE NO SOY—!” el ‘gato’ se interrumpió a sí mismo. “Eso no importa ahora,” y suspiró, intentando calmarse. “Me llamo Morgana, y soy tu Child, Eureka-dono.”
“¿…CHILD?” gritaron Oikawa y Eureka al unísono, mirándose el uno al otro. 
“Sí, Child, y llevó varias horas buscándote.”
“¿…Horas?” Eureka estaba al borde de un colapso mental. Al mirar de reojo a Oikawa, se dio cuenta de que no era la única en esa situación. “Pero yo regresé en sí hace unos quince minutos, máximo.”
“Tal vez has estado aquí por más tiempo, aunque inconsciente en un inicio.” Morgana se giró hacia Oikawa. “¿Qué hay de ti?”
“Uh… yo sí he estado un par de horas consciente.”
“Me lo esperaba,” dijo Morgana. “…Mm…” el Child se sumió en sus propios pensamientos.
“Pero hace unos minutos estábamos peleando en el bosque de Hanasaki…” dijo Eureka.
“El tiempo corre de una distinta manera en este espacio,” contestó Morgana. “Tal vez esas horas que han transcurrido no son más que minutos en el mundo físico.”
“¿Estamos en una ilusión?”
“No, estamos dentro de su cabeza.” Morgana señaló a Oikawa.
“…qué” Oikawa parpadeó varias veces, y frunció el ceño.
“…wat” Eureka se había quedado atónita ante las palabras de su Child.
“Estamos en su cabeza. Este es el subconsciente de tu rebel,” contó Morgana, como si se tratase del clima.
“¡¿Cómo sabes eso?!” preguntó Oikawa. “¿¡Y CÓMO SABES QUiÉN SOY!?”
“Sé quién eres porque estoy conectado con Eureka-dono. Y lo otro, lo de tu subconsciente… pues es la única explicación que encuentro al por qué siento que mis poderes están en un conflicto permanente,” dijo Morgana. “Desde que nací no puedo utilizarlos en su totalidad, y por ello tampoco podía ubicar a mi HiME. Además de eso, está el hecho de que todas las personas me tratan como bicho raro.”
“Lo que eres~” comentó Oikawa en voz baja, pero Morgana logró oírle.
“¡Cállate! ):<” le gritó. “Pensé que era porque estábamos en el territorio del sujeto que está detrás de Oikawa, pero cuando se metieron a este callejón, me di cuenta de que nadie le presta atención a él.”
“Es cierto, nadie se fija en ti,” dijo Eureka, mirando a Oikawa.
“Pero en ti si, Eureka-dono. Tú también eres una intrusa, no perteneces aquí.”
“¿Eso es porque somos HiME y Child?”
“No creo,” dijo Oikawa. “Nunca te he tomado como un peligro.”
“Oikawa tiene razón. Yo creo que es porque somos ajenos a su subconsciente. A diferencia de la versión de ti que él guarda en su mente, tú eres impredecible, eres tú misma. Y como tal, su subconsciente está en alerta porque no deberías estar aquí… al igual que yo.”
“¿Y cómo los saco de aquí?” preguntó Oikawa.
“Esa es una buena pregunta. El único que debe saber eso es el enemigo de ustedes dos, el que los colocó aquí. Ni tú mismo debes tener alguna idea al respecto.”
“Tienes razón.” Oikawa suspiró.
“Morgana—” empezó Eureka, pero su Child la interrumpió.
“Puedes llamarme Mona,” Morgana le sonrió.
“Mona… Simple curiosidad pero, ¿cómo llegaste aquí?”
“Aparecí porque me necesitabas. Este territorio es desconocido para ti, y Soul no podía ingresar a este lugar por su cuenta, así que tuve que manifestarme.”
“¿Sabes algo de Soul?” Eureka sonaba preocupada.
“Dudo que esté acá. Tengo la idea de que el sujeto sólo los atacó a ustedes dos.”
“Sí, nos disparó y unos dardos nos tumbaron,” contó Oikawa.
“Supongo que es parte de su modus operandi para ingresar al subconsciente de la gente,” dijo Eureka.
“Pero si no atacó a Soul, entonces él no puede ingresar, a menos de que… ¿Podrías convocarlo?”
“Intentaré,” Eureka se concentró, y extendió las manos. Una luz emanó de sus palmas hasta formar la silueta de su oz, y finalmente, esta se materializó en sus manos. “¿Soul?”
   




 
“Eureka,” le dijo Soul, mostrando una sonrisa aliviada en su reflejo de la hoja de la oz. A los instantes, retomó su apariencia humana tras un haz de luz brillante. “Qué bueno que estás bien. No podía levantarte… Encima, apareció un rebel y—”
“¿Un rebel?” Oikawa arqueó una ceja. “Wowowow, rebobina, Soul-chan. Parece que nos hemos perdido de varias cosas.”
“Y yo igual,” dijo Soul, observando a Morgana y a Oikawa. “¿Tú no eres el capitán del equipo de vóley de Rizembool?”
“Sí~” asintió él. “Y soy el rebel de Eureka-chan.”
“…” Soul lo observó en silencio. “Sí, algo así entendí durante la batalla. Pero… ¿por qué no estás peleando contra Eureka?”
“Porque ese no era mi objetivo en este ataque.” Oikawa pasó de una actitud despreocupada a una muy seria, y el cambio radical en su tono de voz dejó un poco sorprendido a Soul.
“No tiene malas intenciones, en serio. Yo sé que Kanone, Hizumi y tú están en contra de que sea tan cercana a mi rebel, pero… te juro que no es una mala persona. De hecho, antes de todo esto, nos reunimos para hablar, y bueno, me contó que quería renunciar.”
“No quiero entrar en detalles, pero el encargo que me dieron… no puedo hacerlo. Por eso pensaba renunciar luego del ataque.”
“…” Soul se cruzó de brazos, guardando silencio por unos breves momentos. Eureka sabía que le costaba aceptar a su rebel, más aún luego de la charla que habían tenido junto a Kanone y Hizumi. Ni ellos dos, ni Soul, se fiaban de Oikawa. Pero parecía que Soul iba a dar su brazo a torcer en circunstancias tan extrañas como en las que se encontraban. Soul suspiró: “No confío en ti totalmente, pero supongo que luego podemos ver eso.”
“Sí, hay otras cosas de las que debemos preocuparnos ahora…” comentó Eureka.
“Ajá,” Soul asintió. Su mirada se posó en Morgana. “…Morgana, ¿no? Te vi al lado de Eureka, pero tampoco te podía despertar.”
“Sí.” Morgana asintió.
“¿Cómo conseguiste llegar hasta aquí?”
“Aparecí porque Eureka-dono estaba en peligro. Esta zona es desconocida para ella.”
“Es la estrella del día. De no ser por él, no sabríamos dónde estamos ahorita,” dijo Eureka. Ante esto, Morgana sonrió muy orgulloso de sí mismo.
“Yo no sé dónde estamos,” dijo Soul.
“En mi cabeza,” contó Oikawa.
“Qué—”
“Pero tengo una duda, Mona,” dijo Eureka.
“¡Dime~!”
“¿Cómo tú sí fuiste capaz de ingresar al subconsciente de Oikawa?”
“¿Subcons—?” empezó Soul, pero Oikawa lo cortó.
“De ahí te explicamos, Soul-chan~”
“Porque fue mi primera aparición, supongo. Tenía que manifestarme, nacer, para ayudarte. No importaba dónde ni cómo.”
“Mm, tiene sentido,” Eureka asintió, y luego, miró a Soul. “Soul, cuéntanos qué pasó allá afuera.”
“El chico de la máscara los tumbó. Regresé a mi forma humana para despertarte, pero no contestabas. Justo ahí, luego de un haz de luz, apareció Morgana a tu lado, también dormido. Y antes de hacer cualquier otra cosa, un rebel apareció, convocó un campo de fuerza alrededor de todos y me pidió que no intentara levantarte, porque iba a ser muy peligroso para mí y para ti. Estaba protegiendo al de la máscara…”
“¿Cómo así?”
“Él también yacía inconsciente en el piso.”
“Debe estar acá…” dijo Morgana.
“¿El rebel te explicó algo?” preguntó Eureka.
“Pues nada. Sólo que Oikawa, Morgana y tú estaban dormidos.”
“Esto es un sueño…” dijo Morgana. “Claro, ahora entiendo.”
“¿Entiendes…?” Oikawa arqueó una ceja.
“Parece que la habilidad de esta persona está relacionada a es—”

Morgana fue interrumpido por una explosión en la avenida principal que estaba cerca del callejón donde estaban reunidos. Los cuatro, inmediatamente, se prepararon para la batalla inminente, y corrieron hacia la calle.

Eureka tomó a Soul de la mano y él se transformó en oz. Detrás de ella, Morgana se colgó del hombro de Oikawa.

“¿Tú no deberías estar igual de receloso de mí que Soul-chan?” le dijo Oikawa a Morgana, muy curioso por sus acciones.
“Pues lo estoy,” dijo Morgana. “Pero Eureka-dono confía en ti, y no puedo hacer más que respetar su decisión.”
“Jaja, parece que eres un gato muy sabio, Mona-chan~”
“¡LO QUE ACABAS DE DECIR NO TIENE SENTIDO! ¡Y QUE NO SOY UN GATO!”

Al salir del callejón, se encontraron con que los transeúntes se habían dispersado alrededor de la zona de la explosión, y al centro de esta, Kuro los observaba en silencio.

“¿Un Child?” se preguntó a sí mismo en voz alta al posar sus ojos en Morgana. “Su arma también está aquí…” dijo, mirando la oz de Eureka.
“¿Qué es lo que buscas?” cuestionó Eureka. “¿Por qué quieres matar a Oikawa?”
“¿Matarlo? Oh, no, no, acá hay un malentendido muy grande,” Kuro rio. “Yo sólo quiero hablar a solas con él. Por eso lo traje aquí, pero no contaba con la posibilidad de que vinieras tú también. No entiendo cómo ingresaste conmigo a este espacio, pero no deberías estar aquí. Ni tú ni tus acompañantes.”
“¿Yo no debí ingresar?”
“…De nada sirve que te enteres de eso, pero sí, no deberías estar aquí.”

Extraño. Eureka decidió, sin embargo, dejar eso para después.

“En fin,” dijo Eureka, y se colocó frente a Oikawa. “Para llegar a él, deberás vencerme primero.”
“…Qué peculiar, una HiME que defiende a su rebel.”
“Igual de peculiar que tú, si te soy sincera. ¿Cómo atacas a un compañero tuyo?”
“No soy un rebel,” dijo Kuro.
“¡Ajá!” Oikawa lo señaló. “Lo sabía, yo tenía razón,” festejó Oikawa.

Ante esto, Eureka se giró un poco para encararlo.

“Eso no tiene mucha importancia ahora, Oikaw—”
“…Pero tampoco soy de Hanasaki,” la interrumpió el chico.
“…” Eureka y Oikawa se miraron.
“…The plot thickens,” comentó Soul.
“Ya no entiendo nada,” se quejó Oikawa, muy frustrado con la situación. “¿Quién eres?”
“Déjate de rodeos y habla,” habló Morgana.
“No tengo por qué darles explicaciones, realmente,” Kuro pareció sonreír. “Última advertencia, HiME. Tú y tus acompañantes se pueden librar de esto si accedes a no intervenir.”
“…Lo siento.” Eureka sonrió de lado. “Pero no todos los días me dan rebels decentes.”
“…” el chico de la mascará soltó un gran suspiro, y se llevó una mano a la cara.
 “¿Decentes? ¡Yo soy más que decente, Eureka-ch—!” Oikawa se interrumpió a sí mismo al darse cuenta de un detalle crucial. “¡ESPERA! ¡YO VOY A RENUNCIAR!”
“De ahí hablamos bien de eso.”
“Eureka-dono no permitirá que renuncies, creo,” le dijo Morgana a Oikawa. “Mejor tenerte a ti como rebel que tener a cualquier loco desquiciado en ese puesto.”
“¿Cómo sabes eso? ¡Y NO!” Oikawa se giró hacia Eureka. “¡EUREKA-CHAN, TÚ DEBES ESTAR DE MI LADO!”
“Y lo estoy, por eso te protejo. Pero a cambio de ayudarte, necesito que sigas en el puesto.”
“…Todo es tratos contigo, ¿no?”
“Es la base de nuestra amistad,” Eureka le sacó la lengua, y Oikawa suspiró.
“…Qué rara amistad tenemos.”

Unos segundos de silencio le permitieron darse cuenta de otro detalle crucial.

“Uh… ¿no deberías ayudarme porque somos amigos?”
“Claro que sí, tonto~ Te estoy jodiendo.” Eureka le sonrió.

Y era cierto, Oikawa se había convertido en su amigo.

Le daba risa pensar que, hasta hacía un par de semanas, aún había dudado de él.

Pero ya no necesitaba de más pruebas para demostrar su amistad. Fines de semanas constantes de aventuras (la boda, la fiesta de Rizembool y la salida con Seven), junto con otras experiencias (como el primer entrenamiento al que asistió, el partido contra Hanasaki, y alguna que otra salida que tuvieron luego de las prácticas del equipo) y estupideces (Oikawa contándole a sus fans que salía con ella, sólo para conseguir que lo dejaran en paz) habían cementado la amistad entre ellos.

Lo más importante, sin embargo, era que Oikawa se había puesto en riesgo a sí mismo al contarle sobre el ataque mucho antes de que sucediera. Eso había sido suficiente para darse cuenta de que le tenía confianza.

Y era un sentimiento mutuo.

Como amigo suyo que era, no podía evitar sentir la necesidad de protegerlo.

Aunque el bonus adicional de no perderlo como rebel era también muy tentador, y formaba parte de sus razones, si bien era un poco más egoísta que la principal.

“Pero no me molestaría que sigas en el puesto,” le dijo a Oikawa.
“Yo…” empezó Oikawa. Se veía indeciso.
“No entiendo por qué sigo dándoles cabida a que continúen con su conversación,” se quejó el chico de la máscara, disgustado. Chasqueó sus dedos y un par de vórtices se abrieron en el piso que los rodeaba. “Atrapen a Oikawa,” indicó a los orphans que empezaron a salir de los portales.

Eureka emanó descargas eléctricas que rodearon su cuerpo por completo. Cerró sus ojos, para concentrarse, y luego de unos instantes, los abrió y se lanzó a la batalla.





