Otro fic, tengo tanto que escribir *corre en círculos* (...)
47
Llegó el siguiente día y Riku salió de alta de aquel hospital que lo había cuidado durante esos tres largos años. Él dio una última visita a los niños en dicho lugar, quienes se mostraron tristes por verle irse, aunque las dudas de los mismos se habían despejado por ver al taciturno peliplateado en paz y a gusto. Los pequeños le pidieron que regresara a visitarlos y él a su vez les pidió que escucharan a las enfermeras y se cuidaran mutuamente, y así llegó el momento para que Riku continuara con su camino con la frente en alto.
En medio del regreso, Tomaj optó por detenerse de nuevo en aquella playa no muy lejos del hospital de la noche anterior, a lo cual los demás se sumaron para así mostrarle a Riku el océano que seguramente no había visto durante su internado. Por la hora y el buen clima, está vez había otras personas en dicha espaciosa playa, aunque seguía siendo un lugar poco frecuentado. Ellos rentaron una sombrilla y unos asientos para descansar frente a la orilla.
“¡Ohh, ¿por qué no traje mi ropa de baño?!” exclamó Sora, quien no podía contener la emoción de estar frente a una playa con ese clima veraniego. “¡O al menos una muda, no importa!”
“T-todo fue muy improvisado,” Kytes sonrió incómodo. “Si no, hubiera traído mi bloqueador solar, así que tengan cuidado con estar bajo el sol por mucho tiempo…”
“Hemos vivido en Hawái desde que tenemos uso de razón, estamos acostumbrados,” Tomaj se encogió de hombros.
“Pues tú siempre has sido más inmune a las quemaduras, si mal no recuerdo,” dijo Riku.
“No recuerdas mal, pero cualquiera se daría cuenta sólo con verme. Tengo piel más oscura que las de ustedes. Aun así, espero que no se hayan vuelto muy sedentarios en nuestra estancia en Japón como para no salir con frecuencia. Ah bueno, eres la excepción, Riku.”
“Eso es algo que pienso cambiar desde ahora…” desvió su mirada.
“Siempre incomodando a otros,” Sora miró a Tomaj con reproche.
“¿Qué? Sólo hacía una observación.”
“V-vamos, no se peleen. Hay que disfrutar del momento,” les pidió Kytes, un poco inquieto.
“Y no me usen de pretexto para pelearse. Ya es suficientemente malo tener que soportar sus constantes riñas,” observó el peliplateado. Él se confundió un poco por notar a los tres intercambiar miradas incómodas. “¿Qué sucede?”
“N-nada, todo está bien,” dijo Kytes, sonriendo nervioso. Si tan sólo supiera…
“Sí, tienes mucha razón, Riku. No podemos pelear tanto,” Sora decidió dejarlo de lado. “¡Ah! ¡Creo que ese kiosco a un rincón de la playa vende ropas de baño y toallas!”
“Antes que te vayas corriendo para allá, si bien te daré la libertad de meterte al mar, más te vale que no ensucies mi carro cuando nos vayamos,” recalcó Tomaj, con leve severidad.
“Oye, ya suenas a nuestros padres. No pensé que eras tan aburrido.”
“Uhh, sabrás a lo que me refiero cuando tú tengas tu propio carro,” se encogió de hombros. “Quién sabe si sucederá mientras viva, eso sí…”
“¡Cállate!”
“Sora es un mal conductor, imagino…” susurró Riku a Kytes.
“Ehhehe… luego te contamos toda la historia,” el otro asintió y rió un poco.
“¡Bueno ya! ¡Ahora regreso!” exclamó Sora, quien agarró a Kytes de un brazo. “¡Ven conmigo!”
“Eh, ¿eh?”
“Tú sí has estado esclavizado con tus estudios y rara vez te dedicas a divertirte.”
“P-pero no tengo muchos ánimos ahora…”
“Riku, ¿tú no quieres?”
“Ahora no, en otro momento.”
“Okay, ¡ya regresamos!” Sora se puso a correr mientras jalaba a Kytes en contra de su voluntad, quien trataba en vano de soltarse.
“¡O-oye, no le obligues!” le resondró el peliplateado, pero, como esperó, Sora no hizo caso. Dio un pesado suspiro. “Ahh… ese Sora no ha cambiado en lo absoluto.”
“Diría que está intentando ser un poco más consciente de las cosas… pero sigue siendo un desastre,” Tomaj se encogió de hombros con indiferencia. “Bueno, ha salido a su madre…”
“Es verdad…” era un poco extraño para Riku interactuar con sus amigos y oír menciones de sus parientes luego de todo lo vivido, aunque tampoco no del todo ajeno. Le iba a tocar acostumbrarse nuevamente. “Pero ustedes dos no están en buenos términos, ¿no?”
“¿Qué quieres decir?”
“Aparte de siempre discutir, noto que tratas a Sora y Kytes diferente, y Sora no tuvo consideración contigo para preguntarte si quieres meterte al mar,” comentó, pensativo.
“Sí que eres perceptivo cuando no andas obstinado,” Tomaj se encogió de hombros y sonrió entretenido. “No le des importancia.”
“…” le miró de reojo.
“Las cosas no han estado bien entre nosotros desde que me apunté a ser un Rebel,” comentó con cierta indiferencia. “Tú sabes bien que logré ser un Rebel peligroso y efectivo, y también causé destrozos por Hanasaki e hice la vida imposible a mi HiME. A Kytes también, por haber sido su Knight y su Meister.”
“Tiene sentido…” rodó los ojos. Tomaj no le estaba rindiendo demasiada seriedad ni parecía realmente interesado en meditar sus acciones del pasado, aunque no era muy sorprendente en él. Siempre había sido desligado y muy caprichoso, aunque terminaba por rendirle importancia a conceptos y personas a su manera. “Pero Kytes no te trata como Sora.”
“Kytes es demasiado bueno para su propio bien, lo sabes. Él nunca me trató como un caso perdido pese a que hayamos sido enemigos.”
“Aun así, deberían dejar el pasado detrás…”
“Te puedo decir lo mismo,” observó al peliplateado mirarle impaciente por haber pretendido cambiar de tema. “Antes de venir intenté dejar algunas cosas en claro con Sora, pero no esperes que podamos arreglar el pasado tan fácilmente. Tomará tiempo.”
“Sí, lo sé…” bajó su mirada. “Me tienes que explicar cómo así tuviste la oportunidad de sacarme del hospital. Dices que Rizembool ya no está interesado en mí, y me cuesta creerte.”
“Yo tampoco me lo creo del todo, pero así parece ser. Hablaremos sobre ello con más calma, no quiero involucrar a los otros dos en esta conversación,” miró a lo lejos a Sora y Kytes quienes se encontraban comprando. “Al menos te mantendremos lejos de Rizembool. De momento te puedes quedar con Kytes. Él tiene un apartamento muy espacioso dentro de Hanasaki.”
“Pero… ir para allá…” frunció el ceño, inconforme.
“Hay muchas cosas que resolver…” sonrió comprensivamente. “Tienes que reencontrarte con personas del pasado y realmente presentarte como quien eres, no como aquel bélico y vengativo Rebel de hace tres años. Y supongo sería lo mejor también que conversaras con Cho.”
“…” ese nombre le llevó más hacia el pasado. Aquella peliceleste que había sido su HiME y a quien había intentado asesinar bajo las mentiras de Rizembool… en medio de tantas cosas que recordar, no le había dedicado mucho análisis, y con razón, ya que ella no había sido realmente una enemiga de la cual quiso vengarse y por quien se importó, aparte del hecho que no tenía opción que derrotarla. A lo mucho, Riku había lamentado mínimamente verse en el rol de su Rebel, pero nunca le dio mayor importancia. Ello no iba a justificar todos los ataques y malos ratos que le dio. “Ella no va a querer verme, estoy seguro de ello.”
“Sí, quizás no, pero también le vendría bien a ella cerrar aquel capítulo del pasado. Y no hace mucho demostró que podía ser razonable cuando decidió llevarse bien con Axel,” Tomaj se encogió de hombros. “Bueno, él por más que haya sido un Rebel peligroso sí se comportó mucho más decentemente que tú con ella, así que no es una comparación muy justa.”
“Tsk, no te burles de mí…”
“Sí, lo siento, soy incorregible,” sonrió con ironía. “Pero no te hagas líos. Todo se verá, y es necesario encargarse de estos asuntos antes de continuar con tu vida.”
“Lo sé bien… es sólo que…” vio a Tomaj levantarse y mirar hacia el mar.
“Por ahora disfruta de esta playa. Vamos a al menos tocar el agua, debe estar refrescante.”