   
Hizumi observó cómo el rostro de Kanone expresó distintas emociones en el minuto y medio que conversó con Ryoji. En cualquier otra situación, hubiera bromeado sobre ello y hasta se hubiera reído en su cara, pero el tiempo estaba en su contra y, si algo le decía el semblante derrotado de Kanone, era que había fallado en su misión de convencer a Ryoji de que los ayudara.

En parte, sin embargo, entendía por qué su amigo se había rehusado a eso: luego de aquella vez que le habían hackeado el celular a Eureka, Ryoji le había prometido a la HiME que nunca recurriría a tales extremos para averiguar qué pasaba en su vida. Así como les había dicho a ambos antes de cavar su tumba, para él lo correcto era hablar las cosas, y se iba a ceñir a su palabra desde ese entonces.

Sin embargo, Hizumi había esperado que, como se encontraban en una situación de emergencia, Ryoji daría su brazo a torcer. Pero él estaba ensañado en no hacer excepciones, y no podían hacer nada al respecto.

“Okay, no todo está perdido,” Hizumi suspiró. “Voy a hablar con Souji. Ni bien tengamos el celular de Oikawa, todo empezará a solucionarse por sí solo.”
“¿Qué es lo que necesitan?” preguntó Maka. Kanone y Hizumi se giraron hacia ella.
“Maka, dudo que conozcas a algún hacker, pero si tienes un contacto—”
“¿Eso es lo que estaban buscando?” Maka interrumpió a Hizumi.
“Sí, necesitamos hackear el celular de Oikawa o de Eureka para encontrar su ubicación.”
“Mi hermano podría ayudarnos,” ofreció Maka. “Noiz se dedica a eso.”
“¿Podrías contactarlo?”
“Sí, claro,” Maka sonrió. Sacó su celular de su bolsillo, y se dispuso a escribir un mensaje.

Ante su sorpresa, Hizumi sintió que su propio celular vibraba en su pantalón y encontró que Souji era el que lo llamaba. Las cosas le salían al revés, pero no se podía quejar. Tal vez Souji contaba con información sobre el paradero de su amiga y de Oikawa.

“¡Souji!”
Hizumi, qué bueno que estás bien.” Souji suspiró, aliviado. “¿Sabes dónde están Oikawa y Eureka?
“Aaaah, damn, justo te iba a preguntar por ellos—”

Hizumi se interrumpió a sí mismo. Souji había mencionado a los dos, así que tal vez sí les podía ayudar en algo.

“¿Están juntos?”
Sí. Oikawa me dijo que hablaría con ella aprovechando que el ataque mantendría ocupado al resto de rebels y HiMEs. Me dijo que era importante, pero no explicó de qué se trataba… Supongo que ahorita están juntos. Pero intento llamarlos, y ninguno contesta.
“¿Crees que estén peleando?”
No. Oikawa aún no ha entrenado lo suficiente como para retarla a una batalla, así que lo dudo.
“Estoy a punto de hackear el celular de Eu, si encuentro información sobre su ubicación, te aviso.”
Gracias, igualmente, si encuentro algo te pasaré la voz. Voy a ir a Hanasaki en un rato. Tal vez nos encontremos por ahí.
“¡Okay! Gracias, Souji~ Cuídate.”
Tú también. Los estudiantes fuera del conflicto están en riesgo, así que ten cuidado.
“Sí, no prob~”

Cuando colgó la llamada, vio que Kanone y Maka hablaban muy animados.

“¿Qué tal? ¿Conseguiste hablar con Noiz?”
“¡Sí!” Maka asintió. “Me dijo que le dé unos cuantos minutos. Me mandará un mensaje con su ubicación en Google Maps.”
Hizumi suspiró. “Gracias al cielo. Estuve a punto de contemplar la idea de llamar a Kiyotaka y pedirle ayuda, y luego me di cuenta de lo estúpida que era.”
“Ese es tu tutor, ¿no?”
“Lamentablemente.”
“Qué bueno que el hermano de Maka nos salvó,” dijo Kanone.
“Deberíamos hacernos amigos de él y de Seven,” dijo Hizumi. “Tú y yo quejándonos como idiotas de que Eureka no debería fiarse de extraños y lo cierto es que ese contacto nos hubiera ayudado en un dos por tres.”
“Bueno, podrían conseguir un trato con mi hermano. Les puedo pasar el dato…”
“…Gracias, Maka.” Hizumi sonrió. “No sé qué haríamos sin ti.”
“…” Maka entrecerró los ojos. En un movimiento muy ágil, golpeó a Hizumi en la cabeza con el filo de su mano. No era uno de sus tradicionales “Maka chops” (esos los hacía con un libro, que siempre tenía a la mano), pero dolía casi igual que uno de ellos.
“¡AAYAYAYAY!” Hizumi se sobó la cabeza. “¿Por qué hiciste eso?”
“Porque ni querían traerme con ustedes,” dijo Maka, cruzándose de brazos. “A ver quién los sacaba de esta situación…”
“Maka tiene razón. No teníamos a nadie. Y aunque lo mencionaste, dudo que Kiyotaka nos hubiera ayudado,” dijo Kanone.
“Lo que más me sorprende de todo esto es que tú, Kanone Hilbert, que tiene gente en la morgue, en los registros públicos, que conoce HiMEs con habilidades regenerativas y de curación, no tiene un hacker en su repertorio de contactos,” dijo Hizumi.
“Nadie es perfecto.” Kanone sonrió.
“¿La morgue?” preguntó Maka, muy confundida.
“Larga historia,” dijo Hizumi, y Maka volvió a golpearlo. “¡¿Ahora qué?!”
“Por guardarme más secretos.”
“¡Esto no tiene nada que ver con Soul o Eureka!”
“Pero tiene que ver contigo, y tú también eres mi amigo,” Maka lo fulminó con la mirada.

Hizumi intentó buscar apoyo en Kanone, pero él se encogió de hombros.

“Maka tiene razón.”
“¡Deja de darle la razón en todo!” se quejó Hizumi.
“No puedo evitarlo u_u” dijo Kanone. “Si son amigos de tiempo, lo mínimo que podrías hacer es contarle lo que pasó entre nosotros. También te afectó, ¿no?”
“¡Eso es privado! Sólo Soul y Eu lo s—”
“¿Eh? ¿Estuvieron en una relaci—?”
“¡NOOOO!” Hizumi corrió a taparle la boca. “¡NI LO MENCIONES!”
“Jaja~” Kanone sólo se rio.
“¡Tú deja de reírte!” Hizumi lo señaló, enojado. “¡No es gracioso!”
“No es un insulto, Hizumi,” dijo Kanone, muy tranquilo. “Y francamente, hubiera preferido algo así a todo el problema que creaste.” Kanone se llevó una mano al mentón, en un gesto pensativo.
“…Parece que te divierte imaginarme contigo.” Hizumi arqueó una ceja.
“No, pero es más ameno que pensar en cómo intentaste matarme,” dijo Kanone, como si estuvieran hablando del clima.

A su lado, Maka no pudo contener su sorpresa.

“¿¡Qué!?”
“…Larga historia, como dije hace un rato,” dijo Hizumi. Maka estaba lista para golpearlo una vez más, pero Hizumi continuó: “Prometo que de ahí te explico.”
“…Okay.” Maka asintió.

Justo en esos instantes, Maka escuchó el ringtone de mensaje de texto de su celular. Se apresuró en revisarlo, y le dio click al link que su hermano le había enviado. La llevaba directamente a una coordenada en el mapa de Google Maps. Con un gesto, Maka invitó a que Hizumi y Kanone también revisaran el dato.

Al hacerle zoom, notaron que era un punto cercano a una de las residencias de la universidad.

“Es el bosque de la mansión HiME,” dijo Hizumi.
“¿Estás seguro?”
“Es la única residencia que está aislada del resto,” contó Hizumi. “Maka, mándale esa información a este número,” Hizumi revisó su celular y luego, le mostró la pantalla. El número de Souji se podía observar en ella.
“Okay,” Maka introdujo el número en una interfaz de mensaje nuevo, donde colocó el link a Google Maps. “Listo.”
“Bueno, vamos,” dijo Kanone. “¿Tú la cargas, supongo?”
“Sí, sí, weh,” Hizumi rodó los ojos. Se agachó un poco y flexionó las piernas, con su espalda hacia Maka. “Maka, súbete.”
“¿…Qué?”
“Vamos a correr como Edward Cullen en Crepúsculo, así que necesito cargarte porque sino te quedarás atrás.”
“…Terrible referencia, Hizumi,” Kanone lo juzgó con la mirada (?).
“Esa película es malísima, apoyo a Kanone,” dijo Maka, y Kanone le sonrió. El pelicastaño se giró hacia Hizumi una vez más, con una expresión decepcionada en su rostro.
“¿Por qué les escondes tantas cosas a tus amigos?” preguntó Kanone. “Sigo sin entender.”
“¡Sólo quiero protegerlos!” Hizumi volvió a su postura recta. “¡Tú no te metas!”
“¿Ahora qué?” preguntó Maka, cansada por los secretos de Hizumi. En esos momentos, se daba cuenta de que sabía poco acerca del pasado de su amigo. Hizumi era un misterio.
“Hizumi y yo somos ex-rebels,” le dijo Kanone.
“…Qué.”

Maka se quedó helada: definitivamente, eso no era lo que esperaba oír.

“No sólo eso. Hizumi también fue el knight de Eureka en el conflicto pasado.”
“…” Maka parecía confundirse más con cada segundo que transcurría.

Luego de un suspiro, se rindió. Le tocó el hombro a Hizumi, indicándole con un gesto que se girase para que la cargue. Hizumi obedeció, y una vez Maka estaba en su espalda, volvió a recibir otro golpe en la cabeza por parte de ella.

“Es un récord, Hizumi. No creo haberle dado tantos Maka Chops a alguien en tan poco tiempo…”
“Apreciaría que me dejes consciente,” dijo Hizumi.
“¿Hay algo más que guardas?”
“No, creo que no.”
“Entonces todo bien,” Maka sonrió, aunque Hizumi no podía verla. “Vamos por Eu y Soul—”

La interrumpió el ringtone del celular de Hizumi. Él inmediatamente se llevó el móvil al oído, contestando la llamada.

“¿Aló?”
¿Hizumi? Soy Lelouch. ¿Sabes algo de Eureka? Me dijo que vendría a la Facultad de Derecho pero ya han pasado más de veinte minutos de eso.
“Ah,” Hizumi soltó una risa nerviosa. “Parece que se olvidó de avisarte a ti.”
¿De qué?
“Habló conmigo y me contó que estaba yendo a ayudar a unas HiMEs por la facultad de Diseño,” le mintió. “Tú quédate donde estás, que luego irá a verte.”
…Mm, okay. ¿Tú dónde estás?
“…Uh…” Hizumi intercambió miradas con Kanone, y este se encogió de hombros. “En mi facultad. Creo que es mejor quedarse en los interiores que salir.”
Sí, eso mismo me dijo ella.
“No te muevas. Te aviso si Eureka me vuelve a contactar.”
Okay. Cuídate, Hizumi.

Ni bien la conversación se cortó, Hizumi soltó un suspiro.

Los tres se habían quedado en silencio, compartiendo el mismo pensamiento: sabían lo riesgoso que era contarle a Lelouch acerca de la situación. No servía de nada preocuparlo, tomando en cuenta que era casi imposible juntarse con él para ir a buscarla en esos momentos. Lelouch estaba lejos de su ubicación, y no podían perder más tiempo.





 
Souji sonrió al recibir el mensaje de aquel número desconocido. Sabía que se trataba de Hizumi: al parecer había encontrado información relacionada a la ubicación de Oikawa y Eureka.

“Listo, ya podemos irnos.”

Se reclinó en el asiento de copiloto del carro de Yasutomo, y soltó una risa al notar la ironía de la situación: de tanto burlarse de Kaworu y su mala suerte con carros prestados, el karma había actuado sobre él mismo para obligarlo a recurrir al mismo modus operandi de su amigo. Yasutomo era tan cercano a él que no había sido tan complicado, pero sí se le había hecho un poco difícil venirse con una excusa para escaparse de la última clase del día y plantearle la necesidad de usar su carro.

Felizmente, hasta ahora no había accidente, pero dudaba que ese status ileso se mantuviese por el resto de la noche. Adachi era un excelente conductor, pero llevaba mucho tiempo sin carro y por ello no confíaba mucho en las habilidades de su enamorado.

Lo bueno era que el trayecto desde la puerta principal de Rizembool hasta la residencia de las HiMEs era corto. Su lado racional sabía que las probabilidades de un choque en ese camino eran escasas, pero su lado supersticioso se lamentaba de no haber tocado madera cuando había tenido la oportunidad.

El carro, sin embargo, era necesario: era la única forma de ingresar a la universidad rival pasando totalmente desapercibido. De otra manera, se debía mostrar la tarjeta de identificación, la que ni Adachi ni Souji tenían.

“Okay, esto es simple: vamos, sacamos a Oikawa de ahí, y listo.”
“¿Estás seguro de que no es su HiME, no?”
“Segurísimo.”
“¿Entonces quién?”
“No tengo idea. Por eso vamos a ir a sacarlo de ahí.”
“Souji, Hanasaki es un campo de batalla ahorita. Sé que para entrenamientos sólo nos valemos de armas y de combate cuerpo a cuerpo, pero toda la gente que está participando del ataque tiene habilidades y bichos. Nosotros tenemos sólo un revólver. Encima, no estamos jugando básquet o fútbol: no hay un chaleco que nos distinga como miembros de un bando o del otro. Todos se nos van a venir encima.”
“No vamos a ir buscando pelea por la avenida principal de la universidad. Vamos a ir de frente a un punto en concreto. Dudo que por ahí estén peleando varias parejas de HiMEs y rebels.”
“No sé, a ciencia cierta, cuántos rebels y HiMEs hay esta vez. Y sabes que, además, los keys ahora tienen la posibilidad de desarrollar poderes. Ahora son tres personas con habilidades. Versus… dos ex-rebels y un revólver.”
“En mi defensa, intenté contactar a Sho para pedirle una de sus katanas por prestado pero nunca me contestó.”
“¿No que él no tiene nada que hacer en este ataque?”
“Fácil andará ocupado con sus estudios o su trabajo.”
“¿…Ese mocoso trabaja?”
“Sí. Así dicen él y Kaneki, así que debe ser cierto.”
Adachi sacudió la cabeza. “Basta, no quiero pensar en Minazuki en estos momentos, gracias.”
“La verdad, no sé qué quieres escuchar. Es riesgoso ir a Hanasaki, lo sé. Por eso te pedí que me acompañes.”
“…” Adachi suspiró. “Y ya me arrastraste al carro de tu amigo, así que ganast—”

Adachi se cortó al notar a una silueta que se acercaba hacia el carro. Una vez frente al capó, Souji y Adachi lo reconocieron: era Iwaizumi, quien caminó hasta quedar al lado de la luna de Souji.