“Sí, antes que Sora se termine de cambiar y nos empuje al mar,” dio un suspiro.
Ellos pasarían un rato en dicha playa mientras meditaban, tomaban sol y se despejaban antes de continuar con el regreso hacia la ciudad.
Mientras tanto, Cho se encontraba junto con Roxas y quienes vendrían a ser su nueva familia en su antigua casa. La HiME tuvo que saltarse unas clases de la mañana ya que era la fecha de entrega de su casa al comprador de dicha propiedad. El grupo se encontraba en el lobby mientras esperaban a que los asesores de la venta terminaban de dar una última inspección.
Se sentía nerviosa por diversos motivos. El primero yacía en el hecho que estaba a punto de culminar el largo y triste proceso de vender el lugar donde había vivido por la mayoría de su vida. Si bien se sentía cómoda en su nuevo lugar con aquella familia que había sido más que amable con ella, seguía siendo un duro paso hacia delante que venía acompañado con nostalgia. Por otro lado, el segundo motivo estaba más bien derivado del hecho que no hace mucho sucedió el ataque del Rebel de Youmu y por más que la directora le haya ayudado a reparar algunos daños de dicha pelea, la residencia continuaba en un mal estado. Si el comprador se amargaba, pedía un precio mucho menor o plenamente cancelaba el trato sería completamente esperado.
“Aruji, ¿te encuentras bien?” le preguntó Kashuu, quien pudo detectar que Cho estaba inquieta y sumergida en pensamientos.
“Sí, eh… sólo tengo muchos sentimientos encontrados,” confesó con torpeza.
“Ya hemos hablado de ello, ¿no?” se encogió de hombros y sonrió frustrado. “No hay mucho punto de pensar las cosas demasiado. Es normal sentirse triste por abandonar un sitio familiar, pero tampoco quiero que te tortures por ello.”
“Gracias, Kashuu.”
“Sabes que puedes contar conmigo, aruji, aparte que este será un cambio muy positivo para ti. Te lo aseguro,” asintió. “Y nosotros dos en conjunto podremos enfrentar a todas las adversidades.”
“Sí, somos un equipo,” Cho sonrió y se animó un poco por las palabras de su arma y también por verle a gusto al ser reconocido como un igual.
“Ehm…” Roxas les miraba de reojo y optó por interrumpirles. “No son los únicos en esto y no lo olviden. Yo también les ayudaré.”
“Aruji y yo estamos teniendo una conversación en privado,” contestó Kashuu a manera de reprocharle mientras le miraba como si fuera una chusma. “Esto no te corresponde.”
“¿Por qué siempre estás intentando excluirme?”
“Es más bien como si tú siempre intentaras meterte en todos los asuntos. Aruji necesita su espacio y ya debe tener mucho que soportar de ti.”
“¿Qué se supone que significa eso?”
“Y-ya, no peleen, por favor,” pidió Cho, nerviosa. Lamentablemente, los otros tres se encontraban inspeccionando un rincón del lobby así que no podían ayudarle a separarlos.
“Además tú eres quien siempre intenta acapararla más,” continuó Roxas.
“Eso no es verdad. Ayer en la tarde muy lastimosamente tuve que ceder mi constante vigilia de mi aruji para poder entrenar dentro de tu club de kendo. Mi presente atención y dedicación es apenas un modo de excusar mi ausencia.”
“No, sí suena a que tienes alguna obsesión con mi hermana…” el key le miró con incomprensión y pasó a dirigirse a Cho. “Pues, sé que no es tu Child, pero, ¿no podrías disciplinarle un poco?”
“E-ehh…”
“Tú eres quien debería dejar de ser un niño. El rol de key no te sienta en lo absoluto.”
“¡Deja de criticarme!”
“Ya, ha sido suficiente,” se apresuró en decir Horikawa, quien pese a mostrarse algo incómodo también se expresó con firmeza para dejarse oír por los dos. “Roxas, Kashuu-san, lo único que causan es que Cho se incomode. Recuerden que tienen que estar en paz.”
“Tienes razón, Horikawa,” Kashuu dio un suspiro. “Siento mucho las molestias, aruji.”
“E-está bien, sólo no discutan, por favor,” Cho agitó sus palmas y sonrió un poco. “Y traten de llevarse bien. Los tres estamos del mismo lado.”
“Lo sé, tengo que aceptarlo, y es por ti que me resignaré a cooperar con él, aruji.”
“Tsk, ¿cuál es tu problema?” preguntó Roxas, quien parecía dispuesto a volver a discutir, aunque él fue interrumpido por sus dos hermanos quienes regresaron al grupo.
“No pareces tener mucha tolerancia, hermanito,” comentó Nagasone de buenos ánimos. “Si eres tan rápido en responder así tendrás muchos problemas en la vida. Y Kashuu, no te salvas de la misma observación.”
“S-sí, pero…” Roxas se vio un poco incómodo.
“¡Está bien, onii-chan~!” exclamó Urashima, feliz de la vida. “¡Yo también tengo mis arranques de cólera! ¡Está arraigado en nuestra familia!”
“T-te ves muy contento por ello…”
“Pues no debería ser así,” Horikawa negó. “Aunque al menos no sueles molestarte con mucha facilidad, Urashima.”
“Si es algo crónico de esta familia, me tocará velar por la tranquilidad en mi entorno,” Kashuu se encogió de hombros. “Parece que Osaka y Horikawa serán capaces de ayudarme con ello.”
“Oye, oye, no nos taches de inmediato,” Nagasone se impresionó y se vio entretenido. “No seremos perfectos, pero estamos más que disponibles para ayudarles. Y te pido que no me subestimes tan fácilmente, Kashuu. Tengo más experiencia que tú.”
“Sí me das una impresión respetable,” asintió y le sonrió un poco. “Me caes bien también. Ah, y no dije esas palabras a manera de menospreciarles, mis disculpas. Es sólo que me da la impresión que la mayoría de personas a mi alrededor no mantienen la calma como deberían.”
“S-supongo que soy el principal ejemplo de ello…” se lamentó Cho, agachando la cabeza.
“¡Ah, eh, no quise decir eso! ¡No te sientas mal, aruji!” el arma se inquietó y la mayoría encontró esa reacción un tanto cómica.
“Hm, esos señores inspectores todavía no regresan,” Urashima se puso a pensar. “Hmm… dijeron que sólo darían un último vistazo a la casa y se cerraría el trato. ¿Dónde estarán…?”
“Pues, por el ataque del Rebel hubo muchos daños a toda la estructura. Deben estar un tanto anonadados por todo lo que habrán visto…” Roxas dio un suspiro. “Hicimos el mejor esfuerzo por limpiar los escombros y la directora de Hanasaki nos apoyó consiguiendo la mano de obra, pero el tiempo que tuvimos para reparaciones fue muy corto. Hay mucho pendiente.”
“Sí es problemático,” Horikawa asintió.
“Ya se les había informado que hubo unos imprevistos y el colapso de la estructura de la manera más creíble posible, pero de todos modos tienen que evaluarlo bien. El comprador seguramente estará muy desilusionado,” Cho se mortificó.
“No es para andar preocupados,” dijo Nagasone, sonriendo tranquilo. “La evaluación no depende de nosotros, y ya se verá qué nos toca hacer. Esperemos pacientemente.”
“Sin duda también puedo contar contigo, Nagasone-san,” Kashuu asintió con una sonrisa y una leve señal de respeto.
“Haha, me alegra que lo pienses así.”
“…” Cho les miró con una corta sonrisa y luego volvió a mirar al lobby atentamente, con una actitud algo distante. “Admito que me parece raro que no volveremos a estar aquí.”
“Sí…” dijo Roxas, desviando la mirada. “Y me sorprende que Osaka haya pasado esta oportunidad, conociéndola. Había contado con su presencia esta mañana, no que tenga que hacer nada aquí, aunque es raro…”
“Hehe, a mí también me sorprendieron sus planes, pero de igual forma me alegré mucho,” Urashima sonrió. “Nunca hubiera imaginado que decidiría acompañar a papá a tomar el desayuno en casa.”
“Sin lugar a dudas fue imprevisto, pero el señor Kotetsu es una persona muy cordial y agradable en su modo serio de tratar a otros,” comentó Horikawa, animado. “No tienen que preocuparse.”
“S-sólo espero que Osaka esté en su mejor comportamiento…” Cho dio un suspiro.
“Mi padre es una persona muy comprensiva. No dejes que su apariencia te intimide,” le aconsejó Nagasone. “Mientras no ande de mal humor, todo estará bien, y alguien como Osaka sería la última en molestarle. Más bien pienso que los dos podrían llevarse bien.”