“Yo, Hajime,” lo saludó Souji, luego de bajar su luna.
“Ya decía yo, era extraño que te tiraras la última clase del día,” dijo Iwaizumi. Al notar a Adachi en el asiento del piloto, hizo una reverencia silenciosa con la cabeza. “No sé cómo convenciste a Yasutomo de que te preste el carro, así como si nada, pero yo no me creo que sea sólo para irte de parranda. Y no soy el único.”
“¿Quién…?”
“Marie. Cuando le pregunté por ti, me dijo que de seguro te ibas a meter en un lío. Creo que es la única, aparte de mí, que sabe lo idiota que a veces puede ser. Siento que de mucho parar con Shittykawa, se te han pegado todas sus manías.” Iwaizumi suspiró.
“Yo pienso lo mismo,” dijo Adachi. Souji rodó los ojos.
“Sabes dónde está ese idiota, ¿no?” preguntó Iwaizumi.
“Ah…” Souji intentó hacerse el tonto. “¿No?” ofreció, encogiéndose de hombros.
“Sho estaba hablando de eso en la tarde, Souji. Que hoy era el ataque de los rebels. A juzgar por tu actitud, sabes dónde está Trashykawa, y quieres ir a ayudarlo.”
“…” Souji suspiró.
“Yo que tú no lo negaría más, estamos perdiendo el tiempo,” dijo Adachi.
“…No me ayudas, Tohru.”
“Sólo te digo la verdad.” Adachi se encogió de hombros.
“Hajime, no puedes venir con nosotros. Es demasiado peligroso…”
“No me importa.” Iwaizumi se veía muy decidido. “Tengo que ir. Voy a ir con ustedes.”

Souji quiso refutarle, pero Iwaizumi era una de las personas más sensatas y maduras de su grupo de amigos. Y estaba muy seguro de que, al igual que él, Iwaizumi también sentía un poco de culpa por lo poco que hizo por Oikawa en el mes previo al ataque.

Después de todo, de sus amigos rebels, él era el más vulnerable. Era el caso opuesto de Sho quien, a diferencia de él, había conseguido el puesto hacía poco tiempo, pero sus entrenamientos indicaban que su nivel era superior. Oikawa sólo había podido entrenar por una semana junto a Tohru, y aunque demostraba un potencial inmenso, no había sido suficiente para permitirle elaborar estrategias de ataque y defensa, entre otras enseñanzas básicas a la hora del combate.

Se sentía culpable por haberle dado una preferencia a Sho. Lo cierto era que Oikawa había merecido su atención antes que él: además de tener una HiME, Rizembool había comenzado a planear sus movimientos con él como una ficha más del tablero. Por eso le habían encargado algo en este ataque, aunque Souji no estaba muy seguro de qué era exactamente.

Sin embargo, tampoco se arrepentía de involucrarse en la formación de Sho. Estaba seguro de que le iría genial como rebel. Y Sho se lo merecía: su esfuerzo era indicador de esto.

De todas formas, Souji sentía un poco de preocupación por él. Felizmente, para su suerte, Rizembool le había ordenado a Sho que no se involucrara en el ataque, por lo que contaba con esa tranquilidad. Podía enfocarse en Oikawa completamente.

“…Está bien,” Souji asintió. “Pero por favor, si la situación se torna muy peligrosa, te pido que no te preocupes por mí y escapes del lugar. No quiero que  también corras peligro.”
“Intentaré,” Iwaizumi le sonrió. “Pero no te puedo prometer nada.”
“Okay.”

Iwaizumi le ganó: antes de que le diera el visto bueno, ya se había dirigido a la puerta de los asientos traseros del carro. Una vez se sentó y cerró la puerta, Adachi encendió el motor, y condujo el carro fuera de Rizembool.



 
Engañar a los guardias de Hanasaki había sido algo muy sencillo: Souji se hizo pasar por un alumno que había perdido su tarjeta de identificación, y con su cara inocente los convenció de su historia falsa y les dejaron pasar.

Una vez dentro, Souji siguió las indicaciones de su celular para indicarle al grupo sobre la ruta que debían tomar para llegar al punto donde se encontraba Oikawa. Se acercaron lo más que podían con el carro, y luego de estacionarlo cerca al bosque, se bajaron para continuar el resto del trayecto a pie.

Tuvieron que cruzar una buena parte del bosque para llegar hasta la coordenada que figuraba en su pantalla. Los tres encendieron las linternas de sus celulares para poder ver por dónde caminaban.

En el trayecto, sin embargo, Iwaizumi logró discernir un par de siluetas en la espesura del bosque, y llamó a Souji y a Adachi para que lo acompañen a encararlas.

Una vez se acercaron, el grupo apuntó sus celulares a las siluetas que Iwaizumi había visto antes.





     
Hizumi, Maka y Kanone cerraron los ojos y protegieron sus rostros de la cegadora luz conjunta de los celulares de Souji, Iwaizumi y Adachi. Ni bien el grupo de Souji las apagó, Hizumi abrió los ojos y lo reconoció, aún a pesar de la oscuridad del bosque.

Se trataba de Souji; Adachi, su enamorado y un chico al que recordaba de aquella vez en el puesto de okonomi donde se había juntado a hablar un rato con Souji. Al prestarle más atención, notó que se trataba del vicecapitán del equipo de vóley de Rizembool.

Con un gesto, Hizumi le indicó a Maka y a Kanone que lo siguiesen, y se acercaron a los otros hasta quedar a un par de metros.

“Souji,” exclamó Hizumi, con una gran sonrisa. “Llegaste~”
“Gracias por las coordenadas, Hizumi. Todos ustedes vienen por Eu, ¿no?”
“Y Soul,” dijo Maka.
“¿Cómo consiguieron la ubicación exacta?” preguntó Iwaizumi.
“Mi hermano hackeó el celular de Eureka,” contó Maka. “Suponemos que están juntos.”
“Yo tenía un contacto, pero parece que anda ocupado en estos momentos,” contó Souji. “Imagino que por su puesto como rebel no tenía tiempo para nada.”
“¿Rebel?” preguntó Hizumi, un poco curioso.
“Sí. ¿Saruhiko Fushimi? No sé si lo conoces o si has oído de él.”
“Pues me suena.”
“A mi también,” dijo Kanone. “Siento que habían rumores sobre él cuando estudié en Rizembool.”
“No lo dudo. Cada vez salen más cosas. Dudo que todas sean ciertas…” contó Iwaizumi.
“Pero igual dicen mucho de él,” suspiró Souji. “En fin.”
“¿Encontraron algo?” preguntó Maka.
“Nada.”
“Según Google Maps, deberíamos estar cerca del celular de Eureka,” dijo Hizumi.

Adachi, Iwaizumi y Souji encendieron una vez más sus linternas e iluminaron partes del bosque alrededor de ellos. Sin embargo, parecía que no había rastro ni de Oikawa ni de Eureka.

“¡Ah!” gritó Maka, y sus piernas se movieron antes de que pudiese avisarle al resto acerca de su descubrimiento.
“¡Maka, espera!” gritó Hizumi, atrás de ella.

Maka corrió hacia un árbol cerca de donde se encontraban, en el camino encendiendo la linterna de su celular. La luz de una de las linternas le había permitido notar un detalle aterrador en el tronco. Una vez cerca, pudo confirmarlo: estancado en este, había un casco de bala.

Hizumi y el resto se acercaron, sorprendidos por lo que Maka había encontrado.

“¿Una bala?”
“¿Oikawa estaba armado?” preguntó Hizumi.
“No, aún no se ha decidido por un arma,” dijo Souji.
“Pues no puede ser de Eureka, ella tiene una oz,” dijo Maka.
“¿Entonces de quién es?”
“Ni idea,” dijo Hizumi. “Sigamos buscando.”

Souji y él siguieron las indicaciones finales de Google Maps. Eran unos cuantos metros hacia la derecha, pero al llegar al lugar, terminaron en un pequeño descampado donde no había rastro de sus amigos.

“Esto no tiene sentido…”
“Algo hemos hecho mal,” comentó Kanone.
“O no,” dijo Adachi, y todos voltearon a mirarlo.

El exrebel le dio unos cuantos golpes al aire, y el grupo pudo escuchar un sonido muy similar al de una pared de triplay, por más de que a simple vista no se podía ver nada en ese espacio. Adachi no demoró en sacar su revólver del maletín que tenía, y disparó dos veces. La barrera, que hasta ese entonces pasaba desapercibida, se cuarteó y un pedazo de esta cayó al suelo dejando un hueco en su estructura. Esto le permitió al grupo ver parte del espacio dentro de esta: allí, tendidos en el piso, estaban Soul, Eureka y Oikawa.

Adachi volvió a disparar, esta vez consiguiendo que otros pedazos más de la barrera se caigan. Un par de disparos más, y el hueco aumentó hasta permitir el ingreso de Souji y el resto.

Adentro, el espacio era igual que el bosque en el que se habían encontrado: parecía ser una extensión de este, a simple vista.

“Felicidades,” escucharon una voz a unos metros de ellos, y al girarse, observaron a un hombre de tez clara y saco largo al lado de un chico de una máscara muy peculiar que, así como Oikawa y el resto, yacía durmiendo en el piso. “No esperé visitas, pero ya que están aquí, bienvenidos.”
“¿Quién eres?” preguntó Hizumi.
“No puedo responder eso, lo siento.” El hombre sonrió.

Maka corrió hacia Soul y Eureka, arrodillándose en el espacio entre sus dos amigos.

“Ah-ah, yo no los despertaría de ser tú,” le advirtió el hombre.
“¿Qué…?”
“Podría ser peligroso para ellos, sólo digo. Les recomendaría que esperen a que ellos se despierten por su cuenta.”
“¿Y qué pasa si lo atacamos a él?” preguntó Souji, señalando al chico de la máscara.
“Estoy aquí justo para evitar eso. Además, pondrías a tus amigos en riesgo. Ahorita están conectados los cuatro.”
“¿…Conectados?”
“Oops,” dijo el desconocido, y se llevó una mano a la boca. “En fin, sólo sean pacientes. Todo tendrá sentido cuando se despierten.”
Kanone observó al gato dormido al lado de Eureka. “¿Ese es tu gato?”
“No, debe ser de ella o de su rebel,” respondió el extraño.
“Pues no es de Oikawa,” dijo Iwaizumi.
“Es de Eu, entonces,” dijo Hizumi. “Tal vez… ¿su Child?”
“Es la primera vez que lo vemos,” dijo Kanone.
“…” Adachi se llevó una mano al mentón, intrigado por aquel detalle. No era completamente necesario, pero sabía de muchos casos en los que el Child nacía gracias a una situación de peligro que afectaba a key y a HiME por igual.

Sin embargo, optó por guardarse sus dudas para luego discutirlas a solas con Souji. Ese no era el momento más indicado para eso.


   





 
Al inicio, contraatacar había sido sencillo, pero la creciente cantidad de orphans que convocó el enemigo terminó siendo demasiado para Eureka y Oikawa. La HiME contaba con pocas energías luego de haber colaborado con el regreso de Kana y, por su parte, Oikawa aún no manejaba del todo su capacidad de controlar la tierra. Además, Morgana no podía apoyarlos debido a que, por algún motivo, sus poderes seguían en constante conflicto, lo que reducía sus probabilidades de supervivencia.

Kuro era un experto a la hora de combate: sus ataques contaban con una precisión y fineza sumamente admirables y sus movimientos ágiles, junto con su resistencia, le permitían aprovecharse de los errores de Oikawa y Eureka, quienes no pudieron esquivar varios golpes y cortes por parte del enemigo.

La batalla había separado a la HiME y a su rebel. Cada uno, por su cuenta, intentaban defenderse y lanzar ataques a los orphans que se le venían encima y servían de apoyo a Kuro, quien turnaba sus ataques entre ambos.

Gracias a la distracción de varios Orphans que corrían hacia Eureka, Kuro logró deslizarse entre estos hasta quedar detrás de ella. Eureka se giró y vio el preciso momento en que la espada dentada del enemigo atravesó su abdomen desde atrás. No reconoció el dolor hasta que sintió la sangre brotando por la herida, manchando sus ropas y cayendo al suelo a borbotones. Por el rabillo del ojo, vio a Oikawa y a Morgana acercándose a ella mientras gritaban su nombre.

Antes de que Kuro sacara la espada de su cuerpo, Eureka aprovechó para convocar lo último de sus energías. Soltó su oz para coger la espada y, mientras gritaba de dolor, usó el arma como transductor de su electricidad. El ataque consiguió debilitar al hombre, quien ni bien recuperó su espada, dio unos saltos hacia atrás y se alejó del campo de batalla.

“¡Eureka!” Oikawa fue rápido en servirle de sostén antes de que cayera al suelo.
“Eureka-dono,” Morgana se veía muy preocupado por su aspecto.

A su lado, Soul retomó su forma humana para ayudarla a pararse.

“No importa, no pasó nada,” Eureka soltó su agarre en Soul y escupió sangre en su mano, pero esto pareció no inmutarla. “Debemos aprovechar para escapar.”
“Mm,” Oikawa asintió, y la cargó en sus brazos. 

Sin embargo, escapar también probó ser difícil, puesto que a simple vista, parecía imposible perder a los orphans. Felizmente, a Oikawa se le ocurrió crear obstáculos detrás de ellos, lo que les permitió ganar un poco de tiempo. Tomaron varios desvíos entre distintos callejones y avenidas, hasta llegar a un pasaje que contaba con una escalera de emergencia. El grupo se subió a esta y logró ingresar a uno de los departamentos conectados con ella.

“¿Vieron si aún nos perseguían orphans?” preguntó Oikawa, y dejó a Eureka en el sofá más amplio de la sala mientras revisaba de reojo la estancia a la que habían ingresado: una sala ambientada de una manera muy minimalista, con pocos muebles y alguno que otro adorno, todos de tonalidades negras y rojizas. Considerando la luz que iluminaba el mundo en el que estaban, a ninguno le sorprendió que el rojo estuviera presente en todos lados.
“Nope, parece que los perdimos hace unos minutos,” le respondió Eureka.

Parecía que estaban solos dentro de aquel departamento. Morgana, sin embargo, decidió chequear el resto del lugar por su cuenta, y se bajó del hombro de Oikawa para ello.

“Okay, tenemos—” Eureka se cortó al escupir sangre de nuevo. “Tenemos un poco de tiempo para discutir qué hacer,” dijo la HiME. “No tenemos idea de cómo salir de aquí, pero si nos quedamos acá, corremos el riesgo de toparnos de nuevo con Kuro.”
“Y dudo que esa herida te permita estar consciente por mucho tiempo,” comentó Soul.
“Estaba pensando en algo,” dijo Oikawa.
“¿Qué cosa?”
“Usualmente, cuando uno sueña que se cae, inmediatamente se despierta. Podríamos probar con eso,” sugirió Oikawa.
“¡Ah! Claro, tienes razón,” Eureka asintió. “¿Mona, Soul, qué opinan?”
“Me parece una buena idea.”
“Hay que probar,” dijo Morgana, uniéndose de nuevo al grupo. “No tenemos tiempo.”
“¡Okay!”

Los cuatro se enfocaron en organizar las sillas que encontraron en el departamento. Para su suerte, el comedor contaba con más de seis, por lo que dispusieron cuatro en medio de la sala. Soul y Oikawa ayudaron a Eureka, y luego de ello, tomaron asiento en sus respectivas sillas.

“Okay, Soul, prueba tú primero.”
“¿Por qué yo?”
“No me quiero caer para atrás y hacer el ridículo,” Eureka le sacó la lengua. Soul rodó los ojos, pero le obedeció, en silencio.

Con un poco de fuerza, impulsó su silla para que cayera hacia atrás. Antes de que esta tocara el suelo, Soul desapareció.

“¡Ajá!” Oikawa se veía orgulloso. “¡Funciona!”
“Mona, sigues tú,” dijo Eureka.
“Okay,” el Child asintió e imitó a Soul. Al igual que él, desapareció antes de que su silla tocara el suelo.

Eureka miró de reojo a Oikawa. “¿Listo?”
“Sí.”

Luego de un suspiro, ambos impulsaron sus sillas hacia atrás.

Un sonido en la sala les advirtió de la presencia de alguien más, pero fue muy tarde: Eureka ya no podía frenar su caída.

Lo último que vio fue cómo Kuro detuvo la silla de Oikawa antes de que cayera al suelo.


   







 
Eureka parpadeó un par de veces. Le costó acostumbrarse a la poca iluminación del ambiente en el que se encontraba, pero cuando pudo enfocar sus ojos, notó que había regresado al bosque. Sentía el cuerpo muy pesado y reconocía punzadas de dolor en sus extremidades y torso. Revisó rápidamente su abdomen en busca de la herida que Kuro le había hecho, pero la zona estaba intacta. Sin embargo, el dolor persistía, aunque en menor intensidad: imaginaba que se trataba de uno de los efectos secundarios del poder del enemigo.

“Oikawa,” mencionó a su rebel.
“¿…Oikawa?” escuchó una voz a su lado, y al incorporarse, notó a Hizumi, Kanone, Maka y Soul. El que había hablado era Hizumi, quien la miraba extrañado. “No pensé que eso sería lo primero que dirías al despertar.”
“¿Hizumi…? ¿Qué… Qué hacen acá? ¿Y Mona? ¿Oikawa?”
“Acá estoy, Eureka-dono,” cuando se fijó el lugar de donde provenía la voz, notó que la apariencia de Morgana había mutado a la de un gato común, de un pelaje oscuro y patas blancas. El pañuelo amarillo de su cuello se había convertido en un collar del mismo color. “Soul y tú son los únicos que me pueden entender, para el resto estoy maullando.”
“¿Ese gato es tuyo?” preguntó Maka.
“Es mi Child,” dijo Eureka. “Luego… les explico todo. ¿Y Oikawa?”
“No despierta,” mencionó una voz. Al girarse, vio a Souji, Adachi e Iwaizumi junto a Oikawa, quien yacía dormido en el suelo. A unos metros de ellos, Kuro estaba tendido en el suelo junto al hombre que, de seguro, era el rebel del que Soul hablaba.
“Él no logró salir,” dijo Eureka. “Antes de que cayera, Kuro lo detuvo…” comentó, intercambiando miradas con Soul y Morgana. “¡Tenemos que regresar!”
“Eureka,” Souji la llamó. “¿Podrías explicarnos qué pasó? Tal vez podemos ayudar de alguna forma.”
“Sí,” Eureka asintió, y se acercó al grupo de Souji.

Ella les explicó a grandes rasgos los hechos: Oikawa le había pedido encontrarse en el bosque para hablar de su futuro como rebel. Justo allí, había aparecido Kuro, quien luego de una batalla, los hizo dormir. Narró los sucesos que habían transcurrido dentro del sueño: desde que volvió en sí, pasando por la aparición de su Child y la batalla contra Kuro. Finalmente, mencionó la técnica que utilizaron para regresar a la realidad, y la sorpresa que había sentido al ver, antes de despertar, cómo Kuro impidió que Oikawa completara su caída.

“Okay, entonces, él sigue allí,” dijo Adachi. “Y no hay forma de que regreses, al parecer.”
“No,” dijo Eureka. “Estoy segura de que hice algo para poder entrar junto a él, pero no sé bien cómo…”
“Mm,” Souji tomó su mentón, pensativo. “Creo que debemos darle un tiempo.”

El sonido que hizo el enemigo al incorporarse en el suelo los distrajo, y se sorprendieron al ver cómo Kuro había despertado ya. El rebel que lo protegía lo ayudó a pararse.

“Eureka es tu nombre, ¿no?” le dijo Kuro a la HiME.
“¿Qué pasó con Oikawa? ¿¡Por qué no despierta!?” le reclamó la HiME.
“Oh, se despertará en unos instantes, no te preocupes,” le aseguró Kuro. “Tenías razón, te ha tocado un rebel decente,” y le sonrió. “Lo estaré vigilando, de todas maneras.”

El rebel que lo acompañaba destruyó su campo de fuerza: las piezas transparentes de este cayeron al suelo y se desvanecieron poco a poco. Kuro y él corrieron hasta desaparecer en la oscuridad del bosque, y aunque Iwaizumi intentó perseguirlos, fue en vano.

Todos se giraron hacia Oikawa, aún dormido en el suelo.

“Esto… no tiene sentido,” dijo Maka. “¿Oikawa no es un rebel? ¿Por qué otros rebels lo han atacado?”
“…Creo que sé por qué,” dijo Adachi. “Souji, vámonos.”
“¿Qué…?” Souji se veía perdido.
“Ya no hay nada que nos impida salir de Hanasaki. No le creo al rebel de la máscara, pero al menos podemos regresar a Rizembool ahora sí. Ya nada lo conecta con él, ahora que él está despierto.” Adachi se giró hacia Iwaizumi. “Hay que cargarlo al carro.”
Iwaizumi suspiró. “Shittykawa sólo me da más trabajo,” bufó, mientras se agachaba para cargarlo. Junto con Souji, lograron que Oikawa se apoye en los hombros de ambos. “Más te vale que estés bien, Oikawa de mierda,” susurró Iwaizumi, observando el rostro imperturbable de su amigo.
“Eureka, te mantendré al tanto de su estado,” le dijo Souji.
“Por favor,” dijo ella. “Yo veré en qué puedo ayudar a otras HiMEs.”

Souji asintió, y le sonrió, un poco apenado. No podía esconder la preocupación que sentía por su amigo.

Su grupo se fue en silencio, dejando a Eureka y a sus amigos completamente solos en el descampado.

“Eureka, vamos por Lelouch,” le dijo Hizumi. “Hablé con él hace un rato y tuve que mentirle acerca de tu estado para no preocuparlo.”
“Mm, no,” Eureka negó con la cabeza. “Vayan ustedes por él,” Eureka sacó su celular del bolsillo y revisó rápidamente la conversación grupal de las HiMEs, en busca de información sobre facultades o lugares desprotegidos. “Tengo que ir a proteger a los alumnos y ayudar al resto de HiMEs.”
“Ten cuidado, por favor,” le pidió Hizumi.
“Nos avisas cualquier cosa,” dijo Maka.
“Mm, sí, no se preocupen.”

Kanone la observó en silencio por unos instantes, pero asintió.

“Cuídate,” le dijo, y se fue junto a Hizumi y Maka.

Eureka observó como sus amigos se alejaban del descampado hasta perderlos de vista. Sin más distracciones, le fue inevitable prestar atención a los punzones de dolor que sentía en el abdomen por haber sido atravesada con la espada de Kuro en el sueño de hacía unos minutos. Volvió a tocar la zona de la herida, pero su blusa estaba intacta y bajo esta, su piel no mostraba ningún rasguño. Las únicas heridas que portaba eran unos cuantos golpes y cortes que había recibido en la pelea contra los orphans y su dueño en el bosque.

Pensó en Oikawa, en lo que podía haber sucedido en el sueño luego de que ella despertara, y la ansiedad que sentía aumentó hasta darle la sensación de que se asfixiaba. Inspiró aire con todas sus fuerzas, y abrazó su estómago, regulando su respiración poco a poco. 

Soul colocó una mano en el hombro de su HiME, intentando calmarla.

“Oikawa estará bien, tranquila.”

No sentía fuerzas para responderle, por lo que sólo asintió en silencio.

No había tiempo para lamentar sus errores. Se dio unas palmadas en la cara, y empezó a correr con dirección a la avenida principal de la Universidad junto a Soul y Morgana.
« Last Edit: February 04, 2018, 04:58:18 PM by Eureka »


Puri

Nada de este aporte tiene sentido hasta que postee los flashbacks =)))) ignórenlo plis jejejejeje esto pasa cuando tienes toda la historia en la cabeza, no la escribes, decides escribir el ataque, y luego te das cuenta que nada tiene sentido porque nadie ha leído aún qué sucede en el entremedio </3

A todas las ilusas a las que les conté quien iba a ser mi rebel: CAMBIÉ DE IDEA JEJEJEJEJEJ así que aquí aparece mi nuevo rebel. Si adivinan quién es mi nuevo rebel les regalo un dibujo ♥

He escrito algo de 2k en 4 horas dónde está la fátima todopoderosa que en 4 horas escribía 20k



La primera persona en la que pensó fue en Chun.

Yzak no estaba en el campus de Hanasaki y era muy improbable que el chico se enterara de lo que acababa de suceder al no estar relacionado más con todo este embrollo. Si bien el teléfono le explotaba con mil mensajes en el chat grupal de las HiMEs, Suiseiseki no le hizo caso, ya que necesitaba ganar tiempo si deseaba llegar a Chun antes. Después de haber conversado con la muchacha y con Yzak, bien sabía que la pobre se quebraría con lo que estaba sucediendo en estos instantes… Rizembool jamás había incluido ajenos a la pelea antes. ¿Qué estaba pasando?

Por la hora, Chun ya debía de estar de vuelta en los dormitorios comunales, así que se le ocurrió que lo mejor sería buscarla ahí y de paso asegurarse que ningún rebel estuviera rondando por ahí, listo para involucrar más inocentes.

Se detuvo. Parpadeó. Se mordió los labios y siguió corriendo después de emitir un rápido grito.

Para alguien que había saltado a la oportunidad de volverse HiME en un santiamén, no había pensado detenidamente en su posible rebel. Yzak tenía muchísima razón al haberle reprimido y ella era una tremenda estúpida por haber dicho tan confiada que pensaría en el tema cuando tocara hacerlo. Debió de haberlo hecho, ella misma sabía que Rizembool nunca daba ni tregua ni respiro. Además, como su amigo le había dicho, ahora se encontraba en una situación completamente distinta a la anterior, como si fuese una HiME por primera vez. La vez pasada le tocó un rebel que ya conocía, alguien de quien tenía una idea de qué esperar, alguien que podía manejar a su antojo hasta cierto punto.

Ahora se enfrentaba a la completa nada. Al vacío.

Por enésima vez maldijo a su ausente elemento, ya que poder volar le vendría perfecto para ahorrarse el tiempo y tener algún tipo de ventaja frente a su rebel. Y la tremenda espada que tenía ahora por arma se la había dejado en el cuarto, perfecto. Ni qué decir del último mensaje de texto de Milla con el correo electrónico al que debió de haber escrito hace semanas. En serio que Suiseiseki era toda una joyita de Hime.

Y típico, digno de la situación, no faltaba el grito ensordecedor que recorrió toda su espalda y le dejó toda la piel de gallina.

Lo interesante del grito, sin embargo, fue justamente que terminó por salvarle la vida.

“¡CUIDADO!”

En cuestión de segundos, y sin pensarlo demasiado, Suiseiseki se agachó, llevó la mano al pecho y sacó de dentro de sí su espada, con la que bloqueó con el lado plano el fuerte golpe que iba dirigido a su cuello para noquearla. Tanta fue la fuerza el impacto que sintió como sus pies retrocedieron varios centímetros en el pavimento, pero la espada no se dobló en ningún instante.

Alzó la mirada y se encontró con los ojos profundos, calculadores y fríos de su rebel. Sí, tenía que ser él.

Ambos dieron un salto hacia atrás.

“Así que la espada va contigo”, murmuró y Suiseiseki aprovechó de buscar con la mirada a quien le había alertado. Vio a una chica pelirroja, menor, mirándola desde su posición en el árbol, amarrada. Al parecer había estado forcejeando para sacar de su boca el pañuelo que iba colgando de su cuello, con el que su rebel le había atado esperando que se callara. No podía creer que iba tan despistada que ni había notado que el otro había estado dejando el espacio libre para enfrentarla.

Su rebel siguió ahí parado, observándola. Ahora sí la ojicolor volvió a mirarle. De su misma altura, delgado, con ojos rasgados que seguían procesando planes. Su cuerpo de ninguna manera parecía denotar tanta fuerza interna.

“Tenía entendido que hablabas más”, dijo mientras sacaba un par de guantes de su bolsillo y se los ponía. A Suiseiseki comenzaba a pesarle el tamaño de la espada de llevarla empuñada tanto tiempo en el aire. “Así nos iría mejor, no soy mucho de hablar”.
“¿Y qué se supone que estás haciendo ahora~desu?” Preguntó finalmente.
“Distraerte”

Todo un clásico. Y, aun así, como estúpida, volvió a caer en él. El rebel se lanzó hacia ella y comenzó toda una seguidilla de golpes que no pudo evitar del todo. Con la espada solo podía evitar algunos dirigidos a su estómago, pecho y costados, donde su rebel parecía querer llegar; pero no evitaba aquellos rápidos en su rostro y las patadas. Si bien su memoria corporal la ayudaba a evitar los peores golpes, Suiseiseki tenía que reconocer que se encontraba por completo en desventaja frente al rebel. El chico en cualquier momento podría dar terminada la batalla por la estamina y fuerza que tenía…

Fue ahí que cayó en cuenta de las verdaderas intenciones de su rebel. Llegaría un momento en que ya no podría sostener la espada y el chico aprovecharía para darle otro golpe como el primero con el que intentó noquearla, lleno de fuerza y sin dudas. Tan solo estaba distrayéndola y gastando sus energías.