“¿En serio?” Roxas se confundió. “A mí me parecen dos polos opuestos.”
“Hahaha, sólo el hecho que ella le llame Kotetsu y no kotatsu como a nosotros me deja saber que son compatibles,” bromeó el mayor, mientras que los hermanos Tanaka intercambiaron miradas incómodas y se inquietaron.
“Nuevamente siento mucho las molestias causadas por Osaka,” dijo Cho con una reverencia.
“¡No te preocupes, ya me ando acostumbrando!” le aseguró Urashima, con grandes energías. “¡Y Osaka me cae genial!”
Entonces, el grupo vio a los asesores del comprador regresar por uno de los pasillos. Ambos se veían inquietos e inconformes, y con muchas ganas de realizar reclamos, aunque por algún motivo se les notaba retraídos al respecto.
“Señorita Tanaka, hemos comprobado las actualizaciones que nos reportó sobre el estado de la casa…” dijo la mujer, quien dio un ofuscado suspiro antes de continuar. “No puedo ni imaginar cómo ocurrió todo ello. Me hace temer por la estabilidad de este hogar, aunque una evaluación de las paredes y las columnas principales sí parecen demostrar que es una estructura resistente.”
“S-sí lo es, en verdad…” dijo Cho, aunque su voz se apagó rápidamente al sentirse intimidada por el mal humor de los dos asesores.
“Comprendemos que han estado trabajando para reparar los daños al edificio, aunque dichas labores están incompletas en varias secciones del segundo piso, y la azotea ha sufrido varios daños significantes,” continuó el otro asesor, con seriedad. “Todavía hay andamios para continuar con el trabajo en las fachadas y hacen falta varias aplicaciones de pinturas a las paredes, además de mantenimiento a los marcos de las puertas y las ventanas. Entiendan que nosotros también tenemos un trabajo que cumplir al velar por los mejores intereses de nuestro comprador, y ante nuestros ojos esta venta resulta inaceptable…”
“Sí, entendemos ello,” Roxas asintió con seriedad, listo para recibir la más dura decisión, lo cual de todos modos terminaba apoyando, por más que la casa sí había sido considerablemente reparada en el poco tiempo después del intenso ataque.
“Sin embargo…” la mujer se ajustó sus gafas, dio otro suspiro e intercambió miradas con su ayudante, para entonces dirigirse a los hermanos. “Hemos informado a nuestro cliente sobre todos los daños y carencias de esta casa pese al trato inicial, y él ha decidido aceptar e ignorar los problemas para terminar con la compra de esta propiedad.”
“…” Cho se quedó en blanco e intercambió miradas con Roxas antes de dirigírsele. “¿En serio?”
“¿Están seguros?” agregó Roxas, sorprendido.
“Le preguntamos a nuestro cliente y hasta intentamos que cancele el trato con insistencia, pero él se ha visto convencido. Durante nuestra inspección tratamos una vez más de disuadirle, aunque no fue fructífero,” contestó el asesor más joven, con un dejo de incomprensión. Acto seguido, él sacó el tan esperado contrato fijado en un clip, junto con un lapicero. “Sólo necesito sus firmas y esta casa estará oficialmente vendida.”
“¡Ohh, qué genial!” Urashima dio un salto por la alegría que sentía.
“Sí suena increíble que el comprador acepte sin ninguna condición,” Horikawa se puso a pensar. “No puedo evitar pensar que hay algo detrás de todo esto…”
“Esperemos que no, pero no veo de qué podría tratarse,” opinó Nagasone.
“El contrato es únicamente por la propiedad, así que no hay ningún otro compromiso de por medio,” dijo Kashuu, encogiéndose de hombros. “Aruji, sólo falta tu firma.”
“S-sí…” Cho recibió el documento y lo miró brevemente para ubicar dónde le tocaba firmar. Ella volvió a intercambiar miradas con Roxas, quien luego de verse meditativo asintió para acabar con ese largo y anticipado proceso. La HiME firmó y pasó el documento a su hermano para que firmara también.
Era un hecho, la casa donde habían vivido durante su niñez acababa de ser vendida. Ambos se vieron un poco en el aire y liberados de una gran presión, pero también un tanto nostálgicos.
“Gracias,” la asesora recibió el contrato y lo revisó antes de dárselo a su acompañante, quien prontamente lo guardó. “Nuestro cliente se encontrará complacido. Pueden esperar el primer depósito la próxima semana. Tienen nuestros datos por si necesitan contactarnos.”
“Sí, muchas gracias por todo,” Cho dio una reverencia. “Espero que su cliente se sienta a gusto en esta residencia.”
“En lo posible…” el otro asesor por poco y pierde su cordialidad, aunque rápidamente se corrigió. “Él fue muy obstinado en comprar esta casa desde el inicio, por más que le habíamos presentado varias tentativas en esta zona.”
“Hmm, ya me ha dado curiosidad saber de quién se trata…” dijo Urashima, pensativo.
“Pues, no sabemos,” Roxas negó. “Los presentes asesores son de una compañía que interceden por esa persona y hacen todos sus trámites, y parece que el comprador quiso permanecer anónimo, quién sabe por qué.”
“Pero para que sea así debe ser una persona adinerada,” observó Horikawa.
“Sí, este tipo de servicios son costosos. Mi padre lo ha utilizado varias veces en el pasado para así prevenir que su nombre se escuche en cada transacción que realiza, a manera de privacidad,” comentó Nagasone. “Pero es de esperar que el cliente tenga solvencia económica. Esta área de residencias es para gente con grandes recursos.”
“Sí… admito que siempre me sentí un poco fuera de lugar aquí,” Cho dio un suspiro.
“Nuestro cliente es un joven que ha vivido en el extranjero toda su vida y viene de una buena familia, de la cual es el heredero,” dijo la asesora con firmeza. “No necesitan saber más. Por ello, les garantizo que su hogar ha llegado a las mejores manos.”
“Con permiso, necesitamos procesar este último documento,” dijo el otro asesor. “Sólo hace falta que nos acompañen a la salida de esta propiedad y nos dejen la última copia de su llave.”
“Sí, aquí está,” Cho se la dio y todos se pusieron de acuerdo para caminar hacia la salida.
Entonces ocurrió algo que nadie esperó. Una persona ingresó por las puertas principales del lobby, y causó gran sorpresa en los dos asesores, además de los demás en ese lugar.
“Hola a todos, buenos días,” dijo Komaeda alzando una palma y con la más alegre de sus sonrisas. “¿Cómo se encuentran?”
“¡¿Q-q-qué haces aquí?!” exclamó Roxas, sorprendido. Él rápidamente adoptó una posición de defensa y le miró con ferocidad.
“¡E-e-espera! ¡No estoy invadiendo ni nada, se los juro!” el Rebel se sobresaltó y movió sus manos con gran nerviosismo. “¡Vengo en son de paz! ¡Les saludo por el hermoso día que es!”
“Aruji…” Kashuu se acercó a la HiME sin perder al Rebel de vista. “No detecto intenciones bélicas de él, pero sé que no podemos estar seguros. ¿Qué acción deberíamos tomar?”
“N-no lo sé, aunque tengo tu misma observación…” Cho asintió con leve duda. “De todos modos, hacer algo frente a estos asesores…”
Sin embargo, estaban por aprender un secreto bien guardado que les agarraría de completa sorpresa por la conversación que iban a presenciar.
“Señorito, ¿qué le trae por aquí?” preguntó la asesora. “Ya le informamos que nos encargaríamos del cierre de este acuerdo y lo hemos hecho sin inconvenientes. No era necesario que viniera.”
“Lo sé, tengo una fe inquebrantable en ustedes y pude escuchar lo último de la conversación,” dijo Komaeda con amabilidad. “Simplemente no pude aguantar las ganas de visitar a mi nuevo hogar y hacer inspecciones preliminares. Por favor, denme la llave. Ustedes vayan a terminar con el papeleo.”
“Pero todavía se encuentran los antiguos dueños aquí,” comentó el asesor, incómodo.
“Ellos son en verdad mis amigos, se los aseguro,” asintió con alegría. “Había esperado que mi identidad como el comprador de su antigua casa fuera una agradable sorpresa. Estoy en confianza, así que yo me encargo.”
“…” los hermanos Tanaka le miraron inmersos en un indescriptible shock, mientras los demás intercambiaban miradas incómodas.
“S-si insiste, pero llámenos en caso de cualquier imprevisto, por favor,” dijo la asesora, ajustándose las gafas.