Suiseiseki hizo uso de todas sus fuerzas para dar varios saltos hacia atrás, pero su rebel le siguió el camino; finalmente llegó a una pequeña cafetería que ya se encontraba cerrada, pero dejaba sus mesas y sillas fuera… E hizo el amago de tropezarse de espalda contra una de ellas. Esa era la distracción que necesitaba. El rebel, tan concentrado en la pelea, no había reparado en que hubiera objetos tan cerca, así que en el instante en que movió la mirada para cerciorarse de estos, Suiseiseki empuñó la espada con fuerza hacia él.

El rebel lo esquivó, aunque pudo lograr romperle con el filo parte del suéter negro de lana que llevaba puesto. Pudo observar un pequeño pedazo de su pálida piel antes de caerse contra el piso y darse fuertemente de cabeza, antes de rodar y que el puño de su rebel le diera en el rostro. Suiseiseki aprovechó nuevamente ese momento de distracción por la furia de haber caído en una trampa que logró acertar… Otro corte en su suéter. Era demasiado rápido para ella.

Finalmente fue el chico que decidió dar varios saltos hacia atrás para reagruparse mentalmente. Suiseiseki se quedó en su lugar para recuperar aliento.

El rebel la observaba en silencio. Yzak tenía razón, tenía tanta razón, maldita sea. Suiseiseki estaba demasiado acostumbrada a pelear con la ventaja de conocer a su rebel. Ahora se enfrentaba a la nada, con ojos fríos que no dejaban entrever en ningún momento qué pensaba más allá de la batalla que tenía frente a sí mismo. Tanto silencio en medio de una batalla la inquietaba, pero no volvería a ser tan estúpida de abrir la boca cuando lo que necesitaba era recuperar el aire y pensar en qué rayos hacer.

“Te dirigías a los dormitorios, ¿no?” Sonrió de lado ante los momentos de silencio que dejó Suiseiseki como respuesta. “Me pregunto si…”, murmuró para sí mismo…

Y sin dedicarle nada más, el rebel se fue. Se fue dando varios saltos hasta que se perdió en la oscuridad de la noche.

“¿…Qué~desu?” no pudo evitar susurrar al ver el desenlace de su primera batalla con el sujeto. Después de varios instantes más en que dudó bajar la guardia, finalmente dejó la espada a un costado y rápidamente comenzó a cerciorarse de sus heridas, lo mínimo que podía hacer.
“¡James, por aquí!”, Suiseiseki volvió a tomar el mango de la espada y se levantó rápidamente, pero quienes se acercaban a ella era la chica pelirroja de antes que llegaba corriendo con un chico también pelirrojo, pero mayor que ella, que iba bien por detrás. “¿Estás bien?”, preguntó apenas llegó a su costado y se arrodilló cuando la ojicolor hizo lo mismo.
“Sí~desu”, murmuró. “¿Y tú~desu? ¿Cómo te deshiciste de las…?”
“No te preocupes”, la muchacha ahora se encontraba buscando algo dentro de su mochila. “Eso no era nada, pero déjame verte las heridas”, sacó entonces un pequeño neceser que llevaba dentro alcohol, cremas y curitas de primeros auxilios.
“¡Lulu!”, gritó el mayor apenas llegó a su costado y Suiseiseki le pudo ver el rostro enojado. “¡No puedes estar aquí! ¡Tenemos que irnos de Hanasaki! ¡Tengo que llevarte fuera de aquí!”
“Cállate, imbécil”, le espetó la menor. Por el trato y el gran parecido, supuso que eran hermanos. “¿Tengo que recordarte que mamá también fue HiME? ¿O ahora sí resulta apropiado olvidarnos de ello? Si quieres que me vaya contigo pues busca en los alrededores a dónde diablos pateó ese estúpido mis lentes, que ciega no me voy si es que tengo que escapar por mi vida” el mayor gruñó, pero se fue rápidamente a hacer lo que le decían. La menor volvió a prestarle atención. “No veo casi nada, pero puedo distinguir marcas moradas en tu rostro. Esto te ayudará”, dijo dándole uno de los ungüentos. “Pero primero hay que desinfectar”. Tomó el alcohol y comenzó a desenroscar la tapa.
“Gracias~desu… Pero ¿no tendrás un espejo a la mano~desu?”
“Uh, no” se encogió de hombros. “Nunca llevo uno conmigo”. Tomó un algodón en las manos y comenzó a empaparlo en alcohol. “Llévatelo a donde te duela más, supongo. Suiseiseki tomó éste en manos y comenzó a aplicárselo por todo el rostro. Sentía que éste estaba abierto y sangrando por todo sitio. El ver lo rojo que quedó el algodón de una rápida pasada solo le hizo tomar consciencia del dolor y la adrenalina comenzó a bajar para dar paso a una sensación de dolor y pesadez generalizada.
“¿Tienes tijeras~desu?”
“Ah, eso sí”, dijo con una sonrisa.
“Ok~desu. Esto es lo que haremos~desu, necesito que cortes mis pantalones~desu. Estoy segura de que tengo una herida sangrando en la pierna derecha por el costado~desu”.
“Oh”, la chica bajó la mirada y comenzó a tantear con las manos hasta que encontró el lugar donde la tela estaba cálida y empapada. Ejerció presión. “¿Te duele?”
“No mucho~desu”.
“Ok, entonces no habrá problema con cortar…”, comenzó a rebuscar de vuelta en su maleta, pero justo llegó su hermano.
“Lulu, es imposible encontrarlos y tenemos que irnos. Ya hablé con papá, están viniendo en estos momentos a recogernos en la puerta principal”.
“¿En serio?” dijo sin mirarlo. “Pues llámalo de vuelta, que la HiME fue mamá y no papá, estoy segura de que mamá no nos recogería de la puerta principal con una amenaza tan grande como esta”. Sacó las tijeras y comenzó a tantear de vuelta la pierna de Suiseiseki, calculando por donde podría cortar sin dañar su piel.
“Lily Luna, nos vamos en este instante”. Lily se volteó para volver a negarse, pero Suiseiseki habló antes por ella.
“Vete~desu. Mis poderes no son suficientes para ayudarlos si es que vuelve mi rebel~desu”.
“¿Ves? Tiene razón”.
“No, no hay forma. Estás malherida y justamente porque no puedes ayudarte es que tenemos que quedarnos. Aunque sea podemos alertar o buscar ayuda si es que permanecemos a tu lado”.
“No~desu”, negó y tomó las tijeras de su mano, aprovechando de comenzar a cortar su pantalón de manera más rápida ya que ella sí podía ver bien. “Si tu mamá fue una HiME como dices, sabes bien que no me estás ayudando si te quedas junto a mí~desu”. La menor hizo un gesto de ofensa, pero Suiseiseki se apresuró en sonreírle. “Con lo que me has dado ahora es más que suficiente~desu”.
“Hazle caso a…”
“Suiseiseki X~desu”, se presentó finalmente.
“Está bien”, asintió la menor sin mirarla y comenzando a guardar sus cosas en su mochila. “Espero que no pase nada malo, Suiseiseki”. Se levantó y le ofreció una leve sonrisa que aún dejaba ver que no le gustaba haber sido contradicha. “Deberías usar ese pedazo de tela libre para hacerte un torniquete en la pierna, solo por si acaso. Y soy Lily”.
“Y yo su hermano James, pero nos vamos, disculpa”, el chico comenzó a jalar a su hermana hacia otro lado y la menor comenzó a gritarle indignada, pero al menos ahora sí se fueron y la dejaron a Suiseiseki sola en medio de un silencio abrumador.

No era ninguna estúpida. Ya sabía que su rebel tenía todas las intenciones de dirigirse a los dormitorios y ponerla a prueba ahí una vez más. De seguro que sabía que iba en búsqueda de Chun. El muy desgraciado debía saber absolutamente todo de ella, por lo que había comentado sobre su personalidad, y ella no conocía siquiera su nombre.

Terminó de cortar el otro lado de su pantalón para una mejor movilidad, hizo un torniquete lo mejor que pudo con la tela no manchada y se levantó apoyándose en la espada. Ahora sí sacó el teléfono, e ignorando los demás mensajes, abrió la conversación grupal de las HiMEs. Esta se encontraba ahora casi en silencio, pero no estaría de más mandar un mensaje.

“Necesito ayuda en los dormitorios comunales de chicas. Los universitarios. Si alguien puede apoyarme, estoy yendo ahora mismo por el camino principal que cruza las facultades de ingenierías”.

Dejó ahí en el piso lo que Lily había usado para ayudarla y caminó lentamente hacia los dormitorios comunales, usando la espada de muleta para no apoyar su pierna herida.

El mismo momento en que Suiseiseki sonrió, un relámpago iluminó rápidamente todo el lugar.



Aviso de servicio comunal: Si a alguien le interesa, he dejado mi fic así porque me gustaría hacer un aporte compartido con alguien ♥ hmu si les gustaría, si no ya veo cómo le sigo ´v`
Edit: NEVERMIND YA TENGO INCAUTA PARA EL FIC COMPARTIDO (:<
« Last Edit: July 31, 2017, 11:11:50 AM by Puri »

Forget all the shooting stars and all the silver moons
We've been making shades of purple out of red and blue


Kora

Esto iba a ser un aporte más largo y quedar al día pero al final no ha podido ser, así que prefiero cortar aquí este mes para terminar el evento asap.
Gracias Kana por dejarme usar tus personajes, cualquier cosa que quieras cambiar me avisas  Y gracias Shura por la Drossinspo



14.


Madoka sonrió al ver a Nino en la biblioteca. Sus clases particulares de Química le eran de gran ayuda y era una agradable compañía, siempre paciente cuando cometía un error y siempre asegurándole con una amable sonrisa que eventualmente se pondría al nivel de sus compañeros en las asignaturas de ciencias. Del mismo modo, Madoka sólo deseaba lo mejor para ésta en su rol como HiME, algo que siempre parecía preocuparle.

Nino estaba esperándola en una mesa cerca del rincón pero bien iluminada bajo una ventana. Sin embargo, su tutora parecía menos entusiasmada aquella tarde, respondiendo con un tímido asentimiento de cabeza a su saludo. Cuando se acercó a la mesa para tomar asiento, Madoka supo inmediatamente por qué.

- ¡Nino! ¿Qué te ha pasado?

El largo pelo rubio caía sobre el brazo enyesado, haciéndolo difícil de ver de no ser por la corta distancia entre ambas. Al suspirar, Nino pareció encogerse, y Madoka dejó su mochila en la silla antes de sacar sus cosas, con la ansiedad apretando su pecho. Nino tardó en responder, aparentemente no encontrando las palabras adecuadas. Incluso Sensei, el ave que se apoyaba en su hombro como siempre, parecía respetar el silencio de su dueña, quieto como una estatua.

Aquella situación le era muy familiar a Madoka, y al sentarse frente a Nino, no dudó en exponer su teoría por el bien de su compañera.

- Ha sido tu Rebel, ¿verdad? - Tuvo que contenerse para no sisear aquellas palabras.
- ...Sí. - Finalmente dijo Nino.
- Lo siento...

Madoka bajó la cabeza. Recordaba aquella vez, tres años atrás, cuando Kora fue emboscada por su Rebel durante una cita con su novio, y terminó con un brazo roto y costillas fracturadas. Ver a Nino de aquella forma le recordó la misma impotencia que sintió aquel entonces al darse cuenta de que su deber como maestra y protectora tenía límites.

- No pasa nada, Madoka. Ahora estoy bien, y aunque no puedo escribir mucho, te ayudaré igualmente con las clases.
- ¡Eso es lo de menos! - Madoka alzó el mentón inmediatamente. - ¿Te han dicho si tendrás que llevarlo mucho tiempo?
- Oh... pues, está roto, así que están esperando a la revisión la semana que viene. - Nino se apartó el cabello, incómoda, para volver a colocárselo frente a ella, escondiendo el brazo como pudiera.
- Ugh... Lo siento mucho, Nino. Los Rebels son escoria... - Entrecerró los ojos. Se sentía lo suficientemente cómoda con Nino para compartir aquella historia, y quizá necesitaba contarlo en aquel momento. - Sabes, a Kora-- la HiME a la que entreno, le ocurrió lo mismo la otra vez.
- ¿En serio?
- Hmm-hmm. - Madoka asintió. - Su Rebel le rompió el brazo... fue todo una trampa.
- Siento que tengas que recordar todo eso... - Nino agachó la cabeza. - Disculpa, Madoka...
- ¡No, no! ¡No es eso! - Madoka agitó las manos. - Es que-- aún así, después de todo, Kora venció a su Rebel... lo que quiero decir es que tu Rebel tendrá su merecido. ¡Puedo ayudarte con lo que necesites! Aunque no sea HiME.
- Gracias, Madoka. La… la verdad, me asustó mucho todo al principio... no creí que alguien podría llegar a hacer eso a alguien que ni siquiera conocía… pero, intenté mantenerme fuerte, y no huí. - Nino apretó su mano libre en un puño sobre la falda que vestía. - Incluso al final, conseguí despertar mi arma…
- ¡Muy bien! Eres tan valiente, Nino. ¡Felicidades! - Orgullosa de su compañera, Madoka le dedicó una sonrisa.
- Es… es muy amable que digas eso, Madoka. Me gustaría conservar esta fuerza.
- Estoy segura de que lo lograrás, Nino. Eres una HiME de verdad…
- Me gustaría pensar que… sí, pero… - Nino se detuvo a media frase, desviando la mirada.  - Pero no dejemos que ésto te quite más tiempo, ¿vale? Tus notas son importantes también.
- Oh, claro... pero recuerda lo que te he dicho, ¿de acuerdo? Si necesitas ayuda, puedes contar conmigo.

Nino asintió en respuesta, y aceptando que el tema estaba aclarado, Madoka sacó la libreta de prácticas de Química. Todavía tenía que resolver los ejercicios de la práctica que había hecho con Shigure aquella semana, y no tenía ni idea de por donde empezar. Esperaba que su compañero de clase hubiera tenido más suerte que ella y pudiera resolverlos por él mismo, después de rechazar su oferta de copiarse de Madoka. Nino leyó la hoja, asintiendo levemente antes de empezar a seguir los ejercicios con el dedo de la mano que tenía bien. Para una estudiante de Quimica debía ser algo muy básico, y Madoka se sintió algo avergonzada.