Los trabajadores se despidieron brevemente y caminaron hacia la salida de la residencia, y el momento había llegado para que Komaeda hablara con los previos dueños de la casa.
“K-Komaeda, t-tú…” Cho no podía ni formular algo coherente.
“Veo que esta sorpresa ha resultado más increíble de lo que esperé,” Komaeda asintió. “Tampoco quería decirles nada porque temía que mi estatus como Rebel fuera inaceptable para ustedes por algún posible motivo…”
“¡Por supuesto que lo es!” estalló Roxas iracundo y sorprendiendo a los demás. El Key parecía estar casi al punto de tomar la iniciativa en atacarle.
“¡Ahhh, o-onii-chan, tranquilízate por favor!” Urashima le abrazó de un brazo.
“¡¿Cómo te atreves a comprar nuestra casa?! ¡Tú estás apuntando a asesinar a Cho, ¿y además de ello piensas quitarnos esta propiedad?!”
“¿Eh? No entiendo…” ladeó su cabeza.
“¡¿C-cómo que no entiendes?! ¡AAARGHH!”
“¡Roxas-niichan, no te precipites!” le exclamó su hermanito, aterrado.
“O-oye, ya te lo he dicho. No te dejes llevar,” observó Nagasone con un poco de severidad, aunque también una visible preocupación.
“Realmente no les estoy despojando de su casa. Mi familia tiene una gran fortuna y les pienso pagar el precio acordado en el corto plazo que les ofrecí, y ya saben bien que no me importan los daños productos de la pelea entre su muy ideal amiga HiME y su Rebel. Ahh…” Komaeda se emocionó al punto de abrazarse a sí mismo. “Y pensar que no sólo tendré el privilegio de vivir en el hogar de mi resaltante HiME, sino que también gozaré de los daños y escombros producto de una tan esperanzadora batalla entre nuestras universidades… ¡no pude haber tenido una mejor fortuna a la hora de conseguir un hogar!”
“Tsk…” Roxas por poco y se lanza al Rebel, pero fue contenido por sus dos hermanos que trataban inútilmente de hacerle entrar en razón.
“P-pero, ¿por qué necesitabas comprar una casa, y una que queda lejos de las universidades para empezar?” preguntó Cho, todavía en shock. “T-también no es conveniente que gastes tanto dinero en un lugar todavía derruido…”
“Deja que el chiflado tome sus propias decisiones, aruji,” Kashuu se encogió de hombros con suma indiferencia. “Al menos salimos ganando de esto y es lo menos que nos podría ocurrir.”
“Exacto, concuerdo con tu arma que tenemos que ver lo positivo de la situación,” Komaeda alzó su pulgar e ignoró que Roxas casi se libera por otro arranque de ira. “A decir verdad, llevo viviendo poco tiempo en Japón, prácticamente desde el inicio de clases, y había estado viviendo en una habitación de un hotel. Es cómodo, aunque no muy práctico y esperaba asentarme en un hogar, cuando entonces tuve la gran suerte de encontrarme con tu propiedad a la venta. Como un dedicado Rebel por más que mi talento no llegue a la medida, decidí que era lo mejor que podía hacer para conocerte y también darme una idea sobre el ambiente de alguien tan prometedor,” él asintió con energías. “Por ello mismo te había dicho que no le dieras importancia a la destrucción de la pelea de tu estimada amiga cuando estaba ocurriendo, ¿recuerdas?”
“E-ehh…” Cho sintió escalofríos. ¿Aquel comentario había sido cien por ciento verídico y no una de sus múltiples e inaceptables ocurrencias?
“Y quiero que nosotros podamos ser aliados fuera del campo de batalla, como muchas veces lo he dicho. Por ello mismo, están invitados a venir a visitarme y sentirse como en casa,” Komaeda se vio entretenido. “Heh, porque si se ponen a pensar, mi casa es su casa, ¿no es así?”
“¡Ya tuve suficiente!” Roxasse zafó e invocó su Keyblade, lo cual alertó a todos.
“¡R-Roxas!” Cho se aterró. “¡N-no empieces nada aquí, por favor!”
“¡No toleraré esto, Cho!”
“¡Roxas, tienes que mantener la calma!” le pidió Horikawa apresuradamente.
Iban a pasar un rato intentando calmar las aguas y Cho se lamentaba tremendamente que Osaka no estuviera ahí para ayudarles a apaciguar aquel tan inesperado encuentro. La HiME no podía evitar preguntarse qué se encontraba haciendo su prima en aquel momento…
En la casa de los Kotetsu se había llevado a cabo un tranquilo y silencioso desayuno. Osaka pasó el momento mirando con curiosidad a aquel serio señor con quien apenas llegó a intercambiar palabras, pero la chica no se notaba para nada incómoda. Ella ya había recogido la vajilla y los utensilios que había empleado y sólo esperaba a que el mayor acabara de tomar su té. Este hizo una leve pausa y se le dirigió.
“Tengo un hábito de comer pausadamente, por lo cual no necesitas esperarme,” comentó con toda tranquilidad e inmutabilidad. “Puedes retirarte de la mesa.”
“Oh, estoy bien,” Osaka sonrió. “El silencio es tranquilo y agradable para variar, además dicen que es mucho más saludable comer lento.”
“Tienes razón en eso,” asintió. Hubo otra pausa en la cual el mayor observó detenidamente hacia el jardín trasero de la casa por una de las mamparas, hasta que escuchó a la menor.
“Ehh, señor Kotetsu…”
“Taroutachi.”
“¿Eh?” Osaka ladeó su cabeza.
“No tienes necesidad de ser formal conmigo,” se explicó calmadamente. “Puedes llamarme por mi nombre si así lo prefieres.”
“S-sí, es que me gusta cómo suena señor Kotetsu,” sonrió un poco.
“Hm, como te parezca, no te obligaré,” le miró fijamente. “Tienes algo que decirme.”
“Sólo una curiosidad…” alzó su mirada, meditativa. “Estás muy fuera de casa con frecuencia, casi no nos vemos y nos han dicho que será así en su mayoría… ¿por qué?”
“Soy el líder de mi familia, y ello involucra mi supervisión y responsabilidad sobre nuestras propiedades y negocios. Me es inevitable, pero trataré de venir con frecuencia para asegurarme que todo esté bien en esta casa. Espero que mis hijos les hayan acomodado apropiadamente.”
“¡Oh sí! ¡Todos son geniales!” asintió emocionada. “Hehe, realmente me sorprende la linda familia que son, y usted es un buen líder por estar encargándose de tanto a la vez.”
“No, es sólo natural que realice lo esperado de mi posición,” le miró atentamente. “Tengo entendido que tú eres la heredera de tu propia familia. Por ello mismo no debería ser un concepto extraño o resaltante para ti.”
“Ehh… pues…” Osaka se inquietó y bajó su mirada. “Lo sé… y mi papá también anda muy ocupado con tantas cosas todo el tiempo… es sólo que nunca hemos tocado el tema en mi familia ni realmente me han preparado de alguna manera…”
“¿No lo han hecho?”
“Son muy buenos conmigo todo el tiempo, pero en casa siempre me han dado un trato muy especial y han sido pacientes con mi forma de ser… eh… creo que todos sabemos que no tengo madera para liderar…” confesó con una sonrisa torpe.
“Pienso que estaría en tus mejores intereses comunicarte con tus padres para estar al tanto de la situación de tu hogar, en lo más mínimo,” dijo el mayor.
“Ehh…”
“…” el mayor negó. “Mis disculpas, no pienso ponerte ninguna presión, sólo espero que tú misma no te desanimes por los pareces que tienes. Eso sería todo.”
“Está bien, gracias por la consideración…” Osaka sonrió un poco y luego se vio un tanto meditabunda. “Pero también pensar en tener muchas cosas encima… suena genial, pero me faltan tantas habilidades. Aparte me pierdo fácilmente, me olvido de muchas cosas, me distraigo al punto de no recordar dónde estaba o qué tenía que hacer… hmm…”
“Comprendo…” asintió, cerrando los ojos. “No somos tan distintos como lo piensas.”
“¿E-eh?” se sorprendió un poco.
“Yo también me distraigo con suma facilidad, y por más que sea el líder de mi familia, reconozco que no siempre tengo los pies firmemente sobre el suelo,” confesó con completa tranquilidad y humildad. “También poseo inconvenientes al momento de entablar contactos o conversaciones con otras personas, lo cual pienso que te sienta mejor a ti, y por ello tienes mayor potencial que yo en algunos aspectos.”