- Madoka, no tienes bien redactado el problema... verás, ésta es una reacción que va sólo en una dirección, la flecha debe ir--
- Hola, Madoka.


La voz de Kora sonaba demasiado dulce, y Madoka alzó una ceja sin darse cuenta. La HiME se había asomado por detrás de una estantería, vestida con atuendo casual y no llevando más mochila que un bolso. No parecía venir a unirse a la sesión de estudios, aunque se sentó en el asiento al lado de Madoka. Al observar a la recién llegada, Nino se detuvo, algo intimidada, lo que no podía echarle en cara: Kora era más alta que ellas, su ropa era... despampanante, en comparación, y su actitud segura de sí misma empequeñecía a la tímida Nino.

- Kora, estamos estudiando. - Le recriminó Madoka, frunciendo el ceño.
- Oh, no te preocupes, sólo quiero hablar con tu amiga. - Kora agitó las manos como si no fuera con ella la cosa, y se giró hacia Nino. - Soy Kora, no sé si Madoka te ha hablado de mí.
- S-sí... encantada de conocerte, Kora. Soy Nino Okamura. - Nino inclinó la cabeza levemente desde su asiento.
- Igualmente.

Kora sonrió, ladeando la cabeza. Aquel gesto zalamero no era propio de Kora, Madoka estaba seguro de ella, y sólo hizo que la situación le resultara aún más preocupante. ¿Tanto había cambiado en tres años?

- Um, Nino, disculpa que sea tan directa, pero necesito tu ayuda.
- ¿...mi ayuda?
- ¿Su ayuda? - Madoka y Nino hablaron a la vez, en tonos muy diferentes: Nino sorprendida, y Madoka escéptica.
- Madoka me ha dicho que estudias Ciencias Químicas, así que tienes acceso a los laboratorios de Hanasaki, ¿no? - Ante la pregunta de Kora, Nino asintió. - Necesito a alguien que pueda hacer una prueba genética.
- ¿Una prueba genética? ¿De qué tipo? - Nino fue quien hizo la pregunta, pero Madoka escuchó con atención. Kora no le había dicho nada de necesitar algo parecido.
- Ummm... es un asunto privado como HiME. Necesito comprobar el parentesco entre dos personas con una muestra de ADN.
- Oh… sí, seguro que en el departamento de Ciencias pueden realizar un cariotipo, claro… - Nino jugó con un mechón de sus cabellos, evitando contacto visual con la otra HiME. - Pero yo no tengo conocimiento para realizar uno… lo-lo siento… lamento no poder ser de ayuda…
- Hmmm. No pasa nada. - Kora entrecerró los ojos, y repicó sus largas uñas oscuras sobre la mesa unos segundos. - ¿Conoces a alguien que podría hacerlo?
- Um, pues… - Nino permaneció en silencio unos segundos, pensativa. - Nuestro profesor de Bioquímica es muy amable… el profesor Lancaster. Suele estar en el despacho del departamento de Ciencias Químicas después de clases.
- Ya veo, entonces le preguntaré al señor Lancaster. - Kora asintió, levantándose. - Gracias, Nino. Estudiad mucho, chicas… y Nino, espero que tu brazo se mejore pronto…
- ¡O-oh…! No hay de qué, y gracias… - Nino se sonrojó, apartando la vista.

Kora se marchó tan pronto como había llegado, con su escueta despedida y sus pasos acelerados. Madoka siguió su figura hasta que desapareció de la biblioteca, frunciendo el ceño sin darse cuenta. No sólo el encuentro había sido extraño en sí mismo, sino que Kora había sido abiertamente intimidante con Nino sin tener ninguna consideración con la otra HiME.

Además, ¿por qué tenía que realizar pruebas de aquel tipo? No le había dicho nada en absoluto.

- Me siento mal por no poder ayudar a Kora con lo que necesita… es que, realmente, no sabría realizar una prueba así… - Murmuró Nino, siguiendo con su disculpa.
- No te preocupes… - Suspiró Madoka. - Ya tiene lo que quería, así que estará contenta. 
- Si tú lo dices, está bien. Continuemos con los ejercicios, entonces. Verás, al ser una disolución...

---

Al salir de la biblioteca, Kora dejó ir un bufido. Las cosas no habían salido tan mal como esperaba: indirectamente, Madoka le había servido de vínculo para saber si Akio era su hermano… pero había preferido algo más discreto. Realizar todo el proceso bajo mano con una estudiante llamaría menos la atención que ir directamente al departamento, algo que podía haber deducido ella misma.

Siendo un domingo, además, tendría que esperar al menos otro día.

Chasqueó la lengua, decepcionada. Buscó un lugar cerca de la mansión donde poder sentarse un rato y fumar un cigarrillo tranquilamente para no llenar la habitación de humo y oír la regañina de Madoka sobre el tabaco y la capacidad pulmonar después.

La tarde no estaba completamente desperdiciada, después de todo. Todavía tenía que entrenar con Madoka, y quería preguntarle más sobre la tal Nino. ¿Una HiME con un brazo enyesado? El concepto le era demasiado familiar. Otra víctima más del conflicto entre Hanasaki y Rizembool, otra prueba más en el caso que estaban construyendo.

Dio una calada larga, intentando no indagar demasiado en los recuerdos de aquella época. Había sido injusto. Era joven, finalmente tenía un novio, y una tarde con él le había costado un brazo roto.

Aunque intentaba nadar en contra, la corriente de pensamientos se la llevaba. Tres años antes, las cosas habían sido tan diferentes en Hanasaki. Había sido descuidada e insensata, pero no recordaba tardes en las que se hubiera sentado sola en un banco. Siempre tenía a alguien a su alrededor. Su grupo de amigos, su novio, las otras HiMEs, Madoka, Ky… se había malacostumbrado a la compañía.

Apagó la colilla del cigarrillo con el pie. Nada de aquello importaba ahora, se recordó a sí misma. No estaba en Hanasaki para hacer amigos, sino para convertirse en un testigo clave del caso.

Y si podía sacar algo de su posible vínculo con Akio, sería bien recibido.

---

El salón era amplio y de techo alto, y sin embargo, el familiar hedor seco se había instalado. Era un olor que se había pegado a las paredes, los muebles, el mismo suelo. Allá donde su padre iba, aquel olor le seguía, imperceptible al principio, hasta que resultaba incómodo respirar. No era hediondo, pero producía una sensación desagradable, el vacío en el estómago al caer desde una gran altura. Era el olor de la muerte, de lo seco, de lo vacío.

Akio a veces se preguntaba si era el único que podía identificarlo. O cuanto menos, sentirlo.

Las expresiones de congoja de sus hermanos podían atribuirse al miedo que imponía la figura de su padre. Aún con la piel grisácea plegándose sobre sí misma como cuero viejo, los ojos hundidos en sus cuencas oscuras y el pelo blanco y tieso, su presencia seguía inspirando respeto. El viejo sabía como controlarlos, y eran conscientes de ello. Ni siquiera el hecho de que la muerte lo rondara tan cerca que pareciera una presencia física les aliviaba.

- ¿Y bien?

La voz resonó en la estancia. Ambos estaban solos en el salón, con Akio de pie frente a su padre, quien descansaba sobre un sillón viejo. Los guardaespaldas les habían dejado solos, otra prueba de que aquel no tenía literalmente nada que temer de sus hijos.

Akio entrecerró los ojos, eligiendo sus palabras cuidadosamente.

- Débil. Muy débil. Apenas tuve que poner un poco de presión para que cayera, y su poder es casi inexistente. Sólo sabe usar un cuchillo gracias a una niña.
- No me importa si usa cuchillo o tenedor. - Gruñó el viejo. - Sólo quiero saber si sus poderes servirían.
- ...No, padre. - Determinó Akio. - Sé que los ha usado de forma inconsciente, pero no tiene control sobre ellos, y como he dicho, no son gran cosa.
- Entonces no sirve de nada. Encárgate de ella, he oído que Rizembool atacará pronto. - Con un gesto despectivo, la conversación se dio por terminada.
- Muy bien, padre.

Antes de marcharse, Akio hizo una breve reverencia. Las puertas del salón se cerraron tras él, con los guardaespaldas recolocándose tras terminar aquel breve momento de intimidad.

El viejo se estaba muriendo. La gloria y el poder de su padre se estaban pudriendo al mismo tiempo que su cuerpo, y con ellos, su capacidad de pensar a largo plazo. Quizá era el hecho de ser consciente de que no le quedaba mucho tiempo entre los vivos sin un milagro lo que nublaba su mente.

Pero Akio era joven, con mucho por delante. Llevaba planeando aquella partida durante un largo tiempo, y más que le quedaba. Ahora que tenía el movimiento pensado, era hora de mover ficha.

---

Madoka le daba órdenes sencillas pero concretas. Siguiéndolas con diligencia, Kora podía notar que su postura mejoraba poco a poco. Los primeros días se había sentido torpe por mucho que todavía conservara movimientos reflejo de su entrenamiento anterior, pero unas semanas después, tenía fluidez con la kodachi para no necesitar calcular todos los movimientos.

- ¡No, así no! ¡Tienes que estirar menos el brazo y terminar el giro con la muñeca!

Aunque definitivamente aún estaba lejos de ser una buena esgrimista.

Terminó la rutina de movimientos de aquella tarde con una calificación de “suficiente” por parte de Madoka, lo cual era casi un éxito. Kora se quitó el sudor de la frente con la muñequera, suspirando. No dejaba de sorprenderle cómo podía cansarle tanto el simplemente estar repitiendo movimientos, ardiéndole los músculos en las extremidades y abdomen por horas después.

Volvieron en silencio a la mansión HiME con el cielo oscureciéndose tras ellas. Antes de que empezaran las distracciones como asignarse turnos de ducha, Kora decidió romper el silencio.

- Madoka, ¿puedo hacerte una pregunta? - Era mejor atajar el tema cuanto antes para confirmar sus sospechas.
- Por supuesto.
- A tu amiga HiME… Nino… le ha roto el brazo su Rebel, ¿no?
- ...Sí. - Respondió Madoka tras una breve pausa. - Siento si te trae malos recuerdos.
- Oh, no, no es nada de eso. Ya han pasado tres años… además, si me hubiera pasado algo, tú eras mi Meister, así que… bueno… - Kora tragó saliva. - Lo siento.
- Ya me pediste perdón en su día, Kora. No hay nada más que decir. - Madoka negó con la cabeza. - Acepté ser tu Meister sabiendo lo que podía pasar… es mi deber.
- Madoka, por favor, no lo digas así. - Kora frunció el ceño, frustrada e incómoda. Sabía del trato que las unía, pero Madoka lo hacía sonar como si fuera una obligación. - Me gustaría pensar que alguien hace algo por mí por voluntad propia, ¿sabes?
- Si no recuerdo mal, Ky se presentó voluntario para ser tu Meister. - Replicó Madoka inmediatamente, ladeando la cabeza.
- Lo… lo sé. Pero no me refería a eso-- da igual.
- Vale, pero yo también quiero preguntarte algo.

Uh-oh.”. Había supuesto que a Madoka no se le pasaría por alto su conversación con Nino, y todavía no estaba segura de si era buena idea mantener más secretos de los necesarios si iban a pasar tanto tiempo juntas. Demasiadas mentiras podían volverse confusas.

Lo mejor sería no dar muchos detalles por el momento.

- ¿Por qué necesitas un análisis genético?
- Pues… creo que he encontrado a mi familia paterna.
- ¿¡Qué!? ¿En serio? - Madoka se detuvo en seco, observándola con ojos como platos.
- No es para tanto… - Kora hizo un gesto con la mano. - Aún no sé nada.
- Pero-- ¿cómo? ¿Es que has vuelto a Japón para investigar…?
- ¡No! Yo no he investigado nada.
- ¿Entonces? ¿Cómo tienes material para hacer una prueba? - Madoka era inquisitiva, y Kora maldijo para sí misma.
- Fue mi supuesto nuevo hermano. - Al mencionar la palabra “hermano”, Kora hizo unas comillas en el aire. - Se enteró de que había vuelto a Japón, y se acercó.
- ...Eso es muy sospechoso. - Madoka pareció desinflarse. Toda sorpresa y emoción abandonó su rostro para dejarla con una máscara de escepticismo. - ¿Y si te están intentando engañar? Podría ser alguien de Rizembool, o incluso tu Rebel.
- Lo sé. - Kora tuvo que hacer un esfuerzo para no hundir la cara en las manos en aquel momento. No era la primera vez que Madoka estaba tan cerca de la verdad sin saberlo. - Por eso quiero hacer las pruebas en Hanasaki, para estar segura.
- Deberías tener cuidado, Kora… mi vida ya no depende de la tuya, pero aún así, sigo teniendo la responsabilidad de protegerte.
- …Gracias, tu preocupación tan sentida por mí me llega al alma. 

Al llegar a la habitación, Madoka le cedió el primer turno de ducha a Kora. Cuando terminó de embadunarse en cremas antes de ponerse el pijama y atarse el pelo para que no le molestara, Kora se tumbó boca abajo en la cama.

Sentía el cuerpo pesado después del entrenamiento, apenas con fuerzas para arrastrar el móvil hasta tenerlo cerca de la cara, y ni siquiera podía centrarse en el archivo PDF que tenía que leer para clases.

- Kora, lo que he dicho antes… lo digo de verdad.

No estaba segura de cuando había salido Madoka del baño. Ésta estaba sentada en el futón, y Kora se incorporó a duras penas en la cama para mirarla, girándose para apoyarse en los codos.

- Tienes que tener cuidado, ahora que eres una HiME otra vez. Aunque hayas mejorado con la kodachi… - Madoka suspiró. - No tienes a tu Key.
- Tengo cuidado. - Replicó Kora.
- Lo sé, pero… no entiendo a veces qué intentas hacer. Es como si a veces te interesara ser una HiME, y otras veces no.
- …¿A qué te refieres?

Kora apretó la mano en un puño. Aparentemente, su actuación no estaba siendo del todo convicente. Esperaba que sólo fuera Madoka quien tuviera sospechas, ya que al fin y al cabo, era la persona con quien más tiempo había pasado desde que llegara a Hanasaki.