“Hehe, se siente bien ser halagado un poco. Muchas gracias, señor Kotetsu,” Osaka asintió y vio a su acompañante terminar su té y recoger sus utensilios, para levantarse.
“Lo mejor sería finalizar la limpieza antes de salir.”
“¡Oh! Eh, creo que Horikawa nos dijo que utilizáramos el lavavajillas, es más saludable,” la exHiME de inmediato le siguió con sus propios artículos. “Pero… no sé cómo se usa.”
“Sería un desperdicio emplear dicha máquina con tan pocas cosas que limpiar,” opinó el mayor, en pleno camino a la cocina. “Y sé bien que Kunihiro nos dio dicha observación para no importunarme, pero quisiera al menos ayudar con lo que me corresponde.”
“Tiene mucho sentido… ¡Ah, pero usted es el líder de esta casa! ¡Mejor yo me encargo!”
“En ese caso, seremos dos líderes de familia que lavaremos los trastes,” comentó con una corta sonrisa.
“Hehe, es verdad,” Osaka se animó y asintió gustosamente. Por más que aquel imponente y severo señor haya intimidado a sus primos, Osaka sentía que era mucho más accesible de lo que parecía y aquel desayuno se lo había hecho notar más. Sería cuestión de tiempo para llegar a conocerle mejor.
Mientras tanto, Yukko estaba reunida con sus compañeros de clases para el desayuno en Rizembool, además de un par que se habían sumado con toda espontaneidad. Sin duda no era extraño para los cuatro contar con la presencia de Tsurumaru en cualquier momento dado, aunque el segundo visitante era una vista un poco más rara. Akashi se había aparecido junto con Hotarumaru y se había pasado todo el tiempo cuidando de su pequeño y conversando con él de buenos ánimos.
“Vaya, ya terminé mi comida…” comentó el pequeño pelicenizo mientras miraba su plato vacío con curiosidad y una leve decepción. “Pero todavía tengo hambre…”
“¿En serio?” Hajime se sorprendió. “Yo pensaba que lo que te habías servido era demasiado.”
“Hahaha, daba esa impresión, pero nuestro Hotaru-bou es una máquina de comer,” Tsurumaru sonrió entretenido. Él miró al pelivioleta. “Alimentarle y mantenerle satisfecho debe ser una gran responsabilidad, al menos en los momentos en que te encargas de él.”
“Lo es, pero pienso que la voracidad de Hotarumaru es uno de sus atributos adorables,” confesó Akashi, entretenido. “Es como una adorable mascota que recibe todas las croquetas que le das.”
“Uhh, lo haces sonar mal, Kuniyuki,” el pequeño le miró con reproche e hizo un puchero.
“No me malinterpretes. Simplemente expreso el cariño que te tengo de una forma original,” el hermano mayor le abrazó de costado con una sonrisa sonsa. “Tú continúa comiendo todo lo que necesites y yo te alimentaré. Después de todo si no comes mucho te quedas dormido con facilidad, así que date el gusto~”
Después del abrazo le revolvió un poco los cabellos y le ofreció un postre de su bandeja que claramente lo había pedido para dárselo a su menor. Akashi se vio contento por ver los ojos brillantes de Hotarumaru al recibir el postre y el pequeño de inmediato se puso a comerlo.
Por su lado, Yukko sintió un aura iracunda y peligrosa emanar de Mai quien estaba sentada a su costado y miraba atentamente hacia el intruso pelivioleta que había acaparado la atención de su cosa adorable favorita. Hanasaki-chan sonrió incómoda ya que comprendía que Mai no apreciaba ser quitada su sitio al costado de Hotarumaru.
“M-Mai… e-está bien… ya pronto vamos a clases…” comentó Yukko en voz baja.
“Es inaceptable… lo toleré cuando fue la introducción de este forajido, pero ahora invade peligrosamente nuestras tierras…”
“Pero es su hermano…”
“Igual. Es más, los hermanos no deben pertenecer a un mismo grupo de amigos.”
“¿De qué hablan?” Hajime alzó una ceja al detectar la animosidad en Mai pese a que las dos habían estado susurrando.
“N-no es nada,” Yukko sonrió incómoda.
“Me estaba preguntando dónde se encontraba tu novio, nada más,” dijo Mai, inmutada.
“¡Deja de decir eso!” le reclamó. “No sé qué andará haciendo Komaeda y ni me importa. Sólo espero que no se encuentre torturando a nadie.”
“Komaeda vendría a ser ese chico que a veces recibe asesoría por Ikari-sensei, ¿no?” preguntó Akashi a Tsurumaru.
“Sí, ese que el profesor no soporta, aunque está de más decir porque él detesta a todos los Rebels y estudiantes que no cumplen con sus expectativas,” Tsurumaru se encogió de hombros con una sonrisa relajada. “Este chico de acá vendría a ser un viejo amigo del peliblanco.”
“Ya veo, ya me andaba preguntando quién podrías ser,” comentó el pelivioleta a Hajime, quien se impacientó por la entretenida indiferencia del guardián de Hotarumaru hacia él. “Te extiendo mis más sentidas condolencias. De lo poco que he visto a ese Komaeda comprendo que es más chiflado que su cabello.”
“Pues, creo que no pude haberlo dicho mejor,” Hajime asintió con leve pesar. “Con razón ha terminado siendo un Rebel. Rizembool debería revisar la cordura de sus postulantes.”
“No entiendo lo que dices,” Akashi se encogió de hombros y sonrió frustrado. “O sea, si sólo los cuerdos fueran aceptados para ser Rebels, ¿con cuántos nos quedaríamos? Es lógico.”
“Hajime todavía cree en la bondad de la humanidad, no lo desilusiones aún,” dijo Tsurumaru.
“Pfft-” Mai aguantó unas ganas de reír.
“No se burlen de mí, y deberían estar de acuerdo que Rizembool es un lugar de locos,” observó Hajime, impaciente. “No se acostumbren simplemente porque las cosas son así.”
“Nadie lo cuestiona, pero ya, mis disculpas,” Akashi movió su mano para restar importancia al asunto y sonrió frustrado. “Alguien como tú no debió haber venido a Rizembool, para empezar.”
“A veces pienso lo mismo…”
“Compórtate, Kuniyuki,” le reprochó Hotarumaru. “No digas cosas tan crueles.”
“Ya, perdón, pero tú sabes que ese es mi sentido del humor, aunque seré más amable con tus queridos amigos, lo prometo,” le aseguró con una sonrisa.
“Viendo que nadie más lo pregunta,” Tsurumaru se encogió de hombros. “¿Qué te trae por aquí a acompañar a tu protegido a desayunar? Es demasiado temprano como para que no andes perezoso o durmiendo en algún jardín de la universidad.”
“Tú serías el único aparte de Hotarumaru que sabría eso de mí a estas alturas, si no me equivoco,” Akashi sonrió con ironía y entretenimiento. “Mis razones son simples. Podrías decir que tanto Hotarumaru como yo nos encontramos juntos a manera de celebrar haber tenido parte del foco en el capítulo estreno de la segunda temporada.”
“Hehe, es un buen motivo~” Hotarumaru sonrió. “Y pienso que nos lo debían por habernos introducido tan tarde en la primera.”
“Las penurias de ser espadas raras, mi pequeño,” Akashi le abrazó de costado.
“Ehh…” Yukko ladeó la cabeza. “¿A qué se refieren? No entiendo…”
“Ignóralos, son cosas del canon que no comprenderías,” Mai negó.
“¿C-canon?” se vio más confundida.
“¡Hahaha! Acostúmbrate a ser parte de nuestro excéntrico grupo, Hanasaki-chan,” dijo Tsurumaru, animado. “No todas las espadas raras tienen el honor de ser introducidas en el segundo episodio después de todo.”
“Tú también párala, no haces sentido,” reclamó Hajime, impaciente.
“Pero aparte de esa extraña razón, también vengo porque Hotarumaru anda con muchas energías y entusiasmo, y no me cae mal acompañarle para contagiarme de su positivismo, además de engreírle un poco,” Akashi volvió a revolver los cabellos de su pequeño. “Andas muy feliz por tus próximos entrenamientos con tu nuevo instructor, ¿no es así?”
“¡Sí, mucho!” exclamó, con una amplia sonrisa.
“Ahh, verte tan feliz me llena de vida también. Estoy seguro que todos aquí me comprenden.”
“Sí, y sería bueno que no acapares a nuestro niño demasiado,” observó Mai.
“Espero no incomodarte, aunque tú pasas más tiempo del día con él que yo, sé paciente,” el mayor dio un frustrado suspiro.