- Pues… cuando entrenamos veo que te esfuerzas mucho, sé que intentas recuperar tus habilidades, pero luego… parece que las otras HiMEs te molestan, o simplemente el hablar del tema te irrita. Y no decirle nada a Ky… es muy errático. - Madoka torció el labio inferior. - ¿Quieres ser una HiME?
- Estoy aquí, ¿no? - Respondió Kora, anotando mentalmente aquello. Era hora de aplicar todo lo que Lisa Lisa le había enseñado.
- Sí, pero--
- Ser amiga de otras HiMEs no es mi obligación. Mi obligación es tener la suficiente habilidad para derrotar a mi Rebel y a ser posible no morir en el intento.
- Ya… ya veo. - Madoka asintió, con expresión incómoda. - Perdón. No quería parecer que dudaba de ti.
- ¿Es porque no puedes ser una HiME? - Y el golpe final.
- …N-no, es sólo… no sé.
- No creo que tenga nada que ver con la actitud, con Keys o con si te llevas bien con las otras HiMEs.
- Tienes razón. Gracias, Kora. Y aunque no sea una HiME, seguiré apoyando a Hanasaki como pueda. Me alegra saber que te importa ser una HiME, a tu manera.
- De nada.

Al dejarse caer de nuevo en la cama, Kora hizo un esfuerzo para tragar el nudo que se le había formado en la garganta. La sinceridad de Madoka le había hecho mentir y manipularla abiertamente, de una manera que no sabía que era capaz de hacer a un ser querido.

No pierdas de vista el objetivo.”, se recordó a sí misma.

- Kora, deberíamos ir a cenar. - Le recordó Madoka, poniéndose en pie. Había recuperado su natural actitud animada. - No es bueno acostarse con el estómago vacío, y hoy nos hemos esforzado.
- Claro. Vamos, Madoka, tienes razón, es hora de cenar.

---

La audiencia de huesos amarillos recordará un suceso paranormal ocurrido en Japón hará tres años, el cual nunca ha sido resuelto por las autoridades internacionales. Abajo en la descripción encontrarás un link al video de aquel entonces, por si quieres tener una pieza más en este complicado puzzle. Por ahora, prepárato, porque tras años de silencio, lo paranormal vuelve a acechar las calles de Tokio.
Son de dominio común las historias de superhéroes. La Marvel tiene a Spiderman, al Capitán América, a Hulk, a equipos como los Cuatro Fantásticos o a los X-men. DC tiene a los superhombres como Superman, Linterna Verde, y supermujeres como Wonder Woman. ¡Y precisametne de las supermujeres trata el video que te voy a mostrar hoy! Porque tal y como se empezó a gestar hace tres años, es en el país del sol naciente de donde salen los rumores sobre colegialas con poderes… llamémoslas “supermujercitas”.
La última vez sólo teníamos una fotografía borrosa, que bien podría haber sido un flash o un destello, pero hoy te voy a mostrar a continuación un metraje auténtico de estos acontecimientos. Puedes considerar que el siguiente video no es muy largo, sin embargo, te aseguro que cambiará tu manera de pensar una vez que lo veas. Estas imágenes fueron capturadas por una cámara de seguridad, y quien las filtró, prefiere mantenerse en el anonimato más absoluto, habiéndolas subido a la Deep Web, desde donde han ido aflorando hasta aquí, que yo te las traigo.
Este es un suceso extraño, perturbador, bizarro en el sentido anglosajón de la palabra, al que no se le encuentra explicación que no incluya elementos supernaturales. Ahora, juzga por ti mismo.


El vídeo apenas duraba seis segundos, en los cuales una chica usaba una espada corta al mismo tiempo que hacía un movimiento brusco con la mano, lanzando una descarga luminosa contra un chico que iba a arremeter contra ella. Sin embargo, entre repeticiones a cámara lenta y zooms pasaron un par de minutos de análisis de apenas veinte frames borrosos. Era imposible reconocer el rostro de ninguno de los dos, y el movimiento era brusco.

En el vídeo, esta muchachita lanza lo que parece una bola de energía a otro joven. No se aprecian bien los detalles, pero ambos parecen cansados, y blanden katanas, las espadas oriundas de Japón. ¿A qué se debe este encuentro? No parece haber trampa ni cartón, y aunque el vídeo es corto, podemos apreciar una cierta fiereza, casi desesperación en sus movimientos. Esta lucha no es falsa. Se trata de una batalla encarnizada entre dos colegiales que apenas estarán en la veintena. ¿Qué misterio se ha desatado en las calles de Tokio? ¿Qué impulsa a éstos jóvenes japoneses a luchar entre ellos? Y lo más importante, ¿son capaces de usar poderes sobrehumanos?
Todo intento de rastrear el origen de las imágenes llega a nada, lo cual nos debe hacer pensar si no habrá alguien importante quién esté detrás de todo ésto. Alguien cuya influencia se extiende más allá--


Ky terminó por pausar el vídeo, y sin pensárselo mucho más, cerró la pestaña de YouTube, viendo que el vídeo aún duraba tres minutos más en los que el youtuber se dedicaría a inflar metraje con lenguaje recargado que no llevaba a ninguna parte más que especulación absurda. Se frotó los ojos con una mano, tratando de descansar la vista después del contraste de la pantalla del portátil y la tenue iluminación de su sala de estar.

Un “ding” proviniente de la pestaña de Facebook le llamó la atención, aunque no era de la persona que esperaba.

Jean P Polnareff
Que piensas, novato??
Es verdad?


Ky suspiró antes de responder. Había procurado mantener un perfil bajo en la academia, pero cuando uno de los instructores era un agente de la Interpol con acceso a todo su historial, no había manera de esconder su historia en Hanasaki.

Ky Kiske
No recuerdo nada del estilo, agente Polnareff.
Siento decepcionarle.

Jean P Polnareff
Seguro?
Y no hace falta que seas tan formal!!
Aunque podrías llamarme sempai ;D

Ky Kiske
Estoy seguro de que si hubiera visto algo así lo recordaría.
Y se escribe senpai.

Jean P Polnareff
Ah si?
Entonces sería Polnareff-Senpai, no?
Bueno, nos vemos luego y me cuentas más!!

Ky Kiske
Hasta dentro de un rato, Agente Polnareff.


Ky cerró el portátil, y se vistió con la ropa para salir a correr. Últimamente las mañanas eran cálidas y húmedas, sin llegar a llover, pero sofocantes al poco de estar en el exterior. Recordaba que Kora odiaba aquel clima para hacer ejercicio, y entre su última conversación con Elizabeth Straits y el vídeo que le había enviado Polnareff, le era inevitable pensar en la HiME. Ex-HiME, se corrigió mentalmente. Kora había decidido huir de la llamada de Hanasaki, hasta el punto de cambiarse de país.

Todavía no había decidido qué hacer al respecto. Straits lo había acusado de no respetar la decisión de Kora, pero al saber que estaba huyendo… ¿era tan egoísta querer una segunda oportunidad y demostrarle que podría sentirse segura con él? Cuando después de casi tres años por fin habían llegado a algo parecido a estabilidad en sus vidas, Hanasaki había resurgido de las cenizas, y de la noche a la mañana habían perdido todo.

Tenía que haber una manera de arreglar las cosas. No podía ser tan tarde como para salvar a Kora de Elizabeth Straits, por inocente que fingiera ser ésta última.

Al regresar a casa le costaba respirar el aire caliente que llenaba sus pulmones, y el agua fría de la ducha era una bendición. Para cuando terminó de vestirse con el uniforme de la academia, empezaba a amanecer, y subió a su bicicleta para ir hacia la academia. Más fácil de aparcar que una camioneta, además de ser más ecológico (argumentos que habían ofrecido Kora y Maya, respectivamente).

- ¡Kiske!

La voz jovial del agente Polnareff llegó al mismo tiempo que un brazo rodeaba su cuello y una mano le revolvía el pelo aún húmedo. Ky se apartó rápidamente, peinándose con los dedos: su pelo tendía a despuntarse por sí solo sin ayuda externa, aunque Polnareff igualmente le pasó una mano por los hombros mientras recorrían el camino hasta la entrada de la academia.

- Bueno, ahora no puedes esconderte. ¿Qué te ha parecido el vídeo?
- Tan cierto como el resto de vídeos del canal. - Respondió Ky, suspirando.
- Oh, venga, para empezar, seguro que alguno de esos vídeos es cierto. - Insistió Polnareff. - ¿No te gustan las historias paranormales, Kiske?
- Creo que la mayoría son falsas… especialmente las de colegialas con superpoderes…

Ky desvió la mirada. No era la primera vez que leía rumores de aquel tipo, y la información clasificada a la que tenía acceso era poco más que las migajas que se podían dejar en un ordenador viejo de la policía, lo cual era básicamente nada.

No esperaba que los rumores sobre Hanasaki y Rizembool llegaran a ser de dominio público, aunque si el conflicto entre las dos escuelas se había desatado, era posible que aquella vez las autoridades internacionales empezaran a sospechar algo. El hecho de que Kora rechazara ser HiME otra vez le producía sentimientos encontrados, entre ellos, el alivio de que no arriesgara su vida ni verse entrometida en una posible investigación internacional.

- ¿Pero a que sería genial? Además, es Japón. No pueden sacar tantas series de magical girls sin inspiración en la vida real.
- …¿Le gustan las series de magical girls, Agente Polnareff?
- ¿Qué? ¡No! Bueno-- ¡No! ¡No me refiero a eso! - Polnareff se cruzó de brazos. - Kiske, eres un mal… hmm, ¿qué es lo contrario de senpai?
- Kouhai.
- Pues ahora mismo estás siendo un mal kouhai. - Sentenció Polnareff. - Pero, en serio, ¿no viste nada raro cuando estuviste estudiando en Japón?
- No.

Ky empezaba a notar un dolor punzante entre los ojos. Quizá era la ola de calor húmedo que disparaba los casos de migraña, quizá era el tener que darle tantas vueltas al tema de las HiMEs incluso cuando necesitaba centrarse en otras cosas. Cosas importantes como sus clases en la academia de policía.

- Vale… - Los hombros de Polnareff se hundieron un poco. Suspirando, Ky le dio unas palmaditas en la espalda. Polnareff no tenía malas intenciones, sólo era una persona… entusiasta. - Pero hubiera sido interesante.
- Algo me dice que quizá… quizá no.
- Hm, pero si existieran, y estoy hablando en un supuesto… ¿crees que tendrían transformaciones? Así de levantar una varita mágica para despertar sus poderes. - Polnareff levantó la porra de agente que llevaba a la cintura. - ¿O tendrían mascotas?

Debía ser así de fácil verlo desde fuera, pensó Ky. Una historia de comics con chicas bonitas en las que el bien derrota al mal, con brillitos, animalitos adorables, romance y drama barato. Nada que ver con estudiantes estresadas, heridas, con brazos rotos y asustadas ante la idea de salir a la calle, o asientos que quedaban vacíos.

- Puede ser. - Replicó Ky, intentando mantener una expresión neutral.
- Oh, vamos, Kiske, era broma. - Polnareff le dio un codazo. - No te enfades. Sólo es un video de un Youtuber que tiene que exagerar historias completamente normales. Probablemente el vídeo sería una obra de teatro, o una pelea de bandas.
- Es posible. - Ky se encogió de hombros.

Ky tenía lagunas de memoria de su estancia en Hanasaki, especialmente durante los últimos meses del conflicto. Shock y la adrenalina por la situación que había vivido como Key, le habían dicho, y quizá no quería recordar todo lo que había ocurrido. Sólo sabía algo importante, tanto tres años atras como en aquel momento: al menos Kora estaba viva.

Había ayudado a que Kora sobreviviera, de una manera u otra. No había tenido las capacidades de Madoka o el Knight, pero había colaborado.

Sólo quedaba recordarle a Kora que podía seguir protegiéndola.

---

Otra semana lectiva empezaba en Hanasaki, y Kora por fin tuvo un hueco en sus clases para poder retomar su investigación.
Después de pedir direcciones, llegó al área de ciencias del campus de Hanasaki, y desde allí, buscó en el mapa del edificio dónde estaban los diferentes departamentos. Tendría que preguntar un poco más una vez llegara a los laboratorios de ciencias químicas, pero serviría.

Al estar fuera del horario lectivo, no había muchos estudiantes por los pasillos. Después de dar un par de vueltas y subir un par de escaleras, se cruzó con una chica de pelo oscuro que cargaba un par de gradillas con tubos limpios.

- Perdona…
- ¿Hm? - Ésta levantó la mirada, con unos ojos grandes y verdes que no disimulaban su apatía. -
- Estoy buscando al profesor Lancaster. Da clases de Bioquímica, ¿si he entendido bien…?
- Oh, por supuesto. - La chica puso los ojos en blanco. - Por favor, dime que no eres una admiradora secreta.
- ¿Qué? Ni siquiera sé quien es.
- ¿Entonces para qué lo buscas? - Replicó la desconocida, arqueando una ceja.

Kora, por supuesto, estaba mintiendo. La noche anterior había buscado en la página de Hanasaki, viendo que era un hombre relativamente joven y bastante atractivo. Las sospechas de la otra chica no eran del todo infundadas, aunque era cuanto menos curioso que se hubiera puesto tan a la defensiva.

- ¿Y por qué te importa tanto? ¿Eres tú la “admiradora secreta” del profesor Lancaster? - Kora tenía la ventaja de no ir cargada con nada, por lo que pudo permitirse hacer unas comillas en el aire.
- ¡Euuughh! ¡Claro que no! - La cara de desagrado de la otra chica era un poema.
- Alice, ¿ya están los tubos? Necesito que lleves unos cuantos más.
- Ahí lo tienes.

La tal Alice hizo un gesto con la barbilla, apuntando detrás de Kora, sin que desapareciera su mueca, y aprovechó el momento para seguir su camino. Kora se giró para ver a Vincent Lancaster, el profesor de Bioquímica de la Universidad de Hanasaki, asomado por el marco de la puerta de una de las clases. El hombre tenía una expresión amable, aunque parecía algo confundido. En persona tenía un aire mucho más atractivo que la foto.

- Disculpa a Alice, todavía se siente un poco incómoda alrededor de los desconocidos. - El profesor le sonrió de forma cortés, y con tanta naturalidad que disipó la tensión que podía quedar en el ambiente. - ¿Necesitas ayuda? No me suena haberte visto en mis clases.
- Oh, sí, precisamente estaba buscándole, profesor Lancaster. - Kora le devolvió una sonrisa. - La chica... Alice... acaba de aclararme quien es, así que me ha ahorrado varias vueltas por aquí.
- ¿Ah, sí? Qué bien. ¿Quieres pasar a clase? Sólo estamos Alice y yo.
- Claro.