“Heh, bueno, Hotarumaru sí ha estado hablando sobre su primera práctica con mucha emoción,” Yukko sonrió. “Todos nos alegramos por él.”
“Oírte me deja saber que Hotarumaru está en buenas manos con ustedes,” Akashi asintió. “Sigan manteniéndole un ojo encima, por favor.”
“De eso no te preocupes, claramente Hotaru-bou se ha ganado el corazón de sus amigos,” dijo Tsurumaru con naturalidad.
“En verdad, además sabemos que es un pequeño talentoso,” Mai asintió. “Su enamorada nos dejó saber sobre su gran inteligencia y capacidad para el combate cuando la conocimos.”
Fue un tanto sorpresivo para los demás que el tranquilo y relajado Akashi dejara caer y derramar su bebida sobre su bandeja ante aquella mención de la ‘enamorada’, y se quedara congelado.
“¡Kuniyuki, no es lo que piensas!” Hotarumaru se giró a Mai e hizo un puchero. “¡Mai-neechan, ya te dije que no la llames así!”
“Entiendo que por tu edad seas vergonzoso, pero no deberías negar a Monaca,” dijo Mai.
“¿M-Monaca?” preguntó Akashi, impresionado.
“No le prestes atención,” Tsurumaru rió un poco. “Es sólo que Mai lo molesta con ello. Obviamente ni a Hotaru-bou le causa gracia.”
“Es una broma, entonces…” negó aliviado y frunció el ceño. “Seré de bromas pesadas en ocasiones, pero no vuelvan a hacerme esto.”
“Ya deberías haberte cansado de esa broma, Mai,” observó Hajime. “No sé cuántas veces lo has hecho hasta ahora.”
“Todavía no pierde la novedad, como puedes ver,” Mai se encogió de hombros.
“V-vamos, pero a Hotarumaru siempre le incomoda mucho,” dijo Yukko, incómoda.
“Por ello mismo sigue siendo novedad,” asintió convencida. “No debería explicarlo.”
“Pero ya es suficiente…” el pelicenizo bajó su mirada, torturado, y entonces sintió que su hermano de nuevo le revolvió los cabellos.
“Me alegra saber que todavía eres mi lindo pequeñín. No actúes con tanta seriedad ante declaraciones de ese tipo,” comentó Akashi.
“Kuniyuki…”
“Y yo también sé que tú nunca verías a la especial de Monaca de aquel modo. Es un tremendo alivio para mí, siendo sinceros,” él le soltó y, pese a sus palabras reconfortantes, una creciente molestia empezó a manifestársele. “…yo tampoco lo aceptaría de ser el caso… en verdad…”
“K-Kuniyuki…” el menor se preocupó un poco, y se sorprendió al ver a su hermano entrecerrar sus ojos y comprimir sus puños encima de la mesa. “Ehh…”
“Sí… no hay forma que una engreída e intolerable engendro como ella se vuelva tan cercana a ti,” declaró con unos susurros graves y pausados que alertaron a los demás en la mesa. “Primero muerto antes de permitirlo…”
“¡Tú tampoco no te lo tomes tan en serio!” le suplicó el menor, agarrándole de un brazo. “¡Tranquilízate, Kuniyuki, por favor!”
“Hm…” Mai asintió mientras observaba a los dos hermanos. “No es fácil de ver, pero ese guardián definitivamente tiene todas las cualidades de un Rebel de primera.”
“¿E-ehh?” Yukko se inquietó más de lo que ya estaba. El enojo del pelivioleta le había trasmitido un extraño y primordial impulso de alejarse.
“Sin lugar a dudas lo es, no dejen que su actitud tranquila, gran apego a su hermanito y tendencia a quedarse dormido les haga pensar lo contrario,” Tsurumaru se encogió de hombros, sonriendo. “Y por ello mismo tienen que estar bajo su mejor comportamiento con el pequeño. Aunque, felizmente, meterse con Hotaru-bou es lo único que le haría perder la calma.”
“Deja de causar tantas molestias para otros, Mai,” le reclamó Hajime, quien estaba un tanto inquieto por dicha revelación. “Nos terminarás metiendo en problemas a todos.”
“Hasta tú deberías pensar que esto es muy interesante.”
“¡No intentes justificarte!”
“¿P-por qué parece que todos los cercanos a Hotarumaru son personas peligrosas…?” preguntó Yukko, un poco perturbada. Ella no recibió una respuesta ya que vieron a Akashi retomar la calma y volver a sonreír tranquilamente.
“Vaya, vaya, es muy temprano para andarme molestando, mis disculpas a todos,” dijo con toda comodidad. “Ignórenme. Sé que tienen una clase que comienza pronto, así que terminen con sus desayunos de una vez.”
“C-claro…” Hajime alzó una ceja por aquel cambio tan brusco en la actitud del otro, ya que hace apenas un minuto había parecido propenso a asediar a todos los presentes.
“Pero te pediré que me busques para la hora del descanso,” continuó Akashi mientras volvía a abrazar a su hermanito con su sonsa sonrisa. “Luego de esta cruel broma siento que sólo me darán pesadillas si no te tengo cerca mientras tomo una siesta.”
“Te puedo buscar, pero… ¿acaso no sólo estarás poniendo excusas?” preguntó Hotarumaru. “El día se presta para muchas más cosas que acompañarte a dormir, Kuniyuki.”
“A ti te gusta dormir tanto como a mí. Lástima que tú seas más disciplinado.”
“Tú también deberías serlo…”
Aquel desayuno continuó con otros temas más ligeros y en poco tiempo los menores se despidieron para ir a la clase.
Pasaron varias horas y llegó el mediodía y la hora del almuerzo. Después de aquella muy accidentada venta del hogar, Roxas fue con Urashima y Horikawa a almorzar junto a Osaka y Tomo dentro de Hanasaki. Ahí terminaron por narrar lo sucedido y, mientras Osaka se emocionó y se animó mucho de que Komaeda fuera el nuevo propietario, Tomo tuvo una reacción muy característica de ella.
“¡Pffft-HAHAHAHA!” la exPrincess estalló en risas mientras golpeaba la mesa repetidamente. Roxas tembló de ira mientras los demás sonrieron incómodos o se frustraron.
“Ehh… T-Tomo-chan…” Osaka le extendió una mano sin saber cómo hacer que su amiga dejara de burlarse de la situación.
“¡Cállate!” reclamó el Key, iracundo.
“¡Pero es tan increíble! ¡Hahahaha!” continuó la chica.
“Sé comprensiva con mi onii-chan, por favor…” pidió Urashima, inquieto.
“¡Es que… es que… hahaha! ¡Ustedes debieron verlos estos últimos meses en plan de limpiar y arreglar todo con tanto esfuerzo! ¡Y ahora se le suma ese fin de semana en que todos en Hanasaki nos apuntamos para ayudar con la limpieza! ¡Todos limpiando para el Rebel hahaha!”
“¡Que te calles!”
“S-sí es un poco inesperado, a todos nos sorprendió,” Horikawa se puso a pensar. “Aunque si lo vemos racionalmente, hemos tenido suerte de que la casa se haya vendido en el precio inicial pese a los destrozos del ataque del Rebel.”
“¡Hahahahahaha!” Tomo incrementó su risa. “¡Verdad! ¡Y la propia Miranda había ayudado a Cho a reconstruir en lo posible! ¡La propia directora remodelando la casa del Rebel! ¡HAHA! ¡¿Por qué no estuve ahí para filmarlo?!”
“¡Maldición, párala!” Roxas se levantó como resorte, ante lo cual los demás le miraron con leve temor y aprehensión.
“¡Hahaha! ¡M-mis costados! ¡Duelen! ¡Hahaha!” Luego de ello, Tomo se tranquilizó un poco y se recostó encima de la mesa para continuar descargando lo que le quedaba de su risa.
“Hmm, ahora que lo pienso… eso explica por qué Komaeda me pidió algunas medidas de la cocina hace pocos días…” comentó Osaka.
“E-ehhh, n-no me digas que lo hiciste…” Urashima sonrió nervioso.
“No me pareció un pedido raro,” Osaka sonrió, pero tembló de pies a cabeza al ver la mirada asesina de su primo. “¡Ahh, perdón!”
“Vamos, tenemos que tranquilizarnos, por favor,” Horikawa extendió sus palmas para tratar de calmar a Roxas. “Ya está hecho. Debemos concentrarnos en almorzar bien. Nos espera un entrenamiento en un par de horas.”
“Me dan ganas de faltar luego de todo esto…” contestó, cabizbajo.
“No podemos, Roxas-niichan,” Urashima se vio determinado y asintió. “Entrenar es muy importante y es bueno para el alma y la salud,” sonrió. “Además recuerda que Nagasone-niichan te ha exigido que sigas entrenando más. No olvides que también eres un Kotetsu.”
“Ehh…” esa mención despejó la molestia de Roxas mejor que un balde de agua fría, y se vio incómodo y en blanco por ello.
“¿Eh? ¿Todo bien?” el menor ladeó la cabeza.
“Supongo todavía no te acostumbras a esa realidad,” dijo Horikawa, comprensivamente.
“S-sí…” si bien Roxas había estado entrenando con su hermano mayor, este en ningún momento había sido tan explícito como para afirmarle su deber con su familia de sangre, lo cual le había caído de sorpresa.
“Está bien, será poco a poco y sabes bien que puedes contar con nosotros. Si bien no estás a nuestro nivel, pienso que tienes un gran potencial.”
“¡Tú puedes!” le alentó Osaka, con una brillante sonrisa. “¡Siempre has sido muy fuerte como estudiante de kendo y como Knight!”
“Gracias, Osaka,” asintió con una corta sonrisa, y rápidamente frunció el ceño. “Y ahora soy un Key, y debo ser fuerte por el bien de Cho.”
“Hehe, estoy seguro que lo lograrás, aparte que hay que proteger a nuestra hermana,” Urashima sonrió con energías. “¡Muy bien! ¡Hoy nos podemos quedar tiempo extra si gustas!”
“Nagasone-san nos dijo que nos recogería después de que las prácticas de laboratorio de Cho terminaran, aunque no tenemos hora fija sobre cuándo sería ello,” comentó Horikawa, pensativo.
“Sí, depende mucho del día, pero siempre terminan más tarde de la hora oficial,” dijo Roxas. “Sí podemos quedarnos al menos hora y media después de nuestra práctica a manera de esperarle.”
“¡Bien, entonces nos divertiremos un montón, Roxas-niichan!”
Ellos continuaron hablando sobre el tema y, mientras Roxas comenzaba a escribir un mensaje a Cho para que les avisara sobre su salida, Tomo notó que su celular sobre la mesa recibió una notificación, la cual de inmediato revisó.
“¿Qué me habrá llegado?” dijo con desinterés, pero aquella actitud se borró al ver el más reciente mensaje de una conversación grupal. “¡AAAAHHHHH!”
“¡Tomo-chan!” Osaka se sobresaltó. “¿Qué pasó? ¿Qué sucede?”
“¡I-imposible! ¡Mira tu celular!” exclamó. “¡Riku está con vida!”
“¡¿EEEHHHH?!”
“¿Q-qué dices?” Roxas se quedó en shock, mientras los otros dos intercambiaron miradas.
…
Después de haber recorrido todo el camino de regreso a Hanasaki, Kytes llevó a sus amigos a su apartamento, donde Riku se estaría hospedando hasta que pudieran arreglar su situación. Este se encontraba recibiendo un pequeño tour en dicho espacio dentro de la universidad.
“Felizmente cuento con un sofá cama en la sala,” dijo Kytes con una sonrisa mientras se encontraba sacando ropas de cama de un armario entre habitaciones. “Siéntete como en casa, por favor, y avísame si necesitas algo en especial.”
“…” Riku recibía las sábanas y el cobertor, y los miraba en sus manos con gran sorpresa y desconcierto al no acostumbrarse a lo que sucedía. Bajó su mirada. “¿Por qué estás siendo tan amable conmigo?”
“¿Eh? ¿A qué te refieres?”
“…” le miró con leve reproche y terminó desviando su mirada. “No debería decirlo.”
“Eh, si esto se deriva del pasado, no tienes que preocuparte por ello,” Kytes sonrió con leve tristeza. “Está bien, no tienes que sentirte mal por haber intentado atacarme en aquel entonces. O sea, Tomaj también lo hizo y varias veces.”
“…” su mirada se frustró. “No intentes justificarnos ni te acostumbres a que Tomaj sea un bully, en verdad es malo para ti.”
“Pero estoy bien, en serio,” sonrió incómodo. “Ya sabemos todo lo que ocurrió, y la razón por la cual ustedes dos tuvieron que hacer tantas cosas horribles en Hanasaki.”
“Aun así… no lo justifica, y no había forma de que tú lo supieras hace tres años como para haber sido tan paciente todo el tiempo.”
“Ustedes dos son mis amigos y me ayudaron varias veces en el pasado, antes de que todos llegáramos a Japón. Esos serán momentos que siempre recordaré,” asintió con alegría. “Y ahora me siento muy feliz por saber que podemos retomar esa amistad, en verdad.”
“…” Riku se vio sorprendido y dio un pesado suspiro. “Tomaj tiene razón. Eres demasiado bueno para tu propio bien.”
“¿Eh?”
“No, olvídalo,” negó y sonrió un poco. “Aprecio lo que estás haciendo por mí.”
“Hehe, es genial volverte a escuchar siendo tú mismo. Me da muchos recuerdos,” entonces, Kytes oyó alguien tocar la puerta. “Oh, parece que alguien ha llegado. Vamos a ver.”
Para cuando los dos llegaron, vieron que Tomaj y Sora habían recibido a Tomo, quien miró a Riku con un entendible miedo.
“D-demonios, esa foto no fue Photoshop…” dijo Tomo, pasmada.
“¿Qué? ¿C-cómo te enteraste?” el peliplateado se confundió.
“Parece que Sora no pudo mantener el secreto por mucho,” Tomaj se encogió de hombros.
“Al menos llegamos sin que dijera nada,” se defendió Sora. “Oh, aunque sí le envié un mensaje a mi mamá en la mañana, pero no me ha contestado por algún motivo.”
“Eso es raro, ehh, no me sorprendería que tuviera algo en mente,” Kytes sonrió.
“Bueno, en fin, no sé qué más puedo decir excepto… ¡¿Qué carajos?!” Tomo exclamó con fuerza al peliplateado, quien se extrañó y dio un paso hacia atrás. “¡Más te vale que nos expliques cómo así te desapareciste y te pasaste por muerto!”
“Tsk, no que haya sido mi intención, no me asustes así,” le reclamó. “Apenas he recuperado la memoria ayer y sigo un poco confundido.”
“Vaya, qué conveniente,” rodó los ojos, lo cual impacientó al exRebel. Ella miró a los demás. “A menos que nos hayan conseguido a un impostor para hacernos una broma pesada.”
“No, es el real. Te aseguro que nadie puede poner esa cara de renegado resentido como él,” Tomaj sonrió con ironía.
“Haha, burlándonos de él, qué recuerdos,” Tomo se rió un poco.
“Ya, dejen de tomarme el pelo,” Riku se vio cansado. “Tengo que preparar mi cama provisional, me encuentro un poco cansado.”
Él comenzó a caminar hacia el mueble, pero al acercarse, Osaka saltó desde detrás del sofá y cayó encima de Riku.
“¡Billy!” exclamó Osaka, quien se prendió del peliplateado y terminó por lanzarle al piso. “¡Eres tú! ¡En serio eres tú! ¡De verdad que sí eres tú! ¡Qué alegría de verte!”
“¡O-Osaka, salte de encima!” reclamó, sorprendido y ofuscado. Los demás terminaron riéndose.
“Me cuesta pensar que fuiste amigo de Osaka y Tomo en todo el tiempo que no supimos de ti durante la secundaria,” comentó Sora.
“No que hayamos sido amigos. Ellas se llevaban bien con Tomaj y por ende terminaron por pasar tiempo conmigo,” Riku negó mientras se libraba del agarre de Osaka y volvía a levantarse. “Nunca entenderé por qué me hablaban, si ustedes son cercanas a Cho.”
“Nadie parece respetar los límites muy bien, y sin duda yo no lo haría,” comentó Tomo.
“Aww, pero eres lindo~” canturreó Osaka, molestando más al otro. “Aparte que sí nos tuviste en consideración por más que no lo admitas.”
“Es un tsundere,” Tomo se encogió de hombros.
“Oh definitivamente,” Sora asintió, cruzado de brazos, y los demás se pusieron a reír.
“Tsk, no se sumen en mi contra,” les reclamó Riku.
“Ehh, iré a alistar unas bebidas. Riku necesita descansar, pero podemos hablar un poco para ponernos al día,” dijo Kytes.
“Ah, te ayudo. Hay que dejar que las chicas continúen con su conversación,” Tomaj se apuntó.
Ese reencuentro sería breve, aunque bastante animado y también serviría como una bienvenida para el ausente peliplateado, a quien poco a poco le tocaba integrarse en Hanasaki, pero tomaría bastante tiempo en hacerlo.