Kora siguió al profesor Lancaster hasta el interior de una de las aulas de laboratorio. El sitio era amplio y espacioso, aunque había multitud de material de vidrio esparcido por las mesas sobre papel absorbente.

- Disculpa el desorden, estamos haciendo inventario y limpiando. Normalmente se encargan los estudiantes, pero de vez en cuando prefiero supervisarlo yo mismo.
- Oh, entiendo, no pasa nada. - Kora agitó ambas manos. No solía entrar en laboratorios y no tenía mucha idea del protocolo, igualmente. - Yo también debería disculparme, no me he presentado aún. Me llamo Kora Lionheart, soy estudiante de Derecho… y HiME.
- Encantado, Kora. - El profesor le tendió la mano, y Kora le dio un breve apretón, asintiendo educadamente. - ¿En qué puedo ayudarte?
- Necesito ayuda con una prueba genética.
- Vaya, debo admitir que no era lo que esperaba oír.

El hombre dejó ir una suave risa, aunque no parecía estar burlándose de ella. En aquel momento, la chica de pelo oscuro volvió, observándolos con desinterés mientras recogía otra gradilla con tubos. Kora pareció dudar antes de hablar con ella delante, y el detalle no se le escapó al profesor Lancaster.

- No te preocupes. Alice es de mi total confianza.
- Y ya salgo del aula, igualmente. - Incidió la chica. - Puedo esperar fuera.
- Uhm… no, si el profesor Lancaster confía en ti, no me importa… - Le respondió Kora. Realmente prefería no tener que dar detalles a más personas de las necesarias, pero parecía que Alice iba a enterarse igualmente. Probablemente sería quien realizara la prueba, o asistiera al menos. Devolvió su atención al profesor Lancaster. - Como iba diciéndole… tengo dos muestras. Necesito comprobar el grado de parentesco entre ellas.
- ¿Qué muestras? - El hombre se llevó un índice a la barbilla.
- Sangre.

Kora rebuscó en su bolso, sacando dos pañuelos de tela plegados sobre sí mismos. Uno lavanda, el que tenía la sangre de Akio, y otro blanco, con su propia sangre. El profesor Lancaster se colocó unos guantes de látex antes de tocar uno de los dos, abriéndolos para observarlos con atención.

- ¿...Será suficiente? - En aquel momento la ansiedad se agolpó. Si resultaba no ser suficiente, Akio tendría libertad para ser quien “demostrara” su parentesco.
- No es ideal, pero parece que en ambos hay suficiente sangre para diluir y reconstruir el cariotipo con los restos de células. - Asintió el profesor.
- ¿Quiero preguntar qué es eso? - Comentó Alice al entrar con pasos silenciosos.
- Prefiero no especificar. - Respondió Kora, escuetamente.
- Nuestra nueva amiga es una HiME, Alice, así que respetaremos su intimidad en este asunto. - Sentenció el profesor Lancaster, para alivio de Kora. - Por favor, trae dos bolsas de plástico herméticas.

La chica arqueó una ceja, aunque no parecía demasiado impresionada con las dos telas manchadas de sangre. Pronto volvió con dos bolsas de plástico de cierre hermético, en las que colocaron ambas muestras tras doblar la tela cuidadosamente, y después las etiquetaron. Kora suspiró, sintiendo como el alivio le quitaba un enorme peso de encima, sólo para ser reemplazado por la tensión ante lo que pudiera determinar aquella prueba.

- Normalmente un test de este tipo tardaría un par de semanas. - Explicó el profesor. - Pero por tus circunstancias, le daremos prioridad. Espero que para final de semana hayamos determinado qué relación hay entre los dos individuos.
- Muchas gracias, profesor Lancaster. - Kora inclinó la cabeza.
- No hay de qué. Además, la mayor parte del trabajo lo va a realizar Alice. - Añadió éste, con una sonrisa.
- ¿Qué? ¿Qué tengo que hacer ahora? - Ésta se cruzó de brazos, con una mueca, aunque luego se dirigió a Kora. - No hace falta que te preocupes, se refiere a que me va a tocar hacer de esclava de laboratorio, limpiando material y anotando resultados. Tu prueba la va a hacer un profesional.
- Ah, me halagas, Alice. - El profesor se llevó una mano al pecho, para después dirigirse a Kora también. - Pero no te preocupes. Pondré todo el cuidado posible en el test.
- …Gracias por todo. - Insistió Kora, con una breve reverencia. - Entonces, ¿cuándo he de volver?
- No será necesario. Déjame tu información de contacto, y te avisaré cuando esté todo listo. Si estás ocupada con tus estudios u otras actividades, puedo encargarme de que los resultados lleguen a ti. Imagino que estás viviendo en la mansión HiME, ¿cierto? - La manera en que Alice suspiró le dio una idea a Kora de quién sería la posible mensajera.

Kora asintió, y dejó anotados sus datos en un documento junto a las muestras antes de marcharse. Al echarles un último vistazo, le parecía increíble que aquellos dos pañuelos, cerrados asépticamente, tuvieran tanto peso en su futuro. Si el resultado era positivo, si Akio era su hermano… si su Rebel era su hermano…

Sintió un nudo en la garganta al volver a la mansión HiME, e hizo un esfuerzo por tragarlo. Acababa de hacer su primera jugada con las cartas que le habían asignado. La ronda seguía, y hasta que no volviera a ser su turno, el resto estaba fuera de su control.


Isumi

Como es que siempre me olvido de hacer los icons srsly.... eniwei. Este fic es bien wat



12.Maldito cabrón.

Saiko's POV


Todo se había resuelto de manera inesperada y pacífica, habíamos decidido ir al pasado junto con Isumi y dejar el manga posiblemente en hiatus dependiendo de cuándo volveríamos. Todo parecía tan natural que cuando llegó el momento de la verdad, un problema que no nos habíamos puesto hasta el momento, surgió haciéndonos sentir unos idiotas.

-¿Cómo se supone que iremos al pasado?- Preguntó Shuujin cuando ya teníamos todo preparado para el viaje.
-...- Isumi se quedó mirando al vacío un momento y luego habló. -Eeeh…- Aunque no dijo nada constructivo.
-La última vez que intentaste usar tus poderes para detener el tiempo, fue cuando Junko irrumpió en nuestra casa ¿no es cierto?- Pedí confirmación.
-He intentado detener el tiempo en otras ocasiones… pero no lo he logrado durante este año.-
-Es imaginable- dijo Shuujin. -Si la fuente del poder de las HiMEs reside en el pasado, es imposible que tengas tus poderes antes de hacer la prueba Hi-- espera.- Shuujin detuvo abruptamente su línea de razonamiento y enseguida entendí cual era la razón.
-Es cierto, ¿cómo es que fuiste al pasado la primera vez si aún no tenías tus poderes?- Le robé la pregunta y al escucharla Isumi puso una cara irritada por alguna razón.
-¿Por qué siempre tengo que estar recordando los períodos en los que escribía con caritas?- Y suspiró resignada a su pasado. -Si mal no recuerdo…-
-¡Oh! ¿No fue por algo que hizo el tío Edward?- Aladdin, quien al parecer tenía información al respecto gracias a su madre, respondió antes de la misma.
-Cierto, choqué con él mientras estaba intentando hacer algún truco alquímico…-
-¡¿Alquimia?!- Preguntamos sorprendidos Shuujin y yo.
-Pues sí, Edward es un alquimista. Por alguna razón logra hacer trucos de alquimia desde que perdió su brazo y fue sustituido por uno mecánico. Y eso fue hace mucho tiempo, tal vez ahora haya mejorado incluso.-
-Pero en todo caso, ¿qué tiene que ver la alquimia con los viajes por el tiempo? lo pongas como lo pongas, no tienen relación una cosa con la otra.- Siguió Shuujin con su razonamiento. -Además, si él viajó al pasado contigo en ese entonces ¿dónde se encuentra ahora?-
-Buena pregunta…-

De nuevo nos habíamos quedado sin opciones.

-Aladdin, ¿por casualidad tu mad… ehm, yo no te dije cómo viajaría al pasado?-
-No, solo me dijo que todo iría bien.-
-Maldita futuro yo.- No era particularmente graciosa, pero por alguna razón esa frase me hizo reir.

Después de un momento de pausa, nuestro detective personal volvió a hablar.
-Chicos, la cuestión aquí es descifrar cómo Isumi logró ir al pasado la primera vez. Si eliminamos la posibilidad que la alquimia de Edward tuviese algo que ver, entonces significa que el poder estuvo siempre durmiente dentro tuyo, Isumi. Y eso me lleva a concluir que hubo otro factor determinante en ese momento, en ese… choque.-
-¿Tal vez un factor emocional?- Pregunté sin más pistas a las cuales sujetarme.
-Exacto.- Me respondió él convencido al 100%. -¿Cómo fue que te chocaste con Edward mientras estaba haciendo trucos alquímicos?-
-Ajj…- De nuevo irritada por tener que recordar su mala escritura, Isumi continuó a narrar los eventos de su primer fic. -Pues yo lo estaba persiguiendo porque me había robado… ¿algo? y bueno, por culpa de la falda larga de mi escuela no podía correr lo suficientemente rápido así que me la corté y le seguí persiguiendo, pero cuando él vio que se me veía todo, quiso arreglar la falda con alquimia y cuando nos chocamos hubo una explosión y terminamos en Hanasaki.-
-Qué imaginación… con fanservice incluído- Dijo el escritor intentando no reírse.
-Te voy a matar.- Le amenazó Isumi.
-Entonces asumiendo que no fue la alquimia de Edward…- Continué con el discurso de Shuujin.
-¿Habrá sido la vergüenza de Isumi de chocar contra un chico mostrandole sus panties?- Preguntó con una sonrisa inocente el hijo de la interesada.
-...- Shuujin no podía más contener la risa.
-I’m so gonna kill you.-
-Es… gracioso sí, pero puede que Aladdin esté en el camino correcto. Si la emoción fuerte de ese momento fue la vergüenza, tal vez haya algo con que podamos trabajar.-
-No pienso mostrarles nada.- Aclaró como primera cosa Isumi.
-...- Y Shuujin estaba rojo de contener la risa.
-De hecho…- Ya ignorando al idiota de Shuujin, Isumi continuó con el razonamiento. -Estoy completamente segura de que no sentía vergüenza, ya que se trataba de Edo y no era la primera vez que… ejem.- ¿Qué fue eso? -En todo caso, no sentía vergüenza, sino no me habría cortado la falda en primer lugar.-
-¿Y no recuerdas haber sentido alguna otra emoción fuerte?- Proseguí ignorando lo que había dicho antes para evitar sentirme mal al respecto.
-Fuertes eran mis ganas de no ir a la escuela.-
-Y no creo que sea eso…- Dije riendome tristemente.
-¡MADRE!- Gritó de repente Aladdin exasperado. -¡No puede ser que no hayas sentido ningún tipo de emoción en un choque como ese!- Y señalando a Isumi como si dijera ‘eres la culpable’ exclamó lo que menos nos esperábamos. -¡Tú estabas enamorada de Edward!-
-¡¿QUÉ?! ¡¿QUÉ DICES?! ¡OBVIO QUE NO!- Exclamaba ella sonrojada y nerviosa.
-Fufufu, más obvio que eso imposible.- Murmuraba Shuujin con una sonrisa maliciosa.
-Totalmente.- Le respondí de la misma manera.
-¡Que no era esooo!-
-Fufufufufu.- Tapándonos la boca como dos señoras amantes del gossip, Shuujin y yo nos divertíamos molestando a Isumi.
Y luego Aladdin se unió a nosotros en nuestro bullying rincón. -Admitelo madre, te uniste al BT para estar rodeada de bishounens.-
-¡Que noooooooooooo!- Gritó ella haciéndonos reír aún más.
-Ya ya, madre. No tienes por qué esconderlo. Madre del futuro me dijo que tenía un pequeño crush en Edward después de todo.-
-!!!!!!!- La cara de Isumi se puso extremadamente roja. -¡¡¡YO DEL FUTUROOO!!!-
-¡Presente!- Nuestras incontrolables risas fueron interrumpidas por una voz desconocida en la habitación. -Hehe siempre quise hacer esa broma estúpida.-
-¿Eh?- Nos giramos para todos lados para ver de donde provenía pero no veíamos a nadie.
-Ah, ejem… hola.- La voz desconocida volvió a hablar pero seguíamos sin localizarla. -Soy Isumi del futu--- bueno, más futuro que este… ejem, soy Isumi adulta.-
-What in the…-
-No puedo mostrarles mi rostro y por eso estoy escondida. He venido desde el futuro porque olvidé decirle a Aladdin que no había manera de viajar al pasado que no fuera por mis poderes… tee-hee.-
-I hate myself so mu--
-Así que si ya tienen todo listo en esta habitación…-
-¡No, espera!- Gritó su yo del pasado pero sin ser escuchada.
-¡AL PASADO SE HA DICHO MALDITO CABRÓN!-

Con esa última frase que pareció más que nada hecha para hacer rima, en un instante pasamos de estar en nuestra habitación a encontrarnos en el medio de un parque en pleno día. Sin raros viajes interdimensionales ni cosas que te pueden dar nausea. Fue como cerrar los ojos y abrirlos en otro lugar en milésimas de segundo.
-Al final… mi humillante pasado fue revelado para nada…-
-Woah…- Shuujin miraba a su alrededor como si se encontrase en un país extranjero.
-¡Madre es increíble!- Exclamó Aladdin. -Ha mejorado tanto que ya no te da nausea a viajar por el pasado.-
-Oh, justo estaba pensando que había sido más rápido de lo que me esperaba.-
-¡Sí! En sus tiempos de HiME no lograba estos resultados, no es fácil mandar al pasado a muchas personas y sus objetos personales quedandote en otro tiempo. Madre se ha entrenado mucho.-
-Pero no se ha dado cuenta que enviarnos en pleno día es algo…-
Mirando a mi alrededor, estaba lleno de caras incrédulas a lo que habían apenas visto. Mientras que algunos no entendían qué pasaba, otros seguramente nos habían visto aparecer de la nada, lo cual era entendible que causara confusión.

Y ahí nos encontrábamos, con todas nuestras maletas, al centro de la atención en un parque que no sabíamos donde se encontraba, preguntándonos cómo saldríamos de una situación tan bizarra.
« Last Edit: April 30, 2018, 12:36:26 PM by Isumi »


With the kids sing out the future
Maybe, kids don't need the masters
Just waiting for the little Busters