…
Pasaron unas horas y luego de esa rápida visita, todos se fueron del apartamento momentáneamente para dejar a Riku dormir por un rato hasta que sus amigos regresaron con algunas cosas para comer y otros víveres.
La noche había caído y Riku había salido al balcón de ese apartamento, donde estaba apoyado en la baranda y miraba hacia el cielo estrellado. No se acostumbraba a la idea que se encontraba con tanta tranquilidad en medio de un dorm de Hanasaki y sin levantar sospechas ni causar estragos, pero sorprendentemente aquella era su realidad.
Él oyó las puertas corredizas detrás de él abrirse y miró de reojo a Tomaj, quien le acababa de dar el alcance.
“Tan solitario como de costumbre,” Tomaj se encogió de hombros, sonriendo con ironía.
“No todos gustamos de convivir constantemente con otras personas,” le contestó con leve indiferencia mientras regresaba su mirada hacia el cielo. “Y en verdad nunca me acostumbraré que alguien caprichoso como tú guste de siempre estar rodeado de personas.”
“Heh, me gusta hacerme de contactos, pero te considero mucho más humanitario que yo, Riku,” negó y se vio entretenido. “Incluso en tus peores momentos no te consideré capaz de matar a nadie. No eras un buen Rebel.”
“…” Riku entrecerró sus ojos y bajó su mirada. Vio a un grupo de estudiantes caminar hacia un dorm cercano luego de un día de clases. “Y pensar que debía poner la vida de alguien inocente en peligro sin pensarlo dos veces… me resulta muy familiar e irreal a la vez.”
“Tu sola presencia lo es. Eres quien regresó del más allá.”
“Yo no lo veo así…” le miró de reojo con leve cansancio y notó que su amigo miraba distraídamente al cielo, mayormente inmutado, aunque de buen humor. Por conocerle, era evidente que Tomaj estaba de buenas, lo cual curiosamente no era muy común en él por su indiferente y burlesca personalidad. “Aunque… sé que sí lo ven todos ustedes de ese modo… ni sé qué decir en un momento como este.”
“¿Qué cosas dices? Sólo sé tú mismo, fin del cuento,” Tomaj regresó su mirada hacia el interior del dormitorio donde vio a Kytes y Sora concentrados en el celular del segundo. “Ellos lo ven con toda simpleza y no están pensando de más. Te aconsejo que sigas el ejemplo.”
“…” les observó brevemente. “¿Qué están haciendo ahora?”
“Sora está intentando hablar con su madre, aunque todavía no le contesta el teléfono. Vete haciendo la idea que hablarás con ella.”
“…preferiría no hacerlo aún… ella no tendría motivo de querer hablar conmigo.”
“Julie no sabe todo lo que ocurre aquí en Hanasaki y menos estaría informada de que fuiste un Rebel. Sólo supo que estuviste con vida tres años atrás y sé que se lamentó no haberte podido ver antes de que ocurriera lo inevitable,” Tomaj sonrió con ironía. “Claro, de haber sucedido quién sabe lo que tu yo emo y conflictivo hubiera hecho, pero en fin…”
“Cállate…” entrecerró los ojos, impaciente, mientras el otro se reía un poco. Riku negó y volvió a girarse para encarar el cielo nocturno una vez más. Él mantuvo el silencio por un poco de tiempo en lo que meditaba qué decir a continuación. No que no supiera qué tema tocar, pero sentía un temor como si al mencionarlo la presente paz fuera a desaparecer…
“Riku, ¿deseas saber cómo así me enteré de ti y pude sacarte de ese hospital?” le preguntó Tomaj, con una sonrisa comprensiva y toda la tranquilidad del mundo.
“¿Soy tan predecible…?” le miró con extrañeza. Sabía que su amigo tenía una intuición confiable, aunque le sacaba un poco de quicio que no rindiera tanta alarma a la situación, aunque supuso que la sorpresa en sí ya debía haberle pasado a esas alturas.
“Entiendo que te inquiete. Créeme, yo también lo ando pensando bastante. El motivo es porque un científico de Rizembool me dijo que prefería librarse de ser responsable de ti y que no encontraba punto de reclutarte de vuelta. También averiguó que te conocía y por ello me contactó a mí y me dio esta labor.”
“¿De qué científico hablas?”
“Un chico que parece menor que nosotros. Su nombre es Yagen Toushirou. ¿Lo conoces?”
“Él…” Riku entrecerró los ojos y comenzó a hacer memoria. “Sí, sé quién es. Era un aprendiz de Dr. Hojo y a quien le llamaban su ‘heredero’.”
“Él mismo me dijo eso último. Así que es verdad…”
“Si no me equivoco, Kytes mencionó en el camino que Dr. Hojo falleció.”
“Sí. Eso indicaría que aquel chico tiene un rol de cierto poderío como científico. Bueno, no lo conozco, pero sólo por hablar con él y escuchar sus planes de mantener las cosas en paz y simples entre nosotros me deja saber que es mucho más razonable que su maestro,” Tomaj se encogió de hombros. “Claro, si es que puedo confiar en ese primer parecer. ¿Tú qué piensas?”
“No que lo haya conocido muy bien, pero sí me dio esa misma impresión…” Riku desvió su mirada, pensativo. “Nunca noté que le causé interés alguno y siempre fue alguien práctico y directo. Diría que, si en verdad dependiera de él, no tenemos de qué preocuparnos.”
“Es un alivio oír eso,” Tomaj se encogió de hombros. “De todos modos, no podemos bajar la guardia. Los dos sabemos lo traicionero que es Rizembool y ese doctor me pidió a cambio que mantengamos todo lo referente a él en secreto.”
“Suena un poco increíble que eso es todo lo que quiere.”
“Pensé lo mismo.”
“Pero por ser él tiene mucho sentido,” Riku se vio ofuscado y dio un suspiro.
“¿Hm?” Tomaj se confundió. “¿Por qué lo dices?”
“Pues…” desvió su mirada. “Si bien concuerdo de que él es mucho mejor que Dr. Hojo, Yagen siempre fue reconocido como su heredero por razones adicionales a su gran inteligencia. No habrá hecho proyectos u obras a gran escala, pero es igual de capaz de ensuciarse las manos como su maestro…” Riku sintió unos escalofríos y frunció el ceño. “He oído unos inquietantes rumores con respecto a él.”
“¿Cómo qué?”
“No deberíamos hablar de esto libremente.”
“¿Tengo cara de Sora o algo? Puedes confiar en mí,” Tomaj se mostró impaciente, pero la conversación se cortó porque Kytes llegó donde ellos visiblemente sorprendido.
“¡Entren! ¡Tienen que ver esto!” exclamó el pequeño.
“Kytes, ¿todo bien?” preguntó Riku.
“¡Es increíble, vengan!” al dar esa pregunta, Kytes regresó. Los otros dos intercambiaron miradas e ingresaron, para ver a un confundido Sora en plena videollamada con su madre.
“¿Qué ocurre?” preguntó Tomaj.
“¡Esa es la voz de Tomaj!” exclamó la madre animada y Sora giró la pantalla para que el exRebel la viera.
“¡Hola!”“Hola, Julie…” entonces, Tomaj se fijó en lo que rodeaba a la señora y se extrañó. “Eh, ¿dónde estás? Esto parece un aeropuerto…”
“Es más que un aeropuerto…” dijo Sora, pasmado.
“Disculpen por recién contestar, pero acabo de salir de aduanas,” respondió con torpeza y buenos ánimos.
“Ni bien Sora me dijo que se había encontrado con Riku contra todo pronóstico no lo pensé dos veces y tomé el primer avión para Japón. ¡Y estoy aquí!”“¡¿Q-qué dices?!” ello le agarró de sorpresa. A su costado Riku también se quedó en shock y vio que la madre recién se fijó en él.
“¡Ahhh, pero estás tan grande y buenmozo!” exclamó la señora maravilada.
“Ha sido tanto tiempo, mi querido Riku. ¿Te acuerdas de mí?”“Ehh, ahh… eh…” el peliplateado no tenía palabras.
“¡E-espérenos, por favor! ¡En este instante le vamos a recoger!” exclamó Kytes.
“Tan caballeroso como siempre, adorable Kytes, ¿por qué mis hijos no pudieron salir a ti?” se lamentó la señora.
“M-mamá, no me hagas quedar mal,” Sora frunció el ceño.
“¡Les espero aquí! ¡Mi visita será de unos pocos días así que a aprovechar el tiempo!”Terminaron la llamada y fueron de inmediato a buscarle. Serían días interesantes